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Es evidente que las fortunas de la población humana del mundo, para bien o para mal, son inextrictamente interrelacionad

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Es evidente que las fortunas de la población humana del mundo, para bien o para mal, son inextrictamente interrelacionados con el uso que se hace de los recursos energéticos. Aunque las especies humanas siempre han utilizado la energía para satisfacer sus requerimientos biológicos mínimos, únicamente dentro de los siglos recientes, con la llegada de energía del combustible fósil, del aire y de la energía del agua, la humanidad ha podido aumentar su utilización de energía por individuo significativamente por encima de un nivel mínimo. A pesar del hecho de que la explotación de estas fuentes de energía ha tenido una historia extendida a lo largo de un periodo de severos siglos, la mayoría de los desarrollos durante este periodo entero ha ocurrido desde 1900. Una mejor perspectiva de este estado de los asuntos humanos, y de la posibilidad para el futuro, puede ser obtenida si los eventos en el cual estamos interesados son considerados en una escala de tiempo de algunas decenas de miles de años. En tal escala, las cantidades cuyos crecimientos con respecto al tiempo tenemos que considerar la población humana del mundo, el consumo de energía por individuo, el desarrollo de la energía del agua, y la explotación de la energía del combustible fósil, todos serían trazados como curvas con semejanzas tan uniformes que sería casi indistinguible una de otra. La curva de la población humana, por ejemplo, sería trazada como línea casi horizontal justo por encima de cero durante todo el periodo de la historia humana hasta los últimos mil años más o menos. Entonces un ascenso sería apenas perceptible y, a medida que se aproxima el presente, la curva se volvería abruptamente hacia arriba y se elevaría casi verticalmente a la población mundial de 1969 con una cifra alrededor de 3.5 billones. La curva de la tasa de consumo de energía por individuo se conduciría en una manera similar. Comenzando con el mínimo biológico alrededor de 100 vatios térmicos por individuo representado por comida, esta curva se elevaría muy lentamente como otras fuentes de energía, particularmente el de la leña, son agregados, hasta que es estabilizado alrededor de 500 vatios térmicos por individuo. Entonces, unos pocos siglos antes del presente cuando la explotación de la energía del carbón y de la energía del agua y aire se inició, esta curva también comenzó un lento y apenas perceptible ascenso hasta, como es el presente aproximadamente, también giró verticalmente hacia arriba a un ocho de aproximadamente 10,000 vatios térmicos por individuo, lo que representa un promedio para los estados unidos. La curva de producción energética del combustible fósil se comportaría de manera similar excepto que en el muy reciente pasado este estaría en cero. Mirando hacia el futuro en la misma escala de tiempo, asumiendo que un evento catastrófico sucediera como la casi aniquilación del mundo industrializado por una guerra termonuclear puede de alguna manera ser evitado, las realidades físicas

discuten en este libro didáctico que la curva de población humana debe seguir uno de los tres posibles cursos: 1) Podría continuar subiendo por un breve periodo y después gradualmente estabilizarse a una magnitud capaz de ser sostenida por la energía y los recursos materiales del mundo durante un largo periodo de tiempo. 2) Podría rebasar cualquier posible nivel estable y después caer de nuevo y eventualmente estabilizarse a algún nivel compatible con los recursos del mundo. 3) Finalmente, como resultado del agotamiento del recurso y una declinación cultural general, la curva podría ser forzada de regreso a la población correspondiente al nivel más bajo de consumo de energía de una existencia primitiva.

El comportamiento de un solo tipo para esta curva que no es posible es el del crecimiento continuo e ilimitado. Para ver que esos límites existan, solo se necesita tener en cuenta que si la población mundial presente fuera duplicada 15 veces más, habría un hombre más por cada metro cuadrado de la superficie de la tierra, incluyendo la Antártica, tierra verde, y el desierto de Sahara. Y al ritmo actual de crecimiento, esto requeriría más de 525 años. Considerando las otras curvas discutidas previamente, de la producción de combustibles fósiles continuaría creciendo por un breve periodo, y después decaería tan abruptamente como surgió. Para sostener una cultura mundial altamente dependiente de energía por un periodo más largo que unos pocos siglos requiere, por lo tanto, una fuente confiable de energía de magnitud apropiada. La más larga y más obvia de dichas fuentes es la radiación solar, la cual permanece en tasas cercanas a las presentes y se puede confiar en millones de años en el futuro. La energía de la radiación solar, con la excepción de esa fracción manifestada como la energía del agua, no promete mucho como medio de producción de energía a gran escala, aunque la tecnología futura quizás pueda evitar esta dificultad. Esto nos deja con una energía nuclear como nuestra única fuente de energía restante de magnitud requerida. Aunque los recursos de la tierra de Uranio, Torio, y Deuterio son finitos y por lo tanto exhaustibles, la magnitud de estos recursos en términos de su energía potencial contenida son tan largas que con un productor y fusión de reactores ellos deberían de ser capaces de suplir la energía requerida de un mundo socialmente industrializado por algunos milenios. En este caso, los límites de crecimiento de la actividad industrial no serán impuestos por una escasez de recursos energéticos, pero por limitaciones del área y de otros recursos naturales de una tierra limitada.