Resumen Dubet y Martuccelli

En la escuela. Sociología de la experiencia escolar – Dubet y Martuccelli Cap. 6: Un colegio de suburbio y Cap. 10: Figu

Views 121 Downloads 0 File size 61KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

En la escuela. Sociología de la experiencia escolar – Dubet y Martuccelli Cap. 6: Un colegio de suburbio y Cap. 10: Figuras liceistas - Resumen Jorgelina Fernández Rotela Contrastar la experiencia de las clases medias y populares, y complementar con la experiencia de los alumnos, con la de los maestros y padres, trata este capítulo del libro mencionado. Para comprender lo que fabrica la escuela, no basta con estudiar los programas, los roles y los métodos de trabajo, es necesario también captar la manera con que los alumnos construyen su experiencia, fabrican relaciones, estrategias, significaciones  a través de las cuales se constituyen en ellos mismos. Hay que ponerse en el punto de vista de los alumnos y no solamente en el punto de vista de las funciones del sistema. La experiencia social no es un objeto positivo que se observa y mide desde fuera como una práctica, como un sistema de actitudes y de opiniones porque es un trabajo del

actor que define una situación, elabora jerarquías de

selección, construye imágenes de si mismo. Es a la vez un trabajo normativo y cognitivo que supone un distanciamiento de sí, una capacidad crítica y un esfuerzo de subjetivación (Dubet & Martuccelli, 1996). Las grandes diferencias escolares y sociales, y las primeras pruebas se dan en el tiempo del colegio, el momento de una gran disociación entre el proceso de socialización y la preocupación por la subjetivación. Termina el espacio relativamente homogéneo de la escuela primaria, donde la experiencia se define como estructurada, por una preocupación institucional e individual de integración, donde predomina la autoridad del maestro. Los colegios, aparecen como un sistema escolar de distribución, muy distintos unos de otros en función de su reclutamiento social, de sus esperanzas de éxito, de sus proyectos pedagógicos. Es lo opuesto a la escuela primaria, es más compleja en cuanto a normativas, donde la autoridad ya no basta para fundar la legitimidad; las calificaciones escolares comienzan a determinar el futuro social, y es en el colegio donde se consolida una cultura adolescente opuesta o paralela a la cultura escolar. Los colegios populares dominan la tensión esencial que separa el mundo de los jóvenes al de la escuela; ya sea por la distancia o el conflicto entre el barrio y el establecimiento. Los docentes y directivos no son ajenos a ese conflicto o amenaza: los problemas sociales, la pobreza, el desempleo, las desuniones familiares, la inmigración. El comportamiento de los

alumnos, su agresividad o su pasividad son percibidos como expresiones directas de un barrio con problemas. El peso de los problemas sociales influye en los docentes, los agota y se sienten impotentes de encontrar una posibilidad que permita cambiar la situación. También la ruptura entre la escuela y el barrio es percibida por los alumnos, quienes intentan romper con los estigmas, impuestos por la desorganización social y los desafíos que dificultan las relaciones. Pero como las dificultades son comunes, existe una solidaridad porque viven juntos en el mismo barrio, comparten los juegos en espacios públicos, aventuras y complicidad de los jóvenes de la misma edad. Estos jóvenes presienten que sus historias de familia son percibidas como patológicas o problemáticas, de ahí que no les importa que tales historias sean expuestas en las escuelas. También en cuanto a disciplina, los jóvenes perciben la represión y la escucha que es dado al mismo tiempo por parte de los directivos. Es en la etapa del colegio donde se desarrolla la violencia escolar, una violencia social que obliga a los alumnos a controlarse, a movilizarse, a interesarse, a trabajar contando solamente con sus propias fuerzas. La separación entre socialización y subjetivación es tal que el colegio es vivido como el espacio de un puro conflicto entre profesores y alumnos. Los rostros de bufón, denomina el autor al conformismo hacia el profesor, o de payaso, al conformismo hacia el grupo, se expresan sobre todo en los colegios populares. La tensión entre bufones y payasos contribuye a desestabilizar las relaciones pedagógicas y somete al profesor a la exigencia de construir una clase que no se da de por sí. Los métodos elegidos y la personalidad del docente marcan el orden en la clase, el trabajo realizado y la naturaleza de las relaciones pedagógicas. Las diferencias sociales dormidas en la infancia, se manifiestan en la inestabilidad de la experiencia colegial volviéndolos más sensibles y sujeto a un poder externo o ajeno que impide el desarrollo de su voluntad y naturaleza. La entrada al liceo es una gran división signada por el rito de exclusión de escuelas y modalidades prestigiosas que aseguran el acceso a mejores estudios superiores y o empleos. Los estudiantes se convierten en estrategas, más o menos competentes, de su recorrido escolar. Se acentúa el instrumentalismo escolar, el cálculo de la utilidad de determinados cursos y de la inversión de tiempo en determinadas tareas con miras a su utilidad social. El liceísta intenta afirmarse como el sujeto de su socialización al seleccionar las oportunidades educativas que están a su alcance. A la fuerte articulación de la experiencia, donde prima una lógica de movilidad social de los liceístas de las clases medias, se oponen la desestructuración de la experiencia personal y la imposibilidad de la formación de todo proyecto académico para los

alumnos con fracaso escolar, que a la vez da lugar a una diferenciación creciente de individuos. La vida personal se ve afectada por las exigencias escolares a las cuales está subordinada. La escuela es considerada como la institución donde se originan todas las desigualdades sociales. En este sentido, los primeros estudiosos de la sociología ya mencionaban los conflictos entre diversos grupos sociales para controlar la institución escolar, que en cierto modo está ligada a la evolución de los programas pedagógicos. La escuela selecciona a los más capaces y a los más productivos; permitiendo la realización de las cualidades propias del individuo, en función de sus propios talentos. La función escolar tiene dos dimensiones: el ideal educativo de una sociedad, que depende de la estructura de esa misma sociedad; y el ideal pedagógico, que apunta a la formación de individuos autónomos, liberados del peso de la tradición y capaces de independencia de juicio. Con la sociedad moderna y el advenimiento de la masificación escolar y el rol del saber y la sociedad pos industrial, la educación se ve envuelta en una fuerte movilidad social, que pone en evidencia la función desigualitaria de la escuela. Desde el punto de vista sociológico, el informe Coleman revela que junto al desigual acceso a la educación, existen desigualdades de éxito en la escuela, entre alumnos pertenecientes a diferentes medios sociales; analizando variables como la influencia del medio geográfico, del medio social, de los modelos familiares, las normas culturales inculcadas, los sistemas de creencias diferenciadas de las familias, los códigos lingüísticos, entre otros. Como menciona el material, los análisis realizados en Francia muestran que el modelo de la institución entendida como conjunto de reglas y recursos capaces de cumplir con la función de socialización sólo subsiste en la escuela primaria, pero desde que se pasa al resto de los niveles sólo funciona como institución para la categoría de alumnos cuya familia moviliza en cantidad suficiente los recursos y las motivaciones necesarios para asegurar la continuidad de una socialización escolar. A pesar de las sucesivas reformas, el clima social y escolar ha sufrido cambios considerables. Los problemas de desempleo, la violencia escolar hacen que exista una revisión permanente de la vinculación de la escuela con su entorno económico. El desarrollo de políticas públicas, diferenciando las zonas de acuerdo a las prioridades en educación, otorgando los medios a las escuelas con mayores desventajas, han sido establecidos como nuevos objetivos. El efecto tanto en el nivel de instrucción como en el de socialización, según las evaluaciones, no fue satisfactorio. A parte de los efectos de políticas públicas, la sociología analiza y mide diversos efectos: el establecimiento, la clase, las pedagogías, el docente.

La experiencia escolar está dominada por la distancia entre la socialización y la subjetivación, por un lado la escuela y su dimensión estratégica que termina subordinando a

todos los otros aspectos de la experiencia escolar; y del otro lado la vida personal, que busca la exigencia de la autenticidad. La diversificación de las experiencias escolares La distancia entre las culturas juveniles y adolescentes y la cultura escolar y la no correspondencia entre los títulos y los puestos de trabajo influyen sobre la experiencia escolar de maestros y alumnos quienes tienen grandes dificultades para encontrar sentido a lo que hacen. La sociología relata el proceso de la socialización establecido entre la formación de los individuos y la formación de las sociedades modernas, marcadas por el control continuo de las pulsiones y el progreso de la razón sobre los individuos y el mundo.