Mitos Griegos

Editora General: Camila Domínguez Ureta. Editora Asistente: Camila Bralic Muñoz. Director de Arte: Juan Manuel Neira Lor

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Editora General: Camila Domínguez Ureta. Editora Asistente: Camila Bralic Muñoz. Director de Arte: Juan Manuel Neira Lorca. Diseñadora: Mirela Tomicic Petric.

I.S.B.N.: 978-956-12-3002-6. 1ª edición: julio de 2014. 4ª reimpresión: noviembre de 2019. © 2014 del texto, Cecilia Beuchat R. y M. Carolina Valdivieso O. Registro Nº 243.862. Santiago de Chile. © 2014 de la presente edición, Empresa Editora Zig-Zag, S.A. Registro Nº 244.317. Santiago de Chile. Editado por Empresa Editora Zig-Zag, S.A. Los Conquistadores 1700. Piso 10. Providencia. Teléfono (56-2) 2810 7400. E-mail: [email protected] / www.zigzag.cl Santiago de Chile. El presente libro no puede ser reproducido total ni parcialmente, ni archivado ni transmitido por ningún medio mecánico, ni electrónico, de grabación, CD-Rom, fotocopia, microfilmación u otra forma de reproducción, sin la autorización escrita de su editor. Impreso por A Impresores S.A. Av. Gladys Marin Millie 6920. Estación Central, Santiago, Chile.

Índice El antiguo mundo de los mitos griegos

4

Los principales dioses del Olimpo

6

Aracne, la araña

8

El rey Midas

14

El talón de Aquiles, el gran héroe

22

Prometeo, el bienhechor de los hombres

28

3

El antiguo mundo de los mitos griegos Los habitantes de la antigua Grecia creían en un gran conjunto de dioses, que tenían complicadas relaciones familiares entre ellos. Su comportamiento era muy parecido al de los seres humanos. Físicamente, eran similares a los hombres y mujeres normales, aunque los dioses eran de un tamaño mucho mayor. Vivían en la cima del monte Olimpo, a la cual no podían llegar las personas. El gobernante del Olimpo era Zeus, el más poderoso de los dioses y dueño del rayo. Los dioses sí podían bajar a la Tierra, ya fuera en la forma en que se les conocía habitualmente, o también disfrazados como personas normales o animales. De este enorme tesoro, hemos tomado una pequeña muestra, para contarla con un lenguaje cercano, aunque manteniendo su esencia. En ella, se reconocen muchos de nuestros propios problemas y experiencias.

4

Grecia Antigua

MONTE OLIMPO

PTÍA M A R

Mito de Aquiles

MAR EGEO

LESBOS

FRIGIA

COLOFÓN

DELFOS

Mito del Rey Midas

Mito de Aracne ATENAS

I C O J Ó N

OLIMPIA ESPARTA RODAS

TIRO

CRETA

M A R

CHIPRE

Mito de Aracne

M E D I T E R R Á N E O

Á F R I C A

Los principales

Zeus

(Júpiter) Dios supremo del Olimpo.

Hermes

(Mercurio) Hijo de Zeus, era el mensajero de los dioses y el dios del comercio.

Hera

(Juno) Esposa de Zeus, diosa protectora de los nacimientos y del matrimonio.

Hades

(Plutón) Hermano de Zeus y de Poseidón, dios del inframundo y de los muertos.

Artemisa

(Diana) Hija de Zeus, hermana gemela de Apolo, diosa de la caza y la fertilidad.

Marte

(Marte) Hijo de Zeus y Hera, dios de la guerra.

dioses del Olimpo

Dioniso

(Baco) Hijo de Zeus, dios del vino y la naturaleza.

Deméter

(Ceres) Hermana de Zeus y Hera, diosa de la agricultura.

Apolo

(Apolo) Hijo de Zeus, dios de la luz y la verdad.

Hefesto

(Vulcano) Hijo de Hera, dios del fuego y la herrería.

Afrodita (Venus) Hija de Zeus, diosa del amor y la belleza.

Atenea

(Minerva) Hija de Zeus, diosa de la sabiduría, las artes y la guerra.

Aracne, la araña

Había una joven llamada Aracne, que según se decía, había sido discípula de Atenea, diosa de hilanderas y bordadoras. La diosa estaba muy orgullosa de sus propios talentos, pues era muy diestra con el telar y se sentía muy feliz cuando sus aprendizas trabajaban con excelencia, siempre y cuando se mostraran respetuosas con ella. 8

Aracne era hija de Idmón de Colofón*, un tintorero que teñía la lana con púrpura de Tiro*. Ella llegó a ser una artesana famosa, que trabajaba con tanta pericia en las labores de bordado y de tejido, que de todas partes llegaban los curiosos para maravillarse. Esto la hizo ponerse cada vez más vanidosa, y pensar que su talento no se lo debía a la diosa, sino a sí misma. * Ubicar en el mapa de la página 5.

9

Con esto provocó la ira de Atenea, quien un día, herida en su orgullo, se vistió como una anciana y se presentó ante ella. –Tu trabajo es bello –le dijo– pero ¿por qué te comparas a los dioses? ¿Por qué no te conformas con ser la mejor entre los mortales? –Que sea Atenea en persona quien venga y mida su habilidad con la mía –contestó Aracne, con tono altanero. Presa de ira, la diosa se sacó el disfraz y se presentó ante la joven en toda su gloria. –¡Qué imprudente has sido! –le dijo–. Tendrás lo que deseas. Siéntate al telar y pongámonos a prueba.

Ambas se pusieron manos a la obra, y así empezó la competencia. El trabajo de Atenea resultó impecable, de un colorido deslumbrante, representaba a los dioses del Olimpo en todo su esplendor. También fue maravilloso el trabajo de Aracne, pues tenía un dibujo perfecto y las figuras estaban muy bien ejecutadas. Atenea tuvo que aceptar que no había en él defecto alguno. En el tapiz figuraba el dios Zeus, pero Aracne no lo había representado en forma respetuosa, sino burlona.

Atenea, muy enojada, hizo pedazos el trabajo de Aracne. En su furia, le cortó a lo largo brazos y piernas en dos, los que se le transformaron en largas y delgadas patas. La joven sintió también que la cabeza se le encogía casi por completo. Aracne quiso morir, pero Atenea tuvo piedad de ella. Como la diosa tenía la facultad de prolongar la vida de los mortales, la sostuvo en el aire para que no muriera y la transformó en araña. Era una diosa justa y podía ser compasiva, de modo que le dijo a Aracne, la araña: –Niña orgullosa, desde ahora y para siempre, vas a hilar y a tejer tu tela vacía. Con esta nueva forma, Aracne conserva todavía su pasión por hilar y tejer la tela, y su vida siempre pende de un hilo.

12

El rey Midas Midas reinaba en Frigia*, poseía una gran fortuna y vivía en un hermoso palacio en que el oro lo cubría todo. El soberano pasaba gran parte del tiempo admirando sus riquezas. Contemplaba los objetos de oro y lanzaba las monedas sobre su cuerpo como si fueran una lluvia del precioso metal.

* Ubicar en el mapa de la página 5.

14

Midas admiraba a Dioniso, dios de la celebración y del vino. Había plantado muchos viñedos en su reino, e incluso había construido un templo en su honor.

Un día, Sileno llegó a Frigia, acompañando a Dioniso, quien quedó atrás en el camino. Quiso hacer hora, para esperarlo, y entró al jardín del palacio del rey Midas a descansar un poco. Al verlo, este lo invitó a permanecer unos días con él, y lo agasajó. Cuando Dioniso se enteró del buen trato que había tenido con Sileno, quiso agradecerle y le preguntó a Midas si tenía algún deseo. El rey, sin vacilar, respondió: –Deseo que todo lo que toque se convierta en oro. Dioniso se sorprendió, pero en vista de la insistencia de Midas, accedió. –A partir de ahora tu deseo se cumplirá. Todo lo que toques se convertirá en oro. 16

Y así fue. A la mañana siguiente, cuando salió al jardín, las flores, las plantas y los árboles quedaron cubiertos de oro. Al acariciar a Niobe, su gata, esta también quedó transformada en una figura de oro. Lo mismo ocurrió con su perro Ajax. Cuando llegó a la mesa del desayuno, esta se convirtió en oro. Y así sucedió con todo lo que Midas tocaba. Cuando su hija Zoe quiso abrazarlo, la niña se transformó en una estatua de oro. Esto terminó por desesperar a Midas, quien empezó a sentir mucho miedo. No podía imaginar que su vida siguiera así. Llamó entonces a Dioniso y le imploró que lo liberara de ese don que había pedido tan atolondradamente. Estaba arrepentido de haber deseado tanto oro. Él solo quería poder ser feliz junto a sus seres queridos. 19

Dioniso accedió, pero le dejó muy claro que ya no tendría nunca más oro. Le señaló que debía dirigirse al río Pactolo y que se bañara en sus aguas, las que le devolverían la felicidad. En cuanto el rey se sumergió, pudo ver cómo el oro se iba desprendiendo de su cuerpo y quedaba en el fondo del río. Luego llevó jarras con agua y las vertió sobre todo los objetos que su codicia había transformado en oro.

Cuando la figura de su hija surgió de la fría estatua en que había quedado transformada, la felicidad de Midas no tuvo límite. Se cuenta que Midas abandonó el palacio y se fue a vivir con Zoe a una sencilla cabaña en el bosque.

El talón de Aquiles, el gran héroe Aquiles fue el séptimo hijo de Peleo, quien reinaba en la ciudad de Ptía*, y de Tetis, la gran diosa de las aguas. Los seis hijos mayores de esta pareja murieron jóvenes, lo que era natural, pues su padre no era dios, sino mortal. Cuando nació Aquiles, la diosa Tetis no quiso que corriera la misma suerte y buscó darle el don de la inmortalidad. Para eso lo sumergió en la laguna Éstige, cuyas aguas tenían la virtud de hacer invulnerables a todos los que se bañaran en ellas. La madre sostuvo al niño del talón derecho, para que no se ahogara. Por tal motivo, esa parte del cuerpo fue la única que quedó vulnerable y podía ser herida. 22

* Ubicar en el mapa de la página 5.

Después, Tetis volvió a vivir al mar y Peleo confió la educación de su hijo a un centauro inmortal y sabio, Quirón. Este se preocupó de que Aquiles se alimentara con carne de leones, osos y jabalíes, para hacerlo fuerte, y también de miel, para hacerlo amable y de hablar dulce. Lo alentó a ejercitarse en la caza y la doma de caballos, así como en la medicina. Además, le enseñó a cantar y a tocar la lira. Quirón le mostró la mentira como algo condenable y los bienes de este mundo como algo pasajero. Lo estimuló a ser moderado y a resistir el dolor. Con el tiempo, se llamó a Aquiles “el de pies ligeros”, pues fue un gran corredor. 24

Se lo llegó a conocer como el héroe más glorioso de la larga guerra que libraron troyanos y griegos. Su madre, Tetis, no quería que participara en esa lucha, pues podía morir. Ella prefería que volviera al reino de su padre, que tuviera una vida larga y tranquila, y sucediera a Peleo en el trono. Sin embargo, tuvo que dejarlo ir, pues así lo quiso Aquiles, cuya fama de valiente y temible lo hacía indispensable para el éxito de los griegos. Al despedirse, Tetis le entregó un escudo para que lo protegiera y cuatro caballos inmortales como cabalgadura. Lo acompañaba su primo y mejor amigo, Patroclo. Ocurrió entonces que, durante la última batalla de la Guerra de Troya, Aquiles cayó muerto a causa de una flecha envenenada que disparó Paris, hijo del Rey de Troya, que lo alcanzó justo en el talón derecho, su único punto vulnerable. Actualmente usamos la expresión “dar en el talón de Aquiles” cuando nos referimos a la debilidad o punto flaco de alguna persona. 26

Prometeo, el bienhechor de los hombres Prometeo es el más conocido de los titanes, una raza de dioses poderosos que lucharon con los dioses del Olimpo. Su nombre significa “el que piensa antes” y siempre se destacó por su astucia y osadía. Cuando Zeus le encargó a Prometeo que modelara con barro una figura de hombre, este lo hizo en forma muy perfecta, pues era escultor. Después, fue donde ese dios supremo y le pidió: –Oh, Zeus, te ruego me concedas el fuego para dárselo a los hombres. 28

Como el dios se negó rotundamente, Prometeo decidió robarle el fuego a Helios, el dios del sol. Tomó una gigantesca rama de cañaheja y la encendió cuando este pasaba en su carro tirado por corceles que arrojaban llamas. Aunque otros dicen que Prometeo robó el fuego de la fragua de Hefesto, el dios constructor de las mansiones del Olimpo. 30

Con el fuego sagrado, Prometeo creó un ser tan inteligente, que era capaz de hacer sus propias vestimentas para protegerse del frío, podía trabajar la madera, construir su vivienda, trabajar con los animales, navegar por los mares y muchas otras cosas. Gracias a Prometeo, el hombre se convirtió en dueño y señor de la naturaleza.

A Zeus le enfureció el robo del fuego sagrado, porque eso permitiría que el hombre fuera capaz de desarrollar sus talentos y de aumentar sus poderes. Zeus veía cómo su autoridad suprema comenzaba a ser desafiada. Entonces decidió castigar a Prometeo. Lo encadenó a una gran roca en el Cáucaso y le impuso un tormento cruel: cada día llegaba hasta allí un águila, Ethon, y le devoraba el hígado, pero como Prometeo era inmortal, el hígado se le regeneraba cada vez.

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Se cuenta que Heracles, héroe que se caracterizaba por su gran fuerza y que era hijo de Zeus, sintió compasión por Prometeo y lo liberó. Al saber esto, Zeus obligó a Prometeo a llevar por siempre un anillo hecho con la roca a la que había estado encadenado y con el acero de sus cadenas, para que le sirviera de recuerdo.

En realidad, Zeus sentía mucha envidia por el hombre admirable y poderoso que Prometeo había creado. Así fue como se dirigió a Hefesto, que también era dios de herreros y artesanos, el fuego y los volcanes, y le dijo: –Hefesto, te ordeno que moldees una figura de mujer y que la envíes a la Tierra. Hefesto obedeció y así nació Pandora, la primera mujer que existió. Su nombre significa “todos los dones”.

Pandora era muy hermosa, los dioses la habían colmado de dones: Afrodita le dio belleza, Atenea le concedió sabiduría, Hermes le otorgó la elocuencia y el talento musical. Se dice que también fue este dios quien colocó en su pecho la falsedad. Por su parte, Zeus le dio la curiosidad y le entregó una vasija que no debía abrir jamás. Luego, envió a Pandora donde el hermano de Prometeo, Epimeteo, cuyo nombre quiere decir “el que piensa después”, para que la tomara por esposa. Prometeo, que era astuto, sintió desconfianza del regalo y advirtió esto a su hermano, para que no lo aceptara. Pero Epimeteo, al ver a la hermosa Pandora, olvidó el consejo, recibió a la bella mujer y abrió la vasija misteriosa, que estaba cerrada cuidadosamente. Ahí estaban todos los males que pueden afectar a la humanidad: enfermedades, guerras, peleas, mentiras, desconfianza, envidia, calamidades, la vejez y los vicios. 37

Rápidamente, estos males se propagaron por toda la Tierra. Con horror, Epimeteo trató de cerrar la vasija, pero ya era muy tarde y solo quedó adentro la esperanza. Zeus la había puesto bien al fondo. Algunos dicen que ahí se quedó para siempre. Otros, que también salió volando, y es por eso que los seres humanos la tenemos y no la queremos perder jamás. Se conoce a Prometeo como el bienhechor de los hombres, ya que les dio el don más preciado, y arriesgó mucho por el bien de la humanidad.

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