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I Homenaje al Profesor JOSÉ ÁNGEL GARCÍA DE CORTÁZAR Y RUIZ DE AGUIRRE MUNDOS MEDIEVALES ESPACIOS, SOCIEDADES Y PODER

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I Homenaje al Profesor

JOSÉ ÁNGEL GARCÍA DE CORTÁZAR Y RUIZ DE AGUIRRE

MUNDOS MEDIEVALES ESPACIOS, SOCIEDADES Y PODER

Editorial Universidad Cantabria

MUNDOS MEDIEVALES ESPACIOS, SOCIEDADES Y PODER

Homenaje al Profesor

JOSÉ ÁNGEL GARCÍA DE CORTÁZAR Y RUIZ DE AGUIRRE

Comité Científico Internacional

Amélia Aguiar Andrade

Juan Francisco Jiménez Alcázar

Universidade Nova de Lisboa. Portugal

Universidad de Murcia

Isabel Alfonso Antón

Ángeles Líbano Zumalacárregui

CSIC. Madrid

Universidad del País Vasco

Achim Arbeiter

Christian Liddy

Georg-August-Universität Göttingen. Germany

University of Durham. United Kingdom

Agustín Azkárate Garai-Olaun

CSIC. Madrid

Universidad del País Vasco

Georges Martin

Iñaki Bazán Díaz

Université Paris-Sorbonne. France

Universidad del País Vasco

José María Mínguez Fernández

Juan Antonio Bonachía Hernando

Universidad de Salamanca

Universidad de Valladolid

Salustiano Moreta Velayos

María Inés Carzolio

Universidad de Salamanca

Universidades Nacionales de Rosario y de la Plata. Argentina

Giuliano Pinto

Eduardo Manzano Moreno

Vincent Challet

Università degli Studi di Firenze. Italia

Université de Montpellier III. France

José Ángel Sesma Muñoz

Maria Helena da Cruz Coelho

Universidad de Zaragoza

Universidade de Coimbra. Portugal

Josep M. Salrach Marés

José Ramón Díaz de Durana y Ortiz de Urbina

Universitat Pompeu Fabra

Universidad del País Vasco

Universiteit Leiden. Nederland

Sauro Gelichi

Philippe Sénac

Università Ca'Foscari de Venezia. Italia

Université de Toulouse. France

Jelle Haemers

Lluis Tó Figueras

Universiteit Leuven. België

Universitat de Girona

Louis Sicking

MUNDOS MEDIEVALES ESPACIOS, SOCIEDADES Y PODER Homenaje al Profesor

JOSÉ ÁNGEL GARCÍA DE CORTÁZAR Y RUIZ DE AGUIRRE

Tomo I

Editores

Beatriz Arízaga Bolumburu Dolores Mariño Veiras Carmen Díez Herrera Esther Peña Bocos Jesús Ángel Solórzano Telechea Susana Guijarro González Javier Añíbarro Rodríguez

Editorial Universidad Cantabria

Mundos medievales [Recurso electrónico] : espacios, sociedades y poder : homenaje al profesor José Ángel García de Cortázar y Ruiz de Aguirre. Tomo I / editores, Beatriz Arízaga Bolumburu... [et al.]. – Santander : Editorial de la Universidad de Cantabria, 2014. LVII, 935 p. : il. ISBN 978-84-8102-727-3 1. España – Civilización – Edad Media. 2. España – Historia – Edad Media. I. García de Cortázar, José Ángel. II. Arízaga Bolumburu, Beatriz, ed. lit. 94(460)"0414/1474"(082.2) IBIC: HBLC1, HBLH, 3F, 3H, 1DS, 1DD

Esta edición es propiedad de la EDITORIAL DE LA UNIVERSIDAD DE CANTABRIA, cualquier forma de reproducción, distribución, traducción, comunicación pública o transformación sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

Consejo Editorial Presidente: José Ignacio Solar Cayón Área de Ciencias Biomédicas: Jesús González Macías Área de Ciencias Experimentales: Mª Teresa Barriuso Pérez Área de Ciencias Humanas: Fidel Ángel Gómez Ochoa Área de Ingeniería: Luis Villegas Cabredo Área de Ciencias Sociales: Concepción López Fernández y Juan Baró Pazos Directora Editorial: Belmar Gándara Sancho

Diseño y maquetación | digitalización: Daniel Díez Álvarez | emeaov Imagen de la portada: Cripta de San Isidoro de León y Glosas de San Millán

© Autores © Editorial de la Universidad de Cantabria Avda. de los Castros, 52, 39005 Santander www.editorialuc.es

ISBN: 978-84-8102-727-3 (Tomo I, pdf) 978-84-8102-650-4 (Obra completa, caja) 978-84-8102-648-1 (Tomo I, rústica) Santander, 2014

Sumario

Tomo I PRESENTACIÓN JOSÉ CARLOS GÓMEZ SAL

............................................................................................................................

XIX

Rector de la Universidad de Cantabria

JESÚS ÁNGEL SOLÓRZANO TELECHEA

.....................................................................................................

XXI

Decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Cantabria

BEATRIZ ARÍZAGA BOLUMBURU ESTHER PEÑA BOCOS SUSANA GUIJARRO GONZÁLEZ ..................................................................................................................

XXVII

Universidad de Cantabria

Cronología de la biografía académica del Prof. José Ángel García de Cortázar Publicaciones del Prof. José Ángel García de Cortázar

.........

XXXVII

...........................................................

XXXIX

Tesis de Licenciatura y Tesis Doctorales dirigidas por el Prof. José Ángel García de Cortazar ........................................................................................................................................

LI

Tábula gratulatoria

LV

........................................................................................................................................

I. SEMBLANZAS Grata Memória

.....................................................................................................................................................

3

José Mattoso

Cum cornu et albende: As saídas de campo do Professor García de Cortázar

..............

7

El Profesor García de Cortázar y su Magisterio en la Universidad de Cantabria: El Metropolitano toma el Metropolitano para ir al Metropolitano ........................................

11

João Carlos Garcia

Esther Peña Bocos

¿Pero, dónde está Escania?

........................................................................................................................

33

Manuel Ángel Bermejo Castrillo

Los trabajos de García de Cortázar (1966-1978): una apuesta por la renovación historiográfica del medievalismo español ........................................................................................

37

Martín F. Ríos Saloma

El maestro José Ángel García de Cortázar y las fuentes documentales Esperanza Botella Pombo

...........................

49

II. ESTUDIOS GENERALES El componente cruzado de la Reconquista

......................................................................................

59

Vicente Ángel Álvarez Palenzuela

Mujeres de la Orden del Hospital en la España Medieval

.......................................................

71

Carlos Barquero Goñi

Oloron, le difficile développement d’une Ville du Piémont Béarnais

...............................

79

Del Tumbo de Celanova a la historia de los monasterios y prioratos anejos a Celanova, de Fray Benito de la Cueva. Consideraciones acerca de la percepción y organización del espacio ........................................................................................................................

93

Jean Pierre Barraqué

María Inés Carzolio

El espacio berciano en la Edad Media, punto de partida y escenario de nuestras investigaciones .......................................................................................................................

105

Mercedes Durany Castrillo / Mª del Carmen Rodríguez González

La Hagiografía como Fuente Histórica en el Medioevo F. Javier Fernández Conde

...........................................................

119

Los orígenes medievales de la imagen del Cristo descendido de la cruz, destinado al desenclavo, y la procesión del Santo Entierro ....................................................

139

Fernando Galtier Martí

La devoción real a Santiago Zebedeo en la catedral de Compostela. Algunas representaciones medievales ................................................................................................

147

José Manuel García Iglesias

La organización social de un espacio andalusí. Reflexiones en torno a la vega de Granada .....................................................................................................................................

159

Miguel Jiménez Puertas / Luis Martínez Vázquez

Las señoras en el claustro

..........................................................................................................................

173

Mª del Carmen Pallares / Ermelindo Portela

Promotores, artífices materiales y destinatarios de las inscripciones medievales

......

187

........................................................................................

205

Alberto Peña Fernández

Las villas de La Bureba en la Edad Media Francisco Ruiz Gómez

Propuestas metodológicas para el estudio de los cartularios medievales

.......................

217

Alfonso Sánchez Mairena

¿Es posible hacer una Historia ecológica? Bases teóricas y estado de la cuestión

.....

231

.................

243

Cristina Segura Graiño

Las mezquitas en la organización social del espacio del Reino de Granada Carmen Trillo San José

¿El vino de los Cortázar? Una aproximación a la bodega en época medieval Luis Rafael Villegas Díaz

.............

255

III. SIGLOS VI-XII Notas sobre el (desaparecido) fuero de Ocón (La Rioja, 1174)

............................................

269

Aproximación a la articulación y organización social del espacio de los valles centrales de Asturias de Santillana: la huella de un pasado ....................................................

281

Ignacio Álvarez Borge

Elisa Álvarez Llopis

A restauração da Diocese de Braga no contexto da Igreja Hispânica

...............................

295

Asilos monásticos: vejez y mundo cenobítico en el noroeste hispánico entre los siglos IX al XI ............................................................................................................................................

311

Luís Carlos Amaral

José Miguel Andrade Cernadas

A festa como arma política na Idade Média

....................................................................................

325

Julieta Araújo

El broche de cinturón de tipo visigodo de la galería inferior de la Garma

....................

335

Breve semblanza de un arzobispo de Toledo en tiempos de cruzada: Martín López de Pisuerga .........................................................................................................................

355

Pablo Arias Cabal / Roberto Ontañón Peredo / Enrique Gutiérrez Cuenca José Ángel Hierro Gárate / Eva María Pereda Rosales

Carlos de Ayala Martínez

Algunas hipótesis sobre el fuero (perdido) de la villa de Castro Urdiales (1163)

......

363

............................................................................

375

La organización social del espacio en la montaña central asturiana: el concejo de Aller en la alta Edad Media ................................................................................................................

389

Juan Baró Pazos

A dialética da Natureza na Hispânia Visigótica Mário Jorge da Motta Bastos

Soledad Beltrán Suárez

La vida del espíritu en los monasterios

..............................................................................................

403

María Luisa Bueno Domínguez

Más allá del territorio, transiciones en el entorno del Jalón

...................................................

413

Marisa Bueno Sánchez

Cómo funcionaban los talleres constructivos en la alta Edad Media hispánica

.........

427

Algunas perspectivas sobre el ejercicio del poder real en Cantabria en los siglos XI al XIII .................................................................................................................................

441

Luis Caballero Zoreda / María de los Ángeles Utrero Agudo

Carmen Díez Herrera

Últimas transformaciones en las grandes villae sorianas, reflejo de un poblamiento tardoantiguo ........................................................................................................................

459

Eusebio Dohijo

La documentación de la Castilla condal: viejos problemas y nuevas perspectivas .....

473

Julio Escalona

Propiedad agraria y dependencia campesina: en torno a la heredad de foris Carlos Estepa Díez

...............

489

Cuestiones documentales sobre el monasterio de Sahagún y la implantación de la Regla Benedictina ...............................................................................................................................

499

Luis Javier Fortún Pérez de Ciriza

Fruela I y la desestructuración de la cuenca del Duero

............................................................

515

...............................................................................

529

Reflexiones sobre la organización social del espacio del norte de Guadalajara antes de la conquista castellana: Riba de Santiuste y su territorio (siglos IX-XII) .................

545

Juan José García González

Teudemiro de Orihuela y la invasión islámica Luis A. García Moreno

Guillermo García-Contreras Ruiz

San Millán de la Cogolla, entre la historia y el mito. La elaboración de una memoria histórica ..........................................................................................................................................

557

Javier García Turza

La praeparatio de Alfonso VII y sus descendientes al trono leonés. La formación en el oficio regio. Siglos XII-XIII ............................................................................

573

Ángel G. Gordo Molina

La creación de las comunidades campesinas y las parroquias rurales en una sociedad feudal de conquista: el sur de la Corona de Aragón (mitad del siglo XII-mitad del siglo XIII) ........................................................................................

583

Enric Guinot Rodríguez

Procesos de transformación del poblamiento antiguo al medieval en el norte peninsular astur ..............................................................................................................................................

599

José Avelino Gutiérrez González

Un pequeño enigma: el origen de los Usatici

.................................................................................

615

El proceso de documentación de la novela histórica Mont Elín de los caballeros ......

627

Aquilino Iglesia Ferreirós Juan Francisco Jordán Montés

Indicadores toponímicos de las migraciones internas en Aragón, siglos XI-XII .........

643

Carlos Laliena Corbera

Sermón, sociedad y sacralización del orden social. Siglos XII-XIII

...................................

653

....................................................................

665

Miguel Larrañaga Zulueta

Del Locus de Paterno al Comitato de Banu Gómez José Ángel Lecanda

La ciudad de Madinat Ilbira y el poblamiento de la Vega de Granada (siglos VIII-XI)

681

Antonio Malpica Cuello

Poder y pueblo en la génesis de la monarquía feudal: El reino-imperio leonés entre mediados del siglo IX y mediados del siglo XI ..............................................................................

693

Dolores Mariño Veiras

Para um inventário da documentação diplomática anterior a 1101 conservada em arquivos portugueses .................................................................................................

705

André Evangelista Marques

Los pilares de la Tierra: Novela histórica y arquitectura en la Europa de las catedrales ............................................................................................................................................... Juan Manuel Martín García

719

La monarquía asturleonesa en el Bierzo (siglos IX-X)

..............................................................

733

La “reorganización espiritual” del Reino de León en los siglos X-XI y su reflejo en la arquitectura: los monasterios de San Miguel de Escalada y Peñalba de Santiago (provincia de León) ..................................................................................................................

747

Iñaki Martín Viso

Artemio M. Martínez Tejera

Ascenso, auge y caída de San Miguel como protector de la monarquía pamplonesa, siglos X-XII ...........................................................................................................................

759

Fermín Miranda García

Zamora y Salamanca en la Alta Edad Media según la cronística Cristiana (de Sampiro a la Estoria de España) .....................................................................................................

769

José María Monsalvo Antón

El curioso devenir historiográfico de los hispani Ernesto Pastor / Juan José Larrea

.........................................................................

Antroponimia vasca altomedieval: la aportación epigráfica

785

..................................................

795

Aportación al estudio de las estelas en la provincia de Burgos: estelas medievales en el curso medio del Arlanza .................................................................................................................

807

David Peterson

Alejandro Ramos Benito

Los ámbitos fronterizos castellano-leoneses frente al Islam entre los siglos XI-XII .....

823

Manuel José Recuero Astray

Los testamentos de las infantas Elvira y Sancha: monasterios y espacios de poder

.....

835

El reino de Portugal y su consolidación frente a León y Castilla en la primera mitad del siglo XII a través de la documentación ........................................................................ Paz Romero Portilla

849

La fundación del monasterio cisterciense de Santa María de Valdediós

.........................

859

.......................................

873

Obispos, abades, presbíteros y aldeas.Una aproximación a las formas y las bases del dominio social en la Álava del siglo IX ......................................................................................

885

Carlos Reglero de la Fuente

Juan Ignacio Ruiz de la Peña Solar / Miguel Calleja Puerta

Datos sobre el poblamiento altomedieval en Valdegovía (Álava) Paquita Sáenz de Urturi Rodríguez

Igor Santos Salazar

El primer siglo de la Meseta bajo el dominio islámico. La reestructuración del poder .............................................................................................................................................................

901

Luis Serrano-Piedecasas Fernández

Os Seguins: Uma família de Francos na Coimbra do século XII

........................................

915

Interacción islamo-cristiana en el siglo X: el retrato del fº 134rv del Beato de Gerona .............................................................................................................................................

927

Leontina Ventura

Juan Zozaya

Tomo II

IV. SIGLOS XIII-XVI Los secretarios Humanistas del Cardenal Cisneros y las constituciones de 1510

.........

939

Estrategias de escritura y construcción memorial en la Primera Crónica Anónima de Sahagún ...................................................................................................................................

957

Santiago Aguadé Nieto

Leticia Agúndez San Miguel

Aberturas: un despoblado de la periferia de Campo de Calatrava

.....................................

971

Porque en jugar los dados a muchos males desonrra. Prohibiciones y sanciones de la cofradía del Rey Casto a fines de la Edad Media ..............................................................

983

Clara Almagro Vidal

María Álvarez Fernández

Santander y sus límites terrestres a finales de la Edad Media (1467-1494)

...................

991

Javier Añíbarro Rodríguez

El gobierno de las hermandades y cofradías andaluzas en la Baja Edad Media

.........

1005

...........................

1015

..................................................

1029

Juan Carlos Arboleda Goldaracena

El mar, espacio de sociabilidad de las cofradías pesqueras medievales Beatriz Arízaga Bolumburu / Michel Bochaca

Bartolo da Sassoferrato: introduzione a un giurista globale Mario Ascheri

Las fiestas en la crónica del condestable Miguel Lucas de Iranzo

.......................................

1041

La delimitación territorial y el control de los espacios en la frontera meridional del Reino de Valencia. Siglos XIII-XV ................................................................................................

1053

Alberto O. Asla

Juan Antonio Barrio Barrio

Une économie du patronage aristocratique. Le temporel des moniales cisterciennes en Castille (XIIe-XIIIe siècles) ....................................................................................

1067

Ghislain Baury

El entorno familiar y monástico de Inés de Ayala

.......................................................................

1081

El papel del crédito en la gestión de la gran propiedad. Factor de expansión o causa de crisis ...............................................................................................................................................

1095

Isabel Beceiro Pita

Mercedes Borrero Fernández

Repoblación y señoríos en Andalucía (siglos XIII y XIV)

......................................................

1109

Don Sancho de Castilla (1363-1371): apuntes biográficos de un hijo ilegítimo de Pedro I ...........................................................................................................................................................

1125

Emilio Cabrera

Francisco de Paula Cañas Gálvez

La Valencia bajomedieval y su integración espacial: percepción del área, dimensión comunitaria y representación simbólica del término ................................................................

1137

Francisco A. Cardells Martí

La presión real y señorial sobre el patrimonio de los concejos Andaluces en la Baja Edad Media. El caso de la Dehesa de la Torre de Don Ibáñez (Baeza) ............................

1149

María Antonia Carmona Ruiz

Fernando Ruiz, obispo de León (1289-13 01)

................................................................................

1161

Gregoria Cavero Domínguez

Fiestas de toros y lidia popular en Medellín (c.1500)

................................................................

1171

Julián Clemente Ramos

La llamada de lo salvaje: reflexiones sobre la caza en la literatura artúrica castellana

...

1177

Las rasuras del vino. Aplicaciones y usos del tartrato de potasio en la España bajomedieval .....................................................................................................................................................

1189

Antonio Contreras Martín

Ricardo Córdoba de la Llave

Medidas procreativas, conceptivas, anticonceptivas y abortivas de la mineralogía, según El Lapidario de Alfonso El Sabio .............................................................................................

1201

Julio César Corrales

A “Eternidade” de Deus na filosofia de Ramon Llull (1232-1316)

.....................................

1215

Nuevas aportaciones a propósito del diagnóstico y tratamiento médico de Enrique IV de Castilla y su corte ....................................................................................................

1229

Ricardo da Costa

Francisco J. Crespo Muñoz / Guillermo A. Cañadas de la Fuente / Esperanza Luque Sánchez

Porque los moradores en la dicha villa non podriades faser y vida syn término. Villas sin alfoz en el Señorío de Vizcaya: ensayos a partir de tres hipótesis explicativas de José Ángel García de Cortázar ...............................................................................

1239

Arsenio Dacosta

Nobleza y reforma monástica en la Castilla tardomedieval. El papel de los duques de Nájera en los monasterios riojanos ..............................................................................

1247

Máximo Diago Hernando

Los intereses pontificios, regios, nobiliarios y concejiles en las elecciones episcopales castellanas: la provisión de la sede de cuenca en 1469 ....................................

1259

Jorge Díaz Ibáñez

Habices de la alquería de Talará en 1502. Noticias sobre la economía Nazarí

.............

1275

......................

1287

.........................

1295

Manuel Espinar Moreno

El equipo militar en una época de transición: armamento individual y equipamiento colectivo en Navarra en la primera mitad del siglo XIV Jon Andoni Fernández de Larrea Rojas

Seis nuevos pinjantes bajomedievales del norte de la Península Ibérica Carmelo Fernández Ibáñez

Notas sobre patrones y mercaderes cántabros en el Mediterráneo medieval Maria Teresa Ferrer i Mallol

...............

1307

Población y reparto de la propiedad en Chipiona en el primer cuarto del siglo XVI .....................................................................................................................................................

1319

Alfonso Franco Silva

Las patologías no epidémicas a través de las fuentes medievales valencianas

.............

1339

............................................................................

1351

Aragón y el monasterio de la Trinidad de Valencia: la renuencia a financiar el proyecto de la reina María ...................................................................................................................

1365

Mercedes Gallent Marco

Viñedo y vino en Álava durante la Edad Media Ernesto García Fernández

María del Carmen García Herrero

Producción cerámica y organización política. El caso de la cerámica Nazarí

..............

1379

Una aportación al estudio de la señorialización y de las conflictivas relaciones señores-vasallos en La Rioja de finales de la Edad Media: los casos de las villas de Quel y Autol ................................................................................................................................................

1391

Alberto García Porras

Francisco Javier Goicolea Julián

La práctica de la flebotomía en España a través de algunos tratados médicos (siglos XIV-XVI) ............................................................................................................................................

1403

María Estela González de Fauve

El latifundio en Carmona: del repartimiento a los tiempos modernos

...........................

1417

..........................

1433

Manuel González Jiménez

El protagonismo nobiliar durante el reinado de Sancho IV de Castilla César González Mínguez

Disciplina clerical y control social en la Castilla Medieval: El Estatuto de corrección y punición del cabildo catedralicio de Burgos (1452) ...............................................................

1453

Susana Guijarro González

Sal, fiscalidad y cultura material en el reino de Valencia a fines de la Edad Media

......

1467

................................................................................................

1479

José Hinojosa Montalvo

La molienda en Toledo en el siglo XV Ricardo Izquierdo Benito

Sanlúcar de Barrameda, antepuerto de Sevilla, a finales del Siglo XV

..............................

1491

......................................

1509

Miguel Ángel Ladero Quesada

Amistad y poder entre la baja nobleza aragonesa del Trescientos Mario Lafuente Gómez

Parroquias y práctica sacramental en Toledo a fines de la Edad Media

..........................

1523

Redes familiares y promoción social en el Reino de Granada: la familia del bachiller Juan Alonso Serrano ........................................................................................................

1537

María José Lop Otín

María Teresa López Beltrán

Control de la actividad cotidiana y preservación de la paz social en Valladolid a fines de la Edad Media y principios de la Edad Moderna ...................................................

1549

Beatriz Majo Tomé

En los bosques andaluces. Los carboneros a finales de la Edad Media Emilio Martín Gutiérrez

............................

1561

Estructura y evolución de los derechos y rentas señoriales en la Castilla bajomedieval: El caso de Alcocer ..........................................................................................................

1573

Pablo Martín Prieto

Oficios y cofradías: aproximación a la vida de los trabajadores del vestido en la Zamora bajomedieval ......................................................................................................................

1585

María Martínez

La territorialización del poder señorial en Castilla. Sobre los límites del Campo de Calatrava en el siglo XIII ............................................................................................

1605

Jesús Molero García

El Infante don Felipe, primer arzobispo electo de Sevilla (1249-1258). Breve notas sobre un destino frustrado .............................................................................................

1619

Isabel Montes Romero-Camacho

Vida cotidiana de los judíos de Teruel en el siglo XV: sintaxis social y geometría punitiva .....................................................................................................................................

1633

Miguel Ángel Motis Dolader

Las bases de poder de un príncipe real castellano en la Baja Edad Media: el infante Fernando de Antequera en el reinado de Enrique III (1390-1406)

..............

1647

Divergences et convergences: identités urbaines en France et en Allemagne à la fin du Moyen Âge ..................................................................................................................................

1663

Víctor Muñoz Gómez

Gisela Naegle

Las élites rurales de Bailía de Cantavieja en el siglo XV

...........................................................

1677

La ceremonialización de la vida política durante la regencia de Fernando de Antequera (1406-1416) ........................................................................................................................

1687

Germán Navarro Espinach

José Manuel Nieto Soria

Las relaciones entre los Luna y los Albornoz y su reflejo artístico en el Aragón del siglo XIV: el castillo de Mesones de Isuela y la parroquieta de Zaragoza ......................

1699

Antonio Olmo Gracia

Testamentos y actas capitulares como fuentes de estudio de las mentalidades colectivas de la Úbeda bajomedieval ...................................................................................................

1711

María Josefa Parejo Delgado

Los moriscos y las élites dirigentes del Reino de Granada a comienzos del siglo XVI .....................................................................................................................................................

1721

Rafael G. Peinado Santaella

El poder de la reina a través del señorío de sus tierras. El ejemplo de Arévalo en la Baja Edad Media .................................................................................................................................

1731

Diana Pelaz Flores

Una invención medieval: El reloj mecánico. Aproximación historiográfica

.................

1743

El prestigio sociorreligioso de los monasterios y conventos sevillanos durante la Baja Edad Media ........................................................................................................................................

1757

Víctor Pérez Álvarez

Silvia María Pérez González

El císter hispano y la ganadería Javier Pérez-Embid

..............................................................................................................

1769

Sobre la justicia señorial y el señorío político (Corona de Castilla, siglo XV)

.............

1787

Las dudas del hereje: el proceso inquisitorial contra Andrés González de Alía (1486) ...................................................................................................................................................

1801

María Concepción Quintanilla Raso

María del Pilar Rabadé Obradó

Labradores o francos en la Burunda. Después del centenario del Fuero

........................

1813

Apropiación y organización social de un medio natural: pesca fluvial y pesqueras en la Galicia Medieval .................................................................................................................................

1827

Eloísa Ramírez Vaquero

María Luz Ríos Rodríguez

Dolencias y sanaciones en los Milagros de Guadalupe (Península Ibérica, siglos XV y XVI) .............................................................................................................................................

1843

Gerardo Rodríguez

La presencia vasca en las Islas Canarias a raiz de la conquista realenga (1476-1500)

1851

Manuela Ronquillo

La interpretación de la mujer en El Conde Lucanor

...................................................................

1863

Juan Antonio Ruiz Domínguez

Hermandades concejiles en la frontera oriental de Castilla (siglo XV)

...........................

1877

El Libro de Regla de la Cofradía de Santa María del rey Casto de Oviedo. Una aproximación a su estudio ..............................................................................................................

1889

José María Sánchez Benito

María Josefa Sanz Fuentes

Las previsiones penales y procesales marítimas de los Capitols del Rei en Pere de 1340 incluidos en el Llibre del Consolat de Mar ......................................................................

1901

Margarita Serna Vallejo

Análisis de la evolución del manso en la organización del espacio rural y en su forma constructiva (Catalunya ss. XI-XVIII) ................................................................

1915

Assumpta Serra i Clota

Los extranjeros en las villas portuarias de la costa cantábrica en la Baja Edad Media

1933

Jesús Ángel Solorzano Telechea

El clero rural asalariado y la orden militar de Calatrava al final de la Edad Media

...

1949

...............................................................................................................

1963

La proyección espacial de la monarquía castellana en la segunda mitad del siglo XIV: una aproximación a través de la obra cronística de Pedro López de Ayala ........

1977

Raquel Torres Jiménez

El agua en los fueros vizcaínos María Isabel del Val Valdivielso

Covadonga Valdaliso

La capacidad de resistencia del mundo agrario ante las exacciones de la Monarquía. Un caso madrileño en la Baja Edad Media ...............................................

1989

Óscar Villarroel González

La privatización de las aguas de abasto urbano. El ejemplo de Santa Cruz de La Palma (Canarias) en los inicios de la colonización ........................................................ Ana Viña Brito

2001

PRESENTACIÓN

José Carlos Gómez Sal Rector de la Universidad de Cantabria

La trayectoria académica de las personas se valora por su obra, por sus alumnos y por el reconocimiento que de sus contribuciones otros investigadores o profesores hacen de ellas. Es por todos admitido, con una unanimidad que pocas veces encontramos en nuestro medio universitario, que la obra de José Ángel García de Cortázar es crucial para entender no solo nuestra Edad Media, sino el influjo que esta época y sus condicionamientos han tenido en el desarrollo y actual estructura de España. La obra de García de Cortázar es sin duda seminal, como lo prueban estos Mundos Medievales: espacios, sociedades y poder que aquí se presentan, donde más de ciento cincuenta autores de cuarenta universidades o centros de investigación reúnen sus contribuciones en un inmenso esfuerzo editorial para dejar constancia de su gratitud al maestro y dar más valor aún si cabe a sus obras y enseñanzas. Debemos reconocer y agradecer el esfuerzo y la generosidad del grupo de Historia Medieval de nuestra Universidad que ha hecho posible esta realización, con la pulcritud editorial y científica que a la vista está, y también con inmenso respeto y cariño. Recientemente tuve el honor de representar a la Universidad de Cantabria en el entrañable acto de su doctorado Honoris Causa en la Universidad del País Vasco y pude apreciar “in situ” el enorme afecto que se le profesa. También nuestra Universidad de Cantabria, su universidad, le otorgó su máxima distinción, la “medalla de Plata”, quedando patente el respeto por su persona y la magnitud de su trayectoria en nuestra institución.

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Tuve ocasión a lo largo de todos estos años de apreciar la impronta que ha ido dejando en nuestra Facultad de Filosofía y Letras, que activamente ayudó a crear y a crecer y me es especialmente grato recordar el trabajo conjunto en la Comisión de Investigación durante mis años de Vicerrector. Fue un honor tenerle entre nosotros, como así se lo manifesté en su día y es ahora un honor como Rector contribuir con este breve prólogo a esta magna obra y, en nombre de la Universidad de Cantabria, agradecerle su entrega, pues son personas como él las que prestigian las instituciones a las que pertenecen. Gracias Maestro, gracias Profesor. En Santander a 19 de julio de 2012

Jesús Ángel Solórzano Telechea Decano de la Facultad de Filosofía y Letras Universidad de Cantabria

Uno de los aspectos que quizás más nos puedan llamar la atención de estos volúmenes de la Obra Homenaje al eminente medievalista, el Profesor Don José Angel García de Cortázar y Ruiz de Aguirre, es el elevado número de autores que han colaborado –ciento cincuenta y tres–, cifra que aun hubiera sido mayor, si la edición no hubiera quedado circunscrita al período medieval. En el repertorio de autores figuran la mayor parte de los historiadores que en los últimos cuarenta años han estudiado el período medieval, así como las más jóvenes generaciones de medievalistas de nuestro país. Se trata de una obra en la que se han implicado muchas personas e instituciones y que, en especial, ha requerido del esfuerzo combinado de todos los miembros del Área de Historia Medieval de la Universidad de Cantabria, debido a lo arduo de editar un libro homenaje de las características que merecía el homenajeado. Dos años después de las primeras conversaciones para desarrollar este proyecto editorial de homenaje ha llegado el tiempo de recoger los frutos. En este tiempo hemos visto cómo nacía la idea en la festividad de San Isidoro de 2010, seguida de una reunión de los miembros del Área de Historia Medieval y el establecimiento del procedimiento a seguir: petición de patrocinio a las instituciones, envío de las carta de invitación a participar en el homenaje a los departamentos de Historia Medieval de España y a los principales centros universitarios de Europa y América Latina, recepción de los manuscritos seis meses después, así como más de un año y medio de labor de edición, entre otras muchas tareas compartidas por los editores de la obra, que sería muy prolijo e interminable el nombrarlas. Mundos Medievales: espacios, sociedades y poder. Homenaje al Profesor José Angel García de Cortázar es una obra titánica, que ha superado con creces cual-

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quier expectativa inicial, aunque en realidad a los que conocemos bien el papel que ha desempeñado el Profesor Cortázar en la historiografía española en general, y en el medievalismo, en particular, esto no nos ha sorprendido, sino que lo esperábamos. A lo largo de los ciento cincuenta y tres trabajos hay análisis y estudios que abarcan una variada gama de temas, todos ellos referidos a la Edad Media en sus diversos aspectos temáticos, metodológicos y cronológicos. Se trata, además, de un libro de gran utilidad para los medievalistas, ya que nos sirve de fuente de información para conocer los temas de investigación que se están, desarrollando en la actualidad en nuestro país, es decir, `para tomar el pulso de la investigación medieval escrita en español. La obra está estructurada en cuatro grandes secciones. La primera se titula “Semblanzas” y participan seis profesionales que son buenos conocedores de la obra y la persona del Profesor Cortázar, que nos ofrecen una semblanza humana, académica y científica del homenajeado. La segunda de las secciones que lleva por título “Generales” acoge una miscelánea de dieciséis trabajos, cuyas temáticas abarcan desde la historia del género hasta las nuevas propuestas para el estudio de los cartularios medievales o el estudio del vino. La tercera sección, titulada “Siglos VI-XII” está integrada por cincuenta estudios que se ocupan de temas como el poblamiento y la organización social del espacio, la sociedad visigoda, la invasión islámica, los reinos cristianos, la monarquía feudal, la reconquista, entre otros muchos. Por último, la sección cuarta está dedicada a los ochenta y dos trabajos de cronología comprendida entre los “Siglos XIII-XVI”, cuya temática abarca el estudio de las sociedades urbanas, las fiestas de los toros, las cofradías de pescadores, el poblamiento, los señoríos, la nobleza, la conflictividad social o la vida política. La satisfacción intelectual de todos los lectores que se adentren en las páginas de esta obra está asegurada gracias al alto nivel y contrastado rigor científico de los autores. La relación del Profesor Cortázar con la Facultad de Filosofía y Letras comenzó en el año 1978, cuando se sumó al grupo de catedráticos que se encargó de organizar el centro en su tiempo fundacional, integrado por Ignacio Barandiarán, Ramón Teja Casuso y José Ortega Valcárcel. Fueron tiempos muy difíciles, pues la Facultad no disponía ni de una sede definitiva, ni contaba con suficiente profesorado. El Profesor Cortázar, llegado desde la Universidad de Santiago de Compostela, resultó ser una pieza fundamental de aquella Facultad que estaba dando sus primeros pasos. Me refiero a una etapa muy espinosa, que inició su andadura el 16 de octubre de 1978. Quince días después, el 31 de octubre, el profesor Cortázar organizó el Departamento de Historia Medieval, cuyos ambiciosos objetivos y actividades perfiló en el “Documento constitucional del mismo”. Este concebía el departamento de Historia Medieval como un “un proyecto de trabajo en común en la que la aportación individual quede subsumida en una empresa colectiva”, sólo desde este premisa el departamento asumiría compro-

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misos que supusieran por parte de los investigadores “una dedicación exclusiva al trabajo”. Una vez creado el Departamento de Historia Medieval, el Profesor Cortázar fue el encargado de dar la primera conferencia inaugural de la Facultad en el curso 1978/79, titulada La historia rural medieval: un esquema de análisis estructural de sus contenidos a través del ejemplo hispanocristiano, que supuso un auténtico hito historiográfico para el medievalismo peninsular. En la Facultad de Filosofía y Letras, el Profesor Cortázar introdujo desde sus inicios un tipo de docencia práctica e integral, con salidas de campo en las que se estudiaba el contenido de los documentos sobre el terreno, lo cual ofreció un sello distintivo de calidad. En este sentido, el Profesor Cortázar colaboró estrechamente con la Facultad de Filosofía y Letras cuando aceptó ser el Presidente del Comité de Evaluación de la titulación de Licenciado en Historia en 1999 y dirigió las labores de evaluación de la calidad en el contexto de los trabajos del Plan Nacional de Evaluación de la Calidad de las Universidades en el que participó la Universidad de Cantabria. Asimismo, fue director de organismos de la Universidad de Cantabria, como por ejemplo, el Instituto de Ciencias de la Educación (ICE) a principios de los años 80. Por todos estos méritos, la Universidad de Cantabria le concedió su máxima distinción honorífica, la Medalla de Plata, en el año 2010, que sólo se otorga a las personas que hayan prestado servicios destacados para la institución. Además de aquella labor en la Facultad de Filosofía y letras durante sus primeros años, el Profesor Cortázar protagonizó junto a otros historiadores la renovación del quehacer historiográfico en España entre finales de los años sesenta y la década de los setenta. Desde entonces, la labor investigadora del Profesor Cortázar ha girado en torno al análisis de la inserción de los hechos sociales en el espacio. Aunque sus primeros pasos en la investigación los dio en la historia urbana del norte peninsular en el siglo XV, pronto dio un giro copernicano para dedicarse al mundo rural y la organización social del espacio del Norte peninsular en los siglos X al XIII. Los algo más de doscientos trabajos de investigación y también, aunque en menor medida, de divulgación, supusieron un hito en el devenir de la historiografía de ámbito rural de la Edad Media y han influido, profundamente, en nuestra percepción de la Historia Medieval. El Profesor Cortázar ha rebasado, desde luego, la historia de la sociedad rural plenomedieval, para ofrecernos una visión precisa de la sociedad medieval; incluso, me atrevería a decir que el Profesor Cortázar ha hecho justicia con los hombres y mujeres de la Edad Media. Igualmente, desde sus inicios, la labor investigadora del Profesor Cortázar ha estado dirigida por su preocupación teórica y analítica por las transformaciones de los espacios regionales. Así, tanto la labor investigadora del Profesor Cortá-

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zar, como la inspirada a sus discípulos, ayudaron a introducir la historia medieval de Cantabria en el marco general del quehacer historiográfico del medievalismo, que llevaba décadas de retraso respecto al de las comunidades vecinas. Desde finales de los años setenta, se produjo en la Facultad un auge de los estudios de Historia Medieval de Cantabria. En el documento fundacional del Departamento de Historia Medieval, el Profesor Cortázar fijó como tareas séptima, octava, novena y décima de los investigadores a su cargo: “7. El fichado de todos los libros y artículos de revistas de tema medieval santanderino, entendiendo como fechas límites las de los años 400-1520. Dentro de ese fichado, habrá de incluirse todo el conjunto de informaciones que, procedentes de los campos de la historia del arte, el folklore, la geografía, la etnografía puedan ayudar a estudiar la vida de la sociedad montañesa en el amplio período indicado. 8. El registro de la localización actual de la documentación medieval santanderina anterior al año 1520. 9. El fichado de cada uno de los documentos medievales santanderinos ya publicados. La xerocopia y fijación en ficha de cada uno de los documentos medievales santanderinos ya publicados”.

De esta manera, fueron saliendo a la luz trabajos de investigación, tesinas y tesis, como La formación de la sociedad hispano-cristiana del Cantábrico al Duero en los siglos VIII al XI. Planteamiento de una hipótesis y análisis del caso de Liébana, Asturias de Santillana y Trasmiera (1982), La Liébana Medieval (1994), la dirección de la Cátedra Cantabria en 1995 en torno a La Memoria Histórica de Cantabria, la organización de congresos, como El Fuero de Santander (1987) y el I Encuentro de Historia de Cantabria (1996), y efemérides destacadas, como el VII Centenario de la Hermandad de las Marismas (1996) y el 750 Aniversario de la participación de Santander y Cantabria en la conquista de Sevilla (1998). Hay que llamar la atención, asimismo, sobre la labor de dirección de los Seminarios de Historia del Monacato en Aguilar de Campoo, que este año de 2012 cumplen su XXVI edición, en el marco de los Cursos de Verano de la Universidad de Cantabria. En segundo lugar, es necesario reseñar la labor de recopilación y edición de fuentes medievales, que aunque aparecía recogida como objetivo del departamento de Historia Medieval en 1978, no se plasmó en un proyecto sistemático hasta muchos años después. Desde 1994, el Profesor Cortázar fue el director del proyecto DOHISCAN (Documentación Histórica de Cantabria) de la Fundación Marcelino Botín, cuyo objetivo principal fue incrementar el conocimiento de la historia medieval de Cantabria a partir de la elaboración de una base de datos documental, la reunión de copias de documentación y, en su caso, la edición de documentos. Además, este fue proyecto común de todos los integrantes del Área de Historia Medieval, ya que en él colaboraron tanto los becarios del mismo, como los investigadores del Grupo de Historia Urbana Medieval que trabajaban sus tesis doctorales bajo la dirección de Beatriz Arízaga Bolumburu.

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En suma, podemos afirmar que el Profesor Cortázar no sólo ha marcado profundamente el devenir de los estudios medievales de nuestro país, de nuestra Facultad y de varias generaciones de estudiantes durante más de cuatro décadas, sino que también sus libros y artículos han influido de manera decisiva en la manera en que percibimos la Edad Media. Desde la atalaya que me ofrece esta presentación, deseo agradecer el patrocinio que han realizado la Universidad de Cantabria y la Fundación Marcelino Botín, cuya ayuda ha resultado imprescindible para que la presente edición vea la luz. En segundo lugar, quiero dejar constancia de mi agradecimiento a los colegas que han participado en la elaboración del presente homenaje al Profesor José Angel García de Cortázar y Ruiz de Aguirre, así como al Profesorado del Área de Historia Medieval por su esmerado trabajo y paciencia en la consecución científica de la obra. Por último, agradezco la cuidada y valiosa labor de la Editorial de la de la Universidad de Cantabria. Sólo nos resta esperar que esta obra haga felices a todos los participantes y, en especial, al homenajeado.

Beatriz Arízaga Bolumburu Esther Peña Bocos Susana Guijarro González Universidad de Cantabria

LA FIGURA DEL PROFESOR GARCÍA DE CORTÁZAR: Docere verbum et exemplum Formado en la universidad de Valladolid y realizando sus primeras experiencias universitarias en la universidad de Salamanca llega con la agregación de cátedra a la Universidad de Santiago de Compostela donde comienza su labor docente como funcionario. El Profesor García de Cortázar enseñó en la Universidad de Santiago de Compostela en las décadas de los años 60 y tantos y 70 y tantos. Años especialmente interesantes y decisivos para la historia reciente de España. Son los últimos tiempos del franquismo. La sociedad, en buena medida, trataba de sacudirse el yugo del régimen político establecido. Y el ámbito universitario no era ajeno a dicho movimiento e inquietudes de libertad. La Universidad, lugar de experimentación de toda revuelta política, vivía de forma efervescente la esperanza del cambio. Enseñar en este contexto no era fácil. En ese escenario, de suelo oscilante, se expresaban los docentes universitarios. Unos dentro del orden establecido, siguiendo la tradición, trataban de instruir a los alumnos en las diferentes materias, con mayor o menor éxito y según sus cualidades intelectuales y oratorias. Su objetivo consistía en reproducir el sistema docente tal y como lo habían recibido. Otros, en posiciones opuestas, mostrando cualidades de equilibristas experimentados sobre el alambre, se arriesgaban a utilizar la cátedra como plataforma política lanzando discursos críticos entre las hojas de los programas de cualquier asignatura. Su objetivo distaba bastante del académico, pues trataban de transmitir un espíritu crítico a los jóvenes para que no aceptaran de

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forma natural el orden establecido. En este caso resultaba complicado saber de qué te tenías que examinar. Por último existía otro grupo de profesores, muy escaso, que en el aula destacaban de forma notable. Se caracterizaban por la pasión con la que ejercían su oficio de docentes. Entre ellos recuerdo como muy especiales al profesor de arte Serafín Moralejo y al Profesor García de Cortázar en las asignaturas de Historia Medieval. El profesor García de Cortázar rezumaba pasión por el oficio de historiador, pasión por historiar la historia, por iluminar su periodo histórico. Funcionaba como un gran profesional en su materia y se caracterizaba por ir mas allá de la mera clase en la que primaba la transmisión de conocimientos. Su objetivo era lograr que sus alumnos conocieran los secretos de la profesión de historiador y que tras pasar por “sus manos” o por “su aula” fueran capaces de adentrarse en las profundidades de las fuentes originales de información, los documentos, y lograran hacer un discurso explicativo comprensivo de los acontecimientos del pasado. Debían de conocer las claves de la historia. Tanta pasión desataba sentimientos encontrados entre los alumnos. Mientras unos descubríamos en sus clases y en sus prácticas mundos desconocidos por donde poder desarrollar la creatividad profesional, otros se sentían incómodos porque este sistema cuestionaba la forma tradicional en la que los estudiantes estaban en el aula. Resulta curioso cómo en la década del 2000, cuarenta años mas tarde, el Plan Bolonia “referente a la renovación metodológica en el aula” haya suscitado igualmente grandes controversias, especialmente entre el profesorado, que no ha llegado a comprender en qué consiste el binomio enseñanza-aprendizaje. Pues bien, quienes “disfrutamos y sufrimos” al profesor García de Cortázar a mediados de la década de los años 70 practicábamos guiados por su mano este sistema docente en el que el alumno era responsable de su propio aprendizaje y no sólo de la memorización de contenidos, al igual que hoy día proponen las nuevas líneas metodológicas europeas. El Profesor García de Cortázar fue un pionero del plan Bolonia. En relación a las prácticas metodológicas concretas instauradas por el Profesor García de Cortázar, la Profesora Esther Peña que me sucede en esta presentación hace una glosa muy interesante por lo que no me detendré en este aspecto. A finales de esa misma década de los 70, el Profesor García de Cortázar fue llamado por la entonces Universidad de Santander para crear una Facultad de Historia de élite. Al igual que otros insignes profesores fueron tenidos en cuenta para iniciar esa nueva andadura universitaria, como es el caso de Profesores de la talla de Ortega Valcárcel, Ignacio Barandiarán, Juan Avilés, Fortea, Juan Pablo Fusi y Ramírez Sádaba.

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Para entonces, nuestro Profesor ya había ejercido como docente en varias universidades españolas, y había dejado discípulos y lazos en las Universidades de Valladolid, Salamanca y Santiago de Compostela. Y cuando llegó a Santander, ya le precedían sus manuales universitarios, que se habían convertido en bestsellers universitarios, y líneas de investigación abiertas que con el tiempo se convertirían en géneros historiográficos de nuestra especialidad académica. Además de haber introducido en este país la metodología propia de los estudios de base regional que por entonces se practicaban en Europa y eran referente en las universidades más prestigiosas en el ámbito internacional. El profesor Cortázar fue uno de los padres fundadores de nuestra Facultad y artífice de los singulares y excepcionales Planes de Estudio (de dos años de especialización curricular) con los que se puso en marcha dicha Facultad. Y que permitirían formar no solo a alumnos, sino también a futuros docentes e investigadores de las Universidades españolas, docentes de Enseñanzas Medias, así como a archiveros, bibliotecarios, gestores de la Administración, gestores culturales, diplomáticos, e incluso cuadros políticos de las Comunidades Autónomas. Quienes tuvimos el privilegio de formar parte de las primeras promociones de dicha Facultad de Filosofía y Letras, Sección Geografía e Historia, conocimos a esos jóvenes profesores en todo su esplendor docente y de investigación. Y entre ellos, evidentemente, destacaba con luz propia el Profesor García de Cortázar, que sabía trasmitir su gran pasión por la docencia, por el oficio de historiar, y por la Historia medieval. La labor como docente que ha descrito brevemente la Profesora Arízaga, y la propia semblanza académica y humana que me he permitido personalmente ofrecerle en este homenaje como recuerdo de los 30 años que ha dedicado a la Universidad de Cantabria, me exime de extenderme en una presentación que necesariamente ha de ser breve. Sin embargo, debo y deseo dejar constancia de forma sucinta de varios aspectos reseñables. En primer lugar, debo destacar del Profesor Cortázar sus grandes dotes y capacidades como docente universitario, quien se adelantó a su tiempo en varias décadas, a pesar de que solía decir que él “era historiador y no profeta”. Sus famosos Seminarios de Historia “estilo” Oxford, y sus propuestas educativas, eran más ambiciosas que el propio Plan Bolonia. Aunque en la última actualización de uno de sus manuales universitarios (2008) se especifica en la contraportada: “Ofrece, en su nuevo formato, un instrumento que, sin duda, se acomoda a las exigencias de los nuevos planes de estudio previstos por las directrices de la convergencia universitaria europea”. En segundo lugar, señalar que ha estado siempre en primera línea de la investigación. Tanto con sus nuevas propuestas y aportaciones metodológicas, como

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realizando trabajos de investigación básica; sin olvidar, por supuesto, las sucesivas reflexiones historiográficas que se han realizado en ámbitos académicos nacionales e internacionales en las últimas décadas. En tercer lugar, destacar que sus propuestas (metodológicas y de investigación) han contribuido a desarrollar líneas de investigación que se han convertido en sí mismas en todo un género historiográfico del medievalismo español, que han trascendido fronteras, y se han convertido en referente internacional. En cuarto lugar, debemos reconocer que ha tenido la virtud de dejar constancia de su impronta personal, tanto en sus propios trabajos como en los de sus discípulos, además de haber creado su propia Escuela. Como bien señalara un medievalista salmantino, el Profesor Mínguez, en la prestigiosa revista Hispania en 1997 con ocasión de la reseña de una Tesis Doctoral que se acababa de publicar, y había sido dirigida por el Profesor Cortázar: “Es posible que no haya en nuestro país ninguna escuela historiográfica tan fácilmente identificable a partir simplemente de los títulos de sus trabajos como la escuela creada y dirigida por el profesor José Ángel García de Cortázar y a la que pertenece… este excelente estudio (....) que se erige en la última representante –cronológicamente hablando– de esta alta escuela de historiografía”. En quinto lugar, no debemos olvidar su gran capacidad de trabajo y dedicación personal. No solo ha sido un excelente docente e investigador de la Universidad española durante 45 años, sino que también ha sabido dirigir un gran número de trabajos de investigación y Tesis Doctorales, lo que ha favorecido que sus propuestas de investigación hayan sido muy fecundas. A ello habría que añadir que también ha sabido dirigir y coordinar una labor callada y dura, como es el rescate del olvido de numerosos documentos medievales de los Archivos nacionales, así como su transcripción, y gracias al apoyo financiero de la Fundación Botín. En sexto lugar, hay que destacar que siempre ha estado en primera línea de la docencia, la investigación y la reflexión historiográfica. De la misma forma que siempre ha estado en la primera línea de las sucesivas fronteras que ha ido conquistando y eliminando la Universidad española. Y en relación con estos aspectos es procedente señalar que el magisterio del Profesor Cortázar y sus aportaciones al conocimiento de la Historia de época medieval no solo se ha difundido y conocido en todas las universidades españolas; sino que debido a su gran nivel y proyección, el profesor ha difundido su saber, y con él el nombre de la Universidad de Cantabria, por universidades de España, Portugal, Francia, Italia, Holanda, Alemania, Inglaterra, Argentina y Estados Unidos. Por último, reconocer que no cabe duda de que el Profesor Cortázar pasará a la Historia. Mejor dicho, forma ya parte de la Historia, pues me atrevo a señalar

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que es uno de los máximos representantes del panorama académico e intelectual de la España del siglo XX. Gracias a Gigantes como él la Historia, la investigación de temas históricos y su conocimiento, como todo universitario sabe, forma parte de nuestro acerbo cultural y el conocimiento en el sentido más amplio de la palabra. Y toda sociedad desarrollada que se precie valora el conocimiento histórico al mismo nivel que la capacidad de construir puentes atirantados o ahondar en el genoma humano, pues todo es conocimiento. Por todo ello, no quisiera concluir esta presentación y pasar el testigo de la misma a mi compañera del Área de Historia Medieval, la Profesora Susana Guijarro, sin hacer una última observación a nuestra Universidad, que anda tan preocupada por su internacionalización y “visibilidad”. Como colofón señalar que, gracias a profesionales de la Historia como el Profesor Cortázar, la Universidad, que hunde sus raíces históricas e institucionales en la Plena Edad Media, tiene la obligación de amparar y dar continuidad al conocimiento en esta sociedad del siglo XXI. Y por ello debería ser más generosa con la puesta en valor de la función de la Historia, de los historiadores y del oficio de historiar. Sobre todo en una época en que abunda el contemporaneísmo y el presentismo, cuando nuestra Historia tiene raíces mucho más profundas y tiempos mucho más amplios para poder entender y comprender lo que hoy somos. La Universidad de Cantabria, que goza de ser un Campus de excelencia internacional, debería contemplar la posibilidad de fundar un Instituto de Historia, como ya se han ido creando en ámbitos internacionales e hispánicos. Aunque por ahora, y dada la crisis actual, los vaivenes políticos, ministeriales e institucionales, quizá debamos contentarnos con que no se destruya lo que la Universidad española ha conseguido en los últimos 45 años, gracias a la entrega profesional y humana de profesores como José Ángel García de Cortázar. En cualquier caso, observando y sufriendo personalmente la situación que atraviesa nuestro país, debo confesar, que, a diferencia de mi querido y admirado Profesor, no me importaría dejar de ser historiadora para convertirme en profeta o augur. A la espera de que este milagro pueda acontecer, deseo fervientemente que la Historia siga formando parte del conocimiento universitario y universal, y que la universitas siga siendo Universidad. SU CONTRIBUCIÓN A LA HISTORIOGRAFÍA MEDIEVAL:

Docere verbum et exemplum No resulta sencillo condensar en unas pocas páginas la contribución académica e intelectual de quien es hoy unánimemente reconocido como una de las grandes figuras del Medievalismo español contemporáneo. El alejamiento de las aulas universitarias tras su jubilación en septiembre de 2009, no ha disminuido

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un ápice el constante goteo de páginas escritas con rigor científico y brillantez intelectual que han construido durante cinco décadas su producción historiográfica. Más allá del abrumador número de monografías, artículos y diferentes formatos propios de la actividad investigadora que muestra su Curriculum Vitae, sorprende la generosa porción que en el alumbramiento de su producción científica ha tenido la hábil conjunción de una inteligencia privilegiada, una gran capacidad de trabajo y una extrema conciencia de su tiempo histórico. En los más de dos centenares de publicaciones que constituyen el curriculum investigador del Profesor García de Cortázar puede hallarse, en mayor o menor medida, alguno de los rasgos que convierten al profesor universitario en maestro y pensador. El primero y más destacable de esos rasgos es la inquietud por elaborar modelos teóricos que expliquen la realidad histórica. Dos décadas antes de que en nuestro país la interdisciplinariedad se convirtiese en una exigencia ineludible para las ciencias humanas y sociales, el joven doctor García de Cortázar con 26 años había interiorizado ideas de nombres imprescindibles de la filosofía, antropología y sociología contemporáneas. A los que fue sumando historiadores y geógrafos hispanos y europeos, cuyas voces eran aún débiles en la España de los años 60 del pasado siglo. Este bagaje de lecturas autodidactas y dirigidas produjo las semillas que germinaron en sus propuestas teóricas y metodológicas desde mediados de los años 70. Antes, estas semillas absorbieron la luz de las tierras castellanas de Valladolid y Salamanca, en la primera el joven investigador presentó en 1965 su Tesis Doctoral sobre Vizcaya en el siglo XV. Aspectos económicos y sociales y en ambas se inició en la docencia. La enseñanza alimentó el crecimiento de esas semillas con su exigencia de sistematización y ampliación del campo visual. Se forjó ya por entonces el segundo rasgo del perfil académico del historiador García de Cortázar, la fecunda simbiosis entre docencia e investigación que ha presidido su carrera profesional y le ha convertido en uno de los renovadores de la historiografía en la España contemporánea entre los años 60 y 70 del siglo XX. Cuando la siguiente etapa de su peregrinaje académico le condujo a las tierras gallegas, entregó a sus discípulos un innovador e influyente modelo de estudio aplicado al monasterio de San Millán de la Cogolla (1969). Sin abandonar sus orígenes como estudioso de la Vizcaya bajomedieval, centró gran parte de sus energías en planificar los trabajos de investigación de sus discípulos en la Universidad de Santiago de Compostela. Los monasterios gallegos y otros hispanos por emulación entraron así en la historia socio-económica europea como centros de dominación de tierras y hombres. Al mismo tiempo, el magisterio del Profesor Cortázar sentaba las bases de una metodología investigadora inspirada en los conceptos y prácticas de otras ciencias sociales. Posiblemente, haciendo de la necesidad una virtud, la edición de fuentes documentales y el estudio di-

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recto de las fuentes diplomáticas se convirtió en un tercer rasgo a subrayar de su perfil académico. Desde su pedagógica Nueva Historia de España en sus textos (1975) hasta los proyectos más recientes de recopilación y publicación de colecciones documentales (DOHISCAN, CODIPHIS, etc.), todos ellos están impregnados de una convicción: la absoluta necesidad de familiarizar al estudiante de Historia con las fuentes y de sumergir en las mismas al investigador. En realidad, los rasgos más sobresalientes de su perfil académico, más o menos marcados, estuvieron ya presentes en sus etapas salmantina y compostelana, pues su pulsión escolástica por las grandes síntesis, cuarto rasgo sobresaliente de su perfil académico, despuntó tempranamente con la publicación de la Época Medieval en la Historia de España Alfaguara (1973), cuya expresión más acabada puede encontrarse en la coordinación y autoría del tomo XVI de la Historia Menéndez Pidal (La época del gótico en la cultura española, c. 1220-1480 (1994) y en su parte de la Historia de la Edad Media. Una síntesis interpretativa (1997). De este modo, su abandono de la histórica universidad compostelana para convertirse en uno de los padres fundadores la Facultad de Filosofía y Letras (Sección Geografía e Historia) de la joven Universidad de Santander (hoy Cantabria) en 1978, fue el comienzo de una eclosión intelectual que no hizo otra cosa que profundizar los rasgos hasta ahora descritos de su itinerario académico e intelectual. Santander fue el puerto de destino definitivo de su camino universitario pero no de sus investigaciones, que maduraron líneas ya esbozadas y abrieron nuevas rutas teniendo como horizonte espacial el mar Cantábrico y el río Duero y como horizonte temporal la Alta Edad Media. Su gran contribución al Medievalismo hispano, la reformulación del tema de la repoblación, cristalizó en el modelo teórico que García de Cortázar bautizó como “organización social del espacio”. Un modelo que abría una línea de investigación poliédrica y encontraba su mejor acomodo en el marco de una historia rural renovada. Los contornos teóricos de esta historia rural que describe en 1978 para el espacio hispano-cristiano fueron concretándose hasta mediados de los años 80 en estudios propios y de sus discípulos sobre la ordenación del poblamiento, la organización del territorio y, en definitiva, la formación de la sociedad feudal en Álava, Guipúzcoa, Rioja, Vizcaya, Burgos, Palencia, Valladolid y los espacios medievales de la actual Cantabria. Campesinos, señores, reyes y células de encuadramiento social fueron acotados e interpelados, siguiendo una rigurosa metodología en las investigaciones del maestro y en las de sus doctorados (cerca de 20 Tesis Doctorales y más de una cuarentena de Memorias de Licenciatura dirigidas hasta su jubilación). La capacidad sistematizadora y el nervio teórico del profesor García de Cortázar condensaron los logros de estas investigaciones en obras colectivas como

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La organización social del espacio. La Corona de Castilla en los siglos VIII a XV (1985) e individuales como La sociedad rural en la España Medieval (1988). En esta década de los ochenta en la que la historiografía española se incorporó en plenitud, como el país, a Europa, las reflexiones de García de Cortázar sobre la sociedad peninsular y el medievalismo español se hicieron oír en Oporto (1987) y en Amsterdam (1988). En las dos décadas siguientes ocurriría lo mismo en Francia, Italia y Alemania. En la Universidad de Oxford el profesor Chris Wickham le calificó como “el más distinguido medievalista de la historiografía española contemporánea”. No en vano, la reflexión historiográfica es todo un género en el quehacer intelectual de nuestro historiador que ha ido evaluando el estado del Medievalismo hispánico en sucesivas entregas hasta fechas bien recientes (2009). La formación de grupos de investigación y la dirección de proyectos al amparo de los Planes Nacionales de Investigación y Desarrollo le permitieron explorar otras vías de conocimiento de la sociedad y organización del espacio del cuadrante noroccidental peninsular: la toponimia, antroponimia, hagionimia y hagiotoponimia que dieron sus frutos en los años 90. La organización y gestión de grupos de investigadores que tanto exaltan en el presente las políticas científicas fueron puestas a prueba también por el Profesor García de Cortázar en la dirección de publicaciones de fuentes de Cantabria durante esta misma década. La adaptación a las nuevas estrategias de la política científica le convirtió a la par en evaluador de la producción de los medievalistas españoles y de los proyectos de investigación solicitados (1997-2005). Y estas actividades no disminuyeron la atención a sus viejos focos de estudio, una y otra vez revisitados con nuevos matices y herramientas interpretativas. El retorno a sus objetos de estudio y a las fuentes es otra de las constantes de este investigador que evoca la tenaz labor de interpretación y reinterpretación de los materiales conservados del pasado por los maestros medievales. La fidelidad a sus objetos de estudio no ha impedido a García de Cortázar adentrarse en otras dimensiones de la realidad medieval. En realidad, las sensibilidades y la percepción del mundo natural por el hombre medieval siempre habían atraído su atención. Tampoco puede decirse que el interés por la historia de la Iglesia sea algo novedoso en su trayectoria investigadora, aunque si lo ha sido convertir la organización socio-eclesiológica en un factor relevante en la ordenación social del espacio en la Edad Media (2008) u ofrecernos, una vez más, una de sus extraordinarias sumas. En esta ocasión sobre la religiosidad medieval (2012), tema de sus meditaciones en lo últimos años (2007 y 2010). Con el nuevo milenio y, a pesar de las reticencias que suelen provocar las proyecciones historiográficas del postestructuralismo, nuestro historiador se deja cautivar con la cautela que le caracteriza por algunas propuestas de la renovada

Beatriz Arízaga Bolumburu / Esther Peña Bocos / Susana Guijarro González

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historia del poder. No ha de ser casualidad que las estructuras y las relaciones de poder comenzasen a alcanzar protagonismo en sus cuestionamientos sobre la sociedad rural medieval castellana desde los primeros años del nuevo milenio. Algo semejante cabría decir de su sugerente uso de algunos temas y propuestas teóricas de la historia cultural. En particular, el de la construcción de la memoria histórica que tanto debe a la alianza de la crítica literaria, la semiología y la crítica diplomática con la metodología histórica. Todo ello con el objeto de desvelar el discurso que emana de los textos escritos. Algunos monasterios de la historiografía de García de Cortázar (Silos, Arlanza, Samos, Celanova...) han sido recientemente analizados como centros de producción de una cultura escrita que sirve a la construcción de su identidad, es decir, a la legitimación de sus intereses patrimoniales y de su papel de rectores de hombres y territorios. Obras hagiográficas, litúrgicas, históricas, cartularios diplomáticos, junto a reliquias y obras artísticas, se convierten en bienes productivos que a través de la escritura y la imagen actúan como sistemas de propaganda y de control social. El pasado reapropiado es la materia prima con la que se construye la memoria de estas comunidades monásticas. Y el maestro vuelve así a sus objetos de estudio de siempre para extraer nuevos significados. Este breve recorrido por su producción historiográfica no puede eludir para finalizar, el que consideramos el quinto rasgo definidor del perfil académico de García de Cortázar. No es otro que lo que el mismo describiría como un ineludible compromiso del historiador con la sociedad de su tiempo: la divulgación del conocimiento académico. Compromiso que no solo ha cumplido con la publicación de las grandes síntesis y manuales citados, más orientados hacia el mundo académico, sino con el asesoramiento y pertenencia a comités científicos de prestigiosos encuentros de tema medieval. A nadie se le oculta la impronta que su conocimiento experto ha dejado durante décadas en tres de los de mayor solera en nuestro país: la Semana de Estudios Medievales de Estella (desde 1991), la Semana de Estudios Medievales de Nájera (desde 1989) y el Seminario sobre Historia del monacato en Aguilar de Campoo (desde 1986). Al cabo del esbozo de estos cinco rasgos que no son sino trazos de una personalidad lúcida y fértil es obligado agradecer los beneficios que su honestidad intelectual y académica han distribuido en tantos alumnos, discípulos, lectores y oyentes. Así como desear que su pluma continúe ofreciéndonos interpretaciones históricas luminosas. Incluso sin estos deseos de futuro, su legado a la Universidad y al Medievalismo español ha alcanzado ya uno de los ideales de esa cultura altomedieval, tan querida al maestro e investigador García de Cortázar: docere verbum et exemplum.

Cronología de la biografía académica del Profesor José Ángel García de Cortázar y Ruiz de Aguirre

1956-1961

Realización de los estudios de licenciatura en Historia en la Universidad de Valladolid.

1962

Presentación y defensa de la Tesis de licenciatura..

1962

Iniciación en la docencia como Ayudante de clases prácticas de Historia Medieval en la Universidad de Valladolid

1964

Contratación como Profesor encargado de Historia Medieval y Paleografía en la Universidad de Salamanca.

1965

Presentación y defensa de la Tesis Doctoral en la Universidad de Valladolid.

1965

Contatado como Profesor Adjunto interino de Historia Medieval y Paleografía en la Universidad de Salamanca.

1968

Toma de posesión como Profesor Agregado de Historia Medieval de la Universidad de Santiago de Compostela.

1974

Toma de posesión como Catedrático de Historia Medieval en la Universidad de Santiago de Compostela.

1978-2009

Toma posesión como Catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Cantabria.

Publicaciones del Profesor José Ángel García de Cortázar

Año 1960

Año 1973

1.

8.

“Catedrales góticas”, en Santa Cruz. Revista del Colegio Mayor Universitario de Santa Cruz. Univ. de Valladolid, nº 20 (1960), pp. 8-10.

Año 1961 2. “Espiritualidad”, en Santa Cruz. Revista del Colegio Mayor Universitario de Santa Cruz. Universidad de Valladolid, nº 21 (1961), pp. 26-30. Año 1966

La época medieval. Tomo II de la Historia España Alfaguara dirigida por Miguel ARTOLA. Alianza Editorial. Madrid, 1973.

9. “La Rioja Alta en el siglo X. Un ensayo de análisis cartográfico sobre los comienzos de la ocupación y explotación cristiana del territorio”, en Príncipe de Viana, 132-133 (1973), pp. 309-335. Año 1975

3.

Las Cruzadas. Fondo Cultural del Banco de Vizcaya. Bilbao, 1966.

10. Nueva Historia de España en sus textos. Editorial Pico Sacro. Santiago de Compostela, 1975.

4.

Vizcaya en el siglo XV. Aspectos económicos y sociales. Ediciones de la Caja de Ahorros Vizcaína. Bilbao, 1966.

11. “La economía rural medieval: un esquema de análisis histórico de base regional”, en Actas de las I Jornadas de Metodología Aplicada de las Ciencias Históricas. II. Historia Medieval. Universidad. Santiago de Compostela, 1975, pp. 31-60. Existe una traducción al portugués: História rural medieval. Editorial Estampa. Lisboa, 1983, pp. 11-50.

Año 1967 5.

“El aprovisionamiento de trigo en Vizcaya a fines del siglo XV”, en Homenaje al profesor Emilio Alarcos García. Universidad. Valladolid, 1967, II, pp. 683-690.

Año 1969 6.

El dominio del monasterio de San Millán de la Cogolla (siglos X-XIII). Introducción a la historia rural de Castilla altomedieval. Universidad. Salamanca, 1969.

Año 1970 7.

Historia general de la Alta Edad Media. Editorial Mayfe. Madrid, 1970.

12. “El fortalecimiento de la burguesía como grupos social dirigente de la sociedad vascongada a lo largo de los siglos XIV y XV”, en La sociedad vasca rural y urbana en el marco de la crisis de los siglos XIV y XV. II Simposio sobre Historia del Señorío de Vizcaya (Bilbao, marzo 1973). Diputación de Vizcaya. Bilbao, 1975, pp. 283-312. 13. “Introducción al estudio de la sociedad altorriojana en los siglos X a XIV”, en Berceo (Logroño), 88 (1975), pp. 3-29.

XL

Publicaciones del Profesor José Ángel García de Cortázar

Año 1976 14. “El equipamiento molinar en la Rioja alta en los siglos X al XIII”, en Homenaje a Fray Justo Pérez de Urbel, OSB. Abadía de Silos. Silos, 1976, I, pp. 387-405. 15. “Los nuevos métodos de investigación histórica”, en Once ensayos sobre la Historia. Fundación March. Ríoduero. Madrid, 1976, pp. 31-47.

González. Universidad Complutense. Madrid, 1980, pp. 115-128. Año 1981 23. “La organización del territorio en la formación de Álava y Vizcaya en los siglos VIII a fines del XI”, en El hábitat en la historia de Euskadi. Colegio de Arquitectos Vasco-Navarro. Bilbao, 1981, pp. 133-155.

Año 1977

Año 1982

16. “Los estudios de tema medieval vascongado: un balance de las aportaciones de los últimos años”, en Saioak. Revista de Estudios Vascos, I (1977), pp. 181-201.

24. La formación de la sociedad hispano-cristiana del Cantábrico al Ebro en los siglos VIII a XI. Planteamiento de una hipótesis y análisis del caso de Liébana, Asturias de Santillana y Trasmiera. Ediciones de Librería Estudio. Santander, 1982. [Coautor con: Carmen DÍEZ HERRERA].

17. “La ordenación económica y social de la Rioja Alta en el siglo X”, en Homenaje a don José María Lacarra de Miguel en su jubilación del profesorado. Ediciones Anubar. Zaragoza, 1977, I, pp. 97-120. Año 1978 18. “Ordenamientos jurídicos y estructura social del Señorío de Vizcaya (siglos XII-XV)”, en Historia del pueblo vasco. Erein. San Sebastián, 1978, I, pp. 233-267. 19. “Las villas vizcaínas como formas ordenadoras del poblamiento y la población”, en Las formas del poblamiento en el Señorío de Vizcaya durante la Edad Media. III Simposio sobre Historia del Señorío de Vizcaya (Bilbao, marzo 1975). Diputación de Vizcaya. Bilbao, 1978, pp. 67-127. 20. La Historia rural medieval: Un esquema de análisis estructural de sus contenidos a través del ejemplo hispanocristiano. Universidad. Santander, 1978. Existe una traducción al portugués: História rural medieval. Editorial Estampa. Lisboa, 1983, pp. 51-176. Año 1979 21. Introducción a la historia medieval de Álava, Guipúzcoa y Vizcaya en sus textos. Editorial Txertoa. San Sebastián, 1979. [Coautor con: Beatriz ARÍZAGA, Rosa María MARTÍNEZ OCHOA y María Luz RÍOS].

25. “Espacio y poblamiento en la Vizcaya altomedieval: de la comarca al caserío en los siglos XI al XIII”, en En la España medieval. Estudios en memoria del profesor D. Salvador de Moxó. Universidad Complutense. Madrid, 1982, I, pp. 349-366. 26. “La sociedad guipuzcoana antes del fuero de San Sebastián”, en Congreso sobre El Fuero de San Sebastián y su época. Sociedad de Estudios Vascos. San Sebastián, 1982, pp. 89-111. 27. “La sociedad alavesa medieval antes de la concesión del fuero de Vitoria”, en Vitoria en la Edad Media. Actas del congreso conmemorativo de la fundación de la ciudad (setiembre 1981). Vitoria, 1982, pp. 87-114. 28. “Les communautés villageoises du nord de la Péninsule Ibérique au Moyen Âge”, en Les communautés villageoises en Europe occidentale du Moyen Âge au Temps Modernes, Flaran, 4 (1982), pp. 55-77. 29. “La formación de los dominios monásticos en Cantabria (años 800-1200): Una primera pista para el estudio de la evolución histórica de una sociedad regional”, en Semana de historia del monacato cántabro-astur-leonés (diciembre 1980). Monasterio de San Pelayo. Oviedo, 1982, pp. 5780 [Coautor con: Carmen DÍEZ HERRERA].

Año 1980

Año 1983

22. “La serna, una etapa del proceso de ocupación y explotación del espacio”, en En la España medieval. I. Estudios dedicados al profesor D. Julio

30. Vizcaya en la Alta Edad Media. Colección Temas Vizcaínos, nº 105. Caja de Ahorros Vizcaína. Bilbao, 1983.

Publicaciones del Profesor José Ángel García de Cortázar

31. “Los oscuros comienzos. La Alta Edad Media”, en Álava en sus manos. Caja Provincial de Álava. Vitoria, 1983, fascículo 20, tomo 3, pp. 73105. 32. “La creación de los perfiles físicos e institucionales del Señorío de Vizcaya en el siglo XIII”, en Les Espagnes médiévales. Aspects économiques et sociaux. Mélanges offerts à Jean Gautier Dalché. Annales de la Faculté des Letres et Sciences Humaines de Nice, nº 43, 1983, pp. 1-11. 33. “Los estudios históricos de tema medieval riojano: balance y reflexiones”, en Cuadernos de Investigación. Historia. Colegio Universitario de la Rioja. Logroño, tomo X, fascículo 2, 1983, pp. 5-20. Año 1985 34. Vizcaya en la Edad Media. Evolución demográfica, económica, social y política de la comunidad vizcaína medieval. Haranburu Editor. San Sebastián, 1985, 4 vols. [Coautor con: Beatriz ARÍZAGA, María Luz RÍOS, Isabel del VAL]. 35. Organización social del espacio en la España medieval. La Corona de Castilla en los siglos VIII a XV. Ariel. Barcelona, 1985 [Coordinador y coautor con Ermelido PORTELA, Emilio CABRERA, Manuel GONZÁLEZ Y José Enrique LÓPEZ DE COCA]. 36. “La inmadurez del feudalismo español (En torno al legado de Sánchez Albornoz)”, en Revista de Occidente, nº 50 (1985), pp. 35-52. 37. Voz Dorf del Lexicon des Mittel Alters. Munich, 1985, III, cols. 1295-1298. 38. “Crecimiento demográfico y ordenación del espacio en la Rioja Alta en el siglo XI”, en Anuario de Estudios Medievales, 15 (1985), pp. 63-82. 39. “Organización del espacio y sociedad rural en el Norte peninsular en la Edad Media”, en Jornadas de Historia Medieval Andaluza (Jaén, diciembre 1984). Jaén, 1985, pp. 7-30.

XLI

41. “Una aldea en la Rioja medieval: aproximación metodológica al caso de Badarán”, en Segundo Coloquio sobre Historia de la Rioja. Colegio Universitario de La Rioja. Logroño, 1986, pp. 247-256. 42. “Aldea y comunidad aldeana en la Rioja medieval: el caso de Villagonzalo (Badarán)”, en Homenaje a José María Lacarra, Príncipe de Viana, XLVII (1986), anejo 2, I, pp. 191-211. Año 1987 43. “Vizcaya antes de 1300: la creación de las bases de la comunidad vizcaína medieval” (en pp. 151-186) y “Estructura institucional y competencias políticas” (en pp. 186-230), en Historia de Vizcaya, coord. Beatriz ARÍZAGA. Editorial Kriselu. San Sebastián, 1987. 44. “Espacio y hombre en la España norteña en la Edad Media”, en Anales de la Universidad de Alicante, 6 (1987), pp. 49-74. 45. “La sociedad rural peninsular en la Edad Media”, en Actas de las II Jornadas Luso-Espanholas de Historia Medieval (Oporto, noviembre 1985). Universidad. Oporto, 1987, II, pp. 491-539. 46. “La Atribución Social del Espacio Ganadero en el Norte Peninsular en los siglos IX a XI”, en Estudos Medievais (Oporto), 8 (1987), pp. 1-27 [Coautor con: Esther PEÑA BOCOS]. Año 1988 47. La sociedad rural en la España medieval. Editorial Siglo XXI. Madrid, 1988. 48. Vizcaya en la Plena Edad Media. Temas Vizcaínos nº165. Caja Ahorros Vizcaína. Bilbao, 1988. 49. “Historiographie de l´Espagne Médiévale”, en Theoretische geschiedenis (Amsterdam), 15 (1988), nº 2, pp. 303-317.

Año 1986

50. “Organización social del espacio: propuestas de reflexión y análisis histórico de sus unidades en la España medieval”, en Studia Historica (Salamanca), Historia Medieval, VI (1988), pp. 195236.

40. “La sociedad vizcaína altomedieval: de los sistemas de parentesco de base ganadera a la diversificación y jerarquización sociales de base territorial”, en Vizcaya en la Edad Media. Congreso de Estudios Históricos (Bilbao, dic. 1984). Eusko Ikaskuntza. San Sebastián, 1986, pp. 63-81.

51. “Los estudios históricos de tema medieval (1975-1986): Cantabria-País Vasco-NavarraRioja”, en Studia Historica (Salamanca), Historia Medieval, VI (1988), pp. 27-56 [Coautor con: Manuel BERMEJO CASTRILLO, Esther PEÑA BOCOS, Diana SALAS DUQUE].

XLII

Publicaciones del Profesor José Ángel García de Cortázar

52. “La progresión cristiana hasta el Duero. Repoblación y organización social del espacio en el valle del Duero en los siglos VIII a XII”, en España. Al-Andalus. Sefarad: síntesis y nuevas perspectivas, ed. Felipe MAÍLLO. Universidad. Salamanca, 1988, pp. 23-35. 53. “Los monasterios y la vida económico-social de la época medieval en los reinos de León y Castilla”, en Primer Seminario sobre El Monacato (Aguilar de Campoo, agosto de 1987). Aguilar de Campoo, 1988, pp. 51-65. 54. “Poblamiento y organización social del espacio vasco en la Edad Media”, en II Congreso Mundial Vasco. Gobierno Vasco. San Sebastián, 1988, II, pp. 421-443. Año 1989 55. “Feudalismo, monasterios y catedrales en los reinos de León y Castilla”, en I Congreso de Estudios Medievales de la Fundación Sánchez Albornoz (León, octubre de 1987). León-Ávila, 1989, pp. 257-292. 56. “Miguel Artola y los ámbitos de nuestro mester: historia universal, historia nacional, historia regional”, en Revista Internacional de Sociología, segunda época, 47 (1989), pp. 481-495. 57. “Cantabria en el marco del reino de Castilla a fines del siglo XII”, en El Fuero de Santander y su época. Actos del Congreso conmemorativo de su VIII Centenario (octubre de 1987). Santander, 1989, pp. 31-51. 58. “José Ángel García de Cortázar e o Medievalismo hispânico-Tópicos de uma conversa”, entrevista dirigida por Amélia AGUIAR ANDRADE, Bernardo VASCONCELOS, Luís KRUS, Penélope. Fazer e desfazer Historia (Lisboa) (1989), pp. 115-128. 59. “Percepción y organización social del espacio en la Castilla del siglo XII”, en Finisterra (Lisboa), XXIV (1989), pp. 5-37. 60. “Las formas de institucionalización monástica en la España medieval”, en Segundo Seminario sobre el Monacato. Monacato y Sociedad (Aguilar de Campoo, agosto 1988). Aguilar de Campoo, 1989, pp. 63-83. 61. “Medievo y mundo rural”, en Los Vascos a través de la Historia. Comportamientos, mentali-

dades y vida cotidiana. Caja de Guipúzcoa. San Sebastián, 1989, pp. 62-91. 62. “El palatium, símbolo y centro del poder, en los reinos de Navarra y Castilla en los siglos X a XII”, en Mayurqa 22. Homenatge a Alvaro Santamaría. Palma de Mallorca, 1989, I, pp. 281296 [Coautor con: Esther PEÑA BOCOS]. Año 1990 63. “La Reconquista en el siglo XI: ¿Geográfica o cultural?”, en IX Centenário da dedicaçao da Sé de Braga. Congresso internacional (Braga, octubre de 1989). Universidade Católica Portuguesa. Braga, 1990, I, pp. 689-715. 64. “Sociedad y poder en la Bilbao medieval”, en Bilbao, arte eta historia. Bilbao, arte e historia. Diputación foral de Bizkaia. Bilbao, 1990, I, pp. 19-34. 65. “La investigación de tema medieval sobre Cantabria y desde Cantabria”, en Presente y futuro de la Historia Medieval en España. Actas de las I Jornadas sobre la investigación medieval en las comunidades autónomas, ed. Cristina SEGURA. Univ. Complutense. Madrid, 1990, pp. 35-48. 66. “Aldeas, aldeanos y señores en Castilla en los siglos X a XII: nuevas propuestas de análisis”, en Historia económica y de las Instituciones financieras en Europa. Trabajos en homenaje a Ferrán Valls i Taberner, XII, Málaga, 1990, pp. 3497-3524 [Coautor con: Esther PEÑA BOCOS]. Año 1991 67. Alta Edad Media (siglos V-XIII). Tomo 3 de la Historia Universal Gallach. Ediciones Océano. Barcelona, 1991. 68. Euskal Herria Erdi Aroan (I). Gaiak Argitaldaria. San Sebastián, 1991 [Coautor con: Beatriz ARÍZAGA] 69. Euskal Herria Erdi Aroan (II). Gaiak Argitaladari. San Sebastián, 1991. 70. “La repoblación del Valle del Duero en el siglo IX: del yermo estratégico a la organización social del espacio”, en Actas del Coloquio de la V Asamblea General de la Sociedad Española de Estudios Medievales. La Reconquista y repoblación de los reinos hispánicos. Estado de la cuestión de los últimos cuarenta años (Jaca, junio 1988). Zaragoza, 1991, pp. 15-40.

Publicaciones del Profesor José Ángel García de Cortázar

71. “Organización social del espacio burgalés en la Alta Edad Media”, en II Jornadas Burgalesas de Historia. Burgos en la Alta Edad Media. Asociación de Libreros. Burgos, 1991, pp. 19-74. 72. “Antroponimia en Navarra y Rioja en los siglos X a XII”, en Estudios de Historia medieval. Homenaje a Luis Suárez. Universidad. Valladolid, 1991, pp. 175-191. 73. “De alfoces, aldeas y solares en la Castilla de los siglos IX a XI, ¿una formalización -feudaldel espacio?”, en Miscel.lània en homenatge al P. Agustí Altisent. Tarragona, 1991, pp. 183-202 [Coautor con: Esther PEÑA BOCOS]. Año 1992 74. “Cultura en el reinado de Alfonso VIII de Castilla: signos de un cambio de mentalidades y sensibilidades”, en II Curso de Cultura Medieval. Seminario: Alfonso VIII y su época (Aguilar de Campoo, octubre 1990). Aguilar de Campoo, 1992, pp. 167-194. 75. “Viajeros, peregrinos, mercaderes en la Europa medieval”, en Viajeros, peregrinos, mercaderes en el Occidente medieval. XVIII Semana de Estudios Medievales (Estella, julio 1991). Gobierno de Navarra. Pamplona, 1992, pp. 15-51. 76. “Poder condal y modelos sociales en la Castilla del Ebro del año mil”, en Estudios dedicados a la memoria del profesor L.M. Díez de Salazar. Universidad del País Vasco. Bilbao, 1992, I, pp. 135-145. [Coautor con: Esther PEÑA BOCOS]. Año 1993 77. “De una sociedad de frontera (el valle del Duero en el siglo XI) a una frontera entre sociedades (el valle del Tajo en el siglo XII)”, en Las sociedades de frontera en la España medieval. Universidad. Zaragoza, 1993, pp. 51-68. 78. “Sánchez Albornoz y la repoblación del valle del Duero”, en Sánchez Albornoz a debate. Homenaje de la Universidad de Valladolid con motivo de su centenario. Univ. Valladolid, 1993, pp. 33-44. 79. “Nombres del pasado y proyecto de futuro en Cantabria”, en Cámara Cantabria (Santander), año II, nº 12, época II, 1993, pp. 34-37. 80. “Economía rural y paisajes de la Cantabria altomedieval”, en Cámara Cantabria (Santander), año II, nº 18, época II, 1993, pp. 34-37.

XLIII

Año 1994 81. La época del gótico en la cultura española (c. 1220-c. 1480), Historia de España Menéndez Pidal. Espasa-Calpe. Madrid, 1994. Coordinador del volumen y coautor, pp. IX-XL, 2-132 y 203-320. 82. Colección diplomática de Santo Toribio de Liébana, 1300-1515. Fundación Marcelino Botín. Santander, 1994 [Coautor con: Elisa ÁLVAREZ LLOPIS y Emma BLANCO CAMPOS]. 83. “Crecimiento económico y síntomas de transformación en las estructuras de la sociedad y del hábitat en el reino de Alfonso III de Asturias”, en La época de Alfonso III y San Salvador de Valdediós. Congreso de Historia Medieval (Oviedo, octubre 1993), ed. Javier FERNÁNDEZ CONDE, Oviedo, 1994, pp. 27-53. 84. “El Camino de Santiago y la articulación del espacio en Castilla”, en El Camino de Santiago y la articulación del espacio hispánico. XX Semana de Estudios Medievales (Estella, julio 1993). Gobierno de Navarra. Pamplona, 1994, pp. 157-183. 85. “La estructura económica de Cantabria en el siglo XII vista por un monje riojano”, en Cámara Cantabria (Santander), año III, nº 24, época II, 1994, pp. 34-37. 86. “El papel de Cantabria en el “despegue” de Castilla a finales del siglo XII”, en Cámara Cantabria (Santander), año III, nº 30, época II, 1994, pp. 34-37. 87. “El hombre medieval como “homo viator”: peregrinos y viajeros”, en IV Semana de Estudios Medievales (Nájera, agosto 1993). Gobierno de La Rioja. Logroño, 1994, pp. 11-30. Año 1995 88. “Sociedad castellana y organización del espacio en los siglos IX a XII: de la dispersión a la definición de los usos económicos del espacio”, en Orígenes históricos de la actual Comunidad Autónoma de Madrid. La organización social del espacio en la Edad Media, ed. Cristina SEGURA. Asociación Cultural Al-Mudayna. Madrid, 1995, pp. 11-39. 89. “Organización social del espacio en la Rioja cristiana en los siglos X y XI”, en Historia de la Ciudad de Logroño, dir. José Ángel SESMA, II. Edad Media. Ibercaja. Logroño, 1995, pp. 53-168.

XLIV

Publicaciones del Profesor José Ángel García de Cortázar

90. “Sociedad rural y organización del espacio en la Castilla del año mil”, en Campagnes médiévales: l´homme et l´espace. Études offerts à Robert Fossier. La Sorbonne. París, 1995, pp. 613625.

100. Libro del Concejo (1494-1522) y documentos medievales del Archivo municipal de Castro Urdiales. Fundación Marcelino Botín. Santander, 1996 [Coautor con: Emma BLANCO CAMPOS y Elisa ÁLVAREZ LLOPIS].

91. “Las formas de organización social del espacio del valle del Duero en la Alta Edad Media: de la espontaneidad al control feudal”, en Despoblación y colonización del valle del Duero. Siglos VIII-XX. IV Congreso de Estudios Medievales. Fundación Sánchez-Albornoz. León-Ávila, 1995, pp. 11-44.

101. “La Europa atlántica a finales del siglo XIII: política y comercio”, en 1296-1996. VII Centenario de la Hermandad de las Marismas (Ciclo de conferencias). Ayuntamiento. Castro-Urdiales, 1996, pp. 7-25.

92. “Yermo estratégico, encuadramiento social, final de una sociedad de tipo antiguo en Castilla en los siglos VII a X”, en Anales de Historia Antigua y Medieval (Buenos Aires), 28 (1995), pp. 101-122.

102. “La organización social del espacio riojano en vísperas de la concesión del Fuero de Logroño”, en Actas de la reunión científica “El Fuero de Logroño y su época” (Logroño, abril 1995), coord. Francisco Javier GARCÍA TURZA e Isabel MARTÍNEZ NAVAS. Ayuntamiento. Logroño, 1996, pp. 189-207.

93. “La organización social del espacio en La Mancha medieval: propuesta metodológica y sugerencias de aplicación”, en Espacios y fueros en Castilla-La Mancha (siglos XI-XV). Una perspectiva metodológica, coord. Javier ALVARADO. Ediciones Polifemo. Madrid, 1995, pp. 17-43.

103. “Un tiempo de cruzada y guerra santa a finales del siglo XI”, en Los monjes soldados. Los templarios y otras órdenes militares. Actas del IX Seminario sobre Historia del Monacato (Aguilar de Campoo, agosto 1995). Aguilar de Campoo, 1996, pp. 9-29.

94. “Valles, monasterios y, en lontananza, el mar”, en Perfiles de Cantabria, dir. Pedro CRESPO DE LARA. Fundación Marcelino Botín. Santander, 1995, I, pp. 192-200.

104. “El Cristianismo”, en Historia ESO 2º Ciclo. Santillana. Madrid, 1996, pp. 22-35.

95. “El nacimiento de las Cuatro villas de la Costa”, en Cámara Cantabria (Santander), año IV, nº 35, época II, 1995, pp. 34-37. 96. “Antroponimia y sociedad del Cantábrico al Ebro en los siglos IX a XII”, en Antroponimia y sociedad. Sistemas de identificación hispanocristianos en los siglos IX a XIII, coord. Pascual MARTÍNEZ SOPENA. Universidades de Santiago de Compostela y Valladolid. Valladolid, 1995, pp. 205-230 [Coautor con: Carmen DÍEZ HERRERA y Esther PEÑA BOCOS]. 97. “Antroponimia de Burgos y su alfoz en los siglos X a XII”, en Antroponimia y sociedad, obra citada en nº anterior, pp. 231-257 [Coautor con: Carmen DÍEZ HERRERA y Esther PEÑA BOCOS]. Año 1996 98. La vida en una aldea medieval. Santillana. Madrid, 1996. 99. Los viajeros medievales. Santillana. Madrid, 1996.

105. “La Hermandad de las Marismas”, en Cámara Cantabria (Santander), año V, nº 47, época II, 1996, pp. 32-37. Año 1997 106. Historia de la Edad Media. Una síntesis interpretativa. Alianza. Madrid, 1997 [Coautor con: José Ángel SESMA MUÑOZ]. 107. “Societat medieval i organizatció de l´espai. El cas de Castella del segle VIII al XII”, en Butlletí de la Societat Catalana d´Estudis Històrics (Barcelona), VIII (1997), pp. 19-68. 108. “El espacio cántabro-castellano y alavés en la época de Alfonso II el Casto”, en Cuadernos de Historia de España (Buenos Aires), LXXIV (1997), pp. 101-120. 109. “El Señorío de Vizcaya: personalidad y territorialidad en la estructura institucional de un señorío bajomedieval”, en Poderes públicos en la Europa medieval: Principados, Reinos y Coronas. XXIII Semana de Estudios Medievales (Estella, julio 1996). Gobierno de Navarra. Pamplona, 1997, pp. 117-148.

Publicaciones del Profesor José Ángel García de Cortázar

110. “Poder condal ¿y “mutación feudal”? en la Castilla del año mil”, en Historia social, Pensamiento historiográfico y Edad Media. Homenaje al prof. Abilio Barbero de Aguilera, ed. María Isabel LORING. Ediciones del Orto. Madrid, 1997, pp. 273298 [Coautor con: Esther PEÑA BOCOS]. 111. “El catálogo CODIPHIS. Guía para la consulta de colecciones diplomáticas hispanas de época medieval”, en Congreso internacional sobre sistemas de información histórica (Vitoria, noviembre 1997). Juntas Generales de Álava. Vitoria, 1997, pp. 91-97 [Coautor con: Luis Javier FORTÚN y José Antonio MUNITA]. Año 1998 112. “El Renacimiento del siglo XII en Europa: Los comienzos de una renovación de saberes y sensibilidades”, en Renovación intelectual del Occidente Europeo (siglo XII). XXIV Semana de Estudios Medievales (Estella, julio de 1997). Gobierno de Navarra. Pamplona, 1998, pp. 29-62.

XLV

Marcelino Botín. Santander, 1999, 2 vols. [Codirección con: José Antonio MUNITA y Luis Javier FORTÚN]. 118. Documentacón Medieval de la Casa de Velasco referente a Cantabria en el Archivo Histórico Nacional, sección Nobleza. Fundación Marcelino Botín. Santander, 1999, 2 vols. [Coautor con: Elisa ÁLVAREZ LLOPIS y Emma BLANCO CAMPOS]. 119. Del Cantábrico al Duero. Trece estudios sobre organización social del espacio en los siglos VIII a XIII. Universidad y Parlamento de Cantabria. Santander, 1999 Editor del volumen y autor del trabajo “Organización del espacio, organización del poder entre el Cantábrico y el Duero en los siglos VIII a XIII”, pp. 15-48. 120. “La formación de la sociedad feudal en el cuadrante noroccidental de la Península Ibérica en los siglos VIII a XII”, en Initium. Revista catalana d´història del dret, 4 (1999), pp. 57-121.

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121. “Reconquista, Economía e Iglesia en Castilla en los siglos XII y XIII”, en Gli spazi economici della Chiesa nell´Occidente mediterraneo (secoli XII-metà XIV). Sedicesimo Convegno Internazionale di Studi (Pistoia, mayo de 1997). Centro Italiano di Studi di Storia e d´Arte. Pistoia, 1999, pp. 413-439.

114. “El Señorío de Vizcaya”, en Los orígenes del Principado de Asturias y de la Junta general. Junta General del Principado de Asturias. Oviedo, 1998, pp. 281-310.

122. “La organización del territorio en la España de la Reconquista en los siglos XIII a XV: los modelos de La Mancha y Andalucía”, en Poteri economici e poteri politici secc. XIII-XVIII. Atti della “Trentesima Settimana di Studi” (Prato, abril de 1998). Istituto Internazionale di Storia Economica “F. Datini”. Prato, 1999, pp. 273-301.

115. “Lengua, Toponimia y Antroponimia en La Rioja en los siglos X y XI”, en Actas del IV Congreso Internacional de Historia de la Lengua Española (La Rioja, abril de 1997), eds. Claudio GARCÍA TURZA, Fabián GONZÁLEZ BACHILLER, Javier MANGADO. Universidad de La Rioja. Logroño, 1998, II, pp. 933-938. 116. “Nombres y apellidos en Lantarón (siglos IXXII): ¿Vinculaciones lingüísticas, étnicas o culturales?”, en Scripta. Estudios en homenaje a Élida García García. Universidad. Oviedo, 1998, pp. 207-240 [Coautor con: Carmen DÍEZ HERRERA y Esther PEÑA BOCOS].

123. “Glosa de un balance sobre la historiografía medieval española en los últimos treinta años (I)”, en La Historia Medieval en España: Un balance historiográfico (1968-1998). XXV Semana de Estudios Medievales (Estella, julio de 1998). Gobierno de Navarra. Pamplona, 1999, pp. 807-824.

Año 1999

124. “Poblamiento y modelos de sociedad en la transición de la Antigüedad al Feudalismo entre el Cantábrico y el Duero”, en Sautuola (Santander), VI (1999), Estudios en homenaje al profesor Dr. García Guinea, pp. 501-511.

117. CODIPHIS. Catálogo de colecciones diplomáticas hispano-lusas de época medieval. Fundación

125. “Monasterios y dominios monásticos en el reinado de Alfonso VI de León y Castilla”, en El

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Publicaciones del Profesor José Ángel García de Cortázar

Papado, la Iglesia leonesa y la basílica de Santiago a finales del siglo XI. El traslado de la sede episcopal de Iria a Compostela en 1095, ed. Fernando LÓPEZ ALSINA. Consorcio de Santiago. Santiago de Compostela, 1999, pp. 71-87. 126. “La región, sujeto histórico, objeto historiográfico”, en I Encuentro de Historia de Cantabria (Santander, diciembre de 1996). Universidad y Gobierno de Cantabria. Santander, 1999, I, pp. 29-51. 127. “Cantabria en los años 450-1000. De la identificación de un pueblo en el marco del Imperio Romano a la individualización de unas comarcas en el Condado de Castilla”, en Cántabros. La génesis de un pueblo. Caja Cantabria. Santander, 1999, pp. 219-258. 128. “Hagionimia, hagiotoponimia y hagiotopografía en el antiguo arciprestazgo de Castro Urdiales”, en Aragón en la Edad Media (Zaragoza), XIV-XV (1999), Homenaje a la profesora Carmen Orcástegui Gros, I, pp. 617-639 [Coautor con: Nieves CALERA ARANA]. 129. “El dominio del monasterio de San Millán de la Cogolla en los siglos X y XII”, en Jornadas sobre San Millán de la Cogolla en la Edad Media, coord. Juan CORDERO. Ateneo Riojano. Logroño, 1999, pp. 13-26. Año 2000 130. “Una villa mercantil: 1180-1516”, en Historia de Donostia-San Sebastián, ed. Miguel ARTOLA. Ayuntamiento de San Sebastián y Editorial Nerea. San Sebastián, 2000, pp. 11-86. 131. “De Atapuerca a los orígenes de la España contemporánea”, en Historia de España Contemporánea. Bachillerato 2. Santillana. Madrid, 2000, pp. 9-39. 132. “Estructuras sociales y relaciones de poder en León y Castilla en los siglos VIII a XII: la formación de una sociedad feudal”, en Il Feudalesimo nell´Alto Medioevo. XLVII Settimana di Studio del Centro Italiano di Studi sull´Alto Medioevo (Spoleto, abril de 1999). Spoleto, 2000, II, pp. 497-568. 133. “Álava, Guipúzcoa y Vizcaya en los siglos XIII a XV: de los valles a las provincias”, en Revista Internacional de Estudios Vascos (San Sebastián), 45 (2000), 1, pp. 197-234.

134. “En torno al año mil: ¿terrores?, ¿esperanzas?, ¡cambios!”, en Milenios y milenarismos en la historia. Universidad. Valladolid, 2000. Año 2001 135. “El milenarismo del año mil: ¿mito o realidad escondida?”, en Año 1000. Año 2000. Dos milenios en la Historia de España, coord. Luis RIBOT, Julio VALDEÓN y Ramón VILLARES. Sociedad Estatal España Nuevo Milenio. Madrid, 2001, I, pp. 49-70. 136. “Percepción, concepción y vivencia del espacio en el reino de Castilla en el siglo XV”, en I Semana de Estudios Medievales (Nájera, agosto de 1990). Instituto de Estudios Riojanos. Logroño, 2001, pp. 245-263. 137. “El reino de León en torno al año mil: relaciones de poder y organización del territorio”, en La Península Ibérica en torno al año 1000. VII Congreso de Historia Medieval. Fundación Sánchez Albornoz. León-Ävila, 2001, pp. 255- 281. 138. “El reinado de Alfonso VIII en el proceso de configuración constitucional del reino de Castilla”, en El Fuero de Laredo en el octavo centenario de su concesión, eds. Juan BARÓ y Margarita SERNA. Universidad de Cantabria. Santander, 2001, pp. 127-150. 139. “El reinado de Alfonso X: un quicio entre dos épocas de la Edad Media”, en Alfonso X y su época. El siglo del Rey Sabio, ed. Miguel RODRÍGUEZ LLOPIS. Carroggio de Ediciones. Barcelona, 2001, pp. 5-15. Año 2002 140. “Señores, siervos y vasallos en la Europa altomedieval”, en Señores, siervos, vasallos en la Alta Edad Media. XXVIII Semana de Estudios Medievales (Estella, julio de 2001). Gobierno de Navarra. Pamplona, 2002, pp. 15-73. 141. “Elementos de definición de los espacios de poder en la Edad Media”, en Los espacios de poder en la España medieval. XII Semana de Estudios Medievales (Nájera, agosto de 2001). Instituto de Estudios Riojanos. Logroño, 2002, pp. 13-46. 142. “Documentación real y espacios documentados en los reinos de Asturias y León (7181065)”, en Historica et Philologica In honorem

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Publicaciones del Profesor José Ángel García de Cortázar

José María Robles, ed. Juana TORRES. Universidad de Cantabria. Santander, 2002, pp. 169-182. 143. “Estructuras del poder y el poblamiento en el solar de la monarquía asturiana (años 711910)”, en La época de la monarquía asturiana. Simposio celebrado en Covadonga (octubre de 2001). Real Instituto Asturiano. Oviedo, 2002, pp. 415-450. 144. “Medio natural e historia medieval: Miranda de Ebro y su entorno (siglos VIII-XVI)”, en El medio natural en la España medieval. I Congreso sobre Ecohistoria e Historia Medieval, ed. Julián CLEMENTE. Universidad de Extremadura. Cáceres, 2002, pp. 105-139. 145. “Visiones del pasado, construcción del pasado, creación de una memoria histórica”, en Desarrollo sostenible y patrimonio histórico y natural, ed. Cristina GUTIÉRREZ-CORTINES. Fundación Marcelino Botín. Santander, 2002, I, pp. 119-140. 146. “Hispanos y europeos: los monasterios”, en Restaurar Hispania. Ministerio de Fomento. Madrid, 2002, pp. 60-71. 147. “El primer milenio: la Antigüedad y la Alta Edad Media”, en Cantabria. Historia e Instituciones, ed. Alfonso MOURE. Parlamento y Universidad de Cantabria. Santander, 2002, pp.4563 [Coautor con: José Manuel IGLESIAS]. Año 2003 148. “¿Transición o transiciones? De la Antigüedad al feudalismo en el norte de la Península Ibérica”, en Os Reinos Ibéricos na Idade Média. Livro de Homenagem ao Professor Doutor Humberto Carlos Baquero Moreno, coords. Luís Adao da FONSECA, Luís Carlos AMARAL, María Fernanda Ferreira SANTOS. Livraria Civilizaçao. Oporto, 2003, II, pp. 659-665. 149. “Sociedad rural y medio ambiente en la España medieval: transformaciones del entorno físico en el reino de Castilla en los siglos VIII a XV”, en La Andalucía medieval. Actas de las I Jornadas de Historia Medieval y medio ambiente, ed. Javier PÉREZ-EMBID. Universidad. Huelva, 2003, pp. 15-42. 150. “Monasterios castellanos, memoria histórica y organización de la sociedad y del espacio en los siglos X a XII”, en Silos. Un milenio. Actas del

Congreso Internacional sobre la Abadía de Santo Domingo de Silos, II. Historia, dir. José Antonio FERNÁNDEZ FLÓREZ. Universidad de Burgos y Abadía de Silos. Silos, 2003, pp. 143-176. 151. “Monasterios románicos de Castilla y conservación de la memoria histórica”, en Monasterios románicos y producción artística. Fundación de Santa María la Real. Aguilar de Campoo, 2003, pp. 9-33. 152. “De las conquistas fernandinas a la madurez política y cultural del reinado de Alfonso X”, en Alcanate (El Puerto de Santa María), III (20022003), pp. 19-54. 153. “Los estudios de Historia rural de la sociedad hispanocristiana”, en Historia Agraria. Revista de agricultura e historia rural (Murcia), 31 (2003), pp. 57-83 [Coautor con: Pascual MARTÍNEZ SOPENA]. Año 2004 154. Historia de España. Colección Manuales 16-18. Editorial Santillana. Madrid, 2004, pp. 7-164. 155. “Resistencia frente al Islam, reconquista y repoblación en los reinos hispanocristianos (años 711-1212)”, en Historia de la Lengua Española, coord. Rafael CANO. Ariel. Barcelona, 2004, pp. 239-256. 156. “Monasterios hispanos en torno al año mil: función social y observancia regular”, en Ante el Milenario del reinado de Sancho el Mayor. Un rey navarro para España y Europa. XXX Semana de Estudios Medievales (Estella, julio de 2003). Gobierno de Navarra. Pamplona, 2004, pp. 213-269. 157. “La implantación monástica en el Camino de Santiago: ¿monasterios del Camino o monasterios en el Camino?”, en Monasterios y peregrinaciones en la España medieval. Fundación de Santa María la Real. Aguilar de Campoo, 2004, pp. 73-95. 158. “Bilbao, 1300-1511: del vado al Consulado”, en Bilbao a través de su historia. Ciclo de conferencias conmemorativo del 700 aniversario de la fundación de la villa de Bilbao, ed. J. TUSELL GÓMEZ. Fundación BBVA. Bilbao, 2004, pp.15-34. 159. Sociedad y organización del espacio en la España medieval. Universidades de Granada y Valencia. Granada, 2004. [recopilación de cinco

XLVIII

Publicaciones del Profesor José Ángel García de Cortázar

artículos del Prof. Cortázar sobre el tema, ya publicados], 355 págs. Año 2005 160. Documentación de Cantabria en el Archivo General de Simancas. Cámara de Castilla (14801530). Fundación Marcelino Botín. Santander, 2005, 2 vols. en CD [Coautor con: Emma BLANCO CAMPOS y Elisa ÁLVAREZ LLOPIS]. 161. Investigaciones sobre Historia Medieval del País Vasco del profesor José Ángel García de Cortázar y Ruiz de Aguirre (1965-2005), ed. José Ramón DÍAZ DE DURANA. Universidad del País Vasco. Bilbao, 2005, 678 págs. 162. “Nacionalismos en la Edad Media. La Edad Media en los nacionalismos”, en Nacionalismos e Historia. Univ. Valladolid, 2005, pp. 25-65. 163. “La construcción de memoria histórica en el monasterio de San Millán de la Cogolla (10901240)”, en Los monasterios riojanos en la Edad Media: Historia, Cultura y Arte, cord. Juan CORDERO. Ateneo Riojano. Logroño, 2005, pp. 71-94.

tierras, señorío de hombres, control de almas”, en El monacato en los reinos de León y Castilla (siglos VII-XIII). X Congreso de Estudios Medievales de la Fundación Sánchez Albornoz (León, setiembre de 2005). Fundación Sánchez Albornoz. León, 2007, pp. 17-48. 168. “Poblamiento y organización del espacio en La Mancha, frontera entre Castilla y el Islam (10851235)”, en Grenzräume und Grenzüberschreitungen im Vergleich. Der Osten und der Westen des mittealterlichen Lateineuropa (Congreso internacional, Erlangen-Nürnberg, octubre de 2004), eds. K. HERBERS y N. JASPERT. Akademie Verlag GmbH. Berlín, 2007, pp.93-119. 169. “El estudio de la Alta Edad Media hispana: historiografía y estado de la cuestión”, en XXV Años de historiografía hispana (1980-2004): Historia Medieval, Moderna y de América, eds. J. A. MUNITA y J. R. DÍAZ DE DURANA. VI Jornadas de Estudios Históricos (Vitoria, noviembre de 2004). Universidad del País Vasco. Bilbao, 2007, pp. 55-85.

164. “Los monasterios hispanos a mediados del siglo XI: un ejemplo de selección de las especies”, XIX Seminario sobre Historia del Monacato: Monjes y monasterios hispanos en la Alta Edad Media (Aguilar de Campoo, agosto de 2005). Fundación Santa María la Real. Aguilar de Campoo, 2006, pp. 255-288.

170. “Sociedad rural y entorno físico: las modificaciones del paisaje en Castilla en los siglos VIII a XV”, en Natura i desenvolupament. El medi ambient a l´Edat Mitjana (Reunió científica XI Curs d´estiu Comtat d´Urgell celebrat a Balaguer els dies 12, 13 i 14 de juliol de 2006 sota la direcció de Flocel Sabaté i Maite Pedrol), ed. F. SABATÉ. Pagés editors. Lérida, 2007, pp. 251-274.

165. “La civitas Dei: la ciudad como centro de vida religiosa en el siglo XIII”, en El mundo urbano en la Castilla del siglo XIII. Congreso de la Sociedad Española de Estudios Medievales (Ciudad Real, mayo de 2005), ed. Manuel GONZÁLEZ JIMÉNEZ. Fundación El Monte. Sevilla, 2006, I, pp. 275-301.

171. “Reyes y abades en el reino de León (años 910 a 1157)”, en Monarquía y sociedad en el reino de León. De Alfonso III a Alfonso VII (León, octubre de 2006). Centro de Estudios e Investigación “San Isidoro”; Colección “Fuentes y Estudios de Historia Leonesa”, nº 117. León 2007, I, pp. 201-261.

166. “Memoria y cultura en la documentación del monasterio de Arlanza: la respuesta de las fórmulas “inútiles” (años 912 a 1233)”, en La Península en la Edad Media treinta años después. Estudios dedicados a José-Luis Martín, eds. José María MÍNGUEZ y Gregorio DEL SER, Salamanca, 2006, pp. 143-157.

172. “El hombre medieval como homo viator. Entre la historia y la literatura, entre la tierra y el cielo”, en La estela de los viajes. De la historia a la literatura, ed. F. JARAUTA. Fundación Marcelino Botín. Santander, 2007, pp. 93-119.

Año 2007

Año 2008

167. “La colonización monástica en los reinos de León y Castilla (siglos VIII a XIII): dominio de

174. El siglo XII: ¿En los comienzos de un paradigma de sociabilidad y mentalidad “modernas”?.

Año 2006

173. “Religiones e Iglesias”, en Historia de Europa, dir. M. ARTOLA. Espasa. Madrid, 2007, I, pp. 327-402.

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Publicaciones del Profesor José Ángel García de Cortázar

Conferencias y Discursos Sociedad Menéndez Pelayo, nº 16. Santander, 2008, 33 págs. 175. Pasión por la Edad Media. Entrevista a José Ángel García de Cortázar, de J. R. DÍAZ DE DURANA. Publicaciones Universidad Valencia. Valencia, 2008, 105 págs. 176. Manual de Historia Medieval. Alianza Editorial. Madrid, 2008. [En colaboración con J. Á. SESMA MUÑOZ]. 177. “La organización socioeclesiológica del espacio en el norte de la Península Ibérica en los siglos VIII a XIII”, en La pervivencia del concepto. Nuevas reflexiones sobre la ordenación social del espacio en la Edad Media, eds. J. Á. SESMA y C. LALIENA. Universidad de Zaragoza. Zaragoza, 2008, pp. 13-56. 178. “Movimientos de población y organización del poblamiento en el cuadrante noroeste de la Península Ibérica (ca. años 700-1050)”, en Movimientos migratorios, asentamientos y expansión (siglos VIII-XI). En el centenario del profesor José María Lacarra (1907-2007). XXXIV Semana de Estudios Medievales (Estella, 16 a 20 de julio de 2007). Gobierno de Navarra. Pamplona, 2008, pp. 105-154. 179. “Hagionimia en monasterios e iglesias del Pirineo a Finisterre (años 750-1100)”, en Homenaje a don Antonio Domínguez Ortiz. Granada, 2008, I, pp. 403-413. 180. “Memoria y cultura en la documentación del monasterio de Samos: la respuesta de las fórmulas “inútiles” (años 785 a 1209)”, en InterAmerican Music Review (Los Angeles), XVIII (2008), II, pp. 87-97. 181. “La Europa del año mil: cinco memorias historiográficas”, en La Península Ibérica al filo del año 1000. Congreso Internacional Almanzor y su época (Córdoba, 14 a 18 de octubre de 2002). Córdoba, 2008, pp.397-422. Año 2009 182. “Memoria y cultura en la documentación del monasterio de Celanova: la respuesta de las fórmulas “inútiles” (años 834-1172)”, en Castilla y el mundo feudal. Homenaje al profesor Julio Valdeón. Junta de Castilla y León/Universidad de Valladolid. Valladolid, 2009, 3 vols., III, pp. 251-267 [Coautor en colaboración con Le-

ticia AGÚNDEZ SAN MIGUEL]. 183. “Hagionimia de iglesias y monasterios en la diócesis de Burgos en los siglos IX a XIII”, en Edad Media. Revista de Historia (Universidad de Valladolid), 10 (2009), pp. 183-198 [Coautor en colaboración con Elisa ÁLVAREZ LLOPIS y Carmen DÍEZ HERRERA]. 184. “El sanctus viator: los viajes de los santos (venidas del más allá, difusión de advocaciones, traslado de reliquias)”, en Viajar en la Edad Media. XIX Semana de Estudios Medievales (Nájera, del 4 al 8 de agosto de 2008). Instituto de Estudios Riojanos. Logroño, 2009, pp. 49102. 185. “La historiografía de tema medieval hispano: una reflexión sobre el oficio y la producción del medievalista en los años 1982 a 2007”, en 25 años de historia. La revista Studia Historica en la historiografía española, ed. M. ESTEBAN DE VEGA. Universidad. Salamanca, 2009, pp. 63-86. 186. «¿“Atomización”? de las investigaciones y ¿“regionalismo”? de las síntesis en Historia medieval de España: ¿búsqueda de identidades o simple disminución de escala?», en La Historia Medieval hoy: percepción académica y percepción social. XXXV Semana de Estudios Medievales (Estella, 21-25 julio 2008). Gobierno de Navarra. Pamplona, 2009, pp. 343-380. 187. “Medio natural y evolución del paisaje en la Rioja en la Edad Media”, en Brocar (Logroño), 31 (2007), pp. 9-34 [El número apareció en 2009]. 188. “Claudio Sánchez Albornoz”, en Grandes vidas de la España de nuestro tiempo. 4. Historia. Editorial Universitaria Ramón Areces. Madrid, 2009, pp. 101-145. Año 2010 189. “Entre la letra latina y la voz romance en la fundación de la literatura castellana: Gonzalo de Berceo”, en La literatura y sus mundos, ed. F. JARAUTA. Fundación Botín. Santander, 2010, pp. 69-100. 190. “Factores eclesiales en la organización socioeclesiológica del espacio físico en la Edad Media”, en Homenaje al profesor Eloy Benito Ruano. Sociedad Española de Estudios Medievales. Universidad de Murcia: Servicio de Publicaciones.

L

Publicaciones del Profesor José Ángel García de Cortázar

Murcia, 2010, 2 vols.: tomo I, pp. 291-306. 191. Documentación referente a Cantabria en el Archivo Secreto Vaticano (1213-1484). Fundación Marcelino Botín. Santander, 2011 [Coautor con:V. BEOLCHINI y M. PAVÓN]. 192. “Santiago de Compostela: de vía de peregrinos a red de devociones”, en Homenaje al profesor Giovanni Cherubini. Florencia, 2012 193. Historia religiosa del Occidente medieval (años 313-1464). Madrid, Akal, 2012. Otros trabajos entregados para su publicación 194. “El poblamiento rural entre el Cantábrico y el Duero (siglos V-X). Balance y perspectivas de un viejo debate historiográfico en el umbral del siglo XXI”. Seminario de la Casa de Velázquez y la Universidad Autónoma de Madrid (febrero de 1999). 195. “Religiosidad popular y religión en la Edad Media: limitaciones del discurso único de la Iglesia”, en Anales de la Universidad de Alicante. Alicante. 196. “La organización eclesiológica del espacio en el norte de la Península Ibérica (siglos IXXII)”, en El espacio en la Edad Media. Transpyrenalia. Congresos internacionales sobre la civilización medieval en Aragón y Béarn (Uncastillo, noviembre de 2005). 197. “La historiografía de tema medieval referente al País Vasco” (Vitoria, noviembre 2005). 198. “Los cartularios medievales castellanos revisitados: transcripción, arquitectura, intertextualidad”, en Homenaje al profesor José Hinojosa

Montalvo. Universidad. Alicante [Coautor con: Leticia AGÚNDEZ SAN MIGUEL]. (Alicante, octubre 2010) 199. “Escritura monástica y memoria regia en los monasterios de Sahagún y San Millán de la Cogolla en el siglo XII”, en Homenaje a la profesora María Estela González de Fauve [Coautor con: Leticia AGÚNDEZ SAN MIGUEL]. (Buenos Aires, julio 2011) Colectáneas constituidas por la reunión de varios artículos sobre el mismo tema previamente publicados por el interesado han sido editadas por las universidades de Granada/Valencia (Sociedad y organización del espacio en la España medieval. Granada 2004), País Vasco (Investigaciones sobre historia medieval del País Vasco. Bilbao 2005), La Rioja (Estudios de historia medieval de La Rioja. Logroño 2009). Por su parte, la Universidad de Valencia publicó, en forma de larga entrevista con el profesor José Ramón Díaz de Durana, catedrático de Historia Medieval de la Universidad del País Vasco, una especie de biografía intelectual del interesado con el título de Pasión por la Edad Media. Entrevista con el profesor José Ángel García de Cortázar (Valencia 2008). En preparación 200. La organización socioeclesiológica del espacio de la diócesis de Calahorra (siglos X-XV). 201. "Un tiempo de cambio en la vida de la Iglesia (1195-1220): fortalecimiento de la monarquía papal y control de los fieles", XXIII Semana de Estudios Medievales de Nájera.

Tesis de Licenciatura y Tesis Doctorales dirigidas por el Prof. José Ángel García de Cortazar

Tesis de Licenciatura 1.

El dominio del monasterio de Sahagún hasta el año 1100 [Manuel García González, Universidad de Salamanca].

2.

El dominio del monasterio de San Pedro de Arlanza en los siglos X y XI [Carmen Botella García, Universidad de Salamanca].

3.

El dominio del monasterio de San Salvador de Oña en el siglo XI [Santiago de Luis Vázquez, Universidad de Salamanca].

4.

El dominio del monasterio de San Pedro de Cardeña en el siglo X [Salustiano Moreta Velayos, Universidad de Salamanca].

5.

Fueros y cartas-puebla castellano-leonesas (años 974-1250): ensayo de ordenación y sistematización [Ana María Barrero García, Universidad de Salamanca].

6.

Economía agraria en el bajo valle del Miño en los siglos XII y XIII [Carmen Pallares Méndez, Universidad de Santiago de Compostela].

7.

El dominio del monasterio de Santa María de Oya en los siglos XII y XIII [Ermelindo Portela Silva, Universidad de Santiago de Compostela].

8.

9.

Guía para el estudio de la Edad Media en Galicia (1100-1480). Recogida de fuentes y vías de investigación [Santiago Jiménez Gómez, Universidad de Santiago de Compostela]. Formación y expansión del dominio del monasterio de Santa María de Meira (años 1145 a 1525) [Dolores Mariño Veiras, Universidad de Santiago de Compostela].

10. La crisis bajomedieval en el obispado de Mondoñedo [María José Rodríguez Galdo, Universidad de Santiago de Compostela]. 11. Formas de explotación del dominio del monasterio de Santa María de Melón en el siglo XIII (años 1225 a 1275) [Josefina Jiménez Juliá, Universidad de Santiago de Compostela]. 12. El dominio del monasterio de San Martín Pinario: formación y primera etapa [José Antonio Pazos Rodríguez, Universidad de Santiago de Compostela]. 13. Estructura y formas de explotación del dominio de San Julián de Samos en los siglos X a XII [Regina Rodríguez Cancio, Universidad de Santiago de Compostela]. 14. La estructura económico-social del Bajo Miño en el siglo XV [María Carmen Sánchez Carrera, Universidad de Santiago de Compostela]. 15. Las formas de poblamiento y explotación en los territorios de Xubia, Pruzios y Trasancos en los siglos XI a XIII [María Luz Ríos Rodríguez, Universidad de Santiago de Compostela]. 16. A economía de Ourense nos séculos XIV e XV [Anselmo López Carreira, Universidad de Santiago de Compostela]. 17. El dominio del monasterio de San Pedro de Montes en los siglos X a XIII [Mercedes Durany Castrillo, Universidad de Santiago de Compostela]. 18. Las formas de explotación y transformación del dominio del monasterio de San Pedro de Montes en el siglo XIII [María Carmen Rodríguez

LII

Tesis de Licenciatura y Tesis Doctorales dirigidas

González, Universidad de Santiago de Compostela]..

geles Zamanillo Arizabalo, Universidad de Cantabria].

19. El proceso de creación de villas en Guipúzcoa en los siglos XII a XIV [Beatriz Arízaga Bolumburu, Universidad de Santiago de Compostela].

31. La serna: ocupación, organización y explotación del espacio en la Edad Media (800-1250) [Esperanza Botella Pombo, Universidad de Cantabria].

20. El proceso de creación de villas en Álava en los siglos XII a XIV [María Eugenia Cuesta Díaz de Antoñana, Universidad de Santiago de Compostela]. 21. La ordenación del territorio en la más vieja Castilla en los siglos IX a XI [Rosa María Martínez Ochoa, Universidad de Santiago de Compostela]. 22. Introducción al fenómeno urbano medieval gallego a través de los ejemplos de Mondoñedo, Vivero y Ribadeo [Fernando López Alsina, Universidad de Santiago de Compostela]. 23. Origen, formación y elementos constitutivos del dominio del monasterio de San Salvador de Celanova en el siglo X [María Cruz Carril Carril, Universidad de Santiago de Compostela].

32. La atribución social del espacio entre el Cantábrico y el Ebro en los siglos IX a XI [Esther Peña Bocos, Universidad de Cantabria]. 33. Las relaciones entre el dominio de Santa María de Irache y la ciudad de Estella como ejemplo de la dialéctica campo-ciudad en la Alta Edad Media hispana [Manuel Vaquero Piñeiro, Universidad de Cantabria]. 34. Las estructuras familiares en el espacio comprendido entre el Cantábrico y el Ebro entre los siglos IX y XII [Manuel Ángel Bermejo Castrillo, Universidad de Cantabria]. 35. La formación de la red parroquial en el territorio de la actual Cantabria en los siglos XI a XIII [Lorenzo Casado Tejero, Universidad de Cantabria].

24. Aproximación al estudio del poblamiento en el occidente asturiano durante la Alta Edad Media [María Carmen Álvarez Fernández, Universidad de Santiago de Compostela].

36. El poblamiento medieval en Trasmiera, siglos VIII al XIV [Ana Sobremazas, Universidad de Cantabria].

25. Las vías de comunicación en la Galicia medieval [Elisa Ferreira Priegue, Universidad de Santiago de Compostela].

37. San Salvador de Grijó na segunda meitade do século XIV. Estudo de Gestiao Agraria [Luís Carlos Amaral, Universidad de Oporto].

26. El régimen de Cristiandad en el Occidente medieval, siglos XI-XIII: la conquista del dominium mundi y su contestación [José Barreiro Somoza, Universidad de Santiago de Compostela].

38. La percepción social del espacio en el reino asturleonés: su proceso organizativo entre los siglos VIII y XI [Mª. Angeles de Mateo Herrerías, Universidad de Cantabria ].

27. El molino, del Cantábrico al Arlanzón en los siglos X a XIII, instrumento de trabajo y medio de presión señorial [Elisa Álvarez Llopis, Universidad de Cantabria].

39. La divisa, instrumento de poder dominical y señorial en el reino de Castilla en los siglos X al XII [Emma Blanco Campos, Universidad de Cantabria].

28. El vocabulario indicador del rango nobiliario en Castilla y Navarra en los siglos IX al XII [Susana Guijarro González, Universidad de Cantabria].

40. El Castrum, castellum, turris en la organización social del espacio en Castilla entre los siglos IX y XIII [Roberto Vázquez Álvarez, Universidad de Cantabria].

29. Terminología de la producción y organización de los espacios de cereal en el norte peninsular en los siglos IX a XII [Diana Salas Duque, Universidad de Cantabria].

41. Poblamiento y ordenación del espacio en La Bureba en los siglos VIII a XII [Alicia Soler Nicolás, Universidad de Cantabria].

30. Moneda y circulación monetaria en la Castilla septentrional en los siglos X a XIII [María Án-

42. Advocaciones y lugares de culto en el antiguo arcedianato de Valpuesta en los siglos IX a XIII: hagionimia, hagiotoponimia y hagiotopografía

LIII

Tesis de Licenciatura y Tesis Doctorales dirigidas

[María Nieves Calera Arana, Universidad de Cantabria]. 43. Memoria y cultura en la documentación del monasterio de Sahagún: la respuesta de las fórmulas “inútiles” (años 904 a 1230) [Leticia Agúndez San Miguel, Universidad de Cantabria].

8.

La ciudad de Santiago de Compostela en la Alta Edad Media [Fernando López Alsina, Universidad de Santiago de Compostela].

9.

La región del Bierzo en los siglos IX a mediados del XIII: la organización social de un espacio medieval [Mercedes Durany Castrillo, Universidad de Santiago de Compostela].

44. Actividad militar durante el reinado de Alfonso II de Asturias (791-842) [Víctor M. Aguirre Cano, Universidad de Cantabria].

10. Consolidación del feudalismo y organización social del espacio en la Cantabria medieval [Carmen Díez Herrera, Universidad de Cantabria].

Tesis de Doctorado 1.

La región del obispado de Tuy en los siglos XII al XV. Una sociedad en la expansión y en la crisis [Ermelindo Portela Silva, Universidad de Santiago de Compostela].

11. La formación histórica de Guipúzcoa. Transformaciones en la organización social de un territorio cantábrico durante la época medieval [Elena Barrena Osoro, Universidad de Deusto].

2.

Señores y campesinos en el obispado de Mondoñedo (siglos XIV-XVI). Análisis de la sociedad rural gallega a fines de la Edad Media [María Xosé Rodríguez Galdo, Universidad de Santiago de Compostela].

12. La atribución social del espacio en el Norte peninsular: el proceso de cristalización del feudalismo en el reino de Castilla en los siglos IX a XII [Esther Peña Bocos, Universidad de Cantabria].

3.

El dominio del monasterio de Santa María de Sobrado en los siglos X a XIII [María Carmen Pallares Méndez, Universidad de Santiago de Compostela].

13. Relaciones contractuales agrarias en la Galicia medieval: los orígenes del foro [María Luz Ríos Rodríguez, Universidad de Santiago de Compostela].

4.

El señorío de Santa María de Meira (de 1150 a 1525). Espacio rural, régimen de propiedad y régimen de explotación en la Galicia medieval [Dolores Mariño Veiras, Universidad de Santiago de Compostela].

14. Las estructuras familiares en el reino de Castilla en los siglos X a XIII [Manuel Ángel Bermejo Castrillo, Universidad de Cantabria].

5.

El señorío de la Iglesia de Santiago de Compostela, siglos IX-XIII [José Barreiro Somoza, Universidad de Santiago de Compostela].

6.

Álava en la Baja Edad Media. Crisis, recuperación y transformaciones socioeconómicas (ca. 1250-1525) [José Ramón Díaz de Durana, Universidad del País Vasco].

7.

El desarrollo urbano de Guipúzcoa en la Baja Edad Media: urbanismo y tipología arquitectónica [Beatriz Arízaga Bolumburu, Universidad de Cantabria].

15. Liébana medieval: instalación humana y actividades económicas (siglos IX a XIII) [Elisa Álvarez Llopis, Universidad de Cantabria]. 16. Formaçao e desenvolvimento do domínio da diocese de Braga no período da Reconquista (século IX-1137) [Luís Carlos Amaral, Universidad de Oporto] Coodirección con Humberto Carlos BAQUERO NORENO. 17. La construcción de memoria histórica en el monasterio de Sahagún en los siglos X a XIII [Leticia Agúndez San Miguel, Universidad de Cantabria] Coodirección con Susana GUIJARRO.

Tábula gratulatoria

ACIÉN ALMANSA, Manuel

BOTO VARELA, Gerardo

Universidad de Málaga

Universidad de Gerona

AGUIRRE GARCÍA, Jaione

BOURIN, Monique

Universidad del País Vasco

Université de Paris 1. France

ÁLVAREZ ÁLVAREZ, César

CABRERA MUÑOZ, Emilio

Universidad de León

Universidad de Córdoba

ANTELA-BERNÁRDEZ, Borja

CABRERA SÁNCHEZ, Margarita

Universidad Autónoma de Barcelona

Universidad de Córdoba

ARANBURUZABALA, Miguel Ángel

CANTERA MONTENEGRO, Enrique

Universidad de Cantabria

UNED. Madrid

ASENJO GONZÁLEZ, María

CAUNEDO DEL POTRO, Betsabé

Universidad Complutense de Madrid

Universidad Autónoma de Madrid

AZCÁRATE AGUILAR-AMAT, Pilar

CRESIER, Patrick

Universidad Carlos III. Madrid

CNRF. Lion, France

BALIÑAS PÉREZ, Carlos

CURSENTE, Benôit

BARCELO PERELLÓ, Miquel

CNRF. Toulouse, Le Mirail. France

Universidad Autónoma. Barcelona

BARRÓN GARCÍA, Aurelio Universidad de Cantabria

BENITO I MONCLÚS, Pere Universidad de Lérida

BISSON, Thomas N.

DÍAZ MARTÍNEZ, Pablo de la Cruz Universidad de Salamanca

ECHEVARRÍA ARSUAGA, Ana UNED. Madrid

ESPAÑOL, Francesca Universidad de Barcelona

Universidad de Harvard. EE.UU

ESTAL, Juan Manuel del

BOHIGAS ROLDÁN, Ramón

ESTRADA SÁNCHEZ, Manuel

IES Valle del Saja de Cabezón de la Sal. Cantabria

Universidad de Cantabria

BONET DONATO, María

FACI LACASTA, Javier

Universidad Rovira i Virgili de Tarragona

Universidad Rovira i Virgili de Tarragona

LVI

Tábula gratulatoria

FERNÁNDEZ CORTIZO, Camilo

ILUNDAIN CHAMARRO, Javier

Universidad de Santiago de Compostela

Universidad de Navarra

FERNÁNDEZ FLÓREZ, José Antonio

ILLARREGUI GÓMEZ, Emilio

Universidad de Burgos

Universidad SEK

FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Etelvina

ISLA FREZ, Amancio

Universidad de León

Universidad Rovira i Virgili de Tarragona

FERREIRA PRIEGUE, Elisa

JARA FUENTE, José Antonio

Universidad de Santiago de Compostela

Universidad de Castilla-La Mancha

FORTEA PÉREZ, José Ignacio

KIRCHNER, Helena

Universidad de Cantabria

Universidad Autónoma de Barcelona

FORTEZA, Patricia

LAFUENTE URIÉN, Aránzazu

Universidad de Buenos Aires. Argentina

AHN. Ministerio de Cultura

FRANCO SÁNCHEZ, Francisco

LEMA PUEYO, José Ángel

Universidad de Alicante

Universidad del País Vasco

GALÁN SÁNCHEZ, Ángel

LINEHAN, Peter

Universidad de Málaga

Universidad de Pennsylvania. EE.UU.

GARCÍA ARANCÓN, Raquel

LÓPEZ PITA, Paulina

Universidad de Navarra

UNED Madrid

GARCÍA FITZ, Francisco

MANTECÓN MOVELLÁN, Tomás

Universidad de Extremadura

Universidad de Cantabria

GARCÍA FERNÁNDEZ, Manuel

MARCOS SÁNCHEZ, Mar

Universidad de Sevilla

Universidad de Cantabria

GARCÍA OLIVA, Rafael

MARTIN MARTIN, José Luis

Universidad de Sevilla

Universidad De Salamanca

GARÍ, Blanca

MARTÍNEZ GARCÍA, Luis

Universidad de Zaragoza

Universidad de Burgos

GIMENO BLAY, Francisco

MARTÍNEZ SOPENA, Pascual

Universidad de Valencia

Universidad de Valladolid

GÓMEZ MARTÍNEZ, Javier

MARURI VILLANUEVA, Ramón

Universidad de Cantabria

Universidad de Cantabria

GÓMEZ PELLÓN, José Eloy

MONTENEGO VALENTÍN, Julia

Universidad de Cantabria

Universidad de Valladolid

GONZÁLEZ HERNÁNDEZ, María Jesús

MORALES MUÑIZ, Dolores Carmen

Universidad de Cantabria

Universidad Autónoma de Madrid

GONZÁLEZ URQUIJO, Jesús

MORENO NÚÑEZ, José Ignacio

Universidad de Cantabria

Universidad Complutense de Madrid

GUIANCE, Ariel

MORALES PAYÁN, Miguel Ángel

Universidad Nacional de Córdoba. Argentina

Universidad de Almería

HERRERO DE LA FUENTE, Marta

MUNITA LOÍNAZ, José Antonio

Universidad de Burgos

Universidad del País Vasco

HOMET, Raquel

MUÑOZ POMER, Mª Rosa

Universidad de Buenos Aires. Argentina

Universidad de Valencia

IGUAL LUIS, David

NARBONA VIZCAÍNO, Rafael

Universidad Castilla La Mancha

Universidad de Valencia

LVII

Tábula gratulatoria

PAGANI PUCCIONI, Gianluca

RUIZ SALCES, Roberto

Universidad de Sevilla

Universidad SEK

PARDO DE GUEVARA Y VALDÉS, Eduardo

SABATÉ I CURRUL, Flocel

CSIC. Galicia

Universidad de Lérida

PASTORI, Aurelio

SÁNCHEZ BENITO, José María

Universidad de Montevideo. Uruguay

Universidad Autónoma de Madrid

PAVÓN BENITO, Julia

SANCHEZ MARTÍNEZ, Manuel

Universidad de Navarra

Institución Milá y Fontanals. CSIC Barcelona

PEÑA PÉREZ, Francisco Javier

SAN MARTÍN BARROS , Israel

Universidad de Burgos

PEÑALVA, Jesús

Universidad de Santiago de Compostela

SER QUIJANO, Gregorio

IES. José María de Pereda. Santander

Universidad de Salamanca

PEREYRA, Osvaldo Víctor

SERRANO LARRÁYOZ, Fernando

Universidad de La Plata. Argentina

Universidad de Alcalá de Henares

PÉREZ CENTENO, Jesús Manuel

SILVA Y VERÁSTEGUI, Soledad

PÉREZ GONZÁLEZ, Cesáreo Universidad SEK

PINO GARCÍA, José Luis del Universidad de Córdoba

PIQUERO ZARAUZ, Santiago Universidad del País Vasco

QUIRÓS CASTILLO, Juan Antonio Universidad del País Vasco

REY CASTELAO, Ofelia Universidad de Santiago de Compostela

RIERA MELIS, Antoni Universidad de Barcelona

RODRÍGUEZ BERNAL, Francesc Universidad de Lérida

RODRÍGUEZ-PICAVEA MATILLA, Enrique Universidad Autónoma de Madrid

RUEDA HERNANZ, Germán Universidad de Cantabria

RUIZ DE LA PEÑA GONZÁLEZ, Isabel Universidad de Oviedo

Universidad de Navarra

SOTTO-MAYOR PIZARRO, José Augusto de Universidad de Oporto. Portugal

TEJA CASUSO, Ramón Universidad de Cantabria

TORRES PRIETO, Juana María Universidad de Cantabria

TRUCHUELO GARCÍA, Susana Universidad de Cantabria

VACA LORENZO, Ángel Universidad de Salamanca

VAQUERO PIÑEIRO, Manuel Università degli Studi di Perugia. Italia

VASCONCELOS E SOUSA, Bernardo Universidade Nova de Lisboa. Portugal

VÁZQUEZ ALVAREZ, Roberto IES Marqués de Santillana.Torrelavega, Cantabria

VILLANUEVA MORTE, Concepción Universidad de Zaragoza

VILLAR, Herminia Universidad de Evora. Portugal

RUEDA HERNANZ, Germán

WICKHAM, Christopher

Universidad de Cantabria

Universidad de Oxford. Inglaterra

RUIZ GUTIÉRREZ, Alicia

YARZA LUACES, Joaquín

Universidad de Cantabria

Universidad Autónoma de Barcelona

I SEMBLANZAS

GRATA MEMÓRIA

José Mattoso Instituto de Estudios Medievales (IEM). Portugal

Como poderia dispensar-me de escrever algumas palavras para o volume de homenagem a José Angel Garcia de Cortázar, por ocasião da sua jubilação? Como poderia estar ausente, mesmo nada tendo para lhe oferecer, senão o testemunho da minha gratidão pelo que me tem ensinado? Também não posso deixar de recordar o acolhimento caloroso e amigo que sempre me concedeu nas ocasiões em que tivemos a possibilidade de nos encontrar. Não posso já oferecer-lhe um trabalho de investigação original, como desejaria. Mas não posso, também, deixar passar esta ocasião sem me juntar àqueles dos seus colegas e amigos que manifestam publicamente apreço pela sua obra historiográfica, pela sua competência profissional e pela sua pessoa. Limito-me, por isso, a registar algumas memórias bem enraizadas dos nossos contactos, umas mais vivas do que outras, mas todas extremamente gratas. A primeira de todas é, sem dúvida, a surpresa com que deparei na tese de doutoramento de García de Cortázar sobre o domínio do mosteiro de San Millán de la Cogola (1969) uma referência especial à minha tese de licenciatura sobre o mosteiro de Pendorada, apesar de se tratar de um trabalho escolar de principiante. Nessa altura, efectivamente, havia pouca investigação peninsular sobre domínios monásticos. Creio que o nosso primeiro encontro pessoal foi nas Primeiras Jornadas de Metodologia aplicada às Ciências Históricas, em Santiago de Compostela (1973), precisamente quando comecei a contactar os meios universitários espanhóis, embora antes disso tivesse participado frequentemente nas Semanas de Estudos Monásticos também realizadas em Espanha. A simpatia pessoal e a admiração intelectual que logo senti por García de Cortázar sugeriu-me a ideia de o convidar para membro do júri das minhas provas públicas de agregação na Faculdade de Ciências Sociais e Humanas da Universidade Nova de Lisboa em 1979, o que ele aceitou com toda a generosidade. Devo-lhe também o estímulo que para mim constituiu ter-me convidado para orientar uma sessão do seu seminário de Mestrado

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GRATA MEMÓRIA

na Universidade de Santander, onde apresentei a minha interpretação do Cantar dos Infantes de Lara baseado na estrutura do parentesco, e para fazer uma palestra sobre a difusão da mentalidade vassálica na linguagem quotidiana. Não posso esquecer a cordialidade com que ele e sua mulher, por essa ocasião, me receberam em casa (1984). Voltou depois a convidar-me para falar em Logroño sobre «A Igreja, primeiro agente de integração mental europeia», na série de conferências sobre «A Europa dos povos» (1990) e ainda, na XXI Semana de Estudios Medievales de Estella, sobre o mundo das ideias no fim do século XIII e princípio do século XIV (1994). Entretanto, encontrávamo-nos regularmente em colóquios e congressos científicos organizados por outros colegas, em Portugal ou em Espanha, entre os quais os que se celebraram nestes dois países, promovidos ora pela Sociedad Española de Estudios Medievales, ora pela Sociedade Portuguesa de Estudos Medievais. Acompanhei sempre com entusiasmo e admiração as obras que ia publicando e me enviava fielmente. Aí encontrava sempre sugestões fecundas para os meus trabalhos de história medieval de Portugal e inteligentes visões panorâmicas do contexto medieval peninsular em que os fenómenos e acontecimentos históricos se situam. Sempre me seduziu a maneira como distinguia o importante do secundário, o geral do particular, e a forma inteligente como dividia os problemas gerais em problemas particulares. Poderei dar como exemplo o relacionamento da implantação das unidades de exploração agrícola com os cursos de água, fontes e caminhos, um ponto evidente da sua tese sobre o domínio de San Millán de la Cogolla. Ou, no outro extremo do leque problemático, a atenção dada aos fenómenos demográficos, bem marcada na sua esplêndida síntese sobre a Idade Média espanhola publicada na Historia de España Alfaguara. A sua capacidade para inter-relacionar os fenómenos de diferentes níveis históricos, que já se manifestara em escritos precoces, como aqueles que publicou em 1975 e 1978 acerca da história rural medieval (traduzidos para português, por minha iniciativa em 1983), veio a concretizar-se de forma mais completa e mais elaborada no seu importante estudo sobre A sociedade rural na Espanha medieval (1988), onde tratou em toda a sua complexidade aquilo a que vinha chamando desde 1985 a «organização social do espaço», conceito essencial para a coordenação dos factores geográficos com os sociais e político-administrativos no processo de organização do território. Adiantava-se, assim, ao conjunto de historiadores franceses (com Joseph Morsel à frente) que vieram, não muito tempo depois, como se se tratasse de uma ideia muito nova, a considerar o conceito de «territorialidade» como um conceito-chave susceptível de comandar a revisão de interpretações tradicionais defendidas por Marc Bloch e Georges Duby. Não posso deixar de reconhecer a influência que no meu ensaio sobre a Identificação de um país tiveram muitas das sugestões de Cortázar. Não admira, por isso, que tivéssemos sonhado um dia publicar uma revista luso-espanhola de estudos medievais, que teria o título de Demanda. Chegámos a encontrar-nos para discutir o assunto em Santiago de Compostela, não sei bem em que ano (talvez 1987?). As promessas de financiamento que então se ofereciam, porém, não se concretizaram, e tivemos de desistir do projecto.

José Mattoso

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Durante a década de 1990, todavia, os nossos contactos foram-se espaçando. As obrigações decorrentes das funções administrativas que então desempenhei na Universidade e nos Arquivos, deixavam-me menos tempo livre. A aposentação, a minha deslocação para Timor e a cessação das minhas actividades de investigação acabaram por nos afastar quase por completo. Continuaram, de alguma forma por intermédio do Doutor Luís Carlos Amaral, da Universidade do Porto, que não foi meu aluno, mas cujo percurso cientifico sempre acompanhei com todo o interesse, pois ele escolheu como seu orientador de tese de doutoramento o Professor Cortázar, vindo a defendê-la no Porto em 2007. À sua volta reúnem-se já outros seguidores intelectuais que espero venham a desenvolver as mesmas ideias em Portugal. Os historiadores só sabem do passado. Quanto ao futuro, só podem formular votos inspirados pela sensatez e o desejo. Aqueles que, a respeito de José Angel García de Cortázar, formulo de todo o coração, por ocasião da sua jubilação, é que continue por muitos anos a beneficiar-nos com os seus inteligentes ensinamentos e a força da sua personalidade inconfundível.

CUM CORNU ET ALBENDE: AS SAÍDAS DE CAMPO DO PROFESSOR GARCÍA DE CORTÁZAR

João Carlos Garcia Faculdade de Letras da Universidade do Porto. Portugal

Resumo A Geografia histórica é um importante campo de investigação na historiografia de García de Cortázar. Entre os seus textos encontramos sempre uma particular atenção concedida à organização espacial do Norte de Espanha durante a Idade Média. Este aspecto da sua pesquisa baseia-se num detalhado trabalho de campo em diferentes regiões do país. Durante décadas, García de Cortázar organizou saídas de campo no vale do Douro, em Castela ou na Cantábria, convidando colegas (historiadores, geógrafos, arqueólogos) e estudantes de diferentes universidades com o objectivo de estudar os territórios. Os resultados e as memórias desse trabalho são recordados entre os discípulos e participantes. Abstract Historical Geography is a very important research field on García de Cortázar production. Among their texts we can always find the place of spacial organization in North Spain during Middle Ages. This aspect of his research is based on a detailed field work in different regions of the country. During decades García de Cortázar organized field work campaigns in the Douro valley, Castille or Cantabria, invinting colleagues (historians, geographers, archaeologists) and students from different universities in order to study the territories. The results and the memories of this field work are remembered among the participants.

Num texto intitulado “Primórdios da Reconquista: a controvérsia do ermamento” dedicado ao filólogo Joseph Maria Piel, o geógrafo português Orlando Ribeiro, contestando hipóteses de Claudio Sánchez-Albornoz, recordava: “Há historiadores, postoque os menos frequentes,

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CUM CORNU ET ALBENDE: AS SAÍDAS DE CAMPO

que têm um apurado sentido da diversidade regional – Menéndez Pidal, Lévi-Provençal, Huici Miranda, por exemplo, com quem tive a honra de discutir, com o mapa à vista e a minha ampla experiência de campo, pormenores que apoiavam as suas interpretações. Para outros os textos são manipulados como se se reportassem a espaços teóricos ou abstractos e é o que sucede com Sánchez-Albornoz.” Nesta tipologia de historiadores, o Professor García de Cortázar está, claramente, e desde a sua formação, entre os primeiros. Quando nos anos 80 me dediquei à Geografia histórica medieval, graças aos seus discípulos, tive o privilégio de participar em várias das saídas de campo por ele organizadas a distintas áreas do Norte de Espanha: alto vale do Douro, meseta de Castela, Leão, Cantábria. De todas me ficaram gratas recordações e muito do pouco que sei sobre esses espaços. A estes voltei com os alunos de Geografia tentando passar-lhes alguns ensinamentos que aprendera junto ao mosteiro hospitalário de San Juan del Duero, na capela moçárabe de São Baudélio de Berlanga, ou na grande fortaleza califal de Gormaz. No início da Primavera recebíamos a convocatória com o itinerário previsto. Era dirigida a grupos de medievistas de diferentes Universidades do Norte Peninsular, particularmente, aquelas onde o Professor Cortázar leccionara ou deixara discípulos, como Santiago de Compostela ou Oviedo. A reposta positiva dos interessados implicava algum trabalho na preparação da viagem: leituras bibliográficas de guias, mapas e estudos sobre as áreas a percorrer e, em especial, a recolecção e acondicionamento de produtos caracte-

El Profesor García de Cortázar y sus discípulos luso-cántabros en el Castillo de Gormaz, mayo de 1988.

João Carlos Garcia

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rísticos das regiões de proveniência dos expedicionários. Cada grupo tentava apresentar, de ano para ano, nos “almoços de campo”, os melhores vinhos, queijos e enchidos. Divulgado o local, o dia e a hora do primeiro encontro, planeava-se o caminho para lá chegar, o que, para os portugueses, nem sempre era fácil, tendo em conta a falta de ligações entre Portugal e Espanha, e as características e condições dos transportes ibéricos, fossem os rodoviários ou os ferroviários. Entre os muitos episódios ocorridos, o mais recordado é o de uma avaria no comboio Vigo-León: cinco horas sem luz, num infindável túnel sob as montanhas galegas. Mas tudo era esquecido com o reencontro. Reunidos todos os membros depois do primeiro jantar, o Professor Cortázar explicava os objectivos, o percurso, os locais de “acampamento”, indicava os trabalhos existentes (entre os históricos, os geográficos, os arqueológicos, os linguísticos, de história de arte), recordava o contributo que se esperava de cada um (professores e alunos) e, em particular, repartia cargos, fazendo nomeações, segundo a mais estrita hierarquia eclesiástica social da Alta Idade Média. O menos cobiçado era o de “sellerizo”, o que recolhia e administrava o dinheiro comunitário para pagar despesas colectivas. O transporte era feito em autocarro universitário ou alugado, a nossa casa durante aqueles dias, o Professor à frente, depois os convidados especiais e os novatos, e no fundo os jovens professores e estudantes “mal comportados” e os víveres. Mas, às vezes, os menos atentos eram chamados “lá à frente”, que o Mestre queria tirar umas dúvidas. É esse convívio informal e simpático que todos recordamos e que desde então nos une. Ainda hoje. Viagens houve em que apenas éramos professores ou investigadores, entre veteranos e mais novos; outras que contaram com a presença de alunos de licenciatura, que tinham de apresentar os seus temas e trabalhos, muitas vezes temerosos e constrangidos, ao longo do percurso. Mas era só no primeiro dia. A todos o Professor Cortázar ouvia com a mesma atenção, a todos colocava questões e propunha ideias para reflectir, em torno de factos ou espaços para comparação. A excursão repartia-se por vários dias, às vezes uma semana, e a sequência (duplamente cronológica) relacionava-se com o tema do ano para a área em estudo: o românico, o ermamento/povoamento do vale do Douro, a organização militar. A partida fazia-se bem cedo (para desespero dos que à revelia de quem manda haviam saído à noite), seguindose várias paragens estratégicas durante a manhã, para apresentação e discussão de cada monumento, de cada lugar, de cada paisagem. A missão era reconhecer, descrever e interpretar cada tipo de paisagem agrária. Um muito completo e cuidado caderno de campo havia já sido distribuído, com os seus mapas, os seus textos, a sua iconografia e bibliografia. A ele éramos chamados a recorrer em cada saída. O que mais me interessava a mim, como geógrafo, e que mais admirava no historiador, era a sua capacidade para ler e interpretar o espaço, partindo ou recorrendo ao mapa, jogando com as escalas de análise, confrontando os aspectos da Geografia Física com os de Geografia Humana. Quanto ao espaço sempre o ponderávamos em três temas fundamentais: a caracterização e evolução da paisagem (relevo, hidrografia, clima, vegetação), a organização dos territórios (povoamento/colonização, rede viária, estrutura militar e eclesiástica), e a situação, caracterização e funções dos lugares, onde a compreensão da

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CUM CORNU ET ALBENDE: AS SAÍDAS DE CAMPO

implantação dos monumentos (castelo, igreja, moinho), como relíquias sobreviventes, detinha um importante papel. O geógrafo que sempre recordava como Mestre era D. Jesus García Fernández, nome maior dos estudos de Geografia histórica e Geografia rural em Espanha, da Universidade de Valladolid, que eu ainda conhecera numa viagem a Trás-os-Montes com Orlando Ribeiro. Mas, em El Dominio del Monasterio de San Milán de la Cogolla, cita, particularmente, Manuel de Terán, e a grande obra que coordenou, Geografía de España y Portugal. Complementar da Geografia era a Cartografia, quer a de base, quer a temática. Foi a partir dos mapas topográficos, das cartas históricas, dos dicionários corográficos e da fotografia aérea que construiu a sua própria cartografia. “Insertar los datos orográficos, toponímicos, agrários…, en un mapa puede ser, naturalmente, no sólo una forma expresiva de presentar resultados, sino, más a menudo, en una fase previa de investigación, el medio más adcuado para relacionar hechos que, de outro modo, quedarían inéditos.” – afirma também em San Milán de la Cogolla. Durante as viagens, as interpretações cartográficas de fontes históricas e os mapas de campo estavam sempre por perto. Finalmente, a desejada hora de almoço. O Professor Cortázar sempre procurava que fosse uma merenda no campo, para continuarmos todos a trocar ideias e compararmos e avaliarmos a qualidade dos acepipes gastronómicos, entre doces e salgados, que damas, ricos-homens, infanções e modestos serviçais, haviam trazido de cada reino. Depois do café na aldeia mais próxima, seguiam-se as etapas da tarde, com o mesmo ritmo, até chegarmos à vila ou cidade para jantar e pernoitar: León, Burgo de Osma, Sala de los Infantes. Depois do jantar ainda uma visita ao centro histórico local, discutindo estrutura urbana e arquitectura mas também para juntarmos mais informações para a resposta à “adivinha” da excursão, normalmente um importante facto histórico peninsular ocorrido por esses dias… 900 anos antes. O Professor recolhia cedo e nós, supostamente, também. Depois, como os nossos próprios alunos, nas nossas excursões, saíamos discretamente, a tomar um último digestivo e a comentarmos as aventuras do dia. A propósito da presúria do Porto pelos cristãos, em 868, e da colonização do seu território “chamando gentes”, refere Orlando Ribeiro no estudo inicialmente referido: “(…) mas que outra podia ser esta gente senão a que vivia desagregada e, ao som do pregão, da busina de chifre e à vista do pendão desfraldado (cum cornu et albende), acorria a juntarse à que os senhores traziam consigo ?” Assim éramos nós e assim somos, chamados uma vez mais pelo Professor García de Cortázar.

EL PROFESOR GARCÍA DE CORTÁZAR Y SU MAGISTERIO EN LA UNIVERSIDAD DE CANTABRIA: “EL METROPOLITANO TOMA EL METROPOLITANO PARA IR AL METROPOLITANO” Esther Peña Bocos Universidad de Cantabria

Resumen El presente trabajo trata de hacer una breve semblanza de los 30 años en que el Profesor García de Cortázar estuvo en la Universidad de Cantabria. Su dedicación docente, sus nuevas propuestas metodológicas y de investigación, así como sus reflexiones historiográficas y su dedicación e interés por dar a conocer la documentación medieval aún inédita que conservan nuestros Archivos nacionales y foráneos. Igualmente trata de dar a conocer, desde un plano muy cercano y humano, la pasión del profesor por el oficio de historiador y por la Historia de la Edad Media de España. Abstract The following paper attempts to show a brief sketch of the thirty- year long stay of Prof. García de Cortázar at University of Cantabria. His teaching commitment, his new methodological and researching proposals, in addition to his historiographical reflections, his dedication and interest in order to reveal the still unpublished medieval documents preserved in national and foreign archives. Finelly, it tries to show, in a very close and human way, the professor’s passion for the historian profession and the History of Middle Ages in Spain.

Escribiendo esta frase en el encerado de un aula de la Facultad de Filosofía y Letras de la entonces Universidad de Santander, comenzaba una de sus clases de la asignatura Introducción a las Ciencias Históricas el profesor Cortázar en el curso académico 1979/80. Y, volviéndose hacia los alumnos, pidió encarecidamente que se abstuvieran de opinar expertos en asuntos de la Iglesia.

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Eran tiempos en que a la joven Facultad de F. y Letras se incorporaban algún que otro religioso, alumnos que habían comenzado sus estudios en otras Universidades españolas, madres que deseaban retomar sus estudios, y un gran número de jóvenes que habían decidido estudiar Historia. La imagen de dos grandes aulas habilitadas para dar cabida cada una a más de cien alumnos no se ha vuelto a ver en nuestra Facultad. Tampoco la presencia de la policía política, que solía frecuentar estas aulas ante la situación política, las asambleas de estudiantes, la situación de los profesores contratados (PNNs), la génesis del Estado de las Autonomías, el 23F, … Aquella naciente Facultad acogió con entusiasmo a un joven catedrático que procedía de la Universidad de Santiago de Compostela, que también había ejercido en la de Salamanca, se había formado en la Universidad de Valladolid, y se incorporaba en 1978 a la nueva Facultad de Filosofía y Letras de Santander. Y junto a él en ese mismo año, o bien en los sucesivos, cabe recordar la presencia de profesores que tuvieron una gran influencia en la conformación de los planes de estudios de dicha Facultad, así como en la formación de los alumnos y futuros profesores de la misma. Es el caso del Profesor Ortega Valcárcel para Geografía, del Prof. Ignacio Barandiarán para Prehistoria, de los Profs. Juan Avilés y Fortea para Historia Moderna, así como del Prof. Juan Pablo Fusi para Historia Contemporánea, y del Prof. Ramírez Sádaba para Latín. Al Prof. Cortázar le precedían su fama y sus manuales de Historia, que para la época ya se habían convertido en best-sellers en la Universidad Española. Sin olvidar su gran trabajo sobre El dominio de San Millán de la Cogolla (siglos X-XIII), que inauguró todo un género historiográfico en el mundo universitario español llamado a tener larga vida, y que inclinó al profesor a dedicarse, preferentemente, a la Alta Edad Media y al mundo rural. Como lo demuestra la lección inaugural del curso académico 1978/79 sobre La Historia Rural Medieval: Un esquema de análisis estructural…, y las sucesivas reflexiones del profesor Cortázar sobre esos ámbitos de interés histórico. Sin olvidar su interés por acercar el conocimiento de los documentos medievales al ámbito universitario que ya iniciara con su Nueva Historia de España en sus textos, y que continúa en estos momentos con la Introducción a la historia medieval de Álava, Guipúzcoa y Vizcaya en sus textos, realizada junto a las profesoras Beatriz Arízaga, Rosa Martínez Ochoa y Luz Ríos quienes, formadas en la Universidad de Santiago de Compostela, acababan de incorporarse a la joven Facultad de Santander. Las clases del profesor Cortázar en primer curso de Licenciatura causaban todos los días cierta expectación y ciertas pasiones encontradas entre el alumnado. El profesor puso dos lecturas obligatorias para el primer curso: la Introducción a la Historia de Marc Bloch y la Sociología de Giner. Dos importantes textos de formación para un futuro Licenciado en Historia, y que servían como telón de fondo de sus clases y de los debates que iniciaba casi todos los días. Empezábamos a preguntarnos qué es la Historia y para qué sirve; a diferenciar estructura y coyuntura; tiempos geológicos y tiempos históricos; Historia, Protohistoria y Prehistoria; documento y monumento; Hecho y acontecimiento; Historia, Historiografía y Filosofía de la Historia;… y sobre el oficio de historiar. Sin olvidar nunca tres referentes que debe tener en cuenta un historiador: el espacio, el tiempo y los hombres, y sus múltiples interrelaciones.

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La expectación que causaban las clases del profesor Cortázar estaba motivada tanto por sus grandes dotes docentes, como por su famosa ironía y su socarronería vasca. De tal forma que la mitad de la clase temía ser blanco de las mismas y la otra mitad disfrutábamos de ellas. En cualquier caso a nadie le era indiferente. Amén de que era capaz de crear un gran debate con temas y cuestiones de lo más variopintos. Y su fama debió traspasar fronteras, pues dos años después apareció en la Facultad un japonés abducido y seducido por un tema tan español y castizo como La Reconquista y ”la despoblación y repoblación del valle del Duero”, y que se desplazó a Santander para asistir ex profeso a las clases de Historia Medieval de España del Profesor Cortázar, tomando en las mismas apuntes en inglés y japonés. Para entonces (Curso Académico 1981/82), los alumnos de la Facultad Filosofía y Letras de la Sección Historia ya habían tenido ocasión de ir conociendo a todos esos profesores que habían venido a Santander dispuestos a crear una Facultad nueva y novedosa, y a forjar una Licenciatura en Geografía e Historia con unos Planes de Estudios excepcionales en el mundo universitario español. De la misma forma que el tiempo trascurrido iba definiendo los gustos del alumnado por una u otra época histórica, pues todos habíamos cursado Historia Universal por épocas y numerosas asignaturas de Geografía. Y la excepcionalidad de la nueva Facultad radicaba en haber programado un Plan de Estudios con dos años de especialización para cada itinerario curricular previsto, lo que favorecería la formación de especialistas, docentes e investigadores. Ni que decir tiene que, entonces como ahora, la atracción por los extremos (Prehistoria e Hª Contemporánea) era evidente, al igual que la política educativa siempre ha favorecido esas Áreas de conocimiento. Y no cabe duda de que, para esas fechas, los efectivos demográficos de aquellas pobladas aulas de primer curso de Licenciatura se habían ido diezmando. Era hora de inclinarse por una u otra especialidad, y la presencia del Profesor Cortázar en nuestra Universidad favoreció una situación excepcional: la elección del itinerario y especialidad en Historia Medieval por parte de 16 alumnos para el Curso Académico 1982/83. Un número de alumnos ideal para cualquier profesor, y sobre todo para poner en práctica las asignaturas de Historia Medieval de España, Metodología de Hª Medieval, Historiografía, Paleografía Medieval, Latín Medieval, Paleografía Moderna, Geografía Rural, Arqueología, y segundo Idioma. Todas ellas coordinadas y encaminadas a conseguir, según el propio Profesor Cortázar: “un conocimiento de los procesos históricos desarrollados en la Península Ibérica entre los siglos V y XV; unas técnicas de análisis de los testimonios; una familiaridad con todo tipo de testimonios medievales; y una incipiente capacidad de investigación”. Junto a lo que parecían sucintas propuestas para una sola de las asignaturas impartidas por el Profesor, era de uso obligado dos obras de referencia para adentrarnos en su asignatura de Historia Medieval de España: su libro La época medieval, vol. II de la Historia de España Alfaguara de Alianza Editorial dirigida por Artola, publicada en 1973, y que en 1980 ya iba por la séptima edición; y su Nueva Historia de España en sus textos, publicada en 1975. Amén de un sinfín de bibliografía convenientemente comentada y relacionada con los ocho grandes temas/problemas históricos en torno a los cuales el Profesor había programado esa primera asignatura de especialidad.

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En relación con cada uno de esos grandes temas le correspondía al Profesor Cortázar la exposición del esquema general, su problemática y las propuestas historiográficas más actuales; el comentario de un conjunto de textos significativos relativos a cada tema seleccionados de su Nueva Historia de España en sus textos; y potenciar un debate o discusión general sobre los problemas relativos a cada uno de esos grandes temas. Y a los alumnos, realizar 6 trabajos académicos para dicha asignatura, con su calendario de entrega fijado convenientemente al principio de curso. Cinco de esos trabajos individuales se articulaban en torno al comentario de un texto o documento medieval (de carácter económico, social, político,…), de unos 15 folios mecanografiados y sus correspondientes notas y bibliografía. Estábamos aprendiendo a usar las herramientas básicas con las que trabaja un aprendiz de historiador. Y por lo que a mí respecta, jamás olvidaré uno de esos cinco trabajos de curso que me tocó en suerte: un fragmento del Penitencial de Silos. Aunque gracias a él conocí al Penitenciario de la Catedral de Santander, el Seminario de Corbán y su estupenda y desconocida biblioteca, y el Manual de Penitencia que por entonces se utilizaba en la carrera eclesiástica. El sexto trabajo de curso correspondía a la elaboración de una guía comentada para cada una de las etapas de la excursión departamental que se realizaría en la última semana del mes de mayo, y que formaría parte del dossier que tendríamos todos los alumnos para la excursión de 6 días. Con ella se pretendía “adquirir y armonizar conocimientos de geografía, arte e historia (repoblación, urbanismo, escenarios bélicos, monumentos, vías de comunicación, etc.)”. Para la organización y seguimiento de todas estas actividades, el profesor Cortázar nos anunciaba en su programa que “los alumnos de esta Especialidad tendrán, además de las clases, un Seminario semanal, los lunes, de 16:30 a 18:30”. Dicho Seminario nos ayudó a conocernos mejor, ser constantes en el trabajo, frecuentar la Biblioteca del entonces Departamento de Historia Medieval y estar al día de los nuevos libros que se recibían, aprender a compartir nuestras dudas y tratar de resolverlas; así como mucha metodología, en la cual el Profesor Cortázar fue pionero y un gran maestro. En el sexto trabajo de curso (que tenía su correspondiente nota), nos inició en una tradición viajera que vino a durar una década. Eran las famosas expediciones de primavera que encabezaba el Profesor en mayo, y en las que aprendimos a ver y reconocer…, sin tener que “agarrarnos al monumento”, los vestigios de un pasado medieval. Con él recorrimos los Campos Góticos, parte del Camino de Santiago, la Ribera del Esla, la frontera castellano-leonesa, tomamos Zamora, repoblamos Toledo desde los Cigarrales; llegamos al Puente de Alcántara, a Cáceres, y dormimos en Trujillo. Donde, al día siguiente, todas las chicas de la expedición tuvimos que comprarnos unas famosas “zapatillas trujillanas” para poder seguir el paso del Profesor, que solía ir pertrechado con unas chirucas andariegas y una bolsa de Mandarina Duck llena de viandas y conocida como la “despensa del abad”. Cada etapa de la expedición correspondía a uno o varios alumnos, que debían hacer de cicerones del grupo, y exponer sobre el terreno la síntesis de los aspectos más importantes relacionados con la Edad Media. Desayunábamos temprano, y comíamos sobre el terreno a la sombra de encinas o castaños, aprovisionándonos diariamente de fruta estacional y alguna que otra vianda para el grupo, gracias a la labor de la celleriza. Un cargo que solía

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recaer en el más joven del grupo, y del que fui ayudante en mi promoción. Y lo mejor de todo en temas gastronómico-campestres llegaba al final de la semana, cuando mermadas las existencias,…el Profesor abría su “despensa del abad” y nos ofrecía un estupendo y abundante jamón de catedrático convenientemente macerado por los calores de mayo, las famosas Conservas Miau, Bonito artesano de Santoña, queso francés Caprice des Dieux,.. Aunque conviene recordar que, para esas alturas, él ya había degustado todas las despensas. A esas expediciones de campo, que comenzaron a ser una tradición de “los medievalistas” de la Universidad de Cantabria, se unió parte de sus alumnos de quinto curso de Historia Medieval (Cuca, Pana y el profesor Lorenzzeti, fiel compañero de habitación del Profesor, previo permiso de su esposa Mari Carmen, y padre espiritual). Tiempo después, dos profesores de la Universidad de Oporto: Luís Amaral y João García. Y se conformó un grupo conocido por “Los Siete Magníficos”, fieles a las expediciones de primavera convocadas por el Profesor sobre suelo hispano. Recorrimos la frontera del Duero; los alfoces burgaleses, las comunidades de Villa y Tierra de Sepúlveda y Pedraza, Burgos y Salamanca; Tierras del Pirineo navarro-aragonés; reconocimos las sagreras e iglesias-torre catalanas, el románico de Tahull y Bohí el monasterio de Poblet; la judería y el Tapiz de la Creación de Gerona, y el barrio gótico de Barcelona; El Bierzo y el Valle del Silencio; peregrinamos a Santiago de Compostela y conocimos famosos monasterios cistercienses gallegos, ...amén de las excavaciones arqueológicas de la Catedral que actualmente se exhiben a los turistas. Y andando el tiempo se incorporaron

Viaje de curso. Medievalistas de la Universidad de Cantabria-Universidad de Santiago de Compostela.

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a las expediciones los profesores Portela, Carmen Pallares y Elisa Ferreira de Santiago de Compostela, con algunos de sus alumnos; y los profesores de Oviedo Ruiz de la Peña y Marita Beltrán con parte de los suyos. Nos trasportaba por tierras de Castilla y el tercio Norte peninsular un autobús que ponía: Universidad de Santiago de Compostela. De esa década viajera nos queda a todos unos entrañables recuerdos; una gran sensibilidad hacia la percepción del territorio y la importancia de su conocimiento; el amor por la Historia medieval de la Península Ibérica; aprender a ver y reconocer los vestigios de un pasado medieval … sin tener que “agarrarnos al monumento”; y muchas anécdotas: un maiau galaico-portugués en la plaza de Salas de los Infantes; el té con escapulario del Puerto de los Castaños; el Hostal frente a la muralla de Lugo, o el Hostal Emilia de Trujillo y el Tigre de Morales del Vino; la pérdida de un dossier del itinerario en Miranda del Castañar… y para sorpresa de los lugareños; la ejemplificación y diferenciación entre las Comunidades de Valle y las Comunidades de Aldea a los pies del castillo de Berlanga de Duero,… Lo triste es que dicha década viajera, que se inició en el curso académico 1981/82, finalizara, quizá por falta de interés de los alumnos, o tal vez porque las promociones cada vez eran más minoritarias. La última gran expedición la organizan nuestros colegas portugueses con un interesante itinerario por la Raya portuguesa, recorriendo el territorio fronterizo entre los reinos medievales de Castilla y Portugal, y despidiéndonos en la húmeda frontera del río Côa. De la misma nos trajimos importantes sensaciones e imágenes de Trancoso, Torre de Mancorvo, Monsanto… y de la doble frontera hispano-portuguesa. Así como el recuerdo del trato afable y generoso de nuestros queridos portugueses y su gentileza; la contundencia de las sardinhas de Trancoso, y, por supuesto, numerosas fotos de los bellos pelourinhos portugueses para añadir a nuestro álbum de picotas españolas. Además de la forma tan especial con la que la que el Profesor Cortázar formaba a sus alumnos proto-medievalistas (Cursos Académicos 1982/84) y ejercía de docente, hay que recordar que, a esas alturas de su carrera profesional, ya tenía más de una treintena de publicaciones importantes. En su curriEn La Raia portuguesa. Pelourinho.

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culum, puede apreciarse un nuevo interés por la reflexión historiográfica, por los nuevos métodos de investigación histórica; y, por supuesto, por la investigación básica. Por esa época estaba a punto de ser publicada la magna obra de Vizcaya en la Edad Media. Evolución demográfica, económica, social y política de la comunidad vizcaína medieval realizada junto a Beatriz Arízaga, María Luz Ríos y Maribel del Val, y que quedó finalista del Premio Nacional de Historia; así como el libro que coordinó, y del que también fue coautor, sobre la Organización social del espacio en la España medieval. La Corona de Castilla en los siglos VIII a XV, y publicado por Ariel en 1985 con una portada jacarandosa que anunciaba las buenas nuevas. Además, en 1983 había comenzado a coordinar y trabajar en el volumen de La época del gótico en la cultura española (c. 1220-c. 1480), de la Historia de España Menéndez Pidal, que tardó más de una década en publicarse. Algo similar a lo que acontece con el último gran Proyecto de Investigación de la DGICYT concedido por el Ministerio de Educación y Cultura, y dirigido por el Prof. Cortázar desde la Universidad de Cantabria sobre La organización social del espacio en los “antiguos” reinos de León y Castilla en los siglos VIII a XIII. Un ambicioso proyecto (conocido por el acrónimo ORSOCES), donde el subproyecto Castilla, al que hemos dedicado más de una década de minucioso trabajo documental y cartográfico, todavía no ha tenido ocasión de ver la luz pública en formato Atlas. Es de esperar que algún día sea posible, si es que para entonces los nuevos entornos digitales, la reciente “lematización“ de Cartularios medievales, y la rápida evolución de las nuevas tecnologías cartográficas no dejan obsoleto el proyecto definitivamente. Siempre nos quedará Google. Si retomamos de nuevo la actividad y dedicación docente del Profesor Cortázar en el Curso Académico 1982/83 me inclino a pensar que, entre los 16 alumnos que habían optado por especializarse en Historia Medieval, el profesor parecía atisbar algunas dotes para el medievalismo. Y ni corto ni perezoso nos esperaba en 5ª Curso de Licenciatura con un programa conjunto realizado con un brillante geógrafo: el Profesor Ortega Valcárcel, quien nos impartió la asignatura de Geografía Rural, además de otras asignaturas a lo largo de la Licenciatura en Geografía e Historia. Al fin y al cabo, el Profesor Cortázar con su programa en 4º Curso había pretendido desarrollar “una incipiente capacidad de investigación”, y al parecer, lo había conseguido, y se adelantaba al Proceso Bolonia en más de una década. Para ello, formaron equipos de trabajo compuestos por cuatro alumnos cada uno, y programaron conjuntamente sus dos asignaturas de Metodología de Historia Medieval y Geografía Rural, y nos introdujeron de lleno en investigación básica: repartieron con un criterio regional Cartularios medievales y fuentes documentales sobre los que cada grupo de trabajo debía realizar dos trabajos académicos de cierta dimensión y erudición. Se formaron 4 grupos de trabajo, y recuerdo perfectamente que a mi grupo le tocó en suerte un trabajo sobre “Las unidades de explotación campesina en la Liébana altomedieval” para la asignatura del Prof. Cortázar; y un trabajo sobre “Poblamiento y toponimia” sobre el mismo ámbito territorial para el Prof. Ortega. Y como telón de fondo, las clases magistrales de los dos profesores, y los famosos Seminarios de Cortázar, ora sobre Metodología ora sobre Historiografía, que se celebraban reunidos en torno a una gran mesa de debate todas las semanas.

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Equipo base del Grupo de Investigación ORSOCES, subproyecto Castilla, junio de 1998.

Los dos excelentes profesores se habían formado casi coetáneamente en la Universidad de Valladolid y, en cierta medida, eran “herederos” de la tradición vallisoletana sobre “la organización del espacio” iniciada por El Geógrafo de Valladolid: el famoso profesor Jesús García, quien a su vez había estado muy relacionado con el gran geógrafo portugués Orlando Ribeiro. Aunque también hay que reconocerles que habían iniciado sus propias líneas de investigación y de producción historiográfica, y que para la época ya eran ampliamente reconocidos en el panorama académico y universitario. En cualquier caso, fueron los artífices de que aquella promoción (1979/84) se dedicara en cuerpo y alma a la investigación histórica de época medieval. Por aquel entonces, regresaba de forma definitiva para quedarse en España Don Claudio Sánchez Albornoz, siendo noticia en toda la prensa escrita y en los Telediarios. Había retornado a este país en 1976 tras la muerte de Franco, y regresó después de más de cuarenta años de exilio voluntario en Argentina, muriendo en julio de 1984 y enterrado casi con Honores de Estado. La expectativa causada a los efectos jamás ha sido vista en este país, y no se sabe bien si se debe a su condición de historiador, de medievalista, como miembro de varias Reales Academias, como embajador de España en Lisboa, como republicano exiliado, como Ministro de Estado,… o por ser uno de los preclaros intelectuales

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españoles del siglo XX que había reflexionado sobre “el Ser de España”. Sea como fuere, los jóvenes y atrevidos aprendices de historiador pensaban que habían acabado con el temperamental profesor las dudas razonables que se habían ido sembrando en la historiografía española sobre su apasionada defensa de “despoblación del valle del Duero”. En cualquier caso fue un hito de la Historia y el Pensamiento de este país, y venía a coincidir con el fin de nuestra Licenciatura. Aquella promoción finalizó su estrecha relación con el Profesor Cortázar, y con su paso por la Universidad, siendo invitada a hacer una cena de fin de curso en el predio de la Cayuela que el Profesor tenía en Soto de la Marina. Él se ofreció a aportar las lechugas de su huerta, la parilla y la mesa. Nosotros el resto de las viandas, mucho entusiasmo y nuestra juventud. Y allí fue donde ya habíamos conocido al fiero pastor alemán llamado Vitulo, que guardaba celosamente la presura, como lo hiciera en Mena, según los documentos medievales, el abad de San Emeterio y Celedonio de Taranco siglos antes, dejando escrito por primera vez el nombre de Castilla. Aunque al fiero Vitulo, que siempre nos recibía ladrando, ya lo conocíamos desde que el Profesor tenía a bien acabar las cenas de Navidad que tanto le gustaban invitándonos a una copa de Moët & Chandon en su casa y con su Mari Carmen. Y cuando Vitulo pasó a mejor vida fue sustituido por la dulce Kilda, Doña Brunekilda. A la que le gustaba seguir el rastro de los libros del profesor que se desbordaban por los pasillos y amenazaban con salir al jardín, y se empeñaba en aparecer en su despacho. Muy apropiado para un altomedievalista. También hemos de recordar que una vez acabada nuestra formación universitaria y nuestra especialización en Historia Medieval durante dos años, muchos de nosotros continuaríamos con las Tesis de Licenciatura. Lo que produjo una situación excepcional dos años después en la Universidad de Cantabria: la lectura de 10 Memorias de Licenciatura adscritas al Departamento de Historia Medieval en 1986, más otras dos que se quedaron en el camino. Amén de que en aquella promoción se forjaron futuros docentes, bibliotecarios, archiveros, gestores de la Administración,… Aquéllos entusiastas aprendices del oficio de historiador que nos inclinamos por continuar nuestros estudios con la Tesis de Licenciatura seguimos formándonos con el Prof. Cortázar, y dando cuenta de nuestros avances y retrocesos semanalmente en su Seminario, que se celebraba todos los miércoles por la mañana, y donde cada uno exponía el plan de su trabajo, las dudas metodológicas, los problemas de la documentación, etc. Al mismo tiempo que, para nuestra formación, contribuíamos a ciertas tareas y prestaciones del entonces Departamento de Historia Medieval, conocidas como sernas, operas y labores,…y que eran parte de nuestro aprendizaje. Como también lo era crear un fondo documental de la Castilla comprendida entre el Cantábrico y el Duero hasta 1230, realizar búsquedas bibliográficas sobre temáticas concretas, crear un archivo con glosarios publicados, etc. Y me atrevo a traer a colación una convocatoria realizada por el Profesor Cortázar para hacer las respectivas “prestaciones”, y que da cuenta de la ascendencia que ejercía sobre sus alumnos, y cómo administraba su Señorío.

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Señorío de Historia Medieval. Convocatoria de labores y prestaciones varias.

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Mientras realizábamos las Tesis de Licenciatura tuvimos la oportunidad de conocer en su Seminario de Tesinas (y Tesis) a profesores que invitaba de vez en cuando al mismo, bien a través de los ciclos de Conferencias que organizaba para la Fundación Botín, bien de forma expresa para alguno de los temas que se estaban investigando, y con los que tuvimos ocasión de compartir mesa y mantel. Es el caso del profesor Mattoso, Paulino Iradiel, Ruíz Domenech, Sesma, Julio Valdeón, Carlos Estepa, Aquilino Iglesias,… y tantos otros Como telón de fondo cabe recordar que el Profesor Cortázar, además de las numerosas Tesinas que dirigió en esos años, también dirigía Tesis Doctorales en Santiago de Compostela, el País Vasco, Oporto, y, por supuesto, Santander. De la misma forma que en 1987 fundaba el Primer Seminario sobre El Monacato en Aguilar de Campoo; organizaba Congresos, como el de El Fuero de Santander y su época, celebrado en Santander en octubre de 1987; o bien participaba en Coloquios, Jornadas, Cursos de Verano, y magnos Congresos. Es el caso de su presencia en el I Congreso de Estudios Medievales: En torno al feudalismo Hispánico, convocado por la Fundación Sánchez Albornoz, y celebrado en León en septiembre de 1987; así como en el II Congreso Mundial Vasco, celebrado en Bilbao ese mismo año. Y donde García de Cortázar participó con sendas ponencias: “Feudalismo, monasterios y catedrales en los reinos de León y Castilla” en el caso de León; y “Poblamiento y organización social del espacio vasco en la Edad Media”, en el caso de Bilbao, y que fueron publicados en 1989 y 1988, respectivamente. Quienes por aquellas fechas ya habíamos iniciado la Tesis Doctoral con el Profesor Cortázar nos animamos a ir, o bien a participar, en esos dos magnos y multitudinarios congresos que causaron muchas expectativas en el ámbito académico. En el primero de ello, auspiciado por la Fundación Sánchez Albornoz, pretendía realizar convocatorias bianuales llamadas, en principio, a tener larga vida y amplia resonancia. Y en su primera convocatoria tuvimos ocasión de hacernos una idea del panorama del medievalismo español, así como la posibilidad de conocer a “viejas glorias”, consagrados historiadores y nuevas promesas, pues a él asistieron. También reseñar que a la tribuna de oradores solo subieron dos mujeres: Reyna Pastor e Isabel Alfonso Antón. Y para hacer sendas semblanzas de los respectivos maestros: Don Claudio Sánchez Albornoz, y Don Luis García de Valdeavellano. Circunstancia que reseñaron las propias interesadas en el mismo evento, pues todos los demás eran reconocidos Profesores universitarios. Fue en ese ámbito, donde se acuñó la frase con la que por entonces se conocía al equipo de investigación que lideraba el profesor Cortázar, y que fundamentalmente era femenino. Y donde un famoso medievalista empezó a decir: ahí vienen “Cortázar y sus chicas”, Con ello se trataba de hacer un símil equivalente al ya famoso “Don Claudio y sus mujeres”, cuando la realidad es que quienes ciertamente llegaron a conocer las dos situaciones saben que no guardan ningún paralelismo, aunque los dos sean grandes historiadores. En cualquier caso, esa circunstancia nos concedió el privilegio de ser invitadas a una famosa cena en una bodega leonesa, organizada por alumnos de Cortázar en la Universidad de Salamanca, y a la que fueron invitados medievalistas de gran prestigio de este país, con los que compartimos mesa, mantel y fiesta. La misma ha pasado a formar parte de los Anales del medievalismo hispano, y la cuentan y recuerdan, incluso, quienes no estuvieron.

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En el otro macro-congreso de la época, el II Congreso Mundial Vasco, celebrado a lo largo de ese mismo año en Bilbao, y donde se permitía la participación de jóvenes investigadores, nos ofreció la oportunidad de conocer en persona a los más importantes y señeros historiadores del momento, ya fueran medievalistas, de Historia Contemporánea o de la Antigüedad. Y con ellos tuvimos la oportunidad de compartir, además de su saber en las numerosas sesiones paralelas del Congreso, los Ochotes vascos con los que nos agasajaron a todos los participantes en la Sociedad Bilbaína como fin del Congreso. El I Congreso Mundial Vasco se había celebrado en el exilio parisino en 1956, por lo que este segundo, celebrado treinta años después bien valía una misa, y los intereses culturales del Gobierno Vasco hicieron el resto. No cabe duda de que estos dos Congresos a los que me he referido marcaron hitos en la cultura académica de este país, y por eso han venido a cuento. Y por lo que hace a esta semblanza, cabe señalar que el Profesor Cortázar fue un referente en los mismos. Solo nos cabe añadir que, junto a su participación en estos importantes foros, salían a la luz pública otros trabajos del Profesor. Nos referimos a su libro sobre La sociedad rural en la España medieval, que fue publicado por Siglo XXI en 1988, y se convertiría, de nuevo, en un manual universitario de referencia para la Historia Rural Medieval. De la misma forma que ese mismo año nos ofrecía una síntesis clara de sus propuestas en torno a la “Organización social del espacio: propuestas de reflexión y análisis histórico de sus unidades en la España medieval”, publicada en Studia Historica; y una reflexión sobre “Los estudios históricos de tema medieval (1975-1986): Cantabria-País Vasco- Navarra-Rioja” en el mismo volumen. Para esa época ya gozaba de gran predicamento en las Universidades portuguesas, varios de sus trabajos se habían dado a conocer, o estaban a punto, en prestigiosas revistas lusas, amén de que otros habían sido traducidos. Y aparece la primera entrevista de “egohistoria” que se hace al Profesor Cortázar, al más puro estilo francés y que entonces se acostumbraba a realizar con los grandes historiadores del momento. La misma aparece en la revista portuguesa de Historia Penélope. Fazer e desfazer Historia, en 1989, y es realizada por Amélia Aguiar, Bernardo Vasconcelos, y Luís Krus. De la misma forma que casi 20 años después recogerá ese testigo Ramón Díaz de Durana, ofreciendo un homenaje al Profesor en formato Epílogo de una colectánea sobre el País Vasco; o bien en entrevista individualizada, y publicada, en 2008, como Pasión por la Edad Media. Entrevista a José Ángel García de Cortázar. El mismo año que nuestro Profesor participaba en un Seminario organizado por el Instituto de Historia del CSIC-Madrid. El mismo giraba en torno a “Vida y Cultura: Reflexiones Egohistóricas”, y participaron en él historiadores como Felipe Fernández-Armesto, Julio Aróstegui, Angel Viñas,… Puede verse en la web: http://humanidades.cchs.csic.es/ih/seminariosih/jose_angel_garcia_de_cortazar.html Retomando el hilo cronológico en este flashback, donde se agolpan los hechos y las percepciones, volvamos al itinerario vital del Profesor García de Cortázar. Y en relación con el mismo, cabe señalar que a finales de la década de los 80 el profesor Cortázar ya tenía cerca de 70 publicaciones. Y algunas de ellas ya habían traspasado los fronteras hispanas, como puede verse en su curriculum, dado que para ese momento sus trabajos ya se habían publicado en Francia, Portugal, Bélgica, Holanda, Alemania, … como, con posterioridad,

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lo harían también en Italia, Argentina o EE.UU. De la misma forma que a esas alturas de la vida académica e investigadora del Profesor Cortázar hay que señalar que, bajo su dirección, gran parte de sus discípulos habían finalizado sus respectivas Tesis Doctorales. La gran capacidad de trabajo del Profesor Cortázar, y su pasión por la Edad Media, habían quedado sobradamente atestiguadas. Su proyección nacional e internacional, también. De la misma forma que era frecuente que formara parte de los Tribunales en los que se defendían las Tesis Doctorales que sobre Historia medieval se realizaban en las distintas Universidades españolas. De tal manera que tenía una amplia panorámica de por dónde discurría la investigación en este país. No en vano a nuestro Profesor lo llamábamos para entonces, cariñosamente y en nuestro Departamento, El Señorito. De la misma forma que, en otros ámbitos peninsulares, le conocían como “el Gran Señor del Norte”, pues para esa época ya había señoreado por los campos de Castilla y había rebasado ampliamente la frontera del Duero. Porque hay que reconocerle que siempre estuvo en primera línea. En esa misma década tuve el privilegio de formarme y trabajar muy estrechamente con el Profesor Cortázar, ya que, además de las labores y alguna que otra prestación en el Departamento, me vinculó a sus propias tareas de investigación cuando estaba realizando mi Tesis de Licenciatura. Le ayudé a completar las referencias bibliográficas de su Organización social del espacio…; las necesarias para las reflexiones historiográficas que se estaban realizando en y desde la Universidad de Cantabria; cartografiando el territorio de la villa de Badarán, las fases de ocupación cristiana de la Rioja, o el espacio antroponímico abordado en nuestros trabajos desde el cabo Creus al cabo Finisterre y pertrechada de papel vegetal, plantillas y rotring; o bien ordenando y/o seleccionando documentos de su archivo; debatiendo sobre algún tema de las investigaciones de aquellos momentos; o realizando juntos algún prólogo (Antroponimia…); así como ayudando en las últimas clases que el Profesor Cortázar impartió en torno a un Seminario y un tema monográfico de curso al “estilo” Oxford. Todo ello me permitió ver y apreciar su pasión por la investigación básica y su afán por tratar de reflejar los fenómenos históricos en el territorio que le son propios; su gran capacidad de trabajo, su agilidad de pensamiento, su facilidad para hacer preguntas de difícil respuesta, su agudeza mental y verbal, su mente sutil y ordenada, su capacidad de síntesis, y su arte para escribir sobre aquella vieja Olivetti portátil con la que trabajaba incansablemente todas las tardes en su estudio de La Cayuela, tras “meditar 10 minutos” y haber estado desde las ocho de la mañana hasta las tres de la tarde en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Cantabria. Antes de llegar al final de dicha década el Profesor inició la andadura de dos convocatorias anuales que ya han cumplido ampliamente su mayoría de edad. Me refiero, en concreto, al Seminario sobre Historia del Monacato, que desde 1987, se celebra anualmente en Aguilar de Campoo, y está vinculado actualmente a la Universidad de Cantabria y a la Fundación Santa María la Real, y en 2012 cumplirá 25 años de existencia. Por otro lado, me refiero a la Semana de Estudios Medievales de Nájera, que se celebra por primera vez en agosto de 1990, y que cumplirá pronto 23 años. Y junto a estos encuentros anuales de estío que él dirige, el Profesor Cortázar participa activamente en la célebre y prestigiosa Semana de Estudios Medievales de Estella, puesto que pertenece a su Comité científico.

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Abandonó este foro una década después para dedicarse a sus propias creaciones, jornadas y encuentros, pero eso no fue óbice para que el profesor siguiera disertando numerosas veces en y desde la tribuna de oradores de Estella. Tenemos constancia de que, desde 1991, ha participado en las mismas al menos en nueve ocasiones. Y sus contribuciones, como todos sabemos, suelen ser importantes y gozar de amplia difusión en el mundo académico. De esas importantes Semanas de Estella me interesa destacar, por su interés para percibir la propia evolución de la Universidad española, especialmente una: su participación en la XXV Semana de Estudios Medievales de Estella, celebrada en julio de 1998, y dedicada a La Historia Medieval en España: Un balance historiográfico (1968-1998). Donde participó con “Glosa de un balance sobre la historiografía medieval española en los últimos treinta años (I)”, cerrando el círculo nuestro querido Profesor de Valladolid: Julio Valdeón, quien aportó la suya (II). Los mismos brillantes y excepcionales profesores que 30 años antes habían renovado el panorama docente universitario español con la publicación de sendos manuales universitarios. Junto a estas aportaciones y dedicaciones que acabo de señalar para la década de los 90, cabe añadir que el Profesor Cortázar vuelve sus ojos al interés que siempre ha tenido en dar a conocer y trabajar directamente con fuentes documentales medievales. Para ello, y gracias al apoyo logístico y financiero proporcionado por la Fundación Botín, se forma un grupo de investigación que a partir de 1993 inicia su andadura: el Proyecto DOHISCAN (Documentación Histórica de Cantabria). La atención monográfica que ha merecido ese Proyecto por parte de Esperanza Botella Pombo en este libro, me exime de incidir en la gran importancia del mismo, dado que ella, que ha visto día a día cómo crecía en volumen e importancia, es la mejor narradora del proceso. Aunque hoy día, dicho proyecto, ha quedado diezmado en aras a los afanes de “internacionalización y visibilidad” por los que ha apostado la Fundación Botín. En cualquier caso, y en relación con el mismo, me permito señalar e incidir en la gran visión que tiene el Profesor para, coetáneamente, coordinar junto a José Antonio Munita y Luis Javier Fortún, lo que se conoce como CODIPHIS. Catálogo de colecciones diplomáticas hispanolusas de época medieval, publicado por la misma Fundación, en 1999; y que se convierte en una obra de consulta importante para cualquiera que desee adentrarse en una investigación de tema medieval en la Península Ibérica. Solo falta actualizarlo con las últimas ediciones documentales que se han realizado en la última década. Junto a esta labor ingente de la década de los años 90, solo nos cabe añadir que para fines de la misma el Profesor Cortázar ya había superado con creces el centenar de publicaciones. Las mismas reflejan los ámbitos de interés de nuestro Profesor: la investigación básica sobre temas medievales; la importancia de dar a conocer nueva documentación; la reflexión historiográfica; la actualización de sus manuales universitarios; la ampliación y apertura de nuevas líneas de investigación; y la dirección de Proyectos. Y en relación con este último ámbito de ocupación, cabe recordar Proyectos tales como ANTROPON o bien el ya mencionado de ORSOCES. Todo ello, sin olvidar que también organizaba cursos en la UIMP, coordinaba libros o bien cruzaba el Atlántico para impartir docencia en varias universidades argentinas.

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Cursos UIMP. Santander, julio de 1994.

Grupo de investigación ORSOCES. Laguardia (Rioja alavesa), 1998.

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Tras esta etapa de gran producción científica y de importante presencia del Profesor Cortázar, tanto en ámbitos nacionales como en ámbitos internacionales, nos acercamos irremediablemente al cambio de milenio. Y no se si, por ciertos temores milenaristas propios de los hombres de la Edad Media, el profesor se dejó influir por los terrores que se avecinaban, o al menos por los cambios. Sea como fuere, con la caída de las Torres Gemelas en septiembre de 2001 parece que Occidente se tambaleó, y el Profesor adoptó una nueva actitud. Estando reunida el Área de Historia Medieval, y parafraseando a Ciro Alegría, nos sorprendió declarando que “El mundo es ancho y ajeno”. Confesión sorprendente si tenemos en cuenta que, para esas fechas, parte de sus discípulos habían llegado a la Cátedra en distintas universidades españolas, otros a ser Titulares, y él mismo, en el quicio del milenio, a la cumbre del altomedievalismo en Spoleto, en donde había participado con una brillante ponencia: “Estructuras sociales y relaciones de poder en León y Castilla en los siglos VIII a XII: la formación de una sociedad feudal”, en Il Feudalesimo nell´Alto Medioevo. XLVII Settimana di Studio. No cabe duda que se avecinaban nuevos tiempos, ciertos cambios y algunas permanencias. Pero nadie venía a expropiar la tierra, y no había por qué adoptar posturas numantinas. Bolonia estaba cerca. Y al profesor Cortázar hay que reconocerle que hacía décadas que formaba a sus alumnos con metodologías novedosas, y que podemos denominar y entender como “estilo” Oxford o Cambridge. De la misma forma que su prestigio, su capacidad de trabajo, sus siempre novedosas propuestas, y sus grandes aportaciones al conocimiento de la Historia medieval de España, nadie cuestionaba ni ponía en duda. En todo caso era un referente académico indudable tanto a nivel nacional como fuera de nuestras fronteras. ¿Qué le preocupaba a nuestro Profesor? A fin de cuentas, la magna obra que él mismo había levantado para entonces, parecía estar construida con sabinas de Calatañazor, por lo que ningún cataclismo acabaría con ella. Él mismo, y como hijo de su tiempo que siempre ha sido, incluso adelantándose a él, había demostrado su capacidad de adaptación a los cambios. A fin de cuentas, a estas alturas del recorrido vital del Profesor Cortázar había impartido docencia en cuatro universidades españolas (Valladolid, Salamanca, Santiago de Compostela y Santander/Cantabria); En la actual Universidad de Cantabria, donde ha ejercido los últimos 30 años de su fructífera carrera docente y de investigación, también ha conocido numerosos cambios, como son, dentro del mismo Campus, el cambio de residencia de la Facultad de F. y Letras; el cambio de la Universidad de Santander a la Universidad de Cantabria; el cambio por 4 despachos distintos; el cambio de 4 Planes de Estudios diferentes; la separación entre la Licenciatura de Geografía e Historia; la desaparición de la Biblioteca del Departamento de Historia Medieval que él había contribuido a crear pacientemente, para atomizarse y quedar diluía en una Biblioteca Centralizada perdiendo su personalidad, desgajándose y desdibujándose al ser organizada más por criterios de biblioteconomía que de investigación. También había conocido la desaparición del extinto Departamento de Historia Medieval que él había creado, y que pasa a convertirse en Área de Hª Medieval, perdiendo su gran personalidad, y pasando a formar parte del Departamento de Ciencias Históricas; conoció la llegada

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del Plan Bolonia, la creación de nuevos Doctorados, de nuevos Másteres… Y él mismo contribuyó a esos cambios cuando se adscribió a un nuevo Doctorado interuniversitario promocionado por modernistas, y que terminó recibiendo mención de calidad. Lo suyo hubiera sido crear un Doctorado interuniversitario propio, conformado por medievalistas, antigüistas… y más próximo a su trayectoria académica y personal. Seguidores no le hubieran faltado en todo el cuadrante noroccidental de la Península Ibérica, y allén de los Pirineos. Además, para esos momentos, el Profesor García de Cortázar, no solo había superado con creces el centenar de publicaciones. También era asesor académico, de investigación, de congresos, jornadas y encuentros; de revistas científicas; del Ministerio de Educación; e incluso de TV. Además de su gran labor en la dirección de trabajos de investigación a través de Tesinas, Pesis y Proyectos. Una labor que los Repositorios institucionales y académicos de este país no le hacen justicia (Teseo, Tesis en Red, Dialnet, …). Y por supuesto, su presencia en numerosos tribunales de defensa de Tesis Doctorales de la Universidad Española. Lo que le situaba en una atalaya privilegiada para observar los nuevos caminos y roturaciones de la investigación histórica. No creo que sean los cambios lo que le preocupaba al Profesor Cortázar con la llegada del nuevo Milenio. Al fin y al cabo ya había demostrado que se adaptaba perfectamente a todos los cambios, y que además era un hombre aventajado de su tiempo. Lo demuestran todos esos cambios que ha conocido en el mundo universitario, y otros muchos de la vida real, y del mundo digital y de la era global en que vivimos. Pues nuestro Profesor, además de pasar muchas horas en la Biblioteca universitaria, no tiene inconveniente en navegar y pescar en bases bibliográficas y repositorios académicos; diseñar y utilizar bases de datos; abandonar su vieja Olivetti por un Pc último modelo; llevar un pen drive en el bolsillo; cultivar el género epistolar que tanto le gusta por medios telemáticos en cualquier cibercafé; y para estas alturas, y dado los continuos periplos que realiza entre el Cantábrico y el Mediterráneo desde que decidió jubilarse tras 45 años de profesión y profesionalidad, imagino que trabaja en una nube estilo dropbox. Desconocemos las razones del Profesor para invocar el título de la famosa novela de Ciro Alegría, y para adoptar cierto distanciamiento del Área de Historia Medieval en esta última década del Profesor Cortázar en la Universidad de Cantabria. Aunque comprendemos otras muchas de sus decisiones a lo largo de la misma. La primera, seguir dedicándose con pasión y fruición a la Historia Medieval de España en todos los campos en que a lo largo de su dilatada y brillante carrera se ha enfrentado con éxito. La segunda: estar presente en la primera línea de investigación y en todo foro académico que se precie, pues su gran conocimiento de las líneas de investigación de este País, su capacidad de reflexión y de síntesis, y su gran lucidez le han hecho imprescindible durante varias décadas. Tercera: decidir retirarse de las aulas universitarias, no queriendo continuar en las mismas como Profesor Emérito, pues 45 años bien merecen un descanso, y dedicarse a otros periplos estacionales más interesantes entre el Cantábrico y el Mediterráneo. El Profesor Cortázar debe sentirse orgulloso de haber sido partícipe, y de haber contribuido con su talento, al gran cambio y la renovación que ha sufrido la Universidad española en los últimos 40 años. De haber contribuido al avance en el conocimiento de nuestra

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Historia medieval, y de haber formado a numerosos profesores universitarios y profesionales de los más diversos campos. A fin de cuentas, ha dirigido investigaciones que han marcado hitos en el panorama historiográfico español, y de todos es conocido su arte florentino para saber sugerir y dirigir temas complejos, renovar metodologías,… por lo que deja discípulos en numerosas universidades españolas (Valladolid, Salamanca, Santiago de Compostela, Cantabria, País Vasco, Universidad Carlos III de Madrid, ….), así como en Portugal e Italia. El Profesor no tiene de qué preocuparse, deja herederos, y feudos y tenencias bien guarnecidos entre el Cantábrico y el Guadalquivir. El mundo feudal tiene sus complejidades… A mi sólo me queda tratar de hacer una semblanza humana del Profesor. Pues faltan todavía unos cuantos años para poder reflexionar sobre los últimos 30 años de la historiografía española, pues él mismo cerró el círculo en la XXXV Semana de Estudios Medievales de Estella (julio, 2008). No dudo de que sus propuestas a lo largo de todos estos años de oficio, sus contribuciones a la investigación histórica, y sus continuas reflexiones historiográficas serán tenidas en cuenta en el futuro. Eso si, para entonces, no ha llegado “el fin de los historiadores” que alguno vaticina. Mientras tanto, celebremos que desde Estella parece que se vuelven los ojos hacia los “siglos oscuros”. Parece una señal de los dioses. Como puede apreciarse, estas páginas están escritas desde el cariño y la admiración por nuestro Profesor, aunque dudo sinceramente que alguien las lea, dada la profusión de publicaciones propias de nuestro mundo académico, la diversidad de formatos editoriales, y el afán por parecer estar al día de las supuestas novedades. Y desde ese cariño deseo recordar al Profesor Cortázar, que muchos de sus discípulos y alumnos hemos “adorado al santo por la peana”, y si hubiera sido preciso habríamos “descendido al infierno inferior” con al Profesor, como en ocasiones dicen nuestros documentos medievales, y que él nos enseñó a comprender e interpretar. No es de extrañar que, después de 45 años dedicado y entregado a la docencia y la investigación, el Profesor Cortázar haya recibido muchos homenajes. Me atrevo a afirmar que lleva casi una década recibiendo homenajes. Le rindieron pleitesía varias Universidades españolas en forma de publicaciones colectáneas de parte de sus artículos; fue nombrado Doctor Honoris Causa por La Universidad del País Vasco; distinguido “Abad honoris causa” en el Seminario del Monacato de Aguilar de Campoo; agasajado en la Semana de Nájera; elegido Padrino oficial de la Promoción que acababa la Licenciatura en Historia el mismo año que se jubilaba, y como muestra de afecto y homenaje de los alumnos de la Facultad; También recibió un Área de Historia Medieval de la universidad de Cantabria. homenaje por parte del Depar-

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Doctorado Honoris Causa por la Universidad del País Vasco, 2008.

tamento de Ciencias Históricas; la Medalla de Plata de la Universidad de Cantabria; y, por supuesto, el homenaje ofrecido por el Área de Historia Medieval, y en el que fue obsequiado con una edición facsímil de El Cantar de los Cantares, para que lo disfrutara en sus tardes otoñales en el Mediterráneo, junto a su Mari Carmen. Esperamos que este homenaje que ahora le rendimos, y en el que hemos participado todos y cada uno de los miembros del Área de Historia Medieval de la Universidad de Cantabria, se convierta en el broche de todos esos homenajes que se han ofrecido a una gran figura del medievalismo hispano. A nuestro Profesor y Maestro, a ese Gigante que nos hizo ver encaramándonos sobre sus hombros,... Me gustaría señalar que, en estos 30 años que el profesor Cortázar ha dedicado a la Universidad de Cantabria, todos hemos pasado alguna página del libro de la vida. Y a pesar de lo que dice el famoso tango, el profesor nos ha legado una importante obra. Y debemos reconocer al padre Y confieso que no pudo ir finalizando esta semblanza, obligadamente breve, sin hacer algunas apreciaciones personales. Así, como alumna he comprendido que los caminos del infierno están empedrados de buenas intenciones. Como investigadora siento que el esfuerzo que requiere dedicarse a la investigación de temas y problemas sobre la Alta Edad Media hispana favorecerá la casi desaparición de la rara especie de los altomedievalistas de este país, o casi su extinción. Como profesora universitaria entiendo que los colegas dediquen sus esfuerzos a los sexenios (democráticos, de investigación…), pero no acierto

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a comprender cómo muchos andan corriendo como pollo sin cabeza tras las directrices cambiantes del Ministerio de Educación y Ciencia o el de Ciencia e Innovación. Como tampoco consigo entender los parámetros de cómo debe valorarse una carrera universitaria; o qué criterios utiliza nuestro Ministerio (de Educación, Innovación…) para ser graciosamente beneficiario de un Proyecto de Investigación, máxime cuando son negados a autores que son referentes de nuestro panorama historiográfico y concedidos, en ocasiones, a otros que no han aportado nada. ¿Será Profesor, que la situación se asemeja, una vez más, al famoso escrito del Papa Wojtyła: Don y misterio? ¿Dónde quedaron nuestros afanes e ímpetus juveniles? Porque corren tiempos en que prima la teoría histórica sobre la investigación básica; los constructos anglosajones olvidando nuestras tradiciones historiográficas; la atomización de la Historia sobre las obras de síntesis y reflexión…; los proyectos internacionales con resultados transferidos en inglés, dado que este idioma parece querer convertirse en el latín del siglo XXI… y las jóvenes generaciones, de hablar alguno, prefieren el inglés. Una situación que se ve favorecida en estos tiempos por los propios programas de intercambio Erasmus. Y que, en otras épocas, se produjo con la historiografía francesa. También debemos reconocer que la Universidad Española ha dado, en estos últimos 40 años, pasos de gigante… gracias a profesores universitarios de la talla de García de Cortázar, y debemos reconocerlo. Y nuestra historiografía es tan buena como la de otros ámbitos foráneos en que nos empeñamos en reflejarnos, en citar y reverenciar. Así que bueno sería que superáramos nuestros atávicos complejos. Por último deseo señalar, que esta semblanza que me he atrevido a realizar es más humana que académica, pues está realizada desde la Libertad, condición que reclama nuestro Profesor para un historiador, según el discurso ofrecido por el propio García de Cortázar cuando fue nombrado Doctor Honoris causa por la Universidad del País Vasco. Pues bien, desde esa Libertad se ha realizado, y, por supuesto, desde mi profunda alma de Ayudante (de Universidad, del Profesor Cortázar, de celleriza,…), y desde mis atropellados recuerdos de juventud, así como desde mi propia personalidad: siendo libre para pensar y expresar mi opinión, aunque estos atributos en el ámbito universitario no se consideren políticamente correctos. No cabe duda que esta actitud siempre ha tenido su precio y me ha dado algun que otro disgusto. En cualquier caso, los que ya hemos bailado al menos un tango en ámbito académico hemos podido comprobar que, el mundo universitario, como la vida, va cambiando y mudando sus tonalidades; y que los amigos y colegas que quedaron siguen siéndolo a pesar del tiempo y, en ocasiones, la distancia. Añadir que esta semblanza también se ha realizado desde mi corazón, que aún sigue sintiéndose joven, y desde mis recuerdos juveniles en la Universidad. Si solo se hubiera realizado desde la razón, posiblemente estas páginas no las habría escrito. Espero no haber molestado a nadie. Si así fuere, vayan por delante mis sinceras disculpas. Quizá falte para completar mi formación alguna breve estancia en Galicia, Cataluña o Andalucía. Es difícil resumir en unas cuantas pinceladas los 30 años que el Profesor Cortázar dedicó a la Universidad de Cantabria. Esta es mi percepción sentida en relación a los años

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que tuve la suerte y el privilegio de formarme junto al Profesor. El tendrá la suya. En cualquier caso, espero haber conseguido trasmitir su valía como profesor, su talento como investigador, su talante personal y humano, y su pasión por la Edad Media. Su figura es la de un Gigante que nos encaramó sobre sus hombros, y nos hizo ver… Larga vida al Maestro Este Homenaje, que inició su andadura en el último trimestre de 2009, todavía no se había formalizado a finales del 2011. Ello favoreció un encuentro con mis compañeros de promoción y especialidad. Aquéllos que hacía casi 30 años que habían decidido hacerse proto-medievalistas, gracias al poder de seducción académica y fascinación que aquel joven Profesor había ejercido sobre sus alumnos en los años 1979/84. Como colofón, me permito reproducir, en recuerdo y honor de mis compañeros de Promoción de la Facultad de Filosofía y Letras de Universidad de Cantabria, una carta enviada por el profesor Cortázar para disculparse por no poder asistir a la cena navideña de 2011 que compañeros de mi Promoción estaban organizando, y que fue dirigida a Ásun Cayón: Enviado el martes, 6 de diciembre de 2011 a las 20:52. “Preclara archivera y querida alumna: Recibí tu cordial correo de convocatoria. Lo leí. Salí de viaje. Regresé. Olvidé contestarte. Lo hago ahora con sincero sentimiento de no poder acompañaros en vuestra reunión amico-gastronómica. Una feliz circunstancia (…) nos obligó a adelantar al viernes día 16 la cena de Navidad del grupo de amigos. Por esta razón, no podré concurrir a la vuestra. Por supuesto que recuerdo a todos y cada uno de los componentes de aquella promoción gloriosa. Como por experiencia pueden saber ya algunos de tus compañeros que se dedican a la docencia, todo profesor ha tenido promociones buenas y malas y, sobre todo, promociones que recuerda con especial cariño. En mi dilatada vida académica he tenido varias: una en Salamanca (donde pasé cuatro cursos), dos en Santiago de Compostela (donde estuve diez) y, al menos, cuatro en Cantabria (donde han sido treinta las promociones con las que he tenido trato). Pues bien, si todavía recuerdo muchos de los componentes de la promoción que acabó sus estudios de Historia en Salamanca el año 1968, ¡cómo no me voy a acordar de quienes los concluisteis tres lustros más tarde! Precisamente, para su rememoración en vuestra reunión, os puedo brindar mis recuerdos de aquella inolvidable excursión en la que, amparados maternalmente por Pana y Cuca y paternal y espiritualmente por Lorenzo, creo que fue Consuelo quien perdió su billetero en Sahagún, comimos en el pasto cercano al pantano de Montamarta, tomamos Zamora en una hora, Salamanca en otra y consumimos ensalada y huevos fritos con chorizo en "La Alberca", disfrutamos con la nerviosa explicación de Béjar realizada por Angela Bolado, volvimos a comer bajo las encinas del puerto de los Castaños y nos congratulamos por haber elegido el afamado y gentil "Hostal Emilia" como residencia nuestra en Trujillo. La compra de las alpargatas trujillanas marcó, por su parte, uno de los momentos culminantes de la historiografía medieval hispana. El otro fue, sin duda, el conflicto de competencias eruditas entablado entre Juan Ignacio Romero y el acelerado guía de la catedral de Toledo... En fin, los gritos de histeria del chófer del autobús todavía resuenan en los viñedos emplazados al pie del castillo de Peñafiel a la par que los cronistas no olvidan su aguda y estética sensibilidad a la hora de apreciar la belleza de Isabel Fernández Arce. En fin, ahí tenéis materia para vuestra cena y demostración de que no me he olvidado de aquella gloriosa promoción. ¡Juntos aprendimos tanto! Con mi saludo más cordial a todos y mi deseo de una velada estupenda. Un fuerte abrazo del profesor Cortázar”.

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Sobreviviendo sobre el terreno. Montamarta (Zamora). Mayo de 1983. Y por fin aparecieron… el Jamón de catedrático y las conservas Miau.

Una vez más el Profesor Cortázar se hizo presente sin asistir a la cita. Todos recordábamos sus clases magistrales, su ironía, lo que nos hizo trabajar, lo bien que lo pasamos en aquellos viajes de curso… y lo mucho que aprendimos. Todos recordaban cariñosamente al Profesor, su gran magisterio, y deseaban sumarse a este Homenaje. Y todos deseaban una larga vida al Maestro, abrigando la esperanza de que, en la próxima convocatoria de esta Promoción (1979/1984), podamos celebrar en torno a él que hace 30 años nos sedujo con sus grandes cualidades docentes. Y atrajo hacia la Historia medieval un grupo único en cuanto a número de alumnos y personalidades. Esperemos que en la próxima convocatoria navideña, este Homenaje haya podido concluir su andadura, y que para fines del 2012, el Profesor pueda honrarnos con su presencia. Valga esta remembranza conjunta de mis compañeros de Promoción a su Homenaje, pues todos deseaban participar de alguna forma en el mismo. Solo cabe desear que podamos celebrar en torno a nuestro Profesor habernos dejado seducir por su magisterio hace 30 años, y recordar las numerosas anécdotas que todos conservamos de los años que nos formamos como medievalistas junto a él. Y poder rememorar junto a él, y con él, nuestras ya “históricas andanzas” por el solar hispano. En nuestros locos años de juventud y Universidad. Su ironía y su gran memoria harán el resto. Gracias Profesor por ser un gran Maestro.

¿PERO, DÓNDE ESTÁ ESCANIA?

Manuel Ángel Bermejo Castrillo Universidad Carlos III. Madrid

En la memoria vital de cada individuo suelen encontrar acomodo permanente recuerdos que se hallan vinculados a momentos o sucesos que por su especial significado adquirieron el carácter de hitos imborrables. Así, en mi registro personal de acontecimientos de esta categoría ocupan un lugar digno de mención varias experiencias asociadas a mi primera toma de contacto, en calidad de estudiante, con una enseñanza universitaria que entonces afrontaba tan cargado de ilusiones como de expectación e incertidumbre. Por ello, será muy difícil que llegue a olvidar a algunos de los compañeros con los que compartí aquellos años en los que la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Cantabria comenzaba su andadura, con un espectacular éxito de matriculación, que, sin duda, en cierta medida estaba relacionado con la escasa oferta de estudios entonces existente para quienes orientábamos nuestras preferencias hacia el denominado campo de las letras. Pero aún más con el atractivo que presentaba la dedicación a la historia en un tiempo en el que su cultivo se consideraba esencial para la comprensión de una realidad política y social inmersa en una coyuntura de profundos cambios, y en el que no era tan dramática como hoy la tendencia a renunciar a esta inclinación en aras de unas mejores probabilidades de inserción laboral. Aunque a reforzar esta capacidad de capturar numerosas vocaciones también contribuía decisivamente el poderoso señuelo representado por la posibilidad que se nos ofrecía de disfrutar del magisterio de varios profesores que venían precedidos de un extraordinario prestigio científico y académico, y que habían decidido ponerlo al servicio del impulso de la recién nacida facultad. A su frente, adornado de perfiles casi legendarios, figuraba un catedrático de historia medieval, José Ángel García de Cortázar, todavía relativamente joven, aunque a nosotros la admiración y la diferencia generacional nos impedían percibirlo así, que se hacía cargo

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¿PERO, DÓNDE ESTÁ ESCANIA?

de una asignatura que nos parecía de ambigua nomenclatura, “Introducción a la Historia”, y que resultó ser una suerte de iniciación metodológica a la disciplina a la que la mayoría presumíamos encaminados nuestros futuros pasos. Materia en la que, para nuestra sorpresa, desde el primer día, se nos introdujo en una dinámica de desarrollo de las clases que en nada se parecía a la que hasta entonces habíamos estado acostumbrados a seguir. Es decir, frente a la habitual lección puramente teórica, a la que, en el mejor de los casos, se añadía un breve turno final de preguntas por parte de los alumnos, nos enfrentábamos, algo aterrados, a unas técnicas didácticas totalmente desconocidas, en cuya aplicación nos encontrábamos constantemente expuestos a ser invitados a responder o a debatir sobre las más complicadas cuestiones imaginables bajo la abrumadoramente aguda y socarrona conducción de aquel atípico profesor que, sin que ni siquiera fuésemos conscientes de ello, paulatinamente nos desvelaba los secretos de la disciplina, al mismo tiempo que lentamente nos eran inoculadas la sensibilidad y las pasiones del historiador. Bien es cierto que no todos participábamos de idéntica fascinación. Es más, quizás pocos supimos apreciar la magnitud del envite cuando, para perplejidad general, el examen final de la materia quedó reducido al, en principio, críptico enunciado de una única y definitiva cuestión: “Basándose en los libros y materiales con los que hemos trabajado a lo largo del curso expliquen como plantearían una investigación sobre Escania en la época medieval”. Ni que decir tiene que nadie entre los cientos de asombrados destinatarios de tan desconcertante interrogante tenía la más mínima idea acerca de dónde situar geográficamente ese territorio que, si acaso, algunos creían relacionado con ciertos vehículos de gran tonelaje. Aunque pronto algunos nos percatamos de que nuestro desconocimiento sobre la ubicación, que después descubrimos escandinava, de tan ignota región carecía completamente de relevancia a la hora de encarar el reto que se nos planteaba. Desde luego, aquel insólito episodio tuvo una trascendencia excepcional en mi propio devenir profesional. Avanzada la carrera y llegado el momento de escoger una especialidad, no tuve dudas al optar por la historia medieval, irresistiblemente atrapado por el deseo de aprender el oficio de historiador en la cercanía de quien para mí era su cabeza visible. Fueron dos años de intenso aprendizaje bajo la inmejorable guía del profesor García de Cortázar, en los que, principalmente, profundizamos en los aspectos metodológicos ligados a una labor investigadora que, tímidamente, los integrantes de dicha especialidad comenzábamos a practicar, si bien, en su provocadora, e incitante, calificación, todavía nos quedaba un largo camino que recorrer antes de merecer superar nuestra humilde condición de meros protohistoriadores. Después vino la tesina y, por fin, también bajo su dirección, una tesis doctoral de larga y complicada elaboración, en la que procuré dejar reflejadas las impagables enseñanzas que durante todo este tiempo había recibido. Sobre todo, intentando responder, colocándolos en un lugar preferente en mis planteamientos, a la insistencia con la que García de Cortázar nos había predicado acerca de la importancia de observar principios como la seriedad, la exhaustividad, la rigurosidad, la amplitud de miras y el espíritu crítico. Las imprevisibles circunstancias que van marcando nuestro destino, me fueron alejando, sin embargo, del contacto regular con el profesor García de Cortázar. Mi viraje hacia

Manuel Ángel Bermejo Castrillo

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el terreno del derecho y de la historia del derecho y mi traslado a una universidad madrileña hicieron, lamentablemente, cada vez más esporádicos nuestros encuentros, siempre celebrados, no obstante, con extremado afecto y cordialidad. Además, nunca por causa de esta pérdida de proximidad he dejado de identificarle como mi maestro ni de beneficiarme de esta filiación, que cada vez que ha sido invocada me ha granjeado automáticamente un aval incondicionado respecto a la idoneidad de mi proceso de formación. Lo que, en contrapartida, he tratado de compensar manteniendo una estricta fidelidad a las reglas y criterios que por García de Cortázar nos fueron inculcados respecto al desarrollo del trabajo de investigación. Estas son, en fin, las razones por las que he querido sumarme a este homenaje que hoy se rinde a una trayectoria que ha sido absolutamente ejemplar para quienes, como yo, hemos tenido la suerte de crecer al amparo de su tutela. Y con esta breve semblanza busco, además, subrayar que, junto a su colosal talla científica -unánimemente reconocida- no menos acreedores de elogio son sus extraordinarias habilidades, su dedicación y su espíritu innovador en el desempeño de la misión docente que tenemos encomendada, así como su capacidad para servir como estímulo e inspiración para las sucesivas generaciones de medievalistas que compartimos el honor de contarnos entre sus discípulos.

LOS TRABAJOS DE GARCÍA DE CORTÁZAR (1966-1978): UNA APUESTA POR LA RENOVACIÓN HISTORIOGRÁFICA DEL MEDIEVALISMO ESPAÑOL Martín F. Ríos Saloma IIH-UNAM. México

La Edad Media es, ante todo, una época campesina (José Ángel García de Cortázar)

INTRODUCCIÓN

En la comida ofrecida con motivo del homenaje que la Sociedad Española de Estudios Medievales ofreció a Don Eloy Benito Ruano en diciembre de 2010, la fortuna quiso que tuviera el enorme privilegio de sentarme al lado de Don Ángel y compartir con él aquella tarde. Conocedor por ocasiones anteriores de su generosidad hacia los jóvenes medievalistas, me atreví a preguntarle cómo se había hecho medievalista. “Eso ya está escrito” –me respondió– “en una entrevista que me hicieron hace unos años”. Don Ángel se refería, por supuesto, a la entrevista que le había realizado José Ramón Díaz de Duranda1; pocas veces como entonces, he percibido más claramente las desventajas de hacer historia medieval desde el otro lado del Atlántico, pues siempre tendremos un rezago, por mínimo que sea, frente a los materiales que se generan en Europa. Lejos de desanimarme y dado que me hallaba precisamente revisando los materiales para redactar este trabajo, la respuesta del profesor Cortázar me llevó a sumergirme inmediatamente en la entrevista a la que había aludido. Supe entonces que la entrevista reflejaba, en realidad, sólo una parte –no pequeña, por cierto– del proceso de formación intelectual de nuestro homenajeado y que, en realidad, la respuesta a la pregunta que ingenuamente había realizado se hallaba escrita no en este texto exquisito sino, precisamente, 1

JOSÉ RAMÓN DIAZ DE DURANDA “ Epílogo: entre vista con el profesor José Ángel García de Cortázar y Ruiz de Aguirre” en: García de Cortázar José Ángel, Investigaciones sobre historia medieval del País Vasco (1965-2005): 20 artículos y una entrevista, edición preparada 1 m) — Diámetro del disco: 52 cm — Anchura del vástago: 32 cm — Grosor del disco: 30 cm — Grosor del vástago: 30 cm — Estado de conservación: deficiente Se trata de una estela de tipo discoideo, comunes en el medioevo9, aunque de módulo ciertamente arcaizante10, con pocos paralelos conocidos hasta la fecha en la Península. La estela está tallada en piedra caliza y tiene una altura total de al menos 1 m, siendo posible que alcance el metro y medio, no dando este dato como seguro por el hecho de estar hincada en el suelo y no haberse procedido a su excavación. Las superficies de la estela acusan varias fracturas, siendo más severas en la parte superior. Además se constatan alteraciones antrópicas de la misma por medio de la horadación de 4 cazoletas de forma cóncava en el canto superior del disco. También se encuentran varias cruces incisas de palo seco en ambas caras del mismo, en el canto y en el astil, sin armonía o esquema decorativo aparente. Las superficies correspondientes a las caras externas del disco son abruptas, evidenciando rehundidos y surcos de difusa interpretación, posibles restos de antiguas decoraciones, cuya identificación dificulta la presencia de gran cantidad de líquenes en superficie. Estela nº 2 a) Localización: latitud 42º 7’ 30” N / longitud 3º 43” 32” O / Huso UTM: 30. En la iglesia parroquial de Madrigalejo del Monte, dentro del recinto exterior, apoyada contra el muro sur del templo. b ) Descripción y tipometría: — Tipo: estela discoidea. — Origen: antiguo cementerio parroquial — Depósito: en el templo parroquial — Material: piedra caliza — Altura máxima: desconocida — Diámetro del disco: 34,5 cm — Grosor: 9 cm — Estado de conservación: regular 9

CAMPILLO CUEVA, Jacinto: “Hallazgo de dos estelas medievales en Bozoo (Burgos)”. Estudios mirandeses, 22, Miranda de Ebro: Fundación Cultural Profesor Cantera Burgos, 2002. p. 38-47. 10 Arcaizante y no rústico como se apunta en algunas ocasiones. Aunque algunas estelas de Navarra, Vascongadas y Aragón presentan módulos similares, ninguna entre todas, ya sea por su decoración o por su corte menos grueso, adquiere las formas tan próximas a modelos tardorromanos como esta estela.

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Estela 2. Anverso (A. Ramos).

Estela 2. Reverso (A. Ramos).

La estela conserva solamente el disco y presenta serias fracturas en la zona superior e inferior del mismo, quebrándose abruptamente en el nacimiento del astil, el cual no se ha hallado. En ambas caras del disco se encuentra tallada una cruz griega11 circunscrita en un círculo o nimbo, todo ello en bajorrelieve. Tanto el anverso como el reverso presentan idéntica decoración, observándose ciertas imperfecciones en la ejecución de los brazos de la cruz, los cuales tienden a perder su trazo longitudinal, así como un grosor desigual en algunos puntos del nimbo. El disco presenta varias fracturas, siendo la más severa la originada al quebrarse el astil. Otra fractura en la parte superior del anverso penetra de manera abrupta en el disco haciendo desaparecer el nimbo en esta parte; de igual manera en el reverso, donde la fractura parece obra de alguna herramienta, ya que presenta un golpe en ángulo recto. Hay que destacar que a pesar de la aparente imperfección en la talla de los brazos de la cruz, achacable a la impericia del cantero, el esquema de la misma es casi simétrico en ambas caras. Estela nº 3 a) Localización: latitud 42º 6’ 29,57” N / longitud 3º 40’ 0,60” O / Huso UTM: 30. En tierras de labranza, en la divisoria de los términos municipales de Torrecilla del Monte y Mecerreyes. La estela yace en las márgenes de la floresta que se abre hacia un escueto valle en dirección E-O formado por el río Terreros o Arroyo del Ángel. La estela se halla descontextualizada, en la orilla del Camino de Villafranca o de Los Herreros, de cierta antigüedad12, y próxima a un despoblado cuyo pago se conoce como San Román, probable testimonio de ocupación pretérita13. 11 También denominada quadrata. Vid BARBE, L.: “Problèmes de terminologie dans l’étude des stèles discoïdales en particulier et dans celle

des symboles religieux en général. » Archéologie en Languedoc, 1980; siguiendo a Barbe también podría calificarse esta cruz de “discoidea”. 12 Este camino es denominado también “Camino del Hierro” y pudiera tener un origen pre-medieval, siguiendo el curso de alguna cañada

ganadera hacia las sierras de Covarrubias, a pocos metros del lugar enlaza con una cañada real de merinas para proseguir hacia el este. 13 Se supone la existencia de un “convento” en este término. MARTÍNEZ DÍEZ, Gonzalo: Op.cit. p.314.

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Estela 3. Anverso (A. Ramos).

Estela 3. Reverso (A. Ramos).

Estela 3. Detalle, cruz incisa en el reverso (A. Ramos).

Estela 3. Incisión en parte superior (A. Ramos).

b ) Descripción y tipometría: — Origen: desconocido — Depósito: en campo — Material: piedra caliza — Altura máxima: 97 cm — Anchura relativa (cabecera/cuerpo): 40 cm / 34 cm — Grosor: 28 cm / 31 cm — Estado de conservación: muy deficiente La estela tiene la forma de un paralepípedo de forma vagamente trapezoidal, en apariencia un bloque tosco e irregular, casi sin desbastar. En el anverso presenta una cruz incisa e irregular y en la base una especie de cazoleta, aunque muy deteriorada, que bien podría ser una mella. En el dorso de la parte superior existe una profunda incisión que prosigue en la parte posterior, más burda y casi sin tallar. La propia morfología de la estela no deja sino adivinar algunas formas oblicuas en lo que parece ser el arranque del astil, en un intento de dar forma antropoide al bloque.

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Estela nº4

Estela 4. Cruz inscisa (A. Ramos).

Estela 4. Parte anterior (A. Ramos).

Estela 4. Detalle glifo.

Estela 4. Glifo (interpretación).

a) Localización: latitud 42º 7' 10,93'' N / longitud 3º 41' 24,75'' O / Huso UTM: 30. Esta estela yace en el pago conocido como La Cabezuela, junto a otro bloque monolítico también trabajado, señalando el límite entre los terrenos de Madrigalejo y Torrecilla del Monte, cerca de un despoblado medieval. b ) Descripción y tipometría: — Origen: desconocido — Depósito: en campo — Material: piedra caliza — Altura máxima: 74 cm — Anchura máxima (cabecera/ astil): 38 cm — Grosor: 36-39 cm — Estado de conservación: muy deficiente Es un bloque calizo paralepípedo octaedro con formas angulosas en su parte posterior, siendo probable que se trate de un sillar antiguo reutilizado como estela. En la parte superior de una de sus caras tiene una cruz griega incisa, dentro de un nimbo imperceptible casi des-

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aparecido, bajo el cual se acierta todavía a ver un estrangulamiento a la altura del “cuello” de la estela a base de entalladuras. En el canto superior aparecen dos cazoletas, una derivada del profundo surco que sigue el brazo de la cruz (posiblemente el hueco de una grapa de construcción) y la otra, más esférica, con un pequeño canal de evacuación. Presenta asimismo una serie de glifos en otra de sus caras que se tratan en el siguiente apartado. MOTIVOS DECORATIVOS Y FORMAS

En el conjunto de estelas estudiadas se presentan varios motivos y formas decorativas, con diferencias en cuanto a su naturaleza y ejecución. El motivo de la cruz Se trata del tema predominante y prácticamente el único esencialmente decorativo, muy frecuente para este tipo de monumentos de época medieval14. Su influencia es indiscutible, desde representación humana en el Neolítico y de la Tierra frente al círculo solar; cada cultura le ha atribuido unas valores específicos. Más tarde pasó a simbolizar el puente entre Dios y el alma en la tradición cristiana15. Es probable que en Hispania apareciera como motivo decorativo en época del reino visigodo (ss.VI-VII)16 y posee un recorrido milenario durante toda la Edad Media hasta la actualidad, cuando sigue presente en las modernas laudas de los cementerios. En el conjunto estudiado, el motivo de la cruz griega es el que predomina. Esta cruz de brazos iguales aparece en 3 estelas (nos 1, 2 y 4); mientras que una sola cruz irregular aparece en la estela nº3, con el brazo transversal de la misma longitud que el perpendicular y su centro desplazado. Probablemente otras cruces se hallen incisas en la estela nº1 aunque el deterioro de las superficies no permite asegurarlo. En esta estela aparecen cruces griegas incisas de palo seco en el astil, el disco y en el canto. La estela nº2 posee una cruz griega en bajorrelieve en anverso y reverso, mientras que la estela nº3 presenta una sola cruz en el anverso y la nº4 en sendos laterales. Se distinguen 2 tipos de técnicas en la ejecución del motivo cruciforme: la incisión y el bajorrelieve. La incisión es predominante y aparece en diferentes grados de perfección en su talla, mientras que el bajorrelieve sólo se emplea en la estela nº2, en el clásico esquema decorativo de la cruz nimbada17. Dentro de las cruces incisas aparecen a su vez dos tipos diferentes, aquellas ejecutadas a partir de un profundo surco de factura rústica e irregular (estelas nº3 y 4), y las llamadas cruces de palo seco, localizadas generalmente en los cantos (estelas nº 1 y 4) y excepcionalmente en el disco y astil (estela nº1). 14 MARTÍN GUTIÉRREZ, Carmen: Op. cit. p. 218. 15 BARBÉ, LEO: “Ante el estudio de las estelas discoideas y del simbolismo religioso. Cuestiones de terminología”, Estelas discoideas de la

Península Ibérica, p. 293-320. 16 MENCHÓN I BÈS, Joan J.: “Estelas visigodas de la Península Ibérica, aproximación a su problemática: cronología y funcionalidad.” Actas

del V Congreso Internacional de Estelas Funerarias: Soria, 28 de abril al 1 de mayo de 1993. 2 vol., Diputación Provincial de Soria, 1994. p. 378. 17 Aunque se haya descrito este tipo de cruces como “circunscritas” hemos optado por emplear el calificativo de “nimbada”, vid BARBÉ,

Leo: Op. cit.

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Analogías El motivo cruciforme se halla ampliamente difundido en el conjunto de estelas medievales peninsulares, existiendo abundantes paralelos en las regiones limítrofes a la estudiada. Así, la cruz incisa en general se halla muy extendida en el resto de la provincia de Burgos y también en Cantabria, Álava o Vizcaya. La cruz griega, motivo predominante, tiene una amplia dispersión, apareciendo desde el Levante hasta las zonas norteñas de la Península pasando por Aragón18. Cruces incisas de palo seco (griegas en su mayoría) encontramos en: Bárcena de Ebro, Bustillo del Monte, Camesa, Cerdigo, Las Henestrosas, Las Quintanillas, Retortillo, Ruijas, Salcedo y Villamoñico (Cantabria); Contrasta (Álava); Fuentemilanos (Segovia); Lepuzain, Andoain, Oroz Betelu y Vindagoz (Navarra); comarca de la Segarra (Lleida), Palacios de la Sierra (Burgos) y San Salvador del Valle (Vizcaya)19. La presencia del motivo de la cruz en bajorrelieve remite hacia tipos medievales evolucionados20. La cruz griega en bajorrelieve de la estela nº 2 encuentra paralelos en: Arcera, Izara, Ruijas, Castro Urdiales y Vega de Liébana (Cantabria); Tiermes (Soria); Arbonies San Salvador de Sangüesa21 y Sansoain (Navarra); Cretas (Teruel) con la misma decoración en el anverso y en Poudenx (Francia)22. Una cruz similar, aunque fracturada en Bozoo

Mapa 1. Situación de las estelas en la provincia de Burgos.

18 19 20 21

Mapa 2. Área de dispersión de las estelas y despoblados (puntos negros). A partir del mapa de G. Martínez Díez (1987).

En estelas de Sagunto (SILGO GAUCHE, L: 1989) y Cretas (Teruel). MARTÍN GUTIÉRREZ, Carmen: Op. cit. Para datación de estelas desde la técnica decorativa vid C. MARTÍN Op. cit. LABEAGA MENDIOLA, J.C.: “Nuevas estelas discoideas de Sangüesa-Rocaforte (Navarra)”, Cuadernos de Sección. Antropología-Etnografía, 10, 1994. p. 329-340. 22 FRANKOWSKI, Eugeniusz: Estelas discoideas de la Península Ibérica. Colegio Universitario 2, Istmo, Madrid, 1989, p. 295.

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(Burgos)23. El motivo de la cruz nimbada está presente en una estela de Carles (Tarragona) y en el cementerio medieval de Florejacs (Lérida)24. Las cruces incisas de carácter rústico de las estelas nos 3 y 4 tiene paralelos en las estelas de Henestrosas de las Quintanillas y Bustillo del Monte25 en Cantabria. Como se aprecia por los numerosos paralelos, el tema de la cruz nimbada, ya sea en una o en ambas caras del disco, es recurrente en los motivos medievales de las estelas peninsulares. Para Gómez Tabanera26 la cruz esculpida en estelas discoideas tendría un carácter simbólico frente a la iconoclastia islámica de Al-Andalus. Las cazoletas La presencia de cazoletas o cubetas es común a 3 de las 4 estelas estudiadas. Están talladas con la técnica del rehundido mediante una horadación esférica de la superficie del canto superior del monumento. Algunas de ellas, como en la estela nº4, llevan asociado un canalillo de evacuación, lo que quizá responda a alguna práctica ritual27. No se sabe si son contemporáneas o posteriores a la factura de las estelas, aunque se suponen más tardías. Se encuentran cazoletas también en algunas estelas medievales cántabras (Celada Marlantes, Espinilla, Retortillo y Arcera)28, en Lérida (Belianes), y en el oriente de la provincia de Burgos (Palacios de la Sierra)29. Los glifos Están trabajados por incisión y aparecen en un lateral de la estela nº4, longitudinalmente a la forma del monolito, orientación establecida a partir de la interpretación de su forma. Asociadas al glifo o formando parte de él se aprecian varias cruces latinas de palo seco que parten de una especie de calvario o trapecio, en cuyo interior se adivina una forma similar a un péndulo o cuchillo. Puede que su factura sea tardía (s. XV-XVI?). No se conocen paralelos similares en los trabajos consultados y por su singularidad es probable que sea difícil encontrarlos. Entalladuras En la estela nº4 existen unas posibles entalladuras en la parte superior del monolito, bastante toscas, “queriendo” transformar en forma circular el paralepípedo. En Villaescusa (Cantabria) se han documentado en el disco de una estela discoidea30, aunque en aquella la ejecución es más cuidada. 23 CAMPILLO CUEVA, Jacinto: “Nuevas estelas discoideas de Bozoo”. Estudios mirandeses, 27-A, Miranda de Ebro: Fundación Cultural

Profesor Cantera Burgos, 2007. p. 43. FRANKOWSKI, Eugeniusz: Op. cit. p. 137. Ídem. MARTÍN GUTIÉRREZ, Carmen: Op. cit. p. 148 y 172. Ídem. GÓMEZ TABANERA, J.M.: "Mito y simbolismo en las estelas discoideas funerarias de la Península Ibérica", en FRANKOWSKI, Eugeniusz: Op. cit. Como receptáculos de agua bendita u otro líquido. Sobre su identificación pagana o cristiana creemos decantarnos por la segunda dada la naturaleza claramente medieval de los soportes, máxime teniendo en cuenta la presencia de estas cazoletas en hitos o cruceros datados a partir del s.XIV, lo que podría otorgar un terminus post-quem. 28 MARTÍN GUTIÉRREZ, Carmen: Op. cit. p. 238. Ídem. 29 CASTILLO, Alberto del: “Excavaciones altomedievales en las provincias de Soria, Logroño y Burgos”, Excavaciones Arqueológicas en España nº74, Madrid, 1972. p. 48-49. Ídem. 30 MARTÍN GUTIÉRREZ, Carmen: Op. cit. p. 55. 24 25 26 27

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Acanaladuras Este tipo de formas se presentan en el canto de la estela nº3, son similares a las de una estela documentada en Retortillo (Cantabria)31. CONSIDERACIONES GENERALES

Paralelos En el conjunto de las estelas recogidas en este trabajo, se pueden presentar analogías para las estelas 1 y 2, vagamente para la nº3 y ninguna para la nº4, quizá por su naturaleza de sillar reutilizado. La estela nº1 tiene un módulo atípico por el grosor y tamaño del disco, pudiendo encontrar sus paralelos más antiguos en las estelas hispanorromanas de la región de Lara, Hontoria de la Cantera y Quintanilla de Vivar (Burgos). Por su forma se asemeja a la estela de Arazuri (Navarra)32 y se parece en rusticidad a otras encontradas en Vascongadas (San Juan de Mezkia, Zegama) y Navarra, aunque de mayor tamaño33, como la recogida por J. Zubiaur “de desusado grosor”, que él data en la alta Edad Media y de procedencia desconocida. Módulo similar tienen las estelas catalanas de Florejacs (Lérida), aunque estas últimas mejor conservadas y probablemente más recientes. El módulo y decoración en bajorrelieve de la estela nº2 tienen paralelos en prácticamente todo el Norte y Este de España. Debido a su amplia difusión, es fácil que responda a modas transmitidas desde focos o centros principales (monasterios, villas y capitales de alfoz). Existen paralelos en la región valenciana y en Ruijas (Cantabria) una estela posee el mismo módulo y decoración. También la estela nº3 de Ibiricu (Navarra) tiene casi el mismo diámetro de disco y exactamente el mismo grosor34. La estela nº3 de fuerte impronta rústica es semejable a las estelas cántabras estudiadas por R. Vega35. Su forma recuerda a otra aparecida en Retortillo, dentro de la misma provincia36 y en Bárcena de Ebro, con cruz parecida de palo seco incisa en anverso y módulo paralepípedo37. Esta estela nº3 se ajusta a las palabras de Carmen Martín refiriéndose a las estelas paralepípedas que “en la mayoría de los casos son lajas apenas desbastadas, con cantos poco uniformes y figuras variables”, citando paralelos en la necrópolis de Palacios de la Sierra (Burgos). Cronología El problema de datación de las estelas ha sido siempre un punto de discusión y divergencia en el ámbito de la arqueología y la antropología. En este trabajo se han planteado los mismos 31 MARTÍN GUTIÉRREZ, Carmen: Op. cit. p. 49. 32 FRANKOWSKI, Eugeniusz: Op. cit. p.109. Ídem. 33 Una estela publicada por F. Marco presenta un diámetro de disco similar aunque está más trabajada y su grosor es inferior. vid MARCO

SIMÓN, F.: “Estelas discoideas aragonesas”, Estelas discoideas de la Península Ibérica. p. 388. 34 FRANKOWSKI, Eugeniusz: Op. cit. p. 112. Ídem. 35 VEGA DE LA TORRE, Raúl: “Aspectos onomásticos y epigráficos de las estelas altomedievales cántabras”, IV Congreso Internacional sobre

la Estela Funeraria. Donostia. p.299-316. 36 MARTÍN GUTIÉRREZ, Carmen: Op. cit. p. 51. Ídem. 37 MARTÍN GUTIÉRREZ, Carmen: Op. cit. p. 170. Ídem.

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interrogantes y se ha intentado en la medida de lo posible una aproximación cronológica a partir del módulo y las decoraciones. Del conjunto, dos estelas responden a tipos discoideos, aunque por su talla pueden adscribirse a épocas diferentes. L. Silgo recuerda (citando a R. Nelli) que “las formas más antiguas de decoración en estelas en el sur de Francia responden a cruces griegas simples (s. XI)38”, puede que un fenómeno similar ocurriese en Castilla al amparo de las peregrinaciones y de la influencia cluniacense. Sin embargo hay que tomar estos motivos con cautela, E. Frankowski ya enunció que la presencia del cruciforme en sí mismo no sirve para dataciones debido a su amplio recorrido39 conológico. La antigüedad de la estela nº1 parece evidente, aunque no se disponga de elementos claros para su datación, pues parece que las cruces incisas de palo seco tienen larga pervivencia temporal, al igual que las cazoletas. Se ha dicho en varias ocasiones que la técnica de incisión comenzaría en el Románico, aunque no compartamos esta idea, pues estelas datadas los ss. IX-XI ya presentan este tipo de técnica decorativa40. F.J. Zubiaur data una estela parecida en la alta Edad Media, de igual manera que lo creemos para esta, principalmente apoyándonos en el conjunto de sus dimensiones. La estela nº2, presenta decoración en bajorrelieve, tradicionalmente datada en el pleno-bajo medioevo, y quizá contemporánea a las partes más antiguas del templo parroquial del que procede, esto es, de fines del s.XII o primeros momentos del s. XIII, no más adelante41. Para el resto de estelas no se aventuran dataciones por carecer completamente de criterios y rechazando la rusticidad de los monumentos como uno de ellos. Nada permite suponerles un carácter primitivo si se siguen las palabras de J.C Richard recogidas por L. Silgo “un aspecto arcaizante no es garantía de una datación antigua y la señal de un arte primitivo que habría procedido a los ejemplares más elaborados”. Simplemente debemos señalar que la estela nº4 parece asentada sobre un sillar romano. Función Para qué y por quién fueron elaboradas y erigidas estas estelas seguramente nunca será conocido, al igual que para muchos de estos monumentos. Sin embargo se pueden presentar algunas hipótesis acerca de su valor funcional. La estela discoidea nº1 tendría en su origen una función funeraria, tal y como atestiguan otros modelos similares encontrados in situ, aunque de tamaño algo menor42. El topónimo del pago donde se encuentra “Cabezota” hace pensar en la existencia de una necrópolis cercana. De igual manera para la estela nº2 que estaría emplazada originalmente 38 SILGO GAUCHE, L.: “Las estelas discoideas valencianas”, Estelas discoideas de la Península Ibérica, p. 414. 39 FRANKOWSKI, Eugeniusz: Op. cit. p. 98. 40 Dataciones fiables de estelas altomedievales pueden situarse en los ss. IX-XI para las de Castros de Lastra (Caranca, Álava) y San

Julián de Zalduondo (Álava). Vid SÁENZ DE URTURI, Francisca: “Nuevas estelas discoidales en Álava”, IV Congreso Internacional sobre la Estela Funeraria. Donostia. p. 146-147. 41 Es probablemente en el s.XIV cuando se comienza a enterrar de manera general al interior de los templos. Para FRANKOWSKI se enterró al pueblo en los templos, pero no de manera masiva. Tan sólo en zonas muy apartadas continuaría el enterramiento estélico, lo que no parece corresponder al área estudiada por ser zona de paso desde antiguo. 42 Estela de San Juan de Mezkia (Álava). FRANKOWSKI, E.: Op.cit. p. 331.

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en la cabecera de una sepultura en el cementerio medieval del Madrigalejo43 pues presenta decoración en ambas caras del disco44. Se sabe, por testimonios de los mayores del lugar, que este tipo de monumentos, por su solidez y peso, fueron empleados como pesos de arado en el pasado, y por su entidad, como hitos para amojonar los límites municipales. Este fenómeno se evidencia en el hecho de que tanto la estela nº 1 como la nº 3, sita en el antiguo paso de un camino antiguo, sirvan de bornes municipales. Aunque en la tradición popular la presencia de estelas en los caminos suele ir ligada a acontecimientos luctuosos en el mismo lugar donde se emplazan (muertes violentas o repentinas) no tenemos argumentos para asociar este tipo de fenómenos a las estelas presentadas. La estela nº 1, que se tiene por funeraria, se emplaza además en una encrucijada, al igual que otros hitos de la zona, por lo que puede estar desplazada de su lugar originario. Una estela en Anguta (Álava) también se encuentra en el margen de un camino, aunque data del s. XIII. Conviene mencionar que la realización de cruces incisas, especialmente de pequeñas cruces de palo seco en época posterior a la concepción de la estela, dificulta su datación y la hace dudosa en ausencia de otros ornamentos. Seguramente estas pequeñas cruces daten de época post-medieval y sirvan a otras funciones (amojonamiento, punto de encuentro ganadero, bendición de campos…etc.)45, todas ellas válidas para esta zona de estudio aunque fuera del ámbito funerario. Conclusión: La estela medieval como marcador de poblamiento La presencia de estelas en un espacio geográfico concreto es signo de ocupación antrópica y de la presencia de una cultura determinada. La importancia de la transmisión de costumbres y la implantación de modas en el ámbito funerario queda demostrada por la desigual presencia de estos monumentos funerarios en la geografía cristiana medieval, pues en algunas regiones no se hallan y en otras no se han conservado46. A partir de este trabajo se ha intentado presentar un reducido conjunto de estelas como único testimonio de una ocupación mayor en época medieval en los actuales territorios de Madrigalejo, Madrigal y Torrecilla del Monte. En el s. XI y posiblemente desde el s. X Mapa 3. Situación de la provincia de Burgos parte de la frontera entre los alfoces de Lerma en el mapa nacional de España. 43 En una pequeña meseta que desciende hacia la zona de huertas, es posible que la necrópolis se encontrara en su lado N-NE, pues hay

constancia de la aparición de restos óseos en el solar contiguo al ábside durante la realización de unas obras, las cuales que probablemente destruyeran parte del cementerio primitivo y donde quizás se perdieron algunas otras estelas. 44 La presencia de decoración en ambas caras diferenciaría las estelas tumulares de aquellas destinadas a guardar las tapias cementeriales (tipos de Hontoria de Río Franco). Vid CAMPILLO CUEVA, J.: 2002. p. 45. 45 AGUIRRE SORONDO, A.: “Metodología y ritos en las investigaciones estelísticas”, IV Congreso Internacional sobre la Estela Funeraria. Donostia. p. 550. 46 Añadiríamos que en otras simplemente permanecen ignotas o perdidas. CADIÑANOS BARDECI, I.: Op. cit.

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y Muñó47 se hallaba en los actuales terrenos donde yacen las estelas, y varios despoblados han sido identificados en proximidad (ss. X-XI)48. La repoblación de estos lugares por gentes mozárabes es un hecho apuntado por la toponimia y el hallazgo de restos materiales como los presentados viene a remarcarlo. La presencia del motivo cruciforme en las estelas debe atribuirse a la influencia del cristianismo, implantado en estas comarcas desde la Tardoantigüedad, patente en la construcción del cenobio de Santa María en Quintanilla de las Viñas49 o el de San Pedro de Valeránica (c.925), ambos delimitando a escasos 30 km al E. y SO. el área de estudio. Este impulso repoblador que articuló el espacio en un sistema feudal emergente se afianzó con el avance de los condados cristianos hacia la línea del Duero durante en el s. X. El valle del Arlanza se aseguró entonces con la conquista y repoblación de Hacinas, Carazo, Lerma, Palenzuela y los campos de Tordómar. El hecho de que todas las estelas se hallen en un radio menor a 3 km entre ellas es indicador de la concentración de despoblados medievales en la zona. Tan sólo la estela nº2, datada más allá del s.XII, se halla en un núcleo de habitación continuada al menos desde el s. X50. Si se acude a la toponimia, los pagos donde se hallan las estelas pueden sugerir lugares de hábitat o enterramiento. Nombres como “Cabezuela”, “Cabezota” o “Cardeñuela”51, hacen pensar en esto, existiendo asimismo topónimos de raíz mozárabe como “Valdegoba”. La propuesta de I. Cadiñanos para explicar la abundancia de estelas asociadas a templos románicos en la zona serrana burgalesa y sus vínculos con el auge económico basado en la trashumancia del ganado podría aplicarse en parte a la zona estudiada, ya que fue también zona de paso para el ganado, existiendo todavía una cañada real que atraviesa La Comarca. Sobre la existencia o no de talleres comarcales para el trabajo de las estelas resulta difícil dar una respuesta. La dificultad radica principalmente en la escasez de ejemplares conocidos (lo que impide un estudio comparativo riguroso) y en la diferencia de cronología de las estelas (pues no todas pertenecen a la misma época). Las piedra caliza es el material común a todas ellas, y no abunda en la zona, lo que hace pensar en las canteras de Hontoria52 como centro productor de materia prima. Respecto al trabajo de las mismas, tampoco aparecen trazos reconocibles de herramienta alguna de talla o desbastado de las estelas, salvo una marca en forma de “s” en el reverso de la estela nº2, que creemos posterior a la concepción del monumento.

47 Primeras referencias a inicios del s. X (c.922). 48 MARTÍNEZ DÍEZ, Gonzalo: Op. cit. 49 Vid. IÑIGUEZ ALMECH, F.: Algunos problemas de las viejas iglesias españolas, Cuadernos de Trabajos de la Escuela española de arqueología

en Roma, Tomo VII, 1955, pp. 79-83. 50 Madrigalejo del Monte sería Matrigale de Tosendo en el Cartulario de Covarrubias (24.IX.988). Vid MARTÍNEZ DÍEZ, Gonzalo: Op. cit. 51 Pueblo desaparecido dependiente del monasterio de San Pedro de Cardeña. Vid MARTÍNEZ DÍEZ, GONZALO: Op. cit. 52 Hontoria de la Cantera. Las históricas canteras de piedra caliza están a unos 7-8 km. de la zona de estudio.

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Estela nº 1

Estela nº 2

Estela nº 3

Estela nº 4

Localización

Encrucijada

Iglesia parroquial

Camino

Campo raso

Material

Piedra caliza

Piedra caliza

Piedra caliza

Piedra caliza

Tipo

Discoidea

Discoidea

Irregular/ trapezoidal

Paralepípeda

Datación

Edad Media

Edad Media

¿Edad Media?

¿Edad Media?

Motivos

Cruces, cazoletas, indet.

Cruz griega nimbada

Cruz, cazoleta

Cruz, glifo

Función original

Funeraria

Funeraria

¿?

¿?

Técnica decorativa

Incisión

Bajorrelieve

Incisión

Incisión

Función actual

Demarcación límites/caminos

Demarcación límites/camino

Demarcación límites



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LOS ÁMBITOS FRONTERIZOS CASTELLANOLEONESES FRENTE AL ISLAM ENTRE LOS SIGLOS XI Y XII

Manuel José Recuero Astray Universidad de A Coruña

Resumen Sin perder de vista la situación general de Europa, en plena expansión, y del Islam, sumido en una profunda crisis, con un enfrentamiento global oficializado por la ideología de Cruzada, a finales del siglo XI existía una frontera bien delimitada entre estos dos mundos en la Península Ibérica: la frontera del Duero. Es verdad que, desde mediados de aquel mismo siglo, con la ruina del Califato de Córdoba y la implantación del régimen de taifas en el Sur de la Península, esa frontera había dejado de tener un carácter defensivo, para convertirse en punto de partida del nuevo avance de los cristianos del Norte. Sin embargo, la línea del Duero –las antiguas Marcas Inferior y Media– siguió teniendo durante bastante tiempo y en muchos aspectos plena validez como frontera; sobre todo, porque a pesar del considerable avance cristiano, hasta más allá del Sistema Central, en realidad no se llegó a constituir otra similar hacia el Sur hasta mucho tiempo después. Aunque hubo líneas de separación, se podría decir que entre la frontera del Duero del siglo X y la frontera de Granada de finales del siglo XIII, no hay nada similar en el ámbito espacial que nos ocupa, ni siquiera aunque ese ámbito lo alargáramos hasta el Guadiana. ¿Entonces qué ocurre allí? Ese es el tema, más que de frontera tenemos que hablar de zonas fronterizas, de territorios en una situación muy especial, de los que no se puede decir que sean tierra de nadie, más bien habría que decir que eran de todos y de ninguno. Por eso nunca se le llamó frontera sino con otras denominaciones como “extremum”… y que conllevan unas realidades y situaciones bastante interesantes. La conquista de Toledo y la invasión almorávide, entre 1085 y 1086, fueron los dos factores principales que iniciaron este proceso de avances y retrocesos territoriales, casi

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continuos, hasta crear una situación de incertidumbre que impidió fijar fronteras estables, más allá del Duero y hasta el río Guadiana, durante mucho tiempo. A mediados del siglo XII, a la invasión almorávide sucedió la almohade, que no sirvió para superar la situación de incertidumbre fronteriza; por lo que hasta bien entrado el siglo XIII, bastante después de la batalla de las Navas, no se volvió a fijar una frontera continua, clara y más o menos estable en la Península Ibérica. Examinar los sucesos y situaciones relacionados con el llamado proceso de “reconquista”, bajo esta nueva perspectiva, de fronteras abiertas o inciertas, simplemente inexistentes, salvo el caso de la frontera del Duero, es el propósito del presente trabajo en homenaje del profesor D. José Ángel García de Cortázar. Abstract Without overlooking the general situation of Europe, in the midst of expansion and that of Islam going through a deep crisis, with a global conflict provoked by the ideology of the Crusade, at the end of the 16th century there was a well defined frontier between these two worlds in the Iberian Peninsula: the banks of the river Duero. It is true to say, that from the mid 16th century, due to the fall of the Caliph of Cordoba and implementation of the (system) regime of taifas in the South of the Peninsula, this border had ceased to have a defensive character, in order to become the beginning of the new advance of the Northem Christians. However, the line of the Duero –the ancient inferior and mid position mark– continued being for some time and in many ways a valid border; above all, because despite the considerable advance of Christianity, beyond the Central System, the fact is another similar frontier was not established Southward until much later. Although there were seperation lines, one could say that between the border of the Duero in the 10th century and the border of Granada at the end of the 13th century, there is no similarity in the spacial field we are dealing with, not even if we prolong this area as far as the river Guadiana. So, what happens there? That is the issue; more importantly than the frontier, we have to focus on the bordering areas, the territories in a very special predicament, which cannot say they belong to any specific area, more correctly they belonged to all and to none. Therefore, it was never referred to as a frontier but with other denominations such as "extremum" ...which entails some rather interesting realities and situations. The conquest of Toledo and the Almoravide invasion, between 1085 and 1086, were two of the main factors that initiated a process of territorial advances and retreats, creating a situation of uncertainity which prevented perrnanent frontiers from being established, beyond the Duero and to the river Guadiana for many years. In the middle ofthe 12th century ,the Almoravide invasion was followed by the Almohade one, which did not help to overcome the situation of borderline uncertainity; hence not until a good part of the 13th century had passed and well after the Battle of Navas, was a defined and more or less stable and continuous borderline established.

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Analysing the events and situations related to the so called process of "the reconquest" under this new perspective, with open and undeterrnined or simply nonexistent frontiers, apart from the case of the Duero, is the purpose of the present work in homage to Professor José Angel García de Cortázar. INTRODUCCIÓN

Sin perder de vista la situación general de Europa, en plena expansión, y del Islam, sumido en una profunda crisis, con un enfrentamiento global oficializado por la ideología de Cruzada, durante la mayor parte del siglo XI existió una frontera bien delimitada entre estos dos mundos en la Península Ibérica: la frontera del Duero1. Es verdad que, desde mediados de aquel mismo siglo, con la ruina del Califato de Córdoba y la implantación del régimen de taifas en el Sur de la Península, esa frontera había dejado de tener un carácter defensivo, para convertirse en punto de partida del nuevo avance de los cristianos del Norte. Sin embargo, la línea del Duero –las antiguas Marcas Inferior y Media– siguió teniendo durante bastante tiempo y en muchos aspectos plena validez como frontera; sobre todo, porque a pesar del considerable avance cristiano, hasta más allá del Sistema Central, en realidad no se llegó a constituir otra similar hacia el Sur hasta mucho tiempo después. Aunque hubo líneas de separación, se podría decir que entre la frontera del Duero del siglo X y la frontera de Granada de finales del siglo XIII, no hay nada similar en el ámbito espacial que nos ocupa, ni siquiera aunque ese ámbito lo alargáramos hasta el Guadiana. ¿Entonces qué ocurre allí? Esa es precisamente la cuestión. Aunque sea como hipótesis, podemos afirmar desde el principio que, más que de una verdadera frontera, tendríamos que hablar de zonas fronterizas, de territorios en una situación muy especial, de los que no se puede decir que sean tierra de nadie, más bien habría que decir que eran de todos y de ninguno2. Por eso, entre otras cosas, recibían denominaciones tan inciertas como extremum. Desde esta perspectiva, a diferencia de lo planteado por J. Gautier Dalché en su momento, no podemos tomar como punto de partida de nuestro estudio, la posible evolución del concepto de frontera en la Península Ibérica. No cabe duda de que fue precisamente la imposibilidad de delimitar verdaderas fronteras, entre los dos adversarios que se disputaban el mismo territorio, lo que contribuyó a forjar una forma de ser y una forma de vivir peculiares y distintas3. 1

Nos enfrentamos a una realidad que J. GAUTIER DALCHÉ definía al mismo tiempo como barrera y región de contacto (cfr. “Islam e chrétienté en Espagne au XIIe siecle. Contribution a l´étude de la notion de frontiêre”: Revue Hespéris”, XLVII (1959), 183), pero, desde nuestro punto de vista, verdadera frontera; sobre todo desde el momento en que dejó de ser esto último, región de contacto, para convertirse en barrera infranqueable de la retaguardia cristiana, que ya resultaría prácticamente inalcanzable para las fuerzas islámicas. 2 “A la tierra de nadie sucedió otra que ya empezaba a tener dueños, pero bajo la espada de Damocles de la inseguridad”(Vid. LINAJE CONDE, A. y TARIFA FERNÁNDEZ, A. “Sobre el concepto y la evolución de la frontera en los reinos hispánicos peninsulares. Entre Úbeda y Sepúlveda”: Anales de la Universidad de Alicante. Historia Medieval”(1996-1997), 533. 3 Sin duda fue “la vida de frontera” a la que se referían LINAJE CONDE, A. y TARIFA FERNÁNDEZ, A. (Ob. Cit.., 531), y que por nuestra parte denominaríamos mejor “vida entre fronteras”, la que conformó la forma de ser, individualista y abierta de los reconquistadores, que tanto condicionará para bien o para mal el devenir y desarrollo de los reinos hispánicos.

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En realidad, hasta que no se produjo la victoria clara y contundente de los cristianos sobre los almohades, ya en el siglo XIII, no se pudo superar esa imposibilidad física de crear fronteras estables en el ámbito peninsular. Fue entonces cuando se constituyó la frontera entre los reinos de Castilla y de Granada; de modo similar, aunque con connotaciones territoriales y jurídicas muy distintas, a como en su momento se había impuesto una primera frontera en el Duero, entre la monarquía castellano-leonesa y el Califato de Córdoba. Se puede afirmar que, en realidad, no hubo más fronteras que aquellas dos, la del Duero primero y la de Granada después, sin que nadie pueda demostrar que por parte de uno u otro contendiente, hubiera ningún proyecto o deseo de fijar otras entre ambas. Por parte de los cristianos, desde el momento en que se rompió la línea del Duero y se aseguró su retaguardia, lo único que se pretende es expulsar a los invasores africanos y dominar Al-Andalus en su totalidad. Si al final aceptaron fijar una nueva frontera en torno al reino de Granada, no fue como fruto de un proceso más o menos inteligible, sino consecuencia de las limitaciones impuestas por la capacidad del propio avance de los vencedores. Por tanto se podría decir que el concepto de frontera, aunque existan delimitaciones y barreras más o menos estables según el ritmo de las contiendas mantenidas entre cristianos y musulmanes, sencillamente no existe porque no se aplica, salvo en lo que había representado y, en cierta forma, continuaba representando la línea del Duero. CONFRONTACIÓN EXPANSIONISTA

Tras una etapa de claro progreso cristiano en la Península Ibérica, desde los inicios del siglo XI, no cabe duda de que la conquista de Toledo y la consiguiente invasión almorávide, entre 1085 y 1086, contribuyeron a crear una situación de estancamiento, que más que propiciar la aparición de nuevas fronteras, entre el ámbito comprendido entre los ríos Duero y Guadiana, impidió su desarrollo durante mucho tiempo. La conquista de Toledo por Alfonso VI fue un extraordinario éxito, en algunos aspectos incluso algo prematuro, que no pudo ser adecuadamente explotado por sus artífices, al encontrarse con una inesperada reacción musulmana proveniente de África. Tampoco la victoria musulmana en la cruenta batalla Sagrajas capitaneada por Yusuf ben Tasufín, fue adecuadamente explotada por los almorávides; sobre todo teniendo en cuenta que, de haber aprovechado su superioridad, podrían haber devuelto el escenario de la lucha contra los cristianos a los antiguos ámbitos situados al norte del Sistema Central e incluso del Duero, como ya hizo Almanzor en su momento. Pero lo cierto es que los almorávides, que nunca consiguieron recuperar Toledo, a diferencia de lo que ocurrió más tarde con Valencia, no consiguieron avanzar con claridad y continuidad más allá de la línea del Tajo, hasta que perdida la iniciativa, comenzaron a retroceder. De lo confusa y provisional que llegó a ser la situación, entre finales del siglo XI y mediados del siglo XII, da idea lo acaecido en algunos lugares de la citada línea del Tajo, desde su nacimiento hasta su desembocadura. Comenzando por esta última, en territorio lusitano, Lisboa, Santarem y Cintra, que poco antes de la ocupación de la taifa de Badajoz por

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los almorávides, llegaron a estar en manos de Alfonso VI, no tardaron en volver a manos musulmanas. En otras zonas, situadas cerca de la cuenca alta, como la de Uclés, el dominio cristiano llegó a ser igual de teórico e inseguro. Cuando los almorávides ocuparon Córdoba, su último rey Mu´tamid ofreció a Alfonso VI las poblaciones de Uclés, Ocaña, Oreja, Consuegra entre el Tajo y el Guadiana, la famosa dote de la mora Zaida pero no pudo retenerlas demasiado tiempo en su poder. Junto a estos lugares, más o menos periféricos, la batalla principal entre castellano-leoneses y almorávides, se libró en torno a Toledo. Allí, durante diez años, entre 1097 y 1107, aunque también se perdieron algunas posiciones, la resistencia cristiana se mantuvo sin demasiados contratiempos, pero a partir de 1107 los almorávides que pasaron del mando de Yusuf al de su hijo Alí, dieron nuevo brío a la lucha en el Tajo, con el objetivo último de recuperar terreno y si era posible la propia capital toledana. Como ya hemos dicho, no lo consiguieron y la sensación de inseguridad e incertidumbre continuó siendo la característica fundamental de todo el ámbito comprendido entre el Sistema Central y el Guadiana. La batalla de Uclés de 1108, en la que murió el hijo y heredero de Alfonso VI, es uno de esos episodios en que, poniéndose en evidencia la debilidad de los contendientes, en este caso la de los cristianos, que fueron derrotados sin paliativos, no se llega sin embargo a una clara situación de supremacía por alguna de las partes. Sea como fuere, lo que parece también bastante claro es que los dos grandes protagonistas de este periodo, el rey Alfonso VI que murió en 1109 y Yusuf ben Tashufín, el caudillo almorávide artífice de la invasión africana sobre la península, desaparecido en 1107, en ningún momento llegaron a plantearse la creación de una frontera estable, consecuencia de su enfrentamiento. El primero, el monarca leonés que pudo soñar con llegar a Córdoba y coronarse emperador de todos los cristianos y musulmanes de la Península, en los momentos triunfales de la conquista de Toledo, no quiso o no supo cambiar de planes después de la derrota de Sagrajas. Es posible que tan sólo tras la derrota de Uclés y ante las urgencias defensivas, se planteara un cambio de estrategia; pero para él era ya demasiado tarde. Por lo que se refiere al caudillo musulmán, no parece que la dinámica expansionista almorávide y su desconocimiento de la realidad con que se topaba, incluyera una posible política de estabilización de la situación en la Península, con la consiguiente fijación de fronteras; como tendremos oportunidad de comprobar tampoco sus sucesores lo hicieron. FRACASO DE LA OFENSIVA ALMORÁVIDE

Antes y después de la batalla de Uclés, para las autoridades almorávides sólo había un camino: la derrota total de los cristianos y la recuperación, como mínimo, de los antiguos territorios del Califato. Más todavía cuando, tras la muerte de Alfonso VI, en 1109, la coyuntura se volvió favorable por el debilitamiento temporal de la resistencia cristiana.

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Aunque al cabo no lo iban a conseguir, no cabe duda de que, durante las primeras décadas del siglo XII, los africanos intentaron por todos los medios desalojar a los cristianos de sus posiciones adquiridas, en el siglo anterior. Según nos cuenta la Crónica Adefonsi Imperatoris, durante el reinado de doña Urraca, los defensores de Toledo se vieron seriamente amenazados por la pérdida del castillo de Oreja, cuya guarnición almorávide, tras eliminar a la cristiana, atacaba cada día Toledo y las demás ciudades que están en la Transierra. Los habitantes de los núcleos de población de la Extremadura y, sobre todo, los que ocupaban posiciones más allá del Tajo, en las cercanías de la Sierra de Guadarrama, se veían obligados a permanecer en continuo estado de alerta, para tratar de frenar las frecuentes incursiones almorávides a tierras de Toledo. La muerte o cautiverio de muchos “tenentes” y alcaides hizo cada vez más penosa la situación de aquella parte, al tiempo que debilitaba la capacidad de reacción de las fuerzas cristianas frente a la creciente ofensiva almorávide4. Tan sólo circunstancias como la ayuda directa o indirecta del rey de Aragón o la necesidad que tenían los almorávides de luchar en varios frentes, como fue el caso de la recuperación de Valencia, salvaron la coyuntura para los castellano-leoneses, impidiendo que la situación se decantara definitivamente a favor de los africanos. Aunque, lo que salvo realmente a los cristianos de verse otra vez arrinconados más allá de la vieja frontera del Duero, fueron las debilidades de los propios africanos, cada vez más impopulares dentro y fuera de la Península. El caso es que, cuando se ha consumado el primer tercio del siglo XII, se puede decir que la ofensiva almorávide había fracasado, sin que se hubiera generado ningún tipo de frontera estable entre los dos “imperios”, el cristiano y el musulmán, que por serlo o considerarse como tales no ponían límites territoriales a sus conquistas. CONTRAOFENSIVA CRISTIANA

A partir de 1132, es el rey castellano-leonés Alfonso VII, quien puede tomar la iniciativa en el Tajo contra los almorávides y su dominio en el Sur de la Península. Desde luego, como ocurriera con su abuelo Alfonso VI, no parece que las intenciones de Alfonso VII fueran, al iniciar esta contraofensiva, ni en ningún otro momento, trazar los límites del dominio cristiano en la Península, antes al contrario se inicia una política de avances estratégicos, cuyos horizontes sólo estarán limitados por la competencia con el resto de los reinos cristianos y siempre dentro de una política imperial, o imperialista, que no fomenta la creación de fronteras estables frente al Islam. Sobre todo, a partir de 1135, tras la coronación imperial del monarca leonés, Toledo se convirtió por fin en la principal plataforma del avance cristiano. Desde allí, durante años, se redoblaron las algaras o correrías de los cristianos por tierras de Al-Andalus. Más de una vez los expedicionarios cristianos llegaron hasta las márgenes del río Guadalquivir5, destruyendo cuanto encontraba a su paso y demostrando que para ellos no existían fronteras. 4 5

Sobre todas estas cuestiones véase mi libro Recuero ASTRAY, M. Alfonso VII(1026-157), Burgos 2003, 124-129. Recuero Astray, M. Obr.Cit., 216.

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El mismo Alfonso VII participó en la mayor parte de estas algaras o expediciones, cuya finalidad era preparar el terreno a futuros avances y terminar con los “escuadrones” de musulmanes dedicados al pillaje; es decir grupos armados en tierra de nadie, que hacían de las zonas fronterizas lugares todavía más inseguros y peligrosos. De hecho, la posición de los almorávides en la Península, sufrió un importante debilitamiento a partir del año 1138, siempre agravada, por sus propios problemas en el Norte de África. Pero los cristianos, lejos de aprovechar la coyuntura para fijar posiciones, iniciaron operaciones decisivas para su futuro avance; tal es la conquista del Castillo de Oreja en 1139. Este castillo, arrebatado por los musulmanes a los cristianos en su momento, era una fortaleza importante desde el punto de vista estratégico: dice J. González que “apoyado por el de Uclés y dominando un importante paso del Tajo, frente a valles y castillos que se abren a la Alcarria o hacia el Norte, afectaba directamente a los pueblos y términos de Madrid, Alcalá, Guadalajara y Segovia; por al flanco oriental del alfoz toledano, así como a las posiciones de Aceca y de la línea del río Guadarrama, e incluso a las de Escalona y Alamín”6. Aunque, en primera instancia, se trató de una recuperación dirigida fundamentalmente a fortalecer las posiciones de Toledo, la conquista del castillo de Oreja suponía ya un planteamiento reconquistador más ambicioso, que una simple campaña de saqueo o castigo; y lo mismo podemos decir de la conquista de Coria en 1142. No cabe duda de que, además de exitosas, estas conquistas supusieron nuevas posibilidades de avance para los cristianos que hasta ese momento habían resultado poco menos que imposibles; no sólo consolidaban sus posiciones, como afirmaba Moxó7, sino que posibilitaban el camino a la ocupación de las tierras de la Meseta Sur y –¿por qué no?– permitirían a los castellano-leoneses abrir el camino que les conduciría y llevaría su dominio hasta las costas más meridionales de la Península. EL AVANCE ESTRATÉGICO

La verdad es que, como afirmaba don Julio González, “el Tajo, a partir de entonces, entró en largos períodos de tranquilidad, fundamental para una obra decidida de repoblación, sin ser cruzado por los guerreros almorávides; eran los cristianos de los concejos extremeños y de Transierra los que lo cruzarían repasándolo con botín y cautivos a la vuelta de numerosas expediciones a tierras de Andalucía”8. Sin embargo, creo que nos engañaríamos si interpretáramos estas afirmaciones como la estabilización de una frontera, ni siquiera en el ámbito de lo que hoy conocemos como Extremadura. La dinámica seguida por las fuerzas cristianas en los años sucesivos, demuestran su afán continuo de avance y sin fronteras. Sobre todo, teniendo en cuenta que la debilidad almorávide se agravó más cuando, en enero de 1143, murió el sultán Alí y le sucedió su hijo Taxfín. 6 7 8

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No resulta extraño que Alfonso VII, a partir de entonces, decidiera dirigir sus campañas contra los puntos neurálgicos de los dominios de los africanos en Al-Andalus: durante el año 1143 lo hizo contra Córdoba y Sevilla, y en 1144 llegó hasta Granada y Almería. La expedición realizada a finales de verano de 1144 por Alfonso VII, resultó ser una demostración de fuerza particularmente importante y efectiva a juzgar por los resultados. Al interés de Alfonso VII por acrecentar el descontento de los musulmanes españoles contra los almorávides, cuya debilidad no permitía la posibilidad de prestarles ayuda, se unió entonces la superioridad absoluta del ejército cristiano. El efecto de esta y otras expediciones similares fue demoledor: el dominio almorávide en Al-Andalus terminó por desintegrarse, gracias a la rebelión de los musulmanes españoles que los cristianos había procurado fomentar. Con ayuda de aliados tan importantes como el rey moro Zafadola. Una vez más, nada parece indicar que por entonces ni Alfonso VII ni sus colaboradores tuvieran intención de poner límites o fronteras estables a sus avances, así lo demuestra su entrada en Córdoba, a finales de 11469. En este mismo sentido, la conquista de Calatrava10, a principios de 1147, resultó un avance decisivo, que rompía cualquier previsión de estabilización fronteriza. Calatrava era una plaza fuerte contra la que las huestes de Alfonso VII y los fronteros habían tenido que luchar durante muchos años. La plaza era además el principal baluarte defensivo en la ribera del Guadiana, por eso representaba un verdadero y mucho más seguro progreso territorial que el dominio adquirido por el emperador en Córdoba. Ya que, mientras éste estaría siempre sujeto al éxito eventual de una política imperial o de predominio, aquélla quedaba definitivamente consolidada por la cristianización de su gobierno. Por su parte, la conquista de Almería en aquel mismo año 1147, aunque planteada y realizada fuera de las estrategias propiamente reconquistadoras, como colaboración internacional para luchar contra la piratería en el Mediterráneo, viene a demostrar que, desde el punto de vista estratégico, para Alfonso VII y sus aliados no existían fronteras estables que el Islam pudiera oponerles en la Península, sino un status quo transitorio e inestable que habría de concluir con la victoria final de las armas cristianas. LA LUCHA CONTRA LOS ALMOHADES

Muy distinto es que, por entonces, se pudiera prever cuando se produciría esa victoria final. Posiblemente Alfonso VII y los suyos la creyeron cercana, como ya había ocurrido en otros momentos de la Reconquista; incluso desde sus inicios, como cuando la Crónica Profética 9

Cuando en el mes de agosto de 1146, de vuelta en Toledo, Alfonso VII recompensaba los servicios que le había prestado Martín Díaz, el canciller Hugo elaboró un documento en el que se conmemoraba que fue hecho "post reditum fossati, quo prenominatus imperator principem maurorum Abingania sibi vassallum fecit, et quandam partem Corduba depredavit cum mezquita maiore"(A.H.N, Clero, San Pedro de Eslonza, carp. 962, nº 19). Como si de una verdadera conquista se tratase, en noviembre de aquel mismo año, se comenzó a incluir a la antigua ciudad califal entre los territorios sobre los que el rey-emperador tenía hegemonía directa, afirmando que era "imperatore in Toleto, in Legione, in Sarragoza, et in Naiara, Castella, et Galecia, et Cordube". 10 Durante los primeros meses del año siguiente, junto a la conquista de Calatrava que se acababa de realizar, se sigue conmemorando la de Córdoba: "anno quo prenominatus imperator acquisivit Cordubam et post Cordubam Calatravam” (A.H.N, Clero. Catedral de Toledo, carp. 3017, nº 6).

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la daba por hecha a finales del siglo IX11. Sea como fuere no cabe duda de que esa mentalidad resultaba contraria a la fijación de fronteras estables más o menos temporales, al margen de que el resultado final, la victoria cristiana, pudiera retrasarse. En este sentido, la invasión almohade del Sur de la Península, iniciada y desarrollada a mediados del siglo XII, coincidiendo con la ocupación de Almería por los cristianos; si bien pudo poner en peligro ese status quo al que antes nos referiamos, no consiguió cambiar a medio y largo plazo ni la mentalidad ni los planes de los reconquistadores. Es verdad que los almohades amenazaron la supremacía adquirida por los castellano-leoneses, poniendo barreras a sus avances, recuperando para el Islam algunas de sus conquistas y, en este caso quizá sí, tratando de implantar una nueva línea de contención o frontera que asegurara los dominios de unos y otros. Sin embargo, como había ocurrido ya con la invasión de los almorávides, la suya tuvo desde el principio muchas limitaciones. Limitaciones impuestas, además de por distintas circunstancias, por la propia mentalidad de los invasores. Tampoco ellos, en su revolucionaría huída hacia adelante, desde el Magrib hasta la Península, parecen haber madurado otro planteamiento que la aniquilación del adversario, cristiano o musulmán, llegando su poder simplemente hasta donde llegaban sus fuerzas. Desde el punto de vista cristiano, sobre todo por lo que respecta al rey de León, es indudable que todos estos acontecimientos fueron conocidos y valorados, aunque sin calibrar todavía su verdadero alcance. Sí podemos afirmar que, por lo que sabemos, lo que intentó Alfonso VII fue contrarrestar el nuevo peligro que representaban los almohades con la posición alcanzada por los ejércitos cristianos en Al-Andalus. En nada varió su política de alianzas con caudillos hispano-musulmanes, que estuvieran dispuestos a resistir contra los nuevos invasores africanos. Es decir, caudillos que, como había hecho en su momento Zafadola frente a los almorávides, se opusieran a partir de entonces al avance almohade en colaboración con las huestes cristianas12. Desde el punto de vista estratégico, tampoco hubo en principio variaciones, junto a la lucha directa contra los nuevos invasores, a los que no se pudo impedir la ocupación progresiva de casi todas las ciudades andaluzas, lo primordial resultó ser la defensa de Almería. Nadie pensó en reforzar posiciones o en crear fronteras estables, sino en continuar la lucha, y si era posible en el corazón de los territorios enemigos. En 1150, Alfonso VII, con rey García Ramírez de Navarra, realizó una campaña por la campiña cordobesa, con la posible intención de impedir que la ciudad califal y otras plazas fuertes musulmanas cayeran bajo dominio almohade. No lo consiguió. Sin embargo Alfonso VII no cejó en su intento de tratar de contener el avance almohade hacia el sureste peninsular, donde Almería continuaba siendo una posición privilegiada para los cristianos. Así lo demuestra el hecho de que durante el verano de 1151 llevase sus fuerzas hasta Jaén, otro de los lugares en permanente disputa y dominio

11 Vid. GIL FERNÁNDEZ, J.; MORALEJO, J.L.; RUIZ DE LA PEÑA, J.I. Crónicas Asturianas, Oviedo 1985 y RECUERO ASTRAY, M. Orígenes de la

Reconquista en el Occidente Penínsular, A Coruña 1996, 72. 12 Vid. M. RECUERO ASTRAY, Alfonso VII, 265 y ss.

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LOS ÁMBITOS FRONTERIZOS CASTELLANO-LEONESES FRENTE AL ISLAM

alternativo, entre los partidarios del rey de León y los que cada vez tenían más claramente puestas sus preferencias en el movimiento almohade. Todavía en 1152 el monarca leonés continuando su esfuerzo por tratar de contener en lo posible el avance almohade hacia el este de Andalucía, buscó la colaboración de su aliado el rey Lobo de Murcia, para que efectivamente se apoderara y defendiera Guadix. En ningún momento, hasta el final de sus días, Alfonso VII desistió en su afán por hacer retroceder o, por lo menos, frenar la invasión almohade en la Península. Es verdad, que después de años de supremacía y victoria, se acabó viendo impotente y tuvo que abandonar Almería; mientras los almohades avanzaban imparables. Sin embargo, no parece que el monarca leonés o sus consejeros, ni siquiera entonces, se plantearan variar de política con respecto al futuro de la presencia musulmana en la Península, pensando en consolidar posiciones fronterizas que garantizaran situaciones estables para un futuro más o menos inmediato REPARTOS TERRITORIALES

En este mismo sentido, de no conceder ni treguas ni fronteras más o menos estables a los invasores africanos, resultan especialmente ilustrativas las disposiciones adoptadas en las postrimerías de su reinado por el mismo Alfonso VII. Me refiero concretamente, a los acuerdos adoptados con el rey de Aragón en el tratado de Tudején y sus disposiciones testamentarias de 1155. Según lo acordado en Tudején y por lo que se refería a la España musulmana, pendiente de reconquista, los herederos de Ramón Berenguer IV podría incorporar a su monarquía las tierras de Valencia y Denia hasta el reino de Murcia, menos los castillos de Lorca y Vera; mientras que los de Alfonso VII, a quien en principio parece pertenecer toda la tierra ocupada por el invasor, ya que había de recibir homenaje por las tierras adjudicadas al conde catalán, se reservarían el resto. Estos acuerdos, que se fundamentaban en otros anteriores y que serán renovados con posterioridad, además de demostrar la visión política y estratégica de quienes los elaboraron, no incluyeron en ningún momento la fijación de ningún tipo de frontera trasversal con respecto a la presencia islámica en la Península. El reparto de los reinos, incluyendo la reciente independencia de Portugal, incide todavía más en este planteamiento, fundamentado en un avance constante, como puntas de lanza, hacia el sur de todos y cada uno de ellos. No cabe duda que la presencia almohade durante toda la segunda mitad el siglo XII y primeras décadas del siglo XIII, ralentizó e incluso llegó a parar el avance cristiano, hasta obligar a crear en algunos casos un sistema más o menos consolidado de defensas fronterizas, a cargo fundamentalmente de las nuevas Órdenes Militares Españolas. Pero ni siquiera entonces se puede hablar de una frontera propiamente dicha, sino de espacios fronterizos, abiertos y nunca reconocidos como barrera estable. La propia competencia entre los reinos cristianos, hizo imposible que se fijara fronteras estables; mientras que las reacciones almohades, incluso tras su gran victoria en Alar-

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cos, tampoco amenazaron nunca el porvenir del avance cristiano; sólo lo retrasaron. Así lo demuestra el hecho de que los propios africanos, sin un plan estratégico claro para crear un dominio propio y duradero, pactan continuamente con los reyes cristianos, como táctica de dilación que favoreciera sus propósitos. Por su parte los reyes cristianos también se mostraron muchas veces favorables a contemporizar y pactar con los africanos; pero casi siempre en función de que sus horizontes de avance no se vieran ocupados prematuramente por sus vecinos cristianos competidores. Sin duda ese fue el caso de Fernando II de León, cuya conquista de Alcantara en 1166, no podía compararse con los avances mucho más decisivos de sus vecinos portugueses, hasta el punto de que estos últimos amenazan gravemente el futuro de León. Para evitarlo, en 1168 el monarca leonés no dudó en aliarse con las autoridades almohades, y con su ayuda pudo desalojar a Alfonso Enríquez de algunos lugares que había ocupado o pretendía ocupar, incluido Cáceres, e incluso evitar que Gerardo Sempavor, servidor y aliado del monarca lusitano, conquistara Badajoz. En definitiva, el rey de León, como le ocurría al resto de los monarcas cristianos, que tampoco dudaron en firmar treguas con los almohades, cuando les convino, no estaba dispuestos a ver limitados de manera irreversible sus horizontes de expansión, por eso cuando no existía este peligro, la colaboración entre los reyes cristianos se imponía a las alianzas con los almohades. De hecho, el propio Fernando II acudió en auxilio del rey de Portugal, cuando los almohades atacaron Santarém en 1171. Este juego de alianzas ocasionales, provocadas muchas veces por la impotencia, en una falsa frontera abierta a los avances, pero también a los retrocesos puntuales, contribuyó a prolongar una situación que, por muy incierta que resultase, nunca incluyó la posibilidad de estabilizar una nueva frontera entre la Cristiandad y el Islam en la Península; por lo menos, hasta que la victoria final cristiana, como había ocurrido en su momento con la musulmana, tuvo que aceptar delimitar con claridad un último reducto para los vencidos, una verdadera frontera, llamada a separar de manera estable dos mundos antagónicos durante más de 200 años. CONCLUSIÓN

No cabe duda de que las consecuencias de una situación como la que hemos tratado de describir fueron importantes, sobre el territorio de la Península Ibérica, las fronteras longitudinales entre los reinos cristianos, tuvieron mucha más entidad que la gran e inestable frontera trasversal de todos ellos con el Islam. Se enfrentaron al mismo enemigo de manera insolidaria, obligados a colaborar eso sí en momentos decisivos, como al cabo ocurrió en las Navas, pero siempre limitando sus intereses al horizonte inmediato que le correspondía. Las sucesivas invasiones africanas de los siglos XI y XII sólo retrasaron un proceso que parecía irreversible; bien es verdad que lo hicieron durante el suficiente tiempo, como para que el esfuerzo de resistencia y avance que tuvieron que hacer los reinos cristianos, consagrara y multiplicara sus divisiones internas, al tiempo que forjaba una mentalidad colectiva de guerra sin fronteras.

LOS TESTAMENTOS DE LAS INFANTAS ELVIRA Y SANCHA: MONASTERIOS Y ESPACIOS DE PODER*

Carlos Reglero de la Fuente Universidad de Valladolid

Resumen Los monasterios y dominios adscritos a la categoría de Infantado no forman un bloque estable, transmitido de generación en generación, sino que a partir de un núcleo central en torno a los monasterios de San Pelayo y San Isidoro de León, San Pelayo de Oviedo y Covarrubias, se fueron incorporando y enajenando cenobios y dominios no eclesiásticos, sobre los que se ejercía un control desigual, entre la propiedad y la encomienda. La capacidad de las infantas de disponer de estos monasterios y sus bienes es vitalicia, por lo que las enajenaciones debían ser confirmadas por el rey para ser plenamente válidas; la frontera entre el realengo y el infantado es fluida. Tampoco hay una separación tajante entre los dominios de los monasterios y los dominios no eclesiásticos, pues las infantas adscriben y segregan bienes con cierta libertad. Los testamentos de Elvira (1099) y Sancha (1140-1144) muestran como la base espacial del infantado cambiaba lentamente: desaparición en Galicia, asentamiento al sur del Duero, incorporación de lugares como Grajal o Villafranca, enajenación de otros en favor de monasterios y particulares... También muestran como Sancha mantenía hacia 11401144 la idea del infantado, transmisible a las mujeres solteras de la familia real, a pesar de la enajenación de importantes cenobios en favor de monasterios benedictinos, órdenes militares o catedrales. *

Este trabajo ha sido realizado dentro del proyecto de investigación: “Los espacios del poder regio, ca. 1050-1385. Procesos políticos y representaciones. Subproyecto 1: Espacios, territorios y percepciones del reino. León y Castilla”, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovacion, referencia HAR2010-21725-C03-01 (subprograma HIST).

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Abstract The monasteries and domains that fell under the power of the Infantado did not constitute stable properties that were handed down from generation to generation. Instead, and on the basis of a core estate surrounding the monasteries of San Pelayo and San Isidoro in León, San Pelayo in Oviedo and Covarrubias, domains were expanded by incorporating additional monasteries and Church properties which were subject to uneven forms of control, ranging from those used on landed property to those pertaining to the so-called encomienda. The infantas were entitled to such monasteries and their assets on a life-long basis, so that any alienation had to be sanctioned by the king in order to be fully valid. The borders between the royal domain and that of the infantado were indeed porous. Nor was there a clear-cut divide between the monateries’ domains and non eccleasiastical properties, since the princesses both attached and disentailed properties with a certain ease. The testaments of Elvira (1099) and Sancha (1140-1144) show how the spatial scope of the infantado gradually changed as is proven by features like the disappearance of Galicia, the settlements south of River Duero, the annexation of towns like Grajal or Villafranca, the alienation of others on behalf of monasteries and individuals... The testaments moreover confirm that by 1140-1144 Sancha still entertained the idea of the infantado as a domain that could be transmitted to non-married females in the royal family, despite the alienation of major monasteries on behalf of Benedictine establishments, military orders or cathedrals.

Lucas de Tuy y Jiménez de Rada vieron en el Infantado un señorío, ligado a importantes monasterios, que reyes leoneses y condes castellanos crearon para el sostenimiento de las infantas que no pudiesen o quisiesen casarse1; visión recogida por Pérez Llamazares o Serrano2. Años después, García Calles distinguía dos tipos de Infantado, uno formado alrededor de un monasterio y otro integrado por dominios no eclesiásticos tan solo relacionados por su proximidad geográfica3. Por su parte Henriet y Martin han resaltado su vinculación con el realengo, y como contribuía a conferir un carácter sacro a la monarquía leonesa, que afirmaba su poder4. Este trabajo pretende profundizar en la caracterización del Infantado tomando como punto de partida los testamentos de las infantas Elvira, hija de Fernando I, y Sancha Raimúndez, hija de Urraca. LOS DOCUMENTOS Y SU DATACIÓN

El testamento de Elvira, conservado en una copia en el Archivo de San Isidoro de León, ha sido publicado por Valcarce y Georges Martin, con fecha 1095 (era 1133) y por Martín López, con fecha 1099 (era 1137)5. Si se acepta que la confirmación de los obispos Pelayo de 1

FALQUE, E. (ed.), Lucae Tvdensis. Chronicon Mvndi, Brepols: Turnhout, 2003: 292 (lib. IV, 57). FERNÁNDEZ VALVERDE, J. (ed.), Roderici Ximenii de Rada: Historia de rebvs Hispanie sive historia gothica, Brepols: Turnhout, 1987: 150 (lib. V, 2). 2 PÉREZ LLAMAZARES, J., Historia de la Real Colegiata de San Isidoro de León, León, 1927: 7, 38 y 64 SERRANO, L., Cartulario del infantado de Covarrubias, Cuesta editor: Valladolid, 1907: XXVII, XXXII-XXXIV. 3 GARCÍA CALLES, L., Doña Sancha, hermana del emperador, Centro de Estudios e investigación San Isidoro: León, 1972: 121. 4 HENRIET, P., “Deo votas. L’Infantado et la fonction des infantes dans la Castille et le León des Xe-XIIe siècles”, Au cloître et dans le monde. Femmes, hommes et sociétés (IXe-XVe siècle). Mélanges en l’honneur de Paulette l’Hermitee-Leclerq, París, 2000: 189-203. Id.,

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Astorga (1098-1121) y Alfonso de Tuy (1099-1130) es contemporánea del documento, hay que optar por 1099. En otro documento sin fecha, Elvira dió a la catedral de Orense in ipso mortis articulo, los mismos lugares y por mano del mismo ejecutor (Pedro obispo de León, su magistro) que en el testamento6. Se trata de un documento que lo desarrolla. Así debe interpretarse la donación del monasterio de Piloño a Santiago de Compostela, fechada el 11 de noviembre de 1100, que contiene otra cláusula del testamento ampliada y se redacta in extrema mortis ora 7. Un tercer documento, la confirmación por Alfonso VI de las donaciones realizadas por sus hermanas Urraca y Elvira a San Isidoro de León (6 de mayo de 1103), incluye las mandas del testamento de la segunda8. El testamento de doña Sancha se conserva en el Archivo de la Catedral de Segovia, en una copia coetánea carente de fecha. Ha sido publicado por Villar García y Martín López, situándolo el primero entre 1118 y 1159, y la segunda entre 1140 y 11489. Por su parte T. Martin lo data ya entre 1140 y 114410. En él la infanta confirma varias donaciones ya realizadas: del monasterio de Carracedo al abad Florencio (6 de noviembre de 1138), de la iglesia de San Martín de Grajal al obispo Pedro de Segovia (31 de enero de 1140), y de Santa María de Bamba a la Orden de San Juan del Hospital de Jerusalén (10 de junio del año 1140). También dona a la catedral de Toledo sus casas y heredad en dicha ciudad (29 de enero de 1143), pero, al contrario que en otras ocasiones, no se dice que confirme un acto anterior; tampoco se menciona la donación a Carracedo de la villa de Cacabelos (12 de noviembre de 1142)11. Por otra parte Sancha legaba el Infantado de Asturias a su sobrina Urraca, hija de Alfonso VII, pero con la condición de que cuando tomase marido o marchase a otra tierra dichas posesiones volviesen a poder del monasterio de San Pelayo. Urraca casó con García IV Ramírez de Navarra en junio de 1144, y no regresó a Asturias hasta después de la muerte de su marido en 115012. La mención de los obispos Pedro de Segovia (1119-1149) y Pedro de Palencia (1139-1147) hace imposible que sea posterior a 1150, por lo que ha de fecharse entre junio de 1140 y junio de 1144, y probablemente antes de noviembre de 1142. Sancha

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“Infantes, Infantaticum. Remarques introductives”, e-Spania [en internet], 5, 2008, en línea: 13 marzo 2010. URL : http://e-spania.revues.org/index12593.html. MARTIN, G., “Le testament d’Elvire (Tábara, 1099)”, e-Spania [en internet], 5, 2008, URL: http://e-spania.revues.org/12303, en línea: 5 junio 2010, consultados: 30 septiembre 2010. VALCARCE, Mª A., El dominio de la Real Colegiata de San Isidoro de León hasta 1189, Institución Fray Bernardino de Sahagún: León, 1985: 92-93, nº 8. MARTIN, op. cit. MARTÍN LÓPEZ, Mª E., Patrimonio cultural de San Isidoro de León. Documentos de los s. X-XIII, Universidad de León: León, 1995: 34-36, nº 11. Viñayo considera errónea la transcripción de Martín López, sin entrar en el problema de los confirmantes (VIÑAYO GONZÁLEZ, A., Reyes de León y Castilla: Fernando I (1035-1065), La Olmeda: Burgos, 1999: 75-76). CASTRO, M., Documentos del archivo Catedral de Orense, La Popular: Orense 1923, I: 11-12. LUCAS ÁLVAREZ, M., La documentación del Tumbo A de la catedral de Santiago de Compostela. Estudio y edición, Centro de Estudios e Investigación San Isidoro: León, 1997: 226-227, nº 88. VALCARCE, op. cit.: 95-97, nº 12. VILLAR GARCÍA, L. M., Documentación medieval de la catedral de Segovia (1115-1300), Universidad de Salamanca: Salamanca, 1990: 107-108, nº 60. MARTÍN LÓPEZ, Mª E., “Colección documental de la infanta doña Sancha (1118-1159). Estudio crítico”, León y su Historia. VIII. Miscelánea histórica de temas leoneses, Centro de estudios e investigación San Isidoro: León 2003: 290-291, nº 50. MARTIN, T., Queen as King: Politics and Architectural Propaganda in Twelfth-Century Spain, Brill: Leiden, 2006: 157. MARTÍN LÓPEZ, “Doña Sancha”: 257-259, 260-261, 264-266, 268-270 y 267-268, nº 24, 27, 30, 33 y 32. El compromiso matrimonial se realizaría después de mayo de 1141, cuando murió su anterior mujer: FERNÁNDEZ CONDE, F. J., “La reina Urraca La Asturiana”, Asturiensia Medievalia, 2, 1975: 73; REILLY, B.F., The kingdom of León-Castilla under King Alfonso VII, 1126-1157, University of Pennsylvania Press: Philadelphia, 1998: 67.

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murió años después, el 28 de febrero de 1159, según consta en su epitafio y en el Necrologio de San Isidoro de León13. Más problemático aún es el año del fallecimiento de Elvira. Su tardío epitafio, en San Isidoro de León, lo sitúa el 15 de noviembre de 110114, pero, los Anales castellanos II, lo adelantan a 1099 o 110015. El Obituario de la catedral de León confirma el 15 de noviembre pero sin año16. La referida donación, a Santiago de Compostela, datada in extrema mortis ora el 11 de noviembre de 1100, confirmaba otra realizada en 1087 con reserva de usufructo. Además Alfonso VI confirmó la donación de su hermana el 16 de enero de 1100, dos meses después del testamento pero diez antes de la donación. Por todo ello creo más probable que falleciese en 1099, y que el documento de Santiago se confeccionase como ejecución del testamento. ESPACIOS

Un análisis de los documentos desde una perspectiva espacial muestra semejanzas y diferencias. El espacio central de estos infantados se extiende entre la montaña leonesa y el Duero, entre León y Sahagún al norte, y Zamora y Simancas al sur. El monasterio de San Isidoro de León figura en ambos. Elvira afirma que era ya la “cabeza”, es decir, el centro rector de las antiguas posesiones del infantado de San Pelayo de León. Esta infanta menciona otros bienes en la ciudad de León, casi todos ligados a este monasterio o a San Pelayo, aunque temporalmente en manos de vasallos y servidores de la infanta (viñas en Monte Áureo, varias cortes), si bien otra corte era de Santa María y un clérigo recibía otras viñas en Monte Áureo; en torno a la ciudad cita heredades en Valdesogo, Villaquilambre, Tendal y Valdevimbre, legadas a sus vasallos, además del importante monasterio de San Miguel de Escalada (presente en el testamento de Sancha); finalmente hay unas cortes en Cea, unidas a San Isidoro. En la ribera zamorana del Esla estaba el monasterio de Tábara, donde Elvira data su testamento. Se lo legaba a su sobrina nieta Sancha, quien se lo donó al priorato cluniacense femenino de Marcigny. Este monasterio también había recibido el de San Miguel, extramuros de la ciudad de Zamora, que Elvira no menciona, tal vez porque era una dependencia de San Miguel de Escalada, del que Sancha lo separó. Al noreste de Tábara, en el valle de Vidriales, se encuentra Rosinos que Elvira mandaba a San Isidoro17. También confirmaba a Pedro Díaz el lugar de Villamontán de Valduerna, entre Valdevidriales y Astorga, además de Castro (¿Castrotierra de la Valduerna?). En los 13 PÉREZ LLAMAZARES, op. cit.: 386-387. SUÁREZ GONZÁLEZ, A., “¿Del pergamino a la piedra? ¿De la piedra al pergamino? (Entre diplomas,

obituarios y epitafios medievales de San Isidoro de León)”, Anuario de Estudios Medievales, 33/1, 2003: 391-394. 14 SUÁREZ GONZÁLEZ, op. cit.: 403-404. GAMBRA, A., Alfonso VI: Cancillería, Curia e Imperio. I. Estudio, Centro de Estudios e Investigación

San Isidoro: León, 1997: 491. Viñayo, op. cit.: 76. 15 FLÓREZ, E., España Sagrada. XXIII. Continuación de las memorias de la santa iglesia de Tuy y colección de los chronicones pequeños,

Antonio Marín: Madrid, 1767: 314. GÓMEZ-MORENO, M, Discursos leídos ante la Real Academia de la Historia en la recepción pública de D. Manuel Gómez-Moreno Martínez el dia 27 de mayo de 1917, Imprenta San Francisco de Sales: Madrid, 1917: 27. 16 HERRERO JIMÉNEZ, M., Colección documental del archivo de la Catedral de León. X. Obituarios medievales, Centro de estudios e investigación San Isidoro: León, 1994: 540. 17 Urrusinus, confirmado por Alfonso VI: et in valle de Vidriales medietate de villa Orresinos quae fuit de mea germana domna Geloira (VALCARCE, op. cit.: 96, nº 12).

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Montes de Torozos se localiza otro importante monasterio de las infantas: Santa María de Bamba. Elvira lo lega a su sobrina-nieta Sancha, mientras que esta confirma la donación que había hecho del mismo a la Orden de San Juan. Elvira devolvía a este cenobio los lugares de Villalba (de los Alcores) y Penilla (despoblado en Peñaflor de Hornija, Valladolid)18, que Sancha se reservó al hacer la donación. El monasterio de San Pedro de Cubillas o Cubillejas, cuya iglesia se conserva hoy como ermita de Nuestra Señora de la Anunciada a los pies de Urueña, aparece también en ambos testamentos19. En sus proximidades estaban Griegos (despoblado en Tiedra), cuya heredad dejó a Rodrigo Fructuoso, y Villalbín (despoblado en Urueña), que Elvira mandó a San Isidoro con la excepción de dos cortes y una iglesia que había entregado a sus vasallos. Remontando el río Sequillo están Villagarcía de Campos, donde había dado una heredad a García Cítiz, y Villarmildo (Villa Ermegildi, despoblado en Tordehumos), cuya donación a Fernando Fernández confirmó. Hacia el norte menciona Pozuelo de la Orden20, ofrecido a San Isidoro en compensación de Villaquilambre, Villafrechós, y Santa María de Villa Ferrocinti (despoblado entre Barcial de la Loma y Villamuriel de Campos) que daba a San Isidoro. La villa de Grajal, próxima a Sahagún, con todos sus honores y heredades, era legada por la infanta Sancha a su sobrino mayor. Exceptuaba dos monasterios: San Martín, que había donado al obispo de Segovia (1140), y Santa María, que había dado a San Pedro de las Dueñas (1124-1126). Sus derechos en esta villa procederían de su padre el conde Raimundo, tenente de la misma21. Al este de este zona central, Elvira menciona algunas posesiones en el antiguo condado de Monzón: una corte de Monzón que devuelve a San Isidoro, que puede identificarse con el San Salvador de Monzón confirmado por Alfonso VI en 110322, y el lugar de Villa David (despoblado entre el Valdeginate y el Valderaduey23). En este antiguo condado, integrado en el de Castilla a inicios del siglo XI, la implantación de las infantas era escasa. Ambos testamentos mencionan el monasterio de Covarrubias, cabeza del infantado fundado por el conde García Fernández (978) para su hija Urraca y centro de un gran dominio. Elvira le legaba Mamblas (despoblado en Covarrubias). Otros espacios de implantación del infantado de Elvira y Sancha son Asturias y el Bierzo. En Asturias estaba centrado en torno al monasterio de San Pelayo de Oviedo, al que se adscribe lo que Sancha denomina genéricamente “infantadgo”, y al que Elvira dona 18 REGLERO DE LA FUENTE, C. M., Espacio y poder en la Castilla medieval. Los Montes de Torozos (siglos X-XIV), Diputación de Valladolid:

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Valladolid, 1994: 104, 277. Id., Los señoríos de los Montes de Torozos. De la Repoblación al Becerro de las Behetrías (siglos X-XIV), Universidad de Valladolid: Valladolid, 1993: 46, 48. Puede que la iglesia de San Pelayo de Villalba donada a Aragunti se encontrase también en esta villa. REGLERO, Los señoríos...: 155. Alfonso VI sitúa Pozol de Campo en el Campo de Toro, lo que cuadraría con Pozuelo de la Orden frente a otros lugares homónimos (VALCARCE, op. cit.: 96, nº 12). El conde Raimundo fue tenente de Grajal al menos desde 1098, donde tenía heredades (HERRERO DE LA FUENTE, M., Colección diplomática del monasterio de Sahagún (857-1230). III. (1073-1109), Centro de estudios e investigación San Isidoro: León, 1988, 360, 361, 428 y 437-438, nº 1022, 1024, 1080 y 1089), y donde murió en 1107 (FALQUE REY, E. (ed.), Historia Compostellana, Brepols: Turnhout, 1988: 54, lib. I, 26). VALCARCE, op. cit.: 96, nº 12. HERRERO DE LA FUENTE, M., Colección diplomática del monasterio de Sahagún (857-1230). II. (1000-1073), Centro de estudios e investigación San Isidoro: León, 1988: 189-190, nº 513.

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otro monasterio: Santa Cruz con su heredad. En el Bierzo ambas mencionan el monasterio de Carracedo: Elvira le devuelve San Juan de Valle Sacre, y Sancha confirma su entrega al abad Florencio. Unos 10 kilómetros al norte de este monasterio se encuentra Corteguera, cuya iglesia bajo la advocación de San Martín podría ser la heredad de San Martin de Cortegeira, donada por Elvira a uno de sus vasallos. También en el Bierzo estaba el monasterio de San Miguel de Almázcara, o de las Dueñas, legado por Elvira al obispo de León en sus días, y que reaparece en manos de Sancha, aunque no lo mencione en su testamento24. Esta última percibía rentas en Villafranca del Bierzo, villa poblada en el siglo XII sobre la antiguo Burbia, de la que fue tenente25. Junto a estos espacios comunes, dos grandes regiones figuran en uno pero no en otro testamento: Galicia en el de Elvira y la Extremadura y Toledo en el de Sancha. En Galicia destaca el monasterio de Celanova (Orense), al que Elvira devolvía todas las heredades que del mismo podía tener. Otro cenobio cercano, San Esteban de Ribas de Sil, recibía el de San Benito en Compostela y Juncaria de Limia (Xunqueira de Ambía, prov. Orense) con su mandación. También en el valle del Limia, al sur de Orense, cerca de la frontera con Portugal, se encuentran los lugares donados a San Martín de Orense, advocación de la sede episcopal: Porqueira (Porcaria) y Manín26. Aguas abajo, cerca de Ponte de Lima (Portugal), Labruja fue donada a la sede de Tuy. Otra catedral beneficiada fue Santiago de Compostela, a la que dio el monasterio de Santa María y San Martín de Piloño (Vila de Cruces, Pontevedra), junto al río Ulla, al sur de su diócesis; de Piloño dependía San Martino de Arias o Arilis. En general, las heredades donadas por Elvira se encuentran en la Galicia meridional, al igual que el monasterio sobre el que tiene influencia: Celanova. La ausencia de esta región en el testamento de Sancha no es casual. La Historia Compostellana se refiere a como acudió a Galicia a reclamar ciertos honores (1127), pero no debió de tener éxito, pues en ningún documento posterior figura disponiendo allí de bienes, e incluso sus donaciones a Santiago de Compostela se hacen con propiedades en el Bierzo27. Por contra, disfrutaba de importantes honores y heredades en la Extremadura castellana: los de Olmedo y Arévalo se los legaba a su sobrino mayor, el futuro Sancho III, mientras la mitad de Coca era para la sede de Santa María de Segovia y su obispo. Son tres alfoces contiguos relacionados, como Grajal, con el conde Raimundo, padre de doña Sancha28. Otros bienes heredados de sus padres fueron las casas en Toledo, legadas a la catedral de dicha ciudad para sostener un canónigo que cantese misa por su alma. Esta donación figura también en un privilegio otorgado por Sancha, con consentimiento de su hermano Alfonso VII, el 29 de enero de 114329. Los lugares citados en el testamento de Elvira se concentran en el primer reino de León de Alfonso VI, el surgido a la muerte de Fernando I; su núcleo se encuentra en las 24 YÁÑEZ NEIRA, M. D., “El monasterio cisterciense berciano de San Miguel de las Dueñas”, Archivos Leoneses, 83-84, 1988: 12-13. 25 DURANY CASTRILLO, M., La región del Bierzo en los siglos centrales de la Edad Media 1070-1250, Universidad de Santiago de Compostela

-Universidad de León: Santiago de Compostela, 1989: 41-42. 26 La tercera parte de Porquera y la mitad de Manín (Castro, op. cit., I: 11-12). 27 FALQUE, Historia Compostellana, lib. II, 88: 409. GARCÍA CALLES, op. cit.: 120-121. 28 Las villas de Arévalo y Olmedo habían sido donadas por el conde Raimundo a la sede episcopal de Palencia, donación confirmada

por Alfonso VII en 1130 (ABAJO MARTÍN, T., Documentación de la Catedral de Palencia (1035-1247), Ediciones J. M. Garrido: Palencia, 1986: 75-76, nº 32). 29 MARTÍN LÓPEZ, “Doña Sancha”: 268-270, nº 33.

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tierras entre el Camino de Santiago y el río Duero, pero se prolonga hacia el Bierzo y Asturias. A este espacio se añaden las zonas meridionales de los otros dos reinos: Castilla y Galicia. Esta visión espacial de las posesiones de Elvira es evidentemente parcial. Una docena de documentos expedidos por la infanta se refieren a otros monasterios o heredades. Así en Castilla, donó a San Salvador de Oña la mitad de la iglesia de Santa María de Anadines en las Asturias de Santillana, y la mitad de San Felices de Burgos (1088)30; al obispo Jimeno de Oca la iglesia de Santa María de Gamonal, junto a Burgos, para que instalase allí su sede, unos molinos en el Arlanzón y el monasterio de Santa María del Valle (1074), además de los monasterios de Hérmedes de Cerrato (antes de 1077)31. Salvo el primero están en la Castilla meridional. En Galicia, Elvira donó en 1066 a la sede compostelana varias villas que había comprado en los territorios de Lemos y Triacastela, y otras en Valcárcel en la región del Bierzo32. En 1071 participó en la restauración de la sede de Orense realizada por su hermano Sancho II33, y tal vez para compensar a la sede de Lugo por la enorme amputación territorial le dio su parte en el monasterio de Santa Eulalia de Fingoy (Santalla de Cuiña, Lugo) y otras villas en los territorios de Pallares (Orense) y Bergantiños (Coruña) ese mismo año34. También recibió de uno de sus administradores unas casas en Compostela, que donó a Celanova (1097)35. Ello muestra que había heredado o adquirido posesiones en espacios más septentrionales de Galicia, pero los había enajenado antes de hacer testamento. En otro documento, ya de tierra leonesa, Elvira entregaba a la catedral de León su mitad en el monasterio de San Vicente de Cea, junto con sus propiedades (una corte en Grajal...); a cambio recuperaba la villa de San Julián en Oteros del Rey, que ella misma le había donado anteriormente36. MONASTERIOS

Son numerosos los monasterios mencionados en ambos testamentos, pero las relaciones mantenidas con ellos son diferentes. El modelo tradicional de monasterio asociado a las infantas es el de San Salvador de Palat de Rey en León o San Cosme y San Damián de Covarrubias, es decir, un cenobio fundado o refundado por la familia real o condal, generosamente dotado, entregado a una de sus hijas, que ingresa como abadesa; a su muerte el monasterio queda bajo el gobierno de otras mujeres de la familia real, solteras o viudas, 30 OCEJA GONZALO, I., Documentación del monasterio de San Salvador de Oña (1032-1284), Ediciones J. M. Garrido: Burgos, 1983: 22-

24, nº 27-28. 31 El documento de 1074 también incluye como donativo el monasterio de San Pedro del Campo en Treviño, pero en el de 1077 Alfonso

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VI dice que daba a Burgos ese monasterio a cambio del de Hérmedes, por lo que o bien las infantas sólo cedieron una parte del mismo, o bien el documento original incluía el monasterio de Hérmedes en lugar de San Pedro del Campo, siendo sustituido en la copia tras la permuta con el rey: GARRIDO GARRIDO, J. M., Documentación de la catedral de Burgos (804-1183), Ediciones J. M. Garrido: Burgos, 1983: 58-60 y 80-82, nº 24 y 32-33. LUCAS ÁLVAREZ, op. cit.: 219-221, nº 85. FLÓREZ, E., España Sagrada, XVII, De la santa iglesia de Orense, Antonio Marín: Madrid 1763: 247-250, apéndice II. RISCO, M, España Sagrada, XL, Antigüedades de la ciudad y santa iglesia de Lugo, Viuda e hijo de Marín: Madrid 1796: 414-417, apéndice XXVII. ANDRADE, J. M., O Tombo de Celanova: estudio introductorio, edición e índices, Consello da Cultura Galega: Santiago de Compostela, 1995: I, 154-155, nº 96. RUIZ ASENCIO, J. M., Colección documental del archivo de la Catedral de León (775-1230). IV. (1032-1109), Centro de estudios e investigación San Isidoro: León, 1990: 474-476, nº 1207.

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que ejercen como dominae del mismo, a veces también consagradas a la vida religiosa. En el caso leonés, la destrucción de Palat de Rey al ser saqueada la ciudad de León por Almanzor, supone el traslado de su modelo a Oviedo, con San Pelayo de Oviedo, y su recreación en el siglo XI en otro monasterio leonés: primero San Pelayo, luego San Isidoro. En estos monasterios la infanta Elvira ejercía su dominio de varias formas. En primer lugar legándoselos a su hermana Urraca, que ya poseía una “ración” en ellos, como especifica para Covarrubias. En segundo lugar, disponiendo durante su vida de las heredades del monasterio de San Pelayo de León, que a su muerte manda devolver a San Isidoro, junto con las cortes de San Miguel de León, Cea y Monzón. En tercer lugar, enajenando parte de sus bienes en favor de sus vasallos, aunque luego compense al monasterio con otra heredad: así había dado su ración en Villaquilambre a Diego Alvítiz, compensando en su testamento a San Isidoro con su ración en Pozuelo de la Orden. Los tres monasterios reciben además algunas mandas de la infanta, ya se trate de otros monasterios o iglesias, de villas o heredades; en cualquier caso son bienes que no pertenecían a estos monasterios, sino que la infanta tenía por otras vías. En otro documento (11 de marzo de 1099) Elvira y su hermana Urraca dieron al conde don Martín Fláinez el monasterio de San Pedro, sito cerca de la iglesia catedral de León, con todas sus propiedades intramuros de León; dicho monasterio había sido donado por doña Justa Fernández, tía del conde, a San Isidoro; para compensar a este último Urraca le entregaba su mitad de la villa de San Julián de los Oteros37. La presencia de Elvira, que no dona nada al conde, se debe a su papel como domina de San Isidoro, una de cuyas propiedades se enajena. Por lo que respecta al testamento de Sancha, la infanta lega también su dominio sobre el monasterio de Covarrubias a una sobrina que ha criado: Urraca hija del conde Rodrigo González de Lara y la infanta Sancha, la hija de Alfonso VI. También dispone de los bienes del “infantado” en Asturias, que reconoce pertenecen al monasterio de San Pelayo de Oviedo, legándoselos a otra sobrina, Urraca, hija de Alfonso VII y la noble asturiana Gontrodo Pérez. En ambos casos el legado es temporal, extinguiéndose cuando contraigan matrimonio. Con respecto a San Isidoro de León, se ratifican las medidas tomadas para sufragar las obras de construcción que en el mismo se estaban realizando; la infanta aparece así como protectora del cenobio. Un segundo grupo de monasterios está formado por aquellos que están sujetos al dominium de las infantas, pero que no fueron fundados como “infantados”, aunque sí por los reyes. Es el caso del monasterio de Carracedo, en el Bierzo, fundando y dotado por Vermudo II de León en el 992 para servir de refugio a los monjes que huían de los ataques de Almanzor y para convertirse en su lugar de sepultura38. La infanta Elvira también había dispuesto de una iglesia de este monasterio (San Juan de Valle Sacre), que de nuevo devolvía. Por su parte, Sancha había entregado el monasterio al abad Florencio, para que allí rigiese una comunidad bajo la regla de san Benito, que trasladaba desde el monasterio de 37 VALCARCE, op. cit.: 93-95, nº 11. Alfonso VI confirma esta donación a San Isidoro en 1103 (Ibíd..: 95-97, nº 12). 38 MARTÍNEZ MARTÍNEZ, M., Cartulario de Santa María de Carracedo, 992-1500. Vol. I: 992-1274, Instituto de Estudios Bercianos, s.l.,

1997: 21-25, nº 1.

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Santa Marina (1138), donación ratificada por su hermano Alfonso VII39, y confirmada en el testamento. El dominium de las infantas se extendía también a otros monasterios que no habían sido fundados por los reyes o condes de Castilla, ni otros miembros de la familia real. Una parte de ellos eran antiguos monasterios familiares de la nobleza, confiscados tras una rebelión o entregados al rey por otro motivo (profiliación...). Así Vermudo II confiscó San Miguel de Almázcara al magnate Gonzalo Vermúdez por rebelarse y se lo entregó a su clérigo Sampiro (998), donación ratificada por Alfonso V (1020)40. El monasterio volvió al realengo, probablemente a la muerte de Sampiro, y acabó en manos de Elvira, quien lo legaba al obispo de León Pedro, meo abbate, durante su vida, mandándole que lo diese por su alma cuando muriese. A pesar de ello, doña Sancha aparece disponiendo del mismo en 1152, cuando lo refunda como un monasterio de monjas benedictinas bajo el gobierno del abad de Carracedo, dando origen a San Miguel de las Dueñas41. También se incluiría en esta categoría el monasterio de Santa Eulalia de Fingoy, donado por su propietario a Vermudo II (995)42, y que Elvira dió a la catedral de Lugo (1071). Otros monasterios habían estado regidos en el siglo X por abades sujetos al obispo correspondiente, pudiendo haber sido beneficiados con privilegios regios, pero sin ser monasterios propios de la monarquía. Es el caso de San Salvador de Tábara, tal vez el fundado por san Froilán a fines del siglo IX antes de ser elegido obispo de León43; de San Miguel de Escalada, edificado por el abad Alfonso y sus monjes, llegados de Córdoba en tiempos de Alfonso III44; de Santa María de Bamba, donde residió el obispo Frunimio de León tras ser expulsado de su sede; y tal vez de San Pedro y San Pablo de Cubillas, que en el siglo X había estado vinculado al monasterio de Valdepueblo45. La infanta Elvira disponía de Tábara, Bamba y Escalada en su testamento, al igual que había hecho con San Isidoro, Covarrubias o San Pelayo, pero en este caso se los legaba a su sobrina-nieta Sancha. A diferencia de aquellos, no se menciona que comparta su dominio con su hermana. Por otro lado también había dispuesto de las heredades adscritas a estos cenobios, devolviendo dos lugares al de Bamba. Sancha, por su parte, segregó el de San Miguel, extramuros de Zamora, de San Miguel de Escalada, y los lugares de Olmedo, Villalba de los Alcores y Penilla de Santa María de Bamba. En su testamento, confirmaba las donaciones previamente realizadas: San Miguel de Zamora y Tábara fueron entregadados al priorato cluniacense femenino de Marcigny, en Borgoña (1131), tal vez como compensación por revocar la previa donación de Escalada a Cluny (1124)46; Santa María de Bamba a la Orden de San Juan del Hospital (1140); San 39 Ibíd..: I, 34-38, nº 15-16. 40 RUIZ ASENCIO, J. M., Colección documental del archivo de la Catedral de León (775-1230). III. (986-1031), Centro de estudios e inves-

tigación San Isidoro: León, 1987: 97-101, nº 581. YÁÑEZ NEIRA, op. cit.: 12-13. FREIRE CAMANIEL, J., El monacato gallego en la Alta Edad Media, Fundación Pedro Barrié de la Maza: A Coruña, 1998, II: 723-724. RISCO, M., España Sagrada. XXXIV. Estado antiguo de la santa iglesia de León, Pedro Marín: Madrid 1784: 424. RISCO, M., España Sagrada. XXXV. Memorias de la santa iglesia esenta de León concernientes a los siglos XI, XII y XIII, Pedro Marín: Madrid 1786: 311. 45 REGLERO, Los señorios: 153-155. 46 REGLERO DE LA FUENTE, C. M., Cluny en España. Los prioratos de la provincia y sus redes sociales, Centro de Estudios e investigación San Isidoro: León, 2008: 167-168. 41 42 43 44

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Miguel de Escalada se destinaba a la iglesia en que fuese enterrada la infanta, sin precisar cual; finalmente, San Pedro de Cubillas, al que Elvira había donado una heredad, era legado por Sancha al obispo Pedro de Segovia, su magister, pero solo durante su vida. En 1163 Fernando II donó este último al obispo de Palencia, para recompensar los servicios prestados por el padre de un clérigo palentino, que lo recibía como prebenda47. Elvira mandaba en su testamento a la catedral de Santiago su mitad en Santa María y San Martín de Piloño, junto con San Martín de Arias. Ya la había donado en 1087, pero con reserva de usufructo, señalando que lo había heredado de sus padres Fernando I y Sancha, habiéndole correspondido la mitad en el reparto con sus hermanos48. La otra parte del monasterio fue donada a Santiago por Alfonso VI el 16 de enero de 1100, quien lo califica de mee hereditatis monasterium, en un privilegio en que también confirmaba la donación (oblationem) de la otra mitad por su hermana Elvira, que no figura entre los confirmantes. Un tercer documento relativo al monasterio es la ratificación de la donación por la infanta Elvira, datada el 13 de noviembre de 1100 (probablemente 1099), estando ad extremam mortis oram49. En cualquier caso la infanta declaraba que lo entregaba según sus padres se lo habían dejado per scripturam, como ella lo había tenido y constaba en las antiguas escrituras. La relación entre el monasterio gallego de Celanova y la infanta Elvira resulta muy ilustrativa para entender la complejidad de estos monasterios de “infantado”. En su testamento se limita a devolver al cenobio todas las heredades que habían sido suyas. Ello supone que la infanta había dispuesto de algunas de ellas durante su vida, al igual que había hecho con las de otros monasterios (San Isidoro, Bamba). Sin embargo, Elvira no lega este monasterio a su hermana o sobrina, sin duda porque carece de poder para hacerlo. El testamento no contiene donativos para Celanova, aunque ya le había dado unas casas en Compostela que fueron de uno de sus administradores (1097)50. Otros dos documentos del “Tumbo de Celanova” se refieren a la infanta. En 1075, en un pleito por una heredad, el monasterio alegó que la misma ya la había ganado el abad Alvito (1011-1045), y que recientemente la había recibido el abad Pelayo (1073-1080) de manos del rey Alfonso VI y la infanta Elvira51. También se cuenta como el abad consultó la realización de una permuta con la infanta Elvira52. Estas noticias permiten comprender uno de los milagros atribuidos a san Rosendo de Celanova53. Se cuenta como en tiempos de Alfonso VI, la infanta Elvira, que moraba en esta provincia, afligía de muchos modos al abad Pelayo y causaba grave daño en la heredad 47 ABAJO, op. cit.: 134-137, nº 64-65. 48 medietatem ex eo quam michi euenit inter fratres meos per sucessionem genitoris mei Fredernandi et genitricis mee regine domne Sancie...

(LUCAS ÁLVAREZ, op. cit.: 223-226, nº 87). 49 Ibíd..: 194-196 y 226-227, nº 70 y 88. 50 ANDRADE, J. M., op. cit.: I, 154-155 y 135-136, nº 96 y 89. 51 7..: 497-501, nº 348. ZARAGOZA I PASCUAL, E., “Abadologio del monasterio de San Salvador de Celanova (siglos X-XIX)”, Compostella-

num, 45/1-2, 2000: 84. 52 ANDRADE, op. cit.: I, 157-158, nº 98. 53 Se conservan en su redacción de hacia 1172, que en este caso parte de un texto anterior a 1150, basado en la tradición oral de los

monjes del monasterio: DÍAZ Y DÍAZ, M., PARDO GÓMEZ, M.V. y VILARIÑOS PINTOS, D., Ordoño de Celanova. Vida y milagros de San Rosendo, Fundación Pedro Barrié de la Maza: La Coruña, 1990: 46-47, 54.

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del monasterio. Ante ello el abad huyó con unos pocos. La infanta puso al frente del monasterio a Pedro González, al que se califica de apóstata y se acusa de llevar una vida secular. Durante una visita de Elvira, Pedro expulsó a los monjes del claustro, recluyéndolos en unas celdas próximas a la iglesia de San Miguel, mientras alojaba a la infanta, con sus caballeros, damas y acompañantes en el claustro, refectorio y dormitorio de los monjes. Los monjes se quejaron de ello a san Rosendo, quien ejecutó su venganza sobre el referido Pedro González, que cayó muerto. La infanta, despavorida, restituyó al abad Pelayo la abadía54. El abadologio de Celanova de la segunda mitad del siglo XI menciona dos abades llamados Pelayo entre los años 1073-1080 y 1083-1090, y entre ambos a un tal Gonzalo. El único documento de Celanova de este último es de 1081, y está dirigido a Gonzalo como abad, a Pedro González y a los monjes de Celanova55. Es entonces cuando se debe situar este episodio, considerando que el protagonista del milagro, Pedro, no llegó a ser abad, y que ambos Pelayos serían una única persona. Más allá de la historicidad del relato, este transmite la visión negativa que se tenía, tras el triunfo de la reforma “gregoriana”, de la intervención de las infantas en estos monasterios. El monasterio de Celanova había sido fundando en el siglo X por san Rosendo, miembro de una importante familia de magnates gallegos emparentada con la familia real leonesa. Durante los siglos X y XI prosperó convirtiéndose en cabeza de un importante dominio56. Aunque su archivo cuenta con varios privilegios reales, nunca fue un monasterio de la familia real como San Isidoro de León, San María de Bamba o San Miguel de Almázcara. El poder ejercido por las infantas es más bien una emanación de la tuitio regia sobre los monasterios del reino, una especie de mampuesta, encomienda o avouerie. Esta tutela tiene su parte más beneficiosa en la donación de heredades. Se expresa además en la participación del rey o la infanta en la elección del abad o al menos en la entrega al mismo de los dominios del monasterio. También comporta una serie de exigencias, entre ellas el derecho de alojamiento en los edificios monásticos, como consta en el milagro. La tutela conlleva por último la supervisión o participación puntual en la administración del dominio, en la enajenación de heredades. Otros monasterios mencionados en los testamentos aparecen bien como pequeños monasterios propios de la familia real o bien como destinatarios de un donativo. Así Elvira donaba a San Esteban de Ribas de Sil el de San Benito en Compostela. El testamento de Sancha ratifica las donaciones de Santa María de Grajal a San Pedro de las Dueñas (11241126)57, de Tábara y San Miguel de Zamora a Marcigny (1131)58, de Carracedo al abad Florencio (1138), de San Martín de Grajal al obispo de Segovia (1140), de Santa María de Bamba a la Orden del Hospital de Jerusalén (1140)59. Ello muestra la progresiva renuncia 54 Ibíd.: p. 160-163. FLÓREZ, E., España Sagrada. XVIII. De las iglesias Britoniense y Dumiense, Antonio Marín: Madrid 1764: 388-389. 55 ANDRADE, op. cit.: I, 72, nº 42. 56 CARZOLIO DE ROSSI, Mª I., “La constitución y organización de un dominio monástico benedictino: Celanova (siglos X-XII)”, Cuadernos

de Historia de España, 72, 1990: 5- 61, y 73, 1991: 5-75. 57 DOMÍNGUEZ SÁNCHEZ, S., Colección documental medieval de los monasterios de San Claudio de Léon, Monasterio de Vega y San Pedro

de las Dueñas, Centro de estudios e investigación San Isidoro: León, 2001: 428 y 431-433, nº 9 y 12-13. 58 REGLERO, Cluny en España: 713-716, nº 15-16. 59 MARTÍN LÓPEZ,“Doña Sancha”: 257-259, 260-261 y 264-266, nº 24, 27 y 30.

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de Sancha a controlarlos, y su entrega a monasterios benedictinos (San Pedro de las Dueñas, Carracedo, Marcigny), catedrales (Segovia) u órdenes militares. Esta línea se había iniciado un siglo antes, y ya está presente en el testamento de Elvira, con donaciones en favor de las sede episcopal de Santiago y San Esteban de Ribas de Sil (no incluyo las realizadas a San Pelayo de Oviedo o Carracedo por tratarse de monasterios que siguen sujetos a las infantas). Culminará en las dos últimas décadas de vida de doña Sancha con la fundación de Carbajal, el nuevo estatus de San Isidoro de León, la donación de Escalada a San Rufo de Aviñón, la de San Pedro de Espina a los cistercienses, la de San Miguel de Almázcara para fundar un monasterio de benedictinas bajo la tutela de Carracedo…60. FAMILIA

Los legados a monasterios, vasallos y servidores son numerosos en ambos testamentos, pero otros se dirigen a miembros de la familia real. Elvira mandaba a su hermana Urraca su parte en San Isidoro de León, San Pelayo de Oviedo y Covarrubias, y a su sobrina-nieta Sancha Tábara, Bamba y San Miguel de Escalada. Sancha continuaba esta tradición de transmisión de monasterios dentro de la familia regia, aunque en menor medida, al legar el de Covarrubias a su prima Urraca Rodríguez, hija de la infanta Sancha Alfonso, a quien había criado, y el Infantado de San Pelayo de Oviedo a su sobrina Urraca, hija de Alfonso VII. Además, Sancha legaba las villas de Olmedo, Arévalo y Grajal a su sobrino mayor, el futuro Sancho III, y el resto de sus heredades, de las que no disponía en su testamento, a su hermano el emperador. Los legados de Sancha muestran la estrecha vinculación entre infantado y realengo, que justifica las confirmaciones por Alfonso VI de los legados de Elvira y Urraca a San Isidoro de León o Santiago de Compostela61. En varias ocasiones Elvira lega su “parte” (mea ratione) en un monasterio (Covarrubias, Piloño) o heredad (Villaquilambre, Pozuelo de Campos, Valdesogo, Tendal, Griegos). La expresión no es exclusiva del testamento, sino que aparece en otros documentos de Elvira y Urraca. El origen de estas rationes se encuentra en la división de la herencia paterna. Así lo declara Urraca en la donación de la mitad del monasterio de Santa Marina de Cavia, cerca de Burgos a la catedral de Pamplona (1100): sicut parentes mei michi reliquerunt cum suis pertinentiis, sicut diuisi cum mea germana infante domina Geloyra quando diuisimus nostras hereditates62. Lo mismo decía a propósito de Villarmildo (1074): diuisit illam cum iermana mea domna Geluira. Et fuit ipsa uilla ex ganantia de genitores meos, rex domnus Fredenandus et regina domna Sanctia63 o Villalbín (1087): et uenit michi in partitione cum ipsa sorore mea domna Geluira … et diuidimus eam inter nos64. En otras ocasiones aparecen ambas hermanas en posesión de sendas mitades de monasterios, como San Vicente de Cea, que donaron por separado a la catedral de León (1076, 1077)65, o San Felices de Burgos, que Elvira donó a 60 61 62 63

GARCÍA CALLES, op. cit.: 76-102. VALCARCE, op. cit.: 96, nº 12. LUCAS ÁLVAREZ, op. cit.: 104-196, nº 70. GOÑI GAZTAMBIDE, J., Colección diplomática de la Catedral de Pamplona, 829-1243, Pamplona, 1997: 103, nº 85. FERNÁNDEZ FLÓREZ, J. A. y HERRERO DE LA FUENTE, M., Colección documental del monasterio de Santa María de Otero de las Dueñas, I, (854-1108), Centro de estudios e investigación San Isidoro: León, 1999: 386, nº 276. 64 LUCAS ÁLVAREZ, op. cit.: 221-223, nº 86. 65 RUIZ ASENCIO, Catedral de León, IV: 465-467 y 474-476, nº 1200 y 1207.

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Oña (1088) y Urraca a Covarrubias66. Lo mismo sucede con los lugares: Urraca dio su ración en Villarmildo a María Fróilaz (1074), Elvira a Fernando Fernández, como consta en su testamento; Urraca donó su mitad de Villabín a la catedral de Santiago (1087), Elvira a San Isidoro de León (1099). Esta división afecta también a heredades recibidas conjuntamente, como San Julián de los Oteros, que les legó una hija de Gutierre Ovéquiz67. La división no se realizó solo entre Urraca y Elvira. El monasterio de Piloño lo estaba entre Elvira y Alfonso VI, quienes donaron su parte a Santiago por separado (1087 y 1100). Cuando en 1071 Alfonso VI concedió a su fiel Armentario su heredad en Otero, junto a Valdespino, exceptuó lo que allí tenía su hermana Urraca68; ambos donaron a Cluny San Salvador de Palat de Rey (1075-1076), sin mencionar a Elvira, que ni siquiera confirma69. Cabe preguntarse si la participación de ambas infantas en las dotaciones fundacionales de las sedes episcopales de Tuy y Orense no estaría relacionada con la posesión de bienes en común con sus hermanos70. Ello no supone que todo fuese dividido por mitades o se mantuviese en común.

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OCEJA GONZALO, op. cit.: 23-24, nº 28. SERRANO, op. cit.: 50-51, nº 20. VALCARCE, op. cit.: 93-95, nº 11. HERRERO, Colección de Sahagún, II: 430-432, n º 707. GAMBRA, op. cit., II: 94-95, nº 39. FLÓREZ, E., España Sagrada. XXII, De la iglesia de Tuy desde su origen hasta el siglo decimo sexto, Viuda e hijo de Marín: Madrid 1798 (2ª ed.): 245-250. Id., España Sagrada, XVII: 247-250, apéndice nº II.

EL REINO DE PORTUGAL Y SU CONSOLIDACIÓN FRENTE A LEÓN Y CASTILLA EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XII A TRAVÉS DE LA DOCUMENTACIÓN Paz Romero Portilla Universidad de A Coruña

Resumen La singular relación entre estos reinos está ampliamente reflejada en la historiografía. La documentación existente nos permite conocer y valorar este destacado momento, ilustrándonos sobre las relaciones mantenidas entre estos territorios, con un pasado común hasta el siglo XII, una cercanía geográfica y lingüística, una jurisdicción eclesiástica no coincidente con las líneas fronterizas, y unas relaciones comerciales y de convivencia entre sus habitantes. Ahora bien, esta estrecha vinculación originó en ocasiones enfrentamientos y rivalidades. Abstract The distinct relationship between these kingdoms is reflected extensively in historiography. Existing documentation allows us to consider and appreciate this significant period, illustrating for us the various links maintained between both territories. Both saw a shared past right up to the 12th century, a geographical and linguistic proximity, a religious jurisdiction that did not coincide with official borders, and a relationship based on trade and coexistence between their inhabitants. Nevertheless, these close ties also gave rise to the occasional conflict and rivalry.

El siglo XII fue, sin duda, relevante para los reinos de León y Castilla tanto en lo político como en lo cultural. A los problemas del avance cristiano hacia el sur, se sumó la intervención del rey aragonés en sus territorios así como la independencia del reino portu-

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EL REINO DE PORTUGAL Y SU CONSOLIDACIÓN FRENTE A LEÓN Y CASTILLA

gués. Con Alfonso VI se produjo un acercamiento a los reinos europeos, sobre todo a Francia. El Camino de Santiago potenció la circulación del conocimiento entre León y Castilla y Europa. Se creó la Escuela de Traductores en Toledo y este centro del saber fue visitado por pensadores de toda Europa. En 1135 Alfonso VII es coronado emperador y reyes de toda la Peníncula Ibérica y del sur de Francia se declaran sus vasallos, aunque después de una etapa de esplendor imperial la unidad se desvaneció. Tras esta desaparición los reinos peninsulares consolidaron sus respectivas independencias. El pasado común de estos reinos hasta la independencia de Portugal generó profundas raíces y vínculos difíciles de olvidar, originando además que las conexiones y especial convivencia pervivieran a lo largo de siglos. La visión y actitud de los reyes portugueses hacia el territorio primero leonés y posteriormente castellano-leonés fue distinta que hacia otros reinos peninsulares. La cercanía política, geográfica, eclesiástica y social, reflejada en la documentación, nos habla de esta singular relación entre Portugal, León y Castilla. Desde que Alfonso VI entregó en 1095 los territorios entre el Miño y el Tajo, la parte más expuesta del antiguo reino de Galicia, a Enrique de Borgoña para hacer frente a la ofensiva almorávide, comenzó el camino para la independencia de Portugal. El conde Enrique colaboró con la nobleza local, que le facilitó la administración interna del territorio a la vez que conseguía el apoyo de los obispos y principales instituciones eclesiásticas. Conocemos además donaciones hechas por el conde Enrique a la iglesia de Santiago, a la catedral de Tuy1 y al monasterio de Sahagún2. El conde Enrique promovió el repoblamiento de regiones menos habitadas y apoyándose en los poderes locales comenzó su lucha contra los musulmanes. En el siglo XII emergen corrientes regionales que intentan aprovechar la difícil situación para conquistar posiciones y fortalecerse buscando más libertad de movimientos para intervenir en la política, las ciudades procuran la independencia de las autoridades señoriales y los nobles tratan de gobernar grandes territorios. Enrique, tuvo que hacer frente a un revuelta en Coimbra en 1111, se vio obligado a reforzar los privilegios locales para conseguir la defensa del territorio amenazado por los almorávides y así evitar cualquier pacto con el enemigo. En estos años constatamos muchas ausencias de Enrique del territorio Portucalense debido a su empeño en intervenir en la política leonesa. La muerte de Alfonso VI de León generó una importante crisis en el reino. De hecho, en el interior del mismo ya se iban formando grupos o partidos. Por un lado encontramos a los que apoyaban al único hijo varón de Alfonso VI, Sancho, tratando de que el reino no 1

1097.12.09. El conde Enrique de Portugal y su mujer Teresa dan licencia a los vecinos de Correlhâ, que pertenecen a la iglesia de Santiago, para que puedan llevar sus ganados y cortar leña en los bosques del fisco real. Archivo Catedral de Santiago, Tumbo A, f. 39v. LUCAS ÁLVAREZ, MANUEL, Tumbo A de la Catedral de Santiago, Santiago de Compostela, 1998, nº 97, pp. 208-209; 1110.04.02. Tuy. El conde Enrique dona el monasterio de Ázere a la catedral de Tuy. Archivo Distrital de Braga, Cart. da Mitra, ms. de G. A. de Lousada Machado, f. 5v. AZEVEDO, RUI PINTO DE, Documentos medievais portugueses: documentos régios, documentos dos condes Portucalenses e de D. Afonso Henriques (1095-1185), Lisboa, 1958, vol. I, t. I, doc. 12, pp. 503-504. Esta última hay que entenderla debido a su pertenencia a la diócesis de Braga. 2 1101.03.21. El conde Enrique concede al monasterio de Sahagún todo lo que poseía en Villameriel, en la comarca de Saldaña en la provincia de Palencia, a cambio del monasterio de San Pedro de Tronco. Archivo Histórico Nacional, Clero, Becerro I de Sahagún, f. 14. AZEVEDO, Documentos medievais, vol. I, t. I, doc. 7, pp. 11-12. 1101.03.21. Escritura de permuta entre el conde Enrique de Portugal y la condesa Teresa Alfonso de Portugal y el mosteiro de Sahagún de la villa de Meselli. Real Academia de la Historia, Indice de la Coleccion de Don Luis de Salazar y Castro, Madrid, 1979, t. IL, escrituras, extractos de ellas, genealogías, noticias de personajes, de familias, de historia general, local y literatura, leg. 37 al 49, adiciones 1 al 51, leg. A al E, apéndice A, nº 76.749 a 78.584, doc. 77.874-504, p. 263.

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cayese en manos del conde Raimundo casado con Urraca, única heredera legítima del rey de León. Se trataba de un partido antifrancés. Por otro lado hallamos el partido francófilo formado por Raimundo de Borgoña y su pariente Enrique que llegaron a un acuerdo secreto, según el cual el conde Portucalense reconocería a Raimundo como legítimo heredero de los reinos de León, Castilla y Galicia y sería su vasallo, al tiempo que Raimundo prometía conceder a Enrique el territorio de Toledo con parte de su tesoro o el reino de Galicia. Una serie de acontecimientos inesperados cambiaron el rumbo de la historia. En 1105 nació Alfonso Raimúndez, hijo de Raimundo y Urraca, garantía del partido francófilo; en 1107 moría de manera inesperada Raimundo, lo que provocaría mayores problemas y perturbaciones en el reino; y en 1108 moría el infante Sancho en la batalla de Uclés, quedando el partido antifrancés sin su candidato. El partido francófilo se reunió en torno a Alfonso Raimúndez, que contaba con apoyo merced al pacto con el conde Enrique. Alfonso VI convocó Cortes en Toledo en 1108 para tomar una decisión sobre su sucesión al trono. Enrique, por lo allí acordado, abandonó las Cortes. Urraca, legítima heredera al trono, se casó con Alfonso I de Aragón. Hasta la muerte de Alfonso VI en 1109 el conflicto cuenta con dos corrientes principales en torno a dos partidos, uno profrancés y otro castellano-leonés. Los miembros de estos partidos pertenecen al clero y a la nobleza y defenderán sus intereses. Advertimos una transferencia de lo religioso y cultural. Cuando murió Alfonso VI surgió una tercera fuerza en el reino que apoyó a Alfonso I de Aragón. Surgió principalmente en las ciudades, que buscaron así el modo de liberarse del poder señorial. Fueron sobre todo las ciudades del norte de la Península, pertenecientes al Camino de Santiago. Este movimiento terminó con la separación matrimonial definitiva de Urraca y Alfonso I en 1114. En Galicia se fueron adoptando diferentes posturas de fuerza. Por un lado Urraca, que no quiere perder su autoridad en ese territorio, por otra los nobles, que rodean a Pedro Froilaz de Traba, tutor de Alfonso Raimúndez y, por otra, Diego Gelmírez, arzobispo de Santiago de Compostela. En esta situación, ¿en qué lugar quedó el condado Portucalense? El hecho de que Alfonso Raimúndez fuera heredero de Raimundo en Galicia hizo que su tutor intentase reconstruir la unidad política, lo que incluía a Portugal. La curia regia había atribuído en 1108 el territorio de Galicia a Alfonso Raimúndez, ahora los Traba pretendieron que heredase la totalidad de los territorios entregados a su padre en 1091, pero esto no interesaba a los portugueses. Muerto Enrique de Borgoña, su mujer Teresa se vio presionada por fuerzas contrarias, concretamente los nobles portugueses que querían una mayor autonomía respecto a Galicia y los magnates gallegos que buscaban la reunificación de Portugal y Galicia. El proyecto de matrimonio de la condesa Teresa con el noble gallego Bermudo Pérez de Traba se presentó como una posible solución al problema, ya que Alfonso, el hijo de Urraca y Raimundo de Borgoña, sería rey de León y un descendiente de los Traba rey de Galicia. Desde 1117 Teresa comenzó a emplear en los documentos el título de reina por el derecho que tenía al ser hija de Alfonso VI. La difícil situación en la frontera sur de Portugal, debido a la presión almorávide de los años 1116 y 1117, hizo que Teresa necesitase de la ayuda gallega para hacer frente a la ofensiva.

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Por otra parte, la muerte de Enrique dejó a doña Urraca sin su mejor apoyo en la lucha contra Alfonso I de Aragón. Esto propició un nuevo acercamiento entre los esposos y el partido profrancés, temiendo entonces que se eliminase la posibilidad de Alfonso Raimúndez de acceder al trono leonés-castellano, maniobró en Roma para conseguir un documento que disolviese este matrimonio (la bula tiene fecha de 1114). Un personaje que aumentó su protagonismo en este contexto fue el arzobispo de Santiago, Diego Gelmírez. Promovió la coronación de Alfonso Raimúndez en Galicia y trató de colocarlo en el trono leonés, buscó apoyos en el condado Portucalense e intrigó en los medios eclesiásticos para conseguir su anhelado objetivo de obtener los derechos metropolitanos de Braga. Presenciamos algunas actuaciones en contra del obispo de Braga, quien en 1114 consiguió de Roma ciertas garantías frente a sus adversarios de Toledo y Compostela. Diego Gelmírez acordó pactos personales con los obispos de Oporto y Coimbra y con otros obispos de Galicia. Una coalición de tropas portuguesas, con Teresa, y gallegas, con los Traba, hicieron frente a la pretensión de Urraca de controlar el territorio. No extraña este acercamiento de los Traba a la condesa Teresa3, debido a la búsqueda de una solución para el antiguo reino del rey García4. La reina Urraca volvió a Galicia en 1117, donde llegó a un acuerdo con los representantes de su hijo Alfonso Raimúndez, a quién reconoció su autoridad sobre Galicia y Toledo, reservándose para sí el gobierno de León y del resto de Castilla. Gelmírez consolidó su autoridad señorial en Compostela durante bastante tiempo, y tal vez por eso no intervino en la elección del nuevo arzobispo de Braga, Payo Mendes, miembro de una familia noble portuguesa. Según narra la crónica, en ese tiempo el infante Alfonso Enríquez tomó algunas fortalezas pertenecientes a su abuelo Alfonso VI5. La provincia eclesiástica de Braga, y su obispo Geraldo, desde 1099 consiguió que Astorga, Mondoñedo, Orense y Tuy en Galicia, Oporto, Coimbra, Lamego y Viseu en Portugal fueran sus sufragáneas6. Parece una victoria sobre Compostela, pero en pocos años Santiago consiguió los derechos metropolitanos de Mérida, autoridad sobre las diócesis de la antigua lusitana como Coimbra, Viseu y Lamego, atribuidas en 1103 a Braga. Poco después, en 1120, comenzó la disputa entre las diócesis de Braga y de Santiago por las demás diócesis, lucha que no terminó hasta 1199. Cuando fue elegido Papa Calixto II7, hermano del conde 3 4

Que pudo ser consolidado con un matrimonio. 1115.06.24. Teresa de Portugal dona a la iglesia de Braga dos casales en San Miguel de Paredes, concello de Amares. A.D.B., Gaveta das propriedades do Cabido, doc. 2. ARRIBAS ARRANZ, FILEMÓN, Paleografia documental hispánica, Valladolid, 1965, lám. 20, pp. 49-50. 5 1117.06.09. GALVÃO, DUARTE, Crónica de el-rei D. Afonso Henriques, Lisboa, 1986, pp. 29-31. 6 Sirvan de ejemplo los siguientes documentos: 1102. El obispo de Tuy, Alfonso, presta obediencia al arzobispo de Braga, Geraldo, como su metropolitano. Liber Fidei, f. 151, doc. 571. COSTA, AVELINO JESUS, Liber Fidei sanctae bracarensis ecclesiae. Braga, 1965, t. II, doc. 571, p. 368; 1100-1108. El obispo de Orense, Diego, presta obediencia al arzobispo de Braga como su metropolitano. A.D.B., Liber Fidei, f. 151, doc. 270. COSTA, Liber Fidei, doc. 570, p. 368; SANTOS, MARIA JOSÉ AZEVEDO, Contributo do Liber Fidei para o estudo de alguns aspectos das relações eclesiásticas entre Braga e Galiza nos seculos XI-XIII, Coimbra, 1986. doc. 570, p. 18; 1113.03.23. El obispo de Mondoñedo, Nuno, presta obediencia al arzobispo de Braga, Mauricio Burdino, como su metropolitano. A.D.B., Liber Fidei, f. 153, doc. 590. COSTA, Liber Fidei, doc. 590, p. 11. SANTOS, Contributo do Liber Fidei, doc. 590, p. 18; 1113. El obispo de Mondoñedo presta obediencia al arzobispo de Braga, Mauricio Burdino, como su metropolitano. A.D.B., Liber Fidei, ff. 151-151v, doc. 572. COSTA, Liber Fidei, doc. 572, p. 512. SANTOS, Contributo do Liber Fidei, doc. 572, p. 18. 7 En 1119.

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Raimundo de Borgoña y por tanto tío del futuro Alfonso VII, el arzobispo de Santiago Gelmírez aprovechó para obtener privilegios para la iglesia compostelana. En la bula de 17 de febrero de 1120 se le atribuyeron los derechos metropolitanos de Mérida, todavía bajo dominio musulmán, y se menciona a Coimbra y Salamanca como sufragáneas de Santiago de Compostela, consiguiendo además que se suspendiera a Payo Mendes en sus funciones de obispo de Braga8. Gran victoria del arzobispo de Compostela, que además vio reforzado su poder en Galicia con la protección de doña Urraca. Obviamente esta situación suscitó la oposición del conde Pedro Froilaz. Aprovechando el momento, doña Urraca y Diego Gelmírez invadieron Portugal saqueando el territorio, por lo que la condesa Teresa tuvo que someterse a su hermana, pero pronto consiguió separar a sus adversarios y obtener el señorío de Orense, y además el arzobispo Gelmírez perdió algunas de las ventajas adquiridas sobre la diócesis de Braga. La conexión de Teresa con tierras orensanas está reflejada en algunos documentos, como la donación hecha a la catedral de Orense de bienes y derechos señoriales, garantía de protección a sus habitantes y el hecho de establecer en la ciudad un mercado mensual9. Años después donó al monasterio de Montederramo el lugar de “Rovoyra Sacrata” con privilegio de exención jurisdiccional, y curiosamente en el documento tras la fecha aparece la expresión “Regnante regina domna Tarasia in Portugale et Limia usque riuulum spaliosum”, donde comprobamos que se titulaba reina de Portugal y de Limia, territorio gallego10. El año 1121 estuvo repleto de importantes acontecimientos para el condado de Portugal. En primer lugar una nueva y decisiva aproximación entre los Traba y la condesa Teresa gracias a Fernando Pérez de Traba, que pasó a desempeñar en el condado Portucalense importantes funciones11, como reforzar la frontera de Mondego. En los documentos figura como “fidelis” de la reina, lo que implicaba una especial relación de vasallaje, también aparece como conde con autoridad sobre Coimbra. Este acercamiento entre la familia de los Traba y Teresa fue sellado con el matrimonio de su hija Urraca Enríquez con Bermudo Pérez. El arzobispo de Braga consiguió este mismo año que el Papa le reconociera los derechos metropolitanos sobre las diócesis de Viseu, Lamego e Idaña, todas ellas pertenecientes antes a 8

Cuatro meses después Alfonso y Urraca confirmaron la entrega del coto de Braga al arzobispo Payo Mendes y a todos sus sucesores. 1120.06.17. A.D.B., Gaveta de Braga, nº 4. PINTO, LEITE, “Discurso da Sessão de Encerramento do Congresso”, Bracara Augusta, vol. XVIII-XIX (enero-diciembre 1965), Braga, 1950, doc. 29, p. 434. 9 1112.02.17. Archivo Catedral de Ourense, Privilegios, t. I, doc. 4. AZEVEDO, Documentos medievais, vol. I, t. I, doc. 60, pp. 75-76. 10 1124.08.21. Allariz. A.H.N., Clero, Montederramo, carp. 1481, nº 3. AZEVEDO, Documentos medievais, vol. I, t. I, doc. 68, pp. 84-85. SÁNCHEZ BELDA, LUIS, Documentos reales de la Edad Media referentes a Galicia, Madrid, 1953, nº 202, pp. 98-99. Las donaciones de la condesa Teresa de monasterios e iglesias en estos territorios confirma que ostentaba el poder en la zona. 1125.09.02. Teresa de Portugal dona a la catedral de Tuy el monasterio de Ázere y la Iglesia de San Cosme y San Damián. A.D.B., Col. Cron. (Cart. da Mitra), nº 7, cop. siglo XII A; Sé de Tui, Libro tercero de privilégios, perg. 1, cop. siglo XIV; A.C.T., Documentos. de la Catedral de Tui. AZEVEDO, Documentos medievais, vol. I, t. I, doc 70, pp. 87- 88; FLÓREZ, ENRIQUE, España Sagrada, Lugo, 1989; PINTO, art. cit., doc. 31, p. 435. 1125.09.04. Teresa de Portugal dona varias iglesias situadas entre los rios Miño y Lima a la catedral de Tuy, además de importantes privilegios. A.D.B., Col. Cron. (Cart. da Mitra), nº 8, cop. siglo XII. AZEVEDO, Documentos medievais, vol. I, t. I, doc 71, pp. 88-89. PINTO, art. cit., doc. 32, p. 435. 1127.05.23. Teresa de Portugal dona al monasterio de Pombeiro y a su prior Pedro, el monasterio de Vimieiro, en territorio bracarense. YEPES, ANTONIO DE, Crónica general de la Orden de San Benito, Madrid, 1959-1960, V, f. 137r; GÓMEZ PEREIRA, MAURO, “El monasterio de San Vicente de Pombeiro”, en Boletín de la Comisión Provincial de Monumentos Históricos y Artísticos de Lugo, t. 4, 34 (1950), p. 73. LUCAS ÁLVAREZ, MANUEL; LUCAS DOMÍNGUEZ, PEDRO, El priorato benedictino de San Vicenzo de Pombeiro y su Colección Diplomática en la Edad Media, 1996, doc. 6, p. 60. 11 No pretendemos en este breve trabajo profundizar sobre el supuesto matrimonio o las relaciones entre la condesa Teresa y Fernando Pérez, temas abundantemente tratados en la historiografía española y portuguesa.

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la provincia de Mérida, por tanto, teóricamente, sufragáneas de Compostela12. También en 1121 comenzó a prepararse una revuelta de nobles portugueses que se intensificó en 1125, y a la que se unirá dos años después el infante Alfonso Enríquez, como veremos. Evidentemente el proyecto político de los Traba y la condesa Teresa no agradó a Gelmírez, que veía peligrar sus ambiciones territoriales y económicas. Con habilidad política supo sacar provecho de la situación. En abril de 1122 tuvo lugar un acuerdo de los obispos de Oporto y Coimbra al que asistieron Teresa y Fernando Pérez. Se trataba de una maniobra del arzobispo de Santiago para crear un frente común contra el arzobispo de Braga en el condado Portucalense. Con todo, las ambiciones de Gelmírez y de los Traba desencadenaron una reacción por parte de las principales familias nobles del condado Portucalense, que veían subordinar sus intereses a los de los gallegos y colocaba un extraño al frente del condado. El alejamiento de los nobles portugueses de la corte se intensificó en 1125 y en 1127 se originó una revuelta al unirse al infante Alfonso. Un año antes había muerto la reina Urraca y su hijo Alfonso VII había sido coronado rey de León y Castilla. En abril de 1127 firmó con Teresa y Fernando Pérez un acuerdo de paz, mientras trataba de recuperar su autoridad sobre las ciudades castellanas que todavía estaban en manos aragonesas. En septiembre y octubre se encontraba en Galicia tratando de someter por la fuerza a su tía Teresa, que se negaba a prestarle los servicios de vasallaje y pretendía ejercer su autoridad no sólo en el condado Portucalense, sino también sobre el de Toroño. No sólo encontramos por estas fechas donaciones de Teresa a la iglesia orensana, sino que también sabemos de donaciones a la catedral de Tuy, como ya lo habíamos visto con su marido el conde Enrique. Así, en 1125 le donó el monasterio de Ázere y las iglesias de San Cosme y Damián y varias iglesias situadas entre los ríos Miño y Limia, otorgándole importantes privilegios13. Finalmente donó en 1127 al monasterio de Pombeiro el monasterio de Vimieiro, en territorio bracarense14. Pero apenas un año después Alfonso VII tuvo que enfrentarse nuevamente con su tía la condesa Teresa, que quería ejercer su autoridad no sólo en Portugal, sino también sobre el condado de Toroño, donde hizo donación a la catedral de Tuy de la mitad de la tierra de realengo de Fonte Arcada, perteneciente a Arcos de Valdevez15, así mismo su hijo Alfonso Enríquez donó ese mismo año al monasterio de Montederramo, en Orense, una propiedad en Ribeira do Solar, en tierra de Viera, con la iglesia de San Juan de Cova en el concejo de Paredes de Coura16. Sin duda, la nobleza portuguesa colaboró activamente contra Alfonso VII, e igualmente destacable fue la actuación de Alfonso Enríquez. Tal vez por ello el rey leonés continuó favoreciendo a la catedral de Braga, como se aprecia en un documento de mayo de 12 1123. El obispo de Astorga, Alon, presta obediencia como metropolitano al arzobispo de Braga, Paio Mendes, en presencia del obispo

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de Tuy, Alfonso. A.D.B., Liber Fidei, f. 153, doc. 590. COSTA, Liber Fidei, doc. 590 A, p. 11. SANTOS, Contributo do Liber Fidei, doc. 590 A, p. 18. 1123. El obispo de Astorga, Alon, presta obediencia al arzobispo de Braga Paio Mendes como su metropolitano. A.D.B., Liber Fidei, f. 153, doc. 591. COSTA, Liber Fidei, doc. 591, p. 12. SANTOS, Contributo do Liber Fidei, doc. 591, p. 18. 1125.09.02. Archivo Catedral de Tuy, Libro tercero de privilegios, perg. 1; A.D.B., Col. Cron. Cart. de Mitra, nº 7. AZEVEDO, Documentos medievais, vol. I, t. I, doc. 70, pp. 87-88; FLÓREZ, ENRIQUE, España Sagrada, Madrid, 1747-1761, XVIII; 1125.09.04. A.D.B., Col. Cron. Cart. de Mitra, nº 8. AZEVEDO, Documentos medievais, vol. I, t. I, doc. 71, pp. 88-89. 1127.05.23. LUCAS ÁLVAREZ; LUCAS DOMÍNGUEZ, op. cit., doc. 6, p. 60. (1128) AZEVEDO, Documentos medievais, vol. I, t. I, doc. 13, p. 517. 1128.07.08. Braga. A.H.N., Clero, Montederramo, m. 1107, particular 3. AZEVEDO, Documentos medievais, vol. I, t. I, doc. 92, pp. 115-116.

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112817. Un mes después, el 24 de junio tuvo lugar en San Mamed, cerca de Guimarães, una batalla entre las tropas de la condesa Teresa y el conde gallego Fernando Pérez de Traba y las de Alfonso Enríquez, hijo de Teresa. Tras la derrota, Teresa y Fernando abandonaron el gobierno condal que quedó en manos del infante y sus partidarios. Teresa desistía de ser señora de toda Galicia. Los nobles portugueses apoyaron al infante Alfonso Enríquez porque no aceptaban la política de la nobleza gallega ni un reino que reunificase Galicia y Portugal. Tras la batalla Alfonso Enríquez tomó el gobierno del condado de Portugal y comenzó a usar el título de rey o infante, pero nunca el de conde, reivindicando así sus derechos por ser nieto de Alfonso VI18. La preparación del matrimonio de Alfonso VII con Berenguela, hija del conde de Barcelona, así como unas revueltas de nobles en Castilla retuvieron al rey leones durante dos años. La muerte de la condesa Teresa en 1130 legitimó la situación en el territorio Portucalense de su hijo, a la vez que significó la exclusión de Fernán Pérez de Traba del panorama político. Igual que había hecho su madre, Alfonso Enríquez trató de extender su autoridad no sólo al sur del río Miño, sino también sobre los condados de Toroño y de Limia. Las acciones del infante Alfonso motivaron la intervención del rey leonés, quien organizó una campaña en 1130 junto a Diego Gelmírez y otros nobles gallegos restableciendo su soberanía en estos condados gallegos. Estos acontecimientos quedaron reflejados en la documentación, como muestra la donación con plenos poderes hecha a Sancho Rodríguez de las heredades de “Casal de Ramondo y Gaindi”, situadas en Orense19, y la donación de 1136 al monasterio de Tojosoutos de la villa de Paredes, situada en el concejo de Viana do Castelo20. Fernando Pérez de Traba había acompañado a Alfonso VII en sus últimas expediciones, pero ya desde 1139 lo encontramos como ayo de su hijo, el futuro Fernando II. Anteriormente documentamos la presencia del conde gallego en Portugal en 1131, en la última tentativa de los Traba para intervenir en la política portucalense. Restablecida la soberanía de Alfonso VII en Limia y Toroño no parece que el rey leonés se preocupase más de la situación del condado Portucalense hasta 1137. El día de Pentecostés de 1135 Alfonso VII fue coronado emperador, se convirtieron en sus sus vasallos los reyes de Navarra y de Aragón y los condes de Barcelona, Tolosa y Montpellier. En ese momento Alfonso Enríquez aprovechó la ocasión para ocupar los condados de Toroño y Limia21. Sus fuerzas se encontraron con las de Fernando Pérez de Traba y de otros nobles gallegos. Cuan17 1128.05.27. Confirmación de la carta de coto otorgada a la catedral de Braga por Alfonso VII y su madre Urraca, incluyendo nuevas

donaciones y concesiones como los derechos de capellanía y de escribanías o el de acuñar moneda. A.D.B., Cart. Cabido, gav. Braga, nº 5. AZEVEDO, Documentos medievais, vol. I, t. I, doc. 89, pp. 111-112. 18 Comenzaron también las donaciones: 1128. Alfonso Enríquez de Portugal dona a Fernando Anaia toda la heredad que poseía en

Penas Juntas y en Vilar Peregrino, en territorio bracarense. A.H.N., Clero, Montederramo, carp. 1481, nº 5. 1129.07.28. Donación otorgada por el Infante Alfonso Enríquez a favor de Egas Ramírez de la iglesia de San Bartolomé de Campelo, concello de Baião. Arquivo Nacional da Torre do Tombo, C. R. Ansede, m. único, doc. 2. ARRIBAS, Paleografia, lám. 22, pp. 52-53. 19 1130.01.18. Villaza. A.H.N., Tumbo de Celanova, f. 96r. SERRANO Y SANZ, M., “Documentos del monasterio de Celanova”, en Revista de Ciencias Jurídicas y Sociales, XXII (1929), pp. 44-45; AZEVEDO, Documentos medievais, vol. I, t. I, doc. 113, p. 136; SÁNCHEZ, Documentos reales, nº 207, p. 101. 20 1136.05.19. A.H.N., Clero, Tojosoutos, carp. 556, nº 2; Códice Tumbo de Tojosoutos, f. 34. AZEVEDO, Documentos medievais, vol. I, t. I, doc. 154, pp. 183-184; SÁNCHEZ, Documentos reales, nº 219, pp. 106-107. 21 De esas fechas es el documento 1135.03.26. Alfonso Enríquez dona a Rodrigo Mendes dos villas con el nombre de Figueirolas, en tierra de Aliste, Zamora, pertenecientes a la diócesis bracarense, con todos sus términos y derechos. A.H.N., Clero, Monasterio de Moreruela, leg. 2334, R. 37; AZEVEDO, Documentos Medievais, vol. I, T. II, Lisboa, 1962, doc. 144 bis, pp. 788-789.

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EL REINO DE PORTUGAL Y SU CONSOLIDACIÓN FRENTE A LEÓN Y CASTILLA

do Alfonso VII llegó sometió al conde Alfonso en Tuy y obtuvo su juramento de fidelidad el 4 de julio de 113722. Sin embargo, Alfonso Enríquez no desistió de apoderarse de territorios en la frontera gallega, y en 1141 volvió a invadir Toroño provocando la reacción de Alfonso VII. La batalla no tuvo lugar ya que los portugueses solicitaron la paz debido a la presión musulmana en su frontera sur. Alfonso VII cedió con tal de recibir el reconocimiento de su primo a su autoridad imperial. Entre 1139 y 1140 Alfonso Enríquez comenzó a utilizar el título de rey. La tradición portuguesa posterior habla de una aclamación del ejército después de la batalla de Ourique. Para tener mayor independencia respecto de Alfonso VII se proclamó vasallo del Papa en 114323, ya que el Romano Pontífice era la única autoridad capaz de legitimar su título. El tratado de Zamora del 5 de octubre de 1143 entre Alfonso VII y Alfonso Enríquez se considera el inicio del reino de Portugal, y de hecho quedó revocado el tratado de Tuy de 1137. Con todo, todavía habrá que esperar varios años, hasta 1179, para que el Papa confirme el título de rey a Alfonso Enríquez. Prácticamente 43 años después de que Alfonso VI separara Portugal de Galicia y lo entregara al conde Enrique por su matrimonio con su hija Teresa, el antiguo condado de Portugal se declara independiente del reino castellano-leonés. Alfonso Enríquez trasladó su corte a Coimbra buscando distanciarse de la nobleza señorial del norte, a la que debía su poder, pero de la que no quería depender. Desde 1143 abandonó durante varios años sus pretensiones sobre los territorios gallegos para consagrarse a la conquista de tierras en su frontera meridional. Eclesiásticamente restauró las tres antiguas diócesis pertenecientes a Mérida y, por tanto, sufragáneas de Santiago. En 1147 nombró obispos de Lisboa, Viseu y Lamego que fueron consagrados por el arzobispo de Braga, que afirmó su independencia de las iglesias de Santiago y Toledo24, por lo que recibió una protesta de Alfonso VII y una respuesta del Papa Eugenio III en 1148. Hasta aquí hemos mostrado cómo la situación de dependencia de algunas iglesias gallegas de la diócesis de Braga motivó abundante documentación portuguesa25, en este momento encontrarnos algún documento al respecto como el de Alfonso I de Portugal infor22 1137.07.04. Tuy, Tratado de paz entre el emperador y el infante de Portugal. ESCALONA, R., Historia del Real Monasterio de Sahagún,

Madrid, 1782, apéndice III, pp. 527-528, escr. CLXI; FERNÁNDEZ FLÓREZ, JOSÉ ANTONIO, Colección diplomática del Monasterio de Sahagún (857-1300), León, 1991, doc. 1263, p. 161; AZEVEDO, Documentos medievais, vol. I, t. I, doc. 160, p. 194. En 1137 Alfonso Enríquez donó a la iglesia de Tuy la villa de Vinea. A.C.T., Libro 5 de privilegios reales, doc. 3; GALINDO ROMEO, PASCUAL, Tuy en la Baja Edad Media. Siglos XII-XV, Madrid, 1923, doc. III, pp. VIII-IX. 23 Referencia al documento de Inocencio III (1203.06.26. Ferentini), según el cual Alfonso I de Portugal se reconoció feudatario de la Santa Sede en tiempos de Lucio II. Archivo Secreto Vaticano, Archivio di Castel S. Angelo, Arm. I-XVIII, nº 4212; MANSILLA, Demetrio, La documentación española del Archivo del “Castel S. Angelo” (395-1498), Roma, 1959, doc. 57, p. 37. El documento de Inocencio III en MANSILLA, DEMETRIO, La documentación pontificia hasta Inocencio III (965-1216), Roma, 1955, nº 282, p. 317. 24 Cfr. la bula de Eugenio III en la que declara que la Iglesia de Zamora pertenece a la de Braga y no a la de Toledo. 1[...].06. 13. A.D.B., Gaveta dos Arcebispos; PINTO, art. cit., doc. 16, p. 432. 25 Aportamos nuevos documentos: 1139.04.26. Bula Bracarensem Metropolim Insignem del Papa Inocencio II al arzobispo de Braga, João Peculiar, confirmándole la jurisdicción sobre la ciudad de Braga y su coto y sobre los obispados sufragáneos de Portugal y Galicia. A.D.B., Bulário; PINTO, art. cit., doc. 43, pp. 437-438. 1144. El obispo de Astorga, Arnaldo, presta obediencia como su metropolitano al arzobispo de Braga, João Peculiar. A.D.B., Liber Fidei, f. 152v, doc. 584; COSTA, Liber Fidei, doc. 584, p. 8; SANTOS, Contributo do Liber Fidei, doc. 584, p. 18. 1148.09.08. Brescia. Bula Offici Nostri del Papa Eugénio III al arzobispo de Braga. Esta bula confirma la donación hecha por el conde Enrique y su mujer Teresa de la ciudad de Braga y de su coto a la Iglesia de Braga, así como de todos los derechos que tenían en los Castros de S. João da Pesqueira. Esta bula garantiza la restitución de la jurisdicción en los obispados sufragáneos de Astorga, Lugo, Tuy, Mondoñedo, Orense, Porto, Coimbra, Viseu y Lamego, y confirma también la jurisdicción de la iglesia de Santa Cruz de Riba Douro, de las Iglesias y villas de S. Martinho, S. Frutuoso y S. Vítor. A.D.B., Bulário; PINTO, art. cit., doc. 48, pp. 438-439.

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mando al arzobispo de Braga de la elección de Juan, abad del monasterio de Samos, como obispo de Lugo26. No podemos olvidar que las diócesis gallegas, exceptuando Santiago de Compostela, pertenecieron al arzobispado de Braga, al que prestaron obediencia durante la mayor parte de la Edad Media27. Desde la independencia política Braga adquirió más fuerza para reivindicar sus derechos, y según Mattoso se llegó a una especie de “nacionalización” de la política eclesiástica28. Pero sin duda fueron las victorias militares las que permitieron a Alfonso Enríquez usar el título de rey y las que consolidaron su autoridad y le permitieron transmitir el título y la independencia a su hijo Sancho I. Fue la guerra la que le permitió asegurarse un territorio suficientemente amplio para dejar de ser un condado y convertirse en un reino con varias provincias. Cuando la frontera se estabilizó hubo que consolidar la autoridad interna. Los monarcas portugueses se dedicarán entonces a los problemas de organización administrativa, económica y social. Tras la muerte de Alfonso VII y la división del reino entre sus hijos, Fernando II de León y Sancho III de Castilla, Alfonso Enríquez aprovechó para comenzar una nueva ofensiva contra Toroño y en 1159 llegó a tomar Tuy, capital del condado. Reflejo de esta presencia del rey portugués en Tuy es el acuerdo que se firmó allí sobre el matrimonio de su hija Mafalda con el conde de Barcelona y príncipe de Aragón, Raimundo29. Un año después tuvo lugar en el monasterio de Celanova un acuerdo por el que Alfonso Enríquez restituyó a Fernando II la ciudad de Tuy y su territorio, pero la paz duró poco, ya que en 1162 encontramos a Alfonso Enríquez ejerciendo actos de soberanía sobre el condado de Limia, y un año después consiguió hacerse nuevamente con el condado de Toroño. Hasta 1165 ejerció su dominio sobre los dos condados gallegos, por lo que tuvo lugar un nuevo tratado de paz con Fernando II celebrado en Pontevedra. En el acuerdo se decidió el matrimonio de Urraca Alfonso con el rey de León, que se celebró en 1166, y Alfonso Enríquez abandonó entonces Tuy por lo menos hasta 116830. La documentación existente es abundante, por lo que un acercamiento a la misma nos ayuda a conocer y valorar este singular momento en las relaciones entre los reinos occidentales de la Península Ibérica. Una primera aproximación confirma lo que ya intuíamos, la estrecha vinculación del reino de Portugal con León y Castilla en la primera mitad del siglo XII.

26 (1152) A.D.B., Liber Fidei, f. 99v, doc. 343, f. 106, doc. 370, ff. 151v-152, doc. 578; FLÓREZ, op. cit., XLI, 311; COSTA, Avelino Jesús, Liber

Fidei sanctae bracarensis ecclesiae, Braga, 1965, t. II, doc. 579, p. 4; SANTOS, Contributo do Liber Fidei, doc. 343, p. 19. 27 Sirvan de ejemplo estos documentos: (1152) El obispo de Lugo Juan presta obediencia como su metropolitano al arzobispo de Braga.

A.D.B., Liber Fidei, f. 139, doc. 515; COSTA, op. cit., doc. 515, p. 313; SANTOS, op. cit., doc. 515, p. 19; (1158) Isidoro, obispo de Tuy, presta obediencia al arzobispo de Braga. A.D.B., Liber Fidei, f. 70. COSTA, op. cit., doc. 213, p. 19; (1159-1161) Juan, obispo de Lugo, agradece al arzobispo de Braga el recibimiento hecho al maestro Suero y las instrucciones relativas al abad de Samos. A.D.B., Liber Fidei, f. 99rv; COSTA, op. cit., doc. 342, pp. 26-27; LUCAS ÁLVAREZ, MANUEL, El Tumbo de Julián de Samos (siglos VIII-XII), Santiago, 1986, doc. S25, pp. 478-479. 28 Cfr. MATTOSO, JOSÉ (dir.), História de Portugal. A monarquia feudal (1096-1480), 1993. 29 1160.01.30. Tuy. Códice, Antg. de Braga. Monarchia Lusitana, p. 3, liv. 10, cap. 41, f. 195; História Genealógica das Casas Reales, tomo 6 de las Prov. Liv. 14, nº 8, p. 195; BARBOSA, JOSE, Catálogo cronológico, histórico, genealógico e crítico das rainhas de Portugal e seus filhos, Lisboa, 1727, f. 119. 30 Existe una donación de Alfonso Enríquez a la catedral de Tuy de 28 de marzo de 1169, pero este acto no implica el ejercicio de soberanía. A.C.T., Libro 4 de privilegios reales, doc. 7; GALINDO, op. cit., doc. VI, p. XI; AZEVEDO, Documentos medievais, vol. I, doc. 293, pp. 381-383.

LA FUNDACIÓN DEL MONASTERIO CISTERCIENSE DE SANTA MARÍA DE VALDEDIÓS∗

Juan Ignacio Ruiz de la Peña Solar Miguel Calleja Puerta Universidad de Oviedo

Resumen El monasterio de Santa María de Valdediós, fundado a principios del siglo XIII, es una de las más importantes casas cistercienses de la Asturias medieval. Su origen no se encuentra, sin embargo, en una comunidad que huye de las riquezas del mundo en busca del yermo. Fue el patrocionio de los reyes Alfonso IX y Berenguela lo que facilitó los primeros pasos de la comunidad, su instalación en el viejo dominio realengo de Boiges (Maliayo, Asturias) y su dotación original a norte y sur de la cordillera cantábrica. Esta artículo trata de las circunstancias de la fundación, su significado en la política regia y su dotación originaria. Abstract The abbey of Santa María de Valdediós, founded at the beginning of the XIIIth century, is one of the most important cistercian houses in medieval Asturias. In its origin, however, a community in search for the solitude of the desertum, can not be found. It was the promotion of king Alfonso IX and queen Berenguela that supported the first steps of the community, their settlement in the old royal domain of Boiges (Maliayo, Asturias) and their original endowment, north and south of the Cantabrian mountains. This paper deals with the context of the foundation, its meaning in the political context of the realm and its original endowment. *

Este trabajo ha sido realizado en el marco del proyecto de investigación Ciudad e iglesia en el noroeste hispánico (ss. VII-XIII), financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación (HAR2008-06430-C02-01), con fondos FEDER.

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LA FUNDACIÓN DEL MONASTERIO CISTERCIENSE DE SANTA MARÍA DE VALDEDIÓS

EL CÍSTER EN ASTURIAS Y LA FUNDACIÓN DE VALDEDIÓS

Los seguidores de San Bernardo llegan tardíamente a las ásperas tierras de Asturias. Tenemos que esperar hasta el principio de la decimotercera centuria para asistir a los primeros asentamientos de comunidades cistercienses en nuestra región, cuando ya habían arraigado las fundaciones de monjes blancos en los espacios vecinos de Galicia, León y Castilla1. Si la primera fundación cisterciense reconocida en la corona de Castilla y León es la del monasterio gallego de Santa María de Sobrado en 1142, en Asturias la más antigua fundación quizá pueda remontarse a la época del rey leonés Fernando II (1157-1188) y se habría producido en el lugar de Gúa, sobre los accesos al puerto de Somiedo. Allí vemos establecida en el siglo XIII una pequeña comunidad femenina, sin que podamos precisar la fecha de su asentamiento originario, a la que aquel monarca otorgaba el privilegio de coto, siguiendo la fórmula habitual de este tipo de concesiones regias a otros centros monásticos asturianos, que confirmarían posteriormente sus sucesores2. La existencia de tal concesión se contiene en una tardía confirmación de Sancho IV (4-XII-1286) y no es seguro que la comunidad receptora de la misma hubiera adoptado ya, en la fecha del privilegio de Fernando II, la reforma cisterciense3. Al correr del tiempo, en el siglo XVI, las bernardas de Santa María de Gúa abandonaban su originario y apartado asentamiento, trasladándose a la villa de Avilés donde permanecerán hasta la forzada disolución de la orden en el siglo XIX. No será hasta los primeros años del reinado de Alfonso IX (1188-1230) cuando podamos constatar de forma indubitable el florecimiento de las casas de monjes bernardos en Asturias, bajo el impulso del monarca leonés, devoto benefactor del Císter en sus reinos. A principios del siglo XIII adoptaban la reforma dos comunidades monásticas establecidas desde tiempo atrás en apartados lugares del espacio centro-occidental asturiano: la de Santa María de Lapedo, que mudaría su nombre por el de Belmonte, de más gratas resonancias, asentada en el valle del Pigüeña, entre la cuenca del Narcea y las tierras altas somedanas; y la de Villanueva de Oscos, en los confines suroccidentales de la región, cerca ya de las tierras lucenses, que se integra en el Císter como como filial de Carracedo en 12034. 1

Vid. con carácter general COCHERIL, M., “L’implantation des abbayes cisterciennes dans la Peninsule Iberique”, Anuario de Estudios Medievales, I, 1964: 217-287; el volumen colectivo La introducción del Císter en España y Portugal. La Olmeda: Burgos, 1991, con particular atención al capítulo de J.C. Valle Pérez; el balance bibliográfico ofrecido por ÁLVAREZ PALENZUELA, V.A., “La investigación sobre el monacato cisterciense en la Corona de Castilla”, Actas. Congreso Internacional sobre San Bernardo e o Císter en Galicia e Portugal. Xunta de Galicia: Orense, 1992, vol. II: 787-799; y GARCÍA DE CORTÁZAR, J.A. y TEJA CASUSO, R. (eds.), Monasterios cistercienses en la España medieval. Fundación Santa María la Real-C.E.R.: Aguilar de Campoo, 2008. Para León, CAVERO DOMÍNGUEZ, G, El esplendor del Císter en León (ss. XII-XIII). Fundación Hullera Vasco Leonesa: León, 2007; y para Castilla, ÁLVAREZ PALENZUELA, V.A., Monasterios cistercienses en Castilla (siglos XII y XIII). Universidad de Valladolid: Valladolid, 1978 y PÉREZ-EMBID WAMBA, J., El Císter en Castilla y León. Monacato y dominios rurales. Junta de Castilla y León: Valladolid, 1986. Para Galicia, PORTELA SILVA, E., La colonización cisterciense en Galicia (1142-1250). Universidad de Santiago de Compostela: Santiago de Compostela, 1981; para nuestra región J.I. RUIZ DE LA PEÑA SOLAR ofrecía una primera aproximación a los orígenes del establecimiento monástico de Valdediós en el trabajo “El capítulo inicial del monasterio cisterciense de Santa María de Valdediós”, Valdediós. Arzobispado de Oviedo: Oviedo, 1993: 60-75. 2 Cfr. BELTRÁN SUÁREZ, M.S., “El ejercicio señorial del poder público. Los cotos monásticos asturianos en los siglos XI-XIII”, Sulcum sevit. Estudios en homenaje a Eloy Benito Ruano. Universidad de Oviedo: Oviedo, 2004, vol. I: 233-275. 3 YÁÑEZ NEIRA, D., “Registro de documentos sobre el monasterio de las Huelgas de Avilés”, Boletín del Instituto de Estudios Asturianos, XXXV, 1972: 614; Cavero Domínguez, op.cit.: 80-81. 4 Sobre éste vid. ÁLVAREZ CASTRILLÓN, J.A., “El proceso fundacional del monasterio de Santa María de Villanueva de Oscos: del establecimiento de la comunidad a la integración en el Císter como señorío jurisdiccional”, El monacato en los reinos de León y Castilla (ss. VII-XIII). X Congreso de Estudios Medievales. Fundación Sánchez-Albornoz: Ávila, 2007: 547-567; Id., El monasterio de Santa María de Villanueva de Oscos. Historia y fuentes. Ayuntamiento de Villanueva de Oscos: Villanueva de Oscos, 2009, p. 37.

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Sería, sin embargo, poco tiempo antes y en otro lugar mucho más ameno y próximo a los centros vitales del país astur donde se prodigase la acción benefactora de Alfonso IX a favor del Císter asturiano. El 27-XII-1200 otorgaba, en unión de la reina Berenguela, la carta fundacional del que estaba llamado a ser, en la intención del monarca, el más importante establecimiento cisterciense de sus tierras asturianas (“terra... mearum Asturiarum”, como se complace en llamarlas en alguna ocasión), objeto de una mantenida y generosa tutela, continuada por sus sucesores, que lo convertirá en una de las piezas claves del tablero social y económico de la región, en el marco del proceso de reorganización integral del espacio asturiano que ocupará un lugar central en la gestión política interior del rey leonés. En aquella fecha donaban, Alfonso y Berenguela, su heredad de Boiges, con todas sus dependencias y aprovechamientos, a la orden del Císter, para construir allí una abadía que se contemplaba, en ese documento fundacional, como filial de la de Sobrado5. Se iniciaba así la etapa fundacional, no exenta de dificultades, de la comunidad cisterciense de Santa María de Valdediós, de cuya afiliación a Sobrado no volveremos a tener noticia en el futuro6 y que, a diferencia de lo que ocurrirá con las de Belmonte y Villanueva de Oscos, se implanta sin conexión probada con un establecimiento monástico preexistente, sobre el lugar realengo de Boiges, bajo la atenta y directa tutela de Alfonso IX. LA PROTECCIÓN DE ALFONSO IX

Acaso el rasgo más destacado en la génesis del monasterio es el patrocinio regio, y es que poco tienen que ver sus orígenes según nos son conocidos con la difusión del influjo bernardiano de eremitismo y alejamiento del mundo perceptible ya en la cuarta década del siglo XII en fundaciones como las de Monfero, Oia, Oseira o Toxosoutos. Los reyes castellanos se distinguirían por su protección a los monasterios cistercienses, pero dicha protección pertenece más bien a la generación anterior7. Sin embargo, en el amplio ciclo de mercedes con que Alfonso IX obsequió a la naciente comunidad de Valdediós se observa el acentuado interés del monarca por recordar su propia participación en el mismo: en 1201 habla del monasterio de Valle Dei quod de novo construimus8; luego las confirmaciones de sus mercedes y privilegios otorgadas por los sucesivos monarcas repetirían hasta la saciedad que el dicho monesterio era fechura de los reyes onde yo vengo e mía, o que Alfonso IX hedificó 5

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Damus Deo et Beate Marie, sanctisque omnibus, totam hereditatem de Boiges, tam de realengo quam de infantatico, ad abbatiam ibidem cisterciensis ordinis construendam,>que sit semper propria filia abbatie de Superato< (GONZÁLEZ, J., Alfonso IX, vol. II. Instituto Jerónimo Zurita: Madrid, 1944, nº 143). La filiación de Sobrado, interlineada en el ejemplar procedente de su archivo, no figura en la copia de este documento que se conservaba en el Becerro (cf. JOVELLANOS, G.M., Colección de Asturias, vol. II, Madrid, 1948, p. 3). Sobre el cenobio gallego vid. Pallares Méndez, M.C., El monasterio de Sobrado: un ejemplo del protagonismo monástico en la Galicia medieval. Diputación Provincial de La Coruña: La Coruña, 1979. Cfr. PALLARES MÉNDEZ, op.cit., p. 122, n. 29. Significativa, por ejemplo, en León, según expone Cavero Domínguez, op.cit., p. 77 y ss. Pero en tiempos de Alfonso IX la protección regia del Císter parece ya un proceso acabado, según se desprende de CAVERO DOMÍNGUEZ, G., “Alfonso IX y la Iglesia de su reino”, en F. LÓPEZ ALSINA (ed.), Alfonso IX y su época. Pro utilitate regni mei. Ayuntamiento: La Coruña, 2008: 89-110, y p. 108. En el mismo sentido, VILLEGAS DÍAZ, L.R., “La difusión del Císter en los reinos hispánicos: geopolítica y monacato”, en GARCÍA DE CORTÁZAR, J.A. y TEJA CASUSO, R. (eds.), op. cit.:71-91. JOVELLANOS, op. cit., nº 3. Extraemos las citas de sendas confirmaciones de Pedro I en 1353 publicadas por DÍAZ MARTÍN, L.V., Colección documental de Pedro I de Castilla (1350-1369). III. 1352-1359. Junta de Castilla y León: Valladolid, 1999, nos. 838 y 840.

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el dicho monesterio, e lo dotó9; una inscripción en el monasterio, hace poco recuperada, reconocía como fundatores huius cenobii Alfonsus rex Legione et regina Berenguela10. Aunque la propia piedad del monarca se ha invocado en ocasiones como móvil de su predilección por Valdediós y constituye sin duda una razón a tener en cuenta, no debe olvidarse que la promoción de iglesias y monasterios constituía para los reyes de la Edad Media un instrumento más en la consolidación de su autoridad, y que en la precisa coyuntura del año 1200 el obispo ovetense Juan permanecía expulsado de su diócesis, también por iniciativa regia11. Otros documentos permiten relacionar la expulsión con el matrimonio de Alfonso IX con Berenguela, cuya proximidad en la escala de parentesco hacía aquella unión ilícita a ojos de la Iglesia. Por su oposición a la misma cayó el obispo Juan en desgracia ante el rey, y aunque el Papa Inocencio III intercedió por él la querella sólo se solucionaría en 1204, una vez que el matrimonio regio concluyó definitivamente, y con él las reclamaciones eclesiásticas. En paralelo con estas cuestiones de orden interno, debe considerarse el valor estratégico de la fundación en la reordenación del reino que caracteriza la etapa de Alfonso IX12; la fundación regia de las villas de Llanes, Tineo y Pravia debe contemplarse en las mismas coordenadas13, y no deja de ser significativo que la crónica de Lucas de Tuy, redactada muy poco después, asocie ambos fenómenos en la política asturiana de este monarca14. De hecho, tanto en el área leonesa como en la castellana o en Galicia se ha defendido la fundación de dominios cistercienses como factor de organización y control espacial15, y en ese sentido la figura y la acción de Alfonso IX resultan decisivas en la historia medieval asturiana: fundación de las villas de Llanes, Pravia y Tineo, concesión de alfoz y mercado semanal y trazado de la muralla de la ciudad de Oviedo, donación de rentas en portazgos y alfolís a los cenobios de San Vicente, San Pelayo y Santa María de la Vega, ordenación del régimen orgánico concejil de la ciudad de Oviedo, estímulo del desarrollo urbano de Avilés...; en definitiva, la consolidación de una malla señorial establecida a medida de los intereses de la monarquía. LA INSTALACIÓN DEL MONASTERIO EN TIERRAS DE MALIAYO

La continuidad y protagonismo histórico de las instituciones monásticas dependía de su constitución como entidad señorial, y será este mismo monarca quien siente las bases del 10 DIEGO SANTOS, F., Inscripciones medievales de Asturias. Principado de Asturias: Oviedo, 1994, nº 233 b; observa este autor, no obstante,

que la inscripción tal vez deba fecharse con posterioridad a la fundación. 11 1197: Iohannes episcopus exulante ab episcopali sede (FLORIANO LLORENTE, P., Colección diplomática del monasterio de San Vicente de

Oviedo. Instituto de Estudios Asturianos: Oviedo, 1968, nº 366). 12 Cfr. LÓPEZ ALSINA, F., op.cit., passim; para Asturias, BELTRÁN SUÁREZ, S., “Las relaciones de poder en Asturias en la primera mitad del siglo

XIII”, Fernando III y su tiempo (1201-1252). VIII Congreso de Estudios Medievales. Fundación Sánchez-Albornoz: Ávila, 2003: 489-505. 13 Cfr. RUIZ DE LA PEÑA, J.I., “Los orígenes de la villa de Llanes”, Poder y sociedad en la Baja Edad Media hispánica. Estudios en homenaje

al profesor Luis Vicente Díaz Martín. Universidad de Valladolid: Valladolid, 2002, vol. 2: 893-907; y CALLEJA PUERTA, M., “Un privilegio de Fernando III al concejo de la puebla de Tineo (1232)”, Fernando III y su tiempo, op. cit.: 395-420. 14 Similiter in Asturiis multas populationes fecit... Fundavit etiam monasterium cisterciensis ordinis Vallis Dei in loco qui dicebatur antiquitus Boites (PUYOL, J. (ed.), Crónica de España por Lucas, obispo de Tuy. Primera edición del texto romanceado conforma a un códice de la Academia. Tipografía de la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos: Madrid, 1926, p. 412). 15 ÁLVAREZ PALENZUELA, op. cit., p. 241; PORTELA SILVA, E., “La explicación sociopolítica del éxito cisterciense en Galicia”, En la España Medieval, III, 1982: 319-329; MARTÍNEZ SOPENA, P., La Tierra de Campos occidental. Poblamiento, poder y comunidad del siglo X al XIII. Universidad de Valladolid: Valladolid, 1985, pp. 445-6.

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amplio y diversificado señorío de la nueva abadía, con centro principal en la tierra de Maliayo, donde se sitúa el lugar de asentamiento del cenobio, y en las vecinas de Sariego y Gijón; y con importantes enclaves, ya desde época temprana, en las foramontanas leonesas, en especial en el lugar de Boñar. La mecánica de formación del patrimonio inicial de ese dominio monástico es, en principio, sencilla. El monarca leonés, que desarrollaría en Asturias una muy bien programada política orientada a clarificar las estructuras dominicales del país, va transfiriendo propiedades y derechos de éste a la nueva abadía, hasta constituir a su favor un sólido señorío dominical y jurisdiccional16. Sin embargo, el capítulo inicial de su historia va a estar marcado por una indefinición sobre si se situaría en tierras asturianas o leonesas, que la deficiente transmisión de sus documentos no contribuye a aclarar. En los meses que siguen a la expedición del documento fundacional Alfonso IX y la reina Berenguela conceden al monasterio, que llaman ya de Valdediós, quod de novo construximus in Asturiis in loco nominato Boiges, el realengo de Melgar, sito entre las villas leonesas de Valencia y Mansilla, con todas sus dependencias y derechos, y los celleros de San Juan de Maliayo y Sariego, también con todas sus pertenencias17. Poco después, en febrero de 1202, favorecerán al cenobio con la donación de 100 maravedís. anuales en las rentas devengadas por el portazgo de Avilés18. Pero seguirá a estas concesiones otra de singular importancia, fundamento jurídico de la titularidad de la granja principal de Valdediós en tierras foramontanas: en 1206 Alfonso IX donaba a nuestra comunidad todo su realengo de Boñar, disponiendo que el monasterio levantado en Asturias se reedificase en aquel lugar (et ut ipsum monasterium quod edificatum est in Asturiis in Boniar reedificetis), sobre la ruta que por el Puerto de San Isidro, descendía siguiendo el curso del Porma hacia León. Este documento nos sitúa ante un intento de traslado del originario asentamiento de la comunidad cisterciense que no llegaría a prosperar, si bien se nos oculta la exacta naturaleza de las dificultades que pueden haber surgido en Asturias. Por otra parte, la regla cisterciense establecía que toda nueva fundación debía estar integrada por doce monjes y un abad, pero tras la dotación de Alfonso IX en 1200 no es fácil documentar la existencia comprobable de una comunidad. La donación de Boiges está marcada por un profundo carácter desiderativo –a la abadía de la orden cisterciense que se debe construir allí–, pero no menciona en absoluto a un abad o un grupo de monjes. Igualmente, el hecho de que este documento dotacional se custodiase no sólo en el Becerro de Valdediós, sino también en el archivo de Sobrado, puede llevar a suponer que la primera fundación cisterciense del reino era en este momento la encargada de crear una nueva filial en la comarca centro-oriental de Asturias. 16 El proceso de formación del señorío monástico de Valdediós puede seguirse a través de la documentación que se custodiaba en su

rico archivo, sobre cuya historia y vicisitudes es sumamente esclarecedor el penetrante estudio que incluye M.J. SANZ FUENTES en la obra colectiva cit. supra, nota 1, Valdediós, pp. 77-88. Los documentos copiados en el antiguo Becerro se transcriben en la ya citada Colección de Asturias, II, pp. 3 y ss., y han sido incluidos, hasta 1230, en GONZÁLEZ, J., op. cit. Los pergaminos medievales de aquel archivo ocupan las carpetas 1.609-1.616 de la Sección de Clero del A.H.N. Prepara actualmente su edición la Prof. Sanz Fuentes con quien colaboró en la formación de esa colección A. Floriano Álvarez, y a ellas debemos agradecer la transcripción de estos documentos. 17 GONZÁLEZ, op.cit., nos. 152 y 155; Jovellanos, op.cit., nº 5. 18 Esta disposición fue confirmada por Fernando III en 1231 y 1242 y por Alfonso X en 1255, M. J. SANZ FUENTES, J. A. ÁLVAREZ CASTRILLÓN y M. CALLEJA PUERTA, Colección diplomática del concejo de Avilés en la Edad Media (1155-1498), Oviedo: Universidad, 2011, nos 4, 6, 7 y 8.

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En 1201 tenemos noticia de la existencia de un abad Nuño como representante de la institución19, pero los años siguientes aún van a estar marcados por la indefinición del emplazamiento definitivo de la comunidad naciente. Y acaso el interés político de organizar la comarca de Maliayo luchó con la voluntad de los cistercienses, porque en 1207 el abad de Sobrado obtenía autorización del Capítulo General de la Orden para trasladar la abadía a un lugar más cómodo20. El elegido sería el recientemente incorporado dominio de Boñar; sin embargo, el intento no llegaría a buen término por los escollos planteados desde otras instancias. En setiembre del mismo año Inocencio III encomendaba al obispo de Astorga y a dos de sus arcedianos la resolución del pleito entablado por el obispo leonés contra la joven comunidad de Valdediós a causa de que sus monjes habían construido una iglesia en términos de su diócesis sin autorización21. Dos años más tarde, otra donación a Valdediós localizada en el entorno de Boñar reconocía de nuevo esa circunstancia al permitir su otorgante a los monjes el paso de un aqueductum per totam meam hereditatem, intus et foris, usque ad monasterium; la expresividad de la cita y la propia importancia de las obras hidráulicas en la arquitectura cisterciense autorizan a ver en esta referencia otra prueba concluyente de que, a los diez años de su creación, la nueva comunidad trataba de trasladarse al Sur de la Cordillera. Pero el mismo documento da cuenta de cómo la cuestión del emplazamiento estaba por resolver, pues el otorgante condicionaba su donación a que la comunidad llegase a cuajar efectivamente, y sabemos que esto no llegaría a ocurrir en tierras de León22. Quizá del hecho de que en noviembre de 1210 el papa tomase a Valdediós bajo su protección, confirmando sus posesiones y las exenciones que le habían sido concedidas, se pueda entender que la instalación en Asturias ya iba a ser definitiva; pero tampoco aquí habían de faltar problemas similares de adaptación. Sabemos, por ejemplo y según una noticia más tardía, de 1216, que el rey leonés tuvo que recurrir a fórmulas de permuta con el poderoso cenobio benedictino ovetense de San Vicente, para recuperar ciertos derechos en Folgueras de Somoza, Boiges y San Juan de Maliayo, otorgados a Valdediós23. En todo caso el alfoz de Boñar se constituirá, en virtud de sucesivas donaciones regias y adquisiciones del monasterio, en uno de los principales espacios de localización del dominio de Valdediós. Sin embargo, el centro de ese señorío dominical continuará situándose en el entorno geográfico próximo al asentamiento primitivo de Boiges, donde Alfonso III promoviera su fundación de San Salvador. En él se integrarán también pronto, al lado de las propiedades de Maliayo y Sariego, tierra ésta sobre la que el propio abad aparece ejer19 JOVELLANOS, op. cit., p. 5. 20 CANÍVEZ, J.M., Statuta Capitulorum Generalium Ordinis Cisterciensis. Revue d’Histoire Ecclésiastique: Louvain, 1933. 21 Dilecti filii legionenses canonici sua nobis significatione monstrarunt quod abbas et monachi de Valled Dei, Ovetensis diocesis, Legionensi

episcopo penitus inconsulto, contra prohibitionem ab archidiacono loci factam, a rege primarium lapidem assumente, quandam ecclesiam in Legionensi diocesi fabricarunt per quam legionensis ecclesia multas patitur iniurias et iacturas (CAVERO DOMÍNGUEZ, G. y MARTÍN LÓPEZ, E., Colección documental de la Catedral de Astorga. II (1126-1299). Centro de Estudios e Investigación “San Isidoro”: León, 2000, nº 1003. 22 Sed si forte predictum monasterium non perficietur, neque in Bonar neque in Asturiis neque in his terminis vel circunstanciis, ab illa valle que dicitur Baldorna usque ad Maioricam, si omnino non fiat, ipsa mea predicta hereditas mihi remaneat, et filiis meis vel posteris meis (JOVELLANOS, op. cit., nº 26). 23 SANZ FUENTES, M.J. y RUIZ DE LA PEÑA SOLAR, J.I., Colección diplomática del monasterio de San Vicente de Oviedo (siglos XIII-XV), I. 1. Gofer: Oviedo, 1991, nº 44.

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ciendo la tenencia o representación del monarca24, y que se habían incorporado a su señorío en las primeras concesiones regias; y la heredad y cellero realengos de Peón, con sus hombres y derechos, donados por Alfonso IX algún tiempo después (27-IV-1216 y 20-III-1220). LA CONSOLIDACIÓN DEL SEÑORÍO MONÁSTICO

Con todas las dificultades interpuestas por la existencia de una malla señorial ya bien organizada, el señorío de Valdediós se constituye en sus primeros años de andadura como un dominio bien articulado y coherente, en el que tienen cabida propiedades fundiarias bien repartidas de cara a su correcta gestión, así como rentas de tipo señorial o dominio sobre iglesias parroquiales. Todos estos elementos revelan también el alejamiento de la Orden del ideal bernardiano que se percibe en todas sus filiales ya desde mediados del siglo XII, o más bien su adaptación a los elementos tradicionales en la constitución de un señorío monástico. No son religiosos huyendo al desierto quienes protagonizan la fundación, sino un rey que propicia la formación de un señorío en territorio cum heremo et populato; y aunque reclamen la exención del diezmo en sus propiedades, no pondrán reparos a la titularidad de iglesias rurales y rentas eclesiásticas o señoriales, pues el dominio de Boiges se concede cum ecclesiis et molendinis y se caracteriza explícitamente como centro recaudador de rentas25. En fin, la constitución de Valdediós como gran señorío se percibe en la serie de privilegios y exenciones concedidos por Alfonso IX; ya desde 1208 había eximido de pechos a los vasallos del monasterio, y el colofón de esta estructura de poder lo representa el elemento fundamental de todo señorío monástico, el coto, que adquiere Valdediós en virtud del privilegio otorgado desde Avilés en marzo de 1220. Por él se delimita mediante referencias geográficas precisas26 un espacio de unos 7 km2 de superficie, en el que el abad y convento de Santa María ejercerán en el futuro una plena autoridad, tanto sobre las tierras como sobre los hombres que las cultivan27. Las cartas de coto e inmunidad y, en general, los privilegios de concesión de facultades públicas otorgadas por los monarcas a catedral y monasterios introducen en la región un nuevo régimen jurídico-público que afecta a las comunidades locales a las que se refieren sustrayéndolas a la acción directa de la Corona, y a los beneficiarios de dichas cartas entregándoles el ejercicio de una serie de funciones y derechos –expresa o implícitamente formulados– que cualifican su nueva condición de señores jurisdiccionales, y no simplemente dominicales, que supone la subrogación respecto al poder real en la titularidad de 24 1207, marzo: Tenente Sarego illo abate de Valle de Deus (SANZ FUENTES y RUIZ DE LA PEÑA SOLAR, op. cit., nº 9); 1220, junio, 15: abbas

de Valle Dios tenente terram (Jovellanos, op. cit., nº 14). 25 ...mando quod totas endechas et totas directuras et totos foros de terra que solebant facere ad cellarium de Boiges... faciant ad monasterium

de Val de Deus (GONZÁLEZ, op.cit., nº 634); lo mismo ocurre con la propiedad regia en Peón donada en 1220 (Ibídem, nº 395). 26 Que permitieron su reconstrucción por DIEGO SANTOS, F., “El coto del monasterio de Valdediós”, Valdediós, 1958: 52-57. 27 ...ego Adefonsus... incauto monasterium Sancte Marie de Valle Dei per istos terminos, videlicet: per Furcam de Ervazal, et quomodo venit

per caminum ad ecclesiam Sancti Petri de Ambas, et descendit in directum ad regum de Arpol, et quomodo dividitur hereditas de Granda cum Rozadas, et quomodo dividitur hereditas Sancti Saturnini cum Tyrias et exit ad Furcam de Ervazal per montes regis. Et defendo firmiter et incauto quod sagio, seu merinus, seu dominus terre, seu quicquam alius non audeat infra supradictos terminos pro aliqua voce aut calumpnia sine aut mandato aut consensu abbas eiusdem monasterii introire, nisi tantummodo per latronem aut iniuriam loco sancto facere seu violentiam (GONZÁLEZ, op. cit., nº 396).

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facultades de naturaleza pública, entre las que se destaca la administración de justicia28. El primer efecto que produciría el privilegio de inmunidad sobre las tierras cedidas en coto al monasterio de Valdediós sería su sustracción a las funciones jurisdiccionales, en sentido amplio, de los representantes de la Corona en el territorio de Maliayo, luego llamado Villaviciosa. Con palabras de J.M. Pérez Prendes podemos decir que la fórmula más usual de caracterizar el sentido de la concesión de inmunidad es el llamado privilegio de non introito, es decir, la prohibición de que los funcionarios entren en las zonas acotadas para llevar a cabo el ejercicio de las funciones propias de su cargo, como se pone claramente de manifiesto en el privilegio de 1220. El abad asumiría sobre la población del coto, y en su nueva condición de señor jurisdiccional, las facultades ordinarias que hasta entonces habrían correspondido a los agentes regios de la tierra de Maliayo, a quienes se veda expresamente, según vimos, la actuación en dicho ámbito señorial. Esa potestad jurisdiccional dejaba a salvo en todo caso la facultad del monarca para entender en aquellos casos de justicia que revestían especial gravedad, que aparecen expresamente tipificados en la propia concesión de 1220 y, con mayor detalle, en la confirmación que de la misma haría Alfonso IX el 24-VIII-1225, en la que se contemplan expresamente los llamados “casos de corte”: ladrón público, camino quebrantado, alevosía y mujer forzada29. *

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En aquel mismo 1220 otorga Alfonso IX a favor de Valdediós otro importante privilegio30 que está en la base de lo que ha de ser, en el futuro, uno de los más singulares elementos constitutivos de su señorío y fuente de no pocos conflictos con el poderoso concejo de la villa de Avilés: el eminagium salis de dicha villa, cuyo puerto comenzaba ya a canalizar una intensa corriente mercantil en el que las importaciones de sal para su distribución, a partir del alfolí allí establecido, constituían uno de los objetos fundamentales de ese tráfico portuario, generador de sustanciosas rentas al fisco regio en las que el monasterio de Valdediós iba a tener una elevada participación, por encima de otros cenobios asturianos como San Vicente, San Pelayo o Santa María de la Vega. Titular de un saneado patrimonio fundacional, la comunidad cisterciense de Valdediós puede acometer en 1218 las obras de construcción de su espléndido templo monástico de Santa María, dirigidas por cierto maestro de probable oriundez franca llamado Gualterius, que es posible que trabajara también para otros establecimientos cistercienses del reino, y rematadas pocos años después, acaso en 122531. 28 RUIZ DE LA PEÑA SOLAR, J.I., “El feudalismo en Asturias: formación y desarrollo de los mecanismos de poder en los siglos XI al XIII”, En

torno al feudalismo hispánico. Fundación Sánchez-Albornoz: Ávila, 1989, pp. 136 y ss; BELTRÁN SUÁREZ, “Los cotos monásticos”, cit. supra. 29 ...infra quos dictos terminos sagio seu merinus seu dominus terre seu alius non debet introire sine mandato aut consensu abatis eiusdem

monasterii nisi tantummodo ad istas quatuor voces, videlicet, ad latronem publicum, ad caminum britatum, ad aleyve et ad mulierem forciatam (GONZÁLEz, op. cit., nº 465). 30 Ibídem, nº 397. 31 FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, E., “El Císter en el valle asturiano de Boiges en el primer tercio del siglo XIII. Aspectos histórico-artísticos”, Semana de historia del monacato cántabro-astur-leonés. Monasterio de San Pelayo: Oviedo, 1982: 389-419; GARCÍA CUETOS, M.P., “El monasterio cisterciense de Valdediós. Datos para su estudio”, Boletín del Instituto de Estudios Asturianos, XLVI, 1992: 183-209. Para la inscripción fundacional v. DIEGO SANTOS, op. cit., nº 233 a; puede considerarse la suposición de que sea este el personaje homónimo

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El 24 de agosto de ese año Alfonso IX confirmaba todas las donaciones hechas por el monarca hasta entonces a la abadía de Valdediós quod propia impensa construxi, usque in presentem die contuli, así como la concesión de coto. Este documento constituye una preciosa, y precisa, fuente de información sobre los elementos constitutivos del señorío monástico, su diversa naturaleza y su distribución geográfica, formado a partir de transferencias de hombres, derechos y bienes de realengo. En el traslado que de este documento alfonsino se hace en la confirmación que del mismo otorga su sucesor Fernando III, encontrándose en Oviedo, el 6-VI-1232, se incorporan algunas propiedades y derechos que no figuran en la carta originaria y que podrían sugerir la existencia de algún tipo de manipulación interesada, aunque consta en todo caso de modo fehaciente la efectiva titularidad de Valdediós sobre esos bienes. Visto el protagonismo regio en la constitución de ese extenso y variado patrimonio, el núcleo inicial del dominio monástico ha ido incrementándose por la doble vía de las donaciones de particulares y las propias adquisiciones de la abadía hasta conformar en 1230, año de la muerte del monarca leonés, un importante y diversificado señorío que hace que el establecimiento cisterciense figure ya como uno de los principales centros de poder de la región. Las mandas piadosas otorgadas por particulares se asocian a las tempranas relaciones mantenidas por Valdediós con la aristocracia local, representada en la persona de Pedro Peláez Quexal, titular por aquellos años de la tenencia de Maliayo, descendiente de un fiel servidor de Fernando II que ejemplifica a la perfección a la pequeña nobleza que desde mediados del siglo XII gestiona en Asturias la administración de la propiedad y el señorío del rey, y que en una ocasión dona al monasterio propiedades en territorio de Villaviciosa32. LA DISTRIBUCIÓN ESPACIAL DEL SEÑORÍO

El señorío monástico se distribuye con coherencia entre las tierras asturianas y las leonesas, con un enclave muy meridional en Galisteo, ya en el espacio fronterizo de la Transierra. En Asturias, y a partir de sus bases originarias en los concejos de Maliayo (Villaviciosa), Sariego y Gijón, la abadía aparece también como titular de propiedades en otros puntos más alejados de la región, destacando las de Folgueras (Lena), Presnes (Allande) e Ibolla (Gozón), amén de otras menores en concejos próximos como los de Colunga o Ponga33. La cuya suscriptio atribuyen a un maestro de obras en Moreruela GARCÍA LOBO, V. y MARTÍN LÓPEZ, M.E., “La publicidad en el Císter”, Monjes y monasterios. El Císter en el Medievo de Castilla y León. Junta de Castilla y León: Valladolid, 1998:47-72 y p. 59. 32 En la década de los sesenta del siglo XII Pelayo Quexal y María Peláez, sin duda sus padres, compran diversos bienes en territorio de Siero (GARCÍA LARRAGUETA, S.A., Colección de documentos de la catedral de Oviedo. Instituto de Estudios Asturianos: Oviedo, 1962, nos. 176 y 177); asimismo él acompaña al monarca en diversas ocasiones entre 1164 y 1184 (Ibídem, nos. 178, 184, 188, 198 y 201) y es objeto de una merced regia en 1175 (FLORIANO LLORENTE, op. cit., nº 311). Quizá sea su hijo Pedro Peláez quien en 1209 aparece como merino en Laviana (A.C.O., serie A, carp. 5, nº 2); figura éste al frente de la tenencia de Maliayo al menos entre 1212 y 1224 (JOVELLANOS, op. cit., nos. 55, 56, 61, 64, 65), y ostenta ocasionalmente la representación regia en Gijón (A.C.O., Regla Colorada, fols. 116 r. y v.), Carreño (A.H.N., Clero, carp. 1.596, nº 9) u Oviedo (A.H.N., Clero, carp. 1.596, nos. 15 y 16); confirma varias mercedes regias a Valdediós (SANZ FUENTES y RUIZ DE LA PEÑA SOLAR, op. cit., nº 44); por último él mismo dona heredades a Valdediós en 1221 (Ibídem, nº 68), y parece ser hijo suyo el Pelayo Pérez que desde 1229 ostenta la tenencia en Maliayo (Ibídem, nº 67). 33 En 1449 el beneficiado de la iglesia de Santa María de Viego pagaba al monasterio la renta de Taranes, consistente en una dozena de buenos quesos, la metá salados e la metá azederos, e una açunbre de buena mantenga, por la açunbre de Ponga (SANZ FUENTES, M.J., “La

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penetración de la influencia cisterciense en los todavía escasos centros urbanos del país se nos manifiesta en los intereses económicos que disfruta el monasterio sobre las rentas reales del puerto de Avilés, donde adquirirá además otros bienes, y en la participación en los derechos de portazgo y eclesiásticos de la villa nueva de Llanes, fundación del propio Alfonso IX34. Por noticias tardías sabemos que gozaba el monasterio de propiedades inmuebles en el Postigo Alto y junto a la Ferrería de Oviedo, junto a las Bernardas de Avilés, o en el cercano enclave de Villaviciosa. Paralelamente también gozaban los monjes de Valdediós de bienes en núcleos urbanos situados al S de la Cordillera, en León, Zamora, Toro o Valencia de don Juan, y en todos ellos la propiedad urbana iba acompañada de otros bienes en el cinturón periurbano: por ejemplo, a la propiedad de las casas de Toro se sumaban 20 aranzadas de viña, en 1232 adquirió el monasterio molinos de marea junto al puente entre Avilés y Sabugo35, y un siglo más tarde el abad Tomás II autoriza a los franciscanos de Oviedo a llevar agua de la fuente del prado que compartía con la colegiata de Teverga36. Como ya se anunció, en las tierras foramontanas el patrimonio de Valdediós se nos ofrece aún más diversificado y acaso más amplio y rentable que el que se localiza en Asturias. Propiedades rústicas de cereal o viñedo en Boñar, Roda, Melgar de Oteros, Laiz de las Arrimadas, León, Toro, Malva, Pozoantiguo, Galisteo, Villambidos37; veneros de hierro en Voznuevo; molinos en Valencia de don Juan; participación en los portazgos de Villalpando y Castronuevo38; casas en las ciudades de Toro, Zamora, Benavente y en la parroquia de San Isidoro de León39. La economía monástica encontraba en las tierras cerealistas y vinícolas de la Meseta el complemento indispensable de los artículos en que eran deficitarios los dominios nucleares asturianos, y el propio Alfonso IX era muy consciente de esa necesidad, según se deduce de las complicadas operaciones que precedieron a la donación en 1201 del realengo de Melgar. Desde 1188 había pertenecido a la Iglesia de Santiago, y su sustracción a este poderoso señorío con el objeto de beneficiar a Valdediós se vería recompensada en 1205, cuando Alfonso IX reemplazó la tierra arrebatada por un realengo en Barrientos40. Paralelamente otras mercedes regias habían facilitado el tráfico de las personas y los bienes de Valdediós por tierras leonesas, y así una noticia de mediados del siglo XV

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praxis del documento notarial en Asturias. Un libro de notas del monasterio de Valdediós (1448-1449)”, Estudios dedicados al profesor Luis Miguel Díez de Salazar Fernández. Universidad del País Vasco: Bilbao, 1992, t. II: 389-403). Se recoge esta concesión en confirmación de 1232 (GONZÁLEZ, J., Reinado y diplomas de Fernando III. Monte de Piedad y Caja de Ahorros: Córdoba, 1983. t. II, nº 457). A.H.N., Clero, carp. 1.609, nos. 12 y 14. ACO, serie A, carp. 16, nº 16. BURÓN CASTRO, T., Colección documental del monasterio de Gradefes. I (1054-1299). Centro de Estudios e Investigación “San Isidoro”: León, 1998, nos. 421 y 422. Sobre su patrimonio en tierras de León cfr. las notas de MARTÍNEZ ÁNGEL, L., “Aporte de materiales sobre las posesiones del monasterio de Valdediós en León”, Estudios Humanísticos. Geografía, historia y arte, 20, 1998: 49-56, y “Una breve nota sobre Melgar, granja leonesa de la abadía asturiana de Valdediós”, Actas. Congreso Internacional sobre San Bernardo e o Císter en Galicia e Portugal. Xunta de Galicia: Orense, 1992, vol. I: 549-559. Ya en 1204 adquieren los cistercienses de Valdediós una casa junto a la via que tendit de porta de pontico ad mercatum (JOVELLANOS, op. cit., nº 74). Además Martínez Ángel recopila varias noticias en los obituarios catedralicios dados a conocer por M. HERRERO JIMÉNEZ (op. cit., p. 50) y que sitúan las casas de Valdediós en León en el barrio de San Isidoro, en las proximidades de Puerta Castillo; esta localización in parroquia Sancti Isidorii se documenta también en 1220 (JOVELLANOS, op. cit., nº 73). Cfr. GONZÁLEZ, op. cit., nº 194 y MARTÍNEZ ÁNGEL, op. cit., pp. 551-552.

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remonta a la época de Enrique III el privilegio por el cual el monasterio de Valdediós, junto con otra extensa serie de concejos, quedaba exento del pago de portazgo en la ciudad de León, pero a cambio se obligaban a pagar otras cantidades a los monasterios leoneses de Carbajal y San Isidoro, y a la iglesia de San Marcelo de la misma ciudad41. En fin, no son escasos los testimonios que certifican en lo sucesivo la presencia dominical de Valdediós en la zona: en 1272 confirma un documento Frey Andrés, maestre de Melgar e cellero de Valdediós en Campos, y a lo largo de los dos siglos siguientes se suceden las referencias al dominio de la abadía en ese territorio. A partir de esa primera época y en el curso de los siglos finales de la Edad Media, el señorío de Valdediós se amplía y consolida con nuevas adquisiciones, algunas tan importantes como la que, en virtud de la donación hecha por Fernando IV el 25-VIII-1305, ponía en sus manos el portazgo de todo el tráfico que pasase por el puente de San Pedro de Boñar, en los accesos a Asturias por el Puerto de San Isidro, declarándose exentos a los vecinos de aquel concejo, con la obligación de sostener las obras de mantenimiento de dicho puente y construir allí un hospital para socorro de pobres y romeros42. Pero sin duda, entre los rendimientos más importantes para la economía monástica debía continuar ocupando un lugar destacado la participación en las rentas del alfolí de la sal de Avilés, que Fernando III fijara en 500 maravedís anuales, cantidad que en las cuentas de Sancho IV se eleva ya a los 2.400 maravedís43, y que aún se ampliaría hasta los 3.600, aplicándose por disposición de Alfonso XI a los nuevos alfolís de Luarca, Villaviciosa, Ribadesella y Llanes, reconociéndose a la abadía el derecho a percibir siete cuarteras de sal de cada barco que entrase en dichos puertos y el avilesino44. En fin, el haz de facultades jurisdiccionales y dominicales dimanantes del poder señorial del monasterio de Valdediós se completará con la titularidad, por parte del abad, del derecho de presentación de clérigos y, en ciertos casos, participación del diezmo en diversas iglesias de feligresías donde la abadía tenía propiedades: así en las de Santiago de Sariego, San Pedro de Fresno, San Clemente de Folgueras, San Bartolomé de Puelles, San Pedro de Ambás, San Martín, San Pelayo de Pivierda, Santa María de Concejo de Villaviciosa y Santa María de Concejo, de Llanes45. A esos datos, procedentes de la Nómina formada a finales del siglo XIV por Gutierre de Toledo, aún se podría añadir el disfrute de otros derechos conocidos por donaciones de particulares como la dirigida en 1233 por Munio Alfonso, converso en el monasterio, que hizo entrega de su porción en otro amplio número de iglesias repartidas por los concejos de Villaviciosa, Cabranes o Piloña46. A esa evidencia del 41 DOMÍNGUEZ SÁNCHEZ, S., Colección documental del monasterio de Santa María de Carbajal (1093-1461). Centro de Estudios e Inves-

tigación “San Isidoro”: León, 2000, nº 273. 42 A.H.N., Clero, carp. 1.610, nº 1. Cf. RUIZ DE LA PEÑA SOLAR, J.I., “Mercedes regias a favor de establecimientos benéfico-asistenciales en

la Edad Media”, Asturiensia Medievalia, 5, 1985-86, pp. 180 y s. 43 HERNÁNDEZ, F.J., Las rentas del rey. Sociedad y fisco en el reino castellano del siglo XIII. Fundación Ramón Areces: Madrid, 1993, pp.

316-317. 44 Fernando III estableció esa renta en 500 mrs (GONZÁLEZ, Fernando III, II, nº 286), disposición confirmada por Alfonso X en 1255

(A.H.N., Clero, carp. 1.609, nº 15). La documentación de Alfonso XI relativa a Valdediós se incluye en GONZÁLEZ CRESPO, E., Colección documental de Alfonso XI. Diplomas reales conservados en el Archivo Histórico Nacional, Sección de Clero, Pergaminos, Universidad Complutense: Madrid, 1985. Estas transcripciones, en general poco cuidadas y sin aparato erudito, precisan una revisión. 45 RUIZ DE LA PEÑA SOLAR, J.I., “Tres abadías villaviciosinas a finales del siglo XIV”, Valdediós, 1973-74, p. 31. 46 JOVELLANOS, op. cit., nº 69.

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disfrute por Valdediós de derechos parroquiales que en un primer momento rechazaban las directrices de San Bernardo debe contraponerse, no obstante, el silencio de los documentos manejados sobre la cura pastoral en el propio ámbito territorial de la abadía. No sería verosímil que el templo de Santa María se hubiese aplicado a la cura de almas, y lo cierto es que ningún dato atribuye a San Salvador esa función; por el contrario, y a reserva de la localización de nuevas evidencias documentales, parece que el territorio en que se enclavaba formaba parte de la feligresía de Puelles47. En definitiva, esta variada gama de elementos contribuyó a hacer de Valdediós un vigoroso señorío monástico, aun cuando su nacimiento se produjo en un momento tardío en el que la malla señorial ya estaba lo suficientemente solidificada como para dificultar su surgimiento y cristalización. Cuando en 1290 Sancho IV solicitó ayuda de los obispos y abades para sufragar su entrada contra Aragón, los 2.000 maravedís de Valdediós eran igualados por Cornellana y Oscos, y sólo las poderosas comunidades de San Juan Bautista de Corias y San Vicente de Oviedo superaban en la recaudación al cenobio maliayés, con 5.000 y 3.000 mrs. respectivamente48. Cuatro años más tarde, el monarca enviaría al abad de Arbas a recaudar un servicio extraordinario por varias comunidades religiosas de la diócesis, y de nuevo Corias y Oviedo encabezaron la lista con 3.000 y 2.000 maravedís cada uno, pero los 1.500 aportados por los monjes de Valdediós superaban ahora a los 1.000 de Cornellana y Obona, y aún hacían mayor la diferencia con respecto a los otros cenobios cistercienses masculinos, pues Belmonte y Oscos limitaban su aportación a 500 maravedís, un tercio de lo que era capaz de dar la comunidad de Valdediós49. LA EXPLOTACIÓN DEL DOMINIO

Habida cuenta de las condiciones que presidieron la génesis del monasterio, la explotación de ese dominio parece haber contado en muy escasa medida con la directa participación de los monjes, y con el paso del tiempo el peso de las rentas en los ingresos monásticos debió de hacerse más acentuada. Este proceso contrasta con los modelos originarios de la economía cisterciense; pero la tardía fundación de Valdediós obliga a valorar el estado de la Orden a principios del siglo XIII, y a esas alturas la explotación de sus dominios había basculado hacia las pautas comunes en los señoríos al uso50; la cuestionable función roturadora de los monasterios y la floración de las granjas tampoco superaría la barrera de 1250, y desde entonces se impone la cesión de las propiedades rústicas a familias campesinas que quedaban sometidas al pago de rentas. 47 Recoge MADOZ, P., a mediados del siglo XIX, que la parroquia ocupa la iglesia que fue del monasterio de monges Bernardos, titulado

de Valde-Dios, que es bastante capaz y de buena arquitectura; la antigua iglesia llamada de San Bartolomé fue adquirida por el Gobierno en cambio de la anterior (Diccionario geográfico-histórico-estadístico. Madrid, 1845-1850; reed. Ámbito: Valladolid, 1985, p. 373). 48 HERNÁNDEZ, op. cit., p. 335. 49 Los datos en LÓPEZ DAPENA, A., Cuentas y gastos (1292-1294) del rey D. Sancho IV el Bravo (1284-1295). Caja de Ahorros y Monte de Piedad: Córdoba, 1984, pp. 350-351. 50 Cfr. L’économie cistercienne. Géographie-Mutations du Moyen Âge aux Temps Modernes: Auch, 1983; ALFONSO ANTÓN, I., “Cistercienses y feudalismo. Notas para un debate historiográfico”, en E. SARASA SÁNCHEZ y E. SERRANO MARTÍN (eds.), Señorío y feudalismo en la Península Ibérica (ss. XII-XIX). Institución Fernando el Católico: Zaragoza, 1993, vol. 3: 11-40.

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Son esas circunstancias las que contribuyen a explicar que la presencia de conversos encargados del sostenimiento material de la comunidad de Valdediós se reduzca a su mínima expresión. La bula con que Inocencio III protegía al monasterio sí recogía la posibilidad teórica de acoger como conversos a clérigos o laicos deseosos de huir del siglo, pero el registro escrito resulta muy magro sobre este particular. En 1223 un individuo llamado Fernando Fernández fue recibido pro fratre et pro socio et obediente, y diez años más tarde Munio Alfonso, Vallis Dei conversus, donó al monasterio una larga serie de bienes en Colunga y Villaviciosa51; pero la constitución de este vasto dominio no debió alterar apenas los esquemas de su explotación, sino sólo modificar el destinatario de sus rentas. Ya en 1208 Alfonso IX concedía exención de cargas fiscales a los yugueros del monasterio, privilegio que sería confirmado repetidamente por sus sucesores52, y con ello demostraba que la base económica de los monjes de Valdediós se asentaba en las rentas pagadas por campesinos instalados en tenencias individuales; en 1225 el mismo Alfonso IX hacía donación al monasterio de todas sus behetrías de Boñar53, y dos años más tarde les cedió a perpetuidad todo su derecho sobre las rentas que hasta entonces le había pagado María Peláez54. En fin, los privilegios confirmatorios de la centuria siguiente no harán sino corroborar la tendencia, al referirse sistemáticamente a trabajadores dedicados al sostenimiento material del monasterio en los más variados ámbitos, y luego al arrendamiento de sus propiedades rurales55.

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JOVELLANOS, op. cit., nº 69. A.H.N., Clero, carp. 1.609, nº 22. GONZÁLEZ, op. cit., nº 456. GONZÁLEZ, op. cit., nº 509. A.H.N., Clero, carp. 1.611, nº 10; A.H.N., Sec. Sellos, caja 3, nº 19; AHN, Clero, carp. 1.611, nº 7.

DATOS SOBRE EL POBLAMIENTO ALTOMEDIEVAL EN VALDEGOVÍA ÁLAVA

Paquita Sáenz de Urturi Rodríguez Arqueóloga

Resumen Este trabajo trata sobre el desarrollo del poblamiento altomedieval en el Valle de Valdegovía, en el occidente de Álava, desde el siglo V al XI d.C. Tras un repaso a los poblados protohistóricos y romanos, considerados como el origen de los asentamientos medievales; se da a conocer el paisaje de aldeas, granjas y centros de culto con sus necrópolis que existía en Valdegovía en esta etapa altomedieval; a partir de datos arqueológicos y documentales. Abstract This is a research about the Early Middle Ages settlement in Valdegovía valley, west Álava, from the Vth century to XIth century. First of all, we examine the Protohistoric and Roman Age communities that we consider the origin of the settlement and, after that, we show a landscape full of villages, farms and temples with necropolis in Valdegovía during this Early Medieval period, using archaeology. INTRODUCCIÓN

El marco geográfico que hemos elegido es el valle de Valdegovía, en Álava. Tradicionalmente, además del territorio del actual ayuntamiento de Valdegovía, se incluyen en este valle poblaciones del municipio de Lantarón y el enclave de Valpuesta que administrativamente pertenece a la provincia de Burgos, pero que, en los tiempos que estudiamos formó unidad con el conjunto del valle, siendo además uno de los centros motores del poblamiento desde la creación de la sede episcopal de Valpuesta.

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La elección de este tema está motivada por un lado por las investigaciones que estamos realizando en la zona1, a raíz de las excavaciones del poblado de Los Castros de Lastra, que nos ha permitido comprobar que se trata de una zona, que además de contar con abundante documentación histórica para la etapa medieval, desde el punto de vista de la arqueología se está descubriendo como una de las más interesantes del territorio. La relación que este espacio geográfico y temporal tiene con el Prof. José Ángel García de Cortázar, a quien se dedica este homenaje, como queda reflejada, entre otros trabajos, el publicado en Álava en sus manos2. MARCO GEOGRÁFICO

Valdegovía es un valle situado al oeste de la provincia de Álava, que limita con la provincia de Burgos, de la que le separan sendas cadenas montañosas. Está cruzado de oeste a este por el río Omecillo y de norte a sur por el Tumecillo3 que vierten sus aguas al río Ebro. En el centro del valle se ubican los territorios de Valpuesta y San Zadornil, pertenecientes a la provincia de Burgos. También se incluyen pueblos del municipio de Lantarón que forman parte de esa cuenca fluvial4. En la actualidad se trata de una zona en declive, tanto demográfico como económico, ya iniciado en el siglo XIX, pero hasta ese momento destacó entre el resto de la provincia, especialmente en la etapa medieval. Este hecho es debido a su buena ubicación en una zona cruzada por diferentes vías de comunicación que permitían por un lado, la unión del valle del Ebro con la costa por caminos que lo cruzaban de sur a norte, y por otro, con la Meseta siguiendo vías de este a oeste. A este hecho hay que sumar la existencia de materias primas de primer orden como la sal de las Salinas de Añana, cuya explotación sobresalió en los siglos medievales. POBLAMIENTO PROTOHISTÓRICO

El poblamiento en este valle está documentado desde la etapa del Neolítico Calcolítico5, momento a partir del cual la población va evolucionando con los consiguientes altibajos producidos por distintas causas, especialmente económicas. La población indígena en el tiempo, va modificando su cultura, habitat, etc., sobre todo en contacto con gentes de otros lugares con las que mantienen relaciones tanto comerciales como culturales. 1

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En el año 1983 iniciamos un estudio sobre la zona bajo el título de “Evolución del poblamiento en la cuenca de los ríos Omecillo-Tumecillo, a través de los asentamientos prerromanos, romanos y medievales”, que en principio tenía como finalidad convertirse en tesis doctoral, y que esperamos que vea la luz pronto. GARCÍA DE CORTÁZAR, J.A., “Los oscuros comienzos de La Alta Edad Media”, Álava en sus manos, 3, 1983: 73-104. En este artículo se hace amplia referencia al Oeste del Bayas, zona de nuestro estudio. Ambos aparecen en la documentación medieval como Flumencillo, de clara raigambre latina. La relación de pueblos actuales que incluimos en este artículo son: Acebedo, Astúlez, Bachicabo, Barrio, Basabe, Bellojin, Bóveda, Caranca, Corro, Espejo, Fresneda, Guinea, Gurendes, Carcamo, Lahoz, Lalastra, Mioma, Nograro, Osma, Pinedo, Quejo, Quintanilla, Ribera, Tobillas, Tuesta, Valluerca, Villamaderne, Villamardones, Villanañe y Villanueva de Valdegobía. Del ayuntamiento de Lantarón se incluyen: Alcedo, Berguenda y Villambrosa. De la provincia de Burgos se incluyen San Millán de San Zadornil y Valpuesta. Hasta la fecha no se han descubierto restos de etapas anteriores. Datos sobre estos yacimientos se pueden obtener en la Carta Arqueológica de Álava, publicada en el año 1987, bajo la dirección de A. LLANOS. Y en el Mapa Arqueológico de Valdegobía: SAÉNZ DE URTURI RODRÍGUEZ, P., Mapa arqueológico de Álava: Valdegobía. Memoria inédita depositada en el Museo de Arqueología de Álava. Vitoria-Gasteiz, 1993.

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Lo que si ha cambiado a lo largo del tiempo han sido los lugares de asentamiento, el habitat: de la cueva se ha pasado al aire libre y del llano a los lugares elevados para volver de nuevo al llano. Por ello para mejor comprender la ocupación del espacio en la etapa altomedieval, vamos a realizar un repaso por las épocas anteriores. La etapa del Neolítico, Calcolítico y Bronce Inicial la tenemos ampliamente documentada en la zona, contando con numerosos yacimientos repartidos por el valle. En un momento que situamos en torno al 1.500 a.C. estos asentamientos, por diferentes causas, especialmente de raíz económica y medioambiental, van a ser abandonados para ocupar lugares más elevados, dando origen a los poblados protohistóricos. El punto de partida del presente trabajo lo vamos a situar, en los siglos previos al cambio de era, durante los cuales, la población de la zona se asentaba en yacimientos en altura con culturas de la Edad del Hierro que, historiográficamente conocemos como castros u oppida, no sólo por la importancia que tuvieron sino, y muy especialmente, por que la mayoría de ellos fueron ocupados de nuevo en la fase medieval, cuestión que ha planteado diferentes hipótesis en la historiografía de esta época como veremos. De esta etapa contamos con 7 yacimientos de entidad: Los Castros de Lastra (Caranca), Berbeia y Mellera (Barrio), Medropio (Villanañe), Pico de San Pedro (Villanueva de Valdegovía)6, el Castillo de Astúlez (Astúlez), y San Zadornil. Sólo se han realizado excavaciones en Berbeia; Los Castros de Lastra y sondeos en Pico de San Pedro; los restantes han sido prospectados permitiéndonos establecer una primera interpretación sobre su poblamiento. El poblado de Los Castros de Lastra7 cuenta con una secuencia que abarca desde el Bronce Medio –Final hasta el cambio de era, correspondiendo el momento más fuerte a la 2ª Edad del Hierro, en que se fortifica con una potente muralla, protegiendo así un recinto de 10,5 Ha de extensión. No cuenta con niveles de la Romanización pero a partir de los siglos VIII-IX vuelve a repoblarse considerándose, en estos momentos, uno de los poblados más interesantes de la etapa medieval8. El yacimiento de Berbeia9, está documentado desde el Bronce Medio hasta el final de la 1ª Edad del Hierro, no habiéndose documentado con claridad niveles que se puedan catalogar como pertenecientes a la 2ª Edad del Hierro, ni tampoco de la época romana, aunque sí han existido contactos con gentes de estas culturas por parte de una población residual que allí se debió mantener. En la etapa medieval cuenta con población, y en su zona más alta se construyó la fortaleza de Berbeia. Los sondeos llevados a cabo en Pico de San Pedro10 han confirmado la presencia de una población adscrita a etapas del Bronce Final-1ª Edad del Hierro, con continuidad en la 2ª Edad del Hierro. Aquí también en la etapa medieval hay signos de poblamiento, estando localizados los restos de una ermita con su correspondiente necrópolis. Aunque no 6 7 8

Figura indistintamente con el nombre de Pico de San Pedro y Punta de San Pedro. SÁENZ DE URTURI RODRÍGUEZ, P., “Informes sobre el Poblado de Los Castros de Lastra (Caranca, Valdegobía)”, Arkeoikuska 1982-1998. SÁENZ DE URTURI RODRÍGUEZ, P., “El poblado de Los Castros de Lastra (Caranca, Álava): Avance al estudio de la fase altomedieval”. En Vasconia en la Alta Edad Media, 450-1000, 2011: 219-234. 9 AGORRETA, J.A. et alii, “Castro de Berbeia (Barrio-Álava). Memoria de excavaciones. Campaña de 1972”, Estudios de Arqueología Alavesa 8, 1975: 221-292. 10 LLANOS, A., “El poblado hallstáttico de la Punta de San Pedro”. Estudios de Arqueología Alavesa, 3, 1968: 131-138.

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se han efectuado excavaciones, en el mismo caso, se encuentra el yacimiento de Castillo de Astúlez, que por los materiales recuperados en superficie se asigna a la fase del Bronce Final - Edad del Hierro. Sobre este poblado se construyó el castillo de Astúlez. En una posición central en relación con la zona que estudiamos, se ubica Medropio, que ocupa una colina amesetada, abarcando una importante extensión. A través de los materiales de superficie se puede avanzar que estuvo habitado en la 1ª y 2ª Edad del Hierro. La recuperación de algunos materiales de época romana parece indicar que no fue abandonado en los momentos finales del milenio, sino que su población pasó a asentarse en la zona baja de la colina y evolucionó hasta alcanzar la fase altomedieval como está confirmado por la existencia del despoblado de Medropio. Todos estos poblados que acabamos de describir se encuadran en la tribu de los autrigones; una de las ciudades que se ha situado en este territorio es Uxama Barca o Ibarca. Respecto de su identificación con alguno de los yacimientos citados se han planteado varias posibilidades ya que contamos con dos poblados de entidad: Uno Los Castros de Lastra que tras su abandono en el siglo I a.C. su población se trasladaría a los yacimientos romanos del entorno de Osma, conservando el topónimo11 Algunos investigadores han mantenido esa identificación. El otro sería el poblado de Medropio, que ofrece similares características, pese a no estar excavado. Para la época romana su población se trasladaría a los yacimientos del entorno de Espejo: Las Ermitas12. POBLAMIENTO DE ÉPOCA ROMANA

Como se ha podido comprobar, en los 7 poblados protohistóricos citados, tras lo que nosotros consideramos como una etapa de abandono, correspondiente a la Romanización, existe una ocupación altomedieval. Pero ese abandono no está motivado por la desaparición de la población sino que se trata de un cambio en el habitat. Las razones de este cambio hay que basarlas por un lado, en la necesidad de buscar nuevos terrenos para el desarrollo de la actividad agrícola, principalmente cerealista, que necesita de tierras más favorables para su desarrollo, eligiéndose especialmente las vegas de los ríos; por otro lado, las nuevas tendencias urbanísticas (casas reticuladas entre calles y plazas) que se vienen imponiendo ya desde los siglos previos al cambio de era, obligan a buscar espacios más abiertos, que las colinas donde se asentaban, para sus ciudades. A ello hay que añadir la importancia que van adquiriendo, las vías de comunicación que permitían las relaciones con otros pueblos13. Sin olvidar la cercanía del manantial de sal de las Salinas de Añana, que ya desde esta época era un importante proveedor14. 11 ALBERTOS FIRMAT, M.L., “A propósito de la ciudad autrigona de Uxama Barca. Estudios de Arqueología Alavesa, 9, 1978: 281-291. 12 SÁENZ DE URTURI RODRÍGUEZ, P “Relaciones entre asentamientos de la Edad del Hierro y época romana en el valle de Valdegobía (Ála-

va)”, Arqueología Espacial 2, 1984: 7-19. Las excavaciones realizadas en el yacimiento de Las Ermitas sitúan la indígena en Los Castros y aquí la romana, FILLOY NIEVA, I.; GIL ZUBILLAGA, E., La romanización en Álava, Vitoria-Gasteiz, 2000. 13 En principio se utilizaran los pasos naturales entre valles a lo largo de los cauces de los ríos, pero a partir del siglo I d.C. se convertirán en calzadas, completando una red viaria secundaria que enlazaría con la Iter XXXIV, de Astorga a Burdeos, que discurre cerca, comunicando otras zonas con las Salinas y Flaviobriga. No debemos olvidar que una vía natural desde el Valle del Ebro a la costa es a través de las Conchas de Haro y la zona de Espejo, siguiendo el curso del Omecillo-Tumecillo, junto a la actual carretera. 14 Aunque arqueológicamente no está confirmada esta explotación en época romana, no existen muchas dudas de que fuera así: PLATA MONTERO, A., Génesis de una villa medieval. Arqueología, paisaje y arquitectura del valle salado de Añana. Álava. Publicaciones del Gobierno Vasco. Vitoria-Gasteiz, 2008.

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Son numerosos los asentamientos de esta etapa descubiertos en la zona, que pasamos a reseñar por considerarlos en muchos casos como el paso previo a los asentamientos medievales, incluso en algunos se puede hablar de continuidad en la ocupación hasta nuestros días15. Salvo el caso del yacimiento de Las Ermitas (Espejo), donde se han efectuado excavaciones16, del resto sólo podemos avanzar datos obtenidos en prospecciones, pero algunos de estos asentamientos presentan cierta extensión y no dudamos en considerarlos como el embrión de pueblos actuales. Su relación es la siguiente, agrupándolos en las diferentes localidades en cuyos términos se ubican: Las Ermitas, Barcabao y El Llano en Espejo; Las Viñas y Mellera en Barrio; El Manzanal, Las Paredes y Presillo en Osma; Llano de Ibarra y Alaguero en Villanañe; Las Quintanas en Nograro; El Llano y Rivalpuesta en Gurendes; La Arena en Tobillas; Venta Blanca en Villamaderne; El Alto el Barrio en Astúlez; La Miel en Tuesta; La Huerta17 - Santa Eulalia en Bergüenda. Además se han realizado hallazgos de materiales aislados, que no hemos reseñado por no haberse podido comprobar la categoría del hallazgo18. La horquilla cronológica en que se mueven estos yacimientos oscila entre el siglo I y el V d.C., fechas obtenidas a partir del material recuperado en superficie ya que, como se ha señalado, sólo se han realizado excavaciones en Las Ermitas, cuyos inicios quizás haya que retrasar al siglo I a.C. a la vista de algunos objetos recuperados19, similares a otras piezas recogidas en Los Castros de Lastra20. Entre este conjunto de yacimientos que acabamos de señalar, vamos a destacar varios, no sólo por su entidad sino por la trascendencia que van a tener en el poblamiento altomedieval. En el entorno de Espejo hemos citado Las Ermitas y Barcabao que se sitúan a ambos lados del río Omecillo, hecho que nos ha planteado la posibilidad de que en su momento fueron un único núcleo de población separados por el río21. Cuenta con una extensión de aproximadamente 10 Ha y se hallaba ubicado al borde del trazado de la vía romana que cruzaba la zona, junto a la cual existe una necrópolis correspondiente a la fase romana22. Al igual que ocurre en el caso de Espejo, los descubiertos en Osma: El Manzanal y Las Paredes también pudieron formar un único conjunto ya que se encuentran separados por la actual carretera. La misma situación se da con los yacimientos de El Llano y Rivalpuesta en Gurendes, separados por el río Omecillo. 15 Por razones de espacio y también por no corresponder al tema central de este trabajo nos limitaremos a efectuar una relación de

estos yacimientos, al igual que hemos hecho con los poblados protohistóricos. 16 FILLOY, I.,” Yacimiento de Las Ermitas (Espejo, Álava)”. Arkeoikuska 95, 1996: 295-307. 17 Con este topónimo se conoce actualmente, pero en documentación figura como Santa Eulalia, debido a una ermita que allí existió y

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que ya está documentada en el siglo X, “...in Bergonda... et Sancta Eolalia de rivo Flumenciello...” UBIETO ARTETA, A., Cartulario de San Millán de la Cogolla, Valencia, 1976:122. Este es el caso del pueblo de Guinea, donde se han localizado monedas y otros objetos de época romana: FERNÁNDEZ DE PALOMARES, V., Valdegovía y su entorno. Páginas de historia y documentación. Diputación Foral de Álava, Vitoria-Gasteiz, 2007:231-232. Igualmente, en varias cuevas se han recogido cerámicas de esta época, terra sigillata tardía, que relacionamos con su utilización como refugio en esa época. Hasta el momento contamos con dos cuevas de estas características: Pico Corral en Bóveda y Peña Orau en Osma. FILLOY NIEVA, I., “Alfileres de cabeza trapezoidal de época romana altoimperial en las Ermitas (Espejo, Álava)”. Isturitz, 9. Primer coloquio internacional sobre la Romanización en Euskal Herria, 1997: 626-630. SÁENZ DE URTURI RODRÍGUEZ, P., “Alfileres de cabeza trapezoidal y hebillas anulares en omega, de Los Castros de Lastra (CarancaÁlava)”. Zephyrus, XXXIX-XL. Coloquio Internacional sobre la Edad del Hierro en la Meseta Norte, 1984. 1990: 289-295. Esta unión ya fue introducida en el estudio de sus monedas: SÁENZ DE BURUAGA, J.A.; SÁENZ DE URTURI, P., “Nuevos tipos monetales localizados en Álava”, Estudios de Arqueología Alavesa, 13, 1986: 239-271. Fue descubierta en 1993, y de acuerdo con las informaciones proporcionadas pudiera ser paleocristiana.

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EL POBLAMIENTO ALTOMEDIEVAL

Tradicionalmente, la etapa comprendida entre la desarticulación política del imperio romano (siglo V d.C.) y el siglo IX, se ha caracterizado en nuestro territorio por la ausencia casi total de datos arqueológicos que nos permitieran documentar lo que ocurría. La historiografía del período, conocido como la Tardoantigüedad (s. V al VIII), lo presentaba, por un lado en el marco de un ambiente bélico en el que el pueblo vascón23, aparecerá asociado a permanentes enfrentamientos con los dos poderes políticos más importantes del momento: monarquía merovingia y visigótica; los hallazgos de necrópolis tardoantiguas con abundantes armas en Álava parecen avalar este aserto24. Por otro, se había centrado también en el tema de la cristianización debido a la presencia, de conjuntos rupestres ocupados durante los siglos VI-VII, por grupos de cristianos. El fenómeno del eremitismo tuvo un amplio desarrollo en el norte de la Península, destacando la provincia de Álava y enclaves burgaleses con más de 125 cuevas artificiales documentadas25. En los últimos años, y a partir de trabajos arqueológicos, los estudios se van centrando más en el análisis del poblamiento26 y/o en la reconstrucción del paisaje27. Siguiendo en esta línea vamos a intentar la reconstrucción del poblamiento en Valdegovía a partir del siglo V. La crisis que sufrió el imperio a partir del siglo IV, trajo como consecuencia que los núcleos de población existentes experimentaran un importante descenso demográfico y un declive urbano. Este hecho lo tenemos comprobado en nuestro territorio, donde ciudades importantes como Iruña/Veleia y Arkaia/Suessatio sufren estos efectos reduciéndose la población que se dispersa, dando origen a asentamientos en puntos cercanos que con el tiempo se convertirán en las aldeas que ahora conocemos. En Valdegovía también tenemos constatado este fenómeno. En relación con el yacimiento de Las Ermitas/Barcabao, consideramos que ocurre un hecho similar pero manteniéndose una comunidad de cierta importancia que dará origen a la actual localidad de Espejo. Referencias documentales confirman este dato, al mencionar la existencia de una basílica en Espejo ya en el siglo IX28, corroborado también por la existencia de una necrópolis de sepulturas de lajas, de la cual hemos podido estudiar una estela discoidea, de características similares a las de Los Castros de Lastra29. La dispersión de la población su23 Los antiguos etnónimos de autrigones, várdulos y caristios desaparecen prácticamente de las crónicas y en su lugar se impone de

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manera casi omnipresente el de los “vascones” en: AZKARATE GARAI-OLAUN, A., “Entre francos y visigodos. La tardoantigüedad en Álava”, Álava, nuestra tierra, 1996:73-86. AZKARATE GARAI-OLAUN, A., “El País Vasco en los siglos inmediatos a la desaparición del Imperio Romano”, Historia del País Vasco. Edad Media (siglos V-XV), Donostia-San Sebastián, 2004: 23-50. GARCÍA DE CORTÁZAR, J. Á., “La sociedad alavesa medieval antes de la concesión del fuero de Vitoria”, Vitoria en la Edad Media, Vitoria-Gasteiz, 1982: 89-114. Obras básicas sobre esta temática son: AZKARATE GARAI-OLAUN, A., Arqueología cristiana de la Antigüedad Tardía en Álava, Guipúzcoa y Vizcaya, Vitoria-Gasteiz, 1988; Monreal Jimeno, L.A. “Eremitorios rupestres altomedievales (El alto valle del Ebro)” Cuadernos de Arqueología de Deusto, 1989. GARCÍA CAMINO, I., Arqueología y poblamiento en Bizkaia, siglos VI-XII. La configuración de la sociedad feudal, Diputación Foral de Bizkaia, Bilbao, 2002. QUIROS CASTILLO, J.A., “Arqueología de los espacios agrarios medievales en el País Vasco”. HISPANIA. Revista Española de Historia, vol. LXIX, nº. 233, 2009: 619-652. PÉREZ SOLER, M.D., Cartulario de Valpuesta, Valencia, 1970: 28 “per reliquias Sancte Marie Uirginis et ienetricis Domini Nostri Ihesu Christi, cuius baselica sita est in Flumenzello in Spelio”. SÁENZ DE URTURI RODRÍGUEZ, P., “Nuevas estelas discoideas en Álava”. IV Congreso Internacional sobre la estela funeraria, San Sebastián, 1994: 125-150.

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pondrá la creación de aldeas y granjas agrícolas en el entorno. La localidad de Villamaderne, muy cercana a Espejo la consideramos creación de gentes procedentes de Las Ermitas. Su topónimo de origen latino parece confirmarlo. Los yacimientos de El Manzanal y Las Paredes darán lugar a la localidad de Osma; el de La Miel a Tuesta; los de El Llano y Rivalpuesta a el de Gurendes; el de La Huerta-Santa Eulalia a Bergüenda. Observando la situación de estos asentamientos en relación con la de los pueblos actuales, se puede comprobar como se ubican a escasa distancia del núcleo urbano actual, hecho que nos permite hablar de continuidad. No contamos con datos arqueológicos que lo confirmen pero se puede avanzar que es en este momento cuando surge el paisaje de aldeas y granjas dispersas por todo el valle, dedicadas a actividades agrícolas (la presencia de cultivos cerealistas y viñedos, está muy documentada desde el siglo IX), y ganaderas, además de la dedicación a la industria salinera, a la que se podría dedicar la población de las aldeas más cercanas a ese foco30. Además de la continuidad de estos asentamientos en la etapa altomedieval, otros datos arqueológicos confirman la presencia de población en el valle, es el caso de los eremitorios. Se conocen un total de 23 cuevas artificiales31, 16 de ellas en Valdegovía y 7 en Valpuesta32. Entre todas ellas, sobresalen los complejos de las Cuevas de los Moros (Corro) y Peña de Santiago (Pinedo); considerados en la categoría de templos, habiendo mantenido esta realidad hasta el siglo XIX, bajo la advocación de ermita de San Juan en Corro y de Santiago en Pinedo33. Las cuevas de cámara única serían refugio de ascetas; las de mayor tamaño, como en Corro podrían servir a grupos familiares, formando parte de los denominados monasterios dúplices34, En Pinedo también existe una necrópolis en el exterior, en este caso se trata de sepulturas antropomorfas excavadas en la roca35. Estos enterramientos del exterior corresponderían al momento altomedieval, los que aparecen en el interior de las cavidades, prácticamente ocupando todo el suelo, estarían relacionados con la función de ermita. Con grandes reservas, en este ambiente religioso de carácter eremítico, incluimos el conjunto de San Martín de Valparaiso (Villanueva de Valdegovía)36. Se trata de un pequeño valle entre dos paredones rocosos, en la del lado occidental se observan una serie continuada de apoyos para vigas, que consideramos formando parte de la estructura exenta del monasterio que allí se ubicó, pero las características del conjunto de la pared rocosa hacen pensar que originalmente pudo existir allí un cenobio similar a los de las cuevas artificiales. Al pie del paredón se desarrolló una necrópolis formada por 30 sepulturas de diferentes tamaños, de 30 Op.cit., nota 14. 31 Además de las obras citadas en la nota 25, para Valdegobía: SÁENZ DE URTURI RODRÍGUEZ, P., “Conjuntos eremíticos rupestres en Val-

degobía”, ENZA Publicación trimestral de Valdegovía, 2000: 80-85. 32 La relación del conjunto de Valpuesta es la siguiente: Término de la Cueva, Cueva de los Avellanos I, II, III, IV, Cueva de Los Roscos y

Cueva de La Aspra. 33 Las de Mellera y El Horno de los Moros se hallan situadas junto a sendas ermitas: la de Nª Sª de Mellera y la de San Pedro, está última

desaparecida. 34 SÁENZ DE URTURI RODRÍGUEZ, P., “Memoria de los sondeos estratigráficos realizados en las inmediaciones de las “Cuevas de los Moros”

(Corro-Álava)”, Estudios de Arqueología Alavesa 17, 1990: 179-219. Se descubrieron enterramientos en fosa simple: 3 esqueletos femeninos y 2 masculinos. Por C-14 se han fechado en el 620+80 d.C. situándolos en el siglo VII. 35 Se ubica al pie del conjunto de Peña de Santiago II y se conoce como Peña de Santiago III. 36 Con este nombre ya consta en documentos del siglo XVII, pero la mención a San Martín figura en el año 919: RUIZ DE LOIZAGA, S., Monasterios altomedievales del occidente de Álava. Valdegovia. Cómo nacen los pueblos, Vitoria, 1982: 153-154; donde además se incluye una descripción del monasterio realizada en el siglo XVII por G. ARGAIZ en La Soledad Laureada.

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tipo antropomorfo excavadas en la roca, con rebaje para la cubierta y en algún caso con hornacina37. Su orientación es de oeste a este y también de norte a sur, quizás por razones de espacio. Bajo el paredón oriental se localizaron varios enterramientos sin sepultura definida38. A lo largo de los siglos VIII y IX, Valdegovía se vio afectada, al igual que otras zonas cercanas, por las incursiones musulmanas que no parece que tuvieran gran incidencia sobre la población39. Esta actividad bélica traerá como consecuencia la creación de poblados en zonas altas, la construcción de fortalezas y la colonización por parte de gentes foráneas, principalmente asturianos, quizás influenciados por los propios reyes de Oviedo. No debemos olvidar que un rey astur, Fruela I se casó con Munia, que según las fuentes era originaria de esta zona. Su hijo Alfonso II alentará la colonización de este territorio a través de nobles laicos y eclesiásticos. Entre estos personajes destacan el obispo Juan, fundador de Valpuesta y el abad Avito de Tobillas. Las razones de su establecimiento en esta zona son de tipo económico, dada su destacada pujanza cerealista, vinícola y ganadera, a lo que hay que añadir la industria salinera40. Respecto de los lugares de habitación para su conocimiento, además del apoyo de fuentes escritas contamos también con arqueológicas, como las excavaciones de Berbeia, Los Castros de Lastra y en la iglesia de Tobillas41. En relación con los asentamientos constatamos varias tendencias: la pervivencia de las aldeas generadas tras la dispersión de la población de época romana, la reocupación de lugares altos que ya estuvieron habitados en tiempos protohistóricos y la creación de centros de culto que darán origen a nuevos pueblos en su entorno, así como a la instalación de necrópolis. La ocupación de poblados protohistóricos, castros, en la etapa medieval la tenemos constatada en todos los que conocemos en el valle, Berbeia, Los Castros de Lastra, Castillo de Astúlez; Medropio y Pico de San Pedro. Este hecho ha dado lugar a las teorías del sistema central, defendidas por I. Martín Viso42, y basadas en la continuidad del poblamiento desde la Edad del Hierro hasta la Edad Media. Sin embargo, para nosotros la ocupación romana no está confirmada en estos yacimientos, salvo, con reservas por falta de excavaciones, en el de Medropio. En Berbeia y Astúlez la reocupación está relacionada con la construcción de una fortaleza, en los restantes yacimientos con la construcción de una iglesia, en torno a la cual se instala una necrópolis y el poblado medieval. Estos datos no avalan que estemos ante un lugar fortificado43. En Los Castros de Lastra44, las excavaciones han permitido exhumar una pequeña iglesia, catalogada como prerrománica, que contaba con ventanales de arco de herradura; entorno a la cual se dispuso una necrópolis de sepulturas de muro y de lajas. A este momento se adscriben también un conjunto de silos de almacenaje que se relacionan con la actividad 37 ALONSO, J.F.-CASTELLET, S.-FERNÁNDEZ, E., “La necrópolis de San Martín de Valparaíso (Villanueva de Valdegobía) Álava”, Kobie XX,

1992-1993: 157-186. 38 Fueron descubiertas en 1980 por Félix Murga al realizar unos hoyos. 39 Datos sobre estas incursiones han sido recogidos por J.A. GARCÍA DE CORTAZAR, op.cit., nota 2. 40 Las menciones y donaciones de molinos de cereal y viñedos, así como de diferentes frutales son frecuentes en la documentación.

Sobre las salinas ver nota 14. 41 Op.cit., notas 9 y 8 y AZKARATE GARAI-OLAUN, A., “Aportaciones al debate sobre la arquitectura prerrománica peninsular: la iglesia de

San Román de Tobillas (Álava)”, Archivo Español de Arqueología, 68, 1995: 189-214. 42 MARTÍN VISO, I., Poblamiento y estructuras sociales en el norte de la Península Ibérica: (siglos VI-XIII), Salamanca, 2000: 107-127. 43 Está hipótesis ya la hemos planteado en un artículo sobre Los Castros de Lastra, op.cit., nota 8. 44 Op.cit., notas 7 y 8.

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agrícola desarrollada en el marco del poblado, todo ello fechado entre los siglos IX al XI. Igualmente en Pico de San Pedro son visibles los restos de la ermita de San Pedro, con necrópolis entorno, donde todavía en 1550 se celebraba culto45. Entre los siglos V al VIII no tenemos datos sobre núcleos de poder, bien sea de carácter político o monacal, a partir del siglo IX ambos están presentes en el valle, el poder político está reflejado en el condado de Lantarón, anterior al condado de Álava. Su dominio abarcaba Valdegovía y la cuenca de Miranda de Ebro46. Sobre la ubicación del castillo de Lantarón, la mayoría de los investigadores se inclinan por situarlo en Sobrón, Sin embargo nosotros, siguiendo las directrices marcadas por V. Fz de Palomares47, nos decidimos por ubicarlo en la Peña del Mazo48, monte bien protegido, con fuertes escarpes pero amesetado en la cima. Está situado entre las localidades de Bachicabo, Bergüenda y Sobrón. En su zona alta presenta trabajos en la roca (escalones, etc.) y existe una cueva que cuenta con yacimiento, habiendo aportado restos cerámicos medievales. Desde este lugar se domina un amplio panorama y se controlan los pasos naturales de la zona. En el siglo XI están documentadas las fortalezas de Berbeia y Astúlez, ambas construidas sobre castros de la Edad del Hierro como ya hemos mencionado. El poder religioso o monacal está representado por varios centros: Valpuesta, Tobillas y Villambrosa, donde está ampliamente documentado el monasterio de San Román de Merosa. En torno a estos centros se fundan pequeños monasterios, como Mardones y Villapún, ambos en Villanueva de Valdegovía, que en su evolución van a dar lugar a pequeños núcleos de población, algunos de los cuales han llegado hasta nuestros días49. A partir del siglo IX son muchos los lugares de este territorio que figuran en la documentación (Cartularios de Valpuesta, de San Salvador de Oña y de San Millán) lo que demuestra su existencia, bien en esos momentos o quizás con anterioridad. Por ello vamos a hacer su relación, identificando los topónimos que aparecen en los textos con lugares concretos. En el caso de los despoblados o monasterios haremos una breve reseña, ya que algunos han sido mal situados50. Nos vamos a centrar en el período comprendido entre los siglos VIII al XI, ambos inclusive, aunque muchos de ellos figuran en documentos de la Baja Edad Media. En los Cartularios de Valpuesta51 el primer documento en que encontramos referencias es la propia carta de fundación, del año 804 en cuya delimitación figuran: Mioma y Pinedo, además de Villalta, despoblado situado en las cercanías de Bóveda. También se hace referencia a iglesias destruidas y se cita Sancti Emeteri et Celedoni, que relacionamos con una ermita documentada en Gurendes hasta el siglo XIX (cerca del límite con el terreno de Valpuesta), en torno a la cual se localizó una necrópolis52. 45 Según consta en un protocolo del Archivo Histórico Provincial de Álava. 46 MARTÍN VISO, I., “Poder político y estructura social en la Castilla altomedieval: el Condado de Lantarón (siglos VIII-XI)”. Los espacios

de poder en la España medieval:XII Semana de Estudios Medievales, Nájera, 2002:533-552. 47 Op.cit., nota 18, p. 91-92. 48 No confundir con el yacimiento medieval del mismo nombre de la provincia de Burgos. 49 Además de sobre pueblos y monasterios, son numerosos los datos sobre advocaciones de iglesias y ermitas que no incluimos en este

trabajo, por no tener clara su identificación. 50 Este es el caso del monasterio y despoblado de Mardones, ubicado incorrectamente en Villamardones. 51 Seguimos la versión publicada por PÉREZ SOLER, M.D., Cartulario de Valpuesta, Valencia, 1970. 52 El lugar se conoce como Alto de los Mártires.

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DATOS SOBRE EL POBLAMIENTO ALTOMEDIEVAL EN VALDEGOVÍA (ÁLAVA)

Villambrosa figura en el 894 con motivo de la fundación del monasterio de San Román de Merosa, donde también se incluye Pobajas53. En una carta del año 940 se hace referencia a la construcción de casas, viñedos, cultivos y ganadería en esta zona y en el cercano pueblo de Alcedo. Pobajas es un despoblado situado entre las jurisdicciones de Alcedo y Tuesta, al norte del primero. En este mismo entorno, en documentos del año 939 y 944, aparece el despoblado de Vallejo, que pertenece al pueblo de Villambrosa, donde todavía en 1969, se veían los restos de la ermita de Nuestra Señora de Vallejo, según nos informa V. F. de Palomares54. Espejo aparece mencionado en esos Cartularios en el año 919; Gurendes en el 973 y Bóveda, con su molino, en 1063. Además de estos lugares, en el año 913 aparece el topónimo Gottel55, que V. F. de Palomares basándose en la toponimia relaciona con el despoblado de Bihote o Viote56. Se ubica en las cercanías de la localidad de Quejo. En la actualidad únicamente se encuentra visible la planta de la ermita, que hasta 1820 se hallaba en buen estado. Las últimas referencias a este lugar pertenecen al siglo XIV cuando se cita como poblado en el Libro de las Behetrías57. Otro documento que nos permite recuperar el paisaje altomedieval de Valdegovía es la escritura de fundación del monasterio de San Román de Tobillas por parte del abad Avito en el año 82258, importante centro de poder religioso en el que se han realizado excavaciones que han puesto de manifiesto la existencia de dos fases prerrománicas en la fábrica de la iglesia, fechada la más antigua con anterioridad al año 82259. En la donación del abad Avito figuran tierras, herranes, molinos, casas y sernas ubicadas en lugares cercanos a Tobillas como: Acebedo60, Quintanilla, Valluerca, Comunión y Villamanca, que se han identificado con las aldeas actuales del mismo nombre (Comunión en Lantarón y Villamanca en Cuartango). Sin embargo, las citadas en el documento corresponden a despoblados de Valdegovía. El despoblado de Comunión se encontraba en Basabe; del mismo no se conservan más que los restos de la casa torre de los Arce-Comunión61, que se asienta en un altozano aterrazado dominando el paso entre Astúlez, Mioma y Basabe. En la parte baja junto a un arroyo, se encontraron tumbas de lajas, este lugar se conoce con el nombre de Puente de San Esteban. El despoblado de Villamanca pertenecía a la misma localidad de Tobillas, se ubicaba junto a la carretera. La abundante vegetación que existe en el lugar, enmascara los posibles restos de la ermita de S. Pedro y San Pablo, que existía en el s. XV62. En el Cartulario de San Millán de la Cogolla63, son numerosas las donaciones en las que 53 54 55 56 57 58 59 60 61 62 63

Op.cit., nota 51, documento.7, “...cuius basilica est territorio de Paubalias et Uilla Morosa...”. Op.cit., nota 18, p. 131. Op. Cit., nota 51, p.27. Consta que venden “terra in loco que dicitur Gottel et XII ensertos”. Op.cit., nota 18, p. 121-144. Lo relaciona con el despoblado de Viote, basándose en la deformación de Goate, Gottel a Viote, Bihote y la existencia de la palabra “ingertos” en la toponimia del siglo XX. MARTÍNEZ DÍEZ, G., El Libro Becerro de las Behetrías. Estudio y texto crítico, León, 1981. DEL ÁLAMO, J., Colección Diplomática de San Salvador de Oña (822-1284). I, 822-1214, Madrid, 1950. SÁNCHEZ ZUFIAURRE, L., Técnicas constructivas medievales. Nuevos documentos arqueológicos para el estudio de la Alta Edad Media en Álava. Colección de Patrimonio Cultural Vasco. Vitoria-Gasteiz, 2007: 206-219.También op.cit., nota 42. GIL ZUBILLAGA, L., “Excavación arqueológica de urgencia de la necrópolis de época Medieval y Moderna de la iglesia parroquial de San Roque (Acebedo, Valdegovía)”. Estudios de Arqueología Alavesa, 23, 2000: 167-194. PORTILLA VITORIA, M., Torres y casas fuertes en Álava, Vitoria, 1968:357-363. Ruiz de Loizaga, op.cit.,nota 39, p.138-140. Op.cit., nota 18, p. 29-34. Fz. de Palomares aporta numerosos datos de este despoblado. UBIETO ARTETA, op. cit. nota 17.

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aparecen lugares de Valdegovía, la mayoría fechados a partir del siglo IX64. Los pueblos citados son: Bergüenda 99765; Barrio, 949, Nograro, 947; Villanueva de Valdegovía (Villa nova), 947; Villanañe (Villa de Navi), 949 y los despoblados de Medropio, 949; Berbeia o Ibarbeia, 955 así como los monasterios de Villapún 947 y Mardones 949. Del año 102866, existe un documento, por el cual sabemos que la reina Jimena compró numerosas propiedades en la zona de este estudio. A partir del mismo podemos conocer mejor el paisaje urbano y económico de los pueblos que se citan, Bachicabo, Caranca, Quejo y Villamaderne, además de aportar numerosos topónimos, incluyendo despoblados como Medropio y Tijuenzo67. El despoblado de Medropio ocupa el antiguo emplazamiento del poblado de la Edad del Hierro, y es el único caso de este tipo de asentamientos en que parece existir una continuidad, aunque no se puede considerar que contara con fortificaciones. En la etapa altomedieval se ubicaría en las terrazas, más cercanas a Villanañe, donde se ven acumulaciones de piedras, procedentes de la ermita dedicada a Santa María. También aparece citado en la documentación con el nombre de Mondropio o Apropio. El despoblado de Tijuenzo se halla situado en jurisdicción del pueblo de Bachicabo, donde todavía hoy se conserva el término, juntamente con el de Santa Eulalia, que corresponde a su ermita68, cerca se halla Petras que también se cita en el documento. Al despoblado de Berbeia o Ibarbeia, el año 955 Fernán González le concede Carta de población, existiendo una adicción de 1085. Como ya se ha señalado en varias ocasiones se instala sobre el antiguo castro de la Edad del Hierro. El monasterio de Santiago de Villapún fue fundado por el abad Folio en el año 94769. Sobre la ubicación de este monasterio se han dado varias versiones, pero consideramos que la correcta es en Villanueva de Valdegovía, basándonos no sólo en el topónimo70 que existe en la zona, sino también en los términos que figuran en la carta de fundación, donde se incluyen también menciones a iglesias, vías, molinos cercanos, como el molino de San Martín que corresponde al cercano monasterio de San Martín de Valparaiso ya citado. De Villapún no se conservan resto claros, pero entre la vegetación se detectan restos de construcciones; se han recogido materiales cerámicos de la fase altomedieval. El monasterio de Santa María de Mardones (Villanueva de Valdegovía) lo encontramos en varios documentos, al incorporarse al mismo varios personajes, que se entregan a la regla de Santiago por la que se regía este monasterio71. Este lugar se encuentra en términos de Villanueva de Valdegovía, muy cerca del de Villapún, de ahí que los compartan. En la historiografía se sigue confundiendo su localización con la población de Villamardones ubicada en Valderejo, también perteneciente a Valdegovía, basándose en el parecido del nombre. En los documentos citados aparecen términos similares a los que figuraban en los de Villapún, donde ya consta el topónimo Mardones, que confirma que su fundación 64 65 66 67 68 69 70 71

Mencionamos sólo los que no figuran en los cartularios de Valpuesta u Oña. Op. cit., nota 17. Op.cit., nota 17, p. 185. FDEZ. DE PALOMARES op.cit., nota 18, p.61-65 ofrece un interesante estudio sobre los topónimos que figuran en este documento, pertenecientes a Bachicabo, Villamaderne y Villanañe, además de Bozoo, de Burgos. En prospección realizada por nosotros, comprobamos que el mismo lugar había estado habitado ya en la etapa de la Edad del Hierro, cuenta con una buena situación geográfica y se relaciona con otros yacimientos cercanos como el de Berbeia Op.cit., nota 17, p. 58-59. En el lugar existe una fuente llamada Fuente de Villapún. Op.cit., nota 17, p. 68-69.

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es anterior a la de Villapún72. En la actualidad en el lugar únicamente son visibles numerosos amontonamientos de piedras, restos de las edificaciones que allí existieron73. A través del análisis que hemos realizado sobre la documentación, hemos constatado que, entre los siglos VIII y XI figuran ya 21 de las 35 localidades que existen hoy en la zona74. A ello hay que sumar la existencia de numerosos monasterios y despoblados, que nos ofrecen un paisaje con numerosos lugares habitados. El resto de los pueblos actuales aparecen en documentación a partir del siglo XII, y conviene destacar que son los que se localizan en Valderejo y en la zona oriental. El poblado de Los Castros de Lastra, que no hemos logrado identificar con ningún topónimo de los que figuran en la documentación75, aunque actualmente nos parece uno de los poblados altomedievales más importantes del valle, quizás en su época no lo fuera. También queremos hacer referencia a varias necrópolis existentes en la zona: Santa Olaria (Corro) y San Fructuoso (Quejo). En Santa Olaria u Olalla en torno a lo que pudo ser la ermita se localiza la necrópolis, formada por una treintena de sepulturas excavadas en la roca, de tipo antropomorfo con rebaje para la cubierta y orientación de oeste a este76. Respecto de su cronología basándonos en tipologías y la similitud con la necrópolis de San Martín de Valparaiso la consideramos del siglo IX. De iguales características es la de San Fructuoso formada por 12 sepulturas de adultos. De la ermita que se ubicó en las cercanías no se conservan restos77. Se han localizado necrópolis de lajas junta a la ermita de San Juan de Tobillas y en el Alto de la Herran/Miomilla (Mioma), donde existe la opinión que allí se situó el antiguo pueblo de Mioma del 804.78 A modo de conclusión podemos afirmar que, al menos en la Valdegovía de los siglos VIII al XI, el paisaje que se podría contemplar sería muy similar al de la década de los años 8079: el de pequeñas localidades diseminadas por todo el valle con casas alineadas, en a las cercanías de pequeñas iglesias o monasterios con sus necrópolis, similar al ejemplo propuesto por J.A. García de Cortázar para el pueblo de Alcedo80, con terrenos para el cultivo, viñedos en las laderas, molinos junto a los ríos y arroyos y otras estructuras para el desarrollo de las actividades agrícolas, ganaderas e incluso forestales, ya que no debemos olvidar que la mitad de la extensión que abarca Valdegovía se trata de terreno montañoso. Este sería además el paisaje que contemplarían los peregrinos que en los momentos iniciales de la peregrinación a Santiago cruzaron esta zona. 72 Op.cit.17, nota 59: “...in Robuela in via qui exit de Mabordones et venit ad Villa nova”. 73 En 1984 en la prospección que realizamos a este lugar, pudimos observar la planta de la ermita de forma rectangular con ábside recto

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conservándose 3 m de altura de su pared En sus cercanías se observaban diferentes almacenamientos de piedras y restos de muros. La ermita se hallaba en bastante buen estado en 1820, según consta en el Libro de Fábrica de la parroquia de Villanueva de Valdegovía. Se ha constatado la existencia de: Acebedo, Alcedo, Bachicabo, Barrio, Bergüenda, Bóveda, Caranca, Espejo, Gurendes, Mioma, Nograro, Pinedo, Quejo, Quintanilla, Tobillas, Valpuesta,Valluerca, Villamaderne, Villambrosa, Villanañe y Villanueva de Valdegovia. En los documentos sobre Villapún y Mardones figuran numerosos términos que no hemos logrado identificar, quizás uno de ellos haga referencia a Los Castros de Lastra. Existen también algunos despoblados que no se han logrado identificar con una ubicación concreta, uno de ellos es San Mamés de Mingrano que ya consta en el siglo XI. La ermita prerrománica de Los Castros se hallaba bajo la advocación de San Mamés. La ermita de Santa Eulalia aparece citada en el XVII en los libros de Fábrica de la iglesia de Corro. Consta que estuvo en pie hasta casi el siglo XIX. Op.cit., nota 18 p. 141. En el Mapa arqueológico se pueden consultar más datos, Op.cit., nota 5. Actualmente la construcción de algunas urbanizaciones en la mayoría de sus pueblos, han alterado el tradicional paisaje urbano del valle. En op.cit., nota 2.

OBISPOS, ABADES, PRESBÍTEROS Y ALDEAS. UNA APROXIMACIÓN A LAS FORMAS Y LAS BASES DEL DOMINIO SOCIAL EN LA ÁLAVA DEL SIGLO IX *

Igor Santos Salazar Oxford University

Resumen El presente artículo se propone analizar, en fluido diálogo con las principales aportaciones del profesor García de Cortázar y en estrecha relación con las novedades que propone la arqueología medieval, la cristalización de jerarquías sociales y de comunidades asimétricas en la Álava del siglo IX. La aldea aparece como el marco básico de acción social y económica en el desarrollo de la formalización de sistemas políticos coherentes y eficaces definidos por el dominio señorial de unos grupos sociales radicados en el contexto político de la propia comunidad aldeana como muestran con claridad las evidencias escritas conservadas, cuyo escaso número no actúa en detrimento de la coherencia de sus informaciones, en las que es posible seguir, a partir de la segunda mitad del siglo VIII, la presencia de aristocracias subregionales relacionadas con las estructuras de poder del reino astur y en la que, ya a partir del siglo IX, los documentos de archivo, y en particular los instrumentos conocidos como “presuras”, muestran, en una escala geograficamente más restringida, la neta actuación de ciertos líderes supralocales en la construcción de estrategias de poder tendentes a la sanción de su propia hegemonía económica y autoridad social en el *

Este trabajo ha sido realizado en el contexto del proyecto de investigación Poderes políticos, estructuras sociales y poblamiento en el oriente de Emilia y en Álava durante los siglos VI - XI. Un estudio de historia comparada, financiado con una beca posdoctoral del Gobierno Vasco. Forma parte, también, de los trabajos del Grupo de Investigación en Patrimonio y Paisajes Culturales IT315-10, financiado por el Gobierno Vasco y ha sido concebido en el marco del proyecto de investigación “La formación de los paisajes medievales en el Norte Peninsular y en Europa. Agricultura y ganadería en los siglos V al XII” (HUM 2009-07079). Abreviaturas utilizadas: CC: Zabalza, M., Colección Diplomática de los Condes de Castilla, Junta de Castilla y León: Valladolid 1998; Cval, Pérez Soler, M.D., El cartulario de Valpuesta, Anubar: Valencia 1970; SMC1: Ubieto, A. Cartulario de San Millán de la Cogolla (759-1076), Anubar: Valencia, 1976, Sampiro Pérez de UrbeL, J., Sampiro, su crónica y la monarquía leonesa en el siglo X, CSIC: Madrid, 1952; Urbel: Pérez de Urbel, J., El condado de Castilla, vol. 3. CSCI: Madrid 1945.

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seno de unas comunidades que aparecen caracterizadas por su fuerte polarización social y sus asimetrías en el disfrute de los bienes comunales. Pruebas todas que convergen con los últimos datos de la arqueología medieval en la identificación del siglo IX como un verdadero laboratorio en la experimentación de estrategias de distinción social y de control político que quedan certificadas en el occidente de Álava con la aparición de los condados y de las sedes obispales. Abstract This article analyzes, in fluid dialogue with the main contributions of Professor García de Cortázar and in close relation to developments proposed by the medieval archeology, the crystallization of social hierarchies in Álava in the ninth century. The village appears as the basic framework of social and economic development in the formalization of policies defined by the hegemony of some groups rooted in the villages. Morover, the small number of charters gives, however, consistent and coherent information, in which is possible note the presence of aristocracies linked to political structures of the asturian kingdom and, from the ninth century, particularly in instruments known as "presuras", the action of certain supralocal leaders in the construction of strategies designed to underline their own economic hegemony and social authority within the communities wich are characterized by strong social polarization. These evidences converge with the latest archeological records in the identification of the ninth century as a real laboratory of social distinction and political control ended in western Álava with the appearance of counties and bishoprics. INTRODUCCIÓN

El estudio de la sociedad y de las aldeas altomedievales en la España cristiana ha estado presente de modo constante en la riquísima producción historiográfica del profesor José Ángel García de Cortázar, bien en interpretaciones de amplio respiro, en donde su interrelación determina la organización del espacio1, bien en monografias dedicadas, con una marcada voluntad metodológica, a ejemplos concretos y significativos de un momento específico2, donde la aldea ocupa un lugar fundamental como sujeto histórico indispensable para comprender la formación de la sociedad feudal hispana y las relaciones de poder que surgen en su seno3, aspectos todos que han sido delineados en obras ya clásicas4. A tal patrimonio intelectual se han añadido en los últimos años los avances propuestos por la arqueología medieval. Me refiero, en particular, a las aportaciones realizadas por Juan Antonio Quirós y otros en el contexto geográfico alavés, que comienzan a ofrecer las primeras síntesis sobre la historia del territorio entre los siglos VI y X basadas exclusiva1

Sin ninguna intención de exhaustividad pueden recordarse para el contexto vasco, GARCÍA DE CORTÁZAR, J.Á., “Poblamiento y organización social del espacio vasco en la Edad Media”, Congreso de Historia de Euskal Herria, 2, 1988: 421-444 y “La sociedad alavesa medieval antes de la concesión del fuero de Vitoria”, Vitoria en la Edad Media, Diputación Foral de Álava: Vitoria, 1982: 89-114. 2 GARCÍA DE CORTÁZAR, J.Á., “Aldea y comunidad aldeana en La Rioja medieval: el caso de Villagonzalo (Badarán)”, Príncipe de Viana. Homenaje dedicado a José María Lacarra, n. 2-3, 1986:191-211. 3 Recuérdense los trabajos publicados con E. PEÑA BOCOS “El palatium, símbolo y centro de poder en los reinos de Navarra y Castilla en los siglos X a XII”, Mayurca, 22, 1, 1989:281-296 o “Poder condal ¿y mutación feudal? en la Castilla del año mil, Historia social, pensamiento historiográfico y Edad Media: homenaje al Prof. Abilio Barbero de Aguilera, LORING, M.I (coord.), CSIC: Madrid, 1997: 273-298.

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mente en los restos provenientes de las excavaciones5 y que, en buena medida, han recogido las invitaciones lanzadas por el propio García de Cortázar, siempre interesado en defender, aún en tiempos en los que el desarrollo de la arqueología medieval era menos vigoroso, la necesidad de ahondar en el conocimiento material de los procesos históricos vividos por las sociedades medievales. Teniendo estas dos tradiciones investigadoras muy presentes y, en cierta medida, espoleado por las novedades que el registro arqueológico ofrece, se hace necesario volver a los textos para intentar dar respuesta, una vez más, a interrogantes añejos que atañen a las formas de la articulación del poblamiento y de la sociedad alavesa en los primeros siglos medievales y en particular a lo largo de un siglo IX que es, desde el punto de vista de nuestro patrimonio documental, muy controvertido. En este breve trabajo, sin embargo, la atención no se centrará en el estudio del poblamiento strictu sensu. He preferido utilizar ciertos aspectos de la organización del hábitat como indicador de una creciente cristalización de jerarquías dentro del cuerpo social alavés a lo largo de la novena centuria6, concentrando la atención sobre las aldeas en virtud de su papel como escenario privilegiado de la tensión social y como célula base del ejercicio del poder por parte de las aristocracias del territorio, laicas y eclesiásticas, dedicando, a su vez, una particular atención a éstas últimas. Igualmente, he dejado voluntariamente al margen los indicios provenientes de las más recientes excavaciones, pues su interpretación está siendo llevada a cabo desde hace ya algunos años por Juan Antonio Quirós y su equipo y resultaría inútil redundar aquí en sus conclusiones. Ello no impide que en la redacción de estas páginas haya tenido muy en cuenta sus resultados7 pues, ahora más que nunca, es necesario mantener un diálogo fértil y fluído entre arqueólogos e historiadores, aunque ambos, merece la pena recordarlo, deben mantener en sus investigaciones áreas preferentes de aproximación a la realidad histórica desde ámbitos de acción que tienen que permanecer separados8. Una distinción que queda justificada por la profunda diversidad de sus fuentes de información. Contemporáneamente, sin embargo, se debe tender a la creación de continuas interconexiones entre arqueología e historia con el objetivo de realizar interpretaciones sistemáticas y conjuntas de las conclusiones obtenidas de forma autónoma desde el registro escrito y desde el material. Con este método de trabajo se están consiguiendo ya unos primeros resultados muy significativos9 sobre los que se continúa trabajando en pos de futuras síntesis10. 4 5 6 7 8 9 10

GARCÍA DE CORTÁZAR, J.A., La sociedad rural en la España Medieval, Siglo XXI: Madrid, 1988. QUIRÓS CASTILLO, J.A., “Arqueología del campesinado altomedieval: las aldeas y las granjas del País Vasco”, The archaeology of Early Medieval Villages in Europe, QUIRÓS CASTILLO, J.A. (ed.) Universidad del País Vasco, Bilbao, 2009: 385-403. Se siguen, con ello, otras pistas ya marcadas por el propio GARCÍA DE CORTÁZAR, vid., por ejemplo “La sociedad alavesa, cit.,: 89-114. Una útil introducción en QUIRÓS CASTILLO, J.A., “La génesis del paisaje medieval en Álava: la formación de la red aldeana”, Arqueología y Territorio Medieval, 13.1, 2006: 49-94. Como ya advirtiera MIQUEL BARCELÓ hace más de veinte años en el prólogo al volumen Arqueología medieval. En las afueras del “medievalismo”, Crítica: Barcelona, 1988:11 y 12. QUIRÓS CASTILLO, J.A., Santos Salazar, I., “I villaggi medievali nell'alto Ebro alla luce dei testi e dell'archeologia. L’emergenza dei leader dei villaggi e l'articolazione dei poteri territoriali nel X secolo”, I villaggi altomedievali, GALETTI, P. (ed.) en prensa. No en vano, este artículo es una primera aproximación al tema de la articulación social alavesa que se desarrolla en el marco de un proyecto de investigación más amplio, aún en curso.

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LA NATURALEZA DE LAS FUENTES

Dibujar la realidad social alavesa en en el siglo IX necesita de una aproximación muy crítica a las fuentes narrativas y de archivo disponibles. Son problemas conocidos pero que hay que recordar aun a costa de resultar repetitivo. Por una parte las crónicas musulmanas y cristianas responden a intereses íntimamente ligados a la proyección intelectual y a la voluntad propagandística impulsada desde los centros de poder en los que vieron la luz y definen, por tanto, ámbitos de actuación política centrados en puntos de vista que son casi exclusivamente événementielles y que denotan más el sentir ideológico de sus círculos aúlicos que los avatares históricos de las comunidades incluidas en sus narraciones. Por otra parte, los instrumentos de archivo iluminan realidades relacionadas con los intereses de instituciones eclesiásticas, ofreciendo menor cantidad de informaciones sobre los mecanismos de organización social de los laicos, aspectos que introducen no pocas distorsiones en la imagen de los grupos humanos altomedievales. Además, los documentos de archivo poseen una tradición manuscrita muy problemática pues, en su mayor parte, se dispone únicamente de las copias de los pergaminos originales escritas en los cartularios confeccionados durante los siglos XI y XII. El momento de su copia fue a veces aprovechado también para manipular los contenidos a través de interpolaciones o mediante la falsificación completa de determinados instrumentos11. Con todo, las manipulaciones tienen, obviamente, una explicación histórica. Fueron realizados en un período de particulares tensiones en la sociedad; un tiempo de violencias políticas que desembocaron en las modificaciones de las fronteras entre los reinos de Castilla y Pamplona (recuérdese principalmente el periodo 1054-1076, de Atapuerca a Peñalén), la sucesiva y sistemática reorganización de los mapas diocesanos provocada por esos mismos movimientos fronterizos, que condenaron a la desaparición las sedes episcopales de Álava y Valpuesta, la aceleración de la señorialización laica o los propios procesos de construcción de legitimidades y memorias por parte de los monasterios. En este clima, las instituciones eclesiásticas, conscientes de su autoridad como custodias de la palabra escrita, recurrieron, para defenderse, al falso o a la interpolación con la intención de dar mayor amplitud y antigüedad a la posesión de bienes o al disfrute de derechos y privilegios más reducidos o conseguidos en un tiempo sucesivo o, en algunas ocasiones, creando, ex novo, ficciones jurídicas con la intención de demostrar la obtención de inmunidades en datas remotas, que sirvieran para desequilibrar a su favor litigios y causas con comunidades locales u otros actores sociales en años que, como se ha señalado, fueron de fuertes turbulencias políticas y económicas. Conviene recordar, sin embargo, que no todos los documentos conservados son falsos y que incluso de entre aquellos interpolados pueden entresacarse informaciones útiles para la caracterización de la sociedad alavesa durante el siglo IX. Este es el caso del problemático documento de Juan de Valpuesta, fechado en el año 80712. Su testimonio, sobre el que se 11 A menudo, algunas imprecisiones, como las discordancias entre las fechas de un reinado determinado y la datación del documento,

por citar uno de los ejemplos más habituales, se deben solamente a la impericia de los copistas, incapaces de leer correctamente las escrituras antiguas, sin que suponga (salvo raras excepciones) ninguna voluntad de alteración consciente de los originales. 12 Cval, n. 1 (fechado en 804). Para su datación en el 18/XII/807 vid. RUIZ ASENCIO, J.M. “Los cartularios de Valpuesta”, MCC aniversario

del obispado de Valpuesta 804-2004. Fundación Cultural Cantera Burgos, Burgos, 2004:376.

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volverá más adelante, es el primero en romper un silencio archivístico que solo las rapsódicas referencias al territorio alavés en las crónicas habían roto con anterioridad. En cualquier caso, la imagen de la sociedad que ofrece el conjunto de las fuentes escritas queda muy mediatizada por la lente de los intereses y de las relaciones económicas y políticas tejidas por los obispos y por otros personajes que controlaban iglesias y monasterios, que aparecen representados también en los escasísimos restos epigráficos conservados. Esta mayor presencia eclesiástica en las fuentes ha favorecido, por tanto, su elección como protagonistas de este estudio. Además, esta encuesta necesita también del detenido análisis de algunos instrumentos datados en las primeras décadas del siglo X. Un tiempo que presenta un conjunto de informaciones más rico. Mientras los ecos de las crónicas se hacen cada vez más lejanos (pero en el que siguen predominando los sonidos metálicos del entrechocar de espadas y el sordo rumor de las caballerías lanzadas en algara), el conjunto documental es ya suficientemente numeroso como para sostener una aproximación más articulada a los problemas relativos a la organización de la sociedad, ofreciendo informaciones muy útiles para observar el desarrollo de algunos mecanismos de dominio político y social que desentrañan lógicas de poder ya en acto durante buena parte del siglo anterior. Esta breve presentación de las fuentes escritas debe cerrarse recordando la diferente procedencia geográfica de las escrituras conservadas. Una realidad puesta de manifiesto por García de Cortazar hace ya más de veinticinco años y que, habitualmente, suele resumirse con la referencia a la existencia de “dos Álavas”13: una oriental y otra occidental. Es en esta última donde se concentran la práctica totalidad de las referencias documentales alavesas anteriores al año 1000. Recientemente, a esta dualidad en la tradición documentaria se han añadido otras. Desde la arqueología de la arquitectura se han subrayado las diferencias existentes entre la parte occidental, dotada de un número importante de iglesias, muchas de las cuales caracterizadas por etapas constructivas iniciales fechadas durante el siglo IX14, que no tiene igual en el sector oriental en donde, a medida que se recorre la Llanada hacie el este, se reducen en modo drástico los edificios eclesiásticos15. También la arqueología de los despoblados ha introducido una nueva diferenciación subregional16: si para el occidente alavés se cuenta con el mayor número de evidencias escritas, la parte oriental aparece ahora iluminada en mayor medida por la investigación arqueológica. Asimismo el estudio de la cerámica ha aportado nuevas territorialidades y dinámicas, en las que contrasta un sector occidental en el que predominan las importaciones en el seno de una estructura comercial muy articulada con un oriente en el que las evidencias materiales son muy diferentes17. Así pues, un occidente dotado de documentos, iglesias y redes co13 GARCÍA DE CORTAZAR,“Sociedad alavesa”, cit.: 314. 14 SÁNCHEZ ZUFIAURRE, L., Técnicas constructivas medievales. Universidad del País Vasco: Vitoria, 2008. 15 Pero dotada, en zonas como Treviño, de importantes conjuntos eclesiásticos rupestres. AZKÁRATE, A., Arqueología cristiana de la An-

tigüedad tardía en Álava, Guipúzcoa y Vizcaya, Diputación Foral de Álava, Vitoria, 1988 pp. 156-203 y MONREAL, L.A., Eremitorios rupestres altomedievales (el alto valle del Ebro), Universidad de Deusto: Bilbao, 1989, pp. 101-153. 16 QUIRÓS CASTILLO, J.A., “Los paisajes altomedievales en el País Vasco, 500-900. De la desarticulación territorial a la emergencia de los condados” en prensa. 17 AZKARATE A., SOLAUN J. L., “Excavaciones arqueológicas en el exterior de los conjuntos rupestres de Las Gobas (Laño, Burgos)”, Archivo Español de Arqueología, 81, 2008: 133-149.

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merciales complejas debe dialogar con un oriente menos rico de informaciones, situado en los debates historiográficos más recientes gracias a algunas, significativas, excavaciones. Un dato que denota las diferentes formas de interrelación entre aristocracias locales y poderes centrales, ejemplo, a su vez, del dinamismo que caracteriza a las formaciones sociales altomedievales. DANCING IN THE DARK SIGLOS VIVIII

La desorganización de la autoridad romana provocó en la sociedad alavesa fuertes transformaciones tanto en los aparatos de poder como en las estrategias de distinción social y en su semiótica. En un panorama documentario escasísimo, en la que únicamente hagiografías como la Vita Sancti Aemiliani18 o la misma Vita Sancti Prudentii19 ofrecen ciertas informaciones, (iluminando mejor, sin embargo, territorios cercanos) el caso alavés parece mostrar procesos de fragmentación y de reorganización social en las que cobran nuevo protagonismo las actividades de unas comunidades rurales20 que aparecen dotadas de una cierta jerarquización interna, como parecen demostrar las excavaciones de la necrópolis de Aldaieta21. En este contexto no parece extraño hipotizar la existencia de comunidades socialmente estratificadas, fuertemente militarizadas22 pero limitadas, en lo político, a marcos de actuación muy locales. La misma identificación de ajuares relacionados con modelos transpirenáicos23 parecen más el resultado de la existencia de redes de contacto comercial de las que se desconoce casi todo, que la prueba efectiva de la participación de tales comunidades y de sus jefaturas en la construcción de estrategias de dominio de amplio radio. La misma dialéctica política de época visigoda, en la que primò una continua relación conflictual de difícil decodificación y que terminó, probablemente, con la inclusión de algunos sectores alaveses en el regnum toledano24. En cualquier caso, tras el final del reino visigodo se mantuvo el esquema general de una relación ambigua entre las comunidades locales alavesas y la autoridad central cordobesa, interpretadas a través de canales de negociación y conflicto que ya habían caracteri18 Se vea, en particular, CASTELLANOS, S., Poder social, aristocracias y “hombre santo” en la Hispania visigoda. La Vita Emiliani de Braulio

de Zaragoza, Universidad de Logroño: Logroño, 1998. 19 Concentrando muchas noticias en la realidad social y cultural del territorium civitatis de Calagurrris vid. IGARTUA, N. Prudencio de

Armentia, obispo de Tarazona. Fuentes y contexto histórico de su vida y culto, Diputación Foral de Álava: Vitoria, 2003. 20 Como demuestran las ocupaciones de espacios marginales, como abrigos rocosos, cuevas o la creación de granjas en lugares sin re-

lación social con los asentamientos de la época romana, QUIRÓS CASTILLO J. A., “La génesis del paisaje medieval, cit.:49-94. 21 Si bien éstas dejan en la sombra pruebas útiles para la identificación de los márgenes de acción social de sus elites. AZKÁRATE, A.,

“Asentamiento tardoantiguo de Aldaieta-Espikulatxe (Nanclares de Gamboa)”, Arkeoikuska, 1993:58-76. 22 MARTÍN VISO, I. “La configuración de uno espacio de frontera. Propuestas sobre la Vasconia Tardoantigua”, Comunidades locales y di-

námicas de poder en el norte de la Península Ibérica durante la Antigüedad Tardía, ESPINOSA, U.; CASTELLANOS, S. (eds). Universidad de Logroño: Logroño, 2006: 111 y ss. 23 AZKARATE, A., “Francos, aquitanos y vascones: testimonios arqueológicos al sur de los Pirineos”, Archivo Español de Arqueología, 66, 1993: 149-176. 24 BESGA, A., “Apuntes sobre la situación poítica de los pueblos del norte de España desde la caída del Imperio Romano hasta le reinado de Leovigildo”, Letras de Deusto, 73-26, 1996: 79-116. Los indicios son, sin embargo, muy pocos. Quizás el conjunto castral de Buradón-Bilibio (citado en la VSA) actuase como centro de poder en relación fluída con el poder visigodo, lo que no impide que, en un mundo fuertemente fragmentado, ciertos sectores sociales mantuvieses también contactos con vascones (antes de que tal denominación comienzase a correr hacia poniente), aquitanos y merovingios, pero sus lógicas políticas quedarán, probablemente, celadas para siempre por el silencio documental.

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zado los cauces de contacto político durante el siglo VII. Así, a periodos de sumisión y pacto habrían seguido desencuentros y violencias. Fue este contexto el que favoreció, en otras áreas, la mayor novedad sociopolítica del momento: el nacimiento de las monarquías asturiana y pamplonesa. Aún más significativo fue, con todo, el relativamente rápido interés ovetense por incluir las tierras alavesas (al menos las más occidentales) en su órbita, como parecen indicar las primeras actuaciones militares asturianas en tiempo de Alfonso I25. Como puede apreciarse, todos los datos relativos a este periodo se basan en fugaces noticias incluídas en fuentes narrativas. Con un patrimonio de información semejante resulta muy difícil aventurar hipótesis sobre las bases económicas y políticas en las que se sustentó la preminencia social de las familias que aparecen en las fuentes caracterizadas por su “rango”. Unas elites a las que, nótese, pertenecen las mujeres26 que deposarán varios reyes de Oviedo y que, poco después, darán asilo a un Alfonso II que era, a título pleno, un pariente suyo27. No cabe duda que los cimientos de tal superioridad tenían que estar radicados en su autoridad social a escala local sobre determinados centros de habitación, donde pudieron adquirir el control de algunos procesos productivos situados en los territorios aldeanos. En este contexto, no parece casual que los datos arqueológicos comiencen a identificar durante el siglo VIII importantes transformaciones en el interior de los núcleos aldeanos (de Tobillas a La Llana, de Arceniega a Aistra, pasando por la misma aldea de Gasteiz), corroboradas por una mayor tendencia a la parcelización de los espacios agrarios. Cambios concretados, además, en un breve periodo de tiempo, (al máximo dentro del arco de dos generaciones), aspecto que impide interpretar el fenómeno como el resultado de una acción espontánea de algunas comunidades rurales. Al contrario, se piensa que tal desarrollo se deba poner en relación con la emergencia de una nueva realidad social y política protagonizada por nuevas élites territoriales28. No parece descabellado identificar a estas elites en las aristocracias que las crónicas documentan en ese mismo horizonte cronológico situado en el periodo que va de Fruela I a Nepociano. LA CRISTALIZACIÓN DE LA AUTORIDAD

No en vano, durante ese momento, y en particular a lo largo de las primeras décadas del siglo IX, instrumentos de archivo y crónicas ofrecen, por cuanto sean noticias de interpretación compleja y de exégesis laboriosa, una sucesión de datos que tienen una coherencia innegable cuando se analizan de manera conjunta. En ellos se suceden, desde perspectivas diferentes, 25 Aún así, la aparición de Velegia Alabense en la relación de las ciudades destruidas por Alfonso I es muy problemática y parece responder

más al conocimiento del territorio septentrional de la Península que se tenía en Oviedo en el último cuarto del siglo IX que a la fidedigna narración de hechos relativos al tiempo de Alfonso I, vid. ESCALONA MONGE, J. “Family Memories: Inventing Alfonso I of Asturias”, Building Legitimacy. Political Discourses and Forms of Legitimation in Medieval Societies, I. Alfonso, H. Kennedy, J. Escalona (eds.), Brépols: Leiden 2004: 223-261. 26 Como el caso de Munia citada en las dos versiones de la Crónica de Alfonso III, durante el año 757. Rotense, c. 16: Vascones reuelantes superauit huxoremque sibi, Munniam nomine, exinde adduxit, unde et filium Adefonsum genuit. La versión ad Sebastianum, c. 16, es similar: Munniam quandam adulescentulam ex Vasconum preda sibi servari praecipiens postea eam in regali coniugo copulabit, ex qua filium Adefonsum suscepit. 27 Ad Sebastianum c. 19. (a. 788) … a regno deiectus (Alfonso II) apud propinquos matris sue in Alabam conmoratus est. 28 QUIRÓS CASTILLO, J.A., La génesis cit.: 393.

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referencias a toda una gama de personajes fuertemente caracterizados por títulos eclesiásticos (episcopus, abba) o laicos (comes), que permiten inferir, en el espacio alavés más occidental, la clara cristalización de una sociedad compleja caracterizada por la existencia de fuertes jerarquías capaces de articular un dominio supralocal y de vertebrar el territorio desde un punto de vista eclesiástico y militar ya en una fecha muy anterior al año 900. Además, otros ejemplos prueban la existencia, en una escala más local, identificable en el seno de una o de pocas aldeas cercanas entre sí, de grupos muy dinámicos, entre los que destacan líderes (en particular abades y presbiterii) que se definen socialmente por la posesión de iglesias y patrimonios rurales importantes, capaces de situarlos en una escala de poder que va más allá de los limitados confines de una aldea. ¿Cuáles son los significados sociales de este universo? ¿En qué modo se articula el poder político y la relación entre todos los personajes apenas citados? ¿Cuál es su papel dentro de las comunidades en las que basan su hegemonía? Formas y bases del poder a escala supralocal Varios son los datos que convergen en la identificación de los años centrales del siglo IX como focales en el fortalecimiento de autoridades capaces de proponer su propia leadership más allá de un contexto politico y social de corto radio; la aparición de los primeros condes en Álava y Lantarón y de los obispados de Valpuesta y Álava o la parábola política de Nepociano29 así lo demuestran. Tales jefaturas hunden con probabilidad sus raíces en el siglo VIII, cuando la respuesta al desafío político cordobés30 o las oportunidades de promoción social derivadas de los juegos diplomáticos entablados con la monarquía asturiana, parecen traducirse en una rápida polarización social. Aspecto que es imposible rastrear entre sus predecesores, pues si bien debieron existir grupos privilegiados, la fuerte fragmentación política seguida a la crisis del imperio romano y la inestabilidad que sancionó el fracaso de las experimentaciones políticas de época visigoda no debieron permitir su entrada en espacios de poder de mayor escala31. Para el siglo IX, sin embargo, la figura de Nepociano ofrece pruebas de gran relieve. La ascensión al trono de este pariente alavés32 de Alfonso II revela la dignidad aristocrática de los personajes emparentados con el rey de Oviedo y, además, su fuerte liderazgo social, capaz de movilizar un consenso identificable en los contingentes militares dispuestos a 29 BESGA, A. “El rey Nepociano de Asturias, monarca legítimo y vasco”, Letras de Deusto, vol. 33 n. 101, 2003: 9-41. 30 Recuérdese como, a partir del año 766 o 767, las aceifas musulmanas contra Álava (la Álava nuclear) y el vecino territorio de al-Qîla

(quizás identificable con los valles de Mena, Losa, Ayala, Valdegobía y Tobalina) se hacen cotidianas, aspecto que permite suponer una cierta riqueza de sus sociedades, capaces de generar bienes susceptibles de rentabilizar los ataques a través del botín. De igual modo las agresiones debieron imprimir una fuerte presión, favoreciendo la cristalización de jerarquías muy militarizadas. Sobre las aceifas, recientemente MARTÍNEZ DÍEZ, G., El condado de Castilla. La historia frente a la leyenda, Junta de Castilla y León-M. Pons: Valladolid, 2005. Sobre el rol de la guerra como catalizador social vid. LARREA, J. J.; PASTOR, E., “Alaba wa-l Qilâ’. La frontera oriental”, Visigodos y Omeyas VI. Asturias entre visigodos y mozárabes en prensa. El texto puede ser consultado en la dirección http://www.congresos.cchs.csic.es/visigodos_omeyas_asturias/textos_previos. 31 Aunque esta percepción puede depender, en exclusiva, del silencio documental que cubre todo el periodo coprendido entre los siglos VI y VII. Sobre las diferentes escalas de actuación vid. ESCALONA MONGE, J., “Patrones de fragmentación territorial: el fin del mundo romano en la meseta del Duero”, Comunidades cit.: 165-199. 32 Es en tal sentido que hay que interpretar la referencia a Nepociano como cognatus de Alfonso en las crónicas asturianas. Tampoco se puede dudar de su dignidad regia pues es recordado como rey en dos fuentes de tan distinta naturaleza como un documento del monasterio de Santa María del Puerto (n. 1 a. 863) y un catálogo regio conservado en el archivo de la Catedral de León.

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apoyar sus pretensiones a la corona en la guerra contra Ramiro33. Tales enfrentamientos seguirían aún durante dos décadas y en ellos se pueden documentar personajes que, sin duda, se identifican con los vértices de la sociedad alavesa34, cuyas razones para actuar militarmente responden, probablemente, a la necesidad de reivindicar un mayor peso político en el contexto del regnum, en parte cercenado por la victoria de Ramiro y de su partido gallego. Un hecho contribuye a dar mayor peso a esta hipótesis: el fin de las rebeliones coincide en el tiempo con la aparición de personajes dotatos de títulos condales en Álava35 y Lantarón36, u obispales en Valpuesta y Álava37. Todos se distinguieron por ser ámbitos de poder que, conviene subrayarlo, estuvieron estrechamente relacionados con las estructuras del gobierno astur, factor indispensable para la sanción y el fortalecimiento de la hegemonía social y económica de sus detentores (obispos y condes). Desde la escala local tal proceso puede leerse como el resultado político de la progresiva vertebración militar y eclesiástica del territorio alavés en torno a sus aristocracias. En un marco como el apenas expuesto, las rebeliones carecían ya de sentido. Para observar el grado de dinamismo y experimentación de tales lógicas, basta observar su menor relevancia en otros ámbitos, como por ejemplo, buena parte de la Italia carolingia. En efecto, en tales zonas era el poder imperial quien nominaba ciertos fideles como representantes periféricos de su poder, moviendo a personajes provenientes de áreas francas, alamanas o burgundas al frente de los oficios condales y obispales de ciertas circuncripciones civiles y eclesiásticas, por poner un ejemplo que me resulta particularmente conocido38. En el caso alavés, por el contrario, el reconocimiento de una autoridad subregional no radica en la imposición por parte del poder astur de un personaje cercano a los círculos aúlicos ovetenses39. Aquí, la nómina condal o episcopal no fue sino el reconocimiento, por parte regia, de aristocracias solidamente radicadas en sus territorios40. Veamos a través de qué mecanismos. Las primeras menciones a prelados en Álava se concentran en la versión Albendense de la crónica de Alfonso III. En ella se cita a Albarus Velegie (Álava) y Felemirus Uxome41. Este último ha sido reconocido, de forma habitual, con el prelado de la sede de la antigua Uxama Argaela, en la actual provincia de Soria. Existen datos, sin embargo, que puedieran 33 Derrotados en el Narcea, vid. Crónica de Alfonso III v. Ovetense, c. 23. (Las crónicas asturianas se citan siempre por la edición de GIL,

J.; MORALEJO, J.L.; RUIZ DE LA PEÑA, J.I., Crónicas asturianas, Oviedo, 1985). 34 Se documentan otras dos, la primera contra Ordoño I y la segunda contra Alfonso III. Esta última, en la narración realizada por Sam-

piro ofrece, además, la primera referencia histórica a un comes en territorio alavés, Eylo, rebelde al poder Astur, Sampiro:226-7. 35 En los años 882 y 883 Vela Jiménez, conde en Alava, aparece defendiendo las fronteras del reino. Para la identificación de este personaje

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con el Eylo de la crónica de Sampiro citado en la nota anterior, vid. MARTÍNEZ DÍEZ, G., Álava Medieval, I, Diputación Foral de Álava, Vitoria, 1974:49, nota 1. Este condado incluye los valles situados en el occidente de Álava, que quedán así, durante la Alta Edad Media, fuera del territorio condal alavés. Su conde Gonzalo Téllez es, con seguridad, un miembro de la aristocracia local. MARTÍN VISO, I., “Poder político y estrucutra social en la Castilla altomedieval: el condado de Lantarón (siglos VIII-XI)”, Los espacios de poder en la España Medieval, Gobierno de La Rioja: Nájera, 2001. 536 y ss. Vid. Nota 41. Aunque resulta más habitual documentar presencias foráneas al frente de los condados que de las cátedras obispales, patrimonio y campo de acción política de las aristocracias locales urbanas, cfr. SANTOS SALAZAR, I., Una terra contesa. Spazi, poteri, societa nell’Emilia orientale (secoli VI-X). Florencia, 2011. La referencia a Eylo en la crónica de Sampiro, donde se hace referencia a como los alaveses comes illorum videbatur es particularmente significativo del proceso que se trata aquí de interpretar, Sampiro, p. 226-7. Opiniones contrarias en PASTOR DÍAZ DE GARAYO, E. Castilla en el tránsito de la antigüedad al feudalismo, Junta de Castilla y León: Valladolid, 1996. Crónica Albeldense, XII, 9. Redactado hacia el año 881.

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favorecer su identificación con la sede de Valpuesta42: por un lado la citación de un Elmiro en la zona de Orbañanos, no lejos de aquella43, en una data similar a la propuesta por la Albendese. Por otro, la existencia de la antigua civitas de Uxama Barca en las proximidades de la misma Valpuesta. Un dato que bien pudo haber inducido al compositor de la crónica, dotado de un fuerte gusto anticuario, a la creación de un “hipercorrectismo” que le permitiese conectar sin demasiado esfuerzo a Felmiro con la tradición episcopal de prelados como Eterio de Osma (por ser aquella más prestigiosa), recurriendo para ello a la identificación de la sede en donde Felmiro ejercía su autoridad con la citación de un topónimo cercano a Valpuesta y que, como Uxama Barca (Osma de Valdegobía), evocava entre los lectores cultos la sede obispal de Eterio, poniendo así en relación a su obispo con un centro de poder antiguo (no se olvide que también para el obispado de Álava se elige una definición de sabor “clásico”, Veleia, la principal civitas del territorio en época romana) lo que daría una mayor profundidad histórica y esplendor a la propia monarquía, que aparecía así como heredera de una autoridad que se ejerce sobre paisajes de poder cargados de significado y con los que la simple referencia a un monasterio rural como Valpuesta no podía competir. Pero si estos datos no fueran suficientes, del archivo de este monasterio proviene la última noticia relativa a Felmiro, datada en el año 911 y en la que se contienen noticias sobre un negocio anterior en el tiempo44, lo que redunda sin duda en la posibilidad de reconocer en este personaje el Felmiro citado por la Albeldense. Al final, la relación entre Valpuesta y figuras episcopales parece plausible antes, incluso, de las referencias cronísticas. La existencia de su sede, que las fuentes escritas ponen en relación con un obispo ya desde inicios del siglo IX, nace de la escritura “fundacional” del propio monasterio, realizada por el obispo Juan, recientemente datada en el año 807 y que casi todos sus editores han considerado una narratio realizada en el siglo XI, cuando se manipuló su contenido, pero en la que aún permanecen aspectos que transmiten noticias ciertas, entre las cuales estaría la dignidad episcopal de su fundador45, probablemente un personaje eminente de la sociedad local, unido quizá por lazos de parentesco con las grupos de poder más cercanos a Alfonso II en el territorio alavés46. 42 Ejercicio ya intentando, si bien como resultado de aproximaciones interpretativas diferentes a las que aquí defiendo, en MARTÍNEZ DÍEZ,

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G., “Los obispados de la Castilla condal hasta la consolidación del obispado de Oca en Burgos en el concilio de Husillos (1088)”, El factor religioso en la formación de Castilla, Burgos, 1984:104-108 y LORING GARCÍA, M.I. Cantabria en la Alta Edad Media. Organización eclesiástica y relaciones sociales. Universidad Complutense: Madrid, 1987: 226 en particular. Contrarios a esta identificación y más proclives a situarla en la Uxama soriana, MARTÍN VISO, Organización episcopal, cit.:168 y PASTOR DÍAZ DE GARAYO, E. Castilla, cit.,: 134-136. SMC1, n. 8 (01/V/867). Un obipos Elmiro (Felmiro) aparece confirmando la fundación de la iglesia de San Juan de Orbañanos. Un documento espurio pero que bien pudiera incluir informaciones ciertas sobre los personajes allí activos. Resulta significativo que este documento no sea citado por los autores que niegan tajantemente la relación de la Uxama cronística con la Valpuesta documental. Cval, n. 8 (13/V/911). En ella, el presbítero Analso reconoció ante un tribunal haber donado, en una data precedente pero que, desafortunadamente, no se transmite, todos sus bienes a favor del obispo Felmiro. Documento que ha sido reconocido en su vericidad también por G. MARTÍNEZ DÍEZ en un reciente trabajo, “El obispado de Valpuesta, 881-1087”, MCC Aniversario, cit.:239. Además, en este documento se señala la presencia del conde en Lantarón, sirviendo para identificar espacios de acción conjuntos entre obispos y condes. Cval, n. 1 (18/XII/804) Barrau Dihigo y Floriano no dudaron de su base auténtica, subrayando sus múltiples interpolaciones. Véase el largo comentario dedicado por este último en Diplomática española del periodo astur (718-911), I, Diputación de Asturias: Oviedo, 1949: 107-112. Defensor radical de su total falsedad y de su inutilidad para la historia es MARTÍNEZ DÍEZ, G., “Las instituciones del reino astur a través de los diplomas (718-910)”, AHDE, 35, 1966:95. Lo que sin duda daría el trasfondo histórico para la manipulación posterior de la relación entre el obispo Juan y el propio monarca asturiano cristalizada en el célebre falso en el que el rey aparece otorgando una larga serie de privilegios (típicos de la realidad política del siglo XI) al monasterio valpostano. Cval, n. 2 (18/XII/804).

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Estas polémicas, importantes para dar mayor puntualidad a ciertos avatares históricos, no permiten observar en detalle las bases económicas de la hegemonia social de los prelados. Éstas aparecen mejor delineadas durante los últimos años del siglo IX y, sobre todo, en el primer tercio de la centuria siguiente, como demuestra el ejemplo del obispo Fredulfo, posible sucesor de Felmiro en la sede valpostana. Su persona se recuerda en dos documentos que ofrecen pistas sobre los mecanismos de acción política y las bases económicas del poder episcopal en el oriente de Álava. En el primero de ellos, el prelado aparece fundando el monasterio de San Román de Villa Merosa (Villambrosa) en una tierra de su propiedad, en la que se colocan sus casas y buena parte de su patrimonio personal en la aldea47. La imagen de este fuerte relación con Villa Merosa se hace aún más evidente gracias a un testimonio sucesivo, en el que su sobrino, el también obispo valpostano Diego, señala como edificó kasas in Villa Merosa, in solares de meo tio Fradulfo48. Este último documento, que es quizá la conjunción, en un instrumento único, de dos donaciones diferentes, realizadas por el obispo Diego a la iglesia de Valpuesta, permite conocer también, en su segunda parte, otros mecanismos de dominio local obtenidos parte de esta familia49 y en los que las prestaciones de servicios de trabajo en algunas sernas por parte de los vecinos de las aldeas de Valle Sorrozanes y Pobajas (despoblado entre Alcedo y Tuesta) debieron resultar fundamentales50. Además su autoridad se veía respaldada por su relación con los detentores del poder militar, los condes en Lantarón, con cuya cooperación debieron reforzar, cada uno en sus espacios de acción, su propio dominio social51. Así pues, con Fredulfo, y sobre todo con su sobrino Diego (y los hermanos de éste), aparecen claramente las capacidades de estas aristocracias eclesiásticas en la jerarquización y en la vertebración del territorio, a través de la posesión de bienes localizados en espacios aldeanos, centrados en el dominio de iglesias propias como la de Villa Merosa52, en el control de la mano de obra dependiente o, al menos, politicamente subordinada, en las sernas, así como por su relación privilegiada con los condes y en el control del entero patrimonio del monasterio de Valpuesta, en donde sus abades aparecen actuando como señores locales en directa relación con los obispos53. En el caso específico de Valpuesta54, esta superioridad 47 …donamus hunc locum abitationis nostre, domicilia, livros, bineas, ortos, pomiferos, agros frumentarios…, Cval, 7 (a. 894). 48 Cval, 16 (a.940). 49 Ego Didacus feci cum meos germanos Fredenando Blascoz, Didaco Fredenandoz vel omnes vicinos de Villa Merosa, fecimus alia et con-

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cedimus ad regula Sancte Marie serna de valle Sorrozana et illas de Paubalias… concedimus eas ad regula Sancte Marie que ibi deserviant perpetualiter pro remedio anime nostre… Cval, 16 (a. 940). MARTÍN VISO, I. Poblamiento y estructuras sociales en el norte de la península ibérica. Siglos VI-XIII, Universidad de Salamanca: Salamanca, 2000: 227. Solo un documento muestra la relación entre Fredulfo y Gonzalo Téllez, conde en Lantarón, Urbel, n. 48, 18/XI/897. Urbel toma la referencia de Argaiz, Soledad Laureada, VI, p. 561. Ya en el siglo X, el obispo Diego aparece actuando junto a FERNÁN GONZÁLEZ, vid. CC, n. 23 (01/VIII/947). …levabimus matera de IIII casas et I orreo et tectus de III eclesias de Valle Posita et composuimus de ipsa matera casas et eclesias in VIlla Merosa, Cval, 16 (a. 940). Cuando la documentación aumenta, ya en la segunda mitad del siglo X, es posible delinear con mayor claridad tanto su patrimonio señorial como su vinculación con los obispos. No sorprende observar a miembros de la familia de Diego al frente del monasterio de Valpuesta, como en los casos de Alvaro y Tello. Cfr. Cval, nn. 32, 35, 36, 39, 40, 41, 42, 43, 44, 45. Una realidad que quedaría aún mejor documentada si el documento de donación a Valpuesta del obispo Fredulfo no fuese un instrumento manipulado al punto de resultar prácticamente inutilizable, Cval, 17 (con errores en la datación que oscilan, pero sin ningún sentido histórico, entre el 844 y el 944). Aunque quizá se pueda suponer un fondo real sepultado por los escombros de las interpolaciones.

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parece haberles permitido dinastizar el título episcopal en el seno de su familia55, prueba ulterior de la escasa capacidad de intromisión de la monarquía asturiana, que parece sancionar únicamente lógicas aristocráticas que se desarrollan sobre canales de decisión prácticamente autónomos. La “presura”. Un expediente de sanción de la autoridad en las aldeas Restringiendo el campo de análisis se observan también otros mecanismos con los que habrían sancionado su poder líderes supralocales: abades y presbíteros que aparecen en los documentos conocidos como “presuras”. Este tipo documental, básico en toda la gama de interpretaciones históricas que han caracterizado la historiografía altomedieval española en los últimos cien años56, es un instrumento ampliamente presente en las colecciones documentales del siglo IX57. La definición que de ella han hecho los autores institucionalistas, como prueba de la acción de células de colonización activas en un contexto semidesértico, representantes de un cristianismo de frontera azotado por las aceifas musulmanas58, no parece adecuada. Su aparición en este período se debe más bien a la progresiva cristalización e institucionalización de unos derechos sobre unos bienes y unas iglesias que habían ido fraguando, en detrimento de otros líderes aldeanos o cabezas de familia con accesos comunitario a bosques etc., al menos desde la segunda mitad del siglo VIII. Así, abades y presbiteros “presores” recurrían a este expediente para sancionar sus ámbitos patrimoniales y garantizarse el uso de toda una serie de bienes fundamentales en la lucha por la hegemonia social a escala supraldeana. Protegían de este modo su posición privilegiada en el nuevo marco politíco que la inserción de la aristocracias del territorio en las estructuras políticas de la monarquía asturiana estaba abriendo y de la que ellos mismo debieron sacar provecho en sentido político y social, con su participación (o la de ciertos miembros de sus familias) en los resortes de gobierno relacionados con el poder central59. 55 Si bien es cierto que entre Fredulfo y Diego existe un vacío documental que pudo ser ocupado por algún personaje del que no ha

quedado constancia documental. 56 Véase la bibliografía en las dos obras más recientes que se han propuesto reflexionar sobre este tema J.J. LARREA, R. VIADER,“Aprisions

et presuras au début du IX siècle: pour une étude des formes d’appropriation du territoire dans la Tarraconaise du haut Moyen Âge”, De la Tarraconaise à la marche supérieure d’Al-Andalus (IVe-Xie siècle) Les habitats ruraux, SÉNAC, P. (ed.), Toulouse 2005 :167-210 y LARREA, J.J., “Construir iglesias, construir territorio: las dos fases altomedievales de San Román de Tobillas (Álava)”, Monasteria et territoria. Elites, edilicia y territorio en el mediterraneo medieval (Siglos V-XI), Universidad Autónoma de Madrid: Madrid, 2007: 321-336. 57 No es esta la sede en la que acomoter su estudio sistemático, que espero realizar en un trabajo futuro. Baste aquí con recordar las presuras que, en las zonas de influencia de Valpuesta y Lantarón, han quedado recogidas, con fuertes interpolaciones, en los cartularios monásticos: El abad Vitulo y el presbitero Ervigio fundan el monasterio de Taranco de Mena, SMC1, n. 2 (a. 800); El obispo Juan en Valpuesta, Cval, 1 (a. 807); El abad Avito funda el monasterio de Tobillas (Urbel, n. 15 y SSO, 1); “Presuras” realizadas por los fundadores de San Martín de Losa, SMC1, nn. 11 y 12 (a. 872?): El presbitero Martín en Salcedo, SMC1, n. 15 (873). Autores como G. MARTÍNEZ DÍEZ defienden, en cambio, la total falsedad de todos ellos y su inutilidad en el trabajo de interpretación histórica. Un análisis de conjunto en PEÑA BOCOS, E., “Las presuras y la repoblación del valle del Duero: algunas cuestiones en torno a la atribución y organización social del espacio castellano en el siglo IX”, Repoblación y reconquista, Aguilar de Campoo, 1993: 249-259. 58 Para el caso valpostano vid. RUIZ DE LOIZAGA, S. Monasterios altomedievales del occidente de Álava. Valdegovía. Cómo nacen los pueblos. Diputación Foral de Álava: Vitoria, 1982. Interpretación que sigue las posiciones de la escuela institucionalista, representadas por las obras de SÁNCHEZ ALBORNOZ y PÉREZ DE URBEL. 59 Como la participación en tribunales de justicia, en donde personajes eminentes en la escala local aparecen distinguidos por títulos como iudex. Estos iudices parecen actuar con amplio margen de maniobra. Sus citaciones crecen a medida que se avanza en el tiempo. En el caso valpostano vid. Cval n. 7 (a. 894), Cval 10 (a. 919), Cval 32 (a. 956), Cval 36 (a. 962).

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Una polarización social que comienza a observarse también en el registro arqueológico, en particular a través de las transformaciones estructurales de las aldeas y en la fuerte tendencia hacia la parcelización de las áreas agrícolas60. Ambas realidades, material y escrita, deben ser puestas en directa relación como prueba clara de la cristalización de comunidades locales asimétricas, socialmente dirigidas por un grupo cada vez más restringido de familias. En este contexto, en el que se estaba viviendo una fuerte competición económica, no es extraña la aparición de los “presores”. Su número representa, además, un porcentaje nada desdeñable del conjunto de testimonios del siglo IX, lo que unido a su difusión geográfica, parece deponer en contra de su interpretación como simples falsos sin ningún contenido histórico, creados ex novo en los scriptoria monásticos, pues no parece plausible que diversas instituciones acordaran recurrir a una misma “estrategia falsificadora” con la sola intención de anticipar (o crear de la nada) derechos sobre determinados bienes eligiendo todos ellos las décadas centrales del siglo IX como telón de fondo para sus amaños61. Con estas consideraciones el problema adquiere otros términos. El recurso a la “presura” por parte de ciertos sectores eclesiásticos puede tener su razón de ser en una herencia intelectual que se identifica con ciertas tradiciones visigodas (recuérdese la presencia de cuevas en esta zona de Álava, con ocupaciones datadas en los siglos VI-VII62) que ciertamente tuvieron que mantener tendencias culturales que parecen probarse en la multitud de libros que se citan por doquier en donaciones realizadas por varios presbiteros y abades63. No habría tampoco necesidad de identificar en ellos a agentes aculturadores “foráneos”64, pues el territorio demuestra una tradición histórica suficientemente articulada como para permitir tales desarrollos desde un punto de vista estrictamente autóctono65 (lo que no impide puntuales contactos con otros ámbitos culturales e incluso algunos movimientos migratorios aún más coyunturales). Así, los “presores” aparecen como autoridades locales que actúan en un mundo dinámico, coherentemente organizado en redes aldeanas que conocemos cada vez mejor, y en el seno de una sociedad muy competitiva, que comienza a dotarse de espacios legales codificados (la “presura” en sí misma) sobre los que fluirá más pronto que tarde toda una re60 Vid. nota 16. 61 Otra cosa es que las copias que nos han llegado despierten sospecha. Esta no abandona nunca a quien lea sus líneas. La inclusión de

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tales instrumentos en los cartularios fue realizada cuando el sentido social y economíco de la “presura” se había diluido para siempre, y quienes copiaron no poseían ya las herramientas intelectuales necesarias para decodificarlos en su justa medida, de modo que se limitaron a copiarlos como si de simples dotaciones y/o donaciones de bienes se tratase, es decir, trasladando a un único acto bienes que podían haber formado parte de una o más de una “presura”, aprovechando, además, la oportunidad que tal copia les brindaba para incluir, interpolando, un número mayor de derechos y de riquezas agrícolas y forestales en los becerros, comprometiendo aún más el sentido primero de la “presura” como prueba de la institucionalización del control sobre derechos de las primeras elites reconocibles en el territorio. Vid. nota 15. Los libros aparecen, significativamente, en casi todos los documentos en los que actúan “presores” y no parece correcto entender su inclusión como un interpolación posterior: en Mena SMC1, n. 2 (a. 800); Valpuesta Cval, 1 (a. 807); Tobillas (Urbel, n. 15 y SSO, 1); Losa SMC1, nn. 11 y 12 (a. 872?) por citar únicamente aquellas más cercanas a Valpuesta. GARCÍA DE CORTÁZAR, J.Á.; DÍEZ HERRERA, C. La formación de la sociead hispano-cristiana del Cantábrico al Ebro en los siglos VIII-XI. Planteamiento de una hipótesis y análisis del caso de Liébana, Asturias de Santillana y Trasmiera, Santander, 1982: 19-67. Ahora mantenida con modificaciones en GARCÍA DE CORTÁZAR, J.Á., “Movimientos de población y organización del poblamiento en el cuadrante noroeste de la península ibérica (años 700-1050)”, Movimientos migratorios, asentamientos y expansión (siglos VIII-XI). En el centenario del profesor José María Lacarra (1907-2007), Gobierno de Navarra: Estella 2008: 118 y ss. LARREA, VIADER, “Aprisions”, cit.,:172.

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tórica que está a la base de la misma construcción de los obispados y de los condados. No en vano todos ellos aparecen ejerciendo una autoridad a través de resortes muy determinados, de ahí que pueda pensarse a un cierta tipificación de formularios que redundan en la centralidad de la “presura” como mecanismo usado por los líderes supralocales para consagrar, por escrito, su autoridad y que se identifican en el control de espacios agrarios, de bienes comunales para el manteniemiento de sus cabañas ganaderas (pero cuyo usufructo se divide en modo cada vez menos comunitario con otros grupos), o en la posesión de iglesias erigidas en el seno de las propias aldeas66, (o en el control de parte de otros templos construidos, en un tiempo anterior, por otros actores sociales, como parece inferirse del texto silense de la fundación de Tobillas67), aunque, no está de más recordarlo, la posesión de iglesias no es patrimonio esclusivo de abades y presbíteros, funcionando como un auténtico marcador social del mundo laico68. Al fin, este recurso a la “presura”, (que se mantiene aún operativo durante el siglo X69), más que suponer el paso inicial hacia la disolución de las comunidades de aldea, debiera interpretarse como el primer punto de llegada, durante el siglo IX, de procesos de tensión y jerarquización social nacidos pocas generaciones antes, en el contexto de comunidades aldeanas que más que disolverse tienden a funcionar dentro de nuevas lógicas de relación social, cada vez más estratificadas, dando lugar, paradójicamente, a nuevas tensiones y asimetrias, sin que por ello los líderes desaprovechen las valencias políticas de la acción social “comunitaria”, como se desprede de la lectura de algunos de los más citados textos del siglo X70. CONCLUSIÓN: COMUNIDADES ASIMÉTRICAS, MODELOS DE ACCIÓN POLÍTICA Y EXPERIMENTACIONES DE PODER EN EL SENO DE LAS ALDEAS

La imagen que se obtiene del estudio de las fuentes escritas del siglo IX delinea con claridad un mundo muy dinámico en el que la progresiva cristalización de aristocracias subregionales se vió acompañada por la paulatina polarización interna de las comunidades del occidente alavés. Si las aristocracias pudieron encontrar en tal vivacidad intracomunitaria el caldo de cultivo para su génesis, la construcción de su hegemonía tuvo como resultado una ulterior tensión social. Es desde ésta óptica que pueden interpretarse recursos como el de la “presura”, auténtico monumento a la cristalización de derechos y posesiones de algunos líderes supralocales, capaces de obtener el control de bienes en una escala mayor de una simple aldea (sobre los pastos, sobre los bosques o sobre los cursos de agua) pero, a su 66 Que en el caso de Tobillas I muestra características estilísticas similares a las de otros grupos arquitectónicos promovidos por aris-

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tocracias locales, prueba significativa de su capacidad patrimonial, vid. SÁNCHEZ ZUFIAURRE, L., Técnicas constructivas, cit.: 206-220, con bibliografía. …ipsos vicinos tradiderant mici eglesia sanctorum Petri et Pauli… vid. la edición presentada por LARREA, “Construir iglesias”, cit. Este es el caso de dos miembros destacados de la sociedad como el senior Arroncio, que posse iglesias en Estavillo (SMC1, n. 10 a. 870) o Eldoara, en la zona de Ayala, (Cval, n. 3 a. 864). Es significativo que la aparición de referencias a “presuras” en la zona valpostana ya en el siglo X haya sido interpretada como sorprendente. No lo es en absoluto pues sigue denotando un modo de certificar el dominio de unos espacios agrarios y/o ganaderos. Vid. CC, n. 23 (01/VIII/947). La sorpresa en RUIZ DE LOIZAGA, S., Monasterios altomedievales, cit.: 113. Me refiero a los documentos en los que aparecen potestates representando a todos los miembros de una comunidad, maximos et minimos.

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vez, fuertemente radicadas en lógicas de aprovechamiento económico derivadas de su reconocimiento como actores sociales en la propia aldea71. Además, este anclaje aldeano queda subrayado por el control que abades y presbíteros, pero también seniores laicos, ejercen sobre instituciones y bienes situados en los núcleos de habitación: sernas e iglesias. El resultado de tales relaciones fue la progresiva estratificación de un magma social en plena efervescencia, identificable en el despegue de comunidades asimétricas en las que el sentido de lo comunitario mantenía, sí, una cierta operatividad, pero comenzaba a verse “atacado” por lógicas de poder cada vez más restringidas. De este modo, todo intento de análisis de la sociedad alavesa altomedieval alcanza mayor interés cuando se abandonan rígidos esquemas de definición social, a veces interpretados desde compartimentos estancos, y se intentan observar conjuntamente (y en su evolución diacrónica) las lógicas de relación entre todos los grupos sociales activos en el territorio que ofrecen ya en modo coherente los escasos documentos del siglo IX, o lo que es lo mismo, desentrañando los puntos de contacto entre los protagonistas de esas escasas fuentes y el producto social y político de su relación que es, al final, aquella que determina el dinamismo y la capacidad de dominio de un reducido grupo sobre las aldeas y sus vecinos. En tal espacio, líderes supralocales y aristocracias actuaban, sin lugar a dudas, como un fuerte agente señorializador. Un dominio garantizado por el control de muchos de los resortes económicos y por la acaparación de una cierta semiótica del poder que iba poco a poco cambiando, a su favor, las lógicas de relación en el seno de las comunidades. En ese contexto, la conjunción de riqueza económica y hegemonía social abría las puertas al sucesivo, rápido dominio político ya observable en los modos de actuación y en las denominaciones sociales que acompañan a muchas familias documentadas en el siglo X.

71 En donde la conceción de vecino es fundamental. Vid. la interpretación de Larrea, “Construir iglesias”, cit.

EL PRIMER SIGLO DE LA MESETA BAJO EL DOMINIO ISLÁMICO, LA REESTRUCTURACIÓN DEL PODER

Luis Serrano-Piedecasas Fernández Universidad de Salamanca

Resumen Esta breve comunicación presenta la profundización del trabajo ya publicado en 2006 en el que abundaba en la importancia del fósil toponímico “Quinta” y derivados, como elemento indicativo de la instalación de contingentes tribales norteafricanos en el cuadrante noroccidental de la Península en el siglo VIII. Una implantación que contra las tesis esgrimidas no fue tan fugaz en el tiempo y que posibilitó una característica ordenación del territorio según parámetros étnicos, religiosos y fiscales andalusíes. Abrimos una hipótesis de trabajo inquietante dentro del contexto historiográfico altomedieval para un amplísimo territorio peninsular que incluye a Portugal. Abstract This brief communication presents the deeping of the work already published in 2006 in which it was abounding in the importante of the fossil place name ‘Quinta’ and derivates as an indicative element of the North African tribal quotas installation in the Northwestern quadrant of the Peninsula in the 8th Century. An implantation that against the used theses was not so fleeting in the time and that made a characteristic land management possible according to ethnic, religious parameters and district attorneys andalusíes. We open a hypothesis of worrying work inside the historiographic context early medieval for the most extent peninsular territory that incluyes Portugal.

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ANTECEDENTES

Hace ya treinta y siete años que D. Jaime Oliver Asín1 publicó su trabajo pionero, en torno a los orígenes de Castilla, una aportación interesantísima y sugerente que sorprendentemente apenas tuvo eco en la historiografía posterior. La posterior aparición del solidísimo ensayo de uno de nuestros mejores islamólogos D. Pedro Chalmeta2 sobre la invasión y la islamización de al-Andalus y la lectura del intuitivo D. Juan Zozaya3 acabó por dar forma a esta aportación. Todo quedaba planteado. Nos decidimos a hacer una aproximación al tema cuando trabajábamos por tierras sorianas y pulíamos un artículo en memoria de un amigo fallecido. Un verano y pertrechados de atlas y mapas nos pusimos a remirar sistemáticamente la Meseta y a trasladar a una base de datos aquello que íbamos constatando, ante nuestros ojos percibíamos las relaciones entre decenas y decenas de topónimos; cada vez nos parecían más interesantes y viables las tesis propuestas por los autores antes citados y más nos extrañaba el silencio oficial. Así vio la luz nuestro trabajo sobre el tema de la “quintación” de la tierra por los conquistadores musulmanes4 y su implantación en la Meseta Norte, Galicia y Portugal, aunque lo limitásemos solo a nuestra Meseta. Sorprendentemente estos contrastados investigadores, que introducían un soplo de aire fresco en nuestra Alta Edad Media desde los debates entre D. Claudio Sánchez Albornoz y D. Américo Castro, fueron ignorados con un silencio imagino desdeñoso. Realmente desde que D. Claudio planteara su teoría del “desierto estratégico del Duero”, y a pesar del debate mencionado y las refutaciones a la teoría “totalitaria” de la desertificación demográfica del valle duriense, al que le fueron lloviendo discretas críticas a cuentagotas, “lluvia fina” que diría el otro... no se había formulado ninguna teoría novedosa. Simplemente más y mejor de lo mismo. Intentar entender una lógica y un estrato temporal en la implantación toponímica de la Meseta, era el desafío. Desdén hacia el Estado andalusí, desde las remotas León y Castilla, que “siguieron reconquistando” sobre lo que les pertenecía, mediante un poder creciente en proporción a los grandes espacios que añadían a su coleto. Córdoba era para la historiografía norteña, un incordio, sobre todo cuando se publican la crónicas de Ibn Hayyan (Alhakam I, Abderrahman II y Abderrahman III), y fuerza a hacer puntuales precisiones, y valorar un poco más el peso que el estado cordobés había tenido hasta el siglo XI. Repintamos con un poco de exótico orientalismo nuestra historia de los reinos cristianos, y seguimos leyendo con interés y extrañeza los trabajos filológicos sobre “arabismos” interpolados en el estudio de la documentación leonesa. Crece León y su iglesia como lo hace Castilla, crecen ganando inmensos territorios que tal y como habíamos refutado a D. Claudio, no estaban desiertos, pero no sabíamos 1

J. OLIVER ASÍN: “En torno a los orígenes de Castilla. Su toponímia en relación con los árabes y los beréberes”, Al-Andalus XXXVIII, (1973), pp. 319-391. 2 P. CHALMETA: Invasión e islamización. La sumisión de Hispania y la formación de al-Andalus, Madrid 1994. 3 J. ZOZAYA: “771-856: los primeros años del Islam andalusí o una hipótesis de trabajo”, en Ruptura o continuidad. Pervivencias preislámicas en al-Andalus, Cuadernos Emeritenses 15 (1998), pp. 85-142. 4 LUIS SERRANO-PIEDECASAS: “El mal al-hums como factor de reordenación espacial y social tras la conquista”, en J.Mª MÍNGUEZ y G. DEL SER (eds.) La Península en la Edad Media, treinta años después, Salamanca 2006, pp. 323-346.

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nada en absoluto de cómo, cuanto y por donde estaban poblados, así también como estaban organizados socialmente. Poco a poco acuñamos aquello de los “siglos oscuros”, porque ni la candela leonesa, ni la cordobesa, nos arrojaban luz sobre la enorme y diversa Meseta. Todos habíamos olvidado que en la Historia como en el Ajedrez, es el peón la base del juego; y en este otro “gran juego”, son los campesinos, su capacidad de transformación del paisaje (no igual a espacio), de ordenación del territorio (no igual a espacio), de organización social (no igual a infeudación), los que construyen silenciosamente con su producción y su excedente la historia. La arqueología que trabaja muy lenta, inició esperanzada una nueva época con el prometedor trabajo de Gutiérrez González5, con los Congresos de Arqueología Medieval Española, que pudieron ayudar al lento avance, pero parece que el silencio ha vuelto a caer, sin encontrar el cabo de hilo que nos guíe, del fósil director, de la cerámica o la forma que nos alumbre, del asentamiento que nos ilumine en estos siglos. Confiamos que cuando el volátil dinero institucional vuelva a posar su mirada sobre las Humanidades, y vuelva a entender a la Arqueología como un instrumento enriquecedor de nuestra cultura e identidad en un mundo global, volvamos a abordar con método y perspectiva el trabajo arqueológico planificado (no la intervención de urgencia) y con una visión de los objetivos ambiciosa. Mientras usaremos metodologías de trabajo, que en la Arqueología Extensiva o del Territorio, pueden rendir su humilde fruto con menos dispendio, pero con planteamientos nuevos. DE NUEVO SOBRE LA CONQUISTA

Establecido Mūsā en madīnat Lukk bi-Ğillīqiya, a cubierto por sus fuertes murallas romanas, que reparó en profundidad (parece evidente), se nos plantea la incógnita de hasta donde expandió efectivamente su poder; Ibn al-Atīr6 nos precisa que “[Mūsā] conquistó la fortaleza de Bārū y la de Lugo. Allí se estableció, enviando destacamentos [por toda la zona, uno de los cuales] alcanzó la Peña de Pelayo, a [orillas] del Atlántico”, nombre de un cabo que funde el nombre de un personaje histórico con el de un accidente costero, bien en el Cantábrico (cabo Peñas) o en el Atlántico (Cabo Finisterre)7. La “ocupación” del Norte de Portugal8 desde Lugo, debe hacerse desde una óptica menos militar y más colonizadora. La conquista que no ocupación, guiada por el celo del neoconverso o la avaricia de sus caudillos, de afianzar su fe intentando borrar la del contrario, según noticia de Ibn al-Atīr9, se hace con un avance “matando, cautivando y destruyendo iglesias...”, extremo afianzado por al-Maqqarī10, que aun reconociendo que las gentes de Gillīqiya fueron a Mūsā pidiéndole la paz, insiste en que “no quedó iglesia por derribar ni campana por quebrantar”, extremo este en consonancia con la prohibición a los cristianos de tañer sus campanas ni erigir campana5 6 7 8 9 10

J.A. GUTIÉRREZ GONZÁLEZ: Fortificaciones y feudalismo. En el origen y formación del reino leonés (siglos IX-XIII), Valladolid, 1995. Kāmil, IV, 566; cit. CHALMETA, opus cit. p. 195. Diez kms. al N. de éste encontramos al lado de Muxía un significativo Cabo de Boutra, que nos recuerda al tronco tribal de los Butr. Tésis defendida por GARCÍA DOMÍNGUEZ, J.: Invasão e conquista da Lusitania por Muça ben Noçair e seu filho, Actas UEAI, 1964. IBN AL-ATĪR, Kāmil, IV, 566, Nuwayrī, p. 29; cit. CHALMETA, opus cit., p. 194. AL-MAQQARĪ, Nafh, I, 276; cit. CHALMETA, opus cit. p. 194.

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rios que desafiaran sus alminares. Teniendo en cuenta que solo conservamos seis iglesias visigóticas en el Norte de España, a saber: San Juan de Baños, San Pedro de la Nave, Quintanilla de las Viñas, Santa Comba de Bande, San Fructuoso de Montelios y San Pedro de Balsemão, resulta convincente esta explicación facilitada por dos fuentes distintas; pero tampoco habría que excluir la rabia campesina por destruir un símbolo de la opresión eclesial y señorial. Esta mención a una forma de coacción sobre las comunidades aldeanas a través de las iglesias, posiblemente también sobre los bienes eclesiásticos y evidentemente sobre el clero como institución social e ideológica aglutinante, tiene para Pedro Chalmeta un sentido metafórico “como símbolo de la supremacía del Islam”11. El derribo de iglesias, pudo ser un elemento propagandístico y encaminado asimismo a asustar y desestructurar a la población, organizada entorno a sus iglesias rurales, así también el saqueo de los ajuares litúrgicos, y la captura de las tierras (rentas) que estas iglesias dominicales producían, conseguir la docilidad de la población e imponer el pago de la ğizya şulh.iyya (tributo global, capitación fija). La quema de iglesias dominicales representa la poca aceptación que estas tenían entre los campesinos, que habían visto proliferar desde el siglo VI estas nuevas “fuentes” de exacción fiscal, y situadas junto a sus terruños. Se habían convertido en otra muestra del proceso de señorialización, con el poder creciente de las sedes episcopales12: “…no quedó iglesia por derribar ni campana por quebrantar… los bárbaros se sometieron, buscaron refugio en la paz y se avinieron [al pago] del tributo” / wa aţā’at al-a’āğim fa-lādū bilsilm wa badl al-ğizya13. En un contexto de conquista e imposición de nuevos rasgos identitarios, tenemos que entender la disposición de buena parte de estos invasores, que “cada vez que un [grupo] árabe o beréber/ al-Barbar cruzaba por un lugar que les agradaba, fundaban allí [un poblado] y establecían allí sus moradas”14. Y para ello no podemos pensar en un ejercito convencional sino tribal, heterogéneo y receloso entre sus facciones y grupos, del cual se van desgajando grupos de afinidad, que ahítos de botín mueble (incluidos esclavos), buscaban tierra fértil donde asentarse. En Zaragoza le llegó la infausta nueva de manos del enviado del califa al-Walīd, Mugīt al-Rūmī, de que debía regresar a Damasco para rendir informes al Califa y entregarle el quinto que le correspondía; Mūsā no dudó en sobornarle: “Pesaroso por aquella [orden] que echa por tierra su proyecto…. Y en el momento en que más ansiaba lanzarse a dicha [empresa], procuró congraciarse al enviado del califa, Mūsā le pidió que aguardara hasta que realizase su propósito de invadir [Ğilliquiya]… Mugīt aceptó y le acompañó…” 15.

El interés de Gobernador por penetrar en Ğilliquiya, ya se había manifestado antes de la llegada del enviado del califa al-Walīd, texto que por cierto hace una diferenciación sustantiva ente los que consideraban al-Andalus y lo que era Ğilliquiya: “Cuando [a Mūsā] 11 P. CHALMETA: Invasión e Islamización, p. 194. 12 La lenta reorganización episcopal en la Meseta puede vislumbrarse para el oriente en I. MARTÍN VISO: “Organización episcopal y poder

entre la antigüedad tardía y el medieoevo (siglos V-XI). Las sedes de Calahorra, Oca y Osma”, en Iberia nº 2 (1999), pp. 151-190. 13 AL-MAQQARĪ, Nafh, I, 276. 14 Id. nota 8. 15 Fath. , p. 14.

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se le acabó al-Andalus, le llegaron las gentes de Ğilliquiya pidiendo capitular y se le concedió / wa ğā’ahu ahl Ğilliquiya yaţlubūn al-şulh.fa-şālah.ahum.”16. El hijo de Mūsā, ‘Abd al-‘Azīz b. Mūsā, fue según muchos cronistas y coetáneos, un experto general que supo sostener y acrecentar el dominio musulmán en la Península, desarrolló al menos una expedición por el actual Portugal, muy mal conocida, ignorada incluso por muchos historiadores y que como veremos más adelante debió ser incluso presencial hasta el Mondego17. Firmó un tratado con el señor visigodo Aidulpho, que permitió la capitulación de Lisboa, pero nada sabemos de Conímbriga; posiblemente dejó situadas guarniciones en el difícil territorio de las Beiras hasta el Duero: Coimbra-Montemor o Velho e Idanha Velha (valle del Mondego/ Ponsul) y alguna plaza que ignoramos en el valle del Zézere, asi se cerraba el paso a los feraces valles del Mondego. Más al norte, Viseu18 y el valle del Vouga, debieron ser una importada avanzada que se conectaba ya con Lugo con una cierta seguridad. Sabemos de otras instalaciones castrales, tal como el hisn de Lafões (h.isnay alajwayn)19 y otros. Queda el territorio entre el Duero y el Miño, sumido en zona sombría. La tradición recogida por Sandoval20, explica la densa dispersión de toponimia islamizada del Norte de Portugal, comprendiendo así que fuera responsabilidad de ‘Abd al-‘Azīz b. Mūsā o de algún enviado suyo, la conquista de todo el Norte portugués. “Era 754, Abdelazin cepit Olisibonam pacifice. Diripuit Colimbriam et totam regionem Quam tradidit Mahamat Alhamar Iben Tarif. Deinde Portucale, Bracam, Tudium, Lucum, Auriam vero depopulavit usque solum”.

La Crónica de 754, precisa que más allá de Oporto, Braga, Tuy y Lugo, el “país” fue despoblado y devino en una zona de guerra no controlada por la autoridad árabe (gobernadores). Este territorio, posiblemente la línea Lucus-Conímbriga fue la que Mūsā b. Nusayr intentó sojuzgar en el 714 y posiblemente ocupó someramente su hijo. Es curioso que Alfonso I en 757 razzió precisamente las villas de Chaves, Tuy, Braga, Porto y Viseu, precisamente las que cuenta Sandoval que ‘Abd al-‘Azīz había conquistado. La razia astur se hizo aprovechando la devastación de la revuelta beréber del 740 y la gran hambruna padecida, aunque no debió poder tramar una red de vasallaje con los señores y pobladores locales. Tiempo después Hisâm en 807 desarrolló una aceifa que penetró por los puertos del Occidente hasta Viseu, que fue fortaleza avanzada del poder cordobés hasta 16 IBN HABĪB, nº 408; Bayān, II, 16. 17 Sabemos que Lisboa capituló ante ‘Abd al-‘Azīz b. Mūsā, Ahbār, p. 252. 18 C. PICARD: Le Portugal Musulman (VIIIe-XIIIe siècle). L’Occident d'al-Andalus sous domination islamique, París 2000, pp. 21-28, y C.

PICARD: “Les Marches du Gharb al-Andalus à l’époque omeyyade d’après le Muqtabis d?Ibn Hayyân (IXe-Xe siècle)”, en Muçulmanos e Cristãos entre o Tejo e o Douro (Sécs. VIII a XIII), Porto, 205, pp. 71-76. 19 El hisn de “los Dos Hermanos”, aparece mencionado en una narración de al-Mu’tadid de Sevilla (s. XI) y era guardado por una guarnición cristiana de habla árabe, comandada por descendientes de un mawāli (todos portaban nombres arabizados) Djabala Ibn alĀyham al-Ghassānī, quienes se mantenían como garantes en su fortaleza, de un pacto de conquista de Mūsā, aunque parece más lógico atribuírselo a ‘Abd al-‘Azīz b. Mūsā. La singularidad del hecho es el silencio que las fuentes han relegado a territorios no conflictivos para el poder central, en este caso un silencio de tres siglos, pero que sin embargo existieron y pervivieron como una isla, en un posible archipiélago de distintas fidelidades; y un ejemplo de cómo las tropas de conquista se aseguraron fidelidades para controlar un territorio extensísimo e impenetrable. 20 A. SANDOVAL: Historia de cinco obispos, Pamplona 1615, p. 85.

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1057, dos años más tarde otra expedición penetró profundamente en Galicia. Veinte años más tarde, parece que la frontera leonesa, llegaba al Duero con la fortaleza de Mafamude, cerca de Vila Nova de Gaia21. En 714, “cuando Mūsā estaba más triunfante y esperanzado, le vino otro enviado del califa, de kunya Abū Nasr… impuso a su enviado que sacase [a Mūsā], por lo que aquel [le]arrancó de la ciudad de Lugo, en Ĝillīqiya...”, mientras su hijo proseguía su labor en Hispania, él se sometía a un duro juicio ante el Califa: “...en cuanto Sulaymān sucedió a su hermano al-Walīd, tras la llegada del botín andalusí, multó a Mūsā b. Nusayr y a aquellos gobernadores magrebíes que le acompañaban. Cuando le llegó [la noticia de...] que se habían apropiado del quinto estatal/ iqta’atihim al-ahmās, sin orden califal alguna. A cada uno de éstos le quitó sus posibles, multando a Mūsā en cien mil dinares”22.

Tras el asesinato de ‘Abd al-‘Azīz, que pudo pensar en algún momento convertirse en malik de al-Andalus, le sucedió al-Hurr. Según el pseudo Ibn Qutayba “los moradores de Galicia y Vasconia pidieron la paz”, noticia que contradice las informaciones que nos proporciona Ibn H . abīb y el Bayān de que habían capitulado. “Cumplidos los siete años (de luchas) y mediando entre ambas huestes oficiosos negociadores, depusieron las armas (…), se convino en desmantelar las ciudades de los hispanos y godos y habitar en los castros y vicos, habiendo de tener cada cual de estas gentes derecho para elegir condes y señores de su raza que les gobernasen y fuesen los encargados de cobrar los pechos o tributos reales debidos, en virtud del convenio, a los sarracenos, por todos los habitantes del respectivo condado. Los vecinos de las ciudades que habían hecho suyas a viva fuerza los invasores, quedaban en servidumbre como prisioneros de guerra, excepto los que siguiendo las instrucciones del califa de Oriente, debían ser pasados a cuchillo”23.

Esta noticia excepcional del Albeldense, nos habla de un período de siete años de resistencia de los gallegos (habitantes de Ĝillīqiya) y vascones. El abandono impuesto de las ciudades, derruir murallas y expulsar a los notables para que vivan en castra y vicos en condición de dimmíes, es una información poco valorada. Las ciudades quedan en una situación indefinida, al esclavizarse a una parte de su población (otra será ejecutada) y sus notables expulsados; si es así, ¿quíenes fueron los “oficiosos negociadores”, qué papel jugarán en ello y en su regimiento los obispos/ amiles? ¿y en qué régimen quedarán estas ciudades tras la capitulación?, ¿de qué manera se reactivará la red castral al liberar a los nuevos dimmíes del vínculo de servidumbre? ¿en qué posición quedan los conquistadores? El dominio sobre Ĝillīqiya siguió afianzándolo Uqba ibn al-Hayyay (737-742) marchando sobre ella “Sin que quedase en Ğillīqiya caserío/ qarya por conquistar...”24. Hemos querido dibujar someramente una geografía de la conquista de la Meseta Norte y Galicia, junto con la penosa conexión con la conquista de la franja atlántica de Lusitania 21 C. PICARD: Les Marches du Gharb al-Andalus à l’époque omeyyade d’apres le Muqtabis d’Ibn Hayyân (IX-Xe siècle), en Le changement

du paysage urbain dans le Gharb al-Andalus (Xe-XIIe siècles) : les signes d'une dynamique, Actas dos séminarios realizados em Palmela, 14 e 15 de Fevereiro de 2003-Porto, 4 e 5 de Abril de 2003, 2005, Palmela, Porto, pp. 129-144. 22 AL-RĀZĪ: Fath, p. 15. 23 Cronicón Albeldense, 43. 24 AHBĀR, p. 28.

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devenida tiempo después en el Reino de Portugal. Serán zonas en que el dominio político cordobés será efímero. Una espacio que dibuja una inmensa L girada 90º a su derecha, para cubrir profundamente toda la vertiente atlántica y cantábrica25. LOS CONQUISTADORES DEL NOROESTE

La importancia del elemento beréber en la conquista de al-Andalus y en el transcurso de su historia, es algo que cualquier historiador ya reconoce26. Resulta paradógico, encontrarnos con “arcaísmos historiográficos” tales como valorar la conquista como “árabe”, hablar de los muslimes, o de otros confusos términos, que en muchos casos ocultan un revisionismo latente en nuestra historiografía; volviendo a encontrar la doble panacea explicativa: los mozárabes como los responsables de la “arabización” modal de León (se olvida Galicia y Castilla), y la práctica (milagrosa reproducción por otra parte) de la ganadería extensiva que nos permite asimilar sin campesinos ese “espacio” etéreo que ha henchido de “poder” a las nacientes monarquías, vacío, vacío de campesinos dispuestos a cultivar y en número suficiente para los nobles reconquistadores. Vacío de renta y según cuentan lleno de monasterios. Las tesis de García González27 para vislumbrar la evolución del campesinado, viéndoles impelidos hacia una economía ganadera, por la reorganización de las redes de parentesco, de seguridad y movilidad, buscando el amparo de los castros o mimetizándose en el paisaje hasta hacer sus asentamientos imperceptibles, siendo interesante, sigue buscando soluciones genéricas sin haber estudiado minuciosamente el territorio de estudio, y haberse formulado las preguntas básicas a la vista de él. Si hay ruina del caserío antiguo, se elevarán cabañas en nuevos y más protegidos emplazamientos, se reocuparán los castros y las cuevas vivirán otro momento de uso habitacional; el poblamiento pierde visibilidad. El ánimo de rapiña entre los beréberes que debían vivir en un nivel de subsistencia, se incrementará con el desembarco y primeras campañas de su líder, y no solo codicia por el botín, sino por las tierras de zonas periféricas a las de instalación árabe en daryas que inicialmente debieron tentarles aun más entendiendo su ideosincrasia campesina, prueba de su afán por buscar asentamientos que contasen con abundante provisión de agua, en tierras cerealícolas y en paisajes mixtos de media montaña con cultivos intensivos, reservas forestales y laderas pastueñas. La afluencia de nuevos grupos beréberes a la Península, en busca de riqueza o de la gloria en la Yihad es un hecho difícil de rebatir, pero envuelto en el silencio documental, será L. Mármol quien reconozca que: “fue tanto el número de Alarabes y Africanos (árabes y afariqas) que creció en España, que todas las ciudades y villas se hencheron dellos, porque ya no pasaban como guerreros, sino como pobladores 25 Llama la atención que la visión de R. COLLINS sea tan literaria y poco territorial: “el fracaso del intento de imponer un asentamiento

beréber a lo largo de los bordes de las regiones montañosas septentrionales de la península y en Galicia”, en La conquista árabe. 710797, Barcelona, 1991, p 50. 26 Entre otros, resulta muy interesante el trabajo de FERNÁNDEZ UGALDE por la ámplia visión territorial que ofrece: Sobre la identificación arqueológica de los asentamientos beréberes en la Marca Media de al-Andalus, en F. VALDÉS y A. VÁZQUEZ (eds.), La Islamización de la Extremadura Romana, en Cuadernos Emeritenses, 17 (2001), p.143. 27 J.J. GARCÍA GONZÁLEZ: “Fronteras y Fortificaciones en territorio burgalés en la transición de la Antigüedad a la Edad Media”, en Cuadernos Burgaleses de Historia Medieval, 2 (1995), pp. 131-132.

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con sus mujeres e hijos; en tanta manera que la religión, costumbres y lengua corrompieron y los nombres de los pueblos, de los montes, de los ríos y de los campos se mudaron”28.

El dudoso grado de islamización del creciente contingente beréber, su herencia de romanidad y aun su verdadera religión, ha merecido esclarecedoras páginas de Oliver, Asín y Chalmeta, más recientemente Manzano Moreno apuntillaba: “una amplia gama de situaciones que oscilan entre la de aquellos elementos plenamente urbanizados, herederos de la tradición romana, cristianizados, y, en fin, forjadores de unidades políticas que sobrepasan el marco tribal, hasta la de aquellas poblaciones en las que este marco tribal parece haber tenido un mayor relieve, en donde la resistencia a la asimilación ha jugado un papel primordial desde época romana hasta la fecha de la ocupación bizantina...”29.

El complejo proceso de conquista árabe del Norte de África, “motivó el éxodo de muchísimos cristianos y Afāriqa, quienes buscaron alivio a la [desolación] que la Kāhina les trajera, esparciéndose por al-Andalus e islas”30. Los Afāriqa, habitantes de las ciudades, fuertemente romanizados mantuvieron un movimiento migratorio hacia la Península, cuyo principal representante es Odoario, obispo refundador de Lugo. La respuesta genérica que ya desde el siglo pasado se acuñó para explicar la islamicidad de la toponimia arabo/beréber de la Meseta, Galicia y Portugal (al Norte del Tajo), se basó en las supuestas, tempranas y masivas migraciones de mozárabes desde la “intolerante” Córdoba a los “vergeles” de la ingenua cristiandad norteña. A ello se sumó la creación de una corriente artística “mozárabe” y la adscripción a esta de una larga serie de monumentos, muchos en proceso de ser redescubiertos y de difícil adscripción y entendimiento; finalmente la tesis albornociana del “Desierto estratégico del Duero”, trabó firmemente el complejo armazón historiográfico que se necesitaba para cerrar el círculo, que rebatido con mil argumentos, aun colea. Zozaya31 infatigable, hizo una recopilación y cartografía de topónimos arabo-beréberes en la Meseta, destacando principalmente, vestigios toponímicos de la malla defensiva trazada durante el “protectorado” musulmán (término más preciso políticamente hablando que el de “dominio”, que en puridad nunca se produjo, sino más bien “ejercicio del poder por delegación”). Es posiblemente el intento más ambicioso por cartografiar la “meseta musulmana”, aunque ello no le llevara a hacer una trasposición a la sistemática de la ocupación en términos espaciales ni a tratar de ver la organización social del espacio. Peterson32, asimismo hace en paralelo con nuestro trabajo, una primera aproximación a la quintación en el alto Ebro y percibe igualmente la importancia de este topónimo director, asimismo se reafirma en el poblamiento beréber de la Meseta. Mínguez33 asimismo mantiene hace 28 P. CHALMETA: “Al-Andalus; la implantación de una nueva superestructura”, en Ruptura o continuidad. Pervivencias preislámicas en Al-

Andalus, en Cuadernos Emeritenses, 15 (1998), p. 12. 29 E. MANZANO MORENO, “Beréberes de Al-Andalus: los factores de una evolución histórica”, en al-Qantara (1990), pp. 397-428. 30 CHALMETA, opus cit. pp. 90-91. 31 J. ZOZAYA: “Arquitectura y control del territorio en la frontera septentrional de al-Andalus”, en C. DE LA CASA y Y. MATÍNEZ (dirs.),

Cuando las primeras horas. En el milenario de la batalla de Calatañazor, Soria 2004, pp. 259-301. 32 DAVID PETERSON: Frontera y Lengua en el Alto Ebro, siglos VIII-XI, Logroño 2009. 33 J.M. MÍNGUEZ: Agresividad andalusí y transformaciones internas en la sociedad leonesa en tiempos de Almanzor, en C. DE LA CASA y Y.

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unos años, una interesante tesis, fruto de la sedimentación y evolución de una larga trayectoria como reconocido medievalista “no hay desaparición de población, sino que modifica las formas y emplazamientos del poblamiento tras pactar con los invasores musulmanes”, que repentinamente se convertirán en vecinos territoriales a juzgar por la mezcla intercalar de topónimos indígenas y arabo/beréberes en la Meseta Norte. García de Cortázar, muy recientemente, haciendo un esclarecedor panorama de la organización del poblamiento en el cuadrante Noroccidental peninsular afirmaba que “...grupos de beréberes se instalaron en lugares del cuadrante noroccidental y, probablemente, lo hicieron aplicando el sistema de quinteo de las tierras, lo que (…) daría origen a una toponimia de «quintanas» en cuanto calco del vocablo árabe jumms”34. El problema de la quintación de la tierra para cumplir el derecho islámico, llevó a Mūsā ante los tribunales y la polémica siguió tiempo después de muerto. Al- Gassānī detalla cómo se llevó a cabo la quintación, pero introduce una frase muy esclarecedora que nos anuncia el destino del quinto estatal: “Todo el territorio restante fue quinteado y repartido en presencia de los tābi’íes que acompañaban a Mūsā (…) heredándose posteriormente dichas tierras de padres a hijos...”. Parece que el sentido es claro, las tierras del quinto constituirán un bien raíz dado en concesión y transmitible por herencia. Se ha violado el espíritu legal del māl al-hums. Leamos el texto completo: “Terminada la conquista [de al-Andalus] por los musulmanes, Mūsā (…) lo dividió entre las tropas conquistadoras (…). Entonces dedujo el quinto de las tierras y pastizales/ ribā, tal como hiciera con los cautivos y géneros. En al-Andalus, de las comarcas conquistadas por los musulmanes a punta de espada y que hicieron propiedad/ milk suya, no quedó tierras por repartir entre los [conquistadores] por Mūsā (…) Todo el territorio restante fué quinteado y repartido en presencia de los tābi’íes que acompañaban a Mūsā b. Nusayr (…) heredándose posteriormente dichas tierras de padres a hijos. Cuando la gente y ulemas mencionan [bajo el nombre] de tierra… y de ard al-‘anwa en al-Andalus, se trata del quinto/ māl al-h.ums que es lo que [constituye] la ard al-‘anwa”35.

Otro texto de al-Gassānī introduce nuevos datos sobre este particular, habla de los pobladores/cultivadores de las tierras “quinteadas”, de su adscripción forzosa a la tierra, del tributo (el tercio) que debían pagar al Tesoro Público sobre la producción: “Dejó [Mūsā] a los cautivos que estaban en el quinto, especialmente campesinos y niños, adscritos a la tierra del quinto, a fin de que cultivasen y diesen el tercio de sus productos al tesoro público. Eran estos las gentes de las llanuras y se les llamó quinteros, y a sus hijos, los hijos de los quinteros”36.

Ibn Hazm37, en el s. XII, resentido abiertamente con los berberiscos (pensamos que se refiere a las últimas oleadas norteafricanas), dolido por el destino de la vieja aristocracia baladī, crítico con el sistema ilegal de quintación hasta negar que se hubiera efectuado, nos

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MARTÍNEZ (dirs.), Cuando las primeras horas. En el milenario de la batalla de Calatañazor, Soria 2004, pp. 129; y “Colonización y presencia mozárabe en el reino asturleonés. Un tema a debate”, en El Legado de al-Andalus, Valladolid 2007, sobre todo: pp. 59-70. GARCÍA DE CORTÁZAR, opus cit. p. 125. AL-GASSĀNĪ: Risala, p. 112; cit. CHALMETA, opus cit. p. 229. AL-GASSĀNĪ: Risala, cit. SÁNCHEZ ALBORNOZ, C. La España musulmana según los autores islamitas y cristianos medievales, Madrid, 1973, vol. I, p. 70. Cf. ASÍN, M. “Un códice inexplorado del cordobés IBN HAZM”, en Andalus II (1934), pp. 36-41.

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da una clave para entender la casi total desaparición de los “quintos” en el corazón de alAndalus y no en las periferias: “Sobre al-Andalus cayeron, victoria tras victoria, los berberiscos, los afāricaŝ y los egipcios, y se apoderaron de un buen número de pueblos, sin reparto. Entraron después los sirios al mando de Balў b. ‘Iyād al- Quŝayrī y expulsaron de la tierra que ocupaban a la mayoría de los árabes y berberiscos, conocidos con el nombre de baladīes,..como ahora … lo hacen los berberiscos..”

LAS QUINTAS EN EL CUADRANTE NOROESTE DE LA PENÍNSULA

Durante dos años largos y merced al apoyo de la Junta de Castilla y León38, hemos realizado un vaciamiento integral de más de trescientas hojas MTN 50000 del IGN, y posteriormente contrastadas a través del portal cartográfico SIG PAC, no solo de las 301 hojas MTN, sino de un recorrido por toda la Península. Fruto de este ha sido la recogida de 1138 topónimos de “quinta” y derivados, y de 4537 topónimos que hemos considerado de interés para permitirnos formar maclas toponímicas, de entre ellos 1268 de origen presuntamente árabo/beréber y 1305 etnónimos con la raíz “moro” como definidor incluyente de todo africano de tez oscura, y como rúbrica de la islamización de tierras y toponimia; una malla de mezquitas (que detallamos en este mapa) nos hablan de la fe de algunos pobladores y lo incontestable de su procedencia. Respecto del mapa que adjuntamos de la dispersión de “quinta” y derivados por toda la Meseta Norte y Galicia, es resultado en primer lugar, de una selección arbitraria en términos científicos. Si esta quintación es fruto de la captura del māl al- hums por las fuerzas invasoras musulmanas y de la acción perseverante de determinados gobernadores, el territorio que debería haberse considerado, debería abarcar cuando menos toda la Península Ibérica y habría que ver también las tierras traspirenaicas que fueron insistentemente batidas por gobernadores y emires. La causa que justifica este recorte territorial se debe a que este trabajo es fruto de un Proyecto de Investigación convocado y adjudicado por la Junta de Castilla y León. En segundo lugar, la inclusión de Galicia, se justifica científicamente por 38 Proyecto de Investigación nº 18JAEQ463A.CO3/ SA034A08, Título: “El māl al- hums como factor de reordenación espacial y social

en la Meseta tras la conquista musulmana”. Investigador principal del proyecto: Dr. D. Luis Serrano-Piedecasas Fernández, USAL. Dr. D. Julio Villar Castro, USAL, Dr. D. François Didirjean, Dr. D Vincent Clement.

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la dinámica de la expedición de conquista y sometimiento que efectúan Muza y Tariq, creemos firmemente que es el vector matriz de la expansión de asentamientos (exacción de tierras y bienes muebles entre los que se contabiliza a los esclavos) en dirección Este a Oeste es la vía romana que desde Pamplona lleva a Lugo y toda la red secundaria que la interconectaba a Norte y Sur. En Galicia, la implantación de las quintas es muy marginal (respecto de los núcleos de población consolidados) aunque numerosa, salvo en enclaves muy concretos y a diferencia de la Meseta donde sucede lo contrario. El poblamiento disperso pudo tener su origen en estructuras poblacionales que pudieron arrancar en época sueva, el hecho cierto es que la dispersión de la quintación gallega se adapta, contribuye o causa esta dispersión poblacional. No observamos una tendencia expresa entorno a zonas de asentamiento de presumibles guarniciones o en zonas agrícolamente muy destacadas como el valle del Sil, o en zonas de aprovechamientos mineros. La Meseta Norte es la zona más homogénea en la distribución de quintas y de maclas toponímicas asociadas, al ser una zona agrícola muy homogénea, cerealícola y ganadera. Las primeras implantaciones beréberes en la Meseta, se hicieran en castros, que tempranamente se compatibilizaron con la reutilización de las cuevas naturales. Otras zonas no meseteñas pero que manifiestan una implantación “quintera” notable, son bolsas en Extremadura y el valle del Tajo (Tajo Medio y Alto), además de Portugal cuyo complejo estudio obviamos aquí. En Castilla y León, las “quintas” tienden a conformar núcleos poblacionales de cierta entidad y convertirse en macro-topónimos, a más llanura términos más visibles, las redes intuidas por Zozaya, que no compartimos en su totalidad aquí son mucho más perceptibles que en Galicia. Debemos explicar, las causas que nos han llevado a ignorar en este proyecto al resto de la Península, en la que encontramos evidencias aisladas y asintomáticas por presencia, pero sintomáticas por su inexistencia. Es igualmente cierto que en la publicación que ya estamos preparando, estas carencias topográfico/ territoriales ya están suplidas. Catas realizadas por toda la Península nos han confirmado esta casi inexistencia de “quintas”, quedan las pocas y pobres huellas que deja el ladrón cuando abandona la escena del delito. Las tierras quinteadas en Al-Ándalus (en los territorios realmente sometidos y administrados, poblados densamente por árabes y beréberes, sobre todo de los primeros) fueron usurpadas y “borradas” nominalmente para evitar que en generaciones venideras se pudiera acusar a los receptores, y para ello cambiar el nombre de las tierras pertenecientes al quinto del Emir de los Creyentes era necesario y básico. Mūsà39 ya viola el quinto en Córdoba. En el mapa se han señalado los obispados visigodos como referencia al mundo que desaparece con la invasión, y a la tesis de Acién sobre el papel de los obispos en la transición al Estado andalusí. Aparece la red hidrográfica principal por su valor viario y agrícola, la división provincial actual, sirve como elemento guía. En todo el espacio de dispersión de las “quintas”, hay una densa sucesión de redes toponímicas árabo/ beréberes, etnotoponímia como “moro” que jalona continuamente y con 39 La conquista de al-Andalus. Fath. al-Andalus, trad. de M. PENELAS, Madrid 2002, p. 22.

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una fidelidad destacable espacios que fueron ocupados en algún momento por sus comunidades, apoyados siempre por redes de agrotopónimos; empezando por el hilo conductor de este trabajo, la “quinta”, por los derivados de fah.ş, las hazas, de maza/mazāri’ los mazariegos, de riba, los pastizales de las ribas de los ríos, de manzil de marh., etc. Son miles, a lo largo y ancho de la Península y aparecen con la primera documentación escrita nominando los paisajes. La toponimia agraria, pegada a los campos, a su morfología y funcionalidad no se arabiza, se islamiza; no hay fenómeno de emulación cultural, se produce la absorción en el romance de un sistema agro-toponímico, propio de formaciones paisajísticas en territorios inéditos ordenados entre el siglo VIII y el X por comunidades africanas. Una primera aproximación al mapa presentado, nos plantea la leve presencia de “quintas” en Rioja, Álava y Vizcaya, distinto es el caso del corredor Soriano-Manchego hacia el valle del Ebro, y hacia Levante por Albarracín, donde perdemos el rastro apenas nos alejamos hacia el Este abandonando el alto Tajo; el “intenso” corredor del Henares-Jalón en el que se da una continuidad desde Toledo/Madrid hasta Calatayud, pero cuando penetramos en la cuenca del Ebro desaparecen. Los vacíos más pertinaces los encontramos en todo el territorio de dominio linguístico del euskera y la continua resistencia de Pamplona y territorios circundantes, desanimaron a los musulmanes al quinteo, o este fue tan fugaz que apenas conservamos un quinto en el Erro y un Kintoa en el Eugi (Navarra). El valle del Ebro, sometido tempranamente al control que los señores mawālī, y la fuerte presencia árabe, sofocarán la partición. Ya decía al- Gassānī40 que Ejea quedó sin quintear. Para el resto de al-Andalus, la razón estuvo en la captura de tierras por los llegados con el conquistador Mūsā b. Nusayr que se las reconoció como derechos de conquista, en que ‘Umar II se lo confirmó, que a pesar de los esfuerzos de Al-H . urr y de Al-Samh., la presión de las siguientes oleadas de árabes provocaron que se mermara más el quinto estatal, y que la llegada a al-Andalus de ‘Abd al-Rah.mān, “el emigrado”, sentenció la pervivencia del “quinto” estatal en al-Andalus. ¿Por qué pervivió su memoria toponímica en las zonas periféricas a al-Andalus como son las descritas incluyendo a Portugal?: por su marginalidad al no chocar con una legalidad vigente, viva y reivindicada por los juristas en Córdoba; porque quedaron tempranamente aisladas del control efectivo de al-Andalus; porque tempranamente se convirtieron en reservas de renta de los señores tagarinos y a medida que nace y se imponen nuevos poderes locales, cristianos, éstos asimilaran esta vía fiscal establecida. No sabemos como se integraron las pequeñas y aisladas comunidades afro/ beréberes entre sus vecinas indígenas, lo que nos lleva a no admitir su expulsión completa en 750, dado que hubo de pasar un largo período de tiempo para que esta toponimia árabo/ beréber se fijase con tal intensidad en la memoria colectiva y en el territorio. No hemos detectado todavía (el trabajo sigue su curso y esperamos verlo publicado en breve), un patrón genérico de asentamiento para las quintas, pero sí en Castilla y en León, muy confuso en Galicia donde domina el microespacio, ni tampoco hemos podido identi40 AL-GASSĀNĪ: Risala, p. 112; cit. CHALMETA, opus cit. p. 229.

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ficar una morfología parcelaria particular a las quintas, aunque si percibimos indicios cambiantes en el enorme y diverso territorio estudiado. Los topónimos “quintero” nos hablan de la dispersión de estos siervos, al cambiar el estatus jurídico de los dominios, quizás convertidos en ¿campesinos libres?, pero no podemos hacer todavía una aproximación a las estructuras de poblamiento beréber en la Meseta, aunque estamos muy cerca de ello.

OS SEGUINS: UMA FAMÍLIA DE FRANCOS NA COIMBRA DO SÉCULO XII1

Leontina Ventura Universidade de Coimbra

Resumo Este artigo apresenta o estudo de uma família de francos, os Seguins – implantados, no século XII, na cidade de Coimbra, em estreita ligação com o bispo D. Maurício Burdino, também ele franco e cluniacense. Detentores de bens na cidade, no subúrbio e no termo, aliados por matrimónio com o grupo mais importante da urbe, particularizava-os o facto de serem detentores de uns banhos públicos que, ao fim de três gerações, porção a porção, cairam na posse da Sé de Coimbra. Abstract The present article offrs a study of the Seguins, a Frank family who in the course of the twelfth century settled in Coimbra and was connected to bishop Maurício Burdino, himself a Frank and a Cluniac. The family owned property both in town and in its outlying area. They were linked by marriage to the most important group in town, and stood out by virtue of the fact that they owned public baths, which after three generations fell piecemeal into the hands of the See of Coimbra. 1

Embora reconheça que se trata de uma forma demasiado singela de homanegear um grande Mestre e Historiador como JOSÉ ANGEL GARCIA DE CORTÁZAR, não poderia, de modo nenhum, ficar indiferente ao apelo a testemunhar a admiração pelo Amigo que, num longínquo Março de 1988, não se fez rogado quando, na qualidade de elemento da Direcção do Centro de História da Sociedade e da Cultura da Universidade de Coimbra, o convidei a colaborar connosco e, durante dois dias, se desdobrou entre conferências e seminários sobre História Rural e Organização Social do Espaço, com que tanto nos enriqueceu; igualmente, não poderia deixar de manifestar o meu reconhecimento pelo convite que me formulou para participar no ambicioso e importantíssimo projecto que viria a concretizar-se na publicação, em 1999, de Codiphis. Catálogo de Colecciones diplomáticas hispano-lusas de época medieval.

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Depois de ter apresentado já um largo estudo sobre a importante linhagem dos Rabaldes2, surge agora a oportunidade para me debruçar sobre uma outra família de francos, também ela numerosa, e que há muito se me revelou e impôs como objecto de análise, entre outras razões, pelo facto de ter, muito provavelmente, construído e detido uns banhos em Coimbra, na zona do Arnado, durante a primeira metade do século XII. Trata-se de uma família que terá a sua origem num tal Seguin (do francês Séguin), um franco que veio certamente com o conde D. Henrique (1096-1112), ou com o bispo D. Maurício (1099-1108)3. Como muitos franceses vindos pela mesma altura, ter-se-á fixado em Coimbra, no subúrbio da cidade, junto à igreja de Santa Justa4, um dos templos em torno o qual se desenvolveu uma mancha de povoamento, ou seja, o arrabalde de Coimbra, entre o Arnado e Santa Cruz5. Documentado entre 1102 e 1120, Seguin terá integrado o grupo a que pertenceram Artaldo (1100-1126) e Arquimbaldo (1100-1127) – junto de quem aparece a testemunhar6 –, e Rabaldo (1102-1117)7 e Ebraldo (1111-1129), todos francos, poderosos e próximos dos condes D. Henrique e D. Teresa. Pouco tempo depois de ali se ter fixado, mais precisamente a 5 de Abril de 1102, sendo já, por certo, detentor de alguma(s) almuinha(s) nessa zona de Santa Justa, Seguin recebeu de D. Maurício, bispo de Coimbra, em usufruto vitalício e em troca de uma almuinha situada junto àquela igreja, metade de uma corte e um terreno8, cremos que junto à Sé Velha de Coimbra9. Isto ocorria justamente dois meses depois de o mesmo bispo, também ele francês e cluniacense, ter feito doação daquela igreja de Santa Justa a D. Hugo, abade de 2 3

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Confronte-se o nosso estudo “O elemento franco na Coimbra do século XII: a família dos Rabaldes”, Revista Portuguesa de História, t. XXXVI (2002-2003), vol. I, pp. 89-114. Ao contrário de outros francos, nunca aparece na documentação dos condes D. Henrique e D. Teresa, razão pela qual, a acrescentar à doação que lhe é feita pelo bispo D. Maurício, em 1102, primeiro sinal da sua presença em Coimbra, supomos que possa ter vindo com o bispo, o que justificaria toda a ligação da família à Sé de Coimbra, para onde acabam por transferir a maior parte dos seus bens, como mais adiante se verá. Santa Justa era uma virgem-mártir de Sevilha, do séc. IV, e uma santa que fazia parte do santoral hispânico, de forte devoção entre os moçárabes. JORGE ALARCÃO, Coimbra. A montagem do cenário urbano, Coimbra, Imprensa da Universidade, 2008, pp. 35-36, 184. Tratava-se de uma zona rica em vinhas, almuinhas com poços, casas, um banho … – com suas casas e seu poço – enfim, um espaço verde e formas de organização do sistema de recolha e distribuição de água. Era, também, uma área de implantação suburbana detentora de uma organização comunitária muito anterior a 1139 – data em que se procede à delimitação da freguesia de Santa Cruz e se referem os paroquianos (parrochianos) de Santa Justa – e cuja estruturação territorial, propriamente dita, os documentos recolhem pelo menos desde 1166 (recurrentia Sancte Juste; collatio Sancte Juste). Era, ainda, uma zona disputada, palco de interesses múltiplos e divergentes – o manancial de água abundante tornava-a imprescindível e os benefícios económicos daí decorrentes não deixariam de suscitar rivalidades. Cf., infra, nota 49. Cf. LP docs. 352 e 352B, 382, 455. Trata-se da concessão a D. Artaldo pela Sé de Coimbra, em 23 de Janeiro de 1110, de um horto (testado por D. Susana, mãe de D. Sisnando) situado junto dos banhos da cidade, com a condição de ele ficar na dependência da Sé. Este documento é também testemunhado por Arquimbaldo. Nos banhos régios e naquele horto – comprado à Sé por D. Telo – se implantará, mais tarde, o mosteiro de Santa Cruz (LS 6 e 123). Cfr., supra, nota 3. LP 548. Consideramos que, nós própria (com MARIA TERESA VELOSO e AVELINO DE JESUS DA COSTA, aquando da publicação do Livro Preto da Sé de Coimbra), traduzimos mal a expressão medietatem unius curtim atque unam terram pro almunia que est sub monasterio Sancte Juste, revelada no sumário do documento citado. Errámos, não apenas quando traduzimos corte como alpendre, mas também quando atribuímos um significado de fim à partícula pro. Na edição do Livro Preto de 1999, apesar de substituirem alpendre por casa, mantiveram o mesmo sentido: “metade de uma casa e uma terra para horta”. Estou hoje convicta que a tradução correcta é “metade de uma ‘corte’ e uma terra escambadas pela almuinha que está junto ao mosteiro de Santa Justa”, identificando “corte” como conjunto residencial agregado em torno de um pátio central aberto. A Sé de Coimbra havia recebido aquela corte, em testamento, de Alvito Romão – um dos confirmantes da carta de doação do mosteiro da Vacariça à Sé de Coimbra pelos condes D. Raimundo e D. Urraca, em 1094 (LP 82). Em Novembro de 1144, na carta de venda de umas casas intramuros, junto da catedral, feita pela Sé a Mem Afonso de Refóios e sua esposa Goncinha Pais, diz-se que confrontam, a

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Cluny, em honra de Santa Maria da Caridade, para ali se instalarem os monges dessa ordem10 – como seus fideles ac obedientes e obrigados ao pagamento dos direitos episcopais11. Com o acordo feito com Seguin, o bispo procuraria, pois, por um lado, reservar os terrenos férteis junto à igreja de Santa Justa para aqueles monges; por outro lado, não deixaria de tentar, assim, captar o auxilium e obediência de Seguin (como o fez com muitos outros12) por meio do dom. Este, por seu lado, não descuraria a oportunidade de ter uma corte para residir, bem perto dos centros de poder: a Sé e a alcáçova. Onde as tinham, de resto, os maiores Colimbrie, junto de quem aparece, desde então, perfeitamente integrado. Seguin passou, pois, a fazer parte da aristocracia urbana de Coimbra e, tal como a maior parte deles, a residir junto às sedes do poder – condal e diocesano –, mas com propriedades rústicas – jardins, hortas, árvores e vinhas – no arrabalde, onde colheria os produtos alimentares mais indispensáveis. E, ainda, com vinhas e pomares, terras – arroteadas e por arrotear –, águas e pastos, em villae situadas no território de Coimbra, num raio de 20 a 30 Km de distância do núcleo urbano. Justamente em zonas de presúria e de mais intensos repovoamento e implantação, concretizados por Sesnando e pelos mais poderosos moçárabes que compuseram o seu séquito e a sua corte. Assim se formara ou consolidara uma aristocracia terratenente de considerável peso e prestígio local de longa persistência, cujos interesses se entrecruzaram com os da Igreja, em especial com os da Sé – também ela dotada por Fernando Magno e Sesnando –, a cujos cónegos frequentemente os ligavam estreitos laços de parentesco. Uma situação que a catedral desenvolveria, depois, comprando muitas outras terras, já em exploração, confinantes com as recebidas em doação, especialmente nas proximidades do Mondego, de um lado e de outro do seu leito: em zonas de regadio, de horta e de vinha, mas também de cereal. Ao mesmo tempo que, na cidade, comprou casas para residência, não apenas dos seus cónegos, mas também daqueles de quem buscava solidariedade e a quem entregava a sua defesa. Sobretudo num tempo em que, dominada ao nível mais elevado, o do bispo, por uma elite franca, buscava o apoio de outros francos, recentemente chegados à cidade. Como nobre vassalo do bispo de Coimbra, que procurava constituir o grupo dos seus fideles, Seguin terá sido dos primeiros francos a serem instalados por D. Maurício perto da Sé. Esta possuía as suas próprias cortes e, além disso, algumas das que pertenciam ao realengo, e onde Sesnando instalara os seus fideles, acabavam por integrar, por testamento ou compra, o património da canónica. Em estudo recente dedicado a este processo de sedentarização urbana iniciado por D. Sesnando e complementado pela Sé – e a que, quer os condes D. Henrique e D. Teresa, ocidente, com a casa que foi de Seguin (LP 387: de illis domibus que sunt inter civitatem Colimbrie, ante fores ecclesie Sancte Marie, que fuerunt Petri abbatis et Johannis Michaelis; quarum isti sunt termini: ab occidente domus que fuit domni Siguini et domus que fuit Froilefici). 10 Cfr. M. TERESA N. VELOSO, “D. Maurício, monge de Cluny, bispo de Coimbra, peregrino na Terra Santa”, Estudos de Homenagem ao Professor Doutor José Marques. Porto: Faculdade de Letras da Universidade do Porto, 2006, pp. 125-135. 11 LP 22 (1102 Fev. 4). Posteriormente, na notícia dos bens da Sé, que andavam extraviados ou que haviam sido indevidamente alienados e que foram recuperados pelo bispo D. Mguel Salomão, entre 1162 e 1176, está justamente a terça das dizimas da igreja de Santa Justa (terciam decimarum ecclesie Sancte Juste, quam monachi de caritate vi contra ius retinebant –LP 3). 12 A 16 de Agosto de 1103, concede ao escudeiro Durão uma parte (5/6 de metade) da villa de Torres que fora de D. Paterno, com o objectivo de a explorar e, por ela, o servir (nobis pro illa servias) (LP 535). Também, em 23 de Janeiro de 1110, o bispo D. Gonçalo concede a D. Artaldo um horto, com a condição de o beneficiário ficar sob a dependência da Sé (ut sit illis obediens) (LP 352, 382, 455). Cfr., supra, nota 6.

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quer seu filho Afonso Henriques dão continuidade –, em jeito de conclusão, afirmava, também, que, já ao tempo daquele governador da cidade, o vale da Ribela e a zona dos banhos régios – onde foi, mais tarde, implantado o mosteiro de Santa Cruz –, até ao Arnado, haviam sido objecto de povoamento e organização13. O próprio D. Sesnando tinha bens no Arnado14 e a sua mãe tinha-os junto aos banhos régios15 – ainda activos nessa altura16. Nas suas imediações, tinham bens alguns dos principais fideles de D. Sesnando: Mem Baldemires, seu lugar-tenente, Gonçalo Recemondes, Alvito Recemondes e Alvito Alvites; na zona do Arnado, além da Sé17, tinham hortas e/ou vinhas o juiz de Coimbra Paio Cartemires, Zuleima iben Aflah, Godinho Alhabit, Anaia Anes18, Paio Eriz19 e sua irmã Maria Eriz, e o filho desta Fernando Guidiscliz (ou Vitiscliz)20 , Abdella ben Zuleima21 e Diogo Cides22. A marca do poder de Sesnando não teria, pois, ficado apenas na cidadela, na acrópole23 – a partir de onde dominava a cidade – e na organização do estabelecimento dos seus fideles na medina, mas estendera-se, também, ao arrabalde. Se não são construção sua, a manutenção dos banhos régios ou banhos da cidade – instalações colectivas indispensáveis à existência dos citadinos – contou, sem dúvida, com a sua intervenção. No demais, embora esse arrabalde se tivesse mantido predominantemente rural, não deixamos de encontrar muitas referências a casas nesse subúrbio, na mão de poderosos moçárabes. Um incipiente processo de urbanização que, cremos, se terá desenvolvido ao tempo de D. Henrique e do bispo D. Maurício (e, depois, do bispo D. Gonçalo), e contado agora com a colaboração de francos – muitos deles com estreitas relações de parentesco, por via de alianças matrimoniais, com os moçárabes ali estabelecidos. Nisto estamos inteiramente de acordo com Jorge 13 Cfr. o nosso estudo “As cortes ou a instalação em Coimbra dos fideles de D. Sesnando”, Estudos de Homenagem ao Professor Doutor

José Marques, Porto, Faculdade de Letras da Universidade do Porto, 2006, pp. 37-52. 14 Embora se não tenha a certeza do significado atribuido, no contexto, ao termo area constante da expressão area alvazilis mencionada

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em confrontações de prédio sito no Arnado, parece não haver dúvida de que se trata de um bem pertencente a Sesnando (LP 343, de 26 de Julho de 1091). Propriedade privada? Pública? O facto de a mãe ter propriedades, ali per, permite pensar que pudessem ser bens próprios, mas não é absolutamente seguro. Cfr. JORGE ALARCÃO, Coimbra…, p. 181. LP 352, 382, 455. Cfr., também, LS 6 (… orti qui fuit de domna Susanna matre principis alvazilis Sisnandi, quem a pontifice Colimbriano domno scilicet Bernardo et a domno Johanne ejusdem sedis Colimbrie priore …[ego Tello] comparavi). Na carta de doação dos banhos régios, feita por D. Afonso Henriques ao arcediago Telo, em 9 de Dezembro de 1140, afirma-se tratar-se de illis balneis regalibus que sunt in suburbio Colimbrie sub arravalde de illis judeis e que são illas balneas cum suis locis et terminis antiquis cum suo fonte et aqueductu sicuti fuit in diebus alvazil domni Sisnandi (LS 122). LP 247, 343 (1091). LP 550 (1092 Maio). Este, em 16 de Janeiro de 1088, testemunha a doação, feita à Sé por Gonçalo Recemondes e sua mulher Maria Anes, de uma vinha que tinha como limite oriental a via que divisio est inter illam civiatem predicta et Montarroio (LP 286). A 26 de Julho de 1091, com sua mulher Chamoa e seu filho João vendem à Sé (sendo seu prior o moçárabe Martinho Simões) uma terra no Arnado que confrontava, a Este, com uma outra sua vinha, e, a Sul, com a area do alvazil [D. Sesnando] (LP 343). Cfr., supra, nota 14. Maria Eriz e seu filho Fernando Gidisliz casado com Gontinha, vendem à Sé de Coimbra, em Dezembro de 1083, um horto com seu poço (ortum nostrum cum suo puteo) no Arnado (in illo Arenato super flumine Mondeci), a Sul do qual tinha também vinha seu irmão Paio Eriz (LP 312). Além deste, o documento referencia dois outros proprietários moçárabes – Zuleima iben Aflah e Godinho Alhabit –, com quem confronta aquele horto, e, também, os que o testemunham ou validam são moçárabes, bem nossos conhecidos, como: Martim iben Atumate, Julião iben Halifa, o abade D. Pedro, e, ainda, Aires Fernandes, Trutesindo Trutesesndes, Ximeno e Froila Peres. Este, com sua esposa Maria Anes, comprou à Sé, a 3 de Dezembro de 1098, a vinha que fora do juiz PAIO CARTEMIREs que ficava a ocidente da via que vadit de Sancta Justa (LP 427). Este será o primeiro documento, que conhecemos, que, sem nos falar da igreja de Santa Justa, no-la refere, ao aludir àquela via que vai de Santa Justa. Muito embora a referência a casas no subúrbio de Coimbra não assegure que estas se situavam no Arnado, a presença de certas testemunhas na carta de venda felta à Sé, nomeadamente Fernando Vitiscliz, e a inserção deste documento no Livro Preto antes da carta de venda de algumas porções do banho de Seguin à Sé, permitem que assim pensemos (LP 246). De acordo com a classificação de CHRISTINE MAZZOLI-GUINTARD, Villes d’al-Andalus. L’Espagne et le Portugal à l´époque musulmane (VIIIe-XVe siècles), Presses Universitaires de Rennes, 1996, p. 322, fig.2, poderemos considerar Coimbra uma cidade de acrópole.

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Alarcão que, na sua mais recente obra sobre Coimbra24, antecipa o tempo dessa urbanização em face da proposta de Walter Rossa que a considerava uma consequência da construção do mosteiro de Santa Cruz25. Seguin, possidente na urbe e proprietário no subúrbio, vassalo do bispo e da Sé de Coimbra, na mais estreita convivialidade com a maior parte dos moçárabes para trás referidos, é ainda testemunha de cartas de concessão feitas pela Sé ou à Sé, entre 1104 e 112026 –, em algumas delas na qualidade de proprietário no local onde se situam os bens que são objecto dos referidos contratos27. Uma vez desaparecido, não nos fica uma noção clara do seu agregado familiar nem do seu património – para além da(s) almuinha(s) em Santa Justa e dos bens cedidos pelo bispo D. Maurício, que não tinha senão a título prestimoniário, com a expressa obrigação de, à morte dele, voltarem livremente para a Sé28. Nunca apareceu em qualquer documento acompanhado de esposa ou filhos, nem protagonizando qualquer contrato, transacção patrimonial ou testamento. Aliás, terá morrido ab intestato antes de Dezembro de 1123, data em que seus filhos fazem testamento à Sé de Coimbra, em satisfação da exigência feita por esta, da quinta parte dos bens de seu pai, para o que entregam a quota-parte que dele lhes coube na villa da Pedrulha, junto à Vimieira, no concelho da Mealhada29. São nomeados Pedro Alvites casado com Elvira [Seguins, creio] e Martim Seguins, em seu nome e no de seus irmãos e irmãs. Passados pouco mais de seis anos, em Fevereiro de 1130, Maria Martins [viúva de Seguin], já (re)casada com Mem Moniz30, e os filhos dela, Martim, Sesnando, 24 JORGE ALARCÃO, Coimbra. A montagem do cenário urbano, pp. 35-36. Considerando a existência de determinadas estruturas, como os

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banhos régios e as almuinhas – nomeadamente, a Almuinha do Rei (assim designada antes de Afonso Henriques, mais tarde seu detentor, ser rei) –, as referências à area do alvazil (tratar-se-á da sarica – uma esplanada para as festas, os exercícios equestres, os desfiles militares, etc?), à via adarvis (cremos poder estar perante uma referência ao dar al-darb, ou seja, um atelier monetário oficial, sendo que via adarvis significaria Rua da Moeda), e à Porta Mourisca, presumimos que, se não foi ali a mouraria, terá sido um importante arrabalde muçulmano que, abandonado por estes aquando da conquista de 1064, foi repovoado, talvez por via de algum repartimento oficial, pela sé de Coimbra e pela população moçárabe colaboradora na Reconquista (magnates sobretudo). A catedral será, depois, a principal adquirente das terras dos moçárabes, por via de testamentos e por via de uma política aquisitiva de bens rurais e urbanos (terras, vinhas e hortas ou almuinhas, mas também casas e os próprios banhos). Cfr., a título comparativo, REYNA PASTOR DE TOGNERI, Del Islam al Cristianismo. En las fronteras de dos formaciones económico-sociales: Toledo, siglos XI-XIII, Ediciones Península, Barcelona, 1975 (em especial o cap. IV, pp. 87 e ss.). WALTER ROSSA, Divercidade: urbanografia do espaço de Coimbra até ao estabelecimento definitivo da Universidade, Coimbra, 2001, pp 465-466. Opinião que corrobora em “Recenseando as invariantes. Alinhamento de alguns casos de morfologia urbana portuguesa de padrão geométrico”, in A urbe e o traço. Uma década de estudos sobre o urbanismo português, Coimbra, Livraria Almedina, 2002, pp. 425-443, maxime p. 433. Não deixa, porém, este autor de considerar muito relevante a presença e a influência dos francos no processo de (re)urbanização em território português, nomeadamente em Coimbra (cf. “A Cidade portuguesa” in A urbe e o traço, pp. 193-350, maxime pp. 217-218). A 2 de Agosto de 1103 testemunha a manda de Froila Gonçalves e sua esposa (LP 431). Em 16 de Outubro de 1104 testemunha a renovação da doação à Sé da terça parte dos bens de Gonçalo Recemondes em Pena, Portunhos e Outil (LP 285); em 23 de Janeiro de 1110 testemunha a concessão feita pela Sé a D. Artaldo de uma horta (que a mãe de D. Sesnando deixara à canónica) junto aos banhos da cidade (LP 352, 382, 455); a 8 de Fevereiro de 1120 (ou 1121) é testemunha do aforamento de uma herdade em Lourosa (c. Oliveira do Hospital) feito pela Sé ao presbítero Osório (LP 295; DP IV 158 – este com data de 8 de Fevereiro de 1121). Assim parece acontecer com o caso dos bens no concelho de Cantanhede, referidos na nota anterior, pois, como veremos adiante, se não lhe conhecemos bens em Pena, Portunhos e Outil, os seus filhos possuiam-nos em Sepins, naquele concelho. LP 548 (…post vero obitum tuum supradictam curtim atque terram absque ullo herede revertantur ingenue sedi predicte). LP 242 (… nam postquam ipse pater noster ex hoc seculo migravit clerici Sancte Marie postulaverunt nobis suam quintam partem sicut est consuetudo omnium defunctorum … recipiant ipsam pro sua quinta). Este Mem Moniz era, com certeza, irmão de Comba Moniz casada com Sesnando Anes (ou Sesnando Alcarouvina ou Alcaravina) que, no ano anterior (Março de 1129), havia vendido ao mesmo presbítero Odório a outra ½ de Escapães (LS 139). Este presbítero entrega-se ao mosteiro de Santa Cruz, em Fevereiro de 1133, oferecendo consigo, para além de ½ de uma almuinha em Coselhas, quanto possui na villa de Escapães, que diz ter comprado a Sesnando Anes e a sua mulher Comba Moniz e a Mem Moniz e sua

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Mendo, Eugénia e Ermesinda, vendem ao presbítero Odório as suas partes da villa de Escapães, no mesmo concelho da Mealhada – isto é, metade da villa, da qual ela tem um terço e os filhos outro terço31. Os filhos acima referidos vendem um terço menos um sexto, sendo que este é entregue, isoladamente, por Pedro Alvites e Elvira [Seguins], porque, como já se verificou em 1123, são já casados e estão de posse da sua parte (1/6 de 1/3). A mesma Maria Martins, em Setembro de 1135, vende ao prior da Sé de Coimbra, D. João Anaia, a sua parte de uma herdade na Pedrulha (1/8), porquanto os seus filhos tinham já doado a sua 1/8 parte, por alma de seu pai e em nome da quinta deste32. Esta venda, testemunhada por Mem Seguins, só pode reportar-se àquela doação de 1123, acima mencionada33. Fica-nos, pois, a certeza de que Maria Martins é a viúva de Seguin e que aqueles filhos acima referidos são os filhos deste casamento. Podemos aventar a hipótese de ter casado pouco antes de Abril de 1102, sendo Seguin já homem maduro, ao contrário de sua mulher, que seria muito jovem. Uma relação de, pelo menos, 18 anos que se revelou bem fértil. Dos seis filhos, uma, Elvira, estaria já casada ou casou-se pouco depois de seu pai morrer, e um outro filho, Martim, deveria ter idade de róbora, pois representa os demais irmãos e irmãs, em 1123. Maria Martins provavelmente já está, de novo, viúva em Setembro de 1135, quando, sozinha, aparece, como vimos, a vender a sua parte da villa da Pedrulha. É crível que ainda possa ter feito um terceiro casamento com Pedro Domingues, o que justificaria que este aparecesse herdado na almuinha de Seguin, junto ao banho. Recasamentos, seis filhos e um património não suficientemente vasto – e do qual a Igreja exigia a sua parte –, não eram indicadores entusiasmantes quanto ao poder da família. Aos filhos de Seguin, detentores, por vezes, de pequenas particulas34 de villae, não resta senão vendê-las às instituições eclesiásticas mais próximas. Em Maio de 1141, o citado Pedro Domingues casado com Maria [Martins? em terceiras núpcias?] vende à Sé a sua parte da almuinha de Seguin no subúrbio de Coimbra, junto ao banho35. Em Dezembro de 1145 Paio Filiol com sua mulher Maria Peres e suas enteadas Maria Bela e Teresa ou o irmão delas Martim vendem à Sé a sua porção do banho com suas casas, andaime e poço, no subúrbio de Coimbra, junto à almoinha da Sé36. Trata-se, assim o creio, de descendentes de Pedro Alvites e Elvira [Seguins]. Maria Peres será sua filha e Paio Filiol identificar-se-á com Paio Guterres, casado com Maria Peres e genro de Pedro Alvites, que é referido como já passado em Fevereiro de 114037. Naquela mesma data (Dezembro de 1145) e naquele mesmo acto, em simultâneo, também Reinaldo e sua esposa Eugénia Seguins e Mem Se-

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mulher Maria Martins. Diz ainda exceptuar-se um 1/6 de Escapães que fora de D. Mónia Martins (LS 21). A traditio desta cónega só se concretizará, porém, em Março de 1137, figurando realmente, entre os bens que entrega ao mosteiro, 1/6 de Escapães, que diz ter de património (LS 22). Mem Moniz diz claramente que Martim, Sesnando, Mendo, Eugénia e Ermesinda são filhos de Maria– mei filii Marie. A venda da parte dos filhos (1/3, tal como a dela) completa-se, pois, com a venda do 1/6 de Pedro Alvites e Elvira [Seguins], presente no final do documento (LS 140). Assim sendo, tudo leva a crer que o casal Seguin e Maria Martins teriam seis filhos. LP 374. Este costume dos defuntos (consuetudo omnium defunctorum) de entregar a quinta dos seus bens à Igreja era pois prática observada no tempo da Reconquista. Cfr., supra, nota 29. Cfr. LP 242. LP 344. A almuinha é contígua àquelas casas (lilis domibus) que me parece identificarem-se com o banho que lhe ficava a Norte. LP247. Cfr. JORGE ALARCÃO, Coimbra…, pp. 184-185, LS 180. Neste documento, Paio Guterres e sua esposa Maria Peres vendem a Santa Cruz uma herdade em Arazede (c. Montemor-oVelho) que fora de Pedro Alvites.

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guins venderam as suas respectivas quota-partes do mesmo banho com suas casas e poço, pelo mesmo preço (2 morabitinos cada porção)38. Finalmente, em Abril de 1150, é a vez de Sesnando Seguins casado com Justa vender a sua porção (diz ser 1/12) do mesmo banho, ainda pelo mesmo preço (2 morabitinos)39. A ser assim, se Seguin tinha, como cremos, 6 filhos e cada um tinha 1/12, significa que os filhos de Seguin tinham metade do banho. Quem deteria a outra metade? Estaria ainda na posse da mãe? Proviria ele da herança paterna de Maria Martins e estaria, portanto, a outra metade na mão de um irmão ou irmã dela? Como vimos, na venda feita por Pedro Domingues e Maria [Martins?] só é referida a almuinha e não o banho. Seriam os Seguins meros exploradores do negócio do banho? Se assim fosse, isso transformá-los-ia em empreendedores artesanais. Poderemos agora dizer, na sequência do exposto, que Seguin casou com Maria Martins de quem teve Elvira, Martim, Mendo, Sesnando, Eugénia e Ermesinda. Morreu entre Fevereiro de 1120 (ou de 1121) e Dezembro de 1123. Teve corte e terreno dentro da cidade de Coimbra, em préstamo da Sé, almuinha e um banho no subúrbio, entre Santa Justa e o Arnado, e bens na Pedrulha, junto a Vimieira, no concelho da Mealhada40. Teve também, decerto, bens em Sepins (c. Cantanhede), pois alguns dos seus filhos aparecerão, mais tarde, com porções nessa villa, embora não se saiba rigorosamente a proveniência desses bens41. Tendo Sepins sido pertença do mosteiro da Vacariça42 que, com seus bens, foi integrado na Sé de Coimbra pelo conde D. Raimundo, terá aquela villa sido também doada por D. Maurício a Seguin? Se assim fosse, seria, no mínimo, estranho que os seus descendentes a viessem a transferir, por venda, para o mosteiro de Santa Cruz. Tanto mais que aquela outra, a da Pedrulha, a venderam à Sé (embora num tempo em que este mosteiro ainda não existia). Porém, também Escapães, villa que seria aquirida, por partes, pelo presbítero Odório, um dos socii ligados aos momentos iniciais do mosteiro de Santa Cruz, acabaria, por via daquele, por integrar o património desta instituição. Seguin teria ainda, porventura, bens em Requeixada e Quimbres, 38 LP 247. Não podemos deixar de aqui registar, pelo menos, um caso semelhante de banhos na posse de privados, cujas porções foram

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sucessivamente doadas à catedral de Zaragoza, que ouvimos referir ao arquitecto RAMÓN BETRÁN ABADÍA, em trabalho apresentado, no dia 23 de Abril de 2010, numa reunião científica, no Departamento de Arquitectura da Faculdade de Ciências e Tecnologia da Universidade de Coimbra, sobre Urbanística antes dos tratados no Sul da Europa: oficinas de morfologia para o desenho operativo da história. LP 314. Aqui tinham também propriedades alguns importantes vassalos de Sesnando: caso de Mem Baldemires (LP 376), João Gondesendes (LP 223) e Pedro Sesnandes (LP 51), que também as legaram à igreja catedral. Talvez algum parentesco ligasse Seguin a estes ou a algum destes. Eugénia Seguins e seu filho Geraldo Reinaldes, em Julho de 1165, vendem ao mosteiro de Santa Cruz, por 22 morabitinos, um seu casal com pomar e vinha na villa de Sepins, afirmando-se, por isso, detentores de 1/9 da villa e da igreja (LDJT, fl. 172-172v) – de S. João Baptista, que, segundo MÁRIO BARROCA, foi sagrada em 1164 (Epigrafia medieval portuguesa (862-1422) Lisboa, 2000, p. 304307, n.º 117); por sua vez, seu irmão Mendo Seguins e sua esposa Ermesinda Pais, em Junho de 1170, vendem a Santa Cruz dois casais inteiros e cinco leiras de terra (uma, em areia, que fora de Maria Soleimás; quatro, três em barro e uma em areia, que foram de Paio Filiol) com suas casas, vinhas e lagar, na mesma villa de Sepins, por 44 morabitinos (LDJT, fls. 172v-173). Este teria, por certo, o dobro de sua irmã, talvez porque tivesse adquirido a parte de sua sobrinha Maria Peres (casada com Paio Filiol), filha de sua irmã Elvira Seguins (casada com Pedro Alvites). Não tendo ainda percebido qual a relação de parentesco existente entre eles, não deixamos de anotar que, já antes, em Agosto de 1158, Drago e sua mulher Eio Salvadores (filha de Salvador Domingues e de Elvira Nazares) vendera a Santa Cruz um outro 1/9 da mesma villa, também por 22 morabitinos (LS 194). Note-se, no entanto, que esta venda é testemunhada por Paio Guterres, genro de Pedro Alvites e de Eugénia Seguins. É uma das villae que integram a relação de propriedades e villae do mosteiro da Vacariça que se fez em 1064, decerto na sequência da conquista de Coimbra (LP 73). É, depois, referida, em 10 de Julho de 1086, em confrontações da igreja de Vila Nova, na carta de testamento que desta fazem à Sé de Coimbra, os seus fundadores, Martinho iben Atumate e sua mulher Monia Zuleima (filha de Zuleima Aflah), fiéis de D. Sesnando (LP 87). Tendo os filhos de Seguin bens em Sepins e Escapães, não deixamos de aventar a hipótese de a mãe, Maria Martins, ser filha de Martim iben Atumate (detentor, também, de “corte” em Coimbra e vinha no Arnado).

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se se pode identificar com ele o Secrin e sua mulher Maria, invocados como pais, e ali proprietários, por Pedro da Mula [=Pedro Alvites?] casado com Elvira [Seguines?]43 É, ainda, bem possível que, tal como outros francos – caso de Argimbaldo, mordomo de Viseu, de Breton ou de Hubert –, Seguin tivesse bens em Viseu. Assim o faz crer uma referência ao Casal de Seguim, na freguesia de Abraveses (ou nas suas imediações) em documento de 114044. Em suma, do intramuros ao arrabalde de Coimbra, da Mealhada (Pedrulha e Escapães) a Cantanhede (Sepins), porventura de Quimbres até Viseu, se expandiam os bens de Seguin, uns obtidos por presúria, ou concedidos pelo condes D. Raimundo ou D. Henrique, e pelo bispo D. Maurício, outros adquiridos por casamento. Fosse por que forma fosse, fica muito clara (uma vez mais) a continuidade, nas vias e direcções do povoamento, entre o tempo de Sesnando e o tempo dos condes D. Henrique e D. Teresa, e entre moçárabes e franco-cluniacenses. E uma clara complementaridade, neste âmbito, entre o poder laico e o poder eclesiástico, representado este, de início, sobretudo, pela sé de Coimbra – fazendo, também ela, doações, quando reclamava auxílio e defesa; ou reunindo, por via de compras sucessivas, as múltiplas parcelas dos patrimónios, que se vão subdividindo e desvalorizando por via de equitativas partilhas sucessórias. Foi por esta via que a família se foi desfazendo do balneário – com suas casas e poço – que terão fundado ou já herdado no Arnado. A primeira referência que sobre ele se colhe data de Maio de 1141, quando Pedro Domingues, casado com Maria [Martins?], vende à Sé a sua parte da almuinha de Seguin no subúrbio de Coimbra, junto ao banho45. Uma referência indirecta que, dando como certa a pertença da almuinha a Seguin, não nos permite a mesma segurança face ao banho, mas, confinando este com aquela e sendo propriedade dos filhos de Seguin, não poderá deixar de ter sido herança dele. Quando o fundou exactamente, se para servir sobretudo à comunidade de francos existente naquela zona ou tão-só para substituir os banhos régios já desactivados e cujas estruturas foram concedidas para se fundar o mosteiro de Santa Cruz, são questões para as quais não temos uma resposta inequívoca. Porém, se dúvidas há acerca do momento, do contexto e da finalidade da fundação, não hesitamos em afirmar que lhe subjaz um razoável poder económico deste franco. Como já vimos, entre finais de Dezembro de 1145 e Abril de 1150, os filhos de Seguin vendem as suas porções do banho à Sé de Coimbra. Estranhamos, porém, que, depois, se não encontrem outras referências, desconhecendo-se, por isso, o destino que a Sé deu às porções recebidas ou aos banhos, se recebeu todas as porções deles46. É muito provável que tenham passado para a Coroa, muito embora não se saiba como nem quando. Se se trata dos mesmos banhos, estariam em ruínas nos finais do século XIV, pois são recordados em documento da Chancelaria de D. João I, de 1388, que fala de “huuns pardieiros que elle 43 Cfr. JOÃO DA CUNHA MATOS, A Colegiada de S. Cristóvão de Coimbra (séculos XII-XIII), Tomar, 1998, doc. 11, de Dezembro de 1143.

Invoca-se, aqui, também, a tia materna (matertera), que, se o é efectivamente, seria então uma Eugénia Martins (se tia de Elvira). 44 Trata-se da carta de doação feita, em Abril de 1140, por Paio Adaufes – homem bom de Viseu, vassalo de D. Teresa e de Afonso Hen-

riques – ao mosteiro de Santa Cruz, de herdades em Nespereira, Casal de Seguim, Casal de Gela, Abravezes (c. Viseu) que pertenciam ao seu filho que morrera cativo (TT-Santa Cruz, II, 10). Sobre Paio Adaufes veja-se LEONTINA VENTURA e JOÃO CUNHA MATOS, Diplomatário da Sé de Viseu (1078-1278), Coimbra, 2010, pp. 58-59. 45 LP 344. A almuinha é contígua àquelas casas (iilis domibus) que nos parece identificarem-se com o banho que lhe ficava a Norte. 46 Embora coeva dos últimos documentos sobre os banhos, que deixámos mencionados, refira-se uma nota presente em JOSÉ PINTO LOUREIRO, Toponímia de Coimbra, vol. II, Coimbra, 1964, p. 271, relativo a um documento de 1179 que alude a “bens onde então se denominava Seguim, limite do subúrbio, junto ao banho desta cidade” (cita, para tanto, AUC - Doações, compras e escambos, 1820, fl. 223).

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[Rei] ha en Coimbra que em outro tempo foram banhos que estam a par do moesteyro de Sam Domingos”47. Uns banhos régios transformados em pardieiros são também, por várias vezes, referidos no Tombo do Almoxarifado de Coimbra, de 1395, que os situa na Rua da Moeda48. Duzentos anos passados, para os quais não temos, ou pelo menos não conhecemos, informações sobre os banhos do Arnado … Já se verificou, para trás, que a emergência de novas instituições eclesiásticas em Coimbra, nomeadamente de cónegos regrantes, e de alguma competição entre elas49, faz com que, desde a segunda metade do século XII, se assista a alguma alteração nas relações de poder que a família dos Seguins estabelece. Pelo menos já a partir da segunda metade da década de sessenta do século XII, depois de alguma ligação ao mosteiro de cónegos regrantes de S. Jorge de Coimbra – porventura mesmo à sua fundação50 –, alguns elementos da família substituem, ou dividem, a sua ligação à Sé de Coimbra51 com uma relação estreita com Santa Cruz. Será o caso de Eugénia Seguins e Mendo Seguins que, como já vimos, vendem a este mosteiro as suas porções de Sepins52. Reinaldo, marido de Eugénia, paroquiano da Sé e com casa nesta freguesia53, pela década de 1160, aparece entre as testemunhas de alguns documentos de Santa Cruz54. Sesnando Seguins e sua esposa estão sepultados em Santa Cruz55. 47 Chancelarias Portuguesas. D. João I, doc. nº 1305 (ref. por J. ALARCÃO, Coimbra. A montagem do cenário urbano, p. 185). O mesmo

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acontecia por Lisboa, pela mesma altura, ou seja, os banhos existentes no arrabalde dos mouros estavam transformados em pardieiros que o rei dá a foro em 22 de Junho de 1423 (Chancelarias Portuguesas. D. João I, IV, doc. 369). “Huuns pardeeiros que forom banhos na dicta rua [da Moeda a qual rua se começa no Arnado de Coinbra e se vai derecto a finir na rua que vem do spital pera agua de runa] e partem da huã parte con rua prubica e da outra com casas de Joham Garcia pedreiro e da outra com o cortinhal de Santiago” (…) “Item outras casas terreas que sohiam a seer estrebaria del Rey e depois foram banhos e partem da huã parte com hum pardeeiro que foi adega del Rey e da outra com casas de Santa Clara e da outra com rua prubica” (...) “Item hum pardeeiro que foi adega del Rey que foi queimado pellos castellaos seendo casa fecta e ora he em cortinhal e parte da huã parte com casas del Rey que foram banhos e da outra com casa de Sancta Cruz”. Cfr. ANTT – Núcleo Antigo, 287, Almoxarifado de Coimbra, fls. 12-13. A transcrição desta fonte foi-nos gentilmente cedida pela nossa Colega Doutora Luisa Trindade, a quem deixamos, aqui, o nosso público agradecimento. Não será de esquecer, até, a conflitualidade surgida entre o nascente mosteiro de Santa Cruz e os monges da Caridade, que moravam na igreja de Santa Justa, acerca de confrontações e que levou à delimitação da paróquia de Santa Cruz, por mandado do infante D. Afonso Henriques, em 1139 (DR 172; LS 2[XIX]). Também no LDJT, fl. 14v, são referidas essas altercationes cum monachis de Caritate qui morabantur in ecclesia Sancte Juste super terminos parrochie nostre et sue. Em Setembro de 1145 Mem Seguins testemunha a carta de venda de uma herdade em Torre de Caniardo, feita por Estêvão de Arracuiz e sua mulher Adosinda, com seus filhos, a Salvador Vímares (o principal fundador do mosteiro de S. Jorge) (TT-S. Jorge de Coimbra, m. I, nº 34 A). Seu irmão Sesnando Seguins, em Maio de 1163, testemunha a venda de uma casa no adro da igreja de S. Pedro de Coimbra, feita por Mem [Pais] Rutura e sua mulher Adosinda Gonçalves ao mosteiro de S. Jorge (TT-S. Jorge, m. II, nº 34). Pese embora o facto da repetição do nome de Adosinda (num caso com patronímico e em outro sem), podendo, a um espaço de 18 anos entre os dois documentos, tratar-se da mesma dona e por ela se justificar a ligação dos Seguins ao mosteiro, creio que esta se deve estabelecer por via da linhagem dos Vímares. No 1º caso, Salvador Vímares, o fundador do mosteiro; no 2º, a sua irmã Gontili Vímares, que fora casada, pelo menos entre 1139 e 1151, com Mem Pais Rutura, mas desposada antes com Sendino Alvites, irmão (ou avô?) de Pedro Alvites, cunhados dos Seguins. Recorde-se que o material arquivado do mosteiro de S. Jorge, anterior à própria fundação, se inicia precisamente com uma carta de venda do casal Sendino Alvites e Gontili Vímares, de 1 de Novembro de 1102 (TT - S. Jorge, m. I, doc. 1). Sesnando Seguins (no doc. Segrin) é ainda testemunha de um outro documento deste mosteiro, de Janeiro de 1166, em que os frades compram uma herdade em Façalamim (c. Ansião), a D. Sancha e seus filhos, Domingos Pais e Letícia Pais (TT- S. Jorge, m. III, doc. 9). Mem Seguins é dos que mantém a relação com a Sé. Tal como em Setembro de 1135 testemunhava a carta de venda de uma herdade na Pedrulha feita por sua mãe Maria Martins à Sé de Coimbra, sendo seu prior D. João Anaia (LP 374), ainda em Maio e Outubro de 1171 esteve presente às cartas de venda, feitas à Sé, de um casal em Aguim por Cipriano Balsemão (LP 645), de uma vinha em Vila Mendiga por Diogo Pantoru com seu filho e sua filha (LP 647), e de uma peça de vinha, no lugar da Várzea, além Mondego, por Marcos Anes (LP 649). Cfr., supra, notas 27 e 41. LP555. Testemunha, em Abril de 1160, o testamento de Guilherme de Monte Claro “Raoco” e sua mulher Eugénia Peres a Santa Cruz (documento confirmado por D. Afonso Henriques) (LDJT, fl. 80). Numa inquirição feita por cerca de 1200 a testemunhas da Sé de Coimbra e de Santa Cruz, a propósito do conflito entre estas duas instituições, em dois depoimentos (de dois jurados, um de cada instituição) é referido (entre muitos outros cavaleiros de Coimbra)

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Os filhos de Seguin – à excepção de Eugénia (1145-1165) que, como já vimos, casou com um franco, Reinaldo (1145-1160)56 – casaram com naturais do país. A família de Seguin Seguin = Mª Martins = 2. Mem Moniz = 3. Pero Domingues

Elvira Seguins =Pero Alvites

Martim Seguins

Salvador Peres =Elvira Fernandes

Martim Salvadores =Ausenda Vermudes

Mem Seguins =Ermesinda Pais

João Peres = Paio Guterres

Maria Peres

Eugénia Seguins =Reinaldo

Dórdia Reinaldes =Mem Eriz

Ermesinda Seguins

Elvira Reinaldes

Sesnando Seguins =Justa

Pedro Reinaldes

Geraldo Reinaldes

Maria Salvadores

Elvira Seguins, que cremos ser a filha mais velha, casou com Pedro Alvites, freguês da Sé de Coimbra57, neto (?) de Sendino Alvites e de Gontili Vímares58 e filho de Alvito Sendines e de Ermili59. Ela terá morrido antes de 1161 e ele entre Setembro deste ano e Setembro de 1163, tendo passado por situação de penúria60. Tiveram três filhos: Maria Peres, que casou com Paio Filiol, Salvador Peres, que se consorciou com Elvira Fernandes, e João Peres61 – ainda proprietários sobretudo nos concelhos da Mealhada (em Arinos)62 e Canta-

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Sesnando Seguins (e esposa) como estando sepultados em Santa Cruz e, porventura, entre aqueles que alguma coisa de seu deram a Santa Cruz. Cfr. AVELINO JESUS DA COSTA e MARIA ALEGRIA F. MARQUES, Bulário Português. Inocêncio III (1198-1216), INIC/CHSC, Coimbra, 1989, pp. 121 e 139. Reinaldo tinha casa junto à Sé de Coimbra que é referida, em confrontações, numa carta de venda de uma casa de Mem Figo a Paio Zadoniz, em Junho de 1145 (intus Colimbrie in recurritione Sancte Marie … cum parietibus et cum media parte de sua tristega que est inter Regnaldum et ipsa domo) (LP 555). LP 83. TT- S. Jorge, m. I, doc. 1 (1102). Esta Gontili Vímares casará depois com Mem Pais Rutura (1139-1151). TT-S. Jorge, m. I, doc. 8 (1121 Maio). Em Setembro de 1161, Pedro Alvites deixa em testamento ao mosteiro de Santa Cruz, onde deseja ser sepultado, 1,5 casal, com sua seara, na villa de Arinios (c. Mealhada), para bens de alma e como recompensa pelo auxílio prestado pelo mosteiro, quando passara por situação de pobreza e miséria (pro obtimo beneficio quod michi fecistis in paupertate et miseria posito – LDJT, fl. 62). Em Setembro de 1163, Salvador Peres, filho de Pedro Alvites, vende a Santa Cruz um casal na sua herdade de Arinios (com as suas direituras e a sexta parte de um moinho), que foi de Diogo Rodrigues e que estava na posse de Egas Vicente (LDJT, fl. 174). Muito embora não refira o pai como o anterior proprietário do casal – como acontece no documento referido na nota 62 –, o facto de estar a dispor destes bens faz-nos crer que ele teria já falecido. Salvador e João Peres aparecem, ao lado de seu tio Sesnando Seguins, em Janeiro de 1166, como testemunhas de uma compra feita pelo mosteiro de S. Jorge de Coimbra a D. Sancha e seus filhos Domingos e Letícia Pais (TT-S. Jorge de Coimbra, m. III, nº 9). Cfr. nota 50. Salvador Peres, em Março de 1169, vende a Santa Cruz metade de um casal em Arinios (justamente o que faltava ao mosteiro da quarta parte de Arinios, pois o seu pai deixara em testamento 1,5 casal e o próprio Salvador já antes havia vendido um casal (LDJT fl. 174v). Trata-se, por certo, dos bens em Arinios, comprados por Santa Cruz e recuperados, depois, pelo bispo de Coimbra, D. Miguel Salomão a que se refere o doc. 3 do LP. A villa de Arinios fazia parte integrante da relação de bens do mosteiro da Vacariça, mandada

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nhede (em Pena)63. Salvador Peres e Elvira Fernandes foram pais de Martim Salvadores, casado com Ausenda Vermudes, e de Maria Salvadores, que receberam parte da herança de seu tio João Peres, nomeadamente em Portunhos (c. Cantanhede)64, que passará, depois, para a Sé65. Do casamento de Eugénia Seguins e Reinaldo66 nasceram Geraldo Reinaldes67, Dórdia Reinaldes – que casou com Mem Eriz, vassalo de Afonso Henriques, de quem recebeu uma quinta, uma vinha e um campo em Creixomil (c. Guimarães)68 –, Pedro Reinaldes69 e Elvira Reinaldes – que casou, muito provavelmente, com um elemento da família Portocarreiro70. Mendo Seguins (1135-1171) casou com Ermesinda Pais, mas não temos conhecimento da sua descendência, o mesmo acontecendo com Sesnando casado com Justa, cuja família não conseguimos identificar. Quanto a Martim Seguins (1123-1145) que, não sendo o primogénito, será o primeiro entre os varões71, não sabemos com quem casou. E nada conhecemos de Ermesinda72, para além da referência que lhe é feita, em Fevereiro de 1130, na carta de venda de Escapães ao mosteiro de Santa Cruz, feita por sua mãe Maria Martins, com seu segundo marido, Mem Moniz. Em conclusão, tratar-se-á de uma família cuja memória da origem não parece perpetuar-se para além da terceira geração, não ultrapassando os finais do século XII. Uma memória que se conservou apenas durante um curto espaço de tempo, sobretudo em virtude de o seu património ter passado maioritariamente para a posse da Sé de Coimbra, mas também do mosteiro de Santa Cruz. A reunião ou a incorporação do património da família nestas duas instituições terá concorrido para apagar o seu nome.

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fazer em 1064, na sequência da conquista de Coimbra (LP 73). É também referida, em confrontações, na carta de doação da villa de Horta, feita ao mosteiro da Vacariça, em 25 de Março de 1086, por D. Sesnando (LP 101). Do mesmo modo o será na carta de couto de Horta, Mata, Tamengos e Aguim, feita à Sé de Coimbra, por Afonso Henriques, em Julho de 1140 (LP 159) e num inventário de bens que a Sé tem na cidade e em diversas terras, feito na segunda metade do século XIII (LP 652 – refere-se 1 casal em Arinios). Salvador Peres e sua mulher Elvira Fernandes vendem à Sé a sua sexta parte de um casal em Pena, em Maio de 1189 (LP 238). Este fez testamento em Novembro de 1185, beneficiando a Sé e seus familiares (LP 584). Seu irmão Salvador Peres é confirmante. Em Março de 1187, Martim Salvadores vende à Sé a herança que lhe deixou seu tio João Peres, à hora da morte, em Portunhos, sendo que os 10 morabitinos da venda ficarão em memória do seu aniversário (LP 585). Estão casados pelo menos em Junho de 1145 (LP 247). Cfr. TT- Santa Cruz, m. VII, doc. 24; LDJT, fl. 120v (1169 Out). Cfr. nota 41. DR 229 (1148). É com certeza o Mem Eriz que, em Outubro de 1142, testemunha a venda feita por Pedro Viçoso e sus mulher Aragunte a Soeiro Tição e sua mulher Maria da herança que tinham em Cadima (c. Cantanhede) (LP 105); e o mesmo que, em 31 de Março de 1163, testemunha a doação feita por Maior Alvites à Sé de Coimbra do seu casa em Casal Comba (c. Mealhada) (LP 96). TT- Colegiada de Guimarães, m. IV, nº 46 (é referido, como proprietário de um casal, na manda de D. Pedro Alvites). Designada como Elvira Reinaldes de Coimbra, é apontada, no Livro Velho de Linhagens (LV 2O 11) como sendo casada com Lourenço Viegas de Portocarreiro, irmão do arecbispo de Braga D. João Viegas de Portocarreiro, documentado pelo menos entre 1212 e 1221 (TT- Arouca, Gav. II, m. VIII, nº 7; Leges, pp. 558 e 561), o que, manifestamente, é impossível. Tratar-se-á, por certo, de uma confusão com Elvira Fernandes de Coimbra que o Livro de Linhagens do Conde D. Pedro (LC 43B4) diz casada com Lourenço Viegas de Portocarreiro. Cremos, todavia, que haverá alguma ligação entre as duas famílias, uma vez que Raimundo Garcia de Portocarreiro (11291152) –filho de Garcia Afonso, apontado como origem da família de Portocarreiro– está presente à doação que Afonso Henriques fez a Mem Eriz, casado com Dórdia Reinaldes. Cfr., supra, nota 68. Veja-se o nosso estudo “Os Portocarreiro: um percurso luso-castelhano (séculos XI-XV”, in El Condado de Benavente. Relaciones Hispano-Oortuguesas en la Baja Edad Media, Centro de Esudios Benaventanos “Ledo del Pozo” (CECEL-CSIC, 1999, pp. 95-127, maxime pp. 97-98. É bem possível que se possa identificar com ele o Martim Savin que, em Junho de 1135, testemunha a venda que fazem Salvador Fernandes e sua mulher Ermesinda a Salvador Soleimás e sua mulher Maria Gonçalves de uma herdade em Pena (c. Cantanhede) (LP 573). E podemos, até, aventar a hipótese de a Ermesinda que vende a herdade ser a irmã de Martim Seguins, que testemunha. Cfr. a nota anterior.

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Seguin foi, assim, um franco – vassalo do conde D. Henrique e/ou do bispo D. Maurício – que, por via das alianças matrimoniais, dele e da maior parte dos seus filhos, se miscigenou com o grupo mais importante da cidade de Coimbra. A sua família nuclear, sediada em casa e terreno possuídos a título beneficial no intra-muros, detinha, complementarmente, prédios rústicos e urbanos na periferia (no suburbium mais próximo ou mais longínquo). Porventura, mais do que isso, possuí-los-ia como via de enriquecimento. Na verdade, o fulcro dos seus interesses económicos poder-se-ia sustentar na posse e exploração de terras no termo de Coimbra, mormente nos concelhos de Cantanhede e Mealhada, tendo, todavia, uma apetência pelas hortas e vinhas da zona suburbana de Santa Justa e, porventura, em um rentável aproveitamento da água, em zona em que era abundante – e onde fundou, ou simplesmente explorou, um balneário. O seu património, não muito vasto e subdividido por seus filhos e netos – tornado pouco importante, pouco rentável e, mesmo, insuficiente – acabará, a pouco e pouco, por cair na posse das principais instituições eclesiásticas da urbe: a Sé e o mosteiro de Santa Cruz – justamente aquelas com cujos fundos arquivísticos reconstituimos o percurso da família aqui apresentado.7

INTERACCIÓN ISLAMOCRISTIANA EN EL SIGLO X: EL RETRATO DEL Fº 134V DEL BEATO DE GERONA

Juan Zozaya*

Resumen El autor sugiere una gran interacción entre cristianos (mozárabes) y musulmanes en la Córdoba del siglo X através del uso de una serie de iluminaciones en los denominados “Beatos”, especialmente a través de las de los folios 134v y 15v del Beato de Gerona (975 d.C.), llegando a la conclusión de que la primera puede ser un posible retrato del General Galib, en su cúspide de poder en torno a esa fecha. Ello implica, por parte de los autores de las iluminaciones del manuscrito, mozárabes, un íntimo conocimiento de la sociedad vecina a la corte califal. Abstract The author suggests an intense interaction between Christians (Mozarabs) and Muslims in 10th. Cent. Cordova through the use of a series of illuminations in the so-called “Beati” manuscripts, specially through pages 134v and 15v of the Girona Beatus (975 a.D.), arriving at the conclusion that the former is a possible portrait of the general Galib, whose heyday happened around that year. This implies an intimate knowledge of the society surrounding the Caliphal court by the painters, who were Mozarabs. *

Deseo agradecer las atenciones del Dr. Pavel Slavko, las Sras Hana Mertova, Depository specialist y Maja Havlova del Instituto Nacional de Patrimonio, Česke Budejoviče, supervisores de la Conservación del Castillo de Český Krumlov, en la República Checa, por la foto de “La división de las Rosas”, cuadro original depositado en el Castillo de Telč por la autorización para su uso en esta publicación (Fig. 1) y a Tereza Hofbauerova Provozní manager, Státní hrad a zámek Český Krumlov por traducir nuestra correspondencia así como a Petr Urban, guía del castillo de dicho lugar por facilitar los contactos en la República Checa. La ayuda del Dr. Peter Klein en el acceso a bibliografía difícil de obtener de otra manera ha sido clave. También al Dr. Gustavo Turienzo el facilitarme la referencia de Ibn Idhari sobre al-Hakam II citada en la nota 27. Finalmente agradecer a mi esposa, Karin Taylhardat, la corrección final de este texto.

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INTERACCIÓN ISLAMO-CRISTIANA EN EL SIGLO X

El estar presente en un merecido homenaje al profesor García de Cortazar es un deber de agradecimiento por todas sus contribuciones al estudio del medievo hispano. Persona generosa, atenta, amable, curiosa y tolerante, con gran sentido del humor, su ejemplo no es sólo académico, sino humano. Por ello espero su tolerancia para con este pequeño trabajo sobre un tema que inicié a trabajar no hace mucho y que se relaciona con la guerra en los omeyas andalusíes. Siempre le llamaron la atención mis vericuetos para viajar por la Edad Media, y este es uno más de ellos. Espero que me perdone, pero él también fue experto en los nuevos caminos, y espero que no se ofenda por seguir, de alguna manera, su ejemplo. Unos manuscritos medievales españoles famosos, los genéricamente denominados Beatos o “Comentarios al Apocalípsis”, por Beato de Liébana, son tan conocidos que resulta innecesaria su descripción o la historia de su investigación, de sobra conocida. Quizás la última obra que reúna un conjunto de estudios sobre este tema sean las Actas del conocido como Simposio de Madrid1, aunque después han aparecidos estudios monográficos sobre Beatos en particular, como el de Klein sobre el Beato de Seo de Urgell2. Sólo deseo dejar aquí unos breves comentarios sobre su estudio, generalmente centrado o bien en el texto o, en el caso que aquí nos interesa, en sus imágenes, así como el significado religioso que

Fig. 1. Jinete de Qasr al-Hayr. Museo Nacional de Damasco. 1

Actas del Simposio para el estudio de los Códices del “Comentario al Apocalipsis” de Beato de Liébana. Madrid, Joyas bibliográficas, 1978, 3 tomos. 2 KLEIN, PETER: Beatus de Liebana Codex Urgeliensis. Comentario a la edición facsímil. Madrid, Testimonio Compañía Editorial. 2002.

Juan Zozaya

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subyace en ellas. Las diferentes clases de influencia que hay en las mismas han sido motivo de discusiones, pero en general nunca se les ha concedido validez realista, salvo en los trabajos de armamento de Soler3 y de Millán4, otro de Soler y mío hace años sobre los castillos omeyas de planta cuadrada5, algún intento de ver elementos en relación con la cerámica por Domínguez6 y Millán Crespo7, y los valiosos trabajos sobre instrumentos agrarios de José Luis Mingote8. Por otra parte, los aspectos orientalistas de algunas figuras llamaron la atención ya de diversos autores: A. Grabar9, J. Williams10, J. Beckwith11, O. Werckmeister12, C. Cid13 o P. Klein14, son algunos ejemplos. En general, el problema de los especialistas en Beatos ha sido encontrar las fuentes de la iconografía y su significación simbólico-teológica dentro del texto apocalíptico: la identidad símbolo-idea. El estudio de armamento y tropas, fortificaciones, soldados y emblemas, sistemas organizativos militares, tipos de unidades, etc., para época omeya permite lograr un panorama bastante extenso a partir de la conjunción de las fuentes árabes de al-Andalus con la iconografía de los Beatos del siglo X. Los primeros pasos los he dado ya15 y algunos de esos recursos se usarán en el presente trabajo para explicitar lo que aquí deseo exponer. De dicho trabajo se extrae una idea metodológica fundamental, y es la identidad entre representaciones de jinetes y caballos (y sus ornamentos), tanto en los Beatos del siglo X como 3

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Fig. 2. “La división de las Rosas” Castillo de Telˇc, Rep. Checa.

en los marfiles del Califato cordobés del siglo X. La identidad se representa en la forma de enjaezar los caballos, los tipos de ropa y los adornos de las colas de los caballos, permiten justificar que sus fautores eran personas familiarizadas con un mismo mundo, y que, por lo tanto, sus testimonios eran igualmente válidos. Debo señalar cuatro aspectos que aparecen en ambos casos, sean marfiles, sean Beatos: la presencia de colas de caballo anudadas en su extremo en un nudo de forma trífoliada, herederas de la ornamentación de las colas de caballo de los emperadores sasánidas16 y presente en el castillo omeya de Qasr al-H _ayr al-S__h arqi17 (Fig. 1), en el desierto jordano, la presencia de lazos en el ataharre y el peto de los caballos, y la presencia de pinjantes. Más curioso aún es que este sistema de anudar los caballos se presenta aún en Bohemia en el siglo XV, como en la división de los territorios de los Rozemberg, en pinturas del castillo bohemio de Telč, con curiosos paralelos en la iconografía, sistemas de emblemas en banderas y anudado de colas con los muy anteriores Beatos18 (Fig. 2). La ropa de las figuras presenta paralelos en el bote de Ibn Aflah (Museo V & A de Londres) y en el bote Davilier (Museo del Louvre, Paris) con la que ahora nos 16 Por ejemplo en el plato de la caza de dos leones por Varahran V en el Museo del Hermitage (San Petersburgo). Cf. MARSCHAK, BORIS:

Silberschätze des Orients. Metallkunst des 3.-13. Jahrhunderts und ihre Kontinuität. Lipsia, VEB E.A. Seeman Verlag, pp. 1986, pp. 2526 y Fig. 6. 17 SCHLUMBERGER, DANIEL: “Les fouilles de Qasr el-Heir el-Gharbi Rapport Preliminaire” en Syria, 1939, pp. 196-373. 18 La pintura, titulada “La división de las Rosas” se encuentra en el Castillo de Telč (Bohemia, República Checa). Una versión libre del siglo XIX está en el castillo de Česky Krimlov.

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interesa del Beato de Gerona, fechado en el 975. Aparte, y no claramente identificados en los marfiles pero sí en los Beatos, aparecen cascabeles agudos (que a efectos prácticos denomino como tales) y cascabeles graves (que a efectos prácticos denomino crótalos, aunque realmente no son tales, para distinguirlos. Cambia el timbre, más grave en estos). Los cascabeles se ajustan al correaje y arzón de las sillas de los caballos, mientras que los crótalos lo hacían a las articulaciones de las rodillas y tobillos de estos. Aquí se usan elementos comparativos presentes en los Beatos Morgan, Biblia de León, Bote de Mugira, Bote de Ziyad Ibn Aflah, Beato de Valcavado, Beato de Gerona, Beato de Seo de Urgell, Arqueta de Leire y Sudario de San Lázaro, pues los cuadros (Tablas I y II) resultan esclarecedores al usar otros elementos asociados. De todo lo anterior se deducen varias conclusiones iniciales, siendo la primera que las colas rematadas en nudo trífido se relacionan con las yeguadas reales, como lo implica su presencia en marfiles reales: el Bote de Mugira (Museo del Louvre, Paris), el bote Davilier (idem), bote de Ibn Aflah, Jefe de Policía que se usa para debelar y asesinar al príncipe Muguira evitando así su acceso al trono cordobés (Museo V & A, Londres), y la Arqueta de Leyre (Museo de Navarra). En segundo lugar, los pinjantes están en función del rango militar del jinete. A más pinjantes, mayor rango. Esto se ve claramente, por ejemplo, en el Beato de Urgell (975 d.C.), donde cuatro jinetes tienen diversa cantidad de pinjantes (Cf. Tabla I). En tercer lugar, la presencia de nudos en el ataharre y en el peto de la guarnición del caballo parecen estar relacionados con elementos regimentales de la caballería real. Ello conduce a otros derroteros (que aquí no se explorarán, sobre los tipos de ejércitos en al-Andalus entre los siglos X y XI). En cuarto lugar, algo similar puede apreciarse respecto a los cascabeles y crótalos (Tabla II). Su función es ayudar en las marchas y las batallas a identificar la posición y lugar de los diferentes combatientes, según su rango y posición de combate, de manera que unos suenan mucho para identificar a la persona de mayor jerarquía, esencialmente para protegerla y ayudarla y permitir misiones de comunicación en combate. Si los cascabeles corresponden al rango, los crótalos no siempre se distribuyen en igual número y colocación en las patas del caballo, de manera que se sabe quién es el jefe (el que lleva más y distribuidos simétricamente), quién el punto, quiénes los alas y cuáles por el mero sonido, de manera que no se distraiga la vista en momentos críticos. Junto a esta función práctica de cara al combatiente propio hace también un efecto sonoro desazonador entre el enemigo. Un pasaje de época de Almanzor así nos lo delata. En las fuentes árabes, en un episodio referido a una batalla en el Magrib del futuro Almanzor contra Zîrî b. T _ anata, hay una mención que me ha sido aportada por Ballestín19: “Y mencionaba [‘Abd al-Malik] que había encontrado a Zîrî con su enorme multitud en la montaña de Habîb el jueves, a once noches que quedaban [para acabar] del mes de –s–hawwal –13-10-998–, y que se había producido una reñida batalla entre ambos. En su transcurso uno de los flancos de ‘Abd al-Malik se rompió, por lo que Zîrî concibió un ardiente deseo de deshacer el centro, contra el cual se dirigió en persona y en primera línea 19 BALLESTÍN [NAVARRO], XAVIER (1998): Kitab mafâkhir al-barbar. Estudi i traducció. Universitat Autònoma de Barcelona, Bellaterra, 2. ––

vols. (Tesis Doctoral inédita). Agradezco a Xavier Ballestín este dato.

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de la batalla, enardeciendo a sus defensores. El had -–jib ‘Abd al-Malik salió a su encuentro y aún fue más valiente que él en la vanguardia después de descubrir su cabeza [de despojarse de su casco]: se abatió sobre el enemigo como ave de presa y porfió en la pugna. El molino de la guerra hizo su sangrienta molienda durante una hora, en la que no quedó rastro de humanidad y se extinguió el sonido de los cascabeles/crótalos: no se oía sino el grito del héroe y el ruido sordo de las espadas entrando en los cuerpos. Y, finalmente, Dios acordó concederle la victoria a ‘Abd al-Malik”. Soler señala que se hace mención expresa de cascabeles en el Poema del Cid20, pero este pasaje ha quedado inexplicado21 (vs. 1505-1510), y es el que sigue: 1505 “Essora dixo Minaya: “Vay[a]mos cabalgar Esso fue apriessa fecho que nos’ quieren detardar bien salieron dén çiento que non pareçen mal en buenos cavallos a cuberturas de çendales e petrales a cascaveles e escudos a los cuells, 1510 e en las manos lanças que pendones traen”, Veamos ahora el material comparativo citado referido a los pinjantes y los cascabeles/ crótalos, ordenados cronológicamente según la fecha dada o atribuida a las piezas que ahora usamos para estos efectos:

Tabla I. Pinjantes, lazos y nudos. Relación posicional de los mismos en el campo de relación animal-silla. 20 Poema del Mío Cid (Ed. Ian Michael). Madrid, 1973, 461 pp. 21 SOLER [DEL CAMPO], ÁLVARO: El armamento altomedieval en la Península Ibérica: siglos X al XI. Memoria de Licenciatura. Madrid. Fa-

cultad de Geografía e Historia, Universidad Complutense, 1984, 1, p. 174.

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Tabla II. Situación relativa de cascabeles, crótalos y canilleras en caballos.

Volvamos ahora la vista a las imágenes motivo de esta colaboración. Me refiero a las figuras de los folios 15v y 134v (Figs. 2 y 3, respectivamente, del Beato de Gerona). La primera, que ha sido tratada informáticamente para resaltar aspecto del traje y vestido, se refiere a una figura montada, de un jinete en el fº 15v. La otra es una figura, muy conocida y publicada, del fº 134 v del mismo Beato pero referida a otro jinete. Las relaciones con el mundo islámico de esta pieza fueron motivo de atención para Cid Priego22, André Grabar23; Otto Werckmeister24 y Peter Klein25. Veamos, en primer lugar, los elementos comunes entre las dos firmas: ambas figuras son de jinetes armados con lanzas, ambos llevan turbante completo con almaizar, llevan chaquetas a rayas con casaca sobre faldellín, sus caballos llevan peto y ataharre con orna22 23 24 25

Ibídem. Ibídem. Ibídem. Ibídem.

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Fig. 3.

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Fig. 4.

mentación de petrales circulares, a la manera oriental omeya y los caballos llevan la cola trenzada. Ambos llevan crótalos en las cuatro patas. Las sillas de montar son similares, con borrenes altos. Veamos ahora las diferencias: la figura del fº 15 v lleva los brazos al aire. Su uniforme carece de mangas, cosa que si ocurre en la figura del fº 134v. Más aún: el listado del uniforme es en rojo y blanco, mientras que el de la fig. 2 es en azul, morado y blanco, lo cual indica una diferencia dentro del esquema del Regimiento. Dos militares del mismo Regimiento, con rango diferente y en escuadrones diferentes. El sistema de bocados y guarnición de la cabeza es más complejo, y, aparentemente más vistoso, en el de la figura 134 v. El personaje de la fig. 3 carece de estribo, mientras que la de la fig. 4 lleva una estribo circular, similar al que usa el jinete de la fig. 2, en Qasr al-Hayr. La primera figura mencionada no señala pinjantes, mientras que la figura del folio 134v, si. Esta en cambio marca la presencia de baticola y peto completo. Item más: en la parte superior del baticola lleva una flor, una insignia llamativa, de manera que pueda ser vista por quienes deben seguirle, acompañarle y protegerle, con los rasgos fundamentales en la parte del dorso del soldado y de la parte trasera del animal. Quiero decir con ello que hay una jerarquización entre las dos figuras, tanto por riqueza y corte del traje como por la diferenciación de rangos entre las dos personas a juzgar por el número de referentes militares, presentes: unos está en la cúspide y el otro en el rango inferior militar. Si ahora regresamos al año 975, año en que se termina el Beato de Gerona, debemos ver a qué figura puede corresponder el retrato. La atribución a Herodes de esta figura elegante ya señalada por Grabar y posteriormente analizada por Williams y Werckmeister en las obras aquí citadas, nos lleva a buscar un “sinónimo”. Este valor de sinonímias debería buscarse y estudiarse con más intensidad en los Beatos del siglo X, pues me parece que de ellos se puede extraer una bien definida estructura social del entorno social del califato. Para el caso que nos ocupa podemos tomar como marco cronológico el de 5 años antes de la finalización del Beato que nos trae a este análisis: es decir: 970 -975 y ver qué suceso no-

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table puede ocurrir por parte de quien en el califato y que incite a usarlo como figura en un Beato (caso único en esta figuración, entre los conocidos). Si revisamos una de las fuentes más claras para esta época, los “Anales” de al-Hakam II26 podremos observar que, realmente, el Califa hace poco, personalmente, contra los cristianos, pues la crónica de ese lustro sólo nos menciona recepciones a embajadas, sucesos cotidianos de Córdoba, o hechos en los cuales el soberano tiene una función de organización y administración, de manera que las campañas de África son encomendadas a dos militares: Gâlib y Almanzor, que eventualmente será su yerno y causante de su muerte. Gâlib, en ese momento, está en la cumbre, como lo indican su importancia tanto en la campaña africana como en la de Gormaz, que le hará llevar, a partir del 975, el titulo de “dhu–– l-sayfain” (el de las dos espadas). El retrato que aparece en el Beato no tiene, lógicamente las dos espadas, lo cual hace que estemos ante un retrato terminado antes de la campaña soriana, lo cual, por otra parte, es coherente ante la técnica de la miniatura y el tiempo necesario para ejecutar el manuscrito. Sin embargo no se encentra motivo alguno que pueda hacer pensar en el retrato del califa, ya que Ibn Idhâri refiere que al-Hakam II era rechoncho y corto de piernas, detalles que no se aprecian en la miniatura que ahora nos trae aquí27. Quizás, pues, la referencia a Gâlib como Herodes y la matanza de los Inocentes, interpretación recogida por Grabar, Williams y Werckmeister, en las obras citadas anteriormente, puede hacer pensar, con más probabilidad que el retratado sea un militar causante de muertes de mujeres y, especialmente, niños. Por ello nos encontraríamos, pues, ante el retrato de Galib, cuyas andanzas militares por la Península estan sobradamente recogidas en las fuentes. Ello suscita el problema de las relaciones y el conocimiento tan íntimo de la Córdoba califal que parecen tener los ilustradores de los Beatos del X y de comienzos del XI, y su retrato de la corte de Madinat al-Zahra’, pero ese es otro trabajo fuera del límite marcado por este homenaje que tan gustosamente se ofrece al Prof. García de Cortázar.

26 AL-RAZI, ἹSA IBN AHMAD: Anales palatinos del Califa de Córdoba al-Hakam II. Traducción de un MS. de la Real Academia de la Historia

por Emilio García Gómez. Madrid, Sociedad de Estudios y Publicaciones, 1967, 291 pp. 27 IBN IDARI: "Al-Bayan al-Mugrib" (reed. Colin y Lévi-Provençal), Beirut, 1998, II: p. 233.

Editorial Universidad Cantabria

Octubre, 2014

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ISBN 978-84-8102-727-3

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En esta edición digital, dividida en dos partes, más de 150 autores, de 40 universidades o centros de investigación internacionales, reúnen sus contribuciones en un ímprobo esfuerzo editorial para dejar constancia de su gratitud al maestro y dar mayor valor, si cabe, a su fecunda obra y enseñanzas, cruciales para entender no solo nuestra Edad Media sino el influjo que esta época y sus condicionamientos han tenido en el desarrollo y actual estructura de España. Este primer volumen recoge la presentación, semblanzas, estudios generales y los artículos referidos al periodo que comprende los siglos VI al XII.