Primero pienso luego existo

PRIMERO PIENSO, LUEGO EXISTO El famoso pensamiento filosófico a la luz de la Biblia. Tomado del libro "La Teolosis y los

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PRIMERO PIENSO, LUEGO EXISTO El famoso pensamiento filosófico a la luz de la Biblia. Tomado del libro "La Teolosis y los Refranes Populares".

Lectura: Filipenses 4:8-9 René Descartes fue un filósofo, matemático y físico francés del Siglo XVII. Se le conoce como el padre de la filosofía moderna. Su obra maestra es conocida como El Discurso del Método, la cual se publicó por primera vez en el 1637. En el capítulo central de esta obra, Descartes crea un primer principio para su nueva filosofía, al que identifica de la siguiente forma: Primero pienso, luego existo. Lo interesante de este principio es que toda su razón de ser radica en la existencia de Dios. Para ello, Descartes establece 3 argumentos: - Si somos capaces de tener conciencia de nuestra naturaleza imperfecta es porque existe una naturaleza perfecta, entiéndase Dios, ante el cual nos comparamos y nos damos cuenta de la imperfección que reconocemos en nosotros mismos. Es decir que, cuando reconocemos la perfección de Dios, reconocemos también nuestra imperfección. - Si pensamos que la naturaleza es perfecta, es porque Su creador, entiéndase Dios, es perfecto. En ese sentido, no puede haber otro creador de la naturaleza pues, como ya hemos establecido, nosotros somos imperfectos. Todo lo que Dios hace es perfecto porque Él es perfecto. - Como Dios es perfecto, Dios es lo mayor en lo que cualquiera puede pensar. Tanto así que, si Dios no existiera, y pudiéramos pensar en algo más perfecto que nosotros mismos, ese algo más perfecto que nosotros sería Dios. Reconocer estos argumentos como principios verdaderos, dice Descartes, nos ayudarán a “liberarnos de las ilusiones y evitar los errores”. Nadie se equivoque. Es un error y una ilusión creer que somos más grandes que Dios, o pensar que podemos cuestionar su existencia y su perfección, porque lo haríamos desde nuestras limitaciones e imperfecciones. 1

Desde luego, aun cuando esta filosofía nos pudiera parecer novedosa y sorprendente, lo cierto es que desde mucho antes la Palabra de Dios ya había planteado esta verdad. Deuteronomio 4:35 nos dice que “Jehová es Dios, y no hay otro fuera de él”. Por tanto, el argumento de Descartes no es sino una reafirmación de la verdad bíblica. Ahora bien, note que esta filosofía apunta directamente a una cuestión del pensamiento. De hecho, la filosofía es una ciencia o un estudio que pretende hacer un acercamiento a las cuestiones de la vida y la mente por medio de argumentos racionales. En ese sentido, la filosofía tiene que ver directamente con el pensamiento, la sabiduría, la existencia, la verdad y la razón. ¿Por qué es son tan importantes todos estos elementos para la filosofía? Porque de la argumentación lógica y racional de todos estos elementos se definen las características propias de la conducta humana. El análisis de todos estos conceptos nos permitirá identificar por qué la gente se comporta como se comporta. Es por esa razón que la filosofía postula lo siguiente acerca del pensamiento y la conducta: - Lo que pensamos define lo que somos. - Uno es la suma de sus pensamientos, lo que conduce a las decisiones. Las decisiones están determinadas por los pensamientos. Pero a su vez… - Las decisiones conducen a las acciones. En ese sentido, los pensamientos, a través de nuestras decisiones, definen nuestras acciones. Lo que pensamos, entonces, define lo que hacemos. - Según pensamos, así actuamos. Primero pensamos, luego hacemos. - Por tanto, podemos establecer que los buenos pensamientos nos llevan a tomar buenas decisiones, y estas buenas decisiones nos llevan a ejecutar buenas acciones. En contraparte, los malos pensamientos conducen a malas decisiones, y éstas a su vez conducen a malas acciones. Una vez más, el argumento filosófico no ha descubierto o planteado nada nuevo. 2

Desde mucho antes que existiera la filosofía griega, la Biblia ya afirmaba esta verdad. Proverbios 23:7, haciendo una observación y una advertencia relacionada con nuestra conducta frente al hombre avaro, nos dice:

“porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él”. (RV). Desde esa perspectiva, la filosofía realmente se nutre de una gran verdad que la Escritura establece: Los pensamientos son fundamentales para definir lo que somos. En ese sentido, y de alguna manera, esta es una de las razones por las que la Palabra de Dios afirma que Dios es grande. La Biblia nos dice en Salmos 139:17:

“¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos!”. (RV). Por la misma razón, Dios no solamente es grande, sino que es más grande que nosotros. En Isaías 55:9 la Palabra de Dios nos dice que, además de que sus pensamientos son grandes, también son más altos que los nuestros.

“Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”. (RV). No queda lugar a dudas que los pensamientos son de gran importancia para el hombre, pues por razón de ellos es que se define su vida. Es por esta razón que el Apóstol Pablo dirige su atención y su enseñanza en este pasaje de la carta a los filipenses hacia los pensamientos del hombre. Observe con cuidado y se dará cuenta que la exhortación de Pablo no es inicialmente a que hagan una cosa o la otra. La invitación de Pablo es inicial y primordialmente a pensar. No comienza con una recomendación o con un llamado a cuidar lo que hacemos, sino a considerar antes que todo lo que pensamos. La mente humana es muy interesante. Siempre mantiene un fluido constante de pensamientos, recuerdos y experiencias. De todos ellos se nutren los sueños mientras dormimos y los estímulos para hacer las cosas mientras estamos despiertos. 3

En ese sentido, una tendencia general de la mente es a perseverar en aquello que piensa. A eso podemos llamarle concentración. Otros le llaman fijación, y otros lo llaman motivación. El ser humano, por lo general, persiste en un pensamiento hasta que ese pensamiento se traduce en una decisión, que a su vez conduce a una acción. Es por eso que, cuando esa continuidad o persistencia es interrumpida, ya sea de manera voluntaria o involuntaria, se produce un desfase, que algunos llaman asuntos inconclusos, pendientes o no resueltos. En otras palabras, no se hizo, o no se terminó de hacer lo que se había pensado. De más está decir que estos asuntos incompletos, pendientes o no resueltos pueden llegar a producir otras situaciones de carácter psicológico. ¿Sabe lo que es una persona con “déficit de atención”? Se trata de una persona que, por alguna razón, desconecta el pensamiento de la acción. Por tal razón, la persona no prosigue con la continuidad del pensamiento hasta convertirlo en una acción, por lo que se dice que la concentración, fijación o motivación de la acción por el pensamiento está deficiente. Los medicamentos, entonces, procuran restablecer esa conexión entre pensamiento y acción. El Apóstol Pablo, consciente por el Espíritu Santo de esta realidad, urge a los filipenses, (y a nosotros hoy), a que concentremos nuestra mente en un interesante listado de pensamientos dignos y convenientes. No obstante, su llamado, en ese sentido, no es un llamado liviano o superficial. Pablo utiliza el verbo griego “logízomai”, que significa tener presente, acoger con la mente, considerar y darle el valor que merecen las cosas. En ese sentido, el “pensar” de Pablo no se limita a una enumeración de pensamientos, sino que tiene un propósito de asimilación práctica. Se trata de que tengamos presente que aquello en lo que él nos está recomendando pensar es importante, porque en eso que vamos a pensar es en lo que luego vamos a actuar. ¿Cuáles son esos pensamientos en los que debemos perseverar? apóstol considera los siguientes en este magnífico pasaje: 4

El

- Todo lo que es verdadero – La verdad. En ese sentido, la recomendación de Pablo está dirigida hacia una conducta a favor de la verdad, o lo que es igual, en rechazo total a la mentira, el engaño y la falsedad. - Todo lo honesto – La honestidad y la nobleza. Procurar una conducta intachable. El término se traduce literalmente de la siguiente forma: Aplica al hombre que se mueve en el mundo como si todo el mundo fuera el templo de Dios. - Todo lo justo – La justicia. Se trata de un alto sentido del cumplimiento del deber. De aquí se traduce el término así: Aplica al hombre que piensa y cumple con el deber humano como si se tratara de un deber divino. - Todo lo puro – La pureza y la moral. La aplicación de la palabra griega “agnós” implica pureza moral en el servicio. Sugiere que nuestras acciones son un ritual sagrado con el que adoramos a Dios. He ahí la importancia de que todo lo que hagamos agrade a Dios como si se tratara de un sacrificio vivo. - Todo lo amable – El amor. De la palabra griega “prosfiles” se desprende el significado de la palabra amable como “todo aquello que suscita amor”. Ciertamente nuestros pensamientos y nuestras acciones deben provocar en los demás un profundo sentir hacia el amor, pues el amor no puede ser definido en sí mismo, sino por nuestras acciones para con los demás. La amabilidad es la esencia de cualquier acción a favor de la verdad, la honestidad, la justicia y la pureza. En fin, de todas las anteriores. - Todo lo que es de buen nombre – El testimonio. Es necesario darle importancia a la buena reputación. Se refiere a todo lo que Dios considera adecuado y bueno. La creación lleva el sello de aprobación de Dios, por lo tanto, de alguna manera es una llamado a ser perfectos y santos, pues estas son características propias del Dios que aprueba lo bueno. - Si hay alguna virtud – Lo virtuoso. Del griego “arete” significa excelente. Establece nuestro elevado nivel de conducta por sobre cualquier otra consideración humana. - Algo digno de alabanza – Todo aquello que despierta y motiva en los demás el deseo de ser como nosotros.

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Estas interpretaciones del texto nos parecen muy comprometedoras, ¿no le parece? Ahora bien, observe que en este pasaje el Apóstol Pablo establece un orden muy importante. Este es el centro de la enseñanza bíblica de este pasaje de Filipenses 4:8-9: - Antes de las acciones son los pensamientos. Por eso el v.8 nos lleva primero a pensar. - Luego entonces, el v.9 nos sugiere aprender. ¿Por qué es necesario aprender luego de pensar? Porque en nuestra vida pasada muchas veces no pensamos en todas estas cosas que menciona el v.8. Por tanto, en nuestra mente estaba ausente el conocimiento de estos buenos pensamientos. En consecuencia, nuestras acciones y nuestra conducta eran un reflejo de los malos pensamientos que existían en nuestra mente. Detenerse a aprender todas estas cosas es una garantía de que vamos a “desaprender” todos los pensamientos de nuestro pasado, o lo que es igual, vamos a “desaprender” nuestra pasada manera de actuar y de vivir. - Es por eso que, luego de haber pensado en todo lo que Pablo nos presenta en el v.8, y luego de haber aprendido, asimilado, internalizado y convertido en conocimiento nuevo todos estos pensamientos es que, entonces, estaremos haciendo las cosas de manera tal que el Dios de paz estará con nosotros. Entonces, de acuerdo a lo que pensemos, y aprendamos de eso que hemos pensado, tal será la manera en la que existiremos. - Esto nos hace pensar en que no es posible aprender para hacer nada verdadero, honesto, justo puro y amable si primero no lo hemos pensado. Si resumimos la enseñanza del pasaje, notaremos que se trata de un pensamiento más amplio del que sugiere René Descartes. La enseñanza filosófica del texto sería así: Primero pensamos, luego aprendemos, y luego hacemos. ¡Qué casualidad! ¡Qué cerca quedó Descartes de la teología bíblica! Como resultado, el propósito de la enseñanza también queda claro. Pensar en todo lo que Pablo recomienda ayuda a redefinir nuestro pensamiento. Esto es importante, pues redefinir nuestro pensamiento nos conducirá a tomar buenas decisiones y a hacer buenas acciones. 6

Desde luego, esta no es la primera vez que Pablo hace una observación como esta. A los romanos ya les había exhortado a renovarse en el espíritu de su entendimiento. (Romanos 12:2). Por tanto, podemos decir que nuestro pensamiento es, ciertamente, el espíritu de nuestra mente. Según el v.9, todo este orden y toda esta dinámica conducen a una finalidad. El texto nos dice que, en la medida que hagamos todo esto que hemos aprendido, oído y visto, el Dios de paz estará con nosotros. Yo creo que no hay duda de que, si nuestras acciones son buenas, si responden a la verdad, a la honestidad, a la justicia y a la pureza, el Dios de paz estará con nosotros. Sin embargo, no se trata simplemente de estar en paz. Se trata de un asunto mucho más serio y profundo. Es importante tener la paz de Dios, pero es mucho más glorioso que el Dios de paz esté con nosotros. Créame. No es lo mismo, ni se escribe igual. En ocasiones nuestra paz pudiera estar amenazada. Las situaciones de la vida atentan contra la paz que podamos experimentar. No obstante, si el Dios de paz está con nosotros, las situaciones de la vida no podrán robar nuestra paz. Si el Dios de paz está con nosotros, nuestra paz en Dios estará garantizada. No lo tome a mal, ni piense que se trata de una herejía. Dios nos ha dado su paz, pero ésta en ocasiones se tambalea ante los ríos, vientos y turbulencias que pudieran azotar nuestra casa. Ciertamente nuestra paz podrá conmoverse, PERO EL DIOS DE PAZ NO. Nuestro Dios permanece firme, inconmovible, imperturbable. Ciertamente no es lo mismo tener la paz de Dios en nuestras manos que estar en las manos del Dios de paz. A veces, aun con la paz de Dios en nuestras manos, podemos no usarla, o usarla equivocadamente. Pero el Dios de paz no se equivoca. La paz de Dios en nuestras manos no siempre está segura, pero nosotros en las manos del Dios de paz siempre estaremos seguros. Confiados. Protegidos. ¿Quiere hacer las cosas que agradan a Dios? Comience pensando en todas esas cosas que agradan a Dios. Tenga presente, acoja en su mente, considere y dele el valor que se merecen la verdad, la honestidad, la justicia, la pureza y el amor. 7

Verá que, luego de pensarlo, podrá hacerlo con consciencia. Podrá hacerlo, porque una vez lo piense, también lo aprenderá. Será parte de su sistema. Se convertirá en su estilo de vida. No tema aplicar la filosofía a su vida. piense, luego aprenda, y luego exista…

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Hágale caso a Pablo.

Primero