Parravicini Benjamin Solari - Testamento Profetico

PRESENTACIÓN «Amigo Pakula, deseo hacerle un obsequio. Elija usted». Con estas afectuosas palabras, expresando su conoc

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PRESENTACIÓN

«Amigo Pakula, deseo hacerle un obsequio. Elija usted». Con estas afectuosas palabras, expresando su conocida generosidad, me recibió una tarde Benjamín Solari Parravicini. —Amigo Solari, nada tiene que obsequiarme. Ya me hizo una ofrenda de amistad invalorable al regalarme en su momento sus dibujos premonitorios, mensaje espiritual de más valor para mí que toda otra cosa. —Precisamente, por la difusión que usted les dio me siento, como amigo y como intermediario entre el mundo espiritual y nuestros semejantes, profundamente obligado con usted y siento la necesidad de agradecérselo. —Aceptaría en este caso su ofrecimiento, siempre y cuando me diese aquello que, para mí, es de incalculable significado, como si fuese la perla de gran precio del Evangelio. ¿Podría obsequiarme algunos dibujos que sinteticen el llamado del mundo del espíritu a los hombres para este final de un periodo y del siglo XX? —Estos dibujos ya son suyos. Dejaré que fluya la vibración de mis Guías y, dentro de algunas semanas, le haré llegar cuanto Ellos me comuniquen. —Gracias, amigo y hermano. Recordaré siempre su generosidad conmigo. Usted no es sólo el mayor clarividente de nuestro país, sino también el ser más desprendido y 5

desintersado que conozca*. Algún tiempo más tarde, un común amigo me trajo tres carpetas de maravilloso contenido. Pocos meses después, el amigo Benjamín Solari Parravicini enfermó. Y luego dejó este mundo al que había dado tanto, con todo desinterés, obsequiando también a muchos, así como lo había hecho conmigo en este caso particular. Y así quedé dueño y depositario de lo que justicieramente puede llamarse «El testamento profetice de B. Solari Parravicini» y que él denominaba «psicografías premonitorias». Respecto de tal denominación, me surgen algunas reflexiones. La palabra «psicografia» tenía en la boca de Solari el valor de una verdadera profesión de fe. Era el reconocimiento decidido, valiente, audaz a la par que sereno, de la existencia, más allá de las pequeñas personalidades y capacidades humanas, de inteligencias conscientes, vivas, organizadas y que prescinden de hecho, en su plano de existencia, del cuerpo somático que nos caracteriza en nuestra dimensión de relaciones humanas. Evitaré toda discusión filosófica o religiosa o toda especulación abstracta. Me inclinaré simplemente ante la calidad objetiva, documentada en grafismos —algunos con más de medio siglo de antigüedad, que obran en mi poder— de la existencia de voluntades integradas que se proponen transmitirnos, mediante la sensibilidad de un artista excepcional, un mensaje extraordinario y único, dirigido en alguna medida a cada uno de nosotros. Mensaje cuya continuidad e idea directriz, a través de decenios, muestra sin lugar a dudas, que nos encontramos ante una actividad planeada por manifestaciones de vida provistas de cualidades mentales, capacidad de síntesis y, sobre todo, de una voluntad decidida. Seres empeñados firmemente en ser escuchados en un mundo carente de vi6

sión, orientación y virtudes tanto en el plano individual como en el colectivo. Pues, a pesar de los presuntos progresos verificados esencialmente en el campo de las realizaciones técnicas, nos hallamos en un estado de orfandad espiritual. Los actos primitivos, los delitos. la violencia y el desprecio por la vida del semejante, en constante aumento, como así la agresión y la Imposición por la fuerza en las relaciones colectivas en forma cada vez más Incontenible, muestran que la humanidad ha perdido el rumbo, urgiendo volver a encontrar las fuentes de la vida moral. Tal idea rectora se plasma con incansable pertinacia a través de todo el conjunto de dibujos. Además, la palabra «psicografía» constituye toda una demostración de humildad por parte de Benjamín Solari Parravicini, situándolo moralmente a distancias siderales de tantos artistas y de otros que no lo son. Inflados de su propio insignificante. Reconoce como virtud máxima el ser dócil y dispuesto instrumento de instancias espirituales que sólo buscan el bien de la humanidad, con clara conciencia de su propia posición. Pero sí la palabra «psicografía» ya tiene un sentido excepcional por los motivos señalados, aun más notable es el significado de «premonitorias». No se trata ya sólo de un mensaje bien intencionado, sino de vaticinios que son advertencia e instrucción a la par. Los autores ignotos que han guiado la mano del artista, demuestran tener una visión que excede desde todo punto de vista las posibilidades normales de la previsión humana. Gran número de vaticinios, plasmados nfuchos años antes de los aquí ofrecidos, se han cumplido desde entonces. Otros están en vías de realización y otros se ubican en un futuro no demasiado lejano ya. Desde los desatinos humanos, documentados en numerosos aciertos y anticipos, tanto en lo individual como en lo referente al destino de las naciones, hasta las consecuencias finales signadas por la locura colectiva, los invisibles pero sapientes mentores que plasman en esta forma 7

su grito de angustia ante la inconducta humana, nos quieren dar la voz de alerta ante un sino que ya aparece ineludible en el orden colectivo, pero donde el individuo aún puede hallar su salvación mediante una conducta más plena de amor y virtudes. Así. el mensaje cuyo magnífico portador fue don Benjamín Solari Parravicini, se dirige a cada uno de nosotros, con obligación de contribuir a su mayor difusión. Aún existen responsabilidades individuales que hemos de asumir, so pena de sufrir las consecuencias de nuestra desidia. Es pues un llamado personal que no debemos desoír, en beneficio de nuestro propio bien. Dícese que ciertos seres, que los hombres de ciencia modernos llaman dotados, tienen especial facilidad para ponerse en contacto con entidades superiores, Benjamín Solari Parravicini fue uno de ellos, manifestándolo sin temor. He aquí pues una realidad verdaderamente excepcional: la de un hombre que plasmó con trazos que reflejan el don del artista, las indicaciones de seres qué pertenecen a otro plano de vida y cuya presencia se había vuelto familiar a la intimidad del dotado, atestiguando que más allá de las mezquindades humanas existen voluntades residentes en niveles de existencia más sutiles. Impulsados por su mayor evolución, estos tratan con ejemplar serenidad y equilibrio de orientarnos, ayudarnos, sostenernos y recordarnos una y otra vez que sólo el camino de las más estrictas virtudes, de un corazón cálido, tan bien ejemplificado hasta el sacrificio por el Maestro de los Maestros, el humilde rabí de Galilea, puede llevarnos a buen puerto. Miremos pues estos grafismos con detenimiento y reconocimiento, tratemos de sorber su esencia con toda nuestra sensibilidad. Leamos sus profecías con la mente amplia y el corazón abierto. Tal vez se abra entonces ante nosotros un panorama nuevo y una vida nueva más plena de sentido. Y entonces habré cumplido con este «Testamento profé8

tico de Benjamín Solari Parravicini» que transmito aquí con la misma humildad con que él lo recibiese y con el mismo desinterés personal con que él me lo entregara y aquel habrá realizado su misión póstuma y cada vez más trascendente. NORBERTO PAKULA