Modelo Funcional de A. R. Luria

El modelo funcional de Alexander R. Luria Estas ideas de Vygotsky como las de Anhojin sobre sistemas funcionales, llevar

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El modelo funcional de Alexander R. Luria Estas ideas de Vygotsky como las de Anhojin sobre sistemas funcionales, llevaron a Alexander Luria a pensar que la actividad mental tiene lugar con el trabajo concertado de distintas estructuras cerebrales, y que conforman sistemas funcionales complejos (SFC) que actúan como un todo. El primer concepto para Luria es entender que los procesos mentales no están "localizados", sino que son posibilitados por la integración de distintas estructuras que actúan concertadamente conformando “sistemas”. Luego, hay ciertos fundamentos para diferenciar tres grandes sistemas funcionales complejos (Luria 1973): Primer sistema: Regula el tono, la vigilia, los niveles de conciencia y estados mentales. Dado que en estado de vigilia se recibe el mayor flujo de información, se necesita la corteza despierta o alerta regulado por las exigencias del medio (que ofrece condiciones de aprendizaje para una modalidad atencional). Para esto, estructuras del tronco encefálico y diencéfalo seleccionan la información y activan la corteza. Otra importante fuente de activación cortical supone la elaboración de intensiones o metas que se forman con participación del lenguaje (inicialmente externo en niños y luego interno en adultos) desde regiones prefrontales mediales y básales en estrecha conexión con la formación reticular. Segundo sistema: Recibe, analiza y almacena la información que proviene del medio interno y externo. Comprende las regiones posteriores del cerebro, y su organización es jerárquica desde lo más específico a lo más complejo. Posee áreas primarias altamente específicas para el análisis de la información, secundarias para la síntesis y reconocimiento (gnosias). La mayor complejidad se alcanza en áreas terciarias donde se integran los distintos analizadores y se posibilita la conversión de la percepción concreta al pensamiento abstracto. Además permite la organización espacial y simultánea, y el desarrollo de procesos simbólicos con significados verbales. Tercer sistema: Posibilita la programación, regulación y verificación de la acción, y se ubica en las regiones frontales del cerebro. Dado que no se responde pasivamente al medio sino que se crean intensiones, metas, (se evalúan las consecuencias de la conducta verificando y regulando ía acción) en relación con el lenguaje que los forma. Por lo tanto su afección produce una alteración de los mecanismos atencionales y motivacionales para el aprendizaje, además de déficits en la programación de la acción en la resolución de problemas, y en la organización gnosico práxica. Finalmente la corteza motora primaria constituye el canal de salida final de la información (homúnculo motor), que demanda de un programa concertado de contracciones y estiramientos de músculos agonistas y antagonistas en la producción del movimiento propio de toda expresión conductual. Comentario: Las gnosias son la capacidad que tiene el cerebro para reconocer información previamente aprendida como pueden ser objetos, personas o lugares a través de nuestros sentidos. En este sentido, hay gnosias para cada

uno de los canales sensitivos y gnosias que combinan diferentes canales. Las praxias son un sistema de movimientos coordinados en función de un resultado o de una intención. En el modelo de Luria A. la información sensorial ingresa en primer lugar a las áreas sensoriales primarias, se elabora en las áreas secundarias para su reconocimiento, y es integrada en las areas terciarias para su significación multimodal. Luego, para que una acción sea llevada a cabo, la información circulante arriba a las áreas terciarias del tercer sistema funcional (frontal) para la elaboración de un plan de acción, luego sigue hacia la región secundaria para su contextualización y secuencialidad, y finalmente arriba a las áreas primarias frontales o motoras, constituyendo la salida de la información hacia la médula y los efectores para la realización de la acción. Dicho modelo se observa también en la actividad nerviosa del niño, aún cuando difiere del adulto por cuanto se halla en un estado de rápida evolución, y el efecto de una lesión y su influencia secundaria afecta a las estructuras superiores en desarrollo y se expresa en una falla en adquirir nuevas habilidades cognitivas (en adultos se afectan capacidades ya adquiridas). Distintos estudios (Hartlage 1986) indican que recién a los 10-12 años tienden a parecerse a los del adulto. Además los daños en el niño son más generalizados y difusos que en adultos, que son más específicos En estos casos el cerebro del niño se reorganiza para adquirir funciones, el del adulto para sustituirlas o compensarlas. En todos los casos, las consideraciones de Luria nos muestran que una lesión cerebral “local” no conduce a la pérdida de una función completa como suponía el localizacionismo de funciones. Comentario: El localizacionismo era una teoría de las neurociencias que, se basaba en la idea que, el procesamiento cerebral de los diferentes procesos funcionan a través de centros específicos delimitados. Por el contrario, según Luria (1973) “un foco patológico como resultado de una herida, una hemorragia o un tumor perturba el funcionamiento normal de un área cerebral dada, suprime las condiciones necesarias para el normal funcionamiento de un sistema funcional particular y, entonces, lleva a la reorganización del funcionamiento de partes intactas del cerebro, de modo que la función alterada puede ejecutarse por nuevas vías”. Por otra parte, Luria consideraba que en la práctica ninguna lesión cerebral está tan precisamente demarcada que destruya solo un grupo de células nerviosas estrictamente localizadas: “por regla general algunos elementos quedan completamente destruidos mientras que otros continúan funcionando, aunque lo hagan bajo condiciones patológicamente cambiadas, a veces deprimidos o inhibidos por el proceso patológico, y a veces estimulados o excitados por el mismo”. Además, cada foco patológico está rodeado por una zona perifocal cuya función se encontraría igualmente alterada.

SÍSTEMAS FUNCIONALES DE LURIA PRIMER SISTEMA FUNCIONAL Regula el alerta cortical y la vigilia Niveles de conciencia y estados mentales Posibilita el proceso atencional e ingreso de la información a niveles superiores. SEGUNDO SISTEMA FUNCIONAL 1 Recepción y análisis de la información 2 Síntesis y proyección (gnosias) 3 Integración de los analizadores TERCER SISTEMA FUNCIONAL 3 Programar - regular y verificar la acción Subordina la conducta a programas de acción El lenguaje como instrumento organizador 2 Organiza los impulsos nerviosos 1 Canal de salida de la información

CISURA PRECENTRAL

Fig. I. Ubicación del cerebro y los sistemas funcionales de Luria implicados en la organización del comportamiento. El primer sistema incluye el tronco encefálico y parte del diencéfalo. Regula la vigilia y la respuesta atencional refleja a los estímulos del medio. El segundo sistema ocupa las regiones posteriores (parieto – occipito – temporales) y está implicado en el análisis, codificación y almacenamiento de la información. El tercer sistema se reconoce en las regiones anteriores (frontales) y está vinculado en la formación de intensiones y programas Además los lóbulos frontales , emulan el proceso atencional conforme programas de acción (bajo un estado motivacional).

Estos hechos hacen difícil el extraer conclusiones del papel de un área cerebral a partir de los síntomas que se presentan en las lesiones locales cerebrales Por esto, y porque los síntomas varían según los casos, las lesiones y las fases que atraviesan, Luria otorga especial importancia al estudio de la dinámica de la enfermedad en el curso de su evolución. Posteriormente, el reconocimiento de los sistemas funcionales propuestos por Luria (1973) han sido estudiados y modificados por J. Jubert (1977) quien propuso una síntesis de las ideas de Mac Lean y Luria. En este sentido Jubert reconoce un sistema específico de la función del sistema Limbico, desligado del primer sistema funcional, dado que la información circulante ingresa al sistema Límbico para connotar afectivamente los estímulos. Caso contrario los estímulos serían equivalentes y no habría motivación para el aprendizaje. En opinión de Juan C. Goldan (l984) se trata de estructuras que además de tener funciones motivacionales y homeostáticas, tienen funciones tímicas (agrado – desagrado) y biotónicas (de activación general del organismo), todas ellas fundamentales para los procesos de aprendizaje Comentario: La glándula timo es el órgano principal del sistema linfático. Situado en la región superior del pecho, la función principal de esta glándula es promover el desarrollo de células específicas del sistema inmune (linfocitos T). Según Jubert, este sistema intermedio o Limbico tiene un papel destacado en la modulación de las aferencias del hipotálamo y su conexión con el neocortex; posibilitando el componente afectivo de la conducta y elaborando los procesos mnésicos (de la memoria) (Peña Casanova 1991). Niveles de integración Otros modelos desarrollados sugieren que los aportes de los sistemas funcionales sean interpretados como progresivos niveles de integración de la información, que se van apartando de estructuras anatómicas concretas y perdiendo su modalidad específica. Thacher y Jhon (1977) intentan definir niveles de análisis más complejos que superen el análisis en áreas primarias, secundarias y terciarias de la corteza. En tal sentido definen los siguientes niveles de análisis: 1. Sensaciones, o patrones espacio temporales de información que llegan al SNC (Sistema Nervioso Central). 2. Percepciones, o interpretaciones del significado de las sensaciones en el contexto de la información almacenada en experiencias anteriores. 3. Conciencia, que representa un estado momentáneo de la circulación de la información en el seno de la actividad nerviosa. 4. Experiencia subjetiva, derivada de la información de la conciencia y reorganizada en un episodio aislado de experiencia. 5. La autoconciencia, que representa la percepción de experiencias subjetivas actuales, en relación con experiencias subjetivas previas (Peña Casanova, 1991). Según Raquel Krawchik (1993) las funciones superiores se organizan con la experiencia, que a su vez se organiza y toma sentido con el lenguaje (que termina reforzando el fenómeno del conocimiento). Por lo tanto las funciones cerebrales cambian con la evolución, la experiencia y el contexto; y reconoce en la conciencia, los procesos cognitivos y emocionales, los distintos niveles de integración de la

información. En todos los casos revisados se postula una actividad mental a partir de la activación global y sintética del sistema nervioso. Este intercambio de información entre sistemas o niveles de integración, no se limitan a relaciones de entrada y salida (input-output) sino a relaciones interactivas que destaca la continuidad espacial entre los sistemas funcionales y el flujo temporalmente continuo de información entre sistemas o unidades funcionales (Peña Casanova, 1991). En la antítesis de estas consideraciones se encuentran los modelos neuronal y bioquímico de los procesos conductuales que en la mayoría de las veces constituyen modelos de investigaciones básicas: uno de los modelos más conocidos es el análisis del aprendizaje en la Aplysia desarrollado por Кandel. Comentario: La Aplysia, es un invertebrado marino que se caracteriza por poseer un sistema nervioso con miles de neuronas de gran tamaño, lo cual permite implantarle electrodos con gran facilidad. Los estudios realizados por el premio Nobel Erik Kandel con este modelo biológico simple demostraron que se puede hallar en la aplysia una forma de aprendizaje asociativo. Modelos puramente cognitivos Los modelos cognitivos son fundados generalmente en paradigmas del procesamiento de la información (De Vega, 1984), y suponen un procesamiento de la información basados en subprocesos o subsistemas cognitivos independientes, responsables de los distintos procesos cognitivos. Estos modelos presuponen que la actuación de un paciente con una lesión cerebral refleja todas las funciones cognitivas, menos los sistemas lesionados (supuesto de la sustractividad). Por consiguiente, hacen hincapié “en la explicación de los síntomas de los pacientes con lesiones cerebrales en términos de afectación de las operaciones psicológicas que son necesarias para una percepción y una memoria normales y eficientes” (Ellis & Young 1992). De esta manera, la organización mental es posible gracias a la actividad orquestada de múltiples procesadores cognitivos o módulos (Ellis & Young, 1992). Una analogía propuesta por estos autores considera las ventajas propuestas por los equipos de audio (Hi – fi) organizados en módulos (amplificador, ecualizador, deck CD etc.) en la localización de las fallas en la reproducción del sonido. Además estos módulos poseen conectores adicionales que permiten añadir nuevos componentes a medida que van apareciendo en el mercado. De forma análoga, la organización modular de la actividad mental y nerviosa permite el desarrollo de nuevos componentes cognitivos, y su interacción con los ya existentes para crear nuevas habilidades y capacidades (Ellis & Young 1992). La supuesta organización de estos módulos puede representarse en forma de diagramas de "procesamiento de la información". Las afirmaciones sobre la forma en que la actividad mental debe estar organizada se basan frecuentemente en las denominadas disociaciones: por ejemplo, si un paciente realiza deficientemente una tarea X (como leer palabras), pero ejecuta con normalidad una tarea Y (como reconocer caras famosas); podemos afirmar que hay una disociación entre la lectura, que está afectada, y el reconocimiento de caras que se halla intacto. Por lo tanto, el

reconocimiento de palabras y el de caras están organizados por módulos distintos o subprocesos cognitivos.

por escrito, pero la persona conserva capacidades normales en orientación espacial y en el manejo de cálculos simples.

Sin embargo, puede ocurrir que la lectura sea un proceso más complejo que el reconocimiento de caras, y que por ello se vea afectado primero. Ello se descarta si un nuevo paciente es capaz de conservar la lectura, y evidenciar déficits en el reconocimiento de caras. En este caso habría una doble disociación entre el reconocimiento de caras y de palabras escritas. Este es un método más eficaz que permite determinar qué procesos cognitivos median con independencia determinados aspectos de las pruebas, y qué procesos, si es que existe alguno, son compartidos por ambas (Ellis & Young 1992). Vimos un ejemplo de la complejidad de un modelo cognitivo que supone un procesamiento en módulos o subprocesos, cuyas alteraciones selectivas explican la variabilidad y disociabilidad de los síntomas.

Luria ya sostenía que ordenando los factores involucrados y sus efectos se llega a algunos hallazgos sorprendentes: 1. Procesos psicológicos que parecen similares o idénticos pueden no estar relacionados en absoluto el uno con el otro. Por ejemplo, el mecanismo para la percepción de los sonidos musicales difiere sustancialmente del de la percepción de los sonidos verbales. 2. Por otra parte, procesos psicológicos que parecen no tener nada en común, pueden estar relacionados por su dependencia de un determinado factor cerebral. Por ejemplo, qué puede haber en común entre las capacidades de orientación espacial, realizar cálculos o comprender la lógica gramatical? Con todo, estas tres aptitudes son afectadas por la misma lesión en la parte inferior del lóbulo parietal izquierdo. Ello es debido a que tanto el cálculo como el manejo de relaciones lógico gramaticales dependen, como la orientación, de la capacidad de manejar relaciones espaciales” (Luria 1970).

Modelos multifactoriales Otros autores, como Ardila Alfredo (1995) incluyen nuevas metodologías de estudio en la teorización básica sobre la organización cerebral de la actividad cognocitiva. Partiendo del modelo de Luria A. que correlacionó patologías cerebrales con alteraciones tópicas y niveles específicos en el procesamiento de la información, Ardila distingue el concepto de sistema funcional del de sistema cerebral. El primero se refiere “al conjunto de factores de naturaleza cognocitiva (o habilidades cognoscitivas básicas) que participan en un proceso psicológico o en la ejecución de una tarea particular (por ejemplo, leer, buscar palabras de acuerdo a determinadas características, etc.). El concepto de sistema cerebral se refiere a las estructuras nerviosas que fundamentan el sistema funcional”. Así, por ejemplo, la búsqueda de palabras implica distintas estructuras cerebrales que fundamentan esta actividad en particular o este sistema funcional (Ardila 1995). Según el autor, en condiciones normales, durante la realización de una tarea como escribir, leer, hacer cálculos u orientarse en el espacio concreto, participan diferentes sistemas cerebrales que representan el sustrato nervioso de los sistemas funcionales correspondientes. Mediante un análisis factorial se intenta conocer los factores de la actividad psicológica que subyacen a la ejecución en distintas pruebas neuropsicológicas. “Estos serían en consecuencia, los elementos básicos de la actividad cognocitiva, o las habilidades cognoscitivas básicas". Motiva esta perspectiva las importantes diferencias individuales que se observan en la realización de distintas tareas neuropsicológicas. Subyacentes a estas diferencias se supone la existencia de diferencias en distintos factores o habilidades básicas. Esta teoría de los factores constituye uno de los puntos sobresalientes en la teoría de Luria, aunque lamentablemente no ha completado su desarrollo. Consideraba que cuando un factor particular queda incapacitado por una lesión cerebral, se trastornan todos los procesos complejos del comportamiento que implican el factor, mientras que todos los demás quedan normales. “Encontramos por ejemplo, que un daño en el lóbulo temporal izquierdo es causa de que el paciente tenga seria dificultad para analizar los sonidos del lenguaje, para repetir sonidos verbales; para nombrar objetos

FACTORES SUBYACENTES A DIFERENTES SINDROMES AFASICOS, según Luria (Ardila 1995) TIPO DE AFASIA FACTOR ALTERADO Acústico agnóstica Discriminación fonológica Acústico amnésica Memoria verbal Amnésica Estructura semántica de las palabras Semántica Comprensión de relaciones lógico gramaticales Motora Aferente Discriminación de articulemas Motora Eferente Alteración en la kinesis del lenguaje Dinámica Iniciativa verbal Decíamos que continuando con la obra de Luria, y partiendo de correlaciones entre diferentes medidas, Ardila (1995) intenta deducir los factores responsables de las dispersiones observadas en pruebas individuales. No intenta demostrar la existencia de un número fijo de factores subyacentes a la actividad psicológica, sino que, comparando diferentes análisis de factores, conjeturar que algunos de ellos son particularmente sólidos y constantes a través de los distintos análisis. “Por ejemplo, la coincidencia en la propuesta de dos posibles factores (linguistico – auditivo y visoespacial) responsables de la dislexia es sorprendente”. Luego, “si cada uno de estos factores pudiésemos correlacionarlos con un síndrome neuropsicológico focal (y un problema específico del aprendizaje) estaríamos acercando notoriamente los resultados estadísticos con las observaciones clínicas. E inversamente, si pudiésemos precisar el factor alterado responsable de cada síndrome neuropsicológico (tarea emprendida por Luria), y realizar una demostración estadística de su aparición en poblaciones normales, indiscutiblemente estaríamos dando una fundamentacíón matemática a las observaciones clínicas en Neuropsicología”. Finalmente, el autor propone algunos factores responsables de la ejecución neuropsicológica entre los que destacan habilidades verbales, construccionales y espaciales, atención, cálculo y generación verbal.