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Universidad autónoma de Chiapas Facultad de ciencias químicas Campus IV LABORATORIO DE INMUNOLOGÍA PRACTICA NO. 3 “FAGOC

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Universidad autónoma de Chiapas Facultad de ciencias químicas Campus IV LABORATORIO DE INMUNOLOGÍA PRACTICA NO. 3 “FAGOCITOSIS”

CATEDRATICO: DRA. MARISOL ESPINOZA RUIZ

ALUMNO: RODAS HERRERA MIGUEL ANGEL

SEMESTRE: 6° GRUPO: “A”

TAPACHULA CHIAPAS A 22 DE MARZO DEL 2010

MARCO TEORICO 1

La composición de la sangre

El volumen promedio de sangre de un hombre es de 5,5 litros, y el de una mujer de aproximadamente un litro menos. Algo más de la mitad de este volumen está formado por el plasma, la parte líquida de la sangre. Por él circulan las células sanguíneas, que son de diversos tipos: los eritrocitos o glóbulos rojos, los leucocitos o glóbulos blancos y las plaquetas o trombocitos. El plasma sanguíneo Tiene el aspecto de un fluido claro, algo semejante a la clara de huevo, y el 90% está formado de agua. En él se hallan disueltas importantes sales minerales, como el cloruro sódico, el cloruro potásico y sales de calcio, escindidas en sus componentes. Su concentración oscila muy poco para que no se rompa su equilibrio con el líquido que baña los tejidos ni con el intracelular. Gracias a ellas pueden disolverse las proteínas en el plasma, para ser transportadas por la sangre, y la acidez de los líquidos del cuerpo se mantiene dentro de estrechos límites. Las proteínas más importantes que se hallan disueltas en el plasma son el fibrinógeno y la protrombina, que intervienen en la coagulación sanguínea; las albúminas, que desempeñan un importante papel en el transporte y para mantener el volumen de plasma, y las globulinas, que son parte del sistema

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defensivo de nuestro cuerpo. Todas estas proteínas, a excepción de las últimas, se forman en el hígado. Además, en el plasma existen todas las sustancias transportadas por la sangre, como las partículas de alimento y los productos que son el resultado del metabolismo, y, como ya hemos mencionado, las hormonas. Los glóbulos blancos Los leucocitos o glóbulos blancos son las células sanguíneas encargadas de la defensa. Su tamaño es variable, de 6 a 20 micras de diámetro, y se encuentran en la sangre, según su tipo, en un número que oscila entre los 5.000 y los 9.000 por milímetro cúbico. Todos ellos tienen núcleo, aunque la forma de éste es muy distinta. Algunos de ellos, el grupo de los granulocitos, poseen unos gránulos en el citoplasma, mientras que otros, los agranulocitos, carecen de ellos. Los granulocitos se subdividen en neutrófilos, eosinófilos y basófllos, y los agranulocitos en monocitos y linfocitos. Neutrófilos Se originan en la médula ósea roja, donde gran proporción de ellos permanece hasta que son necesarios en la sangre. Constituyen el 70% del total de los granulocitos, y sus gránulos son pequeños y muy numerosos. El núcleo posee varios lóbulos, y el diámetro es de unas 10 micras. Su función es la fagocitosis, es decir, devorar los cuerpos extraños, después de lo cual el neutrófilos muere y es destruido, formándose partículas de pus. La vida media de estas células es de una semana. Eosinófilos Originados de la misma forma que los neutrófilos, los eosinófilos constituyen el 3% del total de granulocitos y su núcleo presenta sólo dos nódulos ovalados. Sus gránulos son grandes y numerosos y su diámetro de unas 10 micras. Su función es la fagocitosis, al igual que la de los neutrófilos, y su número aumenta mucho durante las alergias y las enfermedades por parásitos. Basófilos Los gránulos de los basófilos son gruesos pero escasos. Son células de unas 10 micras de diámetro y su núcleo tiene una forma que recuerda a una 5. Se originan en el mismo lugar que el resto de los granulocitos, y son los menos numerosos, ya que constituyen sólo el 0,5% del total. Su función no se conoce bien, pero parece que evitan la coagulación dentro de las arterias y las venas. Monocitos Son los más grandes de entre los glóbulos blancos, con un tamaño que oscila entre las 15 y las 20 micras. Su núcleo tiene forma arriñonada y poseen gran cantidad de citoplasma, que no tiene gránulos. Constituyen el 5% de los glóbulos blancos, y se dedican a devorar partículas de un tamaño considerable. Por tanto, al igual que los tipos antes descritos, los monocitos

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viven muy poco tiempo, pues mueren destruidos después de fagocitar. Algunos de ellos se desplazan hasta donde los necesitan, pero también los hay fijos en el hígado, el bazo, los ganglios linfáticos y la médula. Linfocitos Tienen el tamaño de un glóbulo rojo, y su núcleo es esférico y bastante grande, con una concavidad en uno de sus lados. Constituyen el 30% de todos linfocitos y se forman en la médula ósea roja. Sin embrago cuando salen de ella sufren un proceso de maduración por el cual se forman dos tipos: los linfocitos B, que pasan a los ganglios linfáticos, y los linfocitos T, que se albergan en el timo. Todos ellos viven unos cien días y se encargan del sistema de defensa específico, también llamado inmunitario, por el cual el linfocito distingue las sustancias que debe destruir de las que son propias del cuerpo. Para ello los linfocitos deben tener un cierto tipo de (