CHARLES PERRAULT Pulgarcito Ilustraciones dejean - Marc ROCHETTE 8AP1ON HACA V CÍA, SA Libros del Rincón ISEP CHA
Views 76 Downloads 57 File size 9MB
CHARLES PERRAULT
Pulgarcito
Ilustraciones dejean - Marc ROCHETTE
8AP1ON HACA V CÍA, SA
Libros del Rincón
ISEP
CHARLES PERRAULT
Pulgarcito
Ilustraciones dejean - Marc ROCHETTE
8AP1ON HACA V CÍA, SA
Libros del Rincón
ISEP
Sistema de clasificación Melvii Dewey DGME
843 P47 2005
Perrault, Charles, 1628-1703 Pulgarcito /Charles Perrault; ilus. de Jean Marc-Rochette; trad. de Remedios Diéguez Diéguez.-México : SEP : Ramón Llaca. 2005 32 p. : il.-(Libros del Rincón) ISBN: 970-790-611-1 SEP
1. Literatura francesa. 2. Cuento. 1. Rochette, Jean-Marc, il. II. Diéguez Diéguez, Remedios, tr. III. t. IV. Ser.
Título original: Le Petit Poucet © Casterman, Bélgica, 2001
© Art Blume, 2005 Primera edición SEP / Ramón Llaca, 2005 D.R. O Ramón Llaca y Cía., S.A., 2005 Pestalozzi 810, Colonia Del Valle, 03100, México, D.F. D.R. © Secretaría de Educación Pública, 2005 Argentina 28, Centro, 06020, México, D.F. ISBN: 968-7683-70-8
Ramón Llaca
ISBN: 970-790-611-1
SEP
Prohibida su reproducción por cualquier medio mecánico o electrónico sin la autorización escrita de los coeditores. Impreso en México
Distribución gratuita-Prohibida su venta
Pulgarcito
se imprimió por encargo de la Comisión
Nacional de Libros de Texto Gratuitos en los talleres de Editorial Impresora Apolo, S.A. de C.V con domicilio en Centeno 150-6, Colonia Granjas Esmeralda, Iztapalapa, 09810 México, D.F., en diciembre de 2005. El tiraje fue de 93 097 ejemplares.
PULGARCITO
E
frase una vez un leñador y su esposa que tenían
la vida. Lo que más les preocupaba era que el más
siete hijos, todos niños. El mayor no superaba los
pequeño era muy delicado y no decía ni una palabra
diez años, y el más pequeño no tenía más de siete
[...]. Era muy chiquitín, tanto que al nacer no había
años. A algunos les parecerá extraño que el leñador
medido más que el dedo gordo de la mano. Y por
hubiese tenido tantos hijos en tan poco tiempo,
eso le llamaron Pulgarcito. La pobre criatura se lleva
pero es que su mujer no se andaba con chiquitas y
ba siempre la peor parte de todo y le echaban la cul
en cada parto nacían al menos dos bebés. Eran muy
pa por cualquier cosa. Sin embargo, era el más listo
pobres, y las siete criaturas suponían una enorme
y espabilado de los hermanos, y si hablaba poco era
carga porque ninguno tenía todavía edad de ganarse
porque siempre estaba escuchando.
TU LG AKCITO - 3 -
Aquel fue un año muy duro, y el hambre se hi
-¡Dios mío! -exclamó la mujer-. ¿Y serás capaz
zo sentir de tal manera que esta buena gente se vio
de abandonar a tus hijos?
obligada a deshacerse de sus hijos. Una noche,
Aunque el marido se esforzó por hacerle enten
cuando ya todos los pequeños estaban en la cama
der que eran muy pobres, la mujer no acababa de
y los padres se encontraban junto al fuego, el leña
estar de acuerdo; era pobre, sí, pero por encima
dor le dijo a su mujer con el corazón encogido por
de todo era madre. Sin embargo, y después de
el dolor:
considerar la pena tan grande que sería ver morir
-Ya ves que no podemos mantener a nuestros
de hambre a sus hijos, acabó por aceptar y fue a
hijos. Yo no tengo valor para verlos morir ante mis
acostarse hecha un mar de lágrimas. Pulgarcito se
ojos, y estoy decidido a acompañarlos mañana al
enteró de toda la conversación porque al oír desde
bosque y dejar que se pierdan allí, cosa que no nos
la cama las voces de sus padres, se levantó sin
costará demasiado. Mientras entretenidos recogen
hacer ruido y, de puntillas, se escondió detrás de la
la leña, nosotros nos escaparemos sin que nos vean.
escalera de mano de su padre para escuchar sin
fU LGARCITO
- 4 -
-
o
o
-
7
—
c
que le viesen. Después volvió a la cama y se pasó
verlos tan entretenidos, se fueron alejando poco a
toda la noche sin pegar ojo, pensando qué debía
poco, hasta que se escabulleron por un sendero
hacer. Se levantó muy temprano y fue hasta un ria
escondido. Cuando los pequeños se vieron solos,
chuelo, donde se llenó los bolsillos con guijarros
empezaron a gritar y a llorar con todas sus fuerzas.
blancos. Tras regresar a su casa, volvieron a salir
Pulgarcito dejó que se desahogaran, ya que sabía
todos juntos, pero Pulgarcito no dijo ni una pala
de sobras por dónde podían regresar a casa porque
bra de lo que sabía a sus hermanos. Se adentraron
a la ida había repartido por el camino los guijarros
en un bosque muy espeso donde no se veía nada a
que llevaba en los bolsillos. Y entonces dijo:
diez pasos de distancia. El leñador se puso a cortar
-No tengáis miedo, hermanos. Papá y mamá
leña mientras sus hijos recogían las ramitas peque
nos han dejado aquí, pero yo os llevaré a casa. Só
ñas para hacer montones. El padre y la madre, al
lo tenéis que seguirme.
ra lgarcito
-
7 -
rULGAKCITO
-
8 -
Así lo hicieron, y Pulgarcito les guió hasta su
casa por el mismo camino por donde habían llega
Mientras pronunciaba estas palabras, la mujer era un mar de lágrimas:
do al bosque. Al principio no se atrevieron a entrar y se pusieron detrás de la puerta para escuchar qué
-¡Dios mío! ¿Dónde estarán ahora mis hijos, mis pobres hijitos?
decían sus padres.
Lo dijo tan alto que los niños oyeron sus pala
Cuando el leñador y su mujer llegaron a casa
bras desde fuera y se pusieron a gritar al unísono:
procedentes del bosque, el señor de aquellas tierras
-¡Estamos aquí! ¡Estamos aquí!
les envió diez escudos que les debía desde hacía
La madre se precipitó a abrir la puerta y excla
tiempo, un dinero con el que ya no contaban y que les devolvió la vida, pues estaban muertos de
mó, mientras les abrazaba:
-¡Qué contenta estoy de volver a veros, hijitos
hambre. El leñador inmediatamente envió a su es
míos! ¡Qué cansados debéis de estar, y qué hambre
posa a la carnicería. Como hacía tanto tiempo que
debéis de tener! Y tú, Pedrito, qué sucio vas. Ven,
no comían, la mujer compró el triple de carne de
que te limpiaré.
la que hubieran necesitado para cenar los dos.
Pedrito era el hijo mayor y al que más quería por
Cuando se hartaron de comer, la mujer exclamó:
que era un poco pelirrojo, como ella. Los niños se
-¡Ay, qué desgracia! ¿Dónde estarán ahora mis
sentaron a la mesa y, mientras comían con un ape
mo nuestros pobres hijitos? Y pensar que podrían
tito que hizo las delicias de sus padres, les explica
darse un banquete con la carne que ha sobrado
ron el miedo que habían pasado en el bosque.
[...]. ¿Qué estarán haciendo en aquel bosque? ¡Ay,
Los buenos leñadores estaban contentísimos de
Dios mío! ¡Quizá se los hayan comido los lobos!
volver a ver a sus hijos, y su alegría duró tanto como los diez escudos. Cuando se acabó el dinero,
fULGAKCITO
- 9 -
volvieron a tener las preocupaciones de antes y
dó el pan en un bolsillo. El padre y la madre se los
decidieron abandonar de nuevo a los niños; eso sí,
llevaron al corazón del bosque, al punto más espe
en un lugar mucho más alejado que en la ocasión
so y oscuro, donde nada más llegar tomaron un
anterior para que el plan no saliera mal. A pesar de
caminito oculto y les dejaron allí. Pulgarcito no se
que mantuvieron la conversación en secreto,
puso triste, pues creyó que encontraría fácilmente
Pulgarcito se enteró de sus intenciones y decidió
el camino de vuelta gracias a las miguitas. Pero qué
que haría lo mismo que la primera vez. Sin embar
sorpresa se llevó al ver que no quedaba ni una: los
go, aunque se levantó al amanecer para recoger
pájaros se las habían comido.
guijarros, no pudo salirse con la suya porque se
Y hete aquí a los niños, muy asustados, pues
encontró la puerta de casa cerrada con llave. Sin
cuanto más caminaban, más perdidos estaban en
saber qué hacer, cuando la madre les dio a cada
el corazón del bosque. Se hizo de noche y se
uno un pedazo de pan para desayunar se le ocu
levantó un viento muy fuerte que les asustó toda
rrió la idea de que el pan podría hacerle el mismo
vía más. Tenían la sensación de que se oían aulli
servicio que los guijarros si dejaba caer miguitas a
dos de lobos que se aproximaban a ellos para
lo largo de todo el camino, de manera que se guar
comérselos. Ni siquiera se atrevían a hablar o a mi-
rULGAKCITO
- 10-
-
o
rar hacia atrás. De repente, empezó a llover a cán taros y quedaron completamente empapados.
A cada paso que daban resbalaban y caían en el
barro, y se levantaban todos sucios sin saber qué hacer con las manos. Pulgarcito se subió a un árbol para comprobar si se veía algo y, después de mirar a uno y otro lado, distinguió una lucecita que parecía una vela, pero que se hallaba bastante
lejos, más allá del bosque. Bajó del árbol y, en cuanto puso los pies en el suelo, ya no pudo ver
nada más; eso le desanimó. A pesar de todo, cuando ya llevaba un rato caminando junto a sus hermanos en dirección a la luz, la vio de nuevo al salir del bosque. Por fin llegaron a la casa donde brillaba aquella vela, aunque antes tuvieron que pasar mucho miedo, pues la perdían de vista a
cada momento, cada vez que se hundían en una hondonada. Llamaron a la puerta de la casa y les
abrió una buena mujer. Ésta les preguntó qué deseaban, y Pulgarcito respondió que eran unas pobres criaturas que se habían perdido en el bos que y que pedían un techo por caridad. La señora,
al verlos tan indefensos, se puso a llorar y les dijo:
PULGARCITO - 12 -
o -
O
i
1
i
-
O
—
c
-¡Ay, pobres hijos míos, adonde habéis ido a
estaba asando la cena del ogro: un cabrito entero.
parar! ¿No sabéis que ésta es la casa de un ogro
Cuando los niños empezaban a recuperarse de la
que se come a los niños?
noticia, oyeron tres o cuatro golpes muy fuertes en
-¡Pobres de nosotros! -exclamó Pulgarcito, que
la puerta: era el ogro, que regresaba. La mujer les
temblaba como una hoja, igual que sus hermanos,
escondió inmediatamente debajo de una cama y
y le preguntó a la mujer-: Y ahora, ¿qué hacemos?
fue a abrir la puerta. El ogro preguntó primero si
Seguro que esta noche no nos libraremos de los
estaba lista la cena y si había vino, y acto seguido
lobos si no nos acogéis bajo vuestro techo. Así que
se sentó a la mesa. El cabrito todavía estaba muy
preferimos que nos coma el amo de esta casa. A lo
crudo, pero no por eso dejaba de ser de su gusto. A
mejor tiene piedad de nosotros si se lo pedimos.
continuación, el ogro olfateó la pieza de derecha a
La esposa del ogro, convencida de que podría
izquierda y dijo que notaba el olor de carne fresca.
esconder a los niños hasta el día siguiente, les dejó
-Eso que hueles tiene que ser por fuerza el ter
pasar y les acompañó hasta la chimenea para que
nero que justo ahora acabo de condimentar -seña
entrasen en calor. Había un gran fuego en el que se
ló la mujer.
VU LG AKC1TO
- 15-
-Te digo que noto olor de carne fresca -repitió el
-Calla -respondió el ogro-. Ahora estarán más
ogro mientras miraba a su mujer de reojo-. Aquí
tiernos.
pasa algo que no entiendo -dijo, y tras levantarse
-Pero si todavía tienes muchísima carne -repuso
de la mesa, se dirigió directamente a la cama-. ¡Ah,
su esposa-: ¡un ternero, dos cabritos y medio cerdo!
querías engañarme, maldita mujer! ¡No sé por qué
-Tienes razón -aceptó por fin el ogro-. Dales
no te como a ti también! Tienes suerte de ser un
una buena cena para que estén bien carnosos y
ejemplar viejo. Aquí tengo esta carne que me irá
mételos en la cama.
como anillo al dedo para obsequiar a tres ogros
La buena mujer no cabía en sí de alegría y ofre
amigos que vendrán a visitarme un día de estos.
ció a los niños una buena cena, pero los pequeños
Y fue sacando a los niños de su escondite, uno
estaban muertos de miedo y no pudieron comer
por uno. Aquellas pobres criaturas se arrodillaron
demasiado. Mientras tanto, el ogro empezó a
y pidieron perdón, pero tenían delante al ogro
beber otra vez, feliz de tener carne para invitar
más cruel de todos, un ogro que lejos de sentir
a sus amigos. Como se bebió doce vasos más de
piedad se los comía con los ojos y que comentó a
los que acostumbraba, el vino se le subió a la cabe
su mujer que serían unas piezas muy tiernas con
za y tuvo que irse a dormir.
el caldo que ella prepararía. Entonces el ogro
El ogro tenía siete hijas. Las pequeñas ogresas
tomó un cuchillo enorme y, al tiempo que se acer
tenían unas caras que daban gusto verlas, ya que
caba a las pobres criaturas, comenzó a pasar el
comían carne fresca como su padre, pero sus ojos
arma por la piedra que sostenía con la mano
eran grises y completamente redondos, la nariz
izquierda. Ya había agarrado a un niño cuando la
ganchuda y la boca muy grande, con dientes lar
mujer le dijo:
gos, muy afilados y muy separados. Todavía no
-¿Qué vas a hacer ahora, tan tarde? ¿No tienes
eran demasiado malas, pero prometían serlo por
tiempo mañana por la mañana?
que ya mordían a los niños pequeños para chuparPULGARCITO
- 16 -
-
i
■55 ;
les la sangre. Las habían obligado a irse a la cama
nos y a él mismo, puso las gorras a las niñas. Así el
temprano, donde las siete dormían juntas en un
ogro se pensaría que ellos eran sus hijas y que sus
lecho grande, cada una de ellas con una corona de
hijas eran los muchachos que pretendía degollar.
oro en la cabeza. En la misma habitación había
Todo ocurrió tal como había imaginado, pues el
una cama igual: allí, la mujer del ogro puso a dor
ogro se arrepintió de haber dejado para mañana lo
mir a los siete niños y después se fue a la cama.
que podía hacer el día anterior. Hacia la mediano
Pulgarcito, que se había dado cuenta de que las
che, por tanto, salió de la cama de un salto y,
hijas del ogro llevaban coronas de oro, y que temía
tomando su cuchillo, dijo:
que el padre se arrepintiese de no haberlos dego
-Veamos cómo se comportan estos mozos [...].
llado, se levantó en torno a la medianoche y tomó
Así, subió a tientas a la habitación de sus hijas y
las gorras de sus hermanos y la suya propia. A con
se acercó a la cama donde dormían los niños.
tinuación, se acercó a la cama donde dormían las
Pulgarcito, que estaba despierto, sintió pánico en
siete hijas del ogro. Después de quitarles las coro
el momento en que la mano del ogro le tocó la
nas de oro, que colocó a cada uno de sus herma
cabeza, tal como había hecho con sus hermanos.
PULGARCITO
- 18 -
*•
—
-He estado a punto de meter la pata. Ahora
comprendo que ayer bebí demasiado -dijo el ogro al notar las coronas de oro.
Al despertarse, el ogro le dijo a su mujer: -Sube y prepara a los niños que llegaron ayer por la noche.
Y entonces se acercó a la cama de sus hijas.
La ogresa admiró la bondad de su marido, [...] y
-¡Ah! ¡Aquí están, estos mocitos! ¡Manos a la
obra! -exclamó tras palpar las gorras de los niños.
creyendo que le había ordenado que los vistiese, subió a la habitación, donde se llevó un buen dis
Mientras pronunciaba estas palabras, el ogro
gusto al ver a sus siete hijas decapitadas y cubiertas
degolló sin titubeos a sus siete hijas. Satisfecho por
de sangre. Se desmayó. [...] El ogro [...] no se sor
la tarea cumplida, se volvió a la cama con su
prendió menos que su esposa al contemplar aque
mujer. Cuando Pulgarcito oyó los ronquidos del
lla escena aterradora:
ogro, despertó a sus hermanos y les dijo que se vis tiesen a toda prisa y que le siguieran. Los niños
-¡Ah! ¡Qué he hecho! -exclamó-. ¡Me las paga rán, estos desgraciados! ¡Y ahora mismo!
bajaron al jardín sin hacer ruido, saltaron la tapia y
Rápidamente lanzó el agua de una olla sobre la
estuvieron corriendo toda la noche, muy asustados
cara de su mujer, y en cuanto ésta recuperó el
y sin saber a dónde iban.
conocimiento, el ogro le dijo: rULGAKCITO - 20-
-Venga, dame las botas de siete leguas. No se van a escapar.
El ogro emprendió la marcha y, al final, después de haber recorrido un buen trecho, tomó el mismo camino que los pobres niños, que se encontraban a sólo cien pasos de la casa de sus padres. Los peque ños vieron que el ogro saltaba de montaña en mon
taña y que atravesaba los ríos con tanta facilidad como si fuesen riachuelos.
Pulgarcito vio una cavidad de una roca cerca del lugar donde se encontraban y escondió allí a sus
hermanos. Él también se ocultó mientras espiaba todos los movimientos del ogro. Y éste, que se encontraba muy cansado de la caminata que había
hecho en vano [...], quiso descansar, y se sentó por casualidad en la roca bajo la cual se habían escondi
do los chiquillos. Como estaba cansadísimo, des pués de un ratito se quedó dormido y empezó a roncar tan fuerte que las pobres criaturas se asusta ron tanto como cuando el ogro les había amenaza
do con el cuchillo, dispuesto a cortarles el cuello. Pulgarcito, que no tenía tanto miedo, dijo a sus her manos que se fuesen corriendo a casa aprovechando
i ro
- 22 -
que el ogro dormía profundamente [...]. Los
ha querido que me pusiera sus botas de siete le
pequeños siguieron su consejo y corrieron sin
guas [...].
parar hasta su casa.
La buena mujer, muy asustada, sin pensarlo le
A continuación, Pulgarcito se acercó al ogro, le
entregó todo lo que tenía, pues aquel ogro no
quitó las botas con mucho cuidado y se las calzó
dejaba de ser un buen marido, aunque se comiese
inmediatamente. Las botas eran enormes y muy
a los niños. Y Pulgarcito, bien cargado con todas
anchas, pero como eran mágicas, poseían el don
las riquezas del ogro, regresó a casa de sus padres,
de hacerse grandes o pequeñas según el pie de
donde fue recibido con gran alegría.
quien las calzara. Así, Pulgarcito las notó en los
Son muchas las personas que no están de acuer
pies y en las piernas como si se las hubiesen hecho
do con este último hecho y afirman que Pulgarcito
a medida. Después, puso rumbo a la casa del ogro,
no robó de este modo al ogro [...]. Los que dicen
donde encontró a su mujer llorando al lado de sus
eso aseguran [...] que, cuando Pulgarcito se calzó
hijas degolladas.
las botas del ogro, se fue a la corte, donde sabía
-Vuestro esposo -le explicó Pulgarcito- corre
que estaban muy preocupados por un ejército que
un grave peligro, ya que unos ladrones lo han cap
se encontraba a doscientas leguas de distancia y
turado y juran matarlo si no les da todo su dinero,
por la batalla que iba a librar y su resultado.
oro y plata. En el momento en que le estaban
Explican que Pulgarcito se presentó ante el rey y le
amenazando con un puñal al cuello, me han visto
dijo que, si lo deseaba, le llevaría noticias del ejér
y me han rogado que viniese a comunicaros la
cito antes de que oscureciera. El rey le prometió
situación en la que se encuentra y a pediros que
una generosa suma de dinero si lo conseguía.
me entreguéis todo lo que tengáis de valor, sin
Pulgarcito le llevó noticias sobre la batalla aquella
que falte nada, porque de lo contrario lo matarán
misma noche, y como se dio a conocer con esta
sin piedad. Como conviene actuar con rapidez,
primera hazaña, ganó todo lo que quiso porque el
rULGARCITO -24-
•
U i -
I