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MANUEL GUERRA GÓMEZ

SACERDOTES Y LAICOS EN LA IGLESIA PRIMITIVA Y EN LOS CULTOS PAGANOS

SACERDOTES Y LAICOS EN LA IGLESIA PRIMITIVA Y EN LOS CULTOS PAGANOS ESTUDIO TEOLÓGICO DEL MUNUS REGENDI EN LUMEN GENTIUM 27

FACULTAD DE TEOLOGÍA UNIVERSIDAD DE NAVARRA «COLECCIÓN TEOLÓGICA» 108

Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del «Copyright», bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos.

© 2002. Manuel Guerra Gómez Ediciones Universidad de Navarra, S.A. ISSN: Depósito Legal: NA Nihil Obstat: Ildefonso Adeva Imprimatur: José Luis Zugasti, Vicario General Pamplona, 7-VIII-2002 Fotocomposición: PRETEXTO Imprime: Printed in Spain – Impreso en España

MANUEL GUERRA GÓMEZ

SACERDOTES Y LAICOS EN LA IGLESIA PRIMITIVA Y EN LOS CULTOS PAGANOS

EDICIONES UNIVERSIDAD DE NAVARRA, S.A. PAMPLONA

FACULTAD DE TEOLOGÍA UNIVERSIDAD DE NAVARRA «COLECCIÓN TEOLÓGICA» 108

Primera edición: Diciembre 2002 © 2002: Manuel Guerra Gómez Ediciones Universidad de Navarra, S.A. (EUNSA) © Plaza de los Sauces, 1 y 2. 31010 Barañáin (Navarra) - España Teléfono: +34 948 25 68 50 - Fax: +34 948 25 68 54 © e-mail: [email protected] ISBN: 84-313-2042-7 Depósito legal: NA 3.310-2002 Nihil Obstat: Ildefonso Adeva Imprimatur: José Luis Zugasti, Vicario General Pamplona, 7-VIII-2002 Fotocomposición: PRETEXTO. Estafeta, 60. Pamplona Imprime: GRÁFICAS ALZATE, S.L. Pol. Ipertegui II. Orcoyen (Navarra) Printed in Spain - Impreso en España

Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública y transformación, total o parcial, de esta obra sin contar con autorización escrita de los titulares del Copyright. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (Artículos 270 y ss. del Código Penal).

ÍNDICE

PRESENTACIÓN ................................................................................

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CAPÍTULO I ALGUNAS OBSERVACIONES PREVIAS I. LA CUESTIÓN DEL MÉTODO ...................................................... 1. La transposición del presente eclesial a las primeras comunidades cristianas .................................................................. 2. El enfoque analítico-racional y, a veces, racionalista ........... 3. La conjunción de lo positivo de ambos métodos ................ II. EL CARÁCTER OCASIONAL DE LOS ESCRITOS DE LOS PRIMEROS SIGLOS CRISTIANOS Y EL ARGUMENTO «EX-SILENTIO» ................. III. LA IMPORTANCIA DE LOS HECHOS PARA CONOCER LA DOCTRINA CRISTIANA EN LOS PRIMEROS SIGLOS DE LA IGLESIA .................... IV. SIGLAS ..................................................................................... 1. Autores y documentos cristianos greco-latinos ................... 2. Autores no cristianos en griego y en latín ........................... 3. Colecciones patrísticas .......................................................

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CAPÍTULO II LAS LAICAS Y LOS LAICOS I. «LAICO/LAICA», UNAS PALABRAS, O SEA, UN SIGNO COMPUESTO DE SIGNIFICANTE Y DE SIGNIFICADO .............................................. 1. El «nacimiento» de los términos «laica/laico» ..................... 2. La importancia del significante o la actualidad de la teoría «cratílica» ........................................................................... 3. Pero, en las palabras, lo realmente importante es su significado a) La polisemia y la sinonimia de las palabras ................... b) El «significado» o los rasgos definitorios de los laicos ........

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II. EL PLURALISMO DE TÉRMINOS Y SU SINONIMIA .......................... 1. El pluralismo terminológico respecto de los miembros del laicado ............................................................................... 2. Un caso concreto: la carta de Clemente Romano ............... a) La pluralidad terminológica .......................................... b) ¿Origen divino del laicado? ........................................... III. EL «CRISTIANO» ES «LAICO» O «CLÉRIGO» EN LA HORA DE LA VERDAD: LA MUERTE MARTIRIAL ............................................... IV. ¿LAS MUJERES PERTENECÍAN AL LAICADO? ................................... 1. Algunas mujeres laicas ....................................................... 2. El masculinismo del lenguaje y el lenguaje inclusivo ..........

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CAPÍTULO III EL LAICADO, EL CLERO Y SUS GRADOS I. UNA COSA ES LA REALIDAD Y OTRA SUS DESIGNACIONES ............ II. EL LAICADO Y EL CLERO ........................................................... 1. Su origen divino ................................................................ 2. La plebs/«plebe» o el laicado y los ordines/«órdenes» o clero ... III. LOS GRADOS CLERICALES Y SU JERARQUIZACIÓN ........................ 1. El episcopado, el presbiterado y el diaconado ........................ 2. Los restantes grados ministeriales ....................................... a) La escala masculina del clero ......................................... b) La escala ministerial femenina ...................................... c) Ministerios masculinos y femeninos de existencia más bien esporádica ............................................................. IV. EL NÚMERO Y LOS «HONORARIOS» DE LOS MIEMBROS DEL CLERO V. ALGUNAS CONDICIONES REQUERIDAS PARA SER CLÉRIGO ........... VI. LA FORMACIÓN DE LOS CLÉRIGOS ............................................. VII. LA IMPOSICIÓN DE LAS MANOS ................................................. 1. De uso generalizado ........................................................... 2. Polisémico ......................................................................... 3. La ordenación de los ministros sagrados .............................

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CAPÍTULO IV LA MINISTERIALIDAD SACERDOTAL DE LA IGLESIA Y DE SUS MINISTROS I. EN TORNO A LAS PALABRAS, SU ETIMOLOGÍA E HISTORIA ............ 1. En el léxico no cristiano ..................................................... 2. En los documentos cristianos .............................................

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ÍNDICE

II. LA MINISTERIALIDAD Y EL SACERDOCIO DE TODA LA IGLESIA ..... 1. La ministerialidad y el sacerdocio de la Cabeza .................. 2. La ministerialidad y el sacerdocio de todos los miembros ... 3. Los clérigos ........................................................................ III. EL SACERDOCIO MINISTERIAL O EL MINISTERIO SACERDOTAL ..... 1. El pluralismo terminológico de los ministros ..................... a) La cabeza monárquica .................................................. b) Los miembros del colegio director de cada comunidad local ............................................................................. 2. El carismatismo de los ministros ........................................ 3. Los ministerios de los directores o sacerdotes ..................... a) Las funciones ministeriales de los ministros, derivación y participación de las de Jesucristo ................................ b) La pluralidad de los ministerios de los directores o sacerdotes ........................................................................ IV. LA ELECCIÓN Y ORDENACIÓN DE LOS SACERDOTES .................... 1. La elección o nombramiento ............................................. 2. Su ordenación .................................................................... V. LA REDUCCIÓN DE LOS SACERDOTES AL ESTADO LAICAL ............

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CAPÍTULO V EL SACERDOCIO CRISTIANO I. EL SACERDOCIO COMÚN DE NATURALEZA EXISTENCIAL ............. 1. El bautismo, base del sacerdocio común ............................ a) El bautismo, origen de un ser nuevo, dotado de vida nueva, sobrenatural ...................................................... b) La vida nueva, bautismal y el sacerdocio existencial, común ............................................................................. 2. El «bautismo de sangre» y su sacerdocio existencial ............ 3. Naturaleza «espiritual» o «existencial» del sacerdocio común .. II. EL SACERDOCIO MINISTERIAL ................................................... 1. Ningún ministro eclesial es llamado sacerdote hasta la segunda mitad del siglo II ........................................................... 2. Formulaciones indirectas e implícitas y las primeras explícitas del sacerdocio ministerial .............................................. 3. ¿Por qué no se llamó «sacerdotes» a los ministros directores de las iglesias hasta la segunda mitad del siglo II? ............... a) ¿Por reacción contra los «sacerdotes» judíos? ................. b) El carácter ocasional de las fuentes ................................ c) Las novedades del sacerdocio cristiano .......................... 4. La Eucaristía, un ministerio sacerdotal exclusivo de los directores de las comunidades cristianas ....................................

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5. ¿Misa y comunión diarias en los primeros siglos de la Iglesia? 6. Las virtudes de los sacerdotes ............................................. a) Las teologales ................................................................ b) Las «virtudes humanas» ................................................ c) Los directores de las comunidades cristianas, «modelo» y «molde» de su grey, se santifican en y por su ministerio sacerdotal .....................................................................

I. II.

III.

IV.

CAPÍTULO VI LA COLEGIALIDAD SACERDOTAL (EPISCOPAL, PRESBITERAL) Y EL PRIMADO DEL OBISPO DE ROMA «COLLEGIUM, COLLEGA», COLEGIALIDAD .................................. LA COLEGIALIDAD EPISCOPAL .................................................... 1. ¿Cómo son obispos los obispos? ......................................... 2. Existencia de las condiciones requeridas para que haya colegialidad ........................................................................... a) La pluralidad de miembros ........................................... b) La identidad de la «auctoritas» y de la «potestas» ........... c) Su actuación corporativa ............................................... 3. ¿Conexión individual o colegial de cada obispo con los Apóstoles? ................................................................................. LA COLEGIALIDAD PRESBITERAL ................................................ 1. El colegio presbiteral y su relación con el apostólico ........... 2. Los sacerdotes-presbíteros «copresbíteros», no «colegas», de los obispos ......................................................................... 3. Evidencia de la colegialidad presbiteral en los primeros siglos de la Iglesia ........................................................................ LA COLEGIALIDAD EPISCOPAL Y EL PRIMADO DEL OBISPO DE ROMA . 1. La trayectoria de la singular autoridad petrina ................... 2. Algunos nombres o títulos del obispo de Roma ................. a) Papa ............................................................................. b) Pontífice ....................................................................... c) «Vicario de Cristo», «Vicario de Pedro» ........................ 3. Presidente de la koinonía/agápe .......................................... a) Naturaleza orgánica, mistérica y jurídica de la «communio» eclesial .......................................................................... b) La «communio» eclesial y la eucarística ......................... c) Equiparación entre «iglesia» y su «obispo» .................... d) Identificación de la «cátedra» del obispo de Roma con la de san Pedro y con la de Jesucristo ................................ e) La iglesia de Roma y su obispo, «presidente del agápe/ koinonía eclesial» y «centro de la unidad» ...................... f ) Otras peculiaridades del protocolo de esta carta ..............

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ÍNDICE

4. La potentior principalitas de la iglesia de Roma. Su obispo «Princeps de los obispos y de la Iglesia» .............................. 5. El obispo de Roma, «corifeo/director del coro de los obispos», sucesor de san Pedro «corifeo/director del coro apostólico» 6. La iglesia de Roma y su obispo, centro, matriz y garantía de la «unidad de la Iglesia» según Cipriano ............................. 7. La cathedra Petri del obispo e iglesia de Roma, «forma» de los obispos y de la «Iglesia católica» ......................................... 8. La cathedra una de Roma presente en todas las «cátedras» e iglesias locales .................................................................... 9. «El Pontífice Máximo, el obispo de los obispos» ................ a) El texto y la ironía de Tertuliano ................................... b) ¿La Iglesia perdonaba todos los pecados en los primeros siglos? ........................................................................... c) ¿El obispo de Roma? ..................................................... 10. Los hechos o la práctica pastoral y la peculiar función del obispo de Roma ................................................................. a) La potestad coercitiva del obispo de Roma sobre las demás iglesias y obispos en orden a salvaguardar la «communio» en la «regula fidei» .......................................... b) La deposición y la reposición de obispos depuestos ......... 11. La fuerza centrípeta o la atracción de la iglesia romana ...... 12. San Pedro en la literatura apócrifa no gnóstica y en la gnóstica a) En los escritos apócrifos no gnósticos ............................. b) En los escritos gnósticos ................................................. 13. ¿Origen socio-político del «primado» del obispo de Roma? ...

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CAPÍTULO VII EL SACERDOCIO EN LAS RELIGIONES NO CRISTIANAS I. ALGUNOS RASGOS COMUNES A TODOS LOS SACERDOCIOS .......... 153 1. La condición y función intermediaria ................................ 154 2. La ofrenda de dones/sacrificios y la oración epicleica o invocatoria, dos tareas específicas de los sacerdotes ................... 154 3. Un ministro dotado de unos «conocimientos» peculiares ... 155 4. Los modos de incorporación al sacerdocio ......................... 157 5. Las condiciones requeridas ................................................. 158 6. La estructuración jerárquica del sacerdocio ........................ 159 II. LOS RASGOS INDIVIDUANTES DE LOS DISTINTOS SACERDOCIOS ... 160 1. ¿Sacerdotes en la prehistoria? ............................................. 160 2. ¿Los chamanes, los mediums, los hechiceros, etc., son sacerdotes? ................................................................................ 161 a) Los llamados sacerdotes ................................................ 161 b) Los chamanes ............................................................... 163

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c) Los mediums, los curanderos y el sacerdocio ................. d) Los brujos y hechiceros ................................................. 3. La religiosidad telúrico-mistérica (= RTM) ........................ a) El rasgo definitorio de su sacerdocio es, sin duda, la «representación» de la divinidad ........................................ b) La función «representativa» de la divinidad por parte de los sacerdotes en el culto ordinario y festivo .................. 4. Las religiones étnico-políticas (= REP) ............................... a) ¿Sus sacerdotes, funcionarios del «Estado»? ................... b) El rasgo definitorio de este sacerdocio ........................... c) Su colegialidad ............................................................. 5. Los magos, sacerdotes en el zoroastrismo ........................... 6. El sacerdocio en el antiguo Egipto ..................................... a) Su origen e índole étnico-política ................................. b) Las principales etapas en la vida de los templos egipcios ....... c) La organización de su sacerdocio .................................. d) Los sacerdotes egipcios, sus obligaciones y sus funciones ..... 7. La religiosidad tradicional y el confucianismo chinos ......... 8. En el hinduismo ................................................................ a) El sacerdocio védico o antiguo (hasta el s. VIII-VII a.C.) ..... b) El hinduismo clásico (desde los s. VIII-VII a.C. hasta nuestros días) ................................................................ 9. El budismo ........................................................................ 10. El islamismo ...................................................................... 11. El sacerdocio azteca ........................................................... 12. En la religión incaica ......................................................... 13. En las sectas actuales .......................................................... CAPÍTULO VIII EL SACERDOCIO FEMENINO I. EN LAS RELIGIONES NO CRISTIANAS ANTIGUAS .......................... 1. En la Grecia arcaica ........................................................... 2. El sacerdocio femenino «natural» ....................................... 3. El sacerdocio femenino institucional o profesional ............. 4. La castidad de las Vestales, sacerdotisas de la diosa Vesta en Roma, Hestía en Grecia, etc., y de otras sacerdotisas. Su reverso: la prostitución sagrada ............................................. a) Las sacerdotisas y la castidad ......................................... b) La hierodulia o «prostitución sagrada» .......................... 5. Un sacerdocio femenino basado en el profetismo ............... II. LAS SACERDOTISAS EN OTRAS RELIGIONES ................................. III. EN LOS GRUPOS HETERODOXOS DE ORIGEN CRISTIANO ............. 1. Algunos casos individuales, aislados ................................... 2. En algunos grupos o sectas de origen e impronta cristianos ..

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ÍNDICE

a) Las sacerdotisas marcosas .............................................. b) Las sacerdotisas colíridas ............................................... c) Las sacerdotisas (mujeres-obispos, presbíteros) en el montanismo ........................................................................ IV. EN LAS SECTAS MODERNAS ....................................................... V. EN LAS IGLESIAS CRISTIANAS ..................................................... 1. La existencia de sacerdotisas en algunas iglesias cristianas ... 2. ¿Por qué el sacerdocio femenino no se introdujo en la Iglesia católica? ............................................................................. VI. EL SACERDOCIO MARIANO ........................................................ 1. La Virgen María «sacerdotisa» en cuanto «trapezophoroûsa» o «preparadora de la mesa» con la víctima eucarística ......... a) «Trápeza» o la mesa sagrada de las ofrendas ................... b) «Trapezophoroûsa» y «trapezophóros» ........................... c) La Virgen María, «sacerdotisa auxiliar» del Sumo Sacerdote, «credencia portadora de la ofrenda» cristiana por ser Madre de la «ofrenda» y «víctima» eucarística: Jesucristo ... d) El sacerdocio mariano, el sacerdocio bautismal y el sacerdocio ministerial ........................................................... 2. María «presenta» a Cristo Sacerdote, no lo «representa». Función «complementaria, auxiliar», no «representativa, ministerial» del sacerdocio mariano ..................................................

CAPÍTULO IX LA SITUACIÓN DE LA MUJER EN LOS PRIMEROS SIGLOS DE LA IGLESIA I. ALGUNAS CUESTIONES DE METODOLOGÍA ................................. II. LA «LIBERACIÓN DE LA MUJER» DURANTE LA ÉPOCA HELENÍSTICA .. 1. La mujer en la época clásica de Grecia y en la republicana de Roma ............................................................................ a) La mujer griega ............................................................. b) Diferencia entre la mujer ciudadana y la esclava, también por su número (censos) ................................................ c) La mujer romana .......................................................... d) «Manifestaciones» femeninas de resistencia y aires de liberación ........................................................................... 2. La mujer greco-romana durante los primeros siglos de la Iglesia ................................................................................ III. LA MUJER GRECO-ROMANA EN LOS PRIMEROS SIGLOS CRISTIANOS .. 1. La «liberación de la mujer» y su masculinización ................ 2. En lo jurídico y en lo económico ....................................... 3. En la cultura ......................................................................

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4. La participación de la mujer en la vida social, deportiva, concursos de belleza, etc. ......................................................... 5. La mujer y la vida profesional, política, militar, etc. ........... 6. La mujer en la familia ........................................................ a) Libertad de movimientos .............................................. b) La función pasiva y también la activa de la mujer en los casos de divorcio ........................................................... c) El aborto y los métodos anticonceptivos ....................... d) La «exposición» de los niños, sobre todo de las niñas ....... e) El envejecimiento y la esterilidad de los ciudadanos ...... f) La homosexualidad, el amor pederástico, el lésbico, etc. ... g) La «koinonía» conyugal ................................................

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IV. LAS MUJERES CRISTIANAS .......................................................... 243 1. La libertad de movimientos de la mujer, su actividad profesional fuera de casa y la facilidad para seguir la propia vocación cristiana .................................................................. 243 2. Las actividades profesionales .............................................. 244 3. En las escuelas de «filosofía»/teología cristiana ................... 245 4. La calidad moral de las mujeres cristianas .......................... 246 a) El divorcio ..................................................................... 247 b) Las relaciones prematrimoniales ..................................... 247 c) Las mujeres cristianas, el aborto y la exposición de las niñas 248

CAPÍTULO X EL CRISTIANISMO Y LAS RELIGIONES NO CRISTIANAS DE LOS PRIMEROS SIGLOS I. LA ACTITUD DEL CRISTIANISMO ANTE LAS RELIGIONES NO CRISTIANAS ...................................................................................... 249 1. El cristianismo, «la religión verdadera» ............................... 249 2. La «religión verdadera» compaginable con la tolerancia de los miembros de otras religiones y con la aceptación de préstamos suyos ....................................................................... 251 II. LA IGLESIA Y SUS CIRCUNSTANCIAS ............................................ 1. La Iglesia: una «semilla» y su dinamicidad interna .............. 2. La adaptación a las circunstancias socio-religiosas ..............

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III. TRES MANERAS DE RELACIÓN ENTRE EL CRISTIANISMO Y LAS RELIGIONES NO CRISTIANAS ............................................................ 254 1. La asimilación de lo no cristiano ........................................ 255 a) La actitud espontánea del joven y del sano .................... 255 b) El planteamiento teórico y práctico de la cuestión ........ 256 c) Algunas muestras de este talante en la Iglesia de los primeros siglos .................................................................. 257

ÍNDICE

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2. La substitución y eliminación de lo no cristiano ................ 262 a) Algunos hechos ............................................................ 262 b) Sus causas y explicación ................................................ 264 3. La identificación de lo no cristiano con el Demonio y lo demoniaco ......................................................................... 266 IV. EL CRISTIANISMO Y LAS RELIGIONES MISTÉRICAS ....................... 1. Sus interferencias e influjos mutuos ................................... a) ¿El cristianismo, un misterio? ....................................... b) Las principales etapas en la relación entre el cristianismo y las religiones mistéricas .............................................. c) El cristianismo, la plenitud de la religiosidad mistérica ........ d) El esoterismo mistérico ................................................. e) Los misterios paganos y los sacramentos cristianos ........... f ) Algunas coincidencias en algunos ritos o normas accesorios g) Los miembros de algunos misterios se llamaban «hermanos»; también los cristianos .......................................... 2. El sacerdocio, las procesiones y la iniciación en las religiones mistéricas ........................................................................... a) En las procesiones ......................................................... b) En los ritos de iniciación ..............................................

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A MODO DE EPÍLOGO LA «LITURGIA» CELESTE, LA TERRESTRE Y LA «GLORIA DE DIOS» I. EL PARALELISMO ENTRE LO CELESTE Y LO TERRESTRE ................ 299 1. La jerarquía celestial y la ministerial ................................... 299 2. La liturgia terrestre proyectada sobre la celestial ................. 300 3. La liturgia terrena celebrada en el templo, «casa de Dios» y reflejo del cielo .................................................................. 301 II. «GLORIA A DIOS EN LAS ALTURAS, PAZ EN LA TIERRA Y BONDAD ENTRE LOS HOMBRES» (LC 2,14) .............................................. 303 1. Ni «paz en la tierra a los hombres de buena voluntad», ni «a los hombres que Dios ama» ........................................... 303 2. «Gloria (a Dios en las alturas), Paz (en la tierra) y Eudokía/ Bondad (entre los hombres)» (Lc 2,14), tres nombres de Jesucristo ........................................................................... 303 a) «Eudokía» (nominativo), no «eudokías» (genitivo), en la tradición patrística griega y explicación de algunas excepciones ...................................................................... 304 b) La coincidencia de la tradición oriental (liturgia, escritores, versiones) ..................................................................... 305 c) Lo confirman los heterodoxos: los gnósticos ................. 306

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d) Disparidad en la tradición manuscrita de la Biblia ........ 306 e) Valoración conclusiva desde la tradición griega (lengua original del texto) y desde las tradiciones orientales ....... 307 f ) La versión latina ........................................................... 307 g) Un himno aclamatorio y doxológico de la liturgia celestial .. 309 BIBLIOGRAFÍA GENERAL DE CADA CAPÍTULO .....................................

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BIBLIOGRAFÍA DEL PROF. MANUEL GUERRA .....................................

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ÍNDICES .......................................................................................... I. De palabras ............................................................................. 1. Árabes ............................................................................... 2. Griegas .............................................................................. 3. Hebreas ............................................................................. 4. Latinas ............................................................................... 5. Nahuatl (aztecas) ............................................................... 6. Sánscritas ........................................................................... II. De autores ............................................................................... III. Temático .................................................................................

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PRESENTACIÓN

Para quienes conocen al Profesor Manuel Guerra Gómez les resultarán familiares las palabras de Eurípides: qeo;~ ga;r kai; to; gignwvskein fivlou~ = «pues un dios (algo divino) es también el reconocer a los amigos» (Hel 560). El presente volumen de la «Colección Teológica» de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra quiere ser esa expresión afectuosa de reconocimiento al ilustre Profesor de la Facultad de Teología del Norte de España (Sede de Burgos), por el regalo de su amistad y magisterio, de los que han disfrutado las Aulas y sus colegas del Claustro Académico de Navarra, que le han recibido como Profesor Invitado desde 1976 hasta su reciente jubilación en el año 2001. El Prof. Guerra es bien conocido en el ámbito científico español e internacional. Nacido en Villamartín de Sotoscueva (Burgos) en 1931, fue ordenado sacerdote de la archidiócesis de Burgos en 1955. Es Doctor en Filosofía y Letras, Sección de Filología Clásica, por la Universidad Pontificia de Salamanca, y Doctor en Teología, Sección Patrística, en el «Institutum Patristicum Augustinianum», de Roma. Ha desarrollado una intensa actividad docente como Profesor de Latín y Humanidades en el Seminario Menor de Burgos; Catedrático de Griego bíblico, y Profesor de Patrología e Historia de las Religiones en la Facultad de Teología del Norte de España, Sede de Burgos desde el curso 1967-68 hasta la jubilación. Profesor Invitado de Historia de las Religiones en la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra y en el Seminario Conciliar de Toledo (en años alternos desde el curso 1976-77). A la actividad docente hay que añadir la académica como Secretario de Estudios (Sede de Burgos), Secretario General y Presidente de la Facultad de Teología del Norte de España, Sede de Burgos y de Vitoria. Ha hecho compatible esta dedicación académica e investigadora con sus tareas pastorales como Formador en el Seminario Menor de Burgos, Consiliario Diocesano del Movimiento Familiar Cristiano, y Capellán en el colegio de las Religiosas Concepcionistas Misioneras de la Enseñanza y de la comunidad de MM. Trinitarias. Su tarea investigadora en ámbitos diversos de la antigüedad clásica y cristiana se ha plasmado en las numerosas publicaciones que el

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lector puede consultar al final de este volumen, y que le han ganado un merecido prestigio más allá de nuestras fronteras. Una breve presentación, como la que aquí se pretende, no puede dar razón cabal del alcance de su obra. Valgan, con todo, unas pocas pinceladas sobre los intereses que han movido sus investigaciones. Los griegos contemplaron el cosmos. Al contemplarlo se extrañaron. En ese mismo instante brotó el conocer filosófico. Algo parecido le aconteció a nuestro Autor. Explorando con un grupo de estudiantes de la Facultad de Teología del Norte de España el territorio de las merindades del norte burgalés, tanto el subsuelo (cuevas del complejo kárstico de Ojo Guareña) como su superficie, cuenta el Prof. Guerra que contempló varias iglesias románicas de esa zona. Al ver sus capiteles y canecillos le sorprendieron no pocas figuras híbridas: sirenas, centauros, grifos, hidras, etc., bien conocidas por los estudios del arte y de la mitología clásicos. Como niño que acaba de abrir los ojos de su espíritu a realidades desconocidas, trató de averiguar la razón de la presencia reiterada de unos temas precristianos en el arte cristiano, cuyo destino era también netamente cristiano, con frecuencia incluso cultual. Así se gestó su libro Simbología románica. El cristianismo y otras religiones en el arte románico. Los hombres del románico fueron capaces de tomar significantes paganos e imbuirlos de significado cristiano. En nuestros días, se está operando el fenómeno inverso. Varias sectas, sobre las gnósticas y los nudos del reticulado cada vez más denso y tenso de New Age, Nueva Era, aceptan términos cristianos: Cristo, Iglesia, ángel, revelación, jerarquía, feligrés, eclesiástico, ordenación, ordenarse, etc., pero vaciados de su contenido cristiano. Otro de los campos de investigación del Prof. Guerra tiene que ver seguramente con su nacimiento en el centro mismo del complejo kárstico ojoguareñense burgalés y su arte rupestre. Sólo o con otros ha entrado en 215 de sus 375 cuevas. Una afición como otra cualquiera, que quizá ha contribuido a la afirmación del Prof. Guerra del indiscutible sentido auténticamente religioso del hombre paleolítico, no simplemente mágico, o pre-religioso, etc., como se ha venido enseñando desde comienzos del s. XX. Más aún, trata de identificar los rasgos individuantes de su religiosidad. La presenta como telúrico-mistérica, o sea, retrotrae al paleolítico reciente (por lo menos desde del 20.000 a.C. hasta su final en torno al 8.500 a.C.) la religiosidad telúrica vigente durante el neolítico y rebrotada en forma de misterios más tarde (siglos inmediatamente anteriores y posteriores al nacimiento de Jesucristo). Es una hipótesis, apoyada en no pocos síntomas convergentes en la misma dirección y, por lo mismo, con un elevado índice de probabilidad.

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Su conocimiento —desde la lectura de los Santos Padres— de la enmarañada red de las incontables sectas gnósticas del s. II d.C. y siguientes —al menos 72 según el elenco de san Epifanio—, ha lanzado también al Prof. Guerra a indagar el gnosticismo moderno, tanto en cuanto sistema ideológico —con al menos 42 sectas sólo en los países de lengua española— como en cuanto talante definido por la gnosis (conocimiento peculiar de signo psicológico y parapsicológico, superior al de los sentidos, de la razón y de la fe), que es uno de los fenómenos más generalizados y preocupantes de nuestro tiempo (budismo, masonería, Nueva Era, los movimientos y grupos del llamado potencial humano, etc.). Ha buceado en el ámbito, a veces arriesgado en la actualidad, de las sectas en general. Su conocido Diccionario enciclopédico de las sectas, a pesar de sus más de mil páginas ha tenido tres ediciones en menos de tres años, y está ultimada su traducción al polaco e iniciada a otros idiomas. El amplio espectro de la investigación rigurosa del Prof. Guerra se refleja también en sus publicaciones sobre diversas cuestiones de historiografía religiosa y de historia de las religiones antiguas y actuales, sobre las antropologías greco-bíblicas y su repercusión en la teología y espiritualidad cristianas, sus consideraciones filológico-teológicas de no pocos textos bíblico-patrísticos, así como litúrgicos, y de sus traducciones a las lenguas vernáculas. En uno de ellos (La traducción de los textos litúrgicos, Seminario Conciliar, Toledo 1990), además de exponer las normas de la traducción acertada y de aplicarlas, se anticipó a sugerir la conveniencia e incluso necesidad de una «Vulgata» española a fin de evitar la anarquía, las interferencias perturbadoras de la sintonía nítida con el original, o bien el cambio por el cambio. Deberíamos prolongar las consideraciones en torno a la obra escrita del Prof. Guerra. El espacio es breve. Vengamos al volumen que el lector tiene en las manos. En este libro se recoge un resumen únicamente de sus estudios relacionados con los primeros siglos cristianos en las cuestiones del sacerdocio y del laicado, tanto en el cristianismo como en las religiones no cristianas. Es la parcela tal vez más nutrida de las preferencias del Prof. Guerra, y donde ha manifestado magistralmente su competencia, con un conocimiento de los temas difícil de exagerar. Los orígenes de cualquier realidad —es su convicción— contienen cifrado su código genético, que regula su posterior desarrollo. Dado su origen divino, esto es aplicable mucho más a la Iglesia en los elementos constitutivos de su ser. De ahí que las realidades eclesiales que el Prof. Guerra expone en este libro (el sacerdocio común y ministerial, el laicado masculino y femenino, el clero y sus grados, la ministerialidad sacerdotal de la Iglesia y de todos sus miembros, especialmente de sus

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ministros, la colegialidad episcopal y la presbiteral, etc.) son realidades vitales en la Iglesia, incluida en su peculiar código genético prefigurador de su vigencia y desarrollo posteriores, también en nuestro tiempo. Alexandre Faivre, profesor en la Facultad de Teología de la Universidad «Marc Bloch» de Estrasburgo, y director de la «Bibliographic Information Bank in Patristic» de la Universidad Laval, de Canadá, colocaba recientemente al prof. Guerra Gómez al frente de los que afirman la existencia del sacerdocio ministerial y del laicado cristianos antes del año 200 (junto con E. del Covolo, G. Chantraine, etc.)1. Ahora bien, si hasta el año 200 no hubo sacerdotes ni laicos/laicas, ¿qué eran —se pregunta el Prof. Guerra— los primeros cristianos y cristianas? Véase el planteamiento y la respuesta a este interrogante en el primer capítulo de este libro (pp. 31-50). A veces unos párrafos de este libro resumen uno o más artículos sobre estos temas, en los que el prof. Guerra logra dar una traducción e interpretación original de pasajes bíblicos, por ejemplo: Lc 12, 14 (pp. 299-310), Jn 3, 3-5 (pp. 87-88), 1Cor 1, 2 (p. 100), Génesis 3, 1-20 (p. 267), o patrísticos, como el protocolo de la Carta a los Romanos de san Ignacio de Antioquia (pp. 129-133, 135-136), Aduersus haereses de san Ireneo (pp. 133-134). A veces se trata de un sintagma, por ejemplo: in solidum = «colegialmente» (pp. 111, 113) del tratado De unitate Ecclesiae, nº 4, de san Cipriano, etc. La temática de otros capítulos (el sacerdocio femenino, el sacerdocio de las religiones no cristianas, la situación de la mujer en los primeros siglos de la Iglesia, etc.) es extraña a ese código de la Iglesia de Jesucristo. Pero las circunstancias socio-culturales e históricas de nuestros días le ha dado una palpitante actualidad. Esto puede afirmarse, sin duda, del capítulo: El cristianismo y las religiones no cristianas de los primeros siglos. No estamos, pues, ante unas investigaciones de mera curiosidad arqueológica. El Prof. Guerra sabe exponer, con profundo conocimiento y erudición, las conexiones vitales que laten en los movimientos culturales, históricos y religiosos, para iluminar desde ellos el presente. Sirvan estas páginas para un mejor conocimiento de quienes nos han precedido e impulsar así la reflexión sobre los problemas actuales. José Ramón Villar Pamplona, noviembre de 2002

1. A. FAIVRE, Los primeros laicos. Cuando la Iglesia nacía al mundo, Monte Carmelo, Burgos 2001, p. 10 y nota 2, trad. de Les prémiers laïcs. Lorsque l’Église naissait au monde.

CAPÍTULO I ALGUNAS OBSERVACIONES PREVIAS

Las raíces, los orígenes, de cualquier realidad individual o colectiva contienen cifrado su código genético, que condiciona y regula su desarrollo normal posterior. En atención a su origen divino, esto es aplicable, si cabe, mucho más a la Iglesia en los elementos esenciales o constitutivos de su ser. Ciertamente tanto el laicado como el sacerdocio y la misión evangelizadora de ambos son realidades vitales en la Iglesia, marcadas en su peculiar ADN y, sin duda, prefiguradoras de su vigencia y desarrollo posteriores, también en nuestros días. De ahí el interés de este estudio y la importancia de usar el método adecuado. I. LA CUESTIÓN DEL MÉTODO Todo tema relativo a los primeros siglos de la Iglesia admite dos o más perspectivas u orientaciones metodológicas. 1. La transposición del presente eclesial a las primeras comunidades cristianas Se da cuando se intenta descubrir en las primeras comunidades cristianas una constitución y un funcionamiento de la Iglesia idénticos a los de nuestro tiempo para garantizar la continuidad desde el comienzo hasta nuestros días, incluso en cuanto a las designaciones usadas. Este método puede llevar a extremos ciertamente inadmisibles. De hecho así ha sucedido en no pocos casos. Piénsese, por ejem-

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plo, en las traducciones y estudios elaborados con intención cristalizadora de sus elementos en torno a los términos griegos o latinos correspondientes a los españoles: «laico, sacerdote, obispo, presbítero, etc.», que con el tiempo adquirirán su valor técnico. Algunos rechazan este enfoque porque consideran que supone un juicio o estructuración previos, o sea, que se trabaja presuponiendo el resultado de la investigación. Por consiguiente no sería científico. Pero, no es del todo así. A pesar de los excesos y deficiencias habidos en su aplicación, este método tiene un respaldo válido. Pues Jesucristo mismo describió su Iglesia como una semilla, dotada de dinamicidad interna, que se desarrolla de acuerdo con unas leyes básicas (Mt 13, 31-33, etc.); san Pablo como un organismo vivo, el Cuerpo Místico de Cristo (1 Cor 12, 12-31, etc.). Un científico, experto en su materia y con instrumental adecuado, puede ver la encina prefigurada en la bellota, el organismo humano en el embrión. Lo mismo puede aplicarse a la Iglesia. 2. El enfoque analítico-racional y, a veces, racionalista Consiste en analizar los documentos de los primeros siglos cristianos a fin de ver los datos aportados por ellos y sacar las conclusiones, que fluyan de su estudio, con objetividad y con la asepsia de quien estudiara un estrato geológico aislado de los restantes. Sería una especie de análisis de un organismo o de un árbol en un estadio determinado de su desarrollo con visión estática, prescindiendo de su entronque y de su dinamicidad interna con sus consecuentes manifestaciones exteriores. Este método ha llevado a no aceptar sino lo explícitamente contenido como si los seres aparecieran en estado adulto, sin haber sido embrión, feto, etc. Puede utilizarse este método. Pero sus logros serán siempre incompletos como el mismo campo de su visión o enfoque. El conocimiento que se tenga de la Iglesia desde esa perspectiva quedará muy recortado y un tanto fosilizado. Se puede llegar a negar la existencia del laicado y del sacerdocio ministerial porque los términos «laico, sacerdote, etc.», no aparecen hasta segunda mitad del s. II (p. 31s.). 3. La conjunción de lo positivo de ambos métodos Creo que pueden y deben aunarse estos dos métodos. La conjunción de lo positivo de ambos confluirá en un resultado acertado y estable. Espero haberlo conseguido en esta obra.

ALGUNAS OBSERVACIONES PREVIAS

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II. EL CARÁCTER OCASIONAL DE LOS ESCRITOS DE LOS PRIMEROS SIGLOS CRISTIANOS Y EL ARGUMENTO «EX-SILENTIO» Las fuentes conocidas no son fluidas, sino intermitentes; la naturaleza, el destino y las referencias de los escritos son ocasionales. Por lo mismo no tratan todos los puntos doctrinales, institucionales, etc., sino sólo los que interesan a sus destinatarios en una circunstancia concreta. Además, lo hacen de un modo no sistematizado ni especulativo. La Iglesia acaba de nacer y se halla en el periodo de crecimiento, para colmo en un ambiente hostil. No ha llegado todavía la época de la reflexión sobre sí misma, ni había motivos para ello. En semejantes circunstancias se acentúa la responsabilidad de quienes se arriesguen a esgrimir el «argumento del silencio», tantas veces manoseado en detrimento de la verdad. Teóricamente son conocidas las condiciones requeridas para su validez, a saber, el conocimiento de la verdad o del hecho por los que escribieron y la obligación de reseñar el dato, cuyo silenciamiento llama la atención. Al analizar realidades e instituciones antiguas a través de lo que ha dejado pasar el tamiz temporal, cuesta mucho mantener constante y consciente la vigencia del principio, que rompe la cómoda sinonimia del no estar atestiguado o estarlo como en voz baja con el no existir lo no testimoniado o no conocido por nosotros. San Pablo habla de la Eucaristía sólo en su carta a los corintios. Lo hace seguramente porque acaba de corregir algunas faltas cometidas por los cristianos de esa comunidad durante la celebración de la cena de fraternidad, tenida a continuación de la cena eucarística1. ¿Si no hubiera habido esas deficiencias y san Pablo no hubiera aludido a la Eucaristía, no se habría deducido que las comunidades paulinas carecían de la celebración eucarística? III. LA IMPORTANCIA DE LOS HECHOS PARA CONOCER LA DOCTRINA CRISTIANA EN LOS PRIMEROS SIGLOS DE LA IGLESIA

En nuestro tiempo, a la hora de elaborar la historia de los dogmas, de la moral, etc., cristianos, se ha puesto de moda el recurrir a los hechos reales de la vida de la Iglesia como recurso para descubrir las creencias, los principios ético-morales, litúrgicos, etc. Este fenómeno puede estar influido por el talante científico-técnico, empírico, 1. 1Cor 11, 22-26, cf. 10, 16-17.

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del hombre occidental de nuestros días con su sometimiento metodológico a lo concreto, objeto de experiencia y de experimentación. Pero lo cierto es que así se completa el conocimiento que se tenía de la historia de la Iglesia en sus distintas vertientes, tan atento antes a la sistematización preferentemente especulativa de la exposición que se olvidaba del devenir, no siempre caudaloso, de sus ingredientes, adaptado al terreno y al entorno de la realidad eclesial y social. Por otra parte, para muchos temas, al menos respecto de algunos periodos de la Iglesia, no tenemos mas fuentes que las de los hechos concretos, a veces aislados e incluso tal vez meras excepciones de una ley o praxis que no se consigna por ser mayoritaria y generalizada, quizás universal. IV. SIGLAS He aquí las de los autores y las de algunas obras anónimas por razones prácticas y en atención a los lectores no especializados. Conocido el autor, no será difícil descifrar la sigla de sus obras, sobre todo porque a continuación de su cita especifico su edición crítica (CCL, CCG, GCS, CSEL) o no crítica (PG, PL). Como es sabido, hasta el s. XVI la «i» y la «j» se escribían «i, I»; en cambio, la «u» y la «v, uve» se escribían las dos «u» si eran minúsculas y «V» si mayúsculas. Conservo este uso, que se va generalizando en nuestros días. Empleo las siglas latinas tanto de los autores como de sus obras por ser el método más generalizado, excepto en los libros de la Sagrada Escritura citados por su sigla española de uso ya ordinario. Consigno la datación de cada autor en la medida de lo posible. Así puede tenerse la visión diacrónica y sincrónica de los textos y de los diferentes aspectos estudiados. No figura la correspondencia de las siglas (usadas en español) de los distintos libros de la Sgda. Escritura por suponerlas conocidas o, en caso contrario, fácilmente descifrables. 1. Autores y documentos cristianos a) En griego ACO ApPe ARISTID

Acta Conciliorum Oecumenicorum, Walter de Gruyter, Berlin-Leipzig 1937-1995 (E. Schwartz). Apocalipsis de Pedro, s. III. Arístides, 1.ª mitad del s. II.

ALGUNAS OBSERVACIONES PREVIAS

ATHAN ATHENAG CA CLEM 1 Clem CLEM. ALEX DA Did CYRIL EPIPH EVS GREG. NAZ GREG. NYS Hch. Pe Hch Pe 12 Ap. HERMAS HIPP IGN IREN IOAN. CHRYS IOAN. DAMASC IVSTIN MANSI, J.D. MAX. TVR METH ORIG PAVL. NOL POLYC Ps-BARNAB Ps-CLEM Ps.DION SEA SOCRAT SOE SOPHRON

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San Atanasio, 295-373. Atenágoras, s. II. Constituciones apostólicas, año 380 d.C. San Clemente, obispo de Roma, última década del s. I. Primera carta de S. Clemente Romano a los cristianos de Corinto, última década del I. Clemente de Alejandría (150-215). Didascalia Apostolorum, «Enseñanza de los Apóstoles» (primeros decenios del s. III). Didaqué (no «Didaché» ni «Didajé»), entre los años 70-90. San Cirilo de Alejandría, s. V. San Epifanio, 315-403. Eusebio de Cesarea, 265-339/340. San Gregorio Nacianceno, 329-390. San Gregorio de Nisa, 331/335-394. Hechos de Pedro, s. II. Hechos de Pedro y de los Doce Apóstoles, II-III. Pastor Hermas, s. II. San Hipólito, s. II-III (muerto mártir en el 236). San Ignacio de Antioquía, muerto mártir en torno al año 110. San Ireneo de Lyon, 2.ª mitad del s. II. San Juan Crisóstomo, 354-407. San Juan Damasceno, 675-749. San Justino, muerto mártir en el 165. Sacrorum Conciliorum nova et amplissima collectio, «Colección nueva y muy extensa de los sagrados Concilios», Florencia 1759-1827. San Máximo de Turín, s. IV-V. San Metodio, s. III. Orígenes, 185-253. San Paulino de Nola, 353-431. San Policarpo, s. I-II (muerto mártir en el a. 156 con más de 80 años de edad). Pseudo.-Bernabé, s. II. Obras atribuidas equivocadamente a S. Clemente Romano, pero escritas en el s. III. Pseudo-Dionisio Areopagita, s. V-VI Statuta Ecclesiae Antiqua, s. V. Sócrates, historiador, s. IV-V. De Septem Ordinibus Ecclesiae, s. VI-VII. Sofronio, s. VI-VII.

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SYNES. CYREN TATIAN THEODOR THEOPH. ANT TA

Sinesio de Cirene, s. IV-V. Taciano de Siria, s. II. Teodoreto, s. IV-V. San Teófilo de Antioquia, s. II. Tradición apostólica, en torno al a. 215, pero probablemente recoge la tradición litúrgica del s. II en Roma. Testamentum Domini, «El Testamento del Señor...», s. II según algunos, s. V según la mayoría.

TD

b) En latín Centesima AMBR AMBROSIASTER AVGVST CYPR GELAS GREG. MAGN HIERON ISID LACT LEO MAGN MINVC. FELIX OPT. MILEV PONT PRIMAS PRVD Ps-CLEM

RVFIN TERT

De centesima, sexagesima, tricesima, «Sobre el ciento, el sesenta y el treinta por uno» (s. II, quizás del III). San Ambrosio, 337/339-397. Nombre convencional del Ps-Ambrosio, s. IV. San Agustín, 354-430. San Cipriano, 200/210-258. Gelasio I, Papa (492-496). San Gregorio Magno, Papa (590-604). San Jerónimo, 347-419. San Isidoro de Sevilla, 560-636. Lactancio, s. III-IV. San León Magno, Papa 440-461. Minucio Félix, s. II. Optato de Milevi, s. IV. Poncio, diácono y biógrafo de san Cipriano, s. III. Primasio, s. V-VI. Prudencio, s. IV-V. Obras atribuidas equivocadamente a san Clemente Romano, pero escritas en el s. III. Se conservan íntegras en su traducción latina, fragmentariamente en el original griego. Rufino, 345-410. Tertuliano, 155-22.

2. Autores no cristianos a) En griego AEL. ARIST AELIAN

Elio Arístides, 129-189 d.C. Eliano, sofista, s. II-III d.C.

ALGUNAS OBSERVACIONES PREVIAS

AESCHN ALEX. APHRODISIAS APVL ARISTT CIG DEMOSTH DICEARC CORNVT DIOD. SICVL DIOG. LAERT DION CASIO DION. HAL EVR EVTROP FL. IOS GALEN HRDT HEROND LIBANIVS LVCIAN LYCVRG MVSON MEN P. Cair. Zen P. Giss P. Oxy P. Par PAVS PHIL PLAT PLOT PLVT POL PORPHYR Ps-DEMOSTH SIG SOLO

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Esquines, S. IV a.C. Alejandro de Afrodisiade, s. II-III d.C. Apuleyo, s. II d.C. Aristóteles, 384-322 a.C. Corpus Inscriptionum Graecarum (Berlin, 1928s.). Demóstenes, 384/383-322 a.C. Dicearco de Mesenia, s. IV a.C. Cornuto, s. I d.C. Diodoro Sículo o de Sicilia, s. I a.C. Diógenes Laercio, s. II d.C. Dión Casio, s. II-III d.C. Dionisio de Halicarnaso, s. I a.C.-I d.C. Eurípides, s. V a.C. Eutropio, s. IV d.C. Flavio Josefo, s. I d.C. Galeno, s. II d.C. Heródoto, s. V a.C. Herondas, s. III a.C. Libanio, s. IV d.C. Luciano, 125-192 d.C. Licurgo, s. IX a.C. Musonio, s. I d.C. Menandro, s. IV-III a.C. EDGAR, C.C., Zenon Papyri, I-IV, El Cairo 1925/1940 (Hildesheim 1971). EGER, O.-KORNEMAN, E.-MEYER, P., Griechische Papyri in Museum... zu Giessen, Leipzig 19101912 (Milano 1973). GRENFELL-HUNT, J.M., The Oxyrhynchos Papyri, I-IV, Londres 1898-1920. PRESLE, B. DE, Notices et extraits des manusrits grecs de la Bibliotheque imperial, 18, Paris 1865-1866. Pausanias, s. II d.C. Filón de Alejandría, s. I a.C.-I d.C. Platón, 420-348 a.C. Plotino, 203/204-269/270 d.C. Plutarco, s. I-II d.C. Polibio, s. III-II a.C. Porfirio, 232/233-304 d.C. Obras atribuidas equivocadamente a Demóstenes (s. IV a.C.). DITTENBERGER, W., Sylloge Inscriptionum Graecarum, I-IV Olms, Hildesheim 1960. Solón, 640/638-559 a.C.

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STRAB THEOCR THVC XENOPH ZOSIM

Estrabón, 64/63 a.C.-25 d.C. Teócrito, s. IV a.C. Tucídides, s. V a.C. Jenofonte, 435-355 a.C. Zósimo, s. V d.C.

b) En latín AMM. MARC APPIAN APVL CASIOD CICER CATVL CIL CodTheod Digest FESTVS

Hist. august HORAT IVVEN LIV MACROB MART NEV OVID PERS PLAVT PLIN. MAIOR PLIN. IVVEN PROPERC SALVST SENEC SENEC. RETH

Amiano Marcelino, s. IV d.C. Apiano (s. I-II d.C.) Apuleyo, s. II d.C. Casiodoro, s. VI d.C. Marco Tulio Cicerón, 106-43 a.C. Catulo, 187 a.C.-54 d.C. Corpus Inscriptionum Latinarum, Berlin 1862s. Codex Theodosianus, «Código de Teodosio» (a. 430), pero es una colección de constituciones, etc., imperiales desde Constantino hasta Teodosio II. Digesta (533, Justiniano). Sexto Pompeyo Festo, posterior al s. III d.C., pero su obra De significatione uerborum... es un compendio de la escrita por Marco Valerio Flaco con el mismo título en tiempo de Octavio Augusto (s. I a.C.-I d.C.). Biografía de varios emperadores romanos, escritas por seis autores en tiempo de Domiciano (81-96 d.C.) y de Constantino (306-337) Horacio, 65-8 a.C. Décimo Junio Juvenal, s. I-II d.C. Tito Livio, 65 a.C.-17 d.C. Macrobio s. III-IV d.C.), convertido al cristianismo en edad avanzada. Marco Valerio Marcial, 40-104 d.C. Nevio, s. III a.C. P. Ovidio Nasón, 43 a.C.-18 d.C. Aulo Persio Flaco, 34-62 d.C. T. Macio Plauto, 254-184 a. C C. Plinio Secundo, el Mayor-Viejo, s. I d.C. Plinio el Joven, 62/63-110/114 d.C. Propercio, s. I a.C. Salustio, 86-36/35 a.C. Lucio Aneo Séneca, 4-65 d.C. Marco Aneo Seneca, el Retórico (nacido el a. 54 a.C.), padre de L. A. Séneca.

ALGUNAS OBSERVACIONES PREVIAS

SERV SVET SYMMACH TAC VAL. MAX VARR VERG

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Servio, s. IV d.C. C. Suetonio Tranquilo, 75-160 d.C. Símaco, s. IV d.C. C. Cornelio Tácito, 55-130 d.C. Valerio Máximo, s. I d.C. M. Terencio Varrón, 115-16 a.C. P. Virgilio Marón, 70-19 a.C.

3. Colecciones patrísticas CCG CCL CSCO CSEL FP Funk Funk-Diekamp GCS JThSt PG PL PLS PO SC

Corpus Christianorum. Series graeca (Brepols, Tournhut 1954s.). Corpus Christianorum. Series latina (Brepols, Tournhut 1954s.). Corpus Scriptorum Chistianorum Orientalium (Peeters, Lovaina 1910s.). Corpus Scriptorum Ecclesiasticorum Latinorum (F. Tempsky, Praga-Viena 1866s.). Fuentes Patrísticas (Ciudad Nueva, Madrid, edición crítica, bilingüe). FUNK, F.X., Didascalia et Constitutiones apostolorum (F. Schöningh, Paderborn 1905). FUNK, F.X.-DIEKAMP, F., Patres Apostolici, II (H. Laupp, Tübingen 1913). Die griechischen christlichen Schrifteller der ersten Jahrhunderte (Akademie-Verlag, LeipzigBerlin 1897s.). The Journal of Theological Studies (Oxford 1900s.). MIGNE, J.P, Patrologiae cursus completus. Series graeca (Paris 1857s.). MIGNE, J.P., Patrologiae cursus completus. Series latina (Paris 1844s.) MIGNE, J.P.-HAMMAN, A.G., Patrologia latina. Supplementum (Garnier Frères, Paris 1958s.). GRAFFIN, R.-NAU, F., Patrologia orientalis (Brepols, Tournhut 1993). Sources Chrétiennes (Du Cerf, Paris 1968s.).

Advertencia: En mis artículos y libros citados en la primera nota de cada capítulo puede verse una exposición más amplia de cada trabajo y de sus distintos puntos y afirmaciones, así como una documentación (citas de textos cristianos y no cristianos) más completa.

CAPÍTULO II LAS LAICAS Y LOS LAICOS1

I. «LAICO/LAICA», UNAS PALABRAS, O SEA, UN SIGNO COMPUESTO DE SIGNIFICANTE Y DE SIGNIFICADO

No hace falta ser discípulo de Saussure ni de su escuela para caer en la cuenta de que la palabra, elemento esencial del lenguaje, es un signo y que, por lo mismo, consta de significante y de significado. 1. El «nacimiento» de los términos «laica/laico» «Laico» y «laica» son la forma masculina y femenina del mismo adjetivo. A juzgar por los documentos conocidos, su partida de nacimiento en griego (laïkós, laïké) data del s. III a.C. Significa «el, la o lo (neutro)» perteneciente al laós = «pueblo» o relacionado con él. En los escritos cristianos conocidos nace en la carta de Clemente Romano a los cristianos de Corinto en la última década del s. I. Pero explícitamente se refiere al «hombre laïkós» que está «ligado por las prescripciones laicas», o sea, profanas, civiles, en el AT en con-

1. Tomado de M. GUERRA, Las laicas y los laicos en los primeros siglos de la Iglesia. Una realidad cuestionada, «Burgense» 42 (2001) 217-254; El laicado masculino y femenino en los primeros siglos de la Iglesia, EUNSA, Pamplona 1987; Los nombres del Papa. Estudio filológico-teológico de algunos..., Facultad de Teología, Burgos 1982, 454-461; La traducción de los textos litúrgicos. Algunas consideraciones filológico-teológicas, Seminario Diocesano, Toledo 1990, 21-68s.; Un misterio de amor. Solteros, ¿por qué?, EUNSA, Pamplona 2002 (los laicos y laicas célibes en medio del mundo por compromiso de amor con Cristo en los primeros siglos de la Iglesia).

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MANUEL GUERRA GÓMEZ

traste con el «sumo sacerdote, los sacerdotes y los levitas» (1 Clem 40, 5), si bien el contexto atribuye una estructuración igual al cristianismo. Se abre luego un paréntesis de casi un siglo, tras el cual reaparece este término en Clemente de Alejandría (nacido en torno al año 150) en griego y en Tertuliano (nacido el 155) en latín: laicus, laica, laicum. 2. La importancia del significante o la actualidad de la teoría «cratílica» Cuando hablamos en la lengua materna, se nos presentan tan unidos el significante y el significado en cada palabra que parece como si no se diferenciaran. En cambio, si alguien desconocedor del alemán oye Haus, capta el significante, pero se ve forzado a preguntar por su significado. Cuando se le responde: «casa», ha unido el significante y el significado de la misma palabra. En el diálogo homónimo de Platón (385a-428b) Crátilo sostiene que las palabras son exactas «por naturaleza», no resultado de un «pacto» o «consenso», de una «convención social» como afirma Hermógenes (428b-440c), otro de los protagonistas. Sócrates no da la razón ni al uno ni al otro. Crátilo afirma la identidad, no mera unión, entre significante y significado. De ahí que la ausencia de éste suponga la de aquel, o sea, la de la realidad nombrada —en este caso— más tarde por los términos «laico, laica» o sus correspondientes griegos y latinos. Pero Crátilo no tenía razón. Por eso se la niega Sócrates. Pues una cosa es la realidad y el significado, otra su nombre o designación —el significante—. Sólo en las palabras onomatopéyicas o imitativas el significante es hasta cierto punto como un eco de lo significado, sugiere acústicamente el objeto o la acción que significan. Aunque extrañe, la teoría cratílica se está poniendo de moda en nuestros días precisamente en torno a las verdades y realidades cristianas de los primeros siglos de la Iglesia. Un ejemplo. Una de las razones aducidas por los testigos de Jehová para negar la creencia en la Ssma. Trinidad en los primeros siglos cristianos es la aparición de la palabra «Trinidad» en torno al año 200 (san Teófilo de Antioquía en griego: Triás, Triádos < «triada», Tertuliano en latín: Trinitas, Trinitatis