Qué Es Un Sindicato

¿ QUÉ ES UN SINDICATO ? Escrito el 4 Febrero 2007 por Rafael Pampillón en Diccionario de Economía Un sindicato es una as

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¿ QUÉ ES UN SINDICATO ? Escrito el 4 Febrero 2007 por Rafael Pampillón en Diccionario de Economía Un sindicato es una asociación permanente de trabajadores cuya finalidad es defenderlos y negociar con los empresarios sobre salarios y otras condiciones laborales. También podría definirse sindicato como un cártel o monopolio destinado a obtener los máximos beneficios para sus miembros. Cuando existe pleno empleo y los trabajadores pueden encontrar trabajo con facilidad, es decir, pueden defenderse por sí mismos, la necesidad de formar parte de un sindicato (sindicación) es menor. La experiencia señala que en etapas de mayor crecimiento económico y mayor demanda de empleo (por parte de las empresas) los trabajadores y sindicatos aprovechan la favorable coyuntura para exigir mayores aumentos salariales. En cambio, en una situación de desempleo los sindicatos moderan sus demandas salariales y trasladan sus reivindicaciones a otros campos. Para poder mantener económicamente la actividad de los sindicatos, los afiliados deben estar dispuestos a pagar, como contrapartida, una cuota y aceptar la disciplina necesaria para respaldar las movilizaciones o huelgas organizadas por los sindicatos.

Un aspecto importante de las reivindicaciones de un sindicato (sindicalismo) es el nivel salarial relativo de sus miembros. Los estudios estadísticos señalan que, en un mismo sector, los trabajadores que forman parte de un sindicato (sindicados) ganan bastante más que los trabajadores no sindicados con la misma calificación. Lo que mejora la situación de los trabajadores organizados en sindicatos frente a los no organizados. Sin embargo, el poder sindical está limitado por la resistencia de los empresarios. Estos pueden modificar los procesos productivos para ahorrar mano de obra, subcontratar el trabajo a otras empresas menos sindicalizadas o importar los componentes de otros países. En casos extremos, los empresarios incluso pueden trasladar toda la producción a un lugar no controlado por los sindicatos o a países menos sindicalizados.

El marco legislativo que delimita la actividad de lo sindicatos ha permitido que éstos presionen a los gobiernos. Los sindicatos británicos se han convertido en el principal apoyo económico del Partido Laborista y en Norteamérica se han asociado al Partido Demócrata. Una de las principales razones de este tipo de asociaciones entre los sindicatos y los partidos políticos es el hecho de compartir los mismos principios e ideales sociales. En Francia, España e Italia, existen sindicatos que están más o menos vinculados a diferentes partidos políticos. En las democracias occidentales, la proporción de trabajadores sindicados ha variado mucho a lo largo del tiempo y según el país. En los últimos años la sindicación ha ido disminuyendo en los países de la OCDE a medida que mejoraba el nivel de bienestar económico. Por ello, en algunos países, los sindicatos han optado por una actitud diferente, apostando por el consenso con la patronal y gobierno y abandonando la confrontación. Así, por ejemplo, en algunos países europeos, especialmente Alemania, los sindicatos tienen representantes en los consejos de administración donde tienen voz y voto. Resulta muy representativo el caso de los sindicatos ingleses; sus ingresos están disminuyendo, al igual que el número de sindicados y parece existir un creciente escepticismo

entre los trabajadores sobre los posibles beneficios de afiliarse a un sindicato. Para evitar la fuga de afiliados los sindicatos se están viendo obligados a introducir cambios, convirtiéndose en organizaciones más profesionales.

Desde que Margaret Thatcher llegó al poder en 1979, año en el que había un 60% de afiliación, el número de miembros en los sindicatos ha caído de forma alarmante, llegando en la actualidad a un nivel de sindicación del 31%. Sin embargo, no es sólo un problema británico. Con las transformaciones de la economía, la tasa de afiliación a nivel mundial se ha reducido a un 10%; aún es alta en los países escandinavos (más del 70%), pero ha descendido en Alemania, donde los sindicatos fueron muy influyentes hasta situarse en un 25%. En EEUU el nivel de afiliación a los sindicatos ha descendido hasta el 13%. Esto ha repercutido gravemente en las finanzas de los sindicatos y en su poder de negociación.

Probablemente el futuro de los sindicatos radique en los servicios individuales como seguros, préstamos a tipo de interés reducido, construcción de viviendas baratas y sistemas de pensiones complementarios para satisfacer las necesidades de sus miembros. Y a buscar nuevos afiliados en grupos hasta ahora poco representados como mujeres, jóvenes e inmigrantes (aunque los inmigrantes que van a los países ricos son vistos a menudo como competidores por los trabajadores nacionales). Los procesos de privatización y desregulación han contribuido a reducir el poder de los sindicatos, hoy escasamente implantados en el sector privado mientras siguen teniendo su bastión en el sector público. Sin embargo, los sindicatos seguirán jugando un papel fundamental en el diseño de los convenios colectivos, en la configuración y organización del trabajo y en mejorar las condiciones económicas y sociales de los trabajadores

Crisis del sindicalismo en Colombia

La crisis del movimiento sindical en Colombia puede generar un agravante más al momento difícil por el que atraviesa la economía colombiana. La amenaza de un paro petrolero por parte de la Unión Sindical Obrera puede llegar a reforzar la crisis en el sector de los hidrocarburos por la caída de 50% en los precios del petróleo.

Manifestaciones sindicales en la Plaza de Bolívar de Bogotá. Tomado de: http://www.clate.orgManifestaciones sindicales en la Plaza de Bolívar de Bogotá. Tomado de: http://www.clate.org

El movimiento sindical en Colombia se encuentra en crisis. El protagonismo de los sindicatos ha disminuido en las decisiones sustantivas del mercado laboral de manera evidente. Debido a cambios en las relaciones contractuales y al posterior crecimiento de la tercerización laboral, sumado al crecimiento del ideario antisindical en los empleadores y a la falta de formalización del proceso de negociación en el sector público, los sindicatos pierden cada vez más su poder de negociación real dentro del mercado laboral colombiano. En ese contexto, existen cuatro razones fundamentales que explican el decaimiento del movimiento sindical en el país:

1. Los cambios en la estructura productiva del país afectan la labor de los sindicatos Los cambios en el nivel de escolaridad en la Población Económicamente Activa (PEA) y el aumento en los costos laborales han generado una transformación en la estructura productiva del país. Según datos de la Dirección Nacional de Planeación, la participación del empleo urbano por sectores cambió drásticamente entre 1986 y 2007: por un lado, los sectores de la industria (24% a 20%), la construcción (6,7% a 5,6%) y los servicios sociales y comunales (28,7% a 23,9%) se redujeron con el paso del tiempo; mientras que, por otro lado, el sector comercial (25,4% a 27,8%), el transporte (6,2% a 9,1%) y los servicios financieros (6,5% a 11,7%) aumentaron en los últimos años (Cárdenas, 2009). Lo anterior, claramente afecta la base social de los sindicatos y reduce su capacidad de acción dentro mercado laboral, pues la mayoría de sus afiliados pertenecen a los sectores que presentaron caídas en la participación del empleo urbano.

2. Los cambios en las relaciones contractuales y en la reglamentación jurídica afectan la capacidad de acción del movimiento sindical El cambio en la regulación salarial (por ejemplo, el pago de horas extras, recargos nocturnos, dominicales y festivos) transformó la identidad de los trabajadores y el sentido de pertenencia con las empresas e incentivó la búsqueda para disminuir los costos de contratación por parte de los empleadores. La falta de un contrato laboral formal, con prestaciones sociales que garantizara la estabilidad laboral, minimizó el papel que juega una organización sindical dentro de cualquier empresa. El auge de los contratos por prestación de servicios y el outsorcing impiden que los trabajadores se agrupen y se vinculen para proteger, garantizar o mejorar sus condiciones laborales. La caída en la contratación de trabajadores de planta reduce, por obvias razones, la estructura presupuestal y organizacional de estos movimientos y la identidad del trabajador perteneciente a un entorno laboral.

Además, a pesar de que en el artículo 55 de la Constitución Política de Colombia se garantiza el derecho a la negociación colectiva para regular las relaciones laborales, en la práctica, la concertación laboral y los otros medios pacíficos y legales son insuficientes para la resolución de los conflictos colectivos de trabajo. Los procesos de negociación en el sector público no están formalizados y esto estimula a los sindicatos a utilizar el paro como único medio para visibilizar su existencia y sus demandas laborales. (Urrutia, Rodríguez & Sánchez, 2010).

3. La politización y los intereses particulares atentan contra el deber ser del sindicato colombiano

La politización y la dependencia de las agendas políticas de los dirigentes no permiten enfocarse en los problemas estructurales que demandan la intervención de los representantes de los trabajadores. Existe una relación muy estrecha entre los partidos y movimientos políticos de izquierda y los sindicatos en el país. El Movimiento Obrero Independiente y Revolucionario (MOIR) y el Partido Comunista Colombiano (PCC) son algunos ejemplos de la dependencia ideológica de los sindicatos. Esto se convierte en un problema cuando las pretensiones de los dirigentes políticos se transforman en la hoja de ruta del movimiento sindical y, así mismo, sus miembros son utilizados como base social que representa los intereses particulares del movimiento. Si bien es muy importante que los miembros de los sindicatos apoyen otras causas sociales y políticas, esto desvía la identidad y el verdadero propósito de un sindicato: velar por la estabilidad laboral y por los derechos de todos los trabajadores. 4. Las actitudes y la violencia antisindical son muy fuertes en Colombia La actitud antisindical por parte de los empresarios ha generado una extrema estigmatización sobre el movimiento. Más aún, según datos de la Escuela Nacional Sindical, Colombia es el país más peligroso del mundo para ejercer la actividad sindical, debido a la violación de derechos humanos y del derecho a la vida, llegando a cerca de 12500 casos de violaciones de derechos (torturas, persecución, asesinatos) entre 1986 y 2011 (Cote, 2012). Según Luis Alberto Vanegas, miembro de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), en Colombia se cometen el 60% de los asesinatos de sindicalistas que se presentan en todo el mundo. Así, en Colombia no sólo es difícil pertenecer a un sindicato por el estigma que esto conlleva, sino que se agrega una amenaza a la seguridad y al derecho a la vida por pertenecer al movimiento.

Repensar el sindicalismo en Colombia

El movimiento sindical en Colombia debe reinventarse. Su participación en temas decisorios y relevantes para el grueso de los trabajadores en Colombia se limita a las intervenciones anuales en la mesa de concertación laboral: la negociación del aumento del salario mínimo que siempre se realiza por decreto y no corresponde a un acuerdo entre los empresarios y los trabajadores. En ese contexto, el poder real de negociación del movimiento sindical se reduce cada vez más y se aleja de las conquistas laborales de las décadas del ochenta y el noventa. El movimiento debe trascender de los reclamos económicos y sociales particulares y encontrar una manera de articular

las luchas locales con las necesidades económicas y políticas de los trabajadores a lo largo y ancho del territorio nacional. Esto es, articular las nivelaciones salariales propuestas por la Federación Colombiana de Educadores (Fecode), la reivindicación de los derechos de los corteros de caña por parte de la CUT y las demandas del sector petrolero por parte de la Unión Sindical Obrera (USO).

Lastimosamente, la articulación entre sindicatos se reduce al apoyo en los paros realizados por una u otra organización. El paro tiene altos costos económicos y de gobernabilidad, que afectan a la sociedad civil por el congestionamiento de los procesos en las entidades públicas y por el costo de la suspensión de las funciones de los empleados estatales (basta recordar el paro realizado por la Asociación Nacional de Funcionarios y Empleados de la Rama Judicial (ASONAL judicial)). Esta situación puede tornarse cada vez más problemática si los trabajadores del sector del petróleo y de otros sectores de la economía deciden unirse al paro convocado por la USO. La crisis económica que se avecina por la caída de 50% en los precios del petróleo se puede agudizar en los próximos días: la amenaza de un paro petrolero por parte de la USO puede llegar a ser el detonante de una profunda crisis social y económica en el país.

El anuncio de un posible paro indefinido por parte de la USO se genera a raíz de la no renovación de más de 600 contratos en el departamento de Santander. Esta situación deberá ser mediada por un ex-líder sindical y presidente de la USO y la CUT, el actual Ministro de Trabajo, Luis Eduardo Garzón. El ex alcalde deberá demostrar su conocimiento sobre las necesidades y requerimientos de ambas partes para lograr una solución por medio del diálogo y de la participación real y efectiva del movimiento sindical.

Nota: hoy, miércoles 25 de marzo, se reúnen las directivas de la Unión Sindical Obrera con los ministros de Hacienda, Trabajo y Minas y Energía para dialogar sobre las implicaciones del nuevo Plan Nacional de Desarrollo sobre los derechos de los trabajadores. Si no llegan a un acuerdo, los trabajadores afiliados a la USO entrarían en paro indefinido, lo que resultaría un agravante más para la crisis del sector minero-energético y, por ende, para la economía del país.

Fuentes: Cárdenas, M. (2009). Introducción a la Economía Colombiana. Bogotá D.C.: Alfaomega Colombiana S.A. Cote, L. C. (2012). Maestros, petroleros y palmeros : tres casos emblemáticos de violencia antisindical en Colombia 1986-2011. Bogotá : Uniandes.

Observatorio del mercado de trabajo y la seguridad social. (2004). Los sindicatos en Colombia. Una aproximación microeconómica . Bogotá : Universidad Externado de Colombia . Urrutia, M., Rodríguez, D., Rogríguez, C., & Sánchez, J. (2010). Reforma de derechos sindicales y desarrollo. Bogotá: Universidad de los Andes, Facultad de Economía, CEDE, Ediciones Uniandes.

Manifestaciones sindicales en la Plaza de Bolívar de Bogotá. Tomado de: http://www.clate.orgManifestaciones sindicales en la Plaza de Bolívar de Bogotá. Tomado de: http://www.clate.org

Introducción.

En muchos países los movimientos sindicalistas nacieron como proyecto de los distintos partidos comunistas, pero el sindicalismo en Colombia nació en siglo XIX como política del partido liberal. Sería Rafael Uribe Uribe quien, después de la guerra de los mil días[1], concebiría el liberalismo de izquierda inspirado por de ideas corporativistas y, de asistencia social y pública.

Rafael Uribe Uribe tuvo un cambio importante en su pensamiento cuando entró en contacto con los ideales del socialismo europeo y se pasó a considerar a sí mismo como un nacionalista, alejándose del modelo de Estado Liberal que sostenía el partido en los programas políticos por los que él había luchado.

Durante su conferencia a cerca del “Socialismo de Estado” en el teatro municipal[2] plasmó las bases de lo que sería el derecho laboral, el cooperativismo y lo que en el futuro sería el sindicalismo colombiano: su defensa por el derecho a que lo obreros tengan una vida más justa, la búsqueda por el incremento salarial, una mejor educación para las masas proletarias y el sindicalismo como un factor importante como fuerza ordenadora del querer de los obreros.

Sin embargo, en más de un siglo los ideales de Uribe se ven abrumados, por tres diferentes razones: 1) desde la década de los 80’s los grupos paramilitares buscan exterminar cualquier intento de organización sindical; 2) la legislación colombiana ha permitido la creación de otras formas de contratación que vulneran la estabilidad laboral de los trabajadores y; 3) los sindicatos se han inclinado hacia una postura cooperativista que no lucha por la reivindicación de los trabajadores.

Los Grupos Paramilitares & El Sindicalismo.

La Organización Internacional del Trabajo existe desde 1919[3], siendo es el organismo más antiguo que hace parte de la ONU[4], la cual vela por su respeto a escala global, al igual que el de otros derechos que también reconocen garantías laborales democráticas. Debido a esto, la mayoría de los Estados Miembros de la ONU hacen partes de esta organización y el Estado colombiano ha ratificado formalmente varios de sus convenios, incluidos los relativos a los derechos fundamentales de los trabajadores. Colombia como Estado social y democrático de derecho, estableció en su actual Constitución que los asalariados tienen derecho a organizarse en sindicatos[5], a la contratación colectiva[6] y a la huelga[7]: a organizarse y escoger sus voceros, para relacionarse con su patrón no de manera individual sino como grupo, y a la contratación colectiva, para que los contratos laborales se negocien entre el patrón y el conjunto de los trabajadores.

Paradójicamente, este marco normativo favorable y la existencia de una serie de instituciones que directamente deberían velar por la protección efectiva de los derechos, contrastan con una crisis humanitaria marcada por las violaciones sistemáticas, permanentes y selectivas de los derechos a la vida, a la libertad y a la integridad de los sindicalistas colombianos. En Colombia la impunidad frente a la violación permanentemente los derechos humanos ha creado una dualidad entre sus leyes y la realidad social. Estas afirmaciones se corroboran contundentemente con los reportes anuales de instituciones y organizaciones defensoras de los derechos humanos como son CIOLS[8], HRW[9] o la misma

ENS[10]. Precisamente la CIOLS, presentó un informe en el año ¿? que muestra como durante el periodo entre 1999 y 2005, Colombia ha presentado el mayor índice de violaciones contra los derechos de los sindicalistas en el mundo: el 57% y el 88% en el total de asesinatos contra sindicalistas en todo el mundo, datos que ubican al país en la deshonrosa posición de ser el lugar más peligroso del mundo para la actividad sindical.

En la mayoría de ocasiones los victimarios de la persecución sindical han sido los grupos paramilitares. Estos grupos se conformaron como ejércitos personales de narcotraficantes y con el tiempo se han ido transformando de acuerdo al apoyo o rechazo institucional: en los ochenta se hacían llamar M.A.S, durante la primera mitad de la década de los noventas “las Convivir” y durante la última década se llaman “Paramilitares A pesar de que muchos paramilitares se acogieron a la ley de Justicia & Paz[11], en la mayoría de ocasiones no nombran a sus víctimas, tal vez debido a los a los olvidos que acompañan sus cuerpos[12]. Sin embargo, no es un hecho desconocido que entre los principales blancos de estos ejércitos son las organizaciones sindicales. Sería el mismo Carlos Castaño, antiguo líder de los paramilitares, quien en más de una ocasión mencionó que: "…Matamos a los sindicalistas porque interfieren con la gente trabajadora".”. En la mayoría de las ocasiones las mismas empresas son las que señalan a los líderes sindicales para que sean estos mercenarios privados los que se encarguen de acallar las reivindicaciones de los trabajadores. Así quedo rebelado por los testimonios de uno de los líderes militares de los paramilitares, Mancuso, quien menciona que las multinacionales bananeras que operaban en la región de Urabá, en el noroeste departamento de Antioquia, pagaban un centavo de dólar por cada caja de la fruta que exportaban. Se refiere a la multinacional Chiquita Brands, que financió a estos grupos paramilitares pagando un centavo de dólar por cada caja de la fruta que exportaban; esta aceptaría ante la justicia de Estados Unidos haber financiado a esos grupos que después fueron catalogados por el Departamento de Estado como grupos terroristas.

Estas políticas “empresariales” no son exclusivas del Urabá antiqueño, ni tampoco se reducen al homicida, durante la anterior década otros tipos de violación a los derechos humanos de los sindicalistas, como amenazas, y desplazamiento aumentado. Aunque las cifras de asesinatos siguen siendo elevadas, según las cifras del Ministerio de Protección Social, entre 2006 y 2011 se han asesinado a 205 sindicalistas, 118 de ellos docentes sindicalistas.

El actual gobierno, se ha comprometido con un plan de protección de los derechos sindicales. Se fortalecerá la una unidad especial de la Fiscalía para delitos contra sindicalistas, fundada en el 2007, ya que esta esta oficina únicamente a conseguido paupérrimamente solo seis sentencias condenatorias.

Alternativas de Contratación Diferentes al Contrato Colectivo.

La violencia y la financiación de mercenarios privados no ha sido la única manera de presionar la conformación de organizaciones sindicales, han nacionalizado algunas instituciones laborales de otras legislaciones, como la subcontratación bajo las llamadas “cooperativas de trabajo asociado”.

Estas cooperativas facilitan desvincular a los empleadores de las responsabilidades prestaciones con los trabajadores, rompen con la relación laboral, desconociendo derechos como el de asociación. El trabajador, ahora contratista, no podrá asociarse en un sindicato y mucho menos aspirar a la convención colectiva de trabajo[13], por lo que se ve eliminado cualquier forma de reivindicar sus derechos.

La crisis de estas “cooperativas de trabajo asociado” se evidenció cuando en 2008, cerca de diez mil corteros de la caña de azúcar, desesperados por unas condiciones laborales paupérrimas que recuerdan el trabajo esclavo que sufrieron sus ancestros, realizaron un paro en repudio de las falsas cooperativas y poder asociarse en sindicatos para negociar contratos colectivos con sus auténticos patronos: empresarios terratenientes que reciben enormes subsidios del Estado.

Si el sector empresarial promueve las cooperativas de trabajo asociado, el Estado precisamente no promueve el sindicalismo en Colombia, el acto administrativo de registro de un sindicato se ha convertido en una barrera muy importante para el ejercicio del derecho de asociación sindical. Así entre 2002 y 2007 se rechazaron 491 iniciativas de trabajadores tendientes a la creación de un sindicato[14]. Estos factores institucionales han permitido la reducción del sindicalismo en Colombia. La Escuela Nacional Sindical admite que en 2011 la tasa de sindicalización descendió a 4,4 %, siendo una de más bajas del planeta, apenas en el 3,85% de las empresas existentes en el país existe algún convenio colectivo de trabajo y apenas en el 2,08% éste convenio se firmó con algún sindicato”[15].

El Sindicalismo Corporativo.

Además de la persecución ilegal de los grupos paramilitares, el sindicalismo ha sido presionado por décadas de manipulaciones y mentiras en su contra, presentándolos como responsables de las crisis económicas, de las quiebras de las empresas y de estar ligado a grupos insurgentes. Desde la última Constitución existen derechos sindicales consagrados que deben ser protegidos, pero para el Gobierno no existen sindicalistas que los merezcan.

Entre los pocos sindicatos que todavía existen en el país, han surgido algunos organizados bajo la influencia del empresariado: el sindicalismo corporativo. Con la aparición de los grandes monopolios privados y las empresas trasnacionales, la relación laboral es cada vez más desequilibrada siendo el trabajador más susceptible a las imposiciones unilaterales del empresario; más ahora que con el desempleo creciente y la necesidad de trabajar hasta en las condiciones más inicuas. Este sindicalismo corporativo del capitalismo modernizado, ha desarrollado su propia burocracia de especialistas de la dirección igual que un partido político cualquiera, nada hay más conservador que el sindicalismo reducido a conservar sus privilegios. El sindicalismo es reaccionario cuando se dedica a defender las minorías empresariales en lugar de organizar a las mayorías obreras, simplemente limitado a recibir beneficios de sus patronos.

Bajo las cenizas de los antiguos sindicatos exterminados por la violencia, el sindicalismo corporativo ha sido representado principalmente por el sindicato bananero de Urabá. El problema de estos tipos de sindicalismo es que se corre el peligro de que abandones sus obligaciones políticas con los trabajadores, haya manejo burocrático de las directrices y métodos elitistas de dirección, además de malos manejos del dinero sindical.

BIBLIOGRAFIA.

Castaño, J. V. (2012). Panorama del sindicalismo en Colombia . Bogotá.: La Friedrich Ebert Stiftung en Colombia .

Social, M. d. (15 de Agosto de 2011). Homicidio de maestros sindicalizados y sindicalistas de otros sectores. Recuperado el 27 de Febrero de 2013, de Observatorio del Programa Presidencial de DH y DIH: http://www.derechoshumanos.gov.co/Sindicalismo/Paginas/estadisticas-6.aspx

MAS INFORMACIOMN

El sindicalismo en Colombia lleva cerca de 100 años, durante este periodo los movimientos han logrado importantes avances en materia laboral y contribuido de forma positiva al establecimiento de derechos fundamentales en las relaciones de trabajo entre empresas y colaboradores.

Sin embargo, los sindicatos denuncian que desde los años 70 la lucha en su contra ha favorecido la disminución en el número de integrantes en las organizaciones. Hoy, la tasa de sindicalización del

país es de cinco por ciento, en promedio, mientras que en otras naciones es mayor al 25 por ciento.

“El movimiento va en decadencia desde el punto de vista de crecimiento, porque el modelo económico que existe, acompañado de una política laboral desarrollada por los empresarios, ha hecho que el sindicalismo se considere un factor de conflicto y no una institución democrática”, afirma Luis Alejandro Pedraza, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores de Colombia (CUT).

Los dirigentes de las diferentes organizaciones del país manifiestan que esta crisis se ha dado por la creación de sistemas de contratación como las cooperativas de trabajo asociado, las bolsas de empleo y los contratos de servicio.

Además, otros factores que han intervenido son la informalidad de la economía y las campañas de desprestigio hacia los sindicatos.

“Nos han asociado con organizaciones subversivas, también las conductas antisindicales hicieron que varios trabajadores perdieran su empleo por pertenecer a una organización laboral”, menciona Julio Roberto Gómez, presidente de la Confederación General de Trabajo (CGT).

Para el dirigente, el movimiento sindical tuvo su época de oro en los años 70 y 80, luego inició un periodo de violencia contra las organizaciones, lo que repercutió en una baja tasa de sindicalización frente a países como Brasil, Argentina y Uruguay que están por encima del 40 % de la población económicamente activa.

“Colombia es considerada la nación más peligrosa del mundo para realizar la actividad sindical”, recalca Luis Miguel Morantes, presidente de la Confederación de Trabajadores de Colombia (CTC).

Solo en el último año fueron asesinados 27 líderes sindicales, según las cifras de estas organizaciones. Sin embargo, los sindicatos denuncias las constantes amenazas, intentos de homicidio, hostigamiento y secuestro.

El caso de la CUT demuestra la forma en que han sido afectados, la entidad nació hace 26 años con 1’246.000 afiliados y hoy cuenta con 630.000 afiliados.

“Esto prueba la disminución del número de trabajadores organizados en Colombia y de esa misma manera ha afectado a las demás sindicales obreras del país”, señala Pedraza.

Actualmente, las organizaciones sindicales están liderando campañas para fortalecer la labor e incentivar a los trabajadores a unirse. Además están luchando porque el Gobierno y los empresarios ayuden a dar mayor credibilidad en los sindicatos y respectar el derecho de asociación.

“Desde el sindicato los trabajadores presentan peticiones, opinan de la situación del país, proponen mejoras y tienen control. Todos los países donde el sindicalismo es fuerte son países prósperos”, puntualiza Morantes.

Logros alcanzados desde los sindicatos

Los dirigentes mencionan los principales beneficios obtenidos a lo largo del movimiento:

Incorporación a la legislación interna del país y a los convenios internacionales de la OIT, como el acu...