Mitos y realidades del conflicto Palestino - Israelí

No es un con icto religioso, es un con icto político No es un con icto milenario, es un con icto contemporáneo: se inici

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No es un con icto religioso, es un con icto político No es un con icto milenario, es un con icto contemporáneo: se inicia en el siglo XX No es un con icto que nació en el Medio Oriente, sino en Europa

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EDWARD SAÍD (Intelectual y analista político internacional palestino)

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MITOS Y REALIDADES DEL CONFLICTO PALESTINO-ISRAEL

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EPÍLOG 258

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El con icto palestino-israelí es sin lugar a dudas uno de los más largos en la historia de los últimos siglos, siendo considerado el más complejo en el escenario internacional por un amplio sector imparcial de la opinión pública. Por espacio de ya casi un siglo este con icto viene convulsionando geopolíticamente toda la región del Medio Oriente, sumiéndola en un clima de creciente violencia, agitación política y guerras. En realidad, no transcurre una semana sin que se produzcan hechos de extremada peligrosidad que acaparan las primeras planas de las noticias, circunstancia que convierte a esa zona en un factor muy peligroso para la estabilidad de la paz mundial Hace ya tanto tiempo, desde que este con icto empezó, que hoy casi nadie conoce las reales causas que le dieron origen. Tal vez, en su exposición más simplista, esas causas puedan parecer sencillas. En síntesis, cada una de las partes —palestinos y judíos— invocan razones históricas para legitimar sus derechos sobre Palestina, llamada también Tierra Santa por cristianos, musulmanes y judíos Por su parte, los judíos alegan que sus derechos están sustentados por la Biblia, la cual constituye un incuestionable testimonio de los inquebrantables lazos entre el “pueblo judío y la Tierra Prometida”; aseguran, además, que sus raíces ancestrales datan por más de 4000 años en esa tierra, y que los actuales judíos, diseminados por el mundo, son descendientes de los israelitas bíblicos, quienes, como espectrales sobrevivientes del Holocausto, regresaron a su patria ancestral después de un largo exilio de dos mil años. Sostienen asimismo que los judíos en Palestina fueron los únicos que lucharon contra la ocupación colonial británica, lo que forzó la intervención de las Naciones Unidas, que votó la fórmula de la Partición de ese territorio en dos Estados: uno judío y otro palestino. Añaden que los judíos aceptaron inmediatamente la división, mientras que los árabes no solamente la rechazaron, sino que le declararon la guerra a los judíos, quienes, para entonces, estando casi sin armas ni apoyo, milagrosamente vencieron a siete poderosos ejércitos árabes, y así fue como consiguieron crear al Estado de Israel y convertirlo, además de un baluarte contra el “antisemitismo”, en una democracia moderna con instituciones progresistas cuya pujante población judía ha logrado realizar en corto tiempo impresionantes logros tecnológicos y agrícolas

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En cambio, para los árabes y el pueblo palestino, Israel es sencillamente el fruto de un proyecto colonialista que, bajo el pretexto de crear un “Hogar Nacional”

Para alcanzar éste propósito, en 1917, cuando la nación árabe todavía estaba bajo el dominio otomano, calculadamente, el Imperio Británico emitió una promesa al sionismo de darles ese “Hogar Nacional Judío” en Palestina, como solución al sufrimiento que estas comunidades religiosas habían venido padeciendo en Europa. Esta promesa, que se conoce como la Declaración Balfour (2-11-1917), consistió en que Inglaterra, que no era ni había sido nunca dueña de Palestina, agrantemente ignoró los legítimos derechos políticos y nacionales, así como el sagrado Derecho a la Autodeterminación de los autóctonos habitantes de ese país, al propiciar la creación allí de una patria para los perseguidos judíos de Europa Hoy día, los pueblos árabes saben perfectamente que el sionismo político y las potencias occidentales que lo apoyan y que ponen a su disposición toda clase de medios de destrucción, inclusive el arsenal nuclear, amenazan a toda la región del Medio Oriente; pueblo y tierra, soberanía, libertad y dignidad. Para la voracidad hegemónica y expansionista de esta funesta coalición, todo pretexto, inclusive el más mínimo, es válido, aun violando la legalidad internacional para invadir sus tierras y bombardear sus ciudades y sus infraestructuras como también para agredir física, moral y económicamente a sus pueblos imponiéndoles el sometimiento sin condiciones, e impedirles que puedan emprender la vía de su real emancipación. Esta convicción no es la consecuencia de una crisis paranoica colectiva, sino que la misma tiene su fundamento en realidades que gritan y golpean cotidianamente a un pueblo, siendo los hechos los que lo con rman de manera contundente

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El ignominioso engaño del que ha resultado víctima la nación árabe se inicia durante la Gran Guerra (1914-1918), cuando este pueblo todavía vivía bajo la opresión del dominio otomano. Desde los albores del siglo XX, aún antes de nalizarse este trágico capítulo de destrucción y muerte, los organizadores de esta larga conjura colonialista, fuertemente entrelazada, empezaron a inocular los primeros gérmenes que van a convertir al Medio Oriente en la región más

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para los oprimidos judíos de Europa, desde su origen, buscó consolidar su control y dominio en esa estratégica zona del mundo, donde primaban sus intereses particulares sobre el canal de Suez y los vastos campos petrolíferos del Medio Oriente. Con ese propósito, el colonialismo concibió la idea de dar su total apoyo al movimiento sionista para la creación de un Estado mercenario, que sería una cuña concebida para ser un factor disociador que mantendría al mundo árabe sumido en un clima de permanente perturbación, necesario para debilitarlo y así poder dominarlo y explotar las enormes riquezas de su subsuelo

con ictiva del mundo, donde apenas una de sus terribles consecuencias terminó por destruir la propia existencia de Palestina y de su pueblo La nefasta presencia británica y su perversa duplicidad buscó atraer la alianza de los árabes para luchar contra el Imperio otomano, bajo la falsa promesa de darles la independencia, mientras al mismo tiempo, secreta y conjuntamente tramaba con Francia un plan para repartirse entre ellos la recién liberada nación árabe. Así fue como, en vez de la independencia prometida, terminaron imponiéndoles una nueva dominación que consistía en un plan colonialista, el cual comenzó con la aplicación de la fórmula “dividir para vencer”, fragmentando la nación árabe en pequeños países En cuanto a Palestina se re ere, a diferencia de otros países de la región, se le concedió un estatus especial como fue que estaría bajo el “mandato o administración del Reino Unido”, con lo que el Imperio británico obtenía que su maniobra para tenerla bajo su tutela, con el n de entregarla por etapas al sionismo, garantizaba su éxito. El primer paso estuvo representado por la “Promesa Balfour” y el segundo cuando logra su propósito de ser designada “Potencia Mandataria” sobre Palestina por la moribunda Liga de las Naciones. Los árabes, quienes todavía no se habían repuesto del primer engaño, se encontraron ante otra traición aún mayor: los británicos ya estaban implementando sobre el terreno en Palestina la tercera etapa, consistente en permitir la inmigración masiva y progresiva de europeos de religión judía hasta que el número de estos recién llegados fuera su ciente para lograr la creación de un Estado judío, naturalmente a expensas de los autóctonos habitantes de esas tierras. Ya cumplida su misión y después de dejar la Administración Pública -Gobierno- de Palestina en manos de los sionistas, los ingleses se retiraron el 15 de mayo de 1948 y remitieron el mandato del ahora convulsionado país a la incipiente organización de las Naciones Unidas, dominada entonces por Estados Unidos y el movimiento sionista

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Después de la Segunda Guerra Mundial, al emerger los Estados Unidos como una superpotencia, esta empezó a interesarse en el Medio Oriente, tanto por su importante ubicación estratégica como por las comprobadas reservas de petróleo en su subsuelo. A partir de entonces, el apoyo estadounidense al sionismo, y desde 1948 al Estado de Israel, tanto en el aspecto militar como en el diplomático y económico, ha sido total e incondicional, y así, bajo el pretexto de ayudar a los judíos víctimas del nazismo, lograron convertir a Israel en una de sus más importantes y convenientes bases militares en el Medio Oriente

Es precisamente este incondicional apoyo lo que ha soliviantado al Estado de Israel para negarse a acatar las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU y proseguir, con absoluta impunidad, con el robo de tierras, violando al mismo tiempo los derechos humanos y civiles de una población vulnerable como la palestina. Lo más indignante de esta situación es la doble moral en la que el atropello y el despojo de que son víctimas los palestinos sigue recibiendo la aprobación de los Estados Unidos, en nombre de los valores democráticos El hoy fallecido pensador palestino Edward Saíd —nacido en Jerusalén y por mucho tiempo catedrático de la Universidad de Columbia, N.Y., acucioso analítico y conocedor como pocos del con icto palestino-israelí, por haberlo padecido en carne propia, anotaba en un artículo suyo de marzo de 2001, titulado “Israel bajo Sharon”: “Mi impresión es que Israel es un país inviable, vivir ahí o causa ceguera o la inhabilidad de saber lo que ese país es y lo que ha estado sucediendo; pero más sorprendente es la falta de voluntad para comprender lo que el Estado judío ha signi cado para los palestinos” Lo cierto es que nunca, ni antes ni ahora, los promotores sionistas del Estado Judío han hecho el menor esfuerzo por enfrentar la realidad, pues sostienen que no debe haberla. Se han desentendido totalmente de las consecuencias que para los palestinos tuvo su sueño sionista que ha venido construyendo una sociedad etnocéntrica, para la cual no importan los millones de palestinos que han desplazado; su sensibilidad la enfocan únicamente hacia los que profesan la religión judía. Viven como suelen hacerlo los déspotas, encerrados en un mundo irreal y aferrados a sus mitos donde los palestinos no existen o, si existen, son árabes nómadas o “terroristas” Lamentablemente, la sociedad israelí ha ido dejando atrás los principios fundamentales de la democracia para estar cada vez más dominada e in uenciada por los extremistas más radicales del sionismo, quienes mantienen la política del país anclada en los mitos bíblicos, donde el judaísmo, como religión, se ha transformado en una doctrina política fanática y antiracionalista, lo que aviva la intransigencia y frena la marcha hacia el logro de la paz. Aunque son una minoría, varios intelectuales e historiadores judíos se han distanciado de las políticas extremistas de los gobiernos israelíes, para dedicarse a luchar con valor admirable por el reconocimiento de los derechos de los palestinos. Al hacerlo están también luchando por salvar los principios morales, éticos y humanistas del judaísmo

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Los mitos en la antigüedad eran comunes a todos los pueblos. Los fenómenos de la naturaleza y de la creación del mundo tenían su explicación en leyendas en las

que los dioses y los semidioses les enviaban señales a los patriarcas y profetas de entonces, con quienes además se comunicaban y alternaban. Abundaban las leyendas en las que se narraban las hazañas protagonizadas por héroes fabulosos dotados de poderes extraordinarios. En aquellos remotos tiempos, los mitos eran necesarios para inculcar la cohesión tribal y levantar la moral de los pueblos y hacer más sencilla, para sus dirigentes, la tarea de aglutinarlos y gobernarlos. Pero en la medida en que ha ido evolucionando el conocimiento humano, puede decirse que a partir de entonces, la in uencia de los mitos comenzó a disiparse lentamente para dar lugar al discernimiento basado en la ciencia del conocimiento aunque este, por razones de conveniencia, no ha sido el caso que pueda aplicarse al Estado de Israel. A pesar de haber sido establecido en una época relativamente reciente —1948—, la historia o cial de ese Estado ha sido desarrollada deliberadamente con base en mitos y fábulas En este trabajo, mi intención es poner al alcance de los interesados en el tema del con icto palestino-israelí, basándome en acontecimientos históricos comprobados o de fácil comprobación, los hechos más destacados que afectaron a Palestina y a su pueblo para luego confrontarlos con las más conocidas leyendas que sustentan la narrativa o cial sionista. Este examen, que nos va a permitir separar ellas de la realidad, lo hacemos con el propósito que los lectores que deseen informarse más sobre este polémico y complejo asunto puedan apreciar con toda claridad la forma de falsear la historia que ejerce el sionismo El tema aquí tratado no sería completo si no incluimos un capítulo ilustrativo sobre el sionismo, y si no abordamos la cronología de Palestina y la de los árabes, tanto en su sentido histórico pasado como presente moderno. Aunque ambos aspectos no tienen la misma trascendencia ni in uyen de igual forma en el desarrollo de los acontecimientos, de todas maneras son necesarios para una comprensión más cabal y objetiva de este con icto En relación con la historia de la Palestina antigua, las evidencias arqueológicas y los textos conocidos a través de los tiempos, tomados como fuente de información para el caso palestino-israelí, no tienen preferencias por ninguno. Estas evidencias y estas realidades son las que han venido probando que Palestina, históricamente, ha sido siempre árabe. Sirve igualmente como un testimonio para generaciones presentes y futuras de alguien que nació en esa tierra legendaria qué es la patria de todos nuestros ancestros

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JORGE SIMAN ABUFEL

CAPITULO “En Europa, en el siglo XIX, muchos judíos abrazaron a la vez el laicismo y la religión. Así, el nacionalismo pudo transformarse en una religión laica, haciendo del Estado de Israel un monstruo que causó la peores catástrofes del siglo XX” Joseph Agassi, Herz Liya, Israel, enero de 2004. Catedrático de la Universidad de Tel Aviv y de la York University Toronto, Canadá, además miembro de la Sociedad Real de Canadá

EL SIONISM En su acepción más simple y original, el sionismo es el movimiento que surge entre las comunidades judías de Europa Oriental desde mediados del siglo XIX y que aspira establecer en Palestina un Estado judío

Antecedentes históricos El origen de ese nombre proviene de la palabra Sión, que designa una de las dos colinas sobre las que se asienta la ciudad de Jerusalén. Allí, los jebuseos, una de las tribus cananeas que la fundaron y la habitaron mucho antes de la llegada de los hebreos, la habían convertido en una fortaleza que por su ubicación estratégica era considerada inexpugnable y, según las leyendas judías, convertidas luego en tradiciones religiosas, solo el rey David consiguió conquistarla erigiéndola a partir de entonces en la capital de su reino; esas tradiciones continúan diciendo que fue en Jerusalén donde el rey Salomón construyó su templo. Por extensión, el sionismo aplicó el nombre de Sion a toda Palestina, aun cuando los hebreos ocuparon solamente una porción de su territorio

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Los orígenes del sionismo son numerosos y largos. En 1842, el inglés de religión judía Benjamín Disraeli, publica la novela “Tancredo” que puede considerarse como el primer antecedente literario del sionismo y más adelante, a mediados del siglo XIX empezó a desarrollarse entre las comunidades judías de Europa Oriental, que eran las más numerosas y activas del Viejo Continente, un importante fenómeno que tendría graves consecuencias para el pueblo palestino. El generalizado sentimiento antijudío en Europa había venido engendrando entre un número cada vez mayor de intelectuales judíos de la parte oriental de ese continente, un movimiento político y nacional, el cual terminó adoptando el nombre de Sionismo. Este movimiento aspiraba liberar a los oprimidos judíos de los prejuicios, hostigamientos y persecuciones tan difundidos y practicados

entonces en todo el continente europeo, los cuales, no obstante haberse disminuido en la Europa Occidental en los siglos XVIII y XIX, se recrudecieron entonces con especial sevicia en su región oriental. A raíz de esto, la inquietud entre los intelectuales judíos de Europa Oriental consistía en adquirir un territorio donde sus comunidades pudieran establecerse, lejos de estos ambientes hostiles Estas inquietudes comienzan a revitalizarse hacia nales del siglo XIX apareciendo en un momento de renovación histórica de las ideas y de los pensamientos políticos que entonces estaban impulsando las profundas transformaciones sociales y económicas en Europa Occidental, las cuales se originaban por la Revolución Industrial iniciada en Inglaterra y Alemania. Simultáneamente, estaban ocurriendo profundas conmociones sociales que se iban acrecentando en la todavía atrasada Europa Oriental facilitando que fuera ahí donde los intelectuales judíos comenzaran a incubar la idea del Sionismo sobre cuya de nición losó ca, en un principio no había consenso entre ellos, al menos en el terreno teórico. Max Nordau, nacido en la ciudad de Pest, entonces perteneciente al Imperio Austro-Húngaro, quien junto con Theodore Herzl y Azriel Haím Weizman fue cofundador de la organización sionista mundial, no obstante haberse asombrado en un principio cuando supo que Palestina era un territorio ya habitado, abogó por la emigración masiva hacia ese país. Yosef Haím Bremmer, intelectual ruso pionero de la literatura hebrea, niega toda tradición judía y a rma: “No tenemos nada que ver con el judaísmo”. Martin Buber, lósofo sionista nacido en Austria, solo plantea la idea de un Hogar Nacional Judío y se opone a la construcción de un Estado. Ber Borojov, ucraniano de religión judía, fundador e ideólogo del sionismo de línea socialista y por esa razón considerado marxista, a rma que el sionismo no solo trata de las tradiciones religiosas y de una cultura, sino que necesita de un territorio donde realizarse. En Rusia, Moshé Leib Lilienblum, judío nacido en ese país, in uido por los “Pogroms” de 1881, hace un llamamiento al retorno a la “Patria Bíblica”, es decir la patria espiritual, no ancestral. Bajo esa misma in uencia, el médico ruso de religión judía, León Pinsker, publica en 1882 el folleto titulado “Autoemancipación” que parte del fracaso de la asimilación de las comunidades judías que según él “no trajo cambios en la actitud de los pueblos europeos hacia los judíos”. La asimilación consistía en la integración de los judíos en las sociedades donde habitan

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En Járkov, Ucrania, grupos de estudiantes de religión judía propugnan por la fundación de colonias agrícolas en Palestina; la puri cación “en la naturaleza y en el trabajo” tan presentes en la obra de Tolstoy, in uyen en esos jóvenes. En vinculación con esas aspiraciones y desde la ya desarrollada Europa Occidental, Moshé Monte ori y el barón de Rothschild, acaudalados banqueros ingleses de

Vicisitudes del judaísmo en Europa La historia del judaísmo ha sido una sucesión de continuos sufrimientos y humillaciones en todo el continente europeo, es así que cuando se da la adopción del Cristianismo como religión del Estado por Constantino, se da también lugar a la promulgación de una legislación represiva dirigida contra los que profesaban esa religión. Después de la división del Imperio en dos: el romano y el bizantino, ambas partes procedieron, en la misma proporción, a la persecución religiosa y a la privación de los derechos civiles a los judíos. Para empeorar las cosas, con la irrupción de las hordas bárbaras en la parte occidental del Imperio Romano, la situación terminó siendo mucho más hostil para los judíos y sus actividades económicas fueron restringidas poco a poco hasta llevarlos a una situación económica precaria, agravada todavía más por el deterioro general acontecido en la economía imperial. La situación de las comunidades judías por todas estas circunstancias no cesaba de agravarse, llevándolas al extremo de la desesperación; en realidad, aquella depresión económica en el ya decadente Imperio Romano, tuvo tales visos de gravedad hasta el punto que tanto los judíos así como el resto de la población dentro de sus con nes disminuyó muy rápidamente (“The Jewish Life In The Middle Ages”, Israel Abrahams, Philadel a, 1920)

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La creciente intolerancia religiosa contra los que profesaban la religión judía estaba muy extendida por todo el Viejo Continente; este fuerte sentimiento tenía como causa fundamental los prejuicios de la Europa cristiana, los cuales inculcaban en la población las ideas contra los judíos; enseñaban que fueron estos

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religión judía, nancian la fundación de 17 colonias agrícolas en Palestina desde el año 1871. El retorno a Palestina lo imaginaron los soñadores judíos más altruistas que iba a ser expresado con el trabajo en el campo y con el esfuerzo personal, sin embargo, un grupo reducido, conformado por algunos miles de judíos, eran los únicos que militaban entonces en ese sionismo incipiente y romántico. Mientras tanto, en Pinsk (pequeña aldea ruso-polaca), en 1884 se realiza un congreso judío llamado “Amantes de Sión”, este fue el primer foro de su género y se considera que en realidad marcó el nacimiento del sionismo político, distinto al sionismo religioso. Por esa misma fecha tiene lugar en Katowice, Polonia Meridional, una conferencia que establece las bases del nacionalismo judío que con guran los rudimentos de una organización sionista eligiendo a León Pinsker presidente y Lilienblum secretario. Es en ese momento, nales del siglo XIX cuando las comunidades judías de Europa comienzan a tomar conciencia del sionismo. (The Jewish Little Town Of Eastern Europe, Mark Zborowski And Elizabeth Herzog, New York, 1955)

En ese sentimiento antijudío generalizado en toda Europa, intervinieron además, otros factores; estos tienen su origen principalmente en los aspectos culturales del judaísmo como religión y no como raza o pueblo como ellos se autocali can. El judaísmo, al igual que el cristianismo y el islamismo, constituye una religión de alto contenido moral, espiritual y ético que busca regular las relaciones del hombre con Dios; pero éste contenido es mucho más extenso en la religión judía que en la cristiana; el islamismo estaría en ese aspecto mucho más próximo al judaísmo

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En la religión judía los fundamentos culturales, espirituales y éticos se entrelazan de manera tan estrecha que un judío practicante se somete a unas normas de comportamientos muy rigurosos que abarcan todos los aspectos de la vida cotidiana; se jan con mucha estrictez las reglas relativas a la clase de alimentos que deben consumir aplicando métodos especiales para la preparación de los mismos. En otros aspectos culturales, las comunidades judías tenían que

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quienes cruci caron a Jesús de Nazaret, cali cándolos de ser el pueblo “deicida” por el dogma cristiano de que El Nazareno hace parte de la trinidad perfecta: Padre, Hijo y Espíritu Santo; y que después de haberlo cruci cado lo rechazan como El Salvador, El Hijo de Dios. La iglesia cristiana, los gobernantes y el pueblo en general mantuvieron vivas las llamas de ese odio igual que la intolerancia y el asesinato en su obsesión por castigar a los judíos, a quienes consideraban apóstatas. Esta postura de rechazo fue labrando una aversión contra las colectividades judías que logró cundir en las capas más profundas de las ignaras masas europeas de entonces, originando prejuicios que fueron dando lugar a toda clase de leyendas contra ellos en ese continente, tales como que estos secuestraban y asesinaban a niños cristianos y otras falacias por el estilo, avivando aún más los ya existentes odios, produciendo que la hostilidad hacia esa comunidad judía no fuera fácil de disipar. En efecto, a los practicantes de esa fe, en esa época se les discriminaba de tal manera que se llegaba al extremo de prohibírseles el acceso y el ejercicio a casi todos los o cios, empleos y actividades industriales, comerciales y agrícolas incluyendo también la prohibición para ingresar a las universidades. El único o cio que se les permitía era la usura, práctica que el cristianismo consideraba pecaminosa. En Europa Occidental, a nales de la Edad Media, más concretamente en el año 1290, Eduardo II los expulsó de Inglaterra y en 1234, Francia, no solo siguió ese ejemplo, sino que además promulgó una ley que establecía la pena capital a todo cristiano que le brindara protección y/o ayuda a un judío. Los documentos históricos de que se dispone al respecto, revelan para el caso de España que en el mismo año en que Colón descubrió América, la presión de las autoridades a efectos de obligar a los judíos a convertirse al cristianismo, estaba acompañada de violencia y amenazas

determinar sus prácticas religiosas de una forma claramente muy distinta respecto al ambiente cristiano en el que se desenvolvían: la circuncisión, guardar estrictamente el sábado, llevar una indumentaria consistente en traje y sombrero negros, no afeitarse la barba dejando crecer las patillas, en n para los judíos el ejercicio de sus rituales religiosos en la Europa cristiana de la época los conducía inevitablemente a crearse en cada país una cultura separada y muy diferenciada de su entorno. Esta circunstancia los condujo a que fueran objeto de actitudes que se caracterizaban por la prevención y el rechazo por parte de los cristianos y por lo tanto de estar expuestos en todo momento a la sospecha que despierta toda diferencia cultural, especialmente en las sociedades que como la europea de aquella época, aún no habían alcanzado su madurez. Esa descon anza, al combinarse con factores económicos y religiosos producto de los acontecimientos sociopolíticos del momento, sumados a la intolerancia religiosa imperante, conducía con frecuencia a más medidas de discriminación y persecución contra la minoría judía. Esos hostigamientos contra los judíos que ocurrieron en todos los países europeos, fueron determinantes para producir en esas comunidades una fuerte voluntad de permanecer más unidos para así poder enfrentar mejor esos ambientes hostiles. Es entonces cuando la superación personal se convirtió para los judíos en un recurso de supervivencia; fomentar la creatividad y el talento era para ellos la tabla de salvación Estos factores los llevaron a que, para poder seguir adelante con sus creencias religiosas con más seguridad, los practicantes de la fe judía optaron por vivir dentro de una comunidad más estrechamente unida y preferiblemente cerrada para no ser cuestionados y agredidos. Todo esto le fue con gurando al judaísmo una idiosincrasia proclive al aislamiento, lo que determinó que los de Europa fueran mirados y tratados con recelo y hostilidad, circunstancia que planteó para su comunidad uno de sus problemas más serios: ¿Cómo mantener sus tradiciones y su fe religiosa y al mismo tiempo participar más plenamente en la vida general de los países donde residían? Al no encontrar la fórmula para asimilarse sin perder su fe, optaron por mantener la pureza de sus creencias, lo que los fue conduciendo inevitablemente a crearse en cada país de Europa, una cultura separada con respecto a las comunidades locales, insistiendo ante todo en el estricto respeto a sus tradiciones religiosas, sobre cuyos preceptos se sentían obligados a conservar su fe. Esta fuerte vocación por sus creencias religiosas en medio de un ambiente totalmente cristiano y duramente hostil, los fue alejando cada vez más de sus coterráneos europeos. (The Jewish Life In The Middle Ages, Israel Abrahams, Philadel a, 1920)

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Las anteriores circunstancias fueron provocando entre las comunidades judías de Europa una actitud que se puede de nir como de autosegregacion, lo que a su

vez, los fue haciendo objeto de mayores discriminaciones, persecuciones y hostilidades, sobretodo cada vez que las tensiones sociales en el Viejo Continente necesitaban liberarse bajo una u otra forma. Estos sentimientos antijudíos, tan generalizados en la Europa cristiana, ayudaron a concretar al Sionismo, doctrina que le va a dar el impulso a la aspiración de establecerse como un Estado independiente, anhelo hasta entonces perezosamente manifestado por los judíos de la vieja Europa, que para esa época, preferían emigrar a las “Tierras de Promisión” de América del Norte Cuando a nales del siglo VII el imperio árabe se extendió sobre el inmenso territorio que abarcaba desde el golfo Pérsico hasta el Océano Atlántico y España y desde la Península Árabe hasta el Mar Negro, las comunidades judías de la Cuenca del Mediterráneo participaron en la vida económica de los territorios dominados por aquella conquista. La expansión árabe hacia el oeste permitió a estas comunidades, antes menguadas y perseguidas por los cristianos, volverse a instalar en el Norte de África y España. Corrientes de emigración judía secundaria se dirigieron también hacia Italia cuando el renacimiento de la economía de las Ciudades Estado de esa península hizo posible los intercambios comerciales con los árabes Es así como, solo a partir del siglo VII DNE, al surgir los árabes bajo el Islam como un poderoso imperio, repentinamente empezó una nueva era para los judíos. Expulsados, humillados y hostigados buscaron y encontraron refugio bajo los gobiernos regidos por el Islam. La mayoría de los creyentes de esa religión se encontraba entonces concentrada en España, la Cuenca del Mediterráneo, la región mesopotámica y el Asia Menor circunstancia esta que les permitió entrar en estrecho contacto con el mundo musulmán. Los árabes hicieron su aparición en España primeramente como potencia política dominadora y después empezaron a ejercer su in uencia en el aspecto económico y cultural. Las relaciones entre el Islam y el judaísmo nunca se vieron alteradas ya que los árabes no estaban imbuidos con los prejuicios religiosos cristianos que habían inundado a Europa; para ellos, los judíos eran “la gente del Libro”. Estos contactos bilaterales –Islam- Judaísmo- llegaron a ser tan fructíferos para ambas partes hasta el punto que los judíos participaron plenamente en el renacimiento cultural árabe. La compenetración cultural mutua llegó a ser tal que suscitó de una y otra parte una profunda receptividad y una tolerancia proverbial: por un lado sectas islámicas aceptaron ideas judías y por otro, sectas judías reconocieron a Mahoma como verdadero profeta

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Así resultó que bajo el imperio de los árabes, las comunidades judías de España, que entonces eran las más in uyentes por su importancia numérica y

condiciones económicas, empezaron a vivir y a conocer una era de esplendor y desarrollo durante los ochocientos años que duró la dominación. Los mismos españoles, cuando empezaron a reconquistar lentamente España para el cristianismo desalojando al reino árabe de las tierras recuperadas, imitaron en un principio su actitud tolerante. A partir de entonces, los judíos de España, identi cados como sefaraditas, empiezan a asimilarse en las sociedades donde vivían, hasta que, en 1492 los reyes católicos retoman Granada, considerada entonces el último bastión del imperio árabe Con este triunfo, los monarcas católicos de Aragón y Castilla realizan el anhelado sueño de unidad política y territorial de sus dominios y a partir de entonces comienzan a ver en los judíos un elemento peligroso para la reuni cación del país. Empieza una labor de conversión forzosa que los obliga a aceptarla practicando en público el cristianismo y en secreto su judaísmo lo que hace que se les llame “marranos” dando lugar a la expulsión de la península ibérica de aquellos que no querían convertirse al cristianismo; los motivos de esta medida eran tanto de orden religioso como económico. Algunos judíos se vieron obligados a adoptar el cristianismo pero la mayoría huyó del terror desatado, especialmente por la inquisición española en los siglos XV y XVI, la cual, en su obsesión por castigar a “los herejes”, mantuvo viva las llamas del odio y la intolerancia, fomentando el asesinato mediante la tortura de los llamados “Apóstatas”. En 1547, el rey Manuel de Portugal, yerno de los reyes católicos, destierra a los sefaraditas, judíos ibéricos, de los dominios de la corona portuguesa quienes luego de ser expulsados, se orientan entonces hacia las orillas sureñas y orientales del Mar Mediterráneo, donde hallan refugio seguro en tierras árabes así como del Imperio Otomano, cuyos gobernantes siempre fueron respetuosos y tolerantes con ellos. Mientras que en Europa, la persecución religiosa contra los que profesaban su fe iba en aumento, no obstante bajo el gobierno de los árabes, las comunidades judías aun vivían en completa paz, tanto que en la región mesopotámica registraron un incremento poblacional y religioso hasta el punto que los llevó a establecer allí una organización semiautóctona (“The Jewish Life In The Middle Ages”, Israel Abrahams, Philadel a, 1920)

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No fue sino hasta comienzos del siglo XVIII cuando para las comunidades judías de Europa Occidental empiezan a soplar los primeros vientos emancipadores. En Austria en 1788, José II anunció su célebre Edicto de Tolerancia por el cual quedó abolida la discriminación antijudía tanto en materia de impuestos así como también en lo atinente a la “Banda de la Vergüenza”, como llamaban a la identi cación que estaban obligados a usar. Tres años después de la Revolución Francesa, fueron derogadas todas las leyes antijudías vigentes en Francia. Desde entonces, los muros del prejuicio contra ellos lentamente empezaron a caer en esa

parte de Europa. Fue solo a partir de ese período cuando estas comunidades pudieron tener posibilidades de ejercer todas las profesiones y o cios, acceder a las universidades y gozar de todos los bene cios en forma similar a los que tenían los ciudadanos cristianos de esos países siendo Holanda, Dinamarca y la Inglaterra de los tiempos de Cromwell los pioneros en reconocérselos, ejemplo que luego fue seguido por muchos otros países de la Europa Occidental. A partir de entonces, numerosos judíos empiezan a surgir y a distinguirse en los campos de la ciencia, la medicina, la literatura y las artes y junto con estos despertares culturales y cientí cos comienzan a per larse entre los miembros de esa comunidad religiosa ciertas tendencias proclives a la asimilación como fórmula de integración de nitiva con sus coterráneos cristianos. No obstante y a pesar de estos grandes progresos, seguían subsistiendo en algunos importantes núcleos de la población de Europa Occidental, sentimientos contrarios a los seguidores de esa fe. En Europa Oriental, por el contrario, no solo no hubo ningún cambio favorable para esas comunidades religiosas, sino que por el contrario estas seguían siendo objeto de más persecuciones y asesinatos cometidos bajos los denominados Pogroms. (“The Jewish People, Past and Present”, A. Steinberg, 1946)

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Las tribulaciones de los judíos en Europa Oriental se inician alrededor del siglo XIII cuando las tribus khazarianas, pueblo numeroso de origen eslavo, racialmente emparentado con la etnia búlgara y que en el año 740 DNE masivamente se había convertido al judaísmo, se hallaban asentadas en las regiones entre el mar Caspio y el mar Negro. Ante los sistemáticos embates belicosos de adversarios de origen turco procedentes de Asia Central, súbitamente se vieron obligadas a romper su con namiento y es a partir de entonces cuando se da inicio a su diseminación por el continente europeo. La mayor parte de ese numeroso pueblo se enrumbó hacia las regiones de la Rusia Septentrional y a otros países de Europa Oriental, que luego llegaron a conocerse como askenazis, animados por la ilusión de un esplendoroso futuro en esos territorios cuya enorme extensión, unida a sus inexploradas riquezas, la habían convertido en un polo de atracción que seguía motivando incesantemente a estos judíos conversos de raza eslava, distintos a los sefaraditas. La emperatriz Elizabetha Petrova - 1742-1761 - se alarmó tanto ante esa masiva ola migratoria que estaba llegando constantemente a sus dominios, que en el año 1743, se negó a admitir más inmigrantes judíos. Sin embargo, cincuenta años más tarde, la anexión de territorios polacos convirtió a centenares de miles de judíos askenazis en súbditos de Rusia. De esta forma, las comunidades askenazis en este país alcanzaron una importancia numérica considerable, razón por la cual empiezan a

surgir contra ellas actitudes de rechazo y hostilidad por parte de la población local (“The Jewish Population of The World”, Arthur Ruppin, New York, 1946) Ante esta situación, el Zar Nicolás I (1825-1855) intentó obligar a los judíos a convertirse al cristianismo y a fusionarse con la población rusa. Para presionarlos amenazó con que su renuencia generaría la reducción de sus derechos civiles, amenaza que fue llevada a cabo, causando gran malestar en sus comunidades. Los ataques contra sus miembros se iniciaron desde la segunda década del siglo XIX y ocurrieron durante los disturbios en la ciudad de Odessa, tras la muerte del patriarca griego Ortodoxo de Constantinopla, donde fueron masacrados varios judíos. En el año 1881 fue asesinado el Zar Alejandro II, su hijo Alejandro III, tuvo la creencia que en el asesinato de su padre, intervinieron manos judías; en consecuencia, ordenó expulsarlos de varias ciudades rusas y acentuó todavía más las medidas restrictivas contra ellos, reduciendo sus derechos como ciudadanos El ministro zarista Pobonosteff, inició entonces una agresiva campaña para forzosamente convertir al cristianismo a los que practicaban dicha religión y al mismo tiempo procurar la expulsión de por lo menos dos millones de ellos de Rusia. Aunque el plan no llegó a ejecutarse, hubo muchos detenidos y un numeroso grupo buscó exiliarse (“The Jewish Little Town Of Eastern Europe”, Mark Zborowski And Elizabeth Herzog, New York, 1955)

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Es así que a partir del año 1881, los judíos en Rusia, empezaron a vivir una etapa, todavía más turbulenta y sombría que los llevó a estrechar todavía más sus lazos de unión y también a aislarse de forma más acentuada de su entorno hostil. Por esa misma fecha se inicia contra los judíos en Rusia una oleada sangrienta que recibió el nombre de “Pogroms”, vocablo ruso con el cual fueron designados los cruentos ataques contra los practicantes de esa religión. En muchas partes de Rusia y de Europa Oriental, fueron perseguidos y con frecuencia masacrados por turbas frenéticas, dirigidas algunas veces por sacerdotes y otras veces por miembros de la policía secreta, quienes a su vez eran los organizadores de esas turbas que los atacaban con el grito “matad a los judíos”. El movimiento ruso antijudío más activo durante este trágico período era el conocido entonces con el nombre de “Los Cien Negros”. Estas persecuciones fueron comunes en Rusia y luego en Europa Oriental durante el período que va desde de 1859 a 1917. Es de anotar que los cuerpos de policía en ninguna de estas regiones actuaron para proteger o defender a las comunidades judías de entonces. Los Pogroms, que alcanzaron su cenit a partir de la década de los ochenta del siglo XIX, se fueron extendiendo a través de Europa Oriental y luego de Europa Central. El sentimiento antijudío generalizado se re ejó inclusive, pero en mucho menor

grado, en el Nuevo Mundo, más concretamente en Estados Unidos y Argentina. (“Migration And Environment”, H. L. Shapiro, New York, 1939) El caso Dreyfus -Francia 1.894 – que informa sobre el espionaje alemán, ha causado en ese país un gran revuelo. Técnicos militares franceses y alemanes exploran nuevos sistemas para perfeccionar su respectivo armamento tradicional Hasta ahora los tubos del cañón, van montados sin ninguna unión elástica que amortigüe la energía del retroceso. Después de cada disparo hay que volver a colocar el pesado cañón en su lugar y alinear de nuevo sus órganos de puntería con el objetivo. Los franceses estudian el desarrollo y la fabricación de medios que permitan el retroceso elástico frenado del tubo del cañón, con lo cual se evita la pérdida de la posición del mismo y por ende de la puntería y adicionalmente se gana tiempo. Alemanes y franceses que siempre han mantenido una tradicional enemistad, se espían mutuamente. La embajada alemana en París ha obtenido informaciones altamente con denciales sobre las investigaciones francesas que eran privativas del Estado Mayor del ejército francés. El caso empieza a ser investigado por el Servicio de Contraespionaje de ese país que acusa al Capitán Alfred Dreyfus, francés de religión judía, de alta traición. Su proceso, amañado con pruebas falsas, produce el “Yo Acuso”, dirigido por Emile Zola al Presidente francés Feliz Faure en enero de 1898 (“The History Of The Jewish In The Middle Ages And The Modern Times”, ) El escritor y periodista Theodore Herzl de religión judía, nacido en Viena, en una familia burguesa, para esa fecha partidario de la asimilación de los judíos como fórmula de solución contra los ambientes hostiles, se hallaba entonces muy lejos de ser movido por una mística nacionalista judía, pero le correspondió ser testigo del fuerte sentimiento antijudío imperante en Francia, sintetizado a través del proceso contra el Capitán Dreyfus, acusado y condenado injustamente. En ese proceso, Francia trata de encubrir la incapacidad de algunos funcionarios de la Inteligencia Militar y de otros o ciales pertenecientes a la aristocracia francesa de la época, pero al mismo tiempo pone al descubierto el sentimiento antijudío subyacente en las altas esferas del gobierno

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A partir de este hecho, Herzl cambia radicalmente y se siente compulsado a encontrar una solución al creciente problema del sentimiento antijudío de Europa. Más tarde publica su obra escrita en yiddish “Der Juden Staat” –El Estado Judío-; donde plantea los medios teóricos y prácticos para buscar una tierra donde los judíos puedan establecerse y crear un Estado soberano. Desde entonces se le recuerda como el Padre del Sionismo. Al principio, Herzl comenzó

su movimiento con una idea política sin ninguna correlación religiosa, pero completamente nebulosa respecto al proyectado Estado, o acerca del lugar donde se fundaría y que solo pocos años más tarde, habría de de nirse claramente El profesor Hans Kohn, historiador y lósofo judío nacido en Praga y nacionalizado estadounidense, escribió lo siguiente sobre Herzl: “En un principio ni por la historia ni por el carácter de los judíos, ni por el judaísmo, tenía idea donde deben establecerse los judíos. Entonces ni pensó en Palestina como la patria necesitada ni en una sociedad cultural judía que se expresara en hebreo; dar a los judíos una tierra donde vivir libres de persecuciones era su única meta. Quienes eran los judíos o en qué parte del mundo estaría localizada esa tierra, eran puntos que no consideraba”. A Herzl le preocupaba una sola cosa: que los judíos constituyeran un pueblo uni cado; como tal, si necesitaban una patria debían tenerla pero la reuni cación de los judíos en el siglo XIX no parecía viable ni realizable Las ideas de Theodore Herzl se apoyaban entonces en la necesidad de un territorio para trasladar en él a los judíos diseminados por el mundo y es entonces, cuando se percata de una dura realidad y en sus memorias escribe la siguiente re exión: “Nadie es lo bastante rico para transportar a todo un pueblo desde el lugar donde tiene ubicada su residencia a otro lugar. Esto puede hacerlo únicamente una idea. Los judíos no han dejado de soñar a través de toda la noche de su historia: el año que viene en Jerusalén. Son nuestros rezos tradicionales, ahora es hora de mostrar que este sueño puede transformase en realidad”, y, coherentemente con ese pensamiento, Herzl de ne el sionismo como “el movimiento del pueblo judío en marcha hacia Palestina” y agrega: “pero el retorno a Palestina, debe ser precedido por el retorno del pueblo judío al judaísmo”. Concretando estas ideas de Herzl, Haím Weizman agregó: “El sionismo constituye ciertamente un movimiento nacionalista y político judío, pero también es un movimiento cuyo carácter espiritual no podemos ignorar. Estoy seguro que si prescindiéramos de ese carácter espiritual, no podremos realizar jamás nuestras aspiraciones políticas y nacionales”

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Durante la VI Conferencia Sionista celebrada en Suiza, Herzl declaró: “Solamente la Gran Bretaña entre todas las naciones del mundo ha reconocido a los judíos como nación independiente y separada de todas las demás”, y continuó diciendo: “Nosotros los judíos tenemos derecho de poseer un hogar y construir un Estado”. A partir de ese momento, la tarea de los judíos sionistas, en vinculación con los pensamientos y con las ideas de Herzl en marcha, consistió en la fabricación del siguiente mito: que los judíos, independientemente de su religión, existían como un pueblo y que ese pueblo ha mantenido una ininterrumpida línea de continuidad con los hebreos de la Biblia, con quienes aún siguen vigentes los lazos nacionales que los unen a ellos y por lo tanto “el primer deber religioso de los judíos era regresar, desde el

Exilio, a la Tierra Prometida”, al mismo tiempo empiezan a construir otro mito, el de los Derechos Históricos, el cual acuñan en los siguientes términos: “Por la importancia religiosa y espiritual que Palestina reviste a los ojos del judaísmo, la comunidad judía mundial posee derechos históricos exclusivos sobre este territorio” (“Per l de Israel”, Ministerio de Relaciones Exteriores, Departamento de Información, Jerusalén, 1968) Desde el momento en que Herzl se da cuenta que lo único que puede trasladar a las comunidades judías del mundo a una tierra donde establecerse son las convicciones religiosas, es cuando él se identi ca y da su aprobación al proyecto colonialista del sionismo y sugiere a las grandes potencias que en efecto, los judíos (europeos de religión judía) podrían constituir una especie de avanzada del “mundo civilizado” en aquellas tierras. Haím Azriel Weizman, el más ferviente impulsador del sionismo y del Estado Judío, re riéndose al proyectado Estado, expresó: “Es indispensable que contemos con la ayuda de una gran potencia. Hay dos en el mundo: Alemania e Inglaterra. La primera ha preferido mantenerse apartada y evitarse toda clase de intervenciones. Inglaterra en cambio, nos ha mostrado su simpatía y su deseo de ayudar” (Prueba y Error, Haím Weizman, 1949). Por esa época, el Imperio Británico era la gran potencia colonialista que tenía la ambición de dominar toda la región del Medio Oriente por su importancia estratégica y las enormes riquezas de su subsuelo

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En el primer Congreso Judío celebrado en Basilea, Suiza, en 1897, estas ideas de claro corte colonialista adoptadas por el sionismo, van despertando entre los judíos perseguidos y atemorizados por los “Pogroms” europeos, el fervor religioso y con él, el deseo de encontrar un lugar donde establecerse en el mundo y poder celebrar sus ritos confesionales, libres de temores y persecuciones. Esta esperanza repentina de liberarse de la hostilidad de la Europa cristiana, desgraciadamente les va a impedir comprender en toda su magnitud que su histórica decisión de implantarse en Palestina, se apoyaba a expensas del pueblo palestino que nunca en su historia persiguió ni hostilizó a los judíos; todo lo contrario, es un hecho histórico innegable que los árabes en general nunca persiguieron a los judíos. Desde la época de la Inquisición hasta el período de los Pogroms zaristas, los judíos siempre habían encontrado refugio seguro entre los árabes. En Palestina, todavía en una fecha relativamente reciente como 1948, tan estrecha y cálida era la relación entre los palestinos nativos y los judíos palestinos, que la misma dio origen a una tradición que los hermanaba, de acuerdo con la cual los bebés nacidos en la misma semana eran considerados hermanos de leche. Para sellar esta hermandad, los bebés judíos eran amamantados por madres palestinas y los bebés palestinos por madres judías; hasta el mismo Mufti Husseini de Jerusalén, quien dirigió la rebelión contra la

invasión sionista y la dominación británica (1936-1939), tenía tres hermanos adoptivos judíos. En Palestina, actualmente perviven todavía algunos “hermanos de leche” de aquella época De pronto para los promotores del sionismo, el fuerte sentimiento antijudío de los europeos cristianos parece presentar un aspecto utilizable para la reuni cación de los judíos en Palestina. “Los gobiernos que nos persiguen experimentarán tanto placer en vernos partir como nosotros en abandonarlos y es evidente que la creación de un Estado judío no podrá hacerse jamás sin el apoyo de esos gobiernos”, había dicho ya Pinsker en su libro. Para los primeros “sionistas pragmáticos” no pasa desapercibido el hecho de que Palestina no es un territorio despoblado, que otro pueblo vive ahí desde tiempos inmemoriales y tiene ya organizada su vida en esa tierra. Pero el sionismo se va concretando en la época de las conquistas coloniales y al igual que esas otras conquistas, el poblamiento de Palestina por europeos de religión judía, va a ser enfocado bajo el lente de la pretendida “labor civilizadora del hombre blanco”, tan en boga entonces y de la cual, para no extendernos, citamos aquí únicamente el caso de la “Democracia francesa” de la época, que con su lema de “Libertad, Fraternidad e Igualdad” venia colonizando y saqueando los recursos naturales de varios países Esa democracia francesa se dedicaba para esa época a arrebatar las tierras más fértiles a la población argelina autóctona para entregárselas a los colonos procedentes de Francia, España, Italia y Malta que eran alentados a radicarse allí y fue esa misma Democracia francesa, a pesar de que su gran “Revolución” le había inculcado una noción exacta y muy clara de la justicia social con su ya mencionado lema, la que no tuvo inconvenientes en desplazar a la población nativa de Argelia, considerada entonces parte de Francia, hacia las tierras más secas e inhóspitas del país, para asignarle a esos colonos las franjas más fértiles que se extienden a lo largo del litoral mediterráneo, rico en recursos hídricos

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Para dominar a los nativos, estos colonos se erigieron en la casta dominante en Argelia. Se consideraban exponentes de una “raza superior” y despreciaban a los nativos a quienes habían despojado de sus tierras llamándolos “ratones". El gobierno francés se dedicó a construirles a estos invasores una pequeña Europa, con atractivas y modernas ciudades y avenidas, idénticas a las de París; pero ese mismo gobierno, en nombre de la “Igualdad, Libertad y Fraternidad” no tuvo en cuenta para nada los derechos de la mayoritaria población autóctona argelina, estableciendo una doble escala de estatus: los colonos eran considerados ciudadanos franceses con plenos derechos mientras que los argelinos, en su propia tierra, eran ciudadanos de segunda clase, sin derechos. En las escuelas no se les enseñaba a los argelinos la historia de su propio pueblo, el árabe; esa

Para Herzl, la implantación del “pueblo judío” en Palestina empieza a presentarse en términos de la aplicación de ese modelo colonialista Europeo y en común acuerdo entre intereses políticos y económicos compartidos con las grandes potencias y el sionismo. La Agencia Judía, “Jewish Company”, creada por Herzl, para fomentar la inmigración judía a Palestina, comienza a recaudar los fondos al servicio de su asentamiento. A principios del siglo XX, solo hay 50 mil judíos en Palestina al lado de más de un millón de palestinos autóctonos. En su libro “El Estado Judío”, Herzl señala minuciosamente los detalles de la inmigración masiva y de su implantación. Esa misma entidad se encarga de nanciar dicho cometido emulando el modelo de las grandes compañías de los países colonialistas

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El sionismo reconoció desde muy temprano, que la realización de su proyecto colonialista y su futura supervivencia como Estado judío en Palestina, requería el apoyo y la protección de una gran potencia. Tenía clara conciencia que Palestina, por su ubicación geográ ca, poseía gran valor estratégico y económico, (puente de tres continentes, canal de Suez y los grandes yacimientos de petróleo del Medio Oriente) y con esa mentalidad colonialista se identi có como un incondicional y permanente aliado del imperio británico, con el cual constituyó una simbiosis. Esta alianza patentizó los puntos de convergencia en relación con los objetivos comunes entre británicos y sionistas y fue así como la Gran Guerra vino a representar la ocasión propicia tan esperada por el sionismo. Por esa fecha, el imperio británico había puesto sus ojos en las tierras árabes; ambicionaba con ejercer sus dominios en las estratégicas y ricas regiones de Medio Oriente y en ese sentido sus intereses en esa parte del mundo coinciden con los intereses del sionismo para el establecimiento de un Estado judío en Palestina, hecho que el mismo Haím Weizman, el segundo hombre más importante del sionismo después de Herzl, rati ca cuando expresó: “De Rusia salieron aquellos primeros judíos para Palestina, pero no fueron ellos quienes crearon el Hogar Nacional, sino fue la política colonialista. Esta lo creó y se comprometió

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historia evidenciaba claramente que ese pueblo de ninguna manera era una raza inferior sino que, su historia expresaba la grandeza de la Nación árabe, poseedora de una cultura superior que había derramado por toda Europa los vestigios de su esplendor y la herencia de su conocimiento cientí co y social. Estas condiciones discriminatorias impuestas por el colonialismo francés condujeron a que la sociedad argelina empezara a languidecer abrumada por la pobreza; su nivel de vida bajó en forma dramática y los estimativos de entonces sugieren que como consecuencia de ese colonialismo un tercio de la población argelina falleció (Tomado del libro Oriente Medio para Dummies, pág. 238-239, 2003)

voluntariamente a preservarlo”. Para Gran Bretaña, la creación de un Estado Judío en el corazón del mundo árabe estaba en vinculación con su proyecto consistente en mantener a esa Nación enfrascada en la batalla contra un Estado belicoso y expansionista, para de esta manera servir a los grandes intereses de esa potencia colonialista en mantener su completo dominio sobre esta importante zona (“Piratas y Emperadores”, Noam Chomsky, 2004) No cabe duda alguna de que si Palestina no hubiera caído bajo el mandato Británico, el sionismo jamás hubiera encontrado el apoyo que necesitaba para hacer realidad su proyectado Estado Judío en ese país, pero no fue así. Inglaterra, con la mentalidad colonialista de esa época, había formado un comité colonial especial para analizar los intereses imperialistas británicos. Ese comité, previo estudios, emitió un documento conocido como El informe Campbell- Berman, el cual constituye un siniestro testimonio del proyecto colonial imperialista de la Gran Bretaña para el Medio Oriente, que en forma explícita recomendó al gobierno inglés hacer todo lo posible para neutralizar y frustrar la voluntad y el deseo de liberación de los pueblos árabes, mediante la aplicación de medidas que impidieran la actividad política y su desarrollo social y cultural: “Es preciso y de interés común de Gran Bretaña, poner todo su empeño para que los pueblos de esa zona (Medio Oriente) permanezcan en el subdesarrollo, el atraso y la ignorancia”. Al describir el plan propuesto para Palestina- creación del Estado Judío- el informe propone que este debe poblarse con inmigrantes europeos para garantizar que les sean leales y al mismo tiempo hostiles a sus vecinos en la región. La importancia económica y estratégica del Medio Oriente, justi ca los esfuerzos que requiere este proyecto. Ya desde antes de la Gran Guerra, Winston Churchill, había declarado ante la Cámara de los Comunes, con toda franqueza y honestidad, sin ruborizarse, lo siguiente: “No somos un pueblo joven con un historial inocente y un legado insu ciente. Nos hemos apoderado de una parte absolutamente desproporcionada de la riqueza y del comercio del mundo. Hemos obtenido todos los territorios que hemos querido, y nuestra pretensión de disfrutar sin más de ingentes y esplendidas posesiones, fundamentalmente adquiridas por la violencia y mayoritariamente conservadas por la fuerza, suele antojarse menos razonable para los demás que para nosotros” (“Piratas y Emperadores”, Noam Chomsky, 2004)

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Las bases para este proyecto colonialista de principios del siglo XX tanto para Palestina como para los demás países del Medio Oriente, estaban ya de nidas: Inglaterra modi caría únicamente su presentación, mimetizando su rol o cial de promotor colonialista, para presentarse con el disfraz de ser un generoso y comprensivo liberador de la Nación Árabe y al mismo tiempo salvador del perseguido y sufrido “pueblo judío”; naturalmente esta altruista generosidad

No cabe duda que los antecedentes del sionismo fueron de índole eminentemente religioso, el elemento novedoso en esa organización se va concretando a partir de ese primer congreso en Basilea, donde la milenaria esencia religiosa del sionismo comienza a transformarse en una corriente nacionalista fanática que buscó y encontró en Inglaterra la oportunidad propicia para conseguir sus propósitos de asentarse en Palestina El Rabino Elmer Berger de nió así éste nuevo sionismo político: “Como ideología, el sionismo debe ser claramente diferenciada del judaísmo, éste se de ne como una religión de valores universales, no como una nacionalidad y es adoptado por personas con liaciones étnicas y nacionales completamente diversas. El sionismo, en cambio, es un movimiento político nacionalista que aspira unir a todas las personas de fe judía atribuyéndoles una única e indivisible identidad étnica y nacional, que genealógicamente se remonta a los judíos de los tiempos bíblicos y pretende identi car esa religión con un territorio”. (Herald Tribune, marzo 19 de 1961)

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Yakov Rabkin, judío, catedrático de historia de la Universidad de Montreal, Canadá, de ne así a ese fanático movimiento político: “El sionismo es un movimiento nacionalista totalmente atípico, completamente diferente de los otros movimientos nacionales; si bien los otros movimientos de liberación nacional deben independizar al pueblo y establecer su organización en el territorio nacional. El sionismo debe crear una lengua, formar una nueva conciencia nacional, trasladar a los judíos al otro extremo del planeta, expulsar a la población local y defenderse luego contra los intentos de esta última por recuperar los territorios usurpados y colonizados” y según la historiadora judía Anita Shapira, citada por Rabkin, sostiene que: “La psicología del sionismo se forma por dos parámetros contradictorios: un movimiento de liberación nacional y un movimiento de colonización europeo de un país del Medio Oriente”. Por su parte el historiador revisionista, no sionista, Benny Morris, a rma: “para el sionismo, el recurso de la fuerza es indispensable y necesario para la consecución de sus objetivos”

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hacia los judíos se haría a costa del pueblo palestino y no de aquellos Estados y/ o pueblos europeos que fueron los verdaderos y únicos responsables del sufrimiento judío. Esta actitud de la “Pér da Albión”, nombre con que se conocía al imperio británico por su perversidad política, coincide con la época en la que comienza a circular un pequeño libro titulado “Der Juden Staat”, escrito en yiddish, cuando su autor aún estaba organizando del Primer Congreso Judío, que se efectuaría en Basilea, Suiza, en 1897 y cuya consigna “coincidencialmente” sería: “El sionismo lucha para crear un hogar judío en Palestina”

Ya consolidado el sionismo político, a la muerte prematura de Herzl en 1904, Haím Weizman, su sucesor, diseña en grande los primeros proyectos sionistas para la colonización judía de Palestina y con la ayuda de las potencias imperialistas de entonces, en noviembre de 1917 fue concluido un acuerdo de principios conocido con el nefasto nombre de “Declaración de Balfour” como argumento “legal” para fundar en Palestina “el Hogar Nacional Judío”. Dicho acuerdo fue expresado mediante una declaración comunicada en una simple carta del Canciller británico, Lord Alfred Arthur Balfour, al banquero inglés de religión judía, Lord Rothschild y cuyo tenor fue el siguiente “Estimado Lord Rothschild me complazco en transmitir a usted, en nombre del Gobierno De Su Majestad británica, la siguiente declaración de simpatía por las aspiraciones judías sionistas, cuyo texto ha sido sometido al gabinete y aprobado por este: El Gobierno De Su Majestad ve con beneplácito el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío y hará cuanto esté en su poder para facilitar el logro de ese objetivo, quedando claramente entendido que no se tomará ninguna medida que pueda perjudicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías en Palestina, o los derechos y las condiciones políticas de que gocen los judíos en cualquier otro país Agradeceré a usted se sirva poner esta declaración en conocimiento de la Federación Sionista Arthur James Balfour, CANCILLER” Con este documento, que constituye una prenda de garantía extendida por la máxima potencia colonialista de esa época, el sionismo alcanza su mayor éxito. Al mismo tiempo, éste documento revela de una manera clara e inconfundible la unidad de objetivos oscuros que perseguiría a partir de ese momento la alianza anglosionista. La Declaración Balfour fue calculadamente redactada, de manera tal que al prometer a los judíos la creación de un Hogar Nacional en Palestina, no menciona a la población autóctona como palestinos ni como árabes, sean musulmanes o cristianos, se re ere a ellos simplemente como comunidades no judías de Palestina, una forma extraña de referirse a los milenarios habitantes nativos de éste país

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Cali carlos únicamente como comunidades no judías equivalía a algo así como cali car a los ingleses como las comunidades no continentales de la Gran Bretaña. Ese nefasto documento tampoco hace referencia a sus derechos políticos ni nacionales. Los palestinos para la época, conformaban la población abrumadoramente mayoritaria del país: el 93% de sus habitantes, poseedores

entonces del 97% de las tierras, a pesar de lo cual los estaban desconociendo y al hacerlo revelaban claramente sus perversas intenciones Lo que en un principio era la reacción ante la persecución religiosa de los judíos por parte de la Europa cristiana se convirtió luego en un agresivo y ambicioso plan colonialista e invasor bajo la premisa falsa de ser un pueblo en búsqueda de retornar a la “Tierra Prometida”, su “Patria Ancestral” La declaración Balfour, esa que prometió únicamente un “Hogar a los sufridos judíos”, esa que prometió además que “no se haría nada que pudiera afectar o perjudicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías en Palestina”, apenas dos años más tarde, el célebre sionista Weizman declaraba textualmente en el Congreso Judío celebrado en La Haya, Holanda, que Ese “Hogar será un Estado Nacional tan judío como Inglaterra es inglesa”

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En efecto, esa nefasta Promesa Balfour convirtió a la Patria Palestina en un Estado Judío, al milenario pueblo palestino en despatiados, desposeídos y sin identidad, a los países árabes vecinos en el blanco permanente de sus despiadados ataques y al Medio Oriente en la zona más con ictiva del mundo

“La interpretación sionista de la lección bíblica es bastante acomodaticia, pues hace caso omiso de las enseñanzas y éticas de la religión judía al adoptar a ciegas el sentido más brutal de la noción bíblica de conquista”. Gilad Atzmon, intelectual judío y activista por los derechos humanos, nacido en Israe

LA TIERRA DE CANAAN Y EL MITO DE LA PATRIA ANCESTRAL DE LOS JUDIOS Cuando decimos Palestina en su identidad evocamos a los cananeos. Hablar de los cananeos, cuya milenaria historia se confunde con los principios mismos de la civilización, equivale a penetrar siete mil años atrás en las crónicas del Medio Oriente El país situado al sur de Siria, conocido en la antigüedad como Canaán, es una angosta faja de tierra situada en el litoral oriental del mar Mediterráneo, llamado por primera vez Palestina por Heródoto y otros historiadores griegos 400 años ADNE. Recibe ese nombre por derivación fonética del apelativo de uno de los pueblos que la habitaron desde la antigüedad, los Pelishtin ( listeos), originarios de las islas griegas del mar Egeo, llamados también los “Pueblos del Mar”. Los listeos, después de haber sido rechazados de los con nes egipcios por el faraón Ramsés III, en el siglo XII ADNE, se establecieron en las costas mediterráneas de ese país siendo el interior habitado por los cananeos Palestina mide 450 km de largo y 90 km en su extensión mas ancha. Situada en el litoral oriental del Mediterráneo, limita por el norte con Siria y El Líbano, por el este con Jordania y por el sur colinda con Egipto a través de la península del Sinaí, es bañada por el río Jordán que nace en el monte Hermon en Siria, pasa por el lago Tiberiades y rinde sus aguas al mar Muerto. Las aguas de este mar son blanquecinas y aceitosas con manchas como de betún debido a la alta concentración de minerales y de sales

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El fértil valle situado entre los ríos Tigris y Éufrates, ha sido asiento de los pueblos que se encuentran entre los más antiguos de la humanidad. Estos históricos ríos nacen en las montañas armenias y se alejan perezosamente el uno del otro hasta volver a unirse en las fronteras sureñas del actual Irak. Los primeros pobladores sumerios y akadios, semitas estos últimos, recibieron sus nombres de las llanuras donde se asentaron: Sumer y Akkad

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Todos los estudios y fuentes arqueológicas e históricas coinciden en señalar que fue de la península arábiga, de donde varias oleadas migratorias llevaron a estos pueblos semitas a establecerse sobre amplias zonas del Medio Oriente. La primera oleada la conformaron los akadios quienes llegaron inicialmente a los valles situados entre los ríos Tigris y Éufrates –Mesopotamia- donde convivieron primero con los sumerios para acabar siendo el elemento mayoritariamente predominante en Babilonia, convirtiéndola en la cuna de las civilizaciones. Los Amorreos, procedentes del norte de Arabia vinieron después y se asentaron al norte de Siria; estos grupos humanos tuvieron contacto con los centros sumerobabilonicos Otra inmigración, la tercera, estaba formada por los cananeos, quienes se dirigieron hacia el oeste, a regiones cercanas a la cuenca oriental del mar Mediterráneo, tierra fértil y rica que hoy se conoce con los nombres de Palestina y El Líbano. Fue la zona geográ ca donde esta última oleada de grupos humanos, también originaria de Arabia, se estableció y a partir de entonces se conoció la tierra de Canaán, de donde más tarde se rami caron los fenicios. Todas las fuentes arqueológicas e históricas coinciden en la identi cación de los cananeos procedentes de la Península Árabe como el elemento nativo que inicialmente se asentó en esa región. Maxime Rodinson, sociólogo e historiador orientalista francés de religión judía, de padres rusos, a rma que esta población cananea que se asentó en Palestina, no solo constituyó el primer elemento nativo del país sino que además es el pueblo que aún se destaca por retener su identidad. Los árabes palestinos de hoy, en consecuencia, son sus descendientes El vocablo Canaán en el idioma arameo traduce púrpura, cali cativo que se debe al producto, muy cotizado en esa época, que estos pueblos, con fórmula secreta, extraían de un molusco del cual fabricaban un tinte color rojo profundo, que en la antigüedad se utilizaba para teñir las vestimentas de los habitantes más encumbrados de toda la región del Medio Oriente y parte de Europa (Historia Universal Salvat, Vol. 11)

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La importancia de referirnos al valioso legado cultural que representaron los aportes de los cananeos se fundamenta en lo tanto que contribuyeron al desarrollo de la civilización y al hecho de haber ejercido una in uencia muy positiva para la humanidad en el transcurso de la historia. Dueños de un alma sensible, moldeada tal vez por la vasta soledad y las duras condiciones de la vida en el desierto, característica impropia en otros pueblos en ese tiempo, rasgos que propiciaron el desarrollo e in uenciaron y transformaron para bien las sociedades de entonces

Desde nales de la Edad de Piedra, la tierra de Canaán empezó a ser mencionada en la historia y lo fue especialmente por la agricultura. Los textos históricos y los arqueólogos, basados en sus hallazgos, coinciden en determinar que en ningún otro lugar del mundo se han podido encontrar indicios de actividades agrícolas tan tempranas como las descubiertas en la tierra cananea ya que ellos habían logrado desarrollar el cultivo del trigo, las uvas, el olivo, entre otros. A mediados de la Edad de Bronce, surgen en esa tierra las primeras civilizaciones urbanas de las que se tenga conocimiento. En Palestina, los cananeos fundaron las ciudades que hoy se consideran las más antiguas de la humanidad: Jerusalén -en cananeo Urusalim que signi ca ciudad de la paz -, Jericó, Belén, cuyo nombre original es Bit-ul-Laham que traduce casa de Laham divinidad cananea muy anterior al monoteísmo hebreo, Hebrón, Acre, Jaffa, Gaza, Tiro, Sidón, Biblos, Damasco y otras más, ciudades estas que según los estudios arqueológicos fueron construidas teniendo en cuenta toda la complejidad de servicios y desarrollo económico del momento. Tenían alcantarillado, calles rectas y bien trazadas y sus edi cios públicos exhibían un buen acabado y denotando armonía simétrica. Excavaciones in situ han puesto en evidencia que Jerusalén, ya era una ciudad grande y forti cada desde mucho antes de la llegada de los hebreos. Los descubrimientos realizados revelan que el so sticado sistema hidráulico, que hasta hace poco fue atribuido a los conquistadores hebreos, ya existía ocho siglos antes de la presencia israelita. El doctor Romy Reich, norteamericano, quien dirigió la excavación junto con el arqueólogo israelí Elí Shnikrun, a rma que dicho sistema hidráulico fue construido como un solo complejo por los jebuseos, hacia la mitad de la Edad de Bronce cerca del año 1800 ADNE. Los pueblos cananeos también dominaron la elaboración de elementos en bronce y en barro para la decoración y para uso doméstico, así como la domesticación de animales y de igual forma se les debe el invento del vidrio, la técnica del soplado y la divulgación del uso del papiro, palabra griega que traduce “láminas”, material apropiado para la escritura que era fabricado en la ciudad de Biblos y que luego su fonética derivó en el vocablo “papel”. Los griegos comenzaron a llamar cualquier texto hecho con papiros como El Libro y así, el Libro Sagrado empezó a conocerse con el nombre de “Biblia” (Historia Universal Salvat, Vol. 11) (Excavation of Tepehissar, E. Schmidt, Philadel a, 1937)

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Pero sin duda el más extraordinario aporte, el que ha traído los mayores bene cios para el desarrollo de la civilización ha sido el alfabeto, cuya invención, escritura y propagación se la debemos a los fenicios. En virtud de su contacto con los egipcios, los cananeos se inspiraron en sus jeroglí cos para crear un sistema de escritura y de lectura más simpli cado pues a ellos los jeroglí cos egipcios les parecieron importantes como medio de comunicación pero al mismo tiempo los

consideraron muy complicados por cuanto utilizaban un símbolo para identi car cada palabra. Decidieron entonces inventar un sistema más simpli cado. Comenzaron por clasi car los distintos sonidos que se emplean en el lenguaje y procedieron luego a asignar el mismo símbolo (letra) para representar siempre el mismo sonido en cualquier palabra; este método inventado por los fenicios, una rama de los cananeos, se conoció con el nombre del Alfabeto. Hacia el año 1.000 ADNE. esta había sustituido a todos los otros medios de comunicación de la época. De él han nacido tanto los alfabetos occidentales así como también los semíticos que hoy se usan. Éste legado cananeo ha ejercido la mayor contribución para el desarrollo del conocimiento y de la cultura de la humanidad

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Los cananeos se destacaron también por sentar un nuevo principio en una época que se caracterizó por las invasiones, las guerras y las conquistas entre los pueblos. Toda su actividad se distinguió por unas cualidades que no eran comunes en el mundo conocido de aquella época: la creatividad, el talento y el ingenio. Se instalaron pací camente en la tierra de Canaán, no iban por el mundo conquistando pueblos y derramando sangre sino llevando con ellos la antorcha del conocimiento. En sus correrías, lo que aprendían en una región lo divulgaban y lo enseñaban en otra; su vocación fue cultivar el arte de la industria, el comercio, la agricultura y la navegación. Los cananeos del norte, conocidos también como fenicios, fueron considerados los carreteros del mar, su patria era el mundo, se caracterizaban por ser mercaderes pací cos y fue por ellos que la Europa atrasada, pudo conocer los portentos de las grandes civilizaciones mesopotámica y egipcia. Sus barcos fueron los vehículos por donde viajó la civilización; eran como las arterias del conocimiento humano que distribuyeron el saber a todos los pueblos antiguos. En sus viajes por el Mar Mediterráneo, enseñaron el cultivo de la uva y la aceituna así como la aplicación de las medidas de longitud y latitud como también la interpretación de las cartas geográ cas. Introdujeron un sistema de numeración basado en el número doce, cuya in uencia aún perdura: usamos la docena como medida y en el sistema de medición inglés aún subsiste esa in uencia: un chelín son doce peniques; un pie son doce pulgadas, etc. En sus vastas y audaces navegaciones, los fenicios llegaron hasta las costas británicas desde donde traían el estaño y hasta el mar Báltico de donde traían el ámbar. Se establecieron en Chipre y Creta, en Rodas y Cerdenia, fundaron Málaga, Sevilla y Cádiz; de ahí pasaron al Norte de África y fundaron Útica y Cartago. Siempre primaba en ellos la voluntad y la actividad humana basadas en la audacia y la inteligencia. Cabe recordar que fueron los cananeos quienes le dieron al continente europeo su actual nombre; Europa era una princesa de la mitología fenicia

El país de Canaán, no fue un Estado uni cado; era en cambio un conjunto de Ciudades-Estado, muchas de las cuales, en ciertos periodos de su historia, estuvieron sometidas a un imperio extranjero como el de los egipcios o el de los hititas, mientras que en otros periodos volvían a recuperar su autonomía o se agrupaban en pequeños principados, regentados por algún jefe local. Su comunidad se fundaba en la existencia de una lengua y una cultura común y todo parece indicar que su ambiente era apacible y tranquilo. En efecto, en la Edad de Bronce, la duración de la vida de los cananeos llegó a ser sensiblemente más prolongada de lo que era en otras latitudes del Medio Oriente por esa misma época, como lo corrobora el descubrimiento de cráneos de ancianos y también lo rati ca el hecho de que la edad promedio de los individuos de ese periodo, cuyos esqueletos han sido hallados en Jericó, sea más elevada. Esta longevidad generalmente suele atribuirse a unas condiciones de vida óptimas en todos los aspectos. (The Archaeology of Palestine, W.F. Albright, Penguin Books, New York, 1956) Las “cartas de Tel-Amarna” encontradas en 1887 en las ruinas de Akhetalon, capital egipcia del faraón Ameno s IV, ofrecen amplios detalles de la época. En el cruce de correspondencia entre los faraones Ameno s III y IV con sus gobernadores asiáticos existen numerosas referencias a regiones y zonas de la antigua Palestina (Canaán) las cuales señalan que existían dos regiones: la primera va desde el puerto de Akka y Yaffa (frente al monte Carmel) cercanos al lago Tiberiades, y la segunda se re ere a la región del sur que limita con Egipto, ambas regiones las de nen como la tierra de los cananeos y también en esa correspondencia nos informan que los gobernantes egipcios habían respetado la su antigua organización, su cultura y sus ciudades (The Archaeology of Palestine, W. F. Albright, Penguin Books, New York, 1956)

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Uno de los mitos más difundidos por el sionismo es el que sostiene que “los ahora llamados palestinos”, son los árabes nómadas y sin historia, que llegaron a Palestina durante la invasión árabe musulmana del siglo VII D.C. Esta falsedad que contradice los estudios arqueológicos que citamos, comenzó a ser fabricada por el sionista Israel Zangwill, en el año 1918; como teórico del sionismo, proclamaba la tesis de que “la mayor di cultad para el establecimiento de un Estado judío en Palestina, resultaba del hecho de que esa tierra estaba habitada por los árabes. Pero los árabes son nómadas y no han creado en Palestina valor alguno ni en el plano material ni en el espiritual. Por lo tanto, lo mejor que debiera hacerse sería invitar a toda la población a abandonar a Palestina, a n de que en ella los hebreos podamos constituir nuestro hogar...” y el mismo señor Zangwill fue quien elaboró, enarboló y propagó el lema que de nía a Palestina como “una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra”. Este mito sionista chocó con una dura realidad: Palestina no era una tierra

sin pueblo; era un país con una veintena de ciudades importantes y más de ochocientos pueblos habitados por gente sencilla que había organizado su vida en esa tierra desde la más remota antigüedad Pero el sionismo, tendenciosamente y usando toda su maquinaria propagandística fue acreditando los siguientes mitos para distorsionar la realidad histórica de Palestina y así engañar al mundo 1. Que Palestina estaba deshabitada o en último caso semihabitada por tribus de árabes nómadas 2. Que “el pueblo judío estaba indisolublemente ligado a Palestina, la cual, únicamente entró por primera vez en los anales de la historia, tanto en su aspecto geográ co como histórico, cuando fue ligada con el “pueblo judío” 3. Que los judíos son un “pueblo” que había perdido su país y lo lógico era regresar a él 4. Se instruyó para que toda la literatura relativa a la historia del moderno Estado de Israel y de sus folletos turísticos, debían omitir toda referencia sobre la historia de Palestina, sus antiguas ciudades y los importantes aportes de los árabes cananeos al desarrollo de la civilización. Esta literatura y estos folletos debían destacar únicamente los lugares santos judíos y los héroes bíblicos contenidos en el Antiguo Testamento, haciendo énfasis en que la tierra de Israel (Eretz Yisrael) es la patria ancestral de todos los judíos Como consecuencia de esa masiva campaña de desinformación, buena parte de la opinión pública hoy día, equivocadamente cree que la disputa palestinoisraelí, es un problema originado en un enfrentamiento religioso, protagonizado por una parte “por los judíos descendientes de los israelitas bíblicos y por la otra, los árabes musulmanes, que invadieron sus tierras”. Esta confundida opinión pública, imagina que dicho con icto, trata solo de un simple problema de un territorio, que durante milenios siempre fue habitado y gobernado por los hebreos hasta que fueron expulsados por los romanos

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Y esta campaña de desinformación y de engaño continúa en el presente siglo y es así como a mediados del mes de julio de 2011, el Ministro de Infraestructura de Israel, Uzi Landau, durante su visita de 4 días a Colombia para entregarle personalmente al Presidente de la República, Juan Manuel Santos, un mensaje del Jefe de Gobierno de su país, Benjamín Netanyahu, solicitándole oponerse a la petición palestina para ser admitida como miembro pleno de la ONU, fue abordado por un corresponsal del periódico El Tiempo de Bogotá quien le

expresó la siguiente inquietud: “como Ministro de Infraestructura usted juega un papel decisivo en la construcción de las colonias”. En su respuesta a este corresponsal, el Ministro Landau, saca a relucir el único argumento del sionismo, ya que no existe otro, como es la fuente el Antiguo Testamento expresando entonces: “Estas no son colonias, señor. Son comunidades israelíes en Judea y Samaria. Esto nos pertenece. El rey David, lo dice la biblia nació en Belén, en Judea; no dice nació en Belén, en la Ribera Occidental. Este es nuestro sitio. Uno no desarrolla colonias en un sitio que le pertenece, esto nos pertenece. Los palestinos demandan que les pertenece a ellos pero la forma civilizada de manejar estas cosas es mediante la negociación”. (Tomado de El Tiempo, julio 18 de 2011). Es curiosa la “lógica y acomodaticia tesis religiosa del Sionismo” que no obstante darle validez “histórica” a la Biblia en la parte que les es propicia, no lo hacen, en cambio, en lo referente al Nuevo Testamento, donde niegan a Jesús y a la virgen María, cuyas vidas y obras son más actuales y comprobadas que los remotos y nebulosos personajes del Antiguo Testamento Lo cierto es que el sionismo siempre invoca la Biblia como su título de propiedad y es el llamado “Libro Sagrado” en la parte correspondiente al Antiguo Testamento lo que consideran una especie de registro “notarial” sobre la imposible pertenencia sobre Palestina. Sostienen en forma por demás irracional que Jehová hizo una promesa a los judíos y en virtud de ese ofrecimiento Divino, el sionismo viene reivindicando a ese país como la tierra de su entera y exclusiva propiedad Los alquimistas del sionismo lograron descubrir que interpretando tendenciosamente los pasajes bíblicos y combinándolos con la fe que profesan los cristianos en el Libro Sagrado, considerado como Palabra de Dios en forma literal y por lo tanto constituye una verdad absoluta, y contando con el poco conocimiento que tiene el grueso del público sobre la realidad de la patria de los palestinos, obtienen la fórmula perfecta para justi car la usurpación de esas tierras

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Es así como el sionismo viene manipulando hábilmente a numerosos grupos evangélicos, conocidos también como “Cristianos Sionistas”, entre quienes viene llevando a cabo muy activamente un proceso de ideologización a través de sus pastores debidamente adoctrinados y convertidos en instrumentos de su propaganda, para divulgar entre sus feligreses la creencia de que la inmigración de judíos a Palestina está en vinculación con las predicciones bíblicas consistentes en preparar el terreno para la segunda venida de Cristo la cual ocurrirá cuando los judíos ocupen la totalidad de ese país en cumplimiento con las profecías de Ezequiel y Daniel y por este motivo el Estado de Israel debe ser ayudado política y económicamente. Para ello estos grupos evangélicos organizan recolectas en

sus iglesias, en cuyos atriles enarbolan banderas del Estado de Israel, a efectos de recaudar fondos que se destinan a nanciar la inmigración de más judíos a tierras palestinas. Es así como el sionismo reinterpreta a su acomodo y conveniencia el Antiguo Testamento y de paso infundir la falsa creencia de que el tercer templo de Salomón debería “reconstruirse” en la ubicación que le pertenece cuyo sitio debe ser sobre la Mezquita de Al Aksa, la cual tendrá que ser derribada para poder levantar sobre ella el mencionado templo. Para estos ingenuos servidores del judaísmo sionista, quienes de buena fe están engañados, las expropiaciones de tierras palestinas y la implantación en ellas de colonos judíos, tienen legitimidad bíblica y constituyen una actividad precursora del advenimiento de Cristo. Los incautos de este cristianismo consideran además, que la paz entre judíos y palestinos frustra la promesa de Dios, ya que tanto Jerusalén como Palestina en su totalidad, por razones “Divinas” deben ser enteramente judías asegurándoles que “Dios bendice a quienes bendicen a Israel y maldice a quienes lo maldicen”. Los miembros de estas sectas evangélicas creen sin dudarlo, toda la historia que el sionismo ha fabricado sobre Palestina

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El gobierno de Israel viene trabajando en estrecha colaboración con algunas organizaciones Evangélicas para, a través de sus fundaciones pseudo cristianas como Christian Embassy-Jerusalem, predicar y divulgar el mensaje de que la creación del Estado de Israel sobre los escombros de Palestina y la expulsión de sus habitantes, se realizó en cumplimiento de la profecía bíblica reinterpretando acomodaticiamente el Evangelio según Mateo sobre los Dolores de Parto y con ese propósito, el sionismo y estos grupos cristianos evangélicos han creado la Embajada Cristiana Internacional para organizar un masivo turismo religioso hacia lo que denominan “Parque de Atracciones Evangélicas de Galilea” donde son recibidos por altos funcionarios sionistas quienes les inculcan que “Israel está en la línea de fuego en esta guerra contra el terrorismo y en esa contienda los enemigos de Israel son también los enemigos de los cristianos”. Al mismo tiempo les siguen diciendo que “esta lucha forma parte de una guerra mas amplia que se está llevando a cabo contra la civilización judeocristiana que confronta las fuerzas del bien contra las fuerzas del mal”, en esa tarea de lavarles el cerebro a estos peregrinos, sostienen que “estas fuerzas del mal están empeñadas en dividir la ciudad de Jerusalén que es la capital eterna e indivisible de los judíos destinada por Dios a ser una luz para ustedes” y continúan adoctrinándolos así: “nuestros amigos musulmanes tienen un interés tan fanático que no solo quieren esta ciudad para sí mismos sino que tampoco quieren que el Dios de Abraham, Isaac y Jacob la tengan; ellos no quieren que el Mesías tenga esta ciudad; tampoco quieren que esté preparada para el Rey de reyes y Señor de señores que va a llegar para reinar en ella.”.Por éstas razones, muchos de estos pastores evangélicos, como consecuencia de ese adoctrinamiento sostienen la impostura

que el pueblo palestino debe ser reubicado en territorios de otros países árabes que cuentan con su cientes recursos económicos para albergarlos. Estos planteamientos revelan nítidamente que esas organizaciones a contrario sensu de su proclamado cristianismo, han sido convertidas en un movimiento herético cuyos objetivos son contrarios a las enseñanzas de Jesús por cuanto corrompen su mensaje cuyo contenido predica el amor, la justicia y la reconciliación El discurso ideológico del sionismo siempre continúa dando muestras de seguir inmerso en su ancestral vocación por las concepciones imaginarias y de sus leyendas religiosas, las cuales invariablemente van acompañadas con una fanática convicción de su existencia en un frenético intento por convencer a todo el mundo, judíos y no judíos, de que sus jaciones mitológicas constituyen realidades, así van intercalando sutilmente el mensaje cristiano con propaganda sionista Analizando los argumentos que inspiraron la respuesta del Ministro Landau, vemos que la re exión que primeramente acude a nuestras mentes es ¿hasta qué punto en las condiciones del mundo moderno, resulta valido como “título de propiedad” lo que dice el Antiguo Testamento? Para un lector super cial el argumento bíblico del señor Landau puede resultar convincente, más al adentrarse un poco en el análisis metafísico del mismo, se puede decir que cuando se lee la Biblia con espíritu analítico, se con rman que así como hay pasajes en un sentido, también se pueden encontrar otros en modo contrario Usar algunos textos del Antiguo Testamento como prueba que valida las reivindicaciones sionistas sobre Palestina y al mismo tiempo ignorar otros que contradicen esas a rmaciones, lo que revela es que el engaño sionista es permanente ya que El Libro señala que antes de la llegada de las tribus hebreas, Palestina estaba poblada por los amorritas, a quienes identi ca con los cananeos de origen semita y con una civilización que se remonta al IV milenio ADNE También la misma Biblia es la que a rma que los hebreos no fundaron ni construyeron ninguna ciudad en Palestina. La conquista de la tierra de Canaán descrita en el libro de Josué, relata la forma violenta como fueron tomadas, y luego repartidas entre los hebreos las ciudades cananeas y en ese mismo pasaje bíblico Yahvé, el Dios de los hebreos, así lo rati ca: “yo les di a ustedes las tierras que no habían trabajado y las ciudades que no habían construido. Ahora viven en ellas y comen uvas y aceitunas que no plantaron” (Josué 2; 13)

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Lo procedente en nuestra época exige que la conducta de Israel no pueda ser valorada con base en el Antiguo Testamento ya que él hace parte de un libro

religioso, por lo que el comportamiento del país ocupante e invasor de los territorios palestinos tiene que juzgarse únicamente a la luz del Derecho Internacional en lo relativo a la ocupación militar de territorios ajenos Las Convenciones de Ginebra fueron establecidas al término de la Segunda Guerra Mundial para que los Estados amolden su comportamiento y su conducta a las normas del Derecho Internacional. Estas Convenciones fueron inspiradas para poder declarar como delitos y consecuentemente poder castigar los crímenes de los nazis cometidos en la Europa ocupada. En octubre de 2000, el Consejo de Seguridad de la ONU votó la Resolución 1322, que propone aplicar las Convenciones de Ginebra a los territorios palestinos ocupados por Israel; el resultado de dicha votación fue de catorce contra cero. Estas convenciones no permiten que se pueblen territorios ocupados con los ciudadanos del país ocupante, eso naturalmente incluye los asentamientos judíos en los territorios palestinos, los asesinatos selectivos, las torturas y las deportaciones, la privación deliberada de un juicio con las debidas garantías, la destrucción y expropiación de viviendas, así como todo acto llevado a cabo fuera de la ley y sin justi cación alguna Estados Unidos en esa sesión, se vio ante el incómodo trance de no poder ejercer el “veto” a que tiene derecho en el Consejo de Seguridad, habida cuenta que el origen de las decisiones adoptadas en Ginebra buscaban castigar los crímenes nazis de tal manera que no le quedó otro recurso que abstenerse puesto que votar en contra de esa Resolución, equivalía tanto como votar a favor del nazismo La Resolución así votada entonces quedó convertida en Ley Internacional que cali ca como ilegal todo lo que Israel hace en los territorios ocupados

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La aplicabilidad de las Convenciones de Ginebra en los territorios palestinos ocupados se ha venido rea rmando repetidamente por varias Resoluciones de este organismo mundial, la más reciente de las cuales fue en enero 30 de 2013, expresada por Christine Chanet, Presidenta de la Comisión Internacional y cuyo texto fue el siguiente: “En cumplimiento del artículo 49 de la Cuarta Convención de Ginebra, Israel debe poner n a todas las actividades de asentamientos sin condiciones previas”. La Comisión Internacional, auspiciada por la ONU para investigar el impacto de los asentamientos israelíes en los territorios ocupados, denunció en esa fecha, que esta práctica viola, de diversas maneras, los derechos humanos de la población palestina. Ese mismo informe, señala que desde junio de 1967, los gobiernos israelíes “han dirigido abiertamente, han participado y han tenido un control pleno sobre la plani cación, construcción, desarrollo, consolidación y promoción de los asentamientos en territorios palestinos”. El rea rma en el mismo, que dichos

asentamientos “Se crearon para el exclusivo bene cio de los israelíes judíos, y se mantienen y se desarrollan a través de un sistema de segregación total y el resto de la población autóctona de los territorios ocupados”; y continúa diciendo: “Este sistema de segregación es respaldado y facilitado por un control militar y legal estricto en detrimento de los derechos de la población palestina”. Igualmente la Comisión exhortó al gobierno de Israel a que garantice una plena rendición de cuentas por todas las violaciones que viene cometiendo y a que ponga n a la política de impunidad así mismo le recordó que debe garantizar la justicia para las víctimas palestinas. Dicha Comisión adicionalmente declaró: “La magnitud de las violaciones relacionadas con las políticas de Israel atinentes a las expropiaciones, desahucios, demoliciones y desplazamientos del territorio palestino, demuestran la naturaleza extendida y generalizada de las violaciones de los derechos humanos” y agregó que “La motivación que existe detrás de la violencia y de la intimidación israelí contra los palestinos y sus propiedades persigue forzar a las poblaciones locales a que dejen sus tierras, permitiendo la extensión de los asentamientos”. El informe de la Comisión culmina recordándole a Israel que el Estatuto de Roma, establece la jurisdicción de la Corte Penal Internacional (CPI) sobre el traslado de la población civil en los territorios palestinos ocupados La Comisión presentó estas conclusiones, en vista de que Israel decidiera no someterse a su examen periódico ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en protesta precisamente contra la creación de este grupo internacional de juristas

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Ya desde noviembre 22 de 1967 fue aprobada unánimemente por el Consejo de Seguridad la Resolución 242, la cual expresa su constante preocupación por la grave situación en el Medio Oriente e insiste en la inadmisibilidad de la adquisición de territorios por medio de la guerra de igual forma subraya la necesidad de trabajar por una paz justa y duradera en la que todos los Estados de la zona puedan vivir con seguridad, recordando además, que todos los Estados miembros al aceptar la carta de la O.N.U. han contraído el compromiso de actuar de conformidad con el artículo 2 de la misma. Adicionalmente, el 1o de marzo de 1980 el mismo Consejo de Seguridad, mediante la Resolución 465, determinó que “las medidas tomadas por Israel, para cambiar el carácter físico, la composición demográ ca, la estructura constitucional y/o el Estatus de los territorios palestinos o de otros países árabes ocupados desde junio de 1967, incluyendo Jerusalén, no tiene ninguna validez legal y que las prácticas de Israel de establecer parte de su población en esos territorios, constituye una agrante violación de la Cuarta Convención de Ginebra, en relación a la protección de civiles en tiempo de guerra y además constituye un serio obstáculo para lograr una amplia, justa y duradera paz en el Medio Oriente”

Aunque el gobierno de Israel participó en las negociaciones de la Cuarta Convención de Ginebra y fue uno de los primeros en rati carla, todavía no ha suscrito las dos resoluciones adicionales del año 1977 relativas al trato que debe recibir la población civil. Hasta ahora Israel no ha acatado ninguna de las normas de la Cuarta Convención de Ginebra pues arbitrariamente a rma, que la misma “no es jurídicamente aplicable a los territorios árabes ocupados”. El 27 de enero de 1981, se hizo la siguiente declaración en nombre del Secretario General de las Naciones Unidas: “El Secretario General desea repetir que lamenta cualquier decisión que pueda dar como resultado la expansión o el aumento de los asentamientos en los territorios ocupados. Tal decisión contravendría claramente las Resoluciones y decisiones de la Asamblea General y del Concejo de Seguridad y no puede sino di cultar la búsqueda de un arreglo justo, duradero y global del problema del Medio Oriente”. Israel, al no acatar esta resolución, viene insistiendo que “la única forma civilizada de manejar estas cosas es mediante la negociación”. Lo cierto es que quienes han seguido atentamente durante los últimos veinte años los frustrantes diálogos entre el militarmente poderoso y prepotente Estado de Israel, siempre apoyado incondicionalmente por Estados Unidos, y la disminuida Autoridad Palestina, se han convencido con los hechos, siempre los hechos, que Israel no evidencia signos de voluntad política para seriamente concretar una solución a este crónico con icto, pero encuentra, en las deliberadamente dilatadas negociaciones bilaterales, la estrategia perfecta para proseguir y consolidar su expansión territorial a expensas de los palestinos. Al hacerlo, Israel impunemente desafía la legalidad internacional y sigue haciendo caso omiso y mofándose de las resoluciones de las Naciones Unidas que piden no modi car el estatus de los territorios palestinos y que ordenan su retiro de los mismos, contando con el apoyo diplomático de Estados Unidos, las potencias colonialistas y de la actitud pusilánime de los países que orbitan en su esfera de in uencia

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La negativa de Israel de congelar la construcción de más colonias en los territorios palestinos es el principal factor que reduce en forma notable las posibilidades de lograr la paz. No obstante haber denunciado abiertamente el gobierno norteamericano las colonias como “ilegales” y haberlas cali cado de ser un “obstáculo para la paz”, sigue proporcionando un importantísimo subsidio económico anual, lo que le permite a Israel aferrarse y seguir robando cada vez más territorios a los palestinos. En 1980, cincuenta y nueve destacados judíos norteamericanos, entre ellos el Presidente del Instituto Tecnológico de Massachusetts, Jerome Wiesner, y el compositor y director de orquesta, Leonard Bernstein, publicaron una carta abierta en la que declaraban que “una política que requiere la expropiación de tierras árabes no relacionadas con las necesidades de seguridad de Israel y que da por sentada una ocupación permanente de judíos en una región

habitada por árabes palestinos, es para nosotros moralmente inaceptable...” (Selecciones, Agosto 1980, Colonias Israelíes, El Polvorín del Medio Oriente) Lo cierto es que la realidad histórica prueba, más allá de los argumentos y de los mitos sionistas, que Palestina, históricamente, siempre ha sido árabe. La tierra de Canaán, era habitada desde hace más de siete mil años por pueblos llegados del interior de la península árabe y ella se extendía en lo que es actualmente Palestina y El Líbano. En una síntesis forjada por los siglos y procesos de todo tipo, aún subsiste ese mismo origen que con rma la realidad histórica al rati car que los cananeos es decir jebuseos, amorritas, junto con fenicios, listeos, hititas y hebreos antiguos –ligados a Canaán- son los palestinos y libaneses de hoy En la antigüedad, las fértiles regiones centrales de Palestina y El Líbano representaban los dos extremos de un puente que era un paso obligado entre Asia, Europa y África. Esa franja de tierra a todo lo largo de la historia, ha sido objeto de la codicia de todos los pueblos y todos los imperios; dominarla signi caba controlar importantes rutas comerciales y de conquista. Fue por eso que uno a uno pasaron por ese puente los Hicsos –provenientes del norte de Siria- , y los pueblos “llegados del mar” –de las islas griegas-, los hebreos, los asirios, los hititas, los persas, los Griegos de Alejandro Magno los romanos y los bizantinos. En el año 636 d.C. llegaron los Árabes y luego los cruzados europeos. Más tarde ocurrió la invasión de los mongoles de Tamerlán que arrasaron Irak, Siria y Palestina entre los años 1393 y 1400 d.C. En el año 1517, se inicia el largo período de la dominación otomana que termina con la nalización de la Primera Guerra Mundial en el año 1918. A lo largo de todas estas invasiones a las que se vio sometida Palestina, los cananeos más tarde llamados palestinos, permanecieron sin interrupción física en su país, asistieron a todos los acontecimientos adversos y favorables que se sucedieron y aferrados a su tierra, la que venían habitando 4000 años antes de la llegada de los primeros hebreos, soportaron todas las invasiones y convulsiones, las cuales no lograron jamás privarlos de su carácter árabe, el cual, con su propia personalidad de palestinos y libaneses, conservan hasta nuestros días

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Con los siglos, la tierra de Canaán cambia de nombre, pasó a llamarse Palestina y El Líbano, pero las ciudades son las mismas: Jerusalén, Jericó, Gaza, Belén, Akka, Hebrón, Jaffa, Halhul, Sidón y Biblos, consideradas las más antiguas del mundo, todas construidas por los cananeos. Ellas están en las mismas tierras de Palestina y El Líbano, bajo el mismo cielo y frente al mismo mar: El Mediterráneo. Más allá de las leyendas sionistas, estas ciudades representan un testimonio irrefutable del origen árabe de Palestina y de El Líbano

La conquista de Palestina por los árabes musulmanes en el año 637 DNE. No fue el punto de partida que marcó la ocupación del país, esa tierra ya estaba habitada desde hace siete mil años por árabes preislámicos, quienes en diferentes oleadas también poblaron grandes extensiones del Medio Oriente, Palestina incluida. Antes del advenimiento del islamismo y hasta el año de 1947 cuando se presenta la invasión judeo sionista, por otra parte Palestina nunca fue totalmente musulmana: el 14% de sus habitantes autóctonos profesaban la religión cristiana En los siete mil años de historia de Palestina, está demostrado históricamente que la presencia de los hebreos ahí duró únicamente cuatrocientos doce años en períodos discontinuos y muy espaciados por siglos; igualmente está probado que estos nunca llegaron a dominar la totalidad de ese territorio. En cuanto al reino de Israel, que, de acuerdo con el Antiguo Testamento, fue gobernado por los monarcas David y Salomón, tuvo una duración de solo 72 años. Las gestas de estas dos guras bíblicas heroicas, David y Salomón, fueron descritas en el Libro Sagrado más de cinco siglos después de los supuestos hechos que se relatan, las cuales por más épicas que puedan parecer, simplemente constituyen mitos fantasiosos que no resisten el más mínimo análisis histórico ni arqueológico. Las exhaustivas investigaciones arqueológicas que comprendieron las áreas geográ cas de Israel, Jordania y Egipto, llevadas a cabo por dos reconocidos arqueólogos judíos israelíes, Israel Finkelstein y Neil Asher Silberman, concluyen que sus hallazgos al respecto de los reyes David y Salomón, de nitivamente contradicen los textos del Antiguo Testamento y a rman que, en cuanto a sus proezas, estas re ejan únicamente las mentes imaginativas y quiméricas de quienes escribieron esas historias y no de los hechos ni de los personajes que sostienen, pues estos nunca existieron. (The Bible Unearthed, Israel Finkelstein y Neil Asher Silberman, 2002) “Los árabes de Palestina”, ya se trate de musulmanes o cristianos, no son los “forasteros” que los sionistas han querido hacer creer pues las evidencias histórico-arqueológicas con rman que descienden de los cananeos y que fueron arabizados en el siglo VII. Estos autóctonos habitantes de Palestina, mantuvieron su posición sobre gran parte del país durante el breve período judío y se quedaron en el lugar después de que los antiguos hebreos se fusionaron con los habitantes de esas tierras

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Durante la conquista árabe del siglo VII, los nativos se mezclaron con los conquistadores y luego, junto con ellos, se enfrentaron a los cruzados cristianos llegados de Europa. Sin discontinuidad, quedaron en posesión de su país hasta la invasión de los sionistas de 1947

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Se concluye que poco importa saber si eran descendientes de los cananeos o de los conquistadores árabes del siglo VII pues lo históricamente y legalmente corroborado y cierto es que llevaban viviendo en esa tierra por muchísimas generaciones y esto por si solo les con ere un derecho fundamental más que su ciente para concederles solo a ellos un título indiscutible de propiedad sobre la tierra donde han vivido durante muchos milenios

CAPITULO “Como no existe una raza judía ni una nación judía, sino únicamente una religión judía, el sionismo es una cosa disparatada –un triple error desde los puntos de vista histórico, arqueológico y étnico-. Joseph Reinach. “Journal de Debats, marzo 30 de 1919

EL MITO DEL “PUEBLO JUDÍO Para el sionismo, los orígenes y la historia de los judíos comienzan con el Patriarca Abraham, de quien han situado su época en una fecha tan remota como es el segundo milenio (ADNE) y es precisamente por esto, por lo que el sionismo a rma que los vínculos históricos del “pueblo judío” con Palestina datan de hace 4000 años. Esa “historia” está contenida en los relatos bíblicos, los cuales comienzan con Abraham, considerado como el fundador de su “linaje” quien según el Génesis, nació en Ur, Caldea de Mesopotamia. Sus ancestros, relata el Antiguo Testamento, continuaron viviendo en ese país, cerca de Harán y Nachor, a donde luego envió a su hijo Isaac en busca de una esposa. Siguiendo esa narración bíblica, Abraham había recibido de Dios la orden de abandonar a su pueblo y al país de su nacimiento para ir a establecerse, acompañado de su sobrino Lot y las familias de ambos en la tierra de Canaán. Las tradiciones judías a rman que Yahvé le hizo la Promesa Divina al patriarca diciéndole: “Te daré a ti y a toda tu descendencia después de ti, todas las tierras de Canaán para que construyas en ellas tu reino eterno”





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En Canaán, sigue diciendo el Génesis, los descendientes de Abraham se multiplicaron y formaron el grupo de hebreos que más tarde se unió a José, uno de ellos que ocupaba un alto cargo en Egipto, país al que fue conducido después de haber sido vendido como esclavo por los suyos. La narración bíblica sostiene que los hebreos continuaron multiplicándose bajo el dominio de los faraones, quienes terminaron convirtiéndolos en esclavos. Cuando esa condición llegó a ser tan penosa, surgió el patriarca Moisés, quien con ayuda de un pacto con Dios lideró la huida del “pueblo judío” para liberarlo de la esclavitud y conducirlo nuevamente a Canaán, la para ellos, “Tierra Prometida”. En esa travesía los judíos vivieron en el desierto del Sinaí por espacio de cuarenta años, tiempo durante el cual su patriarca Moisés les transmitió la creencia en un Dios único, arengándolos contra la idolatría y les entregó las tablas que contenían los Mandamientos de Dios

Según esa misma narración, a la muerte de Moisés, en el siglo XIII ADNE, Yahvé, el Dios de los judíos, eligió a Josué y le dijo: “Moisés, mi siervo, ha muerto, ya es tiempo para que tú y todo tu pueblo empiecen a moverse para pasar hacia la tierra que yo doy a los hijos de Israel; todo lugar que pise la planta de vuestros pies, os las doy como le prometí a Moisés” Las guerras iniciadas por Josué con “el apoyo Divino”, según la interpretación por parte de los sionistas del Antiguo Testamento, contra las tribus cananeas de los jebuseos y amorritas contribuyen de forma notable a la unión de las tribus de Judá, bajo un mando único. Saúl, jefe de una de ellas se convierte en su primer rey en el año 1028 ADNE, siendo sucedido a su muerte por David, también de la misma tribu quien crea el reino de Israel. Hacia el año 1000 ADNE., David consigue importantes victorias contra los reyes cananeos, y Jerusalén, fundada y habitada entonces por los jebuseos y considerada en ese relato bíblico como su plaza fuerte fue sitiada y ocupada por primera vez. Con esa conquista, nos sigue diciendo el Antiguo Testamento, el rey David instala ahí su residencia en un palacio que el hizo construir en el monte Sion; ahí también edi ca un templo en honor a Yahvé donde traslada y deposita el Arca de la Alianza que Dios celebró con Moisés. Según esos relatos, en esa arca además del documento de la Alianza Divina, se guardan también remanentes del Maná, alimento divino que Jehová hacia llover sobre su “Pueblo Elegido” durante los largos años que permanecieron en el Sinaí. A partir de entonces, el sionismo viene aplicando el nombre de Sion a toda Palestina, aun cuando durante su breve permanencia en ella, ocuparon solamente una porción de su territorio (Josué, Antiguo Testamento) El relato bíblico continúa diciendo que los hebreos, con el rey David, fueron ampliando sus conquistas a costa de los cananeos y a su muerte le sucede su hijo Salomón, quien reina despóticamente y con extravagancias hasta que a su muerte el reino se escinde en dos: Israel y Judea. El primero, Israel, debilitado por las luchas intestinas fue conquistado por los asirios en el año 722 ADNE. mientras que Judea, más estable, termina invadida algo después por el faraón egipcio Nekkoo; posteriormente el rey babilonio Nabucodonosor toma Jerusalén. Desde entonces Judea deja de existir como reino independiente

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Hasta aquí en forma resumida en el Libro Sagrado del judaísmo el relato del nacimiento según su “Historia del Pueblo Elegido” y de su breve reinado en una parte de Palestina, relato que el sionismo convirtió en la “historia o cial del pueblo judío”

Sin embargo los orígenes y la historia de un pueblo no pueden fundamentarse exclusivamente en relatos metafísicos ya que para determinar el origen racial y cultural, así como los aspectos históricos de las poblaciones de la antigüedad y las relaciones establecidas entre ellos, se requieren investigaciones cientí cas y arqueológicas que estudien los hallazgos de huesos y cráneos humanos, así como los objetos que fabricaban y utilizaban esos pueblos, los vestigios de sus habitaciones, sus actividades y su modo de vida. Para el caso de los israelitas bíblicos, aparte de los relatos de su Torá, no se dispone de ninguna otra fuente adicional de información ni tampoco de testimonios históricos que con rmen sus tesis. La misma Biblia es muy pobre en precisiones que permitan obtener información detallada y con able referente a ellos. Aún en etapas posteriores, El Libro tampoco ofrece mayores datos sobre los hebreos, para el periodo en que ellos empezaron a salir del anonimato, cuando su saga comenzó a ser relatada, la historia no dispone de otros datos distintos a los del Antiguo Testamento, el cual, de ninguna manera constituye un elemento probatorio ni representa con abilidad histórica alguna por cuanto esos relatos carecen de sustento cientí co y arqueológico No fue sino hasta comienzos del siglo XIX, cuando historiadores y eruditos occidentales empezaron a plantear de manera directa serios cuestionamientos sobre la veracidad histórica del contenido del Antiguo Testamento. A partir de ese periodo, estos estudiosos de la Biblia empiezan a detectar algunas discordancias que de nitivamente los llevaron a concluir que esos pasajes narrados consisten en una compilación de escritos de diferentes épocas y autores, muchos de los cuales fueron redactados durante los siglos III y V DNE que además han sido retocados y reinterpretados en varias ocasiones con posterioridad a los hechos que relatan

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Fue entonces cuando se empezó a señalar con espíritu crítico la existencia en sus textos de contradicciones monumentales, fácilmente detectables por cualquier lector acucioso. La labor crítica de esa época fue determinantemente positiva para concluir que el conjunto de los textos bíblicos de ninguna manera representa una fuente de crédito como testimonio histórico. A partir de entonces, el valor del Antiguo Testamento, como libro de historia comenzó a debilitarse poco a poco para dejar establecido que esa parte del Libro Sagrado, reviste únicamente una investidura religiosa y por ende de apoyo y guía espiritual, pero en ningún momento puede ser considerado como un libro de historia. Inclusive historiadores judíos modernos como Isaak Marckus Jost o Leopoldo Zunz, a mediados del siglo XIX, consideraban que los más antiguos libros de la Biblia son simplemente un tratado de teología (Historia del Mundo Salvat, Tomo II – The Inventión of the Jewish People, Sholomo Sands, 2009)

Para el sionismo, con su fuerte determinación de crear en Palestina con el apoyo de las Potencias Occidentales un Estado judío, estos detalles no son importantes porque para el sionismo su historia simplemente comienza con los judíos del Antiguo Testamento a partir de su implantación en la “Tierra Prometida” donde nacen y se forjan como el “Pueblo Judío”, asegurando que la “Tierra de Israel”, en hebreo “Eretz Yisrael”, es la nación de la que se consideran sus directos descendientes y legítimos herederos, no obstante el vacío de dos mil años Su narrativa sostiene que después de haber sido expulsado en masa de “su patria”, al pueblo judío le tocó vivir un doloroso exilio que lo dispersó por el mundo a través de una amplia zona geográ ca que incluye países tan diversos como Marruecos, Yemen, Alemania, India, España, Rusia, Polonia, Estados Unidos, Argentina, China, Filipinas, Etiopía, Francia, Italia, Egipto, Turquía, etc. y no fue sino hasta nales del siglo XIX y principios del siglo XX y en razón de una secuencia de circunstancias que se concurren y se combinan para producir un despertar que impulsa a “este pueblo bíblico a retornar a su patria ancestral después de un largo exilio, durante el cual, nunca olvidaron ni a ojaron sus nexos históricos con esta, hasta el advenimiento del sionismo” La narrativa sionista continúa diciendo que “estos fuertes nexos y la esperanza de su retorno, constituyen las razones de la fortaleza del pueblo judío, anhelo y esperanza que les hizo soportar en la Diáspora las más duras condiciones de persecución y discriminación a las que estuvieron sometidos. Ese anhelo de retorno estaba profundamente jado en su conciencia nacional y en su religión, moldeando su vida y su determinación para que generaciones y familias enteras, como también grandes grupos de judíos comenzaran el regreso a su Patria Ancestral que los había estado esperando deshabitada durante los dos mil años que duró la Diáspora” (“Per l de Israel”, Ministerio de Relaciones Exteriores, Departamento de Información, Jerusalén, 1968) Esa “Patria, prometida por Jehová a su Pueblo Elegido”, de acuerdo con el mesianismo delirante del sionismo, de ninguna manera podía pertenecer a estas “tribus de árabes nómadas y sin historia”, que en calidad de intrusos forasteros abusivamente habían llegado a la “Tierra de Israel con la invasión árabe- musulmana del siglo VII”. (Facts About Israel, Ministry for Foreign Affairs, Information Division, Jerusalén, 1969)

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Por lo tanto, la “Guerra de Independencia” de Israel, -léase limpieza étnicalibrada “contra estos invasores foráneos que ahora se hacen llamar palestinos”, estaba más que justi cada; despojarlos de sus tierras, de sus casas y de su nacionalidad y convertirlos en miserables refugiados es totalmente lícito y lo que

estos “advenedizos” llaman “la lucha por sus derechos y la resistencia contra la usurpación” constituyen simplemente actos terroristas pues el sionismo no está usurpando las tierras de estos intrusos, está liberando territorios pertenecientes al pueblo judío” Hoy día, Israel y el sionismo tratan de borrar de la memoria del mundo los episodios anteriores a la elección que ellos hicieron de Palestina para ser el Estado judío. Los dirigentes judíos convocados por Theodore Herzl al Primer Congreso Judío, celebrado en Basilea en 1897, concluyeron que la única solución a las persecuciones y hostigamientos europeos contra ellos, consistía en conseguir un territorio sobre el cual establecer un Estado propio. En ese foro Herzl no tenía idea ni donde ubicarlo ni cuando hacerlo, no se pensaba entonces en Palestina. En efecto, en su condición de autor de la iniciativa planteó la siguiente consigna en su clamor a las potencias mundiales: “Concédenos la soberanía sobre una porción del planeta lo su cientemente amplia para satisfacer las necesidades de una nación y nosotros nos encargaremos del resto” En un principio, en ese Congreso, se exploró la posibilidad de establecer el futuro Estado judío bien en Argentina o en Uganda, por tener esos países grandes extensiones territoriales, esas sí deshabitadas. Por esa época, el sentimiento que prevalecía entre los dirigentes judíos de Europa Oriental, después de un debate, era que Palestina, por razones religiosas y por ser el polo de atracción turística para las tres religiones monoteístas, debía ser el lugar ideal para su proyectado Estado. En cambio para los dirigentes judíos de Europa Occidental, inspirados por Inglaterra, la creación del Estado Judío en Palestina, fue concebida como el injerto de un baluarte de la “Civilización Occidental en el Medio Oriente” y no como el “retorno de los judíos a su patria ancestral”. Los pioneros del sionismo, tanto en el aspecto racial como cultural, eran europeos que sencillamente profesaban la religión judía. En su condición de tales se sentían identi cados y orgullosos de su civilización occidental a la que permanentemente exaltaban y en consonancia con los criterios racistas imperantes en aquella época, no dejaban de destacar su superioridad racial, social y cultural. Zeev Jabotinsky, dirigente sionista de entonces, a rmaba: “nosotros los judíos no tenemos nada que ver con esto que llaman Medio Oriente y damos gracias a Dios por ello”

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En efecto, no fue sino hasta principios del siglo XX, cuando algunos dirigentes sionistas empezaron a modi car esas tendencias europeizantes para irlas sustituyendo por la leyenda de que el país que ahora llaman Palestina, en realidad es la Tierra de Israel y lo es desde cuando el patriarca Abraham llegó ahí hace cuatro mil años; a partir de entonces, la tierra de Canaán quedó convertida en la supuesta patria de los judíos. Esta súbita transformación de los dirigentes

sionistas de la época se debió a que intuyeron que apelando a los sentimientos religiosos lograrían incentivar con mayor facilidad la inmigración de judíos a Palestina, y consideraron al mismo tiempo que avivando sus creencias religiosas in uenciarían en los procesos de integración y uni cación de inmigrantes de la misma religión procedentes de diversos países de Europa y del resto del mundo no importa que ilógicamente pertenecieran a culturas e idiosincrasias disímiles. El lema enarbolado para atraer a estos inmigrantes consistía en cali car su asentamiento en Palestina como el “milagroso retorno del pueblo judío a la tierra de sus antepasados después de un largo exilio” Impulsados por el vehemente deseo de atraer el mayor número de inmigrantes de religión judía a Palestina, los promotores del sionismo se vieron obligados a disimular su talante europeo, mimetizándolo con la novedosa tesis de que los actuales judíos que hay por el mundo son los descendientes en línea directa de los hebreos bíblicos. Para adoptar esta “historieta”, sustentada como supuesta tesis histórica, tuvieron que desempolvar las investigaciones realizadas por Heinrich Graetz, judío ultra religioso quien, con ínfulas de historiador e impulsado por un disparatado mesianismo, inició desde la segunda mitad del siglo XIX, un acomodaticio estudio de la Biblia, cuya subjetiva interpretación lo llevó a concluir que el Antiguo Testamento re eja la “auténtica historia del pueblo judío”, en cuyos textos, según él, están magní camente detallados todos los aspectos relativos al origen y al desarrollo de los judíos como “pueblo y raza”, así como el transcurrir de su vida y sus memorias (The Invention of The Jewish People, Shlomo Sands, 2009) Fue entonces, en los albores del siglo XX, que los arquitectos del sionismo adoptaron el Antiguo Testamento (La Torá) como la historia o cial del pueblo judío, historia a la cual, se le ha venido dando una interpretación literal y fundamentalista, acuñándola como dogma que hoy día constituye la base política identitaria del Estado judío y es esta descabellada tesis la que hoy con gura y nutre la actual ideología del sionismo

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Al respecto, el profesor Shlomo Sands, catedrático de política y de cultura de la Universidad de Tel Aviv, a rma: “La idea de una nación judía es un mito inventado hace poco más de un siglo” y sostiene al mismo tiempo que “para esa época los judíos se consideraban judíos solo porque compartían una religión en común y no fue sino hasta principios del siglo XX cuando algunos líderes judíos empezaron a crear una dirigencia nacional en la que se inventaron que independientemente de su religión, los judíos existían como un pueblo”. De manera similar, a rma que el anhelo del pueblo judío de regresar del exilio a la “Tierra Prometida” era algo totalmente inventado; los santuarios judíos estaban considerados como lugares para orar y de ninguna

manera para vivir en ellos. Durante dos mil años los judíos permanecieron lejos de Jerusalén no porque no pudiesen regresar a ella, sino porque no la consideraban una ciudad de importancia para el peregrinaje religioso, mientras que , por el contrario , si era muy visitada por romería de creyentes cristianos. Por otra parte, Shlomo Avineri, historiador judío y profesor de ciencias políticas de la Universidad Hebrea de Jerusalén, a rmó en 1982, que por esa época los judíos no le daban más importancia a la idea del Retorno a la tierra de Israel que la mayoría de los cristianos a la idea del segundo advenimiento de Cristo (The Invention Of The Jewish People, Shlomo Sands, 2009) Sin embargo, a esta versión del Antiguo Testamento, adoptada como hemos venido sosteniendo como “la historia o cial del pueblo judío” se le puede atribuir el mérito de la simplicidad, pues sostiene que ese “pueblo” procede en línea directa de un patriarca amado especialmente por el Señor, para ser el fundador de una familia que proliferó más tarde hasta convertirse en una nación. Este mito genealógico tal vez puede explicar la formación de un clan o una tribu pero no alcanza a demostrar el gran número de judíos del que daban cuenta los censos de la época En una familia nómada, dedicada al pastoreo como debió ser, según las narraciones del Libro de libros , la familia de Abraham, compuesta por el patriarca, rodeado de sus hijos y de las esposas de estos, podían constituir una entidad que formaba un grupo estrechamente unido y capaz de atender sus propias necesidades. De acuerdo con esa descripción, sus integrantes estaban en condiciones de hacerle frente a los rigores de la vida y a la hostilidad del ambiente, no obstante un grupo conformado por una decena o por varias decenas de personas, no podían proliferar en tal cantidad, hasta representar varios millones esparcidos a lo largo y ancho del Imperio Romano

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El incremento poblacional en aquella época era insigni cante; la tasa de mortandad tanto infantil como adulta, urbana o rural, era altísima y los judíos de entonces no eran más prolí cos que los no judíos. Esa versión bíblica no alcanza a explicar el gran número de judíos que vivían dentro de los con nes del Imperio Romano ni el hecho que en sus contornos existieran comunidades muy numerosas y que continuaban aumentando tanto en la parte occidental como también en la oriental del imperio. Sobre la orilla del Mediterráneo estas comunidades judías tenían exclusiva importancia numérica solo en Argelia y Marruecos y más hacia el norte en España y Las Galias (The Jewish Population of The World, Arthur Ruppin, New York, 1946)

Según uno de los censos realizados en el año 60 (ADNE) por los romanos, había un total aproximado de 4.500.000 practicantes de religión judía dentro de los límites de su imperio, de los cuales, 3.500.000 vivían en las diferentes provincias y aproximadamente 1.000.000 en Palestina. Desde luego, estas cifras no son más que bastante aproximadas, pero demuestran sin duda, que los judíos desde mucho antes de la “Diáspora”, eran considerablemente más numerosos fuera de Palestina que en ella; desde luego estos datos carecen de la exactitud de un censo moderno, pero son interesantes aunque no sea más que porque nos dan una idea general de la importancia numérica de los judíos que vivían en el Imperio Romano en la época (The Jewish Population of The World, Arthur Ruppin, New York, 1946) El proselitismo activo al cual se dedicaban los judíos para divulgar su fe religiosa en esa época da una explicación bastante satisfactoria de su rápida proliferación lo que se con rma con el conocimiento que muchas comunidades judías habían creado una categoría especial para los convertidos; solamente sus hijos tenían plenos derechos como miembros de esa comunidad. Entre los conversos guraba la familia reinante en el reino de Adrabena, que formaba parte del Imperio Asirio, igualmente en Yemen y Abisinia, entre los siglos V y VII DNE fue fundado un reino judío que tuvo una duración de 120 años. La existencia de estas numerosas comunidades judías, esparcidas por todo el Imperio Romano, es posible que explique también por qué los apóstoles cristianos recorrieron tan grandes distancias para predicar el Evangelio ya que en efecto, iban a llevar desde Tierra Santa, a quienes antes habían sido sus correligionarios de las regiones lejanas, el nuevo mensaje de Jesús. Probablemente el cristianismo no se hubiera propagado tan rápidamente de no haber sido convertidos a esta nueva religión, grandes núcleos de estas comunidades que antes, gracias a la divulgación muy activa de los hebreos, practicaban la religión judía

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Es destacable tener en cuenta que la llamada “Diáspora judía”, que generalmente se hace remontar al año 70 DNE, tiene como consecuencia, según la leyenda sionista, la expulsión de los creyentes y practicantes de la religión judía de Palestina y de su dispersión por las rutas del Imperio Romano que los llevó hasta España y el Rin. Sin embargo, la realidad histórica demuestra y prueba que para el año 850 ADNE, es decir casi mil años antes de la tan proclamada “Diáspora” ya existían comunidades muy numerosas de judíos instaladas en España, así como también en la cuenca del Mediterráneo tales como Argelia, Marruecos, Alejandría, Asia menor, Roma, Las Galias, etc. (“Histoire de Juifs”, Jacques Christian Basnage, 1706)

Si bien es cierto que las colectividades que profesan la fe judía tienen con Palestina vínculos religiosos y espirituales, pero ellos no son los únicos. El cristianismo nació y se desarrolló en esa tierra y desde ahí se propagó al mundo. En Belén nació Jesús y en Jerusalén murió cruci cado. La Biblia menciona ciento cincuenta veces a Palestina y solamente once veces a Israel y es que los lugares santos del cristianismo en ese país son mucho más numerosos, recientes y auténticos que los santuarios judíos. Para los musulmanes Palestina tiene también el tercer lugar más santo para sus creyentes. Si el motivo religioso sirviera como argumento legal para otorgar derechos de posesión sobre un país, imaginemos a todos los cristianos y musulmanes del mundo reclamando también a Palestina para convertirla en un Estado destinado a ser la patria para sus devotos. No lo hacen porque cada cristiano o musulmán tiene su propio país y su propia nacionalidad Los judíos si bien constituyen una comunidad religiosa que tiene en común vínculos espirituales con Palestina, no conforman una raza, etnia, nación o pueblo El judaísmo es una religión y la religión no ha sido y nunca será distintivo de nacionalidad Todos los países civilizados consagran en sus Cartas Constitutivas el principio de la libertad de cultos como derecho primordial en virtud del cual cada ciudadano puede profesar libremente la religión que le plazca o no creer en ninguna sin que por esa circunstancia deje de pertenecer a su país de origen o perder su nacionalidad. El Derecho Constitucional moderno además consagra en la Carta Magna de muchos países el carácter de Estados Laicos, es decir sin vínculo alguno con religiones o creencias similares

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El judaísmo en la antigüedad fue una religión y continúa siéndolo en la actualidad; las personas pertenecientes a muchas nacionalidades, distintos orígenes raciales, diferentes etnias y culturas y que hablan variados idiomas, aparte de profesar la religión judía, nada tienen en común con los hebreos semitas de la antigüedad, y en consecuencia no constituyen un pueblo por lo tanto no tenían ningún fundamento legal para reclamar a Palestina como la “La Tierra de los Judíos” – Eretz Yisrael-, pues los palestinos autóctonos que la venían habitando durante milenios son los únicos que tienen títulos legítimos para reclamarla como su Patria Ancestral. Un país no puede pertenecer más que al pueblo que lo habita, independientemente de la importancia religiosa o espiritual que el mismo pueda representar

CAPITULO “Está muy claro que los refugiados palestinos tienen todos los derechos a la patria de la que fueron expulsados. La negación de éste derecho está en la base de este con icto que se perpetúa inde nidamente. Ningún pueblo en el mundo aceptaría verse expulsado en masa de su propio país, ¿cómo entonces es posible pedir al pueblo de Palestina aceptar un castigo que ningún otro pueblo toleraría?” Bertrand Russell, lósofo y matemático británico, enero 31 de 1970

EL MITO DE LA “DIÁSPORA” JUDÍ Los “constructores” de la cción sionista, a principios del siglo XX, empezaron a fabricar la historia según la cual el surgimiento del Israel moderno comenzó un día cualquiera en el año 70 d.C. cuando las legiones romanas destruyeron la antigua capital de Israel: Jerusalén, poniendo violentamente con ella n a la independencia del pueblo judío. A partir de esa fecha, éstos fueron masivamente expulsados de sus hogares y de su patria “Eretz Yisrael, país que venían habitando desde el principio de los tiempos; con estos hechos se inició para el pueblo judío un exilio que iba a durar dos mil años” (“Per l de Israel”, Ministerio de Relaciones Exteriores, Departamento de Información, Jerusalén, 1968)

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Durante estos veinte siglos, continúa diciendo esta narrativa o cial del sionismo: “el sentimiento nacional judío jamás se extinguió; generación tras generación, en el corazón de esos desterrados, siguió latiendo el anhelo del retorno a su Patria Ancestral y que ese anhelo triunfó el 15 de mayo de 1948 con el renacer del Estado Judío”. Esa misma versión sostiene que “los primeros pioneros que reconstruyeron el Israel moderno, llegaron a una tierra yerma y casi despoblada, pero por doquiera encontraron vestigios de su origen y antigua herencia y que estos pioneros judíos al regresar a su Patria después de un “largo exilio” secaron los pantanos, araron los campos abandonados y convirtieron los desiertos palestinos en jardines”. Su discurso continúa diciendo que “no podían ser de otra forma las realizaciones de estos judíos porque regresaron a un país que durante los primeros dos mil años de la historia hasta la conquista romana había sido un Estado Judío soberano y autónomo y que el Derecho Natural y humano del “pueblo judío” a la autodeterminación tras siglos de exilio fue unánimemente con rmado por “el mundo libre” en 1947 en las Naciones Unidas, así renació el Estado soberano de Israel para el milenario pueblo judío que volvió a su hogar después del Holocausto”. Esta versión sigue diciendo que “el moderno Israel, ahora ha recuperado para el “pueblo judío” emigrado a Palestina, toda su milenaria y rica historia, sus tradiciones, la lengua hebrea y sus lugares sagrados”. (“Per l de Israel”, Ministerio de Relaciones Exteriores, Departamento de Información, Jerusalén, 1968)

Dos mil años después de la “Diáspora”, el sionismo, con base en distorsiones de la historia que no resisten el más mínimo análisis crítico, ha venido tratando de engarzar a los judíos nativos de Europa con aquella imagen pretérita. Para ello ha sido menester pasar por alto algunos “detalles insigni cantes”: el Derecho Natural y Humano a la Autodeterminación de los autóctonos habitantes de Palestina que fueron expulsados de su país, sus bienes saqueados de una docena de ciudades y de aproximadamente cuatrocientas aldeas, cuyos devastados cimientos entrarían a formar parte del “ amante Estado” el cual sería poblado por europeos de religión judía sin antecedentes de nexos territoriales con Palestina y mucho menos vínculos ancestrales con los antiguos hebreos Esta fábula sobre la deportación en masa del “pueblo judío” de Palestina ha venido siendo profundamente incrustada en la historia o cial del sionismo; sin embargo, la misma constituye un rompecabezas cuyas piezas no encajan con la realidad. Para el sionismo, la “Diáspora” se remonta al año 70 DNE pero está probado con el censo llevado a cabo por los romanos en el año 60 ADNE, es decir, ciento treinta años antes de esa fecha, y además por los datos del historiador Jacques Basnage (“Histoire de Juifs”) que para el año 920 ADNE que a lo largo y ancho del Imperio existían grandes núcleos de comunidades judías, que eran el resultado de las conversiones logradas por el proselitismo religioso activo de los misioneros de esa fe y no consecuencia de una deportación en masa ni tampoco el producto de emigraciones vía marítima. A diferencia de los fenicios y los griegos, los hebreos antiguos no tenían la vocación de navegantes, tampoco hay registros ni vestigios históricos acerca de que ellos fundaran colonias dentro de las rutas del Imperio Romano como en cambio sí los hay, y bastante, de actividad misionera en apoyo del proselitismo judío (The Jewish People, Past and Present A. Steinberg, 1946)

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Es sabido que los asirios practicaban de un modo más sistemático que ningún otro pueblo de la antigüedad deportaciones selectivas a los vencidos con el n de evitar las rebeliones, sin embargo utilizaban este procedimiento únicamente como fórmula disuasiva pero nunca a todo un pueblo, reemplazando a esos expatriados por habitantes de otros lugares de su imperio. También se sabe que las autoridades romanas no aplicaban castigos basados en expulsiones o extradiciones masivas porque para el imperio resultaba en alto grado perjudicial y contraproducente la práctica de expulsar o desarraigar pueblos enteros ya que los pobladores de una región o provincia eran quienes cultivaban la tierra y cosechaban sus frutos además estaban aquellos que ejercían el comercio siendo esos mismos pobladores quienes tributaban a Roma. En consecuencia, expulsarlos signi caba un enorme perjuicio económico para los intereses del César y del imperio

Ciertamente las autoridades romanas imponían castigos severos contra las insurrecciones y/o sublevaciones, pero estos se presentaban bajo la forma de la cruci xión que se aplicaban a quienes incurrían en actos de rebeldía contra su autoridad. La esclavización, algunas veces constituía la forma de reprimir esos alzamientos, ordenando las deportaciones únicamente a los gobernantes, reyes o princesas aunque jamás ejercieron una expulsión en masa de comunidades ya que además, para entonces se carecía de los medios de transporte adecuado para llevarlas a cabo La población de los hebreos en Palestina para la época de la dominación romana se estimaba en aproximadamente un millón de personas y por esos tiempos no existían los trenes, tampoco grandes camiones ni los barcos de gran tamaño como los disponibles en las épocas modernas tal como señala Shlomo Sands en su libro “The Invention Of The Jewish People” La in uencia griega irrumpe en Palestina hacia el año 332 ADNE con las tropas de Alejandro Magno y fue bajo su égida que el país de Canaán empezó a conocerse ampliamente con el nombre de “Palestina”, la cual a su vez fue conquistada por las legiones romanas comandadas por Pompeyo en el año 65 ADNE. Es a partir de entonces que la dominación romana se a rma y el Procónsul Casio designa rey a Herodes por sus conocidos servicios a Roma, monarca que tiene la rara habilidad de ganarse la animadversión de los judíos por sus procederes antirreligiosos y a su muerte estallan numerosas rebeliones. Según la narrativa sionista este nuevo periodo de revueltas culmina en el año 70 DNE, fecha que alegan es el inicio de su “Diáspora”, es decir la supuesta expulsión por los romanos de la totalidad de la “población judía” de Palestina

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Pero es el caso que por estas misma fechas, los registros históricos daban cuenta de que la rebelión judía no se limita únicamente a Palestina sino que se extiende a todas las provincias romanas de Chipre, Cirenaica, Egipto y Mesopotamia. Las que tuvieron como centro de operación en las montañas palestinas fueron lideradas por Simeón Bar Kojbá. Roma se ve precisada a reemplazar a sus generales en la medida en que estos fracasan en aplastar las insurrecciones. En el año 135 DNE, el emperador Adriano envía a Severo, quien pone n al levantamiento de Bar Kojbá, hecho que constituye demostración inequívoca que para el año 70 no solamente no hubo expulsión en masa como sostiene la narración o cial sionista, sino todo lo contrario, 65 años después de esa fecha, todavía en Palestina y en otras comarcas del Medio Oriente existían actividades insurreccionales de los hebreos contra la autoridad romana

Después de haber sido aplastada la rebelión de Bar Kojbá, la vida en Palestina continúa su azaroso pero “normal” ritmo, con la presencia de los hebreos viviendo en el país Constantino convierte al Imperio al cristianismo y hacia el año 476 DNE al disolverse éste, Palestina que, junto con El Líbano y Jordania formaba parte de la provincia llamada Gran Siria, fue integrada al Imperio Bizantino. Más tarde, en el siglo VII DNE, la expansión del islam la transforma en árabe hasta nuestros días. La prolongada dominación árabe sobre Palestina –año 637 al 1072- y la fusión de estos con la población autóctona, también mayoritariamente originaria de la Península Arábiga, determina la actual composición étnica de su pueblo Analizando la versión sionista sobre la “Diáspora”, ella nos invita de manera puntual a formularnos las siguientes preguntas: ¿Los judíos dispersos por el mundo son en realidad los descendientes de los “hebreos bíblicos”? y, de ser así, ¿Cuáles eran las características raciales y biológicas de estos judíos exiliados por Roma cuya versión sobre la “Diáspora” no encaja ?. Por consiguiente hay hechos distorsionados que exigen precisión sobre estas comunidades judías puesto que mucho antes de la fecha de su expulsión según los censos romanos de la época, el número de creyentes judíos que vivían dentro de su Imperio era muy superior fuera de Palestina que en su pretendida “Tierra de Israel”. Por otro lado está históricamente comprobado que estas comunidades dentro del imperio eran el fruto del proselitismo religioso de la fe judaica ejercido por los misioneros hebreos desde tierra cananea Para nales del siglo XIV DNE aparte de estos núcleos judíos del antiguo Imperio Romano, comienza a registrarse una nueva y fuerte oleada migratoria procedente de Los Balcanes, Crimea y otras regiones de Rusia Oriental. Dichas movilizaciones empiezan a llegar a Europa Septentrional y Oriental provenientes del antiguo reino de los Khazares cuya ubicación geográ ca comprendía una región localizada en la Rusia Meridional, enmarcada entre el mar Caspio y el mar Negro y desde el río Volga al río Dniéper (The Jewish People, Past and Present. A. Steinberg, 1946)

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Ocurre que en el año 740 DNE los dirigentes de la nobleza de estos pueblos Khazares, se convirtieron al judaísmo y pese a que su conversión no fue obligatoria, la casi totalidad de su muy numerosa población siguió el ejemplo de sus dirigentes y abrazaron el judaísmo con fervoroso entusiasmo. Cuando en el año 1240 DNE el país fue invadido por un pueblo asiático emparentado con los turcos, los Khazares se diseminaron por el resto del continente europeo y gran

parte de ellos se estableció en la Rusia Occidental, Polonia, Ucrania, Hungría, Lituania, Rumania y en menor cantidad en Austria y demás países de Europa Central que mas tarde llegaron a conocerse como “Askenazis” Al inicio de los tiempos modernos, estos khazarianos de raza eslava, convertidos al judaísmo en el siglo VII y cuya importancia numérica era muy alta, estaban concentrados ya en la parte oriental del continente europeo. Por esa misma época, las comunidades judías del antiguo Imperio Romano, aunque prósperas, se hallaban en plena decadencia religiosa debido a su inactividad, circunstancia que determinó su debilitamiento tanto en número como en fervor religioso, desgaste éste que se debía principalmente tanto por su conversión al cristianismo y al islamismo como también a los matrimonios mixtos (The Jewish People, Past and Present, A. Steinberg, 1946) Mientras los creyentes de religión judía diseminados por el antiguo Imperio Romano estaba sufriendo una signi cativa merma, las comunidades de ellos más activas y numerosas a partir de entonces comenzaron a ser los khazarianos que se conocieron más tarde con el nombre de askenazis ya asentados en la Europa Oriental: Rusia, Ucrania, Polonia, Lituania y Provincias Bálticas. Las corrientes económicas y políticas de principio del siglo XVIII se habían combinado para atraer a la Europa Central, una facción importante de estas poblaciones de fe judías concentradas hasta entonces en la parte oriental del Viejo Continente. Ellos, los Askenazis, de raza eslava, distintos de los judíos sefaradíes que poblaban las antiguas comarcas del Imperio Romano, se erigieron en los principales guardianes de las tradiciones religiosas judías que anteriormente, en otras épocas habían estado depositadas entre las comunidades judías de España, Babilonia y Alejandría y estos mismos conversos, de raza eslava, costumbre y cultura europea, de idioma Yiddish y sin ningún vínculo sanguíneo con los antiguos hebreos ni antecedentes de nexos territoriales con Palestina, fueron los que fundaron el sionismo. Posteriormente y con el apoyo de las grandes potencias occidentales ingresaron masivamente para poblar la patria de los palestinos, enarbolando la fábula de que esta es la “Tierra de los Judíos”

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Hasta una fecha relativamente tan reciente como el año 1967, los creyentes judíos europeos reconocían plenamente que ellos eran los descendientes de los Khazares pero a partir de entonces, el sionismo enterró en la tumba de la historia esta realidad histórica sobre sus verdaderos orígenes, la cual fue reemplazada por el mito de que los actuales judíos askenazis son los descendientes directos del patriarca Abraham

Durante la segunda mitad del siglo XIX y las primeras dos décadas del XX, las comunidades judías de Rusia y de los territorios polacos padecieron un alto grado de miseria y opresión. Abundaron las persecuciones y matanzas en Rusia conocidas con el nombre de Pogroms durante el periodo en que empezaron a tener su pleno desarrollo en Europa Central la Revolución Industrial así como también la excepcional expansión económica en Estados Unidos lo que contribuyó a que grandes grupos de judíos aprovecharan para ir desplazándose desde Europa Oriental hacia esos centros de desarrollo económico como lo eran Alemania, Inglaterra y sus colonias y en general la parte occidental del continente. Las referidas comunidades askenazis recién llegadas, comienzan a adaptarse a las costumbres y a las culturas propias de estos países mientras que una gran mayoría de ellas emigró hacia Estados Unidos en búsqueda del que ya comenzaba a ser el atractivo “sueño americano”. Como europeos, no tenían restricciones migratorias para ser admitidos en la Unión Americana y fue así como grandes núcleos de estos europeos de religión judía se fueron estableciendo en el Nuevo Mundo con preferencia en Estados Unidos, y en menor grado Canadá y Argentina, cuyos asentamientos estuvieron libres en forma relativa de acosos y persecuciones Israel Jacob Yuval, catedrático de historia en la Universidad Hebrea de Jerusalén, a rma que “el mito relacionado con el exilio del pueblo judío es de reciente aparición y tiene su origen en el mito cristiano que atribuye un castigo Divino contra los judíos, por ser estos los descendientes de quienes cruci caron a Jesús y también por su rechazo al cristianismo”. Este mito cristiano relata que, como castigo de Dios, los judíos desde entonces fueron convertidos en errantes y es lo que ha dado origen a los prejuicios de la Europa cristiana contra aquellos europeos que en el Viejo Mundo profesaban la religión judía, prejuicios que desataron actitudes de hostigamiento, rechazo y persecución contra esta minoría religiosa . Estos acontecimientos fueron aprovechados por los askenazis para crear la fábula de la “Diáspora”. (The Myth Of Exile From The Land, Israel Jacob Yuval, 2006)

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Inspirados en esa leyenda cristiana, los interpretes acomodaticios del sionismo han venido tratando de hacerle creer tanto a sus correligionarios como al resto del mundo, que su linaje desciende en línea directa de los hebreos bíblicos y que como “Pueblo”, además de la identidad religiosa, han permanecido inmutables a través de todos los tiempos sosteniendo la absurda tesis que el “pueblo judío” a pesar de su exilio, dispersión y peregrinaje por espacio de los dos mil años de su Diáspora, ha logrado superar todas las pruebas y esto le ha permitido conservar intacta la pureza de su “sangre bíblica” desde el punto de vista “étnico”

En torno a este mito, vale la pena re exionar sobre cómo puede ser posible que un número considerable de comunidades judías de distintos orígenes étnicos y raciales, dispersas a través de distintos países, ubicadas en un amplio territorio viviendo en condiciones sociales y culturales tan variadas, pueda conservar su “pureza racial y étnica” manteniendo incontaminada su “sangre bíblica”, cuando sociológicamente está comprobado, que los grupos humanos tienden generalmente a fundirse con la población del país en el que se establecen. ¿Cómo fue posible entonces que “el Pueblo Elegido” pudo conservar intacto su linaje durante dos mil años? El sionismo responde que la religión ha sido el factor más importante para lograr esta proeza étnica y racial que hubiera envidiado, sin duda, Adolf Hitler, quien no logró ese propósito para su raza aria germánica ¿Cuál es entonces el origen de los “hebreos bíblicos”.? El estudio correspondiente a los orígenes biológicos, genéticos y étnicos de una población, debe remontarse sobre bases cientí cas hasta donde sea posible. Al respecto, tanto la arqueología como la lingüística han permitido establecer, en relación con los antiguos hebreos, que su grupo apareció en la tierra de Canaán como consecuencia de los tantos movimientos de población que periódicamente transitaban ahí y algunas veces se acomodaban en las fértiles regiones de esas tierras, cuya diversidad poblacional respondía además a la evolución en Palestina de una cultura que había llegado a ser cosmopolita en muchos aspectos, como se ha podido comprobar con base en los abundantes vestigios arqueológicos encontrados. Las numerosas y orecientes ciudades de la tierra de Canaán, su pujante comercio y su economía en plena expansión, atraían a los negociantes, a los comerciantes, a los artesanos y también a los pastores de rebaños. Durante los periodos de paz y prosperidad, la ubicación geográ ca de Palestina la convertía en una importante vía natural de paso entre tres continentes y en un centro de actividad comercial entre dos poderosos imperios de civilización y de riqueza de aquella época: Egipto y Mesopotamia. Al encontrarse de este modo dentro de la órbita económica del mundo conocido de entonces, Palestina sufrió necesariamente la in uencia de los movimientos de población que a pesar de su relativamente reducida extensión territorial, fueron determinantes para hacer de sus habitantes un conjunto cada vez más heterogéneo

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En los textos cuneiformes de la época bíblica descubiertos en Mesopotamia y en Siria, se menciona a un tipo de población llamado Khaipiru, que según el paleontólogo norteamericano W. F. Albright y otros investigadores, tendría alguna relación como origen de los hebreos. Estos grupos humanos,de acuerdo con los estudiosos, llevaban una vida nómada en los bordes de Mesopotamia, dedicados al pastoreo, pero algunas veces se ofrecían como mercenarios o como esclavos y otras veces se dedicaban al bandidaje. No constituían una unidad

étnica ni lingüística aunque predominaba en ellos el elemento semítico (From Stone Age To Christianity, W. F. Albright, Philadelphia, 1946) Los Khaipiru, al hacer su entrada a la tierra de Canaán recibieron el cali cativo de Habirín (hebreos), que en cananeo signi ca “intrusos”. Hicieron su arribo en dos aludes separados por casi seis siglos de distancia; el primero hacia el año 1800ADNE proveniente de Mesopotamia y coincidiendo con los Hititas, se instalan simplemente en las tierras deshabitadas al lado de los cananeos, se dedican al pastoreo y construyen casas amuralladas. En ese país, permanecen aproximadamente doscientos años después de los cuales voluntariamente emigran en masa hacia Egipto La segunda llegada de los “Habirín” ocurre desde el Sinaí a Canaán, hacia el año 1.200 ADNE aproximadamente; hacen su aparición atacando a la población aborigen para convertirlos en esclavos y terminan instalándose en sus tierras, más concretamente en la región que el sionismo actualmente denomina con los nombres bíblicos de Judea y Samaria pero que es más conocida como Cisjordania o Ribera Occidental. En esa región fue donde estos antiguos hebreos crearon los reinos de Judá y de Israel Los cananeos, autóctonos habitantes de esas tierras, nunca fueron desalojados sino que permanecieron habitando sus territorios en Palestina y prueba de esto es que, para mencionar entre otros casos está que Simón, uno de los 12 apóstoles de Jesús era conocido como “el cananeo” y por otra parte el Tetrarca Herodes también era Cananeo, originario de la región denominada Idumea situada al sur de Canaán en cercanías de Gaza

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Los dirigentes de estos hebreos que invadieron por el sur la tierra de Canaán no se preocuparon por asimilar la sabiduría terrenal ni en el campo cientí co ni en el comercial ni político; toda su actividad se concentró en fomentar la cultura del espíritu religioso. Esa devoción penetró toda la vida de los hebreos antiguos, movió la pluma de sus escritores y poetas, la lengua de sus oradores, la espada de sus guerreros, la enseñanza de sus clérigos y profetas y la mística proselitista de sus misioneros, quienes en su fervorosa búsqueda de conversos, recorrieron un extenso territorio que abarcó sitios tan alejados como todas las comarcas del Imperio Romano así como también Etiopía, Yemen, India y la provincia Sin Kiang de la China. Su gobierno era teocrático y su gran Rey Yahvé. Los hebreos nunca llegaron a ocupar la totalidad de Palestina; las regiones costeras siempre estuvieron habitadas por los listeos y los fenicios y en el interior siguieron haciendo presencia las tribus cananeas. El legado de estos hebreos para la

civilización actual fueron el monoteísmo, el decálogo y el Antiguo Testamento (The Archaeology of Palestine, W.F. Albright, Penguin Books, New York, 1956) La primera mención histórica de los hebreos se encuentra en la “Estela de Meneptah” que data del último cuarto del siglo XIII ANE cuando se les menciona junto a Canaán, Geser, Ascalón y Yann-om. La “Estela de Meneptah”, faraón que en 1223 (a.C.), envía una expedición contra la Palestina en revuelta, que para entonces era una provincia egipcia, menciona en esos registros que conglomerados hebreos vivían en esa época por las regiones del Sinaí De acuerdo con el acopio de documentos arqueológicos de que se dispone, estos indican que Canaán sufrió invasiones durante el periodo de la Edad de Hierro, las cuales tienen lugar aproximadamente cuatro siglos después de la segunda invasión de los hebreos desde el sur, es decir, procedentes del Sinaí. Hacia el año 800 ADNE., Canaán empezó a doblegarse además ante las invasiones de los hebreos y de otras potencias mayores: Asiria, Babilonia, Egipto y Persia. En efecto, si a principios de la Edad de Hierro, el país de Canaán estaba relativamente tranquilo, próspero y poblado de comunidades orecientes, cuando comienza el periodo medio de esa edad, se comprueba que numerosas ciudades habían sido abandonadas y que el nomadismo se había extendido enormemente. En los textos conminatorios descubiertos en Egipto y que datan de ese periodo, los pasajes relativos a Canaán con rman el hundimiento de su estructura urbana y social y describen que el país estaba entonces inestable y era víctima del desorden. Los mismos vestigios arqueológicos revelan una clara decadencia de la habilidad y del re namiento de la sociedad cananea lo que indica una verdadera regresión técnica y cultural, sin embargo los cananeos pese a todo, siguieron identi cándose con ese nombre hasta el año 500 ADNE. (The Archaeology Of Palestine. W. F. Albright, Penguin Books, New York, 1956)

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Ahora bien, si los romanos no expulsaron a los hebreos de Palestina, ¿Qué fue de ellos allí? Sabemos por los vestigios históricos y arqueológicos que la población de creencias religiosas judías dentro del Imperio Romano existía y era muy numerosa desde mucho antes de su supuesta expulsión de Palestina por los romanos. Sabemos igualmente, con fundamento en esas mismas fuentes históricas y arqueológicas, que uno de los aspectos resultantes de la conversión de Roma al cristianismo, consistió en el desmoronamiento de las comunidades judías dentro su imperio a causa de las asimilaciones religiosas lo cual se tradujo en la pérdida numérica de su población, fenómeno que se extendió también hacia la comunidad judía de Palestina. Igual proceso aconteció con el advenimiento del islam, donde por esa época los judíos, incluidos los hebreos de Palestina, fueron asimilados por la civilización árabe. En todo caso estas conversiones fueron

voluntarias, como ocurrió en en todo el Imperio Romano, donde un número, al parecer muy importante de judíos, se convirtió tanto al islamismo como al cristianismo Esta asimilación de los hebreos de Palestina por los cristianos o los árabes musulmanes era de esperarse. En el caso de Palestina su población estaba conformada por una amalgama de pueblos como fueron los cananeos, listeos, hititas, griegos, arameos, hebreos, etc.; en n un país que se había vuelto cosmopolita y cuya lengua hablada desde hacía casi seis siglos ADNE era únicamente el arameo. Lo más natural, entonces, para los grupos humanos que hablaban el mismo idioma, compartían la misma cultura y se consideraban así mismos habitantes autóctonos de la tierra que poblaban, era su integración y su fusión (Migration And Environment, H. L. Shapiro, New York, 1939)

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Desde el punto de vista racial y genético, estos grupos humanos que poblaban Palestina, no debían ser sensiblemente diferentes entre sí. El hecho que todos estos pobladores hablaran una misma lengua semítica -el arameo-, debió facilitar considerablemente sus mutuos contactos y también sus intercambios culturales y con toda razón se puede concluir de igual manera que estas relaciones y que estos contactos culturales debieron necesariamente favorecer las uniones maritales entre estos grupos humanos aparentemente heterogéneos. Los hebreos y los cananeos fueron conformando en Palestina una población en la cual se habían fundido los diferentes grupos étnicos locales; en efecto, la mayoría de los judíos europeos, estudiosos del tema, estaban convencidos de la fusión de los hebreos con el resto de los habitantes de la Palestina antigua. Israel Belkind, uno de los primeros colonos sionista llegados a Palestina, (miembro de un grupo de pioneros judíos que arribarían a esta tierra en 1882) escribió en sus memorias: “Los árabes palestinos son los descendientes de los antiguos hebreos y tanto yo como mi grupo, al llegar allí nos encontramos con mucha de nuestra gente, nuestra propia carne y nuestra propia sangre”. Así mismo, David Ben Gurion, fundador del Estado de Israel en 1948, e Isaac Ben Zvi, futuro presidente de ese Estado, estaban tan convencidos de que los hebreos de Palestina que se instalaron en la tierra de Canaán se habían fusionado con el resto de la población de esa tierra y continuaron viviendo en Palestina, que consignaron esas convicciones en un libro que escribieron en 1918, titulado “La Tierra De Israel En El Pasado Y El Presente”. Lo rati can más adelante en el año de 1929, en otro de sus libros titulado “Re exiones Bíblicas”, en cuyos textos aseveran que según sus propios estudios, “los palestinos actuales son los descendientes directos de los hebreos bíblicos”. Ambas obras fueron escritas en el idioma Yiddish pero al adoptar el sionismo que la historia o cial de los judíos es el Antiguo Testamento, estas obras de Ben Gurion

y Ben Zvi desaparecieron por arte de magia (The Invention Of The Jewish People, Shlomo Sands, 2009) En síntesis y estrechamente vinculado con el proyecto colonialista y su estrategia política respecto al Medio Oriente, el sionismo ha venido tratando de convencer con base en engaños y distorsión acomodaticia de la historia, a judíos y al mundo que Palestina es su “Patria Ancestral” y que el judaísmo no es simplemente una religión sino un pueblo y una raza que ha mantenido una ininterrumpida línea de continuidad con los hebreos bíblicos y que su instalación en esa tierra obedece a que siempre han estado vigentes y muy estrechos los lazos nacionales entre los antiguos hebreos de Palestina con los actuales judíos del mundo. Por lo tanto, concluyen arbitrariamente que su regreso a esa tierra representa “el milagroso retorno a su patria después de un largo exilio”

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Esta historia fantástica ha sido magni cada y divulgada profusamente por el formidable aparato propagandístico del sionismo y de sus patrocinadores los antiguos imperios colonialistas, hoy democracias occidentales que lo apoyan incondicionalmente, con una absoluta y total carencia de sustento histórico, arqueológico y antropológico, a pesar de lo cual, la realidad histórica pulveriza su fantástica fábula

CAPITULO “La razón de que hoy día exista el Estado de Israel y que un millón y medio de árabes palestinos sean refugiados es que durante treinta años, el poder militar británico obligó a los palestinos a aceptar la inmigración judía hasta que el número de esos inmigrantes llegó a ser lo su cientemente numeroso y se hallaran lo su cientemente bien armados, para poder proceder por si mismos con tanques y aviones propios. La tragedia de Palestina no es solamente una tragedia local, es una tragedia para el mundo entero, porque es una injusticia que representa una amenaza para la paz mundial Arnold Toymbee, historiador y lósofo británico

EL MITO DE LA PARTICIÓN: LOS JUDÍOS LA ACEPTARON; LOS ÁRABES LA RECHAZARON El discurso sionista, al referirse a la Resolución de las Naciones Unidas relativa a la Partición que proponía “regalarles” el 56% de la Palestina histórica, ha sostenido en forma permanente y falaz como también absurda que la misma no le quitaba nada a los palestinos porque ella se realizaba “siguiendo la distribución demográ ca de cada región del país”. Además proclamaba orgullosamente que los judíos la aceptaron de inmediato y que los árabes en cambio, no solo la rechazaron, sino que no mostraron interés alguno en crear su propio Estado, declarando de paso la guerra al recién constituido por los judíos. Con su tradicional estilo amañado y con el n de confundir a la opinión pública, Israel tendenciosamente ha venido presentando éste hecho bajo el engañoso argumento que la aceptación de los judíos sobre la Partición de la Palestina histórica re eja su celoso apego y acatamiento al Derecho y a la legalidad Internacional , mientras que la negativa palestina sobre la misma es una prueba de una conducta forajida Pues bien, contrariamente a esta cínica tesis judeo-sionista, la realidad histórica del porqué los árabes rechazaron la “partición” se fundamenta en los siguientes argumentos 1. La Resolución de Partición, contra la evidente voluntad de los palestinos, les arrebataba sus tierras ancestrales donde habían vivido desde siempre y donde ya tenían organizada su existencia

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2. La Resolución de Partición violaba el Principio de la Carta Constitutiva de las Naciones Unidas, cuyos fundamentos consagran en su Artículo Primero, el

Derecho que tienen los pueblos a decidir sobre su propio destino (Derecho a la Autodeterminación) 3. La Resolución de Partición era una simple recomendación de la Asamblea General de la ONU y como tal los palestinos no estaban obligados a acatarla Ocurrió que en el seno de ese máximo organismo que supuestamente debe empezar por hacer respetar y reconocer ese Derecho a la Autodeterminación de los Pueblos, en el caso de la Partición todo el mundo podía decidir sobre el futuro de Palestina y el de su pueblo, todos, menos los palestinos; a ellos no se les concedió el derecho de hablar en su propio nombre. La Autodeterminación consagrada en la Carta Constitutiva de las Naciones Unidas como Derecho Fundamental de los Pueblos no fue tenida en cuenta en el caso del pueblo palestino En la sesión de la Asamblea General, donde se debatió el caso de la “Partición”, se perdió totalmente de vista ese principio de la Autodeterminación, tesis aceptada por el Derecho y la Justicia Internacional la cual establece que: “los asuntos relativos al futuro de un país deben ser decididos conforme a la voluntad de la mayoría de sus habitantes y no por los países extranjeros. Toda tentativa exterior encaminada a alterar la voluntad de los habitantes autóctonos de un país, constituye sin duda, un acto de agresión”.

Antecedentes El 29 de noviembre de 1947, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó, con la exigua mayoría de un voto, una “recomendación” para la Partición de Palestina en dos Estados: uno árabe y otro judío señalando en forma precisa que para la ciudad de Jerusalén tenía que preverse un régimen especial bajo el control de ese mismo organismo internacional. Los forjadores de este plan fueron, además del Sionismo, las cuatro potencias aliadas de la Segunda Guerra Mundial, a saber: Estados Unidos, Inglaterra, Francia y la Unión Soviética, quienes, animadas cada una por sus propios intereses políticos, estratégicos y económicos, buscaron en los vericuetos de esta coyuntura los caminos de su propia conveniencia. Por parte de los EEUU, electorales al interior de su territorio, de expansión ideológica por cuenta de la U.R.S.S, y de control sobre áreas ricas en yacimientos petrolíferos por parte de Inglaterra y Francia

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Los promotores de la división arbitraria y humillante para Palestina y su pueblo, animaron a todos los países europeos para apoyar en la ONU esta partición arbitraria de una Nación, hecho que para los palestinos representó no solamente

una violenta agresión sino paralelamente una monstruosa injusticia ocasionando además una verdadera catástrofe demográ ca, cuyas dimensiones y terribles consecuencias ningún otro pueblo ha sufrido en nuestra historia contemporánea. Esa “Al Nakba” -catástrofe en el idioma árabe-, como la denominan los palestinos, ha ocasionado un terrible y desastroso cataclismo social que ha causado y sigue causando en sus vidas, doloroso y oprobioso impacto. Él ha generado la pérdida del 78% de su país, unido al despojo de sus tierras y por ende de sus propiedades residenciales y de su identidad, a la expulsión y dispersión de más del 70% de su población, mientras que el 30% que aún permanece en lo que queda de este, siguen viviendo constantemente sometidos a una anacrónica ocupación militar crecientemente as xiante y ofensiva, o en el caso de la minoría que está dentro del llamado Estado de Israel, se les considera ciudadanos de segunda categoría, condición registrada en su documento de identidad como ciudadanos de Clase B

Crónica de una catástrofe anunciada Tan pronto le fue entregada por el gobierno de su Majestad “La Promesa Balfour” al movimiento sionista, este se apresuró a hacerse presente sobre el terreno a través de sus más notables emisarios. En marzo de 1918, una comisión sionista integrada por el Haím Weizman, James Rothschild e Israel Seiff, Askenazis -judíos conversos- descendientes de los Khazarianos, sin ningún vínculo territorial ni ancestral con Palestina, por primera vez en su vida pusieron sus pies en la “Tierra Prometida”, prometida por Inglaterra naturalmente, quienes llegaron para supervisar y coordinar personalmente con las autoridades mandatarias las bases para la implementación de la mencionada promesa en lo concerniente con la inserción de inmigrantes sionistas en la estructura de la Administración Pública del Mandato Británico. Por esa misma época la población de religión judía en Palestina en su abrumadora mayoría estaba compuesta por inmigrantes procedentes de Rusia y representaba apenas el 6% de la población total del país

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Durante su visita los integrantes de esta comisión sionista, fueron invitados por el gobernador Británico, Sir Ronald Starr, a un almuerzo al cual también estaban convidados los principales dirigentes palestinos de entonces. En ese evento, Haím Weizman, haciendo gala de una cínica hipocresía, le expresó a los representantes palestinos que el propósito de los futuros inmigrantes judíos era trabajar hombro a hombro con los árabes palestinos y que en ningún momento iban a reclamar poderes políticos. Pocos meses después de esto, los inmigrantes judíos, que ya estaban ingresando en un número cada vez mayor, empiezan a desplegar las banderas y a entonar en todos sus actos públicos el Himno Nacional “del futuro Estado judío”; todo esto con el beneplácito de las

autoridades inglesas que no hicieron ni la más mínima objeción a esos actos (“The Arabs”, Anthony Nutting, 1964) En enero de 1919, el Emir Feisal, quien entonces fungía como rey de la Gran Siria, como así se denominaba desde la época de los romanos la región que comprendía la actual Siria, El Líbano, Palestina y Jordania, desprovisto de toda malicia y en un gesto de buena fe, suscribió un acuerdo con Weizman en virtud del cual se convino que “el movimiento sionista tomará todas las medidas necesarias para proteger los derechos, tanto de los campesinos así como de los propietarios palestinos sobre sus tierras, derechos que no serán nunca afectados”. Este acuerdo fue celebrado en vista de que la inmigración de judíos europeos ya había comenzado a producirse en una escala mayor que la conocida hasta entonces A la par con esto, y al mejor estilo de una negociación espúrea, se conoce la existencia de las condiciones del acuerdo Sykes-Picot, pactado secretamente entre Inglaterra y Francia conforme al cual Siria y El Líbano quedaron sujetas al régimen colonial de Francia mientras que Irak y Jordania, así como los países árabes del Golfo Pérsico quedaron bajo el régimen colonial británico. De conformidad con este nuevo estatus político, el rey Feisal fue obligado a abdicar y su reinado dura únicamente 4 años Esta situación que abruptamente sorprendió a la nación árabe, originó que en 1920, formaran una delegación que se trasladaría a Londres para indagar con el gobierno inglés acerca de que era lo que en realidad estaba pasando y en qué consistían exactamente los planes de Inglaterra respecto a su pública promesa de otorgarles su independencia, Palestina incluida. Durante esa gestión, los árabes sufren otra fuerte contrariedad cuando tienen conocimiento que todas sus inquietudes eran transmitidas en su totalidad por la O cina Colonial Británica a la dirección del movimiento sionista. Este descubrimiento los lleva a percatarse de la parcializada postura del gobierno inglés quien estaba lentamente trans riendo la Administración Pública del país al movimiento sionista. En efecto, ya sobre el terreno, las autoridades británicas de Jerusalén habían empezado a dar por terminados los contratos de trabajo de los empleados públicos palestinos y a reemplazarlos por los recién llegados inmigrantes europeos de religión judía. La “per dia” de la rubia Albión en todo sus esplendor astutamente aprovechada por el sionismo

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Al término de la Gran Guerra, después de la ocupación de su país por Inglaterra, los palestinos, una vez enterados de los propósitos de la Declaración Balfour, conformaron con sus notables, un comité, cuyas deliberaciones, concluyeron en enviar al entonces Presidente de Estados Unidos, Woodrow Wilson, una

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El Presidente norteamericano Woodrow Wilson, atendió el clamor que los palestinos consignaron en aquella comunicación designando una comisión que se conoció con el nombre de King-Crane, cuya tarea consistía en viajar a Palestina para sondear los sentimientos de la población autóctona respecto a su futuro a la luz de la Declaración Balfour. Durante los años 1919 y 1920, los palestinos ncaron sus esperanzas en dicha Comisión, cuyo informe, presentado en agosto de 1919, re ejaba los profundos temores de ellos respecto a los proyectos sionistas ya que consideraban que “las aspiraciones de estos apuntaban a desposeer casi por completo a los actuales habitantes de Palestina”. Al mismo tiempo, dicha Comisión recomendaba una seria revisión de la “Promesa” analizándola a la luz de los proyectos sionistas. El informe de la comisión King- Crane, a la postre, no surtió ningún efecto debido principalmente al deterioro en el estado de salud del Presidente Wilson, circunstancia que le impidió hacerle seguimiento a las conclusiones de la Comisión por él seleccionada uniéndose a todo esto el insuceso de que el Senado norteamericano no rati có la rma de Wilson, estampada en el Tratado de Versalles, produciendo que Estados Unidos se marginara respecto a la solución de los problemas de la post-guerra. Cabe recordar que Woodrow Wilson fue el Presidente que se opuso a las exageradas

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comunicación en los siguientes términos: “Por decisión unánime de los habitantes de Palestina, musulmanes y cristianos, que incluye Jerusalén y todos los demás distritos del país, hemos resuelto expresar a usted y por su conducto, a vuestro Congreso, nuestro enérgico rechazo y nuestra protesta respecto a la información que nos ha llegado de acuerdo con la cual, el movimiento sionista, ha obtenido una promesa conocida con el nombre de Declaración Balfour, otorgada por el gobierno británico, según la cual, nuestro país será convertido en un Hogar Nacional Judío y cuyo primer paso menciona la intención de autorizar a los judíos para inmigrar y colonizar a nuestro país. Consecuentemente con lo anterior, nosotros, musulmanes y cristianos, en nuestra condición de representantes del pueblo de Palestina, país que pertenece a la categoría de los pueblos débiles, recién liberados por los aliados, rechazamos categóricamente toda decisión tomada en el caso de nuestro país, sin nuestro conocimiento ni opinión. Adjunto, sometemos a su consideración y a la del Congreso de su país, un informe detallado sobre los potenciales perjuicios que eventualmente podrían afectar los intereses de los habitantes palestinos, tanto musulmanes como cristianos y que representan la mayoría absoluta de la población de este país, como consecuencia de la anunciada inmigración sionista a Palestina y la conversión de nuestro país en un HOGAR NACIONAL JUDIO. Expresamos nuestra esperanza para que vuestro Congreso no tome ninguna decisión concerniente a nuestro país sin un examen previo de nuestro desiderátum y de nuestras aspiraciones”. Firmado por Aref Daudi, Presidente; dicha misiva llevaba además la rma de 25 representantes del pueblo palestino

sanciones impuestas por Inglaterra y Francia contra Alemania en el Tratado de Versalles y fueron precisamente estas pesadas cargas económicas para castigar al pueblo alemán, las que hicieron surgir años después al Nacional Socialismo de Adolfo Hitler Mientras las Autoridades del Mandato Británico venían implementando la Promesa Balfour en Palestina, se estaba celebrando en la Haya el Congreso Judío donde durante sus deliberaciones se convino en que la meta principal del sionismo no consistía en el establecimiento de “un Hogar Nacional Judío en Palestina”, sino el de un “Estado Nacional Judío”. En ese escenario Ariel Haím Weizman, el mismo que anestesió con su meli uo engaño a los dirigentes palestinos durante aquel almuerzo en Jerusalén, asegurándoles que los inmigrantes sionistas no iban a “reclamar poderes políticos” ahora, despojado de su careta, proclamó vehementemente que ese Estado “sería tan judío como Inglaterra es inglesa”. Dicho de otra forma, los proyectos del sionismo anunciados por Weizman para ese “democrático y tolerante Estado”, cuyos habitantes conformados por judíos perseguidos en Europa y que supuestamente iban a trabajar hombro a hombro con los palestinos, en realidad se iba a fundamentar sobre una estructura jurídica discriminatoria, sustentada en consideraciones de carácter confesional y segregacionista que albergaría exclusivamente dentro de sus con nes a personas de su misma religión procedentes de cualquier parte del mundo considerándolos ciudadanos de primera clase y que rechazaría el ingreso, dentro de esos mismos limites, a los palestinos raizales Entre tanto, Inglaterra y Francia, para perfeccionar su perversa conjura contra la nación árabe, rati caron en el Tratado de San Remo, que Palestina debería permanecer bajo Mandato Británico, el cual incluía la obligación de aplicar la promesa contenida en la “Declaración Balfour”. Cuando los términos de este mandato fueron revelados, se puso de mani esto que los mismos re ejaban un absoluto y total desconocimiento de los derechos inherentes al 94% de la población autóctona, cifra comprobada y abrumadoramente mayoritaria. En ese nefasto documento se omitía agrantemente la mención de los derechos políticos y civiles de la población autóctona, excepto por una vaga y breve referencia en el preámbulo del mismo, donde se alude a esa población mayoritaria, simplemente como “comunidades no judías”. En contraste, en ese mismo documento, se mencionaba 14 veces los derechos de los judíos, no obstante que dicha comunidad para esa fecha, representaba apenas el 6% de la población total de Palestina

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Al tenor de ese aciago pacto quedaba claro que Palestina no estaría incluida en las áreas reservadas al tutelaje colonial de Inglaterra o Francia. En el cruce de

correspondencia entre Sir Henry McMahon y el Sheriff Feisal, éste último no tan astuto, el primero, re riéndose a las promesas de la independencia árabe, maliciosamente de nió las áreas geográ cas de las mismas como “porciones del territorio de la Gran Siria al oeste de los distritos de Damasco, Homs, Hama y Aleppo” e igualmente mencionaba a Irak, junto con Siria, asegurándole a Feisal que “Gran Bretaña está preparada para otorgar y reconocer la independencia de los árabes en toda esa descrita región” El engaño que Gran Bretaña fue capaz de desplegar no tuvo límites y aún en el estertor de su imperio seguía actuando como un truhán internacional. En el área geográ ca descrita por McMahon, cualquier persona avezada, sin mayor análisis, podía saber que Palestina quedaba al sur y no al oeste de Siria, hecho este que el gobierno inglés, deliberadamente tergiversó y que tanto la con anza depositada en la promesa británica así como la inexperiencia en el manejo de los asuntos diplomáticos y la falta de malicia del Sherif Feisal no permitieron detectar. Inglaterra con estas fraudulentas y fangosas maniobras estaba descaradamente des gurando la realidad geográ ca de la región y lo que es todavía peor, incumpliendo impunemente su pública promesa de darles la independencia a Palestina en particular y a los árabes en general (“The Arabs” Anthony Nutting, 1964) Ante todos estos hechos, la delegación palestina que había viajado a Londres para indagar cuales eran los verdaderos planes de Inglaterra acerca del futuro de su nación se halló ante una situación que los convenció de una amarga realidad: estaban asistiendo impotentes y sin ninguna esperanza, por carecer de quien los representara en las altas esferas del gobierno inglés en forma e caz y e ciente, de alguien que sirviera para contrarrestar la poderosa in uencia sionista y su muy activa red internacional; así como la mani esta a nidad de proyectos de la Corona para con la banda de Weizman

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No obstante todos estos golpes causados por la traición y el engaño que caracterizaron las políticas de la Gran Bretaña hacia los árabes, los palestinos permanecieron calmados durante los primeros cinco años de la dominación inglesa. Paradójicamente ese período de tranquilidad se debió a la gestión del recién designado Alto Comisionado para Palestina, Sir Herbert Samuels, inglés de religión judía y sionista activo, cuyo máximo sueño, secretamente albergaba la ilusión de poblar ese país con tres o cuatro millones de colonos judíos. Samuels al igual que Haím Weizman, dominaba el arte de la mentira y el engaño y era esto lo que lo diferenciaba notoriamente de los otros funcionarios británicos pues siendo él mismo un sionista convencido, ngidamente dispensó, durante su gestión, un trato más favorable hacia los palestinos manejando una sibilina

actitud neutral hacia ellos. En concordancia con la doblez que caracterizaba su temperamento asesoró al Alcalde de Jerusalén, Ragebh Nashashibi, nacionalista palestino moderado, acerca de cómo lograr mantener calmada la situación y evitar que el descontento árabe se saliera de su control (“The Arabs” Anthony Nutting, 1964) Hacia el año 1928, la situación interna de Palestina empezó a deteriorarse rápidamente, presionada por la creciente inmigración de los europeos de religión judía por una parte y por la otra debido a la venta de tierras que antes habían pertenecido a propietarios sirio-libaneses. Palestina, al igual que El Líbano y Jordania, ya desde la época del Imperio Romano formaba parte de la Gran Siria, es decir conformaban un solo país y un mismo pueblo pero ahora, con las divisiones arti ciales y el reparto de los nuevos entes territoriales resultantes del Acuerdo Sykes-Picot ocurrió que si estos sirio-libaneses querían simplemente dirigirse a sus ncas en Palestina tenían que gestionar a través de engorrosos trámites con las autoridades coloniales francesas, sus permisos de salida y luego solicitar, ante las autoridades británicas, mediante otros tramites igualmente enrevesados, su ingreso a Palestina; las maquinaciones colonialistas procuraban que la geografía política primara sobre la geografía humana. Con frecuencia ocurría que muchas de estas solicitudes, bien de salida de la parte francesa o bien de ingreso a Palestina de la parte inglesa, solían ser calculadamente negadas a sus peticionarios, viacrucis que determinaba naturalmente que los dueños de esas propiedades agrícolas cansados de estas trabas se vieran obligados a venderlas. Al acecho de esas ofertas de venta, se hallaba celosamente muy activa la Agencia Judía, nanciada con generosidad por las donaciones de los magnates correligionarios de las Américas y de Europa, imbuidos con el sueño sionista. La conjura estaba perfectamente coordinada y sincronizada entre Francia, Inglaterra y el sionismo mundial, cuyo proyecto, por parte de esas dos primeras potencias consistía en capitalizar el anhelo de los judíos perseguidos en Europa para convertirlos en mercenarios de su base militar en Palestina

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No solamente los propietarios árabes estaban siendo constreñidos y presionados para vender sus tierras y propiedades en Palestina, sino que además, una vez adquiridas esas propiedades por el sionismo, sus antiguos trabajadores palestinos eran expulsados y los predios cercanos a las mismas solían ser tomados por los nuevos inmigrantes. Los habitantes de las viviendas eran obligados a abandonarlas para luego proceder a borrarlas completamente del mapa y así dar lugar a los nuevos inmigrantes que iban a trabajar en los “Kibbutzim” -granjas comunales - que se construían sobre las que fueron esas aldeas campesinas ahora aplanadas. En un solo caso, 8.000 aldeanos palestinos fueron forzados a abandonar sus tierras y sus viviendas cuyas áreas

comprendían 50.000 acres. A estos aldeanos se les compensó con el pago de 3 libras esterlinas a cada uno, suma irrisoria por la con scación de sus propias tierras. Ya desde el año 1928, la situación para los habitantes autóctonos empezaba a mostrar preocupantes síntomas de deterioro que inquietaban seriamente a la población y a sus dirigentes. Estos remitieron una petición al gobierno colonial británico solicitándole que reconociera sus derechos como pueblo nativo y en consecuencia les otorgara atribuciones para conformar un autogobierno democrático, tal como se los habían prometido en noviembre de 1918. Esta petición palestina fue sumariamente rechazada por el gobierno de su Majestad (“The Arabs” Anthony Nutting, 1964) Cabe anotar que los inmigrantes europeos de religión judía estaban marcados por los odios y prejuicios que impregnaban la atmósfera de Europa y, al llegar a Palestina, dichos sentimientos se re ejaban en la actitud de estos hacia los habitantes nativos del país. El escritor judío Ahad Ha-am, que aunque sionista tuvo un despertar de conciencia humanista que lo llevo a referirse a esos desmanes de la siguiente manera: “Siervos fueron los judíos en las tierras de la Diáspora y repentinamente se vieron en libertad en Palestina; éste cambio ha despertado en ellos una inclinación al despotismo. Tratan a los árabes con hostilidad y crueldad; los privan de sus derechos, los ofenden sin causa y hasta se vanaglorian de éstas acciones y nadie entre nosotros se opone a ésta tendencia despreciable y peligrosa” (“Cosecha Amarga”, Sami Hadawi, 1967)

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A medida que fue creciendo el número de los aldeanos locales despojados, desplazados y desempleados, y a medida que ellos empezaron a deambular por el país buscando comida, abrigo y trabajo, el sentimiento de indignación del pueblo palestino fue creciendo. Las autoridades del Mandato Británico no utilizaron la “anestesia diplomática” aplicada por H. Samuels sino que el secretario de colonias, Lord Milner, declaró sin más preámbulos que Palestina no era un país árabe como es el caso de los países vecinos, y re riéndose a los habitantes nativos, no obstante representar estos el 94% de la población total, expresó: “Estos no tenían más derecho que las otras razas y religiones del país”. El noble inglés al rechazar con estos términos categóricos la solicitud palestina para su autodeterminación, lo hacía al tenor de la conjura anglo-sionista preestablecida de convertir a Palestina en un Estado embrionario judío dentro de la administración británica. Es de anotar que las funciones de la Agencia Judía estaban claramente circunscritas para ejercer únicamente labores de “Consejera en Asuntos Económicos y Sociales, concernientes al establecimiento del Hogar Nacional Judío”. Tan ostensible discriminación contra la autóctona y abrumadoramente mayoritaria población palestina ya resultaba un hecho inaceptable y fue así que en agosto de 1929, El Mufti de Jerusalén, Amín

Husseini, líder espiritual de los musulmanes, hace un llamamiento a la huelga y a partir de esa fecha se empiezan a organizar manifestaciones populares contra los británicos en Jerusalén, Hebrón, Safad y la región de Galilea En el período anterior a la administración del Lord Milner , el de Herbert Samuels, este logró hábilmente, mediante argucias y anestesiamiento mental que reinara tal clima de tranquilidad en Palestina al punto que las fuerzas británicas encargadas de mantener el orden allí, fueron reducidas. Como consecuencia de esa medida las autoridades militares no contaban con los contingentes de reserva para lidiar con brotes de violencia en el evento de llegar a producirse estas por lo que a raíz de las turbulencias sociales que empiezan a manifestarse, el gobierno británico, en una actitud de ngida preocupación por los intereses palestinos, para calmar los ánimos, conformó una “Comisión Investigadora”, cuyo objetivo declarado consistía en conocer los motivos de sus inquietudes y las causas de sus quejas. Dicha Comisión, tras un estudio de la situación, presentó en 1930 su informe, el cual atribuía los disturbios de los palestinos a que estos “han llegado a considerar que la inmigración de judíos a su país, no solo representaba una amenaza inmediata para sus medios de existencia sino que además, se per laba como una dominación para el futuro”. La labor de esta Comisión se sintetizó en la formulación de algunas justas y sinceras recomendaciones, orientadas fundamentalmente a regular las cuotas de la inmigración judía y otras medidas relativas a la protección de los aldeanos y propietarios palestinos frente a los abusos y hostigamientos de los nuevos inmigrantes. Desde 1920 hasta 1930, 100.000 inmigrantes judíos se habían instalado en Palestina (“The Arabs” Anthony Nutting, 1964) El gobierno inglés aceptó las conclusiones de dicha Comisión, pero el poderoso movimiento sionista armó tal revuelo y protestó tan furiosamente por este resultado, que el Primer Ministro británico de la época, Sir Ramsay McDonald se vio forzado a escribirle a Weizman asegurándole que las políticas del gobierno de su Majestad no estaban de acuerdo con lo que expresaban las conclusiones de dicha Comisión. Ya hacia el año 1931 el número de los inmigrantes sionistas en Palestina estaba cercano a triplicarse representando ahora el 17% de la población

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total del país, cuya reducida área era de apenas 27.000 km2. Más alarmante todavía para los palestinos autóctonos era el hecho que las áreas más sensibles del poder público se encontraban ya bajo el control de la Agencia Judía. Cada vez que los británicos, presionados por la dirigencia palestina, intentaban dar la apariencia de querer regular los poderes de dicho organismo sionista, se suscitaban fuertes reacciones por parte de ésta, reacciones que tenían un efecto multiplicador en todo el mundo, pues la Agencia Judía estaba apoyada por

Estados Unidos y la Rusia soviética. Por su parte, los ingleses, temerosos de ser tildados de “antisemitas”, desistían rápidamente de esos ngidos intentos de otorgarles trato igualitario a los palestinos y así le dejaba las manos libres al movimiento sionista Para nales del siglo XIX las teorías racistas habían empezado a tomar posiciones de privilegio en el Viejo Continente y es durante las primeras décadas del siglo XX, donde hacen su aparición artículos y libros que preludian la de nición racista del Partido Nazi. El racismo alemán y sus manifestaciones antijudías arrancan en su origen más inmediato con las obras de Nietzsche, Spengler, Rosenberg, Eduard Drumond y Henry Ford entre otros. Alrededor de ellos se va desarrollando una literatura que provocaría años después la transformación de los valores humanos. Sostenía Spengler al respecto: “Debido a la extrañeza con que participan en la vida del pueblo an trión, el judaísmo juega un papel destructor”. En abril de 1933, para los momentos de la toma del poder por los nazis, Hitler, quien tenía la convicción que los judíos estaban profundamente involucrados en la propagación del comunismo, exhorta al boicot de todos los productos y tiendas propiedad de esta comunidad en Alemania. Al grito de “Juden Raus” (Fuera los Judíos), las tropas de choque nazis (SA), salían a las calles de Berlín, atacando a los judíos que encontraban a su paso y saqueando sus comercios. Con el advenimiento de Adolfo Hitler al poder, el racismo antijudío quedó formalmente incorporado en la política o cial del Tercer Reich. Estos violentos procederes de los nazis ayudan de nitivamente a toni car el proyecto sionista dándole un vigoroso impulso a la inmigración de los europeos de religión judía a Palestina El promedio de inmigrantes que hasta 1933 era de aproximadamente 10.000 personas al año, se triplicó para alcanzar la cifra de 30.000; en 1934 llegó a 43.000 y en 1935 alcanzó la cifra record de 62.000. La población de religión judía en Palestina, en virtud del incremento en el número de estos nuevos inmigrantes, representaba ahora el 30% del total de los habitantes del país. A raíz de esto, los disturbios entre los palestinos autóctonos y los recién llegados inmigrantes se multiplicaron, la mayoría de las veces, desencadenados por los comportamientos abiertamente agresivos de estos últimos. Ante estos hechos, las autoridades mandatarias nuevamente les prometen a los palestinos la aplicación de medidas para proteger sus intereses

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En consecuencia, el gobierno británico anunció que a su Concejo Legislativo le serían otorgadas atribuciones discrecionales para regular dicha inmigración sobre bases proporcionales lo que aplacó las inquietudes de los palestinos pero produjo reacciones adversas en el Movimiento Sionista, que vio en este hecho una seria amenaza para su meta de crear en Palestina un Estado propio. Fue

cuando movieron cielo y tierra y en la Casa o Cámara de los Comunes (Commonwealth) se suscitó un encendido debate en donde destacados personajes, de la talla de Winston Churchill, partidarios del establecimiento en Palestina de un Estado Sionista, intervinieron apasionadamente oponiéndose a la propuesta gubernamental de regular la inmigración, propuesta que terminó siendo de nitivamente archivada. Una vez más los árabes fueron engañados y burlados Este nuevo revés determinó que en abril de 1936 fuera fundada por los palestinos una organización que se denominó “Alta Comisión Árabe”, cuyas tareas estaban encaminadas a dirigir una abierta rebelión contra la política de Gran Bretaña en su Patria siendo designado el Mufti – suma categoría clerical entre la comunidad sunita - de Jerusalén como su Presidente. En su primer acto, al cual asistieron representaciones de Siria e Irak que contó con el apoyo de todos los países árabes este dirigente ordenó la declaratoria de una huelga general en toda Palestina y se les informó a las autoridades británicas que la misma se prolongaría hasta tanto las autoridades del Mandato convinieran en suspender la inmigración judía. Simultáneamente se acordó iniciar una campaña de sabotaje contra el sistema de comunicaciones tales como las líneas telefónicas, telégrafos, carreteras y el ferrocarril; esta última decisión partió de la base que si bien las autoridades británicas podían hacer caso omiso de la huelga general, en cambio, no podían permanecer indiferentes si el sistema de comunicaciones no les estaba funcionando

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Seis meses después de comenzada, la huelga general fue suspendida a raíz del anuncio hecho por Inglaterra en el sentido que la Real Comisión del Reino Unido, había hecho un replanteamiento respecto a la política que se venía aplicando a la inmigración judía en Palestina. A su arribo, el Alto Comisionado procedió sobre el terreno a describir un cuadro de la situación imperante a efectos de obtener, a través de entrevistas con testimonios directos de los habitantes, una idea de lo que estaba ocurriendo. En consecuencia, concedió citas a doce testigos palestinos, mientras que en contraste recogió los testimonios de más de cien judíos y británicos. En el amañado informe presentado, rechazó abiertamente las quejas palestinas cali cándolas de ilegitimas y en cuanto a las solicitudes para un autogobierno palestino las cali có como “incompatibles con los términos del Mandato Británico”. Al mismo tiempo recomendó la implantación de drásticos cambios que, sobre el terreno, permitieran la partición de Palestina entre comunidades árabes y judías separadas (“The Arabs” Anthony Nutting, 1964)

Esta recomendación del Alto Comisionado, consistía en un esquema basado en que el 60% de la histórica Palestina les sería otorgada a los judíos pese a ser estos inmigrantes europeos unos recién llegados, que para la época apenas representaban el 30% de la población total del país. En cuanto a los lugares santos cristianos, dicho informe consideró que los árabes palestinos jamás cali carían como guardianes de esos santuarios y recomendó que tanto Jerusalén como Belén y Nazaret sean colocadas bajo un permanente Mandato Británico, dentro un enclave que tendría un corredor territorial para comunicarlo con el Mar Mediterráneo vía Yaffa El gobierno británico procedió a endosar estas recomendaciones a la Liga de las Naciones, antecesora de la ONU, organismo aquel manipulado por las potencias coloniales que inmediatamente dio su bendición a dichas recomendaciones. El rey Abdala de Jordania, títere de los británicos, estuvo completamente de acuerdo con este plan de Partición y en privado aconsejó a los líderes palestinos para que lo aceptasen esgrimiendo como argumento, según sus palabras, que el plan “les garantizaba la mitad de la hogaza y que eso era mejor que perderla toda”. Ya en el año 1921, durante la Conferencia de El Cairo, había planteado una petición suya para fusionar a Palestina con Jordania siendo dicha solicitud rechazada obligándose el monarca a reconocer entonces al Mandato Británico, precio que tuvo que pagar para ser reconocido por Inglaterra como rey de Jordania. El rey hachemita nunca dejó de aspirar a adquirir, aunque fuera una parte de Palestina, para adherirla a su desértico reino (“The Arabs” Anthony Nutting, 1964)

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Para los palestinos, las ambiciones del rey Abdala eran un motivo más para rechazar la propuesta de Partición de su país; recibieron adicionalmente como un insulto su rechazo como custodios de los lugares cristianos que ellos, los palestinos, habían mantenido inviolables durante más de 1300 años, desde que a los árabes musulmanes de Palestina les fueron entregadas simbólicamente las llaves del Santo Sepulcro. Esta transferencia de la custodia del Sacrosanto lugar del cristianismo, se celebró a través de un tratado honorable rmado entre el patriarca latino de Jerusalén y el Califa Omar. Desde aquel convenio los árabes musulmanes de Palestina responsablemente han estado a cargo de la custodia de los lugares santos de Jerusalén. El contenido de ese informe de la Comisión era ya demasiado para ellos, ante lo cual, el Mufti de Jerusalén exigió entonces a las autoridades británicas, la inmediata, total y de nitiva suspensión de la inmigración de judíos a Palestina, y como consecuencia de la negativa británica a estas exigencias, en agosto de 1937 declaró una rebelión abierta dirigida tanto contra el gobierno colonial británico y su proyecto de Partición como también contra los inmigrantes judíos. En ese momento algo más contribuyó a desencadenar la nueva escalada de violencia de la Resistencia Palestina contra las

autoridades británicas; fue la publicación en ese mismo año, 1937, del informe de la Comisión Peel, el cual señalaba “las causas subyacentes en los disturbios, factor que atribuyó al deseo de independencia de los palestinos y su rechazo a la instalación en su país del Hogar Nacional Judío” y como fórmula de solución recomendaba “la Partición de Palestina en un Estado Judío y otro árabe y adicionalmente establecer un enclave para el Mandato” La recomendación de la Comisión Peel suscitó la indignación de los palestinos, puesto que para ellos aceptar la legitimación de las pretensiones sionistas sobre su país, signi caría que muchas aldeas palestinas quedarían englobadas en el nuevo Estado Judío. Es de anotar que para esas calendas las tierras pertenecientes a los judíos no pasaban de ser el 5.6% de la super cie total de las tierras palestinas. Lo que más horrorizaba a los dirigentes palestinos era la recomendación que dicha Comisión formulaba, relativa a la transferencia de la población árabe palestina, en razón de la necesidad imperiosa, “considerando la importancia que para cientos de miles de judíos que sufren y que por lo tanto tienen que hallar refugio en Palestina” y concluía diciendo dicho informe: “la pérdida causada por la Partición, por dura que sea, ¿acaso supera lo que la generosidad árabe puede soportar?” En respuesta a esa escalada de la justi cada rebelión, Inglaterra procedió a aumentar el número de sus tropas coloniales y decretó la pena de muerte por porte y/o posesión de armas declarando ilegal a la recién creada Alta Comisión Palestina siendo sus o cinas allanadas y cuatro de sus funcionarios arrestados y deportados a las islas de Seychelles. Su Presidente, el Mufti de Jerusalén, se asiló en Beirut donde las autoridades francesas le otorgaron ese derecho

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A pesar de la ausencia de sus líderes y el alto número de bajas en sus las, que ya registraba más de mil fallecidos entre los años 1936 y 1937 y su desproporcionalidad comparada con los 82 sionistas muertos por la represión británica, con amarga determinación, los palestinos prosiguieron la lucha en pro de sus legítimos derechos y de su justa causa. Alentados por la retórica de los gobernantes de los demás países árabes y de sus promesas de apoyo, los palestinos arreciaron su actividad de sabotaje contra los sistemas de comunicación británicos, unidas a acciones contra los asentamientos de los inmigrantes judíos, los cuales fueron atacados. Los más aislados fueron copados por los palestinos y las patrullas británicas que se aventuraban en las comarcas distantes de las principales ciudades, comenzaron a ser emboscadas por los insurgentes

La Agencia Judía reaccionó objetando rotundamente la inclusión de funcionarios palestinos así como el de su representatividad en la Administración Pública del Mandato, enfocando todos sus esfuerzos en evitar cualquier medida restrictiva a la inmigración judía y al mismo tiempo fueron activando sus bandas armadas para combatir la insurgencia palestina. Simultáneamente la Agencia Judía, empezó a organizar el trá co ilegal de inmigrantes de su religión consiguiendo exitosamente introducir 35.000 de estos entre los años 1938 y 1939. Inglaterra que por cuenta propia había rechazado las exigencias árabes relativas a la supresión de la inmigración de judíos europeos por considerarlas contrarias al espíritu de la “Declaración Balfour” empezó a reforzar la presencia de sus tropas coloniales en territorio Palestino a efecto de combatir la rebelión de sus habitantes. Hacia nales de 1939, el número de palestinos fallecidos en esas represiones británicas ascendía a 3500 mientras que entre las bandas judías el número de muertos llegaba a 250 y el de los británicos a 77. La lucha de los palestinos por sus legítimos derechos continuó, empezando a dominar en varias regiones del país

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Gran Bretaña para ese momento comenzó a enfrentar una nueva y muy seria crisis lejos de Palestina cuando negros nubarrones empezaron a cubrir los cielos de Europa con el advenimiento de Hitler a la Cancillería Alemana. Con la rma del Pacto de Múnich de 1938, el entonces Primer Ministro británico Neville

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En abril de 1938, después de 18 meses de turbulencias y derramamiento de sangre una nueva Comisión fue enviada desde Inglaterra con la misión de buscar y encontrar soluciones a la crisis surgida. Una vez más sus conclusiones recomendaban la Partición, pero en esta oportunidad, introduciendo algunas modi caciones sobre el terreno: a los inmigrantes sionistas dicha Comisión les asignaba las fértiles regiones costeras, Galilea y el Neguev permanecerían bajo el Mandato Británico y en cuanto a los palestinos, les corresponderían las regiones de Cisjordania más la desértica región de la Franja de Gaza, quedando bloqueado su acceso al Mar Rojo como consecuencia de no contar con el Neguev. Las conclusiones de esta Comisión, con su nueva y absurda fórmula de Partición, encendieron todavía más los ánimos palestinos y con ello las acciones guerrilleras contra la ocupación británica y contra los inmigrantes invasores. De nuevo les comunicaron a las autoridades británicas que los únicos términos aceptables para que ocurriera una suspensión a los actos insurgentes estaba condicionada a la supresión terminante de la inmigración judía así como también la inclusión y fortalecimiento de las instituciones administrativas palestinas. Como consecuencia de lo anterior se constituyó un tribunal revolucionario por parte de los levantados en armas, encargado de recibir denuncias acerca de aquellos funcionarios y alcaldes palestinos sospechosos de ser colaboradores de las autoridades británicas

Chamberlain y el Premier francés Eduardo Daladier, aceptaron devolver al Reich Alemán la región de los Sudetes que reclamaban como propia por ser el asiento de numerosas familias germanas. A renglón seguido, Alemania le solicitó a Polonia que le otorgara un corredor terrestre que permitiera la comunicación con la ciudad de Danzig, puerto alemán sobre el Mar Báltico, que había dejado de formar parte de Alemania de acuerdo con el Tratado de Versalles al término de la Gran Guerra, pretensión alemana fuertemente objetada por Inglaterra ahora bajo el gobierno de Churchill, circunstancia que presagiaba la inminencia de una nueva guerra en el escenario europeo Inglaterra visionó a Palestina para establecer un Estado judío y a través de una simbiosis entre el proyecto sionista y los intereses británicos, convirtiéndola en una base estratégica para la defensa del canal de Suez y los campos de petróleo del Medio Oriente bajo su dominio. Ante estas nuevas realidades que se estaban per lando en el Viejo Continente, Palestina, con sus con ictos, se le estaba convirtiendo en un desangre para su economía. En medio de esta tormenta, los árabes de Palestina empezaron a exigir que su país fuera declarado un Estado Independiente como les habían prometido, dando garantías de que los derechos de la minoría judía representadas por los nuevos inmigrantes, serían debidamente respetados; por su parte, los representantes de la Agencia Judía, dejaron muy en claro que rechazaban tajantemente cualquier propuesta que representara una amenaza, aunque fuera remota, para la creación en Palestina de un Estado Judío. Ya para entonces, 1939, en el país existían 250 colonias sionistas

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En mayo de 1939, Inglaterra anunció la formulación de un plan encaminado a solucionar la ya cada vez más con ictiva situación de Palestina invadida por una verdadera avalancha de inmigrantes judíos. Ese plan que se conoció entonces con el nombre de “Libro Blanco” empezaba por reconocer el derecho de los palestinos a tener un gobierno independiente y la obligación de brindarles protección a efectos de no ser desbordados por esa masiva inmigración. En dicho boceto los británicos admitieron con ngida franqueza que su política en Palestina había sido injusta y al mismo tiempo inviable y no estaba en concordancia con sus reiteradas y públicas promesas de independencia hechas a los árabes. Aceptaron que los mecanismos para controlar una a uencia desbordada de judíos, tenía que ser revisada ya que de no hacerlo podía representar una seria amenaza a la composición demográ ca de la región y por ende a la cultura de la población nativa. En ese proyecto del “Libro Blanco”, el gobierno británico proponía un período de transición por 10 años después de los cuales Palestina debía convertirse en un Estado binacional independiente, integrado por judíos y palestinos, compartiendo la misma tierra y el mismo gobierno, “de tal manera que los intereses esenciales de cada una de estas comunidades

Desde que Inglaterra asumió el Mandato de Palestina en 1919, esta era la primera vez en que el gobierno británico reconocía los derechos de la mayoritaria y autóctona población de Palestina y lo hacía porque advertía que se estaba gestando una nueva guerra en Europa, en la cual su participación era inminente. Ante esto, sus promesas para la población palestina, una vez más, no pasaban de ser un engaño porque su propósito consistía en falsamente alimentar las ilusiones árabes para apaciguarlos, adormecerlos y crear un clima político susceptible de generar una tácita tregua entre los palestinos y los inmigrantes sionistas, de manera tal que una vez adormecidos los ánimos, Inglaterra podía concentrarse en sus esfuerzos bélicos contra Alemania. La guerra estalló el 1o de septiembre de 1939 con la invasión de las tropas alemanas a Polonia y durante los cinco años que duró esa contienda, Palestina, por su proximidad a los escenarios bélicos de Europa y del Norte de África, fue convertida por los aliados en una base para el descanso y la recreación de sus tropas. Durante esa contienda, aproximadamente 27.000 inmigrantes judíos de Palestina se enrolaron en el ejército inglés donde recibieron, por parte de instructores británicos, un entrenamiento militar y aprendieron además el manejo de armamento moderno mientras que por el lado palestino hubo 8.000 voluntarios que también participaron en la Segunda Guerra Mundial bajo las órdenes de las reales fuerzas de SM Jorge VI Durante todo el periodo de la Segunda Guerra Mundial no obstante las directrices consagradas en el Libro Blanco, los británicos mantuvieron la terminante prohibición de toda actividad política palestina así como también las de la Alta Comisión Árabe, la cual continuó siendo proscrita y sus principales dirigentes, bien estaban en el exilio, en la cárcel o en la clandestinidad. El Mufti de Jerusalén, para no ser extraditado de Beirut o asesinado por los agentes sionistas en 1941 se refugió en la Alemania Nazi, en donde permaneció hasta el nal de la contienda. A lo largo de ese período los británicos mantuvieron retenidos en las cárceles a miles de activistas palestinos

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En 1944, se celebró en Alejandría, Egipto, una conferencia sobre el tema de la unidad árabe la cual culminó con la creación en marzo de 1945 de la Liga Árabe,

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sean respetados y garantizados”. En lo atinente a la inmigración, proponían una cuota de 75.000 inmigrantes los cuales serían admitidos por cuotas anuales durante los próximos 5 años hasta llegar a ese tope y que pasado ese período, dichas cuotas serían acordadas conjuntamente con la futura nueva autoridad mixta del país. Al mismo tiempo anunciaron que el Alto Comisionado Británico sería revestido de atribuciones especiales para prohibir, en determinados casos y situaciones, la compra de tierras palestinas por la agencia judía

que entonces fue integrada por Egipto, Irak, El Líbano, Siria, Jordania, Yemen y Arabia Saudita. El primer acto de esta recién creada Liga consistió en expresar su compromiso para salvaguardar el carácter árabe de Palestina. Este evento condujo a que los palestinos vieran en la Liga un e caz apoyo a su causa para los tiempos venideros. Durante los años que trascurrieron en ese con icto mundial, los sionistas optaron por organizar y fomentar una inmigración ilegal a Palestina y así consiguieron burlar las cuotas que jaban al respecto, los lineamientos consignados en el Libro Blanco Al nalizar la Segunda Guerra, con la derrota de Alemania, se empiezan a poner de mani esto las atrocidades cometidas por el nazismo contra los judíos y a raíz de esto se apodera de Europa y Estados Unidos un fuerte sentimiento, favorable a la inmigración e instalación de estos en Palestina. La intelectualidad de la izquierda europea encabeza éste movimiento que por muchos posteriormente fue cali cado como complejo de culpa lo que va agravar el problema palestinoisraelí pues el movimiento sionista aprovecha esa coyuntura para empezar a despachar ilegalmente la mayor cantidad de inmigrantes hacia la tierra Palestina. Docenas de barcos fueron etados y cargados de judíos desde diferentes puertos europeos, los cuales con frecuencia eran escoltados por miembros de la Haganah organización paramilitar sionista. Si los británicos los interceptaban, los judíos del mundo se apresuraban a poner el grito en el aire, denunciándolos ante los países europeos y especialmente ante Estados Unidos, acusándolos de estar persiguiendo a estas víctimas del nazismo, impidiéndoles su “única esperanza de salvación: Palestina” El “complejo de culpa” torna favorables a los países europeos para el establecimiento en Palestina de un Estado Judío, pues dicha solución, era vendida al mundo occidental como la fórmula suprema para aliviar su conciencia y redimirse por su pasado ejercido por largo periodo durante el cual sometieron a sus coterráneos de religión judía a crueles persecuciones y matanzas. Esta reivindicación de los europeos la querían realizar, naturalmente, a expensas del pueblo palestino que nada tuvo que ver con esas atrocidades ni tampoco con el largo historial de persecuciones contra los judíos que durante largos siglos prevaleció en Europa

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Para estos países occidentales que deseaban sinceramente redimir a los judíos de las injusticias a las cuales ellos mismos los tuvieron sometidos, mancomunadamente empezaron a exigir la supresión a las restricciones migratorias que les fueron impuestas por las directrices del Libro Blanco. Para expiar su pasado antijudío se propusieron brindarles irrestricto apoyo para instalarse en Palestina obteniendo como resultado de esta presión el que en

noviembre de 1945, el gobierno británico aboliera el control sobre las cuotas de inmigración jadas para los próximos 5 años. Esta decisión la tomaron sin hacer ninguna consulta ni darles ninguna explicación a los palestinos por sus compromisos previos Existe un principio legal, universalmente aplicado para impartir justicia, conforme al cual se establece que todo aquel que cause daño o perjuicio a otro está obligado a repararlo. Es así que por ejemplo, si una persona en estado de embriaguez conduce un camión- los europeos estaban embriagados de odios y prejuicios- y colisiona deliberadamente con un vehículo pequeño, causando a sus víctimas daños morales y materiales, el principio de la justicia obliga a ese conductor malintencionado a indemnizar los daños que les ha causado. Dejaría de ser un acto de justicia si el ente encargado de aplicarla, buscara a una familia, total y completamente ajena a este hecho, que vive tranquilamente en su hogar, a una distancia considerablemente lejana del lugar donde ocurrió el accidente, la lanzaran a la calle y le arrebataran su casa y sus pertenencias para entregárselas a las víctimas del pequeño vehículo como indemnización de los perjuicios causados, permitiendo así que el conductor del camión, único y verdadero culpable de esa tragedia, quede libre de toda responsabilidad Sin duda, a los judíos se les causó durante casi 2.000 años enormes sufrimientos motivados exclusivamente por la intolerancia y los odios imperantes en la Europa cristiana, cuyo cenit fue el Holocausto organizado por los Nacional Socialistas Alemanes. Si partimos de la responsabilidad directa, todo el peso de ella en cuanto a la obligación de indemnizar a las víctimas debió y debe recaer exclusivamente sobre los países europeos que fueron los perseguidores de sus coterráneos de religión judía y sobre nadie más. Los árabes, incluyendo los palestinos, nunca cometieron en el transcurso de su historia crimen alguno contra los judíos; todo lo contrario, antes de los Estados Unidos, fue bajo el gobierno de los árabes donde estos se sentían más seguros y protegidos, a pesar de lo cual fue a ellos a quienes se les cargó el precio de pagar con su tierra, su vida y su sangre, los crímenes que los europeos cometieron contra los judíos en Europa

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Los palestinos en particular y los árabes en general aun hoy no pueden entender por qué era a ellos, justamente a ellos y solo a ellos, a quienes les correspondía asumir las consecuencias de los crímenes europeos. El Holocausto no podía ser invocado ahora para justi car la creación de un Estado Judío pues el sionismo, como movimiento que buscaba conseguir una solución a las persecuciones antijudías de Europa, empezó a incubarse a partir de 1880 y se concretó en el

Primer Congreso Judío en Basilea, Suiza, en el año 1896, es decir 37 años antes de la llegada del nazismo al poder y 44años antes que el Holocausto En conclusión, los palestinos nada tuvieron que ver con los sufrimientos a los judíos de los cuales Europa y los europeos cristianos son total y exclusivamente responsables. No se alcanza ver ninguna razón ni argumento por la que el Estado Sionista sea establecido a expensas de los palestinos. Andre Phillip, quien fue Ministro del Interior de la Francia Libre durante la Segunda Guerra Mundial, al referirse a la Resolución de Partición de Palestina, expresó la siguiente re exión: “Para algunos, fue una cuestión de tener la consciencia tranquila, que les permite limpiarse de los sufrimientos que nosotros, los europeos, habíamos causado a los martirizados judíos, descargando sobre los palestinos todo el peso de nuestras culpas. Los palestinos, que nunca cometieron el delito de perseguir a los judíos o de establecer políticas discriminatorias y campos de exterminio contra ellos, fueron quienes tuvieron que pagar. Tenemos eternamente una deuda con nuestros conciudadanos judíos por lo que ellos han sufrido a causa de nuestras fallas. Pero somos nosotros quienes realmente tenemos que pagarlas. Pero así como no podemos imponer inde nidamente a los jóvenes alemanes por los crímenes que sus padres cometieron, tampoco se puede transferir a un Estado creado con una minoría judía, un capital de deuda moral y hacer que otros inocentes soporten toda la carga de pagar intereses por el mismo”. (Andre Philip, citado por Vincent Monteil en La Guerra Relámpago de los Seis Días, 2003)

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La hipersensibilidad pro-judía, oportunamente fue aprovechada por el Movimiento Sionista Internacional para ejercer presión entre otros por medio del entonces Presidente de los Estados Unidos Harry S. Truman a través de una formidable y muy e ciente campaña propagandística, mostrando las atrocidades cometidas por los nazis contra los judíos. Esto le permitió al sionismo arroparse con el manto del martirio y así presionar psicológicamente a las Autoridades Británicas a efectos de otorgar permisos que autorizaran el ingreso inmediato a Palestina de 100.000 nuevos inmigrantes europeos de religión judía. Al mismo tiempo, esa campaña hacía énfasis en la necesidad imperiosa y vital del “pueblo judío” para tener un Estado Nacional independiente y soberano, pero no en el continente europeo donde les causaron todos esos sufrimientos sino que insistían en que tenía que ser en Palestina. Ante estas pretensiones sionistas, así como ante la exigencia de Truman, los palestinos se opusieron enérgicamente y denunciaron que estas representaban una violación a los acuerdos establecidos tanto en el Libro Blanco así como en la Declaración Balfour que se refería a la creación en Palestina de un “Hogar Nacional” Judío y de ninguna manera a un “Estado” Nacional Judío

Esta situación colocó en un trance incomodo al gobierno inglés que presionado por la nueva potencia mundial post con icto bélico universal, no podía contentar al mismo tiempo a ambos bandos. Consecuentemente con esta situación los inmigrantes europeos de religión judía, recién desembarcados en Palestina, se declararon en un estado de abierta rebelión contra el Gobierno Mandatario iniciando sus acciones el 4 de octubre de 1946 con la creación de una emisora radial móvil llamada “La Voz de Israel”, donde anunciaron la fundación del “Movimiento de Resistencia Judía” el cual empezó a organizar y dirigir actividades terroristas. Es entonces, a partir de 1946, cuando empiezan a cometerse toda clase de actos terroristas dirigidos tanto contra las Autoridades Británicas como también contra los palestinos pero en mayor escala. Ese mismo año intensi caron los ataques que habían empezado ya desde 1920 y fueron escalonando en su intensidad a partir del año 1939. Como consecuencia de estos ataques fueron asesinados por los grupos sionistas 45 soldados y 28 policías británicos así como también muchos civiles palestinos Gran Bretaña, después de haber permitido la creación, con base en la masiva e inapropiada inmigración judía a Palestina y después de que ésta lograra, gracias al apoyo logístico, político y económico de las poderosas organizaciones internacionales del sionismo, acumular las armas necesarias, paradójicamente, recibió como retribución y agradecimiento por parte de estos inmigrantes, una guerra de terror y destrucción contra su autoridad para obligarlos a traspasar el poder público a la Agencia Judía. De esa forma “le pagaba el diablo a quien bien le había servido” Si esto hicieron los de Sion contra sus benefactores y tutores británicos, muchas menos consideraciones iban a tener contra el indefenso pueblo palestino como en efecto así ocurrió. Este terrorismo judeo-sionista condujo al país a un indescriptible estado de caos y anarquía donde la violencia y los atentados se convirtieron en una trágica y dolorosa realidad cotidiana

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En Estados Unidos reside la mayor y la más in uyente y adinerada comunidad judía del mundo. Es allí donde ésta tiene el monopolio de la industria cinematográ ca y de las más importantes cadenas de radio y de periódicos así como las más destacadas empresas industriales, grandes multinacionales y los más conocidos bancos. Con el n de ganarse para su causa al gobierno de los Estados Unidos, los dirigentes sionistas decidieron durante el período de la Segunda Guerra Mundial centrar sus esfuerzos en esa comunidad y con ese propósito, David Ben Gurion, en representación de la Agencia Judía, se trasladó a Nueva York en el mes de mayo de 1942, donde convocó a una conferencia organizada en el hotel Biltmore, a la cual asistieron los más in uyentes judíos

norteamericanos. En esa conferencia, Ben Gurion planteó la necesidad de transformar toda Palestina en un Estado Judío, diabólica idea que lanzaba por la borda todos los lineamientos del Libro Blanco de 1939 así como también la Declaración Balfour de 1917. Era la estocada nal de los sionistas contra el pueblo palestino abandonado a su suerte y sin contemplaciones por los triunfadores de la reciente concluida guerra Por esas ironías de la historia y copiando la tradición de la doble moral tan propia de los ingleses pese a que fue bajo su protección donde el sionismo logró introducirse y consolidarse en Palestina, ahora en 1945, después de lo de Biltmore, fue cuando empezó realmente a resquebrajarse la otrora sólida alianza anglo-sionista y es cuando las bandas armadas del judeo sionismo, la Haganah, la Stern y el Irgun, no tuvieron ningún inconveniente en iniciar una campaña terrorista contra su antiguos tutores. Esta creciente agresividad contra la ya desmejorada potencia mandataria, en parte fue motivada por las conclusiones y recomendaciones que estos habían consignado en el Libro Blanco, pero principalmente este brusco cambio hacía los británicos, se debía a que el sionismo ahora se sentía muy apoyado tanto por el gobierno de los Estados Unidos, emergiendo como potencia dominante en occidente, así como por la muy poderosa e in uyente comunidad judía en ese país. Gran Bretaña, la antigua reina de los mares y poderosa por su Imperio de ultramar en adelante pasaría a segundo plano. Entre los años 1945 y 1947, los sionistas intensi caron su lucha contra los ingleses

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Estados Unidos fue realmente el único vencedor de la Segunda Guerra Mundial y el único país que salió fortalecido de esa terrible contienda por lo que ahora en el plano diplomático, el “Pueblo Elegido” cuenta con un poderoso aliado: Harry S. Truman sucesor de Franklin Delano Rooselvelt iniciándose desde entonces una fuerte presión a Inglaterra hasta que en el mes de octubre de 1946 no le queda otra que admitir sin mayores dilaciones a 100.000 judíos en Palestina pasando luego a una postura que fue más lejos en su comportamiento como el respaldar públicamente el plan de partición de Palestina formulado por la Agencia Judía. Este plan sionista de Partición contemplaba reservar para el futuro Estado Judío el 60% del territorio palestino, en un momento en que los sionistas, no obstante todas las compras de tierras realizadas por su Agencia, tenían apenas el 7% de la super cie total de las tierras de ese país. El irrestricto apoyo de Truman a las pretensiones sionistas, apagó de nitivamente las débiles esperanzas que algunos palestinos todavía alimentaban de poder negociar por conducto de EEUU soluciones que consultaran sus legítimos y justos derechos

Este ciego e irreductible apoyo a la violación del Derecho Internacional y de la soberanía de todo un pueblo suscitó la preocupación de todos los embajadores norteamericanos acreditados en los países árabes. Cuando acudieron a la Casa Blanca para informarle a Truman sobre las consecuencias que en esos países árabes podría conllevar una política favorable al proyecto sionista Truman les contestó: “Lo siento señores, solo debo responder al llamado de los centenares de miles de personas que desean el triunfo del sionismo y no hay en este país centenares de miles de árabes en mis circunscripciones electorales”. En esa respuesta, las consideraciones de Truman no estaban basadas en principios humanitarios para darles refugio a los pobres judíos sobrevivientes del Holocausto, pues si así fuera, los hubiera acogido en los Estados Unidos, país que, gracias a su inmensa extensión geográ ca y consecuente gran capacidad para la absorción de inmigrantes, animados por el “sueño americano”, sumado a su proverbial política de respeto a los derechos humanos y a los principios democráticos de libertad y tolerancia, les hubiera garantizado la salvación y la protección a estas víctimas del nazismo y de los europeos en general evitando que pudieren estar rodeados de “árabes salvajes”, según el estereotipo que les ha sido impuesto. Todo cuanto realmente interesaba a Truman, quien se había siempre caracterizado por ser un político electorero, era asegurar los votos de la muy numerosa y poderosa comunidad judía de Estados Unidos, para que le permitieran estar otro período más ejerciendo la presidencia del país, sin importarle, ni mucho ni poco, las terribles consecuencias que para los palestinos les iba a acarrear su apoyo al sionismo. Desde la época de Truman es cuando los Estados Unidos empiezan a poner todo el peso de su in uencia y su poderío para apoyar las injusticias del proyecto sionista, siendo en aquel entonces, los Estados Unidos la gran vencedora de la Segunda Guerra Mundial, de la cual emergió como la indiscutible gran potencia económica y militar del mundo; y es a partir de entonces cuando empieza a desarrollar su estrategia de imponer su hegemonía en la importante región del Medio Oriente, muy rica en petróleo. Es así como nace la alianza estratégica entre los Estados Unidos y el Sionismo Internacional Mientras tanto en Palestina, la ofensiva terrorista sionista arrecia tanto contra los objetivos británicos, así como contra los palestinos: carros bomba, atentados explosivos en edi cios con su terrible secuela de muertos y heridos, asesinatos selectivos y masivos La reacción británica contra la oleada terrorista de estas bandas sionistas, fue en realidad asombrosamente moderada; esto se debió fundamentalmente a dos factores

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1. El sionismo tenía ahora en los Estados Unidos a un poderoso aliado

2. Los ingleses no podían emplear contra una “comunidad europea perseguida por siglos”, los mismos métodos de represión que había venido utilizando contra los palestinos, pues ello levantaría protestas en la “comunidad internacional”, in uenciada por la propaganda sionista, por su hipersensibilidad pro-judía y por su complejo de culpa Los británicos habían mantenido en la cárcel durante 8 años, a los miembros del Alto Comité Árabe y a miles de activistas palestinos, a pesar de que estos no eran expertos en el terrorismo, mientras que al mismo tiempo, los miembros de las bandas sionistas, estos si duchos en esa actividad que habían sido detenidos en junio de 1946, fueron puestos en libertad el 5 de noviembre de ese mismo año. La diferencia mani esta en el trato dado a los palestinos y judíos era todavía más latente si nos remitimos a las cifras estadísticas: durante este período de las insurgencias, las pérdidas británicas ascendieron a 169 fallecidos frente a solo 37 sionistas caídos. Este resultado, sin duda, señala una curiosa novedad en los anales de los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad de cualquier país del mundo y las actividades de insurgencia y/o terrorismo. La desproporción tan grande entre las fuerzas del gobierno y la de los insurrectos desconcierta a todos los que consultan este tipo de datos porque arroja resultados únicos en su caso en el mundo entero Para el año 1945 el número de los inmigrantes europeos de religión judía recién instalados en Palestina, ascendía ya a 600.000. A la sazón la dirección del movimiento sionista se había propuesto convertir a la totalidad de la Palestina histórica en un Estado propio dando así cumplimiento a lo consignado en la agenda de la reunión en el hotel Biltmore. Con miras en ese propósito, los 27.000 judíos que durante la Segunda Guerra Mundial habían servido bajo el ejército británico y los 14.000 que durante el Mandato formaron parte de la policía en Palestina fueron a partir de ese momento asignados por el movimiento como instructores y asesores militares para la formación y estructuración del ejército de lo que ahora es el embrionario Estado de Israel. Refuerzan El Haganah, el cual, para esa época, 1945, ya contaba con una fuerza de 62.000 combatientes, quienes empezaron a participar en numerosos actos de terrorismo contra los británicos, tanto para presionar su salida del país como también para apoderarse de sus depósitos de armamento y de municiones

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Para el año 1946 el antagonismo entre los habitantes de Palestina y los nuevos inmigrantes ya había llegado a su más alto nivel. Ante estos hechos, Inglaterra, imposibilitada por aplacar un problema que había sido de su propia autoría, comienza a pensar en abandonar el país. Para la ocasión -1946 - Palestina estaba bajo el control del ejército inglés, cuyos soldados se hallaban ya deseosos de salir

de aquel in erno que su propio gobierno había creado. Ahora los ingleses, después de haber implementado la Promesa Balfour, después de haber permitido la llegada a Palestina de 600.000 judíos europeos, después de haberles aceptado acumular las armas necesarias y después de ayudar a los sionistas a instalarse en la administración pública y después de haberles permitido desplazar a los palestinos de sus propias tierras, sin reato ni sonrojo alguno, expresan su incapacidad para enfrentar la situación y deciden no cargar ellos solos con ese caos resolviendo habilidosa y ladinamente endosar ese problema a las Naciones Unidas. Gran Bretaña, que creó un problema donde antes no había ninguno, como los roedores destructivos abandonaban el barco que ellos habían contribuido a zozobrar. Es así como en abril de 1947, el delegado inglés ante la ONU solicitó formalmente al Secretario General de dicha organización que nombrase un comité encargado de estudiar una solución al problema palestino sobre la base de una partición que la misma Inglaterra había recomendado. Así se hizo con el compromiso que dicho comité entregara sus resultados el 1o de septiembre de 1947. El comité nombrado para examinar el problema palestino, informó a la Asamblea General de la ONU que después de haber estudiado el caso, había concluido con la aprobación de una Resolución por la cual acogía las recomendaciones de Gran Bretaña que proponían la Partición, jando la fecha de la misma para el 27 de noviembre de 1947 Los informes enviados por la “Comisión de Partición de Palestina”, designada por la Asamblea General de la ONU, mencionaban que una de sus misiones consistía en supervisar los pasos para la aplicación de la Resolución, y al mismo tiempo, daba cuenta de la desastrosa situación imperante en el país como resultado del desafuero terrorista del sionismo invasor el cual ahora estaba dedicado a sembrar el miedo y la desolación entre la población nativa, a efectos de precipitar su éxodo. Las bajas de éstos para diciembre de 1947, ascendían ya a más de 4.000 personas muertas, en su gran mayoría civiles. Mientras tanto, por su lado, el Alto Mando de la Haganah se sentía tan con ado de su fuerza, que en un memorando que dirigió el día 25 de mayo de 1947 a la Comisión AngloAmericana de Jerusalén, informó lo siguiente: “Sabemos de buena fuente cuales son las fuerzas de los árabes en Palestina. No cabe duda que nuestras fuerzas judías son superiores en los planes de organización, entrenamiento, pertrechos y previsión. Estamos en condiciones de enfrentar cualquier brote de resistencia de los árabes sin tener que apelar a los americanos o a los británicos. Si ustedes aceptan la solución sionista (Estado Judío), limítense a no intervenir; nosotros mismos nos encargaremos de ponerla en marcha”

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Así vemos que hay sobradas razones de orden legal, moral y de justicia para que los palestinos fundamentaran su negativa en aceptar la Partición, mientras que

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para el sionismo las razones para permitirlas estaban basadas en las aspiraciones colonialistas de Inglaterra y las metafísicas y expansionistas del sionismo por lo tanto todo estaba por consumarse, en un mundo que impávido y silenciosamente apartaba la cara ante la tragedia del pueblo palestino

CAPITULO “Nadie puede ignorar cuanto ha tenido que sufrir el pueblo palestino en las últimas décadas. Sus tormentos están a la vista de todo el mundo y todo esto lleva demasiado tiempo así. Ante esto es urgente encontrar una solución a las causas que están en la base de este problema” Juan Pablo II, Marzo de 2000

EL MITO DE QUE EL ESTADO DE ISRAEL “FUE UNANIMEMENTE CONFIRMADO POR EL MUNDO LIBRE EN LAS NACIONES UNIDAS Palestina, como queda comprobado, era un territorio que había estado formando parte del Imperio Otomano, cuya población estaba compuesta en un 96% por árabes palestinos entre musulmanes y cristianos, 2% palestinos de religión judía y el 2% restante armenios y griegos. A nales del siglo XIX y a raíz de los “Pogroms” algunos grupos reducidos de judíos rusos se instalan en Palestina; ese era el panorama del país antes de la nefasta “Declaración Balfour”. Como consecuencia de ésta Declaración se inicia la masiva inmigración de europeos de religión judía y empiezan a surgir con ictos entre la población autóctona y los recién llegados inmigrantes, lo que conlleva al plan de Partición de Palestina sugerido a la Asamblea General de la ONU el cual proponía la división del país en dos Estados distintos: uno judío y otro árabe. Partición cuyos trazados y contornos tan sinuosos, tortuosos y antilógicos, representaban una división tan complicada, antinatural e inviable como ilegal; tal fórmula parecía hecha por un espíritu burlón

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La división de Palestina estaba soportada en el deseo de incluir en el “Estado Judío” todas las super cies que registraban la mayor concentración de los recién llegados inmigrantes de religión judía sin tener en cuenta para nada que estas mismas extensas zonas eran tierras habitadas por sus propietarios palestinos en un 93%. En efecto, para esa fecha, noviembre de 1947, los invasores poseían el 7% del total del territorio palestino a pesar de lo cual se les iba a asignar basado en dogmas metafísicos y religiosos barnizados de “derechos históricos”, el 56% de dicho territorio. Esta curiosa fórmula se presentó bajo la absurda tesis según la cual esa división representaba una solución que tenía su ciente mérito para poner n a 30 años de violentos enfrentamientos armados entre la autóctona población palestina y los recién llegados inmigrantes europeos de religión judía que La Promesa Balfour desencadenó , lo que ocurrió en cambio, fue todo lo

contrario; esta división avivó aún más las confrontaciones entre estas dos comunidades, la nativa con la implantada arti cialmente Concentrar dentro de los estrechos límites de un pequeño país a estas dos culturas conduciría a ambas a situaciones enfrentadas que podrían concluir en violencia al no existir elementos comunes entre ellos. Los palestinos conservan la idiosincrasia árabe mientras que la comunidad judía en cambio es predominantemente europea diferenciándose en la religión, en el idioma, en el carácter y en la costumbres, en su vida social y cultural y nalmente en su forma de pensar. Pero estaban separadas principalmente por sus aspiraciones, las cuales eran totalmente incompatibles y en consecuencia representaban el mayor impedimento para que esos dos conglomerados pudieran convivir en paz: los palestinos se encaminaban hacia su soberanía e independencia nacional, mientras que los sionistas se dirigían a la masiva inmigración como fórmula para la creación en Palestina de un Estado Judío, libre de elementos nativos. Al respecto, Norman Finkelstein, historiador norteamericano de religión judía, especializado en el tema palestino-israelí, hace la siguiente re exión: “Uno puede imaginar un argumento a favor del derecho de una minoría perseguida, a buscar refugio en otro país que pueda acomodarla; pero es difícil imaginar un argumento que sostenga el derecho de una minoría de inmigrantes a desplazar política y físicamente a la población nativa del país an trión. Pero esta era la intención real del movimiento sionista”. (Su libro Imagen y Realidad del Con icto Israelí- Palestino, 1995) La consecuencia natural de esta “genial fórmula de solución”, representó para los palestinos un monstruoso cataclismo social de espantosas proporciones al desarraigar poblaciones enteras de sus casas, de sus tierras y de su modo de vida de forma tal que fue generando un desempleo masivo por la absurda ubicación y reubicación étnico-religiosa que aquella división en efecto provocó. Los judíos de Europa, al haber sido durante siglos discriminados y perseguidos en ese continente, como fórmula de protección se habían autosegregado y esta tendencia se había convertido en una norma de su conducta social, la cual estaba impregnada con los odios y los prejuicios políticos, raciales y religiosos imperantes entonces en Europa, de manera tal que al instalarse en Palestina para ahora convertirla en un Estado Judío, insistían en mantener una estructura segregacionista y etnocéntrica, que como ya había proclamado Weizman, del modo más claro en el Congreso Judío de la Haya: “queremos una Palestina que sea tan judía como Inglaterra es inglesa”

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Los Estados miembros de las Naciones Unidas conocían de antemano el natural rechazo de los árabes contra ese antijurídico plan de Partición de inspiración anglo-sionista adaptado a las necesidades y exigencias de este movimiento y

concebido deliberadamente para hacerles la vida imposible a los palestinos. Inglaterra ngidamente se declaraba imposibilitada ya para aplacar el lío calculadamente creado con su “Promesa Balfour”, y como lo tenía previsto, optó por entregar el caso a la ONU y prepararse para abandonar la región. Ahora el Presidente Harry S. Truman quien había respaldado desde agosto de 1946 ese plan de Partición y procuró a partir de entonces que Estados Unidos desplegara la mayor actividad para apoyarlo y promoverlo; presionado por un poderoso lobby pro-sionista conformado por notables personajes tales como Bernard M. Baruch, su consejero, Henry Morguenthau, James P. Warburg, dueño del Aceptance Bank Inc. de Nueva York, los in uyentes jueces de la Corte Suprema de Justicia, Félix Frankfurter, Louis Brandéis, Benjamín Cardozo, Sol Bloom, miembro del Departamento de Relaciones Samuel Untermeyer, Presidente de la Federación Mundial Económica Judía, el juez Samuel Rosenman y el Rabino Stephen Wise, se vio obligado a advertir a su delegado en las Naciones Unidas, el señor Hershel Johnson, que “pusiera gran interés para que la Partición fuese votada, si no quería soportar él personalmente las consecuencias de un fracaso”. De igual forma, el nanciero Bernard Baruch, entonces Consejero de Truman, se tomó el atrevimiento de recordarle al Delegado de Francia en la ONU, Alexandre Parodi, que en caso de dar un voto negativo a la Partición, su país quedaría excluido de la ayuda nanciera del Plan Marshal (“Oh Jerusalén”, Dominic Lapierre y Larry Collins, Editorial Planeta, 1972)

La farsa de la votación Es un hecho notorio y de público cocimiento que la recién creada Organización de las Naciones Unidas, fue manipulada como instrumento de Estados Unidos y del poder político y económico judeo-sionista, quienes ejercieron todo tipo de presiones contra los Estados miembros para obtener su voto favorable a la Partición. Por esa época, la maquinaria sionista intensi có sus campañas convenientemente dosi cadas con las técnicas freudianas para inducir a los países europeos en el complejo de culpa por los sufrimientos que, durante siglos, les causaron a los judíos en el Viejo Continente. De esa manera lograron alterar su noción de la justicia y de la equidad para conseguir que un pueblo inocente como el palestino, pagara por los crímenes cometidos en Europa

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La votación nal en las Naciones Unidas sobre la Resolución de Partición de Palestina se programó para una sesión nocturna que tendría lugar el 26 de noviembre de 1947, más en cuanto los Estados Unidos y la Agencia Judía veri caron y comprobaron que carecían de los dos tercios de los votos requeridos para un resultado favorable de la Asamblea General, recurrieron a la táctica dilatoria para tener su ciente tiempo de convencer y presionar los votos que de

antemano sabían les eran negativos. Consecuentemente convocaron a todas las delegaciones favorables a su causa, es decir a la Partición, y las instruyeron para que ocuparan la Tribuna de la Asamblea General y desplegaran allí sus capacidades oratorias, hasta agotar el límite de tiempo jado para la sesión correspondiente a ese día. Cuando los delegados árabes se dieron cuenta de que esta maratón oratoria era una táctica para retrasar la votación, ya era demasiado tarde. El último día hábil, el Presidente de la Asamblea, el brasilero Oswaldo Aranha, partidario de la Partición, anunció el aplazamiento del Orden del Día por lo que la sesión nocturna fue cancelada. Ahora el sionismo y su gran tutor, los Estados Unidos, necesitaban 22 votos para tener la certeza de un resultado favorable a la Partición (“Oh Jerusalén”, Dominic Lapierre y Larry Collins, Editorial Planeta, 1972) El 27 de noviembre fue el día de Acción de Gracias (Thanksgiving Day) y ese feriado proporcionó dos días adicionales que sirvieron para el cabildeo. En efecto, mientras se celebraba el des le tradicional de ésta fecha por la avenida Great White Way, de Nueva York, la Sede de las Naciones Unidas ofrecía un ambiente lleno de atozigante ajetreo, como lo describió luego un prominente sionista: “Cada pista fue meticulosamente trazada y seguida. Ni el más remoto y pequeño de los países dejó de ser contactado y presionado. Nada quedó sujeto al azar”. Durante esos dos días de receso, Grecia, Haití, Liberia y Filipinas fueron sometidos a una increíble presión que incluía intimidaciones diplomáticas; todo esto para obtener de ellos un voto favorable. En ese aspecto, Estados Unidos aportó a los sionistas todo el concurso de su poder. El congresista neoyorquino, Emmanuel Cellar, envió un telegrama al Presidente Truman solicitándole que países rebeldes como Grecia “fuesen llevados a la razón”. (“The Arab-Israelí Con ict, British View Of The Arab Case”, Septiembre 1967) En el caso de Filipinas, su delegación estaba decidida a votar en contra de la Partición. En uno de los más convincentes discursos, el delegado de ese país ante la ONU, Carlos Rómulo, defendió apasionadamente “los derechos primordiales inviolables de los pueblos para determinar su futuro político y preservar la integridad territorial de su patria nativa” y siguió diciendo: “no podemos creer que las Naciones Unidas quieran aprobar una solución al problema palestino que nos haría retroceder hacia el peligroso camino de los principios del exclusivismo racial y a los arcaicos documentos de los gobiernos teocráticos. El problema de los judíos europeos desplazados es susceptible de otra solución que no sea a través del establecimiento de un Estado Judío en Palestina”. (“The Arab-Israelí Con ict”, British View Of The Arab Case, Septiembre 1967)

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Para agitar la consternación reinante en la Asamblea General, el representante de Haití, Antoine Vieux, expresó ante dicha Asamblea lo siguiente: “El principio de la

soberanía de los Estados, representa la única garantía para las pequeñas naciones y por tal motivo, me opongo al Plan de Partición y por consiguiente votaré por la negativa”. Pero tanto Haití como Filipinas demostraron luego no ser tan impermeables a las presiones norteamericano-sionistas ni a sus intimidaciones. Por otra parte, mientras el pueblo estadounidense se hallaba disfrutando de la tradicional cena de pavo para esa tan importante fecha en la vida de los norteamericanos, la Embajada de Siam en Washington, que había expresado, votaría en contra de la Partición, recibió un escueto comunicado informando que las credenciales de su delegación ante la ONU, habían sido canceladas y que las nuevas credenciales tendrían que esperar. El voto negativo de Siam quedó así lisa y llanamente invalidado en esa histórica votación. Las delegaciones, cuya intención de voto era contraria a la Partición, descontando la mágica desaparición de Siam, estaban calculadas entre 15 o 16, situación que no permitía un resultado favorable a la Partición y ante ese trance crítico, el sionismo se dedicó a atraer los votos de varios países que de antemano se habían expresado contrarios a ese proyecto como Bélgica, Holanda, y Nueva Zelanda quienes anunciaron luego un “sí” reticente, Luxemburgo se inclinó en el mismo sentido. El siempre ausente Paraguay no aparecía aún por ningún lado, pero es que ya su Delegado había sostenido una encerrona con los elementos sionistas. (“The Arab-Israelí Con ict, British View Of The Arab Case”, Septiembre 1967)

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Por su parte, los jueces del Tribunal Supremo de Estados Unidos, cablegra aron al Presidente de Filipinas para advertirle que su país corría el riesgo de perder millones de amigos y partidarios americanos si mantenía su decisión de votar contra la Partición. Otros sionistas americanos prominentes se encargaron de persuadir a Etiopía, Paraguay, Haití, Luxemburgo y Filipinas, países que eran dependientes en mayor o menor grado de la ayuda económica de Estados Unidos. El periodista norteamericano Drew Pearson, sin temer la enemistad ni las represalias, comentó en su popular columna Merry-Go-Round, la forma como Adolph Berle, asesor jurídico del gobierno haitiano, “habló” por teléfono con el Presidente de Haití y como Harvey Firestone habló con el gobierno de Liberia. Ninguna presión fue más triste ni más cínica que la aplicada a Filipinas puesto que horas después de pronunciar su rme discurso contra la Partición, el General Rómulo navegaba a bordo del trasatlántico Queen Elisabeth. Las presiones subsiguientes por parte de 26 congresistas y las insistentes llamadas hechas por “altas personalidades” norteamericanas, así como las de su, igualmente presionado, representante diplomático en Washington, lograron su cometido. El Embajador lipino, Elizalde, habló telefónicamente con Roxas, Presidente de su país, contándole las muchas presiones a las que Rómulo, su delegado ante la ONU, estuvo sometido. Aunque el Embajador Elizalde estaba convencido que la

Partición no era prudente, al mismo tiempo opinaba que sería necio votar en contra de una política tan vehementemente deseada por Estados Unidos en un momento en que siete importantes proyectos para Filipinas se hallaban pendientes de aprobación en el Congreso Americano los cuales no tendrían el apoyo si votaban en contra de la Partición de Palestina. La compra y venta de conciencias y votos a cambio de obtener la humillación de todo un pueblo milenario al que le iban a dividir su propia tierra. (“The Arab-Israelí Con ict, British View Of The Arab Case”, Septiembre 1967) En el caso de Harvey Firestone, dueño de la empresa “Firestone Tyre and Rubber Company”, éste fue amenazado con el boicot de sus productos si no lograba convencer al Presidente de Liberia para dar su voto favorable a la división de Palestina. No tuvo otra opción el señor Firestone de instruir a sus funcionarios en Liberia para ejercer presión sobre el gobierno de ese país, a efectos de que su delegación en la ONU, emitiera un voto favorable en la Asamblea General. El señor Firestone poseía en ese país africano 400.000 hectáreas sembradas con el árbol de caucho, el Hevea, y además tenía proyectos para ampliar sus inversiones ahí (“Oh Jerusalén”, Dominic Lapierre y Larry Collins, Editorial Planeta, 1972) Fueron tan intensas las presiones a las que se vieron sometidos muchos países miembros de la ONU para obtener sus votos, que un número considerable de las delegaciones que anteriormente se habían opuesto a la Partición, terminaron obligadas a votar a favor de ella

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En la víspera de la votación nal, el representante de El Líbano hizo la siguiente declaración: “A juzgar por los informes de prensa que nos llegan regularmente cada dos o tres días, fácilmente puedo imaginar a qué clase de presiones y maniobras ha sido sometido nuestro sentido de la justicia, de la equidad y de la democracia durante las últimas treinta y seis horas. También puedo imaginar que todos han intentando resistir a estos ofrecimientos para preservar lo más querido y más sagrado que tenemos en las Naciones Unidas: mantener intactos los principios de la Carta, salvaguardar la democracia y los métodos democráticos de nuestra organización. Amigos míos, tengan presente que estos métodos democráticos lo mismo que la libertad de voto, constituyen principios sagrados para cada una de nuestras delegaciones. Si nosotros también los abandonamos, si recurrimos al método tiránico de ir a presionar a cada delegación en las habitaciones de los hoteles, en los dormitorios, en los pasillos y en las antesalas, esgrimiendo las intimidaciones a base de sanciones económicas o utilizando promesas para orientar su voto en tal o cual sentido, piensen en el riesgo que puede correr en el futuro ésta Organización”. (Of cial Record Of Second Session of General Asembly. Volumen 11, pág. 1314)

El día 29 de noviembre de 1947, después de esos dos días de descanso por motivo de tan especial fecha para los norteamericanos, llegó el día esperado. El Presidente de la Asamblea, el brasilero Aranha, abrió la sesión, se inició la votación y se obtuvo el siguiente resultado: 33 votos a favor, 13 en contra y 10 abstenciones. La Resolución 181, relativa al Plan de Partición sería aprobada por mayoría de tan solo 1 voto para el establecimiento en Palestina de un Estado Judío y un Estado Árabe, con unión económica y al mismo tiempo para la creación de una zona internacional que comprendería a Jerusalén y su área circundante. De este modo, un pequeño territorio de apenas 27.000 km2 y con una población de 1.200.000 palestinos autóctonos y 630.000 recién llegados inmigrantes europeos de religión judía, tenía que dividirse entre dos comunidades de idiosincrasia y cultura totalmente diferentes. Eran tan marcadas las diferencias que hasta los mismos palestinos de religión judía no encontraban a nidad con sus correligionarios europeos Con esta Resolución de Partición quedó patente que las Naciones Unidas fueron manipuladas, para asestarle un duro golpe a la Majestad de la Justicia y al Ordenamiento Jurídico Internacional, por la forma precipitada, arbitraria e increíblemente irresponsable de como ese Organismo trató el caso palestino. No se estableció por parte de la ONU un período prudente de transición, el cual requería, como mínimo, cinco años para implementar ordenadamente la Partición recomendada. La división de Palestina, en cumplimiento de lo aprobado, debió haber sido implementada y puesta bajo la dirección de una autoridad organizada por la Naciones Unidas a efectos de ir aplicando en forma gradual y ordenada la ejecución de lo señalado en la Resolución 181. Esta ligereza de los Estados integrantes de la ONU que votaron favorablemente la Partición, dejando abandonada a su suerte a la indefensa población palestina, fue aprovechada por los sionistas para dar un zarpazo con ataques bien coordinados y previamente organizados que les facilitaron arrebatarle la mayor cantidad de tierras que de acuerdo con esa Resolución, estaban destinadas al Estado palestino

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El 1o de diciembre de 1948, durante un banquete, Robert Lovett, Subsecretario de Estado Norteamericano de Asuntos Extranjeros, re riéndose a la votación dijo: “Jamás he visto una presión semejante a la que ejercieron la Casa Blanca y los amigos del Presidente Truman, en el curso de los tres días que comenzaron el jueves y terminaron en las últimas horas del sábado, cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió la Partición de Palestina. El Presidente Truman me telefoneó en dos oportunidades para noti carme que me consideraría personalmente responsable en caso de que el proyecto de Partición no lograra obtener la mayoría requerida”. Lovett describió cómo la mayor

parte de las esposas de los Delegados de los países latinoamericanos ante la ONU, habían recibido abrigos de visón como regalos del movimiento sionista sin embargo destacó la actitud de la esposa del jefe de la delegación cubana que no aceptó “el regalito” por dignidad y respeto a la posición tomada por su esposo, quien no estaba dispuesto a desistir de su objeción al proyecto de Partición. Hasta “mami Roosevelt”, viuda del Expresidente, había intervenido personalmente, instigando al Secretario de Asuntos Extranjeros, para que diese instrucciones de que no se escatimasen esfuerzos, a n de obtener el apoyo al proyecto por parte de la mayoría de los países amigos de los Estados Unidos. Tal proceder de la antigua primera dama fue por “simpatía hacia sus propios sentimientos y el de su difunto esposo hacia los judíos” (The Arab-Israelí Con ict. British View Of The Arab Case. Septiembre 1967). James Forrestal, a la sazón Secretario de Defensa del gobierno de Truman, consignó en sus memorias: “Las presiones ejercidas en esa ocasión por los Estados Unidos rayaron en lo escandaloso”. El propio David Horowitz, representante de la Agencia Judía, nos trae su testimonio al respecto cuando a rmó: “Los Estados Unidos de América aportaron casi a última hora, todo el peso de su autoridad y de su in uencia en la orientación de la votación. Es necesario atribuir a esta verdad, el mérito del resultado de la votación”. Por su lado, Salz Burguer, director del New York Times, de religión judía, pero no sionista, no pudo reprimir su consternación ante lo que describió como “el bochornoso espectáculo de esas vergonzosas maniobras de intrigas y amenazas a las que se habían entregado los poderosos sionistas americanos que no vacilaron en poner en juego considerables sumas de dinero para ahogar aquellas voces que se fundamentaban en el derecho y en el sentido de la justicia” Arthur Hayes Sulberger, redactor jefe del New York Times, declaró públicamente al respecto: “Desapruebo los métodos coercitivos de los sionistas, que no han titubeado en nuestro país, en utilizar recursos nancieros para reducir al silencio a quienes no compartían sus opiniones. Desapruebo la política de difamación que emplean los judíos contra todos los que no están de acuerdo con ellos”. (Ibíd. Pág. 124)

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Así fue como el ahora Coloso de Norte América puso toda su in uencia económica, diplomática y política en un solo lado de la balanza para inclinarla a favor de la injusticia. Es indiscutible a la vista de la moral y la ética, igualmente a la luz del derecho internacional que en aquel entonces la gran potencia emergente del llamado mundo libre trocó su principal papel que debió ser el ejercicio del liderazgo planetario basado en la equidad

Ante lo acontecido, las delegaciones árabes se apresuraron a dirigir una consulta al Tribunal Internacional de Justicia para establecer si la Asamblea General tenía competencia para aplicar o recomendar la aplicación de la Partición de un país contra la voluntad mayoritaria de sus autóctonos habitantes y sin haber sido ellos consultados. Las previas manipulaciones de los Estados Unidos y del sionismo consiguieron que esta petición árabe fuera rechazada dando como resultado 21 votos en contra y 20 a favor. En tales condiciones, los palestinos en particular y los árabes en general no podían considerarse vinculados por una “Resolución de Partición” que de todas maneras, no pasaba de ser una Recomendación, no obligatoria de la Asamblea General Los sionistas, ahora próximos a llamarse israelíes, en cambio no tenían ningún motivo para oponerse a esta Partición pues ellos mismos la habían maquinado y la misma les representaba recibir en calidad de regalo más de la mitad de la Palestina histórica por una parte, y por la otra, signi caba el primer paso hacia la ocupación total de ese país, que el sionismo falazmente llama Eretz Yisrael (Tierra de Israel). Para ellos los derechos de propiedad sobre Palestina se los otorga la Torá, su libro sagrado. Al respecto, David Ben Gurion ya había manifestado que: “El propósito original del sionismo es el establecimiento de un Estado Judío en Palestina. La aceptación de la Partición tanto en los años 30 como en 1947, fue puramente formal y no representa ningún cambio en el sueño sionista”. Por su parte, Menahem Begin, re riéndose a la Resolución 181 de Partición, declaró: “La Partición de Eretz Yisrael (Palestina) es ilegal, jamás será reconocida, la rma del acuerdo de Partición tanto institucionalmente como por individuos, no es válida. No comprometerá al pueblo de Israel. Jerusalén fue y será siempre nuestra capital. Eretz Yisrael será devuelta al pueblo de Israel, toda y para siempre”. (“El Triángulo Fatal”, Noam Chomsky, Editorial Popular, 2003)

¿Cuáles son entonces los fundamentos legales tanto del Mandato Británico, de la Promesa Balfour y de la Resolución de Partición Acerca de la validez del Mandato Británico, es evidente que al no consultar al pueblo palestino acerca de la decisión del futuro de su país, las potencias vencedoras de la Gran Guerra hicieron caso omiso, no solo del principio de la Autodeterminación de los Pueblos que ellos mismos habían refrendado, sino además, tampoco hicieron caso del artículo 22 del Pacto de la Sociedad de las Naciones. Así vemos como en una época en que se había adoptado el dicho principio, al pueblo palestino se le estaba negando descaradamente ese derecho

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Entre las diversas y autorizadas opiniones en Derecho Internacional que han puesto en tela de juicio la validez del Mandato, pueden citarse las del profesor

Henry Cattan, quien a rma: “El Mandato Británico sobre Palestina es inválido por las siguientes dos razones: la primera razón de la invalidez es que al aprobar ese Mandato, la Declaración Balfour y aceptar el concepto del establecimiento de un Hogar Nacional Judío en Palestina, violaba tanto la soberanía de los habitantes nativos de ese país así como también sus derechos naturales a la independencia y a la libre determinación. Palestina era el hogar nacional de los palestinos desde tiempos inmemoriales. El establecimiento de un Hogar Nacional para un pueblo extranjero en ese país, constituyó una violación de los derechos legítimos y fundamentales de sus habitantes autóctonos. La Sociedad de las Naciones, al igual que el gobierno británico, carecían de facultades para disponer de Palestina o para conceder a los judíos derechos políticos o territoriales en ese país. En la medida en que el Mandato pretendía reconocer algún derecho a los judíos en Palestina, ese reconocimiento estaría viciado de nulidad. La segunda razón de la invalidez del Mandato es que violaba en el espíritu y en la letra, el artículo 22 del Pacto de la Sociedad de las Naciones, bajo cuya autoridad pretendía haberse constituido” En relación con la “Declaración Balfour”, que está en la base como causante de la Partición, existe un principio elemental del Derecho Internacional, conforme al cual se establece que “quien no tiene la propiedad de la cosa, no la puede ceder”. A este respecto, el profesor Basdevant, catedrático de Derecho Internacional de la Sorbona, nos aclara: “Ningún Estado puede ejercer sus prerrogativas más que en el interior de sus fronteras territoriales, pero el caso de Palestina, habitada por los árabes desde hace más de 6.000 años, jamás ha sido británica”. Por otra parte, tenemos las siguientes conclusiones respecto a la mencionada promesa 1. La Declaración Balfour no es ningún acuerdo entre Estados 2. Lord Rothschild era un simple ciudadano inglés de religión judía y banquero de profesión, que en ningún momento estuvo revestido de una representatividad o cial que lo facultara para actuar a nombre de una institución y/u organización, cualquiera que sea 3. El hecho más importante e indiscutible es que la Declaración Balfour, en sí misma, era jurídicamente inválida. Para la época en que esta promesa fue emitida y entregada al señor Rothschild en noviembre de 1917, Gran Bretaña no ejercía soberanía sobre Palestina, por lo tanto no tenía derechos de propiedad y también carecía de autoridad para disponer de la tierra ajena

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4. La Declaración Balfour, además, era meramente una expresión de las intenciones británicas hacia los judíos y nada más. El Derecho Internacional

reconoce la soberanía únicamente cuando se ejerce autoridad dentro de las fronteras de un territorio que se posee En cuanto al valor jurídico de la Resolución de Partición, tenemos que las Naciones Unidas, conforme a su Carta y particularmente en lo relativo a la Asamblea General, la cual representa a los Estados miembros de ese organismo, por ningún lado se menciona que la misma tiene el derecho de crear Estados, mediante la adopción de decisiones que los Estados miembros decidan ejecutar colectivamente. La Asamblea General de la ONU, está habilitada únicamente para emitir recomendaciones que, por de nición, son consejos prodigados que los Estados miembros pueden aceptar o rechazar. En cuanto al verdadero valor jurídico de la Resolución de Partición, los propios archivos de la ONU sostienen lo siguiente: el documento 14-34 del 11 de noviembre de 1947 de la Subcomisión “Ad Hoc” expresa: “El estudio del capítulo 12 de la Carta de las Naciones Unidas establece claramente que ni la Asamblea General, ni ningún otro órgano de ese organismo, son competentes para considerar y, menos aún, recomendar o imponer cualquier solución a un territorio bajo mandato. La constitución de un gobierno en Palestina incumbe solo al pueblo palestino. Además, la Partición implica una enajenación de territorio y la destrucción de la integridad territorial de Palestina. Las Naciones Unidas no pueden disponer de un territorio ni enajenarlo. Tampoco pueden privar a la mayoría de la población de Palestina de su territorio ni consagrarlo al uso exclusivo de una minoría... Palestina, atribuida en mandato al Reino Unido en 1922, constituía un solo territorio. En virtud de los términos del Artículo V del Mandato, la potencia mandataria garantizaba a Palestina contra toda pérdida o arrendamiento de todo, o parte de su territorio y contra el establecimiento de cualquier control por parte de una potencia extranjera”

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Por otra parte, el profesor Bittman B. Porter, sobre el particular dice: “La ONU no tiene derecho a imponer una Resolución en la cuestión de Palestina, a menos que esta autoridad le sea conferida mediante un acuerdo; pero hasta ahora, no hemos encontrado ningún texto en este sentido. Se podría alegar que la soberanía sobre Palestina fue transferida a la Sociedad de las Naciones y que la Organización de las Naciones Unidas la ha heredado. Pero los árabes niegan al Mandato la supervivencia de un poder de constreñimiento como negaban por otra parte, la existencia de ese poder en el pasado. Tampoco reconocen la legalidad de la Declaración Balfour sobre la cual se basa el Mandato. En el plano jurídico, el Derecho está de su lado”. Concordante con lo anterior, el profesor Duncan Hull considera: “En lo que se re ere a las recomendaciones de la Asamblea General, la Sociedad de las Naciones murió abintestato (sin dejar testamento). No hubo transferencia de soberanía de la Sociedad de las Naciones a la ONU. No tiene pues, la ONU, soberanía sobre lugar alguno de Palestina”. Adicionalmente, el profesor J. Brownilie a rma en su tratado titulado

De todo lo anteriormente expuesto, se evidencia que la implantación en la Palestina histórica de un Estado Judío sobre el 78% de ese país, constituye una agrante violación al Derecho Internacional y al Principio de la Autodeterminación de los Pueblos. Igualmente pone de mani esto el abuso del poder por parte de Inglaterra, al emitir la “Declaración Balfour” y una indiscutible burla a las Naciones Unidas mediante la práctica de la votación con base a presiones, amenazas y compra de votos. Entre otras conclusiones, el plan de Partición de las Naciones Unidas solo favorecía al sionismo que lo había inspirado adaptándolo a sus puntuales exigencias. El resultado favorable a esa Partición, se debió gracias a la enorme presión ejercida sobre los Estados miembros por parte del gobierno de los Estados Unidos con la intervención personal del Presidente Truman y del Lobby Sionista. Sobre estos amañados hechos se creó la base que permitió al sionismo expulsar al 70% de los habitantes de un país para crear ahí arti cial y fraudulentamente, en base a inmigrantes recién desembarcados, un Estado Judío, con rmando con esto, fuera de cualquier duda, que la creación de ese Estado en Palestina de ninguna manera como se a rma “fue el resultado de una votación unánime conformada por el mundo libre en las Naciones Unidas” El plan de Partición había previsto que el mandato británico terminase el 1 de agosto de 1948 pero Gran Bretaña decidió bruscamente evacuar el país el 14 de mayo de ese mismo año sin preocuparse de dejar ninguna autoridad establecida, como tampoco de proveer los famosos cascos azules de la ONU para al menos, hacer efectivo el cumplimiento ordenado de la absurda, ilegal e injusta Partición. Este vacío, fríamente calculado, fue aprovechado por las bien organizadas, nanciadas, pertrechadas y armadas bandas sionistas para ocupar, aún antes de la partida de los ingleses, la mayor cantidad de tierras posibles. A esta labor de usurpación Israel la llama Guerra de Independencia, pero ¿independencia de quien y de qué

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El 14 de mayo de 1948, el mismo día en que el Alto Comisionado británico abandonaba Palestina, a las 12:01 hora local, es decir 6:01 hora de Nueva York, David Greene, europeo de religión judía, nacido en Plonsk, Polonia, askenazi, descendiente de los pueblos khazarianos convertidos al judaísmo en el siglo VII de nuestra era y sin ningún vínculo territorial ni ancestral con Palestina aparte de

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Elementos de Derecho Internacional, lo siguiente: “Es dudoso que la ONU posea el derecho de cesión; ello, por varias razones. Entre las cuales, la de que esta institución no puede desempeñar el cargo de propietaria legal de la tierra; en consecuencia, la decisión que tomó el 29 de noviembre de 1947, con respecto a la Partición de Palestina, constituye más bien, un abuso de poder”

los mitos, ostentando el postizo apellido de Ben Gurion, proclamó la “Independencia” del Estado de Israel y en su discurso, entre otras cosas, orgullosamente declaró: “El sionismo ha realizado su meta en el 14 de mayo de 1948 con la creación del país judío, y mucho más de lo que esperaba gracias a las fuerzas del Haganah”. Este acto se llevó a cabo en una sesión del Consejo Provisional, celebrado en el Museo de Arte de Tel Aviv y bajo un enorme retrato de Theodore Herzl, donde, en esa misma sesión, Ben Gurion sería nombrado jefe del fraudulentamente recién creado Estado de Israel, siendo inmediatamente reconocido por Estados Unidos y unos minutos después por la U.R.S.S. y el resto de países que orbitaban bajo sus in uencia o sometidos a sus presiones Para el pueblo palestino, esa fecha en cambio marcó la “Catástrofe” (Al Nakba), que signi có un dramático acontecimiento de unas consecuencias destructivas sin precedentes en la historia de un pueblo milenario, pací co e inerme. Esta Catástrofe se ha traducido en la expulsión de casi 1.000.000 de palestinos raizales que por siglos habían vivido pací camente en sus tierras y su expulsión ha signi cado la pérdida de su patria y de su identidad convirtiéndose este hecho en el causante y generador del mayor número de refugiados en la historia, tragedia humana que aún hoy, 65 años después de ocurrida, permanece sin solución. Este ha sido el resultado de una labor de limpieza étnica brutalmente ejecutada por el sionismo con el apoyo de las potencias coloniales donde las tierras y propiedades de estos palestinos desarraigados pasaron a formar parte del “Milagroso y Democrático Estado de Israel”

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Para esa misma época, el pueblo palestino, a quienes las potencias vencedoras de la Gran Guerra le habían prometido la independencia, reunía todas las condiciones que la doctrina clásica exige para que pueda darse el fenómeno de la nacionalidad, así como también, para tal efecto, llenaba todos los requisitos indispensables para adquirir el estatus de Estado, el cual establece que solo la ocupación larga y continua de un territorio por un pueblo con ere a este el título de Nación y lo faculta para reclamar como patria el territorio que ha venido ocupando durante milenios. Ese es el criterio aceptado por toda la humanidad como un principio universalmente reconocido como garantía de la integridad y seguridad de todas las naciones. Ningún orden internacional justo puede reposar sobre fundamentos diferentes. Ocurrió que al pueblo palestino en vez de cumplírsele el sagrado Derecho a la Autonomía y adquirir el muy merecido estatus de Estado y de la independencia prometida, le fue arrebatada su patria y fue despojado de su nacionalidad. Por todos estos hechos, resulta absolutamente inadmisible y muy lamentable que la Organización de las Naciones Unidas, cuya existencia a partir del 24 de octubre de 1945, fue concebida con el claro propósito de hacer respetar el Derecho de Autodeterminación de los pueblos como fórmula

para garantizar la paz mundial, se haya convertido apenas fundada, en autora de una de las más monstruosas injusticias: la creación de un Estado en un territorio históricamente perteneciente a un pueblo que lo venía habitando durante milenios, a pesar de lo cual, bajo su pasividad casi rayana con la connivencia fue expulsado y expoliado y lo que todavía es peor, hasta la fecha, no haya adoptado ninguna medida para subsanar esa injusticia Alfred Lilienthal, estadounidense de religión judía que en calidad de Consejero integró la delegación de su país para la creación de la ONU en octubre de 1.945 en San Francisco, al realizar un análisis amplio y serio sobre la manera como fue adoptada la Resolución de Partición concluyó: “Las Naciones Unidas han dado un severo golpe al principio de la ley y del orden internacional por la forma apresurada, brusca y arrogante como fue tratada la cuestión palestina. La Asamblea General rechazó las únicas soluciones razonables : un referéndum al pueblo palestino sobre su futuro y la remisión solicitada por los países árabes, de los aspectos jurídicos de la cuestión palestina al Tribunal Internacional de Justicia; por añadidura el problema de los refugiados fue tratado con una inconcebible inconsistencia” (“The Zionist Connection. What Price Israel?”, Alfred Lilienthal, 1953)

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Contrario a lo que proclama mediáticamente el Estado de Israel y su dirigencia a través de los tiempos, en el sentido de que el “mundo libre” respaldo la partición de un territorio que les era ajeno, se puede colegir que no fue tan “libre” desde el momento en que muchos países, como está demostrado, fueron coaccionados para votar favorablemente dicha resolución o bajo presión cambiaron su voto negativo por un vergonzoso sí

CAPITULO “Culpar a las víctimas ha sido el recurso común del culpable. De esta manera procura racionalizar y distorsionar el horror de su propio crimen. Hanan Asharawi. Activista, académica y legisladora palestina

“LOS PALESTINOS HABÍAN SALIDO DEL PAÍS POR SU PROPIA VOLUNTAD”; OTRO MITO SIONISTA QUE LA REALIDAD PULVERIZA Para el movimiento sionista “el retorno a la tierra de Israel” (Eretz Yisrael), está unido a su dogma ideológico, el cual reposa sobre un postulado simple: la posesión total de la Palestina histórica, expulsados sus habitantes autóctonos para realizar de esa forma en ella su utopía. El sionismo jamás ha deseado una convivencia en un Estado binacional pues su solo objetivo: ha sido y es la creación de un Estado Judío. De ahí que olvidar este hecho fundamental impide la comprensión del con icto palestino-israelí Para ellos el 56% del territorio de Palestina resultaba insu ciente y aceptar la Partición era solamente el comienzo de un plan que ambicionaba hacerse a la totalidad de dicho territorio, desprovisto de su población nativa como se ha venido con rmando. Es así como sus organizaciones terroristas, la Irgun, bajo la dirección del terrorista Menahem Begin, la Stern dirigida por los terroristas Abraham Stern e Isaac Shamir, así como la Haganah liderada por David Ben Gurion, iniciaron lo que reconocidos historiadores judíos no sionistas, como Ilan Pappé, han llamado “la limpieza étnica de Palestina”. En efecto, cuando todavía no se había secado del todo la tinta de la Resolución de Partición de las Naciones Unidas. Ya desde enero de 1948, la Irgun intensi có su terrorismo contra los palestinos con la introducción de la novedosa modalidad de los carros bomba y las fuerzas sionistas comenzaron a invadir la parte adjudicada al Estado Palestino, obligando a sus habitantes a abandonar sus casas, sus tierras no teniendo alternativa diferente para salvar sus vidas que salir de su país. Aún antes de que el primer soldado de los países árabes hubiese pisado el suelo de Palestina, las fuerzas de la invasión ya habían ocupado esos territorios

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Es un hecho que poco después de votada la Resolución de Partición, la Haganah empezó a trabajar en la elaboración del plan que bautizaron con el nombre de Dalet (letra D en hebreo), cuyo objetivo era conquistar el territorio para el futuro Estado Judío. Su consigna estratégica consistía en “que ninguna colonia judía, situada fuera de los límites del Estado Sionista, de nido por la Resolución de Partición de

la ONU, sería abandonada o evacuada y que la Haganah haría cuanto estuviera a su alcance para organizar los hostigamientos de manera tal que toda aldea palestina que se resistiera a evacuar a sus habitantes, sería destruida. Todas las aldeas árabes entre Tel Aviv y Jerusalén deben ser tomadas y todos los barrios palestinos de Jerusalén Este y Oeste y sus alrededores han de ser conquistados”. El Plan Dalet empezó a ejecutarse a partir de la primera semana de abril de 1948 cuando para entonces los sionistas lo aplican implementado por etapas cada vez más devastadoras, durante las primeras seis semanas y aun estando Palestina bajo la vigencia del Mandato Británico En su libro “La Limpieza Étnica de Palestina” basado en documentos desclasi cados, Pappé, denuncia que desde el 10 de marzo de 1948 en el cuartel general de la Haganah se había adoptado el ya mencionado plan “Dalet”, cuyo objetivo era la “destrucción tanto de las áreas rurales como de las áreas urbanas de los palestinos” y, en vinculación con ese plan, los días 8 y 9 de mayo los sionistas lanzaron la operación Mabí (Macabeos) que apuntaba a permitirles a las fuerzas sionistas, primero ocupar y segundo borrar totalmente las aldeas palestinas de la llanura central entre las ciudades de Ramle y Latrun. Los días 11 y 12 de mayo, tomaron la ciudad de Safad, cuyos habitantes fueron expulsados no teniendo ellos alternativa distinta que huir a Siria y a El Líbano. La ciudad de Besan conoció la misma suerte el 9 de mayo y sus habitantes, forzados a salir, buscaron refugio en Jordania y Siria. Ese mismo día los sionistas lanzaron la operación Barak contra las aldeas del sur de Palestina, paralelas a la carretera que pasa por el Neguev, sus habitantes huyeron hacia Hebrón

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Además de las operaciones puramente militares y/o de terrorismo, el plan Dalet comprendía actividades de daños psicológicos encaminados esencialmente a precipitar la huida de la indefensa población civil palestina. En concordancia con esa estrategia, el sionismo empleó una amplia gama de procedimientos cuyo propósito fundamentalmente consistía en sembrar el pánico y fomentar la desmoralización de la indefensa población. Camiones con altavoces recorrían pueblos y aldeas así como los barrios residenciales palestinos de las ciudades de Jerusalén, Acre (Akka), Jaffa, Haifa, etc. generando pánico entre sus pobladores ejerciendo de forma cruel y devastadora presión que los instaba a marcharse so pena de ser masacrados si no lo hacían. Igualmente hacían circular rumores, a través de la distribución masiva de pan etos, donde se informaba que los judíos estaban usando armas químicas y gases venenosos difundiendo por altavoces grabaciones que registraban gritos de pánico, gemidos como de heridos moribundos, sirenas, etc.;, todo esto con el ánimo de infundir el miedo en la población civil. Yigal Allon, sionista muy activo en la vida militar y política, quien desempeñó más tarde el cargo de Primer Ministro interino de Israel e hizo

parte de su Parlamento, describió sin el más mínimo pudor las tácticas psicológicas que el sionismo empleó contra los palestinos así: “Reuní a todos los judíos que de alguna manera tenían relación o contacto con los árabes en los diferentes poblados, y les pedí que dijeran con carácter con dencial a algunos árabes que tenían noticias de que habían arribado a Galilea, grandes refuerzos judíos que iban a incendiar a todos los poblados árabes de la región. Fueron muchos los judíos que cumplieron con transmitir ese mensaje. La táctica consiguió por completo su objetivo. El edi cio de la Comisaría de Policía de la población de Hala, cayó en nuestras manos sin necesidad de un solo disparo. Se limpiaron grandes zonas, se alejó el peligro de las líneas de transporte y nos pudimos organizar para hacer frente a los invasores del otro lado de la frontera, sin preocuparnos de la retaguardia” (Orígenes y Evolución del Problema Palestino, Naciones Unidas 1990, New York)

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A partir del mes de abril de 1948, se empiezan a producir por parte de las bandas terroristas del sionismo, los grandes golpes; dos de ellos, el primero llamado “Operación Nashión” (del 5 al 15 de abril) y el segundo “Operación Harel” (del 15 al 20 de abril) que tenían por objeto la destrucción de las aldeas palestinas ubicadas a lo largo de la carretera Jaffa-Jerusalén. Su nalidad consistía en cortar en dos lo que, según el Plan de Partición de la ONU, habría correspondido al futuro Estado Palestino. En esos episodios, los guerrilleros y aldeanos palestinos, mal armados, pelearon a lo largo de esa carretera con la rabia producida por la desesperación. El pueblo palestino de Castel, ubicado en la cresta de una colina a unos 8Km al oeste de Jerusalén fue escenario de encarnizados combates durante los cuales dicho pueblo fue tomado y recuperado varias veces por uno y otro bando. Abdel Kader Al Husseini, carismático líder palestino en esos combates, resultó muerto mientras dirigía un victorioso ataque. La batalla en torno a esta estratégica localidad todavía se estaba desarrollando cuando las bandas terroristas del sionismo, atacaron alevosamente el paci co caserío de Deir Yassin, con una población aproximada de 1.200 habitantes, ubicado a 5 Km de Castel. En Deir Yassin, sus bandas masacraron y luego descuartizaron los cadáveres de 254 hombres, indefensas e inocentes mujeres y niños palestinos . El resto de sus habitantes, para que sirviera de escarnio de la población autóctona del país, fueron desnudados completamente y luego embarcados en camiones que hicieron des lar lentamente por las calles de Jerusalén Occidental, habitada exclusivamente por judíos. Paradójicamente, la aldea de Deir Yassin guraba entre las pocas poblaciones palestinas cuyos habitantes aún mantenían buenas relaciones con los inmigrantes europeos de religión judía y en virtud de ello, con frecuencia realizaban conjuntamente con estos, tareas comunes. Estos aldeanos palestinos jamás habían hecho la más mínima provocación y tampoco habían concedido base o asilo a los combatientes palestinos, a pesar de lo cual, el

terrorismo sionista se excedió en sus desafueros y ensañamiento contra ellos y lo hizo con el único propósito de sembrar el pánico entre la población para de esta forma conseguir su expulsión masiva. Esta matanza fue uno de los episodios más sangrientos suscitados por la rivalidad en las acciones contra los palestinos desatada entre la Haganah, dirigida por los laboristas encabezados por Ben Gurion, y la Irgun y la Stern, dominadas por la extrema derecha revisionista, encabezadas por Begin, Stern y Shamir (“David y Goliat”, Ernst Horst, Plaza Hanes, Noviembre 1967) En relación con esta salvaje masacre cometida por las bandas sionistas, un ex gobernador israelí de Jerusalén, describió estos terribles hechos de la siguiente manera: “Sufrimos un revés de otro tipo el 9 de abril, cuando unidades de las bandas Irgun y Stern, actuando conjuntamente, sin mediar provocación, iniciaron un ataque deliberado contra Deir Yassin, en el borde occidental de Jerusalén. No había ninguna razón que justi cara ese ataque. Se trataba de un poblado tranquilo, que inclusive había negado la entrada a las unidades árabes combatientes y sus pobladores no habían participado en ningún ataque contra zonas judías. Los grupos disidentes (bandas sionistas) los escogieron por motivos estrictamente políticos. Fue un acto deliberado de terrorismo... Aunque se les conminó por altavoces para que abandonaran el poblado, las mujeres y los niños no tuvieron su ciente tiempo para hacerlo, por lo que muchos de ellos se contaron entre las 254 personas que, según el Alto Comité Árabe, resultaron muertas” (Naciones Unidas, Dpto. de Información Pública, comunicado de prensa 4184) En cambio, Menahem Begin, uno de los artí ces de éste ataque, utilizando las mismas mentiras y engaños que son el arma predilecta del sionismo; contra toda evidencia, negó descaradamente la ocurrencia de estos hechos, no obstante que esa masacre ha sido bien documentada tanto por las autoridades británicas como también por funcionarios de las Naciones Unidas y de la Cruz Roja Internacional Begin sostuvo la descabellada tesis conforme la cual: “La propaganda enemiga se empeña en mancillar nuestro nombre, pero a la larga nos ayudó. El pánico se apoderó de los árabes de Eretz Yisrael... Los árabes empezaron a huir aterrorizados, aun antes de que hubiera enfrentamiento alguno con las fuerzas judías (bandas sionistas). Lo que se inventó acerca de Deir Yassin y no lo que ocurrió en ese poblado, contribuyó a las victorias decisivas que logramos en el campo de batalla. En particular, la leyenda de Deir Yassin nos ayudó a conquistar Haifa... Todas las fuerzas judías avanzaron por Haifa como un cuchillo caliente por la mantequilla. Los árabes empezaron a huir despavoridos, gritando ¡Deir Yassin!” (The Revolt: Story Of The Irgun; Henry Schuman, 1951)

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En efecto, el 22 de abril de 1948, la ciudad de Haifa fue atacada por la Irgun y la Haganah las cuales se dedicaron a la tarea de aterrorizar a sus habitantes así

como también de saquear sus casas, pertenencias y haberes, desafuero que concluyeron el 8 de mayo de ese mismo año todo bajo la lejana presencia del Mandato Británico. Los pobladores palestinos de esa importante ciudad, por medio de sistemáticas actividades violentas, fueron expulsados de sus propiedades, tarea que duró hasta el segundo semestre de ese año. Para esa fecha, la casi totalidad de sus 80.000 habitantes palestinos habían sido expulsados, quedando tan solo 3600 personas, quienes por haber sido militantes del partido comunista, habían alimentado la errada convicción que, como la mayoría de los inmigrantes europeos de religión judía había pertenecido a los partidos comunistas de Rusia y de Europa Oriental, no los iban a expulsar. No obstante y a pesar de no haber sido expulsados de Palestina, este insigni cante remanente de habitantes palestinos de la ciudad, se encontró con la situación de haber perdido sus propiedades y sus tierras y adicionalmente debían también ceder sus espacios para acomodar a las nuevas familias de los recién llegados inmigrantes judíos europeos, razón por la cual, fueron con nados a Ghuettos como el barrio Ajami, donde actualmente permanecen (“Limpieza Étnica de Palestina”, Ilan Pappé, 2006) El sionismo avanzaba en su labor de “limpieza étnica de Palestina” y durante la última semana de abril se produjeron otras tres grandes operaciones previamente elaboradas dentro del plan Dalet: 1) La operación Hamets (25 de abril), cuyo objetivo consistía en aislar y tomar la ciudad de Jaffa y las aldeas cercanas; 2)La operación Jevusi (Jebuseo, 26 de abril), para la conquista de los barrios residenciales palestinos de Jerusalén Oeste y Este que están por fuera del casco viejo de la ciudad, así como también para la conquista de los suburbios del Norte y del Este de Jerusalén, 3) La operación Yiftah (28 de abril), cuyo objetivo consistía en conquistar toda Galilea Oriental. La Irgun, entonces, sin esperar el inicio de la operación Hamets, lanzó su propia ofensiva terrorista contra Jaffa, logrando cercar completamente dicha ciudad, después de lo cual sus efectivos se dedicaron a la tarea de aterrorizar a sus residentes y a cometer actos de destrucción de todo lo que consideraban que para los sionistas carecía de valor. De tal magnitud fue la intensidad de la violencia terrorista y los desafueros de esta banda sionista para la expulsión masiva de los indefensos habitantes de Jaffa, cuya única vía de escape era la marítima, que presos del terror en el curso de esta huida desesperada, muchos perecieron ahogados y los que lograron escapar buscaron refugio en Gaza o en Egipto (“Limpieza Étnica de Palestina”, Ilan Pappé, 2006)

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La operación Jevusi consiguió sus objetivos en el interior de los sectores de Jerusalén Oeste y Este. La Haganah conquistó los barrios residenciales palestinos de Katamon y Talbiya y las colonias alemana y griega. Sus expulsados habitantes

tuvieron que exiliarse en Belén y Ramala; algunos en Jordania. Para fortuna de los palestinos ésta operación no alcanzó sus nes en las aldeas situadas al Norte y al Este de Jerusalén, donde los habitantes ofrecieron una feroz y valerosa resistencia. La operación Yiftah se inició con la conquista de las aldeas próximas a la ciudad de Safad, en Galilea. El plan de ataque de estas tres operaciones era idéntico: bombardeos intensivos y ciegos con morteros (de los cuales la Haganah tenía un abundante inventario) seguidos por asaltos coordinados de infantería y blindados, también la puesta en práctica de las operaciones psicológicas En abril 18, los británicos, que se consideraban todavía la única autoridad legal del país, sorpresivamente anunciaron su retirada de Galilea. Este anuncio dio inicio a una ofensiva de la Haganah cuyas fuerzas atacaron y se tomaron la ciudad de Tiberiades ese mismo día. Esa fue la primera ciudad que en Galilea cayó en manos de la Haganah lo que provocó que decenas de miles de aterrorizados palestinos emprendieran el camino del destierro hacia Jordania y Siria. Su expulsión desató la ira en todo el mundo árabe El 21 de abril, los británicos anunciaron su retiro de la ciudad Haifa lo que se daría los días 22 y 23 del mismo mes siendo Haifa la primera de las tres grandes ciudades palestinas (las otras dos fueron Jerusalén y Jaffa) en caer en manos de las fuerzas sionistas. De nuevo enormes masas de indefensos palestinos autóctonos, presas del pánico, huyeron, bien por mar hacia El Líbano y Egipto o por tierra cruzando la frontera palestino-libanesa

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Durante la toma de las ciudades de Jerusalén, Jaffa y Haifa en 1948, los inmigrantes sionistas no dudaron en saquear casas, iglesias, mezquitas, monasterios y lugares santos tanto cristianos como musulmanes. Estos actos vandálicos se dirigieron en tropelía a plena luz del día hacia las casas cuando todavía estaban habitadas por sus propietarios palestinos nativos. Los saqueadores sionistas se llevaban muebles, cuadros, adornos, vajillas, ropa, dinero y cualquier cosa u objeto que consideraban podía serles útil más dichos actos igualmente tenían por objeto impedir a los habitantes palestinos poder regresar a sus casas. La supuesta búsqueda de armas era el pretexto que estas bandas sionistas esgrimían para ingresar y saquear estas viviendas. La existencia real o supuesta de esas armas, desencadenó todavía peores atrocidades que los saqueos: los ocupantes de esas viviendas eran con frecuencia objeto de golpizas y humillaciones y otros castigos, muchos de los cuales terminaban con la ejecución de los detenidos. Ya para junio de 1948, el entonces gobernador militar de Jaffa, le comunicó por escrito a Ben Gurion que “se estaban arrestando a muchas personas sin razón alguna para ello” (“Limpieza Étnica de Palestina”, Ilan Pappé, 2006)

Hacia mayo de 1948 más de 300.000 palestinos habían sido expulsados de sus hogares y campos por ese terrorismo, no teniendo alternativa diferente que salir de su país víctimas del pánico que suele invadir a las poblaciones civiles vulnerables. Toda esa campaña de violencia física y mental enfermiza, la propaganda sionista ha querido hacerla creer como que los refugiados palestinos abandonaron su país por voluntad propia y/u obedeciendo las exhortaciones de sus dirigentes (“El Con icto Árabe-Israelí: Causas y Efectos”, Sami Hadawi, 1967) Resulta evidente, haciendo un examen retrospectivo, que desde el comienzo de la invasión al territorio palestino, el sionismo sabía que al concebir la idea de establecer un Estado Judío en dichas tierras ajenas, no tenía otra alternativa que provocar la expulsión masiva de todos los habitantes de las áreas de las que iban a tomar posesión. Para el sionismo nunca hubo opción para que un Estado Judío que fuese “tan judío como Inglaterra es inglesa” pudiera ser implantado en Palestina sin violentar los derechos legítimos y básicos de sus habitantes Cuando el sionismo concibió la fábula de “El Retorno”, Palestina no era una tierra sin pueblo como tampoco lo fue en 1948 cuando a sangre y fuego proclamaron De Facto la “Independencia del Estado de Israel”; no sobre el 56% que le fue asignado por la Resolución de Partición sino sobre el 78% del territorio palestino. Para los fundadores del “Estado Judío” el dilema era que no podían respetar los derechos de los palestinos como nación y al mismo tiempo concretar su objetivo en Palestina, a la que el sionismo, a partir de los albores del siglo XX, bautizó como “Eretz Yisrael”. Para estos falsos profetas el Estado propio tenía que empezar por expulsar de sus hogares y sus tierras a los legítimos propietarios palestinos. En efecto, a partir de la Declaración Balfour, Haím Weizman, el verdadero forjador del Estado Judío, había declarado el 1919 durante la conferencia de paz de Paris : “Los árabes seguirán siendo nuestro problema durante este siglo. La construcción del Estado Judío en Palestina no va a ser simple. Puede ser que un día los habitantes de esa tierra tengan que irse y dejarnos el país. Son 10 a 1. Pero ¿no tenemos acaso los judíos, 10 veces su inteligencia?” (“Y No Ceder”, Ella Winter, 1967)

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Por otra parte y por esa misma época, el juez Brindisi, quien era adjunto del Presidente Woodrow Wilson, había manifestado: “El objetivo de la demanda, de facilitar la inmigración de judíos a Palestina es para que un día consigan ser una mayoría, en cuanto a los árabes palestinos, tendrán que ir al desierto”. La Comisión King-Crane, designada por el mismo Presidente Wilson en 1919, para estudiar sobre el terreno cual podría ser la evolución de los acontecimientos respecto al futuro de los palestinos como consecuencia de la Declaración Balfour, después de

un amplio estudio, concluyó con un informe en el cual se señalaba que los colonos judíos preparaban una transformación radical de Palestina: “En repetidas oportunidades, durante las conversaciones de la Comisión con los representantes judíos, se hizo patente que los sionistas aspiraban a despojar prácticamente por completo a los actuales habitantes no judíos de Palestina, mediante diversas formas de adquisición de tierras” (Orígenes y Evolución del Problema Palestino, 1917-1988, Naciones Unidas, New York, 1990) Coincidiendo también con esa fecha y con estas intenciones, Smilansky, uno de los fundadores del sionismo expresó: “Es menester que Palestina se convierta en un hogar para el pueblo judío. Es posible transferir a los habitantes de este territorio a los contornos árabes vecinos”. En 1921, el doctor Eder, miembro de la Comisión Sionista, declaró sin sonrojarse ante la Corte de Investigación: “Solamente puede haber un solo Estado en Palestina y ese Estado debe ser judío y no puede haber una igualdad en la asociación entre judíos y árabes”. Joseph Weltz, entonces Director del Fondo Nacional Agrario Judío, el 19 de diciembre de 1940, escribió: “Debe quedar claro que no hay sitio en Palestina para ambos pueblos. A la empresa sionista le ha ido bien hasta ahora... y le ha bastado con comprar tierras pero esto no creará al Estado Judío; eso debe ocurrir de inmediato, como una salvación y no hay otra forma de hacerlo que trasladar a los árabes de aquí a los países vecinos, trasladarlos a todos; con excepción tal vez de Belén, Nazaret y Jerusalén antiguo, no debemos dejar una sola aldea ni una sola tribu” (“La Cuestión Palestina”, Edward Saíd, 1979)

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Ya desde 1944, el futuro Premiere de Israel, David Ben Gurion, expresaba: “No hay ningún ejemplo en la historia de un pueblo donde este haya dicho aceptamos renunciar a nuestro país y dejamos que otro pueblo venga y se establezca ahí. Nosotros queremos la tierra de Palestina pero ¿cómo hacemos para apoderarnos de ella?, ¿acaso vamos a convencerlos por la lógica y los argumentos a que se presten a ello?, ¡no!...”. Esta preocupación de David Ben Gurion empezó a incubarse a partir de 1937 y tenía su fundamento en que la escasa presencia judía en Palestina por esa fecha era un factor que debilitaba el proyecto sionista de erigir en ese país el Estado Judío. In uenciado por esta preocupación, expresó su criterio según el cual la mayoritaria presencia de los árabes palestinos en el país, necesariamente obligaría a los colonos judíos a usar la fuerza para convertir en realidad el sueño sionista de una Palestina puramente judía. Diez años después, el 3 de diciembre de 1947, en un discurso pronunciado ante los dirigentes sionistas más destacados dentro de su partido, el Mapai, expuso de forma más clara e inconfundible las fórmulas para enfrentar la preocupación generada por la presencia en el país de una mayoría de palestinos autóctonos y su inconformidad a la Resolución de Partición de la ONU, expresando “Hay un 40% de no judíos en las áreas destinadas al Estado Judío. Esta composición demográ ca no constituye una base sólida para nuestro

futuro Estado, por lo tanto, tenemos que hacerle frente a esta realidad con la atención y la severidad que la misma demanda. Un equilibrio demográ co semejante cuestiona nuestra capacidad para mantener la soberanía judía... Únicamente un Estado con al menos un 80% de población judía puede ser viable y estable”. Ben Gurion, vehementemente, quería que en Palestina quedara la menor cantidad de habitantes autóctonos como fuera posible. Esperando verlos salir huyendo del país, pero hábilmente, sagaz y oportunista como era su estilo se cuidó de promulgar órdenes claras para su expulsión pretendiendo evitar quedar en la historia como el artí ce de la limpieza étnica. Precisamente por esa razón no hubo entre los sionistas una política o cial de expulsión, las ofensivas iniciadas a partir del mes de abril de 1948 y que se prolongaron hasta el mes de julio de 1949, las cuales se caracterizaron por su brutalidad hacia la población civil palestina, no dejan ninguna duda respecto a la tácita tarea de limpieza étnica (“Limpieza Étnica de Palestina”, Ilan Pappé, 2006) Adicionalmente a la variedad de medios terroristas que se utilizaron para lograr el cometido de Ben Gurion, este estimaba que la forma más determinante para esa tarea de limpieza consistía en, además de expulsar a sus habitantes, destruir completamente sus aldeas, independientemente de que si esos habitantes habían participado o no en la resistencia y en los combates contra las fuerzas sionistas o si deseaban vivir en paz e igualdad con los judíos como le había sido prometido en la Declaración Balfour (“El Nacimiento De Israel: Mitos Y Realidades”, Simha Flapan, Editorial Pantheon, 1987) Las ideas de Ben Gurion sobre como consolidar la colonización judía de las tierras palestinas y como eternizar el exilio palestino, comenzaron a ser percibidas y aplicadas de inmediato: la destrucción de los pueblos y las aldeas palestinas, era un medio efectivo para lograr ese objetivo. El 10 de abril de 1948, unidades de la Haganah tomaron la aldea de Abu Shusha, la cual fue totalmente destruida esa misma noche; Kalda por su parte fue arrasada por aplanadoras sionistas el 20 de abril de ese mismo año; Abu Zureik fue completamente demolida; Al Mansi y Al Naghaghija también sufrieron el efecto aplanadora

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En vinculación con esas ideas de Ben Gurion, la Haganah invadió grandes zonas del territorio destinado por la Resolución de la Partición para la creación del Estado Palestino donde unas 400 aldeas y pueblos fueron totalmente destruidos y sus habitantes expulsados. La campaña de la fuerza paramilitar sionista se caracterizó por los asesinatos a mansalva de civiles palestinos por parte de sus tropas, quienes ejecutaban sumaria y aleatoriamente a todos ciudadanos que buscaban comida o simplemente estaban huyendo para intentar cruzar las fronteras. Las pruebas disponibles de la época con rman que ningún soldado,

o cial o paramilitar sionista fue castigado por estas atrocidades. La Resistencia Palestina, en su desesperada represalia, escasamente pudo atacar a menos de una decena de campamentos israelíes aislados. Todas esas feroces embestidas sionistas contra la población árabe palestina, sus pueblos, aldeas y ciudades, se llevaron a cabo en un país o cialmente regido por la administración británica. (“Crímenes de Guerra, Lo Que Debemos Saber”, Roy Gutman y David Rieff, 1999) Son diversos y numerosos los testimonios existentes que avalan el cruento proceder de las fuerzas invasoras que con su táctica de “tierra arrasada” fueron masacrando y desalojando a los nativos palestinos de sus heredades. Moshé Sharett, ex Primer Ministro de Israel, en su diario personal, de acuerdo con lo reseñado por el periódico judío “Davar” el 9 de septiembre de 1979 declara lo siguiente: “En la ocupación del pueblo árabe de Dueima, en 1948, mataron entre 50 y 100 árabes, mujeres y niños incluidos. Para matar a sus niños, ellos fracturaron sus cabezas con palos. No había casas sin cadáveres. Metieron a los hombres y a las mujeres dentro de las casas y luego las dinamitaron”. En las ciudades de Lydda y Ramle, entre el 12 y 13 de julio, más de 50.000 de sus habitantes, a punta de fusil fueron llevados hacia las carreteras con órdenes de seguir marchando en dirección al este, so pena de ser ejecutados. (“Crímenes de Guerra, Lo que debemos Saber” Roy Gutman y David Reiff, 1999 En conclusión, sin duda alguna, está comprobado que lo que se practicó en Palestina, en el año 1948, por parte del sionismo, fue una clarísima operación de limpieza étnica, tanto en la zona destinada al Estado Judío como en la destinada al Estado Palestino. Es imposible calcular cuántos de los refugiados fueron expulsados por medio de las armas y cuantos por medio del terrorismo psicológico y cuantos más fueron ejecutados a sangre fría. Lo que sí se sabe plenamente es que casi todos fueron sacados a la fuerza de su patria ancestral y que se les impidió volver a sus casas o comunidades debido a la decisión por parte de las autoridades del ahora llamado Estado de Israel de ordenar el arrasamiento total y completo de las aproximadamente 400 aldeas y pueblos que fueron invadidos por sus unidades militares y paramilitares con el inconfundible propósito de evitar el regreso de los refugiados al territorio que venían habitando durante muchísimas generaciones (Crímenes De Guerra, Lo Que Debemos Saber, de David Goodman y David Reiff, 1999)

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El sionismo, consciente que en su actuar incurrió en graves crímenes contra la humanidad, trata de adormecer la conciencia de los judíos y de confundir a la opinión pública del mundo entero, con base en falacias en la que son expertos con el único propósito, siniestro por cierto, por la desfachatez como lo presentan,

de inventar otro de los tantos mitos que adornan su historia o cial y que su poderosa red propagandística se encarga de difundir profusamente. Su cinismo continúa con la falsedad que el éxodo de unos pocos palestinos rápidamente se convirtió en una fuga masiva y relata que de la noche a la mañana se despoblaron ciudades y aldeas mintiendo en esa fábula al a rmar que a menudo, la gente tenía tanta prisa que abandonaba objetos valiosos, no obstante ser de fácil transporte. Con el mismo cinismo a rma que algunos dirigentes judíos trataban de disuadir a los árabes palestinos para que se quedaran pero que estos ya habían recibido de la Liga Árabe, la orden escueta de abandonar el territorio: “Tan pronto como se retiren los ingleses nos arrojaremos contra los judíos y los echaremos al mar. Necesitamos mucho espacio para nuestra campaña de aniquilamiento. Por el momento, conviene que ustedes se retiren a un lugar seguro. Ya habrá tiempo de volver como triunfadores a una Palestina que les pertenecerá por completo”. (David y Goliat, Ernst Horst, Noviembre 1967) Contestando las alegaciones de un rabino norteamericano que aludía a los palestinos como responsables de su propio éxodo del país, Nathan Ghofshe, un judío residente en Israel, le refutaba en 1959 así: “Si el rabino Kaplan, quiere saber lo que efectivamente ha ocurrido, nosotros, antiguos colonos judíos de Palestina, hemos forzado a los árabes a abandonar sus pueblos y sus ciudades. Algunos han sido expulsados por las armas; otros han sido aterrorizados por nuestros trucos, nuestras mentiras y los pretextos más falsos para que se marcharan. No es su ciente quitar los nombres de Jaffa, Lidda, Ramle, Beersheba y Acre, entre otras”. El mismo corresponsal resumía la situación en estos términos: “He aquí un pueblo que había vivido en su propia tierra durante 1300 años - se re ere a la versión sionista que a rma que Palestina fue conquistada por los árabes musulmanes en el siglo VII, aunque los árabes han estado viviendo en Palestina desde hace 7000 años atrás- nosotros llegamos y transformamos a los árabes autóctonos en miserables refugiados. Es más, no nos avergonzamos de calumniarles, de envilecerles, de manchar su nombre. En lugar de lamentar profundamente lo que nosotros hemos hecho, en lugar de reparar, aunque sea parcialmente, el mal cometido ayudando a esos desgraciados refugiados, justi camos con mentiras nuestras horribles actuaciones e intentamos igualmente glori carlas” (Jewish Newsletter, febrero 9 de 1959, citado por Sami Hadawi)

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La tendenciosa y falsa argumentación sionista de que los árabes palestinos se habían marchado por su propia voluntad, ha venido siendo repetida tan frecuentemente, que hoy en la centuria XXI muchos judíos han terminado por creer semejante falta a la verdad histórica. Sobre este tema, un informe de las Naciones Unidas describe la situación de los habitantes palestinos así: “El terror que se extendió entre la población palestina fue un factor fundamental que in uyó en los acontecimientos de ese país. Se tradujo en un éxodo masivo de refugiados hacia los países

vecinos. El número de refugiados palestinos resultantes de esas hostilidades se calculó inicialmente en 726.000, es decir, la mitad de la población autóctona de Palestina. La a rmación de que tal éxodo fue alentado por los dirigentes árabes ha sido refutada en un informe de las Naciones Unidas en el que se señala que los refugiados, como resultado del con icto existente en Palestina, o bien habían huido o habían sido expulsados de la región ocupada por los judíos... existe un número alarmante de personas desalojadas de sus hogares. El éxodo de estas personas se produjo como resultado del pánico sembrado por la lucha desarrollada en sus respectivas localidades y por los rumores relativos a actos de terrorismo reales o supuestos, o bien como resultado de la expulsión…” (“Orígenes y Evolución del Problema Palestino -Primera Parte- Terminación del Mandato”, publicado por las Naciones Unidas, 1990) Martin Buber, lósofo y escritor judío austriaco-israelí no sionista, a rmó: “Solo una revolución interna puede tener el poder necesario para curar a nuestro pueblo de la enfermedad asesina del odio sin causa... el cual nos puede traer la ruina total. Solo entonces comprenderán los viejos y los jóvenes de nuestro país cuán grande fue nuestra responsabilidad en el devenir de esos desgraciados refugiados árabes en cuyas poblaciones hemos asentado judíos traídos desde tan lejos; hemos heredado sus hogares y ahora sembramos y cosechamos sus campos; recogemos los frutos de sus jardines, huertos y viñedos; y en las ciudades que les hemos robado, instalamos casas de educación, caridad y culto, mientras parloteamos y deliramos que somos el pueblo de la Biblia y la luz de las naciones” La BBC de Londres (British Broadcasting Corporation) monitoreó todas las transmisiones radiales del Medio Oriente a lo largo y ancho del año 1948; los registros y otros procedimientos similares de una unidad de monitoreo estadounidense, que aún hoy día, pueden ser veri cados en el British Museum, dan cuenta sin ninguna duda y con rman por lo tanto de manera dedigna que durante todo el año de 1948 no hubo una sola orden, llamado, incitación o sugerencia para una evacuación de Palestina emitida por ninguna emisora o estación de radio árabe dentro o fuera de Palestina. En cambio, existen registros de repetidos llamados árabes, incluso de órdenes directas, a los civiles de Palestina para que permanecieran en su sitio (Erskine Childers, investigador británico citado por Sami Hadawi, en su libro “Cosecha Amarga”, 1967)

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Por su parte, Giles Delueze (1925-1995), lósofo francés, re riéndose a todos estos desafueros sionistas contra la autóctona población palestina, expresó: “Duele e indigna que quienes padecieron uno de los peores genocidios de la historia, se hayan convertido en verdugos del pueblo palestino; duele e indigna que la herencia del Holocausto sea la Nakba. E indigna, a secas, que el sionismo siga haciendo uso del chantaje del antisemitismo contra quienes se oponen a sus atropellos y a sus crímenes.

Israel ha instrumentalizado e instrumentaliza, con descaro y vileza, la memoria de las víctimas y lo hace para actuar con total impunidad contra Palestina. De paso, no es ocioso precisar que el antisemitismo es una miseria occidental, europea, de la que no participaron los árabes. No olvidemos además, que es el pueblo palestino, este sí semita, el que ha venido y viene padeciendo una limpieza étnica practicada por el Estado colonialista de Israel”

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Erich Fromm (1900-1980), destacado psicoanalista y lósofo alemán de religión judía, acerca de este mito sionista expresó: “Se dice frecuentemente que los árabes han huido, que han abandonado voluntariamente su país y que en consecuencia, ellos mismos tienen la responsabilidad de haber perdido sus propiedades y sus tierras. En verdad que a lo largo de la historia y en particular durante la Revolución Francesa ha habido ejemplos de proscripción de los enemigos del Estado, cuyos bienes han sido con scados; pero en nuestra ley internacional, está en un lugar privilegiado el principio de que ningún ciudadano puede perder su propiedad o sus derechos a la ciudadanía. Ahora bien, el derecho a la ciudadanía se aplica en Israel más legítimamente a los judíos que a los árabes. Los árabes han huido, dicen; pero, ¿Desde cuándo la huida es motivo de con scación y de prohibición de volver a sus territorios y propiedades, donde sus antepasados han habitado desde hace muchas generaciones anteriores? Resulta que las pretensiones de los sionistas sobre el territorio de Israel no pueden representar una reivindicación histórico-político-realista. Si todas las naciones se pusieran a reclamar de repente los territorios habitados por sus antepasados dos mil años atrás, el mundo se convertiría en un manicomio”, y el mismo profesor Fromm, continúa diciendo: “Creo que desde el punto de vista político, no hay más que una solución para Israel: el reconocimiento unilateral de las obligaciones del Estado hacia los árabes; reconocimiento que no debería ser un triunfo, sino la aceptación plena y entera de las obligaciones morales del Estado de Israel hacia los antiguos habitantes de Palestina” (Expresado el 19 de mayo de 1958, citado por Sami Hadawi en su libro “El Con icto Árabe-Israelí: Causas y Efectos”, 1967)

“Me basta con morir en mi país/ Con ser ahí enterrada/ Con disolverme y anularme ahí/ Resucitar yerba en mi tierra/ Renacer or que recortará algún niño crecido en mi país/ Me basta estar en el regazo de mi patria/Tierra–yerba– or Fadwa Tukan, poeta palestina contemporáne

EL MITO DE LA PALESTINA DESÉRTICA Y DESPOBLAD Desde principios del siglo XX, el sionismo internacional en relación con la creación del Estado de Israel, ha venido tergiversando los hechos y falsi cando la historia. Su narrativa o cial desde entonces, al referirse a Palestina, viene sosteniendo la falacia que esa es la tierra de los judíos y que a su retorno a la patria de sus antepasados se encontraron con que “ese país era una tierra comunal y casi despoblada, a no ser por unos cuantos miles de árabes nómadas que circulaban entre Egipto y Siria y quienes en su deambular se detenían un poco acá o allá” (“Per l de Israel”, Ministerio de Relaciones Exteriores, Departamento de Información, Jerusalén, 1968) Fundamentando sus posturas en esa fábula, adoptó y difundió el engañoso eslogan: “Palestina era una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra” y con ellas el sionismo pretendía reforzar y justi car el mito de “El Retorno a la Patria Ancestral”. Tal argumento sirve de presentación al sionismo para intentar hacer creer a los judíos y a la opinión pública mundial que Israel no se construyó como Estado por la expulsión de los pobladores nativos, por cuanto los palestinos como pueblo no existían. En efecto, en 1969 y ante una rueda de prensa en Alemania, Golda Meir, entonces Canciller de Israel expresó: “No era que existía un pueblo llamado palestino que se considera el mismo como palestino y que nosotros llegamos, lo echamos y le quitamos su país. No, ellos no existen”. Al respecto, el lósofo francés Giles Delueze hace la siguiente re exión: “El sionismo, en todos los casos no solo trata de hacer creer que el pueblo palestino no debería existir, sino que los palestinos no han existido nunca, lo que equivale al grado cero del genocidio: Decretar que un pueblo no existe es negarle a ese pueblo el derecho a la existencia”

El país de Palestina..

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Ahora, en relación con el mito sionista de la Palestina desértica, la realidad es que ese país no era en absoluto “una tierra desértica”. Ya desde la época bíblica se había cali cado a esta región como tierra fértil. El Génesis a rma que los

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enviados por el Patriarca Abraham para explorarla, a su regreso así le describieron la fecundidad de la tierra de Palestina: “Un país de trigo y cebada y vides e higueras y granadas, un país de aceite y miel”. Luego en épocas contemporáneas, Asher Hirsch Ginsberg, fundador cultural del sionismo, después de visitar a Palestina durante la segunda década del siglo XX escribió: “Estamos acostumbrados a creer que Eretz Yisrael, es un desierto sin cultivos, donde así, quien lo desee, puede llegar y adquirir tanta tierra como quiera. Pero en realidad no hay nada de eso. En toda la super cie de éste país, es difícil encontrar campos no cultivados” Está comprobado que Palestina, de Oeste a Este ofrecía las exuberantes tierras, colinas y montañas de Galilea y Cisjordania y su región siempre ha tenido muchas zonas productivas, entre las cuales están la llanura central con su suelo rico y clima apropiado, famosa por sus frutas cítricas y por sus campos de trigo. En las montañosas de clima más fresco, prosperaban los árboles frutales de toda clase, así como también los olivares. La zona de Galilea siempre ha sido una tierra muy fértil que permitió, mucho antes de la llegada de los inmigrantes de religión judía, el amplio desarrollo de la agricultura y adicionalmente por sus mares, también la actividad de la pesca, convirtiéndose estos renglones en los pilares de la economía de Palestina. Si bien en el extremo sur se haya el Neguev, el cual ha sido y sigue siendo en la actualidad un desierto accidentado, el resto del país estaba conformado por tierras fecundas, cuyas elevaciones promedian los 1.000 mts por encima del nivel del mar, con excepción de la depresión del Mar Muerto, que se halla a 395 mts por debajo de ese nivel. El país tiene un clima caracterizado por las cuatro estaciones donde encontramos el litoral de la costa que suele tener una temperatura más cálida que el interior del país pero en todo caso el invierno suele ser muy frio. La región tiene tres ríos, el principal de los cuales es el Jordán que uye de norte a sur, a través del lago Tiberiades (el único lago de agua dulce en la zona) hasta el mar Muerto; los otros dos son el Banyas y el Yarmuk. Sin embargo, a pesar de que el abastecimiento de agua de la región no es abundante, éste factor se compensa con las precipitaciones anuales que se producen durante los meses invernales que comienzan en noviembre y se prolongan hasta abril y además con las fuentes hídricas subterráneas. En conclusión, desde la antigüedad, Palestina siempre ha sido caracterizada por ser tierra fértil y productiva y jamás como país desértico

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En efecto, antes de la llegada de los sionistas, Palestina exportaba 30.000 toneladas de trigo al año. La super cie de la tierra cultivable se triplicó durante las décadas de los 20 y los 30. De hecho, en 1937, Palestina fue el mayor exportador mundial de naranjas. Estas informaciones están consignadas en el “Informe de la Comisión Peel”, emitido por Gran Bretaña. El cultivo más famoso en el país, desde nales del siglo XIX era el de las naranjas tipo “Shamonti”, las

Y sus habitantes.. Palestina fue el único país del Medio Oriente que nunca tuvo dominios ni gobiernos feudales. Ahora, en cuanto a aquello de una Palestina despoblada, como mito al n y al cabo ignora totalmente que el pueblo palestino, desde hace milenios, ha representado la población autóctona de ese país al cual siempre ha pertenecido y en el cual se hallaba integrado en forma natural y directa. Dicha cción también ignora que en el alma del colectivo palestino siempre ha estado muy profundamente arraigado el amor a su terruño y que la historia y la cultura de ese pueblo descendiente de los cananeos semitas, originarios de la península arábiga, puede reivindicar raíces antiquísimas, viejos orígenes y principios muy anteriores a los hebreos y a los árabes post-islámicos del siglo séptimo y esos mismos mitos también pasan por alto el patrimonio cultural y los extraordinariamente variados aportes que ese pueblo ha contribuido con el desarrollo de la civilización universal Tras de nirse y aprobarse en el primer Congreso Judío en Basilea la elección de Palestina como el lugar donde se fundaría el futuro Estado Judío, los rabinos de Viena decidieron analizar sobre el terreno las ideas de Herzl y con ese propósito enviaron dos representantes a quienes comisionaron esa misión investigadora. Éstos delegados después de recorrer el país, concluyeron sus apreciaciones con un telegrama remitido desde Palestina en el que escribieron: “La novia es hermosa, pero está casada con otro hombre”. (“El Muro de Hierro”, Avi Schlaim, 2002) Éste telegrama resumía el problema con el que el sionismo tuvo que lidiar desde el principio: la existencia de una población palestina autóctona, que, desde tiempos inmemoriales ya vivía en la tierra en la que los fundadores del sionismo habían elegido para que fuera la patria de los judíos

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En efecto, lo que esa Comisión pudo palpar y comprobar durante su labor investigativa sobre el terreno, es que ese país ya contaba con una veintena de ciudades y poco más de 800 aldeas repartidas a lo largo y ancho del territorio. Aún cuando el comunicado de los enviados a veri car las condiciones existentes en la Palestina de ese entonces informó que el país ya estaba poblado, el

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cuales tenían fama de ser las mejores naranjas del mundo, fama que en adición se extendía por ser grandes, dulces y sin semillas lo que facilitaba que se exportaran a todo el planeta y gozaban de gran predilección y demanda. Los campesinos palestinos habían desarrollado esta clase de naranjas siglos atrás, cuyas cosechas lograron insertar al país en el comercio mundial debido a la exportación de ese cotizado producto igual en fama y prestigio a la de su trigo

movimiento sionista encabezado por Herzl, se encerró en su tendencia por creer sus propias quimeras. Ellos eran plenamente conscientes de que Palestina estaba habitada. Herzl y demás integrantes de esa camarilla disociadora nunca habían visitado ese país y tampoco estaban particularmente bien informados acerca de las condiciones sociales, culturales y económicas de la sociedad palestina. Encerrados en sus propias falsas creencias e in uenciados por los prejuicios raciales del colonialismo europeo tan arraigados en aquella época, el sionismo consideraba a los nativos como primitivos, atrasados y salvajes y por lo tanto no debían tener derechos políticos. Por consiguiente desechaban y subestimaron totalmente la posibilidad de que un movimiento nacionalista de ese pueblo surgiera en Palestina como reacción a sus pretensiones de transformar al país de ellos en un Estado Judío. (“El Muro de Hierro, Israel y el Mundo Árabe”, Avi Schlaim. Editorial ALMED, 2002 Hacia nales del siglo XIX, empiezan a llegar, huyendo de los Pogroms europeos, como queda expresado en anteriores capítulos, los primeros inmigrantes rusos de religión judía, inicialmente ese ujo era escaso en número. El país estaba entonces bajo el dominio turco. Para el año de 1947, de acuerdo con los censos, Palestina contaba con 1.400.000 habitantes autóctonos, cuya clasi cación religiosa era así: 84% musulmana, el 14% cristiana y el 2% restante palestinos de religión judía. Para entonces en el país y en vinculación con la Promesa Balfour, ya se habían instalado 630.000 recién llegados inmigrantes europeos de religión judía

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Antes de la llegada de estos inmigrantes, la base de la economía de la sociedad palestina estaba conformada de la siguiente manera: la agricultura (olivos, aceite de oliva, trigo, frutas, especialmente naranjas, y legumbres), el sector de servicios (turismo religioso, peregrinaje, bancos, comercio y la industria del transporte), industria artesanal y puertos marítimos muy activos (Jaffa, Acre, Haifa) que hacia principios del siglo XX se habían constituido en centros prósperos del comercio del país y puntos de llegada para los peregrinos y para el turismo religioso; por esos puertos también arribaban los inmigrantes de religión judía siendo igualmente el sitio donde se canalizaban las exportaciones de los productos palestinos así como también se embarcaban los emigrantes palestinos con destino a las Américas. La antigua ciudad costera de Jaffa, fundada por los cananeos, junto con Acre, hacia el siglo XX constituían los dos puertos marítimos más importantes del país. Jaffa, cuyo nombre en cananeo es Ya , que en cananeo signi ca Hermosa y apodada también como “Novia del Mar”, era además un activo centro de comercio muy importante en la región y también uno de los polos culturales más reconocidos y vibrantes del país desde donde muchos escritores contribuyeron a la literatura árabe. La mayoría de los periódicos en árabe eran impresos ahí y los más importantes clubes atléticos, teatros, grupos

culturales y religiosos, tenían su centro en esa ciudad. Su importancia como faro cultural era comparable con el de Beirut y el de El Cairo de la época En lo relativo a la distribución demográ ca del país, de acuerdo con los censos, se tenía que aproximadamente el 70% de la población palestina vivía en zonas rurales y el 30% en las ciudades que entonces eran urbes medianas pero dinámicas y comprendían tanto los puertos marítimos ya mencionados así como la capital Jerusalén y las ciudades de Gaza, Ramala, Nazaret, Hebrón, Belén, etc., cuyos habitantes, tanto musulmanes como cristianos, compartían y expresaban los valores culturales y políticos de las metrópolis árabes vecinas como El Cairo, Bagdad, Beirut y Damasco, así como también de Estambul, que en aquellos tiempos era la capital de Turquía. Por otra parte, la sociedad palestina mantenía desde hacía siglos relaciones culturales y comerciales con Europa y en consecuencia gozaba de un buen nivel educativo, sobretodo en las ciudades, debido a la proliferación de los colegios impulsados por las congregaciones religiosas cristianas. Los palestinos estaban permanentemente en contacto con los europeos que venían en grandes números en plan de turismo religioso y peregrinación a Tierra Santa razón por la cual llevaban decenios recibiendo la in uencia modernizadora de Occidente, bien a través de las misiones europeas o las americanas de las que se habían bene ciado tanto de sus obras educadoras como también de las administrativas y sanitarias. La vida de los campesinos de Palestina, dada la alta tasa de ruralidad, se desarrollaba dentro de su aldea y de sus parcelas de tierra y/o huertos viviendo en casas construidas con piedras las cuales solían ser de su propiedad y generalmente eran recibidas como herencia familiar que venían pasando de una generación a otra. Sus huertos solían estar sembradas de olivares, higueras, viñedos, almendros, melocotones, moras etc. y junto con los asentamientos poblacionales, constituían para el campesino palestino, el espacio de su eje social y económico. (“Los Palestinos, un pueblo martirizado por la historia”, Bichara Khader, Catedrático de la Universidad Católica de Lovaina.2003

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En las ciudades, los palestinos se dedicaban al comercio y a la artesanía, la cual por esa época, contaba con la producción de aceite de oliva, la fabricación en madera de cruci jos, rosarios y camellos, así como también la elaboración artesanal del nácar, productos estos que eran muy cotizados por los peregrinos cristianos y por los turistas que venían de Europa y de Estados Unidos. Igualmente empresarios palestinos habían logrado propiciar el desarrollo de los textiles y la fabricación de vidrio, cigarrillos, jabones, cervezas, bebidas gaseosas, pastas alimenticias y una incipiente industria metalmecánica. Muchos palestinos estaban también insertados en la Administración Pública y otros tanto ejercían profesiones liberales tales como medicina, odontología, abogacía, ingeniería civil

mecánica, etc. Existía además una clase burguesa conformada por un buen número de antiguas familias, muchas de las cuales eran acaudaladas, donde algunos estaban insertos en los escalones superiores de la administración del país. En resumen, contrariamente a los tan promocionados so smas divulgados por cuenta del sionismo, existía en Palestina una sociedad muy desarrollada, con su clase intelectual y empresarial, su artesanado, su agricultura y una cultura especí ca que les confería su identidad como pueblo. (Los Palestinos, Un Pueblo Martirizado Por La Historia, Bichara Khader, Catedrático de la Universidad Católica de Lovaina.2003 Todas estas condiciones de los ciudadanos palestinos empezaron a desmejorar durante el Mandato Británico debido principalmente a la masiva llegada de los inmigrantes europeos de religión judía quienes al instalarse inicialmente en los terrenos comprados por la Agencia Judía a sus propietarios sirio-libaneses, comenzaron a desarraigar de sus parcelas y de sus viviendas a los campesinos palestinos. No es ocioso recordar que estos propietarios sirio-libaneses se vieron obligados a vender sus ncas debido a los trámites engorrosos originados por las divisiones geopolíticas impuestas por el acuerdo Sykes-Picot. Adicionalmente, contribuyen al desmejoramiento de la calidad de vida de la población autóctona, los paros y las manifestaciones con los que estos expresaban su protesta frente a la masiva y descontrolada llegada de inmigrantes al país, así como las severas represiones de las autoridades contra las protestas del nacionalismo palestino, que en su lucha contra el dominio colonial británico, fue el que más sufrió y sangró

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Los palestinos, tanto musulmanes como cristianos, conformaban una comunidad pluralista ,viva, orgullosa, pací ca y tolerante que en vísperas de la confabulación anglosionista ya había cruzado el umbral de un renacimiento intelectual y nacional. Palestina, aunque es parte natural e inseparable de la cultura árabe a la cual pertenece, posee sin embargo rasgos y caracteres propios que la particularizan. La pluralidad religiosa que la cultura palestina puede reivindicar así como las raíces antiquísimas con sus orígenes y principios, han dejado su profunda huella en la idiosincrasia de la Nación y este sentimiento ha estado presente en las capas más profundas de su alma. A pesar del desastre social sufrido, denominado en forma justa y precisa “NAKBA” que viene padeciendo desde hace 65 años, el pueblo palestino aún sigue tan apegado a su país, a su tierra ancestral y a sus ciudades y aldeas, las más antiguas del mundo, como lo ha estado siempre y como pudiera estarlo cualquier otra población patriota del planeta. Este profundo sentimiento de in nito amor a la madre patria y la rme conciencia de su personalidad como pueblo palestino y su

inquebrantable vínculo con su tierra ancestral ha sido elocuentemente expresado así por el poeta Mahmud Darwish “No necesitamos el recuerdo / Porque en nosotros está el Monte Carmelo / Y en nuestros párpados está la yerba de Galilea / No digas: si corriésemos hacia mi país como el río / No lo digas, porque estamos en la carne de nuestro país / Y él está en nosotros. El Pueblo palestino, por la misma época en la que le fue arrebatada su patria, reunía todas las condiciones que la doctrina clásica exige para que pueda darse el fenómeno de la nacionalidad, así como también cumplía todos los requisitos indispensables para poder adquirir el status de Estado: existía un pueblo y un territorio con una larga y continua permanencia que se prolonga por milenios durante los cuales edi có ciudades y aldeas, trabajó, creó una cultura, instituyó una tradición; en n, un pueblo que ha venido organizando su existencia en ese país desde la más remota antigüedad hasta convertirse en una Nación ligada por nexos de sangre, lengua, herencia cultural y tradiciones antiquísimas. Todos los factores que imprimen la nacionalidad se daban en el caso del pueblo palestino para adquirir su independencia nacional como lo exigen y lo apoyan los fundamentos del Derecho Internacional y de Gentes; principios adoptados universalmente y reconocidos por la humanidad como garantía de la integridad y seguridad territorial de todas las Naciones y sin los cuales ningún ordenamiento internacional con equidad puede reposar sobre bases diferentes Es en esa etapa del transcurrir de la historia de los palestinos cuando aparece con todo su poder destructivo la conjura anglo-sionista Desde que el sionismo, después de haber expulsado al 70% de la población nativa y de haberse apoderado del 78% de la Palestina histórica, no hay día de la semana en que algún medio de los países occidentales, así como del mismo aparato propagandístico del Estado de Israel, no cite las maravillas del “vergel Israelí” que el pueblo judío, al regresar a su tierra (Eretz Yisrael), se empeñó en construir. Ese pueblo judío, que había estado viviendo en la “Diáspora” por espacio de dos mil años, “al regresar a su Patria Bíblica se encontró con que la misma era un erial, semihabitada únicamente por árabes nómadas”. Su narrativa o cial sostiene que “a partir de entonces, se dedicó a secar los pantanos y a arar la tierra estéril hasta convertirla en tierra fértil, que luego de sembrarla, se dio a la tarea de cosechar sus exuberantes frutos” (Facts About Israel, Ministry for Foreign Affairs, Information Division, 1969)

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El mediatismo del Estado de Israel sostiene que “en cierto modo es increíble el surgimiento del Israel moderno, hasta milagroso, creen muchos”. Éste asombroso

surgimiento del Estado Judío lo atribuyen a la “fascinante transformación de la Palestina desértica en un jardín”, hecho que publicitan como “El Milagro de Israel”, pero cuando se habla de ese milagro, naturalmente se omite siempre hacer referencia a otro fenómeno más terrenal. Este otro “prodigio” consiste en el hecho que el amante Estado fue convertido en un gran receptor de enormes capitales y de cuantiosas ayudas económicas procedentes de Alemania. En la post-guerra, con la creación de la República Federal Alemana, ocurrió un hecho sin precedentes en el mundo. Por primera vez en la historia del planeta tierra, un Estado vencido en una guerra pagaba enormes indemnizaciones por perjuicios y daños causados a otro Estado, que durante ese con icto aún no existía, pues la Segunda Guerra Mundial nalizó el 9 de mayo de 1945 y el Estado de Israel fue creado tres años después, el 15 de mayo de 1948. A Partir del año 1953, el Bundestag - Parlamento Alemán -empezó a ser fuertemente presionado por Estados Unidos y su socio, el sionismo internacional, para obligarlo a legislar sobre el pago por parte de Alemania de fuertes desembolsos monetarios a favor del recién creado Estado de Israel por los “daños causados durante la guerra”, cuando todavía ese Estado no había nacido

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Como resultado de esta presión, hasta 1965, la RFA terminó pagándole a Israel la astronómica cifra de 48.000 millones de Marcos Alemanes (34.000 millones de dólares) y adicionalmente viene efectuando otros pagos, en cuantía desconocida, por concepto de reparaciones por los perjuicios materiales y morales que ha causado a las personas y/o familias judías. No contento con esto, el sionismo mundial en ló su presión hacia la República de Austria para que, al igual que Alemania, desembolsara otra cuantiosa suma de dinero por concepto de los supuestos daños que el país austríaco le había causado al Estado de Israel durante ese con icto mundial lo que el gobierno de dicho país rechazó rotundamente. Sin atreverse a a rmar que el Estado de Israel para la época no existía y que por lo tanto no podía reclamar indemnización de daños causados, el gobierno austríaco se limitó a alegar que en esos años Austria había sido anexada a Alemania y en consecuencia, los pagos por concepto de indemnización efectuados por la RFA, cobijaban también a Austria. Unida a esa cuantiosa suma recibida por parte de Alemania, el Estado de Israel viene recibiendo la subvención anual de 7.000 millones de dólares por parte de los Estados Unidos así como también donaciones hechas por los magnates sionistas del mundo que se canalizan por conducto de la organización sionista mundial y cuyo monto se desconoce. A todo lo anterior se suman, además, los aportes hechos por los engañados cristianos sionistas, los que siguen creyendo la fábula que los israelíes son el “Pueblo Elegido de Dios” y que Palestina es su “Tierra prometida”. De ésta manera, Israel, que se había venido nutriendo básicamente de la inmigración de

judíos europeos, cultural y técnicamente desarrollados, ha logrado con estos enormes ingresos no solo edi car en pocos años un país evolucionado, sino además realizar grandes proyectos culturales, industriales, cientí cos y tecnológicos así como también ejecutar la construcción de infraestructuras físicas como carreteras y la plani cación y el desarrollo de las ciudades tomadas a los palestinos en 1948. Pero también, estos ingentes ingresos le han permitido la construcción ilegal de grandes complejos habitacionales en los territorios que sigue robándole a los palestinos de Cisjordania lo cual anima al sionismo para continuar propagando la leyenda de que son “el país milagroso que además ha convertido el desierto en un vergel” Es así como el Estado de Israel viene proyectando al mundo la imagen de ser una democracia estilo occidental, la única que encarna la decencia en el Medio Oriente, ocultando hábilmente que la existencia de ese Estado de ninguna manera se originó en el respeto a los Derechos Humanos y que su fundación y establecimiento como tal tampoco se circunscribió al Derecho Internacional, creado y acatado por los países que le dan el debido respeto a dichos derechos Es conveniente y necesario tener presente en todo momento que Israel no se fundó en tierras deshabitadas, que este Estado existe porque algunos europeos de religión judía, sin ningún vínculo territorial ni ancestral con Palestina, pero cansados del acoso, el hostigamiento y las persecuciones de los cristianos del Viejo Continente, decidieron escoger para fundar un Estado Judío, sin preocuparse ni mucho ni poco que para crearlo han tenido que recurrir a métodos infames y crueles como los de privar de sus casas, de sus tierras y de su identidad a más de millón y medio de habitantes autóctonos de esas tierras que por milenios las han venido habitando, a quienes le volvieron la vida miserable

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Desde el momento de su decisión de tener un Estado propio, el sionismo reivindica pretendidos derechos históricos sobre una tierra que no les pertenece de donde expulsaron con actos de terror y argucias patrocinada por las potencias del mundo a sus habitantes nativos apoderándose de sus tierras

CAPITULO “Sin duda preferiría ver un acuerdo razonable con los árabes sobre la base de la convivencia en paz antes que la creación de un Estado Judío fuera de consideraciones prácticas. Mi conciencia de la naturaleza esencial del judaísmo se resiste a la idea de un Estado Judío con fronteras, un ejército y algún poder temporal por modesto que fuese. Temo el daño interno que esto acarrearía al judaísmo. Albert Einstein

EL MITO DE DAVID Y GOLIAT Cuenta el relato bíblico del libro de Samuel, que los listeos juntaron sus ejércitos para la guerra y se concentraron en Judá para atacar a los israelitas, quienes se habían preparado a enfrentarlos en batalla. Estando ambos ejércitos, uno frente al otro, surge de repente de entre las las de los listeos un gigante, cuyo armamento en peso y calidad describe con reverencial asombro el Antiguo Testamento. El listeo lo hace para desa ar a los israelitas a que elijan a uno de los suyos para que venga a luchar contra él. Éste reto consistía en que si el contendor elegido era capaz de vencerlo, los listeos serían esclavos de los israelitas y sino los israelitas lo serían de los listeos. Ante éste reto del gigante todos los soldados israelitas se atemorizaron pero David, un joven pastor de ovejas, al enterarse del sentimiento de temor que se había apoderado de los israelitas, aceptó el duelo. Primero le pidió permiso a su padre y luego al rey Saúl para enfrentarse en franca lid al gigante listeo, desprovisto de armadura y equipado únicamente con una honda y cinco guijarros recogidos de un arroyo. Al enfrentarse ambos contendientes, Goliat avanzó amagando a David, quien rápidamente, con su honda, lanzó uno de los cinco guijarros, atinándolo en la frente. Con la piedra incrustada entre ceja y ceja el listeo cayó de cara al suelo herido de muerte, siendo inmediatamente decapitado con su propia espada por el joven contendor. David venció al gigante solamente con una honda y un guijarro El Estado de Israel siempre ha pretendido encarnar al pequeño y débil David haciendo un parangón entre su inferior existencia física frente al poderoso Goliat representado por los países árabes. El sionismo, basándose en ese relato bíblico, ha pretendido establecer un paralelismo heroico en su lucha contra los árabes y con ese propósito lo registra para hacer referencia a aquel episodio

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El día 15 de mayo de 1948 y a las pocas horas de la proclamación de su independencia, según la versión israelita los árabes “declaran la guerra a Israel

dando inicio a la invasión” de los ejércitos de Egipto, Jordania, Siria, El Líbano, Irak y Arabia Saudita que cruzaron las fronteras en varios puntos del amante Estado. (Facts About Israel, 1969, Goverment Press Of ce) En “Salvavidas de Plomo” de Marcos Arguinis, escritor argentino sionista de religión judía, que en su artículo repite la narrativa o cial del sionismo: “Los judíos de entonces, casi sin armas ni apoyos, muchos de ellos espectrales sobrevivientes del Holocausto, consiguieron vencer a siete ejércitos árabes inmisericordes” descripción que incluye a los irregulares palestinos como el séptimo ejército. Ésta es la versión o cial que el sionismo viene difundiendo al mundo y con ella pretende mostrar que el pequeño Estado de Israel, al igual que David contra Goliat, estando en condiciones desventajosas “milagrosamente” logró vencer a los gigantescos y poderosos ejércitos árabes (Tomado de la revista Semana de Diciembre 15 de 2003) El profuso enfoque mediático de los israelíes, insiste en continuar disfrazando la realidad al mundo al a rmar que fueron los países árabes quienes atacaron al débil recién creado Estado de Israel declarándole la guerra el mismo día en que los judíos proclamaron su independencia como Estado, repitiendo así mismo que fueron los dirigentes de estos países árabes quienes animaron al pueblo palestino para que abandonase su país, prometiéndoles que regresarían cuando sus ejércitos terminaran de liquidar al novel Estado de Israel. Ante esa distorsión de los hechos la pregunta obligada y encaminada a conocer la verdadera verdad es: ¿realmente fueron los árabes quienes comenzaron la agresión en Palestina Los hechos y la realidad histórica con rman de manera incontrovertible que fueron las fuerzas sionistas quienes empezaron la guerra y lo hicieron mucho antes de la llegada de los ejércitos árabes a Palestina. Cuando el 29 de noviembre de 1947, el gobierno británico anunció la decisión de retirar su personal militar y administrativo de Palestina el día 15 de mayo de 1948, las bandas paramilitares del judeo- sionismo aprovecharon el intervalo entre esa dos fechas para ejecutar su proyecto de ocupar la mayor cantidad posible de tierras palestinas a efectos de presentar ante el mundo un hecho consumado procediendo a hacerlo antes de la partida de las autoridades británicas del país. Durante ese lapso de tiempo fueron llevando a cabo ataques coordinados y bien organizados en varias regiones para expulsar a la población autóctona. Los palestinos que decidieron quedarse en sus casas y en sus propiedades fueron más tarde expoliados y desterrados por los invasores

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Esta ofensiva sionista a los territorios destinados al Estado Palestino estaba preparada desde mucho antes; a través de su agente Yehuda Araz, ngiendo ser

importador de maquinaria agrícola y calderas, como lo describen Larry Collins y Dominique La Pierre en su obra “Oh! Jerusalén”, desde 1936 se habían venido equipando con armas modernas y con toda clase de material de guerra, y al mismo tiempo forti cando sus colonias (Kibbutzim) efectuándolo a la vista de las autoridades británicas, y con su tácito consentimiento y apoyo llevaban a cabo ataques contra la indefensa población nativa. Su plan consistía en ejecutar una limpieza étnica mediante la puesta en marcha de varias operaciones de carácter terrorista, encaminadas esencialmente a expulsar a la población palestina nativa para luego proceder a la toma de posesión de esos territorios. El General británico John Glubb, jefe de la legión árabe lo rati ca cuando en sus memorias a rmó: “Los judíos estaban ya en la zona árabe, cuando llegaron las tropas de la legión” (Un Soldado Con Los Árabes, General John Glubb.1957 Por su parte, el dirigente y militar sionista Moshé Dayan, por esas fechas a rmó: “Llegamos a un país que ya estaba poblado por árabes y estamos estableciendo aquí un Estado Judío. Aldeas judías reemplazando a las aldeas árabes... no hay una sola localidad en el país que no haya tenido antes una población árabe” (Citado en “Pecados Originales”, por Benjamín Beit Hallahmi, 1998) A partir del 1o de abril de 1948, un mes y medio antes de la partida de los británicos, las más recalcitrantes agrupaciones terroristas partidarias de la creación de un Estado Judío, actuando conjuntamente con la Haganah, empezaron a ejecutar el Plan Dalet, cuyo diseño fue aprobado por sus dirigentes el 10 de marzo de ese mismo año. Este Plan, como se indica en capitulo precedente, tenía como claro propósito expulsar a los palestinos de su país y con esa mira las fuerzas sionistas se entregaron a cometer toda clase de actos de terrorismo contra los palestinos. Esas operaciones se ejecutaban empleando morteros y ametralladoras contra las ciudades y aldeas árabes con el n de sembrar en ellos el terror tanto físico como psicológico He aquí su “Iter Criminis”, es decir todo el proceso delincuencial seguido • 2 de abril: la Haganah ataca la aldea palestina de Castel, cerca de Jerusalén, se apodera de ella y expulsa a sus pobladores • 4 de abril: la Haganah lanza la operación Nashión, la cual forma parte de la primera fase del Plan Dalet. Las aldeas de Hulda y Deir Muhaysin, al este de Ramle, son tomadas y sus habitantes expulsados

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• 5 y 6 de abril: fracasa un contraataque palestino para recuperar las aldeas de Hulda y Deir Muhaysin

• 8 de abril: la Haganah lanza una ofensiva contra la ciudad palestina de Tiberiades • 9 de abril: la aldea de Deir Yassin, cerca de Jerusalén, es atacada sin provocación alguna; 254 de sus habitantes fueron salvajemente masacrados y el resto expulsados. Ese mismo día, la Haganah ataca y ocupa las aldeas palestinas de Jiara y Kafrayn, Abu Zarayk y Abu Shusha, al sudeste de Haifa • 10 de abril: tras las matanza de Deir Yassin y las ofensivas de la Irgun y la Haganah contra la población nativa de Palestina y la derrota tanto de la Resistencia Palestina como la de los voluntarios árabes que acudieron en su ayuda se reúne una comisión especial de la Liga Árabe, para examinar los graves acontecimientos que se estaban desarrollando en ese país • 11 de abril: la Haganah destruye la aldea palestina de Kolonia, cerca de Castel y ocupa Deir Yassin • 12 de abril: el Consejo General Sionista decide fundar un Estado Judío Independiente en Palestina. La fecha de la fundación la jan para el 16 de mayo. En esa misma fecha, la Haganah y las bandas sionistas Stern y la Irgun llegan a un acuerdo para operar conjuntamente • Del 13 al 20 de abril: concluida ya la operación Nashión, la Haganah inicia la operación Harel. Las aldeas de Biddu, Beit Surik, Saris y Suba son atacadas y destruidas; sus habitantes expulsados • 13 de abril: la Haganah ataca y ocupa las aldeas vecinas de Mansi, Lajon y Nagnaguiya • 14 de abril: la Haganah ataca las aldeas de Husha y Jibrit Al Qasir, cerca de Haifa • 16 de abril: combatientes palestinos contraatacan y obligan a la Haganah a retirarse de esas dos localidades • El mismo día: 16 de abril, los británicos evacúan la ciudad de Safad • 18 de abril: tras la repentina retirada de los británicos de Tiberiades, la Haganah ataca y se apodera de la ciudad. Sus habitantes son obligados a huir. En esa misma fecha, la Haganah lanza una ofensiva contra la ciudad de Safad

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• 21 de abril: los británicos, sin previo aviso evacúan la ciudad de Haifa. Sus indefensos pobladores, ante las amenazas sionistas, huyen despavoridos

• 22 de abril: la Haganah lanza la operación Mispalayim (tijeras), cuyo objeto es apoderarse de la ciudad de Haifa • 23 de abril: la Haganah ataca y toma las aldeas de Beit Iksa y Shufat al norte de Jerusalén • 24 de abril: la Irgun lanza contra Jaffa una ofensiva con morteros pesados, seguida por un ataque de infantería • Entre el 25 y el 31 de abril: en el curso de la operación Hamets del Plan Dalet y cuyo objetivo principal es Jaffa, la Haganah, de paso, ataca las aldeas cercanas de Tell Rish, Yazur y Salama • 26 de abril: la Haganah lanza la operación Jevusi (Jebuseo), dirigida a la conquista total de Jerusalén. Como preludio ataca los barrios residenciales palestinos de la ciudad y corta el acceso norte de la misma. El ejército británico interviene muy tibiamente • 28 de abril: la Haganah lanza la operación Mataté (escoba), destinada a expulsar a los palestinos de toda Galilea • 30 de abril: los barrios palestinos de Jerusalén oeste están todos ocupados ya por la Haganah. Sus habitantes en su totalidad fueron expulsados • 8 y 9 de mayo: la Haganah lanza la operación Macabí (Macabeos). Su objetivo es la conquista de las aldeas que aún son palestinas entre Ramle y Latrun • 10 de mayo: la Haganah entra en Jaffa • 11 de mayo: la Haganah lanza la operación Guidon (Gedeón) para ocupar las aldeas palestinas de la alta Galilea • 11 y 12 de mayo: la Haganah toma la ciudad de Safad y algunos pueblos cercanos • 13 de mayo: la Irgun y la Haganah conjunta de Jerusalén

rman un acuerdo para la conquista

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• 13 de mayo: los jefes de la comunidad palestina de Jaffa rman la rendición de la ciudad a la Haganah. Ese mismo día éste ejército embrionario ataca y ocupa varias aldeas en el distrito de Ramle y además todas las aldeas palestinas de la llanura litoral, próxima a Tulkarem y al mismo tiempo ataca caseríos palestinos en las laderas del Monte Carmelo y ocupa varias aldeas circundantes, redobla

sus actividades y lanza ataques en los cuatro puntos cardinales de Palestina (The New York Times -1948) Toda esta violencia y agresiones sin límite extendidas por todo el territorio obligaron a la Liga Árabe a efectuar un llamamiento a sus países miembros para que enviaran tropas a Palestina exhortando a sus gobiernos a que procuraran que sus ejércitos protegieran solo los territorios adjudicados a la Palestina árabe y a sus habitantes. Cuando las fuerzas armadas árabes hicieron su entrada a Palestina el 15 de mayo de 1948, las sionistas llevaban ya seis meses atacando, hostilizando, aterrorizando, masacrando y expulsando a la indefensa población de dicho país La publicidad israelí ha sido perseverante en pretender sepultar en el olvido de los tiempos ésta larga cadena de agresiones contra los palestinos; por su parte, el sionismo y sus socios occidentales han venido registrando la entrada de los ejércitos árabes en esa fecha señalando que estos estaban únicamente animados con un sentimiento belicoso contra los judíos sin más fundamentos del que procedía como consecuencia de su aversión caprichosa hacia ese conglomerado “racial” y religioso En vísperas de la salida de los británicos y antes de la entrada a Palestina de los ejércitos árabes, ya más de 300.000 palestinos, tanto cristianos como musulmanes, aterrorizados por las bandas sionistas habían sido expulsados o habían abandonado su país debido a las acciones y amenazas terroristas del sionismo. A medida que las fuerzas judías avanzaban, el número de refugiados palestinos continuaba aumentando (“El Con icto Árabe-Israelí: Causas y Efectos”, Sami Hadawi, 1967)

Fin del Mandato Británico: 15 de mayo de 1948

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El 15 de mayo de 1948, mientras las fuerzas coloniales del Reino Unido abandonaban el país y el Estado de Israel a anzaba su existencia, los incipientes ejércitos árabes cruzaron las fronteras de Palestina y lo hicieron para proteger y brindar socorro a sus indefensos habitantes ante las numerosas agresiones sionistas. Los egipcios entraron por el sur a través de Gaza; los iraquíes y la legión árabe de Transjordania a través de Cisjordania y las tropas de Siria y El Líbano lo efectuaron por la región de Galilea. En su avance, los ejércitos iraquíes llegaron hasta la ciudad de Lydda y Ramle, a solo 15 km del Mar Mediterráneo y los egipcios ocuparon el Neguev al sur. Por el norte, las fuerzas sirio-libanesas lograron avanzar a través de Galilea, pero estos ejércitos árabes fueron notoriamente ine caces y desorganizados. Estaban mal armados, poco instruidos

y sin nanciación adecuada, su número era inferior respecto a las fuerzas armadas israelitas y carecían de coordinación y mando único. Siria y El Líbano acababan de independizarse y sus tropas eran apenas una caricatura de ejército. En Egipto, el corrupto y pusilánime rey Faruk no tenía la menor intención de enfrentarse al dominio inglés. La legión árabe de Transjordania era el único comando bien adiestrado y constituía por lo tanto la principal fuerza de choque, sin embargo constaba con solamente 4.000 hombres que en el momento decisivo de la lucha su jefe, el General Glubb, en completo acuerdo con el Rey Abdala, quien tenía un pacto con los británicos de no atacar a los judíos, ordenó a sus fuerzas que dejaran de presionar a las milicias sionistas, hecho que permitió a estas concentrar sus ataques contra las débiles fuerzas egipcias, sirias e iraquíes. (“The Arabs, Anthony Nutting”, 1964) En ese punto, las Naciones Unidas, a través de su mediador, el Conde Sueco Folke Bernadotte persuadieron a ambos contendientes para aceptar una tregua, cuya duración fue de un mes. Esas cuatro semanas de suspensión de hostilidades, los sionistas las utilizaron para adquirir más armas de Checoslovaquia pero sobretodo aviones de Rusia. Dichas adquisiciones de armamento se obtuvieron en franco desafío a la veda que en ese sentido había impuesto la ONU para ambos bandos a pesar de lo cual Israel siguió recibiendo aviones de combate, artillería y toda clase de pertrechos y equipo militar. Lo cierto fue que como los dirigentes de la Unión Soviética estaban convencidos que casi todos los jefes sionistas eran de origen ruso y en menor grado de otros países de Europa Oriental que simulaban, a través de sus “granjas comunitarias” que iban a construir un país a imagen y semejanza de la URSS, los bene ciaban con el envío de abundante armamento checo y ruso así como aviones capturados a los alemanes. La obtención abundante de estas armas nuevas, sumadas a la disponibilidad de dineros, a la buena organización y al mejor entrenamiento que los sionistas adquirieron durante su vinculación con los británicos como también al hecho que muchos elementos judíos tenían ya experiencia militar previa en los campos de diferentes batallas europeas, entre las cuales están los enfrentamientos contra las fuerzas zaristas durante la revolución bolchevique: hicieron que la superioridad bélica sobre los árabes se notara de inmediato

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Dada la facilidad de medios económicos con que contaban las diferentes comunidades judías en los Estados Unidos y otros países occidentales, los sionistas encabezados por Golda Meir, en ese entonces activa militante de esa agrupación, y con el n de obtener una adecuada nanciación de la guerra emprendida contra los palestinos; tan solo en Nueva York durante su visita a esas comunidades, en un solo día de enero de 1948, logró recaudar 50 millones de dólares y otras enormes contribuciones en equipos e implementos que fueron

destinados para los combatientes de la Irgun y la Haganah (“Oh Jerusalén”, Dominic Lapierre y Larry Collins, Editorial Planeta, 1972) Entre los armamentos, que clandestinamente recibieron los promotores del Estado Judío, principalmente del bloque comunista, había también envíos clandestinos de armas hechos a través de países occidentales entre los cuales se cuentan algunos bombarderos B-17 conocidos como fortalezas volantes y Caza Bombarderos Spit Fire de fabricación inglesa aeronaves ellas como las que se emplearon tan efectivamente contra la Alemania Nazi. En contraste, las oportunidades para adquirir armamento y aviones de combate no estaban disponibles para los árabes, cuya única fuente de suministro entonces eran las potencias occidentales, quienes para tales efectos supuestamente “respetaban de manera rigurosa el embargo de armas impuesto por las Naciones Unidas” (“The Arabs”, Anthony Nutting, 1964) Por añadidura, los árabes carecían de nanciación y de plani cación conjunta lo que condujo a que cuando los invasores, al nalizar la tregua contraatacaron, las huestes árabes se desmoronaron. Lydda y Ramle fueron retomadas y sus pobladores expulsados ocurriendo que todos los hombres palestinos en edad militar fueran conducidos a campos de concentración, toda Galilea fue copada y en cuanto a la Legión Árabe, ésta fue paralizada por órdenes del rey Abdala, quien además de haber convenido con los ingleses no atacar a los judíos, celebró un secreto acuerdo con éstos para anexionar a Cisjordania siempre con la ilusión de convertirse en el primer rey árabe de Jerusalén Oriental, considerada el tercer lugar más sagrado para el Islam (“Oh Jerusalén”, Dominic Lapierre y Larry Collins, Editorial Planeta, 1972)

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El 18 de julio de 1948, la ONU logró que se pactara otra tregua que nuevamente los sionistas aprovecharon para seguir acumulando más armamento de Rusia y de los países del bloque de Europa Oriental, especialmente de Checoslovaquia. Bien pronto quedó claro que existía una confabulación contra los árabes; mientras los sionistas recibían en abundancia toda clase de armas modernas, a los países árabes les habían bloqueado esas fuentes. El único país que pudo adquirirlas, a través del mercado negro fue Egipto, pero al recibirlas, el ejército se percató de que las mismas eran defectuosas. En cuanto a las municiones, estas eran de calibre distinto a las solicitadas y por lo tanto no podían ser utilizadas. Años más tarde, se supo que ésta estafa había sido obra de saboteadores sionistas in ltrados en los círculos de esos mercados clandestinos de armamento (Tomado de revista Selecciones, “Egipto por Dentro”, Agosto 1955)

En febrero de 1949 después de ser derrotados, Egipto rmó un Armisticio con Israel, seguido por El Líbano y cuatro semanas más tarde lo hicieron Siria e Irak. Los israelíes ahora ocupaban todo el Neguev, incluyendo su apéndice sureño hacia el golfo de Aqaba. En el mes de abril, Transjordania también terminó rmando el Armisticio. Con la suscripción de ellos concluye la primera guerra árabe-israelí iniciada el 15 de mayo de 1948 y para vergüenza universal e infortunio propio el antiguo nombre de Palestina quedó borrado del mapa y el Estado de Israel, además de los territorios que injustamente le fueron asignados por la Resolución de Partición de la ONU, termina apoderándose del casi el 22% del territorio reservado al Estado Palestino. Ese despojo incluye el norte de Galilea que abarca las ciudades de Nazaret y los puertos de Akka (Acre) y Jaffa, y en el sur el Neguev. Los árabes por su parte lograron retener solamente Cisjordania, la vieja ciudad de Jerusalén y la Franja de Gaza. Cisjordania fue anexada al reino de Transjordania, el cual pasó a llamarse Jordania; en cuanto a la franja de Gaza, ésta quedó bajo administración egipcia

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En conclusión, resultó evidente que en esa primera guerra árabe-israelí la debilidad de Israel era un mito puesto que el David era el fuerte, bien armado, apoyado y protegido y el Goliat era el débil que no estaba nanciado, apoyado y mucho menos equipado con el armamento pesado y de calidad como el que reverencialmente describe el relato del libro de Samuel

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La situación se vuelve todavía mas adversa cuando los contingentes de tropas que los países árabes enviaron a Palestina resultaron ser insu cientes ya que incluyendo las fuerzas irregulares de los palestinos, de El Mufti Husseini, sus tropas nunca excedieron la cifra de 56.000 combatientes, mal armados y equipados, peor entrenados y pésimamente nanciados. Por el contrario, el sionismo tenía más de 120.000 hombres, mucho mejor armados, nanciados, organizados y entrenados que los árabes. Con ésta nítida superioridad militar, tanto en recursos, armamento y número de combatientes, los sionistas rompieron la segunda tregua y así fue como en octubre 15 de 1948 procedieron a concentrar sus ataques contra las fuerzas egipcias en el sur. En menos de una semana retomaron el Neguev, obligando a su ejército a replegarse hacia Gaza. Al romperse la segunda tregua, los contingentes árabes fueron superados en número y armamento y a pesar que una tercera tregua fue declarada, esta no fue acogida y ya nada podía detener el avance de las fuerzas sionistas y el retroceso de las incipientes fuerzas armadas de las naciones árabes (“The Arabs”, Anthony Nutting, 1964)

La Guerra de los Seis Día La llamada “Guerra de los Seis Días” –junio 5 de 1967- constituyó, sin duda el acontecimiento más trascendental del con icto árabe-israelí, y terminó por representar una mayor complicación del mismo. Como resultado de su fulminante victoria sobre sus vecinos árabes, el Estado Judío amplió sus fronteras en 65 mil Km2 adicionales generando que en los territorios militarmente conquistadas se repitiera el drama de 1948 cuando nuevos contingentes de refugiados palestinos, que en esta nueva agresión ocasiona un número superior a 400.000, fueran expulsados de sus hogares y de sus casas, para luego ser transportados por los israelíes hacia la frontera para que se trasladaran a Jordania. Aun cuando en el año 1979, la Península del Sinaí le fue devuelta a Egipto; Cisjordania, Jerusalén Oriental y las Alturas del Golán pasaron a ser territorio israelí y desde entonces han sido objeto de una sistemática colonización de nuevos inmigrantes de religión judía, factor que ha hecho todavía más inestable ésta región Los ataques fulminantes de los ejércitos tanto del aire como de tierra de Israel, lograron en menos de una semana derrotar a las fuerzas conjuntas de tres países árabes, Egipto, Siria y Jordania. Esta acción bélica fue presentada ante el mundo como un acto meramente defensivo unida a una formidable y ruidosa propaganda sionista que adujo que, tanto el Estado Judío así como sus habitantes, “se habían salvado de una inminente extinción”. El triunfo del “débil” enfrentado a sus gigantes enemigos mortales, supuestamente mucho más poderosos, fue destacado una vez más por el formidable aparato propagandístico del sionismo e igualmente alabado por los Estados Unidos y algunas potencias occidentales como una prodigiosa proeza y una heroica gesta de ese minúsculo país que, con una población de apenas tres millones de habitantes logró vencer a los cincuenta millones de árabes de los activamente beligerantes e inmisericordes países vecinos. De nuevo emerge el débil David judío como el que describe el relato bíblico para enfrentar en un combate desigual contra un “poderoso Goliat árabe”, pero es un David que en esta ocasión no está armado con una honda y 5 guijarros sino con una poderosa maquinaria militar

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Aún cuando desde el año 1948, entre el Estado de Israel y sus vecinos prevalecía un permanente clima de tensión en cuyo curso siempre estaba presente el riesgo de una confrontación armada, es un hecho patente que la ofensiva de Israel el 5 de junio de 1967, en la llamada “Guerra de los Seis Días”, en ningún momento fue una acción defensiva como la han presentado ante la opinión mundial. La

realidad consistía en que una vez mas el David judío era el fuerte y el Goliat árabe era el débil Israel, aunque geográ camente es pequeño, de ninguna manera es un país débil o pobre. El Estado Judío, desde la década de los años cincuenta, había venido teniendo la ventaja de excepcionales ayudas económicas, tecnológicas y militares procedentes de Estados Unidos, Francia, Inglaterra y de la República Federal Alemana así como las importantes remesas en dólares de las organizaciones sionistas de todo el mundo; contando por otra parte, con el apoyo incondicional y la simpatía y del resto de los países europeos no pertenecientes a la llamada Cortina de Hierro. Esta enorme inyección de recursos económicos, militares y apoyo diplomático le ha permitido al Estado Judío alcanzar uno de sus grandes logros como queda señalado antes, tal es disponer de un fuerte y efectivo equipamiento militar De acuerdo con sus plani cadores, la prioridad de esta fuerza era la aviación militar, a la cual le fue dada la mayor atención, eligiendo como su elemento principal los aviones tipo cazabombarderos. La aspiración de los dirigentes sionistas consistía en dotar al Estado de Israel de una fuerza aérea capaz de destruir cualquier ejército enemigo, así como enfrentar la aviación contraria en el campo de operaciones y al mismo tiempo ofrecer cobertura a las unidades israelíes terrestres. Por el contrario, estos recursos militares, económicos y apoyos diplomáticos nunca los tuvieron los países árabes colindantes (La Guerra de los Seis Días, Randolph S. y Wiston S. Churchill, 1967) No puede pasar desapercibido, que desde el punto de vista de la riqueza en todos los campos de la economía, la tecnología y el entrenamiento y equipamiento militar, Israel poseía una gran superioridad sobre sus vecinos árabes. Desde su creación, ese país se fue nutriendo con la masiva inmigración de europeos de religión judía, cultural y técnicamente más desarrollados que los árabes, circunstancia que le permitió, gracias a las importantes inyecciones de recursos nancieros, edi car en pocos años una próspera economía. Contando siempre con la ayuda Estados Unidos, Inglaterra, Francia y Alemania Federal pudieron organizar un e caz y fuerte ejército que en el campo de batalla en la guerra de 1.967 demostró ante propios y extraños que la debilidad militar era la de sus contrarios árabes que no contaban con el mismo respaldo

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Para la época de la confrontación denominada de los “Seis Días”, el Estado Judío disfrutaba de un índice anual de crecimiento del 10%, solo equiparable al Japón, ocupando la quinta proporción más alta de licenciados per cápita del mundo. Vale la pena mencionar que por esas fechas había hecho su aparición dentro del

mismo Estado Sionista la discriminación racial y cultural contra los inmigrantes de religión judía que comenzaban a llegar a Israel procedentes de los países afroasiáticos En contraste con la bonanza económica de Israel producida por las circunstancias privilegiadas que le otorgaban los patrocinios de las potencias occidentales y la riqueza cultural de sus inmigrantes europeos, los países árabes desde la época de las Cruzadas y las invasiones de las hordas mongólicas, habían venido soportando todo el rigor y las penalidades que los dejaron totalmente agotados y empobrecidos y cuando se hallaron exhaustos y en ruinas como consecuencia de todas estas guerras y adversidades, fueron objeto de la codicia de los imperios de turno, bajo cuya ocupación tuvieron que padecer los sufrimientos y las humillaciones propias de la dominación inicialmente otomana y posteriormente británica que frenaron su desarrollo tecnológico y cultural. Egipto fue ocupado por Gran Bretaña desde el año 1882 hasta 1954, Irak, Jordania, Palestina, Siria y El Líbano sufrieron la terrible ocupación turca desde el año 1517 hasta el año 1918 para luego caer bajo el yugo franco-británico. Estas circunstancias convirtieron al pueblo árabe en una masa proletaria y subdesarrollada por lo que para la década de los 60, los ingresos de tres millones de judíos israelíes era casi el equivalente a los de cincuenta millones de árabes de los países vecinos

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Para la década de los años 60s Egipto, el mayor y supuestamente mejor armado país árabe, padecía terribles males crónicos. Con una población por esa época de 30 millones de habitantes y un muy pobre crecimiento anual de su economía, donde el ingreso per cápita era de 140 dólares, la in ación del 40% y un analfabetismo similar del 40%, dependía únicamente de lo producido por el Canal de Suez y del cultivo del algodón, del cual el país derivaba no menos del 80% de sus divisas. Su economía se encontraba muy debilitada a causa de la necesidad que tenía tanto de adquirir armas como de incrementar el tamaño de su ejército. La fallida cosecha del algodón, soporte principal de su economía, por la plaga del gorgojo vino a agravar más sus problemas. El país se hallaba entonces, empantanado en la guerra contra la retrógrada monarquía del Yemen, apoyada, nanciada y armada por la medieval Arabia Saudita y por Estados Unidos para impedir la llegada al poder de un gobierno afecto al nacionalismo panarabista. Esta guerra comprometía a un contingente de 50 mil soldados egipcios y había hasta entonces costado al país más de 10.000 millones de dólares, agotando una economía que ya estaba al borde del colapso. Esta di cultad egipcia había afectado de manera colateral y signi cativamente al ejército lo que era evidente al palparse claramente el casi nulo y en alto grado de ciente servicio de mantenimiento de sus equipos militares ya que tanto la Fuerza Aérea como el ejército de tierra se encontraban en un estado deplorable y

ese síntoma se re ejó claramente en las tropas egipcias repatriadas del Yemen, las cuales eran transportadas en camiones para el ganado y con uniformes raídos, situación que condujo al General Abu Fadel, jefe del Servicio de Inteligencia del Ejército Egipcio, a exclamar: “¿Estas fuerzas son las que se van a enfrentar a Israel en ese estado?” Toda esa debilitada economía conllevaba una crisis tal que obligó al cese total de los ejercicios de entrenamiento de los pilotos activos; se estimaba que un 20% de los tanques egipcios, un 25% de sus unidades de artillería y casi un 35% de sus aviones de combate, no estaban en condiciones para entrar en acción. La crisis de Egipto era tan grave que el Presidente Nasser se vio obligado a suspender el pago de mil millones de dólares por concepto de una cuota de la deuda externa. El mandatario egipcio, en vano intentó negociar un acuerdo de paz sobre el con icto del Yemen con el rey Faisal de Arabia Saudita, quien soslayó e ignoró siempre estas propuestas (“La Guerra de los Seis Días”, Michael B. Oren, 2003) Gamal Abdel Nasser, líder indiscutible de Egipto, muy respetado por el pueblo Árabe, consciente de las debilidades de su país y de su ejército, se empeñaba en evitar una guerra con Israel, con icto en el cual sabía que Egipto no podría, en el caso de involucrarse, salir victorioso y así, muy claramente lo expresó durante un discurso en la ciudad de Port Saíd: “Hoy por hoy no podemos emplear la fuerza porque nuestras circunstancias no lo permiten; sed pacientes, la batalla de Palestina continuará. Si proclamamos que vamos a luchar sin estar debidamente preparados, ello nos llevará al desastre y yo jamás dirigiría mi país hacia el desastre ni jugaría tampoco con su destino” (“La Guerra de los Seis Días”, Michael B. Oren, 2003) La contraparte israelita, tenía también plena conciencia y conocimiento de que Egipto se hallaba en su peor momento desde el punto de vista económico y de capacidad militar. Sus dirigentes, aún desde antes de la creación del Estado de Israel, habían venido elaborando planes y preparándose para la futura expansión territorial del Estado Judío en la para ellos “Tierra Prometida” de los registros bíblicos. La tierra y el agua de los vecinos países árabes estaban en la base de la avidez del sionismo y solo buscaban la oportunidad propicia para arrebatárselas considerando éste el momento preciso para ello

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Ya desde los tiempos en que fue aprobada la Resolución de Partición del 29 de noviembre de 1947, ese interés por el agua, que obligaba a la expansión territorial, estaba dentro de los objetivos del sionismo. David Ben Gurion declaró: “La aceptación de la Partición no nos obliga a renunciar a Transjordania. Uno no le pide a nadie que renuncie a su visión. Aceptamos un Estado en las fronteras jadas actualmente. Pero las fronteras de las aspiraciones sionistas son cosas del pueblo judío y

Por su lado, el entonces dirigente del partido Herut, Menahem Begin, en su discurso del 7 de mayo de 1950, expresó cual era el proyecto sionista con las siguientes palabras: “La patria nacional judía, que contiene las dos orillas del río Jordán, forma una unión completa de historia y geografía. La división de la patria es una traición y cualquier acuerdo de división no se considera legal u obligatorio para el pueblo judío. Uno de los deberes de esta generación es la devolución de las partes separadas en el seno del dominio del pueblo judío. No habrá paz para los judíos, ni para la tierra de Israel, ni para los árabes, hasta que no hayamos liberado toda nuestra patria, a pesar de haber rmado un Tratado de Armisticio” Con esa apetencia territorial en mente, en 1956 Israel emprendió su mayor aventura expansionista creyendo encontrar con su participación en una abierta e injusti cada invasión de Egipto junto con Gran Bretaña y Francia en la recuperación del Canal de Suez que había sido nacionalizado por el Presidente GA Nasser Conociendo su codicia por las tierras árabes, Inglaterra había halagado a Ben Gurion con darle como botín de guerra la península del Sinaí en recompensa por la participación de su país en esa planeada agresión contra Egipto. Ben Gurion, quien siempre citaba La Biblia como título de propiedad sobre Palestina, a rmó que los territorios de Cisjordania se llaman Judea y Samaria y que son parte inseparable de Eretz Yisrael, por lo tanto le pertenecían a los judíos por derecho propio, exigiendo también que fueran incluidos en el “pago por servicios prestados” a la corona inglesa. Inglaterra le recordó que esa petición no era procedente pues estaban vigentes con Jordania los acuerdos de mutua defensa. La conjura tripartita no fue coronada por el éxito militar debido a la decidida intervención de la Unión Soviética y a la actitud neutral de Estados Unidos obligado ante la posibilidad de ser arrastrado a un enfrentamiento nuclear con la potencia comunista, máxime que ni siquiera había sido consultado sobre esa invasión a Egipto. Los dirigentes sionistas no tuvieron otra alternativa que aceptar de mala gana la fallida acción militar franco-británica lo que condujo a que no lograran sus anheladas metas de anexar más territorios árabes. La conquista de la satrapía sionista entonces quedó aplazada para una mejor oportunidad

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En las memorias publicadas después de los años 1956 y 1957, los líderes sionistas reconocieron que Israel había incesantemente establecido planes para una guerra con nes de expansión territorial, a efectos de ampliar las fronteras de su Estado.

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ningún factor externo podrá limitarlas”. (David Ben Gurion citado en el libro “Triángulo Fatídico” de Noam Chomsky, 1983

Basta con sondear minuciosamente las intenciones de estos dirigentes, para apreciar con toda claridad sus metas de incrementar arbitrariamente el territorio de su fraudulento Estado. Un miembro del partido Herut, Yacov Lieberman, describió de antemano la acción militar de Israel contra Egipto y sus objetivos ulteriores al declarar: “Israel debía adoptar inmediatamente una postura ofensiva y capturar puntos estratégicos de sus fronteras, incluyendo la Franja de Gaza e invadiendo también el reino de Jordania, sin importarle el apoyo de los ingleses”. (The New York Times, 25 de enero de 1956 En las memorias publicadas por Moshe Dayan después de la guerra de 1956, quien por su franqueza creaba siempre embarazosas situaciones al sionismo, declaró que en 1955 Israel había decidido atacar a Egipto, pero que entonces se presentaron ciertas di cultades importantes porque el país deseaba contar con la protección y el apoyo de una gran potencia, lo cual solo pudo realizar en noviembre de 1956, con el concurso de Inglaterra y Francia, en una aventura militar emprendida con resultados negativos. A raíz de esta frustración resultante de la invasión a Egipto en 1956, Menahem Begin declaró: “La agresión tripartita de 1956 no ha conseguido todo, Jordania puede ser conquistada en un solo día. Israel tiene que conquistar Jordania por medios militares si es necesario, porque es una parte fundamental de la tierra judía”. (19 de mayo de 1957 en una conferencia de prensa en Washington)

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Con el argumento de “una amenazante penetración de la Unión Soviética en esa importante y estratégica región del mundo” , después de la invasión a Egipto en 1956, Estados Unidos empezó a asumir un papel más protagónico en el Medio Oriente el cual para esa época, empezaba a convulsionarse a través de una creciente agitación nacionalista en cuyo centro los refugiados palestinos expulsados de su país comenzaban a organizarse para iniciar un frente de resistencia contra los usurpadores de sus tierras y conquistar los derechos que les corresponden entre los demás pueblos del mundo. Ésta situación representaba un panorama complejo e incómodo tanto para Estados Unidos como también para Israel, circunstancia que fue concretando una plena identidad de intereses entre Washington y Tel Aviv. A partir de entonces se estableció una alianza simbiótica entre estos dos países mediante la cual concluyeron en la necesidad de urdir un plan orientado esencialmente a conjurar ésta creciente agitación nacionalista que los estaba rechazando como cuerpo extraño en la región y adicionalmente estaba amenazando sus pretensiones hegemónicas en el mundo árabe. La fórmula adoptada por ellos para combatir esa amenaza fue la siguiente

2. Despejar el entorno hostil hacía Estado de Israel mediante el derrocamiento de los partidos nacionalistas laicos del Baa`th de Siria y de Irak reemplazándolos por gobiernos subordinados a sus intereses 3. La ocupación de Cisjordania y el aniquilamiento de la Resistencia Palestina En el fondo de todo esto, estaba la ambición desmedida del sionismo por más territorios y recursos hídricos de los países árabes vecinos y el interés de Estados Unidos por el petróleo del Medio Oriente, en consecuencia es un hecho que el ambiente prebélico que precedió “La Guerra de los Seis Días” fue deliberadamente fabricado por Israel y aprobado plenamente por su tutor, Estados Unidos. El entonces Primer Ministro Israelí, Moshé Sharett, en un pasaje de su diario de 1955, cita la losofía bélica de Moshé Dayan, seguidor y pupilo de Ben Gurion así: “Israel debe invocar la espada, no como el principal sino como el único instrumento con el cual mantener alta su moral. Con éste n debe inventar peligros y al hacerlo debe adoptar el método de la provocación y la revancha, con base en todo esto esperamos que venga una nueva guerra con los países árabes, de manera que por n podamos liberarnos de nuestros temores y adquirir más espacio” (Citado en el Libro Terrorismo Sagrado de Israel, El Diario de Moshé Sharett .Livia Lokach.1980) Fue así como implementaron y ejecutaron esa estrategia, empezando por inventar un peligro mediante la adopción del método de la provocación que luego sería presentado como una amenaza para el Estado de Israel, seguido de un ataque militar, con el pretexto de una acción defensiva. En efecto, estos fueron los antecedentes cronológicos de éste nuevo grave con icto que posteriormente y de manera eufemística el sionismo agresor acompañado de los EEUU cali caron como “la Guerra de los Seis Días”

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Como antecedentes a ese con icto, dentro de los hechos que le precedieron está la rma del Armisticio al nalizar la guerra de 1949. El mismo preveía la conservación de Zonas Desmilitarizadas y la devolución de los territorios asignados a los palestinos que habían sido ilegalmente anexionados por Israel como igualmente la internacionalización de Jerusalén como ciudad sagrada para las tres religiones monoteístas del mundo tal como fue establecido en la Resolución de Partición de la ONU. De acuerdo con estos planteamientos, una Comisión de Conciliación fue formada por las Naciones Unidas, teniendo como miembros a Estados Unidos, Turquía y Francia, la cual se encargaría de la

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1. La desaparición del Presidente Nasser de Egipto, adalid del panarabismo nacionalista, a través de una guerra en la cual, él sería humillado, derrocado y/o asesinado

aplicación de las resoluciones votadas por la ONU en 1947, 1948 y 1949. La Comisión no se reunió más que una vez, en Lausanne, con la participación de Israel y los países árabes y en dicha oportunidad los israelitas rechazaron acatar ni siquiera una sola vez estas resoluciones y más bien consiguieron imponer su voluntad retirándose de la Comisión al informarse de que se pretendía, durante dicha reunión, tocar el tema relativo a la restitución al pueblo palestino de los derechos reconocidos por las resoluciones de las Naciones Unidas No satisfechos con haber abandonado las reuniones con la intención de paralizar la Comisión procedieron a trasladar el 13 de diciembre de 1949 la sede del gobierno y la Knesset (parlamento) a Jerusalén. Fue un procedimiento desa ante de lo resuelto por la ONU pero igualmente una actitud prepotente encaminada a herir los sentimientos nacionales árabes. La Comisión hubiera podido reunirse varias veces más durante el curso de los dos últimos años siguientes a 1949, pero Estados Unidos no quería que el pueblo palestino obtuviera sus derechos ya que por el contrario, tal como lo con rma su conducta hasta ahora, ha estado siempre a favor de que Israel a rme su presencia y su expansión en detrimento de ese pueblo. En consecuencia dicha Comisión no volvió a reunirse prevaleciendo su existencia únicamente como un simple recuerdo en el archivo muerto de las Naciones Unidas. (Orígenes y Evolución del Problema Palestino, 1917-1918. Naciones Unidas, 1990)

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Una rápida lectura a los archivos de la Comisión Conjunta del Armisticio de las Naciones Unidas permite constatar claramente la conducta de desa ante agresividad y expansionismo del Estado de Israel. En efecto, después de la rma del mencionado Armisticio Israel actuó por la fuerza en las Zonas desmilitarizadas siendo así como en la localidad de Auga, expulsó al jefe del personal y a todos los miembros encargados de la supervisión y del cumplimiento por parte de los rmantes de dicho acuerdo de las Naciones Unidas y a renglón seguido procedió a apoderarse de esas tierras negándole a la Comisión de Armisticio cualquier jurisdicción sobre la mencionada Zona. La toma de éstas áreas fue censurada sistemáticamente por el Comité Conjunto del Armisticio el 20 de marzo de 1950, el 2 de octubre de 1953 y el 12 de diciembre de 1954, siendo apoyada la primera de ellas por el Consejo de Seguridad de la ONU el 18 de mayo de 1951.Ese mismo año David Ben Gurion había manifestado: “Solamente ahora hemos alcanzado el principio de la independencia en una parte de nuestro pequeño país, mantener el Statu Quo - del Armisticio - no es su ciente. Hemos establecido un Estado dinámico con tendencia hacia la expansión”. Un año más tarde, en 1952, rea rmando la pretensión sionista sobre toda Palestina a la que llamaba Eretz Yisrael, escribió en la Introducción del anuario del gobierno: “Debe decirse que el Estado de Israel ha sido establecido

solamente en una porción de la tierra de Israel”. (Anuario Israelita 1952, citado por Taylor Alan, en su libro La Tarea Pendiente del Sionismo Político – Preludio a Israel, Página 8, 1959) En los acuerdos del Armisticio de febrero de 1949 suscritos por Israel y Siria, se habían establecido normas por las cuales se impedía el cultivo en las tierras comprendidas dentro de las Zonas Desmilitarizadas. Desde su suscripción, Israel venia sistemáticamente incumpliendo con Siria los términos del mismo, cuyas bases establecían que ninguna de esas dos naciones ocuparía dicha área que separaba la una de la otra. Según el General Carl Von Horn, jefe de la Organización Multinacional de Supervisión del Armisticio, “Los judíos desarrollaron el hábito de irrigar y arar porciones de tierra árabes, pues el suelo era tan fértil que cada metro cuadrado era una mina de oro en gramos”. Esta práctica llegó al extremo que el 3 de abril de 1967, el gobierno israelí decidiera ocupar de hecho toda la Zona Desmilitarizada, tierras propiedad de granjeros sirios, para ser cultivadas por los colonos sionistas. (Soldiering for Peace, Carl Von Horn.Mckay.1967) Antes de esa fecha y más concretamente desde el año de 1964 la frontera entre Israel y Siria había estado relativamente tranquila. Damasco parecía desear vivamente un alto al fuego tácito con Israel pero a pesar de ello, a partir de enero de 1967, la frontera volvió a caldearse. Las colonias israelíes -Kibbutzim fronterizas con Siria, empezaron a poner en marcha sus tractores en las áreas prohibidas y a cultivar los campos pertenecientes a éste país. Éste escenario era continuo ya que todos los días las irrupciones se repetían y los colonos israelíes adentraban sus tractores en esas propiedades sirias generando como era de esperarse que estos los repelieran con disparos de armas livianas. A comienzos de abril la situación se tornó más tensa; los tractores israelíes blindados continuaban abriendo surcos y cultivando esas tierras. En vista de la insistencia de las provocaciones, en la mañana del 7 de abril los sirios, por primera vez utilizaron fuego de artillería para frenar y hacer retroceder a los equipos blindados de remoción de tierras. La respuesta israelí no se hizo esperar con su usual y desproporcionada intervención de tanques y aviones motivando a que los sirios se defendieran, apelando a los medios a su alcance (La Guerra de los Seis Días, Randolph S Y Wiston S. Churchill, Editorial Candelabro, Buenos Aires, 1967)

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La Organización de las Naciones Unidas en forma infructuosa intentó negociar una tregua pero fracasó en sus gestiones pues en las primeras horas de la tarde, Israel atacó con sus aviones Mirage III y Mystere, procediendo a ametrallar y a bombardear las posiciones del ejército sirio así como también las aldeas

No obstante, el hecho que Israel fuera el país provocador y agresor en esos incidentes, Ephraim Evron, Embajador del Estado Judío en Washington, como parte del libreto, le comunicó a la Casa Blanca que la continuación de las agresivas provocaciones sirias, obligarían a Israel a tomar medidas de defensa aplicando “la fórmula Dayan” consistente en inventar peligros y presentarlos como una provocación y así justi car un masivo ataque militar. (Los Documentos de El Cairo. Mohamed Heikal.1973)

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Esta perversa estrategia fue cínicamente reconocida por el entonces Ministro de Defensa, Moshé Dayan en una entrevista realizada en 1976, en la cual procedió a explicar que lo que llevó a Israel a provocar a Siria en junio de 1967, fue la idea de que era posible “Conquistar un trozo de tierra y apropiarse de él hasta que el enemigo se hartase y renunciara”. La tierra siria era para él particularmente tentadora pues a diferencia de Gaza y Cisjordania no estaba densamente poblada. En esa entrevista, Dayan aclaró que la decisión de Israel de provocar a Siria en esas fechas no estuvo motivada por razones de seguridad agregando, “El cuarto día de la guerra, los sirios no habían respondido”; añadió posteriormente que la decisión de atacar estuvo in uenciada por la Delegación de Colonos de los Kibutz del norte de Israel que visitaron al Primer Ministro Levi Eshkol, “quienes ni siquiera disimularon su codicia por esa tierra”. Moshé Dayan siguió diciendo en esa entrevista que “antes de la “Guerra de los Seis Días” se había fabricado la sicosis de que Siria representaba una grave amenaza para la seguridad de Israel por sus continuas agresiones hacia los residentes en el norte del país “precisando nalmente “esto era mentira; Siria no representaba una amenaza para Israel antes de 1967. Se como empezaron al menos el 80% de los incidentes con Siria. Enviábamos un tractor a una Zona Desmilitarizada y sabíamos que los sirios atacarían. Si no atacaban, ordenábamos al tractor se entrase un poco más hasta que los sirios se hartaban y empezaban a disparar. Entonces empleábamos la

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colindantes de este país ante lo cual los sirios respondieron los ataques enfrentándolos con sus aviones MIG 21 de fabricación soviética. Mientras tanto, iniciadas ya las agresiones de Israel contra el país árabe, los tractores israelíes continuaron tranquilamente su labor en la Zona Desmilitarizada, desde luego, bajo la cobertura y protección de la fuerza aérea sionista. Éste grave incidente, deliberadamente fabricado por los israelíes, fue motivo para que su aparato propagandístico pusiera el grito en el aire, dando comienzo a una intensa campaña mediática consistente en presentar la justi cada actitud, eminentemente disuasiva de Siria ante los hostigamientos como si fuera una provocación de éste país; mostrándose al mismo tiempo “muy preocupados por la precaria seguridad de Israel frente a la gran amenaza siria”. (Soldiering for Peace, London 1967, pág. 69, Carl Von Horn)

artillería y luego la fuerza aérea... yo lo hice... e Isaac Rabin también lo hizo cuando estuvo ahí como comandante del frente norte a principios de la década de los 60”. (Entrevista publicada en el periódico Yediot Ahranot, 27 de abril de 1997, citado por Tanya Reinhart en su libro “Israel-Palestina: Cómo Acabar con el Con icto”, 2003) Como estaba previsto, estos graves incidentes bélicos deliberadamente fabricados por Tel Aviv el día 7 de abril de 1967, con el respaldo de Estados Unidos, fueron presentados ante la opinión pública israelí y mundial como actos de agresiva provocación por parte de Siria, haciendo creer al mismo tiempo que ese país representaba un grave peligro para el Estado de Israel y como parte de esta farsa el día 12 de mayo de ese mismo año, Isaac Rabín, entonces Ministro de Defensa, amenazó a Siria por sus “actos de agresión” y añadió que la respuesta contra ese país sería muy distinta a la hasta ahora, empleada contra El Líbano y Jordania. Al día siguiente, el mismo Rabín declaraba en Radio Israel: “No habrá contemplación alguna para aquel Estado que promueva operaciones de provocación contra nosotros. Siria primero”. Por su parte, los Generales David Eleazar, Comandante del frente norte y Ahron Yariv, Jefe de Inteligencia del Ejército, fueron todavía más lejos en sus amenazas cuando declararon que el ejército de Israel estaba preparado para invadir a Siria y llegar a Damasco para derrocar al gobierno de ese país. (La Guerra de los Seis Días, Michael B. Oren. 2003) El entonces Primer Ministro, Levi Eshkol, implementando la Fórmula Dayan, en su discurso del 14 de mayo de 1967, en un club de Tel Aviv a rmó: “En vista de los graves incidentes provocados por Siria en el último mes, quizás tengamos que adoptar medidas no menos drásticas que las del 7 de abril”

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Ante toda esta agitada y deliberada parafernalia por parte de sus dirigentes militares y de su Primer Ministro, era evidente que Israel estaba preparándose para atacar a Siria. Estando el Vicepresidente de Egipto, Anwar Sadat, en Moscú, el día 29 de abril de 1967, fue informado por Alexei Kosygin, entonces Presidente del Soviet Supremo, que las informaciones que tenían de su Servicio Secreto indicaban que Israel había concentrado dos brigadas en su frontera con Siria; adicionalmente las informaciones de los servicios secretos tanto egipcio como soviético indicaban que: 1) la mayoría de los reservistas israelíes habían sido llamados al servicio activo; 2) Israel había concentrado al grueso de sus fuerzas, incluyendo hombres y unidades blindadas en la frontera siria en un número de soldados que se estimaba en 65 mil; 3) el ataque a Siria sería a gran escala y tendría lugar entre el 15 y el 22 de mayo y 4) la fase inicial de éste ataque incluiría el lanzamiento de paracaidistas. Por otra parte, en vísperas del 15 de mayo, el corresponsal en Damasco de la revista Parisiense Jeune Afrique narró que desde

el lado sirio de la frontera la visión que se apreciaba sobre el lado israelí ofrecía un panorama de concentraciones de tropas, tanques, vehículos blindados y cañones autopropulsados. Ese mismo semanario francés informó de la llamada que el gobierno sirio le hizo a Nasser invocando el Pacto de Mutua Defensa suscrito a nales de 1966. (Los Documentos de El Cairo. Mohamed Heikal.1973 Todo ese cúmulo de datos obtenidos indicaban la inminencia de una invasión israelí a Siria pese a que re riéndose a estas informaciones, el Primer Ministro Levi Eshkol, tratando de minimizar la amenaza que representaban las concentraciones en la frontera con Siria, al término de la guerra declaró: “El gobierno israelí deseaba obtener de esas concentraciones únicamente el máximo efecto intimidatorio, ello, debido a nuestra preocupación por la seguridad de nuestro país frente a las provocaciones sirias pues consideramos que en realidad era poco prudente lanzarnos a una arriesgada confrontación militar con los países árabes”. No obstante estas declaraciones de Eshkol, el corresponsal de prensa en Israel y periodista de la revista “Nouvel Observateur”, Jean Francis Held, a pesar de que sus simpatías se inclinaban a favor de Israel, reconoció antes de la guerra, que “todo el potencial militar de Israel fue concentrado en la frontera con Siria en formaciones que desde el punto de vista táctico, solo podían servir para una ofensiva”. (The Third Battle, Jean Francis Held pág. 107, París 1967)

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Era de público conocimiento en esa época que Egipto no estaba en condiciones de embarcarse en una guerra, pero las amenazas de Israel y la concentración de sus tropas en la frontera con Siria convencieron a Nasser de la inminente invasión contra Damasco. Los sirios se sentían en peligro de ser invadidos y aun cuando no hacía mucho que Nasser había declarado que no era el momento oportuno para enfrentarse a Israel, permanecer indiferente ante esta circunstancia podría resultar, en su calidad de adalid del panarabismo, embarazoso para él. Para el caso de las fuerzas de emergencia de las Naciones Unidas, acantonadas únicamente en territorio egipcio, estas venían siendo materia de críticas permanentes y de desprecio por parte de las monarquías de Arabia Saudita y de Jordania, críticas que se habían acentuado todavía más por el hecho que el presidente egipcio no mostró ninguna solidaridad con su aliada Siria frente a los incidentes militares graves del 7 de abril, unido a sus tradicionales posturas contrarias a las tesis panarabistas de G.A Nasser. La opción planteada para Nasser lo obligaba a a rmar su liderazgo en el mundo árabe para acallar a sus sensores, algo que solo lograría demostrando su total y efectivo apoyo a través del cumplimiento de su pacto defensivo con Siria. Sin duda, la imagen del líder egipcio era de primera magnitud como adalid del mundo árabe, por lo tanto tenía la obligación de expresar su solidaridad con los

sirios, país que en ese momento estaba enfrentando un premeditado aunque minimizado ataque por parte de Israel El 15 de mayo de 1967 grandes contingentes de tropas egipcias, a plena luz del día, marcharon a través de las principales avenidas del barrio diplomático de El Cairo con destino a la península del Sinaí para estacionarse en proximidades de la frontera con Israel. Nada estaba entonces tan fuera del alcance de Nasser como el hecho de poder llevar a la práctica su posición de fuerza, pero con éste despliegue militar, quiso demostrar lo contrario acerca de las críticas que sobre él y sobre su gobierno hacían sus rivales árabes. La prensa, la televisión y la radio, por instrucciones del gobierno egipcio, dieron la mayor publicidad a éste despliegue militar con el que el Raís egipcio –Presidente- suponía que la presencia de las fuerzas de su país en proximidades de la frontera sur de Israel disuadiría a los israelíes de atacar a Siria. El envío de las divisiones egipcias al Sinaí, consistió en una demostración puramente disuasiva que tenía por miras el envío de un mensaje a Israel de que si atacaba a Siria, el ejército egipcio emprendería desde la frontera sur operaciones de apoyo al país agredido pero en ningún momento operaciones ofensivas contra Israel. (Los Documentos de El Cairo, Mohamed Heikel, Lasser Press Inc. 1.973) En la noche del 16 de mayo el jefe del Estado Mayor egipcio General Fawzy, envió al General Indar Rikhye, comandante indio de los 3.400 efectivos de la ONU en Egipto, el siguiente mensaje: “Para su información he impartido a todas las fuerzas armadas de la R.A.U (Egipto), instrucciones de aprestarse a repeler cualquier acción de Israel contra cualquier país árabe. Conforme a estas instrucciones nuestras fuerzas ya están concentradas en nuestras fronteras orientales del Sinaí. En aras de la completa seguridad de todas las fuerzas de las Naciones Unidas que ocupan puestos de observación en nuestras fronteras, le solicito que expida órdenes de retirar inmediatamente a todas estas tropas” El lunes 22 de mayo, Egipto declaró que los estrechos de Tiran quedaban clausurados a la navegación israelí, a rmando que la medida se había tomado contra los buques israelíes así como los de otras nacionalidades con destino al puerto de Eilath para evitar el envío de materiales estratégicos puesto que Israel estaba amenazando de guerra a los países árabes. Esta medida constituía una decisión totalmente soberana por parte de Egipto por cuanto 1. El estrecho está en aguas territoriales egipcias

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2. Egipto no había rmado ningún acuerdo con Israel relativo a la libertad de navegación de sus buques en los estrechos de Tiran

3. La existencia de una línea costera israelí sobre el Golfo de Akaba es el resultado directo de un acto de fuerza de Israel contrario al Plan de Partición para Palestina de la ONU del año 1947. La ocupación israelí del puerto de Eilath, antes con el nombre árabe de Um Rash-Rash, y esa parte de la línea costera es un ejemplo de la política expansionista de Israel en desafío a las resoluciones de la ONU 4. La entrada al Golfo de Akaba tiene menos de nueve millas de ancho y se encuentra por ello dentro del límite de 12 millas legalmente admitido como aguas territoriales. Debido al estado de guerra entre Israel y Egipto, el paso de los buques israelíes por los estrechos de Tiran fue denegado hasta 1956 sobre bases jurídicas admitidas por la comunidad internacional. El tránsito a partir de 1956 fue el resultado de la agresión contra Egipto en Suez, condenada repetidamente por la Naciones Unidas, cuyas conquistas tuvieron que ser suprimidas. El imperio del Derecho no permite a un agresor retener los frutos de su agresión 5. Israel continuamente había estado burlando las resoluciones de las Naciones Unidas y rehusando a aceptar tropas de ese organismo dentro de sus fronteras en 1957 y desde entonces ha boicoteado la Comisión de Armisticio de la ONU con Egipto y Siria 6. El bloqueo impuesto por Egipto al Estrecho de Tiran y al Golfo de Akaba constituía una medida de legítima defensa que tiene su fundamento en el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas y el artículo 2 de la Convención de Defensa Común del 13 de abril de 1950 7. Los continuos ataques militares de Israel a los países árabes vecinos determinaron varias condenas por parte del Consejo de Seguridad de la ONU, a pesar de lo cual, Israel no acató ninguna de sus resoluciones condenatorias. Esos desacatos son ejemplos claros de que ese Estado venía aplicando su arbitrario criterio en esa región del mundo. Su pretensión de obtener apoyo sobre la base de la Legalidad y el Derecho Internacional relativo a los estrechos de Tiran era sencillamente una manifestación de desafío a dicha legalidad

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8. Egipto era aliado de Siria mediante un pacto de mutua defensa país al que Israel había declarado que invadiría y derribaría a su gobierno a n de poner término a sus “provocaciones” en las Zonas Desmilitarizadas. En tales circunstancias, Egipto tenía pleno derecho de controlar los estrechos pues era una ruta que le pertenecía entera y legítimamente

(La Guerra de los Seis Días, Randolph S Y Wiston S. Churchill, Editorial Candelabro, 1967) No obstante estas razones, el jefe del gobierno israelí, Levi Eshkol declaró: “El gobierno israelí rea rma que la prohibición de los estrechos de Tiran constituye un acto de agresión - Casus Belli - contra Israel” manifestación esta que fue admitida y coreada por todas las potencias occidentales empezando por Estados Unidos quienes parecieron ignorar el “Convenio sobre los Mares Territoriales y las Zonas Contiguas” suscrito en Ginebra el 29 de abril de 1958 y en el cual, en el párrafo primero del artículo 16, se especi ca que: “El Estado ribereño puede tomar, en el mar territorial, las medidas necesarias para impedir el paso que no sea inofensivo”, subrayando a su vez en el artículo tercero que señala que “un Estado sin establecer discriminaciones entre los navíos extranjeros puede suspender temporalmente, en zonas determinadas de su mar territorial, el ejercicio del derecho de paso ofensivo de navíos extranjeros si esta suspensión es indispensable para la protección de su seguridad. La suspensión no tendrá efecto más que después de haber sido debidamente anunciada” Al adoptar y comunicar Egipto la decisión del cierre de los estrechos, lo único que buscaba no era nada diferente a un arreglo diplomático de la crisis entonces existente y que representaba una amenaza real para Siria, en la creencia a que bajo esta presión Israel retiraría sus tropas de la frontera de ese país. Para la “simbiosis” entre Estados Unidos e Israel, el Egipto de Nasser constituía la mayor amenaza para sus planes hegemónicos en el Medio Oriente debido que él enarbolaba el panarabismo nacionalista. La humillación de su carismático líder y la destrucción de su ejército eran su prioridad. El 3 de junio de 1967 el gabinete israelí vota en sesión secreta a favor de las acciones bélicas contra Egipto, Siria y Jordania fundamentándolo en un plan que había sido cuidadosamente elaborado y plani cado desde hacía mucho tiempo. En realidad, el objetivo de Israel y Estados Unidos no era Siria sino Egipto sacando ventaja del Pacto de Defensa Mutua entre estos dos países, utilizando la estrategia consistente en amagar un ataque contra el aliado de Egipto y con esto conseguir, como lo consiguieron que Nasser empezara a caminar en dirección a la trampa que hábil y astutamente le habían tendido Washington y Tel Aviv

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El plan había sido concebido a través de una pér da estrategia consistente en ir escalando las tensiones en la región al punto en que Israel pudiera mostrar al mundo que su propia existencia estaba amenazada posando como país débil y al mismo tiempo como víctima de un peligro inminente, lo que le dejaría una sola opción: lanzar un “ataque defensivo”. Ese plan previamente había sido diseñado sobre la base que debía realizarse en un tiempo breve y que la victoria tenía que

ser rápida y decisiva. Fue el anticipo de las guerras preventivas del siglo XXI pero diseñada en forma calculada y con objetivos precisos como era la agresión a los países árabes y no la defensa del propio territorio .Los servicios de espionaje tanto israelíes como estadounidenses venían desde hacía mucho tiempo elaborando una precisa información sobre los objetivos militares de Egipto, el más importante de los países árabes y con base en esa e ciente labor, sabían que para esa época, junio de 1967, el país estaba en su peor crisis y muy debilitado tanto en el plano económico como el militar. Como resultado de esa agresión obtendría además de ganancias territoriales para Israel el petróleo del Sinaí que para esa época producía 150 mil barriles diarios que resultaban su cientes para satisfacer sus necesidades cotidianas. De esa manera, Israel, posando de víctima débil ganaría la simpatía de la engañada opinión pública mundial y recibiría al mismo tiempo el apoyo económico y diplomático de Occidente. Toda la vergonzosa como astuta pero condenable estrategia estaba previamente acordada con su más rme aliado y tutor: los Estados Unidos El 26 de mayo de 1967 Abba Eban, embajador de Israel en la ONU, se dirigió urgentemente al Departamento de Estado para plantear ante su Secretario Dean Rusk la situación la cual describió como un hecho muy grave para ser solucionado con lenguajes diplomáticos. Le informa al Secretario de Estado que “Israel iba a ser atacado y destruido en la madrugada del día siguiente, 27 de mayo”. Encontrándose todavía Eban hablando con el jefe de la diplomacia estadounidense, el embajador de Egipto en Washington señor Kamel, fue convocado urgentemente al Departamento de Estado, donde fue recibido por Walt Rostow, funcionario subalterno de Rusk, sionista confeso, quien le transmitió un mensaje del Presidente Lyndon Baines Johnson que debía ser remitido inmediatamente a Nasser. El mensaje del Presidente norteamericano incluía la advertencia que si los egipcios atacaban y disparaban el primer tiro, los Estados Unidos adoptarían una actitud muy severa hacia Egipto. Al recibir el presidente egipcio, por conducto de su embajador la advertencia del presidente norteamericano se quedó sorprendido ante el desarrollo de los acontecimientos, con rmando que todo era producto de un intriga anticipadamente fraguada ya que estaba enterado que Rusk previamente le había comunicado a Johnson de lo planeado con sus aliados sionistas

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Ante lo caldeada y riesgosa en que se estaba tornando la situación en el medio oriente, U Thant Secretario General de las Naciones Unidas dio comienzo a la realización de gestiones diplomáticas encaminadas a bajar el clima de tensión existente

En El Cairo, el embajador soviético, intempestivamente a las tres y media de la madrugada se presentó en la residencia de GA Nasser comunicándole que había recibido órdenes de Moscú para que en forma urgente pusiera en su conocimiento que el gobierno de los EEUU informaba que los israelíes tenían conocimiento de que Egipto iba a atacarlos con las primeras luces del alba del día 27 de mayo (Los Documentos de El Cairo, Mohamed Heikal, 1971) Nasser perplejo no podía entender de donde habían sacado los israelíes su historia, por cuanto nada de ella era cierta por lo que le contestó inmediatamente a Johnson que no existían tales planes como el de lanzar un ataque contra Israel y para dejar muy clara su posición, los días 27 y 29 de mayo pronunció discursos en los cuales a rmó: “Nunca vamos a comenzar un ataque”. Con esa alocución estaba haciendo una promesa pública al mundo de que no iba a iniciar una guerra dejando en claro, de esta manera, y sin ambigüedades, su posición frente a la crisis creada con ando que esta iba a ser solucionada a través de las vías diplomáticas La realidad es que los dirigentes israelíes así como los de Estados Unidos sabían que Nasser no iba a atacar. La noche del sábado 3 de junio, inmediatamente después de que el Gabinete israelí tomó la decisión de iniciar la agresión contra Egipto, Jordania y Siria; Moshé Dayan, entonces recién nombrado Ministro de Defensa de Israel, recurriendo al engaño y a la mentira que han sido el arma predilecta del sionismo, ante la gravedad de la situación imperante dio a conocer en una conferencia de prensa la siguiente declaración: “El gobierno, antes de incorporarme yo al mismo, se embarcó en una solución diplomática, tenemos que darle una oportunidad”. Por otra parte, continuando con su estrategia de informaciones engañosas en la víspera del estallido de la agresión israelí, los diarios, no solo de Israel, sino del mundo entero, publicaron fotografías de los soldados israelíes que habían sido movilizados, descansando y tomando baños de sol en las playas, proyectando con esas fotografías, la falsa imagen de que no había inminencia de una guerra La “Fórmula Dayan” la ponía en práctica su propio creador: “inventar peligros y presentarlos como una provocación para de esta manera justi car un masivo ataque militar”

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El día 5 de junio de 1967, a las 7:45 a.m. hora local de Israel, tal como había sido previamente planeado, despegaron desde ese país casi todos los aviones de combate disponibles. La mayoría de ellos volaron sobre el Mediterráneo a escasos 15 metros de altura sobre el nivel del mar para no ser detectados por los radares egipcios enrumbándose hacia el oeste, en línea recta dejando a su

izquierda las ciudades de Port Saíd y Alejandría, llegando hasta cerca de la frontera con Libia desde donde giran para ingresar a Egipto. Vuelan también a ras de tierra sobre el desierto y se enrutan hacia los aeródromos donde estaba concentrada la aviación egipcia; otros de sus aviones se dirigieron hacia el sur a través del Mar Rojo. Todos tenían como objetivo los 25 aeródromos militares en los cuales las aeronaves estaban posadas en la pista sin ninguna protección. Egipto hasta entonces, debido a las restricciones económicas, no había podido construir hangares reforzados con hormigón armado a prueba de bombas, circunstancia que hacía que los aviones de combate, tan temibles y poderosos estando en el aire, fueran en cambio totalmente indefensos y vulnerables cuando están estacionados en tierra sin hangares protectores Debido a la sorpresiva agresión, en el lapso de veinte minutos, los aviones atacantes alcanzaron las bases aéreas egipcios, cuyos equipos de radar se encontraban orientados hacia el este. Ya sobre sus objetivos y durante tres horas ininterrumpidas, oleada tras oleada de aviones israelíes procedieron a bombardear y a ametrallar los aparatos egipcios ubicados en tierra. En los aeropuertos egipcios, los aviones israelíes destruyeron casi todos los aparatos, incluyendo la mayoría de los aviones simulados. Las pérdidas sufridas por la aviación egipcia se extendieron a las pistas e instalaciones terrestres así como a veintitrés estaciones de radar que todas y todos fueron inutilizados. Hacia las 10:35, hora israelí de esa misma mañana, la fuerza aérea egipcia había sido destruida. (Michael B. Oren, La Guerra de los Seis Días.2003)

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Una vez aniquilada la casi totalidad de la aviación egipcia, comenzaron las embestidas terrestres del ejército israelí, tanto en el frente de Gaza así como en el Sinaí. Sus columnas blindadas y con fuerte cobertura aérea, se dirigieron hacia el paso de Mitla de esa península para desde ahí cortar la ruta de retirada a los egipcios que se dirigían hacia el Canal de Suez. El resultado de este choque se tradujo en aplastante derrota del ejército egipcio al carecer éste de protección aérea. La guarnición egipcia de los estrechos de Tiran, por las mismas razones, también se vio obligada a abandonar su posición para evitar ser copadas, siendo sus posiciones ocupadas inmediatamente por paracaidistas israelíes. Las hostilidades continuaron hasta el 16 de junio, tiempo durante el cual, además de la Península del Sinaí, las tropas judías ocuparon también a Gaza, la totalidad de Cisjordania, la ciudad vieja de Jerusalén y las alturas del Golán de Siria. En estas campañas se produjeron bastantes casos de asesinatos de soldados egipcios que huían desarmados así como también crímenes a mansalva de prisioneros de guerra de esos tres países árabes. (Crímenes de Guerra, Roy Gutman y David Reiff.1999)

No hay duda alguna de que el factor que más contribuyó al éxito de la agresión israelí, es el hecho que estos conocían las condiciones de debilidad de los egipcios y habían escogido el momento más indicado para ejecutar su plan, el cual, conjuntamente con Estados Unidos, habían plani cado con tiempos de antelación presentándose ante el mundo como un país que solo se preparaba para defenderse en caso de alguna agresión lo que por el lado árabe no existía dadas las circunstancias económicas y militares de citarias por las que atravesaban. Estaba igualmente acordado que no permitirían que las Naciones Unidas hicieran recaer la culpa de esta guerra sobre Israel y que no forzarían un alto al fuego; objetarían igualmente cualquier tentativa de este organismo para obligar a los israelíes a retirarse de los territorios ocupados como lo habían hecho en noviembre de 1956 Vale la pena mencionar que poco antes del año 1967, Israel pudo obtener de los Estados Unidos el material de alta tecnología electrónica para ayudar al elemento sorpresa en una guerra. Aquello permaneció en secreto y no fue revelado entonces ni siquiera a los más cercanos aliados de esa potencia. Esa tecnología todavía no era conocida por el resto de los países del mundo a pesar de lo cual, Israel pudo obtener ese material para su programado ataque a Egipto. Hay que recordar el incidente con el buque “Liberty” de la Armada estadounidense, cuya ubicación en proximidades de las costas egipcias solo vino a conocerse cuando fue atacado erróneamente por los aviones israelíes, causando la muerte de 34 marineros. Este buque, equipado con material electrónico de alta tecnología, había estado interceptando y despachando las comunicaciones de Egipto. Uno fácilmente puede imaginar donde terminaban esos mensajes Cuando le preguntaron al comandante de la fuerza aérea de Israel, General Mordejai Hod, sobre como la aviación israelí pudo lograr un éxito tan rotundo en tan breve tiempo, Hod dio las siguientes razones 1. “Detrás de esos ciento ochenta minutos iniciales habían dieciséis años de planeamiento. Vivíamos con el plan, dormíamos con el plan, comíamos con el plan. Lo perfeccionábamos constantemente” 2. “Teníamos información sobre los movimientos aéreos acerca de las actividades del enemigo. Ubicación y detalles sobre las bases aéreas enemigas; sus concentraciones de aviones; la ubicación de sus radares y plataformas de proyectiles. Todo muy bien detallado”

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3. “El control operativo- la capacidad de absorber e integrar en el plan existente las nuevas informaciones a medida que llegaban y transmitir nueva información a los

pilotos en el aire y jarles nuevos blancos- fue vital para el éxito de la operación”. (mensajes recibidos y despachados por el buque Liberty 4. “Normalmente esperamos que los resultados en guerra sean inferiores en un 25% a lo logrado en los ejercicios en tiempo de paz, debido a la tensión de la situación y a la interferencia del fuego antiaéreo. Como se vio, los resultados superaron a los de los ejercicios de tiempos de paz” (La Guerra de los Seis Días, Randolph S. y Wiston S. Churchil, Editorial Candelabro, 1967 Estaba tan claro que esa guerra era el resultado de la aplicación de la Fórmula Dayan que el 16 de junio de 1967, el columnista israelí Ephraim Kishon, publicó en el diario Jerusalén Post una nota alusiva a la Guerra de los Seis días, en forma de carta abierta al rey Hussein de Jordania, la cual, entre otras cosas decía: “Veteranos estadistas de estatura mundial cayeron ingenuamente en la trampa que habíamos preparado durante años con el n de engañar tanto a nuestros enemigos como a nuestros amigos... ¿O puede usted creer por un segundo que todo esto no fue planeado?... seis o siete años atrás decidimos tomar la ciudad vieja de Jerusalén. Pero, nos decíamos, no podemos conseguirlo a menos que los árabes nos ataquen primero” Para corroborar al columnista del Jerusalén Post, el ex comandante de la fuerza aérea israelí, General Ezer Weizman, a pesar de ser considerado belicista (Halcón), declaró que no existió durante esa crisis una amenaza contra Israel, pero que el ataque a Egipto, Siria y Jordania estaba justi cado para que Israel pudiera existir según la escala, el espíritu y la calidad que ahora encarna. Por su parte, Menahem Begin, hizo los siguientes comentarios: “El lunes 5 de junio de 1967, tuvimos nuevamente la oportunidad. Las concentraciones del ejército egipcio en cercanías de nuestras fronteras en el Sinaí, no prueban que Nasser estaba realmente a punto de atacarnos. Tenemos que ser honestos con nosotros mismos. Decidimos atacarlo” (Noam Chomsky en su libro Triangulo Fatídico.2003 Adicionalmente Isaac Rabín luego Ministro de Defensa, declaró: “No pienso que Nasser buscaba la guerra, las dos divisiones que envió al Sinaí no hubieran sido su cientes para lanzar una ofensiva. Él lo sabía y nosotros también lo sabíamos”. (Diario Le Monde, 28 de febrero de 1968 por Isaac Rabín)

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Por contraste el Primer Ministro Levi Eshkol, pretendía tapar el sol con un dedo y en consonancia con el libreto previamente diseñado, en una entrevista con el diario Sunday Times de Londres publicado el 11 de junio de 1967, sin ningún recato, declaró: “Se ha eliminado la amenaza de destrucción que ha pendido

sobre Israel desde su fundación y que estuvo a punto de consumarse. Jamás permitiremos que esta amenaza se renueve” La realidad de los hechos aclara y prueba de manera contundente que la Guerra de los Seis Días fue el resultado y la conclusión de un maquiavélico plan urdido por Estados Unidos e Israel. En consecuencia, la pretendida “milagrosa victoria del pequeño y débil David judío contra el poderoso Goliat árabe” es otro de los tantos mitos sionistas que la Realidad Histórica destruye

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La conocida per dia de la Rubia Albión había sido heredada y en mejor forma por su colonia de años atrás

CAPITULO 1 “Ellos robaron mi tierra, quemaron mis olivos, destruyeron mi casa, me privaron de mi agua, bombardearon mi país, encarcelaron a mi padre, mataron a mi madre, me dejaron sin trabajo, nos condenaron al hambre, nos humillaron a todos, pero soy culpable: en mi desesperación les lancé un cohete artesanal. Ahora para ellos soy el terrorista y en represalia otra vez bombardearon mi país, robaron más de nuestras tierras, quemaron más de nuestros olivos.... Un palestino

EL MITO DEL TERRORISMO PALESTINO Cuando se abordan los temas relativos al con icto palestino-israelí, siempre sale a relucir la cuestión del terrorismo. La pregunta que invariablemente hacen las personas que se interesan por comprender este trágico con icto es, ¿por qué los árabes son terroristas? y ¿por qué no dejan vivir en paz a los israelíes? Estas inquietudes son razonables en vista de que en el Medio Oriente los hechos violentos son de común y frecuente ocurrencia La respuesta a las preguntas planteadas es difícil de dar. Para entender este fenómeno, hay que compenetrarse más con los antecedentes de los acontecimientos que han venido convulsionando a esta turbulenta región porque sin un conocimiento amplio y adecuado de estos hechos no se logra comprender la causa de tanta violencia. Sin embargo, existen algunos aspectos claros e importantes que debemos tener en cuenta antes de abordar este complejo tema 1. De nir que es el terrorismo 2. Todo acto de violencia que atente contra civiles inocentes, venga de donde viniere, es execrable, digno de condena y no puede tener justi cación 3. Es un hecho claro e incontrovertible que el terrorismo no lo iniciaron los palestinos ni los árabes; ellos, antes de la llegada de los sionistas a Palestina, nunca habían cometido actos de violencia terrorista alguno, en ninguna parte del mundo y jamás esta abominable práctica fue una iniciativa de estos pueblos

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4. Es necesario examinar el contexto en el que estos dolorosos hechos ocurren empezando por diferenciar la frontera entre lo que es terrorismo y resistencia legítima. La Carta de la Naciones Unidas establece como derechos fundamentales la Autodeterminación, la Libertad y la Independencia de los

pueblos; en consecuencia, autoriza la lucha armada que puedan ejercer aquellos que han sido privados por la fuerza de esos derechos fundamentales, en particular, pueblos sometidos por regímenes coloniales y/ o racistas o bajo ocupación militar extranjera 5. El terrorismo de los poderosos -terrorismo de Estado- es más letal, brutal y sanguinario que el terrorismo del débil, aunque ambos sean condenables El terrorismo generalmente se de ne como el uso sistemático y calculado de la violencia para infundir un terror dirigido contra la población civil, instituciones y/o funcionarios gubernamentales como un medio para presionar a los dirigentes y alcanzar determinados objetivos. Esta terrible modalidad suele ser utilizada por una amplia gama de organizaciones políticas o religiosas pertenecientes a distintas tendencias La actividad terrorista, al menos en teoría, se aparta de las doctrinas clásicas que rigen las conductas de los combatientes en tiempos de guerra; estas deben ceñirse a ciertos principios humanitarios conforme a los cuales los combates deben librarse únicamente entre fuerzas armadas regulares y/o irregulares pero jamás contra la indefensa población civil, aún cuando en la práctica esto no ha ocurrido así El terrorismo como táctica ha sido usado o cialmente por algunos Estados contra la población civil tanto en tiempos de guerra como en ausencia de ella y lo han empleado con el propósito de desmoralizar tanto a los combatientes como a los civiles realizando ataques dirigidos principalmente contra la población vulnerable y lo han hecho sin mediar un estado de guerra entre estos países. Estos actos se denominan Terrorismo de Estado. Es muy común que algunos gobiernos acusen de terroristas a los activistas que luchan para obtener su libertad y su independencia Para los Estados Unidos, la de nición o cial del terrorismo es “El uso calculado de la violencia contra civiles o la amenaza de emplearla para alcanzar nes de naturaleza política, ideológica o religiosa, mediante la intimidación, la violencia, la coerción o la inculcación del miedo”

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El terrorismo moderno hizo su aparición en Rusia a nales del siglo XIX, como una forma de acción política dirigida contra el gobernante Zarismo absolutista. La intención fue obligar al régimen reinante a adoptar una serie de medidas de carácter socialista. (“¿Qué Ha Fallado en Irak?”, Wesley Clark, 2003)

Hacia el año 1880 se formó la Primera organización Comunista Rusa, inspirada en las teorías que Marx y Engels delinearon en el año 1848. Es entonces cuando se organiza el movimiento “Narodnaya Volia” (Voluntad del Pueblo), a partir del cual cobró intensidad en Rusia la agitación revolucionaria que condujo al asesinato del Zar Alejandro II el 1o de marzo de 1881. Su hijo, Alejandro III, tuvo la convicción que fueron los conspiradores judíos, encabezados por Vera Fignez, los autores del magnicidio. Se da entonces inicio a la represión de las actividades políticas de los intelectuales judíos, enfatizando el nacionalismo ruso. A la muerte de Alejandro III en 1894, ocupa el trono su hijo Nicolás II de tendencias moderadas, quien ordenó suavizar el trato dado hasta entonces a los judíos El sentimiento de animadversión contra ese conglomerado religioso estaba muy difundido en Rusia desde varios siglos atrás y se hallaba profundamente arraigado en las masas del pueblo; a pesar de ello, las medidas tomadas, generaron que la comunidad judía en ese inmenso país empezara a disfrutar de mayores garantías y libertades En 1899 se presentan nuevamente fuertes disturbios promovidos por movimientos obreros que luego degeneran en graves enfrentamientos con las autoridades zaristas. En medio de ese ambiente turbulento, fueron asesinados mediante cruentos atentados el Ministro Sipyagin, el Gobernador Bogdanovich, el Primer Ministro Plehve, el General Dubrassov así como también el Duque Sergev, sospechándose que detrás de estos terribles sucesos estaba el Partido Social Revolucionario, el cual ya tenía antecedentes de actos terroristas atribuidos a células organizadas y dirigidas por rusos de religión judía encabezados por Grigory Gershuni. A partir de estos graves hechos, el Zar Nicolás II restableció algunas de las restricciones contra los judíos que años atrás ya había abolido. Esta renovada represión afectó a muchos agitadores judíos, entre ellos León Trotsky y Vladimir Ilich Ulianov “Lenin”, quienes junto a algunos de sus colaboradores, emigraron para ponerse a salvo de las redadas

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El gobierno ruso, siempre con el apoyo del Zar, siguió acrecentando las medidas coercitivas contra la comunidad judía por considerar que sus miembros eran los principales promotores de este movimiento revolucionario como también eran los que lideraban la agitación de los desórdenes internos contra el régimen. Estos rebeldes de la comunidad judía en su activa lucha contra la autoridad imperante, fueron desarrollando y adquiriendo muchas técnicas y experiencia en la ejecución de actos de violencia en estas luchas urbanas. Todo ese proceso de enfrentamientos e intriga da nacimiento al terrorismo sionista el cual data desde entonces, como lo anota Tatiana Botkin en su obra “Vida, Martirio y Sacri cio de los Zares”

Al referirse a esos hechos, Simón Dubnow, activista e historiador bielorruso, de religión judía, a rmó que: “El mismo año en que se realizó en Basilea la Primera Conferencia Sionista, se organizó en Vilna, Lituania, una asociación sionista: El Bund (1897). Dicha organización desarrolló una propaganda revolucionaria entre las comunidades judías a través de escritos en su lengua, el yiddish. Esta actividad constituyó el único síntoma de ese partido. Además del Bund, nacieron otros partidos mixtos de sionistas y socialistas como los Polae Sion y los Sionistas Socialistas. Estos partidos libraron una lucha abierta contra el gobierno ruso. Los revolucionarios sionistas participaron así mismo en manifestaciones estudiantiles, en las huelgas obreras y en los actos terroristas contra el gobierno” (Texto de Historia Judía, Simón Dubnow, Editorial Judaica, 1901) León Trotsky, uno de estos destacados revolucionarios rusos, a su vez judío por ancestros de familia, proclamaba abiertamente: “El terrorismo es un medio legítimo de lucha” La comunidad judía en Rusia y Europa Oriental para entonces, era tan numerosa que James Parkes, historiador y activista social islandés escribió: “En lo cultural y en lo religioso puede decirse que el país de Israel se había transportado a Rusia”, y añade: “Los campesinos allí eran cristianos y habitaban pequeños pueblos en los cuales casi no había judíos; estos en cambio habitaban los grandes y medianos centros urbanos donde a veces constituían el 50 y hasta el 90% de la población”. (Historia del Pueblo Judío, James Parkes, Marzo de 1956) Por su formación urbana, los rusos de religión judía tenían más acceso a la educación superior y por lo tanto eran los más preparados académicamente. Muchos de ellos se desempeñaban exitosamente en el campo del derecho, de la literatura, del periodismo, de la medicina, así como también en el campo empresarial. Precisamente de esos grupos surgieron los intelectuales que lideraron activamente estas turbulentas manifestaciones antizaristas. Empezaron por canalizar el malestar de los campesinos rusos, cuyas condiciones de vida estaban abrumadas por los problemas económicos y su consecuente miseria contra el régimen zarista de los Romanov. A diferencia de estos líderes, los campesinos rusos padecían un alto grado de analfabetismo y no obstante ser profundamente religiosos, impulsados por su desesperación, se sumaron a este movimiento bolchevique, a pesar de que el mismo era declaradamente ateo

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Siglos de persecución y opresión zarista contra los judíos en Rusia fueron acumulando en el seno de esas comunidades, odios y resentimientos contra dicha autoridad los cuales se expresaban ahora a través de estas revueltas, las cuales fueron orientadas contra el sistema reinante que por siglos los había

discriminado y perseguido. Era tanta la participación de miembros de la colectividad judía en todas las escalas directivas de esta revuelta comunista, que la misma se conoció como la “Revolución Judeo Bolchevique”. El entonces agregado comercial de Estados Unidos en Petrogrado, William Huntington, re riéndose a dichas actividades agitadoras contra el zarismo, declaró: “En Rusia todo el mundo sabe que tres cuartas partes de los dirigentes bolcheviques eran judíos”. En efecto, la cúpula de ese movimiento estaba conformada en su totalidad por judíos como Lenin, Trotsky, Zinoviev, Kamenev, entre muchos otros. Consistentemente con esa tendencia, Theodore Herzl, considerado el padre del sionismo, en su libro “Der Juden Staat”, ya había advertido antes de la Revolución Rusa y de la creación del Estado de Israel: “Somos una nación, un pueblo... Cuando los judíos nos hundamos, seremos revolucionarios, seremos los o ciales y subo ciales de los partidos revolucionarios. Al elevarnos, también subirá con nosotros el inmarcesible poder del dinero judío” A raíz de estas convulsiones políticas, lideradas por intelectuales judíos, las represiones del gobierno ruso se dirigieron principalmente contra estas comunidades, las cuales, desde mucho tiempo atrás, venían siendo objeto de discriminaciones y persecuciones por los prejuicios religiosos existentes contra ellos en la Rusia cristiana y que también afectaron a grupos revolucionarios no judíos. Para los primeros, es decir, los judíos, esos años difíciles y cargados de hostilidad, contribuyeron para aglutinarlos y profundizar todavía más en ellos sus creencias e inquietudes político-religiosas. Un grupo de esos intelectuales judíos va a anzando su lucha en favor de la Revolución Comunista, encaminada a derrocar el gobierno y sustituirlo por las doctrinas marxistas, mientras que otro grupo de ellos se orienta hacia el desarrollo de la tesis sionista como fórmula de solución para escapar de las persecuciones zaristas. El sionismo propendía por la instalación de los judíos en Sión, como así denominaban a Palestina

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Cuando estos cruentos movimientos contra las comunidades judías estaban en su pleno auge, van surgiendo las primeras iniciativas teóricas de la doctrina sionista sobre cuya de nición inicialmente no había consenso. El sionismo, nacido al calor de la violencia y de los odios originados durante esas violentas represiones que se conocieron como “Pogroms”, surge como una doctrina nacionalista profundamente reaccionaria que luego, lentamente, se va consolidando como un movimiento que propende, como fórmula de solución, por la creación de un Estado Judío en Palestina. Estando ya en marcha, más concretamente a partir del Primer Congreso Judío de Basilea, el sionismo, con profunda in uencia y presión de esos intelectuales rusos presentes en ese evento, va transformando la religión judía en una corriente fanática, belicosa y profundamente etnocéntrica que se va de niendo desde principios del siglo XX con una fuerte convicción mística

Re riéndose a estas concepciones dogmaticas que al respecto Gustav Le Bon en su libro “Ayer y Mañana” hace las siguientes re exiones “...los argumentos no hacen mella en una convicción mística... los políticos sobretodo se imponen generalmente por las esperanzas que hacen nacer y no por los razonamientos que invocan. La razón no ejerce in uencia alguna sobre las fuerzas místicas” Y es precisamente por esto que el sionismo más que una ideología, derivó en una patología cuyos postulados a rmaban que “los judíos son un pueblo y no una comunidad religiosa”; que “Palestina, a pesar de la Diáspora judía de dos mil años, fue, es y seguirá siendo la patria exclusiva del pueblo judío y por lo tanto se debe de nir como la Tierra de los Judíos” (Eretz Yisrael), es decir que esa tierra no puede pertenecer a otros pueblos de distinta religión aunque hayan estado viviendo allí desde siempre. Con este dogma el sionismo termina siendo un caso sicopatológico enfermizo que necesariamente tenía que desatar la desesperación de esos pueblos expoliados A partir de estas conclusiones sustentadas en convicciones místicas, el sionismo basa su estrategia en dos premisas necesarias para fundar su Estado Judío en Palestina: primero, establecer alianzas con alguna potencia colonialista que aspire imponer su hegemonía en el Medio Oriente y segundo, que las relaciones con su entorno árabe tienen necesariamente que tener un carácter antagónico y, por ende, la paz en esa región solo puede estar basada en la superioridad militar y estratégica de su Estado sobre los demás del mundo árabe. Estas premisas sionistas, necesariamente tenían que empezar, conjuntamente con esa potencia colonialista, cuya primera tarea debe consistir en la fragmentación y el debilitamiento de los países árabes aledaños al Estado Judío que se va a instalar en Palestina, en su orden Egipto, Siria, El Líbano, Irak y Jordania. Esta misma lógica explica la actitud sionista que desde un principio se adoptó frente al pueblo palestino, que no obstante vivir en su propio país desde hace milenios, su presencia no era deseable. Sus lucubraciones bíblicas ya habían calado profundamente en las mentes de estas víctimas de los Pogroms, de ahí la famosa a rmación de la entonces Premier Laborista de Israel, la ucraniana Golda Meir, en el sentido que “no hay a quien devolverle esas tierras de Israel porque el pueblo palestino no existe”. Esa a rmación delata la más profunda de las alucinaciones sionistas

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Haím Weizman, Menahem (Mieczyslaw) Begin, Isaac (Jaziernicki) Shamir, David (Greene) Ben Gurion, Abraham Stern, Vladimir Jabotinski y Golda (Mabovitch) Meir así como los padres de Moshé Dayan, Isaac Rabín, Ariel Sharon y Benjamín Netanyahu, nacieron y crecieron en medio de ese ambiente de violencia, odios y persecuciones que contaminaron la turbulenta atmosfera política y las revueltas

de Rusia y Europa Oriental que para ese tiempo estaban en su pleno furor. Consecuencia de ese ambiente envenenado, impregnado de prejuicios e intolerancia se generaron patologías psico-político-religiosas que se re ejaron en las conductas agresivas de estos propugnadores de las ideologías sionistas, de manera tal que a su llegada a “Sión”, patrocinados por la entonces primera potencia colonial, Gran Bretaña, lo primero que hicieron fue introducir el terrorismo, actividad que ya dominaban y con la cual tenían mucha práctica y experiencia previa durante sus insurgencias contra los zares. Esta letal modalidad constituyó la principal táctica para fundar su Estado Judío en Palestina, situación que convenía a la Gran Bretaña en su interés de sofocar el naciente nacionalismo árabe El crecimiento del número de inmigrantes de religión judía en Palestina en sus comienzos fue lento. En 1918, la población de estos en ese país no sobrepasaba el 6%. La Agencia Judía, al principio se dedicó a la compra de tierras a los propietarios sirio-libaneses, pagándoles precios justos para animarlos a vender de buena gana. Luego, a partir de 1920 y al amparo de la Autoridades Británicas, el movimiento sionista empieza a darles entrenamiento militar a los inmigrantes en la medida en que estos hacían su arribo. Mediante el persuasivo método del terror, estos milicianos iban a ejecutar, con prescindencia de la Agencia judía, un rol importante en la adquisición de más tierras palestinas. Tres años después de haberse instalado el Mandato Británico ya 100.000 inmigrantes europeos de religión judía habían sido asentados en Palestina y entre los años 1920 y 1936, su número era ya de 400.000, cuya casi totalidad eran originarios de Europa Oriental. A cada uno, incluyendo a los mayores, le continuaron impartiendo una intensiva instrucción militar mientras que a algunos grupos selectos, adicionalmente les enseñaban técnicas con modalidades terroristas

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Es así como comienza el terrorismo en Palestina, cuyo debut en ese país data a partir de la llegada de los primeros inmigrantes judíos procedentes de esa parte del continente europeo. En la medida en que estos iban arribando en diferentes oleadas y al ir aumentando su presencia en Palestina, van adoptando actitudes cada vez más agresivas para la toma de tierras que ellos querían destinar para ser colonizadas. Esto produce los levantamientos de la población autóctona entre los años veinte y treinta y seis , lo que condujo a que los sionistas, para reprimirlos y disuadirlos, activaran su primera organización armada, llamada “La Haganah”. Esta agrupación paramilitar desde sus orígenes empezó a realizar sin ninguna provocación una actividad terrorista contra la indefensa población autóctona de ese país, asesinando, aterrorizando y expulsando a los pobladores, dando claras señales, desde el principio, que estos inmigrantes no llegaban en son de paz sino de guerra pues desde su arribo a Tierra Santa estaban animados con el espíritu

de conquista, inspirados en las leyendas de la Torá, en la cual se refugiaron a raíz de las persecuciones desatadas contra ellos en la Rusia de los zares y como el Josué de su Libro se lanzaron a expulsar de la “Tierra Prometida” a los habitantes nativos después de despojarlos de sus bienes, de sus tierras y de su identidad En la Haganah militó la mayor parte de quienes luego serían dirigentes del Estado de Israel: David Ben Gurion, Moshé Dayan, Isaac Shamir, Menahem Begin, Isaac Rabín, Ariel Sharon, etc. Esta banda armada, a partir de su fundación, llegó a contar con una fuerza de 16.000 hombres con experiencia militar previa y con el apoyo económico, moral y diplomático del Sionismo Internacional y de las potencias coloniales Los comandos de esta organización empezaron a llevar a cabo quemas de cosechas y de casas de palestinos así como también golpizas y asesinatos para forzar a estos a desalojar sus propiedades y así obligarlos a huir para luego ocupar sus tierras. Sus acciones fueron tan brutales y condenables que al divulgarse, la Agencia Judía ordenó a sus dirigentes que moderaran su accionar por cuanto estaban desacreditando su causa en el mundo. A partir de entonces, esta milicia empezó a adoptar una actitud más defensiva que agresiva, pero un grupo de sus militantes se separó para crear una banda armada más radical que se encargaría de común acuerdo con la Haganah, de hacer el trabajo sucio. Así nació el Irgun Zvai Leumí (Organización Militar Nacional) cuya losofía se identi caba con los pensamientos extremistas del ideólogo sionista Vladimir Jabotinsky, nacido en Rusia, cuyas doctrinas predicaban que “Las naciones viven gracias a la espada y no al libro, por lo tanto la violencia es el único camino para la creación del Estado de Israel”

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Jabotinsky, apoyándose en su credo, la violencia, comenzó su campaña para el establecimiento de dicho Estado y para ello, debía fomentar la inmigración de judíos de todas partes del mundo hasta conseguir que fueran la población mayoritaria lo que les permitiría apoderarse de Palestina por la fuerza de las armas. En realidad, la línea de pensamiento de Jabotinsky estaba en consonancia con las directrices políticas del sionismo, las cuales predicaban que había que expulsar a los árabes de Palestina para crear allí el Estado Judío. Este personaje exhortaba igualmente a los judíos para cumplir ese cometido y los arengaba diciéndoles que “Los que mueran luchando contra los árabes permanecerán para siempre en el alma del judaísmo”. Por su parte, David Ben Gurion, a quien tan a menudo los sionistas, así como los Estados Unidos quieren presentar al mundo como el Estadista Israelí tan moderado como respetable, en 1954 exclamó sin reticencia, en su libro “La Historia de la Haganah”, de quien fue su fundador, que: “Es tan obvio que Palestina pertenece a los judíos como Inglaterra es de los ingleses y

Egipto es de los egipcios; por lo tanto debemos deportar a todos los árabes”, gentilicio este utilizado siempre por los sionista para referirse a los palestinos Hacia el año de 1939, hace su aparición en Palestina otra banda del sionismo con el nombre en hebreo de “Lohamei Herut Yitsrael” (Luchadores Por La Libertad De Israel); estos terroristas llegaron luego a conocerse simplemente como “La Banda Stern”, fundada por un extremista polaco de religión judía de nombre Abraham Stern, quien rompió con el Irgun y creó su propia milicia. Este desquiciado y sicópata personaje reclamaba para los judíos las tierras que van desde el Nilo hasta el Éufrates, territorios que él consideraba formaban parte de “La Tierra Prometida por Yahvé al Pueblo Elegido de Israel”. Muchos sionistas han sostenido después que la Stern estaba conformada por un grupo reducido de extremistas y no re ejaba sus principios de lucha, pero su fundador, quien murió en un enfrentamiento con las tropas británicas, fue sustituido por un ruso de religión judía experto en terrorismo, un personaje tan diminuto como sanguinario de nombre Isaac Jaziernicki, quien adoptó el apellido postizo de Shamir, fanático apologista y activista del terrorismo y más tarde Primer Ministro de Israel. No hay ninguna duda que las descritas fuerzas ilegales paramilitares del sionismo eran lo único predominante en Palestina cuya población autóctona por esa época, estaba completamente indefensa Con rmando lo anterior, Kermit Roosevelt, profesor de historia en Harvard y en el Instituto de Tecnología de California, nieto del Presidente Theodore Roosevelt, estando en El Cairo, en 1943, enviado por el Departamento de Estado de su país, decidió visitar a Palestina para conocer sobre el terreno el con icto palestinoisraelí que ya convulsionaba esa región y de sus observaciones concluyó lo siguiente: “Desde 1939, el terrorismo en Palestina ha sido obra exclusiva de los judíos extremistas. Pero esto no será siempre así, no puede suponerse que seguirá siéndolo. Nadie se atreverá a predecir que nunca sonará la hora en que los árabes, consideren que ellos también deben acudir a las armas” (Condensado de Harper’s Magazine, También es Patria de los Árabes, Selecciones de Reader ́ s Digest, Abril 1947) Vale la pena anotar que el señor Roosevelt, dada la brevedad de su visita, se quedó corto al señalar esa fecha, 1939, como la que marca el inicio del terrorismo sionista, pues como lo corrobora la realidad histórica, este data de mucho antes

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No cabe duda entonces que fueron los fundadores del Estado invasor los primeros en introducir el terrorismo en el Medio Oriente; sus terribles atentados contra la población autóctona del país, buscaban provocar su huida para apoderarse de sus tierras y ya al amparo del Mandato Británico, sus grupos

armados aterrorizaban permanentemente a la indefensa población palestina. El terrorismo sionista era de tal violencia y el silencio cómplice de las fuerzas británicas era tan patente que David Ben Gurion aludió a éste hecho, aunque con tono despectivo: “Nada podía hacer una autoridad vacilante para impedirnos alcanzar nuestras metas” y luego orgullosamente agregó: “Ninguna colonia judía por remota que fuera fue invadida o capturada por los árabes, mientras que la Haganah se apoderó de numerosas posiciones árabes, liberando Tiberiades, Haifa, Jaffa y Safad”. El propósito esencial de éste terrorismo sionista ha sido de nido elocuentemente así por la escritora Emily Newton: “Las nuevas colonias judías persiguen un nuevo objetivo: crear árabes palestinos sin tierra”. Esto ha dado como resultado que los inmigrantes de religión judía terminaran apoderándose del 78% de las tierras y las propiedades de los palestinos. Para el año 1953, una cuarta parte de esos inmigrantes recién llegados a Israel, estaban ya instalados en las casas y en las propiedades de las que habían sido expulsados sus originarios propietarios palestinos He aquí la “genial” y tortuosa contribución del sionismo a la introducción del terrorismo traído de la Rusia de los Zares al Medio Oriente

• Iniciaron la modalidad de lanzar granadas a los palestinos sentados desprevenidamente en los cafés de Jerusalén

• Iniciaron en Palestina la modalidad de lanzar barriles con explosivos contra las paradas de buses intermunicipales en Jerusalén, matando muchos civiles

• Fueron los primeros en usar minas con un sistema electrónico de retardo para hacerlas explotar en los mercados de las ciudades de Jerusalén y Haifa cuando estaban atestados de compradores

• Fueron los que introdujeron en Palestina el terrorismo mediante el empleo de carros bomba

• Fueron los primeros en usar la maleta bomba • Fueron los primeros en tomar y asesinar rehenes • Fueron los primeros en secuestrar aviones. Lo hicieron en 1954 con un avión comercial de pasajeros sirio

• Fueron los primeros en derribar edi cios mediante el uso de potentes

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explosivos. Tales son los casos de los Hoteles King David y Semiramís de Jerusalén

• Fueron los únicos cuyos pioneros terroristas fueron sus Primeros Ministros Capítulo especial merecen los actos terroristas cometidos por los sionistas en la ciudad de Haifa contra la población civil. A nales de 1947, desde el día siguiente de la adopción de la Resolución de Partición de Palestina, los ochenta mil habitantes palestinos de esta ciudad, repentinamente comenzaron, a estar sometidos a una campaña de terror fomentada conjuntamente por el Irgun y la Haganah. Los recién llegados inmigrantes de religión judía, desde el principio, calculadamente habían instalado sus viviendas en la parte alta de la montaña que domina la ciudad de Haifa para de esta manera estar topográ camente por encima de los palestinos que la habitaban y poder así, desde donde se ubicaban, bombardearlos y dispararles con facilidad. Así mismo, empezaron a utilizar sus procedimientos de terror consistentes en que, desde su elevada ubicación, hacían rodar contra los barrios residenciales palestinos, barriles llenos de explosivos mezclados con bolas de acero, clavos y tornillos de diferentes calibres. También hacían rodar barriles, regando aceite mezclado con combustible para luego prenderle fuego y cuando los residentes palestinos de esos barrios acudían a extinguir estos ríos de llamas ardientes, eran ametrallados por estos terroristas sicológicamente perturbados venidos de Rusia y de Europa Oriental. De esta forma homicida fue como lograron apoderarse de Haifa, cuya toma celebraron como si se tratase de una gesta heroica. (“Limpieza Étnica de Palestina”, Ilan Pappé, 2006) Los sionistas, con tal de crear un Estado Judío sin elementos nativos en Palestina, no dudaron en también utilizar el terrorismo contra personajes de la comunidad internacional siendo una de sus víctimas el Conde Folke Bernadotte, miembro de la Familia Real Sueca y enviado de la ONU, quien fue asesinado por integrantes sionistas de esos sanguinarios grupos y lo hicieron por haber expresado estos personajes que había que regular la inmigración masiva e incontrolada de los europeos de religión judía así como también por manifestar la necesidad de introducir algunas modi caciones en los trazados relativos al mapa de Partición de Palestina. Isaac Shamir personalmente preparó el plan para acabar con la vida de este Enviado Especial de las Naciones Unidas y el 17 de septiembre de 1948, cuando Bernadotte regresaba a Jerusalén procedente de Damasco, un camión repleto de terroristas sionistas armados detuvo el automóvil donde viajaba, lo bajaron y lo acribillaron. Paradójicamente durante la Segunda Guerra Mundial, Bernadotte, siendo entonces jefe de la Cruz Roja Internacional, se había dedicado a salvar la vida de cientos de judíos

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El 6 de noviembre de 1944, Lord Moyne, Secretario de Estado de las Colonias británicas, con base en El Cairo, de igual forma fue asesinado por miembros de la

banda Stern, atentado concebido y dirigido por el mismo Isaac Shamir. Los asesinos, dos jóvenes sionistas, Eliahu Bet Zouri y Eliahu Hakim fueron capturados por las fuerzas británicas, juzgados, encontrados culpables y luego ahorcados. En 1975, durante el intercambio de prisioneros tras la guerra del Yom Kippur, los cuerpos de estos terroristas fueron exhumados y enviados a Jerusalén donde las autoridades israelíes, después de concederles honores militares, los sepultaron en el Monte Herzl, en la zona destinada a los “héroes” judíos. Tal como había prometido el extremista y promotor del terrorismo sionista, Jabotinsky: “Aquellos que mueran luchando por la causa sionista permanecerán por siempre en el alma del judaísmo” Como consta con el asesinato de Lord Moyne, el terrorismo sionista no limitó su actividad solamente al territorio palestino porque en junio de 1954, aprendices de terroristas, esta vez egipcios de religión judía, apresuradamente instruidos por un experto israelí de nombre Max Bennet, quien ingresó a Egipto haciéndose pasar por ciudadano alemán, hicieron explotar bombas en la biblioteca del Servicio de Información de los Estados Unidos y en otras instalaciones de los gobiernos norteamericano y británico en El Cairo. Estos terroristas novatos cometieron estos atentados con el n de crear con ictos de carácter diplomáticos entre Egipto y estas potencias colonialistas. Un total de 11 ciudadanos egipcios de religión judía fueron sometidos a un lavado cerebral por parte de expertos en terrorismo para envenenar su mente y así conseguir que cometieran actos violentos contra su propio país, donde habían estado viviendo en paz Esta banda fue descubierta cuando una caja llena de material explosivo explotó en el bolsillo del abrigo de un joven egipcio de religión judía de 19 años, llamado Natanson, en el momento en que hacía la para entrar en un cine de El Cairo donde debía depositar el artefacto. (El espía que vino de Israel por Ben Dan, Editorial Grijalbo-Barcelona-1973

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El 26 de octubre de 1993, poco después de haber dimitido como líder del Partido Likud, Isaac Shamir, autor del criminal atentado contra Bernadotte, aceptó ser entrevistado por una estudiante americana de nombre Joanna Saidel para su tesis doctoral. En dicha entrevista, al preguntarle Saidel por las razones que determinaron el asesinato del Lord Moyne, Shamir, con la mayor naturalidad le contesta: “Él era un gran opositor del Estado Judío, Churchill dijo de él que quería dividir a Palestina de una manera distinta. Su planteamiento en ese aspecto era poco claro y no mostraba gran interés por nuestra causa sionista. Después de la Guerra, ascendió al poder en Inglaterra el Partido Laborista. El señor Atlee quedó como Primer Ministro y el señor Bevin como Ministro de Estado. Bevin se oponía al movimiento sionista y a la idea de una mayoría judía en Palestina, se oponía también a la creación de un Estado Judío;

quería crear en Palestina un Estado Árabe y otorgarle una cierta autonomía para los judíos, para sus colonias” Para los sionistas, asesinar a los personajes cuyas sugerencias sobre la Partición de Palestina no se conformaban con sus pretensiones usurpadoras, era tan solo una parte de sus tácticas para apoderarse de ese país. Tan pronto los sionistas consiguieron que le fuera asignado a los judíos el 56% de las tierras palestinas que nunca habían sido suyas, se dedicaron a la tarea de expulsar mediante el terrorismo, a sus pobladores originales Para tener una idea aproximada de la lógica propia de las patologías psicopolítico-religiosas que afectaba a estos personajes, citamos un artículo escrito por el mismo Isaac Shamir, titulado “Terror” para el periódico de la organización sionista que él fundó y dirigió el cual lo describe en su esencia maligna como promotor de actos de terror. En dicho artículo exhortaba a “Vencer todo escrúpulo contra el terrorismo” y a rmaba que “Ni la moral ni la tradición judías pueden utilizarse para desautorizar el terrorismo como medio bélico... Distamos mucho de cualquier vacilación moral en lo que respecta a la lucha nacional, primero y por encima de todo el terrorismo es para nosotros una parte de la guerra política adecuada a las circunstancias de hoy día y su tarea fundamental expresa en el más claro de los lenguajes oídos en todo el mundo, incluso por nuestros infortunados hermanos que están por fuera de las puertas de éste país, que nuestra guerra es contra el invasor”. Shamir, personaje afectado por esa peligrosa patología, asumió la dirección del Mossad (Servicio de Inteligencia Israelí) durante la década de los cincuenta quien a pesar de su trayectoria criminal mundialmente conocida, posteriormente sería elegido por los israelíes como su Primer Ministro (“Piratas y Emperadores”, Noam Chomsky, 2004). Por otra parte, Haím Weizman, quien fue el primer Presidente de Israel y una de las guras más respetadas del sionismo tanto en Israel como también por todos los judíos del mundo, fue citado por Isahía Berlín por su posición frente al terrorismo sionista cuando a rmó que: “No consideraba ético denunciar los actos de terrorismo judío ni a sus autores en público por más criminales que les parecieran”. Estos actos, sostuvo Weizman, “nacían de las mentes torturadas de unos hombres empujados por la desesperación y dispuestos a dar la vida por salvar a sus hermanos de los que, como ellos, estaban igualmente convencidos que denunciar estos actos constituía una traición” (“Piratas y Emperadores”, Noam Chomsky, 2004)

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Otro siniestro personaje, Menahem Begin, polaco de religión judía, destacado pionero y e caz ejecutor del terrorismo sionista contra los palestinos y los británicos, en su libro titulado “La Rebelión”, publicado en 1956, escribió de

destrucción, odio cultural, religioso y racial contra “los ocupantes de Palestina” a la que él al igual que todos los militantes del sionismo consideraba el “País de los Judíos”. En ese libro describe y relata su lucha desde nales de la Segunda Guerra Mundial hasta el término del Mandato Británico. En ese relato, el contenido de su obra tiene la misma validez que una radiografía moral, pues permite conocer detalladamente la perturbada personalidad y la criminal psicología, no solamente de su autor sino también de las mentes enfermas de la mayoría de quienes integraban esa generación de dirigentes sionistas emigrados de Europa Oriental a Palestina. “No pretendo escribir sobre la gente que llora”, re ere Begin en el segundo capítulo titulado “La Tierra De Nuestros Padres” y continúa diciendo: “Escribo no sobre los desgraciados, sino sobre los rebeldes. No sobre Rusia y sus campos de trabajo, sino sobre Israel y la lucha por la liberación de un régimen extranjero”, y en otro párrafo continúa a rmando: “He escrito éste libro para mi pueblo, para que los judíos no vuelvan a olvidar tan desastrosamente como olvidaron en el pasado esta sencilla verdad: hay cosas más preciosas que la vida y más horribles que la muerte” y continúa transmitiendo su mensaje de odio cuando sugiere y sostiene: “Tratemos de comprender sin miedo, sin parcialidad y sin prejuicios el signi cado de la terrible palabra Odio. Pueden ustedes preguntar: ¿Hubo odio en nuestras acciones contra el régimen británico en nuestro país? Mi sincera respuesta a esta pregunta es Sí. Pero ¿hubo odio contra el pueblo británico? Mi respuesta es No”. Menahem Begin sigue revelando todo el veneno contenido en su desquiciada mente enferma cuando pregunta “¿Puede alguien condenar el odio nacido del amor a lo bueno y a lo justo?” Y contesta: “Este odio ha sido la fuerza impulsora del progreso en el mundo. No la paz sino la espada es la causa de la prosperidad humana y en nuestro caso nuestro odio fue ni más ni menos una manifestación del más elevado sentimiento del hombre: el amor. Pues quien ama la libertad debe odiar la esclavitud; quien ama a su pueblo debe odiar a los enemigos de su pueblo que maquinan su destrucción; quien ama a su país debe odiar a los enemigos que tratan de anexarlo, los judíos por lo tanto no deberían ser clementes ni misericordiosos cuando luchan contra sus enemigos, así que deberían destruir la cultura árabe”. Resulta paradójico que quien precisamente estaba maquinando la destrucción del pueblo palestino, justi que este acto criminal cali cándolo de amor. Es de un cinismo sin límite y aterrador decir que desterrar a los nativos, arrebatarle sus tierras, sus casas, su patria y convertirlos en refugiados desposeídos es un acto de “amor justo y bueno”

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El terrorismo que las mentes desquiciadas de estos sionistas nacidos en Rusia, Polonia, Ucrania, etc., de raza eslava, convertidos al judaísmo en el siglo VII y sin nexos territoriales ni ancestrales con Palestina, empleó a fondo contra sus habitantes autóctonos, constituyó según ellos “un acto de amor a lo bueno y a lo

justo”. Teniendo en cuenta esta doctrina de odio y terror los israelíes no tuvieron inconveniente alguno en elegirlo como su Primer Ministro, quien como gobernante poco después ejecuta su mayor acto terrorista: la invasión a El Líbano en junio de 1982 con la participación y dirección de otro sanguinario personaje, Ariel Sharon, como su Ministro de Defensa En su libro “La Rebelión”, este maligno personaje describe con deleite la destrucción en junio de 1946, de un ala completa del hotel King David: “Son las doce y quince. Cada minuto parece un día. Las doce y treinta y dos... treinta y tres... treinta y siete. Toda la ciudad pareció estremecerse. La fuerza de la explosión fue mayor de lo que esperábamos. Habían sido colocados doscientos cincuenta kilogramos de explosivos mimetizados en calambucos de leche que fueron introducidos en el hotel King David. Un compuesto de TNT y Gelignita. Quedó como cortado por un cuchillo”. En ese “acto de amor justo y bueno” a lo Begin, 90 personas perdieron la vida, 28 británicos, 17 judíos y 45 palestinos, entre funcionarios, empleados y pasajeros del hotel; 110 más resultaron mutilados por heridas causadas por esa explosión Es un hecho que el terrorismo siempre ha estado ligado a los orígenes mismos de la creación del Estado de Israel y es así como esta criminal actividad ha ido llevando las políticas de sus gobiernos hacia un camino que con uye con el Fascismo. Ambas ideologías son formas degeneradas de las doctrinas nacionalistas que fueron germinando en el continente europeo hacia las décadas de los treinta y cuarenta del siglo XX. A la tesis de homogeneidad racial ansiada por los nazis, corresponde la fanática doctrina de la homogeneidad bíblica del Estado Judío y sus habitantes como “Pueblo Elegido” descendiente directo de los hebreos antiguos. Los sionistas como los fascistas no conciben las relaciones con su entorno geográ co sino en términos de beligerancia potencial y permanente y hacen énfasis en el etnocentrismo. El historiador Zeev Sternhell, de religión judía nacido en Polonia y una de las mayores autoridades mundiales sobre el Fascismo, de ne que: “el socialismo de Ben Gurion se inspira en el socialismo nacionalista alemán de los años inmediatamente posteriores a la Gran Guerra. Los sionistas socialistas están más cercanos al pensamiento de Spengler, que parafrasea una a rmación de Heinrich Von Treitschke: el socialismo signi ca el poder, el poder y todavía más el poder”. En la introducción a su libro, Sternhell hace un gran esfuerzo para inventar el término “socialismo nacionalista” a n de no confundir el nacionalsocialismo nazi con el sionismo de Ben Gurion. (El Nacimiento de la Ideología Fascista, Zeev Sternhell.1994)

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Consecuentemente con lo anterior, estudios recientes sobre la evolución políticoreligiosa de la sociedad israelí, con rman su marcada tendencia hacia el fascismo; su política basada en la usurpación territorial, la opresión y la represión

generalizada, requiere el uso continuo de la fuerza para garantizar el permanente dominio y posesión de los territorios usurpados y el control sobre la población afectada.: “el poder, el poder, el poder” a que se refería Sternhell Como actualmente no existe en Israel una fuerza alternativa que modere las corrientes extremistas, estas han ido incrementando su in uencia, poder y dominio y con ello, la degradación político-religiosa del país y al mismo tiempo la consolidación del fascismo. El profesor Yishyahu Leibowitz da la siguiente explicación a ese fenómeno: “Israel se ha convertido en un aparato de dominación y poder que somete a otro pueblo por la fuerza y las nuevas generaciones a las que diariamente se le ha venido enseñando y se le hizo creer en el Eretz Yisrael solo puede seguir desarrollándose en base a esta losofía”. A su vez el profesor D. Barter, de la Universidad de Tel Aviv, después de un estudio sobre los libros de texto con los que aprenden los jóvenes judíos en Israel, concluyó: “Mediante los libros escolares se realiza un adoctrinamiento que produce el odio a los árabes... éste es un fenómeno realmente aterrador. Los árabes son presentados en forma negativa, brutal e inhumana” En la medida en que el sionismo se va encuadrando y adentrándose en esta línea fascista y en la forma en que también los palestinos se van haciendo sentir y van siendo capaces a través de su larga lucha y sus grandes sacri cios, de rea rmar su existencia, el Estado de Israel en cabeza de sus gobernantes termina por desarrollar una teoría de claro corte racista sobre la naturaleza de ese pueblo. Su propaganda comienza a cali car a los palestinos como seres inferiores, incapaces de cultivar su tierra y de vivir civilizadamente; ellos no pertenecen a la especie humana. Los dirigentes del sionismo los cali can como “cucarachas de dos patas” y por ese mismo estilo con otros denigrantes cali cativos. A rman que por naturaleza, los palestinos y los árabes en general son dados a la violencia y empleando permanentemente una retórica agresiva, sostienen que a lo largo y ancho del Medio Oriente los árabes siempre pregonan la Guerra Santa y su intención de pulverizar a Israel, no obstante que los hechos prueban y con rman que estas intenciones han corrido siempre por cuenta del sionismo y sus tutores, y no de los árabes

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Para los gobiernos de Israel borrar del mapa y de la conciencia del mundo a los palestinos no implica la violación de las normas de la moral. Los viejos y muy enraizados prejuicios colonialistas de occidente han llevado a importantes núcleos de estas sociedades occidentales a socializar con ese Neo-Fascismo sionista practicado por Israel y sus tutores. Ahora que tanto el Estado Judío, los sionistas y los Estados Unidos se ven obligados a referirse a ellos como palestinos, su formidable maquinaria propagandística se ha encargado de

desprestigiarlos, presentándolos ante el mundo como los enemigos de la humanidad, terroristas y asesinos, carentes de dignidad y por lo tanto no merecen respeto alguno a rmando a renglón seguido: “su terrorismo es el re ejo de su odio contra nosotros, el cual tiene su origen en el resentimiento y la envidia que produce en ellos nuestra libertad y amor a la democracia en contraste a su retraso cultural y cientí co de muchos siglos”. Olvidan que el Estado de Israel, que ahora posa como la única democracia en el Medio Oriente, fue construido por la inmigración masiva de los sionistas que luego de su arribo a Palestina, se dedicaron a aterrorizar a los habitantes nativos logrando con esto su expulsión En efecto y concordante con lo anterior, Israel se autode ne como el Estado Judío, es decir que no es el país de los israelíes sino de los judíos, independientemente del país o la nacionalidad a la que pertenecen, y no a aquellas comunidades no judías residentes dentro de sus con nes -entiéndase palestinos, lo que quiere decir que cualquier persona de religión judía, de cualquier parte del mundo, tiene más derechos que los habitantes autóctonos que hunden sus raíces desde hace miles de años en ese país. De hecho, en 1950, fue sancionada la ley de “Retorno”, en virtud de la cual toda persona de religión judía tiene derecho a instalarse en Israel y en 1952 se adoptó la ley de la Nacionalidad por la que se otorga automáticamente la ciudadanía israelí a los judíos llegados a ese país bajo la ley de “Retorno”. Evidentemente, esta ley no es aplicable a aquellas personas no pertenecientes a la religión judía, por ende a los millones de refugiados palestinos, expulsados mediante el terrorismo de la tierra donde siempre han estado viviendo, no se les reconoce por parte del Estado Judío, el elemental y legítimo derecho de retornar a su país “porque su instalación ahí modi ca el carácter judío del Estado de Israel”. Tampoco se les permite recuperar sus propiedades que les fueron usurpadas por cuanto ya no les pertenecen no obstante que ellas han sido apropiadas ilegítimamente por los inmigrantes judíos

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El 11 de diciembre de 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas emitió la Resolución 194 que ordena que a los refugiados palestinos que deseen regresar a sus hogares y vivir en paz dentro del Estado de Israel les debe ser permitido hacerlo lo más pronto posible y que una compensación debe ser pagada a aquellos que han perdido sus propiedades o que pre eran no regresar a ellas. La compensación tiene su fundamento en los principios del Derecho Internacional que establece que esta debe ser efectuada por los gobiernos responsables. El gobierno israelí, desa ando esta Resolución de la ONU, en julio de 1949, durante la rma del Armisticio de Rodas, en un memorándum declaró: “el retorno individual de los refugiados árabes a sus anteriores lugares de residencia es una cosa imposible”

El pueblo palestino, cuyo país ha sido ocupado por inmigrantes sionistas para ser utilizado como base para la agresión de toda la nación árabe, es el pueblo que ha pagado más caro la brutalidad de la conjura imperialista en asocio con el sionismo. Continuando en la lógica de esa conjura, este pueblo ha sido relegado a los campos de la desposesión, la humillación y la desesperación y ha sido atacado del modo más cruel con el n de desacreditar su justa causa y al mismo tiempo tratar así de sofocar en él, el espíritu de lucha. A los palestinos les han sido aplicadas las más diversas etiquetas, la más frecuente de ellas es la de ser terroristas y también la de ser responsables de la pérdida de su país; igualmente han sido señalados como un pueblo violento, mientras que, paradójicamente, los verdaderos terroristas y criminales posan hoy como los adalides de la lucha contra el terrorismo El Estado de Israel, desde junio de 1967 viene ocupando militarmente los pocos territorios palestinos que aún quedan; se han apoderado de las tierras ajenas donde se entronizaron como el poder exclusivo y absoluto en ellas habiendo iniciado un proceso de a anzamiento. El primer paso fue la anexión de Jerusalén Oriental a la parte israelí, declarándola “la capital eterna e indivisible del Estado Judío”. El segundo paso consistió en deportar a más de 400.000 palestinos, transportándolos en buses hasta la frontera con Jordania. En el tercero se dispuso aplicar a estos territorios recién ocupados el mismo esquema de colonización sistemática que los sionistas utilizaron en Palestina en 1948. El Estado de Israel acude a una política de con scaciones y expropiaciones de las tierras palestinas para construir cada vez más asentamientos judíos. Los límites administrativos de Jerusalén se ampliaron para esquilmar más territorios propiedad de palestinos. Se siguen construyendo carreteras para uso exclusivo de los colonos asentados en territorio palestino. Para la construcción de carreteras, asentamientos así como también el Muro del “Apartheid”, se con scaron más tierras palestinas. Todo lo anterior impide la libre circulación de los palestinos en la poca tierra que les queda

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Los recursos hídricos de los territorios desposeídos a sus verdaderos propietarios se destinaron para el uso de los colonos judíos, en cambio para los palestinos, actividades como el uso del agua, la perforación de pozos, la plantación de árboles o el cultivo de una parcela, quedaron sujetas a una autorización previa de los ocupantes. Ni siquiera durante el proceso de paz de Oslo, hubo la más mínima muestra de voluntad de buena voluntad por parte de Israel, todo lo contrario, se aceleró la construcción de más asentamientos y carreteras exclusivas para colonos, violando impunemente las bases del Acuerdo de Principios suscrito el 13 de octubre de 1993 por Rabín y Arafat en los jardines de la Casa Blanca

Los colonos de la invasión, imbuidos de un mesianismo demente y por añadidura armados por el gobierno israelí, cometen impunemente, con la protección del erradamente denominado “Ejército de Defensa de Israel”, toda clase de actos de vandalismo y provocaciones contra los palestinos a quienes, aun estando en sus propias tierras se le considera intrusos por estos inmigrantes. Las manifestaciones de protestas por parte de estos contra la expoliación y los atropellos, desencadenan por parte de las autoridades israelíes represiones totalmente desproporcionadas, se imparten órdenes de disparar contra manifestantes indefensos, se promulgan leyes para detener personas sin orden judicial, se imponen toques de queda de duración ilimitada, se aplican castigos colectivos que incluyen destrucción de viviendas, huertos y arrasamiento de árboles y cultivos, se practican asesinatos selectivos contra sus dirigentes y muchas otras medidas represivas adicionales Hoy día, con distintos pretextos, cerca del 50% de lo que quedaba de los territorios palestinos, cali cados de “liberados” por el judeo-sionismo han sido con scados y expropiados y el pueblo sometido a un proceso de lenta as xia social y económica para lograr su rendición y así dar por terminada su causa, forzándolo de esta manera y con el empleo de este “terrorismo no violento” a abandonar su país. El pueblo palestino ve hoy su horizonte sombrío. Durante los últimos 46 años no ha conocido sino el robo de sus tierras, las humillaciones, las agresiones y los atropellos; el perfecto caldo de cultivo para exasperar a los sometidos a la ocupación dando origen a las terribles secuelas que acrecientan la intensidad de la legítima lucha por parte de la Resistencia Palestina, que ha sido y sigue siendo cali cada en forma temeraria y mal intencionada por el Estado Judío como “terrorista”

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Los distintos gobiernos israelíes han intentado sofocar con la destrucción de miles de casas y con brutales bombardeos en Cisjordania y Gaza la permanente rebelión; acciones estas donde para castigarla se han empleado bombas de racimo y de fósforo blanco que han afectado mayoritariamente a la población civil lo que ocasiona más gente desesperada y mayor fanatismo, perpetuando así este círculo vicioso de agresiones y represalias. En el año 2004, el entonces Ministro de Justicia de Israel, Yosef Lapid, sobreviviente del Holocausto, causó furiosas protestas dentro del Gabinete de su país cuando comentó públicamente que al ver la imagen de una anciana palestina buscando sus medicamentos entre los escombros de su vivienda derribada por los israelíes en Rafah, recordó a su abuela en circunstancias similares bajo la ocupación nazi. Sus colegas del Gabinete, furiosos, le exigieron que recti cara sus comentarios pues los mismos, “Solo añaden más leña al fuego”. Aunque no hubo retractación del Ministro, se con rma con la exigencia del gabinete ante una verdad incuestionable expresada

En un documental realizado por el periodista Dror Moreh, se describen los testimonios de seis ex-funcionarios israelíes que habían sido directores del Servicio de Seguridad Interna de Israel (Shin-Bet), donde entre muchas críticas a la ocupación militar de ese país, Carmi Gillon, quien denunció en dicho documental que “Israel está volviendo insoportable la vida a millones de personas” y continúa a rmando que la presencia israelí en Cisjordania “equivale a las brutales fuerzas de ocupación similares a las de los alemanes en la Segunda Guerra Mundial- no como una comparación con las acciones nazis contra los judíos sino con los ejércitos de ocupación alemanes en Holanda, Checoslovaquia y el resto de Europa”. Los seis ex funcionarios del Shin-Bet describen también en ese documental la guerra de El Líbano, la ocupación militar del sur de ese país, la primera y segunda intifada así como también expresan su preocupación por el surgimiento de la Derecha Israelí a la que de nen como “Violenta y Ruinosa que ve en la ocupación el cumplimiento del sueño sionista de Eretz Yisrael”, ocupación que a rman “está debilitando los ideales de Israel, pues exacerban la división de laicos y religiosos dentro del país.” (The New York Times International Weekly, citado por Diario El Espectador, Marzo 12 de 2013, Dilema de Israel al Desnudo)

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El Estado de Israel, el mismo que ahora se ufana de estar combatiendo al terrorismo mundial, olvida que con el pretexto de su “laudable lucha” contra ese agelo, sin provocación y con el visto bueno de Estados Unidos, no dudó en invadir a El Líbano en junio de 1982, invasión que causó la muerte de más de 35.000 personas, casi en su totalidad civiles y que dejó gran parte del país en ruinas. Esta criminal agresión en ningún momento tuvo como propósito la defensa de la seguridad de Israel; su verdadero objetivo consistía en destruir la Organización para la Liberación de Palestina – OLP - y la Resistencia Palestina así como también el de instalar un régimen títere en El Líbano, mediante un verdadero acto de Terrorismo de Estado. El periodista norteamericano James Bennett, corresponsal en Medio Oriente, citando fuentes del Alto Mando israelí, comentó que los brutales ataques a El Líbano “contribuirían a persuadir a los palestinos a que debían aceptar el dominio israelí en Cisjordania y Gaza”. Esta fue la real causa de ese criminal ataque pues no hubo provocación por parte de El Líbano, país militarmente débil como tampoco por parte la –OLP. En esa misma lucha contra el terrorismo, Israel que ha hecho alarde de su e ciente puntería cuando atacó en 1967 a los aviones egipcios posados en tierra, el 18 de abril de 1996 en Qaná, sur de El Líbano, no obstante los grandes emblemas desplegados, bombardeó “por error” un puesto de la ONU, causando la muerte a ciento seis personas y dejando heridas a ciento dieciséis más, todas civiles, entre mujeres y

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por Lapid que la realidad daña la imagen de Israel y es menester mantenerla oculta

niños, que se habían refugiado ahí convencidos que bajo el amparo y del enorme emblema de las Naciones Unidas estarían a salvo. El 1o de octubre de 1985, la aviación israelí bombardeó un edi cio en Hammam Al-Shatt, Túnez, a 12 Km de la capital, por mera sospecha de que el entonces líder de la OLP, Yasser Arafat, dormía ahí. En ese pequeño ataque causaron la muerte a más de 60 personas, entre hombres, mujeres y niños tunecinos, todos civiles, inquilinos de ese complejo habitacional. Ya en 1972 aviones de combate israelíes derribaron un avión comercial de la aerolínea libia porque suponían que en él viajaba el mismo Arafat. En ese acto de terrorismo de Estado, murieron 72 pasajeros civiles. El líder palestino no se había embarcado en ese vuelo. Como estos, hubo muchos otros atentados terroristas cometidos por el Estado de Israel Las bandas terroristas del sionismo, después de su “heroica” gesta de la limpieza étnica de Palestina como requisito previo a la creación del “milagroso Estado Judío”, ahora pasaron a convertirse en el glorioso Ejército de Defensa Israelí (Tsahal) que ejerce mucho más el terrorismo de Estado más devastador que sus grupos paramilitares que lo antecedieron. En el año 2003, 625 personas murieron víctimas del terrorismo en el mundo en comparación con los 35.000 civiles que perecieron en la invasión a El Líbano en junio de 1982 y las 600.000 de Irak

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A principios de octubre de 1967, Moshé Dayan declaró: “No creo que debamos preocuparnos demasiado por el bienestar de los árabes en los territorios ocupados sino impedirles practicar el terrorismo”. Muy larga sería la lista para enumerar todos los ataques terroristas cometidos por ese “Ejército de Defensa”, pero vale la pena señalar que en ese sendero de destrucción y muerte que el sionismo ha venido recorriendo con tal de aniquilar la Resistencia Palestina en abril del 2002, arrasaron completamente los campos de refugiados en Nablus y Jenín y lo hicieron sin ninguna consideración con los habitantes civiles a quienes no le dieron la más mínima oportunidad de abandonar el campamento. No hubo cese al fuego que les permitiera ponerse a salvo. Sus casas fueron destruidas estando sus habitantes todavía dentro de ellas quedaron aplastados o enterrados bajo los escombros; otros murieron desangrándose en las calles sin permitirle a las ambulancias brindarles socorro. Sus viviendas fueron arrasadas mediante el empleo de una docena de aplanadoras gigantescas tipo D-9, cada una del tamaño de una casa, todas a prueba de explosivos y bombas. Moshé Nissim, uno de los operadores de esas máquinas demoledoras así relata sus “proezas”: “Pasé tres días destruyendo sin tregua la zona completa, derribaba cualquier casa desde la que se abriera fuego. Para derribarlas me llevaba otras cuantas por delante. Quería continuar con las siguientes. Destruir cuantas más mejor... a mí me importaban un bledo los palestinos, así que me dedique a destruir sin ninguna razón. Mucha gente seguía dentro de las casas que empezamos a derribar. Salían de ahí mientras trabajábamos, yo no vi morir a nadie bajo la

pala de mi D-9; ni vi desplomarse las casas sobre personas vivas. Pero tampoco me importaba que las hubiera. Estoy seguro de que la gente murió dentro de las casa pero era difícil verlo debido a que había mucho polvo por todas partes y trabajamos muchas horas de noche. Me alegraba cada vez que tumbábamos una casa, porque sabíamos que a ellos, los palestinos, no les importaba morir, pero sí les importaban sus hogares. Cuando derribas una casa, entierras a cuarenta o cincuenta personas de distintas generaciones. Si algo lamento es no haber destruido el campamento entero. Antes de entrar al campamento lo habían bombardeado todo. Las paredes de las casas se venían abajo con solo tocarlas. ¿Sabe cómo aguanté setenta y cinco horas seguidas? Estuve bebiendo whiskey sin parar”. (Israel-Palestina: Como Acabar Con El Con icto, Tanya Reinhart.2002) Cuando las soluciones diplomáticas para resolver la desesperada situación del pueblo palestino consecuencia de la pérdida de su patria y su expulsión de la misma quedaron excluidas, las injusticias de la cual fueron objeto les proporcionaron una sola opción: la lucha armada. Esta lucha para que se le reconozcan los derechos vulnerados está legitimada por la Carta de las Naciones Unidas. El enfrentamiento se tornó inevitable cuando el pueblo palestino tuvo además que soportar la ocupación militar y la usurpación de la escasa porción que le quedaba de lo que había sido su país. Este reclamo de los palestinos, aunque como toda confrontación armada se manifestaba con actos violentos, representaba una actitud que buscaba la liberación; una resistencia que se opone a la violencia opresora del usurpador ocupante. Los palestinos tenían ya plena conciencia y convencimiento de que el sionismo representó para ellos y sigue representando una aberración que predica y practica la violencia opresora y sólo cabe enfrentarla con otra violencia que no obstante su ferocidad, representaba un motor de liberación. Este actuar fue lo único que logró forzar a Israel para retirar sus fuerzas del sur de El Líbano después de haber permanecido ocupándolo por espacio de veinte años

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Danilo Zolo, lósofo y jurista italiano, catedrático en la facultad de Derecho de la Universidad de Florencia y profesor en diversas universidades (Cambridge, Princeton, Harvard y Pittsburgh), sobre el terrorismo palestino hace la siguiente re exión: “Así, el pueblo palestino bajo ocupación militar es acusado de ser la cuna del terrorismo islámico, en particular del terrorismo suicida, y con ello se olvida que, entre otras cosas, los primeros actos terroristas en Palestina fueron realizados por organizaciones hebraicas, tales como la banda Stern, luego guiada por Yitzhak Shamir y la banda Irgun Zwai Leumí, comandada por Menahem Begin, célebre por la masacre de Deir Yassin. Los atentados contra la población israelita de parte de los militantes de Hamas y otras organizaciones radicales son cali cados y universalmente estigmatizados como terroristas. Al mismo tiempo, las operaciones devastadoras del ejército israelita, que, violando numerosas resoluciones del Consejo de Seguridad, sigue ocupando los territorios

palestinos, son cali cados, a lo sumo, como violaciones del Derecho de Guerra o del Derecho Humanitario. Y esto sucede también cuando atacan indiscriminadamente a la población civil, así como también en el caso de los llamados asesinatos dirigidos, que, además de ser ilegales en sí mismos, a menudo producen la muerte o la mutilación de numerosas personas inocentes” Resulta simplemente un hecho extraordinario y sin precedentes que nunca se mencione la verdadera historia de la creación del Estado de Israel, sus antecedentes como un Estado construido sobre la base de la conquista a través del terrorismo y de la limpieza étnica y la desposesión de todo un pueblo que además, ha invadido países limítrofes, ha bombardeado y destruido a su antojo y actualmente ocupa ilegalmente territorios de Siria, El Líbano y Palestina, contraviniendo la ley internacional. Todo esto jamás ha sido mencionado o señalado por los gobernantes de los Estados Unidos y sus cómplices occidentales. En sus declaraciones o ciales, nunca se ha citado que esta conducta de Israel, juega algún papel en la provocación del mal llamado “terrorismo palestino”. Deliberadamente pasan por alto que la Carta Magna de las Naciones Unidas con rma que la resistencia palestina constituye una lucha legítima para la recuperación de los derechos que les corresponden Todas las operaciones criminales del sionismo fueron ejecutadas bajo el decidido apoyo militar, político y diplomático de los distintos gobiernos de los Estados Unidos, cuya pretendida lucha contra el terrorismo se distinguió por las patrañas que se inventaron para bombardear y destruir a Irak causando la muerte de más de 600.000 personas. Entonces ¿Quiénes son los terroristas

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Existen en el mundo varias organizaciones terroristas, pero indiscutiblemente la más conocida es Al Qaeda que, además de ser la más radical es muy in uyente por su fanatismo, activismo violento y por su capacidad nanciera y logística así como también por su extensión en el mundo. Es un hecho de público conocimiento que este grupo terrorista es creación de la CIA que en asocio con el servil y medieval régimen de Arabia Saudita secretamente gestionaron la existencia de dicha red de violencia mediante el reclutamiento de fanáticos fundamentalistas islámicos, adoctrinados en las “Madrassas”, escuelas religiosas subvencionadas por el Wahabismo saudita donde sus alumnos son aleccionados en una versión acomodaticia de la Yihad que según su amañada interpretación signi ca “Guerra Santa Musulmana”. De ahí surgieron los combatientes fanáticos que después de estar debidamente entrenados, nanciados y armados por Estados Unidos y adoctrinados por Arabia Saudita fueron remitidos a las montañas y planicies afganas para luchar y contra las tropas soviéticas. Una vez concluida su misión en ese país, los integrantes de Al Qaeda, con su consigna de

luchar contra los ateos, como les fueron visionados los soviéticos, al regresar a Arabia Saudita y encontrar allí acantonados 500.000 soldados norteamericanos preparándose para la operación “Tormenta del Desierto”, consideraron como un deber y una obligación moral y física a dirigir sus ataques contra esta nueva variedad de “ateos” que estaban “hollando la santidad de su suelo patrio” Después de los terribles y criminales atentados del 11 de septiembre, los miembros de esta red terrorista se diseminaron por los cuatro puntos cardinales del orbe siendo los llamados “rebeldes” que combaten contra la “dictadura” en Siria, siguiendo instrucciones de Estados Unidos, la muy “democrática” Arabia Saudita que les nancia y entrega un enorme ujo de armamento; otros se encuentran en Irak cometiendo atentados con carros bombas a diario en un país que después de haber sido “liberado” por Estados Unidos quedó convertido en un verdadero in erno, nalmente operan clandestinamente en Libia, Turquía, Inglaterra, España, Estados Unidos, Canadá, etc Este grupo terrorista de “Al Qaeda” no es el único. En el mundo existen otros como el Harakat Yihad Islam que tiene su campo de actividades en Pakistán y Cachemira; otros actúan en Chechenia, Uzbekistán y de igual forma existen grupos subversivos fuera de la ley en América Latina y en Estados Unidos. En éste último están los llamados patriotas y también Grupos de Milicias que no tienen ideología uni cada ni organización jerárquica sino que están constituidos por centenares de extremistas en grupos que cuentan con núcleos autónomos y tienen como vínculo de unión una visión de un sistema político en el cual prevalece el rechazo al Estado Federal Americano. Contra esas redes de muy bajo per l y sin arraigo en organización concreta que permitiría intervenciones o ciales de represión y castigo, el gobierno norteamericano, para combatirlos ha puesto en marcha una nueva estrategia: las operaciones rápidas y decisivas Rapid, Decisive Operations, RDO- con sus siglas en inglés, para poderlos detectar y descubrir mediante una so sticada guerra electrónica así como utilizando el ataque a sus redes informáticas. Pero sin duda, lo peor es el “terrorismo de estado” como el muy conocido ejercido contra los árabes por Israel así como el que utilizó los EEUU contra Irak en el 2003 (“Los Nuevos Mártires de Alá”, Farhad Josrojavar, 2003)

Otra modalidad del terrorismo, este promovido por la OTAN

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Leo Strauss, lósofo de la Universidad de Chicago, inculcó a muchos pupilos entre ellos Paul Wolfowitz, -a la sazón subsecretario de Defensa- que la única manera de salvar a los Estados Unidos del Liberalismo es mediante una agenda política en la que sus ciudadanos crean que el rol de su país es combatir el mal en

el mundo, esta tendencia es la que encarna el Neoconservadurismo cuya agenda magni ca el terrorismo como lo hizo durante la Guerra Fría cuando describían a la Unión Soviética como el Imperio del Mal Al igual que en ese período cuando los neoconservadores produjeron documentos llenos de datos falsos y amañadamente interpretados para culpar a Moscú de estar detrás de todos los ataques terroristas, esta misma estrategia fue aplicada también en Irak país que fue acusado falsamente de estar involucrado en los atentados del 9-11. Strauss sostiene la cínica tesis que las elecciones políticas de hoy día no se ganan con ofertas de un mundo esperanzador sino de uno donde el impera el miedo

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Actualmente la justicia de Luxemburgo investiga acerca de los terribles hechos acaecidos entre los años 1984 y 1986 cuando ese minúsculo país de Europa Occidental sufrió veinte atentados terroristas los cuales no pudieron ser aclarados en su momento. Casi treinta años después, las pesquisas correspondientes comienzan a arrojar las primeras pistas de que estos episodios podrían haber sido cometidos por una organización terrorista creada en forma secreta por la Organización del Tratado del Atlántico Norte - OTAN. En Luxemburgo, éste proceso ha sido bautizado como “el juicio del siglo” y también es conocido como el juicio “Bommeleeêr” (colocador de bombas). En esos años, policías y miembros secretos del gobierno habrían colocado las bombas que mataron a decenas de personas. Un testigo alemán, Andrea Kramer, renovó las sospechas, con su testimonio, a principios del mes de abril de 2013, en el sentido que varios países de la OTAN serían los principales responsables de estos atentados. Kramer aseguró que su padre Johannes Kramer, fallecido el año pasado y entonces siendo miembro del Servicio Secreto Alemán, fue quien colocó 15 de aquellas bombas. Según éste testigo, quien además es historiador, su progenitor habría coordinado con el entonces jefe del Servicio Secreto de Luxemburgo, Charles Hoffman, las actividades de una red terrorista que sembró el pánico en varios países europeos. Según su información los atentados –a organizaciones o ciales y redes energéticas- fueron ejecutados por cuarenta personas coordinadas por los servicios secretos alemán y británico. Las operaciones terroristas de esta red eran conocidas por los servicios de inteligencia tanto de Estados Unidos, el Reino Unido, Alemania, Bélgica y Luxemburgo. Esta red, según éste informante, fue la responsable de la bomba que en el año 1980 mató a 13 personas durante la celebración del “Oktoberfest” en Múnich así como una serie de atentados entre 1983 y 1985 en Bélgica. Se supo además que, la extrema derecha belga, en coordinación con los servicios secretos y militares estadounidenses de la base militar de Vielsalm, habría facilitado explosivos y armas a un grupo contratado por la red para reivindicar estos

atentados a nombre de una supuesta célula comunista siendo que estos activistas en realidad no existían. En la práctica, la red terrorista -“servicio secreto dentro del Servicio Secreto”-, según Kramer, generaba tensión en Europa Occidental para impedir la llegada al poder de partidos de izquierda. (Diario El Tiempo, domingo 28 de abril de 2013) El senado italiano publicó en el año 2.000 un informe que decía que las masacres, bombas y acciones terroristas cometidas en su país fueron organizadas y apoyadas por hombres dentro de las instituciones del Estado italiano y, como se descubrió recientemente, por miembros vinculados a estructuras de la inteligencia de Estados Unidos. Este mismo Servicio de Inteligencia Estadounidense (CIA) también estuvo implicado conjuntamente con el Mossad de Israel, en el carrobomba que en 1985, en Beirut, mató a 80 personas e hirió a 250 más El sionismo y sus patrocinadores han venido divulgando el mito que el terrorismo ha sido promovido y difundido por los árabes pero sin duda alguna este abominable y destructor agelo ha sido introducido en el Medio Oriente por las organizaciones sionistas a pesar de lo cual esta evidente realidad histórica ha sido soslayada por las grandes potencias de Occidente las cuales con su incondicional e irrestricto apoyo al estado judeo-sionista, mediante una profusa y e ciente publicidad siguen empeñados en sindicar a los árabes como los pioneros y artí ces de tan vituperables atentados y posando ellos como los intrépidos luchadores contra esa criminal actividad

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En contraste , la reacción a todas las agresiones del sionismo ejercidas desde el reprochable terrorismo de estado de Israel, ha sido respondida con una lucha de legítima defensa que hasta ahora, pese a todas las humillaciones recibidas por un pueblo heroico, solo ha obtenido el pingüe pero valioso reconocimiento de ser llamado Palestino... pero esa lucha aun no terminará sino con el reconocimiento de Palestina como Estado libre e independiente, con las fronteras anteriores al 5 de junio de 1.967 y con Jerusalén oriental como su capital

CAPITULO 1 “Tengo que deplorar los sistemáticos prejuicios que la culta Europa ha inventado para poner fuera de nuestra vista, nuestro compromiso cientí co hacia los árabes. Seguramente Europa no podrá ocultar por mucho más tiempo el hecho de que los árabes han dejado en Europa su profunda huella intelectual” John Draper, en su libro Intelectual Development of Europe

PARÉNTESIS DE HISTORIA LOS ÁRABE De nir el signi cado del vocablo “semita” y sobre el mismo hacer algunas breves consideraciones es fundamental antes de entrar a la historia del pueblo árabe y su valiosa in uencia en todas las culturas a través de los tiempos. El término semita fue acuñado por el antropólogo alemán Ludwig Schlozel en el año 1807 para designar a los pueblos del Medio Oriente cuyas lenguas estaban emparentadas entre sí como el árabe, el arameo, el cananeo, el asirio, el babilónico y el hebreo antiguo. Fue inspirado en el Génesis por estimar Schlozel, que estos pueblos descienden de Sem, hijo de Noé según los relatos del Antiguo Testamento. Por todo ello, el vocablo Semita se aplica únicamente para identi car un concepto lingüístico y nunca debe ser utilizado para designar una clasi cación racial Cuando se cali ca una actitud contra los judíos como antisemita, con el n de evitar confusiones con otros pueblos que hablan lenguas semíticas, lo correcto consiste en utilizar términos puntuales como judeofobia o antijudío, los cuales no están sujetos a interpretaciones ambiguas. Sin embargo, y a pesar de esto, el sionismo, hábilmente, sigue utilizando el término semita y/o antisemita para identi car únicamente a los judíos, es decir se ha apropiado de ese vocablo como si ellos fueran semitas y además los únicos semitas en el mundo. Por todas estas consideraciones, en este libro hemos obviado deliberadamente el empleo de la expresión “antisemita”, pues consideramos que es más apropiado hablar de “anti judaísmo”

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Antisemitismo, en el sentido propio de la palabra, nunca lo ha habido, comoquiera que los asquenazis -término para designar a los judíos de Europa Oriental y Central- y de la misma manera los sefaraditas -como se conoce a los judíos de España y del Mediterráneo- no son descendientes de los antiguos hebreos, y al no ser el hebreo su idioma raizal, no tienen raíces semitas, pues si bien profesan la religión judía concebida y divulgada por los antiguos hebreos, esta la adquirieron por conversión y no por origen; la prueba de ello es que los

asquenazis hablaban únicamente el yiddish, que es una especie de alemán dialéctical antiguo complementado con elementos de los idiomas eslavos, y los sefaraditas hablaban el ladino, que es sinónimo de sefaradí, conocido también como castellano antiguo. En cuanto al hebreo rabínico, llamado también postbíblico, este era utilizado solo en los cultos religiosos y en las ceremonias litúrgicas y su aparición surgió de la refundición del hebreo mesopotámico con elementos de los idiomas griego, arameo, latino y persa, ya que el hebreo fue considerado una lengua muerta desde 500 años ANE. Ese idioma rabínico original carecía de una riqueza gramatical que permitiera cali carlo como una lengua para uso cotidiano En la época de Jesús, en Palestina y durante el breve reinado de Israel en Judea y Samaria, no se hablaba el hebreo sino el arameo, que es un dialecto semítico occidental, rama a la cual pertenecía la lengua de los cananeos. El arameo era la lengua vernácula más extendida en el Medio Oriente y fue el idioma en que se expresaba Jesús y aun para esta época todavía se habla en tres pueblos de Siria, país cuyo nombre antiguo era “Aram”. El hebreo moderno, idioma o cial hoy en el Estado de Israel, contiene un altísimo porcentaje de vocablos de origen grecolatino que lo han asimilado más a las lenguas europeas para, de esta manera, hacerlo de más fácil aprendizaje y comprensión por los inmigrantes judíos, quienes hasta la creación del Estado de Israel, ella les era completamente desconocida Esta asimilación con las lenguas europeas ha hecho que desde algún tiempo un número cada vez mayor de lingüistas a rme que el hebreo moderno no pertenece al grupo de las lenguas semíticas, a pesar de lo cual el sionismo insiste en considerarse ellos los únicos semitas. Sería una contradicción por parte de los árabes, antagónicos obligados del sionismo, aceptar el cali cativo que por intereses mezquinos y de conveniencia de política internacional les dan los israelíes como antisemitas, cuando son ellos quienes por raíces comprobadas de sus pueblos los únicos y reales integrantes de esa raza en la región y el mundo. Son conocidas las actitudes ilógicas con tintes de comicidad cuando desde el Estado de Israel se cali caba de “antisemita” al líder palestino Yasser Arafat, siendo que él por origen y ancestros era un verdadero semita, mientras que quienes esto le denunciaban, de ninguna manera eran semitas

Los árabes post-islámico

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Hasta la invasión de Bizancio, Palestina existía como provincia siria del Imperio Romano. En los años de dominación bizantina, se organizan en el Medio Oriente las culturas sirias, coptas, armenias, georgianas y egipcias con lo que estos

pueblos van recobrando su personalidad propia. A principios del siglo VII, toda el Asia Menor, incluida Palestina, cae en poder del Imperio Sasánida que se había desarrollado en el actual Irán y se extendió hasta el río Indo. Las guerras entre los imperios Bizantino y Sasánida debilitan enormemente a ambos, hasta que otro contendiente, salido de la península arábiga, se abalanza sobre ambos al mismo tiempo Los árabes, pueblo semita oriundo de la península arábiga que desde la más remota antigüedad pobló las regiones del Medio Oriente, se había mantenido en la sombra desde las épocas pre-islámicas en las que sucesivas oleadas emigratorias, salidas de ese territorio, llegaron para establecerse en amplias áreas de esa zona del mundo, logrando en pocos años conquistar todo el imperio Sasánida, como también a todas las provincias asiáticas y norafricanas del imperio Bizantino. Las conquistas árabes del siglo VII encaminadas a divulgar el Islam, serían el último eslabón de una larga cadena de oleadas emigratorias de estos pueblos semitas destinadas a convertirlos en una de las civilizaciones más brillantes de la historia En la época anterior a los principios del siglo VII, los pueblos árabes estaban conformados por diversas tribus, cada una de las cuales obedecía a su propio jefe. Eran camelleros y llevaban una vida nómada dedicados al cultivo de los campos y a la cría de ganado ovino, conservando un espíritu tribal fuertemente arraigado entre ellos, lo que los mantuvo enfrentados en guerras intestinas casi permanentes, situación que durante siglos les impidió permanecer unidos. Su religión estaba emparentada con viejas creencias semíticas y sus cultos se circunscribían a reunirse alrededor de determinadas piedras “sagradas”; el único elemento unitivo en ellos por un extenso lapso de tiempo era la lengua común

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En las inhóspitas regiones de Arabia, hacia el año 570 DNE, nace Mohamed – Mahoma- quien predica una nueva religión a los árabes que concibe a un Dios único: Allah, vocablo que en lengua árabe traduce “Dios” tanto para musulmanes como para cristianos. Es Uno y Todopoderoso, y exige del hombre una absoluta sumisión, palabra esta que en árabe signi ca “Islam”. El único milagro en esa religión es el de la fe, considerada un don interior puesto que para el creyente, el islam solo exige agradecer a Dios y ser leal y generoso con los demás. Mahoma, el reformador religioso, social y político que habría de cambiar el destino de su pueblo, predica la existencia de ese único Dios, de quien dijo él era su profeta; y estableció preceptos de carácter social y jurídico que rigieron la moral, haciendo desaparecer la confusión política que hasta entonces existía entre las numerosas tribus árabes, convirtiéndolas en una Nación

En el año 622, un pequeño grupo inicial se reúne en Yatrib, rebautizada posteriormente como Medina, ciudad del profeta, desde donde comienza la emigración; “Hégira” en árabe A su muerte ocurrida en el año 632, Mahoma ha dejado un régimen social superior al tribal y una religión que se convierte en un factor aglutinante de las tribus árabes. Las enormes conquistas que realizan les van a mantener unidos a pesar de las diferencias internas que subsisten Siria es conquistada por los árabes en el año 636, Irak en el 637, Egipto en el 642 e Irán en el 651. Los árabes comandados por el Omar, segundo de los Califas después de la muerte de Mahoma, conquistan la entonces provincia bizantina de Palestina en el año 637. Al hacer su triunfal entrada a Jerusalén, Omar se apersonó de su rendición y trató a sus habitantes con la mayor consideración y deferencia. Al respecto, en palabras de William Fitzgerald, máximo jefe de la Corte Suprema de Justicia, durante el Mandato Británico, declaró: “Jamás antes de la dolorosa historia de las conquistas, y raramente después, hizo gala un conquistador de sentimientos tan nobles y generosos como Omar en Jerusalén” Según la tradición islámica, Mahoma fue transportado misteriosamente en un vuelo nocturno desde La Meca a Jerusalén, y fue ahí donde comenzó la ascensión de los siete grados hacia la presencia de Dios. Desde entonces, la ciudad de Jerusalén es considerada Sacrosanta para el islam y ha recibido el cali cativo de “La Casa Santa”, en árabe Beit Al Mukadass, mientras que La Meca se conoce con la denominación de “Casa Sagrada” -Beit Al Haram-. Cada año, los días 27 del séptimo mes del calendario musulmán, los musulmanes de todo el mundo conmemoran este viaje espiritual de su profeta. La invasión y posterior dominación de los árabes sobre el Medio Oriente y el Norte de África marca estos pueblos dándoles un basamiento común de etnia, lengua y religión Su misión, llevando la bandera del Islam en su avance por el norte de África a su llegada al Océano Atlántico, no se detuvo, sino que sus impulsadores decidieron continuar sus conquistas hacia Europa conducidos por su gran líder Tarik Ben Zyad, cruzando el estrecho que separaba los dos continentes. En el lado europeo se alzaba una colosal roca a la que le dieron el nombre Djebel Tarik, que traduce “montaña de Tarik”, como homenaje a su carismático caudillo. Los europeos que no podían articular correctamente el idioma árabe, pronunciaron este nombre a su manera y así fue como aquella enorme roca vino a llamarse Gibraltar

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Por este estrecho las huestes árabes ingresan a España donde vencen a los ibéricos en Guadalete y un siglo más tarde inician su avance hacia el norte desde

donde se disponen a conquistar las Galias llegando hasta Poitiers, pero son rechazados por Carlos Martell en el año 732. Como en todas las guerras de conquista, en su trayectoria van dejando una estela de violencia, pero junto a esta no solamente queda la devastación por el paso de los ejércitos árabes, sino que llevan con ellos también la antorcha del conocimiento pues su libro sagrado, el Corán, ordena e instruye a sus creyentes enseñar la ciencia y a ser justos y tolerantes inculcándoles que los cuatro apoyos del mundo son el conocimiento del sabio, la justicia del grande, la virtud del bueno y el arrojo del valiente. (Enciclopedia Ilustrada Cumbre) Por ello, luego de su gran expansión militar, la actividad de los conquistadores árabes se orientó hacia la tarea de difundir esa doctrina religiosa. Durante su conquista, su actividad principal hizo énfasis en fomentar su civilización y su Fe y así, lo primero que hacían al ocupar una ciudad era fundar colegios y una universidad, construir una biblioteca y una mezquita. Este movimiento cultural, iniciado en Damasco por el califa Alí, tomó gran impulso durante la época de los Omeyas (661-750) y alcanzó su máximo desarrollo bajo los Abasidas (750-1258) cuando la capital del califato se traslada a Bagdad (760), ciudad que se convirtió en un esplendoroso centro cultural donde se atesoraban y se estudiaban las grandes obras de los lósofos y hombres de ciencia de la Grecia antigua, cuyos conocimientos e investigaciones, los árabes, procuraban continuar manteniendo, acrecentando y divulgando. El califa Harun El Rashid acogía a todos los sabios del mundo conocido de entonces (“The Arabs” – Anthony Nutting -1965)

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El Imperio Árabe llegó a ser el más civilizado y adelantado del mundo. La policía estaba perfectamente organizada, cada una de las provincias tenía un gobernador, la administración gubernamental se dividía en cuatro secciones: contribuciones, personal, guerra y cuentas, siendo el servicio de correo entre las poblaciones muy e ciente. Los recursos provenían de los impuestos personales, contribuciones territoriales, derechos de aduana y explotaciones mineras. En el imperio Abasida se había establecido un alto nivel de Servicios Sociales siendo Bagdad, su capital, la primera en disponer de alumbrado público y existían allí 27.000 baños para uso de los habitantes. La producción de medicamentos y la apertura de farmacias tuvieron un rápido desarrollo y se estableció un sistema de chequeos médicos para el público en general, dirigidos por galenos autorizados cuyo propósito consistía en evitar que los pacientes fueran explotados por falsos curanderos, disponiendo la sola Capital de 800 médicos para esa tarea. En los puertos marítimos y uviales se desarrollaba una gran actividad comercial e industrial y siempre estaban atestados con barcos provenientes de diversos países del mundo que descargaban sedas, pieles y piedras preciosas y cargaban joyas, perfumes, granos, arroz, especies, azúcar y vegetales para ser llevados a

Europa. Igualmente llevaban con ellos la predica del islam, que llegó a sitios tan lejanos como la India, China e Indonesia. Difundieron a la par la lengua árabe de manera que muchos grupos humanos, quienes a pesar de no pertenecer a esa etnia pasaron a ser conocidos como “árabes” debido a este proceso de arabización. (“The Arabs” – Anthony Nutting -1965) Las ciencias que más se desarrollaron fueron la medicina, la química, la alquimia, las matemáticas, fundamentalmente el álgebra siendo a principios del siglo IX cuando los árabes, a través de Mohamed Ben Musa, destacado matemático árabe de la época, dieron gran impulso al desarrollo ésta última. A esta muy importante rama de la ciencia, se dedicaron intensamente en desarrollarla y divulgarla, mediante su traducción del árabe a los principales idiomas occidentales. Su tratado sobre el álgebra (Al Yabr, en árabe), ejerció gran in uencia en el campo de las investigaciones matemáticas y cientí cas, lo cual contribuyó poderosamente al desarrollo en todos los campos del conocimiento de las civilizaciones de entonces. Por otra parte, al cerrar el emperador Justiniano las escuelas atenienses, por contacto con algunos emigrados griegos, al despertar el interés de los eruditos árabes por sus enseñanzas losó cas impulsa a estos a la tarea de rescatar y divulgar, las obras de Platón, Aristóteles, Ptolomeo, Hipócrates, Euclides y Galeno Los árabes fomentaron y protegieron las ciencias, la cultura y las artes y bajo sus gobiernos se cultivaron y se desarrollaron importantes tratados de Arquitectura, astronomía y literatura, también transmitieron el sistema de numeración que se conoce con el nombre de números arábigos, el cual reemplazó el incómodo y nada funcional manejo de los números romanos La ciudad de Córdoba en España gracias a ellos fue convertida en un centro cultural y artístico de primer orden que alcanzó su mayor apogeo en el siglo XII, en el que surgieron sabios árabes como Iben Sina, más conocido en Europa como Avicena (980-1037), médico y lósofo que dejó una colección de escritos que luego de ser traducidos asombraron al mundo de entonces. También encontramos a Avenpace, médico, astrónomo y lósofo, y el notable matemático Chaver Bena ah, autor del teorema de trigonometría que lleva su nombre. En Toledo, el arzobispo don Raimundo, fundó una escuela de traductores que tuvo gran importancia para la difusión en la Europa Cristiana del pensamiento y la ciencia árabe así como la de sus pensadores como Algazel

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A principios del siglo IX, los árabes inician importantes investigaciones médicas y por esa misma época se publica el primer tratado en el mundo, escrito en lengua árabe sobre la oftalmología. A ellos se les debe el primer trasplante de

córnea que se conoce históricamente. Ya en los siglos XII y XIII, los médicos árabes de España eran los más destacados y cotizados de toda Europa encontrándose que los aportes de la medicina árabe a la medicina universal lograran aspectos tan importantes como el descubrimiento de la circulación pulmonar (circulación menor) y la caracterización clínica de la viruela y el sarampión. Médicos como Al Zahrawi, galeno de las cortes europeas como del califa de los Omeyas, Al Hakam II, adquirieron la fama de ser los mejores cirujanos de su época, así como también el lósofo y médico del siglo XII, Iben Rashid, comúnmente conocido como Averroes alcanzó gran trascendencia universal Las ciencias médicas que los árabes de España fueron recopilando de Egipto, Irak y Persia empezaron a uir constantemente en la Europa Cristiana. Rastros de esa in uencia en el campo de la medicina aún subsisten tanto en los términos del lenguaje médico y cientí co así como en la literatura médica como también en el instrumental quirúrgico. Las obras de la medicina árabe, fueron divulgadas para enriquecer el conocimiento humano en ese campo y fueron inspiradas en una época cuando la medicina europea todavía estaba envuelta en los dogmas religiosos del oscurantismo medieval, mientras que por el contrario, los árabes desarrollaban sus investigaciones y escribían sus tratados libres de estos prejuicios. Por ejemplo en una época tan relativamente cercana como la del siglo XIV, en la Europa Cristiana, todavía persistía la rme creencia que la peste negra que asoló al continente era un acto provocado por la ira de Dios, “a contrario sensu” la medicina árabe en su centro de la ciudad de Granada insistía en que se trataba de una enfermedad contagiosa

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En todos los aspectos referentes a la salud humana, los árabes levantaron la dignidad de la profesión médica y es así como fueron los primeros en introducir sistemáticamente ilustraciones concordantes con los escritos relativos a sus investigaciones médicas. Fueron ellos quienes descubrieron la aplicación de la ciencia química a la medicina y la implantación de los exámenes como requisito para poder ingresar como estudiantes de ésta profesión siendo igualmente los patrocinadores del establecimiento de una gran cantidad de instituciones hospitalarias a las que siempre dotaron en forma adecuada. Hasta el siglo XVIII – 500 años después de la caída de su imperio- la medicina árabe siguió proporcionando las bases de los textos médicos de Europa. Por esa época las obras de Al Razi (844-926), conocido en Europa con el nombre de Rhazes fueron traducidas al latín y en el año 1395 resultaron premiadas por la Facultad de Medicina de París al mismo tiempo que las investigaciones de Iben Al Yazzar, fallecido en el año 1009 fueron traducidas al latín con el título Viaticum, las cuales eran muy consultadas por los médicos europeos de la Edad Media. El

tratado del médico árabe Ali Iben Abbaz sobre medicina, titulado Meleki fue traducido al latín en el año 1127 y más tarde, en 1523 fue impreso y divulgado en Europa, desde Lyon, Francia La botánica fue otra de las ciencias que oreció en España bajo los árabes iniciando amplias investigaciones sobre la naturaleza de las plantas, los suelos y los fertilizantes. Los árabes de España eran reconocidos en toda Europa, durante la Edad Media, por la efectividad de sus prescripciones para combatir las enfermedades en dicho campo Por su origen nómada, los árabes preislámicos no conocían la arquitectura, por su parte los post-islámicos al iniciarse en esta técnica se inspiraron en los estilos de los pueblos que conquistaban, asimilando sus elementos y diseños pero imprimiéndoles su carácter propio. En su expansión por Siria, Mesopotamia, Egipto y el Norte de África, fueron in uenciados por los castillos sasánidas y por las iglesias coptas de los cristianos egipcios lo que les sirvió para edi car magni cas mezquitas en El Cairo y Marruecos, las cuales decoraron con cerámicas y otras tallas. Pero su arte tomó mayor impulso en España donde dejaron monumentos tan maravillosos como la mezquita de Córdoba, la Giralda, el Alcázar de Sevilla y la incomparable Alhambra de Granada. Es de resaltar el hecho que entre los más hermosos testimonios de la cultura árabe, se cuentan junto a la arquitectura, las instalaciones de surtidores y jardines siendo el mejor ejemplo el Generalife de Granada, que transmite hoy un resplandor de la suntuosidad antigua de juegos de agua entre pequeñas y grandes tazas, fuentes y canales

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En la península ibérica, las únicas religiones existentes a la llegada de los árabes, eran la cristiana y la judía no encontrándose idolatras a quienes forzar a convertirse. Los españoles, descontentos con la dominación visigoda, no opusieron resistencia a los árabes por haber dispensado estos mejor trato en las condiciones de su capitulación. La necesidad de apoyarse en las poblaciones nativas se hizo para los árabes en España más apremiante, debido a la enorme distancia con los centros del poder islámico y a la escasez de sus tropas ocupantes. Pero también, por otra parte, el hecho que tanto cristianos como judíos, para los árabes eran considerados “gente del libro”, era ésta la razón principal para que les dieran un trato especialmente benigno, debido al lugar que tanto el cristianismo como el judaísmo ocupan en las creencias islámicas. Cristianismo, judaísmo e islamismo, para los árabes representan las tres religiones que comparten una misma tradición y proceden del mismo tronco del cual, sus diferencias simbolizan apenas rami caciones ya que la última en el tiempo, es la de Mahoma, la cual nunca ha pretendido anular o destruir las

anteriores. Abraham, Moisés, Cristo y Mahoma son para los árabes los enviados del mismo y único Dios, lo que hacía más tenue las fronteras entre estas tres religiones monoteístas, por cuanto la salvación podría llegar a través de cualquiera de ellas. Aunque los visigodos que invadieron a España profesaban una creencia distinta a estas tres, no propiciaron tanto las persecuciones contra los cristianos como las que desataron contra los judíos, especialmente durante el reinado de su caudillo Sise Buto En contraste, desde el momento en que los árabes se establecieron en la península, los judíos empezaron a experimentar un signi cativo alivio en su situación. En relación con los impuestos generales que tenían que pagar a los árabes todos los habitantes de España incluidos ellos mismos como también los cristianos y judíos, pero estos dos últimos estaban obligados a cancelar un tributo adicional por su condición de “protegidos”. Este gravamen se cobraba en compensación a que estos grupos no estaban sujetos a prestar el servicio militar obligatorio pero si se convertían al islamismo se les eximía de este tributo. Por otra parte, el esclavo de los musulmanes, nunca perdía su dignidad de persona y, si se consideraba maltratado por su amo podía llevarle ante el juez y conseguir una indemnización De la literatura árabe anterior a Mahoma apenas hay vestigios, más a partir de la consolidación del islam, esta se desarrolla con gran rapidez dejando un enorme caudal de escritos y tratados de ilustres autores que legaron a la humanidad obras inmortales. De ellas, las más antiguas que se conocen, son los siete poemas que conforman la antología Mu-Alagat, escritos en “Casidas” que es el prototipo de la composición poética árabe; están inspirados en la vida guerrera y nómada que llevaban los antiguos árabes y en ellos se narran la hazañas de los héroes y la belleza de la mujer amada así como la dura vida del desierto. Otros poemas preislámicos son los “Divanes”, consistentes en una colección de poesías de carácter místico

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La aparición del Corán marca un cambio importante en la literatura árabe. Sus irregulares versículos fueron los primeros intentos hacia la prosa, que luego se difundió ampliamente en todas las ramas de las letras. A la muerte de Mahoma, la poesía decae pero nuevamente renace en la época de los Abasidas, con poetas de gran valor como Abu Nuwas, Mutanabi, Al Kayat y Sadi. En España sobresalen Aben Hazam, el rey Al Motanabi y el lósofo Avem Pace. Posteriormente la literatura árabe inspirada en la persa y en la india produce una colección de fábulas como Kalila y Dimna y máximas como las Mukamat y los famosos cuentos recopilados en las “Mil y una Noches” que han sido traducidos a todos los idiomas del mundo

Los árabes rendían un verdadero culto al libro, hasta tal punto, que en la época de la expansión islámica no tenían parangón con los europeos ni en la cantidad de libros ni en lo referente a la calidad de su contenido. Todo el saber que la humanidad había desarrollado hasta entonces se daba cita allí. Esta admiración por los libros se veía acentuada notablemente por la presentación artística de los mismos y coleccionar tomos y manuscritos ilustrados se convirtió para los árabes en su pasión favorita. Un califa de El Cairo, poseía ya en el siglo X una biblioteca con 160.000 rollos, por su parte Al Hakam, califa de Córdoba, llegó a reunir hasta 400.000 tomos. En aquella época, los monasterios de Europa apenas si llegaban a reunir algunos centenares de tomos, a manera de ejemplo está la biblioteca de Constanza que solo llegó a poseer 356 La asimilación del patrimonio cultural árabe, se llevó a cabo en todos los países de la Europa Cristiana. En el siglo X, Toledo, la otrora capital del imperio español, se convierte en el principal centro de redistribución de la cultura árabe. En el siglo XII aparecen otros centros como Charatres, Toulouse, Reims y París. También ha sido mucho lo transmitido a través de un centro griego de traductores de Trebisonda, en el litoral de la actual Turquía, así como igualmente desde Italia Gerardo de Cremona tradujo él solo en el siglo VII noventa obras del árabe. Platón de Tivoli, por su parte, tradujo hacia el año 1120, el manual de astronomía del sabio árabe Al Battanni, dando así a conocer por primera vez en Occidente, el sistema astronómico de Ptolomeo El concepto europeo de lo que ha de ser una universidad, quedó grandemente modi cado por la in uencia de los eruditos árabes que perfeccionaron las ciencias del conocimiento. A partir de mediados del siglo XIV se inicia en ese continente un desarrollo basado en muchos de los aspectos médicos, cientí cos, técnicos, políticos y culturales transmitidos por los árabes

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Tanto en los campos de la medicina, la botánica, la losofía, las matemáticas, el álgebra especialmente, la alquimia y la química así como en la literatura y en la poesía, los árabes desarrollaron la cultura del conocimiento que estaba muy por encima del nivel europeo de entonces. Larga, larguísima sería la enumeración de los cientí cos, médicos y lósofos árabes que enriquecieron el saber y el conocimiento humano con sus aportes singulares y extraordinarios. Resulta natural entonces preguntarse: ¿cómo fue posible que en tres o cuatro siglos se produjera este impresionante logro de la creatividad partiendo de tribus nómadas dedicadas al pastoreo y a la cría de camellos? Aun cuando su antecedente fue la religión, su aspecto central lo constituyó, en lo cientí co, el interés por enriquecer el conocimiento y en lo político, por la expansión árabe en

España y Asia en el siglo VII y el subsiguiente contacto con muchas otras civilizaciones La historia de la cultura humana es la historia de la mezcla de sus fecundaciones. Detrás de la extraordinaria civilización griega están Egipto y la India; detrás de Roma, está Grecia y detrás de Europa está la fusión de Roma con las tribus germanas. En su movimiento expansivo, la cultura árabe se cruzó con la cultura griega, persa e india, y el resultado de ello fue ese período de gran esplendor de la civilización árabe. Es necesario también precisar los rasgos que identi can su espíritu sensible y su extraordinaria capacidad creativa, la cual, desde una temprana etapa de la Edad de Bronce, ha ejercido una in uencia positiva en la historia de la humanidad. A estos grupos humanos procedentes de la península arábiga se les deben las primeras civilizaciones como la mesopotámica, la asiria y la cananea. Fue en el Medio Oriente y gracias al aporte de estas civilizaciones donde por primera vez se edi caron ciudades; fue ahí donde se inventó la rueda y los carruajes para el transporte, la arquitectura, la tabla de multiplicar, el sistema de pesas y medida, el desarrollo del lenguaje escrito a base de la escritura cuneiforme y más tarde con el invento del alfabeto, la codi cación de las leyes y la irrigación para la agricultura. Esta civilización se desarrolló centurias antes que la egipcia y más de mil años antes de la dinastía Hía de China. También hay que mencionar que entre las colonias que los árabes cananeos fundaron en el Mediterráneo estaba Cartago, que llegó a rivalizar con Roma. En conclusión, es un hecho innegable que la civilización Occidental, en gran parte, debe su desarrollo al aporte y la in uencia de los árabes La declinación del imperio árabe se inicia con la división de los Califatos que se acentúa con la caída de Bagdad en 1258 cuando ellos empezaron a perder su poderío dando término a la dinastía de los Abasidas. Su dominio sobre España empieza a debilitarse con la disgregación del Califato de Córdoba y termina con la conquista del reino de Granada por los Reyes Católicos en el año 1492

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Con la invasión por el Oriente de los mongoles y con la derrota de Andalucía en Occidente, el período de esplendor de la civilización árabe empezó a declinar, pero no sin antes haber dejado una profunda huella con sus amplios y numerosos aportes al mundo occidental, para quien su enorme in uencia positiva marcó el nal del oscurantismo de la Edad Media e inició el amanecer de una nueva y brillante era para Europa: El Renacimiento

Las Cruzada “Occidente no se impuso en el mundo por la superioridad de sus ideas, sus valores o su religión, sino por su superioridad en el empleo de la violencia organizada. Los occidentales lo olvidan a menudo; los no occidentales nunca” Samuel P. Huntington Historiador estadounidense, catedrático de Ciencias Políticas de Harvard y consejero de política exterior En un amplio estudio sobre la historia y la manera como se sucedió la fundación de los países europeos, Charles Tilly, historiador, politólogo y sociólogo norteamericano puntualizó muy detalladamente que, “a lo largo de toda la historia la guerra ha sido la principal actividad de los Estados europeos” y la razón fundamental que ha motivado su comportamiento belicoso lo explica así: “existe una poderosa razón que lo justi ca. Ejercitar la aplicación de la fuerza de las armas contra otros conlleva a que los agresores al lograr dominarlos, obtienen de ellos su sumisión que les reporta muchos bene cios: dinero, bienes, territorios, poder, méritos militares y respeto” Las cruzadas formaban parte de esa naturaleza violenta que ha caracterizado el comportamiento de los europeos y en concordancia con esa vocación, hacia el año 1100, se inicia una serie de campañas militares que parten del continente europeo para invadir y asolar por espacio de doscientos largos años las tierras árabes. El propósito central de ellas proclamaba el rescate para el cristianismo de los lugares santos de Palestina. Estas expediciones armadas se organizaron desde diferentes países del Viejo Continente y si bien su objetivo declarado era arrebatarles a los musulmanes los lugares santos del cristianismo, los motivos que inspiraban a cada grupo eran entonces de muy distinta índole

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Sus orígenes se remontan hacia el año 1074, cuando el Papa Gregorio VII lanza un llamamiento a los cristianos de Europa para que acudan en auxilio de sus correligionarios del Imperio Bizantino, quienes a la sazón estaban siendo cada vez más presionados por los turcos selyúcidas. Por esa fecha, ese imperio se hallaba debilitado por las divisiones internas y el desorden imperante generado por la pugna de intereses entre sus diferentes agrupaciones feudales puesto que ahora, con sus arcas vacías, su ejército debilitado y desmoralizado era incapaz de hacerle frente al avance turco hacia Constantinopla. Este angustioso pero débil llamamiento no suscitó la respuesta esperada, sin embargo fue retomado por el Papa Urbano II, quien en noviembre de 1095, en el Concilio de Clermont, Francia, atendiendo las insistentes solicitudes del emperador Bizantino Alejo I, pronunció ante un numeroso grupo de obispos y clérigos, el más contundente

discurso exhortando a los cristianos del continente para, no solamente expulsar a los turcos de Anatolia, sino también recuperar el Santo Sepulcro que se encontraba, según sus propias palabras, en manos de la “raza maldita”. Al mismo tiempo, Pedro de Amiens clérigo francés conocido como “Pedro El Ermitaño” con sus incendiarios y elocuentes discursos, fue recorriendo distintos países de Europa, enardeciendo a las multitudes con la consigna de “Dios lo quiere” dando como resultado la formación de las huestes que se identi caban con el signo de la cruz y bajo su mando y el de los sacerdotes Guthier Sans Avoir, Wolkmar y Gottschalk se dirigieron a la Tierra Santa. Voltaire, el gran pensador de la Revolución Francesa, de nió esta febril agitación como “la alteración de la mente exaltada por la religión”. (Enciclopedia Salvat. Tomo 11. La Baja Edad Media Las invasiones de los Cruzados ocurren en la época durante la cual los franceses habían empezado a tener éxito en rechazar a los árabes de las Galias y los normandos a desalojarlos de Sicilia, hechos que alentaban a la Europa Cristiana para la conquista del Mediterráneo, anhelo y propósito manifestado además desde comienzos del siglo XI por los reyes Católicos de España Fernando e Isabel y también por otras ciudades Estado de la Península Itálica, en especial, Venecia, Génova y Pisa, cuyos gobernantes, al igual que los normandos, se sentían restringidos por las otas musulmanas de ese mar interior. Se suceden en paralelo otros factores como elemento motivador de las Cruzadas, algunos de índole social, económico y fundamentalmente religioso, los cuales en el fondo estaban siendo originados por fenómenos climatológicos. Estos comenzaron a afectar seriamente las sociedades de entonces, debido a malas cosechas en la agricultura y las hambrunas resultantes, unidas a una serie de terremotos que afectaron especialmente a Alemania y una ola de intenso frio en Inglaterra. Adicionalmente el incremento decretado en el pago de los tributos, los cuales ahora tenían que ser en monedas y no en especies. Todos estos factores contribuyeron en gran forma a la acentuación de las situaciones de malestar generalizado de esos años

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Como resultado de todos estos factores negativos, las masas europeas, mayoritariamente analfabetas, atribuían estas adversidades a un “Castigo Divino” por los pecados que eventualmente pudieron haber cometido, conduciendo, como colofón de estas convicciones de orden religioso muy difundidas y arraigadas en las capas más profundas de estas masas, a lanzarse en búsqueda de fórmulas para la salvación de su alma a la que había que limpiar y preparar para la inminente “gloriosa segunda venida de Cristo”. Estas creencias eran alimentadas y mantenidas por la Iglesia romana que, a su vez, pregonaba la necesidad de expiar de alguna forma las supuestas faltas para así, aplacar la “ira

de Dios”. Una de estas fórmulas de puri cación del alma consistía en formar parte de los Cruzados Coincidencialmente para esa época, interviene otro elemento que estimula los alistamientos voluntarios y ayuda signi cativamente a engrosar estos ejércitos invasores: las monarquías europeas comienzan a restaurar en sus respectivos dominios, el principio de la autoridad que les correspondía y sobre todo a imponer las tendencias de orden y respeto a las leyes, criterios que empiezan a ganar cada vez más adeptos y mayor respaldo bajo lemas tales como “Paz de Dios” y “Tregua de Dios”, que van haciendo que en Europa sea cada vez más difícil lo que hasta entonces era normal y cotidiano: los saqueos y los asaltos que, con la engañosa fachada de “querellas” o “guerras internas”; en el fondo, no eran otra cosa que rapiñas de los señores feudales y “caballeros” del Viejo Continente; modus vivendi y principal base de sus ingresos económicos. Para estas monarquías, las campañas de las Cruzadas consistían en fórmulas que buscaban desviar los pillajes que se cometían en Europa, hacia las tierras del Cercano Oriente. Es de anotar que estos actos de vandalismo en territorio propio similarmente habían venido afectando de forma signi cativa las riquezas de la Iglesia, las cuales no estaban exentas de asaltos. El alistamiento voluntario en las Cruzadas de muchos de estos caballeros y señores feudales para viajar al Próximo Oriente fue el resultado de estas restricciones impuestas y la perspectiva que de invadir la Tierra Santa les brindaba la oportunidad ambicionada para continuar con su antiguo o cio de depredadores de la economía ajena. Fue así como a su llegada a las tierras árabes se lanzaron con su mentalidad de atracos y genocidio Por esa época, el Papa Urbano II lanzó una proclama que anunciaba que: “los que se comprometan a dirigirse a los lugares santos, no solo les espera la salvación en la otra vida, sino también bene cios terrenales: váyanse en dirección al Santo Sepulcro, arrebaten esta tierra a la raza maldita, tómenla para sí”. Todo esto presentado como botín llevó a grandes masas de campesinos y caballeros feudales como principal motivación para enrolarse bajo el signo de la cruz, animados adicionalmente por indulgencias concedidas por el Pontí ce de Roma y para que los caballeros feudales se entusiasmaran por las riquezas que iban a obtener con esas acciones vandálicas

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En su viaje a la Tierra Santa llegan inicialmente a Antakia y de ahí se en lan hacia Palestina dejando a su paso, según los historiadores de la época, además de una estela de despojos, más de 100.000 cadáveres de lugareños. Raymond de Aquelle, re ere en sus escritos sobre la batalla de Antakia lo siguiente: “no podemos calcular el botín de guerra tomado de Antakia. Siempre sería mucho más de lo que pueden imaginar. Ahí no se tomaron prisioneros, en las calles había que caminar

sobre cadáveres”. El conde Esteban du Blua, gran terrateniente francés, escribió desde Palestina a su esposa, después de la toma de Antakia: “créeme querida, ahora tengo el doble del oro y la plata que tenía antes de partir para Tierra Santa...” Por su parte Reinaldo de Chatillon, uno de esos saqueadores profesionales llegados con los Cruzados, además de profanar y robar los lugares santos y las tierras árabes, invadió y esquilmó de igual manera la isla cristiana de Chipre El 7 de julio de 1099, un numeroso ejército de Cruzados, estimado en 40.000 hombres, inició el sitio de Jerusalén, gobernada entonces por el Califato de Fatimidas y precariamente defendida por una guarnición egipcia conformada escasamente por 1.000 hombres, quienes se esforzaron por contener a los asaltantes hasta el día 15 de julio de ese mismo año cuando aquellos consiguieron irrumpir masivamente por la parte norte de sus murallas. Los ejércitos cruzados dieron comienzo a una de las más crueles y sangrientas masacres de la historia cuando miles de musulmanes fueron degollados en las calles de la Ciudad Sagrada y otros tantos fueron colgados, algunos torturados y otros mutilados hasta morir y los menos afectados pudieron huir en medio de esa carnicería. No existen datos con ables acerca del total de los residentes árabes de Jerusalén que perecieron. El historiador árabe Iben El Athir narra que solamente en los predios de la Mezquita de Al Aksa, cerca de 70.000 indefensos residentes fueron masacrados, ninguno de los cuales era combatiente, algunos eran clérigos musulmanes o profesores de teología que se refugiaron en ese sitio, convencidos que de acuerdo con el Código islámico que regía las normas de guerra, no debía ser atacado por su condición de Santuario. Historiadores cristianos con rman estos hechos encontrando nuevamente el testimonio de Raymond de Aquelle, quien en sus escritos, exaltó esta masacre: “un maravilloso espectáculo premió nuestra vista, algunos de nuestros combatientes, los más piadosos, decapitaban a los enemigos, otros los torturaban quemándolos lentamente o mutilándolos” y continua escribiendo: “partes de cuerpos humanos pies, piernas, manos, brazos y cabezas cercenadas, tapizaban las calles de Jerusalén”. Para los árabes, los Cruzados eran considerados como “bestias sedientas de sangre que tenían la virtud del coraje y de la lucha, pero nada más”

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Durante una semana completa, este “maravilloso espectáculo” continuó, siendo sus víctimas principales mujeres, niños y ancianos; musulmanes y judíos, éstos en escaso número. Todos fueron salvajemente asesinados en medio de una orgia de terror y desenfreno, superada únicamente por la crueldad cometida durante la invasión de los mongoles. Aplacada su sed de sangre con estas terribles matanzas, estos caballeros de la Gran Cruz cosida en sus ropajes, ahora manchados de sangre culminaron su macabra jornada orando en el Santo Sepulcro y agradeciendo a Dios por los favores recibidos. Así es como registran

los cronistas de la época la conquista de Jerusalén por los Cruzados siendo entonces ella, pese a sus desafueros de crueldad y sevicia, considerada un triunfo de la cristiandad sobre el Islam Con esta masacre, los Cruzados se dedicaron a consolidar sus conquistas regresando algunos a sus países de origen, pero un número mayor se instaló en Palestina. El nuevo Papa, Pascual II, al a anzarse la toma de Jerusalén, se apresuró a recordarles a los caballeros feudales que regresaban con sus arcas llenas por los saqueos, que la Iglesia debía ser recompensada de forma adecuada por ser la autora de la iniciativa de las Cruzadas. Con la fundación del Reino Latino de Jerusalén (1099-1187), las campañas cristianas cumplieron parcialmente con los objetivos trazados. En la actualidad, lo que sucedió ese 15 de julio de 1099 es recordado como una de las más terribles masacres cometidas, en toda la historia de la humanidad, en nombre del “Dios de los cristianos”

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En la población de Tikrit, al norte del actual Irak, de origen kurdo, nace Salah El Din Iben Ayub, más conocido en Occidente como Saladino, quien siendo muy joven fue in uenciado por la toma cruenta de Jerusalén por las cruzadas hecho que fue conocido como “el gran suceso social de la época”. Hombre de sólido criterio y profundas convicciones religiosas quedó afectado moralmente por esos sucesos, los cuales lo convirtieron en un ferviente defensor del islam y en uno de los más grandes gobernantes que inició para los árabes una nueva era. Fue proclamado sultán de Egipto, Siria, Palestina, Irak, Yemen, Hiyaz -hoy Arabia Saudita- y Libia, y a partir de entonces, concentró todos sus recursos y esfuerzos para combatir a los Cruzados contra quienes inició exitosas campañas consiguiendo en poco tiempo recuperar las pocas posiciones que estos habían ocupado. Logró reconquistar en Galilea y la Alta Galilea, las ciudades palestinas de Nazaret, Haifa, Cesarea y Seforis, las cuales fueron tomadas una tras otra. Continuó su avance hasta lograr infringir una aplastante derrota a los Cruzados en la renombrada batalla de Hattin en el mes de julio de 1187, confrontación considerada como la antesala de la liberación de Jerusalén, ocurrida en noviembre de ese mismo año. Al hacer su entrada triunfal en la Ciudad Santa en noviembre de 1187, su primer acto consistió en entregar los lugares cristianos a los sacerdotes ortodoxos y al igual que el califa Omar, cinco siglos atrás dio muestras del mismo respeto y consideración a todos los residentes cristianos. Finalmente el 2 de octubre de 1187, Saladino tomó posesión de la Mezquita de El Aksa, tercer lugar más sagrado para los musulmanes después de la Meca y Medina, con lo cual o cializó nuevamente el gobierno árabe sobre Palestina en general y Jerusalén en particular

Saladino dio a los Cruzados ejemplo de lo que debe ser un verdadero y cabal guerrero: implacable en el combate pero magnánimo y humanitario con los vencidos los cuales ante esos gestos quedaron impresionados por su sabiduría y caballerosidad. Cuando los Cruzados irrumpieron en Jerusalén, se dedicaron a cometer atrocidades y asesinatos en masa; torturaron y vejaron con sevicia a sus habitantes musulmanes y a los pocos judíos que vivían ahí. En contraste cuando Saladino recuperó la ciudad, estando en la cúspide de su poderío militar, ninguno de los soldados Cruzados que cayó en sus manos fue masacrado o torturado en represalia; de igual manera los combatientes cristianos después de vencidos y capturados se les respetó como prisioneros de guerra y pudieron sobrevivir. El historiador y arqueólogo orientalista Stanley Lanepoole re riéndose a este episodio escribió: “si de los sobresalientes hechos de Saladino no conociéramos sino la toma de Jerusalén, eso bastaría para hacer de él el conquistador más caballeroso, más magnánime de su época y quizás de todos los tiempos”. Dante de Alighieri, en su obra la Divina Comedia, ubicó a Saladino junto a personajes como Sócrates, Aristóteles, Homero y Ovidio. De igual forma , el más famoso escritor alemán de la ilustración del siglo XVIII Gotthold Lessing lo cita como uno de los tres eruditos de las religiones monoteístas que llegaron a superar las diferencias religiosas; por su parte la revista estadounidense “Time”, en el año 2001, lo eligió como uno de los 100 hombres más importantes del milenio Saladino murió en Damasco en el año 1193 y fue enterrado en un mausoleo en el exterior de la Mezquita Omeya. El emperador alemán Guillermo II donó un sarcófago en mármol pero en su tumba se encuentra el original de madera donde reposan sus restos; el de mármol se exhibe, pero está vacío como demostración inconfundible de humildad en medio de su grandeza. Sus sucesores continuaron las contracruzadas hasta el año 1291, fecha que marcó la caída de sus últimas fortalezas de Cesarea y Acre Occidente aprendió durante estos largos años por el contacto de los cruzados con los árabes, la fabricación del papel, del azúcar a partir de la caña, del whisky, la siembra del arroz, la fabricación de la seda (técnica que los árabes trajeron de la China), los molinos de viento, las ruedas hidráulicas, etc

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El balance sobre las Cruzadas (1096-1291) conduce a concluir que no trajeron nada positivo a nivel de la historia mundial. A pesar de que sus expediciones militares nalizaron con la caída de la ciudad palestina de Acre en 1290, el espíritu de conquista inherente a las mismas continuó su rumbo, esta vez contra Egipto en el siglo XIV y contra los turcos durante los siglos XV y XVI. Se puede considerar que estas cruentas expediciones constituyeron las primeras manifestaciones del colonialismo europeo, siguiendo posteriormente con la

“conquista religiosa” de América, que luego abarcó la mitad del globo terráqueo cuando se orientó por los continentes de África y Asia que escudándose en la Fe incluían ambiciones de carácter económico A mediados del siglo XIII, basada en muchos aspectos en los conocimientos transmitidos por los árabes desde España, una nueva civilización comenzó a desarrollarse en la parte occidental de Europa. Su sociedad había seguido el curso normal de la evolución, atravesando gradualmente el período entre la época del Renacimiento que marcó el n de la Edad Media para darle paso a una nueva etapa de transformación y desarrollo: la Revolución Industrial. Este proceso evolutivo empieza a ocurrir en los siglos XVI y XVII, época a partir de la cual Europa comenzó a exaltar su “Superior Civilización” y a acreditar la leyenda de “la superioridad racial intrínseca del Hombre Blanco y su Sagrada Misión Civilizadora”, leyenda que se utilizó como punta de lanza para iniciar su expansión colonialista que abarcó la mitad del planeta. En realidad esta “Misión Civilizadora” era un pretexto que en el fondo tenía como objetivo principal la explotación de los recursos naturales de los países colonizados para la naciente industrialización en algunos Estados de Europa Occidental, y al mismo tiempo, convertirlos en mercados cautivos. Ante el rápido desarrollo de esta Revolución Industrial, en el continente europeo comienza la pugna entre los países colonialistas por el reparto de las zonas de in uencia en los continentes de Asia y África que estos empiezan a reclamar como sus dominios y para resolver estas diferencias adoptan las guerras como fórmula suprema para dirimirlas

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En conclusión las Cruzadas marcaron para Europa las primeras señales del Renacimiento mientras que para los árabes ellas representaron los heraldos anunciadores de una era de oscuridad. Quizá el único aspecto positivo de aquellas campañas de violencia y dominio consistió en que logró aglutinarlos, factor que los llevó a deponer sus diferencias en favor de la unidad de propósito frente a un enemigo común, implacable y fuerte como fueron los Cruzados, cuya amenaza hizo surgir y forjar líderes militares de la talla de Saladino. El oscurantismo que ellas originaron para los árabes, se inició con el saqueo y la destrucción de los prósperos centros del conocimiento y del talento tanto árabe como bizantino y causaron la muerte de decenas de miles de personas indefensas en Siria, Palestina, Bizancio y Chipre; las penalidades de una prolongada guerra y saqueos de doscientos años, dejaron totalmente empobrecido y debilitado al mundo árabe quien estando exhausto tuvo que padecer todavía otras crueles invasiones y muchos sufrimientos adicionale

Bienvenida pena si vienes sola Si en los albores del siglo XX Europa inició una era de auge y desarrollo, éste progreso fue el resultado de que la sociedad europea en el curso de ese período de su historia había seguido la evolución normal que la fue llevando a atravesar gradualmente el período transitorio entre la época del Renacimiento que marcó el n de la Edad Media e inició una fase de boyante prosperidad; para la nación árabe en cambio, ese período le signi có todo lo contrario empezando a vivir una época muy tormentosa Un misterio cósmico determina que con frecuencia, las desgracias vienen en racha, una tras otra. “Bienvenida pena si vienes sola”, reza un viejo refrán popular. Concluida la aventura de las Cruzadas, el panorama reinante en el Mediterráneo Oriental hacia mediados del siglo XIV consistía en que lo que quedaba del Imperio Bizantino estaba siendo diezmado y debilitado por las guerras civiles, situación que fue aprovechada por los turcos otomanos, quienes cruzaron el Bósforo y establecieron una cabeza de playa en la Península de Tracia, desde donde prosiguieron su avance hacia los Balcanes, llegando hasta Hungría y Austria por el norte Mientras tanto, en el Medio Oriente, una nueva y terrible amenaza, esta vez proveniente del este, lenta pero incontenible, empieza a invadir las tierras árabes: los mongoles, pueblo seminómada, originario de Asia Central, cuyo jefe Tamerlán, a rmaba ser descendiente de Genghis Khan quien conquista Bagdad y ocupa todo el actual Irak en el año 1380. En su imparable avance la invasión va cometiendo asesinatos en masa que superan en escala y crueldad a aquellos cometidos por los Cruzados. En la ciudad de Tikrit, lugar de nacimiento de Saladino, después de cometer terribles matanzas, el líder mongol ordenó levantar pirámides con las cabezas decapitadas de sus víctimas, cruel y terrorí co método destinado a escarmentar a los pobladores mediante el pánico

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Los mongoles después de ocupar Siria en el año 1400, arrasaron la ciudad de Aleppo, donde levantaron varias más de sus ya tradicionales y tétricas pirámides cada una con aproximadamente 20.000 cabezas decapitadas. En esa ciudad destruyeron todas las mezquitas y los colegios construidos por Saladino procediendo luego en su mortal recorrido por las ciudades de Homs, Hama y Baalbek. En 1401, el ejército de Mamelukos, soldados al servicio del Sultán de Egipto que eran reclutados en las regiones del Cáucaso o de Kirguistán donde luego recibían intensivo entrenamiento militar desde su más temprana mocedad; que tenían a su cargo la defensa de Damasco, fue vencido y la capital de Siria ocupada por las hordas mongoles que saquearon y quemaron todo lo que

encontraron a su paso, excepción hecha con la Mezquita Omeya. No contentos con todas las masacres y la devastación que causaron, trasladaban a Mongolia a todos los artesanos y médicos árabes que consiguieron rebañar. El fallecimiento súbito de su jefe Tamerlán en el año 1403 puso un alto a su invasión, pues tal como ocurrió con la muerte de Genghis Khan 160 años antes, estando las huestes mongolas entonces comandadas por Subotai Ba’atur a punto de invadir Europa, los invasores asiáticos, en esta nueva oportunidad también al igual que aquellos, tuvieron que retornar a su nativa Mongolia para escoger a su nuevo jefe. En su camino de regreso hicieron una parada en Bagdad, donde una vez más procedieron a masacrar en masa a muchos de sus habitantes cuyas cabezas decapitadas, se utilizaron para repetir los crueles símbolos de su terrorí ca presencia como los que erigieron en las otras ciudades. La pestilencia en todas estas comarcas por la descomposición de tantos cadáveres alcanzó niveles verdaderamente insoportables y, como si todo lo anterior fuera poco, después de la partida de los mongoles, la Peste Negra que había asolado a Europa alcanzó a esparcirse por el Medio Oriente donde causó varias decenas de miles de muertos. (“The Arabs” – Anthony Nutting -1965)

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Para esa región del mundo árabe devastada, su población diezmada y consecuencialmente sus territorios casi despoblados, se le viene ahora otra tragedia como es caer bajo el yugo del ahora naciente Imperio Otomano. Los turcos, ya a anzados en la Península Balcánica dirigen su atención hacia el sur; a las tierras de Siria, Irak y Palestina que otrora fueron provincias prósperas e importantes centros de la civilización humana, pero que como secuela de las campañas de violencia ocasionadas por las Cruzadas, la invasión mongola y la Peste Negra originada en Europa se encontraban debilitadas. Pueblos y aldeas junto con sus fértiles tierras quedaron abandonados y como resultado de esto la población total dentro de las amplias zonas geográ cas de todas estas regiones no llegaba a los dos millones de habitantes. La conquista otomana se inició en el año 1517 y ocupó casi la totalidad de la nación árabe por espacio de 401 años, período funesto que se conoció con el nombre de “el Sueño de los Siglos”. Los turcos al igual que la mayoría de los árabes, son de religión musulmana, pero constituyen un pueblo con una idiosincrasia y un idioma que no tienen nada en común con los hábitos culturales y la lengua de los árabes. El Imperio Otomano, permanentemente desplegaba sus esfuerzos para frenar el desarrollo intelectual y cultural con el n de evitar el nacionalismo árabe, el cual los inquietaba sobremanera. Bajo la ocupación otomana la única enseñanza permitida era la del Corán y nada más. Los turcos estaban permanentemente empeñados en ahogar las actividades y brotes nacionalistas; sin embargo en el corazón de los pueblos árabes tanto musulmanes como cristianos, a pesar de su debilitamiento, de la

ocupación, de la opresión y del largo período de hibernación intelectual y cultural que se prolongó desde 1517 hasta la nalización de la Gran Guerra en el año 1918 permanecieron latentes sus sueños de unión, libertad e independencia Los pueblos árabes siempre han contemplado en su futuro convertirse en una gran nación, independiente y unida por el idioma, la historia y las tradiciones. No obstante la tiranía que se padecía bajo el régimen otomano, para los árabes, otra amenaza estaba merodeando y esperaba el momento oportuno para invadirlos. Se trataba de una nueva Cruzada en perspectiva y aunque se mimetizaba bajo el disfraz de una “Misión Civilizadora” y de expansión comercial, en el fondo consistía en una conquista colonialista, los árabes, no teniendo opciones que elegir, depositaron en principio sus esperanzas en el califato islámico de Turquía, esperanza fallida porque el Imperio Otomano era igualmente colonizador

El gran engañ Durante la prolongada ocupación otomana, toda la nación árabe incluida Palestina, estuvo sujeta al despotismo de esa dominación aunque el Imperio Otomano ya para la época, vivía las agudas crisis económicas y políticas que a partir de la segunda mitad del siglo XIX empezaron a convertir a Turquía en “el hombre enfermo de Europa”, afectado por una situación precaria que atizaba la codicia de las potencias europeas, principalmente Inglaterra, Francia y Rusia que hacia nales de ese siglo se habían convertido en las principales naciones colonialistas del Viejo Continente y ahora se aprestaban para disputar los territorios del Imperio en decadencia, cuyo desmoronamiento veían venir. Al respecto, Herbert Samuels, judío sionista inglés, quien fuera Ministro de Comunicaciones de Gran Bretaña en 1915 y del Interior en 1916, escribió en sus memorias: “Turquía se lanzó a la guerra europea y una consecuencia notable de este hecho, tal vez sea la desmembración de su imperio y otra que se suscite la cuestión relativa al Estatus de Palestina. Las divergencias entre las potencias europeas, pueden hacer difícil la asignación. Tal vez esta sea la ocasión de realizar las viejas aspiraciones de los judíos de fundar un Estado Judío en Palestina”

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A nales de octubre de 1914, cuando la Gran Guerra se hallaba en plena ebullición, el gabinete británico fue convocado a una reunión extraordinaria para evaluar el curso de esa contienda y en especial las vigorosas arremetidas del ejército otomano contra sus fuerzas. En esa reunión, Herbert Samuels, siendo el único miembro de religión judía del gabinete inglés, hizo contacto inmediato con Sir Edward Grey, entonces Secretario del Exterior, para proponerle la idea de la formación de un Estado Judío en Palestina cuya política sería de lealtad hacia los

Otra de las decisiones adoptadas por el gabinete británico durante aquella reunión consistió en la tarea de atraer la alianza de los árabes para reforzar a las tropas inglesas en su lucha contra el ejército otomano, incentivándolos con la promesa de otorgarles su libertad y su independencia si combatían a su lado. Mientras la Primera Guerra Mundial seguía su curso, el interés de los árabes se enfocaba hacia Inglaterra, con la esperanza que por conducto de esa potencia podían al n obtener su emancipación. Las negociaciones al respecto se realizaron a través de Sir Henry McMahon, Alto Comisionado británico en Egipto, en representación de Inglaterra por una parte y por la otra, el Cherif de la Meca, con título de “Guardián de los Santos Lugares del Islam”, Emir Feisal, en representación de los árabes; negociaciones cuya nalidad consistía en concretar el compromiso por parte de Feisal, en iniciar un levantamiento armado de los árabes contra los turcos a cambio del acuerdo con Inglaterra consistente en reconocer y apoyar la independencia de esa Nación. En cumplimiento de ese pacto, los árabes, armados por los británicos, a partir de junio de 1916, iniciaron su guerra contra los turcos

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El 2 de noviembre de 1917, cuando la Gran Guerra todavía no había llegado a su n y mientras los árabes, en cumplimiento de lo establecido con el Reino Unido se hallaban todavía combatiendo contra el pesado yugo de la dominación otomana, Gran Bretaña, traicionando el compromiso adquirido con aquellos, secretamente le entregó al sionismo “la llave de oro que abrió las puertas de Palestina a los judíos” como acertadamente fue cali cada por Haím Weizman: la “Declaración Balfour”, documento contentivo del compromiso británico que el canciller Sir Arthur James Balfour, a nombre de Su Majestad, entregó al Lord Lionel Walter Rothschild, líder de la comunidad judía en Gran Bretaña. Sobre este hecho el canciller Balfour, manifestó: “En lo que a nosotros se re ere, en cuanto a Palestina, no vemos ninguna necesidad de consultar con sus actuales habitantes, ni siquiera de pura forma, su desiderátum”; revelando con esta declaración la más absoluta desconsideración y el más condenable desprecio respecto a los compromisos contraídos por el Imperio para con quienes ahora eran sus aliados: los árabes

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intereses de Inglaterra, y dada su proximidad al Canal de Suez y a los yacimientos petrolíferos descubiertos en el Medio Oriente, tendría vital importancia tenerlo como rme aliado. A partir de esa idea, el gobierno británico inicia una serie de contactos con los principales dirigentes judíos de Inglaterra cuya cabeza en esa época era Lionel Walter Rothschild, destacado miembro de una familia de banqueros de la fe judaica, quien se había convertido en adalid de la causa sionista

Hacia nales de la Gran Guerra, ajenos a la maniobra anglo-sionista concebida secretamente mediante la “Declaración Balfour”, se produjo en los árabes un resurgimiento de la esperanza cuando el General Edmund Allenby, Comandante de los Ejércitos Aliados, hizo su entrada triunfal en Jerusalén a nales de diciembre de 1917 y en su alocución a los habitantes de Palestina declaró: “El propósito de la ocupación británica es liberar a los palestinos del yugo turco y el establecimiento en ella de un gobierno nacional libre” pero al asumir Gran Bretaña el mandato sobre ese país designó a Samuels para ocupar el importante cargo de “Alto Comisario” sobre esos territorios -1.020-1.925 -, es decir Inglaterra puso al “ratón para cuidar el queso”. En su memorias Samuels escribe: “La política del gobierno de su majestad que vine a aplicar aquí comporta el fomento de la inmigración de los judíos a esta tierra, hasta que su número sea su ciente para imponer el derecho de estos a crear un gobierno judío“ El Presidente de Estados Unidos Woodrow Wilson mientras tanto, formula “los 14 puntos” que incluían la promesa de Libre Determinación de los árabes los cuales, sin embargo, en la Conferencia de Versalles fueron dejados de lado. Ahora, frustrando las expectativas generadas, por una parte con el anuncio de Allenby y luego por Wilson, los árabes en vez de recibir su anhelada emancipación, empezaron a conocer por primera vez y en forma simultánea dos acuerdos secretos: el llamado “Sykes-Picot” y la “Declaración Balfour”. El acuerdo Sykes- Picot, como antes sucedía con la carta de Lord Balfour a Lionel Walter Rothschild, constituía un documento vergonzoso, que como una radiografía, revelaba la doblez moral de la Gran Bretaña, cuyos detalles, secretamente, venia acordando con Francia para de nir cómo iban a repartirse entre ellos la nación árabe. Francia, que quería rivalizar con Inglaterra como potencia colonialista, ya desde hacía casi un siglo le había arrebatado al Imperio Otomano los territorios de Argelia en 1830, de Túnez en 1881 y de Marruecos en 1904; Italia, por su parte, ocupó Libia en 1911

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La expectativa de adquirir aéreas de in uencia ante la inminente derrota de los otomanos, obligaba a estas potencias a ponerse de acuerdo para la repartición territorial de los restos de ese imperio. Con ese propósito, Inglaterra encomendó a Mark Sykes, experto en asuntos del Medio Oriente y Francia a Charles G. Picot, para la redacción de un protocolo de nitorio de esa repartición, que más tarde sería refrendado por esas dos potencias y además por la Rusia de los Zares. Inglaterra, que ya había olfateado el petróleo del Medio Oriente, en ese trueque se adjudicó Irak, Jordania y toda el área de la península arábiga y del Golfo Pérsico. Siria y El Líbano, le fueron asignados a Francia, la cual ya tenía bajo su férula a los países del norte de África y conocía que en Argelia, la joya de la corona, había importantes yacimientos de petróleo

Los británicos, adicionalmente tenían otro proyecto: crear en el corazón del mundo árabe un Estado judío, con el claro propósito de dividir geográ camente a esa nación, a efectos de consolidar y preservar sus intereses geoestratégicos en el Medio Oriente acabando con las aspiraciones árabes de constituirse en un bloque fuerte y sólidamente unido. Los palestinos pagarían así el precio más desorbitante de ese plan colonialista y en efecto, Palestina, que en vinculación con ese objetivo ya estaba comprometida para el sionismo, mediante maquinaciones, le fue “entregada” a Inglaterra en calidad de Mandato por la Sociedad de Naciones, organismo antecesor de la actual ONU. En conclusión, el acuerdo Sykes-Picot y el Mandato Británico fueron un elocuente ejemplo de la duplicidad, la traición y el engaño a los árabes por parte de Gran Bretaña con la complicidad francesa, como pago por haber sido sus aliados durante la Gran Guerra

Primera Tarea: Impedir el surgimiento del nacionalism

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En la postguerra, al repartirse las potencias vencedoras la Nación Árabe, lo hicieron con la intención de explotar sus recursos naturales siendo el petróleo el principal de ellos; ambiciones colonialistas que necesariamente requerían impedir el surgimiento del nacionalismo. El primer paso en esa dirección consistía en trazar fronteras arti ciales, con lo cual dividieron esta nación en varios países pequeños cuyo objetivo buscaba que cada pueblo se hallase solo frente a su destino pretendiendo, que al tener banderas diferentes, gobiernos políticamente dóciles y fronteras propias, experimentarían la sensación de pertenecer a poblaciones, procedencias y culturas distintas, lo cual favorecería la estrategia de fomentar con ictos fronterizos. Estas divisiones en el fondo fueron una maniobra arbitrariamente arti cial, pues los habitantes de todos estos países siempre se han considerado árabes dándose inicio a la muy e caz estrategia de dividir para dominar. Por añadidura, Siria fue mutilada territorialmente al obligarla a conceder a Turquía como gesto de acercamiento a ese país, las ciudades de Antakia y Alejandreta, ahora llamada Iskenderun. Se busca convertirla en un valladar contra las intenciones expansionistas de la Rusia zarista que codiciaban apropiarse del Bósforo y así tener una salida al mar Mediterráneo. Por el sur crearon el reino Hachemita de Jordania; en 1921 Inglaterra trazó una línea en el desierto al sur de Irak para crear la Ciudad Estado de Kuwait, cuyo territorio es muy rico en petróleo, privando a Irak de esa valiosa riqueza de sus subsuelo e impidiéndole también de una adecuada salida al Golfo Pérsico; Irak, Siria y El Líbano les concedieron el estatus de colonias, clasi cación que los colocaba bajo el pleno y directo dominio de Inglaterra y Francia respectivamente ,en cambio a los países árabes de la península y del golfo, cuya

población era menos instruida, se les concedió en cambio un gobierno semiautóctono, asignándoles monarcas de auténtica creación británica. Con la aprobación de Inglaterra, estos gobernantes instauraron regímenes medievales y totalitarios, caracterizados por la corrupción, el atraso, el nepotismo y la falta absoluta de libertades y respeto por los derechos civiles y humanos; gobiernos retrógrados los cuales, no obstante, siguen contando con el más absoluto apoyo y protección de Occidente, como retribución por su oposición al nacionalismo laico y por su incondicional sumisión política a los intereses colonialistas

Primeros intentos fallidos del nacionalismo árabe: Siria y El Líbano Bajo el dominio de Francia, en 1928, la Asamblea Constituyente de Siria, fundamentándose en la promesa hecha por Inglaterra de otorgarles a los árabes la independencia después de la Gran Guerra, redacta una constitución que fue rechazada por el poder colonial francés que regía Siria quien decide en 1929 disolver la Asamblea iniciándose, en respuesta, rebeliones nacionalistas que fueron severamente reprimidas mediante bombardeos aéreos ; método que señaló una novedad en los procedimientos para sofocar las protestas de ese carácter. En 1936, ante las revueltas populares contra su dominio colonial, Francia promete a los sirios su total independencia en un plazo de tres años, pero en 1938 Siria es obligada a ceder Alejandreta y Antaquia a Turquía para luego, consecuencia de la derrota de Francia por los alemanes y cuando comienza el dominio Nazi a principios de la Segunda Guerra Mundial, cae bajo dependencia del gobierno de Vichy nombre dado al régimen instaurado en Francia por la Alemania de Hitler. Es así que en 1941 fuerzas combinadas de Inglaterra y de Francia Libre la ocupan anunciando solemnemente que otorgarán la independencia a ese país, hecho que tiene lugar en 1946 nalizada la con agración mundial, previo reconocimiento de las Naciones Unidas. En El Líbano se desarrolló una situación parecida en lo atinente a la ocupación militar por parte de Francia, cuyas tropas coloniales abandonaron ese país en el mismo año de 1946

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El colonialismo europeo ante la importancia geopolítica y económica de esa región del mundo por sus enormes yacimientos petrolíferos se propuso la tarea de frenar el desarrollo natural de los árabes motivado por su ambición de apoderarse de la riqueza de su suelo y de las actividades inherentes a su explotación, re namiento y venta. En ese momento, Inglaterra y Francia se constituyeron en ser las primeras potencias en colonizar la nación árabe

La Maldición del Oro Negro Cuenta la leyenda que cuando la labor del egiptólogo Howard Carter y su equipo de arqueólogos y excavadores culminó con el hallazgo en el año 1922 de la momia del faraón Tutankamón, en su secreta tumba del Valle de los Reyes, sobre cada uno de los miembros de ese equipo cayó una desgracia que los fue en un tiempo relativamente corto, matando uno a uno en extrañas circunstancias, hecho que ̈se le conoció como “La Maldición del Faraón”. De igual forma, con el hallazgo de las enormes reservas de petróleo en el subsuelo del Medio Oriente, sobre cada uno de los países que lo conforman, aunque no sean ricos en petróleo, pero por re ejo, les cayó la maldición de la codicia de las potencias occidentales, las cuales por su ambición de dominio y explotación de esas enormes reservas energéticas, frustraron los anhelos de emancipación, unión y desarrollo de todos los países de esa región Las ambiciones territoriales de Inglaterra sobre la nación árabe, habían surgido desde mucho tiempo antes de las aspiraciones sionistas sobre Palestina, debido a la importancia estratégica de su ubicación geográ ca, equidistante de tres continentes: Europa, Asia y África y donde se encuentra ubicado el canal de Suez, importante ruta comercial y militar para su imperio. Esas ambiciones se incrementaron notoriamente con el hallazgo de las colosales reservas de petróleo del Medio Oriente

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El petróleo, cuya vital importancia Gran Bretaña había vislumbrado cabalmente desde principios del siglo XX como la columna vertebral de la economía y del desarrollo material, y sin el cual todas las comunicaciones ya sean aéreas, terrestres o marítimas, así como la maquinaria de transporte, agrícola e industrial que estaba impulsando su progreso se convertirían en simples chatarras y bloques de hierros inertes. Además, el petróleo no es codiciado únicamente como combustible sino también como materia prima para una in nidad de usos industriales y su comercialización representa enormes ingresos. Tal es la importancia del crudo para el desarrollo de las potencias colonialistas, que su ambición convirtió al Medio Oriente en la región más codiciada para ser conquistada, puesto que el 70% de las reservas de petróleo mundial conocidas entonces se hallaban en los países árabes del golfo, en Irak y en Irán cuya extracción es la que registra los menores costos; el 30% restante de esas reservas se encontraba en Rusia, Venezuela y en Estados Unidos. Colombia, por ejemplo, había invertido millones de dólares en la prospección petrolífera desde el año 1916 y solamente 20 años después, en 1936, pudo conseguir que un débil ujo de petróleo saliera a la super cie. En Venezuela varias empresas especializadas

consiguieron los primeros hallazgos 15 años después de haber hecho millonarias inversiones Un estudio llevado a cabo por la Universidad de Chicago, en la década de los cincuenta, reveló que la extracción de un barril de petróleo en Estados Unidos costaba US 78 centavos; en Venezuela costaba US 43 centavos; para la misma época en los países árabes solo se precisaban de US10 centavos para la obtención de un barril de petróleo. El estudio indicaba que para esas fechas la producción media diaria de un pozo petrolífero en Estados Unidos ascendía a 11 barriles, en Venezuela a 230 y en la zona árabe a 40 mil barriles diarios. En Kuwait, por ejemplo, hay pozos que dan en un solo día tanto petróleo como un pozo norteamericano en todo un año y ésta producción es igualmente aplicable a todo los países petroleros del Medio Oriente. (Kuwait, Bonanza en el desierto, Revista Selecciones, Abril 1966 Mientras en el resto del mundo los precios de la tierra que debía ser adquirida por las empresas petroleras para iniciar la perforación de pozos habían subido enormemente, en los desiertos árabes, en cuyo subsuelo hay inmensos yacimientos sin perforar, se pueden adquirir grandes extensiones de terrenos a precios irrisorios. En contraste, los anunciados hallazgos de reservas petrolíferas en mar abierto y profundo, además de que su extracción es muy costosa, comportan altos riesgos tanto para la vida de quienes lo van a extraer como también para el ecosistema. Está muy fresco el caso del desastre del Golfo de México donde se derramaron más de 5.000.000 de barriles de petróleo Estaba claro entonces, que el centro mundial de petróleo así como la explotación más rentable del mismo se hallaba en el Medio Oriente, donde se estimaba que mucho más de la mitad de estas reservas mundiales conocidas se localizaban en el subsuelo de esa región, principalmente en la zona árabe de la península y del Golfo Pérsico, pero además en Irak e Irán, motivo incuestionable para que Gran Bretaña se convirtiera en la primera potencia colonialista en codiciar las tierras árabes

Irán: el nacimiento del nacionalismo teocrátic

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En Irán país que aunque geográ camente está ubicado en el Medio Oriente, no es árabe sino persa, se producen en el año 1908 importantes hallazgos de petróleo y una década más tarde, un o cial del ejército iraní, de nombre Reza Pahlevi Khan, apoyado por Inglaterra, potencia que empezó a explotar esos yacimientos petrolíferos, asume el control del gobierno y en 1925 se proclama “Sha” - rey en el idioma persa - quien no siendo más que un advenedizo monarca, asume

pregonando la fábula de ser descendiente de Darío El Grande, histórico y mítico monarca de Persia. En septiembre de 1941, tras la ocupación de la región occidental de Irán por los aliados, durante la Segunda Guerra Mundial, Reza Pahlevi fue obligado a abdicar y su hijo Mohamed Reza Pahlevi lo sustituye como el nuevo Shah. Este amante heredero Persa inicia un programa para la occidentalización del país llamada Revolución Blanca, empezando por adoptar la secularización como primer paso hacia la modernización. Pero en el fondo, este nuevo Sha, proclive a la ostentación, los lujos y la extravagancia, viviendo de espaldas a su pueblo, en realidad era un títere al servicio de Inglaterra y su gobierno Gran Bretaña era quien realmente controlaba la producción petrolera de Irán, a través de su empresa denominada “Anglo-Iranian Oil Company”, la cual había estado pagando a Irán unas regalías irrisoriamente simbólicas a cambio del petróleo que extraían. Estados Unidos había venido advirtiendo a Inglaterra que si no mejoraba las condiciones de precios y regalías, podrían surgir reacciones susceptibles de complicar su situación en ese país. A la sazón, tras el asesinato del Premier iraní pro-occidental de entonces, Haj Ali Razmara, asume en 1952 como Primer Ministro del Shah, elegido democráticamente, Mohamed Mossadeq, cuyo primer acto consistió en su negativa de someterse a las condiciones que Inglaterra había venido imponiendo. Esa decisión fue considerada por Gran Bretaña como un acto de rebeldía que estaba convirtiendo a Mossadeq en el primer líder del Medio Oriente que se había atrevido a desa ar la hegemonía colonialista de Occidente, cuyas políticas se caracterizaban por la explotación de los recursos de esa región en provecho propio y en perjuicio de sus pueblos autóctonos

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La primera medida de Mossadeq en contra de los abusos colonialistas, fue la nacionalización de la empresa Anglo-Iranian Oil Company y la expulsión de todos los técnicos británicos de ella, decisión aprobada por la mayoría parlamentaria iraní y posteriormente rati cada por el senado, la cual contó además con el apoyo unánime del pueblo. La segunda medida fue cuando Mossadeq, quien también fungía como presidente de la comisión de petróleo adscrita al parlamento declaró que los tratados de 1933 y sus anexos suscritos con Inglaterra eran nulos. Por esa época, el presidente de Estados Unidos Dwight Eisenhower, había cali cado al Medio Oriente como “el área estratégica más importante del mundo”, y precisamente por esta razón, los países colonialistas se habían empeñado en bloquear y frustrar la más mínima manifestación nacionalista en esa región. Occidente no podía permitir que los países del Medio Oriente pudieran utilizar sus propios recursos naturales pues ello los podía

colocar en condiciones de perder in uencia en esa región que tan bien había de nido el presidente estadounidense El temor de Inglaterra, Estados Unidos y Francia estuvo siempre cargado con la preocupación que la actitud del desafío nacionalista de Mossadeq pudiera contagiar todo el Medio Oriente, y si llegasen a permitir el triunfo de su doctrina, se enfrentarían a la posible pérdida del control sobre su petróleo. Motivada por ese temor, Inglaterra se apresuró a imponer sanciones contra Irán, buscando con esas medidas as xiarlo económicamente, al ordenar el cierre de los bancos británicos en ese país y al exigirle a Irán la inmediata cancelación de sus deudas y los créditos otorgados a los comerciantes iraníes y al mismo tiempo ordenó a las compañías petroleras inglesas sacar su capital de ese país Aún para las potencias colonialistas la arrogancia, muchas veces, suele ser mala consejera y fue así que Inglaterra en vez de negociar con el gobierno iraní, proponiéndole mejores condiciones para la explotación de su petróleo, optó por acudir a Estados Unidos para solicitar su asesoría y apoyo. La década de 1950 marcó el inicio del período conocido como “La Guerra Fría” y fue durante el mismo que un emergente y poderoso Estados Unidos empieza a manifestar sus pretensiones de dominio en el Medio Oriente, preocupado admás por la creciente in uencia soviética en esa región. Atendiendo la solicitud de ayuda de Inglaterra, el Presidente Eisenhower procedió a emitir la siguiente advertencia a Irán: “Estados Unidos no permanecerá con los brazos cruzados, viendo como Irán va siendo atraída por la Unión Soviética, para quedar dentro de la cortina de hierro Después de la Segunda Guerra Mundial la extracción de petróleo tanto de los yacimientos de Estados Unidos como de Venezuela se hallaban virtualmente a sus máximos niveles. Estados Unidos fue en su momento, el país con mayor extracción de petróleo del mundo, con un promedio de doce millones de barriles diarios, pero hacia la década de los cincuenta su consumo era de dieciocho millones de barriles y estaba aumentando a una tasa alarmante y tanto los pozos perforados como en producción se estaban agotando y sus únicas grandes reservas estimadas se encontraban en Alaska donde su extracción requería una altísima inversión. Ahora el mayor productor era la región del Medio Oriente, donde además su comercialización por parte de Estados Unidos les representaría miles de millones de dólares en ganancias. Es a partir de esa década cuando Estados Unidos empieza a poner su gran interés en dominar esa región del mundo desplazando a Gran Bretaña



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Estados Unidos atendiendo la solicitud de apoyo y ayuda parte de Inglaterra junto con ésta se aprestaron para nanciar un Golpe de Estado contra Mossadeq

en Irán, organizado por la C.I.A., que se ejecutó el 18 de marzo de 1953, quedando este país a partir de entonces bajo la in uencia de la potencia americana y en concordancia con el libreto trazado se restableció la monarquía en cabeza del Shah Reza Pahlevi; Mossadeq fue capturado por la “justicia militar” y condenado a tres años de prisión para posteriormente ser con nado a vivir enclaustrado en su villa hasta su muerte en febrero de 1967. Siguiendo con su plan, la C.I.A. designó al general norteamericano, Norman Schwarzkopf padre, para crear la temible “Savak”, organismo represivo de la policía secreta del Shah, que por órdenes de estas potencias, tenía la misión de rastrear, detectar, capturar y torturar disidentes para obtener informaciones sobre las actividades nacionalistas. Estas medidas represivas fueron creando un generalizado y profundo sentimiento de rechazo y animadversión contra el monarca iraní, quien sería derrocado en el año 1979 tras una revuelta popular alimentada por la retórica incendiaria del nacionalismo islámico que pregonaba el Ayatola Seyed Ruholá Musavi Jomeini La revolución islámica de Jomeini produjo un cambio radical en la región y dió paso para la fundación de la República Islámica de Irán, constituyéndose en la primera nación teocrática de la región la cual simbolizó la victoria del nacionalismo religioso contra el colonialismo y al mismo tiempo envió su mensaje que proclamaba su propósito por extender la revolución jomeinista por todo el Medio Oriente

Egipto y el surgimiento del nacionalismo laic

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Mientras tanto, en el mundo árabe desde nales de la Segunda Guerra Mundial, se hablaba únicamente del nacionalismo laico como factor redentor de los pueblos y no del islamismo siendo a partir de la década de 1950, cuando éste movimiento comenzó a preocupar a las potencias Occidentales. Gamal Abdel Nasser, quien lo lideraba, se pone a la vanguardia con gran vehemencia como adalid de la unión de los árabes proclamada como único medio para restaurar su antigua grandeza y su verdadera emancipación pues desde 1880, Inglaterra había estado gobernando a Egipto, el mayor y más importante país árabe. El rey Faruk era entonces una autentica gura decorativa y un simple títere de los británicos. Al desencadenarse la guerra en Palestina en 1948, varios o ciales egipcios que habían participado en esa contienda, a su regreso, atribuyeron los reveses militares de su país a la sumisión de su monarca frente a las directrices británicas. Entonces, a partir del verano de 1952, se inicia en Egipto una oleada de disturbios antibritánicos que luego se en lan contra el rey Faruk quien terminó derrocado mediante un golpe militar el 23 de julio de ese mismo año y a quien se le permitió exiliarse en Francia. El monarca destituido fue reemplazado por una

junta militar conformada por los llamados “o ciales libres”, autores del golpe de Estado, encabezados por el general Mohamed Naguib en calidad de presidente de Egipto, siendo nombrado, Gamal Abdel Nasser como Vicepresidente y al mismo tiempo Ministro del Interior Las primeras acciones en el campo de la política interior de la recién posesionada junta militar, llevaban el sello de la orientación democrática y secular. Al cabo de un año de éste gobierno, asumió como Presidente de la Republica en sustitución de Naguib, Gamal Abdel Nasser, quien a partir de entonces empieza a predicar los lineamientos de su gobierno inspirados en la ideología panarabista dando a conocer a sus compatriotas y a las naciones árabes sus planes, cuyas políticas se per lan no como egipcias sino como panarabistas. Nasser tenía plena conciencia del enorme potencial de la Nación Árabe y constantemente le recordaba a todo ese pueblo que su glorioso pasado se basaba entonces en su unión recalcando las inmensas posibilidades que les brindaban las incalculables riquezas del codiciado oro negro que se hallaba en su subsuelo. G.A. Nasser inicia su gobierno el 26 de julio de 1952, con una estrategia encaminada en lo político, a combatir simultáneamente en dos frentes: uno interior y el otro exterior; el primero contra el colonialismo y el segundo contra sus agentes representados por los regímenes árabes corruptos que estaban al servicio de los intereses colonialistas. En octubre de 1954, celebra con las autoridades británicas un convenio para la salida de Egipto de todas las tropas inglesas allí acantonadas y desde entonces adopta una política internacional independiente

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Egipto en un 96.5% está conformado por un territorio desértico e inhóspito siendo su única tierra fértil una estrecha franja a lado y lado y a lo largo del río Nilo, que incluye el Delta del mismo, tierra esta que por su fecundidad, representa la única riqueza del país. Es así como en lo que respecta a su gestión para el desarrollo económico de Egipto, Nasser acude al Banco Mundial, en solicitud de un préstamo para nanciar la construcción de la Gran Represa de Asuán en el Alto Egipto, a efectos de aumentar mediante el riego permitido por ese proyecto, la cantidad de tierras cultivables vitales para su país. Estados Unidos pretendía imponerle como prerrequisito para el otorgamiento del préstamo solicitado, el ingreso de Egipto a la alianza de mutua defensa llamada Pacto de Bagdad, la cual incluía entonces a Turquía, Irak y Pakistán alianza que se constituía en una prolongación de la OTAN cuyo verdadero objetivo consistía en rodear a la Unión Soviética durante el período de la Guerra Fría. Al rechazar Nasser, en virtud de su orientación política del no alineamiento las condiciones que Estados Unidos pretendía exigir, el Banco, presionado por esta potencia le niega el préstamo solicitado. Cuando el Secretario de Estado, J.F Dulles, le informa sobre la negativa para concederle el empréstito, es cuando Nasser decide

entonces nacionalizar el Canal de Suez y así nanciar, con los ingresos que éste produce la realización de la proyectada Gran Represa. Hasta las fechas previas a la nacionalización dichos ingresos, que entonces eran percibidos por un consorcio franco-británico, servían para enriquecer a los accionistas europeos y en nada bene ciaban a Egipto Un recuento breve de la historia de esta importante vía marítima enseña que el 30 de noviembre de 1854 se rmó en El Cairo, por parte del entonces Virrey de Egipto Mohamed Saíd Pacha, un convenio en virtud del cual se otorgaba la concesión de las obras del canal al consorcio constructor anglo-francés denominado Compañía Universal del Suez. La excavación del canal se inició el 10 de abril de 1859 bajo la dirección técnica del Ingeniero francés Ferdinand de Lesseps, trabajos que culminaron con su inauguración el 17 de noviembre de 1869. En dicho convenio se especi caba entre otras cosas que su explotación sería solamente de 99 años y que durante ese lapso el gobierno egipcio percibiría solamente el 15% por el peaje de la nueva vía. Se convino al mismo tiempo en ese documento que el gobierno egipcio, si deseaba construir forti caciones a lo largo de esa vía, podría hacerlo libremente pero que las mismas serían independientes de la compañía explotadora. El acuerdo terminaba indicando que Egipto, al expirar la concesión, asumiría la compañía gozando sin reserva de todos sus derechos y entrando en plena posesión del canal, de sus zonas marítimas y de todas las instalaciones anexas al mismo. Mientras tanto, y hasta que no se cumplieran esos 99 años, dicho Consorcio extranjero se consideraba como compañía internacional que actuaba como un Estado dentro de otro Estado. El vínculo suscrito para la excavación del canal entre Egipto y Gran Bretaña, terminó convirtiendo a Inglaterra en una potencia invasora que por espacio de 74 años permaneció ocupando ese país, período durante el cual obligó a este a vender su parte y a renunciar a todos los bene cios reembolsables acordados para el país que las traspasó. Esta actitud ventajosa de Gran Bretaña que condujo a la rma de un tratado con visos de leonino, sumado a la negativa del Banco Mundial de otorgarle el préstamo solicitado para construir la Gran represa de Asuán, in uyó de manera concluyente para la decisión de Nasser de nacionalizar dicho canal

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Las pretensiones colonialistas de las potencias occidentales no se resignaban a aceptar el hecho que Egipto ya no se encontraba dentro de la órbita de su in uencia motivo por el cual comenzaron a fraguar un complot entre ellas e Israel, país que por su parte, inauguraría su papel como Estado mercenario atacando Egipto. La invasión fue acordada y plani cada entre Anthony Eden, Guy Mollet y David Ben Gurion, todos para ese instante fungían como Primeros Ministros de sus respectivos países, quienes trazaron una estrategia para

recuperar el Canal lo que era en realidad una burda comedia cuyo primer acto consistía en la invasión por Israel a través de la península del Sinaí hasta llegar a la orilla oriental del Canal de Suez. El ataque se pretendía justi car con el pretexto de que las incursiones de los combatientes palestinos contra la frontera sur de Israel provenían de Egipto, siendo que, por el contrario, sus fronteras con ese país se hallaban relativamente tranquilas por esa época y las actividades de los combatientes palestinos tenían como lugar de procedencia a Jordania. Inglaterra y Francia, basándose en que el Canal era una ruta internacional que debía ser protegida de las batallas que se estaban librando en sus orillas, lanzan un ultimátum para que tanto Egipto como Israel se retiraran cada uno diez millas del Canal y que los egipcios aceptaran la ocupación franco-británica, cuya ngida misión, era separar a los combatientes y así garantizar la libre y segura navegación por esa importante vía marítima, exigencia perentoria que violaba la soberanía de Egipto, ya que aceptar retirarse dentro de su propio territorio diez millas como se les imponía implicaba aceptar que el ejército invasor de Israel quedara ocupando la totalidad de la península egipcia del Sinaí. Estaba claro que este Ultimátum era igualmente un burdo pretexto porque sus verdaderos objetivos consistían en ocupar militarmente el Canal, derrocar al gobierno de Nasser y restaurar esa vía marítima a sus anteriores explotadores: Inglaterra y Francia Adicionalmente subyacían otros motivos que estimulaban esta agresión contra Egipto, tanto por Francia como Inglaterra. La intención del gobierno francés encabezado por Mollet-Pineau de “castigar” a Nasser se debía a que el líder egipcio, desde 1955 estaba apoyando la rebelión nacionalista argelina, que amenazaba con despojar a Francia de su más preciada posesión colonialista. Francia sentía cada vez más que su in uencia estaba disminuida en sus colonias de ultramar estando sensibilizada y dolida por la reciente pérdida de Indochina Para el Premiere Mollet y sus colegas, Nasser representaba otro Hitler, quien, con la nacionalización del Canal había herido profundamente el orgullo francés y en medio de su arrogante postura característica de los imperios colonialistas, consideraban que Egipto era una presa fácil. Prevalecía, para los galos otro motivo consistente en una simpatía especial hacia Israel por el paralelismo existente entre los inmigrantes judíos en Israel y los colonos de Francia en Argelia. Para los ingleses, el motivo estaba expresado por la grave amenaza que el nacionalismo del líder egipcio representaba a sus intereses petroleros en la región y por esta razón había que “quitarlo de en medio”

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En cuanto a la participación de Israel, de antemano se conocía que ella era fundamental para la elaboración de la trama y que por lo tanto no iba a ser

gratuita puesto que Inglaterra y Francia conocían las a ebradas elucubraciones bíblicas de David Ben Gurion, para quien, la península del Sinaí era parte de “Eretz Yisrael”, en cuyo territorio está localizado el Monte Sinaí, que según la Torá en su cima el patriarca Moisés recibió Los Mandamientos de Dios. Para el judeo- sionismo también existía un interés de carácter económico por el petróleo que encierra el subsuelo de esa península y la seguridad que representa para ese Estado su posesión sobre el Puerto de Eilath. Por esta razón Inglaterra halagó a Ben Gurion con la promesa de darle el Sinaí como botín territorial por su importante participación, pero el dirigente sionista, polaco asquenazi, era un hábil negociador y les exigió a esas potencias como incentivo para la participación de Israel, invadir también a Transjordania y anexar los territorios de la Ribera Occidental, denominados por el Sionismo como Judea y Samaria. Para él y ese movimiento dichos territorios les pertenecen a los judíos por derecho bíblico y además alegó que era pertinente ocuparlos pues desde ahí se estaban intensi cando las incursiones de los combatientes palestinos contra Israel. En respuesta Anthony Eden le recordó que esta petición no la podía permitir por cuanto estaba vigente un Pacto de Defensa suscrito con el rey Hussein de Jordania, conocido obsecuente servidor de Inglaterra en esa región, pero que en compensación de ese otro preciado botín territorial para el Sionismo, Francia se comprometía a asesorarlos permanentemente de manera que pudieran construir una planta para la producción de su propio arsenal nuclear, garantizándole una absoluta protección militar por su participación en esa aventura bélica. Dando cumplimiento a lo prometido a nales de ese mismo año, Francia envió a Israel un reactor nuclear de 24 Megavatios, el cual inmediatamente fue emplazado en el desierto del Neguev, cerca del asolado asentamiento de Dimona. A partir de esa fecha y hasta nuestros días, a ningún cartógrafo le sería permitido reseñar el sitio donde el Estado de Israel empezó a producir sus bombas atómicas. (“The Ultimátum” -Erskine B Childers -1959

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Acordadas las condiciones y los detalles de ese complot, el 29 de octubre de 1956, Israel invade a Egipto a través del Sinaí y como era de esperarse, ambos ejércitos entablan combates en proximidades del Canal de Suez. El ultimátum anglofrancés vencía el 31 de octubre a las 6:30 a.m. habiendo sido advertidos los contendientes que en caso de respuesta negativa o mutismo a ese plazo, intervendrían por la fuerza para proteger la importante ruta internacional. Lo que las potencias intervinientes no aceptaban reconocer era que el invasor era el Estado de Israel por lo que Egipto no tenía por qué retirarse dentro de su propio territorio dejando al agresor ocupando su patria. Ante este hecho, el 31 de octubre pasada la hora límite del ultimátum, inician su agresión contra Egipto con el bombardeo de las instalaciones militares y aeropuertos, atacan igualmente

áreas civiles densamente pobladas y terminan ocupando las ciudades egipcias de Ismaelia, Port Saíd y Suez. Tanto Inglaterra como Francia aspiraban poder eliminar o derrocar a Nasser mientras que por su parte la Unión Soviética que para esa época buscaba incrementar su popularidad y su in uencia en el mundo árabe, el 5 de noviembre de 1956 amenazó a esas dos potencias con lanzar misiles balísticos teledirigidos contra sus capitales y ocupar a Europa Occidental si no paraban la invasión y se retiraban de las posiciones ocupadas durante la misma Estados Unidos ante esta explosiva situación no quiso verse arrastrado a una con agración nuclear de proporciones mundiales inimaginables, máxime que en ningún momento fue informado y mucho menos consultado de estos planes secretamente tramados por los invasores. Su actuación durante esta grave crisis, consistió en exigir a través de una Resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, el inmediato retiro de Israel del Sinaí así como también de las tropas francesas e inglesas que estaban atrincheradas en inmediaciones de las ciudades egipcias próximas al Canal. Esta Resolución fue vetada por Inglaterra y Francia, ante lo cual, Estados Unidos esgrimió la amenaza de sanciones económica si no procedían al retiro inmediato; sanciones por parte de los EEUU y amenazas por cuenta soviética, fueron determinantes para obligar la retirada de Israel. En términos políticos, esta aventura belicista se convirtió en un gran fracaso para sus protagonistas (The Ultimátum, Erskin B. Childers, octubre de 1959) Con esta agresora invasión concluyen los sueños del ahora decadente poder colonialistas de franceses y británicos cuyo furioso coletazo nal traería para ellos, los EEUU y la región incalculables consecuencias

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Como consecuencia de esta fallida alianza tripartita que los obliga a retirarse se acrecienta sólidamente el nacionalismo árabe a partir del la cual, en 1958 se realiza la unión de Siria y Egipto bajo el nombre de República Árabe Unida (R.A.U), a la que más tarde se le adhiere Libia. Por la misma época, el régimen impuesto por Gran Bretaña en Irak fue derribado y una fuerte agitación popular empezó a poner en grave riesgo la estabilidad de los gobiernos pro-occidentales de Jordania y de El Líbano, así como también la de los regímenes petro-árabes. Estas efervescencias presagiaban además, que el Medio Oriente había entrado en una nueva fase de su evolución moderna, situación que resultaba muy preocupante tanto para Inglaterra, Francia y Estados Unidos lo que conduce a que enviaran contingentes militares a El Líbano, Jordania y Kuwait y que la Sexta Flota naval norteamericana hiciera presencia del Mediterráneo Oriental y las zonas cercanas del Golfo Pérsico. Francia, por su parte, completaba una fuerza en Argelia de 500.000 efectivos militares para sofocar la rebelión nacionalista

A partir de entonces Gamal Abdel Nasser se convierte en el líder indiscutible del Panarabismo, losofía de orientación nacionalista y secular. El caudillo egipcio ya con anterioridad, conjuntamente con el Mariscal Tito de Yugoslavia y Nehru de la India, había fundado el movimiento de los No Alineados del cual igualmente se constituyó en su más notable e in uyente cabeza. Para el colonialismo, Nasser representaba una amenaza a sus dominios en el Medio Oriente puesto que su in uencia comenzaba a sentirse entre los pueblos árabes a través de una creciente agitación en demanda de sus justas aspiraciones de emancipación que tenían que ser totalmente libres de cualquier injerencia del colonialismo. Su popularidad y con ella el orgullo del nacionalismo árabe se van generalizando en el Medio Oriente y constituía una creciente amenaza para los intereses de toda índole de las potencias occidentales e Israel En 1958 el entonces Presidente de Estados Unidos Dwigth D Eisenhower advirtió que : “En el mundo árabe el problema consiste que tenemos en nuestra contra una campaña de odio, no de los gobiernos, sino de las masas que están de parte de Nasser, que es quien está fomentando el nacionalismo secularista independiente”. Por su parte, el Consejo de Seguridad Nacional de ese país se re rió a dicho ambiente de hervor nacionalista de la siguiente manera: “Las razones de esa campaña de odio se deben a que las masas árabes tienen la convicción de que Estados Unidos está tratando de proteger sus intereses petrolíferos en el Medio Oriente, oponiéndose al progreso económico, político y cultural de la nación árabe”; agregando que “esa percepción no es precisamente falsa; nuestros intereses económicos y políticos en esa región, nos han conducido naturalmente a estrechar relaciones con elementos del mundo árabe cuyos intereses fundamentalmente consisten en el mantenimiento de relaciones con Occidente para conservar el Statu Quo de sus propios gobiernos”. Sin duda para los norteamericanos esa “protección” hacía referencia a los medievales gobiernos de Arabia Saudita, Qatar, Kuwait y demás Emiratos Petro-Árabes.

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Después de la Segunda Guerra Mundial, Inglaterra y Francia, que habían sido las principales potencias colonialistas en el mundo, empezaron a ser signi cativamente desplazadas en el Medio Oriente por Estados Unidos, cuyo Consejo Nacional de Seguridad, dictaminó que la fórmula más efectiva para frenar y oponerse tanto al nacionalismo árabe como a la in uencia soviética en ésta región, consistía en fortalecer al Estado de Israel hasta convertirlo en una potencia militar con plenos recursos y medios económicos y militares capaces de garantizarle a Estados Unidos y a sus aliados un efectivo control sobre esa parte del mundo. Israel, que fue fundado por el colonialismo para ser su base en esa región, es convertido en un socio natural a quien se puede encomendar con adamente la tarea de ayudar a humillar, debilitar y disolver los ímpetus nacionalistas de sus vecinos. En 1956 ésta estrategia entonces había fracasado por

lo que Estados Unidos que no se resignaba con el revés sufrido por sus aliados en ésta oportunidad, se dedicó a tramar una nueva agresión contra el nacionalismo árabe Por esa época, George Keenan, consejero gubernamental de Estados Unidos y alto funcionario del Departamento de Estado, autor de la “Doctrina de la Contención” y gura clave durante la Guerra Fría, declaró lo siguiente: “Estados Unidos posee el 50% de las riquezas del mundo, pero representa solo el 6.3 % de su población. Ante esta situación, no hay duda de que vamos a ser objeto de la envidia y del resentimiento. Nuestra verdadera tarea en el futuro inmediato debe ser la de per lar un modelo de relaciones diplomáticas que nos permitan mantener esta posición de disparidad sin perjuicio para nuestra seguridad nacional. Para ello tendremos que dejar de lado sentimentalismos e ingenuidad y en todas partes habremos de centrar nuestra atención en nuestros objetivos nacionales inmediatos. No podemos permitirnos el lujo de ser altruistas ni los benefactores del mundo. Deberíamos dejar de referirnos a objetivos tan vagos e irreales como los Derechos Humanos, el incremento de los niveles de vida y la democratización. No estamos muy lejos en que tengamos que empezar a movernos en términos de poder puro y duro. Cuanto menos nos estorben los eslóganes idealistas, tanto mejor” La política nacionalista de Nasser por un Medio Oriente sin interferencias ni injerencias extranjeras, estaba en contradicción antagónica e irreconciliable con las políticas colonialistas de Occidente en esa región del orbe. Quedaba claro entonces que el mayor interés de Estados Unidos, consistía ahora en derrotar a ese líder y a su política basada en principios nacionalistas. De este modo se fue de niendo la concreción de una plena identidad de intereses y propósitos entre Israel y Estados Unidos completándose en los años 1.958 y 1.959 el total entendimiento ante la perspectiva histórica y política para Washington de qué lado de la línea mundial se encontraba Israel. A partir de entonces la alianza estratégica que ha venido ligando a estos dos países se fue haciendo cada vez más fuerte, sobretodo en un momento en que no solo Estados Unidos sustituía a la Gran Bretaña en el tablero del Medio Oriente sino que simultáneamente enfrentaba a la amenaza del nacionalismo árabe y la in uencia soviética. “El ejército americano ahora puede ver en el israelí a un ejército que está combatiendo, en distintos frentes una amenaza común”, así describió las relaciones entre EEUU e Israel Moshé Dayan, en un célebre artículo publicado por el periódico israelí “Ha-Eretz”, el 17 de abril de 1964

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En la medida en que los movimientos nacionalistas inspirados y encabezados por el presidente de Egipto van contagiando a las masas árabes y limitando así la in uencia de Estados Unidos y sus aliados en el Medio Oriente, se van creando

conjuntamente con Israel, los pasos necesarios para conjurar ésta “perturbación amenazadora” comenzando su método por identi car y clasi car los orígenes del nacionalismo, considerado por ellos como el factor de rebeldía y de contagio, cuyas fuentes de inspiración eran por una parte G.A Nasser y por otra, los gobiernos del partido Baa’th de Siria y de Irak considerando de paso, que se hace necesario liquidar también la resistencia palestina Teniendo como punto de partida estas conclusiones, se va preparando una nueva agresión contra estos objetivos. El 12 de mayo de 1967, Siria es amenazada por el Primer Ministro del Estado Judío, Levi Eshkol, quien anuncia que el ejército israelí avanzaría hasta Damasco para derrocar al gobierno sirio esgrimiendo como pretexto que eran los continuos incidentes fronterizos los que obligaban a esa medida, cuando en realidad estas escaramuzas eran continua y deliberadamente provocadas por Israel. El hecho es que estas intimidaciones suscitaron la solidaridad del gobierno de Nasser y ejercieron presión sobre el Rey Hussein de Jordania, quien por temor a la sublevación del 60% de la población de Jordania conformada por refugiados palestinos, se vio obligado a alinearse con las políticas de despliegue militar de las fuerzas de Egipto que tenían un carácter eminentemente disuasivo y jamás agresivo. Esta movilización militar de solidaridad con Siria por parte de Nasser incluyó el cierre, para la navegación israelí, del Estrecho de Tiran, hecho que como pretexto fue considerado por Israel como un “Casus Belli”, con lo cual justi có su agresión en la llamada “Guerra de los Seis Días” El Presidente Nasser, repentinamente fallece el 30 de septiembre de 1970, víctima de un fulminante paro cardiaco sucediéndole Anwar Sadat, con quien Estados Unidos inicia pasos de aproximación con miras a aprovecharse de las di cultades económicas de Egipto, consecuencias de las guerras desatadas por Israel que incluye la “Guerra de Desgaste”, continuación de la de los “seis días” en la que los poderosos aviones phantom recién suministrados de a centenares a Israel por Estados Unidos aprovechándose impunemente de su amplia ventaja y superioridad militar, se dedicaron durante años a machacar la economía egipcia bombardeando los centros industriales, militares y civiles que, como en el caso de la localidad de Bahr El Bakar, lanzaron sus mortíferas cargas contra una escuela matando a 47 infantes mientras que un millón y medio de los habitantes de las ciudades egipcias de Suez, Portsaid e Ismaelia tuvieron que ser evacuados

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En los contactos con Sadat, el gobierno americano logró concretar los Acuerdos de Camp David que aseguraron un tratado de paz con Israel consiguiendo así separar a Egipto del contexto trazado por el nacionalismo panárabe de Nasser y lo encaminaron a un proceso para revertir las nacionalizaciones económicas que

el anterior gobierno había desarrollado. Sadat, abrumado por los graves problemas económicos y halagado por los generosos aportes de 2000 millones de dólares anuales prometidos para apuntalar la mal parada economía de Egipto, acepta la propuesta norteamericana de acogerse a esos Convenios. Por su parte Estados Unidos promete ayudar a Sadat a salvar el honor del ejército egipcio humillado en la Guerra de los Seis Días, asesorándolo para obtener una parcial victoria militar contra Israel, objetivo que se logró en octubre de 1973 con la llamada Guerra del “Yom Kippur”. Esta “victoria” era necesaria como requisito previo para facilitar a Sadat la tarea de alinearse plenamente con la política norteamericana en la región iniciando por rmar la paz con Israel previa la total devolución por parte de este país de la Península del Sinaí y sin ponerle como condición el reconocimiento por ese Estado los derechos justos e inalienables del pueblo palestino Con la rma de los Acuerdos de Camp David, Estados Unidos e Israel lograron obtener una de sus aspiraciones más importantes: la neutralización de Egipto, el país más importante y poseedor de la mayor fuerza militar entre todas las demás naciones árabes. Suscrito el Acuerdo, este fue considerado por muchos árabes como una traición a la causa palestina, hecho que determinó el asesinato del Presidente Sadat el 6 de octubre de 1981 durante un des le militar para celebrar un aniversario de “la victoria egipcia” en la Guerra de Yom Kippur siendo sucedido en el gobierno por Hosni Mubarak quien mantuvo la política egipcia dentro de los lineamientos trazados por Estados Unidos hasta su derrocamiento en febrero de 2011 durante la llamada “Primavera Árabe”. Mohamed Morsi islamista proveniente de la “hermandad musulmana” mediante elecciones “democráticas” fue electo nuevo Jefe del Estado y del Gobierno egipcio

La Resistencia Palestina o el obstáculo importante para remove “La causa palestina es ante todo el conjunto de injusticias que este pueblo ha padecido y sigue padeciendo” Gilles Deleuze, in uyente lósofo francés en el arte y la literatura del último medio sigl ¿Cuál fue la suerte de los palestinos que en una cifra cercana a un 1.000.000 resultaron expulsados de su país en 1948

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Habiendo sido desheredados de sus tierras de origen y totalmente despojados de sus pertenencias, buscan refugio en los países vecinos, principalmente en Jordania, El Líbano, Siria y la Franja de Gaza. Estos refugiados, antes de ser expulsados de su país habían sido dueños de su destino y tenían organizada su

existencia y modo de vida en su tierra. Como consecuencia de la creación del Estado de Israel en lo que siempre ha sido su país y de su expulsión del mismo, se convirtieron en un pueblo miserable y desterrado, el más desposeído de la región. El año de 1949 fue el primer invierno para éste gran número de refugiados palestinos tanto musulmanes como cristianos que les tocó vivir fuera de sus casas. Esa estación fue particularmente muy fría y dura que obligaba a que las familias se refugiaran en cuevas cuando las podían encontrar o en tiendas de campaña improvisadas. La mayoría de esos sufridos y hambrientos desterrados solo estaban a pocos kilómetros de sus propias casas, huertos o campos desde donde fueron inmisericordemente expulsados A nales del año de 1949 la Organización de las Naciones Unidas decidió actuar estableciendo la Administración de Ayuda y Servicios de la ONU para los Refugiados (UNRWA) para hacerse cargo de estos desdichados habitantes excluidos de su propia tierra, quienes hasta entonces habían estado siendo atendidos por agencias voluntarias. (Nuestras Raíces Viven, The People Press Book). Dicha Administración suministraba a cada refugiado un jabón al mes, una cobija al año para tres personas y famélicas raciones consistentes en 1.500 calorías de alimento diario en verano y 1.600 en invierno siendo la mortandad infantil de 800 muertes por cada 42.000 niños nacidos. Aparte de todas estas limosnas y calamidades, ninguna de las potencias colonialistas que apoyaron la creación del Estado de Israel en la tierra de los palestinos se preocupó por defender los legítimos derechos humanos, civiles y políticos de esa martirizada población Las Naciones Unidas, tratando de subsanar las terribles consecuencias de ésta catástrofe humana que ellas mismas permitieron con la Resolución de Partición, adoptaron unánimemente a través de su Consejo de Seguridad la Resolución 194 la cual en su Artículo 11 resuelve “que debe permitirse a los refugiados que deseen regresar a sus hogares y vivir en paz con sus vecinos, que lo hagan así lo antes posible, y que deberán pagarse indemnizaciones a título de compensación por los bienes de los que decidan no regresar a sus hogares y por todo bien perdido o dañado cuando, en virtud de los principios del Derecho Internacional o por razones de equidad, esta pérdida o este daño deba ser reparado por los Gobiernos o autoridades responsables”. Sin embargo ésta Resolución, a diferencia de aquella que ordenó la Partición, no fue acatada por el sionismo

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Citando los archivos israelíes, Avi Schlaim, escritor judío no sionista, menciona que los especialistas en limpieza étnica del recién creado Estado Judío, preveían “que los refugiados palestinos bien serían asimilados en los países árabes o bien serían aplastados; algunos de ellos morirían y la mayoría se convertiría en polvo humano y en desechos de la sociedad, fundiéndose con las clases más empobrecidas de los países árabes,

por consiguiente no es necesario preocuparse por ellos” (“Collusion Across The Jordan”, por Avi Schlaim, 1988) Esta terrible catástrofe que se había abatido sobre los refugiados fue impulsando a estos palestinos, que no habían olvidado su patria, su historia, ni su identidad como pueblo, para empezar a resistir la ocupación militar de su país y luchar por sus legítimos derechos. Después de la derrota árabe en 1967, la Resistencia Palestina empieza a organizarse y a crecer de forma lenta y di cultosa El 21 de marzo de 1968 tiene lugar en un pueblo llamado Karameh, bajo jurisdicción de Jordania, una batalla entre el ejército israelí y combatientes de la Resistencia Palestina. Este incidente militar abre un nuevo capítulo en la historia del pueblo palestino ya que ese día, 15.000 soldados israelíes de una unidad de tropas élite, apoyadas por tanques y aviones, cercaron el pueblo y de conformidad con el plan de batalla meticulosamente detallado, debían aniquilar a los comandos palestinos que tenían su base en esa localidad. Los cálculos del Estado Mayor del ejército israelí, cifraban que esta operación no debía durar más de una hora y hasta convocaron a sus medios de comunicación para lmar lo que consideraban, iba a ser “un paseo del ejército israelí”. La acción comenzó por bombardear la aldea como fase de ablandamiento, previo a la tarea de limpieza a cargo de las tropas élite; pero la batalla no duró una, sino quince horas y en lugar de aniquilar a los comandos palestinos, el ejército israelí en esa operación, perdió 45 tanques, 23 carros blindados y 27 vehículos de transporte. Por su parte las fuerzas israelíes registraron graves bajas en sus las entre muertos y heridos. Esa batalla, además de escribir la más gloriosa página de la Resistencia Palestina, derribó el mito de la invencibilidad del ejército israelí y ayudó de nitivamente a levantar la moral de los palestinos, hasta entonces bastante venida a menos

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Jordania fue creada arti cialmente en 1921 en tierras de la Gran Siria y su monarca dependía del apoyo del ejército de beduinos y contaba para sostener ese apoyo con la ayuda económica y militar de Estados Unidos. Por esa época la monarquía hachemita de Jordania estaba siendo presionada por la potencia americana para, secretamente, rmar la paz por separado con Israel. Jordania que es un pequeño territorio que junto con su monarquía son creación arbitraria de Gran Bretaña, tenía entonces 2.000.000 de habitantes de los cuales 600.000 eran refugiados palestinos llegados en diferentes oleadas, quienes comienzan a oponerse a las negociaciones secretas del gobierno jordano con Israel, a las que cali caban de “Claudicación”, negociaciones públicamente negadas por ese gobierno. Estos palestinos constituyen un grupo humano que conforma una entidad nacional más desarrollada culturalmente que aquella de Jordania donde encontraron refugio y es precisamente gracias a esta ascendencia que en lo

político van di cultando las maniobras conjuntas de Estados Unidos e Israel para lograr una capitulación parcial de Jordania por parte del rey Hussein so pena de perder el trono. El gobierno de Israel entonces amenaza al rey con iniciar severas represalias contra Jordania y liquidar ellos mismos las organizaciones palestinas, sus centros operativos y aniquilar a sus dirigentes, si él no procede a hacerlo. Temeroso de esas represalias, el rey Hussein encomendó a la guardia beduina, ciegamente leal al monarca, conformada por unos 25.000 hombres, los únicos en los que el rey confía, la tarea de desmantelar las organizaciones palestinas. En el mes de septiembre de 1970, el ejército de beduinos jordanos arremete brutalmente contra las estructuras de la Resistencia para desarticular sus centros operativos, dispersar y aniquilar a sus dirigentes que se oponen a la línea negociadora con Israel. Esta lucha cobró la vida de miles de personas de ambos bandos y hubiera podido proseguir con ese desangre si la O.L.P. no hubiera optado por ordenar la reubicación en otro país distinto a Jordania, por considerar que esos actos violentos no hacían más que provocar un mutuo desgaste de los árabes y por ende perjudicar la causa palestina. Estos trágicos hechos desde entonces se conocieron con el nombre de “Septiembre Negro”, a partir de los cuales la Resistencia Palestina se traslada a El Líbano, donde instala allí su base de operaciones

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El Líbano, a diferencia de Egipto, Siria o Jordania, no tomó parte en la llamada “Guerra de los Seis Días”. Los refugiados palestinos que en un número aproximado de 250.000 personas se instalaron en este país, ya representaban el 15% de su población donde su presencia ahí por muchos años pasó inadvertida y durante la guerra civil de El Líbano de 1958 mostraron absoluta neutralidad. El caso palestino comenzó a ser motivo de preocupación para el gobierno libanés en la medida en que estos refugiados comenzaron a organizarse para iniciar un movimiento de resistencia contra quienes usurparon sus tierras y los expulsaron de su país. Los activistas de la resistencia se ubican en las regiones montañosas, limítrofe con la frontera norte de Israel, desde donde empiezan a incursionar dentro del territorio que ellos consideran su patria ocupada. El 27 de agosto de 1965 tropas israelíes penetraron en el sur libanés por primera vez y el Estado sionista advierte al gobierno de ese país que sus fuerzas no se detendrán en las fronteras sino que proseguirán la persecución de los comandos palestinos hasta donde sea necesario. Esta amenaza obliga a las autoridades libanesas a adoptar medidas para neutralizar la resistencia palestina dando lugar así a continuos incidentes entre las fuerzas de seguridad libanesas y los comandos de ese movimiento. El 25 de diciembre de 1968 comandos helitransportados, a manera de “advertencia” destruyen trece aviones de pasajeros de la ota comercial de El Líbano mediante ataque sorpresivo al aeropuerto internacional de Beirut creando

una crisis parlamentaria que se prolongaría siete meses. Israel presiona al gobierno libanés para que proceda a desactivar y expulsar a la Resistencia Palestina de ese país, logrando que la facción derechista del gobierno asuma la postura de exigir la total expulsión de esos grupos de Resistencia, mientras que el centro y la llamada izquierda coinciden solo en recomendar la restricción de sus actividades La tensión en El Líbano continúa agudizándose y el Presidente libanés, Charles Helou, exige el desarme total de los palestinos y el desmantelamiento de sus campos de entrenamientos en las regiones septentrionales, fronterizas con Israel, lo que lleva a que aquellos se resistan y los choques van adquiriendo proporciones de semi insurgencia especialmente en la ciudad de Trípoli, la segunda en importancia en el país. A raíz de esto, en el panorama libanés se establece una ecuación que se convertirá en el factor desencadenante del aumento de las tensiones existentes: si antes en El Líbano las tendencias políticas internas enfrentaban a derechistas pro occidentales con izquierdistas nacionalistas pro árabes, con estos acontecimientos en la identidad de ambos grupos, se incluye abiertamente el problema palestino, que será en lo sucesivo, determinante en la constitución de alianzas La situación interna de El Líbano para el año 1.969 se agrava: ahora se considera a los derechistas pro occidentales de ser pro sionistas y a los izquierdistas de ser comunistas. A partir de entonces, el problema palestino queda formalmente incorporado como uno más en el escenario libanés. Al caldearse la situación política, el temor por otra guerra civil moviliza al Presidente Nasser quien interviene en calidad de mediador y consigue, el 3 de noviembre de ese mismo año, que en El Cairo se rme un acuerdo entre el general Bustani en representación del Presidente libanés Charles Helou y Yasser Arafat en nombre de la O.L.P. Este convenio establece las bases legales, con determinadas restricciones, relativas a la presencia, organización y actividad de la Resistencia Palestina en El Líbano. Con estos acuerdos, se desactiva al menos en el plano formal, el problema de la Diáspora palestina y su legítimo derecho por la liberación de su pueblo. Sin embargo la atmosfera de tensión política en El Líbano permanece subyacente y se va acrecentando durante los primeros años de la década de los 70, hasta cuando en abril de 1975 estalla una cruenta guerra civil. En esa contienda intervinieron tras bambalinas, todos los países con intereses relativos al Medio Oriente, a saber: Estados Unidos, Israel, Siria, los gobiernos árabes sometidos a la estrategia norteamericana, la Unión Soviética e Irán

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Estados Unidos e Israel, hipócritamente expresan su interés por el fortalecimiento de la soberanía de El Líbano, cuando en realidad ambos han

venido propendiendo por el debilitamiento de ese país y precisamente, con ese propósito han estado permanentemente inmiscuidos en los asuntos internos del mismo. Ya desde 1947, El Líbano ha venido estando en la mira del sionismo; prueba de ello es que el 21 de mayo de ese mismo año, David Ben Gurion escribió en sus memorias: “El talón de Aquiles de la coalición árabe es El Líbano, la supremacía musulmana en ese país es arti cial y puede y debe ser derribada. Hay que crear ahí un Estado Cristiano, cuya frontera sur sería el río Litani”. Desde hace mucho tiempo Israel ha estado tratando de imponer a El Líbano acuerdos separados para forzar su aislamiento del mundo árabe lo que de paso incluye, desde el punto de vista geográ co, su acceso a ese rio A nales de 1974, la O.L.P., creada en 1964 y legalmente aprobada por la Liga Árabe, logra un importante avance en el campo político: el 13 de noviembre Yasser Arafat, es profusamente aclamado en la Asamblea General de la O.N.U. y el 22 de noviembre de ese mismo año ese organismo mundial adopta la Resolución No 3236, por la cual “se rea rma el derecho inalienable del pueblo palestino a retornar a su patria”. Se reconoce también “su derecho a luchar por todos los medios a su alcance para lograr ese propósito”. Ante esta situación, Israel aumenta sus presiones y le exige al gobierno libanés una confrontación más directa con la O.L.P., con lo cual atiza , aun mas , la guerra civil interna, al mismo tiempo la facción derechista libanesa reclama al entonces Presidente Suleiman Frangie que el ejército ponga n a la presencia palestina en el sur del país El 15 de marzo de 1978, al no obtener los resultados exigidos al gobierno de El Líbano, Israel invade el sur de ese país por tierra, mar y aire, con un ejército estimado en 32.000 hombres apuntalados con toda clase de apoyos. Días antes de esa invasión, el Consejero de Seguridad Nacional del Presidente Jimmy Carter, Zbigniew Bresynski, en una famosa declaración, dijo: “Adiós a la O.L.P.” De igual forma, el 12 de marzo de 1978, ante el Knesset (parlamento israelí), el entonces Premier Menahem Beguin declaró: “Cortaremos los brazos al diablo, que es la O.L.P.”

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El primer comunicado militar sionista de esa invasión expresaba: “El objetivo militar israelí consiste en destruir las bases de los terroristas palestinos que están cerca de las fronteras”, pero estaba claro además, que esa operación tenía una estrecha vinculación con la política conjunta Israel-Estados Unidos encaminada a liquidar la Resistencia Palestina y además con la política expansionista que siempre ha caracterizado la conducta de este Estado: la de ampliarse territorialmente hasta el río Litani para asegurar las fuentes de agua de esa zona. Sin embargo Israel presentaba ésta agresión bajo otro aspecto pues Menahem Beguin había declarado: “Esta operación es un derecho de Israel para defenderse de las agresiones”, y

además agregó: “Nosotros no enviamos a nuestras fuerzas al sur de El Líbano para estar ahí de forma permanente”, a rmaciones que distaban mucho de la realidad. La falta de recursos hídricos siempre ha constituido un serio problema que Israel ha venido contemplando aún desde antes de su creación. Es así como los promotores del sionismo permanentemente se han preocupado, además de obtener la expansión territorial de su Estado, también de adueñarse de las fuentes de aguas ajenas. El río Litani, situado dentro de las fronteras de El Líbano, siempre ha sido codiciado por Israel y el viejo anhelo sionista que ese río “constituye la frontera natural de Galilea” es continuamente repetido Ya desde los tratados de Versalles de 1919 los dirigentes sionistas trataron de incluir parte de las tierras del sur de El Líbano en territorios de Palestina, considerada por ellos como “su tierra prometida”. Es así como las aldeas libanesas de Metulla y Halisa, con la connivencia de las autoridades coloniales francesas fueron adjudicadas a los sionistas y en ellas se establecieron colonos judíos; estas aldeas, antes libanesas ahora forman parte de Israel y son conocidas con los nombres de Metulla y Kiriat Shmona La liquidación de la O.L.P. con base en El Líbano y la opción militar para el logro de ese propósito, se antojaba como la única solución viable para Israel y su tutor Estados Unidos y con ese propósito Israel empieza a atacar sistemáticamente a ese país con bombardeos permanentes, fundamentalmente contra objetivos no combatientes; acciones que iban dejando un impresionante saldo de muertos y heridos, la mayoría de ellos civiles. El Consejo de Seguridad de la O.N.U. condenó esos ataques, pero los mismos, como ha sido sistemáticamente el proceder israelí, desconociendo las decisiones de las Naciones Unidas, continuaron. La respuesta de la resistencia palestina era inevitable y se inició con ataques contra objetivos ubicados en el norte de Israel. Estos incidentes fueron agravando la ya de por si precaria situación, lo que obliga nuevamente al Consejo de Seguridad de la ONU, el 22 de julio de 1.978, apruebe una Resolución que ordena el alto al fuego. Tanto la O.L.P. como Israel anunciaron que la respetarían pero éste último, en ningún momento suspendió sus ataques de Israel en el sur de El Líbano pues tenía la clara intención de medir la capacidad combativa de la Organización de la Liberación de Palestina a efectos de preparar una gran invasión contra ese país

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Esta agresión en ciernes se debía al hecho de que a pesar de su contundencia, la invasión de 1.978 no alcanzó sus objetivos ni a nivel militar ni político. La Resistencia Palestina no pudo ser liquidada y la derecha libanesa tampoco logró asumir el control político de El Líbano, pese a que, la opción militar diseñada conjuntamente por el Pentágono y por el Estado Mayor israelí, que perseguía

Decir que El Líbano o la OLP puedan representar una amenaza real para Israel no deja de ser una verdad de Perogrullo La agresión realizada, esta vez a gran escala, en su primera fase consistió en un nutrido bombardeo ejecutado por la aviación israelí contra 35 ciudades y pueblos de ese país; mientras al mismo tiempo, columnas de tanques, transportes blindados de tropas y artillería autopropulsada cruzaron la frontera sin detener su avance. Esta gran operación militar fue bautizada con el sugestivo nombre de “Paz para Galilea”, disfrazada con la pretendida intención de limpiar de combatientes palestinos y ocupar una zona de 40 kilómetros al sur de El Líbano expulsando de ella a la resistencia palestina. Las declaraciones sionistas anunciaban que esta operación tendría una duración de 48 horas, aunque para el 9 de junio empezó a mostrar sus verdaderas intenciones donde la realidad de ese operativo indicaba que ya estaba previamente preparado, estudiado y meticulosamente detallado por Tel Aviv y Washington siendo su verdadera nalidad llegar hasta Beirut y aniquilar a la OLP, único representante de los palestinos y por lo tanto futuro interlocutor de las eventuales negociaciones. Conseguido éste propósito la meta era imponer su propia fórmula de la “Pax Israeliana”

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Buscaba Israel imponerles a los palestinos sus propias condiciones y no tener que negociar éstas con la OLP. El entonces Jefe de su Estado Mayor, Rafael Eytan, al

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como objetivo el aniquilamiento de la OLP, seguía siendo prioritaria y continuaba vigente. El 3 de junio de 1982 el embajador israelí en Londres, Shlomo Argov, sufrió un atentado que lo dejó gravemente herido procediendo Begin a responsabilizar inmediatamente a la OLP de dicho acto violento, aunque Scotland Yard reveló que la autoría de ese atentado correspondía a un grupo palestino disidente liderado por Abu Nidal y no la OLP. Este incidente fue una oportunidad que Israel atrapó en el aire para utilizarlo como pretexto y ejecutar así la tan anhelada y esperada “Solución Final” de la OLP en El Líbano. Como represalia, el 5 de junio de 1982 Israel inició una nueva invasión a El Líbano justi cando con el trillado argumento de la “autodefensa” dicha agresión no obstante que la falta de ataques de la OLP dentro de Israel durante todo el año previo, desmintiera este criminal proceder. El miembro de la Knesset, Ammón Rubinstein, muy admirado en Estados Unidos por su postura “paci sta y liberal”, escribió al respecto que: “Aunque más o menos se había cumplido el alto al fuego por parte de la OLP, la invasión de El Líbano estuvo justi cada debido a una amenaza militar posible, no real: las armas y municiones en el sur de El Líbano estaban destinadas a su utilización nal contra Israel” (“Piratas y Emperadores”, Noam Chomsky, 2004)

respecto comentó: “El propósito es destruir a la OLP como candidato para futuras negociaciones con nosotros sobre la tierra de Israel”. Para cumplir este cometido, las fuerzas israelíes al ir avanzando lentamente hacia la capital Beirut, donde estaba la sede de la OLP, lo hacían cubriéndose desproporcionadamente con una densa cortina de fuego a efectos de ablandar la resistencia y evitar bajas en sus bien protegidas las. En ese avance, en tan solo las dos primeras semanas, fueron asesinados por los aviones, la artillería y los tanques israelíes más de 20.000 civiles palestinos y libaneses; y las ciudades de Tiro, Sidón y Beirut quedaron semidestruídas y los campos de refugiados palestinos, en su gran mayoría, fueron completamente arrasados. El ejército israelí en sus bombardeos a El Líbano no respetó hospitales, orfanatos ni colegios El 20 de junio de 1982, el general Matiyahu Peled, ex jefe del Estado Mayor israelí y el diputado del partido Sheli, Uri Avnery, en una conferencia de prensa revelaron que la invasión a El Líbano, había sido adoptada desde hacía siete meses y que el responsable del atentado contra el embajador israelí en Londres, Abu Nidal, era agente tanto de los Servicios Secretos de Israel así como de la C.I.A., revelando que las potencias occidentales desde hacía meses conocían el plan de la invasión. Hasta la derechista Primera Ministra británica, Margareth Thatcher, a rmó que la organización palestina disidente de Abu Nidal, plani caba también exterminar a destacados activistas palestinos y que el atentado contra el embajador de Israel fue la continuación de una larga cadena de actos terroristas cometidos por estos disidentes en Europa en la que cayeron más palestinos que israelíes Continuando con su agresión, el 6 de julio de 1982, las fuerzas invasoras bloquearon el suministro de alimentos y medicinas a Beirut y cortaron totalmente los servicios de agua y electricidad. El 27 de ese mismo mes, ante el parlamento israelí, Menahem Beguin declaró: “Arrasaremos todos los edi cios donde se guarecen los terroristas de la O.L.P.; mientras yo viva, borraremos de la faz de la tierra hasta el último palestino. Entramos a El Líbano para pulverizar la estructura militar de la O.L.P.”. En esa misma fecha el Consejo de Seguridad de la O.N.U. infructuosamente adoptó una Resolución que exigió a Israel levantar inmediatamente el cerco a Beirut y a los campos de refugiados palestinos y permitir y hacer posible el envío de agua, alimentos y medicinas para aliviar la infernal suerte de la población civil

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El 1 de agosto, las fuerzas sionistas bombardearon durante 14 horas a Beirut y en ese ataque, según voceros o ciales de su ejército, “Israel disparó 50.000 bombas y proyectiles” e intentó nuevamente tomar Beirut oeste. El intenso empleo de estas bombas incluyó las de fósforo, que ocasionan heridas graves y difíciles de sanar

Durante el bombardeo 9 hospitales de Beirut sufrieron graves daños y más de 350 civiles, incluyendo muchos niños fueron muertos o heridos. El 2 de agosto, un avión de las fuerzas aéreas israelí dejó caer una bomba de “vacío” (de implosión), la cual atravesó el plafón de la azotea y explotó en el sócalo de un edi cio de ocho pisos cercano a la Sede del Primer Ministro libanés. El edi cio estaba repleto de refugiados palestinos cristianos que lo habían venido ocupando desde 1975 cuando estalló la guerra civil, complejo habitacional que había sido el quinto asilo de estos refugiados palestinos desde que fueron expulsados de su país en 1948, el cual terminó para ellos convertido en su fosa común. Las labores de rescate se prolongaron por espacio de cinco días, durante los cuales se sacaron de entre los escombros más de un centenar de cadáveres y muy pocos sobrevivientes, todos ellos civiles cristianos. La violenta invasión iniciada por Israel, con el uso masivo y concentrado de toda clase de armamentos pesados, el 5 de junio de 1982, contra un país pequeño y desarmado y contra fuerzas de resistencia reducidas cuya parte más vulnerable fue la población civil, constituyó sin la menor duda un acto de salvaje terrorismo pletórico de sevicia (“Beirut en Llamas”, Alexandr Smirnov, Editorial de la Agencia de Prensa Nóvosti Moscú, 1983) Israel, desde su creación se ha ensañado contra la población civil de los países árabes vecinos desplegando, como lo efectuó en la invasiones a El Líbano en marzo de 1.978 y en junio de 1.982, una brutal y desproporcionada agresión que se encuadra perfectamente como un acto de Terrorismo de Estado dirigido a la destrucción de toda la infraestructura de servicios y causar el amedrentamiento, muerte y daños a la población civil, todo esto para desmoralizar primero y eliminar después a la O.L.P como también a los combatientes de la Resistencia Palestina, considerados terroristas por el gobierno israelí, y quienes tenían su base en ese país, donde habían sido acogidos legalmente por Resoluciones de la Liga Árabe aceptadas por el gobierno libanés

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La acomodaticia noción de lo que es el terrorismo para Israel y sus patrocinadores las potencias occidentales, aparentemente justi ca matanzas y desafueros contra la población civil ya que las reglas de la guerra, de acuerdo con el amañado criterio de ellas, a su propia conveniencia, así lo establecen. Para ellas constituye terrorismo simple y puro, execrable y digno de toda condena, la actividad de la Resistencia Palestina contra los ocupantes de su patria, pero tal parece que no es terrorismo y más bien es completamente licito e inobjetable, lanzar desde el aire contra la población civil, toda clase de bombas, aún aquellas prohibidas como las de Napalm o de fósforo para desmoralizar a la resistencia. Al n y al cabo, esta constituye “una tarea más civilizada” para quienes la ejecutan desde el aire o a distancia, pues con solo oprimir un botón matan a

Decía la Madre Teresa de Calcuta re riéndose a estos desafueros “Nunca antes he estado en una guerra, aunque he visto hambre y muerte, pero jamás tanta matanza y destrucción como ésta” y re riéndose al ejército israelí expresó: “Me pregunto ¿qué sienten ellos cuando hacen esto? ¡No lo entiendo, todos somos hijos de Dios! ” En medio del fragor causado por la agresión israelí, el 10 de agosto, el enviado norteamericano Philip Habib presentó un nuevo plan de su gobierno para poner n al con icto, el cual contemplaba el emplazamiento de tropas francesas, estadounidenses e italianas en Beirut occidental que conjuntamente con las fuerzas libanesas, deberían asegurar la evacuación de los combatientes palestinos de El Líbano así como también las estructuras directivas de la OLP. Este proyectado mecanismo, sometido a un cronograma estricto, debería ser cumplidamente ejecutado por los palestinos, a quienes se les advirtió por parte de Estados Unidos que si no cumplían con este calendario para su evacuación, esta fuerza multinacional se retiraría y dejaría manos libres a los israelíes para proseguir su agenda de destrucción y muerte El 12 de agosto, a pesar de que Tel Aviv aceptaba el plan norteamericano, el ejército israelí volvió a intensi car sus ataques contra Beirut Oeste, realizando ese día doscientas veinte misiones de bombardeos aéreos en un período de 11 horas, dejando un saldo trágico de aproximadamente 500 civiles muertos y 350 heridos y la destrucción de alrededor de 400 edi cios y todos los campamentos palestinos arrasados. Los aviones israelíes, la artillería terrestre y los buques de guerra anclados frente a las playas, hicieron llover ese día alrededor de 40.000 bombas y proyectiles sobre Beirut Occidental. Este ataque provocó que las autoridades libanesas interrumpieran las negociaciones que venían adelantando para la implementación del plan norteamericano, por lo que el Presidente Ronald Reagan se comunicó con las autoridades israelíes y les exigió detener inmediatamente los bombardeos; horas después, Beguin ordenó el cese de sus ataques. El Consejo de Seguridad de la O.N.U. volvió a adoptar una Resolución que exigía además del cese al fuego, el retiro inmediato de las fuerzas invasoras de ese país (“Beirut en Llamas”, Alexandr Smirnov, Editorial de la Agencia de Prensa Nóvosti Moscú, 1983)

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El 17 de agosto se anunció una agenda para la salida de la O.L.P. de Beirut, dando comienzo Israel a abandonar las posiciones que venía ocupando alrededor

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centenares y a miles de civiles, hombres, mujeres, ancianos, niños; y quienes las realizan no ven los cadáveres achicharrados ni escuchan los gritos desgarradores de los que mueren despedazados o convertidos en antorchas humanas como tampoco presencian el indecible sufrimiento de los heridos

de esa capital, las cuales fueron sustituidas por fuerzas libanesas. El 21 de agosto, 350 paracaidistas franceses pertenecientes a la fuerza multinacional de distensión acordada, desembarcaron en Beirut y tomaron las posiciones previamente convenidas. El 30 de agosto Estados Unidos e Israel lograron que la O.L.P. así como sus activistas salieran de El Líbano y se dispersaran por varios países árabes. Ese retiro culminó en una emotiva despedida cuando el entonces presidente del Comité Ejecutivo de la O.L.P., Yasser Arafat, acompañado de 60 lugartenientes, jefes y funcionarios, abordaron el barco griego “Atlantis” y partieron rumbo a Atenas desde donde se dirigirían luego hacia Túnez. Con la salida del comandante Arafat se terminó de cerrar una página más en la dolorosa peregrinación del pueblo palestino por la búsqueda de sus legítimos derechos a la autodeterminación y a la libertad teniendo su propio Estado. El nuevo presidente de El Líbano era Beshir Gemayel a quien el Parlamento de su país había elegido como tal el 23 de agosto de 1982 Las unidades de los combatientes libaneses aliadas de los palestinos, acatando las condiciones del acuerdo se retiraron de las posiciones que venían ocupando desde que estalló la guerra civil, retirada como resultado de las presiones ejercidas por Israel y Estados Unidos. A su salida, las fuerzas israelíes procedieron a ingresar a esas aéreas dedicándose a saquear varias embajadas árabes ubicadas en los distritos Sur de Beirut, desmanes que no suscitaron ninguna reacción de condena ni por parte del enviado especial norteamericano Philip Habib, ni de su equipo ni tampoco de su gobierno El 6 de septiembre de 1982, Ariel Sharon, declaró en Beirut: “No imploramos un tratado de seguridad... pero es nuestro derecho y nuestro deber asegurarnos que haya un tratado de paz”. El 14 de septiembre el Presidente Beshir Gemayel, murió víctima de un atentado al estallar una bomba en la sede del partido Falangista. Doce horas más tarde, el ejército israelí atacó el sector Oeste de Beirut por tierra y mar, con el uso masivo de tanques y artillería pesada

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El miércoles 15 de septiembre de 1982, tuvo lugar otra terrible atrocidad de la invasión israelí a El Líbano: la masacre de los campamentos de refugiados palestinos de Sabra y Shatila, donde más de 2.000 hombres, mujeres, ancianos y niños, completamente desarmados y desprotegidos, fueron asesinados por milicianos cristianos de la Falange libanesa, controlada, nanciada, armada y dirigida por Israel. A raíz de estos hechos el gobierno israelí, por presión de la revista Time, nombró una comisión dirigida por el Presidente de la Corte de Israel Yitzhak Kahan para indagar en profundidad y amplitud sobre estos hechos; hallándose que las fuerzas israelíes habían recibido instrucciones de parte del Ministro de Defensa, Ariel Sharon, para autorizar a los milicianos

falangistas controlados por ellos, a cometer las matanzas y además los habían apoyado iluminándoles el área con bengalas. Dicha comisión acusó al Ministro Sharon de haber faltado a sus “obligaciones” y de ser “indirectamente responsable de esos hechos” ordenando su destitución. Lo cierto es que tanto esa aberrante matanza, así como la invasión a El Líbano y toda la destrucción causada en ese país y el arrasamiento de los campamentos de refugiados palestinos, encajaban perfectamente con el “modus operandi” de Sharon y Begin cuyos prontuarios registran el típico comportamiento de terroristas consumados por su ensañamiento contra la población civil desde los mismos comienzos de su trayectoria sionista Durante esa invasión, la aviación, la artillería autopropulsada así como también la disparada desde los buques y tanques israelíes, bombardearon intensamente a un país indefenso durante 80 días con sus noches; sus blancos fueron objetivos civiles como lo corrobora el hecho que la inmensa mayoría de las bajas que causaron fueron mujeres, niños y ancianos

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El balance nal de esa brutal invasión que ensangrentó a El Líbano fue de 35.000 civiles muertos, decenas de miles de heridos, 10.000 desaparecidos, 800.000 personas desplazadas de sus hogares, 32 poblados libaneses destruidos, 14 campos de refugiados palestinos arrasados y 4 ciudades libanesas - Nabatiye, Tiro, Sidón y Beirut - semidestruídas quedando por muchos meses afectada toda la infraestructura de agua, electricidad, sanidad y alimentación de ese pequeño e indefenso país; toda esta terrible orgia de destrucción y muerte se realizó en tan solo 85 días. Durante los constantes bombardeos, Israel utilizó munición prohibida como el napalm, las bombas de fósforo y de racimos. A pesar de toda esta barbarie, el Consejo de Seguridad de la O.N.U. no pudo adoptar las Resoluciones que exigían un inmediato alto al fuego porque Estados Unidos las vetaba de manera inmediata. El 26 de junio la Asamblea General de la O.N.U. por mayoría abrumadora de 127 votos a favor y solo los votos de EEUU e Israel en contra condenó a éste por la invasión y urgió al Consejo de Seguridad para que impusiera sanciones al Estado agresor y exigiera el inmediato retiro de sus tropas. Israel, apoyado diplomáticamente por los EEUU, no solamente se negó a cumplir con la Resolución de la Asamblea General, sino que acentuó brutalmente sus ataques. En Tel Aviv más de 100.000 judíos convocados por el movimiento “Paz Ahora”, afectados emocionalmente por las atrocidades cometidas en El Líbano por el ejército de su país, realizaron una manifestación en la que exigieron el n de la invasión para evitar la continuación de tantas atrocidades como también un inmediato y de nitivo alto al fuego

Según el portavoz del gobierno israelí, esta brutal invasión a El Líbano fue provocada por el terrorismo palestino contra objetivos civiles al norte de Israel, pero con este pretexto, se puso al descubierto que los sionistas mentían en forma descarada, como ha sido tradicional en ellos, ya que es un hecho innegable que entre el mes de julio de 1981 y junio de 1982, cuando se inició la invasión, no se habían presentado incursiones guerrilleras contra Israel procedentes desde el sur de El Líbano sino que por el contrario durante ese período, los palestinos habían estado cumpliendo rigurosamente, a pesar de todas las provocaciones de Israel, el convenio sobre el cese al fuego acordado por mediación de la O.N.U. y de Estados Unidos. Esas incursiones de haber estado ocurriendo, se efectuaron durante el período entre el año 1969 y el mes de julio 1981 cuando para la época el sur de El Líbano venía siendo utilizado por la O.L.P. como su base de operaciones contra Israel pero esa etapa de quietud (1981-1982) no le brindaba a Israel el pretexto tan ansiado para iniciar su agresión plani cada desde mucho antes. Este hecho frustró a Begin que no pudo disimular su enfado y su reacción consistió en violar varias veces el acuerdo del cese al fuego mediante bombardeos contra la ciudad de Damur y otras localidades libanesas, buscando vanamente con ello provocar la natural reacción palestina

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A raíz de la salvaje invasión israelí a El Líbano, el Premio Nobel colombiano, Gabriel García Márquez, en el mes de julio de 1982, publicó en la revista Visión un artículo relacionado con este hecho titulado “Begin y Sharon, Premio Nobel de la Muerte” uno de cuyos apartes expresaba: “Estaba en París en junio pasado cuando las tropas de Israel invadieron El Líbano. Por casualidad estaba también el año anterior, cuando el general Jaruzeiski, implantó el poder militar en Polonia contra la voluntad de la mayoría del pueblo polaco. Y también por casualidad me encontraba ahí cuando las tropas argentinas desembocaron en las islas Malvinas. Las reacciones en los medios de comunicación ante esos tres acontecimientos así como las de los intelectuales y los de la opinión pública en general fueron para mí una lección inquietante. La crisis de Polonia produjo en Europa una especie de conmoción social. Yo tuve la buena ocasión de agregar mi rma a la de los muy escogidos y muy notables intelectuales y artistas que suscribieron la invitación para un homenaje al heroísmo del pueblo polaco que se celebró en el teatro de la opera de París, patrocinado por el Ministerio de Cultura de Francia. Sin embargo algunos anticomunistas profesionales me acusaron en público de que mi protesta no fuera tan histórica como la de ellos. En aquel clima el que no fuera maniqueísta se consideraba ambiguo. En cambio cuando las tropas de Israel invadieron y ensangrentaron a El Líbano, el silencio fue casi unánime, aún entre los más exaltados jeremías de Polonia a pesar de que ni en número de muertos ni el tamaño de los estragos admitía ninguna posibilidad de comparación entre la tragedia de los dos países. Más aún por esas mismas fechas, los argentinos habían recuperado a las islas Malvinas y el Consejo de Seguridad de

la O.N.U., no esperó 48 horas para ordenar el retiro de las tropas ni la Comunidad Económica Europea lo pensó demasiado para imponer sanciones comerciales a la Argentina. En cambio ni ese mismo organismo ni ningún otro de su envergadura ordenó el retiro de las tropas israelitas de El Líbano en aquella ocasión. El gobierno del Presidente Reagan, fue el cómplice más servicial de la pandilla sionista. Por último, la prudencia casi inconcebible de la Unión Soviética y la fragmentación fraternal del mundo árabe acabaron de completar las condiciones propicias para el mesianismo demente de Begin y la barbarie guerrera del general Sharon. Tengo muchos amigos cuyas voces fuertes podrían escucharse en medio mundo, que hubieran querido y sin duda siguen queriendo expresar su indignación por este festival de sangre, pero algunos de ellos con esan en voz baja que no se atreven por temor de ser señalados de antisemitas. No sé si están conscientes de estar cediendo –al precio de su alma- ante un chantaje inadmisible...” Ante la re exión de un personaje de la importancia y valía de Gabriel García Márquez viene a la mente la frase del también Premio Nobel estadounidense Martin Luther King cuando expresaba: “No me preocupa la violencia de los violentos ni el grito de los corruptos y los sin ética, lo que me preocupa es el silencio de los buenos Finalizada la agresión, efectuada la salida de El Líbano de la O.LP., el ejército de Israel abandona Beirut y como el sionismo codiciaba desde mucho tiempo atrá el sur de El Líbano, especialmente por sus fuentes hídricas, sus tropas quedan ocupando esa parte del país tomando el control de cada palmo de ese territorio dando inicio a toda clase de atropellos, represiones, destrucción de aldeas, secuestros aleatorios para torturar a “sospechosos” de ser terroristas y toda clase de atrocidades que causan la muerte y desolación a muchos habitantes de esa región libanesa; nace y se desarrolla, como consecuencia de esas opresiva ocupación, un frente de resistencia popular que se conoce con el nombre “Hezbollah”. Así como durante la Segunda Guerra Mundial los pueblos europeos tenían todo el derecho a luchar contra la ocupación nazi creando grupos de resistencia como los Maquis en Francia y los Partisanos en Yugoslavia, así también el pueblo libanés tenía el propio de luchar contra los ocupantes de sus país con todos los medios a su alcance



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Hezbollah, agrupación integrada por combatientes contra la agresión sionista, constituía una fuerza asimétrica y por lo tanto sumamente móvil por lo que, frente a esto los tanques pesados, los blindados israelíes y sus aviones y helicópteros resultaban ine caces. Con la actividad de esa resistencia, empiezan a crecer las pérdidas en las las militares israelíes y su moral va decayendo.

Estados Unidos e Israel se apresuraron a ponerle en a ese movimiento, que combatía en justicia contra uno de los más poderosos ejércitos del mundo ocupante de su patria, el cali cativo de “terroristas” Paradójicamente en el mismo año en que empezó a diluirse en el tiempo de la historia el colonialismo ventajoso y explotador de algunos países europeos, a partir de mayo de 1.948 se da inicio a uno nuevo representado por Israel en Palestina. Ahora en El Líbano, en pleno siglo XXI, un Estado colonialista ocupa a otro en forma arbitraria durante 18 años, desde 1982 hasta el año 2000, imponiendo un verdadero reinado de terror cuyas manifestaciones se caracterizaron por un espantoso régimen de represión y destrucción. La apresurada retirada del ejército de ocupación israelí de los territorios del sur de El Líbano fue el resultado de la resistencia de Hezbollah y resulta difícil evitar una amarga sonrisa cuando se escucha que la Unión Europea presionada por el binomio Washington-Tel Aviv ahora endilga la cali cación de terrorista a quienes han luchado únicamente contra un ejército poderoso y lo han hecho para liberar sus tierras

Objetivo número tres: liquidar a los remanentes gobiernos nacionalistas

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Ya desde 1958, el gobierno de los Estados Unidos venía asumiendo con el apoyo de Inglaterra y Francia la gran responsabilidad política de controlar todo lo que ocurre en esa región. Su primer interés es el petróleo y el segundo es la seguridad de su gran aliado el Estado de Israel, siendo su compromiso tan fuerte que actualmente ha logrado vincular en esa línea política el decidido apoyo y colaboración de la Unión Europea y Japón. Después de la neutralización de Egipto, el neocolonialismo ha venido diseñando la llamada “Estrategia de Seguridad”, consistente en clasi car, según sus intereses particulares, cuales son los “Estados Delincuentes”, diferenciándolos de los “Estados Moderados”. Las diferencias sustanciales que intervienen para su clasi cación las determinan la docilidad política de los gobiernos de cada País del Medio Oriente y su consiguiente alineamiento internacional y actitud frente a Israel. La estrategia norteamericana al respecto fue clara: en primer término, consiste en continuar debilitando al máximo la ahora ya precaria unidad árabe y en segundo término la desestabilización en lo interno de aquellos gobiernos que todavía mantienen una actitud nacionalista y de confrontación con Israel; utilizando fundamentalmente la colaboración de los regímenes obsecuentes y corruptos de Arabia Saudita, Qatar y Kuwait

Estas políticas, diseñadas en Estados Unidos por un grupo de ultraconservadores, con la colaboración del poderoso Lobby Sionista en ese país, tienen como objetivo principal seguir respaldando incondicional y decididamente al extremismo de la ultraderecha de Israel y como complemento para ese propósito fomentar la desestabilización, como etapa previa para el derrocamiento de los gobiernos del Medio Oriente cuyas políticas confrontan sus intereses. A estos gobiernos se les ha colocado la etiqueta de “Estados Delincuentes” que integran el “Eje del Mal” estigmatizándolos simplemente porque representan un frente de resistencia contra la ocupación militar y los abusos del expansionismo territorial israelí y los del colonialismo, mientras que al mismo tiempo, Estados Unidos y sus aliados, mantienen estrechas relaciones con retrógradas monarquías como la de Arabia Saudita y los países árabes del golfo quienes violan total y permanentemente los Derechos Humanos y civiles de sus gobernados. Estos corruptos gobiernos por su absoluta sumisión política con el colonialismo, son considerados por Estados Unidos como “gobiernos moderados y modelos de democracia”; de ahí que con toda razón, Jimmy Carter, Expresidente de los Estados Unidos, escribió en una columna del periódico The New York Times, el 25 de junio de 2012: “Estados Unidos ya no puede expresarse con autoridad moral sobre las violaciones de los Derechos Humanos”. Ese rótulo estigmatizador de “países delincuentes” fue colocado a Irán, Irak y Siria por sus políticas nacionalistas y por brindar apoyo a las organizaciones de la Resistencia Árabe, que haciendo uso de un derecho legítimo, luchan contra la ocupación militar israelí Los países árabes que hasta entonces permanecían enfrentados contra Israel eran únicamente Irak y Siria pues Irán, que aun cuando también mantiene una política nacionalista y de confrontación contra la ocupación militar israelí, no es árabe sino persa. Este pequeño grupo de países, en virtud de sus políticas nacionalistas, debe lidiar en sus retaguardias, con los complots y las conspiraciones urdidas tanto por las potencias colonialistas y su gran socio Israel así como los gobiernos árabes corruptos al servicio de ellas. Ya neutralizado Egipto y habiendo quedado libre del nacionalismo de Nasser, y desarticulada la OLP y la Resistencia Palestina el siguiente objetivo era este pequeño grupo de países rotulados como pertenecientes al “Eje del Mal”. La conspiración elige como primer país para desarrollar el plan A de su objetivo número tres a

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En 1958, cuando en Irak a raíz de la ola nacionalista del nasserismo, fue destronada la monarquía pro británica encabezada por el joven Rey Feisal y por su Primer Ministro Nury Saíd; asumió el gobierno el general Abdel Karim

El panorama político del Medio Oriente sufre un cambio radical cuando en 1979 se produce en Irán la Revolución Islamista del Ayatola Jomeini que derroca el régimen del Sha expulsándolo del país. Los Estados Unidos observan con preocupación la asunción al poder de un sistema de gobierno que se rige por las doctrinas religiosas radicales de los clérigos chiitas unido al factor nacionalista que ellos también de enden. Para los norteamericanos resultaba más peligroso el cambio iraní que el nacionalismo pan-arabista, representado por el partido Baa’th

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Para la misma época, Saddam Hussein, entonces Vicepresidente de Irak, sustituye al Presidente Bakr y asume el poder. Al calor de todas estas convulsiones, el entonces Consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos durante el gobierno del Presidente Jimmy Carter, Zbigniew Brezynski, animó públicamente a Saddam Hussein para atacar a Irán y recuperar Shat El Arab. Al mismo tiempo que en 1980 se establecía la “doctrina Carter” cuyos lineamientos a rmaban categóricamente que Estados Unidos intervendría militarmente en la región para asegurar su acceso al petróleo, el ejército de Saddam Hussein invadió Irán, iniciando una guerra desastrosa que duró ocho largos años durante los cuales inmovilizó y produjo el desangre económico y militar de dos países que entonces contaban con poderosos ejércitos y grandes posibilidades económicas y nancieras que, de haber conformado un frente común, hubieran podido ejercer una fuerte presión para frenar las ambiciones expansionistas encaminadas a mantener la hegemonía del viejo colonialismo

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Kassem quien a su vez fue derrocado por el general Hassan Al Bakr de orientación nacionalista, promotor del partido Baa’th – renacimiento - en el poder. Uno de sus primeros actos de gobierno consistió en la nacionalización del petróleo iraquí en 1972 lo que trajo como consecuencia que el Presidente Richard M. Nixon de Estados Unidos comenzara a planear la manera de revertir esta decisión, inspirándose en la estrategia que se utilizó contra Mossadeq en Irán cuando este, tomó igual medida para nacionalizar el crudo iraní. Nixon termina desistiendo de ese mecanismo y adoptando otra distinta que fue empezar a armar e instigar a los kurdos iraquíes contra el gobierno de su país, incluyendo a Irak en la lista de Estados que fomentan y nancian el terrorismo. Posteriormente su gobierno empezó a incrementar en forma extraordinaria el envío de importantes partidas de armamento so sticado al gobierno del Sha de Irán, títere de los norteamericanos. Para entonces los únicos dos países en el mundo que recibían esa clase de armas de uso privativo de las fuerzas armadas de Estados Unidos eran Israel e Irán. El Sha, poderosamente armado y apoyado por la gran potencia americana, empezó a ejercer presión para que Irak le cediera el estratégico paso marítimo de Shat El Arab, en el Golfo Pérsico

Con la administración Reagan (1981-1989) crece en el gobierno norteamericano el temor por el incremento de la in uencia soviética en la región así como por el nacionalismo religioso pregonado por Jomeini ante la posibilidad real de su expansión por el Medio Oriente. Esta preocupación obliga al gobierno norteamericano a hacer un acercamiento en las relaciones diplomáticas con Irak y el primer paso consistió en que en 1982 Estados Unidos eliminara el nombre de ese país del listado de los que fomentan y/o promueven el terrorismo. A partir de entonces, el gobierno estadounidense empezó a armar y a apoyar activamente a Saddam Hussein, así como también a compartir con su ejército información de inteligencia militar y satelital. Entre las ayudas ofrecidas a Irak, se destaca la entrega de armas destructivas de largo alcance y la asesoría en la plani cación táctica de las batallas y de los ataques aéreos; igualmente le suministraban imágenes obtenidas por satélites para la evaluación de los daños que resultaban de esos ataques producidos por los iraquíes. La invasión fue estimulada por Estados Unidos que conocía la aversión de Saddam Hussein hacia el fundamentalismo islámico, tarea que facilitó el inicio de la agresión Durante esa extensa guerra, Estados Unidos tenía pleno conocimiento de que Irak estaba empleando armas químicas contra Irán, a pesar de lo cual, apoyaron el plan de Saddam Hussein para continuar con el programa secreto de seguirlas fabricando y utilizando en esa contienda. Dicha información no impidió al gobierno de Reagan seguir proporcionándole ayuda militar y diplomática. Fue así que en 1986, Estados Unidos bloqueó Resoluciones de la O.N.U. que condenaban el uso de armas químicas de Irak contra Irán y al mismo tiempo Reagan aprobó suministros a Irak que incluían Ántrax. A principios de 1988, el ejército de Saddam Hussein, apuntalado por los Estados Unidos, retomó el área estratégica de Shat El Arab, lo cual devolvió a Irak la salida al Golfo Pérsico. (Guerra contra Irak – Williams Rivers Pitt con Scott Ritter – ex inspector armamento ONU, 2002)

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Durante esa guerra, Estados Unidos practicó un doble juego, puesto que además de conjurar la revolución jomeinista, su interés también consistía en el mutuo desgaste y debilitamiento de esos dos países, pues mientras le suministraba ayuda militar y de inteligencia a Saddam Hussein, simultáneamente, vía Israel, facilitaba la entrega de armamento y repuestos de equipos militares de manera ilegal al gobierno de Jomeini, cuyas Fuerzas Armadas estaban equipadas únicamente con armamento de fabricación norteamericana proveído durante el mandato del Sha. Ocurrió que con las ganancias que producía la venta de esos armamentos y repuestos a Irán, Estados Unidos nanciaba a los “Contras” durante la guerra civil en Centroamérica. Este hecho, al hacerse público, produjo

un gran escándalo político que en el mundo se conoció con el nombre de “Irangates” y cuyo chivo expiatorio fue únicamente el coronel Oliver North Al término de la guerra Irak-Irán y estando la economía iraquí como consecuencia de ella en el peor de los momentos, el gobierno títere y corrupto de Kuwait, empezó a inundar de petróleo los mercados internacionales, consiguiendo con esa medida devaluar signi cativamente el precio del barril del crudo. Este hecho frenó los planes de reconstrucción del Irak de la posguerra, que no obstante seguir contando todavía con un ejército fuerte, fue colocado en una situación de as xia nanciera por la deuda que Saddam Hussein había contraído para nanciar la confrontación contra Irán. Agotadas todas las vías diplomáticas encaminadas a persuadir a los países petro-árabes para que revirtieran esa política económica desastrosa de inundar con petróleo barato, en precio inferior en un 52% por debajo de los mercados vigentes de la época, condujo a Irak a acusar a Kuwait de haber emprendido una guerra económica contra ella condenando a su pueblo a morir de hambre y malpagando el haberlos salvado de la revolución islámica Jomeinista

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Esta angustiosa situación lo motivó a emprender una desesperada acción: declaró que Kuwait era un país arti cial, pues históricamente había sido una provincia iraquí, y el 2 de agosto de 1990 procede a invadirlo. Esta temeraria acción provocó la intervención americana que luego de armar una coalición internacional para llevarla a cabo, dio un ultimátum para que las fuerzas iraquíes se retiraran. Al no acatarlo, las fuerzas de la coalición encabezadas por Estados Unidos e Inglaterra dieron inicio a la operación bautizada con el nombre de “Tormenta del Desierto”, la cual consistió en un violento ataque contra las tropas iraquíes. Cuando nalmente el ejército iraquí inició su salida de Kuwait, enarbolando banderas blancas y enrumbándose hacia Irak, fue traicionado y violentamente atacado desde el aire por la aviación americana, que se dedicó a cometer un verdadero crimen de guerra al masacrar a un ejército que ya se había rendido como indicaban inconfundiblemente las banderas blancas que exhibía. Posteriormente el entonces presidente de Estados Unidos, George H. Bush, procedió a fomentar una guerra sectaria en Irak, armando y nanciando a los chiitas en el sur y a los kurdos en el norte, para que ellos mismos derrocaran a Saddam Hussein decretando zonas de exclusión aérea en ese país. En otras palabras, sembró las semillas de una guerra civil en cumplimiento de su macro proyecto para desestabilizar a los países de orientación nacionalista, pues para La Casa Blanca, su obsesión ha venido consistiendo en ver a su país absolutamente hegemónico en esa zona. Con ese propósito continúan diseñando e implementando un profundo cambio en la geopolítica del Medio Oriente, cambio que bautizaron con el nombre de “Nuevo Orden Mundial” el cual consistía en

Cabe anotar que para la época de la revolución islamista del Ayatola Jomeini, todavía se vivía en pleno la Guerra Fría y la Unión Soviética estaba ocupando Afganistán, ocupación que despertaba el recelo de los Estados Unidos y al mismo tiempo su deseo de conseguir, sin intervenir directamente en la escena, la expulsión de esta in uencia de la región. Así fue como concibieron la idea de encargar al régimen títere y corrupto de Arabia Saudita la tarea de reclutar y nanciar a miles de jóvenes islámicos fundamentalistas para adoctrinarlos con ideas todavía más extremistas, inculcándoles que “Afganistán, país islámico, estaba siendo ocupado por un ejército de ateos” y con ese propósito, encargaron a Osama Bin Laden, quien para entonces era agente de la C.I.A. y cuya familia siempre ha mantenido una estrecha relación con los gobiernos Estados Unidos, para comandar la lucha de estos jóvenes fanatizados contra las fuerzas soviéticas en ese territorio. Terminada exitosamente su misión con la expulsión de su ejército, estos extremistas, ahora dirigen su mirada hacia Arabia Saudita, cuyo gobierno, siguiendo órdenes de Estados Unidos, los reclutó, adoctrinó y nanció; al enterarse que “su suelo sagrado estaba siendo pisoteado por otra variedad de un ejército de no creyentes”, aprestándose a partir de entonces a combatirlo. Por esa época, un ejército norteamericano de más de 500.000 hombres, tenía como base de operaciones dicho país y se aprestaba para invadir Irak por la ocupación de Kuwait Así nace la red terrorista de “Al Qaeda”, creación única y exclusiva de Estados Unidos y de su socio Arabia Saudita, red que años más tarde comete el acto terrorista más violento contra los Estados Unidos al destruir las Torres Gemelas y atacar el edi cio del Pentágono el 9-11-2001

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Con posterioridad al 11 de septiembre de 2001, el gobierno de los Estados Unidos, bajo el mandato de George W. Bush, empieza a difundir informaciones falsas que Irak tiene armas de destrucción masiva y además mantiene vínculos con el terrorismo, entre otros con el grupo que lidera Osama Bin Laden al cual cobija y protege. Ya hacia nales del verano del 2002, Donald Rumsfeld, a la sazón Secretario de Defensa, con base en mentirosos y exagerados informes,

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alinear a los gobiernos de los países del Medio Oriente con sus intereses políticos y económicos mediante la fórmula de que aquellos que no se subordinaran a su mandato los colocarían con el rótulo de ser países pertenecientes al “Eje del Mal” por fomentar y cobijar terroristas y/o de tener armas de destrucción masiva. Serían señalados como regímenes que representaban una amenaza para el mundo y los convertirían en objetivo militar. Con estas falsas aseveraciones empiezan a construir un marco legal para justi car su intervención armada contra esos gobiernos “no alineados” mediante las llamadas guerras preventiva

aseguró que Saddam Hussein estaba detrás de los atentados a las Torres Gemelas y al Pentágono, reiterando una vez más que estaba acumulando arsenal de armamento de destrucción masiva; por lo que el actual régimen iraquí “representaba una gran amenaza para Europa, el Medio Oriente y Estados Unidos” Todas estas falacias fueron recogidas y difundidas ampliamente por el formidable aparato propagandístico norteamericano y sionista, muy a pesar de que el entonces Secretario de Estado, General Collins Powell, así como el Director de la C.I.A., George Tennet y sus analistas insistían en que no había ninguna evidencia que Irak tuviera armas de destrucción masiva y mucho menos que estuviera involucrado en los atentados del 11 de septiembre. Scott Ritter, quien ejerció por espacio de siete años por designación de la ONU para desarrollar las funciones de inspección sobre el terreno e investigar la posible existencia de esas armas, siendo por lo tanto uno de los que más profundamente conocía el arsenal de Irak, aseguró en todo momento que ese país no tenía esa clase de armamento; Rumsfeld por su parte, seguía su labor de confusión y engaño, insistiendo en que sus fuentes eran con ables La realidad es que para la camarilla ultraconservadora y pro-sionista que representa el verdadero poder detrás del trono y que en últimas es la que rige la “Política de Estado” del gobierno americano, dando cumplimiento a la estrategia de controlar geopolíticamente el Medio Oriente; acabar con Irak tenía el doble propósito de apagar otro foco del nacionalismo árabe y al mismo tiempo ofrecer mayor seguridad para el Estado de Israel, base militar de Estados Unidos en esa región. Con ese infame propósito iniciaron una enorme campaña mediática llena de informes alterados, pruebas falsas y acusaciones injusti cadas, con las cuales fueron creando una psicosis colectiva en la opinión extremadamente sensibilizada de los norteamericanos, vinculando a Irak con el atroz atentado contra las Torres Gemelas y el Pentágono, para de esta forma conseguir su apoyo para una intervención militar. En efecto, esa campaña de falsas imputaciones logró su propósito, pues al cabo de un año después de esa agresión, una encuesta de Gallup reveló que el 71% de los estadounidenses, cegados por esa campaña de mentiras, estaban convencido que Saddam Hussein había participado activamente junto a Osama Bin Laden en ese crimen

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Bob Woodward, famoso periodista norteamericano del Washington Post, coautor del libro “Los Hombres del Presidente “ que expuso el escándalo de Watergate, cuya investigación condujo a la renuncia del Presidente Richard Nixon; en su nuevo libro sobre la guerra de George W. Bush contra Irak, “Plan de Ataque”, 2004, cuenta que el Vicepresidente Dick Cheney, estaba obsesionado con invadir a Irak y fue este mismo personaje quien aseguró a los medios, conjuntamente con

Donald Rumsfeld, que ese país tenía armas de destrucción masiva. En ese libro, el autor revela además, que la guerra contra Irak se empezó a preparar a las pocas semanas de ocurrido el atentado del 11 de septiembre; Woodward cuenta adicionalmente, que Bush le dijo a sus asesores que aunque tenían que empezar atacando Afganistán, estaba decidido a invadir Irak. Con ese execrable propósito, se inició otra formidable campaña mediática llena de mentiras para confundir a la opinión pública e involucrar a Irak con ese atentado, algo que nunca, mediante evidencias mínimamente convincentes, han podido demostrar Por otra parte, el General (r) norteamericano de cuatro estrellas, Wesley K. Clark, quien se desempeñó como director de planes estratégicos y políticos para el Joint Staff en el Pentágono (1994/1996) y en el año 1999 ocupó el cargo de Comandante Supremo de la OTAN, confesó en marzo del 2007 a la periodista Amy Goodman en el programa “Democracy Now” en una entrevista televisada cuales fueron los planes de Estados Unidos concebidos para atacar Irak que empezaron a ser desarrollados tan solo una semana después de los atentados del 11 de septiembre de 2001. Relató ese alto o cial en la entrevista, que diez días después de esos hechos terroristas, hizo una visita al Pentágono durante la cual un General que para la época trabajaba bajo la jefatura de Rumsfeld, y cuyo nombre Clark se reserva, lo llamó aparte y le manifestó: “General, hemos tomado la decisión de invadir y entrar en guerra con Irak” Clark, en esa entrevista para la televisión sigue diciendo que le preguntó acerca del porqué de esa decisión, y el General responde que desconoce la razón y agrega socarronamente: “No lo sé general, a lo mejor no tenemos algo más que hacer”. Entonces pregunta que si en el Pentágono tenían alguna información que conectara a Saddam Hussein con Al Qaeda, el cual le responde que no, que simplemente se tomó la decisión de invadir a Irak

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Sigue contando el General Clark en esa entrevista, que a los pocos días volvió a visitar al alto o cial en mención, pero esta vez en su casa. En dicha visita pregunta cómo iba la situación, que si ya habían desistido de llevar a cabo la invasión a Irak y este le responde que no, que por el contrario la situación era más grave aún enseñándole un documento que había extraído del Pentágono, en el cual se detallan los planes del gobierno de Estados Unidos para invadir siete países árabes en un período de cinco años: Libia, Siria, El Líbano, Irak, Sudán, Somalia e Irán, este último, que aun no siendo árabe, es reputado igualmente como terrorista en el documento. El periodista Amy Goodman, en esa etapa de la entrevista pregunta que “cual considera él era la razón de tantos con ictos en el Medio Oriente” y este le responde: “sin duda alguna es el petróleo”

Termina sus declaraciones expresando “La presencia del petróleo en la zona, conlleva un gran poder de exploración y exportación lo cual es una motivación especí ca para que quienes detentan el poder, invadan esa región y la dominen. Puedo decirte que siempre hay esa actitud que de alguna manera podemos intervenir y usar la fuerza en la región” El gobierno estadounidense invadió Irak el 20 de marzo de 2003 con un masivo ataque aéreo bautizado como “Operación Terror y Pavor” el cual hizo honor a su nombre al bombardear, sin misericordia alguna, en un indiscutible alarde de Terrorismo de Estado, un país al que dejaron completamente destruido y convertido actualmente en un caos total. Esta agresión según el informe de las Naciones Unidas de septiembre 2006, había dejado hasta esa fecha, a más de 600.000 civiles iraquíes muertos, a casi 3.000.000 de desplazados y a más de 1.500.000 de refugiados; por su parte la UNICEF, estimó que el 39% de la población iraquí no tendría ningún acceso al agua potable por cuanto las redes de los acueductos y las de energía fueron bombardeadas. Todo esto sin contar con el terrible destino que esperaba a gran número de huérfanos, heridos y discapacitados de por vida Junto con la ocupación efectuada por el ejército norteamericano, Irak sufrió el saqueo de su famoso Museo que prácticamente encerraba la historia de las civilizaciones. Las fuerzas invasoras solamente se preocuparon por proteger los pozos petrolíferos. Fueron tantas las atrocidades cometidas por estas tropas, que el periódico londinense “The New Telegraph” publicó en mayo de 2003 declaraciones de un alto comandante británico quien a rmó, que los procedimientos militares de Estados Unidos son muy violentos y desproporcionados y agregó: “Los estadounidenses ven a los iraquíes como subhumanos... su uso de la violencia es exagerado”. Corroborando estas declaraciones del o cial de Gran Bretaña la opinión mundial pudo constatar, a través de los medios, los vejámenes a los que fueron sometidos los iraquíes en la cárcel de Abu-Graib donde prisioneros cali cados como terroristas en forma sumaria, sin que hubiere pruebas que demostraran que lo fuesen o simplemente era ciudadanos recogidos al azar por el solo hecho de tener nacionalidad árabe. Similar aberrante situación contraria a todos los principios del derecho internacional se observa con los detenidos en la base militar de Guantánamo, en la Isla de Cuba

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El vacío de poder que produjo dicha invasión creó una potente mezcla de odio sectario que previamente había sido sembrado allí por George H. Bush, vacío institucional que como también el sectarismo inoculado, fueron alimentados por las ansias de poder que crearon y atizaron los antagonismos político-religiosos en esa agredida Nación, en el sur los chiitas querían ejercer solos el poder sin la

participación de los sunitas, mientras que al norte los kurdos combatían para establecer una nación independiente en esa zona y con ese n crearon un territorio autónomo luchando para conservarlo. El partido Baa’th del depuesto presidente Saddam Hussein estaba muy incrustado en la estructura del gobierno y al ser totalmente desvinculado del mismo por los norteamericanos se creó un una crisis política que se extendió en todas las áreas del engranaje administrativo de Irak. La inestabilidad en la administración pública, la policía, el ejército, etc. condujo a Irak a un cataclismo social cuya tenebrosa anarquía conllevó a que los atentados terroristas con carros bombas, junto con su estela de destrucción, de muertos y de heridos sean el pan de cada día. El caos ocasionado, dentro del cual todavía el país se debate, ha resultado peor que el supuestamente temible régimen de Saddam Hussein. Este ha sido el legado de esa injusti cada, ilegal e inhumana invasión En esa operación de “Terror y Pavor” contra Irak, Estados Unidos y la Gran Bretaña demostraron que no requieren la legitimidad de las Naciones Unidas ni de su Consejo de Seguridad para iniciar, con fundamento en falsos pretextos, un ataque a gran escala ya que la cantidad de muertos que puedan causar, como ellos son sobre naciones árabes, no los afecta. Es precisamente por su preocupación ante la posibilidad de que pueda quedar impune este monstruoso crimen contra la humanidad causado por George W. Bush y sus cómplices en Irak, que el 1o de septiembre de 2012, el arzobispo sudafricano y premio Nobel de la Paz, Desmont Tutu, dijo al diario británico Observer: “los antiguos dirigentes estadounidense y británico George W. Bush y Tony Blair deben ser juzgados por la Corte Internacional de La Haya por la guerra en Irak que se basó en una mentira”. (Tomado del diario El Tiempo, 3 de septiembre de 2012

Irán

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Concluida la tarea de destruir a Irak, la conspiración imperialista continuó con su plan de modi car la geopolítica del Medio Oriente, correspondiéndole ahora el turno a Irán y Siria. Tal como sucedió en el 2003 con Irak, Estados Unidos e Israel comienzan por agitar el tema de que Irán representa un peligro nuclear en potencia para Europa y el Medio Oriente. Con el pasar de los meses y al no poder las tropas de ocupación encontrar en el ahora devastado Irak las tan escandalosamente publicitadas armas de destrucción masiva y como la estrategia actual consistía en agredir a sus países vecinos, los invasores comenzaron a fabricar los pretextos para justi car una agresión a esos dos Estados. El primer paso consistió en difundir la noticia de que sus “informes de inteligencia” señalan que el material nuclear que justi có la guerra contra Irak, “pudo haber sido trasladado a Irán o a Siria”, países que Washington previamente había señalado de

ser pertenecientes al “Eje del Mal” y “promotores del terrorismo”. En esa acusación, a partir del año 2004, la sentencia para Irán era clara, para octubre de 2006 las campañas mediáticas a rmaban que el gobierno de George W. Bush tenía pruebas de que Irán estaba construyendo secretamente armas nucleares y fue ese mismo presidente quien aseguró entonces que ese país estaba a punto de convertirse en una amenaza para el mundo. La historia comenzaba a repetirse y tal como había acontecido con Irak en los años 2002 y 2003, la potencia norteamericana empezó a agitar al mundo acusando a los iraníes de albergar terroristas y ser un peligro nuclear en potencia. A través de los medios, Bush envió su mensaje: “El mundo debe unirse para dejarle muy claro a Irán que no tolerará la construcción de armas nucleares. Irán será peligroso si las llegara a poseer, por lo tanto habrá tolerancia cero para ese país” (El Tiempo de Bogotá, Octubre 16 de 2006) El profesor de Derecho Internacional de la Universidad canadiense de York, Ronald MacCallister, al respecto de esas acusaciones explicó: “Los halcones de Bush comienzan a crear el clima para invadir a Irán tal como sucedió antes de la invasión militar a Irak”. Por su parte, Joe Montville, del Centro de Estudios Internacionales y Estratégicos de Washington, con rmó esto: “La decisión de seguir atacando a los países que puedan signi car la seguridad para Estados Unidos (léase política de Estado) no se va a detener y de acuerdo con esa doctrina Irán sería el próximo objetivo militar”. Repitiendo la ya trajinada, desprestigiada y conocida fórmula para construir pretextos, por esa misma fecha Donald Rumsfeld, esta vez acusó a Irán de albergar en su territorio a miembros de Al Qaeda. Claramente se estaba viendo que, en el caso de Irán, comienza el mismo esquema de Irak, previo a la invasión: el gobierno de Estados Unidos saca a relucir los mismos argumentos para ir creando pretextos disfrazados de un “marco legal” que pueda justi car otra agresión. Estados Unidos y su base Israel, conjuntamente con Inglaterra y Francia creen tener el derecho de realizar acciones hostiles en todos los países del Medio Oriente, bajo el alegato de proteger su seguridad cuando lo que realmente buscan es mantener a estos países bajo su dominio con nes de carácter petroeconómicos

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El programa nuclear de Irán nunca ha constituido un secreto para nadie ya que este se inició hace muchas décadas durante el régimen del Sha Reza Pahlevi, y el actual gobierno de ese país ha venido asegurando en todo momento, que su plan nuclear es pací co y persigue únicamente el desarrollo energético así como también el de su agricultura. Todo este proyecto es perfectamente legal dentro de las normas internacionales e Irán está en todo su derecho de hacerlo. Los expertos en la materia que han visitado esas instalaciones o que han seguido la evolución de los procesos relativos al programa nuclear iraní, han venido asegurando que ese gobierno hasta ahora no está en condiciones de producir

armas nucleares y por lo tanto no representa ningún peligro. Tal es el afán de las potencias neocolonialistas en querer someter a los países del Medio Oriente que no tienen ningún recato en exigirles, bajo amenazas, que estos deben acatar los designios de esas grandes potencias o si no exponerse a ser agredidos e invadidos solo por obtener el hecho inaceptable de someterlos a su voluntad e imposición. Todos estos motivos y circunstancias que los rodean es lo que explica por qué el Medio Oriente no ha podido vivir en paz y por qué los países que lo conforman no pueden lograr su verdadera emancipación y progreso Resulta extremadamente curioso que se señale a Irán como una amenaza para la región, no obstante que este nunca ha atacado a ningún país y no ha ocupado ni ocupa militarmente en la actualidad territorios ajenos. Es paradójico que quienes ahora expresan estar preocupados por la proliferación de armas nucleares en la región, mantengan benevolente silencio ante el enorme arsenal que de ellas posee Israel ni del peligro potencial que esa posesión representa respecto a la paz y la seguridad del Medio Oriente y del mundo, con el agravante de que ese país viene ocupando militarmente territorios árabes y esgrime su poderío militar para perpetuar esa ocupación y amenazar a sus vecinos como lo ha venido haciendo su alto funcionario, el ruso Avigdor Lieberman. No cabe duda que la tenencia de bombas nucleares por parte del beligerante Estado lo faculta para imponer su arbitraria voluntad sobre todos los países del Medio Oriente, creando un permanente estado de terror y zozobra en la región por sus continuas y reiteradas agresiones y amenazas desconociendo y desa ando permanentemente la legalidad internacional, haciendo caso omiso de las Resoluciones de las Naciones Unidas que ordenan su retiro de todos los territorios ocupados militarmente El afán por parte de Israel agredir a Irán es de público conocimiento. Con progresiva insistencia este gobierno, en cabeza de Benjamín Netanyahu, su Primer Ministro, ha venido instigando a Estados Unidos para iniciar conjuntamente un ataque a gran escala contra ese país, acción cuyas consecuencias para la región y aún para el mundo serían de una gravedad impredecible. Hasta ahora el Presidente Obama ha sido un factor de contención y le ha venido asegurando a Israel que aún falta mucho para que Irán pueda tener su bomba atómica. A raíz de eso, Mitt Romney, quien fuera candidato a la presidencia, ha acusado a Obama de haber abandonado al Estado de Israel

Siri

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La agitación política en Siria expresada a través de las protestas sociales, empieza a manifestarse en las calles en una fecha muy avanzada respecto a las

convulsiones de los demás países, las cuales se conocieron con el nombre de “Primavera Árabe”, pero a diferencia de estas, con impresionante rapidez y para asombro del mundo y satisfacción de sus conocidos inspiradores, los rebeldes aparecieron repentina y misteriosamente equipados con abundante, pesado y so sticado armamento y con esa misma rapidez degeneran en un cruento con icto armado que recuerda el caso de Libia y también los hechos graves acontecidos en Siria durante el verano de 1979, que igualmente buscaban remover al gobierno de entonces presidido por Hafez Al Assad. Pero si hasta principios del año 2011 Siria había sido un país relativamente estable, cuya sociedad disfrutaba de una pluralidad cultural y religiosa, las preguntas que surgen entonces son: ¿Por qué, a diferencia de las protestas ocurridas en Túnez, Jordania, Yemen, Bahréin y Egipto, las de éste país escalonaron con asombrosa rapidez convirtiéndose en un grave con icto violento?, ¿Quiénes conforman la oposición armada?, ¿Quiénes están nanciándola y armándola? Y nalmente, ¿A quiénes va a bene ciar este con icto A nivel internacional existe una formidable campaña mediática que se dedica a difundir una versión que solo dice la verdad a medias y es un hecho que una verdad a medias dice menos de la mitad de la verdad verdadera de ahí resulta una gran diferencia entre lo que pregonan estas campañas y la realidad de lo que está ocurriendo al interior de ese Siria. Se a rma que la oposición armada lo que busca es derrocar a la actual dictadura y sustituirla por una auténtica democracia, argumento que al ser examinado, tal vez puede servir como introducción válida para conocer los verdaderos hechos que están en la raíz de lo que está pasando en ese Estado árabe

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Noam Chomsky en un reciente discurso en la Universidad Americana de El Cairo donde de nió la Plaza Tahrir como “un modelo inspirador convertido en símbolo mundial” agregó que: “los países occidentales con Estados Unidos a la cabeza temen que la democracia se asiente en el Medio Oriente porque ello daría lugar a una región más difícil de controlar” y siguió expresando que “la mayor amenaza para Estados Unidos es que los países del Medio Oriente se conviertan en verdaderas democracias. Estados Unidos no quiere políticas que re ejen la voluntad de los pueblos porque estos consideran a Occidente e Israel como enemigos de los árabes”. Este miedo a los gobiernos democráticos laicos en el Medio Oriente ejercido como política de estado por los imperios colonialistas desde los albores del siglo xx, es consecuencia de una política consistente en mantener su dominio en esa región del mundo por el interés mani esto que tiene por el petróleo y por su alianza con el Estado de Israel, su base militar en la región. Esto los ha conducido a tener como objetivo principal entre todas las zonas del mundo al Medio Oriente pues desde cuando se descubrieron las enormes riquezas en su subsuelo, en vez de generar bienestar y estabilidad a las naciones únicas y verdaderas dueñas de tan

preciado tesoro, solo las ha llevado a una situación en la cual no han podido vivir en paz como tampoco han logrado alcanzar su verdadera emancipación, ,libertad y el desarrollo del cual quedaron tan rezagados por efectos del “sueño de los siglos” y nalmente el progreso económico para todos Siria, aunque al igual que el resto de los otros países árabes tiene un sistema de gobierno totalitario, se diferencia en que su orientación política, en contraste a la del resto de las dictaduras y/o monarquías árabes vigentes hace énfasis en la secularización y el nacionalismo, adoptando una línea de oposición radical al Estado de Israel y a las pretensiones hegemónicas del neocolonialismo manteniendo una amplia cooperación con los movimientos de la resistencia antiisraelí, tanto libanesa representada por Hezbollah como la palestina, esto la ha conducido a ser una incómoda piedra en el zapato del colonialismo. No cabe duda que el gobierno de Siria, aunque personalista desde las épocas de Hafez Al Assad constituye actualmente el último baluarte del nacionalismo panarabista laico que representa la más rme bandera frente al interés expansionista de Israel y hegemónico del neocolonialismo; al mismo tiempo expresa el sentimiento de desprecio hacia los regímenes árabes, estos, además de absolutistas , integristas y retrógrados, están representados por las mismas familias con más de 150 años en el poder que como los de Arabia Saudita, su país lleva por nombre el apellido de la familia que lo gobierna -Saúd- cuyas políticas son de obsecuente sumisión y servilismo hacia los intereses de explotación y dominio del imperio norteamericano. Esto lo hacen a sabiendas de que si no se someten a las directrices de Occidente se exponen a ser derrocados o a que sus países sean invadidos mediante el subterfugio de ser terroristas poniéndole n a sus privilegios .Este larga batalla que enfrenta Siria es contra la conjura para construir en el Medio Oriente un “Nuevo Orden Mundial” promovido por los EEUU y que fue denunciado en su momento por el General (r) Wesley Clark, lo que limitaría la independencia que anhelan los pueblos árabes en forma plena y soberana

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Los sangrientos hechos que convulsionan a Siria, pese a sus apariencias no constituyen una guerra civil como las campañas de prensa insisten en hacerlo ver, y una forma de comprobarlo es cuando las mismas fuentes de inteligencia europeas a rman que el 90% del llamado “Ejército Libre de Siria” está conformado por mercenarios reclutados fuera del país y que más de cien mil de ellos han ingresado por la frontera de Turquía para integrar dicha fuerza; el 10% restante son integristas sirios. El congresista republicano Peter King a principios de mayo, en una entrevista en el programa “State Of The Union” del canal televisivo CNN, que recoge el Diario El Heraldo de la ciudad de Barranquilla el 6 de mayo de 2013,, expresó sus reservas ante los llamados que los grupos de

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Los sectores de la ultra derecha de la Unión Americana han venido ejerciendo una fuerte presión para forzar tanto a su gobierno como a la Unión Europea a efectos de seguir armando a los grupos rebeldes que combaten al gobierno de Siria, a sabiendas de que al hacerlo incurren en contradicciones, especialmente respecto a lo que ellos mismos pregonan acerca de la humanización de éste trágico con icto. La decisión que autoriza el envío de más armas y ayuda nanciera a esos “insurgentes” léase terroristas, se produce “coincidencialmente” pocos días después de la noticia de un acuerdo para la celebración de una Conferencia de Paz en Ginebra promovida conjuntamente por los Presidentes Obama y Putin con la con rmada asistencia a la misma del Presidente Al Assad de Siria. Los voceros del mal llamado “Ejército Libre de Siria”, soliviantados por el apoyo en armas y dinero, inmediatamente declararon no estar de acuerdo en participar en esa conferencia y a rmaron que su exigencia para poner término al con icto es la renuncia del Presidente sirio

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ultraderecha en Estados Unidos hacían para armar a la oposición siria ya que, según sus advertencias “Elementos de Al Qaeda tienen gran control dentro de los grupos rebeldes que se enfrentan al régimen de Bashar Al Assad” y continuó sus advertencias diciendo: “Mi preocupación es que armando a los rebeldes podríamos estar fortaleciendo a Al Qaeda. Debemos asegurarnos que estas armas no acaben en posesión de este grupo terrorista”. Sus declaraciones se produjeron poco después de que se conociera el ataque de aviones de Israel a un centro de investigación militar cerca de Damasco. El gobierno sirio en su lucha contra estos “rebeldes”, ha venido tratando de imponer un riguroso control contra la penetración del islamismo radical (Sala smo) promovido por Estados Unidos y Arabia Saudita, cuyos agentes permanentemente están diseñando fórmulas para,mediante incidentes fronterizos deliberadamente fabricados por ellos crear un marco legal que pueda ser invocado para justi car una intervención de la OTAN o de los “Cuatro Jinetes del Apocalipsis”. Adicionalmente a estos mercenarios integrista que ingresaron a través de las fronteras con Turquía, apéndice de la OTAN, se están enviando por esa misma vía asesores militares así como también abundante armamento. Las “democráticas” Arabia Saudita, Qatar y Kuwait nancian tanto la compra de este armamento como las nóminas de los “rebeldes demócratas” que siendo similares en su fanatismo islamista a los que enviaron a combatir contra los soviéticos en Afganistán, condujeron a Barack Obama y al Senador King a formular una petición en sentido de que no se siguiera suministrando más armamento pesado, “por el riesgo que existe de que ese mismo sea utilizado en contra nuestra”. El Senado de los EEUU, pese a la razonada argumentación de un Senador y el mismo presidente, no tuvo inconveniente alguno en rati car ese apoyo en armas

El apoyo de los sectores ultraconservadores de Estados Unidos y Europa a la insurgencia busca torpedear las únicas vías civilizadas para terminar el enfrentamiento, contribuyendo a incrementar las posibilidades reales de que éste con icto se degrade causando todavía más muertes, destrucción y desolación y con ello mayor sufrimiento para la población civil. Mientras que las intervenciones de Estados Unidos y la Unión Europea con respecto a otras tragedias humanas como en el caso de la antigua Yugoslavia, Ruanda y Darfur han consistido en misiones encaminadas a desactivar sus con ictos y a procurar que no estallen de nuevo otros episodios de violencia que los hagan renacer; en el caso de Siria pretenden apagar el incendio echándole más gasolina al fuego lo que ha conllevado a la muy lamentable pérdida de 70.000 vidas humanas en los hasta ahora 20 meses transcurridos de ese con icto armado. Sostienen que el ejército sirio está masacrando a su propio pueblo pero omiten mencionar que más de la mitad de estas víctimas corresponden a miembros del ejército sirio y a civiles partidarios del actual gobierno. Son las mismas potencias occidentales que callaron con indulgente y cómplice silencio cuando en junio de 1982, en tan solo 20 días, Israel durante su invasión a El Líbano, causó la muerte a 20.000 personas, todos ellas civiles, tal como fue denunciado por Gabriel García Márquez en su artículo publicado en la revista “Visión” de la época ¿Podría creer la opinión pública del mundo en la sinceridad de las conmovidas preocupaciones de los gobiernos de las potencias occidentales por las enormes pérdidas de vidas de población siria siendo que ellos mismos suministran y abastecen a los llamados “rebeldes” con el armamento necesario para tales hechos de incontrolada violencia?,¿Podría también esa misma opinión pública creer en la sinceridad de las potencias imperiales cuando hablan de la necesidad de imponer la democracia en Siria y lo hacen con la participación y cooperación de Arabia Saudita que es el régimen más absolutista y retrógrado del mundo?

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Rusia y China, con su poder de veto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas han impedido hasta ahora la intervención de la OTAN en ese con icto lo que ha conllevado a las potencias, al no haber podido intervenir directamente como en el caso de Libia, ahora buscan como justi car su intervención armada. El primer paso consistió en trazar una línea roja cuando a rmaron que la utilización de armas químicas contra los rebeldes por cuenta del gobierno sirio sería motivo su ciente para intervenir militarmente. El Servicio de Inteligencia de Israel se plega a esta información respondiendo que ciertamente el gobierno de Al Asad si estaba empleando armas de esa naturaleza contra dichos voces de protesta. Lo siguieron en esa ya tradicional estrategia de argucias los gobiernos de Inglaterra y Francia mientras que el gobierno de Obama mantenía una prudente posición al

respecto. Por su parte las Naciones Unidas a rmaron que no existían evidencias que corroboraran esas acusaciones contra Siria Durante ese mismo período de acusaciones sobre el uso de armas químicas, las autoridades de Irak capturaron elementos terroristas pertenecientes a la red de Al Qaeda quienes tenían en su poder una cantidad limitada de ese material. La pregunta que surge es ¿quién se los suministró? Así como el caso del terrorismo surgido en Europa por las mismas agencias de inteligencia de la OTAN, aprovechándose de que la opinión pública es altamente sensible a los actos de terrorismo, divulgando que son obra exclusiva de los comunistas; de la misma forma, buscando la manera de crear las condiciones propicias para la intervención militar contra Siria, utilizan el del empleo de armas químicas. Todavía están muy frescas en la memoria del mundo las falsas “pruebas” que se inventaron para justi car la invasión y posterior destrucción de Irak Los verdaderos amantes de la democracia no deben albergar muchas esperanzas ni crearse falsas expectativas, si el actual gobierno de ese país es derrocado, pues no va a ser reemplazado por un Estado de Derecho porque por el contrario, la era post Al Assad, será inclusive más caótica y violenta que la del actual Irak ya que lo que en realidad persiguen estas grandes potencias no es la democratización, sino darle n al Nacionalismo Laico para la desestabilización y la subordinación política de este país y de todo el Medio Oriente, mediante la fórmula del “Caos Creativo”, como ellos mismos la han denominado. El primer golpe para conseguir ese propósito fue contra el Presidente Gamal Abdel Nasser de Egipto, el segundo la fallida “Solución Final” contra la OLP y el tercero fue contra el gobierno nacionalista del Baa’th de Irak dirigido por Saddam Hussein; Libia representó apenas un campo de maniobras, una especie de experimento para luego replicarlo contra Siria

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La oposición armada en Siria está integrada por mercenarios radicales que pertenecen en su mayoría a la corriente islámica del Sala smo, que constituye una versión del Wahabismo, religión o cial de Arabia Saudita y persiguen instaurar un gobierno isalamista. El Sala smo que está teniendo cada vez mayor protagonismo logrando éxitos electorales en el mundo árabe, tiene como fuente de nanciación los abundantes petrodólares originarios de las monarquías absolutistas de Arabia Saudita y Qatar, cuyos ingresos no están bene ciando los intereses de los pueblos árabes sino que engrasan con ingentes recursos económicos las guerras de los Estados Unidos contra las mismas naciones árabes como cuando le suministraron gratuitamente a los ejércitos norteamericano e inglés toda la gasolina para sus tanques, aviones y transporte militar usados en la

guerra contra Irak en el año 2003, así como también nanciaron a los “rebeldes” libios La opinión no comprometida del mundo puede preguntarse ¿por qué si Estados Unidos apoya incondicionalmente a Israel, país que pisotea los derechos del pueblo palestino y usurpa sus tierras, puede todavía mantener excelentes relaciones diplomáticas y magní cos lazos de amistad con ciertos países árabes, con regímenes antidemocráticos entre ellos la medieval y corrupta monarquía familiar de Arabia Saudita al igual que con Qatar y Kuwait? La respuesta es clara: los vínculos de amistad y alianza son el resultado de un pacto o acuerdo basado en el esquema “Control del petróleo y docilidad política a cambio de protección a sus privilegios y extravagancias” Pese a que el presidente Barack Obama ha procurado mantener una aparente línea de equilibrio en su postura frente a la situación en Siria, sin duda los grupos de presión en el Congreso dominado por los neoconservadores, un verdadero poder detrás de la presidencia, siempre inclinados a favor del sionismo, presionan para que su país patrocine las fuerzas subversivas mercenarias Esta larga batalla que viene librando Siria forma parte de una confrontación más amplia en la cual están en juego las esperanzas de la nación árabe así como también su presente y su futuro. La conjura contra los gobiernos autónomos ha llegado al extremo que los países colonialistas están haciendo hasta lo imposible para derrocarlos Una vez más los cuatro jinetes del apocalipsis, Estados Unidos, Israel, Inglaterra y Francia se aprestan para galopar nuevamente sobre la ya muy martirizada región del Medio Oriente, llevando de la misma forma que en el pasado, como ha sido su tradición, la muerte, la desolación, el caos y la violencia

Balance sobre la Primavera Árabe

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Es perfectamente natural que exista en el pueblo árabe, el fermento de una creciente agitación en demanda de sus legítimas y sanas aspiraciones de justicia social, libertad y de mejores condiciones económicas. Pero ocurre que las aspiraciones de quienes integraban las manifestaciones que sacudieron a esa Nación, protagonizadas por jóvenes de ambos sexos que representaban una naciente sociedad civil, sin contenido religioso, fueron frustradas por las elecciones que las siguieron, a pesar de lo cual, nunca, durante el período de dos años de estas manifestaciones, los indignados hicieron uso de armas tan so sticadas y pesadas como las que se utilizaron en Libia y las que se están

En Libia, el primer acto del nuevo gobierno, una vez derrocado Muamar el Gada , consistió en declarar que El Corán es la constitución del Estado, el cual se regirá por la “Sharia” que es la ley islámica. En Egipto, los sectores laicos y demócratas que se jugaron la vida en la plaza de El Tahrir de El Cairo, se encontraron con que el nuevo Presidente elegido, Mohamed Morsi resultó ser un musulmán sala sta. El periodista inglés Robert Fisk, recogió del periódico The Independence un escrito que condensa el angustioso sentir de los pueblos árabes con vocación democrática, consistente en un clamor del conocido escritor tunecino Abdel Hamid Gmati: “¿Por qué nos traen a estos sala stas, estos islamistas, estos wahabitas, estos predicadores? – obsesos sexuales, probablemente pedó los- que hablan de ablación, que lanzan fatwas..., que no tienen nada que ver con nuestra civilización y nuestra idea de la religión y nuestros valores, desarrollados durante siglos”. Por su parte, dentro de ese mismo tenor y recogiendo el clamor de la población de su país Emiratos Árabes Unidos, el Sultán y escritor Emiratí Saud Al Qassemi expresó “esta es una zona política libre de islamistas. No queremos al Islam político aquí. Que se vayan a hacer lío a otro país”. (NYT intl weekly-El Espectador 18-07-13

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Re riéndose a los acontecimientos sociales que convulsionaron a algunos países del Medio Oriente como consecuencia de la llamada “Primavera Árabe”; Mishaal Al Geergawii , analista político observó y de nió la situación del siguiente modo : “ me preocupa que en este período una transición democrática para un Estado como Emiratos Árabes Unidos...nos hunda en un conservadurismo reaccionario probablemente durante los próximos 30 años”... continúa a rmando: “observo lo que está pasando en Egipto y otros lugares y me pregunto ¿necesito esa clase de transición?” (NYT intl weekly-El Espectador 18-07-13). Efectivamente, el constitucionalmente elegido Presidente de Egipto, Mohamed Morsi, al hacer énfasis durante su gobierno en promover el islamismo radical, en detrimento de los aspectos más importantes como son los sociales y económicos, logró suscitar la masiva

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utilizando ahora en Siria. Los gobiernos que fueron destituidos por esas manifestaciones, han ido registrando el advenimiento de los partidos islamistas que están cambiando las derribadas dictaduras por teocracias o seudodemocracias sala stas. En Túnez, donde se dio la primera revuelta que destituyó al dictador Zein El Din Ben Ali, el partido islamista El Nahda, nanciado generosamente por Arabia Saudita y Qatar, asumió el poder el cual está implantando su hegemonía religiosa encarcelando a los periodistas en nombre de la moral, al mismo tiempo que los libros no islamistas han desaparecido de las librerías, mientras que los fanáticos sala stas, animados por predicadores enviados desde Egipto, se toman las calles insultando a las mujeres que no usan el “hiyab”, indumentaria que les tapa el rostro y solamente tiene una apertura para los ojos

reacción de los sectores laicos que rechazaron su línea de gobierno, pretendiendo un cambio en favor de sus ideas reformistas tendientes a que no se implantara un gobierno religioso. Después de manifestaciones multitudinarias de protesta en la plaza Tahrir, logran que el ejército egipcio los respalde cuando los militares proceden a darle un ultimátum a Morsi para satisfacer las demandas del importante sector de la población egipcia, que al no ser cumplidas conducen a su derrocamiento En el Medio Oriente, desde el advenimiento del islam no político, han estado conviviendo en paz y armonía musulmanes, cristianos y judíos. Lo tradicional en el mundo árabe siempre había sido la convivencia tolerante entre las distintas vertientes confesionales en medio de una atmósfera de libertad de cultos. El islam político apareció a mediados del siglo XX, inicialmente como factor opositor al panarabismo laico liderado por el Presidente Gamal Abdel Nasser de Egipto, pero es a partir de la post guerra de los seis días cuando empiezan a gestarse movimientos político-religiosos. El auge del islamismo desde entonces y el desarrollo en su seno del integrismo que empieza a surgir, se deben inicialmente al sentimiento de frustración y marginación que invade a la población árabe por el golpe recibido con esa derrota y el cual frustra el movimiento del nacionalismo panarabista, sobre todo, con la muerte de Gamal Abdel Nasser, y luego, con lo que consideran la traición del Presidente Sadat con su rma en los Acuerdos de Camp David El impacto de esa frustración impulsa a los jóvenes en muchos países árabes, a buscar en la pureza de la religión islámica el retorno a su verdadera identidad y a hacerles evocar las grandezas que convirtieron a la nación árabe en el imperio más poderoso y civilizado de su época. Para un numeroso grupo de esa juventud su desilusión les hace ver a la secularización como la encarnación de Occidente a quien ahora empiezan a identi car como su enemigo, responsable de la corrupción, humillación, frustración y marginación de sus pueblos en los procesos políticos de sus respectivos gobiernos; marginación que consideran impuesta por regímenes comprometidos con los intereses políticos y económicos del colonialismo. Esta actitud va alimentando un oscuro y profundo resentimiento que lleva a algunos segmentos del islamismo a considerar que, sencillamente, Occidente no ha sido incapaz de superar el viejo espíritu de las Cruzadas

La Campaña Islamofóbica: Arma contra los árabe

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Como consecuencia de que en el año 1.979 en Irán se sucede la Revolución Islámica de Jomeini empiezan a surgir movimientos político-religiosos

reivindicando un islam ajeno a sus tradiciones históricas. Este fenómeno ha ido difundiendo en el Medio Oriente las semillas del fundamentalismo islámico, gracias a la proliferación de las escuelas religiosas, llamadas “Madrassas”, creadas y nanciadas por Arabia Saudita para enfrentar el nacionalismo religioso de Irán. El fundamentalismo religioso que fomenta Arabia Saudita es opuesto al de la Revolución Islámica de Irán y además, su esencia es antiárabe, hecho que las masas fanatizadas no alcanzan a detectar. Los primeros pupilos de estas escuelas, llamados talibanes, fueron reclutados por la C.I.A. y Arabia Saudita para combatir contra los soviéticos en Afganistán. Al desentenderse los Estados Unidos de ese país lo dejaron a merced de los fanáticos adoctrinados por esa monarquía medieval donde nuevas promociones que el gobierno saudí respalda mediante la nanciación para la construcción de escuelas fundamentalistas islámicas, cuyas promociones son reclutadas para implantar “la democracia en Siria”. Está claro que Estados Unidos y sus aliados están fomentando en Medio Oriente el arma de la con ictividad religiosa, y lo hacen para debilitar a todos los países de la región y así seguirlo dominando Esa campaña para fomentar el sectarismo y el fundamentalismo religioso está sincronizada con otra bien orquestada que busca crear en Occidente un sentimiento de odio y rechazo contra los árabes en particular y la religión islámica en general, señalándolos como enemigos del resto del mundo, tergiversando el sentido de la “Yihad”, asociándolo con “Guerra Santa”. Esto es, sin duda una alteración maliciosamente deliberada del Corán pues la Yihad de ninguna manera signi ca una guerra y traduce simplemente “Lucha” contra las tentaciones y el mal, y aún en situaciones de confrontación bélica su signi cado está estrictamente restringido como una acción de defensa, en su sentido real y auténtico es el instinto de conservación que otorga la naturaleza a través de un acto de defensa propia, dado por el Libro Sagrado de los musulmanes Otra de las deliberadamente equivocadas interpretaciones del Corán, es que éste en ninguna parte condena a la mujer a un lugar secundario dentro de la sociedad y mucho menos establece el uso del velo, el Hiyab o el uso de la burka. Estas restricciones, sin ningún sustento en el libro sagrado del islam, han sido impuestas, divulgadas y fomentadas por la corriente del Wahabismo patrocinado por Arabia Saudita

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Entre las tres religiones monoteístas, el islam es la única que le ha dado valor sagrado y respeto a las otras dos: “Él te ha revelado la escritura con la Verdad, en con rmación de los mensajes anteriores. Él ha revelado la Torah y el Evangelio”. Corán, 3.3. Aláh -palabra que en árabe traduce Dios-. El mismo Dios de los cristianos, musulmanes y judíos en consecuencia, sostiene el Corán, no puede ser la causa

de una guerra entre religiones, pues Él ha sido el creador de estas. La Guerra Santa que dirige Al Qaeda contra Occidente es anti islámica; corrompe los principios éticos y morales consagrados en el Corán, supuesto que sus nes no son espirituales ni éticos sino económicos y políticos Muchas otras interpretaciones torcidas sobre el Islam han sido transmitidas a los occidentales desde las trincheras de estos autoproclamados “expertos sionistas” respaldados y apuntalados por una multitud de fundaciones y donantes, muchos de los cuales nancian también su lobby. Este grupo ha iniciado una campaña de “islamofobia” conformada por una red que se dedica a pregonar el odio contra los árabes y el islam y lo hacen con la falsa tesis de estar defendiendo los Valores Occidentales, campaña que es divulgada a través de las distintas redes sociales y mensajes de difusión por correo electrónico También utilizan acciones esporádicas de caricaturas y/o artículos que deliberadamente ofenden los símbolos más sagrados de la fe musulmana y que calculadamente se publican en determinados diarios y revistas de amplia circulación con el objetivo de suscitar la reacción furiosa de los más fanáticos del Islam, reacción exageradamente ampli cada con el propósito de poderla utilizar como propaganda contra los musulmanes. Estas campañas de desprestigio persiguen generar simpatías hacia el Estado de Israel y sus políticas expansionistas y consecuentemente un apoyo político a los planes belicistas de los halcones de la derecha norteamericana consideradas necesarias para mantener a raya a estos “pueblos salvajes y agresivos” Los promotores del rechazo al Islam omiten mencionar que en el mundo hay 1.400 millones de musulmanes de ser todos ellos fanáticos amigos de la violencia, ante tales ofensas, la misma ocasionaría a nivel planetario un caos de odio y mortandad. Con esta maniobra de herir sentimientos para provocar reacciones violentas de una reducida minoría fanatizada van cumpliendo una acción bien sincronizada basada en la ecuación de “Push and Pull”, según la cual Arabia Saudita nancia, promueve y difunde el fanatismo religioso, y occidente lo capitaliza para su propio provecho

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Una realidad que deliberadamente no quieren recordar ni divulgar estos cultos conspiradores, es que los árabes representan una nación antigua que tuvo un periodo de esplendor en la historia humana, en cuyo curso no ha existido una civilización con una cultura tan justa y tolerante como ha sido la árabe bajo el islam. Fue bajo su in uencia donde los judíos pudieron vivir tranquilos sin hostigamientos; tampoco recuerdan que la civilización occidental se desarrolló gracias al aporte de esa cultura y que mientras los árabes llevaban a los europeos

la ciencia del conocimiento, estos a través de las Cruzadas, estaban invadiendo sus tierras La esencia de los con ictos en el Medio Oriente no es como esa propaganda la presenta, bajo el aspecto del enfrentamiento del Islam contra Occidente; la diferencia consiste en establecer quien ha sido el agresor y quien el agredido. La opinión pública confundida y desinformada olvida que la violencia es un fenómeno netamente europeo, pues la historia de ese continente infortunadamente ha sido una crónica de guerras, fue allí donde se incubaron algunos de los más conocidos odios y los prejuicios que originaron el colonialismo, los sentimientos antijudíos y antinegros, el Holocausto, la esclavitud, la inquisición, las guerras religiosas, la matanza de los indígenas en la conquista de las Américas por quitarles sus territorios, como sucedió en Norteamérica donde casi extinguen a los indios pielroja por quienes pagaban recompensas por cada indio muerto, sirviendo la cabellera como prueba del hecho. La consigna era “el único indio bueno era el indio muerto”; y en el sur, donde la nalidad era despojarlos del oro; los torturaban y masacraban Por su lado hay que destacar las purgas políticas del comunismo estalinista y sus “Gulags” que causaron la muerte de 35.000.000 de rusos y ucranianos en “época de paz”; la segregación racial, dos guerras mundiales con más de 80 millones de muertos en su mayoría civiles, el terrorismo aéreo contra la población civil y el lanzamiento en Japón de dos bombas atómicas también contra objetivos civiles; la guerra de Vietnam, la invasión a Irak por E.U., la limpieza étnica de Palestina por el sionismo; entre otros Entre los árabes, en cambio, convivieron todas las razas en pie de igualdad y sin discriminación; no había diferencias entre el blanco y el negro, entre el musulmán, el cristiano y el judío. Catorce siglos antes de la convención de Ginebra - Protocolos 1925-, el Islam ordenaba el trato humanitario a los prisioneros de guerra y el respeto a las propiedades privadas en las tierras invadidas, la no agresión a personas no combatientes; principios humanitarios que en esa época las “civilizadas” naciones occidentales no respetaban y tampoco respetan hoy día, pese a la vigencia de esos protocolos

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Los árabes, como históricamente está comprobado, han sido una Nación creadora de civilizaciones y es por eso que se abarcan todas las etapas de su historia así como el desarrollo de los acontecimientos que los han moldeado a lo largo de ella. Sin el conocimiento de dichos acontecimientos que rodean lo que esa Nación ha tenido que sufrir en los últimos siglos y que sigue sufriendo actualmente bajo la in uencia de las potencias occidentales e Israel, no se

comprenderá nunca la razón ni el porqué de tanta violencia y tantas guerras en esa región del mundo En el común de las personas, en todos los niveles de educación y de edades persiste la creencia equivocada que los árabes son violentos por naturaleza atribuyendo a ello que el Medio Oriente es una tierra de con ictos. Muchos se preguntan por qué esas naciones no pueden dejar vivir en paz a Israel y al resto del mundo llegando a la temeridad de a rmar que son terroristas. De ahí se deriva la convicción generalizada que los con ictos en Medio Oriente tienen su origen en los valores negativos de los árabes o del islam y que Israel quiere vivir en paz pero que los árabes no lo dejan. Estos prejuicios, en lo fundamental, se deben a dos razones: 1o) El conocimiento insu ciente sobre los temas del Medio Oriente y 2o) la formidable y mal intencionada campaña propagandística antiárabe al mismo tiempo que insidiosa y llena de mentirosas a rmaciones viene esbozando la tesis que sostiene que los continuos con ictos en el Medio Oriente y el “terrorismo árabe que no deja vivir en paz al resto de la humanidad”, se deben a un antagonismo atávico e irreconciliable entre dos civilizaciones diametralmente opuestas: la judeo-cristiana, moral, cientí ca y culturalmente superior y por otra parte, el Islam, cuyos valores negativos predican el odio y la violencia Esta engañosa tesis que malévolamente divulgan sus conocidos aunque ocultos inspiradores es retransmitida y coreada por periodistas y críticos internacionales quienes por ingenuidad o malicia pasan por alto que la razón de esos enfrentamientos son consecuencia del colonialismo de siglos anteriores que siempre vio esa región como un objetivo estratégico y luego económico dada las inmensas reservas petroleras de su subsuelo y el deseo de las naciones árabes en ser, no solamente independientes sino las únicas explotadoras y administradoras de sus riquezas naturales. Por otro lado , el despojo territorial a todas luces ilegal y arbitrario por parte de Israel de zonas donde nunca estuvieron asentados como pueblo pero que el sionismo alega como propias por mandato Bíblico-Divino, además de ofender a un pueblo ha ocasionado un con icto en donde la agresión y el terrorismo de estado proviene del invasor

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El papel de la autoproclamada potencia mundial, Estados Unidos en el mundo árabe ha sido nefasto ya que su política de estado en vez de ser reguladora de las buenas relaciones entre esos países, ha sido manejada en función de su propia conveniencia e intereses económicos y estratégicos lo que la ha conducido a que su poder e in uencia en el Medio Oriente no haya estado al servicio de la paz sino de las injusticias y prueba de ello es que se han empeñado en frustrar los procesos de genuina libertad y democracia. En pos de sus intereses económicos

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protegen, por su docilidad política, los gobiernos y monarquías de la región. Esa potencia también mantiene una política de nida para intervenir militarmente cuando se trata de dar apoyo a sus propios intereses, los cuales incluyen la política expansionista del Estado de Israel

EPÍLOG En esta publicación hemos querido analizar la historia político-militar del añejo pero siempre renovado problema que viene enfrentando a palestinos y judíos, así como también sus orígenes y la evolución de los acontecimientos más importantes del mismo, particularmente aquellos que comenzaron a surgir desde la “Declaración Balfour”, nefasta promesa británica a partir de la cual empezaron a desarrollarse en Palestina una secuencia de hechos violentos cuya progresiva gravedad desembocó en lo que hoy se conoce como El Con icto Palestino-Israelí. Igualmente nos referimos al fenómeno del sionismo abarcando sus aspectos principales que comprenden su nacimiento, desarrollo y consolidación así como también hicimos una breve crónica sobre la historia de los árabes desde el surgimiento del islam hasta los eventos que corresponden a nuestros días En relación con el tema de este libro nos hemos propuesto exponer y confrontar objetivamente los más conocidos argumentos sobre los cuales el sionismo fundamenta su pretendida legitimidad para la creación del Estado Judío en lo que siempre ha sido la patria de los palestinos, asimismo hemos querido resaltar la grave responsabilidad histórica y jurídica tanto de Gran Bretaña como de Estados Unidos por haber maniobrado sistemáticamente, en la forma más infame, con el objetivo de impedir que el pueblo palestino pudiera ejercitar su legítimo derecho de decidir libremente su destino, constituyendo un Estado Nacional Independiente dentro de su propio territorio, derecho humano de carácter colectivo consagrado en la Carta Magna de las Naciones Unidas En nuestros tiempos, pleno siglo XXI, Israel sigue repitiendo lo ocurrido en 1947 durante la invasión sionista a Palestina, donde sus agresivas acciones por seguir robando tierras, no pudieron ser detenidas por las Naciones Unidas, tampoco por los países árabes y menos aún por los indefensos palestinos. Su voracidad territorial, que se mani esta a través de la construcción ilegal de asentamientos judíos en los territorios ocupados, a pesar de ser contrarios a las leyes internacionales y considerados “Crimen de Guerra” por la Corte Penal Internacional, no solamente no han podido ser detenidos sino que es cada vez mayor el número de proyectos que apuntan, aprovechando la indefensión de la población autóctona y el silencio cómplice de las grandes potencias, a seguir arrebatándoles las pocas tierras que aún le quedan, haciendo inviable la creación de un Estado Palestino

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Un Estado se deshonra a sí mismo cuando para ser fundado y ampliado discrimina a otro pueblo destruyendo sus hogares y creando refugiados. Sin duda, el crimen que el sionismo y sus patrocinadores cometieron contra el

pueblo palestino ofende la moral y la conciencia humana, pero lo más doloroso de todo esto ha sido la indiferencia de un mundo indolente que con la expresión tacita de su silencio ha estado apoyando una de las más terribles injusticias de la historia Desde la conquista de América del Norte, cuando los colonos también procedentes de Europa, fueron desplazando cada vez más a los aborígenes de sus tierras ancestrales, el mundo no había sido testigo de una situación parecida sino hasta el año 1947 cuando con el apoyo de las potencias occidentales, el sionismo, haciendo uso de una violencia demencial, atropelló agrantemente todos los derechos legítimos de los dueños de las tierras que usurparon Son ya muy conocidas las tácticas que el sionismo viene empleando para la usurpación de los territorios palestinos. Re riéndose a ellas, en 1970, el conocido historiador británico Bertrand Russell ha dicho: “Durante veinte años, Israel se ha extendido por la fuerza de las armas. En cada etapa de esta expansión, Israel hacía un llamamiento a la razón y a proponer diálogos. Tal es el papel tradicional de todo poder imperialista, puesto que desea en de nitiva, consolidar con las menores di cultades, lo que va adquiriendo por la violencia. Toda nueva conquista se convierte en nueva base para la proposición de negociaciones desde una postura de fuerza, negociaciones que simulan ignorar la injusticia de la agresión precedente. Es forzoso condenar la agresión perpetrada por Israel, no solamente porque ningún Estado tiene el derecho de anexionar un territorio ajeno, sino también porque la expansión misma es una experiencia que revela cuantas agresiones todavía el mundo es capaz de tolerar” No obstante su agresiva política expansionista, el Estado de Israel, incongruentemente, no ha cesado de a rmar que quiere la paz, pero exige que ésta se concrete a través de diálogos bilaterales, negociaciones que al mismo tiempo imposibilitan por su renuencia a congelar la construcción de más asentamientos judíos en los territorios ocupados, proceder que no evidencia signos de sincera voluntad política para solucionar éste crónico con icto Si el Estado de Israel sinceramente desea la paz debe empezar por no seguir alimentando los motivos que contribuyen a perpetuar este con icto. En la actualidad los motivos que lo mantienen vivo son causados por la voracidad territorial del sionismo que desea conservar lo que les ha quitado y les sigue quitando a los palestinos, los cuales pretende conservar y poblar hasta obtener allí una mayoría judía

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Si se anhela la paz y si no se desea mantener este doloroso con icto todas las partes deben empezar por enfrentarse con la realidad y esta consiste en que los

palestinos deben empezar por reconocer que el Estado de Israel no obstante ser el fruto de una grave injusticia ya es un hecho: existe y tiene derecho a seguir existiendo en paz y seguridad; al mismo tiempo los sionistas deben primero aceptar que Israel es el país de los israelíes y no únicamente de los judíos y segundo que los palestinos tienen todo el derecho de tener su propio Estado en las mismas condiciones de soberanía, paz y seguridad. Esta paz no podrá materializarse si Israel no renuncia a sus ímpetus por apoderarse de las tierras donde, según sus mitos, ellos como “Pueblo Elegido” fundaron y habitaron los reinos bíblicos de Judea y Samaria. La paz solo puede alcanzarse si empiezan por desocupar los asentamientos ilegales evacuando tanto los colonos judíos como también su ejército de ocupación de los territorios palestinos y si ello no es posible, entonces Israel debe convertirse en un Estado binacional concediendo a todos los palestinos la plena ciudadanía israelí incluido el derecho al voto En Europa hay paz en la actualidad porque esos países salieron de la Segunda Guerra Mundial libres de apetitos territoriales y desquites. Gracias a esto en ese continente el miedo y el odio han sido reemplazados por una con anza mutua y una buena voluntad que ha pavimentado el camino a la cooperación y a la unión La paz verdadera no puede imponerse por la intimidación y la amenaza del uso de la fuerza militar. Las victorias militares nada solucionan si continúan vigentes los problemas de fondo; tales son las lecciones de la historia La gravedad y complejidad de la situación político-militar del Medio Oriente, su antigüedad y su trascendencia cada vez mayor exigen que las grandes potencias, aquellas que han sido las responsables de infringir una enorme injusticia al pueblo palestino y convertir a esa región en la mas con ictiva del mundo, dediquen todos sus esfuerzos para solucionar el caos que ellos mismos crearon

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La paz nunca se ha establecido solamente a través de bellas declaraciones paci cas; hace falta una sincera voluntad real y una honesta subordinación a los principios fundamentales de la misma sin las cuales esta no podría alcanzarse. Para lograr este anhelo es preciso que los palestinos tengan un Estado libre, viable e independiente cuyas fronteras sean las mismas de 4 de junio de 1967 y con Jerusalén Oriental como su capital; una patria a la cual tienen derecho. Esta solución es la única fórmula capaz de liberar de resentimientos los corazones palestinos y de temores y odios los corazones israelíes.