Naturaleza Humana. La Vida y El Alma

| FACULTAD DE HUMANIDADES TEMA N° 4 LA NATURALEZA HUMANA El hombre, ser viviente Profesora: Mgtr. Nancy Estela Salaz

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FACULTAD DE HUMANIDADES

TEMA N° 4

LA NATURALEZA HUMANA El hombre, ser viviente

Profesora: Mgtr. Nancy Estela Salazar

Chiclayo- 2011

Capacidades a desarrollar: 1. Reconoce que el hombre es un ser viviente, que posee un principio vital que le da perfecciones que lo sitúan en un plano superior a los seres inertes. 2. Reconoce que existen grados de vida y que en este universo físico la vida humana es superior porque posee perfecciones que lo sitúan sobre cualquier ser viviente de la tierra. 3. Descubre que el alma humana es el principio vital del cuerpo y que es de naturaleza espiritual e inmortal. 4. Descubre y demuestra racionalmente la espiritualidad e inmortalidad del alma humana.

Contenidos temáticos 11. El hombre, ser viviente 1.1. ¿Qué es la vida? 1.2. Teorías que intentan explicar la naturaleza de la vida 1.3. Características esenciales de la vida 1.4. Operaciones elementales del ser viviente 2. El alma, principio vital 2.1. Definición de alma 2.2. Tres tipos de alma 2.3. Grados de vivientes 3. El alma humana 3.1. Concepto: 3.2. Propiedades de la naturaleza del alma humana 3.3. Origen del alma humana: Teorías 3.4. Instante en que el alma humana empieza a existir

Interrogantes para la evaluación 1. Observamos en la realidad que los entes están en constante movimiento ¿qué diferencia existe entre el movimiento de los entes vivos y de los inertes? 2. Explica en qué consiste la automoción como primera propiedad de los seres vivientes. 3. Explica en qué consiste la actividad inmanente de los seres vivos. 4. ¿La existencia de automoción y actividad inmanente en los seres vivos es causado por alguna parte orgánica del cuerpo viviente? Fundamente su respuesta. 5. ¿Cuál de las teorías que explican la naturaleza de la vida tiene mejor fundamentación racional y real? ¿Por qué? 6. ¿Qué es el alma? ¿Por qué se afirma que es forma sustancial del cuerpo? 7. ¿Por qué se afirma que el alma es principio vital del cuerpo y su acto primero y final? 8. ¿Qué diferencias existen entre la vida animal y la vida humana? 9. ¿Qué diferencias existen entre la vida vegetal y la vida humana? 10. ¿Las plantas y los animales tienen alma? Cuáles son sus características propias? 11. ¿Cuáles son las características propias del alma humana? ¿En qué consiste cada una? 12. ¿Qué diferencia existe entre la naturaleza del alma humana y la naturaleza del alma animal y vegetal? 13. ¿Se puede demostrar racionalmente la espiritualidad del alma humana? ¿Cómo? 14. Muerto el cuerpo del hombre, el alma humana sigue existiendo, es decir es inmortal ¿Se podrá demostrar racionalmente esta inmortalidad? ¿Cómo? 15. ¿El alma de los animales y de las plantas son inmortales? ¿Por qué? 16. En cuanto a las actividades inmanentes de los hombres, de los animales y de los vegetales, elabora un paralelo, donde se perciba las diferencias y semejanzas. 17. ¿Cuál de las teorías sobre el origen del alma humana tienen mayor fundamentación y por tanto convencen más? ¿Por qué? 18. ¿El alma humana puede ser aniquilada? 19. ¿El alma humana puede preexistir al cuerpo humano? ¿Por qué? 20. ¿Cuál es la condición y destino natural del alma humana después de la muerte del cuerpo? 21. ¿La reencarnación de las almas será posible? ¿Por qué?

LA NATURALEZA HUMANA 1. El hombre, ser viviente 1.1. ¿Qué es la vida? Una de las realidades que más le ha impresionado al hombre es el misterio de la vida, interesándose por saber lo qué es en sí misma y cuál es el principio que lo origina. Este interés se despierta sobre todo ante la terrible experiencia de la muerte, que es cuando se evidencia el tránsito de la vida a la no vida o a una existencia inerte. Y surge la pregunta ¿qué sucedió con este ser, cuyo cuerpo manifestaba una configuración diferente cuando aún tenía vida y que después de unos instantes cuando ha experimentado la muerte es el mismo cuerpo pero ya sin vida; por tanto es totalmente distinto. Ya no se trata del mismo ser, ha habido un cambio radical en su ser que lo constituyó en un ser realmente distinto, a pesar que sigue teniendo el mismo cuerpo material. ¿Qué pasó en su ser? ¿Qué perdió o qué ganó? Definitivamente la respuesta hace referencia a una pérdida de cierta perfección que antes tenía y que ahora ya no lo tiene, y que a su vez es la causa o raíz de otras perfecciones. Por tanto, si se trata de definir lo que es la vida, lo primero que se debe tener claro es que la vida es una perfección que tienen algunos seres. Esta perfección es el automovimiento. La vida consiste en poseer movimiento propio; es decir, en la capacidad de moverse a sí mismo y no por impulso que reciba de otro. Por eso Aristóteles definió la vida como “automovimiento” o capacidad de moverse por sí mismo en diversos grados. Para él un ser viviente es aquel que se mueve a sí mismo. También Santo Tomás de Aquino dijo que “son vivientes los seres que se mueven a sí mismos, cualquiera que sea la especie de movimiento”. El nombre de vida se puso para significar “la substancia a la que por naturaleza conviene moverse espontáneamente, o a sí misma”. Pero, para entender un poco más lo que es la vida es necesario precisar lo que es el movimiento, porque aquí no se está refiriendo solo al movimiento físico o local, sino al movimiento en sentido metafísico. En este sentido, Aristóteles define el movimiento como el tránsito de la potencia al acto, y, de un modo más técnico "el acto de lo que está en potencia, en tanto que está en potencia". El movimiento es concebido como cambio. Según la concepción aristotélica todas las cosas que podemos percibir, todas las cosas sensibles (tanto las naturales como las artificiales) están compuestas con la estructura

acto y potencia y, dado que el movimiento es el paso de la potencia al acto, todas las cosas sensibles tienen el movimiento como uno de sus rasgos más característicos y definitorios. Sin embargo, aquí no se está refiriendo a todo tipo de movimiento que es propio de todo ente, sino a aquel que es originado por sí mismo, es decir que tiene su principio en el mismo ser (movimiento intrínseco). Y avanzando un poco más, es necesario definir los conceptos de acto y potencia. Para Aristóteles “potencia” y “acto” son dos modos de ser que tienen los entes. El acto es la realidad del ser, lo que es. Mientras que la potencia es aquello que todavía no es pero puede llegar a ser, tiene la virtud de ser. El acto es una perfección que ya tiene el ser y la potencia es la capacidad de recibir una perfección (potencia pasiva) o de producirla (potencia activa). En este sentido, ser viviente será aquel que es capaz de pasar de la potencia al acto por sí mismo y no por acción de otro. Así todo ser vivo, desde los vegetales hasta los humanos tienen esa capacidad en su ser de moverse por sí mismo; es decir, la explicación de su cambio o de su movimiento está en sí mismo y no en otro ser externo. Por ejemplo las plantas se organizan, crecen, se nutren, dan fruto por sí mismos, sin que haya un mecanismo externo que origine estas funciones vitales elementales en su ser. Lo mismo ocurre con los animales y los humanos, aunque con una actividad vital superior Porque un ser cuanto más se mueva a sí mismo y menos sea movido por otro, tanto más perfecto será su vida. Esto es según el sentido estricto de movimiento. Sin embargo, el movimiento también se puede entender en sentido amplio, como cualquier operación que realiza un ser, incluso aquel que es acto puro y que carece de potencia alguna. En este sentido amplio puede conceptualizarse a la vida como aquella perfección que hace que un ser natural sea capaz de una actividad inmanente y auto perfectiva. En este sentido tiene vida las plantas, los animales, los hombres y también el Ser Supremo, Acto puro.

1.2. Teorías que intentan explicar la naturaleza de la vida Una vez que se ha precisado lo que es la vida es importante señalar cuál es el principio que da la explicación última a la vida como perfección que tienen algunos seres. La vida ¿será alguna energía material: electricidad, magnetismo o radioactividad? O consistirá en algo superior a la pura energía material? ¿Consistirá en algo material o inmaterial? Veamos algunas teorías que intentan explicar lo que es la vida en su naturaleza misma. A) Teoría del mecanicismo En siglo XVII, a partir de la obra de Galileo y, especialmente, de Descartes, se concibió la posibilidad de entender los fenómenos vitales como reducibles a leyes mecánicas. Así, el mecanicismo cartesiano negó la existencia de alma en los animales, a los que consideraba como meras máquinas. El mecanicismo ya había sido sustentado por Hobbes, y el descubrimiento del mecanismo de la doble circulación de la sangre por parte de Harvey en 1628, lo vino a reforzar. Esta concepción del animal-máquina, concebido como un autómata, condujo a la radicalización del mecanicismo reduccionista, que tuvo sus máximos exponentes en los filósofos materialistas del siglo XVIII: La Mettrie, D"Holbach y Helvetius. Para el mecanicismo “El hombre es una máquina, y que en todo el Universo no existe más que una sola substancia diversamente modificada” (La Mettrie). Se trata de una teoría de tendencia materialista que sostiene que la vida es una clase de energía material, o el resultado de una combinación de energías materiales. La vida según esta concepción puede ser explicada por las leyes de la física y de la química que el ser viviente no es más que una máquina, la más complicada. Para el mecanicismo la única diferenciación entre máquina viviente y la no viviente es que la máquina viviente es producto de la naturaleza, de la evolución o de las fuerzas ciegas de la materia y son mucho más complejos; mientras que las máquinas no vivientes son producto del ingenio humano y son menos complejos. Crítica al mecanicismo: •

El mecanicismo no puede explicar perfectamente el origen de la vida porque afirma que la vida es producto del azar, eliminando así toda causa final y ejemplar, ya que explica a los seres vivientes por medio de causas mecánicas.



El mecanicismo atenta contra la dignidad humana, ya que concibe al hombre como una máquina muy compleja; que solo se distingue de las demás precisamente por su complejidad; negando la dimensión espiritual del hombre.



Las actividades vitales de un ser vivo no tienen nada en común con las de los cuerpos inertes. No están sometidos a las leyes de la física y de la química.

B) Teoría del vitalismo exagerado Esta teoría afirma que el organismo viviente es un ser material completo que además tiene un principio vital que dirige sus actividades y explica su vida. El principio vital es entendido como si fuera un conductor en un automóvil, donde el automóvil existe sin el conductor, sólo es necesario éste para mover y dirigir el movimiento del automóvil. El ser viviente, según esta teoría, puede existir sin el principio vital, este intervendrá solo para dirigir las innumenrables actividades hacia la propia perfección inmanente. El principio vital se une a un organismo acabado, de manera añadida o yuxtapuesta. Crítica al vitalismo exagerado: El vitalismo exagerado concibe al principio vital como “algo” distinto del ser vivo, como un elemento accidental, que no es necesario para existir, solo para obrar. El principio no es un elemento esencial del ser vivo, solo un elemento yuxtapuesto, algo que se añade al ser vivo completo. Es como si el ser vivo estuviera dividido en su ser, y por tanto el principio de la vida estaría no en el mismo ser sino en algo extraño a él. Por tanto, esta teoría contradice la unidad sustancial de cuerpo y alma en los seres vivientes, ya que el ser vivo quedaría reducido solo a un ser material, carente de todo elemento inmaterial. C) Teoría del vitalismo moderado Según esta concepción, los fenómenos vitales poseen un carácter singular y específico y, por tanto, se desprende su irreductibilidad a los fenómenos mecánicos y a la dinámica puramente físico-química. Por tanto se busca explicar la vida no por la misma materia sino admitiendo un elemento no material que es parte constitutivo del ser viviente. El vitalismo moderado presupone la teoría hilemórfica de Aristóteles. Según ella el principio vital es la forma sustancial de los seres vivos. El principio vital (forma sustancia) no se une al organismo acabado sino a la materia prima, a la energía cómica determinada El ser vivo está compuesto de dos principios constitutivos esenciales: materia prima y forma sustancial, cuerpo material y alma. El principio vital no solo dirige las actividades del organismo, sino que explica hasta su misma existencia. Sin el principio

vital no solo el organismo dejaría de realizar las operaciones inmanentes, sino que dejaría de ser. 1.3. Características esenciales de la vida Si la vida es la perfección que tienen algunos seres, por la que tienen capacidad de automovimiento, es decir de actividad autoperfectiva; se deduce que son dos las características o propiedades esenciales de la vida: A) La automoción La automoción de los seres vivos supone tener dentro de sí el principio del movimiento. Es decir, la causa del movimiento de los seres vivos está en sí mismo, en su interioridad. Por tanto, la actividad vital es un tipo de actividad intrínseca muy particular que no se reduce solo al cambio local, sino que abarca todo tipo de operación que surge desde dentro, pero que a su vez permanece en él. Este movimiento que se origina en el interior del ser viviente revela que posee una «interioridad” que es causa de toda su actividad vital. Esta interioridad es lo que le diferencia al ser vivo del ser inerte. Pues, los inertes solo son actuados o movidos por otros, desde fuera, no poseen, por tanto, movimiento intrínseco. Su movimiento es solo extrínseco. Por eso, un ser vivo cuanto más tenga capacidad de moverse o actuar por sí mismo y menos dependa de los demás en sus movimientos o actuaciones, será más perfecto. Así por ejemplo, el vegetal tiene capacidad de realizar actividad vegetativa por sí mismo; el animal, además de tener actividad vegetativa tendrá actividad sensitiva. El ser humano, por poseer una vida superior no solo tiene en sí mismo el principio de su actividad vegetativa y sensitiva sino también de su actividad racional. Y más aún, también los seres humanos unos pueden tener más capacidad de moverse racionalmente por sí mismos, cuando son capaces de tomar por sí solos sus decisiones y por tanto de conducir su vida hacia su perfección propia. Por tanto, cuanto más autónomo sea en su obrar será signo de mayor perfección. B) La Inmanencia La inmanencia (in: dentro y manere: permanecer) es otra de las propiedades de la vida que se deduce de la anterior. Esta perfección consiste en la capacidad que tiene el ser vivo de actuar sobre sí mismo y desde sí mismo, de tal manera que los efectos de su actividad permanece en sí mismo, dándole una configuración determinada. La actividad inmanente tiene el fin en sí misma, sus efectos afectan en la interioridad de su ser. Por eso, es que en cada operación o actuación el ser viviente es afectado en su misma interioridad. Cuando un ser vivo realiza cualquier operación vital, él mismo es el afectado principalmente. El ser vivo no permanece indiferente en cada una de

las actividades que realiza, se transforma, pues todo lo que se hace, también lo que se hace externamente, queda de alguna manera «dentro» del propio sujeto. Todo acto que «sale» de nosotros «regresa» sobre nosotros mismos, configurándonos. Por eso, no será lo mismo una planta que haya tenido frutos que aquella que no lo haya tenido, pues esta actividad fecunda lo transforma a la planta en su ser mismo. De la misma manera sucede con la actividad vital vegetativa o sensitiva del animal. Y con mayor razón sucede en el ser humano que posee mayor grado de vida, su actividad inmanente será mucho más perfecta. De ahí que todo lo que realice el hombre será su ser el que sea afectado directamente. Por eso se dice que la persona se hace lo come, lo que ve, lo que oye, etc. Pero sobre todo, si tenemos en cuenta su actividad racional. Toda la actividad racional refluirá sobre la interioridad de la persona. La persona configura su interioridad según las actuaciones inteligente sy libres que realiza. El bien o el mal que haga repercutirán primero dentro de sí. Así el que roba, él será afectado en su ser, perdiendo en cada acto su capacidad de ser honrado. Por eso con razón decía Sócrates: “Más vale sufrir una injusticia que cometerla”. Porque cuando uno sufre una injusticia no pierde tanto como cuando realiza la injusticia porque pierde su capacidad para ser justo, virtud necesaria para la plenitud humana. 1.4. Operaciones elementales del ser viviente Las operaciones básicas o elementales del ser vivo son aquellas que poseen todos los seres vivos sin excepción: las plantas, animales y seres humanos. Estas son:  La auto-organización: es la actividad básica del ser vivo. Consiste en la diferenciación de partes y coordinación de funciones.  La nutrición: es la transformación de una sustancia inerte en la substancia misma del ser vivo.  El crecimiento: El ser viviente tiene una dimensión temporal, cuenta con un tiempo entre nacimiento y muerte en el cual está llamado a desarrollarse.  La reproducción: en el nivel orgánico es la operación mediante la cual un organismo dota a un nuevo organismo con la carga genética que le hace semejante al primero. Para que se realice la reproducción es necesario que el viviente haya alcanzado un grado determinado de crecimiento o madurez.

2. El alma, principio vital 2.1. Definición de alma

Aristóteles, según su concepción hilemórfica de los entes, definió el alma como la forma sustancial del cuerpo (De Anima, libro II). El alma es una entidad sustancial, una forma que tiene una relación básica unitiva con la materia. Es decir, el alma es aquella perfección que le da un modo de ser específico al cuerpo vivo El alma «no puede ser ni sin un cuerpo ni un cuerpo; porque ella no es un cuerpo, sino alguna cosa del cuerpo, y a causa de esto ella está en un cuerpo» (2, 414a22). Esto quiere decir que el alma es el primer principio, distinto de la materia, en los vivientes corporales; de él procede la vida, de la que es raíz ontológica. Por eso, se afirma que el alma es el principio vital de un cuerpo vivo. También el estagirita dijo que «el alma es el acto final (entelequia) y primero de un cuerpo natural que tiene potencia de vivir» (1, 412b1). • Es acto primero: porque es un principio sustancial que viene a perfeccionar la capacidad de un sujeto (el cuerpo), al que confiere una perfección específica, la perfección de vivir. Por tanto, el alma constituye cualitativamente al cuerpo en tanto que cuerpo vivo • Es acto final: porque constituye la perfección última por la cual se constituye el organismo viviente como tal. De lo anterior, se deduce que según Aristóteles el alma pude ser considerada: A) Como un principio entitativo, que constituye con el cuerpo potencialmente vivo un organismo. B) Como principio operativo, es decir, como fuente y raíz de todos los actos vitales del organismo. 2.2. Tres tipos de alma Aristóteles distinguió tres tipos de organismos: plantas, animales y hombres; a los que corresponden tres principios que informan su materia: • Alma vegetativa: es el principio de nutrición, crecimiento y reproducción de un vegetal. • Alma sensitiva: es el principio de conocimiento, apetito y movimiento sensitivos, además de las operaciones básicas (vegetativas). • Alma racional: es el principio de los actos de conocimiento y apetición racionales, además de las operaciones básicas y sensitivas. 2.3. Grados de vivientes

A) La vida vegetal El vegetal es un ser vivo, por tanto posee vida, aunque su vida es menos perfecta que del animal, por ello se manifiesta menos. La planta solo posee las operaciones básicas vitales: organización, nutrición, crecimiento y reproducción. Carece de sensibilidad y de movimiento local. Principio vital de la planta: Alma vegetativa  

El alma vegetal es la forma sustancial o principio de vida de la planta. Es de naturaleza inmaterial porque no es material pero depende intrínsecamente del cuerpo para existir y para operar.



Está presente en todas las partes del organismo porque las vivifica y las organiza.

Características del alma vegetativa:

B) La vida del animal El animal es un ser vivo, por tanto posee vida. La vida del animal es sensitiva porque tiene capacidad de realizar operaciones vegetativas (organización, nutrición, crecimiento y reproducción) y sensitivas. La vida sensitiva consiste en poseer capacidades sensitivas, tanto cognoscitivas como apetitivas. Las capacidades sensitivas del animal radican tanto en sus sentidos externos como internos, por los que se pone en contacto con el mundo exterior, expresándolo en actos sensibles específicos. Además de conocimiento sensible, el animal posee apetito sensible, que viene a ser el impulso o inclinación fuerte que surge de su interior ante el bien conocido sensitivamente. Principio vital: Alma sensitiva El alma de los animales es de naturaleza inmaterial porque no es material pero tampoco es espiritual, ya que depende intrínsecamente del cuerpo para ser y obrar. Es principio de la actividad sensitiva y vegetativa. El hecho que los animales poseen alma se deduce de su propia vida y de sus facultades superiores: conocimiento sensible y apetito sensible.

El alma sensitiva de los animales no solo es principio entitativo del ser vivo del animal sino también es principio de sus operaciones vitales, inmanentes; tanto de sus operaciones básicas como de sus operaciones sensitivas cognoscitivas y apetitivas. Actividad inmanente del animal

Características del alma animal:

C) La vida del hombre Los seres vivientes participan de la perfección de la vida, conjuntamente con el ser. En este mundo visible, el hombre es el ser existente que posee mayor perfección porque tiene mayor participación en el ser. Por tanto, la vida en el hombre también es más perfecta en comparación de los otros seres vivos: las plantas y los animales. El principio vital del hombre es el alma racional que posee, cuya naturaleza es espiritual, por tener independencia intrínseca en el ser y obrar respecto del cuerpo, y por tanto, puede seguir existiendo sin el cuerpo. El alma espiritual es principio entitativo del hombre porque constituye la forma sustancial del cuerpo humano, con el que está unido formando una sola sustancia. A su vez, es principio operativo porque es principio de las operaciones vegetativas, sensitivas y racionales del ser humano. D) La vida del Ser supremo Si existen seres vivientes. La perfección de la vida lo ha tenido que recibir de alguien que también tenga vida, porque nadie puede darse una perfección a sí mismo. Y así no podemos recorrer en una serie de causa- efecto hasta el infinito, sino tenemos que llegar necesariamente a un ser que debe tener la Vida en forma plena; que sea la misma vida subsistente. A este ser lo llamamos Dios. La vida como perfección que poseen algunos seres no puede proceder de la materia porque la materia no posee esta perfección; pues nadie da lo que no tiene. Afirmar que la vida es producto de la materia evolucionada de manera casual o al azar, sin la intervención de una inteligencia que haya dirigido esa evolución es absurdo porque contradice al principio de causalidad. El principio de causalidad se expresa de la siguiente manera: “Todo efecto tiene su causa”, y exige que “El efecto debe ser proporcionado a la causa”. Por tanto, el efecto no puede ser superior a la causa, solo puede ser inferior o de la misma naturaleza de la causa. Por tanto, la perfección de la vida solo puede proceder de un ser que posea vida, y la posee en forma plena, absoluta. Y es él quien hace participar de la vida, junto con el ser y lo da de manera graduada, a unos más que a otros. La teodicea (parte de la filosofía) demuestra la vida divina partiendo de la infinita perfección que hay en Dios y como consecuencia posee todas las perfecciones en un grado sumo. Y si la vida es una perfección. Por lo tanto, Dios es verdaderamente ser viviente.

GRADOS DE VIDA

3. El alma humana 3.1. Concepto: El alma humana es la forma sustancial del hombre, es decir, es el acto formal (perfección) cuya naturaleza es espiritual y que tiene como función actualizar al cuerpo y a todas sus potencias; constituyendo una unidad con él. Por eso, con razón Aristóteles dijo que el «alma es aquello por lo que primeramente vivimos, sentimos, nos movemos y entendemos» (2, 414a12-13). Entre los constitutivos ontológicos del hombre, el alma constituye la raíz de nuestro vivir en todos sus grados: vegetativo, sensitivo, intelectivo. No es el alma la que vive, sino el hombre total en virtud de su alma.

3.2. Propiedades de la naturaleza del alma humana A) La subsistencia del alma humana La subsistencia del alma consiste en que el alma tiene autonomía en el ser, es decir, que subsiste por sí mismo; tiene el ser como una perfección que le corresponde por el mismo; por tanto, no depende de otro para ser. El alma es en sí misma y por sí misma. Una vez que empieza a existir nadie le puede quitar el ser porque le corresponde por sí mismo y en sí mismo. A diferencia de los accidentes que no existen en sí mismo, sino en otro que es su soporte (la substancia). Siguiendo a Santo Tomás de Aquino ( S. Th. I, 75, 1 y 2) Verneaux (1988, p. 216) afirma: El alma humana “es no solo inmaterial como toda alma, es espiritual. No solo no es un cuerpo, sino que no depende del cuerpo en cuanto a su existencia, in ese. Esta noción de independencia ontológica es negativa, pero expresa una perfección positiva, una plenitud o una suficiencia de ser que da mejor tal vez el término de subsistencia”

Por tal razón, el alma espiritual no depende del cuerpo para existir, existe por sí misma, de tal manera que si el cuerpo se desintegra, el alma sigue existiendo. B) La espiritualidad del alma humana La subsistencia y la espiritualidad se explican mutuamente ya que el alma es subsistente porque es espiritual. Espiritual es aquello que no depende intrínsecamente de la materia; es decir no depende para ser, puesto que es subsistente; de donde se deduce que a mayor o menor independencia, así también el ser será más o menos espiritual. El alma humana es de naturaleza espiritual porque no necesita intrínsecamente del cuerpo ni para ser ni para obrar. Solo mientras está unida al cuerpo tiene una dependencia extrínseca respecto de él para elaborar los actos propiamente espirituales: conocimiento racional y amor de elección. La espiritualidad del alma se demuestra racionalmente demostrando la espiritualidad de las facultades superiores del hombre: inteligencia y voluntad. Sobre esto Verneaux (1988, p.2169) dice: “La Cuestión se resuelve cuando se demuestra la espiritualidad de la inteligencia y de la voluntad, pues de ella se sigue la del sujeto. En efecto, las facultades son solo accidentes, principios próximos de operación. Si son espirituales, el ser en el que existen debe ser también espiritual”. Santo Tomás creyó haber demostrado la espiritualidad del alma humana cuando demostró que la inteligencia tiene un acto en el que el cuerpo no participa. El alma no depende intrínsecamente del cuerpo El alma humana no depende de la materia ni en cuanto a su origen porque es creada directamente por Dios, es extraída de la nada, pues no puede ser producto del cuerpo de los padres porque lo más (alma espiritual) no puede proceder de lo menos (cuerpo de los padres); tampoco puede proceder del alma de los padres porque el alma es simple y por tanto indivisible. No queda otra alternativa que haya sido creada por Dios, es decir que el Ser Supremo haya producido su ser de la nada. El alma humana no depende de la materia en cuanto al ser, porque aún pereciendo el cuerpo, todavía subsiste; porque es subsistente en sí misma y por sí misma. El alma humana tampoco depende en cuanto al obrar porque puede realizar operaciones vitales como el entender y querer sin la participación directa de los órganos corporales. El alma solo depende extrínsecamente del cuerpo

El alma humana mientras está unida al cuerpo, necesita de los órganos corporales para recibir las imágenes sensoriales como objeto para su conocimiento, y las imágenes no pueden formarse sin los órganos sensoriales. Pero los sentidos no concurren intrínsecamente a la acción intelectual o volitiva. Esta dependencia extrínseca que tiene el alma humana de la materia disminuye el grado de espiritualidad, pero no la destruye totalmente. Argumento de la filosofía clásica para demostrar la espiritualidad del alma humana Se parte del principio: “el obrar sigue al ser”. Si hay en el hombre operaciones que no dependen intrínsecamente de la materia, se deduce que existe en el hombre algún principio que no depende intrínsecamente de la materia. Ahora bien, se dan tal operaciones. En efecto, hay en el hombre hay operaciones intelectuales, que son universales, abstractas, necesarias, inmateriales; hay también operaciones volitivas, acerca del bien propuesto por el entendimiento, y no solo acerca de éste o de aquel otro bien particular sino también acerca de cualquier en el que se advierte razón de bien. Luego, hay en el hombre algún principio que por ser intrínsecamente independiente de la materia, es también espiritual.

C) La simplicidad del alma humana La simplicidad es la ausencia de composición de partes (indivisibilidad). Esta propiedad solo puede definirse de manera negativa, es decir negando la existencia de partes o composición física en el alma La simplicidad del alma humana se deduce de su espiritualidad. Como el alma no es material, ni depende intrínsecamente de la materia para ser y obrar; no tiene partes físicas constitutivas. No está compuesta ni de átomos o partículas o células. No tiene ningún tipo de composición material o física. Sin embargo, sí tiene composición metafísica porque el alma humana tiene composición de acto y potencia, de esencia y ser, etc. Verneaux(1988, p. 216) afirma: “El alma tiene partes metafísicas, pues, como toda criatura, está compuesta de esencia y existencia, de potencia y acto, de substancia y accidentes. Pero no tiene partes físicas, no puede dividirse ni descomponerse por ningún medio físico”.

Por eso se afirma que el alma humana no es absolutamente simple porque tiene composición metafísica. Pero sí es relativamente simple porque no tiene composición física. Por eso, de acuerdo al grado de simplicidad, se puede hacer la siguiente clasificación de los seres que existen en la realidad (iluminados también por las enseñanzas de la antropología teológica):

D) Inmortalidad del alma humana Inmortalidad es aquella perfección que tienen algunos seres por la cual un ser viviente no pasa por el trance de la muerte. La inmortalidad del alma humana se deduce de su espiritualidad y simplicidad. La experiencia nos enseña que todos los seres corpóreos mueren. La muerte es la corrupción o la disolución del ser vivo. Es decir es la descomposición del todo corpóreo en sus partes constitutivas. El cuerpo del ser vivo se descompone o corrompe cuando el principio vital lo abandona, y por tanto pierde su organización, su unidad, se divide en sus elementos físicos constitutivos. No se reduce a la nada, sino se transforma en materia inorgánica. Pero el alma humana por ser espiritual no posee partes físicas constitutivas, por tanto no puede morir por su propia naturaleza espiritual y simple. Hay dos tipos de muerte o corrupción: per se y per accidents. La corrupción per se es cuando un ser en sí mismo directamente, por su propia naturaleza. La corrupción per accidents es cuando un ser se corrompe en razón de la dependencia en que se encuentra respecto a otro que se corrompe.

El alma humana no puede corromperse per se porque es simple, tampoco puede corromperse per accidents puesto que no depende del cuerpo para existir por ser espiritual.

Argumento racional para demostrar la inmortalidad del alma humana (S. Tomás) Todo ser tiende a perseverar en la existencia. En los seres conscientes, el deseo está regulado por el modo de conocimiento. El animal no conoce más la existencia presente y no desea otra cosa, por no concebir la muerte no la teme. Pero el hombre conoce el ser de un modo absoluto, con abstracción del tiempo, por lo tanto desea existir siempre. El temor de la muerte, que es natural en el hombre, es una prueba suficiente de la inmortalidad de su alma.

3.3. Origen del alma humana: Teorías

Crítica a las teorías sobre el origen del alma humana: •

El emanantismo se opone a la simplicidad e inmutabilidad del Ser Supremo, Dios. Es una concepción ingenua enseñada por los orientales. Estas ideas aún perviven en las religiones orientales.



El generacionismo material va contra la espiritualidad del alma, porque si el alma humana es espiritual no puede proceder de algo material como es el semen. Nadie da lo que no tiene. El semen es materia y ésta que es inferior al espíritu no puede originar algo superior a él: “Lo más no puede proceder de lo menos”. Esta teoría es una evidente contradicción al principio metafísico de la causalidad, que exige una relación proporcional entre el efecto y la causa. El efecto no puede ser superior a la causa, solo puede ser igual o inferior.



El generacionismo espiritual va en contra de la simplicidad del alma, porque supone que el alma es divisible. Por tanto está atentando contra una propiedad de la naturaleza de alma humana.



La teoría de mayor sustento es el creacionismo porque el alma humana por ser espiritual exige la existencia de un Ser Supremo que tenga las perfecciones espirituales que tiene el alma humana, para que le haya hecho participar de estas perfecciones junto con el ser; ya que según el principio de causalidad todo efecto tiene su causa, y tiene que existir cierta semejanza proporcionalidad entre ellos.

3.4. Instante en que el alma humana empieza a existir Platón afirma que la causa de la encarnación del alma es un pecado cometido, en castigo del cual es condenada a descender a la tierra a vivir en un cuerpo. Su unión con el cuerpo es violenta, accidental, como la del barquero a la nave, como la del músico al instrumento o el caballero al caballo (Fedro 246a, 247c). Esta violencia induce a Platón a negar realidad humana al cuerpo: «El hombre es su alma». De esta afirmación platónica, se deduce que él defendía la preexistencia de las almas. Aristóteles corrige a su maestro, al afirmar que el alma y cuerpo están unidos sustancialmente (De Anima); el alma es la forma sustancial del cuerpo, y éste es su materia. Por tanto, según el realismo aristotélico, el alma humana no preexiste al cuerpo, porque es su forma sustancial, no tendría razón de ser si existiese antes de vivificar un cuerpo, ya que el alma no es una sustancia completa. El alma humana empieza a existir en el instante mismo de la concepción porque el alma es simple. Y debe ser creada (sacada de la nada) por un Ser supremo capaz de crear porque no puede ser generada ni del alma de los padres ni tampoco del cuerpo por su espiritualidad y simplicidad.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Melendo, T (2008). Efecto felicidad, el amor y perfeccionamiento humano, México: Edit. Trillas. 2. Frankl, V (1983). El hombre Doliente. Madrid: Edit. Herder, s.a.. 3. Frankl, V (1991). El hombre en busca de sentido. Barcelona: Edit. Herder, s.a. 4. López Quintás, A (2008). El ideal de la unidad y el sentido de la vida. Revista Educar. N° 11. Noviembre 2008. 5. Pascual, F (2003). Viktor Frankl: antropología http://www.latautonomy.org/PascualFernando_Frankl.pdf.

y

logoterapia.

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