Modelos de Produccion Lexica

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HACIA UN MODELO DE PRODUCCIÓN LÉXICA1

Hasta este momento hemos revisado algunos de los sistemas de información (memoria semántica y lexicón mental) imprescindibles en la enumeración de los términos de las tablas de léxico disponible, así como la proyección neurológica de los mismos. Sin embargo, nada hemos apuntado de cómo trabajan e interaccionan estos dos “almacenes”. Nuestra siguiente pregunta es: ¿cómo fluye la información desde la memoria semántica al lexicón mental y después a nuestra boca o a nuestra mano? o dicho de otro modo, ¿qué procesos lleva a cabo la mente de un individuo cuando responde a un ejercicio de léxico disponible? La solución a este interrogante sólo nos la pueden ofrecer los modelos de producción léxica. Antes de comenzar hay que señalar que las coincidencias entre los teóricos que trabajan en producción de palabras se reducen a dos (Caramazza 1997): (1) la información semántica, la sintáctica y la fonológico-ortográfica corresponden a diferentes niveles de representación, (2) probablemente el acceso a estos niveles de representación se realice de manera secuencial en la producción del lenguaje. Las divergencias, sin embargo, son más numerosas: la elección de niveles de procesamiento discretos o interactivos, de representaciones semánticas componenciales u holísticas (unitarias), localistas o distribuidas, la aceptación de un componente morfológico o de representaciones formales uniformes, la activación serial o en paralelo de los diferentes niveles, etc. En nuestro caso, a la hora de explicar los procesos cognitivos del léxico disponible hemos preferido no asociarnos a ninguno de los paradigmas teóricos que resumimos en 2.1.2., ni de los modelos de representación de la memoria semántica (véase 2.2.2.3.), sino adoptar un modelo reciente de producción léxica, sin entrar en otro tipo de discusiones teóricas. Entre las diversas propuestas consultadas hemos seleccionado la de Willem J. M. Levelt, porque, además de ser reconocido por la comunidad científica, describe de manera muy eficiente la producción de palabras aisladas y desvela algunas de las incógnitas planteadas. Sin embargo, como veremos, no cubre todos los estadios de la producción del léxico disponible y por esa razón, completaremos el proceso con las aportaciones de Caramazza (1997). I. El modelo de Willem J. M. Levelt (1999, 2001; Levelt, Roelofs y Meyer 1999) Este modelo está basado en la dicotomía ontogénica generalmente aceptada entre el sistema conceptual y el sistema articulatorio (observable ya desde el aprendizaje de los niños pequeños), que posibilita al hablante de una lengua natural realizar cada una de las unidades conceptuales en una infinidad de maneras distintas. La información empírica que 1

Este texto corresponde a una sección del capítulo 2 de la tesis doctoral de Natividad Hernández titulada HACIA UNA TEORÍA COGNITIVA INTEGRADA DE LA DISPONIBILIDAD LÉXICA: EL LÉXICO DISPONIBLE DE LOS ESTUDIANTES CASTELLANO-MANCHEGOS, presentada en la Universidad de Salamanca el 2005.

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sustenta el modelo procede principalmente de errores en el habla y experimentos cronométricos con personas sanas. Las características generales de la teoría son: 1

• Sistema serial de dos componentes (serial two-System Architecture): selección léxico-semántica y codificación de la forma (2001:13464).

2 1 • Existen tres clases de nodos (véase la figura 8): el concepto léxico (conceptual level), el lemma (lemma level) y la forma fonológica de la palabra (lexical level). 2 3 • La activación se produce a través de las conexiones de una red (Feedfoward activation-spreding network) en la que no hay lazos o uniones inhibitorias entre las unidades. La selección se produce por adecuación al contexto. 4 • Se desarrolla paralelamente a un modelo computacional llamado WEAVER++ 5 • Sistema basado en el axioma de Okham (c.1285-1349): “La pluralidad no debe proponerse sin necesidad”; en otras palabras, el mejor modelo de producción es el más simple, ya que no se deben establecer más argumentos que los mínimos necesarios Este sistema posee cuatro niveles generales de procesamiento que pueden dividirse a su vez en dos grandes grupos, (1, 2) y (3, 4): 1 2 1. Activación del concepto léxico 3 2. Selección de los lemmas 4 3. La codificación morfológica y fonológica 5 4. La codificación fonética 6

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Figura 7. Esquema general de producción de palabras (Levelt el alii. 1999)

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1. Activación del concepto léxico. La información que un hablante quiere expresar en un mensaje es sistematizada a través de los conceptos léxicos43. Existen múltiples maneras de referirse a la misma sección de la realidad, al mismo objeto. La perspectiva tomada condiciona la selección de uno u otro núcleo conceptual ya que no existe una conexión sencilla entre cada concepto y su forma léxica. En este nivel se plantea una cuestión polémica: ¿Cómo son las representaciones de los conceptos léxicos? Los autores están divididos entre aquellos que consideran que existe una relación de conceptos léxicos unitarios y aquellos que defienden que existe un conjunto de rasgos primitivos conceptuales44. Levelt defiende el carácter indivisible de los nodos conceptuales. Se apoya fundamentalmente en dos causas. La primera es el llamado “problema de los hiperónimos”: cuando se activan los rasgos semánticos de una palabra, por definición, se activan todos y cada uno de los rasgos de los hiperónimos que posee: así si activamos ‘perro’, también activaremos ‘mamífero’, ‘animal’, ‘ser vivo’, etc. Sin embargo, ¿por qué nadie dentro de los errores típicos dice animal cuando quiere decir perro? La conclusión es que los conceptos semánticos son unidades holísticas, es decir, indivisibles, y que no se activan por rasgos, ya que esto, podría dar lugar a confusiones. La segunda razón es la falta de existencia de un efecto de complejidad semántica por el cual, si las palabras estuvieran divididas en rasgos, aquellas semánticamente más complejas deberían de tardar más tiempo en activarse. 1 2 2. Selección de los lemmas Una vez que tenemos el concepto que queremos expresar se produce una activación del lemma correspondiente almacenado en el lexicón mental (unidad funcional concebida ad hoc que media entre conceptos y formas y que contiene la información sintáctica de la palabra). Un mismo concepto puede activar diferentes lemmas; ¿cuál será entonces el seleccionado finalmente? Aquel que alcance un nivel más alto de activación debido a su adecuación al contexto. Quizá ha sido este nivel de procesamiento el punto que más críticas ha recibido en la teoría de Levelt y sus colaboradores, ya que algunos psicolingüístas no ven la necesidad de estas unidades abstractas llamadas lemmas. Para demostrar su utilidad, los autores se apoyan en diversos estudios empíricos y en el modelo computacional WAVER++, que funciona más efectivamente con ayuda de estas unidades. 1 2

3. Codificación fonológica y morfológica

En este proceso se extrae del lexicón mental la forma de las palabras que codifica dos clases de información: la información estructural (morfemas) y la información segmental (para la producción articulatoria). Debido a que no existen movimientos inhibitorios, el sistema permite que las alternativas semánticas (cuasisinónimos) sean fonológicamente activadas aunque no sean las soluciones finalmente producidas. Es decir, si activamos el concepto “electrodoméstico que mantiene los alimentos fríos” las respuestas podría ser nevera, refrigerador o frigorífico, todas se activarían a nivel conceptual y en sus respectivos lemmas. En el acceso al código fonológico se produce la

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selección. Si en un comienzo son igualmente activadas, ¿qué nos hace decidirnos por una u otra solución? Sencillamente el contexto. Sin embargo, desde el paradigma de la disponibilidad léxica la descripción es más compleja: cuando no hay un contexto de comunicación real ¿qué variable decide qué palabra es la activada en primer lugar? Según Levelt la frecuencia marca la diferencia, ya que la producción es más lenta para las palabras infrecuentes que para las palabras frecuentes (entre 50-110 milisegundos). Más adelante volveremos a incidir en el tema de la frecuencia y de cómo, según nuestra opinión, no podemos limitar a ella la selección léxica de la palabra (véase 4.3.2). 4. Codificación fonética Levelt y sus colaboradores reconocen que su teoría realiza un análisis parcial del proceso que atañe a la codificación fonética (Levelt et alii 1999:5). Su objetivo principal se centra en cómo es computada la información articulatoria en el nivel fonológico. Para ellos, la unidad mayor de coarticulación es la sílaba, por lo que el hablante extrae primeramente la información referente al silabario general de la lengua. Este silabario mental sería un almacén de los programas gestuales completos, al menos para las sílabas más frecuentes de un determinado lenguaje natural. Los autores no abordan la producción escrita, sólo la oral (véase phonetic encoding, articulation y sound wave en la figura 7).

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Figura 8. Esquema de la producción de la palabra ESCORT en inglés (Levelt et alii 1999)

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Finalmente, para completar su teoría, ayudados por diversas técnicas neuroanatómicas (electrophisiological brain potencial, MEG, PET y fMRI) presentan un esquema cerebral que acompaña a la descripción de cada uno de los niveles de procesamiento (véase figura 9). Figura 9. Áreas cerebrales implicadas en la producción de palabras aisladas (Levelt 2001)

Si trasladamos esta estructura funcional de Levelt a la producción del léxico disponible los procesos mentales implicados se sucederían de la siguiente forma: un sujeto escucha o lee el rótulo de un centro de interés como Animales. Entonces se produce una activación en la memoria semántica del concepto léxico de ‘animales’ y de aquellos asociados a él como ‘perro’, ‘gato’, ‘cebra’... Después, se activan los lemmas correspondientes de cada uno de esas representaciones semánticas ya dentro del nivel que consideramos lexicón mental. A continuación, al propagarse la activación de todos estos lemmas al nivel de las formas fonológicas se produce el proceso de selección definitivo, que define la palabra más disponible para ese sujeto. Al carecer de un concepto discursivo y situacional, el elemento que contribuye a discernir entre el conjunto de lexemas fonológicos activados es la frecuencia. Dentro de esta arquitectura funcional hay dos elementos que podemos someter a discusión. El primero es el hecho de que la frecuencia sea el factor que defina la selección (y por lo tanto, la disponibilidad) de las palabras. Aquellas palabras más disponibles serán,

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pues, las más frecuentes. Nuestra intuición nos inclina a pensar que no necesariamente, en primer lugar porque nos parece una respuesta excesivamente simplista, y en segundo lugar porque consideramos que el nivel de la memoria semántica tiene mucho más que aportar al “ser disponible” de las voces. Para comprobar el alcance de la hipótesis leveltiana sobre la frecuencia y la decisión léxica hemos diseñado un experimento que recogemos en el capítulo cuarto. La segunda reflexión a la que llegamos después de insertar la producción del léxico disponible en el modelo de Levelt es que todavía hay una parte de los procesos implicados escasamente representada: aquella que va desde el lexema fonológico hasta la escritura de la palabra. ¿Cómo influye el hecho de que los estudiantes escriban las palabras en un cuestionario? ¿hay alguna diferencia funcional entre el léxico disponible oral y escrito? II. Escribiendo palabras: el modelo de Alfonso Caramazza (1997) En nuestro discurso de ideas hemos preferido explicar la teoría de Levelt con anterioridad, ya que ofrece una información más pormenorizada con respecto a los procesos intermedios de la selección léxica. El último estadio de la producción que incluye la escritura gráfica, es tratado de una manera tangencial y por esta razón, hemos acudido al modelo de otro gran psicolingüista especialista en producción. Las dos teorías no pueden ser fusionadas en una sola, ya que poseen algunas diferencias antagónicas en los niveles de representación. Antes de describir el modelo general y centrarnos en los procesos de producción fonológica y gráfica, resumamos estas diferencias entre ellos. Características generales del modelo de Caramazza y diferencias con el modelo anterior: 1 • Parte de los presupuestos de la neuropsicología cognitiva basados en los indicios de pacientes con daños cerebrales, especialmente en aquellos que tienen daños en un canal concreto, el oral o el escrito, y que conservan intacta la actuación lingüística en el canal no dañado (Levelt partía de datos experimentales con sujetos sanos y de un modelo de producción artificial) 2 3 • Concepción componencial del significado (frente a la percepción unitaria de Levelt). 4 • Independencia del nivel sintáctico y autonomía de la información fonológica y ortográfica. La información fonológica puede ser activada sin necesidad de activar la gramatical: existen sujetos con daños en la información gramatical sólo en tareas orales o sólo en tareas escritas, al igual que existen errores semánticos sólo en un canal específico (Levelt defiende una activación constante de la información sintáctica en el nivel del lemma) Caramazza da a su modelo el nombre de Independent Network Model of Lexical Access (IN). Como reza el título, la información se agrupa en tres redes independientes (representación semántica, rasgos sintácticos y lexemas ortográficos y fonológicos) que se activan en dos niveles, como puede observarse en la figura 10.

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1 1. Lexical-semantic network: Agrupaciones componenciales de propiedades, rasgos y predicados semánticos. 2 3 2. Lexical-sintactic network: propiedades sintácticas de una palabra (categorías gramaticales, género, tiempo, etc.). Los nodos están agrupados en subredes de lazos inhibitorios correspondientes a las diferentes funciones sintácticas (nodos categoriales: N, V; nodos de género: M, F...). 4 5 3. Phonological-lexeme and Orthographic-Lexeme networks. Representaciones específicas para cada modalidad de emisión, oral o escrita como lexical items (lexical stems); estos nodos también tienen propiedades inhibitorias cuando están en competición. Figura 10. Estructura del modelo IN

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El autor describe así el funcionamiento de su sistema: “The production of a word involves the following sequence of events. A selected lexical-semantic representation propagates activation towards the lexical-syntactic and the P-and O-lexemes networks. Not all syntactic features can be activated by semantic network. For example, with the exception of natural, gender-marked words[…], gender features do not receive activation from the semantic network. However, grammatical, category and verb tense features, for example, do receive activation from the semantic network […]. Under normal circumstances the activation of syntactic nodes from the semantic network is not sufficient for a grammatical feature to reach thresholds. Selection of the full set of grammatical features of a word requires the prior activation and selection of the modalityspecific lexical node” (1997:195)

En primer lugar, una vez que se activa el concepto de una categoría, como “Animales” y sus ejemplos, como “perro” o “caballo”, se produce la selección de las formas léxicas guiadas por la modalidad de producción, es decir, dependiendo de si el mensaje adopta una forma escrita u oral. Esta diferenciación entre las formas fonológicas y las formas ortográficas es debida a que en algunas ocasiones la capacidad para deletrear una palabra está intacta en los enfermos, pero no así la capacidad para emitir cadenas fonológicas adecuadas; igualmente hay ocasiones en las que los sujetos cometen errores semánticos en la modalidad oral pero no en la escrita. En este sistema no es necesario el nivel del lemma intermedio (unidad de mediación sintáctica) entre las representaciones semánticas y léxicas. Otra de las incorporaciones de Caramazza de importancia palmaria para la disponibilidad es el hecho de que la información sintáctica se activa independientemente, lo cual quiere decir que, cuando activamos el concepto, no es necesario seleccionar toda la información sintáctica, sino que los rasgos gramaticales vienen mediados por el momento en el que escribimos o emitimos una cadena de habla. Este hecho está basado en la existencia de disociaciones de clase gramatical en enfermos (anomias de verbos o sustantivos exclusivamente), lo que implica que la información sintáctica es otra de las dimensiones en las que el sistema léxico está estructurado y que la selección de una palabra no garantiza la activación completa de la relación de sus rasgos sintácticos asociados. En la prueba de disponibilidad los sujetos no tienen que integrar la información sintáctica. Ello no quiere decir que no la activen: de hecho la mayor parte de los procesos de activación se dan inconscientemente. Pongamos un ejemplo: si, como establece Caramazza, no hay selección de género gramatical en el nivel del significado, ¿por qué entonces hay ciertas palabras con moción de género que predominan en femenino o en masculino? ¿Es, de acuerdo con Levelt, la frecuencia de uso de una forma u otra la que determina en el nivel fonológico el género de la palabra? Este interrogante queda de momento sin resolver. Lo más interesante para nuestros objetivos es que este autor postula que no es necesario el paso por el nivel de representación fonológico para el proceso de escritura. Esta opinión representa una de las dos tendencias existentes en los modelos de producción escrita. Cuetos (1991) resume los dos itinerarios de recuperación de elementos léxicos: la ruta grafémica, en la que se incluye el modelo de Caramazza y que consiste en admitir que el nivel semántico está directamente unido al “almacén” grafémico de la lengua, y la ruta 10

fonológica, según la cual el nivel fonológico media entre el semántico y el gráfico. En esta segunda propuesta son necesarias unas leyes de transformación de fonema a grafema (Ellis 1982). Después de analizar las dos posturas, Fernando Cuetos concluye que puede ser que para la escritura productiva “ambas rutas funcionen conjuntamente” (1991:38). Otro de los apuntes de Cuetos sobre la escritura es que en el almacén grafémico también opera la frecuencia como favorecedor de la selección de un elemento u otro. Así, independientemente de la ruta escogida, las palabras activadas y producidas en primer lugar aparecen vinculadas a la frecuencia desde diversos modelos de producción. Sea o no sea la frecuencia el elemento determinante en la selección léxica para las actividades que carecen de contexto discursivo, se nos plantea otro interrogante con respecto a la selección de la ruta fonológica o grafémica. Si aceptamos el modelo de Caramazza que hemos propuesto, suponiendo que la selección se produzca en el nivel de la forma como proponen Levelt y otros, los resultados de las encuestas orales y escritas serán diferentes cualitativamente, ya que la selección se produce en “almacenes” aislados, en el fonológico y en el grafémico, respectivamente, y tal vez los criterios de selección (entre ellos la frecuencia) no sean equivalentes. Por ejemplo, hay palabras que son muy frecuentes en el canal oral pero no en el escrito y viceversa. Si las respuestas son idénticas en ambas modalidades metodológicas, hay más posibilidades de que el criterio de la ruta fonológica sea más acertado (siempre y cuando aceptemos que la decisión, como propone Levelt, se produce en este nivel). Partiendo de las hipótesis que plantean estos dos modelos hemos diseñado otro experimento con encuestas orales y escritas que incluimos en el capítulo tercero.

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