pensar-la-historia

PENSAR LA HISTORIA TEORÍA, ANÁLISIS Y PRÁCTICAS: HOMENAJE A EDUARDO CAVIERES FIGUEROA Juan Cáceres Muñoz Jaime Vito Pare

Views 109 Downloads 39 File size 331KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Citation preview

PENSAR LA HISTORIA TEORÍA, ANÁLISIS Y PRÁCTICAS: HOMENAJE A EDUARDO CAVIERES FIGUEROA Juan Cáceres Muñoz Jaime Vito Paredes Editores

VICERRECTORÍA DE DESARROLLO

Ediciones Universitarias de Valparaíso Pontificia Universidad Católica de Valparaíso

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN DE LA OBRA. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9 PRÓLOGO DE EDUARDO CAVIERES. . . . . . . . . . . . . . . . . .19 I. HISTORIA, TEORÍA, PENSAMIENTO Jaime Vito Paredes La forma del tiempo y del espacio en la visión de Eduardo Cavieres: Una reflexión sobre su obra historiográfica . . . . . . . . . . . . . . . .37 Fernando Rivas Del objeto al pensamiento: La Historiografía de Eduardo Cavieres. . . .53 © Juan Cáceres Muñoz y Jaime Vito Paredes. Editores, 2016 Registro de Propiedad Intelectual Nº 271.905 ISBN: 978-956-17-0694-1 Derechos Reservados Tirada de 500 ejemplares Ediciones Universitarias de Valparaíso Pontificia Universidad Catóilica de Valparaíso Calle 12 de Febrero 21, Valparaíso Teléfono 56 32 227 3900 [email protected] www.euv.cl Impresión: Salesianos S.A. HECHO EN CHILE

Diego Mundaca Notas en torno a la obra historiográfica de Eduardo Cavieres: Lugar, prácticas, y aportes teóricos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63 Ricardo Iglesias S. Ideas de la Historia en tres autores: Collingwood, Carr y Bloch aprendidas en las clase y conversaciones con Eduardo Cavieres . . . . . .81 Virginia Iommi Echeverría La Historia en Controversia: Algunos apuntes renacentistas. . . . . . . .91

5

Patricio Zamora Navia Aproximaciones al modelo cultural hispánico del siglo XVI. Concepciones y circulaciones de la monarquía global. . . . . . . . . 101

Marcelo Mardones Modernización sin modernidad: Un acercamiento histórico al desarrollo de los servicios urbanos en Chile a través de la intervención estatal al transporte público de superficie, 1941-1981 . . . . . . . . . . . . . 293

II. HISTORIA, FORMAS, ANÁLISIS Alex Ovalle Letelier “El historiador dentro de la pecera”. Eduardo Cavieres y lo cotidiano en la historia . . . . . . . . . . . . . 125

Gilberto Aranda B. Derechos Humanos, economía y actores sociales en la política exterior del último cuarto de siglo . . . . . . . . . . . . . . . 315

Freddy Timmermann ¿Más Allá de la Historia de las Mentalidades?. . . . . . . . . . . . . . 145

Aldo Casali Fuentes Estudiar la Reforma Universitaria en la Universidad de Chile. Cómo construir una historia de la educación en el contexto del tiempo presente. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 337

Fernando Venegas El aporte de Eduardo Cavieres al estudio del Chile tradicional (Colonial). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 171

BIBLIOGRAFÍA. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 369

Leopoldo Tobar Cassi Economía e historia en la historiografía de Eduardo Cavieres. . . . . . 205 Juan Cáceres Muñoz La opción por la historia regional: Miradas y propuestas conceptuales y metodológicas . . . . . . . . . . 219 III. HISTORIA, PRÁCTICAS, FINES Armando Cartes Montory Nación y Federación en Chile y el Río de la Plata. . . . . . . . . . . . 235 José Chaupis Torres Eduardo Cavieres y el uso de las historias binacionales como herramienta de integración peruano-chilena mirando hacia el futuro. . 257 Claudio Llanos R. Capitalismo y liberalismo como problemas históricos. Notas, consideraciones y perspectivas. . . . . . . . . . . . . . . . . . 279

6

7

Introducción de la obra

P

ublicar un libro en homenaje a un intelectual no es cosa fácil por varias razones. Una primera razón es porque generalmente se tiende a destacar los conocimientos profundos del homenajeado y se deja en un segundo plano la esencia de todo ser humano: la calidad humana que debiera estar siempre presente en el actuar de las personas. Eduardo Cavieres F., en ese sentido, ha sido una persona correcta que contribuyó –y sigue contribuyendo– a la formación de historiadores e investigadores del pasado sin esperar de ellos nada a cambio. Su preocupación siempre ha sido la formación de individuos cabales, íntegros y capaces de pensar la historia de manera autónoma. Una segunda razón tiene que ver con el dominio intelectual de un historiador como Cavieres, que prácticamente en el campo de la historia ha trabajado incansablemente diversas líneas historiográficas que se han cultivado en el mundo occidental desde los setenta. De hecho, los trabajos que aquí se publican probablemente dan cuenta de una parte de sus desarrollos historiográficos marcados por las modas vigentes de entonces. En ese sentido, cabría preguntarse: ¿Qué historiador no ha sido fruto de esas circunstancias que ha experimentado la historiografía mundial? Un breve recuento nos da una pauta de sus incursiones por diversas temáticas y problemas: historia regional, demografía histórica, historia de las mentalidades, historia económica, historia política, historia social, psicohistoria, historia cultural e historias binacionales, siendo en la actualidad ésta una de sus preocupaciones centrales con el fin de dejar un legado de pacifismo y comprensión para chilenos, peruanos, bolivianos y argentinos. Imposible negar que la obra de Cavieres no sea fructífera y relevante. La

9

Pensar la Historia. Teoría, análisis y prácticas: Homenaje a Eduardo Cavieres Figueroa

Introducción

pregunta que surge, por tanto, dice relación con el ¿por qué han sido relevantes sus trabajos en un medio historiográfico como el chileno?, y más aun, ¿cómo él construye sus estudios? Una primera explicación se encuentra en su gran capacidad analítica que le otorga a sus escritos. En ellos, el rigor del uso bien aplicado del método histórico lo ha hecho sobresalir del común de los historiadores. Aquello que han leído sus trabajos por primera vez se dan cuenta de la precisión de un análisis que acompaña la interpretación del pasado. Dicha interpretación no es el resultado antojadizo de estudiar el pasado por el pasado ni tampoco como lo planteaba Marc Bloch, en términos de mirarlo con ojos de “anticuario”; por el contrario, sus problemas de estudios parten de manera explícita o implícita, de un marco conceptual y teórico referencial que guían el abordaje, desarrollo y resolución del problema histórico planteado. Pero también su planteamiento se enriquece con la idea de una historia con sentido. En su concepción, una historia significativa es aquella que se hace desde los problemas del presente que afectan a nuestras sociedades. El pasado adquiere relevancia en cuanto a que éste se torna presente al mismo tiempo, situación que explicaría la idea de volver atrás en búsqueda de pistas que permitan entender de mejor manera los problemas de la sociedad actual. Esa lección de método ha estado siempre en su discurso y ha sido transmitida a los estudiantes en sus cursos y seminarios.

diarios que, a veces, no pueden demostrar los problemas que estudian. En la disciplina de la historia, no está demás señalar que simplemente aquello que no se puede demostrar simplemente no pudo haber existido; lo otro, es el resultado de una mente literaria.

Una segunda explicación ligada al tema de la interpretación de la historia se refiere a la forma o formas en que aborda sus problemas. Más allá de las modas historiográficas y de los estilos, el trabajo de Cavieres se asemeja al trabajo de un artesano que pausadamente va construyendo su objeto. Para ello, el uso de la materia prima (es decir, las fuentes) le permite extraer conclusiones interpretativas originales que, sin duda, son el fruto de una imaginación histórica. La originalidad de la reflexión basada en datos recopilados de archivos y documentos contemporáneos al fenómeno estudiado le otorgan amplia credibilidad a su trabajo, lo que es propio del mundo académico que reconoce el esfuerzo de la investigación básica. En este contexto, el uso de la información de contemporáneos del hecho histórico estudiado le permite pensar de manera original el pasado y evitar así las conclusiones de intermediarios intelectuales. No se trata de una historia positivista como despectivamente se ha tendido a llamar en la actualidad al trabajar con fuentes de archivos, sino más bien usarlos en beneficio de lograr una reflexión original respecto del pasado. En este caso, imaginación histórica se opone a imaginación especulativa del pasado mediado por interme-

10

Dos reflexiones más sobre el trabajo de Cavieres. Cómo los lectores de este libro se darán cuenta al revisar la bibliografía, él prácticamente ha dominado distintas perspectivas del análisis historiográfico. Las modas a las que referíamos en párrafo anterior, han ido de la mano de su quehacer intelectual. No obstante, se advierte unas matrices de pensamientos que albergan esos trabajos, ideas que indican su concepción de la historia ligada al estudio de los grandes problemas que enfrentan las sociedades en la actualidad: la presencia del Estado, la dinámica del capitalismo, las formas asumidas por el liberalismo, la lucha por la integración entre los países, el factor de la demografía sobre la población y las mentalidades entre otros. Esos grandes fenómenos de la historia han sido interpretados en términos de la interacción que se produce con los pequeños acontecimientos que acompañan la vida de los sujetos sociales y que, por cierto, son el producto de esos grandes problemas. Los grandes problemas en cuanto a las transformaciones y las rupturas que se pueden dar al interior de una sociedad, son descifrados en términos de visualizar su impacto en la vida social y cotidiana, en las mentalidades e identidades culturales y en la vida y dinámica económica de los sujetos sociales, desde los más pudientes a los más humildes. Por ello, y con mucha razón, lo coyuntural de los grandes procesos son considerados en sus trabajos, pero la búsqueda y explicación de lo estructural de esos problemas diarios de la gente son también valorados. Esta forma de estudiar el pasado muestra a un intelectual que siente entusiasmo por lo que hace: pasión por la historia. No se trata de un trabajo más; por el contrario, es su sentido de vida que lo ha acompañado desde su época de estudiante y que, desde entonces, aprendió que ella se construye de manera seria y rigurosa. Es el historiador y el académico que trata de encontrar una explicación y, tal vez, ese aspecto tan particular sea razón de que muchos estudiantes se sientan atraídos por su discurso, un discurso contundente en argumentos. ~~~

11

Pensar la Historia. Teoría, análisis y prácticas: Homenaje a Eduardo Cavieres Figueroa

Introducción

Este libro es el resultado de la gratitud que un grupo de estudiantes –en la actualidad, académicos y doctores en Historia– tiene con Eduardo Cavieres. Ciertamente, un maestro jamás esperaría actitudes como ésta pues su trabajo es construir (y contribuir) de manera generosa en la formación de jóvenes. Tres partes estructuran el libro. La primera parte, HISTORIA, TEORÍA, PENSAMIENTO, contiene cinco artículos que desarrollan aspectos sobre la teoría y el pensamiento historiográfico de Cavieres. Jaime Vito se encarga de mostrar la importancia del tiempo y el espacio en la visión de Eduardo Cavieres. Según él, la madeja del tiempo es tratada como un entrecruzamiento complejo de ritmos y modos que explicarán los fundamentos no lineales de los pilares de la moderna sociedad chilena y latinoamericana. Así, conceptos como economía-mundo, juegos de intercambio, espacios extra-regionales, centro-periferia, estructuras, coyuntura y larga duración caracterizarán sus estudios. Además, agrega que en la forma que se dan el espacio y el tiempo, esos conceptos ocupan en Cavieres la función de ser modelos conceptuales que, al igual que en el caso de Fernand Braudel, le permitirán un acercamiento a un horizonte de referencia significativa necesaria para enriquecer una interpretación metódica aplicada como contrapunto a la historia más local y regional.

En el caso del artículo de Ricardo Iglesias, las clases dictadas por Cavieres son dictadas con una mirada nostálgica. La figura del historiador y el profesor se recupera a través del examen de las ideas de R.G. Collingwood, E.Carr y M. Bloch. En la visión de Iglesias, recurrentes eran las concepciones de historia de esos intelectuales y que, de cierto modo, nutrieron la propia idea del pasado en Cavieres. Así, de Collingwood, comprendió que toda obra humana pasada sirve para comprender el presente: la historia sirve para el autoconocimiento humano; de Carr, adoptó la noción relativa de que toda investigación histórica ayuda a “la comprensión del pasado para poder dominar el presente”; y de Bloch, que la historia es el desarrollo del hombre en la sociedad y que –al ser estudiada como historia-problema y no una mera descripción de los acontecimientos– sirve para comprender el presente por el pasado y viceversa.

En Del objeto al pensamiento en la historiografía de Eduardo Cavieres, Fernando Rivas plantea que sus trabajos parten de lo objetivo para llegar a lo subjetivo; y que ese tipo de pensamiento es el que moviliza a la acción y a la historia. Según Rivas, el objetivo de Cavieres ha sido lograr una comprensión holística de la realidad, que involucre tanto acontecimientos, relaciones o procesos históricos del pasado como aquellos que son propios del presente y del futuro. Esta visión holística explicaría reflexiones no sólo acerca de lo material, de la división y estructura del poder político, de las decisiones económicas, o de las relaciones e interrelaciones sociales de grupos y de clases al interior de esas comunidades, sino también distintos aspectos que implica la cultura propia de los grupos sociales. En la misma línea se halla el trabajo de Diego Mundaca, quien también destaca esta postura holística y, en especial, la influencia de intelectuales ingleses y franceses en su obra (Braudel, Vovelle, entre otros) como también la de chilenos. De hecho, refiere de manera particular la relación con Rolando Mellafe, con el cual tuvo largas conversaciones intelectuales basadas en una genuina relación de amistad. En esos diálogos, que sin duda debieron ser muy amenos, ambos historiadores discutían sobre problemas históricos desde sus particulares ópticas y estudios en desarrollo.

12

El sugerente trabajo de Virginia Iommi, La Historia en Controversia: algunos apuntes renacentistas, focaliza la discusión en torno a la idea de la configuración del texto y desarrollo historiográfico como una invención del siglo XVIII en cuanto al abandono de un estilo narrativo clásico en favor de lo científico que dio protagonismo a notas explicativas y a alusiones explícitas de la evidencia utilizada. Esa disputa entre formas viejas y nuevas de narrar enfrentó a historiadores, literatos y filósofos entre otros. Con todo, en el siglo XVIII la historiografía adquiría ya un estilo que asumía la forma de la ciencia y con ello, el aparente triunfo de lo moderno sobre lo antiguo. Las ideas de Iommi se alinean con lo expresado por Cavieres que explicaba en sus escritos que, en todos los tiempos, las explicaciones de las lógicas de la historia están fuera de lo que actualmente se considera como lo histórico propiamente tal, de aquello que es producto del hombre y de aquello que se puede advertir por su connotación pública. En rigor, desde el siglo XVIII en adelante, la historia, como disciplina, se pudo zafar de las ataduras que la ligaban a otras disciplinas, visualizándose con una dinámica propia, con agentes propios y con un tiempo propio. Este logro de la historia en dos dimensiones –como método y como hecho– ha implicado que “la disciplina histórica se ha recogido, se ha replegado, se ha envuelto en sí misma, y se ha quedado en el estudio y en el interés de aquello que se exterioriza en los hechos del hombre expresados fundamentalmente a partir de sus acciones concretas”. Una segunda parte, HISTORIA, FORMAS, ANÁLISIS, considera cinco trabajos que en común tienen la preocupación por una historia ligada a las mentalidades y la historia cultural. Alex Ovalle Letelier rescata a Cavieres, que piensa

13

Pensar la Historia. Teoría, análisis y prácticas: Homenaje a Eduardo Cavieres Figueroa

Introducción

sobre lo cotidiano. Para él, lo cotidiano sería el acontecer diario que tiene lugar en el entorno próximo y que se fragua a partir de las relaciones dentro y fuera de la familia. Serían los comportamientos que surgen en el espacio íntimo y que, a la vez, se proyectan a la sociedad, identificados como conductas de vinculación entre individuos, presentes en ciertos períodos de transformación social, en forma de estrategias asociativas que tienen como finalidad la adquisición y conservación del poder y la influencia. En esas interacciones, se logran ver prácticas, afectos y consumos nacidas en el ámbito familiar y que sirven para explicar las implicancias de las estructuras económicas, sociales y políticas en la vida de las personas. En el fondo, lo cotidiano es una toma de posición que debería adoptar el historiador para analizar los procesos históricos, en un juego que establece vinculaciones entre desarrollos macro y microsociales, los últimos de gran trascendencia, al ser fruto de la observación y la experiencia personal.

hecho temporal de la historia colonial trabajada por el historiador y situada ésta entre los siglos XVIII y XIX, época de transición desde sociedades tradicionales a otras modernas con el fin de ver cambios, permanencias, adecuaciones y/o anacronismos en la irrupción de la modernidad. Según Venegas, en la obra de Cavieres es importante también destacar su concepción de historia, una historia basada siempre en lo universal y que busca explicaciones multicausales mediante la confrontación de situaciones o experiencias americanas o europeas y, con ello, alejarse de explicaciones localistas o provincialistas. Y, por último, un tercer aspecto observado por Venegas del pensamiento de Cavieres dice relación con la idea de la historia ligada con el presente. Independiente de donde esté puesto el foco cronológico de la investigación, la historia se hace no para acumular más conocimiento del pasado, sino para comprender y explicar los problemas contemporáneos.

Freddy Timmermann, en cambio, vuelve al tema de las mentalidades tan trabajado por Cavieres desde sus inicios. Según Timmermann, la influencia del historiador se aprecia en el conjunto de sus trabajos sobre la dictadura chilena de Pinochet. Miedo, terror y pánico son variables que le ayudan para adentrarse en un análisis de las mentalidades o una historia psicosocial de los chilenos. En ese sentido, Timmermann admite que Eduardo Cavieres fue importante para sus estudios, aunque particularmente el historiador no trabajó el Régimen Cívico Militar. No obstante, los conceptos teóricos de la historia de las Mentalidades le ayudaron a entender de mejor manera sus problemas históricos, llegando incluso ahora a relacionar Historia de las Mentalidades e Historia de las Emociones. Así, desde la configuración de texturas emocionales existentes en su momento, admite Timmermann, ha procurado comprender, más que juzgar, los brutales hechos acontecidos en el Régimen Cívico Militar, aspectos fortalecidos por el conocimiento de Eduardo Cavieres y su curiosidad intelectual siempre activa, que lo llevaba a entusiasmarse con la historia. Por último, en este acápite, tres trabajos se conectan en torno a la discusión metodología de la construcción de la historia colonial y regional. Los tres autores son reconocidos por esas temáticas. En el caso de Fernando Venegas, su aporte en este libro gira en torno a describir las concepciones de Cavieres sobre lo que se llama el Chile Tradicional o colonial. En su artículo, observa las perspectivas teóricas y “las voluntades desplegadas” por Cavieres tendientes a instalar la discusión desde lo colonial en el ámbito historiográfico. De esta forma, se destaca el

El artículo de Leopoldo Tobar resalta la historia económica colonial hecha por Cavieres. Según Tobar, dos preocupaciones dominan dicha historia: primero, que está ligada a la economía chilena y su inserción en la economía-mundo; y, segundo, que existe una evidente preocupación por entender la estructura social como efecto del impacto de la economía en el periodo que media entre la segunda mitad del siglo XVIII y el XIX. Es interesante el trabajo de Tobar en cuanto a tratar de establecer líneas de convergencia entre la obra del maestro y la del discípulo Tobar con el propósito de establecer un diálogo historiográfico en torno al problema de la articulación de los diferentes espacios económicos, en el funcionamiento del mercado y el reflejo de lo económico en la sociedad en el período colonial. Un último trabajo en esta parte es el de Juan Cáceres Muñoz, quien refresca la memoria respecto de la opción por la historia regional en el quehacer historiográfico de Cavieres. En ese sentido, inquietudes, miradas y propuestas conceptuales y metodológicas de una historia regional se vislumbran alineadas a una corriente historiográfica en boga hace ya bastante tiempo en América Latina. La discusión de Cáceres Muñoz, parafraseando a Cavieres, pretende “dimensionar el papel de la región en la vida nacional”, pero su estudio parte de la definición del concepto de región histórica, noción que tiene que ver con la construcción geohistórica de los territorios y en donde las circunstancias económicas, sociales y políticas van conformado cultura e identidades locales y latiendo una vida particular y propia que da contenido y sentido de pertenencia a sus habitantes más allá de lo nacional.

14

15

Pensar la Historia. Teoría, análisis y prácticas: Homenaje a Eduardo Cavieres Figueroa

Introducción

La última parte del libro, HISTORIA, PRÁCTICAS, FINES, comienza con el artículo de Armando Cartes Montory, Nación y Federación en Chile y el Río de la Plata. Tal trabajo da cuenta del desarrollo político chileno y argentino, la imbricación inicial de sus procesos revolucionarios, los desafíos comunes que enfrentaron, y las soluciones institucionales diferentes dadas en el transcurso del siglo XIX, problemas históricos que Cavieres e historiadores chilenos-argentinos han venido desarrollando en términos de una reflexión binacional hace ya bastante tiempo y que, como admite el mismo Cartes, las ideas expresadas en un primer libro Chile-Argentina; Argentina-Chile le han ayudado a emprender su propia mirada de los acontecimientos de esos años. En su visión, Cartes plantea su tesis de la existencia de claras diferencias en la conformación del Estado nacional en ambos países, argumentando que “Argentina demoró mucho más en organizarse como Estado. Recién a mediados del siglo XIX, logra unirse en una federación. La falta de consenso sobre cómo vivir su historia, explica a su vez la falta de consenso en su historiografía”. No obstante, la duda que nace en Cartes es sobre “si conviene emprender un estudio de historias comparadas o transnacionales”. En ese sentido, estima “que más bien corresponde a un enfoque de historias entrecruzadas”. Por último y apelando a lo señalado por Ana Frega, él considera que es mucho más “necesario relacionar regiones y procesos que han sido separados de modo artificial por las historiografías nacionalistas o localistas”.

que ha mostrado la capacidad de modificarse y superar sus propias crisis, idea que se alinea con lo planteado por Wallerstein en su obra sobre la economía-mundo. En otras palabras, un capitalismo dinámico que se reestructura constantemente y que forma parte del desarrollo histórico ligado al proceso de modernidad. En ese contexto, Llanos no niega que Cavieres estudia el capitalismo como un fenómeno integral y asimétrico en sus dimensiones económicas, sociales y políticas de las sociedades contemporáneas, pero también advierte que dicho análisis solo se “ha concentrado principalmente en el problema de su circulación”, aspecto que en última instancia no es el rasgo esencial del capitalismo, pues intercambio y movimiento de bienes y artículos siempre han estado presente en economías capitalistas y no capitalistas. Por su parte, el artículo de Marcelo Mardones centra su atención en las contradicciones que acompañan la recepción y avance de ideas y prácticas modernas en una sociedad periférica como la nacional. Según Mardones, las concepciones de Cavieres se insertan en el debate de las ciencias sociales sobre la dualidad modernidad / modernización. En ese sentido, muestra al historiador crítico que denuncia la ausencia de significación histórica del concepto de modernización en los discursos hegemónicos del Chile contemporáneo; discursos y prácticas difíciles de concretar en un país ambiguo en su transitar hacia la modernización por la desconfianza y falta de representatividad de una elite a los ojos de la ciudadanía.

Por último, destacar cuatro artículos que en común tienen el estudiar la economía, la cultura y la política en el tiempo presente. En esos términos, Claudio Llanos analiza el capitalismo y liberalismo como problemas históricos. Percibe que el capitalismo, para Eduardo Cavieres, es un sistema económico histórico

En el trabajo de Gilberto Aranda, Derechos humanos, economía y actores sociales en la política exterior del último cuarto de siglo, se rescata la influencia de Cavieres respecto a las ideas que tiene de la política exterior chilena y su concepción sobre las elites del poder. Aunque el trabajo presentado por Aranda está empapado de la Ciencia Política, se considera él tributario de la línea de investigación creada por historiadores económicos y sociales, entre ellos Cavieres, que colocaron sus énfasis sobre el quehacer de diversos actores de la sociedad civil en el bosquejo de determinadas directrices de comportamiento social y estatal. Ligado con las temáticas de los tiempos actuales, Aldo Casali, por su parte, se adentra en el estudio de la Reforma Universitaria en la Universidad de Chile dentro de una perspectiva historiográfica que él llama de tiempo presente. Su autor no deja de reconocer la influencia de Cavieres, resultado de lecturas, reflexiones académicas en el aula y conversaciones de cuestiones históricas. En esa línea de Cavieres ha aprendido tres ideas matrices para la construcción de sus trabajos sobre la reforma universitaria y que en este artículo trata de resolver.

16

17

Por otro lado, el artículo de José Chaupis Torres precisamente hace alusión a la importancia de estas historias binacionales como herramienta de integración. En ese sentido, considera que Cavieres destaca no solo por sus historias binacionales, sino principalmente por ser una persona interesada en la educación para lograr la paz y, con ello, la anhelada integración vecinal. Es esta aspiración del historiador chileno la que ve Chaupis como una forma para avanzar hacia una región sudamericana más integrada y, para ello, el método usado por Cavieres para escribir estas historias binacionales –un método histórico comparativo– permite plasmar la idea en el imaginario social de una América Latina que impulse su integración a través de la enseñanza de la historia en las escuelas.

Pensar la Historia. Teoría, análisis y prácticas: Homenaje a Eduardo Cavieres Figueroa

La primera dice relación con el hecho de que, en cualquier historia, tratándose de periodos particularmente conflictivos del pasado, se impone la búsqueda de correctas contextualizaciones; la segunda, que la aproximación del historiador a los hechos del pasado es a través de las preguntas desde el presente. Por tanto, en las cuestiones de temporalidad insertas en la investigación están, ciertamente, la relación pasado-presente y presente-pasado del proceso investigativo; y la tercera, que siempre se hace necesario abordar el papel de los intelectuales de la historia, de los historiadores profesionales, en la explicación de su propio presente histórico como protagonistas de la historia. Las conclusiones de Casali respecto de la reforma de la Universidad señalan que faltan mayores aproximaciones rigurosas pues las existentes se han quedado en los enfoques testimoniales. En segundo término, reconoce la recurrencia de la discusión sobre la educación universitaria y su importancia para el desarrollo de las sociedades como productoras de conocimiento, elaboradoras de cultura y formadoras de profesionales. Los aportes de la universidad al desarrollo son innegables, pero siempre se espera de ellas una mayor contribución en la perspectiva de satisfacer las expectativas que la sociedad va construyendo sobre su presente y futuro. En tercer término, respecto del papel de los intelectuales de la historia, concluye que estos deben ser capaces de seguir nutriendo de reflexiones el presente, a partir de los análisis del pasado. ~~~ Queremos dejar expresa constancia aquí de la ayuda invaluable que hemos recibido para la elaboración de este libro de parte de la Vicerrectoría de Desarrollo de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y, en particular, de Arturo Chicano. También agradecer al Instituto de Historia por su apoyo para realizar la Jornada de Homenaje durante el año 2015. Asimismo, reconocer el trabajo del ayudante de investigación, Mauro Alvárez R., quien dio una primera revisión a los artículos contenidos en esta obra. Finalmente, extender nuestro aprecio a los colegas que participaron del homenaje y en este libro por su colaboración. A todos ellos, que debieron soportar los constantes correos electrónicos para finalizar con éxito, nuestros más sinceros agradecimientos. Los editores

18

Pensar la historia en presente para (re)construirla en futuro Eduardo Cavieres Figueroa1

I.

Más que un privilegio, siento el afecto de mis colegas, antes estudiantes, que no sólo se reunieron en Valparaíso para una muy interesante discusión académica sino también para testimoniar su amistad que ha sido siempre producto de permanentes relaciones intelectuales construidas sobre la base de la libertad de pensamiento, la disposición para aprender y reflexionar, la capacidad para debatir con fundamentos, y la lealtad y el respeto no tanto a la persona sino a su visión histórica, a su modo de vida y a sus propósitos humanistas de respeto y solidaridad con los otros. El conjunto de amigos que escriben en este volumen, sumado a quienes participaron de aquel evento e incluso de varios otros que dado sus propios compromisos institucionales no pudieron hacerlo, pero que manifestaron claramente sus adhesiones, me permite constatar que de Norte a Sur del país, a través de sus universidades, públicas y privadas, existe a lo menos un académico con el cual he compartido su formación de pre o postgrado, dirigiendo sus Tesis en los diversos niveles y llegando, en un importante número de situaciones, a ser Director de sus programas doctorales. Este tipo de situaciones constituye, sin duda alguna, la más interesante, provocativa y colaborativa de todas las actividades intelectuales que se desarrollan en el ámbito universitario. El poder proyectar temáticas, problemas, metodologías, Doctor en Historia. Universidad de Essex, Gran Bretaña. Premio Nacional de Historia 2008. Académico del Instituto de Historia. Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Profesor Extraordinario de la Universidad Austral de Chile; Profesor Investigador de la Universidad Alcalá, España. Email: [email protected]

1

19

Pensar la Historia. Teoría, análisis y prácticas: Homenaje a Eduardo Cavieres Figueroa

Pensar la historia en presente para (re) construirla en futuro / Eduardo Cavieres Figueroa

pero especialmente una forma de querer lo que se hace, con responsabilidad en la esencia del ser universidad, no tiene referentes y si ello se realiza a través del tiempo con varias generaciones, la tarea es aun más significativa al poder reunir a varios grupos de estudiantes (a la vez, amigos entre ellos) que, por sobre las diferencias de intereses, experiencias académicas, niveles de satisfacción, etc., profesan unas mismas sensibilidades frente a la historia y que aun no teniendo una misma definición política, sí pueden comunicarse y respetarse porque tienen en común ciertas sensibilidades sociales básicas que les permiten entenderse entre sí e identificarse como parte de una comunidad abierta, que tiene tiempos, discusiones y proyectos similares y originados a través de un tipo de transmisión del saber que más que un conocimiento rígido y previamente modelado se ha visto enfrentado al pensar con flexibilidad y profundidad y a mirar su propio presente, ámbitos y circunstancias, como punto base en el desarrollo de sus estudios historiográficos propiamente tales.

esenciales en el paso del tiempo. Por ello, en las páginas que siguen me refiero a reflexiones siempre presentes respecto a nuestras realidades sociales, económicas y culturales en el sentido de actitudes y comportamientos.

A lo largo de décadas, independientemente de las áreas de especialización de mis estudiantes y de sus proyectos de Tesis, el café ha sido un inigualable estímulo para observar en conjunto el desarrollo del país, los discursos políticos, las acciones gubernamentales, la gobernanza, el comportamiento “ciudadano”; pero también para analizar las situaciones coyunturales, que provocan entusiasmos desmedidos o estados pesimistas casi en forma cíclica, y las de carácter más estructural que permiten comprobar que los avances del país siempre están frenados por lo que no se hace, lo que se hace mal o lo que se hace tardía y no oportunamente, de modo que en vez de solucionar problemas agrega otros tantos a la lista de insatisfacciones nacionales y, en definitiva, los períodos favorables para avanzar socialmente terminan perdiéndose una y otra vez. Aun así, siempre hay oportunidades, pero cuando ellas no avanzan progresiva e integralmente y a partir de políticas de Estado y no sólo de los gobiernos de turno, es evidente que quienes ven aumentar sus expectativas sin horizontes claros de cómo aprovecharlas y hasta donde llegan, provocan nuevos períodos de crisis que tampoco se saben enfrentar debidamente. La apelación a un nuevo proyecto nacional, que una y no divida, está siempre muy lejana a las voluntades de todos para encontrar una buena síntesis entre los proyectos y las realidades. Como está dicho, a pesar que mis estudiantes responden a diferentes generaciones, esta situación de la historia nacional les ha enfrentado a todos casi con los mismos problemas, de modos que todos ellos me habrán escuchado unos mismos argumentos

20

Economía, política y sociedad Como historiador sigo siempre atento, cuidadoso y motivado por lo que es el trabajo historiográfico propiamente tal, por estar profundizando en situaciones pasadas y hurgando sobre nuevos conocimientos. Esto constituye, indudablemente, la esencia de lo que hacemos. Es el momento también de reflexión profunda respecto al cómo intervenir en las causas de los fenómenos pasados y en términos de los significados que estas experiencias han tenido a objeto de tener una opinión fundamentada hacia lo que viene. Esto que es propio del mundo intelectual y lo que nos concierne como historiadores tiene a su vez un requerimiento muy importante: el entregar no sólo nuevos conocimientos, nuevos métodos y nuevas perspectivas de análisis, sino también formas de sensibilización respecto a mundos que en la práctica se han ido diferenciando: el mundo de los jóvenes aparece como un mundo diferente al de otros sectores de la sociedad, pero esto es casi una ilusión ya que el cómo ellos observan sus realidades, aprecian o desprecian lo que tienen, y cómo intentan proyectarse, no se trata de algo que exista sólo para esta generación, sino es algo propio de períodos más extensos en la historia que se ignoran o simplemente no se quieren ver. Por ello, es que es necesario centrar parte de estas reflexiones en dos conceptos generales: uno que tiene que ver con la política y otro que tiene que ver con la economía. Desde hace mucho tiempo vengo señalando la necesidad que la historia social vuelva a relacionarse con la historia económica2. Tuvieron una buena relación en los años 1960, lo cual se fue deteriorando por razones ideológicas a partir de los regímenes militares y posteriormente, porque tanto izquierdas como derechas, asumieron que la economía y el mercado podían traducirse en buenos resultados y por ello había que ser pragmáticos y seguir insistiendo en la legitimación del sistema. Insistir en razones políticas en lo ideológico, pero 2

Sobre esta relación histórica e historiográfica, en lo general, conviene siempre recordar a HOBSBAWM, Eric, Sobre la Historia [1997], Crítica, Barcelona 1998, especialmente Caps. 6, 7 y 8.

21

Pensar la Historia. Teoría, análisis y prácticas: Homenaje a Eduardo Cavieres Figueroa

Pensar la historia en presente para (re) construirla en futuro / Eduardo Cavieres Figueroa

actuar de acuerdo a lo económico. Con ello, ¿qué sucedió? Historiográficamente, sucedió que cuando esperábamos que después del régimen militar hubiese una nueva preocupación por la historia y el análisis económico, estudiantes y jóvenes historiadores se alejaron de la economía, para seguir pensando -porque así se estaba construyendo la historia en la década de 1990-, en aquellas situaciones que sensibilizaban frente a cuestiones del pasado, pero insensibilizaban frente a cuestiones del presente. Por lo tanto, no sólo se trata de insistir en esta relación entre historia social e historia económica para comprender no solo el mundo del pasado, sino también el presente y sobre todo para entender cuáles debieran ser los pasos futuros por donde debiéramos guiar nuestro devenir. Además, desde hace dos décadas, a lo menos, he insistido en los peligros de lo que es el presentismo actual3.

¿se ha desideologizado?, ¿qué es lo que ha pasado entre medio?, ¿qué es lo que sucedió? Lo que se pedía en los años 1960, a comienzos de los 1970, antes de septiembre de 1973, eran profundas reformas políticas y los movimientos políticos, sociales o sindicales lo hacían a través de un régimen político que podía ser burgués o socialista, pero que significando diferentes esperanzas, utopías, se trataba de regímenes políticos. Más aún, cuando dentro de los partidos políticos tradicionales de los años 1960 se produjeron escisiones, esas escisiones no formaron movimientos sociales, formaron nuevos partidos políticos ¿Qué es lo que sucede posteriormente? En los últimos años, nuevos movimientos de jóvenes han logrado movilizar a 100.000 estudiantes, pero no se trata de la presentación de nuevos proyectos nacionales, sino de la búsqueda de objetivos específicos.

Este presentismo, que desconoce el pasado y que no se inquieta respecto al futuro, no sólo es responsabilidad de las nuevas generaciones, sino que también responde a un complejo set de transformaciones, de fuerzas invisibles detrás de los comportamientos colectivos, de nuevas sensaciones respecto a la vida, de desconfianzas e individualismo crecientes. Produce un nuevo tipo de alienación que va produciendo nuevas formas de pérdida de conciencia frente a la historia y a la vida que hacen que la gente se quede con ideas e imágenes muy próximas e inmediatas y actúe, consecuentemente, con falta de claridades objetivas sobre lo que está sucediendo. En la última campaña presidencial, nos referimos al año 2013, las candidatas culminaron sus preparativos electorales, a dos días de las elecciones, cada una, con unas 4 mil personas, aproximadamente, que lograron reunir para exhibir sus apoyos. Sus comandos estuvieron felices porque habían reunido mucha gente. Cuatro mil personas en Santiago no significan ni el 1% del conjunto electoral existente. A comienzos de los años 1970, y antes, en las elecciones presidenciales previas al régimen militar, los candidatos principales reunían 600, 800 mil, un millón de personas. ¿Se ha despolitizado la sociedad?,

3

Particularmente me he referido al tema en conferencias de inauguración de años académicos para estudiantes de historia de diversas universidades, entre ellas, la Universidad de Chile y la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Un par de escritos al respecto: Reflexiones sobre la historia y la sociedad. Entre la conciencia del presente y el simple presentismo. Prólogo a Raíces de Expresión, Revista de los Estudiantes de Historia, P. Universidad Católica de Valparaíso, Año 2, Nº2, noviembre 2003, pp. 5-10; Las incertidumbres del tiempo en presente y la recuperación de la conciencia de ser, en Historia 396, Nº1, 2016, pp. 61-74.

22

Por lo demás, sin restar importancia, tampoco se trata de originalidades de la sociedad chilena y, más bien, responden también a nuevas formas políticas que se extienden, en un área más extensa que lo que suponemos, en busca de encontrar respuesta a demandas sociales y en ausencia del actor principal de la resistencia de gran parte del siglo XX: el sector obrero. Hobsbawm lo anotaba muy acertadamente: “La izquierda tradicional estaba orientada a un tipo de sociedad que ya no existe o está dejando de existir. Creían sobre todo en el movimiento obrero como responsable del futuro. Bien, hemos sido desindustrializados y eso ya no es posible… Las movilizaciones de masa más efectivas hoy son las que empiezan en una clase media moderna y en particular en un cuerpo enorme de estudiantes. Son más efectivas en países en los que, demográficamente, los jóvenes son una parte de la sociedad mayor que en Europa”4. Solemos olvidar que la historia de Chile dejó de ser, en términos de lo que pensábamos, una historia única y singular. Por motivos económicos, las dirigencias chilenas, oficialistas, de derechas a izquierdas, institucionalizadas en un mismo régimen político, han seguido manteniendo la pretensión de reflotar continuamente esta idea del modelo de excepcionalidad chilena. Siempre ha sido así, aun cuando desde la segunda mitad del siglo XX, en forma más visible, la historia es cada vez más global y cada vez menos particular. No obstante, hemos insistido en que tuvimos el mejor de los gobiernos socialistas y el peor de los dictadores. Por supuesto, tales afirmaciones 4

WHITEHEAD, Andrew (BBC), Erick Hobsbawm. Lo sucedido en 2011 me recuerda la revolución de 1848 en Francia. La Tercera, Santiago 8 de enero de 2012.

23

Pensar la Historia. Teoría, análisis y prácticas: Homenaje a Eduardo Cavieres Figueroa

Pensar la historia en presente para (re) construirla en futuro / Eduardo Cavieres Figueroa

dependen de la vereda desde donde se mire y desde donde se nos mire. Se trató del peor dictador porque echó abajo la mejor democracia existente en América Latina. Nos olvidamos de que la propia izquierda no pensaba que la democracia funcionara y nos olvidamos de desasosiegos internos que ayudaron a crear el ambiente necesario para que el golpe sucediera. Más aún, soslayamos que hubieron, y todavía siguen existiendo, causales externas que no se refieren sólo a intereses económicos sino también a los cursos y orientaciones de los procesos de globalización actual.

cuestiones económicas y no en relación a la calidad de la misma, tanto por parte de estudiantes como de los políticos y del gobierno, hoy la siguen poniendo precisamente en ese nivel6.

Uno de los elementos centrales de estos procesos se refiere a las formas a partir de las cuales el capitalismo como sistema se va readecuando. La experiencia desatada a partir de 1970 fue una nueva reorganización de la división internacional del trabajo, no en los términos como se pensaba tradicionalmente, que había que esperar la gran crisis del capitalismo para que desapareciera, sino para robustecerle y entrar en otras dinámicas sociales y culturales. Pero no era sólo cuestión del capitalismo pensado genéricamente. Desde la década de 1970 en adelante, el mercado se ha venido alimentando a partir de otros elementos que regularmente quedan fuera de nuestros análisis históricos y que deben ser también considerados: la ciencia y la tecnología. Influyen en términos de los niveles y tipos de producción e igualmente en el consumo y el aumento de las esperanzas de vida. La vida material ha cambiado y la expansión del crédito, en forma absolutamente impensada hace 30 o 40 años atrás, ha cambiado comportamientos y actitudes. En Chile, los gobiernos democráticos no hicieron todo lo que debieran haber hecho y lo que habían prometido hacer porque era más fácil relacionarse políticamente con la sociedad a través del aumento de la capacidad de consumo de las personas5 . La rápida transformación, modernización, del país, en un par de décadas, desconcertó a la sociedad para no darse cuenta del todo. Cuando, por ejemplo, el expresidente Sebastián Piñera habló que la educación era un bien más de consumo, hubo críticas generalizadas, pero el énfasis en

5

En forma bastante más detallada, ya hace mucho tiempo escribí sobre el particular y si lo hiciera actualmente serían los mismos conceptos que ya utilicé en su oportunidad. Ver, por ej., Chile contemporáneo. Las distancias entre el discurso oficial y las realidades históricas, Mapocho Nº 44, Santiago, segundo semestre 1998, pp.197-208; Modernidad económica y atraso social. Los dilemas de la experiencia chilena, 1960-2003, ¿el definitivo despegue o una nueva frustración?, en L’Ordinaire Latino Americain, Vol. 193, jul. sept. 2003, Université de Toulouse-Le Mirail, pp. 77-87.

24

La pérdida de una conciencia sobre la historia y sobre una correcta ciudadanía pareciera que es el fenómeno apropiado para sintetizar, en un concepto, lo que ha venido sucediendo en estos tiempos, y ante ello, el problema es pensar cómo la sociedad puede enfrentar lo que viene no sólo a diez años plazo o más, sino lo que ya se viene presentando ahora mismo. ¿Cómo enfrentamos la relación entre las demandas colectivas y las posibilidades del gobierno para poder darles solución en el más corto plazo? Es muy cierto que existen demandas insatisfechas de muy largo tiempo, pero el creciente aumento de las expectativas que buscan acumulativamente solución en el corto tiempo, provocan un problema de presentismo poco realista y una conjunción de tiempos que no se pueden sintetizar a partir de la pura voluntad. El problema es mucho más complejo de lo que quisiéramos. ¿Cuál es la legitimidad de lo que viene? Cuando se hablaba de política en los años 1960, se quería una democracia representativa, fuese liberal o fuese socialista, pero democracia representativa. Hoy día a la mayoría de las gentes en términos de sus necesidades más inmediatas, de lo económico, no les interesa ni la democracia ni les interesa el tipo de representación y eso ha venido indicando una verdadera paradoja: después de un “reciente” período de dictaduras a lo largo de Latinoamérica, las desconfianzas institucionales han arrastrado igualmente una desconfianza o, a lo menos, una falta de preocupación por la democracia: nuevamente, ¿falta de conciencia de la gente o es algo que siempre está flotando dentro de las disyuntivas entre obtener ciertos beneficios materiales (aun cuando sean mínimos) y perder ámbitos de libertades individuales y/o sociales propiamente tales? En los índices del latinbarómetro para el período 2005-2013, México, en donde existe una gran discusión política, aparece como el país menos democrático; Venezuela en donde hay menos discusión política –sin juzgar situaciones sociales– aparece como la mejor democracia latinoamericana. ¿De qué se 6

Al respecto, el obispo Héctor Vargas B., sdb., presidente del Área Educación de la Conferencia Episcopal de Chile, ha expuesto que el Proyecto de Reforma Superior “busca regular el financiamiento público de la educación superior, pero mantiene un esquema que otorga cuantiosos recursos a una educación de mercado”. La Tercera, Santiago, 28 septiembre de 2016, p. 17.

25

Pensar la Historia. Teoría, análisis y prácticas: Homenaje a Eduardo Cavieres Figueroa

trata? Nuevamente el capitalismo se está readecuando y ha encontrado un aliado impensable 60 años atrás: un aliado que busca una estructura de poder autoritario permitiendo al mismo tiempo que la producción, el mercado, los sujetos del capitalismo, el sector privado pueda florecer y pueda desarrollarse: se trata, básicamente, de la incorporación del modelo chino. Así, pareciera que, con otras formas, nuevamente nos inclinamos por gobiernos personalistas y autoritarios que imponen un férreo control político de la sociedad con discursos progresistas y que llaman al cambio social a cambio de su permanencia indefinida en el poder. El asunto es entonces decidir si está bien el subsistir sin pensar y el definirse sólo por el quién controla el Estado y no por el Estado que se quiere. En una de sus columnas semanales en el diario El País de España, Paul Krugman, el reconocido Premio Nobel de Economía, hacía un ejercicio muy interesante que es de utilidad a la temática que estamos señalando. Entre otras ideas, señalaba lo siguiente: “…todos sabemos cómo se supone que funciona la democracia: políticos haciendo campaña sobre temas de interés y opinión pública, y dicha opinión púbica informada que emite su voto basándose en esos temas”7. Krugman: agregaba, “…también sabemos que la realidad dista mucho de lo ideal… los votantes suelen estar mal informados y los políticos no siempre son sinceros”. Sus ideas tenían que ver con un problema específico en la discusión de los últimos veinte años en Estados Unidos: en términos públicos, en esas dos décadas, todo el mundo hablaba sobre el incremento del déficit fiscal en circunstancias que, en ese mismo período, dicho déficit se reducía, pero siempre aparecía más grande y más grave de lo que realmente era. Y concluía: “…si reunimos todas las piezas, la imagen es desoladora. Tenemos un electorado mal informado o desinformado, políticos que contribuyen alegremente a la desinformación y perros guardianes que tienen miedo de ladrar. Y en la medida en que haya actores muy respetados, no demasiados partidistas, parecen estar fomentando en vez de arreglarlo, las falsas impresiones de la opinión pública. ¿Qué deberíamos hacer? Seguir machacando con la verdad supongo y esperar que penetre, pero es difícil no dudar cómo debe funcionar este sistema”8.

7 8

KRUGMAN, Paul, La hora de lo que nos gustaría que fuera verdad; El País, 18 agosto de 2013. Ibid.

26

Pensar la historia en presente para (re) construirla en futuro / Eduardo Cavieres Figueroa

Economía, sociedad y consumo Existen muchas interpretaciones y antagonismos entre un capitalismo diabólico y un capitalismo que también ofrece beneficios masivos. En la experiencia histórica contemporánea, así como existen fundamentos para pensar en términos de los crecimientos económicos inestables y desiguales y de una distribución de los productos nacionales demasiados extremos en cuanto a los sectores sociales, de la misma forma hay que conceder que parte importante de sus excedentes, en términos acumulativos, han permitido una expansión del mercado y del consumo bastante impactante gracias al crédito y, más importante aún, un aumento considerable y rápido en los promedios de esperanzas de vida. En lo que hay de positivo, vivimos unos tiempos bastante extraordinarios. ¿Cómo podemos lograr una buena relación entre los malos y buenos aspectos del capitalismo? Son también muchos los discursos existentes al respecto. Depende igualmente de soluciones políticas, de respuestas provenientes desde la filosofía política, pero también de estados mentales de la sociedad y de la responsabilidad social y de la ética. En este último aspecto es muy legítimo pensar que quienes más deben responsabilizarse por mantener un comportamiento moral irreprochable deben ser quienes controlan parte del poder político, económico y social y, dentro de ellos, es bastante usual que los ojos visualicen principalmente al mundo empresarial y sectores afines en las actividades económicas. De hecho, muy encima de los orígenes de la última crisis financiera global, los juramento que les comprometiera a ejercer éticamente su carrera y a esforzarse en pos de una prosperidad mundial económica, social y ambientalmente sostenible a través de una administración de las empresas en que la toma de decisiones no se basaran en intereses miopes que dañaran a la propia empresa y a la sociedad. ¿Podría ese código dirigir un mundo de actividades altamente competitivas y transformar la larga tradición basada en que el libre mercado es capaz de promover los intereses de todos o, al decir de Milton Friedman, que la responsabilidad social de los negocios está en usar y desarrollar actividades diseñadas para aumentar los beneficios tal como lo permiten las reglas del juego? Respecto a ello, Peter Singer ha pensado, también desde una perspectiva moral, “que si un número suficiente de personas dedicadas a las actividades empresariales conciben sus intereses en ese sentido (el de los contenidos del juramento), entonces podremos ver el sur-

27

Pensar la Historia. Teoría, análisis y prácticas: Homenaje a Eduardo Cavieres Figueroa

gimiento de una profesión empresarial basada en la ética”9. Ahora bien, depende de la sociedad que deseemos tener y/o construir, los empresarios, tan en la mira social de la actualidad, tienen responsabilidad, pero posiblemente no toda la responsabilidad. Si nos ponemos en la vereda del frente, en los últimos años, nos hemos acostumbrado a la inmediatez con que medimos y valoramos las cosas y a la inmediatez con que queremos obtener y exigir las cosas que deseamos. Muchas de las aspiraciones son legítimas, pero el recibir se ha alejado del dar y los derechos se han distanciado peligrosamente de los deberes. El individualismo que se atribuía fundamentalmente a la burguesía y a los miembros del poder económico, ha penetrado igualmente en el centro de las sociedades, volviéndolas igualmente competitivas y erradicando los conceptos cercanos a la solidaridad que siempre fue actitud presente en los grupos de clase media hacia abajo. También sería necesaria una dosis de ética ciudadana para reencontrar el sentido de las instituciones y de parte de las afectividades que hemos perdido, quizás sin darnos cuenta (especialmente en el caso de los más jóvenes), a cambio de las ventajas del mundo material que pensamos siempre nos debe ser accesible. En los últimos años, especialmente en aquellos períodos de sumas y gananciales, se ha hecho cada vez más frecuente unir a la inmensa variedad de estadísticas disponibles, mediciones respecto a las felicidades de las sociedades. Países más felices que otros, sin discriminación respecto a las diferencias entre sus miembros. Países pensados como un cuerpo social compacto, en que todos son más felices o menos felices que otros. En el año 2009, a pesar de una caída entre -1,5 y 2% con respecto al período anterior, se pronosticaba que el crecimiento de la economía chilena estaría por sobre el promedio de la región con una tasa de entre 4.5 y 5.5% para el año 201010. En ese preciso año, la encuesta mundial de Gallup incluía, por primera vez, indicadores que medían calidad de vida y emociones cotidianas. Se intentaba medir la felicidad. Hasta entonces, los estudios disponibles rankeaban sólo la calidad de vida (dinero y calidad de vida) bajo una ecuación simple: a mayor dinero, mejor calidad de vida y, por lo tanto,

Pensar la historia en presente para (re) construirla en futuro / Eduardo Cavieres Figueroa

más felicidad. Gallup agregó dos nuevos elementos: las emociones positivas y negativas que reflejan el estado de ánimo diario de las personas. El resultado fue que, con excepciones, países desarrollados como Dinamarca, Finlandia, Holanda, Noruega, Bélgica, Canadá y otros lideraban la escala al poseer altos grados de satisfacción con su vida y sentimientos positivos. En la región, Chile ocupaba el 4º lugar, después de Venezuela, Colombia y Brasil y seguido por Argentina, Uruguay, Bolivia, etc. En este caso, el ranking consideraba calidad de vida, que según Ed Diener, uno de los expertos en el estudio de la felicidad, estaba más relacionado con el dinero: “De hecho, nuestro país tiene un PIB per cápita proyectado para 2010 de $14.939 dólares, el quinto mejor de América (FMI). De allí que se ubique en el tercio superior del ranking y 26 en el de las emociones positivas, vinculadas a sentir respeto, confianza social y placer diario”11. Aun cuando ya se anunciaban ciertos elementos negativos como “el síndrome del vecino rico”, seguramente no se pensaba en el malestar actual, producido en un escaso tiempo de seis años. Gustavo Aranda, de Gallup México, sostenía que a Chile podría pasarle algo similar a lo que sucedía en Estados Unidos: “Cuando ganan US$92 mil anuales son los más ricos de su barrio. Pero cuando ganan más, se cambian al barrio de los ricos y pasan a ser los más pobres de ellos, por lo que ser más ricos no incrementa su felicidad”12. De todas maneras, las estadísticas siguen su curso. En mediciones respecto a condiciones favorables para morir, el Informe AgeWatch 2015 ubicó a Chile en la posición 21 a escala mundial. Suiza sería el primero; Afganistán, el último. El informe resaltaba que Chile era el mejor en América Latina basado en que “el 83% de los adultos mayores de 65 años recibe una pensión, posee una tasa de empleo de 65.4% y se desempeña mejor que los demás en salud (lugar 14). Tiene además una esperanza de vida a los 60 de 24 años y es líder en la región en el nivel de educación de los adultos mayores (48.2%) y en Ingreso Nacional Neto per cápita (21.942 dólares)”13 Por cierto, se trata de promedios nacionales. A pesar de las siempre vigentes discusiones respecto al concepto de pobreza y sus niveles, no se puede negar que las condiciones de vida han mejorado; pero tampoco se puede negar que junto

SINGER, Peter, ¿Pueden las actividades empresariales ser éticas?; El País, 12 julio de 2009, p. 16. 10 CASTAÑEDA, G. Proyecciones de Latin American Consensus Forecast, El Mercurio, Santiago, 17 septiembre de 2009, B2.

RODRÍGUEZ, Francisco, Chile se ubica entre los cuatro países más felices de la región; en La Tercera, Santiago 25 julio de 2010, p. 59. 12 Ibid. 13 SEPÚLVEDA G., Paulina, Chile reúne las mejores condiciones para envejecer en América Latina; en La Tercera, Santiago 9 septiembre 2015, p. 52.

28

29

11 9

Pensar la Historia. Teoría, análisis y prácticas: Homenaje a Eduardo Cavieres Figueroa

Pensar la historia en presente para (re) construirla en futuro / Eduardo Cavieres Figueroa

a estas situaciones favorables, en la medida que el país ha ido teniendo mejores desempeños económicos, las desigualdades en la distribución aumentan y lo han puesto en los niveles más bajos de América Latina e incluso en una posición inferior a sociedades africanas, en donde, nuevamente, juegan las variables estadísticas en funcionamiento. Frente a las cifras optimistas, surgen las miradas realistas que han puesto a una innegable mayoría social desconforme con el sistema político, con la mayoría de las instituciones y con los gobiernos. Existe, sin duda, un gran problema social. El diagnóstico siempre está. El problema es la solución. Actualmente, ¿se trata sólo de una voluntad política? Ingreso, consumo y trabajo son indicadores que resumen muy complejas relaciones en las cuales los historiadores, que piensan el presente para enfrentar el futuro, no pueden dejar de soslayar el pasado.

lo más detestable como en lo más deseable. Desde la historia económica esta situación marca una diferencia importante con el análisis tradicional que siempre se originó en la producción y la oferta. Desde hace mucho más de una década, historiadores europeos, y ha sido también una de mis inquietudes, han puesto el énfasis en la demanda y la producción. Desde los productores, la iniciativa (aun cuando igualmente en una gran proporción construída) pasa a los consumidores, es decir, a la gente15. Lo podemos observar día a día: en la juventud, el consumo masivo por bebidas alcohólicas y no alcohólicas, zapatillas de marca, celulares.

Desde hace bastante tiempo (y durante décadas) se han venido ensayando diversos proyectos y programas políticos para destrabar la ligazón precios y exportaciones de cobre – financiamiento del Estado. Ya desde Jorge Ahumada y En vez de la pobreza y de Aníbal Pinto y su Chile, un caso de desarrollo frustrado, es que se viene discutiendo sobre la presencia de cuestiones estructurales que, en esencia siguen manteniendo las formas esenciales de la economía nacional. En el año 2013, Gabriel Palma sostuvo que todo en Chile pendía de un hilo muy fino: el alto precio del cobre: “Si ese hilo se corta podemos caer más hondo que en la crisis del ’82, cuando el Producto Interno Bruto (PIB) cayó el 20% entre el tercer trimestre del ’81 y del ’83, el desempleo llegó al 30 por ciento y la población bajo el nivel de pobreza se duplicó. Incluso si no lo hace, no veo cómo podremos sostener la actual bonanza, la cual no se ha usado en inversión sino en consumo… Esta economía en expansión precariamente sostenida por una bonanza temporal en el precio del cobre es el gran ‘Caballo de Troya’ que Piñera generosamente le va a dejar al próximo gobierno”14. El “modelo” de desarrollo sustentado se ha venido basando en dos pilares que no se ajustan: bajos salarios y sueldos con ayudas económicas sociales a los grupos más desposeídos y, a la vez, improductivos y, por otra, una propaganda comercial invasiva que aumenta necesidades y deseos por obtener y consumir lo más posible. En lo que se refiere al consumo, no se trata de un fenómeno puramente nacional y tanto el mercado como el crédito se han convertido en 14

PALMA, Gabriel, Chile gasta mucho más de lo que tiene, El Mundo, 19 mayo de 2013, p 12.

30

El consumo. La última encuesta quinquenal del Instituto Nacional de Estadísticas, INE, efectuada en el 2012, señalaba que “el 60% de los hogares presenta un nivel de consumo que supera sus rentas. Un ejemplo de ello es que el primer quintil –con ingresos de $178.334– muestra gastos que ascienden mensualmente a $266.575, misma tendencia que se observa en el segundo y tercer quintil… La EPF mostró que el 18.63% del gasto total de los hogares se destina a alimentos y bebidas no alcohólicas, seguido por transporte (16.38%) y alojamiento, agua y electricidad (13.4%)… El 43.59% en bebidas alcohólicas, tabaco y estupefacientes, prendas de vestir y calzado, muebles y artículos para el hogar, salud, comunicaciones, recreación y cultura, restaurantes y hoteles, bienes y servicios diversos”16. Aun cuando igualmente se debe sectorizar socialmente (por ej. el quintil más pobre destina el mayor porcentaje de sus ingresos, 32%, a alimentos), globalmente se trata sus presiones al Estado para que éste sea quien, en definitiva, solucione parte importante de sus problemas. La pregunta de fondo, por supuesto, es si éste efectivamente lo puede hacer. Más aún, en las circunstancias actuales en que lo señalado por Palma en 2013, hoy es hecho de la causa: la caída fuerte y sostenida del precio del cobre.

Ver, por ejemplo, la Tesis de Magister escrita bajo mi dirección por GUERRA, Alejandra, La imagen de sí: ser y parecer. El surgimiento de nuevos hábitos de consumo, Valparaíso 1840-1860, Tesis para optar al grado de Magíster en Historia, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, 2002; y más recientemente la Tesis doctoral de RODRIGUEZ, Fabiana, Del atributo a la promesa. Orígenes de la publicidad gráfica en The Guardian, Inglaterra 1881-1910, Tesis para optar al grado de Doctorar en Historia, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, 2016. También, CAVIERES F., Eduardo, Historia del comercio en Chile, s. XVIII al XX, Cámara de Comercio de Santiago, Santiago 2010, especialmente. Caps. I, II y V. 16 PEÑA, N. y PALACIOS, J.P., El 60% de los hogares tiene un nivel de gasto que supera sus ingresos; en La Tercera, Santiago 28 septiembre de 2013, pp. 56-57. 15

31

Pensar la Historia. Teoría, análisis y prácticas: Homenaje a Eduardo Cavieres Figueroa

Pensar la historia en presente para (re) construirla en futuro / Eduardo Cavieres Figueroa

Más todavía, después de un breve repunte tras la crisis de 2008-2009, el crecimiento del comercio exterior mundial se ha reducido notablemente. Según el FMI, entre 2012 y 2015, a pesar de la disminución de los precios del comercio, los países importaron menos en su relación con sus ingresos, pero como globalización no significa sólo comercio, sino también inversión, allí el retroceso es mucho más notable. El proceso de globalización habría tocado techo en 2007 y aún se estaría lejos de recuperar niveles anteriores a ese año. En Chile, ¿podemos escapar rápida y livianamente de todos estos factores externos que están presentes en nuestra economía y también en nuestra sociedad? Si consideramos el factor tecnología, después de la primera revolución industrial, de la producción en masa a través de la electrificación y de la masificación de los ordenadores e internet, podemos pensar que estamos entrando a una cuarta revolución industrial, caracterizada por la conectividad de los dispositivos, las comunicaciones móviles, las redes sociales y la inteligencia artificial. Se trataría de una época en que las barreras entre el mundo físico y el digital se hacen más confusas aun cuando el consumidor está siempre conectado. Unos de los efectos de la innovación disruptiva es que el eje del sistema se ha desplazado desde la oferta a la demanda de modo que los consumidores toman el mando de las relaciones comerciales. Por otra parte, “la disrupción tecnológica ha tenido un primer impacto visible y es que la longevidad media de las empresas se ha dividido por tres en los últimos 50 años. Además, cada vez es más breve el liderazgo de una compañía en la clasificación global de beneficios o de ventas como consecuencia del acortamiento en los ciclos de innovación… La paradoja de esta gran transformación es que no parece que de momento se hayan producido cambios suficientes como para hablar de una revolución económica clásica, con aumento del empleo y grandes expansiones. Es más un enorme cambio cualitativo que irá produciendo efectos en cada industria conforme la tecnología se imponga y se adopte. Esto está ocurriendo al mismo tiempo que en las economías avanzadas, muchos ciudadanos se enfrentan a una pérdida de calidad en su empleo y a más desigualdades. El ajuste no va a ser sencillo ni cómodo”17.

En estos contextos generales, a los cuales nuestro país no es ajeno, ¿cuáles son los caminos que debiéramos seguir? ¿Es Chile un país preparado para que su sociedad, y especialmente los más jóvenes, puedan enfrentar los nuevos requerimientos de la economía y de la política mundial? En una primera impresión, pareciera que la respuesta no es necesariamente optimista. Existiendo razones valederas para demandas sociales impostergables, los discursos tendientes a defender esas demandas siguen apegados al s. XX. Los malestares contra el mercado se expresan en una sencilla fórmula que significa simplemente más Estado. ¿Más Estado del s. XX? Estamos en el siglo XXI. Por todas partes, la democracia directa y participativa se enfrenta a peligros de derecha e izquierda. Las jóvenes generaciones que no vivieron en dictaduras, pero que se sostienen en el recuerdo de las mismas como causantes de sus problemas valoran poco las libertades. En un reciente debate sobre la transición española efectuado en la Universidad de Brown, en Providence, Estados Unidos, Juan Luis Cebrián señalaba que la libertad “es un bien mucho más escaso de lo que la gente imagina. Para los que nos tocó construir la democracia fue un requisito esencial”18.

17

David Fernández, La tecnología zarandea el “statu quo” económico. La concentración de innovaciones científicas y técnicas han dado lugar a una nueva revolución industrial; en El País, 14 agosto de 2016.

32

Los nuevos tiempos requieren de una reflexión un poco más profunda de la que se nos ofrece actualmente. Menos inmediatista y más de proyección. Por ahora los movimientos sociales siguen aspirando a reemplazar a los partidos políticos existentes exponiendo sus deseos de cambio, pero sin especificar qué cambios de futuro. Es más fácil hablar que pensar. El desprestigio de la política y de los políticos no es para imaginar un mundo nuevo, sino de renovación de dirigentes para ocupar los mismos cargos con las mismas investiduras del poder. Se necesita de algo más. Se requiere de la recuperación de la filosofía política, de la conciencia histórica, de redefinir el bien común y el verdadero sentido de las representaciones ciudadanas. La Universidad debe asumir nuevamente los espacios libres del pensamiento y ser capaz de mirar integradamente los diversos aspectos y complejidades del mundo actual. Los historiadores no pueden abandonar el pasado ni determinar, de su propia cuenta, los orígenes de los pesares actuales. Deben unir pasado y presente con mayor extensión y con mayor profundidad. Pero tampoco pueden eludir el cambio y la aceleración del cambio actual. Día a día, los cambios demográficos, la tecnología, nuevos hábitos y comportamientos POZZI, Sandro, La libertad es un bien más escaso de lo que los jóvenes imaginan, El País, 25 abril de 2015, Internacional.

18

33

Pensar la Historia. Teoría, análisis y prácticas: Homenaje a Eduardo Cavieres Figueroa

sociales nos introducen a dar ya los primeros pasos sobre un camino en construcción. Hay que dejar el siglo XX e introducirse, ya de una vez, en el siglo XXI. II. Tengo la mayor confianza en que mis anteriores estudiantes, hoy colegas y amigos, acostumbrados a un análisis histórico riguroso y siempre actualizado, reconocerán estas reflexiones como parte de una trayectoria que ha sido cuidadosa en mantener ciertos principios esenciales que no son ajenos a una fuerte sensibilidad social, pero que al mismo tiempo se apegan a una forma de vida académica que no se aferra a una restrictiva mirada de la historia sino que busca comprenderla en la magnitud de sus interrelaciones. La historia es y admite ideología, pero es esencialmente vida, y la vida es real, en cada presente y frente a cada nueva circunstancia que aparece a cada instante. Así como nos especializamos en conocer el pasado, es también nuestra responsabilidad analizar el presente e imaginar el futuro más próximo: mañana! Gracias por la amistad y los tiempos compartidos; por escuchar y discutir. Hay que seguir haciendo universidad, una universidad libre y comprometida con la realidad, la solidaridad y la formación humanista de los estudiantes. La historia es siempre la conjunción de tres tiempos. Hay que entregarla en todas sus expresiones. Quienes vienen, son los que deben elegir qué camino tomar para seguir construyendo sus propias historias.

34

I. HISTORIA, TEORÍA, PENSAMIENTO