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Pacual C Ohanian - Prehistoria de Los Armenios

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MAPA DE ORIENTE PROXIMO Y CAUCASO MERIDIONAL

© Mutafian, Claude (Texte) et Éric Van Lauwe – (Cartographie) - Atlas historique de l´ Arménie – Paris, 2001, 11.

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PASCUAL C. OHANIAN

PREHISTORIA DE LOS ARMENIOS ANALECTA DE ARQUEOLOGIA ARMENIA

Buenos Aires 2012

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©Ohanian, Pascual C. Prehistoria de los armenios – 1ª ed. Buenos Aires: el autor, 2011. 900; 30x22,5 ISBN 978-987- 27245-0-4 1.Prehistoria de los armenios. 2 Analecta de arqueología armenia Incluye amplia referencia bibliográfica e índice temático.

Derechos reservados conforme a las convenciones Internacionales sobre Derecho de Autor. Prohibida su reproducción y/o uso total o parcial de cualquier modo o por cualquier medio sin previa autorización escrita del autor.

Queda hecho el depósito que señala la ley 11.723

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Diseño de la sobrecubierta y supervisión de la diagramación general del libro, gentileza del Arquitecto Rafael Juan Alvarez Frigerio.

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A la memoria de mis amigos los Profesores Agustín Tavitian y Carlos Alemian.

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ANTES DE INTERNARNOS EN EL TEXTO …

Si no sabes hacia dónde vas, regresa, para saber de dónde vienes. Proverbio africano.

Al Sur de la cadena de los Cáucasos, entre los ríos Kura y Araks, vive un pueblo cuyo tronco y raíz se abisman en la tierra hasta una antigüedad de 120.000/100.000 años. Formó parte del conglomerado de cultura indoeuropea hasta que se hizo realidad la existencia de la diferenciada tribu étnica armenia. Desde estos remotos antecesores arcaicos hasta la actualidad, mujeres y hombres que componían el grupo anclaron con pertinacia en la eminencia de sus montañas, en las suaves cuencas de los collados, en el sosiego de valles umbríos, en el fragoso desafío de sus quebradas, y amamantados por la pródiga exuberancia de dos ríos y mil afluentes. De allí no se movió, viajó por todo el mundo, y retornó una y otra vez al terruño. Hoy Armenia sobrevive, no obstante haber sido privada por la fuerza de nueve décimas de su territorio. Pero este pueblo tenaz conserva la total y absoluta convicción de su derecho a la propiedad territorial y cultural de su Madre Patria incluyendo aquélla; derecho de propiedad que no pierde vigencia y se funda y afirma sobre la cultura originaria, apoyada en la vida intelectual y moral que nació y se desarrolló sobre principios étnicos primitivos de la tierra natal que, cruzando milenios, aun preserva intactos. ¿Cuáles son los fundamentos fácticos y jurídicos que hacen fidedigna la reivindicación territorial que enarbola la eminente persona jurídica del Estado dueño, es decir, en este caso, la República de Armenia? Concretamente, uno de esos fundamentos es el principio de primer ocupante. Otro, es todo lo que ocurrió sucesivamente y sin fin de continuidad en el determinado espacio geográfico de la Altiplanicie desde el comienzo de los tiempos. A medida que las circunstancias lo van haciendo posible, conveniente y oportuno, de derecho y de hecho, estos fundamentos vigorizan la legitimidad de la reocupación por los armenios de aquellos territorios de los que fueron desapoderados por la fuerza y la violencia, reivindicación político-jurídica de la cual la historia de Armenia es rica en antecedentes. Es muy sugestivo que la mayor parte de los autores de libros sobre Prehistoria y Arqueología resalten en especial inscripciones rupestres descubiertas en Europa y en países que fueron colonizados por potencias europeas, y sistemáticamente omitan referirse a las ricas inscripciones prehistóricas de la Altiplanicie Armenia. La prehistoria precedió a la invención de letras, y sus datos son provistos por materiales arqueológicos y antropológicos1. En este trabajo, el tratamiento histórico de grandes reinos como el hurrita, asirio, egipcio, y otros, sólo persigue proveer una tenue tintura. La misma advertencia es válida para la consideración de las historias de las principales tribus y de sus respectivas culturas filológicas. El presente texto presenta el mundo apasionante en el que transcurrieron las etapas primeras, desde el comienzo de la vida humana, el tránsito a través del prolongado período que precedió a la historia y teniendo como escenario el extenso altiplano que habitaron ancestros de los armenios. Sucesivos temas tratarán de reconstruirlo recurriendo a datos de cultura material provistos por monumentos arqueológicos descubiertos en excavaciones científicas, que permiten bosquejar determinados detalles de la vida y energía del hombre prehistórico, los módulos de desarrollo y precisión de períodos subsiguientes, y que además ayudarán a formar una cronología aproximativa sin la cual sería imposible desentrañar los secretos que contiene aquella antiquísima etapa; cronología que se calcula por milenios e incluso por decenas de milenios primero, y, en el último período, por siglos. La 1

Adontz, Nigoghaios, Historia de Armenia, Ereván, 1972, 9.

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investigación científica, minuciosa y polifacética, hace factible el acercamiento al proceso de conocimiento del eslabonado y paulatino desarrollo de las fuerzas de producción. Las características que revisten a los acontecimientos de la sociedad primitiva no la privan de que puedan ser consideradas una auténtica forma de historia porque, en realidad, el sujeto que los protagoniza es el hombre, revivificado a través de su producción material, sus relaciones, la interpretación de sus vivencias y de su ininterrumpido desarrollo cultural. En los ordenamientos prehistóricos que existieron durante decenas de miles de años, la humanidad no permaneció en un nivel inmóvil. Los habitantes de la Altiplanicie Armenia avanzaron en sucesión ininterrumpida desde planos simples a otros progresivamente más complejos, incluso en terrenos de lo social, productivo y cultural; perfeccionaron gradualmente toscos implementos de piedra que cabían en la palma de su mano y los transformaron en mejorados y más complejos instrumentos de trabajo; transmutaron las condiciones de vida, sus relaciones humanas individuales y grupales, sus figuraciones, y hasta su complexión física. La piedra como materia prima para la elaboración de instrumentos, armas y adornos tiene tal persistencia, que su presencia no fue descartada y perduró paralela al descubrimiento de las virtudes del cobre, del bronce y hasta también del hierro2. Es decir, que las fuentes de investigación histórica están a ras del suelo y su importancia es mayor cuando ese suelo no ha sido aun investigado. La excavación inicial permite hacer una estratigrafía, determinar sus etapas cronológicas, establecer relaciones comparativas entre culturas y, tras reconstruirlas, deducir características étnicas, la sucesiva espiritualidad y pensamiento social, económico, político y hasta estratégico de sus primitivos protagonistas. La invención del fuego, su manutención y su traslado a otro lugar, fueron nuevos ejes que permitieron a la mujer y al hombre, introducir fundamentales cambios en la vida diaria. Sumados a esos ascensos en su cultura, la domesticación animal, la multiplicación vegetal, la extracción y elaboración de metales, la construcción de moradas familiares y de poblados, fueron peldaños que facilitaron un escalamiento personal y colectivo. El lenguaje, la creación de convenciones léxicas y el reconocimiento del valor de la experiencia de los ancianos, repetida durante prolongado tiempo, dieron lugar a hábitos, tradiciones y perfiles étnicos3. La diferenciación entre conglomerados humanos generó relaciones más desarrolladas, encadenadamente enlazadas con sus cunas originarias tanto en lo productivo como en lo social y cultural; del rebaño prehistórico se elevaron a diversos estratos sociales superiores hasta que después del transcurso de milenios llegaron a la organización de clanes que posteriormente se atomizaron y reconstituyeron en tribus y más adelante en familias. Existe confusión con respecto a la definición del clan y a su diferenciación de la tribu; Freud relaciona el clan con el tótem, y sostiene que en Australia las tribus se dividen en grupos más pequeños –clanes- cada uno de los cuales lleva el nombre de su tótem, sobre el que hace mayor hincapié. Según esta interpretación la tribu, estaba formada por tres o cuatro clanes. Otros autores estiman que, por el contrario, los clanes fueron agrupaciones mayores y anteriores unidas a un antepasado –animal, planta, fuerza natural (el tótem)-; la transmisión fue hereditaria por vía femenina, primero, y al imponerse el régimen patriarcal, la sucesión fue masculina. Conforme a esta interpretación, los clanes se dividieron en tribus sobre la base del territorio o de la sangre y, por consiguiente, diferentes tribus pudieron pertenecer a un mismo clan. Esta última, entiende que la tribu fue la institución que precedió inmediatamene a la familia consanguínea. La familia difería de la tribu en primer lugar por la menor cantidad de individuos que la componían; en segundo término, el factor que determinó la existencia de una familia fue su consanguinidad, elemento que no era esencial para la constitución de la tribu. En una 2 3

Kasuní, Eghia S., Historia de la cultura armenia, Beirut, 1954, 5. Relativo al carácter, de éthos, de origen indoeuropeo, griego éthiké, lat. éthica.

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comunidad agrícola como la de la antigüedad, el objeto de la morada familiar consistió en la protección física de sus integrantes, en especial de las criaturas. Los adultos de la comunidad cavernícola familiar hacían en la morada acopio de alimentos para la subsistencia propia y la de los más chicos. Además, materiales arqueológicos descubiertos en las excavaciones evidencian que con el avance de la cultura, muchas actividades ocupacionales fueron desarrolladas en el interior de las viviendas, sobe mesas ubicadas cerca del fuego del hogar. Luigi Luca Cavalli Sforza es una de las máximas autoridades a nivel internacional en los temas de genética de poblaciones y antropología. Y Telmo Pievani es filósofo de la ciencia y uno de los más apreciados ensayistas y divulgadores italianos en ambos temas. Siguiendo sus reflexiones en HOMO SAPIENS. LA GRANDE STORIA DELLA DIVERSITÀ UMANA, en la muestra que fue expuesta en el Palazzo delle Esposizioni de Roma desde el 11 de noviembre de 2011 hasta el 12 de febrero de 2012, digamos que el mitocondrio es un orgánulo celular de formas diversas, de estructura submicroscópica altamente diferenciada, sede de las reacciones de respiración y producción de energía de la célula. Los mitocondrios son “acumuladores biológicos” que accionan nuestras células; en un tiempo eran autónomos, englobados después por simbiosis en la célula con núcleo hace millares de años; por esta razón contienen aun un material genético residual. Lo cual atribuye a la palabra “prehistoria” una significación dinámica y relativa, expuesta a constantes transformaciones y conversiones, en especial con los nuevos recursos del análisis del Carbono 14, el método del torio-uranio o del potasio-argón, y más con los descubrimientos del genoma y del ADN. El ADN mitocondrial se transmite sólo por vía femenina: los hijos lo heredan siempre de la madre y en un único tipo. En 1987 el mundo supo que se había descubierto el trazo de una matriz originaria del ADN mitocondrial común a todos los seres humanos de la Tierra. Esto llevó a la hipótesis de que rebobinando hacia atrás en el tiempo hasta los inicios de nuestra especie, aquella matriz común de ADN mitocondrial debíó haber pertenecido a una mujer del grupo fundador africano del cual habrían tenido origen todos los Homo Sapiens. Pero, como señala Cavalli Sforza, ocurre que no existió “una única primera mujer” sino que ella formó parte de una población; y tuvo padre y madre, hijos e hijas. Como el ADN mitocondrial es corto y acumula mutaciones en abundancia y regularmente, es posible interpretar las pequeñas diferencias genéticas entre una población humana y otra. Sobre la base de cuántas mutaciones diversas han acumulado dos grupos, en qué orden y con qué distribución geográfica, se puede calcular cuándo vivió el grupo del cual ha tenido origen. Este extraordinario instrumento de investigación permitió que los genetistas reconstruyeran el parentesco, las ramificaciones y los traslados de las poblaciones humanas modernas. Así se obtuvo la prueba de que el Homo Sapiens no evolucionó de modo independiente en varias regiones diversas, sino que tuvo un origen reciente, quizás único, y africano o chino4. No existe una prehistoria universal global sino que cada región del planeta tiene su particular prehistoria que puede coincidir o no cronológicamente con la prehistoria propia de otra u otras regiones. Por una cuestión de facilidad, por “prehistoria” entendemos el período de la evolución y del establecimiento de aquellas culturas humanas de las cuales, en general, no quedan documentos escritos pero sí materiales culturales arqueológicos hallados en rastreos científicos con los cuales se pueden recomponer los fenómenos y acontecimientos anteriores a la historia. En otras palabras, la Prehistoria es la ciencia que estudia las edades de las que proceden materiales que demuestran cuáles fueron el origen y evolución de la vida humana en su existencia gregal. Dichos materiales consisten en testimonios destinados a la defensa, al culto religioso, a las inhumaciones y a Cavalli Sforza, Luigi Luca, y Pievani, Telmo, Homo Sapiens, La grande Storia della Diversità Umana, Roma, 2011, 30 y ss. 4

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representaciones de animales, vegetales y hombres. El arqueólogo S.H. Sardarian dice que por sus características, es cabal que la prehistoria sea considerada una verdadera historia, ya que en ella también la labor material, aunque sencilla, posee energía, relaciones creativas e incesante evolución cultural. Los vocablos “rey”, “país” y algunos otros pocos que el lector detectará con sagacidad porque pertenecen al mismo orden, tienen, comparativamente hablando, en cuanto a precisión, una significación relativa desde el punto de vista cronológico. Basta con ver lo que el Diccionario de la Real Academia Española dice acerca de “rey”, para comprender que, cuando en este texto uso tal término, no me refiero al monarca ni al príncipe soberano, porque durante la Prehistoria no hubo monarcas ni príncipes soberanos en el sentido actual. Como máximo hubo jefe tribal. Lo mismo respecto a “país”: los países prehistóricos fueron regiones, más vinculadas al contenido étnico que al territorial. Hecha esta salvedad absolutoria, sigo. En el curso de este texto observaremos que se citan diferentes lugares, con idéntica denominación, en distintas etapas de la prehistoria. La explicación de tal homonimia está en que en el transcurso de milenios, nuevas generaciones construyeron moradas y cementerios encima de ruinas de tiempos pasados con cuyos pretéritos pobladores tuvieron cercanas o lejanas vinculaciones étnicas o históricas y, como en el caso de Shamiram, bautizaron con la misma denominación distintos lugares y/o en distintas épocas. Importantes historiadores, arqueólogos, antropólogos, filólogos e investigadores de ramas científicas afines, ahondaron en distintos aspectos vinculados con la prehistoria del territorio que fue primera etapa sobre la que milenios después se asentaría la tribu armenia, la que a partir del siglo IX a.C., erigiría el “reino de Urartú”. La prehistoria específica de los armenios es, concretamente, el prolongado período que se inicia desde la evolución natural en la que se forma el hombre; y se extiende hasta el reino de Urartú, en el siglo IX a.C., cuando comenzó la organización de la existencia histórica del pueblo armenio propiamente dicho. El reino de Urartú tuvo su epicentro en la que hemos optado por denominar “Altiplanicie Armenia”; pero aquel territorio estuvo habitado con anterioridad por otras masas humanas con las que después la urartiana tuvo relación. Ampliando la definición, el objeto específico de esta obra, siguiendo a Grigor A. Ghapantsian, es el estudio del desenvolvimiento cultural que siguieron en esa área geográfica, las unidades sociales humanas de inicios del cuaternario y las tribus que precedieron a las urartianas y sus vecinas, hasta llegar al siglo IX a.C.5

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Ghapantsian, Grigor. A., Historia de Urartú, Ereván, 1940.

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Los temas expuestos en gran parte de estas páginas serán, pues, los de las tumbas, los panteones y las necrópolis. La existencia de un cementerio es índice de cierta tendencia al sedentarismo y de la creencia mágico-religiosa de la existencia de vida de ultratumba: se estudia si eran túmulos a flor de tierra o excavaciones, las posiciones y disposiciones en que eran enterrados los cadáveres humanos y los despojos animales, los objetos que acompañaban al difunto en su sepultura, elementos que permiten deducir el sentido de los ritos funerarios. Como dice el abate Henri Breuil: “Para esclarecer ese lejano pasado, no tenemos más que restos anónimos: piedras talladas o pulimentadas, cacharros rotos, huesos trabajados o decorados, esqueletos enterrados o despojos esparcidos y soterrados de hombres antiguos, o superficies rocosas decoradas configuraspintadas o grabadas, o, por fin, monumentosfunerarios, lugares de culto en ruinas o posiciones fortificadas”6. La circunstancia de encontrar en las tumbas arcaicas restos de animales enterrados junto a esqueletos humanos indica cierta medida en la que el humano glorificó al animal atribuyéndole un grado de personalidad. No conociendo aun las cualidades naturales de razón y libertad que distinguen al humano, en cambio sentía instintivamente con el animal una afinidad biológica y hasta quizás una vinculación a su propio origen evolucionario. En este texto el lector hallará, pues, múltiples datos acerca de poblados y necrópolis, de la técnica que los más antiguos ancestros de los armenios aplicaron para construirlos en cada período prehistórico, del desarrollo de sus formas arquitectónicas, de las experiencias conscientes e inconscientes que fueron añadiendo a su identidad, la estructura socio económica de las sucesivas comunidades que formaron, los rituales funerarios, hábitos, figuraciones y cultura espiritual y material, las producciones prehistóricas que los arqueólogos descubrieron en excavaciones científicas, los medios de producción social, las fuerzas productivas, el desarrollo del territorio de la Altiplanicie Armenia y el nivel económico que fue principal resorte de la energía dinámica de la comunidad que precedió a la presencia de la etnia armenia. Por fin, quiero aclarar que en esta redacción sólo intervengo como intérprete: para nutrirla de sustancia científica, la casi totalidad de su contenido es extraída de fragmentos de escritos publicados por expertos historiadores, arqueólogos, antropólogos, lingüistas y filólogos armenios y extranjeros clásicos de la más alta jerarquía académica, que traduje, en su mayor parte textualmente, citando sus respectivas fuentes, enhebradas para dar unidad lógica a la obra7. El individuo humano, desde la superación de la condición de los primates hasta el actual, observó que el animal no anda sólo: se acerca a sus iguales y forma manadas; que los vegetales de una misma especie crecen próximos unos a otros y hasta constituyen bosques. También él sintió una atracción por los demás humanos, ya sea por causa sexual, bélica, para compartir una expedición de caza, para implorar la protección de los dioses o para bailar. En su concepción primaria, la idea, aunque inestable, de formar una pareja, unirse al conjunto, integrar el grupo, es decir, generar lo colectivo, partirá de la vida natural y sucesivamente tras el transcurso de mucho tiempo, alcanzará carácter social. En cada uno de estos pasos, en lo que respecta a su labor individual, es fundamental señalar que al hombre prehistórico, tal como ocurre con el hombre actual, se le planteaban dificultades y problemas cuya solución incierta implicaba la posibilidad de una alternativa. La curiosidad, la búsqueda, la imitación y la elección fueron factores que impulsaron su progreso material. Agregando a lo antedicho, en el curso de este texto se denomina clan8 a la unidad social compuesta por un conjunto de humanos unidos tras un único tronco totémico común; aun cuando en la epoca matriarcal no estuvo perfectamente marcada la existencia de clanes, en

Breuil, Henri, El Paleolítico, en Huyghe, René, El arte y el hombre, Barcelona, 1997, 37. Para profundizar el conocimiento del tema es altamente recomendable la consulta del libro La prehistoria en el mundo de André Leroi-Gourhan (Madrid, 2002), que presenta una rica bibliografía y el detalle de nuevas ramas de investigación científica. 6 7

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las postrimerías de aquella época ya aparecen elementales signos de cierta unificación social de las mujeres, con un tótem femenino. Y se llama tribu a cada unidad social mínima que respondiera a un mismo tótem tribal, practicara la misma cultura filológica originaria, y se subordinara a un jefe tribal. A comienzos de 1923 fue fundada en Ereván, capital de la República de Armenia, la Sociedad Armenia de Arqueología, que organizó muchas expediciones científicas en el distrito de Arakatsotn(Aghavnatun). Los resultados de las investigaciones fueron reunidos en 1925 en la revista Nork, por el Profesor Ashkharhbek Kalantar, de la Universidad Estatal de Ereván. Por otra parte, los resultados de la misión del Telescopio Espacial Hubble demostraron que el Universo tiene una antigüedad del 12.000 millones de años y que transcurrieron varios millones de años hasta que se formaron las galaxias. Por ejemplo, en 1983, un buscador privado de fósiles excavó en una mina ubicada en Messel, cerca de Frankfurt, y descubrió el esqueleto fosilizado casi completo del espécimen de una hembra cuadrúpeda y con cola de hace 47.500.000 años (era terciaria, entre el paleoceno-eoceno y el cretácico). Circunstancia que nos convence de que la vida del planeta Tierra es increíblemente joven y reciente. Philip Gingerich, paleontólogo de la Universidad de Michigan, sostiene que los antiguos primates de Africa migraron posiblemente a causa de un calentamiento global. Perteneciente más o menos a la misma época prehistórica fue encontrado en China un fósil similar. Además basta con que pensemos comparativamente en las expresiones “millones de años” y “milenios”, para darnos cuenta de que los elementos que contamos para conocer la historia genealógica del hombre apenas si ha comenzado y que la Tierra conserva secretos que esperan ser descubiertos por la curiosidad humana. Los largos períodos del comienzo de la existencia natural sólo pueden reconstruirse sobre la base de investigaciones arqueológicas. En su obra “Progreso y arqueología”, publicada en Londres en 1945, el arqueólogo GordonChilde escribe: “La arqueología provocó una revolución en la historia. Amplió el horizonte de la historia casi en la misma medida en que lo hizo el telescopio en la extensión del campo visual del astrónomo. Aumentó en centenares de veces la posibilidad de ver elpasado, de la misma manera que el microscopio permitió ver que en la biología, tras el aspecto exterior de los grandes cuerpos, se oculta la existencia de células infinitamente pequeñas;porfin, introdujo tantos cambios en el contenido de los estudios históricos como los que acaba de introducir la radiactividad en la química.9” Es axiomático que los monumentos arqueológicos y arquitectónicos de la historia y cultura de cada pueblo son los testimonios más auténticos acerca de las costumbres e idoneidades atesoradas en su trayectoria pasada, en especial del acervo cultural que en garantía de servicio ha ofrendado al género humano. El pueblo armenio, con orgullo nacional y como objetos de tutela, preservó – considerándolos sagrados - los monumentos de cultura moral y material creados durante siglos por sus ancestros. Salvando de las calamidades y de la intención destructiva de los enemigos de siempre, muchos de esos monumentos y objetos arqueológicos, con la atenta vigilancia de estudiosos, resistieron y llegaron hasta nuestros días y serán legados a las generaciones futuras. La parte que quedó en el territorio ocupado por los usurpadores, está sufriendo la alteración de sus

8 Históricamente se denominó clan a una organización de la familia celta de las Islas Británicas, especialmente constituída por irlandeses y escoceses. Los miembros de un clan, unidos por el parentesco, se consideraban descendientes de un mismo ancestro que su jefe. Se designaba al clan por el nombre de este ancestro. Cada clan escocés tenía su slogan (grito de guerra) y su tartán (tejido de lana) cuyos rayados de color les eran propios (de allí vienen los tejidos llamados escoceses). En el clan la propiedad era colectiva. Este sistema fue abolido en Escocia en 1747. Diccionario Enciclopédico Larousse, Paris, 1948.

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Mongait, Alexandr, La arqueología en la U.R.S.S., Moscú, 1960, 9.

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denominaciones científicas con el propósito de arrogarse una antigüedad de la que los tergiversadores carecen. Un problema que se planteó y se sigue planteando el arqueólogo es la interpretación de la finalidad que el hombre antiguo persiguió al fabricar un determinado objeto. De esa interpretación derivará la reconstrucción que el arqueólogo haga en cuanto a la mentalidad que albergaba el hombre arcaico y de su vinculación con las circunstancias naturales y sociales que lo rodeaban. Originariamente, los autores o dueños, y a la vez usuarios de objetos arqueológicos, los abandonaron a ras del suelo; es decir que no los enterraron, salvo en raras excepciones. En algunos casos quedaron ocultos en lo profundo como consecuencia de modificaciones del relieve terrestre por agentes volcánicos o sísmicos; en otros, por agentes atmosféricos, eólicos, hídricos u orgánicos. Basta con observar la Esfinge de Gizeh, en Egipto, para comprobar a simple vista el efecto que puede producir el viento para provocar un cambio en una materia tan dura como la piedra; también las arenas que se forman por erosión y los médanos y dunas que trasladan grandes cantidades de grava, las inundaciones, la fuerza de las cascadas y los sedimentos de los ríos, la putrefacción de organismos, los restos de hogueras, los incendios, en fin, que demuestran que son incontables los factores que pueden haber ido sepultando objetos que nos interesan como testimonios arqueológicos. En lo que hoy es Armenia, al descender las aguas del lago Seván10, por ejemplo, aparecieron varias ciudades superpuestas con su incalculable riqueza prehistórica y de las cuales no se tenía noticia. A veces, el enterramiento natural provocado por un terremoto, permitió que los materiales se conservaran mejor que si hubieran estado expuestos a los agentes atmosféricos; tal es el caso de las ruinas del templo de Zvartnots que, al derrumbarse el edificio, quedaron cubiertas de tierra y gracias a esto último podemos ver sus relieves tales como fueron originariamente. A veces, los alfareros dieron determinada forma a los recipientes; por su repetición en lugares distantes se concluyó que les había sido atribuido un significado. Generación tras generación conservaron la costumbre de darles colores; estos colores persistieron, repetidos en ropas y adornos y mencionados en cantos y en poemas populares: hoy, una nutrida serie de estudiosos considera que tales formas y colores correspondían a figuraciones religiosas. Casi todas las costumbres que se transmitieron con el paso del tiempo en la Altiplanicie, tienen su origen en ceremonias, ritos y misterios de la Antigüedad11. Entre esas costumbres existió notoriamente la de utilizar vasijas como medio de expresión. A lo largo de este libro veremos el permanente interés del arqueólogo, de buscar vasijas en viviendas, tumbas y santuarios. El hombre primitivo quiso imitar el cuenco formado por la palma de su mano haciendo vasijas con arcilla; sobre ellas grabó símbolos del árbol de vida, figuras geométricas, zoológicas y antropomórficas; en esos grabados representó acciones rituales entre las cuales no faltaron las danzas ni las relaciones del hombre con sus diosas y dioses. La importancia de los grabados sobre ánforas, fuentes, vasos, radica en que hasta los tiempos en que el hombre de la Altiplanicie creó la escritura, los grabados fueron impensado vehículo de comunicación con las generaciones posteriores. A través de estos grabados conocemos los distintos estilos que caracterizaron la tipicidad de cada época y mediante la reiteración de esas variaciones de modalidades podemos establecer la ubicación cronológica no solamente de la vasija sino también del nivel de cultura del estrato en el que los arqueólogos la hallaron, las especies animales existentes en el tiempo en que las vasijas fueron hechas; en el interior de las vasijas aparecieron huesos, cenizas, restos de gramíneas y rastros de bebidas que esas vasijas habían contenido. En su mayoría, las vasijas sirvieron 10 Antiguamente el lago Seván fue llamado “mar de Keghamá”. Está al E. de Armenia, rodeado por los montes Arekun, Seván, Vardenís y Keghamá. Es el mayor lago del Cáucaso y el más elevado de los lagos de agua dulce del mundo. 11 Mnatsakanian, Asatur Sh., Arte decorativo armenio, op. cit., 451.

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para contener agua; y si procedían de un manantial sacralizado y eran purificadas en ceremonias litúrgicas, el mago y los creyentes consideraban que esa agua oportunamente contenida en la vasija, tenía carácter religioso, como uno de los cuatro elementos fundamentales de la Naturaleza junto con la tierra, el fuego y el aire. Es muy posible también que en ceremonias rituales el mago bebiera elixires, vino o cerveza; los vahos etílicos de esas bebidas suspendían sus sentidos, estado que, según sus figuraciones, propiciaría la comunicación espiritual con los dioses. Como ocurría en otras religiones del mundo oriental, el agua, que según las figuraciones era origen de todo, servía de medio de iniciación12 o purificación13, y el creyente era expurgado con agua, por aspersión o por inmersión o por ambos ritos a la vez, mientras el mago pronunciaba fórmulas litúrgicas correspondientes. Como veremos en detalle en el Neolítico y Eneolítico y, en especial, al considerar la cultura de la Edad del Bronce, entre las figuraciones cósmicas de los habitantes de la Altiplanicie Armenia, paralelo al culto de las tres principales fuerzas de la Naturaleza – sol, tempestad y rayo –rindieron honra en ceremonias litúrgicas a ciertos cuerpos estelares luminosos, creyéndolos divinos y sagrados. Una de las causas que influyeron en estas figuraciones fue la orografía del territorio, compuesta en gran parte por altas montañas que pusieron al hombre como en una inmensa platea desde la cual contempló el firmamento, e impresionado ante la grandiosidad de las constelaciones, les atribuyó también significado religioso. Para el conocimiento de estas épocas remotas, las sepulturas sirven al historiador, de fuente valiosa. Los sepulcros permiten indagar en qué consistían los grandes cultos religiosos, cuáles eran en aquellos tiempos las figuraciones acerca de la vida terrena y de la vida después de la muerte, el concepto que se tenía acerca de la tierra como receptora directa de los restos mortales que eran colocados en la fosa separados individualmente, sin envolverlos en sudario, salvo algunos casos en que eran inhumados uno junto a otro; además, el carácter gregal de cada necrópolis, la importancia que se atribuía a la posición en que se colocaban los cadáveres y la significación religiosa de recostarlos sobre los lados izquierdo o derecho, la orientación siguiendo determinados puntos cardinales no solamente de las tumbas sino también de los cuerpos, la costumbre de cremar los cadáveres y la de conservar con veneración sus cenizas, la significación de destruir objetos de pertenencia del fallecido y de enterrar los fragmentos junto con él, la tradición de separar la cabeza y enterrarla a cierta distancia del resto del cuerpo, la interpretación de las formas de los dibujos que adornaban los objetos del hogar, las distintas figuraciones que tenían los antiguos acerca de los colores y de las formas, las ceremonias litúrgicas de la inhumación incluyendo comidas fúnebres, libaciones, cánticos y danzas, y hasta, a veces, las circunstancias puntuales acaecidas en el tiempo inmediatamente anterior a los entierros. En las figuraciones de los milenios correspondientes al comienzo del cuaternario, la muerte humana no difería del hecho natural de la muerte de cualquier animal; el hombre moría en soledad, en el lugar en que biológicamente dejara de existir y allí quedaba, abandonado, sin formalidades especiales, hasta su descomposición natural. Según el grado de avance de la cultura, el hombre comenzó a dar importancia a la muerte, atribuyéndole el carácter de efecto de la voluntad de un demiurgo superior que, así como era creador, también era quien podía disponer de la extinción de la vida. En cambio, fue muy posterior pero no menor, la importancia que adjudicó al comienzo de la vida, al nacimiento. Estos dos hechos, el del nacimiento y de la muerte, fueron generadores de trascendentales figuraciones relacionadas con los mundos vegetal y animal, con las cuatro estaciones y con el reflorecimiento, la fecundación y la fructificación. Los sepulcros sobre tierra no La iniciación era la ceremonia por la cual el mago revelaba ciertos misterios secretos a un integrante de la comunidad a fin de que comience a practicar un determinado culto o rito, e introducirlo a normas ocultas, es decir, normas a las cuales no eran admitidos los no iniciados. 13 La purificación era el ritual con el cual el mago liberaba a un individuo, animal, cosa o lugar, de la situación o de los elementos o espíritus malignos que lo tornaban impuro. 12

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existieron en épocas urartiana y post-urartiana, sino que corresponden a períodos posteriores. El uso del okhrá14 en pinturas de sepulturas y de cadáveres, ratifica la tesis de que creían en la intervención del color en la vida activa del mundo de ultratumba incluyendo la imaginación de torturas y castigos derivados de la natural superstición y de las pasiones del hombre, y la provisión de objetos e instrumentos que el fallecido pudiera necesitar después de su resurrección. Todo indica que la muerte tenía relación con la divinidad o con el tótem de los antepasados, es decir que constituía un acontecer religioso y que, por lo tanto, debía ser acompañada con ceremonias rituales formularias. Desde los tiempos más antiguos nació la idea de adornar con un sepulcro el lugar de inhumación del fallecido; ya desde entonces se manifestó el deseo de atribuir una determinada naturaleza y forma a esos sepulcros, cuyo estilo artístico correspondió al predominante en cada época. *** El historiador, además, recurre a la cartografía, para confeccionar mapas de cada época en una determinada área geográfica, que le permitan establecer la existencia de una unidad cultural o de una unidad étnica que agrupara a las poblaciones que habitaban ese territorio, al que suma el mapa lingüístico de la misma época, ya que el habla de cada pueblo conserva rastros de su pasado. Antes de la formulación idiomática, existe el pensamiento como una masa amorfa en la que paulatinamente va perfilándose el etnos. En los signos lingüísticos se distinguen dos ideas: el sonido, materia plástica que con la lengua divide en partes distintas para dar los significantes que el pensamiento necesita. En el idioma se unen pensamiento y sonido, que luego se expresa en atomizaciones lingüísticas; es decir: mientras el proceso pensamiento-sonido-idioma crea unidades, pensamiento y sonido, dividen. El idioma elabora unidades. Es el dominio de las articulaciones15. La etimología y la lingüística han permitido determinar que los armenios pertenecen, primordialmente, al etnos de los grupos humanos cuyo remoto origen es el habla indoeuropea, entendiéndose por “habla” el uso específico y particular de un sistema de expresiones convencionales de una vasta comunidad, aunque esta comunidad esté compuesta por pluralidad de sub-etnias; y además, que los armenios son autóctonos, es decir que, sin perjuicio del fenómeno de la constante movilidad migratoria, su mayor parte permaneció en el territorio doméstico de su existencia, hasta la actualidad. El hallazgo en un lugar del mismo tipo de objetos en regiones distantes, induce a suponer la presencia de migraciones o de interrelaciones grupales. La arqueología ha demostrado un aspecto fundamental del fenómeno de las migraciones que tuvo lugar durante la Antigüedad en la Altiplanicie y a la Altiplanicie, es que dichas corrientes de agrupaciones humanas casi siempre se produjeron de Este a Oeste, de Oriente hacia Occidente. Esto significa también que el desplazamiento tanto de esos núcleos humanos, como del idioma materno indoeuropeo que una parte de ellos hablaba, pudo haberse movilizado partiendo de Africa con dirección a Asia y de allí rumbo a Europa; o de China a Occidente. Las tradiciones, supersticiones y figuraciones religiosas populares de las que quedaron huellas en la cultura material, permiten reconstruir cultos al fuego, a la Luna, al Sol y, en casos más avanzados, los principios del Bien y del Mal, y el léxico materno indoeuropeo. En especial son fuentes valiosísimas de aquellos vestigios que quedaron de la masa de habla indoeuropea, en la que multitudes prehistóricas compartieron indiferenciadas una patria común desde el centro de la Mesopotamia hasta el territorio de la meseta persa durante los siglos más antiguos, y son embriones religiosos que con el tiempo 14 El okhrá u ocre es una pintura mineral en polvo, de color rojo, que utilizaban en rituales de inhumación, en rememoración de la sangre. 15 La diacronía es el conjunto de relaciones entre la historia de la lengua y la cultura del pueblo; la sincronía es la actividad espiritual y físico-fisiológica de los hablantes.

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generaron figuraciones étnicas con distinciones diferenciales entre diversos grupos –persas arios, indios y otros - correspondiendo al genio particular de cada uno de estos grupos. Por su parte, el léxico del idioma materno indoeuropeo demuestra que los clanes que lo hablaban fueron primordialmente asiáticos tanto por sus hábitos de vida y características étnicas, como por la estructura de sus interrelaciones. Finalmente, todo permite concluir en que la más antigua madre patria de los pueblos de habla indoeuropea se expandió, y que la Altiplanicie Armenia constituyó una parte importante de esa antigua patria. Durante los milenios VII-VI a.C., Asia Menor y los territorios contiguos a él por el Este, fueron habitados por pueblos que fundamentalmente hablaban el idioma materno indoeuropeo y después de separarse de este idioma, en los milenios V – IV a.C., fueron básicamente habitados por una serie de clanes y tribus que hablaban lenguas, y después dialectos, de filiación indoeuropea. A lo largo de la presente exposición, además de la Altiplanicie Armenia mencionaré los períodos prehistóricos del área denominada de modo general como “Cercano Oriente”, amplio territorio que abarcaba a Asia Occidental y parte del Noreste de Africa. Dicho vasto territorio comprende específicamente el conjunto de Egipto, Palestina, la Siriana, Melitene, Fenicia, y Alashia (Chipre). Por “Asia Occidental” deberá entenderse la parte Sudoeste de Asia, que engloba a Asia Menor y las penínsulas árabes, las altas mesetas armenia y persa, la Mesopotamia y los países del Levante. Vinculadas con el objeto de este libro sólo nos detendremos, además de la Altiplanicie Armenia, en el Cáucaso meridional, Mesopotamia, Persia, Alashia, Fenicia, la Siriana, Cilicia, Comagene, Osroene, Palmirene, Hadrene, Atiapene, Atrpatakán, Palestina, y la parte asiática de Egipto.

TRES ETAPAS DEL PROCESO INTERGENERACIONAL DE CONSERVACIÓN Y TRANSMISION DE LA CULTURA PREHISTORICA Y SUS CAUSAS I. Desde los físicos presocráticos y antiguos filósofos hasta nuestros días, el hecho de la transformación y conversión del estado que tienen las cosas físicas ha sido centro máximo de la investigación especulativa y científica. Excepto por Parménides y su escuela, la existencia de la metamorfosis jamás ha sido negada. Si el hecho del desarrollo de la cultura, por ser evidente a los sentidos no necesita demostración, en cambio en qué consiste dicha evolución, intrínsecamente, no es tangible ni fácil de definir. La simple observación sin auxilio de la experiencia, medida y cálculo matemático, no basta para descubrir las leyes y características de las mutaciones tanto en el mundo físico como en el moral. En el plano de lo social, en un principio, las criaturas, aunque carecían de nociones de futuro, esperanza, hábito, devenir, tradición, preservación de costumbres, asimilaron de sus progenitores conocimientos elementales de la vida práctica. Ya en sus primeros años de vida, el crío era imbuído de la convicción de que hasta sus facciones físicas demostraban que es nieto de un héroe. Es decir que el tiempo pasado, con su carga de experiencia transmitida por los ancianos, gravitó sensiblemente sobre la presencia de las generaciones siguientes. Para que este paso en el tiempo se produjera, fue indispensable que los ancianos estuvieran vivos, quienes, recíprocamente, asumieron la obligación de legar a los descendientes no solamente sus conocimientos sino, además, transferirles el compromiso de retransmitirlos a futuras generaciones. Las transformaciones habidas antes fueron pausadas e ínfimas, y los ancianos no admitieron que las costumbres y tradiciones pudieran ser reemplazadas por hábitos nuevos y diferentes de las que caracterizaron a su propia infancia y juventud. Tanto el presente como el futuro debían repetirse, inmutables y siguiendo moldes pretéritos. El devenir de los jóvenes ya estaba pautado por las vivencias

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de los ancianos: el argumento de éstos era que si hasta entonces todo había transcurrido normal y positivamente, no existían razones para alterarlo. Es más: los mayores veían en los cambios un riesgo peligroso y negativo y advertían a las nuevas generaciones que el futuro consistiría en continuar sin desvíos la trayectoria que ellos mismos venían siguiendo en una herencia ininterrumpida y sin variaciones. Lo nuevo implicaría destrucción del pasado, lo cual era, para ellos, inadmisible. La propia personalidad y la propia predestinación eran tan inmutables como inmutables eran las montañas de su suelo. Esto explica el fenómeno comprobado de que una cultura, inconscientemente, haya durado milenios, invariable y conservada en reminiscencias y tradiciones, arraigada en un lugar determinado, y favorecida por la fijación a un territorio durante largo tiempo. Formado en estas férreas convicciones, la conexión con comunidades extrañas o el traslado físico a otra región no solamente no alterarían su identidad sino que, por el contrario, lo refirmarían en la consubstanciación con su identidad y en la obstinación de pertenecer a una cultura irrenunciable. Desde el comienzo de la prehistoria nada debía cambiar. Las fórmulas y solemnidades ocuparon un lugar eminente: mitos, figuraciones, gestos, movimientos, danzas, gritos, ruidos, imágenes, signos y símbolos tuvieron un modo cierto de expresarse y para ser eficientes debieron ser reproducción exacta de otros ya aprobados anteriormente y enunciados de la misma manera16. La reiteración consciente y por incontables veces, del mismo conjunto de estas formas, marca el estilo de la propia cultura. El principio de la creación mítica es la palabra; esto explica la ausencia de distancia entre el lenguaje y la figuración religiosa. El pensar fue, inicialmente, pensar sagrado, acto instantáneo que identificó lo primitivo humano con lo divino, expresado en la palabra oral y gestual. II . Sin embargo, tanto hace milenios como ahora, por combinación de diversos factores, ocurrió que con el transcurso de prolongado tiempo, se suscitara una etapa siguiente, en la que en la savia cultural primigenia se debilitó la exacerbación del ligamen con el pasado, y la comunidad, parcial y paulatinamente, admitió la posibilidad de una muy lenta transformación que la condujo a la abdicación de su cultura retrospectiva y a la reafiliación a una distinta. Este fenómeno pudo precipitarse con la desaparición de la generación anciana, o con la migración de individuos a un territorio extraño; los principales factores problemáticos de la identidad fueron los relacionados con la preservación del idioma y costumbres de la cultura primitiva, la asimilación del idioma y hábitos de la cultura nueva, en particular la vinculada con las derivaciones de la distinción y relaciones sexuales, de la organización de pareja y, muy en especial, con el mayor o menor enriquecimiento paralelo de ambas culturas en el plano educacional. Muchas comunidades prehistóricas que por una u otra razón se conectaron con comunidades diferentes, perduraron culturalmente mediante la continuidad en el uso del idioma y de las costumbres de origen, adaptándolas a nuevas circunstancias17. En esta etapa sucesora, la situación de los habitantes de la prehistoria no se mantuvo inmóvil en un determinado nivel; por el contrario, durante centenares de miles de años las generaciones de la Altiplanicie Armenia pasaron de lo simple a lo complejo, se esforzaron y fueron construyendo su historia propia, avanzaron hacia nuevos horizontes de vida social. Ya desde antiguo, la duración de la existencia humana no pasaba de los cincuenta años de Este efecto de la costumbre se mantuvo en algunos casos hasta la actualidad con características represivas. Según Freud, se presenta en desórdenes neuróticos que el hombre sufre cuando sus impulsos instintivos chocan contra las costumbres “aceptadas” y afectan a su desarrollo personal. 16

Mead, Margaret, Ruptura y Compromiso. Estudios sobre la ruptura generacional, Buenos Aires, 1971, 55. La herencia cultural no se reduce a la conservación de comidas y canciones del pueblo oriundo; pero la desaparición de los hábitos de vida vinculados con esas comidas y canciones, es un déficit cultural. Lo mismo ocurre con el reconocimiento de la autoridad moral de los abuelos, la conservación de alimentos siguiendo métodos tradicionales, y el manejo correcto de situaciones adversas. 17

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edad como máximo y había escasos ancianos; el viejo vigor cultural fue cediendo espacio a las novedades: cambiaron las condiciones de vida del hombre y con esos cambios se transformaron las relaciones sociales y las figuraciones, y hasta se modificaron sus características físicas. Para dar un ejemplo, el primate, que es cuadrúpedo, es decir simio, no podía levantar un objeto pesado con sus extremidades superiores y trasladarlo a otro lugar caminando sólo apoyado en el suelo sobre las inferiores; con el tiempo – de 2.000.000 a 1.000.000 de años - pudo hacerlo y esto, sumado a nuevas habilidades, en el cuaternario superior fue transformándolo en bípedo, en homínido. Los primates y los homínidos se expresaron de algún modo. A diferencia de los animales su forma de expresión no permaneció rígida dentro de los límites de su especie; las constantes relaciones lo llevaron hacia la búsqueda de nuevos ruidos, sonidos y gestos para señalar las mismas cosas y acciones; es decir que los conocimientos no se limitaron a un aprendizaje de mayores a menores sino que tanto los de menor edad como los mayores absorbieron nociones de sus iguales, proceso en el que la imitación ocupó un lugar esencial. Fueron borrándose los secretos acerca de las cavernas más seguras y de las técnicas más fáciles para el laboreo de las piedras. Con el paso de los milenios, estas variaciones, vinculadas con el territorio que habitaban, fueron marcando contornos, cuya dinámica dio lugar a nuevas, mutitudinarias y culturalmente enriquecidas agrupaciones, y así sucesivamente. Un aspecto que facilita el análisis de la prehistoria de la Altiplanicie Armenia es que los elementos culturales descubiertos hasta ahora pertenecen a épocas contrapuestamente cercanas, razón por la cual es posible establecer un encadenamiento cultural de sus contenidos con los de los períodos históricos. El pasado dejó de ser el nexo exclusivo del proceso de conocimiento, pues la autoridad moral de los ancianos continuó existiendo y fue sumando gradualmente el valor del presente. III.Culminando la prehistoria, el proceso intergeneracional de transmisión de la cultura atravesó una tercera etapa, primordial y sensiblemente a partir de los milenios III-II a.C., con el fenómeno de las migraciones tribales, consistente en mayor dinamismo en la secuencia temporal de sus culturas comunitarias.

LA PERIODICIDAD EN LA PREHISTORIA Una de las más importantes cuestiones de la arqueología armenia ha sido la causa lógica para establecer la periodicidad de sus etapas prehistóricas. A lo largo de toda la serie temporal, la periodicidad, junto con la cronología, son materia de análisis partiendo del Paleolítico hasta llegar a las épocas temprana y media de la Edad del Bronce18. Se refieren al carácter de arcaicas organizaciones de gobierno, a cuestiones de interrelación cuya solución, esclarecimiento y corrección arqueológicas, favorecieron en gran medida la labor de revisión del panorama etno-cultural de la Altiplanicie. Las primeras excavaciones en la Altiplanicie fueron realizadas por algunos arqueólogos rusos en 1876. En la localidad de Redkin-Laguer, cerca de Dilichán, descubrieron una necrópolis compuesta por 75 tumbas19. En 1887-1888, el arqueólogo francés Jean Jacques Marie de Morgan, en la zona de Alaverdí y Akhtalá, excavó en el trecho del ferrocarril Avetisian, P., Badalian, R., Hmaiakian, S., Piliposian, A., En torno a las cuestiones de la periodicidad y cronología de las edades de Bronce-Hierro en Armenia (Texto conjunto sobre la escala de H. Martirosian, referente a los fundamentos de la arqueología actual). Conferencia científica sobre los resultados de investigaciones arqueológicas de la República de Armenia, Ereván, 1996, 8-10, citado por Kalantaryan, Aram A. y Melkonyan, Housik A., Archaeological Works in Armenia in 1990-2003, Ereván, 2005, 12. 19 Bayern, Friedrich, Contribution à l’archéologie du Caucase, Lyon, 1882, citado por Adonts, N., op. cit., 9, n. 1, 18

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Tiflís-Alexandropol, y halló 956 tumbas20 correspondientes al período de expansión de la Edad del Hierro en Armenia(siglos X-VII a.C.). Importantes excavaciones fueron dirigidas por Ervand Lalaian, presidente de la Sociedad Etnográfica Armenia, quien halló más de 500 tumbas. Más tarde, el arquitecto alemán V. Belk encontró 300 tumbas, aproximadamente, cerca de Guetabak y no lejos de Ganzak-Elizabethpol21. En décadas cercanas a la actualidad, el plano de investigación del período Edad del Bronce media-Edad del Hierro, con activos estudios de campo se analizan los siglos XXIV XV a.C. Favorecieron mucho las excavaciones arqueológicas que proveyeron excepcionales materiales (Medzamor, Horrom, Karashamp, Guegharod, Oshakán, Sisián, Verín Naver). Comenzando por la segunda mitad del milenio III a.C. se produjeron cambios radicales en Asia Anterior tanto en lo socio-económico como en lo etno-cultural, de los cuales fue escenario la Altiplanicie Armenia. Al decaer la cultura Kur-Araksiana, fue reemplazada por aisladas culturas caracterizadas por el nomadismo, que significaron radicales procesos de nuevas realidades étnico-sociales en Armenia. Testimonian acerca de esos radicales cambios socio-culturales, los análisis de la vida de las comunidades que habitaban la Altiplanicie: las características de los túmulos funerarios de la Edad del Bronce media muestran que la liturgia del entierro es típica de los más antiguos rituales de entierro de los pueblos de habla indoeuropea22. De acuerdo a la cronografía arqueológica, las relaciones de actividad ocupacional vigentes en las comunidades prehistóricas corresponden al avance del nivel que alcanzaron en ciertos períodos de su historia social. En el inicio más arcaico del cuaternario no existieron normas que rigieran la unión de los sexos; hasta entonces el macho y la hembra se unían libremente sin importar si habían sido procreados por la misma madre y el mismo padre; el desarrollo del intelecto humano no había alcanzado aun el grado necesario para instalar un principio de distinción en las relaciones entre los sexos. Es a este principio que responde la clasificación de la historia cronológica de los ordenamientos prehistórico sociales, en dos etapas fundamentales: el orden totémico maternal (matriarcado), y el orden totémico paternal (patriarcado). Los órdenes totémicos maternal y paternal progresaron ya en el paleolítico tardío con el desarrollo de la economía pastoril y el paulatino retroceso del nomadismo. La decadencia del nomadismo supone, en primer lugar la existencia de cierta incipiente forma de comunidad basada sobre la estirpe; en segundo término un progreso en los conocimientos acerca de las cuatro fuerzas de la Naturaleza: tierra, agua, aire y sol. Y por último la expansión de la Edad del Cobre con la cual el hombre ingresó plenamente en el dominio de los metales. La periodicidad de los órdenes prehistóricos es aplicable al territorio de la Altiplanicie Armenia en general. El nivel inicial corresponde a la manada primitiva y al orden totémico temprano. Los órdenes totémico maternal avanzado y totémico paternal temprano se adscriben, respectivamente, a los períodos culturales neolítico y eneolítico. Al comienzo del cuaternario, los humanoides lograron soluciones a sus necesidades inventando instrumentos de trabajo. El hombre comenzó a pensar para obrar: puso su intelecto al servicio de la acción. En aquel período temprano de la comunidad primitiva el hombre avanzó en el señorío sobre los elementos brindados por la naturaleza; durante la etapa siguiente cumplieron papeles concretos el trabajo organizado y el progreso de la cultura: los instrumentos de labranza y las relaciones laborales mostraron superación en los diversos niveles de desarrollo cultural de quienes los hicieron y usaron.

20 J. de Morgan, Misión scientifique au Caucase, 1889, citado en Enciclopedia Soviética Armenia, Ereván, 1982, 8, 48. 21 Belk, V., Verhandlungen der Berliner Gesellschaft für Anthropologie, Ethnographie und Urgeschichte, 1894, citado por Adonts, Nigoghaios, op. cit., 9, n. 3. 22 Kalantaryan, A.A. y Melkonyan, H.A., op. cit., 13.

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En lo concerniente al rebaño humano primitivo, así como con referencia a los instrumentos de trabajo, también en lo atinente a la estructura social incipiente, fue característica su cualidad extremadamente desordenada y sencilla. Es probable que allí, en forma inconsciente pero totalmente real, fueron los lazos étnicos los únicos que en forma natural generaron la estrecha unión entre individuos aislados que formaron los grupos sociales precursores. Durante toda la sucesión del orden posterior, la recién formada estirpe fue el fundamento social que constituyó el punto de partida de la novel comunidad aislada. Posteriormente se prohibieron de modo absoluto las relaciones sexuales endogámicas, prohibición que aun sobrevive en principios de impedimentos de lazos de pareja entre parientes consanguíneos aun lejanos. Consecuencia de esa prohibición fue la desaparición del hombre paleoantrópido y su reemplazo, en el límite de los tiempos paleolítico medio y superior, por el “hombre racional arcaico”. La organización totémica, como forma adelantada de vínculo social, fue el exponente significativo del crecimiento de las fuerzas activas que existían en la comunidad inculta. A este respecto testimonian las transformaciones habidas en el paso hacia lo actual de la cultura musteriense durante el paleolítico superior o tardío. Así, basada sobre uniones naturales, el más temprano nivel del desarrollo en la historia de la comunidad primitiva de las organizaciones comunitarias, fue un avance en el que, empero, el papel fundamental, naturalmente, lo jugaron, entre los medios existentes, los éxitos en la elaboración de objetos que se manifestaron en el sucesivo perfeccionamiento de los instrumentos de trabajo. Acerca del Paleolítico, los restos óseos del hombre más arcaico así como los de sus instrumentos de trabajo, son los que permiten constatar el paso de un nivel cultural a otro de más elevado nivel y éste fenómeno se produjo en unos cuantos centenares de milenios con los cuales se mide la antigüedad del hombre. Si los restos de instrumentos de labranza permiten imaginar aproximadamente el grado de desarrollo de las fuerzas activas, en una palabra de toda la cultura primitiva, el cambiante tipo del hombre de esa etapa prehistórica también refleja la gradual transformación de su contextura física. En cuanto a la periodicidad en la historia de la comunidad primitiva, la determinación científica precisa tiene enorme significación. El ordenamiento comunitario primitivo es aquella situación de la sociedad humana en la cual, como es evidente, comenzó la prehistoria de la humanidad. Durante su origen, progreso y decadencia la sociedad arcaica pasó por una serie de niveles, cada uno con sus características típicas propias. La sociedad prehistórica alcanzó su florecimiento en tiempo del orden totémico, cuando el matriarcado predominaba en la comunidad. En la etapa posterior, la sociedad totémica maternal fue reemplazada por la paternal, la cual ya había comenzado a manifestarse de modo incipiente en los albores tempranos de la prehistoria arcaica. Pero seguramente, a su vez, la comunidad totémica matriarcal fue precedida por un nivel más simple de vínculos, caracterizado por una forma de organización fundamental, es decir, la del rebaño primigenio del período temprano. Así se separaron aquellas dos etapas fundamentales en la prehistoria de las comunidades primitivas: el nivel temprano de la prehistoria arqueológica, o sea el período del rebaño más antiguo de humanoides, que se originó, como se supone, hace 1.000.000-800.000 años aproximadamente, incluyendo las hipótesis sobre la génesis africana; tiempo en el que los humanoides comenzaron a elaborar con piedras los primeros instrumentos de trabajo, que duró hasta que finalmente aquellos rebaños humanoides desaparecieron. El desarrollo prehistórico nuevo, de más elevado nivel, acerca del cual los materiales arqueológicos descubiertos son prueba evidente, encuentra expresión en dos hechos: el mejoramiento de los instrumentos de trabajo en cuanto a sus formas más perfeccionadas y en el más rápido encendido del fuego. El rasgo más típico de la señalada diferencia entre el tiempo inicial y los posteriores del rebaño carente de cultura es que el hombre, durante el paleolítico medio, en total situación de desamparo y nomadismo, ya comenzó a morar en

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cavernas que se convirtieron en viviendas relativamente permanentes de aquellos grupos. La transición del nivel tardío del rebaño humano a la comunidad totémica primigenia preparó el advenimiento del régimen matriarcal. Correspondiendo al escaso nivel del equipamiento técnico y a la naturaleza primitiva de los instrumentos de trabajo, durante todo el paleolítico las fuentes de existencia del hombre permanecieron muy limitadas allí donde la Naturaleza no le brindó soluciones preparadas para satisfacer sus necesidades vitales: el hombre primitivo estuvo rigurosamente presionado por dificultades de existencia en su lucha contra las fuerzas naturales. Las fuentes fundamentales de la existencia humana en el nivel primario de la historia fueron la recolección y la caza y, a fines del paleolítico, también la pesca; es decir que el alimento cárnico se convirtió en un principal elemento de su supervivencia; la elaboración de algunos instrumentos de piedra le procuró medios de obtención de la carne como comida, y con ellos se vinculó también la importantísima circunstancia del aprovechamiento del fuego. Ciertos hallazgos en el territorio de la Altiplanicie Armenia explican la causa por la cual a fines del mesolítico tuvo lugar la domesticación del perro, que coadyuvó a la proliferación de ovejas y cabras y al consumo de su carne; y del jabalí, que fue primer paso de la atracción del hombre por la carne porcina; sin embargo, jamás existieron pueblos que sólo se alimentaran de carne. El vegetal comenzó a ser ingrediente en el menú prehistórico.

UBICACIÓN GEOGRAFICA DE LA ALTIPLANICIE ARMENIA El extenso territorio constituido por un conjunto orográfico limitado físicamente en el Norte por el río Kura; en el Sur, por la cadena de los montes Tauros y la Mesopotamia; en el Este por el mar Caspio; y en el Oeste por la parte del río Eufrates que desciende hacia el Sur y fluye hasta la Mesopotamia septentrional, totaliza la configuración de un complejo área en el que predominan extensos llanos en lo alto de elevadas montañas, alternados con profundos valles y cuchillas por los que transcurren ríos de encumbrados lechos y concavidades lacustres. Esta Altiplanicie, que constituye la parte central de la elevada meseta de Asia Anterior, jugó un significativo papel en el origen y desarrollo de la vida humana, y está compuesta por la Gran Armenia y la Pequeña Armenia. En el presente texto, este territorio de aproximadamente 300.000 a 400.000 kilómetros cuadrados y una altitud media de 1700 metros cuya cima máxima es la del monte Ararat, de 5165 metros, será denominada “Altiplanicie Armenia” o, sencillamente, “la Altiplanicie”.23 Pascual C. Ohanian

Desde hace mucho tiempo, los científicos dividen la Armenia histórica en dos sectores: la Gran Armenia y la Pequeña Armenia. En un tiempo la Pequeña Armenia constituyó un Estado separado. La Gran Armenia, que era la Armenia propiamente dicha, estaba dividida desde el punto de vista administrativo en 15 provincias; las más destacadas eran Airarad, Siunik, Artsaj, Vasburakán, Gugark, Turuberán, Aghznik, Alta Armenia y Zopk. Lo cual significa que además de lo que sería la Armenia propiamente dicha o “Gran Armenia”, desde el río Eufrates hacia Occidente se hallaría la “Pequeña Armenia”(Tzopk) y al Sur de ésta, Cilicia. 23

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PREHISTORIA DE LOS ARMENIOS ANALECTA DE ARQUEOLOGIA ARMENIA

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EL MUNDO TERCIARIO, MINERAL, VEGETAL Y ANIMAL

Desde cierto punto de vista, la historia del planeta es generalmente clasificada en cuatro Eras: arcaica, paleozoica, mesozoica y cenozoica; en la Era paleozoica (400 millones de años), la cuenca de un océano que se extendía sobre la actual Armenia, desde Irán hasta el Cáucaso, era más profunda.. El estudio de bacterias fósiles halladas en piedras calizas mediante la descomposición de las mismas en ácidos orgánicos, permitió reconstruir las características de dicha cuenca, la determinación de costas, ubicación de los continentes, y catástrofes ecológicas y biotópicas. Este océano dividió a los continentes europeo y siberiano de Africa e Indostán y unió al Océano Atlántico con el Pacífico. Los mares Mediterráneo, Negro y Caspio son restos de dicho océano. El plioceno es el último período de la Era terciaria y se lo divide en tres subperíodos, inferior, medio y superior. Uno de los fenómenos naturales que acompañaron a los plegamientos orográficos del plioceno inferior de la era terciaria fue el incremento de peces de agua dulce junto con la profusión de vegetales tropicales y de regiones templadas (bosques de las zonas de antiquísimos sedimentos volcánicos en Koterz, Gordun, Karakhach, Meghrí). Y por esta razón también creció en la Altiplanicie Armenia una particular vegetación, distinta de la existente en las diferentes cadenas del mundo, comenzando de las culturas tropicales hasta las alpinas. Las investigaciones científicas demuestran que desde tiempo inmemorial, la Altiplanicie tuvo una rica vegetación. Característica simultánea del mundo vegetal de este período es el tránsito de especies de hojas caducas a perennes, algunas de las cuales perduraron en etapas posteriores como consecuencia del recalentamiento del clima. Los fenómenos de plegamientos significaron un abundante incremento de peces marinos y de aguas dulces, y tropicales con el acrecentamiento parcial de la vegetación en el cinturón templado; los hombres se mantuvieron cerca de los ríos para alimentarse de peces. La vegetación que se conservó en los sedimentos de la región de Meghrí pertenecen a la Edad del plioceno inferior. Es característico del reino vegetal de ese lugar hallar frondosas especies de hojas perennes y simultáneamente de las de hoja caduca. El paso de las plantas de hojas perennes a las de hoja caduca ocurrió en el mioceno, aunque a causa del clima tropical posterior se conservaron ciertas clases de las de hojas perennes, entre las cuales había mayoría de hayas, álamos, pinos, robles y otras clases de árboles resistentes al frío; en aquel tiempo las laderas del Arakats se cubrieron de bosques de árboles de gran altura. En los bordes de la llanura del Ararat crecieron bosques de espeso follaje, y vegetación de aguas dulces. Al plioceno medio (30.000.000/40.000.000 de años) pertenecen sedimentos volcánicos residuales en los cursos medios de los ríos Ildaruní(Hrazdán) y Azad, donde hay muestras de vegetales del mismo período24. Después de inmensas y prolongadas precipitaciones, había aparecido en Europa y Asia el pasto, una vegetación que con el transcurso de muchísimos milenios revolucionaría la vida animal y humana y sustentaría una de las dos principales actividades económicas de los comienzos de la vida social: el pastoreo, que estuvo acompañado por variadas especies de animales. Al plioceno superior (10.000.000 de años) corresponden las capas basálticas centrales en la franja volcánica de la Altiplanicie (macizo del Arakats, montes Keghamá, elevaciones de Ieghvart y Kanaker). En la zona de Ereván, y cerca de las aldeas de Techrapak y Nurnús hay muchos sedimentos lacustres. A dos kilómetros al Este de esta última (1500 metros sobre el nivel del mar), aparecieron capas de diatomeas25 sobre el basalto, donde se hallaron Takhtachian, A.L., El mundo vegetal de Armenia, Ereván, 1946, 3. Diatomea, del griego diátomos, de diatémnein, cortar (témnein) al través (diá) por la disposición en zig-zag de sus células. En la taxonomía vegetal, clase de algas amarillo-amarronadas con células libres o en colonias. Las diatomeas son unicelulares vivientes en el mar, en el agua dulce o en la tierra húmeda, que tienen un caparazón silíceo formado por dos valvas cerradas de tamaño desigual, de modo que la más pequeña encaja en la mayor(Diatomeae).

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restos de mamíferos, entre los cuales había de caballos, rinocerontes, elefantes y de otros animales de especies arcaicas. Esto demuestra la existencia de un clima templado y húmedo. La presencia del caballo arcaico (equus istenonis) demuestra que el conjunto de diatomeas pertenece al plioceno superior, circunstancia confirmada por investigaciones micropaleobotánicas. Cerca de Arzn, encima y debajo de una capa de basalto que se atribuye al oligocénico se hallaron diatomeas que tienen similitud con las de la aldea Techrapak, que contienen fósiles de peces. La Edad de esas diatomeas se calcula también en el plioceno superior. En el tiempo del plioceno superior se clasifican los basaltos y las andesitas-basálticas de la parte central de la cadena volcánica de la Altiplanicie Armenia (el macizo de Arakats, los montes Keghamá, las mesetas de Ieghvart y Kanaker). Entre medio de ellos, se encuentran estratos formados por temporáneas clases volcánicas: dácidas26, liparitas27, liparito-dácidas, obsidianas, piedra pómez. Como vimos, fueron extensos los sedimentos lacustres de agua dulce próximos a las aldeas Nurnús y Techrapak en estratos de trípolis28asentados sobre capas de basaltos; en excavaciones realizadas allí, fueron descubiertos restos de mamíferos entre los cuales están el caballo arcaico, el rinoceronte etrusco, el elefante dracoenario y otros restos zoológicos. Se supone que el perro salvaje arcaico se separó del lobo a comienzos del cuaternario en un período que oscila entre 3.000.000 y 2.000.000 de años, y está comprobado que comenzó a desplazarse desde China hacia Occidente29.

I. EL CUATERNARIO Con el pleistoceno comienza el cuaternario. El cuaternario inferior fue tiempo de levantamientos orográficos, comienzo de glaciares, clima benigno y húmedo. De acuerdo a los cambios que se produjeron en la fauna, en el período del avance de formas elevadas predominaron los mamíferos y la cuenca se clasificó en dos subperíodos: el terciario y el cuaternario. El período cuaternario se extendió desde hace 2.000.000 de años hasta los 120.000/100.000 años. A su vez, desde el punto de vista geológico y según sus rasgos típicos, el cuaternario fue clasificado en inferior o temprano, medio, y superior o tardío. La vegetación del cuaternario inferior fue de tipo mediterráneo y se formaron bosques de árboles frondosos. Fueron hallados huesos de animales de este tiempo en Kumairí y en Khnus: aparecieron los elefantes tragonteriano y armenio (Elephas armenicus), y el caballo arcaico (equus istenonis); las favorables condiciones climáticas y la presencia de riqueza vegetal y animal reinantes en la Altiplanicie Armenia permiten afirmar que en ese territorio ya existió el hombre prehistórico. A fines del cuaternario inferior el rinoceronte y el elefante desaparecieron definitivamente del territorio hoy ocupado por Armenia. Sedimentos lacustres de Kumairí, ubicados en una elevación de 120 metros de altura sobre el margen izquierdo del río Akhurian, deben clasificarse en el cuaternario inferior, 26 Dácida, mineral magmático, similar al granito, a la diorita efusiva y al cuarzo porfírico. Apareció en efusiones de lavas del mesozoico(Arakats, Zanguezur). 27 Liparita, mineral cuyo nombre proviene de la isla italiana de Lípari, en el mar Tirreno; se lo considera una variante del granito efusivo. 28Trípoli, roca silícea pulverulenta, de color blanco o amarillo, formada por la agregación de caparazones de diatomeas fósiles; toma su nombre de la ciudad africana de donde procedía antes exclusivamente. Las diatomeas son algas unicelulares vivientes en el mar, en el agua dulce o en la tierra húmeda, que tienen un caparazón silíceo formado por dos valvas de tamaño desigual, de modo que la más pequeña encaja en la mayor. 29 Según un informe del año 2009 del investigador Peter Savolainen, director de un estudio realizado por el Real Instituto de Tecnología de Suecia junto con investigadores chinos, mediante un análisis genético de ADN mitocondrial, es decir, fundado sobre partes submicroscópicas en las que se producen las reacciones de respiración y producción de energía de la célula, realizado en 1.500 perros de todo el mundo, se llegó a la conclusión de que el origen del perro es un lobo domesticado y ocurrió en China, hace 16.000 años, cuando la población del Sur del río Yangtsé dejó de ser cazadora para hacerse ganadera y agricultora y domesticó cientos de lobos.

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que sucedió al plioceno superior, donde en un antiguo estrato de sedimentos arcillosos se descubrieron ricos restos de mamíferos: elefante y toro prehistóricos, rinoceronte, caballo arcaico (equus istenonis), camello, ciervo. En monumentos lacustres ubicados al Sur de Ereván, entre las aldeas Ienkichá y Eilás, que pertenecen aproximadamente a la misma época, se descubrieron restos del elefante arcaico, ciervo y otros animales. Coincidiendo con cambios climáticos sucedidos en el cuaternario inferior, cambió también el entorno vegetal y animal. El territorio cubierto por los glaciares se convirtió en páramo. Pero en las franjas que se extendían fuera de los campos glaciares existieron vegetales y animales; sus restos se conservaron en monumentos glaciares, en tierras de arenas arcillosas sobre márgenes elevados de ríos; en sedimentos de piedras calizas se hallaron fósiles de peces. Los animales del cuaternario inferior cuyos restos fueron descubiertos en monumentos de la Altiplanicie Armenia sólo pudieron haber vivido en un clima tropical o subtropical. El cuaternario medio abarcó monumentos hallados en el monte Ardín, en Sataní Dar, Haravaín Blur, Arekuní Blur, en Arzn, Nurnús, Malatiá, Shanidar, Chraber, Baraná, Bemtashén, Hark. Fué tiempo de máximos glaciares, durante el cual se produjeron inundaciones fluviales de monumentos arqueollógicos ubicados en planicies. El clima benigno y húmedo propició que laderas de las montañas se cubrieran de bosques de coníferas, y las estepas por árboles de exuberante follaje. Los investigadores hallaron indicios de animales en Shirakamut, Avan; desaparecieron el mamut (elephas primigenius), cierta especie de caballo (equus caballus), el elefante, el neanderthalense de Shanidar (Neanderthal shanidarensis); de todo lo cual se descubrieron materiales arqueológicos en capas profundas de peñascos. El cuaternario superior corresponde al paleolítico tardío(120.000 a 40.000 años a.C.) clasificado en períodos magdaleniense, solutrense y de Aurignac, y el ingreso al mesolítico(12.000 a 7.000 años a.C.), en los que comenzó el neolítico precerámico. En este tiempo continúa, aunque declinante, el fenómeno de las masas de hielo de los glaciares, que en su descenso desde las alturas de las grandes montañas arrancaron piedras y enormes rocas que se fueron desgastando y redondeando como morrenas y arrastrando arena, tierra, detritus. El clima, de benigno y húmedo pasó gradualmente a ser seco. Las exploraciones descubrieron restos de animales en Korís, el lago Seván, Marduní, Karmir Blur, al Sur de Ereván bajo filones de toba (duf). Animales característicos del período son el toro (Bison bonasus) y el ciervo común (cervus elaphus); pertenecen a esta época el caballo actual, el asno, el ciervo esbelto. En laderas de valles con tierras arenosas y arcillosas y en peñascos, llanos y cercanías de cursos fluviales inferiores, fueron descubiertas últimas capas de monumentos, con restos humanos (homo sapiens y homo fassilis). La vegetación de la Altiplanicie cambió varias veces en la medida en que las aguas se retiraron del territorio. Al volver a ser cubiertas por el agua, esa vegetación desapareció. Y cada vez que las tierras quedaron libres de aguas, volvieron a cubrirse de vegetales de la misma y de distintas especies. Sobre el territorio de la actual Armenia se incrementaron los bosques templados, donde se reprodujeron animales de climas cálidos como el elefante sin pelaje y el rinoceronte, el caballo arcaico (equus istenonis); con ellos convivieron animales de clima templado: distintas especies de bueyes, el ciervo gigante, el toro prehistórico. Posteriormente, el avance de glaciares introdujo significativas transformaciones en la flora y la fauna. Revivió el clima frío y seco, como consecuencia de lo cual se extinguieron los vegetales de temperaturas cálida y húmeda. Esta alternancia de tipos opuestos de clima influyó en el reino vegetal. Bosques de árboles de hoja caduca reemplazaron a los bosques tropicales de hojas perennes: álamo, pino, roble y otras especies resistentes al frío. El Arakats se cubrió de bosques de árboles más altos que los actuales. Lo mismo ocurrió en el Ararat. Los cambios de clima y la labor del hombre influyeron en la vegetación y viceversa. Las manadas humanas persiguieron a presas de gran tamaño que reaparecieron con las heladas de la Altiplanicie: el mamut de largo pelaje, el rinoceronte lanudo, el oso montañés,

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el ciervo gigante, el toro salvaje. Cerca de la aldea Nalpant, bajo monumentos de piedra toba, entre sedimentos lacustres del río Pambak, se hallaron restos de mamut, del caballo arcaico y otros animales. Al cuaternario superior pertenecieron bisontes y ciervos de alrededores del lago Seván. A fines del cuaternario inferior el rinoceronte y el elefante desaparecieron definitivamente del territorio hoy ocupado por Armenia.

Esqueleto de elefante tragonteriano de Kumairí. Museo de la Academia de Geología de Armenia. Sardarian, S.H., La Sociedad Primitiva en Armenia, Ereván, 1967, 22. Los fenómenos de plegamientos significaron un abundante incremento de peces marinos y de aguas dulces y tropicales y el acrecentamiento parcial de la vegetación en el cinturón templado :los mencionados bosques fósiles en sedimentos volcánicos de Goderz, Gortún, Karakhach y Meghrí, razón por la cual los hombres se mantuvieron cerca de los ríos. Colecciones y fragmentos de instrumentos de piedra fueron recogidos en estaciones al aire libre arcaicas y también menos antiguas en el sitio arqueológico de Nurnús; de su estudio realizado utilizando métodos avanzados, se llegó a las siguientes conclusiones: 1. Por sus características topográficas, las estaciones arqueológicas de Nurnús son descriptas como lugares de elaboración de instrumentos de piedra ubicados fuera del área de viviendas. 2. Por la materia prima natural, el tipo arqueológico, las capas culturales, y la ausencia definitiva de otros factores, el objeto investigado representa intrínsecamente un complejo típico del paleolítico, absuelto del contexto cultural, y exteriorización de su desarrollo interno. 3. Según la cronología comparativa, el tema de Nurnús es considerado como un complejo de objetos de piedra con muchas particularidades, aislado de la cultura arqueológica, que progresó en el período neolítico. El neolítico, por sus características

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técnico-morfológicas, se diferencia rigurosamente tanto de la cultura paleolítica como del arcaico trabajo agrícola paleolítico30. El descubrimiento del genoma significó un salto revolucionario en la genética de la biología humana. El análisis de la evolución del homo sapiens comparada con la del chimpancé demostró a científicos del Institute for Systems Biology of Seattle que la divergencia de ADN entre el humano y el chimpancé es sólo de un 4 % o sea 40.000.000 de desigualdades que equivalen a 3.000.000.000 de los eslabones que constituyen los filamentos de sustancia genética humana.

EL ANIMAL PREHOMINIDO Según algunas teorías científicas, por el hallazgo arqueológico de ciertas herramientas y otros elementos hallados en excavaciones por un lado, y la periodicidad arqueológica por el otro, la existencia de la humanidad se remontaría a la Edad de Piedra, es decir, a 2.000.000/1.000.000 de años. Sin embargo, investigaciones orientadas hacia el estudio del hombre africano llevan esta antigüedad a 5.000.000 de años y a la conclusión de que a pesar de las dificultades, el prehumano sobrevivió a la selección natural. Ya entonces vivía en bosques, formando grupos, caminaba más erguido sobre sus extremidades inferiores y en esa posición se cansaba menos. Estudios paleoclimatológicos inducen a la hipótesis de que un calamitoso calentamiento global habría hecho desaparecer gradualmente selvas y bosques. Quizás este factor geológico o climático u otro que influyó en la anatomía del individuo, produjo una mutación que provocó el lento paso de los prehomínidos, también antecesores a lo que sería el hombre. Estos seres prehumanos trataron de hallar alimentos en las plantas altas de bosques cuya densidad no se atrevían a penetrar por miedo a los animales de tamaño comparativamente gigantesco. Aquellos prehomínidos, que se extinguieron, habían sido diferentes de los nuevos homínidos, quienes, obligados a recorrer miles de kilómetros en la búsqueda de alimentos silvestres para recolectar, eran nómades. Millones de años después, al encontrarse con el mar y con ríos, comprendieron que podían alejarse a mayores distancias nadando. A medida que por diversos medios les fue más fácil el acopio, fueron reduciendo gradualmente las órbitas de sus búsquedas. Como veremos, así como con el hábito de caminar cubrieron grandes distancias e intercambiaron elementos culturales, en algunos casos extensiones enormes y murallas naturales de alturas insuperables interrumpieron las comunicaciones entre grupos humanos, proceso que con el paso de milenios desembocaría primero en el seminomadismo y finalmente en el sedentarismo; el resultado de los aislamientos y de la adaptación a diferentes habitat, fue la diversificación lingüística. En síntesis, los homínidos –que eran simios antropomorfos - abarcaban a primates entre los cuales estaban los chimpancés, los gorilas, los orangutanes asiáticos, y el Homo Sapiens. Hasta mediados del siglo XX, cuando fueron hallados por primera vez en Sudáfrica en 1924. se suponía que el origen de los australopithecus fue el valle del Gran Rift, hace 4.100.000 años. Por testimonios científicos posteriores sabemos que en diversas partes del mundo, especialmente en el extremo Este de Africa, donde hoy está Etiopía y lejanas en el tiempo del terciario tardío, hubo evidencias de dos clases31 de evolución prehomínida como 30 Eritsyan, B.G., Tadevosyan, S.V. y Gasparyan, B.Z., Resultados de la investigación delmonumento arqueológico paleolítico de Nurnús, Boletín de Ciencias Sociales (Lraber Hasarakakán Guitudiunneri), Ereván, 1998, (597), 164 169 (en ruso). 31

Uno, el Paranthropus robustus, en Taung, en el extremo más meridional de Sudáfrica, en 1924.

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el australopitheco africanus32 (alrededor de 6.000.000/4.000.000), cuando el prehomínido se diferenció del chimpancé. Allí, el paleo-antropólogo francés Yves Coppens33 encontró en Hadar, Etiopía, en 1973, restos de 52 huesos relativamente intactos de una especie de homínido que posiblemente era femenino, de alrededor de 3.200.000 años(Australopithecus afarensis)34. Investigaciones posteriores concluyeron en que el africanus era una especie diferente de la afarensis; en 1992 fue hallado el cráneo fosilizado de este homínido. Según un estudio publicado en 2011, el arco plantar del afarensis era claramente de un bípedo, es decir, de un homínido que caminaba con las manos libres, y que los machos eran de mayor tamaño que las hembras(diformismo sexual). Desde entonces el australopiteco y el prehomínido, aunque geográficamente coexistieron en el mismo espacio durante mucho tiempo, comenzaron a recorrer líneas evolutivas independientes en las que el homínido evolucionó más aceleradamente que el chimpancé. Biológicamente, el tamaño del cerebro del homínido triplicó la medida del cerebro del chimpancé. Esta especie de simio comenzó a trabajar la piedra y elaborar hachas de mano; de esta misma especie, el paleoantropólogo Tilahun Gebreselassie, miembro del equipo de Zeresenay Alemseged, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig, descubrió en el año 2000, en el inhóspito valle de Afar, región de Dikika, al Norte de la gran fractura tectónica conocida como del Gran Valle de Rift, Africa, un fósil de 3.300.000 años de antigüedad, de un niño posiblemente bípedo de poco más de tres años de edad. Lo llamativo de este hallazgo es el peculiar desarrollo del hueso hioides, que con los milenios habría de ser fundamental para posibilitar la facultad del habla. Poco antes del 2010, en una gruta de Malapa, al Norte de Johannesburgo, fueron descubiertos restos de la hembra bípeda meridional Australopithecus sediba, que debe haber convivido con el Homo Sapiens. El australopiteco evolucionó dentro de su propio tipo y se calcula que hace 2.000.000 inició un largo camino desde Africa hasta China o viceversa. La ciencia admite que por evolución natural, en el curso de siete millones de años,35 el australopiteco se transformó sucesivamente en tres especies de primates. En el cuaternario, al comienzo del pleistoceno, aparecieron humanos en los trópicos de Cáncer y de Capricornio que por su tipo físico ocupan una posición intermedia entre los antropoides y el hombre actual por su caminar erecto, por el tamaño y características de la palma de su mano y por el volumen de su cráneo y de su cerebro. El pithecanthropus, de la especie Homo, data de 2.000.000/500.000 años, posiblemente bajo influencia de cambios climáticos; el pithecanthropus erectus, originado en Africa o en China, tenía características de mitad hombre y mitad mono; gracias al método del carbono-14 y de la acumulación de flúor en los huesos del erectus que se hallaron en los restos de Africa, donde se había adaptado a suelos áridos e inestables.

EL HOMO ERECTUS PUDO HABER TENIDO ORIGEN EN CHINA De Africa, los Homo erectus habrían caminado hasta la isla indonesia de Java, donde en 1887 sus fósiles fueron descubiertos por Eugène Dubois. Este tipo humano, dependiendo de su vinculación con su entorno social, tenía capacidad de comunicarse, sin la cual el trabajo sincronizado hubiera sido imposible. Testifica acerca de su progreso racional y de 32 El australopitheco fue un género extinguido de simio bípedo antropomorfo, de cuya variedad surgió, hace unos 2.000.000 de años en Africa oriental, - el género Homo -, junto con los más antiguos objetos hechos a mano durante el paleolítico, hace dos millones y medio de años. 33 El equipo científico estaba compuesto también por sus colegas Tom Gray, Donald Johanson (a quien algunos autores señalan como jefe del equipo), y Maurice Taïeb. 34 Se la denominó Lucy en homenaje a la canción “Lucy in the Sky with Diamonds” de los Beatles, que los integrantes del equipo de investigadores entonaban muy a menudo. 35 Biondi, G y Rickards O., Umani da sei millioni di anni, Roma, 2009.

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una forma de expresión de este tipo humano arcaico, el hecho de que conocía ciertos temas, distintas clases de piedras y maderas con las cuales elaboró herramientas, probablemente consultando con sus semejantes. En aquel tiempo ya existían hombres en Europa, Asia y Africa; al respecto fueron valiosas las exploraciones arqueológicas en el Norte de Africa, donde con frecuencia se encontraron huesos de animales grandes del cuaternario inferior: junto con restos de elefante, hipopótamo, rinoceronte, cebra, jirafa, tigre, se hallaron también instrumentos similares a herramientas chelenses, entre ellas trípodes, hachas de cuerpo ancho, y restos de fuego. Se encontraron monumentos de hombres primitivos con las mismas tipicidades y pertenecientes a igual estrato arqueológico. Así, por primera vez se estableció que aquellos hombres arcaicos, en su nivel de evolución, se acercaban al pithecanthropus36 y que junto con éste tenían rasgos de semejanza con un tipo antropológico que tanto puede ser anterior como ulterior : el sinantropus(hombre de China); numerosos remanentes fósiles de este último antropoide fueron hallados en el peñasco de Chiou-Kou-Tian, cerca de Beijing. El descubrimiento del sinantropus es importante porque junto con los huesos humanos se encontraron huesos de animales característicos del cuaternario temprano, montones de carbón y ceniza, y herramientas elaboradas de piedra. Las herramientas del sinantropus son deformes, de diseño irregular, pero lucen sobre ellas señales de su elaboración y afinados filos. El paleoantropólogo chino Khia Lanpo partícipe en las investigaciones y excavaciones realizadas en cuevas de Yukudian, sostiene que el origen del Homo erectus está en China. Su tesis se vio reforzada cuando hace algunos años fueron excavados más de cuarenta cráneos fosilizados del hombre de Pekín, cuya antigüedad oscila entre 1.700.000 y 1.500.000 años. Estos cráneos presentan coincidencias con los de chinos contemporáneos. Ya hace cuarenta años, Eugène Dubois hiso descubrimientos que concuerdan con la teoría de Khia Lanpo. El hombre de Pekín vivió en Asia hace 400.000 años y posiblemente sus genes sobreviven. Si lo afirmado por Khia Lanpo es científicamente cierto, es admisible que el origen de la humanidad no haya estado en Africa sino en Asia. Dos dientes que se descubrieron en la cueva de Longguppo, provincia de Sichuan, China, de 1.800.000/2.000.000 de años son objeto de estudio aplicando los métodos de fechado paleomagnético y del denominado de “resonancia de espín electrónico”. En la provincia china de Yunnan se descubrieron dientes humanos y herramientas; en un principio se les atribuyó una antigüedad de 700.000 años, pero con aplicación del método de análisis paleomagnético hoy se les adjudica una procedencia de 1.800.000 años. En la última década del siglo pasado, en proximidades de Chunchian, provincia Hubei, de China, fueron excavados dos cráneos fosilizados de posibles Homo erectus cuya antigüedad se calcula en 600.000 años, aproximadamente, que se conservan en el Instituto de Arqueología y Vestigios Culturales de Wu-Han. Estos fósiles están bajo la guarda de Li Tianyuan. Las características de estos cráneos son semejantes a las del Homo de Java, y las medidas de sus rasgos no distan mucho de las de los europeos. Según estudios realizados por un equipo de palentólogos de la Universidad de Washington en Saint Louis, integrado por el paleobiólogo Erik Trinkaus y el paleontólogo Hong Shang, por restos fósiles hallados en el monumento de Tinyuan, China, se descubrió que en el estrato del paleolítico superior, hace 40.000 años, el hombre usaba sandalias hechas con tejidos vegetales o polainas de pieles.

36 Pithecanthropus- palabra compuesta, del griego pithékos (simio) y ánthropos “hombre”. Tipos fósiles que participan de características físicas de simios antropomorfos y del hombre, que fueron descubiertos en islas de Indonesia.

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INVESTIGACIONES MAS PROFUNDIZADAS, SEÑALAN EN AFRICA EL LUGAR DE ORIGEN DEL HOMO ERECTUS. El Africanthropus vivió en el Norte de Africa hace más de 2.000.000 de años; su descubrimiento fue valioso para la arqueología, después de lo cual aparecieron otros similares en zonas de Africa, Asia y Europa. Según investigaciones realizadas en 2004 por científicos de Australia, en una isla de Indonesia hubo hace 95.000 años una especie prehumana de muy reducidas dimensiones, a la que denominaron homofloresciensis. Suponen que se trata de descendientes enanos de una especie arcaica que abandonó el continente africano hace 2.000.000 de años. Por los restos descubiertos no medían más de un metro y tenían un peso de 25 kilogramos. Su cráneo tenía aproximadamente un volumen de 380 centímetros cúbicos; el rostro era grande y el espacio craneano en el que estaba alojado el cerebro, era pequeño; sus manos eran grandes y rudas y golpeando con una piedra más dura la piedra que sería convertida en hacha de mano, fabricó primitivos instrumentos y armas. En cavernas de Blombos, Sudáfrica, fue hallada gran cantidad de trozos de ocre y de magnesio, con trazos geométricos; se supone que hace 70.000 años poseyeron pensamientos abstractos, aplicaron el ocre rojo a grasa animal, y lo utilizaron para fabricar pintura con la que hicieron representaciones gráficas en paredes. Estas investigaciones están actualmente expuestas a la incursión de novísimos métodos –por ejemplo la paleogenómica, como también el de la extracción de fragmentos de ADN de los fósiles- a través de los cuales se admite la existencia de diferencias entre la variedad actual y alguna forma extinguida de fisiología humana e incluso llegando a consentir la hipótesis de que los Neanderthalenses fueron de tez muy blanca y pelirrojos; y ya se están realizando experimentos de ADN para establecer una secuencia entre personas vivas y ancestros – quizás extinguidos- de hace decenas de miles de años. La historia del hombre, comparada dentro de la periodicidad geológica de la historia del planeta, ocupó una duración insignificante. Las etapas de formación de las montañas, que fueron paralelas a otros agudos y significativos cambios (glaciaciones, emigración de los animales) complicaron las condiciones de la órbita externa del hombre prehistórico, estimulando más la posibilidad del ritmo de florecimiento de su cultura material. En la Altiplanicie Armenia, las condiciones naturales, climáticas, orográficas, las llanuras, bosques, valles, ríos y lagos, tuvieron enorme significación en cuanto a la vida y actividad de las hordas prehistóricas humanas. El comienzo del post-plioceno se vinculó con la transformación del prehomínido en homoprimigenius; y el período medio post-pliocénico (es decir, de la anexión del cuaternario superior en las etapas de formación de las montañas y de comienzo de las glaciaciones) se enlazó con el ulterior advenimiento del neanderthalense, que todavía conservaba algunos rasgos físicos propios del simio. En las regiones glaciares, el frío riguroso imperante durante milenios en las nieves eternas impidió la renovación de especies vegetales en el Norte de Europa y de Asia. Por influencia de las transformaciones climáticas que se produjeron en mayor medida posteriormente, y quizás por el incremento de la actividad ocupacional del prehomínido, se produjo una metamorfosis en el dominio del reino vegetal. Bajo estas influencias directas e indirectas la vegetación cambió en tal medida que reconstruir su realidad en la Antigüedad resulta hoy una labor compleja y muy difícil. Se calcula que hace 120.000 años se produjo un recalentamiento de la tierra, fenómeno que provocó el deshielo, y el territorio se pobló de homínidos. En la literatura científica arqueológica, existe la hipótesis de que en el pleistoceno, la Mesopotamia estuvo cubierta por aguas de la concavidad de Persia cuya parte norteña se halla en la actualidad en el límite de Mosul. La ubicación de los monumentos paleolíticos fuera de los límites de la Mesopotamia, desde los Zagros y los Tauros Armenios parecen confirmar esa posición. Algunas características de la

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Mesopotamia septentrional están condicionadas por inundaciones postglaciares. Como consecuencia de la periódica licuación de glaciares y de campos helados de la Altiplanicie Armenia en las edades clectónica, mesolítica y en otras épocas, la Mesopotamia fue inundada periódicamente, se convirtió en un enorme pantano infranqueable y no fue factible habitarla, por cuya razón la población abandonó ese lugar transitoriamente. Este fenómeno del animal humano del cuaternario, de dejar el territorio y volver a habitarlo tiempo después, se repitió a menudo, y en ese lapso, probablemente, el prehomínido de la Mesopotamia se refugió en la Altiplanicie Armenia, se supone que por esta causa esa área se convirtió en una de las cunas del hombre del paleolítico de Asia Anterior y de su cultura. Singulares grupos humanos de los más antiguos tiempos de la prehistoria, apenas salidos de su condición animal, se dedicaron a la recolección de frutos y ayudándose con instrumentos de extrema simplicidad, a la caza. Aquellos hombres, para obtener alimento, deambularon a orillas de los ríos, donde fueron encontrados sus restos; los sinantropus, conocieron el fuego en estado natural de chispas y lavas volcánicas sin saber que podían encenderlo por sus propios medios; el fuego, junto con las herramientas, se convirtió en apoyo de su lucha contra las fuerzas de la Naturaleza y en primer paso hacia la civilización. El hombre del paleolítico inferior utilizó aquel fuego ocasional no sólo como fuente de calor energético: con él se defendió del acoso de las fieras. El grito, el alarido, los fuertes gruñidos y los ruidos de percusión acompañarían a la ostentación de llamas de fuego y de grandes trozos de piedra para alejar a los desconocidos y posibles agresores. Pero no fue fácil la vida de los homínidos de aquella Era. El mundo que los rodeaba les resultaba indiferente; no les interesaron el sol ni la luna ni los astros ni sus periodicidades. Todo eso estaba muy lejos; no vieron significación alguna en la luz del día ni en la oscuridad de la noche. A lo sumo, supieron dónde aparecerían esas luces brillantes del firmamento y por dónde se ocultarían la próxima vez. Tardaron en darse cuenta de que la apariencia del sol era siempre la misma y que, en cambio, la de la luna sufría transformaciones. El sol se elevaba y se alejaba, dejándolos solos con la Tierra, este elemento concreto que podían tocar, en el que encontraban guarida cuando arreciaban las tempestades o amenazaban enormes animales. A fines del terciario y comienzos del cuaternario una franja tropical cubrió territorios al Sur de los Cáucasos, penetró en el antiguo mundo de la Altiplanicie armenia, donde algunos centenares de miles de años antes ya tuvo lugar la diferenciación entre el humano y los demás animales. En aquella franja se descubrieron señales de antropoides evolucionados que habían vivido en ese lugar en el tiempo geológico que precedió a la aparición del hombre. En capas de tiempos posteriores se hallaron residuos de herramientas y del hombre más antiguo, notablemente diferente del actual y en muchos aspectos parecido a los antropoides precedentes. Aquellos homínidos vivían en grupos, desnudos, a campo abierto. No podían hablar y se expresaban con gestos y con sonidos y ruidos que imitaban a los emitidos por otros animales. Se refugiaron en bosques y cavernas para escapar de las inclemencias naturales; no sabían aún encender fuego, medio fundamental para su avance cultural. Vivieron en pequeñas manadas, deambulando sin rumbo fijo, cerca de ríos y lagos y en proximidades de minas de diversos tipos de piedras. Los instrumentos de los que se valieron en un principio fueron piedras que encontraron tiradas en el suelo, rústicas, sin ningún tipo de modificación; después les irían cambiando la forma y tamaño golpeándolas contra otras piedras y partiéndolas en fragmentos con una finalidad utilitaria. Mucho más tarde harían tallas en ellas, quizás como imprimiéndoles una marca de propiedad. El profesor James F. O’Connell, director del Archaeological Center de la Universidad de Utah, publicó un ensayo en Journal of Human Evolution en el cual sostiene que no es seguro que fuera el macho el que se dedicara exclusivamente a la caza de grandes animales para procurar carne roja a la especie sino que la hembra, además de recolectar raíces y frutos compartía la caza con el macho; según él, los homínidos, además de matar

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animales, comían a dentelladas sus restos, que descuartizaban donde los cazaban, sin preocuparse de proveer de alimento a los otros integrantes de su manada, lo cual ratifica la hipótesis de que no poseían todavía ideas gregarias de clan ni de tribu, ni menos aun de consanguinidad. Huesos de gran tamaño hallados en monumentos del paleolítico inferior, prueban que a veces los hombres de aquella época se dedicaron a cazar animales muy corpulentos pero que esta actividad no podía ser frecuente porque contaban con medios muy elementales. Escribe el doctor en Ciencias Históricas Harutiún Martirosian: “Las ricas tradiciones de cacería que desde el paleolítico tuvieron las tribus armenias, debían ser preservadas en leyendas y memorias acerca de las obras heroicas protagonizadas por sus predecesores cazadores, quienes alejándose de su mundo propio, se convertían en protectores de las generaciones vivas, en sus fuertes cooperadoresy en espíritus influyentes, y es definitivamente posible que muchas de las figuras antropomorfas de las inscripciones rupestres de los montes Keghamáy de otros lugares, acompañados por signos astrales, representen a antepasados sacralizados, divinizados, ya que para la figuración de muchos pueblos del mundoy en especial para la de los armenios naturales del lugar, el mundopropiode los ancestros era el cielo37.” Hurgando en la época histórica, Orión, según la legendaria griega, aparecía como un titánico38 cazador39. Existían diversas tradiciones acerca de cómo murió. Según una de ellas, Artemisa, llevada por los celos le había dado muerte; según otra, había muerto por la picadura de un alacrán. Artemisa lo trasladó al cielo como una constelación40. El perro de Orión también ocupó un lugar en el cielo como una estrella de Sirio, en la constelación del Can Mayor 41. El sistema orográfico del Arakats, cerca de la corriente media del río Ildaruní(Hrazdán) y la región circundante –los montes Hatsaván, Chraber, Keghamá42, Ararat43, Sipán- son ricos en monumentos de obsidiana, material que, tanto por su calidad como por las características de la zona, ofreció al hombre del paleolítico mejores oportunidades para iniciarse en su capacidad de hacer primordialmente armas y herramientas44. Hasta entonces había hecho una herramienta de piedra y después de usarla la había abandonado y se había dedicado a hacer otra nueva. De ahora en más, de esta situación subió gradualmente a otro nivel sumamente importante: con la herramienta hecha comenzó a hacer otros instrumentos y a conservarlos para usarlos más tarde con la misma función u otra distinta. Ya no usó los dientes para rasgar, desgajar, despedazar ni descuartizar; tampoco usó las uñas para alisar o raspar porque en lo sucesivo utilizó piedras más abrasivas que preparó especialmente para cumplir esas funciones. El hombre prehistórico se diferencia radicalmente del contemporáneo porque no tuvo un pasado que conservara como propio; sus actos tampoco fueron realizados pensando en futuras generaciones. A diferencia del actual, el hombre prehistórico tuvo expectativas pero no esperanza45. Vivió su momento y enfrentó las situaciones a medida que se le fueron

Martirosian, H., Historia del pueblo armenio, Ereván, 1971, I, 258. Eliade, Mircea, Historia de las figuraciones y de las ideas religiosas, Madrid, 1978, I, 282; Píndaro en sus Cantos, llama a Orión “el gigante del cielo”. 39 Plauto lo califica de Yugula, el cazador que degolla. 40 Manilio le da a Orión el título de “rey del Cielo”. 41 Zimmerman, J.E., Dictionary ofClassical Mythology, New York, 1980, 184. 42 La cadena de los montes Keghamá está al O. del lago Seván. Se formó en el plioceno y en la etapa volcánica del cuaternario; tiene una altura de 3600 metros, aproximadamente. 43 El monte Ararat o Gran Masís, está ubicado al Sur de la llanura del mismo nombre. De nieves eternas, tiene 5165 metros. Su nombre aparece por primera vez en el siglo VII a.C. en el Génesis, según cuya versión legendaria, en él se depositó el Arca de Noé. Es el monte sagrado de los armenios, usurpado hasta la actualidad por el Estado turco. Cerca está el Pequeño Masís, de 3925 metros. 44 Paipurtian, E.A., Las herramientas de trabajo en la antigua Armenia, Ereván, 1938. 45 Laín Entralgo, Antropología de la esperanza, Barcelona, 1978, 48 y ss. 37 38

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presentando. No existía aún noción de tiempo, y la vida transcurría con inimaginable lentitud por la ausencia de cambios tendientes hacia algún progreso. Carente de racionalidad hasta llegar a ser el homo sapiens, el homínido no tuvo idea acerca de su propia realidad; careció de intimidad y, como consecuencia, experiencia de la posibilidad de un futuro. El mundo que lo rodeaba era superior a él y vivía constreñido por sus inclemencias. No podía preguntarse si habría un mañana, y fue con el paso de los años de su vida que percibió, sin explicársela, la periodicidad cíclica de los fenómenos astrales; podemos imaginar que aun estando ausente en su ánimo la seguridad de que sobrevendría aquello que deseaba o temía, alentaría sí una curiosidad, una espera. Tuvieron que transcurrir milenios hasta llegar a prever la posible fructificación de un vegetal; en cambio fue comparativamente rápido el tiempo que necesitó para asimilar la proximidad de la presa que sería herida en la caza, y su casi inmediato impulso vital, esperando alerta y vigilante en el follaje del bosque, al animal que apetecía capturar mediante rodeo, o cazarlo lapidándolo. Sin embargo, tanto para preservar su existencia física como para defenderse del rigor de las adversidades naturales, aquel tipo de humano buscó fuerza sumándose a otros congéneres. Este acercamiento entre prehumanos puede atribuirse a la suma de varias causas o a alguna de ellas: para vivir bajo el mismo techo cavernario a fin de que les fuera más fácil conseguir alimento; para avisarse mutuamente ante la presencia de un peligro, por ejemplo, la amenaza de una fiera; o para luchar juntos contra animales de gran tamaño. Y si bien compartieron el territorio con masas humanas trashumantes de distinta procedencia, pasado un tiempo algunos partieron en búsqueda de mejores condiciones de vida mientras otra parte prefirió quedarse a vivir en aquel escenario fascinante, sin fin de continuidad, hasta hoy. Para alimentarse con raíces, frutos silvestres y plantas estos grupos desplegaron en esos lugares una labor de las más simplísimas formas recolectoras. Cruzaron aquellas tierras y persiguieron a animales migrantes. Desde aquella remota época hasta que el paleoantrópido empleara la piedra como materia componente en la fabricación de un arma o de un instrumento de labranza o de caza, por ejemplo el hacha de mano, pasaron decenas o centenares de miles de años. Es muy importante la significación que los medios naturales de paso tuvieron para el animal prehomínido; por ejemplo, en la Altiplanicie, el Aradzán fluía a través de la cadena de llanos desde el valle de Kharberd hasta el valle de Mush; el bajo valle de Bagrevand (Alashkert)46 se comunicaba por el Norte con el valle del Araks y con la llanura del Ararat; y por el Sur con los Tauros Armenios, que no fueron obstáculo insuperable para comunicarse con la región más meridional. Es muy posible también que el prehomínido se haya multiplicado en las cercanías de esos pasos durante el cuaternario temprano. No se excluye que en el valle del Aradzán, como en el sector occidental de la Altiplanicie Armenia, a comienzos del pleistoceno existieran condiciones muy favorables para la vida de aquel prehomínido, quien pudo habitar ahí perdurablemente. Desde el curso superior del Aradzán como desde el valle de Bagrevand partía una serie de cañadas que le convenían para ir hacia los montes Ararat y Arakats y hacia sus respectivos valles y llanuras. En la vasta expansión de hombres prehistóricos en las regiones de la Altiplanicie Armenia y del Asia Anterior colaboró probablemente el parecido del paisaje arcaico general de los montes de la Altiplanicie con el de sus puntos de partida y de arribo. El territorio de Asia Anterior fue una de las regiones del planeta, de apareamiento y fusión de habitantes humanos que provenían de lejanos lugares de dispersión, y cruza de distintos tipos de hombres de Neanderthal. El tema de los hombres de Neanderthal, cuya población no fue muy numerosa y que vivieron desde hace 500.000 años hasta hace 30.000 años, Alashkert, ciudad de Armenia, centro del distrito Pakrevant, en la provincia de Airarad, donde estaba la antigua ciudad de Anashé del reino de Urartú. La mayor parte de la población fue asesinada durante el Genocidio del Estado turco en 1915. 46

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aproximadamente, es una pieza clave en la caracterización de las trayectorias culturales de las poblaciones que durante el pleistoceno superior vivieron en la Altiplanicie, en Africa y en Europa. En ese hombre debe estar la raíz de cualquier modelo emergente del simbolismo que, a la sazón, era el lenguaje de las congregaciones humanas. Existen fundamentos para suponer que en el pleistoceno, el espacio paleo-geográfico de aquel sector de Asia Anterior fuera, básicamente, similar al aspecto actual, incluso la superficie mesetas montañosas cubiertas de capas volcánicas- con sus tipicidades orográficas. Desde este punto de vista hablan más los lugares de incontables vías elegidas por el prehomínido para comunicar en forma sorprendentemente conveniente las zonas de valles con las de elevadas mesetas montañesas. El análisis de las pruebas señaladas en cuanto a la ubicación de monumentos arqueológicos del paleolítico inferior en la Altiplanicie Armenia, permite suponer que también en las regiones premontañosas de la Altiplanicie, como en valles de la cadena de los montes Zagros, en Persia47, y en los de los Tauros Armenios, ya existían condiciones favorables para la vida humana. En la Altiplanicie Armenia, donde entre las cadenas montañosas hay extensos atajos descendentes, posiblemente jugaron un importante papel aquellos senderos y pasadizos que bajaban hacia los lagos de Van y de Urmiá, desde los portones del Zagros, los desfiladeros de Khamur, Paghesh y Samsun. El paso al neolítico se produjo cuando ya los neanderthalenses habían desaparecido sin que hasta ahora se conozca la causa exacta de su extinción.

DIVISION EN CULTURAS

EL PALEOLITICO Al sólo efecto de su estudio, la Edad de Piedra en la Altiplanicie Armenia puede ser dividida en culturas paleolítica, mesolítica, neolítica y eneolítica; y es esta clasificación la que optamos por seguir para el desarrollo de la presente exposición. A su vez, la cultura paleolítica puede clasificarse en fases inferior y media, y a continuación nos detendremos en la Edades culturales: del Cobre, del Bronce y del Hierro, y al referirnos a estas dos últimas, en sus subdivisiones temprana, media y tardía.

II. EL PALEOLITICO INFERIOR CONDICIONES NATURALES El paleolítico inferior comenzó hace 2.000.000 de años, cuando regiones de la Altiplanicie Armenia contiguas al Asia Anterior ya habían sido habitadas desde la época de la dispersión del prehomínido48. En estas regiones el individuo se alimentaba desmenuzando y desgarrando plantas y animales, usando uñas y dientes, y abarcó hasta los 120.000/100.000 años a.C. Compartiendo el reino animal, el más antiguo conglomerado humano de la Altiplanicie Armenia dependió totalmente y durante largo tiempo, de la Naturaleza que lo rodeaba. Por esta razón las condiciones climáticas, orográficas, las llanuras, bosques, valles, ríos y lagos, tuvieron enorme significación en cuanto a la vida y Los montes Zagros se extienden en sentido paralelo al río Tigris y se unen con los Tauros Armenios al Sur del lago Van. 48 Barseguian, Lavrenti A., Las cuestiones del origen y formación del pueblo armenio en la ciencia histórica, op. cit., 272. 47

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actividad de las hordas prehistóricas. En un comienzo los humanos no conocían la utilización del fuego y no sabían construir siquiera la más simple morada; por eso mismo, para vivir buscaron el clima templado, las regiones tropicales. El clima fue tornándose cada vez más cálido, húmedo y moderado en el plioceno superior, último período de la era terciaria, al que también pertenece la rica vegetación hallada en monumentos arqueológicos del Ishkhanasar, Hatsaván. Para los humanos de aquella época, los territorios con inviernos tan rigurosamente fríos, no eran provechosos. Singulares grupos humanos de los más antiguos tiempos de la historia, apenas salidos de su condición animal, se dedicaron a la recolección de frutos y ayudándose con instrumentos de extrema simplicidad, a ciertas formas elementales de caza. Aquellos hombres, para obtener alimento, deambularon por las orillas de los ríos donde fueron encontrados sus restos; igual que los sinantropus, conocieron el fuego en estado natural de chispas y lavas volcánicas sin saber que podían encenderlo por sus propios medios; el fuego, junto con las herramientas, se convirtió en apoyo de su lucha contra las fuerzas de la Naturaleza. El hombre del paleolítico inferior usó aquel fuego ocasional no sólo para aprovechar su calor sino también para protegerse contra el hostigamiento de animales salvajes. Del instinto de defenderse para conservar la vida nació la idea de fortificar los espacios de vivienda. Al comenzar el cuaternario, tras el avance de los glaciares, la vegetación tropical se extendió hacia el Norte en mayor medida que en la actualidad. Y en el Sur crecieron bosques de árboles de hoja ancha y perenne, laurel, boj. En aquellos bosques había animales que buscaban calor, como el hipopótamo arcaico, el antiguo elefante del Sur, el rinoceronte, preservados desde la época del pasado preglaciar y cuyos despojos fueron hallados en monumentos arqueológicos del paleolítico inferior. Del mismo modo, el humano del paleolítico inferior estuvo rodeado por una Naturaleza similar a la que lo flanqueaba en el territorio de la Altiplanicie durante la etapa anterior. Especialmente demostrativos de esta realidad son los animales y vegetales fósiles excavados en las cercanías del poblado Nurnús, que existieron en la Altiplanicie a comienzos del cuaternario. Aquellos lugares donde se encontraron herramientas del paleolítico inferior correspondientes a los monumentos arqueológicos del cuaternario temprano, demuestran que el humano de aquel tiempo vivía en pequeños grupos, llevando una existencia errante, buscando abrigo en peñascos y bosques cercanos a ríos y lagos, y en montañas que le proveyeran de materia prima pétrea para elaborar herramientas. Las grandes osamentas paleontológicas pertenecientes al paleolítico inferior evidencian que los humanos de aquel tiempo cazaban, a veces, animales enormes que vivían en bosques y también, precisamente, a orillas de ríos y lagos; pero en razón de la simplicidad de las armas con que contaban, ese tipo de caza no podía repetirse con frecuencia; la fuente fundamental de existencia de los humanos del paleolítico antiguo temprano fue, en consecuencia, la caza de animales pequeños y medianos. La Altiplanicie fue rica en animales salvajes, vegetales silvestres y frutos, que deben haber sido importantes para su alimentación en el cuaternario temprano. El comienzo de la más antigua cultura material humana se ubica cronológicamente a fines del plioceno y su desarrollo posterior tuvo lugar en el postplioceno con aspectos asimétricos; dos aspectos significativos se vinculan con los períodos inicial y medio del postplioceno, es decir, con las etapas de la existencia orográfica inferior y media y los intervalos de su unión con glaciares. En el cuaternario temprano, la mayor parte del territorio de la Altiplanicie estuvo absuelta de la influencia de los glaciares; el clima cálido y húmedo fue favorable tanto al humano como a los reinos vegetal y animal. En el cuaternario temprano y medio, la superficie que cubría el área lacustre de la llanura del Ararat llegaba a las laderas Sur y Este del monte Ardín; durante largo tiempo después de la evacuación de aguas lacustres, es posible que hasta el período inmediato del cuaternario tardío, no muy lejos de ellos, haya corrido no solamente el río Masdará sino también el

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errante viejo Araks, y los humanos también hayan hecho suyos esos lugares de caza abundante. El hombre pudo aprovechar también el vidrio volcánico y las ricas capas de obsidiana. Este mineral, junto con el cuarzo, fueron los mejores materiales para hacer herramientas. El borde de una lámina de obsidiana puede ser más cortante que el filo de una navaja de acero esmerilado. Es decir, que en el territorio de la Altiplanicie estaban presentes las mejores condiciones naturales para la existencia y desarrollo humanos. En general, muchos datos geológicos y arqueológicos coinciden totalmente con los ricos elementos que fueron descubiertos correspondientes al cuaternario temprano. A pesar de que en el territorio de la Altiplanicie Armenia no fueron hallados aún restos fósiles del hombre, en aquel inmenso área fueron descubiertos numerosos monumentos arqueológicos en los que se hallaron objetos del paleolítico inferior correspondientes a los períodos que desde los 500.000 años a.C. llegan hasta 150.000 años atrás, los cuales evidencian que el territorio estuvo habitado por desordenadas hordas de anárquicos paleoantrópidos. Se han encontrado monumentos arqueológicos al Norte de Kars, en los alrededores de los montes de Sasún, en el litoral del río Aradzán, en la llanura de Kharberd, en el valle de Hark49y otros lugares, intercomunicados en el Norte por los valles de los ríos Kura y Araks, en el centro por la llanura del Ararat; en el Sur por intermedio el valle de Tarón y con los montes Tauros Armenios. En el valle del Aradzán superior, por Bagrevand(Alashkert) una serie de caminos comunicaban con el valle del Araks y con la llanura del Ararat hacia los montes Ararat y Arakats. Como ya dijimos, estos pasos naturales fueron importantes en el sentido de que el hombre de inicios del cuaternario vivió en estas regiones, quizás incluso en el valle del Aradzán, que ofrecía condiciones favorables para el progreso de la vida humana a inicios de la era cuaternaria. Desde este punto de vista, hay también una relación de causalidad entre los monumentos arqueológicos descubiertos en la Altiplanicie Armenia y las regiones sureñas que están en inmediato contacto con la Mesopotamia oriental y con los centros culturales de Asia Anterior50 y Menor. Se hallaron ricos materiales de los períodos anteriores cerca de la frontera de la Siriana(Asorik), en los asentamientos del Alto Eufrates, a lo largo de las laderas meridionales de los Tauros Armenios, desde el mar Mediterráneo hasta los asentamientos arcillosos que alcanzan a Amida(Tigranocerta/Dikranakert). Los centros más importantes poblados por primates de la Edad del Piedra fueron hallados en los alrededores de Adiamán, provincia de Melitene, a 600-700 metros sobre el nivel del mar, donde se descubrió gran cantidad de materiales sin elaboración alguna. El área mencionada de la Mesopotamia armenia tiene conjunción con el Norte de la Siriana. Los descubrimientos arqueológicos realizados en la Altiplanicie Armenia como en el Norte de la Siriana correspondientes a la más arcaica Edad de Piedra, específicamente propios primordialmente de la cadena precordillerana y del valle del Eufrates y de sus afluentes, demuestran que la Altiplanicie Armenia estuvo habitada en todas sus partes y que la vida en los primeros pasos dados por la expansión del prehomínido, es decir previos a la especie humana, en la amplia región geográfica de Asia Anterior, se inició en las profundidades de la prehistoria, desde comienzos del cuaternario. Ya en el paleolítico inferior ese lugar estuvo habitado por masas prehumanas que realizaron las formas más simples de actividad material, la primera de las cuales fue la de ir, caminar de un lugar a otro. Se encontraron instrumentos de tipo chelense en estaciones arqueológicas de planicies paleolíticas inferior y media de las culturas chelense y acheulense: monumentos de Sataní Dar, Haravaín Blur, Arekuní Blur, en elevaciones de Arzn, Chraber, Lusaván, montes de

Turquificada después como Pulanugh. Asia Anterior, según la denominación que se usa en la literatura política y científica es el área Sudoccidental de Asia delimitada desde el Bósforo, entre los mares Mediterráneo y Rojo, abarcando la meseta irania.

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Kars. La antigüedad del Sataní Dar se remonta al paleolítico inferior; posteriormente una de sus aldeas fue Arek, en la región de Talín51. En el Great Rift Valley, al Noroeste de Kenya, los paleoantropólogos Richard Leakey, su esposa Meave Leakey, y Alan Walker descubrieron en 1984 el esqueleto de un niño de 12 años, el Homo ergaster, muy parecido al de un humano actual; se calculó que si hubiera crecido habría tenido una estatura de 1,80 m. y que murió en Kenya hace un millón y medio de años. Por todas sus características - la estatura, similar a la de un niño actual, el mayor tamaño del cerebro, la dieta omnívora, el acampar organizado, quizás ya con dominio del fuego – se considera que formaba parte de un grupo de unos treinta individuos que se atrevió o se vio obligado, a trasponer los valles y pequeños altiplanos africanos y salir del espacio geográfico de Africa. No se trató de caravanas de seres humanos buscando tierras mejores, ni de masas que recurrieron al éxodo desde regiones inhóspitas, sino de un lento avance, de generación en generación, sin necesidad de organizar una migración. Cuando hace 15.000 años disminuyeron los rigores del frío glacial, la clemencia del clima indujo a que los grupos humanos se reprodujeran y a que en pocas generaciones su cantidad se incrementara; posiblemente, -dice Cavalli Sforza- fue el desequilibrio entre la cantidad de individuos humanos y el trigo silvestre disponible naturalmente, uno de los factores que promovió el desarrollo de una primitiva agricultura y de la labranza manual de la tierra52.

Primera diáspora del género Homo desde Africa a Paquistán; desde Ubeidiya a la Altiplanicie Armenia y Georgia; y finalmente, después de cruzar los Estrechos, a Europa. Cavalli Sforza, L.L., y Pievani Telmo, op. cit. 14. © DE AGOSTINI LIBRI – NOVARA 2011 E N4STUDIO Talín fue una importante aldea de Armenia, en la región del mismo nombre, ubicada al SO. del monte Arakats. Construída originariamente en el milenio I a.C., Ptolomeo la recuerda en el siglo II a.C. con la denominación Talina. Sataní Dar fue explorado entre 1945 y 1949 y fueron hallados materiales arqueológicos; al E. del monte Arakats hay dos antiguas fuentes de agua. 52 Cavalli Sforza, op. cit., 92. 51

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El género Homo, de Africa al Cáucaso, pasando por la Altiplanicie Armenia Cavalli Sforza, L.L., y Pievani Telmo, op. cit. 21 © DE AGOSTINI LIBRI – NOVARA 2011 E N4STUDIO

EL GÉNERO HOMO, DESDE UBEIDIYA HACIA LOS ESTRECHOS. Cavalli Sforza, L.L., y Pievani Telmo, op. cit. 23. © DE AGOSTINI LIBRI – NOVARA 2011 E N4STUDIO

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Después de 2.000.000 de años de existencia –en una especie de diáspora hacia Oriente y después torció hacia Occidente. Partiendo de Africa, aquel grupo salió hacia el Este y giró hacia el Norte. En Ubeidiya (Siriana-Palestina) se dividió en tres ramas: : una rama marchó hacia el Noreste, donde estaba la Altiplanicie Armenia y de allí a los Cáucasos; otra, cruzó el Estrecho del Bósforo y se dirigió hacia Europa mediterránea53; y una tercera en línea horizontal fue hacia el Este, hasta arribar a Riwat, Pakistán. La primera, después de los Estrechos en el centro de Europa es conocida como del Homo Heidelbergensis. En el Norte de Grecia, a orillas del Egeo, fue descubierto un sitio arqueológico de hace 350.000-200.000 años, que fue denominado Petralona . Individuos de esa especie Homo ampliaron su área de expansión, y llegaron a Visogliano, donde se descubrió un sitio arqueológico con restos de Homo Heidelbergensis(de hace 650.000 150.000 años). Hace 430.000-385.000 años, individuos de la especie Homo caminaron hasta llegar a Ceprano, en el Lazio meridional; allí fue hallado un conjunto de huesos craneanos que coincidían con la conformación ancestral. La segunda rama del grupo que se trifurcó en la Altiplanicie Armenia, marchó desde la Altiplanicie Armenia hacia el Noreste y reapareció, por primera vez en la prehistoria, en valles del Pequeño Cáucaso (en Dmanisi, Georgia); esta rama pasó a pie – en plazos imposibles de estimar - de los calores abrasadores africanos a las alturas congeladas de Georgia, cruzando, en su última etapa, primero el Araks hasta llegar después a las aguas del Kura y alcanzar como destino final la división que en la planicie se enseñorea sobre las alturas basálticas de esos dos grandes ríos; allí se encontraron con incontables restos animales del pleistoceno temprano; asociado a aquellos en una instalación humana, el cálculo de su antigüedad aturde a la mente: 1.850.000 años, la fecha más remota jamás documentada hasta entonces fuera de Africa. A partir de 1.500.000 años atrás, la especie Homo volvió a aparecer en China, descendió rumbo al Sur y fue hacia la isla de Java, lugares desde los cuales encaminó la ramificación oriental del género Homo Sapiens denominado Homo erectus, más hacia el Sur: Sangirán, Mojokerto y Trinil.

UNA OJEADA A LA ORO-HIDROGRAFIA DE LA ÉPOCA Sobre el territorio de Asia Menor se pueden demarcar dos áreas fundamentales geográfico-culturales: por un lado Asia Menor central y la Altiplanicie Armenia; y por el otro, la Siriana-Palestina que es el extremo Sur del territorio paleolítico inferior. Según datos arqueológicos y geológicos en cuanto a los comienzos de la Edad de Piedra, el conjunto territorial que abarca desde el lago Kapután (Urmiá) y el Norte de los Tauros Armenios, hacia el valle del río Aradzán, los alrededores de Kars hacia el Norte, y de los montes Zagros hacia el Sudoeste, forma el primer eslabón que hacia el Sur vincula el paleolítico de la Altiplanicie Armenia oriental con la región paleolítica de Siriana-Palestina. Los restos más antiguos del hombre corresponden al paleolítico inferior, que abarca desde 1.000.000 de años hacia atrás, hasta el cuaternario, hace 800.000 años. La significación histórica del terciario radica en la aparición de los reinos vegetal y animal: en este período se produjeron grandes mutaciones en la metamorfosis del planeta: se formaron las grandes cordilleras y los mares, cambió el perímetro de los principales Según Paul Mellaars, de la Universidad de Cambridge, el Homo procedente de Africa penetró en Europa hace 50.000 a 35.000 años llevando su cultura, objetos simbólicos y adornos, y convivió con los Neanderthal locales durante uno o dos milenios. 53

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continentes, aparecieron los montes Cárpatos y los Alpes; en el centro de Asia surgieron el Pamir, el Himalaya y los Cáucasos, entre ellos las montañas de Armenia. En el nivel medio del período terciario, el fondo del mar se elevó hasta la altitud de la meseta armenia; el mismo fenómeno se repitió posteriormente. En el territorio de la actual Armenia, tuvieron lugar lentos pero sensibles movimientos en la superficie de la región, que crearon la definitiva formación de su relieve. En lo sucesivo, aquellos movimientos decrecieron; en el plioceno medio se produjeron en todo el territorio sedimentaciones, reaglutinamientos, destrucciones y arrasamientos. La corteza terrestre de la actual Armenia se formó primordialmente en el plioceno superior y en el cuaternario. La mayoría de sus montañas es parte de la gigantesca cadena que surgió en el terciario, coetánea con los fenómenos orográficos alpinos y como consecuencia de las activas erupciones volcánicas que les sucedieron. La meseta armenia está compuesta por muchas altas cadenas montañosas, así como también por planicies de origen volcánico. El ordenamiento orográfico de Armenia incluye concavidades compuestas por lavas volcánicas del período cuaternario, de masas arcillosas y de piedra toba, en Araks, Kumairí y otros lugares. Hacia el Noreste de la concavidad volcánica de Keghamá, a 1916 metros sobre el nivel del mar, se formó el lago Seván. Desde comienzos del período cuaternario estalló nuevamente la actividad volcánica que, con pequeños intervalos continuó hasta los últimos milenios. En aquel período, torrentes de lava andesita-basáltica y toba traquita cubrieron de capas a Keghamá; también a grandes superficies de otras planicies y al macizo de Arakats. Las lavas invadieron también otras amplias extensiones y pasando por encima de las cumbres y fuentes divisoras de aguas descendieron a los valles y se dirigieron a inmensas áreas. Partiendo de las relaciones de las lavas, se diferencian cinco corrientes diversas que, del mismo modo, cubren unas a otras y golpean a distintos terraplenes. La coincidencia de los declives de la lava y de la frágil vida de los ríos demuestra que las erupciones de lavas debían tener lugar cerca del profundizamiento de los valles fluviales y que el ahondamiento fue, naturalmente, proporcional a las alturas de la zona montañosa. Por lo tanto, en gran medida, la Altiplanicie Armenia es efecto de la actividad volcánica. En los tiempos más arcaicos, como consecuencia de estruendosos estallidos subterráneos, los torbellinos de lava colmaron los abismos y precipicios, allanando la orografía de la región, al mismo tiempo que incrementaban su altitud. Aquella lava, mezclándose con sedimentos arcillo-arenosos de la montaña, atribuyó a la zona una extraordinaria fertilidad, que en especial llamó la atención en aquellos valles, llanuras que en los tiempos más arcaicos habían sido lechos de inmensos lagos: llanuras de Ararat, Bagrevand, Mush, Shirak. Entre los llanos del Ararat y de Shirak hay rocosos terrenos volcánicos del plioceno y en parte lavas del cuaternario compuestas por el extenso monte Arakats, un coloso de 4.095 metros de altitud y 6.000 kilómetros cuadrados de superficie, poseedor de 30-40 kilómetros de diámetro; las lavas que erupcionó su cráter cubrieron las laderas con unas cuantas capas que yuxtapuestas formaron crestas de corte casi vertical. En los bordes del cráter del Arakats se yerguen sus cuatro cumbres cónicas que se formaron en el período terciario y se elevaron más en el cuaternario. Las erupciones volcánicas del Arakats comenzaron con lavas andesito-basálticas que formaron una extensa superficie que abarcaba al macizo más antiguo; después las lavas se expandieron: el ciclo siguiente se inició con auténticos basaltos, y concluyó con erupciones de magmas andesíticos que, reiterándose pluralidad de veces, cubrieron los más elevados cinturones del volcán y se tendieron sobre su lado nororiental. Junto con las lavas del cráter principal del Arakats se fusionaron también las lavas del Pequeño y Gran Ardín. Los movimientos volcánicos del Arakats extendieron la superficie a 8.000 kilómetros cuadrados y alcanzaron, por el Norte hasta Kumairí; por el Oeste hasta el Akhurian; por el Sur hasta el Araks y por el Este hasta la cadena de Miskhaná formando aquí la meseta de Abarán.

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En 1990, en la zona de Abarán (actualmente distrito de Arakadzotn), a 5 kilómetros al Noreste de la aldea Kuchak, el arqueólogo Krikor Areshian descubrió y estudió un monumento paleolítico. Las comparativamente grandes hachas de mano ovaladas y triangulares colectadas a orillas del anterior lago pleistocénico y la extraordinaria mayoría constituída por astillas de palo confirman la pertenencia de esa estación arqueológica al período acheulense avanzado. El análisis del monumento arqueológico fundamenta la hipótesis de que la ocupación primordial de sus moradores fue el aprovechamiento vegetal y animal del lago54. El monumento arqueológico del Norte de la aldea Mushaván (Shorbulagh), ubicado a 1396 metros sobre el nivel del mar, cerca de Ereván, en el centro del valle de uno de los afluentes del río Chrvech, fue investigado por primera vez en 1994. El monumento fue estudiado más a fondo durante los años 1998-2004; gracias a las excavaciones y determinadas las circunstancias de estratificación, fueron hallados nuevos monumentos en torno a Mushaván 1ª, a 1-2 kilómetros de distancia de las laderas de las colinas. La estación a cielo abierto de Mushaván 1ª ocupa alrededor de una hectárea y media, de donde fue recolectada gran cantidad de instrumentos de piedra; el corte de la parte superior de la colina mostró la conformación de las capas geológicas. Los sedimentos acarreados por vientos y ríos, característicos del comienzo del holoceno, están inmediatamente asentados sobre el firme lecho del mar, saturado de restos fósiles de la fauna marina; ese lecho está representado por cerca de 30 clases de minerales multicolores de distintas piedras ágata, magmáticas (cuarzo, granito, diorita); volcánicas(basalto,dácida,toba); caliza, sedimentaria(piedra arena arcillosa); orgánicas(conglomerados, caracolados); y preciosas(ónix, amatista). La colección incluye alrededor de 5.000 objetos, instrumentos hechos de guijarros sin elaborar, astillas, hojas de corte. El Arakats se eleva gradual y casi imperceptiblemente, por el Sur desde la llanura del Ararat, y por el Norte desde la llanura de Shirak; sus laderas son anchas y poco inclinadas, circunstancia que siempre benefició a la vida humana y al progreso de la cultura. De sus cimas nevadas y de las fuentes que nacen en sus lagos montañeses corren afluentes por valles y desfiladeros hacia los campos que lo rodean y vitalizan la vegetación del lugar. Las llanuras y mesetas montañosas del Ararat, Shirak, Bagrevand, Mush y otros de Armenia son cimas típicas de la configuración interior y del mismo modo consecuencias de las actividades volcánica y tectónica que allí se produjeron. Aquellos llanos y esos pequeños y numerosos valles, bordeados de altas montañas, con sus tierras feraces, y arenosos lechos fluviales, forman, pues, un altiplano; fueron los únicos lugares adecuados para que en los tiempos más arcaicos crearan condiciones favorables para la vida humana. Algunas cumbres y valles fueron centros en torno a los cuales se gestaron hogares55 culturales locales; estos hogares fueron ejes de una doble corriente espiritual: en primer lugar, como fuentes de irradiación de la cultura originaria expandieron su influencia hacia los cuatro puntos cardinales del vasto territorio de la Altiplanicie y pusieron en movimiento la circulación de objetos materiales y de progresos técnicos; también atrajeron sucesivamente a hordas que confluyeron en esos hogares, las que milenios y milenios después se organizaron en clanes, tribus, familias y pueblos. Para comprender el significado íntimo del curso de esos acontecimientos durante el período más temprano de la prehistoria, en especial de su organización social, es indispensable tener en consideración el papel que aquellos hogares culturales jugaron en el prolongado proceso de cambios que se produjo en el medio geográfico, proceso que abarcó centenares de miles de años. En medio de esos fenómenos naturales que rodeaba los hogares tuvieron lugar transformaciones

Eritsian, B, Tatevosian, S., La estación arqueológica de Mushaván 1 y su cultura, en Kalantaryan, A. y Melkonyan, H., Trabajos arqueológicos en Armenia 1990-2003, Ereván, 2005, 12/ 14. 55 Centros geográficos en los que con mayor intensidad se localizó una cultura embrionaria en determinada época, en el curso de esta obra serán denominados con el vocablo hogar. 54

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sociales humanas. La existencia del hombre transcurrió, pues, en un escenario de condiciones naturales que propiciaron ese fenómeno de organización social, y fueron factores decisivos para su adelanto mental. La orografía de la Altiplanicie Armenia contribuyó a marcar un perfil decisivo en la existencia y mejoramiento de la vida humana, que influyó sobre las poblaciones y sus características étnicas. Las condiciones naturales ejercieron, pues, consecuencias trascendentes sobre la región y sobre las características étnicas de su población. En el Norte, cambios orográficos revolucionarios presionaron con violencia desenfrenada sobre el subcontinente, y el fondo del océano se levantó con fuerza vertical y fenomenal; formó la cadena de los Cáucasos y configuró montes jóvenes entramados por sedimentos y rocas volcánicas56; mientras las aguas descendieron y por el Este y el Oeste cedieron espacio a las gigantescas fosas abisales de los mares Caspio, Negro y Mediterráneo. Frecuentes terremotos aún conmueven a los armenios debido a que su territorio se extiende cerca de la gran falla geológica existente entre las masas subcontinentales de Asia y Africa. La gran orografía armenia se encuentra en medio de las mesetas irania y mesoriental, a las que supera casi en 500 metros de altitud; por esto es conocida como "isla montañesa” y su superficie oscila entre 300.000 y 400.000 kilómetros cuadrados, con una altitud promedio de 1700 metros y con algunos picos que se acercan a los 6.000 metros de altitud. Cuando de Armenia se regresa a Occidente por vía aérea en horas del día, se ve claramente que está rodeada por muy altas cadenas montañosas, innumerables picos elevados y valles profundos, concavidades intermontañosas, planicies y aislados macizos. El punto más alto de este país pétreo es el colosal y bíblico Gran Masís o Monte Ararat, de 5165 metros, con nieves eternas; está ubicado al Sur de la llanura del mismo nombre. La denominación Ararat aplicada a este macizo apareció por primera vez en el siglo VII a.C. en el Génesis, de la Biblia. Cerca de él está el Pequeño Masís, de 3925 metros. Superando milenios, el Ararat sigue siendo el monte sagrado de los armenios. Desde la cumbre del Ararat se vislumbra el panorama de la meseta armenia, exponiendo complicadas cordilleras y quebrados desfiladeros. Por casi todas partes está bordeado de encumbradas cadenas: al Noroeste por la del Ponto oriental; al Noreste y al Este, por el macizo montañoso del Pequeño Cáucaso; al Sudoeste por los Tauros Armenios, la parte más septentrional del sistema de los montes Zagros y el litoral occidental del lago Urmiá y los afluentes de la derecha del río Araks hasta los montes divisores de las aguas; y al Sudeste por el Bajo Karabagh57. Esa tan alta meseta y esos formidables contornos forman la que denominamos “Altiplanicie Armenia” cuyas características naturales están condicionadas por su extensión geográfica, su historia geológica y su diversificado relieve. Esta altiplanicie es uno de los eslabones del vigoroso sistema montañoso compuesto por los Pirineos, los Alpes, el Himalaya hasta el archipiélago malayo. En el interior del país hay también algunas cadenas y macizos montañosos. Es significativo el que comienza en el monte Ararat y se extiende hasta los montes Biuragn. Como consecuencia de haberse formado fundamentalmente en los procesos geológicos del terciario, la Altiplanicie Armenia tiene una señalada naturaleza de promontorio-alta meseta, que se manifestó en los ulteriores agrietamientos de la corteza terrestre, los movimientos verticales y la intensa actividad volcánica. Este vulcanismo tuvo un significativo papel en la formación de su actual relieve. Los volcanes y movimientos verticales fueron primordialmente vigorosos. En consecuencia, las pretéritas masas plegadas quedaron cubiertas bajo mantos de lava que Lisitsian, Sdepán, Geografía física de la República Armenia, Ereván, 1940, 56-59. Karabagh es territorio de Armenia que ilegítimamente Stalin pretendió adjudicar a Azerbaiján. Su verdadero nombre es Artsakh. Fue recuperado por los armenios al disolverse la Unión Soviética. El 100 % de la población es Armenia y está cubierto por una red de materiales arqueológicos que evidencian su pertenencia a la arcaica cultura de las tribus que formaron al pueblo armenio desde la Prehistoria.

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representan la mayor parte. Como resultado de la actividad volcánica gran parte de la superficie de la Altiplanicie tiene el aspecto de salientes ondeadas. De sus altas montañas son significativas las ya mencionadas Gran Ararat y el Arakats; el Sipán y el Nemrud(Sarag). Comparativamente, las zonas llanas de la Altiplanicie son tierras que han descendido; estuvieron ocupadas por lagos y ahora están cubiertas por lava y por fuertes mantos de asentamientos pluvio-lacustres. La capa plegada fue preservada primordialmente por cadenas montañosas que rodeaban la Altiplanicie, formadas por las más antiguas pizarras, piedras calizas y pórfidos, como ocurre desde el Oeste del Ararat hasta los montes que se elevan en las cercanías de Terchán. Consecuencia de la vigorosa actividad volcánica son también las grandes sacudidas de capas de sedimentos. La actividad tectónica y las extensas erupciones de lavas y piedras tobas de períodos más recientes provocaron la abundancia de llanuras volcánicas y mesetas de distintas altitudes que caracterizan a la Altiplanicie Armenia. A causa de estos procesos de plegamiento, la composición de la altiplanicie se había consolidado tanto que en lo sucesivo lo único que se produjo fue su resquebrajamiento. Por el largo de esas quebraduras, en la era cuaternaria tuvieron lugar sacudidas de lava de proporciones gigantescas, que taparon tanto los antiguos valles - en especial sobre la mitad oriental de la Altiplanicie -, como los montes y las superficies llanas. Al mismo tiempo se formaron numerosos conos volcánicos aislados, erigidos en orden o a lo largo de las quebraduras de la corteza. En la Altiplanicie Armenia los procesos de formación orográfica y las manifestaciones volcánicas vinculadas con ellos se repitieron unas cuantas veces y aparecieron cadenas montañosas de 3000 metros y cerros de 1500 a 2000 metros. Las mesetas, llanuras y planicies que se formaron como secuela de los movimientos verticales y de la actividad volcánica se diferencian de las demás no solamente por su altura sino también por sus características típicas. Los volcanes sepultaron con gruesas capas algunas cadenas montañosas, el relieve se quebró y se formaron nuevas hondonadas; se produjeron movimientos verticales que da a su superficie un aspecto de meseta, todo lo cual le atribuye un relieve peculiar. La Altiplanicie Armenia continúa viviendo un período de actividad geológica, con las consecuencias destructivas periódicas de los terremotos, como el ocurrido en 1990, al tiempo que brotan fuentes de aguas minerales surgentes en casi todo el territorio. De las llanuras montañesas, jugaron un importante papel en la vida económica las de la región la del Ararat, que se transformaron en su cuna económica, política y cultural: son las que junto con los valles, acompañan el litoral del lago Van, de Kharberd, Erzingá, Bagrevand y Tarón. En general, el clima de Armenia es continental: anteriormente fue húmedo, cálido, templado. En muchas regiones el invierno era severamente riguroso y el verano caluroso y seco. Estas características se mantienen hasta la actualidad y por épocas se acentúan. Había mucha diferencia entre las características de los climas de las zonas planas y las de las montañosas. Y este variado clima favoreció la proliferación de diversas especies de animales. El relieve del actual territorio de Armenia se formó primordialmente en el período que concatena el terciario tardío y el cuaternario temprano; la extensión lacustre que cubría la llanura del Ararat llegaba hasta las laderas meridional y oriental del monte Ardín. Como consecuencia de la intensa actividad volcánica y de colosales procesos de plegamientos alpinos, desde el fondo del mar la Altiplanicie se elevó definitivamente; en el mismo tiempo se formaron los Alpes, los Cáucasos, la altiplanicie centroasiática, el Pamir y el Tian Shan. Milenios tras milenios los volcanes erupcionaron lava que se enfrió, solidificó y cubrió la tierra con un caparazón de piedra. El Norte de la Mesopotamia se convirtió en un reino de piedra, ríos y lagos. La vida hubiera parecido imposible en aquel escenario. El subsuelo del

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país es rico en minerales y en aguas termales. Desde los tiempos más antiguos fueron aprovechadas las minas de cobre, estaño, hierro, plata, oro y sal que hay en sus entrañas. Estas violentas y gigantescas transformaciones geológicas y climáticas se produjeron en el curso de centenares de miles de años en espacios terrestres de centenares de miles de kilómetros cuadrados, cuando las lavas se enseñorearon del vulcanismo del cuaternario y los ríos cavaron insondables lechos. Los sedimentos se superpusieron en capas de centenares de metros de espesor lo cual significó un constante cambio del relieve y del paisaje, cambio que vino acompañado por fenómenos climáticos nuevos y distintos. La importancia geográfica de la Altiplanicie Armenia consiste en su servicio como sustento de la reconstrucción de la cultura que precedió inmediatamente a la existencia del pueblo armenio. Estos prolongados períodos de la vida humana sólo pueden reconstruirse sobre la base de investigaciones arqueológicas. Por esto, la arqueología, de ciencia auxiliar de la historia pasó a ser una disciplina independiente ya que ahora no se llega a la arqueología por vía de la historia sino que en muchas ocasiones el proceso es inverso y se llega a la historia por vía de la arqueología. En esta extensa región se conservaron hasta la actualidad materiales arqueológicos que evidencian sin admitir polémica alguna que junto con Sumer, Ur y el Norte de la Mesopotamia el patrimonio cultural que precedió al reino de Urartú y los siguientes, constituyen la columna vertebral de una sucesión que desde el milenio VII a.C. y aún antes, son cuna cultural de sociedades tanto de Oriente como de Occidente. Con cálculos geológicos y arqueológicos es posible afirmar que 100.000 años antes de nuestra Era, el prehomínido fue testigo de estos hechos históricos de la Tierra, de la composición de la corteza terrestre, de los procesos de formación de las rocas, y de los movimientos y la deformación que sufrieron esas rocas y esa corteza. En el período post pliocénico, la elevación general de la Altiplanicie alcanzó a 3-4 kilómetros de altitud. El análisis comparativo de tradiciones de los pueblos de habla indoeuropea nos muestra un conjunto de temas legendarios que es herencia de la cultura general de la gran familia que utilizaba aquel medio. Al paleolítico se lo clasifica en inferior, medio y superior según las capas de monumentos culturales, consecuencia de lo cual es el surgimiento en el pensamiento creador, de leyendas que cada paso repiten lo ocurrido en el pasado, la obra universal pretérita, la acción que tuvo lugar en el mundo en el comienzo de los tiempos58. El etnógrafo Sdepán Ahian, de París, estudió el paralelismo existente entre las tradiciones armenias con las irlandesas, romanas y persas relacionadas con la irrupción de las aguas. Las narraciones populares armenias atribuyen el mismo origen a los tres lagos de Armenia, consistente en que estas impetuosas y abundantes fuentes afloran porque gentes poseedoras de las aguas olvidaron tapar sus manantiales. Como consecuencia del ininterrumpido movimiento de las llanuras heladas que fue causa de nuevos deshielos, primero desaparecieron bosques que se transformaron en estepas, tipo predominante en los espacios abiertos. La cobertura glaciar se había expandido hasta los montes Ararat, Arakats, Sipán, y otras cumbres y laderas de cadenas montañosas. Al derretirse la cobertura de hielo en las etapas del cuaternario superior y del holoceno, el paisaje de las laderas de los montes Keghamá se embelleció poblándose de ricas praderas alpinas y de masas de árboles de gruesos troncos; entre los cráteres de los conos volcánicos surgieron cantidades de pequeños lagos, nacieron decenas de ríos, afluentes y manantiales, y gracias a ellos se preservaron muchísimos animales que procedían de muy profundo pasado, crecieron y se generaron otros nuevos y los lagos montañeses se llenaron de bandadas de aves acuáticas. Persiguiéndolos, el cazador prehistórico escaló las

Eliade, Mircea, Cosmos and History. The Myth of the Eternal Return., New York, 1959, 18, citado por Armén Petrosyan, Cuestiones de etnogénesis de los armenios analizadas a la luz de datos tradicionales, Revista Histórico Filológica, Erevan, 2003, 2 (163), 189, n. 1. 58

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cumbres de los montes Keghamá e incursionó en la zona de las fuentes, de los bosques y de los llanos59. Reiterando lo ya expresado más arriba, la Altiplanicie Armenia vivió y vive aún los efectos de los glaciares que cubrieron una buena parte del territorio con una gigantesca capa de hielo cuyas huellas quedaron hasta nuestra época cuando desde las zonas polares descendieron miles de kilómetros hacia el Sur, arrastrando piedras de distinto tamaño, unas arrancadas al deslizarse el hielo, otras que cayeron por las vertientes junto con barro y detritos; a medida que avanzó, el glaciar fue dejando a sus costados depósitos de estas piedras marginales o morrenas. La formación que elevó la superficie de la región pudo experimentar transformaciones esenciales durante la sucesión de pocas generaciones; así en el período cuaternario el relieve de la Altiplanicie cambió antes que la mirada observadora del prehomínido lo registrara. Con cálculos geológicos y arqueológicos es posible afirmar que el prehomínido llegó sin embargo a presenciar estos hechos históricos de la Tierra, de la composición de la corteza terrestre, de los procesos de formación de las rocas, de los movimientos y la deformación que sufrieron esas rocas y esa corteza. Por todo lo expuesto, con el vulcanismo cuaternario están ligadas vigorosas fragmentaciones volcánicas que alcanzan a centenares de metros de espesor y colosales erupciones de lava que cubren miles y a veces decenas de miles de kilómetros cuadrados. Estos fenómenos explican totalmente que por la vehemencia de vientos huracanados los ríos horadaron desfiladeros de profundidades abismales. Con el transcurso de años, las corrientes de agua de la Altiplanicie agrietaron distintas clases de montañas formando capas que partieron desde un término medio de medio milímetro hasta alcanzar a formar para la totalidad del período cuaternario un estrato de sedimentos de hasta 800 metros60. Se acentuaron, pues, fenómenos de acumulaciones sedimentarias, que, en muchos lugares de la Altiplanicie por la fuerza de los depósitos cuaternarios alcanzó a centenares de metros. Otro de los fenómenos geológicos del período cuaternario es el ya mencionado de los glaciares; la ciencia confirmó que en la segunda mitad del cuaternario la Altiplanicie revivió dos prolongados períodos de glaciación. Remanentes de aquella glaciación fueron hallados en los montes Ararat, Arakats y Keghamá. Restos evidentes de la misma fueron descubiertos en muchas otras cumbres y lugares de la Altiplanicie. Hoy también se observan glaciares en cimas de la zona del Arakats que tienen 5 kilómetros cuadrados de superficie y forman tres pequeños campos helados y unas cuantas manchas de hielo y nieve. La extensión de los campos helados sobre el Ararat equivale a 28 kilómetros cuadrados. Hay pequeños campos helados en las cimas del Karchkhal, en el Kaputchuk (390 kilómetros cuadrados). Los dos últimos glaciares abarcan, en especial, los macizos montañeses de la Altiplanicie Armenia y el de mayor extensión fue el de la cumbre del monte Arakats; sus rastros estaban parcialmente ocultos por capas de lava más reciente. En tiempo de los glaciares más antiguos, el Arakats estuvo enfundado por hielo homogéneo; por sus laderas norteña y nororiental descendió alrededor de 2.000 metros hasta el pie de la montaña. Durante aquel período, el homogéneo campo helado envolvió solamente el cinturón de cumbres del macizo, desde donde, por seis desfiladeros principales, campos de valles bastante grandes descendieron por todos lados.. En el tiempo de estos glaciares, la Altiplanicie Armenia y sus vecindades ocupaban parcialmente aquella zona. La Altiplanicie Armenia es rica en ríos y lagos. Los lagos actuales son sedimentos de aquellos imponentes lagos y mares que en un tiempo cubrieron los presentes campos y les brindaron cualidades fructificadoras. No todas las partes de esta Altiplanicie surgieron desde las profundidades del agua a un mismo tiempo; por lo tanto tienen diferentes edades; por ejemplo, las regiones del Norte Martirosian e Israielian, op. cit., 7. Bafenholtz, K.N., Observación geológica de Armenia, del Pequeño Cáucaso y de sus regiones contiguas, Ereván, 1946, 315-316, citado por Sardarian, S.H., op. cit., 16, n.9.

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de Armenia se liberaron del mar mucho tiempo antes y participaron de la actividad del territorio continental, mientras que la extensión de la llanura del Ararat cercana al Araks y la meseta de Shirak quedaron sumergidas, en comparación, durante más tiempo, hasta fines del plioceno inferior. Antes del comienzo de las glaciaciones, en el lugar de la llanura del Ararat, del valle de Bagrevand y de la meseta de Shirak avanzaron los arenales lacustres que se crearon como consecuencia de la morfología montañosa y de los obstáculos de las lavas jóvenes de las laderas del Arakats, del Pequeño Masís y de los montes Zaghgants; estas zonas presentan por sí mismas naturales declives intermontañeses con estructura discordante. En consecuencia, en los arenales lacustres mencionados, debido a los fuertes movimientos ondulantes, continuó el declive, como consecuencia del cual quedaron enterradas elevadas cumbres del tiempo de los glaciares. Un fenómeno geológico agrietó, en el valle del Araks, la unida cadena de Zanguezur, hendiendo el profundo desfiladero que existe entre Ordubad y Meghrí, con el cual recibieron libre salida las aguas en un tiempo lacustres de la actual llanura del Ararat. La profundidad de este gigantesco lago fue de 90 a 100 metros que se llenaron con sedimentos arrastrados por el río Araks y sus afluentes; cuando con el transcurso del tiempo este dique natural se agrietó, el lecho de las aguas liberadas comenzó a invadir el Araks y sus afluentes con diversas clases de nuevos sedimentos. Los ríos más grandes de la Altiplanicie son el Eufrates, el Tigris, Araks, Hrazdán, Medzamor, Azad. Los ríos Kail y Halis, que desembocan en el mar Negro tienen sus cunas en la Altiplanicie Armenia. También los grandes lagos Kapután (Urmia), los mares Bznuniats y Rshtuniats (Van), y Kegharkunik (Seván). Además de estos grandes ríos y lagos hubo allí raudales de afluentes pequeños y medianos y lagunas que tuvieron importante significación para la economía de la Altiplanicie. Como consecuencia de la actividad tectónica habida en las áreas de las llanuras del Ararat, Bagrevand y la meseta de Shirak y de los obstáculos parciales opuestos por las lavas jóvenes en los declives de los montes Arakats, Pequeño Masís y Zaghgants, se formaron enormes concavidades lacustres, anteriores al glaciar de Mindel, el más grande de los Alpes. Hace 2.500.000 años, en los comienzos del cuaternario, empezó el proceso de las glaciaciones del cual hasta hoy se observan huellas en las cumbres de los montes Ararat, Arakats, Keghamá, Kaputchuk. Los dos últimos grandes glaciares de la región oriental de la altiplanicie abarcaron primordialmente macizos montañosos y al Arakats; como vimos, remanentes de este proceso están cubiertos por lavas más jóvenes; por sus laderas descendieron hasta el pie de este monte, en una profundidad que se calcula de 2.000 a 2.200 metros. Estas glaciaciones del cuaternario, que se extendían desde lejanas áreas del Occidente de la Altiplanicie, fueron surcando el relieve y abriendo los lechos de los ríos Eufrates, Tigris, Aradzán o Eufrates oriental, Kura y Araks. Prolongados períodos de lluvias acrecentaron los caudales de estos ríos con lo que aumentó su fuerza de arrastre sedimentario hacia sus desembocaduras. El territorio de la Altiplanicie Armenia pertenece a los litorales de los mares Negro y Caspio. Comparándolas, regiones sin corrientes como los litorales de los lagos Van y Urmia, ocupan superficies reducidas. El área está surcada por los cursos superiores de los ríos Eufrates, Tigris, Kura y Chorok; éste último desemboca en el mar Negro. Los ríos que tienen nacimiento en la Altiplanicie Armenia y fluyen por sus tierras son de corriente rápida. Entre ellos se destaca el Araks, que partiendo de las laderas norteñas de los montes Piuragn se desvía hacia el Este y por la llanura del Ararat confluye en el río Kura –que también nace en la Altiplanicie- y juntos desembocan en el mar Caspio. Por su orilla izquierda son afluentes del Araks- los ríos Akhurian, Kasagh, Hrazdán, Azad, Vetí, Arpá, Nakhicheván, Voghchí, Vorodán y Hakarú. Y por su orilla derecha: Vartamark, Magú, Arrú, Godor, Marant.

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El mayor de los ríos es el Eufrates, que nace en las laderas del Sudoeste del monte Voskiants, al Norte de Karín. Fluye por dos vías: la occidental, que en su parte media separa a la Gran Armenia de la Pequeña Armenia. Y el Aradzán, o Eufrates oriental, que nace en las laderas norteñas de los montes Dzaghgants; después de unirse al río Bagrevand que es su primer gran afluente, pasa por los valles de Manazguerd, Khnús, Tarón. El Aradzán circunvala los Tauros Armenios y por un profundo desfiladero cruza la llanura de Kharberd hasta confluir en una sola corriente con el Eufrates occidental. Otros afluentes del Aradzán o Eufrates oriental son los ríos Meghraked, Khnús, Piuragn, Kail y Mntsur. El tercer gran río es el Tigris, que nace en los Tauros armenios y se divide en dos: el Tigris occidental y el Tigris oriental o Chermí. En la Altiplanicie Armenia son notables tres grandes lagos: el Seván, el Van y el Urmiá. El Seván, antiguamente llamado también “mar de Keghamá”, está en el Este de Armenia. Es el más grande de los lagos de montaña y de agua dulce del mundo antiguo, el mayor y más elevado del Cáucaso. Se halla a unos 1900 metros sobre el nivel del mar. Su superficie es de alrededor de 1400 kilómetros cuadrados. Tiene origen tectónico y se formó en la concavidad abierta. De los ríos que desembocan en él como consecuencia de la elevación de los montes Keghamá son recordables el Masrig, Arekuní y Kavaraked. El lago Seván alimenta el caudal de un solo río: el Hrazdán. Es rico en unas cuantas especies de peces, de los cuales es particularmente apreciado el “pez príncipe”. Está rodeado por los montes Arekún, Seván, Vardenís y Keghamá. El lago Van es más grande que el Seván. Su concavidad se produjo como consecuencia de erupciones volcánicas jóvenes que clausuraron los caudales de ríos, en especial el Sarag, el Sipány el Tontrag. La elevación del Sarag dividió la llanura de Tarón y la concavidad de Van con lo cual se creó el espejo de agua cerrado. El lago Van tiene una altura de 1720 metros sobre el nivel del mar. Mide 60 kilómetros de ancho y 120 kms. de largo, con una profundidad promedio de 16 metros y un máximo de 25. La superficie es de 3730 kilómetros cuadrados. Sus aguas contienen gran cantidad de carbonatos de sodio, cloritos y sulfatos, con una salinidad del 19%; en el lago Van vuelcan sus aguas los ríos Aghí, Pantimah, Sev Chur y Haiots Tsor. En la primera mitad del milenio III a.C., el litoral occidental del lago Kapután (Urmiá)estaba comprendido dentro del cinturón cultural de la Altiplanicie Armenia. Al hablar del cinturón de las nieves y hielos, en la zona ubicada fuera de la frontera de las glaciaciones cuaternarias, es indispensable señalar la formación de valles fluviales y el avance de tierras arcillosas, polvo y fango. Los lechos de grandes ríos –Tigris, Eufrates, Aradzán, Kura, Araks, Ildaruní y otros-, comenzaron a establecerse durante el período cuaternario, cuando los campos de hielo jugaron un papel excepcional. En tiempo de los glaciares, las aguas que fluían por el Arakats y por otras montañas de la Altiplanicie, desbordaron y cavaron en los costados de sus valles ensanchados, sobrantes de la corriente que son característicos de los márgenes acantilados. La investigación minuciosa demostró que procedieron de los más antiguos sedimentos y que son lechos rellenados por aquellos antiguos sedimentos que se fueron profundizando sucesivamente. El margen más elevado corresponde al lecho más arcaico, más hondo que el actual. En los valles de la Altiplanicie Armenia son observables tres elevaciones costeras de época antiquísima correspondientes al tiempo de los glaciares; en la formación de estas elevaciones influyeron no solamente los glaciares sino también los fenómenos de formación geológica, ascensos y descensos del continente. En investigaciones arqueológicas fueron hallados ricos restos de la cultura paleolítica inferior, media y superior en distintas regiones de la Altiplanicie Armenia. Desde el Norte de los Tauros Armenios, en el Aradzán, afluente que se encuentra sobre el margen izquierdo del Eufrates, en dos puntos del Adiamán, cerca de los montes Litsk y Metseré se hallaron herramientas del paleolítico medio; herramientas del mismo tipo fueron descubiertas en el Sur, en Malatiá. Además de ésas, se encontraron herramientas del

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paleolítico inferior al Norte de Kars, en vecindad inmediata con la parte oriental de la Altiplanicie Armenia, con la ladera del monte Arakats, con el monte Ardin, con la corriente media del río Hrazdán, con los monumentos paleolíticos temprano, medio y tardío de Arzn, Nurnús, Chraper. Herramientas paleolíticas fueron halladas también en el valle del Hark. Con los milenios, el clima de la Altiplanicie se fue transformando en húmedo, cálido pero no en extremo, templado, dulce. Los datos geológicos y hallazgos del paleolítico inferior ejecutados en extensas planicies cubiertas de lava, certifican que en valles de aquellos tiempos se formaron bosques de árboles de hojas anchas y perennes: laurel, boj, higo y otras especies meridionales, que se poblaron de animales de clima cálido; en los ríos, que eran caudalosos, el hipopótamo, el elefante meridional arcaico, el rinoceronte etrusco, se preservaron de los preglaciares del terciario. Dentro de los límites de plioceno inferior y medio, desde toda la coordinación del Pequeño Cáucaso, así como también desde la Altiplanicie Armenia, el mar se retiró dejando en su lugar plegamientos de montañas recién creadas, formadas por rocas sedimentarias y volcánicas. Durante el plioceno medio, aquellas montañas fueron afectadas por vientos y toda la altiplanicie se disgregó en una uniformidad que se conserva ampliamente hasta la actualidad y que corresponde a la superficie del cinturón volcánico central de Armenia, formado por fracciones del miocénico superior; éste último se elevó 600-1300 metros sobre el lecho de los ríos. Después de producirse esa uniformación comenzó un formidable movimiento orogénico que alzó elevaciones en el territorio de la Altiplanicie Armenia, que por la solidificación progresiva del magma adquirieron forma abovedada, acompañadas por fuertes erupciones de lava; manifestaciones de las mismas son las altas mesetas de la zona del Arakats, Eghvart, Kanaker, Lorrí y Kars y las lavas pliocénicas de Ishkhanasar y los conos volcánicos de obsidiana que semejan cúpulas en Ardín, Hadís, Spitak Sar (Monte Blanco).

POBLACIÓN PALEOLITICO

DE

LA

ALTIPLANICIE

OCCIDENTAL

DURANTE

EL

Descubrir materiales arqueológicos del paleolítico en la región occidental de la Altiplanicie Armenia es un acicate en la búsqueda de solución a las vitales cuestiones del origen del hombre y de la temprana población de la humanidad en esta inmensamente importante área contigua a la península anatólica y Cilicia, que se tiende en el litoral continental del Sureste del Mar Negro. El estudio de estos monumentos arqueológicos de la Altiplanicie ayuda a comprender el contenido de los temas de la más antigua cultura humana del paleolítico en los principales centros del territorio de la Altiplanicie Armenia. Las investigaciones demuestran que el paleolítico temprano de esa parte de la Altiplanicie está representado por una serie de lugares; pero la insuficiente descripción de los materiales recogidos y la mala exposición de los temas, suscitaron muy discutibles y oscuras cuestiones referentes a diversos conjuntos de monumentos paleolíticos, su edad e interrelación cronológica. Ciertas publicaciones turcas, refiriéndose a materiales del paleolítico, presentan figuras falseadas de instrumentos de piedra, con intención de suscitar dudas acerca de su precisión cronológica. Con supuestas metodologías, historiadores turcos politizados dirigen trabajos arqueológicos intentando demostrar con falsedades que ya desde antiguo los turcos habitaron el Asia Menor, incluyendo también la parte occidental de la Altiplanicie Armenia. Las transformaciones en la distribución de animales y vegetales en Oriente medio comprendiendo espacios continentales, mares, cadenas montañosas, desiertos y glaciares, se convirtieron en obstáculos que unas veces impidieron el paso y otras crearon pasajes en los

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itinerarios de las poblaciones. Remotísimos grupos aislados, aborígenes de Asia Menor – hurritas, subarios, mitanni, hititas, haiazzis, nairíes y otros- emigraron primero de su territorio autóctono, y durante el cuaternario inferior se arraigaron en lo que sería después territorio de Urartú y regiones aledañas. “Los albures ambientalesjugaron un papel significativo en lospasajes de laprehistoria. Las conformaciones terrestres, islas, erupciones volcánicas, fenómenos ecológicos, modificaciones del clima y los cataclismos condicionaron los eventos, dadas las características delplaneta, activas e impredecibles; a eso se sumó la inestabilidad de las variables climáticas delpleistoceno, comenzando desde hace 1.800.000 años con períodos glaciales e interglaciales, ascenso y descenso del nivel del mar, tierras bloqueadas por los hielos, franjas de vegetación que cambian de latitudjunto con su fauna de herbívorosy carnívoros”61. Milenios después grupos de aquellos aborígenes ancestrales de Asia Menor se helenizaron, entraron a formar parte del Imperio Bizantino y finalmente se armenizaron, proceso que se acentuó más aun en el período que siguió a la decadencia del reino de Urartú. La precisión de esta realidad es importante porque la Altiplanicie se hallaba al Norte de Asia Anterior y junto con Asia Menor estaba donde se unen tres continentes del mundo antiguo –Africa, Asia y Europa Sudoriental- y probable vía de antiquísimas conexiones y migraciones humanas. De las excavaciones que se hicieron a lo largo de las laderas de los Tauros armenios, en la franja que se extiende desde el mar Mediterráneo hasta Diarbekir62, al Sur de la región de Melitene, se extrajeron objetos arqueológicos del paleolítico correspondientes a un área que se distingue con el nombre de Mesopotamia armenia. Aquí, la curva hacia el Sur de los Tauros -en la parte interior del arco-, forma un enorme anfiteatro. La Siriana fue un antiquísimo “país” del Cercano Oriente, ubicado en el litoral del mar Mediterráneo; limítrofe al Oeste con Fenicia, al Este con el río Eufrates, la Mesopotamia y Babilonia; al Sur con el desierto de Arabia, y al Norte con Cilicia y Comagene. Estaba compuesto por dos grandes regiones, una al Norte, (Alta Siriana) y otra al Sur (Baja Siriana). En su territorio estaba el punto de enlace de antiquísimas rutas de caravanas, donde durante siglos chocaron y se fusionaron diversas tribus y pueblos63 . Entre los Tauros al Norte; y la Altiplanicie y la Siriana al Sur, quedó comprendido otro país de Asia Menor que se diferenciaba en forma contrastante: es el extremo Norte de la Alta Mesopotamia (el-Djezir), continuación de la meseta de Siriana norteña, es decir, de la Mesopotamia armenia. No obstante que desde el punto de vista geográfico, la vista general de esta área forma una totalidad con la de la Siriana norteña y que los objetos del paleolítico inferior descubiertos en la Altiplanicie Armenia y en el Norte de la Siriana son primordialmente característicos de la cadena de montañas y de los valles del río Eufrates y de sus afluentes, los pobladores de la Alta Mesopotamia del cuaternario inferior que quisieran migrar ascendiendo hacia el Norte, comprobarían que la altitud del territorio de la Altiplanicie Armenia era cada vez mayor y que, en aquel ascenso, se encontraban con los Tauros y Antitauros armenios, que se elevaban ante ellos como un obstáculo de difícil acceso; la única solución que les quedaba para sortear aquella brava barrera, en la parte oriental del arco de los Tauros, era cruzar por el abra donde se encuentra la caverna de Külek, es decir, el antiguo emplazamiento de la famosa “puerta de entrada” de Cilicia. Es posible también que grupos gregarios que optaran por descender de sus tierras frías y quizás entonces inhóspitas del Norte, lo hicieran hacia el Sur siguiendo el curso del río Aradzán, que corre por los valles de Bagrevand, Kharberd y Mush, lo cual fortalece la hipótesis de que a comienzos del cuaternario, a lo largo de este itinerario, los humanos 61 Cavalli Sforza, Luigi Luca y Pievani, Telmo, Homo Sapiens, La Grande Storia della Diversità Umana, op. cit., 16. 62 Diarbekir, denominación de origen árabe (diar-bakr). El nombre original de la localidad era Amit. Inscripciones cuneiformes de fines del milenio II a.C. la mencionan como Ametú. 63 Gatrdjian, H., Historia Universal, I, Venecia, 1849; Ter Minasian, E., Las relaciones de la Iglesia Armenia con las iglesias siríacas, Echmiadzín, 1908, citados por la Enciclopedia Soviética Armenia, Ereván, 1974, I, 569.

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hayan encontrado tierras favorables para su establecimiento sedentario. Esta importante trayectoria facilitaba la comunicación de las corrientes humanas de Norte a Sur y viceversa; es muy probable que una serie de cañadas se bifurcara en las fuentes del Aradzán y desde allí se dirigiera hacia el Noreste, hacia la llanura del Ararat hasta el valle del Araks y no se detuviera hasta alcanzar las faldas del Arakats. La amplia expansión de los humanos del paleolítico fue favorecida también por la extraordinaria similitud que existía entre los territorios de Asia Menor, la Altiplanicie e Irán. Durante el cuaternario, la geografía de la región occidental de Asia Menor, incluída la estructura de su corteza terrestre, era parecida a la actual, comprendiendo las características montañesas, esteparias, los espejos de agua, las mesetas volcánicas. Desde este punto de vista son más patentes los múltiples hallazgos del paleolítico que se obtienen en excavaciones contemporáneas, así como el descubrimiento de caminos, desfiladeros, valles y túneles que evidencian que fueron vías de abandono de lugares propios de origen para establecerse en otro. Por ejemplo, ha habido descubrimientos de cultura paleolítica temprana en monumentos limosos del Alto Eufrates. En el sector occidental de Hetesia (Urfá), cerca de la Siriana, los arqueólogos hallaron una gran hacha de mano del tipo acheulense tardío, hecha de cuarzo; en Bozova, al Este de Urfá, también encontraron un hacha de mano, no tan grande. En Irak: pasos de montaña de Suleimán, Revantuz, Amatiá, Akra y Zara verifican que hubo grupos humanos del paleolítico que emigraron desde Asia Menor, desde la Altiplanicie Armenia hacia el Sur, hacia Persia oriental; que después se trasladaron al valle de la Mesopotamia. Los hombres arcaicos del Norte de Asia Menor pudieron cruzar pasos de montaña cercanos a Samsún; los de Ugarit, Amurru, Halpa(Alepo) caminaron hacia el interior utilizando desfiladeros del Sud. Es posible suponer que grupos aislados se asentaron con mayor o menor arraigo donde encontraron mejores condiciones de existencia; que así se propagaron en numerosos valles premontañeses del arco de los Tauros, Zagros, de la Mesopotamia septentrional, de la periferia de la Altiplanicie Armenia y de los lagos Van y Kapután donde también les fueron útiles refugios naturales que destinaron a moradas transitorias. Zonas de Paghesh, la Siriana, del Norte de Arabia, que hoy son desérticas, pedregosas y abrasadas por rigurosas altas temperaturas carentes de agua, tuvieron, en el período cuaternario, un clima más moderado: numerosos monumentos arqueológicos hallados en extensos llanos del Sudeste de la Siriana y en el Norte de Arabia Saudita, testifican, confirmados por datos geológicos, que aquellas áreas geográficas insoportablemente secas y febriles, habían sido, en el paleolítico, húmedas, de abundantes aguas y de valles feraces. Es también admitido que en el cuaternario, la Mesopotamia estuvo cubierta por aguas de Persia, cuya parte Norte llegaba hasta Mosul.

LA TECNICA CHELENSE Hace 120.000-100.000 años atrás se formaron sobre la Tierra nuevos períodos geológicos con condiciones climáticas naturales típicas del holoceno; desde el punto de vista cultural, el primero se caracterizó por la preparación de herramientas de piedra con técnica chelense y acheulense, en las que el individuo raspa o golpea piedra contra piedra para perfeccionar una de ellas y después usarla como instrumento. Entre los lugares arqueológicos de aquel período, se destacan el monte Ardín, el peñasco de Azokh, Arzní y otros monumentos. Es la fase de la existencia del prehomínido, cuya subsistencia consistió en la captura casual de animales y la recolección de frutos y otros vegetales, dependiendo de los cambios climáticos que se produjeran, en especial del avance y retirada de los glaciares.

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EL MONUMENTO ARQUEOLOGICO DEL PEÑASCO DE SATANÍ DAR, EN EL MONTE ARDIN El más antiguo período de la historia humana es el paleolítico; este período se clasifica en niveles inferior, medio y superior correspondiendo respectivamente al cuaternario temprano, medio y tardío. Cada uno se refiere a las sucesivas capas de restos culturales pertenecientes a los reinos vegetal-animal y al paralelo desenvolvimiento de la sociedad humana. Las características que establecen las diferencias entre estos niveles son especialmente las formas de las herramientas y los modos de cultivo. Para estas acciones el individuo utilizó accidentalmente y por primera vez fragmentos de toscas piedras de bordes filosos o palos de madera común. Como ya hemos descripto más arriba, con el paso del tiempo, el humano(pithecanthropus), comenzó a elaborar conscientemente instrumentos de piedra; en el paleolítico inferior los hacían con la técnica de percusión hasta fragmentar bloques de diverso tamaño, después raspar un trozo con otro para achicarlo, tornarlo asible con la mano y finalmente alisarlo. Las herramientas de piedra usadas por los humanos de las culturas prechelense, chelense y acheulense son resultado de la labor del humano del primer nivel del paleolítico inferior. Pocos espacios geográficos de la Altiplanicie Armenia quedaron fuera de la influencia volcánica del cuaternario. Los datos geológicos, así como los restos paleontológicos y paleobotánicos descubiertos en una cantidad de áreas de la Altiplanicie referentes a fines del cuaternario, permiten suponer que la Altiplanicie Armenia fue una de las áreas en las que tuvo lugar el proceso de evolución del hombre. Los materiales investigados certifican que la Altiplanicie fue poblada, en el remoto pasado de principios del cuaternario, es decir desde el amanecer de la historia humana. Entre 1943 y 1945 los arqueólogos descubrieron por primera vez, en monumentos arqueológicos del Noreste del monte Ardín, ubicado en el actual territorio de Armenia y correspondiente a aquel antiquísimo tiempo del primer nivel del paleolítico inferior, los restos más antiguos de cultura humana en la Altiplanicie, en Haravaín, en Arekuní y en valles más al Sudoeste del Arakats. Son los de Sataní Dar, que prueban que aparecieron allí inestables formaciones grupales de humanoides, de las que quedaron restos arqueológicos. Es de suponer que el humanoide recogió del suelo las afiladas piedras, con las que dio forma a instrumentos simples, hechos de tallos y raíces de plantas leñosas; aquellos arcaicos objetos de madera no tuvieron continuidad en el tiempo por su naturaleza fibrosa y, por ende, de fácil descomposición por acción de la humedad y primordialmente del agua. Debido a que por su composición orgánica desaparecieron, es poco lo que la ciencia puede decir acerca de ellos. Las glaciaciones provocaron una vigorosa fractura del monte Ardín, la cual provocó un significativo cambio en su estructura geológica y en su relieve. La erosión alteró la superficie que lo rodeaba, lo aisló y le dió un decisivo aspecto de quebrada. Este movimiento afectó a la situación de las capas geológicas y, como consecuencia, las hordas humanoides abandonaron la región. Fue en las laderas de aquel monte Ardín, cubiertas por gran cantidad de trozos de obsidiana, donde se encontraron hachas de mano hechas con un trozo de piedra toscamente desmenuzada y cuya forma sería perfeccionada milenios después. Esas laderas son muy interesantes no solamente por sus monumentos de la era volcánica del terciario sino también primordialmente por haber conservado ricos restos de la más antigua cultura paleolítica caracterizados por la pátina que los recubre, resultante de la milenaria acción climática. El monte Ardín tiene una elevación de 2047 metros sobre el nivel del mar, con un diámetro de 10 kilómetros; los monumentos que allí se encontraban comprenden abundantes erupciones de obsidiana. Superficies de montes de alrededor de 1500 metros de altura conservaron restos de capas que quedaron de la cultura del hombre prehistórico, los cuales fueron removidos por acción del agua. Aquellos vigorosos plegamientos del monte Ardín fueron consecuencia de las erupciones que transformaron

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severamente su aspecto y cambiaron la superficie aledaña dándole una apariencia muy apacible, que alteraron también la situación original de sus antiguos monumentos paleolíticos. La cultura chelense es identificable por sus estratos cuaternarios. Las hachas de mano de una sola pieza de aquel período están definitivamente entre las modeladas con piedras desprendidas de una masa de roca, dándoles forma de pera, de almendra u oval. Con tales instrumentos chelenses, el hombre inauguró la etapa inicial de la primera comunidad social; son la primera evidencia del modo casi sedentario de vida en la Altiplanicie durante el cuaternario temprano. Juzgando por su hechura y por la cantidad y técnica del dibujo de esas hachas y sus accesorios, los descubrimientos de Sataní Dar están entre los mejores modelos de instrumentos del paleolítico inferior en Europa y Asia y se los estima entre los principales dispositivos arcaicos conocidos por la ciencia. El monumento paleolítico de Sataní Dar merece la mayor atención teniendo en cuenta su posición geográfica, que constituye un eslabón en la cadena que intercomunica la cultura prehistórica de Asia Anterior con la de Asia meridional, el Mediterráneo y Europa occidental. A los pies del monte Ardín, en la región de Talin, cerca de la aldea Arek, fue descubierto el monumento del paleolítico inferior del hoy ya universalmente conocido monte Sataní Dar (cerro de Satanás), explorado por Sardarian entre 1945 y 1949. Los hombres de Sataní Dar tienen determinados rasgos del homo sapiens y parecen pertenecer al tipo que precedió al hombre de Cromagnon. Los hallazgos de Sataní Dar pertenecen al cuaternario inferior, tanto al período chelense tardío como al acheulense, lo que prueba que esta parte de la Altiplanicie fue habitada por el hombre durante toda la época paleolítica inferior, ya capaz de elaborar objetos muy primarios. Toscos, ásperos, aquellos incipientes objetos de piedra hechos por el hombre paleolítico eran difícilmente diferenciables de las piedras naturalmente diseminadas al azar a ras del suelo; en el período inicial su elaboración fue el resultado de romper salientes y costras de las rocas de cuarzo y de obsidiana y después darles filo. En el monumento de Sataní Dar y en el área contigua, además de las hachas de mano chelenses antecesoras se hallaron, entre toscamente desbastadas hachas de mano bifaciales, astillas irregularmente cortadas, rugosas herramientas para guillotinar, ralladores, macizos palos, puntas de piedra, groseros raspadores, agujereadores, instrumentos con forma de disco, elaborados por la mano del hombre; con ellos se encontraron también rudas herramientas preparadas con costras pulidas en las que se ven claramente huellas de golpes y rastros de haber sido usadas. La superficie restante tiene el aspecto natural, cubierta por la gruesa pátina. Es evidente que el hombre, en soledad o en manadas, salió a buscar piedras y que repitió el mismo modelo inicial tanto en forma como en tamaño. Raspando las asperezas de los palos o de los trozos de obsidiana o cuarzo, el artesano paleolítico fue creando - en el curso de centenares de miles de años - mazas y filos con los cuales transformó la piedra, por ejemplo, en herramienta para trozar la carne obtenida en la cacería o en un medio para fabricar otras herramientas. Estos nuevos instrumentos fueron continuadores de otros más elementales procedentes de milenios anteriores pero que formaban con aquéllos una unidad evolutiva y acompañando la unidad de las condiciones geológicas de su entorno. Aquellos fragmentos de obsidiana o de cuarzo y las herramientas de la más simple constitución deben haber entrañado una importante y creciente significación en la vida del pithecanthropus. Las herramientas de aquella época estaban libres de todo agregado estético; por el contrario, eran de un volumen de grandes proporciones, difíciles de manejar, cansadoras, lo que las diferencia de las del período acheulense y las siguientes. Sin embargo, fueron orientadoras y en cierto modo arquetípicas. El hombre prehistórico del monte Ardín debe haber sufrido en la palma de su mano la formación de ampollas, callosidades y hasta heridas sangrantes provocadas por el uso del hacha, que lo impulsaron hacia la búsqueda de formas más suaves y adaptadas a los movimientos y golpes que exigía la utilización de las piedras como cuchillos, rascadores, desolladores,

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Hacha de mano de obsidiana. Hallada en Sataní Dar: período chelense temprano. Sardarian, H.S., La Sociedad Primitiva en Armenia, Ereván, 1967, 39

perforadores y otras herramientas descubiertas en el monumento arqueológico de Sataní Dar. El progreso fue lento: tuvieron que pasar milenios hasta que el hombre pudiera aprender a fabricar y mejorar los instrumentos primitivos hallados en Sataní Dar. Son testimonios pétreos de los primeros tiempos de la existencia humana del cuaternario en la Altiplanicie Armenia. En el monumento de Sataní Dar se descubrieron también otros

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utensilios de obsidiana tallados de modo rudimentario y con formas arcaicas, siguiendo la técnica chelense tardía y acheulense.

LOS MONUMENTOS ARQUEOLOGICOS DEL CURSO MEDIO DEL RIO ILDARUNI EN EL CUATERNARIO INFERIOR A través de todo el cuaternario, la Altiplanicie Armenia, en la vasta extensión del Arakats, y en los monumentos de la corriente media del río Ildaruní (hoy Hrazdán), fueron para el habitante del paleolítico, excelentes escenarios de cuantiosos monumentos arqueológicos; en ellos fueron descubiertos cúmulos de variadas herramientas correspondientes a distintos períodos del la Edad del paleolítico inferior, lo que demuestra que el hombre vivió allí por espacio de muchas decenas de milenios. Para el hombre paleolítico, la Altiplanicie Armenia, la cadena del Arakats y otras zonas ricas en minas de obsidiana como Hatsaván, Keghaghmaghán, el monte Ararat, Tonkrak, el Sipán con sus riquezas en minas de esa piedra, su calidad y adecuación para la caza y la pesca, fueron de los mejores lugares del cuaternario. Subiendo 100 metros sobre la orilla izquierda del río Hrazdán, a 18 kilómetros al Norte de Ereván, se encuentra una elevación de 80 m. donde fueron halladas ricas acumulaciones de instrumentos acheulenses; también en Chatkerán, a 2 km. al Norte del poblado de Arzn; Ashirapat a 3 km. hacia el Norte de Chatkerán; y finalmente en el circuito de Arkel, a 10 km. al Norte de Arzn, con abundancia de instrumentos del paleolítico medio y superior64. En 1990 fue también descubierta y estudiada por Boris Gasparyan, una caverna en el desfiladero del curso medio del río Hrazdán, (Tsitsernakaberd-2), donde se hallaron restos paleoantropológicos y paleozoológicos, así como instrumentos de piedra del paleolítico tardío; éstos últimos, por la materia utilizada, modo de elaboración y tipos, se asemejan a los materiales de la caverna-morada de Ereván-1, y representan a la siguiente etapa de desarrollo.65

LA TÉCNICA ACHEULENSE DESARROLLO DEL PENSAR ARCAICO Estamos ante la fase media de la cultura paleolítica inferior, en la que, a continuación de la técnica chelense se aplicó la técnica acheulense. En peñascos del monte Ardín y en partes donde la corriente del río Hrazdán se hace más lenta, se hallaron campamentos de caza y rudimentarias viviendas en cavernas, seguramente para pasar más largos períodos de tiempo. Vemos que monumentos arqueológicos del paleolítico inferior de la Altiplanicie Armenia, tales como Sataní Dar, Arekuní y los de montes meridionales, los del curso medio del río Hrazdán, y las regiones de Arzn, Chatkerán, Ashirapat, Nurnús, Lusaván, Chraber, Fontán, Karmir, desarrollan sus características hacia el período acheulense. Se descubrieron canteras ricas en obsidiana a lo largo del cañón del curso medio del Hrazdán, donde Sardarian encontró hachas de mano acheulenses cascadas a golpes para darles forma bifacial; son de formas almendrada u oval, discoide o triédricas. Las hachas de mano, son los más significativos y abundantes instrumentos del paleolítico inferior.

64 Karapetian, L., Nuevo monumento de la Edad del Bronce y de la Edad del Hierro temprana, en el litoral del río Ildaruní(Hrazdán), Revista Histórico-Filológica, 1969, 4 (47), 278. 65 Kalantaryan, A. y Melkonyan, H., Trabajos arqueológicos en Armenia 1990-2003, Ereván, 2005, 15.

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En la Altiplanicie Armenia, un rico depósito de herramientas del paleolítico fue descubierto en Nrnuní (Nurnús), a 3 kms. al Norte de Ashirapat, una extensión del terciario con materiales paleontológicos. Los animales característicos de la Altiplanicie acheulense fueron elefantes, rinocerontes, el caballo arcaico –de complexión más recia que la del actual- camellos, ciervos, toros, cuyos restos fueron encontrados en gran cantidad en regiones circundantes a la actual Ereván. Esos elefantes, rinocerontes, caballos y otros animales se acercaban al río para beber agua y se convertían en presas de caza. En aquellos complejos arqueológicos se encontraron, además de instrumentos del mismo período de los de Sataní Dar y algo más recientes, ricos monumentos de algas y colonias vegetales fosilizadas así como instrumentos de mano tallados en sus dos caras. Lo mismo que en la colina de Sataní Dar, el hombre habitó allí por espacio de muchas decenas de milenios. En 1952, durante la realización de un estudio de suelos en la región de Kukark, el geólogo Ashot D. Aslanian encontró en forma casual un llamativo instrumento de piedra; posteriormente el arqueólogo S. H. Sardarian lo analizó y publicó el resultado de sus observaciones66. El instrumento descubierto estaba en el monte Kailik, de 730 metros sobre el nivel del mar, formado en la era mesozoica, del período terciario superior. Casi todo el macizo del Kailik está formado, en su capa superficial, por piedra calcárea, arcillas pizarrosas y yeso, debajo de la cual hay monumentos de materiales volcánicos; bajo esta capa hay monumentos volcánicos. El objeto hallado es un instrumento puntiagudo elaborado con cuarzo verdoso de 8 cms. de largo y 4,5 cms de ancho en la base; su parte derecha es filosa, mientras que la izquierda es roma. El hallazgo de este instrumento paleolítico despertó el interés de los científicos, quienes siguieron excavando en las colinas que rodean al monte Kailik. A 800 metros de distancia se encontró un promontorio natural que tiene una conformación originaria de greda o tierra blanca; el peñasco tiene de 20 a 22 metros de largo y de 3 a 5 metros de ancho. A 25 metros aproximadamente de la entrada al promontorio encontraron instrumentos elaborados con piedra caliza: un hacha de mano de forma almendrada hecho con piedra volcánica,de 13 cms. de largo y 6 cms de ancho en la base. El borde izquierdo es filoso y el derecho, plano. Al pie del cerro encontraron otros dos instrumentos, uno de pizarra paleozoica similar al mármol travertino y otro de ágata calcedonia; el primero es un hacha de mano de forma oval de 17 cms. de largo y 7 cms de ancho en la base. El instrumento elaborado con ágata calcedonia es un hacha puntiaguda, con una rotura en el medio. Su base tiene 3,5 cms de ancho. De la circunstancia de encontrarse a tan corta distancia entre sí se deduce que el del promontorio es un monumento arqueológico del paleolítico, cronológicamente perteneciente a la cultura acheulense o al período musteriense temprano67. Continuando estudios de las minas de cuarzo del monte Hatís, en 1990 se efectuaron trabajos en la estación Vª del taller paleolítico, que ocupa alrededor de dos hectáreas de superficie, rica en grandes reservas de obsidiana. Los objetos hallados permiten ubicar cronológicamente el monumento en el período acheulense-musteriense. Al comienzo de la época acheulense, estas herramientas, por haber estado expuestas durante un lapso prolongado a la acción de los fenómenos climáticos, tenían un color oscuro, parcialmente cubiertas con una aterciopelada y espesa pátina negra que con el paso del tiempo se fue haciendo más débil aunque cubrió la totalidad del objeto. Los elementos del monte Ardín, más perfeccionados, ocupan la mitad temprana y la mitad tardía de esta época, en la que denotan mayor especialización y técnica más elevada y compleja, cambios que coinciden con los de la vida humana. Lo expuesto confirma que en el curso de centenares de miles de años, los instrumentos de doble filo, característicos del período acheulense cedieron espacio en gran medida a la 66Barseghian, Lavrenti, Monumento paleolítico en el Norte de Armenia, Revista Histórico-Filológica, 1959, 2-3 (5-6), 396. 67 Barseghian, Lavrenti, Monumento paleolítico en el Norte de Armenia, op. cit., 397.

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piedra desgastada en un solo borde, más propios del musteriense. La nueva técnica de elaboración de las herramientas fue la de darles forma golpeando sus caras y hacerlas más chicas; los fenómenos climáticos produjeron diferenciaciones en los espesores de la pátina. La progresiva complejidad y variedad de las necesidades materiales influyeron en el perfeccionamiento de la técnica aplicada para el desgaste de la piedra y manifestaron el progreso que conduciría al hombre del futuro hacia una mayor idoneidad y enriquecimiento experiencial. Los útiles del período acheulense son más pequeños que los anteriores, también de forma almendrada, oval o de disco, o de poliedro triangular; son algo más perfectos, de contornos más regulares, tallados con más cuidado. Sus bordes ya no tienen tanta irregularidad zigzagueante sino un filo delgado y cortante. Este tipo de hachas de mano estaba destinado a que el hombre apoyara su palma en las dos terceras partes y la apretara con los dedos para utilizarla como elemento de percusión. Ocuparon lugar principal los instrumentos para roturar, surcar, abrir y rajar los elementos golpeados sin dividirlos totalmente, dar a sus caras una dirección oblicua que termine en el único filo, tornarlas más prácticas para la caza y para faenar la carne. Se supone que además de usarlo como hacha para cortar a golpes, triturar, y extraer raíces, raspar y cortar pieles animales, lo usó como cuchillo, para taladrar madera, trepanar el suelo y hacer pozos, de donde se deduce que comenzaba un elemental y desordenado cultivo de la tierra. Y es natural que este instrumento destinado a finalidades útiles, también le sirviera para defenderse de ataques ya sea de otros hombres como de animales salvajes. Esto explica también por qué las hachas de mano acheulenses ya tienen un asiento para la palma, más pulido, suave y anatómico y el filo recto, cosa que no se había conseguido en la tosca talla de las hachas chelenses. Estos perfeccionamientos, imperceptibles a primera vista, exigieron enormes esfuerzos con el paso de milenios. El transcurso de mucho tiempo condujo a la elaboración de una variedad de hachas de mano de distintas formas, significando que algunas de ellas, más sólidas y de mayor cuerpo, fueron utilizadas para fabricar otras hachas más livianas y más fácilmente manejables. Las huellas de golpes son menos recias y denotan cierta delicadeza y cuidado en la percusión, con la finalidad de obtener un resultado más fino. El antropoide acheulense vivía en cavernas, grutas y otros refugios naturales. A fines de esa época, paralelamente a la práctica de la caza, interrumpió abruptamente la elaboración del hacha de mano de doble filo, debido a que para seguir haciéndolo le eran necesarios otros tipos de herramientas y también porque al crear instrumentos más adecuados, encontró nuevas formas de hacerlas. El hacha de piedra ya no fue de mano sino una herramienta compuesta por dos piezas en la que el elemento con el filo cortante fue atado a un hueso de algún animal de gran tamaño. Comparándola con la de épocas pretéritas, hay notables cambios en la forma de vida del hombre de la cultura acheulense: entre los medios de caza se incluyen los campamentos y se forman pequeños poblados permanentes de los cuales son muestras características los del monte Ardín y los del curso medio del río Hrazdán, pertenecientes al cuaternario medio y superior, ubicados sobre un valle de 100 metros de profundidad. A pesar de estos cambios y no obstante la circunstancia de que la recolección de frutos continuó siendo base principal de su alimentación, la caza como nueva y habitual actividad ocupacional tuvo una gigantesca significación en la vida del hombre paleolítico al proveerlo de alimentos cárnicos –vacunos y ovicápridos salvajes- que varió su fisiología químico sanguínea y su labor mental. Todavía, en esta época, el hombre no podía hablar y probablemente manifestaba sus ideas a través de movimientos, gestos, sonidos y gritos en los que la articulación del dorso de la lengua golpea contra la parte más baja del paladar lo cual le permitía que pasara aire de la cavidad bucal a la laringe, haciéndola vibrar. Además la caza benefició la elaboración de herramientas perfeccionadas. Paralelo al avance de la cacería, a fines del período acheulense el modelado de las herramientas limitó la generación

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de las grandes de doble filo ya que se acrecentó la necesidad de otros nuevos y variados tipos de tamaño más pequeño y de uso más ágil. Aunque es de suponer que el hombre aprendió desde antiguo a cocinar carne, tubérculos, raíces y frutos, está comprobado que hasta el Neolítico, el hombre se alimentó exclusivamente de carne cruda. La inclusión de vegetales en su menú contribuyó a mejorar su dieta y a ampliar su provisión de víveres. Con el paso de mucho tiempo llevó a su sencilla caverna el trozo de la presa cazada que iba a consumir y aprendió a realizar cortes para su posterior cocción. El hombre acheulense se trasladó a regiones más frías donde vivió en espacios más amplios y beneficiosos. Fue el único ser capaz de dar ese paso por sí mismo y libremente que, según los hallazgos arqueológicos, lo diferencia del pithecanthropus de la época chelense y del neanderthal musteriense. Con el incipiente cultivo de la tierra y el avance tecnológico, las hordas de pithecanthropus de Arzn tendieron hacia la organización de formas cuasi tribales, para cuyo logro era una dificultad la ausencia de comunicación verbal. Los investigadores percibieron que la gran cantidad y variedad de elementos pertenecientes al paleolítico superior y al mesolítico – siempre refiriéndonos a la Altiplanicie Armenia- evidencian que se encontraban ante una etapa de naturaleza transitoria; que los hombres iban disminuyendo su actividad recolectora e incrementando la caza: ya elaboraban allí hachas de mano hechas con pedazos de sílice para un uso especializado, de forma almendrada y sin mango, con dos bordes que se iban agudizando hasta terminar en una punta, astillas, esquirlas, proyectiles perforantes, raspadores, hojas de cuchillos de piedra que tenían sólidos trazados con el aspecto arcaico característico de aquel período. A fines de esta época y en la musteriense se produjeron cambios sensibles en la contextura del hombre del cuaternario; el nuevo tipo físico de pithecanthropus se caracterizaba por la forma cuasiesférica de su cabeza, el tórax más amplio, una forma algo más erguida de caminar, la palma de su mano más hábil, todo lo cual lo hizo ocupar una posición intermedia entre los antropoides y el hombre actual.

EL PALEOLÍTICO INFERIOR EN AMBAS MARGENES DEL EUFRATES El hallazgo de materiales arqueológicos en una región geográfica de tan extraordinaria importancia histórica como la del curso del Eufrates, se ha convertido en estímulo para hallar respuestas científicas que signifiquen soluciones para las cuestiones acerca del origen del hombre y de la antigua población de la humanidad. Las investigaciones relacionadas con los territorios que se extienden sobre ambas márgenes del río Eufrates en su recorrido por la Altiplanicie Armenia, evidencian que durante el período del paleolítico inferior hubo una serie de regiones diferenciadas en esa parte de su recorrido.68

III. EL PALEOLÍTICO MEDIO El paleolítico medio se extiende desde los 120.000 hasta los 40.000 / 35.000 años a.C., aproximadamente,69 es decir, a lo largo de la segunda mitad del cuaternario, cuando el hombre de la Altiplanicie Armenia comenzó a desarrollar alguna labor. Durante aquel largo período, en forma alternada, se sucedieron glaciares y recalentamientos. Las glaciaciones continuaron aunque los bloques de los glaciares fueron de menor tamaño. Quedaron rastros de lechos de ríos que se formaron durante estos fenómenos; pueden apreciarse sus

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Sardarian, S.H., op. cit., 61.

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tamaños calculando las medidas de los valles del Tigris, Eufrates, Aradzán, Araks, Kura, Hrazdán y otros, cuya profundidad en el curso medio alcanzaba a decenas de metros y la superficie del agua estaba varios metros por encima de la actual. Esto explica la gigantesca actividad con la que los glaciares cubrieron la Altiplanicie: los macizos de hielo en movimiento aplanaron las elevaciones montañesas, roturaron sus laderas, cavaron valles y durante el invierno aniquilaron o empujaron hacia el Sud los vegetales y animales que encontraron en su camino, que fueron reemplazados por nuevas especies. Todavía el clima era de excepcional rigurosidad, de intenso enfriamiento, de inviernos prolongados y tormentas de arena helada. Donde antes la actual llanura de nieves eternas estuvo cubierta por vegetales herbáceos, se alargaron los campos y las concavidades de los ríos. Parecida a la tundra, la vegetación era pobre y se limitaba a las cadenas centrales de la Altiplanicie. En verano el recalentamiento fue derritiendo los macizos helados; las superficies se transformaron en tierras que se poblaron de vegetación boscosa en las que fueron procreadas incontables manadas de animales de especies distintas; en consecuencia, en el paleolítico medio los reinos vegetal y animal fueron la fuente principal de obtención de materiales útiles para la vida cotidiana, tal como ocurrió en otras regiones del planeta.. La cultura paleolítica media en lo que hoy es Armenia está representada de modo más amplio y en monumentos arqueológicos más numerosos que en la cultura paleolítica inferior. Entre las riquezas del hombre de aquel período estaba el fuego, no originado con sus manos sino brindado por chispas o erupciones volcánicas, que tuvo que compartir con sus semejantes. Esa forma imprevisible de obtención, dominio y utilización del fuego ya era un logro que utilizaba desde hacía milenios como medio de defensa para amedrentar a las fieras, que no se atrevían a acercarse por temor al calor; ahora, en el paleolítico medio y superior, gracias a la experiencia de muchas generaciones, el hombre descubría el segundo paso: conservarlo en forma permanente. En un principio obtuvo el fuego golpeando el cuarzo contra el cuarzo y después, frotando madera con madera, y lo convirtió en elemento insustituible. El hogar, donde cuidaría de que no se apagase, fue una condición inseparable de la caverna, tanto en la entrada como en su interior, en la que los hombres transcurrían los lentos días de su vida; a la caverna trasladaban los animales apresados y los granos y vegetales recolectados; en algunos lugares, cerca de los restos de los hogares, los investigadores hallaron huesos de los animales cuya carne los prehistóricos habían asado y comido, lo cual prueba que aprovecharon la carne como alimento fácil y permanente. La caverna era elegida cerca de una fuente de agua; allí separaron de la carne los huesos y cueros que consideraron útiles, y prepararon los menúes de su régimen nutricional. La caza fue de animales de pastoreo y su carne ingresó como sustento básico. Hasta el Neolítico, el componente principal de la manutención siguió siendo todavía el de plantas, raíces, tubérculos y frutos vegetales pero sólo el de los recolectados y sin elaboración alguna. Con referencia a aquel período, desde el punto de vista de la sucesión temporal es posible considerar al paleolítico medio como el de la desaparición de la horda paleoantrópida. El hombre del valle de Neander, Alemania, descubierto en 1856, conservaba aun rasgos muy simples de un tipo de humanoide primitivo; fue importante eslabón en la cadena que transitaba hacia un muy tímido sedentarismo. Espoleados por el frío de hielos glaciares, al salir el sol, estos rebaños humanos dejarían sus campamentos para explorar áreas de temperaturas más cálidas. Al llegar las horas del crepúsculo, habrán detenido sus correrías y se habrán conformado con una caverna o peñasco para pernoctar; si este lugar casual les hubiera resultado cómodo se habrán estacionado hasta que por algún motivo decidieran continuar la excursión. La caverna, el acopio de vegetales, el fuego y la posibilidad de beber del agua del río cercano fueron formando reducidos grupos que acamparon juntos por lapsos transitorios y que también habrán sido causa de agresiones por parte de otros grupos que querrían arrebatarles el lugar y esas elementales posesiones. Acampar fue un hábito más estable: golpeando piedras

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encendieron fuego en un pozo en torno al cual se ubicaron para pasar más largo tiempo; allí vivieron, elaboraron herramientas y acopiaron provisiones y combustibles para el invierno. Allí los arqueólogos encontraron cenizas, huesos carbonizados, instrumentos de piedra y otros restos.

LA CULTURA MUSTERIENSE Una de las principales actividades ocupacionales del hombre del período de la cultura musteriense fue la caza de animales grandes: toro salvaje, caballo, la garbosa cabra montesa, la gacela, el oso de las cavernas. El elefante tragonteriano se extinguió en esta glaciación. Esta actividad alcanzó un notable progreso y fue la que completó la labor de la recolección. El clima rigurosamente frío de los glaciares obligó al hombre a buscar un lugar para establecer su morada en cavidades rocosas naturales, debajo de declives de peñascos y en hendeduras abiertas en las montañas. Muchos hallazgos del período musteriense están ligados con los peñascos, que hacen suponer permanencias prolongadas, mientras que los de los períodos anteriores trasuntan estadías breves y transitorias. En estos resquicios de la montaña se conservaron bien los estratos culturales; el haber podido utilizarlos fue una gran conquista del neanderthalense, en especial porque en tiempos pretéritos esos peñascos habían servido de guaridas sólo de animales salvajes; para expulsarlos de las cavernas, el hombre tuvo que recurrir al uso de sus primitivas armas, y del fuego, en particular porque su alimentación era primordialmente a base de carne. El neanderthalense no fue aniquilado ni desapareció; por el contrario, continuó habitando ininterrumpidamente en sucesivos sitios. Al comienzo del período glaciar, los antiguos habitantes del territorio de la Altiplanicie Armenia y de las regiones limítrofes alcanzaron tal nivel de desarrollo cultural que permitió a los hombres adaptarse a nuevas condiciones de vida más difíciles que las de antes. A su vez, la lucha de los hombres del paleolítico contra las fuerzas de la Naturaleza tuvo gran influencia sobre el carácter de su adelanto cultural. El máximo éxito de los hombres de aquel tiempo fue el paso a la invención de métodos para encender fuego a su voluntad y en el momento y circunstancias que lo desearan; y la caza de animales, en especial herbívoros, convirtió a éstos en fuente básica de alimentación. No lejos del ordenamiento orográfico del Arakats y del curso medio del río Hrazdán había una serie de peñascos en los que fueron hallados monumentos arqueológicos pertenecientes a la cultura musteriense. En el período de los glaciares, los hombres prehistóricos vivían no solamente en zonas premontañosas sino también en laderas cercanas a las cumbres y en valles cercanos a planicies heladas. Cuando la Altiplanicie fue cubierta por glaciares, sus áreas llanas del Este y el Sur fueron probablemente habitadas por nutridos rebaños humanos que descendieron de las montañas. La amplia diseminación de hombres de la época musteriense se vio condicionada por rigurosas condiciones climáticas que los presionaron a desarrollar su cultura, limitada a ámbitos más locales; la conquista de métodos para obtener fuego a fines del aquel período, los incitó a poblar regiones que habrían sido inhabitables en tiempos pretéritos; no dejándose amedrentar por las importantes glaciaciones, los hombres prehistóricos de Europa y Asia irrumpieron en las templadas extensiones de esos continentes; no se retiraron por el avance de los glaciares sino que se adelantaron expandiendo las fronteras de sus territorios. Restos evidentes de la vida de esa población coinciden en parte con la época de máximo desarrollo que precedió al tiempo de los glaciares. Esto está demostrado por las herramientas de tipo musteriense que se hallaron enterradas en estratos yacentes debajo del grueso espesor de las morrenas. Descubrimientos arqueológicos de esta clase se produjeron en el valle del río Aradzán, como también en la corriente del Ildaruní(Hrazdán), en las cercanías de Nurnús, en Chraber, Fantán, y en otros lugares, en los que próximos a las herramientas musterienses se

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localizaron restos de animales del pleistoceno. Los materiales culturales que pertenecen a fines del paleolítico inferior, lucen señales de sus coetáneas colosales peripecias geológicas: con frecuencia, entre estos restos de estaciones arqueológicas fueron descubiertas herramientas de obsidiana que, a pesar de su dureza, en gran parte estaban cubiertas de rayaduras, o rajadas posiblemente por acción del agua de los glaciares. En la estación arqueológica de Arzn, de comienzos del paleolítico (cerca de una elevación de 80 metros sobre el nivel del río), fueron excavados restos según los cuales una cavidad dentro de la roca, a 40 metros de altura, fue lugar de morada humana hasta que los glaciares alcanzaron su máximo desarrollo; con esto coinciden huesos de mamut, rinoceronte lanudo, ciervo gigante, ciervo norteño y otros animales de clima cálido. Otros lugares de la Altiplanicie Armenia donde aparecieron restos arqueológicos musterienses son el valle de Hark, Malatiá y una serie de ubicaciones en la corriente media del Aradzán, Bagrevand (Alashkert). La investigación de las estaciones del monte Ardín mostró que los hombres continuaron viviendo allí en el paleolítico medio: altas montañas, corrientes de ríos, estepas, no fueron obstáculos suficientes como para detenerlos. Esas estaciones son significativas también con respecto a la cultura del hombre neanderthalense, que pertenece al lento y progresivo tránsito hacia la cultura del hombre de Cromagnon, con la consiguiente disminución de la cantidad de hombres de tipo neanderthalense, hace 40.000/30.000 años; éste se diferenciaba de su sucesor inmediato, en la estructura física de su organismo, con los rasgos simples, primitivos, como lo evidencian los componentes del esqueleto y la simetría del cráneo, la forma del rostro que era mayor que el espacio del cerebro, la nariz grande; en suma: no había perdido aun muchos rasgos propios de su antecesor, del prehomínido. El hombre neanderthalense es el nivel intermedio entre el hombre arcaico (pithecanthropus) y los tipos de hombre actual; con el tiempo, el rostro se fue achicando y aumentó el tamaño del cerebro. Los monumentos arqueológicos de la etapa musteriense en la Altiplanicie, con sus múltiples muestras de recíproca complementación, se presentan más patentes que los materiales de tiempos pasados. De las herramientas de esta fase podemos extraer conclusiones más profundas acerca de peculiaridades fundamentales que caracterizaron la vida social de los hombres musterienses. El análisis de las herramientas del tipo musteriense tardío de la Altiplanicie indica no solo la complejidad creciente en la labor del hombre neanderthalense, sino que también torna conspicuo el lazo contiguo y la inmediata sucesión que existe entre el paleolítico medio y superior. La presencia de numerosa y variada cantidad de herramientas musterienses en las estaciones arqueológicas del monte Ardín y de la corriente media del río Ildaruní apunta al futuro progreso de la cultura del hombre paleolítico en la Altiplanicie. El notable incremento de la producción material debía reflejarse sobre el carácter de la comunidad prehistórica; la posibilidad de cazar animales de gran tamaño dependía de la organización de los cazadores, quienes ya cultivaban el hábito de atacar en conjunto; el cuasi sedentarismo y el fuego permanente del hogar contribuyeron igualmente al fortalecimiento interno de una inclinación hacia la comunidad prehistórica. En otras palabras: la pertenencia a la misma comunidad fue la forma típica que trazó ciertos nuevos rasgos que constituyeron el primer paso hacia los ordenamientos totémicos.

EL MONUMENTO ARQUEOLÓGICO DE SHANIDAR En el gigantesco peñasco de Shanidar, al Sudeste de la Altiplanicie Armenia, hubo vida humana durante milenios en forma continuada, como consecuencia, en su área se formaron monumentos arqueológicos compuestos por cuatro capas culturales que suman 13 metros

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de espesor. Las dos últimas, es decir, las más superficiales, corresponden al paleolítico; la tercera tiene de 26.000 a 28.000 años de antigüedad y la cuarta y más profunda de 40.000 a 100.000.. Al efectuarse excavaciones arqueológicas en el lugar, a una profundidad de 8 metros fue descubierta la corteza estalagmática del período de la erosión de la última glaciación del mar Mediterráneo oriental, cuya existencia data de 65.000 años. En esta napa se descubrió el cadáver de un niño neanderthalense y cuatro carcajes de piedra. En distintas capas del peñasco – de la primera a la sexta – junto a restos de la cultura musteriense se encontraron 7 cadáveres, entre los cuales uno es de otro niño, cuyas antigüedades llegan de los 60.000 años a.C. hasta los 40.000 años a.C.70 Por los restos hallados sabemos: 1) que en el transcurso de 20.000 años, entre las dos capas no se produjeron cambios significativos en las formas ni en la constitución de algunos instrumentos de piedra o de hueso; 2) que los cuerpos de los humanos de Shanidar correspondían a individuos de gran estatura del tipo Neanderthal; 3) que durante aquel largo tiempo la complexión de aquellos homínidos no tuvo variaciones; 4) por las cenizas descubiertas quedó claro que convivían con hordas que ya dominaban distintas formas de proveerse de fuego al que utilizaban ampliamente; 5) por los huesos de animales que se hallaron junto a ellos, que se dedicaban a la caza; y 6) que cada uno elaboraba y usaba sus objetos individualmente. El dominio del fuego posibilitó al hombre de Neanderthal recurrir a la carne animal para tener una fácil y permanente provisión de alimentos. La riqueza arqueológica hallada en Shanidar tiene explicación: lo mismo que en decenas de miles de años precedentes, Asia Anterior fue la principal vía de migración de los nómades de Asia, de las estepas caspianas y del litoral del mar Negro. Para ampliar el ámbito geográfico de sus existencias, los orientales avanzaron hacia el Oeste. También allí, en el Mediterráneo oriental, es posible que buscando lugares convenientes, se hayan concentrado distintos contingentes procedentes de Africa y Europa pero, aunque no imposible, a los hombres del paleolítico les resultaría difícil cruzar el valle seco de los Dardanelos y, aunque menos, también les debía ser complicado atravesar aquella zona desértica del Noreste de Egipto71. El hombre del paleolítico medio y superior cruzó esos dos pasos intercontinentales de Este a Oeste y viceversa. En alturas de 10-12 metros que debían tener en aquel tiempo aquellos lugares ribereños al Mediterráneo –la Siriana, Palestina- fueron hechas las herramientas musterienses. La conclusión final más probable es que Asia Anterior no fue poblada por masas humanas que hayan llegado desde lejos sino por grandes conglomerados locales. Es decir que, si bien la mayoría de las que en constante movimiento pobló ese territorio estuvo formada por inquietas masas humanas de distinta procedencia, una parte de ellas prefirió quedarse donde estaba y vivir con menos traslaciones. Por los restos que se hallaron en el monumento, sabemos que entre estos conjuntos humanos reacios a la movilidad está el que habitaba la zona de una soberbia sepultura del promontorio de Shanidar, que quedó fuera del camino de las migraciones. Lo interesante es que no obstante esta inmovilidad, el monumento del promontorio de Shanidar, en general, es similar a otros de Asia Anterior y de la Altiplanicie Armenia. A 4 kilómetros del peñasco de Shanidar fue hallado el monumento arqueológico de Chaví-Chemí-Shanidar, con una superficie de 5 hectáreas y una capa cultural de 2 metros de espesor, correspondiente al milenio X a.C., aproximadamente. Se hallaron cimientos de viviendas circulares, restos de cultivos de vegetales e instrumentos de recolección hechos de cuarzo y hueso, todos indicios de que su nomadismo iba decreciendo al tiempo que 70 Stewart, Thomas Dale, The restored Shanidar I skull, 1959, Washington, 473, 480. Del mismo autor, The skull of Shanidar II, Washington, 1962, 521-533. Solecki, R.S., Tree adult Neanderthal skeletons from Shanidar cave. Northern Iraq, Washington, 1960, 603-634, citados por Sardarian, op. cit., 368, ns. 93-94-95. Ver también Enciclopedia Soviética Armenia, verbo Shanidar, Erevan, 1982, 8, 449. 71 Braidwood, R., Mounds in the plain ofAntioch, Chicago, 1937; Braidwood R., Braidwood, L., Excavations in the plain of Antioch, Chicago, 1961, citados por Sardarian, La sociedad primitiva en Armenia, op. cit., 70.

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incrementaban cierto sedentarismo; la existencia de casas, unida a otros datos coincidentes inducen a la hipótesis de que existieron formas simples de organización familiar de pareja en la que la mujer ocupaba un lugar apreciable. La presencia coetánea de tipos culturalmente más elevados, como los neanderthalenses, suscitan la conjetura de que la mezcla de habitantes de la Altiplanicie Armenia con los del litoral del Mediterráneo oriental se produjo antes de que Shanidar fuera poblada. Los neanderthalenses socorrían a los enfermos y a los ancianos; los huesos del individuo maduro(entre cuarenta y cincuenta años de edad) evidencian signos de haber sido curados después de lesiones, traumas y fracturas72. En una cueva del valle de Shanidar, al Norte de lo que hoy es Irak, a 40 kilómetros al Noroeste de la actual ciudad de Revantuz, en los confines del extremo más meridional de la Altiplanicie -donde las cadenas de los montes Tauros y Zagros se intercomunicaban con la Siriana, con el Norte de la Mesopotamia, con la corriente central y superior del río Gran Zap, y con Persia-, se encontró el más importante monumento cuaternario. Allí estaba el peñasco de Shanidar propiamente dicho, descubierto entre 1946 y 1948 y explorado entre 1951 y 1960 por una expedición de la Universidad de Columbia(EEUU)73. Las excavaciones realizadas permitieron descubrir una sepultura que data del paleolítico superior. Los investigadores hallaron restos del hombre de Neanderthal; por el análisis del polen impregnado, su esqueleto muestra que fue enterrado sobre un lecho de flores; que en esa región se cultivaban gramíneas, cereales y plantas, y también que domesticaban animales; además se hallaron herramientas musterienses de obsidiana bastante perfeccionadas del paleolítico inferior, que por sus formas y por la técnica de preparación pertenecen a las culturas chelense y acheulense. Son herramientas en su mayoría terminadas: hachas de mano, palos con dibujos de bosquejos indefinidos, toscas mazas, raspadores, discos, núcleos. Estos elementos fueron elaborados, es decir, que sus autores persiguieron la finalidad de hacerlos y siguieron determinados métodos de percusión y raspado para terminarlos. Aquello no fue un arte, ni siquiera utilitario. El arte nacería y crecería como expresión del raciocinio humano y como exigencia de su lógica; emanó tempranamente del conocimiento intuitivo, que liberaría al hombre de sus limitaciones en forma paulatina por vía del razonamiento teórico74. El tipo de neanderthalense que habitó este promontorio –que no fue un antepasado del hombre actual ni una variedad del Homo Sapiens- perduró allí, como veremos, durante 20.000 años. Si duró tanto tiempo es debido a que en distintas regiones la vida resurgió de distintas maneras. Ulteriormente, en los alrededores de aquel promontorio penetró una parte de los hombres de esos otros grupos mezclados. Quizás sea que dadas las razones de conformación anatómica estos primates no pudieron pronunciar palabras y se limitaron a expresar ideas con gestos acompañados de sonidos, incomunicación que los constriñó a llevar una vida más acentuadamente gregaria y limitada en sus posibilidades de progreso. Excavaciones del Mediterráneo oriental mostraron restos de neardenthalenses que, por una serie de características, son similares a los restos arqueológicos de Shanidar. Los mediterráneos fueron anteriores a los de Shanidar. La región poblada por ellos era muy amplia. Determinadas semejanzas y las posibilidades de los tiempos, sirven de sustento a la suposición de que esta horda arribó primero a los montes Zagros, donde se aisló. Es visible también, en el Norte, el parecido entre las herramientas de Shanidar con las de los monumentos paleolíticos de la Altiplanicie Armenia; son similares también con las de los

72 Cavalli Sforza, Luigi Luca e Pievani, Telmo, Molti Modi di essere umani, en Homo Sapiens, La Grande istoria della Diversità umana, op. cit., 42.

Solecki, Ralph S., The First Flower People, N.Y., 1971. En la mitología clásica, Prometeo, iniciador de la primera civilización humana, después de haber formado al hombre con el barro de la tierra, le donó el fuego que robó del cielo; así lo liberó de una existencia brutal, y junto con el fuego le dio un arte utilitario consistente en varias técnicas para dominar la materia. 73 74

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valles de los montes Zagros. Y en el Sur, con las herramientas de Behistún, Persia, localidad que estaba al Sudeste de Shanidar. Las investigaciones de Shanidar refuerzan la hipótesis de que los antecesores del hombre actual pudieran ser neanderthalenses racionales de Asia Anterior. Probablemente esto ocurrió de la siguiente manera: de la parte central de la Altiplanicie Armenia – desde el lago Van y el Este de la Altiplanicie, es decir desde las cunas centrales de las herramientas del paleolítico, desde el monte Arakats, el curso central del río Ildaruní(Hrazdán), que serpentea entre los valles del Tontrag, Sipán, Nemrud y otros – la horda de los neanderthalenses se separó de sus parientes hace 80.000-60.000 años, caminó hacia Irak llevando consigo su notable desarrollo social; perdido el hábito de migrar se afincó en Shanidar, donde vivió durante veinte milenios. MONUMENTOS ARQUEOLOGICOS EN EL CURSO SUPERIOR DEL RIO KASAGH Fruto de la colaboración de expertos armenio-franceses fue un proyecto conjunto de estudio de fuentes de obsidiana en el Cáucaso, dentro de cuyo marco los especialistas analizaron la difusión de esta materia prima en los períodos Neolítico-Edad del Bronce, y la cuestión de la existencia de talleres en Cercano Oriente. El proyecto de la investigación se concretó mediante trabajos de campo realizados en la República Armenia, donde expertos geólogos detectaron alrededor de 40 minas de obsidiana; los trabajos fueron continuados con análisis de laboratorio en Francia. La expedición conjunta armenio-francesa efectuó estudios en monumentos minerales de las cadenas montañesas de Arakats, Shirak, Siunik, Keghamá y Zaghguniats. Estas expediciones, a las que se sumó el respaldo financiero de la filial de Armenia de la Gfoeller Foundation norteamericana produjeron excepcional significación científica acerca de monumentos paleolíticos descubiertos en cursos superiores del río Kasagh, en Siunik, y en otros lugares75. Durante los años 2002-2003, la expedición estudió el desfiladero del río Kasagh y 32 kilómetros de sus cursos superiores en la ex región de Abarán; en especial es necesario señalar el descubrimiento en dicho desfiladero, de dos cavernas en las que se encontraron objetos de cuarzo e inscripciones rupestres características del mesolítico-neolítico. La presencia de tales monumentos es una evidencia excepcional no solamente para Armenia sino también para toda la Altiplanicie. Durante los dos años de sus estudios de campo, la expedición analizó más de 245 monumentos de diferentes períodos; entre ellos se destacan los de instrumentos de obsidiana recogidos en espacios abiertos paleolíticos(chelense-musteriense) inferior, medio y superior. El resultado de las investigaciones acerca de esos monumentos está basado sobre la presencia de lagos de agua dulce en lugares abiertos de la concavidad de Abarán. La cartografía de la existencia simultánea de lagos de la concavidad del período pleistocénico dentro de los límites de la cascada de Abarán relacionando el espacio con lugares abiertos paleolíticos demuestra que la parte fundamental de estos últimos estuvo ubicada a lo largo de orillas de antiguos lagos. Esta circunstancia pone en perspectiva paleolítica labores de profundo examen con respecto a nuevos lugares de toda la cadena ribereña y confirma con datos arqueológicos los límites cronológicos de cascadas de antiquísimos lagos. En el año 2003 este equipo expedicionario conjunto armenio-francés investigó la localidad paleolítica de Mulk-4, sobre el margen derecho del río Kasagh. Durante las labores fueron recolectados materiales arqueológicos, el equipo determinó con precisión cuestiones vinculadas con su ubicación, los límites del área de extensión de los instrumentos de piedra; y estudió las características universales de dispersión de los materiales arqueológicos. Los instrumentos de piedra recolectados –especialmente los de

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Kalantaryan, A. y Melkonyan, H., Trabajos arqueológicos en Armenia 1990-2003, Ereván, 2005, 19.

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obsidiana- fueron presentados en tres grupos cronológicos: el paleolítico inferior, el principal –musteriense-, y los mejor conservados, los del tipo paleolítico superior. Mientras exploraban rocas de un desfiladero próximo al afluente Kasagh, en cuyas aguas confluye el Medzamor, una expedición76 de investigadores armenios y franceses integrado por tres equipos dirigidos por el arqueólogo Boris Kasparyan, perteneciente al Instituto de Arqueología y Etnografía de la Academia Nacional de Ciencias de Armenia, halló un monumento arqueológico que se supone de la era mesozoica, es decir anterior al paleolítico77. El monumento fue descubierto en las cuevas de Kmlo, en las proximidades de Apna, distrito de Arakatsotn; está compuesto por restos de herramientas de obsidiana y de granos silvestres de hace 10.000-8.000 años. De confirmarse la Edad del estos granos, serían los más antiguos de la Altiplanicie Armenia oriental. Los equipos analizaron también rastros de primitivos asentamientos humanos del Paleolítico medio. Notables frutos brindaron también las labores investigativas realizadas en 2003 por la expedición científica armenio-rusa; esta expedición encontró monumentos paleolíticos a cielo abierto, en cavernas con ricos materiales arqueológicos consistentes en instrumentos de basalto y de cuarzo (Metsaván-1ª-3ª, Paghaghbiur-1ª-2ª, Norashen-1ª, Saratovka-1ª, cavernas-moradas en Kruglaia- Shishka, Katnaghbiur, etc.).

EL HOMBRE DE NEANDERTHAL Se lo denomina así por el lugar de Alemania, cerca de Dusseldorf, en que se halló el primer cráneo de esta clasificación, precedente del hombre actual (Cromagnon). Entre las cuestiones importantes relacionadas con la presencia del hombre arcaico en el Asia Anterior está su característica, que cuenta con algunos trazos del hombre racional. El de Neanderthal es eslabón que media entre el pithecanthropus y el hombre actual. Se distinguen dos clases de este homínido: el clásico neanderthalense, que era un ser bastante rudo y de contextura de dimensiones superiores a la ordinaria. Como lo trasuntan el esqueleto y el cráneo hallados en excavaciones arqueológicas, tenía manos primitivas, cabeza grande y alargada en sentido horizontal, frente baja e inclinada; la cabeza se asentaba sobre un cuello grueso y corto, que parecía formar un todo con la nuca, bien plana y maciza. La medida del cerebro era no muy menor que la del promedio del hombre actual y a veces mayor. La nariz era ancha y la barbilla cortada por debajo hacia atrás, igual que en los monos, pero sin ser saliente como en el hombre de nuestros días, vigorosos y sobresalientes huesos supraciliares, y cavidades orbitales anchas y bajas. Está demostrado que en esta primera etapa del paleolítico medio, como consecuencia de las condiciones naturales progresivamente favorables, casi todas las zonas de la Altiplanicie Armenia fueron pobladas por el hombre de Neanderthal, que utilizó instrumentos de piedra trabajados siguiendo la técnica musteriense. Aún conservando las tradiciones acheulenses, fueron diferentes de las del paleolítico inferior; de mayor nivel, más especializadas y adaptadas para satisfacer las necesidades particulares de la caza pero sin poder liberarse de la simplicidad precedente. Continuó por un tiempo fabricando hachas grandes y herramientas con forma de disco, ambas de doble filo, hechas con piedras fragmentadas. La segunda clase es la del neanderthalense racional o neoantrópido, que en ciertos aspectos fue semejante al hombre contemporáneo; pertenece a la mitad de este período (20.000 a.C.) cuando comenzaron a esbozarse diferenciaciones entre agrupaciones étnicas, Financiada por Gfoeller Foundation. La localidad que hasta 1935 se denominó Pash Abarán, hasta el siglo X d.C. se llamaba Kasagh. Su primera mención está en Ptolomeo, en el siglo II, como Casala. En 1918, sus pobladores y el ejército armenio sostuvieron una histórica batalla, vencieron al invasor ejército turco y neutralizaron su plan de ocupar Ereván, capital de Armenia. 76 77

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que perfilaron varios tipos. Las diferencias étnico-raciales son innegables pero son un fenómeno secundario que no puede servir de argumento contra el hecho de la unidad biológica de toda la humanidad, ahora totalmente demostrada con los descubrimientos de la genética. Ya vimos que existe la hipótesis de que los antecesores del hombre actual fueron los neanderthalenses racionales de Asia Anterior. Para las hordas de neanderthalenses tardíos, Asia Anterior fue el camino obligado de las migraciones. Aparentemente, las diferencias apreciadas entre esas hordas son resultantes de las mezclas de distintos grupos humanos que habitaban, precisamente, las diversas cadenas montañosas de Asia Anterior. A diferencia del precedente, este neardenthalense era de estatura baja –poco más de un metro y medio- pero de complexión robusta, de caminar erguido mas ligeramente encorvado, de andar pesado y torpe. El cráneo era alargado y la nariz muy protuberante. El tamaño del cerebro fue reduciendo su volumen hasta cierta medida y las muñecas fueron como las nuestras. El arqueólogo se ve obligado a penetrar en el ámbito de las conjeturas: en el transcurso de centenares de miles de años la disminución primero y el crecimiento después del tamaño del cerebro, deben haber sido acompañados por una correspondiente evolución de las capacidades mentales: paralelo a la acentuación del alcance de sus sentidos, el hombre comenzaría a recorrer el camino del espíritu; a detener su mirada en las estrellas; sin mayores explicaciones comprobaría la disposición estable de las constelaciones y las posiciones de los astros y planetas en el firmamento; diferenciaría la suave fragancia de las plantas y flores aromáticas del desagradable hedor de un animal muerto en descomposición; reconocería el deleitante canto de los pájaros y el amenazador rugido de las fieras; su atracción instintiva se vería superada por el placer consciente de acariciar la piel de un antrópido del otro sexo; con entendimiento y como consecuencia de su alimentación vegetal distinguió el sabor dulce y el amargo. Agudizó su imaginación e inventó. No aceptó resignado las limitaciones que le imponía la dureza de la piedra y buscó formas de adecuar la herramienta al tamaño de su mano y desgastarla para que sus asperezas no lo lastimaran. De todas estas experiencias y de otras miles fue haciendo acopio de datos en su memoria. Elaboró hachas de mano, idénticas unas a otras en forma y tamaño y después las hizo de diversas formas y medidas. La mayor complejidad de los recuerdos fue un incentivo permanente para que su cerebro incrementara el rendimiento. Pasó mucho tiempo pensando y tratando de hallar explicación a los fenómenos naturales. Su cuociente mental y sus reflejos psíquicos se fueron elevando. No obstante estas relevantes características de progreso, la evolución del cerebro del neanderthalense no alcanzó el grado de perfección que tuvo el homo sapiens. Además, posiblemente por carecer de la integridad de los órganos fonéticos por la insuficiente conformación de su anatomía desde los ligamentos inferiores de la glotis hasta la boca, no podía articular palabras. Careciendo de otra forma de expresión de pensamientos, estos instrumentos de piedra nos transmiten el contenido de sus preocupaciones: son herramientas, tienen un diseño, indican en qué ocupaba su tiempo y son señales de su incipiente desarrollo mental. Durante el período del paleolítico medio de la Altiplanicie Armenia, en el que predominó la cultura musteriense, se observa mayor dedicación, minuciosidad en la técnica - más compleja - de elaboración de los elementos de piedra. Estas características exteriorizan un enriquecimiento de las experiencias en el trabajo y el progresivo aumento de las tentativas de mejorar la calidad de las herramientas elaboradas. La especialización y la mayor variedad de las herramientas fue coherente con las necesidades que suscitó su utilización para satisfacer las nuevas actividades que generó su vida, que continuó en las zonas periféricas de las ocupadas por los glaciares; allí los ríos engrosaron sus caudales, aumentaron la fuerza de sus corrientes y abrieron valles y quebradas. A diferencia de los períodos anteriores, en los que acampar en forma transitoria fue lo habitual, este tiempo del paleolítico medio, correspondiente a mediados del cuaternario, de temperatura fría e

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inclemente, obligó al hombre a adaptarse más al rigor del clima y solo vivió refugiándose en cavernas naturales, pasajes cubiertos, debajo de promontorios y en declives de las montañas. Por esta razón muchos poblados de la época musteriense, como vimos, están vinculados con peñascos en los que se conservaron varias capas culturales. Allí comprendió el beneficio de compartir con otros hombres la vida bajo el mismo techo cavernario con un solo fuego, circunstancia que facilitó sus esfuerzos para conseguir alimento. A pesar del rigor climático y de los prolongados inviernos, la llegada de las estaciones cálidas transformó la Altiplanicie en un paisaje bucólico de mil colores verdes e ingentes manadas de pequeños animales cornados. Tanto para mover grandes bloques de piedra, como para ahuyentar a las fieras y para cazar animales de gran tamaño, la presencia de los varones adultos fue convirtiéndose en una necesidad creciente. El hombre de Neanderthal de la Altiplanicie no se extinguió inmediatamente: por el contrario, continuó poblando sin interrupciones más y más áreas predominantemente en rocosas laderas de las montañas. Investigaciones de arqueólogos permitieron descubrir cavernas que los humanoides ocuparon como viviendas para invernar, campamentos de caza de verano y colecciones de las herramientas características del paleolítico medio pertenecientes a la cultura musteriense en monumentos arqueológicos del monte Ardín, en la corriente media del río Ildaruní y en adyacencias del Kasagh. Por los elementos y las inscripciones sabemos que aquellos humanos estudiaron detenidamente los hábitos de los animales. Comparado con los de períodos anteriores, el avance cultural de los antiguos habitantes de comienzos de los glaciares en estos lugares, alcanzó cierto nivel que le permitió adaptarse más activamente a las difíciles condiciones de los nuevos tiempos. El hacha de mano de doble filo fue reemplazada por otras de un solo filo discoide. Las hojas de cuchillos y las puntas de piedra que elaboró fueron más delgadas y raspadas. Los elementos puntiagudos en general, que fueron hallados en estos monumentos, tienen forma de un alargado triedro o de hoja de árbol; sus bordes están raspados con un pequeño y delicado abrasivo. Estos alargados raspadores y escoplos fueron construidos con la finalidad de presionar sobre las irregularidades mínimas de los bordes y limpiar de asperezas el objeto trabajado, por lo cual las partes que cumplen esa función tienen un filo dentado y las partes centrales están alisadas como mango para agarrar la herramienta con la mano. Son útiles para la caza y para la elaboración de los elementos derivados de las presas obtenidas; es decir que en sensible medida denotan un perfeccionamiento. Esta nueva técnica de trabajar la piedra preparó el paso hacia la cultura del paleolítico superior. En los citados monumentos, junto con las herramientas de la cultura musteriense temprana fue hallada gran cantidad de gráciles instrumentos especializados, con refinada elaboración, en especial objetos de punta aguda y limas, característicos del musteriense tardío. La obsidiana, por haber estado durante menos tiempo expuesta a los vientos, es opaca, es decir, no tiene la pátina de períodos precedentes. Los materiales arqueológicos hallados en las laderas de los montes Adzokh, Arzn, Chatkerán, Tacharak, Nurnuní y otros pertenecientes a todos los estadios del paleolítico, prueban que allí el hombre trató de acercarse a otros hombres. Y entonces habrá confirmado que entre los sexos hay diferencias anatómicas no importa de qué grupo provengan, tal como ocurría entre las bestias. La impronta principal y típica de los poblados de la Altiplanicie Armenia pertenecientes al cuaternario es que todos, con muy pocas excepciones, aportan ricos complejos arqueológicos con abundante cantidad de instrumentos de trabajo utilizados en sucesivas etapas del desarrollo de la cultura paleolítica, lo cual constituye el testimonio indiscutible de que una parte de los hombres prehistóricos perduró en forma ininterrumpida en aquel territorio. En los monumentos de cultura musteriense no solamente fueron descubiertos elementos de etapas anteriores sino que además fue comprobada su expansión hasta abarcar amplios territorios como Kharberd, Amida (Tigranocerta) y los monumentos de la

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costa occidental del Tigris superior, en los que se hallaron materiales característicos de la cultura musteriense. Mientras los hombres prehistóricos del período musteriense se expandían, fue el enriquecimiento de la cultura del período musteriense lo que atemperó la rigurosa exigencia de los prolongados inviernos. Como reiteradamente lo hemos señalado antes, una de las expresiones de aquella cultura fue la del fuego. Otro de los mas importantes elementos culturales del cuaternario fue la invención de la aguja de coser hecha de hueso, que quizás promovió una de las grandes revoluciones que caracterizan a la cultura útil de la prehistoria. La aguja permitió al hombre preparar prendas de vestir complejas con el cuero de los distintos animales que apresaban. La aguja, quizás la herramienta más sencilla de la prehistoria, sirvió para abrigar al hombre, protegerlo de las inclemencias durante el día, para cubrir su cuerpo en las frías noches de invierno y para impedir el paso de los gélidos vientos a través de los resquicios de las cavernas. Primero curtían las pieles desengrasándolas y remojándolas y las convertían en cuero; después, con ayuda de una cuchilla de piedra y de agujas de hueso, cortaban las partes útiles y las cosían siguiendo determinados moldes, según fueran destinadas a cubrir las piernas y los pies, la cabeza o el cuerpo. De los objetos arqueológicos descubiertos la aguja es el más numeroso . El fuego y la ropa confeccionada con pieles posibilitaron al hombre habitar mayor parte de la Altiplanicie. Generalmente fabricaron la aguja con asta de ciervo o con huesos de ave a las que astillaban y elegido el fragmento mas adecuado afinaban un extremo y redondeaban el cuerpo con una piedra de cuarzo; en la otra punta, que había quedado mas ancha, usando una lezna también de cuarzo, abrían un agujero u ojo por el que enhebraban alguna fibra vegetal fuerte o un tendón animal con el que cosían. La aguja es, quizás, uno de los pocos inventos prehistóricos que se conservó invariable en su forma original hasta la actualidad. Se hallaron agujas de muy diverso largo y ancho correspondientes a todas las etapas de la prehistoria. Los elementos hallados en el territorio que hoy es Armenia evidencian que en el paleolítico medio ya se tendía hacia cierto semisedentarismo. Cerca del sistema del monte Arakats y del curso medio del río Ildaruní, no lejos de los monumentos paleolíticos, hay una serie de peñascos que corresponden al tiempo musteriense. Hasta la Naturaleza, en el paleolítico medio, obligaba al paleoantrópido a moverse determinadamente hacia territorios donde el clima le resultara beneficioso. Las hordas se asentaron no solamente al pie de las montañas, en mesetas del Sur y el Este de la Altiplanicie donde el clima es más benigno, sino también en frías zonas de altas laderas y en llanuras cercanas a los glaciares. Los hombres de Neanderthal no temieron a las trabas que el entorno les oponía, ni a la gran altura de las montañas ni a los ríos correntosos, ni a las bajas temperaturas de las estepas. Como expresé más arriba, no desaparecieron ni se extinguieron: por el contrario, continuaron poblando en forma incesante, cada vez más territorios en regiones rocosas. La Altiplanicie armenia y las zonas aledañas estuvieron habitadas por cantidades relevantes de grupos humanos del tipo Neanderthal que fueron eslabones intermedios que los comunicaron con su antecesor hombre arcaico, con el pithecanthropus y sus contemporáneos. El estudio de los materiales del período musteriense permite extraer consecuencias fundamentales acerca de los delineamientos de la vida social humana de aquel período. El tipo de las herramientas del musteriense tardío indica no solamente que el trabajo del hombre de Neanderthal se fue haciendo mas complejo sino que destaca el cercano lazo y la sucesión inmediata existente entre los paleolíticos medio y superior. El significativo incremento de la elaboración de instrumentos reflejó el perfil de la comunidad prehistórica. La necesidad de cazar animales de gran tamaño exigió que los cazadores neanderthalenses se acercaran cada día más unos a otros; que se organizaran para atacar agrupados recurriendo a métodos más prácticos. El resultado positivo de cazar juntos debe haberse proyectado en la convicción de que es conveniente organizarse para vivir juntos. El

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tímido semisedentarismo y el fuego permanente ayudaron a la consolidación interna de la comunidad prehistórica. El creciente agrupamiento humano fue enervando la prohibición de formar pareja con individuos extraños al círculo propio y facilitó gradualmente la apertura a relaciones entre hombres y mujeres de grupos ajenos(exogamia). De todo eso se concluye en que el grado común del nivel de vida humana en general, dio lugar a nuevos modos de convivencia que fueron el primer paso hacia el lejanamente ulterior ordenamiento tribal. Al investigar al hombre de Neanderthal en el Norte de Asia Menor, sobre el entorno de Samsun y en zonas aledañas y más lejanas hacia el Sudoeste, se encontraron objetos de tipo musteriense. Los hombres del paleolítico medio y superior, en sucesivos ascensos y descensos, se aventuraron a recorrer los valles que bordean el mar Negro y les resultó relativamente fácil pasar de las regiones orientales de la Altiplanicie a las riberas europeas de los Dardanelos, bajar hacia la cuenca oriental del Mediterráneo, donde fueron dejando en herramientas musterienses, rastros de su paso hasta llegar a la Siriana y Palestina. Así su ámbito cultural, caracterizado por notorios sellos paleolíticos, vinculando sucesivos eslabones emparentados con las tierras altas de la Mesopotamia septentrional, se amplió y se expandió hacia las costas mediterráneas de Asia Menor. Mientras tanto, populosas masas humanas del extremo oriental de la Altiplanicie fueron testigos y protagonistas de enormes peripecias y cataclismos naturales como lo fue la elevación del nivel de las aguas. Al derretirse los glaciares, se inundó la Mesopotamia, los hombres se alejaron y buscaron refugio en las tierras altas y al retirarse las aguas retornaron a sus lugares de origen del Sur.

EL PALEOLITICO MEDIO EN AMBAS MARGENES DEL EUFRATES Durante el paleolítico medio, en la parte de la Altiplanicie Armenia occidental y en el centro de Asia Menor, se concentraron algunos puntos geográficos donde los investigadores han hallado elementos culturales, objetos, herramientas: al Norte de los Tauros, en el valle del Aradzán, en el circuito de Melitene, en Hark, en los alrededores de Amida (Tigranocerta), en el curso superior del Tigris occidental, en las proximidades de la antigua Ancyra y en otros puntos. Al mismo período pertenece el valle del curso superior del río Sakaria, donde también se hallaron herramientas de aquella edad, que recuerdan a los descubrimientos de colecciones arqueológicas de Jacques de Morgan en el Arakats. . LA PESCA COMO MEDIO DE SUBSISTENCIA La pesca prehistórica es una actividad que se vio condicionada por la escasez de materiales arqueológicos respecto a ella tanto en lo literario como en cuanto a la investigación científica. Las fuentes investigadas ofrecen insuficientes datos debido a que en las excavaciones son igualmente raros los materiales descubiertos relacionados con la pesca. Esta realidad es comprensible porque los instrumentos utilizados en la actividad pesquera, que ya en el cuaternario preparaban con madera y huesos, no podían perdurar debido a la putrefacción del material con el que eran elaborados. Por lo tanto no es casual que los detalles hallados en las excavaciones no sumen una gran cantidad. Además, el hombre primitivo se alimentó en forma predominante con carne de las presas obtenidas en la caza; y durante milenios, esas presas eran animales de gran tamaño. Tardó mucho el hombre en preferir la carne de animales pequeños. Lo mismo puede decirse acerca de los restos ictícolas que se encontraron en los diversos monumentos arqueológicos. No

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obstante, el estudio de los métodos de pesca y de las experiencias a las que recurrió la población de la prehistoria en la Altiplanicie pueden tener cierto valor para el conocimiento científico78. Durante las excavaciones en el monumento de Shengavit se descubrieron pesas de pequeño tamaño y formas, y restos espinales de distintas especies de pescados. En opinión de los especialistas una de las espinas dorsales halladas perteneció a un pez de un metro de largo. Con respecto a la pesca, además de los anclas de la Edad del Bronce, dan un preciso detalle los sellos urartianos; están grabados con temas de culto religioso. En uno de ellos, según Piotrovski, está representado el símbolo del dios de Ashur sobre un pez. Son especialmente interesantes tres estatuillas de una deidad con forma de pez que se encontraron en Karmir Blur; son de la misma especie y están representados por hombres barbudos, de pie, cuyas cabezas y cinturas están cubiertas por pescados de manera tal que la cabeza del pescado les sirve de sombrero79. Todo esto, sumado a la obstinación en construir un poblado como Lichashén cerca de un lago y volver a reconstruir poblados sobre poblados en el mismo lugar en diversos estratos yuxtapuestos durante milenios suscita la hipótesis de que además del valor utilitario del agua, le atribuyeran también carácter sagrado, significación mágico-religiosa al lago Seván en particular. ¿No llama la atención que tantas y tan importantes inscripciones rupestres hayan sido grabadas en el litoral, en espacios contiguos al lago Seván, como en Keghamá, por ejemplo? Sin embargo, la interpretación mágica de esas creaciones sólo puede ser aplicada a los primeros pasos de esas inscripciones, que no resisten ningún tipo de comparación con las estilizaciones de épocas posteriores, en las que ya aflora el pensamiento racional-deductivo del autor, absuelto de connotaciones figurativo-religiosas. E incluso aun aceptando la presencia del ingrediente mágico en la embrionaria creación artística, es difícil admitir que el primitivo tallador tuviera la idoneidad de concebir que en la figura que representaba en la piedra residía un espíritu80. En excavaciones realizadas en Nor Baiazid se halló un colgante que asemeja a un pez81. Menciones fragmentarias de tipo literario y arqueológico, aluden a instrumentos que se usaban para pescar, particularmente anclas, pesas, anzuelos y redes, su aprovechamiento y cómo los hacían. Es muy posible que en poblados antiguos cercanos a corrientes de agua de diverso caudal, la pesca fuera incluída en las actividades ocupacionales de sus habitantes; la circunstancia de que los materiales utilizados fueron corroídos por acción del tiempo, nos impide aportar datos más concretos82. Modelos de botes hechos con madera hallados en el segundo túmulo de Lichashén demuestran que se dedicaban a la pesca lacustre. De ese modelo de botes se encontraron otros más grandes en el lecho del lago Seván (siglo XIII a.C.), lo cual nos prueba su existencia arcaica. Merecen atención las anclas de basalto descubiertas en Shorcha y en Lichashén, de 3-4 kilogramos; están trabajadas, tienen un agujero bastante ancho por el cual pasaban una cuerda que ataban al bote mientras pescaban. Entre los instrumentos utilizados para esta actividad hay arpones de hueso que datan de fines del milenio IV a.C. y de la primera mitad del milenio III a.C.83. El arqueólogo

Petrosyan, A., La pesca en la Altiplanicie Armenia según los materiales histórico-arqueológicos, Revista de la Universidad de Ereván, 1986, 3(60), 119. 79 Idem, ibidem, 120. 80 Reinach, S., L’art et la magie. A propos des peintures et des gravures de l’age du Renne, L’Anthropologie, XIV, 3, Paris, 1903, 257-266, citado por Anusharian, Alexandr, Los temas del arte morfológico-natural en la Prehistoria, Revista Histórico-Filológica, Ereván, 2000, 2, 184, n.10. 81 Lalaian, E., Excavaciones de panteones en Armenia Soviética, Ereván, 1931, 161, citado por A. Petrosian, op. cit., 121, n.15. 82 Khanzadian, Emma, La cultura de la Altiplanicie Armenia en el tercer milenio a.C., Ereván, 1967, 43. 83 Son arpones de pequeño tamaño pero bastante bien confeccionados; para pescar, lo amarraban a un palo y arrojaban el arpón a mano; Petrosian A.. op. cit., 121, n.19. 78

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Krikor Areshian, tras hacer excavaciones científicas, escribió: “... debajo de restos del techo incendiado de una vivienda se encontró una colección completa y un arpón que despertó gran interés84”.

IV. EL PALEOLITICO SUPERIOR CONDICIONES NATURALES El período tardío del paleolítico o paleolítico superior comenzó en la Altiplanicie Armenia desde los 40.000 / 35.000 años a.C. y se extendió hasta los 12.000 años a.C.85 Las glaciaciones continuaron. Aunque los bloques de los glaciares fueron de menor tamaño, todavía el clima era de excepcional rigurosidad, de intenso enfriamiento. Parecida a la tundra, la vegetación era pobre y abarcaba las cadenas centrales de la Altiplanicie. Se produjeron levantamientos de la tierra y se congelaron totalmente los mares que quedaron entre las tierras separadas; hubo migraciones de diversos tipos de animales que cruzaron las áreas de las aguas congeladas; en la región del lago Seván la fauna estuvo compuesta primordialmente por toros, en el Norte por ciervos y diversas especies de animales polares. En el resto del territorio siguió habiendo mamuts, renos de gran tamaño, bisontes, jabalíes. El mamut es un animal gregario; al acercarse la Edad del los hielos disminuyeron las manadas, en las que era la hembra la que mandaba, y casi desapareció la especie; pero con la elevación de la temperatura, las manadas que quedaban buscaron refugio en los bosques. El mamut fue perdiendo el abundante pelaje que lo cubría y le quedó una delgada capa de pelos cortos. Debajo de la piel tenía una gruesa capa de grasa que le sirvió para resistir las bajas temperaturas de los glaciares. Tenía patas cortas; en el extremo de la trompa, dos protuberancias con forma de dedos le permitían agarrar del suelo alimentos pequeños. Algunos ejemplares quedaron sepultados por los hielos y nieves eternas, lo cual permitió que se conservaran casi intactos y hasta con carne y pudiéramos saber de ellos y de sus costumbres. Finalmente, hace 30.000 años, el mamut, junto con otros animales grandes, se extinguió. Mucho después, a fines del cuaternario, comenzó la era postglacial o sea el holoceno, período geológico llamado también reciente, que incluye los tiempos históricos hasta el momento actual.

SUBPERIODOS La cultura del paleolítico tardío o superior, también en la Altiplanicie Armenia se clasifica en subperíodos caracterizados por las interrupciones de las últimas glaciaciones, por la mayor delicadeza en la terminación de las herramientas de piedra, láminas de silex, madera, hueso, marfil, de asta de ciervos. El primer subperíodo (magdaleniense) se caracterizó por la elaboración de ingentes cantidades de puntas de flechas, pequeños cuchillos, herramientas para raspar piedras y para cortar y coser pieles; también de agujereadoras, martillos, buriles y otros elementos para labrar piedras y maderas. El segundo subperíodo (solutrense) tuvo pocas diferencias con el anterior en cuanto a la técnica de trabajo de la piedra en la elaboración de armas de mano, aunque hay un avance hacia el perfeccionamiento y mejoramiento del acabado del objeto, en especial en lo que se refiere al trazado de la línea recta de los bordes; el hombre no solamente prestó atención a la mayor delgadez del filo sino también a la lisitud de la superficie. Las puntas de 84 85

Areshian, K., Poblados olvidados a orillas del Araks, revista de la Universidad de Ereván, 1971, Nº 11, 29. Sardarian, S.H., op. cit., 76.

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flecha están afiladas, tienen forma de hoja de laurel y están unidas al cuerpo del arma, también pulido con finura para destinarlo a la caza. Hay también armas blancas, barrenos, raspas y taladros para la madera y el hueso. En el tercer subperíodo(de Aurignac) hubo pocas puntas de flecha con forma de laurel y otras herramientas puntiagudas. En la Altiplanicie, en particular en el territorio de la actual Armenia fueron hallados monumentos del paleolítico superior con muchísimos objetos que siguen el módulo de los subperíodos precedentes pero que avanzan una vez más, se diferencian por su mayor refinamiento en el desgaste y en muchos casos, por la superficie cubierta de una pátina de color claro, provocada por su exposición a fenómenos naturales. Aparecieron ropas cosidas hechas con pieles de bestias de gran tamaño. Con las pieles, previamente elaboradas, cosieron ropas y sombreros utilizando agujas de hueso.

EL HOMBRE- EL EVOLUCIONISMO - TEORIA DE CHARLES DARWIN El individuo humano primitivo elaboraba instrumentos para sí y salía en soledad en expediciones individuales de caza en las que las presas eran de menor tamaño porque no se atrevía a enfrentar a los de tamaño mayor. La tendencia al aislamiento del neanderthalense llegó hasta a inspirar animadversión en otros cazadores solitarios; lo llevó a encontrar conveniencias afines con los más allegados y a formar con ellos reducidos grupos de caza86. Observando detenidamente los fenómenos naturales, el naturalista y fisiólogo inglés Charles Darwin, sostuvo tres principios: consideró que la variación de las especies que se produce por herencia y por selección natural, se daba en dos procesos: uno de selección natural y otro de selección sexual; que el primero expande su influencia en toda la naturaleza y produce formidables cambios, a diferencia de la selección sexual que influye sobre los animales en una órbita limitada y comparativamente más débil. Según Darwin la selección sexual es consecuencia de la competición o lucha que tiene lugar en el marco instintivo entre individuos que pertenecen a un mismo sexo. Es sabido que entre machos de diversos animales se suscitan peleas por causa de las hembras y que resultan vencedores los machos más fuertes, que dominan a las hembras; y que los machos más débiles, derrotados, privados de su pareja, se ven obligados a huir. Consecuencia de esto, dice Darwin, es que los animales machos débiles son incapaces de generar nuevas crías y que entre los machos fuertes ocurre lo contrario, es decir, producen múltiples generaciones. Los machos de las generaciones recién nacidas, descendientes de machos fuertes, heredan sus selectas características. Así, debido a la circunstancia de que en los animales machos de cada generación se distinguen los más selectos, los machos se perfeccionan sin cesar; esto explica además que los machos de muchos animales son desproporcionadamente más grandes y fuertes que las hembras. Por la selección sexual, en la que las hembras permanecen sin cambios, se perfeccionan solamente los individuos machos. Hablando acerca de la selección sexual, Darwin agrega: “esa selección depende no de la lucha por la existencia sino de la competición que tiene lugar entre los machos a causa de las hembras; como consecuencia de la selección sexual, el derrotado no es privado de la vida sino de la descendencia, o bien tiene menos descendencia”. Y por esta razón también “la selección sexual actúa con menos vigor que la selección natural...87”. Según Darwin88, ahora refiriéndose al hombre y a la sociedad, la selección entre ejemplares de la misma especie pero diferenciados en el género, condujo al reemplazo de las relaciones carnales

Giacobini, G. y d’Errico, F., I cacciatori neandertaliani, Milano, 1987. Palaghian, Samuel, Darwinismo, Tiflís, 1904, 120. 88 Darwin, Charles Robert, On the Origin of species by means of natural selection, or the preservation of favoured race in the struggle for life, London, 1859. 86 87

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indiscriminadas por la organización de casales89, proceso que debe haber ido adquiriendo cada vez mayor consistencia; la búsqueda de hembras por los machos suscitaría primero la desconfianza de un grupo hacia otros grupos, que después se convertiría en enemistad, la que habrá adquirido tal fuerza que llegaría a la búsqueda de eliminar al macho competidor. Como lo hace notar Octavio Paz, en la pareja hay obstáculo, transgresión; el diálogo entre el obstáculo y el deseo se presenta y asume siempre la forma de combate90 Esta forma apocada en su actividad ocupacional más frecuente como era la caza, fue proyectándose también en la organización de esa pareja, que debía tener lugar con semejantes que hallaban dentro de su círculo inmediato, excluyendo a desconocidos (endogamia). Considerando las observaciones científicas de Darwin que no fueron objetadas por los descubrimientos posteriores en la materia91, la cópula (palabra compuesta por cum –con- y ápere-ataque) que hasta entonces había sido resultado de una agresión, fue transformándose en un instintivo cortejo92 en el que el varón demostraría habilidades de cacería, posiblemente acompañadas por movimientos rítmicos e incitantes del cuerpo; o, tal vez, entregando alimentos apetecibles para la hembra. Dentro del reino animal, el macho ya distinguía al otro sexo, sin ninguna otra diferenciación que la de grado; distinguía a la hembra no solamente por su conformación anatómica sino además por las hemorragias uterinas que exteriorizaba en cada ciclo ovárico, y los olores de sus secreciones genitales. Los machos, a su vez, exhalarían un fuerte olor expelido por su piel, en particular cuando consumían sustancias sudoríficas; estos efluvios de sus cuerpos impresionarían en la instintiva atracción o rechazo venéreo por parte de las hembras y constituirían un factor de influencia en el cortejo previo a las relaciones carnales. Sólo guiados por el instinto de conservación de la vida, aquellos humanos arcaicos descubrirían que mantener en sus cuerpos la suciedad acumulada de grasas, tierra y exudaciones naturales, que se concentraban más en sus largas cabelleras, tenían relación con enfermedades que los aquejaban y los debilitaban; a partir de ese descubrimiento el deterioro físico fue vinculado con las condiciones climáticas, las altas y bajas temperaturas y finalmente atribuido a la intervención de espíritus malignos y deidades. Por la ausencia de prácticas higiénicas los críos morían a poco de nacer y fue breve la duración de la vida, que –según Darwin- no pasaba de los treinta años. Para contrarrestar estos efectos, trataron de acceder a la benevolencia divina con ceremonias religiosas de inmersión, purificación y asperciones, en las que el agua, a la que irían agregando sustancias aromáticas y ungüentos, ocupaba un lugar preponderante. El hacinamiento de individuos en cavernas de reducidas dimensiones, así como, milenios después, en las primeras construcciones de moradas compuestas por un único ambiente en el que se desarrollaban todas las actividades, también agregaría su dosis de perjuicios provenientes de la falta de higiene. La habitualidad de ritos de purificación fue generando la creación de reglas religiosas compuestas por elementos atmosféricos y alimentarios, llegando a la prohibición del consumo y la abstención de ciertos tipos de carne en determinadas épocas del año. Con el tiempo, y como consecuencia de la renuencia inicial a mantener relaciones sexuales con foráneos, debe haber habido incestos y predisposición a contraer enfermedades; en contraste, posteriormente, el horror a la vinculación carnal entre quienes existía un estrecho lazo de sangre impulsó el proceso hacia la exogamia, institución que aparecería con el desarrollo de la cultura. Por los nexos biológicos que se establecieron entre individuos de distintos clanes como consecuencia de la exogamia, se produjeron serios cambios en el tipo físico de los antiguos habitantes e incluso, posiblemente, mutaciones anatómicas y fisiológicas. El hombre de Cromagnon y los demás tipos

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casal: en Argentina y Uruguay, pareja de macho y hembra.

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Paz, Octavio, La llama doble, Barcelona, 1993, 119.

Darwin, Charles Robert, idem. 92 Palaghian, Samuel, op.cit., 123. 91

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antropológicos que siguieron fueron fases físicas sucesoras en la evolución del hombre de Neanderthal, evolución que se vio favorecida también por la interdicción de relaciones entre individuos del mismo clan. *** Retomando el tema de la influencia de los fenómenos naturales sobre los hábitos de los tipos antropológicos, habiendo hallado en el fuego un medio de vencer al frío, ya no les costó tanto a los humanos permanecer un tiempo en un mismo lugar. Sus alejamientos sólo se debieron a exploraciones que hicieron por los alrededores hasta hallar zonas donde la vida les pareciera más confortable. Se alejaron de los glaciares y se acercaron a aquellos lugares precedentemente habitados por el hombre del paleolítico inferior. El incipiente sedentarismo unido a la invención del fuego condujeron a la sacralización de la ignición por su capacidad destructiva; creció en aquel tipo humano la creencia de que sólo una deidad podría ser tan difícil de alcanzar y poseer un poderío tan incontenible como el del fuego. Con el tiempo, en sus figuraciones, veneraron al fuego como hermano y también como esposo del agua93. En el período siguiente se produjeron nuevos glaciares en las altas montañas. Avanzaron capas de hielo de mayor tamaño que las anteriores que llegaron hasta los montes Arakats, Ararat, Sipán y las otras cumbres y cordilleras. Como consecuencia de los congelamientos volvieron a desaparecer los bosques de las zonas meridionales. Por restos de osamentas hallados en excavaciones arqueológicas sabemos que los glaciares, los levantamientos de la tierra y el total congelamiento de las sabanas tendidas entre las tierras separadas, provocaron migraciones y extinciones de diversos tipos de animales que cruzaron las áreas de aguas solidificadas: en la región del lago Seván la fauna se compuso en especial por toros lanudos, caballos; en el Norte por ciervos y diversas especies de animales polares: la cabra, el toro arcaico; de modo simultáneo fueron desapareciendo, aunque no del todo, animales que necesitaban de la humedad y de altas temperaturas: mamuts, rinocerontes gigantes y la especie de gran hipopótamo natural de la región. Pero estas glaciaciones tardías fueron transitorias hasta desaparecer. Posteriormente, con los deshielos, volvieron a atemperarse poco a poco las condiciones naturales, el clima, los reinos vegetal y animal. En particular en la zona septentrional aparecieron renos y ciervos, el rinoceronte lanudo, el toro salvaje, variadas clases de fieras carnívoras, que se manifestaron en diversas regiones de la Altiplanicie. El hombre dedicó más tiempo a la caza, en especial a la de animales de gran tamaño, bueyes salvajes, caballos, cabras montesas. Pero todavía su nutrición fundamental siguió estando compuesta por plantas, raíces, tubérculos y frutos silvestres recolectados. El hombre de Neanderthal del período musteriense se iría transformando poco a poco en un ser más próximo al homo sapiens aunque sin alcanzar su grado de perfección; el hombre ya se había ingeniado para agregar a la obra el generar fuego, mantenerlo evitando que se apague y llevarlo encendido a otro lugar; había adquirido capacidad de entender, de resolver problemas simples, de pensar sin reglas fijas y de asociar libremente los datos de su sencilla experiencia sensible. En los comienzos del período no sabía hacer herramientas, ni siquiera las más elementales, avance que se produjo en sus postrimerías. El hombre del paleolítico superior, denominado “hombre racional” u hombre del tipo Cromagnon, se diferenció netamente del neanderthalense, arcaico, primitivo y aun bestial. La diferencia existente entre el neanderthalense y el hombre del paleolítico superior no fue sólo que al ingresar a una etapa de la historia humana en la que la evolución natural lo absolvió de muchos aspectos de su contextura externa heredados del mundo animal, sino también la transformación esencial que tuvo lugar en su inquieta vida cotidiana; esta transformación que el hombre prehistórico atravesó en cuanto a la característica de 93

Mnatsakanian, A. Sh., Arte decorativo armenio, op. cit, 327.

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recolector de frutos, raíces e invertebrados, fue condicionada por los cambios habidos en las circunstancias naturales; de estos cambios fueron significativos el avance de los glaciares y los aludes. El territorio de la Altiplanicie Armenia, siguió sin alteraciones la realidad prehistórica precedente, y continuó habitado durante todo el paleolítico superior. Seguramente los hombres del paleolítico superior, racionales como eran, pensaron incomparablemente mejor que los neanderthalenses no solamente al comienzo del período sino que ya en el cuaternario medio manifestaron brío en desarrollar más y más la cultura del paleolítico, en especial en cuanto a la labor creativa de la actividad en todos los ámbitos de la vida, ante todo, en los del crecimiento y complejidad de los ordenamientos sociales. Ya vimos más arriba la hipótesis de Nicola Grandi94 la causalidad que podría haber existido entre la posición erecta del hombre y el consiguiente descenso de la temperatura sanguínea en el cráneo, lo cual podría haber posibilitado una mayor amplitud del espacio craneano donde tiene lugar la idoneidad del habla: la cavidad oral habría modificado su forma y la laringe habría descendido. Esta metamorfosis quedó evidente especialmente en el bípedo erecto Australopithecus afarensis, de hace 3.200.000 años, aproximadamente, y del niño de Dikika, en el cual Tilahun Gebreselassie, del Instituto Max Plank de Antropología Evolutiva de Leipzig descubrió la evolución del hueso hioides95. El homínido se desarrolló más aceleradamente que el chimpancé y su cerebro creció en tamaño. Si el australopithecus y el homínido convivieron durante largo tiempo y ambos gozaron de elementales e independientes capacidades de comunicarse, puede haber surgido entre ellos cierta forma común de “lenguaje” y de relación social. Los estudios de paleoantropología tradicionales supusieron que fue entonces que habría sobrevenido el mayor paso de la evolución hacia la existencia del hombre, que alcanzó un punto máximo de coordinación cerebral cuando en su estructura orgánica la laringe, el cuello de botella, primer trecho del aparato respiratorio situado en el cuello sobre la tráquea, descendió hasta posibilitar la función vocal de emitir sonidos articulados por la lengua y formados por el tránsito del aire hacia los pulmones durante la espiración, con la vibración de las cuerdas vocales, modificado en la faringe y las fosas nasales. Con aquella etapa inicial, el homo neanderthalensis logró una forma primitiva de articulación lingüística; estudios antropológicos prueban que el hueso impar mediano hioides, que tiene la forma de la “y”, hallado como vimos en cráneos paleolíticos, no difería del actual; estaba de igual modo debajo de la mandíbula, entre ésta y la laringe, y desarrollaba la misión esencial de unir estrechamente los músculos necesarios para tragar y de modular el sonido. A comienzos del siglo XXI d.C. se produjo una verdadera revolución en el campo del estudio de la biología evolutiva. Sin descartar absolutamente los aportes precedentes, ni la posibilidad del origen chino, las investigaciones en ingeniería genética permiten hoy afirmar que el origen del hombre se produjo hace 150.000 años en Africa, hipótesis refrendada por los avances de la paleogenética. Se ha establecido, sin arrasar con las presunciones científicas de la paleoantropología tradicional en cuanto a la anatomía del primer tipo de hombre, que existe un gen del habla (foxp2) que explicaría el origen del lenguaje como sistema de expresiones convencionales usado por una comunidad, regulando el desarrollo embrional de las estructuras neurales conexas al control motor y a las articulaciones del lenguaje. La investigación genética del Homo Sapiens y del Neanderthal concluyó en que solamente dos mutaciones separan el gen humano de los del chimpancé. El descubrimiento del genoma humano constituye el primer salto hacia la explicación de la comunicación oral del hombre.

Grandi, Nicola, Il viaggio dell´umanità: ilpunto di vista della linguìstica, en Homo Sapiens, La grande storia della diversitè umana, Cavalli Sforza, Luigi Luca y Pievani, Telmo, Roma, 2011, XXIX. 95 Ver más arriba, página 39.

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Sin embargo, como señala Luigi Luca Cavalli Sforza, “para ejercer la facultad de hablar no son suficientes un gen y un huesito: es necesaria la sólida unión estructural de los diversos elementos componentes. En el Neanderthal, la adaptación a climas rígidos y la necesidad de proteger la garganta, hicieron que el cuello fuese demasiado corto respecto al alargamiento en sentido horizontal del cráneo. Sólo en los Homo Sapiens de hace 100.000 y 50.000 años se notó que habían totalizado el tracto vocal típico en ángulo recto alargándose la sección vertical(laringe, cuerdas vocales y faringe) igualándola en dimensión a la sección horizontal(del paladar a los labios). Es esta peculiar conformación la que hace posible la amplia gama de sonidos y la modulación de todas las vocales y consonantes de la lengua moderna”96. Posiblemente utilizaron un lenguaje mucho más simple que el nuestro, con el agregado de símbolos. Se pensó que comenzaron imitando el canto de los pájaros y el rugir de las fieras pudiera llegar a emitir sonidos y hasta quizás sílabas; que la diferenciación y la elevación del hombre con respecto al animal se produjeron cuando, después de balbuceos, pudo mejorar la pronunciación, formar palabras simples, generalmente onomatopéyicas, que se difundieron por imitación. Aprender a hablar, además del progreso intelectual, exige usar medios biológicos: labios, dientes, lengua, paladar. Mediante el habla el hombre comunica contenidos mentales, facultad que no tenían los homínidos precedentes; con la posesión de las palabras más elementales, el individuo comenzó el proceso de convertirse en hombre. Los significados de las palabras lenguaje y lengua son terminológicamente diferentes. El lenguaje es la aptitud cognitiva del hombre de desarrollar un sistema de comunicaciones de alcance infinito capaz de producir una cantidad ilimitada de significados y medios de expresión –vocales, gestuales, gráficas- partiendo de un conjunto cerrado y restringido de unidades básicas. En cambio, la lengua es un producto social que se expresa como una de las posibles manifestaciones del lenguaje, es decir, uno de los sistemas de comunicación, de los códigos simbólicos culturales fundados sobre la asociación de significados y significantes de los cuales el hombre dispone para comunicarse. El ser humano, desde que existe, necesitó comunicarse; comparada con la expresión de los irracionales, en la naturaleza del hombre y de la sociedad, el lenguaje es una de las principales características del mundo específicamente humano. En las inscripciones rupestres la comunicación ocurre mediante la representación en la roca, de gestos, signos y símbolos que lograron transmitir culturas de una generación a otras que a su vez las ampliaron. Debido a que los hombres no pensaban con claridad, la lengua oral inicial fue imperfecta, tosca, monosilábica, como hecha a la manera de los golpes que el hombre daba piedra contra piedra; necesitaría siglos para agregarles curvas, musicalidad, relación. La primera gramática fue de sustantivos, interjectiva y onomatopéyica. Su pobre léxico sólo trasuntaba ruidos, y nombraba los escasos objetos y elementos naturales que conocía. La intimidad espiritual se reducía a imágenes simples y aisladas, como destellos instintivos e impulsivos en medio de su aburrimiento. No sabía qué es la comunicación, limitada a reacciones agresivas, al olvido de lo inmediato, al afán de despojo, a la unión sexual indiscriminada, la satisfacción del hambre como una de las vías de la autoconservación y, por fin, la larga observación de las conductas, gestos y posiciones de otros animales. Sabía del susto y huía instantáneamente del factor que lo provocaba o bien lo atacaba a dentelladas, golpes y gritos. Sabía también del miedo a causas a las que consideró superiores y a las que suponía que no podía enfrentar. En la persecución de una presa sintió alegría al observar que su flecha o latigazo dieron en el blanco; entonces corrió, saltó, gritó, bailó, para dar rienda suelta a su satisfacción. Los humanos no necesitaban ver el incendio y 96

Cavalli Sforza, Luigi Luca, Homo Sapiens: la Grande Storia della Diversitá umana, op. cit., 47.

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reconocían su presencia por la vista del humo y el olor a quemado; ni tocaban brasas después de haber experimentado el dolor cutáneo provocado por la memoria de la vivencia térmica táctil. También rechazarían el hedor de un animal en descomposición, motivo por el cual posiblemente comenzaron a enterrar el cadáver; y sentirían agrado al oler la fragancia exhalada por una fruta dulce. Y de modo similar las sensaciones fundamentales de lo ácido, salado o amargo percibidas por el sentido del gusto al paladear un alimento. Según los avances de las investigaciones científicas, la mujer fue espectadora de las reacciones olfativas y gustativas al acercar a su pezón la boca de su criatura; en el primer vocabulario del niño habrá figurado, pues, la imitación del sonido que hacen los labios del lactante en el acto de succionar la leche materna. Cronológicamente, el orden prehistórico puede ser también clasificado en dos tramos fundamentales: el de la primitiva horda pretotémica; y el de la comunidad totémica. Para Descartes, el habla es el criterio “que establece la diferencia que existe entre los humanos y los irracionales”; en cambio para Rousseau, una de las cuestiones difíciles de sondear es la de que si la expresión oral no llegó a ser una necesidad social hasta que los hombres pasaron del aislamiento en un estado de naturaleza a vivir juntos en sociedad, cómo pudieron formarse las sociedades antes de que los idiomas fueran inventados; si los hombres necesitaban hablar para aprender a pensar, a la inversa deben haber necesitado mucho más del arte de pensar para poder inventar el arte de hablar. El problema está vinculado con la concepción acerca del origen del hombre. Darwin97 sostiene que “es inobjetable la creencia de que el origen del hombre se produjo por un proceso de variación natural de un tipo ancestral inferior”98; esta teoría implica la noción de un antepasado común del hombre y de los monos antropoides y la desaparición no solamente de su forma ancestral sino de las variedades intermedias, los llamados “eslabones perdidos”; dado que para Darwin el uso habitual de un lenguaje articulado es peculiar al hombre, “en común con otros animales inferiores, para manifestar lo que quiere, el hombre utiliza gritos desarticulados a los que agrega gestos y movimientos de los músculos del rostro”. “El canto de los pájaros y las expresiones del papagayo – dice Darwin demuestran que los animales pueden aprender a pronunciar y a repetir ciertos sonidos99; la diferencia entre el entendimiento del hombre y el de los animales superiores, grande como es, ciertamente es de grado y no de especie; hemos visto – escribe Darwin – que los sentidos e intuiciones, la variedad del emociones y facultades tales como amor, memoria, atención, curiosidad, imitación, etc., de las cuales el hombre se jacta, pueden ser halladas en una incipiente o hasta a veces en una bien desarrollada condición, en animales inferiores. Son capaces también, de algunos progresos heredados como los observamos en el perro hogareño, comparado con el lobo y el chacal. Si se pudiera probar que ciertos poderes mentales elevados, tales como la elaboración de conceptos generales, autoconciencia, etc., son absolutamente peculiares del hombre, lo cual parece extremadamente dudoso, no es improbable que esas cualidades sean meramente resultados incidentales de otras facultades intelectuales altamente avanzadas; y esto, otra vez, principalmente, resultado del uso continuado de un lenguajeperfecto.” La tesis de Darwin es que el hombre se diferencia de otros animales de la misma especie del mismo modo en que una especie de animal se diferencia de otra. Las hipótesis de Darwin son discutidas hasta hoy, y la teoría que más se le acerca y que quizás pueda constituir su alternativa es la de la evolución emergente, según la cual formas inferiores de vida pueden haber dado origen a nuevas formas orgánicas superiores no solamente distintas en el grado sino también en la especie.

EL PASO AL HOMBRE RACIONAL Darwin, Charles Robert, op. cit., idem. Palaghian, Samuel, op. cit., 40. 99 En armenio, la palabra onomatopeya es nmanatsainutiún, lo que suena como; es una palabra compuesta por “nman” (adverbio como, es decir, del modo, a la manera de); y “tsain” (sonido). 97 98

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El proceso de pasar del neanderthalense al individuo racional fue protagonizado por una inmensa cantidad de hombres que vivían en relativa armonía en un vastísimo territorio que abarcó al Mediterráneo oriental, Asia Anterior y Menor, la Altiplanicie Armenia, la Mesopotamia y el Cáucaso. En la comunidad totémica, el desarrollo de la cultura del paleolítico superior temprano, fue simultáneo al origen y generalización de un primitivo idioma totémico. Una diferencia de género marcó dos etapas en la historia de aquella comunidad totémica y estableció en la relación de poder la eminencia de uno de los sexos sobre el otro, imponiéndose el ordenamiento totémico matriarcal sobre el ordenamiento totémico patriarcal. Con idénticas características, tanto el varón como la mujer se consideraron poseedores de dominio sobre el otro género. En los inicios del matriarcado creían que la mujer quedaba embarazada gracias a la intervención mágica de un dios o de un espíritu divino; que el varón no tenía nada que ver en la concepción del hijo y que, en consecuencia, estaba privado de derechos frente a ella y carecía de autoridad sobre los descendientes y sobre los bienes materiales; los varones – lactantes, niños, adolescentes y adultos - eran objeto del poder de las mujeres. El ordenamiento matriarcal debe haber suscitado conflictos y relaciones bélicas entre comunidades femeninas por la posesión de mayor cantidad de varones, a los que usaban como fuerza para trabajos pesados, y como servidores para la procreación. Y lo mismo después, pero a la inversa, al establecerse el régimen del patriarcado. En el límite entre el paleolítico medio y el superior, como consecuencia de la evolución del paleoantrópido (hombre del tipo Neanderthal), fue avanzando un neoantrópido u hombre racional arcaico (Homo sapiens) que es prototipo del hombre actual, cuya osamenta fue hallada en Africa. Como en otras partes del mundo, también en el vasto territorio que comprende la región mesopotámica, el Asia Anterior y Media, el Cáucaso y la Altiplanicie Armenia, se produjo aquel tránsito del neanderthalense al homo sapiens en el que los humanos que lo poblaban fueron liberándose del imperativo instintivo que determina la conducta de los animales. Tanto en su estructura anatómica como en su apariencia exterior, los hombres del paleolítico superior fueron aproximándose al hombre actual. La fisonomía del neoantrópido dejó de presentar los caracteres bestiales que aun distinguían al hombre de Neanderthal. La evolución biológica formó al hombre nuevo que pensaba mejor: aunque su físico apenas se distinguía del tipo actual, el hombre de hoy no es sucesor directo del neanderthalense; aquél era de menor estatura, tórax ancho y huesos fuertes; por la conformación ósea de la pelvis sabemos que ya caminaba completamente erguido, sin inclinar el plexo hacia adelante. Probablemente el cambio de postura, la de mantener tanto tiempo el cuerpo incluída la cabeza en posición vertical, haya comenzado a provocarle algunos síntomas nuevos que perduran hasta nuestra época: várices en las piernas, cefalalgias y dolores en los músculos cervicales debidos al hecho de tener que soportar sobre los hombros durante todo el día el peso de su cráneo, de más de tres kilogramos. Las condiciones inhóspitas produjeron cambios también en las idoneidades del humano haciéndolo más diestro, ingenioso, observador, y lo orientaron positivamente hacia un paso adelante respecto a la cultura paleolítica superior, que se tradujo en importantes modificaciones de su género de vida. Desde los puntos de vista cultural y social el hombre alcanzó tal nivel de superación que puede considerarse este período como uno de los más importantes de la prehistoria. El organismo del neoantrópido y las ocupaciones que comenzó a desarrollar se influyeron mutuamente. El mejoramiento de su habilidad amplió el espectro de sus idoneidades y la variedad y especialización de sus labores útiles, progresivamente más complejas. Aunque con limitaciones, pensó, creó, inventó, fabricó; el avance de sus logros culturales ya no fue tan lento como en tiempos pretéritos. Por su

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contenido y estilo, los arqueólogos coinciden en que las inscripciones rupestres corresponden al período que se extiende desde el paleolítico superior – etapa en el que fueron escasas - hasta fines del milenio II a.C.100. El humano, agregándose a su entorno social, seguiría siendo una amenaza latente para el humano, que hasta entonces había recurrido a la fuerza, o más bien a la violencia, en sus relaciones recíprocas. Comenzó a imaginar, es decir, a crear imágenes, generalmente vinculadas con sus instintos primarios, entre los cuales los más elementales habrán sido las de la violencia, la agresión; después el hambre y la sed; finalmente el sexo, el acoplamiento y la reproducción. Todos ellos con llaneza, tales cuales son, sin torsionar sus significados. Cada instinto con su carga negativa de miedo: los de ataque, el temor a ser destruido; los de nutrición el de la inanición; los de la procreación, el de la esterilidad. Y todos, indisolubles de sus respectivos reversos de placer. Tendrían que pasar milenios hasta que estos instintos, con el desarrollo de la cultura, inspiraran amor y metáfora erótica. Con el habla, ese hombre quitó su mordaza, reconoció al otro, se liberó de la extrañeidad mutua, de la alteridad (otherdom; inoltre); pero al mismo tiempo, respondiendo a su condición humana, el reconocimiento del otro significó que ese otro ser era libre como él y como esto implicaba una limitación de su propio ser, consideró que sólo podría ser absuelto de la misma mediante la violencia y la agresión. Su propia libertad, entonces, únicamente sería ilimitada si obligara al otro a reconocer su suprema existencia . El reconocimiento del otro permitió al varón discernir acerca de la diferenciación sexual, pensar en la mujer como “el otro” con el que a la vez sintió proximidad, misteriosa unicidad. Posiblemente “sexo” tenga la misma raíz etimológica que secare, segare(cortar), dividir una parte en dos o más. En las inscripciones rupestres de Siunik, no obstante la forma cuadrangular de la figura de la mujer, el escultor paleolítico marcó en el vientre el órgano sexual; en forma similar aparece en una de las cuatro figuras rupestres del Arakats101. Pasados milenios, el habla y el reconocimiento mutuo desbrozaron el camino de un ordenamiento pacífico del instinto sexual hacia una organización social elemental, la yunta o pareja, primero; después, la familia. Pero el dominio del lenguaje fue una etapa que siguió a la de pensar. El hombre, antes que hablar, pudo discernir; su comportamiento comunicativo lo puso ante la encrucijada de compartir o no. Lo primero que hizo el hombre al sentirse idóneo para hablar, fue denominar. La filosofía implícita del lenguaje humano comporta una visión estática del mundo.102. El hombre dio nombres a cosas y acciones; inconscientemente creó sustantivos y verbos. Usó palabras: todavía no podría formar frases y menos aun, oraciones, ni siquiera simples. Hablar relacionó, aglutinó a los seres dentro de comunidades, enriqueció pensamientos, organizó la elaboración de objetos, los fortaleció en su resistencia contra las fuerzas naturales. En lo sucesivo podría el hombre reemplazar por el diálogo la “guerra de todos contra todos”, como escribió Hobbes y el “o es él o soy yo”, de Karl Schmitt. La vinculación entre los humanos se produjo por lazos de consanguinidad y también por la cohabitación en una misma región; así se formaron clanes compuestos por individuos que reconocían un tótem o ancestro legendario común, y que al comenzar a hablar usaron las mismas palabras para designar los mismos contenidos mentales y materiales. Los homo sapiens, con la caza del mamut y del reno, con el alimento que le proveía la pesca, con los frutos vegetales y el uso del fuego, la natación y la navegación sobre simples troncos, tuvieron posibilidad de establecerse en áreas de gran extensión y de migrar independientemente de las características del lugar y del clima.

Sardarian, S.H., op. cit., Ereván, 1971, 63-74; Martirosian, Harutiún, Algunos datos primarios para la clasificación de las inscripciones rupestres, Boletín de Ciencias Sociales (Lraper), Ereván, 1970, 9, 54-70. 101 Barseghian, Lavrenti, Nuevos materiales referentes a la historia del arte en el período más arcaico de la Altiplanicie Armenia, Revista Histórico-Filológica, 1966, Nº 3, 51. 102 “Les noms qui désignent les choses répondent toujours à une notion de l’intelligence, étrangère à nos impressions véritables et qui nos force à éliminer d’elles tout ce qui no se rapporte pas à cette notion” (Proust). 100

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Comparados con los de períodos anteriores, los hábitos de vida y la cultura de los hombres del paleolítico superior fueron más avanzados. En esta etapa tuvieron lugar cambios significativos en la vida social: a diferencia de los homínidos de tiempos anteriores, el dominio sobre los animales contribuyó a cambiar su modus vivendi y convertirlo en semisedentario; esos mismos animales lo obligaron, por épocas, a asentarse en un lugar y, según las condiciones de las estaciones climáticas y, reemplazando su asentamiento por otro sin alejarse demasiado, para reiniciar la vida en zonas más benignas y favorables. Así, los habitantes de la Altiplanicie se hicieron una realista composición de lugar en cuanto al mundo que los rodeaba y dejaron en forma gradual el estilo de vida nómade; primero se habían alimentado exclusivamente de los frutos que recolectaban pues aun temían a los animales, que eran de gran tamaño; transcurridos milenios se atrevieron a enfrentarlos y se ocuparon además de la pesca y de la caza. Es difícil imaginar cómo organizaron los rodeos de caza de desmesurados mamuts y ciervos norteños valiéndose sólo de armas manuales de piedra y de hueso. La gran cantidad de huesos de animales, de herramientas elaboradas y la variedad de tipos de elementos útiles fabricados con obsidiana nos dan la pauta de que permaneció milenios sin moverse de la zona de su asentamiento, para tener provisión de ese tipo de piedra. La elección que hacían las masas humanas para establecerse en un lugar dependía de varios factores, entre los cuales podemos citar la posibilidad de obtener presas de caza, la cercanía de minas de cuarzo o de obsidiana con los que preparar su utillaje, un espacio protegido contra los vientos furiosos, la búsqueda, hallazgo y elección de una caverna donde todos los integrantes del grupo pudieran precaverse de los ataques de las fieras y de la hostilidad de otros neoantrópidos; y la inmediatez de alguna corriente de agua para calmar su sed, rodeados de bosques preferentemente densos. No obstante las adversas condiciones naturales, la población del territorio oriental de la Altiplanicie aumentó en gran medida durante el paleolítico tardío; como consecuencia de ese incremento demográfico muchos de aquellos hombres, replegándose de los glaciares y del diluvio, migraron hacia el Sur. El neoantrópido fue descubriendo su diferenciación con respecto a otros seres del reino animal; a pesar de sus recelos ante la proximidad de otros hombres, la necesidad de protegerse frente a las inclemencias del tiempo, defenderse contra las amenazas de las fieras y organizar expediciones de caza hizo que aceptara formar pequeños grupos. Para acercarse unos a otros, estos grupos no respondían a una determinada condición; quizás la única posible y muy lentamente, fuera la de la consanguinidad. El tipo racional, en sus rasgos fundamentales, permaneció inalterable desde el comienzo del holoceno hasta nuestros días. Por la labor predominantemente manual y el ejercicio de la percusión con las hachas de piedra, sus dedos fueron gruesos y fornidos. La mano humana, aunque más potente, ruda, áspera, tosca y rugosa, era como la del hombre de hoy, capaz de realizar operaciones complejas y de ejecutar movimientos cada vez más precisos; después de astillar la roca, dura por su componente de sílice, darle un aspecto estético de almendra, rascarla, alisarla, adelgazar un núcleo para darle contundencia, moldear la punta de una lanza. En estas operaciones aplicó la memoria, capacidad selectiva para elegir el tipo de piedras adecuadas, pensar en formas y medidas, sin descartar la presencia cercana de un novicio al que enseñarle, inventar geometrías, asestar golpes con toda bravura, así como acariciar la superficie del objeto para prestar íntima conformidad al resultado obtenido. En síntesis, que al cerebro se sumó la mano para alcanzar un producto cultural. Después, hace 40.000/30.000 años el neanderthalense se extinguió y se produjo el paso al neolítico, período en el cual la elaboración de instrumentos de piedra exigió mayor precisión, agilidad, adaptabilidad, especialización y excepcional sencillez en los movimientos, orientada hacia la función a la que serían aplicados, características que no existían en el rudo hombre de Neanderthal.

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HERRAMIENTAS SIMPLES Comparando los monumentos arqueológicos de Haravaín y Arekuní, en el monte Ardín del paleolítico superior, con los de los tiempos más antiguos de la historia de la sociedad humana, se ha comprobado que los hombres del paleolítico superior alcanzaron logros significativos. En Lusaván, Chraper y otros lugares circundantes se hallaron monumentos paleolíticos, extraordinariamente ricos en colecciones de restos variados de objetos hechos con obsidiana. Además, en el curso medio del río Ildaruní hay muchos promontorios con restos arqueológicos del paleolítico superior. A este mismo período pertenecen viviendas de la localidad de Dzorashén, en Aghin. En poblados paleolíticos sobre peñascos de la región de Talín, hay también antiguos monumentos en los que fueron halladas herramientas de piedra. En el desfiladero de Arzn, localidad de Arek, hay monumentos del paleolítico superior. En estos monumentos de la cultura del paleolítico superior descubiertos en aquellas localidades, hubo también monumentos arqueológicos de las culturas del paleolítico inferior y medio, lo cual demuestra indiscutiblemente que el hombre de la Altiplanicie Armenia vivió allí sin interrupciones durante todos los períodos del paleolítico. El paleoantrópido transformó y amplió las clases de herramientas. Las que son características de este período no cumplían funciones variadas como antes, sino que cada una de ellas fue adaptada especialmente a la finalidad a la que se aplicaría, ya fuera para trabajar huesos, maderas o pieles. Los instrumentos de corte que en la época musteriense usaban agarrándolos dentro de palma la de la mano, eran discóideos; y las lonjas u hojas, fueron triangulares; en cambio, con el transcurso del tiempo estos núcleos dejaron de tener forma discóidea para adquirir la prismática, con aristas regulares. Las lonjas del paleolítico superior son más alargadas, más finas y empiezan a parecerse a la hoja de cuchillo; esta hoja filosa del paleolítico se convirtió en la herramienta fundamental con la que elaboraron diversas formas y tamaños de herramientas de corte, alargadas, con filo de un solo lado y generalmente con la punta aguda; acrecentaron la elaboración de puntas de flecha, raspadores, agujas de ojo, trépanos, puntas para agujerear por percusión y para cavar la tierra. De este modo, los primitivos artesanos pudieron contar con un verdadero taller instrumental adecuado a sus menesteres. Comenzaron a perfeccionar la elaboración del cuarzo, y en lo sucesivo los instrumentos se elaboraron ya no solamente de cuarzo sino también de hueso, asta y colmillos de mamut. En forma incipiente se empleó la madera, en especial para hacer mangos de herramientas. La mayor parte de los instrumentos de madera desapareció por el deterioro de su putrefacción, pero la forma de varios trozos de piedra y hueso evidencia que fueron partes útiles de instrumentos que habían tenido mango de madera. Los mangos fueron hechos también con hueso. El perfeccionamiento en la técnica de elaboración de la piedra y del hueso posibilitó la preparación de excelentes y minuciosas puntas de flechas, cuchillos, lanzas, arpones.

OCUPACIONES Los hombres vivían de la recolección de frutos, la caza y la pesca. Según estudios efectuados por los especialistas, como consecuencia del surgimiento de nuevas condiciones geológicas y climáticas que se produjeron hace 12.000/10.000 años, es decir a fines del paleolítico y ya en el mesolítico, la población de Asia Central comenzó a incrementar la vegetación silvestre, así como a domesticar unas cuantas clases de animales. Lo mismo

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debe haber ocurrido en la Altiplanicie Armenia. No han habido agrupaciones humanas que vivieran exclusivamente de la caza, por las dificultades que ésta entraña; comunidades en las cuales la caza y la pesca ocuparon un lugar importante de su nutrición, no pudieron suprimir de sus alimentos los provenientes del reino vegetal que preparaban las mujeres, quienes pasaban más tiempo en las viviendas cocinándolas. Otras ocupaciones de las mujeres fueron recolectar frutos, granos y verduras silvestres, velar por el sustento familiar, mantener encendido el fuego, confeccionar ropas con las pieles que cortaban y cosían. En forma espontánea y natural se fue ocasionando una división del trabajo por el sexo, que se reflejó en los instrumentos que cada uno necesitaba en sus respectivas ocupaciones que pueden clasificarse en dos categorías: por un lado las armas de caza y por el otro los utensilios cotidianos vitales que le servían para elaborar alimentos y confeccionar ropas. El ascenso cultural de las agrupaciones de homo sapiens puede hoy ser estimado por el grado de perfeccionamiento de sus armas de caza, así como por el nivel de su característica recolectora. Sin embargo, la caza fue el medio fundamental de la procura de alimentos y además, una de las causas que impulsó el acercamiento mutuo de seres de tipo humanoide y que promovió el arribo hasta las primigenias organizaciones sociales. La caza implicó una clase de actividad organizada en equipo por miembros del mismo clan, de la que tomaban parte casi exclusivamente los varones adultos; son muy pocas las inscripciones rupestres en las que están representadas también mujeres. Quienes participaran del operativo debían saber qué elementos instrumentales les serían necesarios, acordar el momento en que lo harían y tener una forma de convenio para repartirse las piezas obtenidas. Quizás habría uno o varios jefes del grupo. Además, en cuanto a las armas, lo hecho por el paleoantrópido y las novedades que les introdujo en cuanto a diseño y calidad, atribuyen una significación particular al paleolítico superior. La fuente principal de testimonios que quedaron acerca de la existencia de población del paleolítico tardío es la caza del mamut, del ciervo ártico, del toro, del potro salvaje y de otros animales. También cazaban animales cuyas pieles eran útiles para abrigarse, como el zorro polar. El verano era la estación ideal para la caza de esos animales de tamaño mayor y mediano; el intenso calor y la sequedad del clima obligaba a las manadas de la fauna paleolítica a acercarse a la orilla de los ríos, lagos y lagunas para saciar su sed; allí las esperaban los cazadores, ocultos en los matorrales ribereños, sigilosos e inmóviles hasta que llegara el momento en que a una señal se lanzarían al ataque sorpresivo; entonces las bandas humanas de cazadores armados con cuerdas, lanzas, arcos y flechas, acosaban a sus presas con proyectiles, las agotaban con la persecución infatigable, con barreras, trampas, y profundos pozos; finalmente las rodeaban y mataban. En otras ocasiones, con la misma finalidad, a los gritos y alaridos empujaban a las presas hacia pantanos y hacia orillas de abismos obligando a las presas a caer y en su caida, a morir. Después irían al pie de los precipicios, a buscar los restos de sus presas. Para estas operaciones se ayudaban utilizando el fuego de antorchas. Al inventarse herramientas más perfeccionadas, entre ellas algunas destinadas a la caza mayor, la nutrición vegetariana fue completada con algunos alimentos cárnicos. El incremento de tropillas salvajes y manadas de animales incrementó el deseo de cazarlos para comer, por lo cual la carne pasó gradualmente a ocupar un lugar preferencial en el menú paleolítico. El hombre de este período, que ya aprovechaba el fuego, por alguna circunstancia le acercó la carne y observó que al ser asada se ablandaba y que no solamente le era más fácil consumirla y más sabrosa, sino que también nutriéndose de carne podía pasar más tiempo sin sentir hambre. Con el tiempo aparecieron distintas clases de armas necesarias para la caza, principal ocupación del hombre del paleolítico medio y superior hasta que se habituó al semisedentarismo. Correspondientes a los comienzos del paleolítico superior, en las regiones montañosas de la Altiplanicie Armenia hay restos de sencillas viviendas

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semiestables, de paradas cubiertas por accidentes orográficos y en lo alto de las riberas de los ríos, donde acamparon durante largo tiempo, como las del monte Ardín y del promontorio de Arzn. Pero también existen testimonios de que a fines de este período el régimen habitacional transitorio y momentáneo ya se había convertido en avanzado sedentarismo; distintos clanes compuestos por algunas decenas de individuos levantaron construcciones sólidas y lugares en los que se instalaron en forma permanente, con sus respectivos hogares de veneración religiosa. Estos rastros brindan bases para delinear los antiguos trazos que caracterizaron a la sociedad paleolítica superior: también para la construcción de estas viviendas tienen que haber contado con la cooperación de sus congéneres del clan. Estos hombres de los valles que prefirieron una alimentación vegetariana, la vida quieta y tranquila aferrada a la tierra y sus frutos, se convirtieron en víctimas de presa de otros, que eran cazadores y que imitando a las fieras atacaban a los humanos, los mataban y se entregaban al canibalismo. Dejando a un lado este aspecto negativo del hombre primitivo, nos han quedado huellas de un tímido ejercicio del arte y de ingenuas figuraciones religiosas. No obstante la dificultad que ofrece la reconstrucción científica de la fantasía devota del hombre de Neanderthal de este período, existen datos fidedignos acerca de ciertas premisas trascendentales. Como en períodos precedentes, el antrópido del paleolítico superior acostumbró a enterrar a los muertos. Preparó la tumba cubriéndola de piedras y colocó en ella instrumentos de trabajo del fallecido, víveres y objetos de su vida diaria. Esto prueba su convicción de que la vida perduraba después de la muerte. Es decir que en el paleolítico es notoria la sucesión progresiva hacia el mejoramiento. Entre los antiguos rasgos culturales del paleolítico superior están las múltiples creaciones artísticas, que constituyen una fuente importante para el estudio del modo de pensar del antrópido de aquel período. Entre ellos se hallan los primitivos adornos y las estatuillas femeninas de hueso. Son expresiones materiales de determinadas pautas existentes en las relaciones sociales y que tuvieron significación ritual. Además de ser objeto de la caza, el mamut, el bisonte, el ciervo del Norte (Cervus elaphus) y otros animales fueron objeto de adoración. A siete kilómetros al Sur-Sureste de Ereván se encontraron huesos de ciervos, asnos y caballos, como también el cráneo de un homo sapiens. El análisis de los restos animales lleva a la conclusión de que manadas enteras fueron primero objeto de caza; y después, de culto. En otras palabras, la caza fue estímulo para el desarrollo de diversas manifestaciones de la cultura, y por esta razón cumplió un gran papel en aquel remoto tiempo. El antropoide del paleolítico superior, predecesor inmediato del hombre mesolítico del milenio XII a.C., conocía también la pesca; además de redes de diversas clases, utilizó anclas, anzuelos y toscos tipos de arpones. Con él las actividades ocupacionales en procura de alimentos –la caza y la recolección- van disminuyendo paulatinamente, sin desaparecer. Por influjo de causas climáticas y ambientales, biológica y culturalmente tiende a la multiplicación y a la expansión “agrícola” y en sus figuraciones aparecen las primeras representaciones femeninas.

V. EL MESOLITICO El Mesolítico en la Altiplanicie Armenia abarcó desde el milenio XII a.C. hasta mediados del milenio VII a.C.103 Se caracterizó por el avance en la hominización, que se manifestó con la aparición del hombre racional, el homo sapiens, proveniente de Asia y de Africa, predominantemente braquicéfalo, que ya adoptó con soltura la posición erguida. Mircea Eliade describe el efecto de esta postura: “… gracias a la postura vertical puede 103

Sardarian, S.H., La sociedad primitiva en Armenia, Ereván, 1967, 106.

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organizarse el espacio conforme a una estructura inaccesible a los prehomínidos: en cuatro direcciones horizontales proyectadas apartir de un eje central de “arriba abajo”. En otras palabras: el espacio queda organizadoen torno al cuerpo humano, como extendiéndose por delante, por detrás, a derecha, a izquierda, por arriba y por abajo. A partir de esta experiencia original, la de sentirse “proyectado” en medio de una extensión aparentemente ilimitada, desconocida, amenazante, se elaboran los diferentes medios de orientatio, pues no se puede vivir por mucho tiempo en medio del vértigo provocado por la desorientación. Esta experiencia del espacio orientado en torno a un “centro” explica la importancia de las divisionesy particiones ejemplares de los territorios, las aglomeraciones y las viviendas, así como su simbolismo cósmico104”. A este subperíodo pertenece la pluralidad de objetos de piedra descubierta en Sataní Dar, Arekuní Blur, Haravaín Blur, en el curso medio del río Ildaruní, Nurnús, Techrapak, Chatkerán, Chraber, Lusaván, Shanidar, que fueron también hallados en estaciones arqueológicas del monte Ardín. Herramientas de este mismo tipo del paleolítico inferior aparecieron en una serie de otros lugares de la Altiplanicie Armenia. Según la hipótesis de ciertos investigadores, a fines del paleolítico y en el mesolítico, como consecuencia de transformaciones naturales climáticas, la cantidad de la población de Asia Anterior comenzó a crecer y la vegetación silvestre del territorio se tornó insuficiente Este incremento de las bocas a alimentar fue uno de los alicientes que impulsó el cultivo de los vegetales y la domesticación de unas cuantas clases de animales. Investigaciones botánicas llegaron a la evidencia de que la Altiplanicie Armenia se convirtió en centro de difusión del cultivo de vegetales.105 Avanza la labor de la sociedad humana en la construcción de los primeros centros urbanos. Lentamente, la división de las comunidades clánicas va cediendo espacio a la organización de unidades tribales. Aunque los monumentos arqueológicos del mesolítico son escasos y las investigaciones insuficientes en el territorio de la Altiplanicie Armenia, es posible reconstruir las actividades ocupacionales de las unidades originarias. Fundamentalmente, las aisladas comunidades arcaicas se dedicaron a la pesca, la caza y la recolección. Se formaron embriones de actividad productiva. Con el transcurso de milenios, la caza adquirió el carácter de una lucha contra enemigos en la que estaban presentes el mago y los formalismos rituales de carácter religioso. La posesión de armas y la victoria en los choques contra los animales fueron medios de acrecentar poder; la cacería, como actividad permanente, fue reservada a los jefes y a personas con experiencia en esa ocupación. Así fue constituyéndose un sector armado que reservó para sí la atribución de custodiar el poder, de ejercer mando y de gozar ciertos privilegios.

ESCENARIO NATURAL El tiempo del paleolítico medio o mesolítico constituye una etapa importante en la historia cultural de la Altiplanicie. Después de centenares de miles de años de paleolítico, el período que siguió, el mesolítico, fue comparativamente más breve: duró algunos milenios, aunque ya no decenas de milenios, sino entre los años 12.000 a.C. y 7.000 a.C. En el Mesolítico concluyó el deshielo, desaparecieron los glaciares de fines del período anterior y la Altiplanicie adquirió gradualmente el aspecto que tiene en la actualidad, con mayor riqueza zoológica y botánica que en las etapas anteriores. El clima, que antes había sido extremadamente seco, mejoró: como consecuencia, en parte, de la multiplicación natural del reino vegetal, el tiempo se tornó primero más templado, y después, volvió a ser otra vez húmedo y caldeado. En áreas que hasta entonces habían estado revestidas por extensas capas de hielo, se formaron aromáticas praderas, muy parecidas a las actuales; fueron cubiertas por espesos 104

Eliade, Mircea, Historia de las figuraciones y de las ideas religiosas, Madrid, 1978, 19.

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Cavalli Sfroza, Luigi Luca, HOMO SAPIENS. La Grande Storia della Diversità umana, op. cit., 91.

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bosques primero de abetos y alerces y después, de pinos; el amplio cinturón de tierras bajas que rodeaba a las montañas de la Altiplanicie Armenia se tapizó de lagos, morrenas y pantanos en torno a los cuales crecieron cañaverales y densos bosques de nogales, avellanos y otras especies de hoja ancha, desconocidas en el paleolítico; allí crecieron también árboles frutales variados. Estos cambios, en especial la abundancia de árboles muy aprovechables en destinos utilitarios, provocaron una transformación en la cultura de los habitantes de la Altiplanicie en lo que se refiere al uso de la madera, en especial para la construcción de balsas y canoas desde las cuales cazaban aves y pescaban; y en el aprovechamiento de cueros de los animales cazados y de vegetales para la confección de vestimentas con las que protegerse de los implacables fríos invernales. Al retirarse los glaciares en el mesolítico de la Altiplanicie, la fauna se desplazó hacia el Norte, más allá de la cadena del Gran Cáucaso, buscando climas más fríos y se extinguieron especies polares, el mamut, el gigantesco reno norteño, el ciervo rojo, el jabalí, el oso gris, el potro salvaje; y en su lugar se propagaron animales herbívoros primero en las estepas y más tarde en los bosques; y ciervos, toros, corzos, castores, asnos salvajes, caballos, que se adaptaban mejor a temperaturas templadas. Con el deshielo de glaciares se despejaron áreas habitables y más tarde, después del milenio VII a.C., durante el neolítico, con las condiciones apacibles del medio ambiente, la Altiplanicie Armenia fue poblada por mayor cantidad de humanos que también fueron más hacia el Norte persiguiendo a animales grandes y al encontrarse con escenarios naturales de características distintas, aspiraron a alcanzar un creciente desarrollo cultural. Con la finalidad de completar un cuadro estratigráfico del monumento del peñasco de Lusakert, el arqueólogo B. Eritsian realizó trabajos de precisión. Otro peñasco fue descubierto e investigado por B. Kasparyan en el desfiladero del río Hrazdán (Tsitsernakaberd-2), donde fueron hallados restos antropológicos y zoológicos e instrumentos paleolíticos de piedra. Por la materia prima utilizada, la forma de su elaboración y sus características, tienen semejanza con los materiales hallados en la caverna morada de Ereván-1. En 1990, Hr. Ghazarian desarrolló labores en la estación-Vª del taller del paleolítico inferior que ocupaba un área de dos hectáreas, aproximadamente, las que le permitieron establecer su ubicación cronológica en el período acheulense-musteriense. En 1996, en la parte Sureste de Ereván, entre lo que es el actual barrio Noragavid y la estación termoeléctrica, a dos kilómetros de Nor Kharberd, el arqueólogo B. Eritsian descubrió un monumento prehistórico donde recolectó entre ruinas, más de 200 objetos de gava compuesta por 12 distintas clases de piedra, y escasos restos óseos. La colección estaba básicamente integrada por pequeños objetos mesolíticos de cuarzo, y sencillos y toscos instrumentos de pedernal106. Al apaciguarse los rigores del clima y dominando ya el encendido, conservación y traslado del fuego, el hombre volvió a vivir más tiempo fuera de la caverna. Levantó sus tolderías en zonas ribereñas de ríos y lagos para pescar; allí los arqueólogos hallaron incontables restos de objetos elaborados con caparazones de moluscos y espinas de pescados, y de ambos consumieron sus nutrientes. Los antiguos cazadores instalaron precarios campamentos a orillas de riachuelos y de pequeños depósitos naturales de agua que se formaron al derretirse los glaciares. Aunque la fuente fundamental de su existencia siguió siendo la recolección de vegetales y la caza de animales grandes y pequeños, por la cantidad de anzuelos descubiertos sabemos que también se dedicaron a la pesca. Los rios y lagos de la Altiplanicie poseían una gran riqueza ictícola. Los pescadores usaron los citados anzuelos y además, redes, pesas de piedra, cestas tejidas con ramas de sauce habitualmente en elevaciones erguidas junto a ríos y lagos donde se alimentaron de pescados. Aunque cada día en menor medida, el hombre mesolítico volvió a recolectar frutos y a cazar 106

Kalantaryan, A. y Melkonyan, H., Trabajos arqueológicos en Armenia 1990-2003, Ereván, 2005, 15.

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animales salvajes en bosques y praderas. A diferencia de los tipos de instrumentos de obsidiana del paleolítico, toscos y grandes, elaboró esmerados tridentes de hueso, difundió microlíticos artefactos de uniformes formas geométricas. También construyó moradas subterráneas en hondonadas circulares no muy profundas, con hogar. Al llegar el invierno estableció viviendas permanentes en planicies, y en verano, dedicado más a la caza, se trasladó a las alturas de montañas, donde residió en peñascos y bosques. El clima menos exigente de los inviernos permitió que cobraran vida nuevos villorrios transitorios: los recolectores y cazadores postglaciares fueron visiblemente más dinámicos que sus antecesores y probablemente llevaron una vida seminómada en pos de los animales que emigraban: hoy vivían a orillas de ríos o lagos, mañana en medio de bosques, pasado se elevaban a las cumbres de montañas; ellos mismos preparaban los lugares en los que vivirían, además de los peñascos, también en espacios al aire libre, en médanos o en mesetas donde instalaron villas permanentes. Pinturas e inscripciones rupestres nos aportan datos acerca de la más antigua etapa de vida material y espiritual del género humano que habitó aquel territorio. La interpretación científica de esos pictogramas pétreos permite hoy la reconstrucción significativa del pensamiento y de las ideas de sus autores. La vida del hombre del paleolítico tardío había estado severamente afectada por la resistencia contra la presión de los fenómenos naturales. En los tres a cinco milenios que siguieron, los clanes del mesolítico fueron más creativos y gregarios que los de sus predecesores; al derretirse los glaciares se abrieron ante los rebaños humanos extensas zonas despobladas que fueron ocupadas por animales que buscaban clima templado; lentamente, les siguieron masas de ingentes cantidades de hombres; la disminución del número de monumentos arqueológicos indica que en el seno de las grandes agrupaciones de humanos que confluyeron en aquella región, se formaron unidades sociales más reducidas, relativamente autónomas, y además que, comparativamente, el hombre permaneció en cada lugar durante breve tiempo. Cotejando estas actividades con las del paleolítico se observa un notorio perfeccionamiento. Las transformaciones ocurridas en la Naturaleza se reflejaron en el modo de ser de los hombres que poblaron el territorio. En el mesolítico la cultura se orientó hacia direcciones distintas a las del paleolítico: a diferencia de aquéllos que se asentaron en las precordilleras, en las áreas más meridionales de la Altiplanicie que quedaron fuera de los deshielos, primordialmente en estepas de clima más moderado, se establecieron nuevas, incipientes e inestables comunidades totémicas, caracterizadas por su transitoriedad e informalidad, las que continuaron cultivando la herencia cultural y las tradiciones del paleolítico tardío. A fines del mesolítico las hordas deambularon primero sin rumbo determinado y después siguieron una transición del nomadismo al semisedentarismo en el que se vigorizó su anímica relación con cierto espacio geográfico. Esas turbas humanas fueron aquietándose y tendieron gradualmente a cierto arraigo, al que contribuyó la invención del arado, que las afincó a la tierra. La vida presentó nuevos trazos para resguardarse del frío: las mujeres prefirieron establecerse en los valles, cerca de los ríos, en los que se adaptaron a un menú alimentario compuesto mayoritariamente por frutas, tubérculos, raíces, tallos verdes, legumbres y semillas, tanto cultivadas como silvestres; descubrieron que podían recolectarlas en verano y acopiarlas para los meses invernales; descubrieron también la posibilidad de multiplicarlas artificialmente. Con los vegetales, la mujer comenzó a hacer hilos, cuerdas, redes, cestas. Paralela a las nuevas actividades ocupacionales, esas inestables masas enriquecieron sus figuraciones religiosas, que enlazaron unas a otras: La exuberancia de la tierra fue identificada con la proliferación humana. La tierra fue homologada a la mujer; la penetración de la hoja del arado en el surco fue equiparada a la penetración sexual; creyeron en la existencia de una relación mística entre lo humano y la vegetación; adoraron al trigo y la cebada, a los que sacralizaron. Vincularon los vegetales a espíritus benefactores,

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a ancestros totémicos y a los elementos naturales. En sus figuraciones el árbol de la vida fue un puente que, clavadas sus raíces en la tierra, se eleva para nutrirse de la lluvia vivificadora y alentado por el calor y la luz del sol, produce el fruto y se acerca al cielo, para vincularlo nuevamente a la tierra. La muerte de la semilla es indispensable para que por un misterio la vida renazca y se multiplique. El tiempo es el término que transcurre entre la siembra, la germinación y la cosecha. Dice Mircea Eliade: “… en las religiones de los agricultores también se considera divino el origen de los cereales; el regalo de los cereales a los hombres se relaciona frecuentemente con una hierogamia entre el dios del cielo(o de la atmósfera) y la Tierra Madre, o con un drama mítico que implica la unión sexual, la muertey la resurrección”107. En la medida en que las cosechas abundaron y pudieron adueñarse de las tierras, las mujeres se arrogaron paulatinamente el manejo del poder; las catervas masculinas se subordinaron con docilidad a la preponderancia femenina. La mujer se hizo depositaria exclusiva de la clave que descifra el enigma religioso de la vida. A partir de entonces, ella fue asumiendo el mando de la sociedad hasta implantar el régimen matriarcal.

MULTIPLICIDAD DE PRIMITIVAS ARMAS Y DE HERRAMIENTAS DE MANO HECHAS CON PIEDRA O HUESO Y FIBRAS: LANZAS, CUCHILLOS, HACHAS, ARCOS, CUERDAS, PUNTAS DE FLECHAS Y AZUELAS, RASPAS, MANGOS, HOJAS DE CORTE, PIEDRAS DE ALISAR. La característica de la técnica en la elaboración de armas y herramientas durante el mesolítico es su significativa complejidad; se enriquecieron las colecciones de instrumentos de trabajo, las que produjeron cambios fundamentales en la vida cotidiana. Los objetos fueron descubiertos, en general, en sedes de grupos dotados de pocas herramientas lo cual confirma el seminomadismo de los pobladores de la Altiplanicie en aquel período. Por contraste, en los monumentos de la colina Arekuní del monte Ardín, se hallaron miles de objetos; se nota que allí sus pobladores se establecieron con mayor permanencia y construyeron nuevas y más complejas herramientas y armas, siguiendo el estilo heredado de antiguos modelos del paleolítico superior pero introduciendo en ellos cambios esenciales. Se trata de herramientas para hacer las cuales utilizaron pequeños trozos de obsidiana, de formas poliédricas, con las que construyeron microlitos de agudo filo. Entre las nuevas herramientas abundan las de hueso, terminadas con mayor esmero y con aumento de su variedad. Otra característica del mesolítico son las herramientas hechas con la unión de dos elementos separados, es decir, un núcleo prismático y una hoja de cuchillo, por ejemplo; la pieza principal de piedra está montada sobre el mango hecho con un cuerno de ciervo trabajado con una raspa y con alguna herramienta con forma de tirabuzón. Durante el mesolítico se incrementó el uso de cuernos y huesos de diversos animales como material para fabricar mangos, puntas de flecha, hojas de corte. También en el mesolítico una de las armas básicas del hombre fue la lanza constituida por un simple palo largo con punta; posteriormente y de diversas maneras, encastró un extremo de piedra a este arma. Fue mucho después, a partir de la Era de los metales, que esta punta u hoja fue sucesivamente de cobre, de bronce o de hierro, y el hecho de poder ser arrojada hasta cierta distancia la hizo objeto de figuraciones, quimeras y alegorías. La circunstancia de elaborar la hoja con metal vincularía esta arma con el ulterior desarrollo de la extracción minera y con la actividad ocupacional metalúrgica. Los elementos que marcan la tipicidad del mesolítico son sus otras armas principales: el arco y la flecha. Ya las habían usado durante el paleolítico pero no tan perfectas como en este período. El arco constituye el decisivo eje en la superación de la simplicidad técnica del 107

Eliade, Mircea, Historia de las figuraciones y de las ideas religiosas, op. cit., 56.

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paleolítico; en comparación con las demás armas de arrojo y de ataque a distancia, fue más eficaz, productivo, rápido, portable y preciso y gracias a él aumentó el alcance ofensivo de los cazadores; ya no fueron indispensables grupos coordinados de hombres para hostigar a las presas y disminuyó el peligro de aproximarse a ellas. Es necesario destacar que el acto de creación es importantísimo en la historia de la cultura prehistórica, por ser fuente de inmensurables posibilidades nuevas para la existencia humana. La creación no está limitada a determinado acto ni a cierto objeto como la piedra de alisar o el hacha de piedra, sino que es apertura a ilimitadas contingencias vinculadas con el placer estético, con el conocimiento deductivo, con la curiosidad acerca del cosmos, con la satisfacción de las necesidades. Fue con la creación cultural que el hombre arcaico fue reemplazado por el homo sapiens, y el neanderthalense por otros tipos sucesivos, no debido a modificaciones en su constitución física sino gracias al adelanto en sus creaciones culturales. En el curso de la historia, con la creación cultural, el ser humano resistió a la imitación servil, desarrolló su originalidad, arrostró el peligro, se atrevió, obró guiado por su placer, se dejó llevar por impulsos íntimos, ambicionó, aceptó el sufrimiento, cambió su modus vivendi, trazó caminos donde no existían, dominó sustancias materiales y elementos intelectuales, aumentó su contemplación y admiración ante el mundo que lo rodea, engendró un hombre nuevo, se liberó, fue genial, recreó. Junto con la piedra de alisar y el hacha de piedra, se perfeccionaron las armas blancas de piedra, que muestran filos trazados en líneas perfectamente rectas o con forma de hojas de laurel, la cuerda y el hacha actualizada a esa época, lanzas, los arriba mencionados instrumentos con mango, cuchillos de obsidiana, armas puntiagudas de hueso o de madera. La fabricación de estas últimas comenzó en el mesolítico y se perfeccionó en el neolítico; además y como en tiempos pasados, los cazadores elaboraron instrumentos de piedra cortantes con finísimo y muy cuidadoso filo, anchos raspadores y herramientas de corte hechas con piedra, cambiando solamente las formas de los tridentes. A fines del mesolítico el perfil característico de su técnica se manifestó también por la difusión de herramientas de piedra de gran tamaño; entre ellas figuran el hacha y la azuela, un tipo de azada que se maneja con las dos manos, que usaban para desbastar la madera y que no había existido hasta entonces. Como consecuencia de la creación de estas nuevas herramientas la actividad ocupacional tuvo una radical transformación en cuanto al mayor rendimiento de vegetales cultivables y en la cría de nuevas especies de animales domésticos, que contaron con la prevalente participación de la mujer. Esta metamorfosis fue prefacio del tránsito de la recolección y el pastoreo a la agricultura y la ganadería. Se produjeron otras numerosas invenciones: pequeñas canoas de madera hechas mediante vaciamiento con fuego de un tronco, empleo de huesos y madera para hacer utensilios, elaboración de sencillos tejidos. Entre estas invenciones la más importante fue, naturalmente, la de la rueda, en la que nos detendremos al hablar de los carros. Aparece por primera vez un instrumento para limar la piedra, paso muy anterior al pulido. El perfeccionamiento de la técnica de reproducción de vegetales y animales impulsó nuevos cambios en la organización de la sociedad totémica. Ya en el paleolítico superior las unidades sociales no constituían microcosmos totalmente aislados: la pareja exógama había iniciado el proceso de su relación con unidades sociales descendientes de otro tótem; en el mesolítico ese tránsito se proyectó en la familia patrimonial, típica del período en que floreció la organización del matriarcado totémico. De la mutua e imperativa vinculación de dos o más estirpes exógamas nació la compleja estructura del clan.

ORIGEN PREHISTORICO DE FIGURACIONES RELIGIOSAS

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Determinar el origen de las figuraciones religiosas es tan complejo como pretender establecer en qué tiempo se originó el espíritu humano, o, en otras palabras, hacer referencia a una historia cronológica del espíritu del hombre. Y, teniendo en cuenta que el objeto de este libro es la prehistoria de los armenios, complica más el tema el hecho de que debamos referirnos en especial al hombre de Oriente. De modo que lo que queda es rastrear el origen de los clanes étnicos en el territorio que se extiende desde el extremo más occidental de Asia hasta las regiones del Oeste de la Mesopotamia, partiendo de la época arcaica de las culturas indoeuropeas. Dentro de la oscuridad intrínseca del momento en que se produjo el origen del espíritu, nos limitamos a citar el pensamiento de Mircea Eliade: “Los documentos mencionan grupos étnicos como los hititas, los luvitas, los mitanni. Pero hay elementos ariófonos igualmente testimoniados en otros grupos invasores. La dispersión de los pueblos indoeuropeos había comenzado algunos siglos antes y se prolongaría durante dos milenios. Hacia el 1200 a.C., los arios habían penetrado en la llanura indogangética, los iranios se habían asentado sólidamente en Persia, y Grecia y las islas se habían indoeuropeizado. Algunos siglos más tarde estaba ya realizada o muy adelantada la indoeuropeización de la India, la península itálica, los Balcanes y las regiones cárpatodanubianas, de la Europa central, Septentrional u Occidental, desde el Vístula hasta el mar Báltico y el Atlántico. Este proceso característico –migración, conquista de nuevos territorios, sumisión seguida de asimilación de los habitantes- no ha cesado hasta el siglo XIX de nuestra era. No se conoce otro caso parecido de expansión lingüística y cultural”108. Siguiendo el razonamiento de este notable estudioso, adherimos a que la cultura indoeuropea se originó en el Neolítico y que recibió la influencia de una civilización superior, geográficamente ubicada en el área comprendida por los ríos Kura y Araks109. A orillas de uno de los afluentes del Tigris oriental, en la antigua Amida110, cerca de la aldea Arghaná, fueron descubiertas estatuillas correspondientes a los milenios VIII-VII a. C. Una de ellas, interpretada como una simbiosis de hombre y animal, tiene la cabeza redonda y voluminosa en la que están subrayados detalles minuciosos: cabellos peinados hacia atrás, pequeños ojos redondeados, nariz hinchada y algo saliente. Fuertemente marcados los pómulos. Partiendo de las particularidades descriptivas de esta escultura es posible suponer que en ella se ha plasmado la cabeza de un hombre, o más precisamente, de un hombre con rostro de oso. En este sentido es factible señalar que en un período ulterior, en un monumento de la aldea Teghut perteneciente al eneolítico, se descubrió una pequeña estatuilla de un oso, lo cual confirma que en la Altiplanicie Armenia, en tiempos arcaicos existió un culto totémico a este animal. Sigmund Freud, basándose sobre primitivas instituciones australianas, explica que el tótem es un antepasado del clan, un animal, una planta o una fuerza natural; la relación de su espíritu con la totalidad del grupo es proteger y beneficiar a sus componentes. Por su parte, los que tienen el mismo tótem tienen la obligación de respetar su vida, de no comer su carne ni darle una finalidad utilitaria; todos los individuos de la especie del tótem participan de su carácter sagrado y su eminencia se transmite hereditariamente por línea tanto paterna como materna, ésta última probablemente en la época del ordenamiento matriarcal, y la primera, después, al imponerse el patriarcado. La subordinación al tótem está por encima del parentesco de sangre111. Aquellos que descienden del mismo tótem son Eliade, Mircea, Historia de las creencias y de las ideas religiosas, Madrid, 1978, I, 203. Eliade, Mircea, Historia de las creencias y de las ideas religiosas, Madrid, 1978, I, 204. 110 La antigua Amida (Ametu según inscripciones akkádicas del II milenio a.C.); en el siglo IX a.C. es recordada como centro del reino Pit-Chamán; entre los siglos IX y VIII a.C., bajo la soberanía del reino de Urartú participó de la lucha contra Asiria; Tiglatfalasar III la ocupó y la convirtió en centro de gobernación con el nombre Casa de Turtán; al caer el imperio asirio, fue anexada a Armenia. Las fortalezas construidas en el siglo VI a.C. en la provincia de Aghznik no deben ser confundidas con Dikranaguerd (Tigranocerta) (70 a.C.) fundada por el “Rey de reyes” de Armenia,Tigranes II el Grande, quien extendió su imperium desde el Caspio hasta el Mediterráneo y desde los Cáucasos hasta el mar Rojo. 111 Freud cita a Frazer, J.G., Totemism and exogamy, 1910. 108 109

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considerados consanguíneos y forman una familia y les está absolutamente prohibida la unión sexual entre ellos. El tótem no está restringido a un área geográfica: los miembros del clan que tienen un tótem pueden vivir separados y mantener cordiales relaciones con individuos de un tótem diferente. En síntesis, los miembros de un único y mismo tótem no deben mantener relaciones sexuales y, por lo tanto, bajo pena de muerte, no deben formar pareja entre sí. Es la exogamia, inseparable del sistema totémico. La violación de esta prohibición es vengada por todo el clan para alejar un peligro que amenaza a la colectividad112. Es posible encontrar en su léxico religioso ariófono, huellas de las figuraciones que los indoeuropeos cultivaban antes de su dispersión, que se extendió desde la India hasta Irlanda113. La raíz deivos está en las palabras que nombran al dios (latín, deus; sánscrito, deva; persa, div; germano antiguo, tivar, en armenio duadz). El ente supremo de los arios era Dieus o Tiu, que significaba “luz-cielo”, cuyo paralelo era pitar, es decir, la palabra Padre. Deus Pitar era equivalente del griego Zeus, como también del latino Júpiter, y ambos, igualmente significaban dios del cielo, padre por excelencia, “Padre celestial”114. En los tiempos en que los Vedas eran escritos, Dyaus, que se escribía Tiaus, ya era una figura lóbrega, uno de cuyos patronímicos habituales era Asura o Ahura, cuyo significado debe haber sido “dominador” o “Señor”(en armenio, “Ter”); de aquí tomaron su nombre los espíritus denominados Asuras, que, empero, están sujetos a un desarrollo totalmente opuesto entre los indios y los persas: mientras la mitología persa los reconoció como espíritus buenos, los indios comenzaron también a considerar benévolo al antiguo ente supremo Asura, y a abjurar del Ahura de los persas al que atribuyeron un carácter satánico. Cambiando los roles merecieron el mismo destino también los Devas115, que originariamente significaban “brillante” o “luminoso”, contenido que conservaron sólo los indios, mientras los persas denominaron deva a los espíritus malignos. En los Vedas, el ente supremo es más conocido con el nombre Varuna y su sentido es “infinito”, y, con mayor exactitud, “ser que lo contiene a todo”, porque la concepción de lo divino estaba ligada a la idea del cielo sagrado, a la luz que proviene de lo alto y, por generalización, Varuna y Mitraala eran de supremacía, dioses que creación, correspondían cosmogonía a la clase y progenitura. de los brahmanes, En la Indiaa antigua, las que pertenecían los jefes y los magos, y más tarde los guerreros, en especial los que conducían carros de combate. Aparentemente, junto con Asura y Mitra(Mihr), también Varuna era uno de los nombres patronímicos del pretérito Dyaus, pero a medida que el recuerdo de Dyaus fue paulatinamente olvidado, hubo una transformación y su lugar fue ocupado por Varuna, el dios supremo por excelencia, mientras Mitra fue una divinidad absolutamente independiente. Entre los persas se considera que éste último es mediador entre Ahura y los humanos, y el sentido de su nombre se adecua muy bien, porque Mitra no significa otra cosa que íntimo, amigo e incluso filántropo, “razonador, claro, normal, sereno, benevolente, jurídico y sacerdotal”; mientras que Varuna es “arrebatado, sombrío, terrible, belicoso”116. Por el fragmento de una inscripción sabemos que el reemplazo de Dyaus por Varuna se produjo antes del año 2000 a.C.; en ella Varuna y Mitra son mencionadas como dos divinidades aisladas117. Según los Vedas, Varuna es no solamente Señor y Creador del Universo sino también de todos los dioses, que le deben sumisión, filiación y además, Freud, Sigmund, Totem y tabú, Madrid, 1985, 7 y ss. Eliade, Mircea, Historia de las creencias y de las ideas religiosas, Madrid, 1978, I, 204-205. 114 Matikian, H.A., El origen de la religión y de la mitología, Viena, 1920, 151-153. 115 Teus deriva del Teva de los indios . Los armenios tomaron de los persas el significado maligno de la palabra tev. 116 Dumézil, Georges, Mitra-Varuna, 1948, 85, citado por Eliade, Mircea, Historia de las creencias y de las ideas religiosas, Madrid, 1978, I, 209. 117 Handes Amsoria, 1913, 202, citado por Matikian, H.A., El origen de la religión y de la mitología, Viena, 1920, 153. 112 113

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como hemos señalado, que “lo ve todo con sus mil ojos”, mediador y señor de los lazos, omnisciente, infalible. Como parte de sus convicciones, los grupos humanos consideraron que las relaciones causales de las apariencias naturales: noche y día, nacimiento y muerte, la alternancia de las estaciones del año, las sequías, los terremotos, las epidemias y las inundaciones, eran manifestaciones de la voluntad de los dioses. La muerte significaba una contingencia superable por la resurrección; nunca un punto final de la vida, razón por la cual no sentían temor a la defunción. Esta ausencia de temor a la muerte atribuía al hombre mayor liberación y apertura a la convivencia. No le era necesaria la resignación porque la lección que los astros le daban diaria y periódicamente hizo que la resurrección ocupara para él un lugar más importante que la muerte. El dolor más acuciante que puede afectar al hombre, tanto al prehistórico por sus figuraciones míticas como al actual por su racionalidad, es la separación: perder irreversiblemente la presencia del otro, no poder más recibir de él afecto ni poder dárselo en el futuro. Aunque el hombre prehistórico no guardaba registro de su pasado y sólo actuaba según las contingencias del presente, el temor a la Naturaleza lo obligó a recurrir a la “misericordia” de la divinidad en el devenir, a venerar al sol, la tierra, el agua y a ofrendarle sacrificios. De esas mismas causas procedió la magia, por cuyo intermedio era posible influir sobre la naturaleza viva. Los hombres prehistóricos creían en que la representación de la fiera herida ayudaría al éxito en la caza. Para encantar anticipadamente al animal en las rapadas superficies de los peñascos y de las cavernas, dibujaban, grababan, esculpían figuras de fieras perseguidas o flechadas. Cerca de estas representaciones realizaban ceremonias con danzas litúrgicas y mágicas, en especial aquellas en las que los participantes se ligan unos a otros pasando sus brazos por encima de los hombros, formando una rueda en torno al animal cazado, o de una pareja de varones que, posiblemente, simbolizan a “los gemelos” del Zodíaco. El territorio de la Altiplanicie donde está ubicada la actual República de Armenia es rico en este tipo de inscripciones rupestres. Con frecuencia, en el pensamiento religioso de los antiguos pueblos orientales, la lucha territorial se reflejaba bajo la forma de choques que tenían lugar entre los ídolos religiosos en un plano superior al terrestre. Como consecuencia de la ausencia de fuentes escritas es difícil figurarse cuál era la lucha entre los jefes celestiales en las figuraciones de los antiguos habitantes de la Altiplanicie Armenia. Observando cómo ocurrió la sucesión de leyendas de ciertos pueblos de Oriente Antiguo, podremos deducir cómo pudo haber ocurrido ese proceso en las creaciones de la Altiplanicie Armenia. El área donde estaba Babel o Babilonia estaba ya ocupado en un muy antiguo período, dado que allí fueron hallados implementos de cuarzo que son anteriores al IV milenio a.C. Pero la primera dinastía histórica de la Mesopotamia pertenece al tiempo de Marduk, quien después fue identificado con Baal o Bel, rey de los ulteriores babilonios y quien probablemente es representado por el bíblico Nimrud. Babilonia ejerció fuerte influencia tanto en lo religioso como en los demás campos ideológicos y la introducción de Marduk se debe a una antigua invasión de semitas que transfirieron a su propio dios los atributos que pertenecían a una previa mitología sumeria. En la epopeya cosmogónica babilónica “Enuma Elish”, Marduk, toro negro del abismo, es hijo de la diosa Ea118. Su culto, en principio, estaba limitado a la zona de la ciudad de Babilonia. Debido al ascenso de esta ciudad comenzó la lucha de Marduk contra la diosa Mumú-Tiamat (“literalmente, océano de las súplicas”), origen de todas las cosas. De los órganos del dragón femenino Tiamat, se formó la tierra cuando Marduk la derrotó, dividió en dos su cadáver “como un pescado seco”, puso orden en el caos original, del cual, según las primeras figuraciones, nacieron las divinidades del Cielo y de la Tierra; dio Mughtusian, Zohrab, En torno a la cuestión de la protomadre divina y de Khaldi, Ereván, Boletín de Ciencias Sociales, 1985, 7 (511), 61.

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comienzo así a la creación del mundo, se convirtió en dios creador de los seres humanos119 después de separar la tierra de las aguas, lo cual implicaba el reclamo de más territorio con la amenaza de que en caso de negativa castigaría con un cataclismo diluvial. Tiamat es, entonces, la poseedora de la tierra, es el poder matriarcal. En el poema sagrado se le niegan aptitudes de procreación y se implanta el culto supremo masculino del dios del rayo y del fuego. Se atribuye a Marduk también la autoría de los ladrillos y haber hecho construir Nippur, Erech y otras ciudades. La lucha entre las generaciones celestiales antigua y nueva halló eco también en leyendas hurritas y griegas acerca de la creación. En las antiguas figuraciones religiosas orientales la lucha entre las fuerzas celestiales casi siempre termina con la victoria de las nuevas generaciones, las cuales, ocupando las posiciones de jefes supremos, a veces se convierten en dioses creadores. En el pensamiento primigenio estos fueron los vástagos de la protomadre y ésta, correspondiendo a las figuraciones de los nuevos tiempos, les cedió su posición principal. El victorioso Marduk habría decorado la bóveda celeste con 12 grandes constelaciones. Cada una de ellas debía preservar el portón celestial durante 2.000 años. Para los dos primeros milenios designó custodios a los gemelos, después al toro celestial y posteriormente al carnero. Luego de esto, Marduk repartió el día entre los dioses Sin(la luna) y Shamash (el sol), padre e hijo, respectivamente. El padre se colocó la corona y durante las noches se elevó al cielo. Durante siete días era difícil ver su corona; una semana después aparecía con la mitad de su corona; a continuación la otra mitad y, a fin de mes, la corona en su totalidad, con la belleza de su brillo. Todas las mañanas, Sin se ocultaba detrás de los portones celestiales y en el horizonte oriental de la bóveda celeste aparecía su divino hijo Shamash, que descorría la tiniebla y la nube, y sometía a castigos a los espíritus malos. Seguidamente, Marduk esparció plantas, flores y animales por el mundo, y Anu, dios astral supremo y creador, puso en libertad a las aves. La conciencia en cuanto a la figuración de pertenecer a un mismo tótem, hizo que el hombre se sintiera integrante de la comunidad, con cierta forma de solidaridad. En el Mesolítico no puede hablarse aun de creencia sino de figuración, pero para comprender la consistencia de la figuración se torna necesario establecer al menos una homonimia entre figuración y creencia. La figuración religiosa es la opción humana entre lo posible y lo real, entre el sentimiento figurativo y el saber racional. Quien cree, no solamente percibe aquello en lo que cree sino que además le atribuye realidad. Pero no hay creencia que esté absuelta de las dudas; aunque éstas son inherentes al conocimiento humano, el verdadero creyente no parte de la duda para llegar, por vía de la investigación, al convencimiento de la realidad del objeto de su creencia: está persuadido espontáneamente y sin espacio para las dudas, de que aquello en lo que cree, es verdad. El neanderthalense, aun el tardío, sumido como una hoja al viento en la caótica complejidad de los fenómenos naturales, avizoró en el tótem la única salida al laberinto de sus dudas; esta creencia-figuración en el tótem fue tan absoluta que lo equiparó a la razón de su existir, no solamente como individuo sino además, como parte inseparable del clan. En sus figuraciones, tótem, clan y yo formaron una unidad real indisoluble; creyó que si vivía era por virtud del tótem, y que por el tótem debía aceptar hasta la propia inmolación. O, lo que es lo mismo, que sus figuraciones sostenían la vida y que por sus figuraciones debía estar dispuesto a perderla. Es decir que el hombre encontró equilibrio en la comunidad totémica, que fortalecería la confianza en sí mismo aunque más no fuera para cazar, para atacar o defenderse contra otros grupos prójimos o para ofrecer sacrificios en honor del tótem o de un ancestro o de un espíritu, actuando como partícipe de esa colectividad.

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Klengel-Brandt, E., Viaje hacia la antigua Babilonia, Ereván, 1981, 260, citado por Mughtusian, op. cit., 61.

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Los sacrificios fueron actos litúrgicos vinculados con la figuración dominante en que una potencia invisible ponía energía esotérica a disposición del celebrante encargado de la inmolación de la víctima; que el oficiante insertaba esa energía disponible sobre la víctima – animal, vegetal o ser humano-, la que transfería fuerza vital a la propiciación ofrendada para obtener algún bien o neutralizar algún mal. El Patriarca Ieghishé Turian define la religión como un sentimiento, y agrega que en la medida en que se ama es natural que se adore y que la expresión de ese sentimiento tiene lugar con actos formales que en su conjunto constituyen el ritual; a renglón seguido Turian cita las siguientes opiniones de diversos autores acerca del concepto de religión: según Feuerbach, es “un deseo que aparece con la oración, el sacrificio y la fe”; Kant quiere ver en la religión “el sentimiento de mandamientos divinos fundados sobre obligaciones”; Max Müller escribe: “la religión es aquella capacidad del pensamiento que, independientemente de los sentidos y de la razón, coloca al hombre en situación de comprender el infinito”; más modestamente, el etnógrafo británico Tylor señala como mínima interpretación de la religión “la creencia ofrendada a los entes espirituales”; en 1887, Guyau introdujo por primera vez en el concepto de religión un elemento esencial de todas las religiones, esto es, la circunstancia social; Salomón-Reinach indica que las religiones son diversas y, en consecuencia tienen definiciones distintas, y propuso describirla como “el conjunto de escrúpulos”; R. Dussaud en la página 290 de su obra Preámbulo de la Historia de las Religiones expresa su conclusión acerca de la religión, con las siguientes líneas: “la religión fue construída como un conjunto de figuraciones y ritos organizados, cuya finalidad es incrementar y perpetuar el principio de vida del individuo, del grupo y de la Naturaleza”; el mismo punto de vista sugiere la definición de Durkheim: “La religión es un conjunto de figuraciones y ceremonias comunes a individuos o a un grupo, y que se refieren a cosas sagradas”120. En el sentido significativo de cualquiera y de todas estas definiciones, los hombres del período más primitivo de la historia humana no tenían religión, mientras que ya entre los neanderthalenses comenzaron a nacer figuraciones religiosas. Lo testifican sus entierros, que evidencian haber sido pensados, y cuyos restos fueron hallados en peñascos de diversas culturas. Es difícil afirmar en qué consistían las figuraciones religiosas del paleolítico, pero está claro que según las figuraciones de los neanderthalenses, la vida del hombre continuaba después de la muerte. El rito de adoración de los antepasados se formó totalmente a partir del mesolítico medio(milenio VIII a.C.); la esencia de esta adoración es que el hombre del mesolítico albergaba la figuración de que los espíritus de sus antepasados se conservaban en paredes de cavernas sagradas o en laderas de montañas, y los simbolizaban con representaciones astrales o antropomorfas adornadas con guijarros redondos a los que atribuían poderes milagrosos. En inscripciones rupestres, junto a animales están representadas mujeres que en la época del matriarcado participaban en las ceremonias colectivas de adoración cumpliendo un papel preponderante. Como lo han comprobado estudios etnográficos, donde se conservaron tradiciones y la comunidad continuó viviendo dentro de la estirpe matriarcal, siguieron con el culto de la liturgia mágica, en la que se encantaban las presas animales cobradas y las armas usadas en la expedición de caza.

FIGURACIONES RELIGIOSAS EN EL MESOLITICO Como clara y definidamente lo certifican frecuentes inscripciones rupestres, en especial en Keghamá y en Siunik121, las congregaciones humanas interpretaban danzas rituales que Turian, Ieghishé, Antigua religion de los armenios”, op. cit., 1 y ss. En los tiempos históricos Siunik fue la novena provincia de la Gran Armenia. Sus límites fueron: al O. y S.O., Airarad; al E. y al SE., Artsakh; al N. y al N.E., Vaspurakán. En el milenio I a.C. Siunik fue habitado por tribus que 120 121

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indiscutiblemente representan las figuraciones religiosas en su relación con las actividades de la caza, la ganadería y la tierra, y la correspondiente adoración a los dioses protectores de esas actividades, en las que o se esta cazando animales o se los está sometiendo a un sacrificio mágico para ofrendarlos a los dioses. Durante la prehistoria, los animales fueron objeto de adoración. Son importantes las figuras zoomorfas hechas de hueso o esculpidas en colmillos de mamut y las representadas en inscripciones rupestres mágico-religiosas que indican la presencia de teriomorfismo122 en el que divinizaban la figura del animal123. Como lo prueba la etnografía, los ritos mágicos, la consagración de los animales y los arcos y flechas de los cazadores son propios de la sociedad mesolítica, que siguió estando condicionada por figuraciones vigentes durante el régimen de la estirpe matriarcal. El arco y la flecha significaron no solamente instrumentos de caza sino también emblemas de la afirmación de sí mismo y de la defensa del hombre frente al acecho de fieras y de hombres de clanes enemigos, es decir, de los otros. Los descubrimientos de inscripciones vinculadas con las antiguas ocupaciones permiten a los arqueólogos descifrar enigmas contenidos en inscripciones rupestres. Esta acción de descifrar a la que se ven obligados los arqueólogos, implica que muchas veces las inscripciones rupestres forman parte de una categoría de conducta del pensamiento que, conscientemente utilizado, consigue dominar la inasible apariencia de las cosas; por lo tanto, esas inscripciones constituyen una forma de representación que requiere una exégesis. El intérprete de las inscripciones rupestres realiza la extraordinaria labor de intentar introducirse en el aspecto enteramente subjetivo de la obra. El arqueólogo puede realizar esa labor hoy, pero en la época en que las inscripciones fueron talladas, la exégesis estaba exclusivamente reservada a los magos, quienes cuidaban de revelarla sólo a los iniciados. Refiriéndose a la prehistoria, Guevorg B. Chahukian señala datos extraidos de la lingüística, y se detiene en la capa del vocabulario indígena indoeuropeo, del que primordialmente, junto con otros, se originó el dialecto armenio, vinculado con figuraciones religiosas de los armenios; esta capa tiene un doble contenido: hay palabras cuyas formas iniciales tuvieron valor religioso ya desde el período indoeuropeo; y hay palabras a las que los armenios atribuyeron ese valor después de separarse de la unidad indoeuropea. En ciertos casos no es fácil diferenciarlas. Puede ocurrir que determinadas palabras del culto religioso que no tienen origen paralelo en otros idiomas indoeuropeos, se hayan engendrado en especial en el período indoeuropeo, al organizarse las tribus armenias. En la cultura indoeuropea no hubo una única religión y no existen denominaciones míticas únicas para todos los núcleos pertenecientes a esa cultura; sólo es posible hablar de paralelismos parciales. En opinión de Chahukian, la religión inicial indoeuropea fue naturalista, sobre la cual se acopló el culto antropomorfista y politeísta124. Entre fines del paleolítico medio y comienzos del superior125, las condiciones de la vida social se tornaron más complejas porque en el curso de su ordenamiento se produjo un

paulatinamente fueron absorbidas políticamente por la influencia del reino de Urartú. En el 782, Arguishti I expandió el territorio hasta el S.O. del lago Seván. El 25 de diciembre de 1920 fue instituída como la provincia autónoma de Siunik, con capital en Gorís. Vaióts Tsor fue un importante distrito montañés de la provincia de Siunik, en el litoral del río Arpá; desde el siglo VIII a.C. formó parte de Urartú. 122 Del griego thërion, “animal”. 123 Luquet, H., La magie dans l’artpaléolithique, Journal de psychologie normal et pathologique, Paris, 1936, V-VI, 3, 11, 12, citado por Manusharian, Alexandr, Los temas del arte morfológico-natural en la Prehistoria, op. cit., 184, n. 14. 124 Chahukian, G.B., Nuevos datos lingüísticos acerca de la religión y de las creencias precristianas de los armenios, Revista Histórico-Filológica (Patma-Banasirakán Handes), Ereván, 1992, 1, 14. 125 Mellaart, James, Anatolian Chronology in the Early and Middle Bronze Age, VII,1957, 73, citado por Sardarian, S.H., op.cit., 91.(no menciona lugar de edición).

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avance trascendental que significó una transformación extrema: el conglomerado humano se reconstruyó y el rebaño prehistórico pasó de modo culminante a originar la comunidad prehistórica sólida y permanente, en la que determinadas convicciones fueron adscriptas a una unidad fundamental con entidad propia cuyos delineamientos característicos fueron: exogamia, derecho matriarcal y totemismo. Numerosas estatuillas femeninas extraídas en capas arqueológicas de áreas de poblados, permiten reconstruir la colosal y nueva ubicación que los humanos, de ahí en más y por milenios, atribuyeron a la mujer-madre en la iconología de aquella época.

HACIA LA COMUNIDAD MATRIARCAL, LA EXOGAMIA Y EL TOTEMISMO Entre fines del paleolítico medio y comienzos del superior126, las condiciones de la vida social se tornaron más complejas porque en el curso de su ordenamiento se produjo un avance trascendental que significó una transformación extrema. El conglomerado humano se reconstruyó y del rebaño prehistórico pasó de modo crucial a originar la comunidad prehistórica sólida y permanente, en la que determinadas convicciones fueron adscriptas a una unidad fundamental con entidad propia cuyas características fueron: 1) la institución por la cual sólo se permitía que los miembros de un clan o de una tribu formaran pareja con integrantes del mismo grupo social; 2) organización de la comunidad fundada sobre el derecho exclusivo de las madres de gobernar el clan, la tribu o la familia, y en la que la descendencia se transmitía por línea femenina; y 3) sistema en el que en las tribus la descendencia y el parentesco se fundaban sobre la configuración del totem . El totemismo es una manifestación del embrionario grado de desarrollo mental de la sociedad humana arcaica en el paleolítico superior; hay científicos que tratan de iluminar con el totemismo la más profunda oscuridad del sentimiento religioso. Según una interpretación, la palabra tótem [ote(m) ‘signo’ y ‘familia, tribu’ con la t- de un precedente pronombre posesivo] habría sido extraída de idiomas de primitivas tribus de indios de América del Norte127, con la que denominaban a cierta clase de animal, planta, objeto material o cuerpo celeste, al cual un clan o un grupo cree que les dio origen, lo consideran como su padre epónimo y protector, y no pueden matarlo, ni consumirlo como alimento ordinario. En la vida religiosa esa figuración se exteriorizaba a veces en ceremonias positivas, es decir, cultos en los que el hombre-animal u hombre-planta se integra con los grupos; y otras veces en ceremonias negativas, es decir impone prohibiciones, tabúes o anatemas. La configuración del totem establecía una relación de descendencia y parentesco que determinaba obligaciones de carácter religioso. El grupo comunitario llevaba el nombre del tótem, y éste suponía, por sí mismo, el uso del mismo tótem por más de un clan; sobre esta base, habiendo aceptado una afinidad de parentesco, dos personas – varón y mujer - que tenían el mismo tótem, no podían formar pareja128. Algunos científicos, dando gran importancia a esta costumbre vinculada con el tótem, afirman que el tótem era una expresión de asociación, es decir que con la deificación de un tótem se representaba al clan personificado, o, como dice Durkheim, “el tótem es, al mismo tiempo, símbolo de dios y del clan”, y de acuerdo a esto es el clan el que se diviniza a sí mismo129.Algunos estudiosos sostienen que el totemismo

Mellaart, James, Anatolian Chronology in the Early and Middle Bronze Age, VII,1957, 73, citado por Sardarian, S.H., op.cit., 91.(no menciona lugar de edición). 127 Una de las hipótesis es que el término procedería de la tribu de los Algonkianos; el nombre de la tribu se originaría en una voz indígena de etimología incierta, perteneciente a una de las familias lingüísticas territorialmente más extensas de América del Norte. 128 Lubbock, J., The origin ofcivilisation and the primitive condition ofman, 1870, citado por Matikian, H.A., El origen de la religion y mitología, Viena, 1920, 45; Turian, Ieghishé, La antigua religión de los armenios o mitología Armenia, Jerusalem, 1933, 4 y ss., en lo sucesivo citado como “Antigua religión de los armenios”. 129 Turian, Ieghishé, Antigua religión de los armenios, op. cit., 6. 126

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era una especie de zoolatría, y en diversas religiones lo distinguían de los fenómenos elementales y explicaban con el totemismo la generalizada costumbre de sacrificios comunitarios. Ieghishé Turian incluye al tatuaje que los integrantes de un clan inscribían sobre su cuerpo como un distintivo del tótem del clan al que pertenecían. Numerosas estatuillas femeninas extraídas en capas arqueológicas de áreas de poblados, permiten reconstruir la colosal y nueva ubicación que los humanos, de ahí en más y por milenios, atribuyeron a la mujer-madre en la iconología de aquella época. Según las más antiguas representaciones rupestres, el avance de nuevas manifestaciones sociales fue paralelo al origen de principios creadores en las figuraciones religiosas acerca de las cuales son indiscutiblemente demostrativos los entierros conscientes de los neanderthalenses en distintos peñascos de una serie de territorios. Es difícil afirmar cuáles eran las figuraciones religiosas del paleolítico arcaico pero es seguro que en tales figuraciones el hombre neanderthalense creía en que continuaría viviendo también después de la muerte. Y que, del mismo modo que él, los dioses también perduraban después de la muerte. En las inscripciones rupestres está presente el tema mágico o de figuración religiosa. Alexandr Manusharian cita palabras del abate Henri Breuil: “Si no existieran las ideas mágicasy religiosas, el arte de los más importantes intereses de la vida real habrían quedado en situación embrionaria”130. Es posible que al representar las formas de animales, el pintor prehistórico y el grabador rupestre, hayan tenido en consideración a su tótem; en las lides entre animales, el autor describió las características que diferencian a una especie en comparación con otra pero al no establecer ningún tipo de superioridad de uno de ellos, la conclusión es que actuó aplicando más su capacidad de raciocinio y menos ofrendando su esfuerzo a la finalidad de rendir culto a su tótem. Coincidente con esta posición, F. Bourdie sostiene que las pinturas rupestres tuvieron motivaciones conscientes131. Es lógico que en el término de centenares de miles de años, en el seno de la comunidad prehistórica, la cultura musteriense del hombre de Neanderthal, debía engendrar y formar presupuestos indispensables que pasarían, milenios más tarde, a que unidades tribales se organizaran, y también crearan expresiones del culto religioso comunitario.

LA PAREJA GENERADORA - LAS PRIMERAS HERRAMIENTAS DE TRABAJO COMPUESTAS El hombre de estos períodos, en sus correrías de caza percibió la presencia de la pareja generativa: el animal de una especie no vive sólo, y a menudo es acompañado en forma casi permanente por otro animal de la misma especie y ambos son seguidos de cerca por una o varias crías, de menor tamaño: son la pareja animal generativa y el fruto de la misma. Sin mayores implicancias, captó la existencia de una relación de filiación entre la cría y la pareja progenitora y que este fenómeno abarcaba casi siempre a ejemplares de una misma especie; es decir, que la filiación no ocurría como resultado de la cruza entre animales de especies diversas. Esta ley pasó del mundo animal al mundo vegetal o viceversa. Y, con el totemismo, fue transferida a la vida social en dos etapas nítidamente diferenciadas: en la primera etapa el hombre consideró que sólo es posible la unión de pareja entre individuos de un clan (la unidad de tribus que respondían a un mismo tótem) con individuos del mismo clan, la endogamia. Cuando el hombre comenzó a incursionar en el pastoreo, y más aun cuando transcurridos milenios la ganadería pasó a ser para él una actividad ocupacional Breuil, Henri, Les origines de l’art, Journal de Psychologie, XXIII, Paris, 1926, 226, citado por Manusharian, Alexandr, Los temas del arte morfológico-natural en la Prehistoria, Revista Histórico-Filológica, Ereván, 2000, 2, 183, n.7. 131 Bourdie, F., Préhistoire: essais d’interpretation, Paris, 1962, 35, citado por Manusharian, Alexandr, op. cit., 183. 130

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básica, aquél que generaciones antes había sido cazador, perfeccionó multifacéticamente este conocimiento experiencial; por analogía observó que la existencia y los hábitos de la yunta, del casal, de la pareja generadora, respondían a la misma norma aplicable igualmente a animales, a la especie humana y al reino vegetal. Y también por analogía, consideró que la misma norma regiría la existencia de todas las fuerzas y fenómenos de la Naturaleza, su aparición, transformación y desaparición. Aun separándose del mundo irracional, la condición humana siempre aceptó que entre ella y el mundo animal existe gran comunidad. El conocimiento de los hombres acerca del mundo animal se desarrolló gradualmente con la caza y después, en particular, gracias a la crianza de animales; no solamente aprovecharon el mundo animal como alimento, indumentaria, mobiliario, medio de tracción, y provisión natural de otras soluciones a necesidades similares, y aprendieron a incrementarlo, desarrollarlo, y a conocer su estructura132, e incluso a asignar potestades transmundanas a ciertas partes del cuerpo del animal, como la cabeza, las patas, los cuernos, la mandíbula, y a ciertos animales, como veremos más adelante. Además el hombre sintió una especie de enigmática comprensión y hasta un acercamiento anagógico hacia el animal herido, cuya sangre tenía el mismo color, temperatura y consistencia que la suya. Esa anagogía con el animal cazado estableció una afinidad entre el reino animal y el hombre y la convicción de que inmolar al animal significaba ofrendarlo a los dioses, quienes, ante ese acto de entrega, se mostrarían propicios y accederían a satisfacer las peticiones contenidas en sus jaculatorias. Admitiendo la existencia de una coligación con los animales, las manadas humanas cazadoras llegaron a la figuración de que cabía la posibilidad de trasmutar la existencia de relaciones entre las fuerzas y fenómenos naturales, con factores referentes a la vida social; por vía de esa comprensión fueron más allá: admitieron que era posible el prodigio de asociación en una unidad mítico-religiosa de la idea de pareja animal generadora a la fusión simbiótica humano-zoológica, y hasta también a la relación conyugal entre el cielo y la tierra, a cuya relación atribuyeron el mágico resultado de poder engendrar a héroes y deidades, al mar, y al árbol de la vida. Es decir que con la nueva mentalidad las figuraciones vinculadas con el totemismo pasaron a una segunda etapa según la cual la condición de identidad de especie, indispensable para que se produjera una asociación de pareja, tal como la que el hombre prehistórico había observado entre animales, no fue necesaria en su nueva concepción del tótem, según la cual, por ejemplo, el tótem podría tener una composición quimérica mixta de vegetal y animal, de vegetal y humano, de animal y humano133. Un ejemplo de este tipo de composición mixta, aunque lógicamente muy posterior en el tiempo, es el del símbolo solar egipcio de la Gran Esfinge de Gizeh, representado por el león con cabeza humana. Es impactante también el león alado y con cuernos del arte aquéménida. Otro ejemplo de recepción tardía de esta mezcla fantástica, en la arquitectura cristiana puede observarse en el león alado y en el ave con cabeza de carnero, que se observan en relieves de la iglesia de Aghtamar. Siguiendo el mismo proceso, en la Altiplanicie Armenia el clan pudo componerse de tribus o estirpes distintas, aunque pertenecientes al mismo tronco totémico común. Con el paso de milenios, al ser posible conceptualmente esta nueva complejidad, o lo que es lo mismo, esta nueva posibilidad de simbiosis, se produjo una metamorfosis en el plano de lo social: en la primera etapa, endógama, individuos de clanes que tenían un determinado tótem común, pudieron formar pareja con individuos de otras tribus que reconocieran al mismo tótem. Mucho más avanzado el paleolítico tardío, en la segunda etapa del totemismo, con el advenimiento de la cultura musteriense, pudieron formar parejas con individuos de clanes de tótem diferente, o sea, la exogamia. Las figuraciones Mnatsakanian, A.Sh., Arte decorativo armenio, Ereván, 1955, 251 y ss. Mnatsakanian, A.Sh., Arte decorativo armenio, op. cit., 345; en el neolítico, la serpiente representó al espíritu de la inmortalidad de una estirpe, tal como repetidamente aparece en inscripciones rupestres de la Altiplanicie.

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religiosas y sociales evolucionaron hacia una mayor complejidad aun. Sobre la base de las ideas surgidas del totemismo clánico, fueron creadas correspondientes divinidades que, del mismo modo, tuvieron compleja composición y estructura. Y estas últimas, a su vez, se dividieron en dos partes, masculina y femenina. El fundamento de este fenómeno fue la idea de pareja. Al formarse el ordenamiento de la sociedad en clanes, los fundadores del clan fueron representados como una divinidad compuesta por dos dioses: uno masculino y otro femenino. Esta transformación no se produjo durante el tiempo del régimen matriarcal porque en este tiempo fue inadmisible la posibilidad de una divinidad masculina, ni siquiera parcial, que pudiera compartir la suprema divinidad femenina. La diosa femenina, así como personificaba atributos tan positivos, de los cuales dependía el destino del mundo, exteriorizaba también omnipotencia y firme decisión de ejercer el poder con su capacidad de autorreproducción(androginia) resultante de la mágica reunión que ella poseía de los dos sexos; como unidad andrógina primaria, ella clausuraba por sí misma el ciclo de muerte aparente y perenne renacimiento hasta el infinito. Posiblemente, con el paso milenario del tiempo, el antropomorfismo proyectó en la creencia religiosa de esta figura andrógina, la irrefrenable necesidad de amar según las leyes de los hombres y de doblegar al varón ante sus designios autoritarios. Así en la forma originaria del mito habrá ido esfumándose la naturaleza masculina del ser andrógino y ella asumiría su papel de Madre, y de su regazo brotarían el árbol, aspecto fitomórfico del amante – hijo y al mismo tiempo amante- hecho de su misma sustancia, del dios que, encarnando el espíritu de la vegetación, pierde y readquiere su poder viril cada año. Por consiguiente, como la diosa, también su divina pareja es un dios que muere pero destinado a renacer en una sucesión por tiempo indefinido, de modo tal que se constituye la representación del proceso cíclico de la Naturaleza que decae para después retornar en la primavera sempiterna. La diosa matriarcal ejerce sobre su pareja un poder despótico y brutal, dispuesta a destrozarlo e incluso a causarle la muerte. Él no está ligado a la diosa por un vínculo nupcial, porque ella, creadora incansable, pasa libremente de una pareja masculina a otra. Después estas ex - parejas masculinas permanecen en la sombra porque a partir de entonces la diosa, reasume el manejo de todos los nacidos, que aparecen como colaboradores necesarios de su obra, y en la plenitud de su divinidad vuelve a ejercer la preeminencia victoriosa. El poder tiránico y rudo de la diosa, proviene, precisamente, de la fibra humana de su amor que, llegado el caso, será encarnado con el mismo grado de bestialidad por el dios viril. Estos elementos fantásticos y mágicos de las más antiguas figuraciones prehistóricas no permanecieron estáticas; por el contrario, la transformación de esta creencia se produjo al establecerse el ordenamiento patriarcal, en cuyo transcurso fue aceptada la idea de la diosa madre; y la coexistencia de la protomadre en un segundo plano con el protopadre, exclusivo titular del poder absoluto y prepotente.134. Otra novedad fue la elaboración de armas. El homo sapiens entendió que si no destruyera físicamente a las grandes fieras o a otros hombres que merodeaban amenazantes, sería él el inmolado y que para defenderse o atacar no eran suficientes sus manos por lo cual necesitaba fabricar armas como el hacha de mano. Como consecuencia de la caza, incluyó la carne entre sus alimentos, para nutrirse, inconscientemente, de proteínas. Y el consumo de carne fue a su vez primer motivo determinante para dedicar más tiempo a la caza. Aprovechó la piel del animal que sacrificó para comer su carne, y comenzó a cubrirse con su cuero; protegido contra el frío se aventuró a alejarse hasta más extensas zonas de baja temperatura. Los antiguos habitantes de la Altiplanicie Armenia se valieron de estos instrumentos de piedra para darles un uso universal, preparar gruesos palos, y para cortar en trozos las presas y alimentos que obtenían mediante la caza y la recolección de frutos comestibles. De la presa, además, aprovechó la grasa, los tendones, huesos, el marfil y los cuernos. 134

Mnatsakanian, A.Sh., Arte decorativo armenio, op.cit., 355.

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La herramienta más característica y mejor estudiada de los períodos chelense y acheulense habia sido esa hacha de mano. Es el primer tipo de instrumento hecho por el hombre: consiste en un grueso pedazo de piedra grande y maciza de unos 20 centímetros, de forma almendrada, oval o lanceolada, con una punta aguda y delgada, y un talón macizo, con un extremo plano para que la mano pudiese apoyarse en él durante el trabajo. Fue el instrumento del cuaternario utilizado para mayor cantidad de funciones y que sirvió para las más variadas finalidades; era rudo y voluminoso, con bordes laterales y punta toscamente tallados a pequeños golpes; también hizo instrumentos con trozos de obsidiana adaptados burdamente para cumplir funciones cortantes. El hombre empleó, además, fragmentos pequeños y delgados y placas de bordes cortantes desprendidos de las minas de cuarzo.

EL CLAN - LA ORGANIZACION SOCIAL Después del mesolítico, al iniciarse el paleolítico superior, las condiciones de vida del hombre se volvieron muy complejas y avanzó la organización de un ordenamiento comunitario en el que el lazo de cohesión entre los componentes fue el clan, que se formó, en principio, con preponderancia de la rama femenina. Así, las primeras comunidades fueron matriarcales. Simultáneamente comenzó la larga transición de la endogamia a la exogamia, fenómeno social que permitió la vinculación de clanes femeninos con clanes masculinos, siempre reconociendo primacía a la mujer. La que había sido una horda humana alcanzó un nivel conclusivo en el que resumió datos de períodos anteriores que obligan a considerarlo como un tiempo en el que todos los factores se apoyan sobre la organización clánica fundada sobre el derecho matriarcal. En ese tiempo tuvieron lugar las mayores transformaciones sociales consistentes en unidades familiares con predominio de lazos consanguíneos, vida gregaria, función vinculante de la mujer-madre y muchos otros elementos nacidos de la idea de relación de unidad con la progenie general, la ascendencia genealógica, la estirpe, los antecesores, los antepasados, los que han nacido primero, idea que en armenio se sintetiza con una palabra (dohm) cuya exacta acepción es difícil en idioma español, concepto fundamental del que procede uno de los principios dominantes y directivos de la prehistoria de los armenios. Fue una concepción primaria acerca de la existencia de unidad de sangre que circula en todos los miembros de una estirpe a través de la serie de generaciones que comparten la misma creencia totémico-religiosa. El progreso humano, la vida, la muerte y la complejidad de las verdaderas causas acerca del origen y presencia de la estirpe, la ausencia de manifestación de los antepasados lejanos, la perduración de las generaciones y otras circunstancias impulsaron la elemental idea de que la estirpe del clan existió desde un principio y fue fundada por un determinado animal o vegetal. Para comprender al hombre prehistórico es necesario admitir que veía semejanzas entre él y el animal porque tenían algo en común y es que de todos, al herirlos, manaba sangre y muchas razas de cazadores arcaicos denominaban “hermanos y hermanas” a sus animales totémicos, los hospedaban, trataban de congraciarse y purificar las faltas que hubieran podido cometer contra ellos. Por esta vía, paulatinamente, se modeló una de las formas más antiguas del pensamiento socio-religioso, el totemismo, llamado a cumplir un papel importante en la vida espiritual prehistórica, y al cual nos hemos referido parcialmente en páginas precedentes. Según el totemismo, cada estirpe genera determinado tótem de animales, vegetales, personas legendarias o materias a las que se atribuía significado espiritual, y más precisamente, hierático. Los seres o entes totémicos, sacralizados, eran adorados y las comunidades de la estirpe eran denominadas con el nombre del animal o vegetal o persona idolatrados135. En la etnografía y en la creación popular de los armenios 135

Turian, Eghishé, La religión de los armenios o mitología armenia, Jerusalem, 1933, II, 4.

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se conservaron muchas reviviscencias del totemismo. Aun a comienzos del siglo XX d.C., en conventos cristianos de Van136, Mush, Sighert, se guardaban restos de machos y hembras de búfalos, toros, vacas, que eran adorados por todo el pueblo. El etnógrafo armenio Khachik Samuelian, en su obra La antigua cultura de Armenia, publicada en Ereván en 1931, compara estos datos con nombres de personas y localidades, y concluye en que las estirpes de esos animales pueden haber estado vinculados con tótems de pájaros e insectos. Durante la organizacón de agrupaciones clanicas totémicas musterienses se sucedieron los ritos de adoración de los muertos y de los ancestros. Es a fines del paleolítico superior que aparecieron los primeros monumentos funerarios, en los que se observan indicadores que demuestran la existencia de un tránsito del régimen de matriarcado al sistema patriarcal. Estas dos etapas no presentan un hiato; mantienen una relación sucesiva de milenios en el nivel más simple y natural de la organización en clanes, es decir, la forma fundamental de división social compuesta por comunidades matriarcales primero, y patriarcales después. El la estirpe clánica se diferencia del linaje. En el linaje, como en el clan, los individuos son también descendientes de un mismo ancestro pero con la característica de que la filiación genealógica puede ser precisada. El linaje, por esta causa, apareció muchos milenios después, con el sedentarismo, la costumbre de enterrar en necrópolis, la organización de consejos de ancianos, que ya son varones, pues el linaje es creación del patriarcado. Con el avance del patriarcado el poder será personal, ejercido por un jerarca rodeado por ese consejo de ancianos. Las necrópolis, con todas sus características de construcción y por la cantidad de objetos que acompañarían en la vida ultraterrena a la persona inhumada, son los primeros vestigios de vinculación de los presentes con el futuro inmediato, concepto del que carecían hasta entonces los primitivos habitantes de la Altiplanicie. Esto explica que sus antecesores paleoantrópidos no hayan dejado huellas de una cultura material porque no tenían conciencia del presente, del pasado ni del futuro. No tenían añoranzas hacia antepasados ni esperanzas en generaciones futuras. Como efecto de la supervivencia del seminomadismo que caracterizaba a los hombres del período anterior, durante el mesolítico los rebaños humanos estuvieron un tiempo en un lugar, luego se trasladaron a las orillas de un río o a un lago cercano y más tarde a un bosque, a la ladera de una montaña y, en especial, se refugiaron en cavernas. Por los hallazgos habidos en el interior de cavernas correspondientes al mesolítico, se supone que éste fue el habitat preferente y que en él conservaron costumbres del régimen matriarcal. Los arqueólogos descubrieron pequeños poblados con viviendas semisubterráneas en las que encontraron hogares, construidos sobre leves hondonadas circulares. Por estas viviendas sabemos que durante la estación invernal, los hombres, agrupados en unidades familiares, se afincaron en llanuras bajas desde donde persiguieron a pequeñas presas de caza y, al llegar el verano, escalaron hasta llegar a zonas altas de las montañas en cuyos peñascos se radicaron temporariamente dedicados a la caza mayor. La transformación del mundo natural que los rodeaba se proyectó sobre el gradual paso de su condición, que hasta entonces había sido de recolectores y cazadores, a la de agricultores y pastores prehistóricos, quienes lograron nuevas especies vegetales y criaron y domesticaron mejores tipos zoológicos; hay rastros de que a fines del mesolítico el hombre intentó dedicarse a la labranza; es posible que en distintas zonas de la Altiplanicie hayan aparecido esos primeros embriones de trabajo de la tierra al que no se puede todavía denominar agricultura sino, a lo sumo, horticultura, y que hayan alcanzado algún progreso tecnológico; investigaciones 136 A lo largo de la Historia, Van, ciudad de la provincia Dosb, en la Gran Armenia, sobre el litoral Este del lago del mismo nombre, recibió diversos nombres: Van-Dosp, Van Dosbá, ciudad de Shamiram, Shamiramashén, Shamiramakert, Iervantaván, ciudad de Amaradán. Se supone que su denominación deriva de las inscripciones cuneiformes en las que el territorio es denominado Biainili. La leyenda popular atribuye su fundación a la reina asiria Shamiram (Semiramis). Históricamente fue fundada por Sarduri I, rey de Urartú (835-825 a.C.) con el nombre Dushbá, donde instaló la capital de su reino.

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botánicas sustentan la hipótesis de que la Altiplanicie Armenia fue un centro de expansión universal de cultivos vegetales, en especial la región de temprano desarrollo del fértil creciente de los ríos Eufrates y Tigris, cuya agricultura se difundió por toda la Altiplanicie. En el mesolítico se conservó la organización social basada en torno a la pareja familiar que había comenzado a formarse en la época del matriarcado. Lazos recíprocos y coercitivos entre dos o más clanes exogámicos fueron embrión de la futura compleja organización de forma tribal. Los clanes de Arzn, por ejemplo, tendieron hacia formas comunitarias más organizadas. En aquel proceso de ordenamiento en clanes, tuvieron gran significación las estirpes. No estuvieron aislados como antes sino organizados como un nuevo tipo complejo surgido de la unificación de comunidades simples ahora integradas en forma excluyente con miembros de comunidades foráneas pero con las que estaban étnicamente emparentadas. Estas uniones se mantuvieron dentro de las ramas consanguíneas, tal como ya venía ocurriendo en el paleolítico superior. La mujer participaba a la par del hombre y quizás en posición preeminente en ceremonias religiosas comunitarias, en especial en aquéllas en las que no había desaparecido totalmente el régimen del matriarcado y donde la pareja era aun endogámica. La unión de comunidades de estirpes paisanas, incluidas las que después de varios milenios precederían a las armenias, propició la formación el clan. La generación de las nuevas actividades agrícola-pastoriles favoreció a la interrelación de clanes y comunidades que, debido a la exogamia consanguínea, ya desde el paleolítico superior mantuvieron más estrechas vinculaciones. En determinados casos, el estrechamiento de lazos entre clanes extraños coadyuvó a la compactación poblacional en un territorio relativamente demarcado. Esta característica gregaria y tendiente al sedentarismo contribuyó a que perduraran y se ciñeran más los nexos entre clanes, los que alentaron nuevas creaciones, intercambiaron y difundieron conocimientos culturales y en algunos casos produjeron la expansión de técnicas microlíticas. Las unidades étnicas se interpenetraron y partes de ellas se mezclaron, fenómeno que, como veremos más adelante, se seguirá desarrollando en lo sucesivo, en gran escala. Este dinamismo social no afectó a la existente cohesión de la base étnica, que mantuvo relativa solidez. La superpoblación de los núcleos territoriales unificados y el agudo descenso de las temperaturas en las estaciones invernales provocaron su división interna y el éxodo de una parte hacia áreas más favorables que antes habían estado ocupadas por glaciares, donde intentaron establecer nuevos asentamientos. Después de transcurrir otros varios milenios, como efecto de la atomización de los clanes se formarían endebles y transitorias unidades tribales. La segmentación de los humanos en ordenamientos de clanes separados facilitó la difusión de métodos para hallar medios de subsistencia y el uso de “dialectos” propios, comprendidos por centenares y por miles de hombres y mujeres.

NACIMIENTO DEL ARTE Los monumentos arqueológicos de la Prehistoria son desproporcionadamente más numerosos que las pinturas y esculturas de ese período. La sustancia del arte se encuentra fundamentalmente en lugares rocosos. La esencia de la cuestión es que sólo con esta particularidad local es probable la producción de creaciones artísticas que, no obstante, no es obligatoria. Fueron propicios los peñascos profundos en los que los hombres moraban; desde este punto de vista son más los peñascos que fueron habitados que aquéllos en los que fueron descubiertas pinturas y grabados sobre rocas137. Es sugestivo que en los tiempos contemporáneos no haya planisferios con ubicaciones de inscripciones rupestres en la Manusharian, Alexandr, El diagrama geográfico del arte prehistórico, Revista Histórico-Filológica, Ereván, 2003, 193. 137

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altiplanicie armenia, por ejemplo; sólo están difundidos mapas locales y generalmente referentes a América del Norte y Europa, que ilustran las descripciones del texto. Comúnmente se los encuentra en libros de arte y en algunos casos de arte prehistórico, respondiendo al interés personal o al métier del autor y, en ocasiones, omitiendo también monumentos arqueológicos de Africa y Asia. La creación de monumentos de arte prehistórico data de 40.000 años, período en el que el hombre pintó o esculpió escenas de la vida de esa remotísima época, no de todos los pueblos ni de todos los lugares. Es posible que el origen del arte pictórico se haya limitado a zonas donde había minerales con los que podían preparar pinturas; que el cerámico haya surgido en regiones en las que había arcilla; pero por qué las inscripciones rupestres fueron creadas primordialmente en ciertos centros geográficos, por ejemplo en torno al lago Seván y en Siunik. Como señala Harutiún A. Martirosian, “en las cumbres de las montañas armenias, en las alpinas laderas, dentro de profundas grietas, en lampiños espejos de peñascos e incluso en lisos filos de láminas, en llanuras volcánicas, y sobre decenas de centenas de kilómetros, están diseminadas extensas “exposiciones de cuadros” del arte prehistórico que desde las bases del Arakats llegan a las laderas de los Tauros Armenios, a las fronteras de Irak y hasta a la Siriana-Palestina. Especialmente haypiélagos de grandes y significativasfiguras rupestres en las adyacencias del litoral del lago Seván que bordean las cumbres y laderas de Keghamá, Vardenís, Chermuk, Siuniats y en Kotaik, Kavar, Martuní, Ieghegnatsor, Hatsaván y otras regiones”138. Esas producciones estuvieron vinculadas al sedentarismo; sin embargo, los núcleos humanos no se asentaron perdurablemente en un lugar y en cambio emigraron por diversas razones. Y en cuanto a esto último, con referencia a la Altiplanicie Armenia por ejemplo, es sorprendente la clara evidencia de las trayectorias seguidas en aquellos traslados masivos: en diferentes etapas de la historia de sus habitantes son patentes orientaciones fundamentales, repetidas y frecuentes de esos movimientos migratorios, como consecuencia de las cuales arraigaron asentamientos étnicos en determinados lugares. En tal sentido es significativa la reiterada orientación Este-Oeste de sus trayectorias139. La arqueología brinda testimonios: Henri Breuil afirma que la población prehistórica de Solutré140 fue originaria de Oriente; sostiene que los magdalenienses también provinieron de Oriente, entendiendo específicamente por Oriente al Lejano Oriente, entre ellos los mongoles, que aparecieron con sus aterradoras invasiones en el siglo XI de nuestra Era141. W.W. Howell considera que el hombre racional es oriundo de Africa y que arribó a Occidente pasando por Cercano Oriente142. A estas consideraciones hay que agregar la similitud y hasta la identidad en las representaciones pictóricas y rupestres descubiertas en lugares que distan decenas de miles de kilómetros entre sí, por ejemplo, las estatuillas de la mujer grávida y otras del hombre con cuernos, coincidencias que sólo pueden atribuirse a sus respectivas figuraciones religiosas. Expertos científicos como K. Karakhanian y B. Safian afirman que las inscripciones rupestres de Siunik, por ejemplo, corresponden cronológicamente a los milenios V a II a.C., es decir que son muestras de la herencia cultural que se originó en el mesolítico. Desde la prehistoria, el arte es una actividad necesaria para la persona y para la comunidad; el arte, imprescindible para el hombre, lo perfecciona y lo faculta a trascender el mundo natural y racional. Para León Tolstoy las artes sirven primariamente como un medium de comunicación espiritual, ayudando a crear lazos de fraternidad humana. Para

138Martirosian, H.A. e Israielian, H.R., Monumentos Arqueológicos de Armenia, Inscripciones rupestres de los montes Keghamá, Ereván, 1971, 6. 139 Manusharian, Alexandr, El diagrama geográfico del arte prehistórico, op. cit., 194. 140 Estación prehistórica en Vignobles, Francia, donde se hallaron piedras talladas. 141 Breuil, Henri, Les subdivisions du paléolithique superieur et leurs significations. Congres international d’Archéologie préhistorique. Compte rendu de la XIV session, T.I, Genéve, 1913, 20, citado por Manusharian, Alexandr, El diagrama geográfico del arteprehistórico, op. cit., 194, n. 3. 142 Howell, W.W., Human evolution, T. V, N 5, 1976, 479-480, citado por Manusharian, Alexandr, El diagrama geográfico del arteprehistórico, op. cit., 194, n. 4.

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Freud el origen del arte es emoción o expresión subconsciente más que imitación o comunicación; a través del arte el hombre sublima la emoción o el deseo; Freud se conecta así con la teoría de Aristóteles quien trata de describir la catarsis o purgación emocional que es un efecto del placer artístico. ¿Cómo reconstruir aquel impulso íntimo que llevó al artista rupestre a la decisión de abordar el nacimiento de su obra? ¿Necesidad de comunicarse, de expresarse, de imitar la realidad que lo rodeaba? Crear ¿no sería una forma de afirmar su libertad individual contra cualquier represión que afecte a su alma? ¿ sería un acto de fe? ¿O sería la asunción de una función docente frente a su comunidad? En las inscripciones rupestres es evidente que el artista deja constancia de la concepción figurativa que tenía la sociedad primitiva, del teriomorfismo de su tiempo. Es muy difícil dar una explicación de lo que ocurría en su fuero íntimo mientras desarrollaba una labor tan ruda y por tan largos períodos de tiempo. Más difícil aún es descifrar el misterio del tránsito de la inspiración previa hasta llegar a la materialización de su creación artística. Para penetrar en ese abismo insondable sería necesario conocer las biografías de cada uno de aquellos hombres prehistóricos que desafiaron los vientos helados y los abrasadores soles, armados de sus rudimentarias mazas y puntas para legarnos el fruto de sus concepciones, legado muchas veces o siempre procedente de sus figuraciones religiosas. Yendo más atrás aun, sería menester saber acerca de su experiencia evolutiva en la técnica de fabricar la maza y la punta adecuada para hacer trazos finos, surcos gruesos y hoyuelos en la roca basáltica o en la obsidiana. Con el arte, el hombre prehistórico se eligió distinto del animal y asumió el señorío no sólo sobre el mundo que lo rodeaba sino también sobre el del sueño. Armado del arte se interpretó a sí mismo y gracias al arte no quedó espacio que no pudiera conocer ni frontera que le impidera crear. Asimismo, el arte, además de la inspiración del artista, recibe el reflejo de las condiciones de vida de su cosmos. El arte, consubstanciado con el hombre, lo acompaña dondequiera que vaya, en las vicisitudes, conversiones y transformaciones que entrañan milenios de generaciones.

EL MITO Eliade expresa con lucidez: “En la historia del pensamiento humano se diferencian dos posiciones: la de razonar sin establecer una relación con la realidad objetiva, o la de atribuir un determinado sentido a la realidad. Son dos fundamentales manifestaciónes de la visión que el hombre tiene acerca de la vida, de la Naturalezay de la sociedad, es decir, la mitológicay la filosófica. Desde lo cultural-gnoseológico el paso de una posición a la otra es el punto de enlace en el proceso evolutivo que se siguió en cuanto a la concepción del mundo, ya que expresa el tránsito del pensamiento humano desde el ámbito de lo fantástico hacia el dominio del raciocinio, desde el pensamiento sensible-emocional e inmediatamente figurativo, hacia el lógico. En ese tránsito es notable cierto combate entre figuraciones y costumbres localesy mitos, por un lado; y, por el otro, la agonía del pensamiento mitológicoy la elevación del filosófico. Son formas inconscientes de perfeccionamiento del pensamiento acerca de la naturalezay de la sociedad que se generan en la imaginación mitológica populary se desarrollan a través de esa misma imaginación. Es la primera tentativa de figurarse creativamentey de explicar la Naturalezay la sociedad. El mito es, para el hombre arcaico, una cuestión de la mayor importancia. El mito le enseña las historias primordiales que lo formaron bajo el respeto a la existenciay a todo aquello que tiene relación con su existencia”143. La mitología armenia cobró forma organizada definitiva posteriormente, en los tiempos históricos. Sin embargo, sus raíces proceden de las más remotas profundidades de la prehistoria; porque el mito es un relato en el cual los protagonistas son seres divinos y héroes cuyas acciones se desarrollan en el origen del mundo natural144; es una creación individual o colectiva generada por intuición, que irrumpe en el mundo natural y provee al 143 144

Eliade, Mircea, Aspects du mythe, Paris, 1963, 22/23. Cassirer, Ernst, Il pensiero mitico, Firenze, 1964, 151.

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hombre parado en el umbral comunicante de lo homínido con lo racional, y le brinda revelaciones para que las convierta en objeto de veneración y culto. Como parte constituyente de la cultura espiritual y como modo de pensar anterior a la filosofía acerca de la comprensión y explicación del mundo, el mito dio forma inicial al ulterior desarrollo del conocimiento humano cuando aun no se habían trazado las fronteras entre la imaginación, la fe y el saber, cuando lo real y lo ideal estaban identificados. Georges Dumézil opinaba que el mito existe para “expresar dramáticamente la ideología bajo la cual vive una sociedad; no solamente para ofrecer a su conciencia los valores que reconoce y los ideales que persigue de generación en generación, sino, primordialmente, para expresar su verdadera esencia y estructura, los elementos, conexiones, equilibrios y tensiones que la constituyen; para justificar las normas y prácticas tradicionales sin las cuales, dentro de una sociedad todo podría desintegrarse” 145. El mito se interpreta en función de las necesidades de una cultura exclusivamente oral. Incapaz de tornar inteligible y claro lo que no comprendía de los fenómenos naturales y sociales, el hombre prehistórico optó por establecer lazos entre lo que se figuraba y la realidad, por crear diversos espíritus, entes zoomorfos y un ordenamiento de mitos y dioses. En la medida en que debe sostener y justificar una determinada realidad de la cual el hombre tiene necesidad, el mito es una acción sagrada. Esto explica la decisiva influencia que la mitología ejerció sobre el arte y la filosofía. El espíritu humano, apoyando su pie sobre la filología comparada, en particular con el estudio de las raíces de las lenguas indoeuropeas y en especial las del sánscrito, ascendió hasta llegar a la mitología. En este sentido podría decirse con una metáfora que el mito es el perno que permitió el giro del hombre primitivo hacia la iluminación del saber. Al respecto, Ernst Cassirer cita a Herbert Spencer, para quien la veneración mítico-religiosa de los fenómenos naturales, como, por ejemplo, el sol y la luna, se origina en una equivocada interpretación de los nombres que los hombres aplicaron a estos objetos146. Max Müller, adoptando el método del análisis filológico, señala la conexión existente entre lenguaje y mito. Para Müller “la mitología es inevitable, es natural, es una necesidad inherente al lenguaje, si reconocemos en el lenguaje el aspecto externo de la forma y manifestación del pensamiento; de hecho es la oscura sombra que el lenguaje echa sobre el pensamiento y que no puede desaparecer hasta que el lenguaje sea totalmente medido con el pensamiento, lo que nunca ocurre. La mitología, sin duda, prorrumpe más fieramente en las etapas tempranas de la historia del pensamiento humano, pero nunca desaparece enteramente. Hay una mitología hoy como la hubo en tiempo de Homero, sólo que no la percibimos porque vivimos en medio de su sombra, y porque eludimos la meridiana luz de la verdad… La mitología, en el más elevado sentido, es el poder ejercido por el lenguaje pensado en todas las esferas posibles de la actividad mental”.147 Para la incorporación del mito a la vida era menester la admisión previa de un pasado y un devenir dinámicos; el hombre, para orientar su avance, consintió estos dos presupuestos con naturalidad y atribuyó al mito mayor vigencia que a la racionalidad, de la que había estado privado hasta entonces. Para que hoy comprendamos este paso fundamental - casi podría decirse este vuelo fundamental - sirvieron los objetos descubiertos en excavaciones de la arqueología oriental, aunque resultan a veces insuficientes. En una primera etapa, según las arcaicas figuraciones religiosas, los combates terrenales que lidiaban las fracciones sociales o los jefes grupales fueron proyectados en dramas en los que esas luchas eran libradas en un plano superior entre dioses protagonistas, es decir, en las que los humanos eran meros espectadores admirados ante la grandeza y potencialidad divinas. En figuraciones posteriores, ya no existió la separación en dos planos pues ya fueron aquellos jefes y héroes humanos los que se metamorfosearon asumiendo directa y personalmente carácter divino. Por fin, aquella lucha cobró forma de Dumézil, Georges, The Destiny ofthe Warrior, Chicago, 1970, 3. Cassirer, Ernst, Language and Mith, New York, 1946, 3. 147 Müller, Max, The philosophy of mythology, anexo a la Introducción de la ciencia de la religión, London, 1873, citado por Cassirer, op. cit., 5. 145 146

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configuración ritual o mito, transmitida en forma oral por vía cultural hereditaria durante generaciones y después se convirtió en cimiento de la organización de instituciones sociales. Mircea Eliade distingue entre tiempo sagrado que, transcurrido, se transforma en pasado; pero al que el hombre da reviviscencia y presencia actual mediante actos rituales profanos, o mitos148. Levi-Strauss examinó la configuración de los mitos y destacó que en la mayoría de los casos, aunque tenían como escenarios territorios diferentes y se desarrollaban en tiempos distintos, las peripecias de sus argumentos son similares149; en el proceso de formación de los mitos, tales argumentos fueron idénticos: nacimiento de los dioses, origen de la Naturaleza, creación del hombre, y vida después de la muerte. Las figuraciones religiosas prehistóricas adquirieron, pues, forma mítica, con los rituales litúrgicos tribales. Como explica Calonne, es notoriamente difícil definir con exactitud las categorías de rito, folklore, leyenda, fábula y distinguirlas del mito 150 y en el trance hay que compensar la carencia con la exégesis alegórica, la fantasía y hasta con la poesía. Como reflexiona Carlos Alberto Merlino, “La palabra poética tiene su limitación y su grandeza: limitación nacida del hombre que la contiene, absorbe y restituye; grandeza, porque nos permite superar el mundo de los límites –finito-, el universo natural, para sumergirnos en aquel universo que el natural simboliza”151. Munido del arte y la filosofía, el investigador profundiza en el mito el conocimiento de las relaciones existentes entre las ideas económico-sociales de los diversos clanes, las características de sucesivos períodos históricos, y las formas de vida de las sociedades antiguas. Y refleja estas características sociales en las de sus dioses.

.EL RITMO El análisis del hombre prehistórico suscita en el investigador la necesidad de apreciar el desarrollo artístico en un panorama de conjunto, generalizar los resultados obtenidos del pasado y extraer de ellos los más valiosos. Es menester aislar del material en estudio los componentes más importantes. Uno de ellos es el ritmo. Analizando las escenas de caza representadas en las inscripciones rupestres llegamos a la conclusión de que tal como ocurrió con respecto a la recolección de frutos, el hombre descubrió que de la cuerda del arco que utilizaba para cazar, emana un sonido estando tensa; sonido que varía si sus dedos ejercen una presión, que se agudiza o agrava según el punto en que es presionada y que se repite idéntica en el mismo lugar, es decir que se puede reproducir a su voluntad. A través de milenios, estos sonidos, acompañados por el batir de palmas de quienes los oyen, en una sucesión de silencios, adquirirán forma rítmica. A esta vibración de la cuerda se unirán el ritmo de la percusión y la voz humana imitando el grito del animal perseguido y sus movimientos. Surge de este modo una música ritual de captura y muerte de animales salvajes, resultante de un prolongado proceso de persecución, de búsqueda incesante y minuciosa, casi obsesiva, de la presa. Música entonada por todos los bien participantes, o por un grupo coral o por un solista preferido por sus dotes para despertar exaltante emoción o para excitar la agresividad marcial. Así, personas de edad más avanzada recogieron y guardaron dentro de modulaciones de sus voces, palmadas Eliade, Mircea, Historia de las creencias y de las ideas religiosas, I, op. cit., 38 y ss. Levi-Strauss, 150 Calonne, David Stephen, Georges Dumézil and Armenian Mith, en Armenian Review, Winter 1991, Volume 44, Number 4/176, pp. 37-49. 151 Merlino, C.A., El amory la poesía en el hombre, Buenos Aires, 1965, 94. 151 Eliade, Mircea, Historia de las creencias y de las ideas religiosas, I, op. cit., 38 y ss. 151 Levi-Strauss, 151 Calonne, David Stephen, Georges Dumézil and Armenian Mith, en Armenian Review, Winter 1991, Volume 44, Number 4/176, pp. 37-49. 151 Merlino, C.A., El amory la poesía en el hombre, Buenos Aires, 1965, 94. 148 149

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rítmicas y movimientos acompasados de los pies y del cuerpo, acontecimientos apasionantes de la narrativa histórica y también ficciones, que transmitieron a los más jóvenes con un barniz formal de sacralidad y hasta de poesía. Desde el paleolítico, durante las ceremonias de adoración, en especial las relacionadas con la fecundación y fructificación, participaban auxiliares, que unían rudimentarios instrumentos a los cánticos y danzas rituales. Los practicantes de la cultura indoeuropea crearon sus propios mitos y concepciones teogónicas; en sus celebraciones, que eran generalmente al aire libre, sacrificaban víctimas vegetales, animales y humanas, que eran consumidas por las llamas del hogar o de un fuego que se encendía en un recipiente sobre el ara, atribuyendo a las palabras formularias y a los cánticos un valor mágico, pronunciadas o entonadas por individuos que eran iniciados en esa labor por los magos. La función de estos artistas consistió primero en un rito mágico-religioso basado sobre la repetición y alternancia de ruidos, sonidos y entonaciones. Y más tarde en la progresión de esos ritmos. En estas ceremonias la masa de acólitos se dividía a veces en grupos que simulaban desarrollar un combate entre partes adversarias en las que finalmente salía airoso el grupo previamente designado por el mago152. Más tarde, en las inscripciones rupestres se evidencia la presencia del placer de producir, oír y ver una sucesión regular en el tiempo, de sonidos, acentos, cadencias, movimientos. Este proceso se expresó en figuras decorativas grabadas sobre objetos de piedra y de cerámica en las que un círculo es seguido por otro de mayor tamaño y otro más grande aun, y así sucesivamente, siguiendo un compás. El ordenamiento sucesivo de elementos homogéneos, que está en la base del ritmo, es observable también en armonizaciones de las inscripciones rupestres. En tal sentido es interesante la concordancia rítmica existente entre inscripciones halladas en lugares distintos. En especial son destacables y ocupan un lugar más importante las estructuras con ritmos numéricos impares porque son más complejas. A menudo, en representaciones antropomorfas o zoomorfas, en dedos de las manos o en la cornamenta de animales encontramos figuras hiperbólicas, desmesuradas, a veces en planos dobles, que nos hacen pensar que el grabador prehistórico tuvo un pensamiento creativo más complejo. Las astas muy ramificadas, de medidas grandes en exceso, por más que se basen en el aspecto natural del animal, hablan acerca del intento de una figuración más abstracta, de un deseo de representar una parte del cuerpo simbolizando reemplazar al total. En gran parte, la base de los números pares es la simetría. En una primera observación, el ritmo parejo puede parecer sencillo; en lo fundamental, es una estructura de figuras encontradas. Sin embargo su estudio especializado y su análisis, a menudo terminan en presunciones explicativas bastante complicadas, ligadas a las figuraciones que el hombre primitivo tuvo acerca del universo153. La invención de instrumentos musicales estaba íntima e inmediatamente relacionada con la imaginación prehistórica acerca de la creación del universo; al respecto es ilustrativo el dibujo descubierto sobre un disco de Ras Shamra (Ugarit), en Siria. En él se ve un dibujo frontal simétrico del par de ojos del dios Kor entre los cuales está erguido un instrumento semejante al ud perteneciente a mediados del milenio I a.C., posición que refleja la simbología prehistórica acerca de la creación del mundo. La caja de resonancia de instrumentos similares al ud está dibujada hacia abajo, donde está el punto de apoyo o raíz; el cuello vertical, hacia arriba, copiando el renacimiento del reino vegetal; a ambos lados de las cuerdas, la presencia de los ojos de Kor simbolizaba la resurrección del fallecido. Esta posición coincide con la de dibujos del monumento arqueológico de Çatal Huyuk, pertenecientes al neolítico temprano y con recipientes de arcilla de Blur de la Edad del Bronce temprana. Eliade, Mircea, Historia de las creencias y de las ideas religiosas, op. cit., 206. Temirkhanian, A.R., y Frolov, B.A., Las inscripciones rupestres de Armenia e Italia, sus coincidencias y paralelos, en Historia de la sociedad prehistórica, (en ruso), Moscú, 1983, 384 y ss.

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Correspondientes a períodos muy posteriores – milenios VII a III a.C. -, en inscripciones rupestres vemos a dos hermanos danzando, representando, posiblemente lo que sería reproducido en el símbolo zodiacal de Géminis, es decir, con simbolismo religioso. Las escenas de baile están acompañadas por figuras zoomórficas que acentúan el sentido ritual de la danza; es llamativo que no estén representados instrumentos musicales, lo que permite pensar que el ritmo era marcado con las palmas de las manos, bajo la dirección del mago; el hallazgo de abolladuras en algunos recipientes metálicos también indican que eran objeto de percusión y que la melodía provendría de voces humanas, probablemente corales. El elemento constantemente presente en la naturaleza de esta combinación de ruidos y pausas que resulta gratificante al hombre, es la repetición armónica, periódica, estética, ritual y mágica de símbolos litúrgicos, tal como ocurre en otros ámbitos humanos. En varias inscripciones rupestres, especialmente en las escenas de caza, hay figuras antropomórficas cubiertas de máscaras; la interpretación dada a la razón de ser de esos artificios es la de la intención de los cazadores de inspirar temor en las presas que son objeto de ataque; por esta causa esas máscaras tienen aspecto pavoroso. En la máscara está también el deseo de parecerse más a la presa para tenderle una emboscada; la apariencia disfrazada tenía un significado mágico-religioso que explica el sentido de ciertos bailes de caza en los que los danzantes lucen máscaras figurando ser animales, imitando sus gritos y saltos, con intención de cautivarlos y finalmente domeñarlos. En Egipto del III milenio a.C. se halló un relieve que “describe” un conjunto de danza; en un friso central de dicho relieve, hay cinco bailarinas con los brazos levantados en la misma posición, formando singulares rombos. Hay varios instrumentos musicales antiguos y dos personas aplauden seguramente llevando el ritmo. En excavaciones realizadas en un templo del Sur de Babilonia se encontró, sobre un valioso ánfora del IV-III milenio a.C., el dibujo de una orquesta; en él está representado el paso marcado por los músicos: los dos primeros tocan un instrumento que con el tiempo se parecería a una lira con caja de resonancia, con 7 y 5 cuerdas; su forma es tan perfecta que debe haber sido usado durante un prolongado período hasta alcanzar ese nivel. En Ugarit fue descubierto un objeto de arcilla del II milenio a.C. en el que hay notaciones cuneiformes de un himno religioso hurrita. Es difícil que el hallazgo de este documento, que corresponde a una costumbre de la época y del lugar, no se haya difundido por todo Oriente. Por otra parte, es natural que existieran festejos por diversos motivos, en especial por nacimientos, cosechas, lluvias, victorias sobre presas de caza, ritos sacrales y cultos al Sol y a la Luna. Si bien no tenemos fundamentos demostrativos de estas realidades que distan milenios de nosotros, podemos recurrir a pruebas indiciarias; una columna de humo se eleva del otro lado de una colina lejana: no es necesario que vayamos hasta allá, porque sabemos que allende el cerro hay un fuego que origina ese humo. Entonces conjeturamos. Análogamente, en el terreno de las hipótesis, no podemos imaginar fiestas en silencio y sin libaciones de bebidas alcohólicas. Investigaciones arqueológicas evidencian que en inscripciones rupestres del IV milenio a.C. determinadas posiciones y movimientos del cuerpo y de las manos expresaban una especie de idioma que debían completar los contenidos de cánticos, sus melodías y ritmos. Junto con los bailes y los cantos, deben haber usado instrumentos musicales, de los cuales, los más simples son los de percusión. Otro dato es que la caña, por ejemplo, era utilizada como material de construcción de casas; también para confeccionar cortinas y para quemarlas en celebraciones religiosas. Lo elemental y lógico es que hayan intentado soplar a través de la caña y al obtener sonidos, trataran de acompañar sus cantos con la caña transformada en instrumento. Además de la caña, mucho después existió la costumbre de ahuecar la rama del sauce recién brotada(shiv) para fabricar un tipo de flauta, el shví.

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El nombre del instrumento llamado “tmpuk”, es de origen indoeuropeo, lo mismo que tambor, timbal o tímpano; es un instrumento de percusión que consta de un gran vaso hemisférico o cilíndrico cubierto con un parche de cuero curtido sobre el que el ejecutante golpea con las manos o con dos mazas. Por su simplicidad es un instrumento antiquísimo que en el pueblo tenía una significación erótica: se lo llamaba “tambor matrimonial”; la expresión golpear el tmpuk era sinónima a la de tener relación carnal y “tmpagahar”, sinónimo de “virgen”. El filólogo Hrachia Acharian en su diccionario de raíces armenias menciona, como una de las acepciones del vocablo “tmpuk”, la de “viginidad femenina”154 El tmpuk es parecido al más armenio dgholactual. El arco y la flecha, además de su uso como armas, tuvieron una significación litúrgica; la distensión del arco, al ser utilizado como arma, suscita un sonido muy particular; esta circunstancia indujo, con el tiempo, a adjuntarle una calabaza hueca, es decir, una caja de resonancia, que fue nacimiento del laúd. En el monumento arqueológico de Karashamb, que data de principios del II milenio a.C., hay símbolos que parecen representar a una lira y una trompeta; un cuerno de caza, instrumento de 17 centímetros, aproximadamente, fue hallado en un poblado cercano al lago Seván, del milenio I a.C.; acerca de él hay una tradición recogida por escritores posteriores quienes recuerdan que el rey Drtad lo hacía sonar advirtiendo el comienzo del año en el mes de Navasart. Además estaba extendida la costumbre de usar cascabeles en ciertas ceremonias religiosas y en danzas durante los milenios I y II a.C. Estos objetos eran también usados como adornos femeninos en aros, collares y brazaletes y como amuletos para alejar las brujerías. Es casi seguro que estos documentos y objetos, que corresponden a costumbres de la época y del lugar, se hayan difundido por todo Oriente, incluída la Altiplanicie Armenia. Aplicado al trabajo, el ritmo de la labor comunitaria fue un factor de unidad que facilitaba un mayor rendimiento a quienes trabajaban. Les complacía efectuar movimientos coordinados y pronunciar voces al mismo tiempo porque muy probablemente este dinamismo físico estaba acompañado por emociones y sentimientos positivos que aminoraban la penuria del trabajo. El ritmo, que apareció con la labor del hombre individual, pasó luego a la observación del “goteo” sonoro que atrajo a los hombres que estaban cerca de él y así como por instinto gregario formaron grupos convivientes, también se agruparon y acompañaron para producir ruidos unísonos y pausas de conjunto. Sus oídos crearon entre ellos un lazo de unión espiritual y los ruidos asumieron carácter propio del clan, diferenciante, étnico. Sintieron que ingresaban en un trance superior, al que atribuyeron contenidos simbólicos y hasta de naturaleza totémica. El ritmo tuvo perduración valiéndose de la memoria, conservando estribillos mnemotécnicos. Posiblemente existían ritmos distintos, acompañados de cantos para cada tipo de ceremonia, los que eran aprendidos por los adultos y enseñados a los niños; de este modo se suscitaría la tradición generacional de creencias, ritos y narraciones legendarias, así como una psicología distintiva, característica de cada clan. El ritmo fue la organización mimética de ruidos parecidos que sirvió de introducción a la danza. Posiblemente, el hombre bailaba solo y para propia satisfacción, sin seguir ningún orden. Con los milenios, mientras un danzante o un grupo de ellos celebraba ceremonias rituales consistentes en movimientos del cuerpo con una o varias pisadas fuertes contra el suelo, o alternando pisadas fuertes con débiles, otros ofrecían danzas colectivas en las que se tomarían de las manos o de los brazos, con entonaciones sin letras o repitiendo estribillos onomatopéyicos acompañados por palmadas o golpes de piedras contra piedras o contra trozos de madera, sin descartar algún sacrificio animal o humano, y purificaciones mediante la cremación, la asperción de agua o de ceniza. Las danzas coordinadas con participación de todos o algunos, agrupados en su conjunto y separados por sexo, 154

Acharian, Hrachia, Diccionario de Raíces Armenias, Ereván, 1973, II, 189, verbo tmpuk.

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entrañaría una forma de “dramatización” de un mismo pensamiento o de idénticos sentimientos o de la búsqueda de iguales propósitos. Durante el matriarcado, es probable que quienes bailaban fueran varones y que lo hicieran en forma individual o en pareja con otro varón exhibiendo idoneidades acrobáticas frente a las mujeres y posiblemente con intención competitiva de seducción sexual. La coralización del grito infundiría energía y seguridad en la victoria aplicada tanto a la futura persecución de las presas de caza como al próximo choque contra grupos antagónicos humanos. En fin, voces, movimientos, ofrendas sacrales, crearían una atmósfera particular de alegría, o de agitación, o de calma.

EL SIMBOLO Y EL SIGNO Desde los milenios V-IV a.C. la evolución de la vida prehistórica en Oriente condujo imperiosamente hacia el origen y desarrollo de la letra. Progresaron primogénitas pero muy sagaces formas que semejan letras, sobre cuyos descifrados datos se fundaron los conocimientos referentes a las principales civilizaciones del mundo antiguo. Los jeroglíficos (de hieros, “pertinente a lo sagrado” y glýphein, “incidir, esculpir”) existieron en Egipto, Creta, en la Península Ibérica, Mongolia, China y otros lugares; los de la Altiplanicie Armenia del IV milenio a.C. se pluralizaron en el milenio III a.C. Aparecieron ideografías que con el desarrollo posterior llegaron hasta el milenio I a.C. Debía transcurrir casi una decena de milenios hasta que los jeroglíficos del milenio I. a.C. fueran representados en figuras de arcilla, en objetos de metal, en recipientes de cerámica; muchas de ellas acompañadas también por breves inscripciones cuneiformes. El símbolo es lo opuesto al realismo: es una simplificación, una abstracción; es un vínculo moral que sustituye al físico. La imagen simbólica, por analogía, por generalización, concentra, esquematizados, rasgos comunes a muchos equivalentes al hombre, animal, espíritu o divinidad representados. En realidad, la imagen simbólica representa a un espíritu, al espíritu del hombre, o al espíritu del animal o al espíritu del árbol o al espíritu de un ancestro, o a los espíritus de las demás fuerzas de la Naturaleza. El árbol de la vida o la cabra y las plantas; y las serpientes, que simbolizan a la diosa-tierra155, del mismo modo en que el sol, la esvástica o la espiral simbolizan al sol, son íconos de la divinidad, son emanaciones sobrenaturales, materializaciones figuradas de sus respectivos poderes invisibles. Lo expuesto no debe sugerir que el haber llegado al estadio de los símbolos implica que el hombre ascendió a un nivel de cultura superior: por el contrario, es testimonio de una mentalidad propia de los primitivos. De hecho, atribuye a la creación de la fantasía o del sueño la misma existencia real que incumbe a las cosas y a los hechos. Los primitivos, como los niños, no sabían distinguir entre pensar y ser; debido a esto algunos otros animales pueden reconocer símbolos pero no siempre signos. Recordemos el experimento del reflejo condicionado de Pavlov. El artista prehistórico aplicaba técnicas de espacio y proporción en sus dibujos rupestres; representó cálculos referentes a las divisiones del tiempo de los fenómenos naturales. Con ellos representó signos, las primeras herramientas de su cultura espiritual. Pero al atribuir tal contenido espiritual y emocional a esos dibujos, transformó los signos en símbolos. En sus análisis acerca del simbolismo de los sueños, de los síntomas y actos sintomáticos, Freud habla de “significación, intención, tendencia”. El problema fundamental reside en la naturaleza intrínseca del significado y en los modos de significación, que varían según las clases de cosas, por la función que cumplen como signos y las clases de cosas que significan. Con respecto a cosas que funcionan simbólicamente, la distinción primaria parece estar entre signos naturales y convencionales. En términos de la 155

Y, a veces, al espíritu del mal, cuya mordida es mortal.

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antigua distinción entre lo convencional y lo natural –que cambian de tiempo en tiempo y de lugar en lugar, y siempre y en todo lugar son lo mismo – nadie cuestionaría la convencionalidad de las palabras ni de otros símbolos no verbales, que son propios de un pueblo, de una cultura o de una época. De que las palabras son signos convencionales se desprende el problema central concerniente a su significado o significación. Palabras totalmente distintas en diferentes idiomas, pueden tener el mismo significado; y sonidos y formas gráficas idénticas pueden significar cosas distintas en diferentes idiomas. Otro problema, cuyo análisis particular excede al propósito de esta obra, plantea la siguiente cuestión: si sonidos y grafías que constituyen palabras pronunciadas o escritas, no poseen significado natural, de qué fuente obtienen los significados que tienen esos signos convencionales. Las palabras a las que estamos haciendo referencia son grafías y sonidos que en primera instancia carecen de sentido intrínseco y que adquieren significado cuando los hombres las usan para expresar sus pensamientos y vivencias. En cambio las ideas e imágenes son significativas cuando surgen en la mente; son signos naturales en el sentido de que su verdadera naturaleza parece ser la de significar. No adquieren significado; tampoco tienen significado, del mismo modo en que el humo, como signo natural del fuego, tiene un sentido que no es igual al del fuego sino que es su consecuencia, con una naturaleza propia, que es la de ser humo. Una idea es un significado, una intención del pensamiento como a veces es llamada, una referencia a un objeto en el que se piensa. La idea de fuego es el significado que tiene la palabra fuego cuando designa el fenómeno natural que convencionalmente se utiliza para denominarlo de esa manera. Aristóteles señala que los signos convencionales de diferentes idiomas (“fuego” en castellano y “grag” en armenio, por ejemplo) tienen el mismo significado porque la idea de fuego es la misma, y el fenómeno natural experimentado y pensado es el mismo para hombres aunque tengan diferentes lenguajes. Los habitantes neolíticos de la Altiplanicie expresaban sus pensamientos e ideas con pictogramas. El pictograma es un sistema primitivo de registro de acontecimientos mediante figuras y símbolos. Las investigaciones particularmente dedicadas a los pictogramas tallados en estos lugares de la Altiplanicie han llevado a los especialistas a la convicción de que los litoglifos o incisiones en la piedra, fueron ampliamente utilizados desde comienzos del milenio VI a.C. hasta el IV a.C. Sobre aislados grupos de cuantiosos fragmentos de vasijas y lápidas litúrgicas halladas en Chavaik -al Norte-, como en Persia septentrional -al Sur-, se ven los primeros grabados descriptivos. Están representados sobre la arcilla, en dos o más filas de signos con formas de letras, símbolos celestiales, ángulos, pájaros, espirales, rombos, redes. Pictogramas similares fueron encontrados en monumentos de los milenios III-I a.C., en los montes Keghamá, Arakats, Medzamor, en los peñascos de Armavir156, Tsolakert, Siuniats. Los pictogramas llaman la atención por sus características locales, y descifrarlos es tarea bastante compleja. Como lo señala el profesor Harutiún Martirosian, esto se explica porque una parte importante de ellos tiene media naturaleza jeroglífica y media de inscripción rupestre; en otros su naturaleza es puramente de inscripciones rupestres (Tsolakert, Armavir). Según parece, esos signos son sustantivos e ideografías formadas con ellos. Con el transcurso del tiempo, el sentido vinculado con dichos signos fué, en determinada medida, de más fácil comprensión. La pictografía o iconografía fue la primera clase de grafía, con la cual el hombre primitivo expresó sus ideas157. La pictografía asumió gran significación para nosotros porque es un característico medio filosófico de comunicación y contiene el embrión de la palabra escrita, narra acerca de fenómenos y patentiza su verdadera esencia. 156 En Armavir estuvo el santuario de Arek o Arekag, dios de los armenios paganos en quien se dedicaba la adoración del sol. Se lo identificaba también con el dios Mihr o Mher, de la mitología pagana, equivalente a Mitra. 157 Mnatsakanian, A.Sh., Arte decorativo armenio, op. cit., 362.

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Las representaciones litoglíficas e inscripciones rupestres transmiten significativos datos en cuanto a la vida espiritual y material de los clanes de los tiempos más arcaicos que precedieron a los armenios. En los litoglifos está presente no solamente la figura sino también la comprensión que su autor quiso transmitir con el grabado de esa figura. Durante la investigación de las inscripciones rupestres de la parte de la Altiplanicie que hoy ocupa Armenia se descubrieron alrededor de cien signos, entre los cuales hay pictogramas, símbolos e ideografías. Cincuenta de éstos fueron objeto de trabajos especiales, gráficos y lingüísticos; se observó el progreso habido en la gravitación de signos sustantivos en las ideografías y en la filosofía; se investigaron la vida social de la generalidad, la elaboración de objetos y los significados religioso y universal acerca de los grupos de signos con forma de espiral, por ejemplo. La unificación de comunidades consanguíneas creó, uniformó y desarrolló idiomas o dialectos comunes a distintas estirpes avanzadas, hablados por los miles de hombres que habitaban aquellas unidades territoriales. Estas unidades llevaron consigo su idioma y otras manifestaciones culturales pero profundizaron diferencias locales con respecto a los clanes que habían dejado, y crearon y dieron características propias a los nuevos agrupamientos y a sus idiomas o dialectos.

RELACION ENTRE FIGURACIONES Y ARTE - LA MAGIA Al abordar el tema del contenido mágico del arte prehistórico es indispensable no sujetarse a un determinismo interpretativo religioso ni tampoco descartar de raíz toda connotación vinculada con figuraciones acerca de fuerzas sobrenaturales158. En una y otra hipótesis, aun inconscientemente, el contenido es espiritual por ser un arte contemplativo el que lo exterioriza; en las pinturas e inscripciones rupestres, figuraciones y arte son factores que se interrelacionan y se influyen recíprocamente. En casi todas las manifestaciones artísticas prehistóricas está presente una expresión de sentimientos de temor, deseos de poder, o de fructificación, o de favorables condiciones naturales y otras, deseos que probablemente evolucionaron hacia la adopción de formas de culto y de adoración, en las que se incluyó al animal totémico. Sin excluir su finalidad ritual, el arte protagonizado por las inscripciones rupestres podría también ser considerado utilitario por perseguir un objetivo didáctico, para enseñar prácticas de caza, o de expresión de dominio sobre las fuerzas de la Naturaleza o de sometimiento a esas mismas fuerzas implorándoles protección y ayuda. O de deseos de tener hijos, presas o frutos. Cualesquiera fueran los objetivos, todas estas formas de arte evidencian la estrechísima relación existente entre el hombre y los reinos mineral, animal y vegetal y la sacralización de actos realizados siguiendo formas y fórmulas determinadas. Y también la representación de la realidad (mimesis). Las excavaciones arqueológicas revelaron que en la Altiplanicie Armenia, desde los milenios VI-V a.C., junto con el desarrollo del arte prehistórico estaban ligadas inseparablemente formas de pensamiento religioso. Pero a diferencia del religioso, el origen de este arte dependía de sus hábitos en cuanto a observaciones, imaginaciones, conocimientos, y de sus posibilidades de descifrar los enigmas de la Madre Naturaleza. A diferencia del mito, en el que el modelo es el dinamismo de la vida social, el espacio general en el que el hombre prehistórico “estudiaba” arte era ante todo, precisamente, la madre Naturaleza, con su abundante vegetación y su caleidoscópico mundo animal, con las blancas nieves eternas de sus montañas, con las constelaciones celestes, con la proliferación de ríos y lagos. El “maestro” del hombre, era el uniforme y reiterado movimiento rítmico, Manusharian, Alexandr, Los temas del arte morfológico-natural en la Prehistoria, Revista Histórico-Filológica, Ereván, 2000, 2, 183.

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la acumulación de experiencias cíclicas cotidianas. Estas eran la precondiciones que con su sucesión ininterrumpida dotaban al hombre prehistórico de sentimientos de belleza, forma, medida, comparación, color y matices. Además, existió una interrelación del ritmo con las observaciones astronómicas y la medición del tiempo. Como hemos expresado más arriba, el valor de los moldes antropomorfos de los milenios VII a III a.C. hallados en la Altiplanicie Armenia, estriba en su condición de ser una de las formas de expresión del arte plástico. Aquellas representaciones de ceremonias rituales de caza y agricultura, confirman la presencia de un incipiente semisedentarismo, inseparable de su carácter religioso y cultural. Materiales etnográficos y creaciones colectivas del paleolítico tardío demuestran que tanto sus formas como sus contenidos son de un mismo tipo que las de la cultura espiritual del mesolítico temprano y que quizás esas antiguas representaciones sean las que perduraron hasta nuestra época. Los antepasados lejanos de los armenios explicaban con la presencia y ausencia del alma la existencia de la vida, de la muerte y del mundo de ultratumba. El arte prehistórico está más cerca del mito que de las figuraciones religiosas. La creación del mito es una operación saturada de la subjetividad común a generaciones que duraron centenares o de centenares de miles de años, lenta, gradual, acrecentada por una experiencia sobrenatural, es decir, no necesariamente vinculada con la explicación lógica. El arzobispo Ieghishé Turian expresa que generalmente se acostumbra atribuir el origen de la religión a diversas causas naturales. Una de esas causas es el estado mental de las manadas humanas prehistóricas, que consideraban que todas las cosas que las rodeaban, incluídos los hombres y los animales, eran animadas; que el hombre, presa del pánico, aterrorizado e impotente frente a la fuerza rigurosa de los elementos, ante realidades de la vida difíciles de entender y situaciones que no podía explicar, llenó la naturaleza viva creando una realidad propia compuesta de espíritus sobrenaturales y suscitó el animismo, teoría de la dualidad del cuerpo y del alma humanos y una de las formas mas antiguas y esenciales de la religión prehistórica, consistente en creer que todas las cosas, elementos, agentes – cielo, estrellas, tierra, aguas, vientos -, en una palabra, todas las cosas existentes están animadas por espíritus benéficos o maléficos, amigables u hostiles, familiares o extraños, fascinantes y atrayentes o amenazadores y repelentes, superiores al hombre y que pueden abandonarlo y transmigrar a otros hombres. En la prehistoria de la Altiplanicie, deduciendo de algunos datos dispersos, encontramos rastros de la creencia en espíritus sobrenaturales encarnados en ríos, animales, y otros entes naturales159. Creían que en el hombre hay uno o más espíritus; que las enfermedades son también efectos de la acción de malos espíritus y que es necesario desalojarlos. Consideraban que el bostezo es el ingreso de un espíritu al cuerpo y que el vómito es la expulsión de un espíritu maligno. Asumiendo un misterioso sentimiento de culpa y atribuyendo eminencia espiritual al río, antes de cruzarlo le pedían perdón; con las mismas disposiciones, para que la sequía cesara de atormentar, ofrecían a la lluvia el sacrificio de una víctima expiatoria160. Creían que los animales – monos, serpientes, elefantes, hienas, cocodrilos, leones – eran seres sobrenaturales; o entes dotados de raciocinio, y, a veces, superiores al hombre. Para el animismo existen espíritus independientes de residencia en un cuerpo vivo y pueden morar en talismanes y amuletos, consistentes en ciertas piedras de color, piedras con forma natural de cuenco, bandejas de piedra, raíces, flores. Según Herbert Spencer, para la concepción animista cada individuo podía ser residencia de uno o varios espíritus; expresiones de momentánea desunión del cuerpo y el alma eran el desmayo, los sueños y el éxtasis; que las enfermedades eran producto de la acción de espíritus malignos anidados en 159 160

Daghavarian, N., Las antiguas figuraciones religiosas de los armenios, Constantinopla, 1909, 8. Daghavarian, N., idem, 8.

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el cuerpo del paciente y que debían ser expulsados; que la muerte es la definitiva separación del cuerpo y el alma, la que continuaba otra vida independiente en otro mundo. El hombre prehistórico creía que en este mundo era posible ver a difuntos, demonios y espíritus buenos y maléficos, a los que atribuía poderes sobrenaturales. Entre estas visiones fantásticas, los espíritus ancestrales ocupaban lugar eminente, y su presencia o su representación eran objeto de veneración. Al mismo tiempo, en sus pensamientos, el hombre prehistórico adjudicaba carácter divino a aquellos espíritus de los ancestros. Évhémère fue un filósofo griego del siglo III a.C., autor de un método de interpretación de los mitos influido por el antropomorfismo que por su nombre fue denominado évhémèrismo; según su doctrina de divinización de los hombres, los ancestros eran seres humanos que en virtud de sus méritos en vida pasaron a la categoría de deidades, fueron adorados y convertidos en personajes mitológicos por la administración de los pueblos161. También afirmó que los personajes míticos fueron figuras humanas y reales de la historia; para reforzar su teoría, que cayó estrepitosamente en desuso, daba sus lugares y fechas de nacimiento y muerte. Las obras originales de Évhémère han desaparecido totalmente. Por la misma causa de que en la vida de los clanes del neolítico participaran espíritus benignos y malignos y que no fuera concebible ocupación o espacio alguno sin la posible presencia de estos seres invisibles, las figuraciones imperantes en la Altiplanicie Armenia más arcaica descartaron la presencia de naturalismo, para el cual no existe realidad fuera de la Naturaleza y por lo tanto todo lo que ocurre se explica exclusivamente dentro de ella prescindiendo de toda trascendencia. Son escasas las pruebas de la existencia de tabúes en la prehistoria; este tipo de prohibiciones comienzan a aparecer nítidamente en los tiempos históricos. En aquella época no existía una clase clerical; no había sacerdotes sino magos. El sumo sacerdote, es un funcionario que aparecerá milenios más tarde, para dirigir fuerzas que domina con acuerdo de los dioses y del jefe del clan, para bien de la comunidad y en nombre y representación de todos sus miembros. Durante el régimen matriarcal, y con la finalidad de retener la exclusividad del mando de la mujer, existían sacerdotisas subordinadas al poder de la jefa de la comunidad. No aceptando permanecer subordinado a la influencia de fuerzas naturales como ocurría con el animismo, el hombre, por el contrario, trató de ser él quien influyera sobre dichas fuerzas y quiso que sirvieran a sus finalidades. De este cambio de actitud nació en Oriente la magia162, arte oculto que ejercían los magos de hacer aquello que consideraban que la Naturaleza era incapaz de hacer. Más que una forma de pensamiento religioso, que fue común a casi toda la Antigüedad oriental163, fue la realización de determinados actos formales mediante los cuales el mago, fundado sobre ciertos principios esotéricos, en ciertas circunstancias utilizaba expresiones rituales o consuetudinarias que pronunciaba de modo preciso e invariable con la finalidad de influir sobre las fuerzas naturales con miras a obtener un resultado concreto; por ejemplo, para atraer a la lluvia, el mago derramaba agua u ordenaba a los espíritus que la provocaran, convencido de que sería obedecido; así los magos abrieron el camino hacia el dominio de la Naturaleza. La magia fue el medio al que recurrieron los hechiceros del clan para mostrarse como señores del conjunto de seres del universo visible e invisible; así también se atribuyeron facultades paternales superiores a las fuerzas físicas naturales, como a las fuerzas espirituales y entes sobrenaturales164: Turian, Eghishe, op. cit., 4. Turian, Eghishe, op. cit., 8. 163 Freud distingue la hechicería, de la magia. Para él la hechicería es esencialmente el arte de influir sobre los espíritus, tratándolos como en idénticas condiciones se trataría a una persona, apaciguándolos o intimidándolos, despojándolos de su poder y sometiéndolos a nuestra voluntad mediante procedimientos cuya eficacia se haya comprobado en las relaciones humanas (Tótem y tabú, op. cit., 106). 164 Matikian, H.A., El origen de la religión y la mitología, Viena, 1920, 131. 161 162

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produjeron aquellos efectos guardando distancia de la comunidad, prescindiendo de los dioses y aun en contra de ellos, o tomando partido con unos dioses en oposición a otros. Su actividad era ejercida por algunos hombres selectos – los magos – que se consideraban poseedores de facultades propias de los dioses y que actuaban como titulares de derechos sólo subordinados al poder del jefe de la comunidad. El mago se atribuía varias facultades que le permitían cumplir funciones excepcionales: era hierofante165, es decir, tenía la facultad de mostrar lo sagrado de algunas cosas, por ejemplo de las inscripciones rupestres; era astrólogo, y examinando e interpretando un horóscopo, predecía tanto los efectos de los astros sobre el individuo, cuanto los acontecimientos futuros. Antecesor en milenios de los astrólogos de las cortes, el mago pretendía tener poder de profecía: con diversos sortilegios verbales y pantomimas metapsíquicas predecía el resultado de una situación conflictiva e incluso aconsejaba los medios necesarios para conjurar un desenlace negativo. Por eso el mago presidía las ceremonias del comienzo y del final de la vida de los reinos vegetal y animal, incluidas las del hombre, y las de comienzo y final de una expedición de caza. El mago fue un vehículo esencial en el proceso de transmisión de la cultura ancestral a las generaciones jóvenes, manteniendo inalterable el universo de fórmulas, figuraciones, gestos, movimientos, símbolos y signos rituales. El mago fue administrador de la panacea, es decir, del remedio que curaba muchas enfermedades; y milenios más tarde fue también alquimista, depositario del secreto de la trasmutación de los metales. Posiblemente, un medio que permitiría a los magos tener eminencia incluso sobre el jefe del clan, estaría en el dominio de un lenguaje especial: el conocimiento exclusivo y dominante de ciertas palabras, de cánticos sagrados, de fórmulas verbales, quizás salmódicas, acompañadas por determinados movimientos, de la pronunciación solemne y probablemente de un idioma esotérico sólo conocido por el mago, lo cual atribuía a estos personajes una funcionalidad excepcional. El mago y el jefe del clan eran los únicos que podían pronunciar los nombres de los dioses; porque las palabras y los nombres eran consideradas imágenes visibles de esencias invisibles. Más aun, las palabras de los dioses eran temibles, así como por sí mismo, el conocimiento del nombre de una persona ofrecía un poder sobre ella y, además, dar un nombre equivalía casi a trazar un destino. El mago conocía el significado de las palabras y era dueño del secreto que esas palabras entrañaban. Libres de ataduras racionales, los magos de los clanes tanteaban en las tinieblas de la realidad y extraían de ella afirmaciones increíbles, consideradas axiomáticas y dogmáticas, que aspirarían a poseer explicaciones para los misterios, netamente contrastantes con la opinión popular. Precisamente de estas antinomias, discrepancias y contradicciones procedían las fórmulas que proponían la estrecha relación con la naturaleza, con los demás hombres y con las fuerzas sobrenaturales. El miedo a la Naturaleza había obligado al hombre prehistórico a recurrir a la “misericordia” de la divinidad, a venerar al sol, la tierra, el agua y a ofrendarles sacrificios; de ahora en adelante el hombre confiaría en que, en casos extraordinarios, por intermedio de la hechicería del mago podría influir sobre la naturaleza viva. El mago, consagrado por el jefe del clan, asume una posición de superioridad y orgullo. Todo lo que está ante su vista, todos los sonidos, gritos y ruidos que escucha y oye, y todo cuanto tiene contacto con sus manos se subordinan a su poder eminente y a su inteligencia. Está en posesión de la verdad absoluta por lo cual el mundo exterior está en situación de inferioridad con respecto a él y sólo él puede comprenderlo y dominarlo. El es quien reconoce por su aroma y su sabor el secreto curativo de ciertas plantas; también es quien sabe preparar brebajes especiales para librar del espíritu maligno alojado en el cuerpo del hijo recién nacido. El mago acompaña a la comitiva hasta la necrópolis donde será inhumado el fallecido y quien pronuncia las fórmulas que lo despiden en su viaje hacia el 165

Hierofante, del griego hierophántés, (pháinein), hacer ver; (hierá) lo sagrado.

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mundo del más allá; además confiere valor sacramental a la comida, a las libaciones y a los cánticos y danzas rituales que siguen al entierro. Gracias a su monopolio en la idoneidad de descifrar los enigmas, el mago dirigía los ritos de iniciación y era mentor de sus asistentes. Los ancestros han confiado en él para que oficie de mediador entre los ascendentes desaparecidos y los descendientes, y le han dado un poder especial para eso, diferente al del jefe de la comunidad totémica; el mago es asesor y auxiliar de este jefe. Con el transcurso de milenios, el mago, ya reconocido con un cargo jerárquico junto al jefe del clan, revestirá en las ceremonias ropas diferentes a las que usan los fieles, en las que estarían presentes los metales y piedras preciosas impactantes por su brillo y que realzarían el símbolo de superioridad de quien las usaba. Las figuraciones y mitos primitivos, aunque no tenían una raíz intelectual, tampoco estaban totalmente desprovistas de sentido, dotadas como estaban de un sentido más cercano a los afectos que a la razón, a la intuición que a la deducción. Después que el artista ha dibujado o grabado una inscripción rupestre, el mago, que conoce el sentido mítico que las imágenes encierran, atribuye poderes sobrenaturales a la obra realizada en la cima, la ladera de la montaña o en el interior de una caverna. Los hombres prehistóricos creían en que la representación de la fiera herida ayudaría al éxito en la caza. Para encantar anticipadamente al animal en las rapadas superficies de los peñascos y de las cavernas, dibujaban, grababan, esculpían figuras de fieras perseguidas o flechadas. Cerca de estas representaciones realizaban ceremonias con danzas litúrgicas y mágicas. El hombre prehistórico creía que su espíritu y su cuerpo eran inmortales. Después del neolítico, en la Altiplanicie, la muerte significó una contingencia superable por la resurrección; nunca un punto final de la vida. La lección que los astros daban al hombre diaria y periódicamente hizo que la resurrección ocupara para él un lugar más importante que la muerte. El hombre observa la sucesión de días y noches, con todo el indescriptible e inexplicable acompañamiento natural. Nace el día, aparece el sol y siente calor sobre su cuerpo; el sol se mueve y sigue siempre el mismo itinerario. Con el paso de las horas, va desapareciendo y su lugar es ocupado por la luna, las estrellas y las constelaciones, que también se mueven. El mundo se oscurece y siente frío. Durante la noche los ruidos y sonidos se amenguan; con el despertar del día hay un in crescendo sonoro sobre la faz de la tierra que lo rodea, como con tanto encanto supieron llevar al pentagrama Beethoven en su sinfonía Pastoral y Eduardo Grieg en Peer Gynt. Es decir que el hombre observa la existencia de un constante dinamismo, variación, oscilación, metamorfosis. Al mismo tiempo se observa a sí mismo y nota una regularidad: capta que camina dando pasos siempre iguales, que mastica con movimientos regulares de las mandíbulas, que corta y raspa la piedra levantando más o menos la mano según la pausa que quiera dar a sus golpes. Entonces atribuye valor sagrado al movimiento y a la voz: algo le dice que el moverse y el pronunciar ciertas sílabas tiene alguna relación con los dioses; en las danzas armenias se repite un movimiento consistente en que el peso del cuerpo se apoya sobre los dedos del pie y la porción anterior de la planta; mientras balbucea166, se balancea o se inclina una y otra vez hacia atrás y hacia adelante. Levanta los brazos hacia el cielo, que es el campo de donde más provienen fenómenos que lo superan. Golpea sus pies contra la tierra, camina siguiendo determinadas formas, corre en círculo, se golpea el pecho. Toca su pulso y siente que hay algo en su muñeca que se mueve interiormente; lo mismo experimenta si apoya su oído en el pecho de otro. La danza de esta época prehistórica, cualquiera sea su naturaleza, exige cadencia modulada de movimientos; el hombre ve en esos movimientos un carácter espiritual y les atribuye belleza. Solitario en la caverna, bate sus palmas siguiendo determinados tiempos e intervalos; oye al pájaro y escucha su canto repetido siempre en la misma forma; trata de imitarlo y acompaña la imitación con el compás de sus manos o golpeando dos piedras. 166

El término balbus tiene origen onomatopéyico: significa proferir algo en modo confuso.

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Mas tarde comienza a moverse combinando el canto y la danza. Como el pájaro, sin embargo, no conoce la música, pero siente que estos actos le complacen. No tardará en reemplazar las manos y las piedras por uno o dos palos; cuando haya aprendido a curtir la piel y transformarla en cuero, le dará forma de caja, observará que la percusión de un palo sobre el cuero incrementa la resonancia; prueba el efecto de golpear el cuero con los dedos y comprueba que siente el mismo deleite. Carente de ciencia, retiene, no obstante, la memoria de sus movimientos, se imita a sí mismo. Aprende como autodidacta. A sus descubrimientos agrega que el mismo acto difiere si ocurre al aire libre que en el interior de la caverna: en el ámbito espaciado debe gritar, en el espacio cerrado no tiene que esforzarse tanto. Cuando emite cantos, tiene que detenerse para poder respirar. Descubre que esos intervalos se llenan de silencio. Grita y se calla: silencio. Repite varias veces la alternancia de grito y de silencio. La reiteración de la misma clase de estos dos elementos le gusta y adjudica igual tiempo a cada silencio; el canto se vuelve rítmico, la repetición periódica de las unidades de silencio lo regocija. Su experiencia se va enriqueciendo cuando otro hombre observa lo que hace, lo imita y acompaña. El silencio de la noche que rodeaba y cubría al hombre con un halo de misterio, sólo se veía interrumpido por el ruido de las manifestaciones animales, de los vientos, de las cascadas y, durante las tempestades, por los truenos y las caídas de los árboles; es muy factible que estos ruidos exteriores orquestados hayan influido sobre su psiquis produciéndole exaltaciones emotivas y le hayan infundido figuraciones religiosas. La vida gregaria induce a que las labores sean compartidas. Los miembros del grupo, en especial las mujeres, dedicados a la recolección de frutos, se reúnen en determinados lugares donde los acopian. Algunos de estos frutos son duros y exigen ser golpeados, aplastados, triturados, para poder comerlos; nada escapa a las figuraciones del clan y el trabajo de desmenuzar y reducir los frutos y plantas a una consistencia pastosa se hará invocando a espíritus benefactores en cuyo honor se entonan cánticos y gritos mientras el mago marca el ritmo de los golpes dados con el palo dentro del mortero. Es muy probable que estos golpes acompasados fueran acompañados de danzas rituales. Nace así una música agrícola. El grito multiplicado que retumba y se agiganta dentro de la caverna provoca cierto temor. Aprovecharán ese miedo para aplicarlo a la caza de animales grandes y en la guerra contra otros clanes: gritarán, ululando primero, más tarde con un alarido coral y acompasadamente después, acompañándose de la percusión. En las ceremonias, el mago, que ha analizado estos mismos fenómenos, comprobará que el ritmo aplicado a ciertas sílabas fuertes causa en los creyentes mayor delectación que respecto a otras más débiles; serán las elegidas para fórmulas rituales, mágicas y para la liturgia de las rogativas, ritos de apaciguamiento y de purificación, sacrificios y entierros. Durante la prehistoria, a partir del milenio V a.C., de modo gradual, el ritmo instintivo de los sentidos ejerció influencia sobre los creyentes: la visión de inscripciones rupestres, formas geométricas, estatuillas y determinados colores; la repetición de sílabas, palabras y cantos; la aspiración del perfume que exhalan ciertas plantas, especias y óleos aromáticos; el contacto con imágenes representadas en la roca; la ingestión de bebidas sacralizadas, a veces alcohólicas, etc., va penetrando profundamente en la vida espiritual. La mujer que prepara hilado con el huso y teje la urdimbre de las telas, el artesano, el alfarero, el herrero, todos, inconscientemente, desarrollan su labor siguiendo un ritmo. Los mayores, que han aprendido esta habilidad a su vez adquirida de la generación precedente, transmiten a los niños y jóvenes del clan las raíces simbólicas de las reglas mnemotécnicas. Estos contenidos integran la riqueza de su memoria, desconocida para quienes no forman parte del clan y cuyo secreto debe ser celosamente guardado. Tan importante es el sigilo, que el intento de arrebatar este secreto religioso será causa de guerras.

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La piedra, tan abundante y variada en la Altiplanicie, ocupó un lugar eminente en la vida de los hombres. Los cazadores prehistóricos conocían no solamente las características físicas de las distintas especies de piedras sino también las mediciones de sus volúmenes. De los bloques de piedra sin elaborar, sabían extraer herramientas y armas de distinto volumen del mismo modo que lo hacen los escultores de nuestra época. Junto con la maestría en la elaboración de la piedra, en los tiempos musterienses aparecieron los precedentes de otras técnicas de expresión artística, cultivaron conocimientos de forma, ritmo, simetría, que son importantes elementos componentes de todas las manifestaciones del arte. En cavernas de la región aledaña a Ereván, fueron hallados admirables modelos de sutiles instrumentos y armas pertenecientes a períodos anteriores como también fragmentos de elaborados objetos de hueso, que sorprenden por la belleza artística de su preparación. En 1990, Hr. Ghazarian desarrolló labores en la estación-V del taller paleolítico inferior que ocupaba un área de dos hectáreas, aproximadamente, las que le permitieron establecer su ubicación cronológica en el período acheulense-musteriense167. Algunos tipos de instrumentos de piedra hallados en esas cavernas pueden haber servido a los hombres prehistóricos para grabar las cornamentas, huesos y maderas. Entre los 35.000 y los 15.000 años atrás, floreció el arte prehistórico en Europa Occidental, que alcanzó su cenit hace 15.000 a 10.000 años, cuando se manifestaron todas las clases de técnicas artísticas, con esculturas circulares y alisadas, pinturas, grabados, murales frescos policromados, todos los cuales ascendieron equiparadamente a un elevado nivel. Sin la presencia de determinado nivel del arte prehistórico arcaico no hubiera podido existir el impetuoso avance del arte en el neolítico tardío y en períodos ulteriores.

VI. EL NEOLITICO CONDICIONES NATURALES En la Altiplanicie Armenia, el neolítico es el período que comienza a despuntar entre la extinción del hombre de Neanderthal en un lapso que transcurrió desde mediados del milenio X a.C. y que se extendió hasta mediados del milenio VI a.C., cultura de la cual quedaron rastros hasta el milenio V a.C168. El neolítico, por sus características técnico morfológicas, se diferencia rigurosamente tanto de la cultura paleolítica como del arcaico trabajo agrícola paleolítico169Comienza el paso de las comunidades aisladas hacia las primeras unidades de clanes territoriales170. Dice Pía Laviosa-Zambotti : “En una civilización donde la recolección se organizaba como actividad racional agraria, se hizo el traspaso progresivo de la autoridad masculina del cazador paleolítico a la mujer cultivadora de la época agraria dentro del espíritu mágico-religioso característico de la humanidad primitiva. La madre procreadora sabía también hacer fructificar la tierra que, sin su mágica intervención, hubiera permanecido estéril. La colectividad agraria femenina, base de la nueva sociedad, estuvo dominada por las madres. Las hijas tenían también un papel destacado. La mujer debía tener numerosos maridos, que ella mantenía y de los que se servía para los trabajos, sobre todo de la ganadería, la formación y la defensa de los poblados, amenazados constantemente por los nómadas sin agricultura”171. El hombre primitivo, cuyas actividades ocupacionales habían sido la caza desordenada y anárquica, y la recolección accidental, pasó a la Kalantaryan, A. y Melkonian, H., Archaeological Works in Armenia in 1990-2003, op. cit., 16. Sardarian, S.H., op. cit., 123. 169 Eritsyan, B.G., Tadevosyan, S.V. y Gasparyan, B.Z., Resultados de la investigación delmonumento arqueológico paleolítico de Nurnús, Boletín de Ciencias Sociales (Lraber Hasarakakán Guitudiunneri), Ereván, 1998, (597), 164 169 (en ruso). 170 Barseguian, Lavrenti A., Las cuestiones del origen yformación del pueblo armenio, en la ciencia histórica,, op. cit., 273. 171 Laviosa-Zambotti, Pia, La revolución agraria, en El arte y el hombre, Barcelona, 1977, 62. 167 168

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producción deliberada de medios de nutrición dando forma y desarrollo al pastoreo, mientras por su parte la mujer impulsaba la agricultura. A partir del milenio VI a.C. se expandió en la Altiplanicie Armenia el primer material artificial de construcción: la fabricación del ladrillo. La arcilla fue aprovechada para edificar junto con la piedra; progresó y se desarrolló la alfarería, el hilado, la tejeduría; el hombre comenzó a conocer los metales y la agricultura con riego. En el neolítico el clima de la Altiplanicie fue más húmedo y cálido que el actual. Existieron más áreas verdes, bosques y arbustos. Donde hoy hay montañas sin agua rodeadas de llanos, en el neolítico corrieron riachuelos y los ríos fueron más anchos, profundos y caudalosos en los que el hombre encontró buena pesca. Allí crecieron bosques y árboles de gran altura, anidaron pájaros y vivieron diversas especies animales y como antes, la caza siguió cumpliendo un importante papel: en lo alto de las montañas y en estos bosques el hombre persiguió a aves, jabalíes, ciervos, gamuzas, potros, carneros salvajes y corzos172. El neolítico sucedió al mesolítico, cuando se produjeron cambios tanto en las condiciones naturales como en la cultura de los habitantes de la Altiplanicie. Balanceándolas, las favorables condiciones que siguieron a la época postglacial no fueron totalmente aprovechadas por las poblaciones prehistóricas de la región; debieron transcurrir seis milenios después que los glaciares se retiraran para que los habitantes alcanzaran un más alto nivel en la elaboración de objetos. El territorio no era tan desértico como ahora; el agua fue abundante, los lagos grandes, profundos, caudalosos y de gran riqueza ictícola. Donde en nuestro tiempo hay áreas desérticas existieron campos cubiertos de verde, bosques y matorrales. Había ciervos, ovejas y toros salvajes, carneros, cabras montesas, que fueron domesticados y alimentados con granos cultivados por las poblaciones. En las actuales secas montañas rodeadas de llanuras, corrían ríos y en sus laderas crecían bosques. En sus orillas los hombres se dedicaron a la pesca. En los matorrales y bosques anidaron pájaros y convivieron con diversidad de animales. No sorprende, pues, que grupos de cazadores nómades no solamente persiguieran presas en las montañas sino que también descendieran a los llanos y a zonas fluviales para obtener aves y cerdos salvajes, y abandonando allí sus instrumentos de piedra retornaran a sus lugares de origen, para regresar en el verano a las montañas, donde había abundante caza. En el valle del Ararat el clima fue muy húmedo y conveniente para la vida; a lo largo de su llanura había pantanos; a inicios del milenio VI a.C. en ese valle y en regiones aledañas ya vivían antiguos labradores que domesticaron animales, cultivaron vegetales y pusieron los fundamentos sobre los cuales, con el transcurso del tiempo, se elevaría la civilización y la cultura de los antiguos armenios, y a mediados del milenio V a.C. concluyó la etapa del hombre arcaico que vivía de la recolección y de la caza.

DESARROLLO CULTURAL En la etapa más arcaica de la historia humana son pocos los casos en los que sea posible hallar elementos que tuvieran tal significación para su situación ulterior como es el del paso de la recolección y la caza a la agricultura y al pastoreo, y de la vida salvaje a la barbarie. Como ya vimos, el elemento que estableció el trazo de división entre esos períodos fue el equipo de arco y flechas. Hasta fines del mesolítico, cuando actividades ocupacionales no conocidas hasta entonces comenzaron a practicarse en el territorio de la El corzo es un tipo de ciervo de cornamenta corta y ramificada; es un animal no gregario, es decir que gusta de estar aislado, nunca en manadas; o en manadas de pocos integrantes; y es de difícil domesticación; durante el día rehuye salir de su refugio; al anochecer sale a buscar alimento. Es un animal esbelto, de porte elegante y debe haber llamado la atención del hombre prehistórico porque aparece representado muchas veces en inscripciones rupestres y en estatuillas.

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Altiplanicie introduciendo muchas nuevas características en los hábitos de vida y en la cultura, el neolítico no se había manifestado aun en la Altiplanicie Armenia; esa área no fue ámbito de ubicación de poblaciones sedentarias que reemplazaran a los recolectores, cazadores y pescadores nómades del mesolítico. No se habían determinado todavía ni el espacio geográfico ni las circunstancias donde debían desarrollarse nuevas formas de progreso. Fenómenos del Neolítico e incluso algo anteriores fueron los de interinfluencia, expansión y generalización de culturas; los procesos conocidos en medios científicos como “revolución neolítica”, anunciaban el comienzo formativo de cierta unificación cultural en Asia Anterior. El hallazgo en Mushaván, cerca de Chrvech, en la actual Armenia, de materiales arqueológicos cronológicamente correspondientes a 2.000.000 de años de antigüedad, y de nuevos datos antropológicos acerca de la presencia de especies silvestres de los reinos vegetal y animal y de ricas fuentes de materias primarias minerales(obsidiana, cobre, plata, oro, plomo, hierro) predeterminaron el papel vinculante que tuvo lugar en la organización económica agrícola-pastoril en el área de difusión durante los milenios X-VIII a.C.173 Durante los milenios VII-VI a.C., al Sur del lago Urmiá fue creada la cultura de Hachí-Firuz cuya característica son las casas de vivienda cuadrangulares de un solo ambiente hechas con arcilla, pintadas de un solo color. El milenio VI a.C. está relacionado con Diarbekir, donde se hicieron excavaciones del poblado de Chaionú Tepesí174 en la región Suroccidental de la Altiplanicie y se descubrieron significativos datos de la labor práctica, diversas formas de elemental expresión de la arquitectura edilicia, con las aludidas construcciones de piedra de base cuadrangular, destinadas a vivienda. Además de haber elaborado múltiples objetos de piedra y de hueso, los habitantes de Chaionú Tepesí comenzaron a trabajar el cobre. Fueron hallados también centros culturales del neolítico en Airarad: el poblado con forma de monte artificial -Verín Khatunarkh - , y los talleres de elaboración de la obsidiana al pie del monte Ardín. La Altiplanicie Armenia neolítica abarcó lazos de intercambio de mayor volumen. La fabricación de instrumentos de obsidiana motivó la extracción del mineral en susmonumentos en los montes Zagros, en la Mesopotamia y en Khuzistán. En la segunda mitad del VI milenio a.C. y en la primera mitad del milenio V a.C. se difundió hacia el Norte-Mesopotamia, la cultura arqueológica halafita y en la segunda mitad del mismo milenio, la cerámica coloreada halafupeitiana; las culturas halafita y halafupeitiana o los complejos arqueológicos vinculados con ellas, entre otros en la llanura de Kharberd, Shamiramaltí en el litoral del lago Van, el primer estrato de Mokhrablur (Kül Tapá), Nakhchaván, Teghut cerca de Echmiadzín175. Elementos materiales y culturales arqueológicos hallados en la Altiplanicie Armenia, correspondientes al ocaso del Neolítico (milenios V-IV a.C.), poseían características comunes y paralelismos con objetos arqueológicos de culturas correspondientes a territorios del Cercano Oriente y de Asia Anterior, de la misma época176. Los descubiertos en la Mesopotamia septentrional, pertenecientes a la denominada cultura “halafita” tienen sensibles peculiaridades y homologías con similares del Norte de la Siriana, del Cáucaso meridional, y de Persia. Agrupaciones humanas de cultura indoeuropea es decir, hitito Kalantaryan, A.A. y Melkonyan, H.A., Archaeological Works in Armenia in 1990-2003, Ereván, 2005, 11/ 17-18. Al Sudoeste de la Altiplanicie Armenia está Tzopk; ubicada en el distrito de Ankeghadun, provincia armenia de Haióts Aghznik y cuya antigüedad se remonta al milenio VIII a.C., época en la que los turcos sólo componían hordas salvajes depredadoras. El gobierno turco la redenominó coactivamente Chaionú Tepesí. 175 Echmiadzín, ciudad de Armenia ubicada a 20 kilómetros de Ereván. Hasta 1945 fue denominada Vagharshabad. Según una inscripción cuneiforme hallada en Zvarnots, la zona de Echmiadzín se denominaba Quarlini. La mención más antigua es del rey Rusa II de Urartú, correspondiente a los años 685-645, aproximadamente. Principal santuario cristiano de los armenios del mundo y sede del Catolicós, máxima autoridad religiosa de la Iglesia Apostólica Armenia. 176 Barseguian, Lavrenti A., Las cuestiones del origen y formación del pueblo armenio, en la ciencia histórica,, Ereván, 1996, 261. 173 174

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luvianas e indoiranias, ya estaban establecidas en distintas regiones de la Altiplanicie Armenia, especialmente en el Sur; y en el Norte de la Mesopotamia y el Este de Asia Menor, donde se ubicaba el núcleo cultural del mundo antiguo en el neolítico. Se hallaron las primeras huellas de poblados cercanos a los lagos. Por los objetos hallados en las viviendas, sabemos que en ellas cohabitaban mujeres y hombres, costumbre que duró milenios en toda la Altiplanicie. Las excavaciones arqueológicas revelaron que en la Altiplanicie Armenia, desde mediados del milenio VI a.C. hasta comienzos del V a.C., el hombre del neolítico, para satisfacer ciertas necesidades personales intentó incursionar en las bellas artes bajo la forma de un mimetismo, entre otras con las constelaciones, con los movimientos de los animales, con el trino de los pájaros177, recurriendo a inscripciones en la piedra, uso de máscaras, danzas. En los mitos vincularía en epopeyas el legendario dramatismo heroico del pasado con la narración objetiva del presente cotidiano y hasta con la fantástica del futuro. Con el paso de los milenios estas manifestaciones creativas estuvieron íntimamente vinculadas con figuraciones mágico-religiosas que, en las condiciones aterradoras de aquel tiempo, se exteriorizaron durante miles de años en costumbres, leyendas, bailes, vestimentas, adornos, antifaces, pinturas, inscripciones rupestres, elaboraciones dramáticas y en ritos ceremoniales propios de cada clan. La diversidad de exteriorizaciones tuvo importancia fundamental por los significativos contenidos de cada una de ellas; muchas veces sus fuentes de inspiración fueron fieras, animales cornados corpulentos o el hombre en forma individual o en conjunto con otros hombres, en escenas de caza o de rogativa hacia los dioses. La caza, en aquellos tiempos primitivos, implicaba graves dificultades y peligros; su representación artística exigió previas observaciones del artista acerca de las conductas, medidas y ardides de los cazadores para atraer a las presas. El arte fue, pues, un medio de ampliación de los conocimientos del hombre acerca del entorno vegetal y animal que lo rodeaba; la obra exigió, muchas veces, la participación de varios individuos, en algunos casos de jóvenes que con su mayor fortaleza tenían más aptitud e idoneidad para manejar los instrumentos, por ejemplo, para esculpir la roca; la presencia de un director de obra entrañó una didáctica, transmisión de experiencia, explicación de motivos, comunicación entre la generación veterana y la más reciente. En el neolítico, el acto de la caza contó con pluralidad de participantes que debían hostigar a la presa, transportar y distribuir armas y defensas, y a veces, preceder el ataque con una ceremonia de cánticos y danzas rituales que tenían mucho de presagio de guerra y de petición a los dioses para que los ayudaran a obtener la victoria; este acto incluía al mago, quien dirigía el ritual tanto antes de la escena como después, al sacrificar la presa, para cantar y bailar en celebración del triunfo. En las dramatizaciones ceremoniales prehistóricas participaban no sólo la persona del mago sino todo el conjunto de presentes que respondía a coro con cánticos o plegarias formales de la liturgia; no estaban quietos porque debían cumplir funciones que suponían movimientos, como ocurría en los entierros, donde unos transportaban el féretro, otros cavaban el pozo o trasladaban la lápida que cubriría al cadáver, encendían fuego, arrojaban en él leños aromatizados, sacrificaban a animales o a esclavos. El fuego ya sería utilizado en ceremonias de apaciguamiento de la ira divina y en rituales de cremación de los cadáveres utilizando sustancias perfumadas. Este dinamismo colectivo tenía mucho de arte teatral, de drama y tragedia, y comprendía la distribución de comidas y bebidas; el momento generaría exaltación enfervorizada por efecto de las libaciones, a menudo alcohólicas, que acompañaban con movimientos de sus cuerpos y con danzas rituales, a todo lo cual se sumaba la agitación de instrumentos musicales de percusión que marcaban el ritmo de los cánticos.

177 En una caverna ubicada al Sudeste de la Armenia actual, cerca de la frontera con Irán, fue hallado un cráneo correspondiente al IV milenio a.C., con el cerebro en buen estado de conservación.

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PERFECCIONAMIENTO EN EL TRABAJO DE LA PIEDRA La época neolítica o sea la Edad del la piedra nueva, debe su nombre a lo que se suponía que era la forma reciente de elaboración de armas y utensilios mediante el raspado, aserrado o perforación de la piedra. Raspar significó librar de rudezas y asperezas, limar. Antes se denominaba este periodo “Edad del la piedra pulimentada”, pero después se descubrió que la mayor parte de los útiles no se pulía sino que, lo mismo que ocurría desde el paleolítico, se trabajaba a golpes. A pesar de esta salvedad, hubo un mejoramiento en la terminación de los objetos de piedra y de hueso, en el arco y las flechas, en las hojas de cuchillos, en herramientas raspadas y en armas. Este mejoramiento se debe a una transformación que el hombre introdujo en la preparación de las herramientas. Todavía en esta época la materia prima que utilizaba era la obsidiana. Al comienzo estos instrumentos no fueron siquiera raspados sino que seguían aplicándose las antiguas técnicas de martillar la herramienta, o golpearla contra otras piedras más duras y fragmentarla. Con mucha posterioridad el raspado primero, y el pulido después, se vincularon con cierta valoración del tiempo, ya que el hombre debía dedicar muchas horas a ese trabajo; es por esto que en un principio no alisaba todas las herramientas, sino sólo algunas. Precisamente una de las características del neolítico es la gran cantidad de núcleos de piedra, cuchillos, limas, de hojas de hasta 22 centímetros de largo; sólo raspaban y quizás más tarde alisarían, la parte de la herramienta que se utilizaría para cortar. Es en las postrimerías del neolítico cuando la técnica del alisado tuvo amplia expansión; el alisado se hizo friccionando la pieza con arena, agua y cuarzo o con otra piedra similar. Los mangos de los instrumentos de piedra alisada fueron ahuecados con ayuda de huesos redondos; en el hueco se introducía la segunda pieza móvil o reemplazable. A este tiempo corresponden dos importantes invenciones: el hacha de piedra y el martillo con mango ahuecado. El raspado, el incipiente pulido y el barrenado del mango perfeccionaron aún más las herramientas de piedra, creando variedades de tipos y especializándolos. Por ejemplo, el escoplo o formón, y la maza con un lado agudo, como si fuera un pequeño pico de mano, que se diferenciaron del hacha original. En el neolítico tardío estas novedades instrumentales se proyectaron en la tendencia a obtener mayores y mejores resultados con los medios existentes y la calidad en la creación de nuevos bienes fue elevada a un nuevo nivel, más perfeccionado. En particular aparecieron puntas para fragmentar piedras más blandas, grandes hojas de obsidiana modelada, herramientas de piedra pulimentada, o mejor dicho, alisada. Junto a las pequeñas herramientas en Armenia fueron halladas otras macrolíticas. En la labor agrícola se utilizaron la azada y el hacha de corte para construir moradas y hacer canoas. Este enriquecimiento en su equipo de trabajo indujo al hombre a incursionar en el uso de nuevos materiales: además de la obsidiana, utilizó mámoles, basalto y otros tipos de piedras. Simultáneamente el hombre neolítico empezó a realizar nuevas formas de trabajar la piedra tales como aserrarla, horadarla, tallarla y hasta intentó rasparla, alisarla, pulirla; de este modo logró darle más fácilmente las formas que deseara. Creó herramientas para alcanzar métodos agrícolas de avanzada con picos montados sobre mangos de madera, moledoras, morteros, hojas de hoces. Alcanzó florecimiento la técnica de alisar la superficie de las herramientas de piedra y de usar el doble filo de los instrumentos de corte. Para adaptarlos a los nuevos tipos de arco, el hombre creó diversos modelos de flechas con forma de hoja vegetal; después, triédricas con las caras finamente alisadas. Las puntas de flechas y de lanzas del neolítico son más perfeccionadas que las del mesolítico. Al difundirse en gran medida el arco y las flechas, este equipo fue el más utilizado en los operativos de caza; el arte de la arquería llegó a un nivel que, comparado, fue superior al de los períodos precedentes. El cazador no solamente mejoró el arco sino que además agregó a sus expediciones la persecución tenaz

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como táctica para provocar la fatiga de la presa, así como el cavado de fosos disimulados para la captura de animales, y generó vías de aprovechamiento de la carne, cuero, huesos y cornamenta de las presas obtenidas. Hasta el neolítico, el instrumento más frecuentemente utilizado por el hombre prehistórico había sido el hacha de piedra con el cual taló árboles, construyó con madera partes de las viviendas, balsas, canoas, pequeños carros. Ya en el neolítico los monumentos son ricos, autóctonos, de sinnúmero de contenidos y bastante más cuantiosos que los paleolíticos. El hallazgo de un método para el uso de la arcilla en la fabricación de gran cantidad de recipientes de diversos tamaños y formas tuvo enorme significación. Con las vasijas de barro hechas a mano mezclando arcilla y polvo de granito, aún con tosca elaboración y de color gris y tostado, el hombre mejoró los métodos de preparación de víveres, amplió las clases de alimentos y empezó a almacenarlos. Esta fue una característica tan propia del neolítico y tan importante como la del alisado de la piedra, factores que aliviaron las condiciones de vida del hombre de aquella época.

DE LA RECOLECCION A LA AGRICULTURA, DE LA CAZA Y LA PESCA AL PASTOREO, Y DEL NOMADISMO AL SEMISEDENTARISMO Avanzando en el mesolítico ciertos clanes poblaron la Altiplanicie oriental, específicamente la llanura del Ararat, los fértiles valles del Araks, del Aradzán y de los otros grandes y pequeños ríos. En el crepúsculo del neolítico – comienzo de los milenios VI y V a.C. – las bases de la obtención de riqueza material fueron la recolección de raíces, frutos, y vegetales en general, más la caza desarrollada resultante del mayor empleo del arco y las flechas, y la pesca. En este período, son tres las características fundamentales que marcaron la sucesión inmediata de fenómenos de desarrollo que se produjeron en aquel proceso: el paso de la cultura recolectora al de una agricultura primaria y elemental de reproducción artificial y de elaboración de los vegetales; el paso de la caza y de la pesca al pastoreo y domesticación de animales; y la tercera, la continuación en la evolución de la vida semisedentaria, hacia el arraigo perdurable. Estos tres importantes cambios estuvieron especialmente relacionados con la búsqueda de mejores métodos de provisión de alimentos. En la Altiplanicie terminó el predominio de los antiguos cazadores y recolectores del mesolítico, cuando ciertos clanes poblaron la Altiplanicie oriental armenia. Como eslabones de una cadena, nuevas formas de cultura que constituyeron las primeras cunas de la cultura agrícola-pastoril en la región. Estas nuevas formas de cultura de la Altiplanicie, que ya desde desde tiempos pretéritos fue resultado de su propio desarrollo sin intervención de elementos foráneos, se expandieron desde sus confines más orientales hacia los denominados Gran y Pequeño Haik y ocuparon Cilicia, extensa región en la que aparecieron muchos monumentos que son testimonio de aquel fenómeno. Fueron protagonistas y testigos de aquella gran expansión cultural, cazadores de la Altiplanicie de cultura mesolítica que continuaron viviendo durante siglos y manteniendo sus costumbres en esa tierra . Y fue en las amplias áreas del valle del Ararat y de las regiones precordilleranas aledañas donde emergió con mayor vitalidad la nueva cultura neolítica. Estos monumentos de cultura, desde el Sur de la Altiplanicie, penetraron también en la Alta Mesopotamia y se encontraron con la cultura neolítica Tel-Halafita. Objetos de barro cocido e instrumentos de obsidiana de la Altiplanicie Armenia, atravesando hacia Cilicia aparecieron en Mersin (Humug Tapá, Tarso) denominadas “cultura neolítica” y se preservaron durante largo tiempo. Mientras que al Suroeste, donde llegaron a regiones de Asiria, Palestina y Fenicia (Biblos), fue más tardía, duró más brevemente y se manifestó con formas no tan sencillas.

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En lo que se refiere al territorio indígena, probablemente esa cultura que había comenzado a inicios del VI milenio a.C., se conservó hasta fines del milenio IV a.C. Efectivamente, restos de una nueva vida agrícola se evidenciaron en la parte Sudoccidental del monte Arakats y en la llanura del Ararat, donde surgió la cultura neolítica temprana y donde, gracias al fortalecimiento del desarrollo de la actividad ocupacional, fueron fundados los poblados precursores, ya plenamente sedentarios, donde los habitantes erigieron las primeras viviendas. En el territorio de lo que es hoy Armenia, en la llanura del Ararat y en las demás, así como en las zonas premontañosas, construyeron algunos poblados que representan sucesivas etapas económicas de la antigua población y del desarrollo de sus vidas. Es decir que entre los agricultores del valle del Ararat (Kghziak Blur, Mashtotsí Blur)surgieron con mucha antigüedad rasgos característicos de una cultura autóctona de alto nivel, una de las primeras del mundo antiguo. De este modo, sería ese territorio donde unos milenios después se organizaría el reino de Urartú, y como veremos más adelante, una de las cunas de la cebada, del trigo y consecuentemente de la agricultura y la ganadería. Testimonios de esta realidad son no solamente los granos de trigo y cebada y los restos animales hallados en las excavaciones arqueológicas sino también la preservada presencia actual en la República de Armenia de la cabra y la oveja salvajes y de las especies silvestres del trigo y de la cebada. Testimonia acerca del desarrollo de la crianza animal, la gran cantidad de huesos de animales que convivían en la casa del dueño, hallada en poblados de los períodos neolítico y eneolítico: de toro, oveja, cabra, así como también de cerdo, perro, asno. Todos ellos coinciden con los animales y pájaros que aparecen en las inscripciones rupestres de Keghamá. Es posible que durante miles de años, al llegar la primavera, los habitantes prehistóricos de la llanura del Ararat hayan arreado sus rebaños hacia las laderas y cumbres de los montes Keghamá, siguiendo los pastos frescos que germinaban debajo de las nieves, y que hayan perseguido, en expediciones de caza, a animales de presa salvajes. En especial porque los cazadores, pastores y agricultores de la llanura del Ararat en épocas arcaicas, construyeron sus viviendas revocadas de arcilla y establecieron poblados y parcelas de campos sembrables, cerca de lechos y orillas de ríos, afluentes, lagunas, arroyos y arroyuelos, y de generación en generación se abrazaron definitivamente a la fértil tierra, realizando únicamente traslados parciales de sus poblados y siempre dentro de los límites del valle del río Araks, siguiendo los cambios que observaban en los lechos de esos ríos y afluentes que constituían un fenomeno habitual en el régimen hídrico de la región. Así, durante milenios, los habitantes prehistóricos no alteraron los poblados ni los campos sembrados de la región del Ararat, ni los alpinos de pastoreo de Keghamá, y permitieron la preservación de las ricas tradiciones y del desarrollo creativo. Esta es la razón por la cual en las escenas de caza de las inscripciones rupestres en los antiguos santuarios de los montes Keghamá se incrementó la cantidad de las escenas de caza, con nuevos aspectos y características. Lo más importante es que ya el cazador prehistórico quería, no matar a su presa sino aislarla y salvar la vida de sus pequeñuelos. Atacó a los animales con mazas, casi sin otras armas y recurriendo a trampas y fosos, se ayudó con lazos, y redes para apresar a los peligrosos búfalos y toros. Estas figuras, por lo tanto, manifiestan la intención de impedir la extinción de las manadas y rebaños de los animales de caza, sobre esa base domesticar y curar a los retoños, y crear fuentes de cultivo alimentario178.Fuera de la Altiplanicie, una sensible parte de clanes neolíticos, no obstante que en relación con épocas precedentes iba evolucionando, vivía aún en condiciones materiales desfavorables, continuaba con los antiguos hábitos de recolección, caza y pesca, y el avance del proceso era lento. Pero la vida de los clanes de la Altiplanicie Armenia en el neolítico, transcurrió de un modo totalmente distinto: al gozar de condiciones naturales 178

Martirosian e Israielian, op. cit., 9

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más beneficiosas, de la tradición pretérita de la caza pasaron a la domesticación y su vida experimentó un progreso más acelerado hacia el bienestar. Los clanes preneolíticos de la Altiplanicie no conocían aún los metales ni podían preparar vasijas de arcilla. Estaban sometidos a severas y muy primitivas condiciones naturales de vida. Sin embargo, lo importante es que ya pensaban en el futuro y practicaban el acopio, lo cual constituyó un enorme paso en la lucha contra las fuerzas de la Naturaleza, tendiente a dominarlas. El acopio acarreó una serie de cambios avanzados en la forma de vida de los miembros del clan, en su cosmovisión, psicología y relaciones sociales. En la Altiplanicie Armenia, el laboreo de la tierra se inició probablemente en las precordilleras, donde las lluvias eran más abundantes; el hombre aprovechó la humedad pluvial para las siembras en tierras áridas. Avanzó ampliamente la irrigación de tipo lacustre en las desembocaduras y hondonadas de los ríos, cuando en la primavera la tierra era mojada por las aguas de los arroyos y otras corrientes fluviales que alimentaban la tierra, y se retiraban y en la bajante permitían el aprovechamiento de la tierra húmeda para sembrar; para aquella sencilla agricultura, esas zonas ribereñas y deltas irrigadas fueron muy convenientes. Tanto por los medios técnicos aplicados como por los vegetales que se cultivaron, limitados a especies silvestres, la agricultura neolítica era muy simple. Los campos labrados estaban ubicados cerca de las desembocaduras de los ríos, no lejos de los poblados, a menudo en las adyacencias de éstos y eran cultivados con útiles muy sencillos, de madera o con mangos en cuyo extremo se afirmaba un pico de piedra. Estas limitaciones hicieron que no fuera fácil la primera lucha de estos agricultores frente a la Naturaleza y exigiera un descomunal esfuerzo surcar la tierra con palos o picos, cortar los nudos de las cañas o triturarlas con la moledora. Pero el fruto del trabajo, como retribución, en determinada medida dio seguridad al hombre. Para la sociedad comunitaria prehistórica tuvo un enorme valor el cultivo del trigo y la domesticación y crianza zoológicas. El primer animal domesticado en la Altiplanicie Armenia, del mismo modo que en otras regiones, fue el perro. Probablemente su amansamiento se efectuó en el mesolítico, época en que se desarrollaron la caza y la recolección de granos. Con seguridad, las despensas en las que acopiaban los granos, bulbos, semillas y otros vegetales se introducirían ratones y otros roedores; para perseguir o ahuyentar a estos depredadores, los agricultores adiestrarían a perros. Del mismo modo en que los primeros agricultores cultivaron especies silvestres de trigo, también domesticaron clases primarias de aquellos animales cuyos antecesores existían en la Altiplanicie Armenia. Ha sido difícil hallar restos de animales domésticos; la principal fuente de investigación son los remanentes de osamentas zoológicas pero durante largo tiempo fue indispensable, para notar la transformación acaecida en las estructuras óseas de los animales domésticos, la comparación con la de los animales salvajes. Con todo, es muy probable que la vaca, la oveja, la cabra y el cerdo hayan sido domesticados en el neolítico oriental de la Altiplanicie Armenia, entre los milenios VI y IV a.C. Los primeros agricultores de esa extensa región aprovecharon la carne, el cuero, la lana y también la leche provistos por estos animales domésticos. La agricultura incorporó el arado arrastrado por bovinos, y la ganadería el pastoreo controlado de animales, transformaciones que beneficiaron al crecimiento demográfico de la población. Con estos cambios, el hombre podría en lo sucesivo ampliar las fuentes de su existencia. El final del neolítico, en las postrimerías del milenio IV a.C., es señalado como el momento en que la población avanzó hacia un nuevo período histórico que sería la Era temprana de los Metales, la Edad del Cobre, el Eneolítico.

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LA ORGANIZACION SOCIAL SE BASÓ SOBRE DOS FUNDAMENTOS: LA NETA DIVISION EN CLANES CONSANGUINEOS, Y EL CENIT DEL MATRIARCADO Y DEL TOTEMISMO En la Altiplanicie Armenia el ordenamiento en clanes de la que a la sazón era la fortalecida comunidad matriarcal, alcanzó su máximo nivel de florecimiento durante el neolítico. Lo evidencian huellas de costumbres y de cultura en las antiguas congregaciones de población, tales como un nuevo tipo de casas, el trazado de característicos planos de poblados y huellas del nacimiento de una nueva organización social y de nuevos cultos, basados en la convicción de cada clan de proceder del desarrollo de orígenes arcaicos ancestrales propios, lo cual explica la organización de muchos clanes pertenecientes al mismo tótem original. Las comunidades de clanes que se habían separado como consecuencia de su seminomadismo, comenzaron una transición hacia uniones de clanes con características sedentarias. La división en uniones de clanes entrañaba separación, diferenciación cultural y en especial, religiosa179 con respecto a otros clanes. Cada clan, al aislarse, demarcó su territorio, que comprendió un área de habitaciones, coto de caza y depósitos de semillas; en ese territorio el clan elegía su consejo de ancianos y utilizaba el dialecto general que hablaban los demás clanes con los cuales guardaba identidad totémica y consanguínea. El jefe del clan determinaba las relaciones con otros clanes paisanos. Es decir que la definitiva unión de clanes se relacionó íntimamente con dos ideas fundamentales: primero, división en partes y después, homogeneización cultural con localización territorial; esta localización, vigorizada por la creciente tendencia al arraigo, se evidenció en el gradual incremento de la población en zonas montañosas y premontañosas, y en la cantidad de construcciones de vivienda de mayor extensión. El patrimonio, –tierra, animales, utensilios-, era propiedad del clan. El individuo sólo poseyó sus armas y adornos, que al morir fueron enterrados con él. Los clanes desarrollaron incipientes trueques entre ellos de objetos diversos y utensilios, y, en especial, de sal. En cuanto a los trazos existenciales y culturales exteriorizados por más viviendas de mayor superficie construidas siguiendo el mismo estilo, demuestran la convivencia de gran cantidad de personas pertenecientes a la misma unidad familiar. Los rasgos culturales de mayor proyección en la vida del clan primitivo fueron las creencias y las figuraciones religiosas vinculadas con antepasados maternales, es decir, la relación social femenina, reiteradamente representada en objetos materiales, en su identificación con cuerpos celestes, animales y plantas, con la convicción de que fue una primera madre la que dio origen al grupo, con la consecuencia de una relación de descendencia y parentesco que determinó las obligaciones del grupo, a menudo de carácter religioso. Los monumentos de la cultura material no pueden por sí solos dar una descripción completa acerca de la organización social de clanes tan lejanos en el tiempo; es el estudio de los restos prehistóricos el que permite interpretar que durante el neolítico, en territorio de la Altiplanicie Armenia, vivieron cuantiosos clanes agrupados por lazos que aun no se puede calificar de étnicos. Al Sur de la Altiplanicie y en las partes llanas, el desarrollo de nuevas formas económicas se produjo en forma más acelerada gracias a la riqueza natural de la región. En la Altiplanicie Armenia de los milenios VI aI V a.C vivieron clanes que dominaron sencillas formas de labrar la tierra y pastorear. Inicialmente esos nuevos modos de trabajo aparecieron sólo en las llanuras y después, en el III milenio a.C. se extendieron gradualmente hacia zonas premontañosas y boscosas. La clasificación léxica fue objeto de intercambios de clan a clan y con modificaciones fue recepcionada en idiomas ulteriores(en armenio dohm: tótem, nacimiento, hombres, gente, embrión, noble, origen y por extensión, clan); (tsu: huevo), de donde tsegh: crecer, germinar, y por extensión: tribu, (iergtsegh, iergbarrag, barragdel: dispersar el rebaño; en sentido figurado, dividir, desunir, sembrar la discordia, romper la buena inteligencia entre individuos o grupos); (serm: origen, germen, semilla, esperma, semen, grano)(serunt: generación, descendencia). 179

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En las planicies, donde se originaron unos cuantos grandes grupos de clanes campestres, se desarrolló la agricultura prehistórica, coetánea al pastoreo y a la caza. La propagación del pastoreo y de la labranza de la tierra en las cadenas premontañosas fue no solamente consecuencia de la trashumancia de clanes de llanura: en el milenio VI a.C. se expandieron muchos clanes que no se ocupaban de otra cosa que de la caza y la pesca, y que sólo después conocieron la actividad agrícola-pastoril. A fines del neolítico se incrementó y enriqueció la cultura, apareció el trueque, se tornaron más complejas las relaciones sociales, y las comunidades clánicas que se habían alejado y apartado comenzaron a formar iniciales unidades de clanes territoriales. Aquellos conjuntos de clanes que originariamente formaron la población del neolítico tuvieron gran significación e imprimieron una profunda huella sobre la historia posterior. Como lo demostraron excavaciones arqueológicas y datos antropológicos, las poblaciones que habitaron la Altiplanicie Armenia durante los milenios VI-III a.C. constituyeron base del comienzo de lo que en el curso de milenios serían grupos étnicos. Existen fundamentos para pensar que comparadas con los clanes de recolectores y pastores de la Altiplanicie Armenia, eran más fuertes y numerosos los antiguos clanes predecesores de Asia Anterior, que en aquel tiempo ya formaban una serie de grupos con cultura general. Es en este sentido que clanes que en aquellos milenios ocupaban la Altiplanicie Armenia fueron lejanos antecesores de las tribus armenias. Los clanes que labraban la tierra y los pastoriles que en el V milenio a.C. ocupaban el territorio que está al Noreste de Asia Anterior, ya integrados en la Altiplanicie Armenia pueden ser considerados como pertenecientes al tipo antropológico armenoide, de cuyos sucesores procederían aquellas tribus. La Altiplanicie Armenia fue, pues, aquella región donde cobraron forma y se expandieron los grupos antropológicos armenoides. Al respecto, es interesante destacar que sobre la colina de Tviní Blur existió un gran poblado cuya antigüedad llega hasta comienzos del milenio V a.C. El estrato sedimentario de ese antiguo poblado llega hasta la cima de la colina de Tvin con un espesor de 10 a 12 m., rico en restos de cultura perteneciente a diferentes períodos arqueológicos180. El nombre de la ciudad de Tvin fue turquificado como Toprak Kalé. En realidad es la antigua ciudadela urartiana Rusakhinili, ubicada al NE. de Van, en el extremo llamado Akravakar (Piedra del Cuervo). En Dushpá, después de las destrucciones cometidas por el rey asirio Tiglatpalasar, fue instituída como capital del reino de Urartú. En 1879 el misionero norteamericano Reynold, el embajador británico Clayton y más tarde Rassmann, practicaron excavaciones, primordialmente en el templo, que entonces estaba bien conservado; en 1898 lo hicieron los alemanes Lehman Haupt y Belk. En 1916, Orbelí y Marr. Fueron halladas paredes coloreadas muy posteriores al Mesolítico, enfiladas como un tablero de ajedrez y en su interior, un ara de sacrificios; imágenes de leones, escudos con figuras de toros y escrituras cuneiformes; partes talladas de mobiliario, trozos de figuras reticuladas; alfarería de rojo brillante y decorada, perteneciente a las épocas preurartiana y urartiana; inscripciones representando a la corte palaciega; estatuillas de marfil del dios y de un mago; una taza y un medallón de oro; objetos de plata, armas, sellos, carcajes reales decorados; instrumentos de labranza; fragmentos de tronos con toros alados; una parte de una bodega de vino, con 20-25 toneles enclavados en la tierra; objetos destinados al culto religioso. En la muralla fue descubierta una cantidad de esqueletos sin los cráneos, acerca de los cuales Lehman-Haupt consideró que se trataba de sacrificios humanos ofrendados al dios Khalti181. En su mayor parte este 180 Durante milenios, sobre el gran poblado de Tvin se yuxtapusieron otros con sus necrópolis hasta el siglo XIII de nuestra Era. En excavaciones de 1940 y 1952, a una profundidad de 5-6 m. aparecieron panteones de la Edad del Bronce y de la Edad del Hierro temprana. Los descubrimientos continuaron en excavaciones de 1971, 1973. Ghafatarian, G.K., La ciudad de Tvin y sus excavaciones, Ereván, 1952, 82-84 y Los panteones de la época pagana en Tvin,, Revista Histórico-Filológica, 1974, 4 (67), 35. 181 Khalti fue, en el reino de Urartú, dios supremo y de la guerra; ocupaba el lugar supremo en la escala jerárquica, y a él estaban subordinadas las demás divinidades del panteón oficial. El rey Ishpuiní (824-810, aproximadamente), contemporáneo de los asirios y sucesor del rey Sarduri I, los enumeró en la inscripción conservada en el peñasco

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material se conserva en los museos de Londres y de Berlín y en el Hermitage de San Petersburgo. Los lazos étnicos con la Mesopotamia meridional (sumerios), se efectivizaron no solamente por vía mesopotámica sino también mediante la franja occidental de Asia Menor. No hay que imaginar como muy orientadora la trayectoria histórica de los pueblos ulteriores (de los antiguos grupos clánico-tribales) pues la organización de grupos étnicos se cumplió con el transcurso de milenios, cuando los clanes se dividieron en tribus que respondían a un mismo tótem, las que se mezclaron y cruzaron. Ese fenómeno tuvo lugar de las más distintas formas: hubo guerras entre clanes, con la conquista de territorio extraño y dispersión de la población sobreviviente. Hubo también migraciones de clanes, asimilaciones, dominaciones culturales y otros fenómenos sociales. Determinados idiomas antiguos desaparecieron mientras se formaban poblados, y los investigadores sólo por hechos aislados, con datos de la arqueología y de la lingüística, pueden reconstruir su existencia de antaño. Las primeras comunidades de clanes se desarrollaron en la Mesopotamia y en Egipto en la medida en que avanzó su progreso cultural –en especial el dialectal - y el económico. Ya en el V milenio a.C. los fértiles valles de la parte meridional de Asia Anterior estaban ocupados por clanes que trabajaban la tierra, y otros, pastoriles, que pronto alcanzaron un alto nivel de desarrollo cultural y social, que constituyó la base de la civilización antigua de todo el Asia Anterior. El vínculo entre la Mesopotamia y la Altiplanicie Armenia fue significativo para la vida de la antigua población que habitó las zonas meridionales de la actual Armenia. Los clanes del neolítico se dividieron en unos cuantos grupos locales, cuya cantidad y naturaleza no podemos aun determinar con exactitud. Los grados de cultura se explican con las diferentes condiciones naturales y económicas de vida, con el origen de los conjuntos de clanes, como también con los diferentes vínculos naturales de los clanes locales de la Mesopotamia. A fines del neolítico se desarrolló y enriqueció la cultura material; progresó el intercambio, y las relaciones sociales se tornaron más complejas; clanes que se habían alejado regresaron a sus antiguos territorios y se reunieron con sus pretéritas y tradicionales unidades consanguíneas. Fue el embrión de unidades étnicas que más tarde, en los milenios VI a V a.C. fueron piedra basal de lo que serían los poblados de la Altiplanicie Armenia. A comienzos del IV milenio a.C. a pesar de que las primeras pequeñas unidades sociales autónomas tuvieran como base el vínculo de su descendencia de un tronco común femenino, el generador de los clanes no fue el lugar de nacimiento, ni la sangre y menos aun el territorio. El clan se formó sencillamente por la división en partes de multitud de personas emparentadas que hablaban el mismo dialecto, ubicadas en un mismo espacio geográfico y subordinadas a un mismo mando, no siempre organizado y por épocas y áreas, matriarcal; estas agrupaciones pretribales mantuvieron recíproca intercomunicación pero, en general, aunque su existencia despertó el celo de errantes grupos nómades y seminómades, no se sometieron a una autoridad central. Si bien los testimonios de cultura material no son suficientes para dar una idea cabal de la situación de la vida de clanes de tiempos tan antiquísimos, el vacío lo llenan datos etnográficos de unidades clánicas de otras partes del mundo que sobrevivieron a la época y que en períodos de mayor civilización continuaron conservándose en el nivel neolítico. En el milenio IV a.C. las uniones de clanes cobraron forma definitiva. La esencia de este significativo cambio social que se produjo al estrecharse vínculos de unión entre denominado “Puerta de Mher”, de Van. Ishpuiní reinó primero solo y después junto a su hijo Menuá. Existen inscripciones cuneiformes que relatan sus victorias, la expansión de su reino y la construcción en Dushpa(Van), Manazguerd y otros lugares, de ciudadelas, palacios, murallas, viñedos, canales de irrigación. Es recordado como “Gran Rey”, “Rey Fuerte”, “Rey Universal”. En la última parte de su vida se dedicó a la magia religiosa. En honor de Khalti se erigieron muchos templos, en los cuales se le ofrecían importantes sacrificios en cada ceremonia (17 bueyes, 34 ovejas y 6 cabritos). Su santuario principal estuvo en Arina, ( después Musasir, más tarde Ardín).

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aquellas unidades enraizadas en un lugar, es el desarrollo del nivel de antiguas estirpes intercomunicadas por nexos de sangre, la idea de herencia de una cepa totémica pertinente a todas y la aceptación de la estructura matriarcal del clan. Mientras el hombre no tuvo bases para considerar asegurado su sustento material, como ocurría en el paleolitico, la sociedad fue colectiva; esta falta de certidumbre continuó en el neolítico y, por ende, continuó también la posesión colectiva. Cuando lentamente pudo acopiar cierta forma de riqueza y dejó de temer por su inestabilidad material, sin renunciar a su pertenencia a la comunidad, el humano ambicionó gozar de cierto grado de independencia familiar; no obstante, durante el régimen de matriarcado la posesión material fue colectiva. El ordenamiento matriarcal tuvo un fundamento religioso simultáneo al desarrollo de la actividad ocupacional agraria; desde el punto de vista de sus figuraciones, la madre-tierra, el árbol de la vida, ciertas especies de plantas, el grano, determinadas frutas, fueron divinizadas. Las mujeres cazaron a la par de los hombres pero con persistencia, y entrelazando reglas y principios del mismo modo que lo hacían en el trenzado de las fibras, retuvieron la exclusividad del cultivo agrario y fueron así las autoras de la incipiente hilandería y tejeduría. Estas virtudes se proyectaron insistentemente en las formas geométricas de ornamentos que adornaron objetos cerámicos, en los que podemos admirar, una vez más, los trenzados, tejidos y hasta a veces, bordados. Tal es la profundidad de la incidencia de aquella influencia, que por milenios perdura en la piedra de miles de khachkares diseminados hasta hoy por todo el mundo.

DOMESTICACIÓN DE ANIMALES SALVAJES EN LA ZONA ORIENTAL DE LA ALTIPLANICIE La horticultura primero y la agricultura después exigieron a las comunidades el arraigo en cierta área; este afincamiento propició el amansamiento de ciertas especies animales. Comenzó en la Altiplanicie Armenia la domesticación de las ovejas salvajes. Hasta la actualidad la oveja salvaje y los más antiguos predecesores de la cabra se propagaron en la Altiplanicie Armenia, y su existencia y descubrimiento tienen una gran significación en diversas ramas científicas y artísticas. Geográficamente, la oveja salvaje (muflón) se expandió por todo el mundo oriental antiguo, desde las islas del Mediterráneo hacia el Norte, y por el Sur, desde Persia hasta el Himalaya. La especie armenia de la oveja salvaje montañesa (Ovis ophion armenian) vivía en grandes rebaños por toda la Altiplanicie, y su propagación, ligada a los tiempos arcaicos del cuaternario avanzó más allá de sus fronteras naturales con la inmensidad de bosques. Llegó a Armenia después de los glaciares porque no todas las montañas le ofrecían un habitat favorable. Fue en los Tauros y en las alturas circundantes que la Ovis ophion se estableció y adquirió caracteres propios y sigue viviendo viviendo hasta hoy. La actividad de domesticar generó una forma de especialización en los pastores de la Altiplanicie Armenia. En el año 2005, la publicación Armenian News Network informó desde Ankara que el ministerio de Medio Ambiente de Turquía había decidido cambiar los nombres de tres especies de animales para borrar toda referencia a los gentilicios “armenio” o ”kurdo”. La especie de zorro rojo llamado Vulpes vulpes Kurdistanica, será en lo sucesivo conocida como Vulpes vulpes, suprimiéndosele el adjetivo kurdistánica. La mencionada oveja salvaje montañesa Ovis ophion armenian, se denominará Ovis orientalis anatolicus y el capreolus capreolus armenus cambiará su nombre por capreolus cuprelus capreolus. La realidad es que el gobierno recela de que por vía del conocimiento científico de las especies animales, los kurdos pretendan fortalecer sus aspiraciones de independencia y que los armenios reivindiquen sus territorios de Armenia occidental. Como vemos, el Estado llegó hasta a alterar los nombres científicos de animales y vegetales. Intelligentipauca…

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Las ovejas salvajes de la especie armenia sólo pudieron haber llegado a los lugares donde hoy están, penetrando por el Sudeste; el tiempo en que se produjo ese paso correspondió a la época en que se aquietó la actividad volcánica. En corto tiempo se adaptaron a las nuevas condiciones orográficas y ocuparon los pastizales. Aquellos antecesores de la oveja salvaje montañesa, que pertenecían al terciario, en los comienzos del plioceno cruzaron las áreas montañosas del litoral mediterráneo y se desplazaron en dirección de Asia, después a Asia Menor y de allí se ramificaron hacia los Tauros de Cilicia. La oveja salvaje armenia del tipo muflón vivió primordialmente, en las zonas esteparias y montañosas del Sur y Sudeste de Armenia occidental. El límite oriental de la expansión geográfica de esa especie fue la cadena del Ararat, desde Tsolakert(Iktir) hasta la meseta de Kars. En las laderas occidentales de la cadena armenia, las ovejas salvajes sólo pastan en invierno; hay que calcular que su límite meridional de expansión son los montes que se hallan al Este y al Sur del lago Van, en las zonas de Khanasor, Magú, Khoy; y en Persia, el litoral occidental del lago Urmiá. Las típicas ovejas salvajes armenias se encuentran no solamente en la parte oriental de Khoy sino también hasta la orilla izquierda del río Araks, donde las ovejas salvajes ocupan las zonas de Ordubad y Djulfá. El Araks fluye al pie de la cadena armenia del Ararat y no crea obstáculos a la expansión de la oveja salvaje Ovis ophion armenian Nas hacia la Altiplanicie Armenia. Se las halla en la cadena de Siunik – en Zanguezur -, al Sur de las estribaciones montañosas de Barkushad y Meghrí. Por el Norte, en el monte Arakats y en la cadena esteparia de los altos del río Pambak. El límite septentrional de expansión de la especie de oveja salvaje armenia está definido por los montes de la cadena caucásica sudoriental. Por el Oeste y el Sudoeste las hay en Haióts Tsor y en las laderas de la cadena de Ainítsor, en las nacientes del río Chahuk, en la zona de las aldeas Khntsorut, Knishik y Khachik. Escasas cantidades se encuentran en la cadena montañosa de Urtsí, desde sus laderas bajas hasta las cumbres, en la zona del monte Dezar y en las laderas del macizo hasta el valle del río Avat, en las laderas occidentales de los montes de Artashat182 inmediatamente hasta el valle del río Araks; desde allí se extienden hasta la provincia de Ereván, Ararat, Ieraskh, Kailí Drunk, Nakhicheván, las laderas sureñas del Ararat. Hacia el Este de Nakhicheván, en la zona occidental de la cadena de Iegheknatsor(Taralakiaz), aumenta la cantidad de ovejas salvajes; están bastante diseminadas en la región premontañosa de las no muy elevadas cimas de Aní. Es grande la cantidad de estos animales en la región de Nakhicheván. Cada tanto, grandes rebaños de ovejas salvajes cruzan el río Araks hacia Darasham, zona de Karadagh, en Irán. En síntesis, la oveja salvaje Ovis ophion armenian Nas vive en casi todos los lugares montañosos de Armenia, repartidas desde Panik hasta la orilla izquierda del río Araks, donde se incrementa más la cantidad de ovejas salvajes, llegando, algunas veces, a rebaños de 200 cabezas. El centro de radiación de las ovejas salvajes está en el valle de Darein (Antiguo Baiazid). Grandes cantidades de ovejas salvajes del tipo muflón armenio están diseminadas en Cilicia, en las laderas meridionales de los Tauros armenios, en el Antitauro. En la Altiplanicie Armenia se encuentran ovejas salvajes en altitudes de 1700 a 3100 metros, pastando en laderas montañosas, estepas montañesas, alpinas, praderosas y lugares

182 Artashat fue capital de la Antigua Armenia (siglos II a.C. a V d.C.), ubicada en el distrito de Vostán Haióts, en la provincia de Airarad, donde confluyen los ríos Araks y Medzamor, sobre las colinas de Khor Virap, construída en un área antaño ocupado por el reino de Urartú. En escavaciones arqueológicas en la muralla, fueron halladas guarniciones militares, talleres de herrería, armas, y monedas de plata de Dikrán II, seléucidas, persas, capadocias, pónticas y romanas, tinajas de arcilla y objetos de vidrio.El más destacable es el descubrimiento en la exacavación arqueológica realizada en Artashat en 2000-2002 por el Instituto de Arqueología y Etnografía de la Academia de Ciencias, dirigida por Khorés Khachatrian, de restos de un segundo templo pagano en un santuario ubicado sobre una colina del margen izquierdo del río Araks, a 30 kilómetros al Sudeste de Ereván, dedicado al dios sol Mihr.

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herbosos. Se trasladan en grupos no muy numerosos y sólo a fines del otoño algunos rebaños se unen y la oveja que los encabeza llega a 100-120, a veces a 200-300 metros. Muestras de ovejas salvajes típicas de Armenia de la región de Karín se conservan en el sector zoológico del Museo Británico. La gamuza es una especie de antílope del tamaño de una cabra grande, con astas negras, lisas y derechas, terminadas a manera de anzuelo; el color de su pelo es moreno subido; habita en las zonas más escarpadas y es célebre por la prodigiosa osadía de sus saltos. Hay gamuzas montañesas salvajes al Sur de Armenia, en las montañas de Siunik, Meghrí, Ghabán, Korís. Hay también gran cantidad en la región occidental de Hatsaván hasta el valle del río Azat a 320-550 metros de altura; en la zona de Artashat, en laderas meridionales de la cadena de Bampak, en peñascos de 2410 metros de altitud; en gran cantidad en la aldea Knishig, de Iegheknatsor; en los circuitos de Amagh y Kiapugh, en pequeños rebaños también en laderas de ambos lados del Arakats, en las cadenas alpinas del Oeste de Armenia. Típicas cabras salvajes locales - Capra aegagrus Erxel - se encuentran en laderas de rocosas montañas, en bosques no densos, en lugares con vegetación y malezas, en pequeños grupos de 23 cabezas encabezados por la de más edad. Este lugar llamó la atención de los científicos porque su profundidad era habitada por cabras y ovejas salvajes. El muflón armenio y las cabras salvajes son los antepasados de la cabras y ovejas domesticadas actuales; a pesar de los milenios transcurridos, las especies salvajes perduraron en la Altiplanicie hasta la actualidad. El jabalí – Sus scrofa L – En las antiguas tradiciones indoeuropeas, el jabalí tenía una significación en el culto divino. En las tradiciones hititas es recordado en la serie de animales sagrados, después del león y precediendo al oso. La misma significación se le atribuía en la tradición greco-micénica, que en los más antiguos testimonios se refiere a los cascos con “colmillos de jabalí”. En la Ilíada, Homero lo caracteriza en la lucha entre Zeus y Tifón. Según las más antiguas tradiciones, Tifón, con apariencia de jabalí, descuartizó a Osiris como a Atis y a Adonis. Todos los años, en determinada fecha, se sacrificaba un jabalí como enemigo de dios. John Frazer señala: “ En este animal, al que en un principio honraban como a un dios, gradualmentefueron viendo al demonio183, al que sacrificaban en ofrenda a dios”. Estas figuraciones que con el paso del tiempo se tornaron contradictorias, se equilibraron, estimando que si era impuro residía en él un espíritu diabólico y en caso contrario, la divinidad. En Egipto el jabalí representaba a Set –el Tifón de los griegos- que encarnaba a los enemigos de Osiris, dios del bien. El jabalí existió en Asia Menor y Central. En Armenia aparece en escasos y aislados grupos, en el Sud y el Oeste de la Altiplanicie de la característica especie a la que sugestivamente se denominó D.D.Attila Thom en zonas pantanosas y cañaverales, en litorales fluviales, en lugares semiesteparios y en bosques de árboles de hojas anchas. En la Altiplanicie Armenia los jabalíes se propagaron en el valle de Bagrevand, a orillas del Eufrates(Aradzán), en la llanura de Mush, en las laderas norteñas de los Tauros armenios, en los bosques de las regiones de Ghapán, Meghrí, Korís y Hatsaván. Más hacia el Este, aparecenen pequeñas cantidadesen los circuitos de Amaghú, Chulá, sobre la cadena de Haióts Tsor, a orillas del lago Seván, y en las regiones boscosas de las laderas sureñas de los montes Keghamá. También en los circuitos boscosos de Kelchkina, Mangoga, Khosrov, Vetí, Ildaruní(Hrazdán), en las cadenas boscosas de los montes Manguniats; acostumbran a estar en en franjas de plantas y flores de las cercanías del río Araks,desde Artashat hasta el circuito deSartarapat, a los pies del Pequeño Masís. Más frecuentemente se los encuentra en el Ildaruní(Hrazdán), en las playas de Medzamor (Sev Chur), en el circuito de Zankibazar, en el valle del río Voghchí y en laderas sureñas de la cadena montañosa de Meghrí. Para los jabalíes son habitat naturales los matorrales de las cadenas de bosques y los cañaverales delas costas fluviales. 183

Frazer, J. G., The Golden Bough. A Study in Magic and Religion., London, 1980, II, 16.

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Los toros salvajes enanos( Bos primigenius). En la parte donde descendieron las aguas ribereñas del lago Seván fueron hallados restos de animales vertebrados, entre ellos esqueletos de toros salvajes enanos. Raramente aparecen hallazgos semejantes. Huesos de toros salvajes enanos fueron descubiertos en Gran Bretaña, en monumentos arqueológicos restantes de lluvias torrenciales junto con los de mamuts, ciervos septentrionales y ciervos lanudos; en otros asentamientos, junto con restos de ciervos gigantes y en monumentos arqueológicos del neolítico fueron hallados también los de toros salvajes enanos. Los restos de toros salvajes enanos que se encontraron en el lago Seván de Armenia son muy similares a los hallados en los otros lugares mencionados. Esto es interesante no solamente desde el punto de vista de la zoopaleontología sino también por su carácter de arcaicos animales domésticos cornados. Por sus medidas, los cráneos de los toros salvajes aparecidos en las capas arenosas del Seván, se aproximan a los de los toros enanos, lo cual facilita el cálculo de la época de esos monumentos arqueológicos. La antigüedad del promontorio de Nor Baiazid, fundándose en el análisis del cráneo de toro salvaje enano hallado en el litoral del lago Ladoga, sobre los datos aportados por los hallazgos habidos en Suiza y Gran Bretaña se estableció que pertenecen a los períodos mesolítico y neolítico. El perro (Canis familiaris putiatine) – Las excavaciones del fondo del lago Seván permitieron extraer restos del perro neolítico. Este perro se aproxima al Canis familiaris abacanensi; existen hipótesis de que este tipo de animal existió durante el neolítico en la región occidental de Siria. El esqueleto hallado en el Seván tiene muchos rasgos generales similares en sus formas craneanas con el perro que se encontró en construcciones de Suiza, que es el antecesor del perro del neolítico (Canis familiaris motris optimal). En términos generales, el cráneo del perro descubierto en las napas del lago Seván tiene similitudes con el cráneo del chacal y del lobo local, que es precedente del perro doméstico. El perro del Seván es también muy cercano al perro de los pantanos (Canis familiaris palustris) que apareció en Suiza, Alemania, Italia y cercanías del lago Ladoga. Hay tesis de que el perro que apareció en el neolítico cumplió función de guía del hombre. Las ovejas, cabras, jabalíes, toros enanos y perros salvajes, fueron los predecesores de los correspondientes animales domésticos que acompañaron al hombre del período neolítico en la Altiplanicie Armenia. Luigi Lucca Cavalli Sforza señala un proceso vinculado con los efectos que se producen sobre algunos genes humanos como consecuencia de expansiones de población agrícola, que activan cierta selección natural genética humana. La selección natural –dice Cavalli Sforza- actúa sobre nuestros genes incluso después de la revolución agrícola pero influída por innovaciones culturales.

LAS PRIMERAS CONGREGACIONES DE POBLACION El carácter básico de este período es la construcción de viviendas con ladrillos. Los ladrillos del neolítico estaban hechos con una pasta bastante homogénea de arcilla, tierra fangosa, arena, y estiércol o paja para compactarlo, que seguramente aplastaban con los pies descalzos en un desmonte que se abría en la tierra, mientras ésta se regaba en abundancia y constantemente. La pasta era humedecida y después enjugada a mano en moldes mediante su exposición a la intemperie, en especial en invierno, cuidando que no se secara excesivamente. Los moldes tenían relativa unidad no muy escrupulosa en su medida y forma; se observa el esfuerzo desarrollado para evitar rajaduras que amenazaran con desprender las partes, y lograr una dureza suficiente para soportar la carga de paredes bajas. Después de secarlos hasta que tomaran cierta consistencia, los cocinaban y los ponían a orear, cubiertos.

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Declinaron gradualmente la recolección de frutos, la caza esporádica y la pesca; el cuidado de la tierra no tuvo características uniformes en toda la Altiplanicie y la agricultura se desarrolló sólo en algunas poblaciones. Además del gran papel que cumplieron los vegetales trigueros, los habitantes de Armenia de comienzos del neolítico no podían cultivar la tierra o sea que se limitaban a recolectar los frutos naturales listos para consumir. La cuestión es si los habitantes de Armenia del neolítico temprano llegaron a ser verdaderamente agricultores, aunque más no fuera en un nivel sencillo, común. De datos etnográficos de ciertos pueblos de la prehistoria se deduce que lo más probable es que en el mesolítico tardío y en el neolítico temprano no hayan pasado definitivamente aun a la etapa de la economía agrícola en sentido cabal sino que hayan atravesado el período de transición de la recolección al de la labranza de la tierra. No sería exacto pensar que los pobladores del Arakats fueran los únicos agricultores de la Altiplanicie Armenia de fines del mesolítico tardío y del neolítico temprano. Casi en el mismo tiempo, la agricultura vinculada con vegetales trigueros silvestres avanzó en otras regiones de Armenia. En los milenios VII a.C./ V a.C. en las laderas del Sudoeste del monte Arakats y en la llanura del Ararat existían poblados estables de habitantes neolíticos, asentados en puntos cercanos entre sí, que fueron eslabones de vinculación con etapas culturales siguientes comenzando del neolítico temprano hasta el período de los materiales de la Edad del cobre. En la segunda mitad del milenio VI a.C. y en la primera mitad del milenio V a.C., en el Norte de Siria, Norte de la Mesopotamia y Sudeste de Asia Menor se asentaron clanes subaritas con centro principal en Tell-Halaf, cuya arcilla policromada dio nombre a la cultura “halafita”. Allí se desarrolló la cultura arqueológica Halafita; y la cerámica coloreada Halafupeitiana. A los complejos arqueológicos Halafita y Halafupeitiana, en la Mesopotamia septentrional o a los relacionados con ellos, pertenecen los de Diulín (en la llanura de Kharberd), Shamiramaltí (en Bitlís, en el litoral del lago Van). La existencia de los materiales arqueológicos de la cultura halafita son resultado por un lado de la unión de grupos étnicos de la Altiplanicie Armenia y del Norte de la Mesopotamia; y por el otro, de antiguos agricultores de la Altiplanicie y clanes mesopotámicos ligados por lazos culturales. Sobre pequeñas colinas que bordean la llanura del Ararat se observan monumentos arqueológicos sedentarios que son antiguos poblados agrícolas y necrópolis de la Edad del Bronce: la eneolítica Teghut; y Franganots, Aghtamir y Shengavit de la Edad del Bronce temprana. Como también de algunas necrópolis de la Edad del Bronce media y tardía : Echmiadzín, Aikeshad. Al mismo conjunto pertenecen la antigua localidad de Norabats, que está al Sudoeste de Ereván, entre las aldeas Nerkín Charbakh y Norabats. El poblado de Norabats corresponde a la etapa temprana del desarrollo de la cultura Shengavitiana y pertenece a la segunda mitad del IV milenio a.C. En su arquitectura se preservaron determinadas tradiciones culturales del neolítico y del eneolítico de la Altiplanicie Armenia. En el mismo área se descubrió una extensa necrópolis de la Edad del Bronce media en la que se excavaron catacumbas de la cultura Trialet-Tagavoranist184. En los deteriorados panteones se encontraron también ciertos cerámicos policromados típicos de la cultura de Karmirberd, perteneciente a la Edad del Bronce media. Los panteones de la cultura Trialet Tagavoranist de Norabats concernían a la clase más baja de la población; por esta causa es alto su valor científico ya que hasta la actualidad gran parte de los panteones de Trialet Tagavoranist representan a la cultura de la nobleza. Otro aspecto importante de ese monumento es la coexistencia en la misma necrópolis, de entierros de las culturas Trialet Tagavoranist y Karmirberd185. En 1979, el Centro Arqueológico de la Universidad Estatal Khanzadian, E., La cultura de la Altiplanicie armenia en el milenio III a.C., Ereván, 1967, 20/21. Areshian, K., Devechian, S., Israielian, H., Excavaciones de monumentos entre las aldeas Norabats y Nerkín Charbakh; tesis referentes a resultados arqueológicos de campo en la República armenia en 1979-80, Ereván, 1981, 27, citado por Areshian y Asatrian, op. cit., 203, n. 2.

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de Ereván y el Instituto de Arqueología y Etnografía de la Academia Nacional de Ciencias de Armenia, realizaron en las citadas colinas excavaciones conjuntas de preservación de monumentos arqueológicos. Los monumentos descubiertos allí, pertenecientes a diferentes períodos, ocuparon dos colinas – la del Norte y la del Sur – y la bajante que se halla entre ellas. El más antiguo de los monumentos excavados es el poblado de la cultura arqueológica de Shengavit, que ocupa casi la totalidad de la colina del Norte. Las ruinas del poblado representan una capa de construcciones, con dos subcapas también de construcciones. Aparecieron 10 viviendas circulares en distintos grados de conservación, hechas con ladrillos crudos, las que constituyen una excepción a las viviendas cuadrangulares, que caracterizan a las expresiones de la tradicional arquitectura arcaica. Fuera de las casas y del poblado se descubrieron tres hogares destinados a ceremonias de culto y cuatro del tipo funcional para calentar comidas186. En el neolítico se inicia un proceso de acercamiento y lenta unificación de clanes mediante el fortalecimiento de nexos de consanguinidad que los ligan por vía matriarcal. Las relaciones entre sexos son endogámicas. Fue el embrión de la organización de algunas tribus y con esta nueva forma de unidades sociales comenzó una etapa de extraordinarias transformaciones en la mentalidad de las comunidades que habitaban la Altiplanicie. La expresión de los cambios en la vida real se hallaron en las figuraciones de los habitantes neolíticos de las capas superiores. La base de su adoración incluía el culto a la fertilidad de la tierra y la perduración de la autoridad de la mujer-madre. Verifican eso las estatuillas femeninas, una de las cuales, de arcilla de color rojo, muestra el cuerpo desnudo de la mujer. Es posible que inseparablemente, junto con el culto a la mujer-madre haya estado ligado y ulteriormente haya conducido a la devoción hacia el varón, al padre. Mucho de esas figuraciones, claro está, fue heredado de los tiempos pretéritos. El origen de la representación del culto de la mujer ya se había iniciado durante el paleolítico en la veneración de la protomadre y se manifestó en el característico culto a la labranza de la tierra y a la fructificación practicado por los antiguos labriegos. Así, la sociedad paleolítica desarrollada en el tiempo del clan comunitario matriarcal se expresó en estatuillas femeninas descubiertas en el hogar doméstico, que representan a la diosa madre, protectora de la familia, con la cual está vinculada la perduración del clan. La misma expresión evidenciaron inscripciones rupestres en las que están representadas primitivas figuras humanas aisladas, con la apariencia usual en Oriente. El culto a los animales, que tenía carácter totémico, se manifestó en grabados de vacas, ovejas, perros y otros animales domésticos. Comparativamente, los habitantes de la Altiplanicie Armenia alcanzaron alto nivel en la elaboración de objetos de obsidiana, madera, hueso y otros materiales. Tejían esteras, cestos, redes de pesca, géneros. Para elaborar hilo usaban plantas silvestres, ortiga, cáñamo, lino, corteza de árbol. Fueron hallados restos de bordados neolíticos pegados sobre platos de arcilla, cuyos modelos enriquecerían especialmente a la futura cerámica; mientras se avecinaba el desarrollo de la nueva técnica ceramista, fueron elaborando distintos platos de arcilla, de los cuales una parte era muy tosca; mezclaban la arcilla con paja triturada que empastaban con barrro y arena; pero junto a éstos se hallaron otros tipos de recipientes de paredes muy delgadas; por ejemplo, platos anchos, vasos cortos, vasijas semiesféricas con gruesas bases de apoyo, potes semiovales, cántaros cilíndricos, algunos con su parte superior más delgada, grandes ollas con forma de jarra, porrones para agua con asas redondas. Les atrajo la especialización en vasos decorados con dibujos característicos del neolítico, lineales o punteados, geométricos, con adornos grabados de series paralelas de triángulos, jarrones con una línea de agujeros en su labio, algunos con asas pegadas.

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Areshian, K. y Asatrian, E., op. cit., 203.

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Los antiguos labradores de la llanura del Ararat del tiempo neolítico mantuvieron bastantes relaciones con habitantes tribales montañeses, de quienes recibían materias primas para construir sus herramientas de piedra. En la Altiplanicie Armenia fue encontrada una serie de monumentos o “talleres” neolíticos de elaboración de herramientas; obtenían la obsidiana de los montes Arakats, Ararat, del litoral de la corriente media del río Ildaruní(Hrazdán), del monte Sipán, y de otros. La obsidiana era utilizada no solamente por clanes de la Altiplanicie Armenia sino también por habitantes de Asia Central; la piedra recién extraída era transportada también a la Mesopotamia. Al difundirse la noticia de que clanes de otro territorio estaban alcanzando un más alto nivel de desarrollo en la aplicación de técnicas de elaboración de determinadas materias primas, creció el interés por adquirir tales materias e incluso por conocer esas técnicas perfeccionadas de elaboración. Al no haber aun una producción tribal sino la comunitaria y colectiva, el trabajo y la propiedad tuvieron carácter general.

TEGHUT, ARQUETIPO DE POBLADO FORMADO DESDE FINES DEL MILENIO V a. C. De los monumentos arqueológicos del neolítico-eneolítico, uno de los más destacables es el del poblado de Teghut, en el centro de la llanura del Ararat, a 3 kilómetros al Sur de Echmiadzín. Fue descubierto por agricultores, que ignorando su significación, destruyeron parte de los materiales; Teghut es una localidad en la que se descubrieron posteriores restos de valiosos monumentos arqueológicos de los períodos temprano, medio y tardío de la Edad del Bronce, de los que puede afirmarse que son únicos en su clase en el territorio de la actual Armenia. Allí existió un monumento de tres hectáreas y media, aproximadamente. Desde el punto de vista de la estratigrafía las viviendas fueron construidas o cavadas desde arriba en la segunda capa, sobre el segundo lecho del río Kasagh (hoy el lecho es el cuarto). Ya en este tiempo los pobladores de las áreas llanas y de los márgenes de las corrientes inferiores de los ríos de la Altiplanicie comenzaron a apreciar el significado de la construcción de acueductos, canales y estanques para el regado artificial y la obtención de mejores cosechas. Observaron que cuando aumentaba el caudal de los ríos en primavera y otoño, se elevaba en sensible medida la fertilidad de las tierras aledañas ya que la capa de limo y la humedad creaban condiciones notoriamente beneficiosas para la vegetación. La experiencia de milenios les enseñó a irrigar artificialmente aquellas tierras a las que la Naturaleza privaba de agua. Según análisis científicos realizados con el método del radiocarbono 14187 en el Instituto de Arqueología de San Petersburgo, los fragmentos de arcilla descubiertos en Teghut corresponden a los años 3807 a.C. y posteriores(Edad del Cobre tardía-Edad del Bronce temprana). Otros estudios arqueológicos concluyen en que Teghut corresponde a la cultura halafita del milenio V a.C. Otro centro de esta cultura en la Altiplanicie es Shamiramaltí, en el litoral del lago Van, cuya tercera capa es reconocida como típica de la cultura halafita. Los materiales arqueológicos descubiertos en Teghut

La ciencia ha determinado que el carbono 14 tiene la particularidad de sufrir, a lo largo de los años, una transformación nuclear que lo convierte en nitrógeno. Se forma por acción de los rayos cósmicos sobre el nitrógeno atmosférico. Este carbono “pesado” inmediatamente de producido, combinado con el oxígeno, integra, en pequeña proporción, el anhídrido carbónico que utilizan las plantas en la formación de materia viva e integra la reserva líquida como bicarbonato. Considerando que la proporción de Carbono 14 en la atmósfera es constante, aproximadamente igual proporción contendrá una planta viva, ya que su carbono procede del anhídrido carbónico atmosférico y lógicamente en igual proporción estará en los animales que se alimentaron de estas plantas. En los cadáveres de los animales y en los residuos vegetales el Carbono 14 se desintegra sin ser renovado, por lo que el contenido va disminuyendo lentamente. Sabiendo que un gramo de Carbono 14, para reducirse a la mitad tarda 5.570 años, es posible deducir por diferencia entre el contenido de una planta o animal viviente, en Carbono 14, y el contenido en un fósil de Edad delsconocida, cuándo, aproximadamente, éste dejó de existir.

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tienen paralelismo con los del paso de la cultura halafita188 a la opeitiana en otras localidades189. Los pobladores del tiempo de la cultura halafita190 ya utilizaban el cobre y habían comenzado a irrigar los sembrados; allí, al inhumar al fallecido ubicaban junto al cadáver, como ofertorio, estatuillas de arcilla entre las cuales se destacaba la del toro, como manifestación visible de la divinidad que insuflaba potencia a la fertilidad del sexo viril; tal representación, hecha en diversos tamaños, desde las pequeñas hasta las monumentales, así como la del hacha de doble filo, el cráneo del buey y la cabeza de carnero, se utilizaban en las ceremonias litúrgicas dedicadas al dios de la tempestad. En el animal, en especial en el macho, el cráneo tenía una significación superior191. Sin embargo, las estatuillas de deidades femeninas aparecieron en mayor cantidad que las de varones; ellas fueron representadas con pechos desproporcionadamente grandes lo cual sustenta la hipótesis de que se trata de imágenes representativas de la Diosa Madre192. El artesano de Teghut elaboró recipientes originariamente de ángulo recto, que paulatinamente fue transformando en circulares. El poblado de Teghut es rico en materiales de aplicación en la construcción y, después de su invención, en la cerámica. A diferencia de Shamiramaltí, y por la característica llana del terreno, este poblado no estaba construido en planos escalonados sino en un solo plano. Aunque ocho están semiderruídas, la totalidad de las viviendas del poblado excavado forman complejos edilicios, algunos de las cuales tienen planos circulares, ubicados a una distancia que varía entre 5-7 m. y en algunos casos 0,70 m. entre ellas. Las áreas interiores de las viviendas excavadas estaban llenas de ceniza mezclada con tierra blanda, mezclados con la cual se hallaron instrumentos de cuarzo, de obsidiana y de basalto como también pluralidad de fragmentos de objetos de hueso y, en las capas más cercanas a la superficie, de cerámica. Los diámetros de los planos circulares de las cabañas de Teghut oscilan entre 2,60 y 3,50 m.; las paredes, que no pasan de un espesor de 30 cm., están construidas con una fila de ladrillos rectangulares preparados con mezcla de paja y arcilla. Contiguas o cercanas a las viviendas construyeron edificios auxiliares cuadrangulares y a veces también circulares,de 1,20 a 1,50 m. de diámetro que servían de silos de trigo o de depósitos de otras sustancias alimenticias. Las paredes y pisos de las viviendas estaban revocadas con mezcla de arcilla y algunas estaban pintadas de rojo. Las viviendas, de forma circular, son sencillas y sin adornos, algunas con pisos e interiores de paredes pintados de rojo(okhrá), para lo cual utilizaban pinceles. El okhrá fue también usado en otros casos, más arcaicos, para pintar el cadáver antes de inhumarlo, no como remembranza de la sangre ni de la muerte, sino simbolizando al sol y al fuego, dos elementos de la Naturaleza estrechamente vinculados con la vida y la resurrección. Los pocos restos que quedaron de Teghut permiten, sin embargo, deducir no solamente cuáles fueron las actividades ocupacionales de sus habitantes, sino también sus características vivenciales y culturales. Originariamente tuvo una extensión de 2 a 2,5 hectáreas, sobre una colina no muy alta. La superficie de la elevación está cubierta por una dura napa de arcilla de 30/40 cms. de espesor193. Debajo de otra capa de tierra arcillosa de un metro y medio de grosor, estaban enterrados restos de las paredes de otras viviendas 188 Oppenheim, V., Tell-Halaf, I, Berlin, 1943, citado por Torosian, R., Las excavaciones en el poblado de Teghut (año 1965), Revista Histórico-Filológica, 1968, 1 (40), 298, n. 42. 189 Lloyd Seton y Safar Fuad, Tell Hassuna, Journal of Near Eastern Studies, 1945, IV, 272, citado por Torosian, R., Las excavaciones en el poblado de Teghut (año 1965), Revista Histórico-Filológica, 1968, 1 (40), 292, n. 5 190 Halafita, denominación derivada de la urbanización religiosa Tell Halaf, hasta el 4400-4300 a.C. 191 Hasta la actualidad, en una comida típica y tradicional armenia –el jash-, en la que se guisa carne de cordero, cuya porción más preciada es la de la cabeza. 192 Goff, B.L., Symbols ofPrehistoric Mesopotamia, 11 ss., citado por Eliade, Mircea, op. cit. 63, n. 41. 193 Perkins, L., The comparative archealogy of early Mesopotamia, Chicago, 1957, 16-45, citado por Torosian, R., Las excavaciones en el poblado de Teghut (año 1965), op. cit., n. 4.

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cuyas bases, cimentadas en la leve profundidad semihúmeda de las arenas del riacho Kasagh, servían de apoyo de las paredes superiores que emergían a la vista. Las casas formaban un complejo, separadas algunas unos 6 metros entre sí y otras casi pegadas. El tipo de viviendas circulares tiene una muy antigua tradición constructora en esta parte de la Altiplanicie y con el tiempo pasó al formato oval aunque siempre manteniendo su modalidad semisumergida en la tierra. La tradición de este aspecto exterior se expandió por toda la Altiplanicie Armenia durante la cultura del III milenio a.C., como se observa con mayor claridad en Shengavit. Las casas no tenían puertas sino cortinas hechas con cañas, pieles, cueros o ramas de árboles. Los arqueólogos encontraron que el espacio interior de las casas estaba lleno de tierra liviana mezclada con ceniza; allí, como queda dicho, descubrieron fragmentos de herramientas de cuarzo, obsidiana y basalto, y también cuantiosos restos de objetos de piedra, hueso y arcilla. En la parte central del único ambiente de cada casa, estaba instalada una especie de mesa de piedra alisada, junto a la cual se hallaron muchos fragmentos de instrumentos de hueso y de cuarzo, lo cual hace suponer que la labor de los habitantes se desarrollaba dentro de la vivienda y que esas mesas eran de trabajo. También se descubrieron hogares hechos con guijarros y espesa arcilla, en los cuales quedaron restos de cenizas, de carbón de madera y montones de huesos quemados. Estos hogares debían tener finalidad utilitaria o para el culto religioso. A juzgar por los restos arqueológicos descubiertos, el interior de la gran única sala de la vivienda debía servir de ambiente de usos múltiples donde presumiblemente convivían todos los miembros de una familia, rama de la comunidad perteneciente a un mismo clan. Por lo visto, los adelantos en la técnica arquitectural de Asia Anterior y del Norte de la Mesopotamia también fueron aplicados en la Altiplanicie Armenia, lo cual queda confirmado por el desarrollado nivel de la cultura material de los clanes en lo que se refiere a la sedentaria economía agrícola temprana; y además por las formas de construcción de las viviendas. Posteriormente, las tradiciones en cuanto a la construcción de viviendas circulares tuvieron gran difusión en la cultura de la Altiplanicie del III milenio a.C. Formas perfeccionadas de tales viviendas fueron detectadas en Shengavit, Shresh Blur, Teghut, en el segundo estrato de Kül Tapá de Nakhicheván y en otros monumentos arqueológicos. El ulterior desarrollo del cultivo de la tierra y del pastoreo fue comprobado en las construcciones de Shengavit III y en los depósitos de Shengavit IV. La población de Teghut acostumbraba a habitar, como antes, en viviendas cuyos cimientos de piedra dispuestos en forma circular o cuadrangular, con paredes de adobe. Son interesantes las herramientas arqueológicas halladas en los estratos de épocas más recientes de Teghut, posteriores a la invención de metales, tanto por la pluralidad de materiales utilizados como por la variedad de formas; están hechos de piedra, hueso o cobre, aunque la mayoría es de piedra. Se encontraron también fragmentos de cerámica y estatuillas de arcilla194. Similares en su hechura, son típicos del eneolítico, a saber: pequeños cuchillos de cuarzo y de obsidiana, cónicos y en su parte media separados de las hojas; desde donde termina la hoja, los mangos tienen forma de triedro o tetraedro. Transparentes o grises, con matices de color canela o marrón, estos instrumentos similares a cortaplumas están golpeados excepto en la parte de la hoja; en esta última parte, los bordes son filosos y cortantes, los que como consecuencia de su uso se desafilaron o sufrieron roturas; tienen de 3,5 a 7 cms. de largo y de 1,5 a 3 cms. de ancho. Por los fragmentos hallados sabemos que los utilizaban para distintas funciones: usaron los mas pequeños como partes internas de hoces o como minúsculos machetes para cosechar; los medianos para cortar carne, cuero con el que confeccionaban ropas, y los más grandes como cuchillos comunes. Las mazas agujereadas, con forma de esfera, son como las de la Siriana, Palestina y Asia 194

Torosian, R., Las excavaciones en el poblado de Teghut (año 1965), op. cit., 292.

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Menor195. Dentro de las casas fueron descubiertas piedras de moler con forma de disco de 20 a 30 cms. de diámetro, aproximadamente; una de las caras está gastada y la otra mantiene su aspecto de piedra natural. A falta de muebles, hacían unos anillos de arcilla de los que colgaban de la pared diversos objetos y ropas. Entre las herramientas, es llamativo el pico, compuesto de dos partes: una de piedra utilizada para golpear la tierra y otra de madera o hueso, con función de mango; el pico que se halló en Teghut estaba incompleto pues sólo tenía la primera parte, con un agujero por el que atravesaría el mango. Fueron halladas piedras volcánicas y escorias que sobraron de las labores de triturar y alisar otras piedras; con piedras convexas lustraban y bruñían los platos de cobre. Con huesos ahuecados de grandes y pequeños animales elaboraron herramientas de dos tipos: 1) para la agricultura, mangos de cuchillos cuyas hojas eran de cuarzo u obsidiana; picos hechos con la epífisis o extremidad de un fémur, la que perforaban con tres pequeños orificios destinados a afirmar con una cuerda el mango de madera; otro tipo de pico de unos 18 cms. de largo, era un cuchillo delgado con distintos usos agrícolas; 2) para la vida diaria, agujas, agujereadoras; cinceles, buriles y gubias para tallar raíces, maderas y piedras. Algunas agujas, de 5 a 8 cms. de largo, tienen en el extremo ojos de distinto diámetro según se usaran para pasar tientos o fibras o hilos. También se hallaron palillos de cosmética para sombrear los ojos. Un curioso instrumento que revela el desarrollo de la talabartería, de la alfarería y la cerámica – que es más elaborada y de formas diversas -es la almohaza o rascadora, hallada en las excavaciones arqueológicas de Teghut. Es de hueso, tiene forma oval –15x7x0,5 cms – y se usaba tanto para alisar los objetos de arcilla como para descarnar pieles, desbastarlas, uniformar su superficie, quitarles la caspa y tierra que tuvieran entre los pelos, limpiarlas de asperezas y darles suavidad. Además de las herramientas de piedra y de hueso, fueron descubiertos escasos objetos de cobre, pertenecientes a tiempos más avanzados. Se hallaron fragmentos de dos agujas de cobre cuyo cuerpo es, una, de forma de tetraedro, otra romboidal y otra cilíndrica, con un extremo agudo y el otro más grueso. La aguja romboidal tiene 4 cms. de largo y 1,5 mm. de espesor, fina en sus extremos y más ancha en el centro. El análisis químico de estas agujas mostró que el cobre no es puro sino que contiene mezcla de arsénico. También utilizaron plata, bismuto y níquel. Estos descubrimientos tienen importante significación en cuanto al muy posterior despertar de la metalurgia prehistórica no solamente en Teghut, sino también en el centro de la llanura del Ararat, en Van y en otros centros culturales. La mayor cantidad de fragmentos de vasijas halladas en las expediciones es la correspondiente a la cerámica. Están elaboradas a mano, con sus superficies coloreadas de amarillo, verde amarillento, castaño y diversos matices de rojo. Algunos de estos colores revelan que la cocción se hacía a muy altas temperaturas. Entre estos objetos, por la composición de la arcilla, pueden distinguirse, una clase hecha de mezcla con paja, otra mezclada con arena y una última exclusivamente de arcilla pura. En todas, la superficie exterior está recubierta con arcilla limpia alisada con la arriba mencionada almohaza de hueso o de madera y con un trapo o pasto cocidos de los que quedaron pegados algunos fragmentos; en el interior hay pequeños extremos de pajas que sobresalieron durante la cocción. En su mayoría las jarras y ánforas están hechas con adobe, el círculo central de sus paredes es grueso e inflado, los labios del borde superior son como cordones cilíndricos o triédricos inclinados hacia afuera. El tronco de una de las jarras está decorado con una línea de puntos en forma de cruz y la parte interior está impermeabilizada con una pintura roja. En otras la decoración es de cintas y líneas rectas horizontales o verticales predominantemente pintadas a pincel o con una punta aguda; el color más recurrente en estas cintas y líneas es el rojo, mientras en las paredes la tonalidad que más abunda es el rosado. Por estos motivos Mallon, A., Keoppel R. y Neuville, René, Telilat Chassul I. Comptes rendus des fouilles de l’Institut Biblique Pontifical 1929-1932, Rome, 1934, vol. 35, 71, citado por Sardarian, S. A., El paleolítico en Armenia, op. cit., 345.

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decorativos del complejo general de Teghut, puede establecerse una clasificación cultural en dos direcciones: la originaria del lugar, eneolítica, y la procedente del Norte de la Mesopotamia, de períodos pretéritos. Fue hallada una pequeña estatuilla de arcilla que representa a un oso, rara en la región en el milenio IV a.C. Las ollas de barro tienen un alto cuello cilíndrico, el cuerpo esférico y el fondo o base, grueso y plano, a veces redondeado. Como consecuencia de haber estado mucho tiempo expuestas al fuego, estas ollas están ahumadas. En cuanto a las bandejas, sus bordes están delicadamente inclinadas hacia la base interior; la apariencia es más fina y algunas tienen como adorno líneas de puntos hechas con un punzón y en el centro de la base de otras hay un pequeño espacio profundizado, de forma circular. Finalmente hay fuentes circulares de borde bajo con diminutos agujeros alrededor; posiblemente eran utilizadas para amasar la harina cocida con la que prepararían el pan. De estas mismas se encontraron en Kasagh, Nakhicheván, Kül Tapá196, Mughan, Van, Mush, Kharberd-Malatiá como también al Norte de la Mesopotamia y en aldeas de la meseta irania197. La técnica utilizada para hacer los recipientes de arcilla mezclada consistía en llenar con arena una bolsa o colocar la arena sobre una base de cañas especialmente preparada para esta elaboración, revocada con arcilla o con adobe, y superponer cintas de arcilla mientras con las manos se va dando forma al nuevo recipiente. En el antiguo Egipto y en la Mesopotamia durante los milenios V-IV a.C. y en el neolítico de Siriana y Cilicia ya existía un método arcaico de cerámica similar al descripto. Es escasa, en cambio, la cantidad de objetos preparados con arcilla pura sin la mezcla descubierta en Teghut; éstos últimos tienen una mayor delicadeza estética y están pintados con barnices de diversos colores, con bordes exteriores más delgados, en especial en los vasos para beber, y pequeñas bases planas de forma circular; sus caras interiores están cubiertas con varias delgadas capas de arcilla; el centro más antiguo de esta labor en la región fue la llanura del Ararat. Además de usar la arcilla para las construcciones y para hacer recipientes con diversos destinos, los pobladores de Teghut la utilizaron para modelar estatuillas de animales y hogares con significado religioso. En la vida de los clanes que habitaban la Altiplanicie Armenia casi a comienzos del sexto milenio a.C., se produjeron cambios esenciales. Comenzó el período neolítico sedentario de las actividades agrícola y pastoril, durante el cual elaboraron los primeros recipientes de arcilla, preparados toscamente y mal cocidos. Los habitantes del neolítico en lo que milenios después sería Armenia, la visión total del cultivo de la tierra apareció en la llanura del Ararat con las construcciones de poblados. Los agricultores del neolítico se ubicaron en el valle y en la zona premontañosa de esta feraz y extensa explanada. Elegidos esos lugares como asentamientos permanentes, construyeron poblados durante múltiples generaciones. Esos poblados fueron los siguientes:

CHAGHÁ La más antigua de las poblaciones, que inició la economía agrícola es la de Chaghá, en la región de Talín, cuyos habitantes continuaron ocupándose de la recolección de frutos; no sabían domesticar animales ni conocían la germinación ni cultivo de vegetales. Estos hombres pertenecían al paso entre del mesolítico tardío y el neolítico temprano. Se hallaban fuera de la zona de los peñascos y vivían a campo abierto en parajes habitables sin participación de la mano del hombre.

Jenny, A., Shamiramaltí, Berlin, Prehistorische Zeitschrift, XIX, Nº 3-14, citado por Sardarian, S.H., Primitive Society in Armenia, op. cit., 197 Dyson, Robert H., Gouler Young, J.R., The Solduz Valley, Irán: Pisdeli Tepe, Antiquity, 1960, Nº 133, Anexo III, citado por Torosian, R., op. cit., 294, n. 13. 196

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MATERIALES NEOLITICOS DEL MONTE ARDÍN Ya hemos visto que en el monte Ardín fueron hallados materiales pertenecientes al primer nivel del paleolítico inferior, habitado por el pithecanthropus. En el mismo lugar se encontró un gran “taller” donde en el neolítico temprano el nuevo hombre, ya mucho más avanzado, después de extraer la materia prima de enormes minas de obsidiana, elaboró instrumentos y dejó pruebas de que dominaba ese mineral y que con él fabricó objetos dándoles formas de prismas, cuchillos, agujereadoras, barrenas, rascadoras, utilizando la técnica de quebrarlos por percusión. Pero el hombre de esta época no sabía aun alisar la piedra ni perforarla con herramientas preparadas con piedra. Comparándolos con los del predecesor que vivía en peñascos, los habitantes del sistema del Arakats y en el monte Ardín, corresponden a la etapa anterior al uso de la arcilla por lo cual no pudieron fabricar recipientes de este material. El segundo signo característico de esta localidad del neolítico, y vinculado con lo expuesto, es la ausencia de la cerámica común, que fue posterior. Las principales armas eran el arco y las flechas con puntas de piedra y herramientas macrolíticas.

PARROCH Posiblemente en ese mismo tiempo y es muy probable que haya sido a fines del VII milenio a.C., se produjeron significativas transformaciones en la vida cultural y económica de los habitantes del poblado de Parroch, quienes ya en aquel entonces habían superado los hábitos de la era paleolítica, en especial el de vivir bajo peñascos. Ya en el neolítico, el habitante de Parroch construyó viviendas. En este lugar se hallaron restos de lonjas delgadas con las que hizo cimientos de viviendas; lo prueba la presencia de casas, sobre cuyas bases de piedra se hallaron deterioradas paredes. Ese trazo de la nueva cultura es completado y fortalecido por otros signos; de tales primeros signos es la presencia de las aun toscas realizaciones indiscutiblemente hechas con formas del neolítico, de superficies alisadas y las hechas con grandes herramientas puntiagudas u otras, realizadas de piedra, halladas en excavaciones practicadas en los alrededores, además de nuevas y grandes herramientas con superficies y puntas; por fin, es el hallazgo hecho por primera vez de fragmentos de vasijas sin dibujos, preparadas con mezcla de arena y paja, como también agujas y punzones de hueso. En cercanías de los poblados tanto de Chaghá como de Parroch fueron descubiertas formas precarias de cosecha de especies silvestres de trigo, lo cual permite suponer que en otros lugares no lejanos de la Altiplanicie también habían comenzado formas primitivas de cultivo. En estas dos localidades como en el neolítico del monte Ardín los habitantes conservaban tradiciones del trabajo de la piedra de sus ancestros; como antes, utilizaban la obsidiana para fabricar puntas triédricas, punzones y raspadores. A fines del neolítico temprano comenzaron a hacer objetos de mayor tamaño cuya preparación requirió la aplicación de nuevos métodos. Sin llegar a pulirlas, raspaban el filo de hachas, fabricaban moledoras y morteros; trataron de alisar las hojas de grandes cuchillos y las puntas de flechas. Contrastando con estas circunstancias aparecieron rasgos culturales totalmente diferentes y una nueva forma de encarar aquella rudimentaria economía. Entre los cuchillos de piedra y entre objetos macrolíticos se encontraron materiales característicos del Mesolítico; entre ellos había algunos ejemplos de picos de piedra con restos de mango, cuya parte activa estaba desgastada, que posiblemente fueron utilizados para arrancar raíces de plantas salvajes.

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Son testimonios acerca de la primigenia iniciación del labrado de la tierra las moledoras, morteros, trituradoras como también las hoces de pedernal198, con el borde interior alisado o dentado, propias de la cultura agrícola arcaica. Se supone que con ellas cortaban las espigas de trigo salvaje, las desmenuzaban, las limpiaban y finalmente las machacaban en morteros. Los restos hallados en el monumento neolítico del Arakats prueban que la recolección, antecedente inmediato de la agricultura, ya se estaba desarrollando. Restos muy antiguos de actividad agrícola, que probablemente habían pertenecido a la época final del VII milenio, fueron descubiertos en viviendas del neolítico en la parte Sudoccidental del monte Arakats. En estratos que pertenecen al mesolítico apareció una capa de elementos de obsidiana y de osamentas de animales que completan un cuadro de la vida de los pobladores. Los objetos de piedra eran propias del mesolítico; entre ellos había una mayoría de microlitos con forma de segmentos de círculos o de platillos. Esa cultura recibió la influencia específica del neolítico aunque en muchos aspectos conserva cercanía con la técnica mesolítica. Además del gran papel que cumplieron los vegetales trigueros, los habitantes de Armenia de comienzos del neolítico no podían cultivar la tierra o sea que se limitaban a recolectar los frutos naturales listos para consumir. La cuestión es si los habitantes de Armenia del neolítico temprano llegaron a ser verdaderamente agricultores, aunque más no fuera en un nivel sencillo. De datos etnográficos de ciertos grupos humanos de la prehistoria se deduce que lo más probable es que en el mesolítico tardío y en el neolítico temprano no hayan pasado definitivamente aun a la etapa de la economía agrícola en sentido cabal; como hemos visto, todavía egresaban del período de la simple recolección y penetraban a uno más avanzado, de transición al de trabajo de la tierra. La agricultura arcaica ligada con especies silvestres está claramente representada por poblados neolíticos cercanos a Chaghá y Parroch correspondientes al milenio VII a.C. Junto con los objetos de hueso y piedra, la cerámica del neolítico y su paulatino perfeccionamiento causaron una profunda transformación en la economía de la Altiplanicie e impulsaron características nuevas en la agricultura y el pastoreo. En esa extensa geografía fueron halladas osamentas de animales salvajes y domesticados, cabras, ovejas, jabalíes, vacunos, perros. Las viviendas de los mencionados poblados del neolítico temprano diferían poco de las de sus predecesores del mesolítico. Pero por escasa que fuera esa diferencia, en los cerros habitables construyeron nuevos tipos con cambios graduales que, en lo sucesivo, convirtieron a esas viviendas en las formas básicas de los más arcaicos monumentos de la Altiplanicie. La aparición de los cerros habitables atribuye importancIa al período siguiente, en el que el hombre es ya totalmente sedentario, agrícola-pastoril, y poseedor de una técnica bastante desarrollada.

KGHZIAK BLUR - SUS ESTRATOS NEOLITICO Y ENEOLITICO Kghziak Blur fue el primer poblado agrícola de fines del neolítico y la primera cultura agrícola del eneolítico. Asentado en la llanura del Ararat, a 1,7 kms. al Oeste del distrito de Echmiadzín, se trata de un monumento arqueológico ubicado en una colina, compuesto por tres estratos superpuestos: las dos capas más profundas pertenecen al neolítico tardío y la más exterior al eneolítico temprano. El estrato más superficial pertenecía a la cultura arqueológica Shengavitiana; a pesar de estar dañada por edificaciones que se construyeron posteriormente, se hallaron en ella restos de dos construcciones que cubrían gran superficie; sus paredes exteriores formaban 3-4 series de ladrillos. Durante la excavación se encontraron ollas, un ara de sacrificios con forma de herradura y salientes cuernos. La 198

El pedernal es una especie de cuarzo compuesto de sílice y una pequeña cantidad de alúmina.

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superficie de recipientes de arcilla era negra lustrada y la capa inferior a esa pintura, era rosada. Entre los instrumentos de trabajo había fragmentos de moledoras con forma de canoa y herramientas de cuarzo. En esta excavación quedó probado que la capa cultural básica de Kghziak Blur corresponde a la última parte del V milenio a.C.199 El tercer lugar de la civilización de Asia Anterior abarca a la cultura cerámica de Shengavit y Kghziag Blur, que es asignada al neolítico y al eneolítico temprano, medio y tardío. Se caracteriza por la alfarería negro-lustrada con superficie lisa y motivos decorativos geométricos salientes o cavados, hallados en toda la Altiplanicie Armenia desde el río Kura hasta el Norte de la Siriana y Palestina. En Palestina, el período medio de esta cultura es conocido como cultura cerámica de Kirbet-Kerak. Esta alfarería es también común en Tabara-el-Akrad, en el Norte de la Siriana. Los pobladores de Kghziak eligieron la leve altura de una colina seguramente porque el río que corría más abajo hacía que las tierras bajas fueran muy acuosas; quisieron aprovechar esta particularidad para sembrar en las áreas libres de la intensa humedad de la tierra características de todos los meandros del río. En esta llanura se encontraron restos de trigo y granos quemados de cebada, lo cual demuestra que en la Altiplanicie Armenia los hombres del neolítico sembraron trigo y cebada que cosecharon, probablemente con hoces de cuarzo. Se observó que en las dos capas neolíticas de Kghziak gradualmente deja de haber tanta cantidad de aquellas pequeñas herramientas de obsidiana con formas geométricas. Esto prueba que trabajaron la tierra con picos de piedra, aunque es posible que sembraran sin surcar la tierra, simplemente echando las semillas en las grietas provocadas por el río al retirarse. Debemos suponer que no solamente sembraban el trigo sino que además lo descascaraban con las manos. Entre la cantidad de elementos cortantes descubiertos, es posible que muchos de ellos fueran usados para cosechar, moler el trigo, preparar harina, amasar y cortar el pan antes de cocinarlo. Las excavaciones revelaron que tampoco existían ya los pequeños instrumentos de cuarzo de tiempos anteriores: en cambio, aprovechando la nueva técnica de trabajar la piedra, comenzaron a usar, además de algunas de obsidiana, otras de piedras más duras: mármol, basalto, nefritos, que eran rocas de diversos tonos de verdes; hechas con estos nuevos materiales aparecieron mazas, grandes hojas de cuchillos y las primeras hachas con un tratamiento más perfeccionado del alisado. Utilizaron el arco y las flechas. También se halló gran cantidad de restos de toscas vasijas y recipientes comunes de arcilla, con formas semiesféricas, con paredes salientes y el fondo sin alisar: tazas, vasos, ollas. Fueron descubiertos, también característicos del neolítico, redondos recipientes de arcilla no muy profundos y anchos, con cuello angosto y base plana. Una parte de estos recipientes está decorada con dibujos cavados muy simples, a menudo cortos, compuestos de 1-2 series, a veces con líneas rectas; los dibujos están sobre el cuello, encima de una cinta horizontal; otras veces son marcas hechas con la uña; hay algunos con formas de espigas, de hojas de caña, de puntos, con perforaciones en los labios. A los labios de algunos recipientes les pegaron asas. Estas asas y dibujos proliferaban en Asia Central. Es difícil explicar esta coincidencia atribuyéndola a la exclusiva obra de la casualidad; hay que suponer que en el mismo período de la Altiplanicie Armenia, hubo posibilidad de paralelismos. Es decir que la misma cultura neolítica del VI milenio a.C. que se encontró en la región norteña de Asia Central, se halló simultáneamente en la Altiplanicie Armenia, representada por Kghziak Blur y Mashtotsí Blur. La misma también apareció en las regiones sureñas de la Mesopotamia septentrional, pero con una importante diferencia: en ésta última está ausente la cerámica.

199 Areshian, K., Asatrian, E., Los trabajos de arqueología de campo del Centro Armenológico en 1979-83, Revista de la Universidad de Ereván, 1985, 3 (57), 202.

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En Kghziak Blur, como en milenios pretéritos, la caza jugó un importante papel en la economía; en los poblados se encontraron no solamente punzones o pivotes (michug) poliédricos bien elaborados de obsidiana, puntas de flecha y de lanza neolíticos, muelas y morteros de reducido tamaño, sino también otras herramientas de piedra como grandes hojas de machete, cuchillos, puntas filosas, etc. Las antiguas ocupaciones ya no fueron decisivas en la vida de los habitantes neolíticos del valle del Ararat; junto con las sierras de cuarzo y obsidiana, en las excavaciones efectuadas en poblados del neolítico se encontraron en vasijas de arcilla, cantidades de vegetales de cultivo, restos de trigo, granos quemados de cebada. Entonces significa que los habitantes neolíticos de Armenia sembraron cebada y trigo, que cosecharon con la hoz cuyo filo interior fue de cuarzo o de obsidiana. Cultivaron la tierra con pico de piedra, y no hay que descartar, como dijimos, que hayan sembrado sin antes surcar la tierra. Significativas son las sierras descubiertas en filos interiores de hoces. Desmenuzaban, trituraban y pulverizaban las espigas con el mortero, amasaban la harina, cocinaban comidas, que consumían utilizando cucharas de arcilla, de las cuales fueron halladas varias en Shengavit. O bien de madera. La agricultura se completaba con el pastoreo. Hubo grandes animales cornados, así como rebaños de ovejas y cabras. Los clanes de Kghziak Blur no fueron los únicos de los más antiguos agricultores; existieron muchos otros de cercano nivel cultural, vinculados con ellos por lazos de parentesco y que vivieron en los milenios VI-IV a.C. en el valle del Ararat y en otros lugares de la Altiplanicie Armenia. La economía agrícola decidió la nueva naturaleza de los poblados. No fue un área que les sirvió de coto de caza ni tampoco un campamento transitorio resultante obligado de exigencias del clima sino una verdadera aldea construida siguiendo un plano previamente trazado, en el que habitaba el clan totémico.

TZOPK EN EL NEOLÍTICO El “mundo de Tzopk” (en armenio Tzobats Ashkhar), estaba en la zona del curso superior del Tigris occidental y del inferior del río Aradzán, que lo dividía en dos sectores. Investigaciones arqueológicas demuestran que Tzopk ya durante los milenios VIII – VI a.C. estaba densamente poblada con características casas de forma rectangular y frentes de típico aspecto local, y que elaboraban los metales conocidos200. Ejemplo de aquel brillante desarrollo es el de Chaioniú aunque hay más grandes poblados pre y post-cerámicos referentes al neolítico, aun no suficientemente investigados. Por el estudio de las capas arqueológicas sabemos que cuando en la región que milenios más tarde ocuparían Mush y Van los poblados eran aun cuantitativamente insignificantes, en la parte llana de Tzopk ya había al menos 10 poblados. En el neolítico se encontraron objetos de arcilla de la cultura Halafupeitiana y sepulcros intramuros, a veces de arcilla cocida. Para el estudio de la cultura material de Asia Anterior tienen gran significación los progresos realizados en la arqueología armenia de la Edad del Bronce temprana y las cuestiones de la expansión de la cultura Kur-Araksiana. Si hasta hace poco eran comparativamente claros los monumentos de la etapa final de esa cultura, ahora son más frecuentes los que forman parte del período temprano cuyo límite cronológico interno se remonta hasta mediados del milenio IV a.C. El análisis de estos monumentos permitió revisar una serie de fundamentos acerca de las cuestiones acerca del origen de la cultura 200 Bobokhian, A.A., Tzopk en los límites de los milenios III y II a.C. , Revista Histórico-Filológica, (Patma Banasirakán Handes), 1999, 1 (150), 263.

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Kur-Araksiana en la Edad del Bronce temprana, su difusión inicial y los períodos cronológicos de su desarrollo. En la segunda mitad del milenio IV a.C., estando el territorio de la actual Armenia comprendido dentro de la órbita de la cultura Kur-Araksiana, dominaba las principales rutas de tránsito del comercio de las regiones del litoral del Mar Mediterraneo provenientes desde Persia. Lo que hoy es Armenia se transformó en una de las importantes áreas proveedoras de materias primas a importantes áreas de centros culturales del Mundo Antiguo201. Paulatinamente se incrementó la cantidad de construcciones de vivienda y penetraron en su territorio elementos de la cultura Kur-Araksiana, los poblados anteriores permanecieron, aumentaron en cantidad y se extendieron también por las regiones montañosas y pre-montañosas. Alrededor del 3000 a.C. las construcciones sufrieron grave deterioro en algunos poblados lo cual certifica la penetración de nuevos factores. Posteriormente se fue imponiendo la cultura proveniente del Kura, cercana a la variante de Chavaik; en forma parcial construcciones circulares reemplazaron gradualmente a las rectangulares; fue difundiéndose la variante de la cultura del Araks, es decir la de la zona de la llanura del Ararat. Sin embargo la forma circular de las construcciones no perduró y las viviendas volvieron a recuperar su forma rectangular y a ser construidas con troncos, y se mantuvo la tradición de las vasijas de cerámica policromada. Tzopk continuó permaneciendo en la órbita de influencia de la llanura del Ararat. El aumento de relaciones con el mundo exterior promovió el surgimiento de una etapa de tipicidad local. Con el transcurso del tiempo declinó la cultura Kur-Araksiana; la mayor parte de las viviendas fue abandonada: profundizaron las características locales y cortaron los lazos con poblaciones del Este. Las construcciones siguieron siendo rectangulares y la cerámica acrecentó sus variedades aunque se distanció de la influencia de la región del Urmiá. Gradualmente profundizaron los vínculos con Capadocia. Alrededor del año 1650 a.C. casi todos los poblados de Tzopk estaban en ruinas. Lo mismo ocurrió en el litoral del lago Urmiá por causas relacionadas con la situación política como, por ejemplo, la lucha entre los clanes mitanni e hitita, más que por migraciones étnicas202. En comparación con época anterior, incrementaron los poblados en un cincuenta por ciento, y repoblaron una significativa parte de los poblados abandonados. La cultura atravesó cambios y estableció vínculos con la de nuevos elementos étnicos, en especial con la de los mushguerios. Fue activo el restablecimiento de lazos con clanes del Cáucaso. La realidad de Tzopk en los milenios III y II a.C. tuvo características propias, que, en general, fueron la densidad de población, un mayor desarrollo que otras regiones de la Altiplanicie Armenia y la ininterrumpida relación con áreas civilizadas vecinas como consecuencia ante todo de su posición geográfica y de sus riquezas naturales. Estas características le adjudicaron también complejidad: las migraciones étnicas y las destrucciones influyeron sobre los habitantes de la región. Hubo también otros factores que constituyeron causales de declinación de Tzopk. Entre dichos factores pueden mencionarse cataclismos climáticos, penetraciones étnicas, cambios socio-demográficos internos, y causales políticas. El historiador A.A. Bobokhian considera que más importante que dilucidar si fueron los hurritas o los indoeuropeos quienes habitaron Tzopk en el III milenio a.C. es precisar si con los cambios culturales se produjeron cambios étnicos. Desde el punto de vista arqueológico, un nuevo etnos, el hitita, apareció en los milenios III-II a.C. y la demarcación de sus límites está dada por la cerámica policromada hitita y de Capadocia; en la misma época hubo destrucciones y abandonos de poblados posiblemente como consecuencia del

Kalantaryan y Melkonyan, op. cit., 12. Kosian, Aram, La cuestión de los mushguerios “orientales” y “occidentales” , Revista Histórico-Filológica, 1996, 1-2, 217.

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incremento del nomadismo al que en la Antigüedad se consideraba un “medio para salir de la pobreza”.203

LAS CUEVAS DE KEGHAMAVAN 1ª La expedición armenio-francesa arriba citada, dirigida por los arqueólogos Boris Kasparian y A. Gasparian examinó, además de las cuevas de Kmlo, 112 pinturas rupestres del Neolítico-Eneolítico de los milenios VII-V a.C., que en su mayoría son de figuras de venados, descubiertas en paredes de cuevas de Keghamaván-1ª, a dos kilómetros hacia el Sur de las de Kmlo-2ª, hechas con okhrá que van desde el rosado claro hasta el rojo intenso, sustancia utilizada en los milenios IV-III a.C., es decir en la Edad del Bronce, época en que el hombre ya poseía la técnica del dibujo. Por la técnica utilizada sabemos que las figuras fueron hechas usando a modo de pincel “lápices” de piedra toba o directamente con los dedos. Llama la atención la variedad temática de estas pinturas rupestres, que parten de una figura zoomorfa y llegan hasta composiciones complejas de pluralidad de imágenes esquemáticas; este último grupo está compuesto por figuras estilizadas, realizadas mediante trazado de líneas y perteneciente a los milenios III-I a.C. Estudios basados sobre este monumento excepcional descubierto junto con expertos franceses, permiten precisar más la cronología de inscripciones rupestres de Keghamá, Siunik y Vardenís, con cuya antigüedad guardan paralelismo. Publicaciones e investigaciones confirman que en la Altiplanicie Armenia, las inscripciones rupestres tenían amplia extensión; en lo referente al descubrimiento de las pinturas rupestres, éstas comenzaron a aparecer en 1970; la primera prueba de las pinturas rupestres del territorio de la República de Armenia corresponden al dominio del rey Khosrov, en el peñasco del defiladero del río Darbant.204 Fue durante la investigación explorativo-analítica que fueron halladas en el peñasco Keghamaván 1ª un nuevo conjunto de pinturas rupestres. Entre los años 2002-2003 el equipo armenio-francés continuó labores de investigación en las aldeas Aghitú, Shamb, Shakí y Angueghakot, del distrito de Siunik, orientado hacia el estudio de cavernas del desfiladero del río Vorotán; durante el pleistoceno, las condiciones naturales en el litoral del curso superior de este río eran muy favorables para la existencia del hombre prehistórico. Los materiales arqueológicos recogidos en las cavernas por el equipo de expertos son, en especial, de la Edad del Bronce; en la aldea Angueghakot fueron hallados instrumentos paleolíticos que guardan paralelismo con objetos de la caverna Ereván-1ª, (en particular puntas de flechas de obsidiana de tipo “erevanense”), posiblemente pertenecientes al ocaso del período musteriense. El registro del estudio minucioso del monumento recientemente descubierto en Keghamaván 1ª fue organizado entre los años 2003-2004 dentro del marco del proyecto arqueológico armenio-francés dirigido por B.Khechoian y K.Shateian. Aparte de la precisión del cálculo de las pinturas rupestres los científicos dedicaron especial interés a las cuestiones de las figuras aisladas y de la ubicación e interrelación existente en los conjuntos sobre la pared frontal del peñasco (la pared frontal fue diagramada en secciones de 1x1 metro cuadrado, abarcando a toda la serie de pinturas) Todas las pinturas fueron fotografiadas y medidas; además fue registrada la metodología técnica seguida y las características de cada una de las pinturas. La totalidad de la materia investigada y la Finkelstein, I., Observations on the socio-demographic structure of the intermediate Bronze Age, Levant, vol. 21, 1989, 132, citado por Bobokhian, A.A., op. cit., 266, n. 25. 204 Khechoian, A. y Kasparyan, B., Intento de análisis artístico de las pinturas rupestres del peñasco de Keghamaván 1ª, en Kalantarian, A.A., Badalian, R.S., Avetisian, P.S., La cultura de la Antigua Armenia, T. XIII, Publicación del Itto. de Arqueología y Etnografía de la Academia Nacional de Ciencias de Armenia, Ereván, 2005, 28 y ss. 203

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coordinada descripción se realizó según planes previamente preparados, los que clasifican las pinturas agrupándolas según sus características. Las 112 pinturas rupestres están colocadas sobre las superficies de las paredes interiores y exteriores del frente del peñasco, como también sobre fragmentos alisados del piso de basalto. Las representaciones tienen variedad temática: en un 43% comprenden ilustraciones de un solo animal hasta complejas composiciones de pluralidad de animales; el resto está distribuido en un 28% de figuras antropomorfas, un 24% de figuras de símbolos, y un 5% de líneas de líneas de significación incierta. Sus posiciones son tanto hacia la derecha como hacia la izquierda. Según la interpretación de los modelos y las características morfológicas, se pueden diferenciar tres diferentes tipos: 1. en el primer caso, un animal está aislado; no tiene relación de composición con otros y constituye una unidad total. Las figuras animales de perfil se diferencian en sus proporciones anatómicas del resto de las figuras rupestres; representadas en actitud estática y comparativamente tienen mayores medidas. En este conjunto hay una figura en la que el autor recurrió a la solución de aplicar un viraje en la perspectiva, con la cabeza frontal y la cornamenta de perfil. 2. En el segundo grupo las medidas de las figuras son más pequeñas, estilizadas y en composición plural (escena de caza, hombres armados o montados. Es visible el movimiento. Es posible encontrar cuadros que tienen similar estilo y estructura composicional en inscripciones rupestres de Siunik, y de los montes Keghamá (milenios III-I a.C.). Estas tipificaciones conducen a las siguientes conclusiones: la creación del primer conjunto exigió el copiado y conocimiento de las formas del animal real; es propio del segundo conjunto el acopio y generalización de las formas del animal, en el cual se ha acentuado en la comunicación de la idea de sentido, a la cual se ha condicionado, con soluciones esquemáticas, la supremacía de la creación. A pertir del neolítico, estos principios de expresión repetida sin variaciones son típicos del arte rupestre de los períodos medio y tardío mediatizados en el modo de pensar. Estas dos distintas percepciones hablan de la diferencia temporal existente entre los conjuntos primero y segundo. EL POBLADO DE ARATASHEN El poblado neolítico de Aratashén, ubicado en la parte Noreste de la Altiplanicie Armenia, en la actualidad territorio de la República de Armenia, es uno de los más arcaicos poblados agricultores; allí existen datos fósiles demostrativos referentes a la paleofitología de vegetales de cultivo. Los hallazgos arqueofitológicos ocurrieron en fragmentos de revoque de arcilla de edificios y construcciones, como también de hogares. En Armenia fueron usados restos vegetales como elemento de la argamasa en las construcciones de tierra o de arcilla –incluso en la alfarería- en todos los tiempos y se siguen utilizando hasta hoy. En el poblado de Aratashén fueron usadas para esos mismos fines ciertas cizañas y migajas de vegetales que quedan de la trilla en los cultivos; estando compuestas primordialmente de materia orgánica, en el curso de milenios se destruyeron y sólo perduró a veces como un sello adherido en la arcilla. Así, en las construcciones de edificios circulares de tierra destinados a hogares y silos, secados por el calor abrasador del sol, quedaron como documentos restos fósiles del Triticum dicoccum de doble grano; el Hordeum vulgare subsp. Vulgare convar. coeleste, con espigas de series séxtuples205; entre las leguminosas, Hovsepyan, R.A., Archaeobotanical finds of six-rowed barley(Hordeum vulgare) fron the Neolithic layers (7º-6º milennia b.c.) of the Aratashen settlement of Armenia. Flora, vegetation and plant resourses of Armenia.(En edición en Ereván). Citado en Materiales paleofitológicos en el poblado neolítico de Aratashén, del mismo autor, en La cultura de la Antigua Armenia, T. XIII, Materiales de la Sesión Científica del Instituto de Arqueología y Etnografía de la Academia Nacional de Ciencias, Ereván, 2005, 51/53, n. 4. 205

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la Lens culinaris subsp.microsperma y la Vicia ervilia; entre las herbáceas, la Camelina microcarpa, oleaginosa. Además de las enumeradas plantas de cultivo se halló gran cantidad en fragmentos de arcilla, de vainas de la Alissum desertorum y la impronta carbonizada de un tubérculo Cyperusfuscus. La Alyssum desertorum es una especie vegetal que aun hoy continúa creciendo en esa zona. La cuestión evidenciada en años precedentes con respecto a la sucesión de culturas prehistóricas, es ante todo, la del vacío en la investigación del lapso neolítico-eneolítico. Teniendo en consideración la importancia de este problema fundamental, el proyecto armenio-francés de campo tuvo por finalidad completar ese vacío cronológico, en cuyo marco fue elegido como base de investigación el poblado Aratashén, ubicado a un kilómetro y medio de Vagharshapat, homónimo de la aldea del extremo Noreste, en el margen derecho del río Kasagh. Las excavaciones en este excepcional poblado fueron efectuadas por R. Badalian y P. Lombard en los años 1999-2003. El firme estrato cultural de este monumento arqueológico de la Edad del Bronce tardía (1500 a.C.) es de un espesor general de dos metros y medio, claramente dividido en dos capas: neolítica y eneolítica. Mediante excavaciones de exploración realizadas en el área del monumento se estableció que el poblado perduró también en períodos que se sucedieron después de esas capas. Fue estudiada un área de 170 metros cuadrados del estrato superior; está representada por ruinas de construcciones que se hallan a 75-30 centímetros de profundidad. Se excavaron unas cuantas viviendas circulares (de 4-5 metros de diámetro) y una que tuvo base cuadrangular hecha de ladrillos, cuyas paredes eran de una serie de ladrillos crudos cuyas medidas son de 45-50x20 - 25x8-9 centímetros. Las paredes están cada tanto reforzadas por tres tiras de 30-40,5 centímetros de altura total. En las casas, sobre pisos de arcilla apisonada, fueron halladas moledoras y morteros de piedra. El estrato inferior, excavado en una superficie de 110 metros cuadrados está repartido en tres capas a), b) y c); entre ellas apareció diseminada gran cantidad de huesos triturados mezclados en fragmentos conservados del piso de arcilla. La capa a) está representada principalmente por acumulaciones de guijarros naturales; en su capa interior se conservaban instrumentos de trabajo de basalto, astillas y núcleos de obsidiana, cuernos enteros y fragmentados de cierva con aspecto de haber sido utilizados como instrumentos. La capa b) se caracteriza por construcciones de arcilla, de las cuales la mayor parte de su estructura exterior tiene forma cilíndrica con cintas de arcilla, con depósitos, construcciones con forma de herradura y paredes curvilíneas de 25-35 centímetros de espesor. La capa más antigua – c) - está separada de las de arriba por restos de paredes deterioradas, cuyas partes preservadas tienen aspecto de estar chamuscadas por el fuego. La capa aparece, a veces, como una desordenada malla circular de viviendas de arcilla. En las excavaciones fueron halladas decenas de miles de instrumentos de diversas piedras (entre ellas, de obsidiana), artefactos elaborados con hueso y con cuernos, y cerámicos. La elaboración de la obsidiana, en todas las capas del poblado, está representada por núcleos de forma piramidal, astillas e instrumentos. El complejode Aratashén está compuesto también por una variada clasificación de productos elaborados con hueso y cuernos. Evidentemente, aquellos modelos tienen amplio paralelo cronológico y geográfico con materiales descubiertos en poblados de cultura neolítica y eneolítica de Cáucaso meridional y de los montes Zagros. La división estratigráfica de los materiales cerámicos es explicada en primer lugar como la de los singulares hallazgos de la capa más profunda; deben ser señalados especialmente cinco fragmentos de altas vasijas coloreadas, de paredes delgadas, que recuerdan a los ejemplares de producción halafita. En primer lugar, desde el punto de vista tecnológico, la cerámica neolítica de Aratashén es definida como procedente de un único origen; las vasijas están elaboradas empleando una técnica tosca, con forma de

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cintas. Sobre toda la cerámica son observables restos de mezclas minerales (basalto, obsidiana, arena, mica) que no se encuentran sobre vasijas eneolíticas. Desde el punto de vista morfológico, la clase de cerámica es pobre. La cerámica neolítica de Aratashén tiene paralelos cercanos en materiales de Verín Khatunarkh, como también, en cierta medida, en los conjuntos de Chulaver. La cerámica eneolítica de Aratashén es revocada a mano, elaborada con estilo de cintas; gran parte del cocido de esa producción fue hecho por períodos breves y a bajas temperaturas. Con la finalidad de determinar la Edad del poblado (milenio VII-V a.C.) fueron efectuados análisis por el método de carbono 14, así como también por investigaciones paleontológicas206.

EL REINO VEGETAL, LA AGRICULTURA Y EL MATRIARCADO

EL TRIGO SILVESTRE EN EL NEOLITICO La Altiplanicie Armenia fue uno de los diversos ámbitos naturales de difusión del trigo silvestre. En zonas premontañosas de la Altiplanicie Armenia fueron halladas varias clases de trigo silvestre (Triticum Dicoccoides, Triticum Aegilopoides, Triticum Thaoudor) a las cuales pertenecen los trigos silvestres de una espiga y de dos espigas (Triticum Monococcum y Triticum Vulgare Dicoccoides). En 1926, el notable académico Mikael K. Tumanian, especialista en hierbas medicinales, encontró trigo silvestre de ambas clases en las aldeas Tsegh de Lorrí, Ikad, Barnikegh. En la primera, de una espiga, con vello o pelusilla rojiza; en Ikad de una y dos espigas rojizas y en la tercera aldea, de una sola espiga. Existe un trigo silvestre de dos espigas, específico de Armenia, diferente del de Siria y del de Palestina. Los trigos silvestres de la Altiplanicie Armenia tienen parentesco con los del Norte de Persia y los del Oeste de Asia Menor. Entre los trigos silvestres armenios los hay blancuzcos, rojizos, negruzcos, de espigas tamboriloides, y de salvado. La zona de expansión del trigo silvestre ocupaba la parte Sudoeste de la región premontañosa armenia en la que existía un clima seco, continental. El arqueólogo y agroeconomista Barug Karaseferian encontró en la precordillera de la cadena del Iegheknatsor(Taralakiaz) a 1200/1300 metros de altitud, diversas especies de trigo silvestre de una y dos espigas (Triticum aegilopoides, Triticum Thaoudory Triticum dicoccoides). Estas especies y otras más aparecieron en cantidad masiva en la zona de Vetí, la segunda en rendimiento en Armenia: aldeas Shahaplu, Chimankent, Kedap, Ainatsor y Rint. Ambos tipos de trigo silvestre se expandieron cerca de la aldea Kedap, sobre el cerro “Anó Ketug”, en unas 100 hectáreas a 44 kilómetros sobre el camino que de Norashén lleva a Mikoyan. Karaseferian clasificó tres tipos de trigo silvestre de dos espigas(Var dicoccoides Schulz): Var Armeniacum Thum, Var Erevanense Thum (Var Strausinum Schulz) y Var AraksinumThum; y un tipo de una espiga: Var Araraticum Thum, Tr.aegilopoides Bal, Tr. Thaoudor Reut. Los cuatro tipos son autóctonos de Armenia. Las diversas clases de trigos silvestres locales, de una espiga y de dos espigas, crecían también en zonas no aprovechables para el cultivo, en acentuados declives de cerros sureños y del Sudoeste (formados por arcillas salitrosas y secas), en valles poco profundos ubicados entre montes y en sombríos valles de riachos, donde había especies arcaicas de trigo silvestre; allí es posible observar todos sus grados de desarrollo. Entre el trigo de dos espigas están el blanco y el rojo. Entre estas variedades hay diferencias significativas. Entre el trigo silvestre y el cultivado armenios existe un lazo natural. Entre los trigos silvestres de

206

Kalantaryan, A.A. y Melkonyan, H.A., Archaeological Works in Armenia in 1990-2003, Ereván, 2005, 44.

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una espiga están las siguientes variedades: el blancuzco y el rojizo, de espiga corta y pequeña; y el trigo silvestre blando de una espiga o de una arista o de dos espigas o dos aristas (Speltoide Mutobilis Thum). La arista es una punta larga y áspera en la que remata el cascabillo que envuelve al grano. A este tipo pertenece el trigo enano de granos verdes como también la variedadde toscos granos de color gris humo. Todo lo cual testifica que la Altiplanicie fue un importante centro en el que fructificaron distintas clases de trigo y donde su germinación tuvo un inmenso rendimiento. En 1929/1930 fueron estudiadas minuciosamente variedades de trigo silvestre descubiertas en la región oriental de la Altiplanicie Armenia: la de doble espiga (Sob Aegilopoides, Triticum Thaoudor Reut) y sus derivaciones cultivadas de una espiga (Triticum Aegilopoides Bal) halladas en las premontañas con diversos tipos y con gran proliferación. Están diseminadas en laderas de cerros de 1300/1500 metros de altitud. La presencia del trigo silvestre de los circuitos de Partsrashén y Chrashén se prolonga hasta el río Araks, a la zona de Meghrí, Chulfá e Irán. En general,las dos especies de trigo silvestre –de una y de dos espigas – están diseminadas hasta los límites de la cadena precordillerana del centro y Sur de la actual Armenia, desde la parte Suroriental de las alturas citadas hasta las zonas cicundantes a Ereván,el desfiladero de Karní.Están por todas partes, allí donde se presentan las condiciones necesarias que posibilitan su desarrollo y expansión. El trigo de una espiga (Triticum Persicum Vav.) aparece en la zona premontañosa de Iegheknatsor(Taralakiaz), Meghrí, Artsaj y Persia; las variedades de trigo silvestre (Triticum Dicoccoides Schultz) aparecen también en las mayores alturas de la frontera occidental de la actual Armenia. El primero en descubrir esta última variedad- en sus formas de una y de dos espigas - fue Mikael Tumanian en 1925, en la zona de Godaik, a una altitud de 1200/1500 metros. De este mismo tipo fueron hallados a 4 / 5 kilómetros al Sudeste de Ereván, en Hrvech, Partsrashén, Chrashén, Hatsaván, Voghchaberd, Koght y Karní207. La mayor parte está difundida en dirección de Partsrashén donde fué hallada en grandes cantidades en un área de 25 kilómetros. De dos espigas hay a cada paso. En 1927/1928 fue recolectada en los alrededores de las aldeas de Hatsaván y Partsrashén, donde la especie rojiza está diseminada en gran cantidad en el mismo lugar y en sectores aislados. Entre 1927 y 1929, Mikael Tumanian encontró en la aldea Partsrashén dos distintas clases de trigo silvestre (Beoticum Boiss y Pseudo Beoticum, Flaksb) y en 1928 el botánico Alexandr Araradian, además de estos tipos, halló trigo silvestre negruzco de una espiga. En lo que hoy es Armenia el trigo silvestre (Dicoccoides Schultz) está compuesto por cuatro clases, cuyos subtipos llegan a 80, primordialmente de una espiga.

CENTENO SILVESTRE En 1934, en la elevada y árida cadena del Iegheknatsor(Taralakiaz), Mikael Tumanian descubrió matorrales de centeno silvestre ( S. Vavilovi Gross, Tricoccoides), que tomó su denominación del nombre del académico N.I. Vavilov, con el mismo aspecto de los que se observó en Palestina. Estaban entre pedregales,a una altitud de 1700/1800 metros. Este grano aparece muy extendido y en grandes cantidades en casi todas las regiones de

Karní fue una fortificación ubicada sobre la ribera derecha del río Azad, donde se halló importante riqueza arqueológica. Fue una de las regiones agrícola-pastoriles del III milenio a.C., segunda mitad de la Edad del Bronce temprana. Fue fundada en el año 2166 a.C., rodeada de viviendas de forma cuadrangular, en las cuales había hogares, instrumentos de obsidiana, agujas de hueso, elementos de arcilla con adornos en forma de espiral, bajorrelieves, moldes para el fundido de hachas de bronce, hoces, osamentas de animales. También había sepulcros de la Edad del Bronce tardía (milenio II a.C.). Entre los materiales y objetos del tiempo de Urartú (siglos VI al IV a.C.) está la inscripción cuneiforme del rey Arguishti, en la que denomina al territorio como “país de Kiarnia”. El primero en mencionarla es Tácito, quien la llamó Gornea. 207

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Armenia, en tierras de muy diferentes características geoclimáticas, bajas y muy altas. Están bien al Sur, en la región de Meghrí, en Partsrashén, Chrashén, Arení, Dzaghgatsor, Iegheknatsor, Arakats, Zanguezur. Allí crecieron los más variados tipos de la gramínea, a alturas que van desde los 500 hasta los 1900 metros de altitud.

LA VENERACION HACIA LA MADRE PRIMIGENIA El origen del culto a la Diosa Madre es antiquísimo. Duró los milenios necesarios para que el varón primitivo, que tenía miedo a los elementos naturales, tratara de compartir alguna forma de enfrentarlos; que buscara refugio a sus temores y lo encontrara en la hembra, y motivado por eso le reconociera un lugar privilegiado aceptando cumplir él un rol secundario. No habiendo aun organización familiar, la hembra no tuvo conciencia de que existieran diferencias ni relaciones de parentesco entre ella con su padre, ni con sus hermanos, ni con sus hijos varones. Su sexualidad con el hombre fue exclusivamente instintiva; al no discernir entre bondad y maldad ni vincular estas diferencias con la edad en que las mujeres son fecundas, con frecuencia los varones violarían a niñas y mujeres impúberes. Tendrían que pasar milenios hasta que la mujer pensara en peinarse o colocarse un colgante en el cuello o cubrirse parcialmente para provocar en el macho el deseo que en su celo, despertó en ella el olor del sudor masculino. En la filosofía clásica, el deseo no se limita a los animales y humanos sino que se extiende también a los vegetales; Platón, por ejemplo, atribuye a los vegetales “sentimientos de placer y de pena y deseos que los acompañan”; para él la nutrición, el crecimiento y la reproducción brotan de apetitos básicos inherentes a la conservación de la vida. El hambre y la sed simbolizarían la esencia del deseo. Más adelante, Aristóteles atribuiría al deseo “la búsqueda de la perfección” tanto en cuanto a los organismos vivos como a los no vivos. Para los físicos antiguos toda tendencia natural tiene una finalidad o plenitud en la cual el movimiento es gobernado por la tendencia a la inercia. Eros y telos –deseo y fin – son conceptos complementarios, cada uno implicando al otro como factores hacia el cambio. En este tema hoy no queda al investigador otra salida que la de hacer conjeturas, imaginar lo más lógico, analizar lo ocurrido en razas que no tuvieron importante contacto con las grandes poblaciones del mundo o que conservaron con pocos cambios las tradiciones de sus congéneres ancestrales; o cómo se desempeñan los machos de las demás especies animales con respecto a la hembra. Con el tiempo el macho percibe que, así como la hembra se siente seducida por la fuerte musculatura cuando él domina a una fiera, puede también él ejercer atracción sobre ella para consumar el acto de unión, acto que, consumado, es terminado abruptamente por ambas partes, sin otras consecuencias; ha de percibir también que a la hembra le molesta que el macho prefiera a otra hembra. Con el paso del tiempo la mujer asumió conciencia de su poder de género, de su capacidad de dominio y de la sumisión de los machos, y en este molde fue formando a su descendencia femenina. Fueron animales humanos y actuaron como tales. El varón no había concebido aun grandes figuras viriles para su propia glorificación, espacio que fue aprovechado por la mujer, y todos se atuvieron a la prerrogativa del mito asimétrico en el que la mujer ocupó el lugar eminente, aun en la celebración de ritos secretos de los que no podían participar varones. Consecuencia de esta jerarquía preeminente como divinidad femenina y de su predominio fue la afirmación de un derecho matriarcal, sin que, por esto, se deba pensar en una completa eliminación del principio masculino: como dice Schachermeyr “se trata solo de un desplazamiento del centro de gravedad hacia la parte femenina”208. 208

Schachermeyr, Fritz, La cultura minoica, Sttutgart, 1964, 152.

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En el mito de la generación de las divinidades, así como se crea la categoría de la mujer que engendra, alimenta y protege, también se proclama la figura de la mujer carnal, sexual, la que provoca en el hombre los deleites instintivos de la femineidad. Pero en las representaciones colectivas del hombre y de la mujer comunes, las exigencias de la vida terrestre diaria eran más inmediatas que los mitos. El varón fue testigo de la miseria en que nacía, desprovisto y privado de todo, y el papel seguro y protector que la mujer cumplía en el parto. Vio cómo ella sola, sin ayuda de nadie en el acto de pujar, después de lo cual recibía al hijo, lo limpiaba, cortaba el cordón umbilical con el filo de una piedra o de una caña; y cómo inmediatamente la madre amamantaba al hijo, después de arrojar la placenta en cualquier lugar. Es más, todas esas escenas provocarían espanto y repulsión al varón, tanto que a veces huiría para no ver ese espectáculo sangriento al que él se consideraría ajeno. El macho era consciente de que así como ignoraba qué es lo que le ocurre al hombre después de la muerte, tampoco sabía nada de ese ser que iba a nacer, antes de que saliera de la viscosidad del vientre de la madre. La hembra representaba el misterio del eterno retorno cíclico del comienzo, el final y el recomienzo: la Vida, la Muerte y la Resurrección son femeninas209. Pasarían milenios, avanzarían las ciencias, y hasta hoy el espermatozoide no puede constituir un principio activo si no cuenta con el óvulo, con el mismo título y la misma categoría210. Con el tiempo, en el momento del alumbramiento la madre parturienta sería posiblemente acompañada por otras mujeres que la ayudarían a pujar, entonarían cantos para acallar sus gritos y quejas de dolor, o para implorar ayuda en el trance a alguna deidad, y darían de beber alguna sustancia a la madre para tranquilizarla o atenuar el turbamiento de su ánimo; eventualmente sacarían la flema de la boca del recién nacido para evitar su muerte por asfixia; finalmente lo lavarían y lo entregarían a la madre para que le dé de mamar. Ya se había gestado en aquellos grupos humanos y se profundizaba cada día más el sentido de maternidad de la tierra, cuyo dominio no se limitaba al mundo de los vivientes sino que se extendía también al de los muertos. Pero la tierra, tanto en los cultos agrarios como en las prácticas mágicas, no era fuente ni reserva de la vida orgánica ni de las almas; por la persistente estabilidad y escasa plasticidad que la caracteriza, no se prestaba a funcionar como principio universal del movimiento, de la mutación, de la transitoriedad, del nacer ni del morir211, funciones reservadas a la divinidad del agua, flúida y ágil en todas partes. La mujer vigorizó su papel activo entronizado, y de madre mediadora a la que el varón necesita para enraizarse en la Naturaleza. Decenas de siglos después, el hombre primitivo, además de crear los primeros objetos útiles que fue perfeccionando, e inventar la forma de encender fuego, adoraría la divinizada tierra-madre en cuyo seno depositaría los cuerpos de los muertos junto con sus utensilios, armas y objetos personales, los que fueron descendidos devotamente a la tierra. Acorde con el régimen matriarcal, la sacerdotisa oficiaría el ritual litúrgico, autorizada a tocar con sus manos puras el cuerpo sacralizado de la Gran Madre tierra y a renovar el secreto diálogo de afinidad entre la celebrante y lo sagrado. La sangre estaba vinculada más con la mujer que con el hombre. Para el hombre prehistórico el ciclo menstrual y el líquido rojo que empapa al niño en el parto, no tenían explicación. En este punto, todos observarían con curiosidad los nacimientos animales y no harían otra cosa que imitarlos. Imaginaría el varón que la preñez se produciría como consecuencia de algún fenómeno que debía protagonizar la mujer, tal como acercarse a Kern, Otto, La religión de los Griegos, Berlín, 1938, I, 49. Simone de Beauvoir, La femme et les mythes, Les Temps Modernes, Juin 1948, 2202. 211 Mondolfo, Rodolfo, Problemi del pensiero antico, Bologna, 1961. 209

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determinado lugar, rozar alguna gran piedra, internarse en cierta caverna, recibir el influjo de una especie de árboles o sumergirse en aguas de un río. De este modo el alma del niño entraría sigilosamente en el seno de la mujer, la que así quedaría encinta. Imaginaría también que para encarnarse, el alma del niño, oculto en una hendidura del terreno, o en un surco cavado en el suelo o en el lecho seco de un riacho, entre árboles de un bosque, esperaría el paso de una mujer, viviendo mientras tanto una clase de vida embrionaria en el seno de la Gran Madre original, la Tierra. El varón vería maravillado el gradual crecimiento del vientre materno. Llegada la última etapa de la gravidez, conduciría a uno o más animales sagrados, cabras, por ejemplo, que posiblemente hayan acompañado a la madre en la caverna y los acercaría para que alentaran un alumbramiento normal con la magia ritual que la mujer cumpliría por sí misma al parir. Unos cuernos de toro serían colocados junto al recién nacido, mientras la madre limpiaría la sangre del niño y cubriría su cuerpo con un cuero. Admirados ante tantas novedades imposibles de explicar, los hombres atribuyeron a la hembra humana facultades propias de la divinidad y exaltaron su figura bajo las formas de una inmensa y poderosa Mujer que ocupó un tremendo lugar en el cosmos de figuraciones étnicas no solamente en la Altiplanicie Armenia sino en todo el mundo antiguo desde el Caspio hasta el Adriático. La suprema divinidad llegó a exteriorizar omnipotencia con su capacidad de autoreproducción (androginia o hermafroditismo) resultante de la mágica reunión de los dos sexos que ella efectuaba en sí. El ordenamiento totémico matriarcal avanzó en el límite entre el paleolítico medio y superior. Este antecedente, embrión de las figuraciones que milenios más tarde, en la Altiplanicie Armenia confluirían en manifestaciones mitológicas, apareció por primera vez en la Edad de Piedra, a fines del período musteriense. Como aparece en algunas inscripciones rupestres, la mujer participaba junto al hombre en las expediciones de caza, labor dura y arriesgada que la alejaba de sus habitat en los valles; pero lo obtenido era consumido inmediatamente. En cambio, al regresar al valle, la mujer, instintivamente, arañando y clavando sus dedos en la tierra, se transformó en infatigable recolectora y acopiadora de raíces, hierbas, flores, cortezas y frutos silvestres. Antropólogos y arqueólogos han llegado a la conclusión de que desde hace 2.000.000 de años, los homo habilis de aquella época no tenían una división absoluta en cuanto al trabajo: el varón fue también recolector de vegetales; y la mujer fue también cazadora de animales grandes, procurando carnes rojas en abundancia para todos los componentes del núcleo familiar; que una vez cazado, lo despedazaban en trozos y los comían a dentelladas en el mismo lugar o los transportaban, para consumirlos en su efímero asentamiento. Estas investigaciones demuestran, pues, que la mujer –en particular a partir del homo erectus- no se excluía de la caza sino que, por el contrario, también ella se dedicaba a perseguir a animales, obtener su carne y utilizarla en sus comidas. Por esta causa, hasta llegar al patriarcado, en el polimorfismo simbólico de la mujer sacralizada, fue reconocida como “Señora de las fieras, de los toros, de los caballos, de los carneros, de las plantas, de las serpientes, de los pájaros”212. La tierra era aun virgen y durante milenios hasta llegar al paleolítico superior, los hombres ya representaron en inscripciones y estatuillas a la virgen desnuda en la que marcaban exageradamente visibles, los órganos sexuales. Las primeras agrupaciones humanas fueron clanes que adoraron a esa gran diosa madre que en su desnudez se revelaba esencialmente fecunda. Previo al nacimiento de la agricultura la mujer fue un vigoroso vínculo entre las agrupaciones humanas con la tierra aun no cultivada, que, espontánea, genera especies vegetales, arbustos y plantas en su seno perennemente fértil. Etnólogos e historiadores de las religiones antiguas enseñan que la Gran Diosa Madre Virolleaud, Charles, Die Göttin in Babylonien, Agypten und Phoiniken, Berlin, 1938, 121-160, citado por Pestalozza, op. cit., I, 21.

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existía antes de que surgiera esa civilización agrícola que produjo particular desarrollo material; los humanos machos, que hasta entonces se nutrían de la caza, de la pesca y de una rudimentaria recolección de frutos, ya le rendían culto desde hacía milenios. Cuando se produjo el descubrimiento del cultivo de la tierra y de la multiplicación de las plantas, había ya un relativo orden de autoridad y prestigio matriarcal. Si bien el régimen matriarcal fue anterior a la agricultura, mantuvo una relación íntima con la labranza de la tierra. El hombre reconoció esta grandiosidad de la mujer y de su extraordinaria capacidad de acopiar frutos vegetales, y por su fe en ella, la diosa femenina penetró hasta las raíces más profundas de las etnias de Oriente antiguo, esencialmente campesinas. En el matriarcado no hubo una preponderancia absoluta de la mujer ni una religión exclusivamente femenina y siempre, junto a la Diosa Madre, estuvieron presentes deidades masculinas. La metamorfosis del culto de la fructificadora diosa madre siguió un proceso ininterrumpido hasta la actualidad y conserva aun en nuestros días sus especiales e interesantes características en ceremonias populares, celebraciones y proverbios. En el paleolítico medio y superior, y debido al asentamiento de las mujeres en los valles, naturalmente menos fríos que las altas laderas y las cumbres, se formaron los que, por extensión, podrían denominarse clanes femeninos. Aunque volveremos al tema más adelante, como avance digamos que en el clan, como conjunto de descendientes de un mismo ancestro más o menos legendario, la filiación genealógica no se puede precisar. Los clanes aparecieron como comunidades sociales sólo después de fortalecerse el ordenamiento del patriarcado. Pero la existencia de un tipo similar de agrupamientos femeninos que duraron milenios está demostrada por el hallazgo de espacios en los que las mujeres vivían en común y por la gran cantidad de estatuillas que tenían vinculación con figuraciones religiosas y que representan figuras de mujeres, posiblemente de deidades. En estas comunidades, fundadas sobre la maternidad y la concepción del tótem, la mujer conoció, sin comprenderlo, el proceso de germinación de los vegetales. La mayor tendencia de las mujeres hacia el sedentarismo contribuyó a la seguridad alimentaria de esas comunidades. Las mujeres fueron asumiendo la función de recolectar semillas, frutos y vegetales comestibles, y de acopiarlos; además de conocer la germinación, aprendieron a multiplicarlos, confeccionaron ropas, mantuvieron encendido el fuego, tejieron esteras, almacenaron los frutos de los cultivos, con los que formaron un tesoro colectivo que administraron para el sostenimiento material del clan. Fuertes, las mujeres reverenciaron a la tierra madre, al sol, a las lluvias, al fuego y a las diosas de sus clanes y les rogaron fecundidad. Por todas estas razones, en los ritos, figuraciones, hábitos de vida, incipientes mitos, adornos y narraciones orales de la Prehistoria de los armenios, ocuparon un colosal lugar los dedicados a los símbolos de las flores y sus partes reproductoras, así como a las representaciones de los órganos físicos femeninos de la reproducción humana. Lo mismo ocurrió en las comunidades prehistóricas de otras etnias. En la base de este fenómeno cultural está el gran papel que jugó el mundo vegetal en la vida de los agricultores y pastores. La experiencia vital de milenios demostró a los humanos que una de las principales fuentes materiales de su existencia - la fecundación – se originó y desarrolló en dichos órganos reproductores y gracias a ellos. Esto condujo a generar en el hombre una especial forma de pensar: partiendo de su conocimiento referente a una determinada especie de plantas, pasó a la generalización de sus conclusiones acerca de ellas, así como partiendo de la consideración de la condición natural de las mismas pasó a atribuirles virtudes que las elevaron a niveles superiores y hasta sobrenaturales. No se limitó entonces al mundo vegetal: descubrió que el proceso de fecundación que tenía lugar en el reino vegetal también ocurría en el reino animal y casi con las mismas características. Los agricultores y pastores, deseando la multiplicación de su riqueza en vegetales y animales, quisieron saber cómo se producía esa maravillosa fecundación y así dominarla. Pero su extremada falta de conocimientos causales los llevó a extraer conclusiones equivocadas.

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Atribuyeron el fenómeno de la fecundación a la intervención de espíritus y divinidades. Por esta razón crearon mitos vinculados con las flores, las plantas, los árboles y los órganos reproductores, dedicaron importantes formas de expresión a sus figuraciones y los hicieron objeto de latría que manifestaron en ceremonias litúrgicas, en inscripciones rupestres y en tallas escultóricas en la piedra, que formaron parte esencial en sus cultos. En estas concepciones míticas, las deidades femeninas ocuparon lugar preponderante. Hasta el paleolítico medio los varones estaban absolutamente excluídos de las agrupaciones matriarcales; sólo excepcionalmente se les imponía la función de proteger a las mujeres contra los ataques de fieras salvajes; y cargar o arrastrar cosas pesadas, a veces las presas cazadas. Para expulsar a las fieras, el varón recurrió a la ayuda de armas y primordialmente al fuego. Otra de sus funciones fue la de mover grandes piedras, labor que las mujeres no podían cumplir por carecer de fuerza física suficiente; con estas enormes rocas, los hombres, para impedir el acoso de las fieras, obstruyeron parcialmente las entradas a las cavernas. Hasta entonces el hombre de Neanderthal213 pasaba la mayor parte del tiempo deambulando por las cumbres de las montañas y viviendo de la caza. La invención de proyectiles para ser arrojados a los animales, amplió el ámbito geográfico de sus posibilidades. El varón sólo fue admitido en las agrupaciones paleolíticas matriarcales para procrear; después de aparearse, los hombres eran alejados de la comunidad, de modo que no se sabía y no interesaba quién era el padre del recién nacido; los infantes pertenecían a las mujeres. En aquellas comunidades el varón ocupaba un lugar secundario; se acercaba a las hembras humanas por instinto. Su mente no captaba la unicidad del individuo, de modo que el cambio que traía el nacimiento sólo era el de incrementar el rebaño de la especie humana, así como el único efecto de su muerte era la disminución de la cantidad de criaturas. En el ordenamiento matriarcal los niños no tenían mayor importancia, en particular si eran varones. Comparativamente, el índice de natalidad debía ser elevado; el de mortalidad de los varones oscilaría alrededor de los 40 años y el de las mujeres algo inferior. La mayor cantidad de causas de muerte, descontando la violencia provocada intencionalmente, debía ser, en los varones, infecciones, hemorragias, agotamientos y paros cardíacos; y en las mujeres, la muerte en los partos. El análisis microscópico de las piezas dentarias prehistóricas permite descubrir estriaciones, y deducir si la dieta alimentaria estaba compuesta primordialmente por carne o vegetales: la primacía del consumo de alimentos cárnicos produce estrías dentarias verticales, mientras que la nutrición primordial de vegetales causa que las estrías sean horizontales. Además, el hecho de que estos cambios característicos coincidieran con determinadas épocas, facilita al arqueólogo la determinación cronológica, la diferenciación por sexos, la posición económica, las áreas geográficas del consumo, y la mayor o menor cantidad de calorías diarias que consumiría la población. Y también saber si los humanos primitivos sufrían hipertrofia del tiroides y bocio por falta de yodo en la dieta. El nacimiento de mujeres aseguraba una reserva para la especie. La consanguinidad se determinaba por la rama femenina, lo cual fortalecía la figura maternal en las relaciones sociales. Este tipo de relaciones fue la antesala de la futura yunta exogámica. De los restos hallados se deduce que las ancianas - entendiéndose por ancianas no las de mayor edad sino las mujeres que ya no eran fértiles - se ocupaban de los niños, y las restantes se dedicaban al trabajo activo. Esta función de las “abuelas” ayudaba a disminuir el índice de mortalidad de los niños.

213 María Encarna Sanahuja, omitiendo a la Mesopotamia y a la Altiplanicie Armenia, enumera, como lugares donde vivió el hombre de Neanderthal: Amud, Kebara, Kiib-Koba, La Chapelle-aux-Saints, la Ferrassie, Le Monstier, La Quina, Le Rogourdou, Qafzeh, Le-Roc-de-Marsal, Shanidar(de Irak), Sküll, Staroselje y Taramsa. Sanahuja, María Encarna, La cotidianeidad en la prehistoria, Barcelona, 63, n.2.

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En aquellas ocasiones el varón comprobó que las mujeres estaban más organizadas para prever su seguridad económica recolectando frutos en las estaciones cálidas y acopiándolos para alimentarse en las estaciones frías. Como consecuencia de esto, se generó una diferenciación por razón del sexo, la edad y la ocupación. Como no había tantas cavernas ni de suficiente tamaño para albergar gran cantidad de personas, el varón comenzó a construir algunas viviendas con grandes bloques de piedra superpuestos para aliviar el problema de la vida en las cavernas amenazadas por las fieras. Esta función le permitió una permanencia por tiempo más prolongado en los valles, durante el cual trató de ocupar mayores espacios de poder sobre la mujer para imponerse sobre ella. Nuevas investigaciones científicas han redimensionado la división del trabajo sobre la base del sexo; se llegó a la conclusión de que con el tiempo se estableció cierta relativa división natural, quedando la caza primordialmente a cargo de los varones; y el trabajo de la tierra, también primordialmente, a cargo de las mujeres. Esta división no fue absoluta pero sí fue notoriamente marcada, lo cual se observa en las tumbas: en muchas ocasiones, junto a los cadáveres de las mujeres se ubicaron instrumentos de labranza; en cambio, en las tumbas de los hombres, en general se adjuntaron objetos de su uso preferente, en particular, armas de caza. Volviendo al culto de la Diosa Madre durante la prehistoria, es necesario señalar que en el curso de milenios, en los diferentes territorios geográficos que habitaron y a medida que avanzaron hacia el sedentarismo, los distintos grupos humanos fueron atribuyendo a cada divinidad una determinada posición en la escala de sus figuraciones; gradualmente delimitaron el conjunto al que esa divinidad pertenecía, el lugar jerárquico que ocuparía en el panteón de sus figuraciones y lentamente adoptaron rituales específicos para los sacrificios que le ofrendarían. Las luchas por la posesión de áreas de tierra y del fuego, de armas y de poder, fueron refractadas a luchas entre sus respectivos dioses. Como ocurría en las demás poblaciones de Antiguo Oriente, también en la Altiplanicie Armenia entendían que si las relaciones humanas eran de belicosidad, el antagonismo existía también entre sus dioses. Lo mismo ocurría con respecto a las relaciones ocupacionales: así como la mujer estaba relacionada con los frutos de la tierra, la protomadre fue vinculada con la fecundación vegetal, animal y humana. Otra de las características de esas expresiones es la de estatuillas que representan a la mujer, circunstancia que confirma que en aquel espacio geográfico-cultural, como en la mayor parte de las religiones prehistóricas del Oriente Antiguo, todo concluía en las ideas generalizadas de fructificación, fertilidad, reproducción de la vida vegetal y animal, perduración generacional y vitalidad. Este culto estaba vinculado con la idea de “Gran Madre Naturaleza”. Una de esas estatuillas, descubierta en Amida, está hecha con arcilla rojo-amarronada y bien alisada; es de una persona de pie cuya contextura consiste casi totalmente en el pecho, cabeza pequeña en la que los rasgos –nariz y ojos- están marcados por débiles oyuelos y líneas. Los brazos, apoyados sobre el pecho, no están separados uno del otro; las piernas, indefinidas, sólo se muestran separadas por una tenue línea. Para poder pararla en posición vertical, la parte inferior de la estatuilla es un poco ancha y engrosada. A pesar de que no están marcados los símbolos del sexo, por lo exhuberante del pecho y el grosor de las piernas, es posible suponer que se trata de la figura de una mujer. En excavaciones arqueológicas realizadas en Tvin, correspondientes a la época histórica, posterior en varios milenios, se descubrió un gran conjunto de objetos de arcilla, cuyas asas o mangos están elaborados como símbolos del pubis femenino214. Con adornos parecidos terminan mangos de algunos sellos antiguos, astiles de instrumentos musicales, y partes superiores o inferiores de vasijas, armarios, camas, sillas u otros objetos similares. También en culminaciones de cetros reales, como puede observarse en algunas monedas armenias

214

Ghafadarian, K., La ciudad de Tvin y sus excavaciones, Ereván, 1952, 200.

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antiguas, como en la del rey Artavasd II.215 Así como, también en el período histórico, asentada sobre el cenit de la cúpula de un panteón de Khlat hay una esfera y, encima, con forma oval, el símbolo del órgano genital femenino216. Testimonios correspondientes se encuentran en antiguas esculturas armenias, por ejemplo sobre el pedestal de un monumento de piedra de Talin está esculpida una flor abierta que en su parte central exhibe su órgano reproductor217. En las antiguas figuraciones religiosas, las diosas tenían origen floral, fe que está testimoniada en obras escultóricas como en un monumento de piedra de Adiamán, de la época pagana. En él hay una mujer de pie, cuyas piernas están sumergidas en dos flores abiertas; y con los brazos en alto, sostiene en sus manos un cuadro en el que está esculpido el motivo del par de flores218.

LA MADRE DZOV EN LAS FIGURACIONES DE LA ALTIPLANICIE ARMENIA En la tradición de la leyenda indoeuropea del origen del Universo, el dios de la tempestad venció a su enemigo, el dragón reptil. Después de esa victoria apareció el agua; empezó a llover y se formaron los ríos y el mundo. Desde el punto de vista etnográfico, estas leyendas y las relaciones de sus héroes son repeticiones celestiales magnificadas del hombre y de la sociedad humana. El dios de la tempestad es representado personificando el principio de lucha y los combatientes terrenales son encarnación de los combatientes celestiales. Leyendas de muchos pueblos del Antiguo Oriente referentes a la creación del mundo evidencian que en el pensamiento humano todas las cosas fueron precedidas por el Mar Universal o sea por el océano, que no tuvo principio ni tendrá fin, el cual con frecuencia es identificado con la figura de la diosa protomadre y virgen, símbolo de la situación que antecedió a la existencia del mundo. La característica que diferencia a la teogonía de los dioses del Antiguo Oriente con respecto a la que componía las figuraciones de la Altiplanicie Armenia es que en las leyendas del Antiguo Oriente los dioses del cielo y de la tierra, una vez engendrados, continúan la creación de los mundos celestial y terrenal sin intervención de la diosa-madre; en cambio en la leyenda armenia la madre-primigenia Dzov(el Océano), participa activa y estrechamente con las divinidades del Cielo y de la Tierra, formando una trilogía que precede a la obra de la creación. El mito religioso del mar como origen de todo, se adelantó así en milenios al pensamiento especulativo en cuanto al agua como infinita potencia universal, la que como deidad máxima, admite, por un lado, la comunidad con la idea de tierra maternal en los cultos agrarios, y, por el otro, la pluralidad de compartir la opuesta idea helíaca de cielo. Como ya vimos más arriba, otra forma de encarnación de la idea de fructificación era la figura del árbol, la que involucra a la madre no creada y generadora de las deidades. En el neolítico el concepto prevaleciente en torno al destino del hombre en la ultratumba se afirmó en la figuración de que el difunto continúa conservando su vitalidad y permanece en los límites de la vida y de la muerte. En la Edad del Bronce temprana, bajo el influjo de la religiosidad agraria, creció la figuración en la que del mismo modo que ocurría con la vegetación, se producía, después de un viaje subterráneo, la resurrección y renovación de la vida en un lugar donde siempre es primavera. En el pensamiento religioso la representación

Pueden verse entre antigüedades del sector etnográfico en el Museo Histórico Nacional de Ereván. Lehmann-Haupt, C.F., Armenien einst und jetzt, Berlin, 1931, II, 758, citado por Mnatsakanian, A.Sh., Arte decorativo armenio, Ereván, 1955, 55. 217 Arakelian, B., Figuras esculpidas de los siglos IV-VII, Ereván, 1949, figura 24, citado por Mnatsakanian, A.Sh., op. cit., 61. 218 Toramanian, Torós, Materiales de la historia de la arquitectura armenia, Ereván, 1942, I, 23. 215 216

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de la protomadre marina y de las diosas de la fructificación tienen un mismo tipo de características. Desde el instante mismo en que hubo vida humana individual y social, existió en hombres y mujeres de la Altiplanicie el impulso vital instintivo hacia la unión corporal de los sexos. De muchas culturas antiguas han quedado testimonios del lugar que el sexo ocupaba para el hombre, relacionados con rituales litúrgicos o como manifestaciones del arte; el hombre prehistórico lo expresa en estatuillas, en las que se marcan los genitales, el busto, la pelvis, aunque orientados hacia la fecundación, la fructificación, la procreación y la salud de los hijos, y, por extensión, hacia el rendimiento de la tierra, la abundancia en las cosechas, la protección frente a las sequías. La escasez de expresión de líbido no parece responder a un tabú aunque impacta en sentido contrario la aparición de falos como símbolos de erección. Como en otros territorios, también en la Altiplanicie Armenia –en Zanguezur, cerca de Kars y en la aldea Arzvanik- fueron hallados conjuntos de estatuillas fálicas219. Son estatuas de hombres en las cuales se muestra de modo acentuado el miembro viril. Al hacerlo, sus escultores quisieron establecer que esa estatuilla está dedicada al ancestro varón; el mismo criterio siguieron los autores de estatuillas femeninas, en las que, a diferencia de los primeros, destacaron los pechos y el vientre, es decir, órganos atributivos de la maternidad. A la época de la autoridad matriarcal siguió otra en la que el hijo fue sucesor del padre y no de la madre, y los dioses aparecieron como defensores del derecho patriarcal. El avance de esta masculinidad del pensamiento se proyectó en el ordenamiento totémico, que ya había tenido incipiente comienzo con el matriarcado. Como ya hemos visto, en la primera etapa, el tótem fue generado por la fidelidad hacia la protomadre; en la segunda, el tótem procedió de la idea de dios-padre. Las características peculiares de cada uno de estos períodos se reflejaron en respectivos ritos de las ceremonias y en las diferenciaciones propias del sexo en inscripciones rupestres y estatuillas.

LA DIOSA MADRE EN INSCRIPCIONES RUPESTRES Ya hemos visto que el humano, así como no tenía noción acerca de la limitación de la vida, tampoco tenía conciencia del comienzo de la vida. Al mantener relaciones carnales, no establecía que su acto contenía relación de causalidad con la gestación y con el nacimiento. Sus concepciones se enraizaban en las que alentaban los demás hombres que lo rodeaban en esa región. No comprendía que el niño que habría de nacer varios meses después sería su hijo ni que él mismo tenía un vínculo de relación paterno-filial ni materno-filial con otro hombre y otra mujer que le hubieran precedido. Simultáneamente, identificaba el embarazo con la fructificación vegetal y la procreación animal, y enmarcaba estos procesos en la idea de dios engrandecedor de la vida, que generalmente fijaba en un determinado animal, por ejemplo la cabra, o en un vegetal, por ejemplo la vid; o punitivo y todopoderoso, que en algunos casos imaginaba en la tempestad, especialmente en el rayo. En una de las inscripciones talladas en la roca de los montes Keghamá se observa un par de cabras, en cuyo dibujo omite la presencia del macho con lo cual subraya la facultad de fructificación que por sí posee la mujer-hembra que aparece debajo de la figura. Esta escena de la mujer tiene correlación con el culto de la diosa-madre y, probablemente, como lo señala Harutiún Martirosian, “presenta la característica de la diosa virgen”. Con relación al significado de las representaciones femeninas rupestres que en gran cantidad fueron descubiertas en Siunik, Vardenís, Keghamá y Arakats, el mismo arqueólogo las asimila a las estatuillas de la diosa-madre halladas en casas y santuarios de la Altiplanicie correspondientes al neolítico y a la Edad del Bronce, las que por su gran cantidad, origen, 219

Mnatsakanian, A.Sh., Arte Decorativo Armenio, op. cit., 290.

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sentido íntimo y disposición están indiscutiblemente vinculadas con las más antiguas figuraciones agrícolas. Entre esos monumentos son particularmente interesantes las composiciones en las que con precisión se distinguen las figuras de deidades femeninas. En general, las tallas rupestres que en la Altiplanicie Armenia representan a mujeres, carecen de detalles anatómicos; sólo subrayan la amplitud del vientre y, a veces, la vulva como órgano reproductor; y los pechos, en los que reconocía la fuente de alimento, la amamantación. Como supone el arqueólogo Harutiún Martirosian, pueden estar vinculadas con la idea de creación, significando ser una descripción de la diosa-madre generadora. Es particularmente interesante la de una mujer que aparece en una inscripción rupestre de Siunik, en la cual se reiteran las características de las estatuillas sumerias arriba descriptas; está separada de otras figuras, el cuello adelgazado se une estrechamente a la cabeza en cuyo rostro no están marcados los rasgos; es notorio que la mujer está embarazada. No hay otros detalles. A la izquierda de la mujer están las figuras estilizadas de un ciervo y de una cabra en cuyos cuernos está enroscada una espiral que semeja ser una serpiente. Entre estas inscripciones de Siunik, una segunda figura de mujer tiene el cuerpo rectangular, a su derecha hay una cabra y cerca de su hombro hay un símbolo que recuerda la ideografía del espíritu de la fertilidad. Debajo del cuerpo tiene tres pares de pies en cuyo centro, en la parte inferior del vientre, está representada la pelvis. Es decir que están representadas tres figuras: dos en los extremos y una –la de la mujer- en el centro, ocupando el lugar de primacía. En el cuerpo de la mujer están dibujados una constelación y un león. La tercera figura de Siunik tiene también cuerpo rectangular al que inmediatamente se une la cabeza, carente de detalles. En la parte algo inferior está acentuado el órgano femenino de la procreación. A todo lo largo del cuerpo, desde los hombros hasta la parte baja del vientre, se cruzan dos líneas angulares. Fuera del cuerpo, debajo del órgano procreador, hay una figura grabada que en apariencia es una ideografía o una figura muy estilizada de un animal. En la cuarta inscripción, la figura de la mujer repite, como en las precedentes, el cuerpo y la cabeza cuadrangulares; pero en ésta se marcan los pies, y los brazos levantados. No ofrece otros detalles del cuerpo. A la izquierda se ve una gran cantidad mezclada de animales, entre los cuales se distinguen la cabra, el león y el oso. En unos casos están enfrentados, en otros, superpuestos, lo cual hace suponer que se trata del cielo astral con sus constelaciones. En la parte superior de la mujer hay una figura con aspecto de una quinta mujer, que repite las características de la primera, pero carece de manos. Un poco por debajo de los hombros, a la izquierda del cuerpo, hay una salida. Inmediatamente junto a la cabeza se une la figura de las patas traseras de una cabra. En síntesis, en las inscripciones de Siunik se interrelacionan la fructificación, los elementos que precedieron a la creación universal y las divinidades procreadoras, composición en cuyo conjunto ocupa lugar preeminente la diosa-madre. Los otros dos elementos son el Cielo y la Tierra. Las figuras femeninas de Siunik, con su corte físico cuadrangular, con su vientre prominente y su pelvis explícita, se identifican con las de los montes Keghamá, Vardenís y Arakats. Como veremos, en una de las inscripciones rupestres de Vardenís220 la figura de la mujer se manifiesta junto con múltiples conjuntos de estrellas. Debajo de la imagen femenina está representada una serpiente-vishab. En otra del mismo lugar, la mujer, además de las estrellas, está acompañada por una cabra y una fiera. Con el mismo estilo, en una inscripción de los montes Keghamá, una mujer con vientre voluminoso está de pie sobre las imágenes de dos cabras. Vardenís fue una aldea del Sudeste del lago Seván. En excavaciones arqueológicas efectuadas en alturas del lugar se hallaron mausoleos de los milenios III y II a.C. 220

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Cuatro figuras de mujeres similares forman parte de una de las inscripciones esculpidas en el monte Arakats; dos tienen marcado el ombligo, una el cordón y la cuarta, en la parte inferior del vientre exhibe la pelvis triangular. Junto con estas cuatro imágenes y formando una composición, hay talladas seis cabras de las cuales una está con sus pequeñuelos. Con la idea de la divina trilogía, de la cual forma parte la diosa-madre, generadora de todo lo creado, están también vinculados los monumentos antropomorfos de arcilla erigidos en ubicación contigua a las aras de sacrificio del santuario de Medzamor (fines del II milenio - comienzos del I milenio a.C.), ubicado en el centro de la llanura del Ararat, como también los tres rostros humanos de arcilla de épocas muy posteriores colocados sobre una madera frente a una de las aras de sacrificio de Tvin, correspondientes a épocas muy posteriores del mismo período. Los monumentos antropomorfos de arcilla de los santuarios de Medzamor, entre ellos los de las figuras femeninas de la Altiplanicie Armenia de los milenios III a I a.C., repiten, en su morfología externa, las mismas características de los del Antiguo Oriente. Están erigidos junto a las aras de sacrificios de dos santuarios; en hogares ubicados en el centro de aquellos monumentos se hallaron restos de cañas quemadas y cenizas. El primer santuario tiene seis estatuas; tres de éstas son contiguas a una gran mesa de sacrificios y adelante, junto a una mesa más chica, están las otras tres estatuas, que son de un tamaño menor. El conjunto de estas construcciones significa “la idea de la divina trilogía”. Según la arqueóloga Emma Khanzadian, dos de estas estatuas son .las divinidades Cielo y Tierra, Padre y Madre, las cuales deben dar a luz a otras dos divinidades. En los dos santuarios, la contigüidad de las grandes estatuas con mesas o aras de sacrificios, subraya su unidad, su vínculo indisoluble. Y puede ser que las cañas encendidas en los hogares simbolizaran a los diferentes fenómenos celestiales o el nacimiento de divinidades relacionadas con ellos. Creían en que así como sobre la tierra, también en el cielo se promueve la vegetación. Entre los sumerios, el nombre del fuego era Kibil (la forma escrita es Bil-G.in) que significa “caña encendida en llamas”; la caña en brasas engendra también tanto el fuego celestial como los fenómenos relacionados con las tempestades. Las tres figuras de las mesas de sacrificios contiguas al fuego de cañas encendido en los hogares de los santuarios de Medzamor podrían simbolizar tres momentos: primero el del cielo; después el del fuego celestial, o el fenómeno de la tormenta o el nacimiento de los dioses vinculados con ellos, y por último las representaciones del despertar de la Naturaleza y la fructificación del cultivo de la tierra, cuya íntima relación es evidente. Y es indiscutible que las ceremonias litúrgicas que se celebraban en los santuarios de Medzamor eran para “suplicar fructificación”, como lo demuestran determinados objetos arqueológicos. Los fenómenos legendarios y reales repiten lo que sirve para ellos como antecedente sagrado de la creación y como explicación acerca de la creación de dichos fenómenos. A menudo la creación es presentada como el fruto de la lucha de la gran divinidad contra las fuerzas del caos, simbolizadas por un personaje monstruoso, las partes de cuyo cuerpo pasarán a ser los elementos fundamentales que componen el Universo como resultado de la desintegración triunfal (ceremonia del primer sacrificio) que sigue a la victoria del dios creador o de la diosa creadora.

LA DIOSA MADRE PRIMIGENIA EN LA LEYENDA SUMERIA Las figuraciones religiosas iniciales de los babilonios se vinculan con la leyenda sumeria de la creación, según la cual la creación del mundo comienza con la diosa madre-primigenia Nammú, quien vivía en las aguas del océano universal, principio original de todas las cosas. Nammú concibió y dio a luz a los mellizos Anú y Ki, parto con el cual inició la creación de los dioses de los mundos celestial y terrenal, respectivamente.

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A su vez, Anú y Ki tuvieron dos hijos: Enlil y Enkí221, creados por ellos mismos sin participación de la madre original. Esta autosuficiencia es confirmada por tres estatuillas de las divinidades sumerias procreadoras descubiertas en el templo de Eritú erigido en honor de la diosa Ea. Las tres estatuillas tienen cuerpo rectangular, grandes ojos que prácticamente les ocupan todo el rostro. La primera, que representa a Nammú, ostenta en su vientre la figura de una cabra, encima de la cual hay trazos oblicuos paralelos, que recuerdan el símbolo decorativo vegetal. Según Harutiún Martirosian, la figura de la cabra caracteriza el símbolo de “una de las funciones fundamentales de la diosa-madre”, consistente en infundir fertilidad a la tierra cultivada; asimila las estatuillas de la diosa madre halladas en viviendas y templos de la Edad del Bronce en la Altiplanicie, con representaciones femeninas de las inscripciones rupestres. En recipientes de arcilla de Blur correspondientes a la Edad del Bronce temprana, están representadas figuras en las que se destacan los ojos, que recuerdan a los de Kor, símbolo de la resurrección después de la muerte en los humanos y el renacimiento en el reino vegetal. Esto lo subraya la diosa virgen cuando por sí sola tiene las facultades de fructificar y de crear, que claramente aparecen en el simbolismo del conjunto de las tres estatuillas. En esencia la sumeria Enkí corresponde a la divinidad babilonia Ea, quien en las configuraciones súmero-babilónicas es la creadora de los hombres. En la leyenda sumeria, Enlil, dios de las tormentas, reemplaza a menudo a su padre Anú, dominador del cielo, elevándose hasta la categoría de dios supremo. La significación de la segunda estatuilla es ser continuación de la primera; en la parte del vientre están dibujados Anú y Ki, representados en la tercera, que es la etapa final. Los mellizos están unidos en un solo cuerpo, con dos cabezas y cuatro ojos. Las tres estatuillas significan la sucesión que en la leyenda se crea desde Nammú y continúa en Anú y Ki precisando que se trata de una unidad en cuya trilogía cada uno conserva su personalidad. Las “configuraciones de fructificación del cultivo de la tierra” procedentes de su relación filial, vinculadas con la diosa Inana, sólo nos llegan a través de la leyenda sumeria. Como vimos, la primera estatuilla de Nammú, simbolizada por la cabra, tiene relación con figuras femeninas que aparecen en las inscripciones rupestres de la Altiplanicie Armenia.

EL ARBOL DE VIDA La adoración del árbol está entre la serie de figuraciones de mayor antigüedad, de máxima complejidad y de múltiples contenidos de pensamiento que el hombre condensó a lo largo del tiempo222, que según el erudito Ghevont Alishán, comenzó en el año 2492 a.C. Inicialmente los árboles, en particular la palmera, fueron considerados como expresiones visibles de las ideas de categoría superior; el rumor que provenía del bosque sagrado era la voz del diálogo que sostenían los espíritus de los ancestros. Las escenas de caza, con su contenido de movimiento y fuerza se ven equilibradas por la natural quietud y paz que trasunta el árbol; mientras el fruto de la caza depende de la actividad humana, las descripciones rupestres dan la sensación de que la recolección de frutos ocurre sin presencia de la voluntad humana en tal actividad, y que sólo depende del don divino. Sorprende que esta misma ideografía se haya mantenido hasta avanzada la Edad Media armenia y perpetuado en las iluminaciones. La figura esférica del grano como símbolo de la fecundación estableció, ya desde tiempos prehistóricos de la Altiplanicie Armenia, el lazo íntimo de la agricultura con la cultura espiritual del hombre de épocas tan remotas.

221 222

Enkí era dios taurino, representado con corona y con alas. Mnatsakanian, A. Sh., Arte decorativo armenio, op. ci.t., 209.

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El culto al árbol, a la arboleda, a los bosques, y el ordenamiento litúrgico construido en torno a ellos, junto a la existencia de una serie de comprensiones que revisten múltiples formas de variada naturaleza con las que el pueblo las recepcionó, han sido confirmados por los descubrimientos arqueológicos; ingresando en la constitución del etnos que precedió al armenio, formaron parte de los primeros pasos dados por los habitantes de la Altiplanicie, que de modo nítido los documentaron en especial en el arte de las inscripciones rupestres correspondientes a los milenios IV y III a.C. Asia Anterior, la región de la Altiplanicie Armenia y en particular en Erzingá, Kharberd, Van y la planicie del Ararat son cunas de progreso del cultivo de vegetales, en especial de trigos cultivados y silvestres, de un grano y de dos. El origen de la agricultura se remonta allí al Neolítico, época en que sus habitantes pasaron a la agricultura prehistórica; lo testimonian las cosechadoras manuales, raspadoras, extremos de azadas, filos de piedra de hoces y cuchillos hallados en excavaciones arqueológicas. Durante aquel prolongado espacio de tiempo la vegetación fue considerada como fuente de vida, de vitalidad; el humano, en su ignorancia y carente de la expresión verbal, vivía encerrado en su mutismo y llevaba una vida obligadamente contemplativa; admirado por los fenómenos cuyas causas y significación desconocía, seguramente fue maravillado por los árboles, con su frondosidad, colorido y con el suave movimiento de sus copas. La sombra callada de los bosques suscitó en él sentimientos religiosos y lo llevó a rendir culto a los árboles, dedicando ciertas especies a determinados dioses. En el Cercano Oriente y en el mundo Egeo, una Gran Diosa fue presentada junto a una fuente vivificante, o junto a un árbol de vida custodiado por monstruos y grifos223. En Egipto consideraron al dios Osiris como fundador de la agricultura, y lo denominaron “árbol de vida”. En el mundo antiguo, a menudo la diosas madre fueron representadas con características vegetales, y el árbol de la vida tuvo decisivo papel mitológico en el amor, la fecundación, la muerte como antesala de la resurrección. Tal como ocurrió con las flores y sus órganos reproductores, así como con las plantas y los árboles en hombres y mujeres de áreas geográficas del Antiguo Oriente, el hombre prehistórico de la Altiplanicie Armenia cedió también creciente espacio en sus figuraciones a las raíces, los granos y semillas. Aunque existe un límite diferencial entre esas expresiones del reino vegetal, también es cierto que hay un estrecho vínculo entre ellas. Cada flor y fruto proceden de una semilla y portan un significado; a su vez, cada grano y cada semilla, contienen la idea de fruto o de su carozo, que tiene dentro suyo el germen de la futura planta y de su flor y fruto, y sus respectivos significados. Esta es la razón por la cual son anexados los granos o las semillas que, una vez más, manifiestan fundamentalmente la idea de fertilidad. En las figuraciones, mitos y ceremonias litúrgicas de la Altiplanicie Armenia prehistórica, la raíz, la flor con sus órganos reproductores, la planta, el árbol, significaron el futuro, el almácigo, la preñez, la cría, el hijo, la unidad naciente, porque esta adoración, tan importante en el universo de figuraciones religiosas de aquellos humanos, contenía, precisamente, la idea de fertilidad. Y como esto valió tanto para el reino vegetal, como para el animal y el humano, con el totemismo adjudicaron el valor social de la estirpe, del abolengo clánico, a un vegetal o a un animal o a un espíritu totémico. Los antiguos atribuyeron tan trascendental importancia al grano y a la semilla, que comparadas con el resto de las figuras, las representaron en medida desproporcionadamente mayor; el hombre divinizó a los árboles, los adoró y los hizo objeto de ofrendas; creyó en que los árboles eran morada de sus dioses y en la época totémica se llegó a identificarlos con ancestros: la vid, la granada, el ciruelo, el damasco, el manzano, encerraron un simbolismo especial y estuvieron permanentemente en sus ritos religiosos étnicos, con la misma significación que el toro, el ciervo, el carnero, el león, el águila. Encontramos sus representaciones en grabados sobre monumentos a los vishap (milenios III y II a.C.), en el frontispicio del 223

Eliade, Mircea, Tratado de historia de las religiones, Madrid, 1974, 104 y ss.

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templo de Musasir (siglos IX a VIII a.C.), en inscripciones de los reyes de Van (siglos IX a VII a.C.), en pinturas de Erepuní (siglo VIII a.C.). En excavaciones arqueológicas de Toprak-Kalé224 fue hallado un medallón circular de oro de la época urartiana, con idéntica significación: en la parte inferior tiene una línea horizontal encima de la cual hay una mujer sentada con una rama en la mano; delante de esta mujer está de pie otra joven mujer o adolescente; y debajo de la línea horizontal está representada una serie de adornos con forma de frutos vegetales225. En este medallón la mujer sentada es la diosa de la fecundación; y la rama que porta en su mano es símbolo del árbol de la vida. Otro monumento urartiano que representa a la diosa, sostiene en su mano un ramo simbolizando también al árbol de vida. No es un ramo natural sino un objeto elaborado que representa a un ramo con el motivo decorativo de la fecundación. Los magos de Armavir formularon adivinaciones con ayuda de plátanos sacralizados. Los “Hijos del Sol” paganos adoraron al “árbol de la gloria”. En la época pagana se ofrendaron a la diosa Anahid ramos de flores y raíces verdes; en ceremonias matrimoniales invocaron al árbol del novio con fórmulas litúrgicas, dándole el significado de perennidad de la pareja, de la familia y de la estirpe (árboles del clan)226. Después, la idea del árbol de vida fue la de una planta imaginaria del Paraíso Celestial con la que el hombre adoró la eternidad de los dioses y de las almas de los justos. La idea del árbol de vida abarcó la del entendimiento acerca de la vida humana y las antiguas imaginaciones vinculadas con la posible causalidad en los fenómenos naturales. Con el progreso de los conocimientos interpretativos, hoy el estudioso establece cuál es el aspecto simple del árbol de la vida: el grano germina gracias a los cuatro elementos, crecen la raíz, el tallo, las ramas, las hojas, las flores con sus órganos reproductores, y finalmente el fruto. Aunque su origen cultural se inserta en la profundidad de los tiempos antiguos, su significado clásico es el del sedentarismo y del pastoreo y, en especial, del agradecimiento a la irrigación pluvial y fluvial de la tierra. Durante el matriarcado, la población mejoró las gramíneas silvestres y las convirtió en cultivadas, los árboles frutales silvestres en cultivados. Las tierras húmedas de las planicies y las naturalmente ricas de zonas premontañosas ofrecieron condiciones favorables al desarrollo de la agricultura; es en regiones montañosas donde avanzó la agricultura prehistórica gracias a las lluvias primaverales que proveyeron de humedad a la tierra. Pasados los siglos, el hombre inventó sistemas de riego artificial y canalizaciones con lo cual la agricultura fue paulatinamente extendiéndose a valles de ríos importantes; precisamente, la transición de la recolección a la agricultura fue impulsada en mayor grado en valles de grandes ríos y en los contornos de bosques. Cuando el hombre, en su afán por expandir los sembradíos comenzó a talar los árboles, las masas boscosas fueron disminuyendo y desapareciendo, el clima cambió, y fue más seco y continental. Todo ratifica, pues, que en épocas primitivas, la Naturaleza ejerció influencia sobre el hombre y que la existencia de la etnia armenia coincidió con el fortalecimiento y expansión de la agricultura intensiva en la Altiplanicie; aquel proceso de consolidación de los clanes confluyó en la presencia de la etnia clánica armenia, la que continuó de generación en generación en una sucesión sin fin hasta llegar a la organización de tribus, es decir al comienzo del milenio I a.C. y la fundación del reino de Urartú. En los milenios II-I a.C. el desarrollo de la agricultura de labranza, apareció espontáneamente como consecuencia de la decadencia de los ordenamientos comunitario 224 Toprak-Kalé (Rusakhinili) fue una fortificación ubicada al Noreste de Van, en el extremo denominado “Akravakar”. Después de las destrucciones hechas por Tiglatfalasar, fue construída por el rey Rusá I (años 735-713 a.C.), en Dushpá y, convertida en capital de Urartú. 225 Lehmann-Haupt, C..F., Armenien einst und jetzt, Berlin, 1931, II, 502, citado por Mnatsakanian, A. Sh., Arte decorativo armenio, Ereván, 1955, 32, nota 1. 226 Mnatsakanian, A.Sh., Arte decorativo armenio, Ereván, 1955, 1 y ss.; Enciclopedia Soviética Armenia, Ereván, 1979, 361, verbo “Kenats Dzar”.

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prehistóricos, y, a su vez, se convirtió en un vigoroso factor que profundizó la división de la comunidad de familia numerosa para ceder espacio al establecimiento de la familia separada en “una casa” particular, la de la familia, que fue célula básica de la sociedad. El lazo consanguíneo, que había cumplido la función de ser nexo compactante en la pretérita familia numerosa, en la nueva comunidad campesina fue reeplazado por los vínculos territorial y económico, los que jugaron un papel eminente que tornó preponderante el tipo fundamental aldeano. La aldea fue el conjunto de casas rurales en cada una de las cuales vivía una sola familia. Con el tiempo, el conjunto de aldeas formaría el poblado.

LA LEYENDA DEL DILUVIO UNIVERSAL: DISTINTAS VERSIONES El centro de la comparativamente amplísima extensión del territorio que habitaba un pueblo de habla indoeuropea fue la región montañosa de la Mesopotamia septentrional. Aquel pueblo era sedentario, se ocupaba del pastoreo, de la actividad agrícola y de la metalurgia. En ese territorio, los hombres de aquel etnos crearon una cultura, una liturgia y una mitología indoeuropeas. Pero no vivían aislados, y estaban en contacto con pueblos cercanos de origen cultural no indoeuropeo que habitaban las fértiles tierras de la Mesopotamia, entre los ríos Eufrates y Tigris; en tales condiciones fue inevitable la interinfluencia y el intercambio de idiomas, dialectos, cultura y concepciones espirituales227. Una de las formas expresivas de espiritualidad en Oriente fueron las teogonías. Esos hombres de cultura indoeuropea consideraban que la causalidad de los fenómenos naturales –noche y día, nacimiento y muerte, consecutividad de las estaciones del año, las sequías, terremotos, epidemias e inundaciones- eran expresiones de la voluntad de los dioses. Esta consideración fue lo que inspiró la leyenda del Diluvio Universal que tuvo lugar en la Mesopotamia y que aterrorizó a los pueblos. Beroso fue un erudito caldeo del siglo III a.C., astrónomo y autor de crónicas; en Babilonia fue sacerdote en el templo consagrado a Bel. Fundó una escuela de astronomía e inventó un cuadrante solar. Según Plinio, los atenienses erigieron una estatua en su honor en el Liceo y como símbolo de su sabiduría pintaron en ella su lengua con oro. Beroso copió de los libros sagrados de Babilonia la siguiente versión del relato caldeo del Diluvio: “En tiempo del rey Zisudra, sucesor de Obartes, modesto, dócil y devoto, ocurrió el gran diluvio del que hablaban los documentos sagrados. Ea, que era el Kronos de la mitología caldea, se apareció a Zisudra en un sueño, y le anunció que el quince del mes Daisios (poco antes del solsticio de verano), todos los hombre perecerían víctimas de un diluvio, y le ordenó que tomara el principio, el medio y el fin de todo cuanto estaba consagrado en los escritos, y que se refugiase en la Ciudad del Sol, en Lippasa, después de construir un navío y embarcarse en él con su familia y sus amigos más queridos, proveyéndose de recursos de comer y beber, y que hiciese entrar en el mismo animales voladores y cuadrúpedos, llevando también granos, muebles, provisiones, riquezas, servidores de ambos sexos, vino, animales y hasta fieras. Zisudra preguntó hacia dónde debía navegar, con qué orientación, y le fue respondido que hacia los dioses, y que rogase por la futura felicidad de los hombres. Zisudra obedeció puntualmente el mandato divino, y al efecto construyó una nave que medía cinco estadios de longitud y deseiscientos codos de anchura, con techo y con el interior de siete pisos. Sobrevino el diluvio y, cuando hubo pasado, Zisudra soltó una paloma, la que no encontrando con qué alimentarse ni dónde posarse, volvió a la nave. Repitió Zisudra la experiencia de dejarle salir al cabo de algunos días y volvió con las patas llenas de lodo; soltóle por tercera vez, y entonces no volvió, por lo que, comprendiendo Zisudra que podía desembarcar, practicó una abertura en el techo del barco y vio que éste había encallado en el país del sol228. Zisudra salió de la nave, descendió con su mujer, su hija y su piloto, 227 Umarian, S.H., La leyenda del Diluvio Universal y la protopatria de los armenios, Boletín de Ciencias Sociales, 1988, agosto, 8 (548), 57 y ss. 228 Sobre el monte Mashu.

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adoró la Tierray levantó un altar donde ofreció un sacrificio a los dioses. En este momento desapareció con los que le acompañaban. Los que habían quedado en el barco, cansados de esperar el regreso de Zisudra, saltaron a tierra, y no hallándole, comenzaron a llamarlo por su nombre. Una voz del cielo les ordenó que no lo buscaran. Que se mostraran piadosos hacia los dioses, pues Zisudra y los suyos habían sido transportados entre los dioses229 en recompensa de su piedad. Que regresaran a Babiloniay que en Lippasa desenterraran unos escritos que estarían en Armenia, para transmitírselos a los hombres.” Sólo ha quedado un texto fragmentario de la versión sumeria del Diluvio. En tiempo de Beroso se decía que en los montes Gordianos de Armenia subsistían aun los restos de la nave de Zisudra, de donde los peregrinos tomaban pedazos de asfalto que tenían virtudes para contrarrestar la influencia de los maleficios. En excavaciones arqueológicas, efectuadas en la mítica ciudad de Ur, en Sumer, el arqueólogo británico sir Charles Leonard Woolley (1880-1960) halló restos de la cultura presumeria, entre los cuales encontró poemas presumerios de cuatro mil años antes de nuestra Era, grabados en caracteres cuneiformes sumerios en una tablilla de arcilla con la leyenda del Diluvio Universal230. En ellos apareció mencionada por primera vez y se conservó la epopeya akkádica del héroe Guilgamesh de Uruk, compuesta en Babilonia hacia el siglo XII a.C., que es primera parte de la famosa Saga de Guilgamesh231. Woolley escribió: “Los presumerios comunicaron la leyenda del diluvio universal a los sumerios dado que solamente ellos sufrieron la tragedia y ningún otro podría haber creado semejante leyenda.”. En ella, el héroe, buscando la inmortalidad, llega al monte Mashu “gemelo” – por tener dos cimas- después de cruzar los montes de las doce tinieblas hasta llegar junto a Utnapishtim, el antiguo Noé mesopotámico de los akkadios, que se salvó del Diluvio con un arca232, logró la inmortalidad y fue admitido en la asamblea de los dioses233. Los presumerios creían en que el panteón de sus dioses, excepto algunos que se opusieron, decidió que los seres humanos debían ser destruidos en castigo por no honrarlos. Por preanuncio del dios Ea el medio de la destrucción sería un Diluvio Universal, que significaría el fin del mundo. Por el contenido de los restos supuestamente descubiertos por Woolley, sabemos que por determinación de los dioses sumerios An y Enlil sólo se salvaría el rey Zisudra, héroe legendario del diluvio presumerio, a quien trasladarían a un lugar donde gozaría de la felicidad eterna. Según la narración, Zisudra, sobreviviente del Diluvio, arribó con su arca a la cumbre del monte que emergía de las aguas, y comenzó a hablar, diciendo: “Durante seis díasy siete noches, borrascas, lluvias azotantes, huracanesy diluvio no cesaron de martirizar la tierra. Llegado el séptimo día, la tempestad, el diluvio y la hecatombe cesaron”. En otro fragmento, narrando en primera persona expresa: “En el fangoso país de Sumer, el agua es garantía de supervivencia y prosperidad. Sin ella ninguna agricultura, ningún comercioy ninguno de los lujos (incluída la higiene), dan placer a la existencia- sino sólo el espectro de una sed inexorable”. Ya vimos que por la versión presumeria, los presumerios creyeron que por decisión de los dioses el Diluvio Universal sería el fin del mundo que destruiría a la humanidad y que sólo se salvaría el rey Zisudra. Para la leyenda akkádica, el argumento era similar en casi todo a la presumeria, salvo que para las tradiciones akkádicas y babilónicas el héroe del diluvio es Utnapishtim234 quien convertido en inmortal, “vive en la desembocadura de los Al país de Dilmún según la versión presumeria, o “a la desembocadura de los ríos” según la akkádica. Una segunda versión se halla en tablillas cuneiformes descubiertas en Nínive; estas segundas tablillas obran en el tesoro del Museo Británico. 231 Fue traducida del akkádico a los idiomas hurrita e hitita y posteriormente al griego. Webster, M.H., From Mycenne to Homer, London, 1958, 64 y ss. 232 Inglizian, V.V., Armenia en el libro sagrado, Viena, 1947, 5-175, citado por Petrosyan, Armén, Cuestiones de etnogénesis de los armenios op. cit., 207, n. 74. 233 Lipinski, E., Mythological Traditions Related to Mount Hermon and to the Mountains of Armenia, en “Orientalia Lovaniensia Periodica”, 1971, Nº 2, 41-58, citado por Petrosyan, Armén, Cuestiones de etnogénesis de los armenios, op. cit., 207, n. 73. 234 Eliade, Mircea, op. cit., 79. 229 230

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ríos, relegado a los confines del mundo, por ser el único junto a su consorte, que sobrevivirá a la muerte por agua, dispensada libremente por la divinidad cansada de la charlatanería de los seres humanos. El Diluvio Universal sería peor que las invasiones de las bestias salvajes, que la carestía y que la peste, anunciado en la alborada del primer día por una nube negra y que sólo cesaría el séptimo día cuando toda la Humanidad convertida en arcilla, vería nivelado el territorio como si fuera un techo”. Sin embargo, siempre la vida renace por el agua. Utnapishtim se salvó sobre el monte denominado según distintas épocas y fuentes Nizir, Nippur, Ararat, Sararad, Kord, Chud, que se encontraba en la Altiplanicie Armenia. Mientras tanto, Guilgamesh lo consideró su ancestro y desesperado en su búsqueda de la inmortalidad, le rogó que le mostrara la fuente del río Eufrates y el país “de la fruta inmortal”. En el camino de regreso, durante un baño purificador, ve que la preciosa “planta de la eterna juventud” es sustraída por una serpiente que, apenas marchita al mágico vegetal, “pierde su vieja piel”. Durante el milenio IV a.C., aparecieron clanes semitas en la Mesopotamia. Estableciendo su habitat en el territorio de los sumerios, absorbieron su cultura. Por intermedio de los sumerios, la leyenda del Diluvio Universal se difundió entre las tribus semitas akkádicas y babilónicas. Fue inmediatamente traducida del akkádico a los idiomas hurrita e hitita235. La leyenda pasó a Canaán, y fue recogida en los textos bíblicos de donde los antiguos hebreos transformaron el nombre del héroe y lo bautizaron Noé, cuya raíz hebrea significa “tranquilo”, “pacífico”236, es decir, la situación post-diluvial, de la cual provino su nombre, quien se salvó en el monte Ararat. Por conducto de la Biblia, el nombre de Noé se difundió por todo el mundo237. La cima del monte de salvación de los tres héroes del Diluvio Universal se hallaba cerca del lago Van, en la patria de los indoeuropeos, donde ulteriormente se organizarían las provincias armenias Rshtunik, Mogk, Arzevatsik, Gorchaik, casa de Katmos y ciertas regiones aledañas238 . Los hombres de habla indoeuropea, además de habitar las regiones montañosas y abundantes en agua de la Mesopotamia, descendieron también a las fértiles regiones centrales del Eufrates y el Tigris. También de origen hurrita es el mito de Kumarbi, que por influjo hurrita sobre los fenicios, llegó a nosotros por vía de su traducción al hitita y después al helénico; esquemáticamente, el complejo mítico es el siguiente: Alalu, en los orígenes dios del cielo, durante nueve años239, combatido y vencido por el hijo de Anu, se vio obligado a huir a la tierra oscura. Entonces, Anu, que quedó como dios del cielo por nueve años, fue enfrentado y vencido por su sirviente Kumarbi, y nombrado nieto de Alalu, quien fue mutilado de su virilidad. Kumarbi devoró la parte mutilada, como consecuencia de lo cual dio a luz tres divinidades entre las cuales estaba Teshub, dios de la atmósfera. Después Anu se refugió en el cielo. Teshub se coronó rey pero Kumarbi, que había sido derrotado, desencadenó un monstruo de piedra, Ulli-Kummi. El canto de Ulli-Kummi narra cómo fue vencido por el dios del cielo. Después de todo lo expuesto, es posible concluir en lo siguiente: 1. que las fuentes del río Eufrates se hallan en la Altiplanicie Armenia; 2. que Zisudra se salvó sobre el monte Mashú, en el límite Sur de Armenia, que no es otro que el de la cadena del Masius Webster, M.H., From Mycenne to Homer, London, 1958, 64 y ss. Acharian, Hrachia, Diccionario de nombres propios armenios, Viena, 1901, 82-83, citado por Umarian, S.H., op. cit., 58, n. 9. 237 En la época de la cultura micénica se difundió en el mundo egeo. 238 Hübschmann, Heinrich, Nombres de localidades de los antiguos armenios, Viena, 1901, 69-76, 154,167-168, 179-184, 216-217, citado por Umarian, S.H., op. cit., 58, n. 10. Los montes eran objeto de culto; más tarde, entre los griegos, Kronos , padre del tiempo, lo sería también de los montes; Cibeles (forma asiática de la gran madre), era la madre o espíritu de la montaña y de la vegetación, porque la montaña pertenece a la tierra. En la montaña está oculta la energía creadora; por esto también las cavernas fueron objeto de culto. Pestalozza, Uberto, Religione mediterranea.Antichi e nuovi studi, Milano, 1951, 40. 239 “Nueve años” quiere decir “por largo tiempo”. 235 236

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Ardín(Dur-Ardín); 3. que el monte en el que se salvó Utnapishtín es el Nizir (literalmente “montaña de dios” ), en semita Nazibina, en armenio Mzpin, en la parte media de la cadena del Masius; al sintetizar leyendas indoeuropea y semita acerca de la creación del hombre y de su gemelo (usualmente manu y yemo)240, se establecía correspondencia entre Yemo y el monte gemelo Mashu. Flavio Josefo, al referirse al monte del Diluvio menciona que según Nicolaios Damasceno, ese monte se halla “arriba”(es decir, al Norte) del país Minuas. 4. que Guilgamesh, por indicación de Utnapishtín, arrancó el “fruto inmortal” del fondo del mar, que es o el lago Van o el lago Urmiá241. A mediados del milenio III a.C., Sargón, rey de Akkad, avanzando hacia los territorios del Norte, se llevó de la Altiplanicie especies de árboles frutales que no existían en la Mesopotamia –manzanos, moras, ciruelos242. Y la “fruta inmortal” que se menciona en la epopeya de Guilgamesh es el ciruelo silvestre, de las especies de la Altiplanicie Armenia. Los arriba citados montes, el río, el “fruto inmortal” y el mar se hallaban en esa Altiplanicie. Las legendarias fuentes del Diluvio Universal estaban en las zonas montañosas de la Mesopotamia; allí comenzaron las copiosas y devastadoras lluvias de primavera y las raudas corrientes de los ríos montañeses hacia el Eufrates y el Tigris, los que excediendo sus márgenes destruyeron los poblados de los clanes sumerios. Según cálculos de Woolley, debajo de los oleajes – de 8 ms. de altura- quedó una planicie de 500 kms. de largo por 150 kms. de ancho. En consecuencia, el diluvio abarcó a los poblados indoeuropeos y también sumerios no indoeuropeos que vivían en las franjas llanas de la Mesopotamia. La leyenda del diluvio habría sido creada, pues, en el territorio de los antecesores de los indoeuropeos, cuando en la Mesopotamia todavía no había sumerios. Y los fragmentos de la “epopeya de Guilgamesh” dedicados a Zisudra, son restos que quedaron de leyendas indoeuropeas. En el lenguaje indoeuropeo se usaban las palabras Tieu (dios) y Su(lluvia) las cuales, sintetizadas con los verbos “vencer” o “pasar” daban como resultado el nombre Tiesutra o Diesudra, que significa “el dios de la lluvia venció” (o pasó) o en sentido metafórico “el patriarca del diluvio venció” (o pasó). Según filólogos, en el nombre indoeuropeo Diesudra, la pronunciación “D” es el resultado de la transformación de la sumeria “Z” de Zisudra, conforme a la regla de pronunciación del idioma sumerio. En el idioma preindoeuropeo hubo similares composiciones de palabras, particularmente vinculadas con la idolatría, tales como los textos referentes a los dioses exterminadores de vishaps243 o monstruos marinos. El mito del Diluvio Universal, con variantes diversas, excepto en Africa, existió en todos los continentes.

EL MITO DEL MUNDO DE ULTRATUMBA Antes de establecerse en la Baja Mesopotamia, los sumerios adoraban en común a unas mismas divinidades; más tarde, cada ciudad tuvo su propia deidad protectora; así como Enlil era el dios de Nippur y de la Atmósfera, Enki reinaba en Eridu, Nanna en Ur244; Inanna(en sumerio), o Ishtar, diosa del amor y de la guerra, o sea, de la vida (luz), y de la muerte, era diosa de Erek. En la antigua Mesopotamia, la vida de ultratumba, el post-mortem, no consistía en una resurrección de la carne; la carne no tenía el valor vivificador que tuvo en Egipto y que se tradujo en el culto de momificación de cadáveres. Tampoco lo tuvo el esqueleto, sujeto a 240 Lincoln, B., Priests, Warriors, and Cattle, Berkeley, Los Angeles, London, 1986, 69-95, citado por Petrosyan, Armen, op. cit., 211, n.86. 241 Umarian, S.H.,, op. cit., 58. 242 Atontz, Nikoghaios, Historia deArmenia, Ereván, 1972, 27. 243 Umarian, S.H., op. cit., 58. 244 Eliade, Mircea, op. cit., 405.

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las figuraciones más vinculadas con el cráneo y liberado incluso de su conservación íntegra. La muerte y la vida ultraterrena tuvo una interpretación metafórica, mítica, que puede apreciarse en el descenso de Ishtar a los infiernos245 . Ishtar, quien más tarde sería Astarté246, dominadora ya del mundo “de arriba” o superior, decidió dominar también el mundo “de abajo” o inferior. Apasionada y feliz aunque presintiendo que ese casamiento sería fatal para su marido, se casó con el joven Tammuz, dios de la vegetación y rey de Sumer, representado como un pastor. Contrajo ese enlace sabiendo que su decisión de descender y asumir el poder sobre el mundo de los muertos podría acarrear la muerte de Tammuz. Efectivamente, fue asesinado y condenado a los infiernos, y fue la causa del destino mortal de la pareja. Tammuz imploró compasión y trató de volver a su rebaño de ovejas, pero los demonios se lo impidieron y lo arrastraron hasta los infiernos. Ishtar, quien ya estaba decidida desde antes a descender a los infiernos, quiso esta vez hacerlo para rescatar a su esposo. Por el camino arcilloso que va en una sola dirección sin regreso, Ishtar descendió a las tinieblas, a la tierra infernal de los muertos, “el país sin retorno”, lo cual le estaba prohibido; cuando estaba entrando al palacio de su hermana Irkalla o Eresh-ki-gal, diosa del infierno, cuya puerta y su cerrojo son de polvo, se encontró con que el guardián velaba para que la entrada permaneciera clausurada. Entonces, dirigiéndose al portero, Ishtar exclamó: “Guardia ¡Abreme la puerta! ¡Abre tu puerta para que yo pueda entrar! Si no la abres, la haré añicos guiaré y a los muertos a quefagociten a lo vivos de manera que haya más muertos que vivos!” El portero informó a Eresh-ki-gal acerca de las exigencias de Ishtar. Temiendo que la diosa de la luz fuera a liberar a los muertos, no se opuso y ordenó al portero: “Ve, guardia, ábrele la puerta; acuerda con ella según las antiguas leyes!” Las antiguas leyes establecían que nadie podía ingresar al infierno luciendo ropas, que eran símbolos de poder. En cumplimiento de la orden, cuando Ishtar llegó a la primera puerta, el portero le hizo quitar la gran tiara.247 Sucesivamente, Ishtar, al cruzar cada puerta tuvo que desprenderse de una de sus prendas; hasta que al llegar a la última, entró completamente desnuda a entrevistar a Eresh-ki-gal248, quien al verla, le clavó una mirada mortal; como ese descenso le estaba prohibido, Ishtar fue castigada con el cautiverio, como consecuencia del cual se interrumpió la consumación de la unión entre ella y Tammuz. Mientras tanto, en el País de los Muertos, Tammuz seguía llorando y lamentando su destino. La interrupción del vínculo conyugal entre Ishtar y Tammuz por el cautiverio de la diosa hubiera sido devastadora porque hubiera significado la ruptura del encadenamiento de las reproducciones animal, vegetal y humana, con la consiguiente extinción de toda

El infierno no era un castigo condicionado a la bondad o maldad terrena. James, E.O., Prehistoric Religion, London, 1957, 77. 246 Algunos autores, refiriéndose a los tiempos históricos, equiparan a Ishtar con Astarté, con la Ishtar sumeria de Tammuz; con la voluptuosa reina Semiramis, amante de Ara; también la identifican con la Afrodita del mito helénico. Los armenios dedicaron santuarios a Astghik, diosa del amor y la belleza de la mitología pagana armenia, en Ashtichat, en Artashat, en la cima del monte Baghad, y cerca de Van, en Artamet. Se honraba a Astghik en la festividad de Vartavar y con gran solemnidad a mediados de julio(Navasart). Manuk Abeghian considera que Astghik era también diosa del agua, y que los vishaps hallados en Keghamá fueron erigidos en su honor. Lynch, H.F.B., Armenia.Travels and Studies, Beirut, 1967, II, 65. 247 James, E.O., Prehistoric Religion, op. cit, 80, n.2. 248 James, E.O., Prehistoric Religion, op. cit., 80. La desnudez total era exigencia rigurosa para quien entrara al reino de las sombras. En las costumbre sumerias, en lugar de desnudez se exigía que el visitante vistiera un sudario inmaculado. 245

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forma de vida. Los dioses superiores, ante tamaño aniquilamiento, decidieron otorgar la libertad a Ishtar. Así volvieron a asegurar la fecundación y la procreación. Según la hipótesis de Kramer249, Eresh-ki-gal, compadecida por los llantos y lamentos de Tammuz, decidió que éste permaneciera en el mundo inferior sólo la mitad de cada año y que su hermana lo reemplazara durante la otra mitad. En una sucesión eterna, cada seis meses se cumpliría el destino trágico de la muerte e infertilidad(otoño); y seis meses después

249

82.

Kramer, S.N., The Sacred Marriage Rite, Indiana University Press, 1969, 144, citado por Eliade, Mircea, op. cit.,

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ESTATUILLA DE LA DIOSA ISHTAR – Museo del Louvre

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ocurriría la abolición de la muerte y la reinstauración de la fecundidad(primavera)250. Sagas similares existieron en Egipto con el mito de Isis y Osiris, y en Grecia con el de Diónisos251. En uno de los textos de la versión sumeria de la epopeya de Guilgamesh, el rey de la ciudad de Uruk, que en un principio era bondadoso y sabio, se volvió violento y abusador, a tal punto que sus habitantes impetraron auxilio a los dioses pidiéndoles que los protegiera. Los dioses crearon a Enkidu, una fiera salvaje, para que enfrentara a Guilgamesh; al producirse el choque entre ambos, venció Guilgamesh. Pero la enemistad se convirtió en cariño y los dos ex contendientes y actuales amigos empezaron a compartir episodios heroicos. Ishtar se sintió atraída por Guilgamesh y quiso ser su esposa; pero el rey la rechazó y ella, ofendida, resolvió vengarse pidiendo ayuda a Anu, su padre, quien creó un toro celestial para que destruyera al rey y a su ciudad. Los dos amigos, Guilgamesh y Enkidu, vencieron al toro celestial, desenlace que puso furiosa a Ishtar. Guilgamesh había talado un árbol gigantesco y se lo había regalado a Ishtar, para que con la madera construyera un trono y un tálamo; con las raíces y la copa del árbol fueron elaborados dos objetos que, según Mircea Eliade, pueden haber sido un tambor y palillos. Pero por haber cometido un error en la fórmula ritual, ambos objetos cayeron al mundo inferior, lo cual desesperó a Guilgamesh. Enkidu soñó que los dioses que lo habían creado lo condenaban, se enfermó y murió. La desaparición de su amigo abatió a Guilgamesh en un profundo dolor. Lloró siete días y siete noches e imploró por su resurrección; cuando el cuerpo de Enkidu comenzó a descomponerse, lo enterró con pompa y solemnidad. A partir de entonces, el temor a la muerte y la esperanza en la inmortalidad fueron una idea fija de Guilgamesh. Al ver la preocupación de su amigo por los dos objetos caídos, a pesar de que no podía retornar, se ofreció a buscarlos. Por una excepción se permitió a Enkidu que volviera a la tierra por unos instantes. Guilgamesh aprovechó para preguntarle cómo era el mundo de ultratumba; Enkidu le dijo: “Si te contara acerca del mundo ultraterreno, que conocí, te postrarías a llorar”. Cuando Guilgamesh insistió en su pregunta, Enkidu le contestó: “Todo eso está hundido en elpolvo…”252

DESINTEGRACION DE LA ORIGINARIA HOMOGENEIDAD CULTURAL INDOEUROPEA – SEPARACION EN UNIDADES TRIBALES ETNO LINGÜÍSTICAS La expresión “etnogénesis de los armenios” puede ser interpretada desde distintos puntos de vista. El origen prehistórico de los armenios comenzó cuando las unidades etno-lingüísticas, incluída la armenia, se aislaron de la unidad cultural originaria indoeuropea e iniciaron, cada una separadamente, su desarrollo independiente. La antiquísima presencia de la unidad etno-lingüística armenia escindida del conglomerado indoeuropeo original, demuestra, con multiplicidad de pruebas, que el tipo antropológico armenio habitó el altiplano que se extendía al Este de Asia Menor y al Sur del río Kura En la versión akkádica, Eresh-ki-gal ordenó que Tammuz fuera lavado, ungido con óleos aromáticos e investido con ropas ceremoniales. Eliade, Mircea, op. cit., 82/408. 251 La recepción del mito en la estatuaria fálica llegó hasta avanzados los tiempos: en la celebración del día de Surp Sarkís, las familias armenias amasaban pasteles con formas fálicas que auspiciaban vida feliz a los jóvenes casaderos (Israielian, H.R., El culto y las figuraciones en la Edad del Bronce tardía de la Altiplanicie Armenia, op. cit., 154.) 252 Eliade, Mircea, op. cit., 412. 250

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hasta la Mesopotamia a partir del milenio IV a.C.253 Las investigaciones coinciden en que desde los tiempos más arcaicos la antigua cultura de la Altiplanicie, es la totalidad del desarrollo inmediato del mismo elemento etno-lingüístico, expresión de las etapas históricas autóctonas de aquel elemento, al que ya se puede adjetivar como armenio. Detectar la presencia de habitantes que fueron evolucionando hasta llegar a ser armenios ya en la época más arcaica de la Altiplanicie Armenia es sencillamente natural también por vía de realidades filológicas; en especial gracias a los medios demostrativos consistentes en la comprobación de la existencia de antiguas conexiones que el lenguaje de los armenios mantuvo con idiomas de primitivas tribus vecinas sumerias, akkádicas, pelasgas, hititas, íberocaucásicas y persas.

Akhtalá – Siglos XIV a XI a.C. – Hachuelas de mano y hachas de combate, de bronce. Catálogo del Museo Histórico Nacional de Armenia.

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Sardarian, S., La Sociedad Primitiva en Armenia; Mnatsakanian, A.Sh., Arte decorativo armenio.

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Lorri Berd – Siglos XIII-XII a.C. – Abalorios de cornerina y ágata, con separadores. Catálogo del Museo Histórico Nacional de Armenia.

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Litoral del lago Seván – Milenios II – I a.C. – Cántaro de cerámica roja con pinturas de ornamentos geométricos – Altura 49 cm – Catálogo del Museo Nacional de Armenia.

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Guetashén – Siglo XVII a.C. – Tinaja de cerámica roja con imágenes pintadas de ciervos, lobos y pájaros. - Altura 42 cm. - Catálogo del Museo Nacional de Armenia.

EL GRABADOR RUPESTRE Y SU OBRA El arquitecto Sarkís Petrosian reunió una colección enciclopédica de 13.000 copias y fotografías de inscripciones rupestres localizadas en la Altiplanicie Armenia correspondientes a los milenios V a I a.C.; esta colección es una prueba del arte repetitivo (mimesis) practicado en aquel período, por medio del cual el hombre mesolítico dejó constancia de su intimidad, y expuso el avance humano en el camino del arte en general y del arte imitativo en particular. Camino en el que, con el transcurso de milenios, el hombre

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registró sus vivencias no solamente en grabados rupestres sino también en estatuillas, objetos de la vida diaria y aquéllos que están vinculados con la muerte. Fue una forma de la facultad reproductiva del hombre, su necesidad de poner el oído esperando un eco, aquella voz que nos persuade de que no estamos solos; fue la prueba de que el artista paleololítico era gregario, que extendió su mano para sentir la cercanía de seres de su especie. Cuando el grabador inscribe una figura representando algo material - un animal, un hombre – no es el objeto concreto lo que registra en la piedra sino la forma que en su fuero íntimo deriva de la sustancia representada; inscribe más lo que él intelectualiza del objeto que el objeto mismo: lo que inscribe no es el animal ni el hombre sino su forma. Ejercitando su elemental facultad de abstracción, el grabador fija en la piedra la forma de la cosa que quiere representar. Hasta aquella época, para el arte paleolítico de la Altiplanicie era aun ajena aquella postura que sería característica más tarde, en las inscripciones rupestres del neolítico; esa relación apareció en el escrúpulo y minuciosidad de los trazos que representa determinada figura en la composición; con esos trazos el grabador indica el protagonismo del papel que juega la figura humana o animal o simbólica en las inscripciones. Las formas de las inscripciones rupestres se acercan a las abstracciones; son, en casi su totalidad, líneas, trazos, figuras simples, incorpóreas, distantes del realismo, a menudo estilizadas, metáforas de la imagen, secas, visiones que obligan a interpretar. Son representaciones que buscan expresar algo. Uno de los objetivos de la estilización es exhibir el gusto de escultores rupestres de un determinado y circunscripto tiempo. En el estilo desmaterializado del contenido de aquel arte, lo fundamental es el hombre, que ya exhibe vivencias espirituales. Y entre estas vivencias, la más elemental es que el hombre ya comprendía su esencia social, su entrelazamiento con el mundo de personas que lo rodeaban. Como norma general de las inscripciones rupestres, el varón está desnudo; sólo uno luce un sombrero que, en la mayoría de los casos es puntiagudo, como puntiagudas son las tiaras de los magos; la explicación de la presencia de esta prenda es que la caza, como acto, revestía el carácter de ceremonia. Y uno de los cazadores, que hace las veces de regisseur, o de acólito del mago, se reviste con el sombrero que le atribuye cierta solemnidad, del mismo modo que el jefe tribal ciñe una corona al asistir a una ceremonia. En general las mujeres están vestidas. En ciertas inscripciones se manifiestan detalles con especial cuidado; por ejemplo, en el acto de correr está subrayada la celeridad del movimiento que hace que la figura del varón se parezca a la del salto de un animal. Los de grabar una inscripción rupestre fueron actos que para su retención en la memoria llevaron largo tiempo: mirar, detenerse en un modelo para observarlo en particular; verlo bien, captar sus proporciones. Además, recordar los datos recogidos y pensar. El artista tuvo que reflexionar y poner orden en el manejo de sus manos haciéndolas armonizar con sus elementales ideas de figuras, movimientos y ocupaciones. De las inscripciones se extrae que la ocupación principal del hombre del mesolítico era la caza y que cazaba cabras, ciervos, gamuzas, ovejas salvajes, corzos. También está representado el perro. La caza de animales salvajes está descripta con extraordinaria precisión. El cazador usaba lanza, arco y flechas; los arcos, sus armas predilectas, eran de dos clases: el de gran tamaño con forma de larga y ancha bóveda y de fuerte impulso; pero también recurría a arcos que en el centro tenían una segunda curvatura y que, posiblemente, ya se usaba en épocas pasadas. Entre las armas del cazador había también tridentes, redes, cuerdas, trampas y siempre la colaboración del perro. Según inscripciones de Keghaghmaghán, el perro acosaba a las cabras montesas y ciervos y el cazador les interrumpía el paso mientras otros cazadores armados de lanzas las hostigaban. Con las escenas de caza de cabras montesas, descubiertas en las inscripciones rupestres del monte Arakats y en Keghaghmaghán, en las que figuran hombres armados de arcos y flechas con participación de perros, se establece que dichas inscripciones no pueden haber sido

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realizadas antes del mesolítico ni después del neolítico porque los instrumentos hallados en los peñascos donde estaban tales grabados corresponden, precisamente, al período transcurrido entre el mesolítico y el neolítico. El paso del arte paleolítico al del mesolítico en la Altiplanicie, así como el del arte del neolítico al de la Edad del Cobre, no se produjeron de una sola vez; a eso induce claramente la sencillez de las representaciones rupestres del mesolítico. Además del significado particular expuesto en tales representaciones pétreas, los habitantes del mesolítico, con toda probabilidad, recurrieron a otras formas de mostrar las costumbres de aquel tiempo, que no llegaron a nosotros. A esa conclusión llega el arqueólogo Sardarian al observar las posteriores imágenes y estatuillas de elevado nivel artístico de la Edad del Cobre254. Las figuras de animales tuvieron ulterior desarrollo en el Eneolítico; las efigies de ciervos, cabras, caballos, perros, como también las estatuillas de bueyes, carneros y otros animales, están hechas con sorpendente expresividad. Los científicos consideran que la cabeza del caballo fue símbolo de los primigenios indoeuropeos anteriores a la desintegración y dispersión: en excavaciones arqueológicas efectuadas en Asia Menor y en la Altiplanicie Armenia fueron descubiertas estatuillas que representaban a la cabeza del caballo. Una inscripción rupestre de Chaghá describe en forma detallada la caza de una manada compuesta por la cabra madrina y cabritos; los cazadores están armados de lanza, arcos y flechas. En otras inscripciones pareciera que el autor hubiera querido expresar lo difícil que era la operación de caza: de todas partes aparecen corriendo cazadores armados persiguiendo a gamuzas y cabras. En las escenas de conjunto se siente claramente la combinación colegiada de cazadores, posiblemente consanguíneos;no es excepcional que en la inscripción estén incluídas mujeres a la par de los varones, en especial donde regía el orden matriarcal. El cazador no se separaba de su lanza, de su arco, de sus flechas ni del tridente, no sólo cuando iba de cacería sino en forma permanente, cumpliendo una función de prevención ante la posible amenaza de fieras o el eventual ataque de grupos humanos agresores. Las inscripciones exteriorizan con simplicidad cómo era la vida de la población en la Altiplanicie de la época. No existía aún la sociedad organizada y los contingentes humanos se caracterizaban por su constante traslación de un punto a otro de la Altiplanicie. En el paleolítico arcaico no existían aun rastros acerca del nacimiento de la vida espiritual, de una ideografía religiosa ni de expresiones artísticas. El hombre, en su paso de centenares de miles de años en este primer transcurso desde su salida del estado paleoantrópido, fue nómade, no tuvo figuraciones, no adoró, careció de religión y de arte. En aquella remota época, sin embargo, manifiesta poseer emociones e inquietudes místico-religiosas que constituyeron el embrión de su vocación artística. La apariencia física humana, distinta a la de los restantes seres del reino animal, llama su atención y es innegable que por un lado alberga un sentimiento proclive a sacralizarlo y por el otro, experimenta un placer en esas retenciones de su memoria. Las expresiones de su figuración mental en la profundidad de los milenios son las de las relaciones fuerte-débil, vida-muerte, extinción-renacimiento, y el factor que más incidió en sus expresiones “artísticas” fue seguramente el de la armonía que existe entre dichas relaciones, armonía que inspira en el hombre la necesidad de expresarla con una melodía a imitación de los pájaros, la que completa con el ritmo que lo rodea en el mundo natural inmediato. El hombre, como los demás animales, primero oye y ve, y a estas dos acciones aun no agrega la mental; oye y ve instintivamente, sin pensar. El primer paso que da en el camino de separarse y distinguirse de los demás animales, pasados milenios, es la aplicación de su posibilidad de pensar. Pensando, ya no solamente oye y ve sino que además, escucha y mira. En cuanto a la creación artística, halla significados en los fenómenos naturales, en 254

Sardarian, S.H., La sociedad primitiva en Armenia, op. cit., 120.

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especial en aquéllos que lo emocionan: el ruido de los truenos, la luz de los relámpagos, el sol con su calor, la reaparición periódica de estrellas y cuerpos celestes que irradian luz, la presencia de cuernos sólo en algunos animales, lo cual lo lleva a preguntarse por qué sólo algunos tienen cuernos. A esta armonía agrega el ritmo. El segundo paso hacia la conciencia de sí mismo y en relación a una obra, es la satisfacción de su necesidad de hallar superficies rocosas adecuadas donde plasmar en la piedra estas representaciones, aplicando vivencias interiores, memoria y habilidad manual para asociar ideas y utilizar instrumentos adecuados a su labor “artística”. En una expedición científica al monte Gran Paitasar255, el arqueólogo R.M. Torosian halló un característico conjunto de instrumentos de obsidiana pertenecientes al paleolítico, que comprende elementos grandes, medianos y pequeños con forma de cuchillos, con filos toscos y elaborados, triédricos, tetraédricos, de puntas agudas y romas, de un solo filo y de filo doble, que hallaron futuro paralelismo en otros conjuntos del neolítico-eneolítico descubiertos en poblados de Khatunarkh, Teghut, en la llanura del Ararat, a su vez relacionados con la cultura de Zagros-Mesopotamia. El trabajo de la piedra exigió al hombre tiempo de permanencia en un determinado lugar y abandono de su hábito nómade. El hecho de ser piedra la materia básica de las representaciones quizás indica el deseo del hombre de que también las inscripciones de figuras perduren en el tiempo y se establezcan en un lugar fijo. La circunstancia de que las inscripciones rupestres que aparecieron tanto en Europa occidental como en Asia coincidan en cuanto a los objetos representados –en particular animales y escenas de caza acredita que el pintor o escultor prehistórico tuvieron la misma interpretación artística y, lo que es más importante, que su pensamiento en cuanto a aquellos íconos era idéntico, independientemente de las diferencias de tiempo y de lugar. El tercer paso fue el de crear símbolos que representaran esos significados: detectar movimientos, gestos, ciertas modulaciones de voz que imitan a los animales y en especial a los pájaros; y adjudicar virtudes particulares a algunas formas y figuras; sacralizar las inscripciones rupestres de las imágenes de animales, plantas, actitudes como la danza y la caza, a medida de que las va tallando; observar la modelación de la indumentaria; la elaboración de adornos; el hábito de usar máscaras en las ceremonias y en las expediciones de caza. Abstrayendo la posibilidad de asegurar cuál fue el significado que en el pensamiento de sus autores tenían las figuras representadas, están las características objetivas e innegables de la plasticidad de los cuerpos y la proporcionalidad y belleza de sus dimensiones. El cuarto y último paso fue contemplar la obra artística realizada y experimentar placer en esa contemplación, un placer similar al que siente al oír su propio canto, al ver movimientos rítmicos que hace con su cuerpo y los repetidos por otro hombre o grupo de hombres. Pero esta contemplación no es exclusivamente estética sino también emotiva: abarca un elemento de fe que emana del sentido y dramatismo de la obra de arte rupestre. En síntesis, en la prehistoria, la creación artística se origina en un proceso de idealización resultante de una necesidad del hombre; no solamente vio en el animal la fuente de la existencia humana sino que atribuyó primacía a aquellos animales cuya caza implicaba mayores dificultades y peligros. Al hombre prehistórico le fue necesario conocer la constitución morfológica y las características distintivas de aquellos animales “superiores”, comparándola con la de estos animales. La figura viril tuvo poca difusión; son más representadas las formas de la mujer, en las que destacan los órganos de la El monte Gran Paitasar es una de las cumbres volcánicas de la cadena de Keghamá. En sus laderas se conservan inscripciones rupestres de los milenios VII a II a.C. Una serie de estas creaciones representa las antiguas modalidades de la caza, las armas y otros medios que utilizaron, la domesticación y curación de los animales. Las especies zoológicas esculpidas están confirmadas por otros materiales hallados en excavaciones arqueológicas; muchas inscripciones testimonian el conocimiento que el hombre de aquella remota época tenía acerca de los astros, de las tempestades, sus imaginaciones acerca de los animales y la adoración de las cabras y otros animales.

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reproducción y el amamantamiento, que evidencian la importante significación que tuvo el papel de la madre procreadora en la existencia prehistórica Es posible que en el paleolítico, la representación del animal en la roca revistiera varios objetivos, entre ellos el religioso-mágico. Junto a la pintura o escultura rupestre se congregaban los integrantes de la manada humana sin distinciones de ningún tipo. Los arqueólogos Araík Temirkhanian y Boris Frolov sostienen que en el arte más arcaico y prolongado del paleolítico se observan tres períodos fundamentales: en el primero ya existen valores estéticos; en el segundo aparecen rudimentarias ideografías que tratan de explicar con rituales las figuraciones mágicas prehistóricas, y por intermedio de tales ideografías esperan mejorar la situación frente a sus problemas cotidianos e incrementar la cantidad de presas de caza para proveer de alimentos a sus clanes. En el tercer período, las satisfacciones de las necesidades ya no se reducen a rituales mágicos locales sino que, con el aumento de las comunicaciones humanas en lo temporal y geográfico, se amplían y profundizan las relaciones entre las pequeñas unidades sociales, las figuraciones se tornan híbridas por lo cual la interpretación actual de los antiguos significados se torna más compleja. La Altiplanicie Armenia es un territorio que está entre las más antiguas cunas culturales de la humanidad; aunque rudimentario, es rico en pinturas e inscripciones rupestres autóctonas y de múltiples contenidos. Las inscripciones rupestres son resultado de un doble proceso de análisis y síntesis. Entre las realidades que los rodeaban, los artistas prehistóricos analizaron primero, y después eligieron aquéllas que respondían a su intención expresiva. No todas, sino las que deseaban destacar. Encontraron lo que querían decir (invenire quid dicas). Inventaron. Y las representaron en forma esquemática, a veces estilizada y, en general,siguiendo un patrón constante, habitual. Las transformaciones de este patrón son las que permiten hoy a los investigadores precisar períodos de cambio, modificaciones en la forma de los objetos, distintas características de las ropas, costumbres, figuraciones. Aunque también, al descubrir la creación de imágenes con formas nuevas, detectar variaciones en el modo de pensar de los autores de las inscripciones.

LAS INSCRIPCIONES RUPESTRES El arte de las inscripciones rupestres es una de las manifestaciones más significativas de la vida espiritual de la prehistoria de los armenios cuyo origen es ubicado cronológicamente en el prolongado período que transcurrió entre los milenios V y II a.C. y que, desde el punto de vista cultural abarca los fines del neolítico y comienzos del eneolítico, las Edades del Bronce temprana, media y tardía, y el comienzo de la Edad del hierro. En la tabla interpretativa de las inscripciones de Keghamá que sigue, las figuras correspondientes a los milenios V-IV a.C, es decir del Neolítico tardío-Eneolítico (ilustraciones de las tablas 16-17, 67-72 y 78) se caracterizan por su estilo sencillo y técnica primitiva, similares a las descubiertas en el valle del Ararat (Khaturnakh, Teghut). De la Edad del Bronce temprana(milenio III a.C.), hay representadas en la tabla 4, figuras 1, 2, 4 y 7, comparables a motivos ornamentales de Blur, de la llanura de Kharberd de la misma época. Otro grupo es de figuras de la primera mitad del milenio II a.C. (tabla 4, figuras 8-13; tabla 39-1) Se caracteriza por el estilo de las imágenes, su muy refinada técnica de ejecución, y composición plural. Ubicada en los siglos XIX –XV a.C., es comparable con las figuras de pájaros y ciervos pintada en vasijas del valle del Ararat y de las orillas del lago Seván (Tabla VI), así como con cultas figuras de bueyes y vishaps astrales (Tabla VII) de los montes de Keghamá. Las figuras de cazadores tienen estilo típicamente local.

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Un grupo de figuras de la segunda mitad del milenio II a.C. permite comparación más extensa y sólida. Las figuras animales y humanas, así como las estructuras composicionales de la escenografía tienen exactos paralelos en las estatuillas de bronce de los siglos XIV XIII a.C. de Lichashén(tablas 54, 55, 58-2), las fortalezas de Lorrí, Artik, en las decoraciones lineales correspondientes a la Edad del Bronce tardía y en los cinturones de bronce de las edades del Bronce temprana, media y tardía(Lichashén, Chucheván, Kedabek). Otro grupo de paralelos se halla en los tipos de escudos representados en las inscripciones rupestres, que duplican la cantidad de corazas y armas defensivas de definida cronología descubiertas en necrópolis y viviendas del mismo área. Finalmente recordemos el grupo de figuras de la Edad del Hierro temprana(siglos IX VI a.C.). Su composición artística evidencia la declinación de la inscripción rupestre en la Altiplanicie Armenia en aquel período.

TABLA HERMENEUTICA DE INSCRIPCIONES RUPESTRES DE KEGHAMÁ, SIUNIK, PEQUEÑO PAIDASAR. 1. 1: Carrosde caja triangular yrectangular, tirados por dos bueyes. Ughdasar (Siunik), milenios II y I a.C. Keghamá, Pequeño Baltasar, milenio III a.C. 2: Carro de caja redonda con un hombre en el pescante. 3: Carro del III milenio a.C., tirado por dos bueyes. A la izquierda, figura antropomorfa. 2. A la izquierda, carros de caja redonda, vara recta, cuatro ruedas, uno con dos bueyes y otro con dos hombres con los brazos en alto alentando a caminar a los bueyes, que están omitidos; en el centro una cabra; a la derecha arriba, una cabra estilizada con dos triángulos enfrentados y abajo una caja de carro rectangular y un hombre con una vara 3. Carro alargado rectangular de dos ruedas sin caja; vara y dos bueyes. Montes Keghamá. Carro de dos ruedas en la parte posterior unidas por un eje, caja alargada con laterales. La inscripción es de los montes Keghamá; cerca están representados un hombre, una cabra y una cuerda. Coincide en todo con carros hallados en Ughdasar y en Lidjashén. 4. Milenio III a.C. Carros de cuatro ruedas; cinco terminados de esculpir y dos inconclusos;en uno hay dos bueyes con yugo. Cerca, dos hombres, uno con un palo y otro con los brazos en alto para estimular a los bueyes a que caminen. Montes Keghamá. 5 a 9. Montes Keghamá. Inscripciones de diversas épocas. Figuras individuales o de conjunto de animales y de rebaños. 10, 11 y 12. Cabras; con las patas o cuernos atados; algunas acompañadas por uno o varios perros guardianes. Montes Keghamá. 13. 1:Pequeño rebaño con perro guardián. Fines del milenio IVy comienzos del III a.C.2: Milenio II a.C. Rebaño de animales mezclados; dos cabras y varios ejemplares de un animal doméstico cornado, hoy extinguido. Uno de ellos está siendo mordido por un perro. 14. 1.2.:Milenio II a.C. Conjunto de animales mexclados. Cabras y ciervos. En la última figura, las cabras van a los costados y los asnos al centro, tal como se ordenan los rebaños en la actualidad. 15. 1: Figuras humanas. Vestidas y calzadas con máscara. 2: Vestida, con sombrero o casco, destacando el órgano masculino. 3: Figura esquematizada. La última composición de ceremonia litúrgica está frente a la cima del monte Ziarat. Las figuras están grabadas con un instrumento de punta filosa. Son trampas y barreras con forma de mortero.La figura central es el “árbol de la vida”, inclinado hacia abajo con ramas de verdor eterno.Su amplitud acentúa su significación. 4: Pastor con perros. Montes Keghamá, milenios V a III a.C.

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16.1: Escenas de caza características de milenios V a III a.C. La cabra hembra, el cabrito, un cazador y un perro. 2: Una cabra, a la cual dos cazadores han tomado por los cuernos. 3: Dos cabras, a una de las cuales un cazador está tomando por los cuernos; un perro. 4: Cerca de las anteriores hay dos composiciones: cazador con arco y flecha y dos grandes cabras. 5: Cabra atada por sus cuernos; a la derecha, una cuerda. 17.Escenas de caza del milenio IV a.C. con agregados del III a.C. El cazador se prepara a enlazar a una gran cabra. La caza se hace sin armas con o sin ayuda de perros o de medios de encantamiento. 18. 1: Escena de pastoreo . III milenio a.C.; las figuras se parecen a las de milenios anteriores. 2: En dos filas, junto con ciervos, cabras con las extremidades atadas. A la derecha, un perro. 19.1: Escena de caza. Milenios III y II a.C. En el centro el cazador, inerme, tomando a la cabra mayor por la cola; a la izquierda, un perro que lo ayuda. 2: Pequeño grupo de piezas caprinas. En el centro, el cazador toma al ciervo mayor por la cornamenta. 20.1: Escena de caza. Composición con 18 cabras, un ciervo, cuatro guepardos y cuatro cazadores ubicados dos adelante vigilando al hato de cabras, uno al centro y otro atrás del conjunto. El rombo de arriba, a la izquierda, es característico del simbolismo cabra-relámpago del milenio III a.C. Las cabras son acosadas por los guepardos, representadas corriendo. El cazador del centro tiene agarrado al ciervo por los cuernos y a su vez es azuzado por un guepardo. 2: La composición de la parte inferior puede ser del III milenio a.C. Conjunto de cabras atacado por dos cazadores: uno a la izquierda de pie y el otro ayudado por un perro. 21.1: Escena de caza. Conjunto de fuertes cabras caído en una trampa tendida por cuatro cazadores, uno de los cuales está armado de arco y flechas y los restantes inermes. 2:Conjunto de machos cabríos, hembras y sus pequeños. Entre los cuernos de la mayor de las cabras se ve una cruz;debajo hay un ciervo. A la derecha, el cazador, inerme, corta el camino a los animales. A la izquierda los persiguen un guepardo y dos perros de caza. 22.1: Escena de caza. A la izquierda, un guepardo acosando. El cazador se encuentra en medio de cuatro cabras. 2: Conjunto de cabras espantadas. 23.1 y 2: Caza de cabras,rodeadas por dos cazadores y dos guepardos. 24.1: A la izquierda, siete cazadores persiguiendo a un toro salvaje; parece que han sido enlazadas sus patas. Tres de los cazadores están vestidos, con máscaras y de sus brazos parten rayos. A la derecha hay tres cabras; se ve un símbolo del macho cabrío, el actual de Aries. 2: Composición de cuatro cabras y cuatro hombres; cada hombre se dedica a la caza de un animal. El de la izquierda ha enlazado al de su lado; el segundo al del centro. Los restantes, inermes, tratan de apresar a los dos que quedan. 25.1: Los cazadores están arriba y abajo, en el centro de la manada. El cuerpo del de arriba es proporcionado y ha arrojado un lazo a los cuernos de una cabra. El de abajo es comparativamente enorme, de brazos fuertes y cortos, y entre las piernas hay un pozo cruciforme. Lo precede un perro. Sobre la cabra del centro se ha arrojado un lazo. 26. 1. Escena de caza de fines del milenio II a.C. El cazador está frente a la cabra de arriba y la ha tomado por el hocico. 2:Composición de caza del estilo del milenio IV a.C. Con la enorme cabra está entretejida una figura antropomorfa e irradiada, de extremidades fuertes y sosteniendo un lazo en una mano. Sobre su cabeza hay tressímbolos celestiales, lo cuales, unidos a los rayos que emana, le dan carácter sobrenatural, de ente divino, posiblemente un dios de la caza o del mundo animal. Las restantes figuras de los cazadores y de las presas son típicas de los milenios IV a III a.C. Sobre

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la cabeza de la cabra se han agregado la de un ciervo y de un caballo, lo cual recuerda a un cazador cabalgando de pie sobre el equino, tal como acostumbraban en la Edad de Hierro. 27. Rebaño numeroso de cabras. En el centro, la hembra caprina con una cría posada sobre el lomo y un cuadrúpedo parecido a un macho cabrío. En el ángulo inferior derecho de la composición está representada la hembra caprina perseguida por un perro, una cabra atada con una cuerda, un claro signo de pequeño arco y flecha y un cazador en posición de ataque en cuya cabeza tiene una máscara con dos salientes parecidas a cuernos. Las cabras del centro tienen grandes cornamentas en forma abovedada, típicas del III milenio a.C. mientras que las del ángulo superior izquierdo tienen cuernos cortos, característicos de comienzos del II milenio a.C. 28. Tres cazadores persiguen a un toro salvaje. Sobre el borde derecho de la figura hay un cazador vestido que corre hacia el lugar de la acción. Arriba hay varios cazadores sobre el disco solar. El sol está cruzado por una línea diametral; los rayos apuntan hacia abajo, lo cual es símbolo de atardecer o de occidente. 29. Jauría de guepardos o de lobos rodean por la izquierda a grandes y pequeñas cabras que están pastando. Una pequeña cría está ubicada en el ángulo derecho, entre cuatro fieras. Hay un hombre de pie armado de una maza, persiguiendo a unas grandes cabras, pero cayó en la red de las fieras. Idéntica composición hay en los montes de Siunik. 30. De abajo hacia arriba está representado un gran símbolo del macho cabrío, el cazador que arroja un lazo y una dinámica cabra cuyas patas delanteras están atadas. Hay otros símbolos del macho cabrío. 31. 1: Rebaño de cabras enfiladas, acompañadas por cazadores y perros. Un cazador inerme,seguido por un perro, ha tomado por los cuernos a una de las cabras. Un perro grande ataca a una cabra que está a la derecha. Frente a ellos, abajo, están el perro y el cazador que, de pie, tiene un lazo en la mano. 2:El cazador, que se ayuda con un lazo; consigue enlazar las patas de la hembra caprina. 32. La composición tiene agregados posteriores al grabado inicial. La parte superior es una clásica escena de caza del milenio III a.C. con dos cabras y dos cazadores. El cazador de la izquierda agarra a la cabra por el hocico y trata de pasarle el lazo por el cogote. La otra cabra tiene atadas las patas traseras; frente a ella está de pie el segundo cazador, enmascarado y armado de un lazo. Por la derecha lo sigue una cría. Abajo ha sido agregada la figura de una cabra del II milenio a.C. 33. 1: Dos cazadores rodean a una cabra. Las formas del de atrás están bien precisadas. El dibujante prehistórico logró recrear su figura dinámica con líneas rectas; en la parte inferior sólo tiene el cuerpo y las piernas. El otro, vestido, es alto, de cabeza redonda, en sus brazos sostiene arco y flecha. En tres puntos hay bocetos de figuras que no llegaron a concretarse. 2:Paisaje lacónico: una gran cabra, un perro amenazante y un cazador que le arroja una flecha. 34. 1: Dos cabras están ubicadas entre el perro y el cazador. Arriba, otra cabrita. El cazador, vestido, tiene un arco de pequeño tamaño. Es posible que el autor de esta inscripción sea el mismo que el de la anterior. 2:Figura del II milenio a.C.; el cazador, armado de un pequeño arco, con su perro, persiguen a dos cabras. El perro ha sido ubicado en la parte inferior. 35. 1: Dos círculos concéntricos y con rayos representan al sol o a la luna, junto a figuras de tres cabras y un cazador. Excepto la del cazador, que ha sido agregada más tarde (el arco es del tipo usado en elmilenio I a.C.), todas las demás pertenecen al III milenio a.C. Incorporando esta figura, la escena, que originariamente era de animales celestiales, se convirtió en escena de caza. 2:La composición tiene muchos elementos y de diversas épocas: hay dos cabras separadas, que por sus líneas estilísticas y la técnica utilizada una es de fines del milenio III y comienzos del II a.C. y la otra del milenio I a.C. El autor creó dos conjuntos; el inferior es una escena de caza en la que se agregaron a la cabra dos cazadores con sus respectivos perros. El cazador tiene brazos cortos, está

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vestido y usa sombrero triangular,puñal a la cintura, calzado; encima del sombrero hay un pequeño punto circular, posiblemente sea un signo de ayuda celestial. El perro acosa a una cabra grande. El cazador tiene el arco tenso y apunta a la cría de la cabra. El sol o la luna están en un pequeño círculo. 36. Comparativamente, en los montes Keghamá son pocas las inscripciones que representan a bisontes, animales que desaparecieron en el III milenio a.C., época a la cual pertenece esta figura. Sólo quedaron ejemplares cerca de Van. Dos cazadores con un perro acosan a dos bisontes. El dibujante prehistórico expresa la fuerza de estos animales con el grosor de las líneas del bajorrelieve. El cazador de la derecha enlazó al bisonte por la cabeza y completa su armamento con una lanza; el de la izquierda está por flechar al otro bisonte. 37. 1: Parece una escena de doma. Cuatro cazadores, tres toros salvajes y una cabra. El hombre del ángulo izquierdo, inerme, los brazos abiertos y dedos como rayos,azuza a dos toros. Uno de los hombres del centro, armado, acosa a una pequeña cabra. Uno de los otros dos que persiguen al toro consiguió agarrarlo por la cola. 2: Dos figuras humanas estilizadas; un hombre parece armado de arco y el otro con una cuerda y ambas tratan de domar a tres toros. Tres de los toros tienen espacios curvos entre los cuernos, posiblemente como signo celestial. En el ángulo opuesto,un torito y una cabra. 38. 1: Caza de ciervos. Milenio III a.C. A la izquierda de la composición, dos toros, un ciervo y un macho cabrío en posición vertical. Las cornamentas son grandes y notables, los cuerpos sutiles aunque sólidos. Abajo, un perro apresurándose a ayudar a los cazadores. A la derecha, cazadores que impiden la fuga de ciervos enlazándolos por sus cabezas y cuernos. 2: Caza de cabras. Son 22 cabras,7 hombres y dos perros. De arriba hacia abajo,cazadores inermes y armados de pie se reparten las presas de la derecha, flechándolas o agarrándolas con las manos. Tres perros impiden su fuga. Arriba y a la izquierda, el séptimo de los hombres está de pie en posición de realizar pases mágicos. 39. 1: Escena de caza de ciervos y cabras. En el milenio II a.C. los cazadores, para alcanzar la velocidad de los ciervos no utilizaban perros sino guepardos. A partir del III milenio a.C. éstos fueron domesticados especialmente para la caza. Dos de los cazadores persiguen a los animales junto con los guepardos; el tercero, con los brazos abiertos, obstruye el paso del ciervo. Por las características de estilo de los ciervos, la inscripción probablemente corresponde a los siglos XIII a XI a.C., que en Lichashén, Artig, Tolors se repiten en estatuillas de bronce. 2: Grupo de mediados del milenio II a.C. en que se mezclan animales salvajes. En el centro hay dos cazadores, uno de los cuales está enmascarado, con los brazos en alto, el cuerpo en forma de estaca; el otro, más fuerte, las piernas flexionadas, marcado el ógano masculino, con los brazos en alto. En su mano derecha tiene un lazo corto que no alcanza a su objetivo. Entre los animales se distinguen toros, el caballo, la cabra, dibuajdos en forma desacostumbrada. Excepto la cabra, representada en su medida normal, los animales restantes están como suspendidos en el aire, planificados, interpretados en perfiles laterales. El perfil del caballo está hacia abajo, recostado sobre su lado derecho, con natural largo cuello, inhabitual cabeza y orejas largas, con hocico normal. Las patas delanteras son rectas, las traseras ondeadas, la verga grande, la cola larga. El toro de la derecha, tien un croquis tomado desde arriba; las patas traseras son ondeadas, las delanteras rectas y tendidas hacia adelante. En el espacio entre las patas está el largo cuello semifrontal, la cabeza con la boca abierta y un cuerno. A la izquierda, el segundo toro, también dibujado desde arriba, descansando sobre su vientre, las extremidades abovedadas y abiertas, con cuernos, gran cabeza y la boca abierta. Se parece a los toros dibujados sobre los vishab de los montes Keghamá. 40. 1:Un ciervo, cuyas patas delanteras parecen estar atadas,tiene debajo suyo una cabra caída. El cazador que lo persiguelleva un arco al hombro y ha arrojado un lazo a las ancas del ciervo. 2:Un gran ciervo parado con esbelta cornamenta. Un hombre armado de un elegante arco, lo flecha; otro hombre, vestido, tiene una cuerda y en posición ritual, se le opone. Por sus detalles, debe ser de los siglos XIII a X a.C.

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41. Caza con ayuda de un guepardo, un cazador, armado de un pequeño arco,persigue a cinco cabras. Arriba hay dos guepardos que posiblemente están ayudando al cazador. 42. Segunda mitad del II milenio a.C. Escena de caza de cabras. El cazador tiene un arco en una mano y con la otra arroja un lazo. Arriba, a la derecha,hay una cabra enlazada por el cuello.

43. 1:Dos cazadores han enlazado a dos cabras. Uno de ellos está armado de una maza; el otro, además de un lazo, tiene arco y flecha. Una tercera figura humana, en la que se ha marcado el falo, tiene los brazos abiertos y sus dedos terminan en rayos, todo lo cual permite identificarlo como un dios de la caza. 2: Con ayuda de un lazo que ha arrojado, el cazador impide la fuga del animal, se ha acercado a él y lo agarra por los cuernos con idea de apresarlo con el lazo. El cazador luce un sombrero puntiagudo. 44.1: Segunda mitad del II milenio a.C. El cazador arrojó el lazo sobre dos de cuatro cabras. Abajo, a la derecha, el cazador está armado con arco, flecha y lazo. Arriba y a la izquierda, el cazador ha arrojado el lazo al hocico de la cabra mayor. La cabeza es redonda y su cuerpo y sus brazos forman una cruz. En el centro, figuras inconclusas y signos. 2: Dos cazadores armados de arcos y flechas, ubicados de espaldas. El de la izquierda ha arrojado la flecha pero no está dibujada la presa; el de la derecha flechá a una cabra que huye. Por la estilización del animal y por los cuernos encorvados sobre su cuerpo, es del II milenio a.C. 45. 1: Dos cabras. Frente a ellas, de pie, el cazador. Sobre su cabeza, tiempo después, posiblemente en el milenio I a.C.,fue esculpido un cazador inerme que con sus manos ha apresado a un cabrito. 2: Abajo, siete hombres que salieron a cazar cabras se encontraron con un león que perseguía a los animales; el grupo se dividió en dos: dos de los cazadores flecharon al león y los cinco restantes, con su perro, rodearon a tres cabras. Uno del par de cazadores de la derecha, que tiene forma de cruz, con su mano derecha agarró por los cuernos a la cabra que huye. El cazador del centro arrojó un lazo a las patas de la otra cabra. La cabrita, a medio esculpir,está dentro de un círculo. La caza tiene éxito. Hay varios signos no descifrados. 46. 1: Inscripción de caza de cabras de fines del milenio II y comienzos del I a.C. Uno de los cazadores, armado también de una lanza, ha flechado a la cabra de la izquierda. El otro, con forma de cruz, está bajo el vientre de una cabra, con el brazo izquierdo tendido hacia la pata del animal. El triángulo que hay en su cuerpo, como los dos círculos del anca de la cabra, posiblemente son signos celestiales. Encima de éstos hay un enorme toro de patas cortas, que en su lomo y en el anca tiene trazos curvos,grandes orejas y barba, la cola normal. El perro del cazador acosa al toro que está enfrente. 2: A la izquierda de la figura está esculpido un gigantesco cazador, con sombrero, con un arco levantado y la flecha dirigida hacia una cabrita. En el lado derecho, de abajo hacia arriba hay tres cabras de distintas medidas y unos cuantos cuerpos indescifrables. Tras uno de ellos, las extremidades están grabadas sobre la pierna del cazador, por lo que se supone que la inscripción fue hecha en distintas épocas y que la figura del cazador que flecha a la cabra fue grabada posteriormente. 47. 1: A la izquierda y en el centro hay 4 signos del macho cabrío que posiblemente hayan reemplazado a otras tantas figuras caprinas. Un signo explica que el grupo de hembras y machos caprinos, es apresado entre los extremos dentro de una pinza. Por la izquierda los acosa un perro, por la derecha un modelado arco y flecha que reemplazan al cazador, la punta de la flecha es triangular como las halladas del siglo X a.C. 2: a la izquierda es acosada una fiera de afiladas garras. Un gran cazador lo flecha con su ancho arco. Está vestido y luce máscara. Lo sigue la figura inconclusa de un segundo cazador que tiene también un ancho arco sin flecha. En el ángulo superior derecho hay dos arcos que hacen suponer que la fiera es perseguida por cuatro cazadores. 48. 1: Montes Keghamá. Tres cazadores persiguen a una gran fiera. Por encima de su lomo está la figura de un cazador que corre para arrojarle su gran lazo, y los dos cazadores de abajo han lanzado su lazo a las patas. El significado de esta escena es subrayado con dinámicas imágenes de

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animales y cazadores de gran tamaño y plasticidad. Los pies del cazador hachero son largos, muy separados entre sí, con las rodillas flexionadas; el gran hacha ha sido lanzado al aire pero no ha conseguido aun su objetivo. La fiera, de alargado cuerpo, lomo curvado,patas ágiles y cola en forma de gancho, está en pleno impulso. Su fuerte cerviz termina en una cabeza de pájaro que tiene dos largos cuernos u orejas. En reemplazo de garras, la fiera tiene pares de aros, tal como frecuentemente aparecen en cinturones de fines del milenio II y comienzos del I a.C. La fiera recuerda al leopardo de un cinturón de bronce de Kalakent. En la derecha de la inscripción rupestre, un perro acosa a las cabras. 2 : Un solo cazador está de pie frente a frente con una fiera de tipo leonino. 49. 1: Un grupo de cabras y ciervos es atacado por delante y por detrás por dos cazadores armados de arco que flechan a un gran ciervo encerrado en el centro. Un segundo ciervo se aleja. El dibujante prehistórico copió con maestría al animal que huye y al hombre que acosa. Sobre la cabeza del ciervo del centro grabó una pequeña figura de animal enlazado que recuerda a un cervatillo. Las cabras son tres, una de ellas con su cría. Las figuras coinciden con otras del milenio I a.C. 2: Dos cazadores armados de arcos y están flechando pero no al animal que está abajo. La figura es dinámica, expresiva y vivaz. 50. 1: Una jauría de guepardos ataca a una cabra. 2: Un hombre vigoroso e inerme aleja a los guepardos; los extremos de sus brazos son de tres dedos con tres rayos; es posible que se trate del dios protector de los animales. 3: Primera mitad del milenio II a.C. Cinco cazadores inermes con un guepardo se dedican a la caza de cabras y ciervos. Tres de ellos han apresado a dos cabras; dos persiguen a otra; arriba y en el centro hay una gran cabra con su cría. Frente a ella una un lazo tirado; el lazo fue lanzado también a los cuernos de un ciervo pero no se ve quiénes son los que lo arrojan. La inscripción tiene agregados de épocas tardías. Son: un carcaj plano y triangular, característico del milenio I a.C. Entre los cuernos de la cabra hay un pequeño carro de cuatro ruedas, cuya caja y yugos están dibujados con líneas rectas. Cronológicamente el carcaj corresponde a la época del carrito. La figura del guepardo es, como siempre, dinámica y parece representar el típico salto volador en su ataque; sus patas traseras están recogidas y las delanteras abiertas. 51. En primer término se había esculpido una gran cabra. Poco tiempo después su anca y su cornamenta fueron cubiertas por la unificada creación de una escena de animales, compuesta de dos partes: la de la izquierda, un hombre cuyo cuerpo y los brazos abiertos tienen forma de cruz y sólo la cabeza, que tiene forma redondeada, hace pensar que es un hombre. A ambos lados de la composición total hay cabras, ciervos y algunos signos. 52. 1: En el centro hay un ciervo sentado sobre sus patas traseras. Está rodeado por cazadores inermes y perros. 2: Un ciervo de elegante cornamenta es perseguido por cuatro cazadores y un perro. Uno de los cazadores está flechando al animal; uno trata de agarrarlo por una pata trasera; lo sigue un perro. El tercer cazador, debajo, se apresura a ayudarlo. Encima del ciervo está el cuarto cazadorque ya ha agarado al ciervo por los cuernos y quiere atacarlo con una maza. Sobre el anca del animal hay dos signos y un poco más arriba, un cabrito. 53. Están representadas armas de caza: el arco pequeño y el carcaj chato y triangular. La composición esta compuesta de dos partes; en la de abajo, tres cazadores rodean a una gran cabra. Los cazadores están desnudos y sus figuras son de gran plasticidad y dinamismo. Dos de ellos han flechado al animal; el de un costado, con brazos “radiados” abiertos, trata de impedir su fuga. En la segunda parte, tres cazadores y dos perros rodean a un ciervo; uno de los cazadores flecha al animal con su pequeño arco. A la derecha hay un carcaj dentro de un triángulo que reemplaza al segundo cazador. Más a la derecha hay una figura humana de brazos cortos, cruciforme y sin armas. 54. En la parte central hay un par de estilizados y elegantes ciervos que han sido enlazados por el cazador que está abajo. Están subrayados su fuertes brazos en los cuales los cinco dedos terminan en rayos. Otro cazador, a la dereha, a quien sigue un perro, ha enlazado a un ciervo del mismo tipo. A ambos lados de los ciervos centrales hay un toro y un cazador. El cazador apunta hacia el toro. Sobre su cabeza hay siete círculos con significado celestial. la figura del cazador

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es grande, el arco chico, el carcaj triangular, típico de comienzos del milenio I a.C. En el ángulo izquierdo hay una gran cabra y un hombre que la toma por los cuernos. 55. 1: Un adolescente inerme ha enlazado a uno de dos ciervos. 2: Un hombre inerme, vestido, conduce a un ciervo al que lleva atado con un lazo por el cuello. 56. 1: Uno o dos adolescentes persiguen a un ciervo, posiblemente para domarlo. 2: Los cazadores persiguen a cuatro ciervos que escalan la montaña. El cazador armado del arco, ha enlazado al último ciervo macho; el segundo, lo amenaza con su maza. De un lado el cazador enlaza al ciervo y por el otro flecha a una pequeña cabra; a ambos lados de su cabeza hay dos círculos. El arma es característica de fines del II milenio y comienzos del I a.C. en el litoral del lago Seván. 57. 1:Caza de tres estilizados ciervos de elegante cornamenta. Con un par de ciervo está representada una cabra. Los animales cayeron en la trampa de cuatro cazadores armados de arcos y han flechado a uno de los ciervos. A ambos lados de la cabeza de uno de los cazadores hay un círculo. 2: Desde lejos, dos cazadores han arrojado el lazo a los cuernos de un ciervo que huye. Los brazos de los cazadores terminan en rayos. 58. 1: El cazador con tres perros agarró a un ciervoLo enlazó por el lado derecho de su cuerno mientras los perros ladran acechando a otro ciervo. En el centro está la figura de una gran cabra a cuyos pies está representado uno de los perros. Es visible que la figura de la cabra fue esculpida antes que la escena de caza. 2:Cabras salvajes y ciervos han caído en una trampa tendida por cazadores. Los contornos no tienen las características tradicionales, ahora reemplazadas por líneas delgadas horizontales o verticales formando figuras pequeñas, sin los detalles ni las formas definidas del cuerpo. Las composiciones presentan formas variadas y no reiteradas como hasta entonces. 3: Caza de toros. Arriba, un estilizado toro huye perseguido por un cazador totalmente vestido, con arco, acompañados por perros y otros animales que acosan al toro. 59 / 60 : Distintas variedades de caza. Se diversifican las armas: lazo, trampas, mazas o sencillamente con las manos. Es notable que la finalidad no era destruir a los animales sino domesticarlos o conducirlos a rodeos. La lanza, el arco y las flechas se usaban cuando el objetivo era obtener carne para el consumo y la cantidad de las presas era menor. Es decir que ya en aquella época, más que presas, los cazadores veían en los animales un posible ganado. 61. 1: El disco solar radiado. A su lado un pájaro que con su largo cuello esta representado en las vasijas de arcilla de Samara y Shengavit, luchando contra los vishab. La unión del disco y el pájaro simbolizan al sol volando en el espacio. Abajo, dos cabras, un ciervo y un hombre apresurado. Carca de los cuernos de la cabra, dos lunas contactadas en cuarto menguante. 2:El sol, representado por un círculo con siete rayos y signos de pájaros, dos perros o fieras. Las figuras del sol y el pájaro corresponden a las creaciones de los milenios III y II a.C. 3: El círculo solar con rayos desiguales en un campo de animales en el que pueden distinguirse seis cabras, un toro, dos fieras, una de las cuales con sus fauces abiertas trata de apresar a una de las cabras. Sobre la otra fiera, el cazador, queha arrojado su lazo, está abajo en el centro, con su cuerpo y piernasmuy generalizadas con tres simples líneas. En la parte superior, ha arrojado el lazo; el brazo en acción atribuye dinamismo a toda la escena. Entre los dos animales una cruz y debajo un pájaro de largo cuello. A la izquierda, nuevamente el disco solar radiado con el ave cuyo gran tamaño y pico le dan aspecto de águila, símbolo del sol. 62. 1:El disco solar semirredondo con seis rayos, cerca del pico de un ave. Debajo del pájaro hay una cabra; entre ambos, la figura muy estilizada de un hombre. 2: Un pájaro, por encima y por debajo del cual hay fases de la luna. Conforme a las creencias religiosas prevalecientes en la prehistoria, los pájaros y otros animales simbolizaban la bóveda celeste. 3: Milenio III a.C. Una cabra y bajo su vientre el disco solar. A la derecha una fiera guía a un símbolo estelar de seis brazos. 4:Dos ciervos enfrentan en combate a dos fuertes cabras;dentro de los semicírculos de los cuernos de forma abovedada hay cruces, símbolos del sol, una vertical y otra inclinada, dando la sensación

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de movimiento; los cuernos descansan sobre los lomos de las cabras y se convierten en discos solares. Cerca, figuras humanas y animales. 63. 1: Los cuernos de una gran cabra se contactan con los rayos solares; a la derecha hay tres cabritas. Arriba, la figura de una larga y sinuosa figura de serpiente. 2: Una esvástica que simboliza al sol;símbolos de serpiente-rayo y de cruz-estrella, jun to a una cabra. 3:Círculos punteados que representan a cuerpos celestes, de los cuales los de abajo conducen a las figuras de una cabra y de un hombre y las de arriba a felinos feroces. 4: Entes con figura humana incompleta; cerca de los brazos, bajo los pies y sobre la cabeza hay tres, cinco o siete cuerpos celestes con círculos en su interior. 64. 1 a 6: Montes Keghamá. Gran conjunto de figuras geométricas simbólicas. Aparecen aisladas o formando parte de diversas composiciones bajo la forma de cruces, esvásticas, círculos concéntricos, circunferencias punteadas,figuras con formas de astros, etc. 65. 1: Signos que a menudo aparecen en composiciones y escenas de caza. En su mayoría están en inscripciones que por su naturaleza recuerdan a puntos de observación astronómica. Son interesantes dos figuras lunares esculpidas en piedras separadas, con profundas concavidades que ocupan gran espacio. Comparativamente, la primera es pequeña (40 cms.); tiene círculos interiores; sobre la mayor hay 28 rayos. 2: La segunda es mayor (80 cms.); sobre el marco ovalado, hay 28 rayos, uno de los cuales es grande y notoriamente saliente y correspondería a la luna nueva, el comienzo del mes. 3: Monumento prehistórico de grandes dimensiones: ocupa 6 metros cuadrados; es un virtual mapa estelar en el que múltiples cuerpos están acentuados con profundos arcos y concavidades, en una superficie de grandes dimensiones. Los cuerpos separados tienen 100, 40 y 30 cms. de diámetro. Se distinguen cuatro grupos de cuerpos celestiales, tres de los cuales contienen figuras geométricas, humanas y animales. Los cuerpos mas grandes son siete discos que en el centro representan al sol; además están la luna y el sol, es decir, lo que para ellos era el sistema solar. Más allá, las constelaciones: en la primera hay 3 cruces-estrellas, el disco que contiene a la cruzy el signo del macho cabrío, los cuales totalizan5 cuerpos; dentro de la segunda hay 14 cuerpos, cuerpos sinuosos de serpientes-cabra, caballo, sol, luna, un par de dioses que arrojan rayos. Están sencillamente acentuados, en la órbita anual del sol, dos de sus posiciones: la del macho cabrío o Aries y el de los gemelos (Géminis), con los cuales comienza y concluye el ciclo del recorrido solar. En las representaciones, paralelas al disco solar hay dentro de dos óvalos, 31 unidades; debajo, en dos filas, 20 unidades más, dos semilunas y dos cruces. En total, 86 cuerpos. 66. 1: Montes Vardenís. Los conjuntos de concavidades semiesféricas representan cuantitativamente el reiterado trayecto de los cuerpos celestiales y las uniformes duraciones de las etapas lunares.2: Comprende cuerpos celestiales semiesféricos en cantidad tal que expresa el cálculo del trayecto solar. Están dentro de grandes líneas que los contornean en dos grupos cada uno de 31 unidades, en tres filas. En total 62 unidades. Fuera del contorno hay tres figuras de cabras. 67. 1: La composición, descubierta en el monte Gran Baltasar, de los milenios V-IV a.C.,representa la relación que guardaban las creencias religiosas de la caceríacon las fuerzas sobrenaturales y las imaginaciones acerca del universo. La gran figura del dios de la caza está en el centro. Entre las piernas abiertas se observa el signo masculino bifurcado. El largo tronco del cuerpo esta partido por dos líneas paralelas horizontales; los fuertes brazos ascienden desde los codos; el cuello es largo, la cabeza redonda, a ambos lados del cuello hay pares de círculos. La imagen del dios es completada por el toro que huye despavorido, y la cabra y el cazador inmóviles. Hay agregados de épocas posteriores. 2:Gran Baltasar, fines del IV milenio a.C. En el centro, par de dioses de la caza. Entre ellos el signo solar de la esvástica. Están inermes, de fuertes contexturas, las piernas abiertas, subrayados los signos masculinos y los pies. Los torsos están separados del tronco del cuerpo y ensanchado, los cuellos alargados, las cabezas redondas. Las figuras dan la sensación de fuerza; los dedos de uno de ellos parecen un tridente. La composición comprende a tres fuertes cabras. El dios-cazadorde abajo aprieta con el pie derecho las patas delanteras de una cabra a la que ha enlazado y con la izquierda tiene agarrados los cuernos de otra que no se ve.

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68. 1:Sureste del monte Gran Baltasar, III milenio a.C. Divinidades que a veces se representan armadas de lazos. Es un vigoroso ente antropomorfo con tensa musculatura. Con grandes pies está aferrado a la tierra, las piernas alejadas una de la otra; con rodillas semiencogidas, el falo acentuado. Sobre la cintura dos líneas horizontales a modo de costillas. De abajo hacia arriba el torso se ensancha, el cuello largo, la cabeza redonda, fuertes brazos alzados hasta la altura de la cabeza. En ambas manos tiene lazos lanzados; con el extremo de uno de éstos ha apresado a una cabra por la cola. A la derecha, una maza. 2: Grabado sobre la dura superficie de un gran bloque rocoso; muchos hombres inermes, cabras, toro, ciervo, perros, signos de “cabra-relámpago-rayo”, “sol” o “luna”, “cruz”, “estrella”, “constelación”, “mundo” que posiblemente tienen naturaleza litúrgica. Es probable que represente a los sacralizados antepasados cazadores, algunos de los cuales cazan cabras con sus manos inermes; otros, con ayuda de perros y lazos. En la parte inferior, un macho cabrío con los pares de patas atados. Reemplazando a cinco cabras hay figuras geométricas, medio muy usual al que los “escultores” recurrían en el milenio III a.C. Se completa con figuras humanas con los brazos y las piernas en alto, posición que por haber sido ubicadas en el centro de la composición revela el sentido ritual de una ceremonia en la que se adora al dios de la caza. En los montes Keghamá, se reitera en muchas ocasiones la figura humana adoptando esta posición tan particular. 69. Ente sagrado que representa al dios antropomorfo de la caza o de los animales. La posición ritual, erguida e inmóvil, da la sensación de dominio y soberanía. El cuerpo es largo y ágil; en distintas partes luce discos; las piernas son cortas, las rodillas recogidas y el miembro viril notorio. Los largos brazos están doblados por los codos, las palmas abiertas hacia arriba. En la mano derecha tiene una cabrita tomada por los cuernos. Seguramente esta cabrita, es la que atribuye carácter mágico a la figura del dios. Sobre la cabeza de la divinidad hay tres cabras, dos de las cuales están representadas como figuras geométricas cuadrangulares. El dios está acompañado por varios celebrantes de la ceremonia religiosa. Cerca del pie derecho hay un cuadrúpedo que por sus cuernos enroscados recuerda al macho cabrío; este animal, como el dios, tiene origen celestial; lo guía el disco solar y casi a la par está dibujada la luna junto con diivinidades de los animales y de la caza. Debajo de la escena hay un ciervo macho de largas patas, cuerpo estilizado, larga barba y elegante cornamenta. Un gigantesco cazador lo ha agarrado por las patas. Más abajo, una cabra huye perseguida por un estilizado cazador que ha arrojado un lazo a sus patas. En el sector más inferior, un toro salvaje escapa de un hombre inerme que lo agarró por la cola. Casi en el final hay dos ciervos, pájaros y un perro. 70. 1: Escena del milenio III a.C. En la parte superior hay un bosquejo del dios de la caza. Inmóvil, en posición de cuclillas, con los brazos caídos, el cuerpo largo, ágil, subrayado el signo masculino. En sus hombros hay dos signos celestiales, la luna creciente y la espiral, que desde antiguo fueron símbolos de la luna, el sol y la eternidad. La divinidad aparece con sus acompañantes. Implorando su misericordia, cuatro cazadores inermes realizan con éxito su faena, representado cerca de un animal en el acto de la caza. 2: Escena de ritual mágico; con profundos surcos se ha grabado a un ser sobrenatural, un dios, en medio de animales y cazadores. Su postura es severa, solemne, sus brazos y piernas alzadas en forma de bóvedas, con rayos que salen de sus hombros; sobre su cabeza una corona de círculos, rayos salientes en la cintura a ambos lados del cuerpo. A la izquierda y abajo, dos pares de hombres vestidos en cuyas cabezas (excepto en uno) haysignos – dos, tres o cuatro- de las fases lunares. Son mas chicos que las figuras centrales pero con las características celestiales. Ambos lados hay dos cabras como custodios de la divinidad o víctimas para la ofrenda del sacrificio. 71. 1:Dos o tres seres sobrenaturales vinculados con animales pues en un ángulo superior hay un cuadrúpedo. Hay además una figura humana estática, solemne, rigurosamente vestida, luciendo una máscara con cuernos y con un gran sombrero. Salientes en los hombros, las piernas encogidas, subrayado el signo fálico. Los brazos suspendidos, doblados por los codos hacia arriba. El segundo ser con forma humana está en posición recogida, con signo fálico, el vientre trazado con un círculo, el cuerpo con forma de tronco y los brazos abiertos en cruz. El tercer ser sobrenatural es más chico, conciso. Posiblemente hecho en la Edad de Bronce tardía o de Hierro temprana. 2: Composición del III milenio a.C., dividida en dos conjuntos. En la parte inferior hay una cabray un

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hombre. En la parte superior hay una escena completa del II milenio a.C. de un hombre que tiene un significado interior de ceremonia de adoración. En la representación central, la espiral solar tiene a su izquierda unas cuantas cabras y un perro; a la derecha, hay dos grandes seres humanos armados de pequeños arcos; cerca de sus pies está el signo celestial del círculo; entre ellos, un perrito. Estas dos figuras antropomorfas tienen aspecto de espíritus o de dioses de la caza, porque están representados junto asímbolos celestiales. No están usando sus armas, las que sólo tienen valor simbólico y sobrenatural. El primero tiene el cuerpo estilizado, acentuado el falo, extremidades con forma de rayos, un puñal en la cintura y un alto sombrero. El ser con forma humana de la derecha tiene a su lado el disco, la misma forma de cuerpo del otro pero sus pies carecen de rayos, las manos terminan en tres rayos y no tiene sombrero. Son representaciones de seres sobrenaturales características de la Edad de Bronce tardía. 72. 1:Dios de la caza. Abajo a la derecha hay una cabra y arriba, dos;encima de ellas un símbolo muy difundido en la prehistoria que en la interpretación armenia significa “mundo”.La circunstancia de que el dios no está en actividad ni en posición de ataque,dificulta determinar su naturaleza, que puede ser la de dios protector de los animales o de los cazadores. 2:Son dos figuras de deidades rodeadas de una cabra, un ciervo y dos fieras. Una de las figuras es pequeña, con sombrero. El segundo mide casi el doble, conun fuerte falo, las costillas notorias, los brazos abiertos. Las fieras atacan a la cabra.En los montes Keghamá hay inscripciones rupestres con diversas variaciones sobre el mismo tema. 73. 1: Monte Gran Baltasar. Inscripción de naturaleza religioso-mágica. En el centro, con profundas concavidades, está esculpido el gigantesco cuerpo de un dios de 3 metros de altura, sentado sobre sus pies con las rodillas flexionadas, los brazos abiertos a sus costados. El falo llega casi hasta el piso. De ambos lados, un fuerte toro salvaje y un gran perro corren hacia ese ser. Además hay dos cabras inmóviles y sobre la cabeza del dios, una gran cruz en bajorrelieve, símbolo del sol, fundamento y principio de todos los bienes. 2: Ordenados en unas cuantas filas arriba, ocho serpientes vishab con cabezas cruciforme y humana; en la fila de abajo, tres cabras y en el centro un ser con forma de hombre desnudo. Dos de las serpientes rodean a la cabra y al hombre, quien con los brazos en alto, haciendo pases mágicos quiere alejar a los reptiles y salvar a la cabra. Las tres serpientes de la derecha persiguen a las cabras restantes. La composición es similar a aquellas escenas en las que dioses dan muerte al ofidio-vishab. En esta inscripción, el conjunto concluye en una pequeña escena en la que están representados dioses protectores de los animales y de la caza. En la antigüedad, en Sumeria, Babilonia, Asiria, entre los hurritas, y egipcios, tampoco estaban nítidamente diferenciados los dioses que protegían a animales y a cazadores. 74. 1:Danza litúrgica de los rebaños y de la caza, del III milenio a.C. Los cazadores están en una fila, los brazos doblados en los codos hacia arriba, a veces con los brazos unidos. De cuatro cazadores, tres están armados elevando sus mazas. En el centro,una cabra ha sido sacrificada y sobre su cabeza está de pie uno de los cazadores, junto a un perro. 2: De la misma época. Seis cazadores bailan en ronda (shurchabar). En el centro, una cabra sacrificada; los tres cazadores de arriba están vestidos y con máscaras; danzan formando una cadena tomados de las manos o de una mano y una pierna. Abajo, los tres cazadores restantes, por derecha e izquierda completan el baile. Uno tiene dedos como rayos y postura mágico-litúrgica, semejando un espíritu o un dios de la caza. 3:Danza ritual en la que girando imitan la ceremonia de la caza. Los cazadores son cinco, todos vestidos, con modelados sombreros, algunos con rayos en tres o cuatro de sus dedos o con máscaras. Rodean a un macho cabrío que es flechado por el cazador del centro. 75. 1:Seis cazadores y dos cabras. En algunos la cabeza es cruciforme o rodada de círculos en sus cuellos; en varios las extremidades terminan en rayos. Un cazador ha enlazado a la cabra del centro, cuya figura está inconclusa. 2: Los cazadores, tomados de las manos, danzan. En el centro, figuras humanas vestidas o con máscaras. Dos de ellas son mujeres de cintura delgada, anchas caderas y hombros y luciendo polleras cortas. Es una de las pocas representaciones femeninas danzando. Una de las mujeres tiene en una de sus manos un objeto de utilería preparado con esa forma para simbolizar al disco solar, junto al cual hay una figura celestial ovoide. A su derecha está representado un hombre de gran contextura, con un sombrero ritual adornado de plumas o

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cuernos, encima del cual hay un círculo. Esta danza forma parte de una ceremonia litúrgica dedicada al sol o a la luna. A la derecha de este grupo, una danza acrobática que formando parte de una ceremonia litúrgica, ilustra acerca de un juego prehistórico. Este juego consiste en mantener en equilibrio una vara sobre la cabeza. En la inscripción se ve un hombre, musculoso y fornido, que con las piernas abiertas sostiene sobre su brazo derecho estirado a un niño representado en forma esquemática; el niño mantiene sobre su cabeza una vara mientras el hombre que lo soporta tiene en su mano izquierda otra vara un poco más gruesa que la del chico, con la que se ayuda para mantener el equilibrio. 76.Dos grandes árboles yuxtapuestos. Cerca del de arriba hay dos filas de bajorrelieves; en la primera un hombre esta aferrado a una rama, junto con los cuernos de una gran cabra. Un segundo hombre agarra a otra cabra. Arrastran a los animales hacia el árbolpara sacrificarlos. En la segunda fila, junto a la raíz del árbol, un hombre corpulento y dos niños agarran por los cuernos a una gran cabra. El conjunto tiene las características típicas de la ceremonia litúrgica de la adoración agrícola. 77. 1:El cuerpo y la cabeza cuadrangulares de estos ídolos se repiten en una inscripción del monte Arakats. Por los claros detalles femeninos del cuerpo se trata de diosas. En el Arakats son cuatro: dos tienen señalado el ombligo; una, cinturón; otra el símbolo triangular del órgano femenino. Las deidades están ubicada en la parte superior de la escena. Debajo hay un animal leonino y cuatro cabras de las cuales los cuernos son zigzagueantes y con tres signos estelares bajo el vientre. Sobre la cintura de uno de los animales hay un signo que recuerda la letra T latina que en el ordenamiento de la simbología protoarmenia representaba la constelación del Báculo o del Bastón. 3: El dios de pie sobre el león, está representado en forma muy esquemática, sin cabeza, con los brazos en alto, el cuerpo alargado y con un delgado bastón. Las extremidades de una mano terminan como rayos. En la composición, el león es un animal conectado con el sol, que sobre su lomo lleva a su paralelo antropomorfo; tiene una cabeza grande y redonda a diferencia del cuerpo, expresado por una línea delgada y con la cola levantada. Tiene acentuado el signo fálico, característico de las inscripciones que representan al sol. 78. 1 / 2: Son figuras rituales de un ser fuerte, solitario, con extremidades con forma de rayos, acentuado su órgano masculino; con grandes cabras representadas sobre su cabeza o debajo de sus piernas, típicas de los milenios V a IV a.C. Es notable el par de figuras masculinas, que tienen cabras bajo sus piernas o en medio de ellas. 3: Entre materiales descubiertos recientemente, está esta composición de una familia de divinidades centelleantes, de los milenios V a IV a.C. En el centro está el dios-padre, a su izquierda y derecha la esposa y el hijo. Sobre los tres están acentuados los dedos centelleantes. Sobre la figura masculina, en bajorrelieve, la cabra. Esta composición hace suponer la naturaleza adoratriz a ese dios agrícola-pastoril, suplicándole que con su fuerza sobrenatural proteja la perduración de las generaciones. 79. 1: Inscripciones de los milenios V a IV a.C. que representan a la familia del dios solar. Fueron descubiertas en el monte Gran Baltasar; de arriba hacia abajo, son tres fuertes figuras, con sus piernas abiertas y los brazos en alto. Sobre sus cabezas está la esvástica solar. Dos de los grabados son grandes; el central tiene el signo fálico(dios padre); el de la derecha carece de tal signo (diosa madre) y tiene fuertes brazos con forma de rayos. La figura de la izquierda es pequeña (dios hijo) y se vincula a las anteriores en cuanto a composición y estilo. Arriba y a la derecha de la composición hay una escena de caza agregada en el milenio III a.C. 2: Inscripción de fines del milenio IV a.C. y comienzos del III a.C. que representa a los dioses solares en plena labor mágica de fecundación de la tierra. Como dioses solares, están acompañados por figuras del león y de la esvástica. Están rodeados por ideogramas de cabras y por otras que semejan ser pájaros. Los dioses solares están representados con extremidades con formas de rayos y elevadas hacia el cielo, mientras sus falos están en contacto con la tierra, es decir, fecundándola. 80. La fecundación de la tierra manifestada en otra forma, apareció en esta figura de los montes Keghamá, con una significación determinada, ubicada en la parte inferior de la composición, que se interpreta como ideografía de “tierra”. Este signo expresa la mitología de la fecundación de la tierra.

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Sobre el signo de la tierra hay una figura mítica en cuclillas con la cabeza aureolada; quizás sea la personalización de la luna que desde antiguo se ligaba a la tierra como ente productor de la humedad y que en la mitología armenia siempre fue considerada como hermana del sol. En aquellas creencias, el sol y la luna de sucedían uno a la otra de noche y de día. El dibujante prehistórico representó también la figura antropomorfa del ocaso luminoso en la misma posición, con un gran falo y con manos y pies terminados en rayos. Acompaña a esta figura divina el sol bajo la forma de tres círculos concéntricos, debajo de los cuales largos rayos de luz llegan hasta el piso. Cerca del ente adornado con la diadema luminosa hay un signo espiralado que expresa la idea de perduración. En la escena hay también un hombre, una cabra y otras figuras. 81. Esta composición de ceremonia litúrgica está frente a la cima del monte Ziarat. Las figuras están grabadas con un instrumento de punta filosa. Son trampas y barreras con forma de mortero.La figura central es el “árbol de la vida”, con ramas de verdor eterno inclinadas hacia abajo.Su amplitud acentúa la significación. A la derecha del árbol hay un hombre parado sobre un caballo. Más arriba hay dos peones y un arco inconcluso. A la izquierda del árbol hay un cabrito que será sacrificado. El conjunto tiene vinculación con los ritos de adoración cazador-pastoril y de fructificación agrícola.

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ILUSTRACIONES DE INSCRIPCIONES RUPESTRES DE KEGHAMÁ 256

256 Ver tabla hermenéutica, pág. 179 y ss. Autor de las figuras, Khanzadian, N. H., en Monumentos arqueológicos de Armenia, 11, Fascículo III, publicación de la Academia Nacional de Ciencias de Armenia, Ereván, 1981.

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VII. EL ENEOLÍTICO El Eneolítico abarca desde mediados del VI milenio a.C. hasta mediados del IV a.C. Comienza la separación de las comunidades lingüísticas, la organización de unidades tribales,y de las comunidades económico-territoriales. A partir del eneolítico, la sustancia religiosa, más que en todos los tiempos anteriores, forma parte esencial de cada actividad ocupacional en especial de la rural,de toda relación del hombre con el mundo que lo rodea, de su convivencia pacífica o bélica con otros hombres y del desarrollo progresivo de la cultura. Dentro de la estructura de las generalidades lingüísticas indoeuropeas, fueron destacándose paulatinamente los clanes aborígenes que hablaban un idioma que estaba en la serie de los antecedentes en cuyo seno tuvieron lugar el avance y posterior desarrollo de rasgos dialectales particulares. En forma extremadamente gradual se fue separando así del idioma general indoeuropeo y comenzó el largo y complejo período que transcurrió en primer lugar hasta la clara aparición de undialecto indoeuropeo que consolidando su diferencia filológica estructural, con el paso de muchos milenios cedería espacio al surgimiento del idioma propiamente armenio. Como ya vimos, desde la mitad del milenio VI a.C.(comienzo del eneolítico) es notable el poblado de Teghut, donde las excavaciones arqueológicas hallaron pequeñas construcciones circulares en cuyo interior se encontraron miniobjetos de cobre fundido. Se descubrió que cerca de inicios del milenio V a.C., en la parte oriental de la Altiplanicie Armenia se había difundido la cultura arqueológica de Dalma, que abarcaba también una significativa parte de Persia hasta llegar a la estepa de Mughan, donde llama la atención su típica cerámica. Posteriormente, al Sudoeste de la Altiplanicie Armenia se observan en Tepechik elementos de la cultura Urug. El estudio de las culturas arqueológicas neolítico-eneolítica permitió determinar que en llanuras de la Altiplanicie había antiguos centros agrícolas rodeados por clanes cazadores recolectores que vivían en bosques montañeses; los centros de esas culturas se ocupaban de agricultura con picos, cosechando con largas hoces con hojas de cristal de roca o de cuarzo. Para el riego cavaban angostos surcos y para proveerlos de agua construían zanjas (Arakhlú, Enkichá). La ganadería era de grandes animales cornados. En el milenio IV a.C. ya fue domesticado el caballo. En ciertas culturas la caza no tuvo una significación esencial. En la Altiplanicie Armenia, el eslabón fundamental de la sociedad agrícola temprana neolítica-eneolítica fue la organización de una comunidad de pequeñas familias vecinas que respondían al sistema matriarcal;existe la posibilidad que también hayan existido otras formas. Con la multiplicación de los vegetales y la dedicación a la agricultura, las figuraciones religiosas de los antiguos campesinos de la Altiplanicie Armenia fueron ligadas, básicamente, a la idea de fertilidad de la tierra, que se expresó en especial mediante el culto a la diosa madre: mitos de renacimiento-reproducción, santuarios, esculturas grandes y pequeñas, imágenes grabadas en la piedra, inscripciones significativas y simbólicas, motivos decorativos en vasijas y utensilios, en todo aparece el culto religioso femenino-agrícola. La preponderancia del mago y de la magia crecen en el seno de la sociedad dedicados a la súplica de lluvias y a la fertilidad de la tierra. La mujer toma parte más activa en el acrecentamiento de la riqueza como intermediaria en el proceso de fecundación, fructificación, acopio y alumbramiento. Se incrementa el intercambio comercial de frutos, el labrantío inspira a los artistas creadores de iconografías, cerámicas y de la incipiente metalurgia del cobre. El buey, el toro, el ganado menor: cabras, carneros, corderos, cerdos, así como el trigo, la cebada y otros granos, son representados y adorados en ceremonias de culto. Los ingredientes básicos de la comida familiar tradicional serán, para siempre, el trigo, el pan y la carne.

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LA UTILIZACION DE LA ARCILLA El hombre descubrió, al pie de las montañas rocosas, un polvo impalpable blanco que contiene alúmina y sílice; esta sustancia mineral, al ser puesta en contacto con el agua se torna muy plástica, característica que se transforma en extraordinaria rigidez cuando es sometida al calor. Era la arcilla. Entre los descubrimientos arqueológicos del neolítico, el más abundante en materiales que sirven para obtener información acerca de la prehistoria y quizás el más valioso como fuente y prueba, es precisamente el de la arcilla, con la que escultores prehistóricoshicieron, empapándola en agua, el barro con el que modelaron, y los alfareros hicieron ladrillos, lápidas, lozas y objetos utilitarios; con el transcurso del tiempo alcanzaron capacidad para crear la cerámica y es por esto que algunosinvestigadores clasifican este período en neolítico temprano, neolítico cerámico y neolítico tardío. La invención de la loza de barro debe haberse originado por la necesidad del hombre de tener un recipiente en el que transportar agua desde el río hasta su caverna; la idea primigenia debe haber sido la observación de que algunos tipos de tierra, en particular la arcillosa, permitían que al caminar quedara estampada con cierta profundidad la huella del pie mojado del hombre y que los rayos del sol endurecían esa huella. De allí pasaría a la modelación de recipientes. Gracias a la loza de barro podemos plantear hipótesis cronológicas (probablemente, en la Altiplanicie comenzó poco antes del milenio V a.C.), conocer las variaciones de su nivel económico, las características de su modo de vivir, los progresos técnicosque exigió elaborar la pasta compuesta por arcilla y otras clases de tierra; el método de darle forma y consistencia, las interrelaciones que esta creación suscitó entre los hombres. Pero lo más extraordinario es que aquellas vasijas prehistóricas que precedieron a la invención del horno y del torno de alfarería, despertaron primero en sus autores el desarrollo de un arte plástico rudimentario que fue embelleciendo gradualmente con motivos decorativos. El período más extenso y rico fue el que siguió, en el que el hombre, en su fuero íntimo, vinculó las vasijas con la vida de ultratumba, el rendimiento de la tierra y de los vegetales, y la victoria en los combates contra otros hombres. La nueva invención, al igual que otras iniciativas, generó en él alegorías e imaginaciones de naturaleza religiosa que a su vez fueron embriones de costumbres y formalidades litúrgicas; encontró en las cosas materiales similitudes que paulatinamente se transformaron en símbolos y signos a los que atribuiría un carácter sagrado257.Esto explica la cantidad de estatuillas antropomorfas y zoomorfas y las representaciones hechas a punzón de escenas de caza, halladas inmediatamente próximas a los altares de sacrificios rituales. En el territorio de la actual Armenia se hallaron vasijas correspondientes al neolítico temprano;hacían estas vasijas con mezcla de arena y paja triturada, toscas y sin adornos.Se encontraron otras de tiempo posterior, hechas con arcilla, sustancia mineral compuesta por sílice, mineral refractario y resistente al fuego más intenso, que se presenta en forma de polvo impalpable combinado con alúmina; es decir que comenzó a propagarse el primer material de construcción artificial utilizado como argamasa para la fijación de piedras. Este elemento importantísimo de progreso fue la base de la fabricación de vasijas de arcilla y el nacimiento de la cerámica (del griego keramos, arcilla). Como dijimos, a comienzos del neolítico, los humanos vieron que por medio del calentamiento se podía transformar la húmeda y plástica arcilla en sustancia sólida e impermeable. En los poblados neolíticos de la Altiplanicie Armenia, lo esencial y primario para la práctica de la cerámica fue la preparación de piletas; primero hacían en la tierra un pozo que cubrían con arcilla húmeda; dentro de la concavidad encendían fuego y así daban a las paredes dureza e impermeabilidad. En el primer tiempo neolítico propulsaron y desarrollaron la cerámica: hicieron vasos anchos y bajos, con base llana o redondeada, recipientes semiesféricos o 257

Eliade, Mircea, op. cit., 51.

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semiovales, cilíndricos, algunos más estrechos en su parte superior, grandes ollas, jarras con cuello de diámetro menor,vasos adornados con dibujos de trazos característicos del neolítico, o de puntos, con formas geométricas o de triángulos de líneas paralelas enbajorrelieve,conmanijas salientes o atravesadas. Aquellos trazos que delinean formas y figuras geométricas, paralelas, curvas punteadas, cruces, círculos, cuadrángulos, son la expresión de que el hombre incursionaba en el arte esquemático y en las abstracciones de un simbolismo que aun estando muy lejos en el tiempo, preanuncia la ansiedad espiritual del artista, atraído por la inspiración ideográfica. El hombre, para llegar a la invención cerámica, tuvo que atravesar varias etapas: la elección de los materiales componentes; la preparación de los mismos;el método y los medios para dar forma a los objetos; la creación de motivos y colorantes para aplicar a la superficie exterior; y, finalmente, la cocción. Cada una de estas etapas, a su vez, representó para el hombre obstáculos y cuestiones que tuvo que superar para llegar a obtener aquellos elementos que atravesaron milenios hasta su descubrimiento por el arqueólogo de nuestros días. Si nos detenemos solamente en el último, el de la cocción, vemos que el autor de la obra varió la técnica según el paso de los milenios, ya que le resultó indispensable contar previamente con fuentes de calor proporcionadas a lo que existía en su inventiva. La cocción de la cerámica es un paso sumamente complejo, en el que debía tener en cuenta las reacciones químicas del mineral, sus alteraciones, la oxidación, los materiales que debía usar para lograr la amalgama y la compactación en crudo. Y el calor de 500 a 800 grados como mínimo258 El espesor del recipiente fue uno de los más importantes factores que influyeron acerca de las cualidades tecnológicas de la cerámica, pues condicionó la posibilidad de su utilización, señalando el método más conveniente para su elaboración y cocción. La densidad de la pasta la da el grado de humidificación en una relación inversamente proporcional. En este sentido, la humidificación puede servir de índice para determinar la idoneidad del recipiente. En este sentido, un recipiente que tiene paredes muy porosas, elaborada con mucha humedad, no podía ser usado para guardar líquidos. La reconstrucción de las condiciones técnicas en que se efectuaba la cocción en tiempos antiguos, entre ellas la temperatura del horno, exige simultáneamente la investigación acerca del método y el grado de humedad con que elaboraban la pasta259. El avance en la cerámica se proyectó enla preparación de comidas mas elaboradas y en una mayor variedad en la nutrición. Paralelamente a la cerámica, primordialmente en las zonas bajas cercanas a ríos,algunos vegetales fueron destinados también a la fabricación de hilado, con lo que se dio el primer paso hacia la tejeduría. Los clanes neolíticos dedicaron tiempo a las artesanías de hilar y de tejer, y a tipos más sencillos de huso y de telar. Los habitantes de la Altiplanicie alcanzaron un elevado nivel en diversas ramas de la actividad ocupacional: además del trabajo de la piedra, la madera y el hueso, tejieron esteras, canastas, redes de pescar. Con las fibras vegetales tejieron también diversos tipos de géneros; desarrollaron su intercambio entre clanes, que sumaron al trueque de cuarzos para la fabricación de armas e instrumentos, y de ámbar para hacer adornos. Este comercio primitivo contribuyó a la propagación de distintas relaciones culturales.

Navasartian, K. H., Acerca de la temperatura de cocción de la cerámica en [la Altiplanicie] Armenia en los milenios III-I a.C., Boletín de la Universidad de Ereván, 1990, 3(72), 136. 259 Tite, M., Methods of physical examination in Archaeology, New York, 1972, citado por Navasartian, K.H., op. cit., 140, n. 8. 258

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LA CULTURA DE SHENGAVIT, TRASCENDENTAL REFERENTE DE POBLADO ENEOLITICO EN TODA LA ALTIPLANICIE Shengavit es el monumento más claro del eneolítico en la Altiplanicie Armenia. El más antiguo monumento arqueológico, descubierto en excavaciones efectuadas por E. Paipurdian en 1936-1938 en las inmediaciones de la aldea Shengavit, está en la parte Sudoeste de Ereván, en un alto promontorio sobre la orilla izquierda del río Hrazdán; aquellos antiguos poblados, por los restos hallados en ellos, ofrecen el cuadro más completo de centros agrícola-pastoriles de la segunda mitad del IV milenio a.C., en la que cobró forma una elevada e instruida cultura eneolítica, decididamente vinculada con la de Asia Anterior. La cultura de Shengavit es comparativamente superior, muy interesante porque permite confirmar la antiquísima época desde la cual existió población arcaica en el territorio que hoy es la República de Armenia, vinculada con prehistóricos centros culturales de Asia Anterior, Mesopotamia, Asia Menor y la Siriana.

Shenkavit. Ruinas de cimientos de construcciones circulares de viviendas de la Edad del Bronce. (Sardarian, S.H., La primitiva sociedad en Armenia, Ereván, 1967).

En lo fundamental es rica en múltiples capas de poblados con forma tumular y en parte con materiales de la fortaleza-poblado pre-montañés. La cerámica negro lustrada, y la rosada están decoradas con bajorrelieves y grabados socavados, con motivos decorativos frontales o contorneantes, caracterizados por su simetría. En aquella época se perfeccionaron los instrumentos de labranza y cedieron su espacio y se difundieron las hoces con la parte interior de la hoja hecha de cuarzo; la agricultura con picos comenzó a dejar lugar a la roturación de la tierra con arados simples; construyeron cisternas en los lechos de los ríos (Mokhrablur). Y se desarrolló la ganadería. El monumento arqueológico de Shengavit perteneciente al eneolítico estuvo ubicado al S.O. de Ereván, sobre una colina que emerge en la orilla izquierda del río Ildaruní(Hraztán), con una superficie de 6 hectáreas. Es un conjunto de viviendas rodeado por grandes

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bloques de piedra a modo de muralla, con atajos de ladrillo. Por la parte Norte cuenta con un pasaje subterráneo que lleva al río. Son cuatro capas de construcciones correspondientes a otras tantas épocas sucesivas que van del milenio IV a.C. al II a.C. Cada capa fue construída sobre las ruinas de la anterior; la primera corresponde al neolítico tardío. Es típica de Shengavit la vasija de barro tosca, hecha con mezcla de arcilla, paja y arena, de boca saliente, color celeste. De la segunda capa se excavaron utensilios y adornos de cobre; en ésta y en las otras dos son características las vasijas de arcilla con superficie lustrada de color negro y rojo anaranjado con fondo gris o rojo; con grabados de figuras geométricas o de círculos concéntricos en altorrelieve y de leones, hoyuelos, zigzags, pájaros, cabras, caballos, ciervos. Fueron encontrados también hogares redondos trasladables, con sus pedestales. La mayoría de los instrumentos es de piedra; fueron hallados picos de hueso y de piedra, hojas de hoces hechas de pedernal, morteros, palos de molienda, martillos, hachas, mazas, cabezales de husos, puntas de flechas de piedra, hueso y cobre; miniaturas de ruedas hechas de piedra y de arcilla, agujereadoras, agujas, anzuelos.

Shenkavit. Ruinas de cimientos de viviendas cuadrangulares. Edad del Bronce.(Sardarian, S. H., La primitiva sociedad en Armenia, Ereván, 1967).

Los habitantes de Shengavit vivían en casas circulares de 6 a 10 metros de diámetro, y en casas cuadrangulares; los cimientos eran de piedra y las paredes, de ladrillo; la argamasa era de pedregullo. En la parte central de cada casa, al lado del hogar había un pedestal de piedra sobre el cual apoyaba un parante y cumbreras que servían de sostén del techo cónico hecho de varas o cañas, con el mismo módulo de los millares de casas erigidas en todo el territorio de lo que con el transcurso de los siglos sería Armenia. Las viviendas cuadrangulares tenían una superficie lisa; estas construcciones formaban conjuntos de casas-tipo de la familia patriarcal, compuestas de muchas habitaciones

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Shengavit – Milenio IV a.C. - Ruinas de cimientos de viviendas, con sus características formas circulares.

Cubre una superficie de 6 hectáreas en un llano de forma oval, elevado unos 30 metros sobre el nivel del río. Según una serie de rasgos característicos del poblado más antiguo de Shengavit, es decir, el que se encontró en la capa más profunda, correspondía al período prehistórico comunitario de una sociedad totémica. Posteriormente, el poblado perteneciente a capas más cercanas al ras del suelo, forma un conjunto compacto de casas rodeado por una gran muralla hecha con grandes bloques de piedra, que tiene almenas, túneles construidos con salida subterránea a las aguas del río y disimuladas con tapas a nivel del piso. Es muy posible que no fuera únicamente Shengavit el poblado-montículo rodeado por murallas defensivas sino que hubieran también otros, eneolíticos,circunvalados por grandes bloques de piedra formando muros. Es posible que una de las causas principales del progreso y acelerado desarrollo de los poblados haya sido la preocupación por proteger la seguridad de las comunidades de clanes o de tribus. La principal actividad ocupacional de la población era la agrícola-pastoril. Ya en el milenio III a.C. domesticaban muchas clases de animales y conocían la multiplicación de los vegetales: sembraban cebada, trigo, mijo. En las excavaciones adyacentes a las murallas fueron descubiertos cementerios y mausoleos familiares en los que estaban enterrados cuerpos en grupos de decenas. En las fosas sepulcrales fueron hallados recipientes de arcilla y abalorios de rubíes y de cuarzo, puntas de flechas, alfileres, hachas, husos, escoplos, y adornos de plata. Además de murallas protectoras de los poblados, en las excavaciones se descubrieron mausoleos pertenecientes al mismo tiempo histórico del eneolítico, conservando la peculiaridad del entierro totémico del clan. Su forma es rectangular y en cada sepulcro están enterradas decenas de personas; están presentes datos que evidencian que dentro del clan ya se ha implantado firmemente la organización tribal y patriarcal. No hay aun clasificación por razones económicas ni sociales:cada uno de los restos individuales está acompañado

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por vasijas de arcilla, armas y objetos de predilección personal del fallecido allí enterrado, cuentas de piedras semipreciosas, puntas de flechas, brazaletes, crisoles, adornos de oro y plata. Los habitantes de fines del IV milenio a. C. habían alcanzado niveles primarios de propiedad privada; estas mismas características evidencian los entierros de Artsakh, a orillas del río Khachén y cerca del antiguo poblado de Stepanakert. Vasijas de arcilla de negro brillante descubiertas en los mausoleos, están adornadas con ricos motivos decorativos geométricos que recuerdan a los recipientes funerarios típicos, además de Shengavit, también de Shreshblur, Mokhrablur y otros lugares. Las vasijas

Shengavit – Milenio III a.C. – Colgante de oro, con figuras de espirales grabadas. Catálogo del Museo Histórico Nacional de Armenia.

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rituales de los sepelios son propias del eneolítico y pertenecen al III milenio a.C. Los materiales de las viviendas y de los mausoleos forman un conjunto total cuyo paulatino desarrollo permite determinar sus diferencias cronológicas y comprender la historia de la Altiplanicie Armenia. El desarrollo posterior del laboreo de la tierra y el pastoreo tuvo lugar en los poblados superpuestos de las capas 3ª y 4ª. Puede ser que a inicios del eneolítico, las tribus que elaboraban el cobre, la construcción se realizara de una sola vez o por etapas sobre ruinas de antiguos barrios, siguiendo no solamente un determinado método tecnológico, sino también en cuanto al orden y con nuevos planos de reconstrucción de esas viviendas derruídas. Llama la atención que no obstante el transcurso de un milenio por lo menos entre uno y otro período, las sucesivas viviendas hayan mantenido el esquema de la forma circular fundada encima de bloques de piedra sobre los cuales se erigieron las correspondientes paredes siempre de ladrillos de arcilla cruda, y que se conservara la pretérita construcción continua de bloques de piedra sobre los cuales se erigieron las correspondientes paredes siempre de ladrillos de arcilla cruda, y que se conservara la pretérita construcción continua de espacios cuadrangulares destinados a viviendas de los peones de campo, pastores y en las épocas más desarrolladas, para los artesanos del cobre. Las herramientas y armas de piedra descubiertas en Shengavit – martillos, hachas, mazas, morteros, moledoras, molinos, picos -son de cuarzo, obsidiana y rocas duras; sorprende la tradicionalidad de los hábitos, que perduran en el tiempo: herramientas de piedra, instrumentos de cobre respetando los modelos ancestrales, cuchillos de hoja fina y raspadores hechos con cuarzo y obsidiana, los filos interiores de las hoces preservan las particularidades de las de tiempos pasados y se generaliza en las hachas el agujero en el que será introducido el mango; los husos son de hueso y sin variantes formales las cuentas de los abalorios muestran como siempre el orificio por donde habrá de pasar la cuerda que los une. Se hallaron también anzuelos, y agujereadoras hechos con cornamenta de animales. Progresivamente, las vasijas de arcilla adquirieron formas más complejas y los motivos decorativos fueron cada vez más ricos en creatividad. Algunas vasijas están decoradas con diseños geométricos en su cara exterior y pintadas de rojo en la interna sobre un fondo rosado; esto indica que tenían conexiones con tribus de Medio Oriente y Mesopotamia las cuales poseían alfarería ornamentada. La alfarería de Shengavit es similar en muchos aspectos a las de épocas del neolítico tardío y del eneolítico del Sur de Persia, Mesopotamia y Asia Menor. El eneolítico de la Mesopotamia y Persia se caracteriza por la multicolor loza de barro. En la Altiplanicie Armenia, además de la relativamente escasa cantidad de decoraciones policromadas, hay loza multicolor con bajorrelieves que tiene parecida significación a la de la alfarería pintada, aunque realizada con técnica diferente; los adornos son de un solo color y la superficie exterior de la vasija es lustrada. Dentro de las murallas, Shengavit estaba construida sin un proyecto determinado, las viviendas y los edificios destinados a finalidades utilitarias estaban erigidos con desorden y con callejuelas serpenteantes; y en extramuros se extendía la necrópolis de la ciudad. Por tres lados descendían laderas inclinadas y sólo en la parte Sur había una cañada poco profunda y un antiguo pozo rellenado. Las construcciones halladas en las capas más superficiales, contaban con patios. El poblado construido en esta forma estaba compuesto por cuatro capas sucesivas de cuatro metros de espesor que se distinguen entre sí por las coberturas, en las cuales las viviendas están erigidas una sobre la otra. Cada poblado comprendía restos de viviendas de distintas épocas eneolíticas, los que contenían materiales de diferentes períodos cronológicos. Hay una sensible diversidad entre los objetos descubiertos en cada uno de los estratos. Hoy es posible investigar la historia de los poblados del eneolítico, temprano, medio y tardío gracias a las excavaciones efectuadas en Shengavit. La presencia de pluralidad de capas cronológicas de poblaciones superpuestas testifica que la vida de Shengavit perduró durante siglos ininterrumpidamente.

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Shengavit – Milenio IV a.C. – Ruinas de cimientos de construciones circulares posiblemente destinadas a silos o depósitos

Las capas de Shengavit 1ª a 4ª, corresponden desde finales del IV milenio a.C. hasta el II milenio a.C. La de Shengavit 1ª tiene características del neolítico tardío; la cerámica de esta capa se elaboraba con arcilla mezclada con paja y la cara externa era cubierta con barniz blanco-amarillento. Se hallaron tazas, vasos y fragmentos de ánforas y otros recipientes. Más que darle color a la cara interna de las vasijas, cuantitativamente es mayor las de la decoración mediante dibujos en la superficie exterior; estos motivos son o en relieve o mediante la técnica del cavado de hoyuelos, formando líneas rectas o espirales, sobre la lisa cara del objeto. En la segunda capa de Shengavit ya se hallan objetos de cobre junto con vasijas de arcilla pintada de negro lustrado, con fondo rojo y decoraciones geométricas. Aquí se encontraron también pedestales de hogares móviles con forma de herradura o de trébol, ornamentados con relieves representando cabezas zoomorfas; y además se encontraron herramientas, en su mayor parte hechas de piedra. En los poblados de Shengavit así como en los de Asia Anterior, estaba avanzada la arquitectura. Incluso antes de las excavaciones se veían perfectamente en la superficie de la tierra, sobre todo después de llover, grandes círculos de hasta 8 metros de diámetro. Resultaron ser restos circulares de viviendas situadas en el centro del poblado, comunicadas con locales adyacentes, cerrados y de forma cuadrangular, destinados a finalidades económicas. La vivienda, además de su significado material, tenía un simbolismo espiritual, considerada imagen del mundo universal. Las construcciones circulares – que en ocasiones tenían destino religioso y en otras eran proyectadas y dedicadas a viviendas - tenían forma cónica, mientras que las contiguas, cuadrangulares o rectangulares de techos planos, eran casas para los peones, o depósitos de herramientas, o arsenales defensivos tal como ocurría con algunas construcciones fortificadas de zonas pre-montañosas. El destino de algunos

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era de silos de semillas, construidos para proteger las cosechas de la depredación de pájaros y roedores. Los investigadores paleoentomólogos descubrieron excrementos de insectos que quedaron impregnados en las semillas acopiadas en esos silos, los que sirvieron de base para detectar plagas, algunas causas que pudieron haber provocado infecciones, y calcular el avance que lograron los campesinos en cuanto a hábitos de salubridad e higiene; las mismas características fueron halladas en semillas mezcladas con la argamasa de arcilla de cerámicos, en ladrillos y en restos de revoque de paredes. Los edificios más antiguos contaban con patios. Los muros de las viviendas se hacían grandes de ladrillos de adobe de arcilla cruda asentados sobre cimientos de piedra. Los pisos de las habitaciones eran pavimentados con pequeños guijarros ordenados en círculos concéntricos que revelan una figuración religiosa, cubiertos con una losa de ladrillos. Además de la perduración de las tradiciones seculares en materia de construcción, demuestran también cierto avance en comparación con la arquitectura primitiva. A diferencia de las pretéritas viviendas de los milenios V - IV a.C., las de Shengavit son bastante amplias y ordenadas. El ladrillo de construcción adquirió una forma mas sólida y con medidas que seguían un módulo. Los umbrales y escalones se hacían de piedra; las entradas eran de baja abertura y ubicadas en su mayoría en la fachada que da al Este, por lo que se deduce que la vida activa de la comunidad comenzaba apenas despuntaba el sol; tanto en su cara exterior como en la interna, las paredes se revocaban con mezcla de arcilla. Adosadas a las paredes, construían asientos y camas hechos con ladrillos. En el centro del ambiente había una piedra grande sobre la que se apoyaba el poste que soportaba el tejado cónico hecho de varas y mimbres. Cerca de la piedra había un hogar redondo, de un metro de diámetro, de escasa altura, cuyo borde superior adornaban con relieves que representaban cabezas de animales. En la punta central del techo cónico, exactamente encima del hogar, había una abertura por donde entraba algo de luz natural y tenía salida el humo. Este hogar era el lugar consagrado para celebrar las ceremonias litúrgicas y rezar las oraciones rituales dedicadas a los dioses y a los espíritus ancestrales del clan. Al lado del hogar ubicaban trituradores de grano y grandes recipientes para guardar trigo y cebada. Además de las actividades agrícolas, los habitantes del poblado se dedicaban a la cría de vacas y ovejas. En las casas se encontraron figuritas de piedra y de arcilla representando animales, una estatuilla esquemática y muy estilizada de mujer y un modelo de hogar en miniatura. La predilección por reproducir en arcilla la figura de la mujer induce a columbrar la supervivencia de la organización matriarcal. Apareció una nueva manera de vivir de la población de la Altiplanicie Armenia. La cultura shengavitiana se expandió durante los milenios IV-III a.C. por una extensa área y se manifestó en múltiples formas y modalidades de expresión. En el área de difusión de aquella cultura (desde Palestina hasta el Norte del Cáucaso y desde Persia a la cadena de los montes Tauros) se registraron más de 600 poblados. En el citado período, se estableció una jerarquía entre las regiones pobladas, según la cual se distinguieron típicos “centros provinciales” (Elar, Artevik, Mokhrablur) rodeados por poblados satélites y a veces también por viviendas amuralladas. Grandes poblados a menudo tenían sólidas murallas coordinadas, bastiones, atalayas, paramentos, fosos subterráneos (Shengavit, Mokhrablur, Elar, Ianik Tapá)260. El hallazgo de este tipo de complejos edilicios en Karní, Elar, Kaghsí, Armavir, Mokhrablur, confirma la iniciación de una etapa urbana y que, en cuanto a los aspectos estilístico y técnico, la construcción típica de Shengavit era una manifestación generalizada en la Altiplanicie y en Asia Anterior durante los milenios VI a IV a.C. Sin embargo, la de la Altiplanicie presenta características propias, adecuadas tanto a la mentalidad étnica de los 260 Simonian, Hrachik y Knuní, Ardag, La Altiplanicie Armenia, patria de la civilización de los armenios y del mundo, Ereván, 2004, 62-63.

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habitantes como a la influencia de las condiciones climáticas. Tal como ocurría en relación a la construcción de viviendas, lo que llama la atención y debe ser subrayado es que, más allá de pequeñas diferencias, estos monumentos arqueológicos tienen características culturales típicas, autóctonas y comunes a todos ellos, manifestadas en su estilo de cerámica, en la preparación de un tipo de herramientas de piedra y de hueso, el cultivo de la tierra, el pastoreo y en muchas otras expresiones de la vida material y cultural. Las viviendas circulares del poblado de Shengavit son muy semejantes a las casas del eneolítico mesopotámico (Arpáchai Blur). Es característico de los poblados del eneolítico más tardío de la Altiplanicie Armenia, donde las herramientas de obsidiana fueron reemplazadas en gran parte por otras hechas de cuarzo. En cambio, en Shengavit, significativa cantidad de herramientas fue hecha de un feldespato vidrioso, negro como el ágata, cuando en períodos más tempranos las herramientas no se hacían con obsidiana sino excepcionalmente. En las excavaciones se halló mucha cantidad de objetos de hueso: cabezales de husos, puntas de flechas y de lanzas, agujas, anzuelos, agujas para tejer. Junto con los instrumentos de piedra y de hueso, en las capas 3ª - 4ª de Shengavit fueron hallados objetos de cobre cuya cantidad se incrementó en el estrato siguiente superior. Como vimos más arriba, los materiales de la 4ª capa de Shengavit indican la cultura eneolítica, en especial el posterior desarrollo de la cultura agrícola-pastoril en la Altiplanicie Armenia. Los monumentos de aquel tiempo estaban ampliamente difundidos en toda la Altiplanicie, donde la cerámica había alcanzado una maestría excepcional, hecho del cual son testimonios las variadas vasijas de arcilla: se encontró recipientes grandes y pequeños: ollas, vasos, tazas, tazones, jugueras. Los motivos decorativos que adornan a estos objetos demuestran los vínculos que sus habitantes mantuvieron con poblaciones vecinas. Tanto Shengavit como otros monumentos similares son prueba simultánea, pública y notoria de que nos encontramos ante una cultura de perfil muy claro, contenido bien estructurado y que, sin hesitaciones, sus autores cumplieron un papel de relieve en el período del comienzo histórico de Antiguo Oriente porque aquellas culturas tan similares a la de Shengavit, pueden indiscutiblemente ser inscriptas en la misma etapa socio económica. Sin embargo, vistos externamente, estos antiquísimos poblados se diferencian de Shengavit. No son poblados construidos sobre colinas naturales sino elevaciones artificiales que incrementaron su volumen como consecuencia del depósito natural de ceniza. Al construir nuevas viviendas con ladrillos de arcilla cruda encimando la erección de paredes sobre las de las viviendas antiguas, el aspecto aparente de conjunto del poblado es el de haber sido edificado sobre la elevación de una colina natural. Shengavit está ubicado en el límite de una cadena mesético montañosa. Sin embargo, su naturaleza es la de un poblado premontañés y se parece mucho a Aghtamir, a Voskevaz, a Frankanots, y al poblado eneolítico construido sobre la colina de Tagavoranist, cerca de Kumairí. En cambio Shreshblur, Mokhrablur y otros, pertenecen a la serie de poblados de la meseta del Ararat y tienen el aspecto de colinas artificiales. Para la perfecta estratificación cronológica de la Altiplanicie Armenia en el eneolítico tienen esencial significación las determinaciones realizadas con el método de Carbono 14. Con la aplicación de este sistema, se llegó a la conclusión de que Kültapá de Persia debe ser ubicado cronológicamente en el IV milenio a.C. Aplicando el mismo método a la 4ª capa de Shengavit (el estrato del eneolítico tardío, que se halla a tan sólo un metro de profundidad), debe ser ubicado a comienzos del II milenio a.C. Los poblados de la cultura de Shengavit se caracterizan también por su vida económicamente desarrollada. En las excavaciones arqueológicas aparecieron talleres y barrios de artesanos, centros de acopio y de reelaboración de provisiones agroeconómicas (Shengavit, Elar, Lorrud, Babá Tervish); también viviendas de peones de campo.261 En el Simonian, Hrachik y Knuní, A., La cultura de Armenia antigua, XIII, Erevan, 2005, 6-7; en lo sucesivo “Los santuarios de Shengavit”.

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citado período se activaron el comercio y la circulación de mercaderías por las áreas de distribución. Se registró que tenían lugar serias mudanzas en la vida social, demostradas por sellos que se encontraron en excavaciones arqueológicas y por la aparición de construcciones palaciegas. El hecho de que los comienzos del eneolítico en la Altiplanicie se hayan expandido ya desde fines del milenio IV a.C., significa que deben haber sido también predecesores de la cultura eneolítica en la Siriana, Palestina y, por el Norte, en los Cáucasos. Tan antiguos restos en el Oeste de la Altiplanicie, en Arzn, así como Shresh Blur y Shengavit II (hogares y alfarería negro-lustrada con decoraciones geométricas) fueron también ubicados en culturas siguientes, del comienzo del III milenio a.C. La impronta de la cultura de Shengavit fue trascendente. El monumento eneolítico de Köytapá, en Parskahaik, cerca del lago Urmiá; y el de Mersín, en Cilicia, se enlazan, en términos de tiempo, al período anterior. Como en otras regiones del Sudoeste de la Altiplanicie, la elaborada vajilla con delicadas decoraciones geométricas del tipo de Shengavit 3ª fue hallada, particularmente, en Amuk, Tabara el Akrad (en la Siriana), y Kirbet Kerak (en el Norte de Palestina), todas un poco anteriores a la segunda mitad o en los finales del milenio III a.C., marcados por un avanzado nivel del eneolítico. Los restos de la prominente cultura de los monumentos de Karín, Van y Parskahaik, junto con los otros monumentos de la Altiplanicie, pueden ser considerados como muestras locales de una unidad cultural remota que debe haber abarcado todo ese área. Estos datos amplían considerablemente el verdadero orden de la cultura de Shengavit, extendiendo sus límites hasta el centro de Asia Menor, Siriana y Palestina. Son aquellos monumentos que muestran la unidad de la más lejana cultura de los ancestros de pueblos que habitaban la Altiplanicie Armenia durante el neolítico, con los del avanzado período eneolítico. Así, esfuerzos en la orientación histórica basados sobre recientes hallazgos en la Altiplanicie Armenia, nos fuerzan a aceptar la existencia de cierta unidad de cultura entre los antiguos clanes que se establecieron sobre toda la Altiplanicie en el milenio III a.C. Estas tendencias generales de la cultura de dos extensas regiones – las partes oriental y occidental de la Altiplanicie – están orgánicamente ligadas con la ya citada sincrónica cultura de la Siriana y el Norte de Palestina. El elevado grado de desarrollo de la cultura eneolítica de la Altiplanicie Armenia tiene el sello de la cultura local en la parte histórica central y nororiental de Asia Anterior. Las materias primas de los objetos de la cultura de Asia Anterior provenían en gran medida de la Altiplanicie Armenia; y, en reciprocidad, la elaboración de esas materias primas adquiría forma con el influjo de la cultura de Asia Anterior. Las estrechas relaciones de la Altiplanicie Armenia con Asia Anterior así como la homogeneidad que caracterizaba a la cultura general precedente, influyó la introducción de la obsidiana de la Altiplanicie en Asia Anterior a partir del paleolítico y el neolítico, así como la ulterior introducción del cobre de la Altiplanicie en la Siriana, Fenicia, Palestina y el Norte de Mesopotamia262. ). Se repite el fenómeno de expansión generalizada por un lado y, simultáneamente, de marcada tipicidad aborigen por el otro: la cultura de esta región es suficientemente vasta y se divide en varias áreas particulares, cada una con rasgos originales, distintos de los demás; no obstante, la peculiaridad general convive en amplia y armoniosa integridad, con la realidad de un definido localismo. La extraordinaria amplitud de esta área cultural, y su división en una serie de partes aisladas cuyos monumentos tienen características propias, no impidieron que constituyera una vasta totalidad, concordante, equilibrada y con unidad de origen, constante en toda esa dilatada región. El mismo fenómeno se produjo con respecto a la alfarería y la cerámica. Los elementos de la cultura de Shengavit, típicos de su tiempo, integraron una parte de la cultura de Asia Anterior, que abarcó un extenso área de expansión, partiendo del centro de la Altiplanicie Armenia rumbo a los sectores occidental y meridional, expansión que irradió hacia el Norte, al valle del río Kura; hacia el Oeste, al 262

Dunand, M., Fouilles de Byblos, II, Paris, 1954, 398, citado por Sardarian, A.A., op. cit., 351.

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Asia Menor; hacia el Sur, a la Mesopotamia; y hacia el Suroeste, a la Siriana y al Norte de Palestina. Como consecuencia del intercambio y difusión cultural desarrolladas en esta inmensa área, cobraron forma los objetos bruñidos en negro y con decoraciones geométricas de la cultura Shengavit y los variados de loza de barro policromada de Tell Halaf. Los elementos básicos de la población de esas áreas eran clanes nativos de Asia Anterior que emigraron de allí,es decir de la parte central de la Altiplanicie Armenia o del Norte de la Mesopotamia, hacia varias direcciones; o sea que la alfarería negro lustrada y ornamentada con figuras geométricas fue difundida por la población que habitaba el área delimitada por Persia, Mesopotamia, Asia Menor y el río Kura. Comparando las formas de los dibujos de las vasijas ornamentadas de Shengavit, Arzn, Köytapá y Kirbet-Kerak se pone de relieve que los trazos comunes de esas culturas sólo se explican por la migración de pueblos de Asia Anterior. A comienzos del milenio III a.C. existían lazos culturales entre la población de la Altiplanicie Armenia, es decir la de la llanura del Ararat, y la población occidental de la Altiplanicie, mientras una rama de la raza armenoide se trasladó hacia el Norte hasta el río Kura. Es por esto que la parte central de la Altiplanicie es vista como el hogar, el lugar de origen de los clanes armenoides, desde donde se diseminaron sobre toda la Altiplanicie y después hacia el Sur hasta la Mesopotamia, y más tarde rumbo al Oeste, hasta el Asia Menor. En el ocaso del neolítico y la alborada del eneolítico, aquellos clanes transportaron consigo su forma de vida, erigieron viviendas circulares eneolíticas con hogares de arcilla y largos edificios rectangulares con entrada tipo megaron263. En síntesis, la más antigua cultura de la cerámica, negro lustrada y con dibujos geométricos, se desarrolló en el neolítico y generó relaciones entre el sector occidental de la Altiplanicie con Asia Anterior. El hecho de que los comienzos del eneolítico en la Altiplanicie se hayan dilatado ya desde fines del milenio IV a.C., significa que deben haber sido también predecesores de la cultura eneolítica en la Siriana, Palestina y, por el Norte, en los Cáucasos. Tan antiguos restos en el Oeste de la Altiplanicie, en Arzn, así como Shresh Blur y Shengavit II (hogares y alfarería negro-lustrada con decoraciones geométricas) fueron también ubicados en culturas siguientes, del comienzo del III milenio a.C. Junto con las de Berkaber, otras excavaciones, efectuadas por E. Paipurdian ya en 1936-1938 y las posteriores realizadas en 1955 en las inmediaciones de la aldea Shengavit, completan un cuadro de modelo de poblado agrícola del III milenio a.C. Este último arqueólogo, presentando esa cultura con la denominación de “shengavitiana” determinó con seguridad la cronología del poblado en la Edad del Bronce temprana264. En 1958-1983 las excavaciones en Shengavit fueron efectuadas por S. Sardarian. Gracias a los trabajos de los últimos años fueron precisados los límites cronológicos del monumento en los milenios V a.C. y la segunda mitad del milenio III a.C., y la profundidad del estrato en 3/15-3,50 metros, y pudieron ponerse ante la vista cinco capas de construcción de la Edad del Bronce temprana265. Fueron descubiertas viviendas de piedra y de ladrillos con planos circulares y cuadrangulares, con pozos de distintas medidas, edificios con destinos económicos y litúrgicos, fragmentos cerámicos típicos de la cultura de la Edad del Bronce, instrumentos de piedra y de hueso de diversas clases. Entre los hallazgos son notables las estatuillas, que comprenden la de un caballo de piedra, de un toro de arcilla y varias de mujeres hechas con piedra toba. El área del poblado de las Edades de Bronce media y tardía se redujo a necrópolis. En Shengavit se encontraron cinco esqueletos con sus cráneos no muy bien conservados. Son cráneos dolicocéfalos de tipo pre-europeoide, con las cavidades orbitarias Megaron, palabra derivada del griego, que evoca la sala del trono y para banquetes en los palacios de la edad micénica. 264 Idem, ibidem, 42. 265 Idem, ibidem, 42. 263

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rectangulares, la frente ancha y poco inclinada, la nuca saliente, y los huesos de los pómulos de un ancho mediano y débilmente expresados. Las raíces nasales y las suturas naso frontales son algo chatas. El estudio de los materiales paleoantropológicos de las edades de bronce y de hierro hallados en Shengavit evidencian que en la Altiplanicie Armenia correspondiente a estos períodos se conservó el aspecto antropológico preexistente en el eneolitico y el origen generalizado de las etnias. Los datos y particularidades específicas europeoides obtenidos de los cráneos del eneolítico y de las edades de bronce y de hierro en la Altiplanicie casi no se diferencian de los trazos craneológicos que caracterizan a los armenios de la actualidad. En la llanura del Ararat, como en los demás profundos valles de la Altiplanicie, los poblados de la Edad del Bronce temprana son colinas arcillosas formadas por ruinas de viviendas de ladrillo y capas de ceniza. Están erigidas en zonas comparativamente elevadas, a orillas o no muy lejos de ríos, afluentes o arroyos, en campos llanos de algunas hectáreas de superficie y en algunos casos afirmadas con paredes de ladrillos o con grandes bloques de piedra como en Shengavit y Shresh Blur. En las excavaciones, en pozos cercanos a los hogares de las viviendas de Shengavit se encontraron recipientes de arcilla conteniendo semillas mezcladas de distintas especies de trigo, cebada y plantas silvestres. También se encontraron instrumentos de labranza para cultivar la tierra, sembrar y cosechar, grandes clavos de piedra que usaban como cuchillas para abrir surcos. La presencia de estos clavos y el hallazgo de una escasa cantidad de picos permite deducir que a comienzos del tercer milenio a.C., durante la Edad del Bronce temprana, no se produjo un avance en el proceso de roturación de la tierra y que la misma se hacía en la forma primitiva; la aparición de arados en los que se ayudaban con el arrastre de grandes animales marca el comienzo de una nueva etapa en la técnica agrícola aplicada en aquella región. Estos animales, que eran cazados en estado salvaje y domesticados, también fueron utilizados para el traslado de la cosecha. No existía la idea de razas animales ni de cruzas ni de mejoramiento de las especies. Testimonio del uso de bestias de carga son las estatuillas y pequeños modelos de arcilla que representan carretas tiradas por animales sujetos a un yugo. El uso habitual de animales para los trabajos agrícolas significó también la inclusión de carne y leche en la nutrición de las tribus. Entre las ruinas de poblados pertenecientes al milenio III a.C. se encontró también una gran cantidad de elementos para machacar semillas: morteros, moledoras de piedra, trituradoras de diversos tipos. En los años 2000 y 2003 se reiniciaron las excavaciones de Shengavit dirigidas por H. Simonian. El monumento arqueológico se encuentra en la orilla izquierda del lago de Ereván, en el patio del complejo hospitalario, ocupando una superficie de alrededor de 6 hectáreas266/267. Los trabajos se reiniciaron fundamentalmente en la áreas I y II de excavación. El primer lugar de cavado fue en la parte Sureste del poblado, del 6º hospital y en el sector central del museo de Shengavit; el segundo, en el extremo Norte del poblado, en el área focalizada por el lago de Ereván. Fueron descubiertas viviendas cuadradas de ladrillos, con planos circulares y cuadrangulares, hoyos de diversas medidas, construcciones utilitarias y para ceremonias rituales, fragmentos de alfarería característica de la Edad del Bronce temprana, herramientas de hueso y de basalto, de guijarros, de piedra toba, de mármol, símbolos del poder. Son notorios núcleos y puntas de pedernal y de cuarzo semiterminados, objetos litúrgicos y estatuillas. En la cerámica elaborada con arcilla mezclada de arena y granos, llaman la atención los modos de alisamiento y la variedad de motivos decorativos; de sus jarras, ollas, platos hondos, ánforas, labios de vasos, asas, fragmentos de cuerpos de vasijas, una H. y Khachatryan, L., Las excavaciones del año 2003 en el poblado de Shengavit, en La cultura de la Antigua Armenia, T. XIII, Materiales de la Sesión Científica del Instituto de Arqueología y Etnografía de la Academia Nacional de Ciencias, Ereván, 2005, 56/59.

266Simonian,

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Kalantaryan, A.A. y Melkonyan, H.A., Archaeological Works in Armenia in 1990-2003, op. cit., 41.

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parte de los cuales está decorada. Los cerámicos son de superficie negro-lustrada; en casos aislados negro-plateados brillantes sobre una base roja o de color canela, rosada, ladrillo, o gris pálido. Se hallaron también fragmentos de hogares trasladables, una estatuilla de arcilla de la cual sólo fue preservado el trozo de la pelvis subrayada con el signo de la femineidad, y de un esquemático ídolo de piedra toba. Sobre el cuerpo de un recipiente de arcilla de color rojo brillante está representada una figura que recuerda al árbol de vida. En la superficie de todo el área cavada se profundizó hasta 60 centímetros; alli se realizaron trabajos de reexcavación dado que anteriormente ese lugar había sido sometido a labores de investigación superficial. En la parte Sureste del cavado apareció una pared semiderruída de ladrillos crudos. Los ladrillos tenían 30 cm de largo, 12 de espesor; debajo fe descubierta una construcción triangular de pequeños guijarros puestos en orden y afirmados con argamasa de arcilla. En el interior de la construcción y especialmente por fuera hallaron más de 1000 núcleos y astillas de cuarzo y de pedernal diseminados en un espacio de 2 metros cuadrados; lo más probable es que se tratara de un taller de herramientas. Cerca de la construcción triangular, a un metro hacia el Norte y a una profundidad de 80 cm se encontró un fragmento de un ara de sacrificios con la cabeza de un carnero cuyos ojos habían sido engarzados con cuarzo; junto a él había una estatuilla antropomorfa. Cerca del hogar se encontró una lezna de bronce sobre la cual se conservaron restos de talla. Sobre los fragmentos del hogar habían sobrantes de pintura roja y alrededor una capa de ceniza de cerca de 10 cm de espesor que se extendía hacia la parte alta. Las paredes de las construcciones excavadas estaban hechas con guijarros grandes y pequeños sin orden y afirmados con argamasa de arcilla; las partes preservadas tienen de 15 a 20 cm de altura, 50-60 cm de espesor, y pisos revocados con arcilla. Contiguos a uno de los edificios aparecieron pozos grandes y pequeños; el primero había sido cavado en la capa de cultivo, que tiene 70 cm de diámetro y 70 cm de profundidad. En la parte de la boca del pozo se ubicaba la entrada cilíndrica hecha de pequeños guijarros y ordenados con firme argamasa de arcilla; en la parte Oeste de la boca del segundo pozo, había una serie semicircular hecha de basalto y toba; y la boca de la parte Este, tenía de 20-30 cm de espesor y también de sólida argamasa de arcilla. Las paredes de las construcciones excavadas estaban hechas con guijarros grandes y pequeños sin orden y afirmados con argamasa de arcilla; las partes preservadas tienen de 15 a 20 cm de altura, 50-60 cm de espesor, y pisos revocados con arcilla. Contiguos a uno de los edificios aparecieron pozos grandes y pequeños; el primero había sido cavado en la capa de cultivo, que tiene 70 cm de diámetro y 70 cm de profundidad. En la parte de la boca del pozo se ubicaba la entrada cilíndrica hecha de pequeños guijarros y ordenados con firme argamasa de arcilla; en la parte Oeste de la boca del segundo pozo, había una serie semicircular hecha de basalto y toba; y la boca de la parte Este, tenía de 20-30 cm de espesor y también de sólida argamasa de arcilla.

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Shengavit. Jarra negro-lustrada con bajorrelieves formando aves, y adornada por figuras geométricas de paralelas en altorrelieve y espirales en sus extremos.(Sardarian, S.H.,La primitiva sociedad en Armenia, Ereván, 1967).

En la parte de la boca del pozo se ubicaba la entrada cilíndrica hecha de pequeños guijarros y ordenados con firme argamasa de arcilla; en la parte Oeste de la boca del segundo pozo, había una serie semicircular hecha de basalto y toba; y la boca de la parte Este, tenía de 20-30 cm de espesor y también de sólida argamasa de arcilla. El diámetro del pozo es de 150 cm y una profundidad de hasta 190 cm. Cavado en la capa de cultivo y las paredes están hechas con guijarros y revocadas con una gruesa capa de arcilla. El piso de la parte Sudoeste tiene un plano semicircular y un hueco de ladrillos de corte abovedado; comienza con una profundidad aproximada de 70 cm y llega hasta el piso del pozo; en el centro del piso, sobre una profundidad de 190 cm había colocado tres grandes piedras. Debajo de la del medio, de una superficie labrada con forma de moledora, está hueco; lo más probable es que debajo del piso de este pozo habría un segundo, adornado de piedras;

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éste fue excavado en el año 2000; en dicha excavación se hallaron más de 900 objetos. Los fragmentos de vasijas de arcilla son de negro-lustrado y tienen altorrelieves; una parte de ellos está decorada con bajorrelieves y delicados motivos geométricos; las piedras utilizadas son basalto, toba, mármol, cuarzo, obsidiana y también herramientas hechas con hueso, y objetos utilitarios. Del pozo se extrajo un sello labrado sobre un guijarro verdoso, cuya superficie está adornada con signos. En la tercera excavación fueron estudiados dos cuadrados a más de 3 metros de profundidad, hasta llegar a la tierra principal. En ciertos sectores fueron certificadas 4 horizontales con los pisos de sus estratos intermedios de transformación. Fueron descubiertas partes deparadas de construcciones grandes y pequeñas, destinadas a fines económicos, silos, graneros y depósitos.

Shengavit – Milenio III a.C. Vasija esférica de cerámica, negro-lustrada, con cuello bajo, y decorada con relieves turgentes y adornos de triángulos en su parte superior. Diámetro 45,5 cm. Catálogo del Museo Histórico Nacional de Armenia.

EL REINO ANIMAL EN LA SHENGAVIT ENEOLITICA (milenios IV y III a.C.) Una característica de los materiales óseos extraidos en excavaciones hechas en estratos de distintas profundidades del poblado de Shengavit, es que están desmenuzados. En su mayoría, según las apariencias, son restos culinarios por lo que es bastante difícil agregar algo acerca de ellos. En excavaciones efectuadas en los años 1958-1966, constituyen unos cuantos miles de fragmentos, de los cuales los arqueólogos seleccionaron 610. La mayor parte de los restos

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óseos pertenece a pequeños animales cornados; encontraron gran cantidad de huesos de cabra y de oveja. Por la cantidad de estos restos óseos de pequeños animales cornados (Caprovinae) se deduce que para los habitantes de Shengavit como para los de otros poblados eneolíticos, los animales pequeños fueron el principal medio de subsistencia, y por la cantidad y variedad de restos óseos, que ocupaban el primer lugar del reino animal. Gran cantidad de estos restos de ovejas y de cabras hallada en viviendas del poblado de Shengavit está ubicada cerca de huesos de especies salvajes de esos mismos animales; la gran cantidad de ovejas y cabras se explica por el crecimiento del valor económico de los animales cornados de menor tamaño. Los huesos de pequeños animales cornados de las capas superiores del poblado pertenecen a especies de mayor tamaño; los huesos hallados en capas de mayor profundidad corresponden a especies más pequeñas, lo cual se explica por el desarrollo de esos animales. De ellos se obtenía no solamente carne sino también, por lo visto, lana. Oveja (Ovis orientalis) –Juzgando por los restos óseos, había unas cuantas especies ovejas. de Los cuernos descubiertos acreditan que en Shengavit existían ovejas con cuernos bastante grandes. Por los huesos de las ovejas es posible deducir que en Shengavit las ovejas y las cabras, comparadas con las especies actuales, eran de medidas más reducidas. Cabra (Capra domesticus) Los cuernos de cabra encontrados en Shengavit pertenecen al tipo de cabra doméstica; algunos cuernos, por sus grandes dimensiones y sus clases se acercan a las actuales cabras salvajes. Los animales cornados pequeños del eneolítico, como vimos, son del nivel domesticado. Aunque en Shengavit había mayor cantidad de animales cornados pequeños, desde el punto de vista económico en áreas más alejadas fueron más significativos los animales cornados grandes. Toro (Bos taurus) Los restos y variedades de huesos del conjunto de animales domésticos de Shengavit, los de toros ocupan el segundo lugar.Se encontraron trozos de cráneos de toros, con las bases de sus cuernos, pezuñas, quijadas, con dentaduras, partes de patas y partes de costillas, tabas, etc. Esos restos pertenecen a animales de gran tamaño y evidencian que en Shengavit el toro era aprovechado también como consumo cárnico. Este animal tuvo grandes cuernos. Por el tamaño de los cráneos, por las estatuillas de arcilla que representaban toros, es posible deducir que en Shengavit hubo toros grandes y pequeños. No podemos explicar la causa de esa realidad; quizás fue como consecuencia de las distintas condiciones naturales o por cambios raciales individuales. La comparación de los grandes animales cornados del eneolítico de Shengavit con los restos de toros pertenecientes a la Edad del Bronce hallados en los cementerios del lago Seván (Bos namedicus), demuestran que éstos son cercanos a las especies de Shengavit y que tienen gran semejanza con los más arcaicos (Bos primigenius). Se ha sostenido la opinión de que directa o indirectamente, sobre la consideración acerca de los grandes animales cornados de la Edad del Bronce ejerció influencia la que se tenía en el reino animal en la India. Los restos de grandes animales cornados de Shengavit son más antiguos y deben haber jugado un gran papel durante el eneolítico para la labor de domesticación y desarrollo de las especies de esas características.. La precisión en esta cuestión coincide con la medida y significación del papel que cumplieron estos animales en la India. Las cadenas montañosas que se extendían al Sur de Asia Menor y de la Altiplanicie Armenia, desde antiguo fueron denominadas Tauros con el mismo significado, por los helenos, por los componentes de la masa originaria indoeuropea y por los hititas268. También entre los armenios y en la ciencia universal se denominó y se denomina Tauro

Nonnos Damasceno, Dionisíaca 1, 408-409; Watkins, C., How to kill a Dragon. New York, Oxford, 451.-In: “Proceedings of the Tenth Annual UCLA Indo European Conference”. Journal of Indo-European Monograph Nº 32, Washington, 1999, 12-14, citado por Petrosyan, Armén, Cuestiones de etnogénesis de los armenios, Revista Histórico-Filológica, (Patma-Banasirakán Handes), 2003, 2 (163), 211, n. 87.

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Armenio a la parte de esa cadena ubicada al Sur del santuario de Vahakn. Entre los antiguos pueblos de Oriente Anterior e indoeuropeo, el toro apareció como símbolo del dios de la tempestad. Cerdo doméstico (Sus serofa domestica) Entre los restos animales de Shengavit, se conservó una considerable cantidad de piezas molares de cerdo, fragmentos de cráneo, como también un cráneo completo de lechón. Estos materiales corresponden al cerdo doméstico de especie de tamaño bastante grande. Los cerdos domésticos proceden del cerdo salvaje, que ha perdurado hasta la actualidad. La parte principal de los huesos pertenece a cerdos grandes y de avanzada edad. Los dientes y las demás partes óseas prueban que los cerdos arcaicos, por sus medidas, son similares a los actuales. Sensible cantidad de los restos óseos permite suponer que el cerdo fue aprovechado también como alimento. Caballo (Equus caballus) Entre la colección de materiales arqueológicos hay también importante cantidad de huesos de caballo de avanzada edad. Comparándolos con los otros huesos animales, éstos son más completos. Se encontraron las mandíbulas inferior y superior, fragmentos de cráneos con las cavidades orbitales, sienes, frente, cima, ancas, cascos, que corresponden a caballos domesticados. La presencia de estos materiales permite deducir que de acuerdo a comparaciones de aquellos animales con los equinos actuales, los paleontólogos indican que el caballo de Shengavit era de tamaño más reducido, de frente ancha, cabeza grande, es decir que coincide con el tipo E. Caballus contemporáneo. Por sus medidas, es posible asemejar el caballo de Shengavit al caballo E.Przewalski o con el tipo semidoméstico es decir con los caballos del tipo de baja estatura. Los ejemplos descriptos de los de Shengavit se diferencian de los caballos actuales por su hocico más angosto y saliente, característico de los arcaicos. El análisis de los restos óseos de caballo hallados en Shengavit y las estatuillas que se encontraron en poblados aledaños indican la presencia de caballos pequeños de cabeza grande. Son los de tipo asiático. Como lo evidencia lo arriba expuesto, las especies actuales son resultantes de cruzas. En síntesis, los caballos del eneolítico eran semidomésticos, no domados completamente. Ejemplares similares son los hallados en excavaciones de Minkechaur. Del conjunto de gran cantidad de huesos de animales del poblado de Shengavit, sólo algunos pertenecen a caballos. Se encontraron también dos estatuillas de cabezas de caballos y una representación de un caballo en una figura de arcilla. Los hallazgos arqueológicos y los materiales de época posterior establecen que este animal no era utilizado para tracción; aparentemente sólo servía como bestia de carga o para montarlo. Junto con las osamentas de caballos se descubrieron restos óseos de asno(Equus asinus). Perro (Canis familiaris) – Una considerable parte de los materiales óseos de Shengavit está compuesta por huesos de perros. Los restos de cráneos y mandíbulas pertenecen a perros de mayor edad; en el estrato inferior se encontraron también restos óseos de perros jóvenes. Comparados con los actuales, los perros de Shengavit son pequeños, cortos, con hocico ancho y saliente, los dientes bastante desarrollados; comparados con los demás animales, el perro se diferenciaba menos de los actuales, porque fue domesticado en época más temprana que los otros animales. En el territorio de la Altiplanicie Armenia hubo una serie de lugares en los que se domesticaba al perro. Los perros eneolíticos de la Altiplanicie se parecen a los perros de los pantanos Canis familiaris, especie neolítica del centro y Sur de Europa. Los perros domésticos de la Altiplanicie se parecen también a los perros hallados en tumbas del Antiguo Egipto. La investigación de los restos de perros encontrados en poblados eneolíticos de la Altiplanicie (Shengavit, Mokhrablur y otros) y las estatuillas de arcilla que los representan, demuestran que en aquella época los perros eran pequeños, movedizos; que no fueron

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aprovechados por su piel ni por su carne sino como insustituibles ayudantes del hombre en las cacerías cumpliendo funciones de guardián, lo cual contribuyó al crecimiento de los rebaños. Los animales de la región de Spitak – Entre aldeas del poblado Sardarkond, en el monte del mismo nombre, entre desfiladeros, se encontraron huesos de animales domésticos de tiempos muy antiguos (3000 años a.C.): (oveja, cabra, caballo, toro, búfalo). La cabra y la oveja de aquel tiempo eran muy próximos a sus antepasados rebaños salvajes (Capra aegagrus, Ovis ophion armeniana Nass). Se supone que la Altiplanicie Armenia fue también una de las patrias de domesticación de las ovejas y cabras salvajes de tiempos prehistóricos. En la región de Spitak fueron hallados restos arcaicos de cabra doméstica, las cuales, por la constitución de su medida y cuerpo se diferencia bastante de sus precedentes rebaños salvajes; y en las excavaciones de Karmir Blur fueron encontrados, de hace 2600 años, es decir de la época urartiana, restos de cabras que, por sus medidas, fueron cruzas con especies de las actuales cabras domésticas locales.

POBLADOS DEL ENEOLITICO EN LA PARTE ORIENTAL DE LA ALTIPLANICIE ARMENIA En la actualidad se conocen ruinas de toda una serie de poblados que representan a la cultura de la Edad del Cobre, uno de los más importantes niveles de desarrollo de la sociedad prehistórica. Las excavaciones revelaron aquellos arcaicos poblados, estrechamente vinculados con los monumentos del neolítico tardío. Hoy la investigación de aquella cultura se ha efectivizado en un territorio más amplio, en casi toda la Altiplanicie Armenia, en los litorales de los lagos Van y Urmiá, en la región de Karín y en otras partes de la Altiplanicie. Entre los hogares de la labranza de la tierra y el pastoreo de la Altiplanicie Armenia se cuentan la llanura del Ararat, Lorrí, Nakhicheván, Surmalú, Kars, Papert (Baiburt), Ardahán, Van, Alashkert, Tarón, Hark, Manazkert, Arzkén, Patnots, Malatiá, Kharberd, Adiamán, Ankeghtán(Arghana-Matén), Divrig, Arkaván, Hekimhan, Karín, y otros lugares de la Altiplanicie. Están mejor investigadas las áreas orientales de la Altiplanicie Armenia, en particular las zonas del valle del Ararat. Así, se encontraron monumentos que en su apariencia son muy parecidos a los monumentos eneolíticos de Asia Anterior. Esa cultura está representada en zonas llanas sin una superficie de montañas ni de grandes colinas, que forman elevaciones artificiales y en las zonas premontañosas, sobre montes naturales, con viviendas fortificadas artificiales, que llegan a constituir asentamientos abiertos de hasta 200 metros sobre el nivel del mar, cuya fuerte presencia cultural prueba que los habitantes vivieron en el mismo lugar durante largo tiempo. Mokhrablur estaba formada por la yuxtaposición sucesiva de capas de poblados y de casas sobre colinas naturales. En la Altiplanicie Armenia fue investigada gran cantidad de tales montículos poblados. Esos monumentos de cultura clásica fueron descubiertos por primera vez entre los años 1913-1928 en las viviendas de Shresh Blur; en 1945 en Mokhrablur, Khuznaúz y Franganots cerca de Echmiadzín en 1936-1938. Y en 1958, en Shengavit ( cerca de Ereván). Los interesantes materiales hallados tenían múltiples coincidencias con viviendas de otras localidades de la región: con Tagavoranist, Kumairí, Malakhlú, Haichí (cerca de Tsolakert), Kültapá (Nakhicheván), Elar(Kodaik), Sev Blur (poblado de Medzamor, llanura del Ararat), Arevik. La cultura eneolítica abarca una gran parte de aquella época. En capas interiores de muchos fuertes y ciudades de Armenia, urartianos y medievales, se encontraron materiales de la época eneolítica: en la de

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Aghtamir269, en la colina de Armavir, Tvin, Karní. Todas ellas ya constituyeron lugares de vivienda de tribus sedentarias, agrarias y pastoriles, que cultivaban vegetales ya no silvestres, y que dejaron gran cantidad de restos que demostraron que domesticaban animales. En los poblados de comienzos del eneolítico temprano, la agricultura fue muy simple y a fines de ese período recibió un gran ímpetu. A fines del milenio IV a.C. los hogares agrícolas y pastoriles estaban ampliamente extendidos también en regiones meridional-orientales de la Altiplanicie Armenia. Poblados similares surgieron también en lo sucesivo en zonas del Noroeste de la Altiplanicie. El territorio de la Altiplanicie Armenia es uno de los más arcaicos hogares de la cultura agrícola pastoril de Asia Anterior. La característica de la posición en que se hallaron los asentamientos de aquella antiquísima cultura, es que los estratos de la Edad del Cobre estaban en poblados compuestos por múltiples capas que cubrían asentamientos más antiguos, los que con su cultura material evidencian la larga historia precedente. El análisis del gradual desarrollo detectado en el escalonamiento de los antiguos monumentos que quedaron entre los restos culturales de aquellas capas sucesivamente yuxtapuestas, nos permite hoy clasificar en períodos cronológicos temprano, medio y tardío, la totalidad del neolítico y del eneolítico. Las capas de los poblados Shengavit 1ª, 2ª, 3ª y 4ª; Shresh Blur 1ª y 2ª; Mokhrablur 1ª y 2ª; Sev Blur1ª y 2ª (poblado de Medzamor, llanura del Ararat); Mokhrablur 1ª y 2ª(cerca de Nakhicheván); en Arzn, cerca de Karín; Köytapá N, M, y K (cerca del lago Urmiá) y Malakhlú, pertenecen a las distintas etapas del neolítico tardío y del eneolítico. Los depósitos de Shengavit 2ª expusieron objetos de cobre y de alfarería adornados con figuras geométricas, y de lustre negro revestido de rojo. En este lugar fueron hallados también hogares con forma de herradura sostenidos por cabezas de animales hechas de arcilla. En la Altiplanicie Armenia fue recogida gran cantidad de materiales de la cultura eneolítica; en sensible medida se amplió el trazado de su ámbito, se determinó su duración y la posible distribución en la subclasificación cronológica de una serie de conjuntos locales. El cinturón de expansión del eneolítico ocupa toda la Altiplanicie Armenia. La región de Kasakh, y hacia el Norte penetrando hasta el río Kura, diversas localidades de Georgia; y en el Cáucaso, en lo que hoy es Armenia (Shengavit, Shresh Blur, Mokhrablur, Tagavoranist), constituyen la periferia en la que aquella cultura sufrió transformaciones hasta parecer alterada. En las últimas décadas se descubrieron monumentos de esa misma cultura y fueron parcialmente investigados, en el sector occidental de la Altiplanicie Armenia, el litoral del lago Van, Karín, Mush, Kharberd; hacia el Sur se extendió hasta el litoral del lago Urmiá, en Persia. Además, el barro de arcilla y ciertos otros materiales pentraron hacia el Sudoeste, a las regiones de Antioquía, el Norte de la Siriana y en parte a las zonas del Norte de Palestina cuya cerámica se considera de mediados del milenio III a.C. o del segundo cuarto a. C. y aparece con la denominación Kirbet-Kerak. La cultura eneolítica en la Altiplanicie Armenia largo tiempo se conservó en las regiones de la llanura del Ararat, de Van, de Mush, de Karín y en zonas de Persia, cerca del lago Urmiá; en ese caso, cuando en el Norte, en el Cáucaso, y en el Sudoeste en la Siriana y Palestina, duró poco y no se evidenció tan claramente. Si bien las cuestiones de la numeración perfecta de las capas no están definitivamente esclarecidas, los estratos eneolíticos temprano, medio y tardío que se suceden unos a otros asentados sobre las capas neolíticas que se abrieron en Shengavit, Shreshblur, Sev Blur, Mokhrablur, Köytapá, en Arzn, demuestran la duradera existencia de esa cultura.

Aghtamir es una fortificación ciclópea y poblado ubicados en la zona de Ashtarak, cerca de la aldea Voskevaz. a orillas del río Ghazakh. La fortificación se mantuvo firme desde el III milenio a.C. hasta el siglo XV de Nuestra Era. Tiempo después fue reconstruída y quedan restos del baluarte. Cerca del lugar hay una necrópolis. Elmonumento arqueológico fue investigado sucesivamente por Torós Tormamanian, Morus(Markar) Hasratian y H.S. Sardarian. 269

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En cuanto a la generalización de las culturas de las partes oriental y occidental de la Altiplanicie Armenia con la persa, lo certifican los vínculos de la antigua población de esos mismos lugares, que comenzaron hace mucho tiempo. Acerca de esto, es posible juzgar la cercanía de algunos hallazgos en el eneolítico de la Altiplanicie Armenia, comparando los materiales de Arzn, Köytapá, Ianig, de Armenia occidental especialmente con la cerámica de comienzos del III milenio a.C. Con esta comparación se estableció la unidad de esa cultura. Son claros los niveles de su desarrollo. Es muy posible que junto con la población de cultura eneolítica de la Altiplanicie Armenia se haya trasladado hacia el Sur, a la Siriana y Palestina (cerámica de Kirbet-Kerak) con una penetración temporaria pero bastante intensa. Pero no es clara la naturaleza de aquel movimiento de masas. En esta cuestión, una posición más probable adoptan quienes sostienen la hipótesis de que la cerámica roja y negra alisada y lustrada de la zona del lago Amug, no es efecto de las grandes migraciones de los habitantes del Norte, como lo suponen otros. Los autores de esta última opinión alegan que en los esquemas cronológicos y estratográficos de la cerámica de la etapa del nuevo período extraida en las excavaciones arqueológicas, la producción alfarera conserva especialmente las costumbres locales. A esta opinión se le opone la posibilidad de que la población no haya emigrado voluntaria y libremente sino que haya sido desterrada con violencia. En síntesis, no son aun claras las vías de la penetración de la cerámica mencionada al referirnos a la Siriana y Palestina. El arqueólogo Sardarian considera que lo más probable es que la expansión de esa cultura haya partido del Noreste de la Altiplanicie Armenia ya que todas las coincidencias conducen hacia el Noreste de Asia Anterior, es decir, a la Altiplanicie Armenia. En tal sentido es necesario señalar las hipótesis de una serie de autores acerca del importante papel de la Altiplanicie Armenia en la labor de abastecer de metal a la región de la Siriana. La construcción de objetos de metal en la Siriana, que permite analizar sus vinculaciones con el Noreste, establece el tiempo en que la cerámica de Kirbet-Kerak penetró en el Sud, en especial en la época tardía hasta el comienzo del II milenio a.C. En cuanto a los muy importantes antiguos centros metalúrgicos, los monumentos de cobre de Asia Anterior fueron descubiertos en sus partes septentrionales, primordialmente en la Altiplanicie Armenia. Los mencionados centros donde estaban tales monumentos de cobre tuvieron relación con el Sud desde muy antiguo y el desarrollo del metal en el nivel temprano debe haber cumplido un papel esencial en la labor de proveerlo tanto a las regiones de la Altiplanicie Armenia como a la Siriana del Norte y a la Mesopotamia. Los monumentos eneolíticos de la Altiplanicie Armenia se desarrollaron como parte autónoma de una unidad cultural bastante amplia que ocupaba un amplia área que se extendía, hacia el Sud hasta el litoral del lago Urmiá, y hacia el Oeste hasta Kharberd y Malatiá. Hoy, cuando en las distintas partes de la Altiplanicie Armenia ha sido excavada una serie de poblados tanto del eneolítico como de los estratos del neolítico - su cultura antecesora - tenemos posibilidad de aclarar la cuestión de los primeros hogares agrícola-pastoriles sedentarios de la Altiplanicie Armenia.

POBLADOS DE LA ALTIPLANICIE OCCIDENTAL DONDE DESARROLLÓ LA CULTURA DE LA EDAD DEL COBRE O ENEOLITICA

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La prueba material que representa el paso utilitario al período siguiente del habitante de la Altiplanicie, es el poblado. En las capas más profundas sólo se encontraron huesos de perros, y en las capas más aflorantes, plantas de otro cultivo.( dos clases de trigo, garbanzos, lentejas), y clases de animales domesticados (oveja, cabra, cerdo). Se descubrieron platos de piedra y fragmentos de viejas vasijas de arcilla(se hallaron sólo en la 2ª capa, ausentes en las otras). Múltiples objetos de piedra y hueso, pequeñas estatuillas de

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arcilla, figuras de crustáceos marinos hechas de arcilla (que evidencian la existencia de lazos de intercambio con pueblos del litoral del Mediterráneo); de grandes monumentos de Ankeghtán(Arghana-Matén) se trajeron objetos de cobre elaborados mediante barrenado o fragmentación (abalorios, agujas para tejer y para coser y otros). El poblado más antiguo de la Altiplanicie Armenia pertenece al VIII milenio a.C., es decir al neolítico temprano. Estaba ubicado en Tzopk, en el Sudoeste de la Altiplanicie, distrito Ankeghadun de la provincia Haióts Aghznik. Aquel poblado que hoy Turquía redenominó Chaionú Tepesí, pretendiendo que los turcos ya estaban allí en el VIII milenio antes de Cristo cuando en esa región ni sombra de turcos hubo hasta el siglo undécimo después de Cristo, es decir nueve milenios después; fue excavado en Amit, a escasa distancia de donde estuvo la densa ciudad armenia de Dikranaguerd, cerca de Arghaná. En 1963 este poblado neolítico fue estudiado por el arqueólogo norteamericano R.T. Braidwood y en ese antiquísimo lugar del Tigris occidental sobre el margen derecho de uno de los afluentes fueron descubiertas construcciones de piedra con planos cuadrangulares, de diferentes significaciones y diversas formas arquitectónicas. Además de preparar múltiples materiales de piedra y hueso, los pobladores conocieron la elaboración del cobre aunque sin difusión generalizada. Sobre un diámetro de 250 metros y con 4,5 metros de altura, era un montículo artíficial de forma ovalada. Tiene 5 capas culturales, horizontales y sucesivas. Hacia abajo, en la 3ª y 2ª capas fue hallada una gran construcción rectilínea compuesta por una habitación central y otras pequeñas contiguas cubriendo una superficie de 5 x 10 metros cuadrados y una gran construcción cuadrangular de 9 x 10 metros cuadrados, cuyo piso está rodeado por pedregullo de color. Más hacia la superficie, en las capas 4ª y 5ª aparecieron casas rectilíneas del mismo tiempo pero construídas con ladrillos crudos. En la 4ª capa fue excavado un taller compuesto por 6-7 pequeñas habitaciones y se halló una maqueta de casa de arcilla. Desde el punto de vista geográfico la Altiplanicie Armenia es fronteriza con Asiria, Irak, Irán, el Cáucaso, Asia Anterior y Asia Media. Este proceso de transformación económica que ya se había iniciado en forma pacífica durante los milenios VI y V a.C., tuvo como escenario los litorales de los ríos Eufrates-Tigris-Araks-Kura y comprendió en su seno el desarrollo étnico-cultural de las amplias extensiones de Africa y Asia que rodeaban la Altiplanicie Armenia. Desde el punto de vista del estudio de la cultura de este período, tienen particular significación las poblaciones neolíticas y eneolíticas asentadas en las periferias del Sur de Asia Menor, de Cilicia, Siriana, Palestina, Persia, Irak y Daghestán, que a montones están vinculadas con la Altiplanice Armenia. También en la Altiplanicie, por su parte, ocuparon una amplia superficie que se extendió desde el litoral occidental del Eufrates hasta los valles del Kura y del Araks y el espacio que se encontraba entre ellos, hasta el Bajo Karabagh. En lo que es el sector occidental de Armenia, Hekimhan, Hintsor, Küluk, Palú (al Este de Kharberd), de allí a Arzuván, que tiene montes de pastajes, bastante agua y clima benigno, y otras zonas-en las llanuras de Tarón y Karín, el oasis agrícola de Van, el hallazgo de materiales del tipo Hassuna-Halafita (V y IV milenios) evidencia claramente que aquellas áreas estaban en estrechas vinculaciones con el Norte de la Siriana y la Mesopotamia y también con algunos poblados aislados como Teghut, a tres kilómetros al Sud de Echmiadzín, que abarcan desde fines del V milenio a.C. hasta la segunda mitad del IV a.C. Las investigaciones se realizaron en gran parte en la llanura de Tsolakert(Iktir), donde aparecieron importantes materiales, y en Bagrevand o en la meseta de Karakius. Son memorables también Arnist y los poblados ubicados en el litoral Noreste del lago Van. Han sido hallados correspondientes elementos en el curso superior del Eufrates; desde este río hacia el Oeste, en Dürük (Tivrís), Kangal, Arkuván, Akchadagh; desde el Eufrates hacia el Este, las zonas excavadas están bastante cerca de Kharberd, en especial la fértil meseta de Altí Nová, donde el camino conduce a Malatiá. Aunque estos parajes prehistóricos no guardan interrelación entre ellos, sus manifestaciones culturales, sus ubicaciones, las arterias

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tribales, etnográficas y cronológicas que los comunican demuestran que son elementos de losunidad más arcaicos, fue cruzada Asia Anterior la tiempos eneolítica y de la temprana cultura poragrícola caminosdeque la Altiplanicie vincularonArmenia; ésta, desde y el Cáucaso con muchos territorios y pueblos. Los materiales de la cultura eneolítica hallados en Malatiá, por distintos caminos naturales pasaban hacia el Sudeste subiendo por el Tigris, a Kharberd, y de allí al Eufrates, y al Sudoeste, hacia Cilicia. Un gran camino desde el Noreste, llega a Sebastia (Sivás); hay otros dos caminos que son menos transitados y de los cuales uno se dirige hacia la meseta de Albustán, al Oeste, y de allí hacia Cesarea y el otro por el valle del Eufrates lleva en dirección a Erzingá hacia el Noreste de Asia Menor. En distintas épocas, la zona de Malatiá quedaba al interior, por un lado con Amit, en Cilicia y por el otro, con Antioquía. Kharberd tenía ciertos vínculos con un pequeño valle cerca de Palú, y daba tales materiales eneolíticos que la relacionaban con Asiria. La otra parte excavada es menos monótona y abarca tres zonas: la del lago Van; al Este del lago el valle de Mush y desde Patnots al Este hasta Hark. Al Oeste de la Altiplanicie Armenia, las zonas limítrofes del lago Van están bien regadas y son muy convenientes para ser habitadas. Es posible que en la prehistoria hayan habido allí ciertos poblados regados por aguas del lago Van, cuya superficie actual tampoco es estable y en Archesh270 y en muchos otros lugares el agua inundara el área. En el cuaternario, el valle de Mush era el fondo del lago y después de desecarse, en su visión exterior y con su composición natural ya no fue tan apta para establecer allí viviendas. O bien hay que atribuir esta ausencia de restos arqueológicos de la época arcaica a una insuficiente investigación. Hasta el V milenio a.C., gran parte de esa llanura, según las evidencias, fue pantano y la tierra no propiciaba la práctica de la agricultura. En oposición a esto, el valle que se hallaba entre Hark y Batnots convenía especialmente para el pastoreo y no era copiosamente regada como el litoral del lago Van. Por aquí pasaba un camino desde el Norte del lago Van hacia el Oeste, desde el valle de Bagrevand y por Badnots hacia Archesh; el otro camino natural llevaba desde Hark hacia el lago Nazig y Khlat271. Hacia el lago Van iban tres caminos: desde Persia, el camino más accesible llevaba, por la meseta de Kotur, hacia el lago Archeshag. Los caminos más dificultosos pasaban desde la meseta de Chaltrán al Sudeste, hacia los afluentes del río Chap; de allí hacia abajo era accesible el camino que llevaba hacia el valle del Khoshap y la llanura de Mush. En el extremo occidental del lago había un camino importante pero estrecho que pasaba por el Sur de Baghesh. Los forrajes de animales salvajes y domésticos podían ser trasladados sólo por esas sendas que, por los montes Hakarí, llevaban hacia el lago Van. El valle de Mush estuvo más apartado hasta el neolítico; desde el Norte, la entrada hacia la meseta de Mush era más accesible; el hombre podía fácilmente penetrar en la zona de Hark cruzando la alta cadena de montañas. Había otras dos regiones culturales que se hallaban en las provincias de Bagrevand y Masiatsodn, en la meseta de Tsolakert (Iktir). La primera tenía menos lugares de hallazgos, lo cual hay que explicar debido a que ambas paredes laterales del río estaban muy cubiertas por piedras. La segunda región cultural es rica en materiales arqueológicos y se halla en la parte oriental de la Altiplanicie, en la parte media del valle del Araks, a la cual pertenecen también zonas de múltiples descubrimientos de época antiquísima. Entre los centros culturales importantes y más antiguos de la parte occidental de la Altiplanicie Armenia, está el área de Karín, cerca del cual están las ruinas de la ciudad de Arzn (Alto Haik)272. Con su posición geográfica, ocupa lugar importante en la meseta de Karín, en Alta Armenia, que se halla sobre caminos naturales de Asia Anterior. Con una altitud de 1960 metros, esta meseta fue de los más antiguos caminos que comunicaban 270 Archesh, ciudad de la Gran Armenia ubicada al Sur del lago Van. En tiempo de Urartú era conocida como Arghuishtitiuna. Allí se descubrieron instrumentos del paleolítico y objetos de arcilla de la Edad del Bronce. 271 Khlat fue una ciudad armenia ubicada al NO. del lago Van. Todos sus habitantes fueron exterminados por los turcos en el Genocidio de 1915. 272 Fue turquificada con la denominación Garaz.

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entre sí los puntos más importantes. Desde Karín al Oeste y derecho hacia el Noroeste, el camino se bifurca. Después de pasar el Gop sobre una altura de 1550 metros, se halla Parpert y a 1400 metros de altitud está Argirogastrón (Gümushkhané). Desde los 2070 metros de altura del monte Chikaná, el camino desciende hacia Trebizonda; es uno de los caminos más antiguos de la orografía armenia; el otro camino lleva a Karín, Achkalá, río Kail, y en Evtovkia se divide en dos, uno hacia Sebastia y el otro hacia Amasia. Hay otro camino por Terchán, a 1200 metros de altura, que penetra en el valle de Erzingá y después a Refahié; luego por Zarrá y Hafik, a Sebastia. Al Este de Karín, a 2100 metros de altura pasa por un desfiladero accesible que lleva a Devepoy, siguiendo el camino a 1770 metros desciende a Pasen, de allí al valle del Araks, Gaghzván, Koghp y a uno de los más ricos, fértiles valles: la llanura del Ararat. De aquí, por las orillas del río Araks, pasa un largo camino que en la frontera irania desciende hasta Zokd, Tabriz, Teherán y la aldea Salorá (actualmente Horasán). Cerca de allí se bifurca, uno cruzando el Araks va desde Bagrevand y Gokovit (antigua Baiazid) cerca de Külibulagh, penetra las fronteras de Irán; y el otro, por el Norte, circunvalando Sarykamish pasa por la meseta de Kars, después Gümairí, llega hasta el camino a Tiflís, dobla hacia el Norte, el lago Seván, Tilichán, la cadena del Cáucaso y de allí al desfiladero de Tarialí. En el milenio VII a.C. había, en la Edad del Cobre, un gran poblado en Asia Anterior, en una región de la llanura de Iconium, contigua al Oeste de la Altiplanicie Armenia, cuya denominación, al ser invadido por las hordas turcas, fue turquificada como Çatal Hüyük. Este monumento arqueológico fue estudiado por una expedición dirigida en 1961-1963 por el arqueólogo inglés J. Mellaart, autor de la obra “A Neolitic Town in Near East”273. El espacio excavado está compuesto por restos culturales reunidos en dos montículos artificiales separados por el lecho de lo que fue el río Charshampá. El montículo del Este, que mide cerca de 13 hectáreas, es un poblado de varias capas superpuestas en forma oval (450 ms. de largo por 275 ms. de ancho y alrededor de 17,5 metros de alto). El montículo del Oeste es circular, de 400 metros de diámetro y 7,5 metros de alto. Las excavaciones fueron hechas primordialmente en el montículo del Este, cuya capa neolítica tenía un espesor de 19 metros. Alrededor de 4.000 metros cuadrados excavados, cada una de las 12 siguientes capas edilicias, que duraron de 7 a 9 siglos, formaban un poblado separado. Las viviendas están hechas con ladrillos de adobe de arcilla cruda y cuentan con una a tres habitaciones cuadrangulares destinadas a vivienda-cocina de las cuales la mayor era de 25 27 metros cuadrados con otras contiguas más pequeñas para usar como depósito de forrajes. Se hallaron elementos que denotan su elevado nivel de actividad agrícola-pastoril, objetos de piedra y de arcilla, puñales, adornos, recipientes de madera e incluso espejos. Sus pobladores elaboraban el cobre y el plomo. En las excavaciones se hallaron altorrelieves en arcilla que representan formas geométricas y a deidades femeninas y toros salvajes cornados. También un conjunto de estatuillas de 30 centímetros de altura entre las que se destaca la que representa a la madre de las fieras salvajes. En algunas paredes se encontraron frescos con escenas de caza, pájaros y volcanes en erupción. La caza era considerada una actividad sagrada y aparecen elementos que denotan también la sacralización del cultivo de la tierra. Los muertos eran enterrados en las viviendas, bajo losas de arcilla, después de purificarlos lavándolos con telas de fina trama. Por sus rituales de entierro sabemos que en sus figuraciones estaban desarrolladas las figuraciones acerca del mundo de ultratumba. Las unidades sociales de las comunidades eran pequeñas familias presididas por la madre. Desde el punto de vista geográfico la Altiplanicie Armenia es fronteriza con Asiria, Irak, Irán, el Cáucaso, Asia Anterior y Asia Media. Este proceso de transformación económica que ya se había iniciado en forma pacífica durante los milenios VI y V a.C., tuvo como escenario los litorales de los ríos Eufrates-Tigris-Araks-Kura y comprendió en su 273

Mellaart, J., The Neolithic of the Near East, London, 1975.

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seno el desarrollo étnico-cultural de las amplias extensiones de Africa y Asia que rodeaban la Altiplanicie Armenia. Desde el punto de vista del estudio de la cultura de este período, tienen particular significación las poblaciones neolíticas y eneolíticas asentadas en las periferias del Sur de Asia Menor, de Cilicia, Siriana, Palestina, Persia, Irak y Daghestán, que a montones están vinculadas con la altiplanice armenia. También en la Altiplanicie, por su parte, ocuparon una amplia superficie que se extendió desde el litoral occidental del Eufrates hasta los valles del Kura y del Araks y el espacio que se encontraba entre ellos, hasta el Bajo Karabagh.

KÜL TAPA (cerca de Nakhicheván) El análisis por el método de Carbono 14, tomado a una profundidad de 8.30 metros, en la segunda napa arqueológica de Kül Tapá, señala una antigüedad entre 5007 y 4753 años antes de la actualidad, es decir entre los años 3047 a.C. y 2793 a.C. El espesor de las capas culturales llega 21.10 metros. Es una acumulación de restos de monumentos arqueológicos y de cenizas. El nivel más antiguo (I) es de 8 metros de grosor; el segundo (II), es decir, el eneolítico, es de 8.30 metros. El primer depósito está dividido en subcapas (1ª. y 2ª), la más profunda de las cuales (1ª) es de dos metros de espesor. La alfarería del primer nivel es muy distinta de la del segundo y salvo por una cantidad de objetos de variados colores, el resto de la alfarería de todo el primer nivel es levemente cocida y hecha de una mezcla de arcilla y paja. El lustre es ampliamente utilizado; el exterior de las vasijas es de varias gamas de rojo, gris y marrón oscuro con lustre amarillo. A pesar del lustre y del satinado, la superficie no es lisa. Las vasijas eran aplanadas; había tazas, vasos de fondo llano, porrones con cuello y cuerpo ancho y redondo. Las asas están reemplazadas por salientes de formas variadas. La loza de barro del primer nivel es más pobre en calidad, comparada con la delicada alfarería del eneolítico tardío. En ese mismo nivel se hallaron cuatro objetos de cobre junto con vasijas de barro pintadas. Una de estas muestras de loza de barro fue descubierta en una hondonada de 17.30 metros; es un vaso lustrado hecho con mezcla de arcilla y paja y los restos de sus motivos decorativos coloreados se conservaron y llegaron a los arqueólogos en un ancho estante inclinado. Otros dos pedazos quebrados de una vasija de barro hechos de arcilla mezclada con arena, son bastante delgados. Difieren en conjunto de la alfarería de ese nivel. Las decoraciones en uno de ellos son rojas y negras; el objeto fue desenterrado de un pozo de 16.80 metros. El otro objeto es marrón; estaba a 18.80 metros de profundidad. Hay pocos restos de estructuras. Los cimientos de piedra sobre los cuales quedaban ruinas de paredes, aparecieron en cinco capas horizontales de espesores variados, bajo 16.30 metros de profundidad. Fueron descubiertos restos de construcciones circulares y rectangulares. El arqueólogo excavador denominó separadamentelos depósitos del primer nivel en 1ª (más por debajo de 19 metros), es decir cercano al neolítico; y 2ª (de 12.80 metros a 10 metros) o sea comienzos del eneolítico. La alfarería de barro pintada es típica de la 1ª. La gente que vivía en el nivel del primermonumento había comenzado a usar el cobre desde la segunda mitad de su existencia; los alfareros de barro del segundo nivel de Kül Tapá lo habían elaborado con cuidado; se dedicaron a lograr objetos de paredes delgadas, con las superficies pintadas de negro y lustradas y con una suave cobertura interna. Las formas de las vasijas son diversas. Fueron hallados apoyos de hogares con forma de vasos de caballo junto con pares de matrices de arcilla para vaciar en ellos coladas de cobre que utilizaban como moldes de hachas con orificio para el mango; los arqueólogos encontraron también objetos de cobre: leznas, alfileres de gancho y puntas de lanza.

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MOKHRABLUR (de Echmiadzín) A 4 kilómetros al Sur de la actual Echmiadzín, sobre el margen izquierdo del antiguo lecho del río Kasagh, existió un monumento del neolítico tardío, de tres hectáreas y media, aproximadamente, que contuvo varias capas: se trata de Mokhrablur. La capa más profunda está subdividida en las subcapas I a. y I b. La primera es característica de finales del neolítico. La principal de estas capas tenía alrededor de 10 metros de espesor. Se detectaron ruinas de 12 poblados superpuestos. El mas profundo, de unos 8 metros de espesor, comprendía horizontalmente 9 poblados de la segunda mitad del IV milenio a.C.; el superior fue abandonado en el milenio III a.C. Volvió a ser habitado en la Edad del Hierro temprana (fines del milenio II a.C. y comienzos del I a.C.) y fue abandonado una vez más, retornando a la vida en la época helenística. La primer y segunda subcapas contenían objetos similares a los de loza de barro de Mokhrablur de Nakhichevan; comparándola con las vasijas de barro de Köytapá de Persia, es evidente que ésta última poseía una cultura más avanzada. El poblado más antiguo comprende viviendas circulares no muy espaciosas del tipo de Shengavit I, paralelas a las cuales hay construcciones rectangulares, con cimientos de piedra274, paredes de ladrillos crudos, con hogares circulares de arcilla. En la capa I a. de Mokhrablur se encontró objetos de arcilla mezclada con paja. los recipientes están pintados de color blanco amarillento con brillo del mismo color, aunque algunos son rojos o castaños. El resto de la cerámica está preparado con arena, mezclada con granos de cereales triturados, arcilla toscamente cocida; fueron halladas tazas sencillas, fragmentos de vasos con asas salientes, la superficie color amarillento claro; se hallaron también vasijas grises, rojas y de color castaño. Esa capa corresponde a la misma época que la de Sev Blur I (llanura del Ararat), Shreshblur y de las capas 1 y 2 de Shengavit; y se diferencia de la cerámica de la capa 3 de ésta última. Es característica de Mokhrablur de Echmiadzín la decoración de motivos geométricos de coloración negra con brillo, con fondo gris o rojo. También fueron excavados pedestales de hogares decorados con figuras que recuerdan una herramienta que se utilizaba para recoger la paja. A diferencia de las capas superficiales de Shengavit, en Mokhrablur había un predominio de materiales de cuarzo y entre las herramientas la mayor parte de las hojas de cuchillos, puntas, raspadores, puntas de flechas, filos internos de las hoces, hachas, estaba hecha con obsidiana. En la primera mitad del milenio III a.C. fueron erigidas grandes construcciones de gruesas paredes, rodeadas por murallas defensivas. En la plaza central se construyó un templo de 4,5 metros de altura, que en su parte superior poseía una torre en la cual se instaló el ara de sacrificios. El templo tenía una arquitectura monumental, el más antiguo del territorio de la República de Armenia. Ya en este tiempo los pobladores de las áreas llanas y de los márgenes de las corrientes inferiores de los ríos de la Altiplanicie comenzaron a apreciar el significado de la construcción de acueductos, canales y estanques para el regado artificial y la obtención de mejores cosechas. Observaron que con el crecimiento primaveral y otoñal del caudal de los ríos se elevaba en sensible medida la fertilidad de las tierras aledañas ya que la capa de limo y la humedad creaban condiciones notoriamente beneficiosas para la vegetación. La experiencia de milenios les enseñó a irrigar artificialmente aquellas tierras a las que la Naturaleza privaba de agua. En los milenios IV y III a.C., en la llanura del Ararat existieron poblados agrícolas en los cuales las casas se construían con ladrillos crudos y para los techos se utilizaban cañas. Naturalmente estas viviendas se deterioraban periódicamente y eran presa de incendios

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Areshian K. y Asatrian, E., op. cit., 203.

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pero el lugar en el que estaban emplazadas era firme ya que estaban condicionadas por la existencia de tierras cultivables.

Mokhrablur – Milenio III a.C. – Olla de cerámica negro-lustrada, con su tapa. Altura 16,5 cm – Catálogo del Museo Histórico Nacional de Armenia

Los poblados destruídos por incendios y otras calamidades eran aplanados y sobre sus ruinas construyeron nuevas casas sobre una capa de arcilla o de ladrillos crudos. En consecuencia, el nivel del suelo fue siendo cada vez mas alto, razón por la cual la zona era denominada del “monte creciente”. Mokhrablur de Echmiadzín fue un poblado de este tipo. La actividad ocupacional más importante de la población de Mokhrablur fue la agricultura con regadíos que obtenían del antiguo caudal del río Kasagh con varios largos diques de los cuales sólo quedaron ruinas de tres, para elevar la corriente y proveer de agua a la red; fueron así, tres mil años antes de Cristo, creadores de complejas construcciones hidrotecnológicas. El río Kasagh tenía una profundidad de 2 a 3 metros, con sedimentos aluvionales de arcilla y arena; sobre animales de carga acarrearon tierra arcillosa de otros lugares; para la construcción de los diques utilizaron camillas o canastas y recurrieron al uso de botes. Los agricultores no solamente extrajeron frutos de las áreas de expansión de los diques sino que también, mediante canales, aprovecharon 15 hectáreas más de las tierras, hasta una distancia de 2 kms. del lecho del río Kasagh. Mediante la red de distribución hídrica y de irrigación mejoraron la fertilidad del área de sus sembrados; con esa finalidad construyeron diques sobre ese río Kasagh, y conservaron hasta hoy su parte fundamental como singulares monumentos prehistóricos de la agroeconomía. El poblado de

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Mokhrablur llamó la atención del mundo científico a partir de 1927; entre los primeros que lo analizaron está el estudioso Torós Toramanian. En 1935 realizó investigaciones E. Paipurdian y más tarde S. Sardarian. Las excavaciones sistemáticas de ese monumento fueron reiniciadas en 1970, encabezadas por el arqueólogo P. Piotrowski y dirigidas por el profesor K. Areshian. Después de dos años de investigaciones concluyeron en que ese cerro fue habitado a fines del IV milenio a.C. y que la existencia del poblado perduró hasta la primera mitad del milenio III a.C. período coincidente con la época de construcción de los diques y de la red de irrigación. En las viviendas encontraron granos de trigo, morteros, picos y hoces de piedra y de hueso; el hallazgo de instrumentos de labranza, de restos de huesos de animales grandes y pequeños confirmó que el medio de vida de los habitantes de Mokhrablur fue la agricultura y el pastoreo; aprovecharon la ubicación natural para regar los sembrados mediante la construcción de una red artificial. Probablemente, conociendo los diversos tipos de suelos que debía recorrer el agua, prefirieron construir la red siguiendo una trayectoria por tierras arcillosas, tratando de equilibrar las diferencias de niveles. El primer dique está a 950 metros al Norte del poblado; tenía 720 metros de largo y proveía agua a una superficie de alrededor de 16,3 hectáreas; el segundo está a 1240 metros del primero, con un largo de 260 metros y alimentaba a 11,4 hectáreas. Y el tercero estaba a 800 metros del segundo y tenía 165 metros de largo y proveía de agua a 5,5 hectáreas de tierra. Las artesanías de Mokhrablur de Echmiadzín estuvieron estrechamente ligadas a la elaboración del bronce. En la capa correspondiente a la primera mitad del milenio III a.C. se descubrieron crisoles, elementos de fundición, moldes de armas hechos con piedra, objetos de bronce, miles de modelos hechos con arcilla, muchos de ellos decorados con complejas ornamentaciones. La arquitectura del templo y diversos objetos de culto –aras de sacrificios, hogares, estatuillas rituales – y materiales vinculados con el arte, ofrecen datos relativos a la vida espiritual y a las figuraciones religiosas de sus habitantes. Adoraban al toro, el hogar, el agua, el cielo, la piedra, la cigüeña. En el último cuarto del milenio III a.C. fue una comunidad agrícola basada sobre la vecindad territorial integrada por grandes estirpes familiares (dohm). En el santuario de Mokhrablur se observa una creciente complejidad conceptual pues aparecieron tres estatuillas que representan los principios de género masculino y femenino y de su herencia que encarnan en conjunto la trilogía divina.

MASHTOTSÍ BLUR Hoy está demostrado que entre los arcaicos poblados de la Altiplanicie Armenia habitados por los más antiguos labradores sedentarios del neolítico está también el de Mashtotsí Blur. Fue investigada una gran cavidad con forma de trinchera en la que aparecieron restos de cimientos de casas. La base técnica del instrumental utilizado por la población estuvo compuesta del mismo modo que en tiempos pasados,en la elaboración de martillos, masas, moledoras, la el piedra neolítico, y el para hueso.construir Lo hacían hachas, con raspados y desgastes, siguiendo las morteros, formas utilizadas trituradoras, en picos, puntas de flechas afiladas de ambos lados, lanzas encastradas en largos mangos, grandes cuchillos y punzones de obsidiana, filos interiores de hoces, picos de piedra. Los instrumentos útiles para la caza y la pesca aún fueron aprovechados y jugaron importante papel en la economía. Hacían los recipientes de arcilla del mismo modo que las vasijas halladas en el poblado de Kghziag Blur, aunque más bastos y de más variadas formas. Los pobladores de Mashtotsí Blur hicieron vasos y ollas semiesféricos, con asas y con agujeros en los bordes, adornados con simples líneas o puntos. Se hallaron vasijas redondas de cerámica negra lustrada, con superficie roja y fondo gris y rojo, con asa en forma de alfiler.

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Se descubrieron osamentas de animales domésticos: ovejas, cabras, toros, cerdos, caballos, mulas y perros.

SEV BLUR El grado de desarrollo que siguió a la cultura agrícola neolítica en la Altiplanicie Armenia corresponde a los milenios V-IV a.C. Según otros monumentos de Sev Blur(Colina Negra)y de la llanura del Ararat, la vida de los agricultores y pastores del neolítico tuvo un sucesivo desarrollo por todos los sectores de la Altiplanicie Armenia. En los poblados de Sev Blur, además de la agricultura y el pastoreo, en la vida de los habitantes jugó un papel importante la caza de animales como la gamuza, la oveja salvaje, el jabalí. La antigua economía de caza y recolección que dominaba la Altiplanicie Armenia fue beneficiada por el rico reino natural con la variedad del sus animales y árboles frutales. En el neolítico, del mismo modo que antes, construyeron casas de ladrillos sobre cimientos de piedra. Se desarrolló la cerámica. Uno de los importantes monumentos arqueológicos de la Altiplanicie Armenia estaba en el margen izquierdo del río Medzamor, en la parte Sur del lago Aighr, sobre el monte volcánico de doble lomada de la aldea Verín Cheivá, en la región de Echmiadzín y en sus rededores inferiores. Tiene una posición eminente sobre el llano de esa periferia: ocupa una superficie de cerca de cuatro hectáreas. Con la belleza de su paisaje exterior, la sencillez de su pequeño azulado lago, sus cristalinas fuentes, la espesura arbolada de sus bosques, Medzamor atraía al hombre de la Edad del Bronce por sus maravillosas posibilidades. No sorprende, pues, que en distintos planos de la enorme excavación efectuada en 1965 en la parte Norte de la colina, aparecieran elocuentes restos de construcciones fundadas en el milenio III a.C. y que con su gradual transformación y desarrollo perduraron hasta mediados del siglo VIII a.C. en la época de fundación de Arghishtikhinili. En la cumbre aplanada de la colina y en los pies de las laderas se observan restos de ciclópeas construcciones amuralladas, casas de buen aspecto hechas con piedra labrada, como también grandes viviendas rocosas que fueron usadas durante el transcurso de milenios, desde la prehistoria; de este tipo de construcciones prehistóricas había también sobre la colina de Armavir, en Shirak, Zanguezur, en el litoral del lago Seván y en otros lugares. La parte principal de estos monumentos arqueológicos pertenece al período transcurrido entre la Edad del Bronce tardía y el de los reinos urartianos (siglos XIII-VIII a.C.). A esta época refieren los grandes complejos productivos de Medzamor, con el avance de sistemas de enriquecimiento mineral, pequeños y grandes arroyos, concavidades horadadas en la roca para reservar agua, o para licuar metales o fundirlos, que convierten este poblado en punto de principalísima importancia para estudiar el nivel de las fuerzas de producción del lugar. Algunas partes libres de construcciones de la superficie rocosa del poblado están cubiertas por inscripciones rupestres con formas geométricas y zoomorfas que representan por sí mismas un monumento indescifrable acerca del culto que practicaban sus lugareños. Del elevado costado de uno de los peñascos fluye hasta ahora, cristalina, el agua de una fuente subterránea que alimenta a un hermoso pequeño lago que fue parte fundamental de un santuario. En la parte Norte del poblado se extiende una necrópolis de la Edad del Bronce tardía y del período urartiano temprano, con sus típicos sepulcros de piedra con objetos arqueológicos que, en conjunto, coinciden con materiales del poblado de Karmir Blur. Sobre el paso de montaña de Zod, en la región de Pasarkechar, fueron descubiertas minas de oro aprovechadas desde la prehistoria275. El poblado de Zod fue también fundado en el milenio III a.C. y como Medzamor, contó con imponentes complejos de 275

Martirosian, H.A., Poblados y necrópolis de la Edad del Bronce, Ereván, 1969, 8.

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fragmentación de minas de piedra, fundición, y elaboración de metales; quedaron de Zod restos de una vigorosa energía productiva, variedad de antiguas excavaciones del monumento, barrios de viviendas, y su extensa necrópolis. En los milenios V-IV a. C., Sev Blur I, Mashtotsí Blur III, el poblado de Kghziag III y en otros lugares, comenzó el nivel contemporáneo a ellos en el poblado al que denominaremos Shengavit I, según la división en capas de ese poblado. Restos arqueológicos de esa cultura y de la de Mokhrablur, cercana a ella, fueron hallados en extensas áreas de la Altiplanicie Armenia. Materiales de los antiquísimos poblados de Mokhrablur I y Shresh Blur I nos dan otra configuración de la vida y costumbres de los milenios V-IV a.C. Entre los elementos excavados en estos lugares llaman la atención las moledoras de piedra, los morteros, las hojas de cuchillo dentadas y los filos interiores de las hoces hechos de cuarzo. El grado de desarrollo de la cultura agrícola neolítica en aquel poblado de la Altiplanicie Armenia corresponde a los milenios V-IV a.C. Según otros monumentos de Sev Blur y de la llanura del Ararat, la vida de los agricultores y pastores del neolítico tuvo un sucesivo desarrollo extendiéndose hacia todos los sectores de la Altiplanicie Armenia. En los poblados de Sev Blur, además de la agricultura y el pastoreo en la vida de los habitantes jugó un papel importante la caza de animales. Aquí también el trabajo de la tierra coincidió con la caza y la recolección, de lo cual testifican los distintos tamaños de flechas y de otros instrumentos. Significativamente ha cambiado la naturaleza de los instrumentos de piedra; las grandes herramientas están hechas de piedra terminadas mediante el raspado. Dominan el hacha, instrumentos del tipo del martillo, de los cuales una parte, probablemente, se usaba como pico. Hay otras herramientas de piedra. La otra característica típica son los recipientes de arcilla, cuyas particularidades son propias de los poblados Shengavit I, Shresh Blur I y Mokhrablur I a diferencia de las los de los hombres de los más arcaicos poblados del valle del Ararat. Los recipientes de esos lugares están hechos a mano, mezclando arcilla y arena mal cocidas y de un amarillento claro. La cultura de los antiguos labradores fue más rica y se transformó en más sencilla que antes; aunque se incrementaron otras fuerzas activas, se desarrolló y fortaleció la agricultura. Entre los animales domésticos, como antes se encuentran ovejas, cabras, cerdos así como grandes animales cornados, vacas, caballos, asnos. Aparece el primer carro con ruedas. Comenzó la tracción a sangre animal, se construyeron viviendas circulares en las que se utilizó ampliamente el ladrillo crudo junto con materiales de piedra. Se desarrolló la cerámica, que alcanzó alto nivel. Aparecieron variados recipientes, pequeños, toscos, que componían la vajilla de cocina, de colores castaño y rojo, y ollas para provisiones; y otras, con un predominante color amarillento claro, mejor elaboradas, cocidas con cuidado y de más variadas formas; y alfarería de arcilla decorada de color gris. A veces, las paredes de las vasijas decoradas eran muy delgadas. Estas vasijas se usaban para guardar trigo y otras provisiones alimenticias. La variedad de los recipientes revela que ya habían aumentado las necesidades económicas y las exigencias culturales de los labradores neolíticos de la Altiplanicie Armenia. Al respecto, los motivos decorativos de los recipientes, que son el medio de hacérsenos patente, verifican de modo elocuente el despertar del arte en las tribus agricultoras. Los recipientes del neolítico tardío de la Altiplanicie Armenia se caracterizan por la variedad de los motivos decorativos, por su diversidad particular y por las nuevas formas de creatividad y realización. También fueron descubiertos poblados del neolítico tardío en otras zonas de la Altiplanicie Armenia, como Mokhrablur de Najicheván, Köytapá de Persia y Shamiramaltí de Van. Sobre la capa neolítica de Sev Blur se encontró otra del Eneolítico. Al excavarla, los investigadores arqueólogos276 hallaron gran cantidad de fragmentos de cerámica negra lustrada y superficie Especialmente G. Ter-Movsisian, E.A. Baiburtian, H.A. Martirosian, Lavrenti A. Barseghian, H.R. Israielian, Kh.D. Khatchatrian. En 1965 la Academia Estatal de Ciencias realizó una expedición arqueológica dirigida por K. Mkrtchian y E.V. Khanzadian.

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roja, bases grises o rojas, asas redondas con grabados decorativos, de formas espiraladas o geométricas. También se encontraron pedestales de arcilla con forma de herradura. Entre las herramientas de piedra fueron localizadas azadas, trituradoras, morteros, picos y otras, en su mayoría de obsidiana. Además desenterraron huesos de animales domésticos, ovejas, bueyes, asnos, caballos, cerdos y perros. En los milenios V-IV a. C., Sev Blur I, Mashtotsí Blur III, el poblado de Kghziag III y en otros lugares, comenzó el nivel contemporáneo a ellos. Restos arqueológicos de esa cultura y de la de Mokhrablur, cercana a ella, fueron hallados en extensas áreas de la Altiplanicie Armenia. En los milenios VII y VI a.C., al Sur del lago Urmiá, en el actual territorio de Irán, se formó la cultura de Hachí-Firuz, de la cual son características las casas de una sola habitación construida con arcilla, y la cerámica decorada de un solo color. Fueron descubiertos también centros de la cultura neolítica en Airarad; además, talleres de elaboración de obsidiana en el monte-poblado de Alto Khatunarkh y también las antes mencionadas que estaban al pie del monte Ardín. En el neolítico de la Altiplanicie Armenia hubo un intenso intercambio de materias primas que comprendió un ámbito de gran extensión. Se extrajo obsidiana adecuada para la fabricación de herramientas en la zona de los montes Zagros y Mesopotamia. Fueron descubiertos también otros monumentos arqueológicos que pertenecen al eneolítico, en especial el de Arekuní Blur. Hay inscripciones rupestres que muestran a hombres armados de arcos y flechas acompañados por perros, cazando gamuzas y gamos. Se enriqueció la incipiente organización de la ganadería y de la agricultura.

ARMAVIR BLUR En esta localidad fue excavado un poblado característico del eneolítico. En la capa más profunda fueron halladas vasijas eneolíticas, vasos de negro lustrado y superficie de color rojo, con bases grises o rojas, cuencos, ollas de barro redondas y con asas falsas. Se encontraron también pedestales de hogares con forma de herradura, con su borde inferior formando gradas; pedestales similares fueron detectados en la zona de Kars, en la muralla ciclópea de la aldea Mechitlí, en Malakhlú. De modo semejante a los poblados eneolíticos de Shreshblur, Mokhrablur, que produjeron el mismo tipo de cerámica negra lustrada y con superficie roja de Armavir, presentan motivos decorativos de espirales en relieve y surcos formando círculos concéntricos cavados. Durante los años 1988-1990, el arqueólogo G. Areshian investigó el poblado eneolítico de Adablur, que se encontraba en el distrito de Armavir, ex circuito de Echmiadzín, en la confluencia de los ríos Kasagh y Medzamor. El monumento arqueológico, al que ya hicimos referencia al hablar de la cultura de Shengavit, que en la literatura especializada es denominado Kghziag Blur; es un poblado serrano en varios estratos. En la capa superior del poblado fueron hallados objetos medievales; en esa ocasión hallaron pozos que tenían destino económico de silo, y entre los descubrimientos había cerámicos cronológicamente ubicados en el año 1170 d.C. En la capa más antigua hay tres entierros, de los cuales uno está en un tonel que le sirve de ataúd. Está a 45 centímetros de profundidad; es de arcilla negra lustrada, tiene color negro pintado sobre una base roja y pertenece a la cultura de Karmir Berd. Cronológicamente se la ubica entre los siglos XVIII-XVI a.C. La capa fundamental es la superior, de construcciones, y corresponde a la cultura Shengavitiana de la Edad del Bronce temprana (primer cuarto del milenio III a.C.). El piso está a una profundidad de 50-55 cm., con pared hecha de ladrillos húmedos; presenta ruinas de construcciones, entre las que se encontró el hogar ritual para ceremonias fúnebres, fragmentos cerámicos con adornos concéntricos e instrumentos de piedra. La segunda capa está a 0.80-1,10 m de profundidad; en los planos de construcción de este

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estrato predominan los cuadrangulares. Un gran conjunto de la capa más profunda es formado por instrumentos de piedra eneolíticos con matices bruñidos de diversos colores, e ídolos de arcilla que representan a cabezas de carnero. Los instrumentos de piedra se clasifican en tres grupos: de cristal de roca y pedernal, de basalto, y de objetos alisados y barrenados277.

SHRESH BLUR Y SUS DEMOSTRATIVAS EXCAVACIONES Estas excavaciones ofrecen un panorama de conjunto de los poblados eneolíticos. No se trata de una colina natural sino rellenada, formada por el amontonamiento artificial de tierra en un área circular, como en una serie de otros casos, como resultado de la acumulación de ceniza, de gran cantidad de osamentas animales y restos de cultivos y de objetos hechos por el hombre. El poblado tiene un diámetro de 123 metros y en diversas parte llega a una altura de 3,50 metros. Desde antiguo, el poblado fue destruido y la tierra fue trasladada a campos de las cercanías y en 1950 fue totalmente arrasado para obra pública. La primera vez fue sucesivamene excavado por Ervand Lalaian en 1913 y 1928; y en 1945, 1950 y 1964 por H.S. Sardarian. El poblado fue analizado con excavaciones de 1,50 metros de profundidad. El resultado de las investigaciones de Lalaian fueron publicadas en 1931 en un informe general. La capa del eneolítico, que era la que interesaba a Sardarian, en Shresh Blur se hallaba debajo de asentamientos de la Edad del Hierro y de la de Bronce tardía; y debajo del estrato del eneolítico tardío está la capa del Eneolítico temprano, tal como ocurre en la capa de Shengavit y Mokhrablur I. Es especialmente interesante la hermosa cerámica de Shresh Blur elaborada a mano con su superficie negra lustrada, con base roja y gris, con surcos grabados, en relieve o cavados, con formas espiraladas y motivos geométricos. Una sensible parte de los hallazgos producidos durante las excavaciones en Shresh Blur se asemeja a las de las capas interiores descubiertas en Mokhrablur, Elar y Shengavit. Dentro de la cerámica de Shresh Blur se imponen las vasijas con terminaciones cortas, no muy altas, de redondez como hinchada y base estrecha, parecidas a la que apareció en Lorrí, que se conserva en el Museo de Historia de Georgia, y a dos ánforas procedentes de lo que es el actual territorio de Armenia. También se les parecen por sus ricos y autóctonos motivos decorativos; tienen asas con forma de alfileres, tal como las de Shengavit, que sobre pequeñas asas, les han adosado falsas manijas. En la conjunción de los materiales cerámicos de Shresh Blur se observan los adornos en relieve y los grabados en leve profundidad tanto en cuanto a su estilo como en la técnica utilizada. En cambio se diferencian de las delicadas señas grabadas de Shengavit 3. Aquí, en Shresh Blur, como en los demás poblados eneolíticos los recipientes son de cerámica negra lustrada y cerámica roja. La cerámica negra lustrada, con la base interna roja, está adornada con rasgos grabados formando líneas paralelas que en sus extremos terminan en espirales. En 1893, Nigoghaios Marr, en su expedición, halló una tumba ubicada al Noreste del monte Arakats; en esta búsqueda encontró otros objetos de cerámica en las cuales una de las caras repite el adorno espiralado de la otra pero en relieve. Son especialmente típicos de Shresh Blur los hermosos adornos de círculos concéntricos formando grandes espirales, de relieve sobresaliente como los del estrato de Shengavit 2.

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Kalantaryan, A.A. y Melkonyan, H.A., Archaeological Works in Armenia in 1990-2003, op. cit., 39.

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Shresh Blur (Echmiadzín)– Milenio III a.C. – Vasijas de cerámica negro-lustradas – Catálogo del Museo Histórico Nacional de Armenia.

Las diferencias notables entre los adornos de Shresh Blur con relación a los de Shengavit 3 se explican naturalmente al comprender las diferencias cronológicas de sus respectivos tiempos. Una serie de particularidades de Shresh Blur la inscriben más temprano, es decir, en Shengavit 2 en el tiempo de la capa del eneolítico temprano. De los materiales extraidos en las excavaciones de Shresh Blur representa objeto de gran interés el típico pedestal de un enorme hogar con similar apariencia al que Sardarian descubrió en Mokhrablur. De la capa del neolítico fue extraída gran cantidad de molinos de granito con forma de canoa, trituradoras, morteros, moledoras. A esa capa corresponde también el hacha de piedra en cuya parte superior se le ha practicado un agujero para introducir el mango. Esta herramienta es similar a las que fueron encontradas en Koghp, en Shengavit e incluso en lo que sería Europa y en el primera capa de Alisha Blur (Cilicia); el aspecto de estas herramientas es tan simple que en un primer momento se les atribuyó edad cronológica del neolítico.

LA CIUDADELA DE NOR BAIAZID En el litoral del lago Seván es notable la ciudadela ubicada del centro de la ciudad de Nor Baiazid, en la cual llama la atención la fortificación denominada “berdí glukh”, ubicada en la parte occidental, que alcanza a 40-50 metros de altura sobre el promontorio y ocupa cinco hectáreas en rededor de la cima. La fortificación tuvo murallas bien enfiladas, de cuatro metros de espesor, con atalayas, un fuerte rigurosamente afirmado, viviendas al Suroeste separadas del fuerte y complejos de casas-habitación, espacios grandes y reducidos adaptados para servir de moradas y un túnel subterráneo construído con enormes bloques de roca por el que se llegaba al río Gavaraguet y al poblado de la Edad del Bronce. En dirección al ángulo Sureste de la fortificación se conservan hasta la actualidad restos de

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ocho puentes volantes cubiertos; y en la ladera del Sur, ruinas de casas del poblado. En un informe que en 1931 publicó el arqueólogo Ervand Lalaian acerca de un poblado del litoral del lago Seván, menciona algunos recipientes de cerámica parecidos a los de Shresh Blur citados más arriba: ollas y vasos de negro lustrado, con una capa interior roja y redondas falsas asas.

CERCA DE LA ALDEA ARTVIN (LORRÍ) Y EN EL ARAKATS Un poblado eneolítico cercano a la aldea Artvin, en Lorrí, produjo cerámica negra lustrada con capa interior roja, con motivos decorativos geométricos y espiralados y con asas redondas. En otro poblado, ubicado sobre la ladera occidental del Arakats, se halló de la cerámica eneolítica arriba mencionada, con superficie negra lustrada y roja, gris, o con una base de pintura roja, adornos geométricos o pocitos grabados y asas redondas.

REGIÓN DE KOTAIK ELAR Hay poblados antiquísimos yacentes en estratos profundos de la Altiplanicie Armenia, cercanos a las culturas de Shresh Blur y Mokhrablur. En tal sentido, el poblado de Elar es especialmente característico, del cual ha sido excavada una serie de puntos del estrato de la cultura eneolítica, como el contorno de la colina, sus laderas y la fortificación. Correspondientes a la época urartiana fueron excavadas viviendas circulares del tipo de las de Shengavit; en las que se hallaron cerámicas negro-lustradas como las de Shresh Blur, con una base de pintura roja, adornos grabados o en relieve de formas geométricas y asas redondas o con forma de alfileres. El adorno de uno de los recipientes tiene la forma de dos ojos y de repetidos bigotes. Otra cerámica fue hallada en la fortaleza, negra lustrada con base de pintura rosada, adornos en relieve, así como líneas rectas con figuras geométricas. Se encontraron también herramientas de piedra: morteros, trituradores, mazas, martillos de piedra que por su forma arcaica son registrados como pertenecientes al neolítico. Están hechos de obsidiana y algunos, de cuarzo. Además se hallaron herramientas con hoja de cuchillo y bordes interiores de hoces. En el poblado de Elar se descubrieron silos de trigo con restos de este cereal, así como huesos de animales domésticos cornados grandes y pequeños.

LA FORTALEZA DE KARNÍ Del mismo modo que en Elar, la capa más profunda corresponde a la época de los poblados del Eneolítico de la Altiplanicie Armenia, en los que en los años 1949-1951, cuando comenzaron las excavaciones, Sardarian localizó un conjunto de materiales, similar a los de la cultura de la Altiplanicie. En el poblado aparecieron viviendas circulares del tipo de Shengavit y restos de edificios cuadrangulares. También aquí se encontraron cerámicas negro-lustradas y con superficie roja, con una capa debajo de color gris o roja; tazas, ollas, vasos, de distintas medidas, que presentan pocitos hechos con un instrumento cilíndrico de punta, líneas rectas, espirales, triángulos, figuras geométricas trazadas con delicados rasgos, asas falsas redondas, hogares con forma

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de herradura sobre pedestales de cerámica. Entre las herramientas de piedra se hallaron morteros, trituradoras, moledoras, instrumentos de obsidiana, interiores filosos de hoces, puntas de flechas; de los objetos de hueso, puntas de lanzas, cabezales de husos. Se encontraron objetos de metal; de ellos llaman la atención una hoz gruesa de cobre y el molde de un hacha con orejas. Y huesos de animales domésticos: ovejas, toros, cerdos, asnos, caballos como también de animales de caza, gamuzas, ciervos, ovejas salvajes. Es de interés el hallazgo de gran cantidad de carozos de damasco, que evidencian el origen local del cultivo de este frutal originario de China, al que Alejandro de Macedonia hizo trasladar de Armenia a la península helénica y lo rebautizó como Prunus Armeniaca.

MALAKHLÚ, EN EL ARARAT Malakhlú produjo una colección de materiales del mismo tipo que Karní. En 1914, en capas culturales que yacían bajo la cobertura de lava del monte Ararat, se encontró una gran cantidad de ceniza, restos de ladrillos crudos y otros elementos. Se halló un importante número de materiales cerámicos que proceden de dos principales conjuntos: el primero está formado por vasijas de negro y rojo lustrado con una base gris debajo, con asas semiesféricas o manijas falsas, cerámica sin adornos; los recipientes del segundo conjunto tienen una sutil elaboración, con decoraciones geométricas, pocitos levemente hundidos, espirales en relieve, cintas rectilíneas grabadas. Se encontraron tazas, tazones con patas, ollas, ánforas, vasos, jarras, tapas, con asas redondas, objetos como los de la capa 4 de Shengavit, los de la primera y segunda de Troya y de Hissar Tapá de Persia, la 5ª de Nínive en la Alta Mesopotamia. Las excavaciones de Alishar Blur y Trialet evidencian que la cerámica negra lustrada del eneolítico estaba generalizada y con coincidencias en todos esos monumentos arqueológicos. La cerámica eneolítica de Malaklú es similar a la de los objetos de los poblados eneolíticos Shengavit, Mokhrablur y Shresh Blur. En Malaklú fueron hallados también hogares de forma de herradura con pedestales parecidos a los de Shresh Blur y Mokhrablur. Entre las herramientas de piedra se encontraron morteros, trituradoras, moledoras, instrumentos de obsidiana, idénticas a las herramientas de piedra de los demás poblados de la Altiplanicie Armenia y de un elevado nivel de diseño.

LA CERAMICA DE TAGAVORANIST En forma análoga a la de Shengavit, se caracteriza por su cuidadosa elaboración, su superficie roja y negra lustrada, con una película previa gris o roja, manijas redondas, motivos decorativos geométricos, grabada con minuciosos adornos, delicados trazos formando triángulos, figuras cuadrangulares, banderas, espirales zigzagueantes. Se considera que Tagavoranist es coetánea del poblado eneolítico de Chtán. Esta, primordialmente, produjo cerámica negra lustrada, con una capa interior de pintura roja, manijas redondas, triángulos, figuras de banderas, trazos pequeños y delicados. Tagavoranist es un monumento arqueológico del poblado ubicado sobre una elevación natural de la Edad del Bronce en la zona que en época soviética fue Kirovakán. Fue estudiada por E. Baiburtian(1938), E. Momdjian(1949), Emma Khanzadian(1959); al Sudeste fue descubierta una necrópolis, en la que hallaron armas de bronce – puñales, puntas de lanzas y de flechas - ; adornos – pulseras de ágata, collares con cuentas de diversos metales – instrumentos hechos con oro; recipientes de arcilla y otros objetos que se conservan en el Museo Histórico Nacional de Armenia.

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EL ESTRATO MAS PROFUNDO DE LA FORTIFICACIÓN DE AKHTAMUR Produjo cerámica eneolítica negra lustrada y con superficie roja o con una base interna de pintura roja, manijas redondas,adornos geométricos. También pedestales de hogares con forma de herradura. Entre las herramientas de piedra se hallaron morteros, trituradoras, moledoras, instrumentos de obsidiana, y gran cantidad de huesos de animales cornados grandes y pequeños.

FRANGANOTS (AMBERD) Poblado ubicado en la zona de Echmiadzín, sobre la orilla derecha del río Kasagh. Tenía viviendas circulares de 6-8 metros de diámetro, paredes de ladrillos y adosados, edificios cuadrangulares. El poblado de Franganots produjo cerámica negra lustrada con superficie roja, con una base de pintura gris o roja, adornada con hoyuelos, círculos concéntricos, espirales, trazos cruciformes, lineas formando figuras geométricas, manijas redondas. Allí se hallaron morteros de piedra, trituradoras, y objetos de obsidiana. Fue extraida gran cantidad de huesos de animales.

ARAKATS (KHZNAÚZ) Poblado ubicado en la zona de Echmiadzín. Fue investigado por Torós Toramanian. Los monumentos funerarios de este lugar son característicos del eneolítico tardío. Se hallaron edificios con cimientos de grandes piedras puestas en fila; cerámicas con la superficie negra lustrada y una base de pintura gris o roja y adornos geométricos; son vasos, tazas, ollas.

ESTRATO ENEOLÍTICO DE ALTO CHEIVAZ Produjo cerámica característica del eneolítico con la superficie negra lustrada sobre una base gris o roja, manijas redondas. En Alto Cheivaz se encontraron estatuillas representando a una mujer. De las herramientas de piedra son típicos los morteros de granito con forma de canoa, pequeñas mazas de mano. Hay gran cantidad de herramients de obsidiana y numerosos huesos de animales. Como puede observarse, los poblados de tipo eneolítico se encuentran en muchos lugares de la Altiplanicie Armenia. Los citados materiales que obran en nuestro poder, bosquejan la amplia difusión de una precisa cultura eneolítica a todo lo ancho de la Altiplanicie Armenia. En el período eneolítico más antiguo debe inscribirse una serie de sepulcros excavados a orillas del río Khachén, en Artsaj y en las necrópolis de Sdepanakert. En estas tumbas se encontró cerámica negra lustrada con base de pintura roja, adornos geométricos, manijas redondas. Son muy interesantes las herramientas de obsidiana y de cuarzo, mazas con forma esférica, hachas, cuchillos cortos y gruesos, puñales, puntas de lanza con forma de hoja de laurel, alfileres, aros, adornos de hueso. TERTERI TSOR Fue un poblado de fines del neolítico y comienzos del eneolítico. Sus habitantes construyeron viviendas compuestas de varias habitaciones cuadradas de reducidas

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dimensiones, de perfectos ángulos rectos; y circulares, con paredes de piedra o hechas con una preparación de ladrillos húmedos, con argamasa de arcilla y puertas estrechas y bajas de no más de un metro de ancho. De sus paredes sólo se conservaron los cimientos. Las cubrían, al igual que los techos, con ramas cortas entretejidas con cañas, que revocaban con adobe. Es fundamental detenernos en la importancia que tuvo la fabricación de ladrillos para el progreso de la cultura y del oficio de construir. Los ladrillos del neolítico estaban hechos con una pasta bastante homogénea de arcilla, tierra fangosa, arena, y estiércol o paja para compactarlo, que seguramente aplastaban con los pies descalzos en un desmonte que se abría en la tierra, mientras ésta se regaba en abundancia y constantemente. La pasta era humedecida y después enjugada a mano en moldes mediante su exposición a la intemperie, en especial en invierno, cuidando que no se secara excesivamente. Los moldes tenían relativa unidad no muy escrupulosa en su medida y forma; se observa el esfuerzo por evitar rajaduras que amenazaran con desprender las partes, y con dureza suficiente para soportar la carga de paredes bajas. Después de secarlos hasta que tomaran cierta consistencia, los cocinaban y los ponían a orear, cubiertos. Las construcciones seguían cierta clasificación, con una determinada distancia entre ellas, como formando calles. Algunos cuartos eran chicos –3 a 4 metros cuadrados – que posiblemente servían de refugio. Eran clásicas viviendas de agricultores. Contiguas a las viviendas construyeron despensas, en las que los investigadores hallaron restos de provisiones, huesos de animales y recipientes.Dentro de cada vivienda había un hogar, no muy grande, hecho de piedra o de arcilla. Los conjuntos de esas casas se organizaban según lazos consanguíneos y económicos que ligaban a las partes componentes de grandes casas comunitarias. Las cosas halladas en los poblados pertenecían a cada familia, cuya suma estaba formaba el patrimonio de la comunidad tribal neolítica. Posiblemente esos patrimonios eran grandes, ya sobre la base de familias matriarcales aunque todavía dentro del marco de la tribu. La vida en esos poblados retoñó en las nuevas condiciones socio económicas del eneolítico temprano, gracias al desarrollo vinculante del cultivo de la tierra y delpastoreo. La expresión de los cambios en la vida real se hallaron en las figuraciones de los habitantes neolíticos de las capas superiores. La base de su adoración incluía el culto a la fertilidad de la tierra y la perduración de la mujer-madre. Testifican eso las estatuillas femeninas, una de las cuales, de arcilla de color rojo,muestra el cuerpo desnudo de la mujer. Es posible que inseparablemente, junto con el culto a la mujer-madre haya estado ligado y ulteriormente haya conducido al culto del varón, del padre. Mucho de esas figuraciones, claro está, fue heredado de los tiempos pretéritos. El origen de la representación del culto de la mujer se inició en el paleolítico en el culto de la protomadre y se manifestó en el característico culto ala labranza de la tierra y a la fructificación practicado por los antiguos labriegos. H. Mnatsakanian señala la conexión existente entre el culto de la caza con el de la fructificación mediante el lazo cuya existencia detecta entre diversas estatuillas de animales y de hombres, y entre las representaciones fálicas y las de animales cornados, además dericos materiales literarios y etnográficos278. Uno de los artículos de S. Esaian, deteniéndose en un cinturón de bronce hallado en Shamshadin, se refiere también al culto de la fecundación279 y arriba a precisas conclusiones; en una serie de otros artículos, este autor estudiando asuntos arqueológicos señala la conexidad existente entre sacrificios de carácter religioso y ritos de devoción a los astros280.

Mnatsakanian, H., Restos del culto del sol en Armenia de la Edad del Bronce, en “Trabajos en el Museo Estatal de Historia de Armenia”, libro 2. 279 Revista Histórico-Filológica, Nº 1, 1967. 280 Revista Histórico-Filológica, 1967, Nº 1. 278

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Así, la sociedad paleolítica desarrollada en el tiempo de la tribu comunitaria matriarcal se expresó en las estatuillas femeninas que se hallaron en el hogar doméstico, que representan a la diosa madre, protectora de la familia, con la cual está vinculada la perduración de la tribu. La misma expresión evidenciaron inscripciones rupestres en las que están representadas arcaicas figuras humanas en hechos aislados, con la apariencia usual enOriente. El culto a los animales, que tenía carácter totémico,se manifestó en grabados devacas, ovejas, perros y otros animales domésticos. Comparativamente, los habitantes de la Altiplanicie Armenia alcanzaron alto nivel en la elaboración de objetos de obsidiana, madera, hueso y otros materiales. Tejían esteras, cestos, redes de pesca, géneros. Para elaborar hilo usaban plantas silvestres, ortiga, cáñamo, lino, corteza de árbol.Fueron hallados restos de bordados neolíticos pegados sobre platos de arcilla. En esta época enriquecieron especialmente a la cerámica. Preparaban distintos platos de arcilla, de los cuales una parte era muy tosca; mezclaban la arcilla con paja triturada que empastaban con barrro y arena; pero junto a éstos se hallaron otros tipos de recipientes de paredes muy delgadas, por ejemplo platos anchos, vasos cortos, vasijas semiesféricas con gruesas bases de apoyo, potes semiovales, cántaros cilíndricos, algunos con su parte superior más delgada, grandes ollas con forma de jarra, porrones para agua con asas redondas. Se especializaron en vasos decorados con dibujos característicos del neolítico, lineales o punteados, geométricos, con adornos grabados de series paralelas de triángulos, jarrones con una línea de agujeros en su labio, algunos con mangos pegados. Los antiguos labradores de la llanura del Ararat del tiempo neolítico mantuvieron bastantes relaciones con otras tribus, con habitantes montañeses, de quienes recibían materias primas para construir sus herramientas de piedra. En la Altiplanicie Armenia fue encontrada una serie deyacimientos o “talleres” neolíticos de fabricación de herramientas; obtenían la obsidiana de los montes Arakats, Ararat, del litoral de la corriente media del río Hrazdán, del monte Sipán, y de otros. La obsidiana era utilizada no solamente por tribus de la Altiplanicie Armenia sino también por habitantes de Asia Central; la piedra recién extraída era transportada también a la Mesopotamia. Al difundirse que tribus de otro territorio estaban alcanzando un más alto nivel de desarrollo en la aplicación de técnicas en la elaboración de determinadas materias primas, crecía el interés por adquirir tales materias e incluso por conocer esos métodos perfeccionados de elaboración. Al no haber una producción tribal sino comunitaria y colectiva, el trabajo y la propiedad tenían carácter grupal.

AGHVESÍ BLUR Como lo demostraron las excavaciones, Aghvesí Blur (Monte del Zorro) es redondo, de piedra, con chozas de paredes de arcilla; posiblemente la techumbre estaba hecha con troncos finos o ramas, y cañas. Llama la atención el bajo nivel del arte de la cerámica en los habitantes de este poblado; elaboraban los recipientes a mano, con arcilla levemente cocida mezclada con yeso y cuarzo. Entre las herramientas de piedra hay picos, moledoras, pequeños morteros, escoplos alisados de piedra para trabajar la madera, pequeñas herramientas, raspadores, puntas afiladas, cuchillos, alisadores elaborados con piedra toba volcánica. Y también puntas triangulares de flechas. En la llanura del Ararat fueron hallados poblados agricultores neolíticos y otros que existieron durante largo tiempo y ocuparon una superficie de alrededor de dos hectáreas. En esa planicie del Ararat la cultura de las más antiguas tribus de la Altiplanicie Armenia, aun conservaban en los milenios VI a IV a.C. muchos trazos sencillos heredados del mesolítico, lo cual pone de relieve que valoraban y atesoraban logros alcanzados por sus ancestros; y que la reviviscencia del interés por esa cultura recibida por tradición de muchas

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generaciones les sirvió de veleta para descubrir su orientación y para dejarse conducir por su intensidad. Allí se encontraron pequeños objetos de obsidiana con formas geométricas, que fueron aplicadas a instrumentos de hueso o madera como puntas afiladas, cortadoras, herramientas para horadar con formas semiesféricas y para elaborar herramientas de hueso. Los habitantes neolíticos de la llanura del Ararat fabricaron otros múltiples instrumentos de obsidiana: puntas de lanzas y flechas con formas de grandes hojas de cuchillos, interiores serrados y dentados de hoces. Tenían hachas, martillos con los que trabajaban la madera y hacían picos, herramientas de hueso, agujas, puntas. Eran muy variados los recipientes de arcilla aunque más toscos que los hallados en poblados de Mashtotsí Blur. Los habitantes de los poblados neolíticos de la llanura del Ararat tenían los mismos animales domésticos que sus contemporáneos de otros lugares de la Altiplanicie Armenia y se ocupaban de la agricultura. En sus viviendas quedaron los instrumentos de labranza, morteros de piedra, moledoras, molinos. Todo esto era característico de la familia matriarcal, la que, probablemente, como antes, existía en el valle del Ararat. Estos objetos perduraron debido a que en cada época los hombres se elevaron por encima de sí mismos valiéndose del ejemplo que les inspiraban sus mayores; por ejemplo, aunque a causa de la pequeñez del tamaño de los morteros, trituradoras y moledoras de las capas bajas en los poblados montañosos de Kghziag, Mashtotsí, Aghvesí, no tuvieron posibilidad de pulverizar granos de trigo, no obstante con éstos últimos desmenuzaron nueces, frutas y raíces. Mediante esas muestras sencillas de la vida diaria contactaron el pensamiento heredado, que les sirvió de vital peldaño para ascender a grados de mayor envergadura cultural. Valiéndonos de los paradigmas de aquel mundo simple descubrimos el sentido común pero valioso que albergaban quienes nos legaron tantos productos de su genialidad. Además de la caza, la recolección y la pesca, los habitantes neolíticos de la llanura del Ararat se ocuparon también del pastoreo y la labranza de la tierra; desmenuzaron la tierra con picos de piedra, sembraron trigo, cebada, mijo. La agricultura se convirtió en la base de su existencia. Cosechaban con hoces cuya cara interna era de cuarzo. Guardaban los granos de trigo en profundos pozos cavados, cuya base, paredes y tapa cubrían con paja triturada, pasto; en morteros de piedra pulverizaban el trigo crudo y cocido. Sus animales domésticos eran vacas, toros, cabras, ovejas, cerdos.

POBLADOS DEL ENEOLITICO EN LA PARTE OCCIDENTAL DE LA ALTIPLANICIE ARMENIA EN LA REGION DE VAN En la Altiplanicie Armenia el eneolítico comenzó a fines del IV milenio a.C., precediendo a la cultura eneolítica de la Siriana, Palestina y, más al Norte, a la del Cáucaso. Del mismo modo que en la parte oriental, se descubrieron múltiples localidades en el sector occidental, que brindaron materiales muy interesantes pero que no dieron posibilidad de alcanzar conclusiones fundamentales ya que esos importantes materiales arqueológicos no son fruto de excavaciones sistemáticas. Excepto los materiales de Arzn y de Köytapá, el resto fue recogido del suelo de los poblados. En la región de Van se hallaron algunos poblados del eneolítico en los que se encontró cerámica negra lustrada sobre una capa de base roja, con punteados redondos, espiralados, líneas de puntos formando figuras geométricas; y asas esféricas y falsas manijas; son vasos, ollas, pequeñas cubetas. Son similares entre sí los de Haikaberd281, de Vanaberd y de los

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Turquificada como Iremir.

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lugares donde se hicieron los hallazgos: Khnó282, Kharagonís, Guechanís, Ashaghí, Chulfubulagh y Arzguen283. De éstos, los más importantes son Haikaberd, Chulfubulagh y Arzguén. Las cerámicas registradas en el Museo de Van proceden de Shamiram de Bitlís o de Haikaberd. Comparativamente, hasta el inicio del milenio III a.C. el aislamiento de la zona de Van impidió y retrasó el desarrollo de su cerámica. Es probable que el renacimiento haya ocurrido en el eneolítico temprano y que haya durado hasta la Edad del Cobre tardía. Perduró la costumbre de Shamiram de Bitlís de usar el color gris y rojo, así como la de aplicarle un tenue brillo. Esto se evidencia claramente en el ejemplo de los vasos pequeños descubiertos en Haikaberd. Entre los hallazgos, las ánforas se originan en el mismo lugar y tienen idéntica forma y tamaño. El color amarillento claro y el gris y negro lustrados, prueban que utilizaron modelos de dos estilos vecinos; esta presunción se fortalece por la presencia en Haikaberd de toscos recipientes de cerámica de la época eneolítica, con manijas esféricas, sin adornos, de color rojo claro. Esta última pertenece al eneolítico temprano como lo demuestran recipientes similares del museo de Arnist y de Van. En la parte occidental de la Altiplanice Armenia es también característica de la época del eneolítico temprano la cerámica negra lustrada con una base de pintura roja, con motivos decorativos geométricos cuya edad se calcula con referencia a la cerámica descubierta en zona ribereñas del lago Van. En relación comparativa hay poca cerámica, que es posible inscribirla en el eneolítico medio ya que el conjunto de Arnist corresponde al eneolítico temprano y no contiene vasijas pequeñas, delicadas, con trazos tenues como los del tipo de Shengavit 3. Sólo en el Museo de Van se ven ejemplos de vasijas con adornos en relieve, cuyo estilo se acerca al de la cerámica de Arzn y que pertenece al eneolítico temprano. Es la evidencia de la mayor humanización del trabajo que lo condujo hacia la inspiración artística; el hombre iba haciéndose artesano y en éste crecía la atracción artística. Son innumerables las muestras de esa atracción: hay un vaso en Haikaberd completado con una cinta y con labios; y también otros dos vasos que es posible registrar cronológicamente en el eneolítico temprano o en época posterior. A esa misma época pertenece un fragmento de ánfora también extraída en Haikaberd que tiene círculos concéntricos grabados y hoyuelos decorativos. La cerámica descubierta en los estratos culturales de Arzn tiene adornos hechos con pequeñas concavidades circulares y hoyuelos. Finalmente, ánforas de Khinó tienen una cinta de pequeñas cavidades circulares y un fragmento de un recipiente está adornado con figuras de puntas de flechas. El vaso largo es típico de Arzg y pertenece ala época de eneolítico temprano. Entre las vasijas funerarias de Arnist, en la región de Van, hay un gran conjunto que muestra la cerámica del eneolítico temprano; recipientes parecidos fueron hallados en otros lugares cercanos al lago. El primer tipo es una ánfora simple y un vaso profundo, cuyo cuellito se une a la forma hinchada del cuerpo del vaso; es de oscura cerámica negra lustrada, sin adornos. Tiene formas que guardan cierto paralelismo con los de Shengavit, Mokhrablur y Arzn. Cerámica parecida se encontró en Ligh (zona de Hark), Haikaberd, en el fuerte de Van, Arzg, Ashghí, Chulfubulagh, Arnist. La cerámica de los poblados de la región de Van tienen su paralelo en la persa de Köytapá durante todo el eneolítico. Las cerámicas antes mencionadas deben ser inscriptas en la época eneolítica; los adornos de hoyuelos marcados con un instrumento cilíndrico y puntiagudo están presentes en Shresh Blur. Recipientes similares se encontraron también en Haikaberd, Arzg y se exponen en el Museo de Van. En la cerámica eneolítica de Arzn hay vasos de gran tamaño, ánforas con manijas, platos pequeños con base lisa y asas esferoides; grandes y pesadas fuentes redondas con asas esferoides y con hoyuelos cavados. Vasos bastante profundos, con un grueso cinturón 282 283

Turquificada como Hinó. Turquificada como Alchavagh.

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en relieve que los rodea, aparecen no solamente en Arnist sino también en Haikaberd, Chulfubulagh y son también típicos de la región de Iktir. Naturales de Arnist son dos vasos adornados con dos asitas esferoides y dos hoyuelos grabados a ambos lados, que se parecen a un vaso que se exhibe en el Museo de Van. De este modo, mediante ciertos cambios en el cinturón que rodea al vaso, es posible detectar la huella más característica del eneolítico temprano en localidades del litoral del lago Van. Más típico aun es el vaso de pequeño cuellito. Las tazas de Arnist, posiblemente corresponden al III milenio a.C. Son las siguientes: taza con cinturón liso; taza con forma de canoa, con asa elaborada a mano, que debajo del cinturón tiene tres líneas paralelas de hoyuelos; taza que tiene las asas sobre el cinturón; ancha taza con el cinturón saliente, y, por fin, una taza de contenido profundo. Los recipientes de cocina hechos de arcilla y de base lisa y los vasos pertenecen, probablemente, al eneolítico medio, como el candil que se conserva en el Museo de Van y el ánfora de manija inclinada. Según Sardarian, los poblados más importantes del eneolítico en la región de Van son Chulfubulagh y Pshí-Kmpet284, que produjeron cerámica adornada de líneas y el plato con adornos grabados antes de ser cocida la arcilla. Del eneolítico temprano es característica la pieza de cerámica hallada en Arzg, adornada con una espiral grabada toscamente. La cerámica antes mencionada demuestra que penetró por el Norte del lago Van. En la técnica de elaboración de la cerámica de aquel tiempo estaba más difundido el modelo redondo con agarraderas esféricas que paulatinamente fueron disminuyendo de tamaño y en determinada época, desapareció. En Chulfubulagh las asas esféricas sin orificio para introducir el dedo, contribuyeron a inscribir esa cerámica en el mismo tiempo de Shengavit, Köytapá persa, Arzn. En el Museo de Van se conserva una taza procedente de Chulfubulagh, con forma de canoa sin que se hallara otra parecida en Arnist y que posiblemente pertenece al eneolítico medio y es probable que forme parte del conjunto de las dos épocas de la cerámica de Arnist.

SHAMIRAMALTÍ En párrafos anteriores hemos hecho referencia a otro de los poblados más llamativos de este territorio: es la colina de Shamiram, ubicada a un kilómetro y medio del lago Van, junto al acueducto que milenios después construiría el rey urartiano Menuá. La colina, que tiene una altura de 6 a 7 metros, fue la parte central del poblado; las excavaciones en la aldea de Shamiramaltí proveyeron centenares de materiales, instrumentos de uso en el pastoreo, la agricultura y artesanías de cobre, hueso y piedras y primordialmente un sinnúmero de objetos de arcilla, todos pertenecientes a la cultura que existió en los milenios V y IV a.C. Las investigaciones evidenciaron que existían tres capas arqueológicas superpuestas: la más profunda correspondiente al milenio V a.C y a la cultura de tipo halafita, de 2 metros de espesor, con su alfarería de barro coloreada; la intermedia, de 5 metros de espesor, con la misma cerámica hecha con mezcla de heno seco, arena y arcilla, de un solo color con el agregado del barnizado, aunque sin adornos; y la más cercana a la superficie, tiene 1,50 metro de espesor, con una cerámica tosca hecha con mezcla de paja triturada, decorada con trazos ondeados o con anchas fajas rectas coloreadas con rojo, que debía llegar hasta mediados del milenio IV a.C. Las características de las herramientas y ocupaciones de los habitantes de Shamiramaltí son idénticas a las antes enumeradas de Teghut. Establecer una síntesis entre Kültapá y Köytapá en cuanto a la división en capas aclara que la capa más profunda de Shamiramaltí es similar a la quinta capa (desde la superficie

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Redenominaciones impuestas por el gobierno turco.

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hacia lo hondo) de Köytapá y que las capas segunda y tercera se remiten al tiempo de Kültapá 1. La cerámica del tipo de Shamiramaltí 1 apareció también en Mush. El lazo que unía a la Altiplanicie Armenia occidental (Van, Mush, Parskahaik) es el reflejo del vínculo unificador de la cultura halafita con Shengavit. El comienzo del eneolítico, en tiempo de la cultura de Kültapá 1, es considerado como la penetración en Occidente de los elementos orientales (primero en Van, después en Mush). Posteriormente, durante la presencia de la cultura del eneolítico occidental, éste penetró en Oriente, en las regiones oriental y sudoriental de la Altiplanicie Armenia: Nakhicheván y Köytapá (en Persia). Por todo lo expuesto, puede afirmarse incontrastablemente que la Altiplanicie Armenia es cuna de origen de la alfarería negro-lustrada, donde cobró forma sobre la base neolítica. Desde el comienzo mismo del eneolítico, en todas sus etapas, la cerámica negro lustrada guió también a la cerámica policromada, aunque en medida limitada. La cuestión de la ubicación cronológica del eneolítico en la Altiplanicie Armenia es hoy más clara gracias a la investigación de una serie de monumentos arqueológicos pluriestratificados. Estos se basan sobre los monumentos de las capas sedentarias neolíticas agrícolas-pastoriles en las que tuvo origen. Comparando los monumentos eneolíticos de la parte oriental de la Altiplanicie Armenia (Shengavit, Shresh-Blur, Mokhrablur, Elar, Sev-Blur, Tagavoranist, Malakhlú, Haichí, Kül Tapá(Nakhicheván), con los monumentos eneolíticos occidentales (Shamiramaltí, Arnist, Oghunk, Köytapá, Arzn) se tiene la prueba de que en el tramo que se extiende partiendo desde fines del IV milenio a.C. hasta llegar al inicio del II milenio a.C. , se produjo una vasta generalización cultural. Muchos paralelos se encuentran especialmente entre los monumentos descubiertos en la llanura del Ararat, el litoral del lago Van, los aledaños del lago Urmiá y Karín. Como ya adelantamos más arriba, en la Altiplanicie Armenia el eneolítico comenzó a fines del IV milenio a.C., precediendo a la cultura eneolítica de la Siriana, Palestina y, más al Norte, a la del Cáucaso. Un monumento tan antiquísimo de la parte occidental de la Altiplanicie Armenia como es Arzn, similar a Shengavit 2 y a Shresh Blur, debe ser inscripto a comienzos del III milenio a.C. Cerca del centro de Asia Menor se encuentra el poblado de Peiché Sultán, que produjo de 13 a 14 capas de cerámica negra lustrada, con decoraciones espiraladas en relieve, y hogares consalientes en forma de cuernos. En el tiempo se le acerca la capa eneolítica de Köytapá, vecina al lago Urmiá. En lo que se refiere a las zonas que se encuentran al Sudoeste de la Altiplanicie Armenia donde se hallaron muy arcaicos hogares de arcilla con forma de herradura, como son Mersin, Amuk, Tapara-el-Akrad, Kirpet Kerak, todas se registran en la segunda mitad del III milenio a.C. y a fines del eneolítico avanzado. Puede considerarse que los monumentos arqueológicos culturales de los demás poblados de Karín, Van, Tarón, Parskahaik, son variables locales de la remotísima unidad cultural general de la parte occidental de la Altiplanicie Armenia. Estos datos amplían en significativa medida la real órbita cultural de Shengavit, haciéndola llegar en su límite occidental hasta Asia Menor central, la Siriana y el Norte de Palestina. Estos poblados prueban también la antiquísima unidad cultural que precedió a los pueblos de la Altiplanicie Armenia en el neolítico y el eneolítico. El arqueólogo H. S. Sardarian refirma la rancia unidad cultural existente entre las arcaicas tribus que en el III milenio a.C. vivieron en todo el territorio de la Altiplanicie Armenia. La generalidad de las dos grandes culturas, oriental y occidental, de la Altiplanicie, la enlaza orgánicamente con la cultura de Siriana Septentrional y Palestina de la misma época. Las entrañables interrelaciones de la Altiplanicie Armeniacon Asia Anterior y Menor, así como la unidad cultural pretérita, son indubitables. En la Altiplanicie Armenia, desde antiguo, ya en tiempo del paleolítico y el neolítico, había comenzado el uso de la obsidiana en Asia Anterior, la Siriana, en lo que es hoy Líbano, Palestina, Irak septentrional; y posteriormente penetró el

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cobre en los mismos lugares. Las investigaciones científicas concluyen en que sobre la base de esa materia prima floreció la elaboración de los metales incluso en centros como Sumer y Akkad. Es posible que esas culturas hayan estado vinculadas con la organización de los grandes grupos tribales hurrita y subario de aquel tiempo de la Altiplanicie Armenia, que aparecen desde el avance y expansión de localidades eneolíticas (inicios del III milenio a.C.). En aquel tiempo tuvo lugar un significativo desarrollo de la producción material, se consolidó la vida sedentaria, se produjo una generalización lingüística y tribal, y se cristalizó definitivamente la separación de su historia étnica, propia y particular.

EL VALLE DE TSOLAKERT Tsolakert(Iktir) está ubicada en la llanura del Ararat, sobre la margen derecha del río Araks, a 40 kilómetros al Sudoeste de Ereván285. En las localidades de Haichí y Kökchelí se encontraron unas cuantas grandes fuentes que es posible inscribirlas en le eneolítico temprano. Los hallazgos en las dos localidades eneolíticas de Haichí y Kökchelí al excavar el valle de Iktir, posiblemente comprenden a toda la época eneolítica: temprana, media y tardía. Aquí no se hallaron motivos decorativos en altorrelieve. Haichí,que es el lugar de los descubrimientos más importantes,produjo significativa cantidad cerámica negra lustrada con adornos de hoyuelos. Son típicos de esos dos lugares, vasos bastante profundos divididos con cinturones salientes en su torno y parecidos a los de Arnist. Esos vasos están adornados con motivos de líneas zigzagueantes o paralelas o de puntos o de círculos concéntricos. Los cerámicos con adornos formados porhoyuelos son característicos de la época eneolítica temprana. Los vasos hallados aquí con labios vueltos sobre sí mismos demuestran su vinculación con la región de Van. Además de los ejemplos de cerámicos con cavaduras formando adornos de hoyuelos o de círculos concéntricos, están presente los de espirales, que son figuras distintivas de la época eneolítica. Algunos vasos profundos corresponden a la época del eneolítico medio; se encontraron cerámicas bastas, vasos comunes y tapas de negro lustrado, sin decoraciones. Las vasijas cerámicas con adornos geométricos, de paredes más delgadas, son de estilo más delicado y pueden ser adscriptas a la época del eneolítico temprano. Los profundos vasos con salientes en forma de canoa tienen unido de modo cortante el cuellito inflado. Los vasos tienen un adorno cavado con forma de estrecho surco que pasa por encima de la parte en relieve a lo largo del cinturón. Estos vasos tienen un asa; se ve que pertenecen al eneolítico tardío o bien es posible que sean de una época anterior. Verdaderamente, ninguna cerámica adornada con hoyuelos corresponde al eneolítico medio. Es más seguro que procedan del eneolítico medio fragmentos de vasijas pequeñas, redondas y con asas esféricas. No sería equivocado atribuir a la época eneolítica tardía el pedestal de cerámica roja porque luce cerca de su base una pequeña falsa manija de tipo eneolítico, pero también es posible que sea la renacida manija esférica de la época unificada del eneolítico. Hay que suponer, por lo tanto, que esas manijas perduraron durante todo el período eneolítico, incluso en el tardío.

fue una importante aldea armenia de Surmalú, en la ex provincia de Ereván; por allí cruzaba el camino de Van-Baiazed-llanura del Ararat. Se supone que antes se denominaba Tsulaguerd. El fuerte de Iktir fue recordado a comienzos del siglo XV por el escritor español Rui González de Clavijo, que visitó aquellas regiones y estuvo en el fuerte de Iktir en 1403, y relata que quien estaba al mando era una mujer. En 1555 Iktir formó parte del territorio persa hasta 1828; cuando el 10 de febrero de ese año esta aldea pasó al dominio de Rusia por el Tratado de Turkmentchai, unas cien familias armenias emigraron a las provincias persas Khoi y Salmasd. En 1914 Iktir tenía 10.000 habitantes dedicados a la agricultura; había una escuela de varones y una de mujeres y tres iglesias. En 1920, durante la guerra turco-armenia, las tropas turcas al mando de Kâzim Karabekir y cumpliendo órdenes de Mustafá Kemal, ocuparon Iktir y ya no la restituyeron y sus habitantes armenios, quienes fueron deportados. Por el Tratado turco-soviético de Kars de 1921, la provincia de Surmalú fue adjudicada al Estado turco.

285Iktir

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La cerámica lustrada de Haichí es de un color rojo liso, con una base interna de gris y rojo. Luce surcos cavados, largas líneas paralelas, adornos geométricos, asas redondas. Se encontraron jarras con adornos de líneas zigzagueantes, rectas, largas, paralelas, círculos concéntricos y espiralados, ollas, vasos y recipientes con forma de palanganas y cubetas. La cerámica de Kiukchelí es roja lustrada, de superficie roja y base interna gris; vasijas redondas con asas esféricas. Se halló gran cantidad de ollas. La superficie de Bagrevand286 corresponde a la meseta que se halla en territorio redenominado como Alashkert, la que de Este a Oeste tiene un largo de 85 kilómetros, 50 kilómetros de ancho y una altitud media de 1650 metros;esta meseta tiene en su base lavas de la era terciaria, y está cubierta de sedimentos fluvio-lacustres y de arena arcillosa. Bagrevand era cercana a poblados eneolíticos. En la aldea Bagrevand Blur fueron excavados dos poblados: Iaghnis Tapá y Musur, que produjeron cerámica del eneolítico temprano y posterior. Bagrevand es una de las antiquísimas cunas del pueblo armenio y ya en las postrimerías de los tiempos prehistóricos fue habitada por tribus armenias. Fue la sexta región de la provincia Airarat, en la Gran Armenia.

LA REGIÓN DE MANAVAZAKERT En la zona de Manavazakert no fue hallada cerámica eneolítica; sólo cierta cantidad fue encontrada en distintos poblados cerca de Hark, tales como, por ejemplo, Kekerlí, Blur, Sheikhiarur. Los recipientes de Hark, con gruesos cinturones rodeándolos, posiblemente pertenecen al período del Eneolítico temprano; pero sólo los dos fragmentos cerámicos decorados hallados en los mismos lugares, son los únicos que determinadamente pertenecen a ese tiempo: uno con hoyuelos grabados formando un surco de cavaduras lineales y con unadorno de círculos concéntricos; y el otro, con la superficie lustrada y una base gris.

EN LAS CERCANIAS DE HARK Hark produjo cerámica gris con lisa base interna rosada y por fuera roja y gris, suavemente lustrada, con surcos cavados y decoraciones de círculos concéntricos. Se hallaron vasijas de cerámica roja y gris alisadas por dentro con color amarillento rosado y, por fuera, la superficie de relieve lustrado. Había también cerámicos parecidos de color rosado amarillento, más toscos.

EN LA REGION DE TARON En la llanura de Mush, comparativamente se halló poca cerámica de aquel tiempo, aunque hay cerámicos que pueden ser inscriptos en los períodos temprano y medio del eneolítico. En el valle de Mush se encontraron delperíodo eneolítico cerámicos locales, vasos negro lustrados o con la superficie roja, con base de pintura roja o gris con surcos decorativos, tazas, ánforas orejadas, con asas rojas redondas o falsas manijas. Los lugares de los descubrimientos Alí Grbon, Oghunk, Piklís, Sheij Pirim, Gaibeghan, Surp Garabed, Sheij Yusuf y lo que es más importante Sokhgom-Tepesí, que es cercano al camino de Mush a Paghesh. Este produjo gran cantidad de cerámicos locales elaborados a mano y que tienen formas muy sencillas. En gran parte son vasos profundos, de los cual una mayor parte posiblemente tuvieron un pasador en su fondo como en el recipiente hallado en 286

Turquificada como Alashkert.

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Sheikh Pirim 2. Habitualmente la superficie es lisa, amarillenta o de gris claro, y la base de pintura interna gris rojiza. El cinturón que rodea a uno de los vasos hallados en Sokhgom Tepesí, tiene un pasador en su interior. En estos lugares se originan algunos fragmentos de jarras; uno de ellos tiene, sin pasador, un asa con forma de oreja ubicada bajo el corto cuellito. Un fragmento de un vaso profundo sirve de ejemplo para unos cuantos cerámicos de Oghunk, incluyendo un grueso cuño que tienen los cerámicos. En Piklís se encontró cerca de un afilado cinturón una parte de un colador para barro que también puede ser inscripto en tiempo del eneolítico. En Alí Grbón se halló un extraordinario y sumamente delicado material cerámico en negro lustrado. La cerámica del tiempo eneolítico de la parte occidental de la Altiplanicie Armenia está representada por ejemplos de motivos decorativos de hoyuelos cavados formando surcos; es un recipiente delgado que puede ser inscripto en el eneolítico medio. De la región de Kharberd durante el período eneolítico medio, es un vaso que tiene un asa redonda con un corte invisible y cercano al cinturón paralelo, que comparado con los materiales de otros lugares evidencia el vínculo existente entre las llanuras de Kharberd y Mush. La jarra de Sokhgom Tepesí que tiene un asa lisa y triangular cerca del cinturón, puede pertenecer al período eneolítico de la parte occidental de la Altiplanicie Armenia o a un poco más tarde. Así, la reducida cantidad de cerámica hallada en poblados eneolíticos del valle de Mush evidencia la probabilidad de que durante todo el curso del III milenio a.C. o más tarde, ese lugar haya Estado escasamente habitado. El hecho de que hubiera poca cantidad de objetos entre los materiales hallados en las tumbas excavadas se explica por la insuficiente investigación que se realizó enesa región,que se limitó a recoger los trozos de cerámica que aparecieron en la superficie del suelo.

LA LLANURA DE KHARBERD La gran cantidad de cerámica eneolítica descubierta en la parte occidenal de la Altiplanicie Armenia sólo posibilita el análisis minucioso de sus rasgos más característicos, y para establecer hacia que dirección se orientó el desarrollo de la cerámica de las épocas temprana y media,es indispensable realizar excavaciones previas. En los poblados de Kharberd se hallaron ánforas, ollas, tazas, vasos, platos de oscura arcilla negra lustrada y con superficie roja, sobre bases internas roja y gris y asas redondas. Cerámica similar existió tambiénen otros lugares de la Altiplanicie Armenia. Es más fácil hablar, sin embargo, acerca de cerámica con adornos en relieve, de la cual en la región de Kharberd se descubrieron tres ejemplares. Uno es de Hintsor (Valleviejo); otro es un gran ánfora con un cinturón “que marca la dirección” (ughghakzaín) de Uluová, donde posiblemente continúa el estilo de decoración en relieve. El tercero, en Dzov Lich (Lagomarino) de Diarbekir, en un lugar donde se produjeron los descubrimientos. Los dos últimos, con ayuda de los materiales de Arzn, se ubican en la época del eneolítico temprano. Sin las excavaciones hubiera sido imposible suponer que en el eneolítico temprano, además de las de los relieves, hayan habido ánforas decoradas con adornos esculpidos mediante incisiones y hendiduras en el material cerámico. Habitualmente esas ánforas fueron grandes. Los recipientes eneolíticos de Kharberd estaban en lugares más profundos. En Kharberd se encontraron también cerámicos con cinturones de los que algunos,por excepción, pertenecen al eneolítico, semejantes a recipientes característicos similares; están rotos en el que se unirían al cuello o más arriba. Las ánforas de ese tipo son especialmente habituales en Khankent y pueden ser inscriptas en el eneolítico temprano o medio, pero es más probable que fueran utilizadas durante la totalidad de esos dos períodos. Tomando como referencia los materiales de Shengavit y Trialet evidentemente se demuestra por el

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cinturón amarrado a la plana asa triangular, que continuó usándose en todo el eneolítico. Gran parte de los recipientes deben ser registrados en el eneolítico temprano. Al comienzo de ese período pertenecen los profundos vasos de Tapasik (cuya asa triangular ya se ha redondeado) ya que tienen paralelo en Alpistán. El asa llana triangular es igualmente característica del eneolítico de la Altiplanicie Armenia. El vaso con asa similar al de Hintsor puede inscribirse en el eneolítico temprano y medio. En el eneolítico medio, está bien descripto en Gonk y en Hintsor. El típico de aquí es el vaso profundo con la unión al cuello inclinado y bien definido. Hay también vasos con cinturones más sencillos y vasos redondos, todos bien elaborados, muchos de extraordinaria cerámica. Algunos de estos vasos tienen cinturones que marcan la dirección, que tienden bastante hacia la parte superior y, posiblemente observan el desarrollo de la cesámica del eneolítico temprano. Es posible que sea mayor la cantidad de ánforas que la de vasos las que pertenezcan a un período posterior, pero para aclarar estas cuestiones y determinar cualquier desarrollo tipológico, se exija, en la medida necesaria, estudiar al menos las piezas excavadas. Vasos del eneolítico medio fueron descubiertos en Hintsor, Khankent, Gonk, Datem. Los vasos de ese tipo de Khankent tienen formas más toscas, parecidos a los sencillos vasos de Arnist los que normalmente se inscriben en el eneolítico temprano, aunque pueden pertenecer a época posterior. Los adornos de grabados utilizando el cavado, hallados en la región de Malatiá, no los hay en Kharberd, donde, por lo visto, el arte del grabado utilizando gubias, no se desarrolló. Por excepción, en una cerámica de Avkilí que tenía bastas cruces grabadas, corresponden al eneolítico tardío. Es posible inscribir los vasos de boca ancha con pequeñas asas cerca del cinturón, en el eneolítico medio, que tienen paralelo en la llanura de Mush. La cerámica negra lustrada, con labios abiertos hacia afuera (incluyendo grandes ánforas de cinturón con trazo direccional) se conservó largo tiempo y es típica del eneolítico temprano. La cerámica lisa, liviana, de Kharberd y Tepesik, tiene paralelos en otros lugares; con las formas de esas jarras y ánforas hay en Khankent, Hulvank, Hokí, Sarsap-Mevguí y Avkilí. En Khankent y Gonk se descubrieron el vaso de cuello ancho de fines del eneolítico y es posible inscribirlo también en tiempos más tempranos.

REGION DE MELITENE Las zonas de Divrig y Kangal de la región de Melitene (Malatiá) relacionadas con la cultura temprana y media del eneolítico brindaron menos materiales arqueológicos. Aquí se hallaron objetos de cerámica negra lustrada y con superficie roja; tienen una base de pintura gris o roja con adornos geométricos. Cerámicos con motivos decorativos en relieve fueron encontrados en Hornavil, Sivriká, y Hasar Tapá. De los tres objetos con relieves, dos son lisos, rosados y amarillentos; el tercero tiene la habitual superficie exterior negra lustrada. La ausencia de adornos en relieve en los objetos que aparecieron al Sur de las zonas de Hekimkhan y Divrig da lugar a suponer que la gente que vivía en ese territorio provino más de Arzn o del Este de la Altiplanicie Armenia que de Kharberd y que trajo consigo materiales de la cultura eneolítica de la parte occidental de la Altiplanicie. En la zona de Arzuván no se halló cerámica con adornos en relieve. Hay dos muestras de decoraciones con surcos. Al Noroeste de Ieshil Kalé y de Hekimkhan en el camino que conduce hacia Kangal se encontró cerámica con surcos del período eneolítico temprano. Ese tipo se origina en Cilicia o en Asia Menor central. Los pequeños cerámicos del tipo de vaso sencillo, con superficie negra lustrada y una base de pintura gris con adornos en forma

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de surcos y el labio levemente caído hacia afuera se encuentran en las zonas de Arzuvan y Fetihé e Isakó. No son cerámicos del eneolítico temprano de la parte occidental de la Altiplanicie Armenia. En Arzuván, especialmente, la parte que se encuentra cerca de Iukhar-Sulminlí (Horom e Isakó), es posible inscribir la cerámica con delicados adornos lineales en el eneolítico medio, que es similar a la capa cultural de Shengavit 3. Al adorno lineal delicado se llegó por evolución de los adornos domésticos consistentes en surcos. Esa cerámica tiene una naturaleza determinada y las excavaciones en Shengavit demuestran su relación con la Era del Cobre temprana y media. El adorno sencillo, lineal tiene desarrollo local, posiblemente en particular de las zonas de Shengavit y Arzuván. El cavado está hecho junto a la base del cuello del ánfora, sobre un angosto cinturón y en las asas. Los adornos decorativos tienen formas de hojas. Posiblemente la cerámica gris roja hallada en Kara Huyuk con adornos cavados pertenece a los períodos eneolítico temprano y medio que tiene importante significación para demostrar que en aquellos lugares el tiempo del eneolítico medio no puede haber transcurrido después del año 2300 a.C. por su parecido con la cerámica de Cilicia del eneolítico medio. En Malatiá se encontró poca cerámica con adornos cavados. Posiblemente pertenecen también al eneolítico medio el cinturón con bordes decorados y el vaso profundo con dos asas en relieve. La dificultad en diferenciar la cerámica del tiempo del eneolítico temprano con la del eneolítico medio reside en la generalización de sus formas. De hecho, las jarras con manijas triangulares lisas y cinturones con bordes decorados, fueron halladas en todos los lugares citados.

REGION DE KARIN Los poblados donde fue encontrada cerámica eneolítica negra lustrada son los del valle de Pasén287 en los montes Sos y Tepesik, en la llanura de Karín y en Arzn. Arzn, que fue excavada en 1942 y 1944 a 15 metros de altura y en un área circular de 200 metros de diámetro es una colina artificial, con cultura similar a la de Shengavit 2 y Shresh Blur. Allí, del mismo modo, aparecieron bases de edificios cuadrangulares, hogares circulares como los del tipo de Shengavit, con el interior levantado, el pedestal con adornos de arcilla representando la cabeza de un carnero. La capa profunda de Arzn es típica del eneolítico temprano; en este estrato se encontraron objetos de cerámica admirablemente elaborados, de variadas formas, negro-lustradas y pintadas de rojo, a menudo con relieves o bien con adornos geométricos cóncavos, con asas redondas o semiesféricas, el vientre redondo y ancho, de base redonda y de labios salientes. Son también características las tapas de cerámica roja, las puntas de flecha, los cuchillos de obsidiana, los interiores de hoces hechos de cuarzo y otros materiales arqueológicos. Entre los materiales de metal (de cobre) se hallaron alfileres, punzones, puntas de flecha, hachas con mango, de los tiempos más antiguos del eneolítico. Las investigaciones, no muy grandes, efectuadas en Arzn, proveyeron materiales arqueológicos que son característicos de la cultura eneolítica de toda la Altiplanicie Armenia. El tipo de cerámica de Arzn, negro-lustrada, con adornos geométricos, es típica de la cerámica de la primera mitad del III milenio a.C. de la Altiplanicie Armenia. Esta se difundió desde Karín hasta Nakhicheván, Ereván, Gümairí hasta el lago Urmiá y, ya en Persia, hasta Köytapá. La cultura eneolítica de Arzn perteneciente al III milenio a.C. de la Altiplanice Armenia, tiene semejanza con los materiales hallados en Köytapá, al Oeste del lago Urmiá.

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Turquificada con el nombre de Hasán Kalá.

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Con el andar del tiempo la cultura de Arzn tuvo correspondencia también con la cultura de la parte oriental de la Altiplanicie Armenia; certifican esto los materiales excavados en Iktir, sobre la margen derecha del río Araks. La cerámica eneolítica perteneciente a los poblados de las colinas de la parte occidental de la Altiplanicie Armenia hasta el Antitauro tiene vinculación con Arzn; durante las investigaciones del grupo de exploración del Instituto Británico de Arqueología encontró restos de cultura del tipo de Arzn. Las excavaciones realizadas por dicho Instituto en la parte occidental de la Altiplanicie Armenia produjeron una significativa cantidad de materiales arqueológicos. Aunque no alcanzaron a llegar a la capa más profunda de Arzn, es factible que hasta llegar a ella se encuentren con monumentos de cultura eneolítica. La cerámica negro lustrada y roja de Shengavit, Shreshblur y Arzn se expandió también por la Siriana septentrional, Amug y Palestina, por el territorio de Kirpet-Kerak. Los fragmentos de platos hallados en Kirpet-Kerak tienen una serie de particularidades en sus motivos decorativos. Las forma de los platos son variadas; aquí se encontraron pedestales de hogares con forma de herradura, con cabezas zoomorfas, objetos de cobre, etc. De la cerámica de Arzn apareció también en poblados pertenecientes desde el III milenio a.C. hasta mediados del milenio I a.C., Mersin, Altín Tapá, Blur. La característica particular de la cultura sedentaria agrícola del período eneolítico en la Altiplanicie Armenia, Cilicia y Siriana es la cerámica negra, en menor cantidad con la superficie gris o roja, a menudo alisadas hasta darles brillo. A veces está adornada con motivos aplicados apretando hacia adentro la arcilla (doblándola) o con decorados con formas de surcos. La cerámica de Arzn tiene la superficie negra lustrada o roja, impuesta sobre una base gris, manijas redondas o falsas, adornos geométricos, espirales en relieve circulares o anguloides, con hoyuelos profundizados o simplemente grabados. Hay platos con adornos triangulares o zigzagueantes. Se encuentran también tapas discoides o cuadradas, con su borde hacia el centro con líneas paralelas o con adornos cruciformes en el centro. Otras tapas tienen adornos esculpidos, con un asa adornada de zigzags en el centro, hoyuelos marcados con la mano, una serie de líneas que se cortan mutuamente o la figura de una estrella. También se encontraron ollas, vasos, tazas, platos rectangulares. Fueron excavados grandes hogares del tipo de Shengavit, con huecos canulados, de color rojo, los labios adornados en relieve, pedestales de hogares con forma de herradura, con las puntas o el medio salientes, de color amarillento claro; pequeños objetos con forma de hogar, con su borde interno cubierto de cánulas huecas, con una peana en su parte interior, una cabeza de caballo hecha de arcilla semejante a la peana y a las estatuillas de Shengavit. De las herramientas de piedra se hallaron cuchillos de cuarzo y de obsidiana, filos interiores de hoces, abalorios. Aquí se encontraron también mazas de piedra con espacio hueco para pasar el mango, pequeños morteros de mano, moledoras con forma de canoa. Entre los instrumentos hechos con hueso se encontraron anzuelos, puntas de flecha, agujas, agujereadoras de materiales delgados, cabezales de husos. Entre los objetos de cobre había hachas orejadas, azuelas llanas para desbastar madera, alfileres, puntas de lanzas con forma de hoja de laurel, hoces de mango fino.

CHRARRAD De estos materiales, son importantes los hallados en 1954 en la zona del río Hraztán, cerca de la aldea Chrarrad; ante todo, un elemento entero encontrado es un esqueleto que

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nos informa acerca de características particulares europeoides notablemente marcadas, en el que especialmente llama la atención el escaso ancho de la frente. Este elemento arqueo antropológico de Chrarrad tiene paralelos y reiteraciones como los cráneos que se encontraron en túmulos funerarios de Tsamagaberd y Noratuz cercanos a los cráneos de la rama sureña de la raza europeoide. A fines del milenio IV a.C se observa en Tzopk el incremento de poblados y la intensificación de relaciones con poblaciones periféricas, lo cual introduce la idea de incipiente organización estatal. Aquella civilización comenzó 1500 años antes que en Francia y alcanzó su apogeo en el milenio III a.C.

KÖYTAPA, POBLADO ENEOLÍTICO EN LA PROVINCIA PERSA DE LA GRAN ARMENIA (PARSKAHAIK) Parskahaik comprendía las regiones del litoral Norte y Oeste del “mar” Kapután(lago Urmiá), que cubrían una área de alrededor de 11.000 kilómetros cuadrados. El baluarte de Köytapá se encontraba sobre una colina artificial de un diámetro que oscilaba entre los 450 y los 270 metros, donde fueron excavadas 6 capas culturales. En este poblado, el estrato correspondiente a la capa cultural eneolítica de la Altiplanicie Armenia (la tercera en profundidad, de 6,65 metros de espesor), abarca tres estratos horizontales que clasificados cronológicamente se apoya sobre asentamientos más antiguos. Los asentamientos de la capa eneolítica de Köytapá se identifican con las de Shengavit 2ª y de Kül Tapá 2ª 288. La característica de los cerámicos de la tercera capa de Köytapá es la de platos de superficie negra lustrada del tipo eneolítico con base de pintura de color claro. Además de la cerámica se encontraron también estatuillas de arcilla representando animales, modelos de ruedas, mientras que los materiales de cobre son puntas de flechas, alfileres, aros con forma de espiral. Debajo de la tercer capa cultural yacen inmediatamente las capas más antiguas. La que podríamos denominar cuarta capa, mide 0,95 m. de espesor; la siguiente, o quinta, 0,15 m. de espesor. En la cuarta aparecieron restos de los cimientos de casas circulares y cuadrangulares. Se encontraron vasijas de color claro, hechas con mezcla de arcilla y paja. Esta cerámica corresponde técnicamente en todo a los estratos Shengavit 1ª y Kül Tapá 1ª. Los materiales de Köytapá se diferencian de la loza de barro de la Altiplanicie Armenia por la difusión de los adornos de color y por los dibujos de nivel más desarrollado, aunque los modelos no se parecen a la cerámica decorada de Kül Tapá. En Köytapá se encuentran fragmentos de platos de rojo lustrado y a veces gris. En la capa sexta hay una escasa cantidad de cerámica rosa lustrada y gris opaca. En la capa quinta se hallaron tres trozos de objetos hechos con cobre mezclado con una escasa cantidad de arsénico; por relaciones comparativas se deduce que la capa quinta se inscribe cronológicamente alrededor de los años 3300 y 3100 a.C., mientras la más cercana a la superficie exterior pertenece al período transcurrido entre los 3100 y 2500 años a.C.

RELACIONES CULTURALES CON COMUNIDADES VECINAS, EN ESPECIAL POR EL DESARROLLO DE SU RESPECTIVA ALFARERIA – EL VALLE DE AGHSTEV Aun cuando signifique repetir algunos conceptos ya expresados más arriba, los restos eneolíticos de la Altiplanicie, debemos señalar que, especialmente la loza de barro de la 288

Kül Tapá es la denominación actual, turquificada, de la antigua Mokhrablur.

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región oriental, permiten especificar la secuencia de los establecimientos eneolíticos y su cronología, a pesar de que aun por la ausencia de una apreciación final con respecto al descubrimiento de antiguas viviendas, es factible determinarla sin excavaciones estratigráficas suplementarias en la parte occidental de la región; los hallazgos recogidos en la superficie de la Altiplanicie occidental no son suficientes para demostrar el trazado de esa secuencia; sólo la alfarería descubierta en excavaciones estratigráficas hechas en la Altiplanicie oriental, provee de adecuadas evidencias que permiten fijar períodos específicos correspondientes también a la Altiplanicie occidental, considerando a la avanzada cultura de esa parte de la región como una mezcla de dos distintos elementos: la combinación de la cultura de Asia Anterior meridional y septentrional con la de la Altiplanicie Armenia. La muy desarrollada cultura eneolítica de la Altiplanicie Armenia es asiático-anterior por naturaleza. Con los objetos de la época aludida, de loza de barro negro-lustrada y ornamentada con típicos motivos geométricos, la cultura de Shengavit varía desde las fuentes de la cultura meridional y forma parte de la cultura de Asia Anterior. Esta cubre un amplio área y se extiende desde las partes occidental y sureña hacia el Este, rumbo a Artsaj; hacia el Norte rumbo al valle del río Kura y el monte Ararat; hacia el Oeste rumbo al Asia Menor, Karín, Malatiá; hacia el Sur rumbo a las cuencas de los lagos Urmiá y Van y a la Mesopotamia; y hacia el Sudoeste rumbo a la Siriana y el Norte de Palestina. La cultura de esta región es suficientemente vasta y se divide en varias áreas particulares, cada una con rasgos distintos de los originales; no obstante, podría afirmarse que constituye una amplia y armoniosa integridad, cuya realidad debe ser vista como de un definido localismo. Como consecuencia del intercambio mutuo existente en esta vasta área, derivaron los objetos lustrados en negro y decorados geométricamente de la cultura Shengavit y los variados de loza de barro de Tell-Halaf; los elementos básicos de la población de esas áreas eran los de razas nativas de Asia Anterior que emigraron de allí, es decir de la parte central de la Altiplanicie Armenia o del Norte de la Mesopotamia, hacia varias direcciones; o sea que la alfarería negro lustrada y ornamentada con figuras geométricas fue difundida por la población que habitaba el área delimitada por Persia, Mesopotamia, Asia occidental y el río Kura. Comparando las vasijas ornamentadas de Shengavit, Arzn, Köytepé y Kirbet-Kerak queda en relieve que los trazos comunes de esta cultura sólo se inscriben en la migración de los pueblos armenoides de Asia Anterior. La alfarería era de arcilla, negra, rosada y raras veces roja, y su superficie brillante, adornada con dibujos geométricos en surcos o en relieve, con ornamentos frontales o circundantes, siempre conservando la simetría característica. La cocción superaba los 600º. A comienzos del milenio III a.C. existían lazos entre la población del centro de la Altiplanicie Armenia, es decir la de la llanura del Ararat, y la población occidental de la Altiplanicie, mientras una rama de tipo armenoide se trasladó hacia el río Kura, en el Norte. Es por esto que la parte central de la Altiplanicie es vista como el hogar, el lugar de origen de los clanes armenios, desde donde se diseminaron sobre toda la Altiplanicie y la Mesopotamia, en el Sur, después rumbo al Asia Menor, al Oeste. En el ocaso del neolítico y la alborada del eneolítico, aquellas razas transportaron consigo su forma de vida, erigieron viviendas circulares eneolíticas con hogares de arcilla y largos edificios rectangulares con entradas estilo megaron289. La antigua cultura cerámica negro-lustrada y decorada con figuras geométricas de la extensa Altiplanicie Armenia, encabezó el establecimiento de complejas relaciones mutuas entre clanes que habitaban la llanura del Ararat por un lado, y la parte occidental de la Altiplanicie por el otro, y dieron forma unificada a una sencilla cultura agrícola-pastoril fundada sobre las respectivas bases locales originariamente vinculadas al desarrollo general del neolítico.

Megaron, palabra derivada del griego, que evoca la sala del trono y para banquetes en los palacios de la edad micénica.

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Exploraciones que continuaron durante muchos años, proveyeron valiosos datos que autorizaron a pintar un claro cuadro de la formación, no solamente del eneolítico sino también de la cultura del neolítico que especificara la cronología de los restos arqueológicos y descifrara el enigma del origen de la cerámica negra lustrada y decorada con ornamentos geométricos. Esto nutre la investigación de la más arcaica cultura de Asia Anterior, particularmente la del neolítico porque para alcanzar una mejor comprensión de la cultura eneolítica de la Altiplanicie Armenia es necesario familiarizarla con la cultura neolítica de sus variadas áreas y la correspondiente antigua civilización de Asia Anterior. La arqueología armenia agregó mucho peso al estudio de la cultura eneolítica y brindando continuidad a sus prolongadas investigaciones, avaló la adhesión del Académico Profesor S. A. Sardarian al concepto de “tipo antropológico armenoide de Asia Anterior” en la etnogénesis de los antiguos habitantes de esa región290. El resultado de un minucioso estudio de objetos pertenecientes al período neolítico, evidencia que la transición de ese período al eneolítico en la Altiplanicie Armenia muestra dos alternativas fundamentales vinculadas con el dominio de los distintos lugares del territorio: los clanes del neolítico se aproximaron a arroyos, ríos y lagos; construyeron sus casas en depresiones contiguas a ríos que descendían a tierras y planicies bajas y la pesca siguió siendo la ocupación principal. A diferencia de ellos, otros clanes abandonaron su modo de vida precedente, escalaron desde los valles, ascendieron a elevaciones montañesas y seleccionaron tierras más fértiles. La primitiva agricultura del neolítico adquirió un notable desarrollo y fue más allá, promovida considerablemente por aquellos clanes. Durante el neolítico el contraste entre estas dos formas básicas de cultura se profundizó. Los clanes cazadores ocuparon ampliamente las zonas montañosa y boscosa, mientras los agricultores se detuvieron en el cinturón de valles y estepas. Durante el neolítico, la agricultura y el pastoreo se desarrollaron en la Altiplanicie Armenia, incorporaron la alfarería y buscaron los valles y el limo negro de las cuencas fluviales. Esto sirvió de base para el desarrollo de la cultura agrícola y pastoril local del neolítico, que fue seguida por la del eneolítico. La alfarería negro lustrada, ornamentada con representaciones geométricas, bien conocida en arqueología, fundamentó la cultura de los clanes poblando los llanos y collados de la Altiplanicie Armenia; aconteció en forma simultánea con la elaboración de objetos de cobre. Muchos científicos vinculan el comienzo de la elaboración del metal con el intercambio entre los clanes que habitaban los antiguos centros de cultivo y agricultura del Este de Asia Menor (es decir, la Altiplanicie Armenia) y Asia Anterior. Tales centros fueron la llanura del Ararat, los valles de Van y de Mush, donde, desde los milenios VI y V a.C. los clanes domesticaron animales y cultivaron cereales. Durante el eneolítico temprano, sobre el vasto área de la Altiplanicie Armenia, el avance de la primitiva cultura del laboreo de la tierra y del pastoreo, vinculó genéticamente los tipos precedentes desarrollados durante el neolítico, con las especies locales de la época posterior. Se conocen establecimientos agrícolas del tipo neolítico descubiertos en varias áreas de aquellas cuencas fluviales. Las relaciones genéticas de establecimientos eneolíticos con la antigua fase cultural del neolítico son suficientemente certificadas mediante un estudio de la alfarería de los establecimientos neolíticos tardíos y también de los establecimientos del eneolítico temprano es decir por el análisis de objetos de Shengavit, Kültapá (Persia), Shreshblur, Tagavoranist, Malakhlú, Mokhrablur, Kghziagblur, Sevblur, Terterí Tsor, Mashtotsí Blur, Aghvesí Blur, Mersín, Tarso. La investigación de objetos de establecimientos de la llanura del Ararat revelan la conexión entre la alfarería del neolítico y la alfarería negro-lustrada. Aunque el problema del origen del eneolítico y de las fases tempranas de su desarrollo es bastante complicado, las excavaciones arqueológicas permiten reconstruir sus huellas generales y sus lazos genéticos en cuanto a instrumentos de trabajo, alfarería, técnica del alisado y con respecto a estructuras de muchos hogares hechas con arcilla, y con referencia 290

Sardarian, S.A., La sociedad primitiva en Armenia, Ereván, 1967, 353.

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a la identidad discernible de diferentes establecimientos ubicados en lugares lejanos unos de otros. Estas semejanzas y caracteres distintivos permiten considerar los objetos de cultura material de ese período como una resultante general de transformaciones en aspectos locales de su desarrollo; distintivas como rasgos de la cultura local de ese período, son obvias las relaciones mutuas en la fase temprana del eneolítico entre el Este y el Oeste de la Altiplanicie por un lado y los clanes que habitaban Asia Menor y el Cáucaso, por el otro. Trazando un paralelo entre los restos excavados de la llanura del Ararat y los de Cilicia y Asia Anterior, muestra que a los conglomerados humanos de aquella vasta región ya les resultaban familiares plantas cultivadas como el trigo, la cebada y la escanda o escaña291. Junto con la agricultura, avanzó la crianza de animales domésticos: toros, ovejas, cabras, cerdos, perros, y tiempo después hizo su aparición el caballo. Los antiguos establecimientos ocuparon extensas áreas que combinaron el neolítico y los establecimientos eneolíticos de la población local. Excavaciones de tales establecimientos de niveles del neolítico y del eneolítico como Mashtotsí Blur, Kghziag Blur, Aghvesí Blur, Terteri Tsor son muy importantes para el conocimiento de aquellas áreas. Las principales herramientas de los clanes eneolíticos fueron azadas de formas acuñadas, moledoras de mano para granos, soportes para hoces de cuarzo, hojas cortantes de obsidiana, cuchillos, raspadoras y puntas de flechas, todas hechas de piedra. Fue también hallada alfarería de loza de barro de tamaño pequeño la que se caracterizó por su elevado nivel al final del período. Además, valiosos y muy diversos objetos de loza de barro negro lustrados y con motivos decorativos geométricos y destinados a fines utilitarios llaman la atención de los arqueólogos, quienes sostienen la hipótesis de que para seguir las etapas de su desarrollo es necesario enfocar la atención en los vínculos existentes entre el eneolítico del sector occidental de la Altiplanicie Armenia y la antigua cultura de Asia Menor. La transición del neolítico al período temprano del metal indica que la cultura eneolítica, como cultura de Asia Anterior, debe haber sido de una categoría eminente, estrechamente conectada con las respectivas culturas de Asia Menor. Investigaciones acerca de las relaciones y lazos culturales con Oriente en los milenios IV y III a.C. apuntan a los desarrollos locales de la cultura del neolítico en la llanura del Ararat durante el III milenio a.C. que se evidencian en la sorprendente diversidad de la cultura material, en la riqueza de sus formas y en su carácter autóctono. Tal diversidad y riqueza se manifiesta particularmente en los objetos de loza de barro que son explicadas por las estrechas relaciones existentes entre los clanes que habitaban la Altiplanicie Armenia con los de avanzada civilización de Asia Anterior: Asia Menor, Mesopotamia, Persia, la Siriana y Palestina. Entre los años 2005-2008, el Instituto de Arqueología y Etnografía de la Academia de Ciencias de la República de Armenia, la Universidad de Rohempton de Gran Bretaña, la Universidad de Cork (Irlanda) y la colaboración de la filial de Armenia de la Fundación Gfoeller norteamericana, con la dirección de Boris Kasparyan, se realizaron trabajos de exploración-investigación en las corrientes media e inferior, la ribera izquierda y los afluentes de la izquierda del río Aghstev(Bldan, Haghartsin, Sevkarachur, Teghut, Norashén, Deghinaghbiur, Sarnachur, Mdnatsor) que se extienden a lo largo del Sur abarcando el Sur de la cadena Halab, y el Sur y Este de la cadena de Icheván, las aldeas Markahovit, Ienovkaván, Lusadzor y las áreas de las ciudades Dilichán e Icheván. En sentido geomorfológico esta extensión comprende las pequeñas concavidades de Markahovit y Dilichán y el estrecho valle del río Aghstev.292 Especie de trigo cuyo grano tarda en desprenderse del cascabillo que lo contiene. Existen dos tipos: la escaña mayor, (Triticum espelta) y la escaña menor (Triticum monococcum).

291

Kasparyan, Boris; Bedrosian, Arthur; Arakelian, Dmitri; Gabrielian, Iván; y Nahabedian, Samvel, Estudio de los Monumentos de la Edad de Piedra en el valle de Aghstev, en Herencia Material y Moral de Tavush, publicación de la Academia de Ciencias de la República de Armenia, Ereván, 2009, 41. 292

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De los trabajos de exploración e investigación resultaron hallazgos de diferentes períodos –desde el paleolítico medio hasta el eneolítico- como también se registraron e investigaron sitios arqueológicos a cielo abierto, estaciones, coberturas rocosas y viviendas rupestres. Fueron registrados complejos de monumentos de la Edad de Piedra en torno a las aldeas Hovk y Enovkaván, representados en sitios arqueológicos, estaciones y moradas rupestres que constituyen típicos hogares de primitivo desarrollo cultural. Fueron realizadas labores de exploración, excavación metódica y recolección de materiales en moradas rupestres de Teghut, Hagardzin, Hovk, Enovkaván; en coberturas y estaciones arqueológicas de Hovk, y en sitios arqueológicos de Markahovit. También se estudiaron sitios arqueológicos –paleobotánicos y paleozoológicos- en Dilichán, Teghut, Hovk, Enovkaván como de evidencias geológicas del cuaternario, en cercanías de las aldeas Markahovit, Fioletovo, Guetahovit y en sedimentos lacustres hallados en aledaños de la ciudad de Dilichán, las aldeas Teghut y Hagardzin en los que se generaban diatomeas sobre los travertinos y, finalmente, materiales utilizables para elaborar herramientas de trabajo. Los procedimientos realizados en el valle de Aghstev mostraron que ese área es rico en materiales paleobotánicos y paleozoológicos abundantes y en buen estado y brindan una clara imagen acerca del pasado geológico del Noreste de Armenia, de su relieve, del desarrollo de la red hidrográfica, todo lo cual permite tener una idea nítida del mundo vegetal y animal y acerca de su paleoclima. Su estudio y en especial su preservación son muy importantes teniendo en cuenta que actualmente estos lugares han sido ocupados por la construcción de la ciudad de Tilichán. Las corrientes superior y media que fluyen por el valle del río Aghstev testimonian la existencia de sedimentos lacustres en el período cuaternario; están representados por sus diferentes orígenes –barreras lacustres y lacustre-fluviales- de arcilla arenosa, de arena arcillosa, sedimentos aluviales, o con apariencia de diatomeas, que prueban que en la concavidad de los valles Markahovit y en el curso medio del río Aghstev hubo lagos de reducida dimensión y profundidad. La evidencia de concavidades lacustres y de lagos en el área en estudio es por sí mismo demostrativa para la arqueología ya que para el paleoántropo que vivía en la extensión de Armenia debía ser preferible organizar su vida en semejantes ecoespacios (cuevas de Ararat, Shirak, Lorrí, Abarán). Estudiando las fuentes de materias primas necesarias para la elaboración de herramientas de trabajo en el valle de Aghstev, vemos que allí había sólo piedras originadas en sedimentos y convertidas en cuarzo, útiles para esa finalidad. En general, en la zona Noreste de Armenia predominan complejos productivos de herramientas de piedra basadas sobre el uso del pedernal y sus variedades e instrumentos de piedra caliza. Son escasos los objetos hechos con cuarzo y la materia prima fue traída por lo menos de una distancia de 40 a 60 kilómetros: Dzaghkuniats, Gudanasar, Hatís, de los montes Keghamá; proceden de grupos sociales que practicaban la cultura del período arcaico en el paleolítico medio y el mesolítico-neolítico. Esta descripción del panorama geográfico natural que caracteriza la región de los altos valles de Aghstev y Kura (Akhalkalak y Akhaltska) facilita la comprensión en cuanto a la forma en que se produjo la penetración de la alfarería negro-lustrada de la Altiplanicie Armenia en Asia Anterior, junto con otras realizaciones en el reino de la cultura y su singular técnica cerámica, y el modo en que alcanzó gradualmente a los clanes que habitaban el Norte de la Altiplanicie, en especial en Tagavoranist. Este intercambio entre los pobladores norteños y sureños ocurrió de Sur a Norte. Desde la llanura del Ararat se extendió por el Este hacia Nakhicheván, luego sobre el Araks hacia Surmalú y hacia la parte occidental de la Altiplanicie Armenia ( Karín, Van, Mush, Parskahaik, hasta Kharberd y Malatiá) y desde allí al Norte de la Siriana y Palestina. Es importante destacar que la alfarería de aquel período apareció en tempranas capas de establecimientos eneolíticos entre grupos de vasijas con ornamentos espiralados. Se la halló en Sev Blur II, Mokhrablur II, Mashtotsí Blur, Aghvesí Blur, y en los elevados

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horizontes de algunos otros poblados. Vasijas con oyuelos fueron también descubiertas en lugares apartados de la llanura del Ararat. Loza de barro análoga fue encontrada en los más antiguos horizontes de establecimientos eneolíticos. La aparición de alfarería negro-lustrada (con oyuelos) en Köytapá, es particularmente importante. Las vasijas con oyuelos pueden también ser rastreadas en excavaciones de Shresh Blur. Los primeros objetos de cobre que desde la Altiplanicie Armenia ingresaron en Occidente deben también ser ubicados en aquel período. Estos hechos indican las relaciones que existieron durante las etapas más arcaicas del desarrollo de razas eneolíticas, entre las razas que habitaron la llanura del Ararat, Nakhicheván, el curso medio del Araks y la población que vivía en las regiones norteña y sureña de la Altiplanicie Armenia. Durante una etapa posterior (Shengavit 2ª), en el primer nivel del desarrollo de la cultura eneolítica (eneolítico I), la alfarería con relieves y oyuelos es seguida por una alfarería singular, negro-lustrada, menuda, delicadamente moldeada y con motivos decorativos geométricos (Shengavit 3ª / eneolítico II) que es más típica de Shengavit. Sobre la base de investigaciones acerca de la loza de barro eneolítica, fueron confirmadas las estrechas relaciones culturales existentes entre las partes oriental – Shengavit – y occidental de la Altiplanicie Armenia. Las regiones del Norte: Tagavoranist, Aghstev y la llanura del Ararat; y las del Sur: Sharur, Nakhicheván, Siunik, verosímilmente obtenían el cobre de Alaverdí (cerca de Sanahín), y de Ghapán (al Sur de Zanguezur), respectivamente. Fue por estas vías que los clanes que habitaban en la margen derecha del Araks y, a través de ellas, los otros, eneolíticos, se familiarizaron con objetos metálicos. Los objetos más antiguos de cobre hallados en la margen derecha del Araks, se remontaban a la cultura eneolítica y eran marcadamente similares a los de Alaverdí y Ghapán. En aquellos días, los adornos, tanto los grabados como los hechos en relieve, se difundieron en establecimientos donde se manufacturaban las vasijas tipo eneolítico negro-lustradas y con decoraciones geométricas. Comparando la alfarería eneolítica de la Altiplanicie armenia occidental con la oriental, observamos que la loza de barro estriada descubierta en Shengavit II, Shresh Blur, la capa más profunda de Mokhrablur, las más superficiales de Kghziag Blur, de Mashtotsí Blur y de Kül Tapá corresponen a los años 3.000-2.700 a.C. La vasija simétrica con ornamentos triangulares que tipifican al eneolítico medio, fue hallada en Shengavit III, Tagavoranist y se la ubica cronológicamente en los años 2.600 2.400 a.C. La siguiente, es decir, la época eneolítica tardía es distinguida por la alfarería con grandes moldes lineales y adornos triangulares cavados, típicos de Shengavit 4ª y ubicados temporalmente en los años 2.300-2.000 a.C. Es el período de los estrechos lazos entre los clanes del Ararat, así como con los eslabones histórico-culturales de los clanes que habitaban la parte oriental de la Altiplanicie Armenia, con su sector occidental por un lado y con Asia Menor y el Cáucaso por el otro. Aquellas vinculaciones fueron ahora determinadas por el estudio de restos descubiertos en la llanura del Ararat, Karín, Van, Mush, Parskahayk, Asia Menor y en diferentes áreas de Transcaucasia. El período tardío de la cultura eneolítica se caracterizó por la consolidación del encadenamiento con Asia Menor y Mesopotamia en el Sur, que fue expresado por objetos descubiertos en Malatiá, Kharberd, Karín, el Norte de la Siriana y el Norte de Palestina. Del tipo de estos restos de establecimientos de Shengavit III y Tagavoranist son famosos los de la llanura del Ararat. La consolidación de los lazos culturales eneolíticos de la Altiplanicie Armenia se perfeccionó durante el mismo período. La difusión de la cultura eneolítica de mediados del milenio III a.C. ya se había logrado en el Norte, extendiéndose al área forestal (Tagavoranist) sobre los establecimientos del alto valle del río Aghstev, y, a fines del milenio III a.C. hacia Artsakh, en el Sur, donde se hallaron los establecimientos y tumbas del eneolítico tardío de Stepanakert, Shengavit IV, Khznavuz y Aghtamur, entre establecimientos del eneolítico tardío. Los descubrimientos de aquellas elevaciones, en

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especial su alfarería de loza de barro, posibilitó el trazado del nuevo ascenso – la cultura de bronce temprana – entrelazándose con la cultura de clanes eneolíticos de aquella época. Por la fecha arqueológica, puede deducirse que en los milenios IV-III a.C., como consecuencia de una evolución interna de los clanes, se produjo una integración histórico cultural en la población temprana de la Altiplanicie Armenia. El cruzamiento de las culturas locales neolítica y eneolítica confluyó en uniones tribales tanto en el Este como en el Oeste de la Altiplanicie. Fue en este tiempo que comenzaron a desarrollarse las relaciones culturales entre clanes de la Altiplanicie, Asia Menor, y Cáucaso. Este fenómeno complejo del entrelazamiento cultural en la Altiplanicie durante los milenios IV a.C.-III a.C., suscitó un impulso en los clanes del eneolítico que se dedicaban al cultivo de la tierra y al pastoreo, hacia uniones más avanzadas y vastas, que tuvieron lugar durante el período pre-hurrita. Para tener una visión aproximada acerca del origen de la antigua cultura asiático anterior y de las relaciones entre los más arcaicos clanes que habitaron la Altiplanicie Armenia es también necesario analizar los nuevos hallazgos arqueológicos en cuanto a la cultura de Asia Anterior la que arrojará una luz adicional sobre los lazos histórico-culturales de Asia Anterior, Asia Menor, la Altiplanicie Armenia, Mesopotamia, Egipto y las islas del Egeo, que se iniciaron antes del IV milenio a.C. y se vigorizaron durante el milenio III a.C. Las perspectivas precedentes podrían resumirse como sigue: tres distintas divisiones de cerámica y cultura caracterizan la civilización de Asia Anterior en los milenios IV a.C. y III a.C. La cultura cerámica conocida en Egipto como Amarat y Badar, típica del primer hiato o centro. Es una loza de barro modelada con superficie negra y blanca que tiene mucho en común con la cultura original de las costas orientales del Mediterráneo, Asia Menor occidental, las islas de la cuenca del Egeo y Egipto. La población de este período pertenece al tipo antropológico europoide mediterráneo. El segundo tipo pertenece al mismo período. Es señalado como alfarería Hassuna y Halafita, cuya denominación deriva de los establecimientos de Tell-Halaf y Hassun sobre el río Khabur, cerca de Mosul, donde fueron hallados originalmente. Esta cultura se caracteriza por la alfarería pintada de color gris y negro sobre una capa roja y amarilla. En cuanto a sus prácticas religiosas, al inhumar a sus muertos ubicaban ofrendas y estatuillas de arcilla junto a ellos; veneraban al toro salvaje como manifestación de la fecundidad masculina; adoraban al dios de la tempestad y como parte de su liturgia representaban motivos iconográficos del toro salvaje, de cabezas de carnero y del hacha doble. Esta cultura, a juzgar por descubrimientos similares, debe haberse esparcido por el Este del Tigris, desde la vertiente que fluye entre los montes persas hacia las costas del Mediterráneo, hasta las partes meridionales de la Siriana y Palestina. Datos antropológicos y lingüísticos arrojan luz sobre la más antigua historia de la vida humana en los valles del Tigris y del Eufrates. En los tiempos históricos la población del valle estaba compuesta por dos elementos étnicos diferentes que desde antiguo hablaban, entre otros, el indoeuropeo como idioma materno, y pertenecían al tipo antropológico armenoide (Asia Anterior) del grupo europoide. La cultura halafita desapareció aproximadamente en el 4400 a.C.293 Antes de que toda la región fuera unificada bajo el poder de la primera dinastía babilónica, la parte Sur de la Mesopotamia que comprendía las ciudades de Eridu Ur, Larsa, Lakash, Umma, Adab, Uruk, Sharapak y Farra, fue habitada por los sumerios, que se diferenciaron de los demás por su idioma y atavíos. Es probable también que en tiempo inmemorial algunas razas consanguíneas hayan ocupado Sumer. Como revelaron las excavaciones arqueológicas, los sumerios deben haber poblado anteriormente la parte Norte de Mesopotamia y penetrado en Asiria. Se supone que se originaron en clanes montañeses que probablemente descendieron de la Altiplanicie Armenia a fines del neolítico. El Norte de Mesopotamia, es decir, las partes montañosas de la Altiplanicie, fue habitada en tiempos arcaicos, por pueblos que no fueron semitas ni sumerios – quizás 293

Eliade, Mircea, op. cit., 63.

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subaritas o hurritas - que se diferenciaban de aquéllos por la claridad de su piel; su raza fue del tipo antropológico armenoide. Está demostrado que hay muchas palabras que pasaron de los más antiguos idiomas asiáticos de Asia Menor y del Sur y Sureste de los Tauros al idioma materno indoeuropeo y de éste se dispersaron entre idiomas asiáticos. Esto significa que el idioma materno indoeuropeo y aquéllos que lo hablaban, fueron durante largo tiempo vecinos de antiquísimos pueblos del Suroeste de Asia, y que vivieron con ellos en el mismo área geográfica. Estratigráficamente, una alfarería de tipo Shengavit 3ª fue también descubierta en Kirbet-Kerak; en Tabara-el-Akrad yacía en los niveles de profundidad 7º a 5º. Estas últimas también muestran el impacto de las cultura de Ubaid y Uruk. Alfarería de Kirbet-Kerak, típica del eneolítico medio, fue encontrada en el valle de Amuk. En la Altiplanicie Armenia, la alfarería del período eneolítico temprano tipifica la cultura de Arzn, similar a la alfarería excavada en Shresh Blur y Köytapá (Persia); la loza de barro de Kirbet-Kerak tiene conexión con la de Shengavit III y Tagavoranist. Presumiblemente, esta alfarería se esparció desde la Altiplanicie Armenia, mientras su introducción en el seno de poblaciones de la Siriana y Palestina se debió a la penetración directa de elementos étnicos provenientes de la Altiplanicie. Los alcances de la alfarería de Shengavit III y Tabara-el-Akrad en el Sur, corresponden vivamente a la penetración de clanes Subario-Hurritas en la Siriana y Palestina. En la llanura del Ararat, la alfarería hallada en Kghziag Blur y Mashtotsí Blur prueba la existencia en la Altiplanicie Armenia de objetos más antiguos de cultura neolítica, provenientes de capas interiores del tipo de Mersin; son de una época más temprana que la de Shengavit 1ª, 2ª y contemporáneas con la de Tarso. Los hallazgos arqueológicos de aquel período corresponden con la arcaica civilización de la parte occidental de la Altiplanicie Armenia y con la de Mesopotamia, que recibió la influencia de la cultura Halafita, que era más avanzada. Cronológicamente esto corresponde a los comienzos de la cultura de Troya. Aquellas áreas también muestran la vigorosa influencia del sector occidental de la Altiplanicie Armenia, que es manifestada no solamente por la cerámica sino también por la arquitectura. Las realidades culturales que antecedieron son también típicas de Van, Malatiá, donde elementos mesopotámicos tuvieron en aquellos tiempos una participación más relevante y admitieron muestras de cultura local eneolítica comparable a la de la cultura de Halaf. Es particularmente importante destacar el entrecruzamiento de las culturas de la Altiplanicie Armenia con la de Halaf, que es apreciable en Shengavit, Kültapá (Persia), Shamiramaltí294 y Köytapá. Este tipo de alfarería es de un intervalo más prolongado; en tiempos pretéritos se caracterizaban por la loza de barro de tradición Halafita. Las bases hechas de arcilla, con forma de cuernos, y las aras para sacrificios del eneolítico de Shengavit, Shresh Blur, Arzn, Köytapá (Persia) son comparables con los objetos de Kirbet-Kerak y muestran un trazo vinculante entre sus culturas. Las regiones de cultura material de los sectores oriental y occidental de la Altiplanicie Armenia son recíprocamente conexas; mediante tal contacto, las de los Tauros Armenios contribuyeron sustancialmente a nutrir de cultura al comienzo del período de la elaboración de los metales. Fue debido a la presencia de esa cadena de montañas que se difundieron las influencias culturales: las regiones que estaban al Sur se limitaron a relacionarse son la Siriana meridional, mientras las norteñas se ligaron con el Norte de la Siriana y Palestina. Así los descubrimientos arqueológicos ayudaron a interpretar los objetos que caracterizan a los orígenes de la cultura que subyace entre las raíces de la prehistoria de los armenios. Con su compleja estratificación cultural consecutiva, la fortaleza de Shengavit es de inestimable valor para trazar paralelos precisos entre los horizontes de Shengavit y la cultura que yace 294 A fines del siglo XIX, fue excavada Shamiramaltí, cerca de la fortaleza de Van, Armenia Occidental. King, L.W., The prehistoric cemetery at Shamiramalti near Van in Armenia, Proceedings of the Society of the Biblical Archaeology, XXXIV(1912), 198 y ss.

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en las capas de roca de otros poblados eneolíticos. Estos y subsecuentes decubrimientos enriquecerán el conocimiento de la cultura eneolítica que, aun en el estado actual de los estudios científicos manifiesta ya por sí misma un valor cultural avanzado, comprehensivo y de primer orden.

LA CERÁMICA NEGRO-LUSTRADA CON ADORNOS GEOMÉTRICOS Es el período en que comienza el Eneolítico y se vislumbra la Edad del Bronce temprana. A la desintegración que ya había comenzado en el amalgamado conjunto indoeuropeo le sucedió el éxodo de tribus indoeuropeas aisladas que partieron del territorio aborigen, hacia el Oeste, Noroeste y Este. En el mismo período, los dialectos se separaron del idioma preindoeuropeo; una serie de tribus que hablaban utilizando el mismo dialecto que hablaban las primitivas tribus armenias, permaneció en el territorio natural originario. En el milenio III a.C. concluyó el milenario proceso hasta la aparición del armenio como unidad lingüístico-tribal independiente, con el que comenzó la última etapa de la larga serie pretérita. En la Altiplanicie Armenia y en Asia Anterior también existió el tipo antropológico armenoide. En el período de la Edad del Bronce temprana, (siglo XXIII a.C.) en la parte Sudoeste de la Altiplanicie Armenia (llanura de Kharberd, Malatiá) comenzó a formarse una cultura urbana, con elemental forma de gobierno, testimoniada en monumentos de Malatiá y de la planicie de Kharberd. como también las excavaciones arqueológicas de los panteones de Karashamp y los “entierros reales” de Lorrí Berd295. En el centro de los poblados se erigió un fuerte con el palacio real. Este último contaba con depósitos, graneros, grandes bodegas (Norshun Tapá). Del complejo de aquel período es notable la cerámica coloreada, policromada. Es la época de organización de las grandes unidades tribales Armani y Ulivi296. En el campo de la artesanía se produjeron cambios sensibles vinculados a la expansión de la metalurgia (bronce). Desde comienzos del III milenio a.C. con la fusión cobre arsénico, elaboraron adornos, armas e instrumentos de trabajo, de metal. Gradualmente se desarrollaron las construcciones militares, fuertes, fortalezas. En las etapas antiguas, formaron las construcciones defensivas y muros apilando ladrillos, es decir, de prismas rectangulares moldeados, de dimensiones uniformes, hechos con arcilla húmeda mezclada con limo, formando un adobe que, una vez cocido y secado, es muy resistente; la unión de los ladrillos se hacía con argamasa de arcilla (Mokhrablur; Yanik Tapá en Persia); en la etapa tardía los hicieron yuxtaponiendo enormes bloques de granito o de otras rocas duras, (ciclópeas) cortados sin uniformidad y que resultaron inamovibles por su peso (Tsianberd, Karní). Pequeños poblados aldeanos (de una superficie de 1-1,5 hectáreas) fueron construídos por razones de seguridad, limítrofes, en derredor a otros poblados de mayores dimensiones (3-6 hectáreas o más de superficie) en torno al centro de estas últimas, donde estaba la plaza pública, el templo, y formando unidades preurbanas rodeadas por murallas. Desde la primera mitad del milenio III a.C., se establecieron precursoras familias individuales; por la distribución social del trabajo y el trueque de mercaderías, se fortalecieron, incrementaron y constituyeron grandes comunidades patriarcales de vecindad. Como veremos más adelante, nuevos datos arqueológicos establecen que el eneolítico comenzó en el último cuarto del IV milenio a.C. Es una etapa en la que el desarrollo de la cultura da una vuelta en redondo, cuando los clanes más avanzados del Oriente Antiguo Kalantaryan, A.A. y Melkonyan, H.A., Archaeological Works in Armenia in 1990-2003, Ereván, 2005, 10. Barseguian, Lavrenti A., Las cuestiones del origen y formación del pueblo armenio, en la ciencia histórica, op. cit., 274. 295 296

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pasaron del primitivo régimen agrícola-pastoril predominante en extensos territorios, a la producción masiva de recipientes de arcilla y más tarde a la utilización de instrumentos de metal; en este tiempo llevaron adelante las pretéritas formas y métodos de elaboración de herramientas de piedra y de ese modo crearon los arquetipos del futuro desarrollo civilizatorio de la Edad del Bronce. En el III milenio a.C., a todo lo largo de la cadena montañosa de la Altiplanicie Armenia, en las partes alta y media de los litorales de los ríos Kura y Araks y en las zonas circundantes a los lagos Urmiá, Van y Seván y en los cursos superiores de los ríos Eufrates y Tigris, se elaboró cerámica hecha a mano, habitualmente negra lustrada, pintada sobre la base de una mano previa gris y roja. Al principio esta cerámica llamaba la atención por el estilo de sus bellos adornos y por los motivos geométricos que decoraban su apariencia externa. Esto era muy visible en Arzn y se la encontraba en Blur, al Norte de Erzingá, en las provincias de Van, Tarón, Ardahán, Kars, Ereván, Igdir, Lorrí y Najicheván y en Köytapá, cerca del lago Urmiá. Equivocadamente el arqueólogo británico S.A. Barney ubica esta cerámica en la Edad del Bronce temprana, cuando, en realidad correspondió al eneolítico y debe ser denominada de la cultura de la Edad del Cobre en la Altiplanicie Armenia, es decir, muy anterior. La elaboración de cerámica correspondiente al eneolítico de la Altiplanicie Armenia cambió de acuerdo a los tipos de sus vasijas. En general, los interiores de las vasijas son negros o grises y su superficie externa es de color negro lustrado o rojo. Las ollas grandes no están alisadas; acostumbraban dar brillo a la faz externa, que ostentaba adornos; las clases más hermosas están muy alisadas(barnizadas). Fuera de algunas líneas especiales, esa cerámica pertenece a fines del IV milenio a.C. y al III milenio a.C. La más difundida es la de recipientes de labios planos, que tienen un grueso cinturón, con el perfil encorvado desde arriba en angulo recto; a veces con el cinturón unido a una manija plana que a menudo es triangular. La cerámica del eneolítico de la Altiplanicie Armenia, negro-lustrada con adornos geométricos, abarca una específicaórbita cultural que puede ser denominada“cultura de Shengavit”. Por ahora, Shengavit es el único monumento que comprende a todos los niveles culturales del eneolítico:temprano, medio y tardío. Los habitantes de la Altiplanicie que manifestaron su inclinación hacia la cultura de Shengavit, atribuyeron a las asas y manijas de los recipientes, a menudo semiesféricas, una significación ritual, a veces vinculada con el toro, el hálito de fuego del toro sagrado; otras veces su forma triangular tuvo relación con los pájaros, quizás ya las aquerenciadas grullas y cigüeñas. Los recipientes de formas sencillas - ollas con asas de agarraderas circulares, vasos profundos, y los que tienen manijas triangulares - están difundidos a lo largo de la cadena montañosa de la Altiplanicie Armenia. Vasos pequeños, con paredes bastante delgadas, el cuellito y la saliente unidos de determinada manera, se convierten en particularmente característicos de ese período. Ya a esta etapa del tiempo es posible afirmar de modo convencido en qué parte de la Altiplanicie Armenia se originó y se desarrolló esa cerámica del período eneolítico. No era acertado, como se suponía antes, que surgió en Asia Menor occidental, o en Persia septentrional ni en el Cáucaso. Fueron más productivas y beneficiosas para la población de los tiempos antiguos el valle medio del Araks, los litorales de los lagos Van y Seván, que no solamente tienen mayor cantidad de monumentos arqueológicos sino que son ricos en materiales del neolítico que precedió al eneolítico. De este modo, es más aceptable que la Altiplanicie Armenia haya sido el primer centro de evolución y expansión de la cerámica tipo Shengavit. Aghstev, Trialet, la Siriana y Palestina están en las periferias de ese eslabonamiento cultural. Este tipo de cerámica fue extraido en excavaciones efectuadas también en Köytapá; esta última, concordante con la cerámica del curso medio del Araks, y

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con las zonas de Arzn, Van, Malatiá, Kharberd, se encuentra en la periferia meridional del territorio que abarca a esa cultura. El límite Nororiental de esa cerámica de la Altiplanicie Armenia es, pues, el valle de confluencia de los ríos Kura y Araks. El límite Sudoriental fue Persia, aunque no se halló ni al Este ni al Sur del lago Urmiá. Al Sud, la cultura de tipo Shengavit está entre el lago Van y las montañas de Asiria; por Occidente llega hasta el río Eufrates, que es el límite natural de la cultura eneolítica. Para confirmar este punto de vista hay que investigar los correspondientes hallazgos de todos los lugares de la provincia de Diarbekir. Por ahora queda claro que desde los montes que están entre Malatiá y Adiamán hacia el Sur, y en el valle de Marash, hay pocos testimonios de esa cultura. En la actualidad es posible determinar con bastante certeza cuál es el límite occidental de difusión de la cerámica eneolítica en la Altiplanicie Armenia: al Noroeste se encuentra sólo en las regiones de Tivrig y Kangal, al Norte de Malatiá. Al Noreste, en las zonas de Arkuvaní, de Hekimkhán y al Oeste en la zona de Aktagh. Es posible que la investigación en el valle de Albustán demuestre que también ese lugar está dentro del cinturón cultural de la Altiplanicie Armenia. El vínculo con Asia Menor central se realizó primordialmente desde Malatiá desviándose más hacia el Oeste, hacia Sebastia y hacia, y no por el camino que conduce hacia el Norte (meridiano 38º), ya que esa cerámica no se encontró en el valle de Kailked, que tiene la misma cultura de la Edad del Cobre como Tuntur Tapá y Alishar. Tampoco había en la zona de Erzingá pero está presente en Papert(Baiburt). Así, esa cerámica abarca la amplia extensión de la cadena montañosa, aunque se encontraron ciertas muestras en unas cuantas zonas fuera de ella, como en la llanura de Mush, pero que fueron traídas de otros lugares. Por todas partes de la Altiplanicie Armenia se reitera el hecho de la concordante unidad cultural. A pesar de la presencia del inaccesible obstáculo de las montañas, la generalización de la cultura es evidente. Después de haber detectado la definición formal de la cerámica eneolítica de la Altiplanicie Armenia y haber resumido su estructura, queda pendiente una cuestión más difícil aun: establecer la ubicación cronológica de la cultura eneolítica de la Altiplanicie Armenia y su clasificación. Hasta ahora era aceptado que el período eneolítico se extiende desde el inicio del III milenio a.C. pero su revisión según nuevos datos fundamentan la hipótesis de que esa cultura comenzó mucho antes, como ya adelantamos más arriba, en el último cuarto del IV milenio a.C. El tiempo del eneolítico tardío y la cerámica vinculada con dicho tiempo debió continuar en las partes occidental y oriental de la Altiplanicie Armenia hasta el año 1900 a.C., a fines de Shengavit 4, cuando cesó la existencia de la cerámica negra lustrada con motivos decorativos geométricos. Los materiales de Shengavit, Kültapá, Köytapá, Arzn, Shresh Blur, Tagavoranist, Franganots, posibilitan en forma determinante la diferenciación entre los tres períodos en los que se divide el eneolítico de las partes oriental y occidental de la Altiplanicie Armenia, que son el eneolítico temprano, medio y tardío. La característica diferencial del tiempo del eneolítico temprano es la unicidad de su cerámica, tanto en su forma cuanto en sus motivos decorativos. Le es típico su negro brillante, sus labios en línea recta horizontal, en especial el cinturón sobre las grandes ollas; este es el rasgo general para aquel tiempo, aunque se ha preservado también en tiempo posterior. Para el mismo tiempo es general la manija triangular lisa, que se encontró en la llanura del Ararat, en las zonas de Malatiá, Kharberd, la llanura de Mush como también en Marash y Adiamán; amplia difusión tuvieron las asombrosas diferentes formas de adornos en relieve, repetidas sin un modelo uniforme. Cerámica de este tipo fue hallada en Shresh Blur, Shengavit 2, Köytapá, Van, Arzn, Kharberd, desde el Eufrates hasta la zona Noroeste de Divrig. Las espirales en relieve están habitualmente por pares y ampliamente difundidas desde Arzn hacia Oriente.

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La otra clase del eneolítico temprano la componen las de adornos geométricos, surcos, motivos cavados en bajorrelieve, hoyuelos ahuecados y asas redondas, esferoides. Son típicas de Shresh-blur, Shengavit 2ª y Arzn. El arqueólogo E. Paipurdian atribuye a los hoyuelos de las vasijas cerámicas y de los hogares y pedestales litúrgicos una significación astral, vinculándolos con la interpretación de otros descubiertos en inscripciones rupestres. Posiblemente hay que inscribir en ese tiempo la cerámica con bajorrelieves hallada en la región que se extiende desde Malatiá hacia el Norte; por lo tanto el eneolítico temprano se difundió, posiblemente, muy aceleradamente por toda la Altiplanicie Armenia y llegó hasta más lejos, al río Kura y a lago Urmiá. El arqueólogo H.S. Sardarian considera que posiblemente la cuna de la cultura de la cerámica eneolítica negra lustrada con adornos geométricos fue la parte central de la meseta armenia y el valle medio del Araks, las zonas de Ereván, Iktir, Karín, desde donde podría haberse expandido hacia el Norte, a Trialet, y al Sudeste, hacia el lago Urmiá, como también hacia el Oeste, Malatiá y Blur. Existen bases para suponer que ese movimiento se haya iniciado a fines del neolítico y comienzos del eneolítico. En la parte central de la Altiplanicie Armenia como también en el valle medio del Araks, esa cerámica se desarrolló más rápidamente que en las periferias. Allí, durante los milenios VI a III a.C., se produjo la sucesión de las culturas neolítica y eneolítica. Durante la Edad del Bronce media, en la llanura de Mush como en la región de Van, las culturas de la Altiplanicie Armenia (Shengavit) y de la Mesopotamia (Halafita) aparecieron y se desarrollaron juntas por lo que no era exacto admitir que la cultura eneolítica de la Altiplanicie Armenia occidental se haya originado en otro lugar. Por el contrario las pruebas demuestran que esa es una cultura puramente local de la Altiplanicie Armenia. Su uniformidad en la Edad del Bronce comenzó a declinar y paulatinamente avanzó la diversificación local tanto en la forma como en la decoración de la cerámica. No se produjo ninguna ruptura del vínculo general que pudiera señalar la presencia de un elemento extranjero. La cerámica del eneolítico temprano, negra lustrada, con adornos geométricos, fue hallada en sepulcros de Shengavit 2, en una capa de Köytapá de Persia, en la región de Van (Arnist) y en la costa Noreste del lago Seván. Materiales similares se descubrieron en las regiones de Nakhicheván, Iktir, Ereván y Trialet, como también en Arzn. En cada una de las faces de esos recipientes a menudo hay hoyuelos marcados con los dedos. En Haichí, desde Iktir hacia el Oeste hay un poblado donde se encontró una significativa cantidad de cerámica con adornos geométricos, que tiene asas con una abertura circular para agarrar el recipiente. Los adornos consisten en hoyuelos, espirales, círculos concéntricos. Como ya se ha expresado, cerámica con adornos de ese tipo se encontró en Shengavit 2, Shresh-Blur, Mokhrablur, Sev-Blur. Corresponden al eneolítico temprano, cuya ubicación cronológica debe ser inscripta entre los años 3.700 y 2.700 a.C. El desarrollo posterior del eneolítico es típico del nivel cultural del período medio de la Edad del Cobre (Shengavit 3). En todo el cinturón geográfico, abarcando a las regiones del lago Urmiá, Van, el Araks medio y Tagavoranist, se encontraron espirales en relieve del eneolítico temprano, y adornos cavados y delicados triángulos. Se conservan típicas asas redondas, manijas esferoides atravesadas por un orificio por donde introducir el dedo para tomar el recipiente con las manos. Posteriormente, los recipientes con repetidas espirales, con adornos agregados de formas geométricas, en relieve o cavados, continuaron existiendo en Shengavit, Tagavoranist incluso en el período eneolítico medio. Los materiales eneolíticos de la parte oriental de la Altiplanicie Armenia hoy ayudan a subclasificar también la cerámica del eneolítico de la parte occidental; por ejemplo, las pruebas de Köytapá (Persia) señalan el tiempo del eneolítico temprano. A ese mismo

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tiempo lleva también el vaso con su borde envuelto sobre sí mismo, que fue encontrado en Haichí. El conjunto de platos de Arnist, Horom-Khan, Malatiá son precisamente del eneolítico medio y aclaran que gran parte de la cerámica de Malatiá pertenece al eneolítico medio. Que este registro cronológico es exacto lo demuestra la forma de estos platos cuyas asas y adornos son similares a los materiales de la tercera capa de Shengavit, que corresponden al eneolítico medio. El desarrollo de los otros lugares desde el eneolítico temprano hasta el eneolítico medio se establece con menor precisión porque no se encontraron asas redondas, con orificios circulares, características del eneolítico. Este tipo de asas no se encontraron en la parte occidental, en la región Kharberd-Malatiá, ni en la llanura de Mush mientras que en la zona de Kharberd el cinturón direccional continuó utilizándose en formas de perfecta elaboración. Esa cerámica, posiblemente, pertenece a un tiempo ulterior y se inscribe de modo insistente con el eneolítico medio. La forma característica del eneolítico medio hallada en Kharberd es la del vaso pequeño y profundo, con cuello recto y borde levemente inclinado. La unión del cuello con la saliente vertical en la parte superior del vientre, es estrictamente típica. Esa forma bastante clara y sencilla fue también hallada en otros lugares como en Lighk(Bulanegh) aunque elaborada con mayor tosquedad. Un recipiente similar se encontró en Malatiá. La cerámica cavada del eneolítico medio de Cilicia llega hasta la región de Malatiá, al Norte de Kara Huyuk, cerca de Arkuván. En alguna medida, existe identidad dentro de toda el área occidental de la Altiplanicie Armenia. En cambio, durante el eneolítico medio es considerable la expansión de asas circulares de tipo eneolítico con orificio de paso. El cálculo del tiempo del eneolítico medio está lejos de ser preciso pero en números redondos se lo estima entre los años 2600 y 2400 a.C. Su inicio se corresponde con los estratos de Shengavit 3 y de Kirpet Kerak. El eneolítico medio, posiblemente, fue más breve que el eneolítico temprano. El período siguiente, es decir el eneolítico tardío, se relaciona con la cerámica de superficie roja, anaranjada o negra lustrada. Esta cerámica es específica de una serie de poblados del tiempo del estrato Shengavit 4. Tiene hoyuelos cavados formando surcos, grandes trazos formando adornos geométricos, triángulos apuntando hacia la cara interior, una red de líneas paralelas o cruciformes y adornos de ángulos mayores conteniendo a otros más reducidos. Es también propia del tiempo de Shengavit 4 la cerámica policromada, de adornos en negro o gris sobre un fondo rojo o amarillo que forman líneas paralelas ondeadas, o bien los citados ángulos que contienen ángulos o la red de triángulos o dibujos cruciformes. A fines del eneolítico desapareció en la Altiplanicie Armenia la singularidad cultural de la cerámica negra lustrada con adornos geométricos. El cambio fue más considerable en las regiones de Kharberd y Malatiá, donde junto con la cerámica roja y negra lustradas, apareció la cerámica anaranjada sin cambios en las asas. La cerámica es fuertemente cocida; su superficie es gris rojiza, con una base previa de pintura color castaño. Se encontraron, junto a algunas vasijas de cerámica con delicados adornos lineales y superficie negra lustrada, otras de superficie color castaño o castaño rojizo. Son ejemplares típicos de Alishar 4, Shengavit 4, es decir, del eneolítico tardío. Es posible afirmar también que el cinturón direccional y las manijas redondas continuaron manteniéndose en algunas formas de cerámicas como prolongación del eneolítico tardío. La difusión de esa cerámica evidencia que formaba un tipo cultural determinado. Posiblemente tiene el mismo límite al Noroeste que la cerámica del eneolítico temprano hallada en las zonas de Tivrik y Kangal. Durante el eneolítico medio, en Köytapá, Malatiá y otros poblados del eneolítico temprano, apareció la cerámica local policromada, similar a la de Alishar 3. Fue descubierta en las regiones de Arkuván y Hekimkhán como también en la zona de Kharberd. Pero los

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lugares de más ricos hallazgos de ese tipo de cerámica están en Khankent y por todas partes de Kharberd en el camino que lleva al Eufrates. El límite Sur de la cerámica policromada llega hasta la barrera orográfica que separa esa región montañosa, de la Siriana septentrional. Es poco probable que ese límite llegue a la región de Diarbekir. Esa cerámica no pudo haber atravesado las montañas de Dersim, que constituían la barrera Noroccidental. El centro de la cultura de la cerámica policromada del eneolítico medio estaba al Oeste del Eufrates, posiblemente cerca de Malatiá. Cerca de Kharberd se encontraron fragmentos de tazas, trozos de ánforas, materiales que pueden ser inscriptos en el tiempo eneolítico tardío de similares objetos de Cilicia y Tarso; por lo tanto no pueden registrarse después del 2000 a.C.; consiguientemente, reitero, esa cerámica corresponde al período eneolítico tardío de la parte occidental de la Altiplanicie Armenia. Llegó a la región de Kharberd proveniente de la cultura occidental de Asia Menor y es posible que sea una mala copia de la cerámica local de Cilicia; son reflejos de ella anforas lisas, con asas pulidas y bordes salientes. Las cerámicas descubiertas en localidades de Shengavit 4 y los cercanos a Kharberd, negro lustrados, con surcos y hoyuelos, con grandes adornos lineales, pertenecen al eneolítico tardío y remarcan su inscripción cronológica en los años 2300 a 2000 a.C.; y la cerámica policromada de la Edad del Bronce temprana apareció, posiblemente, a fines del eneolítico cuando la de Bronce temprana de Capadocia sólo recién había comenzado a ser utilizada en el centro de Asia Menor. La ubicación en el tiempo del eneolítico tardío en la Altiplanicie Armenia y la semejanza de la cultura del Norte con las capas de Köytapá de la Edad del Bronce temprana, permiten suponer que el eneolítico, cuyos niveles más antiguos equivalen a Shengavit 2 y a la capa profunda de Köytapá, no podría continuar después del 1900 a.C. y que la Edad del Bronce temprana no podría comenzar en ese lugar antes que en el 2000 a.C., aunque en lugares distantes fueron encontrados materiales que la remontan hasta el 3500 a.C. Por esto también la cerámica policromada de la Edad del Bronce temprana no debe haber sido puesta en uso hasta el 2000 a.C., así como la cerámica eneolítica debe haberse interrumpido en el 1900 a.C., como precisamente lo demuestra también el resultado del análisis del carbón vegetal descubierto en la excavación del estrato eneolítico tardío de Shengavit mediante la aplicación del método de radiocarbono 14 . La cerámica de la Edad del Bronce temprana, tanto la policromada como la carente de adornos, ofreció escasa cantidad de objetos en concordancia con el breve tiempo en que fueron usados. En lo que se refiere hasta cuándo perduró la cerámica negra lustrada en la Altiplanicie Armenia, no es posible precisarlo hasta que no se efectúen nuevas excavaciones pero los materiales obtenidos en las investigaciones estratificadas realizadas en Shengavit ayudan a presumir que el vínculo general de desarrollo cultural continuó. En considerable medida la cerámica de la Edad del Bronce temprana, es de naturaleza paradigmática en comparación con la cerámica de los anteriores tiempos temprano, medio y tardío del eneolítico. Consiguientemente, hacia Oriente, la cerámica del eneolítico cambió menos y tuvo desarrollo propio. En Köytapá son muchas las asas redondas de tipo eneolítico con orificio circular. Pero también se formaron en el eneolítico tardío de fines del mismo período; en lugar de las asas esferoides con gran orificio redondo, las que se hallaron no tienen ese orificio que sirve para agarrar el recipiente pasando por él el dedo. En una capa posterior de Arzn se encontraron asideros del mismo tipo. La aparición de esas asas eneolíticas cambiadas (en Shengavit 4, en la aldea Arakats, Chulfubulagh y en el valle del Chaltran, del lago Seván hacia el Norte) ayuda a establecer la cronología de la cerámica eneolítica tardía con grandes adornos lineales cavados. El hallazgo de asas similares en el ángulo Nororiental del lago Van y en Arzg, permite concluir en que dichas asas llegaron al lago por el camino que va desde Chaltran hasta más abajo del valle del rio Pantimah. En Chulfubulagh apareció el fragmento de un plato con asa que tiene cavada una tosca espiral; platos con los mismos

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adornos se encontraron en Arzn y en Tepesik. Adornos de ese estilo se observan también al Norte del valle medio del Araks, en la llanura del Ararat y en Trialet (Georgia), donde se encontraron adornos espiraloides cavados en platos del eneolítico temprano y medio. Las espirales toscamente cavadas son típicas de Shengavit, Shresh Blur, Mokhrablur. Cerámica como esa pero con adornos geométricos, aunque escasa, se encontró también en la parte occidental de la Altiplanicie Armenia. Las cerámicas del tipo de Haichí atañen a Chulfubulagh que, antes de cocidas no tienen adornos cavados; de ese modo, las cerámicas de Haichí, posiblemente, perduraron hasta fines del eneolítico tardío. Tanto las asas redondas, esferoides, como los adornos cavados, se difundieron por toda la Altiplanicie Armenia. La cerámica policromada de la Edad del Bronce temprana, hallada en Karmirberd (cerca de Ereván) con sus adornos espiraloides y de círculos concéntricos, brindan fundamento a la hipótesis de que su origen está en los motivos decorativos cavados de la cerámica negra lustrada del eneolítico. Un gran grupo de cerámica del eneolítico de Arnist contiene unos cuantos recipientes con asas redondas que pueden ser incluidos en el eneolítico temprano y medio; el resto carece de asideras redondas, esferoides y de adornos geométricos cavados por lo que no pueden ser muy antiguos. Lo más probable es que esa cerámica se relacione con el eneolítico tardío, a pesar de que se encuentran también tapas con adornos cavados del eneolítico temprano y medio. El adorno de hoyuelos formando surcos puede haberse originado en el tosco cavado del eneolítico temprano; ese adorno perduró hasta el eneolítico tardío. La cerámica con superficie negra lustrada, cavada con cuidado, con delicados trazos lineales y triángulos, es típica del eneolítico medio. Los monumentos arqueológicos eneolíticos ubicados dentro de los límites culturales de la Altiplanicie Armenia facultan la confirmación de algunas observaciones estratigráficas mientras poblados como Mokhrablur – cerca de Echmiadzín -, Kül Tapá (cerca de Nakhicheván, Altiplanicie Armenia), Malakhlu (cerca de Iktir), Köytapá (en Persia, cerca del lago Urmiá), Arzn (cerca de Karín), Shreshblur, Sev Blur (poblado de Medzamor, llanura del Ararat), Shamiramaltí (en Van), trazan la expansión de la cultura eneolítica más allá de la Altiplanicie Armenia en términos cronológicos y territoriales. Como lo muestra su cerámica, para interpretar los lazos culturales existentes durante el eneolítico en la Altiplanicie Armenia, es necesario compararla con materiales de otros lugares de Asia Anterior, no obstante que en la Altiplanicie Armenia occidental casi no hay materiales que expliquen esos lazos estratigráficos. Los objetos de los depósitos del poblado de Shengavit son de singular significación en la Antigua historia de la Altiplanicie. Shengavit y otros sitios históricos similares muestran que nos encontramos ante una cultura peculiar y distintivamente contorneada, cuyos contenidos estaban llamados a jugar un importante papel en la era arcaica de la prehistoria del Antiguo Oriente. El valle del Ararat y la parte occidental de la Altiplanicie Armenia estuvieron íntimamente vinculados desde aquellos tiempos arcaicos. Esto es evidente por los materiales hallados en Shresh Blur, Shengavit y Mokhrablur que son parecidísimos a los materiales de los poblados eneolíticos del sector occidental de la Altiplanicie Armenia. Hay que suponer que los litorales de los lagos Van y Urmiá estuvieron conectados con la Alta Armenia a comienzos del III milenio a.C. con los cuales se registran también los significativos lazos en los poblados Köytapá, Shresh Blur, Shengavit 2. El adorno de hoyuelos cavados fue encontrado sobre recipientes de arcilla en esos lugares del eneolítico temprano. Por su forma, esos recipientes son similares a los vasos hallados en Arnist, en dos de los cuales son adornos sin cavado pero tienen asas del tipo eneolítico redondas, esferoides y adornos grabados con hoyuelos. Por los descubrimientos más antiguos hechos en las partes oriental y occidental de la Altiplanicie Armenia se torna más probado que Shengavit, Arzn, Köytapá y los demás poblados eneolíticos pertenecieron a una misma cultura. Una cuestión muy importante para

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la arqueología de Asia Anterior es el vínculo que existió durante el eneolítico medio y tardío entre los cerámicos bruñidos, negro lustrados, con adornos geométricos típicos de la parte occidental de la Altiplanicie, con Shengavit 3, Yanik Tapá y el valle del río Amuk (la Siriana, Palestina). Los monumentos arqueológicos de Shengavit no son los únicos. Los restos de aquel período descubiertos en la Altiplanicie Armenia están adscriptos a la misma dilatada cultura. La determinación de la antigüedad cronológica de esos restos, efectuada con el método del Carbono14, es altamente importante para la fijación de la Edad del eneolítico de la Altiplanicie Armenia. Hoy es posible encontrar más claros paralelos entre las cerámicas de Kirpet-Kerak (en Palestina) y la eneolítica de la Altiplanicie Armenia. Pero esos paralelos están acentuados especialmente entre las regiones de Shengavit y Kharberd. Se manifiestan en los cortes de los surcos horizontales y en el uso de minuciosos y delicados adornos lineales en torno del cuello del ánfora y hacia arriba hasta el labio. Del mismo modo son característicos, en el eneolítico medio de la parte occidental de la Altiplanicie Armenia, los delicados adornos lineales y triangulares inflados. Ese adorno de la superficie en las cerámicas de Kirpet Kerak perdura hasta el eneolítico; posiblemente, son los mismos vínculos que existieron entre Shengavit 3 y Kirpet Kerak. Dado que la cerámica de Kirpet-Kerak generalmente es inscripta en los años 2600-2400 a.C., no sorprende el citado vínculo entre la parte occidental de la Altiplanicie Armenia y el eneolítico. No se encontró cerámica de Kirpet-Kerak en localidades ubicadas al Este de la Siriana (Alepo), así como tampoco en la región de Aintab. Está ausente también en el resto de Cilicia. Por Chincherlí, en el camino que conduce desde Malatiá hacia Antioquía (valle del Amuk), se encontró cerámica del tipo del eneolítico medio, que en determinado período de tiempo llegó hasta la región de Malatiá y perduró hasta 2600-2400 a.C. La cerámica en el eneolítico de la parte oocidental de la Altiplanicie Armenia se difundió por las regiones norteñas de la Siriana y Palestina, posiblemente por vía de Malatiá ya que es el único camino natural hacia el valle del río Amuk, no obstante que estaba más cerca la parte central de la Altiplanicie Armenia. Es improbable que hayan habido transmisiones culturales similares por las regiones montañosas de Marash ni de Kharberd; tales transmisiones no ocurrieron tampoco por Adiamán, que se encontraba a cierta distancia del camino principal y al Sur de Malatiá; no había ningún otro camino que cruzara a través de las montañas. En Malatiá no se halló cerámica característica del eneolítico temprano de la Altiplanicie Armenia, por lo que hay que suponer que Malatiá lo único que hizo fue cumplir el papel de vía de tránsito de la citada cultura. El movimiento desde los valles cercanos a Kharberd era sólo posible hacia el Sur y hacia el Oeste cruzando el Eufrates cerca de Pirinchig. Si traslados de esa clase hubieran ocurrido desde Malatiá y el valle de Kharberd, confirmarían, como dijimos, que tuvieron lugar en el eneolítico, entre 2600-2400 a.C. Gran parte de los poblados antiguos de la parte occidental de la Altiplanicie Armenia – Malatiá, Kharberd, Van, Mush - está inscripta en el eneolítico, en especial los remotos poblados, registrados en el eneolítico temprano y medio. Son primordialmente monumentos del mismo estrato para cuya ubicación cronológica son hitos fidedignos los materiales hallados en excavaciones efectuadas en la pluralidad de capas de los poblados.

VIII. EDAD DEL BRONCE TEMPRANA

ARRIBO DEL HOMBRE A LA EDAD TEMPRANA DE LOS METALES O EDAD DEL COBRE

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La Altiplanicie Armenia era limítrofe con la Siriana, Asia Anterior y Asia Media por el Oeste y con lo que hoy es Irak, Persia y el Cáucaso por el Este, y fue el mayor puente de paso entre el Cáucaso, Asia Anterior y Asia Media. Gran parte de las investigaciones arqueológicas se realizó en la llanura del Ararat, Sebastia, Malatiá, Kharberd, Mush, Baghesh, Van y Karín. Fue parcialmente excavada también la planicie de Tsolakert, al Norte del Ararat, que brindó importantes materiales, y en algunos lugares de Bagrevand se encontraron productos similares a los del eneolítico. Cerca de Arníst y en la costa Noreste del lago Van había también poblados eneolíticos. La investigación de cierta cantidad de depósitos de múltiples niveles aclaró más aun la cronología del eneolítico en la Altiplanicie. Estos restos yacían en la estratigráfica secuencia de los más antiguos monumentos neolíticos donde se practicaba la agricultura y el pastoreo. Los restos eneolíticos hallados al Este de la Altiplanicie Armenia, es decir, en los poblados de Shengavit, Shresh Blur, Mokhrablur, Franganots, Elar, Sev Blur, Medzamor, llanura del Ararat, Karní, Tagavoranist (en Kumairí), Malakhlú, Surmalú, Kültapá (Nakhicheván), Nor Baiazid, revelan que desde fines del milenio IV a.C. hasta los comienzos del II a.C., existieron grandes comunidades culturales también en el Oeste de la Altiplanicie Armenia: Arníst(Van), Mush, Köytapá(al Oeste del lago Urmiá), Arzn. Los paralelos son particularmente extraordinarios entre los restos de la llanura del Ararat, la cuenca del lago Van, los alrededores del lago Urmiá y Karín. La influencia de tribus de cultura indoeuropea sobre este extenso territorio se expandió durante la etapa que sucedieron a la cultura “Kur Araksiana” en la primera mitad del milenio II a.C., en especial en Asia Menor, Trialet, Lichashén, Vanatsor, Lorríberd, Karashamp297. A fines del IV milenio a.C. terminaba en la Altiplanicie el tiempo del predominio de los antiguos cazadores y recolectores; la población pasó a un nuevo período prehistórico: el Eneolítico, que transcurrió desde mediados del VI milenio a.C hasta mediados del IV milenio a.C.Es decir que en este lapso de alrededor de tres mil años, tuvo lugar una importante serie de transformaciones de profunda significación tanto en la construcción social como en el desarrollo de energías activas; el principal estímulo de esa evolución fue el descubrimiento de los metales. La captura del secreto de la fusión de los minerales inauguró y enriqueció paulatinamente el avance hacia una nueva etapa grandiosa en la historia de la humanidad. Los primeros metales notables para el hombre fueron el cobre y el oro. El primero adquirió gran magnitud, y jugó un relevante papel en el devenir de la sociedad humana. En el tiempo eneolítico el cobre fue impelente pero en cuanto a la creación, siguió dominando la piedra. En su afán por elaborar instrumentos de piedra y en la búsqueda de esta materia prima con qué hacerlos, el hombre conoció las diferentes particularidades de cada tipo de piedra; pasarían milenios hasta que quitó la venda que ocultaba las minas de cobre. Con este descubrimiento el hombre prehistórico, forjó primero un pedazo natural del cobre encastrado en la roca e inventó después su primer instrumento metálico parecido al hecho con piedra. Esto es decisivamente notable en objetos de cobre hallados en poblados más antiguos, que son muy parecidos a los elaborados con piedra o hueso. En aquel período la población de la Altiplanicie Armenia se hallaba en la etapa temprana del nivel medio de barbarie, cuando tenían lugar nuevos medios de acumulación de bienes (animales domésticos, trigo, “mesas” para elaborar géneros, casas hechas con ladrillos crudos, forja de materiales de cobre, etc.). Hasta entonces los instrumentos elaborados con cuarzo y los hechos con otras piedras durante el paleolítico eran más duros que los de cobre del eneolítico; pero los de piedra tenían una muy importante característica desventajosa, que era el ser frágiles y quebradizos, razón por la cual, forjando el cobre, el Barseguian, Lavrenti A., Las cuestiones del origen y formación del pueblo armenio, en la ciencia histórica,, op. cit., 262.

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hombre pudo darle la forma que quisiera, incluso al metal sacado puro de la roca, así como, en caso necesario, cambiar su configuración; en contraste con esto, por la pequeña cantidad de materia prima obtenida y el bajo nivel técnico de la época, no le fue posible al hombre elaborar objetos de cobre en la medida de lo necesario. Sin embargo, el hallazgo del cobre le permitió ahorrar tiempo para fabricar instrumentos que aplicaría al cultivo de la tierra y facilitarle la cosecha de granos, en especial el de trigo. Otro gran paso hacia el progreso cultural fue el avance en la invención de la cerámica que se comprueba por los materiales descubiertos en excavaciones arqueológicas. Los materiales, en especial los cerámicos junto con otros recogidos en excavaciones estratigráficas en la Altiplanicie oriental, brindan pruebas satisfactorias acerca de la periodicidad en monumentos correspondientes a la parte occidental de la Altiplanicie ya que la cultura de esta región se formó por la fusión de dos elementos aislados: el del Sur y Sureste de Asia Anterior con el conjunto de culturas de la meseta armenia. Puede afirmarse que la Altiplanicie Armenia fue cuna original de la loza de barro negro-lustrada. Esta cultura de la alfarería pintada de negro se desarrolló desde el neolítico. A pesar de ser limitado en cantidad durante todas las fases del eneolítico, el bruñido negro fue paralelo a la vajilla decorada. La cultura de la Edad del Cobre en la Altiplanicie Armenia expone el elevadísimo nivel que la sociedad prehistórica desarrolló como consecuencia directa de la cultura agrícola pastoril del eneolítico tardío. Los monumentos arqueológicos de la Edad del Cobre en la Altiplanicie tienen cierta semejanza con los monumentos de la sociedad de la misma época de Asia Anterior, Mesopotamia, Persia y Asia Menor. Pero además de semejanza, tuvieron particularidad propia, lo cual indica el desarrollo autóctono de cada una. La semejanza fue condicionada por los niveles de desarrollo que alcanzó la sociedad como consecuencia de la generalización de formas típicas de solución que aplicó frente a exigencias parecidas. La Edad del Cobre se inscribe en el nivel de cultura prehistórica en el que la generalización de formas que suscitó una semejanza sorprendente entre formas de cultura material, a veces hasta en los más minuciosos detalles.

EL APROVECHAMIENTO UTILITARIO DEL COBRE Y EL PASO AL USO DEL BRONCE Los últimos descubrimientos arqueológicos y los datos provistos por la investigación de los materiales eneolíticos certifican la presencia en la Altiplanicie Armenia de una antigua y autóctona metalurgia. El desarrollo de la elaboración de metales en la Altiplanicie como evidencia histórica está estrechamente vinculado al desenvolvimiento general de la cultura, como también con la existencia allí de zonas cupríferas. Pero en el período inicial de obtención del metal en la Altiplanicie no todos los niveles estaban basados sobre materiales arqueológicos; el período más antiguo de elaboración del metal, el eneolítico, no había sido estudiado en medida suficiente. Se le adjudicaban sólo hallazgos de objetos aislados hechos de cobre. En la actualidad se encontraron hachas, puntas de flechas con forma de hoja, alfileres, pulseras, espirales y otros objetos de cobre que son desarrollos del antiguo nivel de elaboración del metal con formas especiales características, y son similares a correspondientes elementos de mausoleos reales de Persia, Tapá Hissar, Mesopotamia (Ur). El comienzo de desarrollo de la metalurgia se inscribió sólo con la invención de la fusión de los metales. Tanto en la elaboración de instrumentos como en las costumbres, el amplio empleo de objetos de cobre, los hombres sólo podían obtenerlos con ayuda del fuego, para sacar el metal de la mina de cobre mediante la fundición, y en caso de fundir los objetos, hacerlo en moldes, que fue la única vía posible de dar forma al metal, lo cual no era factible antes, cuando elaboraban instrumentos con piedra. Para hacer un hacha raspando la piedra necesitaban semanas, quizás meses; en cambio para fabricarla de cobre les bastaba mucho

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menos tiempo y les resultaba más fácil hacerlo. Era casi imposible cambiar la forma de un instrumento de piedra terminado, mientras que el de cobre podía ser fundido otra vez. Así elaboraron instrumentos que para aquel tiempo eran importantes, tales como hachas, hachuelas, escoplos, puntas de lanzas y de flechas, puñales, anzuelos, ganchos, agujas y otros que fueron más perfeccionados que los hechos de piedra. Además, fue posible elaborar con cobre objetos que no era factible hacer con piedra, como caños, alambres, clavos. Al comienzo, las formas de extraer el metal de la mina eran imperfectas. De modo simple fundían el mineral directamente sobre el fuego; después lo calentaron en hogares comunes utilizando carbón de madera. Pero dando los primeros pasos en la utilización del cobre el hombre pisó la Edad del los Metales, e imprimió una huella que tuvo consecuencias gigantescas en la vida social humana. La primera elaboración del cobre se originó, probablemente, en lugares ricos en minas cupríferas: Asia Menor, Planicie Armenia. La utilización del cobre fue conocida a fines del IV milenio a.C., cuando en Asia Anterior y en la Altiplanicie Armenia ya el hombre había logrado la fundición de este metal. No obstante las condiciones de imperfección de la metalurgia del tiempo, el cobre puro era poco práctico debido a que por su blandura los instrumentos se deterioraban en poco tiempo y, lógicamente, ésa era una de las causas por la cual, por largo tiempo el cobre no pudo desplazar a la piedra como materia prima útil para la fabricación de herramientas. En el eneolítico el forjado de objetos de cobre alcanzó un especial alto nivel de desarrollo. En el poblado y en los mausoleos298 de Shengavit, en la Altiplanicie, fueron halladas, hechas con cobre - armas, adornos, colgantes, aros con forma de espiral, alfileres con extremo curvo, pulseras, y herramientas tales como grabadoras, agujereadoras, anzuelos, escoplos, gubias, hachuelas, extremos de lanzas con formas de hoja, hoces -. Los alfileres fueron hallados en un amplísimo territorio: desde Troya hasta Shengavit, junto con cerámica pintada de color negro y con adornos de formas geométricas. En algunos poblados del Eneolítico, Kül Tapá(Persia), Shengavit, se encontraron moldes para fundir hachas con agujero para el mango, un pequeño crisol y en la zona eneolítica de Karní se descubrió una matriz con mango para moldear un hacha derramándole cobre derretido; materiales, todos, probatorios del grado de desarrollo de la metalurgia local. Los hallazgos de moldes de fundición en capas de poblados del eneolítico temprano de la Altiplanicie Armenia, apuntan, en primer lugar, a certificar la presencia de ricas provisiones de minas de cobre (esas minas estaban ampliamente extendidas en la Altiplanicie Armenia); en segundo término, el nivel de la metalurgia; y por último prueban que los objetos de este metal a comienzos delIII milenio a.C. eran de producción local. Se ha comprobado que en los materiales de cobre de la Altiplanicie Armenia no hay mezcla de mucha cantidad de arsénico; esta circunstancia suscitó diversidad de opiniones entre determinados arqueólogos en torno a la cuestión del eneolítico. Así D. Burton Brown señala que si en la composición del cobre hay una gran proporción de arsénico, no es posible considerar eso como una mezcla natural sino que se trata de una fusión artificial. I. G. Burtington dice con certeza que cuando en las antiguas fusiones la presencia de arsénico supera el 2,8 por ciento, ese resultado se debe a la intervención del hombre en el total del material mezclado del monumento de cobre. El mismo punto de vista sostiene A.A. Essen.

298 La palabra mausoleo proviene de Máusolos, rey de Caria, en honor de quien fue edificado. En esta obra denominaremos mausoleo al lugar en que los antiguos de la Altiplanicie Armenia enterraban a la persona muerta, ya desde el paleolítico. La inhumación o entierro se tornó costumbre en el período mesolítico. En el curso de la exposición detallaremos los túmulos, necrópolis, dólmenes, cromlechs.

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En los materiales de cobre hallados en las excavaciones del neolítico tardío del poblado de Shengavit, en la capa de comienzos del segundo milenio a.C., según datos del análisis químico realizado por el laboratorio del Instituto de Agronomía de la Academia Nacional de Ciencias de la República de Armenia, el arsénico forma el 2,2%; según datos del análisis radiológico el 0,1-0,3 %; y a comienzos del III milenio a.C., en Kül Tapá, en una capa más antigua en los materiales de cobre se encontró arsénico en la proporción del 6,79 por ciento. Se concluyó en que en el eneolítico más temprano mezclaban mayor cantidad de arsénico que en el eneolítico tardío, lo cual es absurdo. Hay que estimar que este tipo de mezcla es accidental y no premeditado. La investigación demuestra que tal mezcla es característica de las minas de cobre en estado natural descubiertas en la Altiplanicie Armenia; sin embargo, lo más probable es que esos objetos fueron elaborados. Prueba de esto es el resultado del análisis químico de las minas de cobre de la Altiplanicie; en los materiales de las minas de Armenia, el arsénico llega hasta el 5% (Miskhaná). Si tenemos en consideración que el mineral de cobre enriquecido ha sido sometido a análisis y que mientras es elaborado, una parte del arsénico puede ser aislado, es posible que el material natural contuviera más arsénico. Además, en opinión de los tecnólogos, los objetos y armas obtenidos al fundir la mezcla de cobre-arsénico son menos sólidos que los construidos fundiendo cobre puro. En las condiciones de bajo nivel técnico de aquel tiempo, el hombre prehistórico no podía separar de los materiales de las minas la mezcla de arsénico. Sólo después, con un más elevado grado de desarrollo técnico, con modos más perfectos, se tornó posible separar el arsénico del cobre, considerándolo un elemento perjudicial. Durante el eneolítico la Altiplanicie Armenia no era un territorio aislado sino que constituía una importante parte del antiguo hogar de la cultura de Asia Anterior. El estudio de los antiguos monumentos del mundo arcaico, evidencia de modo más y más luminoso, que en la Antigüedad existieron vínculos entre ellos, que se manifestaron en el intercambio comercial y cultural, con tales acercamientos que sólo podían originarse en niveles de desarrollo resultantes de su mutua vecindad. El nivel de desarrollo de la cultura material de la Altiplanicie Armenia fue tan elevado que influyó sobre los habitantes de los territorios vecinos. Es posible percibir esa influencia en la Siriana, Palestina y, hacia el Norte, en el Cáucaso, con la propagación de la cerámica negra barnizada, cuya cuna es la Altiplanicie Armenia, donde también fue abundante la riqueza en metales. Ya en el III milenio a.C. la forja de metal en la Altiplanicie Armenia fue de un elevado nivel, por lo cual pudo tornarse en antiquísimo hogar de materia prima y de elaboración metalúrgica. Las tribus de la Edad del Cobre de la Altiplanicie Armenia estuvieron vinculadas con la elevada cultura de Asia Anterior; la extensa región fue centro fundamental de extracción de cobre, razón por la cual, en el III milenio a.C., las tribus de la Mesopotamia descubrieron el metal de cobre. Con este cobre, en el III milenio a.C., hicieron instrumentos en distintas zonas de la Mesopotamia y de Asia Anterior. En la Altiplanicie Armenia fue hallada gran cantidad de enormes centros de fragua de cobre. Fuentes históricas hablan acerca de esos centros de Vasburakán(provincia de Van), Mogs, Kharberd (Gabán-Madén), Sber, Diarbekir, Kharberd, Lorrí(Alaverdí, Shamlugh, Akhtalá), Zanguezur (Ghapán), Koghtán, Tilichán, Iegheknatsor(Taralakiaz), Miskhaná, Kegharkunik y en monumentos de muchos otros lugares. Esos centros debían tener gran significación ya que en aquel tiempo el ascenso general de la cultura de la Altiplanicie Armenia estuvo inmediatamente vinculado con el de los países adelantados del mundo arcaico, con los centros de Oriente Antiguo, los cuales, a su vez, beneficiaron al desarrollo de la cultura de la Altiplanicie Armenia. Ciertos descubrimientos arqueológicos hablan de vinculaciones existentes entre la Mesopotamia y la Altiplanicie Armenia y de modo sobresaliente evidencian la similitud de las herramientas y adornos de cobre. El vínculo de la Altiplanicie

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Armenia con los centros de Asia Anterior es notorio en los materiales extraidos de los mausoleos de Shengavit. Las coincidencias comprobadas en esas excavaciones con la cultura eneolítica de las tribus deMesopotamia, Persia, Asia Menor, son indiscutibles. Está a la vista la semejanza existente entre los brazaletes, adornos espiralados, punzones de cobre, así como las lanzas con punta de cobre con forma de hoja de laurel, hachas gruesas, y las que tienen orificio para ensamblar el mango y su correspondencia con los monumentos denominados mausoleos reales de la antigua ciudad de Ur en Mesopotamia (Sumer), y el paralelismo de las formas de los alfileres de Shengavit con los de la ciudad de Kish, en la persa Tapá Hissar y en Troya de Asia Menor. En el mencionado conjunto de objetos de la época antigua son características las formas muy autóctonas de desarrollo de la metalurgia . Así, los monumentos de la Edad del cobre en la Altiplanicie son muy cercanos a los monumentos del mismo período de Asia Anterior, los que llaman la atención por su peculiaridad aborigen y su inconfundible tipicidad. Esto demuestra que en aquellos períodos las tribus que las poblaban tuvieron un desarrollo autónomo. En mayor medida que las tribus del territorio septentrional, la población arcaica de la Altiplanicie Armenia aprovechó los progresos de los pobladores de la Mesopotamia y de Asia Anterior. En la Altiplanicie, sobre un extenso área, se hallaron también hachas metálicas con orejas, que constituyen una prueba material del ulterior desarrollo del hacha con orificio en la pieza donde está el filo para cortar, orificio en el se introduce el mango, cuya forma tiene parecido con la forma del hacha de piedra, por lo cual las hachas orejadas, las de mango y los moldes de arcilla para hacer hachas, tuvieron amplia expansión. Esas hachas sirvieron también como armas en el III milenio a.C. Esta es una clara realidad en los materiales excavados en monumentos eneolíticos (Shengavit, Mokhrablur, Karní). Hachas parecidas se encontraron en las zonas de Karín (Garaz), Iktir y Kars. Las hachas orejadas y las preparadas para el mango, llegaron también bastante al Norte, porque de éstas, las construidas con metal por la población sureña de la Altiplanicie Armenia fueron llevadas hacia el Norte. Por todo lo expuesto, es apreciable el valor y nivel de la creación y desarrollo habidos en el antiquísimo poblado de Shengavit. Y por sus formas arcaicas es característico de los monumentos del período temprano de la Edad del Cobre. Las hachas con mango descubiertas en la Altiplanicie son demostración del siguiente nivel de la Edad del Cobre, vinculado con el poblado eneolítico de Shengavit y su naturaleza de profunda raigambre local. El eneolítico o Edad del Cobre de la Altiplanicie Armenia como período histórico, clausura la etapa del neolítico y precede a la Edad del Bronce. En suma, los datos arqueológicos permiten calcular que la Edad del Cobre en la Altiplanicie Armenia se extendió desde mediados del V milenio a.C. hasta comienzos del milenio II de nuestra Era.

LA GENERALIZACION DEL USO DEL BRONCE En el transcurso de los milenios que precedieron al advenimiento de Cristo, la combinación de las características geográficas descriptas fue produciendo una especie de tricotomía cultural: Hamadán, Kermanshah, Bisutún, Taq-i-Bostán, con las urartianas Van , valle del Ararat, Arz-roum, y los litorales de los grandes ríos Eufrates y Tigris y hasta las postrimerias de Bagdad fueron centros simbióticos de las culturas urartiana y persa; en especial en el préstamo de vocablos, el intercambio de secretos vinculados con el hilado de lanas, el teñido, el tejido de alfombras de nudos, la fundición y aleación del bronce, en las que se encastraban la morfología de las figuraciones religiosas de las tribus armenias con las persas, vinculadas en especial con las respectivas visiones metafísicas de la adoración del sol(mediados del milenio I a.C.) Datos arqueológicos y geológicos permiten concluir en que los materiales del paleolítico temprano descubiertos desde los Tauros Armenios hacia el Norte, en el valle del río Aradzán y cerca de Kars, así como también en los montes

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Zagros y en las proximidades del lago Kapután, constituyen el primer eslabón de comunicación con de Persia, con la región occidental de la Altiplaniie, la Siriana, Palestina y la Mesopotamia septentrional por un lado y con el período paleolítico de la parte oriental en la Altiplanicie Armenia, por el otro. Este fenómeno se acrecentó por variados factores: la elaboración de tablillas de arcilla o de basalto, la difusión del idioma proto-elamita de los persas, del alfabeto jeroglífico, la invención del carro, la introducción de granos: cebada, trigo, sésamo; la domesticación del buey como fuerza de tracción a sangre a la que se sumó el del caballo para tiro. El entroncamiento cultural pegó un salto con la adopción común de un mismo sistema numeral, y la representación que los alfaeros hicieron de heroísmos prehistóricos en relieves y grabados sobre arcilla, y los broncistas sobre metales. Todos inspirados por las curias de magos de una y otras configuraciones religiosas: el león, la cabra y el toro alados, la serpiente. Estrictamente, la Edad del Bronce temprana comenzó en la mitad del milenio III a.C. y duró de uno a dos siglos (XXIV-XXIII a.C.), aproximadamente, cuando comenzaba la Edad del Bronce media, la que se extendió hasta el siglo XV a.C., al iniciarse el período tardío, que se prolongó hasta el siglo XII a.C.; esta cronología es importante desde el punto de vista del estudio de la cultura material, en especial en cuanto a la expansión de la cultura Kur-Araksiana. La llanura del Ararat está circunvalada por leves colinas. En ese perímetro se hallaron restos de viviendas y necrópolis de la Edad del Bronce temprana: Teghut, Franganots, Aghtamir, estratos de Shengavit, Airiván299; a la Edad del Bronce media y tardía pertenecen Vagharshabad, Echmiadzín, Aikeshad, Norabats al Sudoeste de Erepuní, panteones de la cultura Trialet-Tagavoranist300 y objetos usados en entierros de la misma época y cultura en Karmirberd. Una y otra y muchas veces fue destacada en estas páginas que durante la Prehistoria, las figuraciones acerca de las divinidades ocuparon lugar eminente en la vida de los hombres y de las comunidades; que los sentimientos de devoción y miedo hacia esas divinidades, cuyos preceptos regían la conducta individual y social, fijaban las fórmulas de los actos litúrgicos, y sobre todo las de las plegarias e invocaciones sagradas y los sacrificios que se ofrecían, todo lo cual fue también parte esencial del ejercicio del poder. La religión sostuvo estructuras políticas cuya vigencia tuvo como foros de atracción no solamente los palacios de los jefes de las comunidades sino, de modo simultáneo, los templos donde se oficiaron ceremonias rituales en honor a los dioses. Las divinidades, cada una dentro de su jurisdicción y competencia celestial o infernal, compactaron a las comunidades que creían en ellas y en ocasiones tuvieron relaciones de beligerancia unas contra otras, mientras en la Tierra, esas relaciones, influídas por el jefe y por el mago, se reflejaron en actos de los creyentes, o viceversa. Esto explica cómo fue que se produjeron fenómenos masivos en los que un “país” poderoso fue a la guerra y dominó o absorbió a otro de vigor no desdeñable; o cómo en una comunidad sólida crecieron corrientes internas que la condujeron a la división en partes, y hasta a la desintegración total. Así ocurrió en el milenio III a.C. con Sumeria en el Norte, y Akkadia en el Sur. Primero se separaron y el poder civil de Sumer se mantuvo mientras en el de Akkad sólo perduró el poder religioso. No obstante, y paradojalmente, mientras el idioma sumerio se conservó por encima del akkádico en las ceremonias religiosas, el formalismo y el formulismo ritual continuaron siendo akkádicos. Mientras tanto, la Mesopotamia terminó decayendo en una atomización; hasta que en el 1700 a.C. apareció el rey Hammurabi, quien, como soberano de Babilonia, fundó una 299 Airiván es una aldea sobre la costa occidental del lago Seván. En el monte lugareño fueron halladas ruinas de murallas ciclópeas de la Edad del Bronce, en las que se conservaron muchas vasijas; parece ser que las murallas fueron utilizadas como fuertes; también sepulcros de la Edad del Hierro, donde se encontraron puntas de flechas de bronce, pulseras, puñales, cuchillos de hierro y objetos de arcilla decorados de negro bruñido. Se mantiene el convento Hairavankn, de los siglos IX y X. 300 Khanzadian, E., La cultura de la Altiplanicie armenia en el milenio III a.C., Ereván, 1967, 20/21.

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dinastía; en ella, por primera vez en la historia mesopotámica, el templo dejó de ser la sede de la que irradió el poder, para pasar a las manos de quien sostuvo, excluyentemente, el cetro de la hegemonía política. Como lo subraya Mircea Eliade, el paso de la ciudad-templo a la ciudad-estado y al imperio fue un fenómeno vital para Medio Oriente, y embrión del ejército profesional y de la burocracia301.

LA CULTURA KUR-ARAKSIANA Durante el III milenio a.C. comenzó a difundirse en la Altiplanicie Armenia y territorios aledaños una cultura arqueológica que fue denominada Kur-Araksiana. Los primeros materiales representativos fueron descubiertos en 1869 en Zaglik, cerca de Gantsak, y en 1879 en Armavir, en el circuito de Sardarabad. Las excavaciones arqueológicas determinaron que a dicha cultura pertenecen Mokhrablur (cerca de Echmiadzín), Chrahovid302, Harich, Arzn (en Armenia occidental); Amiraniskora y Khizanahadkora (en Georgia); Kültapá I (en Persia, cerca de Najicheván). La órbita de influencia de la cultura Kur-Araksiana se extendió hasta las culturas de un inmenso territorio que abarcó, además de la Altiplanicie Armenia, al Cáucaso Norte, Siria y Palestina303. Los datos que se tienen de ella permiten concluir en que los elementos que le antecedieron se formaron a fines del milenio IV a.C. y que los principales centros de su desarrollo estuvieron en los territorios recorridos por el río Araks, en especial en la llanura del Ararat. Los creadores y practicantes de la cultura Kur-Araksiana fueron, probablemente, los siguientes: elementos étnicos hurritas y del Cáucaso meridional y sus inmediatos fronterizos, y grupos étnicos de habla indoeuropea que vivían en zonas contiguas, todos los cuales migraron a una nueva área geográfica y se convirtieron en partícipes y portadores de la cultura local durante su aparición y desarrollo304. Son característicos de la cultura Kur-Araksiana, pedestales de hogares hechos de arcilla con forma de herradura, cerámicos con asas esféricas, con superficie negra brillante sobre base rosada, o de color canela o gris. Estos elementos tipológicos se generalizaron en un área sumamente extensa. En la Altiplanicie Armenia la cultura Kur-Araksiana tuvo dos períodos fundamentales: alcanzó su cenit a fines del IV milenio a.C. y en la primera mitad del III milenio a.C. Su desarrollo se basó sobre la irrigación de los campos cultivados y sobre el pastoreo. Los poblados se ubicaron en el litoral de los ríos. En la primera mitad del milenio III a.C., la metalurgia y ramas especiales del comercio se separaron de la agricultura, y en las periferias de las áreas de su expansión se formaron elementos de una arcaica cultura urbana. Durante las excavaciones arqueológicas se descubrió en el centro de Mokhrablur un templo perteneciente a comienzos del III milenio a.C., una gran muralla Eliade, Mircea, Historia de las figuraciones y de las ideas religiosas, op. cit., 84. Chrahovit es una aldea de un valle ubicado en la región de Masis en Armenia; a la izquierda del camino de Ereván a Artashat hay unmonumento arqueológico correspondiente a los tres períodos de la Edad del Bronce, al de la Edad del Hierro temprana, al reino de Urartú e incluso hay capas con materiales culturales de comienzos de la Edad Media armenia. De la Edad del Bronce temprana se hallaron las clásicas construcciones circulares, así como las anexas dependencias destinadas a fines económicos; había calles, bordeadas de casas con vallados que las separaban de la calle. En su interior había gran cantidad de utensilios de cocina y recipientes de barro barnizado de avanzada estética; los objetos más llamativos son estatuillas dedicadas a los ritos de adoración y adornos femeninos zoomorfos; pedestales, braseros, originales bastones cornados, objetos de mármol y de materiales suntuarios. Un grupo aparte lo constituyen instrumentos de piedra para los trabajos. De la Edad del Bronce media y tardía se observan objetos de arcilla lustrada pintados con fondo rojo y decoraciones en negro. En las partes centrales de las casas se descubrieron los típicos hogares flanqueados por columnas fundamentales que sostenían los techos de forma cónica. También quedaron ruinas de paredes de piedra de la época urartiana, arcillas coloreadas y lustradas, herramientas de piedra y de metal. Y otras pertenecientes a la Edad Media armenia. 303 Barseguian, Lavrenti A., Las cuestiones del origen yformación del pueblo armenio, en la ciencia histórica,, op. cit., 262. 304 Barseguian, Lavrenti A., Las cuestiones del origen yformación del pueblo armenio, en la ciencia histórica,, op. cit., 262. 301 302

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que rodeaba el poblado y una compleja construcción para la irrigación. En los años de inicio de la órbita de difusión de esta cultura, habitantes de la Altiplanicie Armenia penetraron gradualmente en territorios limítrofes que no tenían vinculación con estratos culturales precedentes. Para el estudio de la cultura Kur-Araksiana son primordialmente importantes los monumentos memoriales existentes en el territorio de la actual República de Armenia. En el segundo período de su desarrollo (que comenzó en los años 2.600-2.400 a.C.)305, la órbita de esta cultura se circunscribió a la Altiplanicie Armenia y al Cáucaso. Los principales núcleos de desarrollo civilizatorio se trasladaron de los llanos a las cadenas precordilleranas. De esta época nos llegaron ricos mausoleos, gran cantidad de armas de metal, fortalezas ciclópeas, que acreditan la organización de clanes de estirpe patriarcal y la decadencia del ordenamiento de clanes integrados por nobles. Entre los años 2100-1900 a.C. la cultura Kur-Araksiana cedió ante el avance de la Edad del Bronce media306. A partir de la aceptación del régimen patriarcal, varones y mujeres compartieron la morada familiar. Múltiples monumentos pertenecientes a la Edad del Bronce temprana están diseminados en Shresh Blur, Mokhrablur, Shengavit, Aikeván, Chrahovid, Harich, Ketí, Amasia, Horrom, Garnut, Sarnakhbiur, Tiknís, Elar, Karní, Berkaber y otros, ricos en valiosos materiales religiosos, litúrgicos y representativos de las figuraciones, así como de la cultura materialde aquella época. Ya en 1913 se realizaron investigaciones en Shresh Blur, cerca de Echmiadzín, y en 1927 fueron muy productivas las excavaciones efectuadas a 15 kilómetros de distancia de Ereván, en varios lugares de la aldea Elar, en las que se descubrieron unos cien sepulcros. Externamente, esas necrópolis se parecen; en gran parte son circulares, compuestas por tumbas separadas, cubiertas por capas de tierra y piedras, a menudo tapadas con una losa, formando un túmulo de 30 a 150 centímetros de altura. A una profundidad de un metro y medio, bajo una capa de ceniza, fueron encontrados materiales pertenecientes al período neolítico; también había ánforas previstas para la colocación de las cenizas en la ceremonia de inhumación, que testimonian la cremación del cadáver. A veces, entre los huesos humanos fueron hallados también los de animales, lo cual prueba que el hombre establecía una identidad entre él y los animales, que ambos poseían las mismas facultades, que hacían las mismas cosas, y que en algunos aspectos eran mejores que los humanos. Sin embargo, presumían que en la lucha por el poder, existía una superioridad en el hombre307. Durante las excavaciones en Elar, también bajo una capa de ceniza, fue descubierto un sarcófago de piedra colocado en una fosa subterránea cavada en la roca, junto con un martillo de basalto, un diente de caballo y fragmentos de cerámica. Entre los objetos hallados en las tumbas aparecieron diversas fuentes y una pequeña esfera que quizás formaban parte del instrumental para retorcer lino, lo cual evidencia que el hilado y la producción de ropas estaban entre las actividades ocupacionales de los habitantes del neolítico308. El estudio interdisciplinario minucioso de los poblados, mausoleos y necrópolis, y en especiallos motivos decorativos de los objetos de cerámica utilizados en su liturgia, echan luz sobre las figuraciones espirituales y el modo de vivir de sus habitantes, así como acerca 305 Kasbarian, S.E., La necrópolis de la cultura Kur-Araksiana en Berkaber, Boletín de Ciencias Sociales (Lraber), 1991, 6 (582), 123. 306 Khanzadian, E. V., La cultura de la Altiplanicie Armenia en el III milenio a.C., Ereván, 1967. 307 En su Divina Comedia, Dante Alighieri, sin negar la jerarquía humana, usa determinados animales para simbolizar la síntesis de ciertas pasiones, vicios y virtudes [Purgatorio, XXV,(34-78)]. Maquiavelo alegorizó las cualidades necesarias para ejercer el poder político, comparándolas a las del zorro, atribuyéndole astucia, y del león, imagen de la potestad suprema [El Príncipe, Cap. XVIII). Idem Shakespeare (Timon de Atenas, Acto IV, Escena III); Goethe, (Fausto, 1ª Parte); Tolstoi (La Guerra y la Paz, Cap. XII.); y otros]. 308

Adontz, Nicolás, op. cit., 10-11.

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de los rituales que se celebraban durante los entierros, y ofrecen información vinculada con la cultura Kur-Araksiana. Se deduce de los mismos que en la etapa inicial de la Edad del Bronce temprana (3500-2300 a.C.) arreciaron los ataques de clanes de otras culturas contra pobladores que practicaban la cultura Kur-Araksiana; gran cantidad de seres humanos fue víctima de dichos ataques, en los cuales sus casas fueron destruidas e incendiadas. Debajo de los materiales quemados de las viviendas quedaron los cadáveres de sus habitantes. Después que los enemigos se alejaran, los locales vernáculos recogieron los cuerpos incinerados, entre los cuales se encontraba gran cantidad de mujeres embarazadas y en cuyos vientres fueron hallados los cráneos de los nonatos; levantando estos cuerpos de las víctimas hicieron con ellos en forma paulatina varias tandas de entierros colectivos; los arqueólogos hallaron en el lugar vasijas de cerámica cruda, lo que prueba lo sorpresivo y vertiginoso del ataque. Gradualmente, los pobladores que sobrevivieron al ataque fueron abandonando sus lugares de origen. En lo que se refiere a la cultura Kur-Araksiana, es de particular interés el monumento arqueológico memorial de Berkaber que se halla en la zona de Icheván, construido en el lugar de la actual cisterna de la orilla sureña del río Choghaz. Este monumento fue descubierto por los científicos mientras se construía dicha cisterna;durante los trabajos de remoción de tierra los peones destruyeron una considerable cantidad de tumbas; pero la consistencia del estrato que contenía valiosos elementos arqueológicos – de un espesor de 2 a 3 metros – permitió evaluar que la necrópolis tenía un largo de aproximadamente un kilómetro, por lo cual se dedujo que allí era posible extraer mucho material cultural. Ante tan excepcional hallazgo, en 1981, el Instituto de Arqueología y Etnografía de la Academia de Ciencias de Ereván y el Museo Nacional de Historia organizaron excavaciones a 700/800 metros al Noroeste deBerkaber309 en la aldea Choghaz, donde hallaron una serie de alrededor de una veintena de tumbas en su mayoría a ras del suelo, dos de ellas en sarcófagos y una en un túmulo. La distancia entre tumbas era de 3 a 7 metros, colocadas en filay cada una era de tamaño reducido. Las dos primeras clases correspondían a la cultura llamada “Kur-Araksiana” y el túmulo, por sus características de construcción y por los materiales que contenía, se lo incluye en la cultura de Georgia llamada “peteniana”, denominación que deriva de tipos similares de túmulos descubiertos en la región de Petení, en Georgia, de fines de los milenios III y comienzos del II a.C. Parecidos túmulos se encontraron en el valle del río Alazán. El túmulo de Berkaber estaba cubierto con madera que, con el paso del tiempo, se había deteriorado por acción de la humedad provocada por las lluvias. La tumba era cuadrangular, de 4 metros de largo por tres de ancho y uno de profundidad; su orientación era de Este a Oeste. Ya desde el Paleolítico superior, la colocación del cadáver en la tumba con la cabeza hacia el Este, exteriorizó la figuración de los deudos de que el difunto renaciera; manifestaban la esperanza de su resurrección colocando su cuerpo con tal orientación física que siguiera el curso del sol. En la ceremonia ritual se había enterrado también un animal ofrendado en sacrificio. El esqueleto del animal estaba ubicado en la parte media de la tapa de la tumba; una parte de las costillas y la quijada se encontraron a unos 50 / 70 cms. sobre el piso de la fosa, envueltos entre los fragmentos de roca que la rellenaban. Aquí también se descubrió un diente humano. Por lo visto una parte del animal sacrificado fue colocada sobre la madera que cubría la sepultura, encima de esos fragmentos de roca y cuando la tabla se hundió, aparecieron esas piedras. Cerca del esqueleto del animal ofrendado se encontró un cuchillo de bronce de 17,8 cms. de largo, que tenía una delgada cola con forma de lengüeta y una hoja bastante ancha. El eje, a ambos lados de la parte central de la hoja, tiene forma hinchada, irregular y asimétrica. No se excluye que con este cuchillo se haya cumplido el ritual del sacrificio. Al hundirse la tapa del sepulcro, las vasijas de arcilla enterradas con el cadáver,se fragmentaron y se 309 Kasbarian, S.E., Excavaciones en el túmulo sepulcral de la aldea Berkaber, en la zona de Icheván, Revista Histórico-Filológica, Ereván, 1987, 1, 229.

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mezclaron con las pequeñas rocas de relleno. Sólo un vaso con forma de doble cono se salvó parcialmente por el agua de las lluvias que impidieron el golpe de las rocas. Junto con el conjunto de objetos litúrgicos propios del entierro se hallaron 10 ánforas, colocadas ordenadamente a ambos lados del animal. Bajo las paredes laterales de la tumba fueron encontrados muchos fragmentos de dos grandes ollas parecidas entre sí, con cuerpos bastante inflados, de color negro brillante; en las partes superiores de estas ollas hay sendos mangos de forma arqueada. Este tipo de ollas estaba muy difundido en las culturas peteniana y del valle del Alazán. Sobre la sepultura había un pequeño ánfora de color rojo, muy deteriorado. Durante las ceremonias de entierro se había celebrado el rito de fuego litúrgico encendido sobre hogares móviles circulares de los del tipo de Shengavit; las brasas apagadas y restos de leña, seguramente bendecida,fueron arrojados sobre la fosa junto con tierra y piedras. En algunos casos, sobre la tumba había una delgada capa de cenizas de un diámetro de 25 a 30 cms. que posiblemente fueron traidas desde la casa del difunto en vasijas rituales especiales para tales ceremonias; esas cenizas pertenecerían al hogar de su vivienda, simbolizando a la vida que se ha apagado. El ritual del entierro, los motivos decorativos grabados sobre los materiales metálicos utilizados en la ceremonia evidencian que las figuraciones espirituales de los practicantes de la cultura Kur-Araksiana ocupaban importante lugar el sol, la luna y el fuego y que las principales divinidades eran los dos primeros. La similitud del interior de las tumbas demuestra que los entierros no eran hechos al azar sino siguiendo un determinado ritual que respondía a ciertas figuracionesreligiosas. Primero en el fondo de la fosa se colocaban ordenadamente objetos del patrimonio que el fallecido había usado y preferido en vida –anillos, aros, colgantes, 5 vasos, de 1 a 5 ollas, platos- luego el cadáver en posición contraida y con la cara orientada en dirección hacia esos objetos; después tierra y piedras; finalmente la capa de cenizas y más tierra y piedras. Los objetos, enteros o fragmentados, eran de color rojo, signo del sol y revelador de las figuraciones populares vinculadas con el astro rey. La ruptura de las vasijas era parte de la ceremonia fúnebre. Los cuerpos de los varones eran orientados hacia el Este, recostados sobre su lado derecho, los brazos extendidos hacia adelante o debajo del cráneo. En el caso de ser mujeres, su rostro era dirigido hacia el Oeste, el cuerpo recostado sobre su lado izquierdo y los brazos igual que los varones. Esta diversidad de posiciones por el género, estaba vinculada con las figuraciones acerca de la salida y la puesta del Sol. En una tumba la fosa estaba vacía; sólo se halló un aro de bronce, dos cráneos humanos a los que les habían quitado las mandíbulas. En otra tumba, el cuerpo era de mujer, a cuya muñeca habían colocado una pulsera. En diversas partes de este libro hablamos de objetos litúrgicos. Entre los monumentos de la antigua cultura material de la Altiplanicie Armenia, ocupa un gran lugar la multitud decalderos, fuentes, vasos, cuya principal cantidad está relacionada con la preparación de agua de vida y con las ceremonias para su distribución. Esta observación es aplicable en idéntico sentido a las vasijas que, con la misma finalidad, utilizaron tribus de origen hitita, mitanni, haiasa, urartiano. Recordemos el saqueo del templo urartiano de Musasir por los asirios, de cuyo patrimonio formaban gran parte vasijas y vasos litúrgicos310. En las excavaciones realizadas en Karakilisá, se descubrió una taza de oro que los arqueólogos consideraron elaborada en la Edad del Bronce temprana; sobre esa taza hay grabados, frente a frente, dos leones. Desde los tiempos arcaicos y en especial en la época en que la caza fue importante actividad ocupacional, el hombre usó como vasija para beber, el cuerno de buey, vaca o de otros animales grandes, en reemplazo del vaso. Varias causas influyeron para esta elección: naturalmente el hecho de poder contener líquidos, pero además por atribuir a esos cuernos una relación con el tótem de su clan o de su tribu, y, por fin, relacionándolo con la naturaleza sagrada del elixir de vida que bebía en ese cuerno. Se pierde también en la 310

Mnatsakanian, A.Sh., Arte decorativo armenio, op. cit., 482.

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profundidad de los tiempos la expresión “cuerno de la abundancia” de la que quedaron restos en el léxico actual. Las celebraciones y ceremonias rituales que comenzaron a oficiarse en el seno de las comunidades clánicas tuvieron por finalidad servir a la provisión de medios de vida y a su preservación e incremento. Y a favorecer el fortalecimiento de relaciones creadas en esos órdeneshumanos y sus correspondientes figuraciones. Por esta razón, en esas celebraciones y ceremonias ocupaban lugar principal los árboles de vida, los símbolos de fertilidad, los elixires de vida, los ancestros del clan, los personajes míticos, las deidades de la fecundación. Como los elixires de vida se preparaban con vegetales distintivos y típicos de cada etnia, durante las celebraciones se distribuían a los hombres de maneras distintas. También las ceremonias rituales de uniones de parejas estaban ligadas con todo eso. Derivadas de los elixires de vida, tambiénse desarrollaron de modo inseparable recipientes y vasos que posteriormente, debido a la exaltación de tales bebidas, se convirtieron en materia de distribución de premios de competición. Los magos de la Altiplanicie Armenia utilizaban cálices de cerámica, o de vidrio, en sus ceremonias litúrgicas; existieron también en Asia Menor. Las tradiciones enlazadas con los prolegómenos previos a los desposorios se originaron en la prehistoria, en el período del ordenamiento clánico, con la sacralización de elixires y cuernos rituales311.Los elixires de vida y los recipientes vinculados con aquella bebida que producía efectos excepcionales – vasos, cuernos –,ocuparon respetuoso lugar en las antiguas ceremonias y celebraciones festivas de la Altiplanicie Armenia ligadas a lides de esponsales tendientes a la organización de pareja. Esos cálices y los líquidos vertidos en ellos no podían ser accesibles a toda la gente común, sino que, en algunos lugares, eran distribuídos en forma selectiva entre jóvenes varones deseosos de desposar a una mujer y lo lograban por voluntad de diosas de la fecundación si contaban con determinadas condiciones de admisibilidad312: virilidad, valentía, sabiduría, nobleza, justicia313. Los jóvenes electos eran agraciados no por los modos habituales sino en tremendas competiciones de inteligencia, vigor, intrepidez, abnegación314. En muchos casos, estos rituales, en los que el cáliz, de mayor tamaño que un vaso de mesa, se entregaba como premio al joven pretendiente elegido, quien era coronado por decisión de deidades de la femineidad, la maternidad, de la protomadre, la fertilidad,el amor y otras similares. La sucesión hereditaria de las costumbres hizo que la consagración de vasos y elixires fuera recepcionada en la época pagana. En Grecia los cálices se utilizaban para beber. En general, eran de forma semiesférica y con dos o cuatro asas: el kymbion, el skyfos, el fiale, el kántaros, el cotylo y el karquesion.

LA NECROPOLIS DE CHUCHEVAN A 2 kms. hacia el Norte de Arkel (hoy Lusakert),en Ashtarak, a ambos lados del camino que de Arzní lleva a Arzakán, sobre el margen derecho del río Ildaruní (Hrazdán), se descubrió una necrópolis. Este monumento ocupa una extensión llana bastante amplia y se tiende hacia el Sur; en un área de 16 hectáreas hay una construcción ciclópea con paredes bastante bien conservadas que en su parte Sur alcanzan una altura de 10 metros; cerca se ven restos de viviendas de las que en muchos casos quedaron sólo las entradas. El

Mnatsakanian, A.Sh., Arte decorativo armenio, op. cit., 496. Mnatsakanian, A.Sh., Arte decorativo armenio, op. cit., 494. 313 Resto de aquellas antiquísimas costumbres es la entrega de copas a los vencedores de torneos y competiciones. 314 Mnatsakanian, A.Sh., idem, 495. 311 312

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materialesparcido a ras del suelo, consistente en pedazos de vasijas de arcilla coloreada con barniz negro y decoración en forma de círculos, corresponde a la Edad del Bronce tardía, de lo cual se deduce que allí la vida cultural comenzó a desarrollarse en el III milenio a.C. Desde el exterior se ven las sepulturas que integran una necrópolis dividida en tres grupos: un primer túmulo comparativamente pequeño de forma oval de 20x10 metros de diámetros, que se eleva 80 cms. del nivel del suelo en el que las tumbas están colocadas en círculo con el interior cubierto con piedras de basalto. Un segundo grupo está constituido por grandes y pequeños cromlech315, de los cuales una parte está rodeada por losas plantadas en posición vertical. Por último, en el invierno de 1966 se excavaron 6 sepulcros que se diferencian unos de otros por sus características de construcción, por los períodos a los que correspondíany por los materiales de su composición. La necrópolis de Chucheván pertenece a la ciudadela ciclópea que está en la cima de la elevación conocida como “Colina de Aram” (Aramí Blur) donde en 1929, durante la construcción de un poblado, se descubrieron viviendas de la Edad del Bronce temprana del tipo de las de Shengavit. Esa fortificación ciclópea, inaccesible por el Sur, está rodeada por murallas rocosas naturales y artificiales. Con su meseta, a 400 metros de distancia sobre la parte parte norteña, se extiende un poblado medieval y el cementerio con un antiquísimo y ruinoso convento. La cumbre sureña de la muralla rocosa termina en peñascos de granito azul que descienden cortantes en inclinación casi vertical hasta la base, por donde pasa uncamino asfáltico que pavimenta a lo ancho de la necrópolis y se tiende cerca de 200 metros hacia el Sur hasta concluir en un arroyo denominado “Shorvaní Tsor”. La necrópolis, de 800 metros de longitud, se extiende de Oeste a Este. Se trata no solamente de la mayor necrópolis prehistórica de la antigua región de Kukark (después Tumanian) sino también la que mas interesa por la variedad del rituales litúrgicos de entierro que testimonian su perduración durante tres milenios. Por las herramientas de piedra descubiertas en el poblado se presume que los habitantes de esa zona se dedicaban a la agricultura y a la elaboración de metales. Se encontró un molino muy simple de forma elíptica y cerca de la muralla del Este, un mortero y un machacador .Emma Khanzadian encontró en las aldeas Lichgatsor y Archís, de la misma región, moledoras y machacadores de piedra que en general tienen similitud con los de Shresh Blur yShengavit de la Edad del Bronce; y el profesor Babkén Arakelian señala que del tipo de esas moledoras fueron halladas en poblados de los milenios IV – III a.C.; que tienen 67 cms. de alto y 37 cms. de ancho, que tienen determinada concavidad y que posiblemente se usaban para desbrozar el grano de la espiga de trigo silvestre. No olvidemos que este tipo de trigo nació espontáneamente en el Norte de la Mesopotamia durante la prehistoria y que no existen antecedentes de su presencia en ningún otro lugar geográfico del mundo. El mortero de piedra, que tiene 9 cms. de profundidad y 13 cms. de diámetro fue hallado en una hondonada a 40 mts. de la muralla del poblado, entre una gran cantidad de escorias metálicas. Con los monumentos de la necrópolis de la Edad del Bronce temprana se descubrió un collar de bronce que ratifica que ya en los milenios IV – III a.C. la población de la fortificación de Chucheván elaboraba este metal. La técnica de preparación del collar es simple, posiblemente mediante el uso de calor y se diferencia de modelos posteriores de la región. Es manifiesto que en el IV milenio a.C. la elaboración del metal era en frío y que ya en el III milenio a.C. las tribus de la Altiplanicie Armenia practicaban métodos con uso de

Cromlech, del bretón crom (círculo, curva) y lech (lugar). Es un tipo de construcción megalítica del neolítico y especialmente de la Edad del Bronce. Está hecha con una o varias piedras (6 / 7 metros de altura) ubicadas en forma concéntrica; a veces, en el centro del círculo hay un dolmen o menhir; otras veces, el camino hacia el cromlech está bordeado de menhires. En Armenia llegaron a tener 30 metros de diámetro y hasta 3 metros de altura, hechos de piedras alisadas y enfiladas ordenadamente. Se considera que se usaban como mausoleos o con finalidad religiosa; según otras hipótesis eran templos del sol ligados a la liturgia de su divinidad. 315

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calor. Ejemplares parecidos, junto con martillos de piedra, fueron descubiertos por el arqueólogo Ervand Lalaian durante excavaciones en capas inferiores de Shresh Blur. En la capa inferior de la parte central de la necrópolis de Chucheván, fueron localizados raros entierros según ritos de la época pre-urartianacorrespondientes a la Edad del Bronce temprana con los que se dio término a los entierros de la Edad del Bronce; en la medida en que las inhumaciones se alejan hacia la periferia del poblado,pertenecen a épocas posteriores, a la Edad del Hierro temprana, a la de Hierro propiamente dicha y a tiempos totalmente desvinculados de la prehistoria. Las tumbas son de forma circular y oval. Estas últimas son toscas piedras puestas en fila formando una elipse; sus largos llegan a 3 – 4 mts., el ancho 1,50 – 2 mts. y la profundidad 2,50 mts. Con frecuencia, en su interior habían 1 ó 2 toscas piedras. El cadáver era colocado en un sargófago con forma de un rectángulo irregular cubierto por losas. Las tumbas redondas eran mas pequeñas: sus diámetros no pasaban de 1,50 mts. y la profundidad de 1,20 mts. En este tipo de tumba, los cadáveres eran enterrados en posición sentada y sin losas que las cubrieran. En la necrópolis era más usual el entierro en sarcófagos de piedra; en la Edad del Bronce media y más tarde, a ambos lados de la fosa colocaban dos losas paralelas en medio de las cuales colocaban el cadáver cremado o apretado y cubierto con losas. Su largo era entre 1,20 y 1,60 mts. Había muchas en Harsanakar, Aghachanked y en Koghp. Los estudios referentes a los fragmentos de vasijas correspondientes al período eneolítico hallados en el poblado ciclópeo de Chucheván, muestran que en cuanto a la calidad de la preparación y del modelaje artístico, la cerámica era similar a la descubierta en la necrópolis; además, los productos de esta labor tienen semejanza a los recipientes de arcilla diseminados en la Altiplanicie, con sus características de superficie negra brilante, fondo rojo, boca ancha, base estrecha y asas circulares; o también fondos grises o rosados. Los modelos de arcilla excavados en distintas zonas de Kukark, pertenecientes a la Edad del Bronce temprana tienen un parecido general a los de la cerámica del III milenio a.C. en el resto de la Altiplanicie. Son interesantes los motivos decorativos de las vasijas gemelas descubiertas en tumbas contiguas, en la capa más profunda de la parte central de la necrópolis de Chucheván, materiales que tienen correspondencia con tumbas del período pre-urartiano. Estas dos vasijas tienen las bases pequeñas y estrechas, boca ancha, decoradas con surcos, hoyuelos, adornos en altorrelieve que terminan con bellas espirales. La primeratiene un asa circular, boca ancha y la superficie de un color gris oscuro. La altura es de 15 cms., la circunferencia del cuerpo, 50 cms., el ancho de la boca 12,5 cms. y el de la base, 4 cms. Con motivos en bajorrelieve de medio centímetro, las paredes de esta vasija tienen hoyuelos y círculos concéntricos. La segunda vasija, tiene un color negro oscuro brillante, fondo gris blancuzco, decorada con hoyuelos, ornamentos en altorrelieve que terminan en atractivas líneas sinuosas. Tiene 16 cms. de altura, la boca tiene un ancho de 11 cms. y la base 3,5 cms. En su elaboración y motivos artísticos es similar a la primera, con la diferencia de que sobre el labio de la vasija hay dos pares de frutas enfrentadas; por el cuerpo y la línea de división de la vasija en dos partes –superior e inferior- pasan cintas espiraladas contenidas en motivos triangulares. En la necrópolis hay también vasijas de arcilla en negro brillante, con asas circulares, fondo rojo o anaranjado, parecidas a las de la capa de la Edad del Bronce temprana de Karní y a las de Elar del III milenio a.C. Su característica diferencial es el negro oscuro brillante sin adornos, un asa circular y cuello corto. El espesor del fondo grisáceo llega a 6mms. La vasija está compuesta por dos partes iguales unidas en el centro del cuerpo por una cinta de leves trazos. Es un poco mas chica que las dos anteriores: 11 cms. de altura, 10 cms. de ancho de boca 5,6 cms de base.

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En la necrópolis de Chucheván se descubrieron restos de vasijas de la Edad del Bronce temprana, con motivos geométricos, de negro brillante, fondos de color damasco y rosado, de 1,8 cms. de espesor, parecidos a los de Shengavit y Shresh Blur; los fragmentos tienen fondo rosado, pequeños y delicados punteados con rasgos en bajorrelieve y motivos triangulares y romboidales; los motivos superiores terminan en espirales. También hay fragmentos de vasijas hallados en la necrópolis y en el poblado de Chucheván, que presentan sencillos trazos geométricos, paralelos o ligados, de brillante color negro; en la misma excavación aparecieron restos de vasijas de 1,8 cms. de espesor, en color damasco y amarillo, sin adornos, pertenecientes a la cultura del III milenio a.C., con asas circularessimilares a las halladas enElar, Kegharkunik, Mush.

EXCAVACIONES EN AKHURIAN DE SHIRAK, Y EN OTROS PANTEONES DEL MILENIO III a.C. La zona de Akhurian está en el centro de la región de Shirak, en la provincia de Airarad de la Gran Armenia, al Noroeste de la actual República de Armenia. La aldea Ketí y sus alrededores están en esa zona de Akhurian; entre 1969 y 1975 se realizaron excavaciones arqueológicas en las que se extrajeron materiales de la cultura prehistórica correspondientes a los milenios III a I a.C. En aquellos trabajos realizados a dos kilómetros al Noroeste de Ketí se descubrieron siete tumbas de la Edad del Bronce media: 1) se encontraba en un terreno cultivado; sus bordes estaban señalados con granito naturalen un plano de forma circular irregular de un diámetro aproximado de 7 metros, con un túmulo no muy elevado cuyos sectores Este y Oeste se habían deteriorado al ser labrada la tierra. La fosa estaba cubierta por una gran losa y después de desenterrar el relleno quedó al descubierto un gran espacio cuadrangular de 4 mts. de largo, 2 mts. de ancho y 2,50 mts de profundidad cuyo eje tenía la orientación Este-Oeste. En el fondo de la tumba se hallaron restos de esqueletos de un hombre y de un animal en muy deficiente estado de conservación. El fallecido estaba recostado sobre su lado derecho, con los pies y las manos contraídos, la cabeza al Sur con la frente hacia el Norte. A su lado y cerca de los pies se hallaron muy deteriorados huesos de un pequeño animal cornado. Sobre el esqueleto humano y sobre la cabeza del animal se encontraron variados objetos de adorno elaborados con piedra, bronce ycaliza blanca, tabas, collares, agujas. Además, cerca de la pared del Norte se hallaron 17 recipientes de arcilla de distintas formas, coloreados, barnizados, con adornos punteados. 2) Estaba a 200 metros de la anterior. En el tiempo de su descubrimiento, en la superficie del suelo se veían dos losas de cobertura. Esta tumba tenía 1,80 mts.de largo, 0,70 mts de ancho y 0,70 mts. de profundidad. En una posición Noroeste-Sudeste, en la fosa no se hallaron restos del cadáver. Cerca de la pared Norte habían colocado una vasija de arcilla hecha a mano, de superficie rugosa, con sus partes interiores ensanchadas hacia el borde y una gruesa base. 3) La tumba estaba ubicada a 7 mts. de la Nº 2; después de remover las tres losas que la cubrían y de limpiar la fosa exterior se abrió la fosa funeraria de 2 mts. de largo, 1,40 mts. de ancho y 0,80 mts. de profundidad, cavada en la tierra con orientación Este-Oeste. El fallecido había sido enterrado sobre su costado izquierdo con las extremidades contraídas y la cabeza hacia el Oeste; alrededor del cráneohabían colocado dos tazas y un vaso con un asa, y de cuerpo alargado. 4) Al ser descubierta estaba semiderruida, ubicada a 50 mts. al Sudeste de la anterior. De las partes preservadas se supo que estaba también cubierta por losas y que tuvo 1,40 mts. de largo, 0,60 mts. de profundidad con el eje Norte-Sur. A diferencia de las restantes, se trataba de un sarcófago. El fallecido había sido enterrado sobre su costado izquierdo con las manos y los pies contraidos y la cabeza hacia el Norte. En la parte norteña de la tumba habían colocado dos vasijas de arcilla y cerca de la columna vertebral un objeto discóideo y cóncavo hecho con

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escoria volcánica, similar a los descubiertos en Echmiadzín, Elar, Tagavoranist, Trialet. 5) A diferencia de las anteriores, esta tumba no tenía ninguna señal sobre la superficie del suelo. La hallaron al surcar la tierra y estaba cubierta por una gran losa a cuyos lado habían colocado más fragmentos. La fosa tenía forma circular con un diámetro de 1,80 mts. y 1,40 mts. de profundidad. No había restos del cadáver, el que quizás fue cremado. Se hallaron 12 vasijas de arcilla, de las cuales 6 eran tazas comunes y las otras 6 eran ollas de un mismo tipo y medida, de color rosado claro. 6) Estaba ubicada a 300 mts. al Sudeste de la primera. Es curioso que el desgaste de las tres losas que cubrían la tumba estaba recubierto con pequeños fragmentos para mantener limpio el interior de la fosa. Es interesante la circunstancia que sobre un plano oval de 1,50 mts. de largo, 0,90 mts. de ancho y 1,70 mts. de profundidad, al nivel del piso de esta tumba, entre tres paredes (Norte, Este y Oeste) habían cavado otra fosa de 1,30 mts. de profundidad, dentro de la cual estaban colocadas numerosas vasijas de arcilla. En el piso, donde no estaban los restos del fallecido, se encontraron vasijas de distintas formas, dentro de las cuales y en su derredor se hallaron agujas de adorno hechas de bronce, aros, astillas de cristal y numerosos collares. Cerca de la pared del Oeste de la tumba habían ubicado partes óseas de animales cornados grandes y pequeños. También es de interés la presencia, dentro de las vasijas y a su alrededor, de carbón de leña y ceniza, evidentemente porque el cadáver fue cremado. 7) Estaba a 5 mts. al Sur de la anterior; después de remover las losas que la cubrían apareció la fosa de forma oval,ensanchada en su parte inferior, de 1,60 mts. de profundidad, el diámetro de arriba de 1,30 mts y el de abajo de 1,90 mts. Tampoco aquí se hallaron restos del cadáver pero había de ceniza y de carbón de leña. En el centro estaba el esqueleto entero de un pequeño animal cornado, sobre el cual estaban apoyados tres grandes trozos de astillas de cristal de cuarzo y a su lado un objeto discóideo y cóncavo hecho con escorias volcánicas. El complejo de elementos de cultura material se completa con un conjunto de ollas, tazas, vasos, saleros, elementos con forma de plato hechos con escorias volcánicas, un pequeño abalorio de bronce y bellas puntas de flechas hechas con cristal de cuarzo pulido, similares a las de Harich, Echmiadzín, Lichashén, Karmirvank, Trialet, que perduraron hasta mediados del milenio I a.C. En síntesis, las tumbas de Ketí pueden clasificarse en tres tipos: a) sarcófagos de piedra; b) en la nuda tierra(himnahogh), con un plano rectangular; y c) en la nuda tierra, con planos circulares u ovales y ensanchados en su profundidad. Las dos primeras son características del III milenio a.C., las redondeadas son raras. Las ubicadas en la nuda tierra aparecen en Elar y Seván y las de piedra en la aldea Aikeshat, región de Echmiadzín, correspondientes a la primera mitad del milenio II a.C. y que coinciden en el tiempo con la cerámica coloreada, punteada y de trazos rectos. Las tumbas, por encima de sus característicar diferenciales, se asemejan a las de Artik y Voskehask, cavadas en piedra toba (duf) a la manera de las catacumbas. Esta generalización en cuanto a las formas de las cámaras funerarias en lugares geográficamente distantes, es una demostración de su pertenencia a una misma cultura; es también un claro testimonio de losrituales de inhumación, coincidentes en lo importante de sus respectivas liturgias aunque con variantes superfluas que no llegan a interrumpir el lazo cultural que las une e identifica. Llama la atención, en los panteones excavados de Ketí, el hallazgo de celdillas destinadas a la ubicación de cerámicos; similar característica está presente en el sarcófago del panteón 3 de Aikeshat, donde en la parte inferior de una pared habían cavado un hueco dentro de la cual se encontraron dos ánforas de cerámica. Es una confirmación de la preparación previa de la cámara sepulcral adecuándola a las exigencias litúrgicas del culto que se practicaba en Ketí durante la primera mitad del III milenio a.C.y que coincide con las de otras localidades de la planicie de Shirak en la Edad del Bronce media. Los ricos y valiosos objetos hallados en los citados panteones se agrupan según las siguientes características: astillas de cristal de roca, lanzas, objetos circulares preparados con

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cenizas de escorias volcánicas, materiales decorativos y recipientes de arcilla. Después de limpiar las formas de la parte central de las astillas no completaban el alisado; generalmente fueron halladas sobre los huesos de los animales enterrados junto al fallecido, cuyo significado simbólico es litúrgico. La lanza era preparada con cuarzo limado a la manera de la hoja de un cuchillo de doble filo, que en su base es horadada para encastrar en ese hueco una larga vara de madera. Este tipo de punta de lanza es típico de Harich, Echmiadzín, Lichashén, Karmirvank, Trialet y perduró hasta mediados del milenio I a.C. Dirigidos por L. Petrosyan, en 1992 fueron realizados trabajos en la aldea Lanchik, distrito de Shirak. Sobre colinas cercanas a la aldea había ruinas de la fortificación ciclópea y una necrópolis contigua. Fueron excavadas construcciones de planos rectangulares. El material consistía primordialmente en fragmentos de cerámicos (de color rojizo, superficie negro-lustrada, asas esferoides, astillas de obsidiana) correspondientes a la Edad del Bronce temprana316.

EL TÚMULO DE TANTSAVER Zanguezur está en la zona mas meridional de la Altiplanicie. Es históricamente conocida con los nombres deSiunik o “mundo de Siunik”(Siuniats Ashkhar), y Sisakán. La primera denominación se manifestó en los tiempos mas antiguos y tiene origen étnico. El análisis de los monumentos de Zanguezur correspondientes a la Edad del Bronce tiene gran significación para investigar la cultura del período prehistórico de la región Sureste. Llegó a ser uno de los hogares locales de la cultura de la Altiplanicie Armenia. Al mismo tiempo, Zanguezur estuvo en estrecho contacto con el mundo Talish-Iranio; sus monumentos subrayan los vínculos exteriores que mantuvo con los países vecinos. En este sentido representan un decisivo interés las excavaciones realizadas en 1974 en las aldeas Tantsaver y Shikahogh de la región de Ghapán. Desde el punto de vista cronológico el monumento más antiguo es el hallado en una tumba cavada en un peñasco del sector Oeste de la aldea Tantsaver en el milenio III a.C. Los fragmentos de platos y vasos de arcilla que sobrevivieron a los milenios son de negro brillanteo de superficie plateada y fondo rojo tienen doblados hacia afuera losinclinados labios, las ligeras partes del cuerpo que son características del tipo Elar en la cerámica de la Edad del Bronce temprana. Con las mismas particularidades se caracterizan también los vasos –de los cuales se hallaron dos fragmentos- que tienen en la parte alta central una leve hinchazón, el cuello recto y labios doblados hacia afuera, cuyos cuerpos son un poco estirados y altos. El último elemento recogido del suelo es el fragmento de asa con forma de arco. La cerámica de tipo Elar que abarca ese gigantesco área, llega por el Sur hasta Persia. La abundancia y semejanza de material de este tipo demuestra que este sector de Zanguezur fue también una de las regiones de la unidad cultural de la Altiplanicie Armenia. Los testimonia así el vaso entero descubierto en la aldea Khoznavar, en la zona de Gorís, que en nada se diferencia de los fragmentos de Tantsaver y que del mismo modo se repite en Gavar o Gueghargunik, en las laderas orientales de la cadena de Keghamá, como también en Elar y en otros puntos de la actual Armenia. Es necesario señalar, sin embargo, que esa cultura tiene contacto con capas de la Edad del Bronce temprana y por lo tanto se relaciona con etapas cronológicas de fines del milenio IV a.C. e inicios del III a.C. A época posterior,a fines del milenio II a.C. y comienzos del I a.C.,corresponden materiales excavados en un túmulo de la necrópolis descubierta a 2,5 kms. al Noreste de la aldea Tantsaver, de 7,80 mts. de diámetro y 1,90 mts. de altura; el túmulo estaba cubierto con un sarcófago colocado sobre la tierraorientado en el sentido Este-Oeste, de 4,10 mts de largo, 1,80 mts. de altura y 1,60 mts. de ancho. El esqueleto, con un cráneo alargado, corresponde 316

Kalantaryan, A.A. y Melkonyan, H.A., Archaeological Works in Armenia in 1990-2003, op. cit., 83.

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a una persona del sexo masculino de unos 45 años y estaba colocado en la parte Oeste, recostado sobre su lado derecho, con las extremidades arrolladas. Su mandíbula se encontró cerca de los pies. Los materiales hallados en la tumba son primordialmente objetos de arcilla, ubicados en fila sobre los costados izquierdo y derecho del sarcófago.Son vasos preparados con rueda de alfarería suavemente coloreados, con un par de asas y adornos envolventes en la parte superior de sus cuerpos, que tienen delicados pies. En uno de ellos, las asas con forma de arcoson chatas y en su parte exterior están adornadas con triples líneas que en relieve van de arriba a abajo. El cuellito del vaso es alto y recto, y el cuerpo tiene aspecto de doble cono. El pie de la taza, con forma de cono cortado, no obstante ser hueco, tiene una base gruesa y el cuerpo, leve esfericidad. Su parte superior está del mismo modo adornada con relieves envolventes, los que dan forma ondeada a la superficie del vaso. Los cortes de las asas son circulares y en su parte exterior, ondeadas. Adornos en bajorrelieve que encintan el centro del cuerpo y la parte básica del pie, comunican una belleza complementaria al vaso. Entre los materiales del túmulo de Tantsaver hay unos cuantos jarros con diversas variantes; de la primera de éstas, de la cual hay dos ejemplos, son de cuello alto y recto, el cuerpo esferoide y grueso fondo, que sobre sus rectos hombros tienen un par de pequeñas asas arqueadas; estas últimas están unidas bajo un breve ángulo con respecto a la línea horizontal. Sus cuellos están decorados con motivos de un débil relieve y el cuerpo, por vía de su barnizado está ornamentado con líneas rectas. La misma construcción tiene la segunda variante, pero carente de asas y las cintas envolventes en relieve adornan la parte superior del cuerpo. Como las precedentes, son vasijas débilmente coloreadas en negro.Los tres jarros correspondientes a la tercera variante son producto de una tosca elaboración manual, de color gris. Están ausentes las asas y los adornos; los cuerpos ahumados y esferoides, terminan en un caso en un cuello saliente, y en otro, en un bajo cuellito con labios abiertos hacia afuera. También en Tantsaver se descubrieron pequeñas ánforas de dos tipos. Uno de ellos levemente barnizado en negro, con cuello alto y recto; el cuerpo, con forma de doble cono y fondo grueso, en el corte de su parte superior el asa de forma arqueada se une al labio como en ángulo recto. En la parte superior del cuerpo hay una triple línea de adorno en bajorrelieve. El otro ánfora, hecho a mano, de color castaño, tiene el cuerpo alto con forma de tonel, cuellito recto que termina en un labio levemente saliente. Desde el labio se une al centro del cuerpo el asa con forma de arco. En el mismo túmulo había diversas variantes de anforitas y de pequeñas vasijas. En la primera variante hay anforitas grises y negras opacas, con cuello ancho y alto, y con labio levemente saliente. En una cantidad de éstas, el cuerpo es esferoide y en otras, comparativamente estiradas. Se encontraron 11 ejemplares de jarritos con asas semiesferoides en la parte central del cuerpo. Entre ellos se incluye un anforita que se diferencia de los anteriores sólo por la ausencia de asas. De la segunda variante forman parte 10 jarritas también preparadas con rueda de alfarería y que difieren de las precedentes por la estrechez de sus cuellitos y sus arqueadas asas que comenzando debajo del labio se unen a la parte central del cuerpo. En la tercera variante entran dos jarritas: una tiene alto y recto cuellito, leves motivos decorativos en relieve en cuya pared interior del saliente labio está afirmado el asa, chato y semicircular, rodeando un pequeño orificio. La segunda jarrita tiene forma de tonely se diferencia del arriba descripto por la ausencia de asas. Hay otro grupo grande de tacitas, compuesto de 11 ejemplares, también elaboradas con rueda de alfarería. Tienen el labio levemente saliente y cuerpo semiesferoide que termina en una base gruesa. Asas semiesferoides están pegadas al centro del cuerpo. Una segunda variante de los vasos son dos vasijas; en su parte superior, el cuerpo de una de ellas está decorada con cintas envolventes en relieve y del recto cuello se une al cuerpo el asa con

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forma de arco. La otra difiere de ésta por su doble asa y la ausencia de la cinta ornamental. Como la anterior, está hecha con rueda de alfarería y tiene un suave color negro brillante. La última de las tacitas, hecha a mano, es un tosco platito, cuyo cuerpo con forma de tonel, apoyado sobre una gruesa base, tiene un pequeño cuello que termina en labios salientes. En Tantsaver aparecieron 12 ejemplares de tazas divididas en unas cuantas variantes. Dos, pertenecientes a la primera variante, son profundos tazones de cuello pequeño cuyo interior y exterior están decorados con líneas rectas barnizadas. En la parte superior del cuerpo tienen pequeñas asas anchas. La segunda variante difiere de la anterior por su cuello alto y recto y la carencia de labios. La parte superior del cuerpo está decorada con cintas ornamentales en relieve y la inferior, líneas rectas barnizadas. Desde la base del cuello la parte central del cuello desciende un pequeño y ancho asa. La tercera variante consta de 3 ejemplares, se caracteriza porque desde el cuello se inclina inmediatamente el cuerpo. Los de la cuarta variante, de cuerpo bajo, tienen labios salientes. En la parte central de sus redondeados cuerpos están afirmadas pequeñas asas. La quinta variante tiene boca saliente, pequeño cuellito y bajo y recortado cuerpo. La última vasija de arcilla, levemente barnizada es un tazón de color negro con trípode, debajo de cuyo labio está afirmado un pequeño mango. El cuerpo está decorado con líneas ornamentales trazadas con barnizado. En la parte Este del túmulo, además de los objetos mencionados, se extrajeron cuentas de collar cilíndricas, hechas de ágata y de hojalata de bronce. El último objeto, que se encontró cerca del esqueleto, es un anillo hecho con alambre de bronce espiralado y envolvente. El último conjunto de las excavaciones está integrado por huesos de pájaros y otros animales. Los elementos descriptos no se diferencian de otros excavados en forma casual a un kilómetro al Este de la necrópolis; según testimonio de los científicos Varsham y Krikor Kevorkian, en esta tumba se descubrieron tazas, otros cinco objetos de arcilla y una vincha de bronce para la frente. Las tazas, por su forma y color reitera los arriba descriptos diferenciándose solamente por la ausencia de adornos en bajorrelieve. La misma semejanza se observó durante el análisis de las demás vasijas de arcilla. Tres de ellas son pequeñas ollas y por su forma repiten la segunda variante del túmulo antes mencionado. Pero su cuerpo es un poco inflado y bajo y tiene un matiz canela rojizo. En lo que se refiere a las otras dos vasijas, una de ellas es una taza color negro con un tenue barniz, que no se diferencia de las de la cuarta variante. Lo mismo puede decirse acerca de la última vasija que es un ánfora color gris opaco que se diferencia únicamente de la arriba descripta en que no tiene decoración en bajorrelieve ni asas. Presenta interés especial una vincha que en su parte central tiene apariencia oval y gradualmente va afinándose en los extremos hasta terminar en sendas argollas para pasar la cuerda que la ata a la cabeza. En la parte central, la vincha tiene orificios por los cuales se la afirmaba a una base de cuero de forma idéntica a la vincha; está toda decorada con incrustaciones geométricas que seguramente se vinculaban con el culto celestial. Los objetos excavados se vinculan a las culturas prehistóricas de Karmir Blur, Tsitsernakaberd, Lorrí Berd, Minkechaúr, Akhmakh, y en consecuencia, corresponden a sus respectivas edades cronológicas. El mejoramiento del riego, el pastoreo, el recurso de grandes animales para carga y arado y el perfeccionamiento de los instrumentos de labranza fueron factores que se proyectaron lentamente tanto en el progreso e incremento de la producción cuanto en un mayor bienestar social y florecimiento cultural. Sobre el final de la Edad del Bronce temprana se observa el aumento de rebaños de animales cornados más pequeños, ovejas y cabras. Mas tarde, en la Edad del Bronce media, este incremento fue paralelo al pastoreo nómade. Por los huesos desenterrados sabemos que los grupos humanos dedicaron tiempo a la caza de gacelas, cabras silvestres, conejos, perdices montañesas. Concuarzo y bronce y con huesos de estos animales, hicieron puntas de flechas y dardos. Además, la caza les

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proveyó, de carne, cuero, pieles. En general, el macho cabrío, el buey, el león y el toro integraban la lista de los 12 signos zoomórficos, con los que estaban relacionadas las figuraciones legendarias. Costumbres prehistóricas de los armenios, que testimonian la estrecha relación figurativa existente entre el hombre y el mundo animal, algunas de las cuales perduraron como tradiciones recepcionadas hasta el II milenio después de Cristo, se conservaron en el marco de la ceremonia del matrimonio y después desaparecieron. Para cada uno de los contrayentes los ritos tenía un valor zoo-litúrgico. Si para la novia, la yegua o la becerra que aún no habían parido tenían un valor determinado, para el novio ese valor era representado por el jabalí o el cerdo salvaje. El acto ceremonial era denominado “matar al buey” que era cumplido por el novio, que derribaba un buey conducido al patio de la casa de la novia, y, sentado sobre su cogote, cortaba su yugular, mientras el mago rezaba oraciones y jóvenes amigas de la novia bailaban en círculo en torno a la escena y cantaban canciones alusivas.

ORFEBRES DE LA EDAD DEL BRONCE La orfebrería comenzó en la alborada de la elaboración de metales y se desarrolló por etapas. En la Edad del Bronce temprana los adornos de oro fueron hechos con una técnica sencilla, golpeando el metal con un martillito; en la etapa media se agregó a esa técnica la complejidad de estirarlo, aplanarlo, enchaparlo, grabarlo, darle forma cilíndrica, labor para la cual el maestro orfebre debía poseer no solamente gran idoneidad sino también profundos conocimientos acerca de la obtención del oro y para su especializado procesamiento. La fusión y refinación del oro, y en la Edad del Bronce tardía también su aleación, exigen un complejo procedimiento que testimonia el elevado nivel de desarrollo cultural en esa actividad317. Importante cantidad de adornos y objetos de lujo hechos aplicando los mencionados métodos fue hallada en Odzun, en la colina de Tagavoranist donde confluyen los ríos Pambak y Tantsut, en Lichashén, Trialet y otros monumentos arqueológicos. En la Edad del Bronce tardía, junto con el perfeccionamiento de los sistemas tradicionales de elaboración, en la orfebrería se aplicaron también nuevas formas, enchapado, enlazado, sellado, desmenuzamiento, decoración con dibujos granulados, engarzado. Testimoniando lo expuesto fue hallada pluralidad de modelos en el litoral del Seván, especialmente en monumentos arqueológicos de la Edad del Bronce tardía, que tienen múltiples paralelos en antiguos hogares de elaboración del oro, que se conservan en diversas colecciones del Museo Nacional de Historia de Armenia. Hace tiempo una parte de ellos estuvo compuesta por collares; la otra parte, por colgantes individuales o adornos suntuarios, es decir, preparados para satisfacer diferentes necesidades estéticas. Adorno pectoral con la figura del león. Fue descubierto en el túmulo funerario Nº 3 de Lichashén318, con un marco de bronce con forma de escudo,incrustado y enchapado por compresión sobre una delgada capa de lámina de oro. El león está representado con su fauce abierta y afilados colmillos; en el lugar de la melena hay un adorno con forma de cadena entretejida que rodea la cabeza a modo de marco. El adorno entretejido está hecho con delicados trazos, y las cejas, pestañas y cavidades oculares con pequeños puntos.Cuatro lugares en el lado opuesto del marco con forma de escudo son pequeños puentecitos con los cuales el adorno es afirmado a la ropa319. Este pectoral es una obra maestra y no tiene 317 Avedian, Varsham, De la historia de la orfebrería en el litoral del lago Seván durante la Edad del Bronce, Revista de Historia y Filología (Patma-Banasirakán Handés), Ereván, 2000, 3 (155), 234 y ss. 318 Mnatsakanian, Harutiún, Las excavaciones de Lichashén (materiales inéditos), citado por Avedian, Varsham, De la historia de la orfebrería en el litoral del lago Seván durante la Edad del Bronce, op. cit., 234, n. 1. 319 Museo Histórico Nacional de Armenia, Nº 2009/54, citado por Avedian, Varsham, De la historia de la orfebrería en el litoral del lago Seván durante la Edad del Bronce, idem, 235.

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paralelo. Motivos decorativos similares existen sobre grandes tazas halladas en diferentes lugares arqueológicos de Armenia (Kirovakán, Trialet) y aplicados sobre cinturones de bronce de comienzos del milenio I a.C. Prendedor con forma de rana. Fue hallado en el gran panteón Nº 2 de Lichashén. Está hecho por compresión con delicada lámina de oro. El cuerpo de la rana es hinchado, los ojos saltones y el interior hueco. Posiblemente en el lugar de los ojos habían colocado piedras de colores. El espacio existente entre el espinazo y las patas traseras está adornado por dos series de granos de oro; con el mismo estilo de semicírculo está adornado el cuerpo, y sobre la frente y en varios lugares de la parte posterior hay motivos decorativos de granos formando triángulos. Sobre el cuerpo tiene dos pasadores para afirmar el prendedor a la ropa o para colgarlo sobre el pecho320. La rana era considerada como símbolo de probidad, de pureza,e incluída en la serie de cultos. Este hallazgo es impar y no tiene paralelo. En la serie Nº 176 de la colección de abalorios 2007 que se conserva en el Museo Nacional de Historia de Armenia hay 40 cuentas redondas de apariencia plana (con forma de vértebra) que fueron descubiertas entre los objetos del abundante túmulo funerario Nº 2 de Lichashén. Probablemente fueron elaboradas con cuerda de oro cortada en trozos de igual medida y machacadas, o calentadas y prensadas para después agujerearlas. En la colección de abalorios 2007, serie Nº 168 del Museo Histórico Nacional de Armenia hay 8 cuentas con forma de tubos, hechos de delgada lámina, probablemente dándole forma de cilindro y uniéndola, ya que un material tan delicado no podría ser golpeado ni prensado. El marco de todos ellos está adornado con finos grabados con forma de rombos. Registrados con el mismo número hay 6 elaborados con la misma técnica que los abalorios. Usando el método de inflarlos por una punta le han hecho dos esferitas iguales unidas, y en el lugar de su unión tienen adherida una cinta espiralada. Los demás espacios libres están cubiertos por pequeñas esferitas rodeadas por un alambre de oro muy fino. Así como las descriptas hay otras series de abalorios321 de oro halladas en túmulos de los siglos XIV-XIII a.C. y aun anteriores con características diferentes pero similares y en cuya elaboración se utilizaron los mismos métodos. La finura de estos y de otros admirables adornos llama la atención por su extraordinaria minuciosidad y preciosismo de la que se deduce que sus autores deben haber usado anteojos con lentes de cristal de roca y delicados instrumentos miniaturizados. En la serie de abalorios descubiertos en los túmulos de Lichashén hay también otros de cuentas con forma de tonelcitos, romboides, almendrados, de granos de diversos tamaños (Museo Histórico Nacional de Armenia, Nº 2009/159; 2009/605)322. Además de la gran cantidad de tipos de abalorios, hay colecciones de botones de oro para abrochar y de adorno, con diferentes estructuras y formas323. Uno de ellos es pequeño, hinchado, sobre el cual, en seis lugares hay un tejido con forma de espiral; en el centro, un grano con los bordes rodeados por delgados hilos de oro. Las espirales están también hechas con hebras de oro, en cuyo centro están afirmadas con filamentos de oro. El diámetro del botón es de 1,5 centímetros324. Otro botón tiene en el centro una oscura piedra roja, rodeada por trenzado de hilos de oro. En la inflada superficie hay un adorno cruciforme, engarzado con piedras de colores; los brazos de la cruz tiene filas de granos formando triángulos alrededor de piedras. Su diámetro es de 2,3 centímetros325. Museo Histórico Nacional de Armenia, Nº 2007/171, citado por Avedian, Varsham, De la historia de la orfebrería en el litoral del lago Seván durante la Edad del Bronce, idem, 235. 321 Nº 165, 172. 322 Avedian, Varsham, idem, 237. 323 Nº 2007/169. 324 Nº 2009, 602 325 Nº 2009/603 320

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Artik – Siglos XII – XI a.C. – Botones de bronce. – Catálogo del Museo Histórico Nacional de Armenia.

El tercer botón es semiesférico; en ocho lugares tiene pasos decorativos en líneas paralelas; el diámetro es de 1,8 centímetros326. El cuarto botón de oro es también semiesférico; en el centro tiene engarzada un ágata de color rojo claro; los bordes son de tejido de alambre de oro muy delgado; encima hay 12 triángulos formados por granos, de los cuales 6 se apoyan sobre los trenzados y los otros 6, más pequeños, rodean a la piedra central. El diámetro es de 1,9 centímetros327. Los adornos y objetos de lujo hallados en Lichashén, además de ser variados, fueron hechos con idoneidad aplicando diferentes métodos. En gran parte son modelos singulares, trabajos de elevado valor del arte orfebre e innegables pruebas de ser de producción local. Sin embargo hay entre ellos ejemplos aislados cuya técnica de preparación y formas de motivos decorativos tienen paralelos producidos tanto en Armenia como en otros sitios arqueológicos similares. Ejemplo destacado de motivos decorativos es el collar de oro descubierto en la aldea Tolors, región de Sisián328; es un adorno con forma de mariposa hecha de granos, que en sus partes inferior y superior tiene cuentas esféricas. Por la cuenta superior pasa un par de eslabones de un cadenita, elaborados con un fino alambre y enlazados, cuyo símil en plata fue hallado en el barrio Dimats, de Kirovakan. Similares a los adornos de oro de Lichashén son los del panteón Nº 7 de Trialet, en los que se siguieron tratamientos de soplado, granulación, escaldado y prensado. Son elocuentes los motivos decorativos de vasos de Trialet, que fueron realizados por diferentes medios técnicos de pegado, incrustación, prensado, granulado, aplanado. Nº 2009/603 Idem, Nº 2009/603). 328 Khnkikian, H.S., Los ofícios en Armenia de la Edad del Bronce, Ereván, 1977, 50, citado por Avedian, Varsham, De la historia de la orfebrería en el litoral del lago Seván durante la Edad del Bronce, op. cit., 238, n.6. 326 327

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A la izquierda: Vanatsor, Lorríberd. Siglos XII-XI a.C. Amuletos colgantes. A la derecha: Lichashén. Siglos XIV-XIII a.C. Ancla formada por la estatuilla de un toro flanqueado por dos cabras. Ambos son de bronce; su color rojizo moreno indica la aleación con cobre y estaño. Catálogo del Museo Nacional de Historia de Armenia.

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Lichashén. Siglos XIV-XIII a.C. Collar de oro, adornado con abalorios de granos forjados. Catálogo del Museo Histórico Nacional de Armenia.

Un collar de abalorios parecido, con adornos granulados, se encontró en el panteón Nº 2 de Lorrí Berd329; está hecho con delgadas hojitas, por el método de cilindrarlas y rodearlas de granitos de oro. En el mismo lugar fue hallada una adornada vincha de oro hecha por prensado.

OTROS HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS CORRESPONDIENTES A LA EDAD DEL BRONCE TEMPRANA La comunidad humana de la Altiplanicie Armenia de fines del III milenio a.C. y de mediados del II milenio a.C. inició hasta avanzada la Edad del Bronce una etapa de características propias, que se manifestó bajo múltiples y contrastantes aspectos. El paso de

Devechian, S.H., Los adornos de oro y plata del panteón Nº 2 de Lorrí Berd, Revista Histórico-Filológica, Ereván, 1971, Nº 1, 271-275 y 166, citado por Avedian, Varsham, idem, 239.

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la Edad del Cobre a la Edad del Bronce temprana ya se había producido entre los años 4000 a.C. y el 3250 a.C. Desde mediados del milenio II a.C. comenzaron a notarse cambios socio-económicos basados sobre los desniveles en la posesión de bienes materiales y la organización de elementales y desordenadas estirpes tribales. La posición social de la población dependió cada vez más de la riqueza, que fue el factor que generó el surgimiento de una nobleza tribal, riqueza que estuvo vinculada con la producción material, en primer lugar con el pastoreo, las invernadas, la trashumancia de ganado menor siguiendo la búsqueda de mejores pastos y el trayecto de los ríos y afluentes, el excedente de cabezas en los rebaños y el trueque con otras tribus, facilitado por las grandes migraciones. La tribu, como forma de organización comunitaria, comenzó un lento proceso de decadencia que fue sustituido por otras nuevas formas que avanzaron en las edades de Bronce Media y Tardía.Esta distinción en niveles está patentizada en las necrópolis, por ejemplo en Khachenaket y Sdepanakert, en el territorio de Artsakh, y en los túmulos del panteón de la cultura Trialet. El progreso del surcado de la tierra en la agricultura, el despertar del pastoreo y la caza, la extracción y elaboración de metales, el avance de las artesanías y de las relaciones de intercambio, confluyeron en el predominio del varón y en la organización patriarcal. Paralelamente el poder y el papel social de la mujer fueron limitándose a la administración del hogar y la familia; esta transformación dio lugar a pequeñas unidades económicas cuya característica esencial fue la de conservar casi sin cambios tanto las medidas y formas de las casas como los planos de los poblados. En la época en que tímidamente van organizándose tribus locales, la ocupación principal continuó siendo la agrícola-pastoril: se perfeccionaron instrumentos de labranza, se difundieron las hoces con hojas de cuarzo y los picos. El sistema de labranza comenzó a ceder espacio al surcado con arado en las estaciones correspondientes y a la irrigación mediante la canalización de aguas de los ríos, como en Mokhrablur. La circunstancia de que asentaran mayoritariamente los poblados en fértiles valles,llanuras y en zonas precordilleranas, ycontiguas a ellos destinaran vastas áreas al sembradío suscitó en las cercanías de los ríos y de la multitud de afluentes del Araks, Eufrates, Tigris y otros, la necesidad de ingeniarse para mejorar la primitiva tecnología de irrigación. El primer paso fue aprovechar las aguas que descendían por las quebradas utilizando los restos de viejos canales. Favorables condiciones climáticas y aquellos arcaicos métodos de riego, permitieron el incremento en la producción no solamente de trigo para la alimentación de la gente sino también el acopio de forrajes para los rebaños. Los cambios que también tuvieron lugar en el avance de los oficios estuvo ligado con la difusión de la metalurgia del bronce. Al comienzo del III milenio a.C., con la fusión del cobre-arsénico metálico se fabricaron adornos, armas y herramientas de trabajo. En la primera mitad del milenio III a.C., como vimos, los pequeños núcleos familiares se ampliaron hasta formar, en una primera etapa,grandes familias, y posteriormente, unidades comunitarias vinculadas entre sí por relaciones de vecindad. Como consecuencia del fortalecimiento de la división social del trabajo y del intercambio mercantil, comenzó la propiedad privada. A fines del milenio III a.C. se produjeron importantes cambios culturales en la Altiplanicie Armenia. De los complejos arqueológicos de la Edad del Bronce temprana llama la atención el creciente predominio de la cerámica brillante policromadanegra y gris. Como consecuencia de las migraciones étnicas de determinadas tribus, la cultura de la cerámica de arcilla, negra y lustrada, penetró desde distintas regiones de la Altiplanicie Armenia a significativos centros de Oriente: a Cilicia, Norte de Siria, Palestina, zonas oriental y occidental del lago Urmiá y otras. En el área de difusión de esta cultura, en particular en Siria y Palestina, en el que ya desde antiguo se había esparcido el elemento semita, en el Sudeste de Asia Menor y otras regiones, ya en los siglos XIX y XVIII a.C. se

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establecieron tribus hurritas, lo cual permite deducir que la cultura de la arcilla negra es también hurrita y que los hurritas sirvieron de vehículo para propagarla en tales territorios. Con el transcurso del tiempo se establecieron dinastías hurritas en el Norte de la Mesopotamia, al Este del río Tigris, en Cilicia, Tzopk, Azzi, en la zona de Sasún. Han sido estudiadas las tumbas de la cultura arqueológica Trialet-Tagavoranist, que abarca el área comprendida entre los ríos Kura y Araks. Se investigaron los valiosos materiales del arte de la construcción de los túmulos funerarios, una parte de los cuales, por vía del comercio fue introducido desde Asia Menor, Asiria y del mundo Egeo.

LA ALDEA Y LA CULTURA DE LICHASHEN El conjunto de miles de objetos correspondientes tanto al período eneolítico como a la Edad de Bronce temprana, evidencian sencillamente que hubo una sucesión ininterrumpida de subetapas culturales que las integran en una unidad. Una parte de aquellos materiales fue hallada en la fortificación ciclópea y la otra parte, en las excavaciones de la necrópolis, que era contemporánea de la primera. De la aldea Lichashén hacia el Este, en la parte en que las aguas del lago Seván se retiraron, quedó al descubierto un área bastante extenso, rico en panteones. Se encontraron también restos de paredes de viviendas que corresponden a la Edad del Bronce. En el lugar que quedó al descubierto, no lejos de la ubicación de esas viviendas, sobre un promontorio que se eleva a la izquierda del camino Seván-Gavar, mirando hacia el lago, se conservó una inscripción cuneiforme que dice: “Con la fuerza del dios Khaldi, Arguishti dijo: dominé el país de la ciudad de Kiekhuní. Llegué hasta el país de la ciudad Ishticuní, el lago que está del lado Shana... Arghishti, rey vigoroso, rey del país Biainili, gobernador de la ciudad Tushpa330”. Entre los años 1956 y 1973, el arqueólogo H. Mnatsakanian realizó excavaciones en la aldea Lichashén; es tal la cuantiosidad, variedad y riqueza arqueológica de estemonumento del litoral del lago Seván, con sus numerosos cromlech de tipología autóctona, que durante décadas sucesivas la atención, interés y labor de los científicos fue y es allí incesante. Los monumentos descubiertos no tienen paralelo en la Altiplanicie y a medida que las investigaciones avanzan, se va enriqueciendo también el conocimiento de la realidad social prehistórica y de distintos campos de la vida material y cultural de la zona. Para el trabajo de interpretación exacta de las cuestiones vinculadas con la historia de la economía, de los hábitos de vida y de la cultura de aquella comunidad prehistórica,tiene decisiva significación determinar la sucesión cronológica del desarrollo de los citados materiales descubiertos. La cultura de Lichashén abarca un prolongado período incipiente desde fines del milenio IV a.C., cuando Lichashén ya existía como poblado; pero sobre todo se caracterizó desde mediados del III milenio a.C. y se extendió hasta el siglo VII a.C. Alrededor del 2750 a.C. la aldea se fue transformando en una fortificación ciclópea construida en el extremo Sur sobre 15 pedregosas colinas que ocupan en total algo mas de 55 hectáreas y tiene una altura de 50 a 100 metros desde el fondo de los valles, altura desde la cual domina todo el área circundante331, carente de corrientes de agua. Parte de los materiales arqueológicos referidos se hallaron en esa fortificación ciclópea y otra parte en excavaciones realizadas en los panteones contemporáneos a ella. Adyacente a la fortificación habían construido un poblado. En el cuarto estrato de este poblado, contado desde la superficie, a 2,50 m. de profundidad los arqueólogos descubrieron 8 habitaciones. En ellas habían asas semiesféricas semiderruídas de cerámica eneolítica, con el brillo empalidecido. Al mismo tiempo, junto a los cerámicos se 330 Mikaelian, G., El complejo de la fortificación ciclópea de Lichashén, Revista Histórico-Filológica, 1965, 1 (28), 284, n. 1. 331 Martirosian, H.A., Poblados y necrópolis de la Edad del Bronce tardía, Ereván, 1969, 14.

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encontraron morteros, instrumentos de hueso, cabezas de husos para hilar retorciendo la hebra332. Estos objetos tienen gran significación junto con los hallados en capas superiores de Shengavit, así como también las que aparecieron en excavaciones de Elar, Karní, Kaghsí, Karnut.

Carros de madera y piedra de los siglos XIV-XIII a.C.; estaban en cementerios de Lichashén y fueron descubiertos al drenarse las aguas de orillas del lago Seván. Se exhiben en el Museo Histórico Nacional de Armenia

EL COMPLEJO DE FORTIFICACION CICLÓPEA EN LICHASHEN Sobre las colinas que se elevan a unos 3 kms. al Sur de la actual aldea Lichashén, se hallan la notable fortificación ciclópea y el poblado que la rodea. A veces estas fortificaciones abarcaban colinas en cuyas cimas se elevaban puestos de observación. La de Lichashén ocupa una superficie de más de 55 hectáreasque se tiende sobre 15 colinas, sus laderas y cañadas333. La posición de la fortificación domina una elevación de 50 a 100 m. de altura. La fortificación y las viviendas estaban rodeadas por una doble hilera de altas y Mnatsakanian, H.H., Las etapas fundamentales del desarrollo de la cultura de Lichashén, Revista Histórico Filológica, 1965, 2 (29), 95. 333 Los panteones y la fortificación fueron excavados a partir de 1960 por el Instituto de Arqueología y Etnografía de la Academia Nacional de Ciencias, bajo la dirección de H.H. Mnatsakanian, erudito y decano director del Museo Histórico Nacional. Mikaelian, G., El complejo de la fortificación ciclópea de Lichashén, op. cit. 284. 332

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anchas murallas de piedra de 3 a 4 mts. de espesor; en aquellos sectores por los cuales clanes enemigos podrían atacar con mayor facilidad, ampliaron el espesor hasta 5 metros, lo mismo que en las atalayas. Cuando decimos fortificaciones no pensemos en las fortalezas construidas por arquitectos durante los milenios históricos: en realidad fueron construidas apilando grandes bloques irregulares de roca de basalto, muchos de los cuales pesaban de 3,5 a 6 toneladas334yuxtapuestos sin argamasa, pero adaptados de modo tal que las partes más lisas quedaban colocadas hacia la fachada exterior. Las murallas exteriores y del poblado llegaban a una longitud general de 5 kilómetros; tenían 3-4 metros de alto; las partes que sobrevivieron erguidas alcanzan a 5-7 mts. de altura, construidas con paredes dobles de bloques de piedras de basalto sin pulimento; el espacio existente entre estas paredes exteriores está rellenado con piedras y pedregullo. Durante diversos períodos, los bordes de la muralla fueron ampliadoshasta triplicarla. Se encontraron también restos de paredes de viviendas que corresponden a la Edad del Bronce. El territorio es extremadamente rocoso. No había agua. La fortificación de Lichashén es arquetípica y de gran valor estratégico; tenía dos fuertes y 22 torreones y atalayas de diversos tamaños. Quienes construyeron las defensas aprovecharon las características del terreno; la muralla fue montada sobre las colinas mas altas, y las almenas y torres sobre sus puntos mas elevados, abarcando en su interior peñascos inexpugnables. Para dificultar más ser superados por eventuales atacantes, los muros no están trazados en línea recta sino siguiendo formas curvas; este trazado permitía arrojar flechas y lanzas desde distintos puntos sobre cualquier clan enemigo que osara acercarse. En el momento de la excavación arqueológica, el territorio de la fortificación y del fuerte interior estaba cubierto de cuantiosas ruinas de viviendas de aquel tiempo. Fuera de la fortificación, en los sectores Sud y Sudeste se observan también ruinas de viviendas. Idénticamente, las hay en los sectores Noroeste y Oeste. Los intersticios entre los bloques de roca fueron llenados con pedregullo y guijarros. Los constructores de la fortificación aprovecharon inteligentemente las particularidades del lugar. La muralla fue construida sobre las laderas más altas, que abarcaban en su interior peñascos inexpugnables. Ubicaron torres de piedra sobre las más altas colinas. Esos sectores amurallados que eran más débiles o vulnerables, tenían doble y hasta triple muralla. Además de las murallas que rodeaban la fortificación, en el interior construyeron uno o varios fuertes cuyas bases, por la forma cónica de la colina, estaban más arriba que el piso general de la fortificación; y además, paredes que descendían en línea recta desde la cumbre del fuerte interior de tal modo que en caso de que el enemigo superara alguno de los sectores de las murallas impidieran que pudiera extender su ofensiva contra el espacio interno y también para obstaculiar ataques laterales o de retaguardia. En las murallas rectas abrían entradas secretas que eran para el aprovisionamiento y pertrechamiento de los combatientes. La fortificación, con sus múltiples construcciones, entradas y salidas, atalayas y contrafuertes, semejaba un laberinto de altura. En la parte Sudeste de la fortificación, aprovechando pequeños desfiladeros naturales, los ensancharon, profundizaron y prolongaron para que sirvieran de escondrijos con el objetivo de moverse en áreas abiertas del poblado. La extensión general de esos estrechos senderos naturales llegaba hasta 200 metros y en determinados lugares el piso estaba pavimentado. Los senderos, conectándose entre sí, formaban un triángulo y se ramificaban especialmente hacia las atalayas de la muralla general de la fortificación. Así, la fortificación de Lichashén, considerada en su totalidad, fue una barrera inexpugnable e invulnerable sobre la extremidad del litoral Noroeste del lago Seván y por lo visto garantizaba seguridad por el Norte a la unidad tribal Uduri-Etiuani. El primer fuerte interior fue construido en forma oval en la más alta parte oriental de la fortificación, sobre la colina que se extiende de Este a Oeste y tiene una superficie de más de una hectárea. En torno al fuerte interior, sobre distintas elevaciones, construyeron tres 334

Toramanian, T., Materiales de la historia de la arquitectura armenia, Ereván, 1942, 13.

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filas de murallas, las que cada tanto se derrumbaron desde sus bases. Sobre ella se observan restos de unos 70 edificios de vivienda. Entre 1961 y 1963 fue realizada una serie de excavaciones de habitaciones, donde fueron encontrados fragmentos de cerámica y cuantiosos huesos de animales cornados grandes y pequeños. En los estratos superiores de las habitaciones se descubrieron jarras y tonires335 rotos que son de épocas tardías. En estratos más profundos fueron hallados materiales arqueológicos urartianos y preurartianos así como también fragmentos cerámicos del eneolítico. Las paredes de las casas son de 1,50 m. de ancho; aprovecharon las formaciones rocosas como paredes de uno u otro lado y elevaron las otras paredes secas de piedras irregulares de basalto de tamaño mediano, sin argamasa. Los materiales obtenidos en las excavaciones de los poblados demuestran que la fortificación de Lichashén fue construida en el período eneolítico. En la etapa de la Edad del Bronce tardía fueron ampliados y reconstruidos los edificios del fuerte interior, que se conservaron hasta avanzada la Edad Media. El fuerte interior tuvo cuatro entradas. La primera es una entrada que mira hacia el Oeste, que posteriormente fue clausurada; tenía seis metros de ancho; a ambos lados se elevaban dos fuertes atalayas que controlaban desde la fortificación hacia las direcciones Oeste y Noroeste. A esta entrada llegaba el camino de cuatro metros de ancho, aproximadamente, cercano a la segunda hilera de muros del fuerte. Para quien mirara desde el exterior la alta muralla elevada junto al borde Oeste del camino que salía desde la entrada occidental, no percibiría que allí se encontraba, oculta, la vigorosa defensa del fuerte interior ubicado inmediatamente bajo las murallas. La segunda entrada miraba hacia el Norte. Seguramente ya existía desde los primeros días de construcción del fuerte interior, sólo que después, como se comprobó en las excavaciones, fue reconstruida y achicada. La entrada antigua, que originariamente era de 6 metros, permitía el cómodo paso de transportes militares así como de las carretas rurales. A ambos lados de la entrada se ven los cimientos de grandes atalayas que desde sus fundamentos medían cuatro metros de altura. El fuerte interior tenía también una entrada por el Este. Esta tercera entrada miraba hacia el lago Seván y es mucho más estrecha, de un metro y medio. Pasando la entrada, un angosto sendero baja por la inclinada ladera hacia el Noreste. Hoy el camino está sepultado por bloques caidos de la muralla. Por su construcción, la cuarta entrada es similar a la tercera, con un ancho de un metro y con frente al Norte, donde se extiende la parte principal del poblado. Fue descubierta por K. Mikaelian en excavaciones de 1961; aquí se observan restos de escalones que al principio ascienden en línea recta y luego, girando hacia el Noreste, descienden hacia la segunda cadena de murallas, después hacia la tercera y finalmente desembocan en el poblado. El fuerte interior tiene tres murallas que lo rodean por todas partes. El espacio existente entre estas murallas, según la variación del relieve de las laderas, oscila entre 15 y 30 metros. En él habían construido viviendas. Las murallas están destruidas pero las partes que perduraron erguidas, testimonian en general la vigorosidad de la fortificación y del fuerte interior. El ancho de las murallas del fuerte interior es igual al de la fortificación – de 3,50 a 5 metros-, el largo de los bloques es de 3 metros y la altura de tanto en tanto es de 5 metros. El fuerte interior, en diversos puntos, además de las tres murallas mencionadas, tiene también varias murallas que descienden en línea recta hacia el pie de la colina, con muy estrechas aberturas de paso. De éstas se descubrieron tres. Es de suponer que los ocupantes de la fortificación sabían que con mayor probabilidad serían atacados por el Norte y por el Noroeste; es por esto que las defensas, en estos puntos cardinales, son más sólidas y están potenciadas por esas murallas rectas descendentes336. Las viviendas del fuerte interior así como las de otras partes de la fortificación, tienen forma semicircular o 335 336

Tonir, hornillo subterráneo de barro. Mikaelian, G., El complejo de lafortificación ciclópea de Lichashén, op. cit., 286.

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cuadrangular. Es posible deducir a qué períodos cronológicos corresponden las distintas etapas de erección de la fortificación de Lichashén y de sus fuertes interiores, tanto por las diferentes técnicas de construcción aplicadas como por los materiales arqueológicos hallados en ellos. En la más antigua vivienda-sala de reuniones, que estaba debajo de la muralla occidental del primer fuerte interior (a 2,10 m. de profundidad), se encontraron fragmentos cerámicos del período eneolítico. Debajo de la pared Noreste de la habitación 11ª se halló un hogar (a 1,90 m. de profundidad). El pozo estaba lleno de cenizas y pequeños trozos de leña quemada; en sus bordes, a una profundidad de 40 cm. había una fila de piedritas. El hogar tiene 1,10 m. de diámetro; cerca de allí se encontró una piedra de basalto en una de cuyas caras hay un grabado. Ese grabado recuerda el molde para fundir cinturones. La parte en bajorelieve tiene color rojizo y una profundidad de 1,70 cm.; el ancho es de 13,50 cm. y el largo de 38 cm. Cerca de ese pozo se encontró otro hogar sobre el mismo plano del piso, también lleno de madera quemada y cenizas;a diferencia del primero, no es circularsino rectángulo (60x40 cm), la parte abierta mira hacia el primer pozo. En sus costados las piedras son de basalto, de 50-60 cm. de largo y 25-30 cm. de alto. Seguramente estos dos hogares estaban vinculados entre sí337. En la parte superior de las paredes de las citadas habitaciones (una franja de 60-80 cm.) están colocadas piedras de regular tamaño. Los materiales hallados en este lugar corresponden a diversos períodos arqueológicos. La técnica utilizada para construir las paredes, tosca y basta,es absolutamente distinta de la que aplicarían más tarde, en el período urartiano. En las habitaciones, las paredes siguen una línea bastante más recta, las piedras están alisadas, los costados son más elaborados. Las entradas de los fuertes interiores y la construcción de las atalayas fueron hechos con mayor cuidado, lo cual indica, por un lado, que pertenecen a un período posterior; y por el otro, que la construcción de la fortificación de Lichashén llevó largos años y quizás siglos. El segundo fuerte interior está en el extremo Noroeste de la fortificación, a una distancia de 300 m. del anterior. Desde el lado derecho de la colina se ve bien la planicie que lleva hacia el Norte hasta la isla del Seván; y desde el izquierdo, en el lado occidental, los campos y las laderas montañesas. El fuerte interior ocupa una hectárea aproximadamente, con ruinas de las viviendas. La escarpa del segundo es de menor altura que la del anterior. La entrada del fuerte interior da al poblado que está al Este, desde donde se ve la doble hilera de murallas que está a 20 metros de distancia, que va desde el Noreste hacia elSureste yque tiene su propia entrada. A ambos lados de la entrada se ven restos de atalayas. Por las inscripciones cuneiformes descubiertas a las que se hizo referencia más arriba, se concluye que Arghishti logró apoderarse del poblado adyacente(Ishtikuní) pero que no pudo superar la resistencia de la fortificación338 y tuvo que detenerse allí. Para contrarrestar los ataques del enemigo y para contraatacarlo, toda gran fortificación central tenía a cierta distancia baluartes de guardia con una reducida guarnición o con cuerpos de centinelas para casos de ataques sorpresivos; u organizaba expediciones de exploración cuando planeaba avanzar sobre el enemigo. Según Mikaelian, la fortificación de Lichashén tenía, a cierta distancia, este tipo de baluartes de guardia. A un kilómetro al Norte de la ciudad de Seván y a 5 kms. de Lichashén hay una elevación que es una de las cumbres más meridionales de la cadena montañosa de Bampak. Los lugareños la denominan Medzep339. Esta colina, por el Este, el Sur y el Oeste se eleva en una pronunciada pendiente cuyas laderas están cubiertas de fragmentos de piedra toba (duf) y supera en altitud unos 600 metros sobre las cimas de los alrededores. Correspondiendo a la configuración orográfica, una o dos filas de cimientos de murallas paralelas de una fortificación ciclópea siguen en la superficie del suelo con algunas interrupciones, por un Mikaelian, G., El complejo de lafortificación ciclópea de Lichashén, op. cit., 288. Mikaelian, G., El complejo de lafortificación ciclópea de Lichashén, op. cit., 289. 339 El nombre Medzep, por lo visto, está relacionado con el convento Medzop; la “o” fue cambiada por “e”. Medzop está en Armenia occidental, a orillas del lago Van, 30 kms. al Norte de Archesh. Mikaelian, G., El complejo de la fortificación ciclópea de Lichashén, op. cit., nota de la pág. 289. 337 338

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trayecto de 225 mts. de largo y 25 a 30 mts. de ancho. En las murallas hay restos de tres torres que tienen 5 x 5 mts.; entre estas torres estaba la entrada al espacio protegido. A 50 mts. de allí comienza la muralla principal a la cual las antes citadas son paralelas, con el mismo tipo de construcción que las de Lichashén pero de piedras mas chicas. A uno y otro lado de las murallas se observan restos de viviendas. Desde la cumbre se puede contemplar casi todo el lago y hacia el Oeste, el valle del río Ildaruní (Hrazdán) hasta la ciudad del mismo nombre y el camino que de allí lleva a Ereván. Se supone que el fuerte ciclópeo de la cima del Medzep fue uno de los antes mencionados baluartes con guarniciones que defendían a Lichashén, que, en caso de aparecer algún clan enemigo resistía y desde sus torres le enviaba señales del peligro que se avecinaba. Según la configuración de la cima, por los bordes pasan cimientos de murallas de una fortificación ciclópea, de cuya altura se conservaron una o dos filas sobre el ras del suelo y no en todas partes. Esta recién descubierta fortificación tiene 225 m. de largo y 25-30 m. de ancho. En las murallas hay restos de tres atalayas, de las cuales una (5x5) fue construida en el ángulo Noroeste del fuerte interior, las otras dos, de la misma amplitud, están en los ángulos Noreste y Noroeste. En el centro de la muralla que se tiende entre estas dos atalayas se ve el espacio de la entrada Dentro y fuera de la fortificación se observa una reducida cantidad de restos de ruinas de viviendas. Medzep está a unos 5 kilómetros de Lichashén. Desde la cima de la colina se ve casi la totalidad del espejo de agua del lago y hacia el Oeste el valle del río Ildaruní y el camino Seván-Ereván hasta la ciudad de Ildaruní. Cerca de dos kilómetros hacia el Norte de la fortificación, en el llano que se abría en los confines del lago, junto con numerosos panteones se encontró un pequeño poblado, cuya superficie general no pasaba de media hectárea. Las ruinas de este poblado descansaban sobre una larga colina cuyo muro circunvalador tenía de 5 a 6 ms. de altura. Siglo tras siglo las ruinas de este poblado quedaron bajo las aguas del lago Seván; las paredes, casi en su totalidad, se destruyeron y las piedras se acumularon en la cima de la colina o sus alrededores. Desde la fortificación hacia el Sur, cerca del camino Seván-Gavar, por primera vez fueron descubiertas y registradas por K. Mikaelian otra fortificación ciclópea y un fuerte interior con su poblado adyacente. La citada fortificación y fuerte interior se hallaban a dos km. de la aldea Norashén, hacia el Oeste. Teniendo en consideración la pared que rodeaba a la fortificación, tiene una posición eminente pero no podía tener una gran significación militar ya que desde aquella colina no se puede tener un alcance visual de más de 1,50-2 km. El largo general de las murallas del fuerte interior tienen alrededor de 400 m.; de Norte a Sud, la fortificación tiene 120 m. y 80 m de ancho. Ocupa una hectárea, aproximadamente; comparadas con su ladera Este, de severa pendiente rocosa (de 60-70 m. de altura) las otras laderas tienen menos inclinación y no son tal altas desde su muro circunvalador. Las áreas llanas del fuerte interior están cubiertas de ruinas de las viviendas; se ven restos de las viviendas en concavidades y grietas de las colinas; las murallas del fuerte interior, en las que a simple vista se detectan las entradas Sudeste y Noreste, están bien conservadas. De aquí sale un camino que yendo hacia el Noreste llega a un vallecito entre las dos colinas y continúa hasta el final del poblado. La otra entrada, que es más estrecha, desciende por la ladera sureña hacia el valle y se pierde en el poblado. Sobre las murallas se ven bien las bases fundamentales de 11 torres de piedra, de las cuales cuatro se hallan a ambos lados de las dos entradas, con igual amplitud (5x5m); otra atalaya de la misma medida está en el ángulo Sureste de la muralla, e inmediatamente cercana a la otra entrada del ángulo Noroeste. Otra atalaya está erguida sobre la muralla sureña a 20 m. de la entrada, hacia el Oeste. Las restantes cuatro atalayas están en la parte central de la muralla del Oeste, a 7-10 m. de distancia una de la otra. Esta clase de ordenamiento de las atalayas debía garantizar la defensa de la fortificación contra los ataques enemigos. Por los cuatro costados, las murallas tienen el mismo ancho de 4 metros; la técnica de construcción es la misma que las murallas ciclópeas de Lichashén, sólo que aquí los bloques son de tamaño más reducido.

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Cada tanto, las murallas conservan una altura de 2-4 metros. Los lugareños denominan a esta fortificación llamándola Aghrlí Berd. El fuerte interior y su pared circunvaladora carecen de agua. Los fragmentos de cerámica y otros materiales recogidos por K. Mikaelian a ras del suelo y fueron hallados durante el registro, no permiten determinar la época cronológica de la fortificación pero observando el arte de construcción de las murallas y atalayas es posible ubicarla en a fines del II milenio a.C.340 El fuerte tenía cuatro entradas: la primera mirando hacia el Oeste, que después fue clausurada, tenía 6 mts. de ancho; en ambos lados del portón se elevaban sendos almenares de gran altura, desde los que controlaban el espacio que se extiende hacia el Oeste y Noroeste; a esa entrada del fuerte se acercaba un camino de alrededor de cuatro metros de ancho procedente del segundo cinturón de murallas y que descendía hasta el poblado de las partes bajas. La segunda entrada, que existió desde los primeros días de la construcción, miraba hacia el Norte; tenía unos 6 mts. de ancho y con el tiempo fue angostada. Por allí pasaban los carros rurales y los transportes militares; como en la primera, en los extremos de esta entrada se elevaban dos torreones que por las medidas de sus cimientos sabemos que tenían gran altura y servían tanto para funciones de vigilancia como para operativos defensivos en caso de ataque. Otra entrada estaba en el Este, de solo 1,50 mts. de ancho y con vista al lago Seván. También aquí tenía a sus lados sendas atalayas de unos 4 mts. de altura, desde las que partía la cinta de la muralla con idéntica finalidad defensiva. Por fin, la cuarta entrada era de apenas un metro de ancho y miraba hacia el Sur, a cuyos pies se extendía la parte principal del poblado, hacia el cual, desde esta entrada, se iniciaba una escalera. Paralelos a esta muralla y rodeando toda la fortificación, a una distancia total que oscilaba entre 15 y 30 mts. según las irregularidades del terreno, habían tres muros de igual altura, entre los cuales construyeron edificios para vivienda. Cada uno de estos muros tenía, como la muralla principal, un espesor de 3,50 a 5 ms. y el ancho de cada una de las paredes de piedra variaba entre 3 y 5 metros. El fuerte, además de los muros paralelos, tiene unos cuantos muros interiores que forman estrechos pasadizos que comienzan en lo más alto de la construcción y descienden hasta los niveles más bajos. De estos corredores se encontraron tres, dos de los cuales tenían puertas secretas; así, el fuerte quedaba dividido en tres sectores de distintas dimensiones. Se supone que los constructores, persuadidos de que los eventuales ataques de clanes enemigos provendrían del Norte-Noroeste, fue en estos frentes que acentuaron los medios defensivos, entre ellos estos pasadizos interiores. Las viviendas de los poblados adyacentes a la fortificación tenían forma semicircular o cuadrangular. En la capa mas profunda de la muralla Oeste del primer fuerte, debajo de la vivienda-foro se hallaron fragmentos de objetos de arcilla del eneolítico. En 11 habitaciones, debajo del muro Noreste, se encontró un hogar de 1,90 mts. de profundidad y 1,90 m. de diámetro, bastante lleno de cenizas y de astillas carbonizadas. En los bordes habían formado una fila de piedras que dejaban un espacio de 40 cms. de profundidad. Junto a este hogar se encontró una piedra de 1,7 cms. de alto, 13,5 cms. de ancho y 13,5 cms de largo, seguramente utilizado como molde para fundir, con el que hacían las partes metálicas de cinturones. Cerca del hogar descripto se halló otro de forma cuadrangular de 60 x 40 cmas de lado, con una de sus caras orientada abierta hacia el otro hogar, con el que formaba una unidad funcional; en sus bordes habían colocado piedras de basalto en un largo de 50-60 cms. y 25-30 cms de alto. Las partes más altas de las paredes de estas habitaciones estaban formadas por piedras de basalto de 60-80 cm. de espesor Los materiales descubiertos en ellas corresponden a distintos períodos cronológicos del mismo modo que los que estaban en el complejo edilicio de la fortificación. La técnica aplicada al construir las enormes paredes de las casas, así como muros de los fuertes y fortificaciones, sin cementar y sin perfección de trazado se diferenciaban de los que mas tarde caracterizaron a los arquitectos urartianos, cuyos planos eran bastante rectos y en los que se 340

Mikaelian, G., El complejo de lafortificación ciclópea de Lichashén, op. cit., 290.

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utilizaba argamasa. En cambio, las torres y atalayas de Lidchashén se construyeron con cuidado y mayor prolijidad, con las caras alisadas, enfrentadas hacia el exterior para darles mejor aspecto estético. Se calcula que la fortificación tardó años, quizás siglos en ser terminada y que hasta la Edad Media seguían haciéndole reparaciones y agregados. El segundo fuerte, a 300 mts. del anterior, se erigía sobre una cóncava colina que se elevaba bordeando inmediatamente al camino Seván-Gavar. En su espacio adyacente hay ruinas del poblado que ocupaba una hectárea, aproximadamente. La parte más elevada del fuerte es inferior en altura a la del primero; allí se observan restos de cimientos de la muralla, que tenía cuatro metros de espesor. El muro principal también está rodeado por muros paralelos, con una entrada por el Sureste, a cuyos lados se elevan atalayas. Bajando por la ladera Este de la colina, un camino comunica al segundo fuerte con el primero. Estos dos fuertes, con sus 22 torreones operando coordinadamente, convertían a Lichashén en una defensa estratégica inexpugnable. En el eneolítico y después, tanto para impedir el eventual avance de clanes enemigos o para asestarles un contraataque, cercanos a la fortificación, se erigían no muy grandes guarniciones donde se establecían temporariamente patrullas de vigilancia o de exploración previas a una invasión. Lichashén tenía también este tipo de puestos de centinelas o de avanzadas. A dos kilómetros al Norte de Lichashén fueron descubiertos restos de tumbas y un pequeño poblado de no más de media hectárea; las ruinas de este poblado se extienden a lo largo de una colina y durante siglos permanecieron bajo las aguas del lago Seván, por lo que las paredes se destruyeron y las piedras se dispersaron sobre sus laderas. Sin embargo perduraron unos 12 metros de muralla, bloques mas grandes de roca que deben haber correspondido a puestos de observación y a portones de entrada, y que seguramente pertenecían al complejo defensivo de Lichashén. Hacia el Sur de Lichashén, cerca del camino de Seván a Gavar, a dos kilómetros de la aldea Norashén, fue descubierto un pequeño fuerte ciclópeo con su correspondiente poblado, que pudo haber sido construido a fines del II milenio a.C. Sus murallas tienen unos 400 mts. de largo y rodean un espacio de 120 x 80 metros; se pueden detectar sus entradas y restos de 11 torres de 4 x 4 mts., bastante bien conservadas.

LA NECROPOLIS DE LICHASHEN Ninguna de las características en los estratos de la cultura de Lichashén (siglos XXI XIX a.C.)tiene vinculación alguna con la precedente y es esencialmente autóctona e independiente. En sus casi dos milenios de duración sedentaria (mediados del III milenio a.C- siglo VII a.C.) las generaciones se sucedieron sin fin de continuidad, lo cual está probado por el avance cultural en el mismo lugar y la continuidad de idénticas características en los objetos arqueológicos descubiertos. En el cenit de la cultura de Lichashén (siglos XV a.C- XIII a.C.), el litoral del lago Seván era cuna de cantidad de tribus entre las cuales la diferencia de cultura, hábitos y costumbres no era muy grande. Esto surge de la mayor parte de materiales arqueológicos recogidos. Lo cual significa también que entre las tribus aborígenes se había creado cierta unificación; hasta pueden haber existido algunas unidades tribales más numerosas vinculadas por lazos de consanguinidad que quizás hayan llegado a la fusión. Tal vez aquel fue el período en el que el litoral del Seván fue embrión del antiguo tipo de reino. El desarrollo multifacético y elevado de la cultura no tuvo la naturaleza de una pura cultura local; esto es visible por los trazos generales de unificación de culturas características de numerosas tribus y la síntesis de los progresos que lograron sucesivamente unas sobre otras en el dominio cultural. Esto sólo sería posible en el intercambio entre pluralidad de fuertes unidades tribales que hubieran llegado a un nivel más alto y no si se tratara de una unidad

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autóctona que viviera encerrada y concentrada en una sola tribu341. Además de las viviendas descubiertas, se encontraron también materiales sepulcrales correspondientes a la cultura eneolítica (120 panteones). Consiguientemente, la base de la ubicación cronológica del período más antiguo de los materiales de Lichashén es el de los estratos inferiores de la fortificación ciclópea y el de los objetos que se encontraron en los complejos de panteones. Es posible que los materiales del período arcaico de Lichashén pertenezcan a la última parte del eneolítico, en especial si se tiene en cuenta que sobre la cerámica de Lichashén se observan la decadencia de la típica característica negro lustrada del período eneolítico, los bajorrelieves planos y afilados de las bases, así como la perduración de los motivos decorativos geométricos. En 1952, el eminente historiador H.H. Mnatsakanian comprobó que el túmulo cercano a la aldea Chrarrad, de la región de Ildaruní (Hrazdán), no tenía fosa; que el sepelio había sido hecho sobre una piedra lisa a nivel del suelo; el cromlech tenía forma circular; en el borde habían erigido grandes piedras cuyos extremos superiores se inclinaban como reverentes hacia el centro. Allí se descubrieron esqueletos de nueve adultos y de un niño; se encontró gran cantidad de fragmentos de recipientes de arcilla con asas semiesféricas, pequeñas copas, ollas y cabezas de husos de hueso, astillas de obsidiana, fragmentos de morteros denominados “brazo de golondrina”, martillos de piedra y otros objetos. Entierro del mismo tipo fue descubierto en una tumba de Lichashén (120º). En este caso tampoco había fosa, el sepelio había sido al ras, y el cromlech estaba cubierto con tierra blanca y pequeñas piedras del mismo color. Desde la periferia circundante estaba preparada una entrada especial con un sendero hacia la tumba dentro de la cual se descubrieron cuatro esqueletos y en el cromlech nueve más, en su mayoría en posición fetal. En la tumba 120º de Lichashén se encontraron fragmentos de 200 vasijas pequeñas y grandes sobre algunas de las cuales hay delicadas asas semiesféricas y adornos con forma de cintas en altorelieve. Idénticas asas y adornos hay sobre cerámicos de Kaghsi y de Karnut que se conservan en el Museo Histórico Nacional y que pertenecen a la misma época. En el conjunto de cerámicos hallado en la tumba 120º hay pequeñas tazas con delicadas asas, con su parte superior ancha, y ollas sin asas con la parte inferior angosta. Sobre ciertos fragmentos se conservan asas semiesféricas pero el oscuro negro lustrado está ausente y en general no hay adornos. Los objetos de esta tumba llaman la atención una pulsera de cobre semiespiralada, dos anillos del mismo tipo y un adorno colgante plano con piedra de guijarro. Los materiales descubiertos en los estratos inferiores de la fortificación de Lichashén y en la necrópolis persuaden totalmente de que pertenecen a monumentos arqueológicos de fines del eneolítico, es decir en el tercer cuarto del III milenio a.C. Pasado cierto tiempo de los entierros realizados en Lichashén durante el eneolítico,efectuaron otro por segunda vez sobre la misma tumba 120º como consecuencia de lo cual colocaron cerámica de nuevo estilo, que por sus colores, formas y adornos, no podría corresponder a la cultura eneolítica. Lo expuesto significa que no estaba excluída de la última etapa de la cultura eneolítica el embrión de una nueva cultura. Comparados con los del neolítico, hay en la Altiplanicie de fines del eneolítico, monumentos que abarcan una nueva cultura menos desarrollada y de vida más breve. Las pruebas demuestran que a fines de la cultura neolítica apareció una nueva cultura que fue el inicio de la cultura eneolítica, la que a su vez fue el eslabón que ligó el neolítico con la Edad del Bronce temprana. Dicho de otro modo, la cultura eneolítica fue reemplazada por una nueva cultura autóctona y ésta última no estuvo orgánicamente separada de la anterior ni fue su repetición sino su sucesora en un nuevo grado de desarrollo cultural. H.H. Mnatsakanian afirma que el eneolítico fue un puente que significó el paso entre dos grandes ciclos a los que enlazó de modo inseparable342. H.H. Mnatsakanian ubica cronológicamente el eneolítico e inicios de la Edad del Bronce Mnatsakanian, H.H., Las etapas fundamentales del desarrollo de la cultura de Lichashén, op. cit., 109. Mnatsakanian, H.H., Las etapas fundamentales del desarrollo de la cultura de Lichashén, Revista Histórico Filológica, 1965, 2 (29), 97.

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temprana en los siglos XXIII-XXI a.C.343 Ninguna de las características en los estratos de la cultura de Lichashén (siglos XXI-XIX a.C.)tiene vinculación alguna con la precedente y es esencialmente autóctona e independiente. En sus casi dos milenios de duración sedentaria (mediados del III milenio a.C- siglo VII a.C.) las generaciones se sucedieron sin fin de continuidad, lo cual está probado por el avance cultural en el mismo lugar y la continuidad de idénticas características en los objetos arqueológicos descubiertos. En excavaciones posteriores realizadas en Lichashén durante 1984 y 1985 se descubrieron alrededor de dos decenas de tumbas de distintas medidas, cubiertas con lápidas de madera, correspondientes a los milenios III a I a.C. separadas por una decena de metros una de la otra344. La necrópolis estaba dividida en dos sectores: en uno de ellos, las tumbas estaban casi a ras del suelo, con escasa profundidad que no superaba un metro y cubiertas con lápidas de piedra. Lo único que permitía suponer que se trataba de una necrópolis eran las plantas que cubrían el terreno, arenoso, diferentes de las especies que poblaban los alrededores, lo cual creaba un espacio general rodeado también por una especie particular de vegetación. En el segundo sector(cromlech Nº 43) el diámetro es de 5,60 ms.; la orientación de la cavidad es de Norte a Sur; tiene paredes de piedra, una profundidad de 1,14 ms y el largo de 2,66 ms. Cerca de la pared frontal del Sud, sobresaliendo 40 centímetroa sobre el piso prepararon un pedestal sobre la cual colocaron una olla; el diámetro de la boca es de 28 centímetros, la altura, 24 y el diámetro del cuerpo, 38. En la tumba fueron enterradas dos personas, una en la parte Norte de la fosa y la otra en la parte Sud. Ambas están contraidas, una sobre su lado derecho, la otra sobre el izquierdo, con los rostros girados hacia lados opuestos. Los esqueletos están bien conservados, bajo una lápida de madera. Sobre uno de ellos se encontraron 14 cuentas de ágata y de obsidiana roja, 4 anillos de bronce, uno de delgado enchapado sobre una cuerda redonda. Además, se hallaron tres pulseras de bronce de 5,5 mm. de grosor, las tres de 5 cm. de diámetro y una muy bien elaborada cabecita de rueca de 5,5 cm. de diámetro. Cerca del segundo esqueleto habían colocado dentro de una olla de boca ancha un puñal de bronce cuya empuñadura estaba fundida con la hoja; con ella una pequeña copa color ladrillo, de boca ancha. La cabeza de la empuñadura del arma tiene un delicado aro de chapa en relieve, con pequeños agujeros troquelados. Junto con la empuñadura el largo del puñal es de 29 cm.; la hoja, en su base, es de 5 cm. de ancho, 18 cm de largo y termina en punta. Ambas caras de la hoja tienen surcos espiralados. Este tipo de puñales estaba muy difundido en el territorio que hoy es Armenia, y se hallaron en Lichashén en panteones que corresponden a los siglos XIV-XIII a.C., como en Artig; y en Ketí, en un panteón de los siglos XII-X a.C.; en Medzamor, junto con un grupo de cerámicas de pintura brillante correspondientes a los siglos XIV-XIII a.C. En el cromlech Nº 43 se descubrieron 15 recipientes de cerámica, dos de boca angosta, con delicados adornos decorativos; 5 de boca ancha, ornamentados con un cinturón en bajorrelieve, de tamaño mediano y pintados con barniz negro. El más pequeño tiene un asa, lo cual es muy raro en Lichashén. Una de las ollas de boca angosta tiene tres adornos en altorrelieve, también muy raro en ese lugar. Por los objetos hallados, se calcula que el cromlech 43 es del siglo XIII a.C. La mayoría de los recipientes de cerámica contenía restos de animales cornados, los que habían sido colocados para servir de alimento a las dos personas enterradas. Es evidente que los esqueletos pertenecían a un matrimonio; la mujer fue sepultada con sus adornos y el hombre con su puñal. Los recipientes con alimentos estaban en medio de ambos. El cromlech Nº 44 está a diez metros del anterior y tiene las mismas medidas y signos exteriores, pero la fosa es comparativamente pequeña: el largo es de un metro y medio, el ancho de 90 cms. y la profundidad de un metro. Habían sepultado una persona, contraída y recostada sobre su lado izquierdo, con la cabeza hacia el Oeste. Sobre Idem, ibid., 99. Avetian, Varsham, Las excavaciones de 1984-1985 en Lichashén, Boletín de Ciencias Sociales (Lraper), 1986, 10 (526), 90.

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el esqueleto se hallaron, formando ángulo, dos delgadas varas de un metro de largo, puntiagudas y quemadas, que seguramente eran lanzas. El fallecido tenía adornos que denotan riqueza: una diadema de 32 cms. de largo, 3 de ancho, 2 mm. de espesor, enchapada en bronce; dos pulseras de 6 cms. de diámetro, una de las cuales es chata, la otra, de grueso alambre redondo, 36 cuentas de ágata y de piedra de argamasa; 6 anillos, dos de los cuales de alambre redondo, cuatro de alambre chato, una gargantilla, cinco aros con seis agujeros redondos cada uno, dos adornos para sujetar el peinado, un collar de bronce, puntas de flecha de 2-3 cms de largo hechas de obsidiana y de cuarzo, una pequeña olla. No hay restos de huesos, característica extraña en los entierros de Lichashén. El diámetro del cromlech Nº 45 es de 3,50 m. La fosa tiene 70 cms. de profundidad, 90 de ancho, 1,80 m. de largo; la orientación, Este-Oeste. En el extremo Oeste está enterrado un niño con las manos y piernas contraídas, recostado sobe su lado derecho, su frente hacia el Sud y junto a sus pies una oveja. Delante del esqueleto están colocados formando un grupo, diversos recipientes de cerámica, todos pintados de negro lustrado. La mitad Oeste del sepulcro estaba vacía. En el centro de los recipientes había, acumuladas, 66 tabas: 54 de oveja y 12 de animales cornados grandes. El cráneo del fallecido, comparativamente, es mucho más grande. Es casi seguro que adolecía de una enfermedad que provocó esa desmesura. Con los datos de los materiales de los panteones es posible determinar la ocupación que en vida tenía el fallecido.En este caso, el niño jugaba con las tabas. También puede ser que las tabas, su cantidad precisa y la diferencia en dos tipos, respondieran a una fórmula ritual de la ceremonia litúrgica del entierro de un niño. Puede ser que el niño haya sido asesinado porque el cráneo presenta una hendidura de 3x2 cms.; o bien que haya muerto al ser trepanado. En el cromlech Nº 46, el diámetro es de 6 metros. La excavación arqueológica mostró que allí había sido enterrada una persona; el esqueleto estaba bien conservado; habían fragmentos de recipientes y platos totalmente rotos; eran de cerámica negra lustrada y hechos con torno de alfarero, correspondientes a los siglos XIII-XII a.C. En el cromlech Nº 47 de Lichashén el diámetro es de 6 metros. La fosa es de piedra y tiene 75 cms. de profundidad y un metro de ancho por 1,30 m. de largo. El esqueleto estaba desordenado bajo una lápida de madera; encima se hallaron 6 gargantillas y algunas cuentas de collar. En la tumba había 6 recipientes de cerámica, 4 de los cuales eran fuentes de boca amplia; dos ollas, una de boca ancha y otra de cuello angosto y cuerpo hinchado. Las gargantillas son delicadas y hechas de antimonio, mediante moldeado; una de ellas parece una medialuna con bordes circulares; en el centro superior (desde donde se abrocha, descienden cinco delgados surcos; a la izquierda de uno de ellos hay 3 pequeños agujeros y a la derecha uno; los otros colgantes tienen forma de rueda; en la parte superior de la superficie tienen salientes por los que pasa un agujero para la cadena o el alambre que debe rodear el cuello de la persona. Los bordes de los colgantes están adornados con cortes, en uno con perforaciones triangulares. De este tipo de colgantes se hallaron también en panteones de Vanashén, en la región del monte Ararat y pertenecientes al siglo XII a.C. Las cuentas de collar están hecha de mezcla de pasta roja escarlata de óxido de plomo (minio) o de pasta de arena blanca; tienen forma cónica y están adornadas con pequeños surcos transversales. La base de apoyo del ataúd es más larga que las de los hallados hasta entonces, posiblemente por la posición de cuclillas del cadáver. Bajo la lápida, cerca de la pared Este del sepulcro, se encontró el esqueleto completo de una oveja. El piso de la tumba estaba revocado con arcilla. Los recipientes están hechos con torno de alfarero y en su mayoría están pintados de negro lustrado y sencillos bajorrelieves. Había también recipientes con adornos adyacentes unos a otros. Todo corresponde a los siglos XIII-XII a.C. Por sus medidas y forma de entierro, el cromlech Nº 48 es similar a los Nº 43-46. Se encontró el esqueleto de una persona, bien conservado y tres recipientes de boca ancha, decorados por un cinturón que rodea el cuerpo del recipiente. El cromlech Nº 49 casi carece de signos exteriores; la prueba demostró que excepto las series de panteones

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ordenados, en la necrópolis del segundo sector de Lichashén hay espacios redondos con forma de plaza, cuya vegetación se diferencia totalmente de la del área que la rodea. Las excavaciones demostraron que son panteones de comienzos del segundo milenio a.C., en cuyo espacio, siglo tras siglo, se realizaron entierros. Durante la excavación, en la lisa superficie del suelo, con una profundidad de un metro, aparecieron lápidas colocadas a lo ancho sobre las fosas de las tumbas; que eso fue construido en la napa de arena; allí se encontró el esqueleto de un hombre, mal conservado y fragmentos de vasijas de cerámica, de descoloridos tonos negro y rojo. Por lo visto, las tumbas, posteriormente (mientras se efectuaban entierros) se destruyeron y una parte de las piedras fue utilizada, o quizás desapoderada, como consecuencia de lo cual no se pudo encontrar materiales enteros. Los cromlechs Nº 50-58, por sus medidas, forma de construcción y materiales, repiten los cromlechs arriba detallados Nº 43-46 y 48. En cada panteón estaba enterrada una persona con 3-8 recipientes cerámicos sin objetos de uso personal ni objetos de metal. En la zona Sur de la necrópolis de Lichashén fueron descubiertos 26 recipientes de arcilla con los rasgos que caracterizan a la cerámica de la Edad del Bronce media; en su mayoría están pintados de negro brillante; en la vajilla hay ollas, vasos, tazas, sahumerios que se alimentaban con brasas, un altar para sacrificios. La cintura de una de las ollas está decorada con triángulos pintados en blanco y rojo, típicos de esta época; este motivo se repite en tres de las tazas y en siete de los vasos. Entre los recipientes, algunos, profundos, tienen la boca recta cortada en forma horizontal, saliente a ambos lados de la boca cortada en línea recta y con motivos decorativos. Este tipo de vasijas se utilizaba generalmente para fermentar el madzún (yoghurt ). Refiriéndonos específicamente a las necrópolis, diremos que la impresión más impactante de su análisis es que los sepulcros revelan el extraordinario nivel de alta autoestima que los pobladores tribales de Lichashén, Medzamor, Karmirberd y otros, tenían acerca de sí mismos. El conjunto de las tumbas ocupa 18 metros de diámetro; la fosa es de 8,70 mts. de largo, un promedio de 2,80 mts. de ancho y 2,15 mts. de profundidad, con orientación Este a Oeste. Están hechas con bloques de piedra de 3,5 toneladas, aproximadamente, con un doble techo construido con vigas y una falsa bóveda de grandes baldosas. Una de las paredes del sepulcro se erigía en la ceremonia del entierro, después de que los restos del notable de la tribu eran descendidos a la fosa junto con bueyes de raza puestos bajo el yugo de espléndidos carros fúnebres, sobre los cuales y en cuyo alrededor colocaban adornos, investiduras, arreos y símbolos de su condición honorífica. El ataúd era amortajado con revestimiento de lino; el cadáver era envuelto en un sudario bordado con hilos de oro; sobre el fondo de la fosa se esparcían cenizas traídas de hogares dedicados a ritos de adoración. La ropa del fallecido era teñida usando polvos minerales de color rojo. En casos de muerte en acción bélica, junto con el muerto se enterraban a veces parientes y esclavos caídos con él en la lucha. En otro sepulcro de la misma necrópolis de Lichashén se halló también un carro de dos ruedas de madera. En ella se había enterrado una persona ubicada en la caja del carro, recostada sobre su lado izquierdo, con sus brazos y piernas enrrollados. En torno al cadáver, sobre la caja y a ambos lados del carro, había 12 recipientes de arcilla pintados de negro brillante, decorados con líneas sinuosas entrelazadas con triángulos; sobre una de las ollas había una cinta decorada con figuras de granos, motivo característico de los siglos XVII y XVI a.C. Apareció también una pequeña vasija de color rosado, seguramente utilizada para óleos aromáticos. El avance en la técnica de la alfarería en el milenio I a.C. permitió la cocción del barro en hornos que alcanzaron los 900º a 1000º de calor. En los panteones de Lichashén se hallaron, en buen estado, hechos en madera, objetos de la vajilla, un pequeño balde con tapa, un altar de cuatro patas, lo cual permite deducir que hasta la Edad del Bronce media, la carpintería había avanzado como artesanía característica de importante desarrollo.

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Los sepulcros de este monumento arqueológico se caracterizan por el adorno con piedras en forma de abanico. En cada una de las tumbas se encontró el esqueleto de una persona recostada sobre su lado izquierdo o derecho, con 7 u 8 vasijas de arcilla, puñales, puntas de flecha de cuarzo y de obsidiana, pocos adornos, huesos de pequeños animales cornados. Llaman especialmente la atención los panteones excavados en el tercer sector de la necrópolis de Lichashén. Esta necrópolis comienza en el interior de un aldea y se orienta hacia el Este llegando hasta Norashén abarcando al camino que lleva a las barrancas de Seván a Gavar, las laderas de colinas, breves llanos y concavidades cuya mayor parte estuvo cubierta por las aguas del lago Seván. Aquí se ven tumbas, cromlechs, lápidas y poblados antiguos. En ciertos lugares hay cóncavas islitas amuralladas en la cuales son visibles restos de viviendas redondas y cuadradas. En este área, el arqueólogo Varsham Avetian excavó dos cromlech, que distinguió con los números 1 y 2. Cromlech Nº 1 – Está entre Lichashén y Norashén. Después de remover la capa exterior, sin haber llegado a la lápidas, aparecieron 6 cráneos, uno junto al otro, formando una serie. Debajo de los cráneos se descubrieron partes de esqueletos destrozados y amontonados en desorden. Entre ellos habían 16 fémures, es decir que no correspondían a los 6 cráneos. Este rito de entierro es desacostumbrado y una novedad. Del mismo modo, durante anteriores excavaciones en el litoral del Seván se halló el entierro de un cráneo o partes del cuerpo345 separados. Aquí, entre los huesos del esqueleto había 11 puntas de flecha bien modeladas hechas de hueso, y en la fosa sepulcral, entre las piedras puestas en forma desordenada, un instrumento hecho con una pata delantera de oveja, que, por lo visto, fue usado para adornar objetos de cerámica. Separados de éstos se encontraron también fragmentos de recipientes de cerámica color negro y gris, sobre los cuales había grabados lineales. Cromlech Nº 2 – Se encontró a una distancia de 20 metros de la anterior, con signos exteriores y en cuanto a su diámetro se equipara a la primera. A 45 cms. de profundidad desde la superficie del suelo, sin haber llegado a las piedras de la lápida, se encontró el cráneo de un niño, sin el esqueleto. En la fosa, mezclado en medio de piedras de medida media y grande, hallaron huesos de animales cornados grandes y pequeños y fragmentos cerámicos negruzcos, grises y rojos. A 1,80 m. de profundidad, sobre la nuda tierra, apareció un fragmento de cráneo de un niño sin objetos que le sirvieran de guía. De los materiales descubiertos, especialmente de los cerámicos, los dos cromlechs se ubican a comienzos del segundo milenio a.C. Son tumbas de fosas subterráneas. En alguna medida, una parte de los descubrimientos de Lichashén logrados en 1984-85 implica una novedad. Hay autores que sostienen que en el III milenio a.C. ya se practicaba la trepanación; por los objetos que acompañan a los entierros de niños sabemos cuáles eran los juguetes con los que se entretenían. Ciertos sepulcros contienen elementos que se usaban en las ceremonias litúrgicas del entierro; en las ceremonias de casi todas las regiones y épocas se sacrificaba una cantidad de animales en ofrenda de homenaje al difunto. En un tercer sector de la necrópolis había varios otros cromlech: se observó que los entierros se hacían separando el cráneo del resto del cuerpo. Entre los esqueletos carentes de la cabeza, enterrados en forma colectiva, los investigadores encontraron arcos y flechas. En otro cromlech de este tercer sector, caracterizado también por la escasa profundidad de las fosas; mezclados con los huesos humanos aparecieron esqueletos de pequeños animales cornados y fragmentos de vasijas de arcilla de color gris, rojo y negro brillante. De los materiales descubiertos, especialmente de los cerámicos, los dos cromlechs se ubican a comienzos del segundo milenio a.C. Son tumbas de fosas subterráneas. En alguna medida, una parte de los descubrimientos de Lichashén logrados en 1984-85 implica una novedad. Como vemos, entre las características comunes a casi todas las sepulturas encontramos que 345

Avetian, V.V., Formas básicas de la economía de la Edad del Bronce tardía en Lichashén, Ereván, 1970, 180.

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en cada una de ellas se hicieron entierros de más de una persona, a veces de niños; los esqueletos, colocados en posiciones diferentes –en cuclillas, acostados, sentados, encogidos- están bien conservados y los cuerpos fueron colocados tanto sobre su lado izquierdo como sobre el derecho; junto a los cadáveres se encontraron cuentas de collar de ágata, husos, ollas y otros recipientes de arcilla, vasos, diademas, collares y gargantillas de obsidiana y de cuarzo, objetos todos adornados con motivos decorativos o bajorrelieves. Quizás el detalle que más tipifica estas tumbas de Lichashén es la presencia de objetos de metal, que no existían o eran sumamente escasos en excavaciones anteriores. Las cuentas de collar de estaño y de antimonio, los puñales con sus vainas hechos de bronce, hojas de cuchillo, pulseras, collares, anillos de bronce laminado, aros, sujetadores y adornos para el cabello y los colgantes de antimonio, llenan ese vacío346. En el cenit de la cultura de Lichashén (siglos XV a.C- XIII a.C.), el litoral del lago Seván era cuna de cantidad de tribus entre las cuales la diferencia de cultura, hábitos y costumbres no era muy grande. Esto surge de la mayor parte de materiales arqueológicos recogidos. Lo cual significa también que entre las tribus aborígenes se había creado cierta unificación; hasta pueden haber existido algunas unidades tribales más numerosas vinculadas por lazos de consanguinidad que quizás hayan llegado a la fusión. Tal vez aquel fue el período en el que el litoral del Seván fue embrión del antiguo tipo de reino. El desarrollo multifacético y elevado de la cultura no tuvo la naturaleza de una pura cultura local; esto es visible por los trazos generales de unificación de culturas características de numerosas tribus y la síntesis de los progresos que lograron sucesivamente unas sobre otras en el dominio cultural. Esto sólo sería posible en el intercambio entre pluralidad de fuertes unidades tribales que hubieran llegado a un nivel más alto y no si se tratara de una unidad autóctona que viviera encerrada y concentrada en una sola tribu347.

EL MONUMENTO ARQUEOLOGICO DE BERKABER En 1981, al iniciarse trabajos de remoción de tierra para la construcción de una cisterna en el barrio Choghaz de la aldea Berkaber, región de Icheván, se descubrió un interesante monumento arqueológico en el que aparecieron materiales de mediados del III milenio a.C., posiblemente entre 2400 y 2300 años a.C. El Instituto de Arqueología y Etnografía de la Academia de Ciencias y el Museo Nacional de Historia de Armenia, se encargó de los trabajos de excavación científica, dirigidos por S. Kasparian. A unos 700-800 metros al Noroeste de la aldea fue excavada una serie de panteones (alrededor de dos decenas) donde fueron descubiertos un poblado y adyacente al mismo, una necrópolis, en la que habían sido inhumados los cuerpos de personas que posiblemente pertenecían a la clase adinerada, con ritual de fuego, mezclando brasas y ramas encendidas con la tierra que cubría los restos. Los entierros, hechos con la tierra del estrato más superficial del suelo o bien en ataúdes de piedra, pertenecen a diferentes etapas de la cultura Kur-Araksiana y las características de construcción y los materiales utilizados en el túmulo funerario inducen a ubicarlos en el tipo denominado “peteniano”, frecuentes en el Este de Georgia, en los litorales de los ríos Iori y Alazán348. En algunos casos, los cuerpos, las cenizas y los objetos personales fueron enterrados en sepulcros de piedra. Las tumbas estaban orientadas hacia Occidente, lo cual evidencia que los entierros se celebraban con liturgia de adoración al sol poniente. En ocasiones, junto con el cadáver se enterraba, en vasijas de arcilla, cierta cantidad de cenizas traídas del hogar encendido en la vivienda familiar, como símbolo del Avetian, V.V., Formas básicas de la economía de la Edad del Bronce tardía en Lichashén, Ereván, 1970, 180; idem, Las excavaciones de 1984-85 en Lichashén, Boletín de Ciencias Sociales(Lraper), 1986, 10(526), 96. 347 Mnatsakanian, H.H., Las etapas fundamentales del desarrollo de la cultura de Lichashén, op. cit., 109. 348 Kasparian, S.E., Excavaciones en túmulos funerarios de la aldea Berkaber, región de Icheván, Revista Histórico Filológica, Ereván, 1987, 1 (116), 230. 346

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crepúsculo de la vida. Las vasijas pintadas de rojo o decoradas con motivos de color rojo confirman la vinculación con sus figuraciones acerca del sol y la adoración del fuego. Un caso curioso fue el hallazgo de un cuerpo enterrado con desmesurada cantidad de objetos de arcilla destrozados en la ceremonia litúrgica de inhumación; esa cantidad llevó a la conclusión de que el fallecido era un alfarero y que con él fue enterrada la mayor parte de su producción. Como ya se expresó más arriba, como consecuencia de la pulverización de las lápidas, las cerámicas que se hallaban en la celda sepulcral fue deteriorada por las piedras que le cayeron encima y se fragmentaron en pedazos grandes y pequeños. En su apariencia exterior sólo quedó un vaso con asa que se salvó por el agua de las lluvias que lo arrastraron hacia el fondo de la fosa; además se encontraron 10 vasijas de arcilla, ubicada a ambos lados del animal sacrificado. Bajo las paredes del Norte y del Sur había fragmentos de dos grandes ollas, que los expertos pudieron reconstruir; se parecen una a la otra, el cuerpo ancho, de color negro lustrado. Estas ollas con dos asas estaban muy difundidas en las culturas peteniana y de Alazán. Además se descubrió otra vasija de arcilla, más chica, pintada de rojo y totalmente rota. La parte restante de la cerámica, comparativamente más reducida que la de las dos ollas, estaba casi en línea con el esqueleto, sobre su lado Oeste. En esta serie había tres ollas cuyos fragmentos se encontraban en la parte media de la serie y que originariamente habían sido puestas una cerca de las otras. La primera de las ollas tiene el cuerpo redondeado, cuello bastante corto, los labios salientes. Por dentro es de color amarillento y por fuera está pintada de rojo. No tiene asas y está hecha con limpia arcilla amarilla. La segunda olla tiene cuerpo redondeado, boca ancha, cuello corto y la boca vertical. Es baja, hecha con arcilla toscamente mezclada con arena y paja. La olla tercera tiene cuerpo redondeado, base plana, el cuello corto que se va adelgazando a medida que asciende y los labios inclinados hacia afuera. Tiene una sola asa que sale de la parte media del cuello y se prolonga hasta la parte superior del cuerpo. Por fuera tiene color canela bastante brillante. Del mismo tipo de ollas fueron halladas en Petení. Junto al esqueleto, del costado que da hacia el Oeste, se encontraron cuatro vasos pintados de color negro. El primero es de cuerpo hinchado y base de apoyo plana. En la parte superior del cuerpo, debajo del labio, hay dos trazos en relieve. El asa de esta vasija es labiada y en posición perpendicular, con forma arqueada, y el corte redondo. En el lado opuesto al asa, hay un hoyuelo redondo. El segundo vaso tiene forma de taza de té; tiene una corta y angosta llave agujereada que con el asa forma un ángulo de 90º. En la parte superior del cuerpo de este recipiente de arcilla, debajo del labio, pasan tres surcos los que cerca del asa se inclinan hacia abajo, rodeándolo. Esta vasija parecida pero no idéntica a una taza de té, fue hallada también en el túmulo del valle del Alazán; de modo que el hallazgo de esta vasija con esa forma en Berkaber no es una novedad en esta cultura. Los vasos tercero y cuarto tienen la base plana y en la mitad superior del cuerpo asas arqueadas de corte redondo, labio recto y saliente. En el lado opuesto al asa hay adornos de oyuelos. Cronológicamente, estos objetos son ubicados en los siglos XXIII-XXI a.C. Los túmulos de Petení corresponden al fin del milenio III a.C. y comienzos del II a.C.; la cultura del túmulo de Berkaber pertenece a los siglos XXI-XX a.C.349 El estudio minucioso de las sepulturas permitió comprobar que junto con el fallecido enterraban animales; el animal era ubicado en la parte media de la fosa; una parte de las costillas y el hocico habían sido colocados a unos 50-70 cm. del piso, dentro del relleno de piedras. Se halló también un diente humano. Por lo visto, una parte del animal sacrificado fue colocado sobre la lápida de madera ubicada sobre el relleno de piedras y cuando se pudrió la lápida sus huesos se mezclaron con las piedras. Cerca del esqueleto animal se descubrió un cuchillo de bronce que tenía una corta cola como una angosta lengüeta y una hoja muy ancha y delgada. Es posible que con este cuchillo se haya celebrado el sacrificio350. 349 350

Kasparian, S.E., op. cit., 233. Kasparian, S.E., op. cit., 230.

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El cuerpo de la persona fallecida había sido colocado en la parte más profunda de la fosa, en posición contraída y junto con sus pertenencias, algunas de las cuales eran rotas como parte del ritual; luego el conjunto era tapado con tierra, después de los cual cubrían todo con ceniza. Finalmente, en la superficie exterior, ubicaban la losa sepulcral. Cuando el fallecido era un varón, su rostro se colocaba hacia el Este, con el cuerpo contraído y recostado sobre su lado derecho, las manos extendidas hacia adelante o debajo de la cabeza; si se trataba de una mujer, el rostro era colocado hacia el Oeste, recostada sobre su lado izquierdo, las piernas recogidas y las manos igualmente extendidas hacia adelante o debajo de la cabeza. Estas diferencias en las posiciones estaban conectadas con las figuraciones religiosas que albergaban acerca de la salida y la puesta del sol, y quizás también la mayor importancia que atribuyeran a la vida pasada o a la futura trayectoria en la vida después de la muerte. Los objetos enterrados junto al cadáver eran los que había usado en vida, porque como sus antepasados, creian en la existencia de una vida de ultratumba; esos objetos eran generalmente una olla, en general ricamente decorada con predominio de dibujos de círculos, con los ornamentos orientados hacia el Sur, todo relacionado con la adoración del sol. En algunos casos las ornamentaciones son triángulos, rombos, líneas, y líneas y puntos alternados; en otros son dibujos de ganchos de dos puntas, espirales, pájaros o animales, formas lanceoladas. Además de las ollas, hay platos o vasijas hondas y varios vasos. Las vasijas hondas tienen pico y en sus costados asas con forma de circunferencia o semiesféricas. En las tumbas de una determinada necrópolis, el orden y ubicación de los objetos son siempre las mismas, lo cual denota un carácter ritual. Además, los más de 50 ataúdes de piedra, con varias decenas de objetos que los acompañan, muchas veces están colocados uno al lado del otro en series que componen una misma necrópolis de 100 metros de largo. Existe la presunción de que o son cadáveres de personas de una misma tribu o de familias que quisieron mantener reunidos a sus muertos vinculados en vida por lazos de sangre. Y que los cuerpos aparezcan quemados puede deberse a que el poblado sufrió un ataque y la gente murió incinerada y sus allegados, después de alejarse el enemigo, los enterraron a todos junto con sus cenizas o que realizaron en el lugar de la inhumación una gran pira de purificación por el fuego. Esta última presunción se funda en la cantidad de cadáveres de niños y de mujeres algunas con avanzado grado de embarazo, en cuyos vientres aún había restos de un pequeño cráneo. En tumbas de mujeres se encontraron aros, colgantes, abalorios, pulseras y anillos de bronce, éstos dos últimos colocados generalmente en la mano derecha. Los colgantes significaban talismanes y por las figuras representadas en ellos, se trataba de la adoración del Sol y de la Luna, a cuya protección se recurría en ceremonias litúrgicas de inhumación de los cuerpos. Algunas pulseras están hechas con tres o más vueltas trenzadas.

EL ANTROPOMORFISMO EN EXPRESIONES DEL ARTE La forma humana ocupó gran espacio en el arte arcaico de la Altiplanicie Armenia. Representado por una reducida pero muy valiosa cantidad de modelos de mayor o menor plasticidad, son escenas de caza y de liturgia religiosa. Esas múltiples y variadas naturaleza nos llegaron del neolítico bajo la forma de esculturas menudas y mediante escenas están representadas sobre objetos cerámicos de un período que se extiende entre los milenios VII a III a.C. Estatuas halladas en excavaciones o por casualidad, representan la figura humana,

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Lorri Berd – Siglos XIV-XIII a. C.– El soldado de bronce – Fragmento de la cuchara ritual. (Foto gentileza de la Prof. Seda Tevechian).

expresión de amplia difusión en la cultura de Oriente Antiguo sedentario y agrícola. Numerosos monumentos de culto religioso del III milenio a.C. son de arte utilitario que tuvieron por finalidad satisfacer necesidades del tiempo. La costumbre de preparar

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estatuillas continuó durante la Edad del Bronce tardía y de la Edad del Hierro temprana. Otro grupo de monumentos de arte utilitario de la Edad del Bronce temprana continuó la tradición de los grabados rupestres decididamente ligados a la imagen del Universo. Gran cantidad está compuesta por carros de tracción y pequeños prototipos, cuyos bueyes y toros de yugo ostentan en su frente signos astrales. Las figuras de dioses solares antropomorfos y de carros de combate o carretas como objetos de adoración eran habituales en la Edad del Bronce tardía. Por los motivos decorativos de vegetales, figuras geométricas, zoomorfas, por las complejas y bellas composiciones que adornaban los centenares de materiales descubiertos en poblados, sepulcros y necrópolis, sabemos que los habitantes de la Altiplanicie de aquella época consideraban que esos dibujos estaban estrechamente ligados a la idea de Universo. Sobre vasos extraídos en Shresh Blur, Echmiadzín, Kiultapá y Shengavit aparecen composiciones ornamentales de flores, hojas y espigas con destacada característica de simetrías con sus simbolismos homólogos de la bóveda celeste, el sol, montañas y la madre tierra. Las ceremonias y ritos de adoración dedicados a la fructificación que se celebraban en santuarios pastoriles montañeses no se vieron limitados durante los rigurosos meses invernales y de comienzos de la primavera sino que continuaron también en asambleas de poblados o en torno a santuarios comunes construidos en rincones sacralizados de viviendas, donde fueron halladas muchas estatuillas femeninas dedicadas a la fructificación animal. Como los de Oriente Antiguo, los agricultores y pastores de la Altiplanicie Armenia hicieron estatuillas antropomorfas de arcilla que fueron halladas en excavaciones arqueológicas en reducida cantidad debido al deterioro ocasionado por causas naturales en tan prolongado período de tiempo. Entre las excavadas constituyen un grupo numeroso las estatuillas femeninas. Esta circunstancia se explica porque en muchas figuraciones religiosas, en especial de la etapa prehistórica, todo conducía a la fructificación, la fecundación, a la reproducción de la vida vegetal y animal, a la perduración de las generaciones y a la idea de vitalización general. Por lo cual este culto se difundió por todo Oriente Antiguo, vinculado a la Gran Madre Naturaleza351. Muchos monumentos de la Altiplanicie y en particular en excavaciones de monumentos de fines del milenio IV a.C. y del milenio III a.C., ubicados en territorio de la actual República de Armenia en Shengavit, Mokhrablur, Chrahovit y Harich y en la parte occidental de Armenia, fueron descubiertas estatuillas antropomorfas que representan a mujeres. El arqueólogo Sdepán A. Esaian clasifica las estatuillas de mujeres en tres conjuntos, según sus formas. El primero es el que denomina estatuillas “naturalistas”; en él se destaca la de arcilla color marrón rojizo descubierta en Shengavit, que representa a una mujer joven cuyas tetillas se expresan levemente insinuadas, con los brazos extendidos horizontalmente y las piernas bien abiertas; la cabeza está rota, los pies y las manos tienen forma redondeada y sin dedos y las rodillas remarcadas. Por sus formas, en especial por la ancha apertura de las piernas se diferencia polarmente de las esculturas mesopotámicas, donde las estatuillas femeninas muestran sus piernas juntas352. Por sus particularidades estilísticas, la plástica de Shengavit es muy cercana al conjunto de estatuillas descubiertas en Mokhrablur. Dos de éstas están bien conservadas; la primera reitera las descripciones arriba expuestas, pero se diferencia en que representa no a una señorita grácil sino a una mujer obesa; la cabeza, el brazo y las piernas del lado izquierdo están deterioradas. La segunda estatuilla es chata, la cabeza expresada en ángulo recto, sin marcar el cuello; los cortos brazos están extendidos hacia lados diferentes, las semirredondas mamas tienen los pezones hundidos y subrayan la fructificación; las piernas son cortas y bien abiertas, el vientre tiene forma triangular y el símbolo del sexo femenino está señalado con unos breves trazos. Se encontró la cabeza de otra estatuilla que termina en una hinchazón saliente; tiene rostro plano, nariz pronunciada Martirosian, H.A., Israielian, H.R., Las inscripciones rupestres de Keghamá, Ereván, 1971, 12. Sardarian, S. H., La sociedad prehistórica en Armenia, Ereván, 1967, citado por Esaian, S.A., Las estatuillas antropomorficas en Armenia antigua, op. cit., 127, n. 10.

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y ojos redondos y hundidos. En general, sus formas son esquemáticas. De la estatuilla de Chrahovid sólo quedó la parte superior, sin la cabeza. Los brazos están abiertos hacia los lados y están destacados los pequeños y redondos pechos. El segundo conjunto clasificado por Sdepán A. Esaian, consta, en estilo esquemático, de una base relativamente cónica y del cuerpo semejante a un disco. Las piernas no están totalmente marcadas; corresponde a los siglos XII – XI a.C., precedió a las estatuillas de piedra conocidas como de la “mujer sentada”. Estatuillas con base cónica aparecieron en Asia Anterior y en el territorio de la actual Armenia, particularmente en las excavaciones de Harich; en éstas las cabezas son cónicas, los brazos están extendidos hacia los costados o hacia arriba y la base del cuerpo se va ensanchando con la forma de una campana. A pesar de que no están marcados los símbolos sexuales, las dos estatuillas de Harich pertenecen a mujeres aunque sobre el hombro de una de ellas hay una vara que termina en una forma semirredonda que recuerda los bastones de los pastores, por lo que podría corresponder a un varón. En la esquematización de este tipo de estatuillas, y no solamente en el arte del período arcaico de la Altiplanicie sino también en la Mesopotamia y otras regiones aledañas, es característico que en lugar de piernas, ostenten en la parte inferior una base cilíndrico-cónica. Las estatuillas que Sdepán A. Esaian incluye en el tercer conjunto, tienen cuerpos discoides, brazos cortos y rudimentarios, y cabezas semirredondas o a veces terminadas en punta. En ellas están marcados los símbolos sexuales femeninos; en ocasiones están adornadas con cintas. Otro grupo de estatuillas del milenio III a.C. hallado en Harich, hechas con rosada piedra toba (duf), representa también a ídolos del tipo “mujer sentada”, de cabeza y cuerpo redondos, cuya pelvis está destacada con un orificio; la parte inferior de la estatuilla se va adelgazando, seguramente para afirmarla en posición vertical sobre una base. Dos grupos de estatuillas de piedra fueron descubiertos en Aikeván y Shengavit, respectivamente, únicos no solamente en la Altiplanicie Armenia arcaica sino también en el arte del Asia Anterior y de Transcaucasia. El fragmento conservado de la estatuilla de Aikeván hecha con piedra toba roja representa la parte central del cuerpo de una persona, con la cintura redonda y el pecho plano; la parte inferior y la cabeza rotas desde antiguo. En general las estatuillas de este tipo carecen de piernas; se observan claramente sus redondeados hombros, y la delgadez de la parte inferior del cuello. De sus anchos hombros descienden hinchados brazos, doblados en los codos y las manos colocadas sobre el pecho, la derecha un poco hacia abajo y la izquierda arriba, manos en las cuales están remarcados cuatro dedos ampliamente abiertos. La de Aikeván corresponde a la capa superior del milenio III a.C.; es testimonio de los lazos culturales que existían entre las culturas del Este de la Altiplanicie y las de Asia Menor y del Mediterráneo. En tallas hechas sobre lápidas sepulcrales hay una mujer luciendo un delantal cuyo significado tiene estrecha conexión con la hoja de la higuera, con la ostra, la vid; con cobertores hechos de hojas de sésamo, con los que en las representaciones de arte ocultaban las partes púdicas(sbazanelik) y el papel preservador con respecto a la vida, que revestían los órganos sexuales; estas figuras representan la significación subjetiva mágico-ritual que en el milenio III a.C. los habitantes de la Altiplanicie Armenia atribuyeron al delantal y que testimoniaron en tallas de piedra, objetos de metal, y cerámicos (Artik, Shamshatin, Shengavit, Sdepanaván)353. Por la misma figuración, el delantal está relacionado con el arcaico mito de la diosa cuyas manos están tendidas hacia un racimo de uvas que cuelga de la vid, es decir el árbol milagroso de la vida que la haría inmortal, pero que muere desnuda antes de haber probado sus frutos. Además de las estatuillas femeninas, aparecieron estatuillas de varones que testimonian el avance del predominio patriarcal. Un fragmento de una mal conservada estatuilla no permite determinar el sexo: no está claro si los brazos están abiertos hacia los lados; la cabeza, fragmentada, termina en una simple placa filosa. En este lugar se halló la estatuilla de un 353 Saghumian, Surén, Consideraciones acerca del arte en las lápidas sepulcrales, Boletín de Ciencias Sociales (Banber Hasararakán Guitudiunnerí), 1988, mayo, 5 (545), 55.

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varón, comparativamente bien preservada; la de Shengavit es una figura voluminosa de pie, con los brazos cruzados ante el pecho; se conservó la cabeza redonda sobre el cuello corto, el rostro esquemático sólo tiene marcados los ojos, los muslos son macizos y bien separados y está muy destacado el símbolo fálico. Tres grandes ídolos fueron hallados en excavaciones realizadas en Shengavit, hechos con piedra toba negra y roja del lugar, de la capa más externa del milenio III a.C. El corte de los ídolos es semioval, semirredondo por el frente y plano en el reverso. Miden 90 a 95 cm. de alto; el ancho inferior es de 50 a 70 cm. y el superior, adelgazándose un poco, llega a 40/42 cm. En las cabezas, los ojos están señalados por dos orificios pasantes de 2 a 3 cm. de diámetro. Más abajo les cavaron lo que sería la boca. Rasgos en las espaldas de los ídolos evidencian que fueron ubicados en el centro de la vivienda para ser visibles desde cualquier punto del ambiente; muestran que en el milenio III a.C. se esculpieron no solamente estatuillas de ídolos, pequeñas para poder moverlas con fines de culto en rituales civiles y militares, sino también grandes, para fijarlas en el piso, y hacerlos objeto de la liturgia hogareña. Estas antiguas estatuillas de la Altiplanicie fueron halladas en monumentos de los milenios VIII-VII a.C., en la zona de Aghznik, provincia Ankeghatun, cerca de Arghaná de Armenia histórica354. Refiriéndose a ellas, Sdepán Esaian expresa que una de ellas es de color marrón rojizo, de arcilla bien alisada; representa a un hombre de pie, el busto de gran complexión, la cabeza pequeña, cuyos detalles, la nariz y los ojos han sido marcados mediante débiles hoyuelos y líneas. Los brazos, apoyados sobre el pecho, no están separados. Para pararlo en posición vertical, la parte inferior de la estatua es un poco más ancha y cortada en forma horizontal; a pesar de que las características sexuales no están remarcadas, por la amplia turgencia de los pechos y la medida de las piernas es posible suponer que se trata de la estatua de una mujer355. La segunda estatua es más compleja y los expertos se inclinan a calificarla de estatua antropo-zoomórfica. Tiene marcada la cabeza redonda, de medida regular, cabellos alisados, pequeños ojos redondeados, la nariz inflada y poco prominente y muy subrayados los pómulos; entre las cavidades de la frente y los ojos hay un hoyuelo en el que colocaron piedras de colores, que en opinión de los peritos son adornos. Debajo del cuello hay un hoyuelo por medio del cual la cabeza de esta estatua fue afirmada a una base de apoyo. Se supone que representa a un hombre con cabeza de oso. Entre estatuas halladas en Teghut del eneolítico tardío se encontró la estatuilla de un oso, que testimonia el antiquísimo culto al oso en la Altiplanicie Armenia356. Más materiales quedaron de monumentos de la Altiplanicie, de la Edad del Bronce temprana.

DESCUBRIMIENTOS ARQUEOLOGICOS CORRESPONDIENTES A FINES DEL MILENIO III a. C. Y COMIENZOS DEL II a.C. Entre fines del III milenio a.C. y comienzos del II a.C. se produjo cierta forma de desenlace de la estrecha conexión existente entre la cultura de esos dos milenios primordialmente en la parte central de la Altiplanicie, como consecuencia, en primer lugar, de la creciente densidad de población, de la que gradualmente fueron formando parte tribus alógenas; en segundo término, por la elevación cultural en especial de la región de Tzopk en comparación con otras de la Altiplanicie; por último, la mayor relación que vinculó a la Altiplanicie con vecinos civilizados, fruto de su posición geográfica de tránsito y sus riquezas naturales. A estos factores se sumaron las migraciones étnicas y calamidades climáticas. La conjunción de estos influjos fue transformando el etnos poblacional de la 354 Esaian, S.A., Las estatuillas antropomorfas de Armenia antigua (milenios VII-III a.C.), Revista Histórico Filológica, Ereván, 1987, 1 (116), 125. 355 Esaian, S.A., Las estatuillas antropomorfas de Armenia antigua (milenios VII-III a.C.), op. cit., 125. 356 Esaian, S.A., Las estatuillas antropomorfas de Armenia antigua (milenios VII-III a.C.), op. cit., 125.

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Altiplanicie hacia una heterogeneidad que finalmente iría fijando diferencias cada vez mas nítidas entre los elementos componentes. Un ejemplo de esta diferenciación entre los monumentos arqueológicos del III milenio a.C. comparados con los del II de la misma Era, se observa en varios conjuntos de inscripciones rupestres del monte Gran Paitasar, que presentan rasgos y particularidades estilísticas que no son características de los tiempos anteriores mientras sí sobreviven en el desarrollo ulterior de las siguientes etapas de la Edad del Bronce y llegan hasta los primeros tiempos de la Edad del Hierro. En lo sucesivo se incrementa la cantidad de figuras zoomorfas y antropomorfas, que se reducen a sólo dos, tres y cuatro por conjunto y que adquieren formas cada vez mas perfeccionadas, dinámicas y complejas. En los animales cambian los trazos de los cuernos y las características que denotan su edad. Las superficies de los gigantescos bloques de piedra, presentan grupos de marcos circulares simétricos grabados con ayuda de pequeñas mazas de piedra (de 17 a 22 cms. de diámetro). Estas tipicidades son las que ya aparecen también en motivos decorativos de la cerámica pintada de negro del milenio III a.C. Continúa el básico estilo de descripción geométrica. Cambian los dibujos de los cuernos, sobre los cuales se observan las ampollas provocadas por la edad; se encuentran muchas imágenes caprinas con las patas atadas; se incrementa mucho la cantidad de figuras zoomórficas y antropomórficas, cada vez más complejas, que se convierten en composiciones más argumentales y por fin aparecen representaciones extremadamente estilizadas. Es reiterativa la figura de dos triángulos enfrentados que se contactan por uno de sus vértices; el motivo del triángulo, como veremos en casi todas las épocas siguientes, está íntimamente vinculado con el del animal, en especial con el de la cabra, como particularmente aparece nítido en motivos decorativos sobre objetos de arcilla negra lustrada del III milenio a.C. en Shengavit. Pueden observarse tres fieras cuyos cuerpos están delineados con plasticidad, y que por sus extremidades y las formas de sus colas, se acercan mucho a las figuras triangulares del III milenio a.C.357 También tienen valor para establecer su ubicación cronológica, los datos diferenciales entre los conjuntos de inscripciones rupestres de la Edad del Bronce temprana y las posteriores; es el de las figuras de pájaros características solamente de los materiales artísticos utilizados en el III milenio a.C. Aparecen la cabra, el pájaro y la víbora; en este sentido es interesante observar que el pájaro toma con el pico a la víbora; es típico del pájaro que su cuerpo tenga forma triangular, vigoroso, con patas gruesas y cabeza inclinada. En las escenas de caza están siempre presentes los perros; estas composiciones reflejan el predominante régimen pastoril seminómade. También los carros de cuatro ruedas; esta última parte, la de los carros, que aparece con frecuencia en las composiciones, es un símbolo preciso de las culturas agrícolas de llanura que refuerza la hipótesis de que esos santuarios de alta montaña de aquel tiempo pertenecieron a pobladores de la llanura del Ararat, que equiparadamente hicieron alcanzar a un elevado nivel, tanto el pastoreo como la agricultura. Son tempranamente típicos de la Edad del Bronce por su riqueza en monumentos, tres conjuntos rupestres que aparecen al Sur, Sureste y Suroeste de la cúspide del Pequeño Paitasar; fueron circunstanciadamente analizados en 1969; en ellos, especialmente, los perros aparecen como norma en las escenas de caza, con pluralidad de figuras esencialmente variadas y argumentales. Muchas de ellas testimonian el contorno pastoril seminómade y acerca de la correspondiente elevación de su desenvolvimiento. Como consecuencia del desarrollo de las fuerzas productivas de las comunidades residentes en especial en la llanura del Ararat, cuyas ramas económicas fundamentales se basaban sobre la actividad agrícola-pastoril y las artesanías, la vida y las relaciones sociales comenzaron a girar hacia el régimen patriarcal en la que el varón fue quien en lo sucesivo ejerció el señorío del poder. En los distintos períodos del milenio III a.C., se manifestaron construcciones de poblados, necrópolis, fortificaciones en todo el territorio de la Altiplanicie desde las corrientes superiores del Eufrates, el Ponto, en el Antitauro, en las 357

Khanzadian, E. V., La cultura de la Altiplanicie Armenia en el 3er. milenio a.C., Ereván, 1967.

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zonas bajas de los Tauros Armenios hasta las cimas del Cáucaso Menor y los cursos de los ríos Kura y Araks. Para percibir los diferentes aspectos de la realidad que rodeaba a la cultura espiritual durante las capas arcaicas de lo que milenios más tarde sería el pueblo armenio, tienen sensible significación los objetos rituales que expresan el nivel de conocimientos que acerca de esa cultura tenía la sociedad del aquel tiempo. Si tenemos en cuenta que esos objetos rituales forman un complejo que trata de explicar cronológicamente la bastante estratificada realidad de los habitantes, quedará clara la importancia que asumen tales objetos. En tal sentido, los hallazgos obtenidos en las excavaciones de losmonumentos arqueológicos de Siunik no constituyen una excepción. Son estatuillas zoomorfas de bronce, diferentes clases de colgantes, pulseras con formas de cabeza de víbora, ánforas zoomorfas o redondas. Por estos hallazgos se evidencia que en el milenio III a.C. estuvieron densamente poblados y se fundaron núcleos de elevado nivel agrícola-pastoril no solamente en Siunik sino también en la llanura del Ararat, la región de Godaik, el litoral del lago Seván, Shirag, Vanant, Bagrevand(Alashkert), Karín(Erzerum), Van, Babert, Manazkert, Tarón, Arkel (Lusakert). En aquellas excavaciones realizadas en la región norteña de la Altiplanicie se hallaron monumentos pertenecientes a la Edad del Bronce temprana. En Blur, región de Kharberd, exploraciones arqueológicas descubrieron la existencia de poblados pertenecientes a capas culturales sobrepuestas, aunque sucesivas, cada una con características propias; en las excavaciones se hallaron hogares, estatuillas, fragmentos de cerámica coloreada; en las capas 7ª y 8ª de Blur se encontraron vasijas de arcilla de la Edad del Bronce temprana, con figuras de cabras coloreadas de rojo, y de pájaros, también rojos. Estos últimos presentan la característica de estar también formados por dos triángulos contactados y enfrentados por sus vértices; las figuras están rellenadas por trazos inclinados y en la parte media se observan ciervos encorvados en forma abovedada. Con el sistema de radiocarbono se determinó que los materiales de Blur pertenecen al año 2470 a.C. Es en esta época en que se asientan también grandes poblados en el valle del Nilo y en Creta y comienzan migraciones de semitas e indoeuropeos. Se extrajo también gran cantidad de objetos de piedra raspada y de sílice, alfileres, puntas de flecha y cuentas de hueso, así como artículos de cobre, todos pertenecientes al neolítico tardío y el eneolítico. Llama la atención que inscripciones rupestres de cronología coincidente, sobre masas rocosas homogéneas, manteniendo el mismo estilo, aplicando técnicas análogas y esculpiendo inspirándose en idénticos modelos, aparecen muy a menudo representadas en cerámicos del III milenio a.C., reiterando las figuras zoomórficas geométricas a las que hemos hecho referencia más arriba. En uno de los conjuntos de imágenes rupestres del Pequeño Paitasar, la Tierra es fecundada en medio de un entorno de dioses o espíritus solares, representados, como habitualmente, por cabras estilizadas con una morfología geométrica, tal como aparecen en objetos de cerámica del milenio III a.C. En otras escenas varían interiores cruciformes y el disco solar con tres rayos, el toro, un pájaro y unas cuantas figuras humanas con los brazos abiertos rodeados por ciervas y cabras. En otros lugares de la Altiplanicie, junto con similares círculos o en su reemplazo aparecen concavidades clasificadas en series horizontales, con la cercanía de esquemáticas figuras humanas. En la representación prehistórica, junto con los círculos siempre quisieron significar cuerpos celestes, constelaciones o simplemente el cielo local; y las figuras humanas que acompañan representan espectros o espíritus de los ancestros asociadas a cuerpos celestes.

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LA MUSICA Y LA DANZA EN LAS IDEOGRAFIAS

Karashamp – Siglos XX – XIX a.C. Copa de plata grabada con figuras en cuatro franjas: 1) caza; 2) celebraciones de combate y de victoria; 3) muerte de un ejército derrotado y escenas alegóricas; 4) par de leones. Catálogo del Museo Histórico Nacional de Armenia. Altura 12,5 cm.

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En una de las franjas de un vaso de plata de Karashamp hay una composición decorativa con instrumentos de música, estrechamente relacionada con leyendas indoeuropeas y con la interpetación de ceremonias litúrgicas. Una flauta de piedra (sring) descubierta en una excavación arqueológica realizada en Dastakert es un modelo de instrumento musical mesopotámico de época posterior; multiplicidad de estatuillas de terracota muestran intérpretes de instrumentos musicales, en especial de srings, elementos que evidencian que en la Altiplanicie Armenia de aquel período estaban difundidos la lira, el instrumento de cuerda llamado saz, clases de instrumentos de tipo tamboril, trompetas, que se hacían sonar en festines, comidas, entierros, representaciones teatrales y durante operaciones militares y litúrgicas. Siendo la parte oriental de la Altiplanicie un territorio cubierto por montañas, la comunicación vocal entre sus pobladores tiene que haber sido expresada en muy alta voz. No es difícil que aquel clamor individual fuera convirtiéndose en imitaciones de aullidos, rugidos y ululares de animales, y es posible que éstos se hayan ido transformando en cantares, trinos y gorgeos como exteriorización de aflicciones o alegrías, muchas veces acompañados con rústicos instrumentos, como hoy los oímos en cánticos de montañeses del Tirol, en los horovel358 de los labriegos que trabajan la tierra en laderas bajas del Arakats o en cercanías del Seván, así como en muchos sharagán359, en seculares y recónditos conventos religiosos. Oír la voz humana, en primer lugar la suya propia, después la del eco que pudiera responderla desde lo profundo del valle y, por último, la de algún prójimo, tiene necesariamente que haber insuflado algún sentimiento de excepcional sugerencia en el seno de su alma. Restos de instrumentos musicales que se utilizaron en la Altiplanicie Armenia durante los milenios III a.C.-I a.C. y sus paralelos de Oriente Antiguo, hallados en excavaciones arqueológicas permiten detectar su amplia difusión e individualización morfológica, estructura y significación. A fines de ese período, los habitantes de la Altiplanicie ya conocían una especie de pequeño arpa parecido a la lira (tavigh-chnar), laúd, diversos tipos de tambores y timbales, especie típica de pequeña flauta, cascabeles. En antiguos grabados orientales esculpidos en relieve, sellos y en murales pintados, hay constancias de que instrumentos musicales fueron utilizados duranteceremonias y enliturgias de sepelio, acompañando a la entonación de cantos religiosos y a las expresiones de danzas rituales. Muchísimo tiempo más tarde, ya en los siglos históricos cercanos a la época trovadoresca, músicos populares, sosteniendo en posición vertical sobre su pierna cerca de la rodilla el típico kamanchá, extraían melodías con el arco que deslizaban sobre las cuerdas, mientras entonaban poéticas letras de canciones a menudo improvisadas.

DESARROLLO AGRICOLA: EL CULTIVO DEL TRIGO EN LA EDAD DEL BRONCE La Altiplanicie Armenia es una de las cunas más arcaicas del cultivo de la tierra. Como consecuencia de las condiciones climáticas favorables para la vida, las aguas y el aire fríos, la tierra feraz, la abundante vegetación y el irrepetible simbolismo de su belleza natural, la Altiplaniciese convirtió en la base económica más importante de los períodos eneolítico broncíneo y de sus microcircuitos de cultura prehistórica con característicos monumentos arqueológicos, frescos poblados y pequeñas necrópolis, estatuas de piedra que representanenormes peces-vishap y asombrosas inscripciones rupestres360.

Horovel, en armenio, cantar de labriegos, Sharagán, himnos sagrados de la iglesia armenia. 360 Martirosian, H.A. e Israielian, H.R., Las inscripciones rupestres de Keghamá, II, Ereván, 1971, 7, en lo sucesivo “Martirosian e Israielian”. 358 359

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Las excavaciones arqueológicas en los poblados eneolíticos Mashtotsí Blur, Kghziag Blur, Mokhrablur, Shresh Blur, Elar de Godaik proveyeron gran cantidad de materiales que permiten conocer el desarrollo agrícola en la Altiplanicie Armenia durante el III milenio a.C., que guardó unidad cultural con los poblados rodeados por muros de Shengavit, Franganots, Akhtamur, Cheivá, cada uno de los cuales ocupaba más de seis hectáreas de superficie y marcaba una nítida diferenciación con respecto a las características étnicas de los poblados persas y mesopotámicos de la misma época. Durante el eneolítico, sus poblaciones, decididamente sedentarias, aplicaron métodos agrícolas antes no vistos, paralelos a los novedosos sistemas de domesticación de los animales. Por los hallazgos obtenidos en las excavaciones arqueológicas, la Altiplanicie Armenia ha sido la protopatria de distintas variedades de trigo, cebada, centeno, las arvejas vicia panonica y vicia narbonensis, garbanzo, centeno. El trigo de un sólo grano, especialmente la especie fina triticum aestivum que se originó en los tiempos arcaicos y se desarrolló en el paleolítico tardío. Las observaciones demuestran que gran cantidad de restos de trigo silvestre se encontró en distintas partes de la Altiplanicie Armenia. Los hallazgos de restos orgánicos certifican que en los períodos neolítico yeneolítico las bases de la cultura agraria fueron las especies locales de trigo y cebada; esto fundamenta la hipótesis de que en los tiempos arcaicos la población de Shengavit, Echmiadzín, Mokhrablur aprovechó la fructificación espontánea del trigo silvestre. Según las evidencias, el trigo blando y fino, que es cercano al menudo (Compactum Host), se originó en la Altiplanicie Armenia en el neolítico y eneolítico. Además de estas especies de trigo, en Shengavit se encontró un trigo de grano redondo y fino (Triticumvulgare antiquorum Herr) que tiene granos pequeños y no pertenece a las especies hasta hoy conocidas. Se difundió ampliamente durante la Edad del Cobre. Otras especies que se hallaron en la región son el trigo polaco (Tr.polonicum L) y las especies Tr. turgindum L yTr. dicoccum Schübl. Probablemente el cultivo del centeno en la Altiplanicie Armenia se practicó en el eneolítico. Los restos mezclados de granos de trigo y de cebada hallados en Shengavit prueban la existencia de siembras en esa época, que es típica de la agricultura que tiene paralelos arqueológicos y etnográficos. A ese grupo pertenecen también la especie del cultivo arcaico del trigo de un solo grano (Tr. monococcum L), el cubierto por una membrana, que tiene correlación con el trigo silvestre de un solo grano (Tr. aeglopoides Link). Al mismo grupo pertenecen las especies araratianas (Tr. araraticumjakubz). Está demostrado por testimonios arqueológicos que la presencia de trigo tanto silvestre como cultivado local en la Altiplanicie Armenia procede de los milenios V a III a.C. También hay prueba de que en el territorio actualmente ocupado por la República de Armenia existió desde aquellas antiguas épocas trigo autóctono de alta montaña. Es prueba indubitable de la presencia de estas especies de trigo en Armenia el hecho de que desde la profundidad de los tiempos se dieron circunstanciasfavorables para su desarrollo natural en general y en particular para la agricultura.El laboreo de la tierra, tuvo clara presencia ya en el neolítico (milenio V a.C.) y fue un medio importante para la vida humana en el territorio. Entre 1936 y 1938, E. Paipurdian y entre 1958 y 1966 H.S. Sardarian realizaron excavaciones arqueológicas en el poblado eneolítico de Shengavit (estratos desde fines del IV milenio a.C. hasta comienzos del II milenio a.C.) y hallaron restos de granos y de espigas carbonizados, en grandes recipientes ubicados cerca de hogares y en silos cavados en profundos pozos. El arqueólogo Mikael K.Tumanian, analizando los granos de Shengavit clasificó distintas especies de cebada, centeno y trigo blando. De acuerdo a su hipótesis, aquel trigo y centeno fueron tipos que demuestran el tránsito de las gramíneas silvestres a las cultivadas. Los materiales de Shengavit no son únicos: cereales de esas especies fueron hallados en excavaciones realizadas en poblados eneolíticos como Elar, Mokhrablur y en la

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antigua Najicheván. En 1904, en excavaciones que efectuó Ervand Lalaian en un cementerio de Kültapá de Persia, encontró restos de semillas de trigo, cebada y centeno carbonizadas. En 1926, científicos de distintas nacionalidades hallaron gramíneas de un solo grano en Artsaj, en 1929 lo hizo Tumanian, en 1932 se encontraron en Tvin. Hasta hoy se encuentran especies de cebada silvestre en Armenia. Según el arqueólogo V.L. Kommarov, se considera que la protopatria del trigo cultivado descubierto en distintos lugares es la misma donde había trigo y cebada silvestres; teniendo en cuenta esta hipótesis, se puede afirmar que Armenia, comenzando desde el neolítico fue uno de los importantes hogares de desarrollo y cultivo de la cebada silvestre y por lo tanto también del trigo. Las investigaciones de restos cubiertos de ceniza de espigas halladas durante las excavaciones en la Altiplanicie Armenia (Shengavit, Najicheván, Kültapá) demostraron que los granos de cebada correspondían a la especie Hardeum Sativum;comparados con los actuales, las semillas son más pequeñas. El estudio de las culturas de las distintas épocas arcaicas, despierta excepcional interés como medio para comprender las causales del paulatino desarrollo de las plantas. Con el análisis biológico de los vegetales en distintas condiciones es posible comprobar aproximadamente la influencia de las particularidades climáticas y los lazos entre sus orígenes, formas de crecimiento y progresivo adelanto; y señalar así sus transformaciones en épocas arcaicas. Desde este punto de vista, son valiosos los hallazgos en algunos poblados neolíticos como Kghziag Blur, Mashtotsí Blur, donde se encontró gran cantidad de restos de esa cultura, morteros, trituradoras, interiores de hoces, así como restos quemados de espigas de cebada, centeno, trigo. Es decir que hace más de 6000 años en la llanura del Ararat existió una sencilla agricultura cuyo comienzo debe ser inscripto en el neolítico. Ya a inicios del eneolítico se cultivaban allí varias especies de trigo, cebada, centeno. Aquella cultura se adaptó a las condiciones naturales del tiempo. Los hallazgos de cebada, centeno y trigo que se produjeron en Shengavit no solamente representan los antiguos niveles de desarrollo sino que también configuran las condiciones naturales de la llanura del Ararat. El estudio de las diversas especies que atraían al hombre nos dan la pauta de que desarrolló la fecundación del polen con especies distintas para obtener un híbrido más complejo y de mayor tamaño. En Egipto la cebada cultivada tiene una antigüedad del 15.000 a 10.000 años; en Babilonia y Asiria, hace más de 3.000-2000 años; en India y China hace más de 2500-2000 años. Ese cultivo se practicaba en la Altiplanicie Armenia hace 5000-4000 años, hecho demostrado por los hallazgos en las excavaciones arqueológicas arriba mencionadas. En la llanura del Ararat (Mashtotsí Blur, Sev Blur (en el poblado de Medzamor), el poblado de Kghziag (durante los milenios VI-IV a.C.) la labranza neolítica de la tierra con pico, era de naturaleza hortícola. En esos lugares, H.S. Sardarian encontró, dentro de vasijas quemadas, restos de semillas de cebada, trigo y paja, junto con picos de piedra y muy sencillos y pequeños morteros y trituradores. El mismo arqueólogo encontró muchos silos no sólo en el antiquísimo poblado eneolítico de Shengavit (comienzos del III milenio a.C.) sino también en Elar y en Kültapá. Según la forma del grano, Mikael K.Tumanian clasifica esas plantas cultivadas – cebada, trigo y centeno- en cuatro grupos: alargada, romboidal, ovalada y circular. Las cebadas de Shengavit son más esferoides. En general las cebadas esferoides no existen en otro lugar fuera de Armenia; otra particularidad natural es su falta de quistes, que aparecen en el trigo cultivado con cebada. Es propia de las cebadas de Shengavit la membrana blanda y la pluralidad de hileras de semillas. En las excavaciones de poblados eneolíticos sólo se encontró pluralidad de hileras en la cebada Sp. Vulgare L. En la cebada de grano redondo de Shengavit, las espigas no son grandes; tienen pluralidad de espigas con grandes semillas esferoides; fueron cultivadas durante el eneolítico en la llanura del Ararat de 5000 a 4000 años a.C. Aquí fueron halladas también

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especies de cebada con pluralidad de espigas, con signos típicos, sin quistes y de granos redondos. Coincidieron con las condiciones de los herbajes locales y la humEdad del aquel tiempo, y tuvieron amplia difusión. La apariencia general de las cebadas del eneolítico, con pluralidad de hileras, grano redondo, sin membrana, comparada con las de las formas mundiales actuales, se acercan más a la cebada japonesa (Subproles japonicum). Las medidas de esas cebadas de grano redondo y sin membranaque se cultivaban en el eneolítico junto con trigo, eransignificativamente más grandes que éstas últimas. En tiempo de Urartú casi desaparecieron y cedieron su lugar a la cebada de forma oval. El análisis de los materiales obtenidos en las excavaciones arqueológicas, evidencian que aunque las cebadas de grano redondo llegaron hasta los tiempos de Urartú, siempre lo hicieron en la forma mezclada, de las cuales, no todas fueron en sembrados. Por su forma, la cebada de Urartú no es tan redonda como la del eneolítico de Shengavit. Hay que considerar que la cebada y el trigo que existieron en las condiciones naturales del neolítico, y como consecuencia de la paulatina transformación que se produjo hasta algunos siglos antes de nuestra época, en su apariencia general y sus signos morfológicos pluralidad de hileras, granos redondos– han desaparecido. Posteriormente, las antiguas cebadas semicultivadas de grano redondo evolucionaron y dieron lugar a la nueva clase de cebada de hilera plural, sin membrana, alargada, con granos ovalados y cortos quistes. A diferencia de las cebadas de grano redondo, éstas presentaban nuevos signos y particularidades. El arqueólogo Mikael K. Tumanian bautizó este nuevo tipo como “Urartú”. La cebada cultivada de Shengavit, de grano redondo, está totalmente ausente entre las cebadas actuales. Tumanian la denominó Hardeum antiquorum Sphaerococcum y la considera como especie semicultivada. Aclara que la cebada sin quistes, de grandes granos redondos y sin membrana, es fruto de la labor del hombre. Las excavaciones realizadas en poblados eneolíticos del II milenio a.C. de la Altiplanicie Armenia,brindan unavibrante descripción de la agricultura arcaica, a la que, a pesar de una serie de rasgos, no es posible considerar como una forma de inicio de la agroeconomía. Durante las excavaciones en el estrato eneolítico de Kültapá(Nakhicheván), debajo de la capa de la loza de barro negra lustrada y separada de ella por un espesor de 30-40 centímetros, fue encontrada otra capa, muy sólida, en la que no hay loza de barro negra lustrada; y en ella se encontraron fragmentos aislados de cerámica policromada al lado de loza de barro tosca. La agricultura existió en tiempos más tempranos – en los milenios IV III a.C. – lo cual es demostrado por el hallazgo de una capa más antigua de morteros, azadas, trituradoras, moledoras, hoces de obsidiana, filos interiores de cuarzo. Esto lo evidencia, primordialmente, los materiales de la capa profunda en los poblados neolíticos de Shengavit, Mashtotsí Blur, Kghziag Blur. En el milenio III a.C., para surcar y sembrar, elegían lugares que regaban en forma natural las aguas de los ríos y afluentes. En un principio, esos territorios eran cultivados con picos de madera que tenían extremos de piedra; posteriormente, con bueyes que arrastraban arados de madera. Las semillas de trigo y cebada eran sembradas mezcladas. Para cosechar utilizaban hoces compuestas por hojas de cuchillo hechas de cuarzo, de 5 a 8 centímetros de largo, montadas sobre un mango de madera o hueso. Durante el período eneolítico y en la Edad del Bronce temprana, los filos preparados para la hoces eran a menudo de obsidiana; en la misma época usaban hoces de cobre. Para cultivar los granos de trigo recogidos usaban grandes moledoras con forma de canoa, trituradoras, morteros de granito, muelas. El cultivo de la Altiplanicie Armenia se vincula con el mismo tipo de cultivo de Asia Menor y Anterior. Es similar al eneolítico del Norte de la Siriana y de Palestina (milenio III

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a.C.)y, en el Sur, al cultivo de tipo halafita. No obstante el distinto origen de esos cultivos, tienen muchas generalidades comunes. Los distintos poblados de la Altiplanicie Armenia caracterizan los diferentes niveles de desarrollo de esa cultura. En cuanto al período siguiente hay pocas novedades acerca de la labranza de la tierra, debido a que la agricultura en la Edad del Bronce no ha sido suficientemente investigada, aunque los monumentos arqueológicos de esa Edad son enormemente ricos. Sólo cerca de Zvarnots, las excavaciones de los túmulos funerarios proveyeron ejemplares del tipo Triticum pertenecientes a la Edad del Bronce, de los cuales el más parecido es el de la especie Triticum dicoccum schrank. En síntesis, en la Altiplanicie Armenia la agricultura se originó muy tempranamente, en el período del neolítico, lo cual está confirmado por investigaciones arqueológicas y botánicas. En la Altiplanicie Armenia y en los territorios fronterizos de Asia Anterior llama la atención la variedad y riqueza en material de trigos silvestres y cultivados. Al trigo silvestre pertenecen el centeno silvestre (Triticum dicoccoides), el trigo del Ararat (Triticum araraticum), el trigo de un solo grano (Triticum urarthy) y la cebada silvestre (Hardeum spontaneum). En Asia Anterior y en la Altiplanicie Armenia, tanto la recolección de cereales silvestres como después su cultivo, se realizaron desde muy antiguo.

LA FRUTICULTURA El hombre prehistórico se alimentaba de frutos de distinta clase. En la Altiplanicie Armenia, desde antiguo, existieron bosques frutales, en los que crecían frutas silvestres, avellanos, nogales, castaños, almendros, cerezos, frambuesas, manzanos, perales, ciruelos, vides, zarzamoras, frutillas y otras, cuyas clases cultivadas no fueron conocidas por los habitantes del paleolítico. Está reconocido que la patria del cultivo del damasco, durazno, cereza, ciruelo y de otras frutas fueron China, Asia Menor y Anterior, la Altiplanicie Armenia y regiones cercanas a éstas. El hogar principal de cultivo de la uva es el territorio del Sur de los Cáucasos en general, y de Armenia en particular. En la Altiplanicie Armenia la viticultura se desarrolló en el milenio III a.C. Esto lo demuestran los restos de viñedos hallados en excavaciones arqueológicas de esa extensa área; entre sus poblados eneolíticos, en la capa profunda de Karní se encontraron carozos de damasco; en el poblado de Shengavit carozos de cerezas y de cornejos. En Hanlar de Artsakh se encontraron carozos de durazno y semillas de uva y de mora. Se supone, por lo tanto, que el damasco cultivado, la granada, eldurazno, la uva, la cereza, el níspero y el ciruelo mejoraron y aumentaron también en el territorio que sería Armenia. En bosques de Armenia hay árboles frutales silvestres a saber: la pera silvestre (Purus caucasica) que tiene cerca de 34 variedades; la manzana silvestre (Melus orientalis), la ciruela (Crataegus); las variedades de cereza (Cerasus oveleana, Prunus avium, Cerasus avium); el cornejo (Cornus mas), el higo, la granada (Punica granatum), el membrillo, el níspero (mespilus germanica), el almendro (Amygdalus Fernliand), la castaña (Cashtan castiva), el durazno duro (Prunus divaricot), la avellana (Corylys avellana), la nuez (Eubgaus regina,juglan regini) y otros. La fruticultura, con respecto al cultivo del trigo, tuvo significación auxiliar. En un principio, el cultivo de las plantas se realizó con herramientas de piedra y después, de cobre. Posteriormente, con sencillos instrumentos de bronce: picos, arados, hoces. No hay que suponer que la agricultura en la Altiplanicie Armenia durante el período eneolítico, haya sido la única fuente económica básica, pues paralela a ella se desarrolló la ganadería. Una de las principales consecuencias del cultivo de los vegetales era la de cierto acopio de frutos de la tierra en previsión de la proximidad del invierno. Hay frutos vegetales que pueden ser

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conservados como ocurre con el cultivo del trigo; pero también existen plantas que para ser conservadas es indispensable elaborarlas. Naturalmente las labores realizadas con este objeto convirtieron ciertos vegetales en materia de especial atención debido al poder utilizable que ellos insuflaban en el hombre. Además, primordialmente, con el desarrollo que en milenios adquiriría la medicina impulsaría gradual y paralelamente el aprovechamiento práctico de las savias vegetales. Las nuevas medicinas vegetales que fueron apareciendo estrecharon la relación del hombre con la idea delporque determinados representantes del reino vegetal –entre ellos ciertos líquidos conocidos ya desde tiempos muy pretéritos- asumieron mayor significación vital para el hombre y fueron denominados elixires de vida. Desde épocas antiguas se produjo un trasvasamiento conceptual acerca de estos líquidos, que a menudo mezclados con alcohol, pasaron a ser usados en ceremonias rituales y liturgias de muchas tribus. Leyendas que narran maravillas y milagros se refieren a elixires de inmortalidad y a otros preparados líquidos de vida capaces de preservar la existencia humana y dan fuerza, idoneidad, y desarrollo de su descendencia. Lógicamente también subrayan la cuestión de incrementar la proliferación en las actividades ocupacionales agrícola, pastoril y de la cacería. La antigua costumbre ceremonial vinculada con elixires de vida penetró también en los rituales religiosos de la Altiplanicie, en los cuales aparecen ideas referentes adivinidades relacionadas con el árbol y con el elixir de vida; sobre monumentos de la cultura material asiria, urartiana, hitita y de otros pueblos, hay ubérrimas representaciones que preservan aquellas ideas étnicas.En la India preparan elixir de vida con un vegetal al que denominan soma361 y el fin del mundo y su resurrección son vinculados con el elefante y con la tortuga, sobre cuya caparazón representaban a la flor de loto. Según el Avesta, los persas extraían elixir de vida de un vegetal – el árbol de la vida- al que denominaban Khaoma (Hom o Homa); es una bebida espirituosa más suave que el soma indio. Consideraban sagrado no solamente al fuego benéfico (la gavilla de ramas, después reemplazada por cuerdas de cobre), al elixir de vida, a las vasijas que lo contenían, y a otros instrumentos). Creían que gracias al khaoma, podían alcanzar inmortalidad, belleza, valentía, sabiduría y otras virtudes362.

ELABORACION DEL ZUMO DE LA CEBADA Y DE LA VID El consumo de bebidas espirituosas es antiguo como la humanidad; en inscripciones de las etnias más remotas en el tiempo, se preservaron constancias del conocimiento de esos zumos, en especial de la cerveza y del arte de su preparación. Inscripciones cuneiformes de la cultura babilónica del V milenio a.C. refieren que grandes cantidades de cebada y trigo eran transferidas a un determinado cuerpo administrativo para ser utilizadas en la fabricación de cerveza; los cultivadores de esos cereales informaban al gobierno acerca del monto de la cosecha y de la cantidad de cerveza entregada. En el territorio que se extiende entre el Tigris y el Eufrates, la ocupación de producir cerveza, junto con la iniciación de la labranza, son autóctonas y tan antiguas como la del cultivo del trigo, es decir, signos del paso de la comunidad pre-babilónica al sedentarismo. Este proceso cultural se conservó inalterable en sus figuraciones religiosas: la diosa de los cereales era, al mismo tiempo, divinidad de la cerveza. Y las celebraciones más antiguas eran asambleas religiosas de adoración al pan y a la cerveza. Desde los tiempos arcaicos hasta la decadencia del reinado babilónico, el pan y la cerveza fueron ofrenda de 361 Es la Asclepia acida o Sarcostemma viminalis, que existe en el Himalaya; tiene ramas largas, delgadas y colgantes, sobre las cuales se abren flores doradas. Contiene abundante jugo, que se exprime de modo especial y se lo mezcla con otros líquidos (leche fresca y cuajada) y, fermentado, es bebido como espirituoso. Quien se embriaga con soma se considera elevado a los cielos y cree que lo vuelve inmortal. A esta bebida se le dedican determinadas preces. 362 Mnatsakanian, A.Sh., Arte decorativo armenio, op. cit., 475.

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sacrificios mitológicos pues la ingesta de cerveza provoca situaciones de éxtasis y embriaguez que incidían en el idealismo religioso. Según antiguos sellos cilíndricos, en el trance mítico del sacrificio, los creyentes se congregaban en torno a un imponente recipiente de cerveza y danzaban bailes enajenantes. En la vida de los antiguos babilonios, la cerveza fue una necesidad en la misma medida que la comida diaria. Los trabajadores, empleados y patrones aceptaban medidas de cerveza como parte de sus salarios y rentas. Disponer de cantidades de cerveza era signo de posesión de riqueza. Había hasta veinte clases de cerveza, que se diferenciaban unas de otras por sus respectivos saborizadores; la más apreciada era la de elaboración doméstica, que estaba presente en todas las casas. En el III milenio a.C. esta elaboración familiar había decaído: la cerveza comenzó a ser fabricada por productores que la vendían. En el artículo 108 de su Código, Hammurabi, rey de Babilonia (siglo XVIII a.C.) estableció penas para los dueños de establecimientos comerciales de venta de bebidas en los que se cometieran actos ilícitos; otro artículo castiga a quien expenda cerveza a un precio superior o inferior al legal. En Babilonia la cerveza se bebía en vasijas de boca ancha o en grandes vasos de barro de vientre abultado; también se acostumbró a sorber la cerveza con canutos, directamente de grandes vasijas contenedoras de la bebida; esta última forma se difundió a la Siriana, Asiria, Egipto, al “país” Hitita y al Ponto Euxino. Los babilonios conocían el vino pero no habituaban a consumirlo debido a lo elevado de su precio; en cambio la cerveza era la bebida popular, circunstancia que Herodoto destaca en el Libro I de su Historia. En el Egipto de Tutankhamón, miles de años antes de Cristo, sabían elaborar un fermento partiendo de la cebada. En una carta hierática del tiempo de Ramsés II (1324 1258 a.C.), un padre amonesta a su hijo por ser negligente en el templo durante la lectura de la prédica, debido a su estado de embriaguez; en esa misma época hubo protestas populares cuando subió el impuesto a la cerveza, lo cual no significó una reducción en el consumo de esa bebida, sino lo contrario. Mucho después, los griegos consideraron que la cerveza era una bebida de categoría secundaria, y un mal signo moral en quien la bebiera. En cambio, para ellos, el vino y el aceite de olivo eran gracias divinas363. Con respecto a la viticultura en la Altiplanicie, proveyó de mucho material para lainvestigación arqueológica, la fortaleza de Karmir Blur (Teishebaní) de la época de Urartú. Las semillas de las distintas clases de la uva Vitis Vinifera L prueban que en la Altiplanicie Armenia la uva cultivada se difundió por un amplio área mucho antes de la época de Urartú. Granos de esta variedad del Vitis Vinifera fueron descubiertos en el valle del Araks, camino a Zanguezur, por una expedición compuesta por arqueólogos armenios, norteamericanos e iraníes, dirigida por el Profesor Boris Kasparian y, en calidad de adjunto, por el Profesor Gregory Areshian, en excavaciones realizadas en Areni-1(ex Arpá), por el Instituto de Arqueología Cotsen de la Universidad de California; los granos estaban entre restos arqueológicos de una bodega prehistórica de elaboración de vino tinto de la Edad del Cobre (fines del milenio V a.C.); dichos restos, consistentes en una colección completa del proceso de elaboración de vino, se hallan en la profunda garganta de una cueva excavada en la mencionada investigación de la provincia armenia de Vaióts Tsor, en Siunik. El Profesor Areshian considera que el vino producido en dicha unidad era destinado a ceremonias rituales de inhumación pero que posiblemente la gente del lugar también lo elaboraba para su uso doméstico. La uva silvestre Vitis silvestris Gmel perdura hasta ahora en los bosques de Armenia. En tiempos arcaicos, para su conservación, la vid debía ser transformada en bebida o pasa en de uva: el cultivador no podía dejar los racimos de uva en los viñedos; debía 363 Boghosian, Eprem, La bebida espirituosa entre los antiguos babilonios y armenios, en Mensuario Hairenik, (Hairenik Amsakir), Boston, 1930, abril, vol. VIII, Nº 6, (90).

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cosecharlas y aprovecharlas. Algunos podían secarlas, otros exprimirlas y beber su jugo, y tratar de lograr un modo de conservar ese zumo. Las condiciones de vida obligaron a los hombres a pensar en un modo de exprimir no solamente las uvas sino también extraer el jugo del orujo verde y de las hojas. Guardando esos jugos, a menudo lograron nuevas calidades, y fermentándolas consiguieron otros de características diferentes. Por esa vía los hombres obtuvieron bebidas espirituosas en las cuales percibieron una nueva energía del mundo vegetal, que además de ser alimento, los embriagaba y los colocaba en una situación inusual.

LAS BEBIDAS ALCOHÓLICAS EN CEREMONIAS LITURGICAS Y EN LA MESA COTIDIANA Son muy pocas las constancias que nos han llegado acerca de las bebidas espirituosas que los hombres y mujeres prehistóricos de la Altiplanicie Armenia consumían acompañando sus comidas diarias, así como si existían cuerpos de artesanos y de expertos que conocieran el secreto de su preparación, ni si estas bebidas fueron mercancía de sus operaciones comerciales. La viticultura y la vinicultura fueron ocupaciones muy antiguas en la Altiplanicie; lo evidencian materiales hallados en excavaciones arqueológicas en Karmir Blur, Tvin y otros lugares364; si en las ceremonias litúrgicas de entierro comían, probablemente también bebían y entre estas bebidas debían existir algunas cuyos vahos los ayudaran a transportarse a estados anímicos especiales. El cultivo de la cebada es otro indicio de que ya en aquel tiempo hayan extraído fermentos de este cereal para fabricar cervezas. El descubrimiento de cántaros, vasijas, cálices, cucharas y vasos, nos induce a la hipótesis de que en ceremonias rituales la bebida alcohólica tenía significado religioso y también a suponer que no se privaban del placer de entonarse con vinos en la mesa familiar. Ya en época posterior a la prehistoria, memoriales del milenio V a.C. dan cuenta de que el pueblo babilonio del milenio V a.C. consumía habitualmente diversas clases de cervezas, que guardaban en toneles especiales. No es una deducción excesiva imaginar que si los habitantes de la Altiplanicie tenían relaciones de diversos tipos con los babilonios, posiblemente entre esas relaciones se hallaría la del hábito de tomar bebidas alcohólicas. Jenofonte (446-356 a.C.), en su Ciropedia narra que cuando con sus diez mil cruzaba Armenia soportando una intensa nevada invernal, los armenios les brindaron amable hospitalidad en sus casas rurales semisubterráneas; aprovechando este tema, el general historiador griego describe las moradas armenias y agrega: “En otros sectores de las casas había reservas de trigo, cebada y cereales; y llenando cráteras, vino de cebada;y sobre la superficie de [las bebidas de] estos recipientes flotaban semillas de cebada. En su interior había también cañas grandesy pequeñas. Cuando alguien tenía sed, tomándolas en su boca, podía succionar la bebida. Y esa bebida era muy fuerte si no se le mezclara agua. Pero era muy deleitantey dulce para quien estaba acostumbrado”365 Jenofonte testifica que en la Altiplanicie Armenia prehistórica ya se cultivaban especies apropiadas de cebadas; cultivaban también flores, aceites y resinas de lúpulo para elaborar esta bebida; que poseían la técnica de transformar el almidón en glucosa y producir su fermentación alcohólica; que maceraban, germinaban y tostaban la malta; que conocían la temperatura de cocción necesaria; que sabían preparar el mosto y fermentarlo; y que

Melik-Shahnazarian, K., Guía práctica de vinicultura, Tiflis, 1885; Danielian, R.H., Manasian, H.D. y Papovian, H.M., Las bases de la vinicultura, Ereván, 1973, citados en Enciclopedia Soviética Armenia, Ereván, 1977, 3, 70. 365 Jenofonte, Ciropedia, Libro III, capítulo V. 364

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finalmente tenían el arte de darle el clásico color claro y de conservarlo para su consumo. Además, que fabricaban toneles, cubas, cráteras y vasijas de arcilla destinadas a acopiar las materias primas necesarias para la fabricación de la bebida, y estanques para que descanse durante el proceso necesario. Por lo que narra Jenofonte, la cerveza que hacían los armén, debía ser fuerte como la actual ale inglesa; la costumbre de echar granos de cebada en la bebida tendría por finalidad acentuar su sabor y era para no tragarlos que usaban pajillas de caña. Es posible que si la cerveza fuera muy fuerte la mezclaran con agua, y que para variar su sabor, quizás con jugos de frutas o con vino. También es posible que elaboraran cerveza de trigo y que hicieran mezclas de los dos tipos como se acostumbra hoy en algunas regiones de Alemania. Si estas presunciones acerca de la cerveza prehistórica en la Altiplanicie fueran ciertas, puede sustentarse la hipótesis de que la técnica de su elaboración no haya ocurrido en un corto tiempo sino que sus raíces lleguen a etapas anteriores y se haya perfeccionado hasta el siglo V a.C.; esta hipótesis se sustenta en la circunstancia de que en Pelusia, ubicada a orillas del Nilo, la más significativa ciudad de Egipto en cuanto a la producción de cerveza366, ya entonces era fabricada con el nombre de “vino de cebada”, y de allí haya pasado a Grecia. El vino es aborigen de la Altiplanicie Armenia prehistórica367; en sus libaciones litúrgicas el mago utilizaba vino. La plantación de viñedos como fuente de riqueza, las parras domiciliarias y la elaboración de bebidas alcohólicas derivadas de la vid, figuran entre las más antiguas tradiciones heredadas desde milenios. Estrabón, Plinio, Jenofonte, fortalecen esta afirmación. El geógrafo griego Estrabón, nacido en Amasia unos 60 años antes de Cristo, testimonia que provincias de Armenia al Oriente del Eufrates, “estaban cubiertas por todas partes de viñedos, y esos prodigiosos viñedos producían el vino más precioso”; el historiador Jenofonte, en su Ciropedia, recuerda que al cruzar Armenia, encontró en el interior de las subterráneas casas “añejos y fragantes vinos368” y que tuvo oportunidad de escanciar y saborear aquellos licores. Herodoto (484-406 a.C.), Padre de la Historia, cita que mercaderes armenios, junto con otras mercancías, llevaban a Babilonia “vinos añejosy dulcemente perfumados”, con los que los nobles babilonios agasajaban en sus mesas a sus invitados. Entre otros autores, Plinio confirma que los armenios exportaban vino, no solamente a Babilonia sino también a la India, a la Siriana, a Capadocia y a Fenicia. El anís tampoco era desconocido para los armenios369. Otro factor demostrativo de la procedencia autóctona de la vid y del vino en Armenia es que en pocos idiomas como en el armenio, existe una tan rica lexicografía científica en cuanto a denominaciones de las especies de esa planta y de sus frutos: hay más de 300 nombres vulgares, tanto en el idioma armenio antiguo como en el actual, acerca de las especies de uva y de vino370. En zonas de cultivo de la tierra avanzó la destinada a viñedos, los que ocuparon significativo lugar en el enriquecimiento material de las tribus; la viticultura y la vinicultura, sólo estaban precedidas en importancia por el cultivo del trigo, es decir que su gravitación especializada fue factor notable en la economía territorial. La viticultura se desarrollaba donde las brisas eran templadas y en los valles, en especial en lugares de tierras pedregosas y secas pero con la rica calidez del sol y la indispensable humedad en el aire. Tanto la vinicultura como la viticultura del Sur de la Altiplanicie progresaron a partir del reino de Urartú. Restos de las especies locales más antiguas de Armenia fueron descubiertos en excavaciones arqueológicas realizadas en Karmir Blur, Van, Manazguerd, donde la ténica de su cultivo había alcanzado niveles sumamente elevados; en el remoto tiempo del Neolítico 366 Boghosian, Eprem, La bebida espirituosa en los antiguos babilonios y en los armenios, Hairenik Amsakir, 1930, abril, vol. VIII, Nº 6, (90), 81. 367 Boghosian, Eprem, idem, 86. 368 Jenofonte, Ciropedia, Libro IV, Capítulo 4. 369 Hatsuní, Vartán V., Banquetes y festines, Venecia, 1912, 23. 370 Anuario Teodik, Constantinopla, 1926, 24-168.

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los viñedos se expandieron a la par del desarrollo de las huertas y del paso de la caza de animales salvajes a su domesticación y pastoreo. Personalmente, cuando tuve oportunidad de visitar ruinas del templo de Zvartnots guiado por la Profesora Kaiané Makhmourian, del Instituto de Historia de la Academia Nacional de Ciencias, me mostró relieves de piedra de ese templo del siglo IV, en los que están representadas hojas de 14 especies de vid que corresponden exactamente a la 14 especies de vid existentes actualmente en Armenia, después de transcurridos 1610 años.

ORGANIZACIÓN Y EVOLUCION PRIMORDIALMENTE AGRICOLA- PASTORILES

SOCIAL

DE

CLANES

Desde fines del IV milenio a.C. hasta comienzos del II milenio a.C. la Altiplanicie Armenia estuvo habitada por sucesivos clanes autóctonos neolíticos que se ocuparon de la agricultura, el pastoreo y la “ganadería” de granja. La agrícultura-pastoreo practicada por estos clanes se extendió por las áreas de llanura, las boscosas, así como por las cadenas montañosas. Esta actividad se extendió más ampliamente en la Altiplanicie Armenia durante el eneolítico. Los mencionados clanes también se dedicaron a la caza y a la pesca: cazaban ovejas salvajes, cabras, carneros, jabalíes. En parte se ocupaban también de la recolección. Además tuvo gran significación la cría de animales domesticados. En el III milenio a.C., la cultura de clanes pastoriles de la Altiplanicie Armenia se convirtió en fundamento de la cultura de Bronce temprana. En la primera mitad del II milenio a.C.,basada sobre la precedente cultura eneolítica, creció la rica cultura de la Edad del Bronce temprana de los clanes ganadero-pastoriles montañeses, que ya habían asumido una posición dominante. Esto último está totalmente vinculado con la antigua cultura de la Altiplanicie, que, como lo muestran las observaciones del arqueólogo H.S. Sardarian, abarcó los límites culturales de la Edad del Cobre. La cultura eneolítica de la Altiplanicie Armenia describe el paradigmático y muy impotante nivel de desarrollo de la sociedad humana, la que con claridad se manifestó con múltiples contenidos de materiales arqueológicos. Por la actividad ocupacional temprana en Shengavit y en los demás poblados eneolíticos es posible concluir que el hombre eneolítico obtuvo su alimento de la cría de animales, la caza y la pesca. Por su significación, la caza y la cría no tuvieron valor igualitario; desde el punto de vista de la economía la crianza animal y el cultivo cereal tuvieron prelación con respecto a la caza, la pesca y la recolección. Los animales cornados pequeños domesticados - oveja, cabra - tuvieron importante significación como animales nutritivos y fueron objeto de gran desarrollo. Importante valor representaron también los animales grandes – el toro, la vaca y el cerdo – como cárnicos de rápida reproducción. De los pequeños animales cornados, se aprovechaban básicamente para obtener su carne, leche, piel y lana. La carne se obtenía primordialmente por vía de la procreación de animales domésticos. Durante el eneolítico temprano, por el bajo nivel de desarrollo de la capacidad productiva, fue más fácil dedicarse a la cría de animales que a la agricultura. La cría animal proveía de más beneficio agregado que la caza y que la agricultura de pico y azada, las que, durante largo tiempo, hasta el eneolítico temprano, quedaron débilmente desarrolladas, sin poder asegurar elevado y sólido provecho, cuando la ganadería ya había comenzado a desarrollarse aceleradamente. En los más antiguos poblados sedentarios de la Altiplanicie Armenia, la base de la riqueza fue la agricultura de irrigación natural, simultánea con la cría de animales. Ambas fueron unidas bajo la denominación de Shengavitiana, que tiene unas cuantas variables.

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En las áreas montañosas elevadas de la Altiplanicie, aun no se habían manifestado lugares de asentamiento de clanes eneolíticos, pero su presencia está confirmada en zonas premontañosas en lo que es la actual Armenia y en una serie de antiguos monumentos arqueológicos en la vecina Persia, tales como Shah-Tapá, cerca de Tamkán, y Tapasialk, cerca de Kashán. Los poblados arcaicos de Persia septentrional parecen también ligar la cultura de Shengavit con la Mesopotamia(Sumer) y con los antiguos centros culturales de Elam. La cultura eneolítica y la economía de la Altiplanicie Armenia tuvo rasgos comunes con la cultura y la economía de Asia Menor y Anterior de fines del IV milenio a.C. a inicios del II milenio a.C. La agricultura y la ganadería desarrolladas en la Altiplanicie se originaron en el período eneolítico temprano. El paso a la Edad de los Metales se produjo bastante pronto (fines del IV milenio a.C.). Las principales ocupaciones de la población fueron la agricultura y la cría de animales. Las excavaciones pusieron al descubierto monumentos arqueológicos cuyas raíces están ligadas con la cultura neolítica. En lugares aislados de la Altiplanicie, como consecuencia de las diferentes condiciones geográficas, fue distinta la específica gravitación de la agricultura y la cría de animales. En la llanura del Ararat dominaba la agricultura y en la cadena premontañosa, la cría animal. En aquel tiempo, el nivel de la cultura material era bastante elevado. Testimonio acerca de la riqueza desarrollada por la agricultura es el incremento del cultivo de cereales destinados a la panificación. En antiguos poblados del valle del Ararat fueron hallados granos de trigo, cebada y mijo, de donde resulta que en en el eneolítico se cultivaban esos vegetales. Investigaciones del arqueólogo M. K. Tumanian demostraron que el trigo y la cebada, que fueron detectados mezclados, se arrojaban juntos en los surcos, peculiaridad propia de la agricultura temprana. Es cierto que en sus comienzos la agricultura fue muy sencilla y que la cultura de los cereales estuvo muy ligada a las especies silvestres. Los campos estaban ubicados cerca de la orilla de los ríos, no lejos de los poblados y en parte de su área. En el eneolítico la tierra se cultivaba con instrumentos muy simples, primordialmente con picos de madera o piedra. La labranza quedó probada también con el descubrimiento de morteros, trituradores, moledoras, filos interiores de cuarzo de las hoces, y hoces de cobre. En especial se había desarrollado la cría de animales. La abundancia de huesos de animales domésticos, así como también la adoración de animales que fueron materia de representaciones en estatuillas, son elocuentes testimonios de la existencia de una muy precaria ganadería. Por todo lo expuesto, sabemos que durante el período eneolítico animales cornados grandes y pequeños formaron parte de la economía de las tribus de la Altiplanicie Armenia, y que la cría de animales mantuvo paralelismo con la agricultura. A fines del III milenio a.C. se produjeron grandes transformaciones en la cultura y en la producción de la Altiplanicie Armenia; esto se observa bien en la concordancia entre la cuarta capa de Shengavit y en los objetos de su necrópolis, que se refieren al eneolítico tardío de la Altiplanicie, período en el que tanto la agricultura como la crianza de animales estaban muy desarrollados. El avance de la actividad ocupacional de la Altiplanicie Armenia alcanzó un nuevo nivel: con la expansión de la técnica de fundición del cobre, los antiguos labradores se proveyeron de instrumentos más perfeccionados con cuya ayuda mejoró significativamente la elaboración de objetos de madera; aquellas herramientas permitieron también cavar canales de riego, los clanes agrícola-ganaderos ampliaron los campos, los lechos de los ríos, y las zonas premontañosas. Se aprovecharon como áreas de sembrado las fuentes y deltas de los ríos; los primeros agricultores se beneficiaron con aguas de afluentes de montaña. En el período del eneolítico desarrollado construyeron diques y cisternas; el riego adquirió carácter periódico; hicieron llegar el agua a los campos mediante la construcción de sencillos canales permanentes; en comparación con el antiguo, ese fue ya un riego completo y de elevada utilidad, que permitió a los clanes agricultores avanzar en todos los

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órdenes de la vida y la cultura. El nuevo régimen de riego posibilitó la solución de nuevos problemas, aprovechar las aguas de los ríos de la Altiplanicie Armenia y sobre esa base crear una economía de irrigación. Fue en aquel período que los grandes animales cornados fueron utilizados como fuerza de tracción. En el poblado de Shengavit se encontraron modelos de arcilla y de piedra que representaban ruedas de carros; por lo visto tenían eje y caja de madera, que no se han conservado. Estatuillas de arcilla representando bueyes evidencian que los carros se utilizaban como medios de transporte. Hoyuelos en el pescuezo de los animales hacen suponer que el tronco del animal se afirmaba al carro con la parte de madera (yugo); fue descubierto un carro con ruedas de una sola pieza de madera: la agricultura vivió un nuevo adelanto. Posiblemente usaban también arados. Materiales descubiertos en excavaciones arqueológicas realizadas en Asia Menor y en territorios vecinos fundan la afirmación de que desde el milenio IV a.C. una serie de tribus indoeuropeas emigró de Asia Menor en diversas direcciones; entre dichos materiales se hallaron carros de dos y cuatro ruedas, lo que prueba que los carros fueron anteriormente utilizados por tribus indoeuropeas; los modelos más antiguos de esos carros fueron encontrados en Asia Menor y en la Altiplanicie Armenia y cuanto más se aleja uno de esa área, se los descubren en capas más profundas de tierra, lo cual es signo de que sus dueños, pertenecientes a tribus separadas de la masa cultural indoeuropea, emigraron con diferentes destinos. En Tepehisar, Persia, se encontró una escultura en la que el arado es tirado por bueyes que llevan a un hombre hacia el campo; el hallazgo sugiere la hipótesis de que en eneolítico desarrollado la agricultura había pasado a la etapa del cultivo con arado de madera. Con la domesticación, los bueyes fueron acostumbrados al yugo con lo cual se amplió considerablemente el rendimiento del trabajo. Acerca del surcado con arado acredita la gran cantidad de silos con restos de trigo y cebada de Shengavit, de 3-4 metros de profundidad y los depósitos para acopio de harinade 1-0,5 metros de ancho. En el eneolítico tardío, la ganadería vivió idéntico desarrollo. Donde las condiciones fueron más favorables, la crianza animal se convirtió en base productiva y forma previsible que aseguraría más la vida humana que la caza. A fines del III milenio a.C. ocurrieron esenciales transformaciones en la vida de los clanes de la Altiplanicie, en especial en las regiones montañosas, donde aquellas unidades pasaron a ocuparse absolutamente de la cría de animales. En aquel tiempo se separaron unas de las otras las tribus agricultoras de las pastoriles; cumpliendo la primera gran división social del trabajo, la agricultura se separó de la crianza animal. El fortalecimiento de estas dos principales actividades ocupacionales se trasladó a la organización social: paulatinamente comenzó la separación en tribus que siguieron manteniendo sus respectivas devociones religiosas hacia los animales totémicos de los clanes nativos. Además, a fines del eneolítico, como consecuencia de la desaparición de los glaciares septentrionales, aumentó la sequedad del clima. Disminuyeron los campos de pastoreo y las primeras tribus ganaderas se alejaron cada vez más de sus anteriores lugares de residencia. Gradualmente estas tribus ganaderas se trasladaron primero a zonas premontañosas y después a zonas declaradamente montañosas. Las llanuras pasaron a ser de agricultura. Sin embargo, en tales casos, el desarrollo de las tribus agricultoras se tornó inestable. La vecindad inmediata entre las tribus agricultoras y las pastoriles fue una realidad natural parala Altiplanicie Armenia y para todos los hogares de la antigua civilización. Las excavaciones arqueológicas en poblados del eneolítico posibilitan el seguimiento no solamente del crecimiento del rebaño y de la elevación de su papel dentro de la economía, sino también la cualitativa transformación vinculada con el incremento de la cantidad de animales cornados pequeños lo cual demuestra el desarrollo de la energía activa; así sabemos que cambió la elemental forma de la crianza de animales de granja y se incrementó la de pastoreo.

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A comienzos del III milenio a.C. las tribus ganaderas se diferenciaron de las tribus nómades de épocas más tardías. A fines de la Edad del Cobre, la ganadería en la Altiplanicie Armenia adquirió un acelerado desarrollo; en especial tuvo gran significación para el ulterior desarrollo de la cultura de tan extensa región, debido a que, como hemos visto, en las condiciones de aquel tiempo el incremento de la cantidad de cabezas del rebaño proveyó más valores nutrientes agregados que la agricultura. Esa transformación que se produjo en la constitución del rebaño fue consecuencia del cambio de forma de la ganadería, que paulatinamente había comenzado a adquirir característica nómade. Los lugares de pastoreo ubicados en el territorio de los poblados, sumados a la circunstancia de que las fuentes de provisión de agua ya no eran suficientes para satisfacer las necesidades alimentarias de los animales y el aseguramiento de un mínimo de forrajes, obligaron al hombre a trasladarse a elevados valles montañeses, con suelos y campos ricos en pastos; el hombre se vio obligado a sacar los rebaños de sus lugares y trasladarlos a lejanas praderas montañesas. Esta forma de ganadería fue también asequible porque el método exigía menos esfuerzo y resultaba práctico a los pastores para poner en movimiento cantidades de animales cornados pequeños, con perros que ayudaban a vigilar los rebaños. En Mokhrablur fueron descubiertas estatuillas de arcilla representando a perros junto a las de otros animales domésticos. El perro estuvo estrechamente ligado con la ganadería. A fines del eneolítico los poblados agricultores de las llanuras fueron abandonados y durante alrededor de un milenio la vida se interrumpió en esos lugares. El mismo fenómeno se produjo a fines del eneolítico temprano. Este cuadro de interrupción de la agricultura se observa también en poblados eneolíticos de las tierras llanas del Ararat –Shengavit, Akhtamur, Franganots, Arakats(Khznaúz) – donde la vida se detuvo a inicios del II milenio a.C., unido a la migración de las tribus nómades hacia regiones premontañosas y montañosas, donde se había producido un fuerte desarrollo de la ganadería. La cultura en las regiones premontañosas de la Altiplanicie Armenia donde prevalecía la ganadería, estuvo vinculada con la cultura de Asia Anterior, que tuvo amplia difusión a fines del III milenio a.C. y comienzos del II milenio a.C. A fines del eneolítico comenzó a cobrar forma el carácter distintivo del desarrollo histórico en la Altiplanicie Armenia, es decir, la existencia de las culturas agrícola y ganadera nómade o pastoril, y, en comparación con la agricultura, el acelerado desarrollo de la crianza animal. En el segundo período de surgimiento de la agricultura, a comienzos del primer milenio a.C., los antiguos poblados de labriegos y ganaderos prehistóricos volvieron a ser habitados. Debajo de los estratos culturales correspondientes a las grandes fortificaciones urartianas (Armavir, Dzovinar, Akhtamur, Franganots), de las fortalezas de los períodos antiguos (Karní), y de las ciudades medievales de Armenia (Tvin), se halló la capa de la cultura eneolítica en la que no había o eran insignificantes los restos de la Edad del Bronce. A comienzos del II milenio a.C., los antiguos poblados fueron reemplazados por otros nuevos, la adelantada economía se convirtió en ganadera, y los poblados se trasladaron a praderas montañosas y cercanas a las fuentes de agua. A comienzos del II milenio a.C., en las laderas de las montañas donde había poblados del eneolítico temprano, junto con el sensible incremento de la crianza animal es notorio el fortalecimiento de la estratificación según la posesión de bienes. La riqueza se acumuló en torno a aisladas tribus poderosas en tenencia de animales, que sirvieron de medio de cambio; entre las tribus se fortalecieron los lazos de intercambio: la tribu más rica se convirtió en cabeza de la unión tribal y retuvo para sí la posición de dominadora. Comenzó a modelarse la desigualdad patrimonial a medida que en la tribu, ya sea por intercambio o como resultado de luchas, los valores materiales se acumularon en manos de la tribu y de su jefe. Ese fenómeno se evidenció en la suntuosidad y riqueza de mausoleos particulares de la Edad del Bronce temprana. Mausoleos de este tipo fueron descubiertos a orillas del lago

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Seván, en Lichashén, también en Tagavoranist, Trialet y otros lugares. Por su riqueza y lujo, gran cantidad de objetos de oro y plata elaborados con fino arte de orfebrería, hallada en los citados mausoleos del II milenio a.C., no tiene igual en la Altiplanicie. La cerámica policromada de la Edad del Bronce temprana es vinculada con monumentos arqueológicos de poblados de cultura eneolítica de la región agrícola. En los poblados eneolíticos no se encontraron mausoleos equiparables en suntuosidad. Junto con el desarrollo de la ganadería nómade adquirió gran significación el caballo, como animal de monta. Se encontraron pequeñas estatuillas de caballo en Shengavit, Arzn, Kültapá (Persia). El esqueleto de caballo hallado en un mausoleo de Shahtakht (cerca de Nakhicheván) perteneciente al II milenio a.C., señala los cambios acontecidos en el dinámico quehacer campesino en cuanto al desarrollo de la ganadería nómade. El caballo fue aprovechado como medio permanente de vinculación entre las praderas de pastoreo y los principales lugares de viviendas. Investigaciones arqueológicas correspondientes al período eneolítico (desde fines del IV milenio a.C. hasta comienzos del II milenio a.C.) analizan aquellos importantes niveles de los primeros grupos gregarios en la prehistoria de la Altiplanicie Armenia; fue la etapa del desarrollo territorial de tribus montañesas en la que aprovecharon los pastizales de altura y las riquezas minerales. Las ricas tribus que ya cuidaban su economía dominaron también la extracción y elaboración del cobre y cerca de losmonumentos construyeron armas y herramientas de este metal que se convirtió en el material básico del trueque intertribal. Aprovechando ampliamente las condiciones naturales, la ganadería vivió una etapa de ascenso; la expansión territorial de los altos pastizales de montaña de fines de aquel período prehistórico alcanzó su cenit. El desarrollo de la crianza animal favoreció el definitivo arraigo del clan patriarcal y el enriquecimiento de una determinada estirpe en el seno de los clanes impulsó la división en estratos sociales. Comenzó una ininterrumpida lucha intertribal por la posesión de animales y de campos de pastoreo; lo demuestran las armas que fueron descubiertas en mausoleos de la Altiplanicie correspondientes a la Edad del Bronce temprana, como también el hecho de que poblados de aquel período, con su disposición ciclópea, adquirieron apariencia de fortalezas inexpugnables. Así, la terminación del eneolítico (comienzos del II milenio a.C.) fue un período de vertiginoso desarrollo de la cultura de tribus montañesas, que estuvo vinculado con la ampliación de los campos de pastoreo y sobre todo, de las riquezas minerales; en cuanto a esto, es importante destacar que durante el paso del eneolítico a la Edad del Bronce temprana, en la Altiplanicie Armenia se generaron relaciones de clase. Fue la invención de instrumentos de cobre en el eneolítico desarrollado, la que impulsó a la sociedad hacia un mayor rendimiento del trabajo; el hombre comprobó que de aquel nuevo modo aumentaba la acumulación de provisiones, la que a su vez creó nuevas posibilidades de avance hacia una nueva actividad productiva de más alto nivel. En contraste con esta realidad, durante el período eneolítico, las tribus de la Altiplanicie Armenia aun vivían en las precarias condiciones de la primitiva comunidad prehistórica: se ocupaban de la agricultura y el pastoreo, factores de producción que gradualmente se fueron transformando primordialmente en aquellos lugares donde pudieron utilizar instrumentos de cobre en reemplazo de las primarias herramientas de piedra. El estudio de la cultura eneolítica de la Altiplanicie Armenia (desde fines del IV milenio a.C. hasta inicios del II milenio a.C.) describe clara y decididamente cómo era la vida en los más antiguos poblados de las comunidades basadas sobre el régimen de clanes. En el eneolítico temprano era característica la sociedad fundada en clanes comunitarios matriarcales, en cuyo tiempo la mujer aun ocupaba un lugar privativo dentro del seno de la comunidad; las estatuillas prehistóricas descubiertas por los arqueólogos están vinculadas con la adoración de la mujer y testifican, por un lado, la supervivencia de estirpes de clanes

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matriarcales en la sociedad, y, por el otro, que las estirpes matriarcales fueron más sólidas en los clanes agricultores, en las que como norma, el papel social de la mujer fue mucho más eminente en comparación con el del varón. Esto, sin embargo, cambió con el uso utilitario de los metales aplicado a las técnicas de cultivo de la tierra. El nivel de desarrollo de los clanes locales en el III milenio a.C., según indicios de los poblados de la Altiplanicie Armenia, demuestran que el desarrollo de la cultura material en aquel territorio estuvo estrechamente vinculado con el avance social que tuvo lugar en el eneolítico. El elevado nivel económico creó condiciones para pasar de las estirpes matriarcales a relaciones entre linajes patriarcales, lo cual está demostrado por novedosas estatuillas e inscripciones rupestres que representan a varones, y por otras pruebas. Las excavaciones en el poblado y en mausoleos de Shengavit evidencian el paso a la comunidad de estirpe patriarcal. En el eneolítico desarrollado ya el matriarcado había cedido espacio al patriarcado. Durante el eneolítico desarrollado, entre las tribus que vivían en la Altiplanicie Armenia, se encontraban en el último nivel del orden matriarcal de clanes. Acerca de esto verifican no solamente el desarrollo cultural general, sino también los ritos de adoración propios y la forma de pensar. Así, por ejemplo, el reemplazo de estatuillas femeninas por las masculinas es una de las pruebas del paso de las estirpes matriarcales a las relaciones de linajes patriarcales. La ganadería y el cultivo de la tierra con arados era primordialmente labor de varones. A fines del eneolítico las relaciones específicamente matriarcales cedieron su lugar a las relaciones de los clanes patriarcales de los que formaban parte los clanes pastoriles. El poblado-fortaleza en el eneolítico desarrollado de Shengavit, junto con los entierros que se realizaban durante el paso del eneolítico a la Edad del Bronce temprana, estaba unida la riqueza patrimonial del finado(sepulcro deTagavoranist); y las enormes medidas de los túmulos que se encontraron en la región de Talin, separados de las sencillas inhumaciones seriales, subrayan la profundidad de los cambios que se produjeron en la vida social de las tribus locales de la Altiplanicie Armenia a fines del eneolítico y en la Edad del Bronce temprana. La unidad tribal se desmoronó y resurgió la superioridad de un clan eminente. Los campos del nivel más antiguo en el desarrollo agrario fueron cultivados en trabajo colectivo, surcaban la tierra con picos de piedra o madera, pero en el seno de la comunidad del eneolítico desarrollado, la agricultura por arado se convirtió gradualmente en labor de familias separadas. El trabajo agrícola en la época de desarrollo del cultivo por arado, pasó de las mujeres a los varones; el agricultor y el guerrero se convirtieron en jefes de familia. La acumulación de riqueza en familias individuales no fue en cantidades equivalentes. En consecuencia se interrumpió la distribución de provisiones entre los miembros de la comunidad, y el patrimonio pasó del padre al hijo. Así, se cimentó la propiedad privada, se consolidó la comunidad compuesta por linajes o dinastías patriarcales; correspondientemente variaron las relaciones familiares. Avanzó la familia patrimonial, cuyo jefe, el patriarca, ejercía sus funciones jurisdiccionales en el ámbito de la familia; dirigía el acto de iniciación de los púberes, posiblemente haciéndoles venerar algún objeto que perteneció a un antepasado. Las tribus confirieron a los varones ancianos la competencia como mediadores en la resolución de los litigios y conflictos que se suscitaran entre integrantes del clan. Conviene detenernos aquí y mencionar fugazmente en que consistían algunos ritos de iniciación en la Antigüedad. En general, la liturgia de iniciación tenía el sentido de muerte, de visita al mundo ultraterreno y posterior renacimiento del púber con una nueva y más elevada posición social, en la liturgia interpretada como un segundo nacimiento, como consecuencia de la cual quedaba equiparado a los varones adultos de la tribu. El púber varón adquirió el estado de miembro titular de todos los derechos incluyendo el de armarse

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para formar parte de unidades guerreras371, legítima facultad de casarse, y preservar su casa y su patrimonio. En la ceremonia de iniciación, el calor tuvo un papel esencial, sometiendo al puber a peligrosas pruebas de exposición al fuego que en ocasiones le provocaban graves quemaduras372. Estos rituales, entre los cuales se incluía la quemazón de cabellos del iniciado, fueron practicados también por clanes armenios; transcurridos milenios, el significado del término tukh fue recepcionado etimológicamente como “moreno, pardo, negruzco”, color provocado por incineración373; y por la literatura popular armenia (tukh manug)374. La figuración antigua relacionando la quemazón con muerte-resurrección, explica la vinculación que atribuyeron a la cremación como vía del regreso a la vida después de la muerte; como veremos más adelante, en las leyendas arcaicas, el dios de la tempestad destruía a su enemigo, el vishap, quemándolo con un rayo. Junto con el mago, el patriarca asumió facultades de sacerdote en las ceremonias de culto en honor de los ancestros y ambos compartieron el conocimiento de las fórmulas mágicas que debían pronunciarse o cantarse en los oficios litúrgicos, los movimientos y giros del cuerpo hacia un lado determinado, la selección de vegetales, perfumes, elixires y óleos que se derramaban o incineraban en los sacrificios y las virtudes que poseían frente a determinados males. El patriarca presenciaba y en ocasiones concelebraba con el mago ritos de purificación por el agua o el fuego; prestaba o negaba consentimiento a las uniones de parejas y ante él debían interponerse los recursos y peticiones para obtener autorización o liberación de castigos cuando tales uniones infringieran las normas del clan. La cultura eneolítica de la Altiplanicie Armenia estableció en forma determinante y estricta el importante nivel de desarrollo de la sociedad humana, como claramente se ve también en monumentos arqueológicos de la cultura material de pueblos vecinos. A fines del eneolítico la mayor complejidad de la elaboración de objetos exigió especialización. En las comunidades surgieron artesanos que particularizaron su ocupación en la metalurgia y la alfarería, como lo demuestran los talleres de alfarería con hornos de cocido, el empleo de tornos de alfarería a fines de aquel período, las nuevas formas de los recipientes y el perfeccionamiento de los adornos así como el avanzado nivel de desarrollo en la elaboración de herramientas y armas de metal, la nueva técnica de fundición de metales, el desarrollo de la confección de telas y de las otras ramas de la actividad ocupacional. Vinculadas con ellas, en el seno de las comunidades y tribus adquirió amplio impulso el intercambio. Pasando de mano en mano, los instrumentos y materias primas elaborados por determinados clanes alcanzaron gran expansión. Por ejemplo, en el valle del Eufrates y el Tigris y en territorios contiguos se encontró obsidiana, cobre de los montes Sipán, Nemrud, Ararat, Arakats yobjetos elaborados con ellos. El enriquecimiento de ciertos clanes en particular mediante la acumulación de provisiones y animales las incitó a chocar entre ellas. Las armas de cobre fortalecieron su capacidad bélica. Los choques en el período eneolítico se convirtieron en verdaderas guerras. Construyeron murallas para defender los poblados, vigorosas fortalezas defensivas con atalayas cuadrangulares con los cuales rodearon los conjuntos de viviendas. Sus muros eran de tipo ciclópeo, hechos con enormes bloques de piedra, construidos en operaciones comunitarias. Las guerras se convirtieron en medio de enriquecimiento. Los jefes guerreros aprovecharon gran parte del botín. Así elevaron su posición material por encima de los Algunas unidades guerreras eran integradas con jóvenes iniciados; respecto a las unidades guerreras indoeuropeas formadas por iniciados morenos (tukh) véase Kershaw, K., The One-eyed God: Odin and(Indo-Germánic Männerbünde –“Journal of Indo-European Studies Monograph”, Nº 36, Washington D.C., 2001, citado por Petrosyan, Armen, Cuestiones de Etnogénesis de los Armenios, Revista Histórico-Filológica (Patma-Banasirakán Handes), 2003, 2 (163), 197, n. 29. 372 Eliade, Mircea, Rites and Symbols of Initiation. The Mysteries of Birth and Rebirth, New York, 1975, 7, 138. 373 El lingüista Hrachia Acharian diferencia tres raíces de tukh: 1: Negro.2: El empollar de huevos por las aves (con el calor de su cuerpo). 3: cocinar pan373(tkhel). Acharian, Hrachia, Diccionario de Raíces Armenias, Ereván, 1973, II, 203-204. 374 Petrosyan, A., op. cit., 39 y ss. 371

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hombres de su clan; el mayor de ellos participó en los asuntos de su estirpe, pero a menudo la casta del clan superior usufructuó del trabajo de su comunidad. Todo eso, el incremento del trabajo productivo, el desarrollo del intercambio, las permanentes guerras, condujeron a la estratificación patrimonial; en la sociedad nació la desigualdad, en el seno de la tribu se organizó una clase superior que tuvo en sus manos el gobierno de todos los asuntos. Los clanes se dividieron en estratos según su fortaleza y riqueza patrimonial por encima del débil y pobre. Correspondientemente, los primeros se convirtieron en clanes dominadores y los segundos en subordinados. Como consecuencia de las guerras fueron sometidos clanes y hasta pluralidad de tribus. Junto con el consejo de los ancianos cumplieron gran papel las asambleas de combatientes. No obstante la estratificación patrimonial y social de la comunidad, los ancianos debían tener en cuenta la opinión de todos. En determinada medida, el triunfo bélico enriqueció a la comunidad y en particular, a los ancianos. En aquel período, los lazos internos de la estirpe se mantuvieron. A fines del eneolítico (Shengavit 4ª) los habitantes del eneolítico tardío vivieron en relaciones de propiedad privada. A comienzos del II milenio a.C. la sociedad de la Altiplanicie Armenia estaba formada por uniones de clanes que constituyeron el último nivel de la comunidad prehistórica. Fue el período de desarrollo de la sociedad humana en el cual comenzaron a formarse antiguas tribus étnicas orientales, progenitoras de las grandes agrupaciones tribales hurri-subaritas de Asia Anterior. Fue también el tiempo en que se formó una serie de pueblos. Aquella sólida base material sobre la que se desarrolló la vida social junto con el avance de las grandes uniones étnicas, coadyuvaron ampliamente a la mentalidad de la agricultura y el pastoreo arcaicos y a la presencia vital de la religión, el culto y las figuraciones375.

EL HOGAR, SIMBOLO DEL MICROCOSMOS CONSANGUINEO Nunca antes como en este período, el fuego ocupó tanto lugar en la vida humana de la Altiplanicie. Fue impulsor de la economía por vía de la alfarería y de la metalurgia; concentró a las unidades sociales dentro de los amplios límites de los clanes, que se dividieron en tribus consanguíneas formadas por las mínimas unidades familiares. Y el fuego fue el objetivo aglutinante inspirado en las figuraciones; ante el fuego, mujeres y hombres demostraron fidelidad a sus dioses. Durante el milenio III a.C. los espacios en los que el fuego cumplió un papel tan trascendente fueron los hogares y los complejos ceremoniales. En aquel período, la cultura preponderante en la Altiplanicie Armenia fue la de Shengavit, que abarcó el área que se extendía desde la cadena de los Cáucasos hasta Palestina y desde el mar Caspio hasta los montes Tauros376. Se encontraron hogares de la Edad del Bronce temprana tanto en viviendas como en construcciones ceremoniales y cementerios de tribus y clanes. Se construyeron edificios ceremoniales en Chrahovid, con toda seguridad en el complejo de culto de Mokhrablur y en otros lugares377.Probablemente en viviendas de Blur había santuarios, ya que en rincones habían colocado estatuillas antropomorfas y en el centro había un hogar. En los hogares de los complejos ceremoniales de la Edad del Bronce, a menudo representaban la fructificación y el bienestar de la generación. Las estatuillas antropomorfas y las partes del hogar podían estar vinculadas con el culto a los Martirosian e Israielian, op. cit., 13. Knuní, Artak, Los hogares y complejos [ceremoniales] de la cultura Shengavitiana, Revista Histórico-Filológica (Patma-Banasirakan Handes), 2004, 1(165), 203 y ss. 377 Khanzadian, Emma, Excavaciones de Chrahovid- Seminario dedicado a los resultados de los trabajos arqueológicos de campo en la República de Armenia en los años 1989-1990, Erevan, 1991, 12.Knuní, A.,op. cit., 209. 375 376

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ancestros y al espíritu protector de la casa. En las tradiciones armenias sólo el jefe patriarcal podía ser custodio de la sacralidad del hogar; no obstante, se preservó la presencia de la estatuilla femenina simbolizando a la diosa de la fructificación. Uno de los complejos de Shengavit tenía un hogar central cuya naturaleza monumental es subrayada por el hecho de estar el complejo circunvalado por una muralla de 2 metros de alto, hecha con ladrillos crudos378. Se encontraron bases de apoyo de hogares en cementerios de Elar, Mukhan y otros lugares. El objeto de la presencia de hogares en cementerios ubicados junto a la tumba del fallecido puede haber sido para preparar comidas votivas como para celebrar ritos de purificación. En los complejos habitacionales, había en general un sólo hogar o como máximo dos. En caso de construir un nuevo hogar, casi siempre se lo ubicaba exactamente encima del anterior, signo del deseo de sucesión y perduración de la familia y de la estirpe. Si lo que se construye a nuevo es la vivienda, por la misma razón, las cenizas sacralizadas de la morada anterior eran trasladadas a la nueva. A veces trasladaban todo el complejo ritual a la nueva casa. Estas tradiciones demuestran que eran objeto de culto junto con el fuego, los hogares y las cenizas sacralizadas. La principal rogativa vinculada con las cenizas era la de que se conservara la cantidad de cabezas de la hacienda. Parte vital del ceremonial era la vigilancia atenta a fin de que el fuego sacro se mantuviera permanentemente encendido pues era mala señal que se apagara. La liturgia funeral determinaba que en los entierros, el celebrante echara un puñado de esas cenizas sobre el cuerpo del fallecido; también se arrojaban de estas cenizas en los establos para protección del ganado. Finalmente, hay que agregar que la ceniza sacralizada tenía virtudes de purificación379. Durante el eneolítico, los hogares fijados junto a paredes tenían en general una finalidad utilitaria. Es en la Edad del Bronce temprana que se generalizan los hogares ceremoniales ubicados en el centro de las construcciones de vivienda y en el patio central de los palacios. Virgilio señala que Príamo tenía el hogar-altar de sacrificios en el patio central de su residencia palaciega. Según los poblados, los hogares de viviendas se construían con piedras enfiladas en círculo o formando un cuadro. Durante el eneolítico también se construían hogares cavando un amplio espacio en la tierra, cuyas paredes serían revocadas con arcilla, recordando un poco los tonires, y en algunos casos con los bordes del ras con labios como si se tratara de un plato. En viviendas del eneolítico construían hogares de arcilla con forma oval (Mokhrablur, estrato 8º), en los que se preveía un recipiente o un espacio para conservar las cenizas sacralizadas380. En Norabats, la parte superior del hogar tenía forma de una vasija y el piso estaba cubierto de arena; lo mismo en Harich, donde el hogar semeja un vaso ovalado con la base lisa; en la parte frontal tiene dos salientes con forma de cuernos. En la capa más profunda de Shengavit se halló un hogar con forma de vaso, adornado con tres de esas salientes. En Karní, el hogar está formado por dos partes: la base, y afirmado a ella, el gran cilindro en el que encendían el fuego. A diferencia del hogar del tipo de la cultura de Shengavit, en las salientes cercanas a Karín se notan signos fálicos; lo mismo pasa en los de Harich, donde hay también con salientes antropomorfas. Habían salientes fálicas en pedestales con forma de herradura, simbolizando la potencia fecundadora del varón. Para las tribus armenias el signo fálico en los hogares representaba el deseo de fructificación y de perduración generacional.

Sagona, A.G., The Caucasus Region in the Early Bronze Age, Oxford, 1982, I, 70, citado por Knuní, A., op. cit., 203, n.3. 379 Daghavarian, N., Antiguas religiones de los armenios, Constantinopla, 1909, 14. Vartumian, T., La vivienda popular (kljatun); el santuario. Los santos y santuarios de los armenios, Erevan 2002, 359; Freizer, Ch., La rama dorada, Erevan, 1989, 716 y ss., todo citado por Knuní, A., op. cit., 21, n. 81. 380 Areshian, K., Simonian H., Sargsian K., Kocharian K., Ohanian H., Trabajos arqueológicos de campo del Centro de Armenología años 1977-1978, citado por Knuní, A., op. cit., 207, n.24. 378

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Vasija de cerámica negro-lustrada con dos asas falsas y figuras decorativas de serpientes y cascabeles. Originaria de Tvin. Siglo XIX a.C., altura 43 cm.

En los complejos de los hogares de la cultura Shengavitiana cumplieron importante papel los basamentos-aras de sacrificios. Fueron encontrados en cementerios de Elar y Mukhán; en Karní, Medzamor381. A pesar de su total semejanza, los basamentos o pedestales del grupo citado tienen determinadas particularidades propias. Así, el tronco de los modelos de Shresh Blur, de Karní, es inflado. Pero existen otros modelos en los que el tronco es cilíndrico; además, si la mayoría de los pedestales tiene el borde inclinado, en Medzamor, por ejemplo, el borde es horizontal. En Mokhrablur, Harich, Sev Blur (en el poblado de Medzamor, llanura del Ararat), Shengavit se hallaron pedestales circulares. También con formas piramidal y cónico en Karní, Shengavit, Shresh Blur, etc. Se han encontrado basamentos con forma de ladrillo o de canoa; de éstos últimos los hay de construcción recta, triangular, en cuya parte frontal hay adornos cornados, como en Ararat. En algunos casos, cerca de los de forma de ladrillo había pedestales cornados. En Karní se halló un tipo de basamento con foma de mesa con abertura en arco a cada uno de los cuatro lados382. Otro grupo está representado por 381 Khanzadian, Emma, Karni IV, 18-20; Khanzadian, E., Mgrdchian G., Barsamian, E., Medzamor, Erevan, 1973, 20; Sardarian, S.H., op. cit.,; Khanzadian, E., La cultura de la Altiplanicie Armenia en el milenio III, a.C., 67. Knuní, op. cit., 209, n. 40. 382 Khanzadian, E., KarníIV, citado por Knuní, op. cit., 210, n. 49.

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pedestales triangulares, de ángulos redondeados (Arevik, Karní)383. Una variante más es de cuatro patas, que a ambos lados se apoya sobre la forma de un animal cornado (Chrahovid, Ararat, Mokhrablur)384. De estas plataformas ceremoniales hay un formato cuadrangular o triangular apoyadas sobre tres o cuatro patas inclinadas, como las construidas en Harich, Shresh Blur, Mokhrablur385. Hay muchas también con forma de herradura, con base lisa (Mokhrablur, Karní, Kül Tapá(Persia), en los estratos XVI-XII de Mersin386. Ciertos hogares tienen una saliente en su parte central (Karní, Berkaber)387; algunos tienen forma parecida a una cuchara. Estos apoyos rituales están adornados con motivos decorativos de diversas clases: antropomorfos (Karní, Blur, Shengavit); a veces, ocupando la parte central (Mokhrablur, Karní, Shengavit); otras, sobre salientes laterales, como en Karní; una serie de modelos de estatuillas antropomorfas tienen salientes (Shengavit, Karní, Mokhrablur) y lo más probable es que sean representaciones fálicas esquemáticas. En Shengavit hay figuras de hombres cornados (Shengavit); en Blur hay hogares con forma de herradura y sus bases ostentan salientes antropomorfas que tienen signos sexuales femeninos. Un grupo de hogares con forma de herradura tiene pedestales con motivos zoomorfos esquematizados(Mokhrablur, Amasia, Karnut, Shengavit), aunque el descubierto en 1984 en Karnut y el de Shengavit son de un admirable realismo escultórico. En síntesis, ya hemos mencionado que los arqueólogos descubrieron objetos, construcciones y complejos rituales en inmediata cercanía de los hogares, que confirman el papel que cumplían en ese lugar; explicamos también las diversas variantes de pedestales, plataformas o aras de sacrificios que estaban adyacentes al hogar, siguen en importancia los hoyos en los que conservaban el carbón que sería utilizado en las ceremonias (Mokhrablur); además cavaban pozos especiales revocados con arcilla en los que después de los sacrificios guardaban las cenizas que, por tal razón consideraban sacralizadas; según la costumbre de cada poblado, estos pozos eran ubicados dentro o fuera de las moradas. A menudo, en torno o frente a los hogares, instalaban asientos, junto a los cuales ubicaban pequeños recipientes o vasijas rituales para encender carbón y en algunos casos estatuillas antropomorfas o zoomorfas (Sghnakh, Kül Tapá (Persia), Elar. En ocasiones enterraban a sus muertos debajo de los hogares. El conjunto de estos hogares, aras de sacrificio y objetos rituales, permite acercarse deductivamente a la reconstrucción de las ceremonias y figuraciones de la Edad del Bronce temprana. En pedestales litúrgicos de Karní y de Sev Blur y sobre una taza de Shengavit fueron descubiertas figuras de pájaros. En un himno védico de la India se menciona al cisne con veneración y en la mitología griega son cisnes los que arrastran el carro de Apolo; Zeus asumió la forma de un cisne para raptar a Leda. La arqueóloga Emma Khanzadian señala que el cuerpo de los pájaros, con su forma triangular, fueron símbolo de la maternidad y de la fructificación y que durante siglos ulteriores lo fueron de la diosa Anahid388; la figura del pájaro representaba la luz creada por el fuego; también a la unión purificadora del fuego y del agua; al mundo de ultratumba y a la purificación.

LOS CARROS DE MADERA EN LA EDAD DEL BRONCE TEMPRANA

Khanzadian, E.,, idem, ibidem. Khanzadian, E., La cultura de la Altiplanicie Armenia.... op. cit., 66, citado por Knuní, op. cit., 211, n. 52. 385 Khanzadian, E., idem, ibidem. 386 Idem, ibidem. 387 Khanzadian, E., KarníIV, citado por Knuní, op. cit., 211, n.57. 388 Khanzadian, E., KarníIV, op. cit., 156, citado por Knuní, op. cit., 215, n.86. 383 384

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Aunque existen indicios de que en los mas antiguos tiempos la construcción de los primeros carros estaba generalizado en el común del pueblo, en el caso de los carros de Lichashén queda claro que sólo tenían carros los jefes tribales; incluso existe la hipótesis de que los de Lichashén fueran carros destinados especialmente a ceremonias fúnebres de ese nivel social ya que ostentan delicadas y complejas tallas, en algunos casos, están construidos con centenares de trozos de madera de diversas especies, incluidos fragmentos de cedro, que posiblemente abundaba en los bosques de Kegharkunik; de ser admitida esa hipótesis, poseer un carro tendría una connotación de status social. Junto con el progreso de la agricultura y el pastoreo se desarrollaron los medios de transporte cuyos mejores modelos se conservaron en la rica necrópolis de Lichashén, construida en los siglos XIX / XVIII a.C.; la necrópolis está compuesta por varios panteones; el primero, de forma circular, tiene un diámetro de 18 metros; la losa que lo cubría estaba formada por gruesas vigas sostenidas por seis columnas; cuatro de estas columnas estaban colocadas en las esquinas del panteón y dos en las partes centrales de las paredes laterales; estaban ligadas por maderas especiales colocadas sobre las columnas. Sobre el panteón cubierto de madera habían erigido un túmulo orientado de Este a Oeste; la fosa es de 9 metros de largo, 3,10 mts. de ancho y 2,90 mts. de profundidad. Las figuraciones religiosas relacionaban el punto cardinal del Este con el nacimiento del sol y con la posibilidad de un renacimiento durante el curso del sol hacia el ocaso. La necrópolis contiene una cantidad de carros de diverso modelo, abovedados, de dos y cuatro ruedas, pesados carros de carga y otros ligeros de combate, carritos infantiles, maquetas de carros militares. El carro aparece en varias inscripciones rupestres y no es raro que los carros de Lichashén tengan paralelismo con los hallados en excavaciones arqueológicas de Kish y Ur, en la Mesopotamia meridional, pertenecientes al IV milenio a.C. En uno de los panteones de la necrópolis de Lichashén se encontró un carro con dos ruedas muy deterioradas; cada una de las ruedas había sido preparada con 5/6 trozos de tablas, cortadas para darle forma circular. Con el eje de las ruedas estaba amarrada la parte central de la caja de modo que la mitad del peso era soportada por las varas que confluían en el yugo. Las varas eran tiras rectas de cuatro caras, hechas de roble y el yugo estaba trabajado para darle forma estética. Las varas se unían al yugo, que pesaba sobre los bueyes de tracción. En las capas superiores del panteón se encontraron además fragmentos de objetos de arcilla del milenio III a.C., lo cual evidencia que el panteón pertenece a una época posterior. El carro más antiguo descubierto hasta ahora estaba en aquel mismo campo funerario de Lichashén. La tumba en la que se hallaba ubicado tenía 2,5 mts. de profundidad, 5,2 mts. de largo y 2,2 mts de ancho y estaba cubierta por grandes piedras. Su orientación es también del Este hacia el Oeste. Con el carro fueron hallados objetos de cerámica pintados en negro brillante, con delicadas paredes del mismo espesor. Estaban colocados sobre una base de cerámica, adornados con líneas de puntos marcados con pintura blanca, medio deteriorados, y con líneas trazadas de arriba hacia abajo. El carro es también de dos ruedas. Cada rueda esta preparada con tablas alisadas, tres grandes y una chica; en el orificio que sirve de paso al eje, los tambores de las ruedas están como inflados con forma de plato hondo. El eje fijo está unido debajo de la caja del carro. Junto con el carro fueron halladas dos varas de madera no trabajada. Encima de ellas, afirmada con maderas, se elevaría la caja. No se encontró el yugo. En la tumba Nº 9 se encontró otro carro cuya caja tiene el techo en forma abovedada y consta de cuatro ruedas; cada rueda está hecha con sólo tres tablas de madera unidas sobre las cuales, con una separación de 1 cm.entre ellas, hay tiras en relieve que fijaron en forma transversal, con 12 filas de círculos; en la parte central, y entre las filas 2ª y 7ª hay un motivo decorativo enmarcado en un borde rectangular, consistente en dos discos con figuras de rosetas encerradas en cuadrados, las que a su vez están separadas por una cadena de formas

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ondeadas. Fuera de las rosetas, en los cuatro ángulos de cada cuadrado hay talladas figuras ondeadas. En la parte posterior del carro, arriba, y siguiendo la forma abovedada, la tapa tiene forma de círculo con dos filas de adornos tallados en posición oblicua, una recta en el medio y dos líneas cruzadas, que dividen la tapa en seis sectores desiguales; cada uno de estos sectores ostenta adornos tallados de forma espiralada. El conjunto da la sensación de ser una representación del cielo y recuerda la idea de eternidad. En las excavaciones de Lichashén, en el túmulo nº 10, apareció un carro fúnebre de dos ruedas de madera que está expuesto casi en la entrada del Museo Histórico Nacional de Armenia, que debe haber sido construido en los siglos XVI o XV a.C. Su caja está completa. el fondo trasero está cubierto con una tabla de un metro de altura. La caja está formada por 16 gruesas tablas de madera y es de techo abovedado; el carro tiene tallas, en su mayoría espirales, motivo predominante en las ornamentaciones de la Altiplanicie correspondientes a los milenios II y I a.C., en particular en los objetos de arcilla, como significando ondas o agua. En los dos últimos ejemplos citados, el tallador siguió el método de rebajar toda la superficie dejando en relieve la figura que quería destacar, excediendo 4 ó 5 mms. del plano general. Estos mismos motivos decorativos ya aparecen en vasijas de negro barnizado pertenecientes al III milenio a.C., así como en cinturones, pulseras y objetos del culto. Entre los objetos que acompañan al carro, hay ollas de boca ancha decoradas con dibujos tricolores –negro, blanco y rojo-, otros recipientes pintados a sus ambos lados, estatuillas de alto cuello coloreado de blanco. Han quedado pruebas de la práctica de sacrificios cruentos humanos en los ritos de la liturgia del entierro, posiblemente con un significado de ofrenda religiosa de acompañantes en el viaje a la ultratumba. A ambos lados de las varas del carro, en el lugar del yugo, en reemplazo de animales de tracción estaban enterradas dos pares de personas, las que, probablemente, eran esclavos sirvientes del difunto quienes tirando del carro condujeron el cadáver hasta el lugar de sepultura y durante la ceremonia litúrgica del entierro, fueron sacrificados e inhumados en reemplazo de los animales. Esta hipótesis se funda en que en la frente del cráneo de una de esas personas se observan huellas de golpes asestados con un instrumento filoso. En cuanto al arte del tallado, se destaca el carro extraido del túmulo nº 11 de Lichashén, que no tiene bóveda que cubra la caja. Delicadamente elaborada, desde los extremos inferiores de las costillas se eleva la red que forma su estructura. A la izquierda de la cobertura de adelante están tallados dos ciervos. Relativamente débiles, se ven, en uno, sólo las ancas y en el otro, las partes que van desde el cuello hasta las ancas. El interior de la madera que va detrás del carro a modo de apoyo, está tallada con dos ramas paralelas de formas espiraladas y el frente del escalón que adelante sirve de asiento también tiene las figuras de dos ciervos en posición de reposo: uno tiene está más firme, con el alto cuello la pequeña cabeza está adornada con ramificadas astas; el otro ciervo es mas pequeño, de cuello mas corto y el deterioro de la madera no permite ver su cabeza. Los cuerpos de los ciervos, posiblemente, fueron primero ligeramente bosquejados para después pasar a su surcado y tallado y, por último, los bordes de los surcos fueron alisados. La madera trasera del carro fúnebre repite los motivos decorativos antes descriptos de otro carro, es decir, que dentros de dos cuadrados hay tallados sendos círculos, cada uno de los cuales está rodeado por una cadena espiralada. El cadáver fue enterrado sobre el carro, en posición de cuclillas. En otro sepulcro de la misma necrópolis de Lichashén se halló también un carro de dos ruedas de madera. De las partes del carro, estaban bastante bien conservadas las varas laterales, de 3,5 mts. de largo; posiblemente las ruedas tenían forma circular como en otros carros que fueron hallados en la zona de Seván. El carro no tenía yugo. Habían enterrado una persona ubicada en la caja del carro, recostada sobre su lado izquierdo, con sus brazos y piernas enrrollados. En torno al cadáver, sobre la caja y a ambos lados del carro, había 12

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recipientes de arcilla pintados de negro brillante, decorados con líneas sinuosas entrelazadas con triángulos; sobre una de las ollas había una cinta decorada con figuras de granos, motivo característico de los siglos XVII y XVI a.C. Apareció también una pequeña vasija de color rosado, seguramente utilizada para óleos aromáticos. Además de la cantidad de objetos hechos de madera, también se descubrió, primordialmente en las viviendas, gran cantidad de herramientas y materiales –serruchos, hachas, escoplos- mangos de armas, que por acción del tiempo y la humedad, estaban muy deteriorados. Entre otros objetos descubiertos en el monumento arqueológico de Lichashén llama la atención un escudo de madera recubierto de cuero en estado de deterioro. El cuero fue fijado a la madera con clavos cuneiformes de bronce. Es el escudo más antiguo que nos haya llegado hasta ahora. A la misma época pertenece el campo funerario subterráneo cercano a la ciudad de Seván, donde fue hallado uno de los más antiguos modelos de carros de madera de dos ruedas, junto con centenares de fragmentos de arcilla coloreada. En esta sepultura no había ningún esqueleto humano sino los de dos ovejas y un cráneo de perro; los fragmentos de objetos de arcilla estaban dispersos en el fondo de la tumba. La fosa tiene forma ovalada y de grandes dimensiones: 6 mts. de largo, 5 mts. de ancho y 2,5 mts. de profundidad. Es posible que al ser construida estuviera adornada con vigas soportadas por columnas y su entrada clausurada por grandes piedras junto con un rellenado de piedras más pequeñas. En cuanto a las ceremonias litúrgicas del entierro, se acostumbraba a cremar el cadáver y enterrar sus cenizas depositadas en un ánfora. En general, ya fuera incinerado o enterrado el cadáver, se formaba una comitiva que seguía a pie al carro fúnebre hasta llegar al lugar del sepulcro; pero este rito procesional se reservaba para personas influyentes y jefes de clanes. Investigaciones arqueológicas concluyen en que los tipos de carros descriptos hallados en Seván y en Lichashén penetraron a Europa, cruzando el Sur de Rusia; existe una sorprendente similitud entre este modelo de carros y los hallados cerca de Ancona, en el Norte de Italia, que datan del III milenio a.C., también de dos ruedas circulares compuestas por dos tablas de madera anchas y una más angosta, unidas por travesaños de madera. No llama la atención este estrecho lazo que vincula las características similares de los carros de madera, ya que es imposible tener una idea acerca de la historia del desarrollo del arte prehistórico del mas grande y principal continente del mundo, el europeo, sin tener en cuenta los estudios en torno a los grandes y admirables complejos de inscripciones rupestres descubiertos e investigados tanto en la Altiplanicie Armenia como en Italia.389 Al realizar investigaciones de esta naturaleza es una etapa indispensable la comparación entre estos complejos, ya sea considerándolos en forma aislada como en sus similitudes, incluso en cuanto a la lejana distancia que separa a tales monumentos. La generalización de sus elementos componentes proviene de idénticas raíces encarnadas en la labor artística expresada por cazadores de la antigua Edad del Piedra y que en especial se manifiesta en las inevitables diferencias básicas que aparecieron entre Asia Anterior y el Sur de Europa. Los carros del tipo de los hallados en Lichashén se siguieron utilizando hasta nuestros tiempos y se los conoce con el nombre de “carros del Kura” . Pertenecen a la época de las tumbas de dinastías arcaicas y tenían ruedas circulares, construidas con tres tablas más anchas y una pequeña. Estos hallazgos de carros fueron completados con algunos de Shengavit y Shresh Blur, que tenían ruedas circulares de piedra duf390 , como también en Karní391, Lorud y otros monumentos de la Edad del Bronce, que se pueden apreciar en el Museo Histórico

389 Temirkhanian, A.R. y Frolov, B.A., Las inscripciones rupestres de Armenia e Italia, Moscú, 1983, 384 y ss.

Sardarian, S.H., La sociedad prehistórica en Armenia, Erevan, 1967, 175. Khanzadian, E.V., Karní 4, Erevan 1966, ilustración 23, figuras 2-3, citado por Avedian, Varsham, op. cit., 235, n. 18. 390 391

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Nacional de Armenia. Un modelo de carro hecho de arcilla, con ruedas con forma de disco, fue descubierto en Harich, región de Artik, en el estrato arqueológico correspondiente a la Edad del Bronce temprana. Con los carros rituales enterraron esclavos sacrificados y diversos objetos valiosos, carros de combate de madera, adornos, armas, ropajes, alfombras, colgaduras, animales sacrificados. Los carros grabados en las inscripciones rupestres de Keghamá 392 corresponden al período comprendido entre los milenios III y I a.C. Están representados sin yugo o con horquillas, con un estilo muy preciso y clasificables en tres ramas fundamentales. El primer conjunto, por su forma y construcción, procede del eneolítico (IV milenio a.C.), cuando en Oriente aparecieron los primeros sencillos medios de intercambio, que carecían incluso de ruedas, con una caja liviana, un arco vertical, y el yugo y el acarreo se hacían sobre todo con ayuda de bueyes. En algunos grabados tienen atados de forraje que unían al yugo con lianas; en otros, el tiro tiene forma redondeada, la lanza y el arnés de monta están unidos a la ancha caja, tirados por un par de bueyes. Una tercer figura representa a un carro muy característico de forma triangular; junto a ésta hay una cabra y un animal de tiro. Se supone que quienes esculpían la roca durante la prehistoria posiblemente hayan olvidado o bien no llegaron a incluir las ruedas de los carros. No sería imposible que a pesar del avance y desarrollo en la construcción de carros, por supuesto con ruedas, durante largo tiempo y simultáneamente hayan seguido usando los antiguos carros de arrastre a ras del piso, es decir sin ruedas. Los dibujos de carros rectangulares aparecieron en Ughdasar (Siunik) entre los milenios II y I a.C., con formas algo más desarrolladas y que guardan paralelo con grabados de otras partes del mundo. Los carros esculpidos en las laderas del Keghamá reflejan aquéllos conjuntos de la primera época y su desarrollo y transformaciones consisten en importantes cambios sobre este modelo antiguo. Es por esto que los carros de cuatro ruedas del milenio III a.C. que fueron descubiertos cerca de la cima del Pequeño Paitasar deben haber sido copiadas de los más evolucionados que usaban las clanes agricultores, aunque en su apariencia y su grafismo en la piedra no se diferencien de los carros más antiguos.

INSCRIPCIONES RUPESTRES DE VARDENÍS Y SIUNIK Una grabación esculpida en Vardenís representa al disco del sol y en su interior un dibujo con forma de cruz, sobre el cual están erguidas cuatro figuras humanas con los brazos extendidos; a la derecha, imágenes de un par de mujeres y de dos signos convencionales. Otra inscripción de Vardenís está dedicada a la lucha sagrada del sol contra el combatiente que conduce las tormentas; está constituido por tres grandes y bellos conjuntos de dibujos geométricos, signos solares, cruces, lunas crecientes y estrellas que aparecen como infinidad de cavidades semiesféricas. Debajo de ellas está ubicada una composición de símbolos geométricos que se supone es una descripción de cuanto realmente sucedía en la Naturaleza, modificada por las figuraciones del hombre prehistórico: el sol, exaltado como dios sol, junto con el caballo y la luna creciente. Frente a él están erguidas las deidades del rayo, gigantescos cuerpos de las sierpes-rayo con enredadas figuras que alegóricamente representan la lucha entre los dioses. Determinados atributos y funciones de la lucha de Vardenís perduraron durante milenios; muchos de ellos configurados como dioses del sol-rayo, semidivinos y semihumanos a los que la tradición identificaría con los antepasados luminosos, las distintos clanes y estirpes o dohm. Como hemos visto más arriba, los cuantiosos conjuntos de inscripciones de Keghamá tienen sus paralelos astrales que confirman la hipótesis de que son luminosos animales de una 392

Martirosian, H.A., e Israielian, H.R., Las inscripciones rupestres de Keghamá, Erevan, 1971, figura 159.

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sola forma o de pluralidad de formas. Del mismo modo hay inscripciones que son grabados de grandes seres antropomorfos con los brazos extendidos hacia lo ancho, los dedos abiertos como rayos, a veces convertidos en su totalidad en fuegos centelleantes que surgen en medio de rayos-relámpagos que denuncian la circunstancia de ser dioses del sol, de la luna o del rayo. Los entes luminosos celestiales señalados en las inscripciones rupestres con frecuencia aparecen juntos, hermanando al sol y la luna, en su sucesión ininterrumpida. Muchos de sus rasgos característicos están representados con acentuado machismo incluso en la tarea mágica de la fecundación. El hombre prehistórico de la Altiplanicie Armenia observó la bóveda celeste no como astrónomo porque carecía de conocimientos científicos; la observó partiendo de la base del acontecer de su propia vida individual y social y proyectándolo por analogía como astrólogo, en figuraciones religiosas. En esa inmensidad plena de misterio se buscaba a sí mismo; quería hallar la confirmación de sus presentimientos en cuanto al orden universal. Estaba lejos de toda consideración intelectual y cerca de la magia. En sus ojos y en su alma, cielo y tierra tenían necesaria proximidad; tanto, que de aquella inmensa bóveda azul dependían la llegada bienhechora de las lluvias, el nacimiento de muchos hijos sanos, los tropeles de crías de sus rebaños, la defensa contra el granizo en sus sembrados, la protección de su familia en la vida de ultratumba. Y admirado por tanta grandiosidad, quiso tener a los astros por aliados y para ello los representó grabando sus símbolos en la roca. El sol era dios eminente pero tenía forma humana como la suya. En una serie de otros casos de antropomorfía del sol, de la luna, del rayo, las divinidades aparecen como fuerzas fertilizantes que protegen a los animales y fertilizan la agricultura, cuyos paralelos en similares inscripciones rupestres europeas son representados con una hoz en una de sus manos. Estas significaciones perduraron hasta la Edad del Bronce tardía y la Edad del Hierro temprana y fueron adoradas en Tvin en los siglos IX VIII a.C. Las necrópolis, con todas sus características de construcción y por la cantidad de objetos que acompañarían a la persona inhumada en la vida ultraterrena, son los primeros vestigios de la vinculación entre la vida presente y el futuro impredecible.

SANTUARIOS Y LUGARES CONSAGRADOS A LAS CEREMONIAS DE CULTO EN LA EDAD DEL BRONCE TEMPRANA Una sociedad que tuvo un ordenamiento social y económico tan desarrollado, requirió también exigencias de naturaleza religiosa. En la Edad del Bronce temprana, los rituales se realizaron tanto en lugares previstos especialmente, como del mismo modo en complejos destinados a viviendas. Coexistían santuarios ubicados dentro de las casas, con otros en el centro del complejo habitacional de un conjunto de familias o de la tribu, y en determinados lugares rurales específicamente destinados a las ceremonias de culto. Los planos de los santuarios ubicados en un edificio central, habitualmente se diferenciaban de las demás casas. Los edificios en los que se realizaban las ceremonias religiosas eran circulares o semicirculares; a veces, estos edificios estaban rodeados por cimientos circulares concéntricos, en un tiempo en el que las construcciones para vivienda que los rodeaban eran rectangulares. No se descarta que esta técnica de construcción de círculos concéntricos, que es propiamente de las etapas tempranas de la cultura de

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Shengavit, continuara aplicándose también en otros lugares de culto, a pesar de la declinación de esta cultura393. Acostumbraban también a erigir construcciones no ubicadas en el centro del complejo habitacional, o también destinar ángulos o rincones especiales dentro de las viviendas, para celebración de la liturgia de adoración. En excavaciones arqueológicas fueron hallados angulos y sectores ceremoniales en viviendas con pluralidad de cuartos así como también en moradas separadas. Los ritos de adoración podían ser celebrados en el centro de la casa, como también en determinados ángulos especiales para tal fin. En el centro de casas de Shengavit se hallaron objetos destinados a la liturgia tales como hogar donde elevar preces y hacer ofrendas, ara de sacrificios, y basamentos para estatuillas. Entre los mencionados, el esencial para los rituales era el hogar de ceremonias, en torno al cual se concentraba la gran familia patriarcal y celebraba los actos litúrgicos. En determinados complejos habitacionales el hogar estaba ubicado sobre un pedestal especial( Norshun Tapá VIII, Baba Tarvish, Blur XI). El destino religioso del hogar era subrayado no solamente por su posición elevada sobre un pedestal sino también por la presencia cercana del ara de sacrificios, y una vara vegetal bifurcada con forma de horqueta que seguramente se usaba para avivar el fuego o cambiar el lugar de las brasas. Hogar, pedestal y fuego formaban una trilogía sacra. El hogar era identificado con la mujer mientras la horqueta o bastón utilizado durante la ceremonia revestía simbolismo fálico del varón fecundante; a esto último se sumaban los altorrelieves de arcilla del pedestal, con la figura del carnero; estos elementos formaban también una unidad394. En los hogares culinarios, la horqueta serviría seguramente para asar la carne. En cuanto a su significación, a pesar de que los hogares eran símbolos femeninos, fueron lugares de culto de adoración a los ancestros paternos; sirvieron para rogar protección a los vivos; representaban la riqueza de la estirpe, perduración, generación sana, bienestar395 . En los hogares culinarios, la horqueta serviría seguramente para asar la carne396 que se consumiría en la mesa familiar. Los más importantes elementos que componían los adornos litúrgicos en los complejos habitacionales eran las estatuas antropomorfas, zoomorfas: gato(Shengavit); toro(Shengavit, Mokhrablur); caballo(Shengavit); cabra(Mokhrablur); pájaro(Harich). Lugar importante ocupaba el carnero(Mokhrablur, Shengavit, Chrahovid, Amasia). En el mundo antiguo, el culto a la luz y al fuego estuvo estrechamente vinculado al culto del carnero, que es el macho de la oveja. La arqueóloga Emma Khanzadian, considerando que en el milenio III a.C., es decir en pleno auge de la cultura de Shengavit había muchas creaciones que destacaban la imagen del carnero, señala el ligamen entre “carnero y sol”; el carnero era también símbolo de fructificación. Cuando compraban un carnero, los armenios de Vaspurakán397 acostumbraban llevarlo ante el hogar ritual y lavar sus patas, pues creían en sus poderes de protección; creían también que si un enfermo fuera envuelto en una piel de carnero, se curaba. En los complejos de hogares litúrgicos el carnero cumplía el papel de protector (bahbanich) y estaba vinculado con el culto a los ancestros. Burney, Ch., Circular Buildings at Ianik Tepe in North West Iran, revista Antiquity, vol 35, Nº 135, Cambridge, 1960, 238, citado por Knuní, Ardag, Los santuarios de Shengavit, Revista Histórico-Filológica(Patma-Banakan Handes), 2004, 1, 237, n.8. 394 Esaian, S.A., La Antigüedad del Armenia, Erevan, 1991, 160, citado por Knuní, Ardag, Los santuarios de Shengavit, op. cit. 239. 395 Knuní, Ardag, Los santuarios de la cultura de Shengavit, op.cit., 220. 396 Knuní, Ardag, Los santuarios de la cultura de Shengavit, op.cit., 220. 397 Vaspurakán fue una provincia de la Gran Armenia. Se extendía desde la parte central del lago Van hasta el Sud de Artsakh; al Este limitaba con Paitarakán, al Norte con Siunik y con Airarat. En el siglo IX a.C. formó parte de Urartú. En 1915 la mayor parte de su población era armenia. Cuando el Estado turco inició el Genocidio, los armenios que pudieron se refugiaron en Armenia o huyeron a Rusia, Irak, Irán, Francia, Estados Unidos y América del Sud. Los demás fueron asesinados por orden del gobierno turco. 393

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Un importante lugar ocupaban las cabezas de toro y por tal razón eran representadas en los hogares de ceremonias rituales. En la India, los contrayentes de matrimonio tendían un cuero de toro ante el hogar pues para los indios el toro era fructificador, alejaba los malos espíritus e intercedía para lograr la protección de los ancestros. Los antiguos griegos sacrificaban “toros del Hades”; también lo hacían los hititas. Los armenios confiaban en que el toro, tras la ceremonia de su sacrificio en el hogar garantizaba una descendencia sana y que su advocación atraía la bendición de los ancestros. Quizás uno de los más antiguos cultos de la Altiplanicie Armenia haya sido el dedicado al perro. A menudo estuvo vinculado con la muerte, con el mundo de ultratumba. Sin embargo, el perro tenía una función protectora. En las ceremonias hititas, era quien podía eliminar los malos espíritus del palacio real para lo cual era necesario “preparar la estatuilla de un perro y ubicarla en el umbral del edificio”. Partiendo de los materiales descubiertos en los hogares litúrgicos, los arqueólogos deducen que la función protectora está registrada también entre las figuraciones de la Altiplanicie, atribuyéndole vinculación con la veneración de los ancestros. En esta enumeración de los símbolos zoomorfos hallados en los hogares rituales, no pueden omitirse los ciervos; en las excavaciones arqueológicas se descubrieron estatuillas que representan a estos animales. En el milenio III a.C. a menudo también los hititas los invocaban en sus ceremonias fúnebres. Estaban también las estatuas que representaban al falo, y que estaban vinculadas con el culto a los ancestros paternos y a la fructificación; son un signo del avance del varón en la vida de la comunidad. En algunos poblados fue hallado también el disco solar. Los ídolos podían ser ubicados separadamente en las viviendas, a veces sobre anaqueles especiales o formando parte del complejo del hogar. Cerca del hogar los arqueólogos encontraron unpozo relativamente pequeño en el cual el celebrante mantenía encendido el fuego con el que alimentaba el del hogar. Considerando que las cenizas estaban sacralizadas, las volcaban en concavidades recubiertas de arcillaconstruidas a tal efecto,o las guardaban en recipientes destinados a esa finalidad, como en Karní. Uno de los elementos más importantes que se utilizaban en los oficios religiosos era una bandeja o patena móvil sobre la cual colocaban objetos sagrados necesarios para las ceremonias: estatuillas, vasijas, cornamentas, etc.; esta bandeja prueba que esos objetos eran a veces trasladados a otro lugar distinto del ara, es decir que las ceremonias podían celebrarse en cualquier sitio. Fueron registradas ceremonias de la Edad del Bronce temprana según las cuales se habían realizado entierros debajo de las viviendas. Fueron descubiertos entierros efectuados debajo del hogar; cadáveres de niños, en algunos casos previamente cremados, fueron inhumados debajo de paredes. Este tipo de entierros debe haber tenido la finalidad de procurar la protección del fallecido398. Estas pruebas, como también la circunstancia de que en la vivienda se hubieran concentrado ceremonias litúrgicas diversas - dirigidas al culto de los ancestros, plegarias pidiendo protección, otras por el bienestar de los descendientes -, permiten suponer que no fuera éste o aquél sector de la casa al que se le atribuyera carácter sacral, sino el conjunto de toda la casa. Esta hipótesis es fortalecida por materiales etnográficos399. Knuní cita a un autor según cuya opinión era propia de la vivienda antigua ladivisión tripartita del altar, donde se unían los mundos de ultratumba, de los vivos y de los dioses. En los panteones de los etruscos y de los romanos ocupaban un 398 Ghanalanian, A., Avantabadum (Historia de Tradiciones), Erevan, 1969, 219-220; Bedoian, V., Sasna Azkakrutiún( Etnografía de Sasún), Erevan, 1975, 25-28; Lalaian, E., Vasburagan, Figuraciones, Revista Etnográfica, Libro XXV, Tiflís, 1913, Nº 2, 52. Fuentes citadas por Knuní, Ardag, Santuarios de la cultura Shengavit, op. cit., 243. 399 Vartumian, T., La casa popular de los armenios, la casa con cúpula (glkhatun) como santuario, en “Los santos y santuarios de los armenios”, Erevan, 2002, 359-360.

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lugar especial los penates que protegían la casa;se diferenciaban de los dioses lares que eran los que protegían a la familia; si la familia mudaba su domicilio, los penates se quedaban en el edificio que habían protegido hasta entonces. En excavaciones arqueológicas realizadas en viviendas de Troya y del archipiélago de las Cícladas, se hallaron estatuillas presumiéndose que corresponden a penates y dioses lares. Se descubrieron urnas de cenizas funerarias con forma de casa; en la capa más profunda de una excavación hecha en el Foro romano, se halló una pequeña de tales urnas-casa400.En la epopeya de Guilgamesh de la mitología sumeria, es cerca de la casa que el dios Enlil anuncia la noticia del Diluvio. Fragmentos de maza hallados en viviendas circulares de Shengavit 3 (excavaciones de 1936) y 2 (excavaciones de 1958) inducen a suponer que en las ceremonias que se desarrollaban en el complejo de viviendas, el celebrante era el patriarca de las grandes familias; también se hallaron fragmentos de maza cerca del hogar central de una vivienda cuadrangular. En edificios auxiliares adyacentes a las viviendas principales, construidos en el período eneolítico con finalidades económicas (talleres, depósitos, viviendas de los trabajadores) fueron también hallados ángulos, rincones o espacios consagrados a ceremonias litúrgicas. Los científicos deducen, por estos datos, que artesanos, profesionales y hombres dedicados a oficios, peticionaban protección a las divinidades. Tal es el hogar ritual que se encontró en el estrato 5 de Mokhrablur; en las excavaciones arqueológicas de 1958 de Shengavit 4. En un edificio auxiliar destinado a taller, junto a una vivienda circular, fueron descubiertos aras de sacrificios. En un taller de alfarería de Karní se descubrió un ara de sacrificios y además una urna funeraria para conservar cenizas sacralizadas; en talleres de Shengavit en los que se trabajaba la piedra, habían también ángulos o rincones ceremoniales. Una estatuilla hallada en Harich representa a un hombre que luce ropas de pastor; junto a hogares de ofrendas litúrgicas se encontraron modelos de carros y de ruedas y el arqueólogo E. Paipurdian afirma que los modelos de ruedas se usaban para pedir protección de animales domésticos. Como los trabajadores transcurrían todo el día en los talleres,necesitaban tener rincones rituales donde poder presentar sus rogativas a las divinidades. Entre los complejos edilicios destinados al culto correspondiente a la cultura Shengavitiana, ocupa lugar excepcional el complejo litúrgico de Akarag. Intrínsecamente representa un complejo de salientes y cavidades de la piedra toba desnuda, a lo largo del río Amberd. Las salientes de piedra, colinas y planicies sostienen una carga de restos de cultura. Las partes frontales de las inscripciones rupestres fueron igualmente elaboradas. En dichas inscripciones hay cavidades, como también escalones por los que se llega a esas cavidades. Fueron descubiertos altares de sacrificios de formas circulares, de mesadas de triples escalones, y arroyos que los comunicaban; lo más probable es que fueran de naturaleza ritual para las ceremonias celebradas cerca de las inscripciones rupestres401 . El arqueólogo Karekín Tumanian excavó 2002 en viviendas circulares, como lo había hecho el año anterior402. Los cimientos de las paredes estaban colocados sobre una base adaptada para nivelar las irregularidades del terreno. Las dos construcciones circulares contiguas están en la parte Oeste. Las piedras de las paredes están afirmadas con barro y están deterioradas tanto por dentro como por fuera; de este modo, el resultado de dos años de excavaciones obtenido bosqueja de Oeste a Este el ancho de una calle entre dos construcciones contiguas. Hacia el Oeste, a lo largo de la segunda construcción circular se

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Rykwert, J., The idea ofa town, London, 1988, 99-105, citado por Knuní, Ardag, op. cit., 244. Martirosian, Harutiún, Israielian, H., Las inscripciones rupestres de los montes Keghamá, Erevan, 1971, 25.

Tumanian, Karekin, Las excavaciones del año 2002 en la parte I del monumento arqueológico de Akarag, en en La cultura de la Antigua Armenia, T. XIII, Materiales de la Sesión Científica del Instituto de Arqueología y Etnografía de la Academia Nacional de Ciencias, Ereván, 2005, 60/66.

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preservó hasta un metro de altura, una pared kur-araksiana; las piedras que componen su cimiento están apoyadas sobre una mezcla de guijarros y arena. Pegada a una de estas piedras estaba caida cabeza abajo una bella estatuilla desprendida de la arcilla. El hecho de que estuviera asentada sobre la piedra fundamental recuerda que la pared fue construida antes de que el ídolo fuera sido objeto de adoración. En el mencionado cuadrado, a 4 ó 5 metros al Noroeste del edificio circular contiguo, fue descubierto, cavado en el piso rocoso, un pozo de 28 cm de diámetro y 14 cm de profundidad, que posiblemente fue hecho para apoyar una base de madera. En el ángulo Sudoeste fueron hallados restos de ladrillos crudos que fueron encontrados por primera vez en el monumento de Akarag; también se descubrió una parte de pared de grandes piedras enfiladas orientadas en el sentido del eje Noroeste-Sudeste. De su base se preservaron tres filas de piedras, colocadas sobre la roca. Por lo visto, la fosa con plano circular es producto de la cultura helenística, construida con losas verticales a ambos lados de las paredes del cuadrado kur-araksiano. En la fosa fueron hallados dientes y restos de cráneo. El estrato cultural inferior abarca dos planos: la roca que sirve de tapa dentro de las bases de apoyo debajo del piso de la construcción circular aparecieron cerámicos negros y anaranjados que pertenecen a la cultura kur-araksiana y artefactos de la Edad del Bronce temprana. Los objetos del plano siguiente, se vinculan con la construcción circular y son productos de la labor de quienes ocuparon esas viviendas. Los restos de cultura kur araksiana y la ceniza hallados en este plano corresponden a la cultura cerámica del tipo de Mokhrablur y de Shreshblur. Se encontraron también pedestales, ataúdes, tapas. Un gran conjunto forman las herramientas de piedra: moledoras, morteros, mangos de morteros, alisadoras, astillas afiladas; hay esquirlas de piedra, pesas, hojas de cuchillos hechas de cuarzo. También martillos de piedra, cilíndricos y de punta, mazas esféricas, puntas de flecha de cuarzo, triangulares, labradas. Los objetos metálicos descubiertos en el estrato kur-araksiano están encorvados hasta que se toquen los extremos; son colgantes de adorno con puntas de bronce, abalorios y objetos redondos hechos con una piedra verduzca qe completan la variedad de producción de la Edad del Bronce temprana. En ese mismo estrato fue hallada la estatuilla femenina de arcilla destinada al rito religioso, las dos estatuillas de animales, el ídolo de piedra toba verde. El estrato mixto que sigue al de las cenizas, compuesto por grandes desprendimientos rocosos, tierra y piedras pequeñas de derrumbes, están presentes entre los elementos característicos de las más arcaicas culturas armenias; aquí también se encontraron dos estatuillas de arcilla cruda que representan la figura de la mujer, de carritos miniaturizados, de cabezas de husos de arcilla y de pequeños panes sacralizados, un gran fragmento del pedestal con la cabeza de un carnero; un cajoncito abierto por los costados por anchas aberturas, que posiblemente sea la base de un turiferario kur-araksiano. Pueden abarcar un amplio período cronológico el colgante de piedra y el pequeño ídolo con aspecto de corona, con blancas incrustaciones, abalorios de piedras cilíndricas violáceas, el fragmento de molde de arcilla cruda, y el pedazo de cuerda de bronce. Posiblemente se trata de un producto hallado en el cuadrado, conjunto de objetos de bronce de la magnificencia de la más antigua cultura armenia, compuesto por collares, 3 pulseras y 2 aros. En el mencionado estrato mixto fueron hallados, junto con cintas adornadas con punteados, fragmentos de vasijas cerámicas decoradas con motivos kur-araksianos, seván-artsakhianos y karmirberdianos policromados y grabados con bajorrelieves armenio-arcaicos. En las capas siguientes, junto con hallazgos culturales característicos antes recordados, fueron encontrados objetos, primordialmente vasijas de cerámica. También fueron descubiertos objetos zoomorfos.

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En los aledaños de las construcciones rituales de Mokhrablur se encontraron concavidades para mantener preservadas las cenizas de los sacrificios. Es significativo que en determinadas construcciones litúrgicas, con toda probabilidad, se celebraran, paralelamente, ceremonias en ambientes cerrados y otras al aire libre. El complejo ceremonial de Kirpet Kerag abarcaba unos cuantos edificios, de los cuales una parte se comunicaba con el edificio central cuadrangular. El espacio abierto al aire libre donde estaba el altar de sacrificios es uno de los rasgos característicos de las construcciones litúrgicas de Asia Anterior. Los santuarios de la cultura Shengavitiana perduraron por largo tiempo. En caso necesario, el santuario era refaccionado o reconstruido, pero en el mismo lugar donde estaba. Así, durante prolongado tiempo se mentuvieron los santuarios de Chrahovid, Chinvalí y otros. La estabilidad en un lugar es otra de las tipicidades de los santuarios de Asia Anterior. Otra peculiaridad propia de los santuarios de la Edad del Bronce temprana es su estructura arquitectónica; los ritos podían ser celebrados tanto en habitaciones interiores como en espacios al aire libre semejantes a atalayas; a éstos últimos pertenece el templo de Mokhrablur, construido con piedras tobas negras, sobre las cuales estaba erigida una columna de basalto de cuatro metros de alto; en el revoque de arcilla habían mezclado fragmentos de mica, lo cual vigorizaba su compactación. El tipo de construcción similar a una atalaya, en cuya cúspide colocaban un hogar móvil, también se usó en el complejo litúrgico de Chrahovid; el atalaya estaba anillado en su base por tres construcciones circulares concéntricas de 7-8 metros de diámetro403. En Medzamor las ceremonias litúrgicas se celebraban al aire libre en una construcción de tipo “zigurat” 404.

COMIENZA EL FENÓMENO DE LAS MIGRACIONES ÉTNICAS En la Edad del Bronce temprana se iniciaron importantes migraciones étnicas en un vasto territorio que abarcó a la Altiplanicie Armenia y en el mundo exterior a la Mesopotamia, Asia Menor y amplias regiones vecinas de los cuatro puntos cardinales. La causa inmediata de estas migraciones fue el cataclismo de rigurosas sequías que impulsó el inmenso movimiento de masas en busca de agua, proceso que duró milenios. Entre las causas mediatas, una de las más significativas fue la mayor o menor mutación obligada de las poblaciones migrantes, que veían en su trashumancia el único medio de salir de las carencias; otro de los motivos de las migraciones étnicas fue el factor político que atrajo a poblaciones sedentarias y las persuadió de la conveniencia de abandonar su ubicación originaria en busca de mayor estabilidad y seguridad económica. Del mismo modo, en algunos casos, estos traslados masivos de población produjeron como efecto invasiones hostiles, en la medida en que su arribo fue destructivo; en otros, significaron una fuerza de trabajo que alentó el desarrollo material de sus nuevos asentamientos, donde se incrementó el consumo de materias primas y produjo mezclas culturales en las que a veces la masa cuantitativamente mayor y recién llegada fue absorbida por la cultura local que, a pesar de ser minoritaria, atrajo a los migrantes por su más elevado nivel cultural. Las migraciones no fueron iguales en todos los casos; se diferenciaron unas de las otras porque dependían de las condiciones naturales y climáticas de los distintos territorios, del desarrollo de los niveles socio-políticos y de la docilidad o incorruptibilidad de las etnias locales. Las traslaciones de contingentes humanos de una etnia diversa no eran repentinos aludes de grandes masas homogéneas sino infiltraciones que por oleadas parciales iban eligiendo lugares en espacios poco poblados o despoblados, para su establecimiento. 403 Khanzadian, E.V., Resultados de las excavaciones de Chrahovid. Tesis de 1989-1990, Erevan, 1991, 11, citado por Knuní, Ardag, op. cit., 249. 404 Khanzadian, E.V., Resultados de las excavaciones de Medzamor, Tesis de 1987-1988, Erevan, 1989, 4, idem.

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Cuando estas migraciones asumían cierto grado de violencia, las confrontaciones no siempre consiguieron aniquilar totalmente ni expulsar el etnos de las poblaciones refractarias que ya vivían desde hace tiempo en el territorio que los migrantes venían a ocupar. A comienzos del milenio III a.C. aproximadamente hubo cuatro principales migraciones de tribus nómades semitas procedentes de la península arábiga con dirección al Norte. La primera migración de tribus nómades semitas fue la de las tribus akkádicas. El territorio denominado Akkad, estuvo en la Mesopotamia. Sus naturales se establecieron en lo que hoy es el Norte de Irak y una parte de ellos se dispersó pacíficamente por el Sur de la Mesopotamia, donde ya se había formado una serie de ciudades-estado; allí vivieron durante un tiempo en vecindad con los sumerios. La segunda migración, que sucedió a la de las tribus akkádicas fue el éxodo de los amorritas, procedentes de la península arábiga. Estos grupos tribales se trasladaron primordialmente a las estepas de Siria y Palestina; masas de esos grupos emigraron hacia la Mesopotamia, donde a fines del siglo XXI a.C. comenzaron a implantar sus dinastías. Otros grupos amorritas se dirigieron hacia el Sudoeste de la Altiplanicie Armenia. Por estas dos vías, pues, ya en el III milenio a.C. masas componentes de tribus semitas tuvieron contacto con antiguos antecesores de los armenios. En los cuadros de inscripciones rupestres grupales de las cumbres del Gran y del Pequeño Paitasar es posible diferenciar con exactitud las de la primera mitad del II milenio a.C. Pero desde el punto de vista de las expresiones gráficas, estilísticas y teniendo en cuenta sus detalles minuciosos, sobre la base de determinadas características de ese período, es factible ubicar en él unas cuantas decenas de composiciones. En los estilos de este grupo de la primera mitad del milenio II a.C. están absolutamente ausentes las figuras de las cabras triangulares; en general, las imágenes de animales adoptan formas en las que el cuerpo es alargado o curvo, y el cuello o la cabeza están separados del cuerpo. Representados de perfil, el brazo derecho de los cazadores forma un semicírculo y la flecha arrojada es su prolongación. El semicírculo de los cuernos de las cabras, a diferencia de los tradicionales, es más recto. En las composiciones, comparativamente, se encuentran con frecuencia la ancha separación de los cuernos de los ciervos, el alargamiento de los cuerpos, la cola caida de los perros y las figuras de pájaros, que se repiten en motivos decorativos de cerámicos coloreados del II milenio a.C. En muchas de las escenas de estas composiciones se conservan formas tradicionales del III milenio a.C., esculpidas junto a figuras del nuevo estilo. También en este conjunto ocupan lugar escenas de caza tradicionales. En una de ellas la figura del perro es casi idéntica a las de los perros de fuentes cerámicas de la aldea Nerkín Ketashén, región de Martuní, los cuales, dentro de la misma escena, persiguen a cabras y ciervos que corren405. En otro panorama rupestre está representado el cazador que arroja su flecha, perros y ciervo que del mismo modo lo acercan al ejemplo de Ketashén tanto en sentido gráfico como en la dinámica general. La caza de ciervos representada en un tercer cuadro en el cual persiguen al ciervo el cazador con arco y el perro que, igualmente se parecen al ejemplo de Ketashén. La caza del ciervo representada en el siguiente panorama es más rico e interesante. Los tres ciervos cavados aquí tienen generalizaciones con los cuadros de Ketashén en el grabado de los ciervos, la cabeza, el cuerpo y otros detalles. Tres de los cinco cazadores rodean al ciervo macho, dos a la hembra, y el cervatillo está libre. Los brazos derecho e izquierdo de los arqueros están unidos en una línea horizontal o forman una órbita ovoide. En otro caso los brazos y el arco están compuestos por dos semicírculos opuestos. Los arcos semirredondos son de pequeñas medidas. Las figuras de Ketashén son idénticas y hay también dos ciervos en la quinta inscripción rupestre. Hay leopardos que persiguen a uno de los ciervos y a la cabra. Sobre la izquierda llega el cazador flechando a 405 Kalantarian, A.A., Khachatrian, H.T., Extraño hallazgo arqueológico en el litoral del Seván, Boletín de Ciencias Sociales(Lraber), Ereván, 1969, 4, 75-77.

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uno, tratando de salvar al ciervo. Panoramas similares aparecen en los montes Keghamá y otros santuarios. En este conjunto están representadas también escenas que no están inmediatamente ligados a la caza. *** Fuera de la Altiplanicie ya había comenzado la organización tribal. No hay que confundir el nomadismo con las migraciones. Las manadas de hombres que mudaban frecuentemente el lugar de su residencia, lo hacían ya sea en busca de mejores pasturas para sus rebaños o bien mejores climas para ellos mismos, y enterraban a sus acompañantes fallecidos, o no los enterraban, abandonándolos a la intemperie. A veces, después de un extenso rodeo, retornaban a sus puntos de origen, para volver a salir cuando las circunstancias lo aconsejaran. En cambio, las poblaciones migrantes dejaban sus asentamientos con dificultad, y se establecían en su nueva ubicación planeando quedarse por largo tiempo o definitivamente donde estuvieran cómodos. Construyeron allí tumbas y necrópolis, deseando no separarse nunca de los restos de sus ascendientes. En ciertas épocas y en determinados territorios, el pueblo o la tribu que los habitaban, hablaban o escribían en un idioma que no era el local y esta circunstancia, sin embargo, no afectó al etnos al que pertenecían. Esta es una realidad de la que hay varios ejemplos. Veamos algunos de estos ejemplos: los elamitas no eran extranjeros en Persia. Elam se hallaba al Sur de Persia; era una región que estaba en el seno territorial de los persas y cuya capital era Susa, residencia de invierno del gobierno aqueménida; es decir que en sensible medida, Persia Aqueménida fue heredera de un Estado soberano de dos mil años en el que, los persas, además de escribir en idioma persa lo hacían en idioma elamita. Durante los milenios II-I a.C., los pueblos del Cercano Oriente406 eran conscientes de ser deudores de las escrituras cuneiformes inventadas por los sumerios. Estos últimos, después de fusionarse con los akkadios, utilizaron el lenguaje sumerio sólo en determinados campos – literario, salmos de adoración, en la enseñanza y en escuelas de escritura – mientras que en documentos oficiales usaban el idioma akkádico. En la extensa Persia aqueménida, el idioma más utilizado no era el persa sino el arameo porque los arameos estaban diseminados en las múltiples regiones del imperio; comparativamente las letras cuneiformes arameas eran más fáciles de ser leídas y escritas. En el período que duró entre la gradual extinción del akkádico y de la escritura cuneiforme y el surgimiento del helenismo, el arameo se convirtió en idioma generalizado y de uso interétnico. En Asia Menor occidental y Sudoccidental, no todos los habitantes de Ardzava eran griegos sino un pueblo hitito-luviano que en el milenio I a.C. creó el reino de Lidia. Y los habitantes de Ardzava, en las cartas que escribían a los reyes hititas lógicamente usaban el hitita y en las cartas que escribían a los faraones egipcios usaban el akkádico. Los mitannios eran hurritas que vivían en el corazón de la Mesopotamia superior, teniendo como centro el distrito de Harrán(Osroene); la dinastía real hurrita gobernaba directamente a Mitanni y sus nombres tenían origen indoario. En el período de la antigua realeza hitita (1740-1460 a.C.) determinadas inscripciones oficiales y literarias fueron redactadas en akkádico; gran parte de las inscripciones estaban escritas en hitita, es decir en el idioma de la población nativa local. Por fin, como una prueba más de que el idioma en uso no es el factor que establece la pertenencia del pueblo ni de la tribu que lo habla o lo escribe, en los siglos XII a VII a.C., en el reino de Melitene, - región occidental de la Altiplanicie Armenia -, en Babilonia y en el Norte de la Siriana existieron inscripciones 406 Los territorios de Asia occidental y del Noreste de Africa integran el territorio del Cercano Oriente; en armenio Mertsavor Arevelk.

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jeroglíficas en idioma luviano, circunstancia que testimonia las características típicas político-culturales desarrolladas en esas áreas territoriales.

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El académico K.J. Sargsian, hablando de las migraciones de los idiomas, cita a los lingüistas T. Gamkrelidze y V. Ivanov, quienes escribieron: “Siempre hacemos especial revisión, en el sentido de que al fin de cuentas, observamos no tanto las migraciones dialecto-étnicas sino más sus idiomas, que se extienden cubriendo los diversos etnos”407. Lo que ocurrió fue, pues, que los diferentes grupos étnicos fueron cubiertos por los idiomas indoeuropeos y no a la inversa. Los indios con su piel color canela y los italianos rubios y de ojos celestes, hablaron diferentes idiomas indoeuropeos. No fue la diferencia de color de su epidermis lo que determinó la diversidad de sus idiomas. Tampoco fue el factor geográfico-territorial en el que vivieran el que atribuyó distinción entre sus idiomas. Fue el idioma el que les adjudicó un etnos, cualquiera fuera la tonalidad de su piel y vivieran donde vivieran, debido a que el factor lingüístico es más dúctil que el rígido tipo antropológico y el espacio geográfico, que si bien pueden ser influyentes, no son en absoluto determinantes. Durante los milenios IV y III a.C. decayó el antiguo imperio egipcio (años 3197-2600 a.C.) y se produjo la desaparición del imperio sumerio (años 2850-2220 a.C.); se fundó la primera dinastía babilónica y comenzó la civilización minoica. Fue un período de trascendentes cambios también en distintas regiones de la Altiplanicie Armenia, en cuyo final las hasta entonces informales e inestables agrupaciones de clanes comenzaron a organizarse en comunidades tribales fundadas en la consanguinidad generacional, las que penetraron en significativos centros de Oriente: Asia Menor (Oeste de Malatiá);Cilicia ( el poblado de Mersin); Siriana septentrional (los estratos 2º y 1º de Amuk); Palestina (Kirpet Kerak, Tapará-el-Akrad); en el Norte de Persia, los litorales oriental y occidental del lago Urmiá (Köy Tepé, Ianik Tepé) y otros poblados408. Con el transcurso del tiempo se fortaleció la idea de que las dinastías hurritas en Urguish (Mesopotamia septentrional), donde comenzó a dominar el mago primado (kurm) Tishatal, en Arrabkhá (al Este del Tigris, a orillas del río Adem), del Eufrates hacia el Oeste donde estaban las ciudadesAsuva, Urshu, Ma’ma, Kizzuvanna (en la región de Cilicia), Isuva (Tzopk), Aldzi (Asdghnik), Shupria (en la zona de Sasún)409. El núcleo geográfico principal de la actividad agrícola-pastoril fue la llanura del Ararat, que, en realidad, es el valle más extenso y profundo de la Altiplanicie, notable por su fertilidad y riqueza. Aquí, a orillas del Araks se hallaron poblados correspondientes a los milenios V-IV a.C. y una decena de localidades de la Edad del Bronce temprana cerca del rio Araks, en los valles de Urmari y Tsolakert (Iktir), próximas a Echmiadzín, en Armavir, Arevik, Artashat (Tvin), Ashtarak y otros lugares. Ashtarak está ubicada a 20 kilómetros al S.O. de Ereván. Estas concentraciones urbanas fueron fundadas a fines del IV milenio como fruto del período eneolítico y perduraron durante todo el milenio III a.C., razón por la cual el valle del Ararat es considerado el hogar fundamental de la cultura de bronce temprana desde donde se expandió por toda la Altiplanicie. En la parte Sudoeste de la Altiplanicie armenia-llanura de Kharberd, Malatiá-se formó una cultura urbana. En el centro de las ciudades se construyeronfortificaciones, con el palacio real. Este contaba con depósitos, graneros, bodegas (Norshun). Pertenecen a este período numerosos materiales hallados en excavaciones realizadas en Ketí, Shresh Blur, Mokhrablur, Aikeván, Chrahovid, Harich, Amasiá, Horrum, Karnut, Sarnakhpiur, Tiknís, Elar, Karní, Icheván, Berkaber. Era la patria originaria de tribus de habla indoeuropea que mantuvieron estrecha relación con los ancestros de los armenios, cuya cuna ya era llamada en versiones de la denominación Ararat. 407 Sargsian, K.J., Acerca de la protopatria, de la formación del pueblo armenio y de Urartú, Revista Histórico Filológica, 1990, 1, (128), 26. 408 Academia Nacional de Ciencias, La sociedad comunitaria en la Prehistoria de Armenia, en Historia del pueblo armenio, I, Ereván, 1971, 139. 409 Avetisian, Hrand, La Altiplanicie Armenia dentro de la órbita de las interrelaciones estratégicas hurri-hititas, Revista Histórico-Filológica, 1996, 1-2 (143-144), 221.

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En 1990 fueron retomadas las excavaciones en Chrahovid, dirigidas por Emma Khanzadian. Este monumento arqueológico está ubicado en el circuito Masís del distrito del Ararat, que se extiende sobre la colina del mismo nombre. Las excavaciones en este poblado de pluralidad de estratos culturales comenzaron en 1975, aproximadamente, y abarcan desde el milenio IV a.C. hasta el siglo XVII de nuestra Era. En su parte superior se observan 15 capas de construcciones de la Edad del Bronce temprana, a las cuales siguen las sucesivas capas correspondientes de las Edades de Bronce media y tardía, de Hierro temprana, del reinado de Van y de los períodos medievales. Durante las excavaciones fueron descubiertos ricos materiales arqueológicos de los distintos períodos. La arquitectura de la Edad del Bronce temprana es representada por edificios circulares. El complejo de templos de los tres períodos de la Edad del Bronce temprana, con su estructura propia y característica, no tiene paralelo en otros monumentos410. En ese mismo año fueron retomados los trabajos en una extensión total de 100 metros en el sector de la calle, en cuyos dos lados fueron excavadas viviendas y construcciones de finalidades económicas de la tercera capa perteneciente a la Edad del Bronce temprana. Especial interés representa en su base, el taller circular, lleno de ceniza. En la pared del horno de fundición de metales fueron hallados moldes, hachas de mangos cilíndricos para la forja. Moldes similares fueron hallados con frecuencia en monumentos transcaucásicos. Concluyeron también las excavaciones del complejo de templos, que había comenzado en 1985. El templo se presenta por la construcción formada por tres paredes circulares que se envuelven una a otra, de 7 a 8 metros de diámetro. En la parte central del templo se eleva una ancha torre, redonda, de 3 metros de diámetro, hecha con ladrillos crudos, en cuya plana cúspide era colocado un trasladable hogar de adoración. En el interior del templo fueron halladas estatuillas y otros elementos vinculados con las ceremonias (estos elementos se guardan en el Museo de Medzamor).

MONUMENTOS PREHISTORICOS DE NAKHICHEVAN Para el pueblo armenio, todos los rincones de la Altiplanicie recorridos por sus ancestros desde la Antigüedad, constituyen petrificadas partes de su historia y de su cultura, de su canto y música, de su pensamiento y epopeya, de su tradición y mensaje. Semejantes a sus inconmovibles e inigualables montañas, los ancestros de blancos cabellos y los sabios maestros del laboreo de la piedra crearon sorprendentes monumentos elevando hacia las alturas la historia y el espíritu, las aspiraciones y figuraciones, lo bello y lo majestuoso de tiempos antiquísimos. Uno de esos rincones es también la prehistórica Nakhchaván, arquetipo de una serie de planos de la arquitectura y del arte utilitario y una de las cunas de las ricas tradiciones autóctonas. En valles, desfiladeros, talladas laderas y palmos de llanos, hace miles de años vivieron haiasianos y otras tribus componentes de la etnia armenia, y generación tras generación legaron testimonios de su existencia arcaica y de su perduración, en poblados y murallas del período de su existencia como pueblo único y diferente. En la altiplanicie de Nakhicheván, la provincia de Koghtn, la llanura de Sharur, la ciudad de Nakhchaván, los montes Sanasar o Tapanasar, Otsasar, Ernchak y otras denominaciones geográficas son factores simbólicos del pueblo armenio y de su patria, que desde milenios seguidos están ligados al hombre e historia armenios, a su cultura, a su verbo y tradiciones. Grabados y esculturas plasmadas sobre múltiples objetos de piedra, arcilla y metal tienen antigua data. Y todo monumento y escultura, cinturón decorado, o fragmento deteriorado, encarna y da sentido a los siglos y a los pliegues históricos y hoy, admirablemente, narran y explican el pensamiento y perpetuadas tradiciones de generaciones pretéritas. Los viejos 410

Khanzadian, Emma, Los resultados de las excavaciones en Chrahovid, Ereván, 1989-1990, 11-12.

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senderos y caminos ascendentes que elevan hacia las desgastadas cadenas montañosas y premontañesas de esta antigua cuna del hombre nos llevan, nos acercan, a las rocosas y complejas condiciones del espacio territorial de Nakhicheván que ya desde el paleolítico fueron el habitat cuyos habitantes se dedicaron a la caza, para comprender el idioma del reino animal y para dominarlo con trabajos. Y los caminos de la parte plana de Nakhicheván desde antiguo fueron transitados itinerarios que enlazaban a las cadenas de llanuras a las que ya habían descendido sus pobladores para llevar una vida sedentaria, cultivar la tierra y a pastorear a sus animales domesticados. En excavaciones realizadas en 1936 en Nakhicheván. fue descubierta la necrópolis de la aldea Shakhtakht, que pertenece a fines de la Edad del Bronce. En un sepulcro se hallaron 30 vasos, entre los que había uno policromado representando aves y otros animales. Es un monumento del II milenio a.C., período de progreso de la ganadería seminómade. A 10 kilómetros al Noroeste de la ciudad de Nakhicheván, aproximadamente, hay una salina en la que se descubrieron instrumentos de trabajo del período neolítico, que testimonian acerca de los inicios del arte de elaborar la piedra en aquella arcaica etapa; estos instrumentos son mazas de diversos tamaños que eran utilizados para fragmentar los bloques de sal; tienen mango de madera o de hueso en los que se afirma la piedra, la que presenta un agujero por donde pasa el mango, o cuerdas para amarrarlo. En el verano de 1976 se encontró uno de los espacios pertenecientes a la salina, el que por su forma y tamaño recuerda a los actuales campos de fútbol. Habiendo extraído de esa mina alrededor de 12 toneladas de sal, se encontraron restos de mazas, hachas, de instrumentos de labranza hechos con cuernos de cabra, hogares y otros objetos. Al Norte de Nakhicheván es notorio también un monumento arqueológico en otro poblado del hombre prehistórico en un campo de pastoreo que está a 2300 metros sobre el nivel del mar, de la provincia histórica de Shahapunk, denominado “Casa de Piedra”; las investigaciones de sus ruinas y de los alrededores testifican que fue un poblado construido originariamente por la mano del hombre en el último período comunitario, durante el régimen patriarcal411, y habitado hasta la Edad Media Armenia. La característica de la mayoría de los poblados de aquel período, es que fueron fundados sobre colinas rocosas, de difícil acceso, en cimas de peñascos y sobre penínsulas y elevaciones rodeadas por ríos y lagos. Desde ese punto de vista, la “Casa de Piedra” reúne todas esas tipicidades: tiene más de 600 metros de extensión, construida en forma de semicírculo y circunvalada por agua; contaba con agua natural que le proveían tres fuentes y pantanos; y a una altura de 200 a 300 metros existe hasta hoy una serie de pequeños lagos. En las cercanías de este monumento prehistórico y en proximidades de estos lagos, se observan hasta la actualidad restos de bases cuadrangulares de viviendas y necrópolis subterráneas de piedra. Entre las arcaicas ruinas aledañas a la “Casa de Piedra” quedaron preservados también valiosos monumentos y objetos de neta finalidad defensiva; entre ellos hay cinco con forma de pez, de dos metros de largo, colocados junto a fuentes, lagos, cisternas, vinculados con figuraciones acerca del culto a la fecundación412; un indicador cruciforme de caminos. En un conjunto de cinco peñascos cercanos a las aldeas de Kilit y Kotam de la región de Koghtn, se preservaron también restos del hombre prehistórico, en el que se descubrieron huesos de perro y de oso y otros objetos. A la cultura del período antiguo de la Altiplanicie pertenecen conjuntos de inscripciones rupestres de los milenios II-I a.C.; son significativos monumentos esculpidos en laderas de la cima alpina Navasar del monte Kaputchugh, a 3906 metros sobre el nivel del mar, en la aldea de Mesropaván, al Este de uno de los vallejos de la elevada cadena montañosa de Nakhicheván; las inscripciones evidencian que las ceremonias religiosas se Aivazian, Arkam,monumento prehistórico al Norte de Nakhicheván, Revista de la Universidad de Ereván, 1974, Nº3, 238-241. 412 Abeghian, Manuk, Monumentos denominados Vishap como estatuas de la diosa Astghik-Derceto, Ereván, 1941. 411

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celebraban al aire libre; esta realidad no descarta que las cavernas y otras formas de morada fueran también consagradas como santuarios y que en las paredes interiores, grabadores especializados realizaran inscripciones de contenido litúrgico amén de que en las mismas se desarrollaran ritos religiosos; dichas inscripciones se refieren a figuraciones acerca del universo, de los reinos vegetal y animal, de la caza y las ocupaciones, vivencias y otros símbolos de los ancestros. Son similares a los santuarios prehistóricos de Siunik, Chermuk, Arakats, Vardenís y de las demás laderas alpinas de la Altiplanicie Armenia. Los objetos y diversos restos de cultura material hallados en forma casual y en excavaciones arqueológicas, en poblados,monumentos, murallas y fuertes prehistóricos, brindan también valiosas muestras acerca del origen y desarrollo de la arcaica agricultura, el pastoreo, la escultura, la cerámica y de distintos campos de la cultura en diferentes puntos de las extensiones llanas y cóncavas de Nakhicheván, que evidencian que fueron templos de arte y culto religioso. Desde este punto de vista tienen excepcional significación los objetos hallados enmonumentos arqueológicos de la llanura de Mokhrablur (Kül Tapá), Astapat, Karmir Vank, Shahpakht, la llanura de Sharur (Tagavoranist), los cuales, por su sentido y arte están encastrados con una serie de centros culturales de Armenia histórica (Medzamor, Karmir Blur, Shengavit, Elar, Shamiramaltí, Kül Tapá). Uno de esos desarrollados centros, el del monumento arqueológico de Mokhrablur o Kül Tapá es una prueba demostrativa que sin hesitaciones evidencia la cultura y vitalidad de los habitantes de Nakhicheván de los milenios III-II a.C. Su llanura tiene una altitud de 760-900 metros sobre el nivel del mar, abarcando una amplia y fértil extensión y, junto con otras llanuras circundantes fue un espacio geográfico propicio para las actividades agrícolas y pastoriles donde desde tiempos arcaicos ofreció posibilidades para el cultivo del trigo y la vid. En diversos rincones de esa llanura son visibles hasta hoy restos arqueológicos de esa rica cultura que en partes ocupa cuatro estratos con un espesor de 22 metros de profundidad, en los que se hallaron objetos, cerámicas, restos óseos animales y diversas esculturas dedicadas al culto, como la estatuilla de un caballo excavada por Ervand Lalaian413, que nos revela no solamente el tipo de su especie zoológica sino, además, las formalidades rituales del entierro, incluyendo armas, su caballo preferido o la estatuilla que lo representa, adornos. Entre los objetos esculpidos hallados en Kül-Tapá son notables 21 estatuillas de toros excavadas en 1951, hechas de arcilla mezclada con arena, pintadas de color negro, de 6,7 centímetros de largo y 2,8 de alto; las estatuillas tienen un orificio en su parte superior que indican que eran ídolos para ser colgados, que expresan la idea de fuerza. Como ya se ha explicado en diversas partes de esta obra, las esculturas prehistóricas de toros son símbolos vinculados con figuraciones de cielo, fecundación, universo414. Uno de los medios de prueba del desarrollo cultural producido durante los milenios II-I a.C. en Nakhicheván, está constituído por los materiales arqueológicos hallados en la necrópolis cercana a Karmir Vank. Algunos túmulos de esa necrópolis tienen gran valor científico por contener una serie de cerámicos grandes y pequeños que sobre un fondo verdoso mostraban en color negro motivos decorativos geométricos y materiales de bronce, vasijas, vasos, pequeñas ollas, que cronológicamente pertenecerían a los milenios II-I a.C. Entre los elementos cerámicos había una estatuilla antropomorfa hueca de unos 20 centímetros de alto que actualmente se conserva en el Museo Estatal de Historia de Moscú; los brazos y el costado izquierdo están deteriorados; su estilo es realista y sus medidas son proporcionales. El rostro es sumamente expresivo, las ropas impresionan bien, el sombrero tiene punta aguda, y los zapatos son ajustados. La coloración de la estatuilla da mayor realce a sus distintas partes componentes.

Lalaian, Ervand, en Revista Etnográfica, Ereván, 1906, Libro XIII, Nº 1, 208, citado por Arkam,monumento prehistórico al Norte de Nakhicheván, op. cit., 9. 414 Piotrovski, P., Arqueología Caucásica, op. cit., 1949, 44. 413

Aivazian,

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Durante los milenios III a I a.C., con poblados, necrópolis y monumentos, comenzó el legado prehistórico de la que ulteriormente sería la antigua provincia de Nakhicheván, que se desarrolló paulatinamente en los siglos siguientes. Para ubicar geográficamente las ruinas de los complejos arqueológicos y la existencia o no de inscripciones rupestres, recurriremos a las denominaciones de las regiones que compusieron esa provincia en la época histórica: Koghtn, Ernchak, Nakhchaván, -Shahaponk y Sharur. Una serie de vestigios culturales – inscripciones rupestres de Navasar, Kül Tapá, Karmir Vank, Shortapá, Shahtakht, Nakhicheván – testimonian que ya en el III milenio a.C., sus habitantes llevaban vida sedentaria y se dedicaban a la agricultura y al pastoreo. Antiguos poblados de las distintas regiones de Nakhicheván están esparcidos en laderas y al pie de montañas, junto a ríos y afluentes, perdurando en el estado que el efecto de los milenios les produjo desde su construcción hasta la actualidad, desiertos, abandonados o derruidos; algunos conservaron sus denominaciones originales y la herencia de su cultura material, como monumentos sacralizados. En 1920 Nakhicheván, históricamente perteneciente a Armenia, por arbitraria decisión de Mustafá Kemal, fue ocupada por Azerbaiján, para imponer con violencia una comunicación ininterrumpida de Turquía con Bakú, zona pletórica de riqueza petrolera y gasífera. La herencia cultural, firme o semiderruída o en ruinas, constituye la credencial más elocuente y cierta acerca de cómo vivió el pueblo que la creó en los milenios transcurridos, cuál fue su destino y el modo en que resistió las calamidades y tribulaciones que se le opusieron. Los monumentos de esa herencia son variados: materiales arqueológicos, construcciones mundanas, necrópolis, objetos del culto religioso, poblados y moradas. Produce desconsuelo comprobar el deprimente estado actual de esos monumentos. En la mayoría de los poblados y en áreas adyacentes, manos aviesas de los usurpadores convirtieron en ruinas los monumentos y conjuntos de materiales arqueológicos, lápidas mortuorias y bloques de rocas con inscripciones rupestres.

REGION DE KOGHTN Koghtn es una región hermosa y feraz de Armenia antigua. Según el lingüista E. Aghaian, su denominación está vinculada a la raíz indoeuropea cal, ghel, que significa “llamar, exclamar” (gochel, ganchel, kochel), por lo cual es posible suponer que originariamente Koghtn equivalía a “historia, canto, epopeya”. Según Goriún, Mesrob Mashdots, después de crear el alfabeto armenio, fue con sus discípulos a Koghtn, donde fue esperado y recibido con honores por el príncipe local. A lo largo de la historia, Koghtn pasó sucesivamente de mano en mano: en el siglo VIII formó parte de Siunik; en el siglo X cayó bajo la dominación árabe; a mediados del siglo XI de la de los seljúcidas y después, de los mongoles; en los siglos XVI – XVII pasó a manos de Persia y del imperio otomano. En el siglo XVIII, por el Tratado de Turkmenchai suscripto entre Rusia y Persia, fue declarada parte inseparable de Armenia oriental; luego, junto con otras regiones, integró la provincia de Ereván y formó parte del imperio del Zar de Rusia. En los milenios III-II a.C., entre los poblados Kilit y Kotam de Koghtn, se interponía un elevado monte con cinco peñascos, uno de los cuales tiene más de 40 metros de largo que, durante la prehistoria, sirvió de morada para habitantes del lugar; en 1878, arqueólogos descubrieron allí huesos de osos, cabras y de otros animales. En el mismo período, en la ladera occidental del monte Navasar, de 3908 metros de altitud, fueron grabadas inscripciones rupestres con composiciones de temas varios; gran parte de estas inscripciones está deteriorada y borrada.

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Al Noroeste del poblado Shrchú, sobre la ladera de un monte se encontró una necrópolis de los milenios II- I a.C.; los sepulcros tienen forma de túmulo. En 1970 fueron descubiertos allí objetos del mismo período cronológico.

REGION DE ERNCHAK Según el lingüista Hrachia Acharian, la etimología de la denominación Ernchak es “eryngium campestre L., una clase de espina comestible; literalmente significa: espina de toro415”.Cercanos al poblado Nahanchir hay una necrópolis con túmulos; piedras que habían sido colocadas sobre los sepulcros, fueron quitadas. En 1930 fueron descubiertos cerámicos y otros objetos de comienzos de ese período. En esa misma región está el peñasco natural denominado “Peñasco del Ermitaño” de la Antigua Chughá, ubicado al Norte del convento del Salvador, en la boca del valle de la Brisa (Kamú Tsor). Cronológicamente corresponde a los milenios III-I a.C. época en que sirvió de lugar de morada y posteriormente como seguro refugio. Un tercer monumento arqueológico de la región de Ernchak es la necrópolis de Arazin, del milenio III a.C.; es un cementerio de panteones tumulares, una parte de cuyas lápidas sepulcrales está hundida en la tierra. En excavaciones efectuadas en la década de 1970 aparecieron objetos arqueológicos correspondientes al milenio I a.C.

REGION DE NAKHCHAVÁN En la prehistoria de la Altiplanicie Armenia, la región de Nakhchaván ocupa un lugar significativo. Más aun: desde el período neolítico, los habitantes del lugar aprovechaban la existencia allí de una salina; elmonumento del poblado eneolítico de Mokhrablur, compuesto de varios estratos, la ulterior aldea de Astapat, y otros lugares, son testimonios de la presencia humana desde tiempos arcaicos y de sus creaciones culturales. Según la Biblia, la denominación Nakhicheván es vinculada al primer lugar en el que Noé asentó su Arca (Nakh Icheván); pueblos extranjeros le atribuyeron diferentes nombres: por ejemplo, los griegos la llamaron Nakhsuana; los árabes, Neshev, Neshú; los persas Nakhuá, Nakhcheván, Nashua, Nagshichehán; los turcos la denominaron Nagshichihan, que significa “adorno del mundo416. A la Edad del Bronce de Nakhchaván pertenece elmonumento arqueológico y en especial la necrópolis de Astapat o Karmir Vank, que fue objeto de excavaciones científicas en 1895 por Feodorov, en 1904 por Ervand Lalaian y en 1925 por Meshchaninov. Otras áreas prehistóricas son las de Aghí Hank y la de la ciudad de Nakhicheván. A 12-13 kilómetros al Noroeste de la ciudad de Nakhicheván está elmonumento de Aghí Hank, perteneciente a los milenios III-II a.C., donde en 1879, el arqueólogo Polyakov encontró trece martillos de piedra. En 1976, en una tolva de las minas de sal se descubrió un amplísimo espacio que por su forma se parecía a las actuales canchas de fútbol; en aquel espacio fueron encontrados hogares, restos de cerámicos y de lechos, hachas de basalto, instrumentos de trabajo hechos con cuernos y otros objetos arqueológicos. Al Norte de la ciudad de Nakhicheván fue hallada una necrópolis del milenio II a.C.; los sepulcros del cementerio son altos túmulos cuyas partes superiores se han deteriorado por acción del tiempo. En 1968 se encontró allí un centenar de diversos objetos de la Edad del Bronce. Acharian, Hrachia, Diccionario de raíces armenias, Ereván, 1930, II, 859-860. Lalaian, E., Período policíaco ( vostikanakán) de Nakhicheván, separata de “Revista de Etnografía”, Tiflís, 1906, 14-15. 415 416

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En el litoral del río Araks, en la provincia armenia de Nakhicheván – hoy usurpada por Azerbaiján – a 8 kilómetros al Noreste de la ciudad de Nakhicheván, se efectuaron significativas excavaciones arqueológicas en Mokhrablur (a la que, al invadir el territorio, los turco-azeríes redenominaron Kül Tapá). A diferencia de los anteriores, este poblado tiene sólidos asentamientos de los milenios IV y III a.C., con múltiples capas superpuestas. Aquí hay cuatro capas culturales que van desde el eneolítico hasta la Edad del Bronce temprana que llegan a 21,10 metros de profundidad, de los cuales 8,30 metros corresponden a la napa del milenio IV a.C., que es la más antigua;entre 12,4 – 12,8 metros hay una capa limpia que, en esencia, se reparte entre asentamientos del IV y III milenios a.C. Los paralelismos arqueológicos demostraron que la capa más profundade Mokhrablur coincide con una de las capas del poblado de Köytapá, que está en la orilla occidental del lago Urmiá y que en el tiempo se ubica entre los años 3250 a.C. y 3150 a.C. y se vincula con otras de la región de épocas algo anteriores. Los datos cronológicos aportados por la capa más profunda comparados con los materiales de Teghut, de los cuales una sensible parte se vincula inmediatamente con elementos de la segunda mitad del milenio V a.C y primera mitad del milenio IV a.C., confirman que se trata de un eslabón que enlaza a Mokhrablur con Shamiramaltí de Bitlís. Son más antiguas las dos capas profundas de Shamiramaltí, las que claramente corresponden a la cultura del milenio V a.C. Puede afirmarse que Shamiramaltí, Teghut y Mokhrablur corresponden a una gran unidad cronológica que comienza a inicios del milenio V a.C. y concluye en el milenio IV a.C. Dentro de estos límites cronológicos quedan comprendidos muchos monumentos de la Altiplanicie Armenia y de regiones aledañas. Los más antiguos materiales arqueo-antropológicos descubiertos en la Altiplanicie Armenia corresponden a este período y permiten deducir cómo fue el aspecto físico de sus más remotos habitantes. En las laderas de la colina, en forma escalonada, están diseminadas tumbas construidas con piedras de pequeño tamaño y ladrillos de adobe. En las excavaciones se descubrieron hogares, tazas de arcilla pintadas de color amarillo, rojo, vasos, platos decorados con dibujos con formas de círculos y espirales,crisoles para fundición, objetos de metal, herramientas de piedra y de hueso, una estatuilla de piedra que representa a un caballo, granos de trigo quemados. También aparecieron vasijas con asa, en negro brillante y sin adornos. La cerámica de la primera capa se diferencia de la de la segunda; excepto algunas vasijas coloreadas, la alfarería restante de toda la primera capa está elaborada con arcilla mal cocida, con mezcla de paja. Utilizaron ampliamente el alisado de la superficie; el color exterior es de distintos matices: rojo, gris, castaño oscuro, con un barniz blanco amarillento. La superficie, además del barnizado y del brillo, carece de asperezas. Las formas son sencillas; son tazas, vasos de trago largo, con base tosca, ánforas de cuello angosto y cuerpo ancho y redondeado. No tienen asas, que son reemplazadas con salientes de diversas formas. La diferencia de la cerámica de la primera capa radica en su simplicidad, cediendo ante objetos más altos de época más tardía del eneolítico. Promediando la capa arqueológica más externa se encontraron cuatro objetos de cobre junto con vasijas de arcilla coloreada; una de esas vasijas estaba a 17,30 metros de profundidad; en un vaso al que se le ha dado brillo y hecho con arcilla mezclada con paja; se conservaron fragmentos de las decoraciones cromáticas sesgadas, rojas, con formas de anchas cintas. Otras dos vasijas son gruesas, hechas con mezcla de arcilla y arena y se diferencian en general, del resto de objetos de cerámica de esa capa arqueológica; sobre una de ellas, los dibujos son en rojo y negro y fue descubierta a 16,80 metros de profundidad; y la otra, de color castaño oscuro, se halló a 18,80 metros de profundidad. En la excavación no se encontró gran cantidad de objetos. En diferentes niveles hasta 16,30 metros de profundidad, aparecieron restos de los cimientos de piedra en cinco líneas horizontales de construcción de edificios circulares y rectangulares. Más a lo hondo, no se encontraron restos de construcción. Según el investigador, hacia abajo, los asentamientos de la primera

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capa se dividen en inferiores a 19 metros de profundidad (fines del neolítico);19-12,80 metros (comienzos del eneolítico) capa que corresponde a la cerámica coloreada. Los habitantes de la segunda mitad de la primera capa del poblado, ya utilizaban el cobre. La cerámica de la segunda capa de Mokhrablur de Nakhicheván, está hecha con cuidado; tiene paredes delgadas, coloreada en negro al que se la ha dado brillo, superficie alisada y con fondo ancho. Las formas de los recipientes son variadas. Se encontraron pedestales de los hogares con forma de herradura, moldes de arcilla divididos en dos para colar un hacha con orificio para el mango; entre los objetos de metal se hallaron anzuelos, alfileres, puntas de lanza. El monumento arqueológico de Verín Mokhrablur es de los milenios II-I a.C., ubicado a 4-5 kilómetros de Kül-Tapá, cerca de la aldea homónima. Está compuesto por varios estratos de 7-8 metros de espesor, que forman una extensa elevación de ceniza que ocupa una superficie de cerca de 2 hectáreas. Allí fueron excavados materiales arqueológicos. Finalmente, formando parte del complejo prehistórico de Nakhchaván, está elmonumento arqueológico de Aznaberd, de la Edad del Bronce, ubicado a 2-3 kilómetros al Suroeste de Aznuvaberd, consistente en una necrópolis; algunas lápidas sepulcrales fueron desarraigadas y otras fueron hundiéndose en la tierra. Kül Tapá (Mokhrablur), correspondiente a los milenios III a I a.C., está ubicado a 8 kilómetros al Noreste de la ciudad de Nakhicheván, cerca de la aldea homónima de Kül Tapá. El significativo poblado comprende 4 estratos superpuestos en una loma de ceniza de aproximadamente 22 metros de espesor. El primero en realizar excavaciones en el lugar fue Ervand Lalaian en 1904. El análisis por el método de Carbono 14, tomado a una profundidad de 8.30 metros, en la segunda napa arqueológica de Kül Tapá, señala una antigüedad entre 5007 y 4753 años antes de la actualidad, es decir entre los años 3047 a.C. y 2793 a.C. El espesor de las capas culturales llega 21.10 metros. Es una acumulación de restos demonumentos arqueológicos y de cenizas. El nivel más antiguo (I) es de 8 metros de grosor; el segundo (II), es decir, el eneolítico, es de 8.30 metros. El primer depósito está dividido en subcapas (1ª. y 2ª), la más profunda de las cuales (1ª) es de dos metros de espesor. La alfarería del primer nivel es muy distinta de la del segundo y salvo por una cantidad de objetos de variados colores, el resto de la alfarería de todo el primer nivel es levemente cocida y hecha de una mezcla de arcilla y paja. El lustre es ampliamente utilizado; el exterior de las vasijas es de varias gamas de rojo, gris y marrón oscuro con lustre amarillo. A pesar del lustre y del satinado, la superficie no es lisa. Las vasijas eran aplanadas; había tazas, vasos de fondo llano, porrones con cuello y cuerpo ancho y redondo. Las asas están reemplazadas por salientes de formas variadas. La loza de barro del primer nivel es más pobre en calidad comparada con la delicada alfarería del eneolítico tardío. En ese mismo nivel se hallaron cuatro objetos de cobre junto con vasijas de barro pintadas. Una de estas muestras de loza de barro fue descubierta en una hondonada de 17.30 metros; es un vaso lustrado hecho con mezcla de arcilla y paja y los restos de sus motivos decorativos coloreados se conservaron y llegaron a los arqueólogos en un ancho estante inclinado. Otros dos pedazos quebrados de una vasija de barro hechos de arcilla mezclada con arena, son bastante delgados. Difieren en conjunto de la alfarería de ese nivel. Las decoraciones en uno de ellos son rojas y negras; el objeto fue desenterrado de un pozo de 16.80 metros. El otro objeto es marrón; estaba a 18.80 metros de profundidad. Hay pocos restos de estructuras. Los restos de bases de piedra de paredes aparecieron en cinco capas horizontales de espesores variados, bajo 16.30 metros de profundidad. Fueron descubiertos restos de construcciones circulares y rectangulares. El arqueólogo excavador denominó separadamentelos depósitos del primer nivel en 1ª (más por debajo de 19 metros), es decir cercano al neolítico; y 2ª (de 12.80metros a 10 metros) o sea comienzos del eneolítico. La alfarería de barro pintada es típica de la 1ª.

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La gente que vivía en el nivel del primermonumento había comenzado a usar el cobre desde la segunda mitad de su existencia; los alfareros de barro del segundo nivel de Mokhrablur lo habían elaborado con cuidado; se dedicaron a lograr objetos de paredes delgadas, con las superficies pintadas de negro y lustradas y con una suave cobertura interna. Las formas de las vasijas son diversas. Fueron hallados apoyos de hogares con forma de vasos de caballo junto con pares de matrices de arcilla para vaciar en ellos coladas de cobre que utilizaban como moldes de hachas con orificio para el mango; encontraron también objetos de cobre: leznas, alfileres de gancho y puntas de lanza.

REGION DE SHARUR Entre las fuentes historiográficas que se refieren a Sharur, Krikor Ghapantsian afirma que desde el punto de vista etimológico el origen de la denominación geográfica Sharur proviene del nombre étnico Shara [Sar(a)], donde vivió la descendencia de Shara, que, sin hesitación, constituyó una antiquísima tribu del pueblo armenio417. Administrativamente, la región de Sharur formó parte de la provincia de Airarad, en la antigua Gran Armenia (Medz Haik), considerándosela la vigésima región del país. Hasta el siglo V fue propiedad del Rey de Armenia; tras liberarse del dominio árabe, el rey Smpat I Bagratuní ordenó que Sharur fuera adjudicada a los príncipes de Siunik. Después de incursiones de hordas tártaro-mongólicas y posteriormente de turbas turkmenias, Sharur fue ocupada por el rey de Persia y convertida en el khanato de Nakhicheván. En 1828 Armenia oriental fue anexada a Rusia. Por decreto del Zar, Sharur Nakhicheván, junto con las demás regiones, fue integrada a la recién creada provincia armenia del imperio ruso. En 1849 pasó a formar parte de la gobernación de Ereván;en 1875, con Vaióts Tsor constituyó la región de Sharur-Daralakiaz que, de hecho se conservó hasta 1918. En 1924, es decir después de la sovietización, Nakhicheván fue declarada república autónoma hasta 1930. El territorio de 1316 kilómetros cuadrados, históricamente armenio, fue denominado circuito de Sharur; entre 1930 y 1966 fue redenominado circuito de Norashén y en 1966 su nombre fue cambiado por “circuito de Ilich”. Como posición geográfica, la región de Sharur se extiende a lo largo del curso inferior del río Arpanial418, en la llanura de Sharur. El área y los poblados de Sharur son contorneados por el río Araks por el Oeste; por el Este, la región es limítrofe con Vaióts Tsor; por el Sudeste, con Nakhchaván, y por el Norte con las regiones de Vostán. Desde el río Araks hasta los montes cercanos, en un ancho de 14-15 kilómetros y más de 30-32 kilómetros de largo, la fértil llanura de Sharur está compuesta a su vez por dos partes: hacia el Norte por el llano de Sandruk (Sadarak); y hacia el Sur se extiende la llanura de Sharur propiamente dicha. De Sandruk hacia el Este, partiendo de la llanura de Sharur que está al pie de la cadena montañosa de Aghmaghán, se extienden las bifurcadas ramas de cumbres de monte Velí y de Puertas del Lobo, que la separan de la llanura del Ararat. Como consecuencia de la presencia de pequeñas serranías, la llanura de Sharur se separa también de tres elevaciones, al pie de las cuales, cerca del área del Araks, hay una fértil planicie a 700-800 metros sobre el nivel del mar, que evidentemente es una continuación de la llanura del Ararat. Desde antiguo, en la productividad de la región de Sharur se incrementan el trigo, el algodón, la vid, el melón, la sandía y varias clases de árboles frutales. Aprovechando las posibilidades que brinda el declive natural del río Arpá, desde tiempos antiguos una serie de canales ya regaba los terrenos de la llanura de esa región. Aun hoy, la economía rural de Manantian, Hagop, Acerca de algunos problemas de la Armenia Antigua y de Transcaucasia, Ereván, 1944, 35, citado por Arkam Ayvazian, Los monumentos armenios de la región de Nakhicheván, Ereván, 1986, 125. 418 Actual río Arpá.

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más del 65% de las tierras de esa área, que cubren alrededor de 60.000 hectáreas, es beneficiada con el riego por aguas del Arpá. Las aldeas de esta histórica región reciben el provecho de su riego así como la provisión de un agua potable de notable pureza y alto contenido de minerales. No obstante que como consecuencia de no haber sido objeto de sistemas de filtrado y renovación automática y periódica, las virtudes de las aguas del Arpá se han contaminado, continúan presentes en ellas muchos valores de aplicación práctica. Recordemos varias localidades prehistóricas de Sharur: Arpá Berd, Santuzan Berd, tres monumentos arqueológicos denominados Berd, la necrópolis de Karabaghlar, la fortaleza Khatchatin de Karabaghlar, Garasu Berd, la fortaleza y la necrópolis de Shahtakht Tagavoranist y la necrópolis de la ciudadela Shortapá Shnavair.

ARPA BERD Es un poblado que pertenece al milenio II a.C. Está cerca de Ulia-Noghashén, sobre el monte inmediato a la ribera derecha del río Arpá. Está construido con piedras toscas, semi labradas y bien raspadas. Fue reconstruido en la temprana Edad Media armenia, en lo alto de la cumbre del monte.

SANTUZAN BERD Arení, que hasta 1946 se denominaba Arpá, fue una antigua e importante aldea de la región de Ieghegnatsor, provincia Vaióts Tsor, en Siunik. Estaba en el valle del Araks, en el litoral del lago Seván; punto de enlace del transitado camino que llega a Zanguezur; desde la llanura de Sharur se interna en el desfiladero en Vaióts Tsor y cierra el punto de base militar. Antiguamente la aldea se encontraba sobre una sierra al Oeste de Arení,(se preservaron las ruinas)419. En excavaciones arqueológicas realizadas en una caverna del Sudeste del río Arpá, cerca de la frontera de Armenia con Irán, fueron descubiertos tres cráneos correspondiente al IV milenio a.C., que según exámenes efectuados por bio antropólogos, pertenecerían a niñas cuyas edades oscilarían entre 12 y 14 años; los cráneos presentan fracturas que indican que las niñas habrían sido sacrificadas en una ceremonia ritual. En uno de los cráneos estaba preservado el cerebro en buen estado de conservación. En el mismomonumento se encontraron sogas, ropas, jarrones procedentes de Persia, Sur de Rusia y Sudeste de Europa, cuchillos de metal, semillas de más de treinta variedades de frutas y de decenas de especies de cereales, lo cual permite deducir que los habitantes de Arpá se dedicaban al comercio. Santuzan Berd corresponde al II milenio a.C. Se encuentra a 8-8,5 kilómetros desde la fortaleza de Arpá hacia la aldea Arení; la muralla está construida con rocas toscas y semielaboradas y fue reconstruida en los siglos IX y VIII a.C. La ciudadela se halla en un área conveniente de la cima, rodeada por ruinas de varias filas de murallas de piedra. Hay restos de otras murallas que bordean el complejo a cierta distancia.

FORTALEZA DE BERD Fortaleza que pertenece a los milenios II-I a.C. Está sobre una elevada cumbre a la izquierda del río Arpá, a 2,5-3 kilómetros al Norte de Arpá Berd. Está hecha con rocas semielaboradas y bloques cortados de piedra. Las murallas están compuestas por varias 419 Barkhudaryan, S, Arquitectos y maestros pedreros medievales armenios, Ereván, 1963, citado por Hovsepian, H., y Mnatsakanian, S., Enciclopedia Armenia Soviética, Ereván, 1976, T.II, 22.

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series enfiladas y paralelas, que contornean la fortaleza. Perduran ruinas en lo más alto de la cima y en sus alrededores. Existió otra fortaleza, ésta perteneciente al milenio I a.C., cerca de la aldea Kark, asentada en lo más elevado de la montaña; fue construida con bloques de piedra semielaborados. Cuenta con un fuerte erigido en un punto conveniente de la cumbre; la rodea una serie de murallas de piedra, enfiladas. Existen ruinas en la zona de la cadena de esas murallas. Una tercera fortaleza, también de los milenios II-I a.C., ubicada al Norte de la actual aldea Tizá, a la izquierda de la ruta Ereván-Nakhicheván y al Sudeste del río Arpá. Fue construida con toscos bloques cortados de rocas. Fue reconstruida en los siglos IX-VIII a.C. Hay ruinas de una serie de murallas de piedra. También existen restos del complejo en distintas partes de la línea de cumbres, cercanos a las murallas.

DAMBARANADASHT La ubicación temporal de este cementerio de la región de Sharur es de los milenios II y I a.C.;y la geográfica es el margen izquierdo del río Arpá, a 2-2,5 kilómetros al Norte de Arpá Berd. Como su denominación lo indica, en esa necrópolis fueron sepultados restos humanos; la mayor parte de las rocas que les sirvieron de lápidas fue desarraigada. En 1970, al realizarse parciales excavaciones en ese lugar, fueron descubiertos materiales arqueológicos pertenecientes a los dos últimos milenios anteriores a nuestra Era.

NECRÓPOLIS Y FORTALEZA KHACHATIN DE KARABAGHLAR La necrópolis es de la Edad del Bronce. Está al Norte de la aldea del mismo nombre, hacia Aznaberd. Fue excavada en 1960 y por segunda vez en 1970, ocasión en la que se descubrieron objetos arqueológicos de la Edad del Bronce, que se conservan en el museo regional de Nakhicheván. Una parte de las piedras que estaban puestas en orden sobre los túmulos fue desarraigada o enterrada. La fortaleza corresponde a los milenios II-I a.C. Está ubicada al Noreste de la ciudadela arqueológica de Berdik. Fue construida con rocas elaboradas y semielaboradas y reconstruida en los siglos IX y VIII a.C. Sus murallas, de piedra, están compuestas por varias series de paredes defensivas. Hay restos del complejo en diversos lugares de la cumbre montañosa, cerca de las murallas.

GARASU BERD Es una fortaleza de los milenios II-I a.C. Está cerca de la aldea Kümushlu. Los materiales de su construcción son semielaborados y de rocas partidas. Tuvo murallas. Los restos del complejo ocupan una superficie de 5 hectáreas que, en su mayor parte, han sido arrasados. En lugares adecuados hay algunos aljibes artificiales. MONUMENTO ARQUEOLÓGICO, FORTALEZA Y NECROPOLIS DE SHAHTAKHT – TAGAVORANIST Pertenece a los milenios II-I a.C. Está cerca de la actual aldea Shahtakht; fue un poblado en varios estratos, excavados en 1934-36 por el arqueólogo y etnólogo A.

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Alekperov. Una parte de los objetos arqueológicos y cerámicos descubiertos se conservan enel museo regional de Nakhicheván. La población de la zona extrajo gran cantidad de tierra del monumento. La fortaleza es de los milenios II-I a.C.Está junto al borde sureño de la meseta de Kvragh, sobre una montaña cercana al monumento homónimo. Construido con piedra elaborada y semielaborada. El fuerte se halla en el lugar dominado por la montaña. Sus murallas, de piedra, son de varias series paralelas. Restos del complejo están diseminados en la cumbre y las laderas. La gente de las cercanías sacó fragmentos para destinarlos a la construcción de viviendas. En una correspondencia intercambiada por los eruditos A. Vruir y Nigoghaios Marr se señala que entre los restos de esta fortaleza habían piedras con inscripciones cuneiformes. La necrópolis corresponde a los milenios II-I a.C. Está cerca de la aldea redenominada como Ibadullah, que es un poblado de varios estratos, al ser ocupada por el gobierno de Ankara. En excavaciones efectuadas en la década de 1930, fue descubierta una serie de materiales arqueológicos. Una parte de ellos fue saqueada.

NECRÓPOLIS DE LA CIUDADELA ARQUEOLÓGICA DE SHORTAPÁ Data de los milenios II-I a.C. Ubicada al Noreste del monumento; hay sepulcros con forma de túmulo, de diversos tamaños; una parte de las lápidas que cubrían las tumbas, fue o enterrada o retirada.

REGION DE CHAHUK En la Edad del Bronce, desde 150 a 700 metros al Norte de la aldea Tegh, hay una necrópolis en la cual una parte de grandes o pequeñas piedras que habían sido colocadas encima de los túmulos, fueron sacadas. En esa área se realizaron excavaciones y una parte de los hoyos de extracción fue rellenado por la gente para allanarla a ras del suelo.

KHAKHI BERD Corresponde a los siglos XVIII-XV a.C. La fortaleza está ubicada en lo alto de la montaña, al Noreste de la aldea Tegh. Sólo quedaron piedras sin elaboración y con rajaduras. Las murallas son de piedra; en sectores, su ancho alcanza a los 4 - 4,5 metros. Las ruinas se encuentran en la cumbre y los restos de murallas en la cercanía.

TATERKI BERD Es una fortaleza de la Edad del Bronce, ubicada en lo más elevado de la cima, a 4 ó 5 kilómetros al Noroeste de la aldea Tegh; sólo quedaron piedras sin elaboración y con rajaduras. Las murallas, hechas con piedra, están derruídas. ASHKEAN BERD Fortaleza que corresponde a los siglos XI – IX a.C. Erigida a 4 ó 5 kilómetros al Sudeste de la aldea Tegh, sobre un área plana y bastante amplia. Hay piedras de montaña, elaboradas y semielaboradas. Fue reconstruida en los siglos VIII – IX de nuestra Era. Las

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murallas están hechas con piedra y en ruinas. Restos del complejo se encuentran en la cima, cerca de la serie de murallas.

CHARIN BERD Es una fortaleza perteneciente a la Edad del Bronce, emplazada al Norte de Tegh, que se eleva hacia la cumbre de la montaña. El material es de piedras sin elaborar y con rajaduras. Fue reconstruida entre los siglos IX y VI a.C. Las murallas, de piedra, están en ruinas, y en sus adyacencias hay restos del complejo.

KARE DUN O HIN DUN (CASA DE PIEDRA O CASA ANTIGUA), EN LA PRADERA DE SHAHAPONK Los montes de Sisián están en el sector meridional de Zanguezur, provincia ubicada en el Sur de Armenia. Su altitud es de 2345 metros y allí confluyen los valles de los ríos Vorodán y Nakhcheván. Como ya se ha mencionado más arriba, Shahaponk es un poblado prehistórico construido en los milenios III – II a.C. Está ubicado junto al trazado de la ruta de Nakhicheván-Sisián, en el camino comunicador de la ladera de la montaña de Sisián, a unos 800 metros al Sur de la ruta. El monumento está compuesto por una morada construida horadando un peñasco, integrada por cuatro habitaciones; su entrada, por el Oeste, tiene forma de abertura circular. En el costado Norte de esta vivienda construida horadando, barrenando y escariando el seno de la montaña, a una altura de 55 centímetros del piso, hay una inscripción armenia compuesta por tres renglones de 3,40 metros de largo, esculpida entre los siglos XII – XIV d. C., lamentablemente hoy muy deteriorada. La figura de un hombre esculpida cerca de la entrada está también en ruinas. Un monumento de cuarzo de los III – II milenios a.C., ubicada en una zona elevada, a 300 – 350 metros al Noroeste de Tegh, representaba a un pez, sobre el cual habían marcado con modo sencillo, las formas de la cola, el vientre, y la cabeza. Después de 1983 esta escultura fue retirada de lugar.

MONUMENTO Y POBLADO ARQUEOLÓGICO DE SHAHAPONK De los milenios II – I a.C., en la zona de la pradera hoy denominada Shahaponk, cerca del paso montañés de Sisián y bordeando los lagos, en un área de 300 – 330 hectáreas aproximadamente, son visibles restos de diversas antiguas construcciones y necrópolis. Una gran parte de este extenso monumento ha sido arrasada y en algunos sectores se nota que fueron enterrados materiales del mismo. En otros sectores aislados, los ovejeros convirtieron las piedras de esas construcciones y tumbas en marcas que limiten el espacio de pastoreo de los animales.

IX. EDAD DEL BRONCE MEDIA Exclusivamente por una razón de simplificación cronológica y acorde con la finalidad de este trabajo, diremos que la Edad del Bronce media se extiende desde comienzos del

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milenio II a.C. hasta mediados del mismo milenio dividida en dos períodos: 1) del 2.000 a.C. al 1.800 a.C.; 2) del 1.800 a.C. al 1.600 a.C. Según la clasificación en tres períodos de la Edad del Bronce media formulada por el arqueólogo Harutiún Martirosian, la primera etapa comprende dos complejos del tipo pre urartiano de Karmir Blur, y la tercera y última a los túmulos de Trialet-Tagavoranist; estudios científicos posteriores ubican los túmulos del complejo de Trialet y los de Harich

Vanatsor. Siglos XVI-XV a.C. Copa semiesférica de oro con un par de leones acuñados y ornamentos grabados en las franjas superior e inferior.

en la tercera etapa de la Edad del bronce media es decir alrededor de 500 años del II milenio a.C. y a los primeros indicios de la que sería la cultura del tipo de Karmir Blur, 420entre los complejos de la Edad del Bronce tardía. Los monumentos del tipo de los existentes entre los ríos Kura y Araks, es decir, los de Karmirberd, Seván y Karmirvank, así como los complejos de la Edad del Bronce media de

Karmir Blur (Colina Roja) fue un antiquísimo territorio ubicado al Sur de Ereván, sobre la margen izquierda del río Hraztán, donde después se construyó la ciudad de Teishebaní (desde mediados del siglo VII a.C. hasta comienzos del siglo VI a.C.). Su nombre proviene de la destrucción que se produjo como consecuencia de un gran incendio; las laderas Norte y Este de la colina se hunden en forma vertical en el Hraztán. Allí se encontró una inscripción cuneiforme de Rusa II, que determina que Karmir Blur perteneció al reino de Urartú; pero 420

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Harich y Trialet, corresponden a la segunda etapa de la Edad del bronce media. Es propia de ésta última, la organización de fuertes unidades tribales. Los panteones de los jefes y decanos tribales y los materiales hallados en ellos, evidencian que estas unidades tribales se separaron ya desde antiguo de la masa general, acumularon grandes riquezas, concentraron en sus manos una importante influencia económica y política y crearon regimientos permanentes de combatientes que jugaron un sensible papel especialmente en tiempo de guerras. Para preservar y defender sus poblaciones y patrimonios construyeron redes de fortificacións ciclópeas que rodeaban la Altiplanicie Armenia. Este período corresponde al Eneolítico tardío. Permaneciendo en la protopatria indoeuropea y no participando del éxodo de otras tribus indoeuropeas, los miembros de las tribus antecesoras de quienes serían armenios de la época temprana quedaron bajo el dominio de los Khatti (siglos XX-XVIII a.C.) y después, de los Nesid-hititas (siglos XVIII XIII a.C.) y vivieron en las regiones orientales extremas del reino Hitita, en el litoral del río Eufrates y áreas adyacentes. En el siglo XV a.C., en el sector Noroeste de la Altiplanicie Armeniase formó la vigorosa unidad tribal Haiasa-Azzi, que preservó su existencia hasta el siglo XIII a.C. En ese mismo territorio se constituyó en el siglo XIII a.C., la también pujante unidad tribal Nairí. Las tribus armenias de la época temprana de los siglos XV-XIII a.C. crearon los pequeños reinos de los “países” Isuva, Dzukhmé, Tekarama, Tommé, Melitú, Khatte, Mushgu421. En la Edad del Bronce media (desde el II milenio a.C. hasta la primera mitad del I milenio a.C.) De las culturas arqueológicas de la Altiplanicie fueron investigadas especialmente la de Trialet-Karakilissá, la de Karmirberd y la de Karmirvank. Es típica de los complejos arqueológicos de esas culturas la síntesis de cerámica coloreada, negro o gris lustrada. De la cultura arqueológica de Trialet-Karakilissá, que comprende la región del curso medio de los ríos Kura y Araks, fueron estudiados los monumentos sepulcrales;en los túmulos funerarios fueron excavados valiosos materiales de arte utilitario, una parte de los cuales fue comercialmente importada de Asia Menor, la Siriana y del mundo Egeo. Es característica de la cultura de Karmirberd, que fue difundida por el Sur de Trialet-Karakilissá, las necrópolis de entierros individuales o en parejas, y escasos y pequeños poblados. En las corrientes media e inferior del río Araks, como también en rededor del lago Urmiá se expandió la cultura arqueológica de Karmirvank que es notable tanto por sus poblados como por los materiales de sus panteones fúnebres. Del complejo arqueológico de Karmirvank es propia la cerámica policromada y la diversidad de objetos de bronce. La agricultura que esta cultura creó en la vida de la sociedad tuvo mayor significación que en la vida de las culturas de Karmirberd y Trialet-Karakilissá. Las culturas arqueológicas de la Edad del Bronce media se caracterizaron también por la forma de los complejos sepulcrales, separados de los poblados. FIGURACIONES RELIGIOSAS Y ARTE La cultura de la Edad del Bronce media, es decir, del II milenio a.C., es rica en expresiones materiales de su arte y figuraciones. El desarrollo de los motivos decorativos

fueron hallados materiales arqueológicos pre-urartianos y de la arcaica cultura Armenia; también fueron descubiertas ruinas de la época histórica de la fortaleza de Teishebaní y de la ciudad que creció en su entorno; una muralla defensiva de 3 m. de altura que rodeaba a la fortaleza, con una amplia plaza de armas. La fortaleza tuvo dos pisos: en el primero estaban los depósitos, talleres, las bodegas de vino(70 a 80 bordalesas, cada una de 700 a 900 litros). Los cimientos son de piedra. En el segundo piso estaban los amplios salones de palacio destinados a la corte, con paredes de 8 m. de altura y frescos de medidas imponentes. La ciudad estuvo compuesta por viviendas individuales de dos habitaciones agrupadas por clases sociales y en niveles escalonados, con fuentes de agua. 421 Barseguian, Lavrenti A., Las cuestiones del origen y formación del pueblo armenio en la ciencia histórica,, op. cit., 274.

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heredados de períodos precedentes, indiscutiblemente vinculados con el culto de adoración religiosa, alcanzó un elevado nivel de maestría, en particular la arcilla coloreada sobre preciosos objetos y vasos sagrados. En Trialet, Tashir-Dzoraguet, en la llanura del Ararat y en otras zonas cercanas, los recipientes coloreados, los objetos de oro y plata estaban ornamentados no solamente con motivos geométricos sino con composiciones bastante complejas, compuestas por dioses, hombres, varias especies de animales, pájaros, reptiles y sus paralelismos representados por figuras y signos cósmicos y geométricos. En tales composiciones se observa la influencia del arte hitita. Los objetos, vasijas y recipientes revisten formas y medidas bien determinadas y características, predominante uso del color rojo brillante, en cuya parte superior presentan líneas ondeadas, discos, pájaros, triángulos, que expresan el mar terrestre, el cielo y la tierra, y los tres principales elementos del Universo. Correspondiente a la Edad del Bronce media –siglos XVIII a.C. y XVII a.C.- fue investigada la necrópolis de Karashamb, en la que se hallaron muchas vasijas de barro, entre las cuales hay una jarra singular, roja, con decoración multicolor. Tiene base plana, cuerpo esferoide, cuello cilíndrico cuya parte superior tiene la forma de una taza redonda, con su interior trabajado y boca levemente marcada. El color rojo de fondo está totalmente cubierto por ricos motivos decorativos en color negro con excepción de la parte inferior. Por debajo de la boca abierta en forma de taza la rodea una franja de círculos concéntricos; el cuello está decorado de arriba a abajo con ramilletes de líneas ondeadas y pequeños redondeles. La parte superior del cuerpo está cubierta por una doble franja de ángulos unidos por rombos llenos de ondas inclinadas. Las restantes partes lisas, así como los extremos de los rombos están decorados con ojales. Además, de la parte inferior de la cinta cuelgan como ramilletes de fibras semejantes a las del interior de los rombos. A pesar de ser una pieza única, las características típicas de la tecnología con que está construida esta jarra tienen paralelismo en muchas vasijas de la Edad del Bronce media. A la misma época corresponden vasijas coloreadas de Nerkín Ketashén; en estos últimos objetos están representadas tradicionales escenas de caza. En una de ellas está la figura del perro corriendo tras cabras y ciervos; en otras se ve al dinámico cazador con arco, flechas y perro persiguiendo a cabras y ciervos. La caza de los ciervos esta representada también en un paisaje más rico e interesante: están grabados tres ciervos que por sus cabezas, cuerpos y otros detalles se vinculan con el tipo de las arcillas de Ketashén; tres de cinco cazadores con arcos rodean a un ciervo, dos ala hembra y hay cervatillo libre. Los cazadores, con sus brazos abiertos forman una línea horizontal; en otra figura los brazos y los arcos están formados por dos semicírculos opuestos. Los arcos son de pequeño tamaño. En otra escena rupestre ciervos y cabras son perseguidas por leopardos; un cazador que llega por el lado izquierdo ha flechado a una de las fieras tratando de salvar al ciervo. Escenas similares hay en el santuario de Keghamá. Otra característica de las inscripciones rupestres de la primera mitad del milenio II a.C. es la representación de aves acuáticas como patos y gansos estilizados en forma de triángulos con las patas están recogidas debajo del cuerpo o no aparecen. Las mismas figuras se repiten en decoraciones de vasijas de arcilla coloreada de la Edad del Bronce media, a veces en la bóveda celeste y otras como símbolos geométricos; en ocasiones estas aves están grabadas con formas hermosas sobre el cuerpo de algunos vishap. Una figura inscripta con frecuencia en la primera mitad del milenio II a.C. es la del conjunto de toros. En estos animales está particularmente destacada la frente y el hocico, grandes ojos, orejas y boca, de la cual a veces se derrama agua. El cuerpo está generalmente de perfil. En ocasiones estas inscripciones aparecen trazadas sobre el cuerpo de vishaps. También fueron halladas vasijas con inscripciones parecidas halladas en excavaciones efectuadas en Karní.

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Es sumamente importante el conjunto de testimoniosinvestigado en excavaciones dirigidas por el científico A. Mnatsakanian en 1951-1952, al producirse el desecado de parte del lago Seván en el litoral de su costa Sureste, cerca de la aldea Lichashén. Los materiales arqueológicos estuvieron siglos y siglos bajo el agua. Por lo visto habían sido inundados en la remota antigüEdad delbido a la crecida de las aguas del lago. Los numerosos materiales craneológicos, que corresponden al tipo dolicocéfalo y mesocraneano y entre los cuales no existen ejemplares braquicéfalos, fueron descubiertos en sepulturas de los distritos de Nor Baiazid, Marduní, Basrchegar y Seván. En la mayoría de los casos se trata de sepulturas con cajas de piedra en las que se inhumaron a una, dos y, a veces, tres personas, encogidas y acostadas en posición lateral, o sentadas. En cada sepultura se hallaron 3 a 5 cántaros, adornos de bronce, puñales, cuentas de cornalina.

EL CULTO DEL SOL Es muy antiguo el culto del solen la Altiplanicie Armenia; de ese arcaico origen procedieron y se formaron figuraciones y figuraciones que perduraron durante milenios entre los habitantes locales. Restos de cultura material de los tiempos prehistóricos se preservaron, fueron fuentes de la literatura popular y aportaron importantes datos etnográficos que permitieron formar una idea en torno de ese culto. Para solucionar esta cuestión fueron esenciales y ayudaron las leyendas de Oriente Antiguo, la Mesopotamia y Egipto, mediante las cuales fue posible profundizar interpretaciones acerca de composiciones argumentales grabadas sobre materiales arqueológicos. Como resultado de las investigaciones queda claro que en la Edad del Bronce, los habitantes de la Altiplanicie atribuían al sol vigor procreativo, lo adoraban como a un despertar, a la fecundación, y como fuente de energía sobrenatural creadora de todos los bienes. Por esa causa, sobre multitud de objetos dibujaban al sol, a cuerpos geométricos ydiversas imágenes con aspecto animal. Como en el Antiguo Oriente, también en la Altiplanicie era característico el vínculo inmediato con la rueda, o más específicamente, con la rueda radiada que, sencillamente, es su expresión simbólica;en el arte de la Edad del Bronce se encuentran a menudo discos con forma de rueda con multitud de rayos y con complejos motivos decorativos; discos aislados o repetidos, sobre los cuales hay pequeñas figuras de pájaros o, colgados con cadenas de bronce, pájaros porosos. En panteones de Lichashén, Shamshadin y otros, se encontraron cruces de bronce y de antimonio, esvásticas o discos adornados con cruces. Sobre algunos de ellos el adorno es en relieve o en bajorrelieve. Pero el sol está representado de modo más realista en las inscripciones rupestres de Keghamá, donde también hay signos que simbolizan al sol, esvásticas y cruces. Existen múltiples composiciones en las cuales el sol es representado con rayos que fluyen por cuatro lados, rodeados por figuras de animales verdaderos o imaginarios. Son llamativas las composiciones rupestres de divinidades solares antropomorfas, que a menudo guían a diversos animales o en las que están representados con figuras geométricas. En las inscripciones, estas divinidades presentan los que parecen ser rayos que emanan de los dedos de las manos o de los pies, de la cabeza o del cuerpo. La figuración divina del sol es típica del arte prehistórico, como se observa en inscripciones rupestres de otras regiones. En uno de los sepulcros de Artik de fines de la Edad del Bronce y comienzos de la Edad del Hierro, ( siglos XII-VIII a.C.) fue hallada una olla de barro, sobre la cual habían dibujado triángulos y las esvásticas que habían ordenado entre ellos simbolizaban montañas y el sol422. En distintos lugares de la Altiplanicie Armenia – Gharakilissé, Golovino,

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Khachatrian, V., La cultura material en Artik, Ereván, 1963, 128.

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Lalvar)423 fueron descubiertas grandes vasijas y ánforas de cerámica barnizada, negras y grises, de la Edad del Hierro temprana, sobre cuyos cuerpos estaban marcadas esferitas en relieve, y muchos rayos en negro brillante, dispuestos en forma de bóveda dentro de semicírculos. Son expresiones del sol que brilla en la bóveda celestial. Es posible que en la Antigüedad estas vasijas y ánforas que lucen símbolos del sol hayan sido dedicadas al culto del astro en ceremonias litúrgicas. Naturalmente, de la semejanza entre el sol y la rueda puede haberse originado el lazo de sentido entresol-carro-carreta-carro de combate. Figuras legendarias y gráficas aisladas de este tipo fueron encontradas con frecuencia en leyendas orientales y en monumentos de arte, como también en leyendas, fábulas, y en motivos decorativos “descriptivos” armenios en cinturones pertenecientes ala Edad del Bronce. En los valiosos túmulos de Lichashén fueron halladas partes aisladas de carros, sobre las cuales estaban tallados motivos decorativos que simbolizan a cuerpos celestiales: soles, espirales unidas, círculos concéntricos; en nueve túmulos había maderas talladas de partes delanteras y traseras de carros424. Según esas figuras, el sol hacía su recorrido por la bóveda celestial montado sobre corceles flamígeros o en un carro o carreta tirados por bueyes yugados o, a veces, junto a su hermana, la luna, en un pequeño barco que navegaba por el océano celestial. Jacques de Morgan halló en una tumba de Akhtalá, Altiplanicie Armenia, correspondiente al siglo VIII a.C. un fragmento de cinturón de bronce en el que está representado un carro de combate tirado por un par de caballos o un carro de dos ruedas, conducido por un hombre que en una de sus manos sostiene un objeto con forma de disco425.

Vasijas de cerámica, negro-barnizadas y decoradas. Artik. Siglos XIV-XIII a.C. Catálogo del Museo Histórico Nacional de Armenia.

En los valiosos túmulos de Lichashén fueron halladas partes aisladas de carros, sobre las cuales estaban tallados motivos decorativos que simbolizan a cuerpos celestiales: soles, espirales unidas, círculos concéntricos; en nueve túmulos había maderas talladas de partes Martirosian, H. A., Armenia en la Edad del Bronce y en la Edad del Hierro temprana, XXII, 1. Mnatsakanian, A.O., Carros arcaicos de la Edad del Bronce en el litoral del lago Seván, Arqueología Soviética, 1960, Nº 2. 425 Jacques de Morgan, Misión scientifique au Caucase, Paris, 1899, T. I, 141, citado por Israielian, H.R., op. cit., 51. 423 424

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delanteras y traseras de carros426. Según esas figuras, el sol hacía su recorrido por la bóveda celestial montado sobre corceles flamígeros o en un carro o carreta tirados por bueyes yugados o, a veces, junto a su hermana, la luna, en un pequeño barco que navegaba por el océano celestial. Jacques de Morgan halló en una tumba de Akhtalá, Altiplanicie Armenia, correspondiente al siglo VIII a.C. un fragmento de cinturón de bronce en el que está representado un carro de combate tirado por un par de caballos o un carro de dos ruedas, conducido por un hombre que en una de sus manos sostiene un objeto con forma de disco427. Es posible suponer que el ente sentado en el carro sea la divinidad solar. Aunque la parte de medida de un cinturón de bronce hallado en Lichashén está bastante deteriorada, se puede captar que representa un tema celestial; los bordes redondean dobles hileras de espirales corriendo;las figuras que ocupan la parte central representan a dos gigantes de pie o a dos divinidades de las cuales una conduce el carro tirado por caballos dibujados superpuestos; cerca del rostro del hombre se ve un círculo o una esfera que debe significar al sol o a la luna. El carro es de dos ruedas; los rayos de las ruedas están reemplazados por motivos decorativos con forma de flores. Los caballos tienen cuerpos delgados y alargados; las patas no tienen cascos: terminan en garras. Cerca del caballo de abajo se repite el mismo tipo de círculo. Delante de los caballos están parados dos pájaros.Después de ellos vuelve a representarse al ente humano gigantesco o mítico. Aquí el cinturón está deteriorado. Queda suponer que este ente también conduce al carro. Sobre el fragmento del cinturón se conservaron tres caballos, que posiblemente antes hayan sido cuatro. En distintas partes de los cuerpos humanos hay grabados algunos círculos y pájaros acuáticos de cuello largo vinculados al culto del sol, como también cuerpos geométricos con forma de alabarda expresando la idea de tempestad yrayo. En la Antigua Mesopotamia, Egipto y Grecia, el sol paseaba en caballos llameantes uncidos al carro, a la carreta o al carro de combate. El dios Nannar de los súmeros “se sentaba todas las noches en su pequeña nave y se deslizaba suavemente por la bóveda celeste. Cansado, descendía a las aguas del océano celestial para reposar y lo reemplazaba Utun(su hijo), que aparecía en el horizonte oriental. Su rostro brillaba más abajo que su padre; bajo sus rayos contaban las estrellas y los planetas. Con un enorme carro Utun se lanzaba por el cielo y su sonrisa hacía resplandecer la tierra”428. Es notorio que Utun era dios del sol. En las leyendas del Antiguo Oriente y de la Altiplanicie, las divinidades del sol y de la tempestad aparecen juntas, como se puede observar en una serie de cinturones de la Edad del Bronce y urartianos hallados en Karabagh y otros lugares. Con frecuencia, en reemplazo del carro el sol aparece paseando en el océano celestial con una pequeña nave. Muy a menudo se encuentran figuras de naves similares en la literatura popular armenia, en la mitología y la poesía oriental, así como en inscripciones rupestres en regiones donde no existe ningún lazo con el mar ni con vías fluviales. Lo cual significa que no se trata de naves de la vida real ni con fenómenos vivenciales de sus autores sino de expresiones de figuras legendarias o de ideografías religiosas. En una composición rupestre descubierta por A. Kalantar en el monte Arakats está representado un tema vinculado con la adoración del sol429. La composición está integrada por dos partes;en la primera, en la serie inferior, están representados hombres con las manos en alto, de los cuales dos están unidos en un solo cuerpotrasladando un cuadrúpedo. A su derecha hay una figura con forma de luna y, Mnatsakanian, A.O., Carros arcaicos de la Edad del Bronce en el litoral del lago Seván, Arqueología Soviética, 1960, Nº 2. 427 Jacques de Morgan, Misión scientifique au Caucase, Paris, 1899, T. I, 141, citado por Israielian, H.R., op. cit., 51. 428 Geder, D.G., Mitos y leyendas de la Mesopotamia, Moscú, 1965, 29, citado por Israielian, H.R., Culto y credo en la Edad del Bronce armenia, Ereván, 1973, 56. 429 Barseghian, Lavrenti, Nuevos temas referentes a la historia del arte del período más antiguo de Armenia, Revista Histórico-Filológica, 1966, Nº 3. 426

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debajo de ella, un cuerpo que parece ser un pez y el cuerpo estilizado de un ente (animal u hombre) con la cabeza en alto. La divinidad solar es representada con aspecto humano, a la izquierda de la composición, de pie sobre un bote y con los brazos en alto. Poco más allá, una sinuosa serpiente. La segunda parte de la composición rupestre está en el sector superior de la escultura, donde dos hombres, sostienen un bote en el que hay un hombre sentado; uno de los hombres lleva afirmada una lanza en la cintura. Les sigue la figura de un hombre con los brazos en alto, de pie sobre un cuadrúpedo. A continuación hay esculpidos hombres junto con animales diversos. La primera parte de la composición parece representar una escena nocturna, con el cuerpo celeste de la luna y un hombre navegando; el sol ya ha pasado su ocaso; en la segunda parte, los hombres sostienen el bote, a la espera de la llegada del sol que está navegando en el océano celestial. En el Antiguo Egipto, Ra, el dios sol, pasea por la bóveda celeste, navegando en un buque de vela; como aparece en las escrituras jeroglíficas, en las ceremoniasde entierro, los faraones fallecidos, aquienes se identifica con el dios Ra,son representados en una nave. En 1957, en la aldea Kuibishev (Charkhesh) de Armenia, fue descubierto un puñal sobre el cual el sol es representado con esvásticas430. En diversos objetos hallados en Lichashén y en otros lugares, como también en inscripciones rupestres, el sol esrepresentado con figuras de pájaros.

MONUMENTOS DE ARTE DE LA EDAD DEL BRONCE VINCULADOS CON EL CULTO DEL SOL Y CON EL DE OTROS ASTROS En diversos lugares de la Altiplanicie fueron hallados cinturones decorados cuyos motivos ornamentales están ligados al culto de los elementos en general, y al del sol y al de otros astros en particular. Entre ellos se destaca el descubierto en el túmulo Nº 36 de Kalakend, cuyos bordes y espacios medios están adornados con espirales que corren, y en la parte central con animales que se suceden unos a otros: leones, cabras y, entre ellos, enroscadas serpientes. La presencia de espirales en diversas partes del cinturón significa que son entes animales celestiales; lo mismo se evidencia también con símbolos esvásticos. Las esvásticas próximas a leones muestran que éstos últimos representan al sol. Mientras las cabras y las serpientes a la tempestad y al rayo. Las colas de los leones terminan con forma de cabeza de serpiente; esta circunstancia confirma que en las figuraciones de los antiguos las divinidades del sol y de los elementos tenían características determinadas. En una leyenda mesopotámica, el sol que entraba en su ocaso concordaba con la serpiente de fuego que volaba hacia el cielo431. En muchos enigmas y fábulas armenias, el sol está en la boca de la serpiente, del vishap que vivía en el mar. Como veremos a lo largo de todo este trabajo, el vishap (ushab, hishap) era un ser imaginario, sobrenatural432. En Armenia se hallaron numerosos monumentos de piedra dedicados a la antigua adoración de los vishap. Están esculpidos en una sola pieza de piedra de hasta cinco metros de altura, con forma de pez; sobre su superficie fueron grabadas figuras de serpientes, toros, carneros, cigüeñas y otros animales y pájaros. Estos monumentos fueron generalmente erigidos junto a fuentes donde nacen las aguas, o en cercanías de acueductos, manantiales, lagos artificiales. Se cree que fueron considerados protectores de la agricultura y de la irrigación, ídolos que personificaban el culto a los dioses del agua. Es posible suponer que la clasificación de los animales en el descripto cinturón de Kalakent, los entes que representan a la tempestad y al rayo son perseguidos por la Esaian, S.A., Talismanes relacionados con el culto del sol en Armenia, Arqueología Soviética, 1968, Nº 2. Geder, D.G., Mitos y leyendas de la Mesopotamia, op. cit., 102. 432 Hay autores que interpretan que el vishap es un dragón, figuración extraña a los mitos armenios.

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divinidad solar. Del mismo modo, en el antiguo arte griego se encuentran tres animales ubicados sobre un cuerpo de león: la cabeza de cabra en la cintura, y la serpiente, en la cola. De la boca de los tres salen llamas. Este animal es conocido como Quimera y según la mitología griega encarna a la tormenta, al terremoto y a las fuerzas volcánicas subterráneas433. Es decir que el fenómeno vinculado con la tormenta, la tempestad y el rayo, es expresado en el arte por medio de estos tres animales. Sobre los cinturones de bronce se encuentran también representaciones antropomórficas del dios de la tempestad, nuevamente junto con la divinidad solar; así ocurre en el cinturón descubierto en Khachbulagh de Karabagh, sobre el cual está el dios de los elementos con arco y flechas en la mano, acompañado por ciervos, junto con el dios del sol. Cerca de este último, que en sus manos sostiene escudo y lanza y luce un alto gorro de plumas, están representados un carro tirado por caballos y una esfera. Hay que suponer que sobre un cinturón hallado en Lichashén están representadas estas dos divinidades junto con carros de dos ruedas tirados por caballos, de los cuales, empero, sólo uno se preservó entero. Sobre el cinturón hay grabadas figuras de pájaros a los que acompañan adornos de círculos punteados. Los bordes del cinturón son completados por dos series de espirales. La divinidad de la tormenta y la tempestad, similar al sol, recorría la bóveda celeste en un carro tirado por caballos. Como lo señala Manuk Abeghian, quienes lucen las características divinas de la tempestad y del rayo, nacidos del agua y fortalecidos en el agua – Sanasar y Paitasar – aparecen montados a caballo, equino que como ellos emergió del agua, aun siendo ígneo y al mismo tiempo servidor del dios solar, Mher. El lazo tempestad-rayo con el sol es muy evidente en las inscripciones rupestres del monte Arakats. En una de ellas están representadas serpientes en distintas posiciones; una de las serpientes tiene la boca abierta y la lengua afuera; por su grueso cuerpo semeja a la boa vishap. A izquierda y derecha de ellas hay ofidios, cerca de uno de los cuales está de pie un animal cuadrúpedo cuya cola se parece a una serpiente; debajo de este animal hay un círculo con un punto en el centro. Una figura idéntica está del lado derecho de la composición pero por encima de sinuosas serpientes. Las sinuosas serpientes, que son dos, parecen ser símbolos de agua; encima de ellas hy una figura antropomórfica de pie y con los brazos en alto. Puede ser que los círculos signifiquen el sol; si es así, el círculo que está en la parte izquierda de la composición debajo del cuadrúpedo, representa al sol crepuscular de ultratumba custodiado por el animal con cola serpenteante; y el círculo dibujado sobrela serpiente en la parte derecha de la composición es el disco solar naciente con la divinidad antropomorfa. En la escena en la que la corpulenta vibora tiene la boca abierta, quizás se quiso mostrar su intención de engullir al disco solar; pero en la otra escena, al exhibir a un hombre con las manos levantadas por encima de las serpientes, nos habla de la victoria del sol sobre la tempestad-rayo. Esta escena pareciera recordar la leyenda mesopotámica de Ninhursag, quien siendo rey de la guerra, al mismo tiempo es dios solar pero a diferencia de Marduk y de Tammuz, su duración concluye en el mundo de Ea, bajo tierra, y después, saliendo de allí, aleja la noche. Esta historia explica la relación existente entre Ninhursag y Ea, señor de las fuentes y de los mares, que abre los cerrojos, ilumina las profundidades del océano y envía clara luz al cielo nocturno; surge de la ultratumba y vuelve a sumergirse en ella. Tormentas, tinieblas y nubes preceden al sol naciente, con intención de obstruir su camino. Ninhursag, dios de la tempestad y el rayo(los elementos), encarna al mismo tiempo las características del dios sol, lo cual confirma que las divinidades de la tempestad-rayo y sol tienen muchos rasgos comunes y, a menudo, se fusionan en una sola divinidad o bien se confunden en una de esas tres divinidades. En otros casos, cuando las divinidades de los elementos no tienen las características del sol, aparecen en coordinación con divinidades Malten, Rudolf, Bellerophontes, Jahrbuch des Deutschen Archäologischen Instituts, Band XXX, 1925, Berlin y Leipzig, 1926, 26, citado por Israielian, H.R., Culto y credo en la Edad del Bronce armenia, op. cit., 106.

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solares. Así, entre los hititas, el dios de los elementos era Data. Su esposa era diosa solar y reina del cielo. En la legendaria armenia, Sanasar era dios de los elementos; su esposa – Karsun Teghzun Dzam -era diosa solar, a quien había puesto presa el vishap malo. Y sólo después de vencer a éste último, la joven sol brilló e iluminó a su ciudad, enterrada bajo las tinieblas434. El vishap malo vivía en el mar, y lo que es ostensible, es que fue la divinidad buena, ya con forma humana, la que infligió la derrota a la personificación mala, como ocurrió con el león de parte de Mher. Mher era también dios sol, que nació de la unión de Sanasar con Karsun Teghzun Dzam. Pero no eran divinidades de la misma naturaleza: no obstante que en esencia y por su significación funcional eran diferentes, poseían típicas características naturales, ya que los dos eran necesidades vitales para la existencia. El mismo fenómeno se observa en la esencia de los héroes de Sasna Tzrrer : Sanasar y Paitasar. Manuk Abeghian considera que ambos son dioses de la tempestad y de la tormenta, o del rayo. Y el estudioso K. Melik Ohanchanian los ve como dioses solares. Son divinidades distintas pero con muchas características comunes a las dos. En este sentido, es exacta la hipótesis de Manuk Abeghian de que en figuraciones religiosas más antiguas de los armenios, Vahakn435, antes de ser convertido en divinidad solar, fue dios del rayo; que el combate de Vahakn en el territorio no fue contra las serpientes sino una pugna tempestuosa contra el vishap “demoníaco”. En inscripciones rupestres halladas al pie del monte Arakats es también posible encontrar al prototipo de Vahakn luchando contra vishaps. Es el mito de gigantescos vishaps, rodeado por serpientes. En la vida del hombre prehistórico, el sol y la tempestad-rayo eran divinidades que tenían significación buena y vital; por esta razón fueron aceptados como equivalentes y con frecuencia, concordante con comprensiones y figuraciones prehistóricas, consideraban que uno era esposa o hijo del otro; y, otras veces, sus características se encarnaban en uno de ellos. Por la misma causa, en muchos casos sus símbolos son simultáneos, con aspecto de diversos animales o antropomorfos. En lo que respecta a cuerpos con forma de hacha, el dios de los elementos, además de portar arco y flechas, lucía otras armas, como hachas y puñales, que correspondían también al dios solar. Esto también es evidenciado en un relieve de Teshub esculpido sobre un portón, y también en excavaciones hechas en Teishebaní en las que se descubrió una estatuilla de bronce del dios Teisheba; los dos están representados con hachas436. Sobre muchos puñales y puertas halladas en excavaciones arqueológicas, se ven figuras geométricas de entes luminosos, serpientes y cabras que simbolizan la tempestad y el rayo. De estas figuras aparecieron sobre una puerta de Karabagh, en cuya parte ancha está grabada con tecnicismo la espiral con una cabra erguida a cada lado. Hay pluralidad de puñales que lucen relieves de serpientes o escenas grabadas en bajorrelieve. En el Hermitage se conservan puñales descubiertos en Odzun, con la figura ondulante de la serpiente, y también de Lichashén y de Artik con serpientes en relieve437. Sobre otro puñal, que H.A. Martirosian halló en Noraduz, está representada la serpiente438; de este tipo de puñales fueron hallados dos en Artik; uno de ellos es de bronce y la serpiente ondulante 434 Abeghian, Manuk, La narrativa popular armenia, en Revista Etnográfica, Tiflís, 1908, libro 17, Nº 1, citado por Israielian, H.R., Culto y credo en la Edad del Bronce armenia, op. cit., 109. 435 En la antigua mitología armenia, Vahakn fue dios supremo de la guerra, la valentía y la victoria. Ciertas leyendas le atribuyen también carácter de dios solar. Algunos testimonios aseguran que en la teogonía armenia se adoraba al sol y se lo denominaba Vahakn. Según Ananía Shirakatsí, tradicionalmente el nombre Vahakn se vincula con la “ruta de la galaxia” (Dzir Gatin) o “antiguo camino solar”. En cantos litúrgicos entonados en honor de Vahakn, se lo relaciona con los cuatro elementos: el cielo(aire), el país (tierra), el mar purpúreo (agua) y el rojizo cañaveral (fuego). 436 Piotrovski, P. P., Karmir Blur, I. 437 Mnatsakanian, A.O., Monumentos arqueológicos de Lichashén. Breve informe del Instituto de Arqueología, 1961, t. 85, 25. 438 Mardirosian, A.A., op. cit., ilustración XXXV.

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que lo adorna es de cobre439. Las serpientes, excepto aquellas que encarnan al agua celestial, son asimiladas a los rayos centelleantes. En la mitología armenia y oriental en general, las divinidades de los elementos eran utilizadas como verdaderas armas: puñales, espadas o cuchillos. El culto de la tempestad y el rayo (la tormenta) tenía profundas raíces y amplia extensión entre aquellos clanes de la Altiplanicie Armenia, que hablaban el dialecto de las tribus armenias. Entre ellos, el dios de la tempestad y del rayo era imaginado bajo la forma de un vishap, encarnando la tormenta, el relámpago y el huracán, en razón de lo cual los vishaps y la tormenta fueron elevados al cielo. Como entes celestiales, los elementos (tempestad-rayo) se exteriorizaron como dioses con apariencia de animales: toro, cabra, macho cabrío, serpiente, pájaro, caballo y león, como también con forma humana. La tempestad-rayo fue simbolizada también mediante signos geométricos. El arma – puñal, hacha, espada, arco y flechas – también fue recibida como símbolo de esta divinidad. Según las figuraciones antiguas, ciertas características generales de la divinidad tempestad-rayo eran comunes a las del dios sol. Determinados animales y armas que simbolizaban a la divinidad tempestad-rayo se encontraban también como símbolos en cultos dedicados al sol pero, al mismo tiempo, en casos concretos, conservaban y encarnaban particularidades propias y exclusivas. Según datos etnográficos, aun durantelos siglos XIX y XX existía entre los armenios la costumbre, en tiempo de sequía, de colocar sobre un palo un cráneo de cabra y que los aldeanos debían llenar con agua ese cráneo, para atraer las lluvias440; eran restos del culto a la tempestad y al rayo, manifestando la creencia en el vishap-cabra.

LOS PAJAROS Y EL LEON COMO SIMBOLOS DEL SOL En monumentos del arte preurartiano y urartiano (siglos IX-VI a.C.) se encuentra a menudo figuras de león; la franja que bordea uno de los cinturones de bronce hallados en Kalakend por A. Ivanovski, está formada por espirales que serpentean; en el campo intermedio del cinturón hay figuras de leones que corren uno tras otro, cabras y, entre ellas, víboras que zigzaguean hacia arriba. La composición da la sensación de que relaciona el tema de los animales con el culto a la tempestad y al sol. A los costados de los leones hay esvásticas: esto prueba que los leones están vinculados con el sol. Excavaciones realizadas por Ervand Lalaian confirman estas hipótesis441. La naturaleza de uno de los principales protagonistas del panteón pagano armenio Vahakn-, es la de divinidad de los elementos y del sol, y en su origen es un ente celestial y terrenal, porque en el momento de su nacimiento fueron paridos también el cielo y la tierra, y por la cañas de la garganta partían humo y llamas. Sobre cinturones y escudos urartianos están representados leones reales o alados, símbolos del sol, como también toros, símbolos de la tempestad y el rayo. En monumentos de arte utilitario urartianos, el dios Khaldi está casi siempre de pie sobre un león. En cuadros ornamentales laterales al altar en honor del dios Khalt, en Arin Berd442, aparece la figura de Khaldi erguido sobre un león, así como la de Teshub, de pie Excavaciones de D.S. Khachatrian. Srvantstiants, Mananá, Constantinopla, 1876, 113, citado por Israielian, H.R., Culto y credo en la Edad del Bronce armenia, op. cit., 114. 441 Lalaian, E., Excavaciones en panteones de Armenia Soviética, Ereván, 1930, 162; Esaian, S.A., Las armas y la actividad guerrera en Armenia Antigua, Ereván, 1966, 68. 442 Arin Berd fue una ciudadela militar ubicada en un cerro donde fueron descubiertos materiales de la Antigüedad, en el lugar de la urartiana Erepuní, al NE de Ereván. Entre estos materiales hay una loseta con escrituras cuneiformes. Fue fundada en el 782 a.C. por Arguishti I, hijo del rey urartiano Menuá. Se hallaron también 23 inscripciones cuneiformes de Rusá III, hijo de Sardur II y Erimena, objetos de alfarería, sellos cilíndricos, pulseras, puntas de flechas de bronce, monedas de plata del siglo V a.C. y otros materiales. Objetos procedentes de Arin Berd fueron hallados en excavaciones de Karmir Blur. En las investigaciones se halló alrededor de 100 habitaciones, salón, patio, 439 440

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sobre un toro443. Sobre un cinturón de Karmir Blur, están igualmente representadas divinidades de Urartú, incluyendo a Khalt y a Teshub o Teishebaní sobre un león y un toro, respectivamente. Es decir que el culto al dios Khaldi estaba unido al del sol. En diversas regiones de la Altiplanicie Armenia – Karmir Blur, Gorís - fueron descubiertas esculturas de leones u objetos adornados con cabezas de leones, como en la necrópolis de la aldea Arrachavor, en Karabagh(siglo X a.C.).En Lichashén se encontró una cabeza de león, de oro, que es un admirable modelo de orfebrería prehistórica; también, pulseras con cabezas de león, etc.

Fragmento de un fresco preservado en una galería de la ciudadela de Erepuní, con dos leones montando guardia (Siglo VIII a.C.)

Persépolis, antigua ciudad situada a escasa distancia del curso de las aguas del río Araks, está el famoso palacio de los sasánidas, por cuyas ruinas aun se puede apreciar la grandiosidad de su emplazamiento y explanadas talladas en mármol, el paramento de sus terraplenes, el ímprobo trabajo de sus columnatas, capiteles con cabezas de toros a veces bicéfalos, y en otras ocasiones enfrentadas, como reforzando la idea de vigor y desafío, bajorrelieves de animales fabulosos, leones, toros, con sus cabezas y cogotes cubiertos de amplias cabelleras y adornos; guerreros luciendo el traje talar y espesas barbas, portando en una mano enhiesta la lanza y el carcaj en sus espaldas. El simbolismo de estas figuras evidencia el desarrollo cultural de los persas, en particular la fineza de su espíritu; es clara la voluntad de expresar el antagonismo que pasillos, todo rodeado por una sólida muralla. Allí estuvo el palacio de Arguishti I, con un altar y dos patios con columnatas y salones y un altar dedicado al dios Khaldi. Las paredes están ornamentadas con pinturas religiosos paganas. 443 Piotrovski, P.P., Historia y cultura en Urartú, Ereván, 1948, 42-43.

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enfrentaba a los iranios – a la vez cultos y dotados de formidable bravura - contra los turanios, salvajes y siempre vencidos. Simbolismo del león victorioso persa que devora el anca del derrotado toro asirio aterrado. Estas fantásticas esculturas persas ilustran no solamente las figuraciones acerca de los dioses de las dinastías urartianas descubiertas en excavaciones de necrópolis y monumentos arqueológicos que trasuntan su encastramiento espiritual con creencias mitológicas corporizadas en la piedra por el genio ornamental de escultores armenios de ayer, en Erepuní y de hoy, en Sardarabad; revelan también los íntimos lazos existentes entre Armenia y Persia, no solamente geográficos por su contigüidad sino, además, históricos, artísticos y culturales en general, que a lo largo de milenios cristalizaron el valor moral de Oriente. Sus culturas fueron anticipadas y vaticinantes y desarrollaron movimientos que se confundieron en respectivas configuraciones religiosas: en las dos, leones, toros y cabras fueron elevados al rango divino y corporizados en la piedra por eximios e inspirados artistas en composiciones glípticas de estatuillas, capiteles, frisos simétricos, gigantescos bronces y cabezas de cápridos que son verdaderas joyas de la orfebrería.

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PERSEPOLIS - Friso con la composición del sol y del león como divinidad.Von Ghirshman, Roman, Iran, München, 1964, 239.

Según una tradición preservada dentro de la literatura popular armenia, la luna y el sol eran hermana y hermano. Cierto día, la hermana del sol se quejó de su miedo al aparecer por la noche y de su pudor matinal cuando la espiaban. El hermano de la luna le respondió que durante la noche él vigilaría; y que ella paseara libremente durante el día con la única condición de llevar consigo un haz de agujas que debía clavar en los ojos de quien la mirara. Y así lo hicieron. Durante el día, el sol, sentado sobre un león recorría la bóveda celeste, y durante la noche descansaba en brazos de su madre; mientras, el león, con su temible espada, lo protegía. No está de más mencionar que en astrología el sol es un planeta y que domina al signo zodiacal del León. Al pájaro-sol primaveral le sucede el sol ardiente, abrasador, sol al que no se puede resistir;se consideraba que entre los animales, el más

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resistente es el león y, en consecuencia, el símbolo del sol del verano debía ser la figura del león, el más vigoroso ejemplar del reino animal. En todo el Asia Anterior, el león era símbolo del sol de verano. En la antigua Babilonia, los meses julio-agosto eran denominados “meses de fuego” y en el arco animal eran representados con la imagen del león444. En Egipto, la diosa Sokhmet, esposa del dios sol, tenía forma de león. En “Los quijotes445 de Sasún”, el dios Mher-sol luce forma de león y se apellida leóncida. Este apellido quizás muestra que el dios sol antropomorfo expulsaba a su par zoomorfo. Lo llamativo es que el episodio en que Mher mata al león, ocurre en verano. En Armenia precristiana y en la Mesopotamia, muchos dioses eran adorados como sol de verano. Entre los antiguos armenios estaba arraigada la figuración de que si la pata del león(astro) sangrara, con seguridad el sol se obscurecería446. Es muy posible que los pájaros esculpidos en las inscripciones rupestres sean símbolos de la divinidad del sol. En los importantes sepulcros de Lichashén como en los de otros lugares de la Altiplanicie fueron descubiertas estatuillas de pájaros de bronce o patitos con cadenas, para colgarlas. En todas las religiones el pájaro guarda estrecha relación con el cielo y aparece a menudo como expresión de la divinidad solar447; en muchos casos también, en los extremos de las cadenas, en sustitución del pájaro, hay pequeñas bolitas o discos que conservan el sentido de sol o de planetas448. En el poema épico Sasna Tzrrer, Mher y Mihr están inseparablemente vinculados con la imagen del cuervo o con la “Roca del Cuervo”, que es el lugar por donde el sol ingresa a su ocaso. Es decir que en determinadas circunstancias, el pájaro y las esferas reemplazan indistintamente al sol y lo simbolizan. A veces, en vasijas coloreadas de la Edad del Bronce media (milenio II a.C.), halladas en Karní, Karmir, Echmiadzín, esferas solares guían a figuras de aves acuáticas y encarnan el culto al sol. En temas etnográficos y de literatura popular armenia aparece reiteradamente el culto a la golondrina y a la cigüeña; son pájaros que anuncian la primavera y por lo tanto, es de suponer que estos pájaros que simbolizan al sol representados en objetos arqueológicos, significan al sol primaveral. Y que el sol de distintos períodos del año es representado con imágenes diferentes, características y propias de esos específicos períodos.

EL CABALLO Y EL TORO COMO SIMBOLOS DEL SOL Lenormant, F., Les premières civilisations; ètudes d’histoire et d’archèologie, Paris, 1877, T. 2, 74, citado por Israielian, H.R., Culto y credo en la Edad del Bronce armenia, op. cit., 61. 445 En el nombre del poema Sasna Tzrrer, la palabra “tzrrer” tiene un sentido figurado de difícil transcripción al idioma español; ante tamaño inconveniente, y fundado en el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia (Madrid, 1970, pág. 1092), acepción 2, la traducimos como “quijotes”, por alusión a don Quijote de la 444

Mancha, “hombres que pugnan con las opiniones y los usos corrientes, por amor a lo ideal”; algo locos aunque intrépidos. Abrahamian, A., La obra literaria de Ananías de Shirak, 1944, 331-332. Abeghian, Manuk, Obras, VII, 1975; Miller, A.A., Los elementos celestiales en monumentos materiales, Kaink, 100. 448 Piotrovski, P.P., op. cit., 93. 446 447

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Capitel representando la cabeza del toro, de Susa, siglo VI a.C.. Von Ghirshman, Roman, Iran, München, 1964, 137.

En la ideología religiosa de la Edad del Bronce, pre-armenia y armenia temprana, junto al culto del sol existía también una conexión con el caballo. Jenofonte aporta datos al respecto, manifestando que en Armenia, a fines del siglo V a.C. en ofertorio al dios sol

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sacrificaban caballos449 y relacionado con esto, en el altar de Armavir se ofrendaban carros de combate con caballos.

Von Ghirshman, Roman, Iran, München, 1964, 213.

La costumbre de obsequiar carros de combate era corriente en todo el Asia Menor; sobre monedas de Armenia antigua estaba estampada la figura de carros militares de cuatro caballos, lo cual tenía relación con esas figuraciones acerca del sol450 . Ya vimos que según textos babilónicos y temas grabados sobre cinturones de Armenia con figuras de la Edad del Bronce, el sol recorría su trayectoria en un carro uncido a caballos flamígeros. En muchas fábulas populares armenias, el caballo flamígero siempre se encontraba dentro del mar y sobre sus alas trasladaba a su héroe de una costa hasta la otra o desde la superficie del mar hasta la esfera solar. Según figuraciones existentes en el mundo antiguo, el sol se rejuvenecía o se vigorizaba nadando en aguas del mar451. En el poema “Los quijotes de Sasún” se menciona a Mher-Mihr-Sol y a Sanasar-Paitasar-tempestad-rayo, quienes descienden al fondo del mar y regresan de allí exuberantes de renovado

Kushnerova, K.G., Ciertos monumentos de la Edad del Bronce tardía en Nagorno Karabagh,, 1957, XXVII, 139; Jenofonte, Anabasis, IV, 35. 450 Drever, K.B., Ojeada a la historia de la cultura en Armenia Antigua, Moscú-Leningrado, 1953, 129-132. 451 Lenormant, F., op. cit., 76. 449

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entusiasmo. E. Srvantsian transcribe la tradición, y acerca de los jóvenes Ofidio y Helios, donde del mismo modo, el sol se zambulle como si entrara a su Ocaso: “Un momento después llegó el Sol en llamas, se despertaron las estrellas, saludaron de pie, la reina alzó al sol del agua y lo acostó en su cuna, y en su seno amamantó al sol eternamente joven”452. Según V. Khachatrian, estudioso de los hititas, la denominación de la ciudad Arina era considerada centro del culto al sol; ese nombre, en idioma hitita, significa fuente. En esencia, aquí también el sol es vinculado con el agua. Para H. Mnatsakanian, los caballos representados en un cinturón y cerca de ellos la esfera solar, tienen relación con el culto al sol453. Jenofonte afirma que en el siglo V a.C., en las ofrendas al sol de las ceremonias rituales de la Antigua Armenia, sacrificaban caballos454. Del mismo modo que el caballo, también el toro tenía conexión con las figuraciones y cultos religiosos, aunque es más frecuente éste en las simbolizaciones de la tempestad y el rayo como elementos de la Naturaleza y es más cercano a los cultos de la fecundación. Ciertas mitologías, como la persa, representan al dios sol conducido por el toro. En síntesis, desde los tiempos arcaicos, el culto del sol tuvo amplia repercusión en la Altiplanicie Armenia; fue simbolizado de diversos modos, por ejemplo con formas geométricas y utilizando medios de la cultura material: cerámicos, objetos metálicos o de piedra, e incluso en tallas sobre madera, como podemos observar en los carros455. Tanto grupos gregarios prehistóricos, así como clanes y tribus de la Altiplanicie como de territorios vecinos, imaginaron al sol también simbolizado bajo forma animal o humana en cinturones de bronce, en ruedas de carros, así como practicando costumbres en las que saludaban al sol de la aurora y que se conservaron en la tradición de rendirle culto al día siguiente de la boda o, en las ceremonias de entierro456, después de la inhumación.

EL CULTO A ENTES LUMINOSOS CELESTIALES En una excavación arqueológica realizada en Medzamor poco después de 1970, aparecieron admirables monumentos de cultura material correspondientes a los milenios III-II a.C. A lo largo de una extensa inscripción rupestre contiene figuras que simbolizan a estrellas y al cielo, lo cual suscitó la presunción de que en ese lugar se celebraban ceremonias de culto del cielo y de entes luminosos celestiales457 . Los hombres prehistóricos se figuraron que los entes lumninosos celestiales y sus constelaciones debían tener aspecto de animales. Además de las figuras zoomorfas, en expresiones de arte y sobre objetos de culto de la Edad del Bronce, repetidamente los entes luminosos celestiales están representados como cuerpos geométricos, círculos, estrellas, espirales, materiales con variedad del formas angulosas y triangulares, que de igual modo, recíprocamente, simbolizan entes luminosos celestiales aislados, o sus constelaciones. Los mismos entes luminosos celestiales o sus grupos aislados, con idéntica vigencia, tuvieron exteriorizaciones de aspecto animal y geométrico. También una serie de nuevos temas de arte prehistórico evidencia que durante la Edad del Bronce, los habitantes de la Altiplanicie Armenia imaginaron los entes luminosos celestiales con figura humana, tal como era aceptado en Asia Anterior.

Srvantsian, E., Sabroso-fragante, op. cit., 286. Mnatsakanian, H., Restos de la adoración al sol en Armenia. Separata de obras del Museo Estatal de Historia, Ereván, 1948, I. 454 Jenofonte, op. cit., IV, 35. 455 Srvanztianz, K., Mananá, Constantinopla, 1876, 126, citado por Israielian, H.R., op. cit., Ereván, 1973, 69. 456 Revista de Etnografía, Ereván, 1913, Nº 2, 52, citado por Israielian, H.R., Culto y credo en la Edad del Bronce armenia, Ereván, 1973, 76. 457 Israielian, H. R., op. cit., 80, nota 16. 452 453

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En ricas composiciones de inscripciones rupestres, y en cinturones, puñales y espadas, y sobre una serie de objetos de bronce de la Altiplanicie Armenia, fueron hallados símbolos geométricos de los entes luminosos celestiales. Así, en inscripciones rupestres de los montes de Keghamá se encontraron no solamente signos aislados de esos entes luminosos sino también en conjuntos comprehensivos o constelaciones. Uno de ellos está constituido por algunos círculos en cuyo interior tienen a su vez repetidos círculos o semicírculos. En la parte central de este conjunto está representado el círculo que, a diferencia de los otros, concentra tres círculos que con líneas interrumpidas van disminuyendo su tamaño gradualmente. A un lado de este múltiple círculo se suma la cabeza de un pájaro, en el cuerpo siguiente de su largo cuello, y finalmente por el otro, un bajorrelieve con la forma de su cola. Estos tres cuerpos juntos dan la sensación de un pájaro muy estilizado. Además de los círculos astrales, entran también en este conjunto de símbolos o en la constelación unos cuantos bajorrelieves cruciformes con un pequeño círculo a su lado, y un óvalo un poco más dilatado. Están presentes también otros tres cuerpos, ovalados, y un cuerpo con su extremo superior agudo y una imagen estilizada que en razón de sus brazos abiertos parece un pájaro. En el centro de esta constelación, el círculo interior cruzado por líneas se parece bastante a una rueda y puede ser interpretado como símbolo del sol, en especial porque desde arriba se añade la imagen muy estilizada de un pájaro, anexo y reemplazante de la divinidad solar. Es un pájaro de largo cuello, cuerpo bastante redondeado y pico prolongado, rodeado por cuatro círculos. El que está más arriba tiene en su interior cuatro rayos formando una cruz, semejando al sol-rueda. Al pie del Arakats, en la serie de inscripciones rupestres descubiertas por A. Kalantar458, se encuentran igualmente diversas figuras de esvásticas. En una inscripción rupestre están representadas dos esvásticas unidas, de las cuales uno de los brazos sigue en forma de un rizo zigzagueante que termina en una espiral. El extremo interior de la espiral pareciera ser la cabeza de una serpiente y hace suponer que el motivo de la espiral, tan difundido en el arte antiguo, provino de la idea de una víbora hasta convertirse en una de las formas estilizadas y presentada como un fenómeno, o un ente o cuerpo celestial. Debajo de la esvástica descripta hay una rica composición integrada por figuras de cabras, serpientes y hombre, en la que todas parecen tener significación astral. En la totalidad de estas inscripciones rupestres, cerca de las figuras geométricas de entes luminosos celestiales se hallan pequeños animales cornados. En otro conjunto de inscripciones rupestres o, más precisamente de cuadros esculpidos en los montes Keghamá, está representada la esvástica, empujada desde abajo por seis pequeños círculos. Es posible suponer que aquí están representados el sol, la luna y los cinco planetas que conocían. Muy cerca de esta constelación está erguida una cabra con tres grandes círculos sobre uno de sus cuernos; por estos grandes círculos puede interpretarse que es el mismo ente que encarna a las fuerzas celestiales. No lejos de este conjunto, esculpido sobre el mismo fragmento rocoso, hay otro cuadro compuesto por grandes círculos parecidos a ruedas con rayos, probablemente signos del sol, empujados desde arriba por la figura de una cabra y por una fiera o un animal incierto. En la literatura popular, es frecuente que las cabras aparezcan como animales que simbolizan a entes luminosos celestiales, y en leyendas de Antiguo Oriente y Grecia como de divinidades celestiales protectoras y nutrientes459. Según las figuraciones y entendimientos del hombre prehistórico, tal como ocurre en las leyendas sumerias y en otras fuentes, los entes luminosos celestiales, estrellas y planetas

458 Barseghian, Lavrenti, Nuevos materiales referentes a la historia del arte del período arcaico de Armenia, Revista Histórico-Filológica, 1966, Nº 3. 459 Losef, A.F., Mitología Antigua, Moscú, 1957, 249-253, citado por Israielian, H.R., Culto y credo en la Edad del Bronce armenia, op. cit., 73.

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eran imaginados con aspecto de cabras y ovejas. Una leyenda sumeria460 expresa que el joven pastor divino creado por siete dioses principales y otras cincuenta deidades, hizo descender del cielo rebaños de ovejas y cabras que comenzaron a pastar en extensas praderas. Antiguos habitantes de la Altiplanicie armenia tuvieron figuraciones similares. En consecuencia, las ideas expresadas en los motivos de cultos celestiales antes analizados referentes al Eneolítico y a épocas posteriores, perduraron también en la Edad del Bronce tardía, a fines del II milenio a.C. Entes luminosos-animales se ven también en cinturones de bronce que se hallaron en distintas regiones de la Altiplanicie; uno de ellos en Kalakend (1890) al excavar una tumba perteneciente a la Edad del Bronce tardía. Los bordes del cinturón encontrado están adornados con pequeñas líneas curvas y motivos decorativos triangulares. En su mitad izquierda está representado un grupo de cabras, y a la derecha, cabras y ciervos. En el centro están ubicadas figuras parecidas a cuernos del macho cabrío, por encima de las cuales está erguido un animal parecido al cordero, con una delgada línea que desciende de su boca. Su cuerpo está adornado por triángulos hechos con puntos, y los demás animales por pequeñas líneas curvas, con un dibujo reticular o de puntos. Todos los ciervos representados sobre el cinturón son alados461, circunstancia que indica el origen celestial de los pequeños animales cornados. Los excepcionales materiales de la literatura popular armenia, procedentes de las profundidades de los milenios, evidencian que los ciervos, cabras, y ovejas que aparecen en cinturones de la Edad del Bronce, fueron considerados celestiales, como entes luminosos, por los antiguos habitantes de la Altiplanicie Armenia. En las inscripciones rupestres de los montes Keghamá se encuentran reiteradamente figuras de cabras lusadun y pastores; en todos los casos están acompañados por signos geométricos del sol y las estrellas. Sobre un fragmento de un cinturón descubierto en la tumba Nº 47 de Kalakent están representados diversos animales, cabras salvajes, buitres leoninos, pájaros, caballos, toros, asnos bicéfalos y la serpiente. Los animales parecen lidiar entre sí. Sobre un sello hallado en Kerkuk se ve la figura de un animal parecido a un asno bicéfalo. Posiblemente, en épocas muy arcaicas, en muchos países de Asia Anterior era una figuración difundida la de imaginar fenómenos de animales celestiales bicéfalos o pluricéfalos. La serpiente combate contra uno de los buitres leoninos que con sus fauces abiertas está listo para tragar al ofidio. Los animales están entre la cruz de amplios brazos y la pluralidad de estrellas, que más semejan a la flor, hacen suponer que son también sacrales y que simbolizan a entes luminosos celestiales. Y una estrella aislada está sencillamente sentada sobre la cola de uno de los buitres-leoninos. El cinturón descripto está bordeado con rayitas cortas y curvas, y por anchas y gruesas espirales corriendo. Los ángulos del espacio existente entre éstas últimas están cubiertos por triángulos eslabonados. Debajo de este motivo decorativo de los bordes, hay dos filas de adornos tejidos y perforaciones formando pequeños semicírculos, bajo los cuales y a lo largo de todo el cinturón pasa una fila de puntos.

EL ZODÍACO, EL REINO ANIMAL Y EL MUNDO CELESTIAL Ananía de Shirak462 testifica que los armenios, griegos y egipcios tomaron de los babilonios la morfología animal de las constelaciones estelares; en el arco del reino animal, 460 Gueder, D.G., Mitos y leyendas de la Mesopotamia, op. cit., 31, citado por Israielian, H.R., Culto y credo en la Edad del Bronce armenia, op. cit., 75 461 Vrikhov, R., El lugar del Cáucaso en la historia de la civilización, Revista de Etnografía, 1895, Nº 1, 24. 462 Ananía de Shirak, erudito armenio del siglo VII.

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cada mes tiene un signo propio dentro de ese arco o bóveda celestial. El cielo, para Ananía de Shirak, está dividido en 12 casas estelares, cada una de las cuales tiene el aspecto de un animal determinado, las que corresponden a los 12 meses del año463; el macho cabrío464 era considerado como el principal de estos animales por ser el que encabeza al rebaño y es desde su mansión que se distribuyen los dones465. En el cinturón antes descripto, en el lugar representado con cabras y ciervos está también el macho cabrío sobre el cual o sobre sus cuernos está parado un cordero, como expresando el significado de eminencia y autoridad del macho cabrío. En la bóveda de los animales, el macho cabrío, el toro y el hombre terrestre simbolizan la primavera. El cangrejo, el león y la virgen caracterizan al verano; la balanza, el escorpión y el arquero, al otoño; la cabra cornada, la corriente de agua y el pez, al invierno. De las muchas inscripciones rupestres halladas en diversas partes de la Altiplanicie Armenia, algunas tienen relación con animales y en parte están vinculadas con el culto del pastoreo y de la caza, perteneciendo, por lo visto, a épocas mucho más antiguas que la de los cinturones de bronce. Sobre un cinturón de Garakilisá, cuyos extremos están adornados con estilizadas figuras de cangrejos, está representada una pluralidad de estrellas, como símbolos geométricos de entes luminosos celestiales. En inscripciones rupestres de los montes Keghamá hay cabras esculpidas con mucho realismo; son símbolos del primer mes invernal, así como la figura del toro salvaje simboliza el segundo mes de la primavera. Son expresivas las inscripciones rupestres en las que dos carneros se pelean, luciendo sobre sus lomos el signo del sol; al mismo tiempo, cerca de uno de ellos está el símbolo de la luna y la figura de un cabrito. En otra inscripción los signos del sol y de la luna están acompañados por las figuras de dos cabras, de las cuales la primera tiene altos cuernos, característica de las cabras que se encuentran sobre cerámicas coloreadas del II milenio a.C. Los signos de la luna están representados encima y debajo de la segunda cabra, interrumpidos en la mitad. Otra de las composiciones está constituída por figuras de cabras, toros y del arquero, quienes, del mismo modo, están acompañados por signos geométricos de entes luminosos celestiales; es posible que se trate de entes ligados a la bóveda del reino animal; puede ser que tenga el mismo sentido una figura de cabras y arqueros representada sobre un recipiente de la Edad del Bronce; las colas de las cabras terminan en círculos; éstos están colocados también entre sus patas, encima del lomo, y cerca de los cuernos. Una dentro de otra están representadas esvásticas dentro de cuyos brazos hay también círculos. Evidentemente se trata de un símbolo estelar; la cabra y el arquero –que se repiten en rededor del recipiente – representan la bóveda del reino animal. Según Ananía de Shirak, la cabra y el arquero en la bóveda animal simbolizan el último mes de otoño, lo cual no es sorprendente: el hombre prehistórico divinizó el cielo y la bóveda animal y lo expresó en recipientes cerámicos y en otros objetos de arte utilitario. En general, entre la variedad de inscripciones rupestres de los montes Keghamá, gran cantidad de las composiciones está constituída por entes luminosos-animales. Un conjunto de ellas fue hallado en la parte inferior de esa cadena orográfica; en muchos fragmentos que describen a vishaps. Por lo visto, esta extensión montañesa fue un lugar de culto sagrado, rodeado por lampiños y recios peñascos y montañas, con paisajes naturales poseedores de enigmática inspiración. En otro conjunto de esculturas rupestres está representada una figura humana colosal, con los brazos abiertos. A su lado está de pie un hombrecito de medidas mucho más pequeñas, también con los brazos abiertos. Entre los animales de rodean a las figuras humanas se ven la cabra, el macho cabrío, dos perros, estilizados pájaros y unos cuantos Otros autores sostienen que a su vez, los babilonios la tomaron de las observaciones de los astrólogos caldeos. Correspondiente a Aries en el zodíaco. 465 Abrahamian, A., La obra literaria de Ananía de Shirak, Ereván, 1944, 323.

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animales misteriosos. Sería equivocado pensar que el gigantesco cuerpo expresa la idea de una divinidad que hace descender a los animales del cielo; y en cuanto al hombrecito que está a su lado, su aspecto es de pastor, como el que fue encontrado en inscripciones rupestres del Arakats, representado junto con esvásticas y espirales, significando al hombre pastor con su rebaño de cabras. Así, es posible que en las inscripciones rupestres de Keghamá estén representados entes luminosos aislados, o grupos de esos entes, cada uno de los cuales tiene su lugar en la bóveda animal. Como dice Ananía de Shirak, se mueven en corresponencia con las cuatro estaciones del año, en cuatro distintas direcciones y, en el lapso de un año recorren el camino del sol, la luna y los planetas, los que descendiendo y ascendiendo se acercan o se alejan de nosotros, traen la noche o el día, el calor o el frío, la humedad o la sequía, y gobiernan los días (de las estaciones) y los cambios de los tiempos466. Al culto de los entes luminosos celestiales se refiere también el cinturón de bronce hallado en 1935 en la zona de Nueva Baiazid467, que llama la atención por su riqueza decorativa y la originalidad de las figuras animales. Está dividido en ocho partes adornadas con figuras de animales, separadas entre sí por pequeños cubos cuyos extremos terminan en ángulos muy agudos, espirales, rombos, pequeños triángulos y nuevamente en motivos decorativos formados por estilizados pájaros. En el interior de los animales grabados sobre la superficie del cinturón tienen lugar muy esbeltas cabras y ciervos cuyas bocas abiertas más que bocas semejan fauces debido a sus desgarrantes colmillos y afiladas lenguas. Están erguidas frente a frente, cada una con doble enrejado, excepto una central donde hay tres ciervos. La parte de la cabeza y del cuerpo de estos animales se parecen a peces feroces (reptiles ictiosaurios, lucios) y sólo por sus estilizadas cornamentas es posible darse cuenta de que son cabras. Las extremidades de todos los animales terminan en aros, cuya presencia hace suponer que son entes luminosos celestiales; fortalece esa hipótesis el hecho de que en una de las rejas centrales están representadas dos cabras encima de las cuales hay círculos marcados con líneas cortadas, que son símbolos de entes luminosos celestiales. Todos los animales representados sobre este cinturón muestran actitud combativa y listos para el ataque. Si no estuvieran los aros pendientes de sus extremidades, sería factible pensar en vishaps peleando o en luchadores contra vishaps, teniendo en cuenta su aspecto ictiófago, y de los cuernos ubicados sobre sus cabezas. Los vishaps y sus enemigos son animales que son representados en el culto a los elementos celestiales. Acerca de las figuraciones que los hombres de la Antigüedad tenían en la Mesopotamia acerca de la ictiocabra-antivishap, ciertos estudiosos sostienen la opinión de que representaron los conjuntos de estrellas dándoles apariencia de animales fantásticos. Sobre un cinturón, entre cada yunta de animales ubicaron figuras compuestas por rombitos; es posible que sean manifestaciones geométricas de constelaciones. En un objeto hallado por Ervand Lalaian en el litoral del Seván están también representados temas estelares y de constelaciones: en la parte inferior del núcleo romboidal se conectan dos círculos, y de las partes restantes siete figuras con forma de estrellas dentro de todas las cuales están inscriptas estilizadas cabezas de buey o de toro. La cabeza estilizada del buey entra también dentro del último de dos círculos. H. Mnatsakanian y B. Tumanian afirman que la totalidad de este objeto representa a una constelación468; teniendo en cuenta que lo que está dentro de todos los círculos son estilizadas cabezas de toro, posiblemente se trata de la constelación de Tauro. En suma, el culto de los entes luminosos celestiales estuvo ampliamente difundido entre los habitantes de la Altiplanicie Armenia; las investigaciones evidencian que en la Altiplanicie los entes luminosos fueron tema de estudio a nivel Abrahamian, A., La obra literaria de Ananía de Shirak, op. cit., 323. Mnatsakanian, A.O., Descubrimientos arqueológicos en la aldea de Basarguechar. Breve informe del Instituto de Historia de Cultura Material, 1955. 468 Tumanian, B. y Mnatsakanian, H., Cinturón-calendario de la Edad del Bronce, Ereván, 1965, 10. 466 467

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científico. Gracias a su paisaje natural, la Altiplanicie Armenia fue campo fértil para el desarrollo de la astronomía; no sorprende, pues, que junto a otros cultos veamos sobre pluralidad de objetos arqueológicos, manifestaciones del culto de los entes luminosos celestiales. En sus investigaciones, B. Tumanian y H. Mnatsakanian sostuvieron que en la Altiplanicie Armenia progresó y se desarrolló la astronomía. El experto astrónomo V.D. Olkot escribió: “Los datos acerca de la distribución estelar coinciden con las conclusiones de las investigaciones históricasy arqueológicas en lo que respecta a las antiquísimas formas en que hombres que posiblemente vivieron en el valle del Eufrates como también en regiones cercanas al monte Ararat, ordenaron las constelaciones”469… “Lo más probable es que esos hombres que dividieron el cielo en constelaciones, hayan vivido entre los paralelos 36y 42 del hemisferio Norte, de modo que la señalización de las constelaciones no puede haber ocurrido ni en Egipto ni en Babilonia. Considerando las formas atribuidas a las constelaciones, están ausentes los siguientes animales: elefante, camello, hipopótamo, cocodrilo, tigre, podemos afirmar que India, Arabia, Egipto, no pueden ser el lugar donde nació la idea de esfericidad del cielo. Podemos excluir a Armenia, Italiay España con el argumento de que entre las constelaciones no está incluída la figura del león. De este modo, acercándose a la cuestión con estricta lógica, podemos afirmar que la patria de los mapas estelares puede haber sido Asia Menory Armenia, es decir, aquel lugar limitado por los mares Negro, Mediterráneo, Caspioy Egeo”470. Según H.R. Israielian, los análisis posteriores, confirman la tesis de Olkot y corresponden cronológicamente al milenio III a.C. e incluso a una época anterior.

EL CULTO DE LOS MUERTOS Y DE LOS ANCESTROS Las formalidades de los entierros, el tipo de trazado de las tumbas, cenotafios, túmulos y su conjunto en necrópolis, constituyen una fuente irreemplazable de datos acerca de las figuraciones religiosas de aquellas remotas épocas. Por ejemplo, en las tradiciones indoeuropeas (e incluso no indoeuropeas) heredadas por los clanes y tribus armenios, existían objetos simbólicos que se colocaban cerca del cadáver en el acto de la inhumación. Uno de esos objetos característicos del entierro de las mujeres era el huso, del mismo modo que los adornos femeninos, pulseras, colgantes, aros, abalorios. Lo importante de este rito es que formaba parte de la cultura étnica la persuasión de que la vida continúa en la ultratumba con las mismas características de la que la persona fallecida llevaba en la vida terrena. En uno de sus ritos, para rogar la guía de una diosa protectora de la vida después de la muerte, los hititas colocaban un huso entre las manos de la mujer; según inscripciones hititas se ofrendaba lana a la diosa Gamruseba, cuyo atributo era el huso. Esta tradición llegó hasta nuestro tiempo, representada en una “Danza de las hilanderas”. La orientación de los objetos colocados en la tumba está relacionada con estas representaciones que aquellas comunidades se hacían acerca de su visión del mundo. Los constructores de las tumbas de Khochapagher, por ejemplo, suponían posiblemente, que era factible descender al mundo subterráneo por el Norte, donde era probable que se encontrara la entrada a ese mundo. La misma creencia tenían los antiguos egipcios y los griegos de la época homérica. En lo que respecta a las tapas funerarias de arcilla y ciertas desviaciones que se observan en cuanto a los ejes norte-sur de los accesos de entrada, la diversidad de orientaciones que muestran unas con respecto a las otras era obligatoria como consecuencia de los cambios de posiciones del sol en el horizonte. Existe la hipótesis de que nuestros antepasados, como los constructores de Stonehenge, calcularon direcciones desde el punto en que el disco del sol se tocaba con el punto más bajo en el horizonte. En antiguas culturas de Oriente, el motivo del par de dioses varón y mujer en el que reside el sol tiene estrechas Olkot, V.D., Leyendas del mundo astral, San Petersburgo, 1911, 8, citado por Israielian, H.R., Culto y credo en la Edad del Bronce armenia, op. cit., 87, nota 24. 470 Tumanian, B., y Mnatsakanian, H., op. cit., 15-16. 469

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relaciones por un lado con inscripciones prehistóricas de muchos pueblos y, por el otro, con materiales de las ceremonias litúrgicas del entierro. En una serie de sepulcros procedentes de la prehistoria de la Altiplanicie, como los de Nakhicheván y de Shamiram de Bitlís, aparecen grabados zoomorfos, símbolos celestiales, figuras antropomorfas con los brazos extendidos, o pequeñas estatuillas de deidades femeninas colocadas en cementerios, los cuales prueban indiscutiblemente que los cultos de los muertos y de los antepasados estaban estrechamente ligados con las constelaciones, que el cielo y la vida de ultratumba eran comprendidos en conjunto, como dos elementos equiparados del universo, lo cual se proyectó en las figuraciones, en la adoración y en las relaciones entre el cuerpo y el alma. Según el etnógrafo Manuk Abeghian, las almas humanas eran identificadas con las constelaciones, es decir, vinculadas con las estrellas; y no solamente las almas sino también los cuerpos, la energía de los cuerpos, que “cuando un héroe se encontraba en aprietos, su estrella estaba en tinieblas; cuando pelea con alguien, su estrella lucha también en el cielo contra estrellas oponentes”. Para los antiguos de la región, los adorados antepasados y sus estrellas eranprotectores que tenían carácter sagrado razón por la cual en sus juramentos los ponían como testigos de decir verdad y como mediadores para liberar de pruebas difíciles. Abeghian observa que en los grabados rupestres los inmaculados están ubicados en el cielo, encima de las estrellas, que el alma es luminosa o brillante, que en el hombre vivo, el alma tiene forma de una esfera clara y luciente, y que las almas de los ancestros se presentan bajo forma humana fantástica, espectral. En las inscripciones prehistóricas de figuras humanas labradas en la roca de santuarios montañeses como en Keghamá, Vardenís, Arakats, las estrellas de la bóveda celeste fueron representadas para venerar a través de ellas a las almas de los muertos y de los ancestros. Hay también muchas figuras pertenecientes a la Edad del bronce europea que representan la residencia del sol en el espíritu de los hombres y en especial motivos decorativos sepulcrales zoomorfos dibujados en inscripciones rupestres dela Edad del Bronce tardía en la histórica provincia armenia de Shaghgashen.

LAS ANTÍTESIS: CIELO Y TIERRA, SOL Y LUNA, LUZ Y TINIEBLAS, BLANCO Y NEGRO – LOS PUNTOS CARDINALES. En la órbita legendaria que impulsó al pensamiento del hombre prehistórico, fue típico que considerara la acentuada presencia o ausencia de cualquier característica dentro de los acontecimientos y de los fenómenos, como una pareja que coordina la antítesis de sus dos miembros. En las leyendas de los preindoeuropeos, ese ordenamiento está condicionado por las figuraciones que tenían de la existencia en el universo de una bicromatización bipolaridad: cielo-luminoso, tierra-oscura. En las ideas más profundamente antiguas, además de la coexistencia universal de los dos polos luminoso y oscuro (cielo y tierra), creían que en la superficie terrestre imperaban los sectores luminoso (Sur) y oscuro(Norte), éste último de naturaleza sagrada. De estas figuraciones derivaron otras interpretaciones: por un lado, la celestial-sureña y la terrestre-norteña, de donde pasaron a la antítesis blanco negro. Es decir que, finalmente, establecieron una nueva relación espacio-color471. Para que la antítesis de los colores blanco y negro forme parte del ordenamiento binario, es decir, para que impulse la órbita de la adoración, en idiomas de muchos pueblos las palabras que los significan se sujetan al tabú. En armenio las palabras correspondientes a blanco y negro, no puramente armenias (sino pertenecientes a la célula indoeuropea del armenio) concuerdan con la forma prestada del iranio472. En muchas inscripciones 471 Dumezil, J., Les trois fonctions dans le Rig-Veda et les dieux indiens de Mitanni. Académie Royale de Belgique, Bulletin de la Clase des Lettres et des Sciences Morales et Politiques, 5ª serie, Paris, 1961, 265-298, citado por Petrosian, S.K., La figuración bicromática y bipolar acerca del Universo en la figuración legendaria de la Altiplanicie Armenia, Boletín de Ciencias Sociales, 1991, 2 (578), 126. 472 Acharian, Hrachia, Diccionario de raíces armenias, IV, Ereván, 1979, 195-196.

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rupestres pertenecientes a los milenios IV y III a.C., los pares de cabras simbolizan a los mundos oscuro y luminoso473.En las leyendas armenias, los pares de cabras simbolizan a los mundos luminoso y tenebroso, blanco y negro474. En las inscripciones rupestres de Keghamá a menudo ellas aparecen junto con signos que simbolizan por un lado al sol y por el otro a la luna o a la oscuridad nocturna475. A la misma antítesis deben pertenecer las que aparecen en el ordenamiento de algunas denominaciones geográficas armenias, como las de los grandes afluentes del Eufrates: el del Sur, en el margen oriental se llamaba Arazán en armenio antiguo; y el del Norte, del lado occidental, se denominaba Sevchur (Agua negra). Lo interesante es que en el antiguo Tzopk, con las mismas raíces estaban formados los nombres de los afluentes que regaban la llanura de Kharberd: Arzrurak y Sevkedak476. Los símbolos en los que se fundan los trabajos de la antigua literatura armenia referentes a los conocimientos acerca del universo y de las divisiones del tiempo en nada se diferencian de los de su época; en ellos se denomina “antítesis” u “oposición” cuando la distancia enfrentada entre dos posiciones de un astro es de 180º. En los símbolos jeroglíficos armenios esto significa “cielo”; a éste se opone el signo de “tierra”, simbolizado por un círculo con líneas trazadas hacia el centro. En las inscripciones jeroglíficas mágicas, frente a estos dibujos están señaladas las ideas de “tierra” y “cielo”. Las ideografías de “tierra” y “cielo” tienen formas similares en las inscripciones rupestres esculpidas en Medzamor, Siunik y Keghamá. En unos casos la ideografía de “cielo” está representada por un círculo simple y en otros por dos círculos unidos. Probablemente estos dibujos expresan las distintas situaciones en que se encuentran las relaciones entre el cielo y la tierra. En este sentido, los restos de construcciones arquitectónicas descubiertas en las excavaciones hechas en Tvin, son memorables en el más alto sentido: en los cuatro lados de uno de los pedestales existen ideografías de piedra que representan a los cuatro elementos477 Como en otras teogonías antiguas, en las leyendas tradicionales de las tribus armenias, en el principio fue el caos; después el universo se dividió en dos partes: cielo y tierra, arriba y abajo. En casi todas las inscripciones rupestres del III milenio a.C. de la Altiplanicie armenia los dos círculos unidos por una pequeña línea explican la primigenia idea de cielo y tierra; en las primeras representaciones los círculos aparecen separados y cada uno de ellos vuelve a dividirse en los elementos componentes de la vida. En las más antiguas interpretaciones filosóficas armenias, la tierra está formada por dos semiesferas, la de abajo y la de arriba, que están frente a frente. A partir del comienzo de las actividades ocupacionales agrícola-pastoriles, el hombre concentró una serie de otras muy importantes circunstancias vinculadas con sus labores diarias. Una de ellas, si es que no la principal, debe haber sido la cuestión de cuáles son las condiciones necesarias para desarrollar aquellas actividades; en cuanto a la agricultura debe haber tenido en cuenta, en primer lugar, las exigencias reales que le asegurarían una normal vida agraria. La respuesta inmediata es: la tierra. Para que la semilla pueda germinar y desarrollarse tiene que estar en la tierra. Pero sólo la tierra no era suficiente para el crecimiento de la semilla; hacía falta el agua, un sistema de riego, de la existencia del cual han quedado rastros arqueológicos de tiempos muy remotos. Lo mismo puede decirse acerca del sol; el aire es también indispensable para la vida de la simiente. En síntesis, el símbolo de la pequeña esfera o del grano de trigo que reiteradamente figura en las ideografías armenias representa el comienzo de la vida; muchas veces, en ellos, cada esfera Martirosian, H., La ciencia comenzó en la prehistoria, Ereván, 1978, 190. Chahukian, Guevorg B., Historia del idioma armenio (Anterior a la escritura), Ereván, 1987, 117. 475 Martirosian, H. e Israielian, H., Las inscripciones rupestres de Keghamá, Ereván, 1971, 330. 476 Srvanzdiants, G., Obras, Erevan, 1982, T.II, 362, citado por Petrosian, S.K., La figuración bicromática y bipolar acerca del Universo en la figuración legendaria de la Altiplanicie Armenia, Boletín de Ciencias Sociales, 1991, 2 (578), 129. 477 Ghafadarian, K., La ciudad de Tvin y sus excavaciones, Ereván, 1952, 149. 473 474

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o grano está a su vez dividido en cuatro partes o cuatro esferas correspondientes a la idea de los cuatro elementos: tierra, agua, aire y sol. La tierra y el agua simbolizan la tierra, mientras el aire y el sol simbolizan el cielo. En las fábulas armenias, el blanco y el negro se representan con los símbolos de los mundos luminoso y tenebroso que son los pares de cabras de distintos colores. La cabra blanca simboliza al mundo luminoso y, por lo tanto, al cielo y al punto cardinal Sur; y la negra al mundo en tinieblas y también la tierra y el punto cardinal Norte. Entre los hititas, el dios de los truenos era escoltado por un par de cabras, las que en idioma hurrita se denominaban “ocaso” o “noche” y “día” o “aurora”. Como consecuencia de la identificación de montañas con seres cornados legendarios, la antítesis de este tipo de representaciones se aplicó también a las montañas sureñas y norteñas. Según el arqueólogo Armen Petrosyan, en la leyenda de esta antítesis, negro y blanco están encarnadas las raíces “remo” y “Harg” cuyo ejemplo más evidente es la antítesis Barashurama y Archuna, de la tradición india. En especial sostiene que el nombre de Aram, el primer precursor y epónimo de los armenios, procede de la raíz “remo”; y que Aram y Haik eran dioses de la tempestad. Esto concuerda con lo que desde el III milenio a.C. fue tradición e hizo que localidades tribales del Sur de la Altiplanicie Armenia y el Norte de la Mesopotamia fueran denominadas con la raízAr(a)m478. El hombre, espectador absorto de las antítesis naturales, trasladaba a símbolos el fenómeno fundamental del movimiento. Milenios más tarde, los filósofos armonizarían ese fenómeno en el proceso dialéctico de las ideas hacia la verdad, de la tesis, la antítesis y la síntesis.

INSCRIPCIONES, FIGURAS Y ESTATUILLAS ANTROPOMORFAS De la recolección y acopio de materias naturales, los agrupamientos humanos prehistóricos posteriores al mesolítico pasaron a formas de elaboración más compleja; paulatinamente, fueron transformando la naturaleza para adecuarla a sus necesidades y se introdujeron en relaciones que guardaban vinculación más estrecha con las diversas manifestaciones de la vida natural que los rodeaba, lo cual acarreó grandes cambios también en el arte. En esta evolución influyó la legión de lazos de intercambio, gracias a la cual el hombre aprendió a comprender la realidad más profundamente. La característica del arte de este período fue la decoración de diversas materias, la determinación de un orden en las representaciones, su estilización, la complejidad narrativa de expresiones de las cuales la Altiplanicie Armenia es muy rica en monumentos del tipo enunciado. Dibujos simbólicos de animales documentan la adoración del animal totémico de clanes consanguíneos. Considerando que el animal era sagrado, el hombre de los milenios VI-IV a.C. le atribuyó fuerza sobrenatural, misteriosa, enigmática, de la que dependía el bienestar de su vida. En el neolítico, aquella manifestación se profundizó y engendró la sacralización del animal. La ocupación principal de los hombres que vivían en campos de pastoreo, incluso los de las llanuras, era el cuidado de animales y no era escasa la cantidad de los que se dedicaban a la caza, que los inducía a preservar los rebaños colectivos y a proveer los alimentos necesarios para los pastores. Son también abundantes los conjuntos de inscripciones rupestres de múltiples contenidos y al mismo tiempo autóctonos, característicos de los terrenos alpinos de pastoreo esparcidos desde las faldas del Arakats siguiendo por las laderas de los Tauros Armenios hasta llegar hasta las fronteras de Irak y Siriana-Palestina. En especial hay grandes conjuntos de inscripciones rupestres en las faldas del Arakats, como también cerca de las cumbres de Vardenís, Vaióts Tsor y Siunik, en el Los armenios Haik y Aram son considerados correspondientes de los hurrita-urartianos Teshub-Teisheba, respectivamente. 478

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litoral del lago Seván. Entre los indicadores de estas mismas circunstancias está la gran cantidad, por ejemplo, de conjuntos de inscripciones rupestres descubiertas en concavidades de las cumbres en los montes Keghamá, que comenzaron a ser utilizados como altares de adoración erigidos en paredes semicirculares en forma de abanico formadas por cantos rodados acumulados como consecuencia del avance de masas de hielos de los glaciares que se fueron depositando en la base de éstas en lugares sagrados en los que pastores-cazadores prehistóricos hicieron sus ofrendas y expresaron el arte antiguo. Fueron allí representadas figuras individuales o colectivas de animales que serían objeto de cruzas, con las patas o cuernos atados, y pequeños rebaños que pastan sujetos a la vigilancia de perros. Están grabadas en distintas etapas: algunas figuras o conjuntos durante el IV milenio a.C.; otras a comienzos del III a.C. y el resto que no pasa del II milenio a.C. Estas últimas son hatos de animales salvajes, uno de los cuales es atacado por un perro. Los animales son predominantemente cabras, ciervos, burritos y perros. En todas estas figuras se observa el generalizado afán del hombre prehistórico por criar nuevos tipos de animales, de incrementar los rebaños, de defenderlos contra las fieras salvajes. El hombre y los espíritus y divinidades antropomorfas fueron representados de modo esquemático en distintos estilos y variedades; el mas difundido y antiquísimo, típico de todos los tiempos prehistóricos, es muy sencillo y simple, formado por el cuerpo y el cuello vertical que termina con una concavidad circular que corresponde a la cabeza, con cuatro extremidades ramificadas a izquierda y derecha; las dos de arriba representan a los brazos y las de abajo a los pies; a menudo, entre las piernas, marcaron el símbolo sexual. Estas figuras aparecen en composiciones de hombres desnudos o totalmente vestidos hasta con calzados alargados de puntera que se encorva hacia el empeine; luciendo extraños sombreros, de frente, con máscara de pájaro o armados de elegantes arcos, o inermes, en las más variadas posiciones y acciones. Para diferenciarlas de las de las humanas, las figuras de los espíritus y divinidades son de medidas desproporcionadamente mayores, subrayando las partes del cuerpo, en posiciones y actitudes muy particulares; y, como norma, las fases lunares, el sol, la luna, la cruz, la esvástica, están representadas con figuras zoomorfas que las suplían479. Frecuentemente estas figuras tienen los dedos de los pies y de las manos con forma de largos rayos, a veces en cuclillas y visiblemente expuesto el órgano masculino; hay variantes en las que el paralelismo femenino-masculino de estos espíritus aparece representándolos juntos. En unas son sencillos pastores junto a sus perros; en otras, toda la figura humana está rodeada por rayos; y todas están relacionadas con animales que, vinculados con el sol, con los simbolos sexuales, la tierra, el árbol, el fruto, la descendencia, encarnaban la idea y el culto de la divinidad fructificante pero más aun, simbolizaban a los espíritus de divinidades o de animales protectores. Las formaciones pre-tribales que en el neolítico-eneolítico antecedieron a la organización del pueblo armenio, conservaron en tradiciones, leyendas y recuerdos, antiguas vivencias heroicas, ricas en contenidos vinculados con la cacería, las que alejándose en el tiempo del mundo del que procedían, se convirtieron en fuertes espíritus de ayuda e influencia y en protectores de la generación viviente; y, al mismo tiempo, es posible que muchas de las figuras antropomorfas de los grabados pétreos de los montes Keghamá, Siunik, Arakats y de otros lugares representen a los antepasados, sacralizados y divinizados, escoltados por signos astrales, ya que como hemos visto, según la figuración de muchos pueblos del mundo y en especial el de los antepasados autóctonos de ese lugar, el mundo propio era el cielo, donde ellos se convirtieron en constelaciones y por intermedio de su existencia estelar tuvieron influencia milagrosa sobre el destino de las generaciones vivientes y sobre En el siglo I a.C., el dios sol sería representado por el león (Arek-Mihr-Apolo-Hermes-Dir). La figura leonina sería considerada símbolo del sol de verano, héroe divino y rey. Khachatrian, Khores, Restos de una construcción monumental y entierro con llamativa ceremonia en Artashat, Revista Histórico-Filológica, 2005, 2(169), Ereván, 2005, 231. 479

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el de cada uno de sus miembros. La tipicidad autóctona de estas representaciones radica en que están de pie, con los brazos en alto, que era una posición de oración o de ritual de encantamiento sagrado. Son toscas figuras de gran tamaño que representan a varones, mujeres, niños, así como a espíritus fructificadores, hechiceros o capaces de encantamientos; o divinidades de gran tamaño con subrayadas extremidades, penes y particulares posiciones. En síntesis, son incontables las figuras antropomorfas individuales y grupales, en las más diferenciadas relaciones, hombres armados de arcos y de cuerdas, cazadores mágicos y hechiceros, pastores, adolescentes que cuidan majadas de corderos, seres en posición de adoración hacia los árboles, otros en ceremonias y danzas rituales litúrgicas, como símbolos celestiales, semejando monumentos de ultratumba y en otras innumerables situaciones. Las figuras, que presentaban distintas circunstancias de la existencia local y la permanente repetición de imágenes antopomórficas en monumentos artísticos, acentúan y subrayan el papel que el hombre tenía en la vida social y la influencia que sus actos ejercían sobre las fuerzas de la Naturaleza. Los hombres representados, muchas veces corresponderían a los ancestros, a divinidades y espíritus que, según las figuraciones religiosas, ocupaban diferentes niveles dentro de la jerarquía de los seres objeto de adoración. Además, miles de figuras corresponden a las de jefes de las masas tribales dedicadas al pastoreo, la agricultura y las artesanías. Son interesantes las inscripciones que representan a humanos de estaturas notoriamente distintas y enfrentadas al de un mago o de un rey celebrando un rito religioso, significando que se trataría de un espíritu.. Las figuras antropomorfas se representaron en estatuillas como también en relieves de ánforas de arcilla correspondientes a capas arqueológicas del eneolítico, en las que las cabezas son redondas, con los brazos doblados por los codos hacia arriba hasta la altura de la cabeza. De estas representaciones se hallaron, las ya mencionadas de Imiris Kora y Arukhló, en los Cáucasos meridionales –lo que hoy es Georgia-y en capas mas tardías del III milenio a.C. en Tagavoranist. Sobre su hinchado y corto cuerpo hay líneas en abultado relieve; son los brazos en alto con las manos cerradas. La más antigua y extensa cantidad de estatuillas del eneolítico fue hallada en lo que sería la localidad armenia de Gabán. Una de ellas, hecha de arcilla cocida, es el fragmento de estatuilla de una mujer con el cuerpo estilizado, con redondas nalgas, y gordas piernas cortadas por el medio. La estatuilla, de 14 cms. de altura, conserva el nacimiento de los brazos. La segunda estatuilla de Gabán está hecha también con arcilla cocida y se conservó mas entera; tiene el cuerpo redondo y alargado, que se estrecha hacia los hombros y la pequeña cabeza; la rellena cadera, rota, hace suponer que se trata de una estatuilla sentada con las piernas estiradas hacia adelante, frecuente en el Oriente Antiguo. Por sus formas y por el material utilizado, estas estatuas son ubicadas cronológicamente en los milenios V IV a.C. y tienen muchos paralelos en las culturas mesopotámicas halafita y opeitiana, que son demostración de los estrechos lazos existentes entre las estirpes musterienses y las citadas dos culturas de la Mesopotamia. Otra estatuilla de Gabán y de los milenios V –IV a.C., acerca de la cual escribió el arqueólogo alemán Harold Hauptmann, es también una figura de mujer sentada, con las piernas unidas y tendidas hacia adelante, el cuello adelgazado (está ausente la cabeza); de las partes conservadas de las manos se deduce que eran cortas, la derecha hacia arriba y la izquierda a un lado en posición vertical; en la misma excavación se descubrió un fragmento de ánfora sobre la cual luce la figura de un hombre en relieve; tiene un cuello largo y cabeza redonda. En la parte Noreste de la Altiplanicie Armenia se encontró también gran cantidad de estatuillas. En lo que es actualmente Georgia y en Chulamerg se descubrieron mas de 20 estatuillas de arcilla de mujeres sentadas de gran realismo; tienen subrayadas piernas estiradas o recogidas, grandes mamas, el vientre hinchado, los rasgos faciales -nariz, cejas,

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ojos- tenuemente trazados. Los autores de estas estatuillas pretendieron reproducir figuras de mujeres gordas, que eran símbolo de fructificación. Estas descripciones, a pesar de su generalización, tienen determinadas diferencias que se manifiestan en la forma de sus cuerpos, cabezas y piernas. Al mismo tiempo, como una diferenciación más con respecto a las culturas agrícolas eneolíticas del Oriente Antiguo, en las que las estatuillas antropomorfas fueron a menudo utilizadas durante diversos rituales litúrgicos, en las de la Altiplanicie Armenia de la misma época su uso tuvo naturaleza accidental y sólo se extendió ampliamente milenios después, durante la Edad del Bronce temprana. Estos hallazgos, además de su valor intrínseco, tienen el de evidenciar los lazos culturales que en el milenio V a.C. existían entre estirpes de la Altiplanicie Armenia y clanes del extremo Norte. Como veremos después, al referirnos a la Edad del Bronce tardía, la perduración milenaria de esta posición de los brazos en alto a los costados del cuerpo y doblados en los codos con los dedos vueltos hacia las palmas demuestra que tuvo una significación religiosa.

LA CULTURA DURANTE LA EDAD DEL BRONCE MEDIA El poblado de Medzamor (Gran Madre) se encuentra en el centro de la llanura y valle del Ararat, en las fuentes del río del mismo nombre; está ubicado en una elevación de origen volcánico que erupcionó a mediados del cuaternario (chelense-musteriense), a 27-28 metros sobre la llanura, en una hermosa zona de abundantes aguas y profusa vegetación; allí se elevaban la antiquísima fortificación y la ciudadela de Medzamor cercanos a la aldea Taronik, en la región de Echmiadzín y próximos a esta ciudad, en un promontorio rocoso ubicado a 30 kilómetros al Oeste de Ereván. Desde 1965 Institutos de Arqueología y Etnografía de la Academia de Ciencias de Armenia, efectuaron allí periódicas excavaciones. Su verdadero nombre no ha podido ser precisado, por lo que se le dió el nombre del río más cercano. El poblado más antiguo que se localizó en el lugar corresponde al período de la antropogénesis media, sobre uno de los conos volcánicos y la zona circundante, que ocupaba una extensión de 30 hectáreas. Casi por todos lados está rodeado de aguas: al Noroeste está limitado por el río Medzamor y está protegido por un foso amurallado. Los hallazgos obtenidos en sucesivas excavaciones arqueológicas demostraron que en Medzamor la vida perduró ininterrumpidamente ya desde el neolítico-eneolítico (fines del milenio V a.C.) hasta llegar a la Edad Media tardía, en el siglo XVIII de nuestra Era480. La necrópolis de Medzamor fue lugar de descanso de los restos de una serie de generaciones.

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Kalantaryan, A.A. y Melkonyan, H.A., Archaeological Works in Armenia in 1990-2003, Ereván, 2005, 44.

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Las capas culturales excavadas corresponden a los tres períodos de la Edad del Bronce, temprana, media, y tardía o preurartiana , y además a la Edad del Hierro. En el período de la Edad del Bronce temprana, es decir del III milenio a.C., Medzamor fue uno de los centros culturales de la llanura del Ararat; fue la época heredera de la cultura de los pueblos de habla indoeuropea, cuando se estaba pisando el umbral de las ciudades-estado, en la que nació el intercambio de valores, se incrementó la riqueza, y entre los países de Asia Anterior bullieron lazos mercantiles, todo lo cual favoreció al desarrollo de la Altiplanicie Armenia. La sociedad que vivió en la Altiplanicie Armenia desde fines del milenio III a.C. hasta la primera mitad del milenio II a.C. desarrolló el período cultural autóctono de la Edad del Bronce media. En la parte Noreste de la Altiplanicie existieron dos complejos culturales; uno fue denominado “de Kirovakan-Trialet” y el otro “de Karmir Berd”. La etapa cultural Kirovakan-Trialet de la Edad del Bronce media en la Altiplanicie avanzó hacia un nuevo período histórico de desarrollo de la sociedad; en el milenio III a.C. estaba dedicada a importantes logros ideológicos, culturales y económicos alcanzados por la comunidad de la Edad del Bronce temprana; en cuanto a lo económico, el progreso fue en el trabajo de la tierra, el pastoreo y las artesanías, con aplicación de nuevos medios tecnológicos, especialmente en la metalurgia. La elaboración de los metales fue uno de los más dinámicos impulsores del desarrollo cultural, y fundamental eslabón en la afirmación de lazos comerciales. La etapa del tránsito de la Edad del Cobre a la del Bronce temprana (años 4000 a 3250 a.C.) desde Epla(Siria) y también Sumer, iba por rutas mercantiles del Eufrates hacia el aurífero valle de Kharberd, rico enmonumentos de cobre y plata, hasta acercarse al mercado de Ankeghtán (Arghana-Madén), donde los lugareños vendían complacidos tanto el metal como secretos tecnológicos481. En lo político comenzaba el período del dominio imperial asirio; surgieron Estados de monumental significación histórica. Hammurabi (años 1792-1750 a.C.) concluía la unificación de la Mesopotamia y creaba un vigoroso Estado con capital en Babilonia. A mediados del siglo XVIII a.C., en el centro de Asia Menor implantó su poder el reino hitita, cuyas fragmentadas inscripciones cuneiformes se conservaron y que nos brindan información con relación al “país Haiasa-Azzi”, en el Noroeste de la Altiplanicie Armenia. En la cultura de la Edad del Bronce media de la Altiplanicie, Medzamor ocupa un lugar propio y destacado. A comienzos de 1965 fueron excavadas la fortificación, con su poblado y necrópolis. Cronológicamente Medzamor pertenece al complejo cultural de Karmir Berd, en la Edad del Bronce media. Su necrópolis, que ocupaba cerca de 200 hectáreas, fue destinada a sepulturas y veneraciones de difuntos. Con los ejemplos de los túmulos excavados ha sido posible reconstruir la ceremonia litúrgica del entierro; el sepulcro que está en el centro del cromlech, debajo de la pequeña colina artificial de tierra y piedras, está cubierto por grandes fragmentos de piedra o por losas. El fallecido era acostado en la segunda mitad del sepulcro, sobre su costado derecho, en posición encogida. Recipientes de arcilla, por norma, eran puestos en fila en la cabecera, arriba del cráneo; los demás objetos –puñal, punta de flecha, aguja de adorno, abalorios, horquillas para sujetar el cabello, vasija para bálsamos aromáticos, etc.- eran colocados cerca del cráneo, frente al rostro, o junto a las manos. Los panteones excavados corresponden a los siglos XVI-XV a.C.482. Al referirnos al panteón del mago primado (Kurm) de Medzamor dedicamos espacio a los motivos decorativos del incensario-pedestal, el cual, tanto por el método de realización como en lo vinculado con la composición artística, es un ejemplo impar que se conecta Khanzadian, Emma V., La cultura de la Edad del Bronce media y el túmulo Nº 59 de Medzamor, Revista Histórico-Filológica(Patma-Banasirakán Handés), Ereván, 1996, 1-2, 232. 482 Khanzadian, Emma V., op. cit., 231-233.

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inmediatamente con el culto a los entes luminosos celestiales. El ciervo era relacionado con el culto al sol, de lo cual son testimonio elocuente textos hititas; ellos expresan que cerca de las puertas del templo del Sol, en presencia del rey, se ofrecían sacrificios en honor del ciervo y en la serie de otras ofrendas preparaban panes especiales; esto subraya el lazo existente entre el pan y el grano de trigo con la fertilidad. La figura de la esvástica, símbolo del sol, presente en restos de panes hallados en el templo de Medzamor, fortalece ese testimonio. La fortificación erigida sobre la gran colina de Medzamor estuvo defendida por una muralla ciclópea con torreones, en cuyo exterior inmediato fueron construidos poblados y edificios destinados al mantenimiento económico del complejo total. Estaban desarrolladas la agricultura, el pastoreo y las artesanías. Junto a elementos utilizados con fines religiosos, otros revelan el interés del hombre por la astronomía. Entre el 2800 a.C. y el 2600 a.C. observaban desde sus alturas el nacimiento de Sirio, al que vinculaban el comienzo del año nuevo y hacían objeto de adoración. En las ceremonias litúrgicas de Medzamor, la observación de las estrellas desde el ziggurat, tendía a establecer el diálogo con las divinidades celestiales. Sobre la base de estudios realizados en el monumental atalaya de Mokhrablur (Colina de las Cenizas) se considera posible que se haya producido el desarrollo de ciudades y aldeas en el III milenio a.C. en el actual territorio armenio; los materiales hallados permiten afirmar que en el milenio II a.C. se estableció el lazo de la etapa original con los períodos de desarrollo de la Edad del Bronce. En excavaciones de capas arqueológicas correspondientes al milenio II a.C., se hallaron pruebas que fundamentan el mencionado lazo vinculante entre los tres períodos de la Edad del Bronce.

MEDZAMOR Medzamor fue el centro más importante del período de la Edad del Hierro temprana en la llanura del Ararat; su población formaba parte de la tribu Etiuni y fue una de las ciudades-sede de la realeza del “país Azá” y su valiosa tradición impulsó el avance de la cultura en ese área. Referente a un período posterior, el de los siglos XI a.C. a X a.C., Medzamor ya era una ciudad de tipo antiguo-oriental; con su fuerte, el pequeño lago homónimo (Agnalich) y la ciudad construida en la zona llana, ocupaban un área de 80 hectáreas. Preservada por sus murallas ciclópeas la fortificación concentró el complejo de residencias y palacios de las clases de los príncipes gobernantes y sus cortes, y de los magos religiosos, así como el de templos y las principales unidades productivas como talleres de fundición, de artesanado y de elaboración de metales y dos necrópolis que completaban el sector urbano. Sobre tres fosos tendidos en torno al sector Sudoeste del fuerte, se hallaba el complejo de los templos y de siete santuarios. La ciudad preurartiana aledaña se completaba con barrios poblados por clases media y baja, que se dedicaban a actividades agrarias, artesanías y comercio; contaba con un santuario propio del cual han quedado ruinas. Las investigaciones arqueológicas evidencian que la población se dedicaba a las artesanías, comercio, agricultura, viticultura y horticultura. Existía una gran producción relacionada con el trabajo de fundición, de lo cual son testimonio hornos de fusión cilíndricos hechos con ladrillos, y cercanos a ellos, crisoles para volcado y moldes; por el tamaño de esas fundiciones es visible que exportaban el excedente de producción. Estos datos están confirmados por los descubrimientos de materiales en excavaciones arqueológicas efectuadas en cementerios y en inscripciones cuneiformes del siglo XVI a.C. que testimonian realidades de épocas anteriores. El amplio desarrollo del pastoreo benefició al fortalecimiento de una clase patrimonial, de lo cual es prueba la existencia de medio kilómetro de pastizales a ambos lados de la

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fortificación que ocupaba una superficie de 50 hectáreas, pertenecientes al estrato social superior y a nobles ancianos, cuya presencia quedó manifiesta en monumentales mausoleos de piedra de la necrópolis, rodeados por esculturas de leones y caballos y losas talladas. Las excavaciones arqueológicas realizadas durante las últimas décadas en la fortificación, el poblado adyacente y su necrópolis, atribuyen a ésta una tipificación diferente tanto desde el punto de vista de los períodos en que fue utilizada como de sus características propias. Fue el estudio de los sepulcros y del sistema de construcción del fuerte lo que permitió la formulación de precisiones esenciales acerca de los períodos de desarrollo y de la cultura, avance que abrió paso al conocimiento de los lazos que vinculaban a los antiguos pueblos orientales con los del centro y Sur de Transcaucasia y el Noreste de la Altiplanicie Armenia de la cultura de Trialet-Tagavoranist en la Edad del Bronce media, herederos de los pobladores de habla indoeuropea del III milenio a.C. En esta cultura ya se había consolidado el más importante de los progresos en el área económica y cultural de la sociedad del la Edad del Bronce temprana, que fue el sistema de ciudades-estado; características de la misma fueron, además del rápido avance cultural, la acumulación de riqueza, la creación de valores de cambio, el estímulo a los lazos comerciales entre los países de Asia Anterior, y Persia Noroccidental con el Cáucaso, los cuales beneficiaron al desarrollo cultural de una importante parte de la Altiplanicie Armenia.

LA ORGANIZACIÓN GUERRERA TRIBAL EN LAS EDADES DEL BRONCE MEDIA Y TARDÍA Las excavaciones arqueológicas encontraron que solamente en el litoral del lago Seván había más de 60 fortificacións ciclópeas y ciudadelas completadas por un sistema de terraplenes y cisternas, a cuyo conjunto nos referiremos en detalle más adelante. Muchas de las grandes unidades tribales adoptaban ciertas características de gobierno, en especial en los sectores occidental y meridional de la Altiplanicie, habitadas por tribus haiasa, nairí y preurartianas, las que formaban una barrera contra las aspiraciones de expansión territorial de los hititas y asirios. En cambio entre las unidades tribales del Norte de la Altiplanicie, la organización de tipo estatal demoró hasta comienzos del primer milenio a.C., época en que fueron dominadas y asimiladas al reino de Urartú483. Según fuentes escritas urartianas, el litoral del lago Seván estaba habitado por muchas tribus que formaban cuatro unidades: Adakhun, Velikukh, Luerukh y Arkukin. El país de Velikukh se hallaba sobre la costa occidental del lago Seván; Luerukh estaba al Sur de Velikukh; y Arkukin más al Sur. Adakhun estaba hacia el Norte de estas tres unidades, siempre en la costa Oeste del lago Seván. Las inscripciones urartianas mencionan otros 19 “países”, ubicados en los altos montes del otro lado del lago. Por lo visto las citadas tribus vivían en el período de decadencia de la sociedad comunitaria prehistórica, lo cual suscitó la presencia de “países” y “reinos”. Las mencionadas tribus, a pesar de tener el típico ordenamiento de comunidades prehistóricas disociadas a las que denominaban “país” o “reino”, representaban una gran fuerza armada que contaba no solamente con infantería y combatientes montados sino también con carros de combate. La cantidad de regimientos tribales era completada por cuenta de toda la población combativa, en especial durante las batallas defensivas. Desde el punto de vista militar, como queda dicho, las unidades tribales estaban compuestas por infantería, caballería y carros de combate. Es natural que la parte preponderante de los regimientos de los jefes tribales era la infantería ligera y pesada. A Esayan, S., En torno a las cuestiones de organización armada y bélica de las tribus de [la Altiplanicie] Armenia, Revista Histórico-Filológica, 1965, 1 (28), 277. 483

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diferencia del ejército regular oficial del Cercano Oriente, aquí no había una clara división en especialidades. Los decanos y nobles tribales y una parte de combatientes destacados estaban provistos de armas defensivas y en las filas de vanguardia cumplían la función de ofensiva pesada. La clase tribal superior y un sector de los combatientes destacados eran provistos de armas para la defensa; ubicados en las primeras filas, cumplieron además, subsidiariamente, la función de fuerza pesada de ataque. Armamento similar tenían también los conductores de carros de combate y una parte de la caballería, compuesta por soldados provistos de armas ligeras. La cantidad de regimientos tribales era rigurosamente cubierta por toda la población idónea para tomar parte activa en la guerra, en especial durante los enfrentamientos defensivos. El equipo de armas defensivas de los combatientes estaba compuesto por los cascos, de los cuales los más antiguos fueron hallados en Lichashén sobre las cabezas de modelos de combatientes erguidos sobre carros de combate; eran semiesféricos, coronados por crestas. Por su forma se acercan a los modelos hititas, pero más similares a los cascos urartianos de la primera época. Como parte del equipo defensivo usaban también la coraza. Las formas más antiguas fueron halladas durante las excavaciones en Lichashén, y en distintas zonas de la actual Armenia, con botones y escamas de distintos tamaños, que eran cosidos a cotas especiales. En una de las tumbas de Lichashén se encontró junto al esqueleto, una gran cantidad de escamas y restos de gastada indumentaria militar de cuero. A comienzos del milenio I a.C., bajo la influencia de la cultura militar urartiana, se incrementó el uso de la coraza escamada, muy notoria entre los materiales arqueológicos asirios y urartianos. Restos de tales corazas fueron descubiertos en la antigua Gavar, durante excavaciones del científico Ervand Lalaian en las que aparecieron mas de 20 clases de chapas de bronce de 5 a 7,7 cms; comparándolas con las de Karmir Blur, se supone que son distintas partes de una única coraza escamada, de lo cual se deduce que las escamas exteriores cubrían las cosidas por dentro. El análisis del armamento defensivo permite reconstruir totalmente el aspecto de los combatientes del litoral del Seván. Los soldados vestían largas túnicas o cotas con cinturones de cuero o tomadas por dentro con ligaduras. Las autoridades superiores de la tribu usaban cinturones de bronce y túnicas o cotas cubiertas por escamas, o bien corazas escamadas; y en la cabeza, cascos completos, mientras los combatientes activos lucían sombreros de fieltro o viseras de chapa para proteger el rostro del guerrero. Los citados armamentos se parecen mucho a los que portarían tiempo después los soldados del rey urartiano Aram; la única diferencia es la ausencia de los escudos hallados en los monumentos arqueológicos de Seván. El principal arma de ataque de la infantería fue la lanza, que por su forma se clasifica en cuatro grupos: al primero corresponden las que tienen adornos con forma de pluma, cuyo extremo es sesgado, el cuerpo como un caño cilíndrico o tetraédrico. Los ejemplares más antiguos fueron hallados en Lichashén y pertenecen a los siglos XIV-XIII a.C. Al segundo grupo pertenecen las lanzas de punta con forma de hoja de laurel, la continuación de cuyo asta se encastra en la prolongación de la parte extrema precediendo al borde cilíndrico o plano. Este tipo de lanza se ubica cronológicamente en el milenio I a.C. y fue hallado en Gavar, Airivank y Astghatsor. Del tercer tipo forman parte las lanzas con forma de tubo con extremo romboidal que también se ubican en el milenio I a.C. y aparecieron en Cholakar, Astghatsor y otros lugares. A la última clase pertenecen las lanzas con punta chata y forma de hoja. Son de comienzos del milenio I a.C. y de un período posterior fueron encontradas en Gavar, Noraduz y Bazarguecharí. Además de las lanzas, el equipo de armas se integraba con hachas, primordialmente en hombres de infantería que debían internarse en las filas del enemigo (fines del II milenio a.C. y comienzos del I a.C. en Lichashén y Gavar).

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La base del armamento liviano de la infantería era la de arcos y flechas de diferentes tipos: con puntas de obsidiana o de cuarzo, con forma almendrada o puntiaguda; de hueso; con cola redondeada o cortada; de bronce y otras. En el litoral del lago Seván, Astghatsor, Lichashén, Gavar, Mukhán, Airivank, fue descubierta gran cantidad de estas armas. En sus excavaciones, Ervand Lalaian encontró un pesado arco con el largo equivalente a la estatura de una persona. Portaban las flechas en carcajes de cuero, de bronce o de madera. Una de las armas más antiguas y más masivamente difundida es el puñal, para defensa personal del combatiente; según relieves asirios, el puñal completaba el armamento de los lanceros; el puñal se utilizaba en el momento del entremezclamiento de las filas enemigas durante la lucha cuerpo a cuerpo y era indispensable para el soldado en caso de que su lanza se rompiera; el inconveniente para el hombre era la sobrecarga de peso que debía soportar, lo cual dificultaba sus movimientos. En el litoral del lago Seván se encontraron puñales de los milenios II a.C. y I a.C. en Lichashén, Noraduz, Airivank, Gavar, Astghatsor, Cholakar, Hatsarat; son de diversos tipos: de mango tubular y punta plana y ancha; de mango circular y borde envuelto; hoja de cuchillo con extremo pequeño y una lengüeta que sirve de unión de la hoja con el mango484. En Lichashén se encontraron puñales con mangos cilíndricos, hojas planas y puntas agudas. En Noraduz y Airivank fueron descubiertos puñales del II milenio a.C. De otros modelos y de comienzos del milenio I a.C. fueron hallados en Gavar, Astghatsor, Cholakar, Hatsarat. Paulatinamente el puñal perdió su función inicial y fue parte del armamento de las fuerzas montadas. En tumbas de Medzamor fueron descubiertas espadas y puñales del tipo de las de Asia Anterior, correspondientes a fines del siglo XV a.C. y comienzos del XIV a.C., de las cuales la Altiplanicie Armenia era uno de los principales centros de producción.

LOS CARROS DE MADERA EN LA EDAD DE BRONCE MEDIA Estas excavaciones arqueológicas del litoral del lago Seván pusieron al descubierto materiales de carpintería correspondientes a la cultura de la Edad del Bronce media que permiten reconstruir pluralidad de aspectos de la vida cultural y económica, el nivel de su desarrollo, y variados objetos de madera como techumbres de viviendas y lápidas de tumbas; carros, enteros o en condiciones de deterioro parcial, que demuestran la importancia de esa actividad ocupacional civil y también militar de los habitantes, así como en ceremonias litúrgicas de inhumación de cadáveres, que reflejan sus figuraciones religiosas. Los carros de madera completos encontrados son, en casi todos los monumentos, notorios ejemplos de las condiciones de vida en aquel tiempo485.El más antiguo carro descubierto es el del segundo sector de Lichashén, en la tumba Nº 136486. Esta tumba tuvo una amplitud media, con un túmulo construido con piedras que en el momento de ser excavada alcanzaba a un metro de altura desde el ras del piso, y un diámetro de 8,50 metros. El largo del foso era de 5,20 metros, el ancho de 2,20 y la profundidad de 2,50. La cubrían 9 grandes lápidas y su orientación, de Este a Oeste. Además de un carro, sobre una rueda de alfarería se hallaron cerámicas barnizadas, de paredes delicadas y uniformes; estaban hechas con rueda de alfarero, decoradas con pintura blanca, con punteados y líneas verticales semicurvas.

Esayan, S., En torno a las cuestiones de organización armada y bélica de las tribus de [la Altiplanicie] Armenia, Revista Histórico-Filológica, 1965, 1 (28), 278-281. 485 Avetian, Varsham, La elaboración de la madera en el litoral del Seván, durante la Edad del Bronce media, Revista Histórico-Filológica, 1999, 2-3 (151-152), 232. 486 Mnatsakanian , H.H., Las etapas fundamentales del desarrollo de la cultural material en Lichashen, Revista Histórico-Filológica, 1965, 2, 102-103, citado por Avetian, op. cit. 484

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El carro era de dos ruedas; cada una de las ruedas estaba hecha con tres tirantes debastados grandes y uno pequeño; el lugar por donde pasaba el eje de los tambores de las ruedas era más grueso y tenía forma de disco; el eje fijo se unía debajo de la caja. Junto con el carro se descubrieron dos varas de madera tosca; sobre ellas, amarrada con maderas, estaba la caja del carro, que no tenía yugo. A izquierda y derecha de las varas, donde se fijaba el yugo, en lugar de los animales de tiro habían inhumado a dos pares de hombres, quienes, posiblemente, eran esclavos del difunto quienes tirando del carro lo habían llevado hasta la tumba y allí, en medio de una ceremonia litúrgica fueron sacrificados y enterrados en el lugar correspondiente a los animales. A esa conclusión se llegó fundada sobre el hecho de que encima de la frente de uno de ellos se descubrió la huella de un golpe asestado con un objeto filoso. Mnatsakanian consideró que los materiales de esta tumba corresponden a los siglos XIX-XVIII a.C. Por su aspecto exterior, este cromlech es similar al que estaba cerca del colegio nocturno de la ciudad de Seván, que fue excavada por el arqueólogo Varsham Avetian, de 12 metros de diámetro, a 200 metros aproximadamente, del pedregal. Allí se encontró un modelo de carro de dos ruedas de construcción común, además de centenares de fragmentos de cerámica policromada. Lo interesante es que en esta tumba no se hallaron restos de ningún cadáver. Junto con el carro estaban los cráneos de dos ovejas y un perro; y vasijas destruidas de cerámica y esparcidas en el piso de la tumba. El foso era amplio y de forma ovalada: 6 ms. de largo, 5 ms. de ancho y 2,50 m de profundidad. Es posible que originariamente la tumba haya estado cubierta con tirantes, sostenidos por vigas verticales de madera; sobre ellos había grandes placas de piedra y encima un túmulo formado con piedras chicas, de las cuales también estaba rellenada la fosa; esto planteó el interrogante de si la tumba había sido saqueada o si había sido objeto de una ceremonia litúrgica desacostumbrada. De las partes del carro se habían conservado bien las varas, de 3,50 ms. de largo, pero al procederse a la excavación, debido a que se hallaban en estado de putrefacción, se pulverizaron . En el lugar de la caja habían restos destruidos de gruesos maderos. No fue posible tampoco determinar la construcción de las ruedas, que debían tener forma de discos, como era característico de aquel tiempo en la región de Seván. Tampoco tenían yugo. En general, los entierros con carro fúnebre eran exclusivos de personas influyentes o jefes tribales.

LOS CARROS DE COMBATE DEL MILENIO II a.C. Las aludidas tribus y unidades tribales de la Altiplanicie Armenia, con aisladas excepciones, contaban con una amplia fuerza guerrera, no solamente de infantes y hombres montados sino también de veloces carros de ataque, más eficientes en las acciones que se desarrollaban en terrenos llanos. Esta fuerza tenía por objetivo abrir brechas en el frente adversario, provocar en él desorden y pánico. Los conductores de estos carros y una parte de las fuerzas montadas debían tener similar armamento al de la infantería, el que, fundamentalmente, estaba compuesto por armas livianas. En zonas del Noreste de Armenia pertenecientes al II milenio a.C., los “regimientos” de los jefes tribales utilizaron ampliamente carros de combate, que tenían una vigorosa fuerza de ataque en el operativo, en especial, cuando ya, alcanzada la victoria, comenzaba la etapa de persecución contra el derrotado. Los carros de combate avanzaban a velocidad entre los soldados enemigos que huían desordenadamente y abrían un amplio campo libre para la labor de la infantería. Se encontraron modelos de estos carros, fundidos en bronce, en tumbas de Lichashén y de la

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aldea Lorrí Berd487, similares a los carros militares hititas. Al efectuarse excavaciones en tierras de la necrópolis de Harsanakar, que data de los siglos XIV a X a.C., se halló un excepcional ánfora con relieves representando carros de combate; este ánfora, destinado a ceremonias de culto, tiene dos manijas en ángulo recto, en cuyos lados opuestos están representadas las varas del carro, que eran unidas con gruesas argollas a caballos al galope mientras otro par de caballos con sus jinetes, conducían el carro de combate. Estos carros militares fueron frecuentemente utilizados ya a fines del milenio II a.C. El arqueólogo S.A. Esaian opina que los carros de combate tuvieron amplia utilización en la Altiplanicie hasta fines del milenio II a.C. En un túmulo de Lichashén se descubrió un modelo en bronce de un carro tirado por dos caballos, similar al hallado en Baraná(Noiemberian); en Akhtalá se encontró un cinturón de bronce con la figura del carro de combate. Paulatinamente la fuerza compuesta por carros fue cediendo paso a la caballería montada.

EL CABALLO EN LA GUERRA DE LA EDAD DEL BRONCE El caballo, en las condiciones de seminomadismo, era indispensable no solamente para la tracción a sangre sino también para montarlo en las trashumancias. En determinadas zonas de la Altiplanicie-Kegharkunik, Artsakh- era dedicado a la cría caballar. Inscripciones cuneiformes urartianas y asirias aportan datos acerca de la crianza equina en la Altiplanicie armenia. En tal sentido llaman particularmente la atención los asirios, que trasladaban tropillas de caballos desde el litoral del lago Urmiá, donde tenían haras de crianza. En el litoral del lago Seván estaba desarrollado el mejoramiento y adiestramiento de la raza caballar; por ejemplo, según una fuente urartiana, en Uturi-Etiuni fueron confiscados 3.500 caballos, una cantidad que no aparece en constancias de otras regiones de la Altiplanicie. Para la vida económica de las tribus prehistóricas nómades y seminómades que habitaban la Altiplanicie Armenia, el caballo ocupaba un importante lugar, pues era utilizado en diversos aspectos de su actividad agrícola-pastoril, en los carros de combate y como medio de transporte; en distintos monumentos arqueológicos de la Altiplanicie, entre ellos en las periferias de Kosh488, en Shengavit489, junto con huesos de diversas clases de animales salvajes y domesticados se hallaron los de caballos. Los caballos tenían tal importancia económica que en sepulcros humanos de Lichashén, Khochalí, Arrachatsor, Tilichán, Tagavoranist, se hallaron enterrados esqueletos enteros de caballos y sus cabezas y los elementos de arreo aparecen por todas partes desde las épocas de la Edad del Bronce tardía. Figuras de caballos están en grabados de cinturones de bronce. En síntesis, las cuantiosas tropillas de equinos de los nómades y seminómades fueron una de las riquezas principales de las comunidades pre-tribales prehistóricas, fuentes de crianza y de intercambio. También eran muy útiles para los carros de combate y de transporte; en sepulcros de la aldea Karmir del milenio III a.C. y Aghachanaberd del milenio I a.C., también en Karní y en Elar, junto con osamentas de grandes animales cornados, cerdos, ovejas, y animales salvajes se descubrieron huesos de caballos. La existencia de fuerzas de caballería, como queda dicho, está demostrada por la cantidad de arreos hallada en excavaciones arqueológicas; estas fuerzas no eran mayoritarias: en el momento del choque entre fuerzas enemigas; las dos partes contendientes adoptaban la táctica de atacar a su oponente por los flancos con la carga de los infantes, armados de la lanza larga, maza o hacha y puñal, cubierta su cabeza con el casco. La maza era de diversos tipos: con cabeza esférica o tetraédrica, lisa o con Chilinkarian, S.S., Acerca de un ánfora decorada descubierta en Noiemperian, Revista Histórico-Filológica, 1968, 2. 488 Khanzadian, E., La cultura de la Altiplanicie Armenia en el tercer milenio a.C., Ereván, 1967, 40. 489 Chilinkarian, S.S., Acerca de las estatuillas conforma de caballo descubiertas en Noiemperian, Revista Histórico Filológica, 1990, 3 (130), n. 3. 487

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protuberancias. La caballería estaba compuesta por dos clases: la pesada y la ligera. Mientras la infantería hacía su labor de pinzas, la caballería irrumpía en el centro del frente para sembrar confusión y contrarrestar el esfuerzo de la defensa enemiga. En tiempos antiguos, hasta la fundación del reino de Urartú, la lucha no era de regimientos regulares contra regimientos regulares sino de ataques masivos de todas las fuerzas simultáneamente y la ofensiva quedaba a cargo de lo que cada hombre tuviera posibilidades de hacer para aniquilar la mayor cantidad de enemigos. El jinete, cubierto de coraza como los infantes, apoyaba su empuje en el impulso de su caballo, también protegido por arreos metálicos y cueros con aplicaciones escamadas, llevando la lanza corta a mano como en ristre, el arco y el carcaj con las flechas en bandolera y casi a su espalda el puñal en la cintura. Aunque a mediados y fines del II milenio a.C. los caballos se utilizaban en operaciones bélicas, también los aplicaban con finalidad de caza y en el pastoreo; no hay que olvidar que en el mismo tiempo se preservaban las especies salvajes y se las consideraba como de la mejor especie; esto explica los minuciosos dibujos de caballos en escenas de caza grabados en cinturones de bronce que aparecieron en excavaciones realizadas en tierras de la necrópolis de Harsanakar490; en ellas se observa al caballo que galopa perseguido por el cazador con arco y flechas. Dos de las flechas están clavadas en el cuello del animal y una tercera atravesó el cuello y sale por su boca. Otra parte del mismo cinturón contiene una escena de caza ligada con ciervos de especie selecta. El caballo es el más hermoso y fuerte entre los otros animales salvajes y domésticos, por lo que en la vida del hombre prehistórico era visto como encarnación del vigor y la belleza y se convirtió en materia de culto. En monumentos arqueológicos descubiertos en regiones nororientales de Armenia fueron halladas estatuillas de caballos hechas de arcilla y fundidas en bronce. Hay estatuillas de arcilla más antiguas, del III milenio a.C., surgidas de excavaciones hechas en poblados de la Edad del Bronce en la aldea Karmir, al igual que las aparecidas en Shengavit. Muchas mas estatuillas de caballos fundidas en bronce se descubrieron del tiempo de la Edad del Bronce tardía y del hierro. En estanques naturales de Airí se hallaron muchas más estatuillas de animales salvajes y domésticos fundidas en bronce; junto al camino que conduce a la estación Airum se extrajeron estatuillas en bronce fundido de combatientes, toros, leones, lobos, perros. En excavaciones realizadas por A. Chilinkarian en la necrópolis de Chorort Shamlam de la misma zona, encontraron muchas estatuillas de guerreros, leones y perros; los obreros de la construcción del camino narraron al investigador que en ese lugar había existido estatuillas de caballos que fueron vendidos a un comerciante de Tiflís con la finalidad de destinarlas al museo estatal de Georgia. En el sector Norte del fuerte de Koghp se encontró en forma casual una estatuilla fundida en bronce, de un caballo con su jinete: en una pequeña parte del Norte de la muralla ciclópea de Koghp, cubierta de tierra, se halló un espacio vacío en el que animales salvajes, quizás perros, habían sido enterrados; después fueron exhumados y en el terreno los nuevos ocupantes construyeron viviendas. Revisando la tierra excavada se encontraron pedazos de arcilla y por fin la estatuilla de bronce fundido, que tiene 7 centímetros de largo y la misma medida de alto; los pies del jinete terminan casi debajo del caballo, con lisas ancas, y las patas llegan hasta cerca de la espaldilla. La cabeza y el cuerpo del jinete son desproporcionados; tiene la nariz destacada y un alto gorro o casco. Las correas del freno tendidas a ambos lados, terminan cerca del pescuezo del caballo. Se supone que la estatuilla pertenece a los siglos XV-XIV a.C. Otra estatuilla de un caballo fue encontrada cerca de la aldea Vosguekán, al Noreste de la zona campestre denominada Vosgueván, en ocasión de una remoción de tierra. Durante la labor, la pala del tractor deterioró dos sepulturas, en una de las cuales se encontró la estatuilla del caballo. Los pedazos de arcilla cercanos recordaban ejemplos de fines del II milenio a.C. La estatuilla fue fundida ahuecada, con elevada maestría y buen gusto. Tiene 490

Chilinkarian, S.S., La necrópolis en tierras de Harsanakar, Boletín de Ciencias Sociales, 1969, 10.

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18 centímetros de altura. El pedestal del tronco del caballo está afirmado por medio de varitas huecas con un bello dibujo sesgado. Las patas del caballo están fundidas a un pequeño plano en ángulo recto que mediante un cilindro interior sirve para unirlo al fuste de la columna. En este sector el cuerpo del caballo se vuelca libre en torno a su pivote. Con columnillas decoradas, el cuerpo de la estatuilla del caballo se une a un plano ovalado que termina en una cabeza de pájaro. La estatuilla fundida en bronce de Vosgueván encarna a la divinidad de la energía y la belleza, y a las cuatro partes simbólicas del país.

LAS ACTIVIDADES OCUPACIONALES EN LA EDAD DEL BRONCE MEDIA En la Edad del Bronce media continuó el desarrollo de la cultura de la Altiplanicie Armenia iniciada ya en el III milenio a.C., cuyas artesanías significan intrínsecamente una ocupación laboral, comprendidas la alfarería, carpintería, hilandería, metalurgia; los objetos hallados demuestran una incipiente actividad práctica generalizada destinada a procurar elementos de uso diario, como herramientas y los elementos fabricados con esas herramientas; por lo arriba expuesto acerca de las fuerzas de combate y las fortificacións ciclópeas, además de los objetos vinculados con la vida cotidiana hogareña, se desarrolló una producción armamentista orientada a las acciones bélicas y se fabricaron armas de defensa y de ataque; presentan también identidades en cuanto a procedimientos, modelos y medidas de los panteones. Estas identidades reflejan la presencia de unidades tribales intercomunicadas por lazos étnicos propios, y la existencia necesaria de un idioma común a todas. En los períodos de las edades de Bronce media y tardía la gran cantidad de objetos descubiertos en excavaciones de monumentos arqueológicos denota también la incipiente intervención política de una clase de jefes clánicos cuya nobleza depende de la cantidad de hombres que disponen para la guerra, de los bienes materiales que constituyen su riqueza y de las tribus que responden a sus órdenes. Entre estos bienes materiales se notan en especial los objetos elaborados con metal. Sus formas, de admirable nivel, motivos decorativos y creatividad artística se expresan no solamente en los objetos destinados a una finalidad determinada de deleite visual sino también en aquéllos de uso práctico diario. Muestras interesantes de esta realidad son los túmulos de fines de la Edad del Bronce media en Tagavoranist (siglos XVII-XVI a.C.), donde se hallaron cerámicos de variadas clases, armas y otros objetos; vasos de plata, baldes, tazas y un vaso de oro en el que, como ya señalamos, están, en relieve, tres pares de leones; a ese mismo período corresponde una parte de objetos encontrados en Lorri Berd, Arakats y Ereván. No son menos atractivos son los descubiertos en Lichashén, Artik, Lorri Berd pertenecientes a distintas etapas (siglos XV-XII a.C.). Gracias a las investigaciones arqueológicas tenemos pruebas de que las mismas manifestaciones de una cultura única se expresaron en puntos geográficos distantes de la Altiplanicie como Lichashén, Karní, Mokhrablur, Karabagh, Medzamor, Chrahovid, Elar, Nakhicheván. Una prueba de actividad ocupacional presenta la elaboración de objetos dedicados al culto de la cierva, correspondientes a la Edad del Bronce media, descubiertos en el monumento arqueológico perteneciente a la cultura Vanatsor-Trialet, en recipientes de arcilla coloreada y vasos de metal. En el II milenio a.C., los centros metalíferos de Chulamerg, Sasún, Daik, de los montes Rshtuní, del Norte de la Mesopotamia, como también de las regiones de Kukark, Kegharkuní y Siunik se convirtieron enmonumentos de extracción y elaboración de metales y al mismo tiempo de significativos puntos de intercambio de esos materiales. Estos centros metalúrgicos fabricaban objetos de diversos tipos hechos con bronce de alta

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calidad. Los pobladores de la Altiplanicie fueron especialistas en este arte, trabajando toda la familia y toda la tribu. Conocían diversas técnicas de fusión y mezcla de cobre y otros metales para obtener un bronce excelente. Modelaban objetos de bronce con la misma maestría con que los alfareros trabajaban la arcilla. Estos últimos decoraban las vasijas y recipientes con bajorrelieves, y fabricaban hermosas armas con incrustaciones de metales y maderas raras; en moldes compuestos fundían con gran realismo estatuillas antropomorfas y zoomorfas e incluso conjuntos de estatuillas. En hallazgos de varias capas arqueológicas en Aikeván se encontró un modelo antropomorfo perteneciente a la Edad del Bronce media. De este tipo de estatuillas, aunque no presentando definido sexo se descubrieron también en Creta, Troya, Iconium, Mesopotamia, Asia Central e Irán. Los científicos las atribuyen a las culturas creto-micénica y del Asia Menor, que se expandieron en dirección del Asia Anterior y Central, lo cual descarta la hipótesis de que pertenecieran a culturas locales, aisladas y particulares ya que son muchas las características comunes y pocos los detalles diferenciales. En conclusión, este conjunto de estatuillas se produjo en la Altiplanicie Armenia en el III milenio a.C. y perduró hasta la primera cuarta parte del milenio II a.C.

LA VAJILLA DE METAL - LOS CALDEROS Los calderos forman el grupo más importante de la vajilla, hechos con lata de cobre o de bronce. Por sus formas, según el arqueólogo Sdepán Esaian, se divide en una serie de tipos. El primer tipo de estos objetos está representado por los hallados en el túmulo de Tagavoranist, en Lorri Berd, Aruch y Ereván. En el túmulo de Tagavoranist se descubrió también un vaso hecho de delgada lámina de oro, redondo, con el cuerpo hinchado, el labio algo saliente, con una sola asa. Rodeando la base tiene un motivo decorativo zigzagueante; en el cuerpo y en altorrelieve ostenta tres pares de leones enfrentados, con sus fauces abiertas. El de Tagavoranist es un enorme caldero de dos capas remachadas de cobre; tiene 36 cms. de alto, cuerpo recto que en el medio se angosta un poco; la base es redondeada. Por su forma es muy parecida a la olla hallada en Aruch, que se diferencia de la primera por su base más plana491; los dos tipos de caldero tienen dos manijas cada uno fijadas al cuerpo con dos remaches, elevándose verticalmente sobre borde superior. La olla descubierta en la tumba Nº 6 de Lorri Berd, es vertical y se va angostando a medida que se acerca al borde superior; la redondeada base está fijada al cuerpo con remaches. Las manijas son similares a las de Tagavoranist pero fijadas con tres remaches cada una. El ejemplo de Ereván se parece al de Lorriberd pero se diferencia en las manijas. El segundo tipo de calderos de Armenia antigua apareció en Lichashén, Lorriberd, Shirakaván y Arzvaberd desde los inicios de la Edad del Bronce tardía hasta comienzos del milenio I a.C. Todos son redondos, las bases son semiesféricas y el cuerpo se va achicando a medida que sube hacia la boca. Una diferencia importante está en las manijas que, a veces, están cerca del borde pero en posición oblicua; y en los labios, que en ocasiones son salientes. Es particularmente interesante la tercera olla, de la cual se conservó la parte superior; se diferencia de las demás en que un alambre de bronce rodea la boca y le da unidad en caso de cualquier rajadura; además, ese mismo alambre toma la forma adecuada para servir de manija al recipiente. Este objeto es de los siglos XIV-XII a.C. y fue hallado en Shirakaván. Otra diferencia con las de Lichashén es que en diversos sectores junto a la boca, debajo del labio, le fueron aplicadas chapas de bronce aseguradas con remaches. 491 Areshian, K., Simonian, H., Sargsian K., Trabajos de arqueología de campo de 1976 del Centro de Armenología, Revista de la Universidad de Ereván, 1977, 3, 272., citado por Stepán Esayan, Las vajillas de metal de la Edad del Bronce en Armenia, Boletín de Ciencias Sociales, 1987, 2 (530), 58, n. 2.

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Tiene semejanza con las encontradas en el panteón Nº 2 de Lorri Berd, cuyo cuerpo es más alargado; no fueron halladas las manijas pero demuestran su existencia los agujeros hechos debajo del labio para pasar los remaches. Dos variantes de estas ollas fueron descubiertas en los panteones de Lichashén y Shirakaván; lo diferente es que los extremos de las manijas están asegurados, uno en la parte inferior del cuerpo y el otro en la parte superior. Una olla muy parecida fue extraída de la necrópolis de Pughakar, cerca de Arzvaberd, en la zona de Shamshadin. Algunas están decoradas con líneas o puntos en zig-zag o tres líneas en bajorrelieve que revelan ser copiadas por los alfareros que los aplicaban a las ollas de arcilla. Del tercer tipo de olla apareció un pequeño grupo en Lorri Berd (siglos XIV-XIII a.C.); son de forma semiesférica. Y en Artik (siglos XII-XI a.C.), cuyo cuerpo es oval, con el labio formando un círculo. En la de Lorri Berd la manija está afirmada y se eleva sobre el hombro del recipiente; en el lado opuesto, a cada lado de las dos puntas de la parte inferior, la manija inclinada se prolonga por 22 cms. bordeando el labio lo cual refuerza la firmeza de la boca de la olla492. Como dijimos, la de Artik tiene la forma de un huevo; tres argollas están afirmadas con remaches al borde de la olla, seguramente para enganchar en cada una de ellas una cadena para colgar el caldero sobre el fuego. Las ollas de este tercer tipo recuerdan las de cerámica de Lichashén, Lorri Berd y Shirakaván493. El cuarto tipo de vajilla es característico de los monumentos distribuidos en el extremo Noreste de la meseta armenia. Entre los objetos excavados hay una cantidad de tazas de dos tipos; una de ellas es de plata. Estaba en la necrópolis de Tagavoranist junto a una olla de bronce. La taza se caracteriza por su sencillez y delicadeza. Es redonda y con el labio engrosado, debajo del cual tiene un adorno de líneas zigzagueantes formando rombos. La parte media del cuerpo está decorada por tres grupos de siete semicírculos cada uno; este motivo ornamental vincula al objeto con motivos decorativos policromados y monocromáticos que adornan la cerámica de inicios de la Edad del Bronce media en Karmir Berd, Karní494, Tagavoranist. La segunda taza se encontró en el panteón 575 de Artik y pertenece a la última etapa de la Edad del Bronce tardía (siglos XII-XI a.C.). La taza o mejor dicho el tazón, es de bronce, el cuerpo es semiesférico y corresponde a la Edad del Bronce de Trialet, aunque también se hallaron ejemplos similares en la Edad del Hierro. Esto, en especial la taza de plata, permite deducir que en el nacimiento de la elaboración de metales, los maestros fundidores imitaron a los modelos de alto nivel alcanzado por los ceramistas y alfareros.

MONUMENTOS ARQUEOLOGICOS EN SISIAN En 1987 se organizaron excavaciones arqueológicas enmonumentos en Sisián, de la Edad del Bronce media495. Una parte de los objetos, deteriorada y mezclada con piedras y tierra, permanecía en el lugar de origen; la restante, integrada por un conjunto de recipientes, había sido retirada por una empresa de construcción que los descubrió por casualidad y denunció el hallazgo a la repartición oficial correspondiente. Ya en ese lugar, años atrás se habían hecho roturaciones de tierra y plantación de viñedos, por lo cual el área cambió su aspecto inicial. Existían allí bajas sepulturas aisladas en breves espacios de 492 Esayan, Stepán, Las vajillas de metal de la Edad del Bronce en Armenia, Boletín de Ciencias Sociales, 1987, 2 (530), 60. 493 Esayan, Stepán, idem., 61. 494 Khanzadian, E.V., Karni 4º, Ereván, 1969. 495 Khnkikian, O.S., Excavaciones de panteones en Sisian, de la Edad del Bronce media, Boletín de Ciencias Sociales (Lraber), Ereván, 1990,7, (571), 95.

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tierra que quedaron entre árboles; dispersas por aquí y por allá se veían grandes lápidas que, como se comprobó en las excavaciones, habían sido removidas, aunque preservando su posición primitiva. En los sepulcros se encontraron objetos de arcilla; debajo de capas espesas, otras de tierra arcillosa. En el fondo de la fosa la tierra era mas dura y en el espacio interior, mezclados con mirra y otras hierbas aromáticas, yacían los huesos del fallecido, envueltos en una masa de tierra arcillosa; junto a éstos huesos, osamentas de vaca, cabra, corzo y de aves domésticas; en otro sector de la tumba se encontraron dos fragmentos de la mandíbula de un varón de unos 35 a 40 años; cerca de estos huesos, trozos de vasijas de colores y de negro brillante, parte de un puñal de bronce y de una olla de gran tamaño, todo lo cual confirma su significación ritual y la celebración mágico-religiosa de ceremonias litúrgicas fúnebres. De un sepulcro, totalmente destruído, se salvaron tres ollas policromadas, un salero y cinco vasijas de boca ancha, en una de las cuales, mucho más grande y de arcilla muy dura, habían guardado el cráneo de una mujer de 25 a 30 años496, que por acción del tiempo fue hallado en mal estado de conservación497 . Los huesos animales que fueron enterrados junto con el cadáver humano eran de vaca, cabra y de aves domesticadas498. En general, las tumbas tienen una orientación de Este a Oeste y están cubiertas por lápidas; la capa exterior, de espesores variables en cada caso, es casi siempre de tierra negra y la que sigue es de tierra arcillosa. Junto al féretro de piedra, colocaban ordenadamente, vasijas de cerámica o fragmentos de recipientes que en la ceremonia de entierro eran deliberadamente rotos en un rito de naturaleza puramente religiosa y vinculado con las figuraciones de la gente acerca del futuro del espíritu de la persona fallecida. En un caso las vasijas estaban apoyadas sobre la pelvis de una becerra a punto de parir. Otras fosas cercanas resultaron ser simples cenotafios cubiertos con losas; algunos de estos cenotafios tenían por finalidad ser utilizados para celebrar ritos litúrgicos vinculados con el culto de los espíritus. Hacia la misma finalidad tendía la costumbre de enterrar el cuerpo envuelto en una masa de tierra arcillosa aromatizada, tal como fue descubierta en sepulturas de Verín Naver de la Edad del Bronce media499. En algunas tumbas de Sisián se observa que los objetos de arcilla han sido rotos deliberadamente durante la ceremonia del entierro, colocándose en forma ordenada algunos fragmentos dentro de la fosa, junto al cadáver, y el resto esparcido por los alrededores. Los fragmentos estaban prolijamente colocados sobre el fondo de la fosa compuesto por una capa de tierra limpia de 15 cms. de espesor; eran trozos de seis ollas de diversos tamaños, platos y fuentes profundas con labios apenas insinuados. Los motivos decorativos que lucen estos objetos corresponden cronológicamente a fines del III y comienzos del II milenio a.C. y son clara continuación de la tradición estética pretérita. Se preserva el gusto predominante por el rojo500 y el negro brillante, las cintas formadas por líneas de puntos, las formas ondeadas, angulosas y geométricas de los adornos, similares a las de Elar y Karní501. En general, la decoración de Confirma la figuración espiritual que revestía el cráneo para el hombre prehistórico. Las características fueron estudiadas por el experto A. Palikian, del laboratorio de Antropología del Instituto de Arqueología y Etnografía de la Academia de Ciencias de Armenia. 498 Estas características fueron analizadas por el experto S.G. Sechlumian, del Instituto de Zoología de la Academia de Ciencias de Armenia. 499 Khnkikian, O.S., op. cit., 96. 500 Mircea Eliade opina que hasta el descubrimiento de la agricultura el color rojo predominante en las sepulturas fue una simbolización de la relación de valor entre el hombre y el mundo animal materializada por la sangre y los huesos, que representaban la sacralidad de la vida. El color rojo, símbolo de la sangre, respondía a la figuración de que el fallecido continuaría con vida ultraterrena. Eliade, Mircea, op. cit. I, 56. Otros autores no comparten esta tesis y sostienen que el color rojo simboliza al fuego. 496 497

501 Khanzadian, E.V., Karni IV, Ereván, 1969, 109. Idem, excavaciones de Chrahovid (Tesis acerca de los trabajos de campo en el Instituto de Arqueología y Etnografía de la Academia de Ciencias, 1977-78) Ereván, 1979, 9-10, ambos citados por Khnkikian, O. S., Excavaciones en panteones de la Edad del Bronce media en Sisian, Boletín de Ciencias Sociales, 1990, 7 (571), 102.

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Sisián es más simple y tosca, comparada con la de objetos descubiertos en excavaciones correspondientes a la misma época y a regiones relativamente cercanas. En 1998, con el sostén financiero del Banco Central de la República de Armenia, bajo la dirección del arqueólogo Pavel Avetisyan, fueron investigados panteones cercanos a la ciudad de Sisián, en el distrito de Siunik. Al Este de Sisián, a la izquierda del desfiladero del río Vorotán, fue excavada la “fortaleza de Siuní”; en el área de la necrópolis de Sisián 2ª, cuatro panteones con tierra de inhumaciones y restos del cromlech de dos entierros a ras del suelo cuyo diámetro llega hasta 5,20 metros. Los principales materiales descubiertos durante las excavaciones fueron primordialmente grandes vasijas de cerámica negra alisada con forma de jarras, ollas, tazas, con la decoración de líneas punteadas formando zig-zags, típicas de la cultura Trialet-Vanatsor. Los panteones son cronológicamente ubicados entre los siglos XXI-XX a.C. También se realizaron trabajos en la zona de “estación experimental de Sisián” (Sisián 1ª), en el sector norteño de la ciudad, donde fueron excavados seis panteones del estrato superior, cuyos restos exteriores no estaban conservados. Comprende abundantes huesos de animales cornados grandes y pequeños. En los panteones aparecieron cerámicos coloreados, vasijas con forma de tubo adornadas con líneas de puntos, tapas circulares de piedra, accesorios de bronce para cinturones de cuero502. La comparación de la variada morfología estructural y las observaciones estratigráficas demuestran que cronológicamente Sisián 1ª es contemporánea de los complejos culturales de Trialet y Karmir Berd; lo evidencia también el cálculo de su pertenencia a los años 1942 1641 a.C. obtenido mediante análisis de Carbono 14. Debe señalarse que ya en 1980-1990, el científico O. Khinkikian excavó las capas superiores de los mismos cuatro panteones, ricos en materiales arqueológicos que confirmaron la citada cronología503. En ese mismo lugar fueron excavados dos panteones de la Edad del Hierro temprana504.

PANTEONES EN TALIN En 1989-1991, en oportunidad de demoler edificios de la ciudad de Talin para construir nuevos en su lugar, fueron efectuadas excavaciones bajo la dirección de Pavel Avetisyan y F. Muradian; descubrieron más de 80 panteones de los períodos temprano y tardío de la Edad del Bronce y de la Edad del Hierro, también temprana. Por sus características estructurales, los antiguos túmulos se diferencian unos de otros. Su altura es de 1,20 metros y el diámetro de hasta 25 metros, con cámaras sepulcrales al ras y subterráneas, de las cuales una parte de la superficie está completada con una cobertura de arcilla. El material hallado consiste en modelos o fragmentos de vasijas tubulares de cerámica, abalorios de vidrio, lanzas de bronce, puntas de flechas de obsidiana, etc. Son muchos los huesos de animales cornados grandes y pequeños, como también astillas de obsidiana. Los túmulos funerarios son ubicados cronológicamente en los milenios IV a.C.- III a.C. Las fosas de los panteones de la Edad del Bronce tardía son rectangulares y subterráneas. Los materiales hallados (instrumentos de trabajo hechos con bronce, cerámicos) pertenecen a fines del siglo XVI a.C.- comienzos del siglo XV a.C. Los panteones de los siglos XII-IX a.C. están representados por ataúdes de piedra505.

LAS VIVIENDAS TRIBALES DE MEDIADOS DEL MILENIO II a.C.

Estos objetos se conservan en el Instituto de Arqueología y Etnografía. Los materiales se conservan en el Museo de Sisián. 504 Kalantaryan, A.A. y Melkonyan, H.A., Archaeological Works in Armenia in 1990-2003, op. cit., 70-76. 505 Los materiales se conservan en el Instituto de Arqueología y Etnografía. Kalantaryan, A.A. y Melkonyan, H.A., Archaeological Works in Armenia in 1990-2003, op. cit., 76-79. 502 503

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Los poblados tribales esparcidos en las montañas y valles de la Altiplanicie, cercanos a las fortificaciónes ciclópeas a las que haremos referencia mas abajo, eran muy rústicos. Eran barrios de comunidades domésticas compuestos por construcciones contiguas entre sí y apenas separadas por serpenteantes callejuelas. El crecimiento en extensión de cada barrio se producía a su antojo y de acuerdo a normas internas, respetando cierto equilibrio respecto a la división en comunidades familiares patriarcales. Eran las necesidades económicas y vitales de esas comunidades las que sólida y determinantemente condicionaban las normas de construcción; esta característica se observa en los complejos edilicios pre-urartianos de Karmir Blur (la futura Teishebaní), las que por sus formas arquitectónicas recuerdan los antiquísimos poblados de la llanura del Ararat, en especial el de Shengavit de la Edad del Bronce temprana (milenio III a.C.), y las moradas agrícolas de Oriente Antiguo de los poblados del Norte y del Sur de la Mesopotamia (milenios IV y III a.C.).Como en las regiones agrícolas de Oriente, también en las llanuras montañesas de la Altiplanicie existieron “viviendas comunitarias”, compuestas por conjuntos de casas redondas o cuadradas construidas siguiendo un patrón típico. En torno a las viviendas se congregaban construcciones cuadrangulares con sus pozos grandes o pequeños destinados a graneros o sencillamente con alacenas a nivel del piso para guardar las semillas, y establos para los animales domésticos. Llaman la atención las viviendas circulares, con sus interiores planificados siguiendo un tipo fijo; en una clasificación determinada aparecen alargados lechos o asientos hechos con arcilla, muebles enclavados en el piso y un hogar empotrado en cualquier ángulo de las paredes, en los que se hallaron restos de cenizas o recipientes. Cerca de los hogares se encuentran a menudo morteros, mazas, pequeñas moledoras. En el centro de la vivienda ha sido cavado el depósito de los granos de trigo, cerca del cual se erige una estatuilla antropomorfa de piedra, que representa a una deidad protectora de la fecundación. Estos pequeños conjuntos de viviendas separadas pertenecían a familias de pocos integrantes que en forma constante se iban aislando de la gran comunidad familiar, pero que permanecían dentro de la organización como partes integrantes, a fin de incrementar la renta particular con lo que podían producir con su trabajo, con la única condición de vivir bajo distinto techo. La gran familia comunitaria patriarcal seguía cumpliendo el papel de unidad fundamental y superior del ordenamiento étnico-tribal; formaban parte de su patrimonio los animales de ordeñe y domésticos, el oficio especializado, el derecho al trueque, la concesión temporaria del aprovechamiento de partes proporcionales de la tierra de pastoreo, sin derecho a transferirla a extraños. Con ellos se formaban los contingentes de tropas étnico-tribales irregulares. El reino de Asiria perdió la ciudad de Assur, que estaba situada en la ribera occidental del Tigris, frente a la región del Gran Zab. Ushpia fue el constructor del templo de Ashur, dios tribal de quien provino el nombre de la ciudad. El nombre de la ciudad de Nínive (Ninua), en el alto Tigris, no era semítico. Los semitas formaban el elemento más importante entre los asirios y se supone que como los babilonios, erraron desde Arabia, cruzaron Siria e ingresaron en Mesopotamia por el Norte. Eran consanguíneos con los babilonios aunque generalmente hostiles a ellos. Inscripciones cuneiformes asirias de los siglos XII, XI y VIII a.C., establecen que cuando los reyes asirios invadían y sometían territorios, apresaban a familias enteras: varones, mujeres, hijos y otros consanguíneos. En el período de la Edad del Bronce media ya existía una serie de vigorosas uniones étnicas en la Mesopotamia septentrional, en la llanura de Karabagh, en el litoral del lago Seván, en la región de Kukark-Trialet-Kharpert-Malatiá, Zopk, Aghznik, Vaspuragán, en la Pequeña Armenia, en las zonas de los ríos Marasantikhás y Kail y en el valle del Chorok. De estas uniones étnicas, fueron significativas las de los Haiasa-Azzi y las de los Azzi, Isuva, Tokarmá(Torkomá), en la región occidental de la Altiplanicie Armenia, como veremos mas adelante.

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Unos y otros trataban de ejercer el dominio de territorios delimitados para su mayor y mejor aprovechamiento agrícola-pastoril. Estas unidades étnico-tribales muy posiblemente se formaron aprovechando el debilitamiento de los hititas y el simultáneo fortalecimiento de los hurritas-mitanni, quienes jugaron un papel esencial en la vida política y cultural del Asia Anterior, y, como veremos, habían mantenido estrechas relaciones con el gobierno hitita y con Asiria, Babilonia, Egipto y con las tribus de la Altiplanicie Armenia. Dadas estas nuevas condiciones sociopolíticas, los pobladores de la Altiplanicie, sin desmedro de conservar sus tradicionales vinculaciones culturales con círculos civilizados de la Mesopotamia y de Persia occidental, intensificaron relaciones con sectores del centro de Anatolia, Asiria y otros asentados más hacia el Oeste. Dentro del ámbito económico y cultural de Asia Anterior, imprimieron el sello característico de la Edad del Bronce los hurritas sobre la cultura de las unidades étnicas ubicadas en el Sur, y los hititas comprendiendo a los ubicados en el límite Sur y Oeste de la Altiplanicie. No obstante, el desarrollo cultural de estas unidades étnicas que fueron objeto de tales influencias continuó, siguió las huellas típicas y autóctonas que les eran propias. Cuando estallaron conflictos armados entre hurritas e hititas, los mitanni siempre asumieron una actitud de protección de las tribus del Eufrates superior y de la Altiplanicie Armenia. Por esta causa, los mitanni siempre contaron con la alianza política incondicional de aquellas uniones étnicas. De fuentes escritas referentes al milenio III a.C. y comienzos del II a.C. sabemos que entre las principales de estas uniones étnicas los habitantes de la Mesopotamia septentrional eran llamados subaritas o shubaritas. Esta denominación perduró en la provincia Shubria, o más precisamente Shupria, de la antigua Aghznik histórica armenia, en la zona de Sasún. Los monumentos arqueológicos de la tribu Haiasa Azzi, asentada en la región Noroccidental de la Altiplanicie, tuvieron vínculo inmediato por un lado con los de Kars y Dashir-Dzoraguet y por el otro con los verdaderamente hititas.

MÁS HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS CORRESPONDIENTES A LA EDAD DEL BRONCE MEDIA Pertenecientes a esta época han sido estudiadas las tumbas de la cultura arqueológica Trialet-Tagavoranist, que abarca el área comprendida entre los ríos Kura y Araks. Los pobladores que gozaron de esta cultura en la Edad del Bronce media, son herederos de los habitantes locales de la Altiplanicie Armenia de fines del III milenio a.C. Tal conclusión se extrae de la identidad de su etnia confirmada por los valiosos materiales del arte de la construcción de túmulos funerarios, una parte de los cuales, por vía de los conocimientos que transportaban los mercaderes fue introducido desde Asia Menor, Asiria y del mundo Egeo. Las investigaciones confirman, además, que los protagonistas de aquella cultura pertenecían a la familia de los pueblos de habla indoeuropea. De la cultura de Karmirberd, que se expandió hacia el Sur de Trialet-Tagavoranist son característicos los campos funerarios con tumbas de una o de dos personas y los poblados minúsculos. Las investigaciones arqueológicas certifican que el complejo cultural de Karmirberd constituye una unidad autóctona sorprendentemente diferente de la de Trialet-Tagavoranist, tanto por los ritos funerarios como por los materiales descubiertos en ellos. Lo cual no descarta que ambos se hayan desarrollado aisladamente. Existen indicios en los que se funda la hipótesis de que la cultura Trialet fue anterior a la de Tagavoranist y se desarrolló en el litoral del río

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Kura; que cuando concluyó este período, en los siglos XVI-XV a.C., se produjo un desplazamiento hacia el Sur, y afincándose la de Tagavoranist primero en la región del río Araks, lo cruzó y se estableció definitivamente al Sur y al Este de este río. Acerca de la vida comunitaria de esta civilización, tuvo mayor significación la agricultura que en Karmirberd y en Trialet-Tagavoranist. En general, las culturas de la Edad del Bronce media se caracterizaron por sus poblados, instalados en lugares separados de los complejos funerarios. Ya vimos que la comunidad humana de la Altiplanicie Armenia desde fines del III milenio a.C. a mediados del II milenio a.C. hasta avanzada la Edad del Bronce inició una etapa de características propias que se manifestó bajo múltiples y contrastantes aspectos. Durante la Edad del bronce, en el sector Noreste de la Altiplanicie existieron complejos de dos culturas; uno fue denominado de Tagavoranist-Trialet y el otro, de Karmirberd. El área de la cultura de Trialet se hallaba en el Sur de lo que hoy denominamos Transcaucasia. El arqueólogo Harutiún Martirosian, basándose en la cerámica de complejos secundarios, aisló del conjunto de estos complejos un tercero denominado de Seván y su tesis fue seguida por otros científicos. Pero hallazgos de testimonios materiales habidos en una serie de capas delmonumento especialmente en Chrrahovid, Aikeván, Harich y muy en particular en Medzamor, a partir de 1966 se estableció que las tres culturas forman una unidad inseparable. El signo distintivo de los complejos arqueológicos de la Edad del Bronce media es la característica síntesis de la cerámica brillante policromada o negra o gris. En la Altiplanicie, durante el período de la cultura Kumairí-Trialet, comenzó el desarrollo de una nueva etapa de adelanto en cuanto a organización comunitaria. Allí ya se había consolidado en el milenio III a.C. y arraigado en las puertas de la Edad del Bronce temprana el más importante logro de la comunidad en los campos de la creación de nuevos bienes materiales, culturales y en el de las ideas. Ese progreso fue el representado por la agricultura, el pastoreo y las incipientes artesanías. Un gran paso hacia el progreso fueron los nuevos medios aplicados en la tecnología metalúrgica: aparecieron armas de nuevo tipo, instrumentos de labranza y objetos de joyería. La metalurgia fue uno de los estímulos que más impulsaron el avance de la cultura y el vínculo primordial de consolidación comercial. Al estudiar la producción de elementos hechos con la elaboración del metal, es necesario en primer lugar, tener en cuenta la región del Norte de la Mesopotamia, en cuya cadena boscosa continuaron utilizándose durante siglos instrumentos de labranza, armas y adornos de la antigua Sumeria. Entre los grupos de hachas de un mismo tipo muy difundidos en los territorios de Asia Anterior, la Altiplanicie Armenia, el Cáucaso y Europa, correspondientes a distintos períodos del III milenio a.C., fue hallado uno en monumentos arqueológicos de la Altiplanicie–Kumairí, Ereván, Alavertí, Trialet- en el que las hachas tienen forma de pico y son idénticas a las de importantes centros mesopotámicos, el principal en Assur, y en el monumento de Naram Sin de Akkad, hallado en Amit(Diarbekir) en el que está esculpida la figura de su hijo Sargón. A diferencia de las que fueron encontradas en Europa, que sólo en parte se asemejan a las de la antigua Mesopotamia, las de Georgia y las de la Altiplanicie Armenia en nada se diferencian de las de Amit. Lo cual permite deducir que tales armas se producían en los mismos centros asiáticos y por vía de los Cáucasos pasaban a Europa oriental. En tiempos recientes, gran cantidad de estas hachas, con diversas variantes y medidas, fueron halladas en excavaciones efectuadas en Ereván; sus características morfológicas y calificativas, que superan a los objetos arqueológicos pertenecientes al mundo antiguo certifican su producción local y además persuaden que la Altiplanicie Armenia fue un centro significativo de fabricación de tales elementos. Los más notables establecimientos de elaboración de metales hallados en el Noreste de la Altiplanicie son los de Garaz, en Arzn, cerca de la actual Erzerum (Arzn-rum), Elar, Echmiadzín y en complejos de Georgia, en los que se encontraron adornos femeninos –pulseras, aros- y puntas de lanzas con una

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terminación muy perfeccionada si los comparamos con los de comienzos de la Edad del Bronce. Mercaderes de Siria y de Sumeria recorrían la ruta comercial del Eufrates y llegaban a los centros comerciales del que sería el fértil valle de Kharberd y a las ricas minas de cobre y plata de Ankeghtán (Arghana Matén), cuyos habitantes con beneplácito les pagaban el precio de sus compras con metales que elaboraban mediante tecnologías cuyo secreto guardaban celosamente. Los ritmos acelerados del progreso cultural, la acumulación de riqueza, la creación de valores de cambio y el estímulo de nuevos vínculos mercantiles de los países del Asia Anterior y del Noroeste de Persia con el Cáucaso sucedidos en la Edad del Bronce media, beneficiaron a su turno a la expansión tecnológica, cultural y al desarrollo de las ideas en una significativa parte de la Altiplanicie Armenia.

EL CULTO A LA CABRA Según Emma Khanzadian, el culto a la cabra comenzó en Armenia durante la Edad del Bronce media; está expresado en vasos de cerámica coloreada y metálicos, hallados en el complejo cultural de Vanatsor-Trialet. Una escena de lobos o perros persiguiendo a ciervos, también a cabras y gansos(o cisnes) está representada sobre un objeto hallado en Nerkín Ketashén, región de Marduní, en el litoral del lago Seván506. Es destacable también el del recipiente cerámico policromado hallado en el túmulo de Aruch Nº 3 (siglos XVI-XV a.C.), con tres composiciones en las que se ve a un lobo negro persiguiendo a un ciervo pintado en rojo; una cabra pintada en negro, y aves acuáticas pintadas en negro y rojo. G. Areshian estima que éstas últimas son expresiones demostrativas de tradiciones mitológicas indoeuropeas507. E. Khanzadian menciona como clara muestra del culto al ciervo en la Edad del Bronce media, las figuras artísticas representadas en la copa ritual de plata hallada en Karashamp508 a la que ya hicimos referencia más arriba. En la Altiplanicie Armenia se encontraron estatuillas de ciervos y cabras, correspondientes al período que transcurre entre la Edad del Bronce tardía y la Edad del Hierro temprana; tienen pedestales y aparecen uncidas al yugo de carros o adheridas a una mitra ritual; estatuillas similares fueron descubiertas en túmulos de Lichashén, Artik, Shirakaván, Tolors. Particular importancia tiene: el conjunto de ciervos en una estatuilla de bronce del túmulo Nº 15 de Lorrí Berd; la fila de ciervos y cabras representada mediante una red de cuadrados sobre una cuchara hallada en el panteón Nº 21 de Artik; una ollita descubierta en 1953 en Dilichán, sobre la cual hay representada una escena de caza de cabras509. Al referirnos al panteón del mago primado (Kurm) de Medzamor dedicamos espacio a los motivos decorativos del incensario-pedestal, el cual, tanto por el método de su realización como en lo vinculado con su composición artística, es un ejemplo impar que se conecta inmediatamente con el culto a los entes luminosos celestiales. Desde antiguo el ciervo era relacionado con el culto al sol, de lo cual son testimonio elocuente textos hititas; ellos expresan que cerca de las puertas del templo del Sol, en presencia del rey, se ofrecían sacrificios en honor del ciervo y en la serie de otras ofrendas preparaban panes especiales; Kalantarian, A.A. y Khachatrian, J.K., Raros descubrimientos arqueológicos en el litoral del Seván, Boletín de Ciencias Sociales (Lraber Hasararakán Guitutiunnerí), 1969, Nº 4, 34, 75-77, 90, citado por Khanzadian, Emma, El panteón del mago primado(kurm) en Medzamor, Revista Histórico-Filológica (Patma-Banasirakán Handes), Ereván, 1997, 2, (146), 242. 507 Citado por Khanzadian, E., idem, 242, n.21. 508 Hovhannisian, V.E., Las excavaciones del año 1987 en la necrópolis de Karashamb, Ereván, 1989, 16, citado por Tumanian, K.S., op. cit., 253. 509 Khanzadian, E., ibidem, 243. 506

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esto subraya el lazo existente entre el pan y el grano de trigo con la fertilidad. La figura de la esvástica, símbolo del sol, presente en restos de panes hallados en el templo de Medzamor, fortalece ese testimonio510. Ya desde la Edad del Bronce, la esvástica acompaña al animal que simboliza al ente luminoso celestial; a la izquierda de la gran esvástica representada en el centro de la mitra hallada en el panteón Nº 279 de Artik, cronológicamente ubicada en la segunda etapa de la Edad del Bronce tardía, está la figura de la cabra.

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Idem, ibidem, 244.

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CABRA – cabra salvaje, carnero montañés y gamuza; sus astas, derechas, o encorvadas, o espiraladas, son pesadas, lo que las obliga a llevar la cabeza erguida y echada hacia atrás, dándole un aspecto altivo.

Es sumamente importante destacar el uso que hacían de espeso colorante aplicado después de cocido el objeto para adornarlo con motivos decorativos, del mismo modo que en los cerámicos. Acerca del incensario-pedestal litúrgico de Medzamor fue utilizada dicha manera de pintar, con la que fueron hechas las esvásticas; el ejemplo más temprano de ese tipo de ornamentación es el de los meandros pintados con color blanco sobre una olla descubierta en el panteón Nº 85 de Harich, cronológicamente posicionada entre los siglos XVI-XV a.C. En el territorio de Armenia en general fue aplicado en toda la Edad del Bronce, en el túmulo Nº 10 de Shirakaván, lo mismo que en el recipiente de arcilla coloreada de Karmir Berd. En el túmulo V de Shamiram, donde se halló un sello mitannio perteneciente a los siglos XV-XIV a.C., sobre dos de las ollas hay adornos del tipo mencionado. Esvásticas pintadas de color rojo aparecen en algunos cerámicos del panteón Nº 117 de Karashamb511 y en el Nº 9 de Lorrí Berd, en los cuales los cerámicos están pintados con esa pintura espesa tanto en color rojo como en blanco. Partiendo del hecho de que los adornos realizados con esta clase de pintura espesa no se han conservado bien por acción de factores naturales y solamente se los encuentra en panteones, hay autores que sostienen que esas decoraciones pintadas se hacían particularmente sobre objetos cerámicos que se colocarían junto al fallecido en las ceremonias de inhumación y que por su rápido secado se efectuaban muy poco tiempo antes de tales rituales. Además, a comienzos de la Edad del Bronce tardía, los deudos encargaban o compraban en talleres dedicados a ese oficio, objetos dedicados Hovhannisian, V., y Muradian, F., El panteón Nº 117 de la necrópolis de Karashamb, Boletín de Ciencias Sociales (Lraber Hasararakán Guitutiunneri), 1986, Nº 4, 91-96.

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especialmente a su uso en ceremonias rituales de inhumación; en esos talleres preparaban el cadáver del difunto o las víctimas animales que se sacrificarían al efecto, así como abalorios y otros objetos; en todos ellos, que los arqueólogos relacionan con la liturgia del sacrificio funerario ofrendado al fallecido, quedaron rastros de uso de okhrá y de la aludida pintura. Por esta razón, tanto el incensario-pedestal hallado en Medzamor en el panteón del mago primado, como su uso en rituales litúrgicos, y la pintura espesa para adornar en dichos rituales, son características del desarrollo de la cultura en la primera etapa de la Edad del Bronce tardía. Algunos especialistas consideran que las estatuillas de ciervos subrayan la ligadura del ciervo y de la cabra con el culto al cielo y al sol, la humectación y la fertilidad, y mencionan las tempranas figuraciones que simbolizan la trilogía rayo-tempestad-fertilidad. Desde los tiempos más arcaicos, la cabra ejerció los atributos divinos de la vegetación y de las lluvias. Es decir que los motivos decorativos del incensario-pedestal litúrgico de Medzamor consolidan la tesis de haber estado presente en la Edad del Bronce la figuración religiosa que confiaba en la ayuda de los entes luminosos, de las fuerzas celestiales, para propiciar la germinación e incremento de las espigas de trigo y en garantía de la fertilidad.

X. LA EDAD DEL BRONCE TARDIA

DATOS GENERALES - TESTIMONIOS CULTURALES La Edad del Bronce tardía correspondió a los siglos XVI a X a.C. Se divide en dos períodos: 1) 1.600 a.C. a 1.400 a.C.; 2) de 1.400 a.C. a 1.000 a.C. El epílogo de la cultura prehistórica en la Altiplanicie Armenia se inició a fines del siglo XV a.C. y perduró hasta fines del siglo XII a.C. Aquel período, que abarcó alrededor de tres siglos, fue de esenciales cambios socio-económicos y culturales en la Altiplanicie Armenia. Fundamentalmente, desapareció la cerámica con motivos decorativos cromáticos y paralelamente se desarrollaron centros locales de elaboración del bronce. La Edad del Bronce tardía fue también un período de acontecimientos políticos importantes. Durante los siglos XIV-XII a.C. la comunidad de la Altiplanicie Armenia pasó a la etapa social embrionaria de organización clasista protagonizada primordialmente por la tribu Haiasa-Azzi. Hubo un “boom” en el desarrollo agrícola con la construcción de canales; en lo económico se incrementaron las relaciones comerciales intertribales con sus iguales de otros “países”, lo cual propició cambios positivos en cuanto a construcciones edilicias públicas y privadas. Consecuencia de este acercamiento pecuniario, fue la aceleración y fortalecimiento de fusiones de tribus. Es representativo de la cultura de aquella etapa la construcción de gigantescas construcciones “ciclópeas”, hechas mediante la superposición de toscos y enormes bloques de roca. Fue considerable la concentración de poblaciones en extensos poblados y sus aledaños, que indican el temprano ascenso de la vida urbana. Progresaron comparativamente grandes ciudades (Lazaravan, Modkanaberd, Horrom, Medzamor), con vigorosos fuertes, calles, barrios separados. En sus alrededores se formaron pequeños poblados aldeanos, sin murallas; en las cercanías de los poblados se formaron amplias necrópolis. Durante el tiempo de la Edad del Bronce tardía, la parte más oriental de la Altiplanicie, donde hoy está la República de Armenia, estuvo cubierta por una apretada red de poblados y fortificaciones ciclópeas, además de complejos de construcciones destinados a vivienda y a actividades económicas. En la Edad del Bronce tardía, calculando solo la zona del valle de Gavaraguet había 22 poblados. En el litoral del lago Seván la cantidad ascendía a cien. Multitud de otros antiguos poblados fueron detectados en las laderas de los

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montes Ararat y Arakats, en Chavakhk, Trialet, Artsakh, Shiraz, Tashir-Dzoraguet, Vaspurakán, y muchos otros lugares. Esta movilidad urbana reflejó el tránsito hacia la estructura social de clase. Los representantes de los ancianos fueron enterrados en túmulos funerarios, frecuentemente sobre carros rituales; con ellos inhumaron diversos objetos preciosos, varios esclavos sacrificados, carros de combate de madera, adornos, armas, ropas, alfombras, colgaduras, animales sacrificados: túmulos de Lichashen, Lorriberd, Arrachatsor, Verín Naver, Tolors, Nerkín Ketashén, Artik, y otros. En esta serie, Medzamor tiene su lugar propio y a él volveremos poco más adelante. En las necrópolis colectivas se diferenciaban claramente las tumbas de los dirigentes comunitarios y de los guerreros, prueba de que en la Edad del Bronce tardía comenzó el régimen patriarcal y fue derogada la propiedad comunal. En los panteones de los guerreros se colocaba el complejo de armas así como las insignias que los diferenciaban. Así, en aquel período ya se estratificaba la sociedad que vivía en la Altiplanicie. Como consecuencia de los frecuentes choques militares y del avance de la clase castrense, se desarrolló aceleradamente la armería, se fabricaron nuevas, especializadas y variadas armas de bronce. La Edad del Bronce tardía completó el derrumbe definitivo de la sociedad étnico-tribal típica de la sociedad prehistórica, que se caracterizó radicalmente en lo socio-económico y en lo político por las migraciones, que completarían el ascenso de los órdenes prehistóricos y la creación de unidades gubernamentales. Después del siglo XIII a.C., ciudades de Mitanni conservaban su carácter de intermediarias del comercio. Establecían contacto con Tiro, Biblos, Sidón y en especial con Ugarit, que era el eslabón que comunicaba Egipto con Babilonia, Asia Menor y el mundo Egeo. Las manifestaciones fundamentales del desarrollo de las fuerzas de producción en la sociedad del la Edad del Bronce tardía fueron la extracción y fundición de metales. En el Noreste, Noroeste y Sur de la Altiplanicie Armenia oriental, las montes secularmente cubiertos de bosques guardaban en su interior ricas provisiones de cobre, hierro, plomo, plata, oro y otros minerales que fueron ampliamente aprovechados a fines del II milenio a.C. Los geólogos han señalado la presencia actual de restos de 400 yacimientos minerales cuya utilización había comenzado hacía ya miles de años. En las investigaciones efectuadas en poblados prehistóricos, se hallaron herramientas y armas de metal, talleres de trabajo, fundiciones, equipos para separar y enriquecer minerales y otros complejos productivos. Es particularmente significativo que muchos de ellos estuvieran ubicados en zonas llanas alejadas de las bases demonumentos montañeses; en la capa más profunda del poblado preurartiano de Karmir Blur, a 5 metros de excavación y sobre el lugar habitado, fueron descubiertos restos de hornos de arcilla fundición de cobre y de fundición de hierro, crisoles de arcilla, caños, embudos, múltiples y variadas mazas, hachas y morteros de piedra para elaborar minerales, cuatro complejos de moldes para vaciar cobre. En un tiempo algo posterior, en la aldea Mkhlat, de Sisián, fueron encontradas cantidades de moldes de arcilla en la tumba de un artesano del cobre. En una vasija de un original sepulcro de Artik se conservaron pequeñas cucharas de arcilla que se usaban para levantar el metal fundido. A la Edad del Bronce corresponden dos moldes de hachas de bronce (Kumairí, Karmir Blur), dos cortadoras livianas de mano (Mukhannat-Tapá, Medzamor), algunas varas y modelos de fundición (Karmir Blur, Akhlat), tres que servían para preparar adornos (Arakats, Mukhannat Tapá, Tvin). En el estrato preurartiano de Tvin había, además, dos moldes para vaciar en ellos adornos sumamente delicados. Centenares de moldes para fundir diversos tipos de armas y herramientas se conservaron en espesas capas de antiguos poblados; el procedimiento consistía en preparar moldes en cera o en arcilla muy fina, los que eran obligadamente destruídos por los maestros metalúrgicos especializados al vaciar en ellos cobre u otros metales aleados y derretidos, para elaborar finos materiales o adornos.

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Aunque durante la Edad del Bronce tardía, para elaborar múltiples y variados instrumentos de trabajo, armas, materiales decorativos y artísticos, la metalurgia fue una de las fundamentales y florecientes ramas de la economía de la Altiplanicie Armenia prehistórica, el laboreo de la piedra y de la madera no perdieron su significación: en especial continuaron haciendo con piedra moledoras, morteros, trituradoras, exprimidoras, desmenuzadoras, hojas de hoces, herramientas de uso en la construcción que formaban sensible parte en la cultura material de tribus pastoriles. Los hombres de la Edad del Bronce tardía también utilizaron ampliamente hoces y cuchillos de bronce, arados de doble reja, de madera, de bronce y de hierro; símbolos hechos con esos mismos materiales, carros de dos y de cuatro ruedas, descubiertos o con cajas cubiertas en forma abovedada, así como carros de combate. Estos medios de transporte descubiertos en la Altiplanicie oriental, tienen sus paralelos en el período de las antiguas dinastías sumerias (Ur, Kish, Shotubbak), durante el reinado akkádico (Tepé Kavrá), y en monumentos asirios y caucásicos. Las excavaciones de Lichashén evidencian que en la Altiplanicie construían también variados materiales muebles útiles para la vida cotidiana y domésticos, carcajes, arcos, mangos de flechas y lanzas, elegantes puñales y espadas, asas y empuñaduras de formas estéticas y hojas labradas. En sepulturas de la Edad del Bronce tardía, junto con medios de transporte fueron descubiertos equipos de arneses para cabalgaduras, bridas, con monturas, con varas, y diversos objetos y materiales para adornar a los caballos. Es posible que para repujar madera también se utilizaran con amplitud hachas planas de mano con salientes, que debían ser usadas en la curtiduría y marroquinería, que desde mediados del milenio IV a.C. fue en la Altiplanicie una de las principales artesanías. En la imaginación de los antiguos armenios el mundo propio de los ancestros es el cielo donde se convertían en constelaciones y con tal existencia astral ejercían influencia milagrosa sobre el destino de los parientes. Los sepulcros (cromlechs) de la Edad del Hierro de la aldea Shamiram confirman que las piedras con marcos circulares del Gran Paitasar en verdad pueden haber estado ligadas al culto de los antepasados. Incluso las superficies de sus piedras ordenadas formando círculos tienen labradas diversas cantidades de conjuntos de círculos simétricos que no se diferencian de las precedentes ni por el método de realización, ni en las medidas, ni tampoco por sus formas. A veces, sobre las piedras sepulcrales, estos círculos son reemplazados por concavidades y acompañados por pluralidad de figuras antropomórficas o zoomórficas que en la imaginación prehistórica expresan el vínculo entre el mundo ultraterreno y el cielo tachonado de estrellas. Son así también los estilos y clases de inscripciones rupestres de los períodos tardíos de Keghamá. Los estudios de tumbas de Shamiram proveen materiales arqueológicos correspondientes a los siglos VIII a VI a.C. La coincidencia existente entre las inscripciones funerarias y los grabados del Gran Paitasar distingue al conjunto correspondiente a la Edad del Hierro. En los sentidos del dibujo, del estilo y de la significación, no se diferencian las inscripciones sepulcrales comparándolos con los grabados del Gran Paitasar, sobre los cuales hay tres grandes espirales, círculos, semilunas y una gran figura humana, que parecen traídas de Shamiram. En otros conjuntos rupestres de los montes Keghamá hay algunos grabados compuestos por grandes figuras humanas sumamente estilizadas y soles formados por círculos concéntricos. Son interesantes también figuras humanas y zoológicas en el Gran Paitasar, pertenecientes a la Edad del Bronce temprana y media representadas con pequeñas rayitas hechas con un instrumento metálico; la primera de ellas es del III milenio a.C. y corresponde a dos grandes cabras; más tarde les agregaron la figura de un cazador con lo cual el conjunto se convirtió en una escena de caza. En otro conjunto que pertenece al II milenio a.C. hay un ciervo, una cabra y un cazador en fila. Finalmente en la tecera escena hay presas que han caído en una trampa, cazadores, perros y signos ideográficos.

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Otros casos evidencian similitudes entre los grabados de Shamiram y los del Gran Paitasar tanto en el estilo, como en la composición y la técnica utilizada. Sobre una de las piedras del cromlech Nº 1 están grabadas las figuras de dos cabras, hombre, disco solar y cruz; lo mismo ocurrió en las inscripciones rupestres del Gran Paitasar con la diferencia que la cruz está dentro de la esfera y en lugar de la cruz hicieron signos astrales y el hombre está ausente. En una segunda piedra del mismo cromlech están representados tres animales y un hombre. El hombre con los brazos extendidos está entre dos animales. Similar composición es puntualmente característica como la presencia del círculo en una de las caras de la piedra y otros dibujos en las demás caras. Esta norma se conserva en el Gran Paitasar. También está el intento de agregar figuras hechas con rayitas, que corresponden a los siglos VII-VI a.C. Finalmente, entre las figuras de las inscripciones rupestres de Shamiram hay una muy típica en la que aparece a menudo una fila de uno, dos o tres animales. Aquí tenemos en consideración solamente las correspondencias desde el punto de vista del estilo. Dice H.A. Martirosian que las síntesis de los dibujos rupestres en el último conjunto de tumbas de Shamiram y del Gran Paitasar lo persuadieron de que tuvieron amplia difusión en el período que siguió hasta bastantes después de la Edad del Hierro, que son monumentos de los siglos VII-VI a.C. que preceden inmediatamente a la época de la creación de la cultura armenia temprana. No obstante, el estudio previo de algunos monumentos del Gran Paitasar y de otros conexos, demuestran que el arte rupestre en la Altiplanicie Armenia perduró por lo menos durante 5.000 años (V milenio a.C.) desde los tiempos neolíticos hasta la etapa inicial de la soberanía armenia. Durante el prolongado tiempo que se extendió desde el neolítico eneolítico de la prehistoria de Armenia y el comienzo del reino armenio (V-IV milenio a.C. milenio I a.C.), la Edad del Bronce temprana (milenio III a.C.), la Edad del Bronce media (primera mitad del milenio II a.C.), la Edad del Bronce tardía (segunda mitad del II milenio a.C.), así como también en la Edad del Hierro temprana (primera mitad del I milenio a.C.) hasta la historia temprana del reino de Armenia, estuvieron presentes los conjuntos rupestres. Sobre la base del análisis de algunos centenares de inscripciones rupestres, esta clasificación se funda en similares conjuntos de miles de monumentos no solamente de los montes Keghamá sino también de otros lugares y en tal medida están generalizados al menos en la parte oriental de la Altiplanicie Armenia. Salvo en casos excepcionales, la mayor parte de las hachas de metal se encontró en panteones, junto con cuchillos, puñales y otros objetos de ataque, lo cual demuestra su carácter de armas. Suman una gran cantidad en el territorio, clasificados y agrupados por su tipo y su sucesiva correspondencia cronológica. Los primeros son de Lichashén, Artik, Loret, con sencilla empuñadura oval, sin bordes laterales; los segundos, con ancha hoja curva y empuñadura recta; del tercer grupo forman parte hachas pequeñas, miniaturas y perfectas que, en general, corresponden al tipo Vardakar de Karabagh. El tipo básico de estas tres variantes estuvo difundido en el Cáucaso, desde Sochi hacia el Este, de la llanura del Ararat hasta Karabagh. Los principales centros en los que se producían estuvieron en los hornos metalúrgicos de Tashir-Tsoraguet. Las de Artik son estéticas hachas y las de Lichashén, con empuñadura saliente son similares a las de la Siriana y Palestina; las de Icheván tienen parecido con las de los complejos de Asia Anterior. Las empuñaduras de las hachas de Karmir Blur, son de producción local y tienen filosas salientes en su parte superior. En necrópolis de la Altiplanicie oriental apareció gran cantidad de puñales de variadas épocas y modelos, que también, como las hachas, pueden ser agrupados por su tipo y ubicación cronológica. En términos generales, son armas de la Edad del Bronce tardía y llegan hasta la época pre-urartiana. La ancha hoja de los puñales del territorio oriental de la Altiplanicie tiene una leve forma triédrica, con surcos; la empuñadura es semiesférica. Las

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vainas, de bronce, presentan orificios decorativos;de este tipo se encontraron moldes para el vaciado del metal derretido; las vainas de estos artísticos puñales, que en sí mismos parecen objetos de adorno por su fineza y colorido, recuerdan a las de oro que se hallaron en el sepulcro real de Ur y se puede convenir en denominarlas del tipo Lichashén-Artik; de estos puñales y vainas aparecieron en excavaciones arqueológicas del Cáucaso septentrional y en Persia (Talish), acerca de las cuales se supone que fueron materia de importación. Los demás modelos de puñales corresponden a antiguos tipos generales de Oriente que perseveraron durante largo tiempo; son de elevado estilo, con orificio en el puño, en los que la hoja es de fundición de hierro hecha por separado; pertenecen al período de los siglos XIII-X a.C. Entre las armas de ataque de la Edad del Bronce tardía fueron halladas lanzas de variadas características: con el cuerpo largo y el extremo corto o al revés, con el cuerpo corto y el extremo largo con forma de rombo y de otros tipos distintivos. No se conservaron arcos de madera por su deterioro natural pero fueron documentados en relieves de cerámica en los que aparecen junto con flechas, así como en inscripciones rupestres. En sepulcros del Cáucaso se hallaron arcos pequeños y de gran comba. Las puntas de flechas eran de obsidiana o de cuarzo, de gruesa lámina de bronce, en general con formas romboidales. Tanto para la lucha cuerpo a cuerpo como para las que se trababan a distancia, las mazas se utilizaron ampliamente y se preservaron en tumbas; sus cabezas de bronce, forma esferoidal u ovóidea, superficie alisada y el mango cilíndrico o de cuatro caras en la parte central. Las mazas con forma de pera, tenían afiladas ampollas en las facetas de su cabeza; aparecieron en muchos monumentos de las Edades de Bronce y de Hierro que tienen paralelo con otros occidentales de tiempos antiguos. A fines del siglo XII a.C. se difundieron armas y herramientas de bronce y de hierro que deben haber jugado destacada función económica y en la acción bélica. En panteones correspondientes hasta mediados de la Edad del Bronce tardía, se encontraron lanzas y cuchillos parecidos a los de épocas precedentes; son similares también a lanzas de uso en Asiria, donde se las consideraba armas preciadas de la realeza. Comparados con los de complejos de la Edad del Bronce, los escudos de la etapa tardía son sencillos, porque se elaboraban primordialmente con materiales corroídos, ramas, madera, cuero. En cinturones y sellos de aquel período fueron representados en ejemplares únicos, escudos circulares, como también de tipos semicirculares alargados; tienen semejanza con escudos que usaban guerreros asirios, representados en monumentos de arte mesopotámico. Son pocos los escudos con escamas de bronce como los de regiones del Mediterráneo oriental. En cambio son numerosos los de producción local de la Altiplanicie oriental, hecho con un chaleco de cuero cubierto de láminas de bronce circulares, centenares de botones y partes de madera. Los cascos son muy sencillos; en modelos de bronce de carros de combate de Lichashén, los soldados están de pie y en sus cabezas lucen cascos con cresta del tipo hitita. Se hallaron algunos en sepulcros de jefes tribales en Khochalí, Karapagh. Los objetos de adorno, de arte y de culto de la Edad del Bronce tardía se hicieron de bronce, estaño, antimonio, oro, plata, piedras semipreciosas y de delicada cerámica. Entre ellos ocupan notable lugar pulseras, anillos, tobilleras, collares, diademas, horquillas para el cabello, con formas de aro, o con puntas abiertas, con pequeños orificios o relieves planos o en bajorrelieves romboidales u otras formas decorativas, con superficie dentada o punteada, de alambres dobles de bronce, espiraladas, laminadas, con formas de serpiente. Son cuantiosos y variados los colgantes de formas discóideas, geométricas, los botones semiesféricos cuya superficie exterior está adornada con figuras en relieve de triángulos, signos, espirales, círculos concéntricos. Agujas para diversos usos de adorno femenino, cuyas cabezas de bronce, esféricas, o con forma de pera, o de campana, o de pájaro, varían de color por tener aleaciones variadas, halladas en tumbas cercanas a Arzn. Los más

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preferidos y difundidos objetos de adorno eran los collares elaborados con abalorios de piedras semipreciosas y delicadas cerámicas de formas esféricas, discoides, lunitas, de doble cono, con forma de pájaro, cilíndricos, de superficies lisas o cribadas. Fueron predilectos en la primera etapa de la Edad del Bronce tardía los modelos bien elaborados de ágata anaranjada u oscura, sobre una de las cuales estaba escrito con signos cuneiformes, el nombre del rey Adadnirar de Asiria. Por lo que demostráron las investigaciones cronológicas acerca de las características particulares de la paleografía, este tipo de cuentecillas agujereadas corresponden al tiempo del rey Adadnirar I, es decir al siglo XIII a.C. Estas cuentecillas elaboradas con piedra o con pasta fueron copiadas por maestros orfebres y plateros. En tumbas de Lichashén y de Artik aparecieron muchos collares del tipo descripto hechos con diversos metales. Son atractivos los adornos de oro, que evidencian ser obras con maestría y elevado desarrollo técnico, que podrían despertar asombro en maestros de nuestro tiempo; repiten las clases de abalorios del territorio oriental de la Altiplanicie; los collares guardan similitud con los tipos serpenteantes mesopotámicos de cuádruple y doble cuerda, triangulares, con forma de granos, que fueron hallados en tumbas de Lichashén y Tolors. Adornos discoides, radiados y a veces colgantes con pequeñas figuras de pájaros, o grandes medallones laminados con forma de círculos concéntricos que contienen, estilizada, la cabeza de un toro, también están vinculados con el culto del sol. El más llamativo es el disco que en su centro exhibe la figura de siete “estrellas”que hace pensar que nuestros lejanos ancestros tenían idea concreta acerca de siete planetas. No es errado que muchos astrónomos famosos consideraran a Armenia como el primer centro de astronomía del Antiguo Oriente, que sirvió de punto de partida de cálculos calendarios. El alto nivel de desarrollo artístico alcanzado en la Edad del Bronce tardía es en especial tangible al estudiar las estatuillas, todas elaboradas con ayuda de un delicado y complejo de moldes, planos complementarios, bajorrelieves y dibujos decorativos. Sus ciervas, ciervos, gamuzas, diversas clases de pájaros, cabezas de toros, son trabajos realizados con gran arte y profundo realismo; casi todas están revestidas sobre soportes móviles; son porosas y en su interior tienen bolitas de metal y cascabeles. Desde el punto de vista de la complejidad de elaboración y perfección artística, se destacan las estatuillas grupales; la estatuilla de conjunto del toro y la gamuza de Lichashén, y los modelos de bronce de carros livianos de combate, delante de cuyos pares de caballos de tracción, a veces huyen de ciervas perseguidas mientras sobre la caja del carro están de pie combatientes bien armados que lucen casco de tipo hitita. En poblados de la Altiplanicie Armenia correspondientes a la Edad del Bronce tardía fue frecuente encontrar ídolos femeninos de piedra, que encarnan la idea de mujer-madre diosa vinculadas con figuraciones agrícolas y sus cultos e ideas: fecundidad, fertilidad, perduración de las generaciones y reproducción. La escultura de la escuela tribal armenia abarca bajorrelieves de figuras antropomorfas sentadas, con pelvis estrecha, de anchas nalgas, y los brazos en alto; su superficie exterior está o no adornada con motivos vegetales; establecen un paralelo entre las ideas árbol-planta y mujer, con la de divinidad. Algunos son bajorrelieves de ídolos con rostros humanos, con el resto compuesto por ornamentos vegetales; otros consisten en voluminosas esculturas redondas en las que están sólo marcados la cabeza, el rostro y el cuello. Finalmente también hay conjuntos de ídolos polifacéticos para ser observados desde distintas posiciones. En algunas ocasiones, en las necrópolis, en sustitución de estos ídolos, se encontraron figuras hechas con el mismo tipo de piedra o con arcilla, y a menudo de bronce; son miniaturas con figuras del hombre y la mujer, cuyo significado es de culto religioso; llama la atención la compilación de estas estatuillas en la aldea Airum de la zona de Chucheván, correspondiente a comienzos del milenio I a.C.

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Junto con los ídolos, en los antiguos poblados se encontraron estatuas fálicas de piedra labrada, que del mismo modo estaban ligadas a la idea de fructificación; a veces llegaban a tener dos metros de altura, y otras, con forma de rostro humano en el extremo, adornados con collares, y grandes aros en las orejas. En los poblados, comparativamente, eran pocas las estatuas de piedra. En Karmir Blur fue hallada la estatua de piedra del león, que armoniza con el arte del admirable modelo de la maciza estatuilla fundida del Museo de Gorís, ligada al culto del sol. Entre los objetos funerarios, es expresado el culto a entes celestiales agrícola-pastoriles con estatuillas de adoración de bueyes, caballos y otros animales que a menudo aparecen en monumentos de arte utilitario como símbolos del sol y de otros entes celestiales. Junto a vasijas y otros objetos de cerámica, son memorables los cinturones hechos con lámina de bronce cuyos relieves también están relacionados con el culto religioso. Continuadores de ellos son los temas representados sobre vasijas y otros objetos de cerámica descubiertos en santuarios prehistóricos, junto a hogares ceremoniales y en panteones. Sobre un vaso de Tilichán está grabado en bajorrelieve un carro de combate con la figura de un hombre de pie que persigue a un rebaño de cabras. Interesantes escenas con figuras en relieve y bajorrelieve sobre jarras halladas en el estrato pre-urartiano de Tvin, representan a cazadores montados y a pie que persiguen a animales, sobre un fondo de aguas, montañas y cielo estrellado. Siguiendo la técnica del cavado, sobre otra serie de recipientes están representadas cabras, ciervos y otros animales o cabezas de toro en relieve que guardan paralelismo con motivos decorativos geométricos, y composiciones en relieve realizadas con elevado buen gusto. Son también significativas ciertas ánforas con grabados de escenas de sacrificios de serpientes y leones(Sanahin, Arzn). Forman parte del mismo grupo, delicadas ánforas litúrgicas cerámicas de cuello largo, sobre cuyos hombros hay grabados de motivos decorativos geométricos. Un grupo numeroso lo componen hogares: por espesas capas de cenizas y restos de leños incinerados que fueron hallados en excavaciones se dedujo que en dichos hogares se oficiaban ceremonias en las que mediante la purificación por el fuego liberaban de “malos espíritus” a personas recién fallecidas. Las excavaciones permitieron percibir que con el paso del tiempo se incrementó en las sepulturas la cantidad de calzados cerámicos de caña larga que se acostumbraba colocar para facilitar al finado el viaje a pie hacia el mundo de ultratumba; estos objetos no solamente permiten interpretar las figuraciones de aquel tiempo con respecto a la muerte sino también conocer la técnica alcanzada en la confección de zapatos y botas, el cosido de la suela con la capellada y otros detalles vinculados con adornos en la indumentaria de la época. Estos datos se ven confirmados en sugestivos relieves hechos sobre láminas de bronce de cinturones, en los que aparecen diversos modelos de calzado de caza y su relación con figuraciones religiosas.

TRANSFORMACIONES SOCIO-ECONOMICAS Las relaciones prehistóricas y el ordenamiento étnico-tribal en la Altiplanicie Armenia fueron embriones de la sociedad dividida en clases y, paralelamente, surgieron frente a la imperiosa necesidad de organizar gobiernos. Esta innovación fundamental en la palestra política se expandió más aun con la cooperación con países de Asia Anterior y Asia Menor, que pusieron un sello definido sobre la cultura que modeló a la Edad del Bronce. En el desarrollo material del país jugó un papel decisivo el secular progreso interno del aprovechamiento de sus múltiples riquezas naturales. Fue un período de importantísimos acontecimientos políticos en la sociedad del la Altiplanicie Armenia, en el que se inició la

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etapa de profundización de la división en capas patrimoniales y sociales. El incremento de la agricultura y el pastoreo, la acumulación de riquezas en manos de una minoría formada por familias y clanes, el ya mencionado desarrollo del trueque intertribal de mercancías, suscitaron imperiosamente la necesidad de mano de obra. Las prolongadas beligerancias entre tribus constituyeron la fuente permanente de provisión de fuerza de trabajo; los enemigos vencidos fueron sometidos a la esclavitud y aprovechados en diversas ocupaciones y las generaciones que nacían de vientres de esclavas continuaban en la misma condición; además, los esclavos cumplían la función de moneda y con ellos se pagaban deudas como si fueran plata u oro. Los descubrimientos resultantes de excavaciones de necrópolis demostraron que los esclavos enterrados con el amo tenían características antropológicas diferentes de las de la población local; la circunstancia de que en centenares de tumbas los esclavos estaban colocados en posición de tiro de carros, evidencia que en la Edad del Bronce tardía la esclavitud doméstica había adquirido una dimensión institucional. El período temporal de la Edad del Bronce tardía se caracterizó como el de los más importantes acontecimientos políticos, entre los cuales figuró la división de la sociedad en estratos patrimoniales y sociales, división en la cual ocupó lugar preeminente la tribu Haiasa-Azzi. La nobleza étnico-tribal, como sector dominante de la sociedad se aisló totalmente del pueblo y creó para sí una situación económica y política privilegiada. La prolongada belicidad intertribal provocada por las recíprocas ambiciones de los ancianos de apoderarse de los campos de pastoreo y de los destinados a la labranza, así como de retener las riendas del dominio político eminente y del poder económico absoluto fue monopolizada con la imposición del régimen genealógico-tribal. Esta capa de la sociedad se apoderó, pues, de las mejores tierras, las mayores riquezas, el botín de las batallas y los prisioneros esclavos. A disposición de jefes tribales había regimientos bélicos de hombres armados de lanzas y escudos, de infantería, montados y conduciendo carros. Los representantes de la superioridad de los ancianos genealógico-tribales se diferenciaban estrictamente de los nobles por su modo de vivir, indumentarias, adornos y sedes. En este tema la aplicación de las tradiciones era a ultranza y con carácter absolutista. Hasta sus panteones eran fastuosos, con amplias salas de entierro, donde eran inhumados junto a los cuerpos de privilegiados, vestidos de finos sudarios perfumados, acompañando con pompa y solemnidad el armamento que usó en vida y objetos de lujo que consideraban que podrían serle útil en la vida de ultratumba, con cortejo, cánticos y ceremonias dirigidas por el mago. A diferencia de lo expuesto, los entierros comunes y los humildes eran sencillos, sin adornos; si el difunto pertenecía a la nobleza baja o a una clase inferior, el cuerpo iba a la nuda tierra, colocando junto a ál los objetos que fueran indispensables y dos o tres vasijas. Las tumbas eran construidas con arcilla o con un túmulo de piedra. Por esta razón, aun en el comienzo del milenio III a.C. las grandes familias patriarcales continuaban su existencia, compuestas por los parientes mayores consanguíneos sucedidos por unas cuantas generaciones (3-7) poseedoras de un carro fúnebre tirado por caballos unidos por yugo, medios de producción, entre ellos también el mínimo de tierra pública de labranza que les hubiera correspondido en la partición sucesoria. La comunidad familiar patriarcal continuaba cumpliendo el papel de célula básica de la sociedad económica. Pero gradualmente, debido a la resistencia social, comenzaron a surgir retorcimientos en las grandes familias. Su división se manifestó en el desapoderamiento deliberado de la renta de la producción familiar y, en los casos en que todos compartieran una sola casa grande, decidiendo que las familias pequeñas debían mudarse a una casa separada512. A fines del milenio II a.C., la sociedad genealógica-tribal de la Altiplanicie Armenia llegó al borde de la decadencia y se crearon precondiciones políticas para la eventual organización de un gobierno, a la manera de los existentes en los grandes reinos e imperios 512

Martirosian, H.A., Poblados y necrópolis de la Edad del Bronce, op. cit., 41.

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vecinos. La vida de los nativos del Altiplano no se limitó a la Edad del Bronce pero fue en este período cuando las relaciones socio-económicas se desarrollaron con vistas al acrecentamiento de las mismas. Vivían de acuerdo con la ideología, las figuraciones y las prácticas de culto que se venían gestando en sucesivas transformaciones desde aquellos antiquísimos embriones que nacieron con ellos y que, con el vehículo de las tradiciones, de la narrativa épica, las leyendas orales y las fábulas y adivinanzas populares, fueron incorporadas a sus vivencias de generación en generación. Forman parte de este acervo excepcional las estatuillas de piedra que representaban a ídolos femeninos, símbolos de la idea de la mujer diosa de la fructificación, de la diosa madre, y que encarnaban a la reproducción, florecimiento y perduración de las generaciones, y también a las complejas figuraciones de las tribus agrícola-pastoriles originarias especialmente del territorio que se extendía desde el río Eufrates hasta el mar Caspio y desde la cadena del Gran Cáucaso hasta la Mesopotamia. Con las variables propias de cada autoctonía local, estas ideologías, cultos y figuraciones tuvieron conexión con todo Oriente y con la cultura y civilización cretense-minoica, en especial cuando desde el 2000-1900 a.C., pasando probablemente antes por el Cáucaso, oleadas de helenos, que fueron los primeros pueblos de habla indoeuropea que llegaron al continente griego, se establecieron también en islas del Egeo y en el litoral de Asia Menor. Un milenio después, a partir del paganismo, sería la diosa Anahid la portadora de las figuraciones referentes a la madre-tierra-fructificación. Monumentos del arte de la Edad del Bronce tardía, en particular cinturones grabados y figuras de arcilla en relieve y bajorrelieve, expresan las figuraciones de los nativos acerca de la tierra, el cielo y el universo. Sobre estos objetos - tierra, cielo y agua-, están representados con tres líneas celestiales horizontales y corresponden a tres animales reales o fantásticos continentales o marinos, mediante pájaros y figuras geométricas. En especial se difundieron con amplitud objetos dedicados al culto del sol; son cinturones adornados con grabados que presentan la divinidad del sol en figuras antropomorfas o en carros de combate, a veces con corceles llameantes, con leones o toros, que encima o a sus lados tienen grabados cuerpos discoides que a menudo emiten rayos. Se encontraron también pájaros, serpientes, peces, en estatuillas de bronce que simbolizan al sol; así como líneas ondeantes que encarnan al culto al agua. En la Antigüedad, cerca de los canales o cisternas naturales de agua fueron halladas gigantescas estatuas de vishaps de piedra que para los hombres de esa lejana época eran entes que preservaban el agua, elemento que les aseguraría la eternidad o virtudes mágicas, en especial el de los sagrados ríos Eufrates, Araks y Tigris. Para tribus agrícolas de la Altiplanicie Armenia había animales con poderes excepcionales como el caballo, el buey y el toro, de los cuales los científicos descubrieron estatuillas en complejos arqueológicos. En ocasiones, restos de esos animales estaban en sepulturas evidenciando que fueron sacrificados en la ceremonia ritual del entierro de su dueño. En la Edad del Bronce tardía, sobre muchos cinturones y recipientes de alfarería se conservaron escenas mágicas de caza, con muchos detalles minuciosos; figuran hombres armados de anchos arcos y carcajes, con indumentarias apropiadas y ocultando su rostro con máscaras de pájaros, de animales de presa, de entes luminosos celestiales, o en medios ictícolas, de pescados. Sobre muchas de las vasijas de arcilla están representadas montañas y el cielo tachonado de estrellas, símbolos del sol, animales, cazadores montados armados de arco y flechas, el espíritu de los bosques o el dios de la caza que luchan contra ofidios vishap, leones y otras fieras. Los protagonistas de los “quijotes de Sasún” son también cazadores. Así como sobre la base de fuertes unidades étnicas en la Edad del Bronce tardía se crearon centros con influencia sobre determinados lugares de la Altiplanicie y con facultades temporarias, también se crearon organizaciones de gobierno permanentes. En

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aquella etapa prehistórica la metalurgia alcanzó su cenit; como lo testimonian escrituras cuneiformes de Ashur del II milenio a.C., la Altiplanicie Armenia se convirtió en uno de los grandes centros metalúrgicos culminantes de Asia Anterior. El desarrollo económico fortaleció los poderes de la clase elevada, de lo cual son testimonios visibles los mencionados mausoleos, en los cuales fueron hallados carros y demás elementos patrimoniales que son signos del poder y del boato ceremonial de los oficios fúnebres, privativos del superior status de la persona inhumada513. Esas profundas y esenciales transformaciones que ocurrieron en los planos del desarrollo social y económico de los lugareños han sido muy claramente explicadas por las investigaciones, primordialmente en las necrópolis de Lichashén, Medzamor, Artik y de la aldea Lorríbert. En Medzamor, sarcófagos hechos con placas de basalto pertenecieron a la nobleza y a funcionarios que administraban la magia. No es casual que objetos de metal, armas, adornos de oro, elementos de uso litúrgico y muchos otros materiales hayan sido descubiertos en excavaciones arqueológicas efectuadas en estos centros mercantiles de la meseta armenia y también más al Noreste; además, más al Oeste, en la ciudad persa de Dalish y en Lurisdán. Estos objetos penetraron en lo que sería Armenia, una parte a través del intercambio intertribal y otra como producción originaria local siguiendo prototipos orientales. Los representantes de los ancianos fueron enterrados en túmulos funerarios, frecuentemente sobre carros rituales; con ellos inhumaron diversos objetos preciosos, varios esclavos sacrificados, carros de combate de madera, adornos, armas, ropas, alfombras, colgaduras, animales sacrificados (túmulos de Lichashen, Lorriberd, Arrachatsor, Verín Naver, Tolors, Nerkín Guetashén y otros). En las necrópolis colectivas se diferenciaban claramente las tumbas de los dirigentes comunitarios y de los guerreros. En los panteones de los guerreros se colocaba el complejo de armas así como las insignias que los diferenciaban. Así, en aquel período ya se estratificaba la sociedad que vivía en la Altiplanicie. Como consecuencia de los frecuentes choques militares y del avance de la clase castrense, se desarrolló aceleradamente la armería, se fabricaron nuevas, especializadas y variadas armas de bronce. Ya desde antiguo se practicaba el trueque intertribal de mercaderías, sin el cual el progreso social hubiera sido sumamente dificultoso. El avance de fuerzas productivas en la Edad del Bronce tardía (1600-1200 a.C.) - la profunda especialización de distintas ramas de la actividad material, el acopio de provisiones agrícolas, pastoriles y de productos artesanales, así como la riqueza extraida demonumentos minerales - impulsaron ampliamente el intercambio intertribal y el comercio, los cuales se vieron beneficiados además por la favorable posición geográfica y el elevado nivel cultural y económico de los “países” limítrofes que se hallaban al Oeste y al Sur de la Altiplanicie Armenia. Encontrándose entre Oriente y Occidente, la meseta armenia vinculó regiones comparativamente inferiores, en las que fueron creados antiguos centros de civilización oriental. A pesar del relieve accidentado y la presencia de murallas orográficas, el territorio era cruzado por importantes caminos del mundo antiguo que se anudaban en el valle del Ararat. Desde la Cólquida, en Abkhazia, llegaban a la Altiplanicie hachas de guerra de producción local, las cuales, por el valle del Kura siguiendo hacia la llanura de Akhalska, Chavakhk, Shirak, pasaban a Vanand, cerca de Kars, al valle del Chorok y llegaban a la ciudad de Ortú, al Oeste de Trebizonda, en el litoral del Ponto. En otra dirección, eran transportadas a la aldea Parakar, en el valle del Ararat, y de allí hasta las orillas del lago Kapután. Estos puntos estaban conectados por esas vías de tránsito natural que facilitaban y aceleraban la permuta intertribal y el tráfico mercantil, que llegaban hasta el Noreste de Africa y al Asia Anterior y Menor. El objeto de esa actividad consistía en el envío y recepción recíproca de animales de gran tamaño, de materias primas procedentes del

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Khanzadian, Emma, Medzamor 2. La necropole. Les tombes du bronze moyen et recent, op. cit

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pastoreo y de gran cantidad de instrumentos de trabajo hechos con bronce, hierro, plata y oro. Con la organización de estirpes étnico-tribales se fortaleció la comunidad familiar patriarcal. Comenzó a aplicarse en gran medida el derecho hereditario patrimonial. La nobleza étnico-tribal se aisló y se separó de la masa comunitaria con la que en tiempo pretérito gozaba de derechos equiparados; en lo sucesivo alcanzó posiciones más elevadas aun, que permitieron que concentrara en sus manos medios de producción, ganado y gran cantidad de pasturajes, tierras arables y objetos de metal precioso. En monumentos de la Altiplanicie oriental correspondientes a la Edad del Bronce tardía, están bien delineadas las transformaciones esenciales producidas en la vida económica de las unidades étnicas locales; gracias al comparativo desarrollo de las diversas ramas de la economía en especial durante los siglos XIII-X a.C., cobró forma definitiva la cultura autóctona propia que extendiéndose al Sur de la cadena caucásica abarcó el valle del Araks y, hacia el Oeste, influyó sobre toda la Altiplanicie Armenia. Este vigoroso hogar cultural se nutrió también de interrelaciones culturales vividas por civilizaciones del extremo mediterráneo de Asia Anterior. Ya en el milenio V a.C. la extracción de riqueza metalífera y el elevado nivel de desarrollo de la metalurgia llegaron a Sasún, a las zonas montañosas de Rshtuniats, Ankeghtán, Taióts, Kukarats, Kegharkuniats, Siuniats, Artsakh, que se convirtieron en fuertes centros metalúrgicos. Dominando la fundición del cobre y la fusión con otros metales, pasado el tiempo lograron bronces de alta calidad, dorados con baño de oro, grabados, compleja y multifacética incrustación de piedras semipreciosas; con idoneidad orfebre, los maestros de talleres también crearon armas, instrumentos de trabajo y objetos de adorno de elevado genio artístico; estos elementos se produjeron en cantidad y fueron exportados al interior del territorio, al Cáucaso septentrional y a Talish, en Persia. En el mismo tiempo importaron objetos antiguos de tipo oriental y modificándolos inventaron modelos propios de variadas armas de ataque y medios de defensa; por esta causa son llamativas las miniaturas de espadas, de diversas clases de puñales, tridentes, y un conjunto de otros objetos de Lichashén, Artik y Tazakent que, como ya lo hemos señalado, guardan sugestiva identidad con similares objetos procedentes de Khattushash, Tell Ahmar, Ugarit. En el siglo XIII a.C. comenzó el proceso de producción del hierro elaborado, que se desarrolló, del mismo modo que en Persia, Mesopotamia, Asia Menor y el mundo Egeo. Además de las armas e instrumentos de trabajo, los maestros metalúrgicos elaboraron artefactos de lujo, magníficos objetos de arte, comenzando por estatuillas de animales, pájaros, figuras humanas individuales y de conjunto, hasta cinturones de bronce cuya superficie exterior está adornada con complejas composiciones de figuras grabadas de culto religioso. Entre las ramas de la metalurgia se incluye el elevado desarrollo de la joyería, que estaba estrechamente vinculada con la tradición mesopotámica y sumeria, akkádica e india que producían sorprendentes piezas que sirvieron de modelos para los joyeros de la Altiplanicie Armenia; alto nivel alcanzó también la alfarería de ánforas finas hechas con torno de pie y hornos especializados, decoradas en variedad del colores y motivos ornamentales, destacándose las de Kantsakh-Artsakh del siglo X a.C. Este desarrollo en la metalurgia y en la alfarería coincidió con mayores exigencias de la agricultura y la ganadería; a fines del II milenio a.C. culminó la ganadería seminómada, el aprovechamiento de los llanos montañeses para la ocupación pastoril, y el incremento en el litoral del Seván, Mughán-Karabagh, Dzoraguet-Trialet, de especies domesticadas de vacunos, ovinos, especies caprinas y equinas, de cerdos y asnos. Para satisfacer las necesidades agrícola-ganaderas de las zonas elevadas crearon pequeños sistemas de cisternas de agua; en los llanos cavaron arroyos artificiales y cañadas, aunque en la Edad del Bronce no alcanzaron al nivel de los mesopotámicos. No obstante, comparativamente, con el grado de desarrollo que lograron, la agricultura fue básica en la economía prehistórico

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comunitaria. Los enormes contenedores hechos de arcilla y los silos en los que acopiaron granos, hallados en el poblado pre-urartiano de Karmir Blur, con restos de trigo, cebada, mijo; ylos de trigo, sésamo, garbanzos, lentejas, granadas, pasas de uva, manzanas, duraznos, verduras y hortalizas desecadas que recolectaban para oblar el tributo que debía pagar la población local, y que los arqueólogos encontraron atesoradas en la fortaleza urartiana de Teishebaní, son testimonio evidente del elevado nivel de la viticultura, agricultura y horticultura de finesdel II milenio a.C. y de comienzos del milenio I a.C. El impulso ascendente de la agricultura estuvo condicionado no solamente por convenientes factores climáticos y geofísicos, y por el aprovechamiento de la fuerza de tracción de grandes animales cornados sino también por el desarrollo del instrumental de labranza, la presencia cada vez mayor de complejos y multifacéticos medios de producción, que se mantuvieron durante milenios casi sin cambios esenciales; el arado de reja simple y doble, las hoces y cuchillos de bronce, las hachas, trilladoras, guadañas, horquillas, tridentes, morteros de distintos tipos, moledoras, constituían el complejo instrumental de útiles de trabajo agrícola. A estos medios sumaron el perfeccionamiento en la construcción de carros y carretas de dos y cuatro ruedas, de diversos modelos y características, como los excavados en Lichashén en los siglos XIII-XII a.C.

ACTIVIDADES OCUPACIONALES En los monumentos de la Altiplanicie oriental correspondientes a la Edad del Bronce tardía, están bien delineadas las transformaciones esenciales producidas en la vida económica de las unidades étnicas locales; gracias al comparativo desarrollo de las diversas ramas de la economía en especial durante los siglos XIII-X a.C., cobró forma definitiva la cultura autóctona propia de esa región que extendiéndose al Sur de la cadena caucásica abarcó el valle del Araks y, hacia el Oeste, influyó en toda la Altiplanicie Armenia. Este vigoroso hogar cultural se nutrió también de las interrelaciones culturales vividas por las civilizaciones del extremo mediterráneo de Asia Anterior. Ya en el milenio V a.C. la extracción de la riqueza metalífera y el elevado nivel de desarrollo de la metalurgia llegaron a Sasún, a las zonas montañosas de Rshtuniants, Ankeghtán, Taióts, Kukarats, Kegharkuniats, Siuniats, Artsakh, que se convirtieron en fuertes hogares metalúrgicos. Dominando la fundición del cobre y la fusión con otros metales, con el tiempo lograron bronces de alta calidad, dorados con baño de oro, grabados, compleja y multifacética incrustación de piedras semipreciosas; con idoneidad orfebre, los maestros de talleres también crearon armas, instrumentos de trabajo y objetos de adorno de elevado genio artístico; estos elementos se produjeron en cantidad y fueron exportados al interior del territorio, al Cáucaso septentrional, a Talish en Persia; en el mismo tiempo importaron objetos antiguos de tipo oriental y modificándolos inventaron modelos propios variadas armas de ataque y de medios de defensa; por esta causa son llamativas las miniaturas de espadas, de diversas clases de puñales, tridentes, y un conjunto de otros objetos de Lichashén, Artik y Tazakent de sugestiva identidad con similares objetos naturales de Khattushash, Tell Ahmar, Ugarit. En el siglo XIII a.C. comenzó el proceso de producción del hierro elaborado, que se desarrolló del mismo modo que en Persia, la Mesopotamia, Asia Menor y el mundo Egeo. Además de las armas e instrumentos de trabajo, los maestros metalúrgicos elaboraron materiales de lujo, magníficos objetos de arte, comenzando por estatuillas de animales, pájaros, figuras humanas individuales y de conjunto, hasta cinturones de bronce cuya superficie exterior está adornada con complejas composiciones de figuras grabadas de culto religioso. Entre las ramas de la metalurgia se incluye el elevado desarrollo de la joyería, que estaba estrechamente vinculada con la tradición mesopotámica y sumeria, akkádica e india

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que producían sorpendentes piezas que sirvieron de modelos para los joyeros de la Altiplanicie Armenia; alto nivel alcanzó también la alfarería de ánforas finas hechas con torno de pie y hornos especializados, decoradas en variedad del colores y motivos ornamentales, destacándose las de Gantsak-Artsakh del siglo X a.C. Este desarrollo en la metalurgia y la alfarería coincidió con las mayores exigencias de la agricultura y la ganadería; a fines del II milenio a.C. culminó la ganadería seminómada y el aprovechamiento de los llanos montañeses para la ocupación pastoril y el incremento en el litoral del Seván, Mughán-Garabagh, Dzoraguet-Trialet, de especies domesticadas de vacunos, ovinos, especies caprinas y equinas, de cerdos y asnos. Para satisfacer las necesidades agrícola-ganaderas de las zonas elevadas crearon pequeños sistemas de cisternas de agua; en los llanos cavaron arroyos y cañadas, aunque en la Edad del Bronce no alcanzaron al nivel de los mesopotámicos. No obstante, comparativamente, con el grado de desarrollo que lograron, la agricultura fue básica en la economía prehistórico comunitaria. Los enormes contenedores de arcilla y los silos en los que acopiaron granos, hallados en el poblado pre-urartiano de Karmir Blur, con restos de trigo, cebada, mijo; y los de trigo, cebada, mijo, sésamo, garbanzos, lentejas, granadas, pasas de uva, manzanas, duraznos, verduras y hortalizas desecadas que recolectaban como tributo de la población local, y atesoradas en la fortaleza urartiana de Teishebaní, son testimonio evidente del elevado nivel de la viticultura, agricultura y horticultura de fines del II milenio a.C. y de comienzos del milenio I a.C. El impulso ascendente de la agricultura estuvo condicionado no solamente por convenientes factores climáticos y geofísicos, y por el aprovechamiento de la fuerza de tracción de grandes animales cornados sino también por el desarrollo del instrumental de labranza, la presencia cada vez mayor de complejos y multifacéticos medios de producción, que se mantuvieron durante milenios casi sin cambios esenciales; el arado de reja simple y doble, las hoces y cuchillos de bronce, las hachas, trilladoras, guadañas, horquillas, tridentes, morteros de distintos tipos, moledoras, constituían el complejo instrumental de los útiles de labranza. A estos medios se sumaban los carros y carretas de dos y cuatro ruedas, y de diversos modelos y características. En el progreso de la agricultura y el pastoreo influyeron también los intercambios de medios de cultura material y las relaciones entre clanes y tribus de regiones muchas veces distantes:durante casi todo el milenio II a.C. Diarbekir, Malatiá y los cursos superiores de los ríos Eufrates y Tigris, formaron parte del sólido reino antiguo-oriental de los Mitanni, que ligó transitoriamente a “países” de Oriente; hasta fines del milenio II a.C., las ciudades de Mitanni jugaron el papel de intermediarias en las relaciones comerciales; tribus con características inconfundibles de la etnia que sería predecesora de la armenia se vincularon con centros mercantiles fenicios: Tiro, Sidón, Ascalón, Ugarit. A orillas del Eufrates estaba la importante ciudad Karkemish. Muchas de las armas, adornos, artículos de lujo, embocaduras, monturas y bridas de las cabalgaduras, cierta cantidad de sellos, fueron importados de ciudades fenicias y, a veces, reexportados a Artsakh, donde las razas equinas estaban entre las mejores de Oriente. En los principalísimos centros culturales prehistóricos de Lichashén, Artik, Artsakh, fueron descubiertos sellos hurritas e hititas. Del mismo modo, artículos de producción local de la Altiplanicie aparecieron – es decir, fueron exportados – en Persia, Luristán, en centros de la cadena del Gran Cáucaso514. A partir del siglo XIII a.C. el poderío organizado de la región Suroeste de la Altiplanicie Oriental se concentró en forma creciente en manos de tribus urartianas; el de la región Sureste en la de unidades tribales Uduri-Etiuni.

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Martirosian, H.A., Poblados y necrópolis de la Edad del Bronce, Ereván, 1969, 40.

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EL CULTIVO DE LA TIERRA Las esenciales y aceleradas transformaciones que se produjeron en la agricultura, el pastoreo y las artesanías entre fines del milenio II y comienzos del I a.C., removieron los cimientos de la vida de comunidades prehistóricas: ampliaron los sembrados de trigo y cebada, desarrollaron la horticultura y la viticultura. No existían tribus agricultoras ni tribus exclusivamente dedicadas al pastoreo, sino que casi todas alternaban esas actividades sin un orden predeterminado, debido al seminomadismo que caracterizaba a las tribus de aquel período. No obstante, avanzaron la irrigación, los labrantíos, las cosechas y la trilla. El crecimiento de la agricultura estuvo condicionado por el del pastoreo, que fue indispensable para contar con la tracción a sangre como medio tanto para arar como para transportar las cosechas de un punto a otro lejano. El instrumento más importante en aquel período continuó siendo el arado, cuya evolución en varias regiones de la Altiplanicie Armenia contribuyó a la invención de la doble reja. Simultáneamente utilizaban picos, hechos de hierro o de piedra. Además, en este período se habían difundido las hoces enteramente de bronce o con hojas de cuarzo y se destinaban grandes espacios para guardar la cosecha. En los poblados y particularmente en las viviendas de las capas pre-urartianas de Karmir Blur correspondientes a los últimos siglos del II milenio a.C., los arqueólogos descubrieron muebles, muchos y grandes silos de trigo, en cuyos lados o fondos se conservaron restos carbonizados de especies locales de cebada y mijo. Los restos de semillas de trigo hallados en poblados de épocas muy anteriores a la Edad del Bronce tardía y en graneros de grandes ciudades urartianas, es decir, posteriores a esa Edad, fueron localizados en depósitos donde se acopiaban frutos agrícolas que llegaban de comunidades locales, los cuales confirman que el cultivo de trigo llegó a un alto nivel a fines del milenio II a.C. y comienzos del I a.C. En otros lugares poblados de la Altiplanicie Armenia los restos acumulados de trigo silvestre indican que junto al avanzado cultivo de la tierra y de la horticultura existente continuaba también aun el régimen de la recolección. Acerca del elevado desarrollo de la agricultura no solamente testimonian los ricos grabados conservados sobre la vajilla de arcilla que representan a vegetales y a deidades femeninas de la fructificación que se hallaron por todas partes de los poblados de la Edad del bronce tardía, sino también la cantidad y variedad del instrumentos de labranza que se utilizaron para la siembra, cosecha, recolección de frutos y reelaboración de provisiones agroeconómicas. Gran cantidad de ellos está particularmente representada en rocas de ciclópeas fortificaciones, en morteros, toneles, gigantescas cubas, y pilones construidos uno junto al otro con piedras de basalto, molinos con forma de bote y cuadrangulares, e interiores de hoces de cuarzo hechos con madera, hueso o arcilla empalmados sobre una base con forma de bote o cuadrangular; estas hoces estaban ampliamente difundidas en los tiempos mas arcaicos en lo que hoy son Transcaucasia, Mesopotamia y Egipto. En excavaciones arqueológicas fue descubierta gran cantidad de hoces encorvadas de bronce; el desarrollo de sus formas y de su fabricación demuestra que a fines del II milenio a.C. la técnica agrícola progresó sin declinación. Se encontraron restos de rastras idénticas a las actuales. Estos instrumentos, que se conservaron en distintos puntos geográficos de la actual Armenia fueron utilizados trilladoras de piedra y de madera para separar la paja del grano. En síntesis, que poseían toda clase de herramientas que los campesinos de aquellas regiones continuarían usando en los milenios siguientes. El avance de la agricultura se vio impulsado por el aprovechamiento de las aguas de ríos pequeños y grandes, de acueductos artificiales, de arroyos que corrían por fértiles valles, cuyos lechos existían desde los tiempos de las formaciones volcánicas y concavidades lacustres. Sin embargo, en la región que con los siglos sería Armenia, no se construyó un sistema hidrográfico artificial, como consecuencia de lo cual su progreso se retrasó en comparación con el de la Mesopotamia.

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EL PASTOREO SEMINÓMADE Durante la segunda mitad del milenio II a.C. también cobró forma definitiva el pastoreo seminómade en la meseta armenia y en casi toda Transcaucasia. Los campos labrados anexos a los poblados ya no podían abastecer las necesidades de los crecientes rebaños y el aprovechamiento inteligente de pastizales en corrales montañeses proveyeron el forraje necesario para satisfacer al significativo incremento de cabezas. En las partes más altas del país, similares a las praderas alpinas, fueron creando un sencillo sistema de acueductos y diques cuyos restos son aun visibles en laderas de los montes Arakats y Keghamá. La riqueza fundamental de los pastores nómades era el animal pequeño, cuya sensible preponderancia en relación con los grandes es decididamente visible en la investigación de los poblados y las necrópolis. Fue particularmente notoria la cantidad de pequeños animales cornados en las zonas precordillerana y cordillerana del país, cuya población se dedicó mayoritariamente al pastoreo. En necrópolis de estas zonas se descubrió gran cantidad de huesos de animales domésticos, recipientes con restos de alimentos o esqueletos enteros de animales. Es llamativo que pastores prehistóricos hayan representado en relieve sobre sus lápidas sepulcrales a un animal o un grupo de animales domésticos, cabras, adornadas con dibujos simbólicos, a veces con figuras de animales feroces, todas las cuales son muy parecidas a las de los cinturones labrados de la época. Son particularmente ricos en tales relieves los monumentales cromlech y menhires de la aldea Shamiram, en el distrito de Ashtarak, al pie del monte Arakats. El pastoreo se incrementó de igual modo en regiones llanas de la Altiplanicie con la diferencia de que aquí el pastoreo fue de animales cornados grandes, los que fueron utilizados en la agricultura como fuerza de acarreo515. En el poblado pre-urartiano de Karmir Blur fueron descubiertos restos de huesos de animales domésticos, lo cual muestra que la cantidad de animales cornados grandes era cuatro veces mayor en las llanuras que en las zonas montañosas. Durante las excavaciones en los poblados fueron hallados restos de esqueletos de animales domésticos: vacas, bueyes, ovejas, cabras, cerdos, burros, caballos y perros. El caballo y el perro fueron tan importantes para el desarrollo de la ganadería como el buey para la agricultura. El perro protegía los rebaños del ataque de las fieras.

LA CAZA Junto con el pastoreo se incrementó también la caza, una de las fuentes de alimentación de los pastores nómades. Entre los materiales hallados en los sepulcros, a menudo se encontraron huesos de ciervas y ciervos, jabalíes, cabras montesas y de diversas clases de aves. En anchos cinturones de cobre, los dibujantes de la Edad del Bronce representaron escenas mágicas de caza – en Kalakent, Trialet, Til – en las cuales, junto con los animales y los cazadores están dibujados también perros de caza. Los cazadores prehistóricos utilizaron en forma predominante el arco y la flecha. Sobre los cinturones están representadas armas con amplios arcos, flechas y carcajes. Las laderas de las regiones de Seván, Spitak, Shamkor y otras de la Altiplanicie Armenia que hoy están sin vegetación, durante la Edad del Bronce tardía estuvieron cubiertas por densos bosques de corpulentos árboles, los cuales, como consecuencia del crecimiento del pastoreo, la metalurgia, la alfarería, la carpintería y la construcción, fueron duramente depredados para destinar esas áreas al sembrado. Eremian, Surén T., Los fundamentos histórico-naturales de la alimentación del pueblo armenio, en Armenia según el “Mapa”(Ashkharatsuits), Ereván, 1963, V, 26.

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Las pruebas de la caza como actividad ocupacional de esta época no consisten exclusivamente en materiales propios de esa actividad ni en restos de animales de presa. La caza también es corroborada por muestras de arte conservadas en las inscripciones rupestres, en cinturones de bronce rituales y en figuras de objetos de cerámica. Las inscripciones rupestres de los montes Keghamá corresponden a los siglos XIV a X a.C., es decir, a la segunda mitad de la Edad del Bronce o Edad del Bronce tardía. Estas inscripciones, tanto desde el punto de vista de su representación, estilo, composición y otras características, se contactan con estatuillas y motivos decorativos hallados en Lichashén, Tolors y Artik, y con grabados de cinturones de Karabagh, Ketapek y muchos otros lugares de Armenia. En estos conjuntos llaman particularmente la atención los bosquejos de figuras de cazadores disfrazados o vestidos, con arcos desmesuradamente abiertos, simples o no, los arcos angostos, el ordenamiento en dos o tres filas de animales, las formas rigurosamente estilizadas, las figuras de gran plasticidad de fantásticos leopardos con destacadas garras, las representaciones de los espíritus o de dioses del sol, de la luna, del trueno y los relámpagos, y complejos paisajes de caza. Los estudios realizados durante 1969-1970 en el Gran Paitasar y el Pequeño Paitasar, confirman y profundizan las hipótesis anteriores en cuanto a las inconclusas escenas de caza, en lo referente a su técnica de grabado; en una de ellas, el cazador, enmascarado o vestido, luciendo calzado, está flechando a la presa que huye. En la composición hay bosquejos de arcos, flechas y la figura de otro cazador. El arco y las flechas son desproporcionadamente más grandes que el cazador vestido. Los extremos del arco tienen forma de gancho y la cuerda está pronunciadamente tensa, el carcaj es triangular y similar a los carcajes de bronce hallados en tumbas de los siglos XI a IX a.C. y la figura del cazador se parece totalmente a las descubiertas en cinturones de bronce en Lalvar, Seván y Georgia correspondientes a la misma época. Otros tres arcos están trazados con un filo metálico recurriendo a la ayuda de un compás, con características propias a decoraciones de vasijas de arcilla del milenio I a.C. cuyos modelos se hallaron en capas preurartianas de Tvin (siglos IX a VII a.C.). En el Pequeño Paitasar aparecen dos escenas de caza que siguen la misma técnica y estilo, las cuales guardan paralelismo con una tacita de arcilla que se encontró en Tilichán (comienzos del milenio I a.C.) que también tiene motivos de caza. La extraordinaria semejanza existente entre las figuras de las inscripciones rupestres y las que aparecen en cinturones de bronce hace suponer que los autores de las escenas grabadas en la roca eran a la vez maestros metalúrgicos a quienes se les encargaban trabajos destinados a ceremonias litúrgicas de adoración. La casi exacta repetición de algunas de esas representaciones hechas sobre materiales tan distintos llevan incluso al convencimiento de que son obras del mismo autor. La tesis de este trabajo es la comprobada sucesión cultural de las diversas etapas prehistóricas en determinados espacios territoriales de la Altiplanicie Armenia, e indirectamente, entre comunidades que habitaron esos espacios. Son innumerables los ejemplos vinculados con representaciones antiquísimas (milenios VII-VI a.C.) que se relacionan con escenas de caza y sus implicancias con respecto a figuraciones y cultos de esas comunidades. Además, la comparación de esas representaciones muy antiguas demuestra la identidad cultural existente con imágenes de cinturones, por ejemplo, de la Edad del Bronce tardía, es decir muy posteriores, en el mismo espacio territorial de la Altiplanicie Armenia. Magníficas figuras de la cacería prehistórica se conservan aun en inscripciones rupestres de los montes Keghamá; en una de estas inscripciones está el cazador persiguiendo a dos ciervos, portando arco y flechas en su mano; en otra, el cazador armado de arco y flechas está de pie en un rodeo de cabras; con él hay también dos perros que participan en la acción. El arco de este cazador, largo y angosto, es similar al del

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anterior. En otra composición, el cazador, igualmente armado de arco y flechas, está parado en medio de cabras y ciervos, apuntando a una cabra determinada. Es muy curiosa otra escena de caza, en la que el hombre está en persecución de una cabra, apuntando a la cabeza y a los cuernos del animal; se interpreta que la presa está ubicada en un punto elevado, sobre un peñasco y que el cazador la hostiga desde más abajo. Lo llamativo es que a la izquierda de esta situación, el escultor representó a una gran serpiente, elemento que confirma el simbolismo de procura del éxito en esa actividad ocupacional del hombre. Es decir, la serpiente acompaña al cazador como un ente en medio de las figuraciones del reino animal, ente al cual el hombre recurre suplicando un final feliz en su afán de obtener su presa. Muy cercanas a estas composiciones son otras escenas en las que el cazador está montado: el dibujo de las características del caballo en esta inscripción rupestre es sorprendentemente parecido al de un cinturón de bronce de los siglos IX-VIII a.C hallado en Sdepanaván. Todo lo cual evidencia, además de las arriba mencionadas figuraciones espirituales, la recepción de antiguas tradiciones locales, y, en cuanto al período concreto, el ascenso notable en la actividad de la caza y el desarrollo de la economía pastoril junto con el arado comunitario de la tierra y la consecuente mayor extracción de riqueza agrícola. Otro protagonista material importante que aparece tanto en antiquísimas representaciones de Lichashén como en las de la Edad del Bronce es el carro de combate de dos ruedas tirado por dos caballos, símbolo de la estirpe tribal, de los ancianos como imagen de la autoridad en la figura antropomorfa de quien apunta con su arco a presas que lo preceden. En un recipiente de arcilla de un panteón sepulcral de Tilichán, está grabado el carro de combate de dos ruedas tirado por caballos, sobre el cual está de pie el cazador516, que por su estatura puede ser interpretado como un espíritu encantador de animales. En muchos casos de la Altiplanicie Armenia en estratos sepultados con milenios de anticipación a la de Cristo, los cazadores lucen máscaras que muy probablemente acostumbraban a usar para la celebración de misterios en diversas ceremonias y durante la oración de fórmulas litúrgicas, hipótesis que se basa en algunos grabados en el que varios enmascarados se inclinan en actitud de sumisión hacia lo que debe ser un ente entronizado517. En las fuentes que hemos consultado para estudiar los contenidos de las páginas recorridas hasta aquí, se refieren a temas vinculados con la caza, al arte expresado en objetos de bronce y al simbolismo manifestado en esos planos; todo persuade que el análisis histórico-arqueológico de los monumentos de arte utilitario suministra amplias posibilidades de interpretación en los diversos campos de la vida espiritual de la comunidad prehistórica, en cuanto a figuraciones religiosas e ideológicas. Desde este punto de vista también representa un motivo de gran interés la investigación acerca de los cinturones de bronce adornados, en especial los pertenecientes a las edades de Bronce tardía y de Hierro temprana (siglos XIII-X a.C. y posteriores), que suman hoy una gran cantidad, producto de hallazgos obtenidos en excavaciones efectuadas en necrópolis de la Altiplanicie Armenia. Son modelos que ciertamente se vinculan con la caza prehistórica, y con cultos, rituales y ceremonias propias de la cacería; son modelos ligados a argumentos expresados en otros objetos, teniendo en cuenta datos inmediatamente conexos a figuraciones ideológicas y a modos de pensar de los habitantes primitivos del territorio de la Altiplanicie Armenia, que se conservan en los tesoros de las tradiciones, y de la literatura popular y la etnografía armenias. Estos cinturones son muchas veces descriptos en la literatura especializada. Son delgadas láminas alisadas y con motivos decorativos geométricos hecho con la técnica de su perforación y percusión, reproduciendo figuras de animales y con ideas de conjunto o bien 516 517

Martirosian, H.A., op. cit., 99. Mnatsakanian, A., El arte decorativo armenio, Ereván, 1951.

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con argumentos de composiciones que expresan un pensamiento que subraya con exactitud la significación de adorar. El culto materializado en un cinturón estuvo difundido en la Altiplanicie antigua; por este medio de lo que parece haber sido una costumbre en especial de los cazadores, o hacia las divinidades solares, o representando la imagen del rey considerado un semidiós, fue común en la época prehistórica o en el período urartiano temprano sobre monumentos de arte utilitario. Los cazadores rodeaban su cuerpo como un rito previo a la expedición, con la idea de impedir el acercamiento de “malos espíritus”; otras veces trazaban círculos y recurrían a diversas costumbres que intrínsecamente recordaban el carácter mágico de los cinturones. Como señala P. Piotrovski518, aquellas ceremonias se vinculaban a las figuraciones astrales del hombre. Las figuras de los cinturones, independientemente de su naturaleza y de su clase, marcan profunda observación y señalan orientación hacia la cultura espiritual del pasado lejano. Los cinturones hallados por Ervand Lalaian519 y por Jacques de Morgan520 y otros en diversas zonas de Armenia oriental, llaman la atención no solamente por su reiteración en temas con escenas de caza, en las cuales es claro el “semblanteo” de animales y hombres como paso previo al ataque. El primero, hallado en una de las necrópolis del litoral del lago Seván, muestra un fragmento de la parte central, no preservada completamente, en el cual, siguiendo la técnica del cavado, están representados dos cazadores, dos caballos, un pájaro y el disco solar. Los bordes del cinturón están adornados por series de espirales serpenteando y formando un ángulo con pequeñas líneas. Los cazadores aparecen con figuras acentuadamente grandes y marcando el miembro viril, circunstancias características que explicitaban la función dominadora del varón, y de las ideas de procreación y fecundidad521. Los cazadores luciendo máscaras de pájaro, con enormes y tensos arcos recuerdan las imágenes míticas de vigorosos y amplios arcos y flechas de triple ala de las tradiciones populares armenias. Moisés de Khorén describe ese arco amplio, que es absolutamente típico del armamento de caza de la Edad del Bronce armenia, lo cual fue confirmado en figuras de cinturones hallados en Akhtalá, Musir, Khachbulagh y otros lugares. A un costado de uno de los cazadores hay una flecha caída en el suelo, pero la flecha es de doble ala y no de tres, muy semejante a muchas descubiertas en tumbas de la Edad del Bronce . Los cuerpos de los cazadores y de los caballos están cubiertas por pequeñas rayitas y puntos; los cuerpos de los caballos son alargados y sus hocicos, afilados; las cortas extremidades parecen aletas. El pez está ubicado cerca de la cintura del caballo de arriba, y el disco solar en el ángulo superior del arco. Así, de la compendiada descripción del cinturón del Seván queda claro que el artista metalúrgico “armenio” de la Edad del Bronce representó la escena de caza introduciéndole un sentido mágico. Y esto está inseparablemente unido a las ideas que albergaban los lugareños en cuanto a figuraciones y, en especial, a la figuración de los tres mundos generativos: celestial, terrestre y oceánico. Sobre el cinturón del Seván están presentes el pez y el disco del sol de cuatro brazos simbolizando al mar y al cielo; y las formas humanas de los cazadores, que son seres terrenales espiritualizados como entes sobrenaturales. El agua, el sol y la tierra, aquellos formidables factores de la vida que vigorizan al mundo animal y vegetal, que le insuflan perduración, fructificación y renovación, eran fuerzas con las cuales estaban condicionadas la existencia y el bienestar del hombre. Y la cacería era una de las más importantes ramas de la producción material de la comunidad prehistórica, ligada y condicionada por la fuerza que esos tres elementos que con su poderío ejercen sobre el mundo animal.

Piotrovski, P.P., Urartu, Ereván, 1944,95. Lalaian, Ervand, Excavaciones de sepulcros en Armenia soviética, Ereván, 1930. 520 De Morgan, Jacques, Misión scientifique au Caucase, I, 1, 164. 521 Mnatsakanian, H., Restos del culto al sol en Armenia, separata de “Obras” del Museo Estatal de Historia, Ereván, 1948, T.I. 518 519

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Los caballos que aparecen sobre el cinturón son entes fabulosos que con sus cuerpos alargados, sus cortas extremidades parecidas a aletas, y su cabeza angosta y pequeña se enlazan con el sol y el agua. Los héroes que en muchos cuentos populares armenios nos han llegado desde la profundidad de los siglos, vienen del fondo de las aguas, montados en caballos, sacudiendo la brida previamente guardada en la orilla del mar. Quizás de ese modo explican el hecho de que en el período descripto, en muchos sepulcros se encontraron bridas sin restos de caballos; posiblemente el difunto continuaría su vida en el mundo futuro para lo cual llevaría consigo la brida, convencido de que volvería a encontrar su caballo. Estos caballos ígneos y al mismo tiempo acuáticos que viven en mares y lagos, tienen capacidad de satisfacer todos los deseos de los humanos; uno de los héroes de los cuentos populares armenios tenía tres caballos: uno era de rayos; otro de vientos, y el tercero de fuego522. De este modo, el análisis del primer monumento que une la cacería con el arte utilitario demuestra que si fueron las ideas prehistóricas la clave de posteriores figuraciones paganas armenias las que penetraron al mundo, fue allí donde se encontró la cuna del pensamiento precristiano armenio. Esta es la causa por la cual los múltiples monumentos del arte de la Edad del Bronce sólo pueden recibir convincente interpretación con la ayuda de Armenia y de Oriente Antiguo. En uno de estos llamativos monumentos es de la necrópolis de Akhtalá y está erigido muy cerca del lugar en el que se hallaba el cinturón del Seván; fue excavado por Jacques de Morgan y corresponde a uno de los cementerios de Akhtalá de los siglos VIII-VI a.C.523; dicho cinturón no está completo: sobre el fragmento publicado se ven figuras de bueyes, cazadores, ciervos y cabras. Las posturas, armas y acciones de los cazadores de Lalvar se parecen mucho a los del Seván, pero a diferencia de éstos, lucen ropas y máscaras que les llegan hasta la cintura. Tiene razón De Morgan que los cazadores visten estrechos y ajustados calzones y altas botas. Como se observa en la composición en general, los cazadores persiguen a toros, ciervos y cabras. De la descripción de De Morgan se ve que con el argumento de la caza, dicho cinturón es de la misma época a la que pertenece la necrópolis de Musieri. De este cinturón se preservó la figura del cazador que, a diferencia de los precedentes, luce una máscara de oso y, en la cintura, un ceñidor de bronce. El cazador agarra con las dos manos su enorme arco en cuya parte interior están representadas, en medidas proporcionales a la del arco, tres flechas de doble filo con extremos de caña524. Volviendo al cinturón de Akhtalá, sus bordes están adornados con una doble fila de círculos concéntricos. Gran parte de los cinturones con argumentos de caza están adornados arriba y abajo o con círculos concéntricos (como en Lalvar) o con espirales serpenteantes (Seván, Sanahín, Khachbulagh, Trialet, Korán). Las figuras zoomorfas de los cinturones con escenas de caza, especialmente las de bueyes y de caballos de Seván y de Lalvar, están inseparablemente unidas al simbolismo celestial, de acuerdo a la cosmovisión de la época; esto es comprensible en especial desde el punto de vista de las figuraciones religiosas de las tribus y pueblos agrícola-pastoriles de la Altiplanicie Armenia y de Asia Anterior. Especialmente, en un cinturón hallado en un sepulcro de Sanahín, perteneciente al período transcurrido entre los milenios II y I a.C.525, en el cual hay dos filas de espirales que separan de la parte restante con pequeñas rayitas. Toda la extensión del cinturón está dividida en cinco partes: en la primera y la quinta están representados dos pares de caballos; encima de ellos hay un círculo de puntos que 522 En la región de Shamkhor, cerca de la aldea Borchalú, a orillas del río Kuchkar fue hallado un cementerio de caballos. Según Xenofonte, los adoradores del sol sacrificaban caballos en su honor. En Zanguezur había un imponente monumento cuadrangular, en cada una de cuyas esquinas habían erigido la cabeza de un caballo. 523 De Morgan, Jacques, op. cit., ilustración 190. 524 De Morgan, Jacques, op. cit., 165. 525 Mnatsakanian, H., Restos del culto al sol en Armenia Antigua , Ereván, 1948.

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simboliza al sol, que puede ser interpretado como el cazador. En la parte tercera del centro, hay un par de caballos, encima de los cuales está el símbolo del sol; sobre la cintura de uno de los caballos hay un pájaro. Los sucede un par de toros. Y las extremidades de los caballos y de los toros se parecen entre sí, sin cascos. Los cuerpos de todos los animales están cubiertos por rayitas oblicuas y puntos; uno de cada par es macho y el otro es hembra, simbolizando fructificación, idea de perduración de la vida. Los símbolos del sol, así como el ave acuática, ratifican la hipótesis de que en las figuraciones de tribus originarias en vías de perfilarse como armenias, las figuras del caballo y del buey eran no solamente entes terrenales sino también entes acuáticos y celestiales. Esto se observa en las fuentes de ríos, donde ubicaron vigilantes vishaps sobre los cuales grabaron imágenes de caballos y de toros. Junto con la “agricultura” y el pastoreo, la cacería ocupó un gran lugar, por lo cual los bosques se sumaron a los espacios idóneos para la siembra y la cosecha, y nuevas extensiones contribuyeron al pronunciado ascenso del pastoreo seminómade. Esta es la razón por la cual sobre otros variados materiales, el pastoreo y la caza ocupan temas de arte con estilo realista. Entre estas escenas es especialmente rica la de los relieves en cerámica decorada descubierta en los estratos profundos de tribus armenias originarias de Tvin, que es impar entre las comunidades prehistóricas526. Una notable composición de pastoreo está representada sobre una olla, en cuyo centro está la imagen de un espíritu o de un dios que está cuidando de un rebaño rodeado por animales salvajes o feroces. En aislados cinturones, mediante festones de serpientes que terminan en agudos extremos verticales se expresan cuerpos celestiales, montañas o agua527. Sobre una serie de otras ollas de Tvin están representados cazadores montados que persiguen a vaquillonas, gamuzas y otros animales. Estas figuras sobre material de loza se repiten en cinturones de bronce no solamente locales sino de restos arqueológicos ubicados a distancias relativamente lejanas del Cáucaso septentrional.

ALFARERIA Y CERAMICA La mayor parte de las vasijas, recipientes y objetos no metálicos destinados al culto eran de alfarería, hecha con arcilla por alfareros que utilizaban el torno tanto para darles forma como para alisar sus superficies. El cocimiento tenía lugar en dos etapas, dada la perfección técnica alcanzada en la especialización del arqueado en hornos, los cuales les aseguraban adecuado grado de tempertatura. Durante la Edad del Bronce tardía estos objetos eran tazas, fuentes, ánforas de cuello largo y las de una sola asa, bandejas para colocar en ellas trozos de la víctima sacrificial que ofrendaban en las ceremonias rituales, ollas, vasos, pequeñas copas para licores. Otros objetos de arcilla fueron dedicados a diversas finalidades específicas, entre las cuales estaban la de ser utilizada como vajilla de cocina doméstica, las aplicadas a fermentar la leche con el cuajo del matsun (yoghurt) anterior y los recipientes profundos para batir la leche y elaborar manteca; también los usados para guardar pintura. En la Edad del Bronce tardía estos objetos eran pintados de negro barnizado, blanco, rojo o adornados con motivos decorativos con formas de ondas, triángulos, bajorrelieves, cintas horizontales, todos los cuales son prueba de la herencia cultural sucesivamente inmediata recepcionada de períodos cronológicos pretéritos. A diferencia de los mencionados, en los siglos XIII-XII a.C., talleres de alfarería se dedicaron a la producción masiva de objetos destinados a la vajilla de uso doméstico diario, rústicos, carentes de adornos, sin barnizado ni de detalles de delicadeza. Sus colores eran el Ghafatarian, K.G., op. cit. Piotrovski, P.P., Arqueología caucásica, op. cit., T., 9, citado por Israielian, H.R., Culto y figuraciones en la Edad del Bronce tardía en Armenia, op. cit., 123. 526 527

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gris, el canela y su decoración se limitaba, a lo sumo, a líneas horizontales o pequeños círculos concéntricos. Transcurrido el tiempo, en los siglos X-IX a.C. se produjo un renacimiento de una alfarería fina, con ánforas de doble asa, fuentes y otros recipientes de variadas formas y tamaños, y paralelamente renació el arte de su ornamento, decoración y pintura528. La producción alfarera durante la Edad del Bronce tardía fue desproporcionadamente más amplia y variada que la metalúrgica. Frente a las decenas o centenas de tipos de objetos de metal, en la alfarería encontramos cosas hechas con arcilla de miles de clases y modelos las cuales permiten precisar más las etapas cronológicas en cuanto a la Edad del Bronce tardía. Durante sucesivas decenas y centenas de años muchas clases de una refinada vajilla con motivos decorativos grabados de formas geométricas, de uno, dos y tres colores empalmados, con adornos zoomorfos en relieve, delicadamente barnizados, con dibujos de cintas geométricas, con superficies grabadas o con relieves, con sencillos ornamentos grabados. Especialmente presentan interés los recipientes dedicados a las ceremonias litúrgicas, pintados de color negro brillante, con sus dibujos en relieve o bajorrelieve o composiciones completas creadas por pintores o grabadores prehistóricos. En el Museo Histórico Nacional de Armenia se exhiben admirables series de objetos con ricos dibujos de motivos geométricos, ánforas de cuello bajo, fuentes, decorados con tigres y serpientes esculpidos en altorrelieve, escenas esculpidas de sacrificios de animales. Un conjunto de ciervas, cabras silvestres y otros animales está presentado con adornos hechos con trazos grabados. A veces, sobre este tipo de vajilla están representadas escenas completas de caza, con participación de carros de combate y seres antropomorfos. Este grupo de recipientes de arcilla es similar a la cerámica de negro brillante propia de la región de Shamkhor, sobre la cual, con la técnica del trazado, están dibujadas escenas completas de caza, para uso en ceremonias litúrgicas. En tal sentido, llaman la atención los enormes recipientes hallados en capas profundas de Tvin, adornados con escenas de caza esculpidas, de creación autóctona. En zonas de Zanguezur y de Seván fueron descubiertos llamativos modelos realistas de elaboradas vasijas con forma de calzado que representan distintas formas y detalles de zapatos de taco bajo y suaves cuellos. Este grupo de vasijas ocupa un lugar particular entre la cerámica del mismo tipo ampliamente difundido en el Cáucaso, que manifiestan determinadas generalidades sólo en el conjunto de modelos de Minkechaur-Nakhicheván y del Norte de Persia, de los siglos XI / X a.C. A diferencia de otras ramas de los oficios, la alfarería de la Altiplanicie tiene pocas similitudes con la producción del mismo tipo en Oriente Antiguo y el Cáucaso, y las particularidades del desarrollo del arte local se expresan en mejor forma. A fines del II milenio a.C., la tecnología de la alfarería alcanzó avanzada evolución. Se utilizaron las más diversas calidades de arcilla y múltiples modos de elaboración, barnizado, decoración, humedecido y modelado. Ya desde antiguo se practicó el alisado alfarero y se usaron hornos bastante grandes y complejos para la cocción de la vajilla, los cuales ya existían en los milenios III y II a.C. en Urug, Nippur, y otras ciudades del Sur de la Mesopotamia. De un período posterior pero que no se se diferenciaba esencialmente, se descubrieron decenas de clases de hornos en el antiguo poblado de Minkechaur y en la etapa de los entierros dentro de urnas funerarias. Eran hornos de dos pisos, cuadrados o redondos, construidos con ladrillos crudos, techo abovedado y paredes revocadas con arcilla, con complejas divisiones separadas, preparadas para el secado y la cocción, adaptadas para cambiar el aire y calor convenientes. En las puertas de estos hornos de secado se sentía de 1200 a 1300º de calor, y en la división de cocción llegaba aproximadamente a 1000º. Para asegurar estas altas temperaturas se utilizaban maderas de los bosques locales. 528

Martirosian, H.A., Poblados y necrópolis de la Edad del Bronce, op. cit., 35.

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La diversidad de tipos de producción alfarera, la existencia de determinados tipos y pautas con terminaciones austeras y modelado uniforme, demuestran que el oficio estuvo profundamente especializado y centralizado en diferentes distintas familias de artesanos.

LAS ARTESANÍAS Una de las evidencias de las transformaciones que se produjeron primordialmente en la agricultura y en las artesanías, es el hallazgo, en una amplia extensión de la Altiplanicie, de una cantidad de variados instrumentos de labranza hechos con bronce, en especial hoces con forma de media luna, que pueden ser clasificadas en dos clases; la primera está compuesta por hoces de lámina de bronce seguramente utilizadas para cosechar, cuya ancha hoja, en la parte media es gruesa y se va adelgazando hacia la punta, con el filo en el interior de la curva; en el extremo de la parte que se sostiene con la mano tiene agujeros hechos para afirmar el mango. La segunda clase de estos instrumentos difiere de la primera en que el filo está en el borde exterior de la curva. Posiblemente estas últimas se usaban para partir y cortar tanto en el trabajo de la tierra como en el curtido del cuero. La abundante cantidad de objetos de piedra, hueso, cuero, correspondientes al último cuarto del II milenio a.C. sabemos que en aquel período se produjo un elevado desarrollo en la fabricación de calzado, de hilado y en otros oficios. La cantidad y variedad de recipientes de arcilla con forma de calzado que se hallaron en distintas zonas de la Altiplanicie Armenia, testimonian el extendido uso de botas y en un sepulcro de Artik se conservó una con elegantes bordados y pequeños adornos de bronce, que evidencia la ropa de alto nivel de elegancia que pudieron haber llegado a lucir los hombres y mujeres de la época. Fueron halladas hoces parecidas correspondientes al milenio III a.C. en capas de la Edad del Bronce temprana de Karní, Nakhicheván y otros lugares. Las hoces de la Edad del Bronce tardía fueron halladas en zonas de pastoreo de Nor Baiazid, Aní, Khachtarak, Lusatsor, Tagavoranist, Kumairí, en las que era necesaria la provisión de forraje para el invierno. Las hoces estaban enterradas en las tumbas de las personas que las habían usado en vida. En la necrópolis de Harsanakar fueron descubiertas hoces de doble filo, en los cuales se observa que el que tuvo más uso fue el exterior, mas delgado que la parte cóncava. En el mismo cementerio se halló una hoz de 18 cms. de largo y un ancho promedio de 6,5 cms., que denota haber sido utilizada por igual por sus dos filos, el interior y el exterior. Estos instrumentos estaban enterrados junto con el cadáver de la persona que seguramente los usó como medios de su trabajo cotidiano. En otra sepultura de Voskeván, posiblemente de los siglos XII-XI a.C. había una hoz de medidas similares a la anterior pero con un ancho mayor – 8,3 cms- con forma de media luna y desgastada más en el centro, es decir, en el lugar del golpe contra las ramas. En la necrópolis de Karashamb, avanzada ya la Edad del Bronce tardía - siglo XV a.C. los arqueólogos hallaron un tipo de ánfora de barro muy característica del momento de su fabricación. El cuello, que se angosta a medida que asciende, culmina en una boca de forma de jarra. El cuerpo es más bien bajo y esferoide, con hombros redondeados que se unen al cuello. Es de color negro brillante, adornado de arriba abajo con dibujos también brillantes y sobre los hombros han trazado líneas horizontales en bajo relieve. En la misma Karashamb, pero correspondientes a los siglos XIV-XII a.C. se encontraron vasijas similares con forma de jarra y con cuellos largos. En las corrientes media e inferior del Araks, así como en la zona circundante al lago Urmiá se desarrolló la cultura de Karmirvank conocida por el nombre de la ulterior aldea y por los elementos de sus tumbas. El complejo arqueológico de Karmirvank se caracteriza por la cerámica con ornamentaciones policromadas y por diversos productos elaborados con bronce.

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TALLADO Y DECORACION DE LA MADERA Desde tiempo antiguo se manifestó en la Altiplanicie el arte de tallar y decorar la madera, cuyos testimonios pueden apreciarse en el Museo Histórico Nacional de Armenia, que, cronológicamente, pertenecen al período que se extiende desde el siglo XIV a.C hasta el siglo X a.C.529 Llaman la atención los carros fúnebres de madera tallada descubiertos en los panteones de Lichashén y Nerkín Ketashén. Repetiré algunas descripciones adelantadas al hablar de los carros de madera. El carro del túmulo Nº 9 de Lichashén es de techo abovedado530; la parte anterior está hecha con tres maderas unidas, sobre las cuales, distantes 1 cm. una de otra, hay relieves de los característicos de los cinturones, en 12 series talladas en línea horizontal. En la parte central de las series 2 a 7, están adornados, dentro de cuadrados, por dos discos con figuras de rosetas unidas por un encadenamiento de espirales. Fuera de los discos y dentro de los cuadrados están nuevamente tallados adornos en los cuatro ángulos. En la parte superior, el carro, siguiendo la forma abovedada del broquel trasero, forma un círculo inclinado con adornos tallados (uno vertical y dos líneas que cruzan en el centro) que se divide en seis partes desiguales. Estas partes están decoradas con tallas comparativamente pequeñas de figuras de espirales enroscadas, dobles cadenas enroscadas y de ángulos agudos. El conjunto de la composición impresiona como la órbita celeste y recuerda la idea de eternidad. El carro fúnebre del túmulo Nº 10 hallado en la excavación de Lichashén está formado por 16 travesaños de madera. Son los motivos decorativos con formas de ondas más difundidos en todas la épocas y en todas las áreas territoriales de la Altiplanicie, sobre todo sobre vasijas de arcilla, representando olas y, más precisamente, como símbolo de agua531. Se observa el perfeccionamiento del tallado de madera desde el punto de vista artístico. Las figuras decorativas coinciden, en lo cronológico, con las inscripciones rupestres del III milenio a.C.532 y las que aparecen en la cerámica negro lustrada533. Ellas tuvieron una difusión sin precedentes, primordialmente en vasijas cerámicas del milenio I a.C. hasta los cinturones a los que se atribuían poderes mágicos534 del mismo modo que ciertas pulseras de bronce incluidas dentro de la misma significación mágica.. Existe coincidencia en que diversas variedades de cadenas con múltiples sinuosidades, o con espirales “que corren”, son símbolos del perpetuo movimiento del sol535; ambos aparecen en Sanahin536, Asdghíblur, en Lichashén el conjunto de tres cinturones537, en Charkhesh un colgante con forma de disco. En excavaciones de Artik, sobre uno de los botones de adorno hay cuatro ramas dobles con forma serpenteante. Estaban también bastante difundidas variedades del adorno triangular que aparece en casi todos los monumentos arqueológicos de la Altiplanicie de los milenios III-II a.C.

Avakian, Kariné, El tallado de la madera y el simbolismo pictográfico en la antigua Armenia, Boletín de Ciencias Sociales, Ereván, 1987, 2 (530), 68. 530 Lalaian, E., Las excavaciones de panteones en Armenia soviética, Ereván, 1931, 100. 531 Khanzadian, E.V., Karní4º (Resultados de la excavaciones de 1949-1966), Ereván 1969, 96, 100, 108, 128, citado por Avakian, Kariné, op. cit., 68, n. 5. 532 Karakhanian, K.H., Safian, B.K., Las inscripciones rupestres de Siunik, Ereván, 1970; Martirosian, H.H., Israelian, H.R., Las inscripciones rupestres de Keghamá, Ereván, 1971; idem. 16; idem, Elar-Taraní, 32; Sardarian, S.H., La sociedad 533 Khanzadian, E.V., Medzamor, Ereván, 1973, prehistórica en Armenia, Ereván, 1967, 176, 198; idem. 534 Israielian, H. R., La adoración y las figuraciones de la Edad del Bronce en Armenia, Ereván, 1973, 115; idem, Las teorías acerca de la caza y los cinturones de bronce en Armenia, Revista Histórico-Filológica, 1966, Nº 2, 245; Mnatsakanian, H., La adoración del sol en la Antigua Armenia, según los restos de objetos excavados de bronce, Trabajos del Museo Nacional de Historia, 1948, Nº 1, 89, idem. 535 Esayan, S.A., El arte del tallado en la Antigua Armenia, en Revista Ciencia y Técnica, Ereván, 1978, Nº 9, 15, citado por Avakian, Kariné, op. cit., 70, n. 10. 536 Martirosian, H.H. e Israielian, H.R., op. cit., 245. 537 Esayan, S.A., op. cit., 15, idem. 529

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correspondientes a Shengavit, Karmirvank, Harich, Lichashén, Tagavoranist, a la cerámica de Artik, espadas, puñales538. Adornos pluritriangulares en Abarán, Nor Baiazid, Tagavoranist y en el mencionado colgante de Charkhesh539. Es llamativo que todos ellos están adornados en el centro con la figura de una cruz; en el centro del colgante discóideo de Charkhesh hay grabada una cruz curva, lo que refirma que se vincula con la adoración del sol. Los cinturones de bronce de Pchní y de Karmir Berd están bordeados de adornos triangulares; en el de Sdepanaván, esos adornos son punteados540. Volviendo al tema del tallado de la madera descubierto en excavaciones arqueológicas, los que más llaman la atención son los de los carros fúnebres extraídos en tumbas de Lichashén y de Nerkín Ketashén cuyas partes con tallado decorativo y aún en los fragmentos permiten reconstruir cómo eran en su totalidad. La gran cantidad y variedad del tallas sobre madera que adornan los carros fúnebres de Nerkín Ketashén coinciden en la representación de la bóveda celeste donde se figuraban que residían los dioses; esas tallas contribuyen a explicar cuál era la concepción del hombre de aquella época acerca de los mundos terrenal y celestial. Por el arte de las decoraciones talladas y por sus motivos ornamentales, es típico especialmente el carro excavado en el túmulo Nº 11 de Lichashén, que no tiene la bóveda que cubre la caja. Partiendo de las varas, delicadamente elaboradas, se eleva una red de costillas541.Sobre el pescante, a la izquierda, hay un bajo relieve que representa a dos ciervos. Comparativamente no se ve bien el anca de uno y del otro; están mejor delineadas las partes componentes desde el cuello hasta el anca. En el apoyo de la parte interior de la madera trasera del carro, sobre la línea media, está el adorno tallado de una horqueta contigua a la figura de una cadena espiralada; frente a la tabla que cubre al escalón que sirve de pescante, nuevamente se distinguen dos ciervos. Pareciera que ambos animales están en posición de reposo; uno de ellos tiene una actitud más erguida, sobre un alto cuello tiene una cabeza pequeña adornada por ramificadas astas; el segundo animal es más pequeño, con cuello más corto y en la parte superior no se ven sus astas por el deterioro de la madera. Es posible que los cuerpos de los ciervos, fueron previamente bosquejados y que después se tallaron los surcos del dibujo y finalmente fueron alisados. Las tallas en madera de figuras de ciervos en carros fúnebres halladas en la necrópolis de Lichashén y en Tolors aparecen también en ollas descubiertas en el panteón Nº 21 de Artik con representaciones de ciervos, ciervas y cabras, con redes de surcos, lo cual confirma que estos fueron símbolos de tormentas, aguas y fecundación. La circunstancia de que los personajes eminentes de las tribus fueran enterrados en carros nos permite presumir que los miembros de las tribus estaban convencidos de que después de la muerte el fallecido emprendería un viaje; si a esto sumamos que esos carros tenían tallas en las que figuraban el sol, las estrellas, el firmamento en general, la idea de eternidad y que sus cuerpos estuvieran acompañados por los de una escolta de más de una decena de ciervos y ciervas custodios, que, como está admitido son símbolos de rayos y truenos y de agua y frutificación542, ratifica la idea de que aquellos ornamentos no se limitaban a una cuestión estética sino que iban más allá, hasta las aspiraciones de sus espíritus. Esta deducción es confirmada por la diadema hecha con lámina de bronce, hallada en el panteón Nº 279 de Artik, en cuyo centro hay una cruz inclinada de puntos; además, de izquierda a derecha, la figura de un ciervo, sinuosas ramas espiraladas que unidas forman un triángulo, otras inclinadas simbolizando el rayo. Los hombres de la época de estos motivos, imaginarían que el ciervo, los pájaros y otros animales estaban vinculados con el universo; de lo contrario no se explicaría la cantidad de estatuillas que representan a estos mismos animales que se encontraron en los cementerios, Lalaian, E., op. cit., 159 y 161. Avakian, Kariné, op. cit., 70, n. 17. 540 Esayan, Sdepán A., op. cit., 17-19. 541 Mnatsakanian, A. O., Revista Arqueología soviética, 1960, Nº 2, 144. 542 Esayan, Sdepán A., op. cit., Ciencia y Técnica, 1978, Nº 9, 16. 538 539

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rodeando a los restos de los enterrados o en los carros arriba descriptos. Se trata de símbolos de eminentes divinidades o totems correspondientes a respectivas tribus, cuya protección era implorada por el jefe tribal o por el decano de la nobleza anciana o senatorial, encargado de despedir al espíritu del fallecido en su viaje hacia la ultratumba celestial. Vinculaban al ciervo con el agua, uno de los elementos de aquel universo543. Los fragmentos de carro fúnebre hallados en Nerkín Ketashén, tienen algunos grabados en bajo relieve cuyo arte enriquece los conocimientos obtenidos en Lichashén. Corresponden a los siglos XI-X a.C.544 En el Museo Histórico Nacional de Armenia se conservan, de dicho carro, dos ruedas, otras partes y muchos fragmentos, de los cuales 24 (en su mayoría trozos decorados de las costillas). Uno de los fragmentos (20x7 cms.) representa una roseta enmarcada dentro de un círculo, cuyas sinuosas cadenas recuerdan, por su estilo, la figura de ciervos; una fotografía que Ervand Lalaian sacó de ese fragmento, permite tener una idea del conjunto total de la roseta545; dentro del disco se extienden cuatro pares de astas, cuyo interior sugiere la figura de la cruz. La roseta estaba unida por tres cintas que sirven de marco y la primera y la tercera contienen líneas sinuosas espiraladas. El fragmento en el que está la deteriorada figura de una malla cuadrangular (17x7 cms.) debajo de la cual el delicado cinturón divide los triángulos interiores, da una clara descripción acerca de los múltiples contenidos del carro. En la parte libre se observan (de izquierda a derecha) tres sinuosas espirales. En posición vertical, tres espirales dividen la parte siguiente de la composición, en cuya primera serie están representadas tres redes cuadrangulares; en las series II-IV, dentro de cuadrados están grabados en bajo relieve, círculos concéntricos. Recuerdan con evidencia la coordinación de la órbita celeste y los astros y luceros. El cuadrado reticular y los círculos concéntricos son motivos decorativos nuevos de los cuales hay muchos similares en la cerámica del II milenio a.C. y, en general, sobre objetos arqueológicos. En este sentido merecen ser recordados en especial la olla que se descubrió durante la excavación del panteón Nº 516 de Artik, cuyo cuerpo está adornado con cuadrados y círculos concéntricos formados por una red de líneas de puntos. Sobre uno de los sepulcros de la necrópolis del poblado de Tirashén, hay una gran lápida en la que hay esculpidos círculos concéntricos que sirven de marco546. También los bordes de un cinturón hallado en Akhtalá, tienen dos series de círculos concéntricos547. Según Israielian, los bordes hechos de círculos concéntricos representan soles o cuerpos celestes548. Esta tesis confirma el sentido espiritual que los talladores prehistóricos atribuyeron a los círculos concéntricos hallados en lugares de entierros. Otro fragmento, de 17x17 cm, presenta el diseño de variados dibujos. Con cintas horizontales y verticales llaman también la atención los restos de sinuosidades de las cadenas espiraladas en el interior de triángulos. Aquí se distinguen dos figuras, bastante bien conservadas, que por las coronillas de cuatro lados unen líneas interiores de un adorno poligonal que por su forma de cruz radiante da la impresión de la cruz inclinada que representa a un ídolo con las dos manos levantadas. Las partes correspondientes a las manos y los pies están decoradas con una malla toscamente tallada en bajo relieve que completa las arriba descriptas figuras que indiscutiblemente testimonian la naturaleza de figuración eligiosa del motivo decorativo reticular. En el estrato preurartiano de Karmir Blur es visible un tipo similar de ídolo, pero hecho de piedra, en cuyo cuerpo hay tallado un Arakelian, P.N., Los relieves armenios en los siglos IV-V., Ereván, 1949, 90, citado por Avakian, Kariné, El tallado de la madera y el simbolismo pictográfico en la antigua Armenia, Boletín de Ciencias Sociales, Ereván, 1987, 2 (530), 72, n. 27. 544 Mnatsakanian, H.H., Las etapas fundamentales del desarrollo de la cultura de Lichashén, Revista Histórico Filológica, 1965, Nº 2, 103. 545 Lalaian, Ervand, Las excavaciones de panteones en Armenia soviética, Ereván, 1931, 197, citado por Avakian, Gariné, op. cit., 73. 546 Excavación realizada por S.V. Harutiunian en 1976, dato citado por Avakian, Kariné, op. cit., 74. 547 Israielian, H.R., op. cit., Revista Histórico-Filológica, 1966, Nº 2, 243. 548 Israielian, H.R., op. cit., idem, 119-120. 543

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abeto que, naturalmente, se vincula a la idea de la eternidad de la vida, porque siendo un árbol de especie perenne, el abeto no podía ser considerado de otro modo que como árbol de vida. Hay un fragmento más, de 28x8 cm, sobre dos partes que son una continuación de la otra, y en los cuales, nuevamente, aunque más deteriorados, se repiten los grabados de serpenteantes cadenas y de círculos concéntricos. Los fragmentos adyacentes al carro fúnebre reiteran las arriba mencionadas partes grabadas, las que una y otra vez testimonian el elevado nivel del arte de trabajar la madera. Se supone que si para construir un carro sin ornamentos demoraban de 15 a 20 días, en caso de adornarlo con motivos decorativos les eran necesarios de 50 a 60 días549. En todos los casos, sin excepción, utilizaban esos carros para transportar el cadáver de un jefe tribal, de un mago o de un decano de la nobleza senatorial y enterraban el cuerpo del fallecido con variados objetos demostrativos de riqueza patrimonial, con animales o seres humanos que eran sacrificados durante la ceremonia. Por ejemplo, en el panteón Nº 11 de Lichashén, además del cadáver habían enterrado 13 personas, seis bueyes, dos caballos. En el panteón Nº 17 de Ketashén, con el esqueleto del fallecido se excavaron otros 13 esqueletos, una horquilla de recoger cosecha550, un cetro o maza, que, intrínsecamente son emblemas del poder. La dedicación de tiempo en grabados en bajorrelieve sobre los vehículos se explica admitiendo que eran símbolos del firmamento que el hombre de aquella época se figuraba, un mundo enigmático donde convivían dioses que controlaban su vida, protegían y ordenaban su existencia terrenal. La labor de tallar divinizaba y convertía en adorable aquélla inalcanzable órbita celeste, atribuyéndole sentido simbólico. Símbolos a cuyo vigor se subordinaba el hombre en los días de vida activa, pintándolos y tallándolos en la piedra, el metal y la madera. Consiguientemente los carros y carretas decorados, fueron vehículos de jefes tribales o de guerreros de alto rango, en los cuales podían trasladarse de un lugar a otro, usarlos como coches suntuosos en las fiestas triunfales, en las que con aquellos símbolos reconocían la benevolencia divina. Por fin, sus dueños eran enterrados con esos mismos carros, con gran pompa y solemnidad. Según las figuraciones del hombre de los milenios II-I a.C. y aun de antes, los “espíritus luminosos” de sus ancestros nadaban también en la eterna infinitud celestial; los muertos viajaban al mundo del más allá preparados por sus deudos con todos los detalles necesarios. Los jefes tribales y sus espíritus, en su calidad de los más aguerridos y selectos, eran despedidos hacia la órbita celeste en carros que eran previamente objeto de rituales mágicos, adornados con motivos vinculados con sus figuraciones - como las rosetas circulares - hacia el ardiente sol, cuyo símbolo era la variedad del cruces, a menudo cuatro triángulos radiantes; irían hacia los lejanos y brillantes astros, cuyas similitudes eran los círculos concéntricos; y la eternidad, que era simbolizada con la serpenteante cadena espiralada que giraba en un movimiento perpetuo y sin fin551.

LA METALURGIA Desde el milenio III a.C. la estratificación social ascendió hasta el cenit de su desarrollo. Este fenómeno de jerarquización está simbolizado por la organización de grandes uniones tribales, cuyos jefes y consejeros de mayor edad utilizaban con profusión armas, adornos, vajilla de arcilla y objetos rituales de metal. Aquellos conjuntos de objetos se caracterizaron por su suntuosa decoración, manifestada en las formas de elementos usados en las

549 Khnkikian, O.M., Las artes en la Edad del Bronce en Armenia, Ereván, 1977, 71, citado por Avakian, Gariné, op. cit., 74, n. 44. 550 Lalaian, Ervand, op. cit., 100. 551 Avakian, Kariné, El tallado de la madera y las pictografías simbólicas en la Armenia Antigua, op. cit, 75.

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ceremonias religiosas de acompañamiento al fallecido hasta los rituales fúnebres del entierro. Estos elementos califican la esencia de la cultura antigua, hasta entonces teñida por una decoración bárbara; además testimonian el avanzado grado de desarrollo alcanzado por los maestros artesanos metalúrgicos quienes en los centros de las estirpes tribales dedicaron su penoso trabajo y transmitieron de generación en generación secretos y experiencias acerca de los duraderos métodos de elaboración y la alta calidad de la fundición. Fueron logros creativos que perduraron por sucesión hereditaria hasta la Edad Media armenia, en nuestra Era. Tanto adelantó la metalurgia que en la Edad del bronce tardía se instalaron pequeños talleres de fundición incluso en zonas llanas, los que obtenían el metal por medio del trueque, dando a cambio frutos extraidos de la labranza de sus tierras. Restos de esta clase de talleres fueron descubiertos en el poblado preurartiano de Karmir Blur, cubiertos por una densa capa de cenizas. Simultáneamente, este tipo de talleres de planicie también satisfacía las limitadas necesidades de los poblados, utilizando metales extraidos de las minas montañesas o de objetos antiguos que refundían y reelaboraban. La producción de objetos de bronce en gran cantidad, predominaba en las zonas montañosas y boscosas, ricas en materia prima. En las zonas altas de la meseta armenia, en especial en Moks y Sasún, los trozos metálicos eran refundidos en primitivos hornos domésticos cavados en el suelo, los que casi no se diferenciaban de los hornos prehistóricos descubiertos por los agricultores, cercanos a losmonumentos de cobre y de hierro en las regiones norteñas del país. En la Edad del Bronce tardía, la Altiplanicie armenia no solamente se convirtió, pues, en uno de los más grandes centros metalúrgicos de Asia Anterior sino que vivió un absoluto ascenso. Los objetos de bronce fueron ampliamente aprovechados por todas las capas de la sociedad; aparecen en monumentos arqueológicos de todas las regiones. El precio del bronce descendió notablemente y llegó a ser tan barato que incluso las clases más bajas tuvieron acceso a la adquisición de elementos de este metal. Los maestros metalúrgicos de la Edad del Bronce tardía produjeron objetos utilizables en los más diferentes oficios y crearon bienes materiales para cubrir necesidades vitales y para los rituales religiosos. Entre la cuantiosa cantidad de objetos descubiertos en excavaciones de monumentos arqueológicos de comenzada la Edad del Bronce temprana y de avanzada la tardía, se destaca un conjunto no muy grande de elementos de metal – calderos, vasos, tazas- utilizados masivamente por la estirpe de los jefes tribales de mayor edad. Una parte de ese conjunto de objetos está integrado por magníficas creaciones de arte utilitario con variadas formas, y admirables adornos y motivos decorativos; y en la restante hay utensilios para uso cotidiano. Son particularmente interesantes los modelos de fines de la Edad del Bronce media (siglos XVII y XVI a.C.) que junto con vasijas de arcilla de diversas clases, armas y otros objetos fueron encontrados en túmulos de Tagavoranist. A ese mismo período pertenece una parte de elementos hallados en Lorrí Berd, Araks, Ereván; idéntico interés despiertan los que aparecieron en túmulos y tumbas de Lichashén, Artik y otros puntos excavados, que corresponden a las dos etapas de la Edad del Bronce tardía (siglos XVI a XIV a.C. y siglos XIV a XII a.C.). El conjunto mas característico de la vajilla metálica es el de calderos y ollas hechas con varias planchas de cobre o de bronce, de las cuales se hallaron modelos en tumbas y túmulos de Tagavoranist, Lorrí Berd, Aruch, Trialet, Lichashén, Shirakaván, Gogh, Ereván y otras aldeas. Muestras de estas ollas se exhiben en el Museo Histórico Nacional de Armenia. En general pertenecen a comienzos de la Edad del Bronce tardía y perduraron hasta el milenio I a.C. Las ollas están hechas totalmente con planchas. Las formas y medidas de los cuerpos varían de aldea a aldea: tienen 33/36 cms. de altura, el cuerpo recto o levemente cóncavo en el centro; las bases son redondas, con distintos grosores según cada modelo. Tienen dos o tres manijas afirmadas con clavos, las que también diferencian unos calderos de los otros

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por sus modelos, la cantidad que tiene cada uno y el método seguido para su fijación al cuerpo. Algunas ollas tienen la boca levemente abierta hacia afuera o rodeada por una cinta en lo mas alto del cuello. De los siglos XII y XI a.C. han quedado dos ejemplos de tazas; una, de plata, hallada en la necrópolis de Tagavoranist junto a una olla de bronce, se caracteriza por su sencillez y belleza. Tiene forma semiesférica, con sus paredes considerablemente engrosadas y el filo de toda la boca cortada en una recta horizontal. Rodeando la boca la taza está decorada por una cinta de rombos en cuyos bordes hay una línea zigzgueante. La cara exterior del cuerpo está ornamentada con tres conjuntos de 7 semicírculos concéntricos. Esta forma de decoración está ligada a la de los motivos de la cerámica coloreada de Karmir Berd, Karní, Tagavoranist y a los de la monocromática de Artik. La segunda taza fue hallada en una tumba de Artik y pertenece a la última etapa de la Edad del Bronce tardía; es de bronce, semiesférica y corresponde a la cultura de Trialet. A esta misma cultura pertenece otro conjunto de objetos compuesto por vasos de plata que se diferencian entre sí por el grosor de sus paredes y bases, por la altura de los cuerpos y por las asas. Da la sensación de que los artesanos de las fundiciones metalúrgicas usaron como modelos vasijas de arcilla, ya muy desarrolladas en aquella época; esta presunción se basa en las líneas punteadas y los zig-zags, característicos en la cerámica. Lo llamativo es que, viceversa, con el tiempo, la cerámica tomaría motivos decorativos típicos utilizados en los objetos de metal. Son de destacar las largas asas de plata con forma de arco, unidas en su extremo superior al cuello, y en el otro, al cuerpo de la taza. En el túmulo de Tagavoranist se descubrió un singular modelo de vaso hecho con delgadas láminas de oro; es redondo, con el cuerpo ligeramente hinchado, los labios algo vueltos hacia afuera, con un sólo asa. La base, además de ser alta, se va ensanchando hacia abajo. Debajo de la boca lo rodea un doble y fino adorno serpenteante y en la parte inferior del recipiente, una larga cinta zigzagueante. En el espacio central del cuerpo de la taza están impresos tres pares enfrentados de leones de pie, con las fauces abiertas, lo que recuerda a la taza de oro sin decoraciones del túmulo de Trialet; y los leones, a los del vaso de oro de Dmbuk. Estos recipientes, con sus variantes, no obstante estar afectados por la influencia de los hallados en el arte de países de Asia Anterior y del litoral mediterráneo, son de producción local, por los componentes que evidencian el arte tribal de la Altiplanicie Armenia; además, aquí la metalurgia tiene una tradición más antigua, lo mismo que la alfarería que, como dijimos mas arriba, fue imitada por los maestros fundidores y, por último, porque los alfareros de Tagavoranist y Trialet de siglos ulteriores concluyeron imitando la decoración de los creadores metalúrgicos de Lichashén y Tsitsernakaberd552 que los antecedieron. Los ganchos de bronce son otros objetos de metal hallados en las excavaciones junto a vasos y tazas y que, por su cantidad y variedad, muestran haber sido muy utilizados en la vajilla de la senaduría tribal de Tagavoranist, Lichashén, Lorrí Berd. Son de un largo que oscila entre 14 y 22 cms.; el cuerpo es un delgado cilindro a veces rellenado con adhesivo y el extremo redondeado recuerda la forma de las hoces; en los de Lichashén el largo llega a 65 cms. y las dos puntas están curvadas. Estos ganchos se usaban para que el cocinero sacara trozos de carne de las ollas o para atizar las brasas que estaban en el fondo de los tonires o también para levantar las ollas que apoyaban sobre esas brasas.

Tsitsernakaberd (Fortaleza de las golondrinas) es un monumento arqueológico de Ereván, sobre la orilla derecha del río Hraztán. Según la tradición, en la época pagana estaba allí el templo del amor dedicado a la diosa Astghik, en cuyo segundo piso vivían las golondrinas que llevaban los mensajes de la diosa a su amado, el dios Vahakn. Excavaciones científicas hallaron, sobre la margen opuesta, materiales de la Edad del Bronce tardía, sepulcros, cántaros de arcilla con ornamentos variados, una puerta de bronce, huesos humanos y de animales. También una fortificación ciclópea que las aguas conservaron; del lado derecho, viviendas arcaicas. En 1967 se erigió allí un monumental memorial en honor de las víctimas del Genocidio cometido por el Estado turco entre 1915 y 1923. 552

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Por fin, no podemos omitir en esta enumeración de objetos metálicos de fines de la Edad del Bronce tardía, la cuchara de la necrópolis de Lorrí Berd con el soldado en el mango, acerca de la cual hemos hecho detallada descripción mas arriba al referirnos a las cucharas rituales.

LA ORFEBRERÍA Una de las ramas derivadas de la metalurgia fue la orfebrería. Son cuantiosos los adornos descubiertos correspondientes a períodos que comienzan a mediados de los milenios II y I a.C.: cascabeles, pulseras, anillos, colgantes, collares, agujas de lujo cuyo extremo grueso luce distintos tipos de elaboración estética según la creatividad del orfebre. Los moldes de las alhajas, de las estatuillas y de otros objetos de tamaños relativamente pequeños ya se hacían, en períodos entre los milenios III a II a.C., con blanca piedra caliza; la circunstancia de colocar moldes en las tumbas tiene un significado simbólico, en especial por no haber pares sino uno de cada objeto. Las pulseras de bronce, de distinto grosor, algunas trenzadas o grabadas con figuras son en general de una pieza que forma un círculo incompleto de modo que conserva su forma una vez puesta en la muñeca de quien la usa. El collar está formado por una barra cuadrangular o por una cuerda espiralada formando un círculo, cuyos extremos se dirigen hacia atrás, correspondiendo al cuello de quien lo viste. Los dijes estaban muy difundidos: tienen en general forma triangular de pájaro, con el cuello alargado y la cola abierta y simbolizan al sol o al cielo; un pequeño orificio en la parte superior sirve para atravesar la cadena que rodea el cuello de la persona que los usaba. Se hallaron en necrópolis de Lorrí Berd, Tilichán, Lichashén, Artik, Shirakaván. Las cadenas son de eslabones dobles de variadísimos grosores, desde los más delgados hasta los gruesos y pesados. Los anillos de bronce son también de diversos anchos, formando círculos incompletos; los extremos de algunos son cabezas de serpientes, otros están hechos con delgadísimos alambres entretejidos. Las vinchas de bronce, de plata y aun de oro, son elaboradas y rodean la cabeza a la altura de la frente; en unos casos los extremos terminan en las sienes, a veces como cabezas de serpientes, donde se enrollaban rodetes de cabello; en otros rodeaban totalmente la cabeza y estaban adornados. Se hallaron en Sdepanaván, Tilichán, Artik, Lichashén. Los botones son semiesféricos, de un centímetro de diámetro o menos; en su reverso tienen un puentecillo para coserlos a la ropa, o como adornos; también se hallaron adheridos a corazas militares. Las cuentas de los collares son de los mas diversos materiales y metales. Los fallecidos ricos de Lichashén y de Tolors eran engalanados con grandes abalorios de cuentas de oro engarzadas en piedras de forma almendrada; con botones de forma de granos de trigo y dibujados; con pequeños discos lisos de adorno; con collares preparados con piedras preciosas y semipreciosas, y con otras joyas. Tal como en otras ramas de la producción material, también en la orfebrería tuvieron valor las antiguas tradiciones orientales y una sensible parte recibió la influencia del período de las primeras dinastías sumerias, que se expandió hasta el valle de Mohenjo Daro. Especial difusión tuvieron los adornos trenzados de las edades del cobre y del bronce temprano de los memoriales creto-micénicos y troyanos. Con respecto a los adornos de oro de Troya, los arqueólogos señalan justificadamente no sólo la riqueza de esa ciudad sino sus amplios lazos mercantiles y también los trazos propios de una parte importante de los adornos orientales que posiblemente hayan sido producidos en Sumer. No sorprende, pues que la Altiplanicie Armenia, ubicada en medio de esos dos grandes centros tuviera una avanzada orfebrería que no solamente fue preservada sino que se desarrolló con las antiguas tradiciones, sirvió de fuente de creación de adornos de un nuevo tipo, que aparecen frecuentemente en los

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siglos XIV a XIII a.C. en los monumentos arqueológicos y en los ricos sepulcros de la Asiria arcaica en las zonas central y septentrional de la Mesopotamia. Una de las preferencias de los orfebres de esta época fue la representación en bronce de estatuillas zoomorfas bajo las formas de ciervos y de báculos con cabezas de toro. De los primeros se hallaron en tumbas correspondientes a fines del II milenio a.C. y de comienzos del milenio I a.C., enmonumentos arqueológicos de las aldeas Tolors, Lidzen, Ankeghakod y Vaghurt, de la región de Sisian. El modelo de Tolors, parado sobre sus patas levemente separadas, en posición de un animal manso, sobre cuya cerviz se han fundido tres aros de bronce; se notan claramente los cuernos, la boca y los ojos del animal; fueron ubicados otros grandes ciervos fundidos por separado en orificios abiertos exprofesso. En esta antigua y admirable obra de orfebrería es manifiesta la intención de respetar las formas de la realidad, a diferencia de otros dos modelos hallados en Lidzen. En éstos es visible la reducción de las proporciones y la ausencia de detalles, aunque al mismo tiempo se percibe la idea de ofrecer las características típicas del ciervo mediante el resalto de su actitud. Lo mismo puede decirse acerca de los modelos descubiertos en Ankeghakod y Vaghurt; debajo del vientre, éstos dos últimos tienen un pequeño cilindro dentro del cual se introducía el astadelbáculo. Entre los objetos fundidos en bronce descubiertos en Tolors figura una cabeza de toro queseusabaparaentroncarlaenlapartesuperiordelbáculo;enlafrentedeltoroelorfebre talló un triángulo; una cabeza taurina similar fue hallada en Arrachatsor, sobre cuya base es posible establecer que en la región de Zankezur existía en esta época una cultura espiritual uniforme. Precediendo su peregrinación a los santuarios, en las grandes festividades religiosas de la primavera, los hititas colocaban estatuillas de toros sobre el yugo de sus carretas. Trabajos de orfebrería del mismo tipo con figuras de ciervos y de toros fueron localizados en Lichashén, Bambakashat y otrosmonumentos arqueológicos, lo cual consolida la hipótesis, como ya vimos antes, de que estos dos animales fueron objeto de culto religioso desde los más remotos tiempos prehistóricos en la Altiplanicie y en todo el Asia Anterior. Para fortalecer esta premisa sirven los objetos excavados en Shenkavit y en Shirakaván, pertenecientes al milenio III a.C.; entre los primeros figura el vaso cuyo cuerpo está decorado con figuras de ciervos. Las investigaciones demostraron que en las figuraciones de los pobladores, comenzando desde las profundidades de los tiempos, el buey, el toro y el ciervo tuvieron fundamental vinculación con el vendaval, la tempestad y el sol; completando esta convicción religiosa se atribuía alciervo facultades sobrenaturales con efectos sobre la fructificación; lo confirman inscripciones rupestres hititas que “narran” fiestas solemnes de carácter sagrado en las cuales el mago, ante la amenaza de tormenta,intermedia para implorar ayuda al ciervo, encarnación de la divinidad del sol. Se supone que en las inscripciones hititas el ciervo era deificado bajo las denominaciones de “hijo de los campos” y de “espíritu protector”. Entre los monumentos arqueológicos de la Edad del Bronce tardía descubiertos en Lichashén, Akhtalá, Artik, Lorrí Berd, Kegharot, Ghabán, se destacan las armas artísticas: espadas, puñales, sus respectivas vainas, hachuelas de combate, corazas de diversos modelos y motivos decorativos. Sus composiciones estilísticas testimonian cuáles eran las figuraciones y qué elevado era el nivel artístico de los habitantes de la Altiplanicie en aquella época. El análisis de los motivos decorativos de las armas –geométricos, florales y zoomorfos- revela su sentido, vinculado con las más antiguas figuraciones religiosas de la Edad del bronce tardía. Los expertos orfebres “sacralizaron” sus obras de arte, absolutamente persuadidos de que aquellas armas infundirían fuerza a los militares que las utilizaran. LAS TABAS

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En la antigua Altiplanicie Armenia ocuparon un papel importante adornos y amuletos que además de ser objetos de lujo tuvieron destacada significación para el estudio de la cultura espiritual de la gente. A los talismanes pertenecen también las tabas, hechas con un hueso de la rodilla de animales pequeños. La mayoría de las tabas halladas en losmonumentos arqueológicos son de oveja y de cabra. Las tabas se encontraron en viviendas, talleres y tumbas. En algunos casos se encontraron decenas y hasta centenares de tabas, elaboradas o no, como por ejemplo en un taller de alfarería de la aldea Lorut, perteneciente a la Edad del Bronce temprana553, en un panteón de Lichashén de la Edad del Bronce tardía, en otro de Medzamor de la Edad del Bronce media554, en Artik, correspondiente a la Edad del Bronce tardía, en Aikeván (Edad del Hierro) por el Doctor en Ciencias Arqueológicas Sdepán Esaian, en el antiguo Karní, en el Tvin medieval555 y en otros lugares. Estas tabas tenían tres usos: como artículos de juego, tirándolos a cara o cruz; como objetos de adorno; y como amuletos. Estos últimos ocupan un importante lugar para el estudio de la cultura espiritual de la gente de aquel tiempo. Además de ser pulidos, en muchos casos estaba pintados de colores, predominantemente de rojo, ya sea de un solo lado o de varios. En las ceremonias fúnebres, se extraían algunas vértebras y se las colocaba por separado, como muestra del sacrificio de un animal; en otras ocasiones, junto al cadáver estaban las tabas preferidas con las que jugaba el finado. Algunas tabas estaban perforadas y rellenadas con metal, para que el peso facilitara su caída vertical; otras eran forradas con delgado alambre de bronce o de hierro. En muchos casos, el hueso era ahuecado para reducir su peso. Era costumbre alisar las caras superior e inferior de las tabas para facilitar la definición de su caida. En cuanto a su destino como entretenimiento, la taba era un juego de azar y se reflejó en proverbios populares. Es muy posible que durante las épocas más antiguas, cada una de las caras tuviera en las apuestas un determinado valor económico: uno la cara plana, 6 la opuesta y 3 y 4 las laterales. El juego de la taba estaba tan difundido, que se las hacían de metal; en Artashat se encontraron tabas de bronce fundido556. En Egipto se hallaron tabas hechas de vidrio. La superstición popular atribuía éxito o fracaso según la posición en que cayera la taba, tanto en las relaciones individuales como en su influencia sobre el trabajo. Le adjudicaban poderes para contrarrestar el mal de ojo y para poner fin a una mala racha. La taba era símbolo de energía, fecundidad, felicidad vital, y estas interpretaciones derivaban de la adoración religiosa que sentían los antiguos hacia los grandes animales cornados, a los que vinculaban con las tormentas, el agua y los truenos. En épocas arcaicas el polvo de taba era mezclado en pociones y elixires que los curanderos aconsejaban a quienes los consultaban con sus problemas. La relación entre la taba y las figuraciones es confirmada por la cantidad de estos huesos en los que están esculpidos estrellas, la luna y el sol. La taba era colgada de la cuna para proteccción de los niños y otras veces como juguete. También la figura de la taba apareció en inscripciones rupestres de los tiempos arcaicos y en cinturones de bronce de épocas más recientes. En la Altiplanicie Armenia, las tabas también se jugaban a la manera de las bochas, marcando un círculo y tirando para sacar fuera del círculo a la taba de otro jugador, como aparece en la epopeya de David de Sasún. Aunque es difícil determinar la fecha de comienzo del uso de tabas, por los resultados de excavaciones arqueológicas sabemos que

553 Avetian, V., Las excavaciones de Lichashén en 1984-85, Boletín de Ciencias Sociales de la Academian Nacional de Ciencias, 1986, 10,92. 554 Khanzadian, E., Mkrtichian, G., Parsamian, E., Medzamor, Ereván, 1973, 21, 66, en Boletín de Ciencias Sociales (Lraber), 1991, 3, (579), pág. 170, n. 4. 555 Kafatarian, G., La ciudad de Tvin y sus excavaciones, Ereván, 1982, 40. 556 Arakelian, P., La Antigua Artashat, Ereván, 1975, 44, citado por Enkiparian, N.K., Las tabas- juguetes y las tabas-amuletos en la Antigua Armenia, en Boletín de Ciencias Sociales, (Lraber), 1991, 3 (579), 171.

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la taba empezó a usarse como talismán en el III milenio a.C. Se encontraron tabas en Arguishtikhinili, en Karmir Blur (Teishebaní), Artashat, Lichashén.

EL CULTO A LA DIOSA MADRE EN LA EDAD DEL BRONCE TARDIA En cuanto a las figuraciones religiosas de los antiguos agricultores de la Altiplanicie Armenia, las representaciones estaban vinculadas, fundamentalmente, con la idea de fertilidad de la tierra, que se expresó primordialmente mediante el culto de adoración a la diosa madre. Una prueba de que este culto tuvo excepcional significación es la cantidad y variedad de estatuas de ídolos antropomorfos de piedra halladas en viviendas de la Edad del Bronce tardía, cerca de graneros de trigo; del mismo modo que en Asia Anterior y Menor, y en todo el mundo Egeo, estas estatuas representan de modo convencional y ampliamente extendido, la idea de la divina madre simbolizados por los rasgos que caracterizan a la mujer. Esos idolos sin adornos encarnaban las imágenes generalizadas por los agricultores y pastores locales, acerca del mundo vegetal y animal, la reproducción de la generación humana, la renovación y florecimiento, y en sentido amplio, la idea de fertilidad. Naturalmente, por sus particularidades y tipolología general se vinculan con las decenas y centenares de estatuillas de mujer hallados en el mundo Egeo y que con sus brazos alzados adornados de plantas recuerdan las facultades de fructificación, muerte y resurrección de los dioses de Oriente y de Occidente. Todas aquellas estatuillas y deidades femeninas de la Edad del Bronce expresan la primigenia idea sincrética “madre-tierra-arbol-mujer” de toda la humanidad, que de modo especial se manifiesta en la religión y el arte orientales. Aquí las divinidades de fructificación eran presentadas a menudo con la forma o del arbol salido del tronco femenino o con aspecto de mujer en cuyos hombros hay verdes ramas. El culto de la fructificadora diosa madre comenzó en el período de la Edad del Piedra y desarrollándose y transformando su aspecto sin interrupción, llegó hasta el Cristianismo y conserva hasta nuestros días sus especiales e interesantes particularidades en ceremonias populares, celebraciones y liturgias. Tanto en el Museo Histórico Nacional de Armenia como en museos provinciales se aprecian cinturones de bronce, diversas estatuillas, y series de materiales litúrgicos hechos de piedra y de cerámica, así como múltiples modelos de alfarería decorada que tienen significados vinculados con el rito religioso. Son elementos demostrativos de los estrechos lazos que los unen a la milenaria tradición de hogares arqueológicos de la Altiplanicie Armenia extraídos en excavaciones realizadas tanto durante la época presoviética como posteriormente; muchos otros materiales, muy valiosos, fueron mudados a museos norteamericanos, ingleses, franceses, georgianos, azeríes y al del Hermitage. De esas excavaciones son destacables las hechas por Ervand Lalaian en el litoral del lago Seván, en las que el notable arqueólogo obtuvo ricos objetos litúrgicos y de arte utilitario correspondientes a la Edad del Bronce tardía557; también aportan importantes datos sobre el lago Seván, Basarguechar, Zanguezur y otros lugares, los trabajos publicados por Harutiún Mnatsakanian.

EL CULTO A LA FECUNDACION Por su comprehensión, varios términos: fructificación, fecundación, fertilidad tienen, cada uno, sinonimia con los otros dos. Como veremos en detalle más adelante, en un primer período de la Edad del Bronce tardía la ideografía prehistórica de tres horizontes para simbolizar a los entes luminosos, el sol y los elementos del Universo, estuvo vinculada 557

Lalaian, Ervand, Excavaciones de panteones en Armenia Soviética, Ereván, 1930.

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al culto del Sol, la Tierra y el Océano, respectivamente, como los factores primigenios de la Creación; posteriormente, fue su relación con las fuerzas de las que emanó la energía de la fecundación animal, vegetal y humana; y en su etapa más avanzada, fue la figuración de la que la población de la Altiplanicie Armenia convirtió en centro del culto a la multiplicación de los frutos en las actividades agrícola y pastoril, y en la pujanza de la producción material. Sin embargo, el culto es de época muy anterior. Los arqueólogos descubrieron restos del culto a la fecundación procedentes de tiempos antiquísimos que fueron adjudicados cronológicamente a los milenios VI-V a.C.; la fertilidad adquirió mayor intensidad con el ascenso de la agricultura como medio de supervivencia, fenómeno que, como vimos, tuvo lugar durante el régimen matriarcal. La figura antropomórfica femenina y la de la yunta animal aparecen con frecuencia en inscripciones rupestres, grabados y estatuillas de Shresh Blur, Kül Tapá de Persia, Shengavit y en excavaciones realizadas en muchos otrosmonumentos arqueológicos que confirman el íntimo nexo que esas representaciones tenían con figuraciones religiosas; estas figuraciones y figuraciones se transmitieron al período del estrato preurartiano de Karmir Blur, del cual perduraron sepulcros hechos con piedra toba, testimonios que fueron estudiados en especial por el arqueólogo A.A. Martirosian558. Los ídolos de piedra de la Edad del Bronce presentan, en grandes y pequeños fragmentos, una vigorosa morfología femenina, ubicados junto a silos de trigo, ollas u hogares. Entre los descubrimientos ocurridos hasta 1970, algunos están enteros. El primero fue encontrado en un silo subterráneo a setenta metros de los restos de una muralla con partes prehistórica y urartiana. En su parte inferior es ancho y compacto y en reemplazo de cintura tiene sendas entradas laterales; hacia arriba, se unen a la cabeza y los brazos. La cabeza es cuadrangular y separada de los brazos por profundos cortes. Tanto la cabeza como los brazos están cubiertos por el grabado de un adorno vegetal. El ídolo estaba colocado en posición vertical, apoyado sobre una gran piedra. A menos de un metro del ídolo se halló la parte inferior de un recipiente de arcilla, de delgada base y unos 15 centímetros de diámetro, con un cuerpo bastante ancho. Los ídolos, no todos, hallados hasta entonces, no diferían mucho de las características formales del descripto, pero el motivo decorativo no siempre es vegetal: los hay sin adornos, y los demás marcan la cintura con sendas entradas; la parte inferior del ídolo es gruesa y la superior – es decir, desde la cintura para arriba, – más delgada, en la que de los hombros bajan los brazos, que están cortados. No tienen cabeza, y están destacados los pechos. En el centro de la base, con hoyuelos, está marcada la vulva. Según Martirosian, estatuillas similares de época incluso anterior, fueron halladas en Kül Tapá, en Shengavit y en Karmir Blur. Se ha interpretado que los adornos vegetales significan que la planta es el elemento vinculante y estable con la tierra, mejor dicho, con idea de la Madre Tierra, la que engendra; consideraban que la figura de la mujer es la que mejor representa a la tierra. Mujer-madre vegetal-tierra era, pues, para la figuración prehistórica el mejor complejo ideográfico de la fecundación. Este pensamiento prehistórico se detecta claramente en la diosa Ma de los hititas, representada como una mujer de muchos pechos y descubierta junto a las raíces de árboles, que, intrínsecamente, simbolizan el Arbol de Vida. Según datos de arqueólogos, en la elevación del falo a la dignidad divina y en el culto que se le rendía, no existía ningún elemento de terror; en la vida cotidiana la mujer no tenía que defenderse contra ese dios y por el contrario, lo único que buscaba es que le fuera propicio. Durante el régimen matriarcal existía una sexualidad libre aun en la adolescencia porque el coito no era vinculado con la idea de generación, y se lo identificaba con el cultivo de la tierra, la siembra y la plantación; posiblemente lo que se cuidaba era no despilfarrar en relaciones 558 Martirosian, A.A., Idolos de Karmir Blur, en Revista Histórico-Filológica, 1958, Nº 2, 114-139, citado por Israielian, H.R., El culto y las figuraciones en la Edad del Bronce tardía de la Altiplanicie Armenia, op. cit., 143, nota 1.

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interindividuales las fuerzas fecundantes necesarias para la prosperidad de la comunidad; y, como corolario, las economizarían por respeto a los poderes que atribuían a esas relaciones sexuales en su efecto sobre la fecundidad de la tierra. Las representaciones de la Altiplanicie Armenia son comunes a las urartianas, las de Egipto, Palestina y otras de Medio Oriente. Sobre un sello urartiano está grabado un ídolo en el que aparecen ramas y cuyos brazos son también ramas; su cintura es delgada. La parte inferior es semicircular, como una ancha pollera, y la cabeza triangular. Al costado, planta y entes fantásticos. En el Hermitage se conservan objetos egipcios sobre los cuales está grabado Diónisos, el dios de la fecundidad y de la muerte, rodeado de racimos, cabras y ánforas. Sobre un sarcófago del Imperio medio está representado el dios Osiris, dios egipcio de la muerte y la resurrección, de pie fuera de las ramas del árbol que sale de la vasija. A ambos lados de la vasija hay imágenes de pájaros559. Una estatuilla de la diosa madre palestina muestra la figura femenina con los brazos en alto sosteniendo flores. Anahid, diosa madre armenia de la fecundidad es vinculada con el florecimiento; en la llanura de Satagh hubo una gran losa de gres sobre la cual habían esculpido a Anahid con una rama de olivo en la mano560; en los cultos de adoración a Anahid, los creyentes dedicaban bosques en su honor y depositaban ramas de olivo al pie de su imagen, pues ella era considerada lazo de unión con el florecimiento vegetal y diosa de la fecundación. La ideología ligada al culto a la diosa madre y al árbol de vida tiene larga perduración en el pueblo armenio; al referirse a la diosa, los fieles la llamaban diguín o mair561, en señal de veneración y cariño. En la ideografía armenia es profunda y permanente la escena de la mujer que tiene en sus brazos un niño que en su mano exhibe un ramo562. El vínculo del florecimiento, con la tierra y con la diosa madre es general para todo el mundo antiguo oriental y para las mitologías griega y romana563. En la antigua Roma existía un culto al árbol sagrado simbolizado por la diosa Diana, en quien los romanos también veían, entre otras protecciones, al símbolo de la fecundación. La identificación del árbol y la mujer es notable entre tribus indias, que tiene origen desde tiempos arcaicos; cuando la cosecha era magra, los varones se acercaban a árboles para tener relaciones con ellos a fin de que la fructificación se incrementara564. En muchas figuraciones orientales, el semen era considerado fertilizante y en inscripciones rupestres de Keghamá hay algunas figuras antropomórficas masculinas con el órgano viril penetrando en la tierra, como símbolo de su fecundación. Entre los armenios perduraron ceremonias celebradas en épocas de siembra, cuyos orígenes se remontan hasta la cuna de las actividades agrícolas, de las cuales es característica la de Vartavar (o Nurín-Nurín), vinculada con el culto a la fecundación y a la abundancia. La ceremonia era la siguiente: en vísperas de la conmemoración, un grupo de mujeres jóvenes coloca granos de trigo en una fuente, los que para el tiempo previsto ya habrán echado brotes. Con esta nueva “cosecha”, hincan en la fuente una rama de árbol adornada de rosas, manzanas y trozos de pepinos. Después del mediodía las jóvenes, de modo solemne, llevan la fuente a un espacio del campo, la colocan sobre la tierra y cualquier mujer adulta asume su cuidado. Después, mujeres –jóvenes y también mayores- y hombres, al son de instrumentos musicales, bailan en su torno. La mujer que quedó al cuidado,

Laprunova, K.S., Figura de Dionisos sobre tela, en Historia de Arte y Cultura de Oriente, Leningrado, 1940, citado por Israielian, H.R., El culto y las figuraciones en la Edad del Bronce tardía de la Altiplanicie Armenia, op. cit., 145. 560 Melik-Pashaian, K., El culto de la diosa Anahid, Ereván, 1963, 56. 561 Diguín (Señora); Mair (Madre). 562 Lisitsian, S.S., Los antiguos bailes y escenas teatrales del antiguo pueblo armenio, Ereván, 1958, T. I.. 563 Esayan, S.S., Catálogo del Museo de Historia de la Ciudad de Ereván, separata 2. 564 Frazer, John, La hoja dorada, Moscú-Leningrado, 1931, 16, citado por Israielian, H.R., El culto y las figuraciones en la Edad del Bronce tardía de la Altiplanicie Armenia, op. cit., 148. 559

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entona una o varias canciones y baila, colocando la fuente sobre su cabeza, expresando en la canción su temor de quedarse dormida y de que los hombres pudieran llevarse la rama adornada de rosas. Entonces un joven, intenta llevarse esa rama, tentativa que impide la cuidadora. Cada una de las partes de esta ceremonia, que en la Edad del Bronce estaba vigente, tiene su simbolismo particular. Originariamente, era una sacerdotisa pagana la que cuidaba de la rama sagrada. En aquel tiempo acostumbraban a sembrar con agua, lo cual se pensaba que reforzaba la fecundidad de la tierra. Parte de la ceremonia era plantar entre los surcos un espantapájaros (Nurín), vestido con ropas de mujer565, aunque también acostumbraban a mezclar en el rito un espantapájaros varón (Akhloch) al que, al final molían a palos y mojaban hasta deshacerlo. Entre los antiguos habitantes de la Altiplanicie, fueron descubiertos ídolos de un hombre de mayor tamaño, una mujer de estatura algo menor, y un niño más pequeño, colocados en orden uno junto al otro, y unos recipientes negro-lustrados cerca de esos tres ídolos; son objetos sacralizados que se usaban en ceremonias del culto, con el mismo significado religioso de los ritos sumerios (Ishtar), egipcios (Isis-Osiris), de los asirios y de otras divinidades representadas con fuentes de las que exceden ramas, hojas o espigas de trigo566, así como en figuras egipcias en las que aparecen el árbol de vida, la mujer y ánforas de las que se derrama agua; y en otras el complejo ideográfico sol-agua-tierrra-rama(o mujer), todo en una única simbolización de la fecundación. En la Altiplanicie también, específicamente en excavaciones arqueológicas en Medzamor (1966), se descubrieron estatuillas de arcilla representando ídolos similares a los de Karmir Blur, aunque sin cabeza ni brazos que son reemplazados por concavidades. Los ídolos estaban colocados al borde de aras de sacrificio que en su parte central tenían un hogar en el que encendían el fuego ritual. En el borde del ara estaba marcado un surco que recorría el rectángulo; era un canalillo que recogía la sangre del animal sacrificado, que se repetía en la base del ara. En templos dedicados a divinidades de la fecundación, descubiertas en excavaciones realizadas en localidades cercanas al límite occidental de la Altiplanicie, había grabados o esculturas de cabezas de toros o de bueyes en las paredes; junto a la parte inferior de esas paredes, coincidiendo con esas cabezas, había fuentes en las que gotearía la sangre del animal sacrificado; allí deben haber habido aras de sacrificios de ofrenda a divinidades de la fecundación. Siguiendo con el tema de los ídolos de la fecundación, señalemos además que los lugares donde fueron construídas las aras descriptas, tanto en Medzamor como en Karmir Blur, deben haber sido ofertorios especialmente consagrados para celebrar ceremonias de aquel culto religioso prehistórico, con espacios preparados para que se ubicara la gente que participaba de los ritos, cánticos, movimientos, danzas, comidas y libaciones567, siguiendo formularias directivas del mago. Los tres ídolos estilizados son, en realidad, símbolos de hombre-mujer-niño con los que querían representar la divinización de la fecundación procreativa humana, de la misma manera que lo hicieron ya desde los tiempos arcaicos con las plantas y los animales, allí en la Altiplanicie como en todo el Antiguo Oriente. Siguiendo las formas y la significación de los ídolos de Medzamor y Karmir Blur, aparecieron en muchos otros lugares de la Altiplanicie y fuera de ese territorio, como ocurrió con estatuillas del mar Egeo, ubicadas cronológicamente en el año 2000 a.C.568. Además de las estilizadas estatuillas femeninas y las estatuas fálicas, se encontraron también ídolos con rostro humano o sin rostro, que en determinados casos suceden Martirosian, A.A., op. cit., 121. Martirosian, A.A., idem, 122. 567 Martirosian, A.A., op. cit., 122. 568 Martirosian, A.A., op. cit., 122. 565 566

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inmediatamente o son contemporáneos a los arriba descriptos. Entre ellos hay uno, doméstico, al que se denominó “urartiano”, que constituye un modelo excepcional, de escultura primitiva. La cabeza es cónica y sólo está elaborada de un lado. Sobre su alta frente aparece el motivo decorativo de la planta, expresada con inclinadas líneas paralelas; la nariz se une a la frente; a ambos lados de la nariz, mediante cavaduras, están expresadas las orejas, de forma oval, de las cuales pareciera que hay aros colgados. Con ésta concluye la serie de estatuillas antropomorfas del antiguo poblado de Karmir Blur, y comienza el conjunto de esculturas planas y redondas, que tiene gran significación en la labor de investigación del arte popular armenio de aquella época arcaica. Paralelas a estas esculturas existen otras, también domésticas, que se originan en una aldea cercana a Karmir Blur, llamada Aghchaghalá, del mismo modo que en Tvin. La característica fundamental del período arqueológico comprendido entre los siglos XIII y VIII a.C. fue la profundización de los caracteres diferenciales, distintivos y aborígenes del pueblo armenio y del proceso de constitución de su cultura material y espiritual. A fines del II milenio a.C. e inicios del I a.C. aparecieron pequeños principados que podrían pertenecer a la cultura étnica armenia y ser predecesores de los armenios en diversas partes de la Altiplanicie Armenia; en opinión de ciertos científicos tales agrupamientos se trasladaron a la llanura del Ararat. Los habitantes nativos de esa región, aprendieron palabras del idioma armenio durante la Edad del Bronce extraídas del homogéneo y generalizado idioma indoeuropeo, iniciando un largo proceso de apropiación, intercambio y creación de vocablos, pero al mismo tiempo conservaron cultura, figuraciones y religión, pues ya practicaban el incipiente culto de lo que sería el paganismo armenio. Ambos acervos, el de la ideología de la Edad del Bronce, y el del paganismo y religión armenios, procedían de una única cuna; y si sus cunas fueron las profundidades de las tradiciones culturales de la Edad del Bronce, la clave estuvo dentro de la ideología que generaría al paganismo armenio, cuyos admirables fragmentos se conservaron en pliegues profundos del pensamiento popular, en enigmas, leyendas, fábulas y en poemas épicos. Se han preservado importantes datos acerca de los tiempos paganos, en obras de historiadores de la época feudal temprana, en especial de Ieznik de Koghp, Moisés de Khorén, Acatancio, Ananía de Shirak y otros. Pero la literatura clásica está llena de constancias que evidencian que antes de ese proceso indoeuropeo-armenio existió el rico tesoro espiritual de las tribus armenias originarias y urartiano-hurritas, es decir, al hermoso y multicolor mundo oriental; es, pues, aquí donde debe buscarse la cuna de la cultura de los armenios, y sólo después en los pueblos de habla indoeuropea y de tiempo cultural indoeuropeo.

CULTO FÁLICO En Karmir Blur, además de los ídolos que representan a la mujer, fueron localizadas, en lugar muy cercano, estatuas fálicas que son también expresiones de culto a la fecundación que confirman la hipótesis según la cual en las figuraciones de los agricultores prehistóricos, la diosa madre o el árbol que la sustituye en el simbolismo, tenían su paralelo masculino cuyos símbolos inmediatos son estas estatuillas que en medida equivalente eran objeto de culto que, según explicaciones de los lugareños, eran “restos de falos del antiguo culto pagano a Anahid”. Idénticos círculos fueron obtenidos en un templo de Ishtar, en la Siriana, sobre los cuales fueron reproducidas escenas de la vida íntima de los varones; estudios científicos suponen que estos modelados serían precio de favores recibidos de héteras del templo.

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FALOS – Tvin - Milenio II a.C. - Piedra toba – Guía del Museo Etnográfico Nacional de Sardarabad, 12.

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Las mujeres que no podían tener hijos mantenían relaciones heterogámicas en el entorno inmediato al templo de Anahid y si quedaran embarazadas lo atribuían a la diosa de la fertilidad, de la procreación y la fecundación. Dice K. Melik-Pashaian que esta diosa perduró hasta el siglo XIX569. La costumbre de creer en el poder de los falos, según la cual los magos paganos que entraban a su servicio sacrificaban su masculinidad en el templo de Cibeles. Estrabón testimonia que se consagraban al servicio de Anahid tanto varones como mujeres570. De los análisis de las estatuas con forma de falo halladas en sepulcros de Karmir Blur resulta que se deben a que esta figuración estaba vinculada a la divinidad de la fecundación, de la muerte y la resurrección, tal como la vemos en Antiguo Oriente –en la Mesopotamia – en la versión súmero-acádica del mito de Tammuz. La figuración de los poderes fálicos implicaba la de la pareja. Estatuas fálicas, además de las de Karmir Blur, se encontraron en Zvartnots, Medzamor, Vahagní, Patashar. Y sobre rocas de Kars, Zanguezur, Nor Baiazid, Akhalkalak, Borchalú, Shushí, Gantsak, fueron esculpidos falos que, en tiempos antiquísimos habrán cumplido un importante papel en el culto a la fecundación. Sobre determinadas tumbas colocaron estatuas antropomorfas de piedra, monumentos verticales, piedras aisladas, falos. Estos falos no respondían a ideas licenciosas ni obscenas sino que, por el contrario, tenían un sentido religioso para peticionar fuerza generatriz rindiendo culto a determinadas divinidades. La adoración a falos existió en las más antiguas religiones, viendo en ellos símbolos de fuerza de fecundidad y resurrección571. Los fenicios consideraron que era Adonis el dispensador de esas virtudes; los egipcios, que era Osiris; los griegos lo atribuían a Diónisos. La fe hacia una particular energía proveniente del falo se manifestó en actos rituales y mágicos, en especiales plegarias que le eran dedicadas, en escenas coreográficas litúrgicas que guardaban semejanza con el acto sexual, en cánticos, en sacrificios de la virginidad ofrendados al falo, en situaciones de pérdida de la conciencia. El asno, cuyo origen y nombre no son indoeuropeos, fue venerado como divinidad soberana vinculada al carácter fálico, posiblemente por su potencia fecundadora572, al punto que a lo largo de milenios llegó hasta a prohibirse que este animal fuese sacrificado en ceremonias litúrgicas. El culto fálico apareció antes de la formación de clanes; posteriormente se expandió en la en territorios de Oriente, en la Antigua Grecia y en la antigua Roma. En la Altiplanicie Armenia, durante la Edad del Bronce tardía y en la Edad del Hierro. Han sido descubiertos monumentos fálicos erigidos a mediados del milenio II a.C. en mausoleos de personas notables, cuya estructura edilicia perduró hasta los primeros siglos de nuestra. Como señala K. Karakhanian, monumentos fálicos hechos de piedra toba, en sepulcros de Lichashén, Kars, Artik, Karmir Blur, Medzamor, Shamiram, Karashamb, Oshakán (II y I milenios a.C.) se hallaron falos de un solo bloque de piedra toba, basáltica o caliza y de distintas medidas –algunas llegan hasta 2 metros de altura- esculpidas a martillo. En la excavación delmonumento arqueológico de Oshakán, en una de las habitaciones del palacio, fueron hallados falos en posición erguida, junto al hogar. Se interpreta que figuras de falos erguidos en el centro del santuario descubierto en el monumento arqueológico de Shirakaván, como también sobre lápidas sepulcrales de esa localidad de los siglos VII-V a.C., son símbolos utilizados en ceremonias de rogativa de fecundidad humana, vegetal y animal. Sobre la base de estudios etnográficos y Melik-Pashaian, K., El culto a la diosa Anahid, Ereván, 1963, 53. Matikian, A.V., Ara el Hermoso, Viena, 1930; Ghapantsian, K., El culto a Ara el Hermoso, Erevan, 1945, citados por Israielian, H.R., El culto y las figuraciones en la Edad del Bronce tardía de la Altiplanicie Armenia, op. cit., 154. 571 Pestalozza, Uberto, Religione mediterranea. Antichi e nuovi studi, op. cit., I, 32ss, y 43ss. 572 Gruppe, O., Griechische Mythologie und Religionsgeschichte, München, 1906, 797, n.8, citado por Pestalozza, U., idem. 569 570

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arqueológicos su presume que la circunstancia de eriguir falos sobre las tumbas tenía por finalidad “neutralizar” la influencia de espíritus y fuerzas malignas. Esta costumbre perduró hasta el avance del Cristianismo573.

FIGURACIONES RELIGIOSAS Y SUS REPRESENTACIONES En general, en la Edad del Bronce tardía y en la Edad del Hierro temprana, lo que los hombres de la Altiplanicie prehistórica imaginaban acerca del Universo, sus figuraciones religiosas y el culto que practicaban, alcanzaron su punto mas elevado; en forma concordante, se produjo una transformación en el arte y se desarrollaron los objetos y materiales sagrados del culto. La investigación de las construcciones sepulcrales es la cuestión más importante del estudio de las ceremonias de inhumación574. Comenzó a producirse un proceso de síntesis de la vida espiritual con el arte; en particular hubo un paulatino trasvasamiento de los elementos esenciales y características de la Edad del Bronce a las de las incipientes culturas inmediatas que avanzaban, en particular la urartiana. Huellas subjetivas que quedaron en monumentos artísticos, en especial en dibujos trazados en cinturones - el Universo, la tierra, el cielo y el agua - siguen siendo propuestas por medio de animales imaginarios, pájaros, posiciones de la luna, pero ahora concebidas con la forma de los tres horizontes celestiales a los que hicimos referencia. La tierra, el mar y el océano terrestre eran pensadas como manifestaciones de la misma realidad. Las tribus de la Edad del Bronce que poblaron la Altiplanicie estaban persuadidas de que junto con los peces y otros seres acuáticos del fondo abismal del mar, nacían, vivían y se vigorizaban fabulosos héroes, ninfas míticas, toros que no se diferenciaban de los animales terrestres, búfalos, caballos sabios, muchos de los cuales ayudaban a los hombres a resultar victoriosos frente las calamidades de la vida, y a liberarse de situaciones confusas y complicadas. En un principio los principales elementos del Universo –tierra, cielo, agua, sol y las estaciones lunares- fueron mentalizadas como una unidad; pero a partir de la Edad del Bronce tardía y de la Edad del Hierro temprana reconocieron definitivamente que cada uno de ellos tenía distinta jerarquía. En forma correspondiente diferenciaron los respectivos actos de veneración religiosa hacia cada elemento y exteriorizaron esa diversidad de relaciones de dependencia humana celebrando ceremonias propias dedicadas a cada uno de esos elementos. En la Altiplanicie Armenia, el culto a las divinidades celestiales y solares encontró amplia expansión, particularmente en el milenio II a.C. y a comienzos del milenio I a.C., durante los cuales se manifestó en distintas expresiones del arte. Como ocurría en la Antigüedad, también ahora el principal culto de adoración fue rendido al sol. Entre las ricas inscripciones rupestres de los montes de Siunik y Keghamá, muchas son composiciones de divinidades antropomorfas referentes al sol. En aquellos entes vigorosos y desbordantes está marcada la característica viril, a veces con la figura de un soldado con escudo y lanza, otras con formas animales como las del león, cabra, toro, pájaro o con símbolos como la svástica, la espiral, la cruz encuadrada, el marco radiante. Las figuras de soldados, los representa desnudos o semidesnudos, a veces luciendo cinturones y coraza. En su escultura en relieve, Teshub, el dios hitita de las tempestades (siglo XIV a.C.) es representado con una corta pollera, adornado de espirales rodantes, con

Kalantaryan, A.A. y Melkonyan, H.A., Archaeological Works in Armenia in 1990-2003, op. cit., 66-70. Tumanian, Karekín, La construccción de mausoleos en la Edad del Bronce de Armenia, Revista Histórico Filológica, 2003, 1 (162), 166. 573

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casco, descalzo, con dos símbolos del sol en el pecho, en su mano derecha el hacha de guerra y el puño cerrado en la izquierda575. El soldado de Lorrí Berd, no obstante, está en esencia más cerca de la estatuilla del soldado de Shirakaván (siglo XIII a.C.) que aparece erguido como un portaestandarte sobre un pedestal con forma de ancla. Este objeto está compuesto por dos pares de brazos trenzados al pedestal, con adornos de pájaros sentados sobre los dos brazos inferiores. Sobre uno de los brazos superiores está erguido el soldado y sobre el otro un león macho. El soldado está desnudo pero con el casco calado para el combate, carcaj ajustado a la cintura con una correa defensiva decorada con espirales rodantes, coraza, los pies protegidos por calzado de punta levantada y que llegaba más allá del tobillo y a veces hasta la media pierna. El león tiene estilo realista, en posición excitada, las patas abiertas, los colmillos derechos, sus ojos y los del soldado, embutidos en el metal con cemento azul. Los investigadores, observando la asociación divina del león con los pájaros la atribuyen al culto del sol576. El estandarte de Shirakaván es un objeto de culto litúrgico muy típico del período tardío de la Edad del Bronce en la Altiplanicie Armenia que con su arreglo, motivos decorativos y composición, ostenta características propias del arte local. Sin embargo, las esculturas del soldado y del león recuerdan tipicidades del estilo escultural hitita. El soldado de Shirakaván explicita también el signo femenino representado por un triángulo en el pubis, por lo cual se lo considera hermafrodita. El soldado de Lorrí Berd también ostenta ese signo; pero teniendo en cuenta la gran cantidad de aberturas triangulares que tiene en otras partes del cuerpo, se descarta esa hipótesis577 y se considera el triángulo púbico como un adorno más sin otra significación que la de ornamento decorativo. En materiales arqueológicos aparecieron numerosos y variados discos de bronce y colgaduras con forma de pájaro. Analizando profundamente las inscripciones rupestres de la Altiplanicie, el científico Harutiún Martirosian señala el vínculo existente entre los dioses solares flamígeros y los antropomorfos y destaca que la función del rayo-caprino se proyecta plenamente en los dioses antropomorfos; para Martirosian las características del dios sol antropomorfo se patentizan en la antigua mitología oriental y en particular por intermedio de los relatos épicos, cuyas modalidades se vinculan con la agricultura y que con sus operaciones finalmente confluyen en la idea de fructificación578. Pareciera que las esculturas de los dioses antropomorfos de Lorrí Berd y de Shirakaván hubieran salido de las inscripciones rupestres. Es posible ver también las mismas modalidades sobre objetos de la cultura material. Estudiando las cuestiones relacionadas con el culto del sol en la cultura de la Edad del Bronce tardía, H.R. Israelian observó que sobre la caja en que se guardaba un puñal que encontró en Akner estaba representada de modo esquemático, la figura antropomorfa del sol, escoltada por dos cruces gammadas579. A fines del II milenio a.C. sobre admirables cinturones de bronce, el sol es simbolizado con una rueda, un carro de combate o una carreta; encima o a un costado se ven divinidades antropomorfas del sol o de la tempestad-relámpago, munidas de armas; todo esto demuestra que en las figuraciones del Oriente Antiguo, el dios sol cumplía su recorrido diario por el firmamento no solamente conduciendo un carro de combate o un carro común o en una nave, sino también montando un caballo llameante o escoltado por toros celestiales. En cinturones de bronce y otros objetos de arte, el sol es simbolizado por Tevechian, Seda H., El túmulo del mago en LorríBerd, Revista Histórico-Filológica, 1986, 3 (114), 112. Khnkikian, O., Torosian, R., Petrosian, L., Un singular modelo del arte prehistórico, en Revista Sovedagán Arvest, 1979, 1, citado por Tevechian, S.H., op. cit., 113, n. 19. 577 Tevechian, S.H., El panteón del mago en LorríBerd, Revista Histórico-Filológica, 1986, 3 (114), 114. 578 Martirosian, H.A., La ciencia comenzó en la Prehistoria, Ereván 1958, 42 a 51, citado por Tevechian, S.H., El panteón del mago en Lorrí Berd, op. cit., 114, n. 21. 579 Israielian, H.R., El culto y las figuraciones de la Edad del Bronce tardía en Armenia, Ereván, 1973, 44 a 69. 575 576

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diversos animales: el león, el toro, el caballo, la cigüeña y el multicolor pájaro pinzón580. Se supone que tanto el caballo como el toro fueron símbolos del sol de todas las estaciones; el león, al sol del verano, mientras que el pájaro representa al sol que llena de colores a la primavera. El culto a las divinidades celestiales y solares tuvo amplia difusión en la Altiplanicie Armenia especialmente durante el II milenio a.C. y comienzos del milenio I a.C., que fue representado sobre distintos monumentos artísticos. Las inscripciones rupestres de Siunik y de Keghamá son ricas en composiciones referentes a divinidades solares antropomorfas581. Estrecho lazo con el culto del sol tuvieron las ceremonias de adoración de las estaciones lunares. En torno a la figura astral del sol diseñaron las fases de la luna o cualesquiera composiciones que simbolizaran las constelaciones, con la forma de pequeñas estrellas. Sobre algunos cinturones de bronce las fases celestiales de la luna son configuradas con grafías de pájaros, cabras salvajes, ovejas y otros animales. A veces sus colas están adornadas con signos en forma de cruz, de estrellas, de flores que indican que en las figuraciones esos animales son seres celestiales. Las tradiciones de la cultura espiritual de la Edad del Bronce tardía perduraron largamente: su presencia continuó hasta después de la época urartiana. El estudio de los grabados rupestres de Vardenís demuestra que en el milenio II a.C. conocían las constelaciones que formaban figuras zoomorfas, las fases de la luna, el punto de salida matutina de Sirio y sus traslaciones según las épocas del año, los calendarios solar y lunar, el tiempo del movimiento de la Tierra dentro de la banda zodiacal. En una de estas inscripciones, estudiada por el arquitecto Sarkís Petrosian, está representado un período que comienza con 28 rayos iguales y 2 más largos, es decir los dos días que faltan en el mes solar. Este calendario fue trazado un milenio antes que el de Babilonia. En las inscripciones de Zanguezur y de Keghamá, es decir, pertenecientes a los milenios III y II a.C., están los símbolos de las constelaciones zoomorfas del Leo, Tauro, Aries, Géminis, Sagitario, Capricornio, Hidra. En general, el macho cabrío, el buey, el león y el toro integraban la lista de los 12 signos zoomórficos, con los que estaban relacionadas las figuraciones legendarias. A pesar de las oscuridades que envuelven los datos científicos acerca de la vida espiritual de la Edad del Bronce, por medio del estudio de costumbres y liturgias de los entierros y de sepulcros y diversos modos de inhumación, es posible deducir una visión definida coincidente con los resultados de las excavaciones arqueológicas. En distintas regiones de la Altiplanicie, en tierras de etnias y comunidades tribales encontramos variadas formas de sepulcros (al ras del suelo, en sarcófagos, en menhires y cromlechs, en dólmenes, en grandes mausoleos) y diversas modalidades de entierro(de una persona, de una pareja, familiares o grupales, acostados, sentados, en posición fetal, cremados) que surgían de las características de la organización social étnico-tribal prehistórica y de los diferentes matices que contrastaban entre sí variados cultos de adoración según sus respectivas raíces étnicas. Los habitantes de la Edad del Bronce creían en la existencia de una vida de ultratumba y por esta causa en los sepulcros, parecidos a casas, junto al finado de la tribu, colocaban comidas y utensilios de la vida doméstica, armas e instrumentos de labranza, adornos, cuerpos enteros o partes determinadas de animales sacrificados, los que continuarían sirviendo a su dueño en la vida ultraterrena. Esta realidad se observa en cultos y liturgias de casi todos los pueblos antiguos cercanos de Asia, Africa y Europa. Los complejos de objetos funerarios eran estrictamente limitados, predeterminados y “especializados”. La organización de la sepultura difería no solamente si se trataba de una mujer o de un hombre, sino también según su actividad ocupacional. Con un mago se enterraban los 580 El pinzón es un pájaro que tiene las plumas de la cara, pecho y abdomen, rojos; cabeza y cuello, gris; lomo, marrón rojizo; cerca de la cola, verde; frente, negra; alas, marrones con una franja blanca y otra amarilla; y cola, negra con manchas blancas. 581 Karakhanian, G.H., Safian, P.G., Las inscripciones rupestres de Siunik, Ereván, 1970; Martirosian, H.A., Israielian, H.R., Las inscripciones rupestres de los montes Keghamá, Ereván, 1971.

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materiales de sus protocolos profesionales; con el jefe tribal se inhumaban armas, objetos de su uso cotidiano, el carro de combate, esclavos. Con un general, además de parientes muertos en acción, sus armas; con un agricultor, las hoces y otras herramientas; con un carpintero, hachas, puertas; con el cincelador del bronce, crisoles de fusión. Esta costumbre perduró largo tiempo en Lorrí Berd, Martuní, Bazarkecharí, y otras localidades campesinas. Los objetos de culto se separaban severamente conforme a su significado de adoración. Era convicción de los antiguos que ciertas vasijas con forma de zapato que se ofrendaban en la ceremonia del entierro, “aceleraban” el paso del fallecido hacia el mundo de ultratumba. Los objetos litúrgicos y adornos hallados por todas partes, se colocaban sobre un caballo, porque era convicción de los antiguos que había caballos que provenían de las profundidades de las aguas y tenían el poder de elevarse en el aire y transportar a seres humanos en un vuelo por encima de mares y océanos y cristalizar sus más inimaginables sueños. Correspondientes a este período fueron investigadas las culturas de Trialet Tagavoranist, Karmirberd y Karmirvank. En este tiempo la población creó una rica cultura espiritual, en especial en los campos del arte y de los monumentos funerarios. El culto de los antepasados se fusionó con el de la fecundación por vía de la idea de la muerte y la resurrección. El fundamento de las representaciones religiosas recayó en los ancestros, en la fructificación, en las fases de la luna y otras adoraciones. Como señala Mircea Eliade, “las fases de la luna constituyen un buen ejemplo de la creencia en una resurrección... es pues, fácil, comprender el rol de la luna en las ceremonias de iniciación, que consisten, precisamente, en experimentar una muerte ritual seguida de un renacimiento y, por las cuales, el iniciado integra su verdadera personalidad de hombre nuevo”. Se difundió así la sacralización de los espíritus. Por la magia y el sacrificio ritual y por otras ceremonias, los hombres rogaban piedad y protección a fuerzas sobrenaturales. La complejidad y la diversificación de los rituales del entierro manifiestan las representaciones que los hombres tenían acerca de sus figuraciones vinculadas con una vida del más allá, semejante a la de la sociedad terrena. La visión que los hombres de ese tiempo tenían referente al mundo, entretejida con sus ritos de adoración y con sus labores diarias, se expresó también en algunos campos de la creación, en el arte monumental, en estatuillas, en memoriales del arte decorativo, así como en inscripciones rupestres. Desapareció la cerámica policromada y se desarrollaron centros locales de elaboración del bronce. Siguieron siendo características de la época las construcciones bastas y gigantescas denominadas “ciclópeas”. La población se concentró en grandes áreas urbanas, que también habitó en rededor de las mismas, lo cual indica el temprano avance de la vida de ciudad. Se fundaron grandes conjuntos edilicios (Lazaraván, Modganaberd, Lichashén, Horrom, Medzamor); estos conjuntos contaron con fuertes defensivos, calles, barrios separados y cerca de ellos se construyeron además pequeños poblados sin murallas. En cementerios de Ereván, Talin, Ashtarak, Tilichán, Alexandropol, Alavertí, Sisian, Gorís y en otros, junto con sepulturas en la nuda tierra, construyeron en Kumairí, Karmir Blur, Tazakent, Tolors, Kegharot, sepulturas con cobertura de madera o sin tapa, las cuales, sencillamente eran fosas rectangulares o cuadradas, sin adornos. Estos entierros casi no se diferencian de los túmulos sepulcrales, aunque a veces tienen una lápida y son comunes en el litoral del Seván, en Karabagh, Lorrí-Trialet. De este modelo llaman la atención los estudiados entre 1956-1966 por H. H. Mnatsakanian, los panteones tumulares de jefes de clanes en Lichashén, de 18-20 metros de altura. Constan de nichos abiertos en la tierra, de 5-8 metros de largo, 2,5-3,5 metros de ancho y 3 metros de profundidad, cubiertos por 3 a 5 toneladas de roca fragmentada y una lápida de piedra con signos decorativos, motivos ornamentales, arreos de cabalgadura, armamento y símbolos de su grado honorífico. Como ya hemos visto antes, en casos en que los difuntos hubieran sido notables, el cadáver era

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envuelto con una mortaja de lino bordada con hilo de oro y pintada con okhrá582 y otros oropeles. En las necrópolis de Lichashén, Kegharot, Noratus, Shamiram y otras, estaban muy extendidos los denominados cromlechs en los que hacían los entierros con sarcófagos de piedra o directamente en la tierra y rodeados por estacas de piedra. Estos perímetros de piedra medían de 3 a 20 metros. Las lápidas de las tumbas iban de 3-4 a 10 metros cuadrados. En regla general son humildes. De este tipo de sepulturas había en la necrópolis de la aldea Shamiram de Ashtarak; algunas tenían, grabadas o en relieve en la piedra, representaciones de animales o figuras geométricas y en la parte central del perímetro habían erigido menhires583; en conjunto, estos megalitos eran tantos que de lejos parecían un bosque; de estos “bosques” había cerca de la aldea Namur, en la zona de Shamshadin y en Karakilisá de Zanguezur. En la construcción de panteones es posible distinguir dos componentes: el edificio exterior y las características internas. Según la clasificación del arqueólogo Karekín Tumanian por edificio exterior se entienden los túmulos, los límites exteriorizados con cromlechs, las construcciones externas adyacentes a los cromlechs y los monumentos memoriales. Construcciones internas son los habitáculos sepulcrales (ataúdes de cerámica) con sus tapas, sus propíleos y todas las partes que complementan el conjunto dentro del área circundada por los cromlechs. Habitualmente los panteones eran completados con diferentes componentes internos y externos. Está aceptado que habían dos variables de tipos de panteones: los circulares y los elípticos. El techo de cada uno de ellos, a su turno, puede ser apoyado sobrevigas y viguetas o totalmente liso. Los panteones también pueden ser clasificados según el material del rellenado: tierra, piedras, tierra pedregosa, etc.; en conclusión, no se trataba simplemente de una fosa que volvía a rellenarse con el material cavado y extraido sino de materiales de construcción especialmente traidos para ese objeto: piedras o pedregullo, arena, tierra, arcilla. Los entierros en panteones son característicos de las culturas de la Edad del Bronce media en la Altiplanicie y no son escasos en la cultura Kur-Araksiana584. En el entierro antiguo era una construcción subterránea estable que podía revestir diversas formas rodeado por un cromlech: habitáculo con propíleo cubierto por un túmulo con sarcófago de piedra, semienterrado o a ras del suelo o tapado con una losa. Los panteones que responden a la construcción descripta son los túmulos de Lichashén, Verín Naver585, Trialet, Lorrí Berd, Khochalí. En algunos casos el diámetro del túmulo llega a 35 metros, como en Verín Naver, o a una altura de 3,30 m.(primer grupo de Khochalí)586. En la serie de grandes túmulos se encuentran los que se componen de muchas capas. Entre éstas figuran las de Shamiram587. Habitualmente, debajo de un túmulo se construía

Okhrá, polvo mineral rojo o amarillo que se usaba como cosmético o para pintar adornos, incluso funerarios. Del bretón, men (piedra), hir (larga). 584 Tumanian, Karekín, Excavaciones en túmulos de Charvech de la Edad del Bronce temprana Nº 1. Trabajos arqueológicos en nuevas construcciones de Armenia, Ereván, 1992, 11. 585 Areshian, K., Simonian H., Sargsian, K., Kocharian, K., Ohanian, H., Trabajos arqueológicos de campo del Centro Armenológico 1977-1978, Revista de la Universidad de Ereván, 1979, Nº 2, 211-217, citado por Tumanian, Karekín, Construcción de panteones en Armenia durante la Edad del Bronce tardía, Revista Histórico Filológica,(Patma-Banasirakán Handes), 2003, 1(162), 167. 586 Areshian, K., Simonian H., Sargsian, K., Kocharian, K., Ohanian, H., idem, 216-217, 587 Kirakosian, L., La construcción de los grandes túmulos de Shamiram, Boletín de Ciencias Sociales, Ereván, 1988, Nº 10, 90. 582 583

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un solo habitáculo pero hay casos en los que sobre varios habitáculos o sarcófagos se construía un túmulo (Kanakegh, Kokarán, Dzaghkahovit)588. No existe uniformidad en las características de los lugares de inhumación. Habitualmente los habitáculos sepulcrales o los sarcófagos eran ubicados en la parte central del túmulo aunque hay algunos casos en los colocaron en la periferia interior589. En general son rectangulares pero hay algunos con los ángulos redondeados, con forma de nave o de canoa. En una necrópolis Nº 7 cercana a la cisterna de Abarán, cavaron simplemente cuatro fosas y en la 2ª de Lichashén, en el cromlech Nº 47, el piso de la tumba está revocado con arcilla590. En el año 2000, Rubén Badalyan efectuó excavaciones de investigación sobre la orilla occidental de la recién descubierta cisterna que forma parte del monumento arqueológico Abarán-III. El monumento está ubicado en el sinuoso sector del río Kasagh, sobre la elevación de un inexpugnable promontorio natural. La cerámica descubierta durante los trabajos está compuesta por grandes recipientes cilíndricos o de cuellos levemente salientes, ollas de cuello ancho de una o de dos asas, vasos, tazas, tapas discordes, etc. La superficie de los recipientes es de color canela; o negro lustrada, y con fondo de los mismos colores. El adorno predominante es de cintas formando ángulos rodeando la parte superior del cuerpo del recipiente y completados con cuadrados, rombos, rectángulos. Una de las características de los motivos decorativos, después del cocido de los recipientes, es el bajorrelieve. La técnica de elaboración y alisado de la cerámica descubierta en elmonumento arqueológico es similar a la de los objetos hallados en sepulcros excavados en Arakats, Charcharís, Hartakiugh y Ereván, que son considerados pertenecientes al marco del tipo de cerámica denominada “del Arakats”. Dentro de una parte de los grandes recipientes se habían conservado restos chamuscados de trigo, los que expuestos al análisis de radiocarbono permitieron determinar que correspondían a los años 3350 a 2884 a.C. Esta circunstancia estableció que el monumento pertenece cronológicamente al primer período de la cultura Kur-Araksiana, a fines del IV milenio a.C.591. Era una norma de la época que las paredes de los habitáculos funerarios fueran de piedra toba (duf) y basalto, moldeadas o no; a veces, para darles solidez eran amalgamadas con adobe (necrópolis 2 de Shamiram). En general, las paredes eran erigidas en forma basta y enfiladas toscamente buscando la adaptación de las irregularidades de los bloques unos con otros (gran túmulo de Shamiram 2). Es posible que en grandes mausoleos, ciertas paredes de habitáculos (Lichashén, Lorri Berd) hayan sido tapizadas con telas bordadas592. Hay casos en los que las paredes del habitáculo están formadas por grandes piedras colocadas a determinada profundidad en la tierra y erguidas en posición vertical. (menhires). Los grandes mausoleos tenían techo apoyado sobre vigas y viguetas cubierto por una falsa arcada (Lichashén 2, Lorri Berd 9). En la necrópolis de Karmir Berd, los habitáculos de la Edad del Bronce tardía están coronados por una cubierta de piedra toba de regular tamaño y los espacios intermedios rellenados con pedregullo. Antes de ubicar la losa superior, con la finalidad de afirmarla encima de ellas, colocaban piedras formando un contorno; clausuraban las entradas al mausoleo con una fila o una doble o triple fila de

Avetisyan, P., Badalyan, R., Smith, A., Preliminary report on the 1998 archaeological investigations ofproject Arakats in the Tsaghgahovit plain, en Studi Micenei ed Egeo-Anatolici, XLII/I, Roma, 2000, 52-54, citado por Tumanian, Karekin, op. cit., 167, n. 13. 589 Tumanian, Karekín, Construcción de panteones en Armenia durante la Edad del Bronce tardía, op. cit., 169. 590 Avetian, V., Excavaciones en Lichashén 1984-1985, Boletín de Ciencias Sociales, 1986, 19, 94. 591 Los objetos se hallan en el Instituto de Arqueología y Etnografía; Kalantaryan, A.A. y Melkonyan, H.A., Archaeological Works in Armenia in 1990-2003, op. cit., 47. 592 Martirosian, Harutiún, Historia del Pueblo Armenio, I, Erevan, 1971, 226. 588

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paredes. A veces no marcaban con piedras la entrada sino que simplemente bordeaban la sepultura con una hendidura en la tierra. La entrada al lugar de ubicación del féretro acostumbraba a estar a un costado del largo; en la ceremonia del entierro, seguían un determinado orden: primero dejaban libre de tierra y piedras ese costado del habitáculo, después depositaban el cuerpo y apoyaban la losa que lo cubría. No llenaban con tierra ni piedras el cuarto lado del habitáculo, que quedaba relativamente libre debido a las figuraciones de que, existiendo la posibilidad de un retorno a la vida del fallecido, no hubieran elementos que obstaculizaran su deseo. Esta costumbre se ha mantenido hasta la actualidad, aunque ahora la causa es como una señal de respeto a la memoria del difunto pues lo contrario significaría condenarlo a una muerte inexorable. El propíleo del mausoleo estaba sobre la línea limítrofe del cromlech; tenía una puerta de entrada hecha de piedra que ya en la Edad del Bronce era más ancha para dejar libre el paso de un carro fúnebre. Desde el propíleo hasta llegar al lugar de la tumba había un camino levemente descendente, del ancho del sepulcro; el largo del recorrido de este camino variaba según las dimensiones de la necrópolis o del conjunto total de tumbas; su forma era en línea recta o se adaptaba a las sinuosidades del terreno. Según las figuraciones locales de cada región era importante la orientación de las fosas o habitáculos que por ende era variable: por ejemplo, en Lichashén su dirección era Sur Sureste o Sur-Suroeste, pero había mausoleos en los que el habitáculo tenía otras variables orientaciones; por ejemplo, en Lorri Berd tenían la misma posición que en Lichashén. Según el arqueólogo D. Khachatrian, en catacumbas de Artik, la orientación dependía de la voluntad de la familia que las hacía construir; en Shamiram 2 la dirección de los habitáculos era claramente de Este a Oeste; en los grandes túmulos de Shamiram, había también hacia el Norte. Los sepulcros de la Edad del Bronce tardía, así como los mausoleos del período anterior, eran rodeados por una o más circunferencias, los cromlech. Este tipo de mausoleos completados por un cromlech, no tenían túmulo funerario, es decir, un montecillo de tierra que se elevara sobre el sepulcro. Habitualmente lo demarcaban con un círculo o un óvalo o formando otras figuras usando cantos rodados puestos uno pegado al otro, o colocando losetas de piedra toba (duf) o de basalto una junto a otra y éso era el cromlech. Ejemplos de cromlechs hay en las necrópolis de Karmir Berd, del litoral del Seván, de Ketí, Sasunik, Talin. En la parte Norte del cromlech circular de Verín Naver, la demarcación forma una línea recta advirtiendo de ese modo que a partir de allí comienza el propíleo del cromlech. En la Edad del Bronce tardía, como cerrando el espacio del propíleo, colocaban una piedra de muy gran tamaño. Durante la Edad del Hierro temprana, sobre las piedras duf que formaban el anillo de los cromlech en Medzamor y Shamiram, se encontraron esculpidas figuras de caballo, león, carros de combate, combatientes, escenas de caza593. En la Edad del Bronce tardía, fuera del círculo del cromlech de menor diámetro inmediato al habitáculo sepulcral y hasta llegar al cromlech semicircular exterior, de diámetro máximo, esparcían piedras de regular tamaño. A ras de tierra, protegiendo al cadáver inhumado, colocaban grandes losas que formaban un rectángulo en torno inmediato al habitáculo (Mausoleo de Talin, Nº 8, excavación dirigida por B. Avetisian). En la necrópolis Nº 5 de Shamiram 2, al Norte y al Sur del propíleo del túmulo, al ras del piso, habían erigido una fila de piedras contiguas puestas en posición vertical; en la misma necrópolis, fueron visibles en el piso marcas curvilíneas señalando el cromlech. En la necrópolis de Verín Naver, desde el cromlech del mausoleo Nº 37, habían colocado una gran losa de piedra duf; cavando debajo y alrededor, aparecieron fragmentos

Areshian, K., A una década de las excavaciones sistemáticas de los monumentos [arqueológicos] de Shamiram, Informe del resultado de las labores arqueológicas de campo, 1981, 3.

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de vasijas, y, paralela al mausoleo Nº 19 se descubrió un simbólico ara de sacrificios, sobre una de cuyas piedras de basalto estaba representada una escena de combate594. Con excavaciones arqueológicas en la Altiplanicie Armenia, se descubrieron pruebas de que durante Edad del Bronce tardía, en lo más alto de la colina del área de los sepulcros erigían monumentos memoriales. Así, por ejemplo, fueron hallados en la cima de la tumba Nº 1 de Kanakegh, unidos a la parte interna; y arriba habían construido un pedestal separado por tres losas que, según K. Areshian, fueron erigidas en posición vertical para servir de monumento. En el segundo túmulo de la necrópolis de Kokarán, sobre una losa que cubría el sarcófago, se encontró un monumento de tipo fálico595. En Medzamor los arqueólogos encontraron un ídolo antropomorfo de más de 1,50 metro de altura hecho de duf y se inclinaron a considerarlo un monumento funerario596. Se supone que los ídolos hallados en Karmir Blur, Karmirberd, Aikesdán, Shavarshaván, originariamente estuvieron colocados sobre tumbas. El prototipo de monumento memorial de la Edad del Bronce puede ser una serie de piedras graníticas descubiertas en la cima de mausoleos de la Edad del Bronce media (Verín Naver, Khochabagher 2, Shamiram 2 y otras necrópolis)597 y posteriormente, en el período tardío, irguieron monumentos memoriales antropomorfos y fálicos de varios metros de altura que tuvieron amplia difusión en las necrópolis de la Edad del Hierro de la Altiplanicie Armenia. Los dólmenes fueron una parte especial de aquellos monumentos funerarios que contaban con entrada y techo, correspondientes a inhumaciones ubicadas encima del ras de la tierra, utilizando como soportes del techo, losas erigidas en posición vertical598. La presencia de dólmenes en la Altiplanicie Armenia fue descubierta por un grupo de investigadores – Torós Toramanian, A. Kalantar, Ervand Lalaian, S. Parkhutarian, Harutiún Martirosian, S. Khachatrian, Sdepán Esaian y otros – quienes consideraron que los entierros con dólmenes no son característicos de la Altiplanicie599. Torós Toramanian sostiene que los dólmenes de la Altiplanicie Armenia se diferencian bastante de los de otros países600.Fueron hallados en Ashtarak, Shamiram, Harich de Shirak, Akhlat en Zanguezur y en el litoral del lago Seván601. La necrópolis de Medzamor tiene particularidades propias, como hemos visto, que testimonian acerca del ascenso cultural y de las transformaciones que se produjeron en la vida sociopolítica durante el transcurso de las Edades de Bronce media a la tardía, y hasta comienzos de la Edad del Hierro temprana, desde la mitad del siglo XIII a.C. hasta el siglo X a.C.

CARACTERISTICAS DE LOS MONUMENTOS FUNERARIOS La importancia de la religión en las tradiciones prehistóricas es más notoria en el culto de los muertos, exteriorizado en las construcciones de piedra que lograron superar la acción

Tumanian, Karekín, op. cit., 175, n. 36. Paghramian, A., op. cit., idem. 596 Khanzadian, E.V., Mkrtichian, G.H., Parsamian, E., Medzamor, Erevan, 1973, 138; Esayan, S., La escultura de la Edad del Bronce tardía, Boletín de Ciencias Sociales, (Lraber Hasararakán Guitudiunnerí), 1975, 12, 45-46, citado por Tumanian, Karekín, op. cit., 177, n.39. 597 En la cumbre del célebre túmulo de Karashamb de la Edad del Bronce media habían también erigido monumentos fálicos de basalto. 598 Toramanian, T., Materiales de la historia de la arquitectura armenia, Erevan, 1942, 3, citado por Tumanian, Karekín, op. cit., 179, n. 45. 599 Martirosian, H., op. cit., 40. 600 Toramanian, T., op. cit., citado por Tumanian, idem. 601 Parkhutarian, S., El país de Velikukh, en Labores del Instituto de Historia de la cultura de la República Soviética Socialista de Armenia, Erevan, 1935, 163. 594 595

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de los vientos y otros fenómenos climáticos. El hombre reconocía en la piedra un vehículo de sus figuraciones, por su resistencia material, únicamente explicable con la intervención divina; es por eso que con el progreso de la cultura las inhumaciones de mayor jerarquía se hicieron con sepulcros de piedra. En la medida en que los deseos de los deudos eran dar larga vida a sus familiares y en especial a sus ancestros, ese deseo iba acompañado por el esfuerzo de que hicieran su viaje mágico a la ultratuma en un arca que la tierra ni las lluvias pudieran deteriorar ni corromper; además, preservando sus cadáveres alimentaban la creencia de que esos muertos, infelices, desprovistos de todo y en una tenebrosa soledad, velarían por la salud y la multiplicación de quienes los sobrevivían. De todos modos, la inclinación religiosa era que producida la muerte, ya no hubiera posibilidad de retorno al mundo de los vivos, que esa caja los contuviera o que, al menos, una capa de tierra y piedras, fuera el impedimento de cualquier forma de comunicación directa entre la vida y la muerte. Los espacios sagrados determinados de tierra –algunos de 200 x 200 metros – reunían en una planicie los conjuntos de menhires, donde también ubicaban túmulos funerarios y estatuillas; eran puntos de periódica concentración de la comunidad, donde se celebraban ceremonias religiosas de culto a los muertos, seguramente encabezadas por magos y consejos de ancianos. Algunos tipos básicos de esos sepulcros de la Altiplanicie corresponden específicamente a períodos culturales de la Edad del Bronce, dentro de los cuales se encuentran inhumaciones de un único difunto, o por pares, o grupales, enterrados uno junto a otro con las manos y pies en posición replegada. Las fosas centrales del panteón se reservaban a personas decanas o principales. Entre ellos colocaban variados tipos de objetos y materiales necesarios para la vida de ultratumba, muchos productos de oficios, que en la actualidad facilitan a los arqueólogos extraer conclusiones acerca de la vida material en la Edad del Bronce y datos referentes a las actividades ocupacionales y al desarrollo de las artes. El tipo más difundido de tumbas es el de ataúd de piedra, que tiene forma rectangular o cuadrada, con la base de tierra y de fragmentos de roca, o con paredes y lápida construidas de baldosa. En este tipo de tumbas había gran cantidad de variantes, por las características de su volumen y modo de construcción, cuyos modelos se encuentran en las necrópolis de Tazakend y Kumairí, excavados por Charkovski en 1894, y por H.A. Martirosian en 1952602. Esta clase de sepulcros se halla en cementerios de Ereván, Talin, Ashtarak, Tilichán, Alexandropol, Alavertí, Sisian, Gorís y en otros. Junto con ellos se encuentran también sepulturas en la nuda tierra en Alexandropol, Karmir Blur, Tazakent, Tolors, Kegharot, con cobertura de madera o sin tapa, las cuales, sencillamente son fosas rectangulares o cuadradas, sin adornos. Estos entierros casi no se diferencian de los túmulos sepulcrales, aunque a veces tienen una lápida y son comunes en el litoral del Seván, en Karabagh, Lorrí-Trialet. De este modelo llaman la atención los estudiados entre 1956 1966 por H. H. Mnatsakanian, los panteones tumulares de jefes de clanes en Lichashén, de 18-20 metros de altura. Constan de nichos abiertos en la tierra, de 5-8 metros de largo, 2,5 3,5 metros de ancho y 3 metros de profundidad, cubiertos por 3 a 5 toneladas de roca fragmentada y una lápida de piedra con signos decorativos, motivos ornamentales, arreos de cabalgadura, armamento y símbolos de su grado honorífico. Como ya hemos visto antes, en casos en que los difuntos hubieran sido notables, el cadáver era envuelto con una mortaja de lino bordada con hilo de oro y pintada con okhrá603 y otros oropeles. En las necrópolis de Lichashén, Kegharot, Noratus, Shamiram y otras, estaban muy extendidos los denominados cromlechs en los que hacían los entierros con sarcófagos de piedra o directamente en la tierra y rodeados por estacas de piedra. Estos perímetros de piedra medían de 3 a 20 metros. Las lápidas de las tumbas iban de 3-4 a 10 metros 602 603

Martirosian, H.A., Poblados y necrópolis de la Edad del Bronce Tardía, Ereván, 1969,19. Okhrá, polvo mineral rojo o amarillo que se usaba como cosmético o para pintar adornos, incluso funerarios.

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cuadrados. En regla general son humildes. De este tipo de sepulturas había en la necrópolis de la aldea Shamiram de Ashtarak; algunas tenían, grabadas o en relieve en la piedra, representaciones de animales o figuras geométricas y en la parte central del perímetro habían erigido menhires604; en conjunto, estos megalitos eran tantos que de lejos parecían un bosque; de estos “bosques” había cerca de la aldea Namur, en la zona de Shamshadin y en Karakilisá de Zanguezur. En los campos funerarios colectivos las tumbas de los miembros de la comunidad se diferenciaban de las de los guerreros. En los túmulos de los guerreros se colocaban el conjunto de sus armas personales y sus insignias distintivas. De este modo, por los rituales litúrgicos funerarios pertenecientes a una misma cultura, ya en aquella época se delimitó qué área geográfica ocupaba el conjunto de tribus con identidad étnica. En algunos cementerios era tal la cantidad de estos dólmenes que se los denominaba “ciudad de los muertos”; los dólmenes 605eran piedras gigantescas erigidas en posición vertical sobre las cuales se apoyaba una gran losa, junto a tumbas que no siempre eran cavadas en la tierra, sino a veces apoyadas sobre el suelo; este tipo de sepulcros no son característicos de la Altiplanicie oriental.606 Observar la construcción de los complejos funerarios, puede coadyuvar a una comprensión más integral acerca de la coordinación de la ceremonia como ritual y puede favorecer el conocimiento de la estructura social, de las relaciones familiares, de la embriología de la cultura, y de las figuraciones que tenían las antiguas sociedades acerca de la muerte y del mundo de más allá. Con la ceremonia del entierro, la circunstancia del condicionamiento edilicio del panteón, en determinados casos permite también realizar definiciones referentes a las transformaciones étnicas607. A mediados del II milenio a.C., no muy lejos de aquella zona, se establecieron extensos campos funerarios. Hasta ahora fueron excavados sepulcros de la Edad del Bronce tardía y de las Edades de Hierro antigua y avanzada entre los cuales se encuentran las ya mencionadas necrópolis de Lichashén y Medzamor, de Lorrí Berd, Arrachatsor, Verín Naver, Tolors, Nerkín Ketashén. En varias de estas necrópolis los representantes de la nobleza fueron inhumados en túmulos, muchas veces sobre carros rituales.

SIGNIFICATIVOS DESCUBRIMIENTOS ARQUEOLOGICOS EN LORRI BERD Expediciones científicas mixtas armenio-extranjeras,desarrollaron estudios arqueológicos y etnográficos: en Shirak y Arakatsotn fueron armenio-norteamericanas; en la llanura del Ararat, armenio-belgas. En Siunik, una expedición armenio-alemana. Los resultados de estas investigaciones están siendo publicados gradualmente por respectivas ediciones científicas armenias y extranjeras608. Una expedición armenio-italiana dirigida por A. Guevorguian y A. Palmieri trabajó en el litoral del lago Seván; en 1999, el grupo expedicionario armenio-italiano realizó trabajos de investigación de campo en la región de Lorrí, en el poblado cercano a la aldea Fioletovo, en el área homónima de la mina de cobre allí existente. Los estudios determinaron que el poblado fue fundado en el período de la Edad del Bronce temprana, que perduró hasta la Edad Media, y que sus habitantes se especializaron en forma destacada en la labor de explotar esa mina de cobre. Del bretón, men (piedra), hir (larga). Dolmen, en bretón dol (mesa), y men (piedra). 606 Martirosian, H.A., Poblados y necrópoilis de la Edad del Bronce, op. cit., 23.

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607 Tumanian, Karekin, Las construcciones de panteones en la Edad del Bronce tardía de Armenia, Revista Histórico-Filológica, 2003, 1, (162), 166-184. 608 Kalantaryan, A.A. y Melkonyan, H.A., Archaeological Works in Armenia in 1990-2003, op. cit., 40, 62-66.

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*** En las páginas siguientes encontraremos en especial causas que justificarán explayadamente el valor fundamental de Lorrí Berd en diversos aspectos: en cuanto al resultado de las calificadas expediciones científicas en los campos de la arqueología y de la etnografía; en cuanto a los hallazgos obtenidos en excavaciones realizadas en restos de necrópolis, poblados, fuertes defensivos, y murallas. En el análisis minucioso de los objetos que se encontraron, no solamente desde el punto de vista intrínseco sino también como bases de referencia que nos permiten deducir el grado de avance del pensamiento cultural en la Edad del Bronce, así como en las cada día más complejas actividades ocupacionales de sus habitantes, que se proyectaron en el desarrollo económico de la región de la cual Lorrí Berd fue epicentro, como así también en el perfeccionamiento de la organización política que ya desde entonces comenzó a apuntar hacia la organización de tribus que tuvieron ineluctable protagonismo en los acontecimientos históricos a partir de aquella época hasta el final de la Prehistoria. Exploraciones de reciente organización del sector de Arqueología del Instituto de Arqueología y Etnografía concretaron amplios trabajos de investigación de campo. En varios lugares de la República de Armenia fueron exploradas extensas necrópolis, murallas defensivas, poblados, correspondientes a distintos períodos. Las excavaciones en la necrópolis de Lorrí Berd, dirigidas por Seda Tevechian, produjeron resultados sin precedentes: está entre los más significativos monumentos de Armenia pertenecientes a las Edades de Bronce-Hierro, cuyas excavaciones habían comenzado ya en 1969. El área arqueológica está en la zona de la aldea homónima correspondiente al subperíodo de Stepanaván, en los elevados valles donde confluyen los ríos montañeses Dzoraguet y Urut, a 3 kilómetros de distancia de la ciudad de Stepanaván. En los siglos intermedios estaba aquí la célebre ciudad Lorrí, que en 1049 hasta 1089, el rey Kyurik Bagratuní convirtió en capital en el Norte de Armenia. En la actualidad está conservado el espacioso fuerte con complejos de adoración religiosa, poblado y centro social y económico rodeado por vigorosas murallas defensivas. A comienzos del siglo pasado fue fundada la pequeña aldea Lorrí Berd, cuya extensión, además de contar con tierras de pastoreo y de labranza, en el milenio III a.C. ya había allí panteones y poblados. En el poblado, la elevada explanada que se extiende sobre la orilla izquierda del río Urut ocupa un área de alrededor de 100 hectáreas; ésta fue fundada en la primer mitad del milenio II a.C. y se mantuvo habitada hasta los siglos VII-VI a.C. Particularmente notable es la necrópolis de Lorrí Berd. Casi tres décadas, gracias a periódicas excavaciones, fueron descubiertos llamativos datos en casi 100 nuevos panteones cuya riqueza testimonia que Lorrí Berd fue un vigoroso centro político-militar y cultural que hasta los siglos VII-VI a.C. expandió su poder absoluto sobre regiones tanto circundantes como alejadas. El de Lorrí Berd es un monumento excepcionalmente difusor de conocimientos que refleja la actividad etno-cultural y socio-política, que existió durante alrededor de 15 siglos –los períodos de la Edad del Bronce media y de Hierro- en el área de lo que hoy es Armenia y de toda Transcaucasia; panteones que cronológicamente están ubicados en los milenios II-I a.C., con soluciones que constituyen un fenómeno impresionante por el área de difusión de los entierros, la rica variedad del materiales utilizados, las elevadas características artísticas y la cantidad de animales sacrificados en las ceremonias litúrgicas de inhumación. Los objetos hallados en los panteones evidencian la colosal extensión que abarcaron sus lazos culturales – Cáucaso Septentrional, Rusia Meridional, el Norte de Persia y la Mesopotamia, Asia Menor, el mundo Egeo, Egipto y el Levante.

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Con la curatela de la Comisión de Preservación de Monumentos Históricos y Culturales, y el Banco Central de la República de Armenia, la expedición de Lorrí Berd realizó exploraciones en 1990-1993 y 1996-1997 y excavó en más de 50 grandes y pequeños panteones correspondientes a los períodos de las Edades de Bronce Media y de Hierro. Entre ellas es destacable el panteón 79º que por su estructura y ordenamiento representa un gran valor histórico-cultural. Está en el barrio recién construído sobre la ladera de la colina norteña y tenía un cromlech de 34 metros de diámetro; en la parte central de la capa protectora cubierta de guijarros había sido erigida una pirámide de piedra, que por vez primera fue hallada sobre construcciones similares. Las paredes de la fosa estaban revocadas con arcilla y adornadas de figuras hechas con pinturas aromáticas de varios colores que representan animales cuyos contenidos se relacionan con inscripciones rupestres de la Altiplanicie Armenia. El entierro se hacía sobre un carro fúnebre de dos ruedas, cuyo pescante pintaban de blanco, negro y rojo. A pesar de que el sepulcro había sido saqueado, las escasas cerámicas y objetos de bronce hallados, pertenecen al grupo de monumentos de la cultura de Vanadzor, Edad del Bronce media, y corresponden al primer cuarto del milenio II a.C. Los túmulos de los milenios VII-VI a.C. se distinguieron, pues, por las ceremonias de entierro, las amplias medidas y por el alto nivel de los materiales utilizados. En Lorrí Berd fueron excavados los túmulos que alcanzaron grandes medidas, los formados por dos o tres series de salas de piedra en las que se exhibían objetos que tuvieron valor para el difunto. Son típicos de ellos, los entierros con solemnidades especiales de caballos enjaezados, completos o divididos en partes (cada fosa de hasta 7-8 caballos). La figuración al inhumar en la misma ceremonia litúrgica partes divididas de los restos de la persona y del caballo, fue la de imaginar equiparados en la vida ultraterrena, tanto el desarrollo de la crianza equina, como el de elevar el papel que este animal cumpliría en la actividad guerrera en esa segunda vida. En las fosas de la necrópolis de Lorrí Berd se ve, desde los períodos más tempranos, la estratificación social. La profusión de objetos litúrgicos de adoración y la pluralidad de entierros explican la elevada posición social que ocupaban los decanos y magos fallecidos. Vinculaciones étnicas y expresiones del pensamiento muestran la amplia expansión de las semejanzas existentes entre las estructuras de panteones y ceremonias rituales de inhumación de la Edad del Bronce Media y de Hierro. Es harto conocido que a mediados del milenio II a.C. Lorrí Berd fue centro de irradiación económica y política609.

HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS EN LA ALDEA Y EN LA NECROPOLIS DE LORRI BERD, DE LA PRIMERA MITAD DEL MILENIO II a.C. En agosto de 1969 el equipo de investigación de campo del Instituto de Arqueología y Etnografía de la Academia Nacional de Ciencias de la República de Armenia, dirigido por la científica Seda Tevechian, realizó excavaciones en la aldea Lorrí Berd, a 3 kilómetros al Noreste de la ciudad de Sdepanaván, que era un barrio de la ciudadela de Lorrí. En ese lugar descubrieron interesantes monumentos; a ambos lados del camino que conduce a la aldea, se extiende una necrópolis que ocupa una planicie que se encuentra en el valle que avanza desde los ríos Dzoraguet por el Sud y Miskhaná por el Este. A tres kilómetros de distancia del punto donde confluyen ambos ríos, en el hermoso rincón del valle al que por todas partes rodean afiladas e inexpugnables montañas, se elevan las ruinas de la medieval ciudad de Lorrí. En la orilla izquierda del río Miskhaná, sobre una elevada meseta, se pueden notar claramente restos de viviendas ciclópeas cuadrangulares que ocupan las varias hectáreas. Este valle, rodeado por todos sus lados de montañas, es un 609

Kalantaryan, A.A. y Melkonyan, H.A., Archaeological Works in Armenia in 1990-2003, op. cit., 62-66.

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hermoso rincón donde hay bastante posibilidad para la labranza y el pastoreo610. En aquella misma orilla izquierda del Miskhaná son percibibles a simple vista restos de un antiguo poblado con viviendas cuadrangulares que ocupan unas cuantas hectáreas recostadas sobre la costa superior del río. La necrópolis y las casas del poblado estában separados por un desfiladero profundo que en determinadas partes es de fácil paso y en partes ha quedado derruído, las primeras por la fundación de la aldea de Lorrí Berd y las segundas como consecuencia de la construcción del camino en nuestra época, y la anexión de nuevas tierras cultivables. Desde la primera observación de la necrópolis se diferencian tres clases de tumbas. Unas cuantas están cubiertas por abundante cantidad de grandes y pequeñas piedras; se elevan medio metro sobre la superficie del suelo. Una parte son cromlechde piedras dispuestas en forma circular, muy distintas en sus medidas –entre 6 / 7 mts. y 14 / 15 mts. de diámetro- y hay también tumbas que se exteriorizan por 1 ó 2 piedras. En 1968, cerca del camino, durante trabajos de remoción de tierra apareció casualmente una tumba, que motivó que el arqueólogo Ikit Gharibian, que investigaba en Lorrí Berd, excavara y comprobara que la tumba había sido saqueada a fines de la Edad Media. Ésta, señalada como Nº 1, por su construcción arquitectónica y vallas cubiertas, es clásica, como es posible ver en Lichashén y otros monumentos arqueológicos. Tiene a ambos lados sucesivas paredes que se adelgazan, sobre las cuales se asientan cuatro grandes losas abarcando la tumba de 6,70 mts. de largo y 2,92 mts. de ancho, que pertenece al tipo de cromlech y tiene 14 mts. de diámetro. A 40 mts. de distancia de la descripta fue excavado un túmulo casi redondo de 7,50 mts. de diámetro, con una cobertura depiedras de mediana medida y de medio metro sobre el nivel del suelo. Desde el inicio de la excavación se comprobó que de las cinco losas existentes sólo una había quedado en su lugar, una había caido dentro al vaciarla y las otras habían sido hurtadas para usarlas como material de construcción. En un comienzo pareció que también la tumba Nº 2 de Lorrí Berd había sido saqueada y, en especial, cuando a 70 cms. de profundidad se hallaron dos cascabeles de bronce y un botón con una faz de plata; pero los trabajos siguientes demostraron otra cosa. La tumba tenía 5,80 mts. de largo, 2,35 ms. de ancho y 2,45 ms. de profundidad, con orientación Noroeste-Sureste y por su construcción arquitectónica se asemejaba a la Nº 1. Era de nuda tierra desde la base hasta elevarse a medio metro del suelo, a partir del cual la pared de tierra fue reemplazada por piedra. Las paredes del Sur y del Este eran totalmente de tierra y la pared Noroeste estaba compuesta por una enorme piedra que posiblemente era la última cobertura, removida de su lugar anterior. Con la finalidad de preservar las losas de cobertura, habían ubicado debajo de ellas, en las dos puntas,piedras de mediana medida. La tierra que rellenaba la tumba era extremadamente dura y húmeda lo cual dificultó los trabajos de excavación. La mayor parte de los objetos se descubrió en el sector Noroeste; en la otra mitad había sido enterrados dos caballos. A dos metros de profundidad aparecieron las extremidades de un caballo. Al mismo nivel estaba la mayor parte de los objetos, pulseras y collares de bronce, cuchillos corvados de hierro, adornos de oro y plata, cuentas de collar de piedra,ánforas, vasijas, vajilla, frascos urartianos y otros objetos. Al excavar se comprobó que se trataba de una tumba doble. A medio metro mas a lo hondo se hallaron objetos característicos de tiempos más antiguos, reunidos debajo de la pared Oeste y la losa, que cayó sobre ellos, había deteriorado las vasijas de arcilla. En la tumba mas antigua no se encontró el esqueleto. Habían numerosos y variados cascabeles y botones de bronce que perduraron hasta los siglos XIV – VIa.C. junto con materiales más y menos antiguos, es decir, que se habían mezclado con objetos del último entierro. Los objetos de la época más antigua formaban un conjunto distinto compuesto por recipientes de arcilla destinados al culto, que por su estilo y el material usado son 610

Tevechian, Seda., El panteón Nº2 de Lorrí Berd, Revista Histórico-Filológica, 1972, 2 (57), 267.

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homogéneos; su deterioro impidió la investigación acerca de los rituales religiosos de inhumación. Entre ellos había cinco incensarios, de los cuales pudieron reconstruirse dos. Eran hechos a mano y tenían gruesas paredes. En la parte central hay triángulos llenados con hoyuelos y motivos trenzados unidos por argamasa roja y blanca y pintados con esos colores en las partes decorativas. Los incensarios tiene pequeñas diferencias entre sí, angostos o anchos. Un fragmento de tapa hallado cerca, coincidía con la boca de un incensario. Hasta entonces no se había encontrado tapas de las vasijas. En aquel período, estos objetos ornamentados destinados al culto y diseminados por todas partes de la Altiplanicie Armenia, se vinculaban con determinadas representaciones espirituales y con ritos de la liturgia, y los encontramos en Lichashén, en las excavaciones de Sdepán Esaian en los suburbios de Ereván, como también en Medzamor. El rojo con su identificación con el color de la sangre, tenía un sentido religioso vinculado con la vida. Dos ollas de ancho cuerpo tienen sobre sus “hombros” una franja de triángulos en los cuales hay desiguales hoyuelos, unida con masa roja y blanca; en la base de la franja hay un asa plana. Se halló también un recipiente con leves aplastamientos a ambos lados de la boca en forma de media nuez, con paredes delgadas, cuyo labio ostenta el mismo motivo decorativo, con adheridas esculturas de serpientes; de este mismo tipo se encontraron incensarios y ara de sacrificios en una tumba de Lichashén. Una vasija con ese mismo estilo pero con cinco bocas cilíndricas verticales, dentro de la cual se conservaron restos de hollín; idéntica vasija se descubrió en Lichashén, y con dos manijas esferoides pintadas de rojo, en Keghanush, en Ghabán. En la parte central de la tumba, debajo de la pared y a un costado de la losa se descubrió una parte de olla de bronce, con ensanchados hombros, similar a la cual se encontró en Lidjashén. Pertenecientes a la la Edad del Bronce tardía, de tresestatuillas de bronce que representan a pájaros, dos de ellas están ubicadas en los ángulos Norte y Oeste de la tumba y la tercer junto a la olla; en el pecho, en el lugar de las alas, tienen aberturas triangulares, que las hacen parecerse a las estatuillas de Lichashén del II milenio a.C.; las de Lorrí Berd tienen pedestal y pueden ser apoyadas. Por cuentas de collar de oro halladas en la tumba se presume que la tumba es de los siglos XIV ó XIII a.C.; de estas cuentas había en Lichashén y en la cultura temprana de Trialet. Los objetos enterrados, aportan datos que orientan hacia la hipótesis de que el fallecido fue una persona destacada de su estirpe, un primado religioso o un mago. Llaman la atención treinta cascabeles de distintas formas y tamaños, del tipo de los descubiertos en otrosmonumentos de la Edad del bronce tardía y de Hierro temprana. Veintiocho pulseras de bronce estaban a un lado del esqueleto y algunas colocadas en el pecho; la cantidad de pulseras y la gruesa capa de óxido protegió la preservación de pequeños trozos de la ropa con que el fallecido había sido enterrado.

LA NECRÓPOLIS DE LA NOBLEZA Y DE LOS MAGOS EN LORRI BERD La Edad del Bronce tardía y la de Hierro fueron etapas trascendentes de la prehistoria de la Altiplanicie Armenia; la sociedad se hallaba en los umbrales de un período de civilización clásica en la cual ocupaba un lugar preeminente la unidad tribal Haiasa-Azzi. Los habitantes de la región protagonizaron profundas y esenciales transformaciones subrayadas por los notorios testimonios de sus monumentos arqueológicos. En la serie de aquellos monumentos, pertenecientes a esas dos Edades, es sumamente interesante la necrópolis que se encuentra cerca de la aldea Lorrí Berd y no lejos de Sdepanaván. En este lugar fueron descubiertos múltiples sepulcros de la nobleza tribal y de magos, hallazgo que enriqueció los conocimientos que se tenían acerca de la cultura y de las relaciones socio económicas de los milenios II y I a.C. Tal es el panteón Nº 21 que fue excavado a unos 25 metros a la derecha del camino que conduce a la aldea de Lorrí Berd. El panteón cubría un

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cromlech circular de 7 metros de diámetro, del cual sólo quedaban algunas piedras. Después de remover la capa exterior de tierra, aparecieron en el interior del cromlech piedras de mediana medida con superficies lisas. Quedó claro que el ataúd principal del panteón no se encontraba, como ocurría en la mayoría, en el centro del cromlech sino en su extremo Sureste y que estaba cubierto por tres grandes losas (2,50x1,20) metros, término medio. El hecho de no colocar los ataúdes en el centro del panteón, como era lo habitual, se debió, seguramente, para ponerlo a resguardo de ladrones. Los espacios abiertos entre las losas estaban taponados con piedras chicas y la última losa había caído inclinada en la fosa de la sepultura, con una de sus puntas cerca del piso. La tumba estaba cubierta con tierra natural del suelo. La fosa medía 3,35 mts. de largo por 1,20 mts. de ancho con una profundidad de poco más de 1,50 mts. El fondo estaba lleno de vasijas de arcilla, variados objetos de bronce, adornos, tales como pulseras, vinchas, anillos, botones, agujas, agujereadoras, collares de bronce, de oro, de plata y de otros metales; también ánforas dentro de las cuales habían, en calidad de comidas, restos de grandes animales cornados; también huesos supuestamente humanos y 9 dientes que no eran del fallecido, ya que no estaba el esqueleto. En la parte central, entre las ollas de barro había un cáliz de bronce colocado sobre un trípode; puestas sobre tres ollas con el pico hacia adentro, descansaba en forma de cruz un gancho de mango largo; dentro de una de estas ollas, decorada con bajorrelieves con forma de cedros, estaba escondido un vaso de bronce y debajo de otra una cuchara con mango antropomorfo, también de bronce, al que nos hemos referido detalladamente al hablar de las cucharas rituales. En la sepultura se halló alrededor de una treintena de vasijas de arcilla preparadas con mezcla de arena, de color negro y gris mate, bien pulidas, cocidas a baja temperatura. La mayor parte está compuesta por ollas de diversos modelos y con diferentes motivos decorativos; otras vasijas son ánforas, también de distintas formas y ornamentaciones. Con los mismos motivos de adorno había un tipo de ollas que eran las de mayor uso en la cocina, cuyo borde superior va ensanchándose a medida que asciende y que generalmente se utilizaba para guardar el yoghurt (matsún). Estas ollas pueden clasificarse por grupos: a) de labios cortados, que tienen destacados sus apoyos, pequeñas asas erguidas o un asa con forma de borde de mesa, bajorrelieves ondeados, con figuras de cedros y lineales, así como adornos de botones en relieve. Integran este grupo el vasito negro lustrado que tiene una pequeña tapa opaca; b) no muy grandes, con cuerpo formado por dos conos invertidos o esférico, labios salientes, adornado con cinturones de surcos u ondeados, con grupos de triángulos marcados a cuña;una de ellas tiene sobre los hombros, asas arqueadas y agujereadas; c) el cuerpo es esférico o hinchado, adornado por cinturones de surcos. Las ánforas tienen el cuerpo estilizado, labio saliente y adornadas de cinturones de surcos. Las fuentes, que son los recipientes de mayor uso,presentan el mismo motivo decorativo. Se halló también una fuente de arcilla toscamente terminada611. Se destaca un incensario con forma de tubo, de gruesas paredes, destinado al culto religioso; en ambos extremos del tubo, los labios se ensanchan y se abren; en sus paredes hay dos franjas opuestas de grandes aberturas triangulares y la parte central está decorada con tres cinturones con figuras en relieve. En las caras del recipiente hay grandes aberturas triangulares y en la parte media tiene 3 cinturones en relieve. El mismo tipo de incensario, pero con asas de cabezas de pájaros fue descubierto en la tumba Nº 9 de la necrópolis de Lorrí Berd y las hay más antiguas. Las formas y decoraciones de estos objetos de arcilla corresponden a la Edad del Bronce tardía y a la de Hierro temprana, aunque en otras tumbas de la misma necrópolis, pero pertenecientes a los siglos XIV y XIII a.C. se encontraron incensarios similares. También se descubrieron materiales en excavaciones arqueológicas realizadas en otras zonas, y que guardan semejanza con los descriptos de Lorrí Berd. Incensarios litúrgicos de 611

Tevechian, S., El mausoleo Nº2 de Lorrí Berd, op. cit., 110.

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otros colores pero con las mismas características existían en países de Asia Anterior y a mediados del II milenio a.C. se difundieron por regiones septentrionales de la Altiplanicie Armenia y fueron asimilados por los lugareños612. El equipo de arqueólogos exploró también tres casas y en cada una de ellas una habitación. La capa cultural tenía un espesor de 20 a 50 cms. donde muy mezclados se descubrieron restos de las etapas media y tardía de la Edad del Bronce y una amplia cantidad de la Edad del Hierro. Entre estos habían fragmentos de objetos de arcilla que testimonian la existencia del poblado hasta la Edad Media. En el centro de la casa Nº 3, dentro de una mezcla de materiales arqueológicos que formaba una capa cultural de unos 30 cms. de espesor, y entre una serie de objetos muy característicos de la primera mitad del milenio II a.C. o Edad del Bronce media, el equipo descubrió un pequeño fragmento de arcilla con la superficie de color negro brillante y fondo rosado. Entre los monumentos y objetos de la Edad del Bronce media la representación de la figura humana no es casual. Así, por ejemplo, en importantes mausoleos que se hallaron en Trialet es posible verhombres representados en forma frontal y semifrontal, que luciendo ornamentos adornados con metales preciososy con movimientos rituales celebranceremonias solemnes. En el fragmento de arcilla de la casa Nº 3, siguiendo la técnica característica de la época está representada en bajorrelieve una cabeza humana, de perfil semifrontal que luce una corona baja con seis puntas agudas, en la parte superior de la corona hay una diadema y una cinta, que eran atributos reales. La diadema representa un pequeño lirio de tres pétalos. Este hallazgo, según Seda Tevechian, evidencia la presencia en la Edad del Bronce, de unidades políticas en aquella región del Norte de la Altiplanicie. La diadema ocupaba el centro, en la cúspide de la corona. Desde la nuca desciende la cinta ceñida en la frente; el cuello es alto, adornado con trazos. La nariz es importante, el mentón ancho quizás con una diminuta barba, los labios expresados con delicadeza. Es posible que sobre el recipiente de arcilla esté representado no solamente la cabeza humana sino toda la figura de una personalidad erguida en determinada posición ritual. Está a la vista que a comienzos del milenio II a.C. sobre el recipiente de arcilla – destinado a uso litúrgico- pintado de color negro brillante se representaba en bajorrelieve personajes de la nobleza. Podría ser un rey, un reyezuelo, príncipe heredero, dios o, al menos, un mago con jerarquía de pontífice. En favor de esto último testimonia, en especial, el lirio o flor de loto que está sobre la corona, que era característica de la clase de los magos. Esto no excluye, empero, la altaposición socio-política que lograron ocupar los integrantes de la nobleza. Durante el II milenio a.C., las coronas, como adorno que se ciñe en la cabeza del principal de un régimen político como signo de dignidad, no estaban muy difundidas en los países de Asia Anterior, pero se usaban y se han hallado en representaciones correspondientes a épocas aun mas antiguas. En tal sentido son ilustrativos los sellos cilíndricos de antiguas dinastías mesopotámicas de la época akkádica (2750 a 2159 a.C.), sobre los cuales figuran héroes legendarios y semidioses que lucen sombreros o coronas de puntas. En los países mesopotámicos, durante los milenios III a.C. hasta mediados del I a.C., eran usuales las coronas con plumas, que aparecen representadas en inscripciones sobre piedra. Son muy parecidas entre sí lo que permite suponer que las de puntas fueron ideadas siguiendo el modelo de las de plumas. Son significativas las coronas de 5 ó 6 puntas halladas en sellos cilíndricos de Shushí, atribuidas a divinidades masculinas y femeninas, con diademas que descienden sobre la nuca( 2500 a.C.).

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Tevechian, Seda, El mausoleo Nº2 de LorríBerd, op. cit., 110.

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OBJETOS LITURGICOS UTILIZADOS EN CEREMONIAS RELIGIOSAS DE LA EDAD DEL BRONCE - EL PANTEON nº 21 DE LORRI BERD - LOS ADORNOS La necrópolis y las casas del poblado de Lorrí Berd estaban separados por un desfiladero profundo que en determinadas partes es de fácil paso y en partes ha quedado derruído, las primeras por la fundación de la aldea y las segundas como consecuencia de la construcción del camino en nuestra época, y la anexión de nuevas tierras cultivables. Desde la primera observación de la necrópolis se diferencian tres clases de tumbas. Unas cuantas están cubiertas por abundante cantidad de grandes y pequeñas piedras; se elevan medio metro sobre la superficie del suelo. Una parte son cromlech de piedras dispuestas en forma circular, muy distintas en sus medidas –entre 6 / 7 mts. y 14 / 15 mts. de diámetro- y hay también tumbas que se exteriorizan por 1 ó 2 piedras. Los objetos de la época más antigua de Lorrí Berd formaban un conjunto distinto compuesto por recipientes de arcilla destinados al culto, que por su estilo y el material usado son homogéneos; su deterioro impidió la investigación acerca de los rituales religiosos de inhumación. Entre ellos había cinco incensarios, de los cuales pudieron reconstruirse dos. Eran hechos a mano y tenían gruesas paredes. En la parte central hay triángulos llenados con hoyuelos y motivos trenzados unidos por argamasa roja y blanca y pintados con esos colores en las partes decorativas. Los incensarios tienen pequeñas diferencias entre sí, angostos o anchos. Un fragmento de tapa hallado cerca, coincidía con la boca de un incensario. Hasta entonces no se había encontrado tapas de las vasijas613. En aquel período, estos objetos ornamentados destinados al culto y diseminados por todas partes de la Altiplanicie Armenia, se vinculaban con determinadas representaciones espirituales y con ritos de la liturgia, y los encontramos en Lichashén, en las excavaciones de Sdepán Esaian en los suburbios de Ereván, como también en Medzamor. El color rojo, por su identificación con el de la sangre, tenía un sentido religioso vinculado con la vida. Dos ollas de ancho cuerpo tienen sobre sus “hombros” una franja de triángulos en los cuales hay desiguales hoyuelos, unida con masa roja y blanca; en la base de la franja hay un asa plana. Se halló también un recipiente con leves aplastamientos a ambos lados de la boca en forma de media nuez, con paredes delgadas, cuyo labio ostenta el mismo motivo decorativo, con adheridas esculturas de serpientes; de este mismo tipo se encontraron incensarios y ara de sacrificios en una tumba de Lichashén. Dentro de una vasija con ese mismo estilo pero con cinco bocas cilíndricas verticales, se conservaron restos de hollín; idéntica vasija se descubrió en Lichashén, y con dos manijas esferoides pintadas de rojo, en Keghanush, en Ghabán. En la parte central de la tumba, debajo de la pared y a un costado de la losa se descubrió una parte de olla de bronce, con ensanchados hombros, similar a la cual se encontró una en Lichashén. Pertenecientes a la la Edad del Bronce tardía, de tres estatuillas de bronce que representan a pájaros, dos de ellas están ubicadas en los ángulos Norte y Oeste de la tumba y la tercera junto a la olla; en el pecho, en el lugar de las alas, tienen aberturas triangulares, que las hacen parecidas a las estatuillas de Lichashén del II milenio a.C.; las de Lorrí Berd tienen pedestal y pueden ser apoyadas614. Por cuentas de collar de oro halladas en la tumba se presume que la tumba es de los siglos XIV ó XIII a.C.; de estas cuentas había en Lichashén y en la cultura temprana de Trialet. Los objetos enterrados aportan datos que orientan hacia la hipótesis de que el fallecido fue una persona destacada de su estirpe, un primado religioso o un mago. Llaman la atención treinta cascabeles de distintas formas y tamaños, del tipo de los descubiertos en otros monumentos de la Edad del bronce tardía y del Hierro temprana. Veintiocho pulseras de bronce estaban a un lado del esqueleto y Seda H., El panteón del mago en LorríBerd, Revista Histórico-Filológica, 1986, 3 (114), 115. Tevechian, S.H., El panteón del mago en LorríBerd, Revista Histórico-Filológica, 1986, 3 (114), 115.

613Tevechian, 614

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algunas colocadas en el pecho; la cantidad de pulseras y la gruesa capa de óxido protegió la preservación de pequeños trozos de la ropa con que el fallecido había sido enterrado. El estudio de la herencia de bellas artes en la Altiplanicie es una de las más importantes cuestiones de la historia del arte armenio; este estudio permite hacer una composición de lugar acerca de cómo se desarrollaron las bellas artes en un transcurso que duró milenios así como acerca del área histórica que fue escenario en que se formó ese arte. El estudio de la significación del arte primitivo está condicionado no solamente por interpretaciones y por resultados de valor científico sino también por su expansión geográfica masiva y por la consiguiente propagación de esos valores. La horquilla de doble garfio tiene 43,50 centímetros de largo, con mango cilíndrico cuya base está envuelta por una cinta con forma de argolla. Los garfios tienen las puntas redondeadas desde la vara de bronce, cuyos extremos están aplastados o afilados. En los monumentos del período temprano de la Edad del Bronce tardía son típicas las horquillas de triple garfio, pero desde comienzos del siglo XII a.C. hasta el IX a.C. de la Altiplanicie cambian por las de doble garfio (Nerkin Atiaman, Kumairí, Tagavoranist, Vardakar, Arrachatsor, Mukhanat Tapá, Lorrí Berd) que en esencia cumplían la misma función. Estos objetos fueron ampliamente utilizados también en Asia Anterior, cuyos modelos de oro aparecían todavía en panteones reales de Ur, y los ejemplares de bronce en los estratos de comienzos del II milenio de Kurdistán y Tepé Hissar615. Existen diferentes opiniones acerca de la finalidad de su uso (arma, arpón de pesca, para trinchar la carne de la víctima, símbolo de poder, etc.); está claro que nunca fueron hallados en panteones pobres : siempre aparecieron en sepulcros de la clase alta. La horquilla de dos garfios mide 52 cm de largo; está compuesta de una barra de cuatro caras; la parte de los garfios es corta y de puntas afiladas. Los modelos más antiguos de Armenia fueron descubiertos en panteones de la Edad del Bronce media en Tagavoranist, Lorrí Berd, Lichashén. Con algunas variantes se conservaron también de los períodos de la Edad del Bronce tardía y la de Hierro temprana en iguales cantidades de dos y tres garfios. También en el panteón Nº 335 de Artik, con una notoria cola de bronce, con la que estaba la arriba mencionada cuchara. El cáliz (madutsarán o skudegh), a diferencia de los cálices profundos de la iglesia cristiana, tenía forma de fuente plana circular; está hecho con delgada lámina de bronce; no era como los actuales para beber sino para mezclar sobre él las ofrendas del sacrificio ritual. El objeto hallado estaba totalmente deteriorado; sobre uno de los fragmentos del borde había un pequeño agujero (como en los cálices de cerámica)seguramente para colgarlo. Nos han llegado cálices de arcilla similares a los de bronce en el litoral del Seván616 El cáliz era apoyado sobre una mesita circular cuyo tablero, hecho con delgada lámina de bronce, tiene forma circular, de 30 cm de diámetro; la superficie,lisa, los bordes rectos de 5 mm de alto;tiene tres patas de 7 cms. aproximadamente, cada una de las cuales tiene una especie de polainas de bronce que les dan aspecto humano; las puntas de las polainas, como en las medias botas del mango de la cuchara de Charkhech, están vueltas hacia atrás. Las patas están afirmadas al tablero mediante clavitos triangulares de chapa. En el litoral del lago Seván, Artik, Lorrí Berd, Minkechaúr, se hallaron cálices de arcilla semejantes a éste, procedentes de fines delII milenio a.C. hasta comienzos del milenio I a.C. El cáliz de bronce de Lorrí Berd fue hecho, posiblemente, siguiendo modelos que se hicieron de arcilla y éstos de otros de madera. De estos tipos se descubrieron en sepulcros de la Edad del bronce media, pertenecientes a la cultura Trialet, junto con un carro de cuatro ruedas, un puñal de bronce, adornos de oro, abalorios y vasijas de arcilla. Otro objeto de bronce con destino litúrgico es una pinza de dos varas curvas y de doble filo, cuyo uso es el de apresar dos elementos pequeños. La pinza tiene 43,5 cms. de 615 616

Herzfeld, E., Iran in the Ancien East, London, 1941, 144, citado por Tevechian, S.H., op. cit., 116, n. 29. Lalaian, E., Excavaciones de panteones en Armenia sobiética, Ereván, 1931, 146.

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largo, mango cilíndrico en cuyo extremo hay una cinta cilíndrica. Las varas de bronce tienen cortes redondos cuyos extremos han sido tapados. A comienzos de la Edad del Bronce tardía en lo que hoy es Armenia eran comunes las pinzas con forma de tridente pero desde el siglo XII a.C. hasta el IX a.C. fueron reemplazadas por las de dos varas con el mismo uso. Estos objetos también se utilizaban ampliamente en Asia Anterior, cuyos modelos de oro ya existieron en tumbas delreino de Ur y los ejemplos de cobre en capas iniciales de Kurdistán e Tepé Hissar del II milenio a.C. Siempre fueron descubiertos en sepulcros de personas de clases altas617. El vaso estaba cerca de la cuchara de Lorrí Berd y fue parte componente de un mismo complejo total de objetos del rito litúrgico. Es de 9,5 cms. de altura, el cuerpo estrecho, el labio se abre en forma de trompeta, la base se ensancha y se curva hacia afuera. La parte angosta del cuerpo es abrazada por dos finos cinturones; de la cadena que se encuentra entre ellos está colgada otra corta cadena; sus redondos eslabones, están unidos por pares, uno opuesto al otro. El vaso se utilizaba colgado de la cadena, en especial porque la base no es plana. Un vaso similar fue hallado en una tumba de Medzamor. Otros fueron descubiertos en un sepulcro de la zona de Biblos, perteneciente al tesoro de Egipto, utilizado durante la XII dinastía egipcia a comienzos del II milenio a.C.(siglos XX-XVIII a.C.) 618. En excavaciones de lo que hoy es Armenia se encontraron vasos de arcilla de este tipo en Chucheván, Iegheknud, Airum. También están representados en cinturones de Georgia; en uno que representa un banquete, el vaso está en manos de los comensales. Muy parecidos a los de Lorrí Berd son los vasos de arcilla dedicados exclusivamente al culto religioso y finamente decorados de la Edad del Hierro temprana en Tvin, primera capa arqueológica de comienzos del primer milenio a.C. En estos está dibujada una escena de caza mágica, con pájaros, caballos uncidos al yugo y cazadores con arcos y flechas. En el panteónde Lorrí Berd se descubrieron también instrumentos útiles de bronce como la aguja para tejer o punzón con una punta preparada afilando el fino cuerpo cuadrangular; la aguja entra cilíndrica en un mango decorado hasta llegar a la base. El mango se estrecha un poco en el centro, y su superficie está cubierta de adornos entretejidos como lo está el pedestal del estandarte de Shirakaván, que veremos en detalle mas abajo. Y es envolvente en las dos puntas y en el centro. El largo total del punzón es de 14,5cms.; en la parte central del mango hay un agujero, donde se ve el cuerpo cuadrangular. Para afirmar bien en el mango la base del punzón, lo llenaron con un sólido adhesivo color canela. En los monumentos de la Edad del Bronce tardía y de Hierro fueron hallados también en el panteón Nº 30 de Lorrí Berd, pero por su forma y el mango decorado, la aguja del panteón Nº 21 se asemeja más al descubierto en Artik. Se obtuvieron además dos agujas de 10 cm de largo. Se utilizaban para coser ropas u otros objetos y fueron descubiertas en panteones correspondientes a distintos períodos de Lorrí Berd. De la Edad del Bronce temprana son frecuentes estos instrumentos puntiagudos para agujerear y grabar. Con referencia a los adornos de bronce, había muchos y variados en el panteón Nº 21 de Lorrí Berd. Consisten en cascabeles, pulseras, anillos, gargantillas, abalorios. La aguja de adorno tiene una forma característica;de 25 cm de largo, es gruesa y se va adelgazando a medida que se acerca a la punta afilada;en su cabeza hay un un ojo pasante, debajo del cual, como si fueran brazos envolventes, están trenzados pares de bastoncitos. La característica de brazos envolventes en agujas de adorno abunda en las culturas de la Edad del Bronce tardía y de la Edad del Hierro temprana; apareció en especial en excavaciones de Lichashén, Artik, Lorrí Berd, Medzamor. Tal característica fue muy utilizada no solamente Objetos utilizados en ceremonias litúrgicas – Incensario, vasos, cuchara y el detalle del soldado desde diversos ángulos (Tevechian, S.H., El panteón del mago en Lorrí Berd, Revista Histórico-Filológica, 1986, 3 (114), 113. 618 Areshian, K.E., Nuevos descubrimientos arqueológicos en el litoral de Derbend, Revista Histórico-Filológica, 1969, 1, 273. 617

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en agujas sino también en decoraciones diversas. Se encontró en el mural litúrgico del templo de la ciudad de Mari (Siria) (siglos 2700-2450 a.C), donde las sacerdotisas afirmaban sus cabellos a sus espaldascon agujas de adorno619 de las que colgaban cuentecillas o abalorios. Las pulseras de Lorrí Berd eran cuatro de distintos grosores, hechas de barritas de bronce; una no tiene decoración y las otras tienen oyuelos con formas dentadas, acanalados y trazos sesgados. Similares pulseras se encontraron en monumentos arqueológicos de la Edad del Bronce tardía y de la de Hierro temprana y como se usaron durante un prolongado período de tiempo no pueden servir para determinar su permanencia cronológica. El collar está hecho de palitos de cuatro caras y enroscados; es pequeño, con las puntas enroscadas hacia atrás como aros. Estos collares son más típicos de la Edad del Hierro temprana y se difundieron durante largo tiempo, pero en el panteón de Shirak ya fueron hallados entre materiales de los siglos XII-XI a.C. entre los collares arriba mencionados. Gran cantidad de estos collares se descubrieron en Lorrí Berd, en panteones de los siglos VII-VI a.C. Los más bellos cascabeles hallados en el panteón “del mago” de Lorrí Berd, son dos pájaros-cascabeles, cuyos triangulares cuerpos tienen aberturas denticulares. Debajo del pecho de uno de ellos hay dos patitas. Los pájaros son de largo cuello, con anchas colas abiertas, parecidos a aves acuáticas. Los aros que tienen encima servían para colgarlos. Estos adornos fueron descubiertos en monumentos arqueológicos de la Edad del Bronce Tardía y de la de Hierro temprana (Lichashén, Artik, Shirakaván) simbolizando el cielo y el sol620. Los cascabeles son pequeños, con forma de dos conos enfrentados, adornados con aberturas triangulares. También ellos, similares a los pájaros, eran colgados de cadenitas. Los eslabones de la cadenita los unían por pares entre sí. Estos cascabeles también, como los pájaros, simbolizaban cuerpos astrales. Diferían los grandes pájaros característicos de Lichashén de los de aberturas alargadas, ovoides o esféricos de la Edad del Bronce temprana de Lorrí Berd (que estaban afirmados a otros objetos). Poco tiempo después, estos fueron ubicados cronológicamente y fueron hallados en panteones de la Edad del Hierro temprana. Los descubrieron en muchos monumentos arqueológicos, entre ellos en los grupos primero y segundo del complejo de Artik (siglos XIV-XI a.C.), en el panteón Nº 7 de Lorrí Berd (siglos XIV-XIII a.C.), en Tilichán y otros lugares. Llaman la atención falsos cascabeles de dos tipos, los cónicos y los colgantes alargados. Los primeros están hechos de muy delgada lámina de bronce, adaptados para ser colgados con un ángulo agudo sobre el cuerpo del objeto, o aberturas triangulares, base circular, o aberturas triangulares cruciformes (a veces cinco aberturas). El colgante está totalmente lleno de sustancia resinosa con un largo de 3,5 cm. Los otros tres tipos son más cortos (2 cm de largo), sin aberturas triangulares. En el panteón del mago de Lorrí Berd fueron encontrados también dos bolitas rellenas de argamasa arenosa con leves aberturas triangulares sobre su superficie; por lo visto eran el contenido de cascabeles a los que les habían sacado la cobertura de bronce o bien eran esferas sobre las cuales montaban las láminas de bronce para dar forma a los cascabeles y luego fundirlas. Allí se hallaron 16 anillos, en su mayoría sin adornos, hechos con alambres cortados, cuyas puntas no se unían. Uno de los anillos, más grueso, tiene en sus extremos grabados denticulares; otro anillo es ancho, de 2,5 cm de diámetro y 1 cm de alto, totalmente hecho Parrot, A., Mari, capitalefabuleuse, Paris, 1974, 48-49, citado por Tevechian, S.H, op. cit., 120. Israielian, H.R., El culto y las figuraciones en la Edad del Bronce tardía de la Altiplanicie Armenia, op. cit., 45.60, citado por Tevechian, S.H., El panteón del mago en Lorrí Berd, op. cit., 120, n. 46. 619

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con alambres trenzados, compuesto por dos partes unidas entre sí en el centro. Estos adornos coinciden con las decoraciones del mango del punzón. Un anillo similar fue a.C.) en el del de hallado primer grupo panteón Artik (siglos XIV-XIII y las pulseras al (siglos segundo grupo XII-XI a.C.). Son pocas las vinchas con extremos en forma de cabezas de serpientes, hechas con alambres cortados; se utilizaban para ajustar los cabellos; son más frecuentes en monumentos arqueológicos de finales de la Edad del Bronce tardía e inicios de la Edad del Hierro temprana. Aparecieron en panteones de la Edad del Hierro temprana en Sdepananaván y Tilichán; en Artik, entre materiales del primer grupo de la Edad del Bronce tardía, en monumentos al Noreste de lo que hoy es Armenia, y pequeñas vinchas de plata con relleno de oro en Lichashén621. Los botones son semiesféricos, de un centímetro de diámetro. Los hay más pequeños aun. Se usaron mucho en los períodos tardío de la Edad del Bronce y temprano de la de Hierro a.C., a veces como adorno de la ropa y otras en el pecho de la coraza de guerra. En el panteón Nº 21 se encontraron numerosos y variados abalorios hechos de obsidiana, vidrio, bronce, hueso y plata. Los abalorios de bronce son de dos tipos. Uno es alargado, de delgada lámina, con relleno de una sustancia aglutinante como la resina; el otro, de 2 cm de largo, es hinchado y en los extremos se adelgaza como un tubo; sobre la parte hinchada hay un espacio plano con pequeñas ampollas. Son numerosas las cuentecillas de obsidiana, en su mayoría esféricas; las hay también con forma de nuez, poliédricas. Estas son características del período tardío de la Edad del Bronce, aunque en algunos monumentos arqueológicos se hallaron de la Edad temprana de Hierro y aun entre objetos de períodos posteriores. Los abalorios de resina son blancos, negros, de color canela; hay de mostacilla, en su mayoría blancos o negros, chatos, con forma de discos, que aparecieron en panteones de comienzos de la Edad del Bronce tardía en Kegharot. Llama la atención un abalorio cilíndrico azul-verdoso sobre el cual hay una triple fila de bolitas. Es similar al abalorio de granos de plata y oro que se descubrieron en los panteones 2 y 15 de comienzos de la Edad del Bronce tardía en Lorrí Berd. Hasta entonces sólo habían sido vistos en Lichashén (de oro), Kumairí (plata) y Artik (bronce). Son también de la primera etapa de la Edad del Bronce tardía, abalorios estilizados de dos conos enfrentados, con grabados representando rayos hechos de resina gris y pintados de azul. Es interesante uno celeste, con forma de cinta, de vidrio enroscado. Las cuentecillas de vidrio aparecieron en monumentos arqueológicos de comienzos de la Edad del Bronce tardía pero se difundieron ampliamente en los de comienzos de la Edad del Hierro y aun posteriormente. Los abalorios de oro son generalmente cilíndricos (8 unidades de 1,7 - 2 cm) de largo, hechos con delicada lámina, con adornos grabados que no se repiten entre sí, representando triángulos, líneas curvas, redes; sobre todos ellos hay cinturones surcados; dentro de algunos de ellos se descubrieron restos de resina. Probablemente eran rellenados pues de lo contrario no podrían ser utilizados. Son comunes los de la segunda mitad del II milenio a.C. pero continuaron apareciendo en panteones de los siglos VII-VI a.C. (Lorrí Berd, panteón Nº 3). Dos abalorios divisorios cuadrangulares de oro, tienen el corte de forma elíptica y estaban previstos para un collar de tres vueltas. Sus anchas superficies están adornadas de triángulos y líneas zigzagueantes en relieve, así como de delicados grabados reticulares y lineales. A cada lado tienen diferentes adornos; así, sobre dos abalorios hay cuatro modelos de dibujos geométricos. Para destacar los triángulos y los zigzags, el joyero-orfebre bajó la superficie circundante mediante un instrumento especial. Los moldes eran de piedra calcárea. Eran de dos tipos: crisoles para volcar en ellos el metal fundido, divididos en mitades, en los que están las formas de adornos, de abalorios 621

Se exhiben en el Museo Etnográfico Nacional de Armenia.

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esféricos, de ramas, granos, aretes. Los descubiertos en los monumentos arqueológicos eran nuevos, sin uso. El hecho de haberlos colocado en los panteones tiene un significado simbólico en especial por la circunstancia de que sus pares estaban ausentes. Los moldes de joyería fina estaban muy difundidos en Asia Anterior desde comienzos del III milenio a.C. En la Altiplanicie Armenia se encontró gran cantidad de moldes (Mukhannat Tapá, Tvin, Aiketsor, Medzamor, Lorrí Berd)622 los cuales se ubican cronológicamente en los finales del II milenio a.C. y comienzos del milenio I a.C. Evidentemente la técnica de fundición en la joyería-orfebrería y cincelado se aplicó más en aquel período. Uno de los moldes cuyo cavado representaba una rama se aproxima al del árbol de Mukhannat Tapá, y el de la serie de bolitas al descubierto en Tvin. De este modo, el panteón Nº 21 se clasifica entre los otros significativos panteones de Lorrí Berd. En él se observa que por las ceremonias litúrgicas del entierro y por los objetos hallados se trató del fallecimiento e inhumación de una persona de la nobleza. Para evitar el saqueo, el cadáver no fue colocado en el centro del sepulcro sino en un ángulo periférico y no del lado en que se acostumbraba. No había armas, y en su lugar había abundantes adornos y objetos de culto religioso; el más característico es la cuchara, que en la Altiplanicie de fines del II milenio a.C. en su mayoría se utilizaba en los rituales dedicados al culto al sol. El descuartizamiento del cadáver es otro de los rasgos que denotan el sacrificio en ofrenda a los dioses. La presencia de crisoles de moldeado en el panteón vigoriza la presunción de que el fallecido pertenecía al rango tribal dedicado al culto de los dioses, dado que el metal era considerado intrínsecamente material de culto y la metalurgia una artesanía exclusiva de los magos. El complejo proceso de la fundición de metales, que exigía erudición y experiencia, reservaba esa ocupación a los representantes de la clase de los kurm (magos) y los talleres metalúrgicos estaban ubicados en la adyacencia de los santuarios y templos. Esta realidad se observa en todo el mundo antiguo; y en la Altiplanicie Armenia se manifestó en los estratos de la Edad del Hierro temprana en Medzamor y Tvin623.

EL SIMBOLISMO DE LAS CUCHARAS LITURGICAS– OTROS OBJETOS USADOS EN OFICIOS RITUALES – LAS ESVASTICAS Entre los objetos que llaman la atención de los descubiertos en la necrópolis de la aldea Lorrí Berd, hay una cuchara cincelada hecha de lámina de bronce, que en su mango representa a un soldado. La desnudez del soldado en la cuchara de Lorrí Berd testimonia su naturaleza divina, que simboliza al sol, el dios supremo. La cuchara es de 31 cm. de largo, hecha con lámina de bronce; la concavidad tiene forma de un huevo de 22 cm. de diámetro, fondo redondeado y 10 cm. de altura. El labio de la cuchara está vuelto hacia su interior y decorado con tres cintas que lo rodean. Sobre el labio, afirmada a la lámina con dos clavitos, parada sobre sus cuatro patas y mirando hacia la cuchara, está la estatuilla de una cabra de 3 cms. de largo, con su pequeño hocico bien modelado, la boca levemente abierta, los cuernos anchos y arqueados, la cola corta y erguida. De los monumentos de la Mesopotamia que representan a la cabra, una gran parte aparece junto a un árbol o una planta, que son símbolos de fertilidad, abundancia, fuerza sobrenatural; mediante el vegetal y el animal dan la idea del florecimiento de las fuerzas vitales de la Naturaleza. A ambos lados del cuerpo tiene las aberturas de tres triángulos con los ángulos agudos hacia arriba.

Baiburdian, E., “Informe” del Instituto de Historia y Literatura de Armenia, I, 1938, 215, Khanzadian, Emma, Mkrtichian, G.H., Parsamian, E., Medzamor, Erevan, 1973, citados por Tevechian, S.H., El panteón del mago en LorríBerd, op. cit., 123, n. 61. 623 Khanzadian, Emma, Mkrtichian, G.H., Parsamian, E., Medzamor, op. cit., 107. 622

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En el lado opuesto de la cuchara está el mango con forma de una estatuilla que representa al soldado de 14,5 cm. en posición vertical al que hemos hecho referencia al explicar la organización militar. El soldado luce casco, está desnudo, es de contextura atlética; en el pecho y en la espalda tiene 12 aberturas624triangulares que parecieran subrayar sus fuertes músculos (quizás la coraza); antes de los codos, las manos están tendidas hacia adelante: puede ser que sostuvieran un arma, posiblemente una lanza. El rostro del soldado está estilizado, los rasgos son correctos, la nariz recta y delicada, el mentón afilado, visiblemente con barba; los ojos tienen expresión lejana, las órbitas cavadas, la boca leve, con un trazo curvo. Inmediatamente arriba de los ojos comienza el casco esférico en cuya parte superior se asienta el gorro que a ambos costados está adornado por tres triángulos tejidos sobre una malla. Desde la parte frontal, en el centro del casco hacia la nuca se eleva en el extremo superior, en plano vertical, una cresta de crin o de otro material blando que proteja la cabeza de golpes del enemigo; la cresta, en su parte posterior, separándose del gorro, se agudiza descendiendo hasta el borde. El casco se aproxima a los que lucen los soldados de bronce que manejan los carros de combate de Lichashén y Lorrí Berd, similares también a los cascos de los soldados urartianos del siglo IX a.C. representados en altorrelieves del rey de Asiria, Salmanazar III. En las descripciones de Borchhardt se observa también su semejanza con los que usaban los soldados de Grecia continental de los años 1600-800 a.C.625. Debajo de la cintura del soldado el pene está explícito, y sobre los comparativamente anchos muslos están grabadas esvásticas. Con toda evidencia, en esta tumba de Lorrí Berd fue enterrado un mago (kurm). A pesar de que la estatuilla que completa la cuchara es notoriamente la de un soldado, se trata de un objeto vinculado totalmente al culto religioso que fue utilizado en ceremonias litúrgicas ofrendadas a la divinidad solar, afirmación que se funda en la ausencia de todo tipo de armas, lo cual excluye cualquier connotación militar. La cuchara de Lorrí Berd no solamente completó la serie de vasijas similares de Armenia sino que además confirmó su lazo de unión con otras manifestaciones del culto del sol cuya particularidad más decisiva es la presencia de dos grandes esvásticas. No es el único caso: en el templo de Medzamor se hallaron panes sagrados en los que se había trazado la cruz gammada o esvástica.

624 El soldado de la cuchara de Lorrí Berd ( Tevechian, Seda H., El panteón del mago en Lorrí Berd. Revista Histórico-Filológica, 1986, 3(114), 111. 625 Borchardt, Jürgen, op. cit., Taf. 38, citado por Tevechian, S.H., op. cit., 116, n. 28.

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Lorri Berd - Siglos XIV – XIII a.C. – Cuchara ritual de bronce con la figura del soldado

En lo referente a la esvástica, es un símbolo que comenzó a representarse en la Edad del Bronce tardía y que tiene vinculación con la significación zoomórfica de las posiciones astrales. Uno de los mejores ejemplos está en la estatuilla descubierta en el valle del río Alazán, en la cual sobre las ancas de un ciervo está grabada una esvástica y en el extremo de su pedestal, pájaros. Fueron descubiertos “panes sagrados de arcilla” amasados con mezcla de harina, óleos y vinos sacralizados, en los que habían sido trazadas esvásticas; existe la hipótesis de que los magos apelaban a las divinidades mediante la intercesión de estos panes litúrgicos. En cuanto a las esvásticas, las vemos en cinturones de bronce y sobre objetos que tienen significación litúrgica. La esvástica del ánfora sacral de Medzamor tiene aspectos particulares; ha sido grabada después del cocimiento de la arcilla. Aunque este modo de adornar la arcilla es característico del paso de la Edad del Bronce media a la tardía (entre la segunda mitad del siglo XV a.C. y segunda mitad del siglo XIV a.C. hasta mediados del siglo XIII a.C.), el ejemplo más antiguo de esta especie de decoración corresponde a una olla de barro descubierta en una tumba de Harich de los siglos XVI-XV a.C. y la figura está trazada con meandros de pintura blanca. En otras excavaciones – Shirakaván, Shamiram – de los siglos XV-XIV a.C., se encontraron ollas con sello de los mitanni, también grabadas después del cocimiento de la arcilla. A la cultura de la misma época pertenecen las figuras del centro de una tumba de Artik, con las imágenes de una gran esvástica a cuya izquierda hay una cabra. En la Altiplanicie Armenia de la Edad del Bronce, la cabra, en gran parte aparece escoltada por el sol u otros astros, pájaros, a veces el toro. Los investigadores de la imagen de la cabra, de modo similar a la de los pájaros, la interpretan como entes que simbolizan fenómenos celestiales, los vinculan con el culto a los elementos naturales, la tempestad y el rayo. Al mismo tiempo, hallaron muchos trazos generales que también ligan a la cabra con la divinidad solar. Las características de estas divinidades a menudo son encarnadas en una sola divinidad; por esta razón sus símbolos se encuentran en lugares que coinciden en tales cultos, identificando diversos animales con la figura humana. Por otra parte, observando los esqueletos humanos, las heridas provocadas en el momento del sacrificio a los animales

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ofrendados a la divinidad y los restos de óxido salino de plomo hallados sobre abalorios que acompañan al cuerpo, los arqueólogos concluyen en que se trata de elementos depositados en el sepulcro en honor del fallecido durante la ceremonia ritual del entierro. Sorprende la erudición del cincelador, la precisión de las minuciosas formas, el vehemente aspecto marcial manifestado mediante las aberturas triangulares y cruciformes y la severa expresión del rostro. La estatuilla y el mango de la cuchara afirmados a su espalda, están hechos con delgada lámina de bronce y tienen una grisácea médula interior de una aleación que se puede visualizar a través de las aberturas triangulares. Liso en la parte superior, como una barra, el mango de 6 cm. de largo está afirmado a los labios de la cuchara por medio de una chapita y cuatro clavitos626. Por sus detalles y en conjunto, es un objeto singular aunque no es el único ejemplo en el territorio de lo que hoy es Armenia ya que cucharas similares fueron halladas en Charkhech, Lichashén y Artik. Fueron descubiertas cucharas en sepulcros de Irak (III milenio a.C.) y de Siria (milenios II y I a.C.), que fueron objetos utilizados en la vida cotidiana, sin motivos decorativos627. La cuchara de Charkhech está decorada con espirales enroscadas y con adornos con forma de árboles; la parte baja del mango tiene forma de la media bota, es decir escotado y sin caña cuyo pie tiene forma de chinela, que era el calzado que vestía al pie humano en el milenio II a.C. Con pequeños trazos, puntos y líneas sinuosas están sugeridos las plantas del pie, el talón y los dedos que sobresalen hacia afuera. De la planta del pie hacia el asiento está afirmada una delgada barra de metal, con la cual se unen. En la parte superior de la rodilla y de la planta están soldadas pequeñas argollas. Los bordes de la cuchara están rodeados por una cinta decorada con una figura de serpiente corriendo (una espiral rodando), figura que simboliza el perpetuo movimiento del sol en la bóveda celeste. Insinuados con similares líneas oblicuas y breves trazos, el adorno pasa por encima del mango de la cuchara; con líneas también inclinadas está también adornada la barra que une la planta del pie con el asiento. La forma envolvente de la lámina de bronce en los bordes de la cuchara es característica de la cerámica de los siglos XII-IX a.C. especialmente en la de las fuentes. La cuchara de Lichashén, adornada con aberturas triangulares, tiene una larga cola que termina en el relieve esquemático de un pájaro. Tiene un asiento alto, grueso y redondeado con labios anchos. En un borde está afirmado el mango, con las formas de un hombre vestido con chinelas de punta encorvada, con las rodillas cruzadas. El labio de la cuchara de Artik, similar a la de Lorrí Berd, se eleva en voluta hacia el interior, característica en las vasijas de barro de los siglos XII-XI a.C.; sobre el mango, la cuchara ostenta adornos consistentes en aberturas triangulares y espirales enroscadas. La base del mango tiene forma de un disco radiante. Según S.A. Esaian las tres cucharas mencionadas, adornadas con roscas espiraladas, con figuras de la cruz gammada que en el culto tribal simboliza al sol, y de pájaros, que están vinculados con el culto al cielo628. Las estatuillas de bronce de un soldado que representa a distintas divinidades (las manos tendidas hacia adelante como la de Lorrí Berd, o con una lanza entre sus manos, o agarrando un hacha u otra arma) estuvieron muy difundidas en el II milenio a.C. en Asia Anterior, primordialmente en países del Levante629.

Seda H., El panteón del mago en Lorrí Berd, op. cit., 111. Shaeffer, F.A., Stratigraphie comparée et chronologie de l’Asie Occidentale, London, 1948, figuras 83-1 y 90 15, citado por Tevechian, S.H., op. cit., 111, n. 11. 628 Tevechian, Seda H., op. cit., 112. 629 Amiet, P., L’art antique du Proche-Orient, Paris, 1977, figura 71; Borchhardt, Jürgen, Homerische Helme, Verlag Philipp von Zabern mains am Rhein 1972, Taf. 23, 1-2; Harden, Donald, The Phoenicians, London, 1963, 182, fig. 51, pl. 79.81, 93, todos citados por Tevechian, S.H., op. cit., 112, n. 16. 626Tevechian, 627

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Los objetos de bronce fueron partes componentes de un mismo complejo total de objetos del rito litúrgico utilizados en las ceremonias religiosas comunitarias del clan totémico primero, y más tarde a las oficiadas en el marco tribal dedicadas a los dioses; a tales actos concurrían todos los pertenecientes a esos conglomerados sociales. La pinza tiene 43,5 cms. de largo, mango cilíndrico en cuyo extremo hay una cinta cilíndrica. Las varas de bronce tienen cortes redondos cuyos extremos han sido tapados. Estos objetos también se utilizaban ampliamente en Asia Anterior, cuyos modelos de oro ya existieron en tumbas del reino de Ur y los ejemplos de cobre en capas iniciales de Kurdistán e Tepé Hissar del II milenio a.C. Siempre fueron descubiertos en sepulcros de personas de clases altas. El cáliz (madutsarán o skudegh) no era siempre como los actuales una copa para beber sino a veces un platito de poca profundidad para mezclar sobre él las ofrendas del sacrificio ritual. Era como una pequeña mesita cuyo tablero, hechocon delgada lámina de bronce, tiene forma circular de 30 cms. de diámetro, la superficie lisa, los bordes rectos de 5mm. de alto; se apoya sobre tres pies de 7 cms. aproximadamente, con una especie de polainas que les dan aspecto humano; las puntas de las polainas, como en las medias botas del mango de la cuchara de Charkhech, están enroscadas hacia atrás. Los pies están afirmados al tablero mediante clavitos de chapa. Cerca del cáliz se halló un pequeño agujero por el cual posiblemente se colgaba el cáliz. En el litoral del lago Seván630, Artik, Lorrí Berd, Minkechaúr, se hallaron cálices de arcilla semejantes a éste, procedentes de fines del milenio II a.C. hasta comienzos del milenio I a.C. El cáliz de bronce de Lorrí Berd fue hecho, posiblemente, siguiendo modelos que se hicieron de arcilla y éstos de otros de madera. De estos tipos se descubrieron en sepulcros de la Edad del bronce media, pertenecientes a la cultura Trialet, junto con un carro de cuatro ruedas, un puñal de bronce, adornos de oro, abalorios y vasijas de arcilla. El vaso de Lorrí Berd es de 9,5 cm. de altura, el cuerpo estrecho, el labio abierto en forma de trompeta, la base ensanchándose y encorvándose hacia afuera. La parte angosta del cuerpo es abrazada por dos finos cinturones; de la cadena que se encuentra entre ellos está colgada otra corta cadena; sus redondos eslabones, están unidos por pares, uno opuesto al otro. El vaso se utilizaba colgado de la cadena, en especial porque la base no es plana. Un vaso de bronce similar fue hallado en una tumba de Medzamor. En excavaciones de lo que hoy es Armenia se encontraron vasos de arcilla de este tipo en Chucheván, Iegheknut, Airum631. También están representados en cinturones de Georgia; en uno que representa un banquete, el vaso está en manos de los comensales. Muy parecidos a los de Lorrí Berd son los vasos de arcilla dedicados exclusivamente al culto religioso y finamente decorados de la Edad del Hierro temprana en Tvin, primera capa arqueológica de los siglos X-VIII a.C. En estos está dibujada una escena de caza mágica, con pájaros, caballos uncidos al yugo y cazadores con arcos y flechas. En el panteón de Lorrí Berd se descubrieron también instrumentos útiles de bronce como la aguja para tejer o punzón con una punta preparada afilando el fino cuerpo cuadrangular; la aguja cilíndrica entra en un mango decorado hasta llegar a la base. El mango se estrecha un poco en el centro, y su superficie está cubierta de adornos entretejidos como lo está el pedestal del estandarte de Shirakaván, que veremos en detalle mas abajo. Y es envolvente en las dos puntas y en el centro. El largo total del punzón es de 14,5 cm.; en la parte central del mango hay un agujero, donde se ve el cuerpo cuadrangular. Para afirmar bien en el mango la base del punzón, lo llenaron con un sólido adhesivo color canela. En los monumentos de la Edad del Bronce tardía y de Hierro temprana son frecuentes estos instrumentos puntiagudos para agujerear y grabar. También de distintas Lalaian, Ervand, Excavaciones en panteones de Armenia soviética, Ereván, 1931, 146. Areshian, K.E., Nuevos descubrimientos arqueológicos en el litoral de Derbend, Revista Histórico-Filológica, 1969, 1, 273,

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necrópolis y de épocas diversas, se extrajeron agujas de unos 10 cm. de largo para coser ropas y otros usos.

TASHIR – DZORAGUET A mediados del milenio IV a.C., en casi toda la Altiplanicie Armenia y sus aledaños, partiendo de la Edad del Cobre o del marco de la cultura eneolítica, se produjo el paso a la espléndida y sorprendente cultura de la Edad del Bronce que duró más de un milenio. Ramas separadas de esta cultura se encuentran en Siria, Palestina, Persia y en Cáucaso septentrional. A esta cultura pertenece la histórica Tashir-Dzoraguet632 . Desde el punto de vista del estudio de las más antiguas culturas, Tashir-Dzoraguet tuvo importante significación en cuanto al cuado de las metódicas excavaciones realizadas en el área referentes a la Edad del Bronce media y tardía, y a la Edad del Hierro. Gracias a los variados materiales arqueológicos obtenidos, es posible establecer una idea cabal en cuanto a su población, cultura local, artes y figuraciones religiosas. En los cementerios de la aldea, E. Baibutian y Nigoghaios Marr descubrieron, ya en 1893, cerámicos del tipo Shresh Blur, toscos vasos típicos, opacos, amarillentos, rectos, con gruesas paredes y asas semiesféricas; en la aldea Shamlogh fueron halladas dos ollas de superficie negro lustrada, largo cuello, de cuerpo ancho, con motivos decorativos en relieve y grabados. Estos caracteres facilitaron su ubicación cronológica y geográfica. En 1927 encontraron en la aldea Artiv, una olla compuesta de tres franjas, cuello cilíndrico, cuerpo ancho y base estrecha, que recuerdan a modelos de Vanatsor, Shnogh, Shresh Blur, Kültapá. Algo parecido ocurre con ollas de alrededores que se conservan en el colegio secundario local de la aldea Shnogh, sobre el margen derecho del río Debed, pertenecientes a la Edad del Bronce temprana, con adornos grabados y en relieve. Otros objetos arqueológicos fueron recolectados en cementerios de

Tevechian, Seda, Anforas de arcilla descubiertas en Lorut, Exploraciones arqueológicas en Tashir Dzoraguet , op. cit.,13 y sus ilustraciones, ³ - µ.

Tumanian, Kober, Dzater, con superficie color canela, labios salientes, adornos geométricos en el cuello, y sinuosos en la parte ancha del cuerpo.En julio de 1969 sobre la

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Tevechian, Seda, Exploraciones arqueológicas en Tashir-Dzoraguet, Ereván, 2001.9.

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orilla derecha del río Marz, cerca de un tambo de la aldea Lorut, el arqueólogo A. Kalantarian halló ruinas de viviendas verticales de la Edad del Bronce temprana y una necrópolis del período tardío. Mezclados con la tierra extraída al construirse el tambo aparecieron pozos llenos de ceniza de la Edad del Bronce temprana; también hornos circulares de arcilla y fragmentos de cerámica. Los cerámicos son fragmentos de delicadas vasijas pequeñas que tienen gruesas paredes, negras, con superficies brillantes y base de color rojo, adornadas con relieves y grabados de formas serpenteantes, así como geométricas, grises y de color ladrillo; tienen asas semiesféricas típicas de esta cultura, modelos de las cuales es posible hallar similares en monumentos arqueológicos de Vanatsor. Se distinge, en el fragmento de un recipiente de arcilla, el labio saliente de color ladrillo negruzco, adornado en su parte interior con triángulos marcados con punteado; el mismo motivo se observa en un pedestal de Horrom con forma de herradura incluído en el adorno de un cinturón. En agosto de 1979, el arqueólogo V. Avedian desarrolló labores de exploración en Lorut; al Noreste se descubrieron planos circulares y cuadrangulares de cimientos edilicios; cuando construían el camino que lleva a Ahnitsor, encontraron tumbas derruidas de la Edad del Bronce temprana en las que había objetos de arcilla. Cerca del tambo hallaron un taller de alfarería con varias divisiones y moldes alfareros y un poco más lejos un hogar redondo con salientes en su parte interior. En el taller de Lorut encontraron un ánfora de tres asas, de cuello cilíndrico,cuerpo pequeño y superficie adornada color canela. En la parte inferior del cuello tiene una cinta en bajorrelieve y sobre el cuerpo una figura estilizada.633 Estas características morfológicas recuerdan la cultura de la Edad del Bronce temprana como las de Kül Tapá de Nakhicheván y la de los recipientes para agua del estrato profundo de Mokhrablur en el límite de los milenios IV-III a.C.. No obstante, los adornos de la etapa tardía permiten ubicar la vasija en la segunda mitad del milenio III a.C. También pertenece a las vasijas de Lorut la compuesta por tres sectores, de superficie brillante con grabados, el ánfora de base pequeña; los sinuosos relieves del cuello y del cuerpo hacen que represente un perfecto modelo del arte de la Edad del Bronce temprana en Armenia. Estas características morfológicas recuerdan la cultura de la Edad del Bronce temprana como las de Kül Tapá de Nakhicheván y la de los recipientes para agua del estrato profundo de Mokhrablur en el límite de los milenios IV-III a.C.634. No obstante, los adornos de la etapa tardía permiten ubicar la vasija en la segunda mitad del milenio III a.C. También pertenece a las vasijas de Lorut la compuesta por tres sectores, de superficie brillante con grabados, el ánfora de base pequeña; los sinuosos relieves del cuello y del cuerpo hacen que represente un perfecto modelo del arte de la Edad del Bronce temprana en Armenia.

ANTIGUA SHIRAKAVAN En la región de Aní, tras construirse el dique del rio Akhurian, sobre la orilla izquierda del río, aparecio una antigua aldea denominada Shirakaván, que fue cubierta por las aguas. Al descender las aguas la aldea fue objeto de una excavación científica; en uno de los poblados aparecieron ruinas de edificios. y de un santuario de los siglos XII a.C.-VIII a.C, así como también muchas tumbas con materiales arqueológicos. La Academia Nacional de Ciencias de Armenia emprendió labores para evitar su desaparición; el monumento arqueológico, compuesto por varios estratos, se encuentra a 1480 metros sobre el nivel del mar, cercano a la actual aldea Nor Shirakaván y al área inmediata. Fue excavado en los años 633 634

Tevechian, Seda, op. cit., 12. Tevechian, Seda, op. cit., 12.

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1977-1981 por un cuerpo de expertos del departamento de arqueología antigua del Instituto de Arqueología y Etnografía de la Academia, dirigido por Rafik M. Torosian, compuesto por Onik S. Khnkikian, Levón A. Petrosyan, L.N. Biakov, y la participación de H.H. Mnatsakanian, y científicos del Instituto de Zoología, S.K. Mechlumian y los arquitectos H. Sanamian, y A.Kiulamirian, fotógrafos, dibujantes, restauradores, contando con el respaldo y colaboración de funcionarios de la administración pública Los materiales del monumentos arqueológicos y los hallados a flor de tierra de diversas edades de la prehistoria demostraron que la antigua Shirakaván abarcaba un espacio de 10 hectáreas; los estratos culturales, de un espesor que llega hasta los tres metros, ubican cronológicamente sus inicios entre el milenio III a.C. y que continuaron en el milenio I a.C. y las diversas etapas de las Edades del Bronce y del Hierro y las de los siglos VII y VI a.C. Las viviendas de la Edad del Bronce temprana, cuadrangulares, se encontraron en el primer área de excavaciones, el del Sudoeste, en el cual había construcciones pertenecientes a diferentes períodos; las correspondientes al más avanzado, habían derruído significativamente sectores aislados de la Edad del Bronce temprana, lo cual dificultó la reconstrucción del plano total de éstos últimos; no obstante, perduraban incólumes moradas de paredes de piedra de unos 50 cm de espesor, cuya excavación evidenció particularidades arquitectónicas. Tres de las viviendas estudiadas estaban construídas partiendo de la base de la montaña escalando gradualmente sobre los salientes u horadantes peldaños naturales de la ladera. En estas casas se halló cierta cantidad de objetos fragmentados: moledoras, vasos, pedestales de hogares, tapas de ollas, vasijas cilíndricas, salientes con forma de cabeza de animal cornado; los hogares contenían cenizas, huesos de pequeños animales. En algún caso, había señales de que la vivienda fue abandonada como consecuencia de un incendio. A unos dos metros por encima de la techumbre de la casa, estaba el piso de la construcción erigida más arriba. La tercera de las viviendas estaba a 3 metros de distancia de la anterior hacia el Este y ocupaba 60 metros cuadrados de superficie; el piso había sido planeado con la idea de horizontalizarlo y así neutralizar el declive de la ladera de la montaña; lo consiguieron dando mayor profundidad a los cimientos de las paredes que daban hacia el Este, es decir, hacia la pendiente, las que estaban cimentadas sobre la nuda tierra y de ese modo consolidaron el edificio para contrarrestar las irregularidades del terreno. Esto creó un espacio intermedio vacío, el cual fue rellenado con argamasa preparada en gran proporción con arcilla, lo cual atribuyó mayor solidez al edificio. La entrada a la casa estaba al Oeste y había sido protegida desviando las eventuales corrientes de aguas provocada por lluvias, que así no podían inundar el interior de la vivienda; completaron esta protección, con canaletas y pozos verticales revocados con arcilla, que a cierta distancia rodeaban la construcción. Similares medidas de defensa habían sido hechas sobre el techo de la vivienda para evitar que se juntara agua de lluvias y se produjeran filtraciones hcia el interior. Dentro de las viviendas los arqueólogos hallaron vasijas de loza con superficies negro lustradas sobre una base de pintura roja, de paredes gruesas, labios salientes; la parte superior del cuerpo redondeada y en la parte inferior se angosta. En la parte más ancha del cuerpo tienen asas semiesféricas. En otras vasijas el color exterior es canela, el interior rojo y el cuello cilíndrico. Los vasos de la Edad del Bronce temprana hallados en Antigua Shirakaván son de dos clases diferentes; ambas tienen boca ancha y cuello corto que termina en labio levemente inclinado. Modelos aislados de vasos tienen en el cuello un asa semiesférica. En su mayoría la base es plana y excepcionalmente cóncava. Sobre una base roja la superficie es brillante, de color negro o canela, generalmente sin adornos; hay algunos con dibujos geométricos o de figuras zoomorfas. Se hallaron delicados fragmentos con motivos en relieve, o punteados, o formando meandros, cubiertos de líneas o grabados o triángulos. Los

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meandros son serpenteantes, o de trazos paralelos que encierran figuras de granos, o formando redes, o con una cinta que los rodea. El abundante material descubierto en diversos lugares de este poblado evidencian que existió una cultura compleja sobre toda la Altiplanicie Armenia y que Shirakaván fue un importante factor en ese sistema. Consecuencia de esto es que el establecimiento refleja encadenamientos y transformaciones en el desarrollo cultural que perduraron a través de los tiempos. Las excavaciones excedieron los marcos locales, dado que Shirakaván constituyó una encrucijada de caminos que conectaban algunas regiones de la Altiplanicie con países vecinos. Objetos de Shirakaván brindan una guía de las comunicaciones que por su intermedio existían entre Transcaucasia, Asia Menor y la Mesopotamia septentrional, que están particularmente bien reflejadas en la última fase de la Edad del Bronce temprana. Como otros sitios de la misma época, Shirakaván fue destruída porun incendio provocado por un ataque militar. La vida se interrumpió y volvió a renacer a fines del siglo XVIII a.C. y comienzos del siglo XVII a.C.después de un largo espacio de tiempo. Las tradiciones locales continuaron, así como alguna innovaciones como una vajilla pintada, probablemente como resultado de una nueva infiltración étnica. A comienzos de la Edad del Bronce tardía, la vajilla pintada que se había desarrollado simultáneamente con cerámicas locales que desapareció abruptamente. Una diversidad de diversos objetos de tipo nuevo basadas sobre tradiciones locales se difundió por todas partes. Al mismo tiempo, como un análisis de los entierros mostró poderosos jefes tribales y tropas militares bien organizadas llegaron a ser factores cruciales de la Era. Los entierros de los jefes fueron ricos, especialmente en los siglos IV a.C-VIII a.C. A inicios del milenio I a.C. pareció ser un tiempo en que recomenzaron relaciones socio-económicas y una elevada potencia militar. Excavaciones de algunos monumentos arqueológicos confirman esta hipótesis. En especial, tales hallazgos como el santuario o el compartimiento sagrado son importantes, teniendo en cuenta la existencia de un espacio dedicado a labores metalúrgicas y el notable papel cumplido por los herreros, lo cual fue característico de las civilizaciones del Antiguo Oriente. Las condiciones cambiaron en los siglos VIII a.C. y VII a.C. La población abandonó las casas de las terrazas y se trasladó a las cumbres reforzando fortificaciones masivas, mientras las pretéritas terrazas fueron destinadas a cementerios. Esto está testimoniado tanto por excavaciones en las ex fortalezas y en las necrópolis. Estas quedaron en las habitaciones de las terrazas y el inventario de las tumbas es muy diferente de los precedentes objetos, que indican que la razón de estas transformaciones fue un ataque urartiano; el complejo de materiales indica la influencia urartiana. Las condiciones de vida fueron arduas, lo cual está acreditado en inscripciones cuneiformes urartianas.

CONSTRUCCIONES CICLOPEAS En el territorio de Armenia se conservan restos de centenares de fortificaciones, cuya mayor parte fue construída en la prehistoria. Las investigaciones arqueológicas demuestran que comenzaron a armarse a fines del milenio II a.C. y se expandieron en el milenio I a.C. Gran cantidad corresponde a las edades de Bronce temprana y tardía y a la Edad del Hierro temprana. El arqueólogo Mesrop Smpadiantz recogió valiosos datos en excavaciones efectuadas en el litoral del lago Seván y en antiguos poblados635. Ervand Lalaian se ocupó entre 1905 y 1908 de estudiar estas fortificaciones636. S. Parkhutarian investigó fortificacións 635 Smpadiantz, M., Informe acerca de Kegharkuní, en la provincia Dzovadzart que hoy se denomina Nor Baiazid, Vagharshabad, 1895, citado por Avedian, V., En torno a la cuestión cronológica de la fortificación ciclópea de Lichashén, Revista de Ciencias Sociales (Lraber), Ereván, 1944, 1 (588), 142. 636 Lalaian, E., Excavaciones de panteones en Armenia soviética,, Ereván, 1935.

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de Nor Baiazid y compuso un mapa de sus ubicaciones637. G. Mikaelian excavó 57 fortificaciones e intentó clasificarlas por grupos cronológicos638. Muchos datan de los milenios III y II a.C.639 En el complejo de fortificación ciclópea de Lichashén se detectan tres períodos de construcción, confirmados por los estilos arquitectónicos y los datos de la cultura material con los que están vinculadas otras fortificacións de Medzep, la península del Seván, Norashén, Nor Baiazid, Berdí Klukh, Arzvakar, Martuní, Dzovinar, Lanchakhpiur, Tsorakiugh, y muchas otras construcciones defensivas. En general, estas construcciones se erigían en lo más alto de montañas y obtenían la mano de obra de prisioneros y de esclavos. En el interior de las fortificaciones construían toscas viviendas para las tropas defensoras, algunas de forma circular, en cuyo interior fueron hallados fragmentos de vasijas de cerámica sin motivos decorativos.

FORTIFICACIONES CICLOPEAS DEL LITORAL DEL LAGO SEVAN El litoral del lago Seván se encuentra al N.E. de la actual República de Armenia. El lago está a 1902,8 metros sobre el nivel del mar. Está rodeado por elevados cercos, planicies y extensos valles que están clausurados por todos lados por altos encadenamientos montañeses; en su extremo S.O. se acerca al lago la cadena de Bampak; al Norte y al Noreste el lago ondea a los pies de los montes Arekuní; después continúa con las cadenas del Seván que circundando al lago por el Este se une con los montes Vardenís. Junto con los montes Vardenís se contactan los montes Keghamá, que están en el Oeste y enfilan hacia el Norte. Los montes aledaños carecen de bosques con excepción de los montes Arekuní, cuyas laderas sureñas están salpicadas de bosquecillos. Los materiales arqueológicos descubiertos en los montes Keghamá, así como las osamentas y cornamentas de animales, evidencian que en alguna época allí hubo bosques. Entre el extremo septentrional de la cadena de Keghamá y las laderas del Sudeste de la cadena de Bampak se halla un ancho y profundo valle, más bajo aun que la superficie del lago Seván; por allí fluía el río Ildaruní (hoy Hrazdán), que se inicia en la extremidad Noroeste del lago. Por ese valle, en tiempos antiquísimos, pasaba el único camino que unía la llanura del Ararat con el litoral del lago Seván. Las cadenas que circundaban el lago Seván tenían un largo total de más de 350 kilómetros; el ancho oscilaba entre 40 y 80 kilómetros. La altura de cimas aisladas era de más de 3500 metros; por ejemplo, el monte Achdahak, de la cadena de Keghamá, es de 3598 metros. Los valles, planicies y bosques son adecuad os para el laboreo de la tierra, y en las elevadas laderas se ven pastizales donde ya en tiempos arcaicos los hombres se ocupaban del pastoreo. Testimonio de eso son las inscripciones cuneiformes urartianas halladas en distintos lugares del litoral del lago Seván así como también los centenares de poblados del período preurartiano, las ruinas de fortificaciones ciclópeas, necrópolis y otros monumentos arqueológicos. La Altiplanicie Armenia, rica en tales monumentos, en especial en fortificaciones ciclópeas y otras construcciones de ese tipo, desde antiguo atrajo la atención de arqueólogos y viajeros armenios y extranjeros, entre los clásicos, Moisés de Khorén, y entre los más actuales Torós Toramanian. Hasta la aparición de los urartianos, en las costas Oeste, Sur y Sureste del lago Seván vivieron clanes y tribus cuyos poblados y fortificaciones estaban diseminadas en valles de ríos: el amurallado “país” de Velikukh, de 1500 kilómetros cuadrados, en cuyo centro 637 Parkhutarian, S., Materiales de la historia de Armenia Antigua, T.I, Ereván, 1935, citado por Avetian, En torno a la cuestión cronológica de lafortificación ciclópea de Lichashén, 142. 638 Mikaelian, G., Fortificaciónes ciclópeas del litorial del Seván, Ereván, 1968. 639 Mnatsakanian, H., Las etapas fundamentales del desarrollo de la cultura material de Lichashén, Revista Histórico-Filológica, 1965, 2, 95 y ss.

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estuvo el “Berdí Glukh”. Otro fue el “país” de Luerukh, en la zona de Martuní; allí se encontró una inscripción cuneiforme de Sarduri, hijo del rey urartiano Arguishti. Una tercera fortificación fue la de “Otsaberd”640 que fue destruida por los urartianos quienes, en el mismo lugar, erigieron otra a la que en honor del dios denominaron Teisheba, que después rebautizaron como “país” de Adakhuní; en ella se encontró una inscripción cuneiforme del rey Rusá. Un cuarto conjunto de fortificaciones estuvo cerca de la aldea Dzoghak; en un peñasco de esta aldea se descubrió una inscripción de Sarduri II, rey de Van, quien la denomina “Arkukiní”. Investigadores científicos suponen que las áreas de estas fortificaciones, con sus necrópolis, cromlechs, dólmenes, poblados y murallas, formaron en conjunto el “país” Uduri-Etiuni641. Diversos arqueólogos excavaron y descubrieron cinco inscripciones cuneiformes urartianas, tres de las cuales –Lichashén, Dzovinar y Dzovak- permanecen hasta la actualidad en el lugar en que estaban; la inscripción de Berdí Glukh se exhibe en el Museo Histórico Nacional de Ereván. Y la quinta, hallada cerca de la aldea Adamkhan, fue trasladada a Tiflís en la época soviética. Dentro del mismo radio geográfico fueron localizadas, además, seis inscripciones en idioma arameo. Desde tiempos arcaicos, espacios naturales o artificiales del litoral del lago Seván sirvieron de morada y protegieron al hombre frente a enemigos, fieras y cataclismos naturales. Las entradas a esos espacios fueron resguardadas colocando enormes rocas en forma semicircular, cuyos restos perduran hasta el presente.

OTRAS FORTIFICACIÓNES CICLOPEAS En el eneolítico de la región sudoriental de la Altiplanicie, se desarrolló la erección de construcciones ciclópeas primero con finalidad defensiva y después como modelo de vivienda. En particular al ser más reiterados los ataques intertribales en la Edad del Bronce, cuando las construcciones ciclópeas fueron erigidas no solamente como la forma más extendida y principal de cumplir una finalidad defensiva sino como el lugar básico de vivienda, se desarrolló gradualmente la construcción de murallas megalíticas de las que hubo muchas en las laderas del Arakadz, en Siunik, en el litoral del lago Seván y en las regiones extremas nororientales de la Altiplanicie. Estos amurallamientos fueron estudiados en especial por el arquitecto Torós Toramanian. Con grandes piedras sin desbastar y apiladas sin argamasa, sencillamente aprovechando sus concavidades y convexidades, levantaron las gruesas y toscas paredes. En las últimas décadas fueron analizadas casi 40 murallas prehistóricas de este tipo en Kukark; su estudio demuestra que tuvieron ambas finalidades, defensiva y de vivienda, circunstancia confirmada por la presencia de cementerios aledaños de variadas dimensiones y el hallazgo de restos de objetos de arcilla, morteros de piedra, brazaletes y anillos de bronce y de hierro, y herramientas de piedra para trabajar en las minas metalíferas. Precisamente, estas murallas están ubicadas cerca de yacimientos metalíferos, donde fueron descubiertos talleres de fusión de metales, herramientas para trabajar en las minas, y escorias. De éstos hay en Koghp, cerca del cerro “Mraghantz Arekuní”, en Aramí Blur adyacente a Chucheván, a los pies del “Gran Koktagh”, y en otros puntos de la región. En ellos se evidencia una desarrollada técnica en la elaboración de metales. Algunas murallas, con fuertes intermedios, contenían viviendas de mayor o menor tamaño en el espacio interior (un promedio de 1 a 2 hectáreas) o poblados adyacentes exteriores; otras, mas toscas y deformes, ocupaban un espacio menor en las cumbres, tenían exclusiva Allí estuvieron las aldeas Dzovinar y Alushalú. Mikaelian, G.H., Monumentos de la Edad del Bronce. Fortificaciones ciclópeas del litoral del Seván, Ereván, 1968, 11. 640 641

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finalidad de defensa, y en su entorno contaban con viviendas que a su vez tenían muros defensivos y no contaban con poblados adyacentes. Por último, había murallas mejor terminadas y tenían superficies aplanadas con guijarros y a veces, con adobe. Por los elementos descubiertos en las necrópolis cercanas, los hombres que poblaban estos espacios amurallados llevaban vida sedentaria y algunos vivieron allí desde las edades de Bronce temprana y tardía, y en épocas posteriores, por un período de hasta 3.000 años, que se dedicaban al pastoreo y hacían objetos con arcilla. Según el profesor Harutiún Martirosian, en sepulcros anexos a murallas ciclópeas se descubrieron materiales que datan de la cultura del III milenio a.C. y posteriores. Estos espacios contaban con fuentes propias de las que se aprovisionaban de agua. Las coincidencias en cuanto a las medidas, formas, técnicas de las construcciones y objetos culturales de las viviendas o conjuntos de viviendas transparecen que pertenecían a una misma tribu; y las características que diferencian a cada unidad amurallada con respecto a las otras, trasluce que corresponden a distintas tribus. En épocas antiguas las construcciones defensivas se edificaban con ladrillos crudos y rocas (Mokhrablur, Ianik Tapá, en Persia); y en la etapa posterior, las “construcciones ciclópeas”, fueron hechas con grandes bloques extraidos de peñascos (Tsianberd, Karní). Pequeñas aldeas de no más de 1/1,5 hectáreas, rodeaban como defensas en torno a poblaciones de una superficie mayor que oscilaba entre las 3 y 6 hectáreas. Alrededor del centro de éstas (plaza pública, templo) se construían variadas preurbanizaciones circundadas por murallas. La cerámica pintada de Kizil Vank, a orillas del Araks, a 3 kilómetros de la aldea Tozakent y a 18 de Nakhicheván, cobró amplia fama. Se hallaron ataúdes de piedra con cadáveres en posición lateral derecha con las piernas encogidas. Además de objetos de cobre y bronce, se descubrieron allí vasos de superficie negro bruñida y otros policromados. La cerámica pintada con ornamento geométrico y los vasos con pico, semejantes a las teteras, son característicos de la civilización de Kizil Vank, extendida por todo Nakhicheván. Los modelos hechos de arcilla hallados en las excavaciones arqueológicas, correspondientes a diferentes etapas del milenio II a-C., muestran que requirieron la cocción en hornos que alcanzaron los 700º a 800º de temperatura. La necrópolis de Kizil Vank pertenece a los siglos XIV-XI a.C. Entre las sepulturas de la necrópolis de Kizil Vank hay un grupo mas reciente que pertenece a principios del milenio I a.C., como lo prueban los objetos de hierro hallados en dichas tumbas. El cementerio de Tagavoranist es un gran hoyo de más de 3 metros de profundidad y 30 metros cuadrados de superficie. En el fondo había vasos de arcilla y una copa de oro, ornamentada con tres parejas de leones grabados, y cuatro vasos de plata. En el centro, sobre un cenotafio de madera adornado con clavos de bronce revestidos de hoja de plata, yacían las cenizas del difunto. Al lado se hallaba un rico collar de granos de cornalina y de oro. En el túmulo de Tagavoranist se descubrieron, además, una alabarda, un hacha plana, tres puñales y una punta de azayaga, todos objetos de bronce. Las excavaciones arqueológicas realizadas en la expedición que en 1949 dirigió el científico Babkén Arakelian, sostuvieron la hipótesis de que la primera ciudadela de Karní fue emplazada en el eneolítico. En dicha expedición se descubrió que sobre la ciudadela del eneolítico se construyó una segunda ciudad en la Edad del Bronce.

LOS VISHAP

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FIGURACIONES CÓSMICAS EN LA EDAD DEL BRONCE TARDIA - LA CONCEPCIÓN ACERCA DEL UNIVERSO - LA TETRALOGÍA RAYO-TRUENO TEMPESTAD-LLUVIA - EL CULTO DEL AGUA -EL PEZ. Junto a los más antiguos monumentos arqueológicos de la Altiplanicie Armenia fueron preservados en casi todo el territorio, muchos relacionadas con la primitiva historia figurativa de la civilización, materializados en gigantescos cetáceos de piedra denominados vishap. Primordialmente se encontraban en cadenas montañosas, nacientes de aguas, ricas en tierras fértiles, adyacentes a lagos. Los mejores ejemplares de esto último están en los montes Keghamá, el Arakats, la concavidad de Ardanish en el lago Seván, y en Chavaik.642 Muchos científicos se dedicaron a la búsqueda y estudio de vishaps; en especial despertaron su atención atención la búsqueda y estudio de vishaps en los montes Keghamá, en Arakats, cuyos primeros invesigadores fueron Nigoghaios Marr, H. Amirnov, B.B. Piotrovski y más tarde Laurenti Barseghian y Emma Khanzadian. Encontraron dos tipos de vishaps-peces, no muy grandes con superficie elaborada toscamente, simples y posibles de registrar en el desarrollo de la cultura neolítica. Un vishap-pez similar fue hallado en el área de Ashtarak, cerca del poblado de Akhtamir, zona de Voskevaz, sobre la orilla derecha del río Kasagh. Es posible clasificar el otro tipo de peces-vishap en la serie de los mejores modelos artísticos. Se caracterizan por la equiparación de la cabeza del cetáceo con la figura del toro sacrificado, que perduró en períodos tempranos de la cultura de la Edad del Bronce; a este conjunto pertenece el vishap de Lichashén. En 1980, al colocar caños destinados a la irrigación, fue descubierta en el llano de la aldea Lichashén una piedra enormemente larga, a una profundidad de 1,50 m; en el área del hallazgo, Emma Khanzadian vio que se trataba de un vishap con forma de pez, bastante bien conservado643. El vishap estaba entero, de 3.70 m de largo. Elaborado en basalto cribado. La parte inferior es angosta, casi cilíndrica, de 47 cm de diámetro. El cuerpo se ensancha a medida que sube, y se corta cerca del extremo superior tomando forma de cabeza de pez con un diámetro de 72 cm. La cabeza del vishap de Lichashén está revestida con el cuero y extremidades del toro sacrificado; están claramente representadas las orejas y los cuernos del toro que delicadamente descienden en forma abovedada a ambos lados, con las puntas hacia adentro. El agua que chorrea de la boca tiene una pequeña inclinación de unos 45 cm de largo; sobre la lisa superficie, está representada una parte de las extremidades anteriores. El cuero del toro desciende desde el tope del monumento sobre el lomo y finaliza en la envoltura de la sinuosa cola. Por los estudios de campo quedó claro que el vishap fue hallado a dos kilómetros y medio al Suroeste de la aldea Lichashén en el área de una antigua necrópolis donde actualmente se preservan pequeños tumulos rodeados de cromlechs. Huesos y fragmentos cerámicos diseminados testimonian que debajo del vishap hubo entierros. A 2,50 m. de profundidad se encontró una tumba deteriorada por haber sido saqueada y averiada en épocas precedentes. La cuadrangular tumba estaba orientada de Norte a Sur; el cráneo del fallecido fue hallado en la parte Norte en situación de deterioro. Los huesos del esqueleto estaban dispersos; sólo se preservó, cerca del cráneo, una parte de las vértebras y cerca de ellas, con trozos de arcilla, restos de bordado. La posición del cráneo recuerda que el enterrado fue recostado sobre su lado izquierdo, en situación contraída. Debajo del cráneo, cerca de la sien, había una vincha de bronce. Khanzadian, Emma, El vishap de Lichashén, en La cultura de la Antigua Armenia, T. XIII, Materiales de la Sesión Científica del Instituto de Arqueología y Etnografía de la Academia Nacional de Ciencias, Ereván, 2005, 86/91. 643 Actualmente está erigido ante la entrada del museo de Medzamor. 642

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Vishap de basalto con forma de pez, descubierto en los montes Keghamá, de 3,70 m. de altura aproximadamente, perteneciente a los milenios III-II a.C.

Próxima al cráneo quedó preservada sólo una parte de las vértebras y cerca de ellas, con trozos de arcilla, restos de bordado. La posición del cráneo recuerda que el enterrado fue recostado sobre su lado izquierdo, en situación contraída. Debajo del cráneo, cerca de la sien, había una vincha; y en la parte media del esqueleto, había sido colocado un gran recipiente con grabados, del que quedaron sólo fragmentos. En la parte Suroeste de la tumba fueron hallados recipientes caídos hacia un costado, comunes; también huesos de animales cornados. En total, los objetos que se encontraron en la sepultura suman siete vasijas, huesos, la vincha de bronce y algunas cuentas de abalorio. El túmulo Nº 6 de Lichashén es notorio también porque en dos ángulos de su borde oriental habían colocado los cráneos y las extremidades de dos toros sacrificados, con sus cueros y colas. Estos detalles relacionan el conjunto litúrgico con el rito de la ascensión del finado al cielo. Así el vishab de Lichashén aparece como ascendiente en las figuraciones prehistóricas. Cronológicamente, por los elementos materiales descubiertos, algunos autores consideran que estas sepulturas tumulares se ubican en los siglos XVI-XIV a.C. Entre tales figuraciones prehistóricas existen algunas referentes a fuerzas naturales que ejercen presión contra las principales actividades ocupacionales del hombre, la agricultura y el pastoreo, comenzando con las sequías, incendios, erupciones volcánicas, terremotos, inundaciones, aludes, granizos y otras grandes calamidades, hasta terminar con otros factores menores que provocan daños directos en perjuicio del hombre, como los roedores y langostas. En sus figuraciones, que con el paso de los siglos, los hombres equiparaban junto a las naturales que afectaban a la agricultura y al pastoreo, fuerzas sociales dañinas, algunas heredadas de generaciones pasadas, como las rivalidades y rencores hacia clanes enemigos, los ataques armados provenientes de clanes adversarios, las bajas que las epidemias producían en la comunidad y en los rebaños, así como la esterilidad, que generalmente atribuían a las mujeres y a las hembras, las amenazas de espíritus malignos, y otras. En las figuraciones de la gente de la época, las fuerzas malignas eran encarnadas en

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ciertos cetáceos-vishap, que a menudo raptaban a las heroínas que formaban pareja con combatientes que los acosaban, las llevaban al mundo de ultratumba, dejando a la tierra en estado de agonía. A veces, el vishap secuestraba directamente al héroe que lo acosaba y lo llevaba a los infiernos. Después, la pareja del héroe iba detrás de su compañero, daba muerte a los espíritus malignos, a los vishap, y liberaba al prisionero, con lo cual la vida reverdecía en la tierra, recuperaba su lozanía y resucitaba. Estas figuraciones eran eco del pasado agrícola y pastoril de los habitantes de la Altiplanicie, quienes al mismo tiempo que no dudaban de la existencia natural del héroe, generalmente lo idealizaban como descendiente de un buey totémico. Desde los tiempos más arcaicos, la gente celebraba ceremonias dedicadas a sus actividades campestres de cultivo vegetal y de apacentamiento de animales; gradualmente, aquellas evocaciones se transformaron en ritos y formalismos que recordaron a las estaciones otoñal y primaveral con festividades en las cuales grupos especiales representaban escenas creadas con argumentos basados en la lucha del héroe contra el vishap. La fijación de las fechas de estas celebraciones fue determinada según el progreso de los conocimientos de la gente con respecto a la astronomía. Además, en el contenido de las formas manifestadas en las reuniones celebratorias fue creciendo la significación de la idea de liberación y de dependencia, que se proyectó en las relaciones interclánicas y que vigorizó la adhesión a la imagen y a la conciencia de pertenencia de las comunidades con respecto a su tótem. Aquellos curiosos monumentos, enormes, descubiertos en lo alto de diversas montañas de la Altiplanicie representan un interés especial para investigadores que se dedicaron a su estudio. Cantidades de inscripciones rupestres de la Altiplanicie reproducen figuraciones vinculadas con dragones sobrenaturales de dos cabezas, hidras, los vishap son espíritus malos de la tempestad que tratan de tragar al sol, a los animales y a los hombres y a otros seres imaginarios que intervienen en leyendas, enigmas, narraciones extraordinarias como “víboras sabias”, héroes y dioses que luchan contra el vishap, y los vence. En leyendas de la mitología griega, los dragones eran animales fantásticos que representaban a ríos que surgían del interior de la Tierra y reptaban hasta la profundidad de los valles. Entre los mencionados investigadores ocupa lugar primordial Nigoghaios Marr, quien escribió: “Estos enigmas, con respecto a los cualesciertos investigadores se inclinaban a ver en esos monumentos especies locales de peces, tornan valiosos por sí mismos los testimonios de los vishap. Estos enigmáticos monumentos se clasifican en dos tipos. En un tipo, las piedras representan a un pez: son verdaderos vishap. Las enormes piedras del otro tipo tienen grabados encima la figura de un animal, frecuentemente un buey o a menudo el dibujo de la cabeza de un búfalo”. Marr interpretó con precisión la etimología de la palabra “vishap” y los datos contenidos en leyendas de los armenios vinculadas con su culto del agua; propuso además su ubicación cronológica, en el período anterior a la difusión de la escritura cuneiforme en la Altiplanicie. Junto con interesantes y valiosas observaciones al respecto, existen otras hipótesis referentes a la supuesta relación existente entre los vishap con estirpes totémicas. La amplia expansión de los vishap de piedra en la región septentrional de la Altiplanicie Armenia y en el Cáucaso induce a la idea de que no tenían eslabonamiento con ningún linaje ni con el nombre de ninguna tribu. El análisis de la cuestión de los vishap fue planteada después por Manuk Abeghian quien también ligó esos monumentos con el culto del agua y señaló una serie de zonas de la Altiplanicie donde habían sido emplazados esos monumentos; indicó que esos grandiosos peces de piedra tenían conexión con los elementos divinizados, con las figuras de bueyes, toros, vacas, cabras, que a menudo aparecían como fenómenos naturales: viento huracanado, tormenta, rayo, trueno, tornado. Entre las obras relacionadas con la cuestión de la interpretación de los vishap está la investigación de Krikor Ghapantsian, quien afirma que estos monumentos son expresión de la vegetación, de las plantas, de la divinización de la primavera, o más exactamente, del culto del reverdecer de la Naturaleza, manifestación de la abundancia, la fructificación y de

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la agricultura, y quizás enlazada con la irrigación. Ghapantsian se refiere separadamente a la cigüeña, al toro y a las figuras del vishap644, y llega a la conclusión de que cada uno de ellos a su turno, es símbolo de primavera, multiplicación, fructificación. Aporta datos etnográficos, costumbres arraigadas en el pueblo, vinculadas con el culto a estos animales y vegetales, como encarnaciones de la agricultura y la fruticultura. Desde este punto de vista, relaciona el culto del buey con el culto al dios Ara, cuyo trono era el monte Arakats, donde fueron hallados algunos monumentos vishap de piedra. En la mitología pagana Ara fue dios de la primavera, dios que murió y resucitó. Hay también muchas escenas que expresan directamente la idea y el culto de la fertilidad, en las cuales están presentes animales maternos que alimentan a sus cachorros, conjuntos compuestos por recién nacidos o por pichones, o acciones que significan fertilidad o fecundación de animales, descripciones de ambientes de varones y de mujeres, de divinidades solares o relampagueantes o de signos astrales. En la localidad de Achdanakan fue descubierto uno de esos monumentos de piedra, sobre el cual está grabada la figura que simboliza al vishap; aquel grabado muestra tres raíces en su parte inferior; y del lado izquierdo en su parte superior, dos ramas cuya posición horizontal se inclina hacia abajo. Cerca, hay una cabeza de toro con orejas, ojos, hocico. Este es similar a los representados en cinturones urartianos, con rasgos comparativamente semejantes vinculados a ese culto. Ghapantsian consideró que estos monumentos de piedra corresponden a la Edad del Hierro (años 1.200-1.100 a.C.). En ellos se manifiestan las características que dieron lugar a contenidos en creaciones legendarias tanto en cuanto a fenómenos naturales – primavera, brevas, reverdecimiento, florescencia, abundancia – como con respecto a cimientos productivos – agricultura, irrigación -. Es la leyenda de hombres de comunidades agrarias y en parte de pastores que en verano arrean vacunos a las montañas. Como escribe Ghapantsian, “Nuestros monumentos de piedra encarnan los deseos del labriego que impaciente espera el advenimiento del renacer primaveral de la Naturaleza”. El vishap descubierto en Achdanakan es la escultura de un enorme pez; sobre la parte final de cuya cola se apoyan estilizados pájaros y entre ellos están grabadas en relieve figuras de cabezas de toro; de las bocas de los toros gotean dos hilos de agua645. En la parte del abdomen del pez hay otra cabeza de toro o de buey unida a un cuerpo largo y delgado del que salen dos extremidades. En la parte media del largo cuerpo del pez, una serpiente se enrosca en forma de zigzag. Es posible suponer que los pájaros grabados en el vishap de piedra de Achtanakán y la cabeza de toro que está entre ellos significan y encarnan fuerzas celestiales. El agua que gotea de la boca del toro es símbolo del agua celestial; y la cabeza del toro, intrínsecamente, la encarnación de la tempestad y el trueno. Con el elemento celestial están relacionadas también las figuras de los pájaros. El toro o buey paralelo es un ente terrenal y de este modo le da sentido a uno de los tres principales elementos. El trabajo “Observaciones acerca de Vahakn” de P. Arakelian se refiere al estudio de los vishap646; en este artículo, el autor, como Alishán, en oposición a una serie de investigadores, utiliza la palabra compuesta vishapakagh (vishap-macho cabrío), no como adjetivo sino como unión de las dos ideas formando un sustantivo; y sobre base arqueológica y gramatical muestra que Vahakn, dios de la tempestad y de los rayos, era representado con la unión de rasgos característicos de estos dos animales, cuyo culto nació en épocas muy pretéritas, cuando “la divinidad de la tempestad, la tormenta y los Eliade, Mircea, Historia de las figuraciones y de las ideas religiosas, Madrid, 1978, 183. Eisler, R., Sumerische göttersymbole auf dem goldfisch von Vettersfelde, Yahrbuch des Deutschen Archäologischen institutes. Band XXXX, Berlin und Leipzig, 1926, citado por Israielian, H. R., Culto y figuraciones en Armenia de la Edad del Bronce, Ereván, 1973, op. cit, 33, n. 12. Piotrovski, P.P., Arqueología Transcaucásica, Leningrado, 1946, 93. 646 “Informe de Ciencias Sociales”, Nº 2, Academia Estatal de Ciencias, Ereván, 1951, págs. 75-80, citado por Israielian, H.R., Culto y credo en la Edad del Bronce armenia, op. cit., 13. 644 645

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nubarrones era única, y aparecía con la figura fusionada del macho cabrío con el vishap alado”. El autor expresa que con el avance del totemismo, el culto de Vahakn, del mismo modo que el de otros dioses, se tornó más complejo, se desarrolló, y fue vinculado con el cielo, atribuyéndosele naturaleza astral, cósmica. Lavrenti A. Barseghian se refiere a los grabados de cabezas de toros o de búfalos que aparecen sobre los vishap, en especial en los de los montes Keghamá, en los cuales, debajo de la figura hay un altorrelieve de 25 cms. de largo con formas ondeadas e inmediatamente más abajo, una serpiente de dos cabezas647. H. Mnatsakanian señala la conexión existente entre el culto de la caza con el de la fertilidad mediante el lazo cuya existencia detecta entre diversas estatuillas de animales y de hombres, y entre las representaciones fálicas y las de animales cornados, además de ricos materiales literarios y etnográficos648. Uno de los artículos de S.Esaian, deteniéndose en un cinturón de bronce hallado en Shamshadin, se refiere también al culto de la fecundación649 y arriba a precisas conclusiones; en una serie de otros artículos, este autor, estudiando asuntos arqueológicos, señala la conexidad existente entre sacrificios de carácter religioso y ritos de devoción a los astros650. En cada tipo de estos monumentos vishap hay subclasificaciones; así, entre los vishap observamos que ante todo, los peces esculpidos en la piedra son de distintas especies. En algunos casos la ancha cabeza del siluro, en otros la cabeza afilada del pez local cazamoscas(chanchar)651. A su vez, Manuk Abeghian, fundándose sobre distintos elementos naturales llegó a la siguiente conclusión: “Esos monumentos, por su ubicación sobre aguas – fuentes, lagos, estanques artificiales - están ligados al agua y al sistema de riego; en consecuencia, se refieren a una divinidad del agua: eso está claro. Por esta causa hay que dejar el tema de los vishap y orientar el punto de salida de la investigación hacia tal divinidad del agua cuyo culto y leyendas existieron también en Armenia, tanto que apareció allí en una estatua que tenía las formas de un pez y que fue colocada cerca de lagos, vinculada con pájaros y con el riego artificial652. Según Abeghian, ese culto estuvo dedicado a Asdghik-Derceto. Derceto fue una diosa representada como un pez con cabeza, brazos y pechos de mujer, adorada en templos con estanques; fue la representación femenina de las fuerzas fecundantes de la naturaleza. Derceto ofendió a Venus, quien en venganza le despertó pasión por un hombre a quien se entregó y de la unión nació una niña que fue Semiramis. Humillada, Derceto mató a su amado, abandonó a su hija y se arrojó al agua, tomando la forma mitad pez, mitad mujer, y así fue adorada por los asirios. El animal sagrado de Derceto, divinidad del agua, fue el pez. “Su culto como pez fue tan apreciado en Armenia que la leyenda de su conversión en pez perduró por milenios”653. La causa por la cual esos monumentos fueron ubicados en regiones de elevadas montañas donde concluyen los límites de habitabilidad humana se explica, dice Manuk Abeghian, con el hecho de que “los ríos de Armenia se alimentan con lluvias torrenciales y con corrientes turbias que descienden hasta las llanuras; la fuente de los canales construidos para el riego artificial, sería natural y se habría originado en lugares montañosos en los que habían fuentes, lagunas y cisternas naturales. Es comprensible que la estatua de la diosa protectora del agua estuviera emplazada en el lugar de donde provienen las aguas”.654 Los antiguos vinculaban la lluvia con la idea de “pez”. La trilogía rayo-tempestad-lluvia que se manifestó con figuras simbólicas de animales, está presente en unos cuantos cinturones descubiertos en tumbas de la Edad del Bronce tardía y en la de Hierro temprana

Barseghian, Lavrenti A., Los vishaps de los montes Keghamá, Revista Histórico-Filológica, 1967, Nº 4, 184-185. Mnatsakanian, H., Restos del culto del sol en Armenia de la Edad del Bronce, en “Trabajos en el Museo Estatal de Historia de Armenia”, libro 2. 649 Revista Histórico-Filológica, Nº 1, 1967. 650 Revista Histórico-Filológica, Nº 1, 1967. 651 Abeghian, Manuk, Obras, VII, 1975,106. 652 Idem, ibidem, 153-154. 653Idem, ibidem, 165. 654 Idem, ibidem, 167. 647

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(siglos XI-X a.C.). Sobre estos cinturones la ideografía del relámpago está ligada al símbolo de ciervos cornados que simbolizan la dualidad tempestad-rayo al que sigue la lluvia representada por el pez. Aquella primera trilogía se transformó en la composición cuádruple: rayo-trueno-tempestad-lluvia. El culto del agua, ya sea celestial o bajo la forma de otros fenómenos, se consolidó en los cinturones de bronce descubiertos en tumbas de Shirakaván, correspondientes a la primera cuarta parte del milenio I a.C. Las figuraciones en el poder fructificante de las lluvias se revivificaron en siglos posteriores. Fueron sacralizados los peñascos con agujeros (tzak), y las cavernas en las cuales se celebraron diversos ritos de culto vinculados con la fertilidad y con la fructificación. Coincidiendo con las consideraciones de Abeghian, es posible admitir que el ubicar esas estatuas con forma de pez cerca de las nacientes de ríos fuera también motivado por otras expectativas: para el desove, los peces se elevan hacia las nacientes de los ríos, donde el agua es más fría y más favorable para el futuro desarrollo de las huevas; allí las depositan y vuelven a descender al río o a estanques artificiales. Quizás los vishap tenían por objeto asegurar el crecimiento e incremento de la variedad de peces. En las leyendas más arcaicas existe la vinculación religiosa de las aguas, los peces y las figuraciones. En la leyenda hurrita de la creación, la primera madre no se encarna: es sencillamente denominada “mar” o Gran Mar. Con las aguas del Mar Universal (océano)tienen también relación figuraciones acerca de la primera creación, egipcias, indias, griegas y de otros pueblos, según las cuales el mar Universal es a veces equivalente al caos del principio original del mundo o que en las aguas de su lecho es arrojado el espíritu de todo el mundo. En las aguas del mar universal (océano) vivía también el símbolo del caos universal, el vishap, enemigo de la vida, del principio de sabiduría, el cual en las más antiguas tradiciones es una boa o un dragón que traga a la tierra o tiende a cerrar el camino hacia el sol, fuente de la luz eterna. En las leyendas indias el principio de sabiduría del mundo se opone al monstruoso vishap-reptil del abismo, que trata de que el mundo retorne a su situación anterior a la creación; pero contra él se alza en combate la divinidad Vishnú y lo vence, salvando a la Tierra. Según las figuraciones egipcias, en la lucha eterna contra el vishap está el dios Ra655, y en uno de los textos cuneiformes babilonios, el año del Diluvio Universal es denominado “año de los aullidos del vishap”. De acuerdo a las tradiciones orales armenias los vishap son símbolos del caos, es decir del mal y de las tinieblas que precedieron a la iniciación del mundo; según aquellas tradiciones el vishap milenario es particularmente peligroso. Pero los ángeles luchan contra él, lo elevan hasta el cielo y lo arrojan sobre una montaña en la que el vishap se desintegra656. En las inscripciones rupestres de los milenios III y II a.C.657, que tenían su lugar propio en la Altiplanicie Armenia, las deidades que combatían al vishap revestían formas de sol-pájaro o de tempestad antropomorfa. Durante la Edad del Bronce temprana y en los períodos posteriores, estas inscripciones étnicas son testimonios casi unánimes esculpidos en la roca por los pobladores de la Altiplanicie, que demuestran la sólida convicción que albergaban acerca de la situación que precedió a la existencia del universo, y a la creación de los mundos celestial y terrenal. Los “artistas” que grabaron en la piedra vishaps o combates contra los vishap, diseñaron junto a la divinidad o a la composición protagonizada por ella, la figura de una cabra y, separada, la de una mujer, a menudo acompañadas por diversos signos de fases de la luna o de animales que las simbolizan. La presencia de la figura femenina en la que están ausentes los detalles minuciosos, está ligada a la idea de creación, presentando el tipo característico de la diosa-madre con los brazos 655 King, L., A history of Sumer and Akkad, London, 1916, 334, citado por Mughtusian, Zohrap, La trilogía divina primigenia armenia y las agrupaciones étnicas en las regiones de la margen izquierda del Araks(milenios III-II a.C.), Boletín de Ciencias Sociales, Ereván, 1986, 6(522), 66. 656 Srvantzdiantz, K., Krots-prots, Constantinopla, 1874, 92-109, citado por Mughtusian, Z., op. cit., 67, n.16. 657 Martirosian, Harutiún, Las inscripciones rupestres de los montes Keghamá, Ereván, 1981; Karakhanian, K.H., Safian, B.K., Las inscripciones rupestres de Siunik, Ereván, 1970.

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levantados hacia el cielo; la inclusión de cuernos, de una cabra y de una espiral ofídica junto a esta figura forma una composición que representa la luminosa victoria de la vida sobre las tinieblas. En Chavaik, cerca de la aldea Kandsá, a 300 metros de la orilla derecha del río Parvana (Dobaraván), se encontró un vishap. El gigantesco pez de 3,70 ms. de altura, 0,87 ms. de ancho en el medio, 1,27 m. en su parte superior y 0,55 m. de espesor, estaba erguido sobre su cola; los aldeanos le atribuían un carácter fálico y le rendían culto rogando protección a la fructificación en sus campos. Manuk Abeghian considera que el vishap de Kantsá tiene rasgos comunes con los de los montes Keghamá658. En éstos últimos, en zonas del Noreste del lago Seván y en otras regiones de la Altiplanicie correspondientes a diversas épocas, se encontraron monumentos que representan a peces y muchos de ellos a vishaps. A.S. Sanosian destaca que la parte superior del vishap, aparentemente, es la boca abierta del pez; pero que analizándolo con detenimiento se comprueba que originalmente era un orificio que con el tiempo se desgastó en su parte superior quedando incompleto el círculo del orificio. Debajo de esta abertura hay un círculo que simboliza al sol y entre el orificio y ese símbolo hay lo que parece ser una punta de flecha pero que en realidad es el símbolo del vishap. Más abajo hay dos aves enfrentadas que, según Lavrenti Barseghian son cigüeñas659. Como ya adelantamos, en una de las inscripciones rupestres de Vardenís la figura de la mujer se manifiesta junto con múltiples conjuntos de estrellas. Debajo de la imagen femenina está representada una serpiente-vishap. Otras veces el símbolo celestial aparece bajo la forma de ciertos animales como la cabra, el león o el oso, imágenes que sin hesitación representan a constelaciones. En muchos de los santuarios prehistóricos de Keghamá encontramos grabados geométricos que representan al rayo, las estrellas, así como también la idea de constelaciones que trasladan a complejos similares de signos; la adoración de la bóveda celeste y de las posiciones de la luna están vinculadas también con pájaros. Los antepasados de los armenios representaban con figuras de animales no solamente al sol, la luna y el rayo sino a todo el cielo tachonado de estrellas o a todo el universo En las figuraciones y pensamientos del hombre de la Edad del Bronce, ocupó un gran espacio la concepción del Universo; sobre la base del estudio de los motivos decorativos que ostentaban los objetos de alfarería y monumentos de arte utilitario descubiertos en excavaciones hechas en poblados y en panteones funerarios, es posible establecer las figuraciones de los hombres de aquella época referentes a ese tema. Los más antiguos de esos materiales culturales proceden de los poblados Shresh Blur y Kül Tapá de la Edad del Bronce temprana (milenio III a.C.). Son vasijas de arcilla negro-lustrada, en gran parte decoradas con motivos vegetales y geométricos equiparados con espirales y círculos que simbolizan al sol, el agua y la tierra660. Los motivos que decoran franjas ornamentales horizontales en la cerámica policromada de la Edad del Bronce media661, durante la primera mitad del milenio II a.C., están ligados a la alfarería denominada Shengavitiana, y expresan del mismo modo las figuraciones cósmicas de ese remoto período. Así, sobre una vasija de rojo brillante descubierta en 1951 en la necrópolis de Karní, está simbolizado el cielo con una composición de líneas horizontales y ondeadas en una ancha franja que pareciera que representa al océano celestial y a la lluvia. La segunda franja de la vasija está formada por tres cintas triangulares y ondeadas que recuerdan a cadenas montañosas y, finalmente, en una tercera franja están representados pájaros acuáticos, es decir, el mar inferior. De este modo, ligadas inseparablemente, las tres franjas decorativas expresan los tres principales elementos: cielo, tierra y océano. Abeghian, Manuk, Obras, T. VII, Ereván, 1975, 106. Barseghian, Lavrenti A., op. cit., 184-185. 660 Khanzadian, E.V., La cerámica shreshbluriana y su arte, Revista Histórico-Filológica, 1964, Nº 3. 661 Martirosian, H.A., La Altiplanicie Armenia en la Edad del Bronce y en la Edad del Hierro temprana, Ereván, 1964, 64. 658 659

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Sobre ánforas de idéntico tipo y contemporánea de la Edad del Bronce está representada una serie de otros elementos con motivos decorativos que completan la composición de la vasija de Karní. En 1948, en Karakilisá, fue excavada una tumba en la cual se hallaron ánforas; una de ellas, de color rojo brillante, tenía el cuello decorado con policromías significantes del océano celestial y la lluvia, representadas por ramitos de líneas rectas y ondeadas y ondas horizontales, en cuyas aberturas el autor marcó pequeños círculos que simbolizan cuerpos luminosos celestiales. Sobre esta ánfora, los motivos decorativos no representan sólo las ideas del agua y de los cuerpos luminosos celestiales. Los adornos interiores de las franjas en el ánfora de Karakilisá, casi no se diferencian de los del ánfora de Karní, en el cual están ausentes las figuras de los pájaros acuáticos. Aquí el océano celestial, el agua, es representado sobre la base del cuello del ánfora, ubicada con líneas ondeadas horizontales, debajo de las cuales están el disco solar y pares de pájaros que a menudo simbolizan al sol. Revestidas con el simbolismo de la tierra en el ánfora de Karmir, las dos franjas inferiores, con sus zigzags y sus pájaros, casi no se diferencian de los motivos de Karní. La idea básica de la vajilla de la Edad del Bronce media está representada en las decoraciones simbólicas de estas ánforas, con múltiples variantes que, no obstante, no introducen un cambio esencial en su contenido. En algunas ánforas de Karakilisá, los círculos del sol están representados detrás de las montañas; sobre vasijas de Shamshatin los símbolos del sol aparecen en distintos lugares o sencillamente son sustituídos por pájaros. En la serie de figuraciones religiosas de los clanes de la Edad del Bronce en la Altiplanicie Armenia, ocupó un gran lugar el culto a la tempestad y el rayo. El hombre que para poder existir buscó refugio en la Naturaleza, no tuvo suficiente aptitud para comprender la realización de sus fenómenos, su universalidad, es decir, las tinieblas que aparecían en el cielo, la estallante luz ni los tremendos ruidos de la tempestad, los centelleantes rayos; tampoco pudo permanecer impasivo ni, inerme, dejar de sorprenderse ante los aterradores cataclismos naturales. Incapaz de explicar las causas de esos fenómenos, de dominarlos ni de descifrar sus enigmas, se vio obligado a adorarlos, atribuyéndoles y encarnándolos en energías sobrenaturales y a menudo malignas. Con el tiempo, es muy posible que ya ligado al sencillo progreso y desarrollo de la agricultura, la tempestad y el rayo le hayan suscitado características de espíritus benignos y hasta de divinidades. En la vida del labriego prehistórico, la lluvia creadora que sucedía a la tormenta se convirtió en necesidad vital. El culto de la tempestad y del rayo no rivalizó con el culto del sol y ambas se equipararon en las expresiones de cultura material que representan a esas dos veneraciones. En la antigua literatura popular armenia, así como en la oriental, el sol y la tempestad aparecen juntos, con atributos homogéneos. El habitante de la Edad del Bronce representó al sol, al rayo y al trueno con diversas figuras geométricas, así como con variados animales e imágenes antropomorfas. Sobre la rica cerámica coloreada de la Altiplanicie, el agua celestial – la lluvia – fue grabada con líneas zigzagueantes, encarnando también, con toda seguridad, al rayo. En la superficie de un recipiente rojo hallado en uno de los sepulcros de Echmiadzín, líneas ondeadas verticales pintadas de color negro significan posiblemente rayos; y líneas horizontales y otras también ondeadas que las cortan en sentido vertical, representan la lluvia y el agua. En la antigua Mesopotamia, Adad (Teshub), dios de la tempestad y del rayo, era representado empuñando rayos. Teshub, dios del rayo y de los elementos entre los hurritas y los urartianos, era representado del mismo modo y algunas veces únicamente con el símbolo del rayo662. La divinidad de los elementos de la Naturaleza fue simbolizada con aspecto de diversos animales, de toro, cabra, macho cabrío, ciervo, pájaro e incluso de león y de caballo. Esta característica del dios de la tempestad y del rayo estaba acentuadamente

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Piotrovski, P.P., Karmir Blur, Ereván, 1950, 60.

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destacada sobre los monumentos vishap de piedra en la Altiplanicie Armenia663, cuya suscinta descripción y vinculación con los elementos meteóricos fundamentales hicimos antes. Los animales esculpidos sobre los vishap, vinculados con la tierra, el mar, el cielo y el océano celestial, estaban equiparadamente relacionados con el dios de la tempestad o con la idea de rayo, dado que el rayo era también considerado como un fenómeno tanto del cielo como de la tierra. En cuanto a las figuraciones que acerca de los vishaps tuvieron los antiguos armenios, los representaban como enormes boas o gigantescos peces, es decir, no con ambigüedad, ni como si se tratara de un anfibio, sino, por el contrario, de un ente que en ocasiones es terrestre y en otras ocasiones diversas, es de mar o de cielo. Reiterando lo dicho precedentemente, también los animales esculpidos sobre la superficie de los vishap, estaban equiparadamente relacionados con manifestaciones de la tierra, el cielo y el océano. Finalmente, estas expresiones materializadas en rocas, se encarnaron en formas de inspiración popular. Como escribió Manuk Abeghian al referirse a Vahakn como vencedor del vishap considerado ente tempestuoso, “el vishab asume diversas tipicidades: en nuestras figuraciones populares antiguas y posteriores, el vishap es la personificación del temporal, del vendaval, del huracán, de los aquilones” y él mismo es “la espesa nube, con rayos y truenos –es el espíritu del mal cuyo prototipo es la serpiente que en desmesurada dimensión aparece como una gigantesca boa-, pero que como ente nuboso se transforma en diferentes roles”. El material arqueológico de la Edad del Bronce que se preservó en la Altiplanicie Armenia, confirma al mismo tiempo este pensamiento de Abeghian. Tishtria, dios de la tempestad entre los persas, fue imaginado como un hermoso adolescente, bajo las formas de un blanco novillo, o un buey con dorados cuernos, o de un caballo664. En India, la misma divinidad Indra, aparece con figura de toro. Las cabezas de buey grabadas sobre la roca del vishap guardan correspondencia con la idoneidad del vishap de asumir forma de buey. También la figura del pájaro es una forma en que es representado el dios de la tempestad y del rayo. Una leyenda de la antigua Mesopotamia narra que Ningirsu, dios de los elementos, es acompañado por el águila y el león665. Los pájaros que están sobre vishaps de piedra de la Altiplanicie Armenia recuerdan a las cigüeñas, a pájaros ligados al agua, circunstancia que es más convincente por su vinculación con el culto de la tempestad y el rayo; en otras ocasiones el vishap es representado con apariencia de pez alado666. Este sentido es gráfico sobre cerámica coloreada perteneciente a los milenios V-III a.C. en Samaria, del que es más notorio en una composición que está en la base interior de un recipiente667, en la que hay una esvástica rodeada por pájaros, cuyos cuerpos largos y delgados semejan víboras que serpentean, y sólo sus largas patas y alas recuerdan que son pájaros; cerca de los picos de las aves ubicaron peces, que acentúan la circunstancia de ser próximas al agua. En el borde del recipiente hay también peces, que vigorizan la vinculación que el dibujante prehistórico quiso testimoniar con el océano celestial y el sol. En las inscripciones rupestres de Keghamá hay esculpidas figuras de pájaro-vishap que tienen sorprendente coincidencia con los rasgos de las del recipiente coloreado de Samaria; también tienen el largo cuello y cuerpo serpenteante de un ofidio pero su cabeza es de un pájaro de largo pico. Este pájaro-vishap tiene muchas patas, figura que tiene relación con la de una de las tazas coloreadas halladas en Shengavit, pertenecientes al milenio III a.C., cuya superficie interior está decorada con las de aves acuáticas de las mismas características, que

Abeghian, Manuk, Los monumentos llamados “ vishap” como estatuas de la deidad Asdghik-Derceto, Ereván, 1941. 664 Melik-Ohanchanian, K., Mitra-Mihr en Sasná-Tzrrer, Ereván, 1948, citado por Israielian, H.R., en Culto y credo en la Edad del Bronce armenia, 92. 665 Gueder, D.G., Mitos y leyendas de la Mesopotamia, op. cit., 52, citado por Israielian, H.R., op. cit., 94. 666 Harutiunian, S., Enigmas populares armenios, Ereván, 1965, 105. 667 Flitner, M.D., Cultura e historia de la Mesopotamia, 52; Parrot, André, Sumer, Paris, 1960, 45, ambos citados por Israielian, H.R.en Culto y credo en la Edad del Bronce armenia, 94. 663

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tienen víboras en sus picos, motivo reiterado en el milenio III a.C. sobre cerámicas de la Altiplanicie Armenia y de otras regiones del Cáucaso, con la única diferencia de que éstas últimas están en altorrelieve. Sobre el vishap de roca de Vishapalchí están también esculpidas imágenes de toros, víboras y pájaros que encarnan al vishap con características como las descriptas. Las figuras en relieve que se hallaron en otros lugares (Achtanakán, Vanstán), consolidan la idea de que en las figuraciones de los antiguos, el vishap, el pez y la serpiente asumían diversas conformaciones zoomorfas. Sobre una de ellas está representada la sinuosa víbora a cuyos costados descienden líneas ondeadas que simbolizan al agua. En la superficie de un vishap de piedra descubierto en Vanstán(Imirzek) hay esculpidas estilizadas cabezas de equinos de cuyas bocas gotea agua, representada mediante líneas ondeadas en relieve. Sobre gran cantidad de vishaps de piedra hay grabados toros y caballos de cuyas bocas caen gotas de agua, que tienen vinculación con el agua que cae del cielo y acentúan su naturaleza celestial. En una composición rupestre, el grabado del toro de cuya boca se derrama agua, está inseparablemente ligado con la idea del vishap. Sobre tazas de oro de origen hurrita de los siglos XI-IX a.C. halladas en Hasanlu, están representados dioses de los elementos naturales que se trasladan en carros tirados por toros o mulas668; en el carro tirado por un toro, está sentado el dios, y de la boca del toro fluye un grueso chorro de agua, tal como ocurre de las bocas de los vishaps de la Altiplanicie Armenia. Data, dios hitita de las nubes, que encarna las características de la tempestad y de los rayos, es denominado “vigoroso torito celestial”; es interesante que también él se manifiesta con formas diferentes. Según una inscripción hitita, “algo más arriba de la estatua del dios Data de la ciudad de Khurshalash, hay una estatua de bronce que tiene el semblante (literalmente, la boca) de un pez”; de esta inscripción se desprende que ella fue grabada al ubicarse la estatua en la proximidad de una fuente de agua669. Muy parecidos a la estatua de Data con hocico de pez, son los vishaps de roca de la Altiplanicie Armenia, que, probablemente, fueron erigidos en honor del dios de los elementos naturales asumiendo características zoomorfas. Data, además de la apariencia de pez, tiene también la de toro y, como queda dicho, se lo llamaba “Data, el vigoroso torito salvaje”, como también “Data, de la tempestad y el trueno”, que es un hombre armado de arco y flechas. Teshub, dios hurrita y urartiano de la tempestad y del rayo, fue siempre representado de pie sobre un toro670. La expresión zoomorfa del culto a la tempestad y al rayo sobresale en dos fragmentos de un cinturón de bronce descubiertos entre materiales de Karabagh, que se conservan en el Museo Hermitage. El pájaro representado en ese cinturón es muy similar a los pájaros que en un fragmento de cinturón encontró Resler en Karabagh671. Según estudios arqueológicos y de leyendas literarias puede afirmarse que en todos estos casos se trata de animales que, sacralizados, simbolizaban a la tempestad y que en tal carácter eran objeto de cultos religiosos. Entre ellos llama la atención un ente con cabeza de cabra y cuerpo de pez, al que se podría denominar “vishapacabra”; está representado junto a un reptil con cabeza de carnero. En la Mesopotamia, sobre la 2ª piedra miliar de Melishipak, estas dos figuras aparecen esculpidas idénticamente juntas, con las mismas características y simbolizando también con el mismo sentido a la simbiosis tempestad-rayo. Este ente se

668 Amlet, Pierre, Un vase Rituel Iranien, Syria, Revue d’Art Oriental et d’Archeologie, tome XLII, Paris, 1965, 235 251. 669 Datos obtenidos de V. Khachatrian, experto en cultura hitita. 670 Parrot, André, Nineveh and Babylon, London, 1961, 79; Pottier, E., L’Art Hittite, Paris, 1926, 66, ambos citados por Israielian, H.R., Culto y credo en la Edad del Bronce armenia, op. cit., 98. 671 Vrikhov, R., El lugar del Cáucaso en la historia de la civilización, Revista Etnográfica, 1895, Nº 1, 101-103, citado por Israielian, H.R., Culto y credo en la Edad del Bronce armenia, op. cit., 99.

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encuentra a menudo en monumentos del arte sumerio de mediados del milenio III a.C., especialmente sobre sellos672. Sobre un ánfora de plata hallada en Tello673 está representado Ningirsu, dios de los elementos, con cabeza de león, alas y cuerpo de águila, que en sus garras tiene a un león, una cabra y un ciervo, los que del mismo modo eran sus símbolos674. Ea, dios del agua, tenía la misma configuración de vishapacabra que el vishapakagh tenía en la Altiplanicie Armenia. Este animal fantástico se encontró, en general, en Asia Anterior, Egipto y en la Antigua Mesopotamia. En esos “países”, el aspecto exterior y los detalles de la figura del pejecabra son iguales, a veces con insignificantes diferencias, que provienen de la “nacionalidad” del país y de los principios canónicos vinculados con ella. En la Altiplanicie Armenia apareció con forma propia, sin dependencia de reglas de las proporciones, es decir, sin atenerse a la visión teórica o figuraciones aceptadas por maestros escultores de otros países. Alfred Jeremías escribe que los babilonios se figuraban las constelaciones astrales con las formas de estos animales quiméricos675. En la antigua Mesopotamia, el dios sol Nergal676, está representado así, de pie sobre un vishapakagh, rodeado por entes luminosos celestiales. En Egipto, Gorr, el dios solar, está erguido, del mismo modo, sobre el mismo tipo de animal fantástico677. Como lo evidencian restos de cultura material descubiertos en la Altiplanicie Armenia, y temas de literatura popular y etnográfica, la cabra es vinculada igualmente a la divinidad de la tempestad y el rayo, y con frecuencia aparece junto a la serpiente. La misma exteriorización de la tempestad y el rayo, es decir, de la cabra y la serpiente-vishap, aparece en la composición realizada con la técnica de incrustación de pequeñas esferas sobre una delgada lámina de bronce678 hallada en Artsakh; son dos series zigzagueantes sinusoides que representan a una víbora, en medio de las cuales hay una cabra, pero no unidas en un único cuerpo sino separadas. Una escena semejante a la composición elaborada sobre esta lámina fue descubierta por A. Kalantar en una saga de inscripciones rupestres del monte Arakats: son dos cabras y dos serpientes; por su postura, las serpientes semejan ser centelleantes relámpagos que fortalecen la presunción de que en este caso las cabras y las serpientes son expresión de la idea de culto de la tempestad y el rayo y se destacan como sus símbolos. En las ricas inscripciones rupestres de Keghamá y de Siunik aparecen escenas similares, cada una con formas y manifestaciones propias; dos de ellas, dibujadas en un solo cuerpo, son vishapacabras (vishapakaghs). La primera, es un animal de cuerpo largo y delgado, con cabeza de ofidio, con patas. La segunda es una simple cabra, cuyo cuerpo, comenzando de la cola, asciende alargándose a modo de una serpiente; cerca de este vishap está la figura de otra cabra. Resumiendo el análisis de las figuras del pejecabra del cinturón de bronce de Karabagh y de la lámina, de la cabra y las serpientes, así como los vishapakaghs de las antiquísimas inscripciones rupestres, puede concluirse en que todas ellas representan al animal llamado “vishapakagh”, que, como puede observarse, para los tiempos más arcaicos fue la fusión de la serpiente y la cabra; y que en tiempos posteriores, del pez y la cabra, los que en igual Rutten, Marguerite, Les arts du Moyen-Orient ancien, Paris, 1962, 48. Tello (Lakash) fue un temprano reino esclavista de la antigua Sumer, en el territorio de la actual Irak . En fuentes originarias es ubicado entre el siglo XXVI a.C. y el período de los seléucidas (siglo II a.C.). Vivió su ascenso durante la dinastía fundada por Ur-Nanshé(siglos XXVI-XXIV a.C.). Se construyeron acueductos y una red de irrigación. En el siglo XXIV a.C., fue ocupado por Sargón el Antiguo, rey de Akkad; vivió un nuevo renacimiento en tiempo de Gudea(siglo XXII a.C.), en el que expandió su influencia a una importante parte de Sumer. En el siglo XXI a.C. perdió toda significación política y económica. 674 Parrot, André, Summer, op. cit., 150; Rutten, Marguerite, op.cit., 48. 675 Jeremias, Alfred, Handbuch der altorientalischen geiteskultur, Berlin und Leipzig, 1929, 224. citado por Israielian, H.R., Culto y credo en la Edad del Bronce armenia, op. cit., 100. 676 Nergal, junto con su esposa Ereshkigal, gobernaban el mundo inferior, los infiernos, la Tierra de los Muertos; Nougayrol, Jean, La religión babylonienne, en Histoire des Religions, Paris, 1970, I, 217. 677 Nougayrol, Jean, op. cit., 209. 678 Igual a la conservada en el Hermitage. 672 673

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medida encarnaron al vishap. La circunstancia de que la cabra estuviera entroncada con el culto a la tempestad, es un dato persuasivo en cuanto a que en la leyenda mesopotámica la madre sagrada Ningirsu era la cabra679. En la isla de Creta, era la cabra la que alimentaba a Zeus; idénticamente, en la literatura popular armenia, existía una creencia análoga. H.R. Israielian considera que la estatuilla de bronce hallada en 1956 en el túmulo de Lichashén representando a un toro con dos cabras a sus lados estaba dedicada al culto de la tempestad y el rayo680. Lógicamente, el tema de los vishaps y de los vishapakagh, que comenzó en tiempos antiquísimos con la cultura agrícola, quizás en el eneolítico (milenios V-IV a.C.), debe haber continuado también durante los años del reino de Urartú (siglos IX-VI a.C.). Sobre sellos urartianos descubiertos en Van-Tushpa fueron halladas figuras de estos animales fantásticos, con muy pocas diferencias: son criaturas aladas con cuerpo de pez, una de las cuales tiene cabeza de ciervo y la otra, de una fiera681. Estas criaturas, a diferencia de las del cinturón de bronce de Karabagh, tienen patas. Los dos animales están rodeados por entes luminosos celestiales. Es muy posible que ambos pertenezcan al dios urartiano hurrita Teshup. En esencia, los conceptos de vishapakagh guardaban estrecha vinculación con significativos ritos de Erzingá, correspondientes a tempranos tiempos armenios (siglo VI a.C.), que tienen cuerpo de serpiente y cabeza de cabra-buitre. Las ceremonias litúrgicas dedicadas a la adoración del agua y de las lluvias incluían la costumbre de sacrificar animales. En los dibujos mágicos de reverencia divina que constituían el monumento religioso, estaban las figuras simbólicas de los animales, a los que en la región relacionaban con la adoración de la lluvia; vinculaban esos animales posiblemente totémicos que veneraban con la visión que tenían del mundo en aquella región. Los animales destinados al sacrificio eran atados con raíces a palenques o asideros, al pie del peñasco en el que estaban las inscripciones; después del oficio ritual se procedía al sacrificio. Por todas partes se encuentran símbolos similares a los de la loza, o variantes de la misma, y son objeto de investigaciones aisladas, pero modelos extraídos en la Edad del Bronce temprana o media (milenios III y II a.C.), demuestran irrefutablemente que ya en los tiempos más arcaicos, las tribus que habitaban en la Altiplanicie Armenia se figuraban el universo de tres vigorosas formas diferentes, que guardaban estrecha unidad, y en la figuración antigua casi no diferían entre sí. Ampliaremos este tema al hablar de las antítesis. El Académico Nigoghaios Marr dice al respecto: “Entre los primitivos, cada objeto era recepcionado cósmicamente, de modo total, como una parte del todo; pero posteriormente, en las figuraciones humanas se diferenciaron tres mundos: uno superior (el cielo), otro inferior (la tierra) y otro infraterrenal (el mar)”682. Esta concepción de Marr está confirmada por materiales etnográficos y arqueológicos de la Altiplanicie Armenia: las figuraciones populares son pruebas notorias de la idea de unidad cósmica; según ellas, “tanto el lago Nazik como el Khachlú tienen en su interior una niña ígnea, llameante; tenían caballos flamígeros, búfalos encendidos, los cuales a veces engendran y dan a luz blanquísimas e inmaculadas hembras”683. En Hark narraban que una yegua que se sumergió en el mar de Van, fue preñada por un llameante búfalo y tuvo un hijuelo. Lo mismo contaban los aldeanos de Noraduz, en las costas del lago Seván684. Elementos acuosos y animales fueron representados sobre monumentos del arte utilitario de la Edad del Bronce como entes celestiales guiados por cuerpos luminosos del firmamento, y soles. Con el transcurso del tiempo, las figuraciones cósmicas de los aldeanos lugareños se difundieron, 679 Gueder, D.G., Mitos y leyendas de la Mesopotamia, op. cit., 103, citado por Israielian, H.R., Culto y credo en la Edad del Bronce armenia, op. cit., 103. 680 Mnatsakanian, A.O., Los carros del lago Seván, Arqueología Soviética, 1960, Nº 2, 16. 681 Piotrovski, P.P., Urartu, Ereván, 1944, 276. 682 Marr, N., Problemas lingüísticos, 5. 683 Srvantsian, Sabroso -fragante, Tiflís, 1904, 86, citado por Israielian, H.R., op. cit., 27. 684 Academia Nacional de Ciencias, Historia del Pueblo Armenio, Ereván, 1971, 269.

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clasificaron y adoptaron determinadas formas más sencillas, fenómeno que se observa claramente al investigar monumentos de culto de la Edad del Bronce tardía (siglos XIII-X a.C.) y de la Edad del Hierro. El conocimiento de aspectos aislados de figuraciones de las fuerzas naturales, permitió el progreso de una división funcional, como consecuencia de la cual se difundieron y fueron objeto de una mayor comprensión racional685. Desde ese punto de vista, A. Ivanovski halló en la región de Shamkhor, un broche metálico en cuya parte central se ve una esvástica, que era símbolo del sol; en los ángulos, ciervos, que representan a las nubes, que parecieran completar todos los elementos celestiales que figuran en el centro del broche; en la franja siguiente, que circunda a la parte central, hay montañas, es decir, la “tierra”; y, entre éstas, alternadas, ciervos y cabras. Finalmente, en la franja exterior hay una serie de pájaros, en apariencia, seres acuáticos. Los ciervos y cabras que están entre las montañas, están relacionadas tanto con las figuraciones de la tierra como con las del cielo, ya que en los tiempos primitivos, los cuerpos luminosos celestiales eran representados con animales, en este caso, con ciervos y cabras. Visiblemente, el simbolismo descripto no es extraño para la Altiplanicie Armenia, que apareció también en la Edad del Bronce tardía sobre la cerámica de la época. Los tres elementos del Universo hallan expresión sobre los gigantescos peces vishaps descubiertos en distintos lugares de la Altiplanicie; éstos, de 3 a 4 metros de largo son de piedra basáltica, a menudo con forma de una especie de ictiosauro, con figuras zoomorfas esculpidas en relieve, que encarnan a la tierra, al cielo y al agua. En las montañas de Keghamá, en la zona próxima a un pequeño lago –cerca de la aldea Tokhmakhán – se halló una de las piedras vishap, denominada vishapalich686; en su parte ancha tiene grabada la figura de la cabeza de un toro, con una serpiente a cada lado, y dos pájaros que recuerdan cigüeñas en el centro, sobre un parral horizontal. Es de suponer que las figuras de las cigüeñas, el toro y las serpientes están vinculadas con el culto al cielo, a la tierra, y agua, respectivamente. El vishap descubierto en Achdanakan es la escultura de un enorme pez; sobre la parte final de cuya cola se apoyan estilizados pájaros y entre ellos están grabadas en relieve figuras de cabezas de toro; de las bocas de los toros gotean dos hilos de agua687. Es posible suponer que los pájaros del vishap de piedra de Achdanakán y la cabeza de toro que está entre ellos significan y encarnan fuerzas celestiales. Como hemos visto más arriba, el agua que gotea de la boca del toro es símbolo del agua celestial; y la cabeza del toro, intrínsecamente, la encarnación de la tempestad y el trueno. Con el elemento celestial están relacionadas también las figuras de los pájaros. El toro o buey paralelo es un ente terrenal y de este modo le da sentido a uno de los tres principales elementos. El mundo acuoso es expresado bajo la forma de la víbora retorcida. El monumento pétreo de Achdanakán muestra que los tres elementos del Universo están aquí representados en el cuerpo del pez, es decir, sobre el ente que personifica al océano universal, que tiene una significación específica, que hemos visto en detalle al referirme a la madre Dzov en las figuraciones en el neolítico de la Altiplanicie Armenia Desde este punto de vista, es factible concordar nuestro vishap con el pecesito de oro de von Vettersfelde, sobre el cual fueron localizados relieves de tres horizontes o símbolos de los elementos: las figuras de las fieras a la tierra; la del pájaro con las alas extendidas, al cielo; y los pecesitos y el cuerpo del pez, al agua femenina. Da la sensación de que del ente que simboliza al elemento acuoso emanó un factor propio o embrionario para representar todas las figuras Miller, A.A., Elementos celestiales en monumentos de la cultura material, Kain, 100; Piotrovski, P.P., Arqueología de Transcaucasia, Leningrado, 1949, 93. 686 Marr, N. y Smirnov, N., Vishaps, Trialet, 1939, 89. 687 Eisler, R., Sumerische göttersymbole auf dem goldfisch von Vettersfelde, Yahrbuch des Deutschen Archäologischen institutes. Band XXXX, Berlin und Leipzig, 1926, citado por Israielian, H. R., Culto y figuraciones en Armenia de la Edad del Bronce, Ereván, 1973, op. cit, 33, n. 12. Piotrovski, P.P., Arqueología Transcaucásica, Leningrado, 1946, 93. 685

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simbólicas que encarnan a los elementos terrenal y celestial, es decir que el agua, o el océano, es origen y principio generador de todas las cosas. Para los primitivos habitantes de la Altiplanicie, como también para muchos otros próximos a ellos, el agua fue la energía originaria de la cual provinieron la tierra y el cielo; creencia que mucho después se manifestó en la literatura popular armenia y mesopotámica; según una leyenda sumeria, en el principio existió el océano, del cual, ulteriormente, se separaron el cielo y la tierra. En inscripciones cuneiformes aparece con rasgos característicos de la diosa Namú, cuyo nombre descriptivo es Océano primigenio; es también llamada “madre”, que dio a luz a la tierra y al cielo. Analizando esta leyenda, Kramer, el notable sumerólogo norteamericano, llegó a la conclusión de que en las figuraciones sumerias, la tierra y el cielo fueron creados del océano688. Excediéndonos de la prehistoria y cediendo espacio a milenios que siguieron después, la literatura popular armenia, con características propias,suministraría valioso material respecto a esta cuestión. Los vishaps documentan acerca de la cultura local en estelas con forma de enormes peces, que fueron descubiertos en todo el territorio de Armenia; siglos antes de la conversión de Armenia al Cristianismo689, habitantes de este territorio adoraban a los dioses-peces, dueños de las fuentes de las aguas. Estas bellas estatuas de piedra fueron descubiertas por primera vez, en ocasiones de un largo mayor a los cuatro metros, en los montes de Kegham y en lugares desiertos y abandonados. Como lo supone Nigoghaios Marr690, el primero que descubrió y estudió los vishap, estos monumentos recubiertos de imágenes en relieve de pájaros, de pieles y cabezas de carneros y a veces de escrituras cuneiformes, estaban erigidas verticalmente al borde de ríos que regaban pastizales, cerca de estanques artificiales de agua, y de canales. Estos monumentos de Armenia arcaica no fueron simples testimonios del pasado: imprimieron también profundos trazos en la memoria del pueblo. Los vishap fueron convertidos en héroes de numerosas leyendas armenias; por los rastros hallados de su culto, las figuraciones vinculadas con ellos no se extendieron por largo tiempo; están presentes también en monumentos del arte decorativo, en especial sobre alhajas, ornamentación de tejidos, hasta el siglo XIX691. En el poema épico “Los quijotes de Sasún” (Sasna Tzrrer), se conservaron subrayados restos de figuraciones cósmicas de lugareños prehistóricos de la Altiplanicie Armenia, de las principales fuerzas naturales o del culto a dioses que encarnaban rasgos esenciales y característicos de los héroes. Similar a la leyenda sumeria, en el océano celestial el agua es considerada como eterna generatriz divina, creadora de todo, omnipotente, diosa madre. Aparece como Dzovinar, poseedora de características de divinidad por ser esposa del rayo, con aspecto de madre primigenia, fecundada por el agua y quien alumbró a los legendarios titanes gemelos: Sanasar y Adramelek. Ellos también, a pesar de ser procreados del agua, eran ígneos, y portaban las peculiaridades de los dioses celestiales de la tempestad y del rayo. De ese mismo océano celestial nació Kurkik-Chalalí, el caballo flamígero de Sanasar, genuina personificación del fenómeno tempestad-rayo: “Él es quien hace volar a las nubes, al sol y a la brisa, y arrojando viento como un torbellino, despedaza con su soplo”692. Como divinidad celestial – sol y fuego- enlaza a los tres elementos preliminares: agua, tierra y

Kramer, S.N., La historia comienza en Sumer, Moscú, 1965, 105-106. Piotrovski, P.P., Les vishapes, statues de pierre dans les montagnes d´Arménie, Léningrad, 1939, 39, citado por Stepanian, N. y Tchakmaktchian, A., L´Art Decoratif de l´Arménie Medievale, Léningrad, 1971, 10.

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Marr, N.y Smirnov, N., Ani, Histoire de la ville d´après les livres et les fouilles effectués sur son emplacement, Moscou-Léningrad, 1934, 14, citado por Stepanian, N. y Tchakmaktchian, A., L´Art Decoratif de

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l´Arménie Medievale, op. cit., 10.

Natanson, A., Le vichape dans l´art populaire arménien. Rapport présenté à la Conference jubilaire pansoviétique consacrée á l´histoire de l´art de l´Asie Centrale et du Caucase, Moscou, Janvier, 1968, Musée de l´Art des peuples orientaux, citado por Stepanian, N. y Tchakmaktchian, A., L´Art Decoratif de 691

l´Arménie Medievale, Léningrad, 1971, 10. 692 Abeghian, Manuk, La narrativa popular armenia, Revista Etnográfica, 1908, Nº 1.

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cielo. Del agua se potenciaban David, Mher, y Mihr, prototipo del dios sol, con sus satélites, estrechamente unidos al océano precedente a la creación y a los mundos celestial y ultraterreno. Las raíces de la leyenda del poema épico armenio llegan a la Edad del Cobre o a la Edad del Bronce, y sus fuentes son profundamente autóctonas. El profesor P.P. Piotrovski basándose sobre un dato de Moisés de Khorén en su “Historia de los Armenios”, y sobre fuentes asirias, señala la circunstancia de que Senaquerib, rey de Asiria, fue asesinado por sus hijos Adramelek y Sanasar, quienes, en tiempo de Baruir, rey de los armenios, encontraron refugio de las montañas de Sasún, donde se radicaron. Estos hechos, según otras fuentes históricas, ocurrieron en el 681 a.C.693. Los datos aportados por fuentes de la legendaria armenia, referentes a historiografía del siglo VII a.C., no dejan dudas, debido a que según diversas crónicas preservadas en “Los quijotes de Sasún”, el pensamiento y el entendimiento cósmicos ya estaban formados desde tiempo atrás en la literatura histórica de poblaciones hurritas de la alta meseta armenia, las que podían haber reflejado datos del período de aparición del pueblo armenio y aun de tiempos más pretéritos. En la literatura hurri-sumeria hay rasgos prototípicos muy cercanos a Sanasar y Mher, cuyo valor consiste en destacar los lazos armenio-mesopotámicos y en los diversos elementos naturales, a menudo personificados por los mismos entes. En una de las conocidas epopeyas súmero-babilónicas, Guilgamesh, semidiós legendario, aparece como dios-sol, que en forma análoga a lo que ocurre en la narración de Mher-Mihr, da muerte al sanguinario toro celestial, que con siete sorbos desecó las aguas del Eufrates y amenazó con destruir a Uruk por inanición. La muerte de aquel toro celestial entrañó los embriones de una nueva existencia: fue la liberación del agua aun obstaculizada, y el renacimiento de la nueva vida, que en el poema armenio se expresa con la lucha de Mher contra el león. También en “Los quijotes de Sasún” el león clausuró todas las vías de los bienes, amenazó la existencia de Sasún y por esta razón Mher-Mihr lo mató. O, lo que es lo mismo, pero más coincidente con la epopeya mesopotámica, cuando Sanasar mata al vishap que obstruía el paso del agua, que en otras versiones de la epopeya es presentado como un ente que traga al sol, ocultándolo. Al mismo tiempo, Guilgamesh, semejante a Mher, es un dios de ultratumba y un magistrado judicial, con la diferencia de que en el poema épico armenio, como lo señala Hovsep Orbelí, Mher aparece dividido en dos partes: Gran Mher y Pequeño Mher, mientras que en el de la Mesopotamia esta unificado694.De este modo, también la historia de Guilgamesh-Mher confirma la tesis de Nigoghaios Marr de que los antiguos se figuraban que todo conformaba una pluralidad en una unidad cósmica. En los aspectos épicos, Guilgamesh y Mher-Mihr estructuran los conceptos de cielo(aire), mar(agua) y mundo de ultratumba(tierra), es decir, la idea de los tres horizontes primigenios. Los materiales de arte utilitario litúrgico obtenidos en excavaciones arqueológicas confirman que la literatura popular y los temas legendarios guardan un íntimo lazo con las figuras decorativas y dibujos ornamentales. En las circunvoluciones de las culturas agrícolas tempranas hurritas, sumerias, elamitas, de Asia Menor y de la Altiplanicie Armenia de los milenios V-III a.C., aparecen cerámicas y pluralidad de otros modelos de materiales con figuras de entes celestiales antropomorfos y con imágenes zoomorfas, y con ricas composiciones de figuras geométricas y vegetales que tienen vinculación con figuraciones religioso-ideográficas, con epopeyas y con literatura popular. Piotrovski, P.P., Acerca del origen del pueblo armenio, Ereván, 1946, 20. Antiguamente Sasún era llamada Sanasún. En la época histórica fue la décimotercera provincia de la Gran Armenia. Está en los Tauros armenios; su pico más alto es el monte Marutasar, de 2967 metros. En los siglos IX a VI a.C. formó parte del reino de Urartú y se mantuvo independiente hasta el Genocidio turco de 1915 del cual se salvaron 15.000 armenios con ayuda del ejército del Zar de Rusia y se establecieron primordialmente en Ashtarak y Talín, de la República Armenia. 694 Orbelí, Hovsep, David de Sasún, Ereván, 1939, XXVII. 693

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Sobre cinturones de la Edad del Bronce tardía (siglos XIII-X a.C.) en decoraciones grabadas mediante sellado, entre representaciones de las divinidades del sol y de los elementos hay algunas con gigantescas figuras antropomorfas montadas sobre carros de combate y sobre caballos flamígeros; algunas con figuras de león, significativas del sol; otras sencillamente con formas de cuerpos poliédricos. Sobre una serie de materiales representaron a menudo al espantoso león celestial o del toro en lucha trabada contra una divinidad humana, la que a su vez recuerda en protagonistas en diversas tradiciones populares y divinidades a Guilgamesh, a Sanasar, a Mher, y a Teshub lidiando contra fuerzas malignas. Una rica peripecia como ésas está representada sobre un cinturón de bronce hallado en una tumba de Khochalí, en Karabagh, del siglo X a.C.695, del cual se conservan dos fragmentos; sobre el primer fragmento están representados tres horizontes con símbolos de los elementos: pájaro, víbora y toros; éstos últimos tienen vigorosos cuernos con círculos que simbolizan lunas y acentúan su naturaleza celestial. Sobre el otro fragmento está representado el cazador, completamente vestido, luciendo casco y ancho cinturón, y en los pies, calzados cuyas puntas están vueltas sobre sí mismos, usuales entre los hititas y lugareños del Cáucaso. El cazador, que representa al héroe, semidiós o dios con velo, agarra sobre sí la pata de un animal atacante, cuya cabeza no se ha conservado, pero cuya ofensiva posición recuerda al sanguinario toro o al león. Lo que queda en claro es que la acción se desarrolla en el cielo, exactamente como ocurrió con Guilgamesh. La trama “descripta” en el cinturón es igualmente aproximada a las historias de las luchas tanto de Guilgamesh como de Mher.

EL PANTEÓN DEL MAGO (KURM) EN MEDZAMOR El florecimiento económico que acarreó el avance productivo consolidó los derechos de la clase más alta, privilegio que se manifiesta en los carros y en los objetos de culto divino que simbolizan el poder y la riqueza patrimonial, los cuales confirman el status social de las personas inhumadas en los túmulos funerarios. En la Edad del Bronce tardía no existía aun una clase clerical; no había sacerdotes sino magos, y no colegiados. Traducimos la palabra armenia “kurm”como mago, refiriéndonos al mago religioso, o quizás en este caso, de un ministro del culto que oficiaba ceremonias ya desde el milenio III a.C. En las antiguas figuraciones se lo consideraba como mediador entre los humanos y los dioses y espíritus; en esta etapa los magos servían en los hogares religiosos, rezaban las plegarias, sacrificaban animales y los ofrendaban; mediante la adivinación auguraban el futuro, oficiaban diversos sortilegios, rituales y ceremonias. Aunque durante la prehistoria no hayan formado una clase, sin desmedro de ejercer autoridad moral, se limitaron a cumplir las formalidades litúrgicas del clan, ser primados de la tribu, llevar los registros cronológicos de los acontecimientos oficiales, astronómicos y de otras ramas del conocimiento. Se le atribuía facultad de dominar a fuerzas de la Naturaleza con acuerdo de los dioses y del jefe del clan, para bien de la comunidad y en nombre y representación de todos sus miembros. El kurm fue un alto funcionario que ejercía las atribuciones de repetir con solemnidad las fórmulas del culto y adoración, de advertir con adivinaciones; de invocar a los espíritus, mediante cuya intervención curaba enfermedades; dirigía ceremonias solemnes en las que no faltaban libaciones, danzas y cánticos litúrgicos; expresaba con rituales los sentimientos de sumisión a las divinidades, peticionaba a los dioses que vigorizaran el poder del jefe del clan o de la tribu, imploraba la protección divina para acrecentar la fructificación agraria y las lluvias así como rogaba la interrupción de las

Formakovski, P., La época arcaica en Rusia meridional, San Petersburgo, 1914, 37-50, citado por Israielian, H.R., Culto yfiguraciones en Armenia de la Edad del Bronce, op. cit., 36.

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sequías y otras calamidades atmosféricas, auguraba éxito en las expediciones de caza de animales grandes, descifraba los enigmas de la Naturaleza e influía sobre ella. Un túmulo del panteón denominado “del mago”, descubierto por Emma Khanzadian en 1968 en el borde sureño del panteón Nº 2 de Medzamor, que ocupa un lugar propio en las investigaciones acerca de la materia, fue enterrado un mago (Kurm), junto a objetos elaborados con oro, plata, bronce, estaño; abalorios labrados, con cuentas de ágata, ámbar, vidrio, mercurio solidificado; recipientes de arcilla policromados cubiertos con resinas brillantes, otros decorados con escenas de caza junto con tazas de piedra, que evidencian novedades tecnológicas alcanzadas en variadas artesanías, en especial en orfebrería y en el alto nivel de elaboración de metales. Con el primado estaban enterrados también sirvientes, esclavos, caballos de raza, animales cornados pequeños y grandes, perros de caza. Pero lo mas significativo es una pesa babilónica con forma de rana, esculpida en ónix con inscripciones cuneiformes; la pesa corresponde al siglo XVI a.C. y es el objeto escrito mas antiguo descubierto en territorio de la actual Armenia y demuestra la presencia de lazos culturales y de comercio exterior. Al realizarse trabajos de drenaje de pantanos, mezcladas con el fango, habían sido abandonadas a ras del suelo grandes losas que servían de paredes del mencionado panteón, un incensario de bronce, el pedestal-turíbulo, objetos cerámicos; con el transcurso del tiempo, estos materiales se habían convertido en restos del túmulo696. La labor de excavación, dirigida por Emma Khanzadian, dejó en claro que el panteón fue construido con losas de basalto; y pinturas murales, en las decoraciones de los recipientes de cerámica y en los sellos. Los escasos pero suficientemente explícitos materiales mostraron que pertenecían a una personalidad que ocupaba una destacada posición en la sociedad pre pagana, que en particular formaba parte de la categoría de los kurm, incluso de uno jerárquico, con el que habían sido enterrados objetos que se suponía que utilizaría en su vida de ultratumba, tales como el incensario, el pedestal-turíbulo y probablemente otros valiosos elementos que no fueron hallados, y otros objetos, como medallones de oro y una olla adornada con ocho leones en relieve. Se halló también una espada de bronce del tipo utilizado en Asia Anterior, que data de fines del siglo XV a.C. o comienzos del XIV a.C. Partiendo de esta circunstancia, este panteón fue denominado “del Kurm”. El incensario es casi semiesférico; por el lado exterior de su lisa boca, cuatro asas afirmadas con clavitos representan cabezas de águila a las que se unen cadenas colgadas del broche de forma circular, sobre cada una de las cuales pende un cascabel con una piedra dentro. Fueron hallados cascabeles similares pertenecientes a casi todos los avances de la cultura de la Edad del bronce tardía. Durante la celebración de un rito de la liturgia en el templo, se hacía pendular el turíbulo conteniendo incienso u otras sustancias perfumadas, con el que se sahumaba mientras sonaban los cascabeles que colgaban de las cadenas; este ritual se cumplía para expulsar y eliminar al Mal y a las desgracias. Casi la misma función de expeler el mal cumplía en los templos durante los oficios sagrados el antiguo kshots que era una especie de abanico o cencerro circular aureolado de campanillas o cascabeles. No llama la atención que las asas del incensario sean cabezas de águilas, teniendo en cuenta que en Oriente Antiguo el águila fue reconocida como símbolo del sol y del cielo, del fuego y de la luz. Posiblemente, el incensario hallado en Medzamor es uno de los ejemplares más antiguos. Un incensario similar, pero de asas con forma de pájaro más estilizadas, fue hallado en un lugar rico en materiales, típico de la Edad del Bronce tardía, en el panteón Nº 15 de Lorri Berd. En la catacumba Nº 410 de Artik, junto con algunos recipientes de arcilla, fue descubierta una vasija de bronce con asas con forma de aro y base hacia abajo. Probablemente fue usada como incensario en los siglos XII-XI a.C. En las ceremonias 696Khanzadian, Emma V., El panteón del mago(Kurm) en Medzamor, Revista Histórico-Filológica (Patma Banasirakán Handes), Ereván, 1997, 2 (146), 238.

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litúrgicas se utilizó el incensario de arcilla que tenía pedestal y llamativos motivos decorativos hallado en el túmulo de Medzamor; se diferencia de los numerosos incensarios con pedestal en que de arriba el cuerpo no se ensancha con soltura y pareciera que está compuesto de dos partes, desde el largo cuello cilíndrico (cuyo labio con forma de trompeta está roto) y va ensanchándose hacia el cuerpo, abajo, con forma de embudo. Similar a los otros, no tiene aberturas triangulares ni alargadas, pero en los hombros tiene cuatro pequeños orificios circulares. El pedestal de Medzamor se distingue también de los otros con figuras decorativas. En los cinturones grabados de su cuello cilíndrico están reunidos pares de cintas con forma de espigas. El cuerpo está adornado con conjuntos de figuras de ciervas y de seis cabras, grabados sobre la arcilla. Todas las figuras están estilizadas, geometrizadas. Sus cuerpos forman figuras triangulares con las patas. Pareciera que vuelan, que hubieran sido representadas en el momento del salto. Su cuerpo y las cintas de los bordes están adornados con espigas. En un segundo panteón se encontró un incensario que tiene asas con formas de pájaros, adornado con figuras de una cierva y de seis cabras; el pedestal del incensario con cruces esvásticas pintadas en rojo permite pensar que perteneció a otro mago religioso. La composición de los motivos decorativos del incensario se interpreta como una figura sacral destinada a asegurar, con ayuda de los astros, el incremento del trigo y la fertilidad. En muchas oportunidades hemos descripto que en la Altiplanicie Armenia el culto a los ciervos y a las cabras tuvo profundas raíces y la expresión figurativa de esos ritos halló forma en inscripciones rupestres y en pinturas murales, en decoraciones de recipientes de cerámica y en sellos. Es notable el volumen de las esculturas. Las siete figuras zoomórficas de entes luminosos celestiales, los ciervos y cabras que simbolizan el sol, y otros seis entes luminosos llamados al mismo tiempo a asegurar la fertilidad favoreciendo con su humedad el crecimiento del trigo. Su pertenencia sacral es confirmada también por la esvástica, símbolo de los entes luminosos. De los ataúdes de Medzamor, el Nº 10, construido con losas de basalto, pertenece a otro personaje de gran categoría dedicado a la magia; en su panteón se halló un pedestal con forma de ancla en el que había esculpida la figura de un pájaro, un recipiente de dos asas, una taza de bronce con 500 cuentas de abalorios de pasta, una taza de té de loza, huesos de un animal ofrendado en sacrificio, semillas de uva. En el panteón 4º se encontró, en un un sello cilíndrico, la figura de un caballo alado erguido ante el árbol de vida, que era un tema preferido en las criptografías de Asia Anterior. Ejemplos similares fueron descubiertos en Mitanni, pero la de Medzamor se diferencia de ellos en que el árbol de vida representado en el sello de Medzamor es de origen local y por ende corresponde al siglo XIII a.C. En el panteón“del mago” de Medzamor se encontró también un llamativo tipo de ánfora de arcilla destinado a contener elixires aromáticos usados en ceremonias religiosas. Las franjas del cuello están ornadas con formas de espigas y de granos. Por encima de las cabras, pintada en rojo, hay una cruz esvástica cuyo brazo inferior está enlazado con el cuerno de una de las cabras. Emma Khanzadian estima que el ánfora con pedestal tenía una finalidad sacra con siete fases de la luna representadas por figuras zoomórficas, y el sol simbolizado por la cierva y las cabras y otras seis posiciones del sol, las que también se invocaban para preservar la fructificación, para que ambos con humedad y calor beneficiaran la multiplicación de los granos de trigo; agrega que la pertenencia sacra está confirmada por el símbolo de la esvástica, que trasunta la mitificación de astros y planetas. O sea que las imágenes de Medzamor evidencian que creían que con la ayuda divina celestial de las fases de la luna y de las posiciones del sol abundarían las espigas de trigo y se aseguraría el incremento en la producción de los demás frutos. Esto explica la conexión del sol y de las fases de la luna con el sacrificio de algunos animales. El animal muere, como muere el hombre y como va muriendo la luna; pero como ocurre con la muerte lunar,

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también la muerte del hombre es efímera porque aparecerá el sol, y con él, la resurrección de la vida de la Naturaleza y del hombre. Este tipo de ánfora, ampliamente extendido en la Edad del Bronce tardía, se caracteriza por el largo esbelto de su cuello que la convierte en una variante particular, con su boca que se ensancha en forma similar a la de una jarra. Entre las vasijas de arcilla con modelosespeciales propias de la segunda mitad del II milenio a.C. están éstas con un fino desarrollo decorativo que quizás sea reflejo de los recipientes que en aquella época se utilizaban en las ceremonias litúrgicas. En el panteón “del mago” se hallaron también cinco vasijas de arcilla y abalorios. Además se hallaron dos recipientes de cuello corto, con cinturas subrayadamente infladas, los que en la base del cuello tienen trazados tres franjas horizontales que con sus formas y motivos decorativos se ubican en el conjunto de inicios de la Edad del bronce tardía. En los “hombros” de uno de estos recipientes y dentro de trazos rectilíneos se han trazados ondas. Esta misma decoración aparece en una parte del conjunto de arcilla coloreada de la cultura Trialet-Tagavoranist de la última parte de la Edad del Bronce media ( siglos XVIII-XVI a.C); de la Edad del Bronce tardía en la aldea Lorrí Berd(siglos XVI-XV a.C), en Kars, en una tumba de Teghut ( frente a la plantación de Echmiadzín). También en una tumba de Lichashén de la Edad del Bronce tardía (siglos XIV-XIII a.C.). El mencionado tipo de decoración de la cerámica utilizando una cuña para hacer mediante presión, líneas y otros motivos en bajorrelieve, caracteriza especialmente a las etapas iniciales de la Edad del Bronce tardía; aparece particularmente en veinticuatro panteones de Artik697 cerca del primer grupo de tumbas de la Edad del Bronce tardía, en el panteón Nº 9 de inicios de la Edad del Bronce tardía de Lorrí Berd, y en el panteón del Kurm698. Se hallaron en Leninakán cerámicos trabajados con cuña699,Tsamakaberd700, Dzovuní701, Kamo702, Kirovakan y Lernabad703, panteones Nº 2 y Nº 4 de Arzvaberd y Ghshkud, respectivamente, en el túmulo de Lichashén704, en Horrom y otros lugares. En el túmulo de Medzamor fueron descubiertos dos recipientes comunes: bajo los labios están decorados con una línea en zig-zag, debajo un cinturón de líneas ondeadas y más abajo varios cinturones de rectas horizontales; recipientes similares hay en el mismo cementerio en los panteones Nº 52, 54 y 88, que corresponden a los siglos XIV-XIII a.C. Estos tienen paralelos en el túmulo de Lichashén Nº 3705; y en los panteones Nº 192, 269, del II grupo de la cultura de la Edad del Bronce tardía de Artik706. Entre el barro volcado fuera del túmulo del panteón del mago, en Medzamor, fueron hallados 68 abalorios, de los cuales 56 son de pasta, pequeños y aplanados, negros, blancos y de color canela; cuentas similares fueron encontradas en casi todos los panteones de la Edad del Bronce tardía y de la Edad del Hierro. En términos generales, en lo que se refiere a las ceremonias del entierro, las de Trialet Tagavoranist se distinguen de las de Medzamor pertenecientes a los ritos de la cultura Karmir Berd, en que éstas últimas son mas simples y no trasuntan tanta diferenciación en capas sociales como las de Trialet-Tagavoranist. En otra de las tumbas del panteón, posiblemente del siglo XIII a.C., se encontró un sello cilíndrico de loza en el que delante

Khachatrian, La necrópolis de Artik, Ereván, 1979, citado por Khanzadian, E., El panteón del mago(Kurm) en Medzamor, op. cit., 246, n.61. 698 Tevechian, S.H., El panteón del Kurm, Revista Histórico-Filológica (Patma-Banasirakan Handes), 1986, Nº 3, 109. 699 Museo Histórico Nacional de Armenia, Nº 22/36. 700 Museo Histórico Nacional de Armenia, Nº 1941/73. 701 Museo Histórico Nacional de Armenia, Nº 615. 702 Lalaian, E., Excavaciones de panteones en Armenia Soviética, Ereván, 1931, citado por Khanzadian, E., El panteón del mago(Kurm) en Medzamor, op. cit., 247, n. 67. 703 Museo de Geología de Vanatsor, Nº 358, 14. 704 Museo Histórico Nacional de Armenia, Nº 2282/19, 65. 705 Museo Histórico Nacional de Armenia, Nº 2007/241, 249. 706 Khachatrian, T., La necrópolis de Artik, 187, 223. 697

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del árbol de vida está erguido un caballo alado, tema que atraía mucho entre los habitantes de Asia Anterior.

LAS NECROPOLIS DE VERIN NAVER Y NERKIN NAVER La necrópolis de Verín Naver, ubicada cerca de la aldea Parpí, a 3,5 kilómetros de la ciudad de Ashtarak del actual territorio de Armenia, es uno de los monumentos prehistóricos mas significativos de la Edad del Bronce en la llanura del Ararat. En 1980 el Centro de Investigaciones Arqueológicas de la Universidad Estatal de Ereván continuó las excavaciones ya iniciadas anteriormente. Se excavaron 12 túmulos, de los cuales 9 son de la Edad del Bronce media, y dos de la tardía. Las lápidas estaban cubiertas por una mezcla de piedras y tierra;el sepulcro era cercado por el cromlech de granito. En ellos se hallaron puntas de flechas con grabados formando ángulos rectos707. En ese área hay una pared que sirve de cimiento de las partes frontales de un cromlech, construida con piedra toba (duf) prolijamente alisada, de un color rojo encendido. La fosa funeraria de 30-65 cm. de profundidad, está cavada dentro del peñasco de piedra toba. El piso de la fosa está cubierto con cuatro enormes baldosas. Sobre la tumba estaban colocadas en fila 17 vasijas comunes de arcilla, de colores rojo, policromado y negro brillantes; agujas de adorno de bronce; decenas de collares de ágata rojo-anaranjada y de vidrios multicolores; amuletos de plata con forma de luna, fragmentos de cuarzo, puntas de flecha de cristal de roca; huesos de animales ofrendados en sacrificio: de vaca, de pequeños animales cornados, de caballo, de lince. En los panteones de la Edad del Bronce media, los arqueólogos encontraron vasijas cerámicas decoradas de un solo color, tazas de negro lustrado, con motivos dentados hechos con un sello rodante, cuentas hechas con vidrio, caracoles marinos, ámbar, puestas cerca de los cadáveres. También se hallaron huesos de animales sacrificados. Estas características ubican los panteones de Verín Naver desde mediados del III milenio a.C. hasta la primera cuarta parte del II milenio a.C. y corresponden a la cultura arqueológica de Karmirberd, a la que algunos científicos clasifican como una cultura especial y distinta de las demás de la Edad del Bronce. Los panteones 16 y 19 corresponden a la cultura de la Edad del Bronce tardía. Debajo de la mezcla de piedras y tierra aparecieron fosas cavadas en la roca y vinculadas con el cromlech. Ambas eran cenotafios. El Nº 19 los arqueólgos hallaron puñales envainados cuyo mango estaba unido por fundición a la hoja. Los puñales descubiertos en estas excavaciones son similares a los hallados en Jericó, Palestina, en Ugarit de los años 1900 1750 a.C. y con algunas características diferenciales, en Anatolia (año 2000 a.C.), lo cual revela las estrechas relaciones existentes entre aquellas distantes zonas geográficas. Lo mismo ocurre con las vasijas de arcilla. Estas vasijas, en las que predomina el negro brillante, con bocas salientes, la cintura esferoide, son pares de ollas decoradas con pintura blanca adherida, con cinturones trazados con rodillo y debajo de ellos dobles franjas de dibujos en zigzag en uno de cuyos ángulos se inician angostos cinturones, también dobles. Los dibujos trazados sobre los objetos descubiertos dieron lugar a la hipótesis de que, dado que los monumentos pertenecen al período de comienzos de la Edad del Bronce media, perduraron y tuvieron amplia expansión en la Edad del Bronce tardía; además, que la tradición generacional de esta cultura desarrolló evolutivamente sus contenidos. La simbología de los adornos y la liturgia de los entierros de la época, tienen particularidades propias, que se vinculan con la creencia de la conformación del Universo en un triple plano: 1) el caos (Océano) en la persona de la diosa-madre; 2) el cielo y 3) la tierra. El ritual 707 Areshian y Asatrian, op. cit., 204; Simonian, H., Excavaciones de 1977-1978 en la necrópolis de Verín Naver. Tesis dedicadas a informes de trabajos arqueológicos de campo, 1977-1978, Ereván, 1979, 91.

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de los entierros testimonia que en Verín Naver, durante la primera parte del II milenio a.C. se ofició la inhumación religiosa de una mujer joven de la clase alta. Por la ubicación cronológica del patrimonio que acompañó al cadáver, se deduce que las diversas culturas arqueológicas de la Edad del Bronce fueron contemporáneas entre sí- siglos XXIII y XXII a.C.- y formaron una masa compacta que perduró hasta el siglo XVI a.C. inclusive, después de lo cual una serie de factores las fusionaron en la cultura de la Edad del Bronce tardía708. En la necrópolis de Verín Naver es posible hallar un paralelismo con el túmulo Nº 59 de Medzamor. Por ejemplo, en el túmulo Nº 31, el fallecido fue también enterrado en la parte sureña de la tumba, y encima fueron colocadas quince vasijas de arcilla, en su mayoría decoradas de color. Cerca del esqueleto fue hallado un puñal de bronce que recuerda al de Medzamor. Casi el mismo cuadro se encuentra en el túmulo Nº 12, que, como se ve en el material arqueológico, es idéntico al del Nº 31709. Debajo del monumento al vishap de Lichashén fue hallado un sepulcro en el que se encontró una olla igual junto a recipientes de arcilla que integraban la vajilla de cocina propias de la Edad del Bronce tardía. En excavaciones realizadas en 1936 en Nakhicheván. fue descubierta la necrópolis de la aldea Shakhtakht, que pertenece a fines de la Edad del Bronce. En un sepulcro se hallaron 30 vasos, entre los que había uno policromado representando aves y otros animales. Es un monumento del II milenio a.C., período de progreso de la ganadería seminómade. En Verín Naver, Aruch, Shamiram, junto a los restos de los animales sacrificados –que podían llegar hasta 41 – colocaban también la piedra tosca de cuarzo con la que les habían dado muerte y trozado sus partes, seguramente para que en caso necesario, pudieran volver a ser utilizadas en nuevos sacrificios que se ofrendaran en la ultratumba. En algunos sepulcros se hallaron huesos pertenecientes a distintas personas lo que indujo a suponer que se trataba de tumbas de una familia en la que se enterraban sucesivamente a sus integrantes en la misma fosa. En las sepulturas de mujeres se descubrieron muchos adornos femeninos: aros y abalorios hechos con piedras de diversos colores con vidrios azulados, y colgantes de adorno del mismo estilo hechos con alambre de bronce. A mediados del II milenio a.C. las mujeres de Lichashén, Ardik, Verín Naver, Medzamor, usaban collares hechos con pequeñas esferas de una piedra de color violáceo, con las superficies plateadas; también se ha comprobado que en la misma época, entre los adornos femeninos figuraban colgantes de vidrio710. Como creían en el mito de la posible resurrección de los cuerpos y teniendo en cuenta que las vasijas y recipientes eran objetos que el finado había utilizado en la vida terrenal, durante la ceremonia del entierro tales elementos eran rotos y los fragmentos quedaban esparcidos en el mismo lugar del cromlech, o eran utilizados con la mezcla de piedra y tierra con la que clausuraban el atrio del sepulcro; la significación de este ritual, así como la de otros, era dar muestras al fallecido de que su vida en esta tierra había cesado, que tales objetos y armas no podrían resucitar y que al ser enterrado comprendiera que no debía ni le sería posible regresar. La misma intención perseguía el quebranto de sus piernas y de las patas de los animales sacrificados que lo acompañaban o, en algunos pocos casos, la descuartización litúrgica del cadáver. Ante la posibilidad de que fuera sólo el alma el que regresara a esta vida convertida en espíritu maligno, y para evitar ese retorno, en algunas regiones, durante la ceremonia del matrimonio, y mientras el celebrante rezaba oraciones propias del oficio, los contrayentes pisaban hasta romperla, una vasija de arcilla.

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Areshian y Asatrian, op. cit., 205.

Khanzadian, Emma V., La cultura de la Edad del Bronce media y el túmulo Nº 59 de Medzamor, Revista Histórico-Filológica (Patma-Banasirakán Handes), Ereván, 1996, 1-2, 234. 710 Arakelian, B., Tiratsian, K., Jachatrian, Y., El vidrio de la antigua Armenia (años I-IV), Ereván, 1969, 8, citado por Tumanian, K., Los Panteones de la Edad del Bronce tardía de Khochabagher de Ashtarak, op. cit., 255. 709

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En trabajos realizados en años anteriores a 1989 - 1990 y dirigidos por A. Simonian en la necrópolis de Verín Naver, a 3 kilómetros al Noroeste de Ashtarak, fueron excavados alrededor de 30 túmulos funerarios en los que aparecieron a flor de tierra fragmentos de objetos cerámicos; por los objetos descubiertos en el primer grupo de panteones y por las ceremonias de inhumación, sabemos que pertenecían al período temprano de la Edad del Bronce media (cultura peteniana) y se ubican cronológicamente en los siglos XXIV-XXIII a.C. Característica del segundo grupo, referente a la cultura de Karmir Berd, es la cerámica coloreada, con puntas de flecha, adornos y otros hallazgos; este grupo se ubica en la primera mitad del milenio II a.C. La necrópolis de Nerkín Naver está a un kilómetro y medio al Sur del recién mencionado. En este lugar, con medios que proveyó la Fundación Kfoeller, fue excavado un gran túmulo de 20 metros de diámetro, con fragmentos en la primera capa de tierra, donde se determinó con precisión el lugar de una doble inhumación. Corresponden a la fosa inferior los objetos hallados: vasijas de cerámica negro lustrada, adornos de oro y plata, abalorios de vidrio y de piedras semipreciosas, que fundamentan la ubicación cronológica del túmulo en los siglos XXII-XX a.C.711

LOS PANTEONES DE KHOCHABAGHER DE ASHTARAK Durante la construcción de una ruta automovilística en Ashtarak, fueron descubiertas seis pequeñas necrópolis de la Edad del Bronce tardía entre las cuales estaban la de Verín Naver, Sasunik y Khochabagher. Posteriormente, en 1988-89, bajo la dirección de Karekín Tumanian, un grupo de arqueólogos realizó excavaciones en el trecho que circunvalaba Ereván-Kumairí. La zona, que en épocas pretéritas fue de viñedos712, es rica en monumentos arqueológicos de distintos períodos. A dos kilómetros, aproximadamente, hacia el Este de la cabecera de Kasagh, se hallaba el fuerte defensivo del poblado de Ashtarak, correspondiente a las edades de Bronce temprana y media713; y alrededor de un kilómetro y mediohacia el Sudoeste había surcos de sembrados y una cantidad de túmulos, uno de los cuales fue excavado. Contigua a éstos últimos, estaba la necrópolis de Verín Naver. La construcción del conjunto de tumbas de Khochabagher, en especial el panteón Nº 5, difiere de los demás. Este conjunto fue construído en el espacio rocoso de un promontorio, delimitado por un cerco de piedra y rellenado con el mismo material. Los sepulcros son construcciones de tipo mausoleo, elevadas sobre el nivel del suelo. La altura de la parte exterior del panteón Nº 1 variaba entre 0,70 y 1,50 metros, rodeada por un cromlech de 6-7 metros de diámetro, marcado con piedras de granito. En unos casos las fosas estaban cubiertas por una o dos losas; en otros, esas lápidas estaban ausentes. Las fosas estaban ubicadas en el centro del cromlech; el piso era la roca natural. Los panteones contaban con un atrio que comenzando por la línea del cromlech, iban progresivamente descendiendo de Sur a Norte hasta llegar al lugar del sepulcro; éste tenía una entrada hecha con bloques de granito que se cerraban terminada la ceremonia del sepelio. Esta orientación estaba ligada con las figuraciones; los constructores de panteones, en función acorde con tales figuraciones, sabían que la entrada al cromlech debía estar al Sur – donde en escasas oportunidades se erguían dólmenes714- y el camino hasta la sepultura debía tener la sagrada dirección Norte, por donde el finado ingresaría a la ultratumba. La línea perpendicular que partía desde el centro de la trayectoria solar les indicaba los puntos

Kalantaryan, A.A. y Melkonyan, H.A., Archaeological Works in Armenia in 1990-2003, op. cit., 62-66. Shahaziz, Ervand, La historia de Ashtarak, Ereván, 1987, 129,168, citado por Tumanian, K.S., Los panteones de la Edad del Bronce tardía de Khochabagher de Ashtarak, Revista Histórico-Filológica, 1997, 2, 146, 249, n. 3.

711 712

713

Simonian, H.E., La ciudadela de Ashtarak, Ereván, 1991, 19-20, citado por Tumanian, op. cit., 249.

714

Martirosian, H.A., Poblados y necrópolis de la Edad del Bronce tardía, Erevan, 1969, 23.

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cardinales Norte y Sur. Para tal orientación tomaban como referencia el punto en que el disco solar en su puesta tocaba la línea del horizonte. Idéntica creencia tenían los griegos según las descripciones de los poemas homéricos, los egipcios, y se supone que con ella coincidía la de los constructores de Stonehenge en el condado de Wilts, Inglaterra715. En ceremonias litúrgicas, las construcciones fueron objeto de purificaciones por fuego en unos casos y por agua, en otros. En cada sepultura se efectuaron hasta dos inhumaciones sucesivas en el tiempo. Se oficiaron rituales utilizando panes con signos y símbolos de duelo. La ceremonia del entierro incluyó el sacrificio de animales; también se procedió a la rotura de vasijas de barro arcilloso para proteger al muerto y a sus deudos de la influencia de espíritus malos. El ataúd era acompañado de vasijas de arcilla y de pequeños adornos, todos símbolos de un deseo de buen viaje al otro mundo. La presencia de características casi idénticas en puntos distantes es una prueba de la pertenencia a una misma cultura. Originariamente la pared occidental del sepulcro estaba compuesta por dos losas paralelas al eje; una de ellas estaba colocada sobre la nuda tierra y la otra sobre una doble hilera de cimientos de granito; la salida del Sur se cerraba con otra losa colocada en plano inclinado. El ataúd estaba colocado en una fosa con forma de nave, sobre la tierra y con dos tapas. El marco del atrio era de piedra y ascendía, inclinado, hacia el ataúd. Las piedras del cromlech estaban también colocadas en la misma posición vertical. Parece ser que la fosa del túmulo representaba por sí misma un dolmen compuesto, una parte bajo tierra y la otra como una construcción sobre nivel. Una vez terminada la ceremonia del entierro, personas especializadas en la operación se ocupaban de clausurar el atrio con piedras y tierra. Las características de los dólmenes hallados en la Altiplanicie Armenia difieren de los de otras zonas geográficas del mundo. Torós Toramanian, A. Kalantar, Ervand Lalaian, S. Parkhutaryan, Harutiún Martirosian y otros científicos prestaron atención a la presencia de dólmenes en este territorio. En otra tumba de la necrópolis de Khochabagher en Ashtarak716, la circunstancia de haber hallado dientes y partes del cráneo sobre una piedra, indujo a pensar que en las ceremonias de entierro existía la costumbre de colocar la cabeza del fallecido sobre una piedra, en particular en algunos lugares y épocas como en el período de uso de la pirita de cobre en Mokhrablur de Nakhicheván, costumbre que coincide con las de Chrvech, Ketí, Stepanakert en la Edad del Bronce temprana, y a comienzos de la Edad del Hierro en Vanatsor. En Khochabagher durante los rituales del entierro se acostumbraba sacrificar un animal y enterrarlo junto a la persona fallecida y al tiempo que se entonaban salmos litúrgicos se preparaban panes de duelo consagrados según los ritos vigentes. El ara de estos sacrificios se construía junto al túmulo. Estas ofrendas consistían en trozos de animales cornados pequeños tales como ciervos y además cerdos, zorros. También se halló gran cantidad de objetos y fragmentos de cuarzo, seguramente porque interpretaban que esa piedra sería apotropaica, es decir, que por su carga mágica protegería al muerto para evitarle problemas, alejaría los influjos maléficos provenientes de los espíritus dañinos. En un recipiente se encontró una piedra cilíndrica de color verde del tamaño de un grano de arroz, de lo cual se deduce que creían en la purificación por el agua. Todo evidencia que existía un dedicado cuidado en librar al cadáver de contacto con elementos impuros de la vida terrena. GAVAR

715 716

Tumanian, K.S., Los panteones de la Edad del Bronce tardía de Khochabagher de Ashtarak, op. cit., 250. Tumanian, K. S., Los panteones de la Edad del Bronce tardía de Khochabagher de Ashtarag, op. cit., 249.

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En 1990 fue excavado un gran panteón en Gavar717, cerca del ex circuito llamado “Mrtpí Dzor”. El túmulo(la fosa de 9 x 3,40 metros) fue estudiado por Ervand Lalaian en los años 1906-1908. Por los materiales hallados es posible ubicarlo cronológicamente en los siglos XII-XI a.C. Durante los años 1991-1992 fueron excavados en el mismo monumento arqueológico unos veinte panteones de la Edad del Bronce media (cultura Trialet Kirovakán); los siguientes del período medio a la Edad del Bronce tardía (Trialet Kirovakán tardío y Seván-Artsakh), y de los períodos de la Edad del Bronce tardía-Edad del Hierro (Lichashén-Medzamor). Merecen ser destacados los panteones de los siglos XII XI a.C., por sus amplias fosas y por la riqueza de sus materiales arqueológicos718.

KEGHARKUNIK Cerca de 50 panteones grandes y pequeños fueron excavados bajo la dirección de A. Piliposyan, en el área de la aldea Nerkín Guetashén, distrito de Kegharkunik. Los panteones de la Edad del Bronce media pertenecen al hipogeo externo; entre los materiales descubiertos son notables los objetos de cerámica coloreada y los abalorios de vidrio. Los panteones corresponden a los siglos XX-XVI a.C. Las losas de los panteones del período siguiente están primordialmente constituídas por cromlechs circulares cubiertos por gran cantidad de rocas fragmentadas. Los materiales descubiertos consisten en cerámicos (grandes jarras negro bruñidas, ánforas, tazas) puñales de bronce similares a los de la cultura del Seván, puntas de flechas. Son colocados cronológicamente en los siglos XVI-XIII a.C., y los panteones en los períodos de la Edad del Hierro temprana y urartiano; por el tipo de cerámicos y motivos decorativos, en los siglos X-VIII a.C. Fue investigado un panteón en el área de la aldea; la fosa sepulcral era un ataúd de piedra que contenía cerámicos y objetos de bronce típicos de los siglos VII-VI a.C. En la cercanía de la aldea Hatsarat, distrito de Kegharkunik, fueron excavados dos panteones; uno de ellos del período de la Edad del Bronce tardía-Edad del Hierro temprana, es de doble entierro; el segundo panteón corresponde a la etapa temprana del período de la Edad del Bronce media, al que se atribuye el tipo “Martkop” por los cerámicos que fueron hallados en él719.

DZAGHKAHOVIT – KEGHAROT En los años 90, después de las excavaciones en el poblado de Horrom, la nueva etapa de la cooperación armenio-norteamericana recomenzada en 1998 en el marco del proyecto denominado “Arakats”; fue concretada en 2002-2003 entre el Instituto de Arqueología y Etnografía de la Academia Nacional de Ciencias de Armenia con la Universidad de Chicago, dirigida por Adam Smith y Rubén Badalyan; su objeto fue la amplia investigación de las actividades culturales, sociales, económicas y políticas de Armenia en los períodos de la Edad del Bronce tardía y de Hierro720. El área en que se realizó el proyecto abarcó una extensión de 800 metros cuadrados de los monumentos de la llanura de Dzaghkahovit, en las laderas norteñas del monte Arakats(distrito de Arakatsodn). La primera etapa de los trabajos (años 1998-2000) incluyó la investigación y excavaciones parciales de las murallas ciclópeas colindantes a las áreas Dzaghkahovit, Hnaberd, Kegharot (ladera meridional de la

Ex Gavar, Nor Baiazet; en 1959 redenominada Kamo. Kalantaryan, A.A. y Melkonyan, H.A., Archaeological Works in Armenia in 1990-2003, Ereván, 2005, 82. 719 Kalantaryan, A.A. y Melkonyan, H.A., Archaeological Works in Armenia in 1990-2003, idem. 720 Kalantaryan, A.A. y Melkonyan, H.A., Archaeological Works in Armenia in 1990-2003, op. cit., 55. 717 718

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cadena montañosa de Bampak). Gracias a los trabajos realizados en ese territorio que abarca una superficie de cerca de unos 100 kilómetros cuadrados fueron descubiertos, cartografiados y sometidos a un cálculo cronológico los períodos temprano y tardío de la Edad del Bronce, y múltiples monumentos recién descubiertos del período antiguo. Fueron efectuadas extracciones topográficas, mediciones arquitectónicas en alrededor de dos decenas de monumentos. Fueron determinadas las superficies ocupadas por necrópolis de la Edad del Bronce, el aspecto exterior, la densidad. El área de la necrópolis de Dzaghkahovit-Hnaberd tiene 30 kilómetros cuadrados, donde se calcula que hay 5000 unidades sepulcrales. En la segunda etapa de los trabajos (años 2001-2003) fueron realizadas amplias excavaciones en los poblados Dzaghkahovit y Kegharot. En el monumento de Kegharot fueron registrados estratos de las Edades de Bronce temprana y tardía; en Dzaghkahovit los de la Edad del Bronce tardía y los del período antiguo, y una apretada historia de su construcción. La etapa más remota en que el monumento arqueológico de Kegharot fue habitado es aquélla de la Edad del Bronce temprana en la que la cima de la colina del sector oriental de la aldea fue ocupada, como también la parte inferior de las laderas del Oeste-Noroeste. Aparecieron restos de construcciones en ángulo recto, con edificios circulares adyacentes, como también, posiblemente, de sillares de altas paredes. El material excavado es primordialmente recipientes cerámicos de la etapa final del período III de la Edad del Bronce – en el ocaso de la cultura Kur-Araksiana. Entre los hallazgos ocupa un lugar especial un collar de metal descubierto en el año 2002, compuesto por 400 cuentas de piedra calcedonia. En 2003, fue excavado un templo-santuario del período de la Edad del Bronce tardía que para la investigación de construcciones religioso-litúrgicas tempranas es un fenómeno impar.721 Probablemente el santuario fue fundado a fines del siglo XV a.C. y lo destruyó un incendio que estalló entre los siglos XIV-XIII a.C. Todo el área interior quedó convertido en carbón y cubierto por sus vigas quemadas. Entre esa capa y el piso quedaron acumulados fragmentos de ricos recipientes de cerámica dentro de los cuales hay típicos modelos del período que transcurrió entre la Edad del Bronce media y tardía. Es necesario acentuar en especial el hallazgo del crisol de piedra para fundir adornos de bronce y del molde para el volcado del metal derretido. Restos de la Edad del Bronce tardía que quedaron en el barranco del Norte de la muralla de Dzaghkahovit son también prueba demostrativa del incendio; se supone que corresponden a un incidente político-militar que tuvo lugar en la llanura de Dzaghkahovit en los siglos XIV-XII a.C. Después del incendio, el santuario de Kegharot fue rápidamente reconstruído y funcionó hasta la primera mitad del siglo XII a.C. Además de los trabajos de campo se realizaron investigaciones analíticas de laboratorio. Para los dos monumentos fueron efectuadas investigaciones acerca de las condiciones naturales y estudios geológicos, fotografías aéreas, etc. Los estudios realizados en la subcapa de Dzaghkahovit permitieron continuar, del mismo modo que la duración de la historia de existencia de vida humana en el área, también la actividad social, económica y política en la Edad del Bronce tardía722.

Hairabedian, A, Collares en el poblado de Kegharot de la Edad de Bronce temprana, en La cultura de la Antigua Armenia, T. XIII, Materiales de la Sesión Científica del Instituto de Arqueología y Etnografía de la Academia Nacional de Ciencias, Ereván, 2005, 78/85, n. 1. Smith, A, Badalyan, R., Avetisyan, P., Zardaryan, M., Early Complex Societies in Southern Caucasia: A Preliminary Report on the 2002 Investigations by Project ArAGATS on the Tsakahovit Plain, Republic of Armenia, American Journal of Archaeology, #108, pp.15-24. 722 Kalantaryan, A.A. y Melkonyan, H.A., Archaeological Works in Armenia in 1990-2003, op. cit., 54 62. 721

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DESCUBRIMIENTOS ARQUEOLOGICOS EN POBLADOS DE LA EDAD DEL BRONCE TARDIA La circunstancia de haberse descubierto la existencia de capas arqueológicas prehistóricas de nítidas características distintivas, permitió a los científicos establecer con clara seguridad la cronología de las respectivas culturas y el hilo conductor del sucesivo desarrollo que las vincula. Con estos descubrimientos, los arqueólogos pudieron detectar aquellas significaciones típicas correspondientes a una determinada época y proyectar la relación que guardan con las inscripciones rupestres que, por su naturaleza pétrea expuesta al aire libre, no podrían de otro modo inducir a la precisa ubicación cronológica de las figuras representadas. Sin embargo, la labor de los autores de las pinturas e inscripciones prehistóricas no tuvo un ritmo estable; a la creación “artística” de las épocas más antiguas siguieron decadencias. En estos períodos de debilitamiento en la creación, se observa que el hombre fue remiso en su creatividad y prefirió retornar a las inscripciones rupestres de etapas pretéritas y se dedicó a perfeccionarlas y también a agregar sobre las mismas superficies, figuras de animales de su época, de modo tal que con inscripciones del V y IV milenios a.C. se mezclan otras de los milenios III y II a.C. En estos casos, el investigador determina las distinciones entre inscripciones de una y otra época mediante el estudio de los diferentes “estilos” artísticos que sus autores siguieron en las composiciones. Con el avance de los tiempos, el mismo animal, por ejemplo, es representado con características especiales y contrastantes en cuanto a las formas de su cuerpo, cuernos, extremidades, hocico y cola. Alrededor del comienzo del V milenio a.C., en la parte oriental de la Altiplanicie Armenia se desarrolló la cultura arqueológica de Dalma que comprendía también una buena parte de Persia occidental que llegaba por el Norte hasta la estepa de Mughán y de la cual llama la atención su particular cerámica. Más tarde, al Sudoeste de la Altiplanicie Armenia se observan letras de la cultura Urug. Desde el punto de vista arqueológico, una de las características que mas llaman la atención en este período de la prehistoria es el de las construcciones ciclópeas, de las cuales el territorio que hoy ocupa Armenia en la antigua Altiplanicie es particularmente rica. Para asentar sus poblados, el hombre prehistórico eligió zonas naturalmente inexpugnables; dado que los instrumentos de labranza, las armas y la ocupación beligerante eran aun débiles, los grupos humanos de la etapa de las estirpes(dohm)aprovechaban las condiciones naturales convenientes desde el punto de vista de la defensa, sin subordinar la elección del lugar a eventuales traslados posteriores. Pero después, uniendo fuerzas con otros hombres, en aquellos lugares inexpugnables, en elevaciones rocosas, construyeron variadas fortificaciones con poblados circundantes que recibieron la denominación de viviendas ciclópeas o monumentos megalíticos. En aquella región las construcciones ciclópeas se convirtieron en necesidades vitales, en especial cuando empezaron a ser mas usuales y frecuentes los choques y relaciones antagónicas entre estirpes y clanes para saquearse mutuamente animales o campos arados. En el eneolítico aumentó la cantidad de poblados, algunos de los cuales fueron destruidos en el 3.000 a.C. El eslabón fundamental que unió a las arcaicas comunidades agrícolas del neolítico con las del eneolítico de la Altiplanicie Armenia fue la concentración vecinal de pequeñas familias que quizás correspondían al sistema matriarcal, lo cual no excluye la posibilidad de la existencia de otros regímenes. No existían aun las tribus. El estudio de las culturas neolítica-eneolítica permite concluir en que los arcaicos centros agrícolas de las llanuras de la Altiplanicie Armenia estaban rodeados por clanes cazadores-recolectores que vivían en los bosques montañeses y que con el tiempo penetraron en los poblados hasta formar parte de ellos. Quienes crearon esas culturas se

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ocupaban de trabajar la tierra con picos y de cosechar con guadañas hechas con palas de largas hojas de cuarzo. Para el riego abrían canales de mediano tamaño y para acumular agua construían zanjas (Arukhlú, Iekichá). En los túmulos de Trialet, en un panteón tan importante que con su nombre se reconoce a una determinada cultura, aparecen los más antiguos carros de dos ruedas de madera. Los poblados eneolíticos de la Altiplanicie se formaron en zonas aluviales llanas, cerca de lechos de ríos o riachos. El agricultor de la Antigüedad se apropió de amplios terrenos útiles para la siembra y aplicó en ellos los elementales conocimientos de su época en cuanto a las distintas formas de arado. Contaba ya con muchas herramientas destinadas a roturar la tierra, cosechar y para reelaborar la materia prima, con las cuales caracterizó la naturaleza y nivel de aquella primaria fuente de riqueza. El surco abierto a pico fue una de los tipos principales en la agricultura de los habitantes autóctonos de la Altiplanicie. En los poblados de Shamiram, Teghut, Mkhlú, Kül Tapá, del valle del Aghsdev se hallaron admirables herramientas de punta afilada hechas con hueso, y picos armados con huesos de animales grandes, y filos de piedra, instrumentos cortantes de cuarzo, modelos de rastrillos, todos utilizados en trabajos para roturar la tierra, cosechar, reelaborar la materia prima. Entre estas herramientas ocuparon lugar singular los picos de punta afilada, las cuchillas de cuarzo, los cuchillos preparados con costillas de animales, como las hojas de las hoces, cuyos filos no estaban aún tajantes pero que afinaban raspándolos. En las hojas de las hoces de Mjlú, aparecieron los primeros filos de cuarzo, que serían perfeccionados en la Edad del Bronce. En la agricultura eneolítica cumplieron un papel de importancia los animales de arado. Ya en el IV milenio a.C. se domesticaba el caballo, que permitió a los hombres de la Altiplanicie alejarse de su terruño, transportar bienes y conocimientos –entre ellos sus idiomas- y retornar a sus lugares de origen con influencias de pueblos relativamente alejados. En ciertas culturas, la caza no tuvo significación económica. No obstante que la recolección de frutos seguía siendo una tradición desde los primeros tiempos prehistóricos, los habitantes del eneolítico continuaron sembrando trigo, cebada y centeno, cereales que formaban parte principal de su menú alimenticio. En la mezcla húmeda con la que fabricaban ladrillos en Teghut, se halló gran cantidad de semillas de cereales. Además del trigo, practicaban culturas agrícolas del neolítico tardío provenientes del Este de Asia Menor con las cuales tenían contacto. Continuó la caza. El animal fue el arquetipo totémico del que el hombre se consideró descendiente. Desde tiempos inmemoriales el territorio con pastos fue habitado por bestias salvajes que fueron los verdaderos dominadores ancestrales y para superarlos fue necesario librar una verdadera guerra contra ellos; los animales eran auténticos dueños y los antropoides no podían sobrevivir sin recurrir a la caza. Esta es la causa por la que la caza fue, desde el eneolítico hasta la Edad del Bronce, el medio de la defensa colectiva de los hombres y de su crecimiento demográfico. Con ayuda de piedras, palos, lanzas, lianas, arcos, flechas y trampas y a veces sin armas, contando con sus desnudas manos cazaron en forma individual y colectiva. Para la caza estudiaron con perspicacia las costumbres y características de los animales. Los hombres no siempre fueron los vencedores: la caza fue una ocupación pesada y peligrosa. Es por esto que retuvieron en sus memorias las formas, medidas, posiciones y movimientos de los animales y las volcaron en figuras esculpidas en las piedras posiblemente para concentrarse frente a ellas. Por los restos óseos que se hallaron en las cercanías de los poblados, sabemos que junto con la agricultura, los clanes locales se dedicaban al pastoreo, que fue rama principal de la actividad económica; cuidaban tropillas de toros, vacas, carneros, cabras, ovejas, cerdos. Los animales era utilizados como medios de tracción y para aprovechar la creciente necesidad de su carne, leche, cuero, pelaje. Esta dedicación se reflejó en las decoraciones halladas en las partes superiores de paredes de los milenios VII a V a.C. en las que están

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representadas cabezas de toros, así como en las miles de inscripciones rupestres descubiertas en lo alto de las montañas. Igualmente continuó la caza de animales salvajes, de lo que da cuenta la cantidad de puntas de flecha que aparecieron en las excavaciones practicadas en la Altiplanicie y pertenecientes a los milenios V y IV a.C. Y también la pesca, evidenciada por las espinas completas de pescados que se encontraron cerca de los ríos próximos a Teghut, Nakhicheván, Kül Tapá y al valle del Aghsdev. El progreso agrícola-pastoril impulsó a las artesanías, inmediatamente vinculadas con aquellas actividades. Con huesos animales el hombre del eneolítico fabricó picos, puntas afiladas, agujas y otros objetos. Usó la lana para tejer hilados y telas, que ya denotan una delicadeza en cuanto a bordados, aún simples; y las fibras vegetales le sirvieron para desarrollar la canastería, en la que creó variados tipos de cestos, contenedores, esteras. La artesanía más novedosa fue, aunque escasa, la utilización del metal. Ya en el milenio VI a.C. el hombre prehistórico descubrió las minas de cobre. En Shamiram, Teghut, Nakhicheván, Kül Tapáy Köytapá fueron halladas puntas de flechas, agujas, agujereadoras, anzuelos, hojas de cuchillos de los milenios V y IV a.C., hechos con cobre, al que en principio consideraronuna especie particular de roca. Es por esto que en lo sucesivo comenzaron a fabricar de metal los mismos objetos que antes hacían con piedra. También fueron hallados materiales similares en zonas limítrofes de la Altiplanicie Armenia, en el Sur de la Mesopotamia y en el Este de Asia Menor. Una buena parte es martillada; algunos objetos son de cobre en estado natural y otros mezclados con arsénico. Investigaciones hechas acerca del mesolítico y del neolítico evidenciaron que los hombres, sin conocer la significación de ciertos elementos como el arsénico, lo utilizaban para sus necesidades artesanales, en especial, para la aleación de metales, en primer lugar con el cobre, que elaboraban con ayuda del fuego. La primera operación que aprendieron por experiencia propia fue la fundición y la siguiente el templado, que le atribuyó mayor consistencia. La mayor parte de los instrumentos y armas del eneolítico estaba hecha con piedras de diversas clases, entre las cuales estaba la obsidiana, el cuarzo, la diorita, el basalto, siguiendo las viejas técnicas tradicionales. El nivel de perfeccionamiento de estos objetos era muy tosco y rudimentario. Cuchillos, hoces, picos, martillos, hachas,y otros elementos tenían una terminación escasamente trabajada y comparativamente no se hallaron puntas de flechas en gran cantidad. En cambio se encontraron por todas partes incontables elementos de piedra- agujas, alfileres, pequeños cuchillos- de tamaños que oscilan entre los 2 y los 20 centímetros de largo. De estos restos arqueológicos se localizaron en capas profundas de Shamiram, Mkhlú, Echmiadzín. También se descubrieron materiales hechos con hueso, arcilla. Uno de los campos de producción material del eneolítico en la Altiplanicie Armenia fue la cerámica, estrechamente condicionada por el desarrollo de la cultura agrícola-pastoril. Se trataba de una actividad relativamente nueva y en los milenios V-IV a.C. alcanzó rápidamente un elevado nivel. Durante siglos se fueron sucediendo progresivamente distintas clases de recipientes de arcilla coloreados o en estado natural, siguiendo el curso de la alternancia cultural y de las interinfluencias, de las migraciones tribales y de otros factores. Los montes Tauros, los litorales del Eufrates y del Tigris, así como la cadena de los Cáucasos, nunca se erigieron como barreras infranqueables en el camino de las migraciones y de los intercambios culturales. Las regiones de Kharberd-Malatiá, el Norte de la Mesopotamia, el valle de Antioquía y Cilicia estuvieron vinculadas con el rio Eufrates y en todas ellas aparecieron muestras de la cerámica coloreada, lo cual evidencia que en el milenio V a.C. estuvieron en histórico contacto. La misma comunicación se observa entre el extremo Sudeste de la llanura del Ararat, que guarda paralelismo con el Norte persa, Artsakh, y el Cáucaso septentrional. Algunas veces, en el poblado agrícola de Teghut, junto con la cerámica característica local se hallaron otros tipos correspondientes a fines del milenio V a.C. y comienzos del milenio IV a.C. Entre la producción de recipientes de arcilla, la principal fue la de cerámica local, la que presentaba diferentes matices según las

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distintas épocas y los diversos lugares. Por ejemplo en las zonas occidentales de la Altiplanicie –Kharberd, Malatiá, Palú, Hintsor, Hekimhan- prepondera una tosca cerámica de cocción imperfecta, de superficie descubierta y dibujos decorativos así como también una cerámica común y coloreada. En Albustán, al Oeste del Eufrates, y en el Norte de Malatiá, predomina una cerámica brillante y mas gris semejante a la que desde Marash se extiende hacia el Este hasta Arzn-Karín. Durante el milenio IV a.C., en la zona oriental de la Altiplanicie, no hubo grandes cambios en la cerámica comparada con la de la época precedente. Como ocurría con otras manifestaciones de la cultura, la cerámica de Van que tuvo origen en Shamiram significó un eslabón que la vinculó con la del Norte de Persia, con la de Mesopotamia y con los sectores oriental y occidental de la actual Armenia.

IMPORTANTES POBLADOS EN LA EDAD DE BRONCE TARDIA KARMIR BLUR Uno de los monumentos arqueológicos más importantes de la Edad del Bronce es el amplio poblado pre-urartiano de Karmir Blur que, dentro de las líneas limítrofes de Ereván, quedó bajo las ruinas de la ciudad Teishebaní, sobre sedimentos fluviales del margen izquierdo del arbolado río Ildaruní (hoy Hrazdán)). Fue descubierto y estudiado entre los años 1954-1962 por los arqueólogos H.A. Martirosian y V.S. Sorokin. Ocupaba una superficie de 40 a 50 hectáreas, como todos los poblados, compuesto por complejos de construcciones, necrópolis y una gran fortificación ciclópea que, o fue destruída de raíz o reformada cuando los urartianos construían el fuerte de la ciudad a la que le dieron el nombre del dios Teisheba723. El poblado fue fundado en el siglo XIII a.C.; duró mientras se producía la amplia expansión del bronce y del hierro, y derruída en el primer cuarto del siglo VIII, durante las invasiones del rey urartiano Arguishti I, aunque ulteriormente la vida no se interrumpió en forma definitiva. El poblado pre-urartiano Karmir Blur tenía dos dilatados complejos de moradas prehistóricas, compuestos por viviendas contiguas y sectores de construcciones de un solo ambiente destinados a depósitos. Cada vivienda estaba formada por una casa circular o multiangular, en la que a los distintos lados adyacentes había habitaciones. Las construcciones se apoyaban a ras del suelo sobre cimientos de piedra y con paredes que se elevaban revocadas con arcilla; los techos eran planos, con una abertura por donde entraba la luz natural y se ventilaba el humo interior. Son los prototipos de la más antigua arquitectura armenia. En particular, son características y típicas del paisaje las viviendas redondas, en las que era infaltable el cuenco para granos de trigo, la estatuilla femenina de piedra como símbolo de la idea y de la creencia religiosa para impetrar fecundación, y el hogar, que además de servir para calentar el ambiente, y preparar comida, tenía una superior significación como lugar de culto en el que se ofrecían sacrificios o se quemaban maderas aromáticas consagradas mientras se elevaban preces al dios de la familia. El interior de estas viviendas era circular, con lechos y asientos de arcilla, pero el trazado exterior era cuadrangular.

Teisheba fue dios de la tempestad y de las lluvias en la mitología urartiana. Junto con Khaldi y Shiuini componía la suprema trilogía de su panteón. Su esposa era la diosa Khubán. En Karmir Blur se halló una estatuilla que lo representa: en su mano izquierda porta un hacha de guerra y en la derecha, una maza. En la mitología urartiana Shiuini era dios del sol y de la justicia; algunos estudiosos lo identifican con la divinidad solar de los hititas. Se supone que su esposa Shuini-Dushpuna era una divinidad dual. Los lugares de adoración eran las ciudadelas Dushpa y Uishini. Según inscripciones cuneiformes, en la paz de Urartú fueron sacrificados cuatro bueyes y ocho ovejas. En general se representa al creyente en acto de adoración, arrodillado y con los brazos en alto hacia el sol flamígero. Uno de los meses del calendario urartiano lleva el nombre de Shiuni. 723

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Lo descripto evidencia que las viviendas de aquella época eran para familias pequeñas y formando grupos de reducida cantidad, los que componían grandes comunidades de clanes patriarcales que en el milenio II a.C. constituyeron la unidad, la célula social. La multiplicidad de estos complejos edilicios y la presencia de pluralidad de accesos de entrada a los mismos indican la existencia de un principio rector fundado sobre el concepto de estirpe con marcada diferenciación y separación con respecto a otros linajes. La profunda estratificación hallada en la parte Sureste del poblado de Karmir Blur demuestra que en él la vida perduró por cuatro siglos de los cuales son prueba las cuatro capas arqueológicas de aquel poblado pre-urartiano, apoyadas una sobre otra. En el estrato más profundo aparecieron ruinas de talleres metalúrgicos, restos de herramientas, de crisoles para fusión con complejos de moldes, cenizas de hornos de fundición y densas capas de restos de carbón de leña. Estudios científicos mostraron que este tipo de talleres metalúrgicos existía también en monumentos arqueológicos de arte utilitario de Asia Anterior y Egipto del milenio II a.C. Entre los materiales descubiertos llaman la atención discos de hierro, los cuales confirman la presencia de la metalurgia del hierro cuando todavía Karmir Blur atravesaba las postrimerías de la Edad del Bronce (siglo XII a.C.). Una parte de sepulcros pre-urartianos de Karmir Blur fue descubierta bajo capas de construcciones del centro y del extremo sudoccidental del poblado pero la mayor parte apareció fuera del límite, en el extremo suroriental. Se hallaron restos de plantas de trigo y de animales, y pluralidad de objetos hechos de piedra, metal, arcilla y de otros materiales.

MEDZAMOR El poblado de Medzamor (Gran Madre) se encuentra en el centro de la llanura y valle del Ararat, en las fuentes del río del mismo nombre; está ubicado en una elevación de origen volcánico que erupcionó a mediados del cuaternario (chelense-musteriense), a 27-28 metros sobre la llanura, en una hermosa zona de abundantes aguas y profusa vegetación; allí se elevaban la antiquísima fortificación y la ciudadela de Medzamor cercanos a la aldea Taronik, en la región de Echmiadzín y próximos a esta ciudad, en un promontorio rocoso ubicado a 30 kilómetros al Oeste de Ereván. Desde 1965 Institutos de Arqueología y Etnografía de la Academia de Ciencias de Armenia, efectuaron allí periódicas excavaciones. Su verdadero nombre no ha podido ser precisado, por lo que se le dió el nombre del río mas cercano. El poblado más antiguo que se localizó en el lugar corresponde al período de la antropogénesis media, sobre uno de los conos volcánicos y la zona circundante, que ocupaba una extensión de 30 hectáreas. Casi por todos lados está rodeado de aguas: al Noroeste está limitada por el río Medzamor y está protegido por un foso amurallado. Los hallazgos obtenidos en sucesivas excavaciones arqueológicas demostraron que en Medzamor la vida perduró ininterrumpidamente ya desde el neolítico-eneolítico (fines del milenio V a.C.) hasta llegar a la Edad Media tardía, en el siglo XVIII de nuestra Era724. Las capas culturales excavadas corresponden a los tres períodos de la Edad del Bronce, temprana, media, y tardía o preurartiana , y además a la Edad del Hierro. En el período de la Edad del Bronce temprana, es decir del III milenio a.C., Medzamor fue uno de los centros culturales de la llanura del Ararat; fue la época heredera de la cultura de los pueblos de habla indoeuropea, cuando se estaba pisando el umbral de las ciudades-estado, en la que nació el intercambio de valores, se incrementó la riqueza, y entre los países de Asia Anterior bullieron los lazos mercantiles, todo lo cual favoreció al desarrollo de la Altiplanicie Armenia. La fortificación erigida sobre la gran colina estuvo defendida por una muralla ciclópea con torreones, en cuyo exterior inmediato fueron construidos poblados y edificios 724

Kalantaryan, A.A. y Melkonyan, H.A., Archaeological Works in Armenia in 1990-2003, Ereván, 2005, 44.

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destinados al mantenimiento económico del complejo total. Estaban desarrollados la agricultura, el pastoreo y las artesanías. Junto a elementos utilizados con fines religiosos, otros revelan el interés del hombre por la astronomía. Entre el 2800 a.C. y el 2600 a.C. observaban desde sus alturas el nacimiento de Sirio, al que vinculaban el comienzo del año nuevo y hacían objeto de adoración. En las ceremonias litúrgicas de Medzamor, la observación de las estrellas desde el ziggurat, tendía a establecer el diálogo con las divinidades celestiales. Sobre la base de estudios realizados en el monumental atalaya de Mokhrablur (Colina de las Cenizas) se considera posible que se haya producido el desarrollo de ciudades y aldeas en el III milenio a.C. en el territorio armenio; los materiales hallados permiten afirmar que en el milenio II a.C. se estableció el lazo de la etapa original con los períodos de desarrollo de la Edad del Bronce. En excavaciones de capas arqueológicas correspondientes al milenio II a.C., se hallaron pruebas que fundamentan el mencionado lazo vinculante entre los tres períodos de la Edad del Bronce. Medzamor fue el centro más importante del período de la Edad del Hierro temprana en la llanura del Ararat; su población formaba parte de la tribu Etiuni y fue una de las ciudades sede de la realeza del “país Azá” y su valiosa tradición impulsó el avance de la cultura en ese área. Referente a un período posterior, el de los siglos XI a.C. a X a.C., Medzamor ya era una ciudad de tipo antiguo-oriental; con su fuerte, el pequeño lago homónimo (Agnalich) y la ciudad construida en la zona llana, ocupaba un área de 80 hectáreas. Preservada por sus murallas ciclópeas la fortificación concentró el complejo de residencias y palacios de las clases de los príncipes gobernantes y sus cortes, y de los magos religiosos, así como el de templos y las principales unidades productivas como talleres de fundición, de artesanado y de elaboración de metales y dos necrópolis que completaban el sector urbano. Sobre tres fosos tendidos en torno al sector Sudoeste del fuerte, se hallaba el complejo de los templos y de siete santuarios. La ciudad preurartiana aledaña se completaba con barrios poblados por clases media y baja, que se dedicaban a actividades agrarias, artesanías y comercio; contaba con un santuario propio del cual han quedado ruinas. Las investigaciones arqueológicas evidencian que la población se dedicaba a las artesanías, comercio, agricultura, viticultura y horticultura. Existía una gran producción relacionada con el trabajo de fundición, de lo cual son testimonio hornos de fusión cilíndricos hechos con ladrillos, y cercanos a ellos, crisoles para volcado y moldes; por el tamaño de esas fundiciones es visible que exportaban el excedente de producción. Estos datos están confirmados por los descubrimientos de materiales en excavaciones arqueológicas efectuadas en cementerios y en inscripciones cuneiformes del siglo XVI a.C. que testimonian realidades de épocas anteriores. El amplio desarrollo del pastoreo benefició al fortalecimiento de una clase patrimonial, de lo cual es prueba la existencia de medio kilómetro de tierras a ambos lados de la fortificación que ocupaban una superficie de 50 hectáreas, pertenecientes al estrato social superior y a nobles ancianos, cuya presencia quedó manifiesta en los monumentales mausoleos de piedra de la necrópolis, rodeados por esculturas de leones, caballos y losas talladas. Su necrópolis, que ocupaba cerca de 200 hectáreas, fue destinada a sepulturas y veneraciones de difuntos. Las excavaciones arqueológicas realizadas durante las últimas décadas en la fortificación, el poblado adyacente y su necrópolis, atribuyen a ésta una tipificación diferente tanto desde el punto de vista de los períodos en que fue utilizada como de sus características propias. Fue el estudio de los sepulcros y del sistema de construcción del fuerte lo que permitió la formulación de precisiones esenciales acerca de los períodos de desarrollo y de la cultura, avance que abrió paso al conocimiento de los lazos que vinculaban los antiguos pueblos orientales con los del centro y Sur de Transcaucasia y el Noreste de la Altiplanicie Armenia de la cultura de Trialet-Tagavoranist

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en la Edad del Bronce media, herederos de los pobladores de habla indoeuropea del III milenio a.C. En esta cultura ya se había consolidado el más importante de los progresos en el área económica y cultural de la sociedad de la Edad del Bronce temprana, que fue el sistema de ciudades-estado; características de la misma fueron, además del rápido avance cultural, la acumulación de riqueza, la creación de valores de cambio, el estímulo a los lazos comerciales entre los países de Asia Anterior, y Persia Noroccidental con el Cáucaso los cuales beneficiaron al desarrollo cultural de una importante parte de la Altiplanicie Armenia. De los miles de inhumaciones que comprende el complejo de Medzamor tan sólo han sido excavadas 115 tumbas seriadas y 16 túmulos de gran tamaño, pertenecientes a las Edades de Bronce media y tardía y de las Edades de Hierro temprana y avanzada.; tres de ellos estaban completos, con los cuales se ha podido reconstruir el rito litúrgico del entierro. En el centro del cromlech que se hallaba debajo de la losa de piedra y tierra, el féretro está adornado por grandes pedazos de piedra o con baldosas. El difunto ha sido acostado sobre su lado derecho en la segunda mitad de la losa, en posición encogida. En los grandes túmulos son notables los objetos descubiertos en las excavaciones, en especial los adornos elaborados con metales y piedras semipreciosas. Algunos de estos objetos, procedentes de riquezas babilónicas y egipcias, prueban la existencia de lazos culturales que Medzamor guardaba con Estados del mundo antiguo. Los objetos de arcilla, por regla general, están alineados en la cabecera de la losa, más arriba de la línea del cráneo. Los demás objetos, puñal, arco para arrojar flechas, aguja de adorno, abalorios, horquillas para sujetar el cabello, vasija con tapa para conservar polvos perfumados y otros, fueron hallados cerca del cráneo, frente a su rostro o junto a su cuello o su mano. Los sepulcros son de la misma época y se calcula que pertenecen a los siglos XVI a.C. y XV a.C. Es llamativo un sepulcro descubierto en 1980 adornado con una losa de piedra y tierra de medio metro de elevación y un diámetro de cuatro metros; al quitar la losa apareció un fragmento no muy grande del cromlech de tamaño medio construido con piedras toscas de basalto colocadas formando una serie curva. El sarcófago, adornado con baldosas, se hallaba a una profundidad de 1,20 mts. de la superficie del suelo, en dirección Oeste-Este. También llama la atención la decoración del sepulcro: colocadas en plano inclinado, apenas en contacto unas con otras como un abanico, cuatro baldosas de piedra formaban una falsa bóveda. Sobre las baldosas de adorno había grandes fragmentos de vasijas, las cuales eran rogatorias ofrendadas durante la ceremonia litúrgica del entierro. Dentro del sarcófago, a poco menos de un metro de profundidad, apareció el ataúd. Casi tres cuartas partes estaban ocupadas por catorce vasijas y en su parte Sudeste, sobre arena, estaba el deteriorado esqueleto de un varón, recostado sobre su lado derecho, en posición encogida, con el rostro dirigido hacia el Sur. Cerca del cráneo había una aguja para ajustar la vincha de los cabellos, con un extremo en forma de disco. Frente a la cara del cráneo, cerca de la mano, había una vasija con relieves mínimos, un puñal de bronce y una pequeña punta de flecha. En alguna de las catorce vasijas había huesos de animales cornados. Las excavaciones dirigidas por Emma Khanzadian, efectuadas a comienzos de la década del 90, se centralizaron en las cimas tercera y cuarta al Noreste del fuerte; en la cumbre tercera fueron excavados tres estratos del período de la Edad del Bronce temprana, y en la cuarta, otras tres capas de construcciones de la Edad del Bronce media, con viviendas de planos cuadrangulares y rica cerámica coloreada. Las excavaciones de 1996 se realizaron en las áreas del fuerte y de la necrópolis. En el fuerte fue investigado el piso de piedra que, en su totalidad está cubierto por complejos de finalidad económica. Son muchos los hallazgos de cerámicos de la Edad del Bronce tardía, y de briquetas, elementos que se exhiben en el Museo de Medzamor725.

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Kalantaryan, A.A. y Melkonyan, H.A., Archaeological Works in Armenia in 1990-2003, Ereván, 2005, 45.

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Llaman la atención, debajo del piso de una de las viviendas de la cumbre cuarta, dos inhumaciones de niños hechas con el rito tradicional. Un detalle interesante y revelador acerca de las figuraciones religiosas, vinculadas con las ceremonias de sepelio es que en distintos panteones se descubrió como idéntica característica, la de romper intencionalmente vasijas de cerámica junto al lugar en que se sacrificaban uno o varios animales, en un espacio especial pegado a la entrada del cromlech; es decir que con esa ofrenda sacrificial comenzaba la liturgia del entierro y en el mismo acto, seguramente entre plegarias y rogativas que suplicaban piedad hacia el fallecido en su vida del más allá, se procedía a romper las vasijas para interrumpir totalmente toda relación que el muerto hubiera mantenido con la vida terrena. La intención era que el fallecido no regresara por sus cosas; es también por esto que en algunos casos le quebraban los huesos de las piernas, así como las patas de los animales enterrados con él en el mismo sepulcro. Por los motivos decorativos que adornaban esos fragmentos cerámicos, sabemos que quedaban algunos pedazos en el lugar del sacrificio y que los restantes de esas mismas vasijas eran juntados para poco después esparcirlos en el piso de la tumba antes de depositar el ataúd; una vez descendido éste, arrojaban sobre el ataúd los trozos finales que quedaban. Por último, –según las tradiciones de cada región – cubrían o no la tumba con tierra y piedras. Estos ritos procedían de la creencia de que después de la muerte, el cuerpo y el alma permanecían unidos hasta producirse la putrefacción del cuerpo; es en este momento en que el alma se separaba del cuerpo e iba a un plano etéreo donde necesitaría la misericordia de los dioses. Si el fallecido era un militar, por ejemplo, en lugar de vasijas se desmenuzaba un arma; si era una mujer, lo que se fragmentaba era un huso de hilar o adornos que utilizó en vida; si era un niño, se disgregaban sus juguetes. La creencia se completaba en la convicción de que finalmente esos objetos serían usados por el muerto en la próxima vida. Por la forma de construcción, el ritual de entierro y objetos acompañados, el panteón de Medzamor guarda paralelismo de significado con los monumentos hallados en las excavaciones de Karmir Berd, con los túmulos descubiertos en 1959 en Lichashén, y con los de Ket, Verín Naver, todos de mediados del II milenio a.C. Prueba de la existencia de un intercambio cultural es que materiales similares a los hallados en Medzamor se encontraron también en panteones de Artik correspondientes a la Edad del Bronce tardía. De este modo, la necrópolis de Medzamor perteneciente a la Edad del Bronce media, integra el complejo cultural de Karmir Berd, aunque no constituye la última etapa de su desarrollo; a los objetos de arcilla se suman los de bronce, que, no obstante haber sido elaborados en el lugar de su hallazgo, revelan la existencia de relaciones de la Altiplanicie Armenia con el mundo exterior, en especial con tribus de Asia anterior y con vecinos del Norte hasta llegar al Cáucaso, con lo cual se demuestra que la Altiplanicie era ya entonces una región de enlace del Norte con el Sur. Es decir que el desarollo de la cultura de Medzamor continuó en la Edad del bronce tardía – desde fines del siglo XV a.C. hasta el siglo XII a.C. – período caracterizado por importantes acontecimientos políticos en los cuales cumple papel protagonista la tribu Haiasa-Azzi. En esta etapa, la cultura de la Edad del Bronce alcanzó el máximo nivel de desarrollo y la Altiplanicie Armenia se convirtió en un gran centro de Asia Anterior en cuanto a elaboración de metales extraídos de sus monumentos montañeses. En el siglo VI a.C. contaba con una existencia comunitaria. Medzamor se incendió y destruyó en los años 80 a.C., pero pronto la vida renació y se reconstruyeron murallas ciclópeas, la fortaleza y la ciudad.

MONUMENTOS MEGALITICOS - EL OBSERVATORIO ASTRONOMICO DE MEDZAMOR - ACERCA DEL ORIGEN DE LA DENOMINACION DE KARAHUNCH

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Repetiremos conceptos referentes a megalitos, ya aludidos en forma dispersa a lo largo del texto al explicar las figuraciones religiosas en la Altiplanicie. En casi toda Armenia, la historia de la construcción de sepulcros tiene milenios y la inclusión de megalitos en las tumbas es típica del período neolítico, asumiendo la forma de menhires, dólmenes, cromlechs o de murallas ciclópeas.

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Menhires de Medzamor, camino al cromlech.

Entre los cuantiosos monumentos me.galíticos, en una gran amplitud de área está la tradición de los menhires726. Los menhires fueron precedentes de las columnas 726

En idioma bretón men (piedra), hir (larga).

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arquitectónicas de la época histórica; no tuvieron objeto alguno utilitario: son solemnes megalitos elevados con finalidad de adoración y rito religioso, litúrgico o mágico. Lo más probable es que tuvieran relación con el culto de los muertos y con la veneración a la memoria de ancestros o cumpliendo la función de recordar sus hazañas gloriosas727 o ambas cosas a la vez. Si tenemos en cuenta que las figuraciones religiosas que inspiraban temor y temblor establecían una primacía para el culto hacia los dioses, puede ser que los menhires formaran parte del culto de los muertos y sirvieran de símbolo de súplica de los hombres hacia sus totems y dioses, ya sea implorándoles o protección o atenuación de la crueldad divina728. Es también posible que los menhires cumplieran funciones de puntos de observación astronómica o para señalar la división de áreas territoriales. Es posible también que los menhires fueran erigidos como imploraciónfálica de fertilidad y procreación. Los menhires son gigantescas, enigmáticas y esbeltas piedras toscas de forma prismática, erigidas en sentido vertical, de 5 a 20 metros de altura, que aparecen ya en la Edad del Bronce y han subsistido hasta la actualidad. Durante los milenios III y II a.C. estos menhires fueron elevados en laderas del Arakats, Arakatsotn (Shamiram), y en Siunik, Talin, Zanguezur, donde se les rendiría culto. En las cercanías del monte Arakats, donde nace el río Kasagh, que vuelca sus aguas en el Araks, se extendía el distrito de Arakatsotn casi totalmente cubierto de restos de menhires, dólmenes, cromlechs, que en conjunto representaban un verdadero panteón natural. En el distrito de Sisian, cerca de la aldea Karakilisá como ocurre no lejos de Shushí, se los encuentra también muy a menudo. El significado trascendente de los menhires es confirmado por la veneración que las generaciones siguientes mostraron hacia ellos, hasta la actualidad. En otras culturas estos megalitos fueron trasladados a lugares cuyo entorno no guarda relación con su sentido religioso originario; hay culturas en las que con finalidad económica, menhires y dólmenes fueron objeto de modificaciones para mostrarlos perfeccionados ante la visita de turistas. En campos megalíticos, sobre terrazas más altas, se observan restos de ciertas construcciones de roca que descendiendo de más arriba abarcan unas a otras y forman parte de murallas circulares; se han contado doce de estas murallas, de las cuales las mejor conservadas están entre Kosh y Aghavnatun. Se supone que tenían finalidad defensiva o que rodeaban a santuarios; son sus paredes las que adjetivan un carácter enigmático a esas construcciones, que comienzan por bastiones exteriores y descienden hasta el llano; están hechas por rocas irregulares y no elaboradas, y se prolongan por centenares de metros de largo. A veces se entrecruzan y rodean sectores aislados que posiblemente sirvieron de viviendas. Estas construcciones corresponden al neolítico. Cerca de allí hay habitaciones circulares cuyas paredes están hechas de piedras de menor tamaño, y el techo con grandes losas, dejando un orificio de regular tamaño para el ingreso de luz al interior; fueron descubiertos allí un martillo, dos sierras y un cuchillo, todos de obsidiana729. Los cementerios excavados tienen el mismo tipo de construcción; la forma típica es una clase de ataúdes de piedra cuyas paredes laterales son losas cubiertas por una o dos lápidas del mismo material; la diferencia entre esos sepulcros consiste en sus medidas y en la maestría en la elección del tipo de piedra y en la mayor o menor perfección en las terminaciones. Dentro de aquellos receptáculos mortuorios, el cadáver no era colocado de espaldas ni de frente sino sobre uno de sus costados; junto a él ubicaban algunos objetos de su preferencia en vida: armas, herramientas, hoces de piedra, hachas, y puntas de flechas de obsidiana. En épocas posteriores, cinturones con adornos de bronce, cantidades de puñales de cobre con mangos tetraédricos o cilíndricos, y cuchillos, anillos, vinchas; y si eran mujeres, husos, agujas de hueso, pulseras para muñecas y brazos, cinturones, anillos, colgantes, abalorios, aros, vinchas. En ocasiones enterraban dos ataúdes, uno junto al otro; Ghafatarian, K., en Enciclopedia Soviética Armenia, Ereván, 1981, 7, 462. De Sanctis, Gaetano, Storia dei Greci dalle origini alla fine del secolo V, Firenze, 1939, II. 729 Adonts, N., op. cit., 12-14.

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había casos en que cortaban sus pies, a los que ubicaban en otra caja. Finalmente, también a veces los inhumaban sentados o en cuclillas. El menhir fue un primer paso que sería seguido más tarde por los dólmenes730, construcciones funerarias antiquísimas que constituyen las primeras obras arquitectónicas, formadas por complejos de gigantescos bloques verticales de piedra sobre los cuales se asientan otros grandes bloques en posición horizontal. Estos megalitos eran construídos sobre laderas de montañas731 Torós Toramanian, A. Kalantar, Ervand Lalaian, S. Parkhutarian, H. Mardirosian y otros, dedicaron estudios a la presencia de dómenes en Armenia y diferenciarlos con respecto a otros megalitos similares de diversas partes del mundo. Toramanian señala, por ejemplo, que “los entierros con dólmenes no eran tan característicos en Armenia732. Según una hipótesis, los dólmenes fueron originariamente santuarios que luego los clanes convirtieron en necrópolis, destino que tuvieron durante varias décadas y hasta un siglo. Determinados dólmenes fueron monumentos funerarios en los que se hacían entierros colectivos junto con armas y adornos de los inhumados. Estos dólmenes, cada uno de cuyos bloques pesa varias toneladas, eran armados en fila formando círculos, del mismo modo que se hacía en los cromlechs; por el diámetro de estos complejos, su simetría, continuidad y repetición regular, se supone que eran puertas de las tumbas en las que inhumaron a los ancianos del clan, o residencias de los espíritus ancestrales, templos del clan con altares para la ofrenda de sacrificios, o, en conjunto, espacios en los que, en determinadas fechas anuales, se congregaban clanes para celebrar ceremonias religiosas colectivas. Lo llamativo de la entrada subterránea a los dólmenes es que consistían en un pasadizo por el cual sólo se podía ingresar arrastrándose boca abajo. En la Altiplanicie Armenia hay dólmenes en las zonas de Shamshatín y Ashtarak. Ha sido excavado el dolmen de la aldea Hadich, en Artik, donde se hallaron materiales arqueológicos de la Edad del Bronce temprana. En épocas arcaicas, sobre elevaciones rocosas de la Altiplanicie Armenia se construyeron lugares sacralizados y destinados a ceremonias litúrgicas. La erección de dólmenes, menhires y las construcciones de cromlechs denotan una religiosidad que tiende hacia el cielo. Paralela a la significación religiosa del complejo de Medzamor, una serie de montículos en tres plataformas orientadas hacia el Sud indica que tuvo también una significación astronómica. Como lo certificaron las investigaciones, en los años 2800 a 2600 a.C. se realizaron allí observaciones de las fases de la luna y de la salida de la constelación de Sirio, a la que vincularon con el Año Nuevo y la hicieron objeto de adoración. Desde este punto de vista, son significativamente interesantes los conocimientos astronómicos y calendaristas que tenían las agrupaciones tribales que habitaban la Altiplanicie Armenia. Aquellos pobladores neolíticos y eneolíticos de la Altiplanicie contemplaron los cielos estelares, la fluidez o detención de los ríos, los cambios climáticos, cuyas cambiantes apariencias inspiraron el vuelo del pensamiento y generaron hermosas leyendas y epopeyas. Por esa misma razón muchas inscripciones rupestres están directamente ligadas al cielo estrellado, al sol, a la luna y a sus fases, a otras divinidades de los elementos, al culto de los antepasados, que suscitó gran parte de las creaciones populares armenias hasta la época actual. En el centro del ordenamiento de los astros representado en una de las inscripciones de Keghamá está dibujado el sol en forma de rueda radiante y un gran pájaro encima con el pico hacia la esfera candente. Como consecuencia de la identificación de montañas con seres cornados legendarios, la antítesis de este tipo de representaciones se aplicó también a las montañas sureñas y norteñas.

En idioma bretón, dol (mesa) men (piedra). Parkhutarian, S., Los monumentos de cultura material en Armenia Soviética, Ereván, 1935, 32. 732 Mardirosian, H.A., Poblados y necrópolis de la Edad del Bronce tardía, Ereván, 1969, 23, citado por Tumanian, K.S., Panteones de la Edad del Bronce tardía en Khochabagher de Ashtarak, Revista Histórico-Filológica(PatmaBanasirakán Handes), 2, 1997(146), 250. 730 731

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No ha sido descifrada aún la significación de la misteriosa la formación de Karahunch, parecida a la de Stonehenge, en el condado de Wilts, Inglaterra, pero es evidente que además de su significación religiosa la figura representada en un cinturón calendario con la representación geocéntrica del mundo, el lugar servía de observatorio astronómico. La línea perpendicular que partía desde el centro de la trayectoria solar les indicaba los puntos cardinales Norte y Sur. Para tal orientación tomaban como referencia el punto en que el disco solar en su puesta tocaba la línea del horizonte. Idéntica creencia tenían los griegos según las descripciones de los poemas homéricos, los egipcios, y se supone que con ella coincidía la de los constructores de Stonehenge733. Veamos primero lo referente a las investigaciones realizadas en Keghamá. En Armenia la luna aparece en 28 noches: de la nueva a la llena (14 días) y del cuarto menguante a la nueva(14 días); de la división en dos de cada uno de estos períodos resulta el sacralizado número 7. En un círculo de las inscripciones rupestres del que parten 28 rayos, cada uno de los cuales corresponde a una noche lunar y, en su conjunto, a cuatro semanas o sea un mes. Dentro del círculo hay 18 rayos, los que sumados a las 28 noches exteriores, suman 46. El doble de esta suma, equivale a los días que transcurren desde la primavera hasta el verano con una diferencia de un día: 92 días en lugar de 93. Multiplicados por ocho, corresponden al tiempo en el que el sol hace su recorrido total, con una diferencia de dos días y medio (368 días).sobre la base de estos cálculos es posible sostener la hipótesis de que en épocas arcaicas, en uno de los puntos geográficos más elevados de los montes Keghamá, ubicado a 3500 metros sobre el nivel del mar, había un lugar rocoso de pastoreo en la Altiplanicie Armenia donde los hombres prehistóricos erigieron instalaciones sacralizadas destinadas a ceremonias litúrgicas y utilizadas como puestos de observación desde los cuales, con la aparición de la nueva fase de la luna, contaban los días y la cantidad de meses y con los movimientos de las sucesivas fases formulaban advertencias a la población. Esto está confirmado por la presencia sobre imponentes masas pétreas, de gran cantidad de inscripciones en las que están representados elementos de astronomía y del ordenamiento de cálculos cronológicos. Se supone que las inscripciones rupestres grabadas sobre una superficie granítica de los montes de Vardenís continúan y desarrollan los cálculos de los “astrónomos” prehistóricos de Keghamá y que constituyen un monumento singular en el mundo, tanto por su forma como por su contenido. De estas inscripciones son llamativas tres: la primera ocupa una superficie de 120 centímetros cuadrados. Dentro de unos cuerpos hay unos conjuntos de gran cantidad de concavidades semiesféricas. Dos de los conjuntos está formado por siete unidades cada uno; en el tercer conjunto hay tres filas que completan 38 unidades; en el cuarto, los cuerpos semiesféricos están separados. En total hay 56 unidades. Además hay cuatro figuras de las cuales dos son surcos curvos; uno es el cuerpo de una gran hidra y el último es un bosquejo esquemático antropomorfo. Resulta claro pues, que se repite la norma 7, 14, 28 de Keghamá, a los que se suman otros 28. Esta cantidad comprende a 8 lunas nuevas o 2 lunas llenas o sea dos meses lunares. Esta circunstancia permite multiplicar el 28 por 12 que en la Altiplanicie fue considerado como un número sagrado y desde siempre representado con círculos. El producto de tal multiplicación es 336, que equivale a 12 meses lunares. Para completar el año queda agregar el 13º mes lunar de 28 días, lo cual suma 364 días, que equivale aproximadamente a la duración del año solar. En suma, queda pendiente la hipótesis de que eran observatorios astronómicos, hipótesis fortalecida por la presencia, sobre imponentes masas rocosas, de gran cantidad de inscripciones rupestres en las que están representados elementos de astronomía, del ordenamiento de cálculos cronológicos. Sobre la base de investigaciones de las ceremonias Tumanian, K.S., Los panteones de la Edad del Bronce tardía de Khochabagher de Ashtarak, Revista Histórico Filológica, 1997, 2, 146, 250. 733

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litúrgicas celebradas a cielo abierto en el ziggurat del observatorio astronómico de Medzamor y en el atalaya monumental de Mokhrablur es aceptable que en el milenio III a.C. poblaciones campesinas se congregaron en torno a aquellos santuarios para celebrar rituales religiosos y astrológicos. A 30 kilómetros de distancia de Ereván, está Medzamor, uno de los más antiguos poblados y un centro metalúrgico de relevante importancia de la Altiplanicie. El astrónomo E. S. Parsamian, investigando la serie de pequeñas colinas de Medzamor, escribió: “Así, ya las primeras excavaciones en Medzamor demostraron que además de poseer significación de culto religioso, tenían también, paralelamente, significación astronómica vinculada con simples observaciones de los cuerpos astrales. Cronológicamente, las pequeñas áreas planas orientadas desde Sirio corresponden a los años 2800-2600 a.C. Según datos arqueológicos, Medzamor fue habitadaya desde comienzos del III milenio a.C. La serie de pequeñas colinas de Medzamor evidencian que en las profundidades del pasado, los habitantes de la Altiplanicie Armenia, estaban familiarizados con la astronomía, lo cual, a su vez, demuestra el elevado nivel cultural de los habitantes de la llanura del Ararat734”. En excavaciones efectuadas en 1946 en una tumba abovedada de tipo rocoso de la aldea Sanahín, en Alavertí, se descubrió un cinturón-calendario cuyo análisis permitió llegar a la siguiente conclusión: “Habitantes que vivían en la Altiplanicie Armenia, 3000 años atrás, además de una elevada cultura astronómica, como era de esperar, tuvieron también un calendario lunar-solar bastante perfeccionado. En aquel calendario: 1. El año estaba compuesto por 12 meses lunares y comprendía 354 días. 2. El año se dividía en tres estaciones. 3. El inicio del año coincidía, aproximadamente con el comienzo de la primavera. 4. Para que el inicio del año no varíe mucho, de tiempo en tiempo se incluía un mes complementario. 5. El inicio de los meses se determinaba con inmediatas observaciones de la luna nueva creciente y los períodos percibidos tenían una duración de 28 días. 6. El mes se dividía en semanas que revestían los nombres del Sol, la Luna y 5 planetas que habían descubierto sin instrumental alguno. En las inscripciones rupestres están representadas 8 de las 12 constelaciones: Aries, Tauro, Sagitario, Géminis, Cáncer, Leo, Virgo y Acuario”735. En cuanto a la denominación de la famosa aldea Karahunch, que está a 5 kms. al Sudeste de Gorís, en la confluencia de los ríos Vararak y Karahunch, aparece en fuentes escritas bajo las formas Karahunch y Karunch736. Ghevond Alishan hace referencia a estas dos denominaciones737.La más antigua y primitiva es Karunch como se la llamaba en el siglo XIII, según lo que expresa Sdepanos Orbelí en su “Historia de la provincia Sisakán”, en la que manifiesta que aquella era una de las aldeas de la antigua provincia Ailakh738. Karahunch es un nombre compuesto por las partículas Kary hunch. “Kar” significa piedra y “hunch”, en krapar - el idioma docto armenio - significa “extremo, parte inferior o baja, piso, suelo, raíz, rincón, debajo739”.Es decir que la unión de esos dos componentes de la palabra “karunch” significan “debajo de la piedra” o “la parte baja de la piedra”, que corresponde exactamente a la realidad actual de la localidad: en la parte más elevada de la aldea hay un gigantesco macizo pétreo, que es testimonio claro de la causa por la que se dio esa denominación a la aldea. El nombre no perduró inalterable y con el transcurso del tiempo, el pueblo le agregó en la pronunciación una “h” inspirada intermedia con lo cual el topónimo “Karunch” pasó a ser “Karahunch” con el mismo significado anterior

Barsamian, E.S., La significación astronómica de los llanos de Pequeño Blur – Medzamor, Ereván, 1973, 149, citado por Petrosian, K.P., Acerca del tiempo de la creación del Zodíaco y cuestiones conexas, Revista Histórico Filológica, 1988, 4 (123), 163, n. 6. 735 Petrosian, K.P., op. cit., 166. 736 Margarian, A.S., Acerca del origen de unas cuantas localidades, Revista Histórico-Filológica, 1988, 4 (123), 123 737 Alishan, Ghevont, Sisakán, topografía del mundo de Siunik, Venecia, 1893, 260, citado por Margarian, A.S., op. cit., 129. 738 Orbelian, Sdepanos, Historia de Siunik, (Patmutiún Nahanguin Sisakán), Tiflís, 1911, 511. 739 Nuevo diccionario del idioma armenio, Venecia, 1837, T. 2, 552, citado por Margarian, op. cit., 129, n. 33. 734

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SHAMIRAM DE ASHTARAK Shamiram, en tiempos antiguos, era una aldea ubicada en una planicie que se asentaba sobre un gran promontorio elevado en medio de dos desfiladeros, a un kilómetro y medio hacia el Noreste de la actual ciudad del mismo nombre, en la región de Ashtarak, al Sur del monte Arakats. El promontorio tiene una altura que oscila entre los 900 y los 1300 metros y está formado por monumentos de antesita-basalto, piedra toba y otros minerales volcánicos. Geológicamente la zona tiene un relieve en parte ondeado de colinas, y en parte llano, quebrado por valles y cañadas. La región de las aldeas Shamiram y Aruch comprende un conjunto de monumentos arqueológico-arquitectónicos de la Edad del Bronce tardía e inicios de la Edad del Hierro, en la segunda mitad del milenio II a.C. y comienzos del I a.C. El área de la ciudadela abarca el poblado-fortificación, la cisterna, la necrópolis principal con sus monumentos de características propias, el complejo de construcciones litúrgicas, el conjunto de grandes túmulos sepulcrales, las tumbas separadas en las cercanías –entre ellas los dólmenes-, las atalayas megalíticas y las ruinas de casas separadas ubicadas en la planta de la ciudad. Paralelo a Shamiram está el cementerio de Aruch, de la Edad del Bronce media. Su plano estaba pensado como para coordinar, de valle en valle, la defensa de la aldea; la 5ª muralla dividía el poblado en dos sectores; la del Sudoeste formaba la parte amurallada más extensa y densa. El poblado se estableció en el extremo del promontorio, en el espacio donde había estado ubicado el cementerio. En la parte exterior del ángulo oriental de la ciudad se conservó el antiguo acueducto que se usa hasta la actualidad y los cimientos, cuyas paredes están construidas con grandes losas. Donde el promontorio se encuentra con el desfiladero que lo bordea desde el Sudeste, comienza la necrópolis principal. Allí, cerca de la entrada, al llegar a la cima del peñasco, se halla el centro de la roca tallada de las ofrendas rituales a los dioses, donde se eleva el ara semicircular de los sacrificios. Los monumentos antiguos de Shamiram fueron objeto de periódicas investigaciones que desde 1975 fueron realizadas por el grupo de exploración arqueológica de la Universidad de Ereván, dirigido por el profesor Krikor Areshian; abarcaron también grupos de antiguas viviendas no urbanas de aquel período, cercanas a la aldea de Shamiram: Kosh, Talin, Bazmaberd, Artashaván; importancia paralela a la arquitectural tienen los modelos cerámicos descubiertos en estos lugares740; son jarras, ollas, ánforas, fuentes, platos, tazas, vasos, botellones chatos, faroles de aceite. Además se hallaron adornos y armas de hierro y de bronce. Los grandes túmulos abarcan siete sepulcros que forman un conjunto unitario. Ocupan la cima de una de las colinas más bajas de una cadena precordillerana tendida al Sur del monte Arakats. El plano de los túmulos funerarios tiene forma de cruz. Uno de los túmulos es un cenotafio, es decir, una tumba construida en memoria de una persona enterrada en otra parte. Los cadáveres descubiertos en Shamiram de Ashtarak, están recostados sobre un lado del cuerpo o en posición encogida, a veces descuartizados. Hay muchas reinhumaciones. Las lápidas que cubren las entradas están construídas con losas de piedra toba. En algunos de estos túmulos funerarios fueron enterrados ancianos jefes que integraban la nobleza tribal. Las excavaciones de Shamiram demuestran que durante los siglos XX y XIX a.C. ya estaba difundida en aquel territorio la elaboración del hierro.

740 Ohanian, H.A., La cerámica en el período antiguo del poblado de Shamiram, Revista de la Universidad de Ereván, 1989, 2 (68), 208 y ss. ; Khachatrian, Ch., Artashat 2, Ereván, 1981, 96.

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Otro área de túmulos, cuyas características se repiten en la región, es de 30 mts. aproximadamente 741, y contiene varias tumbas rectangulares superpuestas de 2-3 metros de altura formando capas, por lo que se las denomina “de dos pisos”. La orientación de estas tumbas es de Norte a Sur, con la entrada dirigida hacia el Sur. Al ser excavadas estaban rodeadas de paredes revocadas con canto rodado, apilado en forma irregular; debajo de las paredes, la primera capa estaba cubierta con arena volcánica y sobre esta arena había una capa de piedra. Debajo de este tipo de tumba, la segunda no se diferenciaba notablemente de las características de la primera. En esta área, los túmulos son de gran espesor y las tumbas están tapadas con grandes losas de piedra toba (duf), simplemente apoyadas sobre las paredes. Un tercer tipo de tumbas tiene aspecto de un gran cromlech circular, hecho con losas de rocas basálticas yuxtapuestas y rellenado con arenas volcánicas. El tercer panteón, a diferencia de los otros dos, tiene la apariencia de una pirámide de dos niveles. En las rectangulares fosas de piedra se encontraron - hechos de cerámica -, recipientes cotidianos de la casa, utensilios de cocina y para guardar provisiones, astillas de obsidiana, cuentas cilíndricas de abalorios hechos de vidrio, huesos de animales. Estos objetos que se encontraron en los túmulos tienen importante significación pues gracias a ellos se pudo determinar que la necrópolis corresponde a los siglos XIX-XVIII a.C. En el gran panteón Nº 5 se descubrió un sello de la tribu mitanni, que permite deducir que los túmulos sepulcrales de ese panteón corresponden a los siglos XV-XIV a.C. Fueron excavadas tumbas cubiertas con losas y otras apoyadas sobre la nuda tierra. Las tumbas ubicadas al nivel del suelo están rodeadas por cromlechs de piedras sin pulimento de los cuales una parte está rodeada por fuera con paredes hechas con filas de losas alisadas de toba (duf); cada tanto, sobre las losas se preservaron bajorrelieves que representan caballos, un carro de combate, escenas de caza, animales salvajes, discos. En el nivel superior del túmulo de dos pisos había dos ollas policromadas de arcilla, un puñal de bronce, una taza policromada de un solo asa, restos de una caja de madera, cuentas de abalorio, puntas de flecha hechas de cuarzo, dos cráneos de toro. En el nivel inferior se descubrieron 13 distintos modelos de cerámica, huesos de animales sacrificados, restos de cañas. En los años 1990-1991, en el sector septentrional de la necrópolis de Shamiram, distrito de Arakatsotn, área de la aldea Madrasa, fueron investigados diez panteones, de los cuales se excavaron totalmente cuatro, bajo la dirección de Krikor Areshian y Karekín Tumanian; uno de éstos era un gran túmulo cuya cámara sepulcral tenía orientación Este-Oeste con las siguientes medidas: largo, 3,50 m., ancho 2,10 m.; profundidad entre 1,10 m. y 1,25 m. En su interior, el cadáver del fallecido había sido contraído en el ritual del entierro. Después, el panteón fue saqueado pero pudieron rescatarse cuatro vasijas cerámicas y huesos de pequeños y grandes animales cornados que fueron sacrificados en la ceremonia de inhumación. El panteón es ubicado cronológicamente en el período temprano de la Edad del Bronce tardía (siglos XV-XIV a.C.). Los otros dos panteones estaban en la parte exterior de las tumbas en ellos se encontraron cerámicos del período de la Edad del Bronce media. En el mismo lugar, Karekín Tumanian excavó, en el año 2003, la tierra externa de un gran túmulo; entre los materiales descubiertos, cerámicas de la cultura de Karmir Vank742.

OSHAKAN

741 742

Areshian y Asatrian, op. cit., 205. Kalantaryan, A.A. y Melkonyan, H.A., Archaeological Works in Armenia in 1990-2003, op. cit., 79-80.

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En 1998, con ayuda del Banco Central de la República de Armenia y en 2001-2002 con la de la norteamericana Fundación Kfoeller, bajo la dirección del arqueólogo Pavel Avetisyan fueron excavados grandes panteones de la necrópolis que está en la orilla izquierda del río Kasagh, zona de la aldea Oshakán, distrito de Arakatsotn. Esa área de túmulos funerarios es de 25 a 30 metros; en los centros de los cromlechs, sobre la tierra de la inhumación (1x1,5 m) fueron colocados fragmentos de objetos. Dentro de los sepulcros fueron hallados trozos de cerámica; las características de las estructuras y planos de las tumbas permiten establecer que son del último cuarto del milenio III a.C. (Edad del Bronce media) Entre los estudios de las etapas tempranas de Armenia tiene importante significación un excepcional monumento de cultura de Karmir Berd perteneciente a la Edad del Bronce media; apareció durante la excavación efectuada en el sector Noroeste del panteón de la aldea de Oshakán, en cuya tierra (Nº 30), la expedición de investigación arqueológica descubrió, en el año 2002, fragmentos de objetos y de restos; comprende alrededor de dos decenas de vasijas coloreadas, un caldero completo de bronce, una taza, un puñal, una red, la estatuilla de un león con base, 9 puntas de flecha de cuarzo, diversos abalorios (algunos de vidrio), una maza de hematita; y gran cantidad de huesos, de animales cornados - grandes y pequeños -, y de pájaros. La variedad del materiales arqueológicos extraída de los panteones y sus paralelos en Asia Anterior y en el Cáucaso autorizan a ubicar cronológicamene el complejo entre los finales del siglo XVII a.C. y comienzos del XVI a.C. Datos de un análisis de osamentas zoológicas del panteón, calibrado sobre la base del sistema de Carbono14 en Tubingen (República Federal de Alemania), establecieron que correspondía al año 1506 a.C. Por el entierro de un fallecido pudiente inhumado en el panteón de Oshakán, se dedujo por primera vez la elevada situación social de los habitantes que gozaban de la cultura de Karmir Berd y esto tiene una importancia singular en cuanto a dilucidar cuestiones socio culturales y a interpretar y descifrar enigmas litúrgico-religiosos fundamentales referentes a la última etapa del período de la Edad del Bronce media en Armenia como en todo el Cáucaso743. En 1990, una expedición investigadora conjunta del Instituto de Arqueología y Etnografía y de la Universidad Nacional de Ereván, dirigida por L. Biakov y Hrand Avetisyan excavó 25 panteones de nuda tierra (himnahoghaín) entre las aldeas de Oshakán y Aikeshat, en la necrópolis que se encuentra sobre la orilla izquierda del río Kasagh. Los materiales descubiertos consisten en un cinturón de bronce, con elementos vinculados al armamento, pulseras, adornos y gran cantidad de modelos de cerámica. En el estudio preliminar, todo el complejo puede ser establecido en los siglos XII-VIII a.C.744.

GAIDZON Era el primitivo nombre de un territorio que más tarde se denominaría Shnogh, en la región que rodea a la antigua ciudad de Manés. En una vasta área que abarca muchas localidades, excavaciones arqueológicas descubrieron necrópolis compuestas por sepulcros, túmulos, cromlechs de diámetros que varían alrededor de los 12 metros, correspondientes a diversos períodos prehistóricos. Entre estos hallazgos, se localizaron sepulturas de los siglos XVI a VII a.C. en casi todas las cuales junto con el cadáver habían sido enterrados objetos de arcilla –ollas, recipientes para guardar alimentos, ánforas, jarras- y junto a ellos cenizas y fragmentos carbonizados de astillas de madera quemada, seguramente restos de ceremonias de sacrificio y cremación. En las vasijas predominan los colores gris y negro brillante y los motivos decorativos son muy simples: ondas, figuras espiraladas y 743 744

Kalantaryan, A.A. y Melkonyan, H.A., Archaeological Works in Armenia in 1990-2003, op. cit., 70. Kalantaryan, A.A. y Melkonyan, H.A., Archaeological Works in Armenia in 1990-2003, op. cit., 83.

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zigzagueantes. Llaman la atención las ánforas de boca mediana, cuello corto, cuerpo muy hinchado y base sumamente pequeña, que les da un aspecto estético sumamente típico y atrayente. En una necrópolis había un hogar de 75 a 80 cms. de diámetro, algo elevado del suelo, para rituales de cremación y de adoración del fuego.

URTATEGH - KARAKOTUK En junio de 1972 se realizaron excavaciones enmonumentos arqueológicos de Medz Urtategh (Gran Desaguadero) y de Karakotuk, cercanos a Shnogh745. Permitieron comprobar que tanto en Urtategh como en Karakotuk había necrópolis. Además, a 5 kilómetros de distancia de Karakotuk hacia el Sudoeste, se descubrió gran cantidad de panteones en las localidades de Korner, Ghashkhatalá, Karmir Kiugh, Mirzakar. De ellos, una significativa parte está compuesta por cromlechs con diámetros que varían entre 12 y 4,5-6 metros. En las localidades de Korner y Ghashkhatalá se hallaron pequeños túmulos. Los círculos que sobresalen de la tierra en una parte de los panteones, están en buenas condiciones; en otras apenas si se notan. La necrópolis de Karakotuk está compuesta por alrededor de 200 panteones grandes y pequeños y la de Urtadegh, por 25. Está a 400 metros de Medz Urtadegh y ocupa un área de 10 hectáreas. Aquí hay tanto cromlechs como pequeños túmulos y panteones hechos con morrenas746. Los panteones de Urtadegh se notan apenas; 23 de ellas son cromlechs y 2 son túmulos. El diámetro del círculo exterior pedregoso de los cromlechs es de 10 12metros; el de uno de los túmulos es de 22 y el del restante es de 18 metros. Estos últimos cromlechs sobresalen un metro de la tierra y están sobre la concavidad inflada del centro de la planicie llamada Medz Urtategh (Gran Desaguadero), en el extremo oriental de la necrópolis. El diámetro del círculo exterior pedregoso era de 12 metros pero las fosas eran de medidas variables. Los círculos pedregosos de los cromlechs, visibles en la superficie del suelo, excepto uno que por lo visto fue saqueado hace mucho tiempo, están en su lugar. De esta necrópolis, exceptuando el panteón depredado, fue excavado otro túmulo también de 22 metros de diámetro. Según V.V.Avedian, los elementos descubiertos corresponden a los siglos XIV-VII a.C.

KANAKEGH Este monumento arqueológico, donde se conservaron restos de poblados de distintos períodos, está sobre la costa occidental del lago Seván. En una extensa necrópolis de la Edad del Bronce tardía y de la Edad del Hierro temprana se observan túmulos rellenados de tierra y piedras, rodeados de cromlechs. En 1980, antes de construirse un nuevo camino para automóviles que pasaría por el área del monumento, se efectuaron excavaciones para preservar dos construcciones arqueológicas sepulcrales. La primera tenía 12 metros de diámetro, con un relleno de tierra y piedras de cerca de un metro de elevación y estaba comunicado con un cromlech de granito. Debajo del túmulo, mezclado con el relleno, se descubrió el esqueleto de una persona en posición sentada; y sobre las lápidas, restos de otra persona que había sido sacrificada en la ceremonia ritual del entierro. También se halló un puñal de bronce, de hoja chata y cuya empuñadura tenía un agujero, que posiblemente fue utilizado para el sacrificio humano, y un abundante conjunto de vasijas de cerámica. Ese panteón es interesante por tres importantes características: 1. Sobre el coronamiento V. V., Antiguos panteones en el área de Shnogh, Boletín de Ciencias Sociales, 1974, 12 (384), 80. Los glaciares, en su lento descenso desde las alturas de las montañas, arrancaron piedras y fragmentos de rocas, las arrastraron y con el roce las desgastaron, redondearon y formaron las llamadas morrenas.

745Avetian, 746

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del túmulo habían erigido una columna vertical (de piedra o de madera) de la cual se conservaron las piedras que afirmaban el pedestal. 2. En la parte exterior del sector occidental del cromlech, había, adjunto, un cofre de piedra con significación litúrgica. 3. El patrimonio del sepelio no se hallaba en la fosa sino bajo el túmulo, rodeando las lápidas. En el segundo túmulo había una enorme cantidad de restos de vasijas funerarias, fragmentos de cerámica y astillas de cuarzo. Los túmulos son de los siglos XIV-XIII a.C.747 En los años 1999-2002, dirigidos por A. Piliposyan, fueron realizados trabajos de investigación de campo en la necrópolis del poblado de Kanakegh, que se halla a orillas del Seván, a 5 kilómetros de distancia de la aldea Eranós, donde fueron excavados grandes túmulos de los cuales existía información acerca del segundo. Tenía un cromlech de 15 metros de diámetro; en su interior fueron halladas 3 fosas sepulcrales. La fosa norteña estaba revestida por abundantes fragmentos cerámicos. Era un entierro colectivo de 9 hombres, 3 mujeres y dos niños. Uno de ellos era el “dueño” del panteón, en torno a quien habían colocado los materiales: cerca de 30 eslabones de bronce, diademas, puntas de flechas de obsidiana, abalorios, vasijas de cerámica negro lustradas. Los hallazgos más importantes son dos moldes bifacéticos para fundir adornos, el crisol de arcilla y un sello cilíndrico de hematita. Este panteón es radicado cronológicamente entre el último cuarto del siglo XV a.C. y la primera mitad del siglo XIV a.C.748.

EL PANTEON DE MEGHRATSOR En el verano de 1984 se estaban realizando obras de construcción en Meghratsor, en el distrito de Hrazdán. Después de una somera investigación los expertos llegaron a la conclusión de que se encontraban ante toscas losas de granito orientadas de Norte a Sur, que formaban un sepulcro; no se pudo determinar la posición de los huesos humanos porque los obreros, durante los trabajos de limpieza, tiraron fuera los restos. Sólo se pudo recoger una parte del patrimonio, que estaba compuesto en gran parte por distintas vasijas de cerámica, ánforas, ollas, fuentes para conservar madzun (yoghurt), copas, bases, collares hechos con cuentas de ágata de color rojo anaranjado y de vidrio, etc. El patrimonio de metal era un pequeño adorno colgante de bronce con forma de pájaro; juzgando por la abundancia de cerámicos, el enterrado debe haber sido persona de buena posición económica749. Había 13 tipos de ánforas, que por su forma pueden agruparse en tres grupos: sin asa, de un sólo asa y con asa formada por una saliente en todo el círculo que bordea la boca. La mayor parte estaba formada por ánforas sin asa, las cuales, a su vez, pueden clasificarse en tres tipos. Al primer tipo corresponde el ánfora grande, negra, con brillo de espejo, con hinchado cuerpo redondo, cuello corto, coronado por amplia boca circular. La parte de la base está adornada por muchas líneas en bajorrelieve. También se le ha dado brillo a la cara interior de la corona. El segundo tipo de las ánforas es sin asa, de cuerpo corto, acompañado por dos vasitos. Uno de ellos es negro-lustrado; el otro es brillante. Los cuellitos de ambos son apenas notables y sus coronas son circulares y muy marcadas con altorrelieves. La bases son gruesas y anchas. Debajo del cuello del primero hay un adorno hecho de líneas que gira en toda su redondez y que incluso desciende hasta su parte más ancha. El segundo está del mismo modo adornado pero con tres líneas ondeadas y con la corona decorada por una

Areshian, Krikor, Excavaciones de preservación en la necrópolis de Kanakegh, Ereván, 1981. Kalantaryan, A.A. y Melkonyan, H.A., Archaeological Works in Armenia in 1990-2003, op. cit., 82-83. 749 Gharibian, Ikit K. y Byiakov, L.N., Panteón de la Edad del Bronce tardía recién hallado en área de la aldea Meghratsor, Revista de la Universidad de Ereván, 1987, 2 (62)117. 747 748

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franja de líneas horizontales. La base está adornada por líneas grabadas en posición sesgada. En uno de los hombros hay un claro altorrelieve que representa a un ofidio de cabeza grande, serpenteante, con las fauces abiertas. Todo el cuerpo de la serpiente está cubierto por puntos, los cuales, posiblemente, simbolizan las escamas de la epidermis del reptil. Los recipientes adornados con la figura de la víbora se encuentran con frecuencia en Lichashén, donde el cuerpo de las vasijas litúrgicas de dos bocas está adornado con esa figura750; también en Medzamor751, Tvin752, en Aikeván753 y en Tilichán. La tercera clase de vasijas es notablemente cuantiosa, representada por 10 pequeñas y delicadas unidades,similares entre sí. Tienen el cuerpo corto, el cuello largo y ancho, redondeada, la corona muy tendiente hacia adentro, la cual en muchas de las vasijas está dividida en la parte inferior. Las bases son estrechas y planas. La parte superior de todas las vasijas está decorada con series de líneas en bajorrelieve y sobre una se conservaron restos de la pintura roja que fue coloreada después del secado, algo que ya se había notado sobre otra serie de vasijas de esa necrópolis. Esa forma de pintura fue observada también en el poblado del período preurartiano de Karmirblur y en vasijas descubiertas en excavaciones de Takia, Ghapán, Kacharán, Nazrván, Tvin y Lorriberd, es decir, que esa técnica de pintura apareció a fines de la Edad del Bronce tardía y que perduró hasta los tiempos armenios tempranos. Llama la atención la técnica de elaboración de esas vasijas. A causa de su delicadeza y pequeñez les fue difícil elaborarla en su totalidad sobre el torno de una sola vez, razón por la cual primero prepararon en el torno dos partes aisladas y después empalmaron la parte superior a la inferior. Como consecuencia de esto, los puntos de unión son inclinados. Las vasijas de un solo asa están representadas por una pequeña y delicada ánfora cuyo cuerpo redondo e hinchado se transforma con soltura en la parte redondeada de la corona con la que termina el ancho cuellito vertical. En el corte, el asa redonda se aleja de la corona elevándose levemente de la superficie de la vasija cerca de la base del cuellito. La base de apoyo de la pequeña vasija está adentrada. Esta vasija se elaboró igualmente por el sistema de empalme y por los puntos de unión pasa una franja que adorna la parte superior del cuerpo, y todo el resto del cuerpo es decorado por apretadas franjas verticales barnizadas. En este panteón las vasijas cuyo agarre se parece al borde de una mesa están representadas también por un solo ejemplar. Es un recipiente grande negro-lustrado, con cuerpo redondo-hinchado, con ancho y alto cuellito vertical que resueltamente tiende a la corona, que sobresale hacia afuera. La base de apoyo es angosta y redonda. Casi en el centro del cuerpo, en posición horizontal, están afirmadas tres manijas chatas tipo borde de mesa, con bordes redondeados. Bajo el cuellito la vasija está decorada por varias series de líneas en bajorrelieve y por el centro pasa otra franja también cavada. Además, todo el cuerpo está adornado con líneas verticales tenuemente barnizadas. El arqueólogo Krikor Areshian, reuniendo los materiales recién hallados en Meghratsor, en especial las vasijas con agarre tipo borde de mesa, junto con otros elementos que recolectó en un derruido sepulcro de la aldea Solak, zona de Ildaruní (Hrazdán), estableció que pertenecen a los siglos XVI-XV a.C.754 De donde tales vasijas corresponderían a la Edad del Bronce media.

Gharibian cita excavaciones aun no publicadas de H. Mantsakanian; op. cit., 117, n.2. Khanzadian, E., Mkrtichian, G., Parsamian, E., Medzamor, Ereván, 1973, 120,123, citado por Gharibian, I. y Byiakov,L., op. cit., 117, n. 3. 752 Gharibian y Byiakov, op. cit., 117, n. 4. 753 Excavaciones de Piotrovski, P., y Esayan, Sdepán, cuyos materiales no fueron aun publicados, citado por Gharibian y otro, op. cit., 117, n.5. 754 Los materiales mencionados se conservan en el Museo Estatal Etnográfico de Ereván; Gharibian y Byiakov, op. cit., 119, n.8 750 751

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Vasijas con agarre tipo borde de mesa fueron también halladas en monumentos arqueológicos de comienzos de la Edad del Bronce tardía. Se encuentran raramente en el primer grupo de cerámicos de la necrópolis de Artik755 y en el Museo de Lichashén756. Algo pasada la primera etapa de la Edad del Bronce tardía, las asas del tipo descripto se encuentran con más frecuencia en Lorriberd757, Tvin758, Tilichán759, y en otros monumentos de esas regiones Paguer, Astghí Blur, y en materiales obtenidos en excavaciones en esas localidades las que están más perfeccionadas y aparecen franjas que bordean al asa afirmada al cuerpo. Esas asas, y por lo tanto el monumento arqueológico del que formaban parte son definitivamente de la Edad del Bronce tardía y de la Edad del Hierro temprana. En el patrimonio de entierro de Meghratsor se encontró una sola olla. Tenía color rojo y estaba sumamente ahumada. El cuerpo hinchado casi no se diferencia de la medida del cuello, que prácticamente no existe y que termina en un corte horizontal que coincide con la corona. La base de la olla, redonda, es muy angosta. Las fuentes están representadas por cuatro ejemplos de diversas formas. El primero, es un recipiente de color negro-lustrado cuyo cuerpo se eleva con soltura y se estrecha algo, poco antes de terminar en la corona horizontal. La segunda fuente es también negro-lustrada. Está revocada a mano. Comparativamente, el cuerpo asciende en forma más decidida y al llegar al máximo de su diámetro comienza a estrecharse hasta acercarse a la corona que, por superar el diámetro lo obliga a abrirse un poco hacia afuera. La base es plana. Por el centro del cuerpo pasa una franja en bajorrelieve y sus bordes están adornados con líneas zigzagueantes a las que, junto a la franja, acompañan triángulos que están subrayados con líneas oblicuas y cuyos vértices se dirigen hacia arriba. Fuentes también revocadas a mano y con los mismos motivos decorativos fueron halladas en otros sepulcros de esta misma necrópolis. La tercera fuente es roja. También está hecha siguiendo el sistema de revocado a mano, con una mezcla tosca; la superficie exterior no es lisa y está inclinada hacia un lado. La fuente tiene una base plana y de alí el cuerpo asciende ensanchándose gradualmente hasta terminar en una corona redondeada. Más interesante es la cuarta fuente. Es negra, desde un lustrado medio hasta llegar a un brillo espejado y en la parte interior tiene comparativamente la forma de la mitad de una cáscara de nuez. La fuente pertenece al tipo del segundo ejemplo que, a diferencia del primero, está hecha en torno de alfarero. Tiene el cuerpo ancho, que desde la plana base redondeada asciende y luego se inclina hacia adentro, y poco después sus costillas interiores rematan en la corona. A los lados diametralmente opuestos a las costillas tiene una línea horizontal en bajorrelieve y hoyuelos de 6-7 mm.de diámetro hechos con un instrumento especial. Se adornó toda la fuente mediante un barniz y el dibujo de una cruz. Las fuentes con forma de cáscara de nuez aparecieron por primera vez en monumentos arqueológicos de la Altiplanicie Armenia a fines del milenio III a.C. y perduraron hasta la Edad del Hierro temprana. Este fenómeno de los recipientes con agarres con forma de borde de mesa es una prueba complementaria de que la cultura material de Armenia se desarrolló ininterrumpidamente y una evidencia demostrativa de su sucesión hereditaria. Como vimos, de la copa (que, en realidad, es una tacita) que integraba el patrimonio funerario, había un solo ejemplar, pequeño, de color negro lustrado. El cuerpo tiene forma de un doble cono; el apenas notable cuellito, inclinado, se pierde en una unidad con la redondeada corona. Comparativamente, la base es ancha y plana. La chata manija en la costura, que está decorada con una franja vertical en bajorrelieve, parte desde debajo del cuellito hacia el centro del cuerpo. El exterior de la parte superior de la copa está adornado Gharibian y Byiakov, op. cit., 119, n.9 ibidem, n. 10. 757Idem, ibid., n.11. 758 Idem, ibid., n.12 759Idem, ibid., n.13 755

756Idem,

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con franjas de tres líneas oblicuas que subrayando arriba con una, abajo con dos líneas, forma triángulos. La base está decorada con un adorno en forma de cruz. Las dos últimas vasijas son comparativamente originales. La primera es un ánfora usual no muy grande y la segunda es una base que se utilizaba como sahumerio. Ambas están hechas a mano con mezcla tosca, tienen paredes gruesas, ásperas e inclinadas y están pintadas de negro lustrado muy irregular y presentan el cuerpo hinchado, cuyo largo cuello se va adelgazando gradualmente hasta llegar a la ancha y redondeada corona. La base es plana y delgada. De los hombros de la vasija, equidistantes, hay dos salientes con forma de fruto, entre las cuales hasta la cocción han sido empalmadas aberturas en el cuerpo, debajo de las cuales pasa un cinturón con forma de cuña. Los adornos con forma de cuña son característicos de la Edad del Bronce tardía y raramente se los encuentra en monumentos de la Edad del Hierro temprana. La base-sahumerio, vasija de doble saliente de las cuales la altura de una equivale a un tercio de la altura general de la otra vasija. Sobre una de las paredes se han abierto dos hoyuelos ovalados y del lado diametralmente opuesto hay hoyuelos de la misma forma, en el centro de uno de los cuales han abierto un paso, es decir, han hecho un agujero. En muchos monumentos de la Altiplanicie se encontraron objetos similares que son concernientes al culto y muy fundadamente son denominados bases-sahumerio. Fueron hallados en el litoral del lago Seván, en aledaños de Ereván, en poblados pre-urartianos de Karmir Blur y en Lorrí Berd760. Figuras de sahumerios parecidos se descubrieron en sellos y sobre objetos de arte de Asia Anterior. Sobre uno de los sellos sumerios está representada una escena de sacrificio, en la cual sobre un alto sahumerio está colocada la cabeza de la víctima (una cabra) y en otro sahumerio más bajo, un vaso, del cual se elevan volutas de humo761. De las mismas columnas de vahos o de humo hay en sellos akkádicos y en Ur y otros poblados antiguos762. En una parte de esas escenas se ve que de las vasijas se derrama agua o que se eleva una llama. En otras figuras, están erguidos delante del trono del dios semejando ánforas de las cuales se elevan foliados árboles de la vida763 . Tanto en Asia Anterior como en la Altiplanicie Armenia, los sahumerios se utilizaban durante las ofrendas de los sacrificios dedicados al culto a la fructificación y a la idea de resurrección de la vida natural764. Entre los adornos que se hallaron en el patrimonio fúnebre de Meghratsor hay un colgante de bronce con forma de pájaro y una pequeña cantidad de cuentas de obsidiana y de vidrio de distintos colores; el colgante parece representar a una paloma de ancho pecho, el cuello alto y una pequeña cabeza con los ojos hinchados, ancha cola y patas no muy largas. Las alas debían ser de vidrio coloreado. Los colgantes con forma de pájaro eran bastante numerosos y se encontraron en Nor Baiazid, Elar, Karchakhbiur, Tilichán, Ketashén, Lorrí Berd765 y en excavaciones de otros monumentos. A diferencia del adorno con forma de pájaro de Meghratsor, los demás son huecos, de grandes dimensiones, y a la altura del medio del cuerpo tienen argollitas por las cuales el adorno es colgado. Pero en este caso no, y son reemplazadas por un agujero en sentido vertical que atraviesa el cuerpo por donde seguramente pasaba la cadenita con la que se colgaba el adorno. El panteón de Meghratsor corresponde a los siglos XIII-XII a.C.

Gharibian, Ikit y Pyiakov, L., op. cit., 122, ns. 24 a 28. Klima, J., Gesellschaft und Kultur des alten Mesopotamia, Prag, 1964, 77, n. 7, citado por Gharibian y Pyiakov, op. cit., 122, n. 29. 762 Buchmann Briggs, Early Near Eastern Seals in the Yale Babylonian Collection, New Haven and London, 1981, 444-446, citado por Gharibian y Pyiakov, op. cit., 122, 30. 763 Gharibian, Ikit y Pyiakov, L., op. cit., 122, n. 31. 764 Kramer, S., L’Histoire commence en Summer, Artkauet, 1957, 37, citado por Gharibian y Pyiakov, op. cit., 122, n. 32. 765 Tevechian, Seda, El mausoleo Nº2 de Lorrí Berd, Revista Histórico-Filológica, 1972, Nº 2, ilustración 6. 760 761

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EXCAVACIONES EN ESTRATOS DE AGARAK En el año 2001, con respaldo financiero de la Fundación Gfoeller, bajo la dirección de Pavel Avetisyan, comenzaron grandes excavaciones en la pluralidad de estratos del monumento arqueológico de Agarak; se encuentra en el circuito de Ashtarak, distrito de Arakatsotn y ocupa un área que se extiende desde las actuales localidades de Agarak y Voskehat hasta la alta orilla Oeste del río Amberd. El conjunto monumental está compuesto por las canteras y el complejo de socavones abiertos en la roca, rodeados por poblados construidos en pluralidad de estratos, y por necrópolis. Las excavaciones demostraron que el área fue habitada en la primera cuarta parte del milenio III a.C. Durante los reinados de los Iervantuní y los Ardashesian( siglos VI-I a.C.) la misma región estuvo constituída por poblados que en lo sucesivo continuaron su existencia hasta los siglos XVII-XVIII. Las investigaciones arqueológicas de campo fueron efectuadas en el primer estrato del complejo norteño del monumento, que es una gigantesca plaza pública con restos de laboreo de piedra toba donde se conservaron remanentes de construcciones socavadas en la roca, de cementerios de piedra labrada, de bodegas, silos, hornos subterráneos (tonires), pisos, como también residuos de cañadas, pocitos, y de otras hondonadas que evidentemente tuvieron finalidades prácticas. Es posible establecer el período temprano del monumento entre los siglos XXIX a.C. y XXVI a.C. (Agarak 1ª). En el corte estratigráfico se notan dos subcapas de la Edad del Bronce temprana con una separación intermedia. Los objetos descubiertos son típicos del último período de Mokhrablur, de las capas superiores de los poblados de Shengavit y Karnut. Las estructuras cavadas sobre rocas de los complejos pertenecen al poblado de Agarak de la Edad del Bronce temprana. Las observaciones estratigráficas permiten afirmar que en el primer cuarto del milenio III a.C., esta área fue un gigantesco complejo de adoración religiosa. Los arqueólogos que investigan estos monumentos tienen unánime convicción de que por sus estructuras, estos estratos rocosos tuvieron por finalidad ser construcciones rituales dedicadas a la celebración de oficios de glorificación e impetración a dioses, razón por la cual una parte de ellos parece ser hitita y una sensible parte, frigia, enlazadas por el culto a Cibeles(Kibela)766. Hasta las excavaciones de Agarak, no había sido evidenciado un monumento de este tipo en toda la Altiplanicie Armenia. Puede considerarse que la segunda capa habitada de Agarak 2ª corresponde a los siglos XVIII-XVI a.C. (período post-kur-araksiano); habla en favor de este cálculo cronológico, en primer lugar, la presencia de cerámica coloreada de Karmir-Berd de la Edad del Bronce media. Objetos cerámicos pertenecientes a la Edad del Bronce tardía y hallazgos metálicos típicos de la Edad del Hierro, ubican cronológicamente la 3ª capa de Agarak III en los siglos XV a.C. – IX a.C.767

LA VIDA EN LA SIRIANA Y SUS VECINDADES EN LOS MILENIOS III a.C. II a. C. Siriana (en armenio, Asorik) se hallaba en Cercano Oriente, limitada al Occidente por el mar Mediterráneo y Fenicia, en el Oriente por el río Eufrates, la Mesopotamia y Babilonia, al Sur por los desiertos de Arabia y por Palestina y en el Norte por Cilicia y Commagene. Cibeles o Kibela, Kibeba, Ma Maia, Gran Madre. En Frigia, madre mítica de todas las criaturas, del despertar de la Naturaleza, de la fructificación. Según la leyenda, vivía en las altas cumbres y recorría las montañas en un carro a cuyo yugo iban uncidos leones y panteras. 767 Kalantaryan, A.A. y Melkonyan, H.A., Archaeological Works in Armenia in 1990-2003, Ereván, 2005, 47 a 51. 766

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Estaba compuesta por Siriana del Norte o Alta Siriana, y Siriana del Sur o Baja Siriana. Fue zona de enlace de las más antiguas rutas de caravanas, donde durante siglos chocaron y se entremezclaron diversas tribus y pueblos; en su territorio existió una serie de ciudades y ciudades-estado: Alalakh, Amorru, Damasco, Khalpa, aisladas y dominadas por reyezuelos autónomos. Siriana, sometida por vecinos poderosos – los hicsos, Mitanni, Babilonia, Egipto, el reino hitita-, quedó impedida de crear un Estado unificado. Poco se sabe de la más antigua cultura de Siriana. Los hallazgos arqueológicos subrayan la influencia de las culturas egipcia, babilónica, hitita; en un principio, los siríacos utilizaron un alfabeto jeroglífico parecido al de los egipcios. Gran parte de las inscripciones descubiertas por arqueólogos y confirmadas por lingüistas corresponde a los milenios III y I a.C. en la Mesopotamia, y fue escrita primero en sumerio y después en akkádico. Aunque en distintas épocas, esa región fue poblada en grandes cantidades por densas tribus hurritas, amorritas, kassitas, arameas, lo cual ratifica la hipótesis de su convivencia multitudinaria. Aproximadamente en esta época, se reorganizó y vigorizó en Asia Menor el segundo reino hitita, al punto de ser capaz de contener la ulterior expansión de los hurritas, quienes se afirmaron en la Mesopotamia septentrional, territorio al que los asirio-babilonios denominaban Shubartú. Finalmente, los kassitas invadieron la Mesopotamia inferior o Babilonia. Es cierto que el desarrollo social de aquellos reinos alcanzó un nivel mas elevado que en zonas interiores de la Altiplanicie; pero en el II milenio a.C., mientras en la sociedad hitita y hurrita ese desarrollo social se preservó sólo como una reviviscencia, en el interior de la Altiplanicie el nivel social se mantuvo estable, ordenado y en perfecto vigor. La temprana elaboración de metales en Asia Menor aceleró la penetración de tribus a los centros civilizados de Asia Anterior e intensificó las relaciones con esos centros. Prueba de la importancia que significó ese intercambio, es el papel que el comercio, ya en el año 2000 a.C., jugó para los asirios - o, mejor dicho para los habitantes de la ciudad de Assur teniendo en cuenta la participación activa de representantes pudientes de aquellas tribus locales en la labor mercantil. A comienzos del siglo XIX a.C., en la población del centro de Asia Menor se intensificó la división en clases, se profundizó la esclavitud, los reyezuelos fuertes comenzaron a dominar a las ciudades-Estado vecinas lo cual desembocó en la recreación del antiguo reino hitita y, al mismo tiempo, en el mayor desarrollo de la actividad comercial de los asirios. Entre los milenios III y II a.C., en especial en el fértil valle del río Orontes768, en los oasis de Damasco y Palmira, dominaban tribus hurritas y amorreas, que a comienzos del II milenio a.C. adoptaron un sistema de clases sociales. Ese territorio era la Siriana o reino siríaco, que tan importante papel cumpliría en el terreno cultural-religioso en siglos posteriores de nuestra Era. A fines del milenio II a.C. Siriana fue invadida por clanes hurritas-subarianos-amorritas y por nómades arameos que no solamente destruyeron su economía sino que también ejercieron una influencia idiomática e impusieron su lenguaje en detrimento del siríaco, al punto que el idioma de la población siríaca fue cediendo y se fue asimilando paulatinamente al arameo, y el país fue denominándose también “Aram”. Al comienzo del milenio I a.C. los siríacos utilizaron un nuevo alfabeto correspondiente a 22 pronunciaciones consonantes, que hacia el año 406 de nuestra Era sería consultado por el erudito Mesrob Mashdotz durante sus investigaciones previas a la invención del alfabeto armenio769. Durante aquel milenio I a.C., este arte de escritura

El río Orontes(Nahr-el-Asi) nace en la antigua Celesiria o valle del Bekaa, entre el Líbano y el Antilíbano, en un manantial llamado Mgarat-er-Rahib; corre hacia el N.N.NE, formando varias lagunas y pantanos y cerca de Homs el gran lago de Homs de unos 50 kms. cuadrados de superficie. Después de cierto recorrido desagua entre el Djebel Akra y el puerto de Seleucia(Sueidié). Su curso es de unos 400 kilómetros. 769 Con genial visión política, la creación del abecedario armenio tuvo por finalidad alfabetizar al pueblo con grafías propias, preparar una élite cultural que tradujera la Biblia y obras clásicas al idioma armenio, y fundar escuelas en 768

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perfeccionada y fácil se difundió por los países civilizados circundantes, entre ellos en los actos de la administración oficial de Armenia. Aproximadamente en el milenio I a.C., se reorganizó y vigorizó en Asia Menor el segundo reino hitita, al punto de ser capaz de contener la ulterior expansión de los hurritas, que se afirmaron en la Mesopotamia superior, territorio al que los asirio-babilonios denominaban Shubartú. Finalmente, los kasitas invadieron la Mesopotamia inferior o Babilonia. Es cierto que el desarrollo social de aquellos reinos alcanzó un nivel mas elevado que en las zonas interiores de la Altiplanicie y que en Transcaucasia, pero en el II milenio a.C. mientras en la sociedad hitita y hurrita ese desarrollo social se preservó sólo como una reviviscencia, en el interior de la Altiplanicie el nivel social, estable y ordenado, estuvo en perfecto vigor. La temprana elaboración de los metales en Asia Menor aceleró la penetración de las tribus a los centros civilizados de Asia Anterior e intensificó las relaciones con esos centros. Prueba de la importancia que significó el intercambio, es el papel que ya en el año 2000 a.C. jugó el comercio para los asirios- o, mejor dicho, para los habitantes de la ciudad de Assur -teniendo en cuenta la participación activa de los representantes pudientes de aquellas tribus locales en la labor mercantil. A comienzos del siglo XIX a.C., en la población del centro de Asia Menor se intensificó la división en clases, se profundizó la esclavitud, los reyezuelos fuertes comenzaron a dominar a las ciudades Estado vecinas lo cual desembocó en esa recreación del antiguo reino hitita y, al mismo tiempo, en el mayor desarrollo de la actividad comercial de los asirios. Hostigado por el dominio de vecinos vigorosos – hicsos, mittanis, babilonios, egipcios, hititas – Siriana no pudo crear un reino unido. Como vimos más arriba, a fines del milenio II a.C., fue invadida por nómades arameos que destruyeron su economía; por influencia de estos nómades, el idioma de la población siríaca fue asimilándose paulatinamente al idioma arameo, y el país fue denominándose también “Aram”. En el Eufrates superior, en la región de Commagenae, estaban Hasuva y una cantidad de unidades políticas hurritas, todas enemigas de los hititas y en franca política de expansión territorial en desmedro de sus seculares adversarios. En la segunda mitad del siglo XVII a.C. la expansión de la órbita de los hurritas creó una nueva situación política en particular en la Mesopotamia septentrional: desde los aledaños del lago Urmiá, comenzaron a emigrar hacia esta área nuevas tribus hurritas que consiguieron crear un sólido reino Mittani- Khanikalpat que provenía de una fuerte dinastía indoaria. La reacción no se hizo esperar. El primer ataque de los hititas contra los hurritas lo encabezó Hatusilis I en la Edad del Bronce media, en los territorios del Eufrates superior y del Norte de la Siriana. En el segundo año de su reinado, Hatusilis I penetró más en el Norte de la Siriana y venció a Alalakh, Arura, Urshú, y a Halaba que había venido en ayuda de Urshú, y luchó contra las fuerzas de otras tribus vecinas; pero al no obtener una victoria decisiva, retornó a su país. Al año siguiente, cuando el rey hitita invadió Artsava, en la Luviana, Asia Menor sudoccidental, los hurritas comenzaron su contraofensiva conquistadora contra las fronteras hititas. El ataque principal provino de la hurrita Mitanni-Khanikalpat. Después, Hatusilis volvió a atacar a los hurritas y a las unidades aliadas del última ofensiva fue en la ruta mercantil del área occidental de Norte de la Siriana. Esta la Altiplanicie Armenia-Erzingá, Tzopk, Melitene, Commagene. El rey hitita consiguió dominar la margen derecha del Eufrates superior y una parte del Norte de la Siriana. Esta política de dominación fue continuada por su sucesor Mursilis I (comienzos del siglo XVI a.C.). El principal acontecimiento del rey hitita Mursilis fue la

todo el territorio de Armenia; con estas tres armas fue neutralizada la amenazante política de asimilación que utilizando los alfabetos griego y siríaco practicaban los dominadores gobiernos bizantino y persa.

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guerra que entabló contra Halaba, Babilonia y por supuesto contra los hurritas, a quienes venció con ayuda de los kasitas770 que eran aliados de los hititas. Con el advenimiento del siglo IX a.C., comenzó una nueva y agitada etapa de la vida de la Siriana771, entonces también compuesta por una serie de ciudades-estado: Urshú, Alalakh (Muguish) en los meandros del río Orontes, Amorru, Damasco, Khalpa, independientes unas de otras y gobernadas por reyezuelos;y los fuertes reinos de Iamkhat-Halaba (la actual Alepo). Los datos que nos han quedado de las comunidades sociales de los hititas y de los hurritas en lo que fue Asia Menor, Siriana y Mesopotamia, evidencian su importante significación para la prehistoria de la Altiplanicie Armenia, en particular la del milenio II a.C., debido a que en aquel tiempo la Altiplanicie, en sensible medida, estaba habitada por hurritas, y que en los extremos noroccidental y suroccidental de la Altiplanicie se encontraban el reino hitita –las que en el futuro constituirían las históricas Alta Armenia y toda la Pequeña Armenia- y el reino mitanni – que constituirían Isuva (Tzopk), Alzzi (Aghznik) y Vaspurakán. Es encima de esta capa étnica subyacente que con el andar de los tiempos comenzaría la existencia del pueblo armenio.

DE LOS MÁS ANTIGUOS GRUPOS ALTIPLANICIE ARMENIA Y SUS CERCANÍAS

ETNICO-TRIBALES

DE

LA

No se han encontrado aun en Asia Anterior (excepto en Shanidar y en Palestina)772 restos óseos humanos referentes al desarrollo de la sociedad en el período más antiguo, mientras que restos de la cultura arcaica están presentes por todas partes en cantidad bastante grande. H.S.Sardarian encontró de esa clase de restos en capas geológicas de la Altiplanicie Armenia que pertenecen al cuaternario, es decir, al período del origen y existencia del hombre; este notable arqueólogo estudió niveles de cultura paleolítica de la Altiplanicie que habían durado centenares de miles de años. Fueron descubiertos en la Altiplanicie, en estratos correspondientes a las etapas inferior, media y superior del paleolítico, así como cuantiosos instrumentos pertenecientes al mesolítico. Estos variados y numerosos materiales de la Altiplanicie Armenia son pruebas que confirman el origen del hombre y la gradualidad de su ininterrumpido desarrollo en esos espacios geográficos. En toda la Altiplanicie Armenia, durante el período postglaciar, se dieron condiciones favorables para que tribus armenoides se expandieran; hacia el Sud, Mesopotamia (Sumer), y hacia el Norte el Cáucaso. Otras tribus armenoides migraron en dirección a Occidente, hacia el Oeste de Asia Menor. Entre los más antiguos grupos étnico-tribales que habitaban la Altiplanicie Armenia podemos citar a los sumerios, subaritas(hurritas), mitannis, hititas, haiasitas, azzis, y sus vecinos de territorios que se extendían por Tumanna, Hattusas, los márgenes del río Marassantikhás, Kizzuvatna, Tegaramma, Isuva, Hakmissa, Gaziura, Kumani, Istitina, Gannuvaras, Alse(Alzanene), Kutmuh, Ingalava; así como tribus que habitaban en diversos puntos de los litorales de los ríos Eufrates y Tigris, y otras. Se han detectado evidencias del vida comunitaria de tales grupos con características etnográficas mutuamente cercanas, correspondientes a los inicios del neolítico, tal vez en 770 Los kasitas vivían en la zona montañosa de la parte occidental de Persia. En el siglo XVIII a.C. una masa de ellos penetró en la Mesopotamia y se estableció en el “país de Khana”, al Sur de la confluencia de los ríos Eufrates y Kharur. 771 Gatrdjian, H., Historia Universal, I, Venecia, 1849; Ter Minasian, E., Las relaciones de la Iglesia Armenia con las iglesias siríacas, Echmiadzín, 1908, citados por la Enciclopedia Soviética Armenia, Ereván, 1974, I, 569. 772 Garrod, Dorothy A.E., The Near East as a gateway of prehistoric migration. Bulletin of American School of prehistoric research, Nº 13, May 1937, 17; Solecki, Ralph S., Paleoalitic site in the Zagros mountains of northern Irak. Report on a sounding at Shanidar cave. Summer, v. IX, Nº 1, Baghdad, 1953, 73. Ware Eliot, Henry, Excavations in Mesopotamia and western Iran sites of 5000-4000 B.C., U.S.A., Cambridge, Mass, 1950, citados por Sardarian,S.H., Primitive Society in Armenia, Erevan, 1967, 367, n. 71.

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especial del mesolítico y quizás del período más antiguo aun del paleolítico superior. Además de esto, el hombre de Asia Anterior, que tiene origen asiático-anterior nororiental, ocupó un importante territorio en el Norte de la Altiplanicie Armenia, desde el río Kura hasta Mesopotamia, Persia, Asia Menor, Siriana y Palestina; de modo que ya era dominante en el período del neolítico en el que se formaron los primeros poblados sedentarios de la Altiplanicie Armenia. La Altiplanicie Armenia estuvo poblada desde los tiempos más antiguos, cuando aun la llanura mesopotámica era un lecho marino, no existía Sumer, y los ríos Tigris y Eufrates vertían sus aguas en el seno cóncavo de Persia en dirección a Mosul. Con el correr del tiempo el mar se retiró de las fértiles tierras y los hombres que vivían en las montañas descendieron y ocuparon la Partia, llevando consigo la cultura del cobre. En consecuencia los pretéritos habitantes de la Mesopotamia bajaron siguiendo las vertientes superiores del Tigris y el Eufrates, de la Altiplanicie Armenia y de las elevaciones de Asiria, siempre siguiendo las tierras desaguadas o el área incrementada por el territorio recién formado. Esos hombres eran de cráneo corto y por su tipo se diferenciaron de los tipos antropológicos septentrionales y mediterráneos. Las sumerios y los subaritas (hurritas) ya se encontraban en el valle del Eufrates y el Tigris en el V milenio a.C., aproximadamente, en el período del paso del neolítico a la Edad de los Metales, cuando aun la piedra era el material primordial para hacer las herramientas de trabajo. Los territorios limítrofes con la Altiplanicie Armenia – Asia Menor, Mesopotamia – formaban algunas grandes áreas étnicas que desde antiguo estuvieron habitadas por población pluritribal. La composición de esas tribus incluía también al grupo antropológico tribal armenoide de Asia Anterior. Esta agrupación, según datos antropológicos, se diferenciaba de los otros tipos antropológicos y sólo se vinculaba con los tipos antropológicos de las antiquísimas masas étnicas de Asia Menor y Anterior. Actualmente, la investigación de las culturas paleolítica y neolítica de la Altiplanicie Armenia, coadyuva ampliamente al desciframiento de la fundamental incógnita de esa concepción tribal, lo que constituye una de las resaltantes conquistas de la arqueología de Armenia. Es muy grande el papel de los habitantes de la Altiplanicie Armenia durante el neolítico y la Edad del Cobre, por su labor de constituir étnicamente elementos primarios que confluirían en el armenio y de formarlo como tal, lo cual coloca con total agudeza ante los investigadores la cuestión del estudio de su prehistoria. Además de las investigaciones de los más antiguos datos escritos, esculturas y descripciones para reconstruir la historia de la Altiplanicie en el neolítico y en la Edad del Cobre, la más importante es la de los materiales antropológicos y arqueológicos hallados simultáneamente en poblados y mausoleos.

LOS IDIOMAS QUE HABLABAN La historia del idioma, semejante a la historia del pueblo que lo habla, es una prolongación del desarrollo del pueblo y de la influencia de sus normas. Pero por más que la existencia del idioma esté condicionada por la existencia de la sociedad, por más que la historia del idioma esté ligada a la historia del pueblo, la historia de la lengua es la historia de los testimonios lingüísticos. Teniendo en cuenta las características del desarrollo del idioma, de hecho la división en períodos lingüístico-históricos, insistimos en que no puede plantearse como copia de la división cronológica de la historia del pueblo ni sus transformaciones intrínsecas tienen que coincidir exactamente con los cambios que acontecen en su devenir histórico. Entre las fuentes históricas del idioma de tribus que etnográficamente precedieron a los armenios tienen un espacio especial los datos de la lingüística comparativa indoeuropea y

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los resultados de la investigación comparada del idioma de los armenios, que permiten explicar el lugar que ocupa el armenio en la familia de idiomas indoeuropeos. Entre los indoeuropeos, el armenio es uno de los idiomas más diferenciado en cuanto a las claves de sus fórmulas; y, de las lenguas vivas, quizás la más enigmática, que ha atraido y continúa atrayendo la atención de numerosos investigadores. Es especialmente difícil explicar y en determinado sentido resultan extrañas las siguientes tres características de su vocabulario: la primera, es que según cálculos contemporáneos más audaces, la franja de raíces indoeuropeas originales sólo alcanza a un 10 a 15 por ciento del léxico total. La segunda, es que es extraordinariamente grande la cantidad de préstamos iranios, que, si tenemos en cuenta también los datos particulares, supera en cerca de dos veces la cantidad de palabras originalmente indoeuropeas. La tercera característica es que en las etimologías armenias son rigurosamente cuantiosas las raíces de procedencia desconocida, las que en un cálculo aproximado constituyen por lo menos la mitad del total del vocabulario, si es que no son más. Y esto se debe a la circunstancia de que partiendo de palabras similares para designar los mismos objetos y las mismas acciones, en la intercomunicación fonética dentro del clan, evolucionaron, transformaron esas palabras y dieron al armenio primitivo natural una característica de heterogeneidad con relación al preindoeuropeo. Según la opinión de destacados filólogos armenios, el análisis de determinadas características - fonéticas, morfológicas y sintácticas - del idioma de los armenios, (tales como la reducción de las vocales suprimiendo la diferenciación entre largas y cortas, el traslado de las consonantes, el modelado en la construcción de las sílabas finales, el lugar que ocupan las sonánticas en la coordinación consonántica, la formación de los primitivos nominales y verbales), permite afirmar, a la luz de descripciones contemporáneas, que el idioma armenio tiene el mismo valor que tienen los idiomas indio antiguo, griego o eslavo, para poder reconstruir retrospectivamente la estructura original del idioma indoeuropeo. En el milenio III a.C., algunos clanes que no hablaban en dialecto armenio vernáculo se alejaron de la Altiplanicie. Pero aquellos pobladores que hablaban el armenio primitivo de su tierra natal como un idioma dialectal independiente, permanecieron allí, aislados y separados. Este idioma dialectal era, pues, una rama aislada del indoeuropeo originario. Para determinar cuándo se originaron los armenios, es indispensable establecer en qué momento de la prehistoria - como consecuencia de su separación del pueblo de cultura indoeuropea materna - los armenios se aislaron como comunidad diferente. Según Chahukian, ese acontecimiento se habría producido a fines del III milenio a.C.; que debe haber ocurrido en el año 2000 a.C. aproximadamente, en un proceso que habría durado alrededor de dos milenios. En una extraordinaria y masiva mayoría los armenios fueron aborígenes. Fueron indígenas de la Altiplanicie, sin que esta afirmación signifique que hayan permanecido puros, sin mezclas. Por el contrario, el fenómeno de las posibles migraciones es suficiente para comprender que el aislamiento nunca pudo ser absoluto. Esta posición está abonada científicamente por indubitables fuentes pertenecientes a etnias con las que las tribus armenias mantuvieron relaciones, con las que intercambiaron y se prestaron materiales lingüísticos; relaciones, intercambios y préstamos que tienen explicación lógica, ya que el aislamiento y separación de las tribus no podían ser plenos ni integrales. Las primeras tribus, por ejemplo, ya sea en forma directa o a través de tribus preurartianas, iranias y arameas tuvieron contacto con vecinos que utilizaban el idioma akkádico. Así fue que a partir del IV milenio a.C. se produjo en el armenio la recepción de una cantidad de nombres típicos del akkádico: Pel, Ninos, Shamiram, Nané, Gartós, Senequerim, Adramelek, Sarasar. Del mismo modo, al Sur de la Altiplanicie habitaron tribus que hablaban el hurrita preurartiano; la población hurrita ocupó particularmente el Norte de la Mesopotamia, el Norte de la Siriana, el Sureste y el Este de Asia Menor.

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En el milenio I a.C. desde Shupria hacia el Noroeste, los hurritas habitaron también zonas del Eufrates superior y, posiblemente, el valle del Chorok. Desde Shupria hacia el Este, como probables áreas en las que vivían hurritas, hay que recordar a Nairí Khupushguia – el valle del Tigris oriental - y desde el lago Urmiá hacia el país montañoso que se extiende al Oeste y Sudoeste. Al Norte de los hurritas, en especial al Sureste del lago Van, vivieron tribus preurartianas. Los sumerios habitaron desde tiempo inmemorial en la Mesopotamia, al Sur de la Altiplanicie Armenia, hasta fines del milenio III a.C. o comienzos del II milenio a.C. Ya hemos visto que el antiguo idioma de los sumerios se hallaba entre las antiquísimas lenguas de Oriente Antiguo. Acerca de las conexiones léxicas armenio-sumerias escribieron principalmente Hrachia Acharian, Grigor Ghapantsian y M. Kavukchian, por cuyos trabajos sabemos que resultante de tales contactos hay alrededor de 100 a 250 palabras comunes entre los idiomas armenio y sumerio. Naturalmente, aun si como resultado de contactos inmediatos armenio-sumerios nos hubieran llegado una o dos palabras, el hecho sería suficiente para demostrar la existencia de tribus armenias al Sur de la meseta armenia a mediados o fines del III milenio a.C. y quizás antes. En cuanto a las relaciones léxicas, unas cuantas palabras provenientes del idioma materno indoeuropeo, desde el sumerio y el akkadio llegaron al armenio inmediatamente; en algunos casos habían desembocado originariamente al indoeuropeo desde el sumerio y desde la lengua materna semita. Otras palabras sumerias y akkádicas pasaron primero a idiomas vecinos, y después al armenio. Finalmente, determinados vocablos, siguieron un itinerario opuesto: partiendo del armenio y de otros idiomas indoeuropeos penetraron en lenguas semitas, entre ellas en la akkádica. Las tribus que hablaban en dialecto greco-iranio también se distanciaron en conjunto del complejo indoeuropeo y posteriormente se separaron unas de las otras. Así, en el milenio III a.C. comenzó la atomización lingüística de los idiomas griegos en dialectos oriental y occidental. A mediados del milenio II a.C. ya existían los dialectos griegos micénico, arcadio-chipriota, eolio, dórico y jónico. En esta misma época – mediados del milenio II a.C. - la presencia del idioma mitanni ario, prueba la existencia anterior de un idioma dialectal ario o indoiranio. Un hallazgo sumamente interesante se produjo en Ugarit, en un monumento correspondiente al milenio II a.C., donde sobre una pequeña losa de arcilla se descifraron las notas de un himno religioso en signos cuneiformes; es natural que el arte de esa notación musical se haya difundido y que ulteriormente haya perdurado por tradición hereditaria entre habitantes de otras regiones geográficas, incluidas las tribus armenias originarias. Ya a comienzos del milenio I a.C. el derrumbre de las relaciones prehistóricas comunitarias y de los órdenes étnico-tribales, maduró la necesidad de crear una sociedad dividida según sus funciones y de organizar una autoridad gubernamental. Antes del mesolítico, los grupos humanos aún no sedentarizados de la Altiplanicie Armenia migraron buscando alimentos, agua y clima propicio, y se establecieron en un lugar, aunque más no fuera, transitoriamente; tanto ellos como las generaciones que les siguieron preservaron en cierta medida las precedentes características étnicas diferenciales. En este sentido, es necesario distinguir a una unidad étnica por sus diferencias propias sobre un determinado área, de otros cuyos componentes aislados son extraños a esa área, en el tiempo en que la lengua del grupo no constituía aún un idioma homogéneo y común a todos los grupos. Afirma Cassirer que “el lenguaje humano se puede reducir a un instinto fundamental implantado por la naturaleza en todos los seres vivos: gritos violentos, de temor, de rabia, de dolor o de alegría, no son propiedad específica del hombre; los encontramos por doquier en el mundo animal”. Después se produjo la transformación del lenguaje interjectivo a un lenguaje de palabras, indispensables para la comunicación. Un factor importante en la identidad de cada

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unidad diferenciada, fue la amalgama de medios de comunicación oral común a todos los componentes del grupo étnico. A menudo los procesos de origen del sistema lingüístico (glotogénesis) y de origen étnico (etnogénesis) no se identifican. En primer lugar, la etnogénesis tiene un ámbito más amplio que la glotogénesis; y en segundo término, el desarrollo del idioma se renueva siguiendo normas propias específicas, diferenciándose según los cambios que se produzcan en el etnos, y a la causalidad de esos cambios. Las interinfluencias lingüísticas o la particularidad de los procesos lingüísticos son premisas esenciales de las transformaciones étnicas. Las familias de idiomas que tienen el mismo origen y que se desarrollaron por un proceso de división en partes según su fundamento lingüístico, se forman históricamente de distintos modos, a saber: a) mientras tiene lugar la asimilación lingüística en el tiempo de fusión de los idiomas, si alguno resulta vencedor sobre los demás; b) o por las condiciones de división que se establezcan con el pueblo que habitaba el territorio anteriormente. En el primer caso, los idiomas derrotados, con la influencia que puedan ejercer sobre el idioma victorioso, enriquecen su vocabulario e introducen modificaciones en su construcción. Los lazos permanentes entre quienes utilizan idiomas distintos, promueven el bilingüismo, que conduce necesaria y obligatoriamente al hombre o al grupo humano al pasaje del idioma materno hacia otro idioma. En consecuencia, es necesario observar el bilingüismo como parte integrante, y la más importante, del proceso de fusión de los idiomas. A medida que el tiempo transcurría, el idioma armenio fue viviendo todos estos pasos del proceso, sin que eso signifique que los idiomas se originan, necesariamente, como resultado de una fusión. La expansión de los tipos antropológicos en general conduce consigo, con inmediatez, el desarrollo de la cultura, y la lengua es parte esencial de esa sucesión. La difusión de los idiomas crece fundamentalmente por dos vías: primero por el incremento natural de la población y de las migraciones; y segundo, cuando un idioma empuja hacia la extinción a los idiomas derrotados. La primera vía fue típica en la expansión de los idiomas durante el período de las sociedades comunitarias prehistóricas; y la segunda, primordialmente, cuando se extinguió el ordenamiento social prehistórico y se produjo la división de la sociedad según sus diferenciaciones étnicas. Las creaciones lingüísticas de las unidades étnicas nómades indoeuropeas, fueron dinámicas: tuvieron como vehículo la transición al sedentarismo, es decir, a la vida estable familiar con un aun no desarrollado cultivo de la tierra y al pensamiento coincidente con esos cambios. Al no existir aun literatura durante la prehistoria, los idiomas orales fueron los únicos medios instrumentales de intercomunicación. A pesar de las serias investigaciones filológicas realizadas en torno a la cuestión, no ha sido posible aun precisar el lugar exacto en el que estuvo ubicada la última masa compacta de la madre patria indoeuropea antes de que se produjera su división y dispersión inicial, debido a que esa región, en aquellos remotos tiempos, carecía de escritura. Unicamente se pudo establecer que los pueblos maternos originarios indoeuropeo y semita mantuvieron contactos durante los largos tiempos antiguos. El antiguo habitat de los semitas fue desde Asia Menor y el Sur de la Altiplanicie Armenia, la Mesopotamia y sus aledaños, la Península Arábiga, el Noreste de Africa, Palestina; el límite septentrional pasaba por el Sudeste de Asia Menor y los Tauros Armenios. En síntesis, los indoeuropeos, antes de desintegrarse, sólo pudieron haber mantenido estrechos contactos con el antiguo pueblo semita en caso de haber vivido en el área que se extiende desde Asia Menor hacia el Este, hasta la región de la alta meseta persa. Los habitantes de algunas zonas del territorio que en el milenio VIII a.C. hablaban el primigenio idioma indoeuropeo, ya llevaban una vida entre nómade y semisedentaria, se ocupaban del pastoreo, surcaban la tierra y elaboraban metales. En su patria originaria, los

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hombres que hablaban el indoeuropeo crearon su cultura, figuraciones y liturgia. No vivieron aislados: en aquellas fértiles tierras del litoral de los ríos Tigris y Eufrates, tuvieron contacto con hombres de antiguo origen mesopotámico y herederos de sus ancestros de cultura, predominantemente indoeuropea. En tales condiciones fue inevitable el intercambio de influencias lingüísticas, culturales y espirituales. Señala Cassirer que el análisis del origen de las palabras comunes, aun teniendo en cuenta la dificultad de haberse producido cambios y degeneraciones en el curso de milenios, permite en muchos casos captar el lazo que las une con sus objetos y avanzar partiendo de las palabras derivadas hasta llegar a las primarias, descubrir el etymon, la forma verdadera y original de cada vocablo, la etimología. Es decir que fue primero la configuración étnica común a la mayoría de los habitantes que poblaban un territorio, el factor que les confirió propiedad geográfica sobre el mismo; y luego sobrevino el idioma con el que se entendían utilizando el mismo lenguaje. La región, que de acuerdo con el idioma generalizado que utilizaban sus pobladores denominamos patria originaria indoeuropea, fue un área cuya descripción geográfica e histórico-cultural de aquella época coincidía con el área analíticamente delimitada por la estructura lingüística de ese idioma. Dos son sus características típicas: la condición montañesa y la meridional. La primera es que la patria lingüística originariamente indoeuropea es caracterizada por una orografía montañesa. Esta afirmación está abonada por las innumerables palabras indoeuropeas que significan “altas montañas” y “elevaciones”. La segunda es que el clima y la vegetación ambiental de lo que fue la patria lingüística indoeuropea originaria tuvieron naturaleza meridional, lo cual está evidenciado por los datos lingüísticos referentes a la orografía y a los reinos vegetal y animal que son aun más convincentes cuando se analizan las denominaciones indoeuropeas. Al mismo tiempo, el análisis etimológico de los idiomas indoeuropeos permite reconstruir la cultura y las relaciones sociales de los clanes y tribus que hablaban esos idiomas, y revelar sus cercanos lazos con las civilizaciones orientales antiguas. Acreditan esto los progresos que los antiguos clanes indoeuropeos lograron en cuanto al pastoreo, cierto primitivo surcado de la tierra, elaboración de metales, artesanías, cerámica, construcción de armas. Las investigaciones permiten también señalar particularmente acerca de la existencia de manifestaciones bastante elevadas de creación espiritual entre los clanes que hablaban el idioma indoeuropeo vernáculo, que exteriorizaron mediante descripciones legendarias, ceremonias litúrgicas y fórmulas verbales de iniciación. El largo proceso de homogeneidad lingüística indoeuropea comenzó en aquella región a inicios del neolítico y concluyó a fines de ese mismo período, correspondiente a los milenios VI y V a.C., es decir que tuvo una duración de un milenio, aproximadamente. Es en este último milenio que se produjo la dispersión y ramificación de los clanes que hablaban el idioma indoeuropeo originario, el cual se transformó en una cantidad de dialectos. Según investigaciones antropológicas, en ese período el reino montañoso o Altiplanicie estaba habitado por grupos humanos de tipo armenoide que paulatinamente fueron formando familias lingüísticas separadas. De modo que es posible, al referirse al idioma armenio aborigen dentro de la generalidad indoeuropea, ubicarlo en una época posterior a este tiempo de la prehistoria y en la zona donde los armenios se encuentran actualmente. En el transcurso del neolítico al eneolítico –comprendiendo los milenios V a IV a.C. partes de los clanes que hablaban el idioma pre-indoeuropeo partieron del Asia Anterior – concretamente desde el Este de Asia Menor hasta el Oeste de la meseta irania cruzando la Altiplanicie Armenia-; otras marcharon por el Sur rumbo a las islas del Egeo; y otras, por el Este del mar Caspio hacia el Norte, lo bordearon y posteriormente giraron hacia el Norte y el Oeste; los primeros avanzaron directamente hacia lo que sería Europa; y los segundos, durante un tiempo se concentraron en el Norte del mar Negro y después continuaron hacia

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la península balcánica, desde donde se dispersaron por toda Europa. Otras se trasladaron hacia Oriente: Asia Central e India. Por último, es importante señalar que con excepción de las masas que se dirigieron hacia el Este al comenzar la desintegración de su reino, clanes hititas, armenios nativos, helenos e iranios no emigraron sino que permanecieron mayoritariamente arraigados en sus respectivos territorios autóctonos. Una significativa parte de las palabras que usaban los clanes de cultura preindoeuropea, en especial las denominaciones tanto geográficas como las de sus habitantes, procedía de la Mesopotamia y de ciertas zonas del Sur de la Altiplanicie Armenia que abarcaban al “país Shubur/Supardu/Shubir/Shu” (akkádicas); y “Shubartu/Shubartum/Shubari” (asirias), y que se conservaron en la tradición sumeria, lo cual constituye una prueba más de la existencia de contactos entre la Altiplanicie Armenia y Sumer. El idioma que hablaban los pobladores del “país Shubur/Supardu” no puede considerarse indoeuropeo sobre la única base de su eponimia; pero es admisible suponer que al menos en el III milenio a.C. y quizás antes, también hubo en él un elemento indoeuropeo. En antiquísimos textos mesopotámicos el nombre geográfico Shubur/Shubarí aparece con frecuencia como HA.A, en menos casos con la variante A.HA; la divinidad Ninshubura (en sumerio “Señor/Señora Shubur” luce como esposa de Nergal)773. A. Movsisian lo identifica con el nombre tribal hai774. El centro del culto a Enki era la ciudad de Eritú, en la Mesopotamia meridional. Se decía que la primera dinastía posterior al primer Diluvio dominó a Eritú, o bien, según otra variante, a HA.A; con relación a Eritú, en traducciones akkádicas, ésta última aparece como Shubarí y formas similares, y es posible suponer que durante la primera dinastía HA.A, la ciudad Shubarí fuera llamada con el nombre sumerio775, y por su denominación, que durante el III milenio a.C., en el “país Shubur/Shubartú”, estuvo también el elemento indoeuropeo. Desde que se produjeron las grandes migraciones, hubo grupos humanos que comunicándose por medio de idiomas pertenecientes a la misma familia lingüística, no siempre habitaron en zonas geográficas vecinas: se dispersaron por el mundo y penetraron en regiones en las que grupos humanos diferentes a ellos se comunicaron por medio de idiomas pertenecientes a otras familias lingüísticas. En algunos casos los léxicos –es decir las denominaciones que atribuían los sustantivos a los objetos, y los verbos que expresaban las diversas acciones-, se formaron usando vocablos diferentes. La diferenciación entre las familias lingüísticas fue consecuencia, precisamente, de esas diferenciaciones léxicas que se produjeron por las rudimentarias y características construcciones gramaticales con las que se entendían. Pero, como dijimos, no fueron los cambios lingüísticos los que provocaron variaciones en el modo de vivir sino que fueron las características distintivas de las formas de vida y los traslados geográficos masivos a nuevos territorios los que acarrearon las transformaciones en el habla. Con el tiempo, los cambios de lugar y de relaciones humanas, y el desenvolvimiento de una vida autónoma con desarrollo propio, provocaron transformaciones en las modalidades del habla y es así que dentro de la familia de idiomas indoeuropeos, por ejemplo, se formaron ramas de idiomas iranios, eslavos, germánicos y otros. Es decir, en síntesis, que fue el etnos de cada grupo humano lo que provocó la transformación lingüística y no lo inverso. Originariamente las etnias que conformaban la familia lingüística indoeuropea, aunque respondían a una determinada categoría gramatical, en realidad cada una de ellas habló con autonomía aplicando diferentes estructuras y normas fonéticas dentro de esa categoría.

Petrosyan, Armén, Cuestiones de etnogénesis de los armenios, Revista Histórico-Filológica (Patma-Banasirakán Handes), Erevan, 2003, 2(163), 218, n.118.. 774 Movsisian, A., El Altiplano Sagrado, 37, citado por Petrosyan, Armén, Cuestiones de etnogénesis de los armenios, op. cit., 218, n. 120. 775 Gelb, I.J., Hurrians and Subarians, Chicago, 1944, 23, citado por Petrosyan, Armén, Cuestiones de etnogénesis de los armenios, op. cit., 218, n. 121. 773

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Según opinión de Rafael Ishkhanian, en sus contactos con otras lenguas el idioma armenio a veces venció, es decir que quienes hablaban en esos idiomas se convirtieron en armenio parlantes; otras veces fue derrotado, o sea que muchas porciones de armenios olvidaron totalmente el idioma armenio y se volvieron alieno-parlantes: grecoparlantes, iranoparlantes, araboparlantes, turcoparlantes, polacoparlantes, georgianoparlantes, rusoparlantes, francoparlantes, angloparlantes, etc.; durante cierto tiempo, por fuerza de la tradición se reconocieron como armenios y después se convirtieron en heimatlos. Sigue diciendo este autor que a lo largo de la historia no hay ningún caso en el que el idioma armenio, al conectarse con otra lengua y mezclarse con ella, haya dado lugar al nacimiento de un nuevo idioma. En otros pueblos, los ejemplos son muchos: los dacios cayeron bajo el dominio de la Roma de Trajano y el idioma dacio se tornó latino: venció el lenguaje latino. Los dacios se convirtieron en latinoparlantes(rumanos), olvidaron su lengua dacia, que pasó a ser lengua muerta. Los elamitas se tornaron iranoparlantes y el idioma elamita murió. Los galos se convirtieron en latinoparlantes(franceses) y el idioma galo murió. Los sumerios se volvieron akkádico-parlantes y la lengua sumeria murió. Y así en los demás casos. Siglos después de producida la migración de las tribus akkádicas, los sumerios se fusionaron con los akkadios y su lengua, en especial su terminología religiosa, fue desalojada por el idioma akkádico; y la cultura litúrgica sumeria, con algunas modificaciones estructurales, se transfirió a los akkadios776. Las más antiguas inscripciones akkádicas son de mediados del III milenio a.C. Investigadores especializados confeccionaron diccionarios y listas de vocablos utilizados en inscripciones akkádicas. En el idioma armenio hay gran cantidad de palabras cuya pronunciación y significado guardan correspondencia con palabras akkádicas; es muy probable que, con el tiempo, gran parte de ellas, del lenguaje coloquial akkádico haya pasado al armenio y que ciertos términos del armenio hayan penetrado en el idioma akkadio. Se supone que del akkadio en primer lugar, y después del asirio, algunas palabras semitas pasaron al armenio. Armén Petrosyan dice: “ El planeta Marte, debido a su color rojo-fuego fue ligado con el fuego-llameante. El dios mesopotámico Nergal[esposo de Ereshkigal, diosa de los infiernos, P.C.O.], con Era, su sosías, fue relacionado con el fuego.”777 La raíz indoeuropea as –“quemar, ser cálido”, se conservó en los idiomas balaiano, hitita, indio antiguo, alemán, inglés, español, irlandés; en todos, los significados son cercanos: candente, hogar, ara, secar, asado, ceniza, horno, fogón, etc.778 Según Armén Petrosyan, en idioma armenio, es posible que el nombre de Haig –el héroe epónimo- proceda de la raíz Ha, que en la Mesopotamia se reflejó como el sumerio Asag y el akkádico As/shakku. En la mitología pagana, tanto en el nombre como en los actos, la diosa Astghik guarda correspondencia con la diosa madre siríaca y mesopotámica homónima y guarda semejanza con la akkádica Ishtar, (ambas diosas del amor y la maternidad y con el planeta Venus). Probablemente el nombre de Ishtar se origina en la raíz indoeuropea Haster (estrella), lo mismo que Astghik, que del mismo modo procede de la raíz Ha (arder). Entre las teorías acerca de la composición comparativa de los idiomas está la que afirma que debido a la vecindad existente entre armenios y akkadios, la penetración de muchas palabras akkádicas en el armenio y de palabras armenias en el akkádico, comenzó antes de mediados del III milenio a .C.779 Frente a esta hipótesis, es una realidad que una Eliade, Mircea, Historia de las Creencias y de las ideas religiosas, Madrid, 1978, 85. La comunidad léxica entre los idiomas akkadio y armenio fue estudiada por Hrachia Acharian, Heinrich Hübshmann, Grigor Ghapantsian, Nigoghaios Adonts, Guevork Chahukian y otros. 777 El culto del fuego era típico de los indoeuropeos; Nergal era relacionado con el dios védico Agni, (en latín ignis) y el dios solar. Eliade, Mircea, op. cit., idem; en la tradición hitita se lo ligaba al dios Agni: ver Archi, A., Il culto del focolare presso gli Ittiti. Studi Micenei ed Egeo-Anatolici, F.XVI, 1975, 14, citado por Petrosyan, Armen, op. cit., 202, n.53. 778 Petrosyan, Armén, op. cit., 203. 779 Petrosyan, Armen, Cuestiones de etnogénesis de los armenios, Revista Histórico-Filológica (Patma-Banasirakán Handes), Erevan, 2003, 2(163), 202. 776

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parte de los armenios vivió también en la antigua Babilonia, de lo cual es testimonio la estela trilingüe de Behistún (siglo VI a.C.), que representa el triunfo del rey Darío I de Persia, en la cual consta que entre los rebeldes vencidos en Babilonia por el monarca persa, había un jefe de origen armenio; fue grande el préstamo idiomático persa en el armenio, pero sin llegar a lograr vencerlo como en el campo de batalla. Así como hay idiomas que se originan por vínculos, ya sea de parentesco, comercio o guerra, o por difusión de un idioma urbano a expensas de otro rural, los hay que se debilitan por la intromisión de un idioma exógeno en su ecosistema interno; y también los hay que primero se debilitan por no ser hablados y finalmente se extinguen fagocitados por el idioma fuerte localmente mayoritario. El factor que fortalece al plasma sanguíneo de un idioma es el prestigio y el poder que le atribuye quien lo habla: prestigio y poder que cierra el paso a la erosión muchas veces intencional provocada por el idioma exógeno. Como afirma Cavalli Sforza, la salud de un idioma es reflejo de la energía cultural de la comunidad que lo habla780. La principal causa de extinción de un idioma es la marginalización del sector que no lo habla: bastan dos o tres generaciones para inyectar el germen mortal de la desaparición; el principal medio de salvación de quienes aun no lo hablan es reincorporarlos a la vida activa de la comunidad hablándoles y haciéndoles hablar en el idioma que corre riesgo de desaparecer. La familia que no usa el idioma ancestral es responsable directa de su desaparición. Los idiomas nacen hablándolos: el bebé aprende a hablar antes de aprender a caminar. Si el niño habla en su casa usando el idioma que corre riesgo y luego, en la escuela o en la vida comunitaria no lo usa, la escuela y la vida comunitaria se convierten en campos de concentración letal para la lengua. Sobre la base de la comparación de los idiomas pertenecientes a la generalización de los idiomas se reconstituyó otro que es conocido con el nombre de “idioma indoeuropeo” o mejor “indoeuropeo originario”. Avram Noam Chomsky recuerda los trabajos de August Schleicher(1821-1868), quien intentó la reconstrucción científica del indoeuropeo con la teoría del árbol genealógico(Stammbaumtheorie), según la cual de un tronco común comienzan a desgajarse los diversos grupos de lenguas, exactamente igual que lo que ocurre en el árbol genealógico de una familia. La indoeuropea es la mayor entre las familias lingüísticas; a ella pertenecen unidades lingüísticas independientes, a saber: 1. los idiomas índicos o indoiranios, clasificados en antiguo, medio y nuevo. 2. Los iranios. 3. Los bálticos. 4. Los eslavos. 5. El armenio, que constituye una rama separada, dividida en varios períodos, de los cuales el más difundido es el antiguo o krapar; el medio; y el actual, dividido en oriental y occidental. 6. El albano; 7. El griego, dividido en tres períodos: el antiguo, el medio o bizantino, y el moderno. El lingüista Guevorg Chahukian afirma que el idioma heteo-chipriota tiene vínculos étnicos con las lenguas hurrito-urartianas. 8. El tracio, recibido con inscripciones aisladas y nombres propios. 9. El itálico, dividido en osco-umbriano y latino. 10. Los idiomas En Musasir (hoy Ardín), se celebraban las ceremonias de consagración y entronización del rey supremo. Todas las acciones bélicas y las construcciones de Urartú fueron emprendidas en nombre de Khalti, cuya esposa, según inscripciones asirias fue Urupaní-Pakmashtú. La mayor importancia de Khalti fue que en torno a la creencia en su divinidad, estaban agrupadas todas las tribus armenias consanguíneas que residían dentro del reino de Urartú, las que según Lehman-Haupt se autodenominaban “hijos de Khalti” (Khaltini). Según una tesis científica el nombre del héroe epónimo armenio Haik es una derivación de Khalti. En las ruinas de Arin Berd(Erepuní) fue hallada una figura de Khalti en la que el dios está con la barba característica del guerrero, de pie sobre el lomo de su asistente, el enorme león real. Se supone que Musasir estaba en el área del actual Kurdistán iraquí. Su primera mención es recordada en una de las inscripciones del rey Asurbanipal II (883-859 a.C.) en el monumento de Nemrud; y en fuente urartiana, en el monumento de Gueliashiní, cerca del lago Urmiá; en ésta, redactada en idioma urartiano y asirio en los años de ascensión conjunta al trono de Ishpuiní y de Menuá (último cuarto del siglo IX a.C.) cuenta acerca del rito de adoración celebrado en Musasir en honor del dios Khalti. También Rusa II (730-714 a.C., aproximadamente) , en idéntica forma bilingüe, inscribió datos y detalles referentes a Musasir, centro administrativo y político y principal santuario urartiano del dios Khalti y de su esposa Urupaní-Pakmashtú; allí estaban las estatuas de los reyes divinizados de Urartú. Esta ciudad estaba bajo el dominio del rey de Dushpá; pero más tarde fue invadida por Asiria, cuyas tropas saquearon el templo y se llevaron objetos de oro, plata, cobre. 780

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romances derivados del latín: italiano, francés, español, portugués, rumano. 11. Los idiomas celtas, divididos en gaélico, galés y bretón. 12. Los idiomas germánicos, divididos en oriental, occidental y escandinavo; 13. La lengua muerta hitito-luviana. 14. Los idiomas karashar y kucherio, variaciones del indoeuropeo, cuyos testimonios fueron descubiertos en los siglos VI y VII después de Cristo. También se consideran indoeuropeos el frigio, el ilirio. El venedio, idioma que hablaban razas eslavas del litoral báltico, y el pelasgo de la antigua Grecia. Guevorg Chahukian, basándose en el estudio de cálculos acerca de los datos lingüístico-cronológicos de los idiomas hitita, griego arcaico e indio arcaico, sostiene que el desarrollo independiente de la estructura formal del idioma armenio comenzó a principios del III milenio a.C. Es decir que el idioma armenio constituye un grupo lingüístico de origen indoeuropeo que a comienzos del milenio III a.C., sin dejar de pertenecer en sus raíces a la familia indoeuropea, como consecuencia de la desintegración y diseminación de la lengua indoeuropea general, se aisló como rama propia y diferente de la lengua madre; Chahukian distingue dos períodos básicos de desarrollo independiente del idioma armenio, con sus subperíodos: el antiguo, desde el comienzo del milenio III a.C. hasta el siglo XIII a.C.; y el arcaico, desde el siglo XII a.C. hasta el siglo IV a.C.781.

LOS HURRITAS - SU ORGANIZACION SOCIO-ECONÓMICA El de los hurritas constituyó uno de los conjuntos étnicos no indoeuropeos más antiguos de Asia Anterior; con ese nombre se los menciona en fuentes hititas y egipcias. Los hurritas llamaban Hurrum a su país. Entre los milenios IV y III a.C. habitaron las regiones montañosas del Cáucaso septentrional; en el milenio III a.C. descendieron hacia el Sur y después de ingresar en Transcaucasia cruzaron la Altiplanicie Armenia y ocuparon el Norte de la Mesopotamia y regiones más al Sur y al Oeste, hacia la zona de la corriente superior del Eufrates, donde vivieron en vecindad con tribus hitito-luvianas, Asiria y Babilonia; a partir de entonces se extendieron al litoral del Mediterráneo oriental, la Siriana, hasta Palestina. Es decir que llegaron a ocupar un área de vasta expansión en la parte central de la Altiplanicie y en las estribaciones norteñas de los montes Zagros, al Sureste del lago Van, territorio al que en sumerio se denominaba Su-pir, y en akkádico Supardú o Shupardú y a sus habitantes, en idioma sumerio los llamaban suparios. Shupardú se siguió llamando de ese modo aun en el tiempo en que ya no existían más los hurritas. Existen datos acerca de que los hurritas utilizaron escritura cuneiforme en el milenio III a.C.; la más antigua es la inscripción de Tishar, rey de Urguish. Se supone que los hurritas junto con una rama de la tribu urartiana formaban un etnos particular. Los armenios pertenecen, genéticamente, a la diversidad armenoide de la especie Homo Sapiens, diseminados en toda la extensión de la Altiplanicie en tribus hurri-urartianas, cuyos idiomas están emparentados con el indoeuropeo. En el siglo XX a.C. la unidad tribal totémica hitita formó una organización social cuya existencia continuó hasta el siglo XII a.C. El reino hitita fue uno de los más vigorosos de su tiempo; compitió contra vecinos poderosos como los egipcios, babilonios y asirios; alcanzó elevado nivel en el siglo XVI a.C. y mantuvo interrelaciones con las unidades tribales haiasitas, que habitaban la Altiplanicie. Conocemos detalles del reino hitita gracias a la preservación de gran cantidad de documentos diplomáticos hallados en Tell-Amara, sobre las costa oriental del río Nilo, a 300 kilómetros al Sur de El Cairo. Las tribus de la masa étnica que ya antes vivía en el valle del Eufrates superior y en especial al Sur de los montes Tauros, se integraron en la organización de los hurritas; y aquéllas que vivían mas hacia el Noreste, es decir, en la zona de la corriente superior del río Gran Zap, 781

Chahukian, Guevorg B., Historia del idioma armenio, (Período anterior a la escritura), Ereván, 1987, 31 y ss.

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cerca del lago Van, y aun más al Norte, por el valle del Araks, se asimilaron dentro de la organización de los urartianos. El elemento étnico de los hurritas jugó un papel importantísimo frente a la realidad del pueblo armenio y se convirtió en uno de los De las unidades étnicas elementos componentes físico-antropológicos fundamentales. atraídas por el magnetismo cultural, la hurrita fue quizás una de las más significativas. En el límite entre los milenios III y II a.C., los hurritas se habían extendido desde Ugarit, en el litoral del Mediterráneo oriental, hacia las ciudades de Arrabkhá (hoy Kirkuk, en el Kurdistán irakí) y Nuz. Al Sur, la población masiva hurrita llegaba hasta la línea que comienza por el Oeste en el río Orontes hacia la ciudad de Hama hasta Khaneg, en la frontera entre Persia e Irak. Otra parte de los hurritas vivía en la Mesopotamia. En las zonas contiguas a la que ocupaban, como Arrabkhá y Alalakh, la población sedentaria tenía gran tradición de cultura agrícola y desde antiguo había comenzado a formarse la división de sus elementos en capas sociales. En aquella época los hurritas perdieron totalmente su organización tribal de los inicios. Sólo conservaron grupos de comunidades familiares así como organizaciones territoriales, es decir, la aldea y la ciudad. Finalmente, en las montañas,la forma de organización social más elevada fue la tribu. En el III milenio a.C., al Norte de los montes Tauros se encontraba el territorio habitado por una etniapreurartiana cuya cultura era similar a la de los hurritas;es posible deducir, aunque es difícil afirmarlo, que con el paso del tiempo los hurritas y los preurartianos terminaron integrando un único etnos; es factible que en aquel período constituyeran tribus o conjuntos tribales de un mismo clan y de una masa étnica homogénea. Entre los hurritas, la religión ocupaba el mismo importante lugar que en otras sociedades orientales. Si esta presunción fuera confirmada por investigaciones científicas, es posible que a partir de entonces hayan hablado un idioma parecido; los datos lingüísticos permiten suponer que a comienzos del milenio II a.C. los ancestros de los hurritas y de los preurartianos hablaran dialectos muy parecidos. En el milenio II a.C. las características sociales fundamentales del renacimiento hurrita que tuvo como centro el área de Arrabkhá en el que había tenido su comienzo, fueron típicas en todo el Asia Anterior excepto en Babilonia y Egipto. En consecuencia, esas características básicas en lo referente a relaciones sociales surgieron primordialmente en el Norte de Asia Anterior o, lo que es lo mismo, en las poblaciones hurrito-urartianas de la Altiplanicie Armenia. Los hurritas que vivieron en las llanuras se dedicaron en especial a la agricultura pero con una desarrollada ocupación artesanal. La población campesina vivió organizada en grandes clanes, a los cuales los hurritas denominaban timdú, palabra que significa “torre” o “atalaya” nombre que reflejaba la realidad ya que cada clan vivía en una tierra amurallada y con torreones; cada clan era propietario de la totalidad de una tierra a la que los hurritas denominaban evrú ( dominio) la cual estaba bajo el señorío de un patriarca o jefe de clan (evrí). Los miembros de este clan tenían obligación de prestarse ayuda mutua y juntos cumplían los servicios comunitarios que con el tiempo pasaron a estar bajo el control del gobierno. Al crecer en cantidad y tamaño los clanes se dividieron, pero como la situación de las fuerzas productivas no favorecía la preservación de las familias individuales, no pudieron funcionar como unidades económicas autónomas. Privadas de esta posibilidad de ayuda recíproca que encontraban en el clan, las familias o se disgregaron o fueron adoptadas por otras comunidades o incrementándose aceleradamente formaron nuevos clanes tribales.Al dividirse los grandes clanes en tribus, las unidades que los componían siguieron manteniendo lazos familiares, en particular en lo que respecta a rituales litúrgicos. Además de los lazos de consanguinidad mantuvieron vinculaciones de vecindad. Algunas comunidades comparativamente débiles prestaron juramento de fidelidad al evrí de una comunidad tribal fuerte y reconocieron su autoridad patriarcal, aunque no tuvieran consanguinidad con esta comunidad fuerte. En consecuencia, el acercamiento de estas

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unidades tribales, fueran consanguíneas o no, dio lugar a la formación de una unidad organizativa o aldea, que pasó a ser una comunidad vecinal o un clan-vecinal. Las aldeas se aglutinaron en torno a uno o varios centros poblados amurallados, a los cuales sólo para facilitar la explicación y la comprensión denominaremos “ciudades”. Esta ciudad estaba sujeta al poder del rey que dominaba la región o “país” con asiento de su trono en la zona central, es decir, por ejemplo, en la arriba mencionada Arrabkhá. Así fue la sociedad hurrita originaria en las zonas periféricas. Muy similar debía ser la situación existente en la Altiplanicie Armenia, con la única diferencia de que en ésta última no se había organizado aun una autoridad gubernamental y sólo existían uniones tribales. La intensificación de la agricultura y el paso a un régimen de tipo especializado como la labranza, la viticultura, el pastoreo de campo, no solamente incrementaron la renta pública sino que también propulsaron la necesidad de intercambio interno. Esto fortaleció la división en capas patrimoniales entre las comunidades familiares e incluso dentro de cada familia ya que esos sistemas especializados fueron dirigidos por células familiares individuales. El desarrollo unilateral de unidades materiales autónomas posibilitó el crédito; las personas que lograron éxito patrimonial y los representantes de la nobleza hicieron préstamos a las familias débiles. En las condiciones imperantes en aquel tiempo la situación material dependía de las estaciones climáticas y de las contingencias de las guerras. Cuanto más endeble era la situación material y la posibilidad de crear nuevos bienes, más inestable era el bienestar y más fácilmente expuesta a depender de los fuertes. Dado el débil desarrollo de las relaciones de intercambio mercantil las deudas resultaban engorrosas de afrontar; una tasa de interés del 30% anual, era considerada normal pero muy difícil de pagar. Frente al intercambio financiero el acreedor reclamaba fianza; en un principio, las familias pobres llegaron a dar por escrito la garantía personal de sus integrantes, transfiriendo al patrimonio del acreedor su mano de obra, o ellos mismos se convertían en dependientes y frecuentemente, al vencimiento, al no poder saldar la deuda, quedaban en condición de extremo sometimiento. Aunque este tipo de dependiente era tratado como un esclavo, a veces éste continuaba teniendo una parcela de tierra en su clan familiar y este clan le concedía ciertos derechos civiles asegurándole la esperanza de una posible manumisión futura. Es cierto que en los tribunales, el juez generalmente dictaba sentencia en favor del acreedor, pero el jefe del clan (evrí), a su vez, trataba de liberar al deudor integrante de su comunidad porque en caso de que la familia cayera en bancarrota, el evrí quedaba obligado a pagar la deuda y se le transferían los derechos con lo cual quedaba como nuevo acreedor de ese miembro de su clan cuya deuda había asumido. Como los bienes muebles no pertenecían al clan sino a la familia individual, el patrimonio comenzó a incrementarse gradualmente en manos del jefe de la familia, y sus parientes pobres pasaron a ser sus dependientes imponiéndoseles la obligación de retribuir con ayuda; esta obligación de ayuda se convirtió automáticamente en un beneficio en favor de una persona pudiente. Pero ocurría que a veces los acreedores de la comunidad no se conformaban con esto y comenzaban a ampliar sus dominios territoriales a costa de los deudores. La tierra era periódicamente subdividida por dos vías: la primera, anualmente dentro de la familia consanguínea; y la segunda, dentro de la comunidad vecinal, después de transcurrido un período prolongado. Cuidaban que en estas subdivisiones la tierra no pasara a manos extrañas. En Arrabkhá, esta norma era eludida, “adoptando” al comprador o aceptándolo “como hermano”. Lo mismo ocurría en Assur, Alalakh y en los reinos hititas, con la diferencia de que en Assur, por ejemplo, no se podía disfrazar la compra de la tierra con ningún subterfugio. Las cargas públicas laborales y militares seguían pesando sobre las espaldas de los miembros de las comunidades. En lo formal, el pudiente continuaba integrando la comunidad con todas las obligaciones inherentes aunque sin cumplirlas y aprovechando de

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la ayuda mutua impuesta a la comunidad o dirigiendo el trabajo de los esclavos. Y si poseía tierras, no pagaba los tributos vinculados con ella, a pesar de que según lo estipulado fueran obligaciones de su condición de contribuyente. Así se generaba la división de la sociedad en las categorías de tributario o exento de cargas. En determinados sectores como Assur y los reinos hititas, el servicio militar y algunos otros servicios que se prestaban al rey vinculados a la tierra, se adjudicaban a la comunidad familiar con ese carácter particular. Las obligaciones y derechos fiscales comunitarios eran anexos a la tierra. Muchos de los miembros de la comunidad querían liberarse de las obligaciones pero se resistían a sacrificar sus derechos civiles. En estos casos, grupos de hombres desposeídos, abandonando sus comunidades, deambulaban de región en región, dedicándose algunas veces al bandolerismo y otras conchabándose como soldados o peones. Muchos pobres, para escapar de las expoliaciones, huían hacia el territorio de los Azzi, para ingresar en tribus libres de la Altiplanicie Armenia y de áreas aledañas. En las nuevas grandes posibilidades materiales individuales que formaron los poderosos hurritas se agudizó el problema de obtención de mano de obra; solucionaban en parte esa cuestión mediante la ayuda mutua de los miembros de la comunidad, y la esclavitud. Por lo cual, la salvación del aprovechamiento de la esclavitud forzada de los consanguíneos dependía de los mismos esclavos, de sus posibilidades de liberarse de su condición de sometimiento y de los esfuerzos que sus parientes tribales desarrollaran para salvarlos de la esclavitud mediante juicios y otros medios. Por esto, los pudientes apreciaban más a los esclavos extranjeros, en especial a los montañeses, porque en caso de caer en esclavitud, quedaban absolutamente privados de toda salvación. Por esta razón, fuentes de Assur e hititas de mediados del II milenio a.C. testimonian la realización de invasiones efectuadas con la exclusiva finalidad de apresar esclavos. Pero si las tropas traían excesiva cantidad de prisioneros, no siempre era posible aplicarlos a la producción; además, la presencia de muchos prisioneros constituía un peligro para sus dueños. Por esto, los hititas, que aplicaban normas similares a las de los hurritas, ya en el siglo XIV a.C., mataban a una cantidad de prisioneros; y en el siglo XIII a.C. los asirios arrancaban los ojos a muchos o los utilizaban en los trabajos más serviles. Otro de los factores del régimen comunitario de la sociedad hurrita estaba representado por las riquezas de los palacios y de los templos, es decir de quienes ejercían el poder civil y religioso. Ni uno ni otro tenían la significación que poseían los poderosos en las civilizaciones “fluviales” de Babilonia y Egipto, pero eran elementos importantes de su sistema tribal, en el cual trabajaban dependientes de diferente orden. La organización del servicio militar y de las fuerzas armadas hurritas era similar a la de los hititas. Las comunidades equipaban a los ejércitos según las decisiones adoptadas por los altos jefes militares pero en tiempo de movilización o de invasión, los pertrechaba la corona; también era el rey quien proveía de las armas necesarias a sus ejércitos profesionales. No se ha conservado la totalidad de los anales de los reyes hurritas(mitanni) ni otros textos históricos que hayan existido.

LA ESCRITURA Y LAS FIGURACIONES RELIGIOSAS DE LOS HURRITAS Ya en el milenio III a.C. los hurritas conocían la escritura cuneiforme akkádica, acerca de lo cual testimonian las inscripciones del rey Tisharí, de Urguesh. En el milenio II a.C. usaban las variantes de escritura cuneiforme del Norte siríaco y del Norte mesopotámico, como consecuencia de lo cual en las diversas partes del territorio hurrita se difundieron distintos sistemas ortográficos. La gramática hurrita estaba bajo influencia babilónica, lo cual se observa en fragmentos que han quedado de la versión hurrita de la extensa narración épica babilónica del soberano Guilgamesh.

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La rivalidad entre las generaciones celestiales antiguas y las siguientes, se proyectó en las leyendas de los hurritas acerca de la creación. Teshup, dios de las tormentas, era el más importante del panteón hurrita, cuyo santuario estaba en la ciudad de Kumma (Kumana) de los montes Tauros cilicianos, homónima de la del curso superior del río Gran Zap. La segunda divinidad en importancia era la esposa de Teshup –Khepad- diosa de la fecundidad y de la guerra. Les seguían, Shaushgan, diosa del amor físico: a ella estaban dedicados ritos lujuriosos dirigidos a la prostitución sacralizada; y Shimiken y una multitud de deidades locales. En el panteón de sus dioses, los hurritas incluían también a divinidades babilónicas e indoiranias. Uno de los rasgos llamativos de la sociedad hurrita era la presencia de hechiceras en cada comunidad territorial; formaban parte del concejo de ancianos y tenían funciones vinculadas no solamente con la liturgia sino también otras administrativas.

EL REINO MITANNI Mitanni era un pequeño pero activo reino ubicado entre los grandes Tigris y Eufrates, sobre el Norte de Babilonia; durante casi todo el milenio II a.C. su sólido reino antiguo oriental abarcó Diarbekir, Malatiá y los cursos superiores de esos dos grandes ríos y ligó transitoriamente a “países” de Oriente. Después, gradualmente, se fue apoderando de territorios de los reinos vecinos hasta despertar mayores recelos, cuando Tushratta, rey de los mitannis, se alió, mediante la concertación de matrimonios, con los gobernantes de Egipto. Como lo testimonian fuentes cuneiformes, en la órbita de expansión de esta cultura, en especial en Siriana y Palestina -donde ya desde tiempos remotos se había expandido el elemento semita-en el Este de Asia Menor y en otras regiones, durante los siglos XIX-XVIII a.C. se habían desplegado tribus hurritas, las que probablemente llevaron consigo esa cultura a sus nuevas ubicaciones. Las oleadas de semitas y también la traslación de tribus hurritas hacia el Sur de Asia Menor y hacia el territorio del Norte de la Mesopotamia y el que rodea al lago Van desde Amanus hasta la cadena de los Zagros, generaron nuevas situaciones políticas. Estas tribus, que hasta entonces habían estado dirigidas por dinastías de origen indoario, consiguieron acercar a una serie de dinastías de etnia hurrita y fusionarlas al vigoroso reinado mitanni. Mientras se desarrollaba este proceso, volvió a organizarse y fortalecerse un poder hitita en Asia Menor que puso límites a esa expansión de los hurritas. En el siglo XVII a.C., la soberanía sobre Babilonia pasó a manos de los hurritas. En la segunda mitad de este siglo, en el ámbito de esta expansión de los hurritas, en especial en el Norte de Mesopotamia, se suscitó una situación nueva. Hacia esta área, en cercanías del lago Urmiá, emigraron nuevos grupos tribales hurritas comandados por una dinastía de origen indoario, que consiguieron unificar una serie de dinastías y crear un fuerte reino hurrita descendiente de la dinastía Mitanni-Khanikalpat782. Es la época en la que tribus arameas partieron de la península arábiga hacia las estepas de Siriana. Hasta fines del milenio II a.C. Mitanni se expandió. Ciudades mitannias fueron intermediarias en la circulación de productos mercantiles e interrelacionaron a tribus armenias originarias con célebres centros comerciales de Fenicia: Tiro, Sidón, Ascalón, Ugarit. A orillas del Eufrates estaba la importante ciudad Karguemish. Muchas de las armas, adornos, artículos de lujo, embocaduras, monturas y bridas de las cabalgaduras, y cierta cantidad de sellos, fueron importadas de ciudades fenicias y, a veces, reexportadas a Artsakh, donde las razas equinas estaban entre las mejores de Oriente. En los principalísimos centros culturales prehistóricos de Lichashén, Artik, Artsakh, fueron 782 Avetisian, Hrant, La Altiplanicie Armenia en el entorno de las interrelaciones político-militares hurri-hititas, Revista Histórico-Filológica (Patma-Banasirakán Handes), Ereván, 1996, 1-2, 221. En lo sucesivo, La Altiplanicie Armenia en el entorno…

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descubiertos sellos hurritas e hititas. Del mismo modo, artículos de producción local de la Altiplanicie aparecieron – es decir, fueron exportados – a Persia, Luristán, a centros de la cadena del Gran Cáucaso783. La historia del primer ataque de los hititas contra los hurritas está registrada en la autobiografía de Khatusilis I, quien lo lanzó en la Edad del Bronce media, en los territorios del Eufrates superior y del Norte de Siriana784. El rey hitita consiguió dominar esas áreas y posteriormente volvió a atacar a los hurritas y a las unidades aliadas del Norte de Siriana. La última ofensiva fue en la ruta mercantil del área occidental de la Altiplanicie Armenia: Erzingá, Tzopk, Melitene, Commagene. Esta política de dominación fue continuada por su sucesor, el rey hitita Mursili I (comienzos del siglo XVI a.C.) cuyo principal acontecimiento fue la guerra que entabló contra Halaba, Babilonia y por supuesto contra los hurritas, a quienes venció con ayuda de sus aliados kassitas785. Por consiguiente no es casual que después de esta victoria se fundara en Babilonia la dinastía de los kassitas(años 1595-1155 a.C.); ni que en el Norte de Siriana y en el Eufrates superior se fortalecieran posiciones del reino hitita. En 1595 a.C. Mursili I fue asesinado por una conjura de palacio786. El reino hitita, que había ocupado un lugar eminente, atravesó una crisis en la segunda mitad del siglo XVI a.C., y tuvo que ceder territorio en el Norte de Mesopotamia al sensiblemente fortalecido reino mitanni-khanikalpat; el poder hitita decayó más y se debilitó en extremo; no pudo impedir que fuerzas conjuntas de mitannios y sus aliados lo atacaran, penetraran hasta las profundidades de su país y lo obligaran a quedar bajo un cono de sombra de la escena política durante un siglo787. La expansión de los hurritas provocó un cambio en la situación política, provocado por el conflicto bélico intertribal de hititas contra hurritas en el Eufrates superior y el Norte de Siriana: en la segunda mitad del siglo XVI a.C. las tribus hititas atravesaron una situación crítica y en su debilitamiento se vieron obligadas a ceder parte del territorio que ocupaban en el Eufrates superior y en el Norte de la Mesopotamia a las fortificadas tribus hurritas del reino mitanni. Como consecuencia de la dominación y unificación de una serie de ciudades-Estado, en el siglo XVI a.C. en el litoral Oeste de la corriente superior del río Khabur, se formó, al Norte de la Mesopotamia, el reino Mitanni con capital en Vasshukané. Los autores de la revitalización de Mitanni fueron los reyes Paraddarna (siglo XVI a.C) y Saussatadar. Los reyes de Egipto, Babilonia, y del gobierno hitita, en sus relaciones internacionales de aquellos tiempos, denominaban “Gran Rey” al monarca de la tribu mitanni. El rey mitanni se rodeaba por un concejo de ancianos pertenecientes a su clan. Sus reyes tuvieron nombres indoiranios pero en esencia utilizaban el idioma hurrita y en los sectores oficiales también el akkádico y el sistema cuneiforme akkádico. Es posible que los hititas usaran los términos “Hurri” y “Mitanni” como sinónimos. El primer cambio en la situación política fue provocado por el conflicto bélico entre tribus hititas contra tribus hurritas en el Eufrates superior y el Norte de Siriana. Con el transcurso de años se establecieron dinastías hurritas en el Eufrates superior, la región de Commagene, Urkish(Norte de Mesopotamia), donde comenzó a dominar el mago(kurm) Tishadal, en Arrabkhá(al Este del Tigris, orillas del río Adem), del Eufrates hacia el Oeste; allí estaban los poblados Khasuva, Urshu, Ma_ma, Kizzavatna(en Cilicia), Ishuva(Tzopk),

Martirosian, H.A., Poblados y necrópolis de la Edad del Bronce tardía, Ereván, 1969, 40. Saporetti, Cl., L’autobiografia di Hattusili I (redazione ittita, versione accadica), 77, citado por Avetisian, H., La Altiplanicie Armenia en el entorno…, op. cit., 222. 785 Los kassitas vivían en la zona montañosa de la parte occidental de Persia. En el siglo XVIII a.C. una masa de ellos penetró en la Mesopotamia y se estableció en el “país de Khana”, al Sur de la confluencia de los ríos Eufrates y Kharur. 786 Sturtevant, E., Bechtel, G., A Hittite Chrestomathy, Philadelphia, 1935, 184, Nº 9, citado por Avetisian, H., op. cit., 787 Fue el período del reinado de Tudkhalia II (1475 a.C.- 1200 a.C.); 783 784

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Alzzi(Aghznik), Shubria(en el área de Sasún), todas enemigas de los hititas y en franca política de ampliación territorial en desmedro de estos seculares adversarios. Coincidiendo con el período de temporario debilitamiento del vigoroso reino hitita, el reino hurrita mitanni, también denominado Maidani, Khanikalpad o Khalikalpat, comenzó a jugar un papel primordial en Asia Anterior. La tribu de los mitanni tenía una organización gubernamental más atomizada que la de los hititas; estaba compuesta por muchos sectores semiindependientes y pequeños reyezuelos obligados a pagar tributo y proveer de tropas al trono mitanni. Su influencia se expandió en Oriente por Arrabkha (la actual Kirkuk) hasta el valle del río Orontes en Siriana, Ugarit en la costa mediterránea y los montes Tauros de Cilicia, donde se hallaba el reino Kizzavatna. La influencia mittanni se difundió también por el valle del Eufrates hacia arriba, al Norte de las nacientes del Tigris, por lo menos hasta donde las aguas del Aradzán confluyen en éste; es seguro que esa influencia alcanzó también las áreas que están al Sur de los Tauros incluyendo los valles de los ríos Bohtán y Gran Zap. Llama la atención que Egipto, para construir sus carros de combate importara de Mitanni maderas de árboles que abundaban al Sur de Trebizonda y en las laderas del Ararat. Sin embargo, tanto la organización gubernamental como militar de la tribu mitanni debía ser inferior a la hitita, ya que en los combates emprendidos contra los hititas, los mitanni fueron rápidamente vencidos. El reino hitita, que había ocupado un lugar eminente, atravesó una crisis en la segunda mitad del siglo XVI a.C., y tuvo que ceder territorio en el Norte de Mesopotamia al sensiblemente fortalecido reino mitanni-khanikalpat. Las tribus hititas se vieron obligadas a entregar a las vigorizadas tribus hurritas del reino mitanni, parte del territorio que ocupaban en el Eufrates superior y en el Norte de la Mesopotamia. 788. Durante los años del gobierno de Khatusilis II y de su sucesor Tudkhalia III los hititas se debilitaron hasta tal medida que fueron incapaces de evitar que tribus mitanni invadieran su país. A pesar de su renacimiento, el reino hitita no logró levantar cabeza con el brillo que había tenido durante los años del gobierno de Khatusilis II y de Tudkhalia III, pues la situación de beligerancia habida durante largos años había debilitado su posición estratégica y económica; aprovechando la endeblez del renacimiento hitita durante el reinado de Tudkhalia III, sus países subordinados aprovecharon para separarse del reino hitita y pasarse del lado de Shuttarna II, nuevo rey del consolidado gobierno hurri-mitanni789. El crecimiento de Mitanni se había producido a expensas de Egipto, situación que no podía durar mucho tiempo. Es así que comenzó un período de decadencia de Mitanni, que posibilitó que los hititas dominaran Siriana y compitieran con Egipto, pero no estando aun el rey Suppiluliumá, y ante el debilitamiento de las posiciones de sus principales fuerzas militares, casi todas las provincias periféricas de Asia Menor, hasta entonces sometidas, quedaron fuera de su imperium. Según parece, fue la reaparición del peligroso despertar de esta nueva monarquía hitita el factor que a fines del siglo XV a.C. agotó la prolongada beligerancia de sus enemigos egipcio-mitannis y coadyuvó a que los reyes Artadama I de Mitanni y Tutmos IV de Egipto suscribieran un tratado de paz. Según este tratado, el Norte del Mediterráneo oriental quedó a los Mitanni, y el Sur pasó a estar bajo el dominio de los faraones. Con la finalidad de ratificar las cordiales relaciones con los egipcios, el rey mitannio Artadama I dio su hija en matrimonio al rey Tutmós IV de Egipto. Refiriéndose a esto, el rey mitanni Tushratta(mediados del siglo XIV a.C.) en una carta remitida a Napkhuria de Egipto y destinada al faraón Amenhotep IV(Ekhnatón) evoca lo siguiente: “… el padre de Nummuria (Nimmaria o Nibmuria es Amenhotep III,y su padre es Tutmós IV) escribió a mi abueloy le solicitó la

788 Sturtevant, E., Bechtel, G., A Hittite Chrestomathy, Philadelphia, 1935, 184, Nº 9, citado por Avetisian, H., La Altiplanicie Armenia en el entorno…, op. cit., 226 789 Kitchen, K.A., Suppiluliumá and the Amarna Pharaons, Liverpool, 1962, 51, citado por Avetisian, H., La Altiplanicie Armenia en el entorno…, op. cit., 226, n. 26.

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mano de su hija, mi tía. Le escribió cinco veces, seis veces, pero aquél no se la concedió; cuando le escribió por séptima vez, mi abuelo aceptó…”790. La circunstancia de que Amenhotep III, faraón de Egipto, tomara por esposa a Kelukheba791, hija de Shuttarna, fortaleció más las interrelaciones amistosas egipcio mitannias. Este acercamiento no fue obstáculo para que la dinastía de los faraones de Egipto ocupara determinadas regiones de Palestina y áreas del Norte de Siriana subordinadas a los mitanni lo cual enfrentó a los mitanni contra la dinastía de los faraones de Egipto. Estos conflictos entre egipcios y mitanni transcurrieron en varias etapas que concluyeron a fines del siglo XV a.C. Finalmente estipularon la paz y establecieron nuevas relaciones políticas y económicas entre Mitanni y Egipto792. Mitanni consolidada se convirtió nuevamente en soberana de Asia Anterior. El resurgimiento hitita constituyó el principal factor de presión para que Mitanni y Egipto trataran de hallar una fórmula conciliatoria, establecieran vinculaciones políticas y económicas y firmaran un tratado de paz. Según las estipulaciones de este tratado, la parte Norte del litoral mediterráneo oriental quedaría para los mitanni y las regiones del Sur para Egipto. Adadnerar I, sucesor de Ashurubalit I en el trono de Asiria (1296-1264 a.C.)se preparó a abarcar dentro de su órbita de influencia a la tribu Mitanni y a las organizaciones estatales de la Altiplanicie Armenia; con esta última finalidad se propuso expandir su área territorial hasta apoderarse de las guarniciones militares del Norte de la Mesopotamia; inició esta campaña invadiendo la región Suroccidental de la Altiplanicie, desde donde no solamente cruzó el Tigris superior (el país de Kadmukh o Kutmukh) sino que fortificó las posiciones del valle de ese río y se apoderó de las defensas de Taida e Irrida y los litorales de sus cursos al Norte y al Sur. Además penetró en la zona Norte de Mesopotamia, consiguiendo ocupar importantes ciudades y en especial el centro mitanni de Vasshukané, cercana a Karguemish, con lo cual tuvo una salida hacia el Eufrates. Sólo, enfrentado al numéricamente superior enemigo asirio, el rey mitanni Muvadalli fue derrotado, apresado y conducido a Assur, la capital asiria. El palacio del trono mitanni sufrió la opresión, el fuego y la destrucción en 1268 a.C., así como el despojo de su patrimonio real, botín que fue trasladado también a Asiria. De este modo, Asiria se convirtió en gran potencia y en una amenaza mucho mayor que la que representaba hasta entonces Mitanni contra las tribus de los alrededores. Poco tiempo después, el rey mitanni reaccionó a tiempo y en un contraataque consiguió retornar a su país como rey. Su sucesor organizó una rebelión contra el poder asirio y logró proclamar una endeble independencia. La destrucción del reino Mitanni, hasta entonces subordinado a los hititas, fue un acontecimiento sumamente importante en la historia del Asia Menor de aquel tiempo:permitió que Ashurubalit I, monarca del fuerte reino asirio(1354-1319 a.C.), a fin de satisfacer sus necesidades económicas y militares, se abriera libre paso, y ampliando su dominio territorial, extendiera las fronteras de su país hacia el Norte y el Oeste, tomando la parte oriental de la Mesopotamia septentrional y la costa derecha del Alto Tigris. Específicamente avanzó en dos direcciones: hacia la Altiplanicie Armenia y al Asia Menor. En Asia Anterior, el imperio asirio se convirtió en eminente por su poderío: organizó una invasión militar hacia el Norte; lo primero que hizo fue ocupar “el país Muzrú”, en la región de la corriente superior del Gran Zap, sobre la ruta que llevaba al lago Urmiá, con su capital, Arina. Y después chocó contra las tropas shuparias, es decir contra las unidades conjuntas que los mitanni habían formado con las de la región sudoccidental de la Avetisian, Hrant, La Altiplanicie Armenia en el entorno…, op. cit., 225, n. 21. Weidner, E.F., Politische Dokumente aus Kleinasien, Leipzig, 1923, Nº 17, renglones 24-30, citado por Avetisian, H., La Altiplanicie Armenia en el entorno…, op. cit., 226, n. 27; del mismo autor Avetisian, Hrant, La situación política en Mitanni y reinados vecinos a fines del siglo XIV a.C. y comienzos del siglo XIII a.C., Revista Histórico Filológica, Ereván, 1997, 2(146), 225-238, en lo sucesivo La situación política en Mitanni… 792 Adonts, Nikoghaios, Historia deArmenia, Ereván, 1972, 31. 790 791

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Altiplanicie Armenia, a las que venció. Arina fue mucho tiempo después, la ciudad-estado de Musasir793, que en urartiano sería denominada Artini y convertida en santuario del dios Khalti, de Urartú. La finalidad del rey asirio Ashurubalit I fue apoderarse de las fuentes de materias primas por la fuerza de las armas, porque tanto unidades políticas de Asia Menor, Siriana, Palestina y Fenicia como las rutas mercantiles, estaban hasta entonces subordinadas a la inmediata soberanía o al menos bajo la influencia y el control exclusivo de los hititas y de los egipcios. Refiriéndose a la significación de la destrucción del reino de Mitanni, un texto hitita expresa: “Mitanniya no existe más; los hombres de Asiriay de Alshe(Azzi), la partieron en pedazos”. Finalmente los hurritas fueron perdiendo su delimitación territorial precisa y desaparecieron. En los últimos años de su reinado, el rey asirio Adadnerar I volvió a lanzar una expedición punitiva contra los mitanni, cuyo rey pidió inútilmente auxilio al rey hitita, quien no le pudo prestar ayuda, por lo que fue vencido. Al caer el reino mitanni, los hurritas aprovecharon para ocupar un lugar prominente sobre una serie de pequeñas unidades gubernamentales, entre ellas sobre Shupria o Shupardú. La aspiración expansionista del trono asirio fue una de las principales causas de su choque contra Egipto que tenía las mismas intenciones de dominio sobre aquella región. A partir del siglo XIII a.C. el poderío organizado de la región Suroeste de la Altiplanicie Oriental se concentró en forma creciente en manos de tribus urartianas; el de la región Sureste en la de unidades tribales Uduri-Etiuni.

LOS HITITAS El de los hititas es uno de los más antiguos pueblos de Asia Menor, conocido también como el de “asirios blancos”.Se caracterizó por tener una composición inestable. Su capital fue Hatti o Hattusas, en su época la mayor ciudad del centro de Asia Menor a algunos kilómetros al Este del río Marasantikhás, donde su curso gira hacia el Mar Negro. Estrechamente vinculados con los luvianos y los balaianos, ya en los primeros siglos del milenio III a.C., provenientes del Este, los hititas expulsaron a los hatti, cuyo nombre, posteriormente, pasó a ser la denominación de su etnos y de su país, ubicado en el litoral del citado río Marasantikhás. En el siglo XX a.C. la unidad tribal totémica hitita formó una organización social cuya existencia continuó hasta el siglo XII a.C. En excavaciones realizadas en ruinas del palacio real de la capital Hattusas, fueron descubiertos miles de tablillas de arcilla con documentos de archivo de los reyes hititas redactados en escritura cuneiforme y jeroglíficos. El descifre de los escritos hititas hallados en aquellas tablillas reveló que contenían cánones litúrgicos, decretos, acuerdos, plegarias y otras materias; son especialmente valiosas las que comprenden informes acerca de las tribus de la Altiplanicie En Musasir (hoy Ardín), se celebraban las ceremonias de consagración y entronización del rey supremo. Todas las acciones bélicas y las construcciones de Urartú fueron emprendidas en nombre de Khalti, cuya esposa, según inscripciones asirias fue Urupaní-Pakmashtú. La mayor importancia de Khalti fue que en torno a la creencia en su divinidad, estaban agrupadas todas las tribus armenias consanguíneas que residían dentro del reino de Urartú, las que según Lehman-Haupt se autodenominaban “hijos de Khalti” (Khaltini). Según una tesis científica el nombre del héroe epónimo armenio Haik es una derivación de Khalti. En las ruinas de Arin Berd(Erepuní) fue hallada una figura de Khalti en la que el dios está con la barba característica del guerrero, de pie sobre el lomo de su asistente, el enorme león real. Se supone que Musasir estaba en el área del actual Kurdistán iraquí. Su primera mención es recordada en una de las inscripciones del rey Asurbanipal II (883-859 a.C.) en el monumento de Nemrud; y en fuente urartiana, en el monumento de Gueliashiní, cerca del lago Urmiá; en ésta, redactada en idioma urartiano y asirio en los años de ascensión conjunta al trono de Ishpuiní y de Menuá (último cuarto del siglo IX a.C.) cuenta acerca del rito de adoración celebrado en Musasir en honor del dios Khalti. También Rusa II (730-714 a.C., aproximadamente) , en idéntica forma bilingüe, inscribió datos y detalles referentes a Musasir, centro administrativo y político y principal santuario urartiano del dios Khalti y de su esposa Urupaní-Pakmashtú; allí estaban las estatuas de los reyes divinizados de Urartú. Esta ciudad estaba bajo el dominio del rey de Dushpá; pero más tarde fue invadida por Asiria, cuyas tropas saquearon el templo y se llevaron objetos de oro, plata, cobre. 793

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Armenia794. La escritura cuneiforme usada en el reino hitita está integrada por variantes akkádica y asiria y se estima que la escritura jeroglífica es más antigua y local. Desde el punto de vista del comienzo de las letras armenias es particularmente importante la escritura jeroglífica hitita en la que hay ideogramas que tienen tal similitud con las inscripciones rupestres armenias y con los ideogramas usados en el “Alfabeto de los sabios”. El reino hitita fue uno de los más vigorosos de su tiempo; compitió contra vecinos poderosos como los egipcios, babilonios y asirios; alcanzó elevado nivel en el siglo XVI a.C. y mantuvo interrelaciones con las unidades tribales haiasitas, que habitaban la Altiplanicie. Conocemos detalles del reino hitita gracias a la preservación de gran cantidad de documentos diplomáticos hallados en Tell-Amarna, sobre las costa oriental del río Nilo, a 300 kilómetros al Sur de El Cairo. A fines del milenio III a.C. tuvieron lugar importantes cambios históricos en la Altiplanicie Armenia. Ciertos grupos tribales emigraron desde distintas partes de la Altiplanicie; como consecuencia, la cultura de la cerámica negro lustrada penetró en significativos centros de Oriente – Cilicia(poblado de Mersin), Siriana septentrional(Amuk, estratos 2º y 1º), Palestina(Kirbet-Kerak), litorales oriental y occidental del lago Urmia y otros lugares. Desde mediados del siglo XIX a.C. hasta el XVII a.C. se fue formando una comunidad en torno a los hititas; en la primera mitad del siglo XVIII(1740 a.C.), Anitta, jefe de la ciudad de Kussara, unificó ciudades-Estado de los hatti, ocupó Nesasí, Hattusas y otras, relacionándose con ellas a través de sus jefes tribales, y, en algunos casos, de las asambleas militares. El calificativo “hitita” que se utiliza en la literatura científica, está tomado de la forma “Ket”, de la Biblia. Pero es evidente que en época anterior, la del advenimiento de su poder político – durante un tiempo – la tribu hitita se esparció sobre un vasto área en Asia Menor y Siriana, cuya porción más poblada estuvo más lejos, hacia el Sud, cerca del Tauro y el Antitauro. Desde aquí, al menos, se difundió el foco de su cultura. Más al Norte es mencionada la ciudad montañesa que milenios después sería denominada Kermanig(Marash), sobre las inclinaciones orientales del Tauro. Lejos del Noreste del Alto Eufrates está Malatiá y más al Sur del río, donde se aproxima a la Mesopotamia, estaba Karguemish, que tiempo después pasó a ser la segunda capital hitita. Por el lado occidental es difícil fijar un límite a la influencia hitita, pero llegó hasta el mar Egeo. El reino hitita pasó a gobernar el centro de Asia Menor. Inscripciones cuneiformes conservaron fragmentos de informes acerca del ya creado gobierno de las tribus Haiasa Azzi en la región Noroeste de la Altiplanicie Armenia. Ellas aportan datos acerca de esa región occidental del territorio habitado por tribus que muchos siglos después integrarían el reino de Urartú – Arzanene, Sofene (Tzopk); a mediados del milenio II a.C., el país del curso superior del Eufrates - que después sería la “Alta Armenia”, – era denominado Haiasa en fuentes hititas; según muchos especialistas, tales como G. Ghapantsian, B. Piotrovski, S. Eremian, G. Chahukian, V. Ivanov, esa denominación estaba ligada al nombre tribal hai795 y de allí al nombre del héroe epónimo Haig, identificado con El Kunirsa, gran dios de Haiasa. El panteón de los dioses de Haiasa era encabezado por la sumeria Inanna, diosa madre suprema del amor y de la guerra, equiparada a la akkádica Ishtar; la seguían doce deidades entre las cuales estaban Nergal, esposo de Ereshkigal, diosa del mundo inferior de ultratumba, a quien desde mediados del milenio II a.C. rendían culto los mesopotámicos796. Durante los siglos XIX a XVIII a.C., en la Mesopotamia, y en el Norte de Asiria sobre el río Tigris, Assur se convirtió en el reino más poderoso. Shamshi Atat I asumió el poder

794

Abrahamian, A.G., Letras y manuscritos antiguos armenios premashtotsianos, Ereván, 1982, 45.

Petrosyan, Armén, Cuestiones de etnogénesis de los armenios, op. cit., 212. 796 Forrer, E., Hajasa-Azzi. Caucasica. Fasc. 9, pág. 6; Adonts, N., Historia de Armenia, Ereván, 1972, 46-47. Ambos citados por Petrosyan, Armén, op. cit., 212, n. 92. 795

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con el título de rey y transitoriamente sobre el territorio que se extiende desde el Oeste por el Eufrates hasta el Este por el Zagros. Pero poco después de la muerte de Shamshi Atat I, aparecieron gobiernos de gigantesca significación histórica. Primero la corriente media del Eufrates y después Asshur o sus ciudades vecinas, por ejemplo Nínive, se vieron obligadas a someterse al dominio eminente de Hammurabi, rey de Babilonia(1792-1750 a.C.), con quien comenzó la “colonización” asiria. Hammurabi, el mayor rey de la dinastía, completó la unificación de la Mesopotamia y creó un poderoso gobierno con capital en Babilonia. Con el tiempo, la autoridad de la dinastía Hammurabi fue también tambaleante; a mediados del siglo XVIII a.C. la soberanía babilónica fue asumida por tribus kassitas, que habitaban las tierras altas de Persia sobre la margen oriental del Tigris. Desde la incursión hostil de Babilonia en el siglo XVIII a.C., el protagonismo de los hititas no reapareció hasta tres siglos más tarde. Las cartas de Tell-el-Amarna, descubiertas en el palacio de Amenhotep IV (Akenaton) sobre el Nilo, demostraron que a mediados del siglo XV a.C. conservaban un poder en Asia occidental. Esas cartas eran tabletas escritas en babilonio cuneiforme que parece que fue el idioma usado para redactar correspondencia exterior. Las inscripciones hititas originales sobre monumentos están hechas en escritura pictográfica, que al ser descifradas aclararon mucho acerca de la historia de este pueblo. En la segunda mitad del siglo XVIII, Tabarnás fue entronizado como rey de los hititas, asumiendo el nombre de Tudkhalia I; su pueblo lo consideró fundador del antiguo reino hitita y de la casa real797. Como vemos, el hitita, uno de los reinos primigenios, atravesó dos etapas cronológicas. En su etapa antigua, que comenzó con la coronación de Tudkhalia I, un sector de la tierra formaba parte del patrimonio personal de la corona. El cargo máximo en la jerarquía política era ejercido por el rey y la reina, cuyos poderes estaban limitados por el consejo de la clase alta, que era la que usufructuaba el trabajo de los esclavos. Mientras que en la etapa del nuevo reino, el poder del rey fue ilimitado. El monarca era elegido entre los integrantes de una determinada tribu o entre determinadas tribus. La elección se realizaba en una asamblea general de todas las tribus, de la que participaban no todos los hombres idóneos para portar armas sino sólo los parientes del rey, altos funcionarios y miembros de su regimiento personal. El rey era comandante en jefe de las fuerzas armadas y todos los veranos organizaba invasiones de conquista. Era quien presidía las ceremonias de adoración a los dioses máximos y celebraba su liturgia. Con sus facultades mágicas infundía fecundación y bienestar. Dirigía todo el aparato administrativo gubernamental. Tenía competencia de juez supremo en última instancia en los conflictos de máxima jurisdicción, en especial cuando la sentencia ordenaba una condena a muerte. La reina(davanannás) era la madre del rey; a la muerte de éste, la madre le sucedía con carácter de heredera del trono. Ella tenía tan importantes funciones como el rey; era la hechicera principal, con amplias facultades y obligaciones religiosas y políticas; percibía rentas particulares independientes de las del rey. Las distintas ciudades y regiones del reino eran inmediatamente gobernadas por virreyes nombrados por el monarca. A veces el rey creaba divisiones administrativas semiindependientes para distribuirlas entre sus hijos; otras se creaban con nuevos territorios conquistados en las guerras. Los sectores que en la comunidad ocupaban la parte social más elevada, tenían facultad de distribuir fundos entre sus subordinados quienes, en calidad de vasallos, contraían en pago obligaciones económicas (sahhan) y militares. Además del rey, de la corte y de la clase económica y socialmente alta, constituían categorías propias los militares y los magos. En la sociedad existía una clase media y otra libre pero carente de tierras. Comparativamente, los esclavos eran una cantidad escasa. Entre los libres y los esclavos existía una clase 797 Según Kosian, las existencias de Tudkhalia I y de Hatusilis II están en duda: Kosian, Aram, El reino hitita y los países de la Altiplanicie Armenia, Revista Histórico-Filológica 2000, 3 (155), 163.

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intermedia compuesta por los prisioneros de guerra, a quienes se concedían porciones de tierra. Los pobladores de ciudades y aldeas vivían en comunidad. Además del reino hitita y como formando parte de su organización, existían numerosos reinos pequeños semiindependientes muchos de los cuales eran gobernados por miembros de la familia del rey. En la etapa antigua de los hititas, la agricultura y el pastoreo habían progresado por influencia de los intercambios de medios de cultura material y por las relaciones entre clanes y tribus de regiones muchas veces distantes. Como ocurría en la Altiplanicie Armenia, la riqueza material se fundaba sobre la agricultura y en especial sobre el pastoreo. La agricultura se desarrolló en los valles de los ríos; y el pastoreo tuvo características seminómades. Estaban avanzados el comercio y las artesanías, aunque la elaboración de los metales era aun muy limitada. Los mercaderes gozaban de permisos y franquicias especiales. La guerra alcanzó un elevado nivel de perfeccionamiento. Proveía a la sociedad hitita de mano de obra barata cumplida por los prisioneros de guerra; la principal fuerza militar hitita se apoyaba en los cuerpos de carros de guerra. Tanto el rey como las tropas se enriquecían con el botín, una parte del cual ingresaba al Tesoro real y el resto se repartía entre los parientes del monarca y los altos funcionarios. La multitud de prisioneros de guerra representaba otra forma de riqueza; no todos eran esclavizados: una gran parte se convertía en “súbditos reales”, de los cuales un sector era enrolado en el ejército. La otra parte era destinada a servir en trabajos adecuados a las respectivas idoneidades personales de los prisioneros. Entre los siervos reales los había verdaderamente esclavizados junto con sus familias y viviendo en las tierras del rey; en caso de que el rey dispusiera de esas tierras, la transmisión incluía a los esclavos. Si la anexión de los esclavos excluyera expresamente a sus familias, la mujer continuaba en la misma condición de sometimiento pero los hijos, pasado cierto tiempo, podían ser manumitidos. En contraprestación de sus servicios, los altos funcionarios, magos, generales del ejército y otros privilegiados recibían latifundios con esclavos, además del derecho de recaudar tributos. Los funcionarios de menor nivel, los artesanos y otros servidores recibían minifundios y menor cantidad de esclavos. La mayor parte de la población del reino hitita estaba compuesta por los hombres libres, primordialmente campesinos y pastores; pagaban tributo al rey, o al reyezuelo o al funcionario o cortesano dueño de las tierras, a quien el rey hubiera hecho la concesión de recaudarlos. Los hombres libres tenían derecho de vivir con su familia; su posesión de la tierra era colectiva y gozaban de autonomía. Los miembros de las grandes tribus que hubieran recibido del rey la donación de tierras –con siervos de la gleba o con derecho a recaudar impuestos de sus pobladores- estaban exentos de los tributos forzosos; de la misma exención gozaban determinados magos, nobles y algunos gremios de artesanos. Llama la atención que idéntico privilegio correspondiera a los nobles de las tribus Manta, Sala y Khemmuva residentes al Noroeste de la Altiplanicie; los del Sur debían cumplir sus obligaciones fiscales porque eran considerados bárbaros; con el tiempo, en textos asirios y babilonios recibieron esta descalificación de “umma-manta” los cimerios, escitas y medos. Posiblemente se trate de tribus que tenían la obligación de vigilar las fronteras que el reino hitita tenía con la Altiplanicie y con el Cáucaso. Los funcionarios de alto nivel, los integrantes de la administración pública y los oficiales de caballería no solamente gozaban de franquicias sino también del derecho de ejercer funciones de gobierno, de recaudar los impuestos para el rey. La clase superior de la sociedad estaba compuesta por los miembros de la tribu del rey. Los santuarios y sus posesiones territoriales eran autónomos y exentos del pago de impuestos y de prestaciones forzosas. Los reyes que siguieron, Hatusilis I, Mursili I y Telepinu, trataron de dominar el Norte de Asiria y de ampliar las fronteras del reino hitita hasta abarcar una serie de otras regiones de Asia Menor. A partir de mediados del siglo XVII a.C. los hititas expandieron el área

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territorial de su asentamiento hacia el Norte de la Mesopotamia. Además promovieron el establecimiento de una nueva situación política atrayendo allí a tribus indoarias con las que formaron sólidas dinastías reales que perduraron durante alrededor de cuatro siglos. Fue en esa misma época que tribus arameas partieron de la península arábiga hacia las estepas de Siriana mientras la influencia de los hurritas en el área de la Altiplanicie Armenia se manifestó en Tagavoranist, Lichashén y en la cultura Trialet de la Edad del Bronce. El hitita fue uno de los reinos primigenios, y atravesó dos etapas cronológicas. En su etapa antigua, un sector de la tierra formaba parte del patrimonio personal de la corona. El cargo máximo en la jerarquía política era ejercido por el rey y la reina, cuyos poderes estaban limitados por el consejo de la clase alta, que era la que usufructuaba el trabajo de los esclavos. Mientras que en la etapa del nuevo reino, el poder del rey fue ilimitado. Las distintas ciudades y regiones del reino eran inmediatamente gobernadas por virreyes nombrados por el monarca. A veces el rey creaba nuevas divisiones administrativas con territorios conquistados en las guerras. Lo interesante es que los hititas mantenían relaciones con estas ciudades-Estado no a través de sus reyes sino de sus jefes tribales, a quienes, en algunos casos, acompañaban las asambleas militares. Aun después del desmembramiento del antiguo reino hitita, en fuentes asirias, urartianas y otras orientales antiguas, la región del Este de Cilicia, como la zona de Karguemish, al Norte de la Siriana, son recordadas como países hititas. Ulteriormente, los hititas de la zona de Karguemish se arabizaron y los hititas de la parte oriental de Cilicia se armenizaron y ambos, con el tiempo, se helenizaron. Las tribus hititas, contemporáneas de las hurritas, mantuvieron entre sí relaciones de nivel social y cultural, organizaron sus respectivos gobiernos llenando el vacío de poder que dejó la decadencia de las uniones étnicas. El debilitamiento del reino hitita (1650-1475 a.C.) coincidió con el sombrío tiempo de las hordas hicsas y fue, en parte, consecuencia de sus incursiones destructivas. La ocupación del Norte de la Mesopotamia por los hurritas, la invasión de Egipto por los hicsos y el establecimiento de los kassitas en Babilonia están estrechamente ligados entre sí como corolarios de un único fenómeno consistente en la invasión de la Mesopotamia por la rama oriental de tribus de cultura indoeuropea; y, poco después, de la penetración de la rama occidental indoeuropea en el seno de los hititas798. En el 1595 a.C. aproximadamente, Mursili I, nieto de Taparnás, organizó una invasión destructiva contra Babilonia y Halap(hoy Alepo) y saqueó esas dos grandes ciudades. Después de su muerte comenzó una lucha por el trono y el reino hitita decayó aun más. En el 1550 a.C. el rey Telepinu puso fin a las pugnas por el poder, estableciendo un orden real hereditario de padre a hijo y marcó nítidamente las relaciones entre el trono y la asamblea de los nobles. Esta asamblea, junto con el consejo de ancianos debía confirmar la asunción del trono. Pero en determinadas situaciones, tanto el rey como la reina podían ser destronados por la asamblea y el consejo. En esta reorganización de Telepinu, que se implementó en un tratado escrito y bajo juramento prestado ante el rey de ser cumplido por las partes interesadas, se redujeron las facultades de esos organismos colegiados y se fortalecieron los poderes del rey hasta tornarse en casi tiránicos. Reflejo de esta ampliación fue que en sus declaraciones oficiales, el rey no habló en lo sucesivo en primera persona sino expresando “con mi autoridad de Sol”. Fue en la segunda mitad del siglo XVI a.C. que se organizó y fortaleció el reino hitita en Asia Menor. En el segundo año de su reinado, el hitita Khatusilis I penetró más en el Norte de Siriana y venció a Alalakh, Arura, Urshú y a Halaba que había venido en ayuda de Urshú, y luchó contra las fuerzas de otras tribus vecinas; pero al no obtener una victoria decisiva, retornó a su país; al año siguiente invadió Artsava, en la Luviana, Asia Menor sudoccidental. Los hurritas comenzaron una contraofensiva conquistadora contra las 798

Adonts, Nikoghaios, Historia deArmenia, Ereván, 1972, 30.

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fronteras hititas. El ataque principal provino de la arriba mencionada tribu hurrita Mitanni Khanikalpat. No tardó en oponerse la reacción hitita que, aproximadamente en este período, organizó y fortaleció el reino hitita en Asia Menor. Según testimonio de tempranas fuentes hititas, sus reyes pudieron anticiparse a la previsible expansión de los hurritas. En el siglo XV a.C. concluyó el período de la decadencia del reino hitita, cuyas tribus abarcaban casi todo el Asia Menor, las regiones occidentales de la Altiplanicie Armenia y la Siriana septentrional. Las zonas que integraban ese reino eran Bakhkhuva (en la actualidad la región de Arabkir), Dzukhma, Alshe(Azzi), Gummakha(Kemagh), Dumanna, Bala y otras. Comenzó así el renacimiento del nuevo reino hitita, que duró hasta el siglo XII a.C. y abarcó casi todo el Asia Menor, las regiones occidentales de la Altiplanicie Armenia y el Norte de Siriana. Sin gran esfuerzo, el rey Hatusilis II había ocupado áreas de Mitanni; en la Altiplanicie Armenia firmó un tratado con Padatishú, rey de Kizzavatna, y se apoderó de Tegaramma, Dzazzisa, Alkha, Armatana, Aravanna, Ishuva(Tzopk) y otras unidades políticas. En el Norte de Siriana, invadió Halap(Alepo) y los países Nukhashe y Ashtata, que estaban más al Sur. Desde la segunda mitad del siglo XV a.C. hasta el comienzo del siglo XIV a.C., reinaron los reyes hititas Tudkhalias II y Arnuvantas I. En este tiempo aparece en la escena política una figura protagonista de los más importantes acontecimientos políticos de la región: el rey hitita Suppiluliumá I. El nuevo monarca dirigió sus primeros esfuerzos a afirmarse en el Este y Sudeste; redujo al vasallaje a los más pequeños principados del Norte de Siriana e invadió Mitanni. El rey Tushratta, nieto de Artadama I, fue asesinado y Mitanni cayó en la anarquía y la impotencia. Los mitannios imploraron misericordia a Suppiluliumá I, quien accedió y puso en el trono mitannio al hijo de Tushratta; además, lo hizo casar con su nieta, hija de su hijo Mursili II799. Así, valiéndose de buenos oficios, convirtió al reino mitanni en un protectorado hitita. Durante los años de gobierno mitannio de Shuttarna, su hijo Tushratta había sido designado heredero del trono. Al morir Shuttarna(comienzo del siglo XIV a.C.), Tushratta era menor de edad y por esta causa- como es posible inferir de su carta arriba aludida Artashumara, otro hijo del rey, fue quien ascendió al trono mitanni800. Artadama(II), de la familia real mitannia y aspirante al trono, convino con el rey hitita Suppiluliumá I(1343 1326 a.C.) encargar a sicarios el asesinato del rey Artashumara801. No obstante, los conspiradores no tuvieron éxito: el trono mitannio fue ocupado por Tushratta, hermano de Artashumara; Tushratta ya había alcanzado la mayoría de edad, y era un momento en que Mitanni era presa de largas y sangrientas guerras. En los primeros años de gobierno, en la guerra contra el reino hitita, Tushratta venció al ejército hitita de Suppiluliumá. Triunfante, el rey mitanni envió regalos a su amigo Amenhotep III, faraón de Egipto, y con orgullo destacó los éxitos militares que había obtenido. En ese tiempo, tal como había ocurrido en Egipto, por un hecho inesperado también tuvo lugar una nueva situación en Mitanni: falleció en Egipto el faraón Tutankhamón. No habiendo heredero al trono, tomó el poder Takhamundz(Ankhesenamón), esposa del faraón802. La reina, temiendo las consecuencias del avance del ejército hitita, trató de conciliar con el rey de Hatti, pidiendo a Suppiluliumá que enviara a Egipto a uno de sus hijos, y prometió como arras de compromiso la condición de que ese hijo de su enemigo se casaría con ella y sería rey de Egipto. Para cerciorarse de la sinceridad del pedido de la Kosian, Aram, El reino hitita y los países de la Altiplanicie Armenia, Revista Histórico-Filológica, Erevan, 2000, 3(155), 163. 800 Finkel, I., Inscriptions from Tell-Brak, 1984-Iraq, XLVII, 1985, 187-201, citado por Avetisian, H., La Altiplanicie Armenia en el entorno…, op. cit., 226, n. 28. 801 Weidner, E.F., op. cit., Nº 1, 2, citado por Avetisian, H., La Altiplanicie Armenia en el entorno…, 226, n.29. 802 Kitchen, K.A., Suppiluliumá and the Amarna Pharaons, 22, n.2; Campbell, E.F., The Chronology of the Amarna Letters, Baltimore, 1963, 54, n. 73, ambos citados por Avetisian, H., La Altiplanicie Armenia en el entorno…, op. cit., 228, n.42. 799

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reina, Suppiluliumá envió a KHattusas-Tsitti, jefe del Senado, diciéndole “ve y tráeme la palabra verdadera”; simultáneamente, Suppiluliumá lanzó operativos militares antihurritas en el Norte de Siriana: se apoderó de Karguemish y de otras localidades Sirianas. El rey hitita designó rey de Karguemish a su hijo Piasili, y rey de Halep a su hijo Telepinu803. Después de estas medidas, el rey Suppiluliumá regresó a su país, donde invernó. En la primavera regresó de Egipto su emisario KHattusas-Tsitti, quien informó acerca de las buenas intenciones de la reina. Basado en el informe de su emisario, Suppilulima envió a Egipto a su hijo Tsannantsa, pero incluso antes de su arribo, éste fue asesinado por los egipcios. Reaccionando airadamente, Suppiluliumá reinició acciones militares contra Egipto y retiró sus tropas de las zonas que había ocupado en Siriana804. En el segundo período de la Edad del Bronce tardía, es decir, en el que se extendió entre los años 1400 a.C. y 1200 a.C., en la llamada “autobiografía” del rey hitita Hatusilis III (1275-1250 a.C. aproximadamente), se narra que aprovechando la decadencia de los hititas, las tribus vecinas penetraron hasta áreas insondables de su territorio. Por ejemplo, los Azzi ingresaron en el “País Alto” (la región del curso superior del río Marasantikhás) y convirtieron el monte Samukhá en hito fronterizo; y los Ishuva, cruzaron la orilla derecha del Eufrates y ocuparon Tegaramma. Con un gran ejército, Suppiluliumá avanzó hacia el Sur; en el poblado de Talpa, cerca de Tegaramma, organizó un desfile y desde allí lanzó la invasión hacia la ciudad de Karguemish; después de sitiarla, envió una parte de sus tropas contra las zonas siríacas liberadas por Egipto805. Las tribus hurri-mitannias ocuparon la zona de dominación que los hititas hasta entonces tenían sobre los reinos de Siriana y del Eufrates superior. La ocupación de este territorio fue una de las causas de constante beligerancia entre hititas y mitannios. El rey hitita Suppiluliumá declaró la guerra contra Mitanni, país al que atacó en Tegaramma por el Norte, en el valle del Eufrates superior. Las operaciones bélicas comenzaron con los choques entre los hititas y la tribu Ishuva, a los que sirvió de causa la circunstancia de que de Ishuva huían vertiginosamente personas que vivían en territorio hitita; al ser perseguidos por las tropas hititas, los prófugos se vieron obligados a buscar refugio en Haiasa. Suppiluliumá se apoderó de Ishuva y por el Eufrates avanzó aguas abajo y atacó los principales centros de Mitanni: Karguemish y Vasshukané. Además, los hititas estipularon un tratado con el gobernante de Azzi, lo cual le permitió contar con mayor libertad de acción. Ante los hititas se abrió el camino de las llanuras mitannias. Suppiluliumá concedió la mano de su hija en matrimonio con Shativazá y la hizo sentar en el trono vacante de Tushratta. Así concluyó por un tiempo la dilatada guerra hurri-hitita, con la firma de un tratado de paz entre los dos países. En el reino Mitanni estalló una convulsión. El rey mitannio Tushratta fue asesinado por uno de sus hijos; no se supo más del parricida, quien probablemente fue también víctima de una conspiración; pero el trono fue ocupado por Artadama II, uno de los aspirantes a ese cargo, quien nombró comandante en jefe de las tropas mitannias a su hijo Shuttarna III. Con la finalidad de consolidar su autoridad y para recibir ayuda militar en caso de guerra, los hititas enviaron oro y plata a los reyes de Azur y Alshi(Aghznik)806. Shattivazá, legítimo heredero del trono Mitanni, se alejó del país y se vio obligado a pedir ayuda a su adversario

Güterbock, H.G., The Deeds ofSuppiluliumá…, op. cit., 94-96, citado por Avetisian, H., La Altiplanicie Armenia en el entorno…, op. cit., 228, notas 44 a 46. 804 Goetze, A., The Struggle for the Domination of Syria(1400-1300 a.C.), II, 1965, 20, citado por Avetisian, H., La Altiplanicie Armenia en el entorno..., op. cit. 228, 50. 805 Güterbock, H.G., Mursili accounts of Suppiluliumá’s dealings with Egypt. Revue Hittite et asianique, XVIII, 1960, 60, citado por Avetisian, H., La Altiplanicie Armenia en el entorno…,op. cit., 228, n. 41. 806 Weidner, E.F., op. cit., págs. 36-38, renglones 1-12, citado por Avetisian, Hrant, La Altiplanicie Armenia en el entorno…, op. cit., 229, n.52. 803

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Suppiluliumá I. El rey hitita designó a Shattivazá comandante de sus tropas militares y unió esos regimientos a las unidades militares a Piasili, rey de Karguemish807. Asegurada su retaguardia por el tratado de paz con Haiasa en el que nos detendremos más adelante, Suppiluliumá organizó un ataque contra Ishuva(Tzopk); derrotó a las unidades militares allí concentradas y marchó contra el país Alzzi (Aghznik), es decir hacia el Sudoeste de la Altiplanicie Armenia. Para evitar el choque bélico, el rey Alzzi firmó la paz con el rey hitita, y en esa ocasión recibió, en calidad de donación, la ciudadela de Kutmar808 que estaba en la frontera de Alzzi y que había sido conquistada por Suppiluliumá. El ejército hitita invadió las zonas norteñas de Mitanni y atacó a fuerzas militares mitannias, aunque sin lograr resultados considerables; cruzó el río Eufrates y penetró en el área del Norte de Siriana; ocupó Halpa(hoy Alepo), Mukish(Alalakh), Nukhashe, y una serie de localidades subordinadas a Egipto. Estos éxitos de Suppiluliumá fueron transitorios pues no pudo vencer a su principal enemigo, el rey Tushratta, por cuya incitación pronto estallaron nuevamente sublevaciones antihititas en Siriana y en el Eufrates superior809. Contra los rebeldes marchó Telepinu, hijo de Suppiluliumá, quien había sido consagrado como mago primado(kurm). Pero entonces se suscitó una situación muy peligrosa para los hititas: el riesgo consistió en que Mitanni y Egipto suscribieron un tratado de alianza militar, lo cual obligó a Telepinu a separarse de su regimiento de 600 soldados dejándolo a cargo de su comandante. Con premura Telepinu regresó a Hatti para informar a Suppiluliumá que, en arrollador avance, Egipto había liberado sectores meridionales de Siriana mientras Mitanni hacía lo mismo con la parte Norte810. El rey hitita Suppiluliumá I falleció a fines del 1326 a.C. y después de un turbulento período en el que su trono fue ocupado sucesivamente por Muvatalli, Urkhi-Teshub, Khatusilis III, Tudkhalia IV y Arnuvantas II; éste último se enfermó y sólo reinó durante un año en cuyo transcurso se debilitaron las posiciones del reino hitita. El trono fue finalmente ocupado como regente por Mursili II, otro joven hijo de Suppiluliumá(1325 1303 a.C.). Suppilulimá I dejó al morir un compacto imperio que ocupaba gran parte de Asia Menor e incluía el Norte de Siriana y la parte septentrional de la Mesopotamia. Las tribus vecinas del Sudoeste y del Norte, a las que su padre había dominado, se rebelaron contra Mursili II, quien escribió: “Hasta elevarme al trono de mi padre, todos los reinos enemigos de los alrededores iniciaron la guerra contra mí”811. Ante la sublevación, Mursili II tomó a su cargo una parte de la frontera y encargó a su hermano que se ocupara de los confines restantes. Los reinos rebeldes fueron Kizzavatna, Artsaván, Mitanni, la unidad tribal kassita, y una serie de otras organizaciones estatales. Con fuerzas conjuntas, los dos hijos de Suppiluliumá penetraron en territorio mitanni; vencieron al ejército de Shuttarna, concentrado cerca de la ciudad de Iride812 y sin dificultades ocuparon el gobierno hurri-mitannio. La guerra contra los mitanni fue prolongada. Mursili los enfrentó, los venció y concluyó con la total destrucción de su reino, al que convirtió en vasallo de los hititas. Como consecuencia de la ocupación de Karguemish, también cayó Kizzavatna, la cual pronto fue convertida en un cantón autónomo del reino hitita. En el reparto que siguió a la guerra, a los Azzi les correspondió la parte baja del valle del Eufrates superior, la precordillera de los Tauros y las zonas que se extienden sobre la orilla izquierda del Tigris.

Idem, págs. 42-44, renglones 31-36, citado por Avetisian, H., La Altiplanicie Armenia en el entorno…, op. cit., 228, n. 52. 808 Actual Gunmar, a 18 kilómetros de Palú, que pertenecía a Ishuva o a Mitanni y había pasado a manos de los Azzi. 809 Güterbock, H.G., op. cit., 92, citado por Avetisian, Hrant, La Altiplanicie Armenia en el entorno…, op. cit., 227. n. 35. 810 El dominio mitannio en Siriana había llegado hasta la ciudad de Kadesh. 811 Avetisian, Hrant, La situación política en Mitanni…, op. cit., 225. .812 La ciudad de Iride se hallaba al Este del Eufrates, entre las ciudades de Karguemish y Harran. 807

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FIGURACIONES RELIGIOSAS HITITAS La religión ocupaba un espacio gravitante en la vida gubernamental. La divinidad principal era Teshup; los hititas creían que la diosa del Sol era la protectora del rey; tenía .su santuario en la ciudad de Arinna. Además adoraban a numerosas divinidades originadas en las mitologías prehitita, hitita propiamente dicha, luviana, hurrita y súmero-acádica. Entre los antiguos dioses hititas figuraba Tadán, un ser mitológico cercano a los vishap de la Edad del Hierro, representado como pez, o como toro o con la apariencia de un adolescente. Su efigie estaba erigida cerca de la naciente fluvial de la ciudad de Harshalash. Durante todo su imperio, los hititas no pudieron resistir la influencia babilónica; después, desde mediados del siglo XV a.C hasta inicios del siglo XIII a.C. se vieron obligados a permitir la penetración de la cultura hurrita, que no era indoeuropea no obstante su ubicación al Norte de la Mesopotamia y de la Siriana. A causa de estos dos factores, en aquel período, sin perjuicio de sus numerosas creaciones y de su arte religioso autóctono, los hititas, simultáneamente, creían en mitos, observaban liturgias y rendían culto a dioses de origen sumerio, akkádico y hurrita. Creían que los dioses estaban presentes en el templo de su advocación y dedicaban tiempo a entretenerlos con ceremonias que a veces eran alegres y ligeras. Las principales divinidades de los hititas eran Teshub, dios de la tempestad, cuyo animal sagrado era el toro; y Herat o Arinna, Diosa Madre de la fecundidad, la pantera. El dios Sol hijo de Teshub, era, a la vez, protector de la ley y la justicia. El dios Telepinu era también hijo de Teshub. Para los hititas el rey es vicario de los dioses en la tierra y representante del pueblo ante los dioses; ungido de óleos aromáticos y revestido con ropajes majestuosos, ceñía en su cabeza la corona. Era Sumo Sacerdote y único oficiante en las ceremonias solemnes. En vida encarnaba a sus ancestros y cuando moría se convertía en dios; entonces el Consejo de la nobleza erigía su estatua en el templo y los reyes sucesores lo honraban con ofrendas. Tanto desde el punto de vista del desarrollo temporal, como el de su ubicación geográfica y cultural, el reino hitita ocupó un lugar estrechamente vinculado con la existencia de la Altiplanicie Armenia. Las inscripciones en piedra que nos dejaron constituyen una inestimable fuente para el conocimiento de múltiples aspectos de su vida y figuraciones religiosas. Referente a este aspecto son importantes los datos vinculados con la indumentaria con que eran revestidos los hombres y las divinidades en tales litoglifos. En una serie de estatuillas de estaño de la primera mitad del milenio II a.C. que se hallaron en Ankuva813, se descubrió una que representaba a un hombre de la clase gobernante o a un dios, en el cual la parte frontal de su sombrero está rodeada por una guarda de ángulos agudos. En un altorrelieve del siglo XIV a.C., el rey y la reina vestidos con ropas ceremoniales están de pie delante de un toro, ofreciendo un sacrificio. El rey luce una corona baja bordeada de puntas. En otra .representación rupestre y con similares ropas rituales el rey Tudkhalia IV, del siglo XIV a.C. abraza al dios Sharuma; según una versión, en determinadas ceremonias rituales el rey vestía ropajes propios de la divinidad; también se supone que Tudkhalia IV era divinizado y objeto de adoración, y cumplía funciones de un dios. Es decir que los hititas revestían a sus reyes con la indumentaria litúrgica de los dioses. Durante las celebraciones, los magos y las magas cubrían sus cabezas con sombreros del color de sus túnicas o lucían cintas acordes. Una antigua inscripción hitita expresa que al quitarse la corona ceñían vinchas blancas y se cubrían con ropas del mismo color. Para los hititas, tanto el color como el material de la indumentaria tenían significación simbólica. Otra inscripción manifiesta que al sombrero del rey ataban un ribete de lana de colores rojo y blanco. Un ribete desciende desde el casco del dios Teshub 813 Con intención política de turquificación compulsiva, el nombre de Ankuva fue cambiado posteriormente por la denominación Alishar.

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de Hattusas814 o del rey, hasta la cintura. Estos elementos que simbolizaban autoridad fueron pasando por tradición a los personajes eminentes de la sociedad hitita.

EL IDIOMA EN EL QUE HABLABAN Y ESCRIBIAN LOS HITITAS El idioma que hablaban los hititas es indoeuropeo, integrando el grupo hitito-luviano, formado por los idiomas de estos dos grupos aborígenes. El hitita jeroglífico se difundió por Asia Menor y la Siriana en el lidio, el licio y el balaiano, y se conservó en signos ideográficos y sellos de los siglos XVI a XII a.C. El hitita cuneiforme es llamado también “nessid”, denominación proveniente de Nesasí, la antigua capital del reino hitita. Las escrituras cuneiformes halladas en Asia Menor, correspondientes a los siglos XVII a XIII a.C., son de los más antiguos documentos materiales del idioma indoeuropeo arcaico; investigaciones recientes han concluido en que el hitita y otros idiomas emparentados nacieron de una lengua matriz y se esparcieron por el Asia Menor y regiones aledañas; los expertos atribuyen a esta zona el caràcter de cuna del idioma antecesor del indoeuropeo. Muchas palabras del hitita se preservaron en el indoeuropeo; su ordenamiento morfológico es indoeuropeo y tiene la pronunciación gutural indoeuropea. Destacados científicos escribieron acerca de las interinfluencias lingüísticas armenio hititas; entre ellos están Hrachia Acharian, Guevorg Chahukian, Grigor Ghapantsian y N. Mkrtchian. Según datos de estos autores, probablemente esas conexiones comenzaron en el II milenio a.C. y, en particular, durante los siglos XV-XIII a.C. cuando los reinos armenio e hitita vivieron una vecina cercanía y, como consecuencia, se produjeron penetraciones entre sus respectivos vocabularios. Las letras cuneiformes akkádicas, en su variante de Assur, fueron transportadas al Asia Menor por comerciantes asirios. Mas tarde, después de la creación de su antiguo reino, los hititas adoptaron la escritura cuneiforme de influencia akkádica y cercana a la escritura cuneiforme babilónica, la cual se utilizaba en el Norte de Asiria y que fue aprovechada también por los hurritas. La monarquía hitita escribía palabras de los idiomas akkádico e hitita usando el nuevo tipo de escritura cuneiforme pero dado que las ceremonias litúrgicas se oficiaban en distintos idiomas, en los libros sagrados aparecen textos en lenguas prehitita, hurrita, luviana, balaiana. Además de la escritura cuneiforme, el rey utilizaba también escritura jeroglífica. Las muestras del más antiguo arte hitita, correspondientes a la segunda mitad del milenio III a.C., consisten en sellos emblemáticos de oro, bronce y cobre, estatuillas zoomórficas y objetos de arcilla. En el II milenio a.C. se construyeron murallas con grandes bloques de roca yuxtapuestos en una coordinación compleja, se trazaron viviendas fortificadas de forma circular y refugios-fortalezas. Las viviendas, algunas de dos pisos, tenían un trazado complejo, con un patio a su frente. Estaban difundidas las construcciones –viviendas, palacios, templos- con forma de pata de gallo, las que en los ángulos rectos de la parte en que se abrían tenían atalayas y un pórtico en la entrada ornada de columnas. A menudo las partes inferiores y exteriores de las paredes estaban decoradas con baldosas rectangulares en relieve. Habían desarrollado tanto el bajorrelieve como el altorrelieve; a ambos lados del portón de Hattusas esculpieron en grandes bloques de piedra gigantescas figuras de deidades con forma de medio león y medio esfinge. Estas esculturas de animales sagrados, dioses como el de la tormenta, reyes orando, escenas de la vida palaciega, llaman la atención por su monumentalismo, intensidad, por el riguroso vigor de los rasgos

814 Durante los milenios II-I a.C., muchos países y pueblos del Oriente Antiguo - Mesopotamia septentrional, la Siriana, Asia Menor – se hallaban dentro de la órbita de fuerte influencia del reino armenio; en los siglos XV-XIII a.C., en la mitología del reino hitita, Teshub era objeto de igual adoración que el dios supremo Tarkhundas; Kosian, A.V., Ciencia y diletantismo, op. cit., 20.

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característicos y por su tipo de composición libre. Su panteón estaba formado por gran cantidad de divinidades, muchas de ellas correspondientes a aldeas y ciudades.

EL REINO HITITA CONTRA HAIASA, CIUDAD-ESTADO DE LA PERIFERIA OCCIDENTAL En el milenio II a.C. las zonas meridionales de la Altiplanicie Armenia formaban parte de Mitanni, uno de los mas sólidos reinos de Oriente, y tenían participación activa en la vida económica y comercial de Asia Anterior. El desarrollo de dinastías en los sectores del Sur y Suroeste de la Altiplanicie alcanzó su máximo nivel con las vigorosas tribus preurartianas, que se acercaron al país Haiasa, donde crearon un sencillo orden gubernamental; es en aquella región donde se percibe el adelantamiento de las primeras autoridades originarias de lo que muchos siglos después compondría la poblaciónde los armenios. Con el estudio comparativo de los monumentos de la cultura material, los ciclos de desarrollo socio-económico de las unidades étnicas que habitaron ese lugar, en el que acontecieron transformaciones profundas y esenciales, son particularmente bien diferenciables. La cultura propia de la Edad del Bronce, que se generalizó en toda la extensión de la Altiplanicie Armenia, cobró forma definitiva mediante la agricultura, el pastoreo, los oficios, el arte, la producción de variadas ocupaciones tendientes al bienestar material, el trueque intertribal y el desarrollo del comercio. Ya hemos visto que en especial durante los finales de la Edad del Bronce no solamente se realizaron allí obras edilicias nuevas sino que también se reconstruyeron y ampliaron antiguos edificios, algunos de los cuales fueron preservados hasta la Edad Media. La transmisión generacional de la cultura milenaria de la Altiplanicie hasta este período, se manifestó en rituales religiosos, algunos autóctonos desde el milenio V a.C.: motivos zoomorfos, ciervos, cabras, escenas de caza y de seducción, fueron temas que por vía de la tradición se reiteraron en altorrelieves y tallados, en inscripciones rupestres, estatuillas, pedestales, yugos de carros, coronas reales, ánforas, cinturones y sepulcros. En excavaciones efectuadas en Lichashén, Shaghashen, Medzamor, fueron descubiertos sorprendentes complejos arqueológicos pertenecientes a la Edad del Hierro. En el 1650 a.C., aproximadamente, casi todos los poblados de Tzopk estaban en ruinas, en especial como consecuencia del conflicto entre los reinos mitanni e hitita. Se supone que los ancestros de los armenios se establecieron en la región noroccidental de la Altiplanicie donde tuvieron contacto con elementos hitito-luvianos. De allí se expandieron cubriendo las subcapas hurri-urartianas: Haiasa-Azzi; Alzzi (Aghznik); Dzukhmú; Tegaramma (la bíblica Tokarmá, en la traducción armenia “Dun Torkomá”, sinónimo de “Armenia”, limítrofe con la asiria Ishuva(Ishua), que ulteriormente sería Tzopk; Melitun (Maltiá, Malatiá, la antigua Melitenae); la tribu Armén; Gummukh (la antigua Commagenae) al Sur de Melitene, sobre la orilla derecha del Eufrates, cuya capital era Gummakha (la antigua Samosata), etc.815 Entre los siglos XV a.C. y XII a.C. Haiasa estuvo bajo la soberanía del reino hitita hasta que se produjo la penetración de tribus que arrasaron a los hititas y con ellas a Haiasa816. El reino Haiasa-Azzi fue fundado a comienzos del siglo XIV a.C. en la Altiplanicie Armenia occidental817. Fue un reino ubicado en el litoral de la corriente superior del Eufrates, en torno al macizo de Dersim; era independiente pero se hallaba bajo la influencia Sargsian, K. J., Acerca de la protopatria, de laformación del pueblo y de Urartú, op. cit. 28. Khachatrian, V., Armenia en los siglos XV-XIV a.C., Erevan, 1998, 36, citado por Kosian, Aram, El reino hitita y los países de la Altiplanicie Armenia, en Revista Histórico-Filológica, 2000, 3 (155), 164, n. 10. 817 Guterbock, H.G., The Deeds ofSuppiluliumá as told by his son Mursili II, Journal ofCuneiform Studies, X(1956), Nº 2, 66, citado por Avetisian, H., op. cit., 226, n. 25. 815 816

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política de Hatti. Sin embargo no fue un dócil vasallo, ni menos un súbdito servil. Apareció y casi iba a desaparecer cuando el reino hitita fue aniquilado. De sus monarcas, cuatro son destacables: Karanni, Mariá, Hukanna y Anniá. Tenía un panteón religioso exclusivo en el que los dioses tenían denominaciones propias818. Desde el siglo XIV a.C., Haiasa-Azzi fue escenario histórico de las guerras que por su independencia lidió contra la corona de Tudkhalia III, rey de los hititas, y de sus sucesores. La historia de aquellos choques bélicos está registrada en las Cronologías de los reyes hititas Suppiluliumá y de Mursili II, su hijo y sucesor. El país Azzi estaba recostado sobre el monte Dersim, al Sur del bastión de Kummakha-Kemagh y es hacia esta posición donde hay que buscar las direcciones que llevaban a Ingalava, Aripsa y Tukkamma. En esa región, que era la que sería mucho después denominada Pequeña Armenia(Pokr-Haik), había muchas localidades entre las cuales estaba la que Ptolomeo llama Dagona, que posiblemente era Tukkamma819. Acerca de los Azzi hay datos históricos importantes en el acuerdo estipulado por Suppiluliumá con el rey mitannio Mattivaza, y en el arriba aludido tratado suscripto por Suppiluliumá con Hukkanna, rey de Haiasa820. Por causa de deterioros, falta la parte inicial de la Cronología de Suppiluliumá; no obstante, en la parte salvada se lee claramente el nombre Haiasa. Y se habla de la tribu kassita, que acababa de ocupar la localidad de Samukha; después, la inscripción continúa diciendo: “mi padre partió de Samukha”. Dado que quien habla es Mursili II, se deduce que su padre fue Suppiluliumá. Más adelante, refiriéndose a Tudkhalia, dice: “Mi abuelo está vivo y sano”. De estos fragmentos es posible componer que Tudkhalia, con su hijo Suppiluliumá lanzó una primera invasión militar contra Haiasa y los kassitas, y que la saga genealógica hitita fue Tudkhalia-Suppiluliumá-Mursili II. Después de haber desalojado a los kassitas, Tudkhalia descendió del País Alto para invadir el territorio de Masá, que hostigaba a Kammala. La Cronología continúa: “Mientras mi abuelo se encontraba en Kammalay mi padre se hallaba bajo su mando, los kassitas se levantaron en armas y destruyeron el país Hatti. Tudkhalia regresó de Masá, atacó a los invasores, quienes se dieron a la fuga. Saliendo de allí, mi abuelo fue a Haiasa con mi padre. Cuando mi abuelo llegó a Haiasa [contra?] Karannis, rey de Haiasa, [sostuvo] la batalla de Kummakha”. Esta fue la segunda invasión821. Estas menciones documentales determinan que la situación geográfica de Haiasa era el valle del Alto Eufrates822. La denominación Haiasa se lee también en otro fragmento, vinculada con las siguientes palabras: “Tudkhalia, mi abuelo…Gantuzzili”. Se refiere a la invasión contra Haiasa, emprendida por el mismo Tudkhalia, con ayuda de Gantuzzili, que no era su hijo sino su general; éste es recordado en la cronología de Mursili como uno de sus generales, quien actuaba contra Nukhás en el séptimo año de reinado de Mursili. En el Tratado que suscribió con Hukkanna, Suppiluliumá menciona interesantes datos referentes a Haiasa. El documento está redactado en primera persona, que es Suppiluliumá, quien habla frente a Hukkanna; alude al cordial recibimiento que se acordó a éste último considerándolo hombre sencillo pero valeroso y es destacable el hecho de que Suppiluliumá le haya concedido en matrimonio la mano de su hermana. La organización y desarrollo de las cunas del reino armenio –Haiasa-Azzi, Ishuva, Tegaramma y otras unidades políticas- fueron condicionadas por el debilitamiento del reino hitita y el fortalecimiento del reino hurri-mitanni. Y, en general, durante los

Adonts, Nikoghaios, Historia de Armenia, op. cit., 46. Müller, Konrad, Itineraria Romana, 1916, citado por Adonts, Nikoghaios, Historia de Armenia, op.cit., 45. 820 Forrer, E., Wissenschaftliche Veröffentlichungen der Deutschen Orientgesellschaft, 1926, 42; y su traducción al francés por Cavaignac, E., Les Annales de Suppiluliumá, Strasbourg, 1931, en Revue des Etudes Anciennes, 1930, 229 y ss., ambos citados por Adonts, Nikoghaios, Historia de Armenia, op. cit., 34. 821 El nombre Karannis recuerda a Karanist (la provincia de la ciudad de Teodosiópolis), en armenio Karín, y Kummakha, con seguridad es la localidad de Kemagh, a orillas del Eufrates. Adonts, Nikoghaios, Historia de Armenia, op. cit., 34. 822 Adonts, Nikoghaios, Historia de Armenia, op. cit., 35. 818 819

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enfrentamientos hurri-hititas, el área del Eufrates superior y de la Altiplanicie Armenia siempre fue defendida y protegida por los reyes mitannios, y las unidades políticas allí fundadas tuvieron orientación mitannia. Este hecho se explica por la circunstancia de que gran parte de ese territorio estuviera bajo eldominio de dinastías hurritas. En el tiempo en que era príncipe heredero(1410-1390), el hitita Suppiluliumá organizó una invasión punitiva contra los Haiasa, pero en su avance se encontró con regimientos unidos de 12 tribus hostiles contra las cuales tuvo que mantener una prolongada guerra. Eran los días del tratado de coalición anti-hitita que se suscribió contra Suppiluliumá I, en el que participó Hukkanna, rey de Haiasa. Inscripciones del rey hitita Suppiluliumá I, mencionan al gobierno asirio unificado de Tzopk (la ex ciudad-Estado Ishuva), que enfrentó al poderoso reino hitita, y expulsó a los elementos hititas hostiles. Después de esto, Suppiluliumá volvió a atacar en el Bajo Gummakh al rey Lannis de los haiasanos, pero no consiguió la victoria, razón por la cual los hititas se vieron obligados a intentar muchas veces nuevas invasiones. Durante el reinado de Suppiluliumá, el acontecimiento mas importante había sido, precisamente, la guerra contra los Mitanni; mientras el rey hitita se preparaba a la lucha, se produjo el segundo enfrentamiento contra los Haiasa. El mayor uso de la vía militar por los mitannios, indujo a los hititas y a los otros reinos de la Altiplanicie Armenia a recurrir a medios diplomáticos para resistir. Al término del último enfrentamiento, Suppiluliumá, - el rey-sol -,se convenció de la conveniencia de firmar un tratado de paz con Hukkanna, rey de Haiasa. En dicho tratado, el rey de Haiasa tuvo que jurar fidelidad al rey hitita, a su hijo heredero y a sus demás hijos y hermanos y a no reconocer a nadie más que a éstos cuando asciendan al trono; juró defenderlos contra los tiranos y a quienes se rebelen contra su cetro; y se obligó a prestarle ayuda militar y a guardar reserva acerca de los secretos del gobierno hitita, refiriéndose, concretamente, a la invasión que estaba preparando contra Mitanni. Ambas partes se obligaron a advertirse mutuamente en caso de traición. Además, Hukkanna se comprometió a entregar al gobierno hitita las personas que a la sazón y en el futuro huyeran del reino hitita y buscaran refugio en Haiasa. Por fin, en reciprocidad, Suppiluliumá prometió obrar del mismo modo en sus relaciones con el rey de Haiasa y dar la mano de su hermana para que contrajera matrimonio con el rey Hukanna; como testigos de las obligaciones que contrajo, Suppiluliumá puso a mil dioses, quienes fiscalizarían el estricto cumplimiento del Tratado y castigarían a quienes osaran transgredir el juramento o denunciaran su vigencia823. Los mil dioses serían también garantes de la alianza militar. De este modo creó relaciones de paz entre los hititas y los haiasanos. Es posible suponer que los Azzi tuvieran primacía y que Haiasa estuviera ligada con los Azzi por vínculos matrimoniales; por lo cual no solo Haiasa había tomado mujeres de los Azzi del mismo modo en que los Azzi habían tomado mujeres de los Haiasa sino que también era costumbre entre ellos que el marido unido por lazos matrimoniales con su concuñado y con su tribu, tuviera derechos con respecto a las otras mujeres de la misma generación. El rey hitita se oponía a esta costumbre y no quería que al dar a su hermana en matrimonio al rey de Haiasa, su acto significara atribuir a éste derechos sobre la familia real hitita ni sobre las otras mujeres del harem real. No se conformó sólo con eso: exigió que la hija del rey hitita debía convertirse en primera dama, es decir en “reina de Haiasa”. Es significativo que en el texto del tratado, Suppiluliumá es mencionado no solamente del mismo modo que Hukkanna, rey de Haiasa, sino como “de los hombres de Haiasa”, es decir, de la asamblea intertribal o del consejo de los ancianos. El texto del tratado suscripto entre Suppiluliumá y Hukkanna incluye también una cláusula penal: advierte que la población de Haiasa era una tribu agricultora, y amenazó con que, en caso de violar las condiciones del tratado, el rey hitita haría lo siguiente: “destruir Friedrich, J., Staatsverträge des Hati-Reiches, T.2; Mitteilungen der Vorderasiatisch-Agyptischen Gesellschaft, Bd.34, 1930, Hf. 1, 107-136, citado por Adonts, Nikoghaios, Historia de Armenia, op. cit., 37. 823

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vuestras casas, vuestros campos, vuestros viñedos de uvas, vuestras huertas y jardines, vuestros animales cornados, vuestras ovejas...”. Por otros textos sabemos que en lo sucesivo los soldados de Azzi sirvieron en el ejército hitita manejando los carros de combate, es decir que eran los más expertos en la utilización del caballo de guerra y de los carros militares. De ese modo, el rey de los hititas Suppiluliumá buscó en la diplomacia lo que sus ejércitos no alcanzaban lograr con armas: intentó establecer relaciones más cordiales con sus vecinos aliados de Mitanni: además de suscribir el aludido tratado de paz con el rey Hukkanna, de Haiasa, logró firmar otro con Sunasura II, monarca independiente de Kizzavatna, a cuyo reino reconoció legalidad824. Por estos medios diplomáticos consiguió interesar a Hukkanna y a Kizzavatna a tal punto que ambos reyes rompieron lazos diplomáticos con el rey de Mitanni, y llegaron a un acuerdo de alianza defensiva con los hititas. En síntesis, Haiasa y Azzi son denominaciones territoriales que en la Cronología de Mursili se utilizan como sinónimas. Mursili escribió a Anniás, rey de Haiasa-Azzi, recriminándole que su padre hubiera atacado la ciudad de Dankuva y se llevara consigo prisioneros, apoderándose de animales grandes y pequeños; y que había llegado el tiempo de que le restituyeran todo. El rey Azzi se negó rotundamente. Mursili volvió a escribir a Anniás, diciéndole: “Lleguéy acampé a las puertas de tu país. No lo ataqué, no arrastré sus habitantes ni me traje animales grandes ni pequeños. Pero quisiste luchar contra mí, contra mi Sol, atacaste a Dankuvay la despoblaste”825. Como Anniás, por su parte, le advirtió que en caso de peligro adoptaría represalias, Mursili inició operativos militares contra Haiasa-Azzi e intimó a Anniás, su rey, que le restituyera las áreas hititas, el ganado del que se había apoderado como botín de guerra y de los prisioneros de los que se había adueñado ya desde el tiempo de Suppiluliumá. Anniás persistió en su negativa y atacó la región hitita de Dankuva. Entonces Mursili II inició la guerra y ordenó a sus tropas que avanzaran hacia la frontera occidental de los Haiasa-Azzi, y estableció el asedio sobre Ura, ciudadela militar que se hallaba sobre un peñasco elevado en la frontera occidental de la tribu Haiasa-Azzi. Después, durante una década Mursili II desarrolló una campaña triunfal contra los pertinaces Haiassa-Azzi, quienes resistieron el asedio. El rey hitita volvió a remitir el mismo mensaje a Anniás exigiendo la restitución de los prisioneros. Esta vez el monarca haiasita prometió acceder al reclamo, y Mursili retornó a Kumanni para ofrendar honores a su diosa Khebad. Pero Anniás no cumplió su promesa. Mursili le escribió por tercera vez, sin obtener respuesta, porque Anniás impuso como condición un intercambio de prisioneros. Mursili se dirigió a Kizzavatna, en el Sur de su reino y Anniás aprovechó para adelantarse en la ofensiva; penetró en el país Alto (en el curso superior del río Marasantikhás), destruyó la zona de Ishtitina y estableció el asedio sobre la ciudad Kanauvara. Entonces las tropas y carros de combate de Mursili bajo órdenes del Gran Comandante Nuvanza, acamparon en el país Alto. El rey escribió a Nuvanza lo siguiente: “Los enemigos haiasanos penetraron por el país Alto hasta Ishtitina, asediarony saquearon la ciudad Kanauvara. Debes llevar ayuda para las tropas y carros de combate, ir a Kanauvaray expulsar al enemigo826”. Con celeridad Nuvanza llevó ayuda a la ciudad sitiada, pero cuando quiso ofrecer batalla, los príncipes le inquirieron si el vuelo de los pájaros y las vísceras de los animales827 habían asegurado el éxito. El Gran Comandante informó al respecto al rey, quien se hallaba en Kizzavatna; el monarca, de acuerdo a informes que le brindó un príncipe de confianza, ordenó la ofensiva de su ejército; estaba en camino hacia Karguemish cuando recibió la buena nueva de que Nuvanza había atacado a los 10.000 hombres del ejército haiasiano y 700 carros de Friedrich, J., Staatsverträge des Hati-Reiches, T.2; Mitteilungen der Vorderasiatisch-Agyptischen Gesellschaft, Bd.34, 1930, Hf. 1, 103-136 citado por Avetisian, Hrant, op. cit., 227, n. 32. 825 Adonts, Nikoghaios, Historia de Armenia, op.cit., 40. 826 Adonts, Nikoghaios, Historia de Armenia, op.cit., 41. 827 Sacrificados por el mago arúspice en las ceremonias de predicción. 824

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combate, y los había derrotado. Los acontecimientosque siguieron mostraron que las noticias acerca de la victoria hitita eran exageradas y que las tropas Azzi no estaban destrozadas. El rey se preparó para ir al frente bélico y encabezar personalmente a sus tropas. Apenas puso orden en el ejército estacionado en Karguemish, retornó a Kizzavatna; de allí marchó a Tegaramma, donde también confluyó el Gran Comandante Nuvanza con sus soldados. El rey hitita Mursili dedicó el tiempo siguiente a sofocar brotes de rebelión que surgieron en regiones dominadas por su cetro, que se insubordinaron a su trono; fue un vasto operativo de represión militar que llevó a cabo sin contemplaciones. Así, sin apartarse de la región que se tendía entre Tegaramma y Sebastia ni de los importantes caminos que las comunicaban, Mursili realizó un viaje de inspección militar por los sectores orientales de su reino; recorrió los poblados existentes desde hacía muchos siglos y se cuidó de no cruzar por territorio Haiasa. Era indispensable restablecer el orden y la legalidad en las ciudades de dominio hitita que se habían insurreccionado y que quizás habían estipulado alianzas con los Azzi durante la reciente invasión. En la siguiente década de su reinado, Mursili volvió a hostigar al país de los Azzi. La primera invasión tuvo lugar en el séptimo año, en cuyo transcurso ocupó la fortaleza de Ura; concentró sus tropas y carros de combate en la ciudad Ingalava. Los habitantes de Azzi, recordando su victoria precedente y el triunfo del Gran Comandante Nuvanza, no quisieron demorar la acción y decidieron lanzar un sorpresivo ataque en horas de la noche. Mursili interpretó cuál era el plan de los Azzi; adoptó los medios preventivos necesarios y se dirigió a la ciudad Aripsá “la ciudad en medio del mar”. Sus pobladores se habían retirado a las alturas de las montañas y en la ciudad quedó sólo una guarnición cuya resistencia fue aplastada por Mursili, quien ocupó la región y “la privó totalmente de soldados”. Al día siguiente el rey partió hacia la ciudad de Dukkamma para entablar la lucha; los habitantes, presas del pánico por lo que había ocurrido en Aripsá, se rindieron y fueron obligados a enrolar tropas para las filas de Mursili. Tres mil hombres fueron trasladados a la capital, al servicio del ejército hitita. Al enterarse de los informes acerca de las victorias hititas, el pueblo de Azzi, desesperado, se había evacuado a elevados peñascos y a posiciones fortificadas. Los príncipes feudales del país entrevistaron al triunfador y le suplicaron compasión, prometiendo aportarle tropas de modo ordenado, además de reintegrar los prisioneros que tuvieran en su poder. Mursili aceptó y exigió que juraran el cumplimiento de sus promesas. Después retornó a su capital “sin haber implantado orden y legalidad en el país Azzi”, omisión que lo obligaría a invadir una vez más el país Azzi. Las ciudades-Estado del Este de Asia Menor habían sido fundadas sobre las rutas que partiendo de Ashur comunicaban la Mesopotamia con Asia Menor (Kamesh) y se relacionaban con las unidades tribales de Haiasa-Azzi. La primera de estas ciudades-Estado fue la de Tegaramma, acerca de la cual las inscripciones hititas coinciden con las fuentes asirio-babilónicas en las que se la denomina Tell Karimukh (en las fuentes antiguas Gaurenae, hoy Gürün) que era la capital de los Haiasa-Azzi. Al país de Tegaramma se lo identifica con la bíblica Tokarmá (en la traducción armenia “Dun Torkomá”). En la tradición histórica armenia Dun Torkomá es sinónimo de “Armenia”. Tegaramma era limítrofe con la ciudad-Estado asiria Ishuva(Ishua), que estaba en el territorio que ulteriormente sería Tzopk. A menudo, avanzando sobre Ishuva y Mitanni, los hititas pasaban a Tegaramma, que era el principal paso de cruce del Eufrates, y hostigaban a la retaguardia de los Haiasa-Azzi. La segunda ciudad-Estado, ubicada sobre la ruta comercial Kanesh-Ashur, era Melitun (Maltiá, Malatiá, la antigua Melitenae). La tercera ciudad-Estado era Gummukh (la antigua Commagenae), al Sur de Melitene, sobre la orilla derecha del Eufrates; la capital era Gummakha (la antigua Samosata).

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El reino de Ishuva estaba situado al Sur de Haiasa, en el valle del río Aradzán inferior y ocupaba el territorio que se halla entre el Eufrates y su litoral occidental. Por desarrollarse en territorio ubicado entre los hititas y los mitanni, la vida política de Ishuva era sumamente delicada, obligada a sostener un hábil equilibrio entre los dos países que no disimulaban su intención de apoderarse del pequeño reino. Ishuva no pudo, pues, evadir choques contra ambos. El primer conflicto con Hatti fue en tiempo del rey Tudkhalia III, como consecuencia de intrigas e incitaciones del mitannio Tushratta. Así lo describe Suppiluliumá: “En tiempo del reinado de mi padre, el país Ishuva se rebeló. Los hombres del país Hatti cruzaron al país Ishuva; eran los hombres de …(sigue la lista de las tribus que se insurreccionaron contra Tudkhalia III)”, la cual significa que la rebelión estallada en el país Ishuva se expandió al otro lado del Eufrates y a Tegaramma. Tudkhalia trató de reprimir el levantamiento pero los rebeldes abandonaron sus poblados, cruzaron el Eufrates y hallaron refugio en Ishuva. El rey de Mitanni no fue solamente en Ishuva que actuó contra Hatti, sino que los tumultos también detonaron en el Norte de Siriana y al Sur de Alepo. Suppiluliumá, el rey hitita, decidió poner fin a las maquinaciones de los mitannios; al respecto, narra lo siguiente: “Yo, Suppiluliumá, Gran Rey, rey del país Hatti, héroe, amado de Teshup, llegué al camino, crucé el Eufrates para poner fin a las ambiciones de Tushratta, y arribé al país Ishuva. Volví a dominar el país Ishuva. Restituí sus casas a los refugiados. Estos hombres y esos países que en tiempo de mi padre habían pasado al país Ishuva, es decir, hombres de …(repite los nombres de las mismas tribus) a quienes sometí y volví a enviar al país Hatti. Otorgué libertad a los países que dominé y los pobladores permanecieron en sus terruños y volvieron a reunirse con sus compatriotas. Hatti recuperó sus áreas828”. Es evidente que cuando usó la expresión “esos hombres y esos países” se refirió a la sublevación de Ishuva contra Hatti. Suppiluliumá domeñó a Ishuva pero no la castigó con la deportación “los pobladores permanecieron en sus terruños”; se conformó con restituir “sus casas a los refugiados”. El rey hitita restableció el orden y retomó su viaje hacia el país Nukhassh. Llegó al país Alshi, tomó el fuerte de Kutmar y lo donó a Antaratlí, rey de Alshi. La población de Alshi es también denominada Alzzi y el país es llamado Anzitun, Anzitene, ubicado cerca de Ishuva, al Este de Kharbed. Después de asegurarse la amistad de los alshi, Suppiluliumá continuó su marcha sobre el fuerte Sutá y llegó a Vasshugané, la capital mitannia del rey Tushratta; cruzó el Eufrates, dominó el país Halpá(Alepo) e ingresó al país Nukhassh. Ishuva es mencionado también por Suppiluliumá en el tratado que suscribió su nieto el rey hitita Muvatalli con Sunassura, rey de Kizzavatna. En inscripciones hititas, el país Azzi está claramente diferenciado de los países Ishuva y Alshi: éstos dos últimos estaban ubicados a la izquierda de los márgenes del río Aradzán, en la región de Kharberd. Para llegar a Ingalava había que cruzar Ishuva. Aripsa no debía referirse a Aghtamar (“ciudad en medio del mar”), sino a un fuerte erigido sobre alguna isla emergente de pantanos surtidos por aguas del Eufrates829; ni Suppiluliumá ni Mursili habían llegado a esas localidades sino que se detuvieron al Este del Tigris sin entrar en la Sofene, mientras que las ambiciones hititas iban más hacia Occidente, al Oeste del Eufrates. En el undécimo año de su reinado, Mursili II, sucesor de Suppiluliumá, organizó una invasión contra Haiasa-Azzi en cuyo cetro veía a un potencial enemigo.retornó a Azzi. Los pobladores, apenas lo supieron, enviaron como mediador a un nativo de Khalimana, ciudad de Tzopk, quien dijo al rey hitita: “Señor nuestro, ya nos aniquilaste. Ya no vengas a nosotros, considéranos tus súbditos, señor. Estamos listos a poner a tu disposición, ordenadamente, tropas y combatientes en carros bélicos. Devolveremos los prisioneros que aun tengamos”. Mursili aceptó la promesa y regresó a Ankuva, para invernar, pero evidentemente insatisfecho, pensando que se retiraba sólo con promesas, con sus compatriotas presos y la posesión solamente de Ingalava(Ankeghdun), Aripsa, y Dukkamma(Datvan) a orillas del lago Van. Seguramente, 828 829

Adonts, Nikoghaios, Historia de Armenia, op. cit., 48, n. 2. Adonts, Nikoghaios, Historia de Armenia, op.cit., 46.

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Mursili, al retirarse a Ankuva, lo hizo porque tenía otro proyecto más ambicioso y esas tres localidades de Azzi no valían la pena de desarrollar el esfuerzo tan grande de trasladar hasta ellas cantidades de hombres y equipos de armamento830. El interés de expansión que alentaba a los hititas sobre la Mesopotamia por un lado y sobre la Siriana por el otro, fue asumido por Asiria y por Egipto. La redacción de Mursili da la impresión de que las operaciones militares contra los regimientos enemigos fueron sólo de distracción y que los triunfos eran en acciones de importancia relativa. Partió hacia Oriente desde la ciudad de Ingalava. Las tropas de la tribu haiasa se habían acuartelado en inexpugnables posiciones defensivas montañesas. Mursili no había llegado a Haiasa-Azzi cuando sus servicios de inteligencia le informaron que el comando militar de los haiasanos había decidido atacar en horas de la noche los campamentos y los transportes de tropas hititas que pasaran por allí y provocar el pánico en sus unidades bélicas. Mursili dejó a su retaguardia aquellas defensas preparadas para resistir, táctica que conminó al rey Anniás a cambiar su plan de ataque y disponer que sus tropas midieran fuerzas de día contra los hititas. Las operaciones militares se fueron demorando y los haiasanos ocuparon las defensas hititas de Ishtitina y sitiaron la posición de Kannuvara. El ejército hitita recibió un refuerzo de 10.000 soldados de infantería y 700 carros de combate pero sus fuerzas principales estaban imposibilitadas de acudir porque en la ribera del Eufrates, cerca de Karguemish, eran amenazadas por el rey de Asiria831. Los hititas se vieron obligados a retirarse hasta Tegaramma y a una serie de regiones del valle superior del río Marasantikhás. Pero Mursili, dejando a su retaguardia aquellas defensas, traspuso las fronteras de Haiasa y ocupó la ciudad Aripsa que, según sus registros, estaba rodeada de agua. Los historiadores difieren en cuanto a la ubicación de Aripsa: el mar Negro, el lago Van, el nacimiento del Eufrates, márgenes del río Tzopk, pero como ya dijimos, la hipótesis más viable es que estuviera en una isla de los pantanos de Aripsa, nutridos por aguas del Eufrates, que se hallaría cerca de Aripsa, en el camino hacia Aní Gamakh. Al día siguiente, Mursili II partió de Aripsa y marchó hacia la cercana ciudad de Dukkamma que estaba en los dominios de los haiasa; la población de esta ciudad no se resistió, aceptó la soberanía de Mursili y se obligó a proveerle 3000 soldados832. Estas circunstancias imprevisibles alertaron a los Haiasa. Pero la cercanía del otoño también despertó los recelos de Mursili quien comprendió que no le convenía una ofensiva en la estación invernal; de modo que el rey hitita decidió regresar a su capital y preparar con tiempo y tranquilidad un nuevo ataque contra Haiasa, operación que emprendió en el año 1314 a.C.;previo al choque armado, Mursili apresó a 3.000 haiasa-azzi y los incorporó como infantes. Se pactó una tregua y en las conversaciones entabladas entre Mursili II y el consejo de ancianos de los azzi, se estipuló que el país pasaría a formar parte del reino hitita y que le serían devueltos 1.000 prisioneros de guerra tomados en batallas anteriores. Sin embargo, los hititas no consiguieron tampoco esta vez que los azzi ni los haiasanos inclinaran su cerviz, pues los hititas no pudieron someter aIshuva ni a las demás ciudades Estado de la región. Mursili aceptó que le devolvieran 1000 prisioneros y retornó a su país833. El acuerdo diplomático salvó a los haiasa de las destrucciones que le hubiera provocado la guerra. Sin embargo, no cumplieron su compromiso, arguyendo que los hititas tampoco habían devuelto los prisioneros haiasanos. Pero igualmente la tribu haiasa se debilitó: sus principales ciudades iniciaron un paulatino desarrollo autónomo que fue paso Adonts, Nikoghaios, Historia de Armenia, op.cit., 45. Avetisian, Hrant, La situación política de Mitanni y de los reinos vecinos afines de los siglos XIV a.C y mediados del siglo XIII a.C., Revista Histórico-Filológica, 1997, 2 (146), 227. 832 Avetisian, Hrant, La situación política de Mitanni y de los reinos vecinos afines de los siglos XIV a.C y mediados del siglo XIII a.C., op. cit., 229. 833 Avetisian, Hrant, La situación política de Mitanni y de los reinos vecinos afines de los siglos XIV a.C y mediados del siglo XIII a.C., op. cit., 229. 830 831

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intermedio hacia una nueva formade organización política estatal. Mursili no reconoció autoridad real al monarca de Haiasa y decidió abrir varios frentes contra las ciudades-estado separadamente: Dukkamma, Khalimana, Sukhmu, Gummakha y otras, lo cual evidencia que la organización política de los Haiasa se había atomizado. Consecuencia de esta desintegración fue que a fines del siglo XIV a.C. el poderío económico y estratégico de cada una de esas ciudades fue creciendo gradualmente y se reorganizaron como unidades políticas que jugaron un importante papel en los acontecimientos que sobrevinieron. La victoria hitita despertó los recelos de Asiria, la que, como vimos, a fines del siglo XIV a.C. ya se había convertido en una significativa fuerza político-militar. Las tribus hurri mitannias ocuparon la zona de dominación que los hititas hasta entonces tenían sobre los reinos de Siriana y del Eufrates superior. La ocupación de este territorio fue una de las causas de constante beligerancia entre hititas y mitannios. El rey hitita Suppiluliumá declaró la guerra contra Mitanni, país al que atacó en Tegaramma por el Norte, en el valle del Eufrates superior. Las operaciones bélicas comenzaron con los choques entre los hititas y la tribu Ishuva, a los que sirvió de causa la circunstancia de que de Ishuva huían vertiginosamente personas que vivían en territorio hitita; al ser perseguidos por las tropas hititas, los prófugos se vieron obligados a buscar refugio en Haiasa. Suppiluliumá se apoderó de Ishuva y por el Eufrates avanzó aguas abajo y atacó los principales centros de Mitanni: Karguemish y Vasshugané. Además, los hititas estipularon un tratado con el gobernador de Azzi, lo cual le permitió contar con mayor libertad de acción. En especial, ocupó la fortaleza de Kutmar (actual Gunmar, a 18 kilómetros de Palú), que pertenecía a Ishuva o a Mitanni y había pasado a manos de los Azzi. Ante los hititas se abrió el camino de las llanuras mitannias. En la primera mitad del siglo XIII a.C., Ramsés II, faraón de Egipto, recelando del fortalecimiento de Asiria, firmó un tratado de alianza con el rey-emperador hitita Hattusilis III834 garantizando la seguridad de los pequeños reinos del Sur de Siriana.En la segunda mitad de ese siglo comenzó en la vida política de Asia Anterior un prolongado período de violentos acontecimientos que produjeron una reclasificación de fuerzas, como por ejemplo la caída del imperio hitita y la formación de nuevos reinos. Como vimos, Mitanni fue la primera víctima de la consolidada Asiria, cuya finalidad fue asegurarse el libre paso hacia los recursos minerales de la Altiplanicie Armenia y de Asia Menor, para satisfacer las necesidades de su ejército y de su desarrollada economía. La desaparición de Mitanni obligó a los últimos reyes del imperio hitita a prestar fundamental atención a sus fronteras sudorientales. Los reyes de Hatti835, Tudkhalia IV (1250-1220 a.C., aprox.) y Arnuvantas III (1220-1200 a.C., aprox.), habían inducido a los reinos que se hallaban al Sur y al Sureste, a que firmaran tratados de alianza con Hatti, para contrarrestar los planes de Asiria. Es muy posible que el tratado que suscribió Arnuvantas III con una serie de pequeños reinos haiasanos – Gummakha, Dzukhmá, Bakhuva y otros – persiguiera la misma finalidad836. Karguemish, cuya dinastía dominante descendía del rey hitita Suppiluliumá I837, fue importante propulsor de esa política imperialista de Hatti en el Norte de Siriana. Partiendo del cuadro político general creado en Asia Menor y en las regiones aledañas desde mediados del siglo XIII a.C., es factible suponer que el solo hecho de que los hititas y los reinos sureños hubieran suscripto endebles acuerdos preventivos, no era causa suficiente para tornar confiables a los vecinos del Norte y del Sur de Hatti. 834 Rowton, M.B., The background of the treaty between Ramsses II and Hatusilis III, Journal of Cuneiform Studies, New Haven, v.XIII, 1959, 1, 1-11, citado por Kosian, op. cit., n. 12. 835 Hatti era el nombre del imperio hitita. 836 Kosian, Aram, Migraciones étnicas en Asia Menor y la Altiplanicie Armenia en el siglo XII a.C., Revista Histórico-Filológica, 1991, 1 (132), n. 10. 837 Hawkins, J.D., Kargamis, Real Lexikon der Assyriologie und vorderasiatische Archäologie, Berlin-New York, 1980, 429, citado por Kosian, op. cit., n. 11.

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Los datos que nos han quedado de las comunidades sociales de los hititas y de los hurritas en lo que fue Asia Menor, Siriana y Mesopotamia, tienen importante significación para la prehistoria de la Altiplanicie Armenia, la del milenio II a.C. y específicamente la de fines del siglo XIII a.C. Esta significación se debe a que en aquel tiempo la Altiplanicie, en sensible medida, estuvo habitada por hurritas, y que en los extremos noroccidental y suroccidental de la Altiplanicie se encontraban el reino hitita –las que en el futuro constituirían las históricas Alta Armenia y toda la Pequeña Armenia- y el reino mitanni – integrado por Ishuva (Tzopk), Azzi (Aghznik) y Vasburagán. Existen datos que demuestran que en aquella parte del siglo, no solamente en las áreas hurritas, sino también en el Norte de la Mesopotamia y en parte en zonas aisladas de la cadena sureña de la Altiplanicie Armenia, por ejemplo en el país de Shupria, donde no obstante que sus letras habían caído en desuso debido a que el elemento hurrita era bastante escaso, continuaban hablando el idioma hurrita. Y se lo habló igualmente en el siglo siguiente –XII a.C.- y hasta 4 ó 5 siglos después838. Es encima de esta capa étnica subyacente que con el andar de los tiempos comenzaría la existencia distintiva del pueblo armenio. El arqueólogo A. Kosian cita al lingüista Krikor Ghapantsian: “Verdaderamente, alpueblo armenio, y más tarde también al Estado, lo formaron los armenios llegados de Haiasa, quienes, porpropia decisión, conservaron la autodenominación de “hai” que tuvo lugar mediante la fusión de tribus locales de Urartú, en primer lugar de las de las regiones de Arzzanene Arimé del último período y de Shupria, con los semisirios hurri-suparios que se hallaban en las corrientes superiores del Tigris839”. La hipótesis de Ghapantsian es que las tribus armenias vivieron primero en lo que con el tiempo sería la provincia de Alta Armenia y regiones aledañas, donde durante el II milenio a.C. habría existido el reino de los Haiasa-Azzi.

LA GUERRA RELAMPAGO HITITO-EGIPCIA Mursili II fue sucedido en el trono hitita por su hijo Muvadalli (1373-1303 a.C.), quien en el curso superior del río Marsantikhás, nombró príncipe del “país alto” a su hermano menor Hatusilis III y reunió en torno suyo a casi todo el Asia Menor, la Altiplanicie Armenia,la Mesopotamia septentrional, y las unidades militares aliadas suyas del Norte de Siriana840. Era la primera vez en la historia de Asia Anterior que se creaba una coalición tan grande contra un reino; la primera vez que en las regiones centrales de Siriana aparecían combatientes de reinos del extremo occidental de Asia Menor con la finalidad de lanzar un gigantesca operación militar. Era evidente el plan estratégico hitita de prepararse a la guerra contra Egipto. Estas unidades comenzaron a marchar hacia el Sur y se distribuyeron cerca de la ciudad de Kadesh, ubicada sobre la margen derecha del curso superior del río Orontes, plaza de armas meridional del reino hitita. En la misma época, en especial en tiempos de Set I (1294-1279 a.C.) y de Ramsés II (1279-1213 a.C.), quienes ambicionaban restablecer su soberanía sobre Siriana, se produjo un acentuado fortalecimiento del poder de las dinastías faraónicas de Egipto. Era el quinto año del poder de Ramsés II (año 1274 a.C.)841. El faraón egipcio levantó en armas a un formidable ejército contra el reino hitita. Dividió las tropas en cuatro regimiento, a cada Sargsian, K.J., Acerca de la protopatria, laformación delpueblo y Urartú, op. cit., 32. Kosian, A.V., Ciencia y diletantismo, op.cit., 16. 840 Avetisian, Hrant, La situación política de Mitanni y de los reinos vecinos afines de los siglos XIV a.C y mediados del siglo XIII a.C., op. cit, 229 841 Avetisian, Hrant, Mitanni y la situación política de los reinos vecinos…,Revista Histórico-Filológica, (Patma Banasirakán Handes), Ereván, 1997, 2 (146), op. cit., 230. 838 839

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uno de los cuales impuso el nombre de una de las principales divinidades egipcias: Amón, Ra, Pteh, Set. Ramsés se puso al frente del regimiento Amón. Mudavalli efectuó un sorpresivo ataque cerca de Kadesh contra el regimiento Ra, en el cual cundió el pánico. En ese momento Ramsés estaba al Noroeste de Kadesh, sobre la costa occidental del Orontes. Al enterarse de las adversidades del regimiento Ra, el faraón egipcio se apresuró a intentar parapetarse en Kadesh pero se encontró con que repentinamente 2500 carros de combate hititas establecieron el sitio en torno a esa ciudad; con la ayuda de hombres de los demás regimientos egipcios Ramsés pudo abrir una brecha en el asedio para salvarse y seguir luchando contra las fuerzas “mecanizadas” hititas, que lograron retener Kadesh842. La lucha se interrumpió sin vencedores ni vencidos.

ASIRIOS CONTRA MITANNIOS Después de su victoria sobre los mitannios, el rey asirio Adadnerar I desarrolló una intensa actividad de política exterior. Su sucesor, Salmanasar I (1263-1234 a.C.)843, el más importante rey de Asiria, continuó en esta dirección porque codiciaba las regiones de los mitanni y los montes Tauros ocupados por tribus Azzi, quienes, como vimos, tenían una relación de dependencia hacia los hititas. Para llevar adelante su plan intentó manifestar amistad hacia el rey hitita, pero éste, receloso y alegando la veneración que sentía por sus ancestros, rechazó aquella tentativa de falso acercamiento. En su negativa, el rey hitita hace referencia a las poblaciones del Norte de Mesopotamia y de las regiones Suroccidentales de la Altiplanicie, que pueden ser tribus Azzi pero también las del país de Shupria. No solamente se opuso a entablar relaciones hitito-asirias sino que en poco tiempo expulsó a unidades militares asirias que habían penetrado en territorio hitita. Estos sucesos crearon tensión entre el imperio hitita y Asiria, que se estaba preparando para efectuar una nueva gran invasión contra el Norte de Mesopotamia y la Altiplanicie Armenia. Las relaciones entre los asirios y Hatusilis III, el nuevo rey hitita, fueron manifestando una creciente hostilidad mutua, debido a las ambiciones de Asiria de ocupar el reino mitanni y los países montañosos de los Tauros. En aquel tiempo, el ascenso de los faraones Ramsésidas en Egipto fue acompañado por el resurgimiento de ideas imperiales y la renovación de la guerra fronteriza. En especial Set I (1294-1279 a.C.) y Ramsés II (1279-1213 a.C.) se esforzaron por recuperar la influencia política que su cetro había ejercido sobre Siriana y reintegrarla bajo su soberanía. Pero Egipto no era aquella formidable potencia de antaño y como consecuencia de su debilidad prevalecieron condiciones pacíficas durante unos pocos años bajo Amenhotep IV, quien dio mayor importancia a asuntos internos y a la reforma religiosa que a exponer porciones de su imperio. No obstante estalló la guerra hitito-egipcia. Dado que la beligerancia aceleraría el desgaste de los dos contendientes, ambas partes consideraron que era preferible unirse contra la amenaza asiria que se cernía contra ellos. Como ya en aquella época las relaciones de los grandes reinos con las tribus dependientes se ordenaban mediante tratados diplomáticos, ante el peligro asirio, en 1258 a.C. el faraón egipcio Ramsés II y el rey hitita Hatusilis III decidieron conveniente poner fin a los choques armados que durante largos años los habían enfrentado y firmaron un tratado de alianza en el cual estipularon la paz y se obligaron a recurrir a la ayuda exterior sólo en caso de ataque de un tercero. Este tratado, que creó lazos de amistad entre los dos países, garantizó al menos la seguridad de

842 843

Avetisian, Hrant, La situación política de Mitanni y de los reinos vecinos., op. cit., 230. Avetisian, Hrant, Mitanni y la situación política de los reinos vecinos, op. cit., 235.

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los dominios de Siriana en el Sur, bajo el dominio egipcio, y setenta años de tranquilidad (1271-1200 a.C., aproximadamente)844 del dominio hitita en el Norte. Los reyes hititas, para equipararse a Asiria, firmaron también tratados con gobiernos del Este y del Sureste; la misma razón los movió a firmar acuerdos con una serie de pequeños grupos organizados de la tribu haiasa. En el Norte de Siriana, la defensa de los intereses políticos hititas descansaba en Karguemish cuyos reyes eran descendientes de la dinastía del rey hitita Suppiluliumá I. Esta era la situación cuando los últimos reyes hititas prestaron fundamental atención a la natural necesidad que tenían de controlar y neutralizar la amenaza asiria en sus fronteras Norte y Oeste, situación que se agravó porque en el orden interno el gobierno hitita estaba al borde de la guerra civil. En estas líneas de fronteras había una serie de pequeños gobiernos que aprovechando de las tumultuosas situaciones internas y exteriores de la política de Hatti, trataron de agudizarlas en provecho propio. En la serie de expediciones que emprendió el emperador asirio Salmanasar I cruzando los cursos superiores del Eufrates y del Tigris, se internó en dominios hititas. Durante seis siglos, Asiria fue un Estado agresor y se convirtió en el mayor poder militar de Asia occidental. Las poblaciones tribales azzi y las del país de Shupria estaban en constante rebelión contra el dominador asirio y no le pagaban tributos. Además, la amenaza asiria se convirtió en causa determinante de una alianza entre hititas y “shuperios”. Esta situación de rebelión, que podía agravarse y acarrear situaciones impredecibles, decidió al poderoso rey asirio Tugulti-Ninurta I (1234-1197 a.C.)845, sucesor de Salmanasar I, a organizar una invasión hacia el Sur y Suroeste de la Altiplanicie Armenia, incluida la zona del lago Van, operación que lanzó a fines de la Edad del Bronce tardía, durante la década del 1230 a.C. Las tropas de ocupación del rey asirio Tugulti-Ninurta I cruzaron a la orilla occidental del Eufrates en las cercanías de Karguemish y apresaron a 28.800 habitantes del “país hitita”, vencieron a los rebeldes e impusieron el dominio soberano de Asiria. Estas invasiones testimonian que el poder que ejercía el gobierno imperial asirio llegó hasta el Eufrates, y que por el Sur se impuso sobre Babilonia; facilitó este avance político-militar asirio el debilitamiento y a la desorientación que atravesaba el reino hitita, circunstancia que acicateó a las tribus periféricas dependientes –entre ellas las del país de Shupria y de Ishuva y despertó en ellas la aspiración política descentralizadora de separarse e independizarse. En la segunda mitad del siglo XIII a.C. y comienzo del siglo XII a.C., Hattusas, capital del reino hitita, fue casi totalmente destruida como consecuencia de la reacción popular frente a una causa de fuerza mayor: una extrema sequía que asoló al Asia Menor. El pueblo hitita, sometido a una terrible hambruna se rebeló contra su propio gobierno, destruyó el palacio real, todos los edificios de la administración pública y el templo principal, después de lo cual abandonó la ciudad846. La destrucción de Hattusas fue un acontecimiento político de dimensión trascendental, que influyó sobre los pasos que daría Asiria contra la federación tribal de Nairí.

LAS CONTROVERTIDAS MIGRACIONES ETNICAS DEL SIGLO XII a.C. Según fuentes escritas y testimonios arqueológicos, en la historia de las civilizaciones de Oriente antiguo jugaron un papel importante supuestas migraciones étnicas que habrían Avetisian, Hrant, La situación política de Mitanni y de los reinos vecinos., op. cit., 236. Kosian, Aram, Asiria y los países de la Altiplanicie Armenia, Revista Histórico-Filológica, 1999, 2-3 (151-152), 222. 846 Helck, W., Nóchmals zu Ramses III. Seevölkerbericht, “Studien zur altägyptischen Kultur”, Bd. 14, 1987, S. 129 145, citado por Kosian, Aram V., Nuevamente acerca de las migraciones étnicas, en Revista Histórico-Filológica (Patma-Banasirakán Handes), Ereván, 1994, 1-2, 247, n.3. 844 845

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sido causa de que en amplias áreas geográficas fuera frecuente un sensible cambio en la ubicación espacial de grupos humanos unidos por una identidad de lazos étnicos. En los casos en que tales migraciones étnicas no alcanzaron a cubrir determinadas grandes cantidades, pasaron inadvertidas y transcurrió mucho tiempo hasta que se hiciera posible descubrir sus restos. El estudio de las migraciones étnicas no debe limitarse a aspectos demográficos ni a efectos secundarios de las traslaciones humanas: importantísimos son, en cambio, los contactos culturales que se habrían suscitado entre aquellos conglomerados, cuya intercomunicación debía ser exclusivamente oral. Es decir que la cultura sólo se transmitía hablando, magnetizándose mutuamente unos a otros con el único instrumento de la palabra. Este fenómeno social debió fortalecer la independencia de los dialectos y el enriquecimiento de los idiomas. Es lógico que si tuvieron lugar tal como se las cita históricamente, las migraciones étnicas fueron vehículo de diferenciaciones, de préstamos vocabularios, de formación de nuevos giros, expresiones, locuciones, etimologías, derivaciones lingüísticas, metáforas; también, que provocaron intercambios de comidas, bebidas, cánticos, fórmulas mágicas y bailes folclóricos originarios. Los migrantes llevaron consigo leyendas populares, en las que la épica ocupó lugar eminente. En la segunda mitad del siglo XIII a.C. se produjeron violentos acontecimientos en la vida política del Asia Anterior que provocaron una recomposición de fuerzas y la formación de una gran cantidad de nuevas organizaciones tribales. A estos acontecimientos se sumaron las migraciones étnicas de esa región, que tuvieron una inmediata relación con las regiones Oeste y Suroeste de la Altiplanicie Armenia. Entre las principales causas de estas migraciones étnicas que comenzaron a fines del siglo XIII a.C. –en las que habrían formado parte las de los “pueblos del mar” hacia el delta del Nilo y la de los arameos hacia la Mesopotamia-, estuvieron el empeoramiento climático847, la dependencia de los recursos hídricos y la dificultad de obtener medios materiales esenciales para la vida. Efectivamente, como consecuencia de una extrema sequía, esas migraciones étnicas arreciaron, la más importante de las cuales fue quizás la de las numerosas agrupaciones de tribus arameas de la desértica estepa de Siriana hacia el Norte de la Mesopotamia. Según fuentes escritas egipcias y asirias, consta que durante el siglo XII a.C. se produjeron tres grandes migraciones étnicas que abarcaron todo el Asia Menor, Siriana y sus áreas circundantes (Oeste y Suroeste de la Altiplanicie Armenia y Norte de la Mesopotamia) : 1) la de los “pueblos del mar”, que serían – siempre en tiempo potencial los de las islas del mar Egeo; 2) la formada por tres grupos étnicos muy cercanos entre ellos: el de las tribus mushkerias, a las que se identifica con las moskherias; los abishlú, que procederían del litoral Sur y Sureste del mar Negro, entre Sinope y Ortú; y los urum o arim, a quienes se supone pertenecientes a la tribu Armé-Shupria; 3) la de los arameos. Y una cuarta migración: la de los hitito-luvianos.

LOS “PUEBLOS DEL MAR” Dice A.V. Kosian que existe abundante literatura referente a los “pueblos del mar”848 pero en realidad sus conclusiones teóricas son caóticas. Entre esas contradictorias suposiciones hay alguna según la cual los denominados “pueblos del mar” fueron tribus Periódicamente poblaciones de Asia Menor occidental migraron hacia el Este, hostigadas por el clima riguroso de la región.(Bintliff, J.A., Climate Change, Archaeology, and Quarternary Science in the Eastern-Mediterranean Region, “Climatic Change in Late Prehistory”,Edinburgh, 1982, 146, citado por Kosian, Aram, Nuevamente acerca de las migraciones étnicas, Revista Histórico-Filológica (Patma-Banasirakán Handés), Ereván, 1994, 1-2, n. 20. 848 Kosian, A., Las migraciones étnicas en Asia Menor y en la Altiplanicie Armenia en el siglo XII a.C. (Los “pueblos del mar”, mushkerios y los urum), Revista Histórico-Filológica, 1991, 1, (132), 70, n. 20. 847

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indígenas provenientes del Norte de Grecia continental y de islas del mar Egeo, y también del litoral mediterráneo de Asia Menor septentrional, que hablaban el idioma de la Hélade, y que tendieron a descender hacia el Sur por vía marítima849. Sus migraciones fueron mencionadas por primera vez en antiguas cronologías egipcias del Faraón Ramsés II en la primera mitad del siglo XIII a.C.850, como lo testimonian investigaciones acerca de fuentes prehistóricas, aunque no aluden a ellas en forma directa sino en su condición de grupo étnico851. Después, el faraón Mernebdah (1223-1214 a.C.), en el quinto año de su reinado, dejó constancia en un documento original acerca de la invasión contra Egipto de una serie de tribus ultramarinas provenientes del Norte y de su victoria sobre los libios, a quienes dichas tribus habrían ayudado después en operaciones activas. Si hasta ese momento los “pueblos del mar” habían perseguido finalidades de logro de botín, posteriormente, en tiempo de Ramsés III (1190-1152 a.C.) tienen que haber tenido otra naturaleza. La determinación de la naturaleza de las migraciones no radica tanto en las fuentes escritas de aquel tiempo cuanto en la situación demográfica en las zonas de una época levemente posterior. La simple penetración periódica de un nuevo elemento étnico en cualquier región geográfica ajena no siempre se refleja en fuentes escritas sino hasta el momento en que esa unidad étnica comienza a manifestar actividad político-militar y a amenazar inmediatamente los intereses y la existencia del territorio al que ingresa852. Dadas las condiciones naturales y climáticas del nuevo territorio ocupado, en el que no existían sistemas artificiales de irrigación, no hubo notables concentraciones de población en las pequeñas porciones de ese territorio; además, el asentamiento de las nuevas masas emigrantes no fue violento sino, por el contrario, fue una penetración gradual y pacífica, aunque hayan habido algunos choques de relativa importancia entre los que ya estaban y los recién llegados. En una inscripción, Ramsés III refiere que a comienzos del siglo XII a.C., durante sus invasiones, los “pueblos del mar” derrotaron a algunos reinos ubicados en la costa fenicia, al Oeste y al Sur de Asia Menor, en un proceso que duró varias décadas y que tuvo como consecuencia la desaparición de estos reinos853. Entre 1208 y 1206 a.C. los hititas emigraron masivamente hacia una limitada franja del litoral mediterráneo hasta el Oeste de Siriana, después de un gran terremoto que se produjo en las cercanías del río Litani. Aprovechando transitorias dificultades que atravesaba Hatti vinculadas con el avance de Asiria, esa serie de tribus de Grecia continental y de islas del Egeo habría atacado regiones periféricas del imperio hitita. A diferencia del período precedente, cuando Hatti estaba en condiciones de efectuar una seria contraofensiva frente a los atropellos de esas tribus marítimas, esta vez el rey hitita Suppiluliumá II (inicios del siglo XII a.C.) no pudo actuar con éxito en todos los puntos candentes. La situación se agravó debido a que durante varios años se produjo la arriba referida asoladora sequía y fue sólo gracias a la ayuda de Egipto que pudo afrontar la escasez de pan854. En el año 1200 a.C. Sandars, N.K., The Sea Peoples, London, 1978; Small, D.B., Handmake Burnished Ware and Prehistoric Aegean Economics: an Argument for Indigenous Appearance, Journal of Mediterranean Archaeology, 3, 1990/1, 3-25. Wells, P.S., Crisis Years? The 12th. Century B.C. in Central and Southeastern Europe. 849

De la escritura jeroglífica egipcia fue descifrado sólo el molde consonántico. Barseguian, Lavrenti A., Las cuestiones del origen yformación del pueblo armenio en la ciencia histórica, op. cit., 270. 852 Kosian, A., Las migraciones étnicas en Asia Menor y en la Altiplanicie Armenia en el siglo XIII a.C. (Los “pueblos del mar”, mushkerios y los urum), Revista Histórico-Filológica, 1991, 1, (132), op. cit., 65 y ss. 853 Barseguian, Lavrenti A., Las cuestiones del origen y formación del pueblo armenio, en la ciencia histórica, op. cit., 271. 854 El pan comprado a Egipto y a Canaan llegaba por mar al puerto Ura de Cilicia y de allí era trasladado a regiones centrales de Hatti. Es de suponer que la armada de los “pueblos del mar” hostigaba a las naves de transporte de Hatti y eso explica la batalla victoriosa de los Hatti en Alasia(Chipre); Singer, I., Anatolian Studies, v.XXXIII, 1983, 217 y Guterbock, H.G., The Hittite Conquest of Cyprus Reconsidered, Journal of Near Eastern Studies, Chicago, v. 26, 1967, 73-81. Ambas fuentes citadas por Kosian, Aram, Las migraciones étnicas en Asia Menor y la Altiplanicie Armenia en el siglo XII a.C., op. cit., 72. 850 851

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aproximadamente, Ugarit y una serie de importantes ciudades de la región central de Asia Menor subordinadas al dominio hitita fueron destruidas e incendiadas; los “pueblos del mar” habrían aprovechado esa destrucción para cortar toda su comunicación costera hitita con su aliado Egipto, por medio de la cual se transportaba trigo egipcio a las hambrientas zonas centrales del reino hitita; es cierto, sin embargo, que esta interrupción tuvo significación fundamental para los hititas, que se vieron precipitados al citado éxodo hacia el Este de Asia Menor y al Norte de Siriana. Ya antes de aquellos siglos, las zonas centrales del reino hitita nunca habían estado densamente pobladas y la población que emigró continuó conservando la tradición hitita en sus nuevos lugares de emplazamiento. Poco tiempo después se observaron acciones del elemento hitita-luviano en regiones del Sur (hasta el río Eufrates) y Sureste (al Sur del río Marasantikhás) y en el Norte de la Siriana; en la primera mitad del siglo XII a.C., poco después de la caida de Hatti, hubo cierta migración del etnos hitita-luviano desde las regiones centrales de Asia Menor hacia el Sur y el Este855. Así fue que se formaron en su territorio nuevos grandes reinos entre los cuales están Melitene y Karguemish. Estos dos reinos y quizás un tercero, fueron sucesores de Hatti, que no fue destruido como reino sino primero debilitado, y luego reemplazado por los mencionados migrantes del etnos hitita-luviano. En documentos cronológicos de los faraones no existen documentos que establezcan algún tipo de relación entre la lista de tribus provenientes del Norte. Tampoco figuran las tribus pre-armenias, ni armén, ni armenia de origen indoeuropeo, ni tracias, ni frigias, que pretendidamente hayan participado en la mencionada destrucción del reino hitita.

LAS TRIBUS MUSHKERIAS A.V. Kosian opina que hay que buscar en la Altiplanicie Armenia la pertenencia étnica de estas unidades tribales, y que quizás tiene fundamento considerar que habitaron en el área de Haiasa856. La cuestión de los mushkerios es compleja porque la cantidad de pueblos comparados con los mushkerios es de por lo menos tres: frigios, armenios nativos y mezkhetios; en cuanto a los urumeos, están cubiertos por una nebulosa científica que ha impedido determinar con exactitud y precisión de quiénes se trata. Ante todo es necesario dejar bien en claro que a mediados del siglo XII a.C. los mushkerios no tuvieron absolutamente nada que ver con los frigios: ya en ese tiempo, mientras los frigios participaban en la guerra de Troya y sólo consiguieron cruzar los Dardanelos, los mushkerios ya estaban lejos, al otro lado del Eufrates. La primera cronología de Tiglatpalasar, rey de Asiria, fechada en 1165 a.C.857, menciona a tribus de mushkerios y urumeos que penetraron en el Sur de la Altiplanicie Armenia, migraron hacia el país de Alzzi (en armenio Aghdznik), en el curso superior del Eufrates, de donde cincuenta años después - es decir, fines del siglo XII a.C. -, los principales adversarios de Asiria fueron reinos organizados en la Altiplanicie Armenia y nuevas masas tribales de arameos858 ingresaron en Kadmukh (en la región del curso superior del Tigris) y penetraron en pequeños reinos asirios hasta que una serie de invasiones de Tiglatpalasar I (1115-1077 Hawkins, J.D., Ancient History, V.III/1, Cambridge, 1982, 372, citado por Kosian, A., idem, 72, n. 34. Kosian, Aram, Las migraciones étnicas en Asia Menor y la Altiplanicie Armenia en el siglo XII a.C., Revista Histórico-Filológica, 1991, 1, (132), op.cit.,77. 857 Avetisian, Hrant, Las más antiguas migraciones étnicas y la Altiplanicie Armenia, en Revista Histórico Filológica, op. cit., 244, n.42. 858 Budge, E.A. y King, L.W., Annals of the Kings ofAssyria, I, London, 1902, 35, citado por Avetisian, Hrant, Las migraciones de los arameos hacia el Sudoeste de la Altiplanicie Armenia y su lucha contra Asiria (siglos XII-XI a.C.), Revista Histórico-Filológica, Ereván, 1998, 3,(149), 125. 855 856

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a.C.) puso fin a sus avances. Esto ocurrió, pues, mucho después que mushkerios y urumeos se establecieran definitivamente en Alzzi y en Kadmukh859.

KASSITAS Y URUMEOS Según fuentes asirias, los kassitas860 –más exactamente la tribu denominada abishlú -, formaban un gran conjunto tribal que hasta la caída de Hatti residió cerca de la región que se tiende entre Ortú y Sinope, en el litoral meridional del mar Negro, es decir, dentro de los límites norteños de la Altiplanicie Armenia. Y, en cuanto al reino frigio, fue a comienzos del siglo VIII a.C. que se habría formado en el centro de Asia Menor, cuando, de hecho, ya no quedaba nadie que hablara el idioma frigio al Este de Cilicia861. Las tribus que se iban organizando y que constituyeron el sustrato de la ulterior formación del pueblo armenio, vivieron en la Altiplanicie, lo cual no quiere decir que toda la Altiplanicie estuviera habitada exclusivamente por tribus, ni tampoco que en aquel vasto territorio no existieran etnias diferentes y distintas de las armenias originarias. El académico Hrant Avetisian cita a S.D. Ieremian, para quien, según fuentes griegas, los urum y los arim eran una misma e idéntica tribu; que urum es el nombre del jefe de una tribu dominante que en el siglo XII a.C. que desde el territorio Haiasa-Hatti emigró a Shupria. Una de las causas por las que se produjo la emigración de los mushkerios y de los urum fue el grave empeoramiento de las condiciones climáticas862. Otra teoría supone que los mushkerios y los urum, fueron tribus que hablaban el idioma armenio aborigen, quienes, en la primera mitad del siglo XII a.C. contribuyeron a la destrucción del reino hitita, uno de los más sólidos reinos del Oriente antiguo, y que emigraron hacia los valles de los ríos Eufrates superior y Aradzán inferior. F. I. Ter Martirosian recuerda la formación étnica del “país Armé”; basado en datos provistos por inscripciones cuneiformes asirias y urartianas y en investigaciones de otros armenólogos, adhiere a la hipótesis de que en los siglos XII a X a.C., aquel territorio fue habitado por los mushkerios, elemento étnica y originariamente armenio; fortalece su posición recordando el topónimo armenio Mosg-Moghk en el mencionado territorio. El prolífico armenólogo Aram Kosian adhiere a las mencionadas hipótesis863. Existen documentos escritos según los cuales durante una de las etapas críticas en la historia de Asia Anterior (siglo XII a.C.) se produjeron migraciones étnicas tribales en Asia Menor y en la Altiplanicie Armenia que dejaron indubitables huellas directas acerca de la formación del pueblo armenio. En la etapa histórica de las civilizaciones de Oriente Antiguo, según fuentes escritas y materiales arqueológicos, cumplieron un importante papel las migraciones étnicas, como consecuencia de las cuales con frecuencia cambiaron el cuadro de amplias áreas geográficas y poblacionales. De éstas es posible señalar la revelación de las tribus hitito-luvianas en las regiones central y meridional de Asia Menor864 En el siglo IX a.C., Assurnadzibal II (883-859 a.C.) menciona a los sucesores de los mushkerios en Katmukh como vasallos de Asiria.Grayson, A.K., Assyrian Royal Inscriptions, v. II, Wiesbaden, 1976, 547, citado por Kosian, A., Las migraciones étnicas en Asia Menory en la Altiplanicie Armenia en el siglo XII a.C., op. cit., 75, n. 40. 860 El idioma de los kassitas fue hablado durante los milenios II y I a.C. en la región de Persia occidental. 861 Barseguian, Lavrenti A., Las cuestiones del origen yformación del pueblo armenio, en la ciencia histórica,, op. cit., 272. 862 Ieremian, S.D., La unidad tribal de los armenios en el país Arme-Shupria, en Revista Histórico Filológica(Patmabanasirakán Handes), Ereván, 1958, Nº 3, 70-72, citado por Avetisian, Hrant, Las más antiguas migraciones étnicas y la Altiplanicie Armenia, en Revista Histórico-Filológica, Ereván, 1994, 1-2-, 242, n. 32. 863 Kosian, A., Las migraciones étnicas en Asia Menory en la Altiplanicie Armenia en el siglo XII a.C. (Los “pueblos del mar”, mushkerios y los urum), Revista Histórico-Filológica, 1991, 1, (132), 65 y ss. 864 Existen varias opiniones acerca de la época en que se produjeron estas migraciones. 859

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Las migraciones étnicas de los hurritas se dirigieron rumbo al Sureste de Asia Menor y la de los mushkerios hacia el Suroeste de la Altiplanicie; ambas se establecieron inmediatamente en esos territorios. La integración de los inmigrantes dependía del grado de organización política de la población receptora, y su arraigo estaba vinculado con el perjuicio económico que pudieran provocar con su llegada; en aquellos territorios que no tuvieran una sólida organización política o estuvieran atomizados en jefaturas de escaso poder, la tolerancia hacia los recién llegados fue más débil, mientras que en los que ya tenían una organización compacta, la resistencia fue más firme.

DESAPARICION DEL REINO HITITA Y FORMACION DEL NUEVO REINO LUVITA O LUVIANO, O HITITA TARDIO. El nuevo reino que los luvitas o luvianos o hititas tardíos formaron tras la caida del reino hitita, fue vecino inmediato de vigorosas organizaciones étnicas de la región occidental de la Altiplanicie Armenia: Arme-Shupria o Haiasa-Shupria, los Azzi (en Aghznik); los Ishuva (en Tzopk); y además, y algo que es sumamente importante, los Maltia, en el territorio luvita de Melité, desde el Eufrates hasta el río Marasantikhás, que se destacó después como la Pequeña Armenia (Dzop Haik), y que fue esencial en cuanto a la difusión del etnos armenio. Una de las principales causas de estas emigraciones étnicas – se dice que incluyendo las de los “pueblos del mar” hacia el delta del Nilo y la de los arameos hacia la Mesopotamia- fue el empeoramiento climático, la dependencia de los recursos hídricos y la dificultad de obtener medios materiales esenciales para la vida. Efectivamente, como consecuencia de una extrema sequía arreciaron las migraciones étnicas, la más importante de las cuales fue quizás la de las numerosas agrupaciones de tribus arameas de la desértica estepa de Siriana hacia el Norte de la Mesopotamia en el siglo XIII a.C. Cayó así uno de los más grandes Estados del Oriente Antiguo: el imperio hitita. Con su caida se planteó una crítica situación en Asia Anterior y Egipto. Una significativa parte de su territorio (Asia Menor oriental y el Norte de la Siriana) formó el reino luviano o hitita tardío, que utilizaba jeroglíficos luvianos. La caída del primer reino hitita, entre fines del siglo XII a.C. y comienzos del siglo XI a.C., fue un terrible golpe para ese gran Estado. A él siguió la formación del reino luviano o hitita tardío. El estudio de la historia de los reinos luvianos es importante porque sus vecinos inmediatos en la parte occidental de la Altiplanicie Armenia eran las organizaciones Arme-Shupria, Alzzi-Aghznik e Ishuva-Tzopk. Además, el territorio luviano de Melitene fue ulteriormente conocido como Pequeña Armenia (Pokr-Haik), algo que es sumamente importante para comprender el proceso de propagación del etnos armenio y que fue investigado por Aram Kosian a través de fuentes jeroglíficas luvianas865. El reino de Haiasa y otros que estaban estrechamente vinculados al mundo hitita, también desaparecieron con éste; en el período siguiente surgió el sucesor de Haiasa bajo el nuevo nombre de Nairí. El reino hitita, que había nacido a comienzos del milenio II a.C. con la tempestuosa primera invasión indoeuropea, desapareció a fines del mismo milenio, debilitado por la violenta cesión que tuvo que hacer a Asiria de sus ricos reinos del valle del Eufrates866.

EL REY ASIRIO TIGLATPALASAR

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Kosian, Aram, Los reinados luvianos en Asia Menor y zonasfronterizas en los siglos XII-VIII a.C., Ereván, 1994. Adonts, Nikoghaios, Historia deArmenia, Ereván, 1972, 53.

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La seguridad de Asiria no estaría garantizada mientras a sus espaldas acechara un temible enemigo: fueron las hordas arameas que erraban por los desiertos sirio-árabes, preparando, agazapadas, el camino hacia el imperio asirio que planeaban invadir desde Damasco hasta Amid y desde el Amanus hasta las regiones de Harran. Si Asiria perdiera esas fértiles tierras quedaría privada de importantes fuentes de su florecimiento; la lucha en ese inmenso frente podría consumir sus energías, empañar su majestuoso brillo, y desestabilizar el equilibrio de fuerzas en la región. Por esta razón mantuvo firme y poderosa su existencia hasta que el siglo IX a. C. le brindó condiciones incontrastablemente favorables. A fines del siglo XII a.C., el reino asirio, bajo el cetro asirio de Tiglatpalasar I (1115-1077 a.C.)867, volvió a fortalecerse contra sus dos principales enemigos: la primera unificación estatal organizada de la Altiplanicie Armenia (Urmé-Shupria o Haiasa-Shupria) y las nuevas masas de tribus arameas. Apenas comenzó su reinado, el primer choque fue contra unidades mushkerias, a las que venció. En aquella época, tribus arameas que se habían establecido en el valle del Eufrates, hostigaban con frecuencia los poblados asirios. Tiglatpalasar, después de asegurarse el dominio de la Altiplanicie Armenia, concentró sus principales fuerzas armadas en el extremo del Noroeste de su imperio y se inició así un período de choques bélicos que duró alrededor de catorce años al cabo de los cuales derrotó definitivamente a los arameos y conquistó varios de sus territorios comenzando por Tatmor (Palmira), la babilónica Rabigu, la isla Anad del país Sukhú en el Eufrates, hasta Karguemish. Tiglatpalasar registró del siguiente modo su invasión contra los arameos: “...Fui contra los akhlameos-arameos, enemigos de mi dios Ashur. Saqueé en un sólo día desde elpaís Sukhú hasta la ciudad de Kargemish delpaís hitita; organicé su matanza; me llevé su incontable botín, posesiones y patrimonio. Con navecillasy botes [de cuero]868 fui tras lo que quedó de sus tropas, que escaparon de la ira de mi dios Ashurcruzando el río Puraddu (Eufrates), y pasé el río. Dominé sus ciudades [que se hallan] a los pies del monte Peshríy las aniquilé; traje a mi ciudad su botín, posesiones [y] patrimonio...”869. Después de la victoria de Tiglatpalasar, los arameos se vieron obligados al éxodo del territorio asirio en el que vivían, entre los ríos Palikh y Khabur, al Este del Eufrates; se concentraron cerca del monte Beshrí (Djebel-el-Bishrí) que está a alrededor de 70 kilómetros al Noroeste de Der Zor. El monarca asirio volvió a perseguirlos y a chocar contra los arameos, los venció y se apoderó de sus seis poblados. El del reinado de Tiglatpalasar I (1117-1080 a.C.), fue un momento destacable en aquel período de perturbadoras interrelaciones, pues después de vencer a las tropas mushkerias y arameas, avanzó hacia el “país de Shupria” (hurria) con la finalidad de ocupar las ciudades ubicadas en el territorio que en nuestros tiempos estaría entre Sasún y Mush. Mas tarde se dirigió hacia Ishuva-Tzopk, Dzukhmú y otras regiones de la Altiplanicie, opuso sus armas también a los avances del rey de Haiasa en las fronteras de Asiria donde encontró la resistencia de 60 príncipes de Nairí870. Estas partes enemigas libraron una formidable batalla junto al curso superior del río Aradzán, cerca de Manazguerd, en la que Tiglatpalasar derrotó al reinado urartiano de Nairí y lo obligó a someterse al poder de Asiria (1114 a.C.). Haiasa abarcaba las áreas de la Alta Armenia y de la Pequeña Armenia871. En fuentes hititas de este período se menciona a la principal población del “país de Haiasa” y “país alto” denominación en la cual se basa la hipótesis de que el idioma que hablaba es uno de

Avetisian, Hrant, La migraciones étnicas más antiguas y la Altiplanicie Armenia, Revista Histórico-Filológica, 1994, 1-2(139-140), 245. 868 Hasta la actualidad los lugareños utilizan botes de cuero para recorrer las riberas del Eufrates, ayudándose para avanzar con largas lanzas que clavan en el lodo del fondo. 869 Avetisian, Hrant, La migración de los arameos hacia la Altiplanicie Armenia, op. cit., 127. 870 Avetisian, Hrant, La migración aramea hacia las regiones sudoccidentales de la Altiplanicie Armenia y su lucha contra Asiria (siglos XII-XI a.C.), Revista Histórico-Filológica, 1998, 3 (149), 126, en lo sucesivo “La migración de los arameos hacia la Altiplanicie Armenia”. 871 Adonts, Nigoghaios, Historia de Armenia, op. cit., 35. 867

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los antecedentes prehistóricos del armenio; y que muchas de las creencias religiosas de los haiasa integraron la antigua religión de los actuales armenios. Haiasa formaba parte de una red de reinos que cubría la Altiplanicie Armenia, cuyos nombres son preservados cuidadosamente en las cronologías de Tiglatpalasar; a través de estos documentos del siglo XII a.C. conocemos las medidas que adoptó para poner coto a los intentos invasivos de algunos de ellos y para aquietar los movimientos de esos pueblos montañeses. Cuando en 1116 a.C. los pobladores de Alzzi(Azzi), en el país Shupario, se negaron a pagar tributos, 4.000 soldados kassitas y urumeos de Hatti se establecieron en ese lugar y atizaron el estallido del tumulto. Al año siguiente, primero de su reinado, Tiglatpalasar aplastó a los perturbadores. El país Shupario es aquél que posteriormente apareció con la denominación Shupria; y más adelante Arzanene, al Este de Sofene (Tzopk). Lo mismo ocurrió con pluralidad de aldeas del litoral del Eufrates. Tiglatpalasar utilizó estos operativos militares para adiestrar a sus tropas en enfrentamientos que estallaran en territorios montañosos donde había impuesto su dominio, y formar cuerpos militares especializados en disuadir a los súditos de toda idea de resistencia y así consolidar la eficiencia de su poder. La lucha que Tiglatpalasar emprendió a todo lo largo de la cadena montañosa que se extiende entre Asiria y Haiasa respondió a un plan de vasto alcance. En 1114 hizo que sus tropas se elevaran a los montes Tauros, se habituaran a superar las dificultades de los accidentes orográficos, cruzaran el Eufrates y el Arsanias(Aradzán), se acostumbraran a talar árboles para construir puentes por los que cruzarían sus tropas. El plan consistía en entrar en litigio con otro reino por un territorio que seguía el ordenamiento de Haiasa, a fin de determinar cuáles habían sido sus relaciones políticas en el transcurso de la Historia; este curioso modo de manejar los vericuetos del conflicto contra los montañeses abarcó los cinco primeros años del reinado de Tiglatpalasar I (1117-1112 a.C.)872. Teniendo en cuenta las etimologías y toponimias armenias del curso de la campaña de Tiglatpalasar I, el historiador Artak Sarksian concluye en que el elemento étnico dominante en el área de Nairí era el armenio-parlante873. En 1112 a.C., tercer año de su reinado, Tiglatpalasar I invadió Nairí, denominación que por primera vez usó para determinar geográfica y políticamente el territorio armenio. En Nairí, reyes de 23 países habían concentrado sus ejércitos y carros de combate, dispuestos a enfrentar al rey de Asiria y ofrecerle batalla. Los 23 “países” nairianos comprendían a Korchaik de la Gran Armenia, Parskahaik, Vaspurakán, Airarat, Turuberan, Alta Armenia y Taik. Según su Cronología, Tiglatpalasar I inició la ofensiva contra los reyes de Nairí “con el furor de su aterrador armamento”, cruzó 16 abruptas montañas y destrozó las “enormes” fuerzas de los defensores. “Los cuerpos de sus combatientes muertos estaban diseminados como adornos sobre las elevaciones de las montañas, lejos de sus ciudades”874. El victorioso rey arreó como botín 120 carros de combate y persiguió hasta el “mar superior”875 a los 60 reyes y a quienes venían en su ayuda. Ocupó sus ciudades, se llevó sus pertenencias, destruyó e incineró su país. “De sus praderas traje animales, grandes tropillas de caballos, ágiles mulas en inmensa cantidad; a todos los reyes del país Nairí que cayeron en mis manos: los perdoné y salvé sus vidas. Estaban presos y amarrados: los declaré absueltos frente a mi Señor Shamash y les hice jurar que me acatarían en el futuro y por siempre. Retuve a sus herederos como rehenes. Como tributo impuse 120 caballos, 2000 cabezas de ganado, y los envié de regreso a sus moradas. Apresé a Sien, rey del país Taiaen, a causa de no haber declarado sumisión, lo conduje atado a la ciudad

Winckler, H., Keilinschriftliche Bibliothek, 1889, I, 16-47; Budge, A.E.W., and King, L.W., Annals ofthe Kings of Assyria, London, 1902, 27-108, ambos citados por Adonts, Nikoghaios, Historia de Armenia, op. cit., 54, n. 1. 873 Sargsian, Artak, Itinerario de la invasión de Nairí por Tiglatpalasar I en el año 1112 a.C., Revista Histórico Filológica, Ereván, 2002, 3 (161), 215-224. 874 Adonts, Nikoghaios, Historia de Armenia, op. cit., 59. 875 Se refiere al Mar Negro. 872

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de Asshur. Lo indulté para que vivay me reverencie, y lo remití a su país. Ocupé los extensos países de Nairí a lo largoy a lo anchoy los obligué a humillarse a mispies.”876 Según las constancias de las inscripciones acerca del itinerario nairiano en la invasión de Tiglatpalasar I, quedan claros, hasta el período de Biaina, la situación socio-económica, las relaciones estratégico-políticas y la unidad étnica de Armenia877.En el final de la inscripción, Tiglatpalasar I testimonia que continuando la misma operación, al regreso de esta acción, ocupó, en Khanikalpat, la ciudad de Melitene e impuso tributos a su población878. Tras el cruce de los ríos Eufrates-Arsanias, a 30 kilómetros al Oeste de Melazkert (Manazkert) hizo erigir una inscripción que dice: “Tiglatpalasar, rey del mundo, rey de Asshur, rey de las cuatro regiones, dominador de los países de Nairí desde Tummé hasta Taiaen, dominador de los países ubicados desde Khabkhí hasta el gran mar”879. En la detallada descripción de Nikoghaios Adonts, después del reinado de Tiglatpalasar, Asiria perdió todos los territorios que había dominado desde la Mesopotamia hasta Amid y Nisibin, incluyendo la llanura de Harrán. Después de Tiglatpalasar I, el área que se extendía desde Asiria hasta la Altiplanicie se liberó de la influencia del Estado conquistador y fue ocupado por los pueblos de Ishua, Daria, Alzzi, Purulumz, Shupria, Kassia, Mushki, Urumi, Abeshlu, Kharia, Barkhi, Kharkhi, Kumani, Musir. Una decena de reyes de Asiria que sucedieron a Tiglatpalasar se vio obligada a reducir su territorio dentro de estrechas fronteras. Privados de sus pretéritas fuerzas, llevaron una existencia estática hasta fines del siglo X a.C., cuando Asiria reabrió la página más brillante de su historia. Es en el período de aquella década oscura que por primera vez se mencionan los nombres de Uruatri y de Urartú. Desde la caída del imperio hitita en las postrimerías del siglo XIII a.C. hasta la segunda mitad del siglo X a.C., una buena parte de Siriana del Norte estuvo dentro del área de influencia de Karguemish, que entonces aprovechó para erigirse como centro del reino autónomo siríaco. Karguemish fue una antigua ciudad-Estado de la Siriana que desde el siglo XVIII a.C. se extendía a la derecha del Eufrates; en el siglo XV a.C. fue vasallo de Egipto y después, hasta el siglo XII a.C. estuvo bajo el dominio hitita. Como consecuencia de las migraciones étnicas ocurridas a comienzos del siglo XII a.C. en diversas regiones de Asia Menor occidental, hubo alteraciones demográficas que obstaculizaron el renacimiento y reorganización del Estado hitita.

SUCESIVA IDENTIDAD DE CONTENIDOS ENTRE LAS ARARAT”, DENOMINACIONES ARMANI, “PAIS HAIASA, NAIRI, URARTÚ y ARMENIA. Uno de los problemas más difíciles de resolver de la ciencia histórica armenia es la cuestión de la etnogénesis de los pueblos más antiguos de la Altiplanicie Armenia. Por ejemplo, el nivel contemporáneo de la arqueología, antropología y lingüística suministra cierta posibilidad de investigar qué uniones tribales y pueblos de la Altiplanicie Armenia participaron en la formación étnica del pueblo armenio y los límites de difusión de su cultura. Además, muchos de los datos que hemos recibido de las tradiciones, están imbuidas de contenidos legendarios con los que están entrelazadas eponimias de dioses,

Lehmann-Haupt, Sitzungsberichte d. Preus. Akad. D.Wissenschaft., 1900, 626. Del mismo autor, Armenien einst und jetzt, I, 433, II,1, 115, citados por Adonts, Nikoghaios, Historia de Armenia, op. cit., 59. 877 Sargsian, Artak, El itinerario nairiano de la invasión de Tiglatpalasar I en el año 1112 a.C., Revista Histórico Filológica (Patma-Banasirakán Handes), Ereván, 2002, (3), 223. 878 Sargsian, Artak, op. cit., 223. 879 Adonts, Nikoghaios, Historia de Armenia, op. cit., 59. 876

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semidioses y tótems, que obligan a considerarlos posiblemente válidos sólo después de ser admitidos tras el análisis etnológico e incluso glotogenético880. Durante los milenios IV-III a.C. muchas tribus de cultura indoeuropea –hitito luvianas y parcialmente indoiranias – abandonaron su patria ancestral. Otras uniones étnicas ya se habían establecido en el siglo XXIII a.C. en los territorios Armani y Ulivi, al Sur de la Altiplanicie Armenia; la Ulivi es la más antigua organización tribal de la Altiplanicie. Por la fuente histórica acerca de la presencia de estas uniones, que corresponden a los “países” Armani, Armé y Urmé, registrada en antiguas inscripciones cuneiformes orientales, es posible determinar la aparición, a mediados del III milenio a.C., de tribus hitito-luvianas en regiones centrales y meridionales de Asia Menor, todas las cuales contaban con ejércitos propios, leyes y demás ordenamientos tribales. Permaneciendo en la protopatria indoeuropea y no participando del éxodo de otras tribus indoeuropeas, los miembros de las tribus antecesoras de quienes serían armenios de la época temprana quedaron bajo el dominio de los Khatti (siglos XX-XVIII a.C.) y después, de los Nesid-hititas (siglos XVIII-XIII a.C.) y vivieron en las regiones orientales extremas del reino Hitita, en el litoral del río Eufrates y áreas adyacentes. En el siglo XV a.C., en el sector Noroeste de la Altiplanicie Armeniase formó la vigorosa unidad tribal Haiasa-Azzi, que preservó su existencia hasta el siglo XIII a.C. En ese mismo territorio se constituyó en el siglo XIII a.C., la también pujante unidad tribal Nairí. Las tribus armenias de la época temprana de los siglos XV-XIII a.C. crearon los pequeños reinos de los “países” Isuva, Dzukhmé, Tekarama, Tommé, Melitú, Khatte, Mushgu881. Gran parte de las inscripciones descubiertas por arqueólogos y confirmadas por lingüistas corresponden a los milenios III y I a.C. en la Mesopotamia, y fueron escritas primero en sumerio y después en akkádico, aunque en distintas épocas esa región fue habitada por densas poblaciones de tribus hurritas, amorritas, kassitas, arameas, lo cual ratifica la hipótesis de su convivencia multitudinaria. De la segunda mitad del milenio III a.C. se conserva un testimonio escrito en el que por primera vez se menciona a Armenia, con la denominación Armani. Este testimonio es la denominada Estela de la Victoria de Naram Sin, cuarto rey de la dinastía de Akkad, tercer sucesor de Sargón (2633-2579 a.C.)882. Naram Sin, que reinó hasta el siglo XXIII a.C (2236 2200 a.C.)883 organizó invasiones que fundamentalmente avanzaron en dirección Noroeste, hacia el Norte de la Mesopotamia, Norte de la Siriana, y Sudeste de Asia Menor, testimoniadas en inscripciones en idioma akkadio(asirobabilonio) e hitita, que se conservan hasta la actualidad884.

Petrosyan, Armén, Cuestiones etnogenéticas de los armenios a la luz del análisis de los datos tradicionales, Revista Histórico-Filológica(Patma-Banasirakán Handes), 2003, 2 (163), 189. fueron hallados materiales arqueológicos pre-urartianos y de la arcaica cultura Armenia; también fueron descubiertas ruinas de la época histórica de la fortaleza de Teishebaní y de la ciudad que creció en su entorno; una muralla defensiva de 3 m. de altura que rodeaba a la fortaleza, con una amplia plaza de armas. La fortaleza tuvo dos pisos: en el primero estaban los depósitos, talleres, las bodegas de vino(70 a 80 bordalesas, cada una de 700 a 900 litros). Los cimientos son de piedra. En el segundo piso estaban los amplios salones de palacio destinados a la corte, con paredes de 8 m. de altura y frescos de medidas imponentes. La ciudad estuvo compuesta por viviendas individuales de dos habitaciones agrupadas por clases sociales y en niveles escalonados, con fuentes de agua. 881 Barseguian, Lavrenti A., Las cuestiones del origen yformación del pueblo armenio en la ciencia histórica,, op. cit., 274. 882 Adonts, Nikoghaios, Historia deArmenia, Ereván, 1972, 24. 883 Según otras hipótesis entre los años 2290-2254 a.C. ó 2260-2223 a.C. Matthiae, P., Ebla, An Empire Rediscovered, London, 1980, 60, citado por Ishkhanian, R., op. cit., 39, n.31. 884 La estela de la Victoria está expuesta en el Museo del Louvre; mide 1,05 x 2m. 880

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La estela de la victoria de Naram Sin

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El monumento conmemorativo fue erigido en proximidades de la aldea Melazkert, tras una triunfal invasión del rey akkadio a tierras entre las cuales, según la versión hitita, estaba el país Armani, que ocupaba, cercano a las fronteras del reino de Sargón, un territorio denominado en aquel entonces “mundo de Aghznik[Alzzi]”, limítrofe con el país Hatti de los hititas, al Sur de la Altiplanicie885. La estela fue hallada en 1898 en excavaciones de J. de Morgan, en una aldea cercana a Amid (Diarbekir). Se trata de un bajorrelieve tallado en una lápida de gres rosado de forma triangular en el que el escultor representó al soberano Naram Sin encabezando a sus tropas y de mayor tamaño que el resto de las personas en señal de reconocimiento hacia su eminencia, como era habitual en bajorrelieves de la época. Naram-Sin está armado con un arco y un pico de combate y su casco luce el par de cuernos que exteriorizan su condición divina. Las tropas akkádicas, los súbditos y el rey están ascendiendo sucesivamente hasta llegar a la cima de la montaña donde, por los símbolos solares sabemos que allí reside la divinidad que los protege mientras sus enemigos yacen a ras del suelo. En una de las constancias, grabada sobre un bloque de mármol, está inscripto lo siguiente en idioma akkadio: “El divino Naram Suen, vigoroso rey de las cuatro partes, dominador de Armani y de Ebla”886 Según la inscripción en versión hitita, diecisiete poblaciones locales del Sur de la Altiplanicie Armenia se coaligaron en grandes uniones étnicas rebeldes que guerrearon en la montaña de Zagros contra Naram Sin; fue entonces que dejó constancia de su triunfo sobre esos 17 “países” que le opusieron combate y los nombres de sus respectivos reyes. Entre ellos está el de los hititas, con quienes mercaderes semitas mantenían relaciones comerciales. Con respecto al undécimo de los reyes rebeldes, la inscripción hitita, refiriéndose a los vencidos dice textualmente: “Madakina lugal, uru Armani” (Madakina, rey del país Armani). ¿Qué significa la denominación “Armani” en las inscripciones de la estela de Naram Sin? Ebla fue descubierta en excavaciones arqueológicas realizadas al Noroeste de Siria durante la primera mitad de la década de 1970; se supuso que Armani debía ser un lugar muy cercano a Ebla y se la ubicó al Sur de Cilicia o donde está actualmente Alepo887. En la mencionada inscripción de esa lápida en idioma hitita, Armani es aludida como vecina de otros países, de los cuales la mayor parte está al Norte y Noroeste de la Mesopotamia; por ejemplo Khatti (Hatti), que es un país de los hititas y se halla en la parte central de Asia Menor, al Oeste de la Altiplanicie Armenia; o Kanesh, que fue vecina de los hititas. El área geográfica que ocupaban los clanes armenios domésticos(armén, shupria o hurrita nairí) y en la que tuvieron contacto con clanes hitito-luvianos, estaba al Sudoeste de la Altiplanicie. Es posible interpretar entre las denominaciones de localidades de la Altiplanicie Armenia como país “ígneo/quemado”, “oscuro/ennegrecido” (volcánico) personificado por adolescentes consagrados, ígneos/incinerados/morenos, y por su guía celestial, dios de la tempestad, con rasgos legendarios característicos. En este contexto puede ser interpretada una serie de antiquísimas zonas tribales de la Altiplanicie y de regiones conexas. Como veremos al hablar del origen de nombres de Armenia, ya en el milenio III a.C., en la Mesopotamia septentrional y en la Siriana existían denominaciones derivadas de la raíz Ar(a)m: Arame, Aramu, Arami, Arima, Aruma, Arman y en el repertorio geográfico de

Es posible que la estela haya sido erigida originariamente en Babilonia y trasladada después a esa aldea como botín. 886 Barton, G., The Royal Inscriptions of Sumer and Akkad, London, 141; Gavukchian,…, El origen de Armen y de nombres armenios y Urartu, Beirut, 1973, 7-41, citados por Ishkhanian, Rafael, El origen de los armenios y la Prehistoria, op. cit., 39. 887 Matthiae, P., op. cit., 176-178, citado por Ishkhanian, R., idem, n. 32. 885

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textos cuneiformes: Armanum, Armi, Arimu-Arimu, Armalu, que posteriormente continuaron en denominaciones geográficas888. Existen otros medios de prueba de que el nombre Armani mencionado por Naram Sin es Armenia, al menos su parte Sur; uno de esos medios es el nombre akkádico del damasco, la fruta albaricoquera. En una serie de idiomas antiguos, el damasco era denominado con el nombre de Armenia, como fruta armenia o de Armenia. Así, los antiguos romanos denominaban en latín armeniacum al damasco; actualmente, en botánica, el damasco es denominado en latín prunus armeniaca(ciruelo armenio). De los nombres del damasco, en italiano se lo llama armellino, en árabe tuffah al-armani (manzana armenia)889. Quienes precedieron a los árabes en la Mesopotamia fueron los arameos890, que llamaban Hazzura armenakha al damasco, adjetivándolo como armenio; quienes precedieron a los arameos en la Mesopotamia fueron los akadios, que habitaron esa región desde tiempos arcaicos (las inscripciones en su idioma datan desde el III milenio a.C. hasta el VII siglo a.C.). En lengua akkádica, el damasco se denomina armanu891; la palabra akkádica armanish significaba “similar al damasco”892. Si las denominaciones armeniaca, al-armani, armenakha del latín, árabe y arameo, respectivamente, significan “armenio” o “de Armenia”, es decir, derivan de los calificativos armen o arman, queda claro que el vocablo akkádico armanu sólo puede haber derivado de la misma raíz. En conclusión, si los akadios, en su idioma llamaban armanu al damasco (con el significado “de Armenia”), las denominaciones Armani o Armanum usadas por Naram Sin en sus inscripciones, señalan al territorio de Armenia. Existe otra valiosa prueba indiciaria: en idioma akkadio, la gamuza montañesa, que es una especie de cabra salvaje, era denominada armu o armatu893; una forma más antigua, armantu. Habitat de los akkadios fue la llanura mesopotámica, en cuya región norteña se elevan montañas: es la Altiplanicie Armenia. Las gamuzas mencionadas vivían no en la parte llana sino en la montañesa a la que los akkadios llamaban armu, armantu, armatu, lo cual significa que designaban a esos animales salvajes con el nombre de su vecino país montañoso. En el milenio III a.C. y también después, Armenia fue el país de tales gamuzas salvajes y además en él rendían culto de adoración hacia las cabras; testimonios de esta realidad son las múltiples representaciones rupestres de cabras que se conservan en las montañas de los armenios. Si los akkadios llamaban armu, armatu a las cabras armenias, quiere decir que la sílaba inicial arm pertenece al nombre del país o de sus habitantes y significa “armenio”, lo cual, una vez más, refuerza la hipótesis de que en idioma akkadio la denominación geográfica Armani significara Armenia894. Además estas denominaciones tienen idéntica pronunciación que la que los antiguos pueblos semitas adjudicaban a la morada del gran dios: país y montañas de la “oscuridad/nocturnidad”, localizada en Armenia, que se identificaba con el nombre indoeuropeo “negro/oscuro” del patriarca Aram. Los nombres de los dos reyes (que en realidad eran jefes tribales) mencionados en las inscripciones de Naram-Sin: el de uno de ellos era Red-Teshub, o según otra lectura, Red Adad. Partamos de la base de que los nombres de las personas jamás fueron determinantes de la etnia tribal a la que pertenecían: Mohamed, Husein, Abbás, Hassan y muchos otros nombres de Shahes y Khanes persas, eran árabes. Si nos atuviéramos a la etimología lingüística, la etnia tribal a la que pertenecen los nombres Red-Teshub y Red-Adad no es

Petrosyan, Armen, La leyenda de Aram en el contexto de la legendaria indoeuropea y la cuestión de la etnogénesis de los armenios, Erevan, 1997, 121, 131-133,158-169, citado por el mismo autor en op. cit., 217, n. 115. 889 Acharian, Hrachia, Diccionario de raíces armenias, Ereván, 1973, II, 459. 890 Los actuales árabes que habitan en la Mesopotamia siguen llamando Armani a los armenios. 891 Soden, Wolfram, Akkadisches Handwörterbuch, Band I, d.69. Mkrtchian, N., citado por Ishkhanian, R., El origen de los armenios y la Prehistoria, op. cit., 40, n.36. 892 Idem, ibidem. 893 Soden, Wolfram, op. cit., idem. 894 Ishkhanian, R., El origen de los armenios y la Prehistoria, op. cit., 41. 888

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armenia, lo cual no quiere decir que las personas que los lucían no fueran armenias. A mayor abundamiento, Teshub es el nombre de una divinidad del panteón armenio. Madakina, nombre del otro rey mencionado en la estela de Naram Sin, esta compuesto por dos partículas: la raíz “mad”: según la etimología armenia, significa moverse, acercar, aproximar, arrimar, que se conserva en “madchelí, accesible”, “madutsel, presentar, ofrecer”, “madúits, lugar cercano, accesible”. En el idioma materno indoeuropeo estaba con la forma mad, de donde derivó Madakina. Hay documentos que aluden a otro país llamado Tugrish. Una inscripción de Sargón de Asshur (1980-1948 a.C.), a quien no hay que confundir con Sargón de Akkad, menciona que dominó los países que se extendían desde “el mar inferior hasta el mar de Occidente”, cubiertos por una red de caminos. Tiempo después aparecieron reinos hititas que, a pesar de contar con una bien armada fuerza montada en una época en que el caballo no era conocido en las guerras de esa región, lucharon contra elementos de origen indoeuropeo pero, asimilándose se indoeuropeizaron, razón por la cual son conocidos como neo-hititas. En el tiempo en que se formaron los idiomas dialécticos indoeuropeos –entre los milenios V y IV a.C., aproximadamente- en la región occidental del río Tigris, la provincia de Aghznik y el área montañosa de Sasún fueron denominados Arma, que en su origen indoeuropeo está formado por las partículas “ar”, que quiere decir “agua” y “ma” denominación local y de agua que en su forma compuesta y en plural significa “país de las aguas” o “país de los ríos”. Ulteriormente, a la denominación geográfica Arma se le agregó el subfijo na y con frecuencia se empezó a utilizar la nueva forma toponímica Armana; con el mismo subfijo se compusieron otros nombres geográficos como Khalimana, Burmana, Kharsumana. En idioma akkádico aquel territorio fue denominado Armannu895. Después de la dispersión de esos idiomas dialécticos indoeuropeos, las tribus que hablaban armenio ocuparon sólo una pequeña parte de la Altiplanicie Armenia896. Confirmando esta realidad, la mayor parte de los más eruditos lingüistas y arqueólogos armenios y extranjeros coincide en que durante los milenios III-I a.C., la población de la Altiplanicie Armenia fue pluriétnica-tribal. Entre dichas tribus se hallaba la de Manná (en urartiano Kur Manná, Kur Manani; en akkádico Mat Manna, Mat Munna; en elamita, Har Minikha; en persa antiguo, Ar Mina, Ar Minikha; en asirio Ar Meni; en hebreo Minni). Manná fue una antigua comunidad de los siglos IX a VI a.C., con capital en Izurdú, ubicada en el litoral del lago Urmiá, dentro de la formación orográfica de la Gran Armenia, limítrofe con el reino de Urartú. Los habitantes de Manná fueron afines con las tribus armenias y se diferenciaron de los medos, persas y semitas; mantuvieron la misma organización socio-económica de los urartianos y su forma de gobierno fue la monarquía hereditaria, basada sobre la sucesión del abolengo, de la estirpe. Tuvieron idioma propio y además de usar letras hieroglíficas utilizaron la escritura cuneiforme de los urartianos y asirios. Acerca de los Ar Menni, hay referencias en inscripciones urartianas y asirias. Tanto el reino de Urartú como el de Asiria quisieron anexar el territorio de los manná, lo cual fortaleció la identidad diferenciada de éstos, quienes, alternadamente siguieron una política de alianza con uno para oponerse al otro, aprovechando la enemistad existente entre Urartú y Asiria. Destacada posición tuvo, mucho después, la estirpe de la Casa Azkanazian de Manná, la que durante tres décadas se alió al reino de Urartú (629-586 a.C.). De este modo hubo una unificación de hecho entre ambos reinos. Los reinos vecinos de Media, Asiria y Persia aqueménida se refirieron a los manná con la denominación de “tribus armenias” de donde deriva el nombre que le atribuyeron. Entre los milenios V y IV a.C., en la parte oriental del río Tigris se difundió la denominación Ararat, que era el nombre que tenía el más imponente monte de la región. 895 896

Umarian, S.H., op. cit., 60. Kosian, A.V., Ciencia o diletantismo, Revista Histórico-Filológica, 1992, 2-3 (135-136), 15 y 20.

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Según S.H. Umarian, el topónimo Ararat tiene origen indoeuropeo; se compone de las raíces ar (agua) y art (río) con la raíz verbal plural ta, utilizada para fijar nombres de lugares y de ríos. Consiguientemente, Arartta significa “país de los ríos” o “extensión acuosa o aguada”. Ese era el lugar donde estaba el trono del dios Aram Na’rat, “los montes finales (a los que se aspira)”, (npatakán lerink), al Oriente de la cima del Ararat, en la provincia de Gorchaik. El país Ararat se hallaba en una cadena de ríos y grandes lagos. Su región oriental estaba limitada por el lago Urmiá, el río Gran Zap y numerosos afluentes; al Norte por el lago Van y los ríos Tigris oriental y occidental con sus múltiples afluentes; y al Oeste por el río Eufrates, también con sus afluentes. Los indoeuropeos denominaron Arartta a aquel territorio rodeado por tantos ríos y lagos. En armenio, la pronunciación de la última letra “a” de la denominación indoeuropea Arartta, por una trasposición fue recepcionada como Araratt, pero dado que la contigüidad de consonantes no se aviene al idioma armenio, en particular en terminaciones de nombres, con la sorda fusión de las dos articulaciones vocálicas en una, [sinéresis], se llegó aArarat897. La denominación Ararat nos ha llegado por fuentes escritas. La Biblia dice que los hijos del rey Senequerim de Asiria asesinaron a su padre y huyeron al país de Ararat898. Después menciona que en el 17º día del séptimo mes del Diluvio899, el arca de Noé se asentó sobre el monte Ararat. Es éste el monte al que, en su cronología, Sargón II cita como Arardú. El mismo rey menciona al río Ararat, que fluye entre siete montes. Salmanazar I, rey de Asiria (siglo XIII a.C.), en su Cronología, lo recuerda como Uruadrí y en un registro, el rey Adadnerar II (siglos X-IX a.C.), lo nombra como Urardú. La traslación en la Biblia, de Ararat por Urardú, es consecuencia de la vocalización del asirio. Pero en idiomas semitas del Sur de la Altiplanicie Armenia ciertas denominaciones de lugares responden a la transformación de la pronunciación de la “a” en “u” como en Apum=Ubumé (capital de Shupria) y Armekhadé=Urmekhadé, y Armaíd=Urmeiadé, etc. Siglos después de producida la migración de las tribus akkádicas, los sumerios se fusionaron con los akkadios, y su lengua - en especial su terminología religiosa - fue desalojada por el idioma akkádico y la cultura litúrgica sumeria, con algunas modificaciones estructurales, se transfirió a los akkadios900. Las más antiguas inscripciones akkádicas son de mediados del III milenio a.C. Investigadores especializados confeccionaron diccionarios y listas de vocablos utilizados en inscripciones akkádicas. En el idioma armenio hay gran cantidad de palabras cuya pronunciación y significado guardan correspondencia con palabras akkádicas; es muy probable que, con el tiempo, gran parte de ellas, del lenguaje coloquial akkádico haya pasado al armenio y que ciertos términos, del armenio hayan penetrado en el idioma akkadio. Se supone que del akkadio en primer lugar, y después del asirio, algunas palabras semitas pasaron al armenio. Armén Petrosyan dice: “ Elplaneta Marte, debido a su color rojo-fuegofue ligado con elfuego-llameante. El dios mesopotámico Nergal[esposo de Ereshkigal, diosa de los infiernos, P.C.O.], con Era, su sosías,fue relacionado con elfuego.”901 La raíz indoeuropea as –“quemar, ser cálido”, se conservó en los idiomas balaiano, hitita, indio

897 Umarian, S.H., La leyenda del Diluvio Universal y la protopatria de los armenios, Boletín de Ciencias Sociales, 1988, 8 (548), 59. 898 Umarian, op.cit., idem, 59. 899 Génesis, 8, 4. 900 Eliade, Mircea, Historia de las Creencias y de las ideas religiosas, Madrid, 1978, 85. La comunión léxica entre los idiomas akkadio y armenio fue estudiada por Hrachia Acharian, Heinrich Hübshmann, Grigor Ghapantsian, Nigoghaios Adonts, Guevork Chahukian y otros. 901 El culto del fuego era típico de los indoeuropeos; Nergal era relacionado con el dios védico Agni, (en latín ignis) y el dios solar. Eliade, Mircea, op. cit., idem; en la tradición hitita se lo ligaba al dios Agní: ver Archi, A., Il culto del focolare presso gli Ittiti. Studi Micenei ed Egeo-Anatolici, F.XVI, 1975, 14, citado por Petrosyan, Armen, Cuestiones etnogenéticas de los armenios…, op. cit., 202, n.53.

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antiguo, alemán, inglés, español, irlandés; en todos, los significados son cercanos: candente, hogar, ara, secar, asado, ceniza, horno, fogón, etc.902 Según A. Petrosyan, en idioma armenio, es posible que el nombre de Haig –el héroe epónimo- proceda de la raíz Ha, que en la Mesopotamia se reflejó como el sumerio Asag y el akkádico As/shakku. En la mitología pagana, tanto en el nombre como en los actos, la diosa Astghik guarda correspondencia con la diosa madre siríaca y mesopotámica homónima y guarda semejanza con la akkádica Ishtar, (ambas diosas del amor y la maternidad y con el planeta Venus). Probablemente el nombre de Ishtar se origina en la raíz indoeuropea Haster (estrella), lo mismo que Astghik, que del mismo modo procede de la raíz Ha (arder). El culto a Astghik estaba centralizado en el valle de Meghraked, la llanura de Mush; así como en la mitología pagana Marte y Venus eran considerados esposos, para la mitología de los armenios Haig y Astghik eran también marido y mujer. A menudo las parejas divinas eran denominadas con la misma raíz; en el caso de Haig, su raíz mitológica es Ha. Fue el nombre que dieron al ancestral rey primigenio y patriarca de la estirpe, y con esa misma raíz denominaron al hogar y al fuego, tal como ocurrió en otras tradiciones indoeuropeas903. No se agota la relación del nombre del héroe Haig con el fuego. Las descripciones de sus rasgos característicos también lo vinculan con el agua, que junto con la tempestad, el rayo (o la lluvia) es uno de sus atributos divinos. Los dioses que propician las lluvias torrenciales son los que también protegen la prodigalidad de las espigas de trigo. En su representación el dios urartiano tiene espigas de trigo en una de sus manos, lo cual lo identifica con Teisheba904. Incluso el mítico nombre Haig apareció escrito en antiquísimas escrituras cuneiformes. Es posible considerar que en la Antigua Mesopotamia fue vinculado con las fuentes del Tigris y del Eufrates con el nombre del dios sumerio Enki, al que en el antiquísimo idioma akkádico se lo llamaba Khaia; después se lo identificó con el nombre del dios Eia, Ea, de igual pronunciación. Enki-Khaia-Ea fue considerado con la misma significación, dios de las aguas dulces subterráneas y se lo representó llevando sobre sus hombros los ríos Tigris y Eufrates905. En la tradición armenia, el principio del Tigris y del Eufrates (éste último con las cunas de sus dos grandes afluentes) fue ligado a Haig y a sus sosías (Ankegh, El Kunirsa, rey/sacerdote de los armenios). En el milenio II a.C. los armenios eran vecinos de los hititas. El antiguo reino hitita existió en la parte central de Asia Menor entre los siglos XIX a.C. y XVI a.C. Su capital fue Nessa. El nuevo reino hitita existió casi en aquel mismo área territorial entre los siglos XV a.C. y XIII a.C. Uno de los reinos que se mencionan en las inscripciones hititas -ubicado al Este de Hatti, al Sur de los Cáucasos y al Sur-Sureste del mar Negro, una parte en el curso superior del Eufrates- es denominado Haiasa o Khaiasa en fuentes hititas. En sus Cronologías cuneiformes, los reyes hititas Tudkhalia III, Suppiluliumá I y Mursilis II, al hablar de Armenia la denominan Haiasa, cuyo equivalente es el de “país Azzi”; desde antiguo la primera forma está ligada al nombre de la tribu hai. Lo mismo hizo el rey hitita Tudkhalia IV en una carta que envió a Tugulta-Ninurta, rey de Asiria. Según Guevorg Chahukian, el idioma de la tribu haiasa formó parte de esta rama indoeuropea. Con referencia a las interrelaciones entre los idiomas haiasiano y armenio se han expresado tres importantes hipótesis: la primera afirma que el haiasiano es raíz directa del armenio; esta posición se funda sobre el parecido de los nombres haiasa y hai, teniendo en cuenta que éste último significa “armenio”; o en que ambos lenguajes tienen naturaleza mixta de elementos Petrosyan, Armén, Cuestiones etnogenéticas de los armenios…, op. cit., 203. Petrosyan, Armén, Cuestiones etnogenéticas de los armenios…, op. cit., 206. 904 Hmaiakian, S., La religión oficial del reino de Van, Ereván, 1990, 112, citado por Petrosyan, Armén, Cuestiones etnogenéticas de los armenios…, op. cit., 216, n. 109. 905 Leick, G., citado por Petrosyan, Armén, Cuestiones etnogenéticas de los armenios a la luz del análisis de los datos tradicionales, Revista Histórico-Filológica(Patma-Banasirakán Handes), 2003, 2 (163), 215, n. 102. 902 903

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indoeuropeos y no indoeuropeos. La segunda hipótesis sostiene que el parecido de las palabras haiasa y hai es casual y que el haiasiano no es raíz directa del armenio; y que el nombre hai deriva de la denominación de los hititas: “Hati”. Según la tercera hipótesis el nombre haiasa está vinculado al nombre de los armenios (hai) pero que el haiasiano es un idioma distinto hitito-luviano que se conservó como una subclase del armenio. En una inscripción, el rey asirio Tugulti-Ninurta, llama Haiasa-Nairí al territorio limitado al Norte por el río Kura, al Sur por los montes Tauros, al Este por el mar Caspio y al Oeste por el reino hitita. El lingüista P. Kretschmer sostiene que el nombre Haiasa o Hayasa se compone de la raíz “Haya” o “Hayo” y la terminación “sa”, que es muy difundida en las denominaciones de Asia Menor, y lo vincula con la idiomática hitito luviana. En las inscripciones hititas se menciona la expresión “el país de la ciudad Haiasa” y “el país de la ciudad Azzi”, es decir que se acostumbraba llamar al país con el nombre de su centro político. Se supone que la ciudad de Til Khaiasa estaba ubicada en la antigua zona armenia de Til, de lo cual puede deducirse que uno de los núcleos del comienzo territorial del país de la tribu Haiasa estaba en un lugar cercano a la ciudad de Ierizá o Arizá, donde ulteriormente, en la época pagana, erigieron el templo de la diosa Nané y otro en la ciudad Azzi, donde construyeron el santuario de la diosa Anahid. Los otros poblados de la unión tribal Haiasa-Azzi se localizaron en lo que fue con el tiempo la Pequeña Armenia y a veces una de sus partes componentes se estableció en lo que sería la futura Alta Armenia. Fuentes hititas mencionan la “ciudad” de Urá como la principal ciudadela “del país Haiasa”. Después de las ciudades de Til-Haiasa y Azzi, Kumakha o Kumukh (Kemagh), eran grandes centros del país y las ciudades de Inkalava-Tarkhikama (Torkomá, que ulteriormente fue Tortán). En esta época debe haber existido, bajo el nombre de Anniásca, la ciudadela de Aní, que quizás tiene relación con Annías, rey de Haiasa. Uno de los grandes centros de la llanura de Erzingá era la ciudad de Pitarrica (hoy Ptarrich) que con los siglos fue Batteiarigá; esta denominación fue adjudicada a todo el territorio del país Haiasa-Azzi. En fuentes hititas, el territorio de los Haiasa-Azzi era denominado “el país elevado” o “el mundo de lo alto”. En el siglo V a.C. Herodoto testimonió que cuando ya la unión tribal Haiasa-Azzi había desaparecido, existía el “monte de los Armén” donde nace el río Marasantikhás; y Diodoro de Sicilia en el siglo I a.C. habla de la tribu de los “khoy” en el territorio que posteriormente se llamaría Daik. La raíz de esta denominación tribal “khoy” se refiere a la misma tribu “haiasa” sin la terminación luvio-hitita “sa”. Dado que entre los clanes indoeuropeos y semitas las denominaciones geográficas Armá o Armana estaban más difundidas que la antigua Ararat, por intermedio de los persas y más tarde de los griegos, con el topónimo Armaná llamaron armén a las tribus que habitaban aquel territorio; pero los armenios rechazaron esa denominación porque desde los tiempos mas arcaicos habían recibido el nombre tribal de hai. Cuando se descifraron las inscripciones hititas se conoció no solamente la religión de los hitito-luvianos y su interinfluencia con la de los que ulteriormente serían armenios sino que se consiguió tener una idea acerca de tribus armenias originarias, en especial la de los haiasa, su mitología y figuraciones. El desarrollo de las figuraciones religiosas de las masas humanas que poblaron simultánea o sucesivamente la Altiplanicie Armenia está condicionado por el ininterrumpido lazo que las vinculó en los diversos períodos de su historia. Las interrelaciones existentes entre las tribus haiasa, hitita, hurrita, urartiana y armén, en cuanto a sus figuraciones religiosas y prácticas de culto demuestran que la memoria contenida en cada una de ellas tuvo una influencia distintiva sobre la cultura que se transmitiría a la población armenia arcaica. Pero no pueden ser consideradas en particular y aisladamente como precedente de la religión pagana de los armenios porque cada una de ellas constituyó un ordenamiento etnocultural total en sí mismo y ninguna pudo gravitar decisivamente sobre aquella antigua religión armenia.

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El estudio de aquéllos aspectos de la lingüística que tienen vinculación con las religiones antiguas y en particular con las relaciones entre la familia de los idiomas indoeuropeos y las ramas componentes y en especial con la del idioma dialectal armenio doméstico, revelan la existencia de palabras con raíces indoeuropeas y de otras posteriores a la separación de las ramas del tronco principal. Incluso cuando se habla de vocabulario indoeuropeo hay que tener en cuenta que no existíó una única lengua indoeuropea sino diversas variantes de la misma y diversas variantes de sus respectivas denominaciones étnicas; más aún después de la separación de las ramas, cuando se estableció un paralelismo entre los léxicos de las tribus estrechamente relacionadas con los haiasa. Según surge de inscripciones hititas de los siglos XIV – XIII a.C., entre los siglos XV y XIV a.C. se originó el período de las antiguas dinastías de príncipes Haiasa-Azzi y Alshe cuando jefes tribales, conforme a condiciones estipuladas en asamblea general de las uniones étnicas, se atribuyeron importantes derechos y privilegios. Las guerras que estas uniones tribales étnicas libraron contra tribus y territorios circundantes, se convirtieron en fuentes de obtención de esclavos. En aquella época, en el territorio de la Altiplanicie y en sus alrededores no existían tribus que hablaran idiomas indoeuropeos hasta que elementos lingüísticos indoeuropeos pertenecientes a idiomas tribales penetraron profundamente y echaron en la Altiplanicie las bases de la formación de un nuevo lenguaje cuyo núcleo correspondía a la familia indoeuropea y que sólo se convirtió en manifestación idiomática propia cuando su vocabulario se vio enriquecido por la fuerte influencia de los ya establecidos hurri-urartianos y de otras tribus. Uno de los eslabones más antiguos y fundamentales de esa interinfluencia subidiomática fue la unión tribal que en fuentes hititas es denominada Haiasa-Azzi o Khaiasa-Azzi, que comenzó a cumplir un significativo papel en la historia política y étnica de la Altiplanicie. Fue el grupo étnico más antiguo, que sirvió de cimiento para lo que en el futuro sería el pueblo armenio y para su unificación política a mediados del II milenio a.C. Se supone que los pobladores del territorio de los Haiasa-Azzi pertenecían a tribus hurritas, aunque existen datos según los cuales el idioma que hablaban tenía origen indoeuropeo, más precisamente hitito-luviano. Es sobre esta base que puede afirmarse que ese idioma fue una de las más antiguas partes componentes con las que se formó el idioma armenio. Haiasa-Azzi es la más antigua denominación del valle del Alto Eufrates, que aparece en las fuentes primeras. Después de la desaparición de esta unidad tribal y la caida del reino hitita (entre los años 1200 y 1190 a.C.) ya no se menciona el nombre Haiasa-Azzi. Las ciudades Tell-Haiasa y Azzi, en la llanura de Erzingá, fueron destruidas y en su reemplazo surgieron otras con cuyos nombres se llamó al país. Antes de existir el reino de Urartú, las poblaciones que habitaban la Pequeña Armenia, la Alta Armenia, Tzopk, el país de Tokarmá, Aghznik y una importante parte de Tarón, denominadas “hai”, armén y quizás con otros nombres, pertenecían a tribus armenias. En el siglo XII a.C. migraron paulatinamente hacia el Sud y el Este y durante sucesivos siglos – hasta la caida de Urartú- se expandieron por toda la Altiplanicie Armenia, lapso en el cual se fusionaron en su seno tribus hurri-urartianas y otras. El estudio de testimonios escritos y de denominaciones geográficas demuestra que en el pueblo armenio sus partes componentes se fusionaron en forma autónoma en el prolongado término de milenios; y que sus antepasados fueron no solamente grupos tribales armenios de origen cultural indoeuropeo sino también grupos tribales de origen urartiano, hurrita y caucásico, que vivían en el territorio906. Kosian menciona el punto de vista del académico Ararat Gharibian, quien afirma que el pueblo armenio no provino de ningún lugar: existió en una pluralidad de clanes, tribus y grupos tribales que vivieron en la meseta armenia desde tiempo inmemorial hasta el siglo Historia del Pueblo Armenio, publicación de la Universidad Estatal de Ereván, Ereván, 1972, 80, citado por Kosian en Ciencia y diletantismo, op. cit., 17, ns.11 y 12. 906

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segundo a.C. El período de los siglos VI a II a.C., como también lo afirma el académico Manantian, constituye el tramo en el que intensivamente se desarrolló el proceso de formación del pueblo armenio907. Y, como es lógico, el pueblo armenio, como los demás pueblos del mundo, es fruto de la duradera interconexión e interinfluencia de tribus locales autóctonas y exóticas. Inmediatamente después de la caída del reino hitita, a comienzos del siglo XII a.C., comenzaron a producirse pequeñas migraciones hacia regiones del Sur de la Altiplanicie, de tribus armenias de la época temprana que en fuentes asirias aparecen como “hombres rebeldes al país Khatti”. Es característico de la segunda mitad del milenio II a.C. la organización de vigorosas uniones tribales en el territorio de la Altiplanicie reimplantando así el tradicional sistema prehistórico. El inmenso área quedó dividido en decenas y centenares de “países étnico tribales” en el que cada tribu ocupó un determinado espacio geográfico y cuyas fronteras y derechos colectivos fueron decididos por normas consuetudinarias, en algunos casos impuestas por la fuerza de las armas y de la violencia. Es posible que los campos de pastoreo, de sembrado y de labranza comprendidos dentro de los límites tribales, así como los ríos, lagos, viñedos, bosques y yacimientos minerales hayan sido de propiedad pública. El pastoreo, el desarrollo de la agricultura, la ulterior especialización en artesanías, generó la segunda gran división entre las tribus, esta vez ocupacional; se expandió y aceleró el intercambio mercantil y el comercio tanto en el orden territorial interior como fuera de sus fronteras. Sobre estas bases alcanzó un elevado nivel la desigualdad patrimonial y social, que acarreó profundos disensos entre las tribus y dentro de cada una de ellas y surgieron comunidades de familias ricas, dirigidas por jefes étnico-tribales. Estos jefes, imitando a los monarcas y reyezuelos orientales, aprovecharon sus enormes posibilidades en cuanto a la acumulación de cantidad de cabezas de sus rebaños, y la de sus esclavos y posesiones de oro y plata, para adjudicarse la facultad de obtener rentas procedentes del dominio de tierras, las que pasaron a generaciones sucesivas por tradición hereditaria y confirieron sólida cualidad institucional a la privacidad del derecho de propiedad. Es necesario distinguir las interrelaciones étnico-tribales de las que caracterizaban a los clanes. En el orden interno, cada tribu de la comunidad no necesariamente tenía las mismas representaciones lingüísticas, económicas ni de creencias religiosas con respecto a las otras sino que sólo compartía con ellas el área habitada, la necrópolis, los rituales del entierro y la liturgia. En cambio, el fundamento de estabilidad de los clanes, es decir de la organización social integrada por unidades que eran demográficamente mayores que las tribus, fue, precisamente, la generalización y uniformación étnica, lingüística, económica, territorial y de costumbres, y en particular, las vinculadas con la religión. Conjuntos habitacionales ciclópeos y sus necrópolis adyacentes testimonian acerca de la vida social basada sobre aquellas relaciones tribales. Eran zonas aisladas, cada una de las cuales, en las inscripciones urartianas, es denominada “país” o “reino”. En ellas vivía una tribu, distribuida en muchos poblados. El estudio de tumbas de jefes tribales y de la clase dirigente, así como de objetos conexos, confirma que ya desde antiguo estos personajes se separaron de la masa general, enriquecieron sus patrimonios, reunieron en sus manos una gran influencia económico-política y crearon especiales regimientos armados permanentes que jugaron un notorio papel en particular en tiempo de operativos bélicos. Una red de construcción de amurallamientos ciclópeos rodeaba la Altiplanicie Armenia en defensa de la población y de sus bienes. El profesor K.M. Mikaelian descubrió en el litoral del lago Seván alrededor de 60 murallas y poblados fortificados; aquellos cercos perfeccionaban la protección con un sistema completo y estable de sólidos muros, terraplenes y fosos de agua. Se presume que una gravitante parte de aquellas construcciones ciclópeas, en especial Gharibian, A., La armenología antigua y nueva. Obras completas, T.I, Ereván, 1946, 65, citado por Kosian, A., Ciencia y diletantismo, op. cit., 17, n. 13.

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en tiempos pretéritos, en realidad no cumplía las funciones de murallas en el sentido cabal de la palabra sino que eran sencillamente refugios en los que, en caso de peligro, se congregaban las poblaciones circundantes amenazadas. Por consiguiente, muchas de las grandes uniones tribales, en especial las de las regiones Oeste y Sur de la Altiplanicie, asumieron forma de unidades estatales pobladas por compactas tribus haiasa, nairí y preurartianas que opusieron una férrea resistencia contra la ambición de expansión hitita y asiria. En cambio en las tribus del Norte, la intención de formar un gobierno fue abandonada y no fue reasumida hasta comienzos del primer milenio a.C. debido a que fueron dominados y fusionados con el reino de Urartú. Según fuentes escritas urartianas, el lago Seván estuvo rodeado por 23 “países”: el litoral occidental estuvo poblado por muchas tribus que formaban cuatro uniones tribales: Atakhún, Velikukh, Luerukh y Arkukín. El “país de Velikukh” estaba sobre la costa Oeste del lago, en el valle del rio Gavaraked; el de Luerukh estaba al Sur del anterior; y Arkukín, mas al Sur aún. El que quedaba –Atakhún-estaba al Norte de los tres citados, siempre sobre la costa Oeste del lago. Había otros “países étnico-tribales” que estaban sobre las elevaciones de la costa opuesta, es decir que ocupaban el ángulo Noreste del lago, con centro en Ishtikuní, donde fue hallada una de las mejores fortalezas con su amplio sector de viviendas y admirables sepulcros de sus jefes tribales y parientes. La tribu Velikukh estaba aislada de la región aledaña por las defensas de las laderas de los montes Keghamá; tenía 22 fortalezas ciclópeas, con amplias viviendas tribales y necrópolis. Una inscripción urartiana de fines del siglo VIII a.C. testifica que en una invasión, el rey Rusa I sometió y expulsó al rey del “país de Velikukh”, ocupó militarmente y subordinó a los jefes que gobernaban a los 23 “países”; lógicamente, tales reyes eran jefes tribales y los mencionados países eran territorios tribales de una misma etnia. Dentro de los límites de la Altiplanicie, una serie de ciudades y “países” ubicados al Oeste del lago Van, no lejos de sus costas, inquietaban al rey hitita Telepinu(1525-1500 a.C.). Y en cuanto a la partícula “Asuva”, que, etimológicamente,en luviano, indio, iranio y otros idiomas conexos significa “caballo” (aspa, asua, en latín sauro), es en idioma hitita, el nombre legendario de una gran montaña azulada del lugar, que fue incorporado después como caballar, a la denominación geográfica local. En aquella región y extendiéndose hasta la zona entre los lagos Urmiá y Van se producían metales que eran utilizados para la construcción de carros de combate y se explotaba la crianza de caballos principalmente destinados a la misma finalidad. En otra ocasión Asuva es mencionada junto con el país Paluna, en la región Noroccidental de Taron. V. Khachatrian considera que Asuva y Paluna estaban en la Altiplanicie Armenia, al Este de Tzopk. Finalmente, existía otro “país” también llamado Asuva, ubicado en Asia Menor, al Sudoeste de Capadocia. Para diferenciarla de esta homónima, la de la Altiplanicie Armenia era denominada Khalibasuva, nombre compuesto por las partículas Khalib y Asuva (Ashuva), de las cuales la segunda era la denominación de todo el territorio, y se presume que la primera –Khalib- corresponde a una aldea de Paghesh(Bitlís) llamada Khalipi908 en idioma hitita, en la que la principal actividad ocupacional –como lo señala Jenofonte- era la metalurgia909, coincidente con el significado en griego de khalibos : “erudito herrero”. La Altiplanicie fue un antiguo hogar de elaboración de bronce y en la región occidental del lago Van, había importantes yacimientos de metales necesarios para su obtención910 y que constituía la principal materia prima para la construcción de carros de combate. La región de Khalibasuva era de valles abisales y elevados promontorios en muchos de los cuales las nieves eran eternas. Las laderas de esas montañas estaban cubiertas por bosques de 908 Hakobian, T., Melik-Bakhshian, S., Parseghian, H., Diccionario de localidades de Armenia y de regiones conexas, II, Erevan, 1988, 624, citado por Petrosian, Sarkis, El país Asuva y la institución social del par de jefes, Revista Histórico-Filológica, 2002, 3 (161), 261, n.10. 909 Jenofonte, Anabasis, V.V.1. 910 Srvantzian, K., Obras, I, 403-404, citado por Petrosian, Sarkis, op. cit., 264, n.30.

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maderas duras, útiles para construir carros de guerra y también para alimentar los hornos en los que se fundían bronce y hierro. En los siglos XVI-XV a.C., la mitad oriental de los Tauros estaba habitada por una importantísima unidad tribal que se dedicaba a el laboreo de la madera, a la crianza de vigorosos caballos percherones, y a la metalurgia, todo lo cual contribuía al fortalecimiento de la nobleza, de los guerreros y de los magos. Datos obtenidos de inscripciones urartianas y de otros materiales extraidos en excavaciones arqueológicas, demuestran que la distribución geográfica de las tribus de la Edad del Bronce coincidía con los límites naturales de las distintas partes de la Altiplanicie Armenia. Estas tribus firmaron acuerdos permanentes y transitorios de defensa mutua contra enemigos extranjeros con los cuales formaron verdaderas uniones étnico-tribales que significaron poderosas fuerzas militares que en ocasiones se opusieron a grandes y poderosos reinos. Frecuentes conflictos armados acrecentaron dentro de la compleja situación de las tribus el poder político de sus jefes y los contingentes militares que tenían bajo su mando se convirtieron en vigorosos y permanentes órganos de ese poder político. La guerra y el comercio fueron, en lo sucesivo, fuentes de provisión de nuevas levas de esclavos que fueron destinados a la servidumbre doméstica. Ya fuera para contrarrestar los ataques exteriores o para solucionar los problemas económicos de la tribu, se organizaron unidades étnicas, transitorias o permanentes, cuyo desarrollo apuntó a la formación de gobiernos, factor que contribuyó al desmembramiento de los gobiernos hititas y hurritas. La estratificación patrimonial y social se profundizó cada vez más. Los representantes de la nobleza étnico-tribal vivían separados de los súbditos que pertenecían a su etnia, a quienes establecían en fuertes erigidos dentro de los límites de viviendas ciclópeas que a diferencia de tiempos pretéritos, eran construidas en áreas contiguas pero aisladas de las residencias de la nobleza. Lo mismo ocurría con los sepulcros, en los cuales era notablemente contrastante la diferencia de niveles entre tumbas de ricos y pobres no solamente en cuanto a su valor edilicio sino también con respecto a su majestuosidad exterior. Los materiales arqueológicos evidencian que de la capa social de los notables de las tribus procedió una clase titular del poder económico y político. A esta capa pertenecían no solamente quienes ejercían mandos militares sino también los jefes más ancianos de aquellas familias patriarcales de artesanos y pastores nómades que gozaban de elevadas rentas provenientes de sus actividades de intercambio mercantil. Las intensas interrelaciones político-militares, y el aumento de los lazos mercantiles y culturales acarrearon como consecuencia la mezcla de grupos tribales y la formación de nuevas y más complejas unidades étnicas, así como la ruptura de los lazos que ligaban a los grupos emigrantes con la cultura que abandonaban; además, se fue elaborando una nueva cultura localista. Una de las consecuencias inmediatas de este fenómeno fue la atomización de los idiomas derivados de la gran familia preindoeuropea e indoeuropea. El territorio que las migraciones abandonaban era ocupado, a veces sólo parcialmente, por nuevos grupos étnicos que traían consigo, entre otras cosas, sus idiomas; la consecuencia inmediata siguiente fue, pues, la de las traslaciones no solamente lingüísticas sino también culturales en general, incluyendo tradiciones y mitos. Y la consecuencia mediata fue el desarrollo interno de la nueva cultura resultante de los préstamos mutuos ocurridos entre la etnia local y la recién llegada. En el período de existencia del reino de Urartú, su territorio, comprendiendo también la cuna de las tribus urartianas – el litoral del lago Van -, se armenizó. De este modo, en el final de su existencia (hacia el 590 a.C.) , el reino de Urartú fue privado como tal de toda base socio-étnica urartiana y su destrucción abrió paso en la Altiplanicie Armenia al pueblo armenio, que para ese entonces ya constituía la mayoría étnica, y que fue el primer reino políticamente panarmenio911. Sargsian, K.J., El reino de Urartú y los armenios; Arakelian, P.N., Sargsian, K. J., K.P. Chahukian, Urartú Haiasdán, Ereván, 1988, 126. 911

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Las tribus armenias de cultura indoeuropea que emigraron hacia el Sur de la Altiplanicie Armenia, se subordinaron a las tribus subarias y hurritas originarias, y en ese lugar organizaron el reino Arme-Shupria. Encontrándose en constantes guerras contra Asiria, las unidades tribales pre-armenias penetraron gradualmente en los litorales de los lagos Van y Urmiá, y en el siglo IX a.C. crearon el “reino de Biaina”, uno de los poderosos Estados de Antiguo Oriente. Durante alrededor de doscientos años tuvo lugar la fusión del elemento étnico armenio temprano con las originarias tribus hurri-urartianas. Encabezado por las tribus del litoral del lago Van, el reino de Biaina fue generando condiciones de fortalecimiento de toda la Altiplanicie Armenia y de unión con el centro del territorio912.

XI. LA EDAD DEL HIERRO

DESCUBRIMIENTO DEL HIERRO Se denomina Edad del Hierro la etapa que transcurre desde fines del II milenio a.C. hasta comienzos del I a.C. Repetidamente al referirnos en esta exposición a los siglos XII XI a.C., aproximadamente, hemos mencionado casi sin excepción al bronce junto con el hierro y es porque poco después de promediar el II milenio a.C., y más específicamente en el período que se extiende entre los años 1200 y 800 a.C., el hierro ya se conocía en el Este de la Altiplanicie Armenia como en la generalidad de Oriente, en especial en la Mesopotamia y en distintos centros del mundo Egeo. El primer hierro que conocieron y que comenzaron a elaborar las poblaciones prehistóricas fue el proveniente de los meteoros. Por el lugar del que provenía atribuyeron al metal característica celestial y los hititas lo usaban en sus ceremonias litúrgicas. Además, por la fuente que le proveía esta extraordinaria materia prima, el hombre extendió la sacralidad del hierro a las minas y a otros minerales. Al aparecer el hierro fueron completados los siete metales primitivos o terrestres913 “cifra cabalística, resumen y compendio de todas las excelencias y maravillas”; transcurridos milenios, los más insignes alquimistas quisieron ver en esa aparición cierta mística relación entre los astros y la Tierra. Dice Mircea Eliade: “El término sumerio an.bar, es la palabra más antigua utilizada para designar el hierro; se escribe con los signos ‘cielo’ y ‘fuego’ y generalmente se traduce por ‘metal celeste’ o ‘metal estrella’.914”. Sigue diciendo Eliade que los mineros practicaban ritos religiosos especiales previos a la extracción, en razón de que se expondrían a penetrar al mundo subterráneo, misterioso, sagrado, inviolable, más hondo y peligroso, y extraño al universo de creencias familiares915. Así como antes el hierro meteórico era emparentado con el dios del cielo, ahora se atribuía este metal terrestre a una vinculación visceral y sagrada con la Madre Tierra. El descubrimiento del hierro y el reemplazo de los metales blandos por los férreos, significaron el comienzo de una grandiosa revolución en la historia de la humanidad, consistente en proveer al hombre prehistórico de nuevas y más fuertes armas para su lucha contra las fuerzas de la Naturaleza, para elevar la producción en los oficios y en la agricultura, y para acelerar el definitivo derrumbe del orden tribal en la Altiplanicie. Dada la escasez del hierro meteórico, el paso a la producción del terrestre fue lento, y poco a poco el hierro terrestre ocupó los espacios en los que antes se utilizaba el bronce. Pero al inventar el horno y el método para calentar y endurecer el hierro, el hombre pudo usar este Barseguian, Lavrenti A., Las cuestiones del origen yformación del pueblo armenio, en la ciencia histórica,, op. cit., 274. 913 Oro, plata, cobre, mercurio, estaño, plomo y el hierro. 914 Eliade, Mircea, op. cit., 68. 915Idem, ibidem, 69. 912

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metal para elaborar objetos utilitarios. El herrero fue considerado dueño del fuego por su poder de enfrentar sus altas temperaturas; y usarlo para cambiar el resistente hierro de las minas en otro más dócil, cortarlo, estirarlo, encorvarlo, anillarlo y soldarlo. Como consecuencia de las migraciones étnicas masivas, en el proceso de transición de la Edad del Bronce tardía a los inicios de la Edad del Hierro en el siglo XII a.C., se produjo un profundo cambio en lo cultural y lo demográfico, ya que los territorios que unas tribus iban abandonando, casi inmediatamente fueron ocupadas por nuevas poblaciones. Debido a esta secuencia, el cambio no fue de un salto revolucionario sino de una transformación evolutiva y fue notable, en especial en la gradual diferenciación de las técnicas utilizadas y en el incremento en la cantidad de las construcciones de murallas, fortalezas, en las de viviendas y en los materiales utilizados. Como consecuencia de esta transformación, a fines de la Edad del Bronce tardía el ingreso rentable esencial provino del aprovechamiento del valor agregado de la producción de hierro que tuvo como escenario la Altiplanicie Armenia, Asia Anterior y Menor. Por razones epistemológicas es admitido dar comienzo a la Edad del Hierro en la Altiplanicie Armenia en los siglos XII-XI a.C. En la etapa inicial se hicieron de hierro puntas de flechas, puñales, espadas y, más tarde, otras armas y herramientas de trabajo. En el siglo X a.C., aproximadamente, concluyó la Edad del Hierro temprana y comenzó la etapa de amplia extracción y circulación de este metal. En la Edad del Hierro tardía, la población de la Altiplanicie Armenia creó la rica cultura espiritual, que se reflejó en la arqueología, en especial en monumentos artísticos y sepulcrales. Objeto de las figuraciones religiosas fueron los ancestros, la fructificación, los entes luminosos celestiales, y otros cultos. El culto a los ancestros se fusionó con el de la fructificación, mediante la idea de muerte y resurrección de la Naturaleza. Estaban difundidas las figuraciones de adoración de los espíritus. Mediante la magia, el sacrificio litúrgico y otras ceremonias, los hombres suplicaron la misericordia y protección de fuerzas sobrenaturales. La complejidad y variedad del los ritos de inhumación reflejaron las figuraciones de los hombres acerca de la vida futura (imaginándola similar a la de la sociedad terrena). La visión que tuvieron del mundo los hombres de aquel período (entretejiendo cultos con actividades cotidianas) se reflejó también en diversos campos del arte, la creatividad, en el arte monumental, la microescultura, en monumentos de arte decorativo-utilitario, así como en inscripciones rupestres. Los monumentos de piedra denominados “Vishap” estuvieron vinculados con los cultos del agua y de la fecundación. La elaboración del bronce y de otros metales en las condiciones de ascenso de diversos oficios desarrolló también la pintura y la escultura; la microescultura se expresó en productos de metal. Se encontraron conjuntos de estatuillas aisladas o formando parte de otros grandes materiales, de la Edad del Bronce tardía y de la Edad del Hierro temprana (Lichashén, Lorriberd, Parravakar, Artik, Shirakaván, Tolors, Verín Naver). Representan carros de combate, toros, ciervos, gamuzas, leones, soldados, divinidades. Son notables también pequeños modelos de la misma época, de esculturas circulares de arcilla con los cuales dieron forma a vasijas rituales(Zanguezur, Lorrí). Son modelos de arte decorativo de metal y de arcilla de los cuales la mayoría representan escenas de ceremonias litúrgicas y de caza916. Los minerales de hierro se encuentran en casi todas partes del mundo. Sin embargo, este metal, el más difundido en la corteza terrestre, empezó a servir al hombre más tarde que muchos otros, debido a que es difícil trabajarlo, se oxida con facilidad y generalmente se encuentra en combinación con otros elementos. La obtención del mineral es mucho más 916 Sardarian, S., La sociedad primitiva en Armenia, Ereván, 1967; Khanzadian, E., La cultura armenia en el milenio III a.C., 1967; Karakhanian, G., Safian, P., Las inscripciones rupestres de Siunik, Ereván, 1970; Martirosian, H., Israielian, H., Las inscripciones rupestres de los montes Keghamá, Ereván, 1971; Areshian , G., Armenia Soviética, Ereván, 1987, 88-90.

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complicada que la del cobre. Para fundir una porción cualquiera de hierro eran necesarias máquinas de insuflación de aire, hornos con orificios para los fuelles. La liquefacción del hierro fue inaccesible en la antigüedad ya que requiere muy altas temperaturas. Se limitaban a ablandarlo un poco por medio de calor para forjar después a mano los objetos necesarios. Al principio sólo se lo utilizaba como metal precioso para hacer adornos y objetos pequeños, y para la fabricación de armas para las clases altas, pero a partir del primer milenio a.C. pasó a ser utilizado ampliamente para la fabricación generalizada de armas y útiles. La blandura del cobre y la fragilidad del bronce no permitieron que estos materiales reemplazaran a la piedra. Sólo el hierro pudo ocupar el lugar de los instrumentos de piedra y aumentar enormemente el poder del hombre sobre la Naturaleza.

ACONTECIMIENTOS POLITICOS DE LA EDAD DEL HIERRO Ya vimos que en la última década del siglo XIII a.C. cayó el imperio hitita, uno de los Estados más sólidos del antiguo Oriente. Escribe el Dr. Aram V. Kosian917 que durante la primera mitad del siglo XII a.C., la realidad de los habitantes de los países del litoral de Asia Anterior y del mar Egeo se caracterizó por 1) la paralización o extremada reducción de la actividad de las unidades políticas; 2) la transformación o destrucción del ordenamiento económico; 3) el éxodo de los centros civilizados hacia otros lugares; 4) la decadencia de la cultura urbana; 5) el incremento sin precedentes de las migraciones; 6) la decadencia del comercio exterior918. Como ya adelantamos antes, el grado de intensidad de estas manifestaciones fue variado; la diversidad que se fue produciendo entre unas y otras dependió de la posición geográfica, de las condiciones climáticas, del tipo de organización política y de la modalidad de la actividad económica. La función de la primera mitad del siglo XII a.C. en el proceso de desarrollo de las sociedades de Asia Anterior y del Egeo se convirtió en punto de inflexión para su accionar futuro. Situaciones de crisis que se produjeron en el lapso de dos o tres siglos, suscitaron cambios radicales en todo el área geográfica. Las sociedades de la Altiplanicie Armenia, en particular las uniones políticas del Eufrates superior, no pudieron eximirse de atravesar tales situaciones críticas. Fundados sobre pruebas históricas, los científicos coinciden en que hasta mediados del siglo XII a.C. la cuna de los pueblos de habla indoeuropea había comprendido desde Asia Menor oriental hasta el sector occidental de la meseta irania, abarcando una parte de la Altiplanicie Armenia. Allí convivían, además de tribus armenias originarias, bastantes elementos pertenecientes a otras familias lingüísticas: prehititas, hurritas, preurartianos, mskhetios, tribus del Zagros, y muchos otros; allí había, además, poblaciones que hablaban en dialectos pre-indoeuropeos. Esas múltiples generalidades indoeuropeas y no indoeuropeas se ubicaron en un área comparativamente reducida y cada una ocupó una extensión ajustada. Cuando en la segunda mitad del II milenio a.C. y primera mitad del milenio I a.C. se produjo la dispersión, hubo una migración prearmenia pero muy limitada. Después de la muerte de Tiglatpalasar, y durante los dos años (1076-1075 a.C.) del reinado de su hijo Asharet-abil-egur, Asiria se debilitó al extremo. Fue su hijo Ashur-bel kalá (1074-1057 a.C.) quien volvió a lanzar una invasión hacia el país de Shupria, en el Norte, que resultó exitosa. En primer término, chocó contra la unión tribal compuesta por los Uruadrí (urartianos) y unidades militares de otras tribus del país Khapkhí, que

Kosian, Aram, Asiria y los países de la Altiplanicie Armenia, op. cit., 223. Kosian, Aram, Ishuva y Gordiana durante los siglos XII-X a.C., Revista Histórico-Filológica, 1998, 3 (149), 117. Gordiana era una comarca del Sur de la Altiplanicie Armenia, limítrofe con Asiria y situada al Norte del Tigris. 917

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resistieron la dominación de Asiria. Después de derrotarlas, Ashur-bel-kalá regresó a su país919. A pesar de ser vencido, la resistencia del país de Shupria consiguió dos objetivos: 1) mantener momentáneamente la independencia de su territorio hasta el valle superior del río Zap, donde ya se habían fundado comunidades hurrito-urartianas; y 2)convertirse en una barrera que impidió el paso de los ejércitos asirios, cuya intención era neutralizar eventuales ataques arameos en el Norte de la Mesopotamia y el Sudoeste de la Altiplanicie Armenia.

SIRIANA EN LOS MILENIOS II –I a.C. Repitamos algunos conceptos ya vertidos más arriba. Entre los milenios III y II a.C., en especial en el fértil valle del río Orontes, en los oasis de Damasco y Palmira, dominaban tribus hurritas y amorreas, que a comienzos del II milenio a.C. adoptaron un sistema de clases sociales. Era la Siriana o reino siríaco, que tan importante papel cumpliría en el terreno cultural-religioso en siglos de nuestra Era. Su territorio se hallaba en Cercano Oriente, limitado al Occidente por el mar Mediterráneo y Fenicia, en el Oriente por el río Eufrates, la Mesopotamia y Babilonia, al Sur por los desiertos de Arabia y por Palestina; y en el Norte por Cilicia y Comagene. Estaba compuesta por Siriana del Norte o Alta Siriana y Siriana del Sur o Baja Siriana. Fue zona de enlace de las más antiguas rutas de caravanas, donde durante siglos chocaron y se entremezclaron diversas tribus y pueblos; en su territorio existió una serie de ciudades y ciudades-estado: Alalakh, Amorru, Damasco, Khalpa, aisladas y dominadas por reyezuelos autónomos. Sometidas por vecinos poderosos – los hicsos, Mitanni, Babilonia, Egipto, el reino hitita- la Siriana quedó impedida de crear un Estado unificado. Poco se sabe de la más antigua cultura de la Siriana. Los hallazgos arqueológicos subrayan la influencia de las culturas egipcia, babilonia, hitita; en un principio, los siríacos utilizaron un alfabeto jeroglífico parecido al de los egipcios. En el II milenio a.C. las zonas meridionales de la Altiplanicie Armenia formaban parte de Mitanni, uno de los mas sólidos gobiernos de Oriente, e intervenían en la vida económica y comercial de Asia Anterior. El desarrollo de pre-dinastías en los sectores del Sur y Suroeste de la Altiplanicie alcanzó su máximo nivel con las vigorosas tribus preurartianas, que se acercaron al país Haiasa, donde crearon un sencillo orden gubernamental; es en aquella región donde se percibe el adelantamiento de las primeras autoridades armenias. Los ciclos de desarrollo socio-económico de las unidades étnicas que poblaron las áreas meridionales y del Sudoeste de la Altiplanicie, en las que ocurrieron cambios radicales y fundamentales, se distinguen con claridad comparando monumentos de la cultura material. A comienzos del siglo IX a.C. parte de Siriana oriental fue invadida por Asiria.

DESCUBRIMIENTOS ARQUEOLOGICOS CORRESPONDIENTES A LOS MILENIOS II y I a.C.– EL TUMULO DE NERKIN KETASHEN Durante el siglo XII a.C. continuó el proceso de movimientos masivos de poblaciones debidos a causas traumáticas ocurridas como consecuencia de una calamidad natural como el empeoramiento de las condiciones climáticas o directamente por la existencia de causas de diversa naturaleza pero que coincidían en el tiempo. Las masas migrantes buscaban territorios naturalmente ricos y en declinación demográfica. Esta realidad económico política y social abarcó un extenso período cronológico durante el cual fueron pobladas las 919

Avetisian, Hrant, La migración de los arameos hacia la Altiplanicie Armenia, op. cit., 127.

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citadas zonas. En el siglo X a.C., aproximadamente, finalizó la etapa arcaica de la Edad del Hierro y comenzó la de la amplia utilización práctica y difusión generalizada de este metal. En 1987, el equipo de Siunik del Instituto de Arqueología y Etnografía de la Academia Nacional de Ciencias de Armenia realizó excavaciones en la aldea Nerkín Ketashén, equipo de Martuní. Entre los resultados de las mismas se halló un muy poco elevado túmulo de 60–90 centímetros de altura; ese túmulo estaba rodeado por un cromlech de piedras que marcaban una circunferencia de 11 metros y medio de diámetro; después de descubrirse la capa de tierra y piedras quedó a la vista un ataúd de piedra orientado de Este a Oeste; una pared intermedia de 50 centímetros dividía la fosa en dos sectores. El examen de los materiales descubiertos mostró que tres de las fuentes de arcilla pertenecían a los siglos XIV-XII a.C., y que las de los estratos más profundos pertenecen a los siglos XVI-XV a.C., durante los cuales se acostumbraba el entierro plural y en los que el material arqueológico del memorial se conservó sin deterioros. Este cálculo coincide relativamente con el período aproximadamente aceptado como de la aparición del hierro en Armenia (siglos XII-XI a.C.). Por los datos paleo-antropológicos que proveyó la excavación, esta forma de entierro tenía particularidades propias. Tales sepulturas colectivas se preparaban para varones pertenecientes a un alto nivel social- “señores” –junto con personas de nivel inferior que tuvieran cierta vinculación con el “señor” y que eran sacrificadas en la ceremonia de entierro para que le sirvieran de guías hasta el mundo de ultratumba. Prueba de esto es que dentro del sepulcro, debajo del habitáculo occidental de la fosa(de 3 x 2 x 1,40 x 2,30 metros) cubierto por siete lápidas de piedra aparecieron huesos de 11 esqueletos diseminados sin orden, junto a fragmentos de 16 vasijas de arcilla. Se encontró también un mango, posiblemente de un cayado, fragmentos de una vincha con aros colgantes, platos y vasijas de arcilla, abalorios de cornalina, un colgante hecho con una taba, restos de un cinturón, botones y una parte de un cuchillo de hierro. A diferencia de la primera, la segunda fosa (2,60 x 3 y 7 x 1,30), que estaba rellena de arena, no estaba cubierta por lápidas. Cerca de la pared oriental, comenzando de 80 centímetros de profundidad hasta el fondo, es decir, a 1,30 metros, estaban tendidos uno sobre otro sin orden, 6 esqueletos. Dentro del montón de huesos fueron hallados restos de 6 vasijas de arcilla: una taza profunda, una vasija de cuello alto; en el ángulo S.E. de la misma fosa, un puñal de bronce, un colgante de hueso, una incrustación de obsidiana, una hojita de cuchillo posiblemente utilizada como raspador. En el piso de esta fosa, que tenía un metro menos de profundidad que la anterior, fue hallado un ataúd de piedra (1,30 x 1 m. x 0,50) cavado directamente en el piso de tierra. En ese pequeño ataúd se hallaban los restos de una persona recostada sobre su derecha, con las extremidades encogidas, la cabeza hacia el Norte. Sobre su cabeza había una vasija. En el relleno de tierra que cubría la tumba, sobre la losa que le servía de base, se encontraron huesos humanos de la parte pelviana y de la mandíbula. A su lado había restos de una diadema, de un anillo y una parte de la taza profunda de la fosa contigua. Debajo de estos objetos, a 6 centímetros de profundidad, inmediatamente después de la primera fosa, sobre las lápidas, estaban caídos un cráneo de hombre, costillas, huesos de mano y de pie, rodeados por una gran taza, y restos de un ánfora de cuello alargado y boca estrecha. No se descarta que la mandíbula y la pelvis halladas arriba y estos huesos hubieran pertenecido a la misma persona. En este caso es prueba de interés especial que el cráneo está sin la mandíbula. No podemos fundar esta hipótesis desde el punto de vista antropológico puesto que de los 19 esqueletos descubiertos, sólo 12 están bien conservados. El indicador medio de todas las cabezas era de 71.3 centímetros. Seis de ellos son de varones y seis de mujeres.Las edades oscilan entre los 35-50 años920. La posición de los elementos y la construcción de la tumba excavada prueban que la primera fosa anterior Estas explicaciones fueron dadas por el científico A. Palikian, del laboratorio de antropología del Instituto de Arqueología y Etnografía de la Academia de Ciencias de Armenia.

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no fue objeto de un doble entierro, lo cual es muy importante para fechar con precisión los objetos, cuya pertenencia a un mismo tipo evidencia que corresponden al mismo período. Teniendo en cuenta esta circunstancia, O.S. Khnkikian estima que no hay que observarlos separadamente sino en forma simultánea. Es decir que bajo el túmulo estaban enterrados en un mismo sepulcro, dos cuerpos superpuestos, separados del resto del conjunto. En los entierros que realizaban las tribus de este período en la Altiplanicie Armenia, se aplicaban fórmulas y modalidades que no se diferencian fundamentalmente de las de los siglos precedentes y continuaron siendo respetadas en los tiempos que les sucedieron. El trazado ovalado de las tumbas, y las características de la construcción eran las habituales y acostumbradas a fines del II milenio a.C. y comienzos del I milenio a.C. Las variantes no deben atribuirse solamente a diferencias étnicas. La mayoría se origina en épocas muy antiguas. El plano con forma de herradura oval, marcado con piedras o baldosas de mediano tamaño dispuestas en serie tapando la fosa, se descubrieron en Karmir Blur, Karní y otros lugares de la Altiplanicie. Lo cual demuestra la fortaleza conceptual de estas formas que ya venían siendo honradas desde antiguo, que fueron respetadas notoriamente en la Edad del Hierro, y continuaron vigentes hasta los primeros siglos de nuestra Era. De los materiales descubiertos es destacable el puñal de Asia Anterior, de empuñadura “con marco”, cuya parte superior está rota. En la parte inferior, la empuñadura se ensancha. Los ribetes angostos pasan por toda la superficie de la empuñadura y dentro de ellos está empalmada la madera con toda la superficie decorada por una triple serie de clavitos. A todo lo largo del centro de la triangular hoja pasa el eje, y paralelos al mismo, a ambos lados se extienden pequeñas verrugas, en la parte superior fragmentadas nervaduras. Puñales del mismo tipo estuvieron difundidos en el mar Egeo hasta los límites orientales de la meseta irania, desde el Norte hasta la cadena caucásica. Su fechado es bastante confuso. Los ejemplos del período más temprano se ubican al comienzo del II milenio a.C., y los más tardíos en el siglo VIII a.C. El ejemplo señalado por Khnkikian tiene más generalización con los de Iorghan-Tepé (Irak), (1550-1350 a.C.), con Ugarit (el estrato corresponde a 1450-1365 a.C.)921. Raramente se encuentra una empuñadura o un mango de bronce como ésa, que con sus ornamentos decorativos es próxima a objetos similares de los siglos XIV-XII a.C. de Artik922 y Lorri-Berd. El mango de bronce es tetraédrico, y la empuñadura tiene forma de espiga y reticulada. Sin adornos con dibujos decorativos, llama la atención, en un cementerio de los siglos IX-VIII a.C. excavado en Shirakaván,923 el puño de un báculo encontrado junto con otros objetos. En el corte tiene una colita tetraédrica, con una nervadura central que se extiende, un poco más elevada sobre la superficie, desde la base hasta el extremo de una flecha que también se encontró. En lo que se refiere al botón de bronce, es semiesférico; tiene un puentecito algo estrecho; los aros terminan en puntas que se acercan; los últimos de los materiales de bronce son restos de un cinturón sin adornos y de una diadema. Estos objetos, como los aros chatos, no pueden servir para la determinación cronológica porque son del comienzo del período temprano hasta la amplia expansión del hierro en la Altiplanicie Armenia; el cinturón sin adornos más antiguo que se haya descubierto, se encontró en el cementerio en ruinas de Beshtashén. Los cuchillos de hierro de la época más temprana aparecieron en monumentos arqueológicos del milenio I a.C. como el de Artik, Sisián, Airivank. Pero el análisis de todo del complejo demuestra la cronología de los cuchillos debe ser llevada a épocas anteriores. Esto se torna más evidente al estudiar las vasijas de arcilla, que están representadas por las más variadas formas de tacitas y recipientes. Schaeffer, Cl.F.A., Stratigraphie Comparèe et chronologie de l’Aaie Occidentale, London, 1948, T.44(4), citado por Khnkikian, O.S., Excavaciones en la aldea Guetashén y la cuestión de la aparición del hierro en Armenia, Boletín de Ciencias Sociales (Lraper Hasarakakán Guitutiunnerí), en ruso, 1993, 3 (586), 106 y ss. 922 Khachatrian, T.S., La antiquísima cultura de Shirak (en ruso), Ereván, 1975, citado por Khnkikian. 923 Las excavaciones fueron realizadas por R.Torosian, L. Petrosian y O.S. Khnkikian. 921

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Fueron objeto de análisis restos de 7 ánforas halladas en la tumba: son de cuello alto, angosto, redondas o con el cuerpo hinchado, de boca estrecha y con bordes salientes. Las superficies de todas son de negro bruñido, decoradas con muchas franjas de delgados surcos, con redes, quebraduras angulosas e hileras de trazos sesgados. Dos de las ánforas están adornadas con líneas verticales; en una de ellas, el cuello, desde el cuerpo del ánfora hasta el borde de la boca o el que le sirve de corona, está también adornado con rayitas verticales. El conjunto siguiente está compuesto por vasijas profundas. Tienen laminitas pegadas sobre las “barrigas” de dos de ellas; los bordes de los labios son salientes. Las superficies son negras, opacas, adornadas con brillantes líneas verticales. En la parte superior de una de las vasijas hay repetidos triángulos grabados, los que a su vez están “rellenados” con líneas en zig-zag. Esta vasija, a diferencia de la anterior, que tiene una gruesa base plana, termina abajo con una patita encorvada. Otras dos vasijas, de las cuales una está decorada con franjas verticales y la otra con líneas formando ángulos, tienen también el “vientre” hinchado, la base chata y gruesa, y el borde de los labios saliente. Otro conjunto es de vasijas a las que se atribuye significación culinaria; tienen una curvada barriga de superficie de coloración marchitada, rosada opaca o gris opaca, con borde saliente de los labios. El adorno de estas vasijas consiste en pequeños surcos que se siguen unos a otros; también hay con forma de semillas tanto en la parte del cuellito como cerca de la base. Estas vasijas redondas, de gran medida y desproporcionado ancho de abertura que disminuyen el aspecto de su altura, llaman la atención por la delicadeza de su elaboración. La superficie negro bruñida está ornamentada con un rayado de líneas verticales o reticuladas. Similares a éstas son las grandes vasijas, de vientre redondo, de boca ancha, con la parte superior negra, brillante u opaca, adornada por series de pequeños surcos; en una de ellas el adorno es de líneas ondeadas debajo de los surcos. A su estilo pertenecen también tacitas, de las cuales en dos salen asas circulares del borde de los labios. Una de estas dos vasijas con forma de taza termina en una base saliente; la superficie de una de las tacitas es negra, brillante, con rayitas de okhrá; la otra es negra opaca. Recipientes hallados entre los restos arqueológicos son denominados cenicero y fueron usados para quemar sustancias aromáticas; son de arcilla, de bastante tosca elaboración, y pertenecen al comienzo de la Edad del Bronce tardía; los descubiertos por Khnkikian en Armenia corresponden a los siglos XIV a XII a.C. Las figuras de adorno y motivos decorativos fueron preservados y reiterados a fines de la Edad del Bronce tardía, no en grabado sino en bajorrelieve. De idéntico estilo a los objetos que encontró Khnkikian en Nerkín Ketashén, fueron hallados junto con materiales descubiertos en tumbas tanto de Lichashén924 como de las áreas de Ereván925 y de Lorrí Berd correspondientes a los mismos siglos926. El análisis comparativo permite arribar a la conclusión de que como máximo pueden ser cronológicamente ubicados entre los siglos XIII a XII a.C. o en época anterior. El cenicero no da lugar a precisar con exactitud esa cronología ya que su elaboración y uso son típicos de un tiempo muy extenso y se lo encuentra hasta el comienzo del milenio I a.C. Pero las tacitas son características de un período mucho más determinado, y su presencia autoriza a situarlas entre los siglos XIII-XII a.C. La presencia de restos de material de hierro confirma esta certeza cronológica ya que al realizar excavaciones en poblados preurartianos del área de Teishebaní, en el estrato VI (siglos XIII-XII a.C.) junto a diversos

Mnatsakanian, A., Los túmulos de Lichashén, (excavaciones de 1956), Informe suscinto del Instituto de Arqueología, Moscú, 1961, Nº 85, 66-72, citado por Khnkikian, O.S., Excavaciones en la aldea Guetashén y la cuestión de la aparición del hierro en Armenia, op. cit., 111. 925Esayan, A.A., Karapetyan, L., Sepulcro recién descubierto en las cercanías de Ereván, Revista Histórico Filológica, Ereván, 1965, Nº 4, 282. 926Tevechian, Lorri-Berd, Ereván, 1981, citado por Khnkikian, O.S., Excavaciones en la aldea Guetashén y la cuestión de la aparición del hierro en Armenia, op. cit., 111. 924

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materiales y restos fueron descubiertos fragmentos de hierro rodeados de escoria927. Objetos similares del siglo XIII a.C., entre otros materiales, fueron también encontrados en la necrópolis de Lichashén928. Al respecto existen otras opiniones: P.A. Gudini expresa que el hierro apareció en Armenia en los siglos XII-XI a.C. y que provino del Sur. Jacques de Morgan afirma que la Altiplanicie Armenia es la cuna del hierro y que se conocía ya en el milenio III a.C.929. Gordon Childe, por su parte, sostiene que ciertos materiales arqueológicos de hierro provienen de Armenia, de donde fue también traído el método de elaborarlo930. Ch. Clark, fundándose sobre el hecho de que a los reyes se les daba en obsequio objetos de hierro y que el rey de Mitanni regaló objetos de hierro a los faraones Amenhotep III (1411-1375 a.C.) y Amenhotep IV (Ikhnaton) (1375-1359 a.C.); Clark señala que la elaboración del hierro, cuyo secreto era rigurosamente preservado, nació a mediados del II milenio a.C.; y que estas pruebas testimonian que la elaboración de los metales negros se originó en “países” del litoral meridional del Mar Negro. Entre éstos está también Haiasa-Azzi que en inscripciones hititas es indicada como enemiga de Khatusilis II y de Tudkhalia II (siglos XV-XIV a.C.) o como amigo de Suppiluliumá I (1380-1340 a.C.). Los gobiernos fiscalizaban las operaciones de los mercaderes y, dado que en la actividad de los mercaderes extranjeros el hierro era objeto de especial inspección por ser un metal cuyo costo era 40 veces superior a la plata y también superior al oro, es natural que la exportación del hierro estuviera prohibida. Esta cronología no se diferenciaba de la hipótesis aceptada en Armenia acerca del tiempo en que fue hallado el hierro (siglos XII-XI a.C.). Sin embargo, datos obtenidos posteriormente demuestran que el hierro ya fue conocido en Armenia a mediados del milenio II a.C.931, es decir, varios siglos antes.

ARTSAKH La civilización de Ganchá-Artsakh se remonta a los siglos X-VII a.C. Entre 1880 y 1890 fueron descubiertas cajas de piedra en la zona de Ketapek. Hy cromlechs, menhires y túmulos de tierra o piedra de distintas dimensiones. Los materiales hallados en las sepulturas consisten fundamentalmente en vasos de arcilla con ornamentación incisiva, a veces rellenada con yeso, y en gran cantidad de objetos de bronce. Contemporáneamente fueron descubiertos restos de fortalezas ciclópeas pertenecientes al primer milenio a.C. En 1935, durante excavaciones efectuadas por G. K. Ghafatarian en Tagavoranist, se descubrieron grandes cajas de piedra del milenio I a.C., algunas de las cuales habían servido de sepultura colectiva. En una había tres esqueletos de adultos, uno de niño –dos de ellos encogidos- y un esqueleto entero de buey. Sobre ellos había 23 vasos. La sepultura pertenece a los siglos IX-VIII a.C. Sepulturas hechas en fosas, cerca de la aldea Asdghatsor, del distrito de Martuní, datan de la época en que decididamente avanza la Edad del Hierro, en el siglo VIII a.C. Una tumba contenía el esqueleto de un hombre en posición lateral, con dos cinturones de bronce, uno de ellos puesto en banderola. Al lado había muchos puñales, brazaletes, cuentas y otros adornos de bronce. En la misma fosa se hallaron 11 esqueletos más de personas que habían sido inhumadas sentadas. Se supone que es la sepultura de un jefe con

Martirosian, A., Nuevos datos referentes a la historia de la ciudad de Teishebaní (en ruso), Revista Histórico Filológica, Ereván, 1963, Nº 3, 226. 928 Krikorian, S., En torno a la historia de la más antigua elaboración del hierro en Armenia, Revista Histórico Filológica, Ereván, 1964,Nº 3, 229. 929 De Morgan, J., Mission scientifique au Caucase, T.I, 203, Paris, 1889, citado por Khnkikian, O.S., Excavaciones en la aldea Guetashén y la cuestión de la aparición del hierro en Armenia, op. cit., 113, n.14. 930 Childe, Gordon, El Antiguo Oriente a la luz de nuevas excavaciones, (en ruso), Moscú, 1956, 240. 931 Khnkikian, O.S., Excavaciones en la aldea Guetashén y la cuestión de la aparición del hierro en Armenia, op. cit., 107. 927

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sus esclavos. En un principio se fabricaron con hierro puntas de flecha, pequeños puñales de doble filo, espadas y más tarde, otras armas y herramientas de trabajo.

Sanahin – Siglos XII-XI a.C. Cuenco ritual de cerámica con dos asas con forma de arco y figuras grabadas de animales salvajes y serpientes. Catálogo del Museo Histórico Nacional de Armenia

En las tumbas de Chucheván los cadáveres eran colocados en posiciones diferentes; estaban rodeados por tres o cuatro placas de piedra, en sarcófagos de piedra cubiertos por delgadas losas. A diferencia de lo que ocurría en la Edad del Bronce temprana, tenían forma de un rectángulo regular de 40 a 60 cms. de ancho, un largo que oscilaba entre 70 cms. y 1 metro, con iguales medidas de profundidad. En distintas zonas de la región que se extiende más al Sur se hallaron discos de bronce circulares y ovoides sobre los cuales están trazadas semiesferas de distintas medidas con clara causalidad y periodicidad aritmética, como también con cortes rectos y curvos. El diámetro de los discos de bronce oscila entre 30 y 40 centímetros y su espesor es de 1 a 2 centímetros. En el Museo de Geología de Akhalkalak se exhibe un disco de ese tipo en mejor estado de conservación, descubierto en una excavación arqueológica realizada cerca de la aldea Paraleti, sobre el monte Mokhrablur; los investigadores observaron que sobre una piedra lisa eran claramente visibles trazos de líneas rectas o la presencia de partes muy alisadas lo cual evidenció que se trataba de un objeto realizado por la mano del hombre. Teniendo en cuenta la circunstancia de que que el monte está cerca de una zona donde en la prehistoria se habían establecido diversas capas de poblados en los que se hallaron restos de escrituras arameas, se concluyó que el disco pertenecería al milenio I a.C. La reiteración del conjunto de elementos componentes, su ubicación, forma y medida, permitió suponer la existencia de una relación de causalidad entre ellos, una norma, cierta convencionalidad recíproca. Las figuras trazadas sobre el disco y su forma, suscitaron la hipótesis de que en la época de su fabricación fue utilizado para contar el tiempo, es decir, como calendario. El científico A. Tonakanian afirma que el disco tuvo relación con cálculos astronómicos y con la observación local de las constelaciones, tal como lo confirman hallazgos similares

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producidos en los montes Keghamá y en la cadena de Zanguezur. Esto sugirió al científico la idea de la fuente material astronómica grabada en la piedra por antiguos pueblos, en particular por habitantes de la Altiplanicie Armenia. Además del conocimiento de ese material, admira el cálculo de frecuencia del tiempo en los períodos de los fenómenos celestes, cercano a los admitidos en la actualidad. De donde se demuestra que distintos pueblos llegaron a idénticos cálculos siguiendo caminos diversos, dependiendo de los astros que veían en el sector de la bóveda celeste bajo el cual vivían; siguiendo la ubicación y trayectoria de los cuerpos celestes decidían el tiempo de sus actividades ocupacionales, agrícolas, pastoriles, la siembra y la cosecha y otras labores, así como la periodicidad de sus trashumancias de un punto a otro de las tierras que ocupaban. Como hemos visto, los primeros conocimientos astronómicos del hombre están representados en inscripciones rupestres de los montes Keghamá y en objetos de metal hallados en la cadena montañosa de Zanguezur. Hay decoraciones de vasijas ceremoniales de arcilla de comienzos del milenio I a.C. decoradas con escenas de animales junto a símbolos lunares y grandes discos solares; en las escenas están armados con largas mazas y en sus pechos lucen signos solares, sombreros con rayos o cabelleras. Se acercan más a los siglos XI-X a.C., algunas vasijas de arcilla con incrustaciones blancas en el litoral del Seván y en las actuales regiones de Khanlar Tagavoranist, ornamentadas con figuras de arqueros con apariencia de cazadores, cabras, discos solares y esvásticas. Representan a espíritus, algunos luciendo sombreros de los que parten rayos, otros con las extremidades terminadas en rayos y los brazos descendentes que se levantan hacia adelante en los codos. Es evidente su significación mágica, de petición o de ofrenda, específicamente dirigida al cielo, en las que no están ausentes las cabras, el arco, las flechas y el carcaj.

LA CULTURA DE ISHUVA (TZOPK) Durante el milenio II a.C. y la primera mitad del milenio I a.C., en el Oeste de la Altiplanicie Armenia se estableció, ya con significación propia, la ciudad-Estado de Ishuva y su entorno geográfico, cuyo territorio coincide, aproximadamente, con el antiguo territorio armenio de Tzopk, en la confluencia de los ríos Eufrates y Aradzán. Ishuva es mencionada en fuentes cuneiformes hititas, asirias y urartianas correspondientes a un milenio, aproximadamente (siglos XVII-VII a.C.), debido al importante papel que había jugado durante los siglos XVII-XIII a.C. por su posición estratégica y por sus ricos monumentos de cobre (Argana Matén) y el uso frecuente del oro y de la plata. Después su mención continuó en fuentes armenias bajo la forma de Tzopk, aunque es difícil afirmar que lo que las inscripciones cuneiformes denominan Ishuva equivale exactamente al área geográfica que las fuentes armenias llaman Tzopk932. A fines de la Edad del Bronce tardía las circunstancias políticas, económicas y culturales permitieron la formación y desarrollo de tradiciones en Ishuva, similares a las de las poblaciones que habitaron el valle del río Sangarios. Ishuva se hallaba, pues, entre los antiquísimos centros político-culturales más importantes de Asia Anterior - Mesopotamia y Asia Menor -, razón por la cual, durante la Edad del Bronce tardía Ishuva estuvo permanentemente en el punto axial de los intereses políticos y económicos de dos super-Estados: al principio, de los reinos mitanni e hitita (siglos XVII-XIV a.C.) y después de los reinos hitita y asirio ( siglo XIII a.C.). Se supone que entre las dinastías reales de Hattusas y de Ishuva existían relaciones tribales y de parentesco. Las fuentes hititas sólo mencionan a dos reyes de Ishuva: Ari-Sharuma y su hijo Ekhli-Sharuma, contemporáneos de Hattusaslis III y de Tudkhalia IV. 932

Kosian, Aram, Ishuva (Tzopk) en los siglos XIII-XII a.C., Revista Histórico-Filológica, 1997, 1 (145), 177.

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En el sector occidental de Ishuva, durante la segunda mitad del II milenio a.C., que era inmediatamente contiguo a Maltia-Melitene, zona subordinada al reino hitita y cuya

Karmir Blur – Idolo de piedra, de formas femeninas, milenio I a.C.

frontera natural era el Eufrates. En los siglos XIV-XIII a.C., el lineamiento de Ishuva tuvo primordial significación en la política oriental del imperio hitita dentro de la cual estaba Ishuva; iniciado el siglo XIV a.C., Ishuva seguía aun su tradicional orientación pro occidental, que mantuvo durante la incipiente penetración urartiana, en una época en que Melitene ambicionaba expandirse hacia el Este, más allá del Eufrates. Durante este lapso, Ishuva estuvo inclinada primero hacia la posición político-cultural de la tribu mitanni. En la segunda mitad del II milenio a.C., este área territorial comprendía el sector occidental de Ishuva, el cual era inmediatamente contiguo a la Melitene hitita, y cuyo límite natural era el Eufrates. Durante una misma época, en Ishuva y en Gordium se desarrollaron sendas culturas con características casi idénticas pero de diferente origen y causa, cuya interpretación divide a los investigadores: unos que las atribuyen a la explosión demográfica y otros a las

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migraciones étnicas. En Ishuva se produjeron dos fenómenos radicalmente opuestos: en la Edad del bronce tardía, quizás como consecuencia de las relaciones bélicas entre hititas y asirios hubo una significativa disminución de la cantidad de núcleos habitados en su sector oriental y se redujo el volumen de población al ser abandonada por sus habitantes; fue la época crítica del siglo XII a.C. En cambio en la etapa siguiente -Edad del Hierro temprana -, comparándola con la realidad de la etapa arcaica, casi sin enfrentamientos, se incrementó en un cincuenta por ciento el número de aldeas con la aparición de una sencilla cultura excepcionalmente nueva, que en los mismos tiempos floreció en distintos lugares de la Altiplanicie Armenia. El punto de partida de los protagonistas de esta cultura fue el Cáucaso meridional, en el oriente de la cultura de Trialet (Trreghk). Sólo en unas pocas aldeas se descubrieron restos de ruinas; en las excavaciones arqueológicas se observa la penetración de masas que practican excepcionalmente una nueva y modesta cultura que también tuvo expresión en distintos lugares de la Altiplanicie Armenia y cuyas características son la ausencia de un perfil definido en el uso de la arcilla; las construcciones son mas elementales, no existe una planificación urbana unificada y no hay construcciones de templos ni de edificios administrativos. Lo más importante es que, estos minoritarios restos de población de Ishuva, aun pareciéndose en sus respectivas formas de expresión, ni la cultura de la Edad del Bronce tardía ni la de Hierro media tuvieron relación con las capas que las precedieron ni con las siguientes. La última manifestación cultural de Ishuva no tuvo relación con las capas de la Edad del Bronce que aparecieron en ese lugar; la capa correspondiente a la Edad del Hierro, de acuerdo a su grosor, abarca alrededor de 150 años. Los creadores de la nueva vasija de barro no podían aparecer más allá de la costa occidental del Eufrates, es decir, en Asia Menor. Su paralelo más cercano fue hallado en Medzamor, Karmir Blur y en otros monumentos arqueológicos pre-urartianos. Lozas y vasijas de barro de este mismo tipo fueron halladas en otras zonas de la Altiplanicie Armenia correspondientes a las Edades de Hierro temprana y media, cercanas al Noroeste de Persia. En cuanto a Gordion o Gordiana, las excavaciones arqueológicas comprobaron que en la primera mitad del siglo XII a.C. no hubo destrucciones entre fines de la Edad del Bronce tardía e inicios de la Edad del Hierro temprana sino que el paso fue paulatino y pacífico. Las construcciones eran sumamente sencillas. El complejo cerámico era de vasijas de color negro, hechas sin rueda de alfarero, y de producción casera. No había recipientes con signos de estandardización, es decir, no eran hechos en talleres de alfarería. Había pocos poblados formados sin intervención de un poder organizador. Su época fue hasta el año 1000 a.C., aproximadamente. Como en el caso de Ishuva, tampoco en Gordion hubo tradición de cultura con los estratos anterior ni posterior a ellos.

SHAMIRAM EN LA EDAD DEL HIERRO El florecimiento del poblado de Shamiram llegó hasta la Edad del Bronce tardía y el período de la Edad del Hierro temprana. A este período pertenecen todas las murallas y construcciones monumentales. El área total encerrado por las murallas de Shamiram tenía una superficie de 10 hectáreas. Del lado de la meseta, cortan al promontorio tres cinturones defensivos formados por cinco murallas. El primero, de forma curva, es la muralla rectangular que separa al promontorio de la meseta. Dobles murallas paralelas construidas guardando poca distancia entre ellas, forman los cinturones segundo y tercero. El ancho de la muralla interior llega hasta 8 mts.; el ancho frontal del atalaya de la cuarta muralla es de 14 mts. Las dos entradas del valle estaban protegidas también con grandes murallas que en determinados sectores estaban erigidas con toscas pilas de piedra toba (duf) y rellenadas con otras más pequeñas o con argamasa de arcilla. Se han conservado restos de estas

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monumentales construcciones. En el borde del promontorio hay una construcción que tenía por finalidad celebrar allí ceremonias religiosas. Debido a un ataque, la ciudad fue destruida a fines del siglo IX o comienzos del VIII a.C. Entre las murallas 4ª y 5ª de la Edad del Hierro temprana del área de la ciudad de Shamiram fue excavada una superficie general de 100 kilómetros. La operación tuvo por finalidad aclarar las vinculaciones cronológicas existentes entre los monumentos de la planta urbana y sus alrededores. Las excavaciones explicaron que en el lugar de la ciudad de Shamiram existieron tres períodos culturales fundamentales que se exteriorizaron en la estratigrafía de la zona excavada: 1. la capa de la Edad del Bronce tardía y de la Edad del Hierro temprana (profundidad de 180-130 centímetros); 2. la capa de la Edad del Hierro temprana (profundidad de 130-150 centímetros) y 3. capa del período antiguo(hasta 50 centímetros). La cronografía de las construcciones arquitectónicas descubiertas en el área excavada coincidía con los períodos de las capas. Allí se descubrió una parte de una construcción monumental que ulteriormente fue reconstruida con edificaciones de diversa significación. En el área excavada se descubrieron también antiguos sepulcros hechos en fosas. Como resultado del socavado se logró una gran cantidad de cerámicos, instrumentos de piedra y otros objetos con los cuales fue posible completar datos referentes a las capas geológico culturales. En el período helenístico, la extensión de la antigua ciudad derruida volvió a ser habitada. Precisamente, la repetición del desarrollo del poblado ocurrió en la etapa helenística pero ulteriormente fue reduciéndose; en el límite de nuestra era fue completado el interior de la muralla y el resto de la parte urbana fue convertido en necrópolis933. El antiguo poblado ocupaba el área correspondiente al interior de las murallas cuarta y quinta, que abarcaba el extremo del promontorio donde estaba la ciudad. Los habitantes del antiguo poblado dedicaron especial cuidado en primer lugar, a la defensa de la aldea, para la cual restauraron las murallas de la Edad del Hierro; en muchos casos, sobre sus cimientos montaron murallas que habían sido construidas con mucha anterioridad, con las que recuperaron de 30 a 50 centímetros de altura. Durante las excavaciones de 1983, se descubrió, dentro de la muralla, una segunda entrada de dos metros que conducía a un desfiladero de escape; estas excavaciones demostraron que las antiguas murallas tenían dos entradas; además, las excavaciones de los complejos habitacionales del poblado antiguo de Shamiram comenzaron por el extremo del área urbana de la Edad del Hierro temprana, que tenía forma de promontorio, el cual en aquella época estaba separado de la parte fundamental del poblado, donde las construcciones defensivas tenían forma de torres. Allí se descubrieron algunas habitaciones del período antiguo, en las cuales habían tonires934, pedestales hechos con piedra toba(duf) y cerámicos característicos de aquel tiempo. En otros sectores del poblado la capa se profundizaba de un metro a un metro y medio y ya no se observaban las dos capas del período antiguo. En uno de los complejos habitacionales se encontraron rocas de una pieza que posiblemente tenían vinculación con ceremonias del culto religioso; en la parte plana superior, la roca mostraba grabado un surco semicircular. A lo largo de una muralla se descubrió una serie de habitaciones rectangulares de distintas medidas. En los sectores central y noroccidental fue excavada una superficie total de 600 metros cuadrados. Durante las excavaciones se descubrieron cuatro complejos de viviendas, cada uno de los cuales contaba con 1-3 habitaciones. Estaban cubiertas por una capa que variaba de 30 a 50 centímetros de espesor. Las paredes, hechas con bloques de piedra toba toscamente colocados, excedían hasta 50 cms. en su altura exterior. Las habitaciones del complejo se comunicaban por un pasillo de cerca de 1 metro Areshian, K., Simonian, H., Ohanian H. y Asatrian, E., La rendición de cuentas de la expedición de 1983 del Centro de Investigación Armenológica de la Universidad Estatal de Ereván, 1984, 23. 934 Tonir: hornillo subterráneo de barro.

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de ancho. Una de las construcciones tenía cimientos de piedra colocados a lo largo de la pared. En una de las habitaciones que formaba un amplio cuadrado, habían colocado pedestales cuadrados y circulares de toba negra. Cerca de las habitaciones construyeron un silo para trigo con capacidad de una tonelada. Entre los complejos dejaron una calle de dos metros y medio de ancho. En las excavaciones del antiguo poblado de Shamiram se pusieron al descubierto cerámicos pertenecientes a distintos tipos de significación, de cocina, para guardar provisiones, y utensilios de mesa. El nivel técnico de elaboración de gran parte de la cerámica producida en los poblados cede ante los modelos de la cultura urbana del mismo período. Componen un pequeño grupo también restos de delicadas cerámicas policromadas que sobre una base de color rojo tienen motivos decorativos en negro, así como otras de base color canela sobre la cual algunas presentan adornos en negro y otras en blanco935. El mismo equipo de arqueólogos compuesto por K.Areshian, H. Simonian, H. Ohanian, E. Asatrian, Seda Tevechian, H. Israielian, K. Tiratsian, S. Hmaiakian, A. Kanetsian, G. Kafatarian, K. Sargsian, R. Vartanian, V. Zinchirchian, A. Hakobian, K. Karakhanian, P. Sadoian y K. Kafatarian realizó además productivas excavaciones en Kachakhbiur, región de Vardenís; en Katnakhbiur y Mastará, en la región de Dalín; en Chrab, en Tsoravar.

CULTURA Y FIGURACIONES EN LA EDAD DEL HIERRO En la imaginación de los antiguos armenios, el mundo propio de los antepasados era también el cielo, donde se convertían en constelaciones y desde su existencia astral ejercían milagrosa influencia sobre el destino de sus parientes. No es difícil de interpretar la estrecha cercanía existente entre el descubrimiento del hierro con las creencias religiosas. Como dice Mircea Eliade, en un principio el único hierro que conoció el hombre fue el proveniente de los meteoritos, cuerpos candentes provenientes del cielo; es decir, que para los antiguos era una divinidad la que enviaba esos cuerpos a la tierra, envueltos en llamas. Pero el metal de ese meteorito era poca cantidad como para ser elaborado y entonces la única importancia que revistió fue de naturaleza religiosa. Ni siquiera cuando la población local consiguió construir hornos capaces de llegar a tan altas temperaturas como para convertir el metal de los yacimientos en metal candente, el hierro no dejó de tener virtud religiosa pero esta vez, como vimos, porque provenía del seno de la tierra; el hierro era “hijo de las entrañas de la tierra” divina. Hijo de la tierra madre; fue un metal sagrado. Y por eso, tanto el metal, como los hornos, como las labores que llevaban a la fundición, fueron objeto de cultos religiosos. Las “piedras circulares” del monte Gran Paitasar podrían estar verdaderamente vinculadas con al culto de los antepasados; confirman esta hipótesis los túmulos (cromlech) de la aldea Shamiram de la Edad del Hierro. Sobre las superficies de las piedras ordenadas a su alrededor, están labradas diferentes cantidades de conjuntos de círculos concéntricos que en nada se diferencian de las anteriores ni por su estilo, ni por su medida ni tampoco por su forma. A veces, como ya dijimos, estos círculos son reemplazados por concavidades y son precedidas por numerosas figuras humanas o animales que expresan el lazo del mundo ultraterreno y el cielo astral. Idénticos son los estilos y clases de las inscripciones rupestres de la época más tardía en los montes Keghamá. Existen sorprendentes coincidencias entre las representaciones de Shamiram y las del Gran Paitasar. Sobre éste último hay tres grandes círculos, medias lunas y grandes figuras humanas, como si hubieran sido copiadas de las de Shamiram. En otras inscripciones de Keghamá hay también soles compuestos por círculos concéntricos y figuras humanas muy 935 Areshian, K. y Asatrian, E., Trabajos de arqueología de campo del Centro de Investigación Armenológica, dependiente de la Universidad Estatal de Ereván, op. cit., 202 y ss.

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claramente trazadas, que sugieren que en toda aquella región y en épocas muy distantes, los hombren alentaron ideas sumamente coincidentes. También fue descubierto un observatorio astronómico de tres plataformas orientadas hacia el Sud. Sobre la roca del observatorio lucen inscripciones con dibujos de estrellas. Ya hemos visto que se supone que las últimas obras pertenecen a los siglos VII-VI a.C., decir, es que son antecedentes inmediatos de la más antigua cultura armenia; que luego se produjo una decadencia en el arte de esas inscripciones, que, después de 5.000 años de práctica, desde el neolítico-eneolítico (milenios V-IV a.C.) hasta la Edad del Hierro temprana (primera mitad del milenio I a.C.), fueron desapareciendo paulatinamente y no ingresaron en el horizonte de dicha cultura. Los centros urbanos del período decadente de Ishuva tienen en común el haber extinguido la cerámica de alto nivel característica de la Edad del Bronce y haberla reemplazado por otra, más doméstica y sencilla; la cerámica del milenio I a.C.denota una fuerte influencia de la cultura del Asia Menor central, la cual estaba estrechamente vinculada con la influencia política posterior al gobierno hitita, caracterizada por la presencia de poblados del tipo de pequeña aldea y por el descenso del nivel de organización social de la nueva población. Estas transformaciones están vinculadas con las migraciones étnicas y la mayor simplicidad de la nueva cultura puede explicarse con la hipótesis de que aquellas migraciones no fueran de masas étnicas compactas sino de tribus geográficamente vecinas que coincidieron en su decisión de cambiar de establecimiento movidas por las mismas causas, muchas veces relacionadas con las condiciones del clima, en particular las sequías, lo cual desarrolló el comercio intertribal y con otros países. La importancia de estas migraciones radica en que esos conglomerados humanos y los cambios que acarrearon en lo político, social y cultural fueron elementos constitutivos que influyeron en la formación del etnos armenio en los períodos de tiempo subsecuentes a partir del siglo XII a.C. como consecuencia de la aceleración y consolidación de las fusiones entre tribus. La Edad del Hierro en la Altiplanicie asumió un carácter distintivo que lo diferencia de las anteriores: en Medzamor fue descubierto un calendario-solar que data del fin del segundo milenio con una representación geocéntrica del universo. En la Edad del Hierro se profundizó la división del trabajo entre hombres y mujeres. Comenzó el patriarcado y desapareció la propiedad comunal. Avanzó la organización de la agricultura; las tribus construyeron canales y erigieron estelas de divinidades vinculadas con el agua en forma de enormes peces (vishap). Sobre estos gigantescos vishap aparecen grabados de pájaros, serpientes, peces, líneas onduladas, todas las cuales encarnan el culto de adoración del agua, que en la vida espiritual prehistórica llegó a ocupar un lugar tan importante como el del sol. Como el sol, el agua fue configurada en la trilogía universal, bajo la forma del mar real o el celestial, de manantiales y nacientes de ríos. Por esta razón también frecuentemente están presentes en el culto al agua entes como serpientes y cabras vencedoras de los dragones; otras veces son víboras y pájaros (vishaps voladores) o, lo que es natural, como vishaps, con cuerpo de peces sobre los cuales están grabadas cabezas de toros, pájaros y reptiles. La interpretación que Ieznig de Koghp nos da acerca de los vishap es que eran entes compuestos que representaban al rayo tempestuoso y a los meteoritos. Como ya dijimos, al comienzo del milenio I a.C. los siríacos utilizaron un nuevo alfabeto correspondiente a 22 pronunciaciones consonantes, que ulteriormente sería consultado por Mesrob Mashdotz durante sus investigaciones previas a la creación del alfabeto armenio. En aquel milenio, este arte de escritura perfeccionada y fácil se difundió por los países civilizados circundantes, entre ellos en los actos de la administración oficial de Armenia. En las inscripciones rupestres existentes al pie del monte Gran Paitasar hay un conjunto que, a diferencia de las de épocas precedentes, no tiene vinculación ni con la caza ni con los encantamientos; sobre superficies de enormes bloques de roca, con ayuda de

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arados de piedra fueron grabados conjuntos de círculos concéntricos. En otros lugares de la Altiplanicie Armenia, junto con círculos similares o en reemplazo de ellos, aparecen concavidades ordenadas en líneas horizontales, vecinas a esquemáticas figuras antropomorfas. En la representación prehistórica, los cuerpos celestiales, las pléyades o simplemente el cielo estrellado, siempre fueron simbolizados con círculos; y las figuras humanas que las acompañan representan a espectros o espíritus de sus antepasados. Entre las deidades femeninas adoradas por los reyes y reinas hititas estaba Inanna, en la ciudad de Samukhá; esta ciudad se encontraba al Este de los dominios hititas y fue la manzana de la discordia entre ellos y sus vecinos orientales y nororientales. En los siglos XV-XIV a.C. Samukhá se hallaba dentro de los límites tribales de los Haiassa-Azzi936. Antiguas tribus y unidades tribales de la Altiplanicie ubicadas en los litorales de ambas márgenes del Eufrates, que posteriormente ingresarían en el imperio bizantino, se helenizaron y fusionándose, formaron parte de tribus urartianas y después, del pueblo armenio, fenómeno que ya había tenido lugar muchísimo antes de que las hordas turcas invadieran el Asia Central. Hurritas, subaritas, mitannis, hititas, haiassitas, nairitas y otros, se unieron primero a los urartianos y después participaron en la organización del pueblo armenio. El proceso de su armenización fue completado durante el período de decadencia de Urartú. En cuanto a la ulterior conversión al Cristianismo, dice el Patriarca Ieghishé Turian que para adecuarla a la situación imperante, la conversión de una religión sólo puede producirse con el paralelo florecimiento autónomo de una civilización, como les ocurrió a los egipcios, babilonios, asirios, árabes, indios, persas, griegos, romanos, caldeos, germanos, eslavos; agrega que la base fundamental y mayoritaria de la vida religiosa precristiana armenia es autóctona tanto en cuanto a la divinidad como con respecto a la adoración mítica, sin perjuicio de que, por efecto de las circunstancias, haya recibido préstamos de nacionalidades vecinas y de pueblos con los cuales sus ancestros mantuvieron relaciones políticas y de otro orden.

EL ARA SACRIFICIAL DE TVIN Una gran tabla de arcilla excavada en el estrato pre-urartiano de Tvin, y las figuras en relieve de un ara de sacrificios de la misma época, guardan estrecha relación con los materiales arriba mencionados. La circunstancia de que este ara se haya descubierto bajo una espesa capa de cenizas, permite suponer que tuvo significación litúrgica, destinada a ceremonias de sacrificio y a celebraciones rituales. A la misma conclusión lleva el análisis minucioso de la composición dibujada en el ara: en su parte superior están ubicadas dos series en bajorrelieve, de cinco cabezas humanas o más precisamente antropomorfas, que permiten suponer que se trata de una constelación de cuerpos celestiales; de las cabezas descienden largos cabellos que, formando grandes ondas, se unen entre sí. El agua celestial está encarnada por la horizontal figura en relieve de la sinuosa serpiente, debajo de la cual, también en bajorrelieve, mediante triángulos, se expresa la idea de montañas o de tierra. diosa Inanna era diosa-Madre y en tal carácter tuvo paralelo con otras diosas-Madre de Asia Anterior, entre ellas con la diosa pagana Anahid, de los armenios. El culto que los armenios dedicarían mucho tiempo después a Anahid, especialmente en Erizá, tuvo raíces en el culto a la diosa-Madre cuyos orígenes se profundizan hasta el paleolítico. En la Edad del Hierro tardía, el hogar principal y el santuario central de la Diosa-Madre hitita cuyo culto se practicó en Samukhá y en zonas circundantes denominadas “país de Hanhana”. La antigua versión de la raíz indoeuropea de Hanhana, procedente del hitita hannas-hanni (en griego annis y en armenio han-hani, abuela), se relaciona con Ani, otro nombre de la diosa Anahid, y con el símbolo del león. La divinidad de Anahid es equiparada a Artemisa, diosa-Madre del panteón griego. Homero denomina a Artemisa “diosa de las fieras” o directamente “león”. En la Altiplanicie Armenia fue fuerte el culto totémico dedicado al león; más adelante, en el antiguo idioma armenio, la palabra aghev/aghiv/alev, significó “león”; de esta sinonimia procedieron las denominaciones “Aghván”, “Aleván”, ésta última compuesta por la partícula indoeuropea “leu”, león. 936La

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Este ara de sacrificios, construido con arcilla, tiene gran valor no solamente desde el punto de vista de dilucidar la visión del mundo de las tribus armenias, sino también como extraordinario modelo de la escultura más antigua.

Tvin. Siglos X-IX a.C. Contenedor ceremonial para líquidos, de cerámica negro-lustrada, decorado con surcos grabados y tres estilizadas cabezas de toro hechas de yeso. Altura 28,5 cm. Catálogo del Museo Histórico Nacional de Armenia.

La figura pre-urartiana del ara de sacrificios de Tvin es completada por las peripecias litúrgicas que con relieves ornamentales decorativos están representadas en cerámica negra. También en ellos aparecen magníficas figuras del culto que rendían a los tres grandes elementos que representaban al universo. En la parte superior de una de las tinajas de este grupo hay figuras de estrellas que adornan el firmamento expresado con círculos; en la parte media, animales salvajes y feroces, la tierra representada por divinidades de la caza y, por fin, la tercera franja es completada por las sinuosidades de una serpiente, símbolo del agua. La figura de los tres vigorosos elementos de la Naturaleza están expresados sobre un cinturón hallado en Karabagh que actualmente se exhibe en el Hermitage en el sector de ciencias caucásicas. Está constituido por dos fragmentos, cuyos motivos decorativos manifiestan la misma idea que la cerámica de Tvin, pero el dibujante-escultor de la Edad del Bronce encontró aquí otros medios de expresión. La superficie exterior del cinturón de Karabagh está dividida en tres marcos rectangularesdecorados con motivos geométricos y animales. El marco central está cubierto por series de espirales que corren, que se unen entre sí mediante puntos decorativos. El marco del borde exterior esta lleno de figuras compuestas por triángulos opuestos y por

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líneas ondulantes. Es posible que en estos dos marcos estén simbolizados cuerpos celestes (espirales),montañas (triángulos) y el agua (líneas ondulantes) como sobre el ara de sacrificios de Tvin. El segundo (intermedio) y más interesante marco, está formado por motivos geométricos y animales, que con sus formas y contenido expresa, ininterrumpidamente ligada con los marcos interior y exterior. En el medio de cada uno figuran animales fantásticos que se mueven en direcciones opuestas; son cuádruplos integrados por figuras de pájaros, fieras, toros, reptiles con cabeza de carnero, y vishaps dentelleantes. Como se percibe de las figuras, son todas representantes del océano celestial, tienen extremidades natatorias o simplemente aletas, pero también características de entes terrestres, que son también manifestaciones de vishaps. El culto a los tres elementos perduró mucho tiempo entre los armenios y tiene efectivas pruebas armenias tempranas, en materiales arqueológicos de la época aqueménida. La descripción de un colgante de los siglos VI-V a.C. en Armavir, puede persuadir que las figuraciones de los armenios naturalistas no sufrieron claros cambios esenciales en la época de su origen. El colgante está hecho con delgada lámina de oro, con piedras celestes y negras engarzadas; representa una composición referente a los tres elementos de la Naturaleza. Sus dos extremos terminan en cabezas de pájaros; los cuerpos y las colas de pájaros se parecen mucho a las de peces, y resulta muy difícil determinar si son de pájaros o de peces. El espacio existente entre ellos lo ocupan tres árboles de la vida símbolos de los tres horizontes del Universo, agua, tierra y cielo. A lo largo del colgante están enganchados dijes con formas de flores y plantas. En la literatura popular armenia, la idea de los tres horizontes se manifestó en la leyenda de Vahakn. Manuk Abeghian señala que en el momento de nacer Vahakn, dios de la tempestad, se produjo el alumbramiento del cielo, del purpúreo mar y de la tierra. En muchos pueblos, ese fenómeno es considerado como muy natural porque la tormenta proviene del cielo, es decir que éste es el padre de la tempestad; y dado que la tormenta se cierne sobre la tierra en el lejano horizonte, donde la tierra se abraza con el cielo, la tierra es madre del dios de la tempestad937.

LA PRIMERA MENCION ESCRITA EN ASIRIO ACERCA DE LA TRIBU NAIRI La denominación general que en las inscripciones asirias reciben los “países”(provincias étnicas, principados tribales) que se extendían al Norte de la cadena montañosa de Gashiari(en fuentes antiguas Masios), entre Asiria y la Mesopotamia septentrional -hoy Durr-Abdin-, es Nairí. La expresión “países” Nairí (mâtâti Nairi) aparece por primera vez en una inscripción del rey de Asiria, Tugulti Ninurta I (1234-1197 a.C.), en la cual éste narra acerca del combate que sostuvo contra fuerzas de 43 “reyes” (jefes tribales) aliados de Nairí y de la victoria que obtuvo en la lucha armada. Del mismo modo lo denominó también el rey urartiano Minuá en la inscripción bilingüe de Kelishin, en el siglo IX a.C. El nombre Nairí proviene del akkádico narú o nahr, que quiere decir “río”. Por consiguiente, Nairí significa “país de los ríos”, coincidente con las denominaciones geográficas Ararat-Armaná. Más arriba ya hemos hechos referencia a que según inscripciones del rey asirio Tiglatpalasar I, que reinó entre los años 1115-1077 a.C., la coalición de 23 “reyes” que formaban los “países” desde el Sureste, rodeó a Dummé (la antigua Dmorik armenia)hasta el Noroeste de Taiané(la antigua Daik armenia). Fue en la época del refortalecimiento de Asiria. Los principales adversarios de Asiria fueron las organizaciones estatales de la Altiplanicie Armenia y las nuevas masas tribales arameas. Apenas iniciado su reinado, Tiglatpalasar I organizó una gran invasión hacia el Norte; su primer choque fue, en las

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Abeghian, Manuk, La narrativa popular armenia, Revista Etnográfica, XXVII, Tiflis, 1908, Nº 1, 133-136.

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fronteras de Gaghmukh, contra unidades militares mushkerias938.Después de su victoria contra los mushkerios, Tiglatpalasar atacó al país de Katmukh; los mushkerios cruzaron el río Tigris y se refugiaron en la fortaleza de Sheresh; el rey asirio avanzó sobre esta fortaleza, triunfó sobre las fuerzas militares conjuntas que se le opusieron y apresó al hijo del rey de Katmukh. Para evitar la destrucción de su capital, los vencidos aceptaron someterse al yugo de Tiglatpalasar I. En las fuentes asirias iniciales de los siglos XIII a X a.C., la denominación de los “países” Nairí se expandió fundamentalmente desde el litoral del lago Van ”el mar de los países Nairí”, por los cursos superiores del Tigris y el Eufrates y las regiones de sus lechos que caían sobre los “países”, cada uno de los cuales había tenido su principado y nombre propios (Dummé, Katmukh, Mushkí, Aldzí, Isua, Taiané y otros). En tiempos de ataques exteriores, a menudo sobre la base de lazos tribales y de vecindad, se ayudaron unos a otros para luchar contra el enemigo común: Asiria.

LOS MAS ANTIGUOS HABITANTES ETNICAMENTE ARMENIOS DE LA ALTIPLANICIE Datos resultantes de investigaciones efectuadas utilizando material craneológico obtenido en excavaciones de tumbas en antiguos establecimientos arqueológicos, son de máxima importancia pues muestran que los más antiguos grupos humanos de Asia Anterior, Mesopotamia septentrional y de la Altiplanicie Armenia poseían las mismas características y clasificándolas entre las grandes agrupaciones antropológicas europoides, forman un tipo humano étnicamente particular.939. Esos datos antropológicos referentes a la expansión de ese tipo prueban que su formación tuvo lugar aproximadamente en el mismo territorio en el que existe actualmente; el tipo de Asia Anterior se formó en el lugar, y quizás dentro de los rasgos típicos de los armenios; su estudio no evidencia que haya penetrado en Asia Anterior cuando se expandieron las tribus de cultura indoeuropea, a fines del milenio II a.C.940 El análisis de restos hallados en sepulcros de los túmulos de Shengavit y de otros establecimientos del Neolítico en la llanura del Ararat, indica que sus habitantes eran braquicéfalos; esta conclusión es sostenida especialmente por el análisis del material antropológico y los citados restos hallados en cementerios de Shengavit. Uno de los rasgos destacados de la población de la localidad de Shengavit es la cabeza redonda y corta, que es inherente al tipo pre-armenio. Sus caracteres morfológicos craneanos (índice cefálico) establecen la relación existente entre los dos diámetros del cráneo ántero-posterior máximo, que va desde la punta más saliente de la barbilla al punto más lejano de la región occipital; y el transversal máximo, que es la línea mayor horizontal y transversal de la bóveda craneana; en esta relación, ambos diámetros indican una diferencia muy pequeña. El cráneo braquicéfalo y el material antropológico y arqueológico preservado desde el pasado más remoto, testimonian que la pertenencia de aquellos huesos no desapareció sin dejar rastros. Tales cráneos pertenecían a una rama del tipo braquicefálico que es, con toda probabilidad, típico de pre-armenios cuyos descendientes viven aun en Armenia. En la Antigüedad, el terruño de aquellos hombres de cabeza redonda y corta, estuvo ubicado, pues, en la Altiplanicie Armenia. La especificación de la población que habitaba la Altiplanicie es importante para determinar su cronología antropológica y arqueológica. Los materiales antropológicos correspondientes a los milenios IV-II a.C. caracterizan la Avetisian, Hrant, La migración de los arameos hacia las regiones sudoccidentales de la Altiplanicie Armenia y su lucha contra Asiria(siglos XII-XI a.C.), Revista Histórico-Filológica, 1998, 3 (149), 125. 939 Barseguian, Lavrenti A., Las cuestiones del origen yformación del pueblo armenio, en la ciencia histórica,, op. cit., 262. 940 Barseguian, Lavrenti A., Las cuestiones del origen yformación del pueblo armenio, en la ciencia histórica,, op. cit., 262. 938

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definición del tipo antropológico de población eneolítica. Respecto a esto, la época admitida para la determinación del tiempo de Shengavit puede ser adscripto a los diversos períodos del eneolítico. De acuerdo a los hallazgos antropológicos, los antiguos habitantes de la llanura del Ararat y de otras regiones de la Altiplanicie Armenia durante los milenios IV-II a.C. son clasificados en dos tipos, el braquicefálico (de cabeza corta) que es típico de ese período y muestra ciertos trazos comunes en vista de los cuales es incluido en el más antiguo, armenoide; como también el otro tipo, dólicocefálico (de cabeza larga); ambos pueden caracterizar la antigua población del Cercano Oriente941. Los contactos que desde la Edad del Hierro temprana – fines del milenio II a.C. – mantuvo la Altiplanicie con oleadas masivas de tipos distintos, éstos no influyeron significativamente en la formación antropológica de la población local. El tiempo de comienzo de la elaboración del metal es determinable en el fin del neolítico, fase en la cual las culturas de Asia Menor y de la Altiplanicie Armenia se estrecharon. En conjunción con la de la Altiplanicie fue muy importante por ser el período en que se consolidaron las antiguas formaciones étnicas. Por esta vía, poco después de iniciado el Neolítico aparecieron las primeras razas cultivadoras y ganaderas de tipo antropológico armenoide, constituido por los más antiguos habitantes sedentarios de Asia Anterior, incluyendo a la Altiplanicie Armenia. Cuando observamos con atención proponiéndonos establecer la Historia Antigua de Armenia, es de importancia capital el trazado de rasgos comunes a los sectores oriental y occidental de las culturas del Neolítico y de las partes Este y Oeste de la Altiplanicie Armenia. La acumulación de nuevos acontecimientos concernientes a estos vínculos evidencia la ulterior consolidación de relaciones mutuas, su integración cultural y étnica. De hecho, si durante los milenios VI-III a.C. se perciben en las partes oriental y occidental de la Altiplanicie Armenia vías comunes de un modo sedentario de vida-cultivo de la tierra, ganadería, idénticos talleres de alfarería avanzada, viviendas hechas con estructuras circulares y rectangulares, tipos similares de loza de barro primordialmente negro-lustradas decoradas geométricamente, herramientas análogas, la misma época antropológica-este material comparativamente semejante podría testimoniar acerca de su unidad étnica, suscitar la reflexión en cuanto a sus comunes rasgos étnicos así como del parentesco entre agrupamientos vinculados por consanguinidad o afinidad, que ya en el III milenio a.C. hablaban idiomas y dialectos muy cercanos uno del otro. En este sentido es importante señalar la unidad antropológica prevaleciente en la Altiplanicie Armenia. En opinión de los antropólogos, la población básica de la Altiplanicie Armenia, es, en conjunto, homogénea. Pertenece a la rama armenoide, compuesta por habitantes del sector oriental de la Altiplanicie y de extensos grupos hurritas en sus sectores occidental y meridional que pertenecían al homogéneo y autóctono tipo antropológico armenoide. La época de esta unidad cultural y antropológica indica que los grupos humanos que habitaban la Altiplanicie Armenia durante el Neolítico eran similares y unidos en su cultura y presumiblemente pertenecían al mismo medio étnico; en otras palabras, deben haber sido portadores de un antiguo cimiento lingüístico que después se desarrolló en una familia antropológica de la Altiplanicie, lingüísticamente separada. Esta última fue afectada etimológicamente por un grupo de antiguos pueblos de cultura pre-indoeuropea, no semíticos: los subarios y los hurritas, los últimos pre-hititas, los nairianos, los urartianos. El grupo lingüístico de los primitivos pueblos de Asia Anterior y de Asia Menor, conforme a lo que afirma Conteneau942, puede ser clasificado en dos subgrupos; el primero es el idioma de los sumerios que habitaban la baja Mesopotamia; el segundo es el de los grupos lingüísticos de los pueblos que vivían en áreas montañosas del Norte y el Noroeste Barseguian, Lavrenti A., Las cuestiones del origen yformación del pueblo armenio, en la ciencia histórica,, op. cit., 263. 942 Conteneau, G., Manuel d’Archéologie Orientale, I, 112, citado por Sardarian, op.cit. 376.

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de la Mesopotamia oriental. Los elementos constituyentes de estos subgrupos se consideran interrelacionados unos con otros. Los arqueólogos están particularmente interesados en el segundo subgrupo, de los subarios (hurritas), los hititas y los urartianos. Como la estructura del idioma de los pre-hititas, la de la lengua de los hurritas no era semítica ni indoeuropea. Conteneau considera que los idiomas fundamentales de los sectores septentrional y occidental del Cercano Oriente son sobrevivientes de algunas familias lingüísticas más prolíficas que existieron no solamente en la Altiplanicie Armenia sino también en el Sur y el Oeste de la misma mucho antes de que aparecieran los idiomas semítico e indoeuropeo. La primitiva civilización de aquellos “países” resultó de pueblos que hablaban en idioma cercano-oriental (shupardú), de los cuales el más antiguo fue el sumerio. La época de su utilización lingüística por la población de la Altiplanicie Armenia, coincide con recientes hallazgos antropológicos y arqueológicos. Los pueblos más antiguos, hasta donde son conocidos por la ciencia - sumerios, hurritas e hititas - que fueron portadores de una elevada cultura en Mesopotamia, Asia Menor y la Altiplanicie Armenia, deben haber también compartido elementos étnicos de tribus armenias. Partiendo de la relación existente entre el tipo antropológico armenio y los hititas, que es asumido científicamente como plausible, podríamos concluir en lo siguiente: el tipo armenio no deriva del hitita; es autóctonamente armenio. Este concepto es sostenido no solamente por arqueólogos armenios como resultado de sus excavaciones; además de cráneos descubiertos en Shengavit y en otros lugares de la Altiplanicie se suman hallazgos de los arqueólogos Schlimann (la segunda capa de Troya) y los de Roman von Ghirshman en Tapasialk (Persia), Ur y Kish (Mesopotamia). Aquellos cráneos braquicéfalos emparentan el Neolítico con el Calcolítico. (milenios VI y III a.C.). La existencia del tipo antropológico cercano-oriental también fue testimoniado por cráneos encontrados en Palestina, Chipre, Egipto predinástico y centro de Asia Menor. Los típicos cráneos cercano-orientales aparecieron allí después de mediados del milenio II a.C., mientras los descubiertos en la Altiplanicie Armenia (Shengavit) se retrotraen a comienzos del III milenio a.C. Esto fundamenta una nueva explicación de la formación del tipo antropológico cercano-oriental, conocido a través de restos de esculturas sumerias, subaritas, hititas y asirio-babilónicas. Está demostrado que ese tipo existió en el III milenio a.C. durante la época pre-dinástica y dinástica temprana de Sumer. El tipo básico armenio de cabeza corta, como el más primitivo de población cercano oriental, y especialmente de Asia Menor, es sostenido por descubrimientos de restos antropológicos y arqueológicos que datan de monumentos de los más arcaicos niveles cronológicos. Aquí el rasgo dominante en todas partes es el tipo antropológico armenoide cercano-oriental con sus variantes particulares. Lo mismo evidenció la verdad de Troya en Asia Menor, y en relativamente prominentes partes de Cilicia, Capadocia, la Altiplanicie Armenia y también en Tapa Hisar y Tapasialk, en Persia, donde se estableció que una rama europoide – el tipo antropológico armenio- fue predominante. El tipo antropológico cercano-oriental, de cabeza corta (braquicéfalo) vivió en las tierras más bajas de la Mesopotamia y en regiones montañosas de Asia Menor, especialmente en la Altiplanicie Armenia, desde donde este tipo antropológico pudo haberse dispersado. Aun apareciendo en la arena cultural de la historia de las montañas del Cercano Oriente, en época tan temprana como la del Neolítico, ocupó una posición dominante en el III milenio a.C. en el centro del Cercano Oriente, la Altiplanicie Armenia, Asia Menor y Mesopotamia. Según Bunak943, el tipo antropológico cercano-oriental armenoide de cabeza corta está emparentado con el grupo mediterráneo. La localización del tipo antropológico armenio más antiguo pasa por el tipo antropológico prehistórico general.

943Bunak,V.V.,

Crania Armenica, Moscú, 1927, 173-221 (en ruso), citado por Sardarian,op. cit., 361.

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Si se comparan estos hechos comenzando por el milenio III a.C., se observa que existen entre ellos rasgos comunes con la antropología, cultura e idioma de la Altiplanicie Armenia. A la luz de descubrimientos arqueológicos, se va precisando su fecha antropológica y lingüística; no obstante, existen importantes cuestiones en cuanto a la interpretación de los restos arqueológicos más arcaicos de la Altiplanicie armenia; comparando estos nuevos descubrimientos con los del centro de Asia Menor, Norte de la Siriana y Palestina se presentan dos grandes cuestiones frente a la investigación de la historia primitiva de la Altiplanicie: a) La explicación del origen de la cultura eneolítica de la Altiplanicie armenia basándose sobre el estudio del Neolítico y el Eneolítico en Armenia, coherente con el de las sincrónicas culturas del Cercano Oriente.b) Fundándose sobre la tendencia general acerca de la cultura de la Altiplanicie armenia y del Cercano Oriente, explicar la unidad de cultura del Neolítico y del Eneolítico en la Altiplanicie armenia y en el centro de Asia Menor intentando trazar en tal unidad el reflejo del sustrato antropológico y lingüístico primitivo. Esta unidad sirvió de piso material para la evolución antropológica y lingüística de la familia de razas que habitaban la Altiplanicie armenia. Tal unidad pudo haberse ya iniciado desde el neolítico temprano. La solución de esta cuestión etnogenética primordial convoca a un más profundo estudio del neolítico en el sector oriental de la Altiplanicie armenia, que es esencial también en lo que respecta al sector occidental. Una similitud extraordinaria es actualmente notoria entre las cerámicas de la Altiplanicie armenia pertenecientes al eneolítico y análogos objetos del centro de Asia Menor que fueron también descubiertos en Siriana y Palestina. Esta es otra corroboración de la hipótesis de que la alfarería de Kirbet el Kerak es de fecha posterior al eneolítico en la Altiplanicie armenia. Kirbet el Kerak no es anterior a mediados del milenio III a.C. La formación étnica completa de las razas eneolíticas de la Altiplanicie corresponde a la cultura material de aquella vasta región que fue transmitiéndose sucesivamente desde la población arcaica hasta la actualidad. De un estudio de la fecha propuesta por la ciencia arqueológica y antropológica moderna se puede deducir que la unidad cultural y étnica de la Altiplanicie armenia o la familia antropológica y lingüística oriental armenia de esta Altiplanicie se formó ya muy temprano en el Neolítico, antes que los agrupamientos lingüísticos y pueblos semíticos, indoeuropeos y arios hubieran ingresado en la historia del mundo antiguo. Esto es también confirmado por los hallazgos antropológicos y arqueológicos, que, adelantándose, descubrieron muy claros datos culturales que emergieron en el Neolítico y el Eneolítico. El llamado tipo antropológico armenio, al que se adjudica la Altiplanicie armenia y el territorio de la actual Armenia como su patria, se extiende desde las fronteras de Persia hasta Asia Menor occidental. La mayoría de las familias lingüísticas, con toda probabilidad, se formaron en el Neolítico y especialmente durante el Eneolítico. Los idiomas de las tribus que habitaron la Altiplanicie armenia e integraron el Cercano Oriente, fueron hablados por los primeros agricultores, y también se formaron en la misma época. El centro habitacional de las tribus que fueron la cuna de las futuras armenias debe haber sido la Altiplanicie armenia, que ya en aquellos días les resultó conveniente para vivir. Con el correr del tiempo, quienes hablaban idiomas de la familia cercano-oriental, se dispersaron en diferentes direcciones; las que se asemejaban por su cultura se esparcieron por la Altiplanicie armenia desde el Neolítico. Por esta vía, quizás en fecha más temprana, es decir en el mesolítico, emergió la etnia armenia fuera de la mezcla de numerosas etnias que habitaban el alto curso de los ríos Tigris y Eufrates, en el valle del Araks, entre la serie de montañas armenias y las cadenas del Antitauro, Tauro y las cuencas de los lagos Urmiá, Van y Seván. De cualquier modo, los decubrimientos del Eneolítico indican el predominio de la etnia armenia, la más antigua residente en el Cercano Oriente y en la Altiplanicie armenia. Los portadores de la agricultura temprana del Asia cercana y de la Altiplanicie, están incluidos en este grupo.

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Los elementos étnicos pertenecientes a la familia cercano-oriental, participaron considerablemente en la etnogénesis de los armenios. No se ha descubierto aun ningún elemento entre los extraños a las tribus armenias, cuyo origen pudiera adscribirse al período que corresponde a la difusión de los idiomas indoeuropeos en el Cercano Oriente. Puede admitirse que la dispersión de los idiomas indoeuropeos en el Cercano Oriente y en la Altiplanicie Armenia haya sido motivada por un reestablecimiento de población y, consiguientemente, por cambios culturales en una u otra extensión o en determinados territorios pero esto no es suficiente para negar el concepto de formación de la etnia cercano-oriental mucho antes de aquel tiempo. Los datos arqueológicos omiten dar cualquier indicio provechoso que asegure que la diseminación de los idiomas indoeuropeos en Asia Menor, en la Altiplanicie armenia y en Persia haya sido acompañada por la penetración de otras etnias que las pertenecientes a las citadas áreas. Por lo tanto, la Altiplanicie con su vecina Asia Menor es el hogar de un grupo étnico que tenía su cultura propia. La única señal básica señalada por Luschans como portadora del tipo étnico armenio, persistió a través de las Edades, y confirmada con el avance de la cultura y la demostración de que la Humanidad es una unidad clasificada según la diversidad de sus etnias. Los últimos restos de los habitantes que, en realidad, en una lucha por la vida o la muerte mantuvieron por milenios la cultura indoeuropea en partes inaccesibles de la región, fueron los predecesores de las tribus armenias, cuyo tipo antropológico aborigen prosiguió casi sin variaciones. Antes de que se produjeran las invasiones semítica, aria e indoeuropea, el Cercano Oriente-Asia Menor, la Altiplanicie Armenia, Mesopotamia, Persia, Cilicia, la Siriana y el Norte de Palestina, tanto en el neolítico como en el eneolítico, fueron habitados por antiguas tribus que no era indoeuropeas, semíticas ni arias y que con su cultura intelectual y material y su tipo antropológico constituía una entidad separada. El tipo antropológico cercano-oriental, representa este grupo étnico. Una de sus ramas se asentó, en un período posterior, entre las altas cuencas de los ríos Tigris y Eufrates, en la Altiplanicie armenia, que como consecuencia de esto fue denominada armenia. Los rasgos antropológico, cultural y lingüístico de este pueblo son trazables desde aquel remoto pasado hasta nuestros días. Restos del neolítico y del eneolítico descubiertos en excavaciones de Shengavit y Kghziak Blur muestran rasgos comunes con la cultura pre-armenia. Las relaciones intertribales que datan del eneolítico sobre el territorio de la Altiplanicie Armenia indican la hechura étnica paulatina de los populosos grupos pre-armenios. Echan una nueva luz sobre la historia de la Altiplanicie, donde en fecha ulterior uniones tribales integraron partes étnicas del pueblo armenio. Existe una sólida probabilidad de que éstos hayan sido los ancestros del pueblo armenio. Según testimonio de fuentes escritas del Antiguo Oriente, sobre el dilatado espacio de la Altiplanicie Armenia, desde comienzos del milenio III a.C. vivieron tribus que ya antes del milenio V a.C. de hecho poblaban su territorio ancestral. Aquellas tribus representaron fundamentalmente a dos familias lingüísticas distintas; una de ellas era la de los pre-armenios y la otra, la de los subario-hurrita-urartianos944. Por una considerable promoción de productos materiales, la consolidación del sistema de vida sedentario, la eventual cristalización de parentescos lingüísticos, de rasgos físicos y de distinción histórica marcaron la emergencia y desarrollo de sus establecimientos eneolíticos. La Altiplanicie armenia fue habitada durante la segunda mitad del VI milenio a.C. por una población indígena multitribal que exhibiendo elementos culturales comunes con otros pueblos, desarrolló como ellos, una marcada cultura específica en sus propios contornos territoriales. Este sustratum del pueblo, siendo fundamental de la población de la Altiplanicie armenia, preservó a través de milenios sus rasgos antropológicos y culturales y transmitió su modelo antropológico específico a diferentes capas que se sucedieron una tras otra en el Barseguian, Lavrenti A., Las cuestiones del origen y formación del pueblo armenio en la ciencia histórica, op. cit., 263.

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curso de milenios. La esencia étnica de este grupo tribal aun sobrevive hasta el presente en la cultura de los armenios.

CRONOLOGIA DEL IDIOMA QUE PRECEDIO AL INDOEUROPEO EN ASIA ANTERIOR El límite cronológico más remoto acerca de la existencia del idioma pre-indoeuropeo en Asia Anterior ocurrió en el curso de los milenios III-II a.C., cuando los testimonios escritos más antiguos dejaron constancia acerca de la presencia de los idiomas hitita y luviano, como también de la existencia de grupos étnicos que hablaban otras lenguas. Una serie autóctona de clanes y tribus que vivió sobre el vasto territorio de Asia Anterior, la Altiplanicie Armenia, de Mesopotamia Septentrional y del Norte de Persia, preservó significativos testimonios, escritos en idiomas akkádico, hitita, asirio-babilónico, urartiano y antiguo persa. Según testimonio de fuentes escritas del Antiguo Oriente, sobre el dilatado espacio de la Altiplanicie Armenia, desde comienzos del milenio III a.C. vivieron tribus que ya antes del milenio V a.C., de hecho poblaban su patria originaria. Aquellas tribus representaron fundamentalmente a dos familias lingüísticas distintas; una de ellas era la de los pre-armenios y la otra, la de los subario-hurrita-urartianos945. Las menciones más antiguas acerca de la Altiplanicie Armenia se refieren al siglo XXIII a.C., cuando los reyes de Akkad, al invadir el Sur del altiplano armenio, se encontraron con la pertinaz resistencia de tribus locales. Cronologías de reyes hititas y asirios, y otras numerosas fuentes escritas de mediados del milenio II a.C. testimonian acerca de la existencia de grandes unidades tribales y de organizaciones de gobierno en la Altiplanicie Armenia y en territorios circundantes del Sur, Norte y Este. Según testimonios escritos hititas, en los siglos XV-XII a.C., al Noroeste de la Altiplanicie Armenia estaba ubicado el “país” Haiasa-Azzi, cuyas fronteras llegaban hasta el mar Negro. En la costa izquierda del Eufrates estaba el país Chokhmá(Dzukhmá, Sukhmú), que era fronterizo de tribus georgianas. Sobre el margen derecho se encontraba Tegaramma, el país Til-Karimmu, al que se lo identifica con la “Casa de Tokarma” de la Biblia. En la traducción armenia de la Biblia, en lugar de “Casa de Tokarma” figura la forma “Casa de Torkomá(Torkom)”, donde el mencionado Torkom(Tokarman) es considerado padre y epónimo de Haik. Vecino de Tegaramma en el margen occidental del Eufrates era el país Maltia, Melit(tu), Melitea, Melitene (actual Malatiá), al Sur del cual estaba ubicado el país Khati (Khatti según fuentes asirias, Khate según fuentes urartianas). Respectivamente con los márgenes izquierdo y derecho del Eufrates estaban ubicados el país Ishuva, Isua, Ishua, Dzuppa, Sofene (en armenio Tzopk), y el país Kumukh, Kumakha, Comagene. La patria de las tribus armenias originarias de cultura indoeuropea debe ser rastreada en el Noroeste de la Altiplanicie Armenia y en provincias del Oeste del reino hitita, desde Cesarea hasta el alto valle del Eufrates, y desde el Noreste hasta las posiciones del mar Negro, donde desde comienzos del milenio IIIa.C., con la vecindad de los nesid-hititas (hititas de cultura indoeuropea), sin cambiar su lugar de residencia, las poblaron hasta fines del siglo XIII a.C.; según fuentes escritas hititas, esas tribus armenias originarias aparecieron con nombres de distintos países, separadas de las unidades tribales que las habían ocupado. Quizás desde los precedentes tiempos hititas ya habían convivido sobre todo este territorio nesid-hitita utilizando el idioma armenio original o el que hablaban tribus locales: armenias originarias o pre-armenias, tribus hitito-luviano-haiasianas; y en el Sur y el Sureste, por tribus hurri-urartianas que ya estaban ocupando tierras que desde 945 Barseguian, Lavrenti A., Las cuestiones del origen y formación del pueblo armenio, en la ciencia histórica, op. cit., 263.

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antiguo habían sido protopatria de cada una de ellas. Es de suponer que aquellas tribus que a comienzos del milenio III a.C., utilizando el idioma armenio aborigen se distinguieron de las tribus que hablaban el pre-indoeuropeo, vivieron en el mismo territorio – el sector oriental del reino hitita, aproximadamente – que era fronterizo con los asirios y urartianos, y se denominaba Khate, al que tradicionalmente consideraron como su patria ancestral. Las tribus aborígenes armenias, viviendo en su patria – el territorio originario del reino hitita – en vecindad con los hititas, se separaron de su lengua materna, continuaron su existencia en ese mismo territorio desde el milenio III a.C. hasta el siglo XII a.C. sin realizar emigración alguna. A fines del siglo XIII a.C., en el extenso territorio que en tiempo pasado había sido ocupado por Haiasa, después destruído por los hititas, estableció su dominio una nueva vigorosa unidad tribal que en fuentes asirias es conocida con la denominación Nairí. Esta unidad tribal se ubicó al Este del Eufrates y ocupó no solamente el territorio de los Haiasa sino que se expandió por las regiones de Erzingá, Erzerum y el monte Bingol; por el Norte llegó hasta las posiciones de Trebizonda, apoderándose de todo el litoral del Chorokh, y, por el Sudoeste de los valles del Eufrates y del Araks. Según fuentes asirias, tanto por el Norte como por el Oeste y el Sud, después de la caída de Haiasa, la aludida Nairí ocupó su territorio. Entre los siglos XII-X a.C., tras la caída del reino hitita, densas masas de tribus pre armenias emigrantes, que en el valle del Aradzán se habían puesto en contacto con tribus locales subaro-hurritas, comenzaron a descender desde el alto valle del Eufrates hacia el Sud de la Altiplanicie Armenia y adoptaron en el nuevo lugar el régimen económico de vida sedentaria, se compenetraron con esas tribus locales, las sometieron y formaron con ellas grandes unidades tribales. Este fenómeno social creó condiciones idiomáticas de mutuo entendimiento, unificó lenguas distintas y fusionó a las poblaciones componentes. Los pre armenios, con pequeñas migraciones hacia el Noreste, fueron dominando paulatinamente el territorio ocupado por tribus urartianas que vivían en el litoral de los lagos Van y Urmiá, y fundaron el vigoroso gobierno de Biaina. Entre los siglos IX-VI a.C. los pre-armenios anexaron a su dominio las regiones del Oeste, Norte y Este de la Altiplanicie Armenia, entre ellas la patria histórica y el territorio de Haiasa. Todo este proceso duró alrededor de 600 años, durante los cuales, junto con los pre-armenios entraron también en la formación del pueblo armenio como fuertes elementos componentes, los hurritas, los urartianos y las tribus hitita-luviana-haiasa. En consecuencia, es necesario considerar que desde el siglo IX a.C., las denominadas organizaciones gubernamentales Nairí-Urartú-Biaina y toda la Altiplanicie Armenia dieron forma a la historia del pueblo armenio, que ya a comienzos del siglo VI a.C. representaron un compacto elemento étnico sobre todo el territorio que ocupaban946. Una gran parte de Armenia histórica estuvo, desde el siglo VIII a.C. bajo el poder del reino de Urartú. A mediados del siglo VI a.C. el territorio de Urartú fue conquistado por una nueva unión tribal que habitaba la Altiplanicie armenia, bajo el mando de la tribu Armén. El área de la ex Urartú recibió el nombre de esta nueva unión política: Armenia Hayasdán (o Haiasdán). Políticamente (territorial-administrativa) y étnicamente, así como por su cultura, los armenios fueron sucesores de los hurritas, pre-hititas, haiasas, nairianos y urartianos. Desde entonces, con el paso de milenios, los armenios, como los demás pueblos, tienen hoy su panteón religioso particular en el período histórico. Durante la prehistoria practicaron el culto adecuado a sus condiciones ambientales y circunstancias morales y sociales, mitología, idioma y cultura propios, las cuales marcan en su fuero íntimo la existencia de un notable nivel de civilización. Se conservan antiguos documentos Barseguian, Lavrenti A., Las cuestiones del origen yformación del pueblo armenio, en la ciencia histórica,, op. cit., 267.

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manuscritos armenios en los que constan los orígenes de seculares costumbres nacionales, sellos indelebles sobrevivientes de glorias pasadas, valores del folclore y abundantes signos claramente demostrativos de sus pensamientos y aspiraciones de vitalidad. Les hubiera sido muy difícil llegar a esos logros si su sociedad no hubiera contado con una prehistoria propia, que es raíz de la que procede su historia. Es la presencia y el estudio de la prehistoria la que permitió a los períodos subsiguientes comprender la esencia y contenido del pasado cultural de un pueblo que es testigo de milenios.

FORMACIÓN DEL IDIOMA TRIBAL ARMENIO La población mayoritaria del país Haiasa estuvo compuesta por tribus armenias y el lenguaje haiasita fue proemio del idioma armenio, que es una de las ramas del tronco indoeuropeo. Partiendo de estas premisas, en las creencias religiosas de los haiasanos debe verse reflejada la antiquísima religión de los armenios. A. Matikian señaló tres diferencias fundamentales entre las religiones irania y armenia: “En primer lugar, la mitología armenia no tiene carácter dualista. Segundo,se llama“padre” a Aramazd, Anahdá, Nané, Mihr y en general a todos los dioses, mientras que entre los persas no existe tal vínculo entre Ahura Mazda y los otros dioses. Tercero, era inseparable de los templos armenios una multitud de servidores, cuya cantidad, a veces, pasaba de los cien; entre los persas no hubo ni restos de una institución tal947”. La antigua religión de las tribus armenias debía consistir en la ulterior modificación de figuraciones, costumbres y rituales indoeuropeas expuesta también a la influencia religiosa de Asia Anterior948, especialmente de los hititas y de los hurritas949. Descifrar las inscripciones cuneiformes urartianas e hititas tuvo significación esencial para el estudio de la antigua religión de las tribus armenias: se revelaron nuevas fuentes para el estudio de la historia de la religión de las tribus armenias. La ciencia conoció las denominaciones de la mitología urartiana, dentro de la cual apareció una franja completa armenia950. El descifrado de las inscripciones hititas permitió no solamente conocer la religión de los pueblos hitito luvianos y su interinfluencia religiosa con las tribus armenias sino además tener una idea acerca del panteón mitológico de los haiasanos, ancestros de lo que serían los armenios. El nuevo material que en los siglos XIX-XX de nuestra Era reunieron filólogos etnográficos armenios, reveló nuevas fuentes acerca de arcaicas configuraciones ancestrales armenias. El análisis de ese material por J. Samuelian y por otros especialistas europeos que hemos citado a lo largo de estas páginas, tuvo significación esencial para determinar las cunas de las antiquísimas creencias de los antecesores de los armenios.

ORIGEN TERRITORIAL DEL IDIOMA ARMENIO A LA LUZ DE LA LINGÜÍSTICA

947 Matikian, A., Origen de la religión y la mitología según la doctrina religiosa comparada, Viena, 1920, 161-162, citado por Chahukian, H., Acerca de nuevos datos lingüísticos de la religión y de las creencias precristianas de los armenios, op. cit., 14, n.3. 948 Por Asia Anterior entendemos la parte Sudoccidental del continente, desde el Bósforo, los mares Mediterráneo y Rojo hasta la meseta irania incluída. 949 Chahukian, K., Nuevos datos lingüísticos acerca de la religión y de las creencias precristianas de los armenios, Revista Histórico-Filológica, 1992, 1 (134), 21. 950 Chahukian, K., La franja armenia de la mitología urartiana, Revista Histórico-Filológica, 1986, 1; Hmaiakian, S., La religión oficial de la monarquía de Van, Ereván, 1990.

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Según investigaciones de importantes científicos de lingüística comparada y de glotocronología, tales como “Joseph Greenberg y Merritt Ruhlen, el árbol evolutivo planetario de las familias lingüísticas corresponde con precisión sorprendente al árbol evolutivo genético de las poblaciones. El criterio lingüístico de reagrupamiento genealógico produce en efecto resultados compatibles con el geográfico y el genético aunque no todo haya comenzado de una sola protolengua ancestral. La ruptura y desplazamiento en cadena de grupos humanos en nuevos territorios habría producido un subsiguiente fenómeno de los “fundadores”, que acumulan después pequeñas diferencias genéticas o diferencias lingüísticas por ausencia de intercambio con la población de partida. A la larga, este proceso puede conducir o al establecimiento de una notable diversidad genética entre grupos o al nacimiento de nuevas pequeñas ramas lingüísticas. Los “errores de copia” lingüística generan, en efecto, una equivalente metamorfosis del proceso, que lleva al aumento de diversidad genética entre grupos humanos, por efecto de la mutación. He aquí por qué existe correspondencia entre el mapa de las diversificaciones de los pueblos y el árbol de diversificaciones de las familias lingüísticas de la humanidad. La transmisión de las lenguas y de los genes muestra, por consiguiente, analogías muy sugestivas: también las transformaciones lingüísticas se inician por variaciones individuales; las normas de diferenciación genética y lingüística aumentan con la distancia física y con frecuencia responden a exigencias de adaptación respecto al ambiente en el cual se hallan; la evolución genética y la lingüística están condicionadas por factores análogos, comenzando por el de la partida y el de la migración. Pero hay diferencias entre los dos árboles: las innovaciones de la lengua tienen más canales de transmisión respecto a las genéticas, y sobre todo pueden propagarse aun entre individuos que no tienen ningún parentesco; las lenguas evolucionan mucho más rápidas desde los genes y pueden bastar pocas centenas de años para transformarse en dos o más lenguas diferentes que originariamente era una sola (ocurrió con el latín, que dio origen a muchas lenguas romances; y está ocurriendo hoy con los ingleses y angloamericanos). Pero, sobre todo, la que ocurre en genética es siempre casual, mientras en el caso de las lenguas puede ser modificada por factores externos, por ejemplo por influencia de élites dominantes o conquistas territoriales”951.

El científico Lavrenti Barseghian afirma que es fundamental la teoría según la cual Asia Anterior y los territorios orientales contiguos tuvieron un origen genético y territorial común donde más tarde tuvo lugar la separación primaria del pueblo materno de cultura indoeuropea, que ulteriormente sobrevivió en una parte de las tribus disociadas; es decir que tanto genéticamente como lingüísticamente, la hipótesis de buscar el origen de la cultura indoeuropea al Sur del mar Mediterráneo y en los territorios septentrionales de Cercano Oriente (Asia Menor, las áreas montañosas del Norte de la Mesopotamia, la Altiplanicie Armenia y las extensiones adyacentes) está basada sobre la etimología comparativa de origen indoeuropeo y los testimonios lingüísticos de una numerosa cantidad de denominaciones que sobrevinieron en consecuencia.. De acuerdo a datos específicamente lingüísticos, el lugar de iniciación del primitivo idioma indoeuropeo es aquel territorio donde las tribus que lo habitaban mantuvieron contactos permanentes, interrelaciones y concordancias sólo con tribus de su inmediata vecindad, y ese fenómeno se dio porque fueron sucesores naturales de una herencia común consistente en la pertenencia a una misma familia lingüística. La aseveración de que el suelo genético de donde emergió la lengua indoeuropea es el Cercano Oriente se funda en primer lugar en los sumerios. ya en el milenio IV a.C., mediante intercambios léxicos, los sumerios tuvieron sucesivas conexiones fundamentales del primitivo idioma indoeuropeo con idiomas

Cavalli Sforza, Luigi Luca, y Pievani, Telmo, Homo Sapiens.La Grande Storia della Diversità umana, op. cit., 81. 951

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semíticos, prehititas, elamitas, hurri-urartianos e ibero-caucasianos en campos tales como los nombres de las ramas que evidenciaban lazos de parentesco, las denominaciones de las primeras cifras numerales, las correspondencias y coincidencias entre los vocablos que identificaban las partes del cuerpo; este conjunto de palabras mantuvo aislamiento respecto al enlace en el cual un idioma es hablado, esto es, preserva independencia con relación a las diversidades socioculturales típicas de los demás idiomas. Para reconocer similitud entre dos idiomas y una descendencia común, es indispensable afirmar que ellas no se deben al contacto, es decir, a un fenómeno de préstamos entre los idiomas, sino a la sucesión ininterrumpida desde una misma fuente originaria La atomización total de la cultura indoeuropea ocurrió en territorio del Cercano Oriente: una parte de tribus que hablaba dialectos indoeuropeos permaneció arraigada en su tierra aborigen y otra parte, minoritaria, emigró a áreas adyacentes. Estos procesos tuvieron lugar en los milenios V-IV a.C., cuando en el seno de las comunidades indoeuropeas fue subrayándose gradualmente la desintegración en dialectos aislados, que ya en el milenio III a.C. se reincrementaron como unidades lingüísticas autónomas. En la patria de origen, desde áreas interiores de Asia Menor hasta la meseta persa, los idiomas que hablaban tribus helenas, hitito-luvianas, armenias e indopersas continuaron preservando su existencia independiente. Una parte de las tribus que utilizaban dialectos indoeuropeos propios, comenzó a emigrar de su patria hacia Europa y los Balcanes; otra parte, con pequeñas migraciones, pasando por Asia Menor, cruzó la Altiplanicie Armenia y llegó al Cáucaso meridional y el Norte de Persia. También se apartaron de la lengua matriz unidades idiomáticas tribales indoeuropeas: los nesid-hititas, balaianos, hititas-luvianos, hititas-jeroglíficos, luvianos, haiasanos. A comienzos del milenio III a.C. se aislaron del ordenamiento indoeuropeo general grupos dialectales heleno-armenio-indopersas e hitito-luvianos. Resultantes fundamentales de estudios acerca del origen y desarrollo del idioma armenio testimonian que es un idioma independiente que siendo descendiente directo de la lengua matriz indoeuropea, después de separarse permaneció arraigado en la tierra de su lengua materna: no se alejó de su cuna territorial natal. Aunque incorporó a su léxico numerosos vocablos y elementos terminológicos y gramaticales extranjeros, el idioma armenio vivió un desarrollo lingüístico autónomo. Siendo un idioma de origen indoeuropeo, el armenio pertenece a otro grupo de lenguas distinto del hitito-luviano que también apareció en Asia Menor a comienzos del milenio III a.C. Ya en los milenios III-II a.C., en la Altiplanicie Armenia, el idioma armenio, sin deformar su contorno lingüístico independiente, pudo mantener contacto infranqueable con tribus que vivían en su cercana vecindad y que hablaban en akkádico, hitita, hurri urartiano, lo cual evidencia en forma indiscutible la existencia histórica distintiva en aquellos tiempos, de armenios que ocupaban su propia tierra. La convivencia gregaria se expandió fundamentalmente en la Mesopotamia septentrional, en las zonas Sudeste y Este de Asia Menor y en el Sur de la Altiplanicie Armenia. Desde el territorio de los hurritas hacia el Norte – en especial al Sur del lago Van – en los sectores orientales hasta el litoral del lago Urmiá, vivían las tribus urartianas; el idioma urartiano evidentemente mantuvo lazos tribales con idiomas indoeuropeos, preservando sus rasgos arcaicos más que cualquiera de los idiomas indoeuropeos. La lengua urartiana no pudo haber derivado del idioma fundacional indoeuropeo y no puede ser considerada heredera directa de esa lengua originaria. El urartiano fue, de facto, un idioma tribal más o menos cercano al indoeuropeo. El haiasita, idioma de las tribus que formaban parte de la unidad tribal Haiasa-Azzi, debe ser clasificado dentro de la serie de idiomas indoeuropeos como los hitito-luvianos y no como idioma tribal cercano al armenio natal, que cumplió la función de eslabón

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comunicador entre los idiomas urartiano e hitito-luviano. El haiasita se había difundido entre las corrientes superiores del Eufrates y el mar Negro, y siendo considerado indoeuropeo sin tener estrechos lazos con el armenio, integró el orden de los idiomas hitito-luvianos junto con la lengua “hitito-jeroglífica” y se convirtió en una subclase con respecto al armenio. Existen datos lingüísticos que brindan información referente a figuraciones religiosas de tribus antecesoras de las armenias durante el período prehistórico. La franja autóctonamente armenia del vocabulario indoeuropeo, vinculada con figuraciones religiosas de las tribus armenias, tiene un doble valor: hay palabras cuyas formas originarias fueron dedicadas al culto religioso solamente durante el período indoeuropeo. Y hay palabras que para los armenios adquirieron esa categoría únicamente después de su separación de la unidad indoeuropea. En el caso aislado su diferenciación es fácil. Es posible que haya determinadas palabras del ritual religioso que no tengan paralelo connatural en otros idiomas indoeuropeos y que sólo revistieron esa naturaleza durante el período de formación de tribus de etnia indoeuropea específicamente armenia. Los indoeuropeos no tuvieron una religión única ni hubo denominaciones mitológicas únicas comunes a todos los indoeuropeos; sólo es posible hablar acerca de paralelismos parciales. Datos comparativos parecen otorgar base para hablar acerca de la generalizada adoración del luminoso cielo divino. En cuanto a las representaciones materiales de las figuraciones, además de los motivos vegetales, antropomorfos y del Universo, se observa la preferencia que los pobladores del territorio de la actual Armenia sentían por los adornos geométricos, numerosas variedades de círculos y espirales, dibujos de rizos, triángulos, rombos, círculos concéntricos que evidencian ser expresiones de figuraciones religiosas. Está presente en forma notoria un estilo que recurre a la figura de animales. Algunas son tipos de cigüeñas, alargadas, con tronco triangular y largos picos. Sobre algunos recipientes están dibujados con realismo el caballo y otros cuadrúpedos. Los artesanos alfareros plasmaban en la superficie de los recipientes los pájaros, toros, leones y otros animales que representaban sus figuras totémicas. Las mejores muestras de las series del arte de la Edad del Bronce temprana son los hogares de arcilla y sus variados pedestales, con bordes cubiertos de estatuillas antropomorfas y zoomorfas que en gran parte eran aras de sacrificios sobre los que se practicaba el culto de los ancestros. En la cultura religiosa del milenio III a.C. ocupan un lugar relevante las estatuillas femeninas, que simbolizaban la idea de perduración de la vida, fructificación, divinidad maternal de la fertilidad. En algunos lugares de la Altiplanicie hay también estatuillas que representan al varón, las que además de ser objetos de adoración agrícola son imágenes del triunfo del poder patriarcal que se impuso en las relaciones sociales de la región. A comienzos del siglo XII a.C., las tribus pre-armenias migraron desde su patria, es decir, de las zonas occidentales de la Altiplanicie Armenia hacia nuevas áreas de las partes Sur y Sureste de la Altiplanicie, y se subordinaron a las tribus hurritas y urartianas. Entre los armenios que emigraron, largo tiempo después de establecerse en el Sur, Norte y Este de la Altiplanicie Armenia, dominó el bilingüismo, cuando las tribus originarias, aceptando el idioma armenio, aprovecharon al mismo tiempo de la lengua pretérita, que se encontraba aun en circulación. De hecho, posiblemente hasta el siglo VI a.C., los más antiguos habitantes de la Altiplanicie Armenia hablaban en pre-armenio, luviano-haiasita, hurrita y urartiano porque se desenvolvían cada uno en ambientes y sociedades diferentes. Para las tribus que hablaban diversos dialectos, el pre-armenio se convirtió en lengua general de mutuo entendimiento y medio ecuménico de comunicación. Las mencionadas tribus, sufriendo el efecto del contacto con la lengua indígena armenia abandonaron paulatinamente sus dialectos vivos, y el armenio se convirtió en el idioma aglutinante de los acuerdos de unión política y económica del pueblo en formación. Es

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admisible que el idioma armenio haya tenido alguna relativa proximidad con el frigio y el tracio, pues hay constancias de una primitiva cercanía física entre individuos que utilizaban esos idiomas en cuanto a similitud en el ordenamiento de sus pronunciaciones. Pero no hay pruebas de desaparición en cuanto a la continuidad de la vecindad y del contacto que los frigios y tracios puedan haber preservado con las tribus pre-armenias a comienzos del milenio I a.C.. Por el contrario, esos dialectos acataron primero al uso frigio y tracio el idioma de las tribus armenias, y en una especie de ósmosis terminaron infiltrándose en la dominante tradición literaria griega hasta la total extinción de su cultura viva. Lo cual confirma que la especie humana es única biológicamente, y múltiple en cuanto a la variedad y diferencia de sus culturas.

EL IDIOMA URARTIANO EN ESCRITURA CUNEIFORME El primer gobierno que tuvo idioma escrito en la Altiplanicie Armenia fue Urartú; hacia el fin del siglo IX a.C. los urartianos abandonaron la escritura jeroglífica primitiva y adoptaron la escritura cuneiforme asiria; esta escritura fue de compleja coordinación: signos alfabéticos que expresan palabras separadas, y sonidos o sílabas separadas. Pero modificaron esta escritura adaptándola a su propio idioma, y simplificándola. No obstante, continuaron utilizando la escritura jeroglífica local, reservada al uso financiero y administrativo. La inscripción urartiana más antigua es de Sarduri, hijo de Litupri, en idioma asirio, escrita en la década del treinta del siglo IX a.C. La más antigua escrita en urartiano es de Ishpuini, del último cuarto del siglo IX a.C. Y se estima que la inscripción más tardía, escrita en urartiano, es de Rusa IV, de comienzos del siglo VI a.C. Así, el idioma urartiano escrito con signos cuneiformes, fue utilizado en la Altiplanicie Armenia durante más de trescientos años.

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EL REINO DE URARTU – von GHIRSHMAN, ROMAN, Iran, Munich 1964, página 306

Existen teorías de notables orientalistas que sostienen que unidades tribales totémicas haiasitas tuvieron alfabeto escrito; acerca de este tema, N.A. Martirosian expresó lo siguiente: “Según mi opinión, nuestros ancestros, como sus vecinos del milenio II a.C. utilizaron, escritura cuneiforme en sus relaciones internacionales. Conforme a datos brindados en sus Cronologías, Subiluliumá (1410 a.C.) y Mursilis (1365 a.C.), reyes de Haiasa, mantuvieron correspondencia con reyes hititas”. Y la Cronología de Mursilis contiene copia de esas cartas de naturaleza diplomática. N. Martirosian, señalando las fuentes de estos datos, arriba a la siguiente conclusión definitiva: “Los datos traídos arriba son absolutamente suficientes para persuadir que nuestros ancestros de la segunda mitad del milenio II a.C. ya usaban escritura cuneiforme. Sin la existencia de las letras no hubieran podido organizar y gobernar sus poderosos reinos, que cuántas veces tuvieron la audacia de combatir contra el extenso imperio hitita”952. Fundamentalmente, la formación genética de los armenios fue integrada por grupos totémicos, tribus y unidades totémico-tribales que vivían en la Altiplanicie Armenia; en consecuencia, la prehistoria de los ancestros de esos tres tipos de entidades forma parte

Martirosian, N.A., El uso de escritura cuneiforme por nuestros antepasados antes de San Mesrob, diario Mármara, Constantinopla, 23 de enero de 1963, citado por Abrahamian, A.G., op. cit., 47. 952

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Inscripción cuneiforme en trece renglones grabada sobre una loseta de basalto, describiendo en Arin Berd la fundación de la ciudadela de Erepuní por el rey Arghuishti I, año 782 a.C. Catálogo del Museo Històrico Nacional de Armenia.

orgánica e inseparable de la prehistoria de los armenios; por lo tanto, los armenios de los tiempos prehistóricos son legítimos herederos de todas las creaciones culturales de aquellos ancestros; entre estas creaciones, así como son sucesores de su idioma oral, son también herederos del alfabeto escrito jeroglífico y del cuneiforme, de los que forma gran parte especial la literatura quimérica y astrológica. Junto con la mixtura de esos dibujos ideográficos redactaron listas en las cuales citaban las ideografías y dibujos y les daban interpretación. Para encontrar esas listas escritas a mano, les daban diferentes títulos: “Letras ideográficas”, “Interpretación de significados”, “Ideografía de nombres”, “Esta es la ideografía de los armenios”, “Explicación previa de letras y nombres”, “Apocopología”, etc. Las listas de ideografías estaban organizadas del siguiente modo: sobre el primer renglón colocaban primero las ideografías y después daban su desciframiento con letras armenias vigentes en aquella época. Esas listas abarcaban diferentes cantidades de ideografías; hay algunas que contenían algunas decenas y otras que llegaban a centenares.

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INDICE TEMATICO Antes de internarnos en el texto – Tres etapas del proceso intergeneracional de conservación y transmisión de la cultura prehistórica y sus causas -La periodicidad en la Prehistoria – Ubicación geográfica de la Altiplanicie Armenia

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I. EL CUATERNARIO ............................................................................................................28 Clasificación - Los reinos vegetal y animal – El animal prehomínido – División en culturas. I. El paleolítico.

II. EL PALEOLITICO INFERIOR ......................................................................................38 Sus condiciones naturales - Una ojeada a la oro-hidrografía de la época - Población de la Altiplanicie occidental durante el paleolítico – El monumento arqueológico del peñasco de Sataní Dar, en el monte Ardín – Los monumentos del curso medio del río Ildaruní en el cuaternario inferior – La técnica acheulense. Desarrollo del pensar – El paleolítico inferior en ambas márgenes del Eufrates.

III. EL PALEOLITICO MEDIO…………………………………….............................61 La cultura musteriense – El monumento arqueológico de Shanidar – Monumentos arqueológicos en el curso superior del río Kasagh – El hombre de Neanderthal – El paleolítico medio en ambas márgenes del Eufrates – La pesca como medio de subsistencia.

IV. EL PALEOLÍTICO SUPERIOR ....................................................................................74 Condiciones naturales – Subperíodos – El hombre. El evolucionismo. Teoría de Charles Darwin – El paso al hombre racional – Herramientas simples – Ocupaciones.

V. EL MESOLÍTICO ..................................................................................................................86 Escenario natural – Multiplicación de primitivas armas y de herramientas de mano hechas con piedra o hueso y fibras: lanzas, cuchillos, hachas, arcos, cuerdas, puntas de flechas, y azuelas, raspas, mangos, hojas de corte, piedras de alisar – Origen prehistórico de figuraciones religiosas – Figuraciones religiosas en el mesolítico – Hacia la comunidad matriarcal, la exogamia y el totemismo – La pareja generadora. Las primeras herramientas de trabajo compuestas – El clan. La organización social – El nacimiento del arte – El mito – El ritmo – El símbolo y el signo – Relaciones entre figuraciones y arte – La magia.

VI. EL NEOLITICO………....………………………………………….......................120 Condiciones naturales – Desarrollo cultural – Perfeccionamiento en el uso de la piedra – De la recolección a la agricultura, de la caza y la pesca al pastoreo, y del nomadismo al semisedentarismo – La organización social se basó sobre dos fundamentos: la neta división en clanes consanguíneos, y el cenit del matriarcado y del totemismo – Domesticación de animales salvajes en la zona oriental de la Altiplanicie – Las primeras congregaciones de población – Teghut, arquetipo de poblado formado desde fines del milenio V a.C. – Chaghá – Materiales neolíticos del monte Ardín – Parroch – Kghziak Blur. Sus estratos neolítico y eneolítico – Tzopk en el neolítico – Las cuevas de Keghamaván 1ª – El poblado

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de Aratashén – El reino vegetal, la agricultura y el matriarcado: el trigo silvestre en el neolítico – El centeno silvestre – La veneración hacia la madre primigenia – La madre Dzov en las figuraciones de la Altiplanicie Armenia – La diosa madre en las inscripciones rupestres – La diosa madre primigenia en la leyenda sumeria – El árbol de vida – La leyenda del Diluvio Universal: distintas versiones – El mito del mundo de ultratumba – Desintegración de la originaria homogeneidad cultural indoeuropea. Separación en unidades tribales etno-lingüísticas– El grabador rupestre y su obra - Las inscripciones rupestres – Tabla hermenéutica de inscripciones rupestres de Keghamá, Siunik, Pequeño Paitasar – Ilustraciones de inscripciones rupestres de Keghamá.

VII. EL ENEOLITICO……………………………………………………………...263 La utilización de la arcilla – La cultura de Shengavit, trascendental referente de poblado eneolítico en toda la Altiplanicie – El reino animal en la Shengavit eneolítica (milenios IV y III a.C.) – Poblados del eneolítico en la parte oriental de la Altiplanicie Armenia – Poblados de la Altiplanicie occidental donde se desarrolló la cultura de la Edad del Cobre o eneolítica : Kül Tapá (cerca de Nakhicheván – Mokhrablur (de Echmiadzín) – Mashtotsí Blur – Sev Blur – Armavir Blur – Shresh Blur y sus demostrativas excavaciones – La ciudadela de Nor Baiazid – Cerca de la aldea Artvin (Lorrí) y en el Arakats – Región de Kotaik (Elar) – La fortaleza de Karní – Malakhlú, en el Ararat – La cerámica de Tagavoranist – El estrato más profundo de la fortificación de Akhtamur – Franganots – Arakats (Khznaúz) – El estrato eneolítico de Alto Cheivaz – Terterí Tsor – Aghvesí Blur – Poblados del eneolítico en la parte occidental de la Altiplanicie Armenia. En la región de Van – Shamiramaltí – El valle de Tsolakert – La región de Manavazakert – En las cercanías de Hark – En la región de Tarón – La llanura de Kharberd – Región de Melitene – Región de Karín – Chrarrad – Köy Tapá, poblado eneolítico de la provincia persa de la Gran Armenia (Parskahaik) – Relaciones culturales con comunidades vecinas, en especial por el desarrollo de su respectiva alfarería – La cerámica negro-lustrada con adornos geométricos.

LA EDAD DEL BRONCE

VIII. LA EDAD DEL BRONCE TEMPRANA……………………………… …....328 Arribo del hombre a la edad temprana de los metales o Edad del Cobre – El aprovechamiento utilitario del cobre y el paso al uso del bronce – La cultura Kur-Araksiana – La necrópolis de Chucheván – Excavaciones en Akhurian de Shirak y en otros panteones del milenio III a.C. – El túmulo de Tantsaver – Orfebres de la Edad del Bronce – Otros hallazgos arqueológicos correspondientes a la Edad del Bronce temprana – La aldea y la cultura de Lichashén – El complejo de fortificación ciclópea en Lichashén – La necrópolis de Lichashén – El monumento arqueológico de Berkaber – El antropomorfismo en expresiones del arte – Descubrimientos arqueológicos correspondientes a fines del milenio III a.C. y comienzos del II a.C. – La música y la danza en las ideografías – Desarrollo agrícola: el cultivo del trigo en la Edad del Bronce – La fruticultura – Elaboración del zumo de la cebada y de la vid – Las bebidas alcohólicas en las ceremonias litúrgicas y en la mesa cotidiana – Organización y evolución social de clanes primordialmente agrícola-pastoriles – El hogar, símbolo del microcosmos consanguíneo – Los carros de madera en la Edad del Bronce temprana – Inscripciones rupestres de Keghamá, Vardenís y Siunik – Santuarios y lugares consagrados a las ceremonias de culto en la Edad del Bronce temprana – Comienza

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el fenómeno de las migraciones étnicas – Monumentos prehistóricos de Nakhicheván – Región de Koghtn – Región de Ernchak – Región de Nakhchaván – Región de Sharur – Arpá Berd – Santuzán Berd – Fortaleza de Berd – Dambaranadasht – Necrópolis y fortaleza de Khachatin de Karabaghlar – Garasu Berd – Monumento arqueológico, fortaleza y necrópolis de Shahtakht – Necrópolis de la ciudadela de Shortapá – Región de Chahuk – Khakhí Berd – Taterkí Berd – Ashkean Berd – Charín Berd – Karé Dun o Hin Dun en la pradera de Shahaponk – Monumento y poblado arqueológico de Shahaponk – Las inscripciones rupestres de Vardenís.

IX.LA EDAD DEL BRONCE MEDIA………………………………………............421 Figuraciones religiosas y arte – El culto del sol – Monumentos de arte de la Edad del Bronce vinculados con el culto del sol y con el de otros astros – Los pájaros y el león como símbolos del sol – El caballo y el toro como símbolos del sol – El culto a entes luminosos celestiales – El zodíaco, el reino animal y el mundo celestial – El culto de los muertos y de los ancestros – Las antítesis: cielo y tierra, sol y luna, luz y tinieblas, blanco y negro – Los puntos cardinales – Inscripciones, figuras y estatuillas antropomorfas – La cultura durante la Edad del Bronce media – Medzamor – La organización guerrera tribal en las Edades del Bronce media y tardía – Los carros de madera en la Edad del Bronce media – Los carros de combate del milenio II a.C. – El caballo en la guerra de la Edad del Bronce – Las actividades ocupacionales en la Edad del Bronce media – La vajilla de metal. Los calderos – Monumentos arqueológicos en Sisián – Panteones en Talín – Las viviendas tribales de mediados del milenio II a.C. – Más hallazgos arqueológicos correspondientes a la Edad del Bronce media – El culto al ciervo y a la cabra.

X. LA EDAD DEL BRONCE TARDIA …………………………………………....471 Datos generales. Testimonios culturales – Transformaciones socio-económicas – El cultivo de la tierra – El pastoreo seminómade – La caza – Alfarería y cerámica – Las artesanías – Tallado y decoración de la madera – La metalurgia – La orfebrería – Las tabas –El culto a la diosa madre en la Edad del Bronce tardía – El culto a la fecundación – Culto fálico – Figuraciones religiosas y sus representaciones – Características de los monumentos funerarios – Significativos descubrimientos arqueológicos en Lorrí Berd – Hallazgos arqueológicos en la aldea y en la necrópolis de Lorrí Berd, de la primera mitad del milenio II a.C. – La necrópolis de la nobleza y de los magos en Lorrí Berd – Objetos litúrgicos utilizados en ceremonias religiosas de la Edad del Bronce. El panteón Nº 21 de Lorrí Berd. Los adornos – El simbolismo de las cucharas litúrgicas. Otros objetos usados en oficios rituales. Las esvásticas – Antigua Shirakavan - Construcciones ciclópeas – Fortificaciones ciclópeas del litoral del lago Seván – Otras fortificaciones ciclópeas – LOS VISHAP – 541 -. Figuraciones cósmicas en la Edad del Bronce tardía. La concepción acerca del universo . La tetralogía rayo-trueno-tempestad-lluvia. El culto del agua. El pez – El panteón del mago primado (Kurm) en Medzamor – Las necrópolis de Verín Naver y Nerkín Naver – Los panteones de Khochabagher de Ashtarak – Gavar – Kegharkunik – Dzaghgahovit. Kegharot – Descubrimientos arqueológicos en poblados de la Edad del Bronce tardía – Importantes poblados en la Edad del Bronce tardía : Karmir Blur – Medzamor – Monumentos megalíticos. El observatorio astronómico de Medzamor . Acerca del origen de la denominación de Karahunch – Shamiram de Ashtarak – Oshakán – Gaidzón – Urtategh. Karakotuk – Kanakegh – El panteón de Meghratsor – Excavaciones en estratos de Agarak – La vida en la Siriana y sus vecindades en los milenios III a.C./II a.C. – De los más

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antiguos grupos étnico-tribales de la Altiplanicie Armenia y sus cercanías – Los idiomas que hablaban – Los hurritas. Su organización económica – La escritura y las figuraciones religiosas hurritas – Los hititas – Figuraciones religiosas hititas – El idioma en el que hablaban y escribían los hititas – El reino hitita contra Haiasa, ciudad-Estado de la periferia occidental – La guerra relámpago hitito-egipcia – Asirios contra mitannios – Las controvertidas migraciones étnicas del siglo XII a.C. – Los “pueblos del mar” – Las tribus mushkerias – Kassitas y urumeos – Luvitas o luvianos o hititas tardíos – El rey asirio Tiglatpalasar – Sucesiva homogeneidad étnico-cultural entre tribu Armani, “país Ararat”, Haiasa, Nairí, reino de Urartú, y Armenia.

XI. LA EDAD DEL HIERRO……………………………………………………….651 Descubrimiento del hierro – Acontecimientos políticos de la Edad del Hierro – Siriana en los milenios II-I a.C. Descubrimientos arqueológicos correspondientes a los milenios II-I a.C. El túmulo de Nerkín Ketashén – Artsakh – La cultura de Ishuva (Tzopk) – Shamiram en la Edad del Hierro – Cultura y Figuraciones en la Edad del Hierro –El ara sacrificial de Tvin – La primera mención escrita en asirio acerca de la tribu Nairí – Los más antiguos habitantes armenoides de la Altiplanicie – Cronología del idioma que precedió al indoeuropeo en Asia Anterior – Formación del idioma tribal armenio – Origen territorial del idioma armenio a la luz de la lingüística.

INDICE TEMATICO EN IDIOMA ARMENIO

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869

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llum nmhmddïuin nündidn Zuumd T1 hmllbhh lllhuld nmnddïuin 1:1 nmnddïuim üuq1mn.| r] dqwc r] gqhqdqluqq qgmhmpmhqb gqñmum üuqguímumd qmZmdmun ügm1m gmhmmud ‘üuumnlzm ‘ümqehuouubmuhuq ‘ümqehugmnlzquímp químh ügquuñ gqhqmqluqg ¿im - qurmh üumpmq - gqñmun Uugmgo gquímp dpmpmmhg üagmumoqp - uímn Iuhug Iuuqímu quumnlZmIJuq-l g1uuqgdgmgm1mu ¿im uímn gquwomwmnm Lnnü üuqguqhmmlnmuímp - gqñmun Uugmgo üuímp gmhmuqmun gqlqlnnmum ¿im ñmgqh üumo - gqímuumnlzmpmg qliqliquug qlqlnnmum gmbmgmb üuqgimqehugmdmghqp - gmqpquqzuugn qqumnlzm ürmhmgbmñuju ümuowlmpbmh gmhmlnulhqugu qdÍuhmZp gmhmgdbhn gmqehuuqnmpmu r] gmhmgmdmwbqlmhqg [nugmpmd gqímpuum Iuuqgummqp r] [jLlim1mQgmllma üuqgimqehuubmuulh - Iuuqguímuma üïqubmuulh 1:] uuIJm üouub gmhmgmdmghqn hgmñ ‘Ímpmhqb ‘Üdqmqn uduq) qumnmdfmu, Iuuquímpmumd üuqgimqehuubmgmgum [mpmhqb Iuuqurmpmuma Iuuqgmqehuubmgmgum Mqgimqehuuumbmuqhmmln

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gmhmgmugqh ümqehuummbmd ‘miro muum; Hung uqghmqpmumbmq qgmmnmímg quumnlZmIJuq-l gmqlmqum qnmp uqlnqb - quumnlZmIJuq-l gmqmmqum qnmp ¿im üh qwhmzp ¡Qgqliln qgmñuZ üdÍuhmZp - hub mlhmej qgm1qñqnlmr1) (Lnop - Lhuldmunlun (qgqomqpñq) - qñudzmn Lhuld - u1u1d1qn ulhmpun u1u1d - Zqug Lhuld 1:] uq gmhmuumñwñ üuqggnuliqln - uuq

llmllbmfmu, üüündmnñdn - nllhdün llhillb (lluuï) mon -!¡ dembmün T1510 qdímmuh iJmñuZ T](um1q) qgumb nuuqd 1u1n.|m1mn qmmumun gqgmñuz ¿im qdnqgmummbme} ümqehuouubmñqnl - mmm hmuuunl ü1mn.| qthupmdlin gqñuupm - ñugmhgmucg - ombmun -(b1umgbn4) ugumd qbmhíqg gmqdqluqgq ü1mn.| - quqduqg uuc - qmwhn Lhuld - gmhmhímh quumnlZmIJuq-l gmqmmqum qgmñuZ uqlnqb - qgmh gqgmñuz ¿im - qdlmpmuqpmg - qduqdmlug ütnqhuu qtnuqbmbmhmgmn ügmñuZ - qdumg üdímhmñuz - qguums üum1mb quuqdumm üuÍmhmLnZmiu - qímqdmlmn üum1mb - qgqumh üum1mb - Lnmumug - [013 ‘mlhmej qgmmnmímg (dfmumhnumtn) qgmñuZ gmhmhnumm qum1mb lnqb - gqfmehuhmzp uqgimqehuuqdmumf qñmuu Iuuqgdgímpmu ‘Lnqu umdmummgnmp ñgquq Qumumnlulh mhmmh Iuuqgmhumum gmpñmbumb Lnmm huum - Iqn omwñqlímlh mUqImh gmhmlhmïmuhuq muuqgdgmumuumb

PREHISTORIA DE LOS ARMENIOS

699

´ñáÝÓÇ ¹³ñÁ

À¤ ´ñáÝÓÇ ¹³ñÇ í³Õ ßñç³ÝÁ ÏÁ ѳëÝÇ Ù»ï³ÕÇ í³Õ ßñç³ÝÇÝ Ï³Ù åÕÇÝÓÇ ßñç³Ý - åÕÇÝÓÇ Ø³ñ¹Á û·ï³·áñÍáõÙ»Ý µñáÝÓÇ ·áñͳÍáõÙÇÝ ³ÝóùÁ - Îáõñ ²ñ³ùë»³Ý Ùß³ÏáÛÃÁ Û³Ûïݳ·áñÍáõÃÇõÝÝ»ñÁ Þáõß¿í³ÝÇ ·»ñ»½Ù³ÝáóÁ - ÞÇñ³ÏÇ ²Ëáõñ»³ÝÇ ßñç³ÝÇ Ù¿ç »Õ³Í Ù©¹©³© »õ áõñÇß ¹³Ùµ³ñ³ÝÝ»ñáõ« áñáÝù ÏÁ å³ïϳÝÇÝ ¹³ñÇ 3-ñ¹ ѳ½³ñ³Ù»³ÏÇÝ - ³Ýó³í»ñÇ ¹³Ùµ³ñ³ÝÝ»ñáõ µÉáõñÁ - µñáÝÓÇ áõñÇÕ áëÏ»ñÇãÝ»ñÁ - µñáÝÓÇ ¹³ñÇ í³Õ ßñç³ÝÇ å³ïϳÝáÕ ÑݳËûë³Ï³Ý ³Ùñáõû³Ý ·Çõï»ñ - ÈÇ׳߿ÝÇ ·ÇõÕÁ »õ Ùß³ÏáÛÃÁ - ÈÇ׳߿ÝÇ ÏÇÏÉáå¿³Ï³Ý Ûáõß³ñÓ³ÝÁ ѳٳÉÇñÁ - ÈÇ׳߿ÝÇ ·»ñ»½Ù³ÝáóÁ - ´»ñù³µ»ñÇ ÑݳËûë³Ï³Ý Û³Ûïݳ·áñÍáõÃÇõÝÝ»ñ - سñ¹³Ï³½ÙáõÃÇõÝÁ ³ñáõ»ëïÇ ·áñÍ»ñáõ Ù¿ç - Ðݳ·Çï³Ï³Ý áñáÝù Û³ñ³µ»ñáõÃÇõÝ áõÝÇÝ Ù©¹ ³© 3-ñ¹ ѳ½³ñ³Ù»³ÏÇ í»ñç»ñáõÝ »õ 2-ñ¹ ѳ½³ñ³Ù»³ÏÇ ëϽµÝ³õáñáõû³Ý ½³ñ·³óáõÙÁ ºñ³ÅßïáõÃÇõÝÁ »õ å³ñÁ ·³Õ³÷³ñ³Ýß³ÝÝ»ñáõÝ Ù¿ç - ÐáÕ³·áñÍáõû³Ý òáñ»ÝÇ Ùß³ÏáõÙÁ ´ñáÝÓÇ ¹³ñÇÝ - äïáõÕÇ Ùß³ÏáõÙ ¨ ¶³ñÇÇ »õ ¨ ³ñ³ñáÕáõÃÇõÝÝ»ñáõ ˳ÕáÕÇ ÑÇõÃÇ å³ïñ³ëïáõÃÇõÝÁ - à·»ÉÇó ÁÙå»ÉÇÝ»ñÁ å³ßï³ÙáõÝùÇ ÁÝóóùÇÝ ÇÝãå¿ë ݳ»õ ³éûñ»³Û Ï»³ÝùÇÝ ÁÝóóùÇÝ ×³ßÇ íñ³Û ÏɳÝÝ»ñáõÝ« ë»Õ³ÝÇÝ - γ½Ù³Ï»ñåáõÃÇõÝ »õ ÁÝÏ»ñ³ÛÇÝ Ï»³ÝùÇ ½³ñ·³óáõÙ ÑÇÙݳϳÝûñ¿Ý ÑáÕ³·áñÍáõû³Ý »õ ³ñç³é³µáõÍáõû³Ý – û׳ËÁ« ËáñÑñ¹³Ýß³Ý ³ñ»Ý³ÏÇó ÙÇÏñáÏáëÙáëÇ - ö³Ûï¿ Ï³éù»ñÁ åÕÇÝÓÇ ¹³ñÇ å³ßï³ÙáõÝùÇ í³Õ ßñç³ÝÇÝ - ²ñµ³í³Ûñ»ñ »õ ï»Õ»ñ áñáÝù ÝáõÇñ³·áñÍáõ³Í »Ý ³ñ³ñáÕáõÃÇõÝÝ»ñáõ ´ñáÝÓÇ ¹³ñÇ í³Õ ßñç³ÝÇÝ - ÎÁ ëÏëÇ ó»Õ³ÛÇÝ Ûáõß³ñÓ³ÝÝ»ñÁ ·³ÕóϳÝáõû³Ý »ñ»õáÛÃÁ - ܳËÇç»õ³ÝÇ Ý³Ë³å³ïÙ³Ï³Ý - ¶áÕÃÝÇ ·³õ³é - ¾ñÝß³ùÇ ·³õ³é - ܳËã³õ³Ý ·³õ³é Þ³ñáõñ ·³õ³é - ²ñµ³ µ»ñ¹ - ê³Ý¹áõ½³Ý µ»ñ¹ - î³Ùå³ñ³Ý³¹³ßï ø³ñ³å³ÕɳñÇ Ê³ã³ÃÇÝÇ ·»ñ»½Ù³Ýáó »õ ³Ùñáó - γñ³ëáõ µ»ñ¹ Þ³ÑóËÃÇ Ûáõß³ñӳݫ ·»ñ»½Ù³Ýáó« ³Ùñáó Ñݳ·Çïáõû³Ý ϳ٠Þáñó÷³ÛÇ ÙÇçݳµ»ñ¹Ç ·»ñ»½Ù³Ýáó Þ³ÑáõùÇ ·³õ³é µ»ñ¹ ³ûñùÇ µ»ñ¹ ²ßù¿³Ý µ»ñ¹ Þ³ñÇÝ µ»ñ¹ ø³ñ¿ -³·³õáñ³ÝÇëï ʳËÇ - ¨ îáõÝ ÐÇÝ îáõÝ Þ³Ñ³µáÝùÇ Ù³ñ·³·»ïÝÇÝ Ù¿ç - ޳ѳµáÝùÇ ·ÇõÕÇÝ Ù¿ç Ñݳ·Çï³Ï³Ý Ûáõß³ñӳݣ

¤ ´ñáÝÓÇ ¹³ñÇ ÙÇçÇÝ ßñç³Ý ³ñáõ»ëïÇ ÎñûÝ³Ï³Ý ¹³õ³Ý³ÝùÝ»ñÁ »õ³ñáõ»ëï - ²ñ»õÇ å³ßï³ÙáõÝù - ´ñáÝÓÇ ¹³ñÇ Ûáõß³ñÓ³ÝÝ»ñ ³ñ»õÇ å³ßï³ÙáõÝùÇ »õ áõñÇß ³ëïÕ»ñáõ å³ßï³ÙáõÝùÇÝ ËáñÑñ¹³Ýß³ÝÝ»ñÑ»ï Û³ñ³µ»ñáõ³Í - ÂéãáõÝÝ»ñÁ »õ ³éÇõÍÁ ǵñ»õ ³ñ»õÇ Éáõë³õáñ - ÒÇÝ »õóáõÉÁ ǵñ»õ ³ñ»õÇ ËáñÑñ¹³Ýß³ÝÝ»ñ - ºñÏݳÛÇÝ Ù³ñÙÇÝÝ»ñáõ å³ßï³ÙáõÝùÁ - ¼áïdzùáÝ« ϻݹ³ÝÇÝ»ñáõ ó·³õáñáõÃÇõÝÁ å³ßï³ÙáõÝùÁ »õ»ñÏݳÛÇÝ ³ß˳ñÑÁ - سѳó³ÍÝ»ñáõ»õݳ˳ѳÛñ»ñáõ ѳϳ¹ñáõÃÇõÝÝ»ñ - ºñÏÇÝù »õ»ñÏÇñ«³ñ»õ»õÉáõëÇÝ«ÉáÛë »õÙáõë׻ñÙ³Ï »õë»õ ³ñ»õÙáõïù¤ - ºñÏñÇ ãáñë ÏáÕÙ»ñÁ ¥ÑÇõëÇë« Ñ³ñ³õ« ³ñ»õ»Éù« - ²ñӳݳ·ñáõÃÇõÝÝ»ñ« ÝϳñÝ»ñ »õ Ù³ñ¹³Ï»ñ³Û ³ñÓ³ÝÇÏÝ»ñ ´ñáÝÓÇ Ï³½Ù³Ï»ñåáõÃÇõÝÝ»ñÁ ¹³ñÇ ÙÇçÇÝ ßñç³ÝÇ Ùß³ÏáÛÃÁ - ػͳÙûñ - Ò»Õ³ÛÝ é³½Ù³Ï³Ý ´ñáÝÓÇ ¹³ñÇ ÙÇçÇÝ »õ áõß ßñç³ÝÝ»ñáõÝ - ö³Ûï¿

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PREHISTORIA DE LOS ARMENIOS

ϳéù»ñÁ ´ñáÝÓÇ ¹³ñÇ ÙÇçÇÝ ßñç³ÝÇÝ - ä³ï»ñ³½Ù³Ï³Ý ϳéù»ñÁ Ù©¹©³©2 ñ¹ ѳ½³ñ³Ù»³ÏÇÝ - ÒÇÝ å³ï»ñ³½ÙÇÝ Ù¿ç ´ñáÝÓÇ ¹³ñÇÝ ²ß˳ï³ÝùÝ»ñÁ ´ñáÝÓÇ ¹³ñÇ ÙÇçÇÝ ßñç³Ý - Ø»ï³Õ¿ ë»Õ³Ý³ëå³ëÏÁ öáùñ ϳÃë³Ý»ñÁ - êÇëdzÝÇ Ñݳ·Çï³Ï³Ý Ûáõß³ñÓ³ÝÝ»ñÁ - ³ÉÇÝÇ å³ÝÿáÝÝ»ñÁ - Ò»Õ³ÛÝ µÝ³Ï³ñ³ÝÝ»ñÁ Ù©¹©³©2-ñ¹ ѳ½³ñ³Ù»³ÏÇ Ï¿ë»ñáõÝ - Ðݳ·Çï³Ï³Ý Û³Ûïݳ·áñÍáõÙÝ»ñ« áñáÝù ÏÁ ѳٳå³ï³ëË³Ý¿Ý ´ñáÝÓÇ ¹³ñÇ ÙÇçÇÝ ßñç³ÝÇÝ - ²ÛÍÇ »õ »ÕÝÇÏÇ å³ßï³ÙáõÝùÁ£ Ĥ ´ñáÝÓÇ ¹³ñÇ í»ñçÇÝ ßñç³Ý ï»ëáõÃÇõÝÝ»ñ Øß³ÏáõóÛÇÝ íϳÛáõÃÇõÝÝ»ñ ÀݹѳÝáõñ ÀÝÏ»ñ³ïÝï»ë³Ï³Ý Ó»õ³÷áËáõÙÝ»ñ - ÐáÕÇ Ùß³ÏáõÙÁ - ÎÇë³Ã³÷³é³Ï³Ý ÑáíÇõÝ»ñ - àñëáñ¹áõÃÇõÝÁ - γõ³·áñÍáõÃÇõÝ »õ µñáõï³·áñÍáõÃÇõÝ ²ñáõ»ëï³·áñÍáõÃÇõÝÝ»ñÁ - ö³Ûï¿ ù³Ý¹³Ï³·áñÍáõÃÇõÝ »õ Ýϳñ³½³ñ¹áõÙ - Ø»ï³Õ³·áñÍáõÃÇõÝ - àëÏ»ñãáõÃÇõÝ »õ ³ñͳó·áñÍáõÃÇõÝ - سÛñ ã³ëïáõ³ÍáõÑÇÇ å³ßï³ÙáõÝù ´ñáÝÓÇ ¹³ñÇ í»ñçÇÝ ßñç³ÝÇÝ ´»ÕÙݳõáñáõÙÇ å³ßï³ÙáõÝùÁ - ÎñûÝ³Ï³Ý ¹³õ³Ý³ÝùÝ»ñÁ »õ ³ÝáÝó Ý»ñϳ۳óáõÙÝ»ñÁ - ¶»ñ»½Ù³ÝÝ»ñáõ« Ûáõß³ñÓ³ÝÝ»ñáõ Û³ïϳÝÇß»ñÁ - ÈáéÇ ´»ñ¹Ç Ù¿ç ÑݳËáõ½³Ï³Ý Ý߳ݳϻÉÇ Û³Ûïݳ·áñÍáõÙÝ»ñ ÇÝãå¿ë ݳ»õ Ù¿ç 2-ñ¹ ѳ½³ñ³Ù»³ÏÇ ³é³çÇÝ ÏÇëáõÝ ·»ñ»½Ù³ÝáóÇ Ù©¹©³© ²½Ýáõ³Ï³ÝÝ»ñáõ »õ Ùá·»ñáõ ·»ñ»½Ù³ÝáóÁ ÈáéÇÇ ´»ñ¹ÇÝ Ù¿ç¨ ³é³ñϳݻñ áñáÝù ·áñͳÍáõ³Í ÏñûÝ³Ï³Ý ä³ßï³ÙáõÝùÇ »Ý ÁÝóóùÇÝ ´ñáÝÓÇ ¹³ñÇÝ ÈáéÇÇ ´»ñ¹Ç ÃÇõ 21 ³ñ³ñáÕáõÃÇõÝÝ»ñáõ ¨ å³ÝÿáÝÁ - ¹³õ³Ý³ÝùÝ»ñÁ ¨ ä³ßï³ÙáõÝùÇ ¹·³ÉÝ»ñáõÝ ËáñÑáõñ¹Á - àõñÇß ³é³ñϳݻñ áñáÝù ·áñͳÍáõ³Í ¿ÇÝ ÍÇë³Ï³Ý ³ñ³ñáÕáõÃÇõÝÝ»ñáõ ÁÝóóùÇÝ - λé ˳ã»ñÁ - Ðݳ·Çï³Ï³Ý лï³ÓáïáõÃÇõÝÝ»ñ î³ßÇñ Òáñ³·»ïáõÙ - Þñç³Ý³ÛÇÝ Ï³éáõóáõ³ÍùÝ»ñ - ê»õ³Ý³Û ÉÇ×Ç ³÷ÇÝ Ï³éáõóáõ³Í ßñç³Ý³ÛÇÝ ³ÙñáóÝ»ñ - Þñç³Ý³ÛÇÝ ³ÛÉ ³ÙñáóÝ»ñ - ìÇß³åÝ»ñÁ - ´ñáÝÓÇ ¹³ñÇ áõß ßñç³ÝÇ ÏáëÙÇÏ³Ï³Ý ¹³õ³Ý³ÝùÝ»ñÁ - Øï³å³ïÏ»ñÁ ïÇ»½»ñùÇ Ù³ëÇÝ - ø³é³å³ïÏ»ñ³óáõÙÁ ¥Ï³Ûͳϫ áñáïáõÙ« ÷áÃáñÇÏ« ³ÝÓñ»õ¤ - æáõñÇ å³ßï³ÙáõÝùÁ - ÒáõÏÁ - ػͳÙûñÇ Ù¿ç ùáõñÙ»ñáõ å³ÝÿáÝÁ - ì»ñÇÝ Ü³õ»ñÇ áõ Ü»ñùÇÝ Ü³õ»ñÇ ¶»ñ»½Ù³ÝáóÝ»ñÁ - ²ßï³ñ³ÏÇ »õ Êáã³å³Õ»ñÇ å³ÝÿáÝÝ»ñÁ - γí³ñ - ¶»Õ³ñùáõÝÇù - ̳ÕϳÑáíÇï ø»Õ³ñáà - Ñݳ·Çï³Ï³Ý Û³Ûïݳ·áñÍáõÙÝ»ñ ·ÇõÕ»ñáõ Ù¿ç ´ñáÝÓÇ ¹³ñÇ áõß ßñç³ÝÇÝ - ¶É˳õáñ ·ÇõÕ»ñ ´ñáÝÓÇ ¹³ñÇ áõß ßñç³ÝÇÝ : γñÙÇñ ´Éáõñ ػͳÙûñ - ػͳù³ñ Ûáõß³ñÓ³ÝÝ»ñ - ػͳÙûñÇ ²ëïÕ³¹Çï³ñ³ÝÁ ø³ñ³ÑáõÝãÇ ³Ýáõ³Ý³Ïáãáõû³Ý ͳ·áõÙÇÝ ßáõñç - ²ßï³ñ³ÏÇ Þ³ÙÇñ³Ù úß³Ï³Ý - γÛíáÝ - àõñóï»Õ - ø³ñ³ùáÃáõù - ø³Ý³·»Õ - Ø»Õñ³ÓáñÇ å³ÝÿáÝ - Ú³Ûïݳµ»ñáõÙÝ»ñ ²Ï³ñ³ùÇ ÑáÕ³ï³ñÍùÇÝ íñ³Û - λ³ÝùÁ êÇñdzݳÛÇ »õ ³Ýáñ ßñç³Ï³ÛùÇÝ Ù¿ç Ù©¹©³©3-ñ¹/2-ñ¹ ѳ½³ñ³Ù»³ÏÝ»ñáõÝ Ð³Û³ëï³ÝÇ È»éݳß˳ñÑÇ »õ ³Ýáñ ßñ³Ï³ÛùÇ ï³ñ³ÍùÝ»ñáõÝ íñ³Û ³åñáÕ ³Ù¿Ý³ÑÇÝ ó»Õ³ËáõÙµ»ñáõÝ áõ ïáÑÙ»ñáõÝ Ëûë³Í É»½áõÝ»ñÁ - ÐáõñÇóݻñÁ« ³ÝáÝó ïÝï»ë³Ï³Ý ϳ½Ù³Ï»ñåáõÃÇõÝÁ - ¶ñáõÃÇõÝÁ« ÑáõñÇóݻñáõ Ïñûݳϳݫ å³ïÏ»ñ³õáñ ³Ûɳµ³Ý³Ï³Ý Ý»ñϳ۳óáõÙÝ»ñÁ ¨ ÐÇÃÇÃÝ»ñÁ ¨ ÐÇÃÇÃ³Ï³Ý ÏñûÝ³Ï³Ý ³Ûɳµ³Ý³Ï³Ý ¹³õ³Ý³ÝùÝ»ñÁ ¨ È»½áõÝ áñ ÏÁ Ëûë¿ÇÝ áõ ÏÁ ·ñ¿ÇÝ - ÐÇÃÇÃÝ»ñáõ ó·³õáñáõÃÇõÝÁ Áݹ¹¿Ù г۳ë³ÛÇ ø³Õ³ù-å»ïáõÃÇõÝ ³ñ»õÙï»³Ý ßñç³Ï³ÛùÇ Ù¿ç - γÛͳÏݳÛÇÝ å³ï»ñ³½ÙÝ - ÐÇÃÇÃÝ»ñÁ Áݹ¹¿Ù »·Çåï³óÇÝ»ñáõÝ - ³ëáñÇÝ»ñÁ Áݹ¹¿Ù ÙÇóÝÇÝ»ñáõÝ Ù©¹©³© 12-ñ¹ ¹³ñáõÝ ï»ÕÇ áõÝ»ó³Í ó»Õ³ÛÇÝ ·³ÕûñáõÝ íÇ×»ÉÇ Ñ³Ï³¹³ñÓáõÃÇõÝÝ»ñÁ - §ÌáíÇ ÅáÕáíáõñ¹Ý»ñÁ¦ Øáõßù»ñdzëÝ»ñáõ ïáÑÙ»ñÁ

PREHISTORIA DE LOS ARMENIOS

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