Oralidad, Escritura y Escrituralidad

Reseña Crítica Mostacero, R. (2004) Oralidad, escritura y escrituralidad Sapiens. Revista Universitaria de Investigación

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Reseña Crítica Mostacero, R. (2004) Oralidad, escritura y escrituralidad Sapiens. Revista Universitaria de Investigación. ISSN: 1317-5815 Universidad Pedagógica Experimental Libertador Caracas, Venezuela

El artículo de Rudy Mostacero tiene como propósito mostrar el origen y la importancia de la oralidad apoyado en las nuevas herramientas tecnológicas. Este escrito nos hace reflexionar sobre lo relevante que es la oralidad en el infante como proceso de enseñanza y aprendizaje de la escritura. El autor divide su artículo en tres apartados. En el primer apartado, se refiere a la oralidad en el individuo y la sociedad. Aquí, la oralidad es el primer sistema comunicativo que adquiere el individuo cuando nace, es la primera experiencia interactiva; gracias a ella el ser humano se diferencia de los animales, porque utiliza la manera verbal, cognitiva, neurolingüística y la tecnología que es su herramienta moderna. Mostacero cita a Ong (1987), quien explica que la oralidad es una realidad coloquial porque se construye de la interacción espontánea, tautológica, por su carácter receptivo, reiterativo y evanescente, porque el sonido solo existe cuando abandona la existencia. Para Ong, el habla constituye un material eminentemente familiar y coloquial y el aprendizaje se consolida cuando el infante ingresa al sistema escolar. Mostacero se muestra en desacuerdo con la clasificación que hace Ong (1994), de la oralidad (primaria individual y la primaria colectiva), para el autor este tipo de oralidad desconoce por completo la escritura y es difícil de comprobar. A diferencia de Ong, explica Mostacero, la oralidad se presenta de tres maneras: 1- La oralidad primaria individual del niño(a): la lengua materna que aprende en la escuela.

2- La oralidad primaria colectiva de niños y adultos: esta pertenece a las sociedades indígenas. 3- La oralidad secundaria urbana: representa las variedades de escrituralidad, incluyendo la escuela, las instituciones y las nuevas tecnologías. Para el autor, a pesar de las innovaciones tecnológicas, la oralidad tiene y seguirá teniendo un espacio semiótico propio y preponderante. El segundo aparado que expone Mostacero se refiere a las experiencias con la escritura. Aquí cita a Sampson (1997), quien explica que entre las culturas y civilizaciones de la antigüedad, la escritura evolucionó de un sistema pictográfico a uno glotográfico y luego, dentro de este, de uno logográfico a uno alfabético. De acuerdo con la clasificación de Sampson, Mostacero divide en cuatro acciones las modalidades presentes en la escrituralidad (pictografiar, escribir, grafizar y digitalizar). Para sustentar esta subdivisión cita a varios lingüistas quienes plasman sus tesis sobre estas diferentes modalidades de la escrituralidad: Tusón (1997), quien expresa que la escritura es una técnica específica para fijar la actividad verbal mediante el uso de signos gráficos y Tolckinsky (1993), quien da origen a los sistemas de notación y a los sistemas de grafización. En el tercer apartado cita a Pierce (19974), Morris (1962) y Lozano, quienes recurren al término textualidad y lo integran a las modalidades de la producción discursiva e interpretación de textos y la describen como el conjunto de todos los tipos de textos y discursos que una persona o una sociedad han sido capaces de producir. Ellos llegan a la conclusión que el hombre ha sido siempre un textualizador, y clasifican los textos en: 12345-

Textos predominantemente escritos (la acción es manual). Textos mixtos (puede ser oral y escrito) Texto audiovisuales (se cambia la voz, la escritura y la imagen) Textos computarizados (es la telefonía celular, los programas de informática) Textos semióticos (una obra pictórica, un desfile militar, etc.)

Mostacero se refiere a la relación entre la oralidad y escrituralidad como articuladores de la textualidad e introduce el principio del continuum como base teórica para relacionar estos dos constructos: “…lo oral y escrito comparten un mismo espacio, que es el de la comunicación en la comunidad de hablantes de una lengua, expresan formas culturales complementarias y se recanalizan y transforman entre sí de modo continuo” (Mostacero, R., 2004). Para el autor, la oralidad se ha remozado gracias a la tecnología (texto electrónico, foros, chats, etc.), igualmente, la escrituralidad exhibe una gran riqueza y variedad constituida por múltiples sistemas semióticos en los cuales la tipología de textos y discursos hace honor a la cantidad y a los híbridos. Gracias a estas teorías es posible estudiar los casos de desplazamiento y transferencia que caracterizan a las modalidades del discurso. En mi opinión particular, la formación de la oralidad va a depender, en gran parte, del contexto del individuo, su familia, la sociedad y su comunidad. Nuestros estudiantes aprenden la oralidad de manera espontánea, de allí que, es nuestra tarea como docentes, enseñarles cómo deben de expresarse de manera correcta. La escritura es otro aspecto importante en el estudiante, por ello, desde pequeños, se le debe poner planas, rayados y toda actividad

que requiera destreza motriz para el

fortalecimiento de destrezas en su proceso enseñanza- aprendizaje. Finalmente, la llamada revolución tecnológica ha impactado fuertemente la vida académica y observamos con tristeza que

nuestros niños y jóvenes se muestran reacios y

desmotivados por leer y escribir. En este sentido, Mostacero nos abre una puerta en la penumbra del desconcierto, como docentes de lengua materna, al mostrarnos que es posible mantener óptimos niveles de oralidad y escritura por medio de herramientas tecnológicas. Utilicemos, entonces esta ventana del conocimiento como una herramienta discursiva y escritural, sin embargo nunca olvidemos que la oralidad y la escritura tradicional son actividades básicas

en el ser humano y van de la mano con su desarrollo social e

intelectual. Ana Isabel Morales Universidad de Panamá Centro Regional Universitario de Panamá Este

Bibliografía Briz, A. et al. (Eds.). (1997). Pragmática y gramática del español hablado. El español coloquial. Zaragoza: Pórtico. Cassany, D. (1999). Lo escrito desde el análisis del discurso. En Lexis Vol. XXIII, 2, pp. 213-242. Landow, G. (1995). Hipertexto. La convergencia de la teoría crítica contemporánea y la tecnología. Barcelona: Paidós. Larrauri, A. (2001). Oralidad en un texto escrito para ser leído frente a una audiencia, Caracas: Universidad Central de Venezuela. Larrauri, A. (2002). Oralidad y escrituralidad en el discurso académico oral. Una caracterización de la ponencia académica oral desde la perspectiva discursiva. Caracas: Universidad Central de Venezuela. Tesis de Maestría. Mostacero, R. (1986). La literatura en el continuum cultural: una propuesta de definición. Ponencia presentada en el XII Simposio de Docentes e Investigadores de la Literatura Venezolana, Maturín, Instituto Pedagógico de Maturín.