Refexiones Sobre La Mision de La Iglesia

REFLEXIONES EN TORNO A LA MISION DE LA IGLESIA Tema preparado por el Dr. Armando Juárez Director del Postgrado de la FAT

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REFLEXIONES EN TORNO A LA MISION DE LA IGLESIA Tema preparado por el Dr. Armando Juárez Director del Postgrado de la FATAME UNIVERSIDAD DE MONTEMORELOS Nuestra época se ha caracterizado por cambios drásticos y por la desaparición de muchas organizaciones sociales e importantes sistemas de gobierno; un claro y relevante ejemplo es la caída de los países del bloque comunista, ha provocado la desaparición del sistema de gobiernos socialistas y su sistema de gobierno así como las consecuencias que esto ha derivado. En el hemisferio occidental, así como en el oriental se está hablando de un nuevo orden mundial que exige se reanalicen todas las instituciones y se trate de integrarlas a un sistema globalizador. La iglesia Adventista no puede sustraerse de este análisis, pues de ello depende que pueda adaptarse a las nuevas tendencias y corrientes ideológicas que están conformando el pensamiento moderno. Es bien sabido que la "iglesia es el medio señalado por Dios para la salvación de los hombres. Fue organizada para servir, y su misión es la de anunciar el evangelio al mundo." (E. G. White, Hechos de los Apóstoles, p. 9) Es el plan de Dios que su iglesia refleje al mundo la plenitud y suficiencia divinas o como lo dijo el apóstol Pedro, la iglesia ha sido llamada para que "anuncie las virtudes de Aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable" (1 Ped 2:9). De lo anterior se puede decir que la misión de la iglesia es REDENTORA: la salvación de las almas. Dicha misión, tiene dos fases, la primera es la misión EXTERNA o evangelística: que consiste en anunciar el evangelio a todo el mundo (Mat. 28:18-20; Mar 16:15). La segunda fase es INTERNA o Restauradora: y consiste en restaurar en el creyente la imagen o el carácter de Cristo, para que esté listo para su segundo advenimiento (1 Tes. 5:23). Ambas son igualmente importantes, mientras la evangelística hace una obra a favor del hombre, la obra restauradora hace una obra en el hombre. La primera lo rescata del reino del pecado, la segunda lo rescata del poder del pecado. Las dos fases de la misión son complementarias, si una de las dos es dejada a un lado, o descuidada, el proceso de la salvación del individuo queda afectado o incompleto, la edificación de la iglesia se ve seriamente afectada por el desbalance provocado cuando sólo se enfatiza o se le da atención a una fase en detrimento de la otra. Además, es importante hacer notar que la misión de la iglesia en las dos fases no sólo se refiere a la iglesia como un todo, sino que la misión

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evangelística y restauradora tiene que aplicarse en forma individual al creyente. Cada creyente tiene una misión evangelística que cumplir en el mundo donde vive, como también una misión restauradora en su propia vida, para estar listo cuando Jesús venga. En la medida que la misión se cumple en forma individual, la misión será acabada en forma general. Tomando estos aspectos como base, veamos como nuestra iglesia ha tomado la misión encomendada por nuestro Señor. La iglesia Adventista ha tomado muy en serio el divino mandato de predicar el evangelio al mundo (Mat. 28:18-20), el énfasis que se le ha dado a la misión Externa o Evangelística desde el inicio del surgimiento del movimiento adventista es digno de encomio. Esta visión misionera es lo que ha hecho que la iglesia Adventista a 130 años de su fundación tenga cerca de 13 millones de miembros y tenga obra establecida en 203 países de los 228 reconocidos por la ONU (faltan alrededor de 25 países por penetrar). Ciertamente, aunque los logros han sido notorios, es conveniente que se analicen estos avances para detectar algunos aspectos que se puedan mejorar; para verificar que el propósito divino esté cumpliendo en plenitud su misión redentora en sus dos fases, tanto evangelística como restauradora. El propósito de este artículo es sugerir una perspectiva de evaluación más amplia, que abarque ambos aspectos, para que las personas interesadas en el desarrollo integral de la iglesia puedan utilizarlo como una pauta que les ayude a evaluar el avance de la misión de la iglesia en sus respectivos campos. Usualmente, la manera como se ha evaluado el avance de la predicación del evangelio ha sido tomando en cuenta el número de personas agregadas a la iglesia por medio del bautismo, y un informe de los logros alcanzados por los diferentes departamentos de la iglesia. Otros factores que también se toman en cuenta son la solidez económica de las instituciones de la iglesia; también, el número de pacientes atendidos o alumnos en nuestras instituciones médicas o educativas. Sin embargo, existen algunos elementos que se podrían agregar que nos ayudarían a tener una visión más amplia para evaluar la misión integral de la iglesia. En la primera parte de este artículo presentaremos algunas sugerencias para la evaluación de la misión Interna o Restauradora En la segunda parte señalaremos otros aspectos relacionados con la misión Externa o Evangelística PERSPECTIVAS SUGERENTES PARA EVALUAR LA MISIÓN RESTAURADORA DE LA IGLESIA Fundamentación Teológica

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"El ideal que Dios tiene para sus hijos está por encima del alcance del más elevado pensamiento humano, el blanco a alcanzarse es la santidad, la semejanza a Dios" (E. G. White, La Educación, p. 12). Dios ha dado a sus hijos redimidos un ministerio para realizar en favor de todos los hombres: el de la reconciliación (2 Cor. 5:18). La reconciliación es traer a los pecadores a hacer paz con Dios (Rom 5:1), esta se realiza cuando el evangelio es aceptado. Cuando el hombre acepta el evangelio se inicia el proceso de la salvación. Este proceso tiene tres etapas: la justificación, la santificación y la glorificación. Cuando el creyente acepta es justificado, esto le da el derecho al cielo, después durante toda su vida tiene que pasar por el proceso de la santificación que es el que le da la idoneidad para el cielo, finalmente viene la glorificación que es la entrada al cielo, que sucederá cuando venga el Señor en su segunda venida, y el creyente sea transformado a la imagen gloriosa de Cristo. La misión restauradora de la iglesia abarca todo el proceso de la salvación. La obra de la redención abarca toda la existencia y todo el ser del creyente. En cuanto a la existencia, durante la vida terrenal de sus hijos, Dios quiere restaurar en nosotros su imagen, quiere que lleguemos a "la unidad de la fe y del conocimiento del hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo" (Efe 4:13). Así que la redención del ser humano debe abarcar todas las etapas de su existencia, desde su niñez hasta su muerte. Por lo tanto, la misión restauradora de la iglesia debe abarcar a todas las etapas biológicas: niñez, adolescencia, juventud, adultez y ancianidad. En cuanto al ser del hombre, las Escrituras enseñan que este tiene una naturaleza monística, no una naturaleza dualística, porque el hombre es un alma, no tiene una alma (Gen 2:7). Como un ser humano integral, tiene tres esferas que constituyen su ser: el cuerpo, la mente y el espíritu, o sea que el hombre puede desenvolverse en esos tres niveles o esferas. Estas tres esferas tienen que ser guardadas en santidad hasta la venida del Señor (1 Tes. 5:23). Aparte de estos tres niveles, el hombre es un ser sociable y necesita relacionarse con sus semejantes, por esta razón el aspecto social es otra esfera en la cual el ser humano se desenvuelve. Las Escrituras nos hablan de cómo fue el desarrollo de Jesús cuando dice: "Y Jesús crecía en sabiduría (esfera mental) y en estatura (esfera física), y en gracia para con Dios (esfera espiritual) y para con los hombres (esfera social)" (Luc. 2:52). Así que Dios desea que el desarrollo de sus hijos no sea unilateral, sino multidimensional. Por lo tanto la misión restauradora de la iglesia debe abarcar las cuatro esferas del hombre: Física, mental, espiritual y social. Tomando como base lo anterior, podemos entonces establecer las bases sobre las cuales se debe evaluar la misión interna de la iglesia: la esfera física, mental, espiritual y social. Analicemos los aspectos que abarca cada una de estas esferas.

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EVALUANDO A LAS CUATROS ESFERAS DE LA MISIÓN RESTAURADORA La Esfera Física. Esta abarca tres aspectos: primero, rescatar al hombre de sus malos hábitos y prácticas malsanas que destruyen su salud y la vitalidad de su cuerpo, tales como vicios (fumar, alcohol, drogas), intemperancia en el comer, en sus hábitos y costumbres, en el trabajo y en el uso de su tiempo. El segundo aspecto es una obra simultánea a la anterior que abarca enseñar al creyente a vivir un estilo de vida saludable, a cuidar su cuerpo y sus energías, a conocer los principios de nutrición, ejercicio, descanso, remedios naturales, higiene, recreación, etc., que tienen como propósito darle una calidad de vida superior y más abundante. El tercer aspecto abarca el enseñarle a usar sus capacidades físicas para ayudar y enseñar a los demás estos principios de vida saludable, y a la vez cuidar del entorno donde vive. Por lo tanto, cada creyente tiene que ser educado desde su inicio como miembro de la iglesia en lo que Dios espera de él en cuanto al cuidado de su cuerpo, por que éste es "templo del Espíritu Santo" (1 Cor. 6:19-20). Desde la más tierna edad los hijos de los creyentes deben ser iniciados en programas y actividades que les ayuden a cumplir con el propósito divino para sus hijos en lo que se relaciona con el cuerpo. Cada departamento de la iglesia debe tener entre sus objetivos esta esfera en mente. Debiera existir un programa de educación continua, sistemas de control y evaluación para ir viendo el avance individual de cada creyente, en todos los aspectos mencionados. De esta manera, cuando la misión restauradora de la iglesia sea evaluada, se pueda ver con claridad si se están logrando los objetivos en esta esfera. La Esfera Mental y Emotiva. Abarca también tres etapas, la primera consiste en rescatar al hombre de la esclavitud de los malos pensamientos (Efe 2:3), de los malos sentimientos y emociones de la pasada "manera de vivir" o sea "del viejo hombre" (Efe 4:22). Además se le tiene que reeducar porque su formación es conforme a la sabiduría del mundo (1 Cor. 1:20), que es terrenal, animal y diabólica (Sant. 3:15). Esta redención se realiza como una obra especial del Espíritu Santo, pero después el Espíritu la continúa en el creyente relacionándolo con la iglesia (Efe 4:22-32). Es en esta etapa que el creyente debe deshacerse de todo lo malo aprendido en el mundo. Es la liberación de todo hábito y práctica pecaminosa relacionada con la mente y las emociones. La segunda etapa, es un proceso simultáneo, pues a la vez que se produce el vaciamiento y abandono de todo lo malo, tiene que ir llenando ese vacío con nuevos hábitos y prácticas que glorifican a Dios. Es el revestimiento del "nuevo hombre creado según Dios" (Efe 4:24), y que su mente sea llenada de la Palabra de Dios para llevar al creyente a que tenga la mente de Cristo (1

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Cor. 2:16). La tercera etapa, consiste en conducir al creyente a una experiencia de dedicación de todas sus facultades que dedique todas sus emociones y sentimientos, y capacidades mentales para que las use en el servicio a Dios y al prójimo (Mat. 22:37-39). Así que la misión restauradora de la iglesia para esta esfera tiene que preparar un programa para que todos los creyentes, después de su nuevo nacimiento, puedan ir creciendo en el desarrollo de su carácter en la esfera mental. Para ello tenemos que ver que la manera de pensar, las emociones y el intelecto del creyente vayan modelándose a la imagen de Cristo. Los departamentos de la iglesia tienen que establecer planes y programas para ir edificando al creyente en todos los aspectos que abarca esta esfera. De la misma manera, se debe establecer un sistema de evaluar el avance de cada cristiano en base a las expectativas divinas para determinar si la iglesia está cumpliendo su misión en esta esfera. Se tienen que preguntar que tanto reflejan el carácter de Cristo en: su manera de pensar, en su forma de razonar, de discernir las cosas. En sus emociones, están demostrando equilibrio, estabilidad emocional, madurez mental en su relación con los demás, de acuerdo a su etapa biológica. En su estilo de vida, que tipo de lectura, música, diversiones, programas de radio y televisión, son los que los están formando. Sus capacidades mentales y emocionales, de que forma las están usando en su servicio a Dios y al prójimo. La Esfera Espiritual. En esta esfera se trata de restaurar la relación del creyente con Dios, abarca también tres aspectos: Primero, trata de liberarlo de su relación con el mundo y de las garras del gobierno y de las influencias satánicas (Col 1:13). Segundo, es establecer una relación de dependencia plena a la voluntad de Cristo (Jn 15:4-10) donde cada momento su amor (2 Cor. 5:14), fidelidad (Apoc. 2:10), obediencia (Jn 14:15), confianza (Jn 14:1), fe (Heb. 11:6), adoración (Apoc 14:7), sean sólo para Cristo. Tercero, es llevar al creyente a una entrega abnegada de sus dones y talentos al servicio de Dios y sus prójimos (Mat. 22:37-39). Por supuesto, que la misión restauradora de la iglesia para esta esfera tiene que preparar un programa para que todos los creyentes, después de su justificación donde fueron puestos en "paz con Dios" (Rom 5:1), puedan ir creciendo en el desarrollo de su carácter en la esfera espiritual. En este programa se tienen que abarcar todos los aspectos de adoración, de servicio, de fe, obediencia, y abnegación. Los departamentos de la iglesia tienen que establecer planes y programas para ir edificando al creyente en todos los aspectos que abarca esta esfera. De la misma manera, se debe establecer un sistema de evaluar el avance de cada cristiano en base a las expectativas divinas para determinar si la iglesia está cumpliendo su misión en esta esfera.

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Es muy difícil y subjetivo evaluar el avance de la misión en esta esfera, no podemos juzgar los motivos y las intenciones del corazón, sin embargo, el Señor nos dijo que "por sus frutos los conoceréis" (Mat. 7:15). Al evaluar este aspecto se tiene que preguntar que tanto del mundo ha sido dejado, esto abarcaría las modas y costumbres (esto también es muy subjetivo y relativo), doctrinas y corrientes de pensamiento que están en contra de la voluntad de Dios; esto tiene que ser medido en relación con los dos siguientes aspectos. El siguiente aspecto abarcaría cuánto y cómo está la relación del creyente con Dios, su obediencia a los mandamientos de Dios, su relación con Dios por medio de la comunión, la adoración, el estudio de las Escrituras, la oración, el desarrollo de su fe y confianza a las promesas de Dios. Por último, se tendría que ver la forma como está empleando sus dones y talentos para el servicio a Dios y a sus prójimos. La Esfera Social. En esta esfera se busca establecer las relaciones del creyente con sus semejantes. Al igual que las demás también tiene tres etapas: Primera, siguiendo el ejemplo de Cristo, ayudar al creyente a romper la barreras de separación que existan entre él y sus semejantes (Efe 2: 11-19). Segunda, establecer entre los creyentes, con la ayuda del Espíritu, un vínculo de paz y confraternidad donde ya no haya más judío ni griego, esclavo ni libre, varón ni hembra (Gal. 3:28), sino que todos seamos en Cristo perfectos en unidad (Jn 17: 21-23). Tercero, hacer del creyente un pacificador (Mat. 5:9), para que con la ayuda del Espíritu, lleve la Palabra de la reconciliación a los que no la conocen, y de esta manera ayudar a otros a reconciliarse con Dios (2 Cor 5:18-20). La misión restauradora de la iglesia tiene que trazar programas que persigan alcanzar los aspectos que abarca esta esfera. Primero, tendrán que educar al creyente para que conozca como entender al ser humano, y estrategias de cómo establecer buenas relaciones con sus semejantes. Segundo, tendrá que establecer programas y actividades donde se fomente el compañerismo y convivencia entre los creyentes. Tercero, se tienen que trazar planes y actividades donde se trate de reconciliar a los pecadores con Dios. Este es el aspecto que relaciona en forma más directa a la misión evangelística con la misión restauradora de la iglesia. La evaluación de la iglesia en esta esfera se tiene que hacer tomando en cuenta los logros alcanzados por los programas trazados para ayudar a los creyentes a mejorar el conocimiento de la naturaleza humana, y la convivencia social armoniosa. Al evaluar la fortaleza de los vínculos existentes entre los miembros de la iglesia. Finalmente, a evaluar la efectividad de los esfuerzos en favor de la reconciliación de otros seres humanos. Hasta aquí hemos visto las diferentes perspectivas para evaluar el avance de la misión Interna o restauradora de la iglesia, porque esta

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tiene que ver con la obra de restauración del hombre a la imagen de Dios. Pero como ya mencionamos, esta es sólo una parte del proceso de salvación, la siguiente etapa es tan importante y esencial como la primera, esta es la misión evangelística de la iglesia, o sea la obra de la iglesia a favor de los hombres. Este es el asunto al cual vamos a dar consideración. PERSPECTIVAS SUGERENTES PARA EVALUAR LA MISIÓN EVANGELISTICA La revisión de la manera como se ha realizado la misión externa o evangelística, tiene que ser hecha desde varios ángulos para ver diferentes aspectos, que de otra manera no se podrían percibir. Esta revisión la haremos desde cinco diferentes perspectivas: la Biológica, la Sociológica, la Geográfica o Territorial, la Étnica y la Religionista. Vamos a explicar a continuación que es lo que queremos decir con estos términos. La Perspectiva Biológica. El analizar la misión externa desde la perspectiva biológica nos permite ver como el avance evangelístico ha alcanzado a los diferentes grupos de personas clasificadas por las diferentes etapas biológicas: niños, adolescentes, jóvenes, adultos y ancianos. El enfoque evangelístico dado en Latinoamérica ha sido el ganar a las familias o núcleos familiares. Sin embargo, aunque en distintas épocas se han preparado diversos programas para alcanzar a las diferentes etapas biológicas, se puede notar que la mayoría de los esfuerzos misioneros que se hacen, básicamente están enfocados a los adultos. Han sido pocos y esporádicos los esfuerzos realizados para alcanzar en forma específica a los niños, adolescentes y jóvenes. Los niños y adolescentes en la mayoría de los casos son alcanzados en forma indirecta, cuando asisten a reuniones que se organizan para "entretenerlos" o para enseñarles el evangelio mientras se realiza una campaña para adultos. Es importante tomar en cuanta que conforme nuestra sociedad se atomiza o se vuelve cada vez más individualista, nuestras estrategias se tornan obsoletas. Es de vital importancia que las campañas o programas evangelísticos que se proyecten, establezcan programas y estrategias para alcanzar con el mensaje del evangelio a todos los grupos de edades. Cuando evaluemos nuestro avance evangelístico, preguntemos cuán efectivos fuimos en alcanzar a los diferentes grupos de edades, y qué estrategias podemos usar para tener mejor éxito en nuestros esfuerzos en favor de ellos.

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La Perspectiva Sociológica. La misión de la iglesia puede también evaluarse desde la perspectiva del alcance evangelístico a las clases sociales (clase baja, media y alta). Normalmente, el alcance de la iglesia ha sido enfocado a las clases baja y media. Sin embargo, pocos esfuerzos se han hecho en favor de las clases marginadas (mendigos, drogadictos, sidosos, prostitutas, pepenadores, etc.). También poco se ha hecho por la clase alta (ricos empresarios, magistrados, políticos, etc.). Esta es un área que la iglesia tiene que atender para cumplir con el mandato del Señor de predicar el evangelio a "toda criatura" (Mar. 16:15). Para ello, se tienen que asignar fondos y hacer programas que contemplen llegar a las clases sociales no alcanzadas todavía por nuestro mensaje. Cuando evaluemos el avance de nuestra misión es bueno que nos preguntemos si estamos alcanzando a todas las clases sociales y si estamos logrando nuestros objetivos con los programas que se han preparado para este propósito. La Perspectiva Geográfica. El Señor trazó un programa de avance territorial desde una perspectiva geográfica. Su mandato fue: "Id por todo el mundo" (Mar. 16:15); y "me seréis testigos en Jerusalén, Judea, Samaria, hasta lo último de la tierra" (Hech. 1:8). La idea de avance territorial se deja sentir en todo el libro de los Hechos de los Apóstoles cuando se nos reporta el avance del cristianismo: primero se establece el programa de avance territorial en Hech. 1:8; después se informa del avance de los cristianos por Judea y por Samaria (Hech 8:1, 4); luego se reporta la obra de Felipe en Samaria (8:5-25); en Azoto y Cesarea (Hech (8:40). Se relata también como el apóstol Pedro realiza la obra en Lida (9:32); en Jope (Hech 9:36) y en Cesarea (10:1). Y a partir del capítulo 13 de Hechos, son bien conocidos los viajes de Pablo desde Antioquía, el Asia Menor, Grecia y Roma, en todo este relato se puede ver que el objetivo apostólico era de predicar el evangelio en todo el mundo, el mismo apóstol Pablo afirma su objetivo geográfico: De manera que desde Jerusalén, y por todos los alrededores (Judea y Samaria) hasta el Ilírico (Antigua Yugoslavia), todo lo he llenado del evangelio de Cristo." (Rom 15:19). Así que la predicación del evangelio debe tener una PERSPECTIVA GEOGRÁFICA. En lo que se refiere a la predicación del evangelio territorialmente, la Iglesia Adventista tiene una estructura organizacional que tiene como objetivo "predicar el evangelio en el territorio" que va desde la Asociación General que abarca todo el mundo, hasta la asociación local que abarca una porción pequeña de territorio de algún país o estado. Cuando la asociación local divide su territorio en distritos e iglesias locales se puede ver que la idea de predicar el evangelio territorialmente está más o menos definida aunque no del todo. Pero cuando este asunto llega al miembro de iglesia, en la mayoría de los casos, éste no tiene asignado un territorio específico donde debe predicar el evangelio, esto hace que toda la estructura

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pierda su efectividad, y que los miembros avancen sin tener un territorio asignado "donde han de trabajar para Dios". (E. G. White, Palabras de Vida del Gran Maestro, p. 262). Es importante que tomemos en cuenta el modelo bíblico ya mencionado y el consejo del Espíritu de Profecía que nos dice: "Cada uno tiene su lugar en el plan eterno del cielo. Cada uno ha de trabajar en cooperación con Cristo para la salvación de las almas. Tan ciertamente como hay un lugar preparado para nosotros en las mansiones celestiales, hay un lugar designado en la tierra donde hemos de trabajar para Dios." (E. G. White, Palabras de Vida del Gran Maestro, p. 262). En nuestros planes de trabajo se tiene que pensar en las mejores estrategias para cumplir nuestra misión en la colonia, ciudad, o estado que tenemos asignado para predicar el evangelio. Tenemos que hacer planes a corto, mediano y a largo plazo para terminar la obra en esa zona. De la misma manera cuando evaluemos nuestro avance evangelístico, es importante que nos preguntemos que tanto del territorio asignado hemos avanzado con el mensaje de salvación. Esto tiene que ser hecho desde el nivel del miembro de iglesia que debe tener un territorio asignado, como también la iglesia local, distrito, asociación o misión, unión, división y Asociación General. Hasta hace poco, la Iglesia Adventista así como otras denominaciones cristianas se habían contentado con tener "presencia" en la mayoría de los países del mundo, especialmente del hemisferio oriental y africano, pero la realidad es que la mayor parte del territorio de esos países permanece aún sin alcanzar. Este mismo fenómeno sucede también en nuestro hemisferio occidental, que aunque se dice cristiano, tiene un alto número de habitantes que profesan nominalmente el cristianismo, o que son irreligiosos o ateos Esta fue la razón por la cual se estableció el plan llamado Estrategia Global, para alcanzar ciudades y pueblos donde todavía no hay presencia adventista, y para llevar el evangelio a países donde aún no ha penetrado el evangelio. Este es un plan que también abarca el siguiente aspecto que vamos a considerar. La Perspectiva Étnica. El mandato Evangélico está dado también desde una perspectiva étnica, el Señor dijo: "Id a todas las naciones (etnias)" (Mat. 28:19); y también dijo: "predicad el evangelio a toda criatura" (Mar.16:15). El mensaje de los tres ángeles de Apocalipsis 14 se nos dice que es para predicar el evangelio eterno "a toda nación, tribu, lengua y pueblo" (Apoc 14:6). En otros tiempos, la Iglesia Adventista así como otros grupos religiosos se habían contentado con tener "presencia" en la mayoría de los países. Sin embargo, el mandato del Señor se refiere a llegar a todos los grupos étnicos, a la vez que a todo país desde el punto de vista geográfico. Tan sólo en México que se dice que es un país cristiano, tiene

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más de 300 grupos indígenas que hablan 85 diferentes lenguas (INEGI, 2003), muchos de ellos todavía no conocen el evangelio salvador. Además de esto, hay que tomar en cuenta que también en México existen otros grupos étnicos de personas inmigradas de otros países como judíos, árabes, coreanos, chinos, etc., que tienen otra religión que no es la cristiana. Así que, si queremos tomar en serio el mandato del Señor, tenemos que tomar en cuenta que el evangelio tiene que llegar a todos los grupos étnicos, como también a toda ciudad, pueblo y aldea. Es necesario que al pensar llevar el evangelio lo hagamos tomando en cuenta a los grupos étnicos, en nuestros planes, en nuestros esfuerzos, en nuestros presupuestos debemos incluirlos si es que queremos cumplir plenamente el mandato del Señor. De igual manera, cuando evaluemos el avance evangelístico, debiéramos preguntarnos a cuantos nuevos grupos étnicos hemos penetrado con el evangelio, que tan efectivos son nuestros esfuerzos en favor de ellos. Sólo de esta forma haremos justicia al mandato "id...y predicad el evangelio a toda criatura" (Mar. 16:15). La Perspectiva Religionista. Este término trata de describir otra área que tiene que tomarse en cuenta cuando evaluemos la misión evangelística de la iglesia. Trata de describir el hecho que el mensaje adventista debe llegar a todos los individuos tomando en cuenta la religión que profesan. Seamos conscientes que hay diferentes religiones en el mundo: la cristiana, la mahometana, la budista, la hinduista, la confucionista y otras muchas religiones. También debemos considerar que en cada una de ellas existen diferentes sectas derivadas de esas religiones. En el cristianismo a las sectas se les llama denominaciones o iglesias. Dentro del cristianismo tenemos la iglesia Católica, la Ortodoxa, las diferentes iglesias protestantes, así como diferentes grupos derivados de estas iglesias conocidos a veces como grupos religiosos. Mirándolo desde esta perspectiva podemos darnos cuenta que la tarea que tenemos que realizar es inmensamente grande, ya que hablando de religiones tenemos que los musulmanes tienen 1300 millones de creyentes, los Hindúes tienen 900 millones, los Chinos Han tienen 1,050 millones: los budistas tienen 325 millones; las religiones tribales y animistas tienen 220 millones; otras religiones en Asia y en el mundo 500 millones, el total de no cristianos en el mundo que tenemos que alcanzar son 6,157,400,560 millones de habitantes en el planeta (Source: United Nations Population Division). Esto es sin contar a los 1000 millones que profesan seguir a Cristo en las diferentes iglesias y grupos cristianos. ¡Que contraste con los 12 millones de creyentes Adventistas! ¡Que inmenso desafío para la misión mundial de nuestra iglesia! Sólo el poder del Espíritu Santo puede ser capaz de realizar esta obra tan monumental

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Nosotros creemos que Dios la llamó a la iglesia Adventista, no sólo para predicar el evangelio al mundo no cristiano, sino también con el propósito especial de llamar la atención a diferentes grupos cristianos, de verdades que forman parte del evangelio que han sido olvidadas por ellos, tales como el sábado, la segunda venida de Cristo, el ministerio de Cristo en el santuario celestial, la condicionalidad del hombre al morir, la naturaleza monística del hombre, la reforma pro-salud, entre otras verdades que sustentamos. Por esta razón, nuestro mensaje no es exclusivo a las naciones no cristianas, sino también a los grupos cristianos que no obedecen o reconocen las verdades anteriormente señaladas. Es nuestro deber al trazar planes evangelísticos que tomemos en cuenta lo dicho anteriormente para que nuestros esfuerzos vayan dirigidos tanto a los grupos cristianos, como también a los grupos de personas no cristianas (musulmanes, judíos, hinduistas, budistas, ateos, agnósticos, etc.), que tenemos en nuestro territorio. De la misma manera, cuando evaluemos nuestro avance misionero, hagámoslo viendo cuanto hemos avanzado en la ganancia de almas tanto de un grupo como del otro. Si sólo concentramos nuestros esfuerzos en ganar a miembros de otros grupos cristianos (ya sean católicos, pentecostales, mormones, etc.), no estamos cumpliendo cabalmente con nuestro propósito. Sólo cuando estemos trabajando en favor de los dos grupos, podemos hacer honor al cometido divino que afirmamos tener. CONCLUSION Como se puede ver, hacer esta evaluación no es cosa sencilla, requiere de una visión más amplia y balanceada de la misión integral de la iglesia, sin embargo, esta evaluación es necesaria si deseamos hacer en forma concienzuda la voluntad de Dios para este mundo y para los creyentes. Este tipo de evaluación exigirá algunos cambios o modificaciones en algunos aspectos que continuación vamos a mencionar. Cambio en el énfasis. Esto significa que el énfasis que hasta la fecha se le ha dado a la misión de la iglesia tiene que ser más abarcante. Esto implica que se debe de seguir enfatizando la predicación del evangelio pero ahora enfocando todas las perspectivas evangelísticas: la Biológica, la Sociológica, la Geográfica o Territorial, la Étnica y la Religionista. Por otro lado, este énfasis tiene que ser dado con la misma intensidad a la misión restauradora de la iglesia en sus diferentes esferas: La Física, la Mental, la Espiritual y la Social. Ambas misiones tienen que ser enfatizadas en forma balanceada, por que son partes complementarias de una misma misión. Ajustes en la Estructura. Previo al establecimiento del programa de Estrategia Global se hicieron ciertos ajustes a la estructura organizacional

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donde se establecieron los ministerios de iglesia (misión restauradora) y el ministerio a la comunidad (Misión evangelística), hasta aquí este ajuste va bien encaminado, sin embargo, este cambio ha llegado sólo al nivel de asociación, no ha llegado a la iglesia local, además, no contempla dentro del ministerio de iglesia un programa para atender al creyente en todas las etapas biológicas ni en todas las esferas del ser humano. Es en estos aspectos en que se tiene que hacer un ajuste a la estructura organizacional. Balance en las Prioridades. Otro aspecto que tiene que ser cambiado está en el terreno de las prioridades, en algunos campos del mundo es una cosa y en otros otra. Hablando de Ínter América, hasta la fecha el asunto que ocupa el primer lugar en todos los planes y programas de la iglesia es el evangelismo o "la ganancia de almas", esto no quiere decir que sea malo que la misión evangelística ocupe un lugar prioritario, el problema es que la misión restauradora de la iglesia ha sido desatendida. Son muchos los que se están ganando gracias a los esfuerzos evangelísticos, pero por dedicar todos nuestros esfuerzos y recursos a esta obra, estamos desatendiendo a los que ya han sido ganados y están dentro de la iglesia. Este desbalance se puede ver en la gran cantidad de apostasías, en los problemas de divorcio, drogadicción, desorientación, mundanalidad que se están revelando en las iglesias. La fortaleza financiera y moral de las iglesias se está desmoronando por la infidelidad de los miembros, por otro lado, éstos se quejan de falta de atención pastoral. Los pastores atienden sólo los asuntos más urgentes, pues su prioridad está en alcanzar su blanco de almas. Todo esto revela que hay un desbalance en las prioridades de la misión de la iglesia. Por lo tanto, es importante que en nuestros planes, programes, presupuestos, el énfasis que le demos a la misión de la iglesia, establezcamos un balance y le demos la prioridad que le corresponde a cada uno de los dos aspectos. Es indudable que para hacer estos cambios se requiere de valor y convicción de hacer la voluntad de Dios tal como él lo quiere, no como uno o la estructura organizacional lo percibe. Esto también requerirá que se establezca un proceso educativo en todos los niveles para concienciar a los creyentes de esta perspectiva, cosa que no es fácil ni rápida, pero todo dirigente y miembro de iglesia fiel que desea hacer la voluntad de Dios, tomará decisiones firmes encaminadas a cumplir con el mandato divino para su iglesia en este mundo. Que Dios ilumine a cada uno de los que lean esta reflexión para que conociendo la voluntad de Dios la cumplan cabalmente.

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