Revista Experticia Militar 1

EXPERTICIA militar NÚMERO 1 - MARZO - JUNIO 2017 TRANSFORMACIÓN DEL EJÉRCITO GARANTÍA DE FUTURO INSTITUCIONAL INTEGRAC

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EXPERTICIA militar NÚMERO 1 - MARZO - JUNIO 2017

TRANSFORMACIÓN DEL EJÉRCITO

GARANTÍA DE FUTURO INSTITUCIONAL INTEGRACIÓN DEL DERECHO EN LA

DOCTRINA MILITAR

OPERACIONES CONJUNTAS:

OPERACIÓN LIBERTAD PARA IRAK Y SU COMPARACIÓN CON LA ESTRATEGIA MILITAR CONJUNTA EN COLOMBIA EL LEGADO REFLEXIVO DE

CARL VON CLAUSEWITZ COMPONENTE DOCTRINAL POLÍTICO-ESTRATÉGICO PARA

DAMASCO

DOCTRINA Y TRANSFORMACIÓN PARA UN

EJÉRCITO MODERNO CONTEXTO Y EVOLUCIÓN DEL

CONCEPTO OPERACIONAL Y DOCTRINAL

REVISTA PROFESIONAL DEL EJÉRCITO NACIONAL DE COLOMBIA

1 DILEA Dirección de Lecciones Aprendidas

2 DIPOE Dirección Producción Doctrina, Organización y Equipamiento

3 DESTA Dirección Estándares de Preparación

DIGED

DISDI

Dirección de Gestión, Estandarización y Difusión de Doctrina

5

Dirección de Términos, Símbolos, Distintivos y Heráldica

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CONTENIDO Pág. 7 Pág. 12 Pág. 20 Pág. 25 Pág. 29 Pág. 32

La conjuntez en el suroriente del país Mayor General Nicacio de Jesús Martínez Espinel, Director Escuela Superior de Guerra, Colombia.

Transformación del Ejército: garantía de futuro institucional Brigadier General (RA) William Fernando Pérez Laiseca, Jefe Equipo Asesor Comando Ejército Nacional de Colombia.

El diseño, herramienta de planeamiento en ambientes complejos Coronel Juan Carlos Correa Consuegra, Alumno Curso Altos Estudios Militares, Colombia.

Integración del Derecho en la doctrina militar Dr. Christoph Harnisch, Jefe de la Delegación del Comité Internacional de la Cruz Roja en Colombia.

Nuestros pensamientos en el camino hacia Damasco Teniente Coronel (RA) James F. Benn, Subdirector de la Dirección de Doctrina del Centro de Armas Combinadas (CAAD) del Ejército de EE. UU y Teniente Coronel (RA) Carlos L. Soto, Terminólogo y Simbólogo del Ejército de EE. UU. y delegado ante la OTAN.

Operaciones conjuntas: operación Libertad para Irak y su comparación con la estrategia militar conjunta en Colombia Coronel Pedro Javier Rojas Guevara, Director del Centro de Doctrina del Ejército Nacional de Colombia.

Pág. 41

El legado reflexivo de Carl von Clausewitz componente doctrinal político-estratégico para Damasco Dr. Philippe Dufort, PhD, Profesor Universidad Saint Paul, Ottawa, Canadá.

Pág. 46

Doctrina acorazada en el ejército de Chile

Coronel Fernando Farias, Asesor Ejército de Chile Comando de Transformación Ejército del Futuro (COTEF).

Pág. 55

Las operaciones terrestres unificadas y el interés nacional

Pág. 58

Doctrina y transformación para un Ejército moderno

Pág. 62

Contexto y evolución del concepto operacional y doctrinal

Dr. Édgar Espíndola Niño, Magíster, candidato a PhD Derecho, exsenador de la República de Colombia.

Dr. Henry Cancelado, Magíster, Asesor Agencia Nacional de Inteligencia, Colombia.

Mayor Omar Leonardo Gómez Parrado, Oficial Planeación Centro de Doctrina del Ejército Nacional de Colombia

Director general General alberto José MeJía Ferrero Comandante Ejército Nacional de Colombia Comité asesor Mayor General ricardo GóMez nieto Segundo Comandante Ejército Nacional Mayor General leonardo Pinto Morales Jefe de Estado Mayor Generador de Fuerza Mayor General adelMo orlando FaJardo Hernández Comandante de Educación y Doctrina del Ejército Editor coronel Pedro Javier roJas Guevara Director Centro de Doctrina del Ejército Comité editorial coronel Waldo Franco ruíz Director de Producción Doctrina, Organización y Equipamiento - DIPOE teniente coronel dubán salinas Pineda Director de Lecciones Aprendidas - DILEA teniente coronel leonardo M. bastos Director de Gestión, Estandarización y Difusión de Doctrina - DIGED Mayor elio roMán torres ortíz Director de Estándares de Preparación - DESTA Mayor luis Fernando barco Director de Términos, Símbolos, Distintivos y Heráldica - DISDI Mayor leonardo GóMez Parrado Oficial Planeación CEDOE Corrección de estilo Equipo editorial del CEDOE Diseño, diagramación y conceptualización Equipo Diseño CEDOE Periodistas Mariauxy roJas Fabián Gutiérrez Asesora en comunicaciones y jurídica luz MartHa Melo rodriGues Fotografía Archivo fotográfico CEDOE Impresión iMPrenta del eJército nacional Derechos reservados. Experticia Militar, Revista Profesional del Ejército Nacional de Colombia es una publicación del Centro de Doctrina del Ejército, que circula tres veces al año y difunde información relacionada con las Ciencias Militares de interés nacional e internacional. Las opiniones expresadas en ella por autores militares y civiles son de su exclusiva responsabilidad y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Institución.

EDITORIAL

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l Ejército Nacional de Colombia desde el año 2011 inició un proceso de transformación institucional ambicioso, responsable y serio, el cual incluyó la revisión, actualización y jerarquización de la doctrina como eje fundamental, con miras al cumplimiento de las exigencias de los entornos nacional, regional, hemisférico y global, lo que permite visibilizar a los integrantes de la Fuerza Terrestre de la Nación, en el ámbito internacional sobre la base del conocimiento sólido de las ciencias militares. Dentro de este empeño, el señor General Alberto José Mejía Ferrero, Comandante de la Fuerza, ordenó al Comando de Educación y Doctrina la revisión juiciosa, real y planeada de todos los documentos que se constituyen como la hoja de ruta para el efectivo actuar operacional de los hombres de la institución, a través del Centro de Doctrina del Ejército, unidad activada en febrero de 2016, mediante un salto conceptual en el pensamiento militar del ejército colombiano: Damasco. La doctrina Damasco, representa un cambio de paradigma en la manera como el Ejército produce y gestiona la doctrina. Además, la reorienta hacia una estructura jerarquizada y permite su difusión por aplicaciones digitales y recursos

cibernéticos diseñados para revolucionar la forma de satisfacer las necesidades de aprendizaje requeridas para sostener una Fuerza dinámica y expectante a los requerimientos de seguridad y defensa que demanda el pueblo colombiano. Por ello, presentamos hoy con orgullo y satisfacción la primera Revista Profesional del Ejército Nacional de Colombia: Experticia Militar, publicación especializada dirigida a líderes militares y civiles del sector Defensa, producida por el CEDOE e inspirada en nuestra renovada doctrina Damasco, que a través de sus artículos de carácter académico militar, busca motivar a todos los integrantes de la Fuerza a escribir textos en el amplio espectro de las ciencias militares. El Ejército Multimisión necesitaba una revista alineada a los retos y desafíos en este complejo ambiente operacional, por ello damos la bienvenida a Experticia Militar, que junto a nuestra renovada doctrina Damasco, permitirá articular y unificar nuestro concepto operacional, proveer herramientas adaptables a las necesidades de cada soldado y cimentar en la mente de nuestros hombres, productos doctrinales adecuados para los requerimientos de aprendizaje de nuestras tropas. Por generaciones, nuestra Fuerza ha operado a la velocidad de la guerra, ahora tendremos Experticia Militar, la revista profesional del Ejército Nacional de Colombia, para expresar el pensamiento militar colombiano, siempre bajo los postulados de Patria Honor Lealtad, con absoluta Fe en la Causa y sobre todo, de la mano de Dios en todas nuestras actuaciones!

Coronel Pedro Javier Rojas Guevara

Director del Centro de Doctrina del Ejército - CEDOE

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DOCTRINA DAMASCO EN EL ADN DEL EJÉRCITO NACIONAL GENERAL ALBERTO JOSÉ MEJÍA FERRERO COMANDANTE DEL EJÉRCITO NACIONAL DE COLOMBIA

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a Doctrina Damasco es la columna vertebral de la transformación hacia el Ejército del futuro y en nuestra visión un Ejército Multimisión porque necesariamente tiene que enfrentar múltiples retos mediante múltiples portafolios de actuación militar. Esto quiere decir que los nuevos retos son para cualquier ejército y, aunque difíciles de dilucidar con suficiente anticipación, seguirán siendo combinaciones de ataques o amenazas convencionales, irregulares o asimétricas, ataques incluso con armas de guerra química, biológicas y bacteriológica, y ataques que se van a producir siempre en medio de la población civil; que todos combinados son de cuarta generación o híbridos para lo que se debe actuar de manera diferencial con la gama de capacidades actuales.

ellas nos exigen entender qué capacidades podemos emplear con acción decisiva u operaciones terrestres unificadas según las necesidades. La Transformación va de la mano de la nueva Doctrina Damasco, que no es fácil de producir y resulta compleja, pero lo estamos haciendo de tal manera que vamos, paso a paso. Primero con unas bases sólidas en la doctrina fundamental donde están los principios y fundamentos de todo este Ejército del futuro. Segundo sobre esa base encontramos la doctrina de referencia que afirma y reafirma lo que estamos

Entonces, el Plan de Transformación nos insta a crear organizaciones y capacidades para enfrentar múltiples desafíos, pero también nos advierte que no basta con la organización o el equipo, nos indica que se necesita de una doctrina guía, que es su carta de navegación. Por ejemplo, tenemos que aplicar la doctrina de estabilidad y la doctrina de apoyo a la autoridad civil,

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haciendo y nuestra visión en cada campo. Tercero, nuestros Manuales de Campaña que nos permiten conducir una División, una Brigada, un Batallón, una Compañía, la Brigada de Infantería, la Brigada de Armas Combinadas, etcétera y, por último, encima de todo eso estarán los manuales de técnicas del Ejército, técnicas en todos los campos del saber militar lo que se constituye como una construcción total. Son cientos de manuales que guían el actuar militar, soportados en las últimas tecnologías, pero entendiendo que ese Ejército del futuro ni es un Ejército simplemente convencional, ni es un Ejército sólo irregular, como lo tenemos hoy, ni es una Fuerza sólo antiterrorista sino que por el contrario es un Ejército que en su ADN tiene múltiples capacidades.

PEDAGOGÍA DE LA DOCTRINA DAMASCO Planificar y construir la Doctrina Damasco es un reto extraordinario y dentro de su ciclo de producción, el proceso de pedagogía es un reto mayúsculo. El Ejército tiene que pensar y luchar para que estos manuales hagan parte del pensamiento de todos sus integrantes, pero ¿cómo hacer que Damasco esté en el ADN del Ejército Nacional? Pues bien, aquí se requiere todo un cambio cultural. En primera medida, la Doctrina Damasco impacta de manera diferencial a todos los niveles de la organización, es decir, una cosa es el impacto en los oficiales, otra en los suboficiales y otra en los cuerpos de tropa. Bajo ese entendido, es claro que en el liderazgo institucional, la parte de arriba de todos los conductores en el nivel táctico operacional

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y estratégico, tiene que tener absolutamente clara la Doctrina Fundamental, los Manuales de Referencia y los Manuales de Campaña. Es esa construcción doctrinal en su mente, en su forma de planear y conducir operaciones militares la que permitirá proyectar el Ejército hacia el futuro; entre tanto nuestros suboficiales y los cuerpos de tropa están más inmersos en lo que tiene que ver con los manuales de técnicas del Ejército Nacional, porque estos manuales de técnicas son realmente el nivel táctico, el cómo se hace cada trabajo. Por ejemplo, está el manual de patrullaje; la nueva doctrina no pretende cambiarlo y transformarlo en su totalidad, pero los cambios serán muy pequeños, por decir algo, el avance vigilado, el avance por saltos vigilados, las formaciones de la escuadra o del pelotón no van a sufrir cambios trascendentales, de tal forma que esto nos da una gran ventaja y nos permite que en el nivel táctico sigamos entrenando. Por ello es absolutamente fundamental que en los niveles más altos de la organización realmente leamos, comprendamos e interioricemos la Doctrina Damasco. Ahora bien, las instrucciones que se han emitido desde el Comando del Ejército tienen que ver primero con hacer manuales escritos como los que estamos entregando; segundo tener estos manuales con acceso digital a tra-

vés de Apps, de memorias electrónicas y dispositivos móviles que motiven a que todo los integrantes de la Fuerza tengan la Doctrina; tercero realizar un esfuerzo extraordinario para tener, por primera vez en la historia, la doctrina militar en formato de audio libro. Mi sueño es que un grupo de oficiales y suboficiales, quienes van a una misión hacia el Fuerte Militar de Tolemaida o al puesto de mando de su Brigada en Ibagué, en Cali, en Medellín o en cualquier lugar del país, tengan la posibilidad de escuchar la Doctrina Damasco durante el viaje, de tal forma que en el trayecto de ida y regreso este grupo de cuadros puedan interiorizar los manuales. La cuarta instrucción obedece a la certificación mediante procesos a distancia que permiten presentar los exámenes por internet y allí, con los libros en la mano, la persona va interactuando entre videos, audios y escritos y lograr su certificación. Por ejemplo del Manual Fundamental 1.0, El Ejército, la persona hace clic y a partir de ese momento inicia el examen donde tiene varias oportunidades para presentarlo y aprobarlo, al final obtendrá su certificación y de la misma forma, los comandantes en todos los niveles puedan certificar a su Estado Mayor en la Doctrina Damasco. Es preciso decir que la parte superior de la pirámide, que corresponde a nuestros suboficiales, es absolutamente trascendental en la visión de transformación. No puede existir un Ejército sin los sargentos mayores de comando, los sargentos mayores, segundos, viceprimeros y primeros -antorchas de inspiración para los cabos primeros, segundos y terceros-, de tal forma que esta parte superior de la pirámide también deben interiorizar los Manuales Fundamentales, los Manuales de Referencia y los Manuales de Campaña porque eso les permite tener la comprensión total del nivel táctico.

y Reentrenamiento, BITER, y en esa apuesta de futuro que es la construcción de los Centros de Excelencia de Entrenamiento. Actualmente se está pensando en el Centro de Excelencia de Movilidad y Maniobra en el Magdalena Medio de tal forma que el entrenamiento tendrá más driles de combate, más ejercicios de doble acción en el Ejército, más y mejores procesos de certificación mediante el entrenamiento diferencial. Asimismo, ya está aprobado el Plan de Simulación del Ejército por fases hasta el año 2030 con el apoyo del Ejército de los Estados Unidos para tener tres centros de simulación del Ejército, Damasco. El primero de ellos es un Centro de Entrenamiento de Líderes y Juegos de Guerra en Bogotá; el segundo es el Centro de Simulación de Armas Ligeras en Tolemaida donde vamos a entrenar en simulación todas las armas del Ejército y, el tercero el Centro de Simulación de Armas Combinadas en La Guajira el cual contará con los primeros simuladores de los vehículos LAV o Stryker que son, en este momento, los elementos más modernos de nuestro arsenal. Finalmente, la pedagogía, la educación, el esfuerzo de inyectarnos Damasco en el ADN es un antídoto contra todo, contra los enemigos de la Patria, pero por supuesto, es un antídoto contra un Ejército que se olvida de prácticas de indisciplina, prácticas que no están enmarcadas dentro de la modernidad de la Institución, que realmente se proyecta al futuro como una Fuerza no solamente Multimisión, sino como la Fuerza más potente de nuestra Nación.

Para nuestros soldados Damasco impacta en su entrenamiento, directamente en los Batallones de Instrucción Táctica, Entrenamiento

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LA ACADEMIA Y DAMASCO DR. JOSÉ MANUEL RESTREPO ABONDANO - RECTOR UNIVERSIDAD DEL ROSARIO ¿Qué rol jugó la academia en la renovación de la Doctrina del Ejército?

¿En qué beneficia la nueva Doctrina del Ejército a la población civil?

La Universidad del Rosario, afín a su tradición histórica y a su rol como centro de formación de grandes líderes y profesionales, es consciente de la importancia de aportar al país, desde la perspectiva académica, elementos para la discusión de grandes temas de impacto nacional, haciéndose partícipe así de debates que involucran a todos los sectores de la sociedad. Ejemplo de ello, son los escenarios de reflexión que se han abierto en la Universidad, tales como los foros y debates sobre el Proceso de Paz entre el Gobierno Nacional y las Farc, sobre el Estado de la Nación colombiana, y especialmente, sobre la transformación del Ejército Nacional.

Las dinámicas sociales, económicas, políticas y de seguridad del país han cambiado ostensiblemente, estas nuevas realidades y coyunturas impulsan cambios y modificaciones en las distintas estructuras institucionales. El cambio de Doctrina del Ejército es un ejemplo de esto.

Dada la especial coyuntura política y social que vivía nuestro país con ocasión de los avances del proceso de paz en La Habana, la Universidad del Rosario en asocio con el periódico El Tiempo y la Fundación Hanns Seidel, diseñaron el foro “Ejército del Futuro: entre transformación y doctrina para construir la paz”, evento que tenía como propósito recibir los aportes y contribuciones de diferentes sectores de la sociedad, respecto de todo aquello que consideraban indispensable analizar con relación a la transformación y doctrina que debía implementar el Ejército Nacional en aras de construir y consolidar la paz. Los panelistas enriquecieron la discusión desde distintas perspectivas académicas, políticas y estratégicas, aportando a la construcción de un conocimiento más amplio y profundo sobre la transformación y nueva doctrina del Ejército Nacional de Colombia. Fue un debate de alto impacto gracias a las destacadas personalidades que participaron, al igual que al gran número de asistentes. Adicionalmente, el resultado de interacción en redes sociales y el público asistente fue sobresaliente. El debate entre los académicos y miembros del Ejército en torno a la propuesta de la nueva Doctrina tuvo una incidencia importante en los distintos medios locales y nacionales, constituyéndose así, como un referente académico nacional e internacional. De igual manera, la academia asistió al Ejército Nacional en el diseño de la doctrina, enmarcado en la formulación de los principios, tácticas, técnicas y procedimientos a implementar. La asesoría de las instituciones académicas fue constante y permanente, dado el carácter y enfoque interdisciplinario que se le dio al Plan Damasco 1.0. Finalmente, quiero resaltar el panel de la Universidad del Rosario en la contribución, asesoría y acompañamiento al Ejército Nacional de Colombia en estos procesos de transformación de suma importancia para el presente y futuro del país.

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En la Doctrina Damasco se establecen las tácticas, técnicas, procedimientos y términos y símbolos del Ejército Nacional. Igualmente, se delimita la implementación de ésta en la estructura militar interna, y su interacción con la población civil. Ahora bien, los beneficios que se presentan con la nueva doctrina para la sociedad civil son diversos, me permito resaltar los siguientes: El Ejército Nacional seguirá garantizando la seguridad de las fronteras e integridad territorial, la protección de la población civil seguirá siendo el estandarte y razón de ser del Ejército de Colombia. Con las nuevas circunstancias del país, el Ejército tendrá mayor cercanía con la población y su actividad se desarrollará desde una perspectiva más social e integral. Esto reflejado en la posibilidad de satisfacer necesidades básicas de la población, por ejemplo, con la construcción de infraestructura social, económica y física. Este Ejército “Constructor” podrá suplir falencias y vacíos institucionales y estatales a lo largo y ancho del territorio nacional. ¿Cómo vincular la academia en la realización de los postulados de la nueva Doctrina del Ejército, teniendo en cuenta las circunstancias del entorno político estratégico actual? La academia juega un papel fundamental en la socialización e implementación de la nueva doctrina del Ejército, desde diversos escenarios académicos se pueden y deben promover espacios de reflexión y discusión. La pedagogía con los distintos sectores de la sociedad es indispensable para garantizar el éxito en el proceso de implementación de la Doctrina Damasco. Adicionalmente, resulta pertinente realizar convenios entre las fuerzas militares y las instituciones académicas, con el propósito de generar espacios pedagógicos de socialización, asesoría y capacitación en el marco de las nuevas funciones y estrategias del Ejército Nacional. Las Universidades e instituciones académicas deben abrir espacios para que la comunidad en general conozca la importancia, contenido e implicaciones de la Doctrina Damasco. Por tal motivo, es vital consolidar a las universidades como centros de confluencia, donde el ejército pueda interactuar con la comunidad académica alrededor de la doctrina. Los estudiantes colombianos y la población en general deben informarse y conocer la nueva Doctrina del Ejército Nacional. El éxito de ésta dependerá de la reciprocidad en el cumplimiento y entendimiento de sus postulados en los diferentes sectores de la sociedad, entre ellos, la academia.

LA CONJUNTEZ EN EL SURORIENTE DEL PAÍS Fuente: Fuerza de Tarea Omega

Experiencias de la Fuerza de Tarea Conjunta Omega en el desarrollo de operaciones de estabilidad y apoyo de la defensa a la autoridad civil MAYOR GENERAL NICACIO DE JESÚS MARTÍNEZ ESPINEL Director de la Escuela Superior de Guerra. Fue comandante de la Fuerza de Tarea Conjunta Omega, entre el 2015 y el 2016, y Jefe de Educación y Doctrina del Ejército en el 2015. Es magíster en Seguridad y Defensa Nacional de la Escuela Superior de Guerra, profesional en Ciencias Militares de la Escuela Militar de Cadetes “General José María Córdova”, administrador de empresas de la Universidad Cooperativa de Colombia, especialista en Seguridad y Defensa del Centro de Educación Militar y especialista en Gerencia de Recursos Humanos de la Universidad Sergio Arboleda.

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l Estado, como creación de un régimen común, producto de la suma de voluntades o de determinaciones individuales, hace de la ficción una realidad que configura un espacio de consentimiento de quienes habitan un lugar determinado. La realidad más tangible de la sociedad actual occidental y colombiana es la Constitución Política, que como carta magna reúne los intereses generales y consagra los deberes de lo público y de lo privado. Que esta sea producto de batallas1 y luchas sociales la hace más legítima, para enfrentar los problemas actuales, más aún, cuando se está inmerso en un conflicto armado de tipo subversivo, pero también rentista criminal2.

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La doctrina de operaciones de estabilidad y operaciones de apoyo de la defensa a la autoridad civil es una doctrina probada en combate real. El mandato de la norma superior consagrado en su artículo 217 hace de las Fuerzas Militares el actor legítimo del Estado, no solo para la defensa de la soberanía, sino para la integridad territorial y la defensa del orden constitucional. Mantener el orden constitucional es una polisemia política que no solo se enfrenta con el poder militar, sino con la articulación armónica de todos los poderes públicos. Durante un conflicto armado interno que eleva el nivel de vulnerabilidad de la gobernanza y la gobernabilidad, el rol funcional de las Fuerzas Militares toma un papel protagónico en la búsqueda de una solución óptima para la sociedad. El mandato normativo del desempeño operacional de una fuerza militar está condicionado bajo el concepto doctrinal que rija para el momento, dicho concepto es variable conforme las tendencias universales de doctrina. Colombia no es ajena a ello. Desde su constitución como nación implementó el modelo de la doctrina napoleónica; luego se impuso la doctrina prusiana producto de la reforma militar de 1907 y, a mediados del siglo XX, se estimuló por la doctrina de seguridad nacional como resultado de la bipolaridad mundial de la Guerra Fría. La doctrina militar colombiana junto con las experiencias vividas de conflic-

1 Hernando Valencia Villa hace una crítica al constitucionalismo colombiano, donde determina que muchas de nuestras cartas políticas −entiéndase constituciones políticas− son productos de batallas vencidas, que ninguna es el contrato social ideal de Rousseau, sino que nuestro contrato social está enmarcado en luchas, guerras civiles y políticas, que solo buscan imponer su teoría política bajo las premisas del vencedor (1987). 2 Se le denomina rentista criminal, dado que no solo existen grupos que desean subvertir el orden constitucional y legal establecido, sino que hay intereses particulares que se enmarcan en el capital producto de los actos criminales como el narcotráfico, la extorsión y afines. 3 Palabra propuesta por el señor Cr. Pedro Javier Rojas Guevara, Director de Doctrina del Ejército (2016).

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tos internacionales e internos, hicieron posible una adaptación particular de sus posiciones doctrinales, lo que llevó a enfrentar el conflicto armado interno bajo conceptos modernos de asistencia militar y acción decisiva. Prueba de ello es el desarrollo de la campaña militar de la Fuerza de Tarea Conjunta Omega –en adelante FUTCO−, desarrollada en el suroriente del país durante trece años, bajo el concepto de la conjuntez3 y la integralidad funcional del Estado. Que una entidad militar con el tamaño organizativo de un Ejército de tierra, río y aire confluyera junto con la administración, para integrar el territorio nacional, era un reto de interés estratégico para los primeros años del siglo XXI. La acción sinergial de las Fuerzas Militares bajo el concepto doctrinal de seguridad nacional siempre ha buscado “garantizar el desarrollo integral del hombre y de la colectividad nacional preservándolos de interferencias o perturbaciones sustanciales de cualquier origen” (1996) y que ajustadas a la avanzada doctrina de las operaciones de estabilidad y apoyo de la defensa a la autoridad civil4, han logrado un estado ideal final, contribuyendo de forma principal a la victoria militar, pero, sobre todo, a una paz estable y duradera. Las experiencias de la FUTCO en el desarrollo de operaciones de estabilidad y operaciones de apoyo de la defensa a la autoridad civil descansan en dos pilares de contribución: el poder militar y la integración de capacidades, producto de unas referencias internas y externas que determinan un factor común: el mando unificado, como insumo para el fundamento doctrinal de operaciones conjuntas.

PRECURSORES DE LA CONJUNTEZ Las operaciones conjuntas no han sido ajenas a las guerras clásicas, debido al empleo articulado de medios de transporte y armas que significaba una ventaja sobre el opositor. Son prueba de ello las guerras médicas de la era anterior: Maratón, Las Termópilas y Salamina, 4 Estos conceptos operacionales son producto de la reforma doctrinal Damasco, un ingenioso producto de proyección militar e institucional que permitirá la solidez legítima del Ejército Nacional y contribuirá al avance armónico y sincronizado de las Fuerzas Militares.

ejemplos de esas maniobras integradas de tierra y mar sobre un objetivo común. Pero la modernidad marcó la gran estación de desarrollo de la conjuntez, el inicio de la Segunda Guerra Mundial bajo una alianza de EE. UU., Gran Bretaña y Rusia mostraron la gran ventaja sobre un objetivo definido, bajo un mismo mando y empleando los medios disponibles por tierra, mar y aire. Fue tanto el éxito en esa ocasión que las palabras del presidente Eisenhower, comandante para la época del desembarco de Normandía, trascendieron en la organización militar mundial, al decir que “la forma de hacer la guerra en grupos separados de tierra, mar y aire había terminado para siempre. Si alguna vez volvemos a encontrarnos en otra guerra, lucharemos con todas las Fuerzas Armadas en un esfuerzo concentrado”. Desde ese momento, los comandos conjuntos no son una novedad para el mundo; el Ejército de los EE. UU. los implementa como modelo para el despliegue operacional y en Colombia en 1951 se crea el Comando General de las Fuerzas Militares, gravando las experiencias operacionales del conflicto peruano y la diversidad de operaciones militares en el conflicto interno, nombrando algunas de las reconocidas como Marquetalia, Colombia y Tierra de Honor; en ninguna de ellas se desecharon las capacidades aéreas, fluviales y terrestres que poseían las Fuerzas Militares para su momento y gracias a esta articulación se logró cabalmente el cumplimento de la misión constitucional.

EL PODER MILITAR El aparato militar como factor real de poder5 (Lasalle, 1862) de una sociedad es el instrumento que permite fortalecer las relaciones entre los administrados y la administración, dada la autoridad que reviste lo último sobre lo primero. Esta relación teleológica de protección y seguridad de intereses generales es necesaria para la construcción de una estabilidad comunitaria. Es por ello que conforme la naturaleza de ese lugar común, llamado territorio, se han de configurar las instituciones necesarias para tal fin. En la medida que una comunidad presente diversidad territorial, presentará una modalidad protectora.

El poder militar tiene tres variables en las vivencias de la campaña FUTCO: 1) representa el poder central, 2) es el mejor apoyo al poder local y 3) es tomado como el bastión social. En un teatro de operaciones dinámico y diferencial como son los 107.000 km2 del área de responsabilidad, el primer vestigio del poder central que hace presencia es el soldado. A eso se le atribuye el recurrente reconocimiento de responsabilidad por el conflicto, pues si el Gobierno no ha llegado a estos sitios con otras formas integrales de administración, la única autoridad de esa jerarquía institucional es el aparato militar. No es en vano que sea un actor legítimo del conflicto, su mandato constitucional lo puso en tal situación. Como apoyo local, representa el valor supremo de la seguridad; cada día los estudios de seguridad nacional avanzan más en un concepto de seguridad integral que uno meramente militar (Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional España, 2010), pero esto no es ajeno a la realidad operacional que se ha vivido en la zona de retaguardia subversiva del conflicto colombiano; la presencia de las unidades militares agilizaron la presencia de otras instituciones que coadyuvaron a la normalización de la prestación de servicios esenciales y la activación de los poderes públicos locales mediante la democracia participativa. 5 Toda vez que se ha de entender como un conjunto de personas que tiene un interés común en una determinada sociedad o comunidad, que a la vez, puede ser considerado un interés general. Esta próxima definición desde una posición constitucional es necesaria, dada la existencia permanente de la regulación constitucional sobre las Fuerzas Militares y su rol en una sociedad democrática. Aislar la institución militar del análisis del poder del Estado sería desconocer una realidad social desde el nacimiento de la República.

La acción sinergial de las Fuerzas Militares bajo el concepto doctrinal de seguridad nacional siempre ha buscado “garantizar el desarrollo integral del hombre y de la colectividad nacional preservándolos de interferencias o perturbaciones sustanciales de cualquier origen. MARZO - JUNIO 2017

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El mandato normativo del desempeño operacional de una fuerza militar está condicionado bajo el concepto doctrinal que rija para el momento, dicho concepto es variable conforme las tendencias universales de doctrina. La acción no armada del poder militar, que se conjuga como la acción integral, hace de las operaciones militares una herramienta de desarrollo económico y de infraestructura, que empleando una correcta alineación con las políticas de gobierno nacional, permite la gobernabilidad de lo local y el desplazamiento de la coerción militar a lo policial. Esta secuencia de evolución es la configuración de las condiciones óptimas para el estado final en las operaciones de estabilidad que desarrolla la fuerza militar terrestre.

INTEGRACIÓN DE CAPACIDADES La sumatoria de las capacidades de las Fuerzas Militares es la fórmula de la conjuntez; para ello existen dos condiciones básicas para su aplicación: 1) descentralización de las capacidades técnicas y 2) el entendimiento de la capacidad de combate y la capacidad de generador de fuerza. La descentralización consiste en la participación para el planeamiento local con las capacidades existentes de la Fuerza en concreto, es decir, que los mandos regionales o específicos, puedan disponer de las capacidades técnicas de la Fuerza conforme a su línea de tiempo para el planeamiento, en la medida que el planeamiento militar dependa del control central, en esa misma medida se menguará la efectividad operacional. Descentralizar las capacidades no es perder poder, es multiplicar la acción decisiva para un objetivo común.

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Entender el rol de combate y el rol de generador de fuerza es uno de los retos más importantes de la conjuntez, puesto que la confusión puede ocasionar un desequilibrio en el cumplimiento de la misión. En las operaciones conjuntas es necesario la distinción expresa de tal función, donde los cuarteles generales de Fuerza fungen como ese gran generador de capacidades y los cuarteles conjuntos como ese gran articulador del arte operacional. En la medida que este requisito no se otorgue como una característica propia de la conjuntez, en esa misma media se desdibujarían los fundamentos doctrinales de avanzada que propone Damasco.

EL MANDO UNIFICADO Que exista una identidad en el rol de combate conforme la naturaleza del conflicto hace parte del factor común en las operaciones conjuntas; la permanencia de un órgano de cierre en el mando militar para el combate ayuda a la toma de decisiones, esclarece la responsabilidad de la acción militar y facilita la aplicación de la filosofía y función de conducción de la guerra Mando Tipo Misión, la cual se debe caracterizar por combinar el mando y la ciencia del control para entender la situación, tomar decisiones y cumplir la misión asignada. Este mando unificado integra la conjuntez en su Estado Mayor, lo que permite la integralidad conceptual para el despliegue de capacidades propias de cada Fuerza.

CONCLUSIÓN La doctrina de operaciones de estabilidad y operaciones de apoyo de la defensa a la autoridad civil es una doctrina probada en combate real; en Colombia se ha venido aplicando conforme las curvas de conocimiento en la materia y más aún, acorde a las exigencias y experiencias representadas en el progreso social del país.

ridad y Defensa. De las operaciones Conjuntas a las Operaciones Integradas. Un Nuevo Desafio par las Fuerzas Armadas. Madrid: Ministerio de Defensa España.

Sin pretensiones de megalomanía institucional, la campaña militar de la FUTCO es un caso exitoso con resultados tangibles en la percepción de seguridad nacional y con una contribución efectiva al desarrollo del país, gracias a la ejecución de la doctrina conjunta que realizaron los militares colombianos para evitar que los grupos al margen de la ley aprovecharan los vacíos de las operaciones militares (2015). Que las condiciones del estado final para las operaciones de estabilidad sean un ambiente seguro, una sujeción al Estado social de Derecho y un gobierno estable con una economía sostenible, no es ajeno a la realidad actual de la victoria militar del conflicto; más aún, cuando se analiza desde el punto de vista de las operaciones de apoyo de la defensa a la autoridad civil, puesto que la recuperación social del territorio colombiano es un hecho notorio que difícilmente se desdibujará en el futuro. Por eso, las Fuerzas Militares son instituciones gubernamentales de avanzada que permitirán acoplarse a los desafíos del mundo actual en cualquier escenario planteado, pues tienen como base el condicionamiento doctrinal adecuado.

Damasco, Fuerzas Militares de Colombia Ejército Nacional (2016). MFE 3-28 Apoyo de la Defensa a la Autoridad Civil. Bogotá: Centro de Doctrina del Ejército.

REFERENCIAS Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional España (2010). Documentos de Segu-

Damasco, Fuerzas Militares de Colombia Ejército Nacional (2016). MFE 3-07 Operaciones de Estabilidad. Bogotá: Centro de Doctrina del Ejército .

Damasco, Fuerzas Militares de Colombia Ejército Nacional (2016). MFE 6-0 Mando Tipo Misión. Bogotá, Cololmbia: Centro de Doctrina del Ejército. Fuerza de Tarea Conjunta Omega FUTCO (2015). Las FARC desde la guerra de movimientos a su punto de inflexión. Fuerza de Tarea Conjunta Omega. Dios y Victoria. Bogotá: Planeta. Fuerzas Militares de Colombia (1996). Manual de Segridad y Defensa Nacional. Bogotá: Imprenta y publicaciones de las FF. MM. Lasalle, F. (1862). ¿Qué es una constitución? Berlín: Grupo Planeta Spain, 843440091X, 9788434400917. Rojas Guevara, P. (8 de junio de 2016). Ejército, conjuntez y Acción Unificada. Obtenido de ElTiempo.com: http://www.eltiempo.com/ opinion/columnistas/ejercito-conjuntez-y-accion-unificada-pedro-javier-rojas-guevara-columna-el-tiempo/16640129 Valencia Villa, H. (1987). Cartas de Batalla: una critica al constitucionalismo colombiano. Bogotá: Panamericana.

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TRANSFORMACIÓN DEL EJÉRCITO:

GARANTÍA DE FUTURO INSTITUCIONAL

BRIGADIER GENERAL (RA) WILLIAM FERNANDO PÉREZ LAISECA Jefe del grupo asesor del Comando de Transformación del Ejército del Futuro (COTEF). Su último cargo en servicio activo fue como Inspector General del Ejército (2010). Fue Jefe de Educación y Doctrina del Ejército Nacional entre los años 2009 y 2010.

1 Ejército Nacional de Colombia (s.f.). Centro de Estudios Históricos del Ejército. Historia del Ejército Nacional de Colombia. Recuperado de http://www.centrohistoricoejc.mil. co/?idcategoria=204551

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l Ejército colombiano goza de un alto prestigio por su capacidad de combate y el aporte que brinda a la seguridad del país y de la comunidad internacional. Una estela de gestas victoriosas traza la senda histórica del Ejército Nacional, desde la Campaña Libertadora hasta nuestros días. Durante más de dos siglos ha tenido una constante evolución, a través de diversos procesos de transformación, adecuándose a las necesidades de cada época y garantizando la defensa de la soberanía y la independencia nacional. El Ejército es una institución fundacional de la patria y su historia es parte de la génesis de la república. El 23 de julio de 1810 se crea el Batallón Voluntarios de Guardias Nacionales1. El 7 de agosto de 1819, en la Batalla de Boyacá, se sella nuestra independencia y por ello, esta fecha es conmemorativa del aniversario del Ejército Nacional. En el siglo XIX se hacen los primeros esfuerzos para consolidar la organización del Ejército surgido de la Independencia,

proceso que se dificulta por el predominio de las guerras civiles durante este periodo. En los inicios del siglo XX se realiza una reforma militar para la modernización del Ejército: se fundan la Escuela Militar y la Escuela Superior de Guerra y se avanza en su profesionalización con el apoyo de misiones extranjeras. Durante el conflicto con Perú, 1932-1933, se demostró el arrojo y valor de nuestros soldados para defender la integridad territorial; en la Guerra de Corea, 1951-19532, se demostró con creces el espíritu combativo del Ejército colombiano en el concierto internacional; en el Canal de Suez, 1956, como parte de la Fuerza de Emergencia de las Naciones Unidas (FENU)3, de nuevo se demuestra el alto nivel operacional del Ejército, restableciendo la paz alrededor del mundo; asimismo, su actuación destacada en la península del Sinaí, desde 1982 hasta el presente, garantizando por más de tres décadas los acuerdos de paz entre Egipto e Israel, como parte de la Fuerza Multinacional y de Observadores (MFO)4. Igualmente, se destacan las Misiones de Observadores en Centroamérica, (ONUSAL), 1991-1995, y la Misión de Observadores en Yugoslavia (UNPROFOR), 1992-1995, misiones en las que el Ejército de Colombia contribuyó con observadores militares para el mantenimiento de la paz mundial.

Con su permanente esfuerzo y el apoyo decidido de la población, el Ejército ha derrotado durante más de medio siglo todos los intentos de diferentes grupos armados ilegales para llegar al poder por la fuerza e imponer regímenes autoritarios. Esta reconocida victoria militar le ofrece hoy al pueblo colombiano, a través del Gobierno, la posibilidad de llevar a cabo negociaciones de paz, bajo los fundamentos democráticos de justicia, libertad y orden, que inspiran el espíritu de la Nación. Cada desafío histórico ha brindado al Ejército la oportunidad de modernizar su estructura organizacional e implementar nuevas doctrinas operacionales. El Ejército colombiano es una institución dinámica, que se transforma acorde con las exigencias de cada ambiente operacional y se mantiene al ritmo de las organizaciones militares más avanzadas del mundo. El espíritu de lucha, la disciplina y la capacidad de combate del soldado colombia2 Organización de las Naciones Unidas (s.f.). Consejo de Seguridad. Recuperado de http://www.un.org/es/sc/documents/resolutions/1950.shtml 3 Organización de Naciones Unidas (s.f.). Operaciones de Mantenimiento de Paz. Recuperado de http://www.un.org/es/peacekeeping/missions/past/unefi.htm 4 Multinational Force & Observers (2015). Recuperado de http:// mfo.org/contingents 5 Ejército Nacional de Colombia (2013). Transformación: el Ejército del Futuro, Documento Estructural. pp. 14-15. Bogotá, D.C.: Imprenta del Ejército.

Cada desafío histórico ha brindado al Ejército la oportunidad de modernizar su estructura organizacional e implementar nuevas doctrinas operacionales.

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El Ejército propone tener una organización más ágil, más flexible y con una fuerza preparada y lista para cumplir con mayor eficiencia su misión. no son reconocidos a nivel mundial, y por ello son invitados de primer orden para integrar fuerzas multinacionales y de operaciones de mantenimiento de paz.

AVANZANDO HACIA EL FUTURO CON PASO DE VENCEDORES En 2011, el Ejército comienza su actual proceso de transformación5. Inicialmente, se creó el Comité de Revisión Estratégica e Innovación (CRE-i), donde se analizó la amenaza interna como un sistema total. Posteriormente, en 2012, el Comité Estratégico de Transformación e Innovación (CETI) determinó las insuficiencias de control y supervisión de los subsistemas administrativos del Ejército. En 2013, el Comité Estratégico de Diseño del Ejército del Futuro (CEDEF) definió las capacidades requeridas por la Fuerza para enfrentar las amenazas futuras. Consecuentemente, en 2015 se conformó el Grupo Asesor de Transformación del Ejército con un selecto grupo de oficiales de la Reserva Activa, con el objetivo de proponer una nueva estructura organizacional para la Fuerza. Con base en análisis estructurales y operacionales recientes, relacionados con el incremento de las jefaturas del Estado Mayor y de las unidades operacionales de la Fuerza durante el periodo 1998-20146, se comprobó que la magnitud del crecimiento acentuó la dificultad para ejercer el comando, control, conducción operacional y supervisión en el nivel estratégico, de lo cual surgió el reto de un diseño organizacional que permitiera a la institución enfrentar los nuevos desafíos y cumplir sus objetivos, sin ampliar su planta de personal y/o sus recursos. De esta forma, se comparó la organización del Comando y Estado Mayor del Ejército de

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Colombia con estructuras militares de avanzada como la OTAN7 y el Ejército de los Estados Unidos8. Como resultado de este proceso, se definió una estructura de comando que, además de la conducción estratégica de la Fuerza, realizara sus esfuerzos en el diseño de políticas enfocadas en áreas estratégicas sensibles que irradien en toda la organización; y así mismo, se especializa al Estado Mayor en áreas funcionales, de acuerdo con los estándares internacionales, que le permitan al Ejército cumplir con éxito su misión organizado en dos grandes estructuras: de Fuerza, relacionada con la planeación y el apoyo funcional, y Generador de Combate, relacionada con el despliegue estratégico y la conducción operacional.

LA VISIÓN INSTITUCIONAL: EL EJÉRCITO DEL FUTURO Respecto de la nueva estructura de liderazgo institucional y consciente de las restricciones presupuestales y limitaciones de orden logístico, el Ejército propone tener una organización más ágil, más flexible y con una fuerza preparada y lista para cumplir con mayor eficiencia su misión. Para ello, se crean, al más alto nivel, dependencias que regirán las estrategias dirigidas a la transformación, apoyo tecnológico, transparencia y cooperación internacional, básicas para proyectar la modernización institucional. El Comando de Transformación del Ejército del Futuro (COTEF), fundamentado en criterios organizativos y funcionales como el del Comando Aliado de Transformación de la OTAN9, se proyecta como un órgano directo del Comandante del Ejército para liderar el proceso de transformación de la Fuerza. Integrará los análisis y propuestas de expertos militares y académicos de gran prestigio, en los diferentes campos de interacción militar con la sociedad, bajo 6 Ejército Nacional de Colombia (2015). Dirección de Organización Planes y Relaciones Internacionales. Análisis Estratégico crecimiento del Ejército 1998-2014. Bogotá, D.C. 7 North Atlantic Treaty Organisation. (2015, julio 14). Nato Organization. Recuperado de http://www.nato.int/cps/en/natohq/structure.htm#MS 8 United States Army (2015). Army Command Structure. Recuperado de http://www.army.mil/info/organization/ 9 North Atlantic Treaty Organisation, Headquarters Supreme Allied Commander Transformation (2013). Brochure: Allied Command Transformation. pp. 2-6. Norfolk, VA. USA

El espíritu de lucha, la disciplina y la capacidad de combate del soldado colombiano son reconocidos a nivel mundial, y por ello son invitados de primer orden para integrar fuerzas multinacionales y de operaciones de mantenimiento de paz. tres líneas de esfuerzo: 1) el diseño de políticas alineadas con las directrices gubernamentales, 2) el desarrollo de planes de modernización y de pensamiento estratégico y 3) la construcción de capacidades a través del sistema DOMPILEM (Doctrina, Organización, Material, Personal, Infraestructura, Liderazgo, Entrenamiento y Mantenimiento) y su aplicación en la Fuerza10. El Comando de Apoyo Tecnológico del Ejército (COATE) dirigirá el área de ciencia y tecnología de la institución. Considerando que la Investigación, Desarrollo e Innovación I+D+i son fundamentales para la logística de la Fuerza, el COATE coordinará, supervisará y dirigirá los proyectos investigativos que desarrolle el Ejército en los Centros de Desarrollo Tecnológico aprobados por el Ministerio de Defensa en el Plan Minerva y promoverá los semilleros de investigación a fin de dar solución tecnológica a las necesidades logísticas de la institución. Con la Dirección de Aplicación de Normas de Transparencia del Ejército (DANTE), proyectada para fortalecer la cultura de transparencia en la institución, nuestra Fuerza desarrolla políticas y 10 United States Army, Headquarters Training and Doctrine Command (2011). Force Development: Concept Development, Capabilities Determination, and Capabilities Integration. pp. 2-29. Fort Monroe, VA, USA. 11 North Atlantic Treaty Organisation (2015). Building Integrity: Transparency, Accountability and Integrity in the Defence and Security Sector. The Building Integrity Programme. Recuperado de http://buildingintegrity.hq.nato.int/BI.aspx

programas para fortalecer los valores y virtudes del personal a fin de salvaguardar la legitimidad institucional. Fundada en conceptos similares al Programa de Construcción de Integridad de la OTAN11 y alineada a modelos globales, el Ejército busca fortalecer la cultura de la transparencia, la ética y el honor militar en todas las actividades administrativas y operacionales, convirtiéndose en un órgano de prevención, capacitación y orientación, con autoridad suficiente para establecer correctivos oportunos. La Dirección de Relaciones Internacionales del Ejército (DIRIE), siguiendo las directrices del Ministerio de Defensa y del Comando General, fomentará la cooperación e integración con Ejércitos de países amigos, así como organizaciones e instituciones académicas internacionales. La DIRIE proyectará las relaciones internacionales de la Fuerza para afianzar la cooperación internacional, promover el multilingüismo, la capacitación del personal en otros países, la invitación para cursos, comisiones y visitas de miembros de Ejércitos extranjeros, las reuniones multilaterales y bilaterales, velando por el cumplimiento y seguimiento de los compromisos adquiridos por el Ejército en estas reuniones. Así mismo, coordinará los programas y proyectos relacionados con operaciones de misiones de paz, ayuda humanitaria a otros países, cooperación internacional y la interoperabilidad con otros Ejércitos, Naciones Unidas y OTAN.

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JEFATURA DE ESTADO MAYOR DE PLANEACIÓN Y POLÍTICAS: CEREBRO INSTITUCIONAL La Jefatura de Estado Mayor de Planeación y Políticas (JEMPP) será el órgano asesor encargado de la planeación estratégica y de emitir las políticas institucionales, en aras de minimizar la incertidumbre en escenarios presentes y futuros. Proyectada para orientar a la Fuerza, mediante la guía y orientación a sus departamentos orgánicos en la planeación oportuna a fin de anticiparse a la solución de necesidades que contribuyan al cumplimiento de la misión, diseñará las políticas que regulen las normas, procedimientos, procesos y directrices institucionales para cumplir las exigencias legales, administrativas y operacionales, acorde con la legislación vigente y la doctrina del Ejército. La Jefatura se estructura en once (11) departamentos. Los departamentos del Estado Mayor de Coordinación: Personal (E1), Inteligencia y Contrainteligencia (E2), Operaciones (E3), Logística (E4), Planeación (E5), Comunicaciones (E6) y Educación Militar (E7). Los departamentos del Estado Mayor Especial: Financiero y Presupuestal (E8), Acción Integral y Desarrollo (E9), Ingenieros (E10) y Jurídico Integral (E11). Los

Se crean, al más alto nivel, dependencias que regirán las estrategias dirigidas a la transformación, apoyo tecnológico, transparencia y cooperación internacional, básicas para proyectar la modernización institucional.

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departamentos en cada una de sus áreas incrementarán sus funciones de coordinación con los respectivos comandos funcionales y de apoyo, así como con sus equivalentes en los estados mayores y planas mayores de las unidades de combate. Por ejemplo, el E1 con el Comando de Personal (COPER) y también con los G1 (en Jefaturas de Estado Mayor), F1 (en Fuerzas de Tarea), D1 (en Divisiones), C1 (en los Comandos), B1 (en Brigadas) y S1 (en Batallones), generarán un mayor espacio de comunicación y coordinación de las áreas funcionales.

JEFATURA DE ESTADO MAYOR GENERADOR DE FUERZA: PREPARA Y ALISTA LA FUERZA La Jefatura de Estado Mayor Generador de Fuerza (JEMGF) será la encargada de incorporar, entrenar, preparar, apoyar, alistar y sostener la Fuerza para el combate. A través de sus Comandos Funcionales, genera los procesos administrativos y logísticos para la selección, incorporación, educación, capacitación, entrenamiento del personal y el control de las reservas. También actualiza la doctrina y provee la logística, la infraestructura y el sostenimiento de las capacidades operacionales del Ejército.

Los departamentos en cada una de sus áreas incrementarán sus funciones de coordinación con los respectivos comandos funcionales y de apoyo, así como con sus equivalentes en los estados mayores y planas mayores de las unidades de combate. La JEMGF estará compuesta por cinco comandos funcionales, así: El Comando de Personal (COPER) será fundamental en la reorganización del Ejército, porque el área de personal es el eje de la transformación, considerando que el recurso humano es el mayor activo de la institución. Mediante la gestión eficaz del talento humano, el COPER proyecta el mejoramiento de todos los procesos de personal, desde la selección para el ingreso, incluyendo el diseño de perfiles, competencias y un plan completo de administración de la carrera que va más allá del retiro. Procesos que le ayudarán a la Fuerza a que mantenga un ambiente organizacional óptimo y a sus miembros, a permanecer motivados al interior de la institución. El Comando de Reclutamiento y Control de Reservas (COREC) está proyectado para cumplir con la estratégica misión de organizar, alistar y ejercer el control de las Reservas del Ejército, en coordinación con las unidades territoriales. Asimismo, el COREC tiene prevista la modernización de los procesos de reclutamiento y definición de la situación militar y prepara un proyecto para ajustar la Ley de Reclutamiento a las realidades actuales. El me-

joramiento del sistema de reservas facilitará el control, preparación y alistamiento de las reservas en todo el territorio nacional, con el fin de suministrar los reemplazos y refuerzos a las unidades activas del Ejército. El Comando de Educación y Doctrina (CEDOC) seguirá cumpliendo la importante tarea de la formación, instrucción, entrenamiento, capacitación, especialización y educación militar de los hombres y mujeres de la institución. Con el Plan Minerva, el CEDOC se proyecta como la Universidad del Ejército en el campo de las ciencias militares y complementarias y contará con el nuevo Centro de Doctrina del Ejército (CEDOE), apoyado por centros de excelencia en cada una de las armas y funciones de conducción de la guerra, para aprovechar las lecciones aprendidas y la experiencia adquirida en el campo de combate. Con la Doctrina de Armas Combinadas adoptada por el Ejército, modernizará sus procesos de capacitación. La actual Escuela de Armas y Servicios (EAS) evolucionará a Escuela de Armas Combinadas del Ejército (ESACE) y contará con el Centro de Armas Combinadas del Ejército (CEACE), complementando la labor de las unidades desplegadas, como la Fuerza de Tarea de Armas Combinadas (FUTAM). Según lo

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Contamos con un Ejército victorioso que responde a la confianza que le ha depositado el pueblo colombiano y que se prepara para afrontar el futuro con la convicción de ser una institución de carácter permanente al servicio de la nación.

expresado por el Comandante del Ejército, la doctrina será el eje articulador de la transformación del Ejército12. El Comando Logístico (COLOG) se proyecta como parte fundamental del Generador de Fuerza del Ejército, para fortalecer e integrar los procesos de planeamiento logístico, contratación, adquisición de bienes y servicios y la operación logística, en los niveles estratégico, operacional y táctico. Así mismo, el COLOG soportará las capacidades de la Fuerza y extenderá el sostenimiento del despliegue de las unidades para las operaciones militares en Colombia y en el exterior. El Comando de Ingenieros (COING) será una organización moderna que complementará la Acción Integral, contribuyendo al desarrollo mediante la construcción de obras de infraestructura y de mejoramiento de la calidad de vida de los colombianos. Estará conformado por unidades capaces de desplegarse en escenarios nacionales e internacionales. Además, el COING desarrollará capacidades para en12 Mejía F., Alberto J., Mayor General, Comandante Ejército Nacional de Colombia (2015, septiembre 25). Conferencia “La doctrina como eje articulador de la transformación del Ejército de Colombia” en foro El Ejército del futuro: entre transformación y doctrina para construir la paz. Universidad del Rosario, Bogotá, D.C.

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frentar nuevas amenazas que atenten contra la conservación del medio ambiente y la preservación de recursos estratégicos no renovables. Asimismo, desarrollará competencias para el desminado humanitario, atención de desastres y actividades de apoyo al desarrollo con batallones de construcciones, llevando progreso a diferentes regiones de nuestro país.

JEFATURA DE ESTADO MAYOR DE OPERACIONES Y EL PODER DE COMBATE La Jefatura de Estado Mayor de Operaciones (JEMOP) será la encargada del mando y supervisión de las unidades operacionales de la Fuerza; está diseñada para ser el Generador de Combate del Ejército, a través de tres grandes estructuras operacionales: 1) las Fuerzas de Despliegue Territorial, 2) los Comandos de Apoyo de Combate y 3) las Fuerzas de Despliegue Estratégico. Las Fuerzas de Despliegue Territorial garantizarán el desarrollo y ejecución de las operaciones militares, a través de las divisiones del Ejército desplegadas en el territorio nacional. Así mismo, el diseño del dispositivo permitirá un adecuado control territorial, facilitando el cumplimiento de la misión constitucional del

Ejército. Adicional a las divisiones regulares, contará con la División de Aviación Asalto Aéreo, que tiene una de las aviaciones militares más experimentadas del mundo tanto en vuelo nocturno operacional como en el desarrollo de operaciones en múltiples escenarios de combate. Los Comandos de Apoyo de Combate darán soporte a las operaciones de las unidades territoriales, aumentando su efectividad operacional con cada una de sus especialidades. Se crearán los siguientes comandos: Comando de Apoyo de Inteligencia Militar (CAIMI) será heredera del prestigio mundial de nuestra inteligencia en el desarrollo de operaciones exitosas. Ejemplos como la Operación JAQUE , comparable con la legendaria hazaña del caballo de Troya, en la cual los griegos a través de la audacia penetran la ciudad amurallada ; Comando de Apoyo de Contrainteligencia Militar (CACIM) que cumplirá importantes tareas para la protección de la Fuerza y la seguridad del personal e instalaciones militares; Comando de Apoyo Operacional de Comunicaciones y Ciberdefensa (CAOCC) ampliará sus capacidades para cubrir todo el espectro moderno del C5 (Comando, Control, Comunicaciones, Computación y Ciberdefensa) y el Comando de Apoyo de Acción Integral y Desarrollo (CAAID) para realizar operaciones de consolidación y de estabilización en ambientes de Guerra no Armada. A su vez el CAAID coordinará el esfuerzo interinstitucional y la cooperación con la comunidad. Las Fuerzas de Despliegue Estratégico, en cabeza del Comando de Operaciones de Despliegue Estratégico (CODES), hará el proceso de planeación, concentración, movilización y despliegue para enfrentar hipótesis de amenazas internas y externas. Estará integrado por la Fuerza de Despliegue Rápido (FUDRA), la División de Fuerzas Especiales (DIVFE), la Fuerza de Tarea de Armas Combinadas (FUTAM) y la Fuerza de Despliegue de Apoyo Internacional (FUDAI), que con unidades como el Batallón Colombia N.o 3 (BICOL3) apoyará a la comunidad internacional, atendiendo los compromisos expresados por el presidente Santos respecto de enviar hasta 5000 hombres para la cooperación internacional en misiones de paz, como aporte de Colombia a la seguridad mundial.

CONCLUSIÓN Contamos con un Ejército victorioso que responde a la confianza que le ha depositado el pueblo colombiano y que se prepara para afrontar el futuro con la convicción de ser una institución de carácter permanente al servicio de la nación. La transformación se concibe como el tránsito de la organización a un nivel superior, realizando un proceso de mejoramiento continuo, manteniendo su esencia e identidad y preservando sus tradiciones. Es una transformación que realiza la propia institución, con la participación activa de todos sus integrantes, la asesoría de miembros de la Reserva Activa, el aporte de entidades estatales y académicas, así como la cooperación de países amigos, en especial de los Estados Unidos y la OTAN. El Ejército del futuro soporta su organización en dos estructuras funcionales: el Generador de Fuerza y el Generador de Combate. Su eje es el ser humano, apoyado en tecnología e investigación, con nuevas capacidades derivadas de las funciones de conducción de la guerra (Movimiento y Maniobra, Inteligencia, Fuegos, Protección, Comando y Control, y Sostenimiento), enfocado en la creación de doctrina propia como base de la transformación y en constante evolución organizacional. La organización del Ejército estará de acuerdo con modernos estándares internacionales, tendrá un enfoque holístico, con sistemas administrativos, logísticos y operacionales interdependientes, que definen con claridad la secuencia de funciones y procesos, en beneficio de los resultados de su misión constitucional. Se facilita también el proceso de toma de decisiones estratégicas y la interoperabilidad de la Fuerza para operaciones terrestres, conjuntas, combinadas, coordinadas e interagenciales. De esta manera, avanza a paso firme la transformación de nuestro Ejército, preservando el patrimonio institucional, privilegiando al ser humano como elemento esencial de la organización e implementando un modelo de organización que lo coloca a la vanguardia en la región y al nivel de los Ejércitos más modernos del mundo.

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EL DISEÑO, HERRAMIENTA DE PLANEAMIENTO EN AMBIENTES COMPLEJOS CORONEL JUAN CARLOS CORREA CONSUEGRA Oficial del arma de Caballería. Es alumno del Curso de altos estudios militares (CAEM), 2017. Profesional en Ciencias Militares, administrador de empresas, magíster en Estrategia del Colegio de Guerra del Ejército Estados Unidos y MBA de Webster University. Fue jefe de Planeación y Transformación del Ejército Nacional de Colombia.

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na de las herramientas más efectivas para el análisis y planeamiento estratégico y operacional en el ambiente moderno y complejo de la guerra a nivel internacional es el diseño. Para su implementación es importante analizar su definición y terminología. El alcance de esta herramienta se puede visualizar interpretando su marco conceptual y sus objetivos. Una vez entendidos los conceptos, los líderes y planeadores aplican la estructura metodológica del diseño para entender y solucionar problemas complejos. El diseño ha sido definido doctrinariamente como “una metodología para aplicar pensamiento crítico y creativo para entender, visualizar y describir problemas complejos, mal estructurados y desarrollar aproximaciones para resolverlos” (US Army, 2010a, p. 3-1). En ese sentido, es necesario analizar varios conceptos de esta definición para comprender la naturaleza del diseño.

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Inicialmente, y como lo establecen Stefan Banach y Alex Ryan en la revista Military Review (2009), el diseño, más que un proceso, resultado o teoría, es una forma de pensar. Teniendo en cuenta que el diseño se desarrolla normalmente por equipos, es importante que cada uno de los integrantes tenga un pensamiento estratégico. Este pensamiento es la combinación de tres tipos de pensamiento: crítico, creativo y sistémico. Sin que exista un orden determinado, pero sí una combinación balanceada, el primero de ellos se define como la “evaluacion deliberada, consciente y reflexiva de los hechos, asunciones e injerencias de muchas perspectivas para apreciar las consecuencias de las acciones y creencias” (US Army, 2010a, p. 327) y es un pensamiento escéptico que genera reflexión. Este pensamiento —deliberado y racional— está orientado a cuestionar las causas, los efectos y los elementos para lograr un entendimiento detallado del ambiente estratégico y operacional. El siguiente es el pensamiento creativo, definido como un “reto a existentes hábitos, patrones y paradigmas para generar respuestas relevantes a situaciones únicas” (US Army, 2010, p. 327). Este pensamiento permite que los diseñadores, luego de tener claro un estado final, visualicen las líneas de esfuerzo en el campo operacional y las opciones a nivel estratégico que van a impactar el ambiente actual para llegar a un sistema deseado. Este pensamiento se basa en buscar formas innovadoras de apreciar los ambientes, mientras la creatividad, la imaginación y las ideas novedosas conforman la base de la metodología. Los pensamientos crítico y creativo se complementan con el pensamiento sistémico. Este último permite profundizar de una manera más detallada todos los elementos del ambiente. Es así como analizar por sistemas cada elemento y componente del ambiente operacional o estratégico nos permite observar todos los elementos en los diferentes niveles, su importancia y las relaciones entre ellos. Entender la relación entre los elementos del ambiente también ayuda al diseñador a visualizar las causas de estos y los efectos que se pueden generar cuando se aplica alguna acción en busca del sistema deseado; así, se reducen los

Una de las herramientas más efectivas para el análisis y planeamiento estratégico y operacional en el ambiente moderno y complejo de la guerra a nivel internacional es el diseño. impactos negativos que, en ocasiones, solo se pueden detectar al final del proceso, cuando reversarlos es incluso más complejo. Otro punto clave que se encuentra en la definición doctrinal del diseño es que este se emplea para problemas complejos y mal estructurados. Cuando analizamos problemas, encontramos, entre otros, dos tipos: complicados y complejos. Los primeros se pueden analizar, predecir o solucionar con herramientas más comunes empleadas en la planeación militar, como es el caso del proceso militar para la toma de decisiones (PMTD), ya que corresponden a pasos lógicos que se pueden anticipar generando una solución más clara. Este tipo de problema se puede apreciar en la guerra de Vietnam, donde los Vietcong tenían el conocimiento de la lógica de las guerras convencionales. En este caso, anticiparon los fuegos de ablandamiento que realizaba el Ejército de los Estados Unidos antes de cada asalto aéreo y contrarrestaron el daño que estos causaban por medio de fortificaciones en las áreas de desembarco. Allí se protegían y lanzaban sus asaltos en el momento del desembarco y la lógica de esta guerra les permitió anticipar sus acciones. Por otra parte, están los problemas complejos, los cuales no pueden solucionarse con procesos simples y lógicos, sino que por su naturaleza impredecible exigen un razonamiento más abstracto. En medio de esta complejidad, se encuentran bien definidos los problemas mal estructurados que, debido a que no tienen certeza o claridad tanto en el estado actual como

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en el deseado, dificultan establecer soluciones precisas para solucionarlos. Estos dos tipos de problemas, complejos y mal estructurados, son la base del diseño; por eso, hoy en día, en diferentes ejércitos del mundo que enfrentan ambientes volátiles, inciertos, complejos y ambiguos (VICA), la planeación estratégica y operacional se basa en el empleo del diseño, más que en herramientas tradicionales. Estas situaciones son comunes en la guerra contra el terrorismo y en la guerra de guerrillas, donde es difícil anticipar las acciones y, más aun, entender sus consecuencias. Un claro ejemplo es el ataque a las Torres Gemelas en Nueva York, donde el país con el ejército y los sistemas de defensa más poderosos del mundo fue sorprendido por un ataque simultáneo de terroristas con medios no convencionales. Como manifestaba el Teniente General William Caldwell, exdirector de la Escuela de Estudios Militares Avanzados (SAMS por sus iniciales en inglés), cuna del diseño en el Ejército de los Estados Unidos, “el diseño es el próximo paso para madurar nuestro modelo de mando en batalla para las complejidades de las operaciones en conflictos persistentes” (2009, p. iii). Aunque el diseño se emplea más en problemas complejos, no se puede pensar que esta herramienta reemplaza a las demás; los ambientes actuales tienen una combinación de situaciones o elementos complejos y complicados. Por esta razón, lo recomendado es combinar todas las herramientas disponibles

Aunque el diseño se emplea más en problemas complejos, no se puede pensar que esta herramienta reemplaza a las demás; los ambientes actuales tienen una combinación de situaciones o elementos complejos y complicados. 22

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para lograr un mayor planeamiento en todos los niveles. Esto se puede apreciar en el concepto del General James N. Mattis: El diseño no sustituye al planeamiento, pero el planeamiento es incompleto sin el diseño. El equilibrio entre los dos varía de una operación a otra, así como dentro de cada operación. El diseño operacional debe ayudar al comandante a proporcionar suficiente estructura para un problema mal estructurado, para que el planeamiento dé lugar a una acción efectiva hacia los objetivos estratégicos. Ejecutado correctamente, los dos procesos siempre son complementarios, superpuestos, sinérgicos, y continuos. (2009) Después del análisis de la definición de diseño, se puede visualizar el alcance interpretando su marco conceptual y sus fundamentos. El diseño basa su marco conceptual en cinco pilares que le dan soporte para su enseñanza. El primero de ellos, la doctrina, es aquel que rige las acciones militares y el empleo de las capacidades para alcanzar un objetivo determinado. Este pilar es consecuencia de otros tres de su marco conceptual, que contiene la historia, la teoría, la práctica y la filosofía. La historia permite tener claridad sobre el origen de los conceptos, su aplicación y, más importante, su efecto en diferentes ambientes operacionales a través de las narrativas históricas. La teoría describe lo que los analistas contemporáneos aprecian de los diferentes elementos del ambiente y su posible evolución, ofreciendo un mejor entendimiento del ambiente actual y deseado, y la práctica, que se conoce más comúnmente como “lección aprendida”, permite que los diseñadores aprecien el resultado de la aplicación de conceptos y capacidades de una manera actual, y así comprenden su efecto para la aplicación posterior. La filosofía, no menos importante, permite analizar el pensamiento relacionado con todos los elementos del ambiente estratégico y operacional para buscar un mayor entendimiento e interpretación de su significado real. El marco conceptual tiene una estructura jerárquica en la cual el diseño sobresale en la parte más alta. El diseño, entendido según la

El primer elemento es establecer el ambiente operacional; para lograrlo es indispensable entender el contexto del ambiente actual y el deseado y, a la vez, analizar todos los subsistemas que los componen.

DISEÑO

Grandes ideas

Conceptos Claves

Terminología de diseño

Marco conceptual del diseño (US Army, 2010b, p. 42) definición descrita, es el eje y el objetivo principal de este concepto desde el cual nacen las definiciones y términos cuyo retorno se refleja en significados claros para la solución de problemas complejos. Siguiendo el orden jerárquico, se plantean otros cuatro conceptos fundamentales, denominados “grandes ideas”: el aprendizaje, la diferencia, los sistemas y la creación social. Luego tenemos los “conceptos claves”, que definen y articulan el diseño que por su importancia reciben esta connotación. Un ejemplo claro de esto son el pensamiento crítico y el pensamiento creativo. Ahora bien, el último nivel de esta estructura conceptual del diseño, y que también es su base, es la “terminología del diseño”. Este nivel estructural comprende todos aquellos términos de las diferentes disciplinas o elementos que impactan al entendimiento y visualización del ambiente actual y deseado para lograr un entendimiento común. Basado en esta estructura, el diseño busca alcanzar cuatro objetivos claros, los cuales, a su vez, son esenciales para llevar el ambiente actual al ambiente deseado y sobreponiéndose a todas las complejidades de los conflictos actuales. El primer objetivo es entender los problemas mal estructurados. Este entendimiento se fortalece con la aplicación del pensamiento

crítico en todas las fases del diseño, lo que finalmente permite llegar al segundo objetivo: anticipar el cambio. Para lograr el tercer objetivo, crear oportunidades, es indispensable aplicar el pensamiento creativo, ya que permite innovar y buscar soluciones diferenciales en los elementos del ambiente estratégico y operacional, con el propósito de generar el efecto requerido y llevarlos a un estado deseado. Una vez se han creado las oportunidades, el liderazgo de los comandantes y el acompañamiento y retroalimentación permanente de los equipos de diseño permiten alcanzar el cuarto objetivo: reconocer y manejar los cambios. Para alcanzar los objetivos del diseño, de acuerdo con la figura 2, se requiere aplicar una estructura metodológica básica compuesta por tres elementos que van conectados entre sí y permiten una constante retroalimentación, los cuales se constituyen en una metodología de aprendizaje que guiará el proceso de diseño y permitirá alcanzar los objetivos deseados. El primer elemento es establecer el ambiente operacional; para lograrlo es indispensable entender el contexto del ambiente actual y el deseado y, a la vez, analizar todos los subsistemas que los componen y su relación para prever los efectos de la aplicación de las posibles soluciones. Una vez analizados los ambientes, se identifican cuáles son los problemas complejos o mal estructurados que se van a solucionar;

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Marco del problema

Aproximación operacional

Marco ambiental Concepto de diseño

Metodologia del diseño (US Army, 2010b, p. 42) en muchas ocasiones, no identificar claramente al inicio estos problemas hará que el equipo y los líderes se enfoquen en otros problemas que no aportan a la solución o que no van a generar el efecto deseado. Esta equivocación puede producir una pérdida de tiempo y recursos y, aún más importante, llevar al ambiente a un estado no deseado o más desfavorable para los intereses y objetivos propuestos en el equipo. El tercer elemento es considerar las aproximaciones operacionales. Es indispensable tener un pequeño abanico de opciones basadas en los objetivos, línea de esfuerzo, recursos y riesgos para presentar a los líderes que toman la decisión. Finalmente, en el mundo actual, donde los conflictos son impactados por sistemas de amenaza persistentes y emergentes en un medio ambiente VICA, es necesario emplear todas las herramientas disponibles para el pla-

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neamiento, pero, en especial, la más moderna y eficaz: el diseño. Esta herramienta combinada con las demás disponibles en diferentes niveles permitirá que diseñadores, planeadores y líderes entiendan e influyan de manera efectiva en el ambiente moderno y complejo de la guerra, creando el efecto requerido para alcanzar el sistema deseado.

REFERENCIAS Banach, S. & Ryan, A. (2009). The Art of Design. A Design Methodology. Military Review (march-april), pp. 105-115. Caldwell, W. B. IV. (2000). “Foreword”. En Kem J., Design: Tools of the Trade. Leavenworth: U.S. Army Command and General Staff College. Lawrence, T. (1983). Seven Pillars of Wisdom: A Triumph. London: Penguin Books. Mattis J. N. (2009). Memorandum for U.S. Joint Forces Command: Vision for a Joint Approach to Operational Design. Washington D. C.: US Army. US Army. (2010a). Field Manual 5-0, The Operations Process (Final Approved Draft). Washington, D.C.: Department of the Army. US Army. (2010b). School Of Advanced Military Studies, Student Text, Version 2.0, Art of Design. Washington, D.C.: Department of the Army.

INTEGRACIÓN DEL DERECHO EN LA

DOCTRINA MILITAR DR. CHRISTOPH HARNISCH

Jefe de la delegación del comité internacional de la Cruz Roja en Colombia desde agosto de 2014. Cuenta con una maestría en Diplomacia de la Universidad de Ginebra. Ha estado vinculado a la Institución desde 1984. Trabajó por primera vez en el continente americano entre 1988 y 1989, como jefe adjunto de la delegación en Managua (Nicaragua). Luego, fue promovido a jefe de sector operacional en la sede central del CICR en Ginebra. Entre 2008 y 2014, antes de ser nombrado jefe de la delegación en Colombia, dirigió la División de Recursos Externos, a cargo de asegurar la financiación del CICR a nivel global.

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odos los Estados tienen la obligación de hacer respetar el Derecho Internacional Humanitario (DIH) y el Derecho Internacional de los Derechos Humanos (DIDH). El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), por su parte, tiene el cometido de apoyar los esfuerzos de los Estados en ese sentido y lo hace a través de diversas actividades, como la promoción de la integración de adecuadas medidas de cumplimiento en la Doctrina, la enseñanza, el entrenamiento y los mecanismos de control, con la finalidad de que el comportamiento de quienes participen en conflictos armados se ajuste a derecho.

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La finalidad última de este apoyo se recoge en el mandato exclusivamente humanitario de la Institución, que no es otro que proteger la vida y la dignidad de las víctimas de los conflictos armados y prevenir el sufrimiento mediante la promoción y el fortalecimiento del derecho y de los principios humanitarios universales. Actualmente, una gran diversidad de portadores de armas en todo el mundo –fuerzas armadas, fuerzas de seguridad, fuerzas de policía, grupos armados no estatales y compañías privadas de seguridad– usan la fuerza en situaciones de muy diversa índole. Éstas van desde el mantenimiento del orden en tiempo de paz a operaciones de combate sumamente complejas y mortíferas. Los portadores de armas recurren también a la fuerza en situaciones intermedias entre esos dos extremos, llamadas “violencia interna”, “tensiones” o “disturbios”. Al mismo tiempo, es necesario reseñar que las tareas relacionadas con el mantenimiento del orden o los combates confieren muchas facultades, como por ejemplo, la facultad para efectuar registros y usar la fuerza –que también incluye el empleo de armas de fuego– con el objeto de impedir la comisión de un delito de sangre o poner a una persona fuera de combate hiriéndola o causándole la muerte. Sin embargo, esas facultades llevan aparejadas obligaciones. La fuerza que puede emplearse no es, por consiguiente, ilimitada y todas las situaciones en que se puede recurrir a ella están jurídicamente reglamentadas. A pesar de la existencia de toda una serie de normas internacionales destinadas a reglamentar el uso de la fuerza, hay que reconocer que las violaciones del DIH y del DIDH ocurren con cierta frecuencia alrededor del mundo. Prácticamente todos los portadores de armas pueden cometer esas violaciones, incluso aquellos que gozan de la más larga experiencia o el entrenamiento más perfeccionado. Dado que lo único que es noticia es el comportamiento negativo, es prácticamente imposible medir el comportamiento lícito y, en el caso de Colombia, la cantidad y gravedad de las violaciones se ha visto reducida en los últimos años de manera relevante. Una vez dicho esto, no debemos olvidar que los portadores

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de armas no están por ello menos obligados a respetar el derecho y que éste sigue siendo un medio útil y adecuado para proteger a las personas en situaciones de conflicto armado y de violencia interna, aun cuando se viole. Para determinar las medidas, los medios y los mecanismos necesarios que permitan evitar los comportamientos ilícitos, es esencial comprender los motivos de las violaciones. Es frecuente oír decir que hay violaciones por desconocimiento del derecho aplicable. Sin embargo, un análisis detenido del comportamiento de los portadores de armas muestra que las violaciones también son cometidas por personas que conocen los principios básicos del derecho o que incluso los han hecho suyos. Por experiencia se sabe que la falta de cumplimiento de las normas esenciales del DIH y del DIDH se debe, separada o simultáneamente, a varios factores. Cabe mencionar los siguientes: insuficientes conocimientos prácticos, actitudes equivocadas, comportamientos indebidos, falta de equipamiento adecuado, escasa voluntad, insuficiente conocimiento o comprensión del derecho (contenido, ámbito o finalidad) y falta de sanciones efectivas en relación con las violaciones. Sin duda alguna, el nudo del problema no es que las personas no conozcan el derecho; lo que hace falta es traducir el conocimiento en un comportamiento apropiado. Es esencial ratificar los tratados de DIH o de DIDH e incorporarlos en el derecho interno para dar cumplimiento a sus disposiciones. Difundir su contenido lo más ampliamente posible es otro componente importante de toda estrategia que tenga como finalidad crear las condiciones adecuadas para que haya un comportamiento lícito. Sin embargo, esas medidas no son suficientes. Cuatro factores esenciales influyen en el comportamiento de los portadores de armas durante las operaciones: en primer lugar, la Doctrina; en segundo lugar, la enseñanza; en tercer lugar, el entrenamiento y el equipamiento y, por último, los mecanismos de control o sanciones. Para que las operaciones se realicen en consonancia con el derecho, éste debe formar parte integrante de cada uno de esos cuatro factores. Es lo que el CICR llama “proceso de

integración”. No se pretende con ello que las disposiciones del DIH o del DIDH sean sistemáticamente citadas en la Doctrina o en los manuales, ni que todos los portadores de armas conozcan perfectamente cuestiones de orden jurídico a veces bastante complejas. Para que se respete el derecho, éste debe traducirse en medidas, medios y mecanismos concretos en los ámbitos de la Doctrina, de la enseñanza, del entrenamiento y del equipamiento y/o de las sanciones. El derecho es, en esencia, un conjunto de normas generales, y esta generalidad, a veces grande, dificulta su utilización como guía práctica de conducta en situaciones de combate o de mantenimiento del orden. Por consiguiente, es necesario interpretar las normas, analizar las incidencias que tienen en las operaciones y determinar las consecuencias a todos los niveles. La Doctrina, la enseñanza, el entrenamiento y el equipamiento son elementos que están estrechamente relacionados y cambian constantemente de manera cíclica. La experiencia que se adquiere durante las operaciones, junto con los cambios en el derecho, el equipamiento y los tipos de amenazas y misiones, exigen un examen periódico de todos los elementos mencionados. Puesto que también se trata de aplicar sanciones, es necesario adaptar con regularidad el contenido de éstas. La integración del derecho es, por lo tanto, una dinámica permanente e interminable. La integración es una tarea de largo aliento que requiere una visión estratégica y un panorama global de la incidencia que tiene en la organización interesada. Por consiguiente, es necesario un compromiso al más alto nivel de mando. El proceso parte, sin duda alguna, de los más altos niveles, y el compromiso no debe ser una simple aceptación de la necesidad de difundir o enseñar el derecho o de impartir periódicamente formación al respecto: en todos los niveles subordinados, quedará entendido que la aplicación del derecho es una prioridad para cada organización. Indudablemente, las palabras deben ir acompañadas de acciones y, a causa de la rotación de personal, el compromiso debe ser renovado periódicamente para mantener la estabilidad y la continuidad de la integración.

Ciclo de Integración del Derecho

El punto de inicio de la integración del DIH y el DIDH es la Doctrina, que debe ser la guía de un comportamiento lícito. Por Doctrina entendemos aquí todos los principios fundamentales que guían la acción de los portadores de armas a los niveles estratégico, operacional y táctico, independientemente de la forma que se dé a esos principios. La Doctrina es el conjunto de directivas, políticas, reglamentos, códigos de conducta y manuales –o equivalentes– en que se basa la enseñanza y el entrenamiento de los portadores de armas durante su carrera profesional, que ofrece un vocabulario común y moldea el proceso decisorio, la táctica y el comportamiento en las operaciones. No se logra la integración del derecho en la Doctrina con una simple inclusión o cita de sus normas y principios en los códigos, manuales y reglamentos. Los principios pertinentes del derecho, junto con los medios y mecanismos para hacer respetar a las personas y los bienes especialmente protegidos, deben llegar a ser parte natural e integral de cada componente de la

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Doctrina. Para que se respete el derecho, es esencial revisar los manuales y reglamentos relacionados con la toma de decisiones. Las grandes dificultades que plantean actualmente el mantenimiento del orden y las operaciones militares demuestran que la responsabilidad de la aplicación del DIH o del DIDH no debe atribuirse a un único puesto en un Estado Mayor o Plana Mayor. Como en cualquier asunto operacional o táctico, el personal responsable de cada área (personal, inteligencia, operaciones y logística) debe saber de qué manera se espera que cumpla sus obligaciones en ese sentido. Además, es esencial que la toma de decisiones cuente con los mecanismos necesarios para el inter-

cambio de información y para la coordinación, a fin de no pasar por alto asunto alguno y para que toda la información necesaria obre en poder del jefe en tiempo oportuno. También es necesario revisar o adaptar los manuales utilizados por las unidades de apoyo especializado y en los varios ámbitos de acción de todos los niveles de la cadena de mando, a fin de que las órdenes, reglamentos y normas operativas permitan respetar el derecho en las diversas y complejas situaciones a las que se puede hacer frente durante las operaciones (por ejemplo, presencia de objetivos militares en áreas pobladas o mantenimiento del orden durante manifestaciones violentas).

Ejemplo de integración de una disposición jurídica en la Doctrina El derecho pertenece, sin duda alguna, a los Estados Partes en los tratados, y no al CICR. Lo mismo vale para la responsabilidad de integrar el derecho. Gracias a su larga presencia sobre el terreno y al continuo diálogo que mantiene con las autoridades y los portadores de armas en todo el mundo, el CICR sabe cómo apoyar los esfuerzos destinados a prevenir las violaciones. Tras constatar que la sola enseñanza de las normas jurídicas no es suficiente para cambiar las actitudes o los comportamientos,

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el CICR ha ido sustituyendo su enfoque de difusión por el de integración desde hace dos decenios. Si las autoridades se comprometen realmente a apoyar el proceso a largo plazo y si poseen la capacidad necesaria para hacerlo, el CICR está dispuesto a asumir la función de asesor tal como figura en los Protocolos adicionales a los Convenios de Ginebra o actuar de conformidad con su derecho estatutario de iniciativa.

NUESTROS PENSAMIENTOS

EN EL CAMINO HACIA DAMASCO TENIENTE CORONEL (R) JAMES F. BENN Subdirector de la Dirección de Doctrina del Centro de Armas Combinadas (CADD) del Ejército de los Estados Unidos.

TENIENTE CORONEL (R) CARLOS L. SOTO Simbólogo y terminólogo del Ejército de los Estados Unidos y delegado ante la OTAN.

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n diciembre de 2015 emprendimos un viaje para ayudar en el programa de transformación de la doctrina de nuestros aliados en el Ejército de Colombia. Poco sabíamos que esta aventura nos conduciría a un programa de introspección y reflexión, de una manera que no habíamos experimentado antes. Durante los últimos trece meses, mientras trabajábamos con profesionales militares y civiles en el Centro de Doctrina del Ejército colombiano, tuvimos la oportunidad de conocer la herencia y las tradiciones de este pueblo, así como la forma en que su pensamiento militar tiene una fuerte influencia, al igual que el nuestro, de la combinación de experiencias recientes y de vieja data adquiridas durante operaciones reales. Otras influencias significativas en ambos Ejércitos fueron la proliferación de tecnologías de la información, las realidades de los hábitos de aprendizaje y motivaciones de la generación de los milénicos, y la naturaleza global de casi todos los esfuerzos humanos.

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Ambos Ejércitos tienen la tarea de proporcionar la información operacional que guía las acciones de los soldados en la búsqueda de objetivos nacionales; hay otros usos significativos de la doctrina, pero esta es, por mucho, la más importante. Por tanto, a continuación, presentamos una recopilación de nuestras observaciones más significativas sobre nuestra experiencia reciente en la evolución de la doctrina. Colombia y Estados Unidos están familiarizados con períodos prolongados de enfrentamientos militares que involucran la gama completa de operaciones militares, desde intervenciones limitadas, hasta operaciones de combate importantes. Después de 52 años de conflicto en Colombia, y de 10 años de guerra en Irak y Afganistán, los jefes del Estado Mayor de los Ejércitos de Colombia y de Estados Unidos creen que aquellos ejércitos que están en proceso de terminación de conflictos requerirán programas de desarrollo de doctrina más flexibles y completos que aquellos existentes en el pasado, pero, ¿cómo? En parte, su visión se centra en racionalizar la forma en que el Ejército evalúa, encapsula e inculca conocimiento. Ese cuerpo de conocimiento se manifiesta en la forma en que los ejércitos organizan, entrenan, equipan y emplean sus Fuerzas; al reorganizar la estructura de ese conocimiento y refinar su contenido, los Jefes del Ejército creen que es posible hacerlos más relevantes, accesibles, adaptables y útiles. A su vez, este será el

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motor para que ambos Ejércitos sean más efectivos en las operaciones conjuntas en toda la gama de operaciones militares. Los beneficios de adoptar esta estructura son significativos ya que, en primer lugar, se asegura que el núcleo de conocimientos profesionales esté claramente identificado y despejado, lo cual se hace indispensable a medida que los esfuerzos se concentran en las verdaderas armas combinadas que apoyan las operaciones unificadas. Debido a que la categoría superior de la doctrina tiene un enfoque tan claro, se puede enseñar y referenciar más fácilmente, haciendo posible evaluar publicaciones derivadas tales como los Manuales de Campaña del Ejército (MCE) y Field Manuals (Manuales de Campo, FM por sus siglas en inglés) de acuerdo con la claridad con la que explican cómo ejecutar los fundamentos en combate. En segundo lugar, entregar la información más importante a manera de Manual Fundamental del Ejército o publicaciones de doctrina del ejército (ADP por sus siglas en inglés) brinda orientación durante el desarrollo individual en el aula y en el aprendizaje autónomo; también, indica con claridad lo que los soldados necesitan saber (principios de MFE/ADP) para trasladar ese conocimiento al combate (MCE/FM con procedimientos incorporados). Si los soldados no saben algo con certeza, deben dedicarse a dominar este cuerpo de conocimiento a través de la educación y el autoaprendizaje.

En tercer lugar, existen foros profesionales a los cuales cada soldado puede acceder con el fin de compartir experiencias y estimular el cambio dentro del cuerpo profesional de conocimiento (técnicas). Finalmente, proporciona una estructura para los desarrolladores de tecnología con el fin de ver la jerarquía del conocimiento y así determinar formas efectivas de transmitir conocimiento específico. Asimismo, dicho manejo de la información proporciona un cuerpo de conocimiento enfocado que nos permite adaptarnos con efectividad a los desafíos que enfrentemos en el futuro, y aislar el nivel de conocimiento que deba cambiarse por causa de circunstancias que no podemos prever en el presente. ¿La adaptación requiere un cambio en lo que creemos (MFE/ADP)?, ¿requiere cambios en la forma en que hacemos algo en el campo (MCE/FM)?, ¿hay una mejor manera de adaptarse?, ¿alguna vez alguien ha hecho algo como esto antes (técnicas)? Clasificar el conocimiento en estas categorías representa un cambio a una escala sin precedentes para la doctrina del Ejército, y es allí donde yace el mayor reto para lograr los beneficios potenciales de hacerlo. Nos encontramos en un periodo de transición de la era de conocimiento contenido en libros a la era en la cual la información está disponible en todo momento, pero debemos saber cómo buscar. Hemos desarrollado un proceso complejo para lograr el éxito en la era anterior, y ninguno de nosotros es experto en los detalles de dicho trabajo en la era actual. Los desarrolladores de doctrina no saben cómo evaluar el conocimiento impartido con esta estructura porque esta se encuentra fuera de su campo de experiencia; el éxito dependerá, entonces, de una estrecha colaboración no sólo en los muchos campos especializados del conocimiento militar, sino también en los esfuerzos intergeneracionales que no dependen de las relaciones organizacionales formales. La buena noticia es que tenemos los líderes jóvenes más experimentados que hayamos visto, justo en el momento en el que vamos a necesitar más de su conocimiento. Una de las conclusiones a las que llegamos fue que el Ejército colombiano tiene una terminología única establecida que necesita un len-

guaje más interoperable para facilitar un entendimiento común entre los aliados de la OTAN y las naciones asociadas; en la actualidad, el Ejército está en proceso de agregar a su doctrina términos, definiciones y acrónimos asociados de la OTAN (Glosario de Términos y Definiciones de la OTAN, AAP-6) y de las fuerzas estadounidenses (términos y símbolos militares del Ejército de EE.UU., ADRP 1-02 y Diccionario del Departamento de Defensa de Términos Militares y Asociados) para cerrar la brecha en el lenguaje de la doctrina militar y hacerla más interoperable. La importancia de tener una simbología militar que se entienda universalmente no puede sobreestimarse. Con rapidez, el Ejército colombiano adquiere experiencia en esta área para construir de manera apropiada la simbología militar; en la medida que sus conocimientos se expandan, tendrá un inventario completo de la simbología compatible con aplicaciones analógicas y digitales. En un mundo perfecto, el Ejército colombiano adoptará las normas de simbología de la OTAN (simbología conjunta de la OTAN, APP-6) y de las fuerzas estadounidenses (Norma militar 2525 del Departamento de Defensa) para la correcta construcción de la simbología, y usará esta norma como base para la creación de nuevos símbolos propios únicos, lo que sin duda fortalecerá los ya sólidos lazos de asociación que han existido durante muchos años con el Ejército estadounidense, y llevará a Colombia con firmeza hacia la plena interoperabilidad con otros socios alrededor del mundo.

"La información es una fuente de aprendizaje, pero a menos que esté organizada, procesada y disponible para las personas adecuadas de forma que puedan tomar decisiones con base en ella, esta es una carga, no un beneficio" William Pollard

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OPERACIONES CONJUNTAS:

OPERACIÓN LIBERTAD PARA IRAK Y SU COMPARACIÓN CON LA ESTRATEGIA MILITAR CONJUNTA EN COLOMBIA

Tomada de: http://cdn.urgente24.com/sites/default/files/notas/2013/03/07/

CORONEL PEDRO JAVIER ROJAS GUEVARA Oficial del arma de Inteligencia Militar. Actualmente se desempeña como Director del Centro de Doctrina del Ejército Nacional de Colombia (CEDOE). Es magíster en Seguridad y Defensa Nacionales de la Escuela Superior de Guerra de Colombia; especialista en Inteligencia Militar, Administración Pública y es Oficial diplomado en Estado Mayor. Es profesor militar de cuarta categoría y recibió el distintivo de Servicio en campaña, que lo acredita como autor de textos doctrinales para el Ejército. Integró el Comité de Diseño del Ejército del Futuro (CEDEF 2013), y fue director del Plan Estratégico Minerva: para el fortalecimiento de la educación y la doctrina 2015-2022 (Primer semestre de 2015). Es columnista del diario El Tiempo, el periódico regional El Nuevo Día, la Revista del Ejército Nacional y en algunas otras publicaciones de carácter académico.

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dentrarnos en el análisis de la operación Libertad para Irak ejecutada por tropas pertenecientes a una coalición internacional liderada por el Ejército de Estados Unidos entre el 20 de marzo de 2003 y el 18 de diciembre de 2011, y su comparación con el concepto operacional conjunto en las Fuerzas Militares de Colombia que se originó en el 2003 con la activación de la Fuerza de tarea Conjunta Omega y marcó un hito en la forma de conducir militarmente las tropas, exige en primera instancia, definir de manera clara qué son las operaciones militares conjuntas. Según el Diccionario de la guerra (Comunidad Astalaweb, s. f.) las operaciones conjuntas son “operaciones que pueden ser desarrolladas por una organización militar con componentes de dos o más

fuerzas”. Por su parte, el Curso de Orientación sobre Defensa Nacional (Codenal), desarrollado en la Escuela Superior de Guerra durante el segundo semestre de 2006, las define como: […] aquellas operaciones planificadas, sincronizadas y ejecutadas por organizaciones militares conjuntas, con componentes de dos o más Fuerzas, bajo la responsabilidad de un comandante, que se integran para cumplir una misión, con el fin de llevar a cabo un esfuerzo único y concentrado. (Flórez, 2012) En efecto, las Fuerzas Armadas estadounidenses iniciaron la configuración de su doctrina conjunta a partir de la Segunda Guerra Mundial, mediante la alianza político-militar que la superpotencia materializó con la Unión Soviética y la Gran Bretaña. Precisamente, en 1947 se creó el Estado Mayor Conjunto (The Joint Chiefs of Staff) a través de la Ley de Seguridad Nacional, documento estratégico avalado por el presidente Harry S. Truman, cuyo propósito principal fue reformar la organización de las Fuerzas Militares y la comunidad de inteligencia al finalizar la gran confrontación bélica. Dicha transformación castrense, que posteriormente tuvo algunos ajustes, es lo que hoy conocemos en gran medida como el Departamento de Defensa de Estados Unidos. Igualmente, la Ley Nacional de Seguridad estableció el Consejo de Seguridad Nacional, que se erigió como una gran central de coordinación para los temas relacionados con las políticas de seguridad y defensa nacionales. Así mismo, se creó la Agencia Central de Inteligencia (CIA), primera central de espionaje instituida en tiempos de paz. En suma, Estados Unidos impulsó significativamente su gran capacidad y poderío militar, lo cual ha posicionado a esta nación como líder en operaciones conjuntas, entre las que se destaca especialmente la operación Overlord, más conocida como el Desembarco de Normandía, desarrollada el 6 de junio de 1944 en el ocaso de la Segunda Guerra Mundial, dirigida por el General Dwigth Eisenhower, quien tuvo bajo su mando fuerzas navales, fuerzas

Las operaciones conjuntas son operaciones que pueden ser desarrolladas por una organización militar con componentes de dos o más fuerzas. de tierra durante la fase de asalto, fuerzas de bombarderos estratégicos del Reino Unido y dos fuerzas aéreas tácticas, la novena Fuerza Aérea de los Estados Unidos y la segunda Fuerza Aérea Británica, Royal Air Force (RAF). El Día D, como se conoce también al Desembarco de Normandía, pasó a la historia como una de las mayores demostraciones de despliegue militar conjunto con un resultado políticoestratégico contundente que marcó el comienzo del fin para Hitler y su Tercer Reich. Sir Winston Churchill, refiriéndose a la compleja tarea de que las tres fuerzas –Ejército, Armada y Aviación– que interactuaron durante el entrenamiento, con miras a la ejecución de la operación Overlord, afirmó: Hacía tiempo que el Estado Mayor de Operaciones Conjuntas dirigido por el almirante Mountbatten, cuyo sucesor fue el general Laycock, había fijado la teoría y la práctica de las operaciones anfibias. Ahora había que enseñárselas a todos los participantes, además del intenso entrenamiento general necesario para la guerra moderna que, evidentemente, se estaba llevando a cabo hacía tiempo en Gran Bretaña y en Estados Unidos mediante grandes y pequeñas maniobras con fuego real. Muchos oficiales y soldados entraron en combate por primera vez, pero todos se comportaron como militares expertos. (2012, p. 859)

OPERACIÓN LIBERTAD PARA IRAK En el análisis de esta operación es importante destacar el principio de guerra llamado Unidad de Mando1 como factor determinante en la

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conducción del concepto operacional conjunto. Por ello, en lo atinente a su estructura de mando, la operación Libertad para Irak contó con un esfuerzo principal por parte de las Fuerzas Armadas estadounidenses, en el cual se integraron las fuerzas británicas, sin embargo, en los niveles de mando, los generales estadounidenses estuvieron en el primer orden. Por tanto, quien fungió como presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor fue el General Myers, que también se desempeñó como principal asesor militar directo del presidente de Estados Unidos a través del Consejo de Seguridad Nacional, no obstante, este oficial no estaba dentro de la línea de mando operacional. A nivel estratégico, a cargo del Pentágono para la zona de Oriente Próximo, el Mando Estratégico Central (Centcom) estuvo bajo la tutoría del General del Ejército Tommy Franks, también comandante de las tropas de la coali-

1 “La decisiva aplicación del poderío total solo se obtiene con la unidad de mando” (Fuerzas Militares de Colombia, 1997, p. 18). La unidad de mando debe reflejarse en el esfuerzo conjunto, y este requiere la indicación de un solo propósito, la cooperación y la coordinación de todos los elementos y acciones de las fuerzas constituidas. En otras palabras, se requiere trabajo en equipo.

El concepto operacional conjunto es antiguo en el mundo, pero novedoso para nuestro país y sin duda exige una coherencia política y por ende, militar, en el sentido de determinar cuál es la prioridad en términos de seguridad y defensa para Colombia en esta coyuntura política.

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ción y que tenía a su disposición cuatro componentes (terrestre, marítimo, aéreo y de operaciones especiales). Este audaz militar ejerció el mando de manera sencilla e inteligente y una de las claves de su éxito fue la excelente dupla que hizo con el Secretario de Defensa de los Estados Unidos, Donald Rumsfeld, quien lo respaldó y empoderó para desarrollar una campaña militar con total autonomía y poder de decisión, que a la postre terminó con el cumplimiento perfecto de la misión, es decir, la derrota de las fuerzas iraquíes y el consecuente derrocamiento de Saddam Hussein. El buen general Franks, en su obra American Soldiers, narra sobre la operación Libertad para Irak y su carácter conjunto lo siguiente: En la provincia de Patkia el otro día, soldados, Navy Seals, tripulaciones de la Fuerza Aérea, marines pilotos de los cobra y Bert Calland y Dell Dailey’s de las Fuerzas Especiales, combatían, morían y daban bajas a Al Qaeda. No había campañas terrestres, campañas aéreas o campañas de fuerzas especiales. Había un solo plan integrado, y nuestra gente combatía como una fuerza conjunta. (2005, p. 383)

Sin lugar a dudas, el factor determinante para la victoria en esta operación fue la unidad de mando y un plan militar muy bien diseñado, con unidades altamente preparadas y entrenadas, con equipos y armas de última generación, con fuerzas especiales debidamente equipadas y con una elevada moral. Además, las tropas de la coalición se distinguían por su excepcional carácter disuasivo y polivalente, lo que garantizó el desarrollo de operaciones terrestres (ofensivas, defensivas, de estabilidad y de apoyo) mediante maniobras de armas combinadas, fuerzas especiales y seguridad en área extensa, con una armónica integración de los medios informáticos y de comunicaciones con todos sus servicios, que se conjugaron hábilmente por medio de la interoperabilidad. Efectivamente, el mando militar estadounidense basó los lineamientos de la operación en las lecciones aprendidas del pasado, fundamentadas en serios análisis realizados por oficiales idóneos y con gran experiencia en las guerras de la década de los noventa. En palabras del General Myers, presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor estadounidense (JEMAD) durante la operación Libertad para Irak: “El combate conjunto es la clave para lograr grandes éxitos en el campo de batalla” (Ceseden, 2003, p. 59). Es así como el Ejército de los Estados Unidos ha tenido en los últimos 25 años importantes cambios en su doctrina y organización conjunta. El último de ellos comenzó con una conferencia realizada el 11 de octubre de 2011 y se espera que culmine a finales de 2015. Pero sin duda, el proceso más recordado fue el de reconstrucción del Ejército que surgió una vez culminada la Guerra Fría. Este salto generó una soberbia estructura militar profesional que triunfó de manera decisiva en la Guerra del Golfo (1991), que antecedió a la operación objeto de este estudio y que en la actualidad es modelo y referente en todo el mundo. Al respecto, el General Sullivan, de Estados Unidos, aseveró: Hoy, el Ejército necesita ser lo bastante flexible para tener éxito, no solo en la guerra tradicional, sino en nuevas misiones como mantener la paz, suministrar ayuda humanitaria y alivio en

los desastres, y construir la democracia, tanto en casa como en el extranjero” (Sullivan & Harper, 1998, p. 17) Estas palabras coinciden hoy por hoy con la expectativa del ejército del futuro en Colombia. Parafraseando a Sullivan, los colombianos son nuestros clientes y aunque no estamos en peligro de perderlos, el peligro está en fallarles en el campo de combate, en la guerra contra las organizaciones terroristas y criminales (Sullivan & Harper, 1998, p. 20). El Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional del Reino de España (Ceseden), en una de sus monografías, hizo un minucioso y acertado análisis de los aspectos diferenciales de la campaña militar del 2003 sobre Irak, entre los cuales destaca: •

Suplir la menor cantidad de fuerzas disponibles en el teatro por una mayor letalidad y efectividad, logradas a través de innovaciones tecnológicas y doctrinales.



Intensificar en el tiempo y en la amplitud de sus objetivos los bombardeos aéreos estratégicos y en apoyo a las operaciones terrestres, a través de un empleo masivo de los misiles de crucero y de las municiones inteligentes.



Mantener la firme voluntad de empleo de fuerzas terrestres, que invadirían el país llegado el caso.



Buscar en todo momento la colaboración de las Fuerzas Armadas y población civil opuesta a Sadam Husein, de

En el caso colombiano, este modelo conjunto es adaptable y aplicable en los escenarios donde se presente una amenaza externa que cuente con material bélico de última generación. MARZO - JUNIO 2017

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La defensa de la soberanía requiere un concepto operacional conjunto, mediante métodos disuasivos para enfrentar una amenaza externa que pueda buscar la secesión de un terreno de nuestro país. forma que contribuya a la desestabilización interna del régimen. •



Dirigirse directa y rápidamente a los objetivos finales, mediante un avance continuado de las fuerzas terrestres, evitando enfrentamientos directos con unidades enemigas en la medida de lo posible y sobre todo, al interior de las ciudades. Permitir que las fuerzas convencionales y especiales, las de operaciones aéreas y terrestres, las de agentes y medios de inteligencia, etc., ejerzan su acción de manera simultánea.

Todo ello integrado mediante un sistema de mando y control fiable y seguro, que aporte una elevada capacidad de combate de forma permanente. En definitiva, se puede decir que nos encontramos ante una forma de hacer la guerra que conjuga elementos audaces y novedosos con otros más tradicionales y seguros. (2003, p. 59) En conclusión, las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos siguen a la vanguardia de los ejércitos del mundo y por lo tanto, se constituyen en referente doctrinal y de organización conjunta para Colombia. Por cierto, el documento titulado: “Visión Conjunta 2020: Las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos preparándose para el futuro” escrito por el Jefe de Estado Mayor Conjunto en el año 2000 y reproducido un año más tarde por la revista Military Review, sentencia de manera clara lo siguiente acerca de la importancia del Comando y Control como eje de las operaciones conjuntas:

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El comando y control es el ejercicio de la autoridad y dirección de las actividades de la fuerza conjunta. Es necesario para la integración de las competencias centrales de las instituciones individuales en las operaciones conjuntas eficaces. La creciente importancia de los aspectos de las operaciones multinacionales e interagenciales complican e intensifican el desafío de realizar la integración. El comando y control incluye el planeamiento, dirección, coordinación y control de las fuerzas y operaciones con enfoque en la ejecución eficaz del plan operativo; pero su función central es la toma de decisiones. (Escuela de Comando y Estado Mayor, 2001, p. 18)

EL CONCEPTO OPERACIONAL CONJUNTO EN COLOMBIA En 2002 el Gobierno colombiano encabezado por el expresidente Álvaro Uribe Vélez, emitió sus directrices gubernamentales en materia de seguridad y defensa mediante la “Política de Defensa y Seguridad Democrática”. Basándose en dicha política, las Fuerzas Militares colombianas, asesoradas por sus homólogas estadounidenses y encabezadas por el Ejército en coordinación con la Policía Nacional, diseñaron sus planes respectivos. Así nació en 2003 la primera Fuerza de Tarea Conjunta, llamada Omega, con una misión puntual: neutralizar la evolución del plan estratégico de las Farc en los departamentos del Meta, Guaviare y Caquetá, región considerada como la retaguardia estratégica del grupo criminal. El experto en Estudios Políticos y Relaciones Internacionales Javier Flórez Henao afirma en uno de sus escritos sobre el reciente enfoque doctrinal: El surgimiento de las unidades conjuntas no es solo el producto de la experiencia e influencia norteamericana, es el resultado también de experiencias propias en combates caracterizados por la variada geografía colombiana que permitieron tomar a esta forma de organización militar como una posible solución para hacer más efectivo el despliegue de las tropas; y así mismo, ge-

nerar una gran concentración del poder militar, unidad de esfuerzo, sincronización, sinergia y flexibilidad en las Fuerzas Militares. (2012, p. 68) En cuanto a la organización de carácter conjunto, las Fuerzas Militares de Colombia, desde la década anterior, cuentan con comandos conjuntos establecidos de la mano del Ejército Sur de los Estados Unidos y en los últimos años se ha dado paso a organizaciones provisionales, denominadas Fuerzas de Tarea Conjunta, como parte de la nueva estrategia de lucha contra el terrorismo, el narcotráfico y los grupos armados ilegales. Esta propuesta de organización conjunta fue desarrollada por los Comités de Revisión Estratégica e Innovación (CREI) desde el año 2011 y tiene como base la experiencia de las Fuerzas Armadas estadounidenses, puntualmente la obtenida en la operación Libertad para Irak, y los buenos resultados alcanzados por la Fuerza de Tarea Conjunta Omega, pionera en esta forma de operar entre fuerzas. Dichos resultados obedecen entre otras razones, a la generación de sinergias que incrementan la exactitud, la contundencia y la eficiencia operacional.

De igual forma, el Comité de Diseño del Ejército del Futuro (CEDEF) contó con la asesoría de reconocidos oficiales del Ejército de los Estados Unidos, algunos de los cuales participaron en la guerra de Irak, y civiles expertos en trasformación como Paul Davis2, traídos a Colombia para coadyuvar en el objetivo de garantizar las capacidades estratégicas para la Defensa Nacional. Dichos académicos y militares se basaron en las experiencias y ejecutorias de brillantes generales como Norman Schwarzkopf (1934-2012), Comandante en Jefe del Mando Central de los Estados Unidos y Comandante de las Fuerzas de la Coalición en la Guerra del Golfo de 1991; y como John Philip Abizaid (1951, de origen árabe libanés cristiano), Comandante del Comando Central de los Estados Unidos entre 2003 y 2007, quien tomó el liderazgo de las fuerzas de ocupación en Irak y Afganistán al retiro del General Franks. Basados en las teorías y análisis de los autodenominados NeoLidell Hart3, ellos aplicaron el modelo alemán (maniobra de armas combinadas o doctrina acorazada4) en las guerras de Irak de 1991 y 2003, respectivamente.

Las Fuerzas Militares de Colombia, desde la década anterior, cuentan con comandos conjuntos establecidos de la mano del Ejército Sur de los Estados Unidos y en los últimos años se ha dado paso a organizaciones provisionales, denominadas Fuerzas de Tarea Conjunta.

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En el caso colombiano, este modelo de guerra conjunto es adaptable y aplicable en los escenarios donde se presente una amenaza externa que cuente con material bélico de última generación. Sin embargo, como toda política de cambio en la organización, su éxito es contingente, en la medida en que responde a exigencias del ambiente operacional en un lapso determinado. Basándose en el concepto de organización modular, las Fuerzas de Tarea Conjunta precisan de flexibilidad para ser eficaces, viables y adecuadas, frente a cualquier tipo de cambio o reto. Ante el nuevo escenario planteado en Colombia, es decir, un postconflicto, es un error continuar con la idea de organizar fuerzas de tarea de armas combinadas, toda vez que estas unidades son eminentemente transitorias y creadas para un fin y una misión específicos. Culturalmente el Ejército colombiano ha afrontado las contingencias operacionales dentro del conflicto armado interno haciendo uso de ellas; en efecto, la columna vertebral del Plan Espada de Honor (estrategia militar que adelantan las Fuerzas Militares de Colombia desde el año 2011) son las Fuerzas de Tarea. No obstante, en el postconflicto y ante un potencial –pero poco probable– escenario de guerra regular planteado, se deben organizar e implementar las Brigadas de Armas Combinadas en el Teatro Norte y de acuerdo con la situación, actuar con fuerzas de tarea o equipos de combate (este tipo de unidades se caracteriza por su poder de combate). Es menester, para efectos de organización de las unidades, remitirnos a la sociología militar y también a la polemología, para comprender qué es la organización operativa, enten-

2 Experto en transformación de la corporación Research and Development (RAND), asesoró al Ejército de los Estados Unidos. 3 Grupo de ofíciales estadounidenses que adaptaron las enseñanzas de Lidell Hart y posteriormente las aplicaron a las guerras modernas. Entre ellos se destacó Omar Bradley, último general de cinco estrellas de Estados Unidos, quien participó en la Segunda Guerra Mundial. Fue uno de los más destacados comandantes aliados y dirigió con éxito numerosas operaciones conjuntas. 4 Se entiende como “la habilidad, idoneidad y pericia que permite el uso de los elementos de potencia de combate en una acción sincronizada, plenamente integrada, con el propósito de obtener y explotar la iniciativa, para derrotar fuerzas terrestres, obtener, ocupar y/o recuperar terreno y lograr ventajas físicas, temporales y psicológicas sobre el enemigo” (Ejército Nacional & Ejército de Chile, 2014, p. 5).

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dida como la estructura funcional que deben adoptar las unidades de un ejército y las instrucciones (tácticas y estrategias) para cumplir la misión. Precisamente, el profesor chileno Omar Gutiérrez Baldebenito, en su obra Sociología militar. La profesión militar en la sociedad democrática (2002), afirma: “La eficacia de las organizaciones operativas radica en la existencia de una doctrina y en la cohesión de la fuerza. El éxito de las organizaciones operativas descansa en los valores morales de los hombres que integran la fuerza” (p. 189). He aquí los preceptos fundamentales de cualquier ejército victorioso. Para terminar, es necesario señalar que las Fuerzas Militares de Colombia adelantan un proceso de transformación en cuanto a su organización y doctrina, como se indicó en párrafos anteriores. En tal sentido, le corresponde al Alto Mando Militar tomar decisiones apropiadas y convenientes en lo referente a la adquisición de armas y equipos y a la organización de unidades preparadas para la ejecución de operaciones conjuntas efectivas responsables y que le apunten a la seguridad nacional, definida en el Manual de defensa y seguridad nacional FF. MM. 3-43 como “la situación en la cual los intereses de la Nación se hallan a cubierto de interferencias y perturbaciones substanciales” (Fuerzas Militares de Colombia, 1996, p. 21). En consecuencia, las operaciones conjuntas –en plena progresión en Colombia– siempre deberán estar alineadas con la doctrina conjunta aplicable y vigente para la operatividad de las Fuerzas Militares: La defensa nacional se presenta dentro de un concepto dinámico, porque implica una constante actividad de previsión y resistencia frente a los ataques y amenazas de que pueda ser objeto la seguridad del país. Concebir la Defensa Nacional como la adopción de una actitud pasiva o de simple expectativa ante hechos o situaciones que atentan contra esa seguridad equivale a la aceptación anticipada de la derrota. (Fuerzas Militares de Colombia,1996, p. 25).

Esta construcción doctrinaria y de organización conjunta deberá reducir la incertidumbre, es decir, debe ser prospectiva y enfocarse en los escenarios futuros.

CONCLUSIONES •

El concepto operacional conjunto es antiguo en el mundo, pero novedoso para nuestro país y sin duda exige una coherencia política y por ende, militar, en el sentido de determinar cuál es la prioridad en términos de seguridad y defensa para Colombia en esta coyuntura política.



Esta construcción doctrinaria y de organización conjunta deberá reducir la incertidumbre, es decir, debe ser prospectiva y enfocarse en los escenarios futuros. De igual forma, debe estar alineada con la dinámica del contexto global y ser moderna, vigente y fácilmente adaptable a las necesidades de la fuerza para combatir las nuevas amenazas. En una frase del Mayor General Alberto Mejía Ferrero, la doctrina y la organización conjunta deben “pintar el Ejército y las demás fuerzas de un solo color” (2012).



La defensa de la soberanía requiere un concepto operacional conjunto, mediante métodos disuasivos para en-

frentar una amenaza externa que pueda buscar la secesión de un terreno de nuestro país; por esta razón, se deben tener sistemas de armas que garanticen la defensa, puedan neutralizar fuerzas invasoras y estén en capacidad de pasar de la defensiva a la ofensiva para poder ganar la ventaja militar (sistema de armas antitanques y de ingenieros). •

La organización militar conjunta requiere, para la adquisición de sistemas de defensa, conocer la amenaza –sus capacidades de maniobra, así como su apoyo al combate y su apoyo de servicios para el combate–, para determinar el tipo de arma que se requiere; por ejemplo un T-90 se puede destruir con otro tanque o con un antitanque de alcance superior a 4 km. Los trenes logísticos del enemigo pueden ser penetrados en profundidad para destruirlos y dejar totalmente aisladas a las unidades que apoyan.



Las operaciones conjuntas en Colombia deben estar enmarcadas en lo

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preceptuado en la doctrina conjunta contenida en el Manual de seguridad y defensa nacional: “La Defensa Nacional no es otra cosa que el medio de que se vale el Estado para lograr uno de sus más importantes fines: la seguridad” (Fuerzas Militares de Colombia, 1996, p. 25). •

Durante los últimos 50 años, las Fuerzas Militares de Colombia han desarrollado la mayor parte de su doctrina y organización en función de las demandas de un conflicto interno con matices de guerra contrainsurgente (amenaza interna) y tomando como principal referente en guerra de guerrillas a las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos. Debido a ello, se relegó a un segundo plano el desarrollo doctrinal y organizacional conjunto característico de la mayoría de los ejércitos, basado en la defensa nacional frente a amenazas externas; esto ha llevado a que la institución se aleje de manera sustancial de su función más importante: la defensa nacional en el contexto de la doctrina regular.

Artículo publicado en la revista Papel Político, de la Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Pontifica Universidad Javeriana. Bogotá, Colombia Vol. 20 n.° 2 Julio –diciembre 2015, pp. 287-645 ISSN 0122-4409. Derechos reservados por el autor 2015. Reproducido con permiso.

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Comunidad Astalaweb. (s.f.). Diccionario de la guerra. Diccionarios en la red. Recuperado de http://diccionarios.astalaweb.com/Local/ Diccionario%20de%20guerra.asp Drew, D. M. (09 de agosto de 1990). El mundo se ve distinto a 10.000 pies de altura. Air & Space Power Journal. Recuperado de http:// www.airpower.maxwell.af.mil/ apjinternational/apj-s/1990/1trimes90/drew.html Ejército Nacional de Colombia y Ejército de Chile (2014). Informe de Adecuación de la Doctrina Acorazada del Ejército de Chile al Comandante del Ejército de Colombia. Bogotá: Ejército Nacional. Escuela de Comando y Estado Mayor (2001). Visión Conjunta 2020: Las Fuerzas Militares de los EE. UU. preparándose para el futuro. Military Review, (12), 3-21. Flórez, J. A. (2012). La doctrina conjunta en Colombia: análisis de la Fuerza de Tarea Conjunta Omega. Tesis de Maestría. Bogotá, Colombia: Universidad Nacional. Recuperado de http://www.bdigital.unal.edu. co/7724/1/699243.2012.pdf Franks, T. (2005). American soldier. New York: Harper Collins Publishers. Fuerzas Militares de Colombia (1996). Manual de seguridad y defensa nacional. FF. MM. 3-43. Reservado. Bogotá: FF. MM. Fuerzas Militares de Colombia (1997). Manual de estrategia militar general. FF. MM. 3-4. Reservado. Bogotá: FF. MM.

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Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional (Ceseden) (2003). Estudio preliminar de la operación Libertad para Irak. Madrid: Ministerio de Defensa, Secretaría General Técnica.

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Churchill, W. (2012). La segunda guerra mundial. Buenos Aires: Editorial El Ateneo.

Sullivan, G., & Harper, M. (1998). La esperanza no es un método. Bogotá: Norma.

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EL LEGADO REFLEXIVO DE

CARL VON CLAUSEWITZ COMPONENTE DOCTRINAL POLÍTICO-ESTRATÉGICO PARA

DAMASCO

DR. PHILIPPE DUFORT, PHD, MPHIL, MA, LT Profesor de la Escuela de Estudios de Conflictos de la Universidad de Saint-Paul, Ottawa (Canadá) e investigador asociado al Centro Regional de Estudios de Estrategia y Seguridad (CREES-Esdegue). Tiene un doctorado del Departamento de Política y Estudios Internacionales (POLIS) de la Universidad de Cambridge. Es licenciado en Derecho Internacional y Relaciones Internacionales de la Universidad de Québec en Montreal (UQÀM) y maestro en Relaciones Internacionales de la Universidad de Québec en Montreal. Trabajó como editor asociado para la Revista Cambridge de Asuntos Internacionales de 2009 a 2013. Su tesis: “Estudios estratégicos críticos” se centró en la relación entre los procesos sociohistóricos, la violencia y el control. Sus intereses generales de investigación incluyen: Estudios de conflictos; Teorías críticas del IR y seguridad internacional; Sociología histórica internacional; Estrategias insurgentes y COIN; Ideología, Sociedad y Guerra.

L

a nueva doctrina del Ejército de Colombia, Damasco, llevará a la Fuerza de ser una institución con un enfoque casi exclusivo en las amenazas internas a convertirse en una institución capaz de ejecutar una gran variedad de misiones. En este sentido, la inclusión de los conceptos operacionales de Damasco dentro de los programas curriculares de las principales escuelas de formación y capacitación de Colombia, como la Escuela Militar de Cadetes General José María Córdova (Esmic) y la Escuela Superior de Guerra (Esdegue), va a difundir y afianzar un cambio ontológico que ya se inició. Este salto conceptual generará diversas modificaciones en la cultura, la filosofía y la ideología militar. No obstante, los militares colombianos necesitan continuar promoviendo el cambio también desde los cursos de Altos Estudios Militares, con el fin de preparar explícitamente a los futuros generales para que conciban y gestionen la nueva conceptualización doctrinal; en otras palabras, es posible que a Damasco le falte un componente político-estratégico en su doctrina,

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Damasco tiene muchas características interesantes, la más notable de ellas es la de sus resultados constantes en términos de jerarquización, consistencia y estandarización de la doctrina del Ejército. capaz de actuar como el impulsor del próximo salto conceptual. Esto se puede lograr, como se verá a continuación, con la inclusión del legado reflexivo clausewitziano como elemento esencial de la temática de Alta Estrategia del Curso de Altos Estudios Militares (Caem).

EL NECESARIO SALTO CONCEPTUAL DE DAMASCO Damasco tiene muchas características interesantes, la más notable de ellas es la de sus resultados constantes en términos de jerarquización, consistencia y estandarización de la doctrina del Ejército. Desde un punto de vista académico, el salto conceptual que representa parece ser su legado más importante, lo que demuestra su relevancia, ya que la definición de los conceptos doctrinales fundamentales del Ejército implica el cambio de la forma en que los comandantes perciben el mundo social y aprehenden su accionar con base en ello. Damasco tiene el potencial de revolucionar la forma en que se utilizarán los vectores de la potencia de combate bajo su mando. Tal como el coronel Pedro Rojas Guevara (2014), director del Centro de Doctrina del Ejército de Colombia (Cedoe) y artífice del concepto Damasco, lo había concebido en su tesis de Maestría en Seguridad y Defensa Nacional en la Esdegue, titulada Reforma doctrinal del Ejército: una responsabilidad imperativa para el postconflicto, los conceptos de centro de gravedad, planificación militar y operaciones

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terrestres unificadas se deben combinar en Damasco, para concebir lo que la Fuerza debe alcanzar en la práctica en relación con acciones complejas, integradas, coordinadas, sincronizadas y sinérgicas. Los esfuerzos encaminados a la consecución de un alto nivel de capacidad militar en operaciones conjuntas, coordinadas, interagenciales y combinadas abrirán las puertas de la interoperabilidad para el Ejército de Colombia y traerán ventajas con respecto al anterior modelo, que tenía conceptos operativos más lineales. Con ello se podrán realizar múltiples misiones, como despliegues internacionales, cobertura estratégica, defensa de la población civil o protección de los activos estratégicos, económicos y naturales.

EL CARÁCTER CAMBIANTE DE LAS FUERZAS DE GUERRA PARA IMPULSAR CONSTANTEMENTE EL SIGUIENTE SALTO CONCEPTUAL De acuerdo con el Manual de Doctrina MFE 1-01 (2016, xii), la guerra «es una empresa humana» inherentemente compleja, que incluso puede parecer caótica. Por lo tanto, aprehender el rápido cambio del ambiente del teatro de operaciones se convierte en un reto cognitivo, y las operaciones terrestres unificadas plantean un desafío aún más grande en términos de complejidad. Me gustaría invitar a los lectores a pensar la doctrina Damasco a nivel político-estratégico, como un intento institucional para cristalizar un acuerdo, durante un cierto período de tiempo, sobre la forma en que las Fuerzas Armadas deben organizarse y desplegarse, con el fin de enfrentar la complejidad y la incertidumbre. Sin embargo, este acuerdo temporal no debe, en ningún caso, pausar la constante necesidad de una apreciación crítica de la doctrina por parte de los altos comandantes (independientemente de la calidad de la doctrina desarrollada), es decir, si Damasco produce un salto conceptual fundamental, el Ejército debe institucionalizar la capacidad para saltar; o sea, la capacidad de cuestionar su propia ontología militar a través de una evaluación reflexiva constante de su doctrina. Esta última obligación puede ser un

Reunión del Comandante del Ejército Nacional de Colombia, General Alberto José Mejía Ferrero, con el TC. Benn, Subdirector de Doctrina del Ejército de EE. UU. y el TC. Soto, Terminólogo y Simbólogo del Ejército de EE. UU. ante la OTAN, el 11 de febrero de 2016, dentro del proceso de generación de los 17 Manuales Fundamentales del Ejército.

paso adicional para el desarrollo doctrinal de Colombia y se impone por la misma naturaleza de la guerra y su carácter cambiante. La guerra es un fenómeno cuya naturaleza puede calificarse como la quinta esencia de la incertidumbre. La manera en que se define la lucha implica el choque de los cuerpos y las voluntades de un gran número de seres humanos en entornos complejos y cambiantes. Como bien lo saben las mujeres y los hombres de Armas, la lluvia, el barro, la fatiga, la niebla o tropezar con una rama pueden cambiar de manera radical el resultado de una operación, o incluso el curso de una batalla. Las experiencias inconmensurables, como la moral o el liderazgo, inevitablemente influyen en el curso de la batalla. Las pasiones que genera llevan al oponente hacia una espiral imprevisible y de intensificación de la violencia, lo que junto con el nivel del teatro de la guerra, hacen de este un reino de contingencias extremas y la guerra un objeto de estudio complejo y un objeto de «práctica» aún más complicado. Bajo estas condiciones extremas, ¿cómo se supone que los comandantes evalúen su propia doctrina? La respuesta de esta pregunta es difícil; si la doctrina es la brújula de los soldados, porque ofrece criterios y referencias compartidas para evaluar situaciones y para tomar decisiones, ¿de qué manera se puede evaluar la doctrina?, ¿qué criterios y referencias guiarán a los comandantes en su evaluación constante?

Cabe mencionar en este punto que la concepción de la naturaleza y la teoría de la guerra de Carl von Clausewitz sigue siendo la referencia más confiable para evaluar la pertinencia de una doctrina en sus dimensiones más fundamentales. Lejos de anticuado, su legado seguirá actuando como punto de referencia para los comandantes en la evaluación crítica constante de sus propios conceptos sobre el carácter cambiante de la guerra. Solo esta vigilancia constante puede asegurar el vigor intelectual y la capacidad de innovación de la Institución. Si el Ejército de Colombia debe hacer frente a este reto de manera proactiva, tendrá que tomar el tema de la formación reflexiva de las nuevas generaciones de generales muy en serio. Este es un camino que implica no solo el dominio del diseño de la operación, sino también una comprensión crítica de la evolución político-estratégica.

EL LEGADO DE CLAUSEWITZ COMO RITO DE INICIACIÓN EN LA FORMACIÓN DE AGENTES REFLEXIVOS En el libro Clausewitz y sociedad: una introducción biográfica a las lecturas neoclausewitzianas, publicado en 2016, y que ahora forma parte del plan lector de la Escuela Militar de Cadetes, expongo la forma en que la obra revolucionaria de Clausewitz se desarrolló como

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El General Juan Pablo Rodríguez Barragán, Comandante de las Fuerzas Militares de Colombia, recibe del General Alberto José Mejía Ferrero, Comandante del Ejército Nacional, los Manuales Fundamentales del Ejército, en la ceremonia de lanzamiento de la Doctrina Damasco, efectuada el 5 de agosto de 2016.

resultado de las competencias intelectuales reflexivas que adquirió durante su carrera militar. Sus inclinaciones reflexivas, es decir, su capacidad de ver más allá de las ideas militares aceptadas en su época, le permitieron formular conceptos radicales e innovadores con respecto a la conducta general durante la guerra. El ascenso profesional de Clausewitz se dio durante las primeras guerras napoleónicas, periodo comprendido entre las campañas de 1792-1793, y sus propias vivencias en la «gran catástrofe», la derrota de Prusia en 1806 frente a la Grande Armée de Napoleón. Una vez examinó el contraste entre la rápida evolución de la Francia revolucionaria y la rigidez del Estado dinástico prusiano, Clausewitz y otros compañeros oficiales pudieron comprender de manera profunda el papel determinante que pueden ejercer los gobiernos y las sociedades cambiantes sobre el carácter de la guerra. Desde este punto de vista, se empezaron a proponer cambios en los conceptos y las ideas que se debían integrar al pensamiento militar y a la doctrina, para poder desarrollar una forma de guerra que se adaptara a la nueva amenaza que representaba la Francia revolucionaria. Este esfuerzo intelectual continuó muchos años después del fin de las guerras napoleónicas y culminó con la publicación de De la

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guerra, la gran obra de Carl von Clausewitz. El esfuerzo teórico de Clausewitz durante la redacción del texto lo llevó a la conceptualización de tres ejes que compiten para imponerse sobre el carácter de las guerras: •

El espíritu calculador e idealizado del estratega, quien debe aprehender el mundo social en términos de azar y probabilidad.



Las pasiones y los odios a medida que los pueblos en la guerra los experimentan.



El juego de la política en sus dimensiones ideológicas, institucionales y diplomáticas.

La combinación de estos tres elementos, la «maravillosa trinidad», es la piedra angular de su teoría de la guerra, «el todo dentro de su estructura interna», tal como Clausewitz la concibió (1976, 75, énfasis del original). La misma está dirigida a oficiales y representa una brújula para estructurar el pensamiento del comandante militar en los más altos niveles de responsabilidad. Esta es tan solo una ilustración que, posteriormente, representó como la más conocida trinidad entre: población, gobierno y ejército. De la guerra, si se estudia con detalle, puede llevar al lector militar a entender, de for-

La guerra es un fenómeno cuya naturaleza puede calificarse como la quinta esencia de la incertidumbre.

ma muy concreta, cómo la política, la sociedad y las fuerzas militares se entrelazan y son interdependientes. Esto tiene consecuencias importantes, ya que puede permitir aprehender de manera efectiva las transformaciones actuales que afectarán el carácter de las futuras guerras. En otras palabras, representa una capacidad crítica para que los comandantes desarrollen una visión de los futuros saltos conceptuales que se necesitan. Esta capacidad reflexiva puede adquirirse por medio del estudio y la aplicación de la «maravillosa trinidad», de Clausewitz, para el análisis de guerras específicas.

aceptadas y desarrollen las siguientes innovaciones estratégicas. La Esmic dio un paso importante en este sentido al incluir el legado clausewitziano dentro de su currículo. La Esdegue sigue sus pasos a nivel de alta estrategia en la formación del Curso de Altos Estudios Militares (Caem).

En este sentido, el legado de Clausewitz se convierte en un trampolín para que futuros líderes evalúen y adapten la doctrina militar en lo político y alta estrategia. La formación de las próximas generaciones de generales reflexivos, capaces de formular una nueva ontología militar, es una tarea exhaustiva e intensa que debe llevarse a cabo sin demora. Se trata de enriquecer los planes de estudio y la doctrina militar con un elemento crucial: la capacidad intelectual reflexiva que permita que los futuros líderes trasciendan las ideas doctrinales

Ejército Nacional de Colombia (2016). MFE 1-01 (PÚBLICO). Fuerzas Militares de Colombia, elaborado por el Centro de Doctrina del Ejército (Cedoe).

REFERENCIAS Clausewitz, Carl von. (1976). On War (traducido del alemán por Michael Howard and Peter Paret), Princeton: Princeton University Press.

Rojas Guevara, Pedro Javier (2014). Reforma doctrinal del Ejército: una responsabilidad imperativa para el postconflicto. [Monografía] Maestría en Seguridad y Defensa Nacionales, Escuela Superior de Guerra (Esdegue), Bogotá, D. C.

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DOCTRINA ACORAZADA

EN EL EJÉRCITO DE CHILE Tomada de: cdn1.greatfon.com/uploads/picture/978/71978/leopard-2-a4-boevoy-tank-472.jpg?width=2896&height=1944&crop=true

CORONEL DEL EJÉRCITO DE CHILE FERNANDO FARIAS MOYANO Desde febrero de 2016 es el Oficial de Enlace con el Comando de Transformación Ejército del Futuro (COTEF) en el Ejercito Nacional de Colombia, cuya labor principal es asesorar en planificación estratégica, organización, gestión y administración para el Ejército del Futuro de Colombia. Se desempeñó como Director de la Escuela Militar del Libertador Bernardo O’Higgins del Ejército de Chile, donde dirigía las actividades docentes, financieras y administrativas del instituto, siendo encargado de la formación de oficiales para el Ejército de Chile. Fue el Comandante del Regimiento de Caballería Blindada N.° 1 “Granaderos, donde dirigió las actividades operativas, financieras, logísticas y administrativas de la unidad. Fue escolta de la Presidencia de la República de Chile y de representación del Ejército de Chile.

1 Artífice del desarrollo de las unidades blindadas alemanas de la II Guerra Mundial y principal desarrollador del concepto de Guerra Relámpago, cuyo pensamiento quedó escrito en su obra Achtung Panzer (1936).

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Tanque Leopard 2 A4.

En este año (1929) me convencí de que los tanques combatiendo por cuenta propia y sin relación con la infantería no podían alcanzar una importancia decisiva. Mis estudios históricos, los ejercicios realizados en Inglaterra y con nuestra propia experiencia con maquetas me habían convencido de que los tanques nunca serían capaces de producir todos sus efectos hasta que las armas de apoyo en que inevitablemente se debe confiar sean llevadas hasta su nivel de velocidad y de los (máximos) resultados.... “En la formación académica como de todas las armas (terrestres), los tanques deben desempeñar el papel principal… Sería un error incluir las reservas en las divisiones de infantería: lo que se necesita son divisiones blindadas que incluyan todas las armas de apoyo necesarias para luchar con plena eficacia” (Coronel General Heinz Guderian1).

En un ámbito profesional como la carrera militar, nada es al azar, todo tiene un origen y un por qué, a lo cual podría agregarse también un para qué. El presente artículo comienza con la reflexión de un gran general cuyos preceptos probablemente utilizó y que sin duda permanecen vigentes, de modo que debemos tomar tales experiencias para aplicarlas en el presente y en el futuro inmediato. En los siguientes párrafos trataremos de sintetizar algunos de los aspectos fundamentales para el desarrollo profesional en el Ejército de Chile, buscando mostrar cómo los asuntos militares, la tecnología y la táctica se entrelazan siempre dando una explicación de dicho porqué y, a partir de ello, generar doctrina como un producto o insumo que dé respuesta a un para qué.

LA GUERRA DE MANIOBRA Las características geoestratégicas del territorio chileno, la naturaleza de las amenazas que se presentan en la actualidad, las conclusiones obtenidas del estudio del campo de batalla y de la dimensión humana de su personal, así como de las capacidades disponibles, llevaron al Ejército a definir un modelo táctico operacional denominado Guerra de Maniobra2. Este modelo de empleo de la fuerza está contenido en el texto doctrinario matriz El Ejército y la Fuerza Terrestre3 publicado en 2010, el cual establece que un empleo eficiente de los medios disponibles se logra mediante un alto ritmo de combate que permita quebrantar la voluntad de lucha del adversario, a través de la destrucción de sus fuerzas a la profundidad, dándole un enfoque orientado a desarmar el dispositivo o formación del adversario y no a mantener el terreno. Para esto es imperioso mantener la iniciativa y una actitud siempre ofensiva, evitando los enfrentamientos que son propios de una guerra de desgaste, pero teniendo en cuenta que las unidades acorazadas son una de las fuerzas más letales en el campo de batalla moderno por su velocidad y poder de fuego. La nueva doctrina operacional considera además otorgar gran libertad de acción a los comandantes subalternos, quienes deben te-

La nueva doctrina operacional considera además otorgar gran libertad de acción a los comandantes subalternos, quienes deben tener el pleno conocimiento de la intención del escalón superior. ner el pleno conocimiento de la intención del escalón superior, poseer la capacidad para tomar decisiones en forma independiente y aprovechar las oportunidades que la conducción táctica les presentará en el campo de batalla, siendo fundamental la iniciativa y rapidez en la adopción de resoluciones lo que debe afectar el ciclo de decisiones del adversario, incidiendo de esta forma en la eficiencia de sus acciones y capacidades. Esta modalidad de empleo táctico operacional requiere que simultáneamente los cuarteles generales y planas mayores -siempre bajo el concepto de Planificación Paralela4estén en condiciones de incrementar el ritmo de combate con la finalidad de provocar un colapso en el proceso de toma de decisiones adversario, quitándole la iniciativa y obligándolo a reaccionar. En este contexto el concepto de guerra de maniobra es aplicable a todas las fuerzas terrestres y conjuntas y tiene gran importancia en las propias unidades de maniobra para el combate, toda vez que estas cuentan con gran movilidad y poder de fuego, característica básica de las unidades acorazadas que genera una forma de acción propia de estas y que, de acuerdo con el concepto de doctrina, constituye una normativa distinta para su empleo y acciones.

2 Modelo Táctico Operacional definido para el empleo de la Fuerza Terrestre. 3 Texto orientador conceptual de la doctrina operacional del Ejército de Chile. 4 Concepto aplicado en la planificación que considera efectuar el proceso de apreciación y resolución de manera simultánea en diferentes niveles de la conducción, facilitando la comunicación entre estos y la aplicación de las decisiones que se adopten.

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Unidad de tanques M3A1 llegados a Chile como parte del programa de ayuda mutua iniciado por EE. UU. al finalizar la II Guerra Mundial.

ORÍGENES DE LA DOCTRINA ACORAZADA Los orígenes de la doctrina acorazada en el Ejército de Chile se remontan a 1946 cuando se enviaron los primeros oficiales a los Estados Unidos de Norteamérica (infantería a Fort Benning y Blindados a Fort Knox). Aquel mismo año, arribaron los primeros tanques (M3A1-Stuart) y se conformaron los primeros destacamentos blindados, generando un gran impacto en la doctrina de combate del Ejército y dando inicio a un ciclo evolutivo a medida que se incorporaron nuevos sistemas de armas, tecnología y técnicas de combate, producto de diferentes circunstancias propias de los vertiginosos cambios del último siglo. El Ejército de Chile define la doctrina como: Conjunto de conceptos, principios, normas funciones, procedimientos y directrices fundamentales que orientan la organización, preparación, equipamiento, empleo y sostenimiento de la fuerza terrestre, y que expresadas en forma de declaración de creencias o sabiduría colectiva del Ejército, describen y orientan respecto del quehacer institucional, el empleo de la fuerza terrestre y permita perfilar el futuro y sus desafíos5. 5 Ejército de Chile (2010). El Ejército y la Fuerza Terrestre, Santiago: IGM, p. 21. 6 Doctrina: ”enseñanza que se da para instrucción de alguien, norma científica o paradigma, conjunto de ideas u opiniones sustentadas por una persona o grupo”.

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Esta concuerda con la definición del Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española6 por lo cual puede establecerse que, cualquiera sea la temática de un cuerpo doctrinario, ella tendrá en común la existencia de normas que sustenten el actuar de un grupo de personas u organización. La doctrina acorazada del Ejército chileno no está contemplada por sí sola en un único texto matriz o doctrinario, sino que se halla plasmada en múltiples reglamentos, cartillas, artículos, experiencias de cursos y sistema de lecciones aprendidas que, de manera transversal, conforman un cuerpo coherente de conocimiento que incluye principios, normas, funciones, procedimientos e ideas sobre el empleo de las unidades acorazadas, lo cual se alinea con el concepto de doctrina señalado al inicio de este artículo. Como ya se indicó, la evolución de la doctrina es permanente y se debe a múltiples factores. De esta forma, la doctrina acorazada se ha modificado en el tiempo desde la llegada de las primeras unidades, y son fundamentales el conocimiento y la experiencia para efectuar una mejora continua en las técnicas y procedimientos de empleo de una fuerza de este tipo. Lo anterior permitió una evolución natural y fortaleció la capacidad de combate produciendo un salto en términos cualitativos y cuantitativos a partir de la incorporación de nuevas unidades de tanques y carros a fines de la década de 1990.

Unidad acorazada integrada por de tanques Leopard 1 V y carros AIFV de diferentes tipos.

La adquisición de material Leopard 1V, cuyas capacidades de combate nocturno y fuego en movimiento requirieron de cambios en manuales y modalidades de empleo, generaron condiciones distintas a las que hasta entonces se tenía sobre cómo utilizar el arma blindada, modificando la manera de pensar, planificar, entrenar y emplear la fuerza acorazada. Esa experiencia y los cambios originados en la doctrina de empleo permitió, pocos años más tarde, incorporar otros vehículos de combate como los tanques Leopard 2A4, los carros MARDER 1A3 y los cañones autopropulsados M-109, además de otros carros auxiliares para las armas de apoyo al combate y la logística, todo lo cual produjo una evolución en la doctrina de empleo existente, cambios en la organización y preparación de la fuerza terrestre.

ORGANIZACIÓN DE LAS UNIDADES La incorporación de nuevos sistemas de armas no solo produjo la evolución de la doctrina acorazada, sino que también modificó la organización y composición de sus unidades, así como los métodos de enseñanza y preparación de sus fuerzas. En tal sentido, la estructura para este tipo de unidades quedó definida como brigada acorazada (BRIACO) -unidad de armas combinadas básica para la maniobra en el campo de acción táctico- conformada por un Estado Mayor, unidades que ejecutarán la maniobra y el apoyo de combate, así como

sus respectivos componentes administrativos y logísticos para permitir el sostenimiento. La organización para su empleo combina unidades de tanques y fusileros con los correspondientes apoyos, conformando órganos de maniobra transitorios denominados Fuerzas de tareas y equipos de combate de manera que se integren sus capacidades, maniobrando mediante el combate móvil a largas distancia, en la profundidad del dispositivo enemigo, degradando sus fuerzas y movilidad con la finalidad de producir su destrucción o neutralización. Estas unidades se organizan para una tarea bajo un solo mando de acuerdo con el análisis de los factores METTTC7, mediante la segregación y subordinación de las unidades de la Brigada, manteniendo los completos orgánicos y mandos de las unidades fundamentales (escuadrones, compañías y baterías) y los pelotones: a.

Fuerza de Tarea (TF8): bajo el mando de un comandante de una unidad de combate (batallón o grupo) se subordinan escuadrones, compañías y baterías, dependiendo el arma, con el propósito de cumplir una misión específica en un tiempo y lugar bien definidos.

7 METTTC: Misión, Enemigo, Terreno, Tiempo Atmosférico, Tropas Disponibles y Consideraciones Civiles. 8 Abreviatura en inglés de Task Force.

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A su vez, el comandante de la TF puede organizar uno o más equipos de combate para la ejecución de su propia maniobra. Esta TF se compone básicamente de dos elementos de maniobra (tanques o infantería) y apoyo logístico, y puede contar además con unidades de ingenieros y unidades de apoyo de fuego. b. Equipo de Combate (EC): similar al concepto anterior en la concepción de integrar unidades para un objetivo específico en tiempo y espacio definidos, combina pelotones de tanques, medios antiblindajes, infantería blindada, mecanizada y, eventualmente, motorizada de magnitud de hasta cinco pelotones; en algunas circunstancias, podría conformarse por unidades de la misma arma, denominándose EC sin integrar; el comandante de un EC puede contar además con su respectiva unidad logística y, eventualmente, artillería y un equipo de apoyo de ingenieros. La doctrina acorazada se ha extendido a otros ámbitos de las operaciones militares como es el caso de la seguridad e inteligencia donde se cuenta con pelotones de exploración blindados. Paralelamente, el ejecutar operaciones militares con un fuerte componente

Equipo de combate con base en pelotón de infantería blindado en carros Marder 1 A3 y pelotón de tanques Leopard 2 A4 en una acción ofensiva.

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acorazado requiere contar con un apoyo logístico integral que reúna similares capacidades de protección, movilidad y potencia de fuego. La modalidad de empleo y la flexibilidad en la estructuración de unidades requiere, por una parte, de un conocimiento de las características, capacidades, limitaciones y vulnerabilidades para la planificación. Y por otra parte, necesita de una preparación y entrenamiento de alto rendimiento en los comandantes y tripulaciones de todos los niveles y de un sistema de evaluación que permita mantener certificadas las habilidades y capacidades individuales y colectivas para este tipo de unidades.

COMBATE MÓVIL La ejecución de las acciones ofensivas de las unidades acorazadas se materializa mediante el combate móvil, que se realiza a través de técnicas y procedimientos de combate. La eficiencia en la aplicación de estas es indispensable para la guerra de maniobra, porque facilita el empleo coercitivo y sincronizado de las unidades acorazadas y obliga al adversario a reaccionar frente a la acción veloz de los medios blindados y mecanizados. 9 Ejército de Chile (2010). Reglamento de Operaciones. Santiago: IGM, p. 123.

El combate móvil9 está definido como una acción ofensiva, dinámica en extremo, que combina ataques y contraataques y que se caracteriza por desarrollarse a las mayores distancias posibles. Es, en esencia, un combate lejano a gran velocidad, con la peculiaridad de tener que enfrentar un objetivo que se desplaza constantemente en el terreno, sin presentar dispositivos ni flancos definidos, lo cual dificulta la planificación, ejecución y especialmente su conducción. El propósito es anular la movilidad del adversario manteniendo la propia para de esta manera fijar al enemigo al terreno procediendo a su destrucción. Las técnicas de combate10 son aquellas acciones ejecutadas por un soldado, tripulación, sirviente de pieza o pequeña unidad, sin un proceso de apreciación, sino más bien como una respuesta automática ante una determinada situación. El dominio de las técnicas de combate basadas en la práctica y repetición detallada permiten actuar de manera rápida e instintiva en el combate móvil. Los procedimientos de combate11 son aquellos métodos de acción que permiten la coordinación inmediata de sistemas de armas o unidades acorazadas en la etapa de ejecución de una acción táctica y que, derivado del entrenamiento de las mismas, constituyen la

Cualquiera sea la temática de un cuerpo doctrinario, ella tendrá en común la existencia de normas que sustenten el actuar de un grupo de personas u organización. forma de acción que tienen las fuerzas acorazadas para determinadas circunstancias, permitiendo su aplicación con celeridad y garantizando el éxito de su tarea o misión, toda vez que constituye un hábito casi espontáneo en trabajo coercitivo de una tripulación o equipo. Las fases de las acciones ofensivas de las TF o EC tienen diferencias con aquellas propias de un ataque clásico del tipo metódico ejecutado por unidades de infantería motorizada. Ello se debe principalmente a las capacidades de movilidad y combate a largas distancias que caracterizan a las unidades 10 Ejército de Chile (2009). El Ejército y la Fuerza Terrestre. Santiago: IGM, p.163. 11 Ejército de Chile (2009). El Ejército y la Fuerza Terrestre. Santiago: IGM, p.164.

Infantería blindada en entrenamiento de técnicas de combate desembarcado.

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acorazadas, las cuales pueden efectuar un apresto a gran distancia del enemigo, lejos de la observación y alcance de los fuegos adversarios, efectuando posteriormente una marcha de aproximación en formaciones de combate, para que una vez establecido el contacto con las fuerzas enemigas se ejecute un combate móvil y posteriormente la consolidación del objetivo mediante un control transitorio de la zona conquistada. Las modalidades de combate de las TF y EC se desarrollan en un ambiente de caos e incertidumbre que se denomina combate móvil, donde las distancias de enfrentamiento varían de un rango de 1500 a 4000 m. y en el cual la TF o la EC abren fuego y se aplican diferentes formaciones y modalidades de combate. Estas permiten orientar y concentrar la potencia de fuego de los diferentes sistemas de armas en distintas direcciones en relación con un mismo eje de avance y pueden ser una columna, escalonamiento (derecha o izquierda), cuña (adelante y atrás) y formación de rombo o diamante, todas estas podrán variar tantas veces como sea necesario dados los continuos cambios de dirección y ubicación que experimentará el dispositivo adversario. En un combate móvil es muy difícil para el comandante anticipar el tipo de enfrentamiento que se realizará, pero un buen análisis preliminar de los factores METTTC permite deducir

La modalidad de empleo y la flexibilidad en la estructuración de unidades requiere, por una parte, de un conocimiento de las características, capacidades, limitaciones y vulnerabilidades para la planificación. Y por otra parte, necesita de una preparación y entrenamiento de alto rendimiento en los comandantes. 52

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si la actitud del enemigo será más ofensiva o defensiva. Por lo tanto, en estas circunstancias no sería correcto referirse a un ataque, defensa o resistencia dilatoria, ya que como se mencionó con anterioridad, esta particular forma de enfrentamiento combina permanentemente algunas normas de cada una de ellas. Es así como en un momento la TF o EC atacará para después retirarse; acto seguido resistir dilatoriamente, para volver a ejecutar un ataque en profundidad, exigiendo de los comandantes grandes esfuerzos para conducir la unidad y de las tripulaciones un alto dominio de las técnicas y procedimientos de combate. En este contexto, las modalidades de combate que generalmente ejecutarán las TF o EC son las siguientes: a.

Combate desbordante: se ejecuta contra un adversario en posición, desplegado o en movimiento, y se intenta desbordar al adversario evitando el combate frontal, para aprovechar la potencia de fuego desde direcciones concéntricas.

b. Combate en curso paralelo: se produce por lo general en la persecución directa y combates desbordantes; en este tipo de acción se debe mantener el fuego en movimiento, sobrepasarlo y bloquear su rápido avance; generalmente se ejecutará en formaciones de columna abriendo fuego hacia uno de los flancos y una unidad bloqueando la dirección de avance. c.

Combate dilatorio: sucesión de combates semiestáticos-móviles en retirada, con acciones ofensivas locales que buscan desgastar, atraer y encauzar sin comprometer un combate decisivo.

d. Combate profundo: quizás el más importante que realizan las unidades acorazadas ya que cumple cabalmente con el propósito de la guerra de maniobra; es una incursión que se realiza hacia el área de apoyo del adversario, con la finalidad de entorpecer sus SMC y que contempla paralizar los fuegos de apoyo adversarios, neutralizar su soporte logístico, crear desorden, confusión y entorpecimiento en el mando y control, mediante el constante movimiento de

Unidad de tanques Leopard 2 A4 en columna de marcha en el norte de Chile.

las unidades que ejecutan esta misión evitando entablar combates decisivos. e.

Sobrepaso de resistencias: se utiliza para eludir resistencias adversarias que intenten bloquear o retardar la progresión de la propia fuerza, cuando el cumplimiento de la misión impone efectuar rápidas penetraciones o combate profundo, generalmente se requerirá de unidades de segunda línea con la tarea de proteger a la unidad que realiza el sobrepaso.

La correcta aplicación de estas modalidades sumada a la ejecución automatizada de las unidades en el desarrollo de los procedimientos y técnicas de combate, dan al comandante acorazado las herramientas necesarias para responder a las exigencias que el campo de batalla moderno le impone, el ambiente de caos e incertidumbre, con información incompleta. Requiere que el comandante adopte resoluciones rápidas, para lo cual necesita que su escalón superior sea capaz de planificar y ejecutar operaciones militares en forma continua y, en este sentido, la doctrina prepara a sus unidades para operar hasta 48 horas de manera ininterrumpida, mediante el desdoblamiento de sus CG y el relevo de unidades de primera línea. La doctrina acorazada del Ejército de Chile está en constante evolución y desarrollo y su

origen se relaciona con los continuos cambios del escenario mundial, regional y nacional. Asimismo, con las LL. AA. por las unidades al término de sus procesos de instrucción y entrenamiento, por las experiencias extraídas en cursos, ejercicios y pasantías desarrollados en países amigos, por experiencias de conflictos actuales y modificaciones propuestas por los usuarios a los textos doctrinarios que en los diferentes niveles componen la doctrina acorazada. No obstante, el cuerpo doctrinario constituido por los diferentes reglamentos, manuales y cartillas de instrucción y entrenamiento, debe tenerse en cuenta que el modelo táctico operacional del Ejército de Chile requiere que los comandantes, cualquiera que sea su nivel de mando, desarrollen la creatividad, audacia y capacidad resolutiva necesaria para resolver y accionar conforme al propósito del escalón superior y al rol de participación que cumple la unidad dentro del conjunto, lo cual debería permitir el cumplimiento de la intención del comandante superior, aspecto fundamental que se logra a través de una correcta sincronía entre los sistemas de formación profesional y de entrenamiento militar. Lo anterior demanda no solo una revisión de la doctrina, sino también una constante actualización del sistema educativo. En tal sentido, es necesaria la revisión y actualización de los métodos de enseñanza, capacitación docente,

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El cuerpo doctrinario constituido por los diferentes reglamentos, manuales y cartillas de instrucción y entrenamiento, debe tenerse en cuenta que el modelo táctico operacional del Ejército de Chile requiere que los comandantes, cualquiera que sea su nivel de mando, desarrollen la creatividad, audacia y capacidad resolutiva. seguimiento de los egresados, modificación de los contenidos en las mallas curriculares de los cursos, revisión de los métodos de evaluación, incorporación tecnológica para la docencia y, en general, todo aquello que permita mejorar de manera continua el modo y forma de entregar los conocimientos actualizados y necesarios para mejorar la preparación de los alumnos que luego se integrarán a las tropas. Otro tanto debe ocurrir con el sistema de entrenamiento, el cual debe retroalimentar de formación profesional o educativa, de manera que el producto generado en las escuelas pueda cumplir con los requisitos o estándares que las unidades requieren para completar sus cuadros y ser eficientes en los programas de instrucción y entrenamiento que deben alcanzar. De esta forma, los reglamentos y manuales permiten ser una guía importante que entrega

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lineamientos generales para el empleo táctico de los diferentes tipos de unidades de la fuerza acorazada, sin constituir un dogma sobre los diferentes modos o modalidades de acción, centrándose entonces la conducción de unidades de este tipo en la libertad de acción, la iniciativa del comandante, el trabajo en equipo y la creatividad, buscando el desarrollo del ingenio táctico a partir de la experiencia, conocimiento y capacidades adquiridas en las fases de preparación y entrenamiento del sistema de unidades acorazadas.

CONCLUSIONES La siguiente aseveración aún se mantiene vigente y cobra plena validez y corresponde al pensamiento del célebre general prusiano Carl Von Clauzewitz12 quien expresara: “…el propósito de la teoría es educar la mente del comandante del futuro o más exactamente, guiarlo en su autoeducación, pero no lo acompañará al campo de batalla”. El éxito en la aplicación de la doctrina acorazada depende exclusivamente de sus comandantes; de asumir la responsabilidad que cada cual tiene en la preparación y adoctrinamiento de sus unidades y tripulantes, para que con su conocimiento, experiencia y, especialmente, su criterio táctico, se integre al esfuerzo de las unidades en el combate y en la suma de las capacidades durante la acción de modo que se puedan concretar las tareas y misiones que el nivel operacional les asigne.

12 Clauzewitz, Carl (2005). De la Guerra. Madrid: Esfera de los Libros.

LAS

OPERACIONES TERRESTRES UNIFICADAS Y EL INTERÉS NACIONAL

DR. ÉDGAR ESPÍNDOLA NIÑO Es exsenador de la República, Ingeniero Geólogo de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC) de Sogamoso (Boyacá), con especializaciones en Gestión Pública y Alta Dirección del Estado de la Escuela Superior de Administración Pública (ESAP) y en Derecho Constitucional de la Universidad Libre de Colombia. Es expresidente de la Comisión Segunda Constitucional del Senado y exvicepresidente del Senado. Fue el presidente de la Comisión de Derechos Humanos y Audiencias del Congreso de la República, miembro del Parlamento Latinoamericano Parlatino, en el Capítulo de Educación y Vicepresidente de la Confederación Latinoamericana de Jubilados, Pensionados y Adultos mayores CLATJUP. Realizó el Curso de Seguridad y Defensa Nacionales, Cidenal 2012 y es Magíster en Seguridad y Defensa Nacionales de la Escuela Superior de Guerra de Colombia (Esdegue).

C

on el final de la Guerra Fría y la pérdida de un cierto grado de importancia sobre los factores de poder y de paz, la teorización acerca de las relaciones internacionales y seguridad y la defensa nacional —proyectada para explicar el nuevo orden mundial— se está enfocando hacia el concepto de seguridad como factor clave para la interpretación de las nuevas dinámicas del sistema internacional, en el cual los actores estatales y no estatales interactúan hoy en día. Es así como el concepto de seguridad se ha convertido en un “eje articulador de los debates en relaciones internacionales, asumiendo programas de investigación científica y tratando problemas que no se resolvían o asumían satisfactoriamente desde el debate entre realistas e idealistas” (Orozco, 2006, p. 163).

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La seguridad se puede entender como un instrumento político invocado para “referirse a todos los ámbitos de la sociedad que se hallan en peligro o amenaza y que el Estado debe proteger” (Orozco, 2006, p. 164). Dentro de las corrientes no ortodoxas de la teoría de relaciones internacionales se plantea un modelo de seguridad global que establece la necesidad de cambiar el enfoque en las políticas de seguridad de los Estados. Según la Comisión de Gestión de los Asuntos Públicos Mundiales, este modelo de seguridad se emplea para “referirse a las necesidades que la comunidad internacional debe atender con el fin de proteger a los pueblos” (Orozco, 2006, p. 173). El anterior modelo implica, entonces, que la política de seguridad de un Estado debe ser replanteada hacia una seguridad colectiva y desarrollada bajo una serie de parámetros y regímenes internacionales que promuevan prácticas comunes en el comportamiento de los Estados que conforman el sistema internacional. Por ello, dentro de sus políticas de seguridad, los Estados se orientan a la erradicación de amenazas comunes y compartidas con otros que son capaces de atentar contra la seguridad nacional y global. De esta manera se entiende que una política de seguridad incluye

La política de seguridad de un Estado debe ser replanteada hacia una seguridad colectiva y desarrollada bajo una serie de parámetros y regímenes internacionales que promuevan prácticas comunes en el comportamiento de los Estados.

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la serie de lineamientos y estrategias que los Estados ponen en marcha para hacer frente a las amenazas que caracterizan este nuevo orden mundial. Con las políticas de seguridad y las acciones militares de ellas derivadas se hace importante el concepto de interés nacional, el cual se define como “la defensa y promoción de objetivos naturales y esenciales de un Estado en el área política, económica, social y cultural” (Herrero, 2010, p. 19), y se proyecta como un elemento clave para garantizar la supervivencia, seguridad del propio Estado y la defensa de su población. Es así como se comprende que el mantenimiento del interés nacional es el objetivo primordial de las políticas de seguridad de los Estados. Teniendo en cuenta que la construcción de un modelo de seguridad global es clave para el mantenimiento de los intereses nacionales de los Estados, surge la necesidad de desarrollar y aplicar las operaciones terrestres unificadas, las cuales para la OTAN y las demás Fuerzas que se han estandarizado bajo sus lineamientos, se conciben como: La manera bajo la cual una Fuerza captura, retiene y explota la iniciativa

de ganar y mantener una posición de ventaja relativa en operaciones terrestres sostenidas a través de operaciones ofensivas, defensivas y de estabilización simultáneas, con el fin de prevenir o disuadir un conflicto, prevalecer en una guerra y crear condiciones para una resolución de conflictos favorable (US Department of the Army, 2012, p. 1-1). Comprendiendo que el objetivo final de las operaciones terrestres unificadas es la de proyectar a la Fuerza para alcanzar los objetivos propuestos por la misma, en el cumplimiento de su misión constitucional, es posible aseverar que el empleo de esta clase de operaciones permite el mantenimiento de la seguridad y de la defensa nacional y, de igual forma, la protección de los intereses nacionales esenciales de un Estado. Sin lugar a dudas, uno de los factores principales que influye en la actualización de la doctrina del Ejército Nacional, es la necesidad de estandarización bajo lineamientos internacionales, a fin de que en el cumplimiento de misiones se logre una verdadera construcción de un modelo de seguridad global que propenda hacia la protección de los intereses nacionales y globales.

REFERENCIAS Couto, R. (2010). The politics of terrorism: Power, legitimacy and violence. Integral Review. Vol. 6 N. 1. Recuperado de http://integral-review.org/issues/vol_6_no_1_couto_the_ politics_of_terrorism.pdf Herrero, R. (2010). El Concepto de Interés Nacional. Evolución del Concepto de Interés Nacional. Madrid: CESEDEN. Recuperado de http://www.defensa.gob.es/ceseden/Galerias/ destacados/publicaciones/monografias/ficheros/115_EVOLUCION_DEL_CONCEPTO_DE_INTERES_NACIONAL.pdf Naím, M. (2013). El Fin del Poder. Debate. Orozco, G. (2006). El concepto de la seguridad en la Teoría de las Relaciones Internacionales. CIDOB d’Afers Internacionals. N. 72, p. 161-180. Recuperado de http://www.raco. cat/index.php/revistacidob/article/viewFile/28455/28289 Reinares, F. (1993). Estado, Democracia Liberal y Terrorismo Político. Revista del Centro de Estudios Constitucionales. Recuperado de http://integral-review.org/issues/vol_6_no_1_ couto_the_politics_of_terrorism.pdf US Department of the Army. (2012). ADRP 3-0, Unified Land Operations. Recuperado de https://fas.org/irp/doddir/army/adrp3_0.pdf.

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DOCTRINA Y TRANSFORMACIÓN PARA UN

EJÉRCITO MODERNO DR. HENRY CANCELADO Asesor de la Agencia Nacional de Inteligencia de Colombia, Politólogo de la Universidad Nacional de Colombia, con Maestría en Análisis de Problemas Contemporáneos de la Universidad Externado de Colombia y del Instituto de Altos Estudios de América Latina de París y Magíster Honoris Causa en Inteligencia Estratégica de la Escuela de Inteligencia y Contrainteligencia del Ejército Nacional de Colombia. Ha sido director de la Maestría en Relaciones Internacionales y de la carrera de Relaciones Internacionales de la Universidad Javeriana de Bogotá. Ha ocupado los cargos de Vicedecano de la Facultad de Relaciones Internacionales de la Universidad Militar Nueva Granada y Asesor del Comando General de las Fuerzas Militares de Colombia y del Centro de Doctrina del Ejército de Colombia.

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P

ensar en la doctrina del Ejército Nacional implica realmente pensar en el desarrollo de sus plenas capacidades. Es reflexionar sobre la compilación de principios que permiten constantemente adaptar una institución tan grande y potente para que siempre esté acorde con el contexto y con las necesidades del país. Todo pensamiento doctrinal implica la creación de un sistema que se puede considerar dogmático, ya que es incuestionable para su aplicabilidad en cuanto tarea práctica. Es decir, la doctrina establece, desde lo conceptual y teórico, un modelo ideal de cosas para una fuerza militar o para cualquier institución que se la plantee; pero también implica un estado de desarrollo práctico que permita la interiorización de los principios y, por supuesto, su desarrollo como paradigmas aplicables a una realidad que se quiere intervenir. Este objetivo se logra a partir del estudio juicioso y dedicado de la realidad del país, junto con la visibilización de las capacidades del Esta-

do, sus fortalezas y su proyección. El derrotero final siempre será pensar desde un concepto amplio de la seguridad y estabilidad del país. La doctrina se basa en la disciplina de los cuerpos y en el pensamiento estratégico, sin abandonar el campo de lo pragmático. La construcción de la doctrina debe tener como eje central la articulación de tres líneas: el conocimiento de la institución, el objetivo de dicha institución y, finalmente, el contexto en que se va a aplicar la doctrina resultante. Con un contexto tan cambiante en el siglo XXI, las doctrinas militares alrededor del mundo están siendo revisadas, porque atrás quedaron los viejos principios de la Guerra Fría, aunque los enemigos, los riesgos y las amenazas sean similares. Dicha similitud no se puede confundir jamás con igualdad, ya que se estaría distorsionando el contexto de desarrollo doctrinal, con el fin de acompasarlo con el pensamiento y, peor aún, con la ideología, la cual, si bien es base de la doctrina, es totalmente dogmática y nada adaptable a lo práctico que requiere el desarrollo doctrinal. En resumidas cuentas, se puede pensar que el componente conceptual de una doctrina es totalmente ideológico, ya que ni las instituciones, ni los individuos están desprovistos de una estructura coherente y fuerte de un pensamiento que guía sus acciones. A partir del ejercicio doctrinal, se estructura la forma de actuación y se alinea todo un cuerpo de hombres y mujeres para servir a un fin previamente establecido. Esta es la importancia final de la doctrina: establecer un curso de acción coherente y juicioso frente a la realidad, para entenderla, intervenirla y transformarla. Desde este punto, se pueden derivar los diferentes conceptos y acciones que se alinean en doble vía: una ascendente, con el orden jurídico reinante, y otra descendente, hacia las bases de los ejércitos para actuar en concordancia. En el caso colombiano y del Ejército Nacional (EJC), se parte claramente de la Constitución de 1991, cuyo artículo 217 (“Las Fuerzas Militares tendrán como finalidad primordial la defensa de la soberanía, la independencia, la integridad del territorio nacional y del orden constitucional”) ha quedado atrapado en la lógica de una violencia interna, la cual se ha

La importancia final de la doctrina: establecer un curso de acción coherente y juicioso frente a la realidad, para entenderla, intervenirla y transformarla. desarrollado, en su última etapa de 50 años, como un conflicto interno con guerrillas insurgentes que buscan revertir el orden constitucional, establecido específicamente en este artículo. En la Constitución de 1886, las Fuerzas Armadas estaban supeditadas al poder presidencial y con una misión escueta de defensa. Los artículos 165 y 166 señalaban que el Ejército estaría permanentemente para la defensa de la nación y que los ciudadanos deberían acudir al llamado de la defensa de la misma cuando así lo exigieran las “necesidades públicas”. Esto, por supuesto, se ha matizado en torno al conflicto interno y a las diferentes situaciones de violencia que ha sufrido el país. Lo anterior es mucho más claro a partir de los años sesenta del siglo XX, cuando las Fuerzas Militares, especialmente el Ejército Nacional, asumieron, dentro de la lógica de la defensa de las instituciones y el territorio nacional, la guerra interna en Colombia como una gran amenaza hacia el orden constitucional, concepción que continúa en sus líneas más gruesas hasta el día de hoy. A partir de los Comités de Revisión Estratégica e Innovación (CREI-I) implementados desde 2012 por el Ministerio de Defensa y las Fuerzas Militares, se enfocaron los esfuerzos en la derrota militar de las FARC, pero también se empezó el debate sobre las Bacrim y la posibilidad del uso de las capacidades militares del Estado para su derrota. Claramente, esta idea ya estaba en el ambiente, además porque los anteriores grupos de autodefensas ya eran objeto de la acción militar del Estado. Junto a este esfuerzo de revisión y adaptación, las Fuerzas Militares desarrollaron planes de adaptación a

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Colombia se enfrenta actualmente a un proceso de internacionalización de sus organismos de seguridad y defensa.

los contextos que estaban enfrentando desde 2010. El Ejército desarrolló el Comité Estratégico de Transformación e Innovación (CETI) y el Comité Estratégico del Diseño del Ejército del Futuro (CEDEF), de donde se desprende el Plan Minerva como la principal estrategia de la Jefatura de Educación y Doctrina. Con base en el ejercicio del CEDEF, se establecieron tres momentos de transición del Ejército, con base en sus retos operacionales, es decir, teniendo en cuenta el cambio que se percibe en la amenaza. También se han desarrollado el Plan Estratégico de la Fuerza Aérea Colombiana 20112030 (PEI) y el Plan de Desarrollo de la Armada ‘Planeamiento de Fuerza 2030’. Ante ese panorama, claramente es el Ejército el que debe perfilar mejor una transformación a partir de las nuevas realidades políticas del país, debido al papel desempeñado en el conflicto interno. Mientras que la Fuerza Aérea y la Armada, tradicionalmente han mantenido un rol de disuasión estratégica más claro. Es así como Colombia se enfrenta actualmente a un proceso de internacionalización de sus organismos de seguridad y defensa, y esto se debe a dos procesos simultáneos: el proceso de paz con las guerrillas nacionales y el cambio en el pensamiento estratégico en el sistema internacional. El primero lleva a que el Ejército deba enfrentarse a un proceso de transformación que lo proyecta a una explotación de sus capacidades, más como una fuerza multimisión y como una fuerza contrainsurgente. Por su parte, el cambio en el pensamiento estratégico

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en el sistema internacional se materializa en la transformación del concepto operacional de la OTAN a partir de 2010 y en las nuevas acciones de países como Rusia y China, con su acercamiento hacia la región, cooperando económica y militarmente y apoyando políticamente a regímenes democráticos y legítimos. Los desafíos de la seguridad y la defensa del país se definen en las relaciones con la región. La implementación del proceso de paz es un problema importante para la consolidación del Estado colombiano, en el sentido de que está ligado directamente a las opciones de reinserción y desmovilización de todos los combatientes involucrados en el conflicto. No es una cuestión solamente de las FARC, porque una mala desmovilización y reintegración fácilmente aumenta la violencia interna debido a la transformación de las facciones que no se entregan en el proceso de negociación. En concreto, los problemas de seguridad serán la protección de las ciudades, la lucha contra las drogas y todo lo que esto implica. El problema de la delincuencia que viene del narcotráfico se intensifica si el país ya no se encuentra inmerso en la lucha política por el control del territorio. Además, se da la ausencia de grupos organizados que antes controlaban partes del país, como las grandes autodefensas y la guerrilla en la década de 1990; entonces, pequeños líderes locales tratan de articular grandes redes de tráfico de drogas con carteles que les permitan permanecer en el negocio a escala regional y global. Estos grupos delincuenciales ya no se ocupan de las rutas de distribución, sino solo de los cultivos ilícitos y de la producción de narcóticos. Sin lugar a duda, y si se analizan las posturas propias de la OEA a través de su Secretaría de Seguridad Multidimensional, con el tiempo se van a alimentar las redes de la delincuencia en América Latina, a partir de la articulación de nuevos riesgos locales, regionales y globales, que se conviertan en amenazas que afecten la estabilidad regional. Por otra parte, el terrorismo es una variable contemporánea que muestra el nivel de inseguridad del sistema internacional, cuestiona las acciones de los Estados y crea incertidumbre en el siglo XXI, lo cual requiere nuevas for-

mas de pensar las amenazas y de enfrentarlas. Tal vez se deba recurrir a conceptos más amplios de la seguridad para entender la transformación efectiva de la manera de enfrentar las amenazas, que retan las formas de defensa y seguridad establecidas en los 50 años de la Guerra Fría. Un nuevo cambio está llegando, con nuevos actores, nuevos poderes y nuevas estructuras del sistema internacional. Surgen otras formas de conflicto y, por consiguiente, los Estados redefinen sus amenazas y buscan nuevas alianzas para poder enfrentarlas. En ese proceso se encuentra Colombia actualmente, con el Ejército como otro actor esencial en su proceso de internacionalización, no solamente por su capacidad militar efectiva, sino también a partir de la adaptación de las capacidades logísticas y militares a roles multimisionales, es decir, todo lo que se refiere a la acción integral, el desarrollo social, la infraestructura, las misiones de paz, el salvamento y el rescate en desastres naturales. Colombia ya ha comenzado un proceso de transformación, ante el cual el Ejército se está pensado a sí mismo. Desde lo militar hasta lo social, haciendo de la doctrina la base estruc-

tural sin la cual es imposible pensar el siglo XXI y los desafíos que vienen para el país. El objetivo de todo este ejercicio conceptual es mostrar el amplio horizonte de capacidades del Ejército Nacional de Colombia, horizonte bajo el cual su nueva doctrina se convierte en eje de la consolidación y estabilización del país.

REFERENCIAS Desch, M. (1998). Culture clash. International Security, 23(1),141-170. Recuperado de http://www.mitpressjournals.org/doi/ abs/10.1162/isec.23.1.141?journalCode=isec#. WBZ65uHhDIE Ejército Nacional de Colombia. (2016) Manuales Fundamentales del Ejército. Bogotá: Centro de Doctrina del Ejército. Nexon, D., Chapman, T., Chiozza, G., Langlois, C., Newman, A., Seabrooke, L. (1993). The institutional sources of military doctrine. Oxford University Press. Recuperado de http:// isq.oxfordjournals.org/content/37/4/409 Villoro, L. (2007). El concepto de ideología. México: Fondo de Cultura Económica.

El Ejército se está pensado a sí mismo. Desde lo militar hasta lo social, haciendo de la doctrina la base estructural sin la cual es imposible pensar el siglo XXI.

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CONTEXTO Y EVOLUCIÓN DEL

CONCEPTO OPERACIONAL Y DOCTRINAL

MAYOR OMAR LEONARDO GÓMEZ PARRADO Oficial del arma de Infantería, Profesional en Ciencias Militares, Abogado e Historiador. Actualmente es el oficial de Planeación del Centro de Doctrina del Ejército Nacional de Colombia (CEDOE). Es uno de los autores de los Manuales Fundamentales del Ejército (MFE) y coautor de varias publicaciones de carácter histórico-militar.

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l presente artículo pretende exponer la evolución de los conceptos operacionales y doctrinales, con el fin de evidenciar su dependencia del contexto en el que se desarrollan. En primer lugar, el concepto operacional hace referencia a las “unidades de conocimiento mediante las cuales se identifican los matices más importantes en los que se desenvuelven las unidades militares, y sirve para que los comandantes visualicen y comprendan mejor el ambiente operacional” (Ejército Nacional, MFE 5-0, 2016); en segundo, la doctrina es el “cuerpo de conocimiento que se enseña y se emplea para la conducción de las operaciones” (Ejército Nacional, MFE 1-01, 2016), y en tercer, el contexto se define como la combinación de factores políticos, económicos, sociales, tecnológicos, legales y del medioambiente. En este sentido, se puede establecer que las transformaciones militares y las evoluciones doctrinales no son procesos que surgen por casualidad; por el contrario, obedecen

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a la adaptación de los modelos castrenses a los contextos en los que se desenvuelven. Así, por ejemplo, al analizar las transformaciones militares a lo largo de la historia se observa una estrecha asociación entre estas y las innovaciones militares y su aplicación, o con las disposiciones políticas y su incidencia en el desarrollo de diversos episodios históricos: •





1700 a. C. Se identificó el origen de la caballería como elemento de combate a partir de la introducción del binomio caballo-jinete en la guerra por los Hicsos1 (pueblo localizado en la actual Siria). El empleo de ganado caballar incrementó su movilidad y poder de combate, lo cual facilitó que vencieran y sometieran a los egipcios en forma rápida y contundente. 480 a. C. “La aparición del poder naval tuvo lugar en el desarrollo de las Guerras Médicas, bajo el mando del general de tierra, Temístocles, quien es recordado como el primer almirante griego” (Pipes, 1998). 80 a. C. Las reformas hechas por el célebre militar romano Cayo Mario, quien “creó las legiones permanentes y estableció un tiempo de servicio de 20 años para sus militantes” (Sánchez, 2001).



Edad Media. Se determinó una distinción entre ejércitos mercenarios y nacionalistas (guerra de los Cien Años).



Ilustración. En España, el Rey Carlos III realizó reformas a la organización que influyeron en la conformación de los ejércitos españoles de ultramar, como la introducción de los tercios y la coronelía.



Primera Guerra Mundial. Debido al poder de fuego que alcanzaban las armas, esta guerra se vivió en trincheras y cambió la forma de combatir, reduciendo sustancialmente el combate cuerpo a cuerpo.



Segunda Guerra Mundial. Se introdujo el concepto de la guerra relámpago, a causa de la aplicación de la aviación y los blindados; elementos que generaron alta movilidad y apoyo.

Las transformaciones militares y las evoluciones doctrinales no son procesos que surgen por casualidad; por el contrario, obedecen a la adaptación de los modelos castrenses a los contextos en los que se desenvuelven. •

Guerra Fría. El empleo de armas nucleares y la multiplicación de escenarios para librar la guerra (en tierra, mar, aire, espacio e incluso en el subsuelo) apuntaló la amenaza de la destrucción total.



Décadas de los 80 y 90. La batalla aeroterrestre y las operaciones de dimensión total tuvieron un éxito contundente en la Operación Tormenta del Desierto (campaña estadounidense considerada como la empresa de guerra más exitosa en la que se empleó la batalla aeroterrestre).



2001 – actualidad. Las transformaciones militares posteriores al 11 de septiembre de 2001 (9-11) se relacionan por la forma de percibir las amenazas y de combatirlas. Antes, se identificaba y estudiaba al enemigo (como en el caso de la Guerra Fría, dos bloques plenamente identificados); ahora, el nivel de incertidumbre sobre la amenaza y el enemigo es enorme y se hace necesario tener fuerzas entrenadas para afrontarlo.

EVOLUCIÓN DEL CONCEPTO OPERACIONAL Y DOCTRINAL EN COLOMBIA Durante los 216 años de historia del Ejército, este ha atravesado una serie de transformaciones: 1 “Hicsos es el término helenizado de la denominación egipcia heqa jasut (hḳȝ ḫȝs w t) que significa gobernantes extranjeros” (Alonso, 2014).

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Del entendimiento de los cambios en el contexto se puede comprender cómo evoluciona la doctrina y la forma de realizar las operaciones militares.



Independencia: Se pasó de ser un ejército realista a un ejército nacionalista; en este periodo se abandonó la influencia de la doctrina española de los tercios y se adoptaron las tácticas y técnicas empleadas en las guerras napoleónicas, doctrina francesa, que fue predominante en el siglo XIX.



1907: Se recibió una influencia doctrinal denominada prusiana. “Tuvo lugar la reforma militar liderada por los generales Rafael Reyes Prieto y Rafael Uribe Uribe, los cuales contrataron la misión militar chilena para gestar la Escuela Superior de Guerra, la Escuela Militar de Cadetes y la Escuela de Clases” (Santos, 2007) —esta última fue uno de los intentos de forjar una escuela para los suboficiales del Ejército—.



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Conflicto colombo-peruano (“creación y aparición de las escuelas de capacitación” —Laiseca, 2009—) y guerra de Corea: Los procesos de modernización sucedidos después de estos acontecimientos ocasionaron el inicio de una “dicotomía híbrida entre la doctrina prusiana y la norteamericana, que persiste aún en la institución dentro del proceso de influencia conocido como doctrina de seguridad nacional” (Leal, 2003).

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Década del 70: Se pasó de ser un ejército con unas capacidades convencionalmente regulares (perfeccionadas por la participación en un conflicto internacional de alta intensidad, como el de Corea) a tener capacidades netamente contrainsurgentes. Proceso evolutivo de 40 años de duración aproximada, en el que el Ejército concentró todo su poder, accionar y filosofía contra una fuerza esencialmente contrainsurgente. En estos años se adquirió una capacidad de combate que tienen pocos ejércitos en el mundo y que quizás muchos quisieran tener en este tipo de conflictos.



1998: Se perfeccionó el proceso de modernización con el Plan Colombia, que sirvió para recibir material y equipo norteamericano y, a su vez, adoptar avances doctrinales en cuanto a Fuerzas Especiales, Aviación e Inteligencia. Lo anterior se potencializó con las políticas de seguridad democrática que, sin lugar a duda, influyeron en el debilitamiento y posterior cambio de estrategia de las estructuras delictivas y terroristas de las FARC, el ELN y las BACRIM.



2009: Al verse debilitadas militarmente, las FARC cambiaron de estrategia; es decir, dejaron las concentraciones

El conocimiento del ambiente operacional se convierte en una herramienta importante y urgente para el entendimiento e identificación de un concepto operacional y de la doctrina que se debe emplear para enfrentar los retos y amenazas del presente. de grandes grupos de terroristas para agrupase en pequeñas células que efectuaron acciones de forma aislada y continua, con lo cual regresaron a los modos delictivos incipientes de los años 60. Por este hecho, al interior del Ministerio de Defensa Nacional, en el 2011 surgió la necesidad de replantear la estrategia para combatir estos grupos de actores al margen de la ley y se originó el Comité de Revisión Estratégica e Innovación (CRE-i), en el cual se diseñó el plan Espada de Honor, planteado para lograr la derrota final de los grupos narcoterroristas con un trabajo coordinado, conjunto e interagencial. A la fecha, se han cumplido la mayoría de los objetivos trazados en dicho plan, lo que lo hace exitoso. •

2012 y 2013: Continuó la corriente de reingeniería institucional y se llevó a cabo una mejora en los procesos realizados al interior del Ejército con miras al desarrollo de capacidades eficaces ante los nuevos retos y amenazas que se vislumbran en un mundo cada vez más globalizado. Para ello, la institución planteó una serie de iniciativas para contrarrestarlas (Ejército Nacional, Dirección de Planeación, 2013).

En el año 2013, durante el desarrollo del ejercicio prospectivo del Comité Estratégico de Diseño del Ejército del Futuro (CEDEF), surgió la necesidad de diseñar un plan para efectuar una revisión formal total a la doctrina militar del Ejército de Colombia, a fin de actualizarla y lograr su jerarquización, interoperabilidad y estandarización. Por lo tanto, se buscó su alineación con el plan de trasformación del Ejército y de tener en cuenta la experiencia adquirida durante 52 años de conflicto, el contexto actual y la visión del futuro institucional. •

2015: La Jefatura de Educación y Doctrina diseñó y estructuró el plan estratégico Minerva: “Fortalecimiento del sistema de educación y doctrina de la Fuerza”, que contempló en su contenido 46 propuestas dentro de las cuales se incluyó el proyecto Damasco 1.0 en el que se esbozó una metodología para jerarquizar, estandarizar, organizar y hacer más interoperable la doctrina militar del Ejército de Colombia. Lo anterior se llevó a cabo en concordancia con lo expresado por el Comandante del Ejército: “Una de las intenciones más importantes que tengo desde que asumí como Comandante del Ejér-

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cito, es la de consolidar el plan de transformación y fortalecimiento institucional, que tiene como objetivo o estado final deseado entregar a la Nación una institución mucho más preparada para afrontar los retos y amenazas que propone el futuro a corto, mediano y largo plazo; mitigando los efectos que genera la incertidumbre y preparando nuestra Fuerza para desempeñarse y vencer en ambientes cada vez más complejos (Mejía, 2015)”. Con base en lo expuesto con anterioridad, se concluye que generalmente las revoluciones y/o evoluciones en asuntos militares se ocasionan por cambios en el contexto y son impuestas por las dinámicas políticas, económicas, sociales y desarrollos tecnológicos; asimismo, es habitual que vayan de la mano con la aparición de nuevas tecnologías. Del entendimiento de estos cambios se puede comprender cómo evoluciona la doctrina y la forma de realizar las operaciones militares; si bien desde la batalla de Tell hamoukar la ofensiva y defensiva son las mismas, uno de los factores que más dinamizan las formas de realizar las operaciones militares son los cambios tecnológicos. En consecuencia, el conocimiento del ambiente operacional se convierte en una herramienta importante y urgente para el entendimiento e identificación de un concepto operacional y de la doctrina que se debe emplear para enfrentar los retos y amenazas del presente. Así las cosas, del entendimiento del contexto operacional se busca aprovechar la experiencia y el conocimiento que poseen los hombres y mujeres de toda Fuerza Militar para disponer los cimientos sobre los cuales se desarrollarán los conflictos del mañana.

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REFERENCIAS Colombia, Ejército Nacional, Dirección de Planeación. (2013). Diseño y metodología para la transformación del Ejército. Bogotá: Imprenta del Ejército. Colombia, Ejército Nacional, Centro de Doctrina del Ejército. (2016). MFE 1-01, Doctrina. Bogotá: Ejército Nacional. Colombia, Ejército Nacional, Centro de Doctrina del Ejército. (2016). MFE 5-0, Proceso de operaciones. Bogotá: Ejército Nacional. Laiseca, W. (2009). FALTA EL TÍTULO. Jefatura de Educación y Doctrina. Bogotá: Rasgo y color. Leal, F. (junio, 2003). La doctrina de Seguridad Nacional: materialización de la Guerra Fría en América del Sur. Revista de estudios sociales, (15). Recuperado de http://www.redalyc. org/articulo.oa?id=81501506 Mejía, A. (2015, 25 de septiembre). “El Ejército del futuro: Entre transformación y doctrina para construir la paz” [foro], Universidad del Rosario, Bogotá. Pipes, D. (1998). Herodotus: Father of History, Father of Lies. Loyola University Student Historical Journal (1998-1999) Recuperado de http://www.loyno.edu/~history/ journal/1998-9/Pipes.htm Sánchez, M. (2001). Veleyo Patérculo. Historia romana. Madrid: Editorial Gredos. Santos, P. (2007). Historia militar del Ejército de Colombia, Bogotá: Imprenta del Ejército. Tsouras, P. (2005). Dictionary of Military Quotations. London: Greenhill Books.

Managing Director General alberto José MeJía Ferrero National Army Commander Advisory Committee MaJor General leonardo Pinto Morales Chief of Staff Force Generator MaJor General adelMo orlando FaJardo Hernández Education Commander And Doctrine of the Army Editor colonel Pedro Javier roJas Guevara Director Army Doctrine Center

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Unified Action in the Southeast of the Country Major General Nicacio de Jesús Martínez Espinel, Director Escuela Superior de Guerra, Colombia.

Design as a Planning tool in Complex Environments Colonel Juan Carlos Correa Consuegra, student Curso Altos Estudios Militares, Colombia.

Integration of Law with Military Doctrine Dr. Christoph Harnisch, Head of Delegation at International Committee of the Red Cross (ICRC).

Editorial Board colonel Waldo Franco ruíz Director of Production Doctrine, Organization and Equipment - DIPOE lieutenant colonel dubán salinas Pineda Director of Lessons Learned - DILEA lieutenant colonel leonardo M. bastos Director of Management, Standardization and Dissemination of Doctrine - DIGED MaJor elio roMán torres ortíz Director of Standards of Preparation - DESTA MaJor luis Fernando barco Director of Terms, Symbols, Badges and Heraldry - DISDI MaJor leonardo GóMez Parrado Planning Officer CEDOE Copywriting and proofreading CEDOE’s editing team Design, layout And conceptualization Graphic Design Team CEDOE Journalists Mariauxy roJas Fabián Gutiérrez

Our Thoughts on the Road to Damasco

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Lieutenant Colonel James F. Benn, Deputy Director Combined Arms Doctrine Directorate (CADD), and Lieutenant Colonel Carlos L. Soto, U.S. Army Terminologist and Symbologist, Chairman of the NATO Joint Symbology Panel (IERHWG)..

Joint Operations: Operation Iraqi Freedom and its Comparison with the Joint Military Strategy in Colombia Colonel Pedro Javier Rojas Guevara, Director Centro de Doctrina del Ejército - CEDOE.

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Carl von Clausewitz a PoliticalStrategic Component of Damasco

Legal and Communications Adviser luz MartHa Melo rodriGues Photograph Archivo fotográfico CEDOE Print iMPrenta del eJército nacional All rights reserved. Military Expertise, Professional Magazine of the National Army of Colombia is a publication of the Center for Doctrine of the Army, which circulates three times a year and disseminates information related to Military Sciences of national and international interest. The opinions expressed in it by military and civil authors are their sole responsibility and do not necessarily reflect the Institution’s thinking.

DR. Philippe Dufort, PhD, MPhil, MA, Assistant Professor at Saint Paul University, Ottawa, Canada. MARZO - JUNIO 2017

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UNIFIED ACTION IN THE SOUTHEAST OF THE COUNTRY Experiences of the Omega Joint Task Force in the development of stability operations and defense support to civilian authority MAJOR GENERAL NICACIO DE JESÚS MARTÍNEZ ESPINEL Commander of the Omega Joint Task Force (20152016). Master in Security and National Defense from Escuela Superior de Guerra. Professional in Military Science from Escuela Militar de Cadetes “General José María Córdova”. Business administrator from Universidad Cooperativa de Colombia. Specialist in Security and Defense from Centro de Educación Militar. Specialist in Human Resources Management from Universidad Sergio Arboleda.

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he State, as the result of a common system and byproduct of the summation of wills or individual determinations, turns fiction into reality by providing a consent space for those who live in a particular place. The most tangible element in the current western and Colombian society is the Constitution, which meets general interests and establishes the duties for public and private matters. The Constitution, as the result of battles and social struggles1, makes addressing current issues more legitimate, especially when immersed in an armed and conflict of the subversive type that economically benefits criminals2. Article 217 of the Political Constitution

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of Colombia conceives the Military Forces as a legitimate state actor, not only for the defense of sovereignty, but for territorial integrity and defense of constitutional order. Maintaining the constitutional order has different political meanings, which are not only related to the way how the military powers face it, but also to the harmonic articulation of all public authorities. During an internal armed conflict that raises the level of governance and governability vulnerability, the functional role of the Armed Forces plays a leading role in finding an optimal solution for society. The policy for the operational performance of a military force is conditioned by the governing doctrinal concept at the time; this concept is variable and depends on universal tendencies on doctrine. Colombia is no stranger to it; since its establishment as a nation, it implemented the Napoleonic doctrine model, and later, the Prussian doctrine after the military reform of 1907. At mid-twentieth century, the doctrine of national security was adopted as a result of global bipolarity during the Cold War. The Colombian military doctrine adapted to the experiences of international and internal conflicts, therefore, a change in its positions occurred, which led to face the internal armed conflict based on modern concepts like military assistance and decisive action. The development of the Omega Joint Task Force, Futco (Fuerza de Tarea Conjunta Omega in Spanish) military campaign serves as evidence; this joint task was undertaken in the southeast of the country for thirteen years, under the concepts of unified action (conjuntez in Spanish3) and functional integrity of the State. Making a military entity with the size of 1 Hernando Valencia Villa criticizes Colombian constitutionalism by claiming that many of our political cards —understood as political constitutions— are the byproducts of expired battles, and that none of them corresponds to the ideal social contract of Rousseau. Our social contract is framed in struggles, and civil and political wars that only seek to impose their political theory under the premises of the winner (1987). 2 It is known as criminal rentier, since there are groups that not only want to overthrow the established constitutional and legal order, but have particular interests related to capital generated by criminal acts such as drug trafficking, extortion and other related crimes. 3 Concept proposed by Colonel Pedro Javier Rojas Guevara, Director of Army Doctrine (2016).

The stability and the defense support of civil authorities operations doctrine is proven in actual combat. a land, river and air Army join efforts with the administration to integrate the country, was a challenge of strategic interest during the early years of the century. The synergetic action of the Armed Forces, under the doctrinal concept of national security, has always sought to “ensure the comprehensive development of man and national community, preserving them from interferences or substantial interference from any source” (1996). Adjusted to the advanced doctrine in terms of stability and support to the defense of civil authorities operations4, they have achieved a final ideal state, which contributes mainly to military victory, but, above all, to a stable and lasting peace. The experiences of Futco in the development of stability and support to the defense to civil authorities operations lie in two contribution pillars: military power and integration of capabilities, as the result of some internal and external references that determine a common factor, namely, unified command as an input for the doctrinal foundation of joint operations.

PIONEERS OF UNIFIED ACTION Joint operations have not been alien to classical wars, due to articulated use of transportation means and arms, which represented an advantage over the enemy. Greco-Persian Wars, like Marathon, Thermopylae and Salamis, are examples of such integrated land and sea maneuvers directed to a common goal. 4 These operational concepts are the result of the Damasco doctrinal reform, an ingenious product of military and institutional projection that allows legitimating the strength of the Army and contributing to the harmonious and synchronized progress of the Armed Forces.

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However, modernity brought the development of joint operations during the onset of World War II with the alliance between the United States, Great Britain and Russia, which showed the great advantage of having a defined objective, only one command, and the use of available means by ground, sea and air. It was such a success at the time, that the words of President Eisenhower, commander of the Normandy landings, transcended the global military organization by saying that “separate ground, sea and air warfare is gone forever. If ever again we should be involved in war, we will fight in all elements, with all services, as one single concentrated effort.” Since then, joint commands are not new to the world. The United States Army implements them as a model for operational deployment. In 1951, the General Command of the Armed Forces was created, collecting the operational experiences of the Peruvian conflict and the diversity of military operations in the internal conflict, like Marquetalia, Colombia and Land of Honor just to name a few. None of them discarded the air, river and land capabilities possessed by the Armed Forces, and thanks to this coordination, compliance with the constitutional mission was fully achieved.

MILITARY POWER The military apparatus, seen as the actual factor of power of a society5 (Lasalle, 1862), is the tool that strengthens relations between the administration and its receivers because of its authority. This teleological relationship of safe-

The synergetic action of the Armed Forces, under the doctrinal concept of national security, has always sought to “ensure the comprehensive development of man and national community, preserving them from interferences or substantial interference from any source. 70

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ty and security of general interest is necessary for building community stability. That is why, according to the nature of such commonplace called territory, necessary institutions must be established for that purpose. If a community has territorial diversity, it will also have a protective mode. Military power has three variables in the experiences of the Futco campaign: 1) it represents the central power; 2) it is the best support to local power and 3) it is taken as a social stronghold. In a theater of dynamic and differential operations (such as the 107 000 square kilometers of responsibility area), the first sign of the presence of the central power is the soldier. The recurring acknowledgment of responsibility for the conflict is attributed to this because, if the government is not yet present in these sites with comprehensive forms of administration, the only authority within the same institutional hierarchy is the military authority. It is no accident that military institutions are a legitimate actor in the conflict, since constitutional mandate put it in such a situation. As local support, it represents the supreme value of security. Every day, national security studies go beyond the merely military character of the concept ‘comprehensive security’ (Spanish Centre for National Defence Studies, 2010), but this is no stranger to the operational reality that has been experienced in the subversive rear area of the Colombian conflict, since the presence of military units speeded the presence of other institutions that helped normalizing the delivery of essential services and the activation of local public authorities through participatory democracy. Non-armed action by military power, conjugated as integral action, turns military operations into a tool for economic and infrastructure development, using proper alignment with the policies of the national Government to allow local governance and displacement of military coercion to the police. This evolution sequence is the setting of optimal conditions for the final state of stability operations carried out by land military forces.

The policy for the operational performance of a military force is conditioned by the governing doctrinal concept at the time; this concept is variable and depends on universal tendencies on doctrine.

INTEGRATION OF CAPABILITIES

UNIFIED COMMAND

The summation of the capabilities of the Armed Forces is the formula for unified action. For this purpose, there are two basic conditions that need to be met: 1) decentralization of technical capacities and 2) understanding of combat capability and Force generating capacity. Decentralization is about the participation in local planning along with the existing capabilities of the Force, which means that regional or specific commands may have the technical capabilities of the Force, according to its timeline for planning, to the extent that military planning depends on the central command as operational effectiveness decreases. Decentralizing capabilities does not mean losing power, but to multiply decisive action for a common goal.

The existence of an identity based on the combat role, in accordance with the nature of the conflict, is part of the common factor in joint operations. The presence of a closure member in the military command for combat supports decision-making, clarifies the responsibility of military action and facilitates the application of philosophy and function of Mission command warfighting function, which must be characterized by combining command and control science to understand the situation, make decisions and accomplish the assigned mission. This unified command integrates unified action among the Staff, allowing the conceptual integrity for the deployment of capabilities of each Force.

Understanding the role of combat and the role of Force generator is one of the most important challenges of unified action, since confusion can cause an imbalance in the fulfillment of the mission. Joint operations need the explicit distinction of this function, where the headquarters of the Force serve as the great generator of capacity, and joint headquarters as the great articulator of operational art. If this requirement is not granted as a characteristic of unified action, the advanced doctrinal foundations proposed by Damasco would blur.

CONCLUSION The stability and the defense support of civil authorities operations doctrine is proven in actual combat. In Colombia, it has been applied as knowledge curves on the subject and agrees with the demands and experiences represented in the social progress of the country. Far from institutional megalomania, the Futco military campaign is a successful case, with tangible results, of the perception of national security and an effective contribution to national development through the implementation of joint doctrine by the Colombian military to avoid that groups outside the law take

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advantage of the gaps in military operations (2015). The fact that the conditions of the final state of stability operations should be safe and subjected to the rule of law and a stable government, with a sustainable economy, is no stranger to the current reality of the military victory of the conflict, even more when this is analyzed from the point of view of defense support to civil authority operations, since the social recovery of Colombia is a notorious fact that can hardly be diminished in the future. Therefore, the Armed Forces are advanced government institutions that will enable engaging in the challenges of today’s world in any stage, as their basis has an adequate doctrinal conditioning.

REFERENCIAS Spanish Centre for National Defence Studies (2010). Documentos de Seguridad y Defensa de las operaciones Conjuntas a las Operaciones Integradas. Un Nuevo Desafio para las Fuerzas Armadas. Madrid: Ministry of Defense. Spain. Damasco, Armed Forces of Colombia. National Army (2016). MFE 3-07 Operaciones de Estabilidad. Bogotá: Army Doctrine Center.

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____________. MFE 3-28 Apoyo de la Defensa a la Autoridad Civil. Bogotá: Army Doctrine Center. ____________. MFE 6-0 Mando Tipo Misión. Bogotá: Army Doctrine Center. Fuerza de Tarea Conjunta Omega, Futco, (2015). Las FARC desde la guerra de movimentos a su punto de inflexión. Fuerza de Tarea Conjunta Omega. Dios y Victoria. Bogotá: Planeta. Armed Forces of Colombia (1996). Manual de Segridad y Defensa Nacional. Bogotá: Printing and publications of the Armed Forces. Lasalle, F. (1862). ¿Qué es una constitución? Berlín: Grupo Planeta Spain, 843440091X, 9788434400917. Rojas Guevara, P. (June 8, 2016). Ejército, conjuntez y Acción Unificada. Retreived from eltiempo.com: http://www.eltiempo.com/ opinion/columnistas/ejercito-conjuntez-y-accion-unificada-pedro-javier-rojas-guevara-columna-el-tiempo/16640129 Valencia Villa, H. (1987). Cartas de Batalla: una crítica al constitucionalismo colombiano. Bogotá: Panamericana.

DESIGN AS A PLANNING TOOL IN COMPLEX ENVIRONMENTS COLONEL JUAN CARLOS CORREA CONSUEGRA He is a Professional in Military Sciences, Business administrator, Master in Strategy (War College of the United States) and MBA (Webster University). Student at High Military Studies Course, 2017, at Escuela Superior de Guerra and Chief of Planning and Transformation of the Army.

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ne of the most effective tools for analysis and strategic and operational planning in the complex international environment of modern war is design. Analyzing its definition and terminology is important for its implementation. The scope of this tool can be realized by interpreting its conceptual framework and its objectives. Once concepts are understood, leaders and planners can apply the methodological structure of design to understand and solve complex problems. Design has been doctrinally defined as “a methodology for applying critical and creative thinking to understand, visualize, and describe complex, ill-structured problems and to develop approaches to solve them” (U.S. Army, 2010a, p.3-1). In that sense, it is necessary to analyze various as-

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One of the most effective tools for analysis and strategic and operational planning in the modern and complex environment of international war is design.

pects of this definition to understand the nature of design. Initially, as established by Stefan Banach and Alex Ryan in the Military Review journal (2009), design is a way of thinking more than it is a theory, process, or product. Since design is usually developed in teams, each member of such teams should be able to think strategically. Strategic thought is the combination of three types of thinking: critical, creative and systemic. Without a certain order, but with a balanced combination, critical thinking is defined as a “conscious and reflexive deliberate evaluation of facts, assumptions and meddling from many perspectives to appreciate the consequences of actions and beliefs” (US Army, 2010a, p. 327); skeptical thinking is what generates reflection. This —deliberate and rational— thinking is oriented to question causes, effects and elements to achieve a detailed understanding of the strategic and operational environment. On the other hand, creative thinking is defined as a “challenge to existing habits, patterns and paradigms to generate relevant responses to unique situations” (US Army, 2010, p.327), and allows designers, after having a final state clear, to visualize the lines of effort in the operational field and strategic options that will impact the current environment to reach a desired system. This type of thinking is based on finding innovative ways to appreciate environments, while creativity, imagination and innovative ideas build up the basis of the methodology.

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Critical and creative thinking are complemented by systems thinking, which allows to go deeper into all elements of the environment. This is how analyzing each element and component of the operational or strategic environment by systems allows us to observe all elements at different levels, their importance and the relationships between them. Understanding the relationship between the elements of the environment also helps the designer to visualize causes and the effects that can be generated when an action is applied in the search of the desired system. Therefore, the negative impacts that, sometimes, can be detected only at the end of the process, are reduced considering that reversing them is even more complex. Another key point of the doctrinal definition of design is its use for complex and ill-structured problems. Problems analyzed may be of two types, among others: complicated and complex. Complicated problems can be examined, predicted or solved through tools more commonly used in military planning, such as military decision-making process (MDMP), since it is aligned with logical steps that can be anticipated, and that generate a clearer solution. This type of problem was seen in the Vietnam War, in which the Vietcong had the knowledge of the logic of conventional wars. In this case, they anticipated softening fires by the United States Army before each air assault, and the damage caused by the U.S Army was resisted from fortifications built in the landing areas. In these fortifications, they managed to protect themselves and launch their assaults at the time of landing; this logic of war allowed them to anticipate their actions. However, complex problems cannot be solved with simple and logical processes; due to their unpredictable nature, complex problems demand a more abstract reasoning. In the midst of this complexity, ill-structured problems are well defined because they have no certainty or clarity on both the current state and the desired state, and make difficult establishing precise solutions to solve them. These two types of problems, complex and ill-structured, are the basis of design. In consequence, today, in different armies in the world,

when facing volatile, uncertain, complex and ambiguous environments (VUCA), strategic and operational planning should be based on the use of design, rather than on traditional tools. These situations are common in war against terrorism and guerrilla warfare, in which anticipating actions is difficult and, even more, understanding their consequences. A clear example is the attack on the Twin Towers in New York, where the country with the most powerful army and defense systems in the world was caught by a simultaneous attack of terrorists with unconventional means. As stated by Lieutenant General William Caldwell, former director of the School of Advanced Military Studies (SAMS), cradle of design in the United States Army, “Design is the next step on a path to maturing our battle command model for the complexities of operations in an era of persistent conflict” (2009, p. iii). Although design is more used for complex problems, it is not possible to consider that this tool replaces the other. The current environments have a combination of complex and complicated situations or elements. For this reason, combining all available tools is recommended to achieve greater planning at all levels. According to Gen. James N. Mattis: Design does not replace planning, but planning is incomplete without design. The balance between the two varies from operation to operation as well as within each operation. Design helps the commander provide enough structure to an ill-structured problem so that planning can lead to effective action toward strategic objectives. Executed properly, both processes are always complementary, overlapping, synergists, and continuous. (2009). After analyzing the definition of design, its scope can be visualized by interpreting its conceptual framework and its foundations. Design bases its conceptual framework on five pillars that support its pedagogy. The first, doctrine, is that which governs military actions and the use of capacities to achieve a certain goal. This pillar is the result of other four included in its conceptual framework: history, theory, practice and philosophy.

History can be clear about the origin of concepts, their application and, more importantly, their effect on different operating environments, through historical narratives. Theory describes what contemporary analysts see in the different elements of the environment and its possible evolution, providing a better understanding of the current and desired environment, and practice, —which is commonly known as “lesson learned”—. It also allows designers appreciate the result of the application of concepts and capabilities in a modern way, and, thus, understand its effect for subsequent application. Last but not least, philosophy allows analyzing thinking related to all elements of the strategic and operational environment to seek greater understanding and interpretation of its real meaning. The conceptual framework has a hierarchical structure in which design excels at the top. Design is the axis and the main objective of this concept, from where definitions and terms are born and whose return is reflected on clear meanings for solving complex problems. Following the pecking order, four more fundamental concepts, called “great ideas”, arise: learning, difference, systems and social creation. Then, the “key concepts”, that define and articulate design, appear with great importance given this connotation. A clear example of this is critical thinking and creative thinking.

Although the design is used more in complex problems, it can not be thought that this tool replaces the others; The current environments have a combination of complex or complex situations or elements.

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The first element is to establish the operational environment. Understanding the context of the current and the desired environment is necessary and, so is analyzing all the subsystems that compose them.

Design

Great ideas

Key concepts

Design terminology

Conceptual framework of design (U.S. Army, 2010b, p.42)

Furthermore, the last level of this conceptual structure of design, which is also its foundation, is “design terminology.” This structural level includes all those terms of different disciplines or elements that have an impact on the understanding and visualization of the current and desired environment to achieve a common understanding.

To achieve the objectives of design, according to Figure 2, applying a basic methodological structure, composed of three elements that are interconnected is required, as well as allowing constant feedback, which constitute a learning methodology that will guide the process of design and will achieve the desired objectives.

Based on this structure, design seeks to achieve four clear goals, which, in turn, are essential to bring the current environment to the desired environment and overcome all the complexities of today’s conflicts.

The first element is to establish the operational environment. Understanding the context of the current and the desired environment is necessary and, so is analyzing all the subsystems that compose them and their relationship to predict the effects of the application of possible solutions. After analyzing the environments, complex or ill-structured problems to be solved can be identified; often, not clearly identifying them since their outset will make the team and leaders focus on other problems that do not contribute to solution or that will not generate the desired effect. This mistake can result in a waste of time and resources and, more importantly, bring the environment to an unwanted or more disadvantageous state to the interests and objectives proposed by the team.

The first objective is to understand ill-structured problems. This understanding is strengthened by the application of critical thinking in all phases of design, which ultimately allows achieving the second objective: anticipation of change. To achieve the third objective, creating opportunities, applying creative thinking is essential to allow innovation and find differential solutions in the elements of the strategic and operational environment, in order to generate the required effect and to lead to a desired state. Once opportunities have been created, the leadership of commanders, along with accompaniment and permanent feedback, allow design teams to achieve the fourth objective: recognizing and managing change.

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The third element is considering operational approaches. It is essential to have a small range of objectives based on the line of effort, resources and risks to introduce the leaders who make decisions.

Finally, in today’s world, where conflicts are impacted by persistent and emerging threat systems in VUCA environments, using all available tools for planning is necessary, particularly, the most modern and effective tool: design. This, combined with other available tools at different levels, allows designers, planners and leaders to understand and influence effectively on the complex and modern environment of war, which creates the required effect to achieve the desired system.

Problem framework

Operation approach

Environmental context Design Concept

Methodology of design (U.S. Army, 2010b, p.42)

REFERENCIAS Banach, S. & Ryan, A. (2009). The Art of Design. A Design Methodology. Military Review (march-april), pp. 105-115.

US Army. (2010a). Field Manual 5-0, The Operations Process (Final Approved Draft). Washington, D.C.: Department of the Army.

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US Army. (2010b). School Of Advanced Military Studies, Student Text, Version 2.0, Art of Design. Washington, D.C.: Department of the Army.

Lawrence, T. (1983). Seven Pillars of Wisdom: A Triumph. London: Penguin Books. Mattis J. N. (2009). Memorandum for U.S. Joint Forces Command: Vision for a Joint Approach to Operational Design. Washington D. C.: US Army.

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INTEGRATION OF LAW WITH

MILITARY DOCTRINE CHRISTOPH HARNISCH Head of the Delegation of the International Committee of the Red Cross in Colombia since August of 2014. He holds a master’s degree in Diplomacy from the University of Geneva. He has been linked to the Institution since 1984. He worked for the first time in the American continent from 1988 to 1989, as Deputy Director of the Delegation in Managua, Nicaragua. He was then promoted to Chief of the Operational Sector at the ICRC headquarters in Geneva. From 2008 to 2014, before being named Chief of the Delegation in Colombia, he was in charge of the External Resources Division, responsible for securing ICRC funding globally

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ll States have the obligation to follow International Humanitarian Law (IHL) and International Human Rights Law (IHRL).The International Committee of the Red Cross (ICRC) is committed to support the efforts of States in this regard and does so through various activities, such as promoting the integration of appropriate compliance measures in doctrine, teaching, training and control mechanisms, in order adjust the behavior of those involved in armed conflicts with law. The ultimate aim of this support is reflected on the exclusively humanitarian mandate of the Institution, which is none

other than protecting the lives and dignity of victims of armed conflicts and preventing suffering by promoting and strengthening the law and universal humanitarian principles. Currently, a wide range of arms carriers around the world –armed forces, security forces, police forces, non-state armed groups and private security companies– use force in very diverse situations. These range from maintaining order in peacetime to highly complex and deadly combat operations. Arms carriers also use force in intermediate situations between these two extremes, called “domestic violence”, “tenseness” or “riots”. At the same time, it is necessary to note that the tasks related to the maintenance of order or combats confer many faculties, like, for example, the power to conduct searches and use force, which also includes the use of fire weapons to prevent a violent crime or to put a person out of action by wounding or killing. However, these powers imply corresponding obligations; therefore, the force that can be used is not unlimited and all situations in which it can be used are regulated. Despite the existence of a number of international standards to regulate the use of force, we must recognize that violations of IHL and IHRL occur frequently around the world. Practically, all arms carriers can commit such violations, even those who have the longest experience or the most sophisticated training. Since the only novel fact is negative behavior, it is virtually impossible to measure lawful behavior and, in the case of Colombia, the number and severity of violations has been reduced in recent years significantly. Having said this, we must not forget that the bearers of weapons are no less bound to follow the law and that this remains a useful and appropriate way to protect people in armed conflict and internal violence situations, even if it is violated. To determine the necessary measures, the means and the mechanisms to prevent illegal behavior, it is essential to understand the reasons for violations. It is common to hear violations are the consequence of ignorance of the applicable law. However, a careful analysis of the behavior of arms carriers shows that violations are also committed by people who know

the basic principles of law or that have even endorsed it. Experience shows that lack of compliance with the essential IHL and IHRL rules is, separately or simultaneously, related to several factors, including inadequate skills, wrong attitudes, misconduct, lack of proper equipment, lack of will, lack of knowledge or understanding of the law (content, scope or purpose) and lack of effective sanctions regarding violations. Undoubtedly, the crux of the problem is not that people do not know the law, but what is needed to translate knowledge into appropriate behavior. It is essential to ratify IHL or IHRL treaties and to incorporate them into domestic law to comply with its provisions. Spreading their content as widely as possible is another important component of any strategy that is intended to create the right conditions for lawful behavior. However, these measures are not enough. Four key factors influencing the behavior of arms carriers during operations are Doctrine, teaching, training and equipment and, finally, control mechanisms or sanctions. Operations carried out in accordance with the law must be an integral part of each of these four factors part. This is what the ICRC calls “integration process”. It is not intended thereby that the provisions of IHL or IHRL are systematically cited in doctrine or manuals, or that all arms carriers are fully aware of legal issues, which can be, sometimes, quite complex. For law to be respected, it must be translated into action, specific means and mechanisms in the areas of Doctrine, education, training and equipment and/or sanctions. Law is essentially a set of general rules, and this generality, sometimes quite extensive, makes difficult its use as a practical guide to behavior in combat or law enforcement situations. Therefore, it is necessary to interpret the rules, analyze the impact they have on operations and to determine the consequences at all levels. Doctrine, teaching, training and equipment are closely related elements and are constantly

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Law integration cycle changing in a cyclical manner. The experience acquired during operations, along with changes in the law, the equipment and the types of threats and missions, require a periodic review of all such elements. Since, it is also about sanctions, it is necessary to adapt regularly their content. Hence, the integration of Law is a permanent and endless dynamic. Integration is a long-term task that requires strategic vision and an overview of the incidence on the organization concerned. In consequence, it requires commitment at the highest level of command. The process begins, no doubt, in the highest levels, and commitment should not be a simple acceptance of the need to disseminate or teach regulations or to provide regular training on it; all subordinate levels must understand that the application of law is a priority for every organization. Certainly, words must be accompanied by actions and, because of staff rotation, commitment must be periodically renewed to maintain the stability and continuity of integration. The starting point of the IHL and IHRL integration is Doctrine, which should be the guide

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to lawful behavior. Doctrine is understood as all the fundamental principles that guide the action of arms carriers at strategic, operational and tactical levels, regardless of the form given to these principles; it is the set of directives, policies, regulations, codes of conduct and manuals, or equivalents, that teaching and training to arms carriers during their career are based on, which provides a common vocabulary and shapes the decision-making process, tactics and behavior in operations. The integration of law is not achieved in the Doctrine with a simple inclusion or quotation of rules and principles in codes, manuals and regulations. The relevant principles of Law, along with the means and mechanisms to respect people and goods specially protected, must become a natural and integral part of each component of the Doctrine. For the Law to be respected, it is essential to review the manuals and regulations related to decision making. The great difficulties currently faced regarding law enforcement and military operations show that the responsibility for the implementation of IHL or IHRL should not be attributed to a single seat in a General Staff or Senior Staff. As in any operational or tactical matter, the personnel responsible for each area (personnel, intelligence, operations and logistics) must know how they are expected to fulfill their obligations in this regard. In addition, it is essential that decisions meet the necessary mechanisms for the exchange and coordination of information, so no matter is overlooked and all necessary information is in the possession of the Chief in due time. Reviewing or adapting the manuals used by specialized support units and the various areas of action at all levels of the chain of command is necessary, so that the orders, regulations and operational rules allow following the law in various and complex situations that can be seen during operations (for example, presence of military objectives in populated areas or maintaining order during violent demonstrations). Law belongs to States parties in treaties and not to the ICRC. The same applies to the responsibility to integrate the Law. Thanks to

its long presence on the ground and continued dialogue with the authorities and arms carriers worldwide, the ICRC knows how to support efforts to prevent violations. After confirming that only teaching legal norms is not enough to change attitudes or behaviors, the ICRC has been replacing its diffusion approach for an

Law disposition

integration approach for two decades. If the authorities are really committed to support the long-term process and if they have the capacity to do so, the ICRC is willing to assume the role of adviser as set out in the Additional Protocols to the Geneva Conventions or act in accordance with its statutory right of initiative.

Incidence on operations

The following attacks, among others, are considered indiscriminate: b)[…] the attack may be expected to cause incidental loss of civilian life, injury to civilians, damage to civilian objects, or a combination thereof, which would be excessive in relation to the concrete and direct military advantage anticipated (Additional protocol I, art. 57.2.b)

How to evaluate an incidental loss when facing a foreseen military advantage? How to assess one thing regarding other thing? What proportions should be established between one thing and another? How to be sure that this assessment will always be done before taking a decision?

Consequences The Doctrine must contain: • The definitions of military advantage and incidental damage • The value scale to be used when choosing different lines of action • The mechanisms to achieve real balance, and recommendations that the Chief should follow when a decision must be taken • Measures to record the assessment and subsequent decision • Responsibilities on the matter that concern the intelligence and operations officers, as well as other people

Example of integration of a legal provision in the Doctrine

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OUR THOUGHTS

ON THE ROAD TO DAMASCO LIEUTENANT COLONEL (R) JAMES F. BENN Deputy Director Combined Arms Doctrine Directorate

LIEUTENANT COLONEL (R) CARLOS L. SOTO U.S. Army Terminologist and Symbologist. Chairman of the NATO Joint Symbology Panel (IERHWG).

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I

n December 2015, we embarked on a journey to assist in the doctrine transformation program of our partners in the Colombian Army. Little did we know that this adventure would lead us on a program of introspection and reflection, the likes of which neither of us had ever experienced. Over the past thirteen months, as we worked with the military and civilian professionals in the Center of Doctrine of the Colombian Army, we had the opportunity to learn about the proud heritage and traditions of the Colombian people, and how their military thinking had been heavily influenced, just as ours had been, by the combination of long term and recent experiences during actual operations. Other significant influences in both our Armies included the proliferation of information technologies, the realities of the learning habits and motivations of millennials and the global nature of nearly every human endeavor.

The task for both the United States Army and the Colombian Army remains to provide the operational information that guides the actions of soldiers in pursuit of national objectives. There are other significant uses of doctrine but this is by far the most important. What follows is a compilation of our most significant observations about our recent experience in the evolution of doctrine. Colombia and the United States are certainly familiar with protracted periods of military confrontations involving the full range of military operations from limited interventions to major combat operations. After 52 years of conflict in Colombia and 10 years of war in Iraq and Afghanistan, both the Chief of Staff of the Colombian National Army and the Chief of Staff of the United States Army believe that the Armies that are emerging from those conflicts will require doctrine development programs that are more flexible and more comprehensive than the programs that existed before those conflicts. How? In part, their vision focuses around streamlining the way the Army evaluates, encapsulates, and inculcates knowledge. That body of knowledge manifests itself in the way armies organize, train, equip, and employ Army forces. By reorganizing the structure of that knowledge and refining its content, the Army Chiefs believe that we can make it more relevant, accessible, adaptive, and useable. In turn, this will be the engine that makes both Armies more effective in joint operations across the range of military operations. The benefits of adopting this structure are significant. First, it ensures that the core professional knowledge is clearly identified and uncluttered. This is indispensable as we focus on true combined arms supporting unified operations. Because the top category of doctrine is so focused, it can be taught and referenced more easily. Derivative publications such as MCEs and FMs can be evaluated on how clearly they explain how to execute the fundamentals in combat. Second, the distillation of the most important information into MFE/ADP guides the individual development both in the classroom and in self-development. It states very clearly what soldiers need to know (MFE/

ADP principles) in order to do this in combat (MCEs/FMs with Procedures embedded). If Soldiers don’t know something well, they must apply themselves to mastering this body of knowledge through education and self-study. Third, there are professional forums accessible by every Soldier to share experience and spur change within the professional body of knowledge (Techniques). Fourth, it provides a structure for technology developers to see the hierarchy of knowledge to determine effective ways of conveying specific knowledge (APPS). Most important, this provides a focused body of knowledge that allows us to adapt effectively to the challenges we will face in the future. It allows us to isolate that level of knowledge that needs to change due to circumstances that we cannot envision now. Does the adaptation require a change in what we believe (MFE/ADP)? Or does it require changes in the way we do something in the field (MCE/FM)? Is there a better way of doing this? Has anybody ever done something like this before (Techniques)? Separating knowledge into these categories represents change on an unprecedented scale for Army doctrine. Therein lays the greatest challenge to achieving the potential benefits of doing it. We are transitioning from an era of knowledge contained in books into an era where knowledge is universally available but dependent on knowing where to look. We have developed an elaborate process for

"Information is a source of learning. But unless it is organized, processed, and available to the right people in a format for decision making, it is a burden, not a benefit”

William Pollard

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achieving success in the previous era, and none of us are expert in the details of making this work in the current era. Doctrine developers don’t know how to evaluate knowledge imparted using this structure because it lies outside of their experience. Success will depend upon close collaboration not only across the many specialized fields of military knowledge, but upon cross-generational efforts that do not depend upon formal organizational relationships. The good news is that we have the most experienced young leaders that we have ever had at exactly the time when we are going to need their knowledge the most. One observation that we made was that the Colombian Army had an established unique terminology needs a more interoperable language that facilitates a common understanding between NATO allies and partner nations. They are in the process of adding to Colombian Army doctrine associated NATO (NATO Glossary of Terms and Definitions, AAP-6) and U.S. forces (U.S. Army Terms and Military Symbols, ADRP 1-02 and Department of Defense Dictionary of Military and Associated Terms) terms, definitions and acronyms to fill this mil-

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itary doctrine language gap, and make Colombian Army doctrine more interoperable. The importance of having universally understood military symbology cannot be overstated. The Colombian Army is rapidly gaining experience in this area of universal symbology standards for the proper construct of military symbology. As their knowledge expands, they will have a complete inventory of symbology is universally compatible in both analogue and digital applications. In a perfect world, the Colombian Army will fully adopt NATO (NATO Joint Symbology, APP-6) and U.S. forces (Department of Defense Military Standard 2525) Symbology Standards for the proper construction of symbology, and use this standard as a basis for the creation of new unique Colombian Army symbols. As these terminology and symbology efforts mature, the Colombian Army and the US Army will strengthen the already solid bonds of partnership that have existed for many years and will place Colombia firmly on the part towards full interoperability with other partners around the world.

JOINT OPERATIONS:

OPERATION IRAQI FREEDOM

AND ITS COMPARISON WITH THE JOINT MILITARY STRATEGY IN COLOMBIA

COLONEL PEDRO JAVIER ROJAS GUEVARA Officer of the Military Intelligence weapon. He currently serves as Director of the Doctrine Center of the Colombian Army. He has a Master degree in National Security and Defense of the Escuela Superior de Guerra of Colombia. Diploma in Staff. Specialist in Military Intelligence, Public Administration and Fourth Category Military Teacher. In addition, he has a Service in campaign distinctive, that credits him as an author of doctrinal texts for the Army. Official member of the Design Committee of the Army of the Future (CEDEF 2013), and Director of the Minerva Strategic Plan for Strengthening Education and Doctrine 2015-2022 (First half 2015). He is also a columnist for the national newspaper El Tiempo and the regional newspaper El Nuevo Día and writes in the Revista del Ejército Nacional and in some academic journals.

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Tomada de: http://cdn.urgente24.com/sites/default/files/notas/2013/03/07/

elving into the analysis of Operation Iraqi Freedom, executed by troops belonging to an international coalition led by the U.S. Army between March 20, 2003 and December 18, 2011, and comparing this with the joint operation concept in the Armed Forces of Colombia, which originated in 2003 with the activation of the Joint Task Force Omega and marked a milestone in the way how military troops are directed, requires in the first instance, to define clearly what the joint military operations are.

According to Diccionario de la guerra (Dictionary of War - Comunidad Astalaweb, s. f.) joint operations are “operations that can be perform ed by a military organization with two or more components of forces.” Also, the Orientation Course on

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Joint operations are operations that can be perform ed by a military organization with two or more components of forces. National Defense (Codenal), developed at the War College during the second half of 2006, defined them as: […] those planned, timed and executed by joint military organizations, composed by two or more forces, under the responsibility of a commander, that are integrated to fulfill a mission in order to carry out a single effort and to concentrate operations (Flórez, 2012) Actually, the U.S. military began setting up their joint doctrine since World War II through a political-military superpower alliance materialized with the Soviet Union and Great Britain. In 1947, the Joint Chiefs of Staff was established through the National Security Law, strategic document endorsed by President Harry S. Truman, whose main purpose was to reform the organization of the Armed Forces and intelligence community at the end of the great military confrontation. Such military transformation, which subsequently had some adjustments, is what is known today as the United States Department of Defense. Similarly, the National Security Act established the National Security Council, which emerged as a central focal point for issues related to security policies and national defense. Likewise, the Central Intelligence Agency (CIA), the first espionage institution, was created during peacetime. In sum, the U.S. significantly boosted its great capacity and military power, which has positioned this Nation as a leader in joint operations, including Operation Overlord, better known as the Normandy landings, developed on June 6,1944 in the twilight of World War II, led by General Dwight Eisenhower, who had

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naval forces, ground forces during assault, strategic bombers forces from the UK, two tactical air forces, the ninth United States Air force, the second British Air force, and the Royal Air Force (RAF) under his command .D-Day, another name for the Normandy landing, went down in history as one of the greatest demonstrations of military deployment along with a convincing political-strategic result that marked the beginning of the end for Hitler and his Third Reich. Sir Winston Churchill, referring to the complex task of the three forces –Army, Navy and Aviation– that interacted during training aiming at the execution of Operation Overlord, said: For some time, the General Staff Joint Operations led by Admiral Mountbatten, whose successor was General Laycock, had set the theory and practice of amphibious operations. Now, it had to be shown to all participants, in addition to the generally intense training necessary for modern warfare, which obviously has been taking place for some time in Great Britain and the United States, through large and small maneuvers with live ammunition. Many officers and soldiers entered into combat for the first time, but everyone behaved as military experts. (2012, p. 859)

OPERATION IRAQI FREEDOM When analyzing this operation, it is important to highlight the principle of war called Control Unit1 as a determining factor for the joint operational concept. Therefore, in relation to its command structure, the Operation Iraqi Freedom had a major effort by the US military, in which British forces were integrated; however, in the different command levels, American Generals were in the first order. In consequence, who served as the chairman of the Joint Chiefs of Staff was General Myers, who also served as the main direct military adviser to the U.S President through the National Security Council, although he was not in the operational command. At the strategic level, in the hands of the Pentagon for the Middle East, the Central

Strategic Command (Centcom) was under the guidance of the Army General Tommy Franks, also the commander of the coalition troops, who had at his disposal four components (land, sea, air and special operations).This bold serviceman exercised control in a simple and smart way, and one of the keys to his success was the excellent duo that he made with United States Secretary of Defense, Donald Rumsfeld, who supported and empowered him to develop a military campaign in full autonomy and decision-making, which ultimately ended with the perfect fulfillment of the mission, that is, defeating the Iraqi forces and the subsequent overthrow of Saddam Hussein. The good General Franks, in his ‘American Soldiers’, speaks about Operation Iraqi Freedom and its joint character as follows: The other day, in Paktia province, Soldiers, Navy Seals, Air Force crews,

1 ““The decisive application of full power is only obtained through the control unit” (Armed Forces of Colombia, 1997, p.18). The control unit must be reflected on the joint effort, and this requires the indication of a single purpose, cooperation and coordination of all the elements and actions of the constituted forces. In other words, teamwork is required.

Marine Cobra Pilots and Bert Calland and Dell Dailey’s of the Special Forces, fought, died and dispatched Al Qaeda. There were no land campaigns, air campaigns nor Special Forces campaigns. There was a single integrated plan, and our people fought as a joint force. (2005, p. 383) Undoubtedly, the decisive factor for victory in this operation was the control unit and a very well-designed plan, along with highly prepared and trained units, equipment and weapons of last generation, Special Forces properly equipped and a high moral. In addition, the coalition troops were distinguished by their exceptional deterrent and versatile character, which ensured the development of ground operations (offensive, defensive, stability and support) through combined arms, Special Forces and security in wide area maneuvers, with a harmonious integration of information and communication technology with all its services, which were skillfully conjugated through interoperability. Actually, the U.S. military based their operation guidelines on lessons learned from the past, based on serious analyzes performed by

The joint operational concept is old around the world but new for our country. It certainly requires policy and, therefore, military coherence, in the sense of determining priorities in terms of security and defense for Colombia at this political juncture.

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qualified and experienced officers during the wars of the nineties. In the words of General Myers, chairman of the Joint Chiefs of Staff (JCS) of the United States during Operation Iraqi Freedom: “The joint fight is the key to achieve great successes on the battlefield” (CESEDEN, 2003, p.59). This is why the United States Army has gone through major changes in the last 25 years in its doctrine and joint organization. The last change began with a conference on October 11, 2011, and is expected to be completed in late 2015. But, undoubtedly, the most memorable change was the process of rebuilding the Army after the Cold War. This jump generated a superb professional military structure that triumphed decisively in the Gulf War (1991), which preceded the operation object of this study and is now a model and reference worldwide: Today, the Army needs to be flexible enough to succeed, not only in traditional warfare, but in new missions such as peacekeeping, humanitarian aid and disaster relief, and building democracy both at home and abroad ”(Sullivan & Harper, 1998, p. 17)

In the case of Colombia, this model of joint warfare is adaptable and applicable in scenarios where an external threat involving the latest generation of military equipment is present.

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These words today coincide with the expectation of the future army in Colombia. Paraphrasing Sullivan, Colombians are our customers and although we are not in danger of losing them, the real danger is failing in the combat field in the context of war against terrorist and criminal organizations (Sullivan & Harper, 1998, p.20). The Center for Advanced Studies of National Defense of the Kingdom of Spain (CESEDEN), in one of its papers, made a thorough and accurate analysis of differential aspects of the 2003 military campaign in Iraq, including the following: •

Supplementing the lowest amount of available forces in the theater for greater lethality and effectiveness, achieved through technological and doctrinal innovations.



Intensifying over time and on the extension of its strategic objectives airstrikes and ground operations support, through a massive use of cruise missiles and smart munitions.



Keeping a strong determination using ground forces that would invade the country, if necessary.



Searching, at all times, the support of the Armed Forces and civilian population opposed to Saddam Hussein, so that it contributes to the internal destabilization of the regime.



Addressing directly and rapidly the final objectives, through an ongoing advance of ground forces, avoiding direct confrontations with enemy units, as much as possible, and especially inside the cities.



Allowing conventional and special forces related to air and ground operations, agents and media intelligence, etc., to execute their action simultaneously.

All of this is integrated through a system of reliable and secure command and control to provide high combat capability permanently. In short, we can say that we are facing a form of warfare that combines bold and innovative element with other traditional and more secure aspects. (2003, p. 59) In conclusion, the United States Armed Forces remain at the forefront of the world’s armies and, therefore, constitute a benchmark for doctrinal and joint organization in Colombia. As a matter of fact, the document entitled “Joint Vision 2020: The United States Armed Forces preparing for the future” written by the Chief of Joint Staff in 2000, and reproduced a year later by the Military Review Journal, clearly stated the following about the importance of Command and Control as the axis of joint operations: Command and control is the exercise of authority and direction of the activities of the joint force. It is necessary to integrate the core competencies of individual institutions in effective joint operations. The growing importance of the aspects of multinational and interagency operations complicate and intensify the challenge of achieving integration. Command and control includes planning, direction, coordination and control of forces and operations with a focus on

The defense of sovereignty requires a joint operational concept, through deterrents to face an external threat that may be looking to cause the secession of land in our country. the effective implementation of the operating plan, but its central function is decision-making. (Command and Staff, 2001, p. 18)

THE CONCEPT OF JOINT OPERATIONS IN COLOMBIA In 2002, the Colombian government, led by President Álvaro Uribe Vélez, issued guidelines on security and defense through the “Defense and Democratic Security Policy”. Based on this policy, the Colombian Armed Forces, advised by their U.S. counterparts and led by the Army in coordination with the National Police, designed their plans. Thus, in 2003, the first Joint Task Force, called Omega arose with a specific mission: neutralizing the expansion of the strategic plan of FARC in the departments of Meta, Guaviare and Caquetá, region considered as a strategic rear of the criminal group. Javier Flórez Henao, expert in Political Studies and International Relations, stated in one of his writings on the recent doctrinal approach: The emergence of joint units is not only the result of American experience and influence, but also of own experiences in fighting characterized by varied Colombian geography, which allowed shaping this particular form of military organization as a possible solution to more effective deployment of troops, and also, generating a large concentration of military power, unity of effort, timing, synergy and flexibility in the Armed Forces. (2012, p. 68) Regarding the organization of joint character, the Military Forces of Colombia, for over ten years, have established joint commands

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along with the United States Southern Command and, in recent years, have given way to provisional organizations, called Joint Task Forces as part of the new strategy to combat terrorism, drug trafficking and illegal armed groups. This proposed joint organization was developed by the Strategic and Innovation Review Committees (CREI in Spanish) since 2011, and is based on the experience of the U.S. military, specifically from the Operation Iraqi Freedom, and the good results achieved by the Joint Task Force Omega, a pioneer in this mode of operation between forces. These results are due, among other reasons, to the generation of synergies that increase accuracy, strength and operational efficiency. Similarly, the Future Army Design Committee (CEDAW in Spanish) was advised by renowned officers of the United States Army, some of whom participated in the Iraq war, and civilian experts in transformation like Paul Davis2, who were brought to Colombia to assist in the goal of ensuring strategic capabilities for National Defense. These academicians and servicemen were based on the experiences and actions of brilliant generals like Nor-

The Military Forces of Colombia, for over ten years, have established joint commands along with the United States Southern Command and, in recent years, have given way to provisional organizations, called Joint Task.

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man Schwarzkopf (1934-2012), Commander in Chief of the United States Central Command and Commander of the Coalition Forces in the Gulf War in 1991, and John Philip Abizaid (1951, of Lebanese Arab Christian origin), Commander of the Central Command of the United States between 2003 and 2007, who took the leadership of the occupation forces in Iraq and Afghanistan after the retirement of General Franks. Taking into account the theories and analysis of the self-proclaimed Neo Lidell Hart3, they applied the German model (combined arms maneuver or armored doctrine4) during the Iraq wars in 1991 and 2003, respectively. In Colombia, this whole war model is adaptable and applicable in scenarios where an external threat with military equipment of last generation appears. However, like any policy of change in the organization, its success is contingent to the extent that it responds to demands of the operational environment in a given period. Considering the concept of modular organization, Joint Task Forces require flexibility to be effective, feasible and appropriate against any kind of change or challenge.

In Colombia, in the context of post-conflict, continuing with the idea of organizing combined armed task forces is a mistake, since these units are eminently transitory and created for a purpose and specific mission. Culturally, the Colombian Army has faced operational contingencies within the internal armed conflict by using them; in fact, Task Forces are the backbone of the Sword of Honor Plan (military strategy undertaken by the Military Forces of Colombia since 2011). Nevertheless, during the post-conflict period and before a potential —but unlikely— war scenario, Combined Armed Brigades should be organized and implemented the in the North Theater, and according to the situation, act as task forces or combat teams (these units are characterized by their combat power). It is necessary, for unit organization purposes, to refer to the military sociology and also to polemology to understand what the operational organization is, and understand it as a functional structure that should be adopted by Army units and instructions (tactics and strategies) to accomplish the mission. Actually, the Chilean professor Omar Gutiérrez Baldebenito, in his work Sociología Miltar (Military Sociology) The military profession in a democratic society (2002) states: “The effectiveness of operational organizations lies in the existence of a doctrine and cohesion of the force. The success of operational organizations rests on the moral values of the men who make up the force” (p. 189). These are the fundamental precepts of any victorious army.

of transformation in their organization and doctrine, as noted earlier, parallel to peace talks paragraphs held by the government with the terrorist group FARC. In this sense, the High Military Command must take appropriate and convenient decisions regarding the acquisition of weapons and equipment, and the organization of units prepared for the implementation of responsible effective joint operations aimed at national security, as defined in the Manual de defensa y seguridad nacional FF. MM. 3-43 (Defense and National Security Manual) as “the situation in which the interests of the nation are free from interference and substantial disruption” (Armed Forces of Colombia, 1996, p. 21). Consequently, joint operations –currently taking place in Colombia– should always be aligned with the joint doctrine applicable and effective for the operation of the Armed Forces: National defense is presented within a dynamic concept, because it involves a constant activity of foresight and resistance to attacks and threats that may affect the country’s security. Conceiving National Defense as the adoption of a passive attitude or a simple expectation to events or situations that threaten the security is equivalent to the anticipated acceptance of defeat. (Armed Forces of Colombia, 1996, p.25).

CONCLUSIONS •

The joint operational concept is old around the world but new for our country. It certainly requires policy and, therefore, military coherence, in the sense of determining priorities in terms of security and defense for Colombia at this political juncture.



This doctrinaire and joint organization construction will reduce uncertainty, in other words, it should be prospective and focus on future scenarios. Similarly, it should be aligned with the dynamics of the global and modern context, effective and easily adaptable to the needs of the force to combat new threats. In the words of Major General Alberto Mejía

Finally, it should be noted that the Military Forces of Colombia are engaged in a process 2 Expert in transformation from the Research and Development Corporation (RAND), who advised the United States Army. 3 Group of U.S. officers who adapted the teachings of Liddell Hart and later applied them to modern warfare. This group included Omar Bradley, the last five-star general of the United States, who participated in the Second World War. He was one of the outstanding allied commanders and directed numerous successful joint operations. 4 It is understood as “the ability, competence and expertise that enables the use of the elements of combat power in a synchronized, fully-integrated action, in order to obtain and exploit the initiative to defeat ground forces, obtain, occupy and/or recover ground and achieve physical, temporal and psychological advantages over the enemy “(Ejército Nacional & Ejército de Chile, 2014, p. 5).

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“Joint doctrine and organization must “paint the Army and the other forces with one color”.

General Alberto José Mejía Ferrero, Commander Colombian National Army

Ferrero, joint doctrine and organization must “paint the Army and the other forces with one color” (2012). •



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The defense of sovereignty requires a joint operational concept, through deterrents to face an external threat that may be looking to cause the secession of land in our country; for this reason, weapons systems should be created to guarantee the defense, the neutralization of invading forces and to allow moving from defense to the offense in order to gain military advantage (antitank weapons and engineers system). The joint military organization requires, for the acquisition of defense systems, knowing the threat –maneuvering capabilities, combat support and service support for combat– to determine the type of weapon that is required; for example, a T-90 can be destroyed with another tank or long range anti-tank over 4 km). Enemy logistics trains can be penetrated in depth to be destroyed completely and leave supporting units isolated.

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Joint operations in Colombia should be framed in the precepts of joint doctrine contained in the National Security and Defense Manual: “National defense is nothing more than the means that the State uses to achieve one of its most important purposes: security “(Armed Forces of Colombia, 1996, p. 25).



During the past 50 years, the Military Forces of Colombia have developed most of its doctrine and organization based on the demands of an internal conflict with undertones of counterinsurgency warfare (internal threat) and taking the United States Armed Forces as the main reference in guerrilla warfare. Because of this, doctrinal and organizational development, distinctive feature of most armies and based on national defense against external threats, was relegated to the background; this has led the institution to move away substantially from its most important function: national defense in the context of the regular doctrine.

Paper published at magazine Papel Político, from the Political Sciencies and International Relations of the Universidad Javeriana. Bogotá, Colombia. Vol. 20 n.° 2 July –December 2015, pp. 287-645 ISSN 0122-4409. All rights reserved by the autor, 2015. Reproduced with authorization.

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THE LEGACY OF

CARL VON CLAUSEWITZ A POLITICAL-STRATEGIC COMPONENT OF

DAMASCO

PHILIPPE DUFORT, PHD, MPHIL, MA, LT (R) Philippe Dufort has completed a Doctorate in the Department of Politics and International Studies (POLIS) of the University of Cambridge. He previously studied at the University of Quebec in Montreal (UQÀM), where he got his degree in International Law and International Relations and a Master in International Relations. He is currently a professor at the School of Conflict Studies at the Saint-Paul University, Ottawa, and a researcher associate at the Regional Center for Strategy and Security Studies (CREES-Esdegue). He worked as an Associate Editor for the Cambridge International Affairs Journal from 2009 to 2013. His thesis “Critical Strategic Studies” focused on the relationship between socio-historical processes, violence and control. His general research interests include: Conflict studies; Critical THEORIES of IR and International Security; International Historical Sociology; Strategies Insurgentes and COIN; Ideology, Society and War

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amasco will bring the Colombian Army to transit from an almost exclusive focus on internal enemies towards being an institution capable of executing a much larger variety of missions. The inclusion of Damasco’s operational concepts within the curricula of Colombia’s main war schools —such as Escuela Militar de Cadetes General José María Córdova (ESMIC) and Escuela Superior de Guerra (ESDEGUE) — will diffuse and entrench an ontological shift it already initiated. This conceptual jump shall involve various alterations to the military culture, philosophy and ideology. Nevertheless, this article argues, the Colombian military still need another significant doctrinal push within its advanced army studies. The latter should explicitly prepare future generals for conceiving and managing ulterior conceptual jumps. In other words, one possible missing element within Damasco may be a piece of political-strategic doctrine acting as the embryo for the next conceptual jump that

will transcend Damasco. This can be achieved, as it shall be discussed herein, by including the Clausewitzian legacy as an essential element of the High Strategy syllabus of the Advanced Military Studies (CAEM in Spanish).

THE MUCH NEEDED CONCEPTUAL JUMP OF DAMASCO Damasco has many interesting features. Its essential on-going achievement in terms of hierarchization, consistence and standardization of the Army doctrine is most remarkable. From an academic point of view, what appears to be its most fundamental legacy shall be situated in its conceptual jump. This is of profound importance because defining the pivotal doctrinal concepts of the Army implies changing the way commanders think of the social world and apprehend their action within it. It has the potential to revolutionize how the vectors of fighting power under their command will be used. As Colonel Pedro Rojas Guevara (2014) — Director of the Army Doctrine Center (CEDOE in Spanish) and main creator of Damasco— had already conceived in his master’s degree thesis on Security and National Defense carried out at ESDEGUE, entitled Doctrine reformation in the Army: an imperative responsibility in post-conflict times (Reforma doctrinal del Ejército: una responsabilidad imperativa para el postconflicto), the concepts of Centre of Gravity, Mission Command and Unified Land Operations should be combined in Damasco to conceive what the Colombian Army shall strive to attain in practice in terms of complex, integrated, coordinated, synchronized and synergic actions. This efforts aimed at attaining a high standard of military capacity in terms of joint, coordinated, interagency and combined will open the doors of interoperability for the Colombian Army. It also brings a series of advantages relatively more linear operative concepts, in contrast with previous ones, allowing the realization of manifold missions such as international deployments, strategic coverage, the defense of civilian populations, or the protection of strategic, economic and natural assets.

Damasco has many interesting features. Its essential on-going achievement in terms of hierarchization, consistence and standardization of the Army doctrine is most remarkable. THE CHANGING CHARACTER OF WAR FORCES TO CONSTANTLY FOSTER THE NEXT CONCEPTUAL JUMP As the Manual MFE 1-01 Doctrina (2016, xii) mentions it, war “is a human enterprise” inherently complex that may even appear chaotic. Apprehending the rapidly evolving environment of a theatre of operation is, therefore, a difficult cognitive challenge. Unified Land Operations pose even bigger challenges in terms of complexity. I would like to invite the readers to think of the Damasco doctrine, at a politico-strategic level, as an institutional attempt to crystalize an agreement, for a certain period of time, on how armed forces should be organized and deployed in order to cope with complexity and uncertainty. Nonetheless, this momentarily agreement must, in no way, imply a pause to the constant need for a critical appreciation of the doctrine by higher commanders (independently of the quality of the doctrine developed). In other words, if Damasco produced an essential conceptual jump, the Army should institutionalize the capacity to jump, that is, the capacity to question its own military ontology through a constant reflexive evaluation of its doctrine. This last obligation may be a supplementary step of Colombian doctrinal development and is imposed by the very nature of war and its changing character. War is a phenomenon whose nature can be described as the very quintessence of incertitude. Its defining feature —fighting— in-

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Meeting of the Commander of the Colombian National Army, General Alberto José Mejía Ferrero with military delegates from the CAAD, in June 2016, within the process of standardization of the 17 Fundamental Manual of the Army.

volves the clash of the bodies and the wills of a large numbers of humans in complex and changing environments. As the women and men in arms know it well, rain, mud, fatigue, fog or just tripping on a hidden branch may very radically change the outcome of an operation or, even, the course of a battle. Immeasurable experiences, such as moral or leadership, will unvaryingly influence upon the battle. The passions it creates bring opponents in an unpredictable and escalatory spiral of violence. Aggregated at the level of the theatre of war, this realm of extreme contingencies makes war a difficult object of study, and an even more arduous object of ‘practice’. In those extreme conditions, how can we expect commanders to evaluate constantly their own doctrine? This is a tricky question to ask. If the doctrine is the compass of the soldiers —endowing them with shared criteria and references to assess situations and take decisions— how can we assess the doctrine? What criteria and references shall guide commanders in its constant evaluation? I would like to argue here that Carl von Clausewitz’s understanding of the nature and theory of war remains the most reliable reference to evaluate the adequateness of a doctrine in its most fundamental dimensions. Far from being antiquated, his legacy shall continue to serve as a benchmark for command-

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ers in their constant critical assessment of their own concepts in the face of the changing character of war. Only this constant vigilance may secure the intellectual vigor and capacity to innovate of the institution. If the Colombian Army is to confront this challenge proactively, it will have to take the issue of forming new generations of reflexive generals very seriously. This is a path that involves mastering not only operation design but also gaining a critical understanding of politico-strategic evolutions.

CLAUSEWITZ’S LEGACY AS A RITE OF PASSAGE TO FORM REFLEXIVE OFFICERS In a book, Clausewitz y Sociedad: Una Introducción Biográfica a las Lecturas Neo-clausewitzianas (Clausewitz and Society: A Biographical Introduction to Neo-Clausewitzian Readings) published in 2016, and now part of ESMIC’s reading plan, I expose how Clausewitz’s revolutionary oeuvre developed as a result of reflexive intellectual competencies he acquired during his military career. His reflexive inclinations — that is, his capacity to see beyond the accepted military ideas of his time— allowed him to formulate radically innovative concepts regarding the general the conduct of war. Clausewitz’s career advancement occurred during the first Napoleonic Wars, from the

General Juan Pablo Rodríguez Barragan, Commander of the Colombian Military Forces, receives from General Alberto Jose Mejia Ferrero, Commander of the National Army, the Fundamental Manuals of the Army, at the launching ceremony of the Damascus Doctrine, held on August 5 2016.

campaigns of 1792–1793, until his personal experience during the “the great catastrophe”, when the Prussian army was defeated by the Grande Armée of Napoleon in 1806. Once the contrast between the fast evolution of the revolutionary France and the inflexibility the Kingdom of Prussia was established, Clausewitz, along with other comrades, deeply understood the decisive role of changing governments and societies on the character of war. At this point, changes in concepts and ideas were proposed to be incorporated in the military thought and doctrine to create a form of war adapted to the new threat that revolutionary France represented. This intellectual effort continued for several years after the end of the Napoleonic Wars, and concluded with the publication of On War, Clausewitz’s most important work. The theoretical endeavor of Clausewitz during the writing of On War culminated the conceptualization of a trinity composed of three poles, which are competing to impose their way upon the character of wars: •

the idealized calculating spirit of the strategist who should apprehend the social world only in terms of chance and probability,



the passions and hatred as they are being felt by the people in war,



and the play of politics in its ideological, institutional and diplomatic dimensions.

The combination of these three poles, the ‘fascinating trinity’, is the foundation stone of his theory of war —“the whole in its internal structure” as Clausewitz thought of it (1976, 75, original emphasis). It is directed to officers and is a compass for structuring the thought of a military commander with high levels of responsibility. It is only as an illustration that he, then, illustrated with the better-known applied trinity of people, government and army.

On War, if properly studied, may bring the military reader to understand in very specific terms how politics, society and military forces are intertwined and interdependent. This has important consequences as it may allow for effectively apprehending current transformations that will affect the character of future wars. In other words, it represents a critical capacity for commanders and leaders to develop a vision of future necessary conceptual jumps. This reflexive capacity can be gained by studying and practicing the application of Clausewitz’s ‘fascinating trinity’ to the analysis of specific wars. In this line of thought, Clausewitz’s legacy become a steppingstone for future leaders to evaluate and adapt military doctrine at the

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War is a phenomenon whose nature can be described as the1 very quintessence of DILEA incertitude. Dirección de Lecciones Aprendidas

2 DIPOE Dirección Producción Doctrina, Organización y Equipamiento

3 DESTA Dirección Estándares de REFERENCESS Preparación

political and high-strategic level. Forming the next generations of reflexive generals capable Clausewitz, Carl von. 1976. On War, transof formulating new military ontology is a long lated from the German by Michael Howard and intensive task that should be undertaken and Peter Paret, Princeton: Princeton Univerwithout any delay. It involves enriching military sity Press. curricula and doctrine with a crucial element; DIGED a reflexive intellectual capacity allowing future Ejército Nacional de Colombia (2016). MFE DISDI acceptleaders to transcend today’s doctrinal 1-01 (PÚBLICO). Fuerzas Militares de Colomand to develop the next strategic inDireccióneddeideas Gestión, bia, elaborado por el Centro de Doctrina del Dirección de Términos, novations. The ESMIC gave a serious step in Ejército (Cedoe). Estandarización y this direction by valorizing the Clausewitzian Símbolos, Distintivos y Difusión de Doctrina Rojas Guevara, Pedro Javier (2014). Reforlegacy within its cursus. The ESDEGUE follows Heráldica ma doctrinal del Ejército: una responsabilidad its steps at the high-strategic level of formaimperativa para el postconflicto. [Monografía] tion of the CAEM. Maestría en Seguridad y Defensa Nacionales, Escuela Superior de Guerra (Esdegue), Bogotá, D. C.

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DOCTRINA DE TODOS

PARA EL FUTURO

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