Prediagnostico Sobre Dinamica Familiar

Prólogo Ante los retos que enfrenta la persona, la familia y la comunidad en México, el Sistema Nacional para el Desarr

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Prólogo

Ante los retos que enfrenta la persona, la familia y la comunidad en México, el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia se propuso una tarea de gran trascendencia: coordinar el Diagnóstico de la Familia Mexicana, con el objetivo de situar a la institución familiar como eje, motor y fundamento de la dinámica nacional; así como de fomentar la profundidad en su conocimiento, lo que nos permite analizar y postular alternativas y criterios viables de asistencia. Con el Diagnóstico de la Familia Mexicana podemos dar cuenta del compromiso del Estado, en especial del DIF, con la comunidad y con las familias; al brindar esta herramienta útil en todos los procesos que deseemos iniciar para la conformación de una perspectiva familiar y comunitaria que repercuta en la mejora de nuestra nación. El Diagnóstico no representa únicamente el intercambio académico y de investigación multidisciplinaria, es principalmente un testimonio inédito de cooperación, diálogo y participación abierta para reconocer las fortalezas y debilidades de las familias, para lograr su desarrollo integral. Este es el camino seguro y transitable hacia la democracia y el bien común. Sin duda, esta valiosa herramienta fortalecerá el análisis, diseño e instrumentación de políticas públicas con perspectiva familiar y comunitaria, en beneficio de las familias de nuestro país, generando así el capital social que México está reclamando urgentemente. Valoremos la riqueza, esperanza e identidad que la familia da a nuestra patria. No sólo porque es en ella donde se nos brinda el sustento, compañía y la educación, sino por la interiorización de valores, normas de convivencia, cultura, costumbres y tradiciones que nos consolidan como mexicanos. Este Diagnóstico de la Familia Mexicana, nos da la certeza de que el mayor baluarte y recurso natural que posee, consolida y fundamenta a nuestra patria, es la Familia.

Atentamente Sra. Ana Teresa Aranda Orozco Directora General

PREDIAGNÓSTICO SOBRE LA DINÁMICA FAMILIAR I

CONTENIDO

PERFILES DE UNA TIPOLOGIA FAMILIAR BÁSICA

Para un prediagnóstico de la conformación plural de las familias mexicanas

PRIMERA PARTE PRESENTACIÓN a) Importancia del estudio de la Familia. b) Objetivos del Estudio de la Familia. c) El trabajo de Revisión de investigaciones sobre la conformación de las unidades familiares y la dinámica de sus interrelaciones intragrupales y sus alcances. d) Caracterización de nuestra investigación documental. e) El contenido del volumen primero que aquí se presenta. f) Reconocimiento y agradecimientos. INTRODUCCIÓN a) Punto de partida: el marco conceptual de lo que se entiende por “familia”. b) Ficha 1 de conceptualización sobre familia y lo familiar. c) Estudios antecedentes a un diagnóstico actualizado sobre la dinámica de las familias mexicanas. d) Utilidad de un estudio documental de prediagnóstico para fundamentar las investigaciones empíricas subsiguientes. CAPÍTULO 1. REVISIÓN DE LOS MARCOS Y CORRIENTES TEÓRICAS UTILIZADOS EN EL ESTUDIO E INVESTIGACIÓN DE LA DINÁMICA FAMILIAR Y SUS PRINCIPALES APLICACIONES EN MÉXICO 1.1 Estudios de la familia en general hechos con un interés básicamente preceptivo, educativo e ideológico. 1.2 Estudios sociográficos de carácter fundamentalmente descriptivo e informativo en sus realidades plurales y en sus procesos de cambio. 1.3 Enfoques de búsqueda explicativa basados en corrientes teóricas, paradigmas y tesis interpretativas. a) La búsqueda de una explicación que parte de la realidad macrosocial y de los sistemas estructurales de la sociedad global, nacional y zonal. b) Las familias vistas en su dimensión microsocial com resultado de la interacción de sus miembros y de las relaciones interfamiliares y comunitarias. c) Análisis referente al desarrollo de los ciclos familiares y de la sucesión intergeneracional. d) La corriente fenomenológica en su estudio de la vida cotidiana y en su énfasis sobre el análisis de lo esencial y lo circunstancial mediante tipologías. e) El enfoque constructivista y su aplicación en la cultura de la posmodernidad.

1.4 Enfoques para un análisis propositivo hecho de manera realista en su aplicación a la acción interventora y de política familiar. a) Los estudios sobre el planteamiento de una política familiar implícita o explícita, directa o indirecta. b) Paradigmas de las intervenciones familiares c) Experiencias que vinculan la realidad familiar con programas y acciones específicas y profesionales de servicio e intervención sobre la familia

SEGUNDA PARTE: PREDIAGNÓSTICO HIPOTÉTICO SOBRE LOS PERFILES DE CONFORMACIÓN DE LA UNIDAD FAMILIAR CAPÍTULO 2. IDENTIFICACIÓN TIPOLÓGICA DE LAS FAMILIAS SEGÚN SU UBICACIÓN EN EL CONTEXTO SOCIAL 2.1 El estudio tipológico de las familias como necesidad descriptiva y analítica. 2.2 Tipos de familias según el lugar geosociocultural en que se encuentran. 2.3 Tipos de familia según sus niveles socioeconómicos de vida. a) Familias pobres en extremo y con importantes limitaciones. b) Familias con pobreza relativa: proletarias y dependientes. c) Familias de “clase media”, pequeño burguesas. d) Familias de nivel “acomodado” y elitario. CAPÍTULO 3. TIPOLOGÍA DE LA COMPOSICIÓN DEL GRUPO FAMILIAR EN LOS HOGARES SEGÚN SU TAMAÑO, SEXO Y EDADES DE SUS MIEMBROS, Y SEGÚN SU FORMALIZACIÓN INSTITUCIONAL Y SU CICLO VITAL 3.1 Tipología de las familias según el tamaño del grupo doméstico. 3.2 Tipología según el sexo y concepción de género predominante. 3.3 Tipos de familias según las edades y distancias generacionales. 3.4 Tipología familiar según el ciclo vital del núcleo central constituyente. 3.5 Tipología familiar según la formalización institucional de la pareja principal. CAPÍTULO 4. TIPOLOGÍA DE LA COMPOSICIÓN DE LOS HOGARES SEGÚN LOS VÍNCULOS DE PARENTESCO, MARITALIDAD Y OTROS 4.1 Los elementos fundamentales intervinientes en la conformación de la unidad familiar doméstica y su clasificación cuantificada en estadísticas y encuestas. 4.2 El tipo de familia extensa, propiamente dicha, integrada en un hogar. 4.3 El tipo de familia semiextensa o nuclear extendida. 4.4 El tipo de familia propiamente nuclear-conyugal. 4.5 Los tipos de familia seminucleares: monoparentales, de padres sin hijos, e hijos sin padres. 4.6 El tipo de familia “compuesta”. 4.7 Los hogares no familiares: unipersonales y otros. CAPÍTULO 5. CARACTERIZACIÓN DE LAS UNIDADES FAMILIARES SEGÚN DIVERSAS CONDICIONES Y CATEGORÍAS SOCIOCULTURALES DE SUS MIEMBROS 5.1 Caracterización de las familias según la condición de salud de sus miembros. 5.2 Caracterización de las familias según niveles de escolaridad de sus miembros. 5.3 Caracterización de las familias según la adscripción religiosa y su religiosidad. 5.4 Caracterización de las familias según su exposición a los medios masivos de comunicación.

TERCERA PARTE: PROBLEMÁTICA Y ACCIONES DE APOYO A LAS FAMILIAS CAPÍTULO 6. PROBLEMÁTICA SENTIDA DERIVADA DE LA CONFORMACIÓN FAMILIAR Y SU DINÁMICA 6.1 Problemática en cuanto a las condiciones contextuales socioespaciales y sociosocioeconómicas. 6.2 Problemática en cuanto a las vinculaciones sociales y a la conformación de los hogares. 6.3 Diversas problemática sentidas en cuanto a la composición de las unidades domésticas. 6.4 Problemática en cuanto a la crisis de valores culturales relativos a vida familiar. 6.5 Problemática en cuanto a la cohesión familiar y a su dinámica de desintegración grupal en el curso de las diversas etapas y las distintas generaciones. 6.6 Manera de síntesis tentativa: tres tendencias del cambio estructural familiar. CAPÍTULO 7. TESIS HIPOTÉTICAS SOBRE POLÍTICAS E INTERVENCIONES EN VISTAS A LA PROMOCIÓN DE LAS FAMILIAS 7.1 Concepciones sobre lo que son las políticas familiares. 7.2 El cambio sociocultural involucrado en las políticas familiares. 7.3 Implicaciones de la teoría de la constructividad en las políticas e intervenciones familiares. 7.4 Importancia de la investigación aplicada a los procesos de construcción y reconstrucción familiar. 7.5 La visión constructivista aplicada a las acciones interventoras de carácter promocional, educativo, psicoterapéutico y organizacional. 7.6 Modalidades de los programas según la forma en que operan frente a familias. RECAPITULACIÓN Y CONCLUSIONES 1. Tendencias más relevantes para el siglo XXI . 2. Necesidades de estudio en profundidad sobre la realidad familiar para su diagnóstico adecuado. BIBLIOGRAFÍA DE LOS ESTUDIOS SOBRE LAS FAMILIAS Bibliografía extensa de autores. ANEXOS (Disco aparte) Anexo 1. Elementos de un diseño clasificatorio 1.1 Modelo rector de conjuntos temáticos. 1.2 Catálogo clasificado sobre enfoques teóricos y variables temáticas. Anexo 2. Bibliografía sobre los estudias de las familias 2.1 Bibliografía extensa clasificada por referencia temática. 2.2 Relación de investigaciones empíricas. A. Encuestas Nacionales y otras investigaciones registradas. B. Reportes de investigación sobre dinámica familiar del Instituto Mexicano de Estudios Sociales, A.C. Centro documental de Reportes. Anexo 3. Fichas de contenido en obras de autores relevantes 3.1 Fichas sobre conceptualización de familia, matrimonio y otras manifestaciones familiares. 3.2 Fichas de contenido sintético relativo a obras de autores relevantes.

Anexo 4. Datos comparados de dinámica familiar provenientes de encuestas realizadas en las últimas cuatro décadas del siglo XX en México 4.1 Cuadro del total de hogares por entidad federativa. 4.2 Datos relativos a variables comparadas provenientes de diversos estudios.

Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

Presentación*

a) Importancia del estudio de la Familia

Con el estudio de la familia, como unidad microsocial, se comprende, a su vez, el sentido de los afanes humanos, del trabajo cotidiano y de su explotación o liberación. La familia está implicada, fundamentalmente, en los cambios, en las perspectivas de género, reguladoras de las relaciones y de los papeles que se les asignan a los hombres y a las mujeres. El análisis de la familia resulta imprescindible como marco de referencia fundamental, para comprender el sentido de la reproducción de la población y de las relaciones intergeneracionales, pero también de los movimientos migracionales y de la condición sanitaria. No se puede tratar la regulación de la fecundidad, la sexualidad asumida, ni al aborto mismo, como fenómenos sociales, sin estudiar la significación que adquieren de acuerdo a las transformaciones experimentadas en las diversas conformaciones familiares. Toda conducta demográfica está implicada esencialmente en la dinámica de las mismas familias a través de sus modalidades organizacionales.

Las ciencias sociales tienen un papel relevante en la sociedad contemporánea en proceso de diversificación y de cambios acelerados nunca antes conocidos. El ser humano requiere comprender el mundo transformante que le tocó vivir. Se trata de todo un macrocosmos que ya no se puede entender sólo a partir de creencias e ideologías simplificadas y estáticas; menos tomando como referencia unilateral la concepción cultural heredada de las generaciones anteriores. La concepción del macrocosmos, aplicada a la realidad social, implica una constante reconceptualización del mundo a escala mundial, continental y nacional. Su comprensión, sin embargo, no puede hacerse solamente mediante una racionalidad abstracta que concibe estructuras y sistemas del mundo moderno más allá de las realidades inmediatas que afectan la vida cotidiana de los seres humanos.

Tampoco puede entenderse la crisis valoral, los cambios morales y las referencias éticas y religiosas ocurridas, y en general, las mutaciones culturales ocurridas en nuestro mundo actual, sin tomar en cuenta, de manera directa, los cambios sufridos por la familia en sus procesos de transformación intergeneracional.

Por ello, para entender la significación de los grandes sistemas globalizadores, es absolutamente indispensable el conocimiento que proporciona la ciencia empírica al investigar, en concreto, las transformaciones vitales ocurridas en esa vida cotidiana, comenzando por la familiar. Ahí es donde se va a reflejar toda la vida colectiva en forma condensada, a escala humana. Al nivel familiar se comprende lo que significan -para bien y para mal- todas las políticas sociales, económicas y culturales llevadas a cabo en un país, continente y en el mundo entero. Ahí es donde adquiere significado humano, la realidad social global.

*

Resulta imposible hacer un análisis profundo de la vida infantil y de sus derechos humanos, de la juventud y de sus manifestaciones críticas, de la tercera y cuarta edad, en toda su problemática, sin referirlos a la estructura y dinámica familiar. Si no entendemos el papel que juegan las familias en todo esto -como unidad de mediación, pero

Elaborado por Luis Leñero Otero. Profesor Titular de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa. Presidente del Instituto Mexicano de estudios Sociales A. C.. Investigador Nacional III en el sistema Ncional de Investigadores.

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Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

tivamente no podrá realizar su trabajo sin un cuerpo teórico y una información abundante proveniente de la investigación empírica.

también de repercusión- perdemos gran parte del sentido que tiene la existencia de hombres y mujeres concretos. Más aún, para orientar la política social, la asistencia y la previsión social, así como para intervenir en la rehabilitación de discapacitados, afectados por los desórdenes mentales y conductuales, y de estigmatizados sociales, es imprescindible contar con la participación de las familias involucradas directa e indirectamente. No se pueden establecer programas de salud pública y de prevención social, en sus diferentes dimensiones, sin un constante diagnóstico particular y colectivo de las redes familiares implicadas. La familia resulta, así, una referencia fundamental en toda las planeaciones y promociones de urbanización y de asentamientos humanos; de movilidad social, de modernización y de organización de la sociedad civil. Está involucrada en la democratización y en el desarrollo sociocultural pues de la experiencia familiar se toman -para bien y para mal- gran parte de las predisposiciones actitudinales. El fenómeno familiar siempre está presente y su análisis resulta imprescindible para el tratamiento de todos ellos.

Nuestro estudio presente no podrá abarcar todas las operaciones necesarias para el diagnóstico que se busca. Por eso hablamos solamente de un prediagnóstico que presenta la información que justifica hipótesis consistentes de una realidad familiar, preliminares a un diagnóstico actualizado proyectado para el inicio del siglo; pero a la vez, buscamos un acercamiento a la comprensión de los fenómenos más relevantes de la vida familiar, derivados de los diversos estudios revisados en este estudio.

Con el estudio de las familias, en su conjunto y en su variedad, la experiencia de la vida privada se convierte en comprensión de la existencia colectiva, a escala humana: de un pasado heredado en el presente y de un presente transformado por los hijos y los nietos en la serie sucesiva de generaciones coexistentes en el tiempo y en el espacio. Sin embargo, el sentido que tiene la investigación social sobre la familia, responde a diversos intereses, tanto de conocimiento como de aplicación de ese conocimiento. Al investigador de la familia se le pide que su trabajo tenga un fruto evidente. Este producto investigativo debe, de alguna manera, estar vinculado a la vida misma, a su problemática y a su transformación. El científico propiamente dicho no podrá ser un agente activo en la misma medida que lo es el profesional ejecutor de acciones o del consultor comprometido en la casuística diversa, pero tendrá que desarrollar su investigación tomando en cuenta todas las intervenciones hechas por unos y otros, pues forman parte de la misma realidad que investiga. A su vez, el profesional que interviene ac12

Presentación

b) Objetivos del estudio documental monográfico

sus condicionantes y mediaciones sociales más significativas, concurrentes según las variedades tipológicas de las familias.

El propósito de este estudio que aquí se presenta de manera extractada ha sido la elaboración de una investigación documental exploratoria de prediagnóstico-hipotético que consista en una revisión de avances de conocimiento, tanto conceptuales como empíricos, a partir de investigaciones realizadas en México y en otros países, pero que han generado aplicaciones investigativas en el nuestro. Todos ellos referidos a lo que se entiende por tipología de conformación de las familias y dinámica de sus relaciones intrafamiliares referidas principalmente a su manifestación social y sociocultural. Es decir, conocer su situación plural y sus posibles tendencias en cuanto a sus cambios y necesidades sentidas. Se espera que este estudio documental, unido a las otras áreas de investigación del Diagnóstico: Compilación, Marco Jurídico y Políticas Públicas sirva para fundamentar el diseño y el análisis de la Encuesta Nacional sobre Dinámica Familiar y finalmente, contribuya al planteamiento del Diagnóstico de la Familia Mexicana. Objetivos específicos Se trata, en particular, de: 1) Presentar una revisión sobre los principales marcos teóricos aplicados a la estructura y dinámica familiar, y sobre los marcos conceptuales más específicos, derivados de ellos. 2) Presentar monográficamente algunos de los resultados relevantes derivados de investigaciones empíricas sobre las variables detectadas en cuanto a la conformación tipificada de los diversos grupos familiares y de su microdinámica interna, en México. 3) Se pretende presentar como hipótesis directrices una serie de tesis básicas encontradas en diversos estudios y análisis de investigadores especializados en el estudio de la familia en México, elaboradas como búsqueda de implicaciones sociofamiliares (tratadas como variables dependientes en relación a 13

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c) El trabajo de revisión de investigaciones sobre la conformación de las unidades familiares y la dinámica de sus interrelaciones intragrupales y sus alcances

años. Hemos podido constatar las dificultades y equívocos de un trabajo científico al respecto; hemos compartido con otros investigadores este propósito de conocimiento aún en ciernes. Pero también hemos sido testigos de los avances en este campo. Ahora reconocemos y consultamos a todo un contingente de estudiosos que trabajan en esta labor enfocada sobre la familia: corazón de la vida colectiva y generadora de las nuevas generaciones.

Este estudio ha podido revisar muchas de las investigaciones teóricas y empíricas que se han desarrollado en México desde los años sesenta. Pretende apuntar, más que analizar en detalle, algunos de los hallazgos más confirmados que, en esta tarea investigativa, han hecho cientos de investigadores preocupados por entender la profunda transformación de la dinámica familiar ocurrida en nuestro país y en el mundo entero. Todo ello, para una mejor información y comprensión de su encarnación real, humana y colectiva al inicio de este siglo. Desgraciadamente, en el escaso tiempo que se ha dispuesto, ha resultado imposible abarcar la pluralidad y riqueza de los análisis de tantos especialistas, provenientes de todas las disciplinas y de todas las orientaciones ideológicas. El estudio, proyectado como prediagnóstico, es sólo introductorio, pero puede servir para plantear un sinnúmero de propuestas hipotéticas de comprensión, útiles en la elaboración de un primer diagnóstico nacional que se construya con una base realista de información. Podrá servir de insumo a la formulación de una política que tome en cuenta las realidades familiares, y oriente el sentido de las acciones e intervenciones sociales en mayor beneficio y promoción autogestiva de las familias concretas. Se trata de impulsar el desarrollo de esas familias mexicanas a partir, por un lado, del aprendizaje de su propia experiencia vital, y por el otro, del análisis de los especialistas, atentos a descifrar lo que está ocurriendo en la vida familiar, para que, finalmente su clamor llegue a los responsables de la conducción gubernamental, en los tres poderes: legislativo, ejecutivo y judicial, y en los tres niveles de jurisdicción: municipal, estatal y federal. Hemos vivido esta búsqueda investigativa del fenómeno familiar y colaborado con el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia, desde su nacimiento hace veintiocho 14

Presentación

d) Caracterización de nuestra investigación documental De ahí parte nuestro estudio presente. Elaboramos, en primer lugar, una extensa bibliografía con cerca de un millar de títulos, relativa a unos 800 autores diversos, clasificados por enfoque y tema específico para su consulta. Identificamos y analizamos brevemente veinte enfoques de orientación teórica utilizada en los estudios y en las acciones sociofamiliares. Hemos clasificado los análisis referidos a siete grandes campos de la dinámica familiar, con 35 subcampos y unas doscientas variables específicas de temática tratada. Después, elaboramos 200 fichas de contenido sintético de obras de autores selectos, escogidas en especial por su relevancia y oportunidad. Posteriormente, nos asomamos y comparamos datos e informaciones de unos 88 reportes de investigación sobre la dinámica familiar, provenientes de encuestas y estudios cualitativos. Pero además, en este primer esfuerzo de rescate de información proveniente de investigaciones empíricas, elaboramos 4,500 fichas de datos por variable, derivadas en particular de 53 investigaciones realizadas en distintos tiempos, en diferentes lugares de la República, y en algunos países, principalmente latinoamericanos. Quisimos avanzar más en este prediagnóstico realizando un trabajo de análisis de la información obtenida gracias al apoyo del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia. No obstante, dada la amplitud de las miras, la tarea requiere aún ser completada en una subsiguiente publicación y en varios análisis subsiguientes más en detalle.

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e) El contenido del volumen primero que aquí se presenta

edad y estado civil, como en su modalidad adoptada según los lazos de consanguinidad y afinidad marital, dentro de los hogares. De hecho, en las unidades grupales familísticas se incluyen casi siempre tres o más generaciones de parientes y varias parejas maritales, pero en los hogares nucleares quedan solamente dos generaciones (y eventualmente una sola en las parejas sin hijos). A su vez, si en el grupo familiar pluridoméstico casi siempre aparecen dos y muchas más parejas maritales, en vinculación estrecha, en los hogares pueden quedar reducidos a uno solo (en el hogar nuclear-conyugal) o sin ninguna pareja hombre-mujer completa. (en los hogares uniparentales). Y esta diferenciación tiene sin duda consecuencias importantes en la dinámica familiar y en su problemática y desarrollo. De sus miembros, en su conjunto y de sus individualidades conectadas entre sí proviene una dinámica diferencial de las relaciones intrafamiliares, de acuerdo a la conformación doméstico-familiar de las distintas unidades.

Hemos querido presentar primeramente un material derivado de nuestra revisión de estudios en torno a la conformación de las unidades familiares en su pluralidad. En primera instancia, relativo a los enfoques disciplinares y teóricos utilizados por los especialistas en el análisis de la vida familiar; y en segunda instancia, referido a los estudios empíricos sobre la realidad de la composición familiar, la formulación de tipologías al respecto y el esbozo de las implicaciones analíticas cuando se puede visualizar la diferenciación de las unidades familiares aparecidas, de hecho, en la realidad plural de un país como México. En un segundo volumen de esta monografía de prediagnóstico preparamos, en cambio, una revisión de las tendencias aparecidas en la dinámica microfamiliar estudiada por los especialistas y analistas en este campo específico de las interrelaciones humanas al interior de las unidades familiares.

a) Capitulo 2, alude a la diferenciación tipológica según la ubicación de las unidades familiares, en el espacio sociogeográfico, y en la estratificación desigual de las capas sociales.

Por ello, es importante, para un diagnóstico de la vida familiar en un país con tanta desigualdad, resaltar lo que casi todos los investigadores familiares ratifican en su estudio de lo familiar: no podemos hablar genéricamente de “la familia”, en singular, sólo como una unidad institucional establecida mediante un modelo exclusivo. En el estudio empírico de la realidad de las familias siempre tenemos que referirnos a la pluralidad de las unidades grupales, cambiantes en el tiempo y en el espacio. Cambiantes en el hilo de las generaciones y cambiante durante los ciclos vitales en los que se integran, se reproducen y se desintegran las parejas maritales, a la vez que se descomponen las vinculaciones de padres con hijos y con otros parientes involucrados. La generalización sobre la realidad familiar pluralizada tiene que relativizarse a partir de tipologías de sus unidades grupales, para identificar perfiles similares entre sí, y diferencias importantes frente a otros.

b) Capitulo 3 y Capitulo 4, de ésta segunda parte, están referidos a la cuestión clave de la composición del grupo familiar tanto en su tamaño y componentes según sexo,

c) En el Capitulo 5, de la segunda parte de este primer volumen se refieren a la caracterización también diferencial de las familias según la diversa conjunción de

En cuanto al volumen presente de prediagnóstico, después de una introducción, lo hemos planteado en tres partes y varios materiales adherentes para una labor de consulta: 1) La primera parte, muestra una Revisión sobre los marcos y corrientes teóricas aplicados a la dinámica familiar, llegados a México en la segunda mitad del siglo XX o formuladas aquí. 2) La segunda parte, referida a Las tipologías de la conformación de las unidades familiares, comprende varios capítulos:

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Presentación

su mejor referencia en todo el estudio monográfico y de revisión de tesis hipotéticas para el diagnóstico posterior.

las categorías socioculturales y conductuales de los miembros que conforman la unidad familiar: educación, religión, ideología, concepción de género, trabajo y ocupación, así como etapa del ciclo vital, y tipo de autoridad y participación decisoria ejercida dentro de cada grupo familiar. Y de acuerdo a la conjunción entre unos y otros se ensayan sus estrategias vitales y se adoptan prácticas distintas, respetando el sentido de su experiencia particular. Cuando estudiamos la realidad familiar, analizada en la información recabada por unos y otros, constatamos que las familias viven intensa y cotidianamente una conformación propia, pero siempre en transformación durante las distintas etapas. La esencia intergeneracional y reproductiva de sus unidades las llevan a vivir una revolución interna frente a sus patrones culturales y a sus valores convencionales. Pero también ahí encuentran, o pueden encontrar, dentro de ellas, los vínculos más estrechos y fuertes de su propia reincorporación y reconstrucción.

5) Ya en los anexos aparecen diversos materiales: en el primero, un modelo rector de los conjuntos temáticos directrices de nuestra indagatoria, así como un catálogo de enfoques teóricos utilizados en el estudio de los investigadores y ensayistas. En el segundo anexo: una primera relación de las investigaciones realizadas por el Instituto Mexicano de Estudios Sociales, A.C. como institución pionera realizadora de un mayor número de investigaciones de primer grado sobre diversas temáticas de la dinámica familiar, desde 1965 hasta la fecha. A esta relación de investigaciones, cuyos reportes y datos se encuentran en el centro de documentación del Instituto1, añadimos una relación básica de las grandes encuestas nacionales que, aún cuando su propósito demográfico no coincida con el interés por analizar la estructura de las unidades familiares extradomésticas y su dinámica familiar, como tal, contienen importantes datos sobre estos campos de nuestro estudio. También aparece la relación de una serie de investigaciones específicas realizadas en las últimas décadas del siglo XX, presentadas en eventos y publicadas en memorias de sus reuniones o en libros colectivos en los que han contribuido diversos autores. La relación de investigaciones y la bibliografía completa y clasificada por tema también aparece en el disco apéndice que acompaña a esta publicación.

3) Finalmente, en la tercera parte de este trabajo de prediagnóstico, nos hemos asomado a múltiples estudios realizados en torno a lo que puede llamarse, Capitulo 6, por un lado, la problemática sentida por los miembros de las familias y después, sobre las políticas sociales de implicación familiar, referidas principalmente a esa problemática y Capitulo 7, a las prácticas de intervención y de promoción familiar e interfamiliar. Si todo ello llega a ser visto desde la perspectiva de la dinámica de las propias familias estudiadas, tenemos necesariamente una nueva visión de lo que tienen que ser las directivas y estrategias de la política social para la promoción familiar e interfamiliar, no para su imposición desde arriba, ni desde la propia visión del especialista y profesional.

Finalmente, en el anexo tres y cuatro se presentan, por un lado, fichas de contenido que resumen conceptos de la familia, obras y artículos de estudios elaborados por autores relevantes; y por el otro, se muestran datos básicos comparados, derivados de diversas investigaciones sobre la configuración de las familias.

4) Acompaña al estudio una amplia bibliografía de autores, clasificada temáticamente para

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Véase anexo 2.2

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Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

f) Reconocimientos y agradecimientos

Agradezco al Instituto Mexicano de Estudios Sociales, A.C. y a todos sus miembros, las facilidades para disponer de su biblioteca especializada y de su banco de datos de investigaciones familiares. Han sido las principales fuentes de la revisión documental realizada. Me siento en especial muy reconocido por el aporte valioso en este estudio hecho por las investigadoras del IMES Ángeles Beltrán, Guadalupe Zetina, Hilda Rebeca Silva e Hilda Esther Méndez, por su trabajo en la elaboración de fichas de contenido de autores y obras, elaboración del archivo de datos y cuadros comparativos, y por su labor de compilación del catálogo bibliográfico y otros apoyos.

Es importante hacer aquí un reconocimiento cumplido al empeño e interés de la Sra. Ana Teresa Aranda Orozco, Directora General del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia, por su visión y voluntad política para llevar a cabo esta misión de un Diagnóstico de la Familia Mexicana, y en particular, del estudio que aquí se presenta. También quiero agradecer al Ing. Felipe Valdez de Anda, Subdirector General de Atención a Población Vulnerable del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia, su gentileza y su apoyo para llevar a cabo este proyecto de investigación monográfica de carácter documental, sin él este estudio no se hubiese realizado; y además agradezco a la Lic. Patricia Anaya Calderón, Secretaria Técnica de la Subdirección de Atención a Población Vulnerable, del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia como Coordinadora del Comité de Elaboración del Diagnóstico, por sus atenciones a nuestro equipo de investigación.

Agradecimientos particulares debo a mi asistente en la presidencia del IMES, María Teresa Guzmán Figueroa, por su diligencia eficaz, abierta disposición y apoyo moral, logístico, documental y electrónico. Pero también, de manera personal, me siento grandemente agradecido con mi querida y entusiasta Mari Carmen, compañera de vida y de estudios, que tanto me ha enseñado en cuanto a perspectiva de género y experiencia amorosa, familiar durante los muchos años venturosos de nuestra vida en común, más allá de mis balbuceos en el estudio sociológico de la dinámica familiar mexicana.

Quiero hacer también público mi profundo agradecimiento al Dr. Rubén Hill, quien fuera Presidente de la Asociación Internacional de Sociología, eminente especialista de la familia al nivel mundial, maestro y asesor nuestro en la primera investigación nacional sobre las familias mexicanas en 1966-69. Dejó en nosotros una vocación por el estudio familiar que ha llegado hasta este trabajo. Mi reconocimiento a todos los colegas del Comité de Investigación Familiar de la Asociación Internacional de Sociología, de quienes hemos aprendido e intercambiado tantos avances investigativos; a los colegas especialistas en la dinámica familiar en México, particularmente al Instituto de la Familia, pionero de la terapia familiar en México, en especial a los Doctores Raymundo Macías, fundador y encaminador de varias generaciones de psicoterapeutas, al Dr. Francisco Avilés, a la Dra. Emma Espejel y al Dr. Enrique Dulanto, reconocido pediatra mexicano y amigo de muchos años; así como, a tantos más miembros del Consejo Directivo del IMES de quienes hemos aprendido mucho y contamos con su amistad afable su colaboración desinteresada y fructuosa.

Y finalmente mi reconocimiento más profundo a las familias mexicanas de todas las latitudes y de todos los ámbitos sociales, porque me han permitido estudiarlas a partir de la comunicación de sus propias experiencias e inquietudes y de los análisis de tantos especialistas colegas reportados en este trabajo. De ellos y a ellas va dirigido este bosquejo de prediagnóstico hipotético de su trayectoria hacia el nuevo siglo.

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Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

Introducción

a) Punto de partida: el marco conceptual de lo que se entiende por “familia” Aparentemente todos creemos saber lo que es la familia, porque la hemos vivido desde nuestra infancia y la hemos formado o proyectado en nuestra juventud madura, en nuestra adultez y edad mayor. Pero por ello mismo, nuestra experiencia personal es equívoca si queremos extrapolarla al conjunto de familias. Presentamos aquí una serie de fichas relativas a las conceptualizaciones hechas por reconocidos especialistas de las ciencias sociales, autores de estudiosos sobre la familia

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Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

b) Ficha 1 de conceptualización sobre familia y lo familiar

tes, que comparten la misma vivienda y están sujetos a una misma autoridad.

Giner, Lamo de Espinosa y Torres. Diccionario de Sociología. Alianza Editorial, Madrid, 1998:

f) Extensa propiamente dicha, cuando la familia conjunta vive dispersa aunque suelen residir próximos y realizar actividades económicas comunes*.

FAMILIA: “Designa a un grupo social constituido por personas vinculadas por la sangre, el matrimonio o la adopción, caracterizado por una residencia común, cooperación económica reproducción y cuidado de la descendencia”.

Giner, Lamo de Espinosa y Torres. Diccionario de Sociología. Alianza Editorial, Madrid, 1998:HILLMANN, Karl - Heinz. Diccionario Enciclopédico de Sociología. Ed. Herder, Barcelona 2001: FAMILIA: “ La más importante y difundida forma de grupo social; la vida en común de por lo menos dos generaciones en un grupo (primario) caracteriza a la familia como un mundo vital social de tipo especial. La familia estructura de un modo fundamental, la vida y la biografía de los hombres [y mujeres]; forma parte de su biografía de status. La estructura, el tamaño, la composición y las funciones de la familia, se determinan por su posición en la estructura global de la sociedad, aunque a su vez las formas específicas de vida familiar actúan en el entorno social y, por lo mismo, de un modo especial en el desarrollo social (cambio sociocultural).”

“Murdock, enumeró cuatro funciones desempeñadas por la familia, aislables unas de otras pero que en ninguna otra institución se hallan integradas: sexualidad, procreación, socialización y cooperación económica. Pero las modalidades de esas funciones cambian sustancialmente en el tiempo, entre sociedades, clases sociales o en el transcurso del ciclo de vida de la familia.” Hay distintos tipos de familia: a) Según sus reglas de residencia: patrilocal, cuando la pareja casada establece su residencia con los padres del marido; matrilocal o neolocal.

a) “La familia lleva a cabo, desde distintas consideraciones, las funciones de actividad reproductora, mantenimiento de la producción y del abastecimiento de acuerdo con la división del trabajo, adjudicación de status, clasificación social, así como socialización y control social. Las reglas para contraer matrimonio, los sistemas de parentesco, así como, las reglamentaciones jurídicas, económicas, religiosas y culturales determinan la manera de elegir pareja y así se estructuran las formas familiares consentidas.”

b) Según el número de esposos: monogamia, cuando la unión es de un solo marido y una sola esposa; poligamia, en sus modalidades de poliginia y poliandria, cuando un cónyuge se une con dos o más del otro sexo. c) Según las relaciones de poder: Patriarcal, cuando el marido es el dominante; matriarcal si lo es la esposa; e igualitaria. d) Según la modalidad de composición grupal en el hogar: Las nucleares, compuestas de esposa e hijos no unidos maritalmente.

GALLINO, Luciano. Diccionario de Sociología. Ed. Siglo Veintiuno editores. México, 1995.

e) La familia conjunta, constituida por dos o más parientes por línea directa y del mismo sexo, junto con sus cónyuges y descendien-

*

FAMILIA: Es una unidad fundamental de la organización social compuesta, como mínimo, por:

La referencia a la familia extensa, propiamente dicha se usa para caracterizar a aquellos sistemas familiares cuyo ideal social es que convivan en el mismo grupo doméstico miembros adultos de diversas generaciones [y al menos dos o más parejas maritales]. También se aplica a las familias poligámicas..., e incluso para referirse a los hogares nucleares ampliados , por el hecho de acoger a un padre o a una madre viudo-a de alguno o de ambos esposos. [También es el caso de la familia troncal] como segmento de linaje [patri o matrilineal] ... en la detipo virolocal [o de mayorazgo].

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Introducción

económica o de ascendencia / descendencia biológica, o bien únicamente a las colectividades de convivientes entre los cuales estos tres tipos de relaciones. •Si se debe entender por familia también cuando falta el requisito de aprobación pública, o bien la legitimación social. •Si se puede incluir como familia a la madre con un hijo o una hija, puesto que son ellos los únicos unidos por un vínculo de ascendencia / descendencia biológica verificable con certeza, antes que a la pareja heterosexual [u homosexual].

a) Dos individuos de sexo opuesto que conviven en forma estable en una misma vivienda como consecuencia de algún tipo de matrimonio, mantienen relaciones sexuales y afectivas, cooperan regularmente en la reproducción material de su existencia, repartiéndose el trabajo dentro y fuera de la unidad; y cuya convivencia, las relaciones sexuales y afectivas, la cooperación económica, son aprobadas y reconocidas como legítimas –a cambio de la conformidad a ciertas normas sociales, en primer lugar las que regulan el matrimonio—por la sociedad de la que forman parte.

BARFIELD, Thomas. Diccionario de Antropología. Ed. Siglo Veintiuno editores, México, 2000.

b) Dos individuos de sexo indiferentemente igual o distinto, unidos por una relación de ascendencia / descendencia biológica directa (sustituida a veces por relaciones de adopción), que conviven en forma estable y cooperan en el plano económico –si bien en algunos casos esa cooperación puede reducirse, al menos por algún período, a la manutención del o los descendientes por el ascendiente—cuyas relaciones de ascendencia / descendencia biológica, de convivencia y de cooperación económica son igualmente aprobadas y reconocidas como legítimas por la sociedad, siempre a cambio de la conformidad a determinadas normas.

FAMILIA: “Es un grupo social caracterizado por la residencia en común, la cooperación económica y la reproducción. Incluye a adultos de ambos sexos, al menos dos de los cuales mantienen una relación sexual socialmente aprobada y uno o más niños propios o adoptivos, de los adultos que cohabitan sexualmente” (Murdock, 1949). a) “En contraste, hoy hay poco consenso entre los antropólogos respecto al significado de la palabra familia y menos en lo relativo a cómo generalizar acerca de la vida familiar en todo el mundo ( Collier et al, 1992)”.

c) “La familia reviste en casi todas las sociedades el carácter de una institución, y representa en general el núcleo de mayor condensación de los sistemas de parentesco.”

b) “La familia nuclear es el tipo que nuestra propia sociedad reconoce con exclusión de todos los otros. Sin embargo, entre la mayoría de los pueblos de la tierra las familias nucleares se combinan, como los átomos en una molécula, en agregados más grandes”.

Alternativas de conceptualización más precisa de la familia •Si la familia debe incluir, además de la existencia de relaciones sexuales, la posibilidad de procreación o incluso la existencia efectiva de progenie. •Si debe incluir solamente a los que conviven en forma estable en una misma vivienda, o también a los parientes consanguíneos y afines que no conviven, pero con los que se mantienen relaciones regulares, afectivas y económicas. •Si se debe considerar como familia cualquier colectividad de convivencia entre los cuales existen relaciones sexuales o de cooperación

c) “Pero la afirmación de que la familia nuclear es un elemento constructivo de la sociedad comparable al átomo [o a una célula madre] es puesta en duda en la actualidad por la diversidad de familias que hay en el mundo, incluso en Estados Unidos y Europa”. d) “Pero las definiciones formales de familia ignoran la actual popularidad de los matrimonios sin hijos, la existencia de familias creadas con base en la adopción o la inseminación alternativa, la frecuencia creciente en las so21

Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

ciedades occidentales de padres solteros y de casas encabezadas por una sola persona, y la presencia cada vez mayor de uniones homosexuales de un mismo sexo, hombres o mujeres, que muchas veces incluyen niños y que pueden estar marcadas por relaciones sexuales entre dos o más adultos que pueden residir o no en la misma unidad doméstica.... ¿se incluyen las familias que reciben niños en tutela temporal a cambio de un pago?¿y qué pasa con los hijastros? ¿Qué ocurre con el incesto? ¿Y con las unidades domésticas en las que hay sirvientes, esclavos o concubinas? ¿Hay algún espacio en la familia nuclear para los muertos, es decir, los antepasados”.

RIBEIRO, Manuel. Familia y Política Social. Ed. Grupo Editorial Lumen. Hvmanitas, Buenos Aires, 2000:

e)“ En lugar de pensar en la palabra “familia” como una categoría que tiene que definirse antes de poder llenarla de datos, ¿por qué no concentrarse mejor en asuntos y problemas de investigación que de cualquier manera resultarían de mayor interés”.

FAMILIA: “ Grupo primario formado por padre(s) e hijo(s), y eventualmente otros parientes, unidos entre sí por lazos múltiples y variados que se apoyan y ayudan de manera recíproca y que cumplen diversas funciones en beneficio mutuo y de la sociedad”.

GINER, Salvador. Sociología. Ed. Península, Barcelona, 1999:

a) Padres biológico o adoptivos, dentro o fuera de la casa; padres únicos (familias monoparentales), o en pareja [o en grupo, en las comunas].

ocurre legítimamente, en el que los adultos son responsables frente a la sociedad del cuidado y educación de los hijos y es, además, una unidad económica, por lo menos de consumo. (atribuidas cuatro funciones según Murdock: sexo, procreación, socialización y cooperación económica). Pero estas funciones, por separado, son también satisfechas por otras instituciones sociales. La única institución que las conjunta es la familia, en una fórmula única de convivencia”.

FAMILIA Y SISTEMAS SOCIALES CONSANGUÍNEOS: “Además de ser el grupo primario más descollante, es el agente socializador más considerable, por lo menos en un gran número de sociedades. Es un sistema social universal que varía en su estructura, pero se encuentra en todo el mundo. Sin embargo, las enormes variedades que encontramos en la familia crean dificultades singulares de definición.

b) Otros parientes no sólo padres e hijos. (familias extensas, semiextensas y compuestas). c) Lazos múltiples: matrimoniales, de adopción, uniones consensuales de hecho, lazos biológicos (consanguinidad), afectivos y educativos , culturales y valorales. d) Beneficios tales como, el desarrollo personal y social [o su contrario], de cooperación económica, manutención, de reproducción biológica y social, de seguridad, de identidad psicológica y social.

a) “No es satisfactorio definir la familia como institución que regula el acceso sexual legítimo del hombre a la mujer, pues en muchas sociedades tal acceso no queda confinado a la familia”.

e) “Actualmente las familias asumen las mismas responsabilidades que las de antes en relación a sus miembros, pero en general por períodos más largos, a causa de la mayor duración de la estancia de los hijos en la escuela Y del aumento generalizado de la esperanza de vida.”

b) “Más insatisfactorio aún es decir que la familia es una unidad social de reproducción: hay sociedades donde el padre biológico no es el padre putativo o social, del cual el hijo hereda status, nombre y situación económica”. c) “La familia es un grupo social en el que el acceso sexual está permitido entre ciertos miembros adultos, en el que la reproducción

f) “También las familias reconstituidas, monoparentales o de otros tipos no tradicionales, 22

Introducción

ción de los cónyuges, entre ellas, la exogámica o la endogámica; con distintas modalidades, prohibiciones e innovaciones; 3º Cómputo de los descendientes: sistema patrilineal, matrilineal o bilateral; 4º Forma del círculo familiar: patrilocal, matrilocal, régimen de consanguinidad y de parentesco específico; 5º Con una cronología dinámica variante: a) Etapa formativa prenupcial; b) Etapa nupcial; etapa de madurez; etapa de disgregación y de sucesión” [pero con posibles cortes, rupturas y reconstituciones].

han llegado a ser numerosas, comparadas con las familias nucleares formadas por una pareja, donde los dos miembros no se casa más de una vez en toda la vida.” R.M. Mac IVER y Charles PAGE. Sociología. Ed. Tecnos, Buenos Aires, 1958. FAMILIA: “Es, con mucho, el más importante grupo primario de la sociedad. Pero, en mayor medida que ninguna otra organización, existe sólo como proceso, [tanto como] en la historia humana, como el sufrido durante la vida de cada caso particular.”

LAING, R.D. El cuestionamiento de la familia. Ed. Paidós Mexicana, México, 1971. FAMILIA Y “FAMILIA INTERNALIZADA”: “Hablamos de familias como si todos nosotros supiéramos qué son. Damos el nombre de tales a grupos de personas que viven juntas durante determinados períodos y se hallan vinculadas entre sí por el matrimonio o el parentesco de sangre.”

a) “La familia es un grupo definido por una relación sexual lo suficientemente precisa y duradera como para proveer a la procreación y crianza de los hijos. En ella pueden incluirse las relaciones colaterales o subsidiarias, pero básicamente está constituida por la vida en común de los cónyuges, quienes forman con su descendencia una unidad característica. Esta unidad posee unos determinados caracteres comunes, de los que los cinco siguientes son particularmente importantes:

a) “Cuanto más estudiamos la dinámica de la familia, más difícil nos resulta distinguir en qué se asemeja y en qué se diferencia de la dinámica de otros grupos que no reciben el nombre de familias, incluso si dejamos de lado las diferencias que presentan las familias entre sí. Otro tanto ocurre con la estructura: conjunto de pautas más estables y duraderas que las demás; también en este caso las comparaciones y generalizaciones deben ser en extremo cautelosas.”

• Una relación conyugal; • Una forma de matrimonio u otro régimen institucional, con relación al cual se establece y mantiene la relación conyugal; • Un sistema de nomenclatura, que implica también una forma de cómputo de los descendientes; • Una dotación económica, compartida por los miembros del grupo, pero con especial afección a las necesidades económicas asociadas a la crianza y educación de los hijos y, en general; • Una habitación común, hogar o ajuar, que, sin embargo, pueden no ser exclusivos del grupo familiar.”

b) “La dinámica y las estructuras observables en los grupos a los que nuestra sociedad da el nombre de familias, pueden muy bien no manifestarse en los grupos que recibieron esa denominación en otras épocas y lugares.” c) “La Familia sobre la que aquí tratamos es la familia de origen transformada por medio de la internalización*, la división y otras operaciones, en la “familia” (internalizada), proyectada a su vez sobre la familia (objetivizada) y otros objetivos.”

La familia se realiza según formas extraordinariamente diferentes: 1º Formas de relación conyugal duradera o breve; monogámica o poligámica; o en grupo; 2º Formas diversas de selec-

*

“Internalizar significa trasponer lo “externo” a lo “interno”. Implica la transferencia de cierto número de relaciones que constituyen un conjunto (con diversas operaciones entre los elementos del conjunto, cuyos productos permanecen dentro del conjunto) de una modalidad de la experiencia a otras: o sea, de la percepción a la imaginación, la memoria, los sueños”.

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Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

nas, al que es necesario reconocer y apoyar en las políticas públicas.

d) “La familia, en cuanto internalizada, es un sistema témporo - espacial. Lo que se internaliza como “próximo” o “alejado”, o como “unido” o “separado”, no son sólo relaciones espaciales: una sucesión en el tiempo está siempre presente.”

Por otra parte, se ratifica que no puede haber una definición precisa de la familia aplicable a todas las sociedades y a todas las formas de construcción familiar que han existido, existen y va a existir en todo el mundo. Por eso se insiste en que hay que reconocer y estudiar los diversos tipos de familias según variaciones del contexto social, de las culturas, situaciones económicas y de condiciones materiales y ecológicas, de estados de desarrollo global y particular de las mismas unidades familiares.

e) “La ‘familia’ (internalizada) no es un objeto social simple, compartido por sus miembros. No es, para cada uno de éstos, un conjunto objetivo de relaciones. Existe en cada uno de los elementos que la forman, y sólo allí.” BURGESS, Ernest W. y Harvey Locke. The Family. From Institution to Companionship. American Book Co., New York, 1953. pp. 3-8. Citado y traducido por Del Campo, Salustiano, Familias: Sociología y Política, Ed. Complutense, Madrid, 1995, pp.17.

Se mencionan en especial, entre muchas modalidades, los siguientes tipos de familias (ONU, El Papel de la Familia en el Proceso de Desarrollo, N. York, 1986; y Guía indicativa para la acción sobre cuestiones relativas a la familia, Viena, 1995).

FAMILIA: Es “el grupo de personas unidas por los lazos del matrimonio [o su equivalente], de la sangre o de la adopción, que constituyen un hogar [o varios vinculados entre sí] y que se comunican e interaccionan en sus papeles sociales de marido y mujer, madre y padre, hijo e hija, hermano y hermana [u otra relación próxima de parentesco y afinidad]. y que crean y mantienes una cultura común”.

a) “ Familia extensa amplia, que abarcan por lo común a dos o más unidades nucleares y a diversos parientes; y a tres o más generaciones biológicas, que viven juntas en la misma casa, en las mismas tierras, o muy próximos unos de otros. Con capacidad para satisfacer muchas de las necesidades sociales y económicas de sus miembros de manera conjunta”.

a) “La familia, como grupo, de individuos interdependientes e interactuantes para no sólo hacer posible la procreación y la crianza de la prole, a fin de asegurar la perpetuación de la especie, sino también como hecho social, no solamente biológico, en donde aparecen los vínculos:

b) “Familias extensas limitadas o modificadas, que tienden a ser más compactas y reducidas y comprenden a una unidad nuclear compartida por otros miembros familiares, e incluso por otra unidad nuclear que comparten el mismo hogar o que mantienen cotidiana relación y comunicación a través de hogares contiguos, cercanos o de relativa distancia entre sí. Incluso, compartiendo una economía conjunta pero dejando cierta intimidad a unos y otros de sus núcleos componentes”.

• Conyugal entre los esposos y el consanguíneo o adoptivo entre padres e hijos; • La residencia común como realidad, o al menos como referencia; • El desempeño de roles familiares, • La posesión de una cultura derivada de la general del grupo social más amplio”

c) “Familias nucleares, conformadas por una pareja de progenitores, pero no necesariamente casados formalmente, y su prole inmediata. Funciona y reside, por lo general, independientemente de otras unidades familiares, pero ello no significa que no suela mantener relaciones con los demás familiares que viven en hogares diferentes”.

Naciones Unidas Diversos documentos Se afirma, genéricamente, que está comprobado, que la familia constituye un fenómeno universal presente en todas las culturas huma24

Introducción

factor económico, que se compensa con la que en él gana la noción felicidad. La gente no se casa ya solamente para establecer una familia, engendrar hijos y trasmitirles un patronímico y un patrimonio, sino también para ser personalmente feliz. La carga institucional, sin embargo, persiste en el hecho de que la desaparición del amor no justifica la ruptura del vínculo, pues en este modelo matrimonial pesan tanto el afecto como el deber. Su disolución siempre se concibe como un atentado contra la institución que merece una sanción jurídica, pues siempre hay un culpable cuando menos” .

d) “Familias uniparentales, cada vez más difundidas. Encabezadas por un solo progenitor, e integrada por él y sus hijos (uno o más). Pueden provenir de parejas separadas o de una madre soltera, [eventualmente de un padre-varón]. Puede considerarse, sin embargo como una familia en transición ”. e) “Familia comunal. Con muchas familias emparentadas que comparten un mismo espacio de misma residencia, o contigua, y frecuentemente de tierra comunal”. f) “Familia poligínica (o más rara vez poliándrica), vinculada a culturas específicas, a situaciones de desigualdad de sexos (debido a migraciones de varones, principalmente)”.

c) “El tercero es el matrimonio fusión. Es el que ya prevalece en el mundo occidental, y se fundamenta en la solidaridad afectiva. En él la característica principal es el amor, y la dimensión institucional aparece relegada a un plano secundario. En la mayoría de las ocasiones se limita a una serie de ceremonias y ritos externos, que sirven de mero recordatorio de lo que un día fue el matrimonio institucional y de poco más. La familia que forman es la nuclear y los cónyuges la constituyen por sentirse fuertemente atraídos el uno hacia el otro. Falta ya el elemento religioso, que ha sucumbido ante la tendencia secularizadora y la sociedad, que se esfuma al pasar al primer plano la voluntad de los individuos implicados. El divorcio aparece como un simple corolario del teorema de que el matrimonio sólo dura mientras hay amor y ni es objeto de sanción, aunque en los trámites siga interviniendo el juez, ni acarrea estigma alguno”.

g) “Otros tipos de familias, mixtas o circunstanciales en el proceso de su ciclo vital. Tales como las familias reconstruidas, compuestas o de transición, por ejemplo en procesos migratorios graduales”. ROUSSEL, Louis. “Marriages et divorces. Contribution à un analyse systematique des modèles matrimoniaux”, Population, 1980. Nov-Dic: 1025-1040; citado por Del Campo, Salustiano, Familias: Sociología y Política, Ed. Complutense, Madrid, 1995, pp. 40-41. Cuatro tipos de familias de acuerdo a sus modelos matrimoniales a) “El primero es el tradicional e institucional. Tiene como finalidad asegurar la supervivencia de los individuos a través del apoyo de las generaciones, primero de los padres a los hijos y más tarde de los hijos a los padres, siendo fruto importantísimo suyo la trasmisión del patrimonio, tanto material como simbólico, y la garantía del orden social. En el seno de esta familia, los criterios fundamentales para la división del trabajo son el sexo y la edad, la autoridad última corresponde invariablemente al patriarca y la relación conyugal se concibe como indisoluble y sólo se extingue por la muerte”.

d) “El cuarto, es el matrimonio asociación o de compañía. El casamiento ya no es ni siquiera una formalidad indispensable, porque se define por la pura y simple cohabitación, es decir, por el contenido de la relación. Sin embargo, tiene generalmente una duración considerable y pasa a los ojos de todos por una unión estable y consolidada, en la cual la situación de hecho y la de derecho no se distinguen, hasta tal punto que el concepto de legitimidad desaparece de su vocabulario. Ni para el tipo de relación entre la pareja, ni para sus hijos, no considerados como ilegítimos. La ruptura de la convivencia no es algo insólito, y como

b) “El segundo es el matrimonio de alianza que resulta una flexibilización del institucional, en el cual disminuye la importancia del 25

Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

la relación afectiva no es intensa, sus efectos tampoco son demasiado importantes. Roussel le llama matrimonio de razón”.

d) “Es importante tener presente, asimismo, que la forma de vida familiar, especialmente en los países industrializados, pero también, aunque en menor proporción, en América Latina y el Caribe, está lejos de ser la única. Las personas que viven solas, en lo que suele denominarse “hogar unipersonal”, son una realidad que debe reconocerse. También es observable, la pareja que no vive bajo un mismo techo, no por razones materiales sino porque sus miembros han optado por la autonomía. [A su vez], hay un movimiento que pide considerar como familia, a parejas de homosexuales, con todos los derechos legales que el término implica”.

e) “Pero en las uniones consensuales de larga duración, diez o más años, la ruptura provoca también en las partes efectos psicológicos, económicos y de toda naturaleza, semejantes a los que el divorcio produce en el matrimonio fusión”. CEPAL- ROSSETTI, Josefina (1993) a) “El término “familia” tiene múltiples sentidos. Están por un lado las definiciones técnicas, normalizadas para lograr una medición exacta de los fenómenos. Existen por otra parte, las definiciones de “sentido común”, que corresponden a una norma de carácter cultural. Existe también la definición de familia que suele utilizar el Estado, en sus políticas y programas sociales. En la definición del “sentido común”, cabe distinguir dos dimensiones: una, como constatación de la realidad (dimensión fáctica), y la otra, con una dimensión ideal, aquello que se anhela, el modelo de familia. Ambas puede, naturalmente no coincidir”.

e) “Los miembros de una familia comparten un techo o hábitat, consumen juntos, y eventualmente son también una unidad de producción de recursos. [Pero] es posible compartir un techo, producir y consumir en común y sin embargo no constituir una familia. De ahí que lo más propio de la familia sea el tipo de vínculo que une a sus miembros, que básicamente adviene por la relación de pareja o por la procreación [o adopción]”. f) “La familia es por excelencia el ámbito de las relaciones íntimas y del amor [o desamor]. Cumple un papel fundamental en la socialización de los individuos y en la transmisión de valores...[aunque] la familia actual experimenta una “crisis de amor”...En la familia confluyen el mundo privado y el mundo público (Jelín, 1983)”.

b) “[Pero] se hace aconsejable que en un país exista conciencia acerca de los distintos tipos de familia que existen. [Por ejemplo]: Familias nucleares simples (una pareja con o sin hijos); familias nucleares extendidas (se agregan parientes o no parientes); familias monoparentales (un hombre o mujer, con uno o más hijos); familias monoparentales extendidas (con parientes o no parentes); familias polinucleares simples (dos o más familias nucleares simples); familias polinucleares extendidas (dos o más familias nucleares extendidas) (Charbit, 1987)”.

Nota aclaratoria: aquí se está haciendo referencia a la familia como unidad doméstica (hogar, familia censal), pero esto ya significa una específica unidad más restringida de lo que es la familia como unidad de vínculos y relaciones más allá del espacio de cohabitacional.

c) “Una familia se gesta en torno a una pareja y sus hijos. En un primer sentido es “el grupo social formado por los miembros del hogar emparentados entre sí por sangre, adopción o matrimonio, incluyéndose las uniones consensuales cuando son estables” (Lira, 1976). En otro sentido, y dependiendo de quienes constituyan la familia, se distinguen tipos de familia cuyas relaciones internas y externas pueden ser significativamente diferentes”. 26

Introducción

c) Estudios antecedentes a un diagnóstico actualizado sobre la dinámica de las familias mexicanas

mente no cuentan con una información generalizable a los conjuntos de familias propios de la población abierta, al nivel nacional. • Diversos estudios de caso vistos como tales, en perspectiva cualitativa e incluso ilustrados en la obra literaria de narración novelística, de cuento, dramatúrgica, o disertaciones de ensayo sobre la vida familiar. Pero sin que por ello se tenga un análisis de base científica, ponderado, sobre la realidad familiar en su conjunto dentro de todo el país.

Como vamos a verlo en esta monografía de prediagnóstico, existen en verdad un sinnúmero de estudios realizados en referencia al conocimiento sobre manifestaciones de la vida familiar, pero que en su mayoría han sido obtenidos en el contexto de otros propósitos investigativos y no tanto como interés en la dinámica familiar en sí misma, vista en el conjunto de las diversas familias y en la perspectiva de los cambios ocurridos en sus distintos sentidos. Contamos con:

• En particular, existe un abundante conjunto, muy valioso, de estudios socio-demográficos elaborados a partir de información estadística, producto de múltiples encuestas demográficas (principalmente las referidas a la fecundidad y conducta reproductiva, a la salud, la morbilidad y mortalidad, a la violencia intrafamiliar, así como a la migración). Los resultados directos de estas encuestas, son principalmente presentados, en primera instancia, como datos brutos en cuadros tabulados; pero son abundantes los estudios analíticos de segundo grado, tanto descriptivos, como explicativos, e incluso algunos presciptivos, para posibles acciones de política demográfica-familiar.

• Informaciones de datos cuantitativos provenientes de estadísticas vitales o de encuestas demográficas, económicas, de salud, y otros, referidos generalmente a la población, vista como agregado de individuos. • Estudios sobre hogares vistos como unidades descritas en sus perfiles demográficos pero no siempre con un análisis referido a la misma dinámica de las interacciones familiares, como tales. • Estudios sociológicos de carácter más teórico y académico, o directamente doctrinarios y normativos, sobre la familia vista como institución, pero no tanto como variedad de grupos primarios de interrelación, dinamizados en sus relaciones intra e interfamiliares concretas.

• Estudios de interés económico: sobre los niveles de vida, consumo, ingresos y gastos en los hogares, de ocupación y capacitación, de niveles de alimentación, de condiciones de la vivienda y otros, que tienen que ver con la vida familiar y con las unidades domésticas, pero que no tratan directamente la cuestión misma de las formas de interrelación en la dinámica familiar, propiamente dicha (o que no puede hacerse, desde ellos, la conexión con la dinámica microfamiliar ocurrida en las unidades domésticas.

• Estudios antropológicos de la vida y las pautas familiares adoptadas en determinados horizontes y raíces étnicas, referidas a usos, costumbres y valores culturales, sobre todo de pueblos indígenas, pero difíciles de generalizar para toda la gama de familias identificadas como indígenas.

• Muchos importantes estudios de análisis más profundo sobre la información derivada de las estadísticas y las encuestas, han sido tratados más bien con propósito académico, y sólo algunas, con un sentido de investigación aplicada interesada por la transformación de la realidad familiar. Estos estudios no siempre pueden vincularse a un análisis de la dinámica familiar en sí, aunque cada vez

• Estudios de enfoque psicológico y psicoterapéutico en referencia a las conflictivas de la interacción familiar, planteadas de manera privativa, aplicada a casos clínicos, o con una visión de generalización teórica proveniente de diversas escuelas y corrientes de sicología y psicoterapia familiar, pero que frecuente27

Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

más son una fuente valiosa para su análisis y su aplicación a medidas de intervención oportuna. Alguno de los temas abordados como el de la violencia intrafamiliar, el de la nupcialidad, el de los estudios con enfoque de género, el de la sexualidad, la salud reproductiva, el de la tercera edad y el de los ciclos vitales de la vida familiar, han tenido recientemente una mayor trascendencia para las políticas familiares implicados en la dinámica familiar y en su mejor orientación. Sin embargo, éstos requieren todavía de una visión sobre la pluralidad de conjunto, en el contexto nacional, para no extrapolar situaciones locales específicas o de ciertos estratos socioeconómicos de las familias, con la que se produce en otros ámbitos del escenario nacional.

de Terapia Familiar); las numerosas organizaciones civiles que trabajan en la promoción familiar, como tal, así como un conjunto cada vez más numeroso de investigadores y estudiosos en el país y en el extranjero que se reúnen en encuentros nacionales de investigadores sobre la familia (como los que impulsó en años próximos el Centro Universitario de Estudios para la Familia de la Universidad Autónoma de Tlaxcala); o como el desarrollado desde hace muchas décadas, al nivel mundial, por el Comité de Investigación Familiar de la Asociación Internacional de Sociología y por el movimiento generado en torno a la Organización de las Naciones Unidas, mediante su Centro de Desarrollo Social y Asuntos Humanitarios y la Secretaría del Año Internacional de la Familia de 1994, cumplida ya su primera década.

Apuntamos, finalmente, la existencia de una creciente toma de conciencia, aparecida entre estudiosos y especialistas de la intervención familiar, así como en una multiplicidad de organizaciones civiles especializadas en la promoción de las familias. Responden a la necesidad urgente de un conocimiento más especializado y más fundamentado y científico, referente: a la realidad tipológica de las conformaciones familiares, a los ciclos vitales y las implicaciones variables de éstos, a la dinámica misma del fenómeno familiar interno y a sus conexiones interfamiliares y comunitarias. Esto lleva a identificar con precisión las mediaciones de múltiple sentido causal macro, meso y microsocial. Todas ellas contribuyen, para bien o para mal, en un sentido o en otro, a las mutaciones de la dinámica familiar actual, y ésta requiere un diagnóstico de sus factores clave y el reconocimiento de las conformaciones sociofamiliares de diverso tipo, como búsqueda de nuevos caminos ante nuevos problemas.

Todo este movimiento mundial y nacional de organismos no dudarían en reconocer la importancia de un estudio científico nacional, actualizado permanentemente mediante diversos estudios entre los cuales, una encuesta nacional como la que aquí se refiere, impulsada por el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia, directamente orientada al conocimiento de la dinámica familiar mexicana, reencauzada por políticas sociales congruentes con la promoción familiar en sus diversas facetas. Ejemplos de estudios sucesivos y concatenados en la temática de la dinámica familiar, hechos principalmente con un enfoque sociológico y de investigación aplicable a las acciones de promoción e intervención familiar, son los realizados en México por el del Instituto Mexicano de Estudios Sociales, A.C. –IMES–el cual, en 1967-68 realizó la primera investigación (encuesta sociológica) de dinámica familiar al nivel nacional, y después, una serie abundante de investigaciones locales y zonales sobre las familias mexicanas. En cuanto a su contenido y propósito especializado en la dinámica familiar, estas investigaciones son ciertamente antecedentes directos de la Encuesta Nacional sobre las Familias Mexicanas que ahora realiza el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia. Derivado de dicho trabajo antecesor,

Entre estos esfuerzos, nos permitimos apuntar como un directo antecedente de estos estudios y acciones profesionales, especializados en la misma dinámica familiar en México, por un lado, el de los terapeutas familiares con una formación de alto nivel (agrupados colectivamente en torno a la Asociación Mexicana

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Introducción

está la publicación de más de una centena de libros, artículos y folletos de divulgación o de tipo didáctico, referidos específicamente a la dinámica intrafamiliar (relaciones de género, premaritales, conyugales y extramaritales, relaciones paterno-filiales, relaciones de parentesco, estudios de tipologías familiares, de relación familia-comunidad, religión, cultura, situación de pobreza familiar, y enfoques aplicados a la promoción familiar)2.

2

Véase el anexo 2.2

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Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

d) Utilidad de un estudio documental de prediagnóstico para fundamentar las investigaciones empíricas subsiguientes

El presente trabajo, referido al término del siglo anterior, podrá servir de apoyo al estudio de las familias mexicanas al inicio de la nueva centuria. Confiamos que sea un insumo útil para la formulación de un diagnóstico de la realidad familiar actual, proyectado hacia el futuro próximo. El paso subsiguiente a este estudio monográfico preliminar podrá estar referido al análisis de los diversos factores de mediación que inciden en la explicación de los procesos de transformación de los diversos tipos de familias, antes identificados en sus distintas pluralidades. Dicho paso tendrá que desarrollarse posteriormente, después de haber realizado la encuesta nacional de dinámica familiar y hacer el procesamiento de la información recabada para dar lugar a un análisis de las correlaciones significativas entre las diversas variables recabadas.

La realidad familiar mexicana –básica para la vida humana y colectiva de la sociedad– está sufriendo transformaciones internas sumamente agudas y difíciles de conocer con propiedad científica y de encauzar y apoyar adecuadamente. Está siendo afectada en el centro vital de su dinámica por nuevos condicionamientos externos y por nuevos factores y mediaciones múltiples. Por ello mismo, las familias mexicanas, en su pluralidad de manifestaciones y modalidades, han adquirido nuevas potencialidades pero también se han visto vulneradas en muchas de sus anteriores caracterizaciones, al experimentar nuevos problemas.

Todo ello, podrá servir como base fundamentada de la misión de un DIF, que finalmente retoma, de su idea fundacional, la de ser la entidad pública destinada a proyectar los lineamientos de las políticas sociales que afectan explícita e implícitamente a la familia. Y esto se hace no sólo cuando se plantea, de manera ideal la importancia de lo familiar para la vida de la nación, sino cuando se puede fundamentar el conocimiento preciso de sus necesidades y de sus proyecciones. Un diagnóstico nacional periódico sobre la dinámica familiar, es una pieza clave en este propósito.

Frente a esta realidad, pluralizada y renovada en cada nueva generación, el conocimiento que se tiene de su complejidad y de su dinámica interna es todavía muy rudimentario: • Predominan las referencias puramente prescriptivas sin mucha base comprensiva sobre lo que está pasando a los distintos tipos de familias y sobre lo que deben hacer, según quien haga las exhortaciones. • Se recurre mucho todavía a los estereotipos que deforman y caricaturizan de manera simplista la realidad plural de las familias en sus unidades y en sus conjuntos. • La misma acción política, jurídica y programática de acciones de intervención asistencial, educativa, económica, moral y religiosa funcionan a partir de supuestos muchas veces equívocos o puramente ideales, y por lo tanto, faltos de un realismo que permita establecer una estrategia adecuada para incidir en las causales de ciertas manifestaciones que se consideran significativas en la dinámica familiar pero que no siempre están basadas en una apropiada evaluación. 30

PRIMERA PARTE

Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

CAPÍTULO 1 Revisión de los marcos y corrientes teóricas utilizados en el estudio e investigación de la Dinámica Familiar y sus principales aplicaciones a México Para una revisión de las corrientes teóricas que se han venido utilizando en la investigación social de la familia, aplicables a México, tenemos que aludir a las clasificaciones ya clásicas, utilizadas en el Comité de Investigación Familiar (CFR), de la Asociación Internacional de Sociología (ISA). Estas clasificaciones, elaboradas por notables especialistas en el estudio de la Familia, a partir de la que formuló el Dr. Reuben Hill, primero desde la Universidad de Minnesota, y después en el mismo seno del Comité de Investigación Familiar. Entre ellos podemos mencionar, además de Hill3, Christensen4, Mogey5, Michel6 entre otros, quienes han elaborado clasificaciones de las corrientes teóricas que se han manejado por muchos investigadores sociales de la familia.

cialistas en la investigación social de la familia dentro del grupo internacional del CFR y de varias universidades europeas, particularmente, la Universidad de Lovaina7, la Universidad de Bruselas8, de la Sorbona y la Escuela de Altos Estudios de París.9 Por ello, puede decirse que muchas de estas corrientes teóricas de nivel internacional, fueron ventiladas en México y discutidas en varios seminarios y congresos, así como aplicadas en investigaciones de diverso tipo, compartidas con varios investigadores sociólogos y centros de investigación de países latinoamericanos.10 El Instituto Mexicano de Estudios Sociales, A.C. fue el pivote de esta acción investigativa y de intercambios, internacionales después promovida a muchos investigadores de nuestro país.

Lo mismo podría decirse de las clasificaciones en antropología y en psicología. Lo cierto es que la clasificación de Hill, después de haberla desarrollado con mayor profundidad, nos llegó a México, de manera directa cuando éste era ya Presidente de la Asociación Internacional de Sociología, pues tuvimos la suerte de que él personalmente viniera a nuestro país para asesorar la primera investigación nacional sobre la familia en México, por los años de 1965 a 1967. Y además, pudimos participar e intercambiar con los más importantes espe-

Esto nos llevó a reelaborar una clasificación de los múltiples enfoques teóricos encontrados en el estudio y la investigación familiar, que presentamos ahora de manera sintética. He aquí una relación de estas perspectivas: 1) Enfoques sobre la familia en general hechos con un interés básicamente preceptivo, educativo e ideológico. El problema epistemológico y práctico para un diagnóstico, derivado de dichos marcos.

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Hill, Reuben (1958, 1970). Christensen, Harold (1964). 5 Mogey, John (1971). 6 Michel, Andrée (1970). 7 De Bie, Pièrre, Claude Henryon, Edmon Lambrechts (1968), Karel Dobbelaere, Claire Leplae y Jacques Piel (1968), Jacques Leclercq (1961), L. Janssens (1963), Constantina Safilos-Rothschild (1972) y Hubert Gérard (1970), François Houtart, Wilfried Dumon (1980) y Andrés Mendoza (1976). 8 Morsa, Jean, Annie Dorsinfang (1968) (quienes fueran mis asesores de doctorado). 9 Michel, Andrée (1970), Chombart de Lauwe (1968) y Alain Girard (1974). 10 Gustavo Pérez, Francisco Escobar, Oscar Maldonado, Renato Poblete, Afonso Gregory y Alberto Gruson.Véase referencias en Leñero, Luis (1970). También C.A. de Medina (1974), Olda Acuña y Carlos Denton (1979), Alfredo Jaramillo (1972), Virginia Gutiérrez de Pineda (1962 y 1976), Rolando Collado (1969) y muchos más. 4

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Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

2) Enfoques de carácter sociográfico sobre la familia y las manifestaciones familiares en sus realidades plurales y en sus procesos de cambio. El problema epistemológico y práctico para un diagnóstico derivado de dichos marcos.

psicoanalítico, o el de un desarrollo personalista, en su variedad de enfoques. 4.3) Experiencias investigativas que vinculan la realidad familiar con programas y acciones específicas y profesionales de servicio e intervención sobre la familia. Perspectivas para diagnóstico y posibles evaluaciones de programas y acciones.

3) Enfoques de búsqueda explicativa basados en corrientes teóricas, paradigmas y tesis interpretativas. El problema epistemológico implicado y el de sus aplicaciones prácticas para un diagnóstico: 3.1) La búsqueda de una explicación que parte de la realidad macrosocial y de los sistemas estructurales de la sociedad global, nacional y zonal, en la dinámica de sus mediaciones mesociales. 3.2) La familia vista como unidad que se explica por sí misma como resultado de la interacción de sus miembros y de las relaciones interfamiliares y comunitarias. 3.3) Análisis referente al desarrollo de los ciclos familiares y de la sucesión intergeneracional. Problemas epistemológicos en la investigación y en el diagnóstico operativo. 3.4) La corriente fenomenológica en su estudio de la vida cotidiana enfatiza la necesidad de un análisis en profundidad de tipología cualitativa y de diferenciación de las unidades y de los fenómenos familiares. Problemas epistemológicos y de aplicación para el diagnóstico familiar. 3.5) El enfoque constructivista y su aplicación en la cultura de la posmodernidad. Problemas epistemológicos y de aplicación para el diagnóstico. 4) Enfoques para un análisis propositivo hecho de manera realista en su aplicación de acción interventora y de política familiar. 4.1) Los estudios sobre el planteamiento de una Política Familiar implícita o explícita; directa o indirecta. 4.2) Paradigmas de las intervenciones familiares: patologista, asistencialista, preventivista, proteccionista, populista, neoliberalista, sistémico, constructivista, socio-promocionalista de la autogestión familiar, juridicista, psicologista y 34

Revisión de los marcos y corrientes teóricas utilizados en el estudio e investigación de la Dinámica Familiar y sus principales aplicaciones a México

Presentamos a continuación esta revisión de los marcos y corrientes teóricas utilizados en el estudio e investigación de la dinámica familiar y sus principales aplicaciones en México:

de la familia” a cambio de una liberación de sus patrones monogámicos, autoritarios, represivos de la sexualidad y de la libertad humana; aparato ideológico de la burguesía y del Estado Capitalista, y de sus múltiples equívocos en cuanto a la obligatoriedad “natural” del fenómeno familiar (Cooper, 1976; Laing, 1988; y en México, trata el tema, Waldman, 1981). Aquí, como en la anterior postura familística, se hace un discurso ideológico apoyándolo en múltiples estudios tanto psicosociales como sociológicos. Se trata de asentar una tesis y un deber ser que conduce casi siempre a una exhortación moral dirigida a la voluntad humana.

1.1 Estudios de la familia hechos con un interés básicamente preceptivo e ideológico Se trata de formulaciones elaboradas a partir de una determinada concepción valoral e ideológica. De hecho, buena parte de estos estudios pueden quedar excluidos del enfoque sociológico en lo que tiene de propósito científico, propiamente dicho, en tanto conocimiento de las familias en su manifestación fenoménica y como explicación de ella utilizando la misma realidad social; sin embargo, muchos de estos estudios están planteados con categorías sociológicas propuestas de manera especulativa, ideológica, filosófica y hasta teológicamente.

Contrastando con el estudio unipreceptivo apegado a una orientación ideológica, excluyente de las otras, aparece un interesante estudio crítico-comparativo de las propuestas ideológicas entre diversos sistemas aparentemente opuestos. Por ejemplo, entre la postura católica y la marxista, en su referencia a los presupuestos familiares que manejan. Ferraro (1979) introduce este análisis en el que llega a considerar que ambas posturas ideológicas parten de premisas en gran parte iguales y por lo tanto asimilables entre sí, pero también superables en su rigidez. De hecho, años antes Leclercq (1962), Trimbos (1968) y muchos otros después de la encíclica Humanae Vitae (véase estudio latinoamericano de FERESAL, editado por Leñero, 1970) habían intentado, dentro del pensamiento religioso católico una comprensión histórico-sociológica de la familia más allá de posiciones cerradas y puramente dogmáticas.

En este sentido, resaltan las concepciones fundamentalistas (explicaciones de la naturaleza de lo familiar, y de la familia como institución básica de la sociedad) que a partir de determinados presupuestos fundamentales, deducen la importancia de cierto modelo ideal de organización familiar y, por lo tanto, de los comportamientos que obedecen a supuestas “leyes naturales” en las relaciones familiares. El manejo metafísico de lo que se considera la esencia de la familia, lleva generalmente a una concepción metahistórica, de tipo familística, en un modelo concebido como único o casi único. El mejor ejemplo de esta postura es la adoptada por la jerarquía católica, a partir de la reafirmación hecha por el Papa (Pablo VI, 1968; Juan Pablo II, 1981) pero repetida y divulgada a través de una serie de documentos estudios sociales y declaraciones sociodoctrinales de diversos organismos católicos mexicanos, con un importante ingrediente de estudio sociológico (CEM-CEF, 1991). Frente a esta postura, en su opuesto diametral, está la corriente ideológica antifamilística, en la que se hace la crítica a la institución familiar formal y a su conformación tradicional y moderna, para proponer la invalidez o “muerte 35

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1.2 Estudios sociográficos de carácter fundamentalmente descriptivo e informativo en sus realidades plurales y en sus procesos de cambio

Fecundidad y Salud, en 1987, Encuesta Nacional de Dinámica Demográfica-ENADID en 1992; así como las Encuestas de Ingresos y Gastos de los Hogares (INEGI varios años), las de alimentación (INN-varios años), de salud ENS 1988(SSA), de Consumo-INCO 85-87, Encuesta del Envejecimiento de la Población del CONAPO.

En este conjunto de trabajos se busca, en cambio, procurar información de hechos y realidades, de estadísticas y tendencias, de realidades y problemas, sin cuyo conocimiento es imposible entender, explicar y proyectar la acción al respecto de la vida familiar. El estudio sociográfico, en su carácter más bien descriptivo presenta la situación y los perfiles de las familias, marca diferencias, grados, e incluso diversidades entre sus unidades. A veces, da cuenta de manifestaciones sociales contextuales de las familias y de fenómenos aledaños o implicados en la vida familiar, aún cuando no sean propiamente fenómenos familiares propiamente dichos. Muchas otras, se presentan estadísticas y se hacen descripciones de casos y hechos referidos a los individuos, más que a las familias en sí, pero en la medida en que esta información queda involucrada con la vida familiar de las personas, pueden ser altamente significativa para el conocimiento de la realidad familiar conjunta.

También podemos identificar entre estos estudios de primer grado, toda una amplia y sofisticada gama de análisis familiar de los datos censales y de las estadísticas vitales o de los estudios de estrategias y trayectorias de vida y procesos familiares. Por ello, son muchos los demógrafos y los sociólogos, haciendo demografía, que se han incorporado al estudio sociológico de la familia mexicana, más allá, incluso, de una simple descripción del dato demográfico. Resalta en ellos el estudio de la fecundidad y la familia, la formación familiar y la nupcialidad, la jefatura familiar, el trabajo y la migración familiar. Como ejemplo ilustrativo al nivel mundial podemos referirnos a los trabajos encauzados por la ONU sobre familia y fecundidad (1984) y al nivel nacional podemos mencionar, entre muchos otros, a Acosta (1998, 1998b), Brambila (1985), Echarri (1995), B. García (1982, 1994, 1998), Jiménez (1983), López (1996), Oliveira (1982, 1994, 1998), Ojeda (1988,1989), Lerner (1982), Quilodrán (1974, 1991), Tuirán (1993a, 1993b), Welti (1984), Wong y Levine (1992).

En este sentido, hemos avanzado mucho en el mejor conocimiento de lo familiar pues a partir de las estadísticas de población y de los estudios demográficos, incluidas las encuestas nacionales o locales sobre los fenómenos sociodemográficos se ha obtenido una valiosa información sobre las familias mexicanas. Podemos mencionar, por ejemplo, las tabulaciones censales sobre hogares mexicanos hecha por INEGI (1993); pero además, se dispone de resultados depurados de encuestas nacionales de Ingresos y Gastos de Hogares (INEGI, 1992, 1996), y de encuestas nacionales de fecundidad realizadas por diversas entidades: Encuesta de Fecundidad Rural de 1969, Encuesta Mexicana de Fecundidad, en 1977, Encuesta Nacional de Prevalencia de Métodos Anticonceptivos, en 1979, Encuesta Nacional de Prevalencia de Métodos Anticonceptivos con Módulo de Fecundidad y Mortalidad, en 1980, Encuesta Rural de Planificación Familiar en 1981, Encuesta Nacional Demográfica de 1983, Encuesta Nacional de

Al lado de estos estudios sociodemográficos se encuentran otro conjunto de estudios relativos a la familia vista como unidad socioeconómica. Hill (1958) hablaba de toda una corriente de estudios (sociológicos) sobre la economía doméstica y citaba a autores como Kyrk, Nickell, Reid. Las escuelas de trabajo social han tenido a su vez, un campo de especialización sobre la economía doméstica, tanto como descripción y clasificación del nivel económico y de autosuficiencia de las familias para su trámite en instituciones de asistencia y en programas de servicios públicos, de becas, etc. Pero independientemente de esta dimensión descriptivo-práctica, están los estudios de demógrafos y economistas, que buscan conocer niveles de ingreso familiar y sus condiciones materiales de existencia de las familias (incluyendo consumo y perfiles de gasto familiar o condiciones de vivienda, así como 36

Revisión de los marcos y corrientes teóricas utilizados en el estudio e investigación de la Dinámica Familiar y sus principales aplicaciones a México

la cuestión de ocupación y mercado de trabajo asociado a la condición de vida familiar en su representación estadística. Presveloux desde Bélgica (1968) y Borsotti (1978) en América Latina, han sido buenos representantes-sociólogos, promotores de este estudio socioeconómico de la familia en América Latina; pero es abundante la literatura descriptiva y analítica referida a esta importante dimensión, que rebasa el marco puramente descriptivo para convertirse en un análisis interpretativo e interdisciplinar. Baste citar en México a algunos ejemplos: García, Muñoz y de Oliveira (1982), Cortés y Rubalcava (1994), González de la Rocha (1986), Acosta y Solís (1998), entre muchos.

Una abundante literatura al respecto viene a enriquecer la información y después las teorías sobre el significado de la organización familiar variante, las relaciones de parentesco y muchas de las modalidades de los patrones de conducta y las valoraciones habidas en la vida familiar. Su aplicación a los medios indígenas se extiende también a los diversos contextos rurales y después a los medios urbanos. Podemos mencionar, como ejemplo de los primeros, los estudios de Favre (1973) entre pueblos mayas y los de Arizpe (1973) en medios nahuas, junto con muchos otros que analizan precisamente de manera especial la conformación de las familias extensas y semiextensas frente a las modalidades adoptadas de familias nucleares patri o matrifocales. Como ejemplo de los segundos (estudios antropológicos en las ciudades) podemos mencionar al análisis hecho por Larissa A. Lomnitz (1975), los de Elu (1992) o los de González de la Rocha (1986) sobre las familias de marginados urbanos. En estos casos estamos ante estudios de antropología social de familias muy asimilados a la perspectiva sociológica, con un ingrediente descriptivo originado en el estudio de casos y en la observación semiparticipante, pero con un importante análisis interpretativo para la comprensión del significado sociocultural de las conductas familiares. Y como éstos podemos encontrar decenas de trabajos tanto antropológicos como sociológicos, casuísticos, en los que la información da lugar a su explicación generalizante.

Pero a su vez, muchos otros especialistas de diversas disciplinas han aportado estudios valiosos para el mismo enfoque sociológico, primero de tipo descriptivo, pero después interpretativo, explicativo y propositivo, sobre todo tratándose del estudio de la planificación familiar y de la salud reproductiva. Mencionamos a algunos significativos, de carácter más bien descriptivo, aunque muchos de ellos contienen análisis interpretativos y explicativos utilizando diversos marcos teóricos sociológicos aplicados a los datos empíricos: la psicóloga social Pick de Weiss (1979), los estudios de psicólogos, educadores, sociólogos y médicos sobre la sexualidad y la familia: CONAPO-Varios autores (1982) y AMEP-Varios autores (1998), los estudios sociológicos de la familia y la planeación familiar: Leñero (1968, 1970, 1977:126-137, 1978, 1984, 1987, 1992), los de la mujer y la salud reproductiva: Schmukler et al (1998), Elu (1969, 1992). De hecho, el estudio teórico y metodológico de Hill, Back y Stycos en Puerto Rico (1959), el de Carleton (1970) y el de los asociados a Bourgeois-Pichat y el CICRED -Varios autores- (1984) con su estudio de la Demografía de la Familia tuvieron una alta significación para un estudio cuantitativo de la familia incluyendo las diversas variables demográficas y las dimensiones de salud, adoptadas por demógrafos y por especialistas médicos de la salud reproductiva en su implicación familiar propiamente dicha. Mención aparte merecen las aportaciones hechas por las investigaciones antropológicas en torno a la familia, sobre todo en sus estudios etnográficos referentes a los grupos indígenas. 37

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1.3 Enfoques de búsqueda explicativa basados en corrientes teóricas, paradigmas y tesis interpretativas

que las líneas teóricas que existen en la mira de los investigadores son las que van en el sentido de las grandes corrientes sociológicas en voga. Podríamos agruparlas en tres grandes formas del proceso explicativo y dentro de cada una caben diversas corrientes teóricas:

A partir de marcos teóricos previamente estudiados y seguidos y con el propósito de desarrollar paradigmas explicativos más allá de la información empírica obtenida tratamos aquí de identificar los trabajos de investigación sociológica que desembocan en tesis de alto o mediano alcance explicativo. Provienen fundamentalmente de corrientes y escuelas diversas propuestas al nivel internacional y que han podido alcanzar un reconocimiento de la comunidad científica, o bien que son sujetas a nuevas revisiones de la validez y propiedad de sus supuestos y de sus conclusiones. Una labor creativa de explicación teórico-científica requiere no sólo de una madurez investigativa, sino también de la oportunidad de difusión de sus tesis, propuestas, ampliadas, reconfirmadas y seguidas por una serie de investigadores a lo largo del país y del mundo entero. En este sentido, la originalidad teórico-investigativa resulta un tanto extraordinaria y puede decirse que todavía no se encuentra fácilmente en nuestro medio. Lo que sucede es más bien un ejercicio de aplicación teórica no sólo en los marcos conceptuales aprendidos y reproducidos de manera un tanto imitativa, sino también una capacidad para encontrar, en esos mismos marcos paradigmáticos, matices, reservas, interrogantes y posiblemente propuestas derivantes de la teoría o tesis original. En este ejercicio investigativo, encontramos posibilidades de desarrollos interteóricos que pueden tener alta significación pero que sólo el tiempo podrá confirmar su capacidad de generalización a diversos puntos y a diversos campos de la aplicación temática y fenoménica. La labor implica la investigación de las investigaciones en curso, así como la disponibilidad de información de segunda mano o, mejor aún, la posibilidad de producir información de primer grado, para con ella, poner a prueba hipótesis y tesis antes visualizadas. De esta manera, si hablamos de un trabajo de investigación teórico-explicativa sobre la sociología de la familia tenemos que reconocer 38

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a) La busqueda de una explicación que parte de la realidad macrosocial y de los sistemas estructurales de la sociedad global, nacional y zonal

del carácter del mexicano y su involucración familística: Ramos (1951), Ramírez (1977), González Pineda (1970), Aramoni (1979), Sandoval (1985), Aramoni (1965). Estas concepciones teóricas estructuralistas parece ser que tuvieron obsesionados a los sociólogos teóricos, desde el racionalismo sociológico clásico y postclásico hasta muy avanzado el presente siglo (Viet, 1965: 21-105). Hasta la crítica posterior a él por parte de una nueva generación de investigadores que lo acusan de antihumanismo y racionalismo idealista. Pero mientras tanto, la familia fue visualizada y explicada por estos sociólogos como un sistema dependiente de una lógica abstrayente y de una concepción macroscópica de la vida social en donde el individuo y la unidad familiar figuran sólo como portadores de un ingrediente social pero no como verdaderos sujetos de la acción colectiva. La microestructura familiar no deja de ser una construcción ideal-racional de otra mayor en la que se encuentra la explicación de su dinámica.

La primera, al preguntarse por qué se produce determinado problema familiar generalizado en grandes sectores de familias, busca una explicación que parta de la realidad macrosocial. La causalidad de lo que ocurre en el ámbito familiar se considera que está condicionada y es producida por las grandes manifestaciones sociales, tanto en la globalidad de la sociedad actual mundial, continental y nacional, como en la dinámica de sus grandes sistemas y procesos operantes al interior de un país, una zona o un tipo de localidad. Estamos, entonces, predominantemente ante posibles paradigmas estructuralistas, evolucionistas y macrosistémicos. Según ellos, la familia sufre necesariamente los embates y los vaivenes de las tendencias ocurridas en la sociedad entera. Casi de manera fatal. Por ello, la explicación de la problemática y caracterización de la familia como institución, y de las familias como unidades plurales, está precisamente en los grandes procesos y sistemas de modernización, industrialización capitalista, urbanización y organización macroscópica de la racionalidad; pero también deviene, en un cuasifatalismo, de las grandes catástrofes o de las ingentes proyecciones utópicas. Es el caso de las principales corrientes de explicación macrosociológica referidas al ámbito familiar. Es el caso del estructuralismo proveniente de la dialéctica del materialismo histórico-marxista, o postmarxista: Engels (1957), Chayanov (1966), Meillassoux (1977), Kharchev (1970), Lefebvre (1972), Heller (1977), Harris (1986: 217-243) y en México, podemos mencionar a Flisflish (1977: 271-297) y a Martínez y Rendón (1982), entre varios autores, anteriores a los años noventa. También podríamos incluir, según Lamo de Espinosa (Dicc.Sociología, 1998: 274) el estructuralismo freudiano y postfreudiano, descubridor de las estructuras ocultas en los integrantes familiares implicados entre sí: a Freud (1986), Fromm (1958), Foucault (1984), Erikson (1988), o Lemaire (1986). En México baste aquí mencionar a modo de ejemplo a los que utilizando un enfoque psicoanalítico lo han aplicado a la caracterización profunda

Los estudio de corte estructuralistas comprenden a subsistemas funcionales de la unidad. La referencia estructural era la forma de explicar las realidades y las relaciones parentales, conyugales, sexuales, reproductivas e intergeneracionales, como fenómenos dependientes de la representación institucional, misma que adquiere una caracterización al nivel de su unidad global civilizatoria. Y para una sociedad primitiva, una preindustrial, o una altamente industrializada, aparece un prototipo de familia correspondiente: o una clásica-comunal, o una patriarcal extensa, o una nuclear conyugal. Y aunque en todas las épocas pudieron estar presentes fácticamente diversos tipos de organización familiar, uno de ellos es adoptado, como prototipo hegemónico, propio de quienes tienen el control socioinstitucional, frente a sus subalternos que “no llegan” al modelo ideal. Según el sociólogo de la familia R. Hill (1958), además de los autores clásicos, tales como Marx y Engels, Durkheim (1888 y 1921) o Max Weber (1964: 289-314), han desarrollado de manera específica el estudio institucional de la familia autores como Zimmerman (1945,47) o Sirjamaki (1953). Ellos la trataron como una representación colectiva, ideal, normativa e institucional 39

Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

identificada en la sociocultura global dominante, en el hilo de su civilización y de sus grandes sistemas sociales en supuesta armonía o en situación crítica y conflictiva: preindustrial, industrial o postindustrial (en sus diversas modalidades). Se podrían asimilar a estos autores muchos antropólogos que hacen análisis familiar bajo ópticas de explicación diversa: evolucionistas y difusionistas diacrónicos, o funcionalistas y analistas-sincrónicos, así como estructuralistas-conceptualistas -tipo Radcliffe-Brown (1974) y Levy-Strauss (1983); pero también hay otros dignos de mencionar como los historiadores de las instituciones y de las mentalidades. De estos últimos, entre muchos otros, que parcialmente volveremos a citar, podemos mencionar a: Ariès (1985) y a Flandrin (1979), como excelentes ejemplos que han descrito con lucidez y con un enfoque sociológico y antropológico social a la familia y a la vida privada e íntima, en la historia francesa y europea, descubriendo, más allá de los modelos aludidos -como concepciones estereotípicas-, formas reales de vida familiar, desviadas del patrón establecido en la moral oficial y en la regulación canónica-religiosa de cada época. En México, un grupo de historiadores siguen esta misma ruta. Podemos mencionar a las historiadoras de la familia, Gonzalo (1993, 1994, 1998), Rabell (1994) y Lavrin (1991), entre muchos otros.

ello el subsistema familiar -un tanto autónomo de la familia nuclear en la sociedad moderna urbanizada y masiva, coexiste al lado de otros sistemas con los que se integra. La labor del analista sociólogo es diagnosticar la funcionalidad o disfuncionalidad de esta realidad sistémica para apuntar las causas de su inoperancia o desajuste ocurrido en un espacio y tiempo definido, un tanto independientemente de sus antecedentes históricos ahora ya superados en la nueva sociedad en su conjunto. De ahí el interés histórico por parte de los sociólogos del estructural funcionalismo. Dentro de esta corriente estructural-funcionalista pueden consultarse, a partir de nuestra referencia bibliográfica autores neoclásicos tales como: Parsons (1955, 1967, 1971), Davis (1968), Homans (1951), Goode (1965, 1966, 1973, 1980). En América Latina podemos identificar algunos estudios e investigaciones familiares hechas en los años sesenta y principios de los setenta con este enfoque estructural-funcionalista, de manera parcial o subyacente: Germani (1968), Corredor (1962), Gutiérrez de Pineda (1962, 1976), Gans, Pastore y Wilkening (1970); Leñero (1965), el Instituto Mexicano de Estudios Sociales-IMES: Leñero (1968), la Federación Internacional de Institutos de Investigación Social y Socioreligiosa-FERESAL: Leñero et al (1970); Mendoza (1976), Wills Franco (1976).

Además de los anteriores, comprendidos en este primer subgrupo de investigaciones de propósito teórico-explicativo, nos encontramos a un gran número de sociólogos de la familia que, en la segunda mitad de este siglo, han estudiado a ésta, tanto teórica como empíricamente, utilizando el paradigma estructural-funcionalista. En dicho marco teórico, se concibe a la familia como un subsistema clave dentro del equilibrio interfuncional del macrosistema societario global, y en especial, se ve a la familia nuclear conyugal como la modalidad que responde a esta sociedad urbana e industrializada. Así, las manifestaciones familiares, obedecen a las funciones sociales de salvaguardar la subsistencia de sus miembros, regular las relaciones sexuales, socializar a sus componentes y generar en ellos los equilibrios emocionales personales. La falla o limitación de estas funciones debe ser compensada con otras instituciones sociales; para que, finalmente la sociedad mantenga el equilibrio operativo de su funcionamiento global. Por

En la explicación estructuralista podemos mencionar de manera especial, al enfoque analítico interdisciplinario de Becker (1981) quien, partiendo de una perspectiva estructural macroeconómica, se la aplica a la organización familiar micro, precisamente para entender el comportamiento familiar (matrimonio, divorcio, división del trabajo en los hogares, relaciones desiguales paterno filiales y su movilidad intergeneracional, etc.) utiliza las categorías propias del análisis económico: mercados matrimoniales, demandas de afección y necesidades frente a ofertas de servicios y de aportaciones, consumo y producción de satisfactores de orden material y moral, etc. El resultado es una interesante propuesta analítica que apunta precisamente a un trabajo de fusión realmente interdisciplinaria, poco común. Otras más frecuentes formas de plantear la causación social macro-micro, estructurándola mediante la creación de modelos de correla40

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ción de fenómenos incidentes en el campo familiar, es el recurso al análisis de las llamadas variables intervinientes (mesosociales) que aparecen como mediadoras entre los factores externos a la familia y las conductas de sus miembros, puestas inclusive en interacción de doble sentido: realidad macrosocial--> factores mesosociales----> conductas microsociales--> factores mediadores mesosociales---> realidad resultante macrosocial. Este análisis de las mediaciones da pie a una metodología cualitativa utilizada por sociólogos y sociodemógrafos en el recurso al procedimiento de encuestas altamente tecnificadas. Ejemplos de esta propuesta lógico-metodológica para estudios teórico-empíricos fueron los planteados para el análisis de la fecundidad pero asimilables a todo tipo de fenómenos de conducta familiar: Freedman, Davis y Blake (1967), de Hill, Stycos, Back (1959), Carleton (1970), Leñero (1968), Welti (1984, 1993), Welti y Paz (1996), García y De Oliveira (1982, 1983, 1994), García y Pacheco (2001), Tuirán (1992, 1993b, 1995), Welti (1993), Mier y Terán y Partida (2001), Zavala de Cosío(2001), Quilodrán (1991), Gómez de León (2001). Entre muchos otros que han analizado las grandes encuestas nacionales de fecundidad. De hecho, esta manera de realizar la investigación familiar, hace un puede con la siguiente orientación.

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Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

b) Las familias vistas en su dimensión microsocial como resultado de la interacción de sus miembros y de las relaciones interfamiliares y comunitarias

En relación al estudio de la familia realizado con este enfoque de interacción simbólica, podemos mencionar a: Burguess (1968) en Chicago; Hill (1949) en Minneápolis, y Hill con Stycos y Black (1958) en Puerto Rico; Michel (1974) en Francia; a De Bie, Dobbelaere, Leplae y Piel (1968) en Bélgica; y Rapoport en Inglaterra (Sussman, 1968: 53-65). En América Latina, son pocas las investigaciones sociológicas sobre la familia realizadas con esta perspectiva. Hay un buen número de ellas que sin ser explícitamente investigaciones de la corriente de interacción simbólica, manejan elementos claves de la interacción interpersonal y grupal al interior y exterior de la familia. Podemos mencionar, en este sentido, en México, un conjunto de estudios interesados en el juego de interacciones familiares, y que utilizan una metodología de análisis grupal, de análisis de estudio de casos o incluso de encuesta pero referida a las interacciones conyugales, paterno filiales, de parentesco e interfamiliares: Leñero (1968: 127-148; 1987, 1994: 147-212)), Pindas (1976), Leñero y Zubillaga (1982), Leñero y Fernández (1983), Rosenblueth (1984), , Elu y Leñero (1992), Ribeiro y Cepeda (1991), Ribeiro (1994: 50-56), entre otros.

El segundo gran grupo de explicación sociológica, propiamente dicho, sobre la realidad familiar, es el que parte de otro supuesto: la familia es una unidad que se explica por sí misma como resultado de la interacción de sus miembros y de la conexión de ella, con los demás actores individuales y grupales, mediante las redes interfamiliares, comunitarias y societarias. La explicación macroscópica es cuestionada entonces como una construcción racional y mental del analista a la que atribuye un sentido un tanto idealista y abstracto, pero que se aleja de la vida social tal y como esta es construida realmente, no por los analistas, sino por sus propios protagonistas, en el ámbito de su limitado horizonte humano. El actor social es el ejecutor y encauzador básico de su propia vida, a partir de su mundo de interacción. En él se socializa y desarrolla sus opciones concretas vitales, internalizando significaciones y representaciones colectivas pero asumiéndolas en su ámbito interactivo a través de su biografía. Por ello, la vida familiar tiene, en este sentido, una relevancia enorme. Ahí se manifiesta la vida cotidiana de manera prioritaria; desde ahí se generan las valoraciones, impulsiones y conductas que se proyectan en la vida social en general. Esta perspectiva analítica ha tenido que reaccionar frente a la macrosociología defendiendo la validez explicativa de un análisis micro y mesosocial. La familia aparece como un microcosmos que tiene, en sí mismo, un sentido un tanto autónomo, y que por lo tanto, legitima su análisis en profundidad desde una llamada por Schwartz y Jacobs (1996): “sociología del interior”. En ella caben distintas corrientes: desde una sociología maxweberiana del sentido y la comprensión de la acción social (en este caso sociofamiliar), de acuerdo a Weber (1964), como de una sociología de la interacción simbólica, proveniente de los autores neoclásicos: Mead (1972), Blumer (1969), Znaniecki (1940), Burguess (1926) y otros autores relevantes más actuales, tales como Goffman (1971). 42

Revisión de los marcos y corrientes teóricas utilizados en el estudio e investigación de la Dinámica Familiar y sus principales aplicaciones a México

c) Análisis referente al desarrollo de los ciclos familiares y de la sucesión intergeneracional Derivado de esta misma corriente interaccionista, o vinculado con ella, se puede hablar del análisis referente al desarrollo de los ciclos familiares y de la sucesión intergeneracional. Su interés incluye tanto la interacción vista en la dinámica de la vida familiar, por etapas y trayectorias vitales, como en el paso de una a otra generación y sus intercambios. Podemos mencionar importantes autores al respecto: Hill (1967, 1970), Koller (1974), Sussman (1968), Davis (1968), Erikson (1988) y los diversos investigadores de psicología social que estudian los ciclos vitales del desarrollo humano como Lidz (1973), Lowe (1972); y en la investigación familiar en México, Leñero (1982, 1983b), Estrada Inda (1982) entre otros.

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Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

d) La corriente fenomenológica en su estudio de la vida cotidiana y en su énfasis sobre el análisis de lo esencial y lo circunstancial mediante tipologías

Schütz-Luckmann (1975), Berger-Luckmann (1979), Goffman (1971), Ariès-Duby (1987), Lacroix (1967), Ortega y Gasset (1969), y de alguna manera, respecto a la familia en México: Leñero (1982, 1983a, 1987).

Pero además de la perspectiva propia del enfoque de interacción social, podemos asociar, de alguna manera, con la óptica del estudio que parte de la acción de los propios protagonistas de la vida familiar, a la corriente fenomenológica que plantea el estudio de la vida cotidiana y que enfatiza la necesidad de un análisis en profundidad la tipología cualitativa de diferenciación de las unidades familiares.

En esta óptica hermenéutica podemos encontrar múltiples estudios sobre la familia que explícita o implícitamente toman estas dimensiones fenomenológicas, y buscan de una u otra manera explicar la manifestación familiar mediante estas diferenciaciones, desvelando, en primera instancia, los estereotipos surgidos en la lógica del sentido común. Entre los diversos autores que adoptan un análisis de estos estereotipos atribuidos a los mexicanos (el carácter del mexicano y de la mexicana relacionados con los mitos colectivos internalizados en la cultura nacional y de sus familias) están los ya antes mencionados en la corriente psicoanalítica-social: Ramos (1951), Aramoni (1965), González Pineda (1970), Ramírez (1977), y está el sociólogo Béjar (1968) que hace una crítica significativa de los anteriores; también está, más recientemente, Sandoval (1985) y, basada en investigación empírica sociológica, aplicada a la mujer mexicana, Elu (1969, 1973). Detrás de ella vienen muchas otras investigadoras que adoptan en México la perspectiva de género para desvelar la implicación de ser mujer sin quedar presas de las costumbres tradicionales en la vida familiar; pero también de ser hombre, en su implicación sociofamiliar dentro del México actual; esto último, lo analiza Leñero (1992), un grupo de psicoterapeutas en torno al Instituto de Investigaciones en Psicología Clínica y Social (1987), así como otro grupo más de investigadores sociales recientemente coordinados por Lerner (1998), para mencionar a algunos de los pioneros en este estudio que va más allá del mito machista.

La investigación de sociología fenomenológica busca fundamentalmente explicar hermenéuticamente los fenómenos sociales a partir de la percepción espontánea e intuitiva, para de ahí, distinguir la manifestación social de referencia en su variedad tipológica (diferencia en el tiempo, espacio y categoría, más allá de los estereotipos del sentido común), y con ello, captar la circunstancialidad del fenómeno frente a su esencialidad o su naturaleza intrínseca permanente (reducción sociológica equivalente a la epojé del método fenomenológico, propiamente dicho). Es así que la familia, vista fenomenológicamente es percibida, primero en la lógica del sentido común de la vida cotidiana (Schutz, 1975: 38-70) en la que queda implicada una visión subjetiva de los estereotipos de vida familiar provenientes de la cultura popular y de los mitos sociales (machismo, marianismo, maternidad, paternidad y filiación sacralidos, etc.). Después, aparece en la investigación familiar, toda una elaboración tipológica de las modalidades de caracterización familiar de acuerdo a diversas categorías fenoménicas (según ubicación social, según composición y desarrollo de la unidad familiar, según perfil conductual de sus miembros, según tipos ideales o estrategias de vida y sentido vital, etc.). Finalmente, el análisis lleva a concluir sobre la naturaleza intrínseca del fenómeno familiar, a pesar de las diferencias accidentales, para su identificación más profunda, en un momento y sociedad dada, y para entender las tendencias más consistentes de su existencia. Podemos referirnos al respecto a los teóricos neoclásicos:

En cambio, hay otros estudiosos que trabajan ya a partir de una tipologización diversificante de las unidades familiares, distinguiéndolas de su caracterización puramente institucional colectiva (en torno a un modelo único), para de ahí llegar a relatividades antes que a generalizaciones ideológicas e integristas. Referirse a las tipologías familiares puede asimilarse, en cambio, de alguna forma, a este propósito fenomenológico, aunque el investigador no lo 44

Revisión de los marcos y corrientes teóricas utilizados en el estudio e investigación de la Dinámica Familiar y sus principales aplicaciones a México

haga de manera explícita para aplicar este método en toda su secuencia lógica-explicativa. Podemos encontrar una literatura abundante de autores que se introducen en el estudio de la familia mediante taxonomías -ya clásicas- de familias. Particularmente se hace referencia a la tipología que las clasifica según composición de la unidad doméstica: familia extensa, semiextensa, más que nuclear-conyugal (“ampliada” o “compuesta”), familia nuclear-conyugal, y familia seminuclear no conyugal (monoparental, unigeneracional, u otra con especial denominación según autores); también puede hacerse referencia a tipos de familia según su focalidad (patrifocal, matrifocal o mixta); según su pertenencia (de origen o de formación) o su ubicación (veterolocal o neolocal); según la jefatura familiar formal o según el perfil del poder real ejercido; según el ciclo vital en que se encuentran; etc. En este ejercicio de diversificación tipológica podemos encontrar a sociólogos de la familia en todo el mundo y orientados por diversas corrientes teóricas, pero todos coincidentes en la pluralidad de las formas familiares adoptadas. En el Comité de Investigación de la Asociación Internacional de Sociología se tuvo precisamente un programa que congregó a más de cien ponencias que se presentaron en el Congreso Internacional de la ISA en Toronto 74, en el que se planteó la revisión del modelo de familia nuclear-conyugal como central para el estudio de la sociología de la familia, resaltando la vigencia del análisis de las otras formas tipológicas de la unidad familiar; en base a ese evento, se publicó el libro colectivo denominado Más allá del modelo de familia nuclear: Perspectivas transculturales, editado por Leñero (1977). Este consenso internacional fue sintomático en torno a la tesis de que sólo es posible estudiar fenoménicamente a la familia a través de la diversificación tipológica.

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Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

e) El enfoque constructivista y su aplicación en la cultura de la posmodernidad

oculta en su manifestación aparente (el género como construcción cultural más allá de la del sexo como identificación biológica, aparente evidencia en la que se confunden los roles familiares y sociales). Esto ha significado una reinterpretación asimilable a la lógica fenomenológica de tipo hermenéutico, que realiza una multitud de estudiosos de la antropología, la sociología y la psicología social, la salud pública y la sociodemográfica: primero sobre la mujer, pero después también sobre la perspectiva de género masculino. De estos autores podemos mencionar como ejemplo, a un selecto grupo de teóricos del mundo entero a : Benería y Roldán (1987), Hunter (1991), Illich (1990), Badinter (1992), Schmukler (1998); y a otros más teórico-empíricos: Langer y Tolbert (1996), Elu (1969-73, 1975, 1992), Oliveira y García (1994), y un contingente muy numeroso de investigadoras e investigadores en el PIEM del COLMEX del cual resaltamos, en su referencia a lo familiar, a Soledad González y Julia Tuñóncomps. (1997); del PUEG-UNAM y de la Publicación semestral Debate Feminista (1990-98); además de muchos otros equipos y programas de diversas instituciones y de distintos lugaresdel país que ahora se multiplican en casi todas las universidades que impulsan investigaciones.

En cuanto al constructivismo, aplicado al estudio de las realidades familiares y a las intervenciones psicosociales como una derivación del enfoque hermenéutico y de la misma perspectiva fenomenológica... Igualmente, un grupo de expertos de la ONU para la Conferencia Internacional de Población 74 trataron también la necesaria tipología familiar para no caer en generalizaciones inadecuadas: CEPAL (1975); y también el Centro de Desarrollo Social y Asuntos Humanitarios de Viena, del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales Internacionales de la ONU publicó su estudio sobre El Papel de la Familia en el proceso de Desarrollo enfatizando la pluralidad de los tipos de familias en el mundo entero: Naciones Unidas (1986); más tarde, los expertos de Naciones Unidas para la preparación del Año Mundial de la Familia (1984) publicaron una serie de estudios en los que se volvía a recalcar la tipología variante de la organización familiar. A su vez, en América Latina, la CEPAL, con la colaboración del CELADE, coordinó una serie de estudios sobre los Cambios en el perfil de las Familias: la experiencia regional (en general en Latinoamericana y en particular en diez grandes países del continente). En casi todos los estudios se planteó la tipología familiar como referencia diversificada de la comprensión de las familias, para después concluir, en la generalización de los rasgos predominantes de las familias diversificadas, en cada país: CEPAL (1993). En España, Chile, Colombia, Perú y México (para sólo plantear cinco países significativos, sociólogos de la familia han planteado este referente tipológico fundamental, entre muchos otros, desde los años setenta: Arizpe (1973), Del Campo (1991), García-Muñoz-de Oliveira (1982), Gutiérrez de Pineda (1975), Leñero (1968, 1977, 1978, 1983a, 1983b, 1984, 1994, 1998), Lomnitz (1975), Zúñiga y asociados (1986).

También las investigaciones que buscan comprender y explicar la perspectiva generacional, tanto de los niños como los jóvenes, tanto los adultos maduros como las personas de la tercera edad, tanto una generación histórica como otra, sucesiva o antecedente, encuentra en la familia una necesaria referencia. El estudio de la vida familiar es imprescindible para entender la problemática de la infancia. Analizar o buscar acciones de encauzamiento de los menores prescindiendo de su contexto familiar e interfamiliar es un despropósito. Pero también lo es el estudio de la familia sin referencia a los niños. Las relaciones entre adultos (padres, parientes y otros) con los menores producen una determinada problemática y encuentran las posibilidades de su atención. Por ello, son múltiples los estudios sociológicos de la familia y los niños. Desde el estudio histórico de la infancia como el realizado por Ariès (1962), hasta los diversos análisis de la situación sociofamiliar y de las situaciones críticas de los niños frente a sus padres y ante los adultos en general. Una abundante

Por otra parte, en los estudios de perspectiva de género y sus implicaciones familiares, aparece un enfoque de búsqueda interpretativa para el desvelamiento de una realidad esencial 46

Revisión de los marcos y corrientes teóricas utilizados en el estudio e investigación de la Dinámica Familiar y sus principales aplicaciones a México

210), Wong y Levine (1992) entre muchos otros. También cabe mencionar la temática sobre el estudio del conflicto familiar y la enajenación familística: además de la línea psicoanalítica estudiada en su generalización colectiva, en ella encontramos trabajando a diversos autores provenientes de diversas corrientes teóricas: desde la del materialismo dialéctico, hasta el estudio de las disfuncionalidades familiares, el conflicto conyugal o divorcio, el paterno-filial, la desintegración familiar, el cuestionamiento de la familia, o la llamada “muerte de la familia”. Ya habíamos mencionado a Cooper (1985) y a Laing (1988); pero también podemos referirnos, tratando el conflicto familiar, la separación matrimonial y el divorcio, a Goode (1980), a Corsi (1994), a Lomas et al (1983), y en México, a Ribeiro (1976 y 1991), a González Montes (1998), a Ojeda y R. González (1990: 423-428), a Villasmil (1998) y a otros.

bibliografía sociológica e multidisciplinaria (imprescindible para el análisis sociológico) puede apuntarse al respecto. Baste citar a manera de ejemplo: ACPEINAC-Varios Autores (1982), Alemany, Rodríguez y Hernández (1997), Bueno (1996), Bruce et. al. (1998), Castellanos (1997), De la Garza, et. al. (1987), DIF Nacional y UNICEF (1994, 1997), Gibbons (1984), González, Azaola, Duarte y Lemus (1993), Leñero (1992, 1994: 181-212, López Echeverri (1990), Núñez Miranda (1995), Pollock (1990), Schatzman (1988), UNICEF (1964, 1997), Villarreal y Sánchez (1993), Bueno (1996). Menos estudios existen en cuanto al tema de familia y juventud, sobre todo del problema entre padres e hijos, aunque abundan los análisis psicológicos sobre los adolescentes y sus relaciones críticas con los adultos y con su familia. En este campo de juventud y familia citamos en especial a: Levi y Schmitt et al (1996), Goodman (1975, Erickson (1979), Leñero (1990, 1992: 199-215, 1994a: 199-212, 1994b: 128132), Centros de Integración Juvenil (1982, 1985, 1990), Bueno et. al. (1996). En relación a las personas de la tercera edad y la familia, también vamos encontrando cada vez más estudios sociológicos, pero aún predominan los de carácter biológico, los psicológicos y los demográficos. Estos últimos utilizan frecuentemente un enfoque sociodemográfico asimilado al propiamente sociológico. Citemos entre ellos a Camdessus (1995), Duocastella (1976), Montes de Oca et al (1996: 45-55). Finalmente, en esta línea de análisis cualitativo microfamiliar y de estudios de la cotidianidad, podemos destacar, de manera especial diversas temáticas tratadas en muchos estudios de historia y trayectorias de vida: por un lado, las estrategias de vida y de subsistencia sobre todo de las familias pobres y marginadas: Borsotti, Argüello, Torrado, Valdés y Acuña, y D. Rodríguez, todos ellos, en torno al Programa de Investigaciones Sociales sobre Población en América Latina-PISPAL y publicado en la Revista Demografía y Economía de El Colegio de México Nº 46 (1981). Esta temática y paradigma siguió siendo utilizado por muchos investigadores de la familia en América Latina, tales como González de la Rocha (1986), Aramburú (1988), Escobar (1986), Leñero (1995: 20447

Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

1.4 Enfoques para un análisis propositivo hecho de manera realista en su aplicación a la acción interventora y de política familiar Terminamos con esta revisión indicativa de la investigación sociofamiliar, con un cuarto y supuestamente derivado de las dos anteriores perspectivas (descriptiva y explicativa). Se trata aquí de plantear no una idealidad basada en fundamentos puramente ideológicos, morales o de creencia religiosa, sino más bien un camino posible de solución a problemas y necesidades familiares.

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a) Los estudios sobre el planteamiento de una política familiar implícita o explícita, directa o indirecta En este conjunto disímbolo de estudios sobre la realidad familiar transformable de una manera u otra, podemos distinguir, en primer lugar, los planteos de Política Familiar (en el contexto de las políticas sociales, pero también en la implicación de diversas políticas y programas sectoriales (política económica, política educativa, política sociodemográfica, política de salud, política de la seguridad y prevención social, política del medio ambiente, de la construcción de infraestructura en general, de la urbanística, etc.). En todas ellas, y en especial en la política social, en general, está presente la involucración familiar, de una u otra forma. Las Naciones Unidas hablan de Familia y Desarrollo, y en dicho contexto han venido planteando estudios y directivas orientadas a instrumentar, en todos los países, políticas sociales y políticas familiares, basadas en una concepción abierta y universalista que ve a la familia como una unidad clave en el desarrollo nacional e internacional. Son muchos los eventos, congresos y documentos producidos en este sentido, basados todos ellos en investigaciones de los estudiosos de la familia (buena parte de ellos, sociólogos), así como de estudios provenientes de las mismas agencias públicas, profesionales y civiles que han aportado su interés y experiencia al respecto de los cambios que convienen ser inducidos. Véase las referencias bibliográficas incluidas en este trabajo: Naciones Unidas (1978, 1986, 1984, 1995a, 1995b); CEPAL (1975: 207-223).

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Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

b) Paradigmas de las intervenciones familiares Junto a estos planteamientos de los organismos internacionales sobre las políticas familiares, podemos encontrar a diversos autores académicos que han venido teorizando y realizando investigaciones evaluativas sobre los programas y las políticas familiares. Entre ellos, podemos mencionar a Calderan Beltrao (1963), Laing (1979), Aldous y a Dumon (1980), Bueno et al (1996). En México han tratado el tema: M.L. Fuentes, L.Leñero, Ma. Paz López, S. Morales, V. Salles, R. Tuirán, P. Moreno, E. González T., J. Boltvinik, T. Incháustegui en un evento ad hoc, organizado por DIF, UNICEF, COLMEX (1996); también en varios ensayos, Leñero (1983a: 263-312, 1994: p. 261-270, 2005, p. 257-301), entre muchos otros autores incluidos en la bibliografía.

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c) Experiencias que vinculan la realidad familiar con programas y acciones específicas y profesionales de servicio e intervención sobre la familia

y pastoral religiosa, el manual de la Comisión Episcopal para la Familia, relativo a la Pastoral Familiar (1991; 5) otra literatura para-sociológica lo constituyen los estudios de propuesta de intervención sociopsicológica, psicoanalítica social, y de psicoterapia con visión social, de los cuales podemos mencionar a manera de ejemplo, cercanos al enfoque sociológico: Ackerman (1988), Satir (1971, 1978),

Por otra parte, de manera mucho más concreta aparece una amplia literatura que vincula la realidad familiar con programas y acciones profesionales de servicio e intervención sobre la familia, de manera específica. Muchas veces no son elaborados por sociólogos, pero no deja de haber casi siempre una referencia social y sociológica en cuanto que miran a las intervenciones derivadas de programas y acciones profesionales sobre la familia como acciones con una visión más social que de caso particular. Es así como se trata la implicación de la familia y su debida involucración en la acción emprendida o por emprender, a veces como una estrategia de intervención necesaria, otras, como efecto de la misma intervención y de su necesaria evaluación y seguimiento. Podemos enunciar diversos estudios sociales a manera de ejemplificación de este interés interventivo: 1) en la Asistencia Pública: Fuentes (1998: 807-815), Leñero (1988: 617-648); 2) en la Salud Pública, Zubirán, Arroyo y Avila (comps.) (1990), en particular; en lo relativo a la Salud Reproductiva, la fecundidad y la planificación familiar hay una abundante bibliografía sobre el tema. Citamos como ejemplo a: Davis y Blake (1967: 155-197), ONU-International Conference on Population-Expert Group on Fertility and Family (1984: 365-467); Leñero (1984: 155-190, 1987), Pick de W.(1979); 3) en el derecho familiar, visto social y sociológicamente: Chávez Asencio (1985, 1987), Pacheco (1985) y un conjunto numeroso de especialistas vinculados al Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM; 4) en cuanto a los estudios orientados a la educación sociofamiliar podemos mencionar a: los manuales de la familia de CONAPO (1982, s/f, 1989), los manuales técnicos sobre educación sexual del mismo CONAPO (1982) y de otros autores tales como Mantilla de Ardila en Colombia (1987) o de la Asoc.Colomb. para el Est. Cient. Población (1973), el manual de educación familiar de la Fundación para el Apoyo de la Comunidad (s/f), y un sinúmero de autores en la cuestión de la educación sexual y la salud reproductiva; o bien, en la educación 51

SEGUNDA PARTE Prediagnóstico hipotético sobre los perfiles de conformación de las unidades familiares en México

Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

CAPÍTULO 2 Identificación tipológica de las Familias según su ubicación en el Contexto Social 2.1 El estudio tipológico de las familias como necesidad descriptiva y analítica

que se refieren a su situación proveniente de su ubicación en el contexto social y socioeconómico, para pasar después a las tipologías de la composición familiar según la confluencia de personas en la unidad conformada de acuerdo a las categorías de las mismas, y del papel que desempeñas en la dinámica interna del grupo familiar; de su constitución como grupo formalizado o no, y de los cambios tipificados según la etapa familiar.

El análisis actual de las familias realmente existentes necesariamente tiene que hacerse a partir de tipologías, pues la realidad obedece a una pluralidad cada vez más acentuada. Nuestro prediagnóstico familiar, basado en los estudios de los especialistas en el fenómeno familiar, toma de un sinnúmero de autores e investigaciones en nuestro país y en todo el mundo, la elaboración de tipologías, no sólo de la composición familiar, sino también de los perfiles que caracterizan y diversifican la modalidad adoptada por unas familias frente a otras. Sólo así se pueden entender y tratar discriminadamente a las diversas familias existentes.11

De hecho, la formulación de tipologías resulta ser el camino más indicado para tratar de entender la variedad de las formas familiares y poder hacer generalizaciones relativizadas a cada conjunto tipológico, y no pretender hacer generalizaciones simplistas y estereotípicas para la totalidad de las familias, en un país con tan marcada desigualdad social y sociocultural.

Aquí vamos a referirnos, de manera sintética, a algunas de las tipologías más comunes utilizadas para diversificar los perfiles diferenciales de las familias estudiadas. Aludiremos en particular a las tipologías de la composición de los más de 28 millones de hogares, en su conformación propiamente familiar, comenzando por identificar algunos tipos de familia

11

Una profusa lista de estudios y autores que plantean las tipologías familiares aparece en nuestro estudio documental disponible en la Bibliotecas IMES y Leñero. Podemos referirnos a los siguientes aparecidos en nuestra bibliografía clasificada: Bañuelos y Gómez (1997)/ Bardis (1964)/ Barrientos y Méndez (1997)/ Béjin (1987)/ Bel Bravo (2000)/ Boudet (1955)/ Burgess (1968)/ Cabré y Domingo (1994)/ Cacho, L. (2001)/ Castillo y Vela (2000)/ CEPAL (1993)/ Chant (1988)/ Chombart (1968)/ CONAPO (1983)/ CONAPO (2000b)/ Di Marco (1998)/ Espinosa (1994b)/ Esteinou (1999)/ Estrella (1993)/ Farber (1966)/ Favre (1973)/ Feijóo (1993)/ Filgueira (1993)/ Galindo (1986)/ García, M. y Mauro (1993)/ García, B. (1991)/ García, B. con Oliveira y Muñoz (1982)/ García, B. y Pacheco (2001)/ Godoy y Covarrubias (1981)/ Goldani (1993)/ Gómez de León y Rabell (2001a)/ González A., Hdez. y Rosales (1996)/ González, R. (1986)/ Goode (1966)/ Guadarrama (1998)/ Gutiérrez (1975 y 76)/ Harris (1983)/ INEGI (1992, 1994, 1998, 2002)/ INEGI (1993)/ INEGI (1999a)/ INEGI (2000b)/ Izazola y López (1984)/ Jelin (1984)/ Jiménez O. (1977)/ Johnson (1967b)/ Johnson (1967c)/ Kephart (1972)/ Lemaire (1986)/ Leñero (1968)/ Leñero (1977)/ Leñero (1983b)/ Leñero (1985)/ Leñero (1986b)/ Leñero (1989b)/ Leñero y Fernández (1990a)/ Leñero (1990b)/ Leñero (1991)/ Leñero (1992b)/ Leñero (1992c)/ Leñero (1994b)/ Leñero (1994c)/ Leñero (1994d)/ Leñero (1996a)/ León (1986)/ Levine (1992)/ Lévi-Strauss (1988)/ Linton(1959a)/ Linton(1959b)/ Lira(1978)/ Lloyd (1998a )/ Lomnitz (1975)/ Lomnitz y Pérez (1986)/ Lomnitz y Pérez (1987)/ Lomnitz (1990 )/ López B. (1994)/ López B. (1998)/ López B. (2000)/ López B. con Salles y Tuirán (2001)/ López H., Loría y Pérez (1996), López, Salles y Tuirán (2001)/ Martínez González (1997)/ Morsa (1968b)/ Ojeda y López (1994c)/ Oliveira de (1988)/ Oliveira de (1994)/ Oliveira de (1998)/ Parsons (1958)/ Parsons (1980b)/ Partida (2000)/ Piña (1997)/ Pío XI (1930)/ Rosseti (1993)/ Salles y Tuirán (1994)/ Sara-Laffosse y Ponce (1993)/ Solsona, y Treviño (1994)/ Torrado (1983)/ Torres S. (1996)/ Torres V., Garrido y Reyes (2000)/ Trost (1977)/ Tuirán (1992)/ Tuirán (1993a)/ Tuirán (1993c)/ Tuirán (1995)/ Turner (1980a)/ Turoswski (1977)/ Valenzuela (1994)/ Wong y Levine (1992)/ Yamane (1977)/ Zelditch (1955). Pero habría muchos más pues es una forma obligada del estudio familiar.

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Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

2.2 Tipos de familias según el lugar geosociocultural en que se encuentran

a) Tipología de las familias de acuerdo a la región, zona y localidad en que viven: Podemos, en primer lugar, hacer una tipología de las familias según la región, zona y la localidad en la que se encuentran.

En cada región predominan culturas históricas más o menos definidas, pero cada vez más mixtificadas por los procesos de migración interna y externa, así como por la comunicación crecientemente más cosmopolita. En el estudio de la familia esto implica un primer acercamiento diversificante, digno de tomarse en cuenta para no tratar de universalizar modelos familiares propios de unas regiones -más o menos dominantes- frente al de otras -más o menos paralelas, o de ámbito menor. Por ello, nuestro estudio de las familias de la ciudad de México no se puede generalizar, en esta hipótesis diversificadora, a todas las familias mexicanas, ni mucho menos. Es de esperar diferencias significativas en muchos aspectos.

Referirse a la dinámica familiar de las familias en las distintas regiones del país es reconocer la variedad de las historias culturales existentes en el país, más allá de una visión puramente simplista nacionalista y centralista. En la bibliografía sobre las familias mexicanas podemos constatar cómo los estudios realizados en los diversos lugares de las diferentes zonas del país, registran realidades familiares con específicas características derivadas de los lugares. Remitimos para su consulta detallada y para los estudios comparados, a un conjunto de autores e investigaciones con abundante información matizada en problemática variante.12

De cualquier manera, el estudio histórico de las diversas culturas o subculturas regionales y zonales hace ver que, hasta principios de este siglo, las comarcas aparecían como realidades un tanto homogéneas en su caracterización cultural predominante, con todo y su aporte multiétnico. Las historias regionales y locales dan cuenta de estos perfiles socioculturales. Sin embargo, esta caracterización homogeneizante encubre a dada su conformación plural, altamente mixtificada, en un abierto proceso de hibridación. Esta mezcla ha estado originada en la constitución de familias mixtas a través de

Lo anterior nos lleva primeramente al reconocimiento de la diversidad de familias según su ubicación en el espacio social tanto al nivel regional del país como de sus ámbitos rurales y urbanos.

12

Véase: para la región del Noroeste mexicano, los siguientes autores referidos en el anexo de bibliografía clasificada: CONAPO (1993), Estrella Valenzuela (1993), INEGI (1999), IMES (1968, 1974, 1977, 1997), Inst.Mex. de la Juventud: Enc.Nac.Juventud (2000), Inst. Ncl. Salud Pública y Secretaría Salud : Enc.Nac.Violencia Muj (2003), INEGI, INMUJERES y UNIFEM-ONU: Enc. Nac. Dinámica Relac. Hogares 2003, Ojeda (1994b, 1994c), Palma y Suárez (1994), Reygadas (1994). Para los estudios en la Región Norte Central: Acosta y Solis (1998), CONAPO (1993), INEGI (1999), IMES (1968, 1974, 1988, 1992), Inst.Mex. de la Juventud: Enc. Nac. de la Juventud (2000),. Salud Pública y Secretaría Salud : Enc.Nac. Violencia Muj (2003), INEGI, INMUJERES y UNIFEM-ONU Enc. Nac. Dinámica Relac. Hogares 2003, López y Ribeiro (1994), Palma y Suárez (1994),Ribeiro (1989, 1994b, 2002b), y Ribeiro y Cepeda (1994ª). Para la Región del Nordeste: CONAPO (1993), INEGI (1999), IMES (1968), Grupo Educación Popular Mujeres (1994),Inst.Mex. de la Juventud: Enc.Nac.Juventud (2000), Inst. Ncl. Salud Pública y Secretaría Salud : Enc. Nac.Violencia contra las Mujeres (2003), INEGI, INMUJERES y UNIFEM-ONU: Enc. Nac. Dinámica Relac. Hogares 2003, Palma y Suárez (1994).Para el Centro Occidental: CONAPO (1993), García Valencia (1998), González de la Rocha (1986), INEGI (1999),IMES (1968, 1972, 1982, 1984, 1988, 1992), Inst.Mex. de la Juventud: Enc.Nac.Juventud (2000), Inst. Ncl. Salud Pública y Secretaría Salud: Enc.Nac.Violencia Muj (2003), INEGI, INMUJERES y UNIFEM-ONU Enc. Nac. Dinámica Relac. Hogares 2003, Palma y Suárez (1994),CC Arizpe (1973), CONAPO (1993), Elu (1993), Leñero y Fernández (1983a), INEGI (1999), IMES (1968, 1970, 1973, 1974, 1977, 1978, 1982, 1991, 1992, 1993, 1996, 2000), Grupo Educación Popular Mujeres (1994), Inst.Mex. de la Juventud: Enc. Nac. de la Juventud (2000), Inst. Ncl. Salud Pública y Secretaría Salud : Enc.Nac.Violencia Muj (2003), INEGI, INMUJERES y UNIFEM-ONU: Enc. Nac. Dinámica Relac. Hogares 2003, Leñero (1992,1994ª, 1998), Palma y Suárez (1994), Piña (1997), Robichaud (1998), Rodríguez G. (2000), Welti y Paz (1996). Para del Centro del país:: CONAPO (1993), Elu (1993), Leñero y Fernández (1983a), INEGI (1999), IMES (1968, 1970, 1973, 1974, 1977, 1978, 1982, 1991, 1992, 1993, 1996, 2000), Grupo Educación Popular Mujeres (1994), Inst.Mex. de la Juventud: Enc.Nac.Juventud (2000), Inst. Ncl. Salud Pública y Secretaría Salud : Enc.Nac.Violencia Muj (2003), INEGI, INMUJERES y UNIFEM-ONU: Enc. Nac. Dinámica Relac. Hogares 2003, Leñero (1992,1994ª, 1998), Palma y Suárez (1994), Piña (1997), Robichaud (1998), Rodríguez G. (2000), Welti y Paz (1996). Para el Area Metropolitana de la ciudad de México: García, De Oliveira y Muñoz (1982), Gómez Robleda y D’Aloja (1961), INEGI (1999), IMES (1968, 1970, 1974, 1977, 1988, 1993, 1994, 2002), Inst.Mex. de la Juventud: Enc.Nac.Juventud (2000), Inst. Ncl. Salud Pública y Secretaría Salud : Enc.Nac.Violencia Muj (2003), INEGI, INMUJERES y UNIFEM-ONU:Enc. Nac. Dinámica Relac. Hogares 2003, Leñero (1994b, 1994c, 1994d), Lewis (1959, 1964), Lomnitz, L. (1975), Salazar (1996), Villavicencio (1996). Para el Centro oriente: CONAPO (1993), INEGI (1999), IMES (1968), Grupo Educación Popular Mujeres (1994),Inst.Mex. de la Juventud: Enc.Nac.Juventud (2000), Inst. Ncl. Salud Pública y Secretaría Salud : Enc.Nac.Violencia Muj (2003), INEGI, INMUJERES y UNIFEM-ONU Enc. Nac. Dinámica Relac. Hogares 2003, Palma y Suárez (1994). Para el: CONAPO (1993), Fernández y Jiménez (1997), INEGI (1999), IMES (1968, 1974,1974, 1992, 1992, 1994, 1996, 1997, 2000, 1999), Inst.Mex. de la Juventud: Enc.Nac. Juventud (2000), Inst. Ncl. Salud Pública y Secretaría Salud : Esur l nc.Nac.Violencia Muj (2003), INEGI, INMUJERES y UNIFEM-ONU:Enc. Nac. Dinámica Relac. Hogares 2003, Palma y Suárez (1994). y para la Región del Sureste: Brown (1996), CONAPO (1993), Favre (1972), INEGI (1999), IMES (1968, 1974, 1983, 1988, 1992), Inst.Mex. de la Juventud: Enc.Nac.Juventud (2000), Inst. Ncl. Salud Pública y Secretaría Salud : Enc.Nac.Violencia Muj (2003), INEGI, INMUJERES y UNIFEM-ONU Enc. Nac. Dinámica Relac. Hogares 2003, Palma y Suárez (1994), Pozas (1968), Vargas (1994).

56

Identificación tipológica de las Familias según su ubicación en el Contexto Social

bargo, antes las comarcas eran mucho más homogéneas; en las relaciones familiares se mantenían mayormente las vinculaciones cotidianas entre parientes. Al término del siglo, la movilidad espacial y la transportación (vehicular) se ha incrementado notablemente y con ello se han visto modificadas las relaciones familiares. En el campo, las separaciones por la salida de padres o hijos migrantes, se ha acentuado grandemente. Se calcula, a fin de siglo, que más de la tercera parte de los padres de familia de las grandes ciudades han sido inmigrantes. Pero incluso, aún sin migración interregional o internacional, los hijos forman sus familias de procreación en otras áreas vecinales diferentes a las que habitan sus padres, hermanos o parientes cercanos, con los que cada vez se identifican menos. En las ciudades los espacios de zonas nuevas separan a los hijos casados de sus padres, abuelos y hermanos. Cuando tratan de construir poco a poco, sus viviendas con un a pretensión “moderna”, de mampostería y tabicón y una conformación propia para una familia nuclear, están condicionando el tipo de familia que buscan tener, pero el mayor problema al que se enfrenta la mayoría de las nuevas familias es la carencia de recursos económicos y la dificultad para encontrar un terreno disponible con el mínimo de servicios urbanos.

los matrimonios y uniones extramaritales contraídas de manera un tanto indiscriminada. Y esto se refleja necesariamente -sobre todo- en el sentido de la vida familiar, en pautas internas y externas matizadas en forma desigual, provenientes de la dinámica de sus sociedades civiles, frente a la de sus Estados y sus sistemas legales. O se manifiesta en variantes de su normatividad religiosa, frente a costumbres no erradicadas del todo, o relativamente persistentes en la práctica. Con la información que tenemos podemos decir hipotéticamente, con una consistente constatación obtenida de las múltiples investigaciones hechas en las últimas décadas, que la dinámica de las familias en las diferentes regiones se ven dualizadas en sentidos aparentemente distintos: por un lado, se quiere preservar las raíces culturales heredadas y sus derechos para seguir sus modelos tradicionales en sus propios estilos de subsistencia y modos de vida familiar; pero por otro lado, se buscan los cambios de una modernización venida del exterior a la que quieren acceder principalmente las nuevas generaciones. Con ello, en cada lugar las familias tratan de asegurar la propia identidad familiar y comunitaria, pero al mismo tiempo, trastocan el “equilibrio” anterior (de desigualdad social) tras la búsqueda de oportunidades de trabajo y la presión generada por la concentración citadina de la riqueza económica basada en un sistema productivo y en un mercado cada vez más globalizado, así como por la influencia de los medios masivos que se trasmiten desde los mismos polos urbanos de las distintas regiones, desde la capital del país o desde el exterior.

No obstante, en los estudios existentes al respecto, faltan análisis relativos a estas nuevas situaciones de reubicación familiar en los espacios posibles o en los muchos ocupados en asentamientos irregulares o peligrosos. Se tienen ya, sin embargo, múltiples estudios sociofamiliales y de sublocalidades en algunas ciudades, y varios sobre reasentamientos de familias migrantes (más desde la referencia del lugar de llegada y menos sobre el lugar de salida) en los que se analizan las nuevas condiciones que tienen que recrear a partir de su nueva socialización.13

De todas maneras, al interior de cada región se pueden identificar perfiles socioculturales y sociohistóricos, a pesar de la misma tendencia migratoria, y de las variaciones experimentadas por las distintas generaciones familiares. Sin em-

13

De todas maneras, es importante partir de una visión de conjunto de la diversidad regional dentro del panorama nacional. En él aparecen,

Véanse estudios sobre historias de vida en conjuntos de casos familiares, en donde se relatan vicisitudes derivadas del nuevo lugar de llegada y su nuevo vecindaje: Oscar Lewis: Antropología de la Pobreza, Cinco Familias (1961-2003); múltiples estudios de investigadores coordinados por Néstor García Canclini (Cultura y Comunicación en la Ciudad de México, 1998); de Bustamante (1997): Cruzar la línea; de Norma Ojeda y Silvia López (1994): “Familias transfronterizas…”; de Mercedes González de la Rocha (1986) y de muchos especialistas que han venido estudiando a las familias migrantes: Verduzco (1982), Báez-Jorge (1982), Brambila (1985), Escalante (2004b), Estrella (1993), Gómez de León y Rabell (2001a), Hackman (1994b)/ Herrera y Sánchez (1996), Módena y Mendoza (2001), Ojeda (1994b ), Rangel (1992), Salazar (1999), Valenzuela (1994), entre muchos otros.

57

Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

según los censos nacionales de 1990 y 2000, un total de 16.2 y de más de 24 millones de unidades familiares respectivamente (tomado con el criterio de unidad de hogar familiar). Para 2005, el CONAPO ha calculado unos 28.4 millones de hogares. La distribución porcentual de estas unidades familiares es la siguiente:

la distribución habida desde 1930. Y eso necesariamente significa que hay familias con culturas mezcladas, y que se presentan sincretismos de costumbres difíciles de identificar y entender en su pauta normativa y que afectan tanto a las familias de las zonas de salida como a las familias de los lugares de llegada de grandes contingentes de población llegados en procesos sucesivos a los lugares que parecen ofrecerles mejores condiciones de trabajo y de habitación.

b) Datos de investigaciones al respecto de la tipología familiar según ubicación geoespacial.

Efectivamente, la dinámica de las familias del norte del país, originalmente menos mestizadas, dieron lugar a diferencias sensibles comparadas con las familias del centro; pero sobre todo, en su contraste con las familias del sur y sureste, especialmente con las de las regiones de predominio indígena.14 Principalmente con las de toda la zona tropical costera, con las de la tierra caliente, con las de la sierra chiapaneca, o

• Distribución porcentual de las unidades domésticas familiares en las grandes regiones del país ( Vease Cuadro Nº 2-1). En estos datos generales por regiones nótese un aumento porcentual relativo, hacia el Norte producto de la migración, con una disminución pequeña en el Centro y en el Sur, si se observa

Cuadro Nº 2-1: Hogares por regiones en cuatro inicios de década en México 1930

1970

1990

2000

17.0%

20.0%

22.1%

21.6%

Noroeste

5

6

7.6

7.9

Norte Altiplano Central

5

5

4.9

4.6

Noreste

7

9

9.6

9.1

66.0%

67.0%

64.4%

64.4%

Centro Pacífico

10

9

8.8

9

Centro Norte Central

6

5

3.9

3.7

Centro Bajío

14

11

9.7

10.3

Centro-Centro

26

32

32.4

32.4

Centro-Golfo

10

10

9.6

9

17.0%

13.0%

1350.0%

1400.0%

Sur-Pacífico-Istmo

14

11

10.5

10.7

Sureste Peninsular

3

2

3

3.3

Familias en Zonas del Norte

Familias en Zonas Centrales

Familias en Zonas Sur y Sureste

14

Véanse los estudios sobre familia indígena, tales como los de: Arizpe –nahuas-- (1973), Favre--mayas (1972), Sandoval Forero–otomíes-(1994); y Revista Nueva Antropología Núm 18, múltiples autores tratando el tema del parentesco y la organización familiar indígena: Sahagún, De Tapia, Terán, Ramírez, Pimentel, León, Flores, Redfield, Beals, Eggan, Carrasco, Guiteras, Jáuregui, Solomieu, Báez, Esponda , publicados en 1982.

58

Identificación tipológica de las Familias según su ubicación en el Contexto Social

con las de la península yucateca, todas ellas con la variedad y predominancia de su composición étnica indígena hasta nuestros días.

La zona norte, colindante en su frontera con los Estados Unidos presenta, necesariamente, una condición especial en la cual las familias ahí ubicadas quedan afectadas de muchas formas con la influencia y posibilidad de contacto con el vecino país.15

Lo anterior marca ya, desde el punto de vista sociocultural, al nivel nacional, un peso más grande (65% del total) para las formas familiares propias de la cultura, más mestizada, del centro del país. De hecho, el modelo parainstitucional de la organización familiar nacional, difundido como tal, es precisamente el que responde más a una forma ambivalente, propio del Centro, de acuerdo con una cultura mestiza aún en proceso de conformación, pero ahora con mayor complejidad y pluralidad de raíces.

Por eso, la diferenciación de los tipos de familia según su ubicación sociogeográfica tiene que ser matizada por otros factores de variación.16 c) Tipología diferenciadora entre familias rurales, rururbanas y urbanas Es así como la ubicación en una localidad rural o urbana, marca quizá una caracterización más precisa de la diferencia de vida familiar. Sobre todo cuando la distancia del desarrollo socioeconómico y cultural abre una brecha marcada entre lo rural (símbolo equívoco del subdesarrollo), de lo urbano-intermedio, y de lo metropolitano (símbolo de la modernización y el progreso). ( Vease Cuadro Nº 2-2 ).

Las familias norteñas, en cambio, tienen históricamente, en mayor medida, un ingrediente más criollo (en el que la franqueza y la actitud abierta se hace más evidente, según algunos autores), y en donde el mestizaje fue menos frecuente; en cambio, en las del sur, la presencia de las familias indígenas y ladinas es notablemente superior. La pluralidad de usos y costumbres familiares es altamnificativo según los grupos étnicos. Esto haría pensar en una evidente diferenciación en grandes términos, dentro de una misma zona, aún sin migraciones actuales, como sucede en mayor medida en todas las regiones del norte. Eso nos lleva necesariamente a la hipótesis de diferenciación familiar, regional y local derivada de los desarrollos económicos en un específico lugar, frente a los del resto de su comarca. Por ejemplo, se puede esperar un impacto notable en las familias campesinas de una localidad, antes sólo rural, a partir del establecimiento de fábricas “modernas”. La diferencia familiar puede ser entonces muy grande, con las pautas conservadas por las familias campesinas de los alrededores, antes iguales para todas.

El cambio ha sido drástico: De dos terceras partes de las familias rurales en 1969, se ha pasado a sólo a un tercio de ellas. De sólo 8% de familias en gran metrópoli, se pasa al 34%. Esto tiene un efecto definitivo en la forma de vida familiar, en la concepción de la misma, en los valores culturales, en las relaciones sociales, en la vida económica y en el trabajo de sus miembros. Y este cambio se ha producido en sólo unos treinta y tres años: apenas entre una generación a otra. Los anteriores datos nos llevan al menos a una triple diferenciación del horizonte cotidiano de la vida familiar para principios del nuevo siglo, pues los ritmos de vida cambian diametralmente de un contexto al otro. Esto alude al hecho de que más de la tercera parte de las familias mexicanas viven ya en un contexto masivo tal como el de la zona metropolitana de la Ciudad de México, o como el de las tres principales ciudades de provincia que

Con la industrialización de un poblado las nuevas generaciones abandonan la agricultura campesina y buscan ocupación ahí donde se ofrecen oportunidades de trabajo, sobre todo de tipo salarial, independiente de la ocupación de los padres.

15 16

Véase entre muchos estudios desarrollados principalmente por el Colegio de la Frontera Norte, la investigación de Ojeda (1994b y c). Véase en el anexo 4.1 un cuadro elaborado por CONAPO sobre los números absolutos de los hogares mexicanos, registrados por las entidades federativas de la República Mexicana.

59

Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

Cuadro Nº 2-2 Tipos de Familias según localidad rural o urbana Porcentajes de Familias (Unid. Domésticas) 1960

1970

2003

67.90%

61.80%

32.80%

-En poblados de menos de 2,500 Hab.

49.3

41.30%

22.60%

-En Poblados entre 2,500-14,999 Hab.

18.6

20.50%

10.20%

2410.00%

29.70%

33.50%

-Rururbanas: 15,000-49,000 Hab.

8.6

4.90%

6.2

-Familias en Cds. “Medias”: 50,000- 499,999

11.7

11.80%

16.6

-Ciudades entre ½ y 1 millón Hab.

3.8

3

10.7

810.00%

8.50%

33.60%

Familias Rurales

Familias Urbanas Intermedias

Familias Urbanas Metropolitanas -Ciudades metropolitanas: entre 1 y 3 mill. Hab.

8.1

-En ciudad megalopolitana de más de 3 mill. Hab.

8.1

8.50%

25.5

Fuente: Elaborado a partir de la información de los Censos Nacionales de Población y Vivienda correspondientes. INEGI (1960, 70 2000) ajustando la conurbación de las áreas metropolitanas, según J. Walter Rangel González.

le siguen. Se puede hipotetizar que presentan rasgos significativos diferenciados de las familias de otras localidades.

las grandes concentraciones, sobre todo, a través de un mercado controlado y de una acumulación urbana de los excedentes rurales locales; pero también mediante el bombardeo de palabras e imágenes provenientes de los grandes medios masivos de comunicación netamente metropolitanos o de las políticas elaboradas desde las ciudades de mayor dimensión económica y demográfica.

Por el otro extremo, otra tercera parte aunque cada vez más en proporción descendente- son familias netamente rurales que están viviendo todavía en poblados menores de 5,000 habitantes. El tercio restante de familias vive en las ciudades identificadas como “ciudades medias” del país.

Esto produce, supuestamente, una distorsión del sentido de la vida local, en más de 150,000 localidades menores de 2,500 habitantes, en más de 1,400 poblados típicos rurales, y en más de 1,200 ciudades pequeñas y medias del país.

Esto, de por sí, nos da una triple dimensión hipotética, en el horizonte cotidiano de la vida familiar. Los ritmos de vida cambian diametralmente de un contexto al otro. El medio metropolitano impone condiciones y modelos de conducta desde sus propias enajenaciones y ansiedades “deshumanizantes” hasta sus mismas perspectivas modernizadoras y de desarrollo personal.

En todas las localidades de dimensiones menores a las de las grandes urbes, las relaciones familiares habían obedecido, hasta hace poco, a dinámicas de control social derivadas de las relaciones primarias cara-cara. La personalidad del individuo debía responder a una dinámica de lealtad interna y familiar, de adscripción extravolitiva, predominante.

Los otros dos contextos de localidades menores quedan, de alguna manera, dependientes de 60

Identificación tipológica de las Familias según su ubicación en el Contexto Social

La tesis de Mogey17 que afirma que ante ambientes comunitarios, más o menos cerrados y aislados del exterior, las relaciones familiares se abren al interior de la propia localidad de pueblo o barrio. En la comunidad cerrada o aislada de otros centros de población, todas las familias se conocen y necesariamente tienen que actuar a la vista de los demás.

de vinculaciones interfamiliares pero, debido a los medios de comunicación y a los modelos importados por las migraciones, las familias rurales y las de ciudades pequeñas reciben extralógicamente la influencia del modelo metropolitano. Habría que comprobar si esta influencia tiene este supuesto efecto señalado por algunos analistas.19

En cambio, en la gran ciudad, en la que las relaciones humanas están abiertas a todas las corrientes y formas de conexiones anónimas, puede decirse que las familias presentan más bien una dinámica de conformación interna un tanto cerrada y egocéntrica que caracteriza a la familia nuclear conyugal atomizada y desvinculada incluso de sus misma parentela.18 La misma formación de la pareja conyugal, fundante de la familia, concebida, cada vez más, como una unidad de dos intereses personales, más o menos informalmente independientes de otros familiares, frecuentemente queda “cerrada” a la ingerencia de su parentela, antes altamente participante. Hipotéticamente hay, además, en la familia de la gran ciudad, sujeta a las incitaciones de la sociedad de consumo, propia de la gran ciudad (escaparate de todo tipo de propagandas comerciales) el predominio, cada vez mayor, de una actitud más materializada --supuestamente un tanto enajenada-- en su aspiración a consumir y a poseer más “cosas”, dentro del hogar: objetos producidos y comercializados por empresas internacionales. La familia se convierte en la aliada más definitiva del consumismo galopante como efecto de su mismo contexto urbano y masivo. Se puede hipotetizar que este modelo de dinámica familiar urbana, se está extrapolando a todo el resto del país y está provocando distorsiones en las familias de localidades rurales y urbanas menores, sujetas a otro tipo 17

Véase Mogey (1967, 1970). Tesis neoclásica de Parsons (1996, 1980a y 1980b), puesta en cuestión por diversos autores, pero que puede considerarse en varios aspectos como constatable por múltiples estudios de la dinámica familiar en las grandes ciudades, en cuanto a su grado mayor de “atomización” y de relativa autonomía. La misma unidad familiar así constituida por la dinámica interpersonal exclusivista de la pareja conyugal encuentra a su interior tendencias dispares de individualidad entre sus componentes, lo cual provoca frecuentes conflictos de interés. Cuando éstos lazos se rompen la familia nuclear conyugal entra en crisis pues difícilmente admite la intromisión externa de otros autores para regular su situación “cerrada”. Véase las investigaciones de Nivón y de Nieto (1998), pp 205-277, o los de Safa sobre vecinos y vecindarios (1998). 19 Véase Piña Nava (1997), Viñas (1997), (1968), Guadarrama (1997), Amara (1985). 18

61

Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

2.3 Tipos de familias según sus niveles socioeconómicos de vida

podemos hablar de cuatro grandes sectores de familias, según su posición socioeconómica. El cuadro 2-3 elaborado con los datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares, de INEGI de México en la última década del siglo XX, permite un acercamiento a la tipología de las familias según sus niveles de vida material. Se refiere solamente al indicador de ingreso familiar monetario, pero resulta altamente significativo.

a) La desigualdad socioeconómica reflejada en la variedad de familias La realidad de México está originada en la desigualdad socioeconómica desde el inicio de su vida colonial, como Nueva España. Esta desigualdad se vincula con la diferenciación cultural, política, social, espacial y económica. Pero es producto sintomático reflejado en la vida de las familias mexicanas, contrastando las formas de vida entre unas y otras. Se mantienen hasta el presente inicio del siglo XXI pese a los programas gubernamentales de lucha contra la pobreza, pues en el fondo, se mantienen las mismas condiciones estructurales que dan lugar a la desigualdad. Estas condicionantes se ven reflejadas en la vida cotidiana de las familias.

En el primer tipo al nivel de familias pobres podemos apuntar dos subtipos en diferente estrato de pobreza familiar: •Familias que viven en una condición de pobreza extrema: precaria, de subsistencia cotidiana. El estrato más bajo de la posición social abarcaba a fines del siglo XX a más de dos millones de familias. Se trata de hogares familiares que podríamos identificar como “en la pobreza extrema o indigencia, en situación altamente precaria”. Comprenden aproximadamente al 11% de las familias, entre las cuales, hogares campesinos desprovistos de tierras productivas, excampesinos que han llegado a las ciudades y que forman un sector marginado o que se acomodan como pueden en suburbios o en asentamientos espontáneos sin reconocimiento legal. Y buscan sobrevivir realizando actividades informales, mendigando o realizando tareas esporádicas nada calificadas. Entre ellos se pueden encontrar muchos menores que viven en la calle y que han abandonado sus familias de origen ya en situación crítica.21

El perfil de esta desigualdad familiar puede apreciarse aún con indicadores simples independientemente de los diversos métodos de clasificación de las capas sociales.20 El detalle de las líneas de demarcación entre una y otra capa social no cambia, básicamente, la diferenciación más significativa de la tipología familiar. Las variaciones ocurridas en las últimas décadas del siglo XX marcan incluso una agudización del nivel de la pobreza a partir de 1982 pero grosso modo reafirman la diferenciación de las capas sociales. Simplificando la cuestión para nuestros propósitos enunciativos de la tipología familiar básica y la comprensión hipotética de la misma,

Las familias paupérrimas suelen estar asentadas en las amplias zonas suburbanas, con escasa

20

Pueden consultarse a los diversos autores que han venido estudiando a la pobreza familiar y a las diversas formas de medirla. Resaltan entre ellos Boltvinik (1994, 1996ª, 1996b, 2001, 2005), pero enumeramos a quienes aportan datos provenientes de diversas fuentes e investigaciones de primera mano: Alvarez (1986)/ AMEP (1994)/ Bañuelos y Gómez (1997)/ Borsotti (1978)/ Cacho, L. (2001)/Casado (1971)/ CEPAL (1994) CONAPO (1993)/ Cortés y Rubalcava R. (1992)/ Cortés (1993)/ Cortés (2000)/ Demos (1992-2003)/ Díaz de Romo (1990)/ García, B. (1991)/ García, B. (1998)/ García, M. y Mauro (1993)/ Godoy y Covarrubias (1981)/ Gómez de León y Rabell (2001a)/ Gómez R. (1959)/ Gómez R. y D’Aloja (1961)/ Gonzalbo (1993)/ González de la R. (1986)/ GIMTRAP (1997)/ INEGI (1992, 1994, 1998, 2002)/ INEGI (1993)/ INEGI (1999a)/ INEGI (1999b)/ INEGI (2000b)/ Jiménez V. (1994)/ Leñero (1994, 1995b)/ Levine (1992)/ Lomnitz y Pérez (1987)/ López, C. y Castillo (1994 )/ Lustig y Rendón (1978)// Naciones Unidas. Depto. de Asuntos Económicos y Sociales (1978)/ Nivón y Mantecón (1994)/ Ojeda (1993)/ Ojeda y López (1994c)/ Oliveira de (1998)/ Palma, J. L.( 2001)/ Patiño y Velázquez (1994)/ Ribeiro (1994b)/ Rubalcava (2001)/ Salas (1998)/ Torres S. (1996)/ Tuirán (1993b)/ Welti y Paz (1996)/ Zapata (1996). 21 Pueden consultarse al respecto de los niños de la calle a varios estudios que plantean diversas hipótesis sobre la dinámica familiar de éstos como generadora de situaciones de riesgo. Véanse las investigaciones de: las publicaciones de UNICEF sobre el Estado Mundial de la infancia (1992, 1997, 2001, y sigs.), los del DIF (Estadística de la Infancia, 1998, diversas memorias de eventos, los estudios de Ovidio López, de Marie Pierre Sánchez, 1996, de Maher coord. et al, 1988, de Pollock (1990), de Núñez Miranda (1995), de Leñero (1998c, 2000 y 2004 en Dulanto, 2000 y 2004a).

62

Identificación tipológica de las Familias según su ubicación en el Contexto Social

Cuadro No.2-3 Tipificación de las familias mexicanas según el ingreso económico familiar medido en múltiplos del salario mínimo (*) Categorías según nivel socio-económico de vida

Indicadores Salar. Minim

Millones de Hogares

% Parc

1) FAMILIAS EN LA POBREZA

31.4

1.1. Fam.en pobreza extrema e indigencia 1.2. Fam.con pobreza de subsistencia básica

0 a 1 SM

2,156

10.6

1.01 a 2 SM

4,257

20.8

2) FAMILIAS DE CLASE PROLETARIA DEPEND.

32.8

2.1. Fam. con pobreza relativa de ingreso limitado

2.01 a 3 SM

4,059

19.8

2.2. Fam. clase proletaria dependiente no calificada

3.01 a 4 SM

2,666

13

3) FAMILIAS DE CLASE MEDIA

22.5

3.1. Fam. de clase media modesta

4.01 a 6 SM

3,111

15.2

3.2. Fam. de clase media con nivel básico bienestar

6.01 a 8 SM

1,496

7.3

4) FAMILIAS ACOMODADAS 4.1. Fam. de clase acomodada

% Agrup

13.3 8.01 y más

TOTALES NACIONALES

2,722

13.3

20,467

100

100

(*) No incluyen ingresos en especie, productos de autoconsumo, intercambios y prestaciones no monetarias Fuente: INEGI. Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 1996, México, p. 78

urbanización y servicios, o en las llamadas “ciudades perdidas” o barrios degradados dentro de la gran urbe. En la clasificación oficial actual se las identifica como unidades familiares con pobreza alimentaria porque en realidad luchan por obtener el pan cotidiano para ellos y sus hijos. Pero en realidad tienen carencias en todos los aspectos. Están sujetas a “estrategias” exiguas para no morir, o para sortear la incapacidad. Su lógica vital está totalmente fuera de la supuesta lógica racional del sistema social. Para resolver su situación de precariedades en todo necesitan encontrar día a día posibles acciones para subsistir frente a

una sociedad que menosprecia sus búsquedas y sus recelos contra todos. Tienen dificultades prácticamente insuperables, heredadas de las generaciones anteriores para no poder salir de su condición. La vida familiar queda sujeta y profundamente afectada por dicha condición. La paternidad, la conyugabilidad y la filiación no significan lo mismo que para las demás familias también pobres o no pobres, pues dependen de lo que les permite y exige la subsistencia básica cotidiana. Eso las condiciona totalmente en un sentido o en otro. Las vinculaciones con sus parientes cercanos resultan necesarias para su subsistencia, pero frecuentemente están 63

Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

totalmente deterioradas, lo cual se añade a su carencia vital o a la salud mermada y mutilada de uno o de varios miembros de la familia. Carecen de la autosuficiencia básica para modificar su condición precaria, tanto porque padecer de una deficiencia venida desde su infancia, como porque no han tenido la oportunidad de superar la condición indigente, heredada de sus padres, de adquirir nuevos conocimientos en la escuela, de desarrollar habilidades para desempeñar trabajos con un cierto nivel de calificación; y tampoco han podido recibir apoyos para su propia dignificación y autoestima. Sus mismas familias de procreación están constituidas por parejas o parientes en situaciones críticas, por enfermos o discapacitados que no han podido recibir atención debida, o son indigentes que se mantienen precariamente de limosnas callejeras. Muchos otros han perdido su propia comunidad, sus trabajos o se encuentran abandonadas por sus parejas o hijos. En su deterioro vital y mala alimentación, son víctimas de enfermedades crónicas o del alcoholismo pero carecen de la atención médica más imprescindible y sólo una fracción de ellos cuentan eventualmente con apoyos asistenciales, pero que no los dignifican ni resuelven su condición básica. Sus historias de vida resultan dramas y tragedias mudas o formas de vida que denotan o resignación relativa, o desesperanza para modificar su condición.22

familias mexicanas. Está constituido por unidades familiares de jefes o jefas de familia que no cuentan con un trabajo fijo, y por lo tanto, también carecen de atención médica y de seguridad social. Hay jubilados o viudos-as que reciben una pensión exigua, pero son más los que no reciben ninguna prestación social. Los ingresos que logran obtener irregularmente resultan siempre insuficientes. Hay familias campesinas con pequeña propiedad o parcela ejidal cuyas tierras ya resultan improductivas y difíciles de trabajar. Hay familias de artesanos, sobretodo en las poblaciones rurales o en pequeñas ciudades, que realizan su trabajo manual para venderlo a comerciantes que les pagan cualquier ingreso insuficiente. Hay familias cuyas madres trabajan en los servicios domésticos, lavando ropa o realizando tareas múltiples. Hay familias con jefatura femenina que han sido abandonadas por el padre o que su pareja no llegó a tener vida marital con ella y vive precariamente realizando servicios ocasionales.24 Las hay que sus jefes varones sufren la desocupación forzada. Si agregamos los dos subniveles precarios tenemos aproximadamente una tercera parte de la población total mexicana que vive en familias cuyo perspectiva de vida común es la inseguridad y angustia cotidiana por sobrevivir. En esa situación, podemos entender que la paternidad, el matrimonio y la maritalidad, la vida sexual y reproductiva, la filiación, la fraternidad, la parentalidad y el valor de los hijos, quedan todos ellos condicionados a su lucha cotidiana para sobrellevar la carencia alimenticia, la salud precaria, la incapacidad para alcanzar una autosuficiencia mínima. Muchas veces está presente la incapacidad física. de padres o hijos, sin atención asistencial. Desconocer lo que todo esto significa para ese tercio o más de familias mexicanas, o pretender juzgarlo con los criterios de las familias no pobres, es no entender el sentido de la vida familiar predomiante de nuestro país, pues aún en las siguientes capas

Varias unidades domésticas de este conjunto tipificado de familias en extrema pobreza. están constituidas por personas que viven en zonas tanto rurales como urbanas. Los estudios de caso al respecto resultan ilustrativos de ese mundo dramático lleno de problemática y angustia humana vivida a veces con un espíritu ejemplar, pero muchas otras, como una sucesión de males potenciados entre sí que destruyen a las familias y a las personas.23 • Un segundo subtipo de familias, dentro del nivel de pobreza de subsistencia básica está formado por un conjunto de familias mayor que el anterior, con un 21% del total de las

22

Véanse historias de vida realizadas por Gabriel Ramírez, en Leñero (1995). Véanse los relatos de estudios de vida realizados por Elu y Leñero (1992) y Leñero y Ramírez (1995). 24 Véanse entre los múltiples estudios sobre la jefatura femenina de la familia a los de: Acosta (1989, 1998), Alatorre y Atkin (1998), García y Oliveira (1983), De Barbieri (1978), Quilodrán (2001). 23

64

Identificación tipológica de las Familias según su ubicación en el Contexto Social

sociales se vive esta difícil situación de sobrevivencia cotidiana, desde el punto de vista de las condiciones materiales de la existencia. Es por ello mismo que los pobres aprenden a desarrollar sus acciones y sus aspiraciones, en dos sentidos aparentemente opuestos: el real, crudo y desesperanzador, y el irreal, simbólico e imaginario. La tesis derivada de los estudios sobre la pobreza familiar es de que en lugar de que esta unidad doméstica sea un espacio de protección y seguridad, como se afirma idealmente, se convierta en un lugar de desesperanza y frustración, donde los valores familiares están siendo contaminados por recelos y sufrimientos cotidianos, cuando no por odios y violencias derivados de la desigualdad entre las familias no pobres frente a las muchas que carecen de los recursos básicos. Sin embargo, los estudios sobre las familias pobres, realizados sobre todo mediante análisis más profundos de casos familiares, nos presentan no pocas veces, al lado de dramas y desgracias, a familias muy pobres con valores humanos trascendentes. Es frecuente encontrar un sentido religioso y una expectativa de mejoramiento ahí donde el ciclo vital reproduce intergeneracionalmente la pobreza más cruda. Donde la esperanza de salir de ella, no desparece, a pesar de una realidad difícil de superar.25

25

Véanse al respecto, una serie abundante de estudios sobre la pobreza y la condición de vida cotidiana precaria de las familias. Mencionamos como ejemplo a los siguientes análisis: Acosta (1995), Acosta y Solis (1998b), Alatorre y Atkin (1998), Barros y Mendoça (1998), Casado (1971), Cortés (1994), Cortés y Rubalcava (1992), Díaz de Romo (1990), Di Marco (1998), Elu y Leñero (1992), Elu (1993), Enríquez (1998), Fuentes (1998), Escobar (1986), García B. (1991, 98), Godoy y Covarrubias (1981), González de la R (1986), Leñero (1995b), Lomnitz, L. (1975), Escobar Latapí (1986), Levine (1992), Lewis (1959, 1964), Muñiz y Rubalcava (1996), Nivón y Mantecón (1994), Ojeda (1993), Oliveira (1999), Patiño y Velázquez (1994), PISPAL: Sáenz y Di Paula; Borsotti, Argüello, Torrado et al (1981), Riquer y Pantoja (1998), Salazar (1996), Torres (1996), Tuirán (1992), Wong y Levine (1992), Zapata y Mercado (1996). Cada estudio aporta matices importantes en el estudio de la familia pobre.

65

Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

b) El segundo tipo de familias, está referido a un conjunto familias en pobreza relativa o de clase proletaria dependiente. Son familias del sector popular que comparten condiciones limitadas de pobreza relativa con aspiraciones de movilidad económica para tratar de convertirse en familias de modesta clase media.

ejidales, su búsqueda de mejor ubicación les lleva a vender esas propiedades o usufructos, (si no es que sus terrenos hayan sido expropiados por el gobierno), al ser invadidos por la conurbación o por una urbanización creciente que revalora comercialmente sus bienes inmuebles de uso, convirtiéndolos en valores de cambio.28 Entonces, las familias se desplazan a otras zonas más periféricas de la urbe, a otras ciudades, o se van al vecino país, para ganar un ingreso en dólares a pesar de las inseguridades que tienen que sufrir como emigrantes indocumentados.

Puede calcularse un 22.5% en esta situación restringida de bienestar económico y de cierta seguridad alcanzada mediante un trabajo dependiente como obrero-a o empleado-a, tanto en la producción industrial como en los servicios, en el sector público o en el privado.26

El modelo de familia nuclear-conyugal, más generalizado en las clases medias, opera desventajosamente, en estas familias proletarias con pobreza relativa, desarticulando, en su realidad cotidiana, las redes de parentesco, que fuera uno de sus recursos de subsistencia,29 e incluso introduciendo la ruptura intergeneracional entre padres e hijos, al momento en que éstos últimos alcanzan la juventud, se unan maritalmente, o incluso desde que llegan a una adolescencia independiente, con todo lo que ello implica para la nuevas formas de vida familiar. Sin embargo, en las estrategias de supervivencia de los hijos al formar sus propias familias nucleares, sus padres siguen siendo un recurso valioso a quien recurrir cuando se tienen problemas tanto económicos como morales y personales.30

Pero su situación ha sido afectada por el período de crisis económica del país, a partir de 1982, principalmente por la pérdida adquisitiva de los salarios, y los costos de la vida. Aunque el jefe o jefa de familia cuente con un empleo fijo de bajo o medio nivel, y los familiares dependientes de él o ella sean derechohabientes de la seguridad médicosocial, sus ingresos no resultan frecuentemente suficientes para el mantenimiento de una familia que quiere asimilarse a las clases medias con mejores condiciones de vida. Por ello, encontramos entre éstas dos o más miembros de sus familias que trabajan, aunque no siempre tengan totalmente asegurada su posición debido a la competencia laboral o a la quiebra de pequeñas y medianas empresas en las que laboran.

Los padres mayores (abuelos) de estas familias, aunque teóricamente cuenten con pensiones de jubilación, tienen problemas de mantenimiento y atención de su salud quebrantada, porque los ingresos resultan decrecientes dado el costo de la vida y debido a la separación de sus hijos formadores de sus propias familias de procreación .31

Las familias de este nivel de pobreza relativa suelen tener problemas de vivienda propia o rentada y dificultades para acceder a créditos con el propósito de construirlas poco a poco, o adquirirlas al lograr ser beneficiarios de una vivienda “de interés social”. Por ello han sido identificadas como familias con pobreza patrimonial.27 Muchas veces, aunque hayan heredado de sus padres alguna propiedad en una zona suburbana o barrio, tierras de pequeña propiedad o parcelas

Las “familias de pobreza relativa o de clase proletaria dependiente” consumen lo que ganan con el salario o con los ingresos más o menos

26

Ejemplos de estudios sobre estas familias obreras y proletarias en México: Escobar (1986), García, De Oliveira y Muñoz (1982), Leñero (1992), Barrientos y Méndez (1997). 27 Véase al respecto la clasificación hecha en el presente gobierno de la pobreza: alimenticia, de capacidades y de patriminio.Comité Técnico para la medición de la pobreza. Sría. de Desarrollo Social, México. Referencia en Damián (Boltvinik y Damián, coords., 2004, pp.154-163. 28 Véanse los estudios de Larissa Lomnitz (1975), Turner (1975), Cornelius (1980), Garza (1988), Messmacher (1987) . 29 Véase capítulo 3 “La organización social, la familia y el parentesco” en Messmacher (1987), pp. 81-92. 30 Son muchas las investigaciones que confirman este apoyo intergeneracional dado por los padres de estas familias a los hijos cuando éstos se casan o se separan. Véase como ejemplos de estos análisis a: Lomnitz, Larissa (1975), Bell (1980), Bruce, Lira y Lopes (1998), Buvinic, Valenzuela, Molina Y González (1998), García (1998), González de la Rocha (1986), Hernández (2001a), Leñero (1988, 1995b, 1998c, 2004b), Lewis (1959, 1964), Lomnitz (1975), Muñiz y Rubalcava (1996), Rubalcava (2001), Torres (1996). 31 Véase Ham (1993), Montes de Oca (1996), Leñero (1998b), pp.45.

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Identificación tipológica de las Familias según su ubicación en el Contexto Social

regulares o eventuales aportados por el jefe o jefa de la familia. De hecho, casi la mitad de las familias ya tienen dos o más personas que trabajan y aportan un ingreso al hogar, pero en este sector ocurre menos en el caso de las mujeres, si éstas no son abandonadas por el marido. En cambio los hijos suelen trabajar formal o informalmente más que los de clase media y por lo tanto su acceso a la escuela suele ser menor que aquellos. De cualquier manera al trabajar lo hacen bajo la autoridad de otros, mayormente no familiares.32 Son dependientes y se sienten así: un tanto privados de “su libertad”, a cambio de un salario fijo. Sujetos a horarios, o en el caso del campo, a ciclos agrícolas, cada vez menos regulares. Organizan rutinariamente su vida familiar, tratando de responder a las pautas tradicionales de la vida convencional “común”, pero en gran parte disfuncionales a las demandas generadas por las nuevas circunstancias que afectan el ritmo y organización de sus hogares.

ante los padres, y refuerza la identidad juvenil más allá de su identidad familiar. También la escuela media y superior desplaza la ubicación del grupo de amigos y más aún de los parientes (primos, tíos, abuelos). Pero difícilmente desarrolla la cohesión interfamiliar comunitaria dentro de la ciudad.33 Los hijos llegan a tener más conocimientos propios de la vida moderna que sus padres, pues su escolaridad es ahora notoriamente mayor que la de sus progenitores. Están más familiarizados con las modas y novedades de la tecnología y modos de vida moderna. Todo ello nos permite suponer que en esa situación se genera una dinámica, por lo demás muy ambivalente, en su vida familiar. Pero la realidad cotidiana de las familias que se conciben a sí mismas como clase popular y trabajadora, parece contrastar con las perspectivas consumistas aprendidas en la televisión, en el cine, en las tocadas de rock y en la profusidad de modelos exógenos, más bien de “honda” “clasemediera.34 Esto se ha acentuado con los efectos mercantiles de un tratado de libre comercio entre México, Canadá y los Estados Unidos que ha logrado abrir el apetito consumidor de todos y ofrece mercancías importadas de todo tipo, derrotando a los productos nacionales y a los gustos vernáculos de la cultura popular.

Los hijos de las familias populares trabajadoras ya no suelen trabajar bajo la dirección y control de sus padres desde pequeños; menos después. Se independizan económica y culturalmente de ellos, desde adolescentes. La escuela les conduce a ello en su sentido formador de la individualidad. También favorece esta emancipación el mismo ambiente del suburbio o de la colonia proletaria, las bandas existentes e incluso la conformación anónima de los conjuntos habitacionales “de interés social”, en las grandes y medianas ciudades. Muchos de los padres de familia se sacrifican en el presente para que sus hijos estudien carreras técnicas o incluso universitarias y con ello puedan realizarse como familias de clase media. Esto reafirma grandemente la independencia de las nuevas generaciones juveniles al dar lugar a procesos de desarrollo personal con fuerte tendencia a la individuación. Estos contrastan con la tradicional cohesión familiar basada en la sumisión

Sin embargo, a pesar del modelo de familia nuclear al que puede aspirar la familia trabajadora difícilmente puede ser, sin más, una familia puramente nuclear, porque el costo per cápita de un hogar, incluso con un núcleo más reducido de personas es demasiado elevado. Comenzando por el costo de una vivienda ad hoc. Los jóvenes proletarios, recién casados, tienen serias dificultades para vivir en forma autónoma. Supuestamente, el recurso a sus parientes se hace indispensable aunque no sea muy deseable para ellos.

32

Véase investigaciones sobre jóvenes: Leñero y Ramírez (1990, pp. 101-103, Enc.NclJuv 2000: Miranda (2002, pp.148-158), Inv.IMES Jóv. DF Reporte Proy. 290, p.62. Véanse al respecto de las amistades juveniles y los factores de su identidad los datos provenientes de la Encuesta Nacional de Juventud realizada por el Instituto Mexicano de la Juventud (2002). Véase también la investigación “Jovenes de Hoy” en Leñero y Fernández (1990) p.70. 34 Las constataciones obtenidas en las encuestas familiares cuando se les pide que se definan así mismas como pertenecientes a una clase social específica son muchas . Una mayoría de familias que viven en zonas proletarias o de muy modesta urbanización, se identifican, en las ciudades, como familias de “clase media”. Véanse los datos de encuestas IMES, proyectos 29, 170, 172, 225, 239, 244, 249, 250, 262 , 290 (1967, 1981, 1990, 1992, 1993, 1994, 1996, 2002) y el análisis al respecto de Leñero (1968, 1982a, 1983b, 1990a, 1994b, 1994c). 33

67

Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

En los diversos estudios hechos sobre el impacto de la crisis económica de los años ochenta y noventa se plantea la suposición de que, de manera realista, la presión de esta crisis económica sobrellevada por el país en buena parte a base de sacrificar el poder adquisitivo de un salario cada vez más limitado, aqueja a la familia proletaria, de manera significativa.35 Sin embargo, no por ella las familias dejan de aspirar a una movilidad socioeconómica ascendente, más que afirmar su “conciencia de clase proletaria”. Por ello mismo, muchos miembros de estas familias tienden a emigrar a las grandes ciudades o al extranjero. Pero su dinámica interfamiliar ha ido cambiando en las últimas décadas del siglo y con ello también a su relaciones vecinales. Las familias se ven cada vez más encerradas en sus departamentos –multifamiliares-- o en sus viviendas pequeñas. Hay ciertamente, transformaciones significativas en el modo de construir la vida familiar proletaria. El trabajo de la mujer y su doble tarea en el ámbito laboral y en la unidad doméstica producen, según muchos-as analistas, cambios radicales: en las relaciones conyugales;36 en el sentido de la maternidad y, más aún, en la conducta reproductiva.37 También en la liberación de las relaciones sexuales de unos y de otros; 38 y en la separación real de las parejas desunidas;39 así como en la presencia de los abuelos en un hogar saturado.40 El análisis de toda esta temática tendrá que hacerse no sólo aludiendo al contenido mismo de cada cuestión, sino diferenciando el sentido de la misma a partir de la propia tipología familiar según su posición en las capas sociales, pues la significación de los fenómenos familiares es diversa si se trata de familias con un horizonte de pobreza o de mayor bienestar. Y esto no siempre es tratado por los analistas de manera expresa, como si su sentido fuera el mismo en unas o en otras. 35 36 37

38 39 40

Véanse los estudios publicados por Asociación Mexicana de Población, AMEP sobre la crisis económica de fin de siglo en las familias mexicanas (1994 y 1998), o los publicados por el DIF nacional (1996ª, 1996b, 1998). Véase el análisis de Tuirán (1993) al respecto de la crisis. Véanse al respecto la caracterización familiar hecha en las investigaciones de Brígida Garcia, Orlandina de Oliveira y Humberto Muñoz (1982, 1983, 1994). Véase en: Bruce y Leonard (1998), CONAPO (1999), Elu (1969, 1971, 1975, 1993), Elu y Santos (2000), Engle (1998a), Hernández D. (2001b), Juárez y Quilodrán (1989), Langer y Tolbert (1996), Leñero (1968, 1978, 1982b, 1987, 1992f, 1994), Lerner (1998), Maldonado (1969), Núñez (1998), Palma y Suárez (1994), Quilodrán (1991, 2001), Ribeiro (1989, 1994b), Welti y Paz (1996). Véase Amuchástegui (1998, 2001), Correa (2001), Lerner (1998), Rivas (1998), Stern (2001a), Szasz y Lerner (1998a). Véase: Ojeda (1991, 1993), Salazar (1996), Del Campo (1991), Eguiluz (1997). Gómez Fonseca (2004), Martínez González (1997). Véase lo sucedido en Japón, con los abuelos en el hogar estudiado por Yamane (1977), y en México, por Palma, José Luis (2001).

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Identificación tipológica de las Familias según su ubicación en el Contexto Social

c) Tipo de familias: de “clase media” propios de una pequeña o mediana burguesía. Se trata solamente de más de la quinta parte de las familias mexicanas cuyo mantenimiento socioeconómico se obtiene mediante trabajos con cierto nivel de calificación, tanto en el sector primario, secundario o terciario -de comercio y servicios--, como en el medio rural o urbano, aunque éste último sea el más característico.

se como paradigma de la vida familiar actual, e incluso imponerse como modelo para todas las demás familias, sin distinguir su adecuación o no a las condiciones y necesidades de ellas.41 Y de aquí podemos afirmar que la composición de la familia nuclear conyugal (que trataremos en el siguiente apartado de la tipología familiar según la composición de su unidad doméstica), considerada como universal y definitoria de la familia, es la que adoptan, con mayor adecuación, las familias de la clase media típica.

El nivel de vida logrado por estas familias puede considerarse como básicamente asegurado, de tal manera que se presenta un virtual rompimiento de las relaciones comunitarias y parentales. Esto supone una virtual autosuficiencia de cada unidad familiar, pero en la práctica ésta muestra una sensible debilidad como grupo independiente por la falta de recursos humanos y económicos, al momento en que la autonomía familiar produce aislamiento y tiene que enfrentarse sola a los obstáculos, en la búsqueda del bienestar familiar.

Dentro de esta caracterización familiar, propia del nivel socioeconómico de vida “pequeño burgués-modernizada”, más propio de la vida urbana, podemos señalar algunos elementos claves: resalta en él, la búsqueda de una autonomía doméstica, comparada con la familia tradicional extensa o semiextensa. Esto implica un hogar establecido en una vivienda particular relativamente más reducida pues su miembros (padres e hijos solteros) constituyen un núcleo más pequeño. Cuando no es posible habitar una casa independiente, la familia de clase media ocupa departamentos en un edificio de viviendas pero que garantice la independencia familiar respecto a las otras unidades domésticas. Esto lleva a una separación vecinal propia de las clases medias, que no suelen constituir comunidades vecinales con fuertes redes de relación interfamiliar.

Cuando los empleos, las profesiones y oficios sufren cambios notables debido a los mercados de trabajo, a la tecnología, a una competencia mayor, o a una crisis de la economía colectiva, se presentan en la familia de clase media fuertes desequilibrios en su estabilidad social y anímica, al no saber cómo ajustarse a un nivel de consumo y de restricciones abajo de la posición y del status social anterior. Entonces las familias de clase media pueden entrar en una crisis que afecte gravemente sus relaciones internas, por el impacto catastrófico de perder su estabilidad y status.

Las familias de clase media dan importancia a la formación escolar de niños y jóvenes, sacrificando la confluencia grupal, a cambio de un desarrollo personal de cada uno, en su individualidad y en su identidad vocacional, emotiva y volitiva. Se da gran importancia a este desarrollo para habilitar a las nuevas generaciones a un mundo liberalizado de competencias y meritocracias, pero a veces se genera un paternalismo protector que resulta contraproducente. De todas maneras, el autoritarismo familístico suele ser más atemperado que en las familias

De cualquier manera, estas familias son más sensibles a los factores psicológicos, afectivos, propios de la cultura “burguesa” y consumista. Esta misma cultura “moderna” internalizada por las familias de clase media modela una serie de prácticas de la vida cotidiana y de sus usos, apariencias y símbolos, que suelen generalizar-

41

Véanse las hipótesis y caracterizaciones desarrolladas por diversos autores al analizar a las familias de las clases medias, inclusive en su variedad de subniveles: En México: Revista Nueva Antropología Nº 55 sobre el Tema de las Familias de Clase Media (1999): R. Esteinou, M. Blanco, Ludy y Kim Sánchez; Loaeza (1988); Gómez Robleda y A. D’Aloja (1961); Careaga (1974); Nieto (1998) pp.235-277; Ballent (1998) pp.65-131; Ongay (1980); en Italia: Cerase y Calvosa (1980); en España: Del Campo (1989); y muchos otros que al desarrollar el análisis de la vida cotidiana, la intimidad, toman el modelo derivado de la cultura de clase media para aplicarlo a la vida familiar contemporánea más equiparado a las clases medias de los países “avanzados”.

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Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

de los sectores populares. Así mismo, el ideal de cultura familiar “clasemediero”, supone ser menos machista, esperando que la mujer no sólo sea una persona dependiente del varón. Sin embargo, los estudios sobre la realidad de las familias de clases medias en México, coinciden en apuntar que existe en este mismo tipo de familias una inercia cultural tradicional difícil de superar, aunque se trate de familias con estabilidad socioeconómica vivida durante varias generaciones. Es evidencia confirmada por los diversos estudios enfocados con una perspectiva de género que esta idealización de la democratización familiar y de la equidad de género, aún están lejos de ser una realidad.42 Los mismos datos de las últimas encuestas sobre la violencia intrafamiliar así lo confirman. Más aún, las familias “clasemedieras” han sido caracterizadas por diversos autores de manera estereotípica y peyorativa, con rasgos marcados por mitos y otras “desviaciones”, según el ángulo ideológico desde el que han analizado sus prácticas: su prurito de aparecer (frecuentemente de manera artificiosa y aparente) como familias “bien” y mantener su prestigio de familias “decentes”, “educadas”, “tolerantes”, “bien vestidas”, “bien parecidas” aunque, de hecho, muy frecuentemente no lo sean y sólo lo aparenten.43

nuevas familias de clase media, con otro molde diferente del que formaron sus padres dos o más décadas antes. Las familias nuevas de la clase media ahora planifican su familia en su gran mayoría casi total, con los métodos anticonceptivos modernos rechazados por la Iglesia católica. Desde jóvenes practican mayoritariamente las relaciones premaritales, suelen tener, ya ambos sexos relaciones extramaritales al menos en una proporción mayor. Igualmente ha aumentado considerablemente la unión consensual y relativamente la homosexualidad, que no se sanciona tanto como sucedía hace dos décadas o más. Sus creencias se han secularizado grandemente, y han ido aprendiendo a desarrollar la previsión social, el autoaprecio o la neurosis, propia del stress de la vida actual. Las mujeres de clase media suelen trabajar mayoritariamente antes de casarse y una tercera parte de ellas, ya siendo casadas. Una multitud de estudios y encuestas vienen a confirmar lo anterior sobre todo si se separan los tipos de familias y de sus miembros jóvenes según su pertenencia a la clase medio y elitaria de las demás. Pero la ruptura generalizada, producto de un modelo de familia formal de tipo nuclear conyugal, generado y experimentado sobre todo en el sector de clase media, y que está en un proceso crítico de transformación buscando otras bases de legitimación y de desarrollo acorde a los nuevos ingredientes sociales, culturales y políticos llevados a la práctica de la vida cotidiana.44

Pero esa misma cultura de clase media genera un aprecio por mantener su posición social y sus patrimonios familiares básicos. Los hijos esperan la herencia de los padres, pero como la esperanza de vida ha aumentado considerablemente al final del siglo XX, éstos conservan sus recursos y ahorros para supervivir en las mejores condiciones, una vez que el espíritu de sacrificio inculcado tradicionalmente, de las madres y los padres va quedando atrás. Incluso, cada vez más la aparente solidez del matrimonio religioso antes encomiado, va dando lugar a fines de siglo a las separaciones y divorcios conyugales aún en parejas “muy católicas”, sobre todo cuando los hijos se marchan a formar las

Es así como podemos pensar que las familias de los sectores identificados como “clase media” viven actualmente, más que las de los otros sectores, un proceso crítico de desintegración grupal cuya manifestación primordial

42

Nos referiremos más adelante a los estudios sobre esta inequidad de género. Véanse las tesis autocríticas de los mitos y fantasías de la clase media mexicana, en Careaga (1974), y las tesis de Loaeza al respecto (1988). 44 Véanse una serie de estudios que enfocan el análisis de la dinámica familiar, más que a partir de una postura puramente moralista y fundamentalista basada en los principios en que se apoyaba el modelo tradicional de la familia, en el conocimiento y comprensión de la realidad cambiante de la familia actual y de su paradigma ideal, para captar el sentido de la transformación iniciada principalmente por las clases medias. Entre algunos de los autores que han trabajado en ello mencionamos a: en España: Del Campo (1991, 1995); en Alemania: König (1981) y Beck-Gernsheim (2003); en Estados Unidos (entre una multitud): Rogers (1980); en Inglaterra: Laing (1988), Lomas, Winnicicot, Rapoport et al (1983); al nivel internacional: Hinojal y Goode (1973); en México: Leñero (2000a). 43

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Identificación tipológica de las Familias según su ubicación en el Contexto Social

parece ser de tipo psicológico-afectivo-volitivo. Sin embargo, esta crisis obedece a condiciones sociales y a factores estructurales que van más allá -en su causalidad intrínseca- de las diversas formas de manejar psíquica y volitivamente el subconsciente y el consciente personal, los conflictos entre la pareja marital, así como las relaciones afectivas entre padres e hijos, o de los hermanos entre sí.

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d) Tipo de familias “acomodadas”. Finalmente aparece el tipo de familias de la “alta burguesía”. Calculamos en este conjunto de cerca de un millón y medio –al terminar el siglo XX-- sólo un poco más de la décima parte del total de las familias. Podríamos hablar de un 3% a un 5%, en su nivel elitario más alto, y de alrededor a un 6% en su grupo más amplio. Es decir, entre un 13 y un 15% del total de las familias mexicanas. En suma, aproximadamente un millón y trescientas mil hogares familiares acomodados, que viven más bien en las grandes ciudades o en las ciudades medias, pero con propiedades en diversas zonas y localidades, incluso ranchos y residencias rústicas rurales. Pero no suelen integrarse a la vida comunitaria, de sus colonias residenciales porque su seguridad les ha llevado a construir barreras de separación de todas las familias que no tienen su mismo nivel; en cambio, concurren a clubes “exclusivos” y forman círculos sociales cerrados y excluyentes.

familias “ricas”, han podido alargar su etapa juvenil, sin incorporarse a la vida de trabajo mucho más que las otras familias menos acomodadas, proletarias y pobres, retardando más su matrimonio que los otros jóvenes. Supuestamente van a la escuela y universidades durante más años que los hijos de otros niveles económicos, pero sobre todo se divierten y se pasean dentro y fuera del país más que todos los demás jóvenes de familias menos acomodadas. Tienen facilidades para concurrir a fiestas, parrandas y juegos no populares, en más alto porcentaje que los jóvenes de otros estratos; practican mayormente las relaciones sexuales premaritales, sin mayores compromisos, con chicas o chicos de otros niveles socioeconómicos; disponen de automóviles y aparatos de todo tipo, incluyendo avionetas, y muchos de ellos tienen excesos de dispendios y lujos, alcohol e incluso drogas, que los puede hacer adictos, sobre todo cuando se sienten alejados de sus padres, y pueden disponer de su libertad sin mayores controles morales, sociales y familiares. Los estudios terapéuticos dan frecuentemente cuenta de estos antecedentes en población adulta que ha pertenecido a estos tipos de familia, con problemas de integración real, aunque en apariencia lo disimulen. Se convierten primeramente en júniores, y después, en herederos de los patrimonios familiares, de sus vínculos y reconocimientos. La mayoría aprovecha su posición familiar y de relación social, para desarrollar su relevancia personal y la de sus propias familias, con todo y la práctica de un nepotismo que se reproduce en la trayectoria de la familia de sus padres y antepasados.

Estas familias han adoptado muchos de los rasgos del modelo de familia propio de las clases medias, pero para un sector de estas familias “ricas” su adopción ha sido formalmente asumida, pues sus mismos intereses socioeconómicos y políticos han mantenido, en el fondo, muchos de los principios de vinculación consanguínea y derivados de las concertaciones matrimoniales de conveniencia, proveniente de sus antepasados, en los que se ha basado su status “superior” actual. En cambio otro sector de ellos (los llamados “nuevos ricos” conservan ciertos rasgos psico-culturales de su origen de clase, aunque busquen adoptar poses de familias “pseudoaristocráticas” que resultan muchas veces de mal gusto o de falsa apariencia caricaturesca. Muchas de ellas han logrado hacer fortunas en negocios no muy claros, o por circunstancias de oportunidad aprovechada; otros han ascendido mediante la política, la dirigencia social, el prestigio profesional, el manejo caciquil, el papel relevante en corporaciones, sociedades, el liderazgo en organizaciones gremiales o sindicales, o bien en los círculos de poder, de partido y de gobierno, tanto en el ámbito nacional como en el internacional.

En la mayor parte de los casos, a las familias altamente “acomodadas” les interesa mantener su elevado nivel de vida y la organización de sus unidades nucleares mantienen vinculaciones y dependencias con la parentela que les conviene, y con la red de amistades y círculo social proveniente de sus familias de origen. El patrimonio familiar es una cuestión clave para ellas: la propiedad de los bienes inmuebles, y la tenencia de capitales financieros, de acciones y propiedades en los negocios compartidos y heredados y competidos entre hermanos de sangre y de afinidad derivada de las uniones matrimoniales. Por eso frecuentemente la cuestión patrimonial no deja de ser problemática y fuente de conflictos intrafamiliares.

En general, las historias de vida elaboradas en varios estudios constatan que los hijos de estas 72

Identificación tipológica de las Familias según su ubicación en el Contexto Social

La concertación o inducción del matrimonio de los hijos, realizado todavía por los padres con patrimonio suficiente para ejercer un patriarcalismo sui generis continúa en buena parte de familias de nivel muy acomodado, más que en los otros tipos de familia de las otras capas sociales. Sin embargo la antigua tradición de las alianzas con las familias adecuadas, ahora parece encontrar, casi siempre, escollos debidos a la libertad asumida por los hijos de uno y otro sexo. Los criterios para el reparto de la herencia puede seguir dos caminos: uno, el del antiguo mayorazgo, o de la concentración del legado en uno de los hijos, para no perder la secuencia del patrimonio familiar intergeneracional. Pero evidentemente, genera problemas entre hermanos-as y cuñados-as, a veces con rupturas totales. En ocasiones esta preferencialidad recae, siguiendo una costumbre ancestral, en el hijo o hija menor (“el chocoyote”), que frecuentemente acompaña, en el mismo hogar de ellos, a los padres hasta los últimos años de su vida.

De todas maneras, podemos hipotetizar a partir de los estudios sobre las familias de nivel elitario que no deja de manifestarse a través de los lazos de consanguinidad, reconocidos entre parientes más o menos cercanos, el sentido en el que vuelve aparecer “la familia grande” como eje de la secuencia intergeneracional de cuatro generaciones sucesivas que se reproducen para mantener los privilegios de su posición, contrastante con las otras familias no tan acomodadas. Y esto genera una doble tendencia: conservadora en la búsqueda de mantener su posición elitaria en una sociedad altamente desigual, y su recurso a una modernidad (pero no a una posmodernidad incierta) y a una liberalidad que les permita a sus miembros concurrir a la competencia con las ventajas de su posición privilegiada en un país con mayoría de familias pobres. La escuela privada y de excelencia (dentro y fuera del país) figura como uno de sus recursos estratégicos, pero el otro, además de su misma riqueza económica, es su círculo de relaciones sociales en donde se privilegian las alianzas de poder.45

La práctica de una moral y religiosidad, en estas familias acomodadas, se ha visto modificada con los procesos de secularización de la vida familiar. En todo caso, suele desdoblarse en conductas aparentes o simbólicas al interior o exterior de la familia y de su parentela, y las acciones reales asumidas en su privacidad e intimidad personal, con signos altamente liberales. Las referencias simbólicas de lo religioso son asumidos como signos de sacralidad familística, pero frecuentemente no son realmente asumidos, menos aún en las nuevas generaciones desde las últimas décadas del siglo XX. Por ello esta frontera entre lo reconocido ante los demás y lo practicado en lo personal suele dar lugar, cada vez más, a una desregulación de las relaciones familiares elitarias, propia de las “familias bien”, para dar lugar a un hedonismo y a un materialismo como búsqueda de satisfacciones y de placeres, frecuentemente frustrados. Las mismas telenovelas han plasmado melodramáticamente esta tensión: “los ricos también lloran”...

45

Por lo todo lo anterior podemos decir que las familias elitarias representan a un mundo totalmente contrastante con el resto. Constataciones repetidas en las investigaciones empíricas realizadas al propósito de distinguir tipos de familia según niveles, nos llevan a afirmar hipotéticamente que estas familias ricas desconocen casi siempre el sentir y la verdadera situación e idiosincrasia de las familias pobres y miserables, a las que explotan de una u otra manera. Es difícil que haya en ellas una comprensión verdadera del diverso sentido de la vida y su problemática, en las otras familias no ricas. De ahí la tendencia, en el mejor de los casos, de paternalizarlas, hacer filantropía sin un sentido realmente comprometido con ellas, respetando su propia idiosincrasia. Las suelen juzgar y dictaminar desde la propia posición “elevada”, e incluso pretenden --incluidos los profesionales especialistas de alto nivel, provenientes de estas familias--, señalarles cómo tendrían que resolver sus problemas, de acuerdo a un deber ser o a un conocimiento puramente

El análisis, poco frecuente de las familias acomodadas, hecho por Larissa A. Lomnitz y Marisol Pérez Lizaur de las familias elitarias es muy significativo para caracterizarlas mediante los estudios profundos de casos. Consúltese a Cuéllar (1996b), Lomnitz y Pérez L (1986 y 1987), Lomnitz (1990) . Véanse los datos comparados, de encuestas sociológicas, entre familias de clase acomodada con los de otras familias, en reportes de investigaciónes del IMES, Centro de Documentación: Proy. Nº 29 (1967), 170 (1981); 172 (1981); 239 (1993); 244 (1992); 250 (1994).

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racionalizado, visto desde su propia perspectiva privilegiada y de poder, que ve a los demás como sus subalternos.46 El mismo sistema institucional público y civil, opera en forma diferenciado para las familias ricas que para las pobres. Todas las manifestaciones familiares adquieren un diverso sentido en la obligatoriedad de las pautas de conducta. Se consideran más licencias y justificaciones de los incumplimientos entre las familias de los ricos, se consideran más justificados ante Dios los que ya tienen privilegios en esta vida que los que no cuentan con recursos ni cuentan con muchas alternativas. Van a comulgar más y a confesarse menos en la práctica litúrgica los ricos que los pobres, aquellos se consideran así mismos menos pecadores que éstos últimos. Precisamente al contrario de lo que declaran los escritos evangélicos. Los fenómenos familiares adquieren un sentido propio diferente en la vida familiar opulenta: la paternidad y la maternidad, la parentela, la conyugabilidad, la infidelidad matrimonial, la filiación, la fraternidad, el abueleaje y la lealtad a los suyos, la conciencia del linaje, el divorcio, el aborto, la reproducción, el nacimiento, la enfermedad y la muerte. Concluimos este apartado de tipología familiar según su posición socioeconómica, reafirmando que la comprensión y análisis de la vida familiar existente en México, implica, necesariamente, en esta visión tipológica, un mayor estudio comparado y un intercambio mayor de las vivencias y experiencias vitales, en su sentido más profundo. Y esto no puede lograrse sino en un contexto de pluralidad democratizante y cultural, en donde los modelos familiares no sean, ni uniformes, ni pretextos para una imposición social de unos pocos, frente a la mayoría. Pero esto tiene que estar basado en un conocimiento y comprensión mayor de los contrastes entre los diversos tipos de unidades familiares, propósito inicial de este prediagnóstico hipotético.

46

Véase el análisis de esta perspectiva propia de la visión de los no pobres contrastada con la de los rico en el estudio de Leñero (1995), y .

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CAPÍTULO 3 Tipología de la composición del grupo familiar en los hogares según su tamaño, sexo y edades de sus miembros, y según su formalización institucional y su ciclo vital 3.1 Tipología de las familias según el tamaño del grupo doméstico

hogareña. El tamaño medio de los hogares continuó un descenso registrado a partir de los años setenta: de 5.3 miembros por hogar en 1970 pasó a 4.9 en 1990 y a 4.3 en el 2000. En la actualidad, cuatro de cada diez hogares tienen entre tres y cuatro integrantes; en promedio, los hogares tienen 2.9 personas en edades productivas (de 12 a 64 años), 1.2 menores de 12 años y 0.21 mayores de 65 años. La presencia de personas de 56 años y más, constituye 4.9 del tamaño promedio del hogar”.

La referencia a esta cuestión ha sido analizada y medida demográficamente a partir de la identificación residencial de los hogares familiares como unidades domésticas (personas que viven bajo el mismo techo). Pero desde la concepción de la familia como grupo constituido por personas que tienen entre sí lazos de consanguinidad y lazos de unión marital, independientemente que vivan en una misma residencia, o no, la medición numérica de dicho grupo se hace más difícil, por lo que generalmente los estudiosos no tratan la cuestión desde un tamaño numérico, sino sólo desde una consideración de participación de parientes.

Los datos de las encuestas dan un tamaño medio un poco mayor: en la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares ENIGH 96, se registran 4.5 miembros por hogar, 48 difícilmente de menor tamaño en los años subsiguientes tomando en cuenta el aumento de las familias “extendidas” o de las que tienen hijos jóvenes, pues aparece un promedio mayor de tres personas mayores de 12 años. Igualmente en la Encuesta IMES-DIF de 1994 en el Distrito Federal, aparece una media aún mayor (dada la concentración de los familiares por el costo de vida de cada hogar, comenzando por la vivienda): de 5.6 miembros por hogar.

a) En relación a la conformación de los hogares en cuando al tamaño de su unidad doméstica, podemos hablar de una tipología simple: Hogares “pequeños” constituidos por menos de cuatro personas, hogares medios entre cuatro y menos de seis, y hogares grandes, con seis o más.

Ciertamente el tamaño de los hogares se ha visto reducido por la contracción de la fecundidad. Actualmente, el número de hijos es significativamente menor: de más de seis hijos por mujer, en 1960 se ha pasado a 3.4 en 1990 y hasta 2.7 según estimaciones basadas en la Encuesta Nacional de Dinámica Demográfica, ENADID de 1996. Pero la diferencia del tamaño familiar varía según la capa social a la que pertenecen las familias. En el nivel de marginalidad encontramos el mayor tamaño familiar

María de la Paz López B., especialista en el estudio demográfico de los hogares, basada en datos censales, escribe el siguiente texto que transcribimos textualmente:47 “Las estadísticas censales, vistas en el tiempo, ponen de manifiesto algunas de las variaciones relativas en la estructura, tamaño y composición 47 48

López B., María de la Paz en Demos, carta demográfica sobre México (2000), pp. 33. Paz Gómez (2000), pp. 12.

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cia viven en el mismo hogar, pero mantienen vinculaciones en mayor o en menor grado. El grupo familiar verdadero no es puramente adscriptivo por la referencia consanguínea y matrimonial. Depende de cuál es su real interconexión grupal y su grado de involucración cotidiana, periódica, eventual o nula, y en qué momentos o problemáticas interviene; quiénes lo hacen y hasta qué punto el núcleo doméstico de referencia se muestra dependiente, independiente, aceptante o no de dicha intervención. De hecho, en el modelo de familia nuclear conyugal, se espera que la autonomía del núcleo doméstico esté garantizada, pero los múltiples estudios al respecto de la parentela nos confirman que el núcleo conyugal siempre está sujeto a la interrelación parental y fraternal. Para bien y para mal. Como generador de apoyo y/o de conflictos. En mayor o en menor medida. En una circunstancia especial, o en muchas y constantes.

(hasta 6.1 en el DF, en 1994), baja en el nivel proletario pero más aún en las familias de clase media y acomodada.49 De cualquier manera, para un propósito analítico subsiguiente, convendrá plantearse la hipótesis relativa a sí el tamaño más reducido del hogar familiar está asociado a un mayor bienestar de la familia. ¿La familia pequeña, vive mejor? como rezaba el dicho de la propaganda hecho a los inicios de los programas de planificación familiar. En qué sentido sí y en qué sentido no. ¿La nuclearización y reducción de una unidad familiar pequeña autónoma facilita su economía, su mejor convivencia, la educación de los hijos en menor número, el trabajo extradoméstico de las mismas mujeres, la atención a la salud y al cuidado de sus miembros, sobre todo en caso de la crianza de los pequeños, de la enfermedad y discapacidad de unos y otros? La hipótesis puede plantearse en términos positivos o negativos, de acuerdo a otras circunstancias que intervienen tales como el aislamiento, o no, de la familia respecto a sus parientes, vecinos, amigos, o del apoyo institucional mediante sus programas públicos y privados de servicio y asistencia. Queda pues, al respecto, una interrogante para su análisis y diagnóstico.

La ingerencia de la parentela en las unidades familiares en México, no deja de ser importante, a pesar del modelo de familia nuclear-conyugal. Esta referencia no sólo aparece en países del llamado tercer mundo como México. Ocurre en todos los países en donde se han realizado investigaciones que han ido más allá de la concepción reductiva que identifica a la familia como una unidad nuclear formada por padres e hijos solteros que viven en un hogar físico determinado. El equívoco derivado de la concepción liberal y de la teoría desarrollada por múltiples sociólogos de los países nórdicos50 es desmentido por muchos otros estudiosos realizados desde una multitud de países que reconocen la importancia del grupo familiar que opera más allá del mismo hogar y más allá de una supuesta conformación cerrada de la familia nuclear51.

b) El tamaño del grupo de parentesco que constituye a la familia como unidad operante. Es así que la parentela puede ser reconocida formalmente, pero verla como un actor social externo a la familia puramente nuclear-conyugal. La realidad es otra. La familia necesariamente tiene que identificarse a partir del desarrollo de tres generaciones y de dos líneas de descendencia, cuando menos. Y por supuesto no necesariamente todos los involucrados en el grupo familiar de referen-

49

Véase reporte de investigación IMES sobre la Familia en Cd. de México, Nº 250, 1994. Nos referimos en especial a dos sociólogos –entre muchos seguidores-- de la corriente estructural funcionalista que han planteado la tesis de que es la familia nuclear-conyugal identificada en su unidad de residencia con sentido de autonomía, la que responde funcionalmente a una sociedad industrial y moderna: Parsons (1966, 1980a) y Goode (1965), éste último después de realizar una investigación alrededor del mundo. 51 Podemos remitir a diversos estudios al respecto. Mencionamos primeramente, al nivel internacional, el libro colectivo denominado Beyon the nuclear Family Model (Leñero, ed. 1977) de la Asociación Internacional de Sociología, en donde importantes investigadores de la familia hacen la crítica y evidencias con sus estudios de la existencia operante de la familia como grupo de parentesco amplia, más allá del mito de la familia vista sólo como unidad nuclear en referencia al hogar: en Polonia (Turowski), en Filipinas (Liu), en la India (Khatri), en Japón (Yamane); también otros autores han trabajado en ello. Sociólogos: Michel (1974), Bell (1980), Litwak y Szelenyi), Adams (1980), Turner (1980), Bell (1980); una mayoría de los antropólogos: desde Morgan, Radcliffe-Brown, Murdok, Fortes y Levy-Strauss (1985), Fox (1972); en México, López, Salles y Tuirán hablan de esas dos concepciones: familia, unidad social, basada en el parentesco y hogar, unidad residencial, (2001, pp.638-640). 50

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Tipología de la composición del grupo familiar en los hogares según su tamaño, sexo y edades de sus miembros, y según su formalización institucional y su ciclo vital

En México, las familias tanto pobres como ricas siguen teniendo una referencia real con la parentela. Más de la mitad de sus miembros reconocen que viven o están en contacto diario o semanal con padres, hermanos, hijos. La parentela sigue desempeñando, en diversos niveles, funciones claves de vida familiar relacionadas con toda la dinámica familiar, e involucra no sólo a los padres e hijos sino también a los hermanos, cuñados, abuelos, tíos, primos, sobrinos, nietos: Desde la identidad propia vinculada a ellos, hasta la presencia real y simbólica en las uniones maritales de hijos y hermanos, primos y demás pariente; desde los nacimientos de los nuevos descendientes que involucran a unos y a otros, hasta los apoyos económicos entre ellos, principalmente en las familias pobres: desde el trabajo cooperante, hasta los ingresos compartidos entre sus miembros; desde la mesa compartida, hasta las enfermedades y las discapacidades de miembros de las familias; desde las muertes y penas dolorosas, hasta las alegrías y los festejos; desde los duelos y momentos críticos y de dudas, hasta los consejos y confidencias; desde los cuidados a los niños hasta las atenciones a los de mayor edad; desde las aventuras hasta las previsiones.

comunicación y apoyo real. En extensión y en intensidad. Y esto resulta clave para las intervenciones sociales en casos críticos en los que se tiene que calibrar cuáles son los recursos de una familia completa, y no sólo los de sus padres y hermanos de un miembro afectado. Pero faltan estudios al respecto necesarios en el diseño de estrategias de intervención social. Por otra parte, hay estudios de genealogías, más allá de los análisis demográficos, que identifican las líneas de descendencia y de uniones maritales vinculadas a ellas, en múltiples generaciones. Los estudios de antropología genealógica han podido esbozar el estudio de los linajes e incluso de los perfiles en las conformaciones étnicas a través de las generaciones. Diversos historiadores han desarrollado estudios genealógicos de familias de la nobleza y de las dinastías notables de reyes o aristócratas.52 Pero para el estudio de las familias actuales vistas en su conjunto, se podrán establecer indicadores de vinculación y apoyo dado y recibido por los miembros de la parentela más cercana, de hecho, más que el registro de relación puramente de carácter biológico o formal con el jefe de familia, como aparecen en el censo. Medirlos según puntos de referencia: Análisis de la economía cotidiana: mesa compartida, patrimonio compartido, apoyos en situaciones difíciles, tanto económicas como morales; cuidado de los niños, cuidado en las enfermedades y discapacidades, etc. Por ejemplo, sin la fuerza de la relación de parentesco no se podría entender la dinámica de la migración (parientes que se adelantan, llaman, ofrecen apoyo para que emigren hermanos, sobrinos, primos, a quienes reciben en su casa). Tampoco se podría comprender el fenómeno de las remesas enviadas por migrantes en el país vecino, a sus parientes cercanos en su lugar de origen : padres, hermanos, tíos, abuelos, hijos y nietos. Remesas que tienen, ahora, un papel primordial en la economía nacional pues constituyen el segundo rubro de la entrada de divisas a México.

Pero los lazos de parentesco son más difíciles de identificar en su operatividad como unidad familiar, y en su implicación positiva o negativa. Una encuesta nacional de Dinámica Familiar tendría que diseñar indicadores explícitos al respecto para poder hacer las correlaciones adecuadas. En primer lugar habría que incluir el estudio de los lazos propiamente consanguíneos y los maritales de la pareja central de referencia, pero además, todos los vínculos del parentesco que se dan en el hilo de las generaciones diversas. Además de la relación entre padres con sus hijos casados y con su familia de procreación: yernos y nueras; también considerar a las interrelaciones con los suegros, con los hermanos y con los cuñados, sus hijos, los esposos de sus hijos y los parientes de ellos. En el estudio del grupo familiar habría que tener diversos indicadores de su grado de inter-

52

Véanse los estudios genealógicos de la historiadora Ladd sobre la nobleza mexicana. Véase, entre otros, un estudio reciente sobre una familia mexicana en nueve generaciones: Agraz, Leñero E. Miranda, y Leñero L.(coord.). Otros más son los múltiples estudios de caso sobre historias familiares y de recostrucción biográfica, los cuales han servido para conocer procesos de involucración y cambio intergeneracional. Véase Pozas (1984) y Lewuis (1964), y entre muchos otros, los de: Elu (1993), Elu y Leñero (1992), Di Marco (1998).

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3.2 Tipología según el sexo predominante en las unidades familiares

Un diagnóstico familiar tendrá que identificar el tipo de familia según la conformación y práctica de una equidad o inequidad de género partiendo de la pareja central (esposos, compañeros, marido y mujer, u otra pareja análoga) en un hogar en donde predominen o no las mujeres, pero que se conozcan las modalidades de interrelación y autoridad. Tipo de familia según las actitudes y prácticas “machistas” o “hembristas”, de discriminación sexual o de igualitarismo espontáneo, se aprenden fundamentalmente en el interior de la familia, donde se encuentran internalizadas esas subculturas. Y al respecto son actualmente muchos los estudios que se realizan para hacer la identificación final del grupo familiar.

Podemos distinguir a las familias por el sexo de sus miembros. Puede haber familias donde predominan los hombres o las mujeres. El tono y forma de las relaciones familiares son diferentes, de acuerdo a que la familia tenga una composición específica de personas de diverso sexo, predominante de uno u otro. Es altamente significativo si todos los hijos llegan a tener un mismo sexo o se conjugan ambos sexos de manera pareja o con cierta desigualdad. Si están presentes el padre y la madre o sólo uno de ambos, él o ella. El tono del ambiente familiar va a ser diferente, y la socialización de sus miembros también. Pero la existencia misma de hombres y mujeres adquiere significación de acuerdo a la concepción de género internalizada en la familia. Lo que puede significar para el grupo familiar (derivado ciertamente de la cultura colectiva) ser hombre o ser mujer. Los papeles que se les atribuye a uno y otro en la vida familiar y extrafamiliar. La manera como están delineadas las pautas relativas a lo que deben ser sus funciones y sus tareas.

De acuerdo a la información obtenida en los estudios al respecto parece ser que la tendencia igualitaria es poco a poco más creciente, pero mientras el marido se asuma como jefe autocrático de la familia por el hecho de ser hombre, frente a su propia pareja y sobre todo frente a sus hijas, y mientras los hermanos vean a sus hermanas y a su madre misma, como personas a su servicio, la igualdad femenina respecto a la masculina no podrá ser superada. Esto repercutirá en el matrimonio, en la oficina y en los centros de trabajo, en la escuela y en todas las formas de relación humana y colectiva. Una multiplicidad de estudios dan información de la situación actual y de su transformación en las últimas décadas en nuestro país. Los comentaremos más adelante en el tema correspondiente de la dinámica familiar.53

Puede decirse que en la familia aparecen y se conjuntan dos subculturas, de acuerdo a esa concepción internalizada. Es decir, puede predominar una manera distinta de valorar las cosas; de funcionar las normas; de juzgar y actuar. Pero todo ello depende mucho del peso cualitativo y de responsabilización de la autoridad real dentro del hogar, no sólo de la jefatura formal de la familia, sino la capacidad para tomar decisiones cotidianas y fundamentales dentro de la unidad doméstica. Y esto tendrá que analizarse como parte fundamental de la dinámica familiar para de ahí concluir el tipo de la familia, conformado según la composición cualitativa del sexo y género de sus miembros, comenzando por la pareja marital principal.

53

Sin embargo, no encontramos un análisis relativo a saber cómo operan las familias compuestas con mayoría femenina o masculina, dentro del hogar. Quizá contamos con información proveniente de encuestas y de estudios de casos familiares. Pero faltaría hacer un análisis específico de la correlación entre la composición de los hogares según el

En la imposibilidad de hacer una referencia a la interminable lista de estudios sobre la perspectiva de género en la dinámica familiar, a la que aludiremos en apartados siguientes, mencionamos aquí al conjunto de trabajos sobre familias y relaciones de género coordinado por Schmukler (1998), particularmente el análisis de De Oliveira, sobre la situación mexicana, que aparece en el mismo libro, pp. 23-52.

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Tipología de la composición del grupo familiar en los hogares según su tamaño, sexo y edades de sus miembros, y según su formalización institucional y su ciclo vital

sexo de sus integrantes, sus edades y su posición dentro de la unidad familiar, vinculado con las conductas en la dinámica familiar.54

54

Algunos acercamientos a este análisis de composición del hogar según el sexo de sus componentes y su correlación con conductas diversas, los podemos encontrar en: el programa de Investigación Cooperativa intercentros, desarrollado por CICRED internacional en torno a la llamada Demografía de la Familia: CICRED-París (1984); también en la reunión Nacional sobre Fecundidad y Familia, reunión organizada por el CONAPO en México, diez años desués de la Conferencia Mundial de Población; ahí se trato la cuestión en la ponencia de Leñero sobre “La Familia como Unidad Sociodemográfica y como sujeto de las Políticas de Población (1984), pp.155-190; otros acercamientos de la cuestión han sido hos estudios de María de la Paz López sobre la composición de los hogares mexicanos (1994, 1996, 1998, 2000, 2001), los de Vania Salles (1994, 1998, 2001) y los de Rodolfo Tuirán, tambien sobre la composición demográfica de los hogares mexicanos: (1992, 1993a, 1993c); sobre la composición sociodemográfica de los hogares mexicanos. Pero ; igualmente hay acercamiento al tema en algunos estudios sobre la pareja marital, incluido el matrimonio común , la unión homosexual y las comunas. Véanse: Ariès, Béjin, Foucault et al, en Sexualidades Occidentales (1987); y en Hinojal y Goode: “Comuna y matrimonio en grupo” (1973), pp.120-132; el estudio histórico sobre la niñez realizado por Ariès (1962) es muy ilustrativo de las variantes habidas en esta cuestión del trato de los padres con los hijos. Otras obras colectivas que tratan sobre las implicaciones de la composición familiar y el trato diversos que pueden recibir los niños y los adolescentes en ella son: los estudios compiladopor Dulanto (2000) en la sección Familia y adolescentes, los integrados en la obra de Maher (1988) sobre El abuso contra los niños, y otros más al respecto.

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Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

3.3 Tipos de familias según la edad de sus componentes y distancias generacionales

y medio entre las parejas conyugales entrevistadas en todo el país; en cambio, en 1994, en la Encuesta de Familia en el D.F. la diferencia fue de 1.9 años.55 En el Censo Nacional de 1990, la diferencia de edad de los esposos fue registrada precisamente de dos años entre marido y mujer. Esto quiere decir que al acortarse esta diferencia entre el hombre y la mujer, se registra una tendencia a la igualación de las capacidades y experiencias de las mujeres frente a los hombres. Esto se refuerza ciertamente cuando la mujer alcanza un nivel de escolaridad igual o mayor que el hombre con quien se une maritalmente. Evidentemente esto tiene que producir un cambio en los efectos sobre la equidad del poder familiar, pero también en un aumento de posible inseguridad mayor del varón frente a su compañera, alimento del mismo machismo tradicional en México. Queda como interrogante hipotética por analizar en relación a la diferencia en las edades de las parejas.

Un segundo aspecto diversificante de la polaridad interrelacional es la generacional, principalmente en lo que se refiere al contraste entre las edades de adultos con la generación joven e infantil. Pero también entre la diferencia existente entre hermanos y entre los miembros de la pareja central. La familia establece en forma un tanto espontánea y natural una jerarquización entre las personas según su edad, pero ésta puede variar según el tipo de familia. Las relaciones que se establecen entre adultos y niños, entre adultos o entre niños de edades diferentes, tienen en la familia tradicional y en la familia moderna modalidades diversas. En la concepción tradicional, la edad significa en general, un mayor status. La modernidad, en cambio, relativiza más el hecho etario, dándole mayor importancia a las capacidades reales de los individuos, independientemente de su edad y de su experiencia llana. Las formas de llevar a cabo dichas prefiguraciones representan patrones de conducta que se reflejan después en las relaciones sociales externas. Entre estas modalidades están las propias de los modelos autoritarios, paternalistas, igualitarios o individualistas a las que aludiremos en el apartado correspondiente a la dinámica familiar relativa a la autoridad.

Las otras diferencias de edades dentro del núcleo familiar se refiere a la distancia entre padres e hijos. Hemos podido calcular una distancia media entre el padre y el hijo mayor entre 24 y 27 años, mientras que entre la madre y el hijo mayor, alrededor de unos 22 a 25 años. Pero lógicamente la distancia aumenta cuando se trata del hijo menor. La diferencia media de edad encontrada entre padre e hijo en la ciudad de México en 1993 fue de 28 años: 30 entre el padre e hijos y 27 entre madre e hijos. Pero puede ser un poco mayor si se incluye en la muestra a padres de mayor edad de 65 años, que tuvieron un mayor número de hijos que los padres de la siguiente generación. En todos los casos significa una diferencia generacional de más de un cuarto de siglo. Incluso tomando en cuenta la reducción de la fecundidad, porque se calcula un pequeño aumento del intervalo pregenésico inicial. En ese lapso intergeneracional los cambios que ocurren en la sociedad son notables y separan cada vez más al horizonte cultural y social, económico y político de una y otra generación biológica. El retraso de la edad a la primera unión haría todavía más marcada esta diferen-

Pero hay varios hechos de medición demográfica, analizados por los estudiosos a los que vamos a referirnos en cuanto a una tipología de los grupos familiares al interior de los hogares: a’) La diferencia de edad entre los padres entre sí; b’) La diferencia entre la edad de padres e hijos; y c’) La diferencia en la edad del hijo mayor y del menor. Las diferencias de edad entre los esposos o parejas maritales se ha visto modificada. Podemos apuntar que en 1967 la Encuesta Nacional de la Familia IMES dió una diferencia de 4 años

55

Puede consultarse en banco de datos del IMES, Proy.250, 1994.

80

Tipología de la composición del grupo familiar en los hogares según su tamaño, sexo y edades de sus miembros, y según su formalización institucional y su ciclo vital

En toda esta perspectiva de edades podemos derivar, para el estudio de la dinámica familiar, la existencia de una tipología plural de familias: las que tienen entre sí mayor, menor o igual edad entre esposos-padres; las que tienen mayor, menor o mínima distancia de edades entre padres e hijos (y de actitud comprensiva: padres con espíritu joven y abierto al mundo nuevo de los hijos, y padres con espíritu más cerca de lo senil, que ni entiende ni se asombra con las aventuras y logros de sus hijos); las que tienen mayor, media o mínima distancia etaria entre los hijos-hermanos (pero sobretodo que dé lugar a una vinculación mayor o menor, a una cercanía de intercambio mayor o menor, de apoyo, de comprensión y solidaridad, o de rivalidad fraternal). Y esto tiene una implicación de perspectiva interdisciplinaria, pues la edad no sólo es una cuestión de años, sino de espacio psíquico que permite o dificulta la interacción familiar.56

cia. Por ello, la hipótesis de un encauzamiento de las nuevas generaciones, en apoyo a la secuencia entre padres e hijos sería contar con intermediarios intergeneracionales, como podían ser, en muchos casos el hermano mayor frente a sus hermanos menores, después de una procreación abundante de los padres. Pero ahora esta diferencia de edad entre el hermano mayor y el menor tiene a disminuir notablemente con la reducción de la fecundidad materna. Otros personajes cercanos situados entre las dos generaciones han podido ser, por ejemplo tíos y primos cercanos a los niños y jóvenes, con edad intermedia, que pueden comprender a los unos y a los otros, pero también estos actores sociales son cada vez más reducidos, tanto en número como en cercanía e influencia. El otro personaje clave en este papel mediador es el maestro, pero requiere de un carisma que rara vez lo está teniendo en la actualidad, y por otra parte, tener una cercanía con los padres y la familia de los muchachos. Y constatamos en los estudios de campo que este sucede rara vez, sobre todo al nivel de la adolescencia de los hijos. Hay por lo tanto aquí, nuevamente, una interrogante sin una clara perspectiva de mediación personal, que la televisión o el grupo de amigos, ciertamente no tiene por lo general. Finalmente, la distancia de edades entre los disminuidos hermanos proyectados para el nuevo siglo, puede considerarse que ya es menor porque el número de hermanos (uno o dos, cuando más), aparecidos estratégicamente en un lapso más corto de la etapa reproductiva de los padres, salvo cuando los hijos de un segundo matrimonio o unión marital aparecen en las llamadas familias reconstruidas. Pero esos “medios hermanos” tienen ya un sentido diferente de fraternidad, en muchas de esas familias. El hecho es que hay un cambio en el fenómeno de fratría vinculante entre los hermanos de ahora; cuando no desaparece totalmente —en el caso del hijo único—pierde gran parte del sentido, para bien y para mal, que tenía cuando se trataba de familias numerosas.

56

Para un seguimiento a esta perspectiva en la elaboración tipológica de las familias, vale la pena asomarse a las historias de vida y a los estudios de caso donde aparecen las diversas dimensiones de los personajes claves de apoyo, y el significado de sus presencias etarias, mediadoras en las relaciones paterno filiales, en un sentido positivo o negativo.

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Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

3.4 Tipos de familias según el ciclo vital del núcleo central constituyente

Los datos aportados por una encuesta específica, representativa del conjunto de familias existentes al momento de recabación de la información nos han dado en 1993, en la ciudad de México las siguientes dimensiones proporcionales:57

Cuando hablamos de una tipología de diferenciación familiar referida a un momento dado en el que se observa el conjunto de familias, tenemos que hacer necesariamente otra importante distinción, según se trate de familias de incipiente formación o en etapa avanzada de desarrollo. La vida familiar varía de acuerdo al ciclo del desarrollo vital humano. Sus problemas se van prestando de manera diversa según la “edad familiar”; también las expectativas de sus miembros frente a la vida familiar; así como las funciones sociales que ella realiza.

• Familias de etapa reconstruida en sus diversas fases: Hay dificultad para saberlo en encuestas (pues la historia familiar anterior queda borrada y en todo caso, mezclada en dos series de ciclo familiar combinadas entre sí, pero pueden estudiarse en análisis de casos en profundidad). Todo ello obedece a los ciclos vitales propios de la familia, en los cuales, siguiendo la

Cuadro 2-4 Familias según sus ciclos vitales Encuesta Nac.

Encuesta DF

IMES 67

IMES 93

20%

19%

43%

38%

21%

23%

16%

20%

a) Familias de inicial formación 0-4 años de unión marital b) Familias de etapa educativa de hijos menores 5-14 años de unión marital c) Familias de etapa avanzada con hijos 15-24 años de unión marital d) Familias de etapa posterior a la salida de hijos 25 y más años de unión marital

57

Véase Centro Docum IMES, Inv.Nac.Fam.Mexico, Proy Nº 29 (1967) Ref. Leñero (1968), y la Inv. Fam y niños D.F., Proy.1993. Ref. Leñero (1994b)

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Tipología de la composición del grupo familiar en los hogares según su tamaño, sexo y edades de sus miembros, y según su formalización institucional y su ciclo vital

• Etapa constitutiva de la familia

cronología de la vida, se pueden distinguir tres grandes experiencias familiares: la familia de orientación original; la familia de constitución propia; y la familia residual de disagregación o de asimilación de las personas a otros núcleos familiares.58

a) Período preliminar: La familia no surge en forma puramente ocasional: experimenta una génesis que depende de múltiples factores sociales y psicoculturales. En el modelo de familia conyugal, el proceso está referido a la constitución del matrimonio de manera un tanto voluntaria por parte de sus contrayentes. Sin embargo, la intervención de los padres de ellos se lleva a cabo de diversas maneras de acuerdo a las costumbres vigentes en los distintos ámbitos socioculturales, en un México plural y cambiante. Pero esta unión marital se constituye como la base de la formación de una nueva unidad nuclear que adopta diversas formas de vinculación con las familias de origen de cada uno. Puede seguirse una pauta de vinculación patrilineal o de una matrilineal. Dependerá de la pauta social seguida en el lugar, pero cada vez, ésta se abre a una opción tomada en cada caso, según las ventajas que puede tener el acercamiento a una u otra rama familiar. Cuando el hijo varón trabaja con el padre, en sus tierras o en el mismo taller artesanal u oficio, es muy posible que el acercamiento se haga con dicha familia de origen. Pero cuando el hijo o hija tienen un trabajo independiente, entonces la lógica seguida responde a otras razones de conveniencia según cada caso. Entre estas razones está la de la hija que al convertirse en madre, busca el apoyo de la suya –o el de sus hermanas-- más que el de su suegra. Pero pueden presentarse muchas otras situaciones; por ejemplo, las derivadas de la migración, o las de alguna oportunidad para construir o ubicar su vivienda en la cercanía de quien ofrezca alguna facilidad mayor, sobre todo por conveniencias económicas o por mayor simpatía. Los estudios de casos dan cuenta de toda una variedad de arreglos de vinculación que aparecen en un medio o en otro, sobretodo, cuando viven en una ciudad mayor. En todo caso, el acercamiento puede convertirse en una conviven-

Pero frecuentemente se presenta una variación de las formas en que se da el ciclo familiar: puede suceder, por ejemplo, que en determinados períodos de la vida en familia, ésta se vea extendida temporalmente debido a la agregación de elementos e inclusive de parejas conyugales con hijos, y que después, la dinámica circunstancial lleve a una subsiguiente disgregación de dichos elementos, antes adicionados; o bien, que se produzca la disgregación familiar en períodos diversos, ya sea por matrimonio de los hijos o por separación de las personas aún en etapas anteriores. Tenemos ya muchísimos casos producidos por la emigración en los cuales se presenta la salida del hogar de los jóvenes, antes de casarse. Para simplificar el estudio de la dinámica cíclica del desarrollo familiar vamos a hacer referencia a cuatro grandes etapas subdivididas, vistas a partir de una unidad pareja marital-conyugal central, que presentando su características psicosociales más comunes, de acuerdo a los estudios consultados sobre de dichas etapas.59 Hay que aceptar que estos ciclos, aunque repetidos en la mayoría de casos, van variando en sus modalidades de generación en generación y se diferencias grandemente según la capa social y el lugar de residencia rural o urbana. Más ahora que estamos en una situación de acelerados cambios sociales; estas mutaciones dan lugar a modalidades diversas en cada uno de los ciclos, sobre todo de una generación a otra. Pero los podemos caracterizar convencionalmente de la siguiente manera, de acuerdo a los estudios correspondientes consultados:

58 59

Véase autores que tratan a los ciclos vitales y familiares: Estrada (1982), Erikson (1998), Lidz (1983) entre otros. Referimos a los siguientes autores de estudios al respecto del análisis de los ciclos de vida familiar: Estrada (1982)/, Girard (1974), Ham (1993), Hill & Foote, Aldous, Carlson y MacDonald (1970a), Hill (1970c), Leñero (1978), Ojeda (1989), Goode (1970), Almicar y Torres (1996), Barros, Fox y Mendoca (1998), Becker (1981), Burchinal (1967), Buvinic, Valenzuela, Molina y González (1998), Engle, y Smidt (1998b), Gómez de León (2001b), Burchinal (1967), Gómez de León (2001b), ACPEINAC (1982), Chávez (1987), Dulanto (1990a), Buvinic, Valenzuela, Molina y González (1998), Stern (2001a), Camdessus (1995), Leñero (1993), Leñero (1998b), Montes de Oca (1998), Montes de Oca (1996), Montes de Oca (2001), Palma, J. L.( 2001), Camarena (1991), Elu y Leñero (1992).

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Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

cia en el mismo hogar con una de las familias consanguíneas (como familia extensa o extendida). En estos casos, el proceso de gestación de la nueva subunidad nuclear también tiene, de todas maneras, referencia a la existencia de su propia unión marital, aunque adopte al interior del hogar en donde habitan una dinámica condicionada a la del grupo familiar extenso o extendido del que forman parte.

estables y exitosos, requieren de atenciones especiales para que se conjuguen a favor de la unidad conyugal. En ello entra en juego de manera primordial, el carácter de las personas y su acoplamiento psíquico y amoroso,61 pues aunque los factores sociales externos que no sean favorables, la pareja pueda superar obstáculos y diferencias sociales. Luchar contra ellos puede a veces unir más a la pareja. Muchas historias de vida estudiadas así lo atestiguan.62

Refiriéndonos a la formación de la pareja conyugal o marital es importante estudiar cómo se produce el fenómeno de selección de pareja marital. Esta depende de varios factores claves, tanto sociológicos como psicológicos, y aun cuando la decisión de dos personas para unirse en matrimonio (o su equivalencia institucional) aparezca como algo exclusivamente individual, siempre podemos encontrar factores sociales que los condicionan grandemente, a veces, de manera significativa. Entre esos factores están: a) La residencia en una determinada comunidad con cierto grado de cohesión o de heterogeneidad; b) La pertenencia a una determinada capa social; c) La involucración en un determinado círculo social, igual o diverso de su familia de origen, y; d) Otros elementos circunstanciales mediadores, difíciles de identificar de manera genérica.

El matrimonio institucional en México ha sido monogámico e indisoluble; sin embargo, siempre ha existido desde la época colonial a nuestros días el concubinato como práctica común. La diferencia entre la norma y la conducta real de las personas es altamente sintomática pues los hogares constituidos por las llamadas “casas chicas” y la existencia de los hijos antes calificados de “naturales” o “ilegítimos” podrían considerarse como una práctica polígama bastante frecuente desde la época colonial63. En las últimas décadas el mismo matrimonio legalizado, después de un divorcio, se ha considerado por muchos como una poligamia sucesiva. De cualquier manera, la crisis creciente de la duración de las parejas casadas, no significa que el matrimonio vaya a desaparecer, en los años que se avizoran al inicio del nuevo siglo. Así lo confirman los especialistas.

El matrimonio o unión entre personas de la misma o similar condición social es el más frecuente en nuestro ambiente. Es lo que se llama homogamia60. Se refiere al mismo o similar origen, (país, región o localidad), a la lengua común, a la posición social similar, a la misma o similar cultura o nivel educativo, a la religión compartida, a las creencias, costumbres, del mismo tipo, etc. Todas estas similitudes juegan un papel importante en la identificación y selección de la pareja y en el posible éxito de la cohesión marital posterior. Los matrimonios “mixtos”, sin embargo, aumentan considerablemente en una sociedad plural y abierta. Estos, sin embargo, para que lleguen a ser

En la familia tradicional, especialmente de tipo consanguíneo, la formación matrimonial fue normalmente inducida, sancionada y apoyada por la familia de origen. De alguna manera, la permanencia institucional de la pareja tradicional no se hacía depender tanto del factor amoroso ni del erótico de la misma, sino del control social derivado de una cercanía entre las familias de origen de ambos cónyuges, desde la formación matrimonial realizada con la ingerencia de los padres e incluso de todo el grupo familiar, así como de su círculo social envolvente en una comunidad de gente conocida. Este control social “velaba” por la permanencia formal del

60

Analizan la homogamia estudios de Aries (1987ª), Blood, R & M (1980), Girard (1984), Kerckoff (1980), Leñero (1983b),pp.200-213, Ojeda (1989), Quilodrán (1996), Russell (1973), Rodman (1970), Véanse estudios de Ariès (1987ª), Burchinal (1967), Béjin (1987), Blood R. (1967), Campuzano (1990), Centeno, Barrientos y Juárez (1998), Lepp (1960), Ortega y Gasset (1984), Rogers (1980), Thibault (1972), Trimbos (1968). 62 Véase en Leñero y Zubillaga (1982ª). 63 Véanse los estudios históricos al respecto de la distancia entre las normas y las conductas: Gonzalbo (1998) Sem.Hia de las mentalidades (1982). 61

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matrimonio, aunque siempre pudo ser violado. Ajustarse a dicha continuidad de la pareja matrimonial venía siendo un compromiso necesario ante todos, no sólo ante el cónyuge. Cuando era evidente el rompimiento de los lazos matrimoniales, la sanción social se dejaba sentir.

en vistas a la unión marital, como expresiones de la vida humana en sus perspectivas duales de género, como de una sexualidad sumamente activa y cada vez más liberada de los tabúes de antaño. De cualquier manera, podemos afirmar que hay en nuestros días una gran confusión al respecto del noviazgo. Muchas veces las relaciones entre “novios” o entre amigos íntimos se establecen no tanto en función de un futuro matrimonio, sino de una forma de enamoramiento que solo ve un presente de eventual satisfacción afectiva e intimidad. Se convierten entonces, frecuentemente, en prácticas de ensayo-error eventualmente repetidas con efectos a veces muy frustrantes.

En cambio, en el sistema conyugal nuclear moderno, el factor básico de cohesión conyugal se considera más bien que es el amor de los contrayentes. Para ello se ha dado lugar a una fase previa de noviazgo en la que la pareja se inicia con un real o supuesto enamoramiento afectivo y erótico, como expresión personal, más que por conveniencia social. Se considera que el enamoramiento –basado ahora en el mito romántico64— a su vez, dará paso a un amor que durará toda la vida matrimonial, “hasta que la muerte los separe”.65 Este supuesto amor como garantía de la solidez de la familia tiene un efecto de debilitamiento del control social, aunque se declare suficientemente fuerte para constituirse en el pilar central en que descansa la conformación de la vida familiar. Porque si este amor se pierde, la unidad del grupo familiar peligra o se convierte en un espacio de desavenencias y de apariencias que pretenden ocultar el desequilibrio crítico de las relaciones familiares, fuente de desequilibrios psíquicos analizados por los terapeutas familiares.66

Algunos autores han analizado la naturaleza superficial e ineficaz del noviazgo actual frente al matrimonio futuro, sobre todo derivado de la ligereza de muchas parejas jóvenes que contraen matrimonio sobre una base ilusoria y esporádica de enamoramiento o impulso sexual. Y han constatado la práctica cada vez más frecuente del que pudiera llamarse “matrimonio a prueba”, sobre la base del uso de anticonceptivos y con la posibilidad de disolución o ratificación de la pareja después de un período de convivencia prudencial, sin la involucración de una descendencia.68 Frente a esta constatación de hechos cada vez más generalizados.69 y ante las tesis de una sexología que exalta el derecho al placer sexual, incluso fuera del matrimonio, muchos moralistas, y puritanos califican la liberalización de estas relaciones sexuales prematrimoniales, como conductas inadecuadas y reprobables, ante la cual plantean la necesidad de reforzar la orientación ética de responsabilidad de los jóvenes, dentro de un sistema de noviazgo “blanco”, dándole más elementos formativos, de preparación y educación. Argumentan que

Además, la forma en que los noviazgos se llevan a cabo ha sufrido una gran transformación en las últimas cinco décadas. Relativamente pocos estudios sociológicos de carácter empírico se han realizado sobre el noviazgo,67 pero existe una muy amplia literatura –novela, cuentos realistas, obras dramatúrgicas, cinematográficas y telenovelas, ensayos psicológicos, especulaciones de diverso tipo— que reflejan con una gran clarividencia lo que puede considerarse como formas de encuentro y selección de parejas tanto

64

Véase el estudio de Rougemont (1986). Véase entre otros autores a Alberoni (1992), Lemaire (1995), Trimbos (1968). 66 Entre muchos estudios al respecto, referimos en especial a: Gómez (1990, 2004), Medina Centeno (1996), Satir (1971), Stierlin (1988), Tarragona (1990), Velasco (1994). 67 Véase a Almicar y Torres (1996), Barros, Fox y Mendoca (1998), Becker (1981), Burchinal (1967), Buvinic, Valenzuela, Molina y González (1998), Engle y Smidt (1998b), Leñero (1983), pp.193-227; Mendoza y Palma: Tesis de Sociología (2004). 68 Véase la descripción y análisis desde diversas perspectivas de esta práctica de “matrimonio a prueba” sobre todo entre estudiantes universitarios, pero también en otros sectores: Béjin (1987), Hinojal y Goode (1973), Russell (1973), Trimbos (1968), Thibault (1972). 69 Constatamos que más de 60% de jóvenes solteros dicen haber tenido relaciones sexuales: Encuesta Jóvenes de Cd. México, IMES Proy. Nº290 (2002). 65

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Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

la única manera de evitar el fracaso matrimonial se consigue afirmando la necesaria indisolubilidad conyugal, como principio (aunque el divorcio sea de alguna manera aceptado como mal menor); y se enfatiza la necesidad de garantizar la seguridad económica y psicológica de los hijos, pues éstos requieren que sus padres se mantengan unidos.70

dres genera una actitud entusiasta, a menos que el hijo sea totalmente rechazado o el embarazo se haya producido en circunstancias altamente desfavorables, haya habido prematurez y se haya ocasionado por violación, por relaciones sexuales inesperadas y premaritales o haya una situación de alto riesgo en la salud de la madre o de su hijo-a. Pero el mismo sentimiento de sentirse creadores de una nueva familia en ciernes puede resultar positivo. En los estudios se registran todo tipo de casos tanto agraciados como problemáticos con respuestas positivas y estimulantes a pesar de las dificultades. Pero también casos dramáticos en ambas situaciones: la dificultad y frustración para montar un hogar independiente que no siempre es posible por condiciones económicas, la ruptura en las relaciones con las familias de origen si esto ocurre por desacuerdos o por embarazo prematrimonial, las confrontaciones de la nueva pareja, al no adaptarse recíprocamente debido a estilos o concepciones de vida diferentes, la pérdida del impulso sexual una vez consumado en los primeros meses, y otros desacuerdos o problemas de convivencia.

El tema anterior es en verdad un tópico sumamente importante, que da lugar a polémicas doctrinarias con múltiples variantes y alternativas. Lo que sí parece resultar conveniente, es que los jóvenes puedan reflexionar esta cuestión con información adecuada y suficiente y no solo con las exhortaciones moralizantes. Esto daría seguramente una mayor capacidad para asumir su responsabilidad como futuros fundadores de una familia propia. b) Período familiar de recién casados o unidos maritalmente: Una vez constituido el matrimonio o la unión marital, incluida la unión consensual (o unión libre, como es referida en los registros oficiales71) viene un período inicial de vida conjunta en la cual dos personas de la pareja aportan “sus mundos” para encontrar confluencia entre ellos. Esto quiere decir que el matrimonio no consiste solamente en el encuentro individual de dos personas, al margen de la sociedad, sino que en ellos se representa la fusión de dos realidades sociales y culturales que tienen que amoldarse. Una quinta parte de los hogares familiares o parafamiliares mexicanos está en esta situación (actualmente, alrededor de unos seis millones de hogares tienen una pareja que se inicia en la vida conyugal y en la paternidad-maternidad).

Pero en cualquier caso, este período es clave para el futuro, según lo afirman la mayoría de los entrevistados (sobre todo en estudios cualitativos de caso), aunque no se pueda considerar definitivo, pues en muchos significa una situación cambiante que hay que saber asumir en sus viscicitudes y acomodos sucesivos.72 Si se logran superar los problemas, los desajustes y las primeras desilusiones provocadas por la desidealización del cónyuge, la capacidad de organización y adecuación matrimonial, pueden constituir la base de la vida familiar subsiguiente, satisfactoria en diversos grados.

No faltan alicientes e incentivos en este primer trabajo: el impulso sexual es uno de ellos; la aspiración emancipante frente a los padres, es otro (sí es que han salido de sus hogares de origen). La satisfacción de iniciarse como pa-

De todas maneras, una mayoría de las parejas recién constituidas dicen sentirse satisfechas y son optimistas, incluso a pesar de que todavía la mayor parte de los varones se muestren al-

70

Fundación para el Apoyo de la Comunidad, A.C. (s/f), CONAPO: Manual de la Familia (1982b, c, d, e), CEM (1991, 1994), Juan Pablo II (1981), Leclercq (1961). 71 Véase el estudio de la unión consensual en Ojeda (1988). 72 Véase varios casos en Elu y Leñero (1992). 73 Véase estudios sobre el ciclo familiar, en la perspectiva de género: Ojeda (1989), Burchinal (1967), Bernard (1964), Hill (1970a).

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tamente celosos y autoritarios, para imponerse a su mujer que aún suele aceptar su autoridad, su relativa reclusión social, sobre todo entre la población del sector popular.73 Este período suele coincidir con el período del 1er. embarazo y del plan de procreación de la pareja. Si éste no es formulado entonces, se pierde un momento clave para la vida familiar futura.

sentido comprensivo, lo cual no se da en una mayoría de casos. Se registra, por ejemplo, el trato rudo y el recurso a los castigos de los niños, mediante los golpes o su ruptura afectiva en más de la mitad de los casos, lo cual significa que esos padres no han estado preparados a ejercitar su papel de educadores, que los problemas han rebasado su capacidad educativa, y que el efecto negativo sobre la formación de la personalidad de los hijos vaya a quedar impreso en la vida posterior de los niños.

c) Etapa procreativa y educativa con hijos niños 1) Período inicial de procreación: Al nacer el primer hijo, se inicia una nueva etapa familiar. Alrededor del 40% de las familias están en esta situación. Desde ese momento se puede hablar de una familia, propiamente dicha, sobre todo en el caso de que los hijos unidos maritalmente ya se han separado de sus padres.

En esta etapa, generalmente aparecen contrastes entre los hijos, los cuales descontrolan a los padres, pues los métodos utilizados para uno no son siempre los mejores para los demás y viceversa. Surgen entonces las preferencias y las correspondientes reacciones infantiles ante las mismas. La participación conjunta del padre y de la madre pueden evitar desajustes mayores o, al contrario, agravarlos si no hay una unidad básica educadora. Ya en esta fase la mujer mexicana suele asegurar en casi la mitad de los casos (47% en la ciudad de México en 1993),74 que su máxima preocupación y satisfacción de su vida familiar son sus hijos, frente a cierta desilusión (a veces total) frente a su esposo.

Después de iniciada la vida reproductiva de la pareja se plantean varias cuestiones de salud reproductiva y adopción de modalidades y estilos de vida diferentes a los anteriores: desde los relativos al posparto y puerperio, de los primeros hijos, lactancia y cuidado de ellos mientras son bebés. Muchas veces implican que la mujer que antes trabajaba, deje de hacerlo, o que el marido tenga que participar en tareas domésticas. También la toma de nuevas decisiones de conducta sexual y uso regular o temporal, o no, de métodos reproductivos. Decidir sobre el número y espaciamiento de los hijos que se quieren tener.

2) Período familiar de educación avanzada con hijos adolescentes. Vienen después cambios en una nueva fase cuando los hijos mayores entran a su adolescencia y primera juventud. Es una etapa en la que se encuentra entre una quinta y una cuarta parte de las familias mexicanas, visualizadas en un momento dado. Podrá haber hijos pequeños y nuevos nacimientos, pero por lo general la tónica familiar la establecen los mayores. Cuando no sucede así, y los padres se fijan principalmente en los hijos menores, surgen más fácilmente, conflictos o desprendimientos psicológicos de los adolescentes ante la familia.

El período se extiende a los años en que el primer o los primeros hijos se encuentran en edad escolar primaria y la completan. Es el período más característico como propio de la vida familiar del modelo nuclear-conyugal, con el porcentaje mayor de todas las familias, pues abarca de trece a quince años de vida familiar y que, como lo apuntamos, incluye aproximadamente al 40% del total de las familias (aunque con cierta tendencia a disminuir o a reducir su dedicación intensiva, debido al mismo trabajo de las mujeres y a la reducción del número de hijos). Implica, de todas maneras, el ejercicio educativo de los padres, cada vez más, con un

74

Para los padres es quizá la etapa más difícil, pues tienen que atender generalmente dos, tres, o más frentes de problemas: de sus hijos adolescentes; de sus hijos intermedios y de sus más pequeños, sobretodo cuando el número

Leñero (1994b), p.173.

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Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

de hijos es grande o sus espaciamientos han sido de varios años entre ellos, y en su conjunto la atención primaria a todos abarca un lapso extenso, de nueve años o más. Pero también pueden presentarse a menudo, problemas en las relaciones conyugales tanto por rutinizarse y desadecuarse a los cambios de edad de los hijos y a la espontaneidad del vínculo afectivo y circunstancial, como por desequilibrarse ante las fluctuaciones adoptadas en el clima familiar. Es entonces frecuente que la familia nuclear-conyugal, entre en una crisis de identificación amorosa de la pareja en referencia a los problemas suscitados por los mismos hijos y ante los cuales surgen criterios contrastantes de cómo deben ser resueltos. Y entonces, a la crisis propia de la edad adolescente se suma la crisis de los padres de esos adolescentes. El resultado puede ser múltiple: en los hijos, la sensación de que sus padres no los entienden y se pelean por su causa, o que deseen salir del hogar prematuramente; y en estos padres, por sentirse desfasados en su autoridad moral y descontrolados por no saber cómo educar a sus hijos adolescentes o postadolescentes. Es frecuente encontrar en estas familias de etapa educativa avanzada que aparezcan entre los padres (sobre todo de él), aventuras amorosas e infidelidades (si es que antes no habían aparecido), o la incidencia agudizada de un alcoholismo que antes pudo no haberse mostrado en forma aguda.

diada con profundidad por todos los programas de atención a los niños de la calle, menores infractores, derechos de los niños, sexualidad y reproducción de los adolescentes.75 Cuando sucede una muerte prematura de uno o de ambos padres, la familia resiente profundamente la desgracia. El ciclonatural queda prácticamente roto y tiene que rehacerse una nueva dinámica a veces con la ayuda de otras familias parientes, cosa que no resulta positivo en muchas ocasiones. Lo propio sucede con la separación y el divorcio de los padres, sobre todo si hay un nuevo matrimonio. Para todos estos casos se requiere una orientación muy especial que en general la sociedad no da suficientemente, ni en forma preventiva, ni tampoco una vez sucedido el rompimiento o la muerte prematura. Más frecuentemente se presentan enfermedades de los mismos padres, y normalmente problemas económicos derivados del crecimiento de las necesidades y exigencias familiares. El trabajo de los hijos mayores puede aliviar eventualmente esta presión, pero esto más bien es eventual hasta el matrimonio de éstos. El éxito profesional de los padres, y a veces la aportación del trabajo de la madre, son más determinantes. Su pérdida de trabajo, también en sentido inverso. Y la crisis económica de las últimas guerras es constatada por varios estudios familiares.76 Esta etapa familiar culmina con un proceso más o menos largo -según el número de hijos- de casamiento de éstos, procedido por toda una etapa de noviazgos y de problemas de orientación vocacional de los hijos.

También se presenta, sobre todo en las familias de los sectores pobres y en las clases medias más bien modestas, la situación del trabajo de los menores. Los mismos padres favorecen en muchos casos, que sus hijos niños o adolescentes trabajen para ayudar a solventar el gasto familiar. Cuando esto sucede (sin trabajar bajo la jefatura del mismo padre o madre), se agudiza casi siempre cierta emancipación moral del muchacho o muchacha pues siente que se puede valer económicamente (aunque sea de manera simbólica) de sus padres, y que ellos dependen de alguna manera de esos hijos. Y de ahí se genera toda una problemática que debe ser estu-

La mayor dificultad a este respecto es la capacidad para saber aplicar los valores y normas de los padres a nuevas situaciones y circunstancias que la generación de sus hijos demanda.77 Podemos decir que, en general, pocos padres están aún preparados para evolucionar y poder atender todos los reclamos familiares en

75

Consúltense los estudios al respecto de los menores. Referimos a algunos de ellos: Leñero (1998c),pp.49-66; Stern y García (2001ª); IMESDIF Proy. Nº 265 (1997). 76 Véase el tema de familia y crisis económica: Asoc.Mex.Población-Varios autores (1994, 1998), Leñero (1996a). 77 Volveremos al análisis de esta cuestión de relaciones padres-hijos, en el Vol. II de este Prediagnóstico.

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Tipología de la composición del grupo familiar en los hogares según su tamaño, sexo y edades de sus miembros, y según su formalización institucional y su ciclo vital

Al llegar a la última fase, con la experiencia cercana de la muerte de seres queridos, las personas adquieren una perspectiva panorámica de su vida familiar. En nuestro ambiente, desgraciadamente, parece predominar, en este nivel, una actitud más bien de desilusión y de cierta insatisfacción por lo que fue y no pudo ser la vida familiar que cada quien constituyó. Y para ello sería preciso toda una orientación adecuada para un desarrollo de las personas de la tercera y cuarta edad, pues la proyección demográfica en el siglo XXI apunta hacia un crecimiento del número de personas mayores.

esta etapa; pero a su vez, podemos afirmar que quienes logran hacerlo tienen ya básicamente asegurada su satisfacción fundamental como responsables de su vida familiar. La experiencia familiar se convierte así en fuente de satisfacción íntima y profunda. d) Etapa familiar final. El período último de la vida familiar puede tener múltiples formas, más o menos graduales, o más o menos variantes según las circunstancias. Registramos en las encuestas familiares alrededor de una quinta parte del total de las familias, pero este porcentaje es mayor si en la muestra de jefes de familia se incluye a población mayor de sesenta años, o si se hace un estudio de la tercera edad.78

El ciclo de la vida, renovado en las siguientes generaciones, continúa, pero la aspiración humana nos tendría que llevar a que el ser humano, llegado a la etapa final, tuviera un sentido optimista y una satisfacción profunda de su vida íntima.

En esta etapa, la familia aparece ya disgregada, después de la separación de los hijos; sin embargo, puede suceder lo contrario, en el caso de las familias extendidas y extensas: los hijos casados (al menos uno) con su prole, se establecen definitivamente en la casa paterna o materna (en el caso frecuente de hogares uniparentales). Esto replantea el ciclo familiar para seguir el ritmo de la familia nuclear de la hija o hijo casado.

Los ciclos vitales dan lugar a una tipología familiar sumamente importante para el conocimiento de lo que son las familias en sus diversas etapas. Estas son producto no solo de una condición biológica de crecimiento etario, sino de toda una “arquitectura humana” que hay que aprender a construir de acuerdo a las condiciones y circunstancias de los diversos casos. La visión familiar, en su proceso de desenvolvimiento, nos ayuda grandemente a comprender este sentido de la vida y esta variedad de unidades familiares en su momento en que están viviendo.

También suele suceder que la familia sufra las consecuencias de la muerte de uno de los cónyuges -padre o madre- y al llegar a esta fase, el viudo -si no es que se volvió a casar en etapa anterior- reajusta su vida adaptándose a la familia de uno de sus hijos. Puede darse el caso cada vez más frecuente por el retardo de la edad de muerte- que los padres lleguen, después del casamiento de todos los hijos- a veces salvo el de alguno- a vivir una etapa de nueva conyugabilidad en la que uno significa para el otro, apoyo, compañía y cuidado. O puede suceder que uno de los dos, viudo, viva en compañía de algún hijo soltero. Pero también sucede cada vez con mayor frecuencia, que uno de ellos se quede viviendo solo en su hogar a los cuales nos referiremos en el siguiente capítulo. De cualquier manera, el cuidado de los ancianos ha sido una función que asumen primordialmente las familias de los hijos.

78

Véase encuesta Nacional sobre la sociodemografía del Envejecimiento (CONAPO, 1994); y Leñero (1998), p.42-48 y Montes de Oca (1998), p 49-56.

89

Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

3.5 Tipología de las familias según la formalización institucional de la pareja principal79

a) En las que la principal pareja marital está constituida formalmente por un matrimonio contraído de acuerdo a las dos leyes: la civil y la religiosa. b) En las que uno de los miembros de la principal pareja ha muerto, y el otro aparece como viudo.

Otro aspecto fundamental de la tipología de la organización familiar, es la variante derivada de la formalidad de la unión marital involucrada en el estado civil de los padres de familia. Se puede elaborar una tipología de tres modalidades de familias en este aspecto:

2) Familias que responden a una normatividad formal colectiva, intermedia; es decir, que se atienen a una ley reconocida pero sin completar la normatividad total de la vida social convencional tradicional:

1) Familias apegadas mayormente con la normatividad colectiva:

Cuadro No. 2-5 Tipología de las familias a partir de los datos de estado civil de las madres de familia Situación de Estado Civil

F.Normatividad

F.Normatividad

Formal mayor %

intermedia

Cens90

Enc..93

Unión libre

10%

18%

Separados

4%

5%**

Madre-soltera

6%

5%

20%

28%

Cens90*

Enc.93

Casados ambas leyes

50%

44%

Viudez de Madr.Fam.

12%

5%**

Cens90

Enc.93

F.”Informales

Casados sólo civil

15%

18%

Casados sólo igles.

1%

2%

Divorciados

3%

4%**

Total % entre los tres tipos

62%

49%

19%

24%

Totales

100%

* Fuente: Censo 1990 sobre el relativo de mujeres que han tenido uno o más hijos. Incluye a mujeres de más de 64 años, por lo cual el dato de la viudez es considerablemente más elevado. ** Fuente: Datos de la encuesta (Inv. IMES s/Familia C.Mex. D.F. Leñero (1994), pp.118) que ha sido estimado del porcentual censal (restando el % de la población viuda mayor de 64 años) para desagregar la categoría integrada de: Separado, divorciado y viudo, en la encuesta de 93.

79

Para este apartado, reajustamos el texto correspondiente del estudio sobre Las familias en la Ciudad de México (Leñero, 1994b).

90

Tipología de la composición del grupo familiar en los hogares según su tamaño, sexo y edades de sus miembros, y según su formalización institucional y su ciclo vital

a) En las que la principal pareja marital de la familia, ha sido contraída bajo la ley civil pero no bajo la religiosa común a la mayoría de la población mexicana (89 % del total).

mientras que las familias informales aumentan a más de la cuarta parte frente a la quinta parte en los datos censales, así como el aumento de las familias semiformales es mayor también (una cuarta parte del total).

b) En las que la principal pareja marital de la familia ha sido contraída bajo la ley religiosa, pero no bajo la civil común.

De cualquier manera, la informalidad parece mayor en el sector de familias marginales (40% de las parejas de dicho nivel viven en unión libre, además de los que viven separados y de las madres solteras), y llega casi a la mitad de todas sus familias.

c) En las que los padres de familia se han divorciado formalmente, de acuerdo a las leyes civiles (pero no de las religiosas tradicionales). 3) Las familias que no siguen una normatividad formal, sino que se atienen a su propia dinámica espontánea voluntaria:

También es sensible esta mayor tendencia hacia las relaciones maritales informales entre las parejas jóvenes: la tercera parte de ellas viven en unión marital80 y además, otra cuarta parte de ellas, están casadas solamente por lo civil. Esto hace que mientras los padres de familia de edades mayores a los 35 años más de la mitad de ellos dicen estar casados por las dos leyes, entre los más jóvenes, sólo un 29% tienen la misma categoría según su declaración.

a) En las que los padres de familia viven en una unión consensual (unión libre según el registro civil). b) En las que los padres se encuentran virtualmente separados sin residencia común. c) En los que el padre que vive con sus hijos se considera soltero (familias uniparentales).

Esto parece mostrar claramente una tendencia cada vez más practicada, hacia la informalidad de la organización familiar.

Los datos de la encuesta en el DF en 1993 reafirman un reconocimiento mayor a las modalidades informales (que los datos provenientes de los censos, en los que las respuestas de la gente suelen ocultar las realidades familiares que no se apegan a las normas convencionales: por ejemplo, la unión libre, el divorcio, la separación misma, o la paternidad de los solteros). En un sentido sintético, los datos nos permiten resumir el siguiente cuadro en el que se comparan los tipos mencionados en la fuente censal de 1990 y en nuestra investigación de campo 1994 entre las madres: Como puede observarse, la proporción de las familias que aparecen en la encuesta como familias con formalidad mayor, disminuye al compararse con los datos censales (la mitad del total en la encuesta contra un poco menos de las dos terceras partes en el dato censal),

80

Ojeda (1988), según los datos de la Encuesta Nacional de Fecundidad y Salud, reportó para 1987 un 25%.de uniones consensuales.

91

Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

CAPÍTULO 4 Tipología de la composición de los hogares según los vínculos de parentesco y maritalidad u otros 4.1 Los elementos fundamentales intervinientes en la conformación de la unidad familiar en cuanto al y las clasificaciones cuantificadas en las estadísticas y encuestas81

aparece el hijo-a. A todos los une algo que está en las personas. Se dice la misma sangre, pero significa en realidad, los mismos genes compartidos, quiérase o no. Cada uno los utilizará (o será víctima de ellos) de una manera u otra, pero los genes de la consanguinidad ahí están. Y en un sentido real, son la materia prima imborrable que da una consistencia a la familia. Se podrán rechazar y renegar de ellos, pero ellos estarán ahí, durante toda la vida y podrán también ser el principio de una identidad que no desaparece con las personas físicas que nacen y mueren pero que se reproducen y conviven con sus antepasados inmediatos y con sus proles.82

Podemos resaltar como elementos esenciales de la conformación de un grupo familiar conviviente en una unidad doméstica, a los siguientes: El primero está generado por los lazos de consanguinidad. Éstos forman una unidad grupal adscriptiva, fuera de la voluntad de los mismos miembros del grupo familiar. Nadie escoge a sus padres, ni siquiera a los hijos, menos aún a los parientes diversos, abuelos de ambas líneas, tíos carnales, primos hermanos y primos más lejanos, sobrinos, nietos. Los hermanos conviven en el hogar porque son precisamente hermanos, no por otra cosa, al menos como punto de partida. El componente consanguíneo viene de los antepasados desconocidos directamente, pero en la vida normal de las personas, abarca al menos tres y hasta cuatro generaciones que conviven en una época histórica (son coetáneos), vivida en perspectivas distintas desde el momento en que cada una aparece en un lapso temporal sucesivo. Pero en el grupo familiar extenso se conectan entre sí con roles y dialécticas de reciprocidad de perspectivas. Se es hijo-a, porque existen unos padres, se es padre-madre, cuando

El segundo elemento esencial de la vida familiar tiene que ver con la afinidad amorosa o fortuita de la unión marital, del matrimonio contraído supuestamente de manera voluntaria y libre, aunque frecuentemente en realidad sea concertado por compromisos, por presiones o por conveniencias frente a los abuelos, padres, parientes, otros actores sociales, o simplemente por el “qué dirán”. Significa, además de la unión de los cónyuges, la generación de la reproducción familiar, pero también la vinculación de los miembros de una red consanguínea con la otra o con otras personas (incluyendo autoridades políticas socios económicos, familia de la joven con quien se han tenido relaciones sexuales premaritales). En otras épocas significaba la alianza concertada por dos familias entre sí, y de ahí se ha de-

81

Para este capítulo, actualizamos un texto publicado en nuestro estudio preliminar de enfoque a la realidad nacional, de la investigación sobre las Familias de la Ciudad de México, 1994, porque contiene elementos explicativos y justificativos de la clasificación respecto a la composición familiar, y que matiza las utilizadas. 82 En la historia de la familia moderna puede verse claramente cómo este factor de consanguinidad en el parentesco intergeneracional constituye el eje y fundamento de la vida familiar tradicional. Véase a Flandrin (1979) para el estudio de nuestra raíz en Europa, y a Golzalbo, para el análisis de la familia colonial de la Nueva España, de la que heredamos su tradición.

93

Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

por la conformación de otras formas de vinculación marital pluralizada (en la poligamia o en otras modalidades no legitimadas institucionalmente), pero existentes de hecho, como una analogía de familias sui géneris.

rivado la involucración de los padres en la boda o unión marital de sus hijos. Y aunque ahora se ha enfatizado dicha unión en su dimensión afectiva y voluntaria personal por parte de los contrayentes, independientemente de sus familias de origen, no deja de crear un parentesco “político” entre cada contrayente con los parientes consanguíneos del otro; incluso se hace extensivo a sus mismos familiares con los familiares del otro-a. Hoy el matrimonio y la misma unión libre aparecen contrastados con la importancia que ha tenido la consanguinidad en la fundamentación de las familias. Ahora se considera que la familia está supuestamente basada en la pareja unida por el amor conyugal o su equivalente. De ahí que la falta de este amor se considere como quiebra del fundamento mismo de la familia nuclear-conyugal. Pasa a un segundo plano la vinculación consanguínea, principalmente de padres con hijos.83

De todas maneras, estos tres elementos esenciales a la generalidad de las unidades familiares se combina, en la realidad, de manera distinta y específica, según sus miembros y circunstancias. Y esto es lo que da lugar a una tipología básica que en términos generales es reconocida como común en sus diversas modalidades. En la práctica, estos tipos de conformación de la unidad familiar doméstica son mutables en el tiempo y en el espacio. Ni todos ellos obedecen a un modelo rígido, ni cada uno mantiene la misma configuración durante todo el ciclo vital de cada familia. De ahí que podemos hablar de una tipología de la composición de la familia en su unidad doméstica, primeramente con cuatro (o cinco) modalidades típicas, con variantes subtípicas más matizadas. Y en segunda instancia, podemos plantear las otras modalidades de hogares sui géneris, que sólo analógicamente podríamos llamar familias propiamente dichas. Planteamos la tesis de que en cada uno de los tipos de composición familiar aparecen diferentes significaciones y distintas pautas para encauzar las relaciones familiares. A veces, diametralmente contrastantes entre sí. Por eso, pasar de una forma de composición a otra puede implicar toda una reformulación de los roles familiares, lo cual implica también una reconsideración de las mismas funciones familiares, a partir de las nuevas circunstancias que les ha tocada vivir. La tipología alude hipotéticamente, además, a una multiplicidad de involucraciones de la familia con la organización social externa a ella, y con la estructura del sistema productivo y cultural y tiene una utilidad práctica en el desarrollo de acciones de apoyo y de asistencia a ellas. El análisis diversificado de la dinámica e implicaciones de cada tipo, necesariamente forma parte de un diagnóstico básico de la vida familiar actual hecho ya por diversos estudiosos para ser tomados en cuenta por una política social y fami-

El tercer elemento de la vida familiar es el espacio territorial que se plasma en el hogar ubicado en una habitación común en la que vive cotidianamente cada unidad doméstica, durante lapsos más o menos permanentes. Pero como queda dicho, esta unidad espacial no necesariamente barca a todo el grupo familiar, sino sólo a uno de sus núcleos específicos de familiares que forman una unidad doméstica. Éste grupo habitacional puede integrar a padres, hijos y en su caso, a otros parientes cercanos e incluso a no pariente, formando una unidad local conviviente bajo un techo, una cocina, y dormitorios compartidos. Y es ésta unidad la que demográficamente y microsocialmente, en sus relaciones internas y en su vinculación institucional. No obstante, esta caracterización de los tres componentes generales, puede ser relativa y analógica, pues en las familias de adopción la consanguinidad está representada por el vínculo adoptivo, y la afinidad de la unión matrimonial sólo puede ser simbólica y no existir como tal, sino en su analogía tanto de una unión consensual como eventual o virtual. Igualmente, puede quedar “suplida”, por una pareja en el caso de las parejas homosexuales, o incluso

83

Véanse al nivel mundial diversos estudios sobre la crisis de la pareja matrimonial como base y fundamento de la familia actual: Rogers (1980), Del Campo (1991), Lemaire (1986), Konig (1981), Michel (1974), entre otros.

94

Tipología de la composición de los hogares según los vínculos de parentesco y maritalidad u otros

liar. Sin embargo, las clasificaciones referidas a las características de cada uno de los tipos familiares no siempre son conceptualizadas de la misma manera. Tratamos aquí de delinear una que ha sido utilizada por nosotros a partir de los diversos criterios esbozados por diversos estudiosos: desde antropólogos e historiadores sociales, pioneros en estas caracterizaciones, hasta sociólogos,

psicólogos y sociodemógrafos. Pero queremos aclarar algunas de las precisiones necesarias al respecto, pues entre otras, se manejan con frecuencia los términos de “familia extensa” o de “familia nuclear” en sentidos no muy precisos, pues se integra en ellos más de lo que son en su delimitación de componentes; por otro lado, se omiten o se incluyen equívocamente como fami-

Cuadro No. 2-6 Variedad de la tipología de composición familiar según diversas fuentes e investigaciones en México (en porcentajes)

A

Fuente-Investigación(*)

Lugar

Año

B

AB

C

D

E

F

Fam.

Fam.

Fam.

Fam.

Fam.

Fam.

Tot.

Hog.

Extens.

N-Extd.

Extsa

Nucl

Semi

Comp.

Hog.

Uni-

(3gen)

N+part)

yExtd

P+H.s)

Nucl-C

Fam.

Pers.

2parj

%

(Uniparent)

1.IMES-Inv. Fam. Méx.

Nacional

1967

--->

--->

46

54

----

----

100

----

2.Censo Nac.1970

Nacional

1970

--->

--->

19

81

----

----

100

----

1970

--->

--->

34.7

50.5

14.8

----

100

5.3

1971

25

36

61

38

----

----

100

0

3.Encuesta Trabajadores Méx. DF 4.Est. Antrop. .Marg. Urban Méx. DF 5.Enc. Méx. Fecund. EMF-SPP

Nacional

1976

--->

--->

25

58

17

----

100

4.2

6.Censo Nacional 1980

Nacional

1980

6

14

20

70

10

----

100

----

7.IMSS-Enc. Rural

Nac. Rur.

1981

--->

--->

25

64

11

----

100

----

8.CONAPO Enc. Nal Dem. END

Nacional

1982

--->

--->

27.5

58.3

13

1.2

100

3.5

9.IMES-Ciudades Medias

Qro. Mor. SLP

1982

8

30

38

54

8

----

100

----

10.IMES-Rural Chontalpa

Chont. Tab

1983

15

18

33

63

4

----

100

----

11.SSA Enc. Ncl. Fec. Salud

Nacional

1987

--->

--->

26.3

58

13.9

1.8

100

4.2

12.IMES Familias León

León, Gto.

1991

14.8

16.8

31.6

68.4

----

----

100

----

13.IMES Familias Oaxaca

Oaxaca, Oax

1992

16.1

11.9

28

71.9

----

----

100

----

14.IMES-DIF Familias DF

Méx., DF

1993

15.7

17.3

33

57.7

9.3

----

100

----

95

Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

Cuadro No. 2-6 Variedad de la tipología de composición familiar según diversas fuentes e investigaciones en México (en porcentajes)

A

Fuente-Investigación(*)

Lugar

Año

B

AB

C

16.INEGI-Enc. Hog ENIGH

Nac.

17.CONAPO-Enc. Dem. ENADID

Nal.

E

F

Fam.

Fam.

Fam.

Fam.

Fam.

Tot.

Hog.

Extens.

N-Extd.

Extsa

Nucl

Semi

Comp.

Hog.

Uni-

(3gen)

N+part)

yExtd

P+H.s)

Nucl-C

Fam.

Pers.

2parj

15.CONAPO-Enc. Fam.

D

Fam.

%

(Uniparent)

Plan.

Nacional

1995

---->

---->

2 6. 1

55. 8

16. 5

1. 6

100. 0

----

Ingr-Gast.

Nacional

1996

---->

---->

30. 3

68. 8

-----

0. 9

100. 0

----

Nacional

1997

---->

---->

27.5

64

8. 5

----

100. 0

----

Nac.

Din.

Fuentes: 1. Encuesta IMES sobre la Familia en México, en 14 localidades urbanas y rurales. 5000 entrevistados hombres y mujeres. 1968. 2. IX Censo Nacional de Población y Vivienda. 3. Encuesta sobre los trabajadores en la ciudad de México: García B., Muñoz, H. y Oliveira, O. Hogares y trabajadores. Ed. COLMEX-UNAM México 1982. 4. Estudio Antropológico en Barrio Cerrada del Cóndor, de Cd. México.- Lomnitz, Larissa. Cómo sobreviven los marginados. FCE México 1971. 5. Encuesta Mexicana de Fecundidad. EMF. SPP, 1979. Analizado por Tuirán en DEMOS 1993. Ed. UNAM. 6. X Censo Nacional de Población y Vivienda., 1980, INEGI, México, 1986. 7. Encuesta Rural de Planificación Familiar. ERPF, IMSS, México, 1981. 8. Encuesta Nacional Demográfica. CONAPO México 1982. 9. Encuesta en Ciudades Medias del Centro de México. IMES, México, 1982. 10. Investigación sobre las familias rurales de la Chontalpa, Tab. Méx. 1983. 11. Encuesta Nacional sobre Fecundidad y Salud. ENFES, SSA-DGPF. México 1987. 12. Investigación Piloto sobre las Familias en León Gto. IMES-AMEP. México, 1992. 13 .Investigación sobre las Familias en Oaxaca, Oax. IMES-MEXFAM. México 1992. 14. Investigación sobre las Familia en la Cd. de México, .IMES-DIF, México 1993. 15. Encuesta Nacional sobre Planificación Familiar. ENPF, CONAPO, México, 1995. 16. Encuesta Nacional sobre Ingresos y Gastos de los Hogares. ENIGH, INEGI, México 1996. 17. Encuesta Nacional de Dinámica Demográfica, ENADID, CONAPO, México, 1997. **Nota sobre la connotación de los tipos de familia según la composición del grupo familiar en el hogar (columnas del cuadro): A. Familias Extensas, propiamente dichas: Tres generaciones consanguíneas, (abuelos, padres, hijos, suegros, yernos y nueras, cuñados, tíos y otros parientes, y dos o más parejas maritales en el hogar). B. Familias extendidas: Familia nuclear de padres e hijos solteros, además de uno o varios parientes. AB: Familias extensas y extendidas en su conjunto. C. Familias nucleares-conyugales: pareja de padres en unión marital con hijos solteros. No se incluye familia monoparental, ni otros familiares o personas viviendo en el hogar (sin contar con los empleados domésticos). D. Familias seminucleares: incluyen dos y hasta tres subtipos: a) Familias monoparentales (uno de los padres con sus hijos solteros); b) Pareja marital sin hijos; c) Hijos sin padres. La referencia de seminuclearidad viene porque en los tres casos el grupo familiar reconoce a una pareja marital generadora pero no presente en el hogar como tal. E. Familias compuestas: son familias con un componente importante de personas no parientes. F. Se presenta el caso del hogar unipersonal, pero no entra como familia, sino sólo como unidad doméstica, por eso su porcentaje no está comprendido en el total de hogares familiares.

96

Tipología de la composición de los hogares según los vínculos de parentesco y maritalidad u otros

tivas según lugar: ciudades, poblados rurales, Estados de la República, país entero, tipo de muestra y tiempo en que se realizó la recabación de los datos y su procesamiento, tomando en cuenta o no, ciertas precisiones conceptuales y de interés analítico.

lias lo que sólo son hogares sin un componente familiar definido o con un sentido mixtificado. Presentamos a continuación, de manera sintética, primero, un cuadro en el que conjuntamos los datos de la tipología de la composición familiar obtenidos en varios estudios y fuentes (ajustados en su connotación); y después, enumeramos una caracterización de las implicaciones sociofamiliares, referidas a las cuatro modalidades más significativas.

No es nuestro propósito por ahora realizar un análisis semántico, metodológico y epistemológico de cada investigación o fuente de datos. Vamos solamente a señalar algunas afirmaciones hipotéticas sobre las principales caracterizaciones fenomenológicas de los diversos tipos de composición familiar, aludiendo en general a los rangos fluctuantes más frecuentes de proporcionalidad en el contexto general. Emitimos nuestra estimación final y nuestra consideración sobre las implicaciones posibles, de manera hipotética, a la par que los otros estudios preliminares realizados para servir al diagnóstico que se busca hacer posteriormente.84

Las diferencias de los datos aparecidos en los diversos cálculos porcentuales, se deben a diversas razones: 1) Las referidas al universo que ha servido para el diseño de las muestras de las encuestas incluidas, que excluye o incluye ciertas categorías familiares o de población de determinada edad, estado civil o de otra condición, o incluso al lugar o ámbito en el que se aplicó la encuesta; 2) La conceptualización diversa que identifica a uno u otro tipo de familias; 3) Al tiempo en que se llevó a cabo la investigación; 4) Al método utilizado para recabar la información y la manera en que se diseñaron los instrumentos de registro; 5) Al procesamiento y ajuste de los datos obtenidos y después trabajados para agregarlos o desagregarlos en los conjuntos correspondientes; de acuerdo a precisión requerida de los datos. Efectivamente en muchos de los casos se trata de encuestas hechas sólo a población en edad reproductiva, únicamente de mujeres y con requisitos específicos de condición marital. Pero también aparecen variaciones significa-

84

Véanse los diversos estudios realizados y publicados por el DIF Nacional coordinados por el Comité de Operación constituido para el efecto.

97

Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

4.2 El tipo de familia extensa, propiamente dicha, integrada en una unidad de residencia

jefe o por los representantes familiares; pero este interés puede ser selectivo y quienes no colaboran con él tienden a ser disgregados del grupo doméstico extenso. El papel de todos y cada uno de los miembros obedece a su compromiso con los residentes de su sangre y apellido (patri o matrilineal). No hay nada que está por encima de ello, salvo Dios o la Patria (en la inteligencia de que de ambos proviene precisamente la adscripción consanguínea del ancestro próximo y común de unos y otros). A partir de este principio de hegemonía consanguínea, se derivan todas las normas familiares, incluyendo la división del trabajo entre todos, la dependencia femenina (generalmente reconocida formal y realmente dentro de la familia patriarcal o paternal); aún cuando frecuentemente sea la mujer la que llegue a disponer del orden doméstico, al interior del hogar, o que llegue a sustituir al varón-jefe, en sus carencias, ausencias y abandonos. También de ahí se sigue una pauta para cuidar del “honor” de la familia, entendido éste de acuerdo a la época y ámbito social en el que se vive. Ahora resulta cada vez más relativizado, pero de alguna manera se conserva su referencia.

Se caracteriza, de manera general, por ser un grupo familiar residente en un solo hogar -en muchas ocasiones con subunidades habitacionales aledañas- -para los diversos núcleos que lo integran-, con tal de que mantengan una economía compartida, así como servicios comunes de cocina, abasto, baño y otros. Se le puede identificar como un grupo familiar donde la consanguinidad opera de manera primordial. Pero está claro que de no ser así, resulta altamente conflictiva, lo cual sucede frecuentemente y es parte de su dificultad actual para operar en una sociedad de signo individualista. La familia extensa está compuesta por lo menos por personas de tres generaciones biológicas: padres, hijos solteros y/o casados, hermanos, cuñados, yernos, suegros, nietos (primos hermanos entre sí), e incluso, por algún otro pariente o participante incorporado a la unidad familiar. Comprende, por lo tanto, al menos, dos parejas maritales.

La familia extensa se desintegra cuando entran en conflicto los hermanos entre sí, pero sobre todo, cuando se quiebran las relaciones paterno-filiales; no tanto cuando las parejas conyugales se “alejan” entre sí, o cuando uno de ellos muere. En la supervivencia y en las crisis familiares el grupo cuenta con una diversidad de recursos humanos: hay, dentro de ella, varias figuras masculinas y femeninas, paternales y maternales, fraternales y de parentesco diverso, que participan, dan apoyo y constituyen modelos plurales de formación y de socialización interna e integrada para los más jóvenes.

Puede adoptar la modalidad patriarcal, en la cual el padre-abuelo representa la máxima autoridad, a veces única y autocrática; o bien, responder a variantes significativas: matriarcal o “maternalista”, de mayorazgo (jefatura del hermano mayor), u otra.85 Lo que importa resaltar en el caso de la familia extensa, propiamente dicha, es que está basada en el principio del respeto y la lealtad al lazo consanguíneo y a las relaciones de un parentesco delimitado. El matrimonio queda condicionado a él, no tanto al revés. En su modalidad “clásica, los matrimonios de sus miembros suelen ser concertados como alianzas familiares; es decir, como una estrategia del propio interés familiar expresado por el

85

En el modelo típico de familia extensa todos deben compartir la misma suerte común, en lo bueno y en lo malo. La economía del grupo permite mantener, en beneficio de todos, el pa-

Véase la referencia al parentesco y a las familias extensas en los estudios históricos, tanto al nivel de la civilización occidental (autores colaboradores de la Historia de la Familia coordinada por Burguière , Klapisch-Zuber Segallen y Zonabend –pp.17-64, con prólogo de Levy-Strass, pp.11-15); como al del origen prehispánico y colonial de las familias de México, analizadas por Gonzalbo (1998, pp.117-126); o también, para una visión actual de familias marginadas, véase la caracterización de familias extensas –de solar y de techo- en Lomnitz, Larissa (1975, pp.112-127. para una visión actual de familias marginadas, véase la caracterización de familias extensas –de solar y de techoen Lomnitz, Larissa (1975, pp.112-127).

98

Tipología de la composición de los hogares según los vínculos de parentesco y maritalidad u otros

trimonio familiar. No es dable a los miembros, en su individualidad, aislarse y oponerse al consenso del grupo, ni considerar que su triunfo personal sea sólo propio. Pertenece a todos, sea producto del trabajo o de estudios, de relación social o de prestigio. Cualquier decisión trascendente para alguien del grupo debe ser concebida y tomada por toda la familia como unidad, o por el jefe o jefa, como su representante. Incluso la emigración, el matrimonio de hijos y nietos, el cambio de trabajo, la atención a la salud, la compra o venta de un bien importante, y la experiencia sexual de cada uno de ellos, involucra comunitariamente a todos, para bien o para mal. Y por esto, se desarrolla una ética y un control sociofamiliar aplicable a todos. Se incluyen las alegrías y las penas compartidas, así como el honor familiar, patrimonio moral de la familia en conjunto. Idealmente debe ser cuidado por todos, aunque estas normas puedan no ser cumplidas frecuentemente, como ha ocurrido desde la época colonial.86

aledaños, viviendas vinculadas y conectadas entre sí, en sus solares, patios o jardines. Con ello, conserva ciertas funciones básicas y cotidianas de la vida doméstica común, y los vínculos estrechos interparentales. Tomando en cuenta a los estudios más específicos que se interesan por distinguir los diversos tipos de familias -diferente de la forma de familia nuclear “extendida”-, podemos calcular entre el 6% y 10% el total de las unidades domésticas familiares de este tipo de familia extensa, propiamente dicha. Aunque cuando hemos tenido especial interés por identificar a esta modalidad familiar hemos registrado un porcentaje hasta más del 15%. El mismo porcentaje más “elevado” del esperado, como el encontrado en la Ciudad de México en 1993 se lo atribuimos, a la presión que está ejerciendo el costo de la vivienda sobre la familia, sobre todo en el caso de los jóvenes de los sectores populares que, al iniciar tempranamente su vida marital y no contar con los recursos para independizarse se quedan viviendo, durante un lapso inicial de su nueva vida marital y procreativa, en la casa de alguno de sus padres87.Otros reportes de más recientes estudios88 aluden a la crisis de los últimos años y a la carencia de viviendas accesibles para la mayoría, las cuales han hecho aumentar significativamente este tipo de familias. También los antropólogos y los que estudian casos familiares en profundidad, suelen ser mucho más precisos para detectar la existencia y dinámica de los mismos.89

La comunidad familiar es el sujeto verdadero de las acciones individuales, más que los individuos. No reconocer lo anterior, y faltar a la lealtad con el grupo, puede significar la afrenta mayor hecha a la familia, e incluso, ocasionar la posible expulsión de un miembro de su seno, con una carga moral de sanción, sumamente pesada. Tarde o temprano tendrá que presentarse la reconciliación si no se quiere llevar dicho agravio al más allá. La familia extensa, en su forma más característica, dentro de un hogar único, ha ido desapareciendo en su permanencia durante varios ciclos del desarrollo familiar y más aún, del paso intergeneracional, pero se mantienen aún las modalidades un tanto relativizadas y temporales, en el sentido del modelo original. Muchas veces su presencia evidente se diluye cuando pluraliza, en el hogar, sus espacios domésticos para dar lugar a las áreas habitables por un subgrupo nuclear; o construye espacios

Pero generalmente en las encuestas de fecundidad, de planeación familiar, de ingresos y gastos de los hogares, así como en los censos de población y vivienda, interesados en otras cuestiones de la economía doméstica o de la vivienda, no distinguen entre los hogares extensos y los nucleares-extendidos, tratados a continuación.

86

Gonzalbo (1998, pp.77-96). Véase en Las familias en la ciudad de México (Leñero, 1994, pp.114. 88 Véase a Tuirán (1993b), pp.333-335. 89 Referimos particularmente a Arizpe (1973), a Favre (1973), a Lomnitz, Larissa (1975, 1986), y a Sandoval (1994), pp.19-21, etc. 87

99

Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

4.3 El tipo de familia semiextensa o nuclearextendida

familias de los sectores populares cuya lucha por la subsistencia cotidiana resulta prioritaria frente a toda idealidad familiar de autonomía e independencia. Pero también podría tratarse de no querer perder participación en el patrimonio del hogar, ocurrido menos frecuentemente en los sectores acomodados, o de clase media y mantienen la convivencia con un padre o madre anciano-a o enfermo-a, y con los diversos hermanos, casados o no. Esto llega a suceder aunque peligre incluso la relación conyugal, diluida en un ambiente compartido un tanto informal.

Es una modalidad que se encuentra entre los dos modelos polarizados de familia extensa y de familia nuclear-conyugal. Puede tener , de hecho, una caracterización intermedia, más cercana a la familia extensa (y entonces podría llamarse familia semiextensa), o una más próxima a la familia nuclear (y entonces ser identificada como familia “más que nuclear” o extendida).

Todo ello da lugar a la elaboración colectiva de un parapeto ideal que encubre su verdadera pretensión, llamado “familia unida”, que en realidad oculta la verdadera aspiración a una disgregación familiar, de acuerdo a los diversos núcleos conyugales o seminucleares, mantenidos en el hogar de origen. Puede plantearse como hipótesis sujeta a una confirmación y análisis para un diagnóstico actualizado de las familias del siglo XXI.

En el primer subtipo se trata de una familia consanguínea extensa limitada o modificada90 que se disminuye al quedar una sola pareja marital, al morirse o abandonar uno de los miembros de dichas parejas, pero se mantienen las tres generaciones de abuelos-padres-hijos. Incluso dos o más de los hijos pueden estar unidos maritalmente, tener hijos y seguir viviendo en la casa de los padres. Se conserva el perfil y las normas consanguíneas de convivencia, aún cuando de hecho el jefe formal de la familia carezca de una autoridad suficiente que establezca claramente la unidad de todo el grupo. Es entonces frecuente que devengan desajustes y pugnas de autoridad, pleitos y envidias entre cuñados y hermanos; incluso, es común que se presenten tensiones porque el aporte económico de unos sea menor que el de otros, o porque uno de ellos no colabora o no trabaja en el negocio o en las tierras comunes.

Por otra parte, se presenta el subtipo de familia nuclear extendida. Se trata de una unidad que se ha constituido como familia nuclear pero que por circunstancias determinadas acepta que uno o más parientes diversos convivan con la familia nuclear que los acoge. Puede tratarse de la madre o padre viudo (suegro o suegra del cónyuge), para que no se quede a vivir solo o sola porque ha muerto su pareja o porque se encuentra enfermo o discapacitado. Puede ser el caso de un hermano o hermana no casado o casada. Puede ser otro pariente o parientes que por alguna causa como la migración, la situación de desocupación, de crisis económica o de siniestro y emergencia, recurre a sus parientes cercanos para que lo acojan durante un lapso más o menos impreciso o permanente. La incorporación de esos familiares en una familia nuclear con propia autonomía, obliga a formular normas de convivencia que antes no estaban previstas. Los mismos hi-

Tampoco es raro el problema del incesto o el de sus acercamientos, sobre todo cuando no es evidente una jefatura familiar con autoridad moral que garantice la unidad de la familia o cuando ésta ya resulta, a su parecer, excesiva. A veces todos tienen que soportar los problemas provenientes de las fricciones entre los convivientes, porque la situación económica obliga a unos y a otros a refugiarse en la consanguinidad protectora al menos por un período más o menos largo. Es el caso de muchas

90

La connotación y caracterización de la familia extensa-limitada o modificada ha sido usado por la ONU en el Centro de Desarrollo Social y de Asuntos Humanitarios (1986), pp. 10.

100

Tipología de la composición de los hogares según los vínculos de parentesco y maritalidad u otros

modalidad familiar disminuya, siempre y cuando la crisis económica no lo lleve a aumentar. Lo planteamos como hipótesis para el diagnóstico familiar de principios del siglo XXI del fenómeno familiar en México.

jos de la pareja central o incluso de una madre soltera, tienen que aprender a cohabitar con su pariente, y aún a veces cederle el cuarto o espacio del que antes disponían. Todo ello se ofrece y se recibe respondiendo al mismo principio de la solidaridad, lealtad y afecto derivado de los lazos de consanguinidad.

De cualquier manera, si conjuntamos los tres tipos de modalidad de composición familiar en los hogares: extenso, semiextenso y nuclear extendido, según la información de las investigaciones y encuestas nacionales mayoritarias, podemos ver que menos de una tercera parte (entre el 25 y el 33%) del total de las familias adoptan en un momento específico del ciclo de su desarrollo el de estas modalidades. De acuerdo al análisis de casos con esta composición extensa o extendida podemos plantear la hipótesis de que esta modalidad conjunta trae aparejadas tensiones y problemas debido a la falta de una pauta clara de su dinámica obligada, pero a la vez, parece significar una estrategia de solidaridad y de ayuda mutua imprescindible. Y por ser una proporción considerable amerita una atención especial en el diagnóstico de las familias mexicanas para su posible apoyo y orientación en las políticas y acciones de promoción, sobre todo en los sectores populares.

De la nueva situación creada surgirán seguramente tensiones que habrá que resolver con buen tino, tolerancia y prudencia, pues, de hecho, modifican la dinámica íntima de una familia nuclear, y sus pautas de autoridad, usos y costumbres. Si no se tiene esta capacidad de adaptación y flexibilidad sucede frecuentemente que las familias extendidas sufren conflictos y producen desequilibrios y conflictos que atentan contra su estabilidad y sus procesos de formación y socialización. Los dichos populares en tono jocoso o de burla aluden a la suegra que no deja vivir- y a los parientes que “cuando no estorban, huelen mal”, son sintomáticos de esta doble norma que una familia entre nuclear y extensa tiene que vivir. En una estimación aproximada proveniente de estudios más bien de tipo cualitativo podemos calcular -hipotéticamente- que un 17% del total de las familias mexicanas están adoptando, en un momento dado, esta modalidad intermedia de vida familiar en sus hogares. La fluctuación según lugares, puede ser, de acuerdo a nuestro cuadro de referencia, entre un 12 y un 30%. Curiosamente registramos -sin confundirlo con la familia propiamente establecida como “extensa” de tres generaciones y de dos o más parejas maritales- en las ciudades medias del centro del país en el año de 1982: Morelia, Querétaro y San Luis Potosí (en ese orden descendente), el mayor porcentaje de la familia seminuclear o extendida: el 30%. Posiblemente en otras ciudades medias mexicanas de tradición cultural tradicional suceda lo mismo si se utiliza una metodología que permita captar la naturaleza misma de la composición del grupo doméstico, y su historia de generación del mismo. Pero al considerar el tiempo en que se realizaron esas encuestas y estudios de caso, podemos pensar que esa situación ha ido cambiando con los procesos de crecimientos de las urbes y de su modernización y su desarrollo más individualizante, y que en la actualidad esta

Pero también consideramos, conforme a los datos aquí disponibles, que las fluctuaciones al respecto de ambos tipos de familia (extensos y extendidos) son bastante considerables: van desde un 19% y 20% registrado en los censos nacionales de 1970 y 1980 (seguramente por cuestión de metodología de captación del dato), hasta un 61% para el caso de una población marginada específica en lo que podía considerarse entonces una barriada con población mayoritaria de origen rural tradicional (Cerrada del Cóndor) en la ciudad de México. También es elevado el dato recabado al nivel nacional en 1967 (46%), pero se trata de una generación anterior a la actual de padres, que ahora ya son mayores de 65 años y vivieron en un México diferente al actual. El otro dato elevado es el de familias de trabajadores en la ciudad de México en 1970 (34.7%) que también se puede considerar como familia de población específica en el nivel proletario. Los otros once cálculos fluctúan entre el 25% y el 33%, y tienen su mediana en el 28%. Pero eso sólo es una apreciación hipotética pues en 101

Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

los criterios de categorización se suelen incluir formas de diferenciación en la composición permanente o eventual no bien especificadas y se ha englobado en alguna de ellas a familias que bien se podrían considerar compuestas o seminucleares (uniparentales, identificadas como extendidas o viceversa). De cualquier manera, confirmamos en los estudios cualitativos de historias de vida, que casi todas las familias adoptan la modalidad “extendida” durante algún período de su ciclo vital. Generalmente aparece durante la primera etapa de constitución de las nuevas parejas conyugales -antes de tener la capacidad económica para montar su propio hogar-vivienda-, y al final de la etapa familiar, cuando los hijos se han separado, cuando deviene la viudez de uno de los padres -acogido en la casa de alguno de sus hijos casados-; cuando aparece algún pariente proveniente de otra localidad, o cuando el pariente, en su proceso de vida, se ha quedado solo (por ejemplo, el caso de la tía soltera, la hermana viuda o la madre soltera) que se acoge a una familia nuclear o compuesta.

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Tipología de la composición de los hogares según los vínculos de parentesco y maritalidad u otros

4.4 El tipo de familia propiamente nuclear-conyugal

según los especialistas en vida familiar- como formas “desviadas”, no logradas, frustradas, no acabadas, no plenas de la naturaleza intrínseca de la vida familiar (dicen otros)91. Como si solamente así se realizara la plenitud de la vida familiar: con su pequeña intimidad formada por personas de una generación y media (porque se espera que los hijos no van a permanecer sino hasta su juventud inicial -cuando más, al menos que no se casen-, y porque se considera natural que los viejos vivan solos, o con algún hermano soltero, separado o viudo de su pareja, viviendo por su cuenta). De hecho, esta concepción del modelo de familia nuclear ha excluido a la primera generación, la de los abuelos y por ello, cada vez más están creciendo los hogares unipersonales.

En el centro de la tipología de composición familiar tenemos al modelo de familia nuclear-conyugal. Resulta ser el prototipo de la hechura familiar del siglo XX, pero no quiere decir que antes no existiera o fuera predominante en tiempos y lugares. Consiste en una unidad doméstica familiar (excluida la que no tiene ese carácter) formada exclusivamente por el padre y la madre, como pareja conyugal y los hijos solteros, excluidos otros familiares, y no contando en ellos al personal empleado de servicio doméstico (aunque esta sería una submodalidad dentro del tipo nuclear-conyugal). Queda excluido también en su sentido estricto, la pareja sin hijos, pues todavía no tiene el carácter de familia como tal (lo incluimos, en cambio, como una forma parafamiliar o seminuclear-conyugal). Sin embargo, este último subtipo es comúnmente incluido como un hogar nuclear en las clasificaciones oficiales del censo y de la mayoría de demógrafos (pues ellos están refiriéndose a la unidad doméstica, no tanto a la unidad familiar, como tal. Pero aquí resaltamos el interés por distinguir a unos y a otros, desde la perspectiva del estudio de la familia como grupo específico y no sólo como residente de una vivienda. Tampoco confundimos la familia nuclear-conyugal con la familia uniparental (un padre o una madre con sus hijos) porque el componente conyugal no está presente y tiene en sí una dinámica sui géneris distinta de la conyugal propiamente dicha. Volveremos sobre esta caracterización y de sus implicaciones en el siguiente apartado sobre la tipología de la composición familiar.

Según el procesamiento de los datos censales, un 70% y hasta un 80% de las unidades familiares adoptan la forma de familia nuclear; porque incluyen en él a las familias uniparentales, a las parejas sin hijos, y los enumeradores llegan a identificar a conjuntos plurinucleares como familias nucleares separadas, aunque vivan en vecindad o en casas rurales contiguas y compartan funciones unitarias. Pero los estudios más especializados sobre la familia reconocen porcentajes menores que llegan hasta un poco más de la mitad del total de unidades domésticas (entre el 52 y el 58 % aparecido en los últimos estudios del IMES en la ciudad de México y aún menor en la ENPF del CONAPO en 1995). Veremos que tanto concuerda éste último con la Encuesta de Dinámica Familiar del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia en 2005. En el modelo típico de la familia nuclear se busca que ésta realice plenamente su autonomía ante las demás unidades domésticas; se plantea, sobre todo en las grandes ciudades, un cierto hermetismo de cada familia frente a los vecinos y los extraños. Su focalización y fundamentación está fincada sobre el matrimonio o su equivalente de unión consensual, en la que se enfatiza la base amorosa que debe unir a la

El que haya un modelo prototípico y predominante de familia como grupo nuclearconyugal constituido sólo por padres e hijos solteros significa que se considera como “la” modalidad “normal” (en sentido normativo y estadístico) que debe existir. Las otras modalidades llegan a calificarse -equívocamente

91

Remitimos nuevamente a la crítica sobre los mitos de la familia nuclear-conyugal tratados como prototipos del fenómeno familiar moderno según Parsons y los funcionalistas. Véase a Liu y a Turowski, en Leñero (1977), pp. 35-62 y 17-34. También en Rosseti (1993), pp.18-20; y a la ONU-Centro de Departamento de Asuntos Económicos y Sociales Internacionales-Viena, Nueva York (1986), pp. 11-18.

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pareja, independientemente que ésta no funcione en la vida sucesiva de la pareja. Pero la fundamentación de la familia reside en dicha pareja, constituida legal, religiosa o puramente consensual. De esta unión conyugal, depende toda la dinámica familiar, más que del lazo consanguíneo que une a padres con hijos y con los hermanos de la familia de origen. Este lazo consanguíneo se va a ver distanciado tempranamente, al término de la adolescencia de los hijos, o antes, como se desligó el de los contrayentes del de sus padres, al requerir formar su propia familia de procreación de manera independiente. Pero la unión amorosa de los esposos o parejas maritales originada de manera romántica o pseudoromántico (enamoramiento), erótica, por conveniencia circunstancial, o incluso sublimada espiritual o sacramente, encuentra frecuentemente una serie de escollos generalmente no previstos ni sabidos superar adecuadamente durante las distintas etapas de su experiencia sexual, progenitora, de crianza y educación de la prole, o del arribo a una tercera y cuarta edad avanzada. Y como el control social externo y familiar no tiene ya la misma fuerza que antaño, en la que se mantenía la unión aunque el afecto hubiese desaparecido, el resultado frecuente es una pérdida del sentido de la misma familia que se ha construido en base a la unión marital, como una aparente acción de carácter puramente individual de la pareja. Esta, con el descenso de la mortalidad y con el aumento del promedio de esperanza de vida, fácilmente puede llegar a los cincuenta años de convivencia matrimonial. En el ideal del modelo, la familia nuclear-conyugal debe continuar hasta el final de la vida de la pareja, independientemente de los hijos.92

valor del compromiso con los parientes incluidos padres y hermanos -para favorecer la realización individual y de pareja-, y al control social de las interrelaciones humanas de tipo primario e interfamiliar-comunitario y parental. Esto sucede al desplazar la producción económica fuera del ámbito familiar y de las alianzas entre familias, así como al rechazar la dependencia del hijo frente a un padre que, hasta hace poco, manejaba “familiarmente” un taller, un rancho, una parcela agrícola, un ganado, o un negocio comercial o industrial y los hijos y esposa se involucraba en dicho trabajo colectivo. Pero según el modelo ideal, la familia nuclear, basada en la concepción del amor igualitario, da lugar, de una u otra manera, a una semidemocratización de la autoridad hogareña y permite que la comparta la mujer, pero cuando ésta adquiere la conciencia de su independencia individual que le ofrece una perspectiva más liberal de desarrollo personal, la pareja marital entra en crisis pues en el fondo se conservan los presupuestos de la autoridad patriarcalista de otras épocas. Y por ello, el matrimonio moderno, aparentemente fundado en el amor recíproco de la pareja, entra en contradicción dentro del modelo de familia nuclear-conyugal, que requiere de una pareja femenina un tanto incondicional.93 Suponemos que este riesgo de crisis de una familia nuclear-conyugal basada en el amor personal de la pareja y en una sexualidad liberalizada, va elevándose cada vez más, al mismo tiempo que la mujer se emancipa de la sujeción cerrada. y nuestro estudio en la ciudad de México puede corroborarlo al comparar los datos de 1993 con los de la generación anterior entrevistada hace veinticinco años. Primeramente se había tratado de recluir a la mujer al ámbito cerrado del hogar, para después, por necesidad o por búsqueda del desarrollo per-

Comparada con los otros tipos de composición familiar, la nuclearización de la familia en torno a la pareja conyugal resta fuerza al vínculo adscriptivo involuntario de la consanguinidad, al 92

Aquí, en la dinámica de la pareja en que se funda la familia nuclear-conyugal contamos con una abundante bibliografía de estudios publicados al respecto, tanto para analizar la crisis de la pareja matrimonial fincada en la concepción canónico-religiosa, como civil-liberal, como para ofrecer vías de un manejo más adecuado de la vida amorosa al interior de la familia , incluyendo la conducta sexual premarital y marital o extramarital. En cuanto a los estudios de la realidad crítica del matrimonio monogámico podemos remitir a los estudios de algunos autores entre muchos otros: Revisando la problemática de matrimonios jóvenes en EEUU: Rogers (1972), Revisando la experiencia de parejas de tres generaciones en la Cd. de México: Módena y Mendoza las (2001), pp.53-102; analizando la dinámica de parejas casadas en EEUU rurales y ubanas: Blood & Wolfe (1965); análisis del matrimonio indisoluble en la génesis de su problemática actual y del amor conyugal: Ariès (1987a y b), pp. 177188 y 189-214 93 Véase la tesis de investigación histórica de Ariès citado en la nota anterior (1987a).

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sonal, el mismo modelo “permite” que la mujer trabaje fuera de la casa y contribuya así al mantenimiento del hogar.

instituciones que ayuden a la familia a cumplir sus anteriores funciones y que éstas sean controladas por establecimientos ajenos a la familia. Pero al operar así, el grupo familiar pudiera ir perdiendo su sentido integrador y su pretendida autosuficiencia nuclear. Veremos si ello sucede en las familias citadinas de México entrado el nuevo siglo.

Pero al cambiarse las bases del rol femenino provenientes de la familia consanguínea, la afirmación hipotética de que se produce toda una transformación del ritmo y tono de la vida doméstica en la misma familia nuclear, parece ser evidente. Supuestamente el reconocimiento de la individualidad de los miembros de la familia, principalmente de la mujer, lleva implicado un cambio en la dedicación completa de ella al hogar y al mantenimiento de la vida familiar. Esto ahora parece ocurrir mucho más que antes y todavía suele generar un sentimiento de culpabilidad de muchas mujeres que sienten desatender a su hogar y a sus hijos, por su trabajo u otros menesteres fuera del ámbito del hogar. Sobre todo, cuando han quedado excluidas, en la composición de la unidad nuclear la presencia de otras mujeres adultas, e incluso, de las personas mayores (abuelas o tías) que podrían intervenir en cuidados y servicios domésticos. Pero además, los estudios de caso en nuestro país muestran cómo los mismos maridos que han aceptado el nuevo cambio de sus mujeres, resienten una nueva inseguridad ante ellas. Y muchos adoptan actitudes agresivas y de violencia familiar, sobre todo frente a la mujer incluso cuando se encuentra embarazada.94

Es por eso que aparece y aumenta la importancia psicosocial de una serie de grupos, medios y unidades sociales que tienden a suplir lo que una familia de dimensiones pequeñas y restringidas no puede proporcionar: la escuela, los grupos informales de amigos, las pandillas y las bandas juveniles, los clubes y asociaciones formales, los grupos de paseo, los centros de diversión, de arte y cultura, las colonias vacacionales, las guarderías infantiles y seniles, los grupos profesionales y para-profesionales, los sindicales, las comunidades terapéuticas, las colonias de rehabilitación y de acompañamiento para la tercera edad, los eventos de encuentro de experiencias, la práctica amorosa informal, los grupos femeniles de todo tipo, y muchos otros agrupamientos. Pero ¿qué tanto son extensibles a los sectores mayoritarios de las familias pobres con familias nucleares muy limitadas? Todos ellos, de hecho, tienden a compensar la dedicación que requiere el montaje y vitalización de una familia nuclear que no llega a tener más de cuatro o cinco personas y sólo dos adultos.

La situación parece presentarse como más problemática en el caso de las familias de los sectores proletarios y subproletarios, que no pueden pagar a terceros por los servicios domésticos; pero también si se trata de familias de clase media modesta o hasta un poco más acomodadas, que ven cada vez más difícil conseguir servidumbre doméstica.

Muchos hogares de las grandes ciudades se quedan como los lugares en donde se hacen una o dos comidas y a los que se acude para dormir, con lo cual mantiene la importante función de ser el ámbito de la intimidad más característico de la vida actual. Pero el problema reside en que esta intimidad no parece ser siempre lo estable que pudiera esperarse, pues sufre las fluctuaciones críticas, propias de los diversos ciclos de la vida de las personas que componen dicho hogar. Y como en todas las etapas aparecen coyunturas emotivas críticas, la familia resulta ser el principal teatro de su representación dramática o melodramática.

Pero la crisis de la familia nuclear-conyugal es más evidente por el mantenimiento de un grupo familiar que pide a sus miembros, reducidos en número, una dedicación extraordinaria para atender a miles de necesidades de la vida cotidiana, y con ello, asegurar el orden físico y moral del hogar autónomo y autosuficiente. Esto hace que tengan que aparecer 94

Véase a Elu y Santos (2000).

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Dentro del tipo de familia nuclear-conyugal, se incluye la fórmula de unión marital consensual, extramatrimonial. Ésta ha estado siempre presente en buena parte de las familias mexicanas, desde siempre, asimilada al mismo modelo de familia conyugal e incluso dentro de la misma familia consanguínea extensa o semiextensa. Datos provenientes de las estadísticas censales oficiales reportan sólo un 14.4% de parejas maritales en unión consensual; sin embargo, encuestas más especializadas de fecundidad como la Encuesta Nacional Demográfica, registran un porcentaje mayor: un 25% de parejas maritales en unión consensual95; pero seguramente la realidad encubierta es todavía mucho mayor al 25% del cálculo anterior, y supuestamente su número va en aumento. Habrá que ratificar esta hipótesis en el estudio de diagnóstico familiar para la primera década del siglo XXI. La unión consensual sin matrimonio formal aparece como una opción que se identifica también con la familia seminuclear. Incluso tradicionalmente se ha recurrido a ella como una forma legitimada de formación de hogares, cuando no se cuenta con recursos para costear una boda costosa, por modesta que ésta sea, o cuando la pareja no se siente segura de su permanencia futura. La tesis hipotética que hay que analizar en un diagnóstico familiar actualizado es que la familia nuclear-conyugal vive actualmente una crisis que no puede identificarse como una falla de los individuos que no han sabido ni podido alcanzar el supuesto ideal de la familia del amor, sino una cuestión de organización compleja de nuestra misma sociedad civil desarticulada desde su átomo social familiar, en sus diversos capas y ámbitos sociales.

95

Véase Ojeda (1982).

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Tipología de la composición de los hogares según los vínculos de parentesco y maritalidad u otros

4.5 Los tipos de familias seminucleares: Monoparentales, Padres sin hijos, Hijos sin padres

bido a, separación, divorcio, abandono, viudez o por migración laboral del marido96: en 1990 se registraron censalmente, 17.3% de hogares con jefatura femenina y en el año 2000, fueron 20.6%97. Pero en cualquiera de los casos, hay siempre una referencia simbólica a la pareja marital no lograda o fracasada.

Son las familias en las cuales la conformación nuclear-conyugal no se logra completar por alguna razón: sea porque uno de los miembros de la pareja de padres, no existe, (por muerte, o abandono, por separación o por no haberse consolidado la conformación de la pareja), o bien porque la pareja marital no tenga hijos: por ser todavía inicial, por razones voluntarias temporales o permanentes o porque el hijo tenido haya muerto. Sabemos, de hecho, que hay en muchos casos un frecuente encubrimiento de la situación, calificada peyorativamente como familia “incompleta”, y que muchas de estas unidades domésticas aparecen oficialmente como nucleares “completas”, aunque no lo sean en realidad: el jefe-padre de familia, registrado como miembro y cabeza de la unidad, frecuentemente no tiene presencia verdadera en el hogar. Su referencia es puramente simbólica. Se trata, en muchos casos, de la “casa chica”: el padre-marido está casado con otra mujer y tiene otra familia.

Actualmente, esta conformación de familia “para-nuclear”, independiente, aparece como modalidad de ensayo (sustituto del tradicional noviazgo, previo al matrimonio, y ya sin el compromiso de los antiguos esponsales), mediante el cual, las parejas se constituyen sin la necesaria existencia de un matrimonio formal; o incluso, con el propósito expreso de no tener hijos. El ensayo puede ser gradual antes de un compromiso matrimonial (supuestamente definitivo) dado a conocer formal y públicamente98. En estos casos, es cada vez más común que las parejas en unión libre vivan sin tener hijos, al menos durante una etapa inicial del ensayo marital. En caso de engendrar, los hijos podrán legitimarse a posteriori (práctica frecuente en la época colonial) o quedarán sin este reconocimiento pues actualmente ya no cargan con el estigma que antes les marcaba como hijos ilegítimos. Veremos si esto se corrobora en nuestro estudio presente, como una práctica creciente.

Los mismos datos censales acusan ya de por sí una diferencia entre el número de casados según sexo: en el año 2000 se registraron censalmente más de 1,779,000 mujeres casadas, unidas maritalmente, separadas y divorciadas, como un excedente frente a los hombres, lo cual refrenda la práctica frecuente de bimaritalidad masculina: varones con dos o más mujeres, o simplemente que niegan su compromiso marital (“yo no soy casado, la casada es mi mujer”).

Dentro de la familia seminuclear aparecen también fórmulas de constitución de hogares basados en una pareja del mismo sexo, principalmente mujeres (inclusive hermanas parientes o amigas), o en varias de ellas (no tanto de lesbianas, que no parecen llegar a constituir una cifra estadística significativa), sino de personas que conviven y se apoyan mutuamente tanto económicamente como para la atención de los hijos de una o más de ellas. La polémica de las llamadas uniones de convivencia o de los dichos matrimonios de homosexuales, todavía están por verse llegan a constituir una unión legalmente reconocida en la legislación civil. Lo interesante sería medir el grado de aceptación o tolerancia de éstos en la opinión de la población abierta.99

Cabe aquí introducir la interrogante de si el tipo de familia seminuclear está conformado necesariamente a partir del modelo nuclear conyugal. Pero evidentemente no siempre sucede así: el caso de la madre soltera (con maternidad extramarital) frente a los hogares comandados por mujeres, con ausencia de un marido, de96

Véase Ojeda (1982). Véase en López B. (2000), p.34. 98 Véase en Bejin (1987) pp.215-228, Trimbos (1968), Rogers (1973), pp15-20, en el análisis del matrimonio de ensayo o extramatrimonial y sus implicaciones prácticas sociales y morales. 99 En una encuesta representativa de los jóvenes en la Cd. de México, alrededor de la mitad de jóvenes entre 15 y 25 años afirman que sí se justifican las relaciones sexuales entre homosecuales. Véanse datos del Reporte IMES Nº 290, sobre los Jóvenes en Cd. México , 2002. 97

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En cualquiera de los casos, la familia seminuclear que según los estudios de referencia aquí presentados constituye entre el 9.3% y el 17.0% del total de los hogares familiares, plantea todavía una seria problemática, sobretodo la uniparental. La cuestión principal es su aislamiento y la limitación de sus recursos humanos y económicos. Esto conlleva -además de la soledad psíquica del adulto que se responsabiliza de la crianza y educación de los niños, cuando no tiene una pareja fija-, y tiene que asumir una concentración de tareas y funciones bajo su propia responsabilidad, pues la madre (en raras ocasiones el padre) tiene que vivir la presión de una doble jornada de trabajo: una fuera del hogar, para ganar el ingreso económico necesario, y otra, dentro, para atender las necesidades domésticas y la atención de los hijos.100

De ahí la propuesta hipotética de reconstrucción de una nueva forma de establecer la red familiar multidoméstica, sin caer en la familia extensa de antaño, pero tampoco en la atomización extrema de la domesticidad privada e íntima. Esto mismo da lugar, por otra parte, a la satisfacción de las necesidades sexuales y afectivas, de manera diferente a la que establecen los modelos de familia basados sobre el matrimonio tradicional, formalmente contraído y en una nueva perspectiva de género.

Finalmente podría considerarse hasta cierto punto, que los hogares unipersonales pueden hacer referencia simbólica a una familia nuclear que dejó de funcionar como tal, debido sobre todo a la muerte de la pareja y a la salida de los hijos. Incluso puede conservarse la vivienda de antaño, habitada ahora por un viudo o viuda sin hijos cohabitantes. Y en la que la reminiscencia de la familia anterior está presente moralmente. Sin embargo, el hecho mismo que se presenta ya no es en sí un hogar familiar. La persona que vive sola, se encuentra separada de su familia de origen. Por ello, la incluimos en una categoría diferente al de los hogares familiares, propiamente dichos, y su porcentaje aparece aparte. Es por eso que la vinculación de estas unidades familiares seminucleares, con otras de su mismo tipo, pero sobre todo, con las de sus familiares cercanos, resulta totalmente necesaria.

100

Véase a Acosta, Di Marco y Barros, Fox y Mendoça, en Schmukler, coord. (1998), pp.155-297.

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Tipología de la composición de los hogares según los vínculos de parentesco y maritalidad u otros

4.6 Tipo de familias “compuestas” Estas familias están constituidas, según la especificación formalmente hecha por los demógrafos, en los hogares constituidos por cualquiera de los tipos anteriores de familia en los que conviven otras personas no familiares. Sin embargo la categorización de estas familias no es muy clara al momento de recabar la información de primera mano, pues suele excluirse de ellas a personas integradas al grupo familiar en la unidad doméstica sin una permanencia definitiva, así como a la servidumbre que habita en la misma vivienda de manera permanente. Tampoco se registran, muchas veces, a otras personas que han sido acogidas en el hogar, en circunstancias especiales (visitantes, migrantes, trabajadores que llegan a residir en la misma vivienda pero que no se les considera como parte de la misma, aunque estén ahí. Y si son familiares, quedan incluidos en las clasificaciones anteriores. Por ello, aunque existan probablemente muchas familias que pudieran identificarse como familias “compuestas”, el porcentaje que aparece en los registros de algunas encuestas es ínfimo: del 0.9 al 1.8. Por ello, lo consideramos poco confiable y difícil de analizar debido a su imprecisión conceptual y operativa.

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Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

4.7 Hogares no familiares: unipersonales y otros

hogares unipersonales, sobre todo de personas de mayor edad. Los datos que referimos van del 3.5 al 5.3 %. Pero muchas veces, la persona niega vivir sola, por temor a ser asaltada y por ello presumimos que la realidad del número de estos hogares se da en mayor medida.

Pueden quedar incluidos en estos hogares: los unipersonales y los colectivos no familiares. Nos referiremos aquí solamente a los unipersonales por su posible referencia a un origen o derivación de familia nuclear-conyugal o de otro tipo, en donde sólo aparece en el hogar uno de sus anteriores miembros.

Hay aquí una consideración derivada de esta información. La situación de personas que viven solas, puede ser en algunos casos especiales, muy buena y confortable, cuando puede recibir ayuda de servidumbre y de parientes que viven cercanos o contiguos al hogar del que vive solo. Sin embargo, hipotéticamente una mayoría de estas familias, se encuentran en una situación de riesgo de abandono, de pobreza muchas veces y falta de una atención médica. Muchas de estas personas no cuentan con pensiones o éstas son insuficientes casi siempre. La inexistencia de redes estrechas de tipo comunitario y vecinal agudiza esta situación crítica. En el campo, puede ser extremadamente riesgosa.

Como ya hemos comentado, los hogares unipersonales están constituidos por un solo habitante en el hogar, pero estrictamente no pueden ser considerados como hogares familiares, aunque generalmente haya una historia familiar antecedente de referencia y de permanencia en el sentir simbólico de las personas, que pueden seguir viviendo con esa presencia moral. Se puede tratar de un viudo o viuda que se ha quedado solo, por voluntad propia o porque sus parejas se han muerto o marchado, o porque sus hijos o familiares cercanos se han separado físicamente del hogar de origen, al casarse o unirse maritalmente. Otras razones pueden estar presentes, incluyendo la salida migracional en busca de trabajo, o las enfermedades que obligan a las personas a ser atendidas en instituciones especiales de cuidado y atención médica. Pero en el centro de toda esa dinámica conducente a la existencia de hogares unipersonales, está el modelo de familia nuclear conyugal que excluye expresa o tácitamente a los abuelos, a los tíos o tías, u otros parientes que no han formado familia nuclear propia, o que siendo ya jóvenes o adultos maduros han quedado sin su familia nuclear constituida, por separación, divorcio u otra circunstancia.

Por ello, es necesario establecer programas sociales, adecuados a este tipo de personas. Difíciles de vincular en muchas ocasiones, requieren de un sistema-red que desarrolle una multiplicidad de vinculaciones con otras familias y reciban atenciones de instituciones y programas sociales ad hoc. Y por el otro lado, se plantea la necesidad de que los familiares más próximos puedan mantener una involucración, propia de los lazos estrechos del afecto y de reconocimiento a la historia familiar. Pero en un caso u otro, atendiendo a las diversas circunstancias de cada caso (sobre todo tomando en cuenta su situación de deterioro funcional o no), siempre será necesario el respeto y reconocimiento a su propia voluntad y a la opción personal que tome y asuma el protagonista central de ese hogar. Porque la fórmula tradicional de los asilos para personas mayores, casi nunca son la mejor solución a su soledad, a menos que se establezcan con otras modalidades ahora ya aparecidas en algunas instituciones más abiertas y mejor adaptadas a las diversas personas que pueden quedar incluidas en sus programas de acuerdo a una subtipología de caracterizaciones diversas.101

Pero sobre todo, esta modalidad de hogar no familiar, se produce como efecto de un sentido de autonomía y aislamiento propio de la concepción familiar nuclearizada, cerrada a las convivencias estrechas y limitante de las vinculaciones consanguíneas. Valores y disvalores sostienen esta perspectiva que da lugar a un número considerable, e hipotéticamente creciente, de 101

Véanse diversos estudios que a partir de investigaciones y experiencias analizan la cuestión de las personas de mayor edad que viven solas o en “hogares colectivos”: Leñero (1998b), pp.42-48; Montes de Oca (1998), pp.49-56; Solís (2001), pp.835-869.

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Tipología de la composición de los hogares según los vínculos de parentesco y maritalidad u otros

Y con esto concluimos la presentación de la tipología de la composición familiar en los hogares mexicanos. Consideramos como pista fundamental para el estudio conducente al diagnóstico de las familias vistas como sujetos activos de la vida colectiva nacional, desde la cotidianidad de su vida familiar y de sus estrategias de convivencia íntima y social. Plantean toda una necesaria diversificación de las generalizaciones simplistas que se pueden hacer para impulsar las políticas sociales y familiares. Implican una multiplicación de sus diversas situaciones tomando en cuenta la composición de sus hogares, pues cada tipo de ellos, supuestamente adquiere una significación diversa. Y un diagnóstico nacional tiene que elaborarse comprendiendo y respetando esas conformaciones contrastadas de la vida familiar.

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Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

CAPÍTULO 5 Caracterización de las Unidades Familiares según diversas condiciones y categorías sociales y socioculturales de sus miembros 5.1 Caracterización de las familias según la condición de salud de sus miembros: Algunos elementos de información para tomar en cuenta en el análisis de las implicaciones familiares de la salud

a) La referencia a los datos sobre la morbimortalidad de la población y sus implicaciones familiares, en referencia a los adultos, principalmente a la mortalidad materna y a las personas de mayor edad; b) La referencia a la salud, morbilidad y mortalidad de los hijos vista desde la vida familiar; c) La referencia a la salud reproductiva y sexual de padres e hijos; d) La referencia a la salud mental y psíquica de sus miembros. Pero lo que más nos interesa aquí es ver cómo esa condición de salud es vista y proyectada desde la familia, más que desde la perspectiva médica o de una establecida por normas morales rígidas.

Como introducción al tema, transcribimos unas consideraciones básicas sobre la implicación “Familia y Salud” planteadas por Dulanto.102 “La familia como una unidad biopsicosocial tiene mucho que ver en el logro de la salud personal de cada uno de sus componentes y la del grupo como tal. Cuando hablamos de salud nos referimos a la biológica, la psíquica y la social, que tan estrecha relación guardan entre sí; es decir, hoy día nos obligamos al concepto de salud “integral”. La integralidad de la salud, conforme a la Organización Mundial de la Salud OMS, es un concepto que abarca calidad, armonía y “normalidad” en lo social, lo biológico lo psicológico y lo espiritual. Es aplicable a los individuos, las familias y las sociedades... En cualquier grupo familiar, aún en aquellos que son conocidos como funcionales, se pueden encontrar tanto factores de riesgo como protectores [de la salud]”.

b) La referencia a la salud en las familias, principalmente de la mujer, de la mortalidad materna y de las personas de mayor edad: Sabemos que la mortalidad en México103 ha venido en descenso durante el siglo XX. La tasa de mortalidad (decesos por cada mil habitantes) ha pasado de 21.4 a 12.8 entre 1943 y 1960; de 12.8 a 6.0 entre 1960 a 1983, y de 6.0 a 4.5 entre 1983 y 1997. Esto ha implicado directamente una ampliación de la esperanza de vida al nacer que se ha visto incrementada en el lapso de cada lustro: desde los 50.2 años de los hombres y 53.3 de las mujeres en 1950-55, hasta 70.2 años de los hombres y 75.1 de las mujeres en 1990-95. Actualmente se calcula que las niñas que están naciendo en el primer lustro del siglo XXI ya llegan a tener una esperanza de vida alrededor de los 78 años. Esto significa, en primer lugar que las parejas alargan su posible vida marital, y que los años de viudez, a pesar de que ha disminuido en términos generales, mucho, se mantiene diferen-

Por ello, el tema de la salud como variable que interviene para caracterizar a unas familias de otras, puede ser vista desde diversos indicadores que enunciamos de manera selectiva y esquemática: 102 103

Dulanto (2004), pp.218-219. Véanse datos y análisis de Gómez de León (2001), pp.82-98.

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Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

más parientes. Y esta actitud cultural está todavía presente en un elevado porcentaje de familias mexicanas, siendo ciertamente un equívoco mayúsculo, pues la muerte o enfermedad de estas madres, no sólo las perjudica a ellas, sino a todos los familiares, particularmente a los hijos.

cialmente pues habrá siempre más mujeres viudas que hombres, por la mayor edad a que pueden morir ellas, y que los hombres que se quedan viudos a edad madura y hasta mayor, se vuelven a casar nuevamente mucho más que las mujeres, o se incorporan mayormente a una de las familias nucleares de sus hijos o hermanos. De ahí el mayor porcentaje de hogares unipersonales de mujeres que de hombres.

Presentamos la referencia que hacen Figueroa P., Szasz y Yanes al artículo de Langer, A. y Rafael Lozano, denominado “Condición de la mujer y salud”105 en el libro La condición de la mujer en el espacio de la salud:

Salud de la mujer y mortalidad materna

“El artículo de Langer y Lozano parte de considerar la salud como “un proceso dinámico que resulta de la compleja e intrincada relación entre una base biológica y factores socioeconómicos, culturales, psicológicos y conductuales que influyen sobre ella y la modifican”. Dentro de esta red multicausal, el peso de los factores no se distribuye uniformemente en todos los individuos ni a lo largo de su proceso vital.

Pero la mujer-madre sufre todavía la posible eventualidad de una muerte vinculada al embarazo, gestación y parto o puerperio. Se calcula para el año 2000 una tasa de mortalidad materna (número defunciones de las madres por cada 10,000 nacidos vivos) de 6.2 muertes maternas, el 70% de ellas ocurridas en áreas marginales, principalmente rurales (2.3 veces más que en las marginales urbanas). A su vez, estas muertes maternas, ocurren mayormente en municipios indígenas, y en éstos en mayor medida en mujeres menores de 20 años y en las de más de 34 años. La mortalidad materna, sin embargo, es viable de evitarse en casi todos los casos mediante una atención médica y hospitalaria oportuna. Sus efectos no sólo son la defunción de la madre, sino el impacto que tiene para el núcleo familiar, principalmente para los hijos e hijas que quedan huérfanas y muchas veces desamparadas por el mismo padre que se vuelve a casar o que los abandona. Las historias de vida familiar ocurridas después que murieron las mujeres en uno de sus procesos de gestación, parto o puerperio, son altamente ilustrativas estudiadas por algunos investigadores.104

“Los autores proponen un marco conceptual que permite ubicar los factores biológicos, sociales y conductuales que influyen sobre la salud de la mujer, identificando tres niveles en la determinación del proceso salud-enfermedad: los determinantes biológicos y sociales del proceso salud-enfermedad; los próximos, que son aquellas circunstancias que influyen directamente sobre la salud; y los efectos de ambos tipos de determinantes sobre la salud en términos de resultados. La hipótesis que subyace a este estudio es que existen profundas desigualdades entre hombres y mujeres en cualquiera de estos niveles, así como entre las mujeres de diferentes grupos sociales. “Dentro del primer nivel, referente a los determinantes subyacentes, se analizan los factores biológicos a partir de dos indicadores básicos: los diferenciales en mortalidad durante la infancia y la esperanza de vida.

Asimismo, la condición de salud de la mujer madre, vista en una concepción masculina, ha sido generalmente percibida como un insumo necesario de la vida familiar. La consideración tradicional de que gracias al “sacrificio” de la vida, salud y vocación personal las madres, la familia puede salir adelante, en beneficio de su marido, de sus hijos e incluso de todos los de104 105

Estos factores biológicos se ven matizados por factores socioculturales que tienen origen en el valor diferente asignado a hombres y mujeres en

Véase Elu (1993), Langer (1998), pp. 68-73. Véase Langer en Figueroa (comp.), (1998), pp.15-19.

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Caracterización de las Unidades Familiares según diversas condiciones y categorías sociales y socioculturales de sus miembros

una sociedad, y el trato discriminado por género. Adicionalmente, para este nivel se toma en cuenta la desigualdad social entre individuos de distinto estrato socioeconómico, que en el terreno de la salud se expresa de manera relevante en los indicadores de mortalidad infantil y materna. El segundo nivel, correspondiente a los determinantes próximos, se resume de modo esquemático en el estado de nutrición, la utilización de servicios, los patrones reproductivos y algunos hábitos relevantes para la salud. Los autores desarrollan estas temáticas enfatizando principalmente los diferenciales por sexo y la estratificación socioeconómica de la población. En el nivel de los resultados, el análisis toma como eje el ciclo vital de la mujer, distinguiendo tres etapas: la infancia, la edad reproductiva y los años posreproductivos. En este último estadio se utilizan fundamentalmente información sobre mortalidad para estudiar los efectos de los factores subyacentes y determinantes próximos sobre la salud de la mujer.

aspectos de la salud potencialmente sensibles a las diferencias por sexo, trabajar en el desarrollo y validación de indicadores, y probarlos en diferentes poblaciones para conocer los alcances y limitaciones de eventuales conclusiones”. Pero además, la morbilidad de las mujeres madres mexicanas, es sensible a una serie de enfermedades que podrían superarse si la estructura familiar y la concepción sobre el valor de la mujer al interior de la familia y la pareja, se modificasen. Apuntamos solamente algunos indicadores al respecto. La alimentación adecuada podría evitar manifestaciones tempranas de la anemia, la diabetes mellitus, la artritis y la osteoporosis mal atendidas sobre todo en la etapa posmenopáusica, y cuando la mujer realiza labores físicas pesadas durante y después del embarazo y parto. No son menos importantes los problemas de carácter depresivo o tensional, asociados al papel obligado por la vida familiar. La condición psicológica, emocional y anímica, está directamente conectada con los síntomas somáticos y con la satisfacción y sentimientos de bienestar. En varios estudios se analizan diversos indicadores de esta condición aparentemente subjetiva pero producida por la manera en que se le obliga a la mujer a cumplir su vocación familiar. Lo cual no se aplica en la misma medida al hombre. Se analiza, por ejemplo, la satisfacción de las mujeres respecto a su vida marital y sexual y se llega al dato de que alrededor de dos terceras partes de ellas, no dicen tener una vida de satisfacción y felicidad. Una tercera parte dice perder fácilmente su salud; casi la mitad se siente esclavizada por las labores domésticas. Alrededor de la mitad se sienten que su vida sexual marital no ha sido satisfactoria. Casi el 80% siente que la mayor satisfacción de su vida familiar, no reside en el afecto y la comprensión de su pareja, sino más bien en sus hijos y en encontrar cierta seguridad y respeto social, lo cual la obliga a dedicarse a las responsabilidades hogareñas como la “madre abnegada”, pero con la frustración afectiva relacionada con su pareja. Y eso tiene consecuencias para su calidad de vida y la reproducción de un sacrificio de sí misma por sus familiares y no por ella.106

“Como parte de las conclusiones finales, los autores plantean que la información disponible no permitió documentar diferencias por sexo en el estado nutricional, ni en la mortalidad infantil y la utilización de servicios de salud pediátricos, mientras que en la edad adulta se observan francas distinciones en algunos padecimientos relacionados con estilos de vida (exposición a violencia y condiciones de trabajo) y hábitos relevantes para la salud. En el terreno de la salud reproductiva se verifican profundas inequidades entre mujeres de diferentes grupos sociales y la escasa información sobre salud en la edad posreproductiva sólo permite vislumbrar algunas diferencias por sexo en morbilidad. Por último, las diferencias en la salud de grupos de distinto nivel socioeconómico son marcadas, como se observa en el caso de mortalidad materna o en el acceso a los servicios de atención a la salud reproductiva. Tratándose de un fenómeno que ha sido ampliamente documentado, los autores plantean la urgencia de implantar medidas que reduzcan la inequidad y garanticen el derecho a la protección a la salud para todas las mujeres mexicanas. En lo que respecta a la investigación, consideran que es necesario concentrarse en 106

Referencia a los datos comparados de varias investigaciones del IMES especializadas en el estudio de la dinámica familiar propiamente dicha, en varias ciudades y poblaciones rurales mexicanas. Véanse los reportes de los proyectos: Núms. 29 (Nacional, 1967); 142 (Cuernavaca, 1977); 172 (Querétaro, Morelia, San. Luis Potosí, 1981); 239 (León, Gto. 1991); 244 (Oaxaca, 1992); 250 (México,DF, 1993).

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Y de ahí se derivan una serie de medidas e intervenciones necesarias para modificar las pautas culturales que así lo establecen y lo han reproducido.

Desde la perspectiva e información de los propios padres de familia, podemos detectar algunas de estas condiciones de la salud de sus hijos, de acuerdo a la investigación sobre la familia realizada por el IMES en la ciudad de México en 1993:108 11% de las familias reportan algún hijo muerto, menor de un año (pero 17% de las familias pobres, marginales); 4% han experimentado la muerte de un hijo menor de 12 años; 6% de las familias, dicen tener un hijo con cierta discapacidad, y 21% con enfermedad grave de las vías respiratorias, como 18% con enfermedades del aparato digestivo, particularmente con síntomas de deshidratación por diarreas; 10% con hijos que padecen alergias, hepatitis, y 7% que han sufrido accidentes graves. El 42% tratan siempre, en primera instancia (a veces única), de resolver los problemas de salud de sus hijos con remedios caseros, 66% llevan a sus hijos a la seguridad social (IMSS, ISSSTE), y un 50% a las clínicas de la Secretaría de Salud u otro sistema público; pero el 78% prefieren o preferirían, si su economía se los permitiese, recurrir al médico privado. Sólo 8% de las madres recurren a las guarderías infantiles para el cuidado de sus hijos pequeños cuando trabajan fuera del hogar. En cambio, contribuyen cotidianamente al cuidado de los niños: el padre, sólo en el 21 % de los casos; los abuelos, en más de la tercera parte; los propios hijos de mayor edad (a veces con poca diferencia) en el 12% de las familias, así como las empleadas-os domésticos, también en el 12% del total. La colaboración de los vecinos, en la ciudad de México resulta ínfima (el 1% de las familias); y suelen dejarlos eventualmente solos en el 4% de los casos. La situación en otras ciudades de menor tamaño, y en los poblados rurales, es diferente y a veces drásticamente. Sobre todo en relación a las muertes y enfermedades graves, los índices de prevalencia parecen aumentar considerablemente en éstas últimas.

c) La referencia a la salud de los hijos menores: Presencia y situación de los niños en sus hogares. En los hogares el promedio de hijos nacidos vivos es de 3.3, pero su número varía según la edad y etapa familiar: desde 1.6, en el caso de padres menores de 25 años, hasta 5.5 en el de padres mayores de 45. El cuidado de la salud de los niños dentro de los hogares es una de las funciones más importantes de la vida familiar. Ciertamente, ahora mueren ya menos niños en edades tempranas. Las tasas de mortalidad infantil (de menores de un año) han descendido notablemente, pasando de 178 defunciones por cada 1,000 niños nacidos vivos en 1930, hasta 28, en 1997. Sin embargo, frente a una más baja mortalidad infantil, aparece el problema de la salud de esos niños que han nacido y crecido y no se han muerto, pero que presentan diversas posibles enfermedades y disfunciones fisiológicas. Su presencia pide ahora una atención y cuidado de su salud que no siempre se logra. De todas maneras, las condiciones sociofamiliares cambiantes de las madres y padres actuales son factores que intervienen, más allá de la buena voluntad de ellos, principalmente de la madre, al vivir en circunstancias diversas. Estas repercuten en la salud de sus hijos; por ejemplo: el inicio temprano de su maternidad, la distancia en los intervalos intergenésicos, su estado civil, la desnutrición de ella, su adicción al tabaco o al alcohol, su nivel de escolaridad, la marginación social y la pobreza, ya mencionada, el tamaño de la localidad que habita y su acceso a los servicios de salud, su participación en el trabajo fuera del hogar, la presencia y participación en las tareas domésticas por parte de su marido y la concepción machista del mismo, su vinculación con su familia de origen y otras más que un análisis en profundidad puede calibrar.107

Se ha calculado que algunas tasas de morbimortalidad de las familias pueden ser hasta cinco y más veces mayor que en las grandes

107

Remitimos al estudio de Mario Bronfman y Héctor Dantés sobre “La condición de la mujer y la salud infantil”, en Figueroa, comp. (1998), pp.98-125. Véase Leñero (1994), pp.183.

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cionantes de la salud familiar, pues parece que no existen estudios suficientes al respecto, en que pueda basarse un diagnóstico adecuado que evalúe los factores intervinientes.

ciudades. Se puede decir que al menos tres veces más se tienen riesgos de vivir menos en el campo que en la ciudad. También que la atención médica pública y privada discrimina a las familias con problemas de salud según la capa social a que pertenecen y que la disponibilidad de atención primaria, y más aún secundaria y hospitalaria, tiene aún un rezago que deja totalmente descubierta a más de la tercera parte de las familias.

Salud y autoconcepto de los hijos jóvenes Los hijos jóvenes menores de 25 años tienen, por su parte, condiciones de salud que requieren una especial atención. Varios estudios sobre la salud de los adolescentes, acusan la existencia de una falta de atención especializada por parte del personal médico. Los niños han obligado a una especialidad médica e institucional con los pediatras y los hospitales o secciones de medicina propia para los infantes. Las personas mayores han tenido también su medicina especializada, mediante la geriatría y la gerontología. Pero los jóvenes, con todo y ser alrededor de una tercera parte de la población, no reciben una atención especial. Los mismos padres, no les preocupa tanto la salud física de sus hijos adolescentes y mayores, a menos que presenten una anomalía específica notable.

Si los niños no se mueren ya en el grado en que sucedía en décadas anteriores, ahora reclaman de una atención mayor en el cuidado de su salud, comenzando por los niveles de alimentación que, como veíamos anteriormente, sufren gran parte de los menores en las familias de los sectores populares. Este es uno de los puntos clave de la demanda sentida por las familias y en la que hay una responsabilidad pública incuestionable, que la organización gubernamental no puede dejar de atender y mejorar -en un país donde la población menor de 15 años constituye casi las dos quintas partes de la población total-, y en donde la inercia burocrática, y la saturación de los servicios de atención médica y hospitalaria en el sistema de seguridad pública, de la que se quejan los padres de familia resulta muchas veces como un obstáculo difícil de superar.

Pero en las encuestas hechas a jóvenes, éstos reconocen tener una falta de salud física, en más de la cuarta parte de ellos. Igualmente, muchos (más del 12% en las ciudades) acusan explícitamente de problemas de salud mental y de carácter psíquico.109 También tienen problemas de mala alimentación que trascienden a su salud actual o futura (anemia por falta de hierro, obesidad, bulimia, anorexia), problemas ginecológicos, enfermedades de trasmisión sexual incluyendo el VIH-SIDA, síndromes de dolor, cefaleas, dolor psicógeno, síncope y vértigo, trastornos del sueño, enfermedades infecciosas, problemas dermatológicos, epilepsia, talla baja, discapacidades, trastornos oftalmológicos, traumatismos, problemas de adicciones, (alcoholismo, drogadicción), etc. Pero su atención tiene una especial forma de tratamiento tomando en cuenta que se trata de un adolescente o joven mayor que se encuentra en una etapa de su vida altamente sensible y trascendente y que su situación familiar y afectiva está vinculada con cualquier malestar

En este sentido, una tipología familiar derivada de esta desigualdad de las condiciones de salud, tiene que mostrar la clasificación de las familias también por sus condiciones sanitarias diferenciales: desde las familias que cuentan con las mejores condiciones de salud, tanto padres como hijos y parientes integrados; hasta las familias que tienen las condiciones más agravadas en cuestión de salud, pasando por un sector intermedio de familias que aunque no se encuentran en situación crítica, tienen carencias y corren riesgos de salud, tanto de los padres como en hijos y otros. Un diagnóstico de las familias, tendrá que incluir esta diversidad que tiene implicaciones en la vida y dinámica familiar, escogiendo indicadores de medición para presentar en una escala las diversas condi109

Véase investigaciones empíricas sobre jóvenes: Leñero (1990), pp.61, 112-115 y Proy. IMES Nº 225. Véase una multiplicidad de estudios sobre la salud y enfermedad de los adolescentes, en Dulanto, ed. (2000).

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corporal o psíquico. Por ello, el servicio médico que se tiene que prestar es sui géneris y requiere tener presenta su contexto familiar y social, quizá más que en otros casos, y que su inestabilidad anímica está implicada de manera aguda. Pide una actitud respetuosa de su voluntad al mismo tiempo que una comprensión muy especial, casi siempre cercana a la de una psicoterapia. Más aún cuando se trata de un problema adictivo. De hecho, podemos calcular que los porcentajes de jóvenes adictos al alcohol, al tabaco y a las drogas van creciendo notablemente, (del 17% hasta el 25% o más en la adicción al alcohol en la Cd. de México) y supuestamente –porque generalmente se oculta de verdad— hasta un 8.2% en el uso frecuente de drogas (o 14% en el caso de fumar marihuana) para el caso de la Cd. de México equivalente al detectado al nivel nacional para cualquier tipo de ellas. El tabaquismo puede exceder en la población joven a más del 27%. La adicción no puede ser tratada sólo de manera técnica y farmacológica pues están involucradas muchos factores, y los padres tienen cada vez menos una autoridad moral para figurar como los tomadores de decisiones autocráticas frente al tratamiento de sus hijos. Más aún, las investigaciones muestran que existe una confusión muy grande de los padres frente a los problemas de sus hijos adolescentes y mayores que ellos, antes de emanciparse del hogar de origen.

tal. Mencionamos algunas referencias que matizan en muchos aspectos la problemática y la forma en que se aborda en la vida cotidiana de las familias, y en la proyección de programas de orientación al respecto.110 Transcribimos lo que Figueroa, Careaga y Mejía plantean respecto a la Salud Reproductiva: “Según la Organización Mundial de la Salud, la salud reproductiva se define como una condición en la que el proceso reproductivo se alcanza en un estado de bienestar físico completo, mental y social y no solamente como la ausencia de enfermedad o desórdenes en el proceso reproductivo. Esto implica que las personas tengan la habilidad de reproducirse, de regular su fertilidad y de practicar y disfrutar las relaciones sexuales. También considera que las mujeres tengan embarazos y partos seguros, que la regulación de la fertilidad pueda lograrse sin peligro para la salud y que las personas tengan seguridad al ejercer su sexualidad. Esta definición se ha enriquecido con referencias más específicas a la salud sexual y a los derechos reproductivos; además recientemente se incorporó como parte de un consenso internacional alcanzado en la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo, celebrada en El Cairo, en 1994. “Por otro lado... las políticas públicas que establecen mecanismos de regulación de la fecundidad frecuentemente han sido mal utilizadas, pues orientan sus acciones al control de la natalidad para el cumplimiento de metas demográficas. Esto ha provocado una desviación de los objetivos reales de los servicios de salud reproductiva, restringiéndolos a la aplicación de métodos de control de la fecundidad y descuidando aspectos fundamentales, como la responsabilidad por el propio cuerpo, la sexualidad, la lactancia, la menopausia, las enfermedades de transmisión sexual, entre otros. Además, al tener como objetivo el logro de metas demográficas, se le da poca importancia a la decisión del usuario o de la usuaria respecto a su reproducción”.111

d) La referencia a la salud reproductiva Constituye todo un capítulo especial en el campo de la salud, implicado en la educación, en la moral y en lo religioso de la vida familiar. Existe una muy abundante investigación al respecto que incluye la cuestión sexual y la salud reproductiva, independientemente de la dinámica reproductiva propiamente dicha en su implicación como interacción de la pareja marital y como fecundidad vista demográficamente. Pero ciertamente es difícil separar todas sus implicaciones. Aquí sólo vamos a puntualizar las dimensiones que nos permitirían distinguir a las familias por su salud reproductiva como

110

Pueden consultarse para un detalle analítico entre muchos otros a: Careaga, Figueroa y Mejía, comps.(1998); Comité Promotor por una Maternidad sin Riesgos. Foro con diversos autores : Calidad de atención en salud sexual y reproductiva (1997); Elu y Santos, eds.(2005) Nájera et al, y Bronfman yGómez, en Figueroa, comp. (1998), pp.275-305 y pp.89-125. 111 Figueroa, Careaga y Mejía (1998), pp. 9-10.

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Y se descuidan las implicaciones del uso de los anticonceptivos en la familia misma, añadimos.

más de del 75% de las parejas, como ya ocurre prácticamente en la actualidad”.

De cualquier manera dice Daniel Hernández112 en una revisión histórica referida a la práctica anticonceptiva, es un hecho irreversible que ha tenido un efecto familiar mayúsculo.

“De modo muy significativo destaca la necesidad de continuar ampliando la oferta de métodos anticonceptivos; se considera para ello la ampliación de la mezcla de métodos, de manera que haya una oferta adecuada y que satisfaga las necesidades de los diversos grupos de población. Esto es importante frente a la proporción cada vez mayor que representarán las mujeres de menor paridad en el total... Puede subrayarse la conciencia de hacer hincapié otra vez en los servicios de planificación familiar, de modo que sean primordialmente proactivos en sus estrategias de información y difusión. Esto plantea lograr una orientación en la educación, comunicación, promoción y entrega de servicios hacia las etapas tempranas del ciclo reproductivo de las mujeres y las parejas, así como promover los métodos reversibles e informar acerca de ellos”.

Dice así, al escribir sus conclusiones: “El uso de métodos anticonceptivos es una práctica cada vez más generalizada en México que ha tenido un importante efecto sobre los cambios en la fecundidad ... Se puede emplear un modelo para estimar los nacimientos evitados debido al uso de anticonceptivos mediante el llamado método de prevalecía (Bongaarts)”. Se observa cómo a finales de la década pasada el uso de anticonceptivos evitaba anualmente poco más de 1.3 millones de nacimientos, cifra que asciende en 1995 a casi 2.3 millones. Es claro el importante efecto sobre la fecundidad [y sobre la estructura de la composición familiar]. Sin embargo, en la extensión del uso de métodos anticonceptivos en el futuro próximo, se hace frente a circunstancias de orden cuantitativo y cualitativo que deben ser resueltas.

“La posibilidad de que la procreación sea planeada –en el mejor sentido de buscar el más alto provecho y la más alta realización afectiva de las personas, con estricto respeto de sus ideales reproductivos— es el aspecto más beneficioso del uso de métodos anticonceptivos”.

“El mero sostenimiento de los niveles de uso de métodos actuales, frente a una población de mujeres en edad fértil en crecimiento, plantea la satisfacción de una gran demanda de anticonceptivos en términos absolutos”. Así, mediante la utilización del modelo TARGET (basado en el modelo Bongaarts de variables intermedias de la fecundidad), se prevé que, en el año 2000, 70.2% de las mujeres casadas o unidas usará algún método de planificación familiar, lo que en números absolutos representará 12.6 millones de usuarias, en comparación con los 10 millones de la actualidad.

Es así que podemos plantear toda una tipología familiar de acuerdo a la práctica anticonceptiva y a sus efectos en el tamaño de la prole. Por una lado, están las parejas-parafamiliares, que inician su vida conyugal usando anticonceptivos para retardar la gestación del primer hijo, con un espacio pregenésico de uno o más años de su vida marital inicial. Después tenemos a las parejas que ya con un hijo, retardan la venida de un segundo y un tercero; en tercer lugar, tenemos a las parejas con uno o dos hijos que deciden no procrear otro o retardan para tener uno y hasta dos más, quizá no más; y en cuarto lugar tenemos las parejas que sin usar métodos anticonceptivos, no quieren tener hijos por causas diversas. Estos posibles tipos de parejasfamilia, y otros más de acuerdo a la vida familiar subsiguiente (por ejemplo, la de divorcio o separación y nueva unión marital, en la que se replantea si se quiere renovar la reproducción o

“En especial, puede pronosticarse que el uso de métodos podrá incrementarse en las zonas rurales, de manera que a finales del siglo alcance al 57% de las parejas de este medio. En las ciudades, por su parte, se calcula que la anticoncepción continuará siendo empleada por 112

Hernández: “Anticoncepción en México”, en Gómez de León y C. Rabell (2001b) , pp.302-304.

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Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

no). Y en cada uno de los tipos de familia según su reproducción, aparecerán dinámicas familiares y conyugales diversas, que habría que conocer en sus implicaciones posibles y poder hacer generalizaciones relativas a cada tipo. Por otra parte, involucrado con la conducta anticonceptiva, está la sexualidad y su práctica. e) Según su adscripción al sistema de salud y seguridad social, al sistema de asistencia social. La información recibida de los padres de familia nos apunta que un 66% de las familias (en el D.F.) reciben teóricamente atención por el sistema de seguridad social existente (IMSS e ISSSTE principalmente, junto con los servicios clínicos y hospitalarios que presta la Secretaría de Salud, el DIF o el propio Departamento del D.F., para la población no derecho-habiente de la seguridad social. Sin embargo, es muy significativo que los padres nos digan que han atendido en general a sus hijos con remedios caseros (42%), principalmente los de mayor edad y los de los sectores pobres, y que son los médicos particulares los que llegan a atender mejor a sus hijos, en el 78%. Pero esto último tiene un altísimo costo que una mayoría de familias no puede cubrir, o si lo hace, utiliza considerablemente los pocos recursos de que dispone. Si los niños no se mueren ya en el grado en que sucedía en décadas anteriores, ahora reclaman de una atención mayor en el cuidado de su salud, comenzando por los niveles de alimentación que, como veíamos anteriormente, sufren gran parte de los menores en las familias de los sectores populares. Este es uno de los puntos clave de la demanda sentida por las familias y en la que hay una responsabilidad pública incuestionable, que la organización gubernamental no puede dejar de atender y mejorar -en un país donde la población menor de 15 años constituye casi las dos quintas partes de la población total-, y en donde la inercia burocrática, de la que se quejan los padres de familia -como vamos a ver más adelante- resulta muchas veces un obstáculo difícil de superar.

120

Caracterización de las Unidades Familiares según diversas condiciones y categorías sociales y socioculturales de sus miembros

5.2 Caracterización de las familias según los niveles de escolaridad de sus miembros

tos indicadores sintomáticos que permiten diferenciar a diversos tipos de familias según tres clases de rasgos socioculturales: a) El nivel de escolarización de los padres (con los subtipos de escolaridad nula, elemental, media o superior), tanto propia como de sus mismos padres (en cuanto que esta escolaridad marca la de su familia de origen y a su propia educación).

Perfiles socioculturales de los padres de familia. La dimensión cultural de la vida familiar cubre prácticamente casi todas las manifestaciones propias de su dinámica y organización, pues son los valores culturales, los conocimientos, las costumbres, las concepciones de la vida, las normas morales y sociales, las actitudes de resistencia o de búsqueda de cambios en las prácticas y en las conductas, que dan la pauta y modelan las manifestaciones familiares.

b) La mayor o menor exposición a los medios masivos de comunicación, TV en especial (alta media y baja). En el cuadro presentamos los datos concentrados de las dimensiones socioculturales anteriores, para de ahí realizar su análisis correspondiente.

En la imposibilidad de cubrir la amplitud de esta dimensión vamos aquí a analizar unos cuan-

Cuadro No 2-7 Diversidad familiar de acuerdo a los niveles escolares de los padres de familia y a otros indicadores socioculturales (en %)

Categorías de diferenciación

%

Mas

sexo Fem

15-24

Edades Padres de Familia 25-34 35-44 45-64

Nivel escolar alcanzado (entrev.) -No estudió escuela

5

3

6

1

2

3

12

-Primaria incompleta

16

15

17

2

8

17

32

-Primaria completa

22

21

23

13

22

25

25

-Secundaria o equiv.

31

27

34

56

35

26

17

-Preparatoria o equiv.

10

10

10

12

14

10

3

-Superior profesional

16

24

10

7

12

19

11

Total%

100

100

100

100

100

100

100

Nivel escolar de madre o padre del entrevistado (según sexo de c/u) -No estudió escuela

33

29

37

15

27

34

49

-Primaria incompleta

23

20

26

24

19

26

23

-Primaria completa

23

27

20

28

28

21

16

-Secundaria o equiv.

13

12

13

22

15

11

6

-Preparatoria o equiv.

3

3

3

5

3

3

4

Total%

100

100

100

100

100

100

100

En casa hay T.V.

98

98

97

99

98

97

97

En casa hay 2 o + T.V.

41

44

38

36

40

42

43

En casa videocasetera

53

56

51

52

54

53

53

Fuente: Investigación IMES sobre Familias en Cd. México, D.F. 1994

121

Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

Resalta el hecho (aportado como percepción de los informantes) de que la escolaridad de la anterior generación de sus padres (jefes de la familia de origen de los entrevistados) es notablemente más baja que la de los actuales padres de familia y mucho más que la de sus nietos -hijos de los mismos entrevistados-: mientras que más de la mitad de la anterior generación no alcanzaba una escolaridad de primaria completa y un tercio ni siquiera habían cursado la primaria, según los entrevistados, ellos afirman estar en la situación de primaria incompleta sólo la quinta parte de ellos, y apenas un 5%, no haber cursado ningún año de escuela.

sólo disminuyen cuatro veces. El cambio de un tipo de familia con cultura puramente tradicional a uno modificado por una instrucción formal escolar, se ha ido acelerando en lapsos cortos de veinte, diez y cinco años, y aún dentro de la misma generación de hermanos y de padres de familia actuales. Estamos por lo tanto frente a una tipología cambiante de familias con niveles educativos que se modifican rápidamente. Y esto ha tenido necesariamente una influencia decisiva -como se apuntaba en el marco hipotético preliminar a esta investigación- en las relaciones paterno-filiales que analizaremos en capítulo subsiguiente: hijos con un nivel mucho más elevado de instrucción formal que sus padres, obligan a cambiar las normas autoritarias y verticales de la familia tradicional, hacia una forma de interrelación en la que los hijos retroalimentan a los padres con la información y perspectivas aprendidas y afectadas por la escuela.

Esta diferencia generacional es sensiblemente mayor en las mujeres que entre los hombres, no sólo de dichos niveles bajos de escolaridad, sino también de los más altos: mientras que el índice de crecimiento escolar superior y de enseñanza media de la mujer aumenta, según la información de los entrevistados (cuatro veces de una generación a otra), en el caso de los varones el incremento es de 2.6 veces.

Dentro de la clasificación educativa de las familias según el grado escolar podemos elaborar una matriz que integra los datos de la escolaridad de los padres de los entrevistados y la de ellos, como cabezas de sus propias familias, para de ahí sintetizar la tipología resultante y sintética siguiente:

La distancia generacional escolar, por supuesto, varía con las edades. La carencia de toda escolaridad disminuye 15 veces al nivel de las familias ahora más jóvenes, mientras que las que tienen sus jefes de hogar más de 45 años,

Cuadro Nº 2-8 Tipología de las familias según la escolaridad de los padres de familia en dos generaciones

Tipología familiar escolaridad de los padres

Generación Anterior Padres familia. 1967

Generación Actual Padres familia 1994

Resultado Medio

-Nula y baja escolaridad

56

21

38.5

-Escolaridad elemental -Escolaridad media -Alta escolaridad Total porcentual

22 16 6 100

22 41 0 100

22 28.5 11 100

Fuente: Investigación IMES sobre Familias en Cd. México, D.F. 1994

122

Caracterización de las Unidades Familiares según diversas condiciones y categorías sociales y socioculturales de sus miembros

Obsérvese cómo mientras en la generación anterior predominó la nula y baja escolaridad proveniente de los padres de familia, en la actual la predominante ya es una escolaridad de nivel medio. De cualquier manera, si ponderamos ambas escolaridades, pues el ambiente familiar está afectado por el nivel de la familia de origen de los propios padres, tenemos que todavía están presentes los criterios de una educación de muy bajo nivel escolar, producto medio entre ambos padres de familia. Frente a dicho antecedente, de cultura no escolarizada de padres y abuelos, está la actual generación de niños y jóvenes que, con una más elevada escolaridad que sus progenitores, significan -al menos teóricamente- una nueva visión dentro de la familia, a menudo contraria a la educación tradicional del ambiente familiar de origen. De cualquier manera, la presencia de un nivel de enseñanza media, por muy deprimido en calidad que sea, significa un factor de ambivalencia cultural en el sistema normativo de la familia. Ambivalencia producida por el encuentro de una cultura tradicional no moderna, con una educación premoderna aún, propia del nivel de enseñanza media, todavía limitado en su proyección innovativa y de cambio, pero ya afectada por la nueva legitimación paracientífica.

123

Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

5.3 Caracterización de las familias según su adscripción religiosa y su religiosidad

y vincula a sus hijos con la iglesia a la que se siente pertenecer. Esto sucede mayormente según la edad de los padres: a mayor edad, mayor práctica religiosa, hasta subir esta asistencia semanal al templo, a la mitad de los mayores de 44 años, según su propia declaración. Este dato puede no ser preciso y haber una asistencia real menor, pero refleja la disposición teórica e ideal reconocida por los entrevistados. Ya lo hemos estudiado con más detalle en un estudio reciente (40), aquí se matiza en el extremo, con un bajo 8% de personas que se consideran “muy religiosas”, frente al 16% de nula religiosidad confesada.

En el cuadro siguiente aparecen los datos formales de la religión confesada en la encuesta por los padres de familia. La adscripción nominal católica sigue siendo altamente mayoritaria (en el 90% de los casos). Las otras identificaciones religiosas, principalmente cristianas-no católicas, no llegan, en la ciudad, al 6% de los casos familiares entrevistados. El perfil general es, por lo tanto, el mismo de años, décadas y hasta del siglo anterior. Sin embargo, la práctica religiosa no es la misma y da lugar a una diversificación de posturas, y por lo tanto, de identificaciones al interior de la familia.

Sin embargo, la mayoría de las familias (2/3 de ellas), están conducidas por padres que tienen, de hecho, una religiosidad convencional, puramente nominal, o definitivamente alejada y hasta antirreligiosa: la mitad de todos afirman ser poco o nada religiosos. El cuadro 21 presenta los datos respectivos.

Según la declaración de los propios padres de familia, la asistencia regular-semanal (o aún más frecuente) al templo, está representada por un tercio de las familias que al parecer tienen alguno de sus padres (la madre en su mayoría) que lleva

Cuadro Nº 2-9 Diversidad Familiar de acuerdo a la religiosidad declarada de padres de familia y a otros indicadores socioculturales (en %) Categorías de diferenciación

Tot. %

Sexo

Edades Padres de Familia

M

F

Padres

Madres

15-24 25-34 35-44 45-64

Religión de pertenencia - Católica

90

88

92

91

89

89

93

- Cristiana no católica

3

2

4

4

4

5

3

- Otra religión

3

4

3

2

5

3

1

- Ninguna

4

3

3

3

2

3

3

Total%

100

100

100

100

100

100

100

Frecuencia de Asistencia al templo - Semanal o más

32

26

37

19

21

34

49

- Nunca o casi nunca Autocalificación religiosa

16

22

10

16

20

14

11

- Muy religiosa

8

--

8

6

7

4

15

- Poco o nada religiosa

50

--

50

61

50

47

47

Valores de pertenencia - Los que conservan formas vida Trad.

23

--

23

18

18

21

35

- Los que modifican parcialmen. - Los que producen cambios significativ.

22 38

---

22 38

22 42

28 35

17 46

20 29

- Los que producen cambios radicales

18

--

18

18

20

17

16

Fuente: Investigación IMES sobre Familias en Cd. México, D.F. Leñero (1994), pp.132

124

Caracterización de las Unidades Familiares según diversas condiciones y categorías sociales y socioculturales de sus miembros

Nos encontramos, por lo tanto, a partir de estos datos de la ciudad de México, con una tipología familiar de acuerdo con el nivel religioso, siguiente:

a) Familias con muy alta religiosidad de sus padres

b) Familias con alta religiosidad formal de padres

c) Familias con padres de religiosidad nominal media y baja

d) Familias con padres de nula religiosidad

En otro estudio sobre la religiosidad de los miembros de las familias (padres e hijos jóvenes), se obtuvieron estos resultados:

8%

8%

a) Personas con una religiosidad alta y militante

25%

24%

b) Personas con una religiosidad relativa y formal

c) Personas con una religiosidad alejada de la Iglesia (con muy baja práctica y creencias más bien fetichistas

37%

52%

d) Personas totalmente alejados de la Iglesia, ni católicos nominales o anticlericales

16%

Fuente: Perfil de la Religiosidad en la Arq. de México: Leñero, 1994b, pp.108.

30%

Fuente: Perfil de la Religiosidad en la Arq. de México: Leñero, 1994b, pp.108.

Con esta diversificación un poco más precisa del nivel religioso de los padres y miembros de las familias, podemos entender mejor ciertas dinámicas de orientación y normatividad formal establecidas en el hogar; o mejor aún, las contradicciones aparecidas en esta orientación testimoniada o no por los padres ante los hijos, o de la pareja marital entre sí, que aunque formalmente se identifique como “católica”, no atiende a las normas establecidas por la jerarquía clerical.113

derivada del imperativo religioso, sino más bien a su reconocimiento (41). No cumplir las normas derivadas de una moral religiosa puede ser visto por parte de los sacerdotes y seguidores cercanos, como un indicador de baja religiosidad, pero para la mayoría de la gente, dentro de un “ethos católico”, significa más bien su condición de “pecadores”. Pero con ello, el reconocimiento del imperativo religioso, más allá de su incumplimiento. El estudio de los valores sacrales implicados en la familia, a partir de una determinada fe, pero sobre todo, de una determinada definición fundamentalista hecha por los jerarcas y moralistas religiosos, puede ser visto como una realidad

En el fondo de la conducta familiar, hay siempre una referencia a un “ethos” religioso expreso o tácito que tiene que ver no tanto con el cumplimiento preciso acorde a la norma 113

Véase al respecto el estudio altamente significativo sobre la respuesta de los católicos frente a la encíclica Humanae vitae en México: Brito (1971), y en varios países latinoamericanos: Leñero, ed. (1970).

125

Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

que aparece en la vida social como un hecho. Atañe a casi todas las manifestaciones de la vida familiar: desde el nacimiento de las personas, su educación básica, la conducta sexual premarital y matrimonial, y la conducta reproductiva; hasta las modalidades de la organización de la vida familiar, el ejemplo y los deberes de los esposos, padres e hijos, entre sí, el legado de los padres, la ancianidad, la enfermedad y la muerte de los miembros de la familia. De todas estas normas, declaraciones, cumplimientos e incumplimientos, rechazos e indiferencias, pueden derivarse diversos efectos dentro de la vida social y, más aún, al interior de la vida familiar. Esto sucede en una sociedad cada vez más secularizada pero con una población que mantiene, al menos como referencia cultural, su adscripción a un sistema religioso heredado de varios siglos, aunque mezclado en el proceso de aculturización vivido por el país. En la imposibilidad de hacer un análisis minucioso de las implicaciones de esta involucración religiosa para la vida familiar de la ciudad de México, la dejamos aquí apuntada para un importante estudio, aún pendiente, desde una perspectiva de las disciplinas sociales que analizan las manifestaciones éticas y religiosas familiares, desde su manifestación concreta espacio-temporal, independientemente de su especulación axiológica o teológica.

126

Caracterización de las Unidades Familiares según diversas condiciones y categorías sociales y socioculturales de sus miembros

5.4 Familias según el grado de influencia de los medios masivos

Los otros aspectos reportados en los datos del cuadro 19 son: el de las horas en que el jefe permanece fuera del hogar (una media de 10.5 horas) y la posibilidad de que la familia y sus miembros asistan a fiestas, vayan a paseos y a espectáculos recreativos, o realicen otra actividad cultural o deportiva, fuera del hogar.

No contamos con datos más detallados sobre la posible influencia de los distintos medios de comunicación en la vida familiar. El tema amerita un estudio especializado al respecto.

El hecho es de que así como podemos decir que la familia está cada vez más aislada de las redes de organización comunitaria, en su sentido organizacional (cosa que analizaremos más en detalle después), tenemos que decir que, paradójicamente, los miembros de la familia, menores y adultos, reciben cada vez más influencias en un contacto informe y masivo con los diversos medios y agentes externos de la ciudad.

Los datos sencillos que disponemos aquí son los relativos al porcentaje de familias que disponen en su hogar de uno o dos aparatos televisivos, en la inteligencia de que la totalidad de ellos cuentan con radio, más aún si no tienen TV. De hecho, la presencia televisiva es total: prácticamente en todas las familias. El dato del 98% con televisión es definitivo, presente en todos los hogares de jóvenes, pero también en casi todos los demás. La diferencia aparece con los que disponen de dos o más aparatos, lo cual podría pensarse que produce subambientes de influencia televisiva opcional, por ejemplo, entre padres e hijos, o entre hombres y mujeres, expuestos por separado a programas diferentes. El 41% de las unidades domésticas ya tienen esta situación antes privativa de las clases medias y acomodadas, ahora extensible a las demás capas sociales.

Este contacto fuera del hogar es cada vez más lejano al control del jefe de familia, debido a que éste suele estar ausente durante todo el día (o noche), con motivo de su trabajo, pero también por las oportunidades de vinculación con todo tipo de personas y agencias. Esto sucede casi siempre de manera no articulada con el ritmo de vida del hogar mismo. Los datos así lo sugieren, pues aún las familias más pobres reconocen, en casi una tercera parte del total, que no sacrifican el costo implicado en actividades externas, recreativas y otras.

Igualmente la posibilidad de contar con reproductor y grabador de videos, aparecida en los últimos años, ha generado una nueva fuente de influencia a través del alquiler y compra de películas de todos los niveles de clasificación que dan lugar a que los niños y adolescentes puedan ver todo tipo de productos: más de la mitad de los hogares están ya en esta posibilidad, un tanto más los de nivel económico superior y medio que los de estrato popular y marginal, pero eso no excluye ya a casi una tercera parte de las familias de zonas marginadas, ni a la mitad de las de colonias proletarias.

Las demás familias, a pesar de que resienten la limitación de recursos para ello, de alguna manera la integran a su vida cotidiana a veces sacrificando otras necesidades más básicas. Los jóvenes son más sensibles a ello, y por lo mismo, quedan más tocados por estas influencias externas no articuladas del todo con su familia. Estamos pues ante una dinámica acentuada de pluralidad de influencias socioculturales que caracterizan en general a las familias, más aún a las nuevas. Ante esta relativamente nueva tendencia, es preciso responder no de manera conservadora supuestamente tratándose de cerrarse a esta situación, sino en forma más bien renovante de una cultura familiar que sepa manejar esta realidad propia de una ciudad megalopolitana, no asimilable del todo a las ciudades pequeñas y medias del país, menos al medio rural.

Habrá que profundizar en esta situación que modifica la supuesta unicidad de influencias al interior del hogar, dentro de una familia que ya no tiene el mismo sistema de fuerte autoridad y de control en la orientación de los menores que supuestamente antaño tenía. 127

TERCERA PARTE Problemática y acciones de apoyo a las familias

Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

CAPÍTULO 6 Problemática sentida derivada de la conformación familiar en su dinámica 6.1 Problemática en cuanto a las condiciones contextuales socioespaciales y socioeconómicas

en la Ciudad de México, lo muestran en forma reiterada. He aquí, de manera simple, los datos porcentuales de dichas encuestas: Igualmente la problemática se presenta en la disposición de vivienda y su mantenimiento, así como en la disposición de servicios públicos locales: agua, luz, drenaje, transportación, urbanización y problemas de deterioro ambiental. La condición de precariedad genera un medio social que no alcanza a proporcionar los ambientes vecinales en donde la participación comunitaria e interfamiliar se desarrolle dignamente.114 El mismo sistema de tequio, que resulta una forma básica de autoayuda colectiva en el medio rural, no se presenta ya en el suburbano de las ciudades mayores, en el de sus barriadas o zonas marginadas, debido a la desconfianza entre

La problemática más resaltada por la mayoría de las familias es, en primer lugar, la condición de pobreza y carencias económicas. Diferentes indicadores de pobreza lo ratifican. Y si la comparamos entre las diversas generaciones de una misma línea familiar, la generación de los abuelos la sufren más aún. Los siguientes datos de tres investigaciones del IMES, una en el medio rural de Tabasco (La Chontalpa), otra en tres ciudades medias del Centro del país (Querétaro, Morelia y San Luis Potosí, y otra más

Cuadro Nº 3-1 Condición socioeconómica desventajosa de las unidades familiares en tres generaciones sucesivas

Carencia alimentación en hogar Ingresos menores de 2 s.m.

M.Rural Chontalpa.83 Hijo Padre Abuelo 13 31 24 41

47

Cds.Medias81 Quer. Morelia, Sn.Luis Hijo Padre Abuelo 17 22 36

58

No alcanza el gasto en casa

29

No alcanza gastos para salud No alcanza para educación

43

58

Enc. Din.Fam IMES León Oax. DF 1991 1992 1993 16 18 44 6

9

25

51

69

83

52

64

73

16

12

36

No alcanzó para ropa

114

Véase también a Schteingart y otros autores: Boltvinik, Duhau, Castillejas, González, Martínez Mogrovejo, Ortega, Rivera, Serrano y Torres, en Steingart (coord. , 1997) entre otros autores citados anteriormente.

131

Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

los pobladores venidos de diversos lugares, y a la marginación y falta de solidaridad básica que acompaña muchas veces a la misma pobreza. Estos problemas económicos de la familia, sin embargo, han sido enfocados por diversos estudios sociales en torno a la cuestión de las estrategias de sobrevivencia, del desarrollo social, comunitario y la promoción social115, implicando siempre a la vida familiar, a sus mediaciones sociales y a las redes de interacción interfamiliar, derivando su perspectiva a las estrategias de promoción social y de autoayuda vecinal para la autogestión, mejoramiento y superación de familias y comunidades, temas que trataremos en especial en un siguiente capítulo sobre políticas y acciones sociales.

115

Remitimos a algunos de dichos estudios de promoción social y sociofamiliar: Ripol-Millet (2001), Casado (1971), Elu (1982), González de la Rocha (1986), Leñero (1986a, pp.132-143, 1995 pp.241-258), Lomnitz (1975), Tuirán (1993b).

132

Problemática sentida derivada de la conformación familiar en su dinámica

6.2 Problemática en cuanto a las vinculaciones sociales y a la conformación de los hogares

públicos o ante la inseguridad de las relaciones en público con desconocidos.117De ahí que la familia nuclear-conyugal signifique, cada vez más, un pequeño mundo doméstico, un tanto aislado de las vinculaciones con la misma parentela, con los organizaciones sociales de todo tipo y con las grandes instituciones supuestamente rectoras de la vida colectiva. La privaticidad conforma un espacio “independiente”, en el que se estructura un hogar supuestamente autónomo.118 Este “aislamiento social” puede ser medido por algunos de los siguientes indicadores captados en encuestas sociofamiliares, específicas, declaradas por el jefe de familia o por su cónyuge:

Lo anterior nos lleva a la problemática de una estructuración social desarticulada desde el nivel mismo de las familias. La modernidad, con todos sus procesos de industrialización, urbanización masiva, institucionalización burocratizante e individualización, presenta una fuerte tendencia a enfatizar un creciente hermetismo familiar116 de vida privada frente a una sociedad de agregados sociales y poderes

Cuadro Nº 3-2 Red de relaciones de las familias y sus miembros A. Relaciones con los parientes cercanos, disminuidas aunque persistentes:

43% de recurso a ellos en caso de necesidad

B. Relaciones vecinales muy exiguas:

9% visitas e intercambios con vecinos.

C. Interés “declarado” por vecinos:

24% dicen convencionalmente que sí (solamente)

D. Participación en organizaciones sociales (muy baja): + Promedio:

9%

- Con Org. Deportivas:

12%

- Con Org. Religiosas:

8%

- Con Asoc.Padr. Fam. en escuela:

8%

- Con Org. Políticas:

3%

- Otras:

4%

Fuente: Encuesta IMES sobre Familia en el D.F. 1993

116

Parsons (1980, pp. 50-63) sustentó la tesis de que en la sociedad industrial moderna la familia nuclear conyugal tendía a desvincularse de las redes de parentesco antes predominantes y se volvía más independiente. Ante sus críticos antifuncionalistas, Parsons hace un análisis en el que explica y acota esta tesis sin negar la vinculación y dependencia de la familia del sistema macrosocial (Parsons, 1980, pp.114-116). 117 Goffman (1979). 118 Desde un visión histórica y de conjunto, la privaticidad ha sido estudiada teórica y empíricamente por autores diversos tales como: Ariès y Duby, y una serie de colaboradores en su estudio histórico de la vida privada (1987 a 19898); por Gonzalbo y colaboradores en su obra sobre Historia de la Vida Cotidiana en México (2004,2005); por Béjar, H., (1990), Deleuze (epílogo, en Donzelot, 1998, pp.233-241) en Francia; por Mogey en Inglaterra (Family and Neighbouhood, 1956) y posteriormente en México, puede verse a Leñero y Zubillaga: Representaciones de la vida cotidiana, 1982, pp.156-184).

133

Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

Si bien el modelo de la familia nuclear-conyugal concuerda más con el espíritu “pequeño burgués” de las actuales clases medias en las ciudades metropolitanas mexicanas, es generador de crisis familiar más bien de tipo psicológico estudiada y tratada principalmente por los psicoterapeutas; pero para los sectores de las capas populares la relativa atomización y autosuficiencia familiar produce, en cambio, una pérdida de la vinculación con la parentela y con sus comunidades vecinales. Y esto tiene un efecto perjudicial para la subsistencia familiar cotidiana, basada en buena parte, en el apoyo y la autoayuda entre los miembros de una comunidad sublocal. Perder o estar alejados física y moralmente de los parientes cercanos –principalmente de los padres y de los hermanos, y frecuentemente de alguno de los tíos—significa no contar con el apoyo necesario de éstos, sobre todo al momento de sufrir situaciones críticas de carácter económico, de salud y de mortalidad, así como de falta de trabajo.

Este aislamiento familiar, signo del interés de lo privado frente al desinterés por la participación y compromiso público o social, se constituye en un problema de estructuración familiar cuando el grupo doméstico sufre desequilibrios y presenta necesidades insatisfechas por sus miembros; sobre todo cuando en el hogar sólo existen dos adultos (hogar nuclear-conyugal) o uno sólo (familia uniparental); más aún, cuando se trata de una unidad doméstica unipersonal. La ausencia de otros adultos (dentro y fuera del hogar, pero con capacidad y voluntad de colaborar con la familia necesitada de intervención exógena) produce, en muchas ocasiones, una imposibilidad de superar múltiples necesidades frecuentes como pueden ser: el cuidado de los hijos, la atención del hogar y muchas gestiones domésticas imprescindibles, así como el cuidado de enfermos y otras contingencias frecuentes en los hogares, incluyendo problemas de discapacidad, presencia de conducta alcohólica o drogadicción, pérdida de la libertad personal por criminalidad, pérdida de capacidad económica. El mismo hermetismo privatizador de la familia, supuestamente autosuficiente, genera una actitud de desinterés por los demás que repercute en la ruptura o inexistencia de lazos de solidaridad con vecinos, e incluso amigos o compañeros. Y si a ello se le agrega la ruptura con la parentela, aún persistente en un importante sector de familias –sobre todo en el campo—la problemática de “aislamiento” familiar, se hace más patente. La intimidad del hogar se convierte a la familia nuclear o seminuclear en una unidad cerrada en su propio interés egocéntrico, no sólo de grupo sino también personal dentro del hogar. Y ello es fuente de posible crisis de diverso tipo que la familia nuclear o seminuclear experimentan de manera grave por su misma naturaleza atomizada que las inhabilita para una socialización en la que la solidaridad interfamiliar pudiera resolver muchos problemas cotidianos de la vida familiar actual.

134

Problemática sentida derivada de la conformación familiar en su dinámica

6.3 Diversas problemáticas sentidas, en cuanto a la composición de las unidades domésticas: la crisis producidas por los cambios de vinculación entre sus miembros básicos según sus sexos y edades

familia y la mujer una madre abnegada y dependiente como lo estipulaba el modelo tradicional. En cambio, ahora dependerá cada vez más de las circunstancias y caracteres de ambos y, en el fondo, de una nueva concepción de autoridad igualmente compartida, así como de una construcción abierta a la iniciativa de cada familia. Pero esta nueva concepción tampoco se produce automáticamente por el sólo hecho de declararse la igualdad en un nuevo artículo de la Constitución, ni en un nuevo código ético, civil o religioso teóricamente reconocido, ni cuando la nueva generación de varones dice de palabra que ya no es machista. Efectivamente, aún cuando frente a sus parejas lo afirmen explícitamente así, la inercia sociocultural de tantos siglos va a estar todavía operando y produciendo efectos críticos, porque el machismo mexicano está alimentado por la misma inseguridad del varón. Será entonces, de acuerdo a una tesis hipotética constatada por varios autores, un “neomachismo” menos frontal pero más sofisticado y ambivalente el que siga apareciendo como problema sentido por hombres y mujeres.119

a) La problemática de integración de las parejas maritales actuales: Cuando los términos de la integración familiar de los miembros de las familias dejan de responder a ciertas pautas antes existentes, debido a la modificación de la concepción sobre lo que significa ser hombre y mujer dentro y fuera de la familia, la conformación de la unidad familiar va necesariamente a sufrir una crisis referida a la forma de lograr su integración como grupo cohesionado. En el fondo va a significar un cambio en la legitimación del poder familiar y de las obligaciones y derechos de sus componentes, tanto en la formalidad institucional de la familia, como en la informalidad de las relaciones primarias y afectivas.

Tanto el machismo como la sumisión de la mujer a su pareja constituida difícilmente van a dar lugar al cambio buscado como un nuevo ideal de pareja igualitaria, durante al menos otras tres generaciones más (hipótesis a ser constatada en las próximas décadas). Se trata de una problemática que seguramente va a seguir operando aunque algunos sectores en las ciudades y en las clases medias, avancen más rápido hacia su superación (y hacia nuevas problemáticas derivadas de ese mismo cambio). Sus manifestaciones críticas podrán ser diferentes: una ruptura frontal cada vez más temprana después de la formación de la pareja marital, o una relación marital ambivalente llena de insatisfacciones de ambas partes, de desacuerdos, tensiones o violencias, como ya se venía detectando en las últimas décadas del siglo pasado. Algunos datos derivados de las declaraciones provenientes de encuestas aplicadas tanto a hombres como a mujeres, resultan evidentes. Véanse los siguientes:

Es así que el logro de la reivindicación femenina frente a la autoridad ejercida por el hombre como jefe de familia, sólo por el hecho de ser hombre, viene produciendo una crisis de las relaciones marido y mujer, en la misma medida en que el proceso de una nueva concepción de equidad de género se ha ido desarrollando y extendiéndose entre las parejas unidas por lazos de noviazgo, matrimonio o maritalidad consensual. Esto seguirá sucediendo mientras el varón realmente no asuma una nueva actitud y desarrolle su propia perspectiva de género en una nueva condición. Considerar que la jefatura de las familias deberá estar basada sobre una igualdad equitativa de atribuciones, en cuanto a las tomas de decisión familiar, implica un cambio altamente significativo en la vida doméstica y familiar. El hombre deja de ser automáticamente el jefe de la 119

Véanse estudios al respecto que constatan esta situación de un neomachismo persistente: en la vida familiar, según Leñero (1992); en la sexualidad y reproducción masculina tratada especialmente por múltiples autores en Lerner, ed. (1998) , y por Gutman en la ciudad de México (2000).

135

Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

Cuadro Nº 3-3 Problemas de integración de la pareja marital Encuestas sobre Familia del

Encuestas .Locales s/ Fam.

Opiniones y Actitudes de los entrevistados IMES 67 %

León 91 %

Oax.92 %

DF 94 %

Mujer casada tiene que soportar “deber sexual”

49.6

54.4

55

54.6

Hombre casado no se satisface sex. con esposa

25.9

29.7

32.5

34.3

Mujer casada “esclava de deberes domésticos”

57.6

60.4

68.1

48

Hombre casado ha perdido su libertad

18.3

v30.4

56.8

34.2

Mujer casada no desarrolla capacidades personales

50.2

64.2

64.9

45

Hombre casado pierde oportunidades desarrollo personal

42

41.9

53.8

33.4

Mujer dice no comprender a su esposo

32.5

41.7

41.6

46.6

Platican acaloradamente a veces o frecuentemente

73.5

80.7

77.7

75.1

20.4

17.5

17.2

41.7

41.6

46.6

El esposo de la entrevistada es autoritario

75.5

65.9

41

El esposo de la entrevistada es celoso

63.6

71.7

56

Su matrimonio no es bien avenido

36.4

33.4

43.6

Casados han pensado en posible separación 32.5

Entrevistada no ha comprendido a su pareja

Es así como, la insatisfacción marital, en los diferentes lugares del país, y en sus diversos grados, da lugar a nuevas expectativas de formación familiar en los jóvenes próximos a

120

IMES Nacional

unirse maritalmente o ya iniciados en la vida matrimonial y reproductiva. Véanse algunos datos altamente significativos120:

Datos provenientes de la Encuesta IMES sobre los Jóvenes de la ciudad de México en el año 2000, Cfr. Proy Nº 290.

136

Problemática sentida derivada de la conformación familiar en su dinámica

Cuadro Nº 3-4 Actitudes y Opiniones de Jóvenes de la Ciudad de México, en año 2000 15-24años

25-29 años

Hombre

Mujer

Debe haber libertad sexual.

82

77

87

78

Se justifica Relaciones Sexuales antes del matrimonio.

78

79

83

73

Jóvenes solteros deben usar Método Anticonceptivo.

93

94

95

90

Casados sí pueden tener relaciones sexuales fuera de matrimonio.

16

15

25

7

Conviene vida marital antes de casamiento.

54

66

58

51

Se justifica: divorcio.

74

75

72

76

Es opción personal casarse después de los 30 años.

39

50

45

34

La anterior información significa que los jóvenes consideran mayoritariamente (sobre todo los de menor edad) que las relaciones sexuales no deben ser consideradas como un tabú, y que ahora se reconocen como una de las libertades individuales. Que éstas, según una mayoría de ellos, se justifican antes del matrimonio, (pero no después) y que el uso de anticonceptivos por los jóvenes solteros es una necesidad concomitante a esa libertad de acuerdo a la opinión de casi todos los jóvenes. Que es parte fundamental de su responsabilidad. Incluso consideran, en más de la mitad de los casos, que conviene que existan relaciones maritales antes de un matrimonio formal. Es decir, que justifican el llamado “prematrimonio de prueba” o “matrimonio extraconyugal”121. También resalta su concepción de la vida matrimonial como un estado de carácter soluble que puede ser reconstruida con otra pareja. Es considerado así por tres cuartas partes de ellos, que justifica el divorcio cuando un matrimonio hombre-mujer acaba por no funcionar adecuadamente. Y esto, las mujeres lo afirman en mayor proporción que los varones.

formación de la unidad familiar, ante la alarma de sectores conservadores en todo el mundo. Y esto puede servir para una prevención necesaria en la formación de las parejas conyugales teniendo presente las nuevas concepciones de género y la necesidad de una formación adecuada para el matrimonio. Mientras esto no suceda, la problemática se presentará con una creciente proporción de parejas que no alcancen una armonía básica y una equidad de género, necesaria para el nuevo equilibrio de una conformación marital y familiar más simétrica y reconocedora de los derechos de las personas. La violencia intrafamiliar (generalmente del varón hacia la mujer y sus hijos) tiene una incidencia alarmante en más de una tercera parte de las mujeres según la encuesta nacional de la violencia contra las mujeres en general122, y más específicamente en muchos otros estudios locales que reportan violencia contra la esposa o compañera marital desde un 21% hasta un 46 y 57%; por ejemplo, en áreas metropolitanas como las de México, Guadalajara y Monterrey123. La violencia intrafamiliar es quizás una de las manifestaciones más lamentadas por las mismas protagonistas cuando el hombre no desarrolla su propia seguridad y autoridad moral, a partir de un cambio de su identidad masculina en la que podrá encontrar satisfacciones profundas de realización, sobre todo en las dimensio-

Todos estos son datos referidos a supuestos hechos, corroborados en otras investigaciones: pueden constituir una hipótesis consistente de la tendencia que apunta hacia la búsqueda de hecho de un nuevo tipo de confluencia en la con-

121

Véase el análisis de Béjin (1987) aplicado a los jóvenes europeos de la generación de fin de siglo. Véanse datos de la Encuesta Nacional de la Violencia contra las Mujeres ENVIM 2003, pp.67-69. 123 Elu y Santos (2000) registran estos datos de violencia intrafamiliar proveniente de varios estudios, pero afirman que sin duda la realidad rebasa la declaración en estudios formales y tiene múltiples consecuencias agravantes para la salud física y mental en la vida familiar. pp.14-15. 122

137

Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

nes afectivas como compañero marital y como padre de sus hijos. Todo ello, acorde a su propio género, dentro de la vida familiar por él asumida en su rol de novio, marido, padre y hermano.

la rebeldía de niños y adolescentes, la confusión sobre la manera de educarlos y encauzarlos cuando la diferencia educativa-escolar entre padres e hijos es todavía muy grande y frente a tantas influencias venidas del mundo exterior a la familia, principalmente de los medios masivos y de las vinculaciones con compañeros que tienden a seguir conductas indeseables para los padres. La problemática se presenta no sólo como una disfuncionalidad de los castigos tradicionales utilizados (incluyendo el castigo con golpes o la reclusión en el hogar), sino en las formas de trasmitir los valores deseados, más allá de las exhortaciones y consejos, y más real cuando proviene del ejemplo, la comprensión afectiva y el acompañamiento a sus mismas tribulaciones y aventuras.

b) La crisis de las relaciones intergeneracionales y la educación de los hijos: Pero a su vez, la problemática de la conjunción familiar tiene una manifestación crítica entre los miembros familiares pertenecientes a las distintas generaciones conformantes del grupo familiar. Problemas sentidos, por un lado, por los padres frente a sus hijos niños y adolescentes, principalmente, pero también por los padrastros y por los tíos frente a los menores. Esta problemática tiene muchas posibles manifestaciones que se han venido agudizando en las últimas décadas del siglo pasado y se proyectan más agudas en el nuevo siglo. Van desde

Algunos datos derivados de encuestas son los siguientes.124

Cuadro Nº 3-5 Problemática sentida sobre la vinculación entre padres e hijos Cd. México 1994 Padres Conflictiva con hijos niños -Hijos menores de 6 años, se quedan solos cuando madre Madre de 35 a 44 años trabaja .

26%

-Hay algún niño rebelde en el hogar:

67%

-Padres no saber cómo educarlos en cuanto a: Prohibiciones y castigos, estímulos.

47%

-Padres ocultan su aprehensión ante conductas de hijos

60%

-Padres no recurren a instituciones y asesores Ante problemas de los hijos.

124

89%

- Uso de golpes para “corrección” de hijos:

61%

- Conflictos de los hijos con el padre (jóvenes varones)

47%

Leñero: Familias que cambian (1994), pp. 38-46.

138

Cd. México Jóvenes 15-24

Problemática sentida derivada de la conformación familiar en su dinámica

Cuadro Nº 3-5 Problemática sentida sobre la vinculación entre padres e hijos (cont.) Problemas con adolescentes, en mayor medida -Adolescentes problemas serios con padre. -Niños y adolescentes corregidos con golpes. Padres -Niños y adolescentes corregidos con amenazas. -Autocalificación de jóvenes haber sido niños-adolescentes rebeldes. -Razón de adolescentes que han salido del hogar paterno por problemas con la familia. -Jóvenes no aceptan autoridad paterna.

57.10% 19.00% 52.40% 18.00%

-Adicciones juveniles: cigarro, alcohol en la familia. -Ha probado droga por estar en onda con amigos. -Padres no viven juntos. -Jóvenes no confían: mayores, maestros, sacerdotes, otros. - No apoyo institucional. Embarazo precoz de adolescentes: -El 16% del total de embarazos son de adolescentes (Welti, 2000). -Nº de novios (IMES, Inv. Jóvenes en Cd. México, 2000).

37.30% 23.00% Jóvenes 44.20%

30.00% 42.00% 29.00% 60-78%

11% sólo lo reciben H -7.9

M -4.9

-Edad primer embarazo (mujer) (Leñero, 1994).

20.70%

c) Problemáticas derivadas del cambio en las interrelaciones familiares en referencia a la tercera y cuarta edad.

veces en hogares unipersonales. Pero cuando las personas mayores sufren incapacidades y llegan a la cuarta edad (ser bisabuelos, o su equivalente) necesitando atención y cuidado de otras personas, la situación suele volverse problemática.

Cuando el modelo de familia nuclear-conyugal se adopta en la mayoría de las unidades familiares, las personas de la tercera edad (ahora más numerosas que antes por el aumento de la esperanza de vida) quedan separadas de sus hijos casados. Cuando no sucede así y se incorporan a la familia nuclear de algunos de estos hijos, los abuelos se vuelven personas que en un sentido se sienten “arrimadas” a la vida familiar de la siguiente generación y de sus hijos debido a que dicho modelo familiar los excluye por definición. Por ello, muchos de estos “abuelos” prefieran vivir en hogares separados de sus hijos, muchas

Pero si la familia nuclear de uno de sus hijos adopta al abuelo dentro de su hogar (familia nuclear extendida), a pesar de las dificultades e inconveniencias para dicha familia, la persona mayor encuentra un ambiente de apoyo que normalmente es preferido a la soledad e inseguridad de su vida terminal. Muy rara vez los adultos de edad avanzada prefieren vivir en una institución para ancianos, que vivir en el ambiente familiar. Los datos de diversas investigaciones lo corroboran:

139

Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

Cuadro Nº 3-6 Opinión de las personas mayores sobre vivir en el hogar de alguno de sus hijos125

Viviendo en hogar nuclear propio sí tiene apoyo

49.7%

Viviendo en hogar ampliado sí tiene apoyo

69.5%

Viviendo en hogar unipersonal sí tiene apoyo

0.0%

Cuando el adulto se llega a integrar de manera positiva en el hogar de sus hijos, presta múltiples servicios (más allá del propio beneficio de la persona mayor) incluyendo el cuidado de sus nietos, y el desempeño de un papel afectivo importante, y hasta regulador del ambiente familiar. De ahí la necesidad de revalorizar a las personas de edad avanzada como altamente valiosas para la vida familiar y comunitaria, como lo apuntaba la concepción tradicional. Pero cuando el ideal de autonomía del modelo nuclear-conyugal se impone, puede resultar sumamente crítica su presencia, tanto para él como para el hogar en donde pudiera vivir. Es por ello, que no se puede hablar ya de una situación como deber generalizado aplicable de la misma manera a todos los casos, pues cada uno de ellos tendrá que ser tratado de acuerdo a sus propios condicionantes.

los sesenta años. Podemos hablar de una tercera edad, vinculada al inicio del hecho de ser abuelo, pero en la que las personas están todavía en capacidad de trabajar y de desarrollar una vida activa y social. Dependerá de la salud y de las capacidades de cada uno, y éstas pueden encontrar apoyos para su desenvolvimiento. Más adelante, después de cierta edad y de un sensible deterioro físico y mental (variante según casos, y posiblemente como referencia convencional, más allá de los setenta y cinco años) tendrá que hablarse de una cuarta edad en la que las personas requieran una atención y apoyo más directo. Ahí la vida familiar puede resultar altamente significativa, pero si ésta falta, tendrá que preverse diversas fórmulas de acción asistencial pero superando las formas tradicionales del asilo formal, desconocedor de un cuidado equivalente al de un verdadero hogar no uniformado ni rígido.

De hecho, los estudios al respecto llevan a que no se generalice la misma condición de vejez como algo homogéneo a la que se llega pasados

Algunos datos al respecto señalan una realidad pluralizada en cuanto a funciones y capacidades:

Cuadro Nº 3-7 Datos relativos a personas mayores de edad

Hombres

Años

Años

Años

60-69

70-79

80 y más

Mayores varones activos económicamente

63.90%

46.40%

22.80%

Mujeres mayores activas económicamente

14.60%

9.40%

5.80%

Alargamiento esperanza de vida:

125

67.6

Montes de Oca (2001).

140

Mujeres

73.6

Problemática sentida derivada de la conformación familiar en su dinámica

6.4 Problemática en cuanto a la crisis de valores culturales en la vida familiar

eclesiales frente a sus dependientes, ciudadanos, empleados o fieles o movimientos ideológicos). Esta intolerancia contrasta con una tendencia hacia la democratización no sólo electoral y política sino social y cultural, que aún no ha sido aprendida, empezando por el autoritarismo familiar que hace inviable una cultura democrática. Éste se ve reflejado en la problemática de la violencia, la falta de respeto por los derechos humanos y las formas de discriminación social, no aprendidas todavía desde el hogar. 3) Los problemas valorales tienen, a su vez, una manifestación ética y religiosa. La misma desacralización de la vida familiar, el alejamiento religioso de la población y la falta de renovación y “aggiornamento” de las iglesias, repercute en una pérdida de conciencia moral, basada anteriormente en la creencia religiosa. Y esto mismo, ocurrido desde el seno familiar, repercute en las conductas de padres e hijos, abuelos y nietos, esposos y parientes.127

Es un lugar común hablar de que vivimos una época de crisis y ruptura de valores. Sin embargo, más adecuado es considerar que se trata de un problema de desadecuación y contraste entre los valores tradicionales y los modernos que no acaban de reformularse y adoptarse en una nueva perspectiva ante las nuevas condiciones socioculturales de la época que nos tocó vivir. Y de ahí la incomprensión y alejamiento entre las generaciones coexistentes. Podemos identificar en las conductas y actitudes de las familias, una situación de crisis derivada de no saber bien cuáles son las pautas de conducta que se deben seguir conforme a las escalas de valores y valoraciones que dan orientación a las conductas de unos y otros dentro y fuera de la familia. Predomina ciertamente una actitud ambivalente en la que los comportamientos no responden a los valores declarados conforme a la enseñanza tradicional, pero tampoco resultan coherentes a una nueva concepción valoral, acorde a las nuevas necesidades de la vida, requeridas de una orientación ética más allá del ethos tradicional.126

A lo anterior debemos agregar las influencias recibidas por los medios de comunicación generadores de una cultura de masas que se difunde principalmente a través de la televisión (con cobertura a la gran mayoría de familias), pero también a través de otras vías como el cine, los videos, las difusiones radiofónicas, la internet y la misma propaganda sobreexpuesta en el medio urbano, pero también llegada extralógicamente al medio rural. Así, tenemos una nueva fuente de información y educación (o deseducación) que impacta, dosifica y problematiza la visión valoral de una sociedad cada vez más pluralizada en sus concepciones y en sus prácticas, y de éstas, a sus familias, aún sin una clara reconstrucción hacia la necesaria cultura civilizatoria en un nuevo proceso de transformación como el estudiado por Elías en la historia precedente a la modernidad del siglo XX.128

Los problemas sentidos por padres de familia, por un lado, y jóvenes hijos, por el otro, estudiados en diversas investigaciones, pueden referirse a los siguientes hechos y manifestaciones: 1) una problemática derivada de las diferencias del nivel de escolaridad de padres e hijos, al menos en los sectores mayoritarios de la población, propios de los estratos populares; 2) los problemas de intolerancia, principalmente de quienes detentan el poder en las familias (principalmente los varones frente a las mujeres y a sus hijos), o de las autoridades en las diversas instituciones (principalmente en el gobierno, en las empresas y en las entidades

126

Véanse los estudios sobre el ethos cultural que buscan entender el sentido trascendente de una cultura de la modernidad que requiere el nuevo siglo: Chihu, coordy varios autores: Ferraro, Leñero, Mir y Nebbia (1991 y 1993). Véase el estudio sobre la religiosidad en la ciudad de México en el que se analiza la vinculación entre la problemática de la familia y la conducta y creencias religiosas: Leñero (1994c). 128 Véase Elías: El proceso de civilización (1989). 127

141

Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

6.5 Problemática en cuanto a la cohesión familiar y a su dinámica de desintegración grupal en el curso de las diversas etapas y las distintas generaciones

po, y de ensayos fallidos que buscan formas diferentes de asumir la vida familiar, vuelven a repetir la conducta no deseada pero asimilada de la generación anterior129. Pero esto parece no producirse sino hasta que se origine de experiencias de jóvenes mayores que producen una memoria colectiva asumida de manera responsable por los jóvenes de menor edad que aprenden de sus hermanos u otros mayores cercanos a ellos, conductas que acaban por consolidarse con éxito relativo o más logrado.

Derivada de la conformación de las unidades familiares en sus diversas etapas vitales y al paso de una generación a otra, se presentan, de manera específica, nuevos problemas en las relaciones de género y en las intergeneracionales, que vienen a afectar la dinámica familiar cambiante. Hemos tratado ya de la problemática del machismo, neomachismo, maternalismo y paternalismo, autoritarismo y rebeldía intergeneracional que van presentándose de manera cambiante en los diversos ciclos de la vida familiar.

Lo anterior está ya sucediendo con el cambio de los comportamientos de las jóvenes que han venido aprendiendo de las pioneras feministas, primero, y después, de otras mujeres orientadas por la perspectiva de género que modifica sus relaciones con sus parejas maritales con una más clara idea de sus derechos humanos para una equidad marital y una más abierta tolerancia y comprensión de sus hijos. Éstos son vistos como personas que aprenden desde niños a responsabilizarse por sí mismos, y no como seguidores pasivos de las disposiciones de sus padres. Cuando estos jóvenes se conviertan en esposos y padres, lo harán con una nueva perspectiva puesta a prueba pero en marcha cada vez más consciente130. Estamos ya al inicio de este cambio, experimentado al menos por un sector de familias que va haciéndose numeroso. Pero es el paso gradual de los ciclos familiares y de las generaciones intermedias el que puede lograr este cambio, mediante el cual se aprende a enfrentar, con conciencia más lúcida, los nuevos papeles familiares. Mientras tanto, la situación crítica de las relaciones familiares seguirá presentando problemas y rupturas dolorosas, acrecentadas, mientras no se asuman las nuevas pautas de valores adecuados a las nuevas situaciones.131

La educación informal de adultos no ha podido difundirse suficientemente para reencauzar mayoritariamente una nueva forma de encarnar la vida familiar por parte de las familias jóvenes. Porque no es cuestión de que sólo los padres expresen verbalmente de manera exhortativa, consejos y deseos de una nueva forma de trato entre los géneros y entre los hijos, al convertirse en esposos y padres de su propia progenie, menos aún cuando en la propia familia de origen se ha vivido la situación no querida para ellos en sus nuevas familias. Se trataría de que los jóvenes hayan aprendido la nueva conducta desde la experiencia familiar mediante el ejemplo internalizado y una educación para la vida familiar reafirmada por diversas instancias sociales de la propia sociedad civil, más que de las autoridades formales. De no ser así, la conducta no aprendida resulta sólo una buena intención.

La lista de problemas vividos en esta transición, y analizados por muchos autores (según lo constata la amplia relación bibliográfica que presentamos en este prediagnóstico), atribuidos a un contingente de unidades familiares

En muchas investigaciones y análisis de historias de vida se constata que las nuevas generaciones intentan nuevas formas de vida, diversas a las de sus padres, pero después del tiem-

129

Véase entre muchos casos los presentados en los estudios de Elu y Leñero (1992) o en los de Lloyd y Duffy, en Bruce, Lloyd y Leonard, coord. 1998. Véase en especial la tesis de Beck-Gernsheim, Elisabet (2003) en su estudio sobre La reinversión de la familia. 131 Véase el análisis de la introducción de los valores en la vida familiar, en Christensen (1964c), Hinojal. y Goode (1973). 130

142

Problemática sentida derivada de la conformación familiar en su dinámica

que va de una quinta parte del total, hasta casi una mitad de ellas, e incluso más, en algunos sectores de la sociedad. Enunciamos algunos de estos problemas detectados y analizados en muchas investigaciones concretas: • Malos tratos con violencia intrafamiliar presentados en familia de origen y reproducidos en la familia de procreación de los jóvenes que se unen maritalmente o se casan.132 • Rupturas y pérdida de relación afectiva y de unión familiar.133 • Separaciones y divorcio de parejas.134 • Conflictos paterno-filiales y distanciamientos generacionales.135 • Pugnas y conflictos entre hermanos desde niños y jóvenes pero con alejamientos mayores de adultos.136 • Alejamiento y desinterés por mantener una vinculación estrecha entre los hijos casados o salidos del hogar paterno o materno, con sus padres ya en la tercera y cuarta edad, que quedan sin seguridad, sin jubilaciones dignas, sin apoyo y sin cariño verdadero de sus hijos.137 Un detalle de esta problemática sumada a otras concomitantes será analizada en el tomo segundo de este prediagnóstico, al tratar en sí a la dinámica de las interrelaciones familiares, tanto de la pareja marital, como de las vinculaciones entre padres e hijos y entre hermanos, así como, la de éstos con la parentela y con otros actores sociales.

132

Véase análisis de violencia familiar en: Corsi (1994). Véase De Bie, Dobbelaere, Leplae y Piel (1968), Trimbos (1968), De Izaurieta (1990), Eguiluz (1997, 1998, 2000), Hill (1949), Macías (2004a), Suárez y Andrade (1996b), Trujano (2001). 134 Véase Eguiluz (1997), Gómez Fonseca (2004), Guevara (1996), Ribeiro y Cepeda (1991), König (1981), López Estrada y Ribeiro (1994), Ojeda (1994a), Ruiz Becerril (1999), Sánchez Esquivel (1999), Solis (1996). 135 Véase Brachet (1998), Bruce, Lloyd, Leonard (1998), De Keuzer (1998), Dulanto (1990a), Khon (1980), Lloyd y Duffy (1998b), Wolff (1979). 136 Véase Laing: “La familia y la estructura individual” (1983), Lomas (1986b). 137 Véase Camdessus (1995), Ham (1993), Montes de Oca (2001), Leñero (1998b), Solis (2001). 133

143

Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

6.6 A manera de síntesis tentativa: tres tendencias del cambio estructural de las familias

Estamos ante un proceso plural que ciertamente no es lineal, sino más bien irregular. Presenta fluctuaciones, flujos y reflujos pendulares, altamente diversificados. Pero en esta búsqueda se van destruyendo mitos ancestrales y se genera una nueva prototipia familiar de múltiples alternativas. Los apuntaremos de manera indicativa e hipotética, como producto de la revisión hecha en este prediagnóstico, también correspondiente a diversos enfoques teóricos apuntados anteriormente en el capítulo primero de este estudio.

Efectivamente, como resultante de todo este trabajo investigativo llevado a cabo por miles de estudiosos en este campo, podemos decir que la familia contemporánea presenta una problemática de variantes y de transformaciones sumamente complejas. Es así como después de que la sociología de la familia ha analizado a las familias en las diversas condiciones contextuales, en la variedad de sus tipos de composición y organización, en sus procesos de transformación y en su problemática tanto interna y microsocial como en sus relaciones intergrupales e institucionales; después de que se han estudiado las conflictivas más sintomáticas; después de que se han descubierto sus manifestaciones cohesionantes; después de que se han analizado sus funciones reales y operantes y se han reconocido sus disfunciones; después de que se han visto sus cambios críticos y sus resistencias de transformación, aparece una resultante difícil de sintetizar. Sin embargo, de todo ello emerge un panorama que permite, en su visión conjunta y plural, apuntar hipotéticamente a un sentido tendencial en el que las nuevas familias, en el mundo entero, se transforman pero se siguen reproduciendo generación tras generación.

a) De la formalidad institucionalizada y rígida, a la legitimidad de una organización familiar informal: Como hemos constatado anteriormente, la familia ha tenido siempre una doble dimensión: su conformación institucionalizada y su dinámica un tanto espontánea, derivada de los lazos afectivos entre sus miembros, a partir de los vínculos, amorosos o no, de la pareja marital. Una y otra dimensión se manifiestan en forma contrastante y frecuentemente de manera opuesta. Mediante la primera, se fija y se pretende estabilizar la organización familiar; y a través de la segunda, se da lugar a una tendencia abierta, de tipo psicocualitativo. La familia como grupo primario tiene que ver con los sentimientos y el amor, con la voluntad de sus miembros, y con la dinámica personificante e íntima entre ellos, más que con las normas rígidas de un contrato formal. En cambio, la familia como institución está en función de las regulaciones establecidas socialmente y con las responsabilidades contraídas públicamente, más que con la conducta volitiva y sentimental de sus componentes.

Vamos aquí ,a modo de esbozo hipotético derivado de nuestro estudio documental, marcar ciertas tendencias significativas ocurridas en este fin de siglo; en particular, en nuestro país. Para tratar someramente estas líneas proyectivas enfatizaremos, en especial, tres altamente significativas, analizadas por diversos autores y desarrolladas en nuestras investigaciones compartidas con muchos especialistas. Ellas muestran, en buena parte, la proyección de lo que las unidades familiares del futuro próximo parecen apuntar en su conformación estructural.

138

He aquí los datos obtenidos en la investigación IMES de las familias en el D.F. realizada en 1994138, referente, en primer lugar, a la forma en que se constituye la unión marital de las parejas, su cohabitación y consecuentemente, el compromiso formal implicado en la relación marital, asumida de manera pública e institucional (matrimonio) o semiprivada (unión libre):

Leñero (1994), p. 118.

144

Problemática sentida derivada de la conformación familiar en su dinámica

Cuadro Nº 3-8 Formalización e informalización de las relaciones maritales Familias con status informal en su unión marital:

28%

- En unión libre:

18%

- Separados:

5% 5%

- Madres solteras: Familias con status semiinformal (no tradicional):

24%

- Casados sólo por lo civ.

18%

- Casados sólo por la Igl.

2%

- Divorciados legalmente

4%

Total de familias en situación no totalm/tradic.:

52%

Familias con pareja casada por ambas leyes

El análisis de la cuestión nos lleva a afirmar (no solamente a partir de los datos anteriores, sino a la vista de muchas otras manifestaciones tratadas en diversas investigaciones) que la familia actual está siguiendo, en buena parte, un tránsito de lo formal a lo informal. Esta tendencia coincide con la descubierta en la actividad económica de nuestros países emergentes: la llamada actividad informal y subterránea, que representa, en una época de crisis, a un sector creciente del actual sistema económico. En los últimos años se ha calculado desde el 33% y el 40% hasta el 60% de la población económicamente activa dedicada a actividades dentro de la economía informal.

parte de la población menor de 15 años que trabaja, también casi siempre de manera informal y en ocupaciones disfrazadas. Y en este mismo sentido, hay signos de informalización de las relaciones y de las conformaciones familiares, en muchos aspectos: en la pérdida de la autoridad rígida del jefe, así como en la pérdida formal de la jefatura por parte del varón; en la participación de varios miembros en el sistema de toma de decisiones (que podría apuntar hacia un proceso de democratización familiar, y en el ingreso económico percibido por dos o más miembros del hogar,139 según Salles y Tuirán (1996); en el cambio y descontrol de las relaciones paterno-filiales; y sobretodo, en la liberación de una sexualidad, antes normada por tabúes y sanciones radicales, y hoy replanteada a partir de una revalorización del cuerpo y del erotismo como algo positivo.140 Con ello, se rompe la rigidez de la norma tradicional prohibitiva.

Se descubre que preferentemente la mujer que trabaja se incorpora a la economía informal con una ocupación disfrazada (estimaciones que bien pueden llegar hasta el 60% del total de ellas, o más). Se registra ya una tercera 139 140

48%

Salles y Tuirán (1996b). Véanse los diversos autores de la publicación titulada Sexualidades en México, de Szasz y Lerner ,coords. (1998a).

145

Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

sociales respecto a los distintos miembros de las familias. Estas vinculaciones suelen establecerse de manera individual, más que aparecer como relación propiamente familiar o conyugal. Lo anterior las hace mayormente informales o cambiables a voluntad. Es así como cada persona tiende a mantener, cada vez más, sus propias vinculaciones sin involucrar necesariamente a los otros familiares.

También puede evidenciarse este informalismo familístico en muchas de las manifestaciones registradas en nuestro estudio documental y descritas en las páginas anteriores: la asignación de nuevos roles familiares, ahora cada vez más intercambiables entre sus miembros; en la ruptura temprana de la dependencia, antes incuestionable, de los hijos, aún menores de edad frente a sus padres; y sobre todo, de los adolescentes ante los adultos en general; en la desacralización de la vida familiar, misma que hace perder fuerza a las pautas morales tradicionales y a las éticas relacionadas con lo familiar; en la flexibilidad de la residencia familiar por parte de sus distintos miembros en los procesos de migración interlocal, interregional e internacional (migrantes indocumentados); en la factibilidad de la separación y del divorcio de los matrimonios mal avenidos; en el posible recurso a una nueva unión marital después de una anterior fracasada, y en lo que ahora llamamos reconstrucción subsecuente de la familia; en la sustitución de las relaciones entre los parientes, por las de tipo amigable e incluso vecinal, de carácter volitivo y selectivo; pero también en las formas de relación institucional entre las familias y las organizaciones no gubernamentales.

• Finalmente, cabe mencionar la informalización derivada de los problemas de inseguridad, impunidad y corrupción, así como la pérdida de confianza respecto a las autoridades institucionales públicas e incluso religiosas, en su implicación sobre la vida familiar. b) Proceso de ruptura del integrismo unitario de la estructura familiar, debido a la disociación de las funciones familiares: Parecería que la conjunción de todos los elementos conformantes de la familia, correlacionados en forma unitaria entre sí, ya no funcionan de manera compacta y convergente en las familias actuales, sino que éstas presentan alternativas diversas de conjunción relativa y cambiante. En el tradicional modelo integrista, propio de una doctrina familística católica y fundamentalista, la unidad familiar ha sido concebida como una pieza perfectamente armada mediante todas sus funciones integradas unas a las otras. De esta manera, se esperaba idealmente que siempre se reprodujera un conjunto unitario de elementos y funciones, que se mantuviesen así mismos a través del encadenamiento de todas las manifestaciones familiares, trabadas entre sí.

Esta tendencia informal de la vida familiar se vincula, a su vez, con: • La formación de una sociedad civil constituida, en buena parte, por grupos y organizaciones un tanto informales, voluntarias. • La ambivalente dependencia corporativa de las familias controladas por líderes, a cambio de “cierta” protección y canalización de las demandas familiares. Esta relación funciona de manera ambivalente y opera siempre mediante conductas fluctuantes un tanto informales.

Por ello, la paternidad y la maternidad aparecían, dentro del paradigma tradicional, con un sentido correlativo entre ambas (formalmente establecido y virtualmente esperado como proyecto de construcción familiar). Igualmente, el matrimonio monogámico e indisoluble (según el código familiar legítimo) venía significando que las relaciones sexuales debían de estar fundamentalmente en función directa -y obligada- del objetivo reproductor de la familia; éste, a su vez, implicaba automáticamente el proceso conjunto de crianza y formación básica de los hijos, que debía ser practicado de manera unitaria –y su-

• Lo mismo sucede con la relación paternalista, también ambivalente, entre los representantes de las iglesias, los patrones en las industrias medias y pequeñas, y las diversas autoridades civiles, con las familias de sus subalternos o “protegidos”. • Aparece también la informalización de las relaciones entre las diversas organizaciones 146

Problemática sentida derivada de la conformación familiar en su dinámica

que por un desarrollo de la conciencia personal, y por una dinámica de la afectividad, que ahora fundamenta la conformación de la familia actual.

puestamente homogéneo-, y estar fundamentado en una socialización comunitaria de la prole. Esta socialización se encontraba condicionada por las mismas redes de relación familiar, común a todos los miembros del grupo familiar: los lazos del jefe y de su cónyuge debían coincidir básicamente, y de éstos se derivaban las relaciones sociales de todos los miembros.

La dinámica de la familia, en el avance de nuestro siglo, ha permitido ir reconociendo no sólo el incumplimiento frecuente de los imperativos integristas, sino además, el mismo proceso de legitimación de dicha informalización, ocurrido en las manifestaciones familiares. Esto plantea la interrogante de saber cómo pueden operar mejor las familias, en una variedad de situaciones, sin suponer que sólo existe un único modelo ideal que deba representarse públicamente aunque no sea verdadero en la práctica interna de la familia.

Según el ideal del modelo integrista, las amistades particulares y exclusivas del jefe de familia o de otro de sus componentes, así como cualquier rompimiento con ellas, involucraba a todos los demás componentes de la familia. En la unidad integrista familiar la naturaleza de las relaciones debía ser de tipo sincrético (unas confundidas con las otras) porque el status del jefe imponía automática y casi fatalmente el nivel de todos los miembros de la familia en la sociedad. La familia se concebía como una unidad de vivienda, unidad de suerte común compartida, unidad de autoridad, unidad de economía común, unidad de creencias religiosas e ideológicas y hasta unidad de un cierto tipo de actividad profesional similar, aunque no fuese exactamente la misma.

De hecho, hay una clara tendencia hacia la disociación de los elementos y funciones implicadas, que puede verse como un proceso de pluralización de las posibles combinaciones. Este proceso se presenta, ante la problemática ingente de las familias actuales, con la conciencia de que conviene romper esta rigidez familística. Se han analizado en diversos estudios algunos de los rasgos de la crisis del modelo nuclear conyugal,141 de la caducidad del modelo de familia extensa, así como de las formas ambivalentes y difíciles del modelo de familia compuesta y seminuclear (Leñero 1983, 1994). Todo ello se vincula con una serie de disociaciones de las funciones familiares que vienen ya funcionando desde hace muchas décadas atrás, pero que ahora se acentúan y dan lugar a una alarma ante lo que se considera la crisis actual de la familia, todavía concebida en términos un tanto fundamentalistas.

Más aún, la esposa debía ser, en el ideal integrado, al mismo tiempo, la madre de los hijos comunes, la compañera, la confidente y consejera, pero también la amante y la pareja sexual. Por obligación, aunque no surgiera del propio parecer y voluntad. Cualquier alteración de estas pautas, aunque siempre fuera frecuentequedaba catalogada como un tanto “anormal” y proclive a una desviación moral. Pero el hecho es que este ideal formalizado a través de una institucionalización, tanto jurídica como moral y religiosa, (sacralizada en sus atributos ideales) ya no operase, ni funcional ni automáticamente, aunque se mantuviese en apariencia las normas institucionales de la familia tradicional y cuasimoderna, el proceso de secularización ha venido relativizando la unidimensionalidad de una sola legitimidad, una sola paternidad (biológica y social al mismo tiempo), pretendidamente resguardada por una moral juricista, más

141

He aquí algunos de los factores que han venido produciendo las disociaciones aparecidas: • Los anticonceptivos, universalmente legitimados, vienen a separar la relación sexual, de la procreación. • El recurso al divorcio regulado, también legitimado en todo el mundo, incluso en los países más católicos, y la separación conyugal de fac-

Véase a Turowski (1977), a Lomas, Laing et al (1986a), entre otros.

147

Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

lución? ¿Cuál es el nuevo modelo alternativo más generalizable para nuestra población, en sustitución al nuclear-conyugal actualmente en crisis en el mundo más desarrollado?.

to, llegan a disociar el concepto de matrimonio monogámico e indisoluble, de la unidad de vivienda, del patrimonio familiar unitario y, sobre todo, de la procreación única en común, para dar lugar a la diferenciación entre la paternidad biológica y la paternidad adoptiva142.

Necesariamente tenemos que tomar en cuenta la inercia histórica a través de la cual aparecen las principales pautas de comportamiento familiar que se han mantenido durante siglos. No se puede echar por la borda todo lo que ha sido la cultura tradicional de nuestro país, por el hecho de ser simplemente “venida del pasado”. Incluso, muchas de esas pautas obedecen a fundamentaciones un tanto esenciales del fenómeno familiar en sí, difícilmente eliminables en todo tiempo y espacio. Tal es caso del vínculo imborrable entre padres e hijos (biológico y social), e incluso, el sentido extraindividual de naturaleza profundamente social, de la alianza matrimonial, más allá de una interpretación puramente sentimental. Pero a cambio de ello se espera una fundamentación de la familia basada en el espíritu amoroso que se construye íntimamente, con cierto desdén de los demás. Sin embargo, el lazo afectivo requiere también de un compromiso que debe de construirse y renovarse, con autenticidad, en la dinámica de la cotidianidad y en la variación de los ciclos vitales.

• La misma escolarización de los hijos da lugar a una diferenciación de la socialización común, de ellos entre sí y de ellos con sus propios padres, pues introduce una perspectiva de desarrollo individual que suele separar, junto con las demás redes de relación personal, los intereses de los miembros del grupo familiar. • A su vez, el proceso de la democratización de todas las organizaciones de la sociedad civil y política, llegan a las familias rompiendo el autocratismo masculino, patriarcal o paternalista, y con ello se genera una nueva dinámica de disociación de la dependencia familiar, convirtiéndola en interdependencia plural.143 Y así podríamos ir anotando, en esta revisión de las manifestaciones de disociación y de liberalización de las conductas del grupo familiar, muchos otros factores implicados en el proceso de transformación y de construcción de una naciente sociedad civil, plural y autogestiva en sus múltiples instancias. Todos ellos están obligando a la familia a replantear buena parte de sus bases de funcionamiento, para de ahí reconstruir su propia imagen institucional, abierta. Con todo y sus riesgos. Con todo y sus necesarios fracasos e intentos no logrados. Porque así es la evolución: marcha buscando su propia curva oscilante.

No obstante, es preciso reconocer que las nuevas condiciones de la vida moderna, en un mundo cada vez más despersonalizado y masificado, obligan a adoptar estrategias personales, todavía no bien conocidas que pueden resultar altamente riesgosas para la continuidad de las nuevas familias de formación, un tanto atomizadas en la individualidad de sus núcleos. Esto significa búsqueda de modalidades y de variantes un tanto personalizadas para cada pareja marital, fundadora de familia. Es por ello que la familia del nuevo siglo-milenio, no puede mantenerse estática, ni obedecer a una fórmula prefabricada cuyo troquel asegurase, para siempre, una sola y misma figura. La familia tiene que ser, en cambio, un producto inacabado de la hechura artesanal humana, para hacerla viable y trascendente en cada si-

c) Tendencia hacia una construcción familiar hecha por las propias familias (más allá de los modelos institucionalizados prefijados y la búsqueda de posibles neomodalidades de organización y composición interna y externa. En la panorámica que hemos presentado aquí, la interrogante resulta obligada: ¿Hacia dónde van las familias mexicanas en su evo-

142 143

Véase ensayo de Dumon, Documento técnico elaborado para el Año Internacional de la Familia, (ONU, 1994) y a Del Campo (1991). Véase Leñero (2000), pp. 315-344; Salles y Tuirán (1996b), pp.47-55.

148

Problemática sentida derivada de la conformación familiar en su dinámica

tuación en la que tiene que encarnarse la reproducción de las nuevas generaciones como renovación permanente de la sociedad civil.

Por lo pronto, podemos apuntar una forma familiar derivada del modelo de familia nuclear conyugal, pero en la que se reconozca el valor adscriptivo de la relación consanguínea, no sólo para recurrir a un reducto de resguardo, protección y defensa frente al mundo impersonalizado, sino más bien como búsqueda de recuperación del sentido del propio desarrollo grupal y del reconocimiento al ciclo pujante de la vida manifestado en el proceso intergeneracional. Las nuevas alternativas de conformación familiar están reconociendo la necesidad de vincular, al menos, los aportes de las tres generaciones presentes. Estas se retroalimentan entre sí, con el sentido vital propio de cada edad, en sus problemas enfrentados, en sus logros, y en sus búsquedas.

El ensayo y la innovación, sin embargo, resultan altamente inestables en una situación de crisis y de cambios globales. Ante este riesgo las presentes y próximas generaciones de nuevas familias tienen que adoptar una doble dimensión previsora: por un lado, no desconocer el sentido intrínseco de la familia, siempre imprescindible en la vida humana y en la conformación de la misma sociedad civil en proceso de construcción autogestiva. Pero por otra parte, es necesario adoptar una actitud de memoria colectiva respecto a las modalidades que van adquiriendo, de hecho, ciertas conformaciones que responden a las nuevas condiciones y necesidades; sobre todo en el caso de las familias pobres: de hecho, la mayoría. Aún cuando las variantes aparecidas no sean todavía admitidas por una formalidad moral e institucional en el contexto del régimen normativo anterior, la realidad genera una renovada búsqueda en la que se intenta rehacer el sentido esencial de lo familiar, en su nueva circunstancialidad plural. Y de ahí, la sabiduría popular deberá retener y desechar pautas ensayadas eficaces o ineficaces desde el punto de vista de la felicidad y la convivencia humana.

Esto no parece significar que tengamos que volver a resaltar el valor del modelo de la familia extensa, que nunca pudo ser adoptado por todas las familias, ni mucho menos que nos quedemos en el de la familia nuclearconyugal encerrada sobre sí misma. Posiblemente, a lo que nos estamos acercando, es a un concepto de “interfamilia” en el que se reproducen relaciones entre grupos domésticos de todos los tipos imaginables, pero sobre la base de un reconocimiento al derecho de privaticidad socializado mediante redes de tipo paracomunitario-vecinal, paracomunitario-amigable, paracomunitario-parentelar, o incluso una modalidad interindividual con arreglos tentativos de convivencia, temporales o permanentes, durante los diversos ciclos vitales de las personas.

No se trata, por lo tanto, de reelaborar otro modelo rígido de conformación homogénea para una nueva forma de asumir la vida familiar. Resultaría una tarea, por demás, poco confiable. La propia dinámica de la realidad está en vías de reinventar, en la praxis continua del cambio entre las generaciones, nuevas alternativas para las nuevas familias del futuro inmediato. Debemos estar atentos a esos signos y a esas experiencias que nos permitirán renovaciones significativas. No estigmaticemos ni condenemos aquellas búsquedas que nos pueden parecer, desde una óptica conservadora, heterodoxas y hasta inmorales. En lugar de ello, tenemos que abocarnos a la investigación de esa realidad cambiante y crítica, en proceso de transformación no convencional. Y en ello, la investigación de las ciencias sociales tienen un papel significativo como instrumento de indagación, registro y divulgación de este nuevo ser y vivir.

Incluso aparecen cada día nuevas formas mixtas en la que las familias forman parte viva y responsable de la organización misma de una parcela social local (e intralocal) de la sociedad civil autogestiva. Esto lleva necesariamente a tipos plurales de fórmulas de convivialidad familiar, con vinculaciones intrapersonales cruzadas y con arreglos paracomunitarios de diversa clase. Podríamos pensar que en la nueva dimensión posmoderna del siglo XXI aparecerán poco a poco familias que no quedan como grupúsculos atomizados frente a un agregado poblacional informe urbano, metropolitano y megalopolitano, manipulado por los grandes poderes institucionales (empresariales, estatales o de otra 149

Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

índole), o por los rectores y beneficiarios de la sociedad planetaria globalizada, sino que se transforman en grupos domésticos basados en el respeto a sus derechos humanos, para vitalizarse, desde adentro (en la doble perspectiva dual de género y de generaciones sucesivas), pero con el reconocimiento y apoyo externo, a partir de los elementos esenciales de lo familiar: sangre común, vínculo amoroso real, unión marital libremente adoptada, paternidad desdoblada en lo biológico, y en lo adoptivo-social, vivienda e intimidad propia pero compartida en una comunidad abierta. Todo ello, a diversas escalas y de manera variable. Estas nuevas familias, en su génesis al final de siglo, deberán cumplir la misión de dimensionar la expresión afectiva del ser humano, dándole identidad y compromiso, pero también libertad para ser, con los demás, parte vital y activa de la propia comunidad local. La investigación de las familias tiene, en esta perspectiva, un papel relevante: seguir de cerca el proceso actual y reinterpretar, una y otra vez, el sentido de la realidad y de su búsqueda de ensayo y mejoramiento. Ser de este mundo y estar en él para aportar a las siguientes generaciones una contribución significativa: entender el sentido que está siempre en el fondo de toda aspiración humana.

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CAPÍTULO 7 Tesis Hipotéticas sobre Políticas e Intervenciones en vistas a la promoción de las Familias 7.1 Concepciones sobre lo que son las políticas familiares

funciones y reproducción de las unidades familiares, en sus diversas realidades tipológicas; y las indirectamente afectables a las familias, propias de las distintas políticas globales, sectoriales y específicas, sin una finalidad expresa para la vida familiar, pero que, de hecho, la involucran de una u otra manera.

El panorama esbozado nos lleva al planteamiento a una serie de hipótesis propuestas por varios estudios que necesitamos reconsiderar seriamente como resultado de constataciones repetidas.144

Estas directivas y acciones implican a una pluralidad de actores, de ámbitos de aplicación, de orientaciones ideológicas, de enfoques estratégicos y de atención a diversas necesidades, situaciones y demandas.

Primeramente se preguntan muchos de los autores revisados qué podemos entender por una política familiar145. En términos generales podemos decir que se trata de un conjunto de disposiciones normativas y ejecutivas para el encauzamiento de acciones en relación a los problemas de las familias. En particular se puede hacer referencia a las medidas gubernamentales dirigidas directa o indirectamente hacia el mejoramiento de las condiciones familiares. No obstante, habría que tomar en cuenta como acciones de política familiar a las acciones colectivas realizadas por la propia sociedad civil a través de sus distintas organizaciones, profesionales o del voluntariado, incluyendo a las mismas organizaciones interfamiliares, como parte de un interés colectivo de conjunto, para realizar intervenciones sociofamiliares dirigidas a la solución de problemas familiares. 146

Consecuentemente, se tiene que tomar en cuenta las posibilidades reales de acción y la oportunidad de la misma; pero sobre todo, los recursos materiales y humanos de las propias familias, y de las instituciones involucradas, sus carismas y capacidades de acción. A su vez, es preciso identificar políticas y programas existentes que están afectando, en un sentido o en otro, a las condiciones y a las manifestaciones críticas de las familias. Por eso mismo, se hace preciso revisar las diversas políticas operantes, antes de iniciar nuevos programas y acciones sin tomar en cuenta las afectaciones anteriores y los factores concurrentes, pues habrá que ajustar muchas disposiciones de política que resultan contraproducentes al mejoramiento de las familias. Pero en una sociedad y en un estado democrático todo el diseño de políticas y programas tendría que hacerse del conocimiento de las familias involucradas, y contar

De cualquier manera, se pueden tratar de dos clases de políticas familiares: las directamente orientadas a la vida familiar en sí, dirigidas a la formación, composición, estructura,

144

Retomamos aquí el contenido básico del estudio denominado “Hacia una política familiar” (Leñero, 2002). Véase entre otros a: Dumon y Aldous (1980), Fuentes (1996a), Incháustegui (1996), Leñero (1994b), M.Paz López (1996), Ribeiro (2000). 146 La Oficina de las Naciones Unidas del Centro de Desarrollo Social y Asuntos Humanitarios (1987) identifica el problema de los Gobiernos, y de sus agencias cuando determinan las políticas familiares sin tomar en cuenta a las organizaciones no gubernamentales, más vinculadas directamente con los intereses de las familias y sus comunidades. Esto ha favorecido una estrategia de participación de estos organismos en los mismos órganos que elaboran las políticas públicas sobre la cuestión familiar y llevan a cabo programas al respecto. pp 27-29. 145

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Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

mismo de su función social, para convertirlo en el mantenimiento de su propia estructura y de las plazas de trabajo que implica la existencia del organismo, más que el beneficio de las familias, para el que fue creado.

con su anuencia resulta importante. ¿Cómo lograrlo si no existe una adecuada representación de los diversos conjuntos de familias afectadas en sus distintos niveles?. He ahí una cuestión no suficientemente planteada cuando se elaboran las políticas y los programas, y después cuando los programas en marcha requieren ser evaluados para conocer sus efectos reales sobre las familias, y no sólo las buenas intenciones no siempre logradas.

Por eso los programas sociales necesariamente deben estar basados, por un lado, en diagnósticos --en este caso de la realidad familiar, en sus variantes tipológicas--, practicados por múltiples analistas sobre la problemática que enfrenta la crisis familiar a la que hay que enfocar y priorizar para proveerla, atenderla y resolverla147. Pero siempre estos diagnósticos tienen que partir de una directa pulsación de la realidad empírica de las familias, en sus diversos ámbitos y momentos, y no ser planteados de manera teórica supuestamente conocedora de lo que está sucediendo sin un acercamiento directo a las familias en proceso de cambio continuo.

En la evaluación deben intervenir tanto las familias protagonistas involucradas, como los agentes interventores en la acción preventiva o en la intervención correctiva. Entre estos agentes están comprendidos, de manera especial, las diversas agencias públicas y privadas, y todo el personal profesional: incluido el médico y el paramédico, el psicólogo y el psicoterapeuta, el educador y el trabajador social, el abogado, el sacerdote y el moralista, y otros que vienen trabajando especializadamente en el campo de lo familiar. Los organismos que intervienen generalmente son los que se consideran dentro del “sector social”, pero también es importante considerar la intervención de las entidades académicas y de investigación que trabajan en el área de la vida familiar, la salud física y mental, el género, la niñez, la adolescencia, la tercera edad, la vivienda, las relaciones comunitarias, los derechos humanos y otros más (como el del trabajo, la religión, la conducta sexual) vinculados con la realidad familiar. Los programas públicos implican siempre una infraestructura institucional, un sistema normativo y un personal altamente jerarquizado, administrativo y técnico, que permita establecer extensivamente la operación (centralizado o descentralizado) en todo el país, pero debe contar con un programa interno de capacitación y educación continua para su personal especializado en la prestación de servicios, intervenciones y promoción familiar y comunitario. No obstante, muchas veces el aparato burocrático montado para dar servicio a las familias, se convierte en una pesada maquinaria que desvía el sentido

147

Véanse como estudios de diagnóstico elaborado por expertos, en vistas a una política familiar: el de Naciones Unidas con motivo del Año Internacional de la Familia (1995), el de la CEPAL en América Latina (1993) y el interinstitucional realizado por el DIF Nacional, UNICEF, CEMEFI y el IMES, para México (Leñero, 1994).

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Tesis Hipotéticas sobre Políticas e Intervenciones en vistas a la Promoción de las Familias

7.2 Cambios socioculturales e involucración de diversas entidades y actores en las políticas familiares por construir

Por ello, las políticas y los programas familiares requieren comprender la sensibilidad de las nuevas generaciones juveniles que buscan nuevos caminos. Estas mutaciones socioculturales requieren una nueva perspectiva valoral que permita entenderlas y asumirlas de manera inteligente y positiva. Para ello, es preciso que las mismas políticas públicas den cabida, en su formulación y concurso, a todos los agentes profesionales y científicos que estudian la cuestión, más allá de posturas ideológicas y fundamentalistas fincadas en concepciones rígidas.

La mutación cultural implica una ruptura de los horizontes tradicionales, pero sobre todo, una propuesta acorde a las necesidades generadas en la misma modernidad. Muchos de los mitos ancestrales de la vida familiar están siendo destruidos148, pero no resulta claro el sentido de las nuevas valoraciones y pautas que hay que impulsar. Frecuentemente lo que sucede es que se adoptan nuevas prácticas pero no están suficientemente legitimadas con las nuevas escalas de valores. Entonces lo que se presenta es una ambivalencia altamente contradictoria e incongruente que los agentes de un programa público (y los de las organizaciones filantrópicas de tipo paternalista) pocas veces saben impulsar y convencer a la gente desde una perspectiva de desarrollo cultural. Ésta debe dar un sentido trascendente a las conductas familiares propuestas. Sin esta fundamentación las acciones se quedan a un nivel de actividades puramente formales o puramente rituales, como sucede en gran medida con las prácticas sacramentales y ceremoniales religiosos. Más aún si se trata de familias jóvenes que se enfrentan a problemas derivados de la ruptura de una inercia cultural para ensayar conductas no aprendidas en su familia de origen, incluso de carácter posmodernista, cuando todavía no se superan muchas actitudes tradicionales.

La política pública familiar debe implicar en su cuerpo toda una amplia visión, abierta a las corrientes más actualizadas en la búsqueda de nuevas salidas, pero sin desconocer las que forman parte de nuestro patrimonio sociocultural y religioso149, para desde ahí buscar el sentido de las nuevas inquietudes. Por eso, la política familiar tiene que reconocer la participación de diversos actores y organismos interesados por el desarrollo de la vida familiar, en la que queda incluido un contingente de instituciones no gubernamentales que están involucradas en la conducción y orientación ante la problemática familiar. Hay que tomar en cuenta, además, a las unidades educativas (escuelas, libros de texto, programas escolares, acciones de educación informal, medios de comunicación)150; así como a las organizaciones de servicios a la salud familiar, -comprendida la atención terapéutica y de salud mental151, así como las de carácter asistencial y filantrópicas152; pero también las de regulación jurídicofamiliar153. Todas participan en el conjunto de la acción sociofamiliar. En todas ellas se requiere

148

Véase a Tuirán (1995), pp. 30-31. Por su parte, la Iglesia católica ha sido una de las organizaciones más interesada en la vida familiar, desde su propia perspectiva pastoral, tanto al nivel mundial como al nacional y local. Pueden mencionarse entre muchos de sus documentos a la exhortación apostólica “Familiaris Consortio” de Juan Pablo II, y al Directorio Nacional de Pastoral Familiar elaborado como manual por parte de la Comisión Episcopal para la Familia, de la Conferencia del Episcopado Mexicano-CEM (1991). En un país como México, no puede hacerse una política familiar sin tomar en cuenta las opciones pastorales que realiza la Iglesia en este campo, independientemente que se esté de acuerdo o no con sus orientaciones. 150 En el campo educativo hacemos referencia a múltiples estudios de tipo pedagógico e investigativo en las ciencias de la educación. relacionados con la vida familiar Véase a Fermoso (1994) en: “La socialización: familia y escuela, agentes socializadores”, pp. 188-206; y “Profesionalización, animación sociocultural y educación de adultos”, pp.338-384. 151 En referencia a la salud mental y vida familiar, véase a De la Fuente, Medina-Mora y Caraveo (1997) pp.148-158; respecto a la psicoterapia familiar, mencionamos a Ackerman (1988), a Satir (1984), Chagoya (2004), E. Gómez Fonseca (1990), Espejel (1994), Eustace, coord. et al (2001), Laing (1988), Lomas et al (1985a), Macías (2001, 2004b), entre muchos otros. En México, la Revista de la Asociación Mexicana de Terapia Familiar: Psicoterapia y Familia (1988-2004) es un buen espacio de reflexión y análisis de los terapeutas de la familia. 152 Véase la obra La asistencia social en México de Fuentes (1998): escrita desde la experiencia de dirección del DIF que en su misión institucional integra las dimensiones de la política familiar junto con las políticas asistenciales en México, pp.458-463 y 807-816. 153 Para un detallado análisis crítico del derecho familiar en México, consúltese la obra de Chávez Asencio (1985, 1987, 1990a, 1990b, 1994), así como diversos estudiosos del mismo vinculados al Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM (1986): Galindo Garfias, González, R., López Monroy , R.M. Alvarez , Brena y otros; Pujol (1996), Soto y López (2000), Magayón y Leñero en Valdés (2005) . 149

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una permanente formación de profesionales, paraprofesionales y del voluntariado diverso. Sin embargo, conviene recalcar que en el conjunto de estas actividades institucionales, deben estar presentes programas sustantivos desarrollados por organizaciones de familias asociadas que trabajan en su propio interés y beneficio.

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Tesis Hipotéticas sobre Políticas e Intervenciones en vistas a la Promoción de las Familias

7.3 Implicaciones de la teoría de la constructividad en las políticas e intervenciones familiares

• Pero a su vez, la construcción de la política familiar tiene que decodificar las políticas sectoriales, para revisar críticamente la implicación implícita de dichas políticas sobre la construcción de las familias y de sus redes informales y formales, interfamiliares y comunitarias. Debe ir más allá de la unidimensionalidad de las políticas públicas sectoriales154. Más allá de las prioridades macroscópicas de una política nacional, pensada con indicadores abstraídos de las medidas estadísticas de tendencia central. Se trata de desvelar cuáles son los impactos de las políticas sectoriales aparentemente desvinculadas del interés familiar en sí, pero que no por ello dejan de tener consecuencias en el desarrollo de la vida familiar, desde su conformación hasta su reproducción y derivación hacia las nuevas unidades familiares de distinta composición.

Así como se ha planteado la tesis de la construcción de las nuevas familias, así también tenemos que hablar de la reconstrucción de una política familiar, para que pueda corresponder a dicho proceso. • Tiene que ser, de alguna manera, explícita, consciente de que se debe armar de forma diferente. Más allá de una formalidad rígida, burocrática, venida de arriba o de una racionalidad especulativa e idealística. • Tiene que partir, antes que nada, del sentir de las propias familias que se construyen en sus ciclos vitales. Por lo tanto, que responda a los grandes períodos de realización familiar. A partir de ellas mismas, no de las directivas macroscópicas.

• De esta detección se debe pasar a la reconstrucción de la política familiar, como ajuste derivado de las reacciones que las familias generan frente a las medidas tomadas, de hecho, por las políticas llevadas a cabo. La reformulación de las políticas familiares implican replanteamientos de programas asistenciales concebidos solamente como prestación de servicios, recibidos pasivamente por las familias como paliativos intrascendentes. Ir más allá del interés por cuidar la imagen de los directivos políticos, sociales y académicos, para replantearse como políticas reconstruidas a partir del interés de las familias en medio de su problemática compartida.

• Tienen que descubrirse de manera inductiva, más que deductiva; con sentido teleológico, más que de manera silogística y predeterminada; es decir, entendiendo el sentido y significación de la vida familiar, como parte vital de la vida humana y colectiva que va renovándose en cada época. No se trata de una intelección racionalista y tecnocrática que establece el deber ser de una política diagnosticada desde afuera, sino de una basada en la comprensión de los recursos utilizables, no en los pensados idealmente, proveniente desde el interior de las familias de carne y hueso (en su dinámica familiar), para alcanzar las propias realizaciones imaginadas por los actores sociales a partir de su propia realidad en su aquí y ahora.

• La política familiar debe, por lo tanto, incluir como parte esencial de su propio sentido constructivo, lo que podemos llamar “promoción familiar e interfamiliar”.Esta no debe de entenderse como una forma de indicar o conducir a las familias a ciertas formas de acción o de utilización de servicios. Se trata más bien de despertar el propio sentido creativo y compartido de construcción familiar desde las mismas unidades familiares e interfamiliares, dentro de su propia autoges-

• Tiene, por lo tanto, que ser una política que se construye en colaboración con las mismas familias, y con la presencia de las organizaciones interfamiliares y para-familiares de la sociedad civil.

154

Véase la tesis propuesta por Salles y Tuirán (1996), pp. 47-55, que concluye diciendo: “Las políticas públicas...deben contribuir a crear las condiciones propicias para que las familias puedan potenciar y articular sus recursos materiales, humanos y culturales”

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Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

tión. La promoción descubre capacidades, despierta motivaciones de acción colectiva, apoya iniciativas, pero no establece formas de trabajo prefijadas. Promover no es conducir, ni siquiera proteger paternalistamente; tampoco es impartir educación desde el que sabe frente al que supuestamente no sabe nada. Por lo contrario, es aprender de la experiencia de la gente, las estrategias de una acción colectiva, pero desde el propio interés familiar e interfamiliar. Por ello, la formulación de una política familiar debe favorecer la gestación de un movimiento social interfamilístico y plural, de amplio espectro, que se mueva con dinámicas propias. Finalmente, construir una política familiar, en el seno de los organismos públicos, implica gestar una coordinación en materia familiar que se haga presente en las políticas y programas sectoriales que buscan obtener fines específicos, incluso de bienestar social de la población, pero frecuentemente (por no decir siempre), no toman en cuenta la participación activa de las familias mismas, ni menos aún, su sensibilidad y su reacción interna. Políticas que vayan más allá de lo que ahora se identifica como “opinión pública”. Por no contar con las familias en cualquier acción programática, se producen generalmente disfuncionalidades en las políticas sociales o socioeconómicas, pues “la población” no puede ser concebida como el agregado numérico de los individuos, sino la resultante “orgánica” (y cambiante) de los sujetos grupales, comenzando siempre por sus familias, interconectadas entre sí.

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Tesis Hipotéticas sobre Políticas e Intervenciones en vistas a la Promoción de las Familias

7.4 Importancia de la investigación aplicada a los procesos de construcción y reconstrucción familiar para abrir la perspectiva comprensiva sobre una realidad compleja en vistas a la política familiar y a su acción interventora Por lo dicho anteriormente, para construir la política familiar se necesitan diagnósticos específicos que no sólo describan hechos manifiestos y aparentes de la realidad familiar (sociografía, demografía, etnografía, psicografía...), sino análisis descriptivos y comprensivos; aplicados a problemáticas específicas y a propuestas de acciones promocionales a partir de potencialidades hasta ahora latentes. Se trata, igualmente, de ir más allá del mismo interés ideológico o proselitista para convertirse en instrumento de reconstrucción autogestiva. Se necesita investigar para comprender y entender el sentido de los hechos y de las actitudes familiares que responden a la lógica de los mismos protagonistas. Se necesita reconocer la variedad pluralizada de las situaciones y de los procesos de construcción familiar. No presuponer que existe ya, desde siempre, un modelo “natural” único y rígido de familia. Se necesita distinguir los distintos tipos y circunstancias familiares, para no simplificar y volver a caer en estereotipos simplistas. Se necesita, por lo tanto, una investigación como parte viva de una acción aplicada, abierta a la participación de los propios interesados para que sean ellos mismos los que reciban los resultados de su propio estudio participativo.

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Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

7.5 La visión constructivista aplicada a las acciones interventoras de carácter promocional, educativa, psicoterapéutica y organizacional en el seno de la sociedad civil

interfamiliarmente, de una nueva orientación educativa descubierta en la práctica atenta, más que en los libros, difícilmente leídos, aunque ricamente profusos en exaltaciones retóricas sobre la idealidad de la familia. Tenemos que aprender a comprender, no a dictaminar desde nuestro saber. Que no ejerzamos un oficio y profesión clientelarmente, para lucrar con la profesión, o para conservar la plaza de trabajo burocrático, sino para saber sensibilizarnos al sentido, afectividad y voluntad de las personas, en su vida familiar cambiante.

La visión constructivista debe llegar a la acción de los agentes profesionales que trabajan en las intervenciones sociofamiliares en el campo mismo de la realidad, como lo apuntamos anteriormente: Trabajadores sociales, educadores, personal médico y paramédico, terapeutas familiares, promotores sociales y socioculturales, artistas y otros profesionales: arquitectos, urbanistas e ingenieros que trabajan en la construcción de viviendas y espacios vecinales interfamiliares, comunicadores sociales, periodistas, abogados especializados en el derecho familiar, etc.

Planteamos dos interrogantes claves de enfoque constructivo sobre la acción aplicada a los programas: • ¿Cómo montar programas de promoción familiar que no inviertan el sentido constructivo de las propias familias? • ¿Cómo adecuarse a ellas, y no tratar que ellas se adecuen a los programas?

La perspectiva constructivista les pide a todos ellos que su acción no sea a partir de sus paradigmas elaborados y prefabricados, sino que aprendan a construir su diagnóstico operativo en el proceso de acompañamiento de las familias. Que su capacidad de asombro supere a su capacidad de conocimiento aprendido de antemano. Que su metodología de intervención no esté basada en un saber técnico aprendido desde fuera de la realidad, sino que sepa descubrir las virtudes de la gente y de sus estrategias vitales, delante de todos sus problemas. Descubrir de qué son capaces, más que resaltar qué tanto están mutilados, confundidos, atribulados. Descubrir en ellos su potencialidad para estimularlos a que encuentren, entre sí mismos, con otras familias, su camino y su andadura. La intervención así concebida, deja de ser una nueva imposición docta, paternal o de poder, para convertirse en fuente de aprendizaje recíproco. Mientras más difícil es la situación, debe haber más descubrimiento constructivo y vital. Dejemos que ellos sean los que definan mejor su vida y milagros. Aceptemos su propuesta y ayudemos para que las familias caminen por propia cuenta. He ahí el éxito de una terapia familiar, de una rehabilitación en familia, de una búsqueda de subsistencia compartida 158

Tesis Hipotéticas sobre Políticas e Intervenciones en vistas a la Promoción de las Familias

7.6 Modalidades de los programas según la forma en que trabajan frente a las familias155

solver su problema ante la conducta difícil de sus hijos niños, adolescentes o jóvenes, incluyendo el del alcoholismo y la drogadicción entre otros problemas... -por no mencionar sino algunas de las cuestiones familiares sujetas a los blancos de estos programas.

A partir del planteamiento de una determinada política, cualquiera que ella sea, se puede hablar de tres tipos de instrumentación programática de las políticas familiares:

Parecería que el sistema burocrático tuviera que envolver toda la acción de cada familia, de manera que cada una debiese recurrir, en su individualidad, a las autoridades y a los profesionales correspondientes. Los programas de planificación familiar, los de salud, de vivienda y urbanización, los de asistencia social y de rehabilitación, no son ajenos a esta problemática.

a) Programas “para” las familias b) Programas “con” las familias c) Programas “de” las familias. El montaje de programas “para” las familias -generalmente planeados tecnocrática y burocráticamente son llevados a cabo por organismos conducidos y aplicados por un personal empleado perteneciente a las diversas instituciones oficiales -pero también pueden ser de las organizaciones no gubernamentales-, que prestan servicios a familias; éstas más bien vistas como receptoras de dichos servicios.

De hecho, son programas y políticas que no hacen participativas a las familias, y por lo tanto, no pretenden favorecer una acción autogestiva. Han sido diseñados, en el mejor de los casos, con un sentido tecnocrático por expertos, desde sus oficinas, a la vista de datos estadísticos que dan cuenta de agregados de población más que de unidades familiares en concreto. Responden a la lógica del planeador, del político y del burócrata, más que a la de las familias, objeto de dichos programas.

Efectivamente, estos programas producen -casi siempre al contrario de lo buscado-, una contracción de las familias mismas. Este repliegue resulta sintomático de la misma problemática familiar: refleja el pasivismo, la dependencia, y la atomización de las mismas unidades domésticas. La demanda de servicios es, en buena parte, de naturaleza puramente asistencialista, al considerar que las familias están impedidas de actuar por sí mismas.

Pero el planeador y sus ejecutivos proyectan -quiéralo o no- el interés de clase, posición y profesión a la que pertenecen, y de la cual viven. Cuando menos, en ellos se ve proyectada su búsqueda de logro personal y prestigio en su carrera profesional y política. El funcionario y el empleado burócrata, el suyo.

Paradójicamente a la ayuda recibida en forma altruista o asistencial, las familias sienten que se les ha expropiado su capacidad inherente para resolver sus propios problemas. Casi se podría decir que tienen que pedir permiso y ayuda para todo: para comprar y ocupar un terreno y construir su casa; para disponer de luz, agua y drenaje; para educar a sus hijos a través de la escuela y fuera de ella; para obtener trabajo; para divertirse; para rezar; para atender a la salud de los hijos y hasta para no tenerlos, o amamantarlos cuando ya han nacido; para re-

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En cambio, el interés de las familias, en su diversidad de situaciones, queda relegado, debido a su supuesto desinterés, a “a su incultura” e ignorancia, o a su “tradicionalismo conservador”, considerado como opuesto al progreso de los países en su perspectiva macrosocial. Por otra parte, los programas que plantean realizarse “con” las familias, contemplan, en cambio, la involucración de las unidades familiares mismas, objeto de las políticas y los programas, aunque generalmente también suelan ser

Retomamos aquí la perspectiva desarrollada en una investigación con motivo del año internacional de la familia (Leñero, 1994b), pp.264-269.

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Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

diseñados desde los directivos de los organismos específicos, obligados a elaborar planes y proyectos. Para hacer participar a la población se enuncian acciones promotoras, conscientizadoras, motivadoras e impulsoras. Incluso se crean cuerpos de voluntarios pretendida-mente entrenados y apoyados para que representen y apoyen a las mismas familias promovidas.

nacer en forma descentralizada y pueden, en determinado momento, encontrar el apoyo e intercambio con otros grupos familiares empeñados en actividades autogestivas y de autoayuda, similares a los suyos.

Desgraciadamente, los programas “con” las familias, pocas veces se mantienen mucho tiempo con una participación verdadera, al menos en amplios sectores de la población involucrada. Casi siempre las familias siguen considerando que los programas son del gobierno, o de las instituciones que los ofrecen. Cuando más, muchos se llegan a familiarizar y encariñar con ciertos promotores y agentes del programa que trabajan en el campo, más que con la organización institucional ubicadas dentro de establecimientos construidos para albergarlos. Cuando estos promotores se retiran de los programas, éstos suelen sufrir crisis de continuidad afectada, o hasta abandono virtual por parte de las familias consideradas como seguidoras “y leales”.

De lo anteriormente dicho, puede afirmarse que promover la participación familiar “seguidora” o autogestiva, no es fácil. Generalmente se suele caer en el romanticismo o en el utopismo de la participación autogestiva y democratizadora, cuando no en la demagogia ideológica. La verdad es que los antecedentes de nuestra inercia histórica son muy fuertes: el autoritarismo y la actitud pasiva y sumisa; el paternalismo religioso y político, pero también profesional; la desconfianza proveniente de engaños repetidos, el recurso a procedimientos extralegales y de los sobornos, ante burocratismos e irregularidades comunes; el sentido fatalista y providencialista de la gente frente a los problemas; los mecanismos de autoculpabilización. Todo ello obliga a estrategias de rencuentro social cuidadoso y gradual, para ir generando confianza en la cooperación mutua. Pero la generosidad y buena voluntad, apoyada en algunas pistas metodológicas de trabajo común, pueden hacer que se superen los obstáculos y después generar las experiencias que otros pueden replicar.

Posibles estrategias de promoción participativa de las familias en los programas sociales

Finalmente, los programas familiares “de” las familias mismas pueden encontrar apoyos considerables y definitivos en los organismos promotores y educadores o financiadores de obras y actividades. Pero independientemente de que fuesen promovidos, sugeridos o motivados por los llamados promotores venidos de fuera, su montaje depende de la propia iniciativa, empuje y entusiasmo de la propia población, al considerar que esos programas son “suyos”. Sus directivos y sus agentes son esencialmente ellos mismos, en el ámbito y capacidad de sus propias comunidades y personas involucradas.

De hecho, hay una inevitable dualidad dialéctica entre la llamada “sociedad civil” y el Estado. La primera refleja la vida de la población en su organización social directa (organización no gubernamental), dentro de sus propios ámbitos de vida cotidiana y de las redes “naturales” de relaciones interpersonales. La cuestión es la generación de unidades grupales y el funcionamiento de sus articulaciones básicas, más allá de una concepción social que ve a la sociedad civil sólo como un agregado poblacional desarticulado. O como un conjunto de asociaciones civiles o de asistencia social, sin propósito lucrativo, casi siempre generadas por personas de las clases medias.

Hay ciertamente un problema de origen de estos programas, teniendo en cuenta que la dinámica comunitaria y vecinal es sumamente pobre, sobre todo en la vida de los agregados poblacionales de las grandes ciudades. Para que surjan es preciso que haya quien los promueva desde fuera, o mejor aun, desde la propia comunidad. En el primer caso, siempre existe la posibilidad de que el programa quede comprendido en el tipo anterior de programas “con las familias”. Pero en cualquiera de los casos, estos programas autogestivos suelen

El Estado, en cambio, es la organización formal de la sociedad en su conjunto, que cuenta con todo un aparato administrativo que en una 160

Tesis Hipotéticas sobre Políticas e Intervenciones en vistas a la Promoción de las Familias

sociedad democrática debería ser representativo. Sin embargo, por razones de desigualdad social y de dinámica sociopolítica, la organización pública no puede dejar de dar lugar a un mecanismo de detentación del poder social, por un sector más o menos restringido, que ha llegado al gobierno de la sociedad a quienes se le adiciona un contingente numeroso de empleados y técnicos que actúan desde sus puestos de servicio público, pero casi siempre en una línea vertical de mando, desde arriba hacia abajo pero como una política social necesariamente está referida a los mismos procesos vitales de las redes y grupos conformadores de la sociedad, en sus diversos sectores y ambientes locales, la relación entre Estado y “Sociedad Civil” adquiere una especial significación.

y a sus autoridades públicas, para prestar los necesarios servicios básicos a esos niveles, así como a sus mecanismos cívico-administrativos y financieros. • Apoyo educativo como proceso encauzador de una renovación constante de valores, conocimientos, capacidades y habilidades de la gente para vivir mejor en sus ámbitos familiares e interfamiliares. La educación familiar y parafamiliar, la sexual, de la salud y de la salud reproductiva, la de planificadora de la familia, la orientada a la atención de discapacitados y socialmente afectados. Pero la superación de una educación puramente individualizadora e individualista (al margen de los intereses familiares y comunitarios), forma parte de un paquete esencial de políticas sociales, más que centrar la problemática social en la solución a base de profesionales que lucran con su saber acumulado o de enfocarla solamente a sus deficiencias y obstáculos.

El sentido de la conducta de las familias, ante sus propios problemas, y a partir de sus propios intereses, comienza por el ámbito de la unidad nuclear doméstica. Pero las familias en sí, en su pluralidad tipológica y situacional, no pueden movilizarse socialmente sino mediante instancias mayores que las comprendan y las conecten entre sí. De ahí la necesidad de que la participación se proyecte en forma más ampliada: interfamiliar y comunitaria dentro de los pueblos, barrios y vecindarios con agrupamientos primarios de primer y segundo nivel; o se desplaza al ámbito del trabajo, de las escuelas y de otras agrupaciones enfocadas a actividades y fines específicos.

• Finalmente, el apoyo a la participación autogestiva, mediante una estrategia de promoción social, propiamente dicha, que no esté basada en la manipulación ni en el control central, sino que sea una: • Promoción para que las familias participen primeramente en los planes de su realidad inmediata: familiar interna e interfamiliar y comunitaria vecinal, de barrio y de zona o sector.

El impulso promotor interfamiliar

• Promoción de una forma multiplicadora en la prestación de servicios. En lugar de montar el servicio especializado que atiende a los casos individuales, establecer un mecanismo de capacitación básica a los agentes de una misma comunidad local y a sus “interfamilias”, que sean apoyados, asesorados y asistidos por los profesionales y especialistas adecuados. El Estado puede apoyar a quienes se organicen por sí mismos en: puestos de salud, guarderías, centros de educación continua de adultos, servicios de limpia y cuidado ambiental, de recreación colectiva, de autoconstrucción de viviendas por autoayuda, de cooperación y crédito económico, de atención a sus discapacitados e impedidos, de atención preventiva

De ahí la necesidad de una política social “con” y “de” las mismas familias. Esta puede plantearse en cuatro posibles dimensiones de impulsión familiar (para que no se las deje solas y aisladas entre sí ante problemas específicos): • Apoyo infraestructural a los procesos de sobrevivencia y movilidad ascendente en cuanto a las condiciones de vida familiar (materiales y cualitativamente mejores), lo cual implica cuidar e invertir en la infraestructura física y bioecológica --incluyendo las condiciones sanitarias, los servicios de agua, drenaje, luz, pavimentación, terrenos de asentamientos, vivienda y medio ambiente. Una política de impulso a la capacidad local 161

Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

y rehabilitadora o de apoyo moral para problemas de alcoholismo, drogadicción, sida, enfermedades crónicas y terminales, y otras disfuncionalidades graves; de seguridad social en general; de consultoría de problemas familiares, de violencia familiar, de inseguridad social, de abandono, etc. • Lo anterior lleva necesariamente a una promoción de grupos interfamiliares de autoayuda, en relación a problemas específicos, y en función del desarrollo de sus propias capacidades más o menos latentes; el mejoramiento de sus relaciones internas, propiamente dichas, principalmente en el caso de las nuevas familias; el apoyo mutuo de las mujeres en su desarrollo social, económico y familiar conjunto; la promoción de grupos juveniles que encaucen comunitariamente las energías y las aficiones de los jóvenes; la promoción de espacios de encuentro y apoyo de las personas de la tercera edad colaborantes en tareas en la comunidad; la atención promotora del desarrollo de los niños, y muchas otras de acuerdo a las necesidades sentidas de la gente y sus familias. Pero aquí también se necesita una acción investigativa sobre la misma acción promotora de la autogestión familiar y de los apoyos requeridos para hacer posible su vinculación interfamiliar de ayuda mutua, más allá del encerramiento de las unidades domésticas sobre sí mismas. Y con ello un análisis de las diversas políticas en su incidencia sobre las familias y de las investigaciones sobre las políticas y las intervenciones sociofamiliares, con diagnósticos evaluativos de los programas y de las acciones de servicios y apoyos para esa autogestión familiar e interfamiliar.

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Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

RECAPITULACIÓN Y CONCLUSIONES Recapitulación de las Tendencias Relevantes y Conclusiones Hipotéticas de un Prediagnóstico 1. Las tendencias que consideramos más relevantes de los cambios para el siglo XXI relativos a la conformación familiar y a su dinámica intergeneracional

pulsado por la publicidad y la mercadotecnia, proveniente, de manera ilimitada, de los productores de bienes y servicios en serie, (industrialización y terciarización de la actividad económica). Las familias mayoritarias populares aspiran a convertirse en familias de “clases medias” (incluso tienden a identificarse como tales, aunque no lo sean). Se pretende que “la familia” de una economía de mercado, se convierta en una unidad de consumo masivo (principal aliada y objetivo de los mercados globalizados). Y es así como se reproduce en nuestro país la civilización nórdica del modelo anglo sajón y de la ética protestante basada en la búsqueda de éxito económico mediante el trabajo, como signo de predestinación eterna. El ideal de bienestar se convierte en “confort” y resulta concomitante a una transición epidemiológica que da lugar a desequilibrios psíquicos, cardiovasculares, degenerativos, depresivos y a las adicciones de estupefacientes que se extienden principalmente a la población joven insatisfecha. Y el mismo bienestar logrado en la vida familiar de las capas medias y más acomodadas se transforma en malestar psíquico o en alienación y desorientación conductual. La familia burguesa nuclear-conyugal sufre crisis de tensiones internas; las familias pobres, marginadas de dicho bienestar, padecen grandemente su condición precaria.

De las manifestaciones descritas en nuestra revisión de estudios resaltamos de manera especial a las siguientes, antes apuntadas: 1ª Tendencia: Se mantiene la desigualdad socioeconómica de las familias, aunque aumenten las expectativas de bienestar familiar, no siempre correspondientes a la realidad ocurrida. El siglo XXI parece perfilarse conservando la marcada desigualdad socioeconómica con la que nació la nación mexicana a partir de la colonia novohispana. Los contrastes entre las formas de vida familiar seguirán siendo altamente marcados aún cuando las expectativas de asegurar el bienestar que prometen las políticas sociales de una sociedad que parece ir cada vez mayor hacia una democracia social. En esta perspectiva de aspiración a un bienestar sociofamiliar, la reproducción de la descendencia, se reduce numéricamente de manera patente, vinculada también con la búsqueda de realización individual. El uso de anticonceptivos se generaliza a la mayoría de las personas en edad fértil. Las políticas sociales se orientan hacia un ideal universal de bienestar físico y de satisfacción de las necesidades básicas; de aspiración a una movilidad ascendente no alcanzada por muchos. El bienestar familiar busca la seguridad, la subsistencia asegurada y el confort. Y esto está asociado a una tendencia marcada hacia el consumismo, im-

2ª En cuanto a las formas adoptadas de estructuración familiar podemos prediagnosticar una tendencia, ya casi irreversible, hacia la ruptura del integrismo familístico. Esto significa que en la respuesta organizacional de las familias existe una creciente disociación de las funciones familiares entre sí. Lo que anteriormente se consideraba intrínsecamente fusionado estructuralmente en las unidades familiares, ahora se tiende marcadamente a desvincular. 163

Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

religiosas y las normas jurídicas, así como entre las creencias de fe y los conocimientos de las ciencias profanas.

Esto se aplica en los siguientes aspectos: a) El matrimonio concertado representaba la alianza de dos líneas familiares (la del marido y la de su mujer); ahora las llamadas “familias políticas” quedan cada vez más separadas.

g) En fin, antes estaba mucho más integrada la función económica de la familia como unidad de producción en la que todos los miembros de la familia trabajaban juntos; ahora cada vez esto sucede mucho menos; antes, la familia operaba como una unidad consanguínea o nuclear económica bajo la jefatura del hombrepadre-abuelo; ahora la jefatura es compartida de manera equiparable por hombre, mujer e incluso, hijos que trabajan por su cuenta. Antes, la familia solía tener una unidad de mando, ahora, se ha pluralizado la responsabilidad mediante una democratización de las decisiones de unos y otros, como miembros de la unidad familiar.

b) El mismo matrimonio se concebía como indisoluble y monogámico; ahora aumentan más y están mayormente legitimados la separación y el divorcio, lo cual da lugar, de hecho, a la posible segunda o tercera unión marital. c) La paternidad biológica se identificaba básicamente con la paternidad socialmente asumida; ahora se reafirma la posible separación, públicamente aceptada, y se enfatiza la importancia y conveniencia de una paternidad adoptiva socialmente reconocida. d) Igualmente, la práctica sexual se consideraba intrínsecamente asociada a la procreación, por lo que aquélla siempre tenía que quedar abierta a la posibilidad de un embarazo; ahora existe, de hecho, una disociación entre la relación sexual y la procreación, mediante la anticoncepción practicada por la mayoría de hombres y mujeres en edad reproductiva y legitimada por la sociedad civil y por el Estado.

Y estas tendencias de disociación de elementos y funciones, dan lugar a una dinámica familiar pluralizada, susceptible de recreación inventiva en cada caso familiar. Estamos ante la originalidad una artesanía familiar pluralizada (con todo lo que eso puede significar de positivo o problemático). 3ª Tendencia hacia la informalización de la vida familiar: ante la estructura familiar formalmente institucionalizada, se da reconocimiento a la red de interrelaciones afectivas, volitivas y personalmente asumidas, como variantes distintivas de diferentes unidades familiares.

e) A su vez, la estructura familiar unitaria daba lugar a un proceso de educación y socialización de los hijos de manera compacta y en relación con un mismo círculo social compartido integradamente entre todos; ahora la individuación, la escuela, el trabajo y la pluralidad de influencias sociales sobre cada persona desvincula las carreras vitales, las creencias, los conocimientos y los trabajos seguida por unos y otros.

Ciertamente la dualidad estructural de la familia: como institución y como grupo primario sigue existiendo, pero ahora estamos experimentando un énfasis cada vez mayor en las vinculaciones afectivas y en la individuación de sus miembros.

f) En el mismo sentido, antes había una integración de las normas religiosas y las civiles, con las jurídicas y las morales o éticas, aplicadas a la vida familiar de manera unitaria; ahora la secularización de la vida moderna da lugar a una distinción entre las pautas

4ª Tendencia hacia la atomización familiar: (privatización y aislamiento de cada familia). El fenómeno familiar integra una dimensión pública con una privada e íntima156. La pública se conforma de acuerdo al modelo institucional y se presenta públicamente en concordancia con

156

Véase tesis de Parsons (1959, 1980a, 1980b ), pero también de HIRSCHMAN, Albert O. (1986) de Béjar, H. (1990), y de Lacroix (1967).

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Recapitulación de las Tendencias Relevantes y Conclusiones Hipotéticas de un Prediagnóstico

nes, que deben modificar los términos de su interrelación paterno-filial, pero también de adultos y menores. La proyección actual de la crisis en la relación marital, todavía parece que continuará hasta la mitad del siglo XXI e incluso podrá agravarse más aún. La familia en su conformación actual resulta cada vez más vulnerable e inhábil para superar la dificultad. Pero dependerá de cómo podamos reorientar los términos de una nueva concepción de la paternidad y de la filialidad, e incluso de la nueva relación fraternal entre hermanos y hermanas. La reducción del número de hijos menor de tres modificará las convivencias y creará nuevas formas de competencia y de solidaridad fraternal. La escuela y los medios masivos, incluyendo las perspectivas de los mundos virtuales, tienen un papel importante por desarrollar desde el mismo seno de las familias, más que como escapes de ella. Pero la perspectiva no parece muy clara todavía, en el derrotero por seguir dentro de los diversos medios sociales en nuestro país.

su normatividad cumplida o incumplida. Pero tiene esencialmente también una dimensión privada e íntima que le da a su unidad estructural una particularidad como grupo primario en donde lo cotidiano y lo íntimo predomina como expresión de su propia naturaleza. Ante una sociedad del anonimato, abierta de relaciones impersonales, pero con características de agregado social, la familia desarrolla su propia conformación cerrada en sí misma. Paradójicamente esto la hace más dependiente de los factores externos pues resulta más vulnerable a los embates de la problemática y conflictiva anímica pero también de la externa, macrosocial ante la cual no puede presentar una defensa y resistencia dada la debilidad de recursos propios. De ahí que su hermetismo se convierte en vulnerabilidad. 5ª Tendencia hacia el cambio derivado de la perspectiva de género, mediante la cual la mujer se desarrolla notablemente y expande su acción dentro y fuera del hogar esperando una correspondencia masculina. Pero ésta tarda en llegar en una situación de inercia cultural no deseable por los varones, al menos en su fuero interno y subconsciente. De ahí que la expectativa de equidad de género se convierta frecuentemente, todavía, durante una o dos generaciones más (y quizá, otras adicionales en amplios contingentes familiares), en rupturas y fracasos conyugales y maritales. De ahí también la doble carga de trabajo de la mujer y de su dificultad para hacer valer su capacidad y empeño, traducido todavía en la desigualdad de trabajos iguales, ingresos menores. Traducida también en desgastes anímicos, desilusiones, depresiones, maternidades de solteras, violencia masculina; traducida igualmente en pérdida de autoridad moral y afectiva de los varones, con la consiguiente infelicidad íntima. Y todavía a la espera de un trecho largo de búsquedas y ensayos, hasta que se instale una nueva concepción de la vida familiar conquistada a pulso, en la cotidianidad, mediante un proceso de desarrollo humano aprendido intergeneracionalmente.

7ª Tendencia a enfatizar el factor amoroso, como base de la conformación familiar (principalmente dentro del modelo de familia nuclear-conyugal, pero también fuera de él). Está vinculado a la búsqueda de felicidad humana, un tanto independientemente de las condiciones materiales de bienestar y de la posesión de bienes. Y su realización siempre estará relacionada con la vida familiar. Tanto como fundamento de ella, como producto de su realización exitosa desde la vida infantil, hasta la vida juvenil, adulta y de edad avanzada. Las familias actuales se encuentran afectadas por esta concepción amorosa. Opera como mito que se cumple o que se escapa; como búsqueda de una seguridad e identidad personal, como realización de un desarrollo satisfactorio, de solidaridades y lealtades, de autenticidades y generosidades, pero también como fuente de dolores, decepciones, pasiones, odios, confusiones, chantajes morales, conflictos e infelicidades. Y las personas tienen que aprender a desarrollar y a manejar sus emociones y sus afecciones, como motores de sus acciones y convivencias. ¿Podremos reaprender la forma de amar para vivirlo desde la cotidianidad de la vida familiar, en esta nueva etapa que nos toca vivir? ¿Socialmente sabremos cómo encauzarla y alimentarla.?

6ª Tendencia hacia el cambio operado en la ruptura (relativa) de las generaciones. Implica un nuevo aprendizaje tanto de la población adulta de padres, como en las nuevas generaciones de niños, adolescentes y jóve165

Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

8ª Tendencia a subrayar el desarrollo personificante, autoestima y autorrealización individual. La individualización como proceso de realización personal se contrapone, en gran medida, a la unidad grupal de la familia. Antes se consideraba que los individuos estaban en función de la familia; ahora se enfatiza más que la familia esté en función de los individuos. Esto lleva a evitar el sacrificio de las personas por la unidad y desarrollo familiar en sí. En este siglo se va priorizando el desarrollo de las personas, incluso a costa de la integridad de la familia. La búsqueda de satisfacción y felicidad personal un tanto egocéntrica es concomitante a una toma de conciencia personal, e incluso de responsabilización del propio comportamiento y destino individual (“hacer y rehacer su propia vida”). Pero algunos de sus efectos en la familia son: la más frecuente desintegración de las parejas maritales, la autoestima, la realización personal independiente de los familiares, el desplazamiento de la maternidad femenina abnegada e inmolada por la familia y los hijos, para lograr una equidad de género y de generaciones; la soledad de muchos y muchas; la emancipación de la dependencia de la mujer e hijos del padre, y la intimidad y secreto personal, sobre el compartir con los familiares, etc.

cimiento y rituales de iniciación en los ciclos de la vida; festejos, santos y cumpleaños, enfermedades, cuidados y aspiraciones, éxitos y fracasos, penas y alegrías familiares, muertes. Todo ello se ha secularizado y es visto como realidad puramente humana, susceptible de ser explicada racionalmente. Al mismo tiempo aparece, con la secularización, una pérdida de la normatividad familística; de las reglas morales y las costumbres tradicionales basadas en la creencia religiosa; en los tabúes, en las prohibiciones y los sentimientos de culpa y mérito familiar; otro sentido es dado a la obediencia y desobediencia, a las rebeldías y sacrificios por los familiares; aparece otra fundamentación de los principios éticos y de los fundamentos intrínsecos de la vida familiar, de la paternidad, maternidad, filialidad, fraternidad, de la relación con los ancestros, y con los descendientes; otra concepción del amor y desamor (no venidos de arriba) y con ello, una desestimación del crédito a los sacerdotes y religiosos como consejeros, jueces e intermediarios con la divinidad y lo sagrado. La modernidad pretende sustituir el vacío sacral con valores racionales, científicos y de responsabilización personal, con los principios de equidad y alteridad frente al otro, con la correspondencia a la amistad y el amor humano, pero no siempre lo logra. Y de ahí una crisis de valores desplazados y no repuestos adecuadamente. La familia tiene que cambiar en esta tendencia hacia una nueva sacralidad laica de los valores humanos y espirituales. Las referencias religiosas se siguen conservando ceremonialmente pero en buena parte se hacen cada vez más personales y más convencionales, pero quedan más bien simbólicas y eventuales más que reales y operantes en la vida cotidiana.

9ª Tendencia a mantener un “continuo” de creciente escolaridad, que diversifica a las generaciones entre sí (al menos en el período actual. Se espera que este continuo tienda a igualarse en las próximas generaciones). Pero de cualquier manera, la educación de los hijos, adquirida en buena parte a través de la escuela (individualizadamente) y de los medios de comunicación de masas, incluyendo la internet, favorece la separación de las subculturas generacionales entre padres e hijos, por su diversa exposición a las fuentes diversificadas de información, conocimientos, tecnologías, valores y símbolos de referencia.

11ª Tendencia: Hacia una práctica conductual de “ensayo-error” más que una derivada de la experiencia y consejo de las personas adultas (abuelos, padres y otros). La búsqueda de pareja como la de profesión depende más de las circunstancias azarosas, de los sentimientos, de las pasiones eróticas, de las apariencias físicas, o del cálculo convenenciero y no tanto de las experiencias y preferencias de padres y otros adultos. La tendencia enfatiza la escogencia personal pero responde más bien a impulsos un tanto intuitivos muchas veces

10ª Tendencia: Secularización y desacralización de la vida familiar. La familia pierde sus fundamentos y sus consagraciones sacrales para hacerse laica. En la cultura tradicional, todos los importantes eventos familiares han tenido referencias trascendentes de tipo religioso: sexualidad, matrimonio, concepciones, embarazos, nacimientos, etapas de cre166

Recapitulación de las Tendencias Relevantes y Conclusiones Hipotéticas de un Prediagnóstico

inconscientes. La migración se hace frecuente con mayor facilidad. La búsqueda de ocupación en una sociedad globalizada se hace en donde las variables intervinientes no están al alcance de las personas y las familias, sobre todo de una mayoría de población joven, así como de las personas mayores de edad avanzada.

los estilos de vida, horarios, costumbres. Y sus cambios significan cambios en la dinámica familiar que tienen que aprenderlos y adoptarlos. Al modificarlos, los padres se hacen vulnerables y los hijos se adelantan en las innovaciones. Otras dificultades derivadas del contexto social global en la vida moderna en su impacto sobre la organización de las familias del siglo XXI:

12ª Tendencia: Entrada de los medios masivos al hogar, frente a la educación de relación primaria. Las familias introducen en el seno de los hogares la televisión, y gradualmente la computadora y la internet, y con ello, se incorporan a la globalización, recibiendo las influencias extralógicas de otros ámbitos antes lejanos y desconocidos. Y con ello, una nueva cultura que se sobrepone a la cultura y subcultura de pertenencia, y a la educación hogareña de relaciones primarias. Padres e hijos, diferencian sus fuentes de influencia. La comunicación se manipula por quienes manejan los medios de masas, emisores interesados en el lucro. La pérdida de vida comunitaria local, por el encerramiento de los hogares, quedan paradójicamente abiertos a la comunicación venida del exterior, generadora de un mundo virtual incorporado a la dinámica familiar. Realidad que desconoce los antecedentes familiares. Pérdida de raíces y de identidades, a la vista de pluralidades sin límites. Distancias cada vez mayores en las cercanías del vecindario, la parentela, el barrio, la ciudad, y la cercanía en las relaciones con actores lejanos en ubicados en un espacio físico lejano, pero aproximados en las pantallas. Mundo familiar de imágenes más que de ideas y pensamientos. Distorsión de la realidad familiar con modelos exóticos, extraños, ahora convertidos en familiares.

1) La masificación de las relaciones sociales. 2) El burocratismo, el formalismo, y el anonimato de las urbes. 3) La inseguridad social, la violencia y la violación a los derechos humanos. 4) El abandono, el trabajo y la explotación de menores, signo de familia vulnerada 5) Las adicciones de estupefacientes en juventud, la conducta anémica juvenil y la brecha generacional. 6) La violencia colectiva, desde un mundo de desigualdades, competencias, intolerancias competencias y conflictos entre unos y otros, y las familias envueltas de ellos. 7) Y muchas otras que quedan por analizar en un prediagnóstico apenas bosquejado aquí.

13ª Tendencia: Estilos de vida familiar modificables: modas cambiantes. La familia recrea sus estilos de vida y sus usos y costumbres de vida cotidiana. La migración personal o familiar trastoca el ritmo de vida de las familias y obliga a adopciones de formas de vida muy diferentes. Modifica los horarios familiares y genera contrastes en el uso del tiempo diario y de las jornadas de sus distintos miembros. La necesidad de transportación diaria o periódica durante varias horas cada día y semana, absorbe el tiempo antes libre del cual se beneficiaba el encuentro y la convivencia familiar. La ciudad contrasta grandemente con el medio rural en cuanto a 167

Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

2. Necesidad de estudiar en profundidad la realidad familiar para su diagnóstico adecuado

j) Identificación de las situaciones de riesgo y problemática interna y conocimiento de sus posibles recursos humanos y espirituales para superar situaciones difíciles y dolorosas.

a) Mediante el estudio multidisciplinario e interdisciplinario de las familias en su pluralidad.

k) Conocimiento de su movilidad espacial y de las implicaciones de ésta para la familia de origen y para la socialización en el nuevo lugar de residencia.

b) Realizando investigaciones aplicadas y actualizadas, sobre la problemática familiar, para lograr identificar cuáles son los recursos familiares y para la proyectar políticas y programas de promoción y desarrollo familiar.

l) Conocimiento de las redes de relación social e interfamiliar y comunitaria y de su problemática social y vincular.

c) Revisión de los enfoques teóricos puestos a prueba.

m) Conocimiento de las condiciones materiales de existencia familiar, las fuentes de trabajo de sus miembros, sus niveles de vida, sus procesos productivos y de consumo familiar, así como de sus estrategias de sobrevivencia y mejoramiento social, familiar e interfamiliar.

d) Superación de los estereotipos y prototipos simplistas frente a la realidad familiar plural y cambiante. e) Elaboración de tipologías familiares para distinguir la casuística diversa de las familias y dar trato diferencial para favorecer la equidad y el adecuado tratamiento de las familias a partir de su propia situación (generalizaciones parciales).

n) Conocimiento de las conductas demográficas de sus miembros, principalmente su derivación de las relaciones entre los sexos y edades, en su perspectiva de género y de generaciones, dentro de una posible equidad entre ellos y en sus procesos de reproducción familiar. Analizar la problemática a la que se enfrentan las nuevas relaciones de género para descubrir los caminos seguidos para superar dichas dificultades, así como la que aparece en las nuevas perspectivas de planeación y reproducción familiar de una a otra generación.

f) Reconocimiento de la contextualización de las familias e identificación del origen de su caracterización y de sus causales derivadas de su entorno: lugar, nivel de vida socioeconómica, subcultura de pertenencia, adscripción social.

o) Estudiar la condición sanitaria, de salud, enfermedad y muerte en referencia a la vida familiar que la resguarda o que la experimenta como unidad grupal. Analizar la salud mental y psíquica de los miembros familiares en involucración recíproca, las adicciones perjudiciales, las incapacidades de ellos así como las enfermedades terminales que afectan a todo el grupo familiar. Reconocer sus propios modos de superación de la problemática de salud y desarrollo físico y mental.

g) Reconocimiento de la diferenciación familiar de acuerdo a su composición interna tanto de los hogares como de las unidades grupales y de parentesco, realmente operantes como familias. h) Conocimiento actualizado de la dinámica de las interrelaciones familiares, propiamente dichas, de acuerdo a sus ciclos vitales y a los modelos de vinculación. i) En especial conocer las variantes en cuanto a los procesos de relación de las parejas maritales, las existentes entre padres e hijos, así como entre hermanos y parientes cercanos. Conocimiento de su problemática y de las posibles modalidades de superación de ésta.

p) Estudiar la dimensión cultural implicada en el desarrollo familiar: la escolaridad de sus miembros, la vida religiosa, las creencias e ideologías vitales que sustentan los valores de la vida aprendida en el mismo seno familiar; 168

Recapitulación de las Tendencias Relevantes y Conclusiones Hipotéticas de un Prediagnóstico

los modelos y las normas morales, tradicionales y modernas, las influencias recibidas a través de los medios de comunicación, la problemática de la confrontación de estos valores al interior de las familias, los procesos de secularización y de rechazo a la normatividad, los usos y costumbres de las familias. q) Analizar el tipo de vinculación de las familias con las instituciones sociales, civiles y cívicopolíticas; con los programas públicos y civiles; las formas de participación o de rechazo; las implicaciones legales, de normatividad jurídica y de derechos humanos involucrados en la vida familiar asumida. Identificar los problemas legales de las familias y los apoyos recibidos o por recibir de las políticas programas e intervenciones sociofamiliares . Y con todo ello, poder disponer de un inventario de la situación familiar que permita un diagnóstico de las familias mexicanas en sus procesos de reproducción y desarrollo. Este diagnóstico, dada la complejidad y pluralidad de la realidad familiar, es el requisito básico para la formulación de políticas que den lugar a un nuevo desarrollo de las familias de nuestro país. Por lo pronto, este trabajo es sólo un avance para dicho diagnóstico útil para plantear las hipótesis del análisis de una investigación actualizada, aprovechando el conocimiento producido por muchos investigadores que han venido haciendo estudios de la realidad familiar en México, desde hace varias décadas atrás. Esperamos que este aporte sirva para este propósito del Diagnóstico emprendido por el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia, DIF y que significa un meritorio esfuerzo colectivo como precedente valioso aportado por el presente gobierno de la República.

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Avec la participation des suivantes personnalitées aux discussions: ARIES, P., BERGMANN, BOULARD, F., CECCALDI, P.H., CHOMBART DE LAUWE, DARIC, J., DAVY, G., DE BIE, P., DOUCY, A., DUMAZEDIER, J., FRIEDMANN, G., GASC, GURVITH, G., HENRY, L., ISAMBERT, F., KETTER, LE BRAS, G., LEFEBVRE, H., LEVY-BRUHL, H., MYRDAL, A., PAGES, R., SCHARF, B., SORRE, M., TOURAINE, A., YVER, J. 184

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Variantes del modelo de familia a nivel internacional. Coordinación, compilación y selección de ponencias para la programación del VIII Congreso Internacional de Sociología Toronto 1974: de la Asociación Internacional de Sociología-Comité de Investigación Familiar, y la presentación y edición de Libro (Leñero, Luis, Presidente y editor, y Pablo Pindas, Inv. Asistente). Publicación: - Leñero O. Luis (ed.). “Beyond the Nuclear Family Model: Cross-cultural Perspectives”. Ed. Sage Publications Inc. & ISA, London, 1977.

IMES-Proy.119 1978

Modernización y planificación familiar. Investigación teórica y de segundo grado, basada en estudios anteriores que sirvió de texto base para desarrollo de Tesis de Maestría en Antropología, Universidad Iberoamericana (Elu, Ma. del Carmen). Reproducción limitada de ejemplares. México, 1978.

IMES-Proy.142 1977

Tipología familiar en México. Investigación documental y estudios de casos tipificados de familias en Edo. de Morelos y en México, D.F. (Leñero, Luis, dir., e Investigadores: Rodríguez, Gonzalo y Thomsen, Cecilia). Reporte de Investigación para UNESCO. Div. de Población. México, 1977.

IMES-Proy.144 1976

Manual didáctico sobre la familia desde el punto de vista sociológico. Estudio teóricodidáctico. (Leñero, Luis, Inv.) para colección de la Asociación Nacional de Universidades e Institutos de Enseñanza Superior, ANUIES. Se publicó: - Leñero, Luis. “La Familia”. Ed. ANUIES-Edicol, México, 1976. (20,000 ejemplares).

IMES-Proy.151 1978

Condiciones de vida sociofamiliar de los campesinos-mineros en San Luis Potosí. Investigación situacional, encuesta y diagnóstico. Reporte IMES (Leñero, Luis, dir., Investigadores: G. Rodríguez, E. Espinosa, P. Corona). La Paz, S.L.P. 1978. 253

Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

IMES-Proy.152 1979

La Familia como unidad socioeconómica y sus investigadores en América Latina. Investigación exploratoria en México, Costa Rica, Colombia, Venezuela, Perú, Brasil, Argentina, Chile. Reporte de investigación para el International Development Research Centre, IDRC, de Canadá, 1979.

IMES-Proy.154 1979

Edad al Matrimonio y fecundidad. Análisis de segundo grado sobre datos de investigaciones anteriores. Reporte de investigación IMES presentado a la UNESCO (Leñero, Luis, dir. y Ribeiro, M.). México-París, 1979.

IMES-Proy.162 1986

Realidades familiares y la crisis del modelo nuclear en los países latinoamericanos. Análisis de segundo grado. Reporte IMES presentado a Pro Mundi Vitae, Bruselas, Bélgica y en el I Congreso Interdisciplinario sobre la Familia Mexicana, 1986 (Leñero, L. Inv.). Fue publicado después como artículo: - Leñero O., Luis. “Realidades familiares y la crisis del modelo nuclear en los países Latinoamericanos” en Anuario Jurídico XIII, 1986 del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, México, 1986 (conteniendo los estudios presentados en el Congreso mencionado).

IMES-Proy.165 1982

Modelos Familiares y conductas sociodemográficas en México. Análisis de segundo grado basado en estudios anteriores, presentado en la Segunda Reunión Nacional sobre Investigación Demográfica-CONACYT, México, 1980.(Leñero, L., Inv.). Se publicó después en la revista Vivienda del INFONAVIT, Vol.7 Nº 1, México, 1982.

IMES-Proy.170 1981

La vida cotidiana en México. Últimos veinte años. Análisis reconstructivo de segundo grado sobre veinte investigaciones relativas a la vida familiar y otras dimensiones sociales y comunitarias, en los últimos veinte años. Reporte de Investigación IMES, presentado al Banco Nacional de México, México, 1981. Se publicó después como libro: - Leñero, L. y M. Zibillaga. “Representaciones de la Vida Cotidiana en México”, Ed. IMES, México, 1982.

IMES-Proy.172 y 179 1981-83 Cambio Social en Ciudades Medias de la Provincia Central Mexicana y las formas de vida cotidiana y familiar. Investigación documental y empírica con encuesta de 1,200 entrevistas en Querétaro, Qro., Morelia, Mich. y San Luis Potosí, S.L.P. Reporte presentado al Banco Nacional de México. Centro de Estudios Sociales y en El Colegio de Michoacán, 1981. Se publicó libro con la síntesis de la investigación: - Leñero O., Luis y Ma. Estela Fernández R. “Formas de vida en ciudades medias del Centro de México”, Ed. IMES, México, 1983. 254

Bibliografía de los estudios sobre las Familias

IMES-Proy.177 1983

El Fenómeno Familiar en México. Estudio de segundo grado sobre la base de investigaciones anteriores (Leñero, Luis, Inv.). Publicado después con el mismo título, Ed. IMES, México, 1983.

IMES-Proy.178 y 211 1983, 88 Familia como unidad mediadora entre el sistema rural productivo y la conducta demográfica. Con estudio documental, situacional y de encuesta a familias campesinas de la Chontalpa, Tab. (Investigación trigeneracional) Reporte IMES, presentado al IDRC. No. 178. México, 1983. (Leñero, L., dir., Ma. Estela Fernández, Miguel Hernández Madrid, Salvador Guillén, Marisa Verduzco, Laura Castro y Patricia Corona). Se publicó después en diversos artículos dispersos, entre ellos, en las Memorias de la Reunión Nacional organizada por el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM: Familia y Crisis Económica, 1988. IMES-Proy.180 y 210 1983, 1986 Unión marital, fecundidad y anticoncepción de adolescentes campesinas en la región tropical de la Chontalpa, Tab., México. Investigación de estudios de casos con diagnóstico para programa social. Reporte presentado al Comité de Investigación Aplicada en Población para América Latina-ICARPAL. IMES-Proy.188 1984

Estudios sobre políticas sociales y la familia como unidad participativa. Estudio de segundo grado y de carácter teórico-propositivo. Reporte y Ponencias diversas presentadas en la Reunión Nacional sobre Fecundidad y Familia organizada por el CONAPO, como estudios preparatorios de la Conferencia Internacional de Población ONU, México 1984, así como en reunión internacional de la UNESCO y del Centro de Desarrollo Social y Estudios Humanitarios ONU. Publicada por CONAPO: - Leñero, Luis.”La familia como unidad sociodemográfica y como sujeto de las políticas de población” en Reunión Nacional sobre Fecundidad y Familia, CONAPO, 1984.

IMES-Proy.192 y 207 El minusválido y sus familias en su capacidad participativa en Guadalajara, Jal. Investigación teórica y situacional y de instituciones. Reporte presentado al Instituto Jalisciense de Asistencia Social-IJAS (Leñero, L. y Guadalupe Aguilar, Inv. Después fué publicado un libro: - Leñero, Luis, “La Asistencia Social Renovada”, Ed. IJAS, Guadalajara, Jal., 1984, 1986. IMES--- Proy. 201-208 1986-87 Cambios de valores familiares. Análisis de encuesta nacional (proveniente de una internacional), sobre valores en México, realizada por la agencia Gallup y coordinada por en Centro de Estudios Educativos. Análisis con el marco teórico de la Dramaturgia Social. Publicada en dos ocasiones: 255

Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

- Leñero, Luis. “Valores familiares y Dramaturgia Social” en libro: “Cómo somos los mexicanos” (Hernández, Albero y Luis Narro (coord.).Ed. CREA y CEE., México,1987. pp.251-299. Posteriormente revisado, ampliado y editado como libro: - Leñero, Luis. “El Teatro de la Reproducción Familiar”. Ed. Pax-México y MEXFAM, México, 1987. IMES-Proy.206 1986

Ensayos compilados sobre Familia y Crisis Familiar. Revisión y compilación de seis estudios de segundo grado, entre ellos: “Población, Familia y Desarrollo”, “Familia e ideología”, “Problemas en la formación de parejas”, “Familia, crisis y salud mental”. Material presentado al Seminario IMES (Leñero, L.,Inv.), México, 1986.

IMES-Proy.215 1988

Actitudes masculinas de jóvenes respecto a su plan de vida y formación familiar. Investigación exploratoria con estudios de casos, en el área metropolitana de la ciudad de México, Morelia y Monterrey. Reporte de investigación (Leñero, Luis, dir., Investigadores: Lourdes Romero, Luis Arturo Jiménez, David Urzúa y Gabriel Rico).

IMES-Proy.225 1990

Perfil de los jóvenes varones y su previsión de vida familiar y futura. Investigación con encuesta en las ciudades de México, Morelia y Monterrey. Reporte de investigación IMES 1989 presentada a la Fundación MEXFAM. Posteriormente de publicó libro: - Leñero, Luis y Ma. Estela Fernández. “Jóvenes de hoy”, Ed. Pax-México y MEXFAM, México, 1990.

IMES-Proy.228 1989

Nuevas Familias, nueva sociedad. Coordinación, planeación, compilación y edición de Memoria de estudios presentados en el Congreso de Exalumnos de Universidades jesuitas en México. (Leñero, Luis y Guadalupe Zetina, Inv.). Se publicó libro: - Diversos Autores (Vargas Garibay y G. Zetina, ed.). “Nuestras Familias”: El Papel del exalumno ante los valores de la Familia, Educación y Sociedad. Ed. Grupo Difusión y Comunicación García Garibay y As.,México, 1990.

IMES-Proy.230 1991

Mortalidad materna, fecundidad y costo social. Inv. de estudios de casos familiares y observación semiparticipante antropológica, de evaluación de impacto de la mortalidad materna en la vida familiar y social en Tlaxcala y Cd. México. Reporte presentado a la Organización Mundial de la Salud-OMS. (Elu, Ma. del Carmen, Inv.), México, 1991.

IMES-Proy.231 1992

Ensayos sobre Organización de la Sociedad Civil, Familia y Juventud. Análisis de segundo para diagnóstico de posibles intervenciones sociales. Reporte presentado al Centro Juvenil de Promoción Integral, CEJUV. (Leñero, Luis, Inv.), México, 1991. Publicado como libro: 256

Bibliografía de los estudios sobre las Familias

- Leñero, Luis. “Sociedad Civil, Familia y Juventud”. Ed. CEJUV-IMES, México, 1992. IMES-Proy.236 1992

Investigación sobre la participación de los varones en la vida familiar. Investigación teórico-empírica, con encuesta-sondeo a 250 casos masculinos, padres de familia. Reporte de investigación con banco de datos (Leñero, L. dir., Romero, L. coord., Inv.: Felipe Reyes y Mayra Álvarez). Se publicó después libro: - Leñero, Luis. “Varones, neomachismo y planeación familiar”. Ed. MEXFAM, México, 1992.

IMES-Proy.238 1990

El aborto inducido en su origen, proceso y atención postfactum. Estudio empírico, documental, encuesta y estudio de casos y entrevistas a personal de salud, en Hospital de la Mujer, México. Reporte de investigación presentando a la OMS (Elu, Ma. del Carmen y Aurora Farfán). México, 1990-91.

IMES-Proy.239 1993

Cambios en la Organización Familiar en León, Gto. al inicio década de los noventa. Estudio piloto para una serie de aplicaciones en ciudades del país. Encuesta a 300 padres de familia (Hombres y Mujeres). Reporte de Investigación presentado a la Asociación Mexicana de Población (Leñero O., Luis, dir. Ma. Estela Fernández, coord., Patricia Corona, Arturo Hidalgo-UIA-Bajío), Monterrey, 1993. Banco de datos. Posteriormente se publicó artículo: -Leñero O., Luis. “Investigación sobre el cambio de la organización familiar en la nueva generación de los años noventa”. Estudio Piloto sobre la familia en León, Guanajuato en el libro: “Familia y Crisis Económica”. Resultados de Investigaciones, 1993. Ed. Asociación Mexicana de Población y Fundación MacArthur. Monterrey, NL, 1994 (pp. 1-13).

IMES-Proy. 242 1992

Superando la brecha entre investigación y acción: Producción y difusión de material sobre mujer, género, salud y reproducción familiar (1991-93). Investigación de segundo grado. Organización de cinco foros públicos y cinco talleres sobre la salud reproductiva en cinco Estados: Nuevo León, Oaxaca, Tlaxcala, Jalisco y Chiapas. Elaboración de seis folletos de estudios de divulgación y de un libro: - Elu, M. C. “La salud reproductiva de la mujer en Tlaxcala”, México. Ed. IMES y Universidad Autónoma de Tlaxcala, México, 1992: - “Neo-machismo y maternalismo”. Ed. IMES y Pro-México, México, 1993.- y Manuel Ribeiro. “La salud reproductiva de la mujer en Nuevo León”, México, Ed. UANL e IMES, México,1992. - y Marisa Manzano. “La salud reproductiva de la mujer en Oaxaca”, México. Ed. La Casa de la Mujer Rosario Castellanos e IMES, México, 1992. 257

Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

- Luis Leñero, Ma. Carmen Elu y Julia Martínez de Dean. “La salud reproductiva de la mujer en Jalisco”, México. Ed. Pro-México e IMES, México, 1993. - y Ma. del Carmen Elu. “La salud reproductiva de la mujer en Chiapas”, México, Ed. Servicios Integrales de Educación y Salud e IMES, México, 1993. IMES-Proy.243 1994

Naturaleza, Pluralidad y Prospectiva del Fenómeno Familiar. Elaboración de un ensayo con tres variantes. (Leñero, Luis, Inv.).Presentación y publicación por parte de Centro de Desarrollo Social y Asuntos Humanitarios-ONU, Viena, para el Año Internacional de la Familia; para el Instituto de la Familia, y para la Conferencia del Episcopado Mexicano-Comisión de Pastoral Familiar. Publicado como artículo de material del Año Internacional de la Familia, con el mismo título; y como artículo de libro y de revista: - Leñero, Luis. «Situación de la Familia en México» en Familia, patrimonio sagrado de la humanidad. Ed. C.E.M.- Obra de la Buena Prensa, México, 1994, pp. 134-168; y en Revista La Cuestión Social, Año 2, Nº.1, Ed. IMDOSOC, México, 1994. pp. 25-47.

IMES-Proy.244 1992

Las nuevas Familias en Oaxaca. El cambio de la organización familias y sus implicaciones (1992). Investigación de primer grado con encuesta y estudios de historias de vida (Leñero, L. dir., Laura Loeza, Ma. Estela Fernández). Reporte presentado en Fundación MEXFAM. Banco de datos.

IMES-Proy.245 1992

Iniciativa por una maternidad sin riesgos en México (1992-94). Organización Conferencia Nacional con asistencia instituciones públicas y de la sociedad civil (ONG femeninas), y fundaciones altruistas. Promoción y establecimiento de Comité Promotor Maternidad sin Riesgos. Elaboración conjunta: «Declaración de México por una Maternidad sin Riesgos (Elu, M. C., coord. y Sria.Ejec.CPMSR). México.

IMES-Proy.247 1992-93 Seminario de especialistas sobre la Crisis Familiar Organización seminario anual IMES-IFAC. Elaboración de la relatoría de diez sesiones y reedición de reportedocumento de estudio (Leñero, Luis y Raymundo Macías, coords. Participantes: Francisco Avilés, Emma Espejel, Enriqueta Gómez, M. de Izaurieta, M. C. Elu y Manuel Ribeiro). México, DF. IMES-Proy.249 1993

Religiosidad en la ciudad de México Investigación de primer grado, con encuesta en la zona de Aragón al noreste de la ciudad. Con una área especial de Religiosidad y Familia. Reporte presentado III Vicaría Episcopal de la Arquidiócesis de México (Leñero, Luis, dir.; Laura Loeza y Ma. Estela Fernández). México, DF.

258

Bibliografía de los estudios sobre las Familias

IMES-Proy.250 1994

Familia y niños en el D.F. (1994). Investigación documental y de primer grado, con encuesta a 1000 padres de familia (hombres y mujeres), y estudios de caso para análisis cualitativo. Reporte patrocinado y presentado al DIF Nacional, Fondo de Naciones Unidas para la Infancia UNICEF, Centro Mexicano para la Filantropía e IMES (Leñero, Luis, dir., Ma. Estela Fernández, Laura Loeza). México, D.F. Posteriormente se publicó libro y un folleto de divulgación: - Leñero, Luis, Ma. Estela Fernández, Laura Loeza y Ma. Teresa Guzmán. “Las familias en la ciudad de México: Investigación social sobre la variedad de las familias, sus cambios y perspectivas”. Ed. DIF Nacional, UNICEF, CEMEFI e IMES, México, 1994 (Año Internacional de la Familia). - Leñero, Luis. “Familias que cambian”. Ed. DIF, UNICEF, CEMEFI, IMES., México, 1994.

IMES-Proy.251 1994

Concepciones de problemática, política y programas de intervención familiar Compilación de ensayos y edición de material para publicación (Leñero, Luis, Gabriel Ramírez, Ángeles Beltrán, J. Ferraro, W. Dumon (Bélgica), Don (Australia), y posteriormente, Servando Gutiérrez). México, DF. El material se ha utilizado para diversas publicaciones derivadas.

IMES-Proy. 254 1994

Educación de los valores morales en la familia, la escuela básica y la comunidad Estudio exploratorio y diseño para investigación de primer grado para ser realizada en Guadalajara y Cd. México (Leñero, L., dir., Lourdes Romero, Guadalupe Zetina, Ma. Estela Fernández y Ángeles Beltrán). Reporte presentado al Instituto de Fomento e Investigación Educativa, A.C. México, DF. Se reprodujo el reporte: - Leñero, Luis. “Educación de los valores Morales en la familia, la escuela básica y la comunidad”. Colección de Reportes de Investigación, No 54. UAMI-Depto. de Sociología, México, 1996.

IMES-Proy.255 1994-96 Desarrollo de Programa Nacional del Comité Promotor por una Maternidad sin Riesgos en México Incorporación de más de 50 organizaciones en siete Entidades Federativas. Organización de conferencias, eventos y talleres. Publicación de estudios y manuales, carpetas informativas, libros, videos, programas de TV, etc. (Elu, Ma. del Carmen, coord., Elsa Santos, Rosa Ma. Castañeda, Patricia Corona, Angélica Jiménez, Ángeles Beltrán). México. IMES-Proy.256 1994

Los pobres de México Estudio documental, de revisión teórica y de campo: con entrevistas profundas a casos de familias pobres. Reporte presentado al IMDOSOC (Leñero, Luis, Inv., Gabriel Ramírez y Ma. Estela Fernández). México, DF. Se publicó libro:

259

Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

- Leñero, Luis y Gabriel Ramírez. “Los pobres en México: su promoción”. Ed. IMDOSOC, México, 1995. IMES-- Proy. 257 1995

Serie de Estudios sobre las personas de la tercera edad y su vida familiar.(1995-96). Elaboración de ensayos y de tesis profesionales y de maestría en la UAMI-Sociología y en la UIA-Desarrollo Humano (Leñero, Luis, director y asesor; Guadalupe Zetina, Mayra Álvarez, Hernández Santos, Rocío, Hernández Trejo, Lluvia Araceli y Porcayo García, Martha Sofía), México, DF.

IMES-Proy.259 1996

Investigación evaluativa sobre “puestos de salud”: modelo para la identificación de riesgos de salud y referencia oportuna de mujeres embarazadas (1996). Investigación de campo y seguimiento de casos. Reporte investigativo presentado a los organismos internacionales Family Care International y O.D.A. (Elu, M. C., coord., Ma. Estela Fernández, Ma. Teresa Guzmán, Rosa Ma. Castañeda).

IMES-Proy.262 1996

El trabajo de la mujer en la Cd. Querétaro, Qro. y sus implicaciones en las relaciones familiares: la Perspectiva Masculina Investigación de Primer Grado, con encuesta y estudios de caso. Reporte presentado a la Asociación Mexicana de Población y Fundación MacArthur (Leñero, Luis, dir., Ma. Estela Fernández, Lourdes Romero y Ma. Teresa Guzmán). México. Se publicó artículo: - Leñero, Luis. “Trabajo de la mujer y vida familiar desde la perspectiva de género masculino”. Investigación exploratoria en la ciudad media de Querétaro, Qro. en “Mercados Locales de trabajo: Participación Femenina, Relaciones de Género y Bienestar Familiar”. Monterrey, NL Ed. Asociación Mexicana de Población, A.C. y Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, 1998.

IMES-Proy.265 1996-97 Diagnóstico sobre la Situación Familiar y Comunitaria de los Menores atendidos por el DIF en el Programa: «Aprender a ser», en la ciudad de Oaxaca. Investigación documental y de primer grado, con encuesta a 100 menores y a sus madres o sustitutas, así como estudios de caso familiar. Reporte presentado al DIF-Oaxaca.(Fernández, Ma. Estela, dir., Felipe Reyes y Ma. Teresa Guzmán). Oaxaca, Oax. IMES-Proy.268 1997-00 Salud reproductiva de mujeres jornaleras migrantes de Oaxaca a Sinaloa. Proyecto piloto para continuarloVV en estudios subsiguientes. Reporte presentado a la Academia Mexicana de Derechos Humanos, y a la Unión Europea (Elu, Ma. del Carmen, Elsa Santos y Rosa Ma. Castañeda). México. IMES-Proy.270 1998

Niños de la calle y en la calle: dimensión actual de la problemática y de las estrategias para abordarla. Estudio evaluativo y propositivo. Reporte presentado a la Academia Mexicana 260

Bibliografía de los estudios sobre las Familias

de Derechos Humanos y Unión Europea (Leñero, Luis, Inv.). Se publicó libro: - Leñero, Luis. “Los niños de la calle y en la calle: Problemática y estrategias para abordarla”. Ed. Academia Mexicana de Derechos Humanos, México, 1998. IMES-Proy.271 1997-98 Estudio exploratorio para la elaboración de un inventario de las organizaciones, programas y políticas referidas específicamente a la vida familiar en cuanto tal, en México. Reporte Preliminar (Leñero, Luis y Ma. Estela Fernández). México, 1997. IMES-Proy.272 1997

II Conferencia Nacional sobre una Maternidad sin Riesgos en México. Organización de la Conferencia con la participación de 250 miembros de ONG y Org. Gub. de México, Agencias Internacionales y Organizaciones Latinoamericanas. Reajuste de la Declaración de México sobre una Maternidad sin Riesgos y edición de un libro con las ponencias presentadas. (Elu, Ma. del Carmen, Elsa Santos, Patricia Corona y Angélica Jiménez), México, 1997.

IMES-Proy.274 1997-00 Violencia Doméstica contra mujeres embarazadas. Elaboración y realización proyecto de acción preventiva sobre detección y tratamiento de la violencia a mujeres embarazadas mediante entrenamiento a prestadores de servicios en el sector Salud. Investigación de causas y orígenes y concertación de campañas de prevención. Elaboración de guiones para programas de radio. En colaboración con el Comité MSR. (Elu, Ma. de Carmen y Elsa Santos). México, 1997-2000. IMES-Proy.279 1999-00 Atención de mujeres jornaleras agrícolas migrantes del Estado de Oaxaca. Elaboración de modelo de capacitación y promoción para el mejoramiento de la salud reproductiva de mujeres migrantes. Talleres para promotores. Evaluación y sistematización de la experiencia para modelo replicable. (Elsa Santos y Ma. de Carmen Elu).México, 1999-2000. IMES-Proy.285 2000-01 Factores socioculturales y familiares que se asocian al cáncer cérvico-uterino en zonas de escasos recursos en el Estado de Veracruz. Investigación de primer grado a mujeres y hombres en seis zonas rurales de Veracruz en situación de pobreza. Fernández, Ma. Estela, Ma. del Carmen Elu, Ángeles Beltrán, Hilda Rebeca Silva, Ma. Teresa Guzmán. Edo. Veracruz, 2000-2001. IMES-Proy.290 2002

Los jóvenes de la ciudad de México: valores, problemática sentida y expectativas de promoción. Encuesta de muestreo (1000 casos) y estudio de casos tipificados a jóvenes del Distrito Federal. México, 2002.

261

Prediagnóstico sobre la Dinámica Familiar 1

DIRECTORIO SISTEMA NACIONAL DIF

COORDINACIÓN GENERAL DEL PROYECTO

Sra. Ana Teresa Aranda Orozco Directora General Ing. Felipe Valdez de Anda Subdirector General de Atención a Población Vulnerable

Ing. Felipe Valdez de Anda Subdirector General de Atención a Población Vulnerable Sistema Nacional DIF

Dr. Carlos Pérez López Subdirector General de Asistencia e Integración Social

INSTITUTO MEXICANO DE ESTUDIOS SOCIALES

Dr. N. Salvador Escobedo Zoletto Oficial Mayor

Dr. Luis Leñero Otero Ángeles Beltrán Farfán Guadalupe Zetina Lozano Hilda Rebeca Silva Pérez Ma. Teresa Guzmán Figueroa

C.P. Irene Hinojosa Moreno Titular del Órgano Interno de Control Lic. Georgina Velázquez Ortega Directora de Alimentación y Desarrollo Comunitario

SUBDIRECCIÓN GENERAL DE ATENCIÓN A POBLACIÓN VULNERABLE

Mtra. María de los Dolores Aguilar Marmolejo Directora de Protección a la Infancia

Lic. Patricia Anaya Calderón Secretaria Técnica del Diagnóstico de la Familia Mexicana

Lic. Mario Julio Córdova Motte Director de Rehabilitación y Asistencia Social

Jorge Joaquín Serrano Hernández María de Lourdes Velávzquez Díaz Regina Garza Castillón Yunes

Lic. Sergio Alejandro Corona Villava Dirección de Recursos Humanos M.C. Jaime Salazar Silvia Dirección de Recursos Materiales y Servicios Generales Lic. Carlos Ponce Martinez Dirección de Programación, Organización y Presupuesto Mtro. Javier Cobos Fernández Director de Profesionalización de la Asistencia Social Lic. Samuel Martínez Aceves Dirección de Asistencia Jurídica 263

Luis Ricardo Lozano / Media Works, S.A. de C.V. Concepto Creativo y Diseño de Escultura Manuel Fierro Escultura Original

Diseño e Impresión por Litográfica Pirámide, S. A. de C. V. Tels. 5704 6175 - 5704 3827 Fax. 57891730