Paradigmas en La Industria de La Construccion

PARADIGMAS EN LA INDUSTRIA DE LA CONSTRUCCION ¿QUE ESPARADIGMA? El término paradigma proviene del griego paradiegma que

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PARADIGMAS EN LA INDUSTRIA DE LA CONSTRUCCION ¿QUE ESPARADIGMA? El término paradigma proviene del griego paradiegma que significa “ejemplo que sirve de norma”. Los paradigmas son los principios que asocian o disocian las nociones fundamentales que rigen y controlan todo el discurso teórico que transforma la realidad. Un cambio de paradigma modifica la manera en que interactuamos con el mundo y por lo tanto en la forma en que hacemos. ANTECEDENTES A finales del siglo XVIII y a lo largo de todo el siglo XIX se produce un hecho de enorme trascendencia: la aparición de la gran industria. El avance de la técnica procura el desarrollo del maquinismo: las maquinas, cada vez más potentes y capaces, ofrecen la posibilidad de una producción rápida, abundante y económica. La fabricación deja de ser función exclusiva de la pequeña industria familiar para pasar a manos del capital, él único que puede financiar las grandes instalaciones precisas para una producción de grandes perspectivas. Esta novedad origina la concentración de obreros y maquinas en lugares adecuados y, por tanto, la necesidad de grandes espacios cubiertos y convenientemente iluminados. Se produce una gran conmoción en toda Europa y en América del Norte. El violento cambio de las estructuras sociales y las nuevas necesidades hacen que se planteen unos problemas estéticos que no pueden ser satisfechos por las formas artísticas tradicionales. Más que los arquitectos, son los ingenieros los característicos representantes de la construcción de esta época de la revolución industrial. En un principio los grandes tramos de cubierta se sostienen mediante gruesas vías de madera, hasta que empiezan a utilizarse para esto las estructuras de hierro fundido. Este fue el punto de partida. Muy pronto se vio que el hierro constituía la gran solución que exigían las grandes cubiertas de las fábricas, estaciones de ferrocarril, locales para exposiciones industriales, etc. Donde se inicia esta revolución arquitectónica es en Inglaterra, por ser el país que con más ímpetu se lanzo a la industrialización. Los edificios de hierro y vidrio fueron los que mejor cumplieron las nuevas exigencias. En su base estos edificios tenían de común con el neogótico la preocupación mecánica y la solución plástica por lo lineal. A ello contribuían las propiedades del hierro. La posibilidad de trabajar este material no sólo por presión sino

también por tensión, facilitó a estas construcciones un carácter lineal mucho más patente que en las neogóticas. Todo quedaba convertido, simplemente, en un esqueleto estructural delgadísimo, y, sin duda, para dar mejor a entender estas posibilidades y el aspecto estético que producían, se tendía a cerrar los espacios entre hierros con la frágil y casi inmaterial apariencia del vidrio.

Las revoluciones tecnológicas y los paradigmas tecno-económicos. De la misma manera como las innovaciones individuales se conectan entre sí formando sistemas tecnológicos, estos sistemas a su vez se interconectan en revoluciones tecnológicas. De ahí que, en una primera aproximación, una revolución tecnológica (RT) puede definirse como un conjunto interrelacionado de saltos tecnológicos radicales que conforman una gran constelación de tecnologías interdependientes; un ‘clúster’ de ‘clústeres’ o un sistema de sistemas. La actual revolución de las tecnologías de información, por ejemplo, estableció un sistema tecnológico inicial alrededor de los microprocesadores (y otros semi-conductores integrados), sus proveedores especializados y sus usos iniciales en calculadoras y juegos, así como en la miniaturización y digitalización de los controles y otros instrumentos de uso civil y militar. Este sistema fue seguido por una serie de innovaciones radicales sucesivas, como las minicomputadoras y los computadores personales, los programas de software, los equipos de telecomunicaciones y la Internet, cada una de las cuales abrió un nuevo sistema con su respectiva trayectoria, en estrecha interrelación e interdependencia con las demás. A medida que iban apareciendo, estos sistemas se fueron interconectando y continuaron expandiéndose juntos, estableciendo entre ellos fuertes lazos de retroalimentación tanto en las tecnologías como en los mercados. Es posible identificar cinco de estos sistemas de sistemas desde la ‘Revolución Industrial’ inicial en Inglaterra. Cada uno puede verse como inaugurado por un importante salto tecnológico que actúa como big-bang que abre un nuevo universo de oportunidades a las innovaciones rentables. Ese fue el caso del microprocesador de Intel, una computadora en un chip, iniciador de la revolución informática.