Objeto y Sujeto trabajo social

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Redefiniendo el objeto de estudio e intervención profesional: lo ontológico, lo epistemológico y lo metodológico en la praxis del Trabajo Social Obdulio Pappa Santos1 Subeje temático Objeto y sujeto del Trabajo Social Resumen La ponencia está dirigida a la discusión reflexiva sobre el objeto en el Trabajo Social. Se parte de una reflexión inicial con dos ideas: primera, la construcción de objetos de estudio e intervención y, segunda, al considerar al objeto como la realidad de todo lo que existe, se vincula con la ontología, relacionada dialécticamente con la ciencia, la epistemología y la metodología, con visiones diferenciadas, según el enfoque que se trate. Con ello se analizan las distintas tendencias ideológicas presentes en la definición del objeto en el Trabajo Social, que sirve de base para hacer una reflexión en la redefinición del objeto profesional, apoyada en los conceptos de lo social y la cuestión social, permitiendo plantear una propuesta metodológica (para la discusión) en el proceso de intervención profesional en lo social. Palabras clave: ontología, epistemología, metodología, tendencias ideológicas en la definición del objeto en el Trabajo Social, lo social, la cuestión social, objetos de intervención, sujetos/actores sociales activos y participativos, proceso de intervención en lo social, metodología y método. Introducción Con ocasión de la celebración del X Congreso Nacional de Trabajo con el tema central Fundamentos filosófico–políticos en la praxis del Trabajo Social en Guatemala, a realizarse en la ciudad de Huehuetenango del 28 al 31 de agosto del 2013, aprovecho la oportunidad para presentar esta ponencia en el subeje temático Objeto y sujeto del Trabajo Social, con el propósito de estimular la discusión y el debate reflexivo.

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Doctor en Innovación Educativa y Máster en Políticas y Prácticas de Innovación Educativa para la Sociedad del Conocimiento, Universidad de Almería, España. Máster en Trabajo Social con énfasis en Gestión del Desarrollo, Universidad Nacional Autónoma de Honduras –UNAH-, Tegucigalpa. Licenciado en Trabajo Social y Trabajador Social Rural, CUNOC-USAC, Quetzaltenango. Especializado en: Investigación Social, Administración de Proyectos Sociales, Gestión Científica y Tecnológica, Psicología Social y Violencia Política, Forestería Comunitaria. Coordinador, profesor e investigador Carrera de Trabajo Social CUNSUROC-USAC, Mazatenango. Profesor del Programa de Estudios de Posgrado de la Escuela de Trabajo Social-USAC.

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Hablar del objeto en el Trabajo Social, construido a partir de la realidad, obliga necesariamente recurrir al análisis de aspectos filosóficos referidos a la ontología, como el estudio del ser, de todo lo que existe. En una visión holista la realidad social se reconstruye en la totalidad de sus manifestaciones, por lo que el análisis ontológico precisa hacer referencia a la ciencia como proceso de construcción del conocimiento científico en la búsqueda de la verdad, auxiliada por la epistemología como teoría y práctica en la construcción del conocimiento sobre la realidad. Para vincularse con la realidad con el fin de recoger los datos empíricos que contiene como fenómenos o procesos, se recurre a la metodología como el estudio de los métodos y como procedimiento a seguir, con lo que el método se constituye en la parte operativa del proceso de conocimiento, construido a partir de elementos subjetivos y contextuales. Realizo un breve análisis de la concepción del objeto en el Trabajo Social a partir de diferentes tendencias ideológicas, que matizan el perfil de la profesión a nivel teórico, epistemológico y metodológico y orientan la práctica profesional que se realiza. Sobre esta base construyo un discurso que permite reorientar la discusión sobre este tema, basado en la tendencia ideológica del materialismo dialécticohistórico que destaca la relación dinámica entre objeto y sujeto de la acción profesional. Para tal cometido hago recurso analítico de los conceptos de lo social (interacciones entre sujetos sociales) y de la cuestión social (espacio problemático para construir objetos de conocimiento y de intervención profesional). En el marco de este análisis arribo a una propuesta metodológica de intervención profesional en lo social, no como algo acabado, sino en construcción permanente. 1.

Discusiones sobre ontología, epistemología y metodología

Para discutir en torno al objeto en el Trabajo Social se deben precisar algunas ideas iniciales. Primero, es necesario partir de la noción que no sólo se debe hablar de objeto de intervención, sino más bien de objetos de estudio e intervención profesional. Esta afirmación precisa superar visiones practicistas o empiristas que remarcan la 2

actuación o intervención social a partir de prácticas aisladas y desprovistas de fundamentación

filosófica,

científica,

epistemológica

y

metodológica

que

invisibilizan o esconden el carácter holista de la praxis 2, como una combinación de ver el todo sin perder de vista las partes o de partir de las partes sin perder la visión de totalidad, resultado de una articulación equilibrada entre holismo y particularidades, evitando caer en posiciones de ´ceguera holista´ o ´ceguera reduccionista´ o fragmentaria. “Si es posible una propuesta explicativa de la totalidad social, si la totalidad no es indiferenciada, que privilegia la idea de que ´todo tiene que ver con todo´, sino estructurada –organizada- y jerarquizada, en donde se acepta que ´todo tiene que ver con todo´, pero no de igual manera, y se recalca que algunos elementos son más significativos que otros en su estructuración (…) Frente a la ´ceguera reduccionista´ que cree conocer el todo por el conocimiento de sus partes, se contrapone ´la ceguera holista´ que cree conocer considerando sólo la totalidad y que ´no ve más que el todo´. Por lo que en la construcción del conocimiento se debe comprender que el paso que va del todo a las partes (deducción) y de las partes al todo (inducción) debe ser permanente y es un camino indispensable en el conocimiento, ´ninguno de los términos es reductible al otro´.” (Pappa Santos, 2011: 23-24) Segundo, se hace necesario relacionar el objeto o realidad con la ontología como la parte de la filosofía que se ocupa del estudio del ser, de todo lo que existe 2

La praxis, por su naturaleza, es de carácter histórico-social, realizada por sujetos en determinados contextos sociales en distintos momentos temporales. La praxis forma parte del concepto de práctica social, vista como las acciones sociales individuales y colectivas que realizamos los seres humanos, que puede desagregarse en los conceptos de práctica cotidiana para desarrollar todas aquellas actividades que se requieren para nuestra existencia y convivencia en la sociedad; la práctica empírica, que permite, a partir de ciertos conocimientos experienciales obtenidos en el desempeño de determinadas labores u oficios, obtener habilidades para desempeñar un trabajo, en lo que comúnmente se denomina escuela de la vida; y, la práctica científica, en donde precisamente asume su existencia el concepto de praxis, que se divide en práctica específica de investigación, relacionada con la construcción de conocimiento científico a partir del uso de ciertas metodologías sustentadas en distintos paradigmas que orientan la forma de acceder a la realidad y de reconstruirla, por lo que se sustenta en la relación dialéctica y dinámica entre teoría y práctica, entre concepciones y acciones que se realizan. La praxis es una reflexión teórica combinada con una experimentación práctica que se traduce en una experimentación reflexiva y la reflexión (crítica) sobre la práctica (Pérez Gómez, 1999). En el pensamiento de Adolfo Sánchez Vásquez, de acuerdo Uc Sánchez (2006), la praxis se desdobla en dos categorías. La primera categoría hace referencia a la praxis creadora frente a la praxis reiterativa y la segunda enfrenta a la praxis espontánea con la praxis reflexiva.

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representado en las categorías de materia y energía, sobre la ciencia como proceso de construcción de conocimientos, apoyada por la epistemología 3 con sus dos funciones: como teoría para la construcción material del conocimiento y como práctica de vigilancia del conocimiento construido, fundamentando los aspectos metodológicos que operativizan el acceso a la realidad para conocerla y transformarla, por lo que no se reduce simplemente al estudio de los métodos, técnicas e instrumentos, sino que bajo esa visión holista y dialéctica, la metodología, es la parte operativa en donde el método o métodos con sus estrategias o técnicas e instrumentos permite la recogida de datos (cuantitativos y cualitativos) pero a la vez se nutre de una visión de la realidad y la forma de acercársele para describirla, analizarla, explicarla, comprenderla e interpretarla. Debe existir claridad que la realidad es vista desde distintas formas, según se trate del enfoque que se utilice. Existen dos enfoques diferentes que desde posiciones ontológicas, epistemológicas y metodológicas, tienen visiones distintas de la realidad, representados en el positivismo/empirismo (enfoque cuantitativo) y el constructivismo/comprensivo (enfoque cualitativo) Para diferenciar los enfoques metodológicos en la producción de conocimientos, es necesario considerar la perspectiva ontológica que estudia el ser como realidad, la fundamentación epistemológica que constituye la forma de cómo construir el conocimiento de la realidad y la orientación metodológica que facilita las formas metodológicas (método y estrategias metodológicas o técnicas e instrumentos de recogida de información) para acceder a la realidad (acceso al campo). Desde la ontología, el enfoque cuantitativo, parte del realismo ingenuo que plantea que la realidad existe sin más discusión y el realismo crítico que plantea que la realidad está allí y que se puede estudiar y hay un acercamiento, realidad que es eterna, por lo que el conocimiento que se construye es de una vez y para siempre. 3

La epistemología se ocupa de resolver los problemas del conocimiento: origen, posibilidad, esencia y verdad. En cada problema del conocimientos existen varias respuestas que se traducen en posturas epistemológicas (consultar a Johan Hessen en su libro Teoría del conocimiento)

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En oposición, el enfoque cualitativo ve la realidad en constante cambio, movimiento y transformación, colocando la perspectiva histórica, por lo que todos los fenómenos son relativos de acuerdo a la época y el contexto que se viva, con determinaciones económicas, culturales, sociales y políticas, asumiendo la realidad social un carácter dinámico e inacabado de los fenómenos. Desde la perspectiva epistemológica, el enfoque positivista parte del objetivismo, planteando que los seres humanos son objeto de conocimiento, sin tener en cuenta que son seres pensantes, sujetos/actores sociales, el dualismo que plantea posiciones opuestas en la construcción de conocimiento: lo claro lo oscuro, lo malo lo bueno, existiendo total independencia o separación entre investigador e investigado, se limita a comprobar los supuestos que se plantean desde el inicio de la investigación. Desde el enfoque constructivista es lo contrario, porque el conocimiento se construye en la interacción de objeto y sujeto, no existe el control ni la predicción, sino lo que interesa es la comprensión. Las hipótesis son de trabajo, a manera de interrogantes, que se resuelven en el proceso y no para comprobación de relación entre variables (relación bivarial) a manera de causaefecto. La orientación metodológica se refiere a la parte operativa de la investigación, donde se plantea el uso de métodos, técnicas e instrumentos o métodos y estrategias metodológicas, dependiendo del enfoque que se trate. En el enfoque cuantitativo lo que interesa es el dato numérico que será obtenido a través de técnicas e instrumentos. Mientras, en lo cualitativo interesa el pensamiento y acción de las personas, con sus expectativas, sueños y deseos, y la relación que se entabla en el contexto con interacciones entre investigador e investigado, con la finalidad de comprender e interpretar los fenómenos que se estudian en la complejidad, vía la utilización de métodos y estrategias metodológicas que se triangulan para lograr un contraste de datos en lo que se conoce como triangulación de teorías, métodos, estrategias metodológicas, sujetos/actores sociales.(personas), tiempos, lugares, medios de comunicación (mass-media).

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2.

Recorrido histórico de las interpretaciones del objeto del Trabajo Social: del circunstancialismo/subjetivismo a la relación dialéctica objeto-sujeto (texto adaptado de Pappa Santos, 2013, basado en Faleiros y Pizarro, sde.)

En la definición del objeto del Trabajo Social, históricamente se ha transitado por varias tendencias ideológicas que han configurado la naturaleza esencial de la práctica profesional (objeto-sujeto, principios, finalidad, objetivos, funciones, fundamentación teórica-epistemológica, y la orientación metodológica y técnicainstrumental): el objeto del Trabajo Social es la intervención en los problemas sociales (circunstancialismo), el objeto del Trabajo Social es la intervención en procesos sociales (subjetivismo), el objeto del Trabajo Social es el hombre histórico-social, inmerso en determinadas relaciones sociales que le son adversas (relación dialéctica sujeto-objeto). El circunstancialismo le otorga predominancia a la situación, manifiesto en tres perspectivas:

asistencialista,

sociologista

y

tecnocrática.

En

términos

generales –en sus tres perspectivas-, al definir el objeto del Trabajo Social se olvida o anula al sujeto. Se considera al hombre como producto de las circunstancias y de la educación, sin tomar en cuenta su origen situacional, parcializando la propia realidad. Aquí, el ser humano pasa a ser objeto para otros y para sí mismo. Existe una predominancia del objeto, por lo que el sujeto se transforma en objeto. Dependiendo de las circunstancias que originan los problemas, así se atienden, suponiéndose que las circunstancias inmediatas determinan al ser humano. Por lo que en la práctica profesional se atienden en forma separada, sin considerar las causas que las producen. Es una visión empirista y abstracta, porque hace a un lado al sujeto. La perspectiva asistencialista, se identifica con las primeras manifestaciones del Trabajo Social como asistencia organizada no estatal –producto del trabajo realizado por Sociedad Organizada de la Caridad –COS-, por sus siglas en ingles-. La acción profesional se reduce a atender los problemas que presenta el cliente, tomando en cuenta la circunstancia que los provoca dichos problemas, basándose en las variables que las determinan. Con lo anterior, la asistencia es vista como la 6

prestación de un auxilio financiero o material para atender problemas inmediatos, proporcionado soluciones inmediatas, paliativas. Con ésta práctica empirista e inmediatista se trata de justificar a través de la elaboración de “teorías” que respondan a esa actuación profesional. Se presenta el Trabajo Social como un medio de restauración y salvación humana (´ejército de salvación´) que trata de hacer encontrar la felicidad de las personas que atraviesan problemas; felicidad que no construye históricamente el ser humano en sus relaciones, estando fuera de la sociedad como un fin en sí mismo. La asistencia social asume cuatro formas: paliativa, como auxilio a necesidades inmediatas; curativa, para rehabilitación; preventiva, para disminuir flagelos, problemas, enfermedades del sistema; y, promocional, para la integración del ser humano a la sociedad. Con el asistencialismo, el objeto del Trabajo Social es considerado como la atención a carencias individuales4. Con esta visión, la actuación profesional busca, a través del auxilio, compensar la carencia individual o circunstancial. La perspectiva sociologista, surge en el momento en que se institucionaliza la asistencia; es decir, cuando el Estado asume la responsabilidad de definir, organizar y ejecutar los servicios sociales en lo que ahora conocemos como política social. Rebasa el carácter individual hacia una perspectiva social; sin embargo, al considerar el aspecto social no toma en cuenta las relaciones globales de la estructura social. Existe una preocupación por el individuo y por la prestación de servicios, al mismo tiempo que se propugna por una reforma social. Se asume que el Trabajador Social se interesa por la persona y su medio social, conceptualizado como algo estático y fijo, opuesto a la vida social dinámica y a la lucha de clases. Se efectúa una separación estructural entre el ser humano y su mente o su personalidad, existiendo una relación mecánica y no de determinación mutua. Se polarizan ambos elementos: el individuo y su personalidad, opuesto a la situación social (a la circunstancia). En esta visión el Trabajador Social persigue objetivos relacionados con el funcionamiento social, la integración del individuo al 4

4. Vistas como fallas o lagunas del individuo o determinadas circunstancias en la vida de los individuos que les imposibilita alcanzar el bienestar.

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medio, la mutación del medio limitado al ámbito del individuo. Las organizaciones sociales locales de la comunidad son divididas en distintos aspectos, desvinculándose entre sí, o en el mejor de los casos con limitada relación en un comité central, que actúa en forma consensuada. Esta segmentación y desvinculación responde a intereses estratégicos y tácticos de la clase dominante a fin de evitar la lucha de los trabajadores contra el sistema; se trata de eliminar/anular los grupos contestarios. Se señala que el Trabajo Social debe considerar a la sociedad como un conjunto de instituciones que se estructura en función de males o carencias sociales o de los desvíos provocados por la ´patología social´. De esta manera, el objeto del Trabajo Social se convierte en una intermediación entre las instituciones, las carencias y los desvíos socialmente identificados por esas instituciones. Desde ésta perspectiva, el Trabajo Social es considerado como compensación de carencias y terapia de desviaciones sociales. En la perspectiva tecnocrática, se sobreestima el papel de la técnica. Se establece a través de la planificación y la administración en el Trabajo Social, en donde se abstrae el problema de la realidad social concreta, para esquematizarla, según el criterio tecnocrático de una racionalidad impuesta por las instituciones donantes. Se establece una separación entre el técnico y la sociedad, se planifica y administra desde fuera del proceso social. Se considera al Estado por encima de la sociedad y la solución a los problemas sociales como dependientes de una realidad implícita en planes, programas y proyectos. En la relación Estadosociedad civil se establece el modelo histórico concreto en donde se desarrollan dos tendencias: la sociedad civil se relaciona con el Estado por medio del clientelismo y tráfico de influencias (socialización del Estado), y el Estado establece una relación de subordinación con la sociedad civil (politización de la sociedad civil). El subjetivismo le otorga predominancia al sujeto. Es una tendencia que considera al actor, al sujeto, olvidándose del objeto, que también objetiviza al sujeto, al aislarlo de la realidad de sus relaciones sociales (descontextualización). Existen dos perspectivas: psicologista y 8

de ´orientación social´, ambas le

otorgan importancia al aspecto activista del individuo como actor social, sin considerar a la sociedad y a la acción social en su contexto global, La perspectiva psicologista, considera que el origen de los problemas sociales se encuentra en el mismo individuo, por lo que debería dársele un tratamiento psicológico para superarlos. El tratamiento del caso es a través de la relación del ´yo profesional´ con el ´yo cliente´ en las entrevistas ´terapéuticas´. Se define como el fundamento del Trabajo Social que ´la persona tenga la capacidad de autodesarrollarse y cambiar´, hasta que llegue a tener una seguridad emocional en su actuación, por lo que el Trabajador Social debe estimular experiencias positivas de la personalidad para promover su auto desarrollo, tomado de una forma abstracta (al margen las relaciones sociales) y aislada (el ser humano visto en su individualidad), de donde se establece que los problemas son individuales y no la manifestación de las relaciones sociales. En la perspectiva de ´orientación social´, se define al objeto del Trabajo Social como el ´proceso de orientación social´, desarrollado por el individuo para obtener soluciones normales a sus dificultades sociales. La actuación profesional ayudaría al individuo, con su orientación, a tomar esas decisiones, vistas en forma aislada de la práctica social de la sociedad misma, siendo un problema para el sujeto aislado. Con la intervención profesional, la ´orientación´ se convierte en un proceso de adaptación, de sumisión del sujeto cliente a esa intervención. De aquí que, la orientación profesional brindada por el Trabajador Social a los clientes se sitúe en los límites del saber y experiencias del orientador. La orientación que se ofrece al cliente significa una percepción inmediata, tomada aisladamente, de acuerdo al esquema institucional que busca un control del individuo. Se clasifican los problemas en forma empírica y sobre esta base se distribuyen recursos, sin un análisis político de la situación y de las relaciones de clase del propio cliente. Los valores son vistos como estáticos y eternos, tomándose al Trabajo Social como el medio de compensación de esos valores. La tendencia de relación dialéctica objeto-sujeto, toma en cuenta la historia y la estructura social. Se ubica concretamente al Trabajo Social en una determinada 9

sociedad, en una determinada institución, realizada por determinada profesión que comparte la condición de asalariados del resto de trabajadores. Para comprender al Trabajo Social se hace necesario ubicarlo en determinado contexto social. Se considera al ser humano como producto y productor de la historia, en una relación dinámica entre sujeto-objeto. Se comprende como práctica social la acción del sujeto social dirigida a transformar su realidad, permitiéndole transformarse a sí mismo. Se define el objeto del Trabajo Social como el sujeto social inmerso en determinadas relaciones de clase, dirigiendo su acción a la conversión del ser humano considerado como objeto a sujeto de su propia transformación. Es el sujeto histórico social que pertenece a los sectores populares, a la clase trabajadora, proletaria, comprendida por sus características, necesidades, problemas, intereses y aspiraciones al interior de su contexto social. Es el ser humano explotado y dominado inmerso en la sociedad que se convierte de objeto en sujeto mediante la práctica que realiza en determinadas relaciones sociales que le son adversas, y en función de la lucha de clases arriba a la toma de conciencia de clase (de la conciencia en sí a la conciencia para sí), encaminando su acción a la búsqueda de un proyecto de clase que le permita superar su condición de explotado y dominado. Está llamado a participar directa, activa y concientemente en la construcción de una nueva sociedad que le permita satisfacer sus necesidades sociales. Desde esta perspectiva, la clase trabajadora debe enfrentar una lucha política y no solamente reivindicativa y reformista. Tomando en cuenta lo anterior, la praxis del Trabajo Social, debe estar encaminada a contribuir a que se haga realidad el proceso de liberación del ser humano oprimido, para contribuir a la transformación social, identificándose con los intereses y necesidades del actor principal del proceso de transformación: la clase trabajadora. Proyecto que no debe verse como estático, sino que se va construyendo y reconstruyendo constantemente de acuerdo a las determinaciones histórico-sociales. La práctica reflexiva es la que va permitiendo definir y redefinir las estrategias y tácticas de la transformación social y de la acción profesional. Metodológicamente, el objeto se concibe como una construcción teórica y sistemática que surge del análisis concreto de situaciones concretas en el 10

contexto global y más específicamente de las contradicciones concretas y reales que presenta la sociedad en un momento histórico determinado. Esta concepción se contrapone a la definición de un objeto desvinculado del contexto social. El objeto del Trabajo Social se identifica con el sujeto que se construye históricamente. Desde este punto de vista, el objeto del Trabajo Social es el ser social oprimido y dominado, inmerso en su práctica social al interior de determinadas relaciones sociales desiguales, encontrándose desposeído de medios de producción, sin participar real y activamente en la política social y cultural de la sociedad a la que pertenece. Históricamente es el llamado a realizar la transformación. En una relación dialéctica, el ser social es producto de la historia, de la sociedad y a la vez, la historia, la sociedad, ha sido creada por el ser social. Esta perspectiva dialéctica permite establecer que el ser histórico-social es capaz de transformar su realidad y a la vez transformarse a sí mismo en un proceso continuo que no termina. Es por esto que la transformación de la sociedad opresora y la realización del ser social, constituyen un proceso histórico que se fundamenta en el movimiento mismo de la sociedad. 3.

Redefinición del objeto del Trabajo Social: los conceptos de lo social y la cuestión social en la ubicación de objetos de intervención y sujetos sociales activos y participativos

Para redefinir el objeto del Trabajo Social, es necesario tomar en cuenta las tendencias ideológicas analizadas, influenciadas por aspectos de carácter material representados en las condiciones históricas-sociales concretas de cada época, e inmaterial representados en la influencias del pensamiento filosófico y social en la profesión. Atendiendo a lo anterior, comparto la tendencia de la relación dialéctica objetosujeto, pero que precisa ubicarla en el debate actual sobre lo social y la cuestión social. Entiendo lo social como el espacio donde se generan las relaciones e interacciones sociales de todo tipo como las relaciones interpersonales (familiares, de barrio, amistosas y sentimentales), colectivas (laborales, de comunidad), pero 11

en especial las relaciones sociales de producción, en donde se establece una relación dialéctica, conflictiva y desigual entre capital y trabajo, en situación ventajosa para el capital, en detrimento del trabajo. Para estudiar lo social, se hace necesario reconstruir el complejo tejido social en términos de relaciones entre sujetos sociales, en donde se encuentran la correlación de fuerzas sociales que señala rutas de actuación profesional, de acompañamiento de procesos sociales que generen acciones concretas en dos sentidos: desde la perspectiva material para elevar condiciones y niveles de vida con la autogeneración de empleo y consecuentemente de ingresos familiares para la satisfacción de necesidades auténtica o genuinamente humanas, a través de proyectos productivos colectivos (colectividades que producen valor), pero que también contribuyan a la generación de riqueza para obtener mejores niveles de vida que incidan en la calidad de vida de quienes se encuentran en desventaja económica, y en el otro sentido, para construir sujetos críticos y reflexivos, con procesos de capacitación para construir ciudadanía, sujetos concientes de sus derechos y deberes, en condiciones de defenderlos y exigir su cumplimiento. Hablo entonces de construir mapas de actores sociales y la red de relaciones e interacciones sociales que se generan en cada contexto. Las relaciones desiguales entre capitalistas, dueños del capital y de los medios de producción y trabajadores, dueños de su fuerza de trabajo que venden al mejor postor, determinan el surgimiento de la cuestión social como el espacio en donde se generan las necesidades y problemática social que los grupos organizados y los movimientos sociales contestarios demandan frente al capital su atención, demandas que se dirigen al Estado. Como respuesta, el Estado toma decisiones de atención o no atención a las demandas y reivindicaciones que se traducen en políticas sociales con el fin de minimizar las demandas y problemáticas que sean presentadas por los grupos populares. La cuestión social, como espacio problemático, constituye el espacio para la construcción de objetos de intervención social que posibiliten procesos de actuación profesional, construyendo metodologías alternativas de intervención 12

social, es por ello que la cuestión social, paralelamente con las políticas sociales, constituyen los ejes que dinamizan la intervención profesional, en tanto proceso que se construye a partir de las manifestaciones de la cuestión social que estructuran el campo problemático. El estudio y reflexión de la cuestión social como categoría de análisis permiten comprender el horizonte de la intervención en lo social, la comprensión de los fenómenos y políticas sociales. Aquí es oportuno aclarar, que en el lenguaje profesional

hemos

equivocado

términos

mal

utilizados

como

´proceso

metodológico de intervención´, porque, como ya se mencionó, lo metodológico hace referencia a un proceso, por lo que lo correcto es hablar de ´metodología de intervención´ o ´proceso de intervención´ social o en lo social. Queda clara entonces mi postura en relación al sujeto-objeto en el Trabajo Social. Los sujetos como actores principales, individuales y colectivos, los encontramos en el concepto de lo social y los identificamos en sus complejas relaciones e interacciones sociales que marcan distintas formas de correlación de fuerzas sociales que abren espacio para el diseño de estrategias exitosas de intervención social. Los objetos de intervención se identifican y definen en la cuestión social como espacio que genera las necesidades y problemáticas sociales que precisan ser estudiados a la luz del y en el contexto de la actuación profesional. Para este cometido me parece que uno de los recursos analíticos para estudiar la cuestión es la ´olla de presión´ que nos permite identificar la problemática que se genera en distintos ámbitos de lo social con las respectivas respuestas, a manera de atenuantes o amortiguadores que intentan sofocar tal problemática. Me refiero a que en el estudio o análisis de la cuestión social, precisa colocar en perspectiva el contexto de la realidad nacional y local en tres categorías de análisis con su correlativo espacio problemático y de respuesta estatal.

13

a.

En lo económico, la problemática compleja de la pobreza y la respuesta del Estado contenida en la política social.

b.

En lo social, la desgarradora realidad de la violencia en sus distintas manifestaciones y el atenuante, representado en los derechos humanos.

c.

En lo político, se destaca la problemática que descompone el ejercicio del poder, representado en la corrupción con secuelas en la sociedad civil, con la respuesta mediatizadora del Estado en los procesos de ´transparencia´ desde la administración pública y de los procesos de ´auditoría social´ desde la sociedad civil.

Categorías que se complementan con el aspecto cultural que permite contextualizar las formas de vida de los sujetos que se manifiestan en hábitos, costumbres y tradiciones que permiten u obstaculizan la realización de determinados proyectos. 4.

Proceso de intervención en lo social: superando la práctica de intervención profesional con el método básico como metodología de transición desde la reconceptualización

En correspondencia con el análisis anterior, mi esfuerzo está dirigido a repensar la metodología de intervención profesional en lo social para atender lo que precisa la cuestión social. Repensar la metodología de intervención en el Trabajo Social, implica colocar en el análisis, el contexto histórico de la concepción metodológica en la profesión. Previo, precisa aclarar que la metodología de intervención en sus distintas manifestaciones históricas, ha privilegiado la parte práctica del proceso, el hacer por hacer, por lo que en el debate se ha colocado a la profesión con un acento empirista/practicista.

14

Si retomamos las tendencias ideológicas para definir el objeto de intervención del Trabajo

Social, podemos visualizar las concepciones sobre las formas

metodológicas de atender lo ontológico, la realidad social. En el circunstancialismo y el subjetivismo, se privilegia el método de casos para atender al individuo con problemas de personalidad, adaptación al medio. Posteriormente se adiciona el método de grupos y finalmente el método de organización y desarrollo de la comunidad, con visiones positivistas que aíslan o separan al sujeto del objeto, en todo caso objetivizan al sujeto, lo desvinculan de su contexto. Estos tres métodos se conocen como la metodología tradicional o clásica en el Trabajo Social, que en la propuesta de Estrada Ospina (2011) plantea que es más propio denominarles metodología clásica “Es preferible utilizar el término de metodología clásica por el de metodología tradicional por las imprecisiones a que puede conducir éste término al considerarse como algo ya superado en la formación y en la práctica del trabajo social. La noción de metodología clásica(…)se emplea para referirnos a todos los autores que contribuyeron(…)a sentar las bases de una metodología profesional sistematizada(…)implica contemplar los llamados métodos clásicos del trabajo social y la denominada metodología de intervención profesional.” Con la influencia del materialismo histórico y dialéctico, se articula la relación sujeto-objeto,

tendencia

que

estuvo

presente

en

el

movimiento

de

reconceptualización del Trabajo Social, que coincide con un proceso de revisión conceptual de las Ciencias Sociales en América Latina. El movimiento de reconceptualización, desde la perspectiva de Estrada Ospina (2011), cuestionó cuatro aspectos importantes en la profesión: la realización de una práctica profesional con un marcado acento empirista representado en la limitada formación epistemológica, teórico-conceptual, metodológica e incluso técnica; la formación ideológico-humanista de ´neutralidad´ y ´apoliticidad´ y la asepsia metodológica de la práctica profesional; la visión limitada sobre los 15

métodos y las metodologías de intervención profesional que se basan en supuestos lógicos del positivismo y del funcionalismo estructural y configurada en una teoría de la acción social que concibe a la sociedad como funcional y natural; y, la formación profesional débil y heterogénea reflejada en el bajo nivel de fundamentación epistemológica, teórica-conceptual y metodológica. Pero, también trajo como consecuencias la sobredeterminación y sobreideologización de la intervención social y su politización. El aspecto metodológico, para Leila Lima Santos, fue lo fundamental que orientó al movimiento de reconceptualización que analiza en su publicación que en su título refleja tal intención ´metodologismo: estallido de una época´. En ese afán, en una primera fase más eufórica, surgieron varias propuestas metodológicas que se conocen como metodología de transición: método integrado, método básico, método único e incluso método polivalente (con origen norteamericano), que en el lenguaje de Boris Lima los denomina como ´distintas denominaciones para una misma cosa´, en el entendido que son modelos que tratan de recuperar los tres métodos clásicos en una sola propuesta. En nuestro país adoptamos la propuesta del método básico con algunos cambios de nombre (por ejemplo modelo sistemático o sistémico de intervención profesional) con las siguientes fases: investigación, diagnóstico, planificación, ejecución y evaluación, concebidas en forma lineal y consecutiva (una tras otra), mejorado con la propuesta del Centro Latinoamericano de Trabajo Social –CELATS-, al proponer la definición de problemas objeto de intervención. Con estas propuestas se sustituye, en el lenguaje de la profesión, la denominación de los métodos clásicos y se incorpora el término de niveles de intervención profesional (individual y familiar, grupal o de trabajo con organizaciones sociales y comunitario), cuestionado por que “es necesario repensar los denominados ´niveles de intervención´,(…)si se conceptualiza la intervención como un proceso social(…)debe dar cuenta de la tensión que se presente como interacción social, en los distintos campos de intervención profesional. En esas condiciones la intervención en lo social, debe ser asumida en la perspectiva de la construcción 16

del campo profesional, que permita abordar y construir los diferentes objetos de intervención profesional.” (Estrada Ospina, 2011). En una segunda fase, más sosegada, surgen otras propuestas en lo que se denomina metodologías alternativas para la acción transformadora de la realidad en donde “se agrupan las siguientes propuestas: método de intervención en la realidad (Bolivia), metodología para la acción transformadora, Universidad de Caldas (Colombia) y el modelo de intervención en la realidad, Universidad Central (Venezuela). Todas (…) tienen en común el esfuerzo por tratar de fundamentar el denominado: ´método cognitivo´ y el ´método de intervención en la realidad`(…) Ello significa darle prelación al conocimiento de los paradigmas que corresponden a la teoría crítica, el paradigma del conflicto social, al constructivismo o construccionismo social y al enfoque histórico-hermenéutico.” (Estrado Ospina, 2011). Tomando como base esta breve reflexión contextual del proceso histórico de las metodologías y de los métodos en Trabajo Social y las reflexiones de Estrada Ospina (2011), planteo una propuesta metodológica (inserta en la concepción de las metodologías alternativas dentro de la concepción cognitiva-constructivista) que trata de responder al reto que tenemos que enfrentar los trabajadores sociales: saber levantar el contexto en el propio contexto y buscar la cientificidad de

la profesión

al

continuar levantando

objetos de

intervención,

pero

paralelamente definir objetos de conocimiento, de investigación, como lo afirma Estrado Ospina (2011), “Con el fin de fundamentar la intervención en lo social, es necesario que se plantee la relación entre conocimiento y acción, que permita identificar, construir y transformar en un campo o espacio social, los diferentes objetos de intervención, en objetos de conocimiento.” Al comprender la necesidad histórica de colocar al Trabajo Social como disciplina científica, caracterizada básicamente por la construcción de objetos de conocimiento, se debe comprender entonces, que para que la profesión alcance el estatus de profesión-disciplina en construcción, precisa continuar priorizando la

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intervención en lo social, pero al mismo tiempo, debe esforzarse por abordar, construir y transformar el objeto de intervención en objeto de conocimiento. Previo a esbozar una propuesta metodológica de intervención profesional, es preciso aclarar la diferencia entre los conceptos de metodología y método, basado en los planteamientos de Estrada Ospina (2011). La metodología regula y ordena la actividad científica, proponiendo orientaciones y procedimientos que aseguren la realización de las acciones en correspondencia con los supuestos establecidos en las matrices históricas que las rigen, su estrecha relación con la teoría obliga a abandonar las concepción reduccionista de la metodología como la fórmula o receta mágica para abordar cualquier realidad, simultáneamente con la teoría, debe tomarse en cuenta el contexto: la teoría fundamenta a la metodología y el contexto le da vida al método. De allí que el método debe verse como concreción de la metodología, es una forma particular de actuación profesional que no puede reducirse a la sucesión lineal de acciones que operen apriorísticamente como recetas o esquemas, constriñendo la riqueza que las experiencias particulares de la realidad revisten. Es un recurso analítico y operativo para enfrentar de manera racional la problemática. Tomando en consideración lo anterior, en el esfuerzo por rebasar el método básico (con toda la carga positivista que reviste), en correspondencia con las metodologías alternativas desde la perspectiva cognocitiva-constructivista. La intervención en lo social debe fundamentarse en la relación entre el conocimiento y la acción, por lo que una propuesta de intervención profesional deberá tener como referente varias dimensiones: 1.

Lectura y análisis de contextos particulares, ubicados en contextos más amplios que los determinan. Leer y comprender adecuadamente los determinantes históricos, sociales, económicos, políticos, y culturales. Se hace necesario hacer lecturas y análisis del contexto

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en el contexto. Es necesario que los trabajadores sociales aprenden a contextualizar desde el contexto en que se realiza la práctica profesional. 2.

Análisis de la cuestión social: identificación de problemas sociales y la construcción de situaciones problemáticas complejas, porque en sentido estricto, ningún problema social existe aisladamente de otros problemas. Se recomienda utilizar el recurso analítico de la ´olla de presión” para identificar problemáticas y las acciones estatales que le dan respuesta: en lo económico, pobreza y políticas sociales, en lo social, violencia y derechos humanos y en lo político, corrupción con su correlato de transparencia y auditoría social.

3.

Descripción, análisis, explicación, comprensión e interpretación de los procesos sociales (dinámicas sociales) que se encuentran en curso. Aplicación combinada de los enfoques cuantitativos (mejor si desde la perspectiva del materialismo histórico) y cualitativos (desde el constructivismo social) de la investigación en Ciencias Sociales.

4.

Análisis de lo social: tomar en cuenta los sujetos/actores sociales individuales y colectivos implicados, con sus significaciones, representaciones sociales, imaginarios simbólicos que permitan identificar sus aspiraciones, expectativas, sueños y deseos de un mundo mejor. Incluye la red compleja de relaciones e interacciones que se tejen entre sujetos-actores sociales individuales y colectivos que se pueden identificar en un mapa de actores.

5.

Diseñar estrategias de intervención en lo social, con enfoque holista, sin que necesariamente se identifiquen niveles de intervención, áreas de trabajo o necesidades sociales y aspectos a atender con la actuación profesional como aparece en la propuesta del CELATS.

19

6.

Formulación

y

evaluación

de

proyectos,

especialmente

de

construcción de ciudadanía y productivos que generen participación social activa. Formación de ciudadanos activos que se involucren en procesos

de

generación

de

riqueza

(autoempleo,

ingresos

autogenerados). Reflexiones finales: a manera de conclusiones Para el estudio del objeto, es decir de la realidad, en este caso social, es necesario apoyarse en la ontología como la parte de la filosofía que estudia el ser como realidad, constituida por materia y energía. Al analizar el objeto, hay que reconstruir la realidad, por lo que se hace necesaria la utilización de la epistemología como teoría del conocimiento y práctica de vigilancia del conocimiento construido. Le ofrece los fundamentos teóricos a la metodología que se traduce en la construcción del método o métodos para abordar la realidad conociéndola y/o transformándola, a partir del uso de ciertas estrategias metodológicas de recogida de información y de procesos de intervención social. Las relaciones que se entablan entre la ontología, la epistemología y la metodología se ven matizadas por el enfoque que se utilice: positivista-cuantitativo o constructivista-cualitativo. Aunque las visiones que reproducen de la realidad, son diferentes, desde la perspectiva metodológica, en el uso de estrategias metodológicas de recogida de información, pueden combinarse ambos enfoques (estudios mixtos), en donde la encuesta y los cuestionarios se convierten en una estrategia más para triangular información en poblaciones que son muy grandes. La visión del objeto-sujeto en el Trabajo Social, históricamente, ha asumido diferentes visiones, condicionada por distintas tendencias ideológicas para definirlo. Las tendencias ideológicas en la definición del objeto-sujeto de la profesión se pueden identificar en el circunstancialismo (prioridad al objeto, predominancia a la situación, intervención en los problemas sociales) con sus perspectivas asistencialista, sociologista y tecnocrática, que en su conjunto se olvidan o anulan al sujeto, objetivizándolo al separarlo de su contexto social. La 20

tendencia subjetivista (prioridad al sujeto) en sus modalidades psicologista y de ´orientación social´, que al parcializar la realidad asumen que el ser humano es producto de las circunstancias o situaciones sociales aisladas y de la educación, sin considerar su origen. La tendencia de relación dialéctica sujeto-objeto (visión equilibrada), ubica los condicionantes sociales, políticos, económicos y culturales como objeto que condiciona al sujeto en sus múltiples interacciones. Para redefinir el objeto en el Trabajo Social, como principal propósito de estas reflexiones, ubico al sujeto en el estudio de lo social como espacio en donde se generan y desarrollan la compleja red de relaciones e interacciones sociales que dan vida a la dinámica social y que destacan la correlación de fuerzas en los distintos papeles que asumen los actores sociales individuales y colectivos, y al objeto en los procesos de reconstrucción de la cuestión social como el espacio problemático que se abre en la relación desigual entre capital y trabajo, con el agregado de las demandas que levantan las organizaciones y movimientos sociales para reivindicar sus necesidades e intereses. Para articular al sujeto a la realidad en los procesos de intervención social y superar la concepción y práctica del método básico (con marcada influencia positivista), con ostensible predominio en la formación y el ejercicio profesional, precisa tener claro, que a la vez que se construyen objetos de intervención, deben levantarse objetos de conocimiento, de investigación que sustenten la base para proponer estrategias exitosas de intervención, que respondan al contexto que se estudia e interviene, fundamentando las bases del Trabajo Social concebido como profesión-disciplina en construcción. El estatuto científico del Trabajo Social no se obtiene solamente en el discurso teórico, sino que debe articularse a la práctica, en donde los agentes profesionales son los responsables de realizar una praxis social en correspondencia con los postulados de la ciencia. La propuesta metodológica podría resumirse en las dimensiones: lectura y análisis particulares articulados a contextos más amplios; análisis de la cuestión social; explicación, comprensión e interpretación de procesos sociales en curso (dinámica social); análisis de lo social (red compleja de relaciones e interacciones sociales); 21

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