Romance de Los Tres Reinos 01 - Luo Guanzhong

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Capítulo 1 El juramento de fraternidad de los Tres Héroes en el Jardín de los Melocotones; Una victoria destroza a los rebeldes en el campo de batalla

Bajo el dominio del cielo, y tras un largo período de división, se tiende a la unidad; tras un largo período de unidad se tiende a la división. Así ha sido desde tiempos inmemoriales. Cuando el gobierno de la Dinastía Zhou se debilitó, siete reinos rivales surgieron1, enfrentándose los unos a los otros hasta que el reino Qin se impuso al resto y tomó el control del imperio2. Pero para cuando el destino del reino Qin fue conformado otros dos reinos, Chu y Han, lucharon por la supremacía. Y Han fue el vencedor3. El aumento de la fortuna de Han comenzó cuando Liu Bang, el Supremo Ancestro4, mató a una serpiente blanca para alzar la bandera de la sublevación, la cual no cesó hasta que todo el imperio se sometió por completo a Han (202 AC). Esta magnífica herencia fue pasando de mano en mano de un emperador Han a otro durante doscientos años, hasta que fue interrumpida por la rebelión de Wang Mang5. Pero Liu Xiu, el Último Fundador Han, restituyó el imperio al momento6, y los emperadores Han pudieron continuar con su gobierno durante otros doscientos años hasta los días del emperador Xian, que tuvo el funesto destino de ver el comienzo de la escisión del renio en tres partes, la historia conocida como los Tres Reinos. Pero los dos predecesores del gobernador Xian – los emperadores Huang y Ling – provocaron que el reino se sumiera en un estado de gestión pésima, llevándolos a un mal gobierno durante su estancia en el Trono del Dragón durante la mitad del siglo II.

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Hasta el momento de este relato (168 DC), China había tenido cinco dinastías: la Mitológica (5.0002.200 AC), la Dinastía Xia (2.200-1.700 AC), la Dinastía Shang (1.700-1.050 AC), la Dinastía Zhou (1.050221 AC), la Dinastía Qin (221-206 AC) y la Dinastía Han (206 AC-220 DC). La Edad de los Siete Estados fue entre 475-221 AC, que también fue conocido como el Periodo de los Estados Enfrentados. Los siete principales estados fueron Qin, Chu, Yan, Qi, Wei, Zhao y Han. 2 Al final del Periodo de los Estados Enfrentados, Qin conquistó al resto y consolidó el imperio. El primer emperador de los Qin fue honrado con la construcción de la Gran Muralla. 3 Qin sólo gobernó durante una generación, tras lo cual los antiguos estados volvieron a emerger. 4 Liu Bang (o Gao Zu) (256-195 AC) fue el fundador de la dinastía Han, también conocida como Han Occidental (capital en Changan). Era de una familia de campesinos. Su primer trabajo de funcionario fue como asistente del magistrado en Pei. Formó parte de la rebelión de los pasantes contra la dinastía Qin. Luchó bajo la bandera Chu. Ascendió a general, y después a rey de Han. En el 206 AC derrotó a Xiang Yu y ganó el control del imperio. 5 Wang Mang (45 AC- 23 DC) fue regente y sobrino de la emperatriz viuda Wang. Ocupó el trono desde el año 9 al 23 DC. 6 Liu Xiu (o Guang Wu) (5 AC- 57 DC) (reinado 25-57 DC) restauro a los Han después de la usurpación de Wang Mang. A los Liu Xiu restaurados también se les llamó Han Orientales (capital en Luoyang) o Han Tardío.

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El emperador Huang pagó a las personas competentes de su entorno con su indiferencia, y depositó su confianza en los eunucos del palacio7. Vivió y murió, dejando el cetro al emperador Ling, cuyos consejeros fueron el Mariscal Regente Dou Wu y el Guardián Imperial Chen Fan8. Dou Wu y Chen Fan, disgustados por los abusos de los eunucos en los asuntos de estado, urgieron la destrucción del estado de poder abusivo de los eunucos. Pero el Jefe Eunuco Cao Jie no estaba dispuesto a ser depuesto tan fácilmente. El complot se filtró, y los honestos Dou Wu y Chen Fan fueron condenados a muerte, concediendo así aún más poder a los eunucos. Llegó el día de la luna llena del cuarto mes, segundo año, de la era de la Calma Establecida (168 DC), cuando el emperador Ling consiguió un lugar en la Sala de los Virtuosos. Cuando se encontraba cerca del trono un precipitado torbellino surgió en una esquina de la sala y ¡zas!, de las vigas del techo bajó flotando una monstruosa serpiente negra, la cual se enrolló en el asiento del trono. El emperador cayó desmayado. Todos los que se encontraban en las inmediaciones se levantaron de inmediato y se lo llevaron a su palacio, mientras que los cortesanos se dispersaron y huyeron. La serpiente desapareció. Pero a eso le sucedió una terrible tempestad, tronando, granizando y cayendo torrentes de agua, prolongándose hasta la medianoche y haciendo estragos en todos lados. Dos años más tarde un terremoto sacudió la capital Luoyang, provocando un enorme maremoto por toda la costa provocando, a su paso, que arrastrara a todos los habitantes a lo más profundo del mar. Otro augurio demoníaco se recuerda diez años después, cuando el nombre del reino fue cambiado al de Armonía Radiante, un mes después se vio un arco iris en la Habitación del Dragón. Lejos de la capital una parte de las montañas Yuan se derrumbaron dejando una enorme fisura en su costado. Ésos fueron varios de los presagios que sucedieron. El emperador Ling, profundamente conmovido por aquellos signos de disgusto del Cielo, promulgó un edicto pidiendo a sus ministros una explicación para aquellas calamidades y maravillas. El consejero de la corte Cai Yong respondió francamente: ―La caída de los arcos iris y el cambio de sexo de las aves de corral son debidas a las interferencias de los comerciantes y de los eunucos en los asuntos del estado.‖ El emperador leyó este informe con un profundo suspiro, y el Jefe Eunuco Cao Jie, desde su sitio detrás del trono, notó ansiosamente esos signos de pena. Cuando se le presentó la oportunidad Cao Jie informó a sus compañeros y urgió una acusación contra Cai Yong, que fue conducido a la corte donde le exiliaron a un arresto domiciliario. Con esta victoria los eunucos se volvieron más audaces. Diez de ellos, rivales en maldad y versados en actos satánicos, formaron un grupo conocido como los Diez Séquitos Acompañantes: Zhang Rang, Zhao Zhong, Cheng Kuang, Duan Gui, Feng Xu, Guo Sheng, Hou Lan, Jian Shuo, Cao Jie, y Xia Yun. Uno de ellos, Zhang Rang, tuvo gran influencia con el emperador, convirtiéndose en su consejero más recompensado y más influyente. El emperador le llamó ―Padre Adoptivo‖. Y así el corrupto sistema de administración fue yendo de mal en peor, hasta que el país estuvo preparado para revelarse y los bandidos comenzaron a actuar. En aquella época, en el país de Julu, existía una familia llamada Zhang, la cual se componía de tres hermanos llamados Zhang Jue, Zhang Ba, y Zhang Lian. Zhang Jue, el mayor, 7

Desde tiempos remotos los eunucos eran contratados en China para dos funciones: como guardias o sirvientes en los harenes u otras dependencias femeninas o como chambelanes de los reyes. La posición de confidencialidad de los eunucos les solía permitir ejercer influencia en sus reales señores y solían usarlo para conseguir beneficio propio y poder. 8 El Mariscal Regente era el cargo militar más importante que existía, al igual que Guardián Imperial era el cargo administrativo superior.

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fue un estudioso que dedicó su vida a la medicina. Un día, mientras recolectaba hierbas en el bosque, Zhang Jue conoció a un venerable anciano particularmente inteligente, de ojos esmeralda y complexión fuerte que caminaba con un báculo de roble. El anciano llamó a Zhang Jue a una caverna y allí le dio tres volúmenes del Libro del Cielo. — Éste libro —dijo el anciano— es el Arte Esencial de la Paz. Con la ayuda de estos volúmenes podrás convertir el mundo y salvar a la humanidad. Pero debes ser firme o, ten por seguro, vas a sufrir grandes calamidades. Con humilde obediencia Zhang Jue cogió el libro que el hombre le ofrecía y preguntó por el nombre de su benefactor. — Soy el Santo Ermitaño de la Tierra del Sur— le respondió, y entonces desapareció en el aire. Zhang Jue estudió el maravilloso libro con entusiasmo y se esforzó día y noche para mejorar su manejo. Antes de que pasara mucho tiempo consiguió dominar el viento y gobernar la lluvia, y comenzó a conocer el Camino Místico de la Paz. El en primer mes del primer año de la Estabilidad Central (184 DC) una terrible plaga asoló la tierra, tras lo cual Zhang Jue distribuyó varios medios para remediar la catástrofe. Las ansiadas medicinas surgieron buen efecto, y pronto consiguió el título de Digno y Sabio Maestro. Comenzó a tener discípulos y seguidores que se iniciaron en los misterios a los que envió por todos lugares. Ellos, al igual que su maestro, escribieron hechizos y recitaron encantamientos, y su fama se fue extendiendo aún más. Zhang Jue comenzó a organizar a sus discípulos. Estableció treinta y dos zonas, la mayor de ellas con diez mil o más miembros, y la más pequeña con la mitad de esa cantidad. En cada ámbito puso un jefe al que le dio el nombre militar de general. Les exhortó sobre la muerte del cielo azul y del dominio del culto al oro; decía que un nuevo ciclo estaba empezando y que les traería una gran fortuna a toda la humanidad. Y sus discípulos persuadieron a la gente de que dibujaran con tiza los símbolos del nuevo ciclo en la entrada principal de sus casas. Con el aumento del número de adeptos de Zhang Jue también aumentó su ambición. El Digno y Sabio Maestro comenzó a soñar con un imperio. Uno de sus seguidores, Ma Yuanyi, fue enviado a palacio con regalos para ganarse el favor de los eunucos. A sus hermanos Zhang Jue les dijo: — Para un plan como el nuestro la parte más difícil siempre es ganarse el favor popular. Pero esa parte ya la tenemos hecha. Una oportunidad como ésta no la debemos dejar pasar. Y comenzaron los preparativos. Muchos pendones amarillos y banderas fueron hechos, y se eligió un día para el alzamiento. Entonces Zhang Jue le envió varias misivas al eunuco Feng Xu9 a través de uno de sus seguidores, Tang Zhou quien, ¡vaya!, traicionó su confianza e informó a la corte del complot. El emperador llamó a su fiel Mariscal Regente He Jin y le encargó que se ocupara del asunto. Ma Yuanyi fue capturado y decapitado. Feng Xu y muchos más fueron encarcelados. Así vio la luz el complot. Los hermanos Zhang se vieron forzados a irse al campo. Adoptaron títulos grandiosos: Zhang Jue el Señor del cielo, Zhang Ba el Señor de la Tierra y Zhang Biang el Señor de los Humanos. Y con estos nombres sacaron adelante el siguiente manifiesto: La buena fortuna de los Han ya se ha acabado, y el Sabio y Digno Hombre ha aparecido. Escuchad todos atentamente, y seguid el camino de la rectitud, pues éste sólo conduce a la paz. No faltó el apoyo. Hasta en el más recóndito pueblo ciñeron a sus cabezas turbantes amarillos y se unieron al ejército del rebelde Zhang Jue, y así consiguieron en poco tiempo una 9

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Uno de los Diez Séquitos Acompañantes

fuerza de diez mil unidades, y las milicias oficiales se dispersaron en cuanto escucharon la noticia. El Mariscal Regente y Guardián del Trono, He Jin, supervisó en persona las preparaciones para enfrentarse a los Turbantes Amarillos, y en un edicto instó a todo el mundo a que se enfrentara a los rebeldes. Al mismo tiempo tres generales imperiales, Lu Zhi, Huangfu Song, y Zhu Jun, marcharon contra los rebeldes por tres direcciones distintas con un ejército de soldados veteranos. Mientras tanto, Zhang Jue condujo su ejército a la ciudad de Youzhou, la región noreste del imperio10. El Protector Imperial11 de Youzhou era Liu Yan, un descendiente de la familia imperial. Cuando tuvo conocimiento del avance de los rebeldes llamó a su oficial Zhou Jing para conocer la situación en que se encontraban. — Ellos son muchos y nosotros pocos. Tenemos que reclutar más unidades si queremos hacerles frente— dijo Zhou Jing. Liu Yan estuvo de acuerdo, y puso anuncios para reclutar voluntarios que hicieran frente a los rebeldes. Uno de ellos lo puso en la provincia de Zhuo, donde vivía un hombre de gran espíritu. Ese hombre no había ido nunca a la escuela ya que no le encontraba satisfacción a eso de estudiar. Pero era amable y generoso, aunque hombre de pocas palabras, ocultando todas sus emociones ante una calma exterior. Siempre anheló con vehemencia una gran empresa y por eso cultivó la fraternidad de las personas como seña de identidad. Era una persona alta. Sus orejas eran largas, y sus lóbulos le tocaban los hombros y sus manos colgaban por debajo de las rodillas. Sus ojos eran grandes y prominentes y era capaz de mirar hacia sus orejas. Su piel era clara como el jade y sus labios rojos y carnosos. Era descendiente del príncipe Sheng de Zhongshan, cuyo padre fue el emperador Jing12, el cuarto emperador de la dinastía Han. Su nombre era Liu Bei. Muchos años antes uno de sus antepasados fue gobernador de ese mismo condado, pero fue destituido de su cargo por una negligencia en una ceremonia cortesana. Sin embargo, esa rama familiar no fue olvidada en la corte mientras los años iban pasando poco a poco. Su padre, Liu Hong, fue un estudioso y virtuoso oficial, pero murió joven. Su viuda y sus huérfanos se quedaron solos, y Liu Bei, cuando era un chaval, consiguió cierta reputación por su devoción filial. En esa época la familia se sumió en una pobreza total, y Liu Bei se ganaba la vida vendiendo sandalias de paja y esteras de esparto. El hogar familiar se encontraba en un pueblo cerca de la ciudad gobernante Zhuo. Cerca de su casa había una enorme moreda, cuya silueta parecía desde lejos la cubierta de una carreta. Aunque no había nada de lujo en su modo de vida, un adivino predijo que algún día habría en su familia alguien de gran distinción. Cuando era un niño, Liu Bei jugaba con los otros niños del pueblo bajo el árbol, y cuando lo escaló dijo: — ¡Soy el Hijo del Cielo y éste es mi carruaje! Su tío, Liu Yuanqi, reconoció que no era un chico ordinario y se fijó en que su familia no era capaz de cubrir sus actuales necesidades.

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La antigua China estaba dividida en nueve regiones administrativas o zhous, y tenían una capital del mismo nombre. Las nueve regiones eran Bingzhou, Jingzhou, Jizhou, Liangzhou, Qingzhou, Xuzhou, Yizhou, Youzhou y Yuzhou, y todas ellas fueron creadas a la misma vez. Durante el periodo de los Tres Reinos llegaron a haber más regiones, como Xizhou, Yangzhou y Yongzhou. 11 El Protector Imperial era el oficial de más cargo de una región administrativa. 12 Reinó del 157-141 AC.

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Cuando Liu Bei cumplió quince años su madre le mandó de viaje para su educación. Durante un tiempo sirvió a Zheng Xuan y a Lu Zhi como sus maestros, y se hizo gran amigo de Gongsun Zan. Liu Bei tenía veintiocho años cuando los Turbantes Amarillos hicieron su llamamiento en busca de soldados. La lectura de la noticia le entristeció mucho, y suspiró profundamente cuando la vio. — Señor, ¿por qué suspira si no ha hecho nada para ayudar a su país?— dijo una voz chirriante, imponiéndose a su llanto. Se volvió rápido hacia el hombre que había dicho eso y se encontró con alguien de más o menos su misma edad, con una cabeza alargada como un leopardo, ojos grandes, mentón afilado, y un bigote como el de un tigre. Hablaba con un tono de voz grave y lucía tan imponente como un apuesto corcel. En cuanto Liu Bei le vio supo que no era una persona normal y le preguntó quién era. — Zhang Fei es mi nombre— le respondió el extraño—. Vivo cerca de aquí cuando soy un granjero; y soy un viticultor y un carnicero también; y me gustaría conocer a gente distinguida. Tu suspiro cuando has leído la noticia ha hecho que me fije en ti. — Soy de la Familia Imperial, Liu Bei es mi nombre— respondió—, y mi deseo es poder destruir a esos Turbantes Amarillos y poder restablecer la paz en la tierra pero, ¡ay de mí!, soy incapaz. — Mi deseo es el mismo— respondió Zhang Fei—. Supongo que tú y yo podríamos reunir varias tropas e intentarlo, a ver lo que podemos hacer. Eran noticias felices para Liu Bei, y los dos se dirigieron a la posada del pueblo para hablar sobre el proyecto. Mientras bebían, y bastante, un hombre alto apareció llevando una carretilla por la carretera. Se detuvo en la entrada y entró a la posada buscando descansar del camino y pidió algo de bebida. — ¡Y que sea rápido!— añadió—. Tengo prisa para entrar en el pueblo y ofrecerme como voluntario en el ejército. Liu Bei observó al recién llegado, detalle por detalle, y observó que el individuo poseía una constitución enorme, una larga barba, una piel suave como la de una manzana, y gruesos labios escarlata. Tenía los ojos de un fénix, y unas finas y tupidas cejas como gusanos de seda. Su apariencia en general era digna e imponente. Enseguida Liu Bei cruzó la habitación, se sentó a su lado y le preguntó su nombre. — Soy Guan Yu— le respondió— soy natural de la rivera oriental del río, pero he sido un fugitivo durante cinco años porque maté a un rufián que, desde que se volvió rico y poderoso, se convirtió en un tirano. Ahora he venido a unirme al ejército. Entonces Liu Bei le contó a Guan Yu sus propias intenciones, y los tres se marcharon a la granja de Zhang Fei donde podrían hablar sobre su gran proyecto. — Los melocotoneros del huerto de detrás de la casa están en plena flor— dijo Zhang Fei—. Mañana iniciaremos un sacrificio aquí y declararemos solemnemente nuestra intención ante el Cielo y la Tierra, y nosotros tres nos convertiremos en hermanos de intenciones y sentimientos: así comenzaremos con nuestro gran cometido. Liu Bei y Guan Yu accedieron de buena gana. Los tres comenzaron a actuar como uno solo, y al día siguiente prepararon los sacrificios, un buey negro, un caballo blanco y vino para las libaciones. Bajo el humo del incienso que ardía en el altar bajaron sus cabezas y recitaron este juramento: Nosotros tres, Liu Bei, Guan Yu y Zhang Fei, originarios de diferentes familias, nos hemos convertido en hermanos de sangre, prometemos que nos ayudaremos hasta que cumplamos con nuestros propósitos. Rescataremos a los demás en caso de necesidad;

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ayudaremos a los demás cuando estén en peligro; juramos que serviremos al estado y salvaremos a la gente. No nacimos el mismo día, pero buscamos morir juntos. El Cielo, el que manda en todo y la Tierra, la que lo crea todo, pueden leer en nuestros corazones. ¡Si abandonamos el camino de la rectitud y de la olvidada bondad el Cielo y la Humanidad pueden castigarnos! Se levantaron de su postramiento. Los otros dos reverenciaron a Liu Bei como su hermano mayor, y Zhang Fei quedó como el menor de los tres. Esta solemne ceremonia fue representada, otro buey fue muerto y un banquete, al que invitaron a los lugareños, fue hecho. Trescientas personas tomaron parte en los festejos, y comieron y bebieron hasta altas horas de la noche en el jardín de los melocotoneros. Al día siguiente fueron reunidas armas. Pero no había caballos para montar. Fue una gran pena. Pero pronto fueron agraciados con la presencia de dos comerciantes de caballos con una manada de ellos. — ¡Así es como nos ayuda el cielo!— dijo Liu Bei. Y los tres hermanos se marcharon a darle la bienvenida a los comerciantes. Eran Zhang Shiping y Su Shuang de Zhongshan. Viajaban todos los años al norte a comprar caballos. Estaban de vuelta a casa debido a los Pañuelos Amarillos. Los tres hermanos les invitaron a la granja, donde el vino fue generosamente servido. Entonces Liu Bei les contó su plan de esforzarse por buscar la tranquilidad. Zhang Shiping y Su Shuang quedaron gratamente complacidos y entonces le dieron a los hermanos cincuenta buenos corceles y, además, quinientas onzas de oro y plata y mil quinientas libras de acero adecuado para forjar armas. Los hermanos expresaron su gratitud y los comerciantes se marcharon. Los herreros fueron llamados para forjar armas. Para Liu Bei se hicieron un par de espadas legendarias; para Guan Yu se fabricó un arma de mango largo y de cuchilla curvada llamada el Sable del Dragón Verde, cuyo peso alcanzaba las mil veinte libras; y para Zhang Fei se hizo una lanza de diez pies llamada la Alabarda Serpiente. Para cada uno también fabricaron un casco y una armadura completa. Cuando las armas estuvieron preparadas las tropas, que ahora las formaban cinco mil unidades, marcharon con el comandante Zhou Jing, quien le presentó al Protector Imperial Liu Yan. Cuando la ceremonia de presentación acabó Liu Bei declaró quiénes eran sus ancestros y Liu Yan accedió a una relación afectiva. Muchos días antes de que se anunciase que la rebelión se había producido el cabecilla de los Turbantes Amarillos, Cheng Yuanzhi, había invadido la región con una tropa de cincuenta mil soldados. Liu Yan ofreció a Zhou Jing y a los tres hermanos que se enfrentasen a él con los cinco mil hombres. Liu Bei tomó gustosamente el mando de la vanguardia y marchó al pie de las Montañas de los Valientes donde vieron a los rebeldes. Los rebeldes llevaban una melena a la altura de los hombros y en su frente lucían un turbante amarillo. Cuando ambos ejércitos se ordenaron uno frente al otro Liu Bei cabalgó al frente, Guan Yu al flanco izquierdo y Zhang Fei al derecho. Blandiendo su látigo, Liu Bei comenzó a increpar a los rebeldes gritándoles: — ¡Oh, desgraciados! ¿Por qué no desmontáis y os dejáis atar? El líder Cheng Yuanzhi, lleno de rabia, mandó a uno de sus generales, Deng Mao, para que iniciase la batalla. Entonces se adelantó Zhang Fei, y su Alabarda Serpiente se prestó a atacar. Una estocada y Deng Mao fue derribado de su caballo, con el corazón totalmente atravesado. Enseguida se montó Cheng Yuanzhi en su corcel y cabalgó, espada en mano, dispuesto a matar a Zhang Fei. Pero Guan Yu sacó su Sable del Dragón Verde y cabalgó hacia Cheng Yuanzhi. En cuanto lo tuvo a la vista el terror se apoderó de Cheng Yuanzhi, y antes de que pudiera defenderse el gran sable cayó, cortándolo en dos mitades.

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Dos héroes han llegado para sembrar de la guerra la alarma, Cabalgan siempre hacia adelante, empuñando cada uno su arma. De tres grandes reinos sus valientes actos cuentan, Y de cómo aquel acto tuvo lugar los poetas cantan.

Su líder cayó, los rebeldes arrojaron sus armas y huyeron. El oficial de los soldados los persiguió y varios miles de ellos se rindieron, y así la victoria fue completa. Y así esta parte de la rebelión fue abolida. A su vuelta, Liu Yan en persona se dirigió a las tropas y repartió recompensas. Pero al día siguiente llegó una carta del Protector Imperial Gong Jing de la región de Qingzhou diciendo que los rebeldes habían puesto sitio a la capital y que estaba cerca de caer. Se necesitaba ayuda urgentemente. — Iré— dijo Liu Yan, y enseguida volaron las noticias. Y partió con sus propios soldados, más un refuerzo de cinco mil hombres de parte de Zhou Jing. Los rebeldes, viendo que la ayuda llegaba de camino, atacaron con fiereza. Las tropas de socorro eran muy pequeñas en comparación a las atacantes y vieron que iban a ser aplastadas, por lo que se retiraron unas diez millas donde formaron un campamento. — Ellos son muchos y nosotros pocos— dijo Liu Bei a sus hermanos—. Sólo podremos vencerles con una estrategia superior. Y así fue preparada una emboscada. Guan Yu y Zhang Fei, cada uno con unas tropas selectas, marcharon a través de las colinas, por la izquierda y la derecha, y allí se ocultaron. Cuando los gongs sonaran acudirían a ayudar al ejército principal. Los preparativos finalizaron y los tambores sonaron con fuerza para la marcha de Liu Bei. Los rebeldes les respondieron. Pero Liu Bei de repente se retiró. Creyendo que era su oportunidad, los Turbantes Amarillos avanzaron en masa dejando las colinas. Entonces los gongs comenzaron a sonar para la emboscada. Guan Yu y Zhang Fei salieron en tropel por los flancos y Liu Bei se dio la vuelta para enfrentarse a los rebeldes. Bajo un ataque por tres flancos los rebeldes tuvieron numerosas bajas y huyeron hacia las murallas de la ciudad de Qingzhou, pero el Protector Imperial Gong Jing salió con su ejército para atacarles y los Turbantes Amarillos fueron completamente derrotados y muchos de ellos murieron. Qingzhou tardó mucho tiempo en volver a estar en peligro.

Los soldados eran fieros como leones, Por la estrategia han salido campeones. Llegó un héroe; ganó gran fama, Ahora la corona si quiere reclama.

Después de las celebraciones en honor a la victoria el comandante Zhou Jing propuso volver a Youzhou. Pero Liu Bei dijo:

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— Nos han informado que el Comandante Imperial Lu Zhi está siendo hostigado por una horda de rebeldes dirigidas por Zhang Jue a Guangzong. Lu Zhi una vez fue mi profesor, y quisiera ir a ayudarle. Y así Liu Bei y Zhou Jing se separaron, y los tres hermanos con sus tropas dirigieron sus pasos hacia Guangzong. Encontraron el campamento de Lu Zhi, donde fueron recibidos en audiencia, y declararon los motivos de su llegada. El comandante los recibió con gran regocijo, y permanecieron con él mientras hacía sus planes. En esta ocasión se enfrentaron ciento cincuenta mil soldados de parte de Zhang Jue y cincuenta mil de parte de Lu Zhi. Aún no hubo ninguna escaramuza. — Soy capaz de retener a esos rebeldes aquí— le dijo Lu Zhi a Liu Bei—. Pero los otros dos hermanos, Zhang Ba y Zhang Lian están haciendo una fuerte oposición a Huangfu Song y a Zhu Jun en Yingchuan. Te daré unos miles de soldados más, y con ellos podrás ir a ver qué está pasando, y podremos decidir un momento para concertar un ataque. Liu Bei partió tan rápido como le fue posible a Yingchuan. Al mismo tiempo las tropas imperiales eran atacadas con éxito, y los rebeldes se habían retirado hasta Changshe. Habían acampado en la tupida maleza. Viendo eso, Huangfu Song dijo a Zhu Jun: — Los rebeldes han acampado en la hierba. Podemos atacarles con fuego. Los Comandantes Imperiales ordenaron a cada hombre que cortaran un fardo de hierba seca y prepararon una emboscada. Esa noche el viento soplaba con fuerza, y durante la segunda guardia iniciaron un incendio. Las tropas de Huangfu Song y de Zhu Jun atacaron a los rebeldes a la misma vez e incendiaron su campamento. Las llamas se alzaban altas en el cielo. Los rebeldes se sumieron en gran confusión. No hubo oportunidad de coger las armas o de preparar a los caballos: huyeron en todas direcciones. La batalla continuó hasta el amanecer. Zhang Lian y Zhang Ba, con un grupo de rebeldes veteranos, creó una vía de escape. Pero una tropa de soldados con banderas carmesí aparecieron repentinamente frente a ellos. Su líder era un hombre de mediana estatura con ojos pequeños y una larga barba. Era Cao Cao, un hombre de Beijuo que ostentaba el cargo de Comandante de Caballería. Su padre fue Cao Song, pero él no era realmente un Cao. Cao Song había nacido de la familia Xiahou, pero fue criado por el eunuco Cao Teng y adoptó el apellido familiar. Desde que fue joven Cao Cao fue virtuoso en la caza y agraciado cantando y bailando. Era ingenioso y astuto. Su tío, viendo que su ahijado no paraba de hacer travesuras, se preocupó por él y le contó a su padre sus fechorías. Discutió con su padre. Pero Cao Cao le devolvió el golpe cuando llegó la ocasión. Un día, viendo que su tío venía, cayó al suelo pretendiendo que le habían asaltado. Su tío alarmado corrió a decírselo a su padre, el cual acudió enseguida, encontrándose al muchacho en perfecto estado de salud. — Pero tu tío dijo que te habían atacado, ¿estás mejor?— preguntó su padre. — No me han asaltado nunca ni me han atacado— dijo Cao Cao—, pero he perdido el afecto de mi tío, y él ahora te está engañando. Después de eso, cada vez que su tío podía contarle alguna de sus faltas, su padre no le hacía caso. Y por eso el muchacho creció libre e incontroladamente. Una vez un hombre llamado Qiao Xuan le dijo a Cao Cao: — La rebelión está al caer, y sólo un hombre de gran habilidad puede ser capaz de restaurar el orden. Ese hombre eres tú. Y He Yong de Nanyang le dijo: — La dinastía de Han está a punto de ser abolida. Aquel que puede restaurar la paz es este hombre y sólo él. Cao Cao fue a preguntar sobre su futuro a un sabio de Runan llamado Xu Shao.

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— ¿Qué clase de hombre soy?— preguntó Cao Cao. El adivino no contestó, y Cao Cao le formuló la pregunta una vez tras otra. — En la paz eres una persona capaz; ¡en el caos eres un astuto héroe! Cao Cao se regocijó gratamente cuando escuchó la respuesta. Cao Cao se graduó a los veinte años y consiguió una reputación de piadoso e íntegro. Comenzó su carrera como comandante en una región sin capital de distrito. En las cuatro puertas de la ciudad que guardaba colgó estacas de varios tipos que usaba para castigar cualquier infracción de la ley según la categoría de la ofensa. Una vez el tío del eunuco Jian Shuo13 fue sorprendido una noche por la calle usando una espada y fue arrestado. Los agentes que lo hicieron fueron eliminados. Tras eso, no hubo nadie que se atreviera a ofenderle de nuevo, y el nombre de Cao Cao comenzó a sonar para poner orden. Pronto se convirtió en magistrado de Dunqiu. Al comienzo de los Turbantes Amarillos, Cao Cao ascendió al cargo de General y le asignaron el mando de cinco mil jinetes y marchó a ayudar en la lucha en Yingchuan. Acababa de encontrarse con la reciente derrota de los rebeldes a quienes descuartizó en pedazos. Murieron cientos, e innumerables pendones y tambores y caballos fueron capturados, junto con una enorme suma de dinero. Sin embargo, Zhang Ba y Zhang Lian se escaparon; y tras una entrevista con Huangfu Song, Cao Cao marchó en su persecución. Mientras, Liu Bei y sus hermanos marchaban rápido hacia Yingchuan, cuando escucharon el estruendo de la batalla y vieron las llamas alzándose altas en el cielo. Pero llegaron demasiado tarde para la batalla. Vieron a Huangfu Song y a Zhu Jun a quienes les dijeron las intenciones de Lu Zhi. — La fuerza rebelde acaba de ser rota aquí— dijeron los comandantes—, pero seguramente van a marchar a Guangzong para unirse a Zhang Jue. Lo mejor que podéis hacer ahora es volver a toda prisa. Los tres hermanos volvieron sobre sus pasos. A mitad del camino se encontraron a un grupo de soldados escoltando a un prisionero que trasladaban en un carro con barrotes. Cuando estaban cerca vieron que el prisionero no era otro que Lu Zhi, el hombre al que habían ido a ayudar. Desmontaron enseguida, y Liu Bei preguntó qué había pasado. — Iba a rodear a los rebeldes y a ponerme en condiciones de derrotarlos, cuando Zhang Jue usó sus poderes sobrenaturales e impidió mi victoria. La corte envió al eunuco Zhuo Feng para averiguar sobre mi culpabilidad, y ese oficial me exigió un soborno. Le expliqué lo apretada de mi situación en ese momento y le pregunté cuándo, según las circunstancias, podría enviarle un regalo. Se marchó muy enfadado e informó que me había escondido tras mis murallas y no había presentado batalla y que desmoralicé a mi ejército. Por eso he sido destituido por Dong Zhuo y ahora tengo que ir a la capital a responder de los cargos. Esta historia enfureció a Zhang Fei. Estaba dispuesto a acabar con la escolta y liberar a Lu Zhi. Pero Liu Bei le detuvo. — El gobierno tomará la decisión correcta— dijo Liu Bei—. ¡No debes precipitarte! Y la escolta y los tres hermanos tomaron caminos diferentes. Era inútil continuar en dirección a Guangzong, por lo que Guan Yu propuso volver a Zhuo, y volvieron a tomar el camino. Dos días después escucharon el clamor de la batalla tras unas colinas. Se apresuraron para llegar al frente, y cuando llegaron contemplaron a los soldados gubernamentales sufriendo graves pérdidas, y vieron cómo el campo estaba lleno de Turbantes Amarillos. En los pendones rebeldes ondeaba el nombre Zhang Jue el Señor del Cielo escrito en grande. 13

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Uno de los Diez Séquitos Acompañantes

— ¡Vamos a atacar a ese Zhang Jue!— dijo Liu Bei a sus hermanos, y galoparon hacia la batalla. Zhang Jue había derrotado a Dong Zhuo y así fue como consiguió su ventaja. Se encontraba en una intensa persecución cuando los tres hermanos se precipitaron contra su ejército, provocando a su paso gran confusión, y haciéndole retroceder quince millas. Entonces los hermanos volvieron con el general rescatado a su campamento. — ¿Qué cargos ostentáis?— preguntó Dong Zhuo, cuando tuvo ocasión de hablar con los hermanos. — Ninguno— le respondieron. Y Dong Zhuo les trató con menosprecio. Liu Bei se retiró con calma, pero Zhang Fei estaba furioso. — ¡Hemos rescatado a este sirviente de una sangrienta batalla— se quejó Zhang Fei— y ahora él se muestra desagradable con nosotros! Sólo su muerte podría aplacar mi ira. Zhang Fei se dirigió a la tienda de Dong Zhuo, amenazándole firmemente con una afilada espada.

Así como fue en la antigüedad y lo es hoy día, Una simple criatura puede tener gran valía, Pero el poder de la burocracia se imponía; Zhang Fei, el franco y desafiante, ¿A tu igual dónde puedes encontrar? Para con el ingrato mundo acabar Muchos muertos sería el resultante.

El destino de Dong Zhuo será desvelado en próximos capítulos.

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