Observaciones Y Estudios Del Pais Y Sus Habitantes Durante Una Permanencia De 25 Años

OBSERVACIONES Y ESTUDIOS DEL PAIS Y SUS HABITANTES DURANTE UNA PERMANENCIA DE 25 AÑOS E. W MIDDENDORF TOMO II LA COST

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OBSERVACIONES Y ESTUDIOS DEL PAIS Y SUS HABITANTES DURANTE UNA PERMANENCIA DE 25 AÑOS

E. W MIDDENDORF

TOMO II LA COSTA

En varias oportunidades había visi¬tado las regiones más septentrionales de la costa, es decir Trvijilio y el depar¬tamento de Lambaycouc;- ¡a primera ver. en setiembre de 1885, en compañía de dos comerciantes jóvenes, enviados allí por una firma alemana-de Lima con el difícil encargo de cobratidcudas impagas desde hacía mucho tiempo, ¡"ara este viaje, no utilizamos el pe¬queño vapor caletero, que según el ho¬rario; establecido debe tocar en cada pucho, sino uno de ¡os grandes paque¬botes, que pasan de largo delante de la n-vayor parte de los pequeños puer¬tos, como Ancón, Supe, IIuarmev, Sa- nmneo y Casilla, deteniéndose sola¬mente, y por COTCO tiempo, en Huacho y Chimbóte, dc'modo que después de un viaje de 36 horas, llegamos a Sa- ¡averry. Salaverry no podía llamarse propia¬mente puerto en ese tiempo, sino que era un simple desembarcadero, ya que la'playa, ligeramente' curvada y pla¬na, está completamente abierta hacia el mar, y por;cl lado sur, una roca baja que apenas se adelanta también ¡a protege un poco contra los vientos que soplan desde esta dirección. lis verdad que las piezas para un muelle de hierro y urvpucntc de desembarco yacen desde iiacc muchos años en el suelo, pero la guerra había interrum¬pido' los trabajos preliminares apenas iniciados y sólo en la época de mi úl¬tima visita se pensó seriamente en rci- niciarlos. La carga y descarga de mer¬caderías, así como el embarco y el des¬embarco, es aquí una tarca difícil y a veces peligrosa, tanto para ios pasa¬jeros como para las lanchas, y hay tilas en que estas operaciones son imposi¬bles. Si bien esta región del Océano

Pacífico merece su nombre, ticDiuo a que allí nunca se presentan tempesta¬des, basta que el viento sople con un- poco más de fuerza para quc.se levan¬ten altas olas que al chocar con el pi¬so de la playa rompen con gran vio¬lencia. A nuestra llegada, el mar es¬taba tan movido, que no era posible embarcar ninguna mercadería, y sólo una pequeña parte podía ser descar¬gada. También los lancheros se negaron a desembarcar a los pasajeros, ¡¡asta que, en c! transcurso de algunas ho¬ras, el mar se tranquilizó un poco, y una de las grandes lanchas que allí se usan, se acercó a 'fuerza de golpe de remos. Casi todos los viajeros tenían pasajes para Salaverry, y entre ésros: _ muchos crary pasajeros de cubierta. Desunes de que se hubo acomodado el equipaje de esta gente, no muy seco, en verdad, ya que la lancha hacía agua, empezó el desembarco de las personas, utilizándose para este fin un tonel destapado que era subido y ba¬jado mediante tina polen fijada en c! extremo de una verga. Se transporta- lía simultáneamente a tres pasajeros, de lus cuales dos iban en el tonel sen¬tados en un banco, mientras que el otro tenía que pararse en el borde, su¬jetándose tic la cadena. En el íontlo de la lancha habían costales de acei¬tunas, sobre los cuales el tonel, al lle¬gar, se volcaba generalmente, vaciando su carga humana sobre la negra masa aceitosa, para gran deleite de ¡os cu¬riosos de arriba. Los últimos en ser habidos fuimos nosotros, los tres ale¬manes, y pudimos acomodarnos en me¬dio tic la embarcación, en uno de los bancos donde estaban los remos, asien¬tos incómodos, aunque los más. segu¬ros de todos, como quedó demostrado después. Eramos quizás cien personas en la lancha, movida por diez remeros.

morenos, y cuyo timonel, un cholo ro¬busto, estaba parado en la alta popa del bote. El oleaje volvió, .arreciar, pero.la dificultad comenzó solo cuan¬do nos acercábamos a tierra; pues se trataba entonces de evitar que las olas rompiesen en el borde do la embarca¬ción. Cuando nos encontramos al fren¬te del promontorio rocoso, el timonel no.se atrevió avanzar más, sino que ordenó levantar los remos. Desde su elevado sitio podía observar el mar hasta cierta distancia y calcular la altura de ¡as olas que venían. El ulcajv: no es siempre igual, pues a cier¬to número de olas altas sigue siempre una serie de bajas. Cuando vio que había llegado el momento oportuno, dio la orden de hacer girar nuevamen¬te la lancha y entonces ¿es hombres se pusieron a remar con todas sus fuer¬zas, y alentándose mutuamente con gritos y exclamaciones, ■ condujeron la lancha a través de la rompiente hasta Til orilla. Ya cerca de tierra nos sor¬prendió una ola alta. Vino a romper¬se en ¡a popa, de modo que ¡a gente sentada allí y que creía ocupar el si¬tio más . seguro, fue completamente pinjada. Inmediatamente una gruesa cuerda ascgifrada en tierra, fue ama¬rrada en la proa y de este modo la lancha fue conducida a la playa. Los pasajeros fueron transportados a tra¬vés de un corto trecho de la rompien¬te por recios muchachos morenos. .Es¬tos; cargadores; forman un gremio y sé ¡laman "tasqueros”, palabra que no pertenece al idioma español, sino que lia sido tomada del quechua Todos llegamos a tierra sin percances, y sólo se mojó uñ poco el equipaje. Encon¬tramos en el puerto a varios conocidos, quienes habían venido desde Trujilio, a ver la llegada del vapor y .enterarse de lo que traía. Salaverry es una población nueva que Iva surgido sólo en la década ele! setenta, como punto de partida del fe-rrocarril, construido desde la costa a Trujilio y al vecino valle de Cliicama. Derde entonces, Salavcrry ha sido el puerco de í rujillo, pues a pesar de su situación carente de protección, es me¬jor desembarcadero ciuc Huanchaco, que se encuentra tres leguas más al norte y antiguamente servía como puerto de Trujilio. - En el lugar donde actualmente ..se halla. Salavcrry,-. sólo había un -puesto de' aduana, llamado Garita de Moche, el mismo nombre

de un pueblo vecino. Este lugar es famoso en la historia del Perú corno escenario de la batalla más dura y san-grienta que se ha librado en el curso de sus muchas guerras civiles. El 19 de ripviembrc de 1833, desde las seis de la madrugada hasta ía noche, lu¬charon- allí las tropas del 1 icsulciuc Camarín, comandadas por el General Vidal, contra el joven Coronel Salave- rrv, tnic se bahía sublevado. En esta batalla, pereció la mitad tic los efecti-vos tic cada uno de ios bandos: un ejemplo que demuestra con qué valen-tía 3' resistencia saben batirse los peruanos, aunque es de lamentar que estas cualidades solamente se han he-dió patentes cuando han combatido entre ellos, y no cuando lo han hecho contra los enemigos extranjeros. V i- nnlmcntc, Salavcrry perdió la batalla, pero la derrota no doblegó su ánimo, m menguó la admiración de sus coctá- .neos, y cuando se fundó cerca tic la Garita de Moche la nueva población, ■se fcfúlio el noínbrc de este hombre extraordinario, cuya memoria llegó a ser aún más querida -por sus compa-triotas debido a su trágico desuno. La distancia de Salavcrry a Trujilio es de dos leguas, un ferrocarril'de tro-cha angosta une ambos lugares y el viaje dura inedia hora. El tren se de-tiene una sola vez, en medio del cami¬no, en c! pueblo de Moche, y hasta cscc lugar atraviesa una llanura areno¬sa. Sin embargo, gracias al agua del río, después de Moche comienza la ve¬getación, y esta zona se conoce como él valle de Trujilio.