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ESCUELA TECNOLÓGICA INSTITUTO TÉCNICO CENTRAL ÁREA DE LENGUA CASTELLANA-NESLY CALDERÓN JULIANA RODRIGUEZ-MIGUEL PEDRAZA-CRISTIAN GARZÓN-JOAN ROMERO CURSO 1103 ANÁLISIS POEMA MUJERES CONDENADAS Como bestias inmóviles tumbadas en la arena, Vuelven sus ojos hacia el marino horizonte, Y sus pies que se buscan y sus manos unidas, Tienen desmayos dulces y temblores amargos. Las unas, corazones que aman las confidencias En el fondo del bosque donde el arroyo canta, Deletrean el amor de su pubertad tímida Y marcan en el tronco a los árboles tiernos; Las otras, como hermanas, andan graves y lentas, A través de las peñas llenas de apariciones, Donde vio san Antonio surgir como la lava Aquellas tentaciones con los senos desnudos; Y las hay, que a la luz de goteantes resinas, En el hueco ya mudo de los antros paganos, Te llaman en auxilio de su aulladora fiebre. ¡Oh Baco, que adormeces todas las inquietudes! Y otras, cuyas gargantas lucen escapularios, Que, un látigo ocultando bajo sus largas ropas, Mezclan en las umbrías y solitarias noches, La espuma del placer al llanto del suplicio. Oh vírgenes, oh monstruos, oh demonios, oh mártires, De toda realidad desdeñosos espíritus, Ansiosas de infinito, devotas, satiresas, Ya crispadas de gritos, ya deshechas en llanto. Vosotras, a quien mi alma persiguió en tal infierno, ¡Hermanas mías!, os amo y os tengo compasión, Por vuestras penas sordas, vuestra insaciable sed y las urnas de amor que vuestro pecho encierra. (Charles Baudelaire

ANÁLISIS POEMA El análisis de esta obra será comprendido en dos partes, por un lado se analizará literalmente, con los elementos expuestos por el autor, la segunda fase será un análisis crítico, donde se dará un juicio sobre el poema desde la perspectiva del movimiento simbolista y de lo que conocemos sobre el propio Baudelaire. Iniciando con el análisis literal, este poema habla de las mujeres en general como su propio título nos indica. En unas ocasiones las critica y condena sus actos pero en otras ocasiones también las exalta y las llena de elogios. Baudelaire habla de cuatro tipos de mujeres, a las cuales hace referencia directamente en la penúltima estrofa (“oh vírgenes, oh monstruos, oh demonios, oh mártires”). La primera estrofa describe a todas las mujeres lesbianas lo cual deducimos por sus propias palabras (“sus pies que se buscan y sus manos unidas”) y demuestra su misoginia (califica a la mujer como “bestia”). En sus palabras podemos encontrar referencias al sexo, el acto carnal que era despreciado en su época (“tienen desmayos dulces y temblores amargos”). La segunda estrofa se refiere a las mujeres a la que el poeta quiere exaltar y a las que en la sexta estrofa llama “vírgenes”. Se denotan connotaciones y elementos positivos por los adjetivos (pubertad tímida) y elementos de la naturaleza (“arroyo”, “árboles tiernos”) que utiliza a modo de símbolos; todos ellos son bellos por lo que se deduce el motivo de su uso. Las mujeres de esta estrofa son niñas que como cualquier adolescente se enamoran, hace referencia a la felicidad que se siente al ser inocente y estar enamorado aunque sea de sí mismas, de su inocencia o de otra persona (“el arroyo canta”), y la cosas que se hacen en momentos como esos (“marcan en el tronco a los árboles tiernos”).

En la tercera y cuarta estrofa retoma su misoginia y describe a las mujeres como mal del mundo, la “mujer fatal” en toda su esencia, a las que en la sexta estrofa denominará como “monstruos” y “demonios”. Con respecto a la tercera estrofa, deducimos su odio hacia las mujeres “monstruos” por las connotaciones negativas claramente marcadas describiendo a este tipo de mujeres como seductoras, ardientes, pecaminosas (“lava”, “senos desnudos”, “tentaciones”), e incluso hace referencia a un pasaje de la biblia en el que San Antonio se ve incitado al pecado. Con respecto a la cuarta estrofa, nos percatamos de su odio hacia las mujeres “demonios” por las connotaciones negativas también (“antros paganos”, “aulladora fiebre”) con estos símbolos las describe como mujeres que se presentan buenas para seducirte y llevarte hacia su malvado terreno. Hace, al igual que en la primera estrofa, referencia al sexo (“aulladora fiebre”), siguen siendo mujeres seductoras, ardientes y pecaminosas. Baudelaire delata su pecado de dejarse llevar por esas malas mujeres y se justifica culpando a las drogas y el alcohol introduciendo al dios del vino, Baco, como símbolo del propio alcohol (“¡oh Baco, que adormeces todas las inquietudes!”). En la quinta estrofa hace referencia a las mujeres que pecan porque no tienen la fuerza de voluntad suficiente para negarse a las tentaciones y que tras pecar, se lamentan por haberlo hecho (“la espuma del placer al llanto del suplicio”) e incluso se castigan por no haber resistido (“un látigo ocultando bajo sus largas ropas”), a las que en la siguiente estrofa denominará “mártires”. Baudelaire siente lastima por estas mujeres, las describe como mujeres creyentes y devotas, lo cual demuestra con sus símbolos (“lucen escapularios”), como el auténtico maestro del símbolo. Para finalizar, en la última estrofa, pero no por ello menos importante, hace una recopilación de todas las clases de mujeres anteriormente descritas y expresa más

claramente sus sentimientos acerca de todas ellas. Las denomina “espíritus” y se refiere a ellas con una gran cantidad de adjetivos totalmente contradictorios que definen a las mismas personas (“ansiosas de infinito, devotas, satirescas”). Descubre su pecado (“a quien mi alma persiguió en tal infierno”). Describe sus sentimientos de amor y lástima porque no pueden controlar su vida pecaminosa, en cierto modo podemos deducir que identifica a la mujer como un animal salvaje que se guía meramente por sus instintos. Abordando una mirada crítica al texto de la visión que expone Baudelaire sobre la mujer, en la que se puede apreciar una dualidad donde la misoginia se encuentra con el amor y compasión que el poeta profesa. En este poema se aprecia una descripción en la cual se expone a la mujer como un monstruo, una bestia, un demonio, pero aún con estas características “ve a la mujer como una criatura extraña, deliciosa” (Carvajal, 2002, p. 81). El poeta abordaba a las mujeres desde los extremos, podía alabarlas hasta el punto de determinarlas como diosas o por el otro lado podía minimizarlas, tratarlas como algo demoniaco. Iniciaremos desde la misoginia presente en el poeta, donde tal y como es planteado en el poema Mujeres condenadas, Baudelaire connota negativamente a aquella seductora, pasional, ardiente mujer natural que provoca en el poeta un conflicto interior, dirigido por la condena y el rechazo, pero donde no puede negar ese encadenamiento que tiene sobre ella (Delgado, 2005). Según Carvajal (2002) el poeta crítica su insatisfecha capacidad de ser poseída, rechaza su influencia y la considera como un sinónimo de fatalidad pero aun con este rechazo, siempre vuelve a ella planteado según el poema por una tendencia al alcoholismo. La idealización de la mujer por parte de Baudelaire se encuentra en ese amor que les profesa, expresa en su obra una forma de expresión apasionada donde esa belleza. Ese amor de Baudelaire hacia la mujer por su capacidad

dominadora pero a la vez de inspiración y belleza, lo lleva a ser un esclavo de ellas y aunque no sea totalmente dominado se nota claramente una fuerte atracción por esos seres tan extraños que lo intrigan y lo hacen querer y no querer tenerlos La relación entre estos dos opuestos se encuentra presente en el prólogo de Paraísos artificiales de Baudelaire como cita Carvajal donde destaca “aquella extraña naturaleza femenina, donde es considerada como la fuente más común de placeres naturales, además del ser que puede proyectar la mayor sombra o luz”. En ese fragmento se encuentra explícitamente esa dualidad presente en la mujer, es entendida como aquella criatura que es capaz de generar tanto fatalidad como ser fuente de amor o placer en la vida del hombre. La forma de representación de la mujer está estrechamente relacionada con el simbolismo, donde ella es un enigma, algo contradictorio y profundo; presentada de una forma erótica que genera atracción o atención, es utilizada de diversas formas para representar ideas complejas o tabúes en donde la figura femenina tiene presente un encanto y oscuridad. Estas características llevan al poeta a generar una visión de una criatura extraña, que presenta dualidad en su naturaleza como idea de mujer.