Mirando-Al-Cielo

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Mirando al cielo por AdRi_HC Tras una fuerte tormenta de casi una semana, aquel día las nubes daban la esperada tregua al sol, estas casi se deshacían con la leve brisa de la mañana dando paso a la verdadera hermosura de un paisaje que era el hogar de numerosas familias. Los hombres habían salido al alba, suspirando tranquilos por poder volver a sus trabajos en la tierra, al igual que las mujeres que intentaban arreglar los pequeños desperfectos que habían sufrido sus hogares por la fuerza de la tormenta. Poco a poco los niños iban saliendo, creando aquel murmullo de risas que envolvían el poblado, las risas que eran el resultado del fin de aquellos años de guerras en los que el país había estado resistiendo a la soberanía de un rey que solo miraba por el egoísmo que inundaba su persona. Habían sido años de duras e interminables batallas que habían acabado con la vida de nobles guerreros e inocentes que se unían a la reyerta en la busca de gloria y satisfacción, pero al fin, todo había terminado al quedar un número inferior de rebeldes que no tuvieron opción para seguir con toda aquella masacre. Por aquel entonces un joven Rey daba alojamiento a la mujer e hija de su fallecido enemigo, el Rey más tirano y cruel que había querido adueñarse de las tierras que ahora bañaban el cálido sol. Debido al temporal que había sacudido en aquellos días, creían que los carruajes llegarían al amanecer, y así era. Las grandes puertas de madera se abrían a la vez que el vigilante daba el anuncio. Decenas de niños corrían junto a los caballos mientras el que era uno de los mejores amigos del Rey y señor de aquellas tierras, salía a recibirlas. -¡Francis! ¡Francis! ¡Mira que caballo! -gritaba uno de los niños acercándose a él. F: Ya lo veo pequeño…ve y ayuda a bajar el equipaje -¡Sí! El joven sonreía mientras observaba a algunas de las mujeres del lugar andar llevando en brazos varias de las pertenencias que ya habían bajado del carruaje. F: Señora… -ayudaba a bajar a la viuda. -Buenos días F: Soy Francis, señor de este humilde lugar

Mirando al cielo por AdRi_HC -Rosario…-ofrecía su mano al joven. F: Un placer señora -Y ella es mi joven hija…Macarena Francis alzó la vista mientras observaba a la joven salir sin aceptar la ayuda que le brindaba uno de los sirvientes. Se quedó perplejo ante la belleza de la joven muchacha, pues aquella chica de larga y oscura melena, de ojos intensos y un rostro tan hermoso como jamás había visto se colocaba frente a él de una manera bastante directa. F: Macarena…-cogió también su mano para besarla con cortesía. M: Hola… F: Espero que todo sea del agrado de ustedes R: Seguro que sí…-miraba con un desprecio oculto hacia su alrededor. La mujer tomaba el brazo de su hija y comenzaba a caminar hasta el interior de aquel castillo, al tiempo que Francis seguía observando a la joven Macarena mientras ascendía las escaleras. Un rato después Rosario se encontraba en el dormitorio de su hija acomodando las cosas mientras daba órdenes a las sirvientas. R: No es como el nuestro pero bueno M: Madre por favor… le dan un sitio donde dormir y comida, creo que eso es más que suficiente R: ¿Después de humillarnos y matar a vuestro padre? No, nada es suficiente M: Dé gracias madre…-comenzaba a desvestirse- podían haberse comportado como bárbaros y dejarnos a nuestra suerte, pero no lo han hecho, yo de usted agradecería este trato R: No recibirán de mi más que una educación por mi parte… -observaba la ropa que su hija comenzaba a ponerse- Macarena… creo que ya hablamos sobre eso M: No, habló usted… -se colocaba las bostas- no pienso estar andando por el barro vestida con esa cortina de fiesta… R: ¡Macarena! -aquel sobrio grito fue interrumpido por unos pasos tras ella. F: ¿Ocurre algo?

Mirando al cielo por AdRi_HC R: No se preocupe, intento hacer ver a mi hija que no puede ir vestida como un hombre El joven Francis caminaba por el lugar con las manos atrás, observando a Macarena ataviada de aquellas guisas e incluso, podía percibir como esta lo miraba desafiante. F: La verdad, Macarena… -la rodeaba con su paso lento. M: Prefiero que me llamen Maca F: Está bien, Maca… -puntualizó- no es habitual ver a una mujer vestida de esta manera M: Yo no soy como la mayoría de las mujeres… -se recogía el pelo con una cinta negra, dejándose caer luego la coleta por el hombro. F: Eso creo que salta a la vista… -la volvía a mirar fijamente- aunque creo que no hay problema por que busque la comodidad fuera de sus vestidos R: Pero… -se quedaba boquiabierta ante aquel comentario. F: Podría predecir que le gusta montar a caballo y caminar -se acercaba a ella- dígame si me equivoco M: Prefiero eso a estar todo el día encerrada en un castillo F: Entonces la comprendo R: Pero señor, una mujer debe… -insistía en su desagrado. F: En mis tierras ustedes pueden tener libertad… la señorita puede ir con esas ropas cuando le plazca M: Gracias F: En realidad venia para decirles que mañana vendrán unas mujeres de confianza que se dedicaran a ayudarlas y acompañarlas para todo lo que dispongan R: Me alegra saberlo, voy a tener que esperarme para tomar un baño entonces M: Por dios madre… lo que le costará frotarse la espalda usted misma F: jajajaj -la miraba sorprendido a la par que impresionado. R: Eso… usted ríale la rebeldía

Mirando al cielo por AdRi_HC F: Su hija es joven, está en edad para ello La muchacha miró al hombre que parecía desvivirse en halagos hacia ella y aunque no incomoda, comenzaba a pensar que tendría que guardar las distancia hacia él. Y como bien esperaba su madre envuelta en su disgusto, Maca salía dispuesta a hacer reconocimientos a esas tierras que serian su nuevo hogar. Nada más salir al exterior comprobó como el sol casi se ocultaba por completo, haciendo que se distinguieran a la perfección aquellas primeras hogueras que los hombres encendían para pasar el rato de descanso y diversión tras un duro día de trabajo junto a sus mujeres e hijos. Sonrió al ver como dos niños reían y corrían a su alrededor, y por qué no, pensó que quizás aquella nueva vida podría ser buena para ella, y sobre todo algo más interesante de la que había llevado hasta aquel momento. Fue hasta los establos y tras preparar uno de los caballos, montó en él haciéndolo moverse a paso lento hasta que minutos después salió fuera de aquellas tierras. El lugar fuera de aquella gran muralla era de su agrado, una gran explanada de un verde intenso que aun estando en aquella oscuridad se podía distinguir perfectamente, le hacía sentir que podía galopar a sus anchas, sintiendo como el aire en ese momento frio, chocaba contra su rostro. Después de cruzar aquel campo frondoso, se encontraba un camino que la adentraba entre arboles y maleza, aminoró la velocidad del animal, sabía que por muy dispuesta que fuese, allí podría perderse con facilidad y mirando con detenimiento hacia su alrededor, comenzó a escuchar el murmullo de alguna caída de agua cercana. Poco a poco y esquivando las ramas bajas aun a lomos del caballo, distinguió como el sonido del chapoteo se hacía más claro a sus sentidos, y cuál fue su sorpresa al encontrar un caballo amarrado casi justo a orillas de aquel rio. Bajó de un salto y ató al animal, caminando después con sigilo hacia la orilla. Escuchaba ruidos pero no distinguía apenas entre aquella oscuridad, ocultándose no queriendo asustar a quien fuese que ahí estaba, se quedó observando fijamente y en silencio. La fina nube que permanecía ocultando la luna fue despareciendo, creando aquella mágica luz sobre el agua a la vez que sus ojos se

Mirando al cielo por AdRi_HC abrían sorprendidos al diferenciar el cuerpo de una mujer en el agua, flotaba mostrando perfectamente su torso desnudo. Sus manos habían ido a parar a una de las ramas que habían frente a ella y que la ocultaban, sin apenas darse cuenta una tensión en su cuerpo la hizo cerrar sus puños casi quebrándola y haciendo soñar un pequeño chasquido. -¡¿Quién hay ahí?! M: Mierda… -masculló mientras se agachaba. -¿Quién eres? -se ocultaba bajo el agua- ¡que sepas que se defenderme! Maca ladeó un poco su cabeza observando como aquella joven aunque ocultándose, comenzaba a salir del agua, así que no queriendo ser descubierta comenzó a ir a cuatro patas hasta su caballo. Cuando ya casi suspiraba aliviada al ver al animal, un golpe seco en el suelo la hacía detenerse descubriendo que un considerable palo de madera se había detenido frente a ella. -¿Quién eres? ¿Y qué hacías mirándome? La joven llevó la vista hasta donde procedía aquella voz, encontrándose un rostro de todo menos amigable, que sin cambiar una postura seria, esperaba su respuesta. M: ¿Mirando? Creo que se equivoca… -se levantó rápidamente sacudiendo la tierra en sus manos. -Ya… y por eso iba por el suelo M: Pues… iba por el suelo porque… -intentaba inventarse algo durante la marcha- porque ¡porque he perdido algo! ¡por eso! -contestó aliviada mientras fingía buscar en el suelo. -¿Y qué? Si se puede saber… -la chica se cruzaba de brazos nada convencida. M: Mmm pues… -Mire, déjelo… si diga lo que diga no la creeré… -se giró yendo hasta su caballo. M: Pero que no miraba ¡eh! -se acercó hasta ella. -¿Es nueva no? no me suena su cara

Mirando al cielo por AdRi_HC M: Llegué esta tarde… -acariciaba al caballo mientras la chica comenzaba a subir. -Pues nada, nos veremos por ahí… supongo M: Supongo… Parada entre aquellos árboles veía como el animal cogía velocidad desapareciendo de allí. Sonriendo por lo extraño de aquel momento subió a lomos del semental y lenta pero sin detenerse volvía hacia las tierras que eran su nuevo hogar. Nada más salir del establo, Francis la esperaba apoyado en la madera, lo hacía sin pudor alguno mientras repasaba su figura, haciendo reaccionar el escudo de la joven. F: ¿Le gustó lo que vio? M: La mayoría si…. -sonrió recordando a la chica del lago. F: Su madre insistió en que no vendría a cenar M: Conmigo no hace falta que hable así, al fin y al cabo soy más joven que usted F: Está bien, pero con la condición de que tú también lo hagas M: De acuerdo Y juntos, pero en silencio, comenzaron a caminar hasta el castillo. Francis veía en ella algo distinto a todas las demás mujeres, como la joven le había dicho, no era como el resto y quizás por eso mismo sentía algo que le empujaba a intentar conocerla. Llegaron hasta el gran salón donde por aquella nueva llegada por parte de Maca y su madre, Francis quería darles una calurosa bienvenida. M: ¿Y todo esto? F: La gente siempre tiene curiosidad, así os verán y toda la emoción pasará antes, ven, te presentaré a alguien La joven bastante sorprendida por todo aquello miraba a su alrededor viendo como todo el mundo permanecía dentro de aquel gran salón adornado cuidadosamente. Alcanzó a ver a su madre hablando con otra señora de una edad similar y también algo estirada. F: Maca… él es Alberto, mi mano derecha y mejor amigo

Mirando al cielo por AdRi_HC A: Un placer M: Hola -saludó sin ningún ímpetu. A: Francis me comentó que es usted toda un amazona… -sonrió mirándolos a ambos dando un sorbo de su bebida. M: No, simplemente no me dejo embaucar -su tono no fue hostil ni desmesurado, ya que su tranquilidad al ser sincera predominaba. A: ¿Mujer de ideas propias? M: Persona autosuficiente -contestó de igual forma. F: Bueno, bueno… dejemos este tema -pensó intermediar, pues había notado crecer una pequeña tensión- ¿Qué os parece si vamos tomando asiento? A: Por mi perfecto La joven y Alberto cruzaron sus miradas sin pudor, claro estaba que eran de mundos y principios distintos, de un mundo que Maca odiaba y evitaba a toda costa participar. En silencio Francis los guió hasta la mesa principal donde ocuparían sus lugares durante el trascurso de la velada. Aun no habían comenzado cuando Maca, desde su asiento, elevó la vista observando a la gente allí reunida, y como en la vida real ocurrida, separados por lo que ella mas odiaba, la distinción social. A su derecha las personas frías, manipuladoras, egoístas y conformistas, gente sin principios, con una vida impuesta y reforzada de lujos y ambición. Y en cambio, justamente al frente, la felicidad a expensas de la suerte, gente trabajadora, con ilusiones y sueños, corazones envueltos de recuerdos, amores y sufrimientos. -Francis F: ¡Encarna! -el muchacho se levantó cordial para saludar a la mujerque alegría verla En: Siempre tan encantador F: ¿Cómo se encuentra su hermana? En: Mejor, ya casi recuperada… la vida del campo es así de dura

Mirando al cielo por AdRi_HC F: Imagino… le voy a presentar a... -se giró hasta la joven- Maca, ella es Encarna, la mujer que estará al servicio de tu madre En: Mucho gusto señorita M: Igualmente F: ¿Ha visto ya a la señora Rosario? En: No, por eso mismo venia F: Venga conmigo, os presentaré Observando cómo cogía a la mujer del brazo tomó de nuevo su asiento llevando la mano hasta su mejilla de manera que dejaba caer el peso vagamente. Miraba aquella multitud preguntándose qué hacia ella realmente allí, no hablaba con nadie, los que podían tener un conversación agradable para ella seguramente no le hablarían por tratarse de ella, y una tras otra, aquellas ideas la iban desesperando con rapidez. Decidió salir de allí, respirar aire fuera de todas aquellas paredes de piedra maciza que no hacían otra cosa que asfixiarla en momentos como ese, en un lugar o en otro, siempre se sentía acorralada, atada a algo que ella no había pedido. Solo cruzar el rellano que la separaba del exterior pudo ver como la oscuridad que había dejaba diferenciar aquel cielo estrellado con tanta intensidad, que su vista no alcanzaba a decidir con cuál de esas miles de luces brillantes quedarse. Sin dudarlo un segundo se sentó en uno de los escalones recostando la mitad de su cuerpo hacia atrás para contemplar aquel maravilloso paisaje. -Parece que la mala suerte me acompaña… Aquella voz la hizo dar un brinco e incorporarse para poder ver de dónde había procedido, y como si de su deseo se tratase, de nuevo frente a ella la joven del lago, ahora envuelta en una de aquellas ropas que ella tanto odiaba, no tan pomposo y arrogante, y que en cambio, tan bien quedaba en aquel cuerpo. M: hola Seguramente por la vergüenza, por no saber cómo reaccionar o simplemente por la timidez que le causaba en primer momento aquella joven, puso una distancia prudente entre las dos, acompañada de un semblante relajado y una voz lenta que esperaba, la hiciera sentir tranquila.

Mirando al cielo por AdRi_HC -Hola -contestó no de igual manera, haciendo que Maca se sintiese algo cohibida- ¿viene a la cena? M: ¿Y usted? -He preguntado yo primero M: Si -Yo también… el señor acoge a alguien importante M: Si, eso parece… -decidió mantener al margen su identidad, seguramente si se descubría ante ella la conversación acabaría de otra manera- ¿viene sola? -Mi madre y mi hermana ya estarán dentro… yo me retrasé M: Pues… si quiere entrar no le entretengo mas -volvió a tomar asiento dándole la espalda. -¿No entra? -preguntó curiosa. M: No… se está mejor aquí, el cielo invita a mirarlo… ¿le gustan las estrellas? -Cuando era niña si las contemplaba… luego eso comienza a carecer de importancia M: No estoy de acuerdo -¿Y eso por qué? M: Las ilusiones deben mantenerse, si no perdemos la esencia que nos hizo ser en lo que nos hemos convertido Aunque no podía ver el rostro de la mujer que permanecía de espaldas a ella, pudo notar como su voz se había tornado nostálgica y soñadora, le resultó extraño, tanto como desde que la hubiera sorprendido en el lago, indiscutiblemente aquella, era una mujer extraña, pero a la vez hacia crecer en ella una curiosidad que no le gustaba tener, pues sabía que ese era un sentimiento débil, a la vez que peligroso para una mujer. -¡Estás aquí! vamos, madre lleva rato preguntando por ti, ¿Dónde estabas? -Se me hizo tarde

Mirando al cielo por AdRi_HC Mientras su hermana prácticamente la arrastraba del brazo había conseguido girarse y ver como aquella joven seguía de igual manera sin tan siquiera haberse inmutado para despedirse. Sentada en aquella fría piedra miraba aquel manto negro de luz, las millones de estrellas que protegían el mundo, y egoístamente, pensaba que también sus sueños. Se esforzaba en pensar que cada persona en aquel inmenso mundo tenía poder de proteger sus ilusiones, guardarlas en alguna de esas estrellas infinitamente vivas, manteniendo sus sueños intactos por el paso de los años, e irremediablemente sus recuerdos del pasado cobraron vida reflejados en aquel cielo. M: ¿Siempre vienes aquí?...debe ser peligroso I: Es imposible sentirse sola bajo este cielo… ellas nos protegen M: Son estrellas Isabel… solo eso Ambas permanecían tumbadas en aquella llanura, en un mullido suelo cubierto de la frondosa hierba de primavera, disfrutando de la cálida temperatura de aquellas fechas. I: ¿Dónde crees que van tus sueños Maca? -giró su rostro mirándola fijamente- ¿tus ilusiones? M: No lo sé I: Siempre que sueñes, que tengas ilusión por algo en esta vida, una de esas estrellas brillara con fuerza, con tanta, que ella los protegerá… y nunca te dejarán sola Al igual que lo hiciera Isabel, Maca se giró a observarla, sus rostros a escasos centímetros apenas se distinguían entre aquella oscuridad, pero la curiosa luna que aquella noche lucia frente a ellas, les daba la oportunidad de distinguir sus ojos, de ver en ellos que ambas tenían fuerza estando juntas. M: Isabel… -miró al cielo sintiendo que de aquella manera su voz llegaría hasta ella. Enfurecida se levantó de allí, cogió su caballo y sin pensar que pudieran preguntarse dónde se encontraba, comenzó a galopar sin control, aquella velocidad era escasa para ella y gritando con fuerza ordenaba al animal que corriese más y más rápido, sus lágrimas presas del aire frio se pegaban a su piel ya enrojecida, hasta que

Mirando al cielo por AdRi_HC fatigada ella misma, se detuvo, saltando en un rápido movimiento, observando al cielo de nuevo mientras su cuerpo giraba nervioso. M: ¡¿Por qué preferiste ir con ellas?! ¡¿Por qué?! ¡¿Ellas te amarían más?! ¡No luchaste Isabel! ¡Me abandonaste! Derrotada por las lágrimas se colocó de rodillas en el suelo, clavándolas en la tierra mientras sus manos sabedoras de aquella pena, tapaban su rostro sentido e inundado por la angustia de unos recuerdos que había prometido olvidar para poder seguir adelante. Habían pasado varias horas, el frio en su cuerpo la hacía querer regresar a la cálida temperatura del castillo y descansar, se había pasado largo tiempo llorando, descargando la pena acumulada en todos aquellos meses, el resentimiento a la falta de una promesa que habían hecho atrás. -Volviste… Se giró asustada a la vez que sorprendida cuando ataba a su caballo. M: Es tarde, deberías estar con tu familia… -se giró seria de nuevo. -Bajé después y ya no estabas… la cena a cabo hace unos minutos M: Bien -¿Te apetece dar un paseo? con todo esto me desvelé y no creo que consiga conciliar el sueño Ciertamente se había sorprendido por aquella invitación, había pasado de la curiosidad a la vergüenza en apenas unas horas con aquella joven, y ahora desequilibrada por la actitud que mostraba ante ella se había quedado en blanco sin saber cómo reaccionar. M: Claro En silencio se colocó junto a ella, siguiendo sus pasos una vez había comenzado a andar, miraba el suelo sin saber tan siquiera que decir, haciendo pagar su incomodidad a cualquier piedra que se pusiera en su camino, golpeándola y creando el único sonido que las envolvía. -¿De dónde eres? M: Mi hogar está bastante lejos de aquí… que mas da -Ya… -la miró un segundo para después volver al frente- yo llevo toda mi vida aquí… es un buen sitio donde vivir…

Mirando al cielo por AdRi_HC M: Supongo, Francis se ve un buen hombre -Es joven… pero sabe gobernar estas tierras, el rey era gran amigo de su padre, se las otorgó hace unos años, cuando entramos en guerra intentaron convencerlo para no combatir, pero nadie lo logro y no sé si te habrás dado cuenta… pero cojea de la pierna izquierda, perdió un pie y… un carpintero de confianza le hizo una parte en la que apoyarse M: Nunca lo hubiera adivinado -Pues si… casi nadie lo sabe, mi familia tiene buen trato con él, siendo más joven mi madre fue su niñera M: La conocí en la cena… se ve una mujer muy agradable -giró su rostro con una sonrisa sincera. Tras un rato caminando, Maca decidió sentarse en una roca donde ambas podían tomar asiento sin tener que acercar desmesuradamente sus cuerpos, así que una vez en aquella posición, las miradas que ahora no sabían dónde dirigirse se fijaban en puntos distintos, no sabiendo exactamente por qué. M: Siento… siento lo del lago, de verdad que no fue mi intención el… -Tranquila… no tiene importancia, somos mujeres ¿no? no viste nada que no hayas visto ya M: Si… claro Sonrió avergonzada, sintiéndose casi sucia por los pensamientos que habían rondado su cabeza y que por suerte, aquella chica no era capaz de saber, pero que si leyese a través de sus ojos, seguramente hubiera salido corriendo de allí por encontrarse con la imagen que aun no había podido borrar de su mente. La temperatura caía como peso en el vacío haciéndolas saber que debían volver antes de que se hiciera más tarde. La vuelta fue aun mas diferente, Maca no sabía que decir, que tema sacar con la esperanza de romper aquella tensión, y su acompañante lejos de creer que dominaba la situación, ya se encontraba literalmente cohibida por la personalidad de aquella mujer que en un principio le había parecido de lo más descarada, descubriéndose ahora tímida. -Bueno… voy a…- señalaba aquella pequeña casa que quedaba a su espalda- deben estar preocupadas M: Claro, ha… ha sido un placer

Mirando al cielo por AdRi_HC -Igualmente… -asintiendo lo mas cordialmente que pudo, se giró sobre sus pasos y comenzó a caminar cayendo después en la cuenta de que no sabía su nombre- ¡¿Cómo te llamas?! M: -se giró con una sonrisa habiéndole pillado por sorpresa-Maca… me llamo Maca -Encantada Maca… yo soy Esther M: Esther… Sin más la joven entró en casa cerrando la puerta tras de sí, mientras Maca aun permanecía de pie a pocos metros de la casa. Nada más entrar en el que era su dormitorio se quitó toda aquella ropa envuelta en el olor de la humedad, si su madre estuviera cerca la gritaría enfadada por andar echándose en el suelo, y bien sabia que eso su madre lo odiaba, pero a ella le encantaba hacerlo, encontrar un campo frondoso, tanto como aquel colchón que ahora sostenía su cuerpo. De repente todo se hizo oscuro, intentó divisar sus manos alzándolas frente a ella, el miedo comenzó a apoderarse de su cuerpo, solo su respiración agitada envolvía de algún modo toda aquella negrura, llenó sus pulmones de aire con la intención de gritar y pedir ayuda, pero como si no fuera dueña de sí misma aquella voz no salía, haciéndola estremecerse de nuevo, girándose, temiéndose lo peor. -Maca… Aturdida se giró de nuevo, aun mas rápido que la vez anterior, buscando a la dueña de esa voz que tan bien reconocía, y que sin poder evitarlo, la hizo intentar evitar aquella tímidas lagrimas que se acumulaban en sus ojos. -Maca… ¿Qué ocurre pequeña?... ¿dónde está esa joven que tanto me enseñó? Y frente a ella Isabel, aquella imagen que tan bien conservaba en sus recuerdos, la misma joven de pelo rizado y descarada como su madre decía, la única persona que alguna vez se interesó por ella realmente, que la hizo valorar cada momento como si fuera el último, la persona que le enseñó en lo que podría convertirse el amor. M: Isabel… ¿Por qué…? I: Háblame Maca…

Mirando al cielo por AdRi_HC Empapada en sudor se incorporó, sofocada y angustiada se llevó la mano al pecho, comprendiendo que todo aquello había sido un sueño, o más bien una pesadilla, no había vuelto a soñar con ella, no de aquella forma tan real como en otras tantas ocasiones, y eso le asustaba. Se quedó unos instantes con los ojos abiertos, distinguiendo la oscuridad, e inconscientemente la recordó sonriendo mínimamente. M: Esther… El sol salía tras la última colina dibujando sombras y dando la señal de que aquel nuevo día comenzaba para todos ellos. El sonido de los carruajes y los utensilios de la tierra despertaban a cada uno de las personas de aquel pequeño poblado. Sin embargo Maca aun dormía, presa de un sueño que no pudo conciliar hasta altas horas de la madrugada. Algo que no impidió que llamaran a su puerta y segundos después pasaran a la estancia corriendo las cortinas dando pasó a una segunda mujer que con timidez comenzaba a colocar su ropa sobre la cama. R: Macarena despierta vamos… -daba unos golpes sobre las mantasque tenemos que ir con Francis a la capital M: Mmm no voy… -se cubría con la manta. R: Venga… tienes diez minutos para vestirte, Marie te ayudará En aquel momento dio un respingo descubriéndose de aquella manta, incorporándose con el pelo alborotado, observando a la joven que la noche anterior tiraba del brazo de Esther, “¡estás aquí!...vamos, madre lleva rato preguntando por ti, ¿Dónde estabas?” M: Su hermana Ma: ¿Cómo dice señorita? -acomodaba todo para que la chica se asease. M: Eh… no, nada… Ma: Le he preparado agua caliente… cuando esté lista le ayudo a vestirse M: Puedo yo sola tranquila… -echaba las mantas a un lado sentándose en el borde. Ma: Pero señorita… alguien tendrá que tirar de…

Mirando al cielo por AdRi_HC Justo en aquel momento llevó su vista hacia la ropa que había sobre su cama, un vestido de los que ella odiaba, con aquellos lazos que como bien decía la chica, alguien debía anudarle a la espalda, frunció el ceño y camino con él hasta el dormitorio de su madre. M: No pienso ponerme esto R: Macarena… vamos a la capital, no puedes ir con esos andrajos que sueles llevar… tenemos que causar buena impresión, que dirían de nosotras Por la voz que ponía su madre supo que no había manera de escaparse aquella vez, así que enfadada se giró de nuevo caminando hasta su dormitorio, al entrar dio un portazo que asusto a Marie, se disculpó y entró a su tocador para comenzar a asearse, unos minutos más tarde salía de allí convertida en toda una señorita como a su madre le gustaba. R: Si fueras así siempre… ya estarías incluso casada M: Eso te gustaría a ti… -caminó adelantándola con su enfado y susurrando aquellas palabras que solo ella pudo oír. Tras una mañana insoportable para ella, donde nada más que coincidían y le presentaban gente de lo mas estirada, montaban de nuevo en el carruaje, frente a ella Francis parecía mirarla todo el tiempo, algo que comenzó a incomodarla sobre manera, su madre seguía con una conversación que parecía más bien un monologo sobre lo contenta que estaba por aquella visita. Después de un tiempo que le había parecido una eternidad, llegaron de nuevo al castillo, las puertas se abrían y por una vez desde que despertara suspiraba tranquila, frente a ellas, Encarna y Marie esperaban a que bajaran del carruaje y nada más hacerlo, Rosario entregaba a Encarna la capa que había llevado durante toda la mañana. R: Maca hija… a ver si puedes aguantar un poco así M: De eso nada madre, esto sale de mi ahora mismo Tan rápida como la luz, y haciendo sonreír a todos menos a una Rosario que resoplaba ofuscada, salía corriendo rumbo al interior, desnudándose nada más llegar a su dormitorio, para colocarse su habitual pantalón. M: Esto si… que vaya mierda de ropa, siempre con la cortina esa

Mirando al cielo por AdRi_HC Ma: Señorita… M: Marie… no hace falta que me hable así, a mi no Ma: Yo no… no puedo hacer eso M: Bueno, pues cuando estemos solas sí, yo te doy todo el permiso que quieras… -comenzaba a colocarse la camisa y sobre ella un chaleco que se ajustaba a su cuerpo. Ma: Su madre… -Maca se giraba seria- perdón… tu madre dice que bajes M: No puede vivir sin mí La chica sonreía mientras la veía terminarse de colocar aquella botas que a su ver debían pesar una barbaridad, y tras ella caminaba de nuevo hasta la entrada. M: ¿Qué quiere madre? R: Anda que has tardado… -la miraba enfadada- solo decirte que hoy no desaparezcas… Francis a anunciado la cena M: Si madre… ¿puedo salir o también me quiere tener retenida aquí? Encarna y Marie no pudieron evitar sonreír y tener que cubrirse el rostro evitando sus risas, Rosario cerciorándose de aquello, se giró enfadada mientras Maca sonreía a ambas mujeres y salía de allí ahora sí, sintiéndose libre de las garras de su madre. Nada más salir comenzó a caminar despacio sin saber muy bien qué hacer, alzó la vista y vio a la gente trabajar, algunos hombres en el duro acero, otros en la tierra, trabando el cuero, niños corriendo mientras algún que otro perro lo hacía tras ellos, y donde justo acababa su movimiento, vio el cuerpo de Esther tendiendo en un cordel lo que parecían unas mojadas pieles de manto. M: Hola… -dio un pequeño brinco colocándose a su lado. E: Hola M: ¿Qué tal tu día? -la miraba sonriendo. E: Ya ves… haciendo lo que toda mujer aquí M: El mío ha sido muy aburrido… -se sentaba en un barril cercano a ella.

Mirando al cielo por AdRi_HC E: ¿Sí? -la miro un instante volviendo a llevar sus manos hasta otra prenda- ¿y eso? M: Mejor no hablar de ello, ha sido desesperante… ¿te ayudo? E: Eh… -miró a su alrededor- si mira… coge aquel cesto de allí, tráelo y lo vamos colgando M: Claro Estuvieron un rato de aquella manera, Maca dándole cada prenda, Esther colgándolas sucesivamente, mientras una conversación casi infantil las hacia sonreír todo el tiempo. Maca veía en ella a la única persona con la que poder entablar conversación, le gustaba eso de hacerla sonreír, e intentando no hacerlo descaradamente, encontraba siempre la manera de hacerlo. E: Esta noche pensaba ir al lago a pasear… si te apetece, pensé que quizás te gustaría conocer esto como dios manda M: Me encantaría -se apresuró a contestar- la vez que… -sonrió avergonzada de nuevo- bueno, que… apenas pude ver nada, y estas tierras tienen que ser preciosas E: Bien… tengo que entrar, la cena espera que alguien la prepare M: Claro, luego… luego nos vemos E: Hasta entonces M: Hasta luego De nuevo mientras entraba por las puertas de aquel castillo, se daba cuenta de lo que realmente la hacía sentirse a gusto allí, era estar fuera, pero sobre todo le hacía gracia el nerviosismo que le recorría el estomago cuando veía a aquella joven. F: Aunque no discrepe… estas ropas no te hacen justicia… Pasó por su lado susurrando aquellas palabras, dejándola unos segundos aturdida incapaz de articular palabras. Clavó sus ojos en él al mismo tiempo que este se giraba para mirarla antes de entrar en el gran salón. La cena transcurría entre una conversación en la que ella solo ponía su más mínima atención. Inevitablemente debía participar en ella alguna que otra vez que llamaban su atención, pero como si aquel

Mirando al cielo por AdRi_HC mundo no tratara nada con ella, se dedicaba a contestar de una forma rápida y cortante. F: ¿Y… que te parece todo esto Maca? M: Eh… -miraba a ambos rápidamente- ¿sí? R: Hija… ¿se puede saber donde tienes la cabeza? llevas toda la noche así M: Perdone madre… ¿Qué me decían? F: ¿Qué si te gusta lo que has visto? ¿estás cómoda? M: Si claro… es un lugar hermoso, por lo que he podido ver la gente de aquí es muy amable y considerada, aunque tampoco puedo decir mucho, tan solo llevamos aquí dos días… -respiró una vez terminó de hablar mientras se levantaba de su asiento- y si me disculpan, voy a dar un paseo para bajar la comida F: Claro… -se levantó a la vez viéndola marchar. Veloz fue hasta su dormitorio, cogió una de las mantas que descansaban frente a la chimenea ahora apagada, y salió de nuevo rumbo hasta la extensa escalinata que llegaba hacia la puerta. Abrió despacio la gran puerta de madera y de igual manera la cerró tras ella. Se echó la manta sobre los hombros y fue hasta el establo, tomó las riendas de su caballo y caminó junto a él hasta el camino que había frente a la hilera de casas. Esperó unos minutos acariciando al animal, resguardándose bajo la manta de aquel frio que esa noche se quería hacer sentir importante, y nerviosa por no sabía qué, escuchó como unos pasos llegaban tras ella, girándose despacio, encontrando a una Esther encogida en sí misma luchando por encontrar el calor. M: Buenas noches E: Hola Con la sonrisa que ya sabía era imposible de guardar, subió al caballo y tomó su mano para ayudarla a subir después, tendiéndole la manta y viendo como rápidamente, se cubría con ella. M: ¿Mejor? -se giró apenas unos segundos para verla. E: Si, gracias

Mirando al cielo por AdRi_HC Y de aquella manera, poco a poco hizo galopar al animal, recordaba el camino que la llevó a conocerla y recreando aquel primer encuentro en su mente, sonreía viendo como a pocos metros, una pequeña explanada invitaba a sentarse a contemplar aquel cielo iluminado. M: Hace frio… pero con la manta estaremos bien -caminó hasta uno de los arboles sentándose primero-esta noche se ven todas las estrellas E: Por lo que veo es toda una afición la tuya ¿no? -tomaba asiento junto a ella- se te ilumina la mirada M: Me he pasado prácticamente toda mi vida mirándolas y estos últimos años… alguien me hizo ver en ellas algo diferente E: ¿Cómo qué? -se apoyaba junto a ella mirándola. M: ¿Tú tienes sueños? ¿inquietudes? ¿Ilusiones? E: Claro… -la imitó mirando ella también hacia el cielo- todas las personas ansían algo que no tienen y que seguramente nunca tendrán M: ¿Por qué? E: Porque todas las personas nacen rodeadas de lo que será su futuro… y yo conozco el mío de sobra… M: ¿Cuáles son tus sueños? -se apoyó sobre sus rodillas mirándola expectante. E: Cuando era niña… mi padre era el típico hombre brusco, fuerte, al que todo el mundo respetaba, sin embargo estando con nosotras, se convertía en el verdadero hombre que era… trataba a mi madre mejor que a cualquier reina de este mundo, ese amor que ellos se tenían… hizo que lo viera de otra manera… en los últimos minutos de vida de mi padre, madre no se despegó de él en ningún momento, repitiéndose ambos en silencio lo mucho que se amaban, y como lo seguirían haciendo tras la muerte… me gustaría tener una vida como la de ellos, levantarme y que el sol de la mañana me recordara que soy inmensamente feliz M: Solo con un segundo en que el sol bañe tu rostro y te haga sonreír… solo por eso, ya deberías sentirte inmensamente feliz… Mientras escuchaba cada palabra salida de aquellos labios que relataban un matrimonio feliz, una infancia envuelta en el calor de una verdadera familia se dio cuenta de que como ella, distintamente,

Mirando al cielo por AdRi_HC tuvo que descubrir antes el dolor, la soledad de un amor que creyó encontrar, y que poco después la abandonó. M: Aunque puede sonar frio, eso que viviste, no lo ve mucha gente… tuviste suerte E: Lo dices con tristeza M: Mi vida no fue como la tuya… tuve que aprender demasiado deprisa, y descubrir la ilusión de la infancia demasiado tarde E: ¿Qué te apetece hacer? -flexionaba sus piernas abrazándose a ellas más tarde mientras la miraba sonriente- venga M: No te entiendo E: Hagamos algo imaginando que somos niñas… ¿Qué te apetece? -volvía a mostrar su mejor sonrisa. M: Estás loca… -negaba con la cabeza mientras llevaba su vista hacia el lago- loca de atar E: Que aburrida eres… -se levantó despojándose de su vestido, quedando solo con el fino camisón- voy a bañarme M: Esther… hace frio, el agua debe estar helada… -se levantaba tras ella tomándola del brazo- venga, no hagas tonterías E: El agua de este lago esta tibia… venga vamos Rápidamente se zafaba de ella y salía corriendo hasta el agua, Maca no puedo evitar sonreír mientras la observaba en su misma posición. En un acto reflejo miró a su alrededor y reprochándose lo que ella misma hacia, comenzaba a quedarse desnuda mientras escuchaba el chapoteo frente a ella. Segundos más tarde se zambullía de una sola vez, comprobando como bien decía Esther, el agua estaba prácticamente como si la hubieran preparado para un baño. Nadó bajo el agua varios metros hasta que sus pulmones le pidieron oxigeno, saliendo a la superficie, encontrándose con el rostro de la joven a pocos centímetros. M: Tenias razón, esta buenísima E: ¿Estas desnuda? -preguntó cohibida y retrocediendo- nos pueden ver

Mirando al cielo por AdRi_HC M: Pero tu estas vestida… -estiraba los brazos dejando las palmas de sus manos acariciar la superficie- además, no tengo nada que no hayas visto antes ¿no? -sonrió recordando aquellas mismas palabras. E: Será mejor que salgamos Rodeándola comenzó a acercarse a la orilla mientras Maca con aquella sonrisa triúnfate se giraba y caminaba despacio hacia ella. M: ¿Me acercas mi ropa por favor? E: Claro… -la tomó entre sus manos y se la dio sin girarse- menos mal que trajiste una manta -sintió como se pegaba a ella por detrás. M: ¿Has escuchado alguna vez que el calor humano es el mejor? Su respiración se detuvo justo en el instante que sintió el aliento en prácticamente en su cuello, cerró los ojos y en un movimiento rápido se colocó frente a ella intentando descubrir que era aquel momento que ella no llegaba a comprender. M: ¿Nos vamos? El camino de regreso fue de todos menos ameno, Maca ahora se arrepentía de dejar una vez más, que su lado más sincero o descarado saliese, y aun mas que lo hiciera frente a Esther, una mujer criada en el seno de una familia humilde, y que por suerte, aun guardaba una parte infantil e inocente que no podía evitar pensar que le encantaba. Por su parte, detrás iba Esther completamente absorta, intentando no imaginar que más allá de aquella voz había alguna otra razón que no fuera la que intentaba creer. Por precaución tenía que ir agarrada a Maca, pero lejos de ser como rato antes, ahora se dedicaba a ir agarrada del bajo de su camisa. M: Ya hemos llegado… -bajó del caballo cogiendo el cuerpo de Esther desde la cintura y ayudándola a bajar, quedando así por unos instantes- gracias por todo E: No tienes nada que agradecer -con la excusa de arreglarse la ropa se alejó de ella lo suficiente para poder respirar- debo entrar… madre debe estar preocupada M: Claro, buenas noches… -se inclinó dejando un tímido beso en su mejilla. E: Buenas noches…

Mirando al cielo por AdRi_HC Se giró casi aturdida y a paso veloz entró en su casa, cerrando con ambas manos la puerta de agrietada madera, quedando apoyada en ella unos segundos en los que necesitaba mantenerse en pie. Ma: Llegas tarde otra vez… madre se enfadará una de todas estas noches y verás E: Lo siento, se me pasó el tiempo volando… -se giró hasta ellaaunque tú también estas despierta Ma: ¿Con quién has estado? E: Eh… bueno, con una joven que vino hace unos días -la esquivó para ir donde el fuego- que frio tenia Ma: ¿Una chica nueva? -se cruzaba de brazos mientras caminaba hasta ella- no sabía nada… E: Si… la conocí hace dos días, se ve educada… le he estado enseñando todo esto, no creo que sea muy agradable llegar a un sitio nuevo y no conocer a nadie Ma: Tú siempre tan samaritana hermana… -se sentó frente a ellapues no sé, no he visto a nadie nuevo aparte de…. -se quedó pensativa unos instantes- ¿Cómo se llama? E: Maca Miraba el fuego en aquel momento, tenía las manos prácticamente junto a él, sentía el calor de su hogar entrar por cada poro de su piel y al pronuncia aquel nombre sintió el helado escalofrió que la recorrió en tan solo un segundo, suspiró calmándose y miró a su hermana que tenía su cara algo descolocada. E: ¿Qué ocurre? Caminando en la penumbra, Maca llegaba hasta el castillo, donde tuvo que agarrar una antorcha prendiéndolo después para llegar hasta su dormitorio, aquello era otra de las cosas que no le gustaban, tener que acostumbrarse y recordar todo aquel espacio. Atravesó la puerta de su habitación y comprobó cómo habían dejado su chimenea encendida para su llegada, sonrió agradecida y comenzó a desnudarse para colocarse el camisón, se sentó frente a su espejo y comenzó a cepillarse el pelo mientras inevitablemente sus pensamientos volaban de nuevo al lago.

Mirando al cielo por AdRi_HC Aquella noche si había dormido de un tirón, y así se distinguía en su humor. Hacia horas que se había levantado, había estado rondando por las cercanías del castillo, ayudando a los chavales en las tareas de las cuadras, aguantando la posterior regañina de Rosario al verla envuelta casi completamente en barro. Nuevamente decente, como su madre mínimamente esperaba, bajó dando pequeños saltos en cada uno de los escalones que formaban aquella gran escalera, pero aquel feliz movimiento se truncó por la imagen de un Francis apoyado observándola. M: Hola ¿algo interesante? -preguntó no muy alegre. F: Querida… no hay nada como tú en todas estas tierras… -la miró con superioridad, pero sin borrar aquella sonrisa que gustaba a todo el mundo, menos a ella. M: Eh… bueno, voy a dar un paseo… hace buen día F: ¿Podría acompañarte? -se hizo a un lado cortándole el paso. M: Es que me gusta pasear sola… no es nada personal solo que… -intentó esquivarle para continuar su camino. F: Otra vez será -se apartó. M: Claro Sin querer parecer desesperada salió de allí respirando nuevamente, estaba claro que aquel hombre era encantador para su madre, primer motivo normalmente para que a ella le causase el sentimiento contrario. De aquella manera y sin darse cuenta, llegó hasta estar cerca de la casa de Esther, aquella misma mañana había estado con Marie y estuvo tentada de preguntarle, pero recordó que aun no se había dado a conocer realmente frente a ella. Sentada donde mismo había ocupado asiento el día anterior, se dedicó a esperar a que alguien saliera de allí, sabía que Encarna estaba con su madre en aquel momento, mientras Marie realizaba algunas tareas en el interior del castillo, mientras sus pensamientos intentaban calmarla la puerta se abrió sorprendiéndola. M: ¡Hola! -saltó de aquel barril colocándose junto a ella- ¿Qué tal el día? La joven la miró durante unos segundos en silencio y Maca podía diferenciar con claridad como la mandíbula de esta se tensaba mas a cada segundo, haciéndola extrañar aun mas.

Mirando al cielo por AdRi_HC M: ¿Qué ocurre? ¿te encuentras bien? -sin pensarlo quiso llevar su mano hasta ella pero la esquivó- ¿Qué…? E: No debería estar aquí M: ¿Esther…? -fruncía el ceño frente a aquellas palabras- ¿Qué ocu…? E: ¡No! -se giró enfurecida- me mintió… ¿se burlaba de mi? ¿Es eso?. entablando amistad con una pobre campesina M: ¡No! ¡no Esther, no! no sé qué te lleva a pensar eso pero estas muy equivocada, de verdad E: Me has estado engañando Maca, durante dos días -la miró de arriba abajo- eres hija de reyes… vives en un castillo que yo he limpiado mil veces, mi… -cerró los ojos calmándose- …mi madre y mi hermana os sirven a vos y a su madre -se giró intentando aguantar las lagrimas- será mejor que se marche… este no es lugar para usted M: Esther… Susurró sintiéndose estúpida, absurda. Intentó acercarse una vez más, pero nuevamente fue esquivada, bajó el rostro resignada y triste, girándose al saber que no conseguiría nada, no en aquel momento. Mientras caminaba hacia el castillo, Esther se había colocado tras aquella gran tela mojada que ahora era arropada por el sol, ocultando así sus lágrimas, unas que llevaba derramando desde la noche anterior y por las que aun no sabía el verdadero motivo. R: Es muy rebelde Francis… ya no se qué hacer con ella, pensé que cuando pasasen los años, pero todo es igual… a este paso ningún hombre querrá convertirla en su esposa F: Aun es joven señora, no debe alarmarse… seguro que cuando encuentre su lugar y estén más acomodadas aquí se calmará… no se preocupe R: No estoy tan segura de ello, cuando su padre vivía era distinto… él si sabía manejarla, se comportaba de otra manera, pero ahora… no me tiene ningún respeto -comenzó a hablar angustiada. F: No se ponga así por favor… -corrió hacia ella para consolarla- verá como el día menos pensado entra por esa puerta siendo la mujer que usted siempre soñó En aquel momento las puertas de aquel salón se abrían, una Maca de lo más seria y dando cortos pasos llegó a pocos metros de ellos, mirándolos a ambos intentando comprender aquel momento.

Mirando al cielo por AdRi_HC M: ¿Qué ocurre madre? ¿intentado recordar su juventud? La mano de Rosario tomó velocidad chocando contra una mejilla que ahora se dibujaba sonrojada por el impacto. Sin embargo, el rostro de Maca continúo con aquella misma frialdad con la que había aparecido. R: No te consiento que… -dio un paso hasta ella. F: ¡Rosario! -se colocó entre ambas- Macarena…por favor M: Tranquilos… ya les dejo solos de nuevo, no quería interrumpir Viendo como su madre tomaba aire de nuevo para volver a contradecir se giró dispuesta a salir de allí. Frente a la escalinata sopesó subir a su dormitorio, pero allí solo encontraría la ayuda perfecta para volver a desmoronarse, y necesitando todo lo contrario salió de allí de nuevo, topándose con el calor del sol en su rostro. El ajetreo de la gente en el exterior la hizo detenerse a contemplarles, se sentó en el primer escalón y cruzando los brazos sobre sus rodillas se dedicó a mantener su silencio por encima de la rabia que sentía su interior. -Hola M: -se giró para ver a la dueña de esa voz- Hola -He visto lo… lo de antes, venia para ver si se encontraba bien o si necesitaba algo M: Quedamos en que no me hablarías así… ahora no hay nadie Ma: Lo siento… -unió sus manos mientras bajaba su vista al suelo¿necesitas algo? M: ¿Hablaste con tu hermana, verdad? -hablaba mirando al frente. Aunque no con una severa frialdad, su sentimiento era completo reproche, seguramente una fortuita conversación hizo que Marie contase a Esther la verdadera situación de su nueva amiga, pero de aquella manera le arrebató la oportunidad de ser ella misma quien hablase sobre eso. Ma: No sabía que… lo siento no fue intencionado, realmente creí que… M: Pues no, ni siquiera pensé en que tenía que decirle quien era, me sentía realmente a gusto con tu hermana… pero supongo que

Mirando al cielo por AdRi_HC inconscientemente sabía que si le decía quien era… no se comportaría conmigo tal es Ma: Lo siento… lo siento de verdad, ¿si quieres puedo hablar con ella? decirle que M: No… -se levantó- dejemos las cosas como están… tu hermana parece de ideas fijas, supongo que tendré que volver a ganarme su confianza Casi al atardecer su madre tras buscarla y encontrarla, le comunicó que aquella noche estaban invitadas a una cena fuera del castillo, la cual ella rechazó varias veces hasta que su madre de nuevo ofuscada, se dio por vencida, saliendo de allí rumbo al carruaje donde Francis ya esperaba. Cuando escuchó el galope de los caballos se asomó a su gran ventanal corriendo apenas la cortina que cubría su visión, mirando aquella pequeña nube de polvo que estos iban dejando en su velocidad, de repente se descubrió observando la casa de Esther, y pensando nuevamente en ella. Minutos más tarde decidió salir al exterior siendo rodeada de algunos niños minutos después. E: ¡Marie por favor! no quiero hablar más de esto, no creo que tampoco sea de tu incumbencia Ma: Esther… Esther escúchame, es una joven distinta, es buena persona, estoy segura que su intención no era la de humillarte como piensas… E: Me da igual… estuvo mintiéndome, haciéndome creer que era como nosotras, y no… ella no es como nosotras, debe estar con los suyos Ma: ¿Te estás escuchando? E: Si, claro que me escucho, quien parece no hacerlo eres tú…- se giró enfadada- tengo cosas que hacer, si me permites… -justo cuando intentaba salir de su habitación Encarna se colocó frente a ella con la intención de entrar- madre En: ¿Qué ocurre aquí? E: Nada madre… Marie, que se ve que hoy no le sentó muy bien la comida Miró a su hermana una vez mas y salió hacia fuera, la cantidad de leña había ido bajando y las noches comenzaban a ser de lo mas

Mirando al cielo por AdRi_HC heladas, así que debía ponerse a cortar mas o las sorprendería el frio cualquier noche. Cogió el afilado utensilio y secándose las manos en el mandil, colocó el primer trozo de madera elevando sus brazos para después dejarlos caer con fuerza, cortando así lo que comenzaría a ser su trabajo de aquella tarde. Minutos después las primeras gotas de sudor caían por su frente haciéndola necesitar un descanso. -¡Maca! ¡Maca! ¡Mira que bien llevo al caballo! Se giró sorprendida al escuchar aquel nombre y secándose la frente intentó enfocar lo que el sol le impedía ver con claridad, teniendo que colocar su mano a la altura de la frente ayudándose a sí misma. La imagen de Robert, uno de los pequeños de lugar, sobre aquel animal fue lo primero que pudo observar, la sonrisa del pequeño era tal que le contagió aquel sentimiento, pero segundos después el rostro de Maca junto al caballo, riendo por las palabras del niño le hizo detenerse y ser espectadora de dicha imagen. E: Maca… Suspiró su nombre recriminándose a ella misma aquella actitud tan infantil, sintiendo de nuevo el enfado al recordar el motivo de dicha situación, así que de igual manera, se giró quedando frente a la madera que segundos antes tenían toda su atención, no pudiendo ver como Maca junto a aquel chasquido del acero con la madera giraba su rostro descubriendo su pequeño cuerpo trabajando de aquella manera. En el gran castillo del Duque Louis, Rosario se encontraba completamente satisfecha alrededor de todos aquellos personajes, a diferencia del primer día había visto como todo el mundo la había aceptado de una manera fabulosa, sin menospreciar su antigua posición, y así como una reina se sentía en aquel nuevo destino. Francis se encontraba al lado de un gran balcón junto a Alberto, comentaban los últimos rumores sobre guerrilleros rebeldes que aun se ocultaban en las montañas, pero que de un modo u otro, no les hacía pensar en otra posible guerra. F: La preocupación de tu padre no es lógica Alberto… si es así, serán una inferioridad considerable… acabamos prácticamente con todos A: Ya, si yo te entiendo… pero sabes que es fácil que vuelvan a ser un gran número de ellos, los campesinos son fáciles de manejar y más

Mirando al cielo por AdRi_HC de uno está resentido tras la batalla, la voz se corre como el viento Francis… habría que hacer algo F: Está bien… mandaré a Henry a las montañas, es el único que se merece mi confianza para algo así… pero de verdad, no os angusties con eso… A: Oye y… ¿Qué tal con tu amazona? F: Me encanta Alberto A: Pues me temo que no es la típica mujer que se deja embaucar por ti mi querido Francis… es una fiera que no podrás domar F: Todo se verá… es cuestión de tener paciencia, y llevarla a mi terreno en el momento apropiado, créeme Casi con el aliento en los talones, Esther se apresuraba por meter todos y cada uno de los trozos de madera, sus manos castigadas por el frio y la seca corteza de estos, casi dejaban caer las pequeñas gotas de sangre que se pegaban a su piel helada. E: ¡Au! -dejó caer uno de los troncos llevándose la mano a los labiosjoder M: ¿Estás bien? -apareció tras la valla- ¿te has hecho daño? E: ¿Qué haces tú aquí? ¿me espiabas? M: Solo te observaba… llevo rato queriendo venir a ayudarte -cogió su mano dolorida haciendo fuerza para que no la apartase de ella- tienes las manos heridas E: Déjame… es algo a lo que estoy acostumbrada -se cubrió la herida con el mandil. M: Esther yo… quería disculparme contigo E: No tienes por qué hacerlo -volvió a coger los troncos- tengo que volver a entrar, buenas noches M: Buenas noches Y otra vez, solo podía quedarse en silencio y ver como Esther tras su negativa entraba en su casa, dejándola a ella con la mirada perdida y su enfado creciendo a tamaños forzados haciéndola cerrar los puños queriendo golpear cualquier cosa que se pusiera en su camino.

Mirando al cielo por AdRi_HC En una de las torres más altas del castillo, se dejaba empequeñecer por aquel cielo que nada ni nadie podía ocultar a su alrededor. Tumbada sobre el frio suelo miraba con fijación cada estrella como en tantas otras ocasiones. Suspiraba llenando sus pulmones del frio aire, sintiéndose viva por aquel momento. Creaba sueños inalcanzables en su mente, imaginaba momentos irreales, temiendo perder la cordura por la ilusión de aquellos brazos acunándola en silencio, de aquellos labios que tanto añoraba, vistiéndola de calor. Creía en todas esas estrellas, en la magia que inundaba su corazón al observarlas, en la sabiduría que las llenaba en toda su historia. Se sentía vacía, sola, y ellas le hacían pensar que por aquellos instantes no lo estaba. Isabel así se lo hizo creer una vez, enseñándole el secreto, haciéndole partícipe de lo que pocos sabían encontrar en ellas. I: ¡Maca! ¿vienes?... M: ¡Sí! ¡sí! Que prisas… si no se marcharan de ahí -se colocaba junto a ella sonriendo- nunca comprenderé ese ansia por venir cada noche I: Si no las tuvieras… aun sin pensar en ellas como lo hago yo, las echarías de menos, es algo que hace falta en cada una de nuestras vidas M: Te pones preciosa cuando hablas de ellas… -escondió el rostro en su cuello- tanto que se ponen celosas de ti I: ¿Sí? -se giraba quedando frente a ella. M: Ajá… -asentía convencida- todas te tienen envidia… quisieran ser tan hermosas como tú, así que se resignan a deslumbrarse entre ellas I: jajaja M: ¡Es verdad! -se separaba ofendida. I: Eres encantadora Dolida de nuevo por los recuerdos se levantó con rapidez. Encaminándose hasta la portezuela que daba camino hasta las escaleras. Durante el pequeño camino volvía a escuchar su voz, sus palabras. F: ¿aun despierta? -apareció en uno de los curvados escalones.

Mirando al cielo por AdRi_HC M: Francis que susto -se llevó la mano al pecho- no os escuché llegar F: Fue hace tan solo unos minutos, te creíamos dormida ¿estabas en la torre? M: Sí, no había subido hasta ahora, es magnífica -intentó seguir con su camino pero Francis se colocaba de nuevo frente a ella- pretendo ir a dormir F: Podíamos charlar un rato… hace buena noche ¿te gusta el vino? M: De verdad Francis… estoy agradecida pero estoy cansada de verdad, preferiría ir a dormir, es muy tarde F: de acuerdo, discúlpame… -se hizo a un lado. M: Buenas noches… -llevó la vista al suelo nuevamente pasando frente a él. En un pequeña cama arrinconada, una Esther inquieta no conciliaba el sueño, daba una tras otra, mil vueltas despejando aun mas su incómodo cuerpo. Las palabras de su hermana se repetían una y otra vez, siendo intercaladas con las disculpas de Maca. “Es una joven distinta, es buena persona” eso ya lo había comprobado, encontraba en ella algo inusual, algo que a la misma vez la hacía sentir atada a ver más allá, la noche del lago, un sentimiento que jamás había conocido en ella la incitaba a imaginar, imaginar lo que la llevaba torturando desde entonces, “su intención no era la de humillarte como piensas…” ¿y entonces por qué no se dio a conocer? ¿Por qué hablaba y la trataba como si fuese de su misma condición? La realeza y los campesinos no se relacionan así, no montan a caballo juntas, no se dan baños al anochecer ocultas en un lago, no…. No, faltan a la confianza que se dan y ella creía haber empezado a hacerlo, le gustaba su compañía, hubiera sido una buena amiga… Ma: Esther, ¿puedes dejar de moverte? No hay quien duerma contigo E: Lo siento… -se giró descubriendo su cuerpo. Ma: ¿Dónde vas ahora? E: No lo sé… pero dormir no puedo y no hago otra cosa que molestarte Ma: Ven aquí anda… -se hizo a un lado invitándola a dormir con ellacomo cuando eras una niña

Mirando al cielo por AdRi_HC E: Marie… Ma: Ven tonta, verás como duermes… -casi a regañadientes Esther se acostaba junto a ella y aprovechaba para taparla y abrazarla- ¿Por qué estas inquieta? E: no lo sé Ma: ¿Es por Maca? No pienses que te trató de la manera en que te hace sentir dolida, piensa que… quizás quiso que la conocieras como es en realidad, sin la frialdad de una posición o que se sentía tan a gusto contigo que ni siquiera pensó en que… E: Vamos a dormir Marie… mañana será otro día Ma: Está bien -acarició su frente y dejó un beso en su pelo- buenas noches E: Buenas noches Seguramente su hermana tenía razón, seguramente estando fuera de aquel sentimiento de decepción, la suya, parecería una situación infantil, pero no podía dejar de sentir engaño, mientras ella había dado confianza en todo momento, sintiéndose presa de unas posibles burlas y ridícula por todas sus palabras. Comenzó su día con todas aquellas tareas que la ocupaban en lo cotidiano. Nada más levantarse colocó agua a calentar, mientras su madre y Marie preparaban a los animales fuera del pequeño cobertizo. Quería mantener su mente ocupada y así lo haría hasta que pasase su desdén. Tras asearse se colocó uno de sus escasos vestidos y tomando bajo su brazo una de las cestas, se despidió en la puerta y tomó camino hasta la arboleda fuera del muro del castillo. El sol caía con fuerza haciéndola sonreír cuando elevaba su rostro en busca de aquella fruta. “Solo con un segundo en que el sol bañe tu rostro y te haga sonreír…solo por eso, ya deberías sentirte inmensamente feliz…” su rostro cambio al ser víctima nuevamente de aquella voz, ¿Por qué no podía dejar de pensar en ella? cerró los ojos un instante, sin apartar su rostro del camino de aquellos ardientes rayos de sol, sintiendo el calor colarse en su piel, sintiendo como en aquel momento, era cierto, se sentía realmente feliz, sin nadie más, sin ningún aliciente material. -Esther…mEsther aquí

Mirando al cielo por AdRi_HC Interrumpida por aquel susurro abrió los ojos inquieta, mirando a su alrededor buscando de donde provenía aquella voz, miró hacia los matorrales al escuchar como estos se alborotaban por los movimientos de alguien, y pudo ver un rostro familiar que la hizo palidecer. E: Anthony… ¿Anthony eres tú? Dio dos grandes pasos cruzando entre los arbustos, un joven de su misma edad, con el pelo por los hombros y algunas magulladuras y cicatrices sonreía con la piel casi cubierta por hollín al tener frente a él a la joven. An: ¿No me das un abrazo? E: Creí… pensábamos que… -con los ojos completamente abiertos por la impresión dejaba caer unas lágrimas emocionadas. Sin querer remediarlo más tiempo se acercó hasta él fundiéndose ambos en un abrazo de lo más extraño, Anthony, el amigo de infancia de Esther, el que creían muerto en una de las últimas batallas, el mismo que su madre había llegado a querer como a un hijo, y que tanto sufrimiento creó en un su hogar creyendo su muerte, estaba vivo. E: Estás vivo… -se separó lo justo para tomar su rostro entre sus manos- estás vivo, pesábamos que habías muerto… Francis nos dijo que An: Si, si… lo sé, pero no fue así, conseguí escapar, librarme de ser torturado y asesinado, pero aun hay algo… -tomó sus manos entre las suyas con preocupación- tienes que ayudarnos Esther En el castillo, Encarna terminaba de recoger todo tras el baño de Rosario, que ya envuelta en su bata se peinaba frente al espejo a la vez que entablaba conversación con la anciana. R: ¿Usted tiene más hijos Encarna? En: Si señora… Marie es la mayor, Esther es la pequeña, hará veintitrés esta primavera R: La misma edad que mi hija… y seguro que esta ya comprometida y siendo una mujer de su hogar En: En eso se equivoca mi señora… aun es joven, y le queda mucho por vivir, nos ayuda en casa, mi marido murió hace ya unos años y

Mirando al cielo por AdRi_HC mientras Marie y yo estamos aquí alguien se tiene que ocupar de cuidar de los animales y… R: ¿No casará a su hija? En: Si ella algún día se enamora claro… es libre de hacerlo, tal y como lo hice yo Ma: ¡Madre! ¡madre! -irrumpía sofocada- perdón… -se inclinaba ante Rosario. En: ¿Qué ocurre hija? -corrió hacia ella- ¿Por qué esa palidez? Ma: Es su hermana madre… ha vuelto a caer enferma, llegó esta carta con el mensajero, es de hace casi una semana, han tenido problemas con el carruaje y… En: ¿Una semana? -abrió los ojos con preocupación. Con preocupación pero aliviada, regresaba a casa con la poca fruta que había podido recoger, la visión de Anthony ante ella la había descolocado, produciéndole felicidad después, sin duda, iba a ser una noticia agradable para su madre y Marie. Recordaba todo lo que este la había contado mientras abría la puerta y escuchaba unas voces en uno de los dormitorios. E: ¿Qué ocurre madre? ¿Qué son esas voces? -dejaba la cesta a un lado mientras Marie parecía coger ropa de abrigo. En: Tú hermana hija… que debe tener ya las fiebres de invierno Ma: No madre, lo que no voy a permitir es que vayáis sola de nuevo… podéis caer también enferma, ¿y entonces qué? -elevó su rostro mirándola- yo puedo llegar en dos días a caballo… sé el camino y… E: ¡A ver! -las hizo callar- ¿Qué ocurre aquí? ¿Dónde vas Marie? Ma: La tía Joliet ha vuelto a caer enferma, una carta llegó esta mañana, pero es de hace ya una semana… y creo que madre no debe ir otra vez E: Tiene razón madre, usted esta mayor para ese viaje, y tardaría más que ella… En: ¿Pero qué pasa aquí? ¿Mis propias hijas mandándome qué hacer? Ma: Madre… es lo mejor, yo puedo ir a caballo sin problema, usted es mejor que se quede aquí

Mirando al cielo por AdRi_HC Mientras Encarna se hacía a un lado resignada, Esther sacaba la capa más gruesa que tenían y se la tendía a Marie que metía en un pequeño saco medicamentos y hierbas naturales que su madre ya había utilizado con anterioridad. Sin duda era un viaje duro para cualquiera, pero no así tanto como para la joven Marie, como bien le había dicho a su madre, no tardaría más de dos días en llegar, cosa que su madre seria por lo menos el doble marchando con el carruaje de su gran amigo el herrero. Ma: Bien, pues… ya está todo, debo marcharme cuanto antes E: ¿Quién hará tu trabajo en el castillo Marie? Ma: Ya he hablado con Francis… y me ha dicho que no habría problema si… En el castillo Maca pasaba al gran salón, varias mujeres se afanaban con la limpieza, sacudiendo cortinas y alfombras, pero todo el silencio, no hablaban, apenas cambiaban su rostro y era una de esas cosas que no podía llegar a entender. Suspiró y salió hacia la sala de estar, donde su madre conversaba con Francis junto a la chimenea. M: ¿Siempre es todo tan aburrido aquí? -se sentó frente a ellos. F: jajaja es que usted es demasiado activa Macarena… se aburriría igual viendo una batalla si no pudiera formar parte de ella M: Eso seguro… -bajó la mirada repasando su alrededor. R: Por cierto hija… Marie marchaba hoy para tierras del norte, tardará varias semanas en volver M: ¿Y eso? -se incorporó algo preocupada- ¿ha ocurrido algo? F: La hermana de Encarna volvió a caer enferma, y Marie se ofreció a ir esta vez… así que no podrá encargarse de sus labores R: Pero ya está solucionado hija… no te preocupes Aun después de despedirse de su hermana seguía en aquel lugar sentada, no respondía a lo que había escuchado momentos antes, “Francis no se opone a que acompañes tu a Maca”, ¿ella? tendría que estar la mayor parte del día en aquel castillo, tragarse su orgullo y tratarla como no creía merecer, ¿pero que iba a hacer? ¿Negarse ante Francis? ¿Ante su propia madre? ¿y con qué excusa?, cierto era que no podía, solo quedaba resignarse e intentar no dejarse embaucar por aquella muchacha.

Mirando al cielo por AdRi_HC Diferentemente, Maca había pasado a ser un manojo de nervios, “Esther, su hermana pequeña, se encargará de las labores de Marie” la tendría allí junto a ella, seria ella quien la despertase, pero sabía que no sería fácil, seguía enfadada con ella y con razón por una parte, debía ganarse nuevamente su confianza, y sonriendo por aquel reto, fue hasta la parte trasera se la casa con una clara intención. En: Es buena chica… no tendrás problema con ella E: Tranquila madre, no es la primera vez que lo hago… lo que me preocupa es como nos las apañaremos con las tareas de casa En: He hablado con Enrique, su hijo pequeño se encargará de los animales cada mañana, lo demás entre las dos no será problema E: ¿Y qué tal es la madre? En: Bueno… -suspiró haciendo sonreír a Esther- la típica reina descoronada, dolida por su nueva postura de mantenida por un joven que no conoce… será cuestión de tiempo supongo, pero nada que ver con su hija E: ¿Por qué todo el mundo la ve tan encantadora? Fue algo que quiso preguntarse a sí misma, pero sin darse cuenta alzó la voz lo suficiente para que su madre escuchase sus palabras, y la miraba extrañada. E: No se preocupe madre… no pasa nada, solo que he tenido una mala noche y… En: ¿Seguro? -se colocó frente a ella acariciando su pelo- desde ayer te veo algo disgustada E: Seguro -sonrió queriendo no preocuparla- bueno, vamos que se acerca la hora de comer Nada más llegar, Francis salió a saludar a una Esther que miraba a su alrededor buscándola sin tan siquiera pensarlo. Después de presentarla oficialmente frente a Rosario, fue junto a la cocinera del castillo, alguien conocido ya para ella, para ayudar a servir la comida. E: Ahora voy yo Susana, término de colocar esta verdura… Mientras cortaba los últimos tallos colocándolos después en la fuente de barro, se limpió las manos en el mandil y cuando su intención era girarse se encontró con una mano frente a ella sosteniendo algunas flores silvestres.

Mirando al cielo por AdRi_HC M: Apenas quedaban… me he tirado horas buscándolas, pero… quería empezar mostrándote de nuevo mis disculpas Evitando cruzarse con su mirada, clavó su vista en aquellas cuantas flores, verdaderamente debían haberle costado mucho encontrarlas, diferentes colores, rojas, blancas, amarillas, seguramente aquellas eran si no las últimas, de las escasas flores que quedaban vivas tras aquellas primeras heladas. Tomó aire quedando firme en su posición y aferrándose a aquella pequeña fuente de barro, pensó con rapidez cuales debían ser sus palabras. E: La situación ha cambiado, pero no así mi parecer…le daré el trato que debe, porque para eso estaré a su servicio pero nada más… lo siento Bajó la mirada sintiendo como su pecho quería explotar con cada paso y poco a poco fijó su camino hasta aquel salón donde ella segundos después tendría que tomar asiento, y continuar con el que sería un largo y tenso día para ambas. Mientras todos tomaban su asiento, y acompañadas por la cocinera, Encarna y Esther acomodaban todo en la mesa, Maca miraba fijamente a quien segundos antes había renegado otra vez de sus disculpas. Había podido comprender su disgusto e incomodidad aunque no tan bien como esa tozudez por no querer hablar con ella y comprender sus motivos. F: ¿Cuáles son sus planes para hoy? R: He hablado con el sacerdote y ha accedido a confesarme esta tarde, Macarena vendrá conmigo M: Me temo que no madre… tenía otra cosa en mente… -dio un sorbo de su copa mientras miraba a Esther con calma. R: ¿Y qué otra cosa tienes si se puede saber? -la miró enfadada- ¿Qué puede ser más importante que ir con tu madre a confesarte ante dios? M: Pues darme un baño, necesito un laaaargo baño… y una buena frotada de espalda En aquel momento, una Esther que había comenzado a caminar hasta la cocina se detuvo ante aquellas últimas palabras, sin poder ver

Mirando al cielo por AdRi_HC como Maca asomaba una sonrisa disimulada, sabedora de que sus pasos se habían detenido frustrados. Más de una hora después, Maca permanecía sentada fuera del castillo, apoyada en un árbol mientras hacía añicos una rama entre sus manos. Sabía que no había estado bien aquella decisión, que no podía forzar a Esther a volver a hablar con ella, pero no estaba dispuesta a no hacerse escuchar, ella no tiraba la toalla y no pensaba comenzar en aquel momento. F: ¿Aburrida? -apareció junto a ella silencioso- parece que no disfrutas mucho de tu estancia aquí M: Hay a quien le gusta estar solo… no tiene por qué ser motivo de aburrimiento o tristeza -alzó la vista un segundo y volvió a ver como troceaba el fino palo entre sus manos. F: Había pensando que esta noche podíamos ir a pasear… a caballo te puedo enseñar algunos sitios preciosos no my lejos de aquí M: Ya veremos… -se levantó con impulso y lo miró- voy a ver si me ayudan con mi baño F: Claro, Esther creo que estaba en la parte de atrás con la ropa M: Gracias Mientras rodeaba el castillo pensaba en cuales podrían ser sus primeras palabras, pero sin duda aquella era una mujer tozuda, y le costaría trabajo volver a ganarse su amabilidad. Varias mujeres telas y ropas mientras ella se afanaba en frotar lo que creía uno de sus pantalones, sonrió y cogió una manzana de uno de los cestos de la puerta trasera, dio un mordisco y se colocó frente a ella. M: Hola E: Hola -contestó sin mirar mientras seguía en su tarea. M: He pensando que me voy a dar el baño ahora El rostro tenso de Esther fue elevándose despacio quedando frente a ella, viendo como segundos después se echaba a un lado el flequillo rebelde que se había colocado en sus ojos, viéndolos ahora fríos como seguramente estaría el agua que mojaba sus manos. E: Lo has hecho intencionadamente, todo el numerito del baño lo has hecho con toda la idea

Mirando al cielo por AdRi_HC M: Claro, necesito un baño -dio otro mordisco- ¿quieres? Esta fresquita E: No creas que por que te vaya a frotar la espalda pienso hablarte, porque estas muy equivocada M: Te espero arriba… no tardes Se giró sobre los talones de sus botas queriendo esquivar la que seguro, seria la mirada de Esther, y que si se lo proponía, podía fulminarla con allí mismo. Con resignación, pero totalmente ofuscada fue escaleras arriba con el paño hasta llegar hasta tu dormitorio. Desde fuera podía escuchar como Maca se movía en su interior, resopló haciendo un esfuerzo, y sin tan siquiera decir una palabra entró encontrándose a la joven quitándose la camisa, la única prenda que aun cubría su cuerpo. M: ¿Ya ni saludas? tengo que ser alguien odioso -tocó con su mano el agua y comprobó que estaba en la temperatura idónea para zambullirse- que calentita… -sintió como Esther escurría el paño y comenzaba a pasarlo por su espalda- que decisión mujer… podíamos charlar un poquito ¡au! -se quejó por la fuerza. E: Lo siento… no se en que estaba pensando M: Tranquila, solo me has arañado ¡joder! -se levantó sintiendo de nuevo el dolor en su piel y se giró decidida- ¿Qué coño te pasa? E: ¿A mí? nada, solo froto, que es lo que me has pedido Ambas se miraban desafiantes, Esther quizás con algo más de incomodidad teniendo así que levantarse e intentar no recordar que estaba discutiendo con una mujer completamente desnuda. Maca apretó la mandíbula y dio un pequeño paso haciendo que el ruido del agua retumbara casi entre ellas. M: Cómo vuelvas a hacerlo puede que te arrepientas E: ¿Me estas amenazando? -se encaró sin miedo. M: Solo te estoy advirtiendo -se giró para volver a su postura anteriory no te ruborices por mirarme Mientras se colocaba de nuevo en la bañera Esther contenía su rabia por aquel último comentario, ¿Cómo podía ser tan descarada?, negó en silencio y hundió de nuevo paño bajo el agua. Se arrodillo a su lado y con más sutileza comenzó a pasarlo por su espalda.

Mirando al cielo por AdRi_HC El silencio había aparecido de nuevo frente a ellas, Maca había cerrado los ojos, la temperatura y aquella caricia en su cuerpo ahora si la hacían relajarse, en cambio Esther intentaba mantener sus nervios a un lado para no volver a dejarse caer en el enfado y de nuevo exteriorizarlo contra ella. Cuando ya casi creía haber terminado, en uno de los movimientos de descenso soltó el paño sin apreciarlo en un primer momento, haciendo aquel gesto únicamente con su mano. Aquello hizo que Maca abriera sus ojos, lo justo para mirar sus brazos y ver como estos se erizaban sin control, y estremeciéndose lo necesario para que Esther que había detenido su mano, pero no así el contacto, se diese cuenta y se levantase con prisa. E: Ya está… ¿algo mas o sigue usted sola? M: Ahora te llamo para que me traigas la ropa Extrañada por la timidez en aquellas palabras, Esther salía cerrando los ojos con fuerza, y respirando con calma una vez se encontraba fuera. Aprovechando la soledad del momento, estiró las piernas apoyando luego la espalda, sintiendo como el calor iba desapareciendo poco a poco, dando paso a la temperatura tibia del agua que hacia estremecer su piel ahora de una forma bien distinta a la anterior. Decidió no estar más en aquel lugar y levantándose despacio se animó a salir del agua. El ruido de las gotas que caían de su cuerpo alertaron a Esther que se atrevió a entrar sin que esta la llamara, Maca al verla entrar con una bata le dio la espalda alzando los brazos sintiendo como está la colocaba sobre su piel. M: Gracias Sin mirarla esquivó su cuerpo y dejando un rastro de agua por su camino entró al dormitorio dirigiéndose directa hasta la chimenea, avivando esta con toda su fuerza y quedando segundos después sentada frente a ella, sintiendo así el calor nuevamente. E: ¿Algo más? -se colocó frente a ella con las manos unidas a la altura de su cintura. M: ¿Podrías sentarte un momento por favor? E: Tengo que… M: Será un momento, me gustaría hablar contigo -cogió el atizador sin comprobar que hacia finalmente la joven y colocándose de nuevo erguida observaba como seguía de pie junto a ella- no estés de pie…

Mirando al cielo por AdRi_HC -casi resoplando Esther tomaba asiento en los pies de la cama- quiero disculparme contigo y que sepas que no fue intencionado E: Maca… te dije que por que ahora tenga que estar aquí, no da pie a que… M: ¿Podrías escucharme sin hacer que tu ofuscación te haga ser orgullosa? -elevó su rostro mirándola ahora directamente. Seguramente si hubiera pensado antes no hubiera utilizado aquel tono de voz, seguramente no hubiera dicho aquellas justas palabras, pero seguramente si no hubiera dicho nada de aquello y como lo había hecho, Esther estaría ya por las escaleras descendiendo hasta la entrada para marcharse o concentrarse en cualquier otra cosa por hacer. Suspiró un instante y atizó de nuevo el fuego antes de colocar las manos sobre sus piernas y la mirase de nuevo sabiendo que si tenía y podía arreglar algo, aquel, era el momento perfecto. M: Veras… si pudiera ser, déjame terminar, cuando acabe si quieres te puedes ir… no te buscaré mas y no cruzaremos palabra si no quieres…-el silencio de Esther y su mirada fija le hicieron creer que le daba la oportunidad, y así la tomó- nunca he tenido la suerte de poder entablar amistad con las personas con la facilidad que seguramente podrías tener tú… el que mi padre fuera rey, que me tuviera vigilada casi todo el día, que tuviera que mantener una forma de ser por la manera en la que me tocó vivir… me lo ha puesto muy difícil, seguramente pienses que soy una niña engreída que todo lo que quiere tiene que tenerlo a toda costa, pero no es así créeme -bajó la mirada unos segundos mirando sus manos- si no te dije quien era fue porque me resultaba agradable estar contigo… me gusta estar contigo, y tuve miedo de que al saber quién era yo no… E: Pudiste confiar en mí M: Lo sé… lo sé y lo siento… me equivoqué E: No sé con qué clase de personas te tocó vivir Maca, pero yo intento no encasillar a nadie por lo que aparentan… si no por como son conmigo M: Lo siento…-abatida se frotaba el rostro suspirando- ¿hay algo que pueda hacer para compensarte? E: El que mejor arreglar todo es el tiempo, así que dejemos que pase y ya se verá

Mirando al cielo por AdRi_HC M: Vale, no… no te molestare más E: Deja de flagelarte y vístete o caerás enferma, voy a llevar la ropa sucia… -cogió el montón de ropa sobre el suelo para dirigirse hacia la puerta. M: ¡Esther! E: ¿Si? -se giró para mirarla. M: Gracias Mientras la veía desaparecer de aquel dormitorio comenzó a sentir como verdaderamente comenzaba a tener un sentimiento por aquella joven. Sonrió girándose hacia donde estaba su ropa y supo que tenía que sacar su encanto para hacer que Esther se sintiese bien junto a ella. Y sabía perfectamente cómo hacerlo. En: Esther hija… ayúdame con esto E: Claro madre -se colocó junto a ella escurriendo las ropas que su madre acababa de lavar- como pesan estos vestidos… En: Anda que no estarías tu guapa con uno de estos, ais… ¿te imaginas? E: Que quiere que le diga madre… yo prefiero tener mi vida tal y como está, no nos podemos quejar En: Tienes razón hija -colgó el que tenían entre manos y cogió otro- la que merece las sonrisas de esta casa es la joven Macarena… es un encanto E: Y descarada En: Es joven y quiere vivir la vida de manera distinta… no hace las cosas con mala fe, esas cosas se ven hija, y yo veo en ella una mujer de gran corazón La noche cubría ya las colinas de las montañas fronterizas. La brisa creaba el murmullo gélido de las primeras noches de invierno, y la mejor guarida era el calor de los hogares impregnados por la temperatura de un fuego que el hombre de la casa había avivado minutos antes. En: Si no nos necesitan más, nosotras nos retiramos. R: No se preocupe Encarna, que pasen buena noche.

Mirando al cielo por AdRi_HC En: Con permiso -se inclinaba despidiéndose junto a su hija con intención de marcharse. M: ¡Esperen! -bajaba corriendo los escalones. R: ¿Qué ocurre hija? ¿Te encuentras bien? -se acercó hasta ella. M: Sí, sí, sólo que… -se giró para mirar a Encarna y a su hijaQuédense a cenar, hace frio y seguro que no han podido encender la chimenea. R: ¿Cómo? -preguntó sorprendida. M: Madre, Francis está fuera y no llegará hasta mañana, cenaremos solas. Y yo podría ir ahora con Esther a prender su chimenea y volver. En: Señorita, no se preocupe, entre las dos nos organizamos y… M: De verdad, para nosotras seria un placer que nos acompañasen esta noche en la mesa, hay comida de sobra. Esther que se había mantenido al margen en todo el tiempo de aquella breve invitación, miraba la insistencia de Maca como algo parecido a la ilusión. Si se dejaba llevar perfectamente podría mostrar una sonrisa, pero dispuesta a ir con calma se mantuvo a un lado dejando que su madre fuera quien decidiera que hacer. M: ¿Qué me dice? R: Maca, creo que deberías haberme consultado, o por lo menos a la cocinera. No sabemos si… M: Ya lo hice y no hay ningún tipo de problema, están poniendo dos cubiertos más. En: No sé qué decir -contestó abrumada. M: Diga que sí. En: Está bien, señorita -sonrió agradecida- Cenaremos aquí si su madre no pone impedimento, por supuesto. Maca se giró buscando el rostro de su madre, que desde que expusiera aquel pensamiento permanecía tensa, cruzó los ojos con ella y sintió como su corazón palpitaba tan deprisa como la velocidad de una estrella al caer, mantuvo la respiración esperando la respuesta de su madre. R: Está bien, quédense a cenar.

Mirando al cielo por AdRi_HC M: Bien -sonrió tranquila. R: Me adelanto yo hacia el salón ¿Viene conmigo, Encarna? En: Por supuesto. R: Hija, no tardéis en volver, la cena estará lista enseguida. M: No se preocupe madre -mantuvo su sonrisa hasta que se giró y vio el rostro de Esther.

M: ¿Vamos? E: Claro. Ambas salieron por la gran puerta sintiendo el helor golpear sus rostros, caminaban en silencio escuchando únicamente el ruido de sus pasos contra la seca tierra. Maca pensaba que aquella quizás no había sido tan buena idea como lo fue en su cabeza, pero no acobardándose la siguió hasta llegar a la casa. E: Pasa -dejaba la puerta abierta cediéndole el paso- No es tan grande, pero lo suficiente para llamarlo hogar. M: Yo preferiría tener un espacio así, no te creas -acarició la madera y siguió a Esther con la vista- ¿Te ayudo? E: Prende la leña que queda mientras yo traigo algunos troncos más. M: No, dime donde están y yo los traigo, tu quédate aquí. E: Está bien, si vas por ahí sales a una puerta trasera que da a un pequeño cobertizo, a la derecha tienes la leña apilada, con que traigas un par bastará. M: De acuerdo. Tal y como Esther le había dicho, caminó recorriendo aquel par de metros hasta llegar donde la puerta le daba señal del cobertizo, tomó unos cuantos trozos de leña y volvió hasta donde ya una tímida luz daba señal de las sombras de Esther sobre la pared. M: Aquí tienes -se arrodilló a su lado y mientras ella lanzaba uno con cuidado Esther cogía el otro imitando su gesto- Enseguida cogerá temperatura. E: Lo sé -se sacudió las manos y se puso de pie junto a ellaVolvamos.

Mirando al cielo por AdRi_HC De nuevo en el castillo fueron hasta el salón sin mediar palabra alguna, ya dentro vieron como Encarna y Rosario se mantenían en silencio mientras una de las cocineras ya había comenzado a servir la cena. Apresurándose, Maca fue hasta una de las sillas y la retiró dando aviso a Esther para que se acomodase. E: Gracias. M: ¿Qué pasa madre? ¿El frio le ha congelado la lengua? -sonrió tomando asiento. R: Macarena, por favor, tengamos una cena tranquila y sin tus niñerías. Miró a Esther y pudo ver cómo tras la servilleta intentaba ocultar un atisbo de sonrisa que le dio la fuerza necesaria para continuar su plan. M: Encarna, ¿puedo pedirle algo? En: Por supuesto, señorita. M: Estando en su casa he visto que la puerta del cobertizo queda algo descolgada, si me dejase volver podría arreglársela, con un par de golpes de martillo estoy segura que quedaría como nueva. Rosario elevó su rostro descompuesta por aquel comentario, miró a su hija y creyó explotar al ver como esta seguía mirando a Encarna esperando una contestación, al igual que Esther, que sorprendida miraba a la joven. En: No creo que eso sea trabajo para una señorita, no podría aceptar tal cosa. R: No le haga caso Encarna, mi hija sufre una de sus muchas locuras descontroladas, es cuestión de ignorarla. M: No madre, a diferencia de usted. E: Maca -alzó la voz lo suficiente para hacerse escuchar- tienen razón. Sorprendida, pero quizás dolida por haber comprendido que también le daba la razón a su madre intentando nuevamente hacerle pagar su error, apretó las mandíbulas creyéndose atacada, y sin hacer el menor ruido que pudiese reflejar su enfado, retiró su silla y se levantó de allí de la manera mas tranquila que pudo.

Mirando al cielo por AdRi_HC Tras las paredes de aquel castillo, una brusca tormenta azotaba sin pudor alguno. Los rayos se precipitaban uno tras otro hasta algún punto lejano en las montañas creando la luz parpadeante seguida por el estruendo que hacia encogerse a los lugareños. En el salón una Esther fruncía el ceño al ver que Maca no regresa, y su madre lejos de preocuparse por cómo o dónde podría encontrarse, hablaba fríamente con su madre. Disculpándose se levanto de allí con la idea de comprobar donde había ido Maca. Aunque ella conocía bien aquel castillo, no así Maca, y tras mirar en las principales habitaciones se cubrió con una capa y abrió la puerta sintiendo la fuerza del aire húmedo que cubría ya su cuerpo en tan solo unos segundos. Miró hacia ambos lados y en una de esas luces fugaces pudo ver como en un grupo de arboles en el costado de aquel castillo, se reflejaba por un segundo el cuerpo de Maca junto a uno de ellos. Sorprendida corrió todo lo que pudo hasta ella viendo como calada hasta los huesos permanecía sentada visiblemente helada. E: Maca, estás empapada -la cubrió con la capa- Vamos. M: Déjame, -se separó de ella- vuelve dentro. E: ¿Pero no ves que caerás enferma? -preguntó enfadada- Haz el favor de levantarte. M: Como si te importara -su reproche salió duro y afilado- A nadie le importa nada más que sí mismo, y a mí me da igual lo que me pase. E: ¿Sabes? Me da igual lo que te pase, pero deja de comportarte como una niña y entra. Frente a ella no pensaba flaquear, porque realmente si le importaba lo que pudiera pasarle, quizás no de la manera que ella esperaba, pero aun así creía que le debía un voto de confianza. E: Por favor. Totalmente empapada subió su rostro buscando su mirada. Había salido allí buscando aquel mismo sentimiento que golpeaba en su interior, relámpagos, sacudidas, una tormenta enfurecida que no buscaba donde caer, que no se preocupaba por lo que pudiera hacer sentir, solo quería extenderse allá donde la furia le llevase, y la cual en esta ocasión se encontraba con un resquicio de luz que amansaba su dolor.

Mirando al cielo por AdRi_HC Sin decir una sola palabra se ponía en pie y aquella misma capa que le había sido tendida, la colocó de nuevo sobre el cuerpo que aun permeancia frente a ella, la abrigó lo suficiente y comenzó a caminar rumbo al castillo, sin reflejar nada más que una inmensa soledad a su alrededor. E: ¿Dónde está tu calma Maca? ¿Qué te hace sufrir esa pena constante? Un último relámpago la hizo estremecerse y mirar al cielo, millones de gotas se precipitaban nublando su vista, y endureciendo su temor. Se encogió y corriendo fue hasta el castillo a refugiarse de aquella tremenda furia que parecía haberse puesto de acuerdo con Maca aquella noche. Nada más entrar la luz de las antorchas del gran recibidor le dejaron apreciar el cuerpo mojado que subía las escaleras, dejando el rastro de sus pies pesados. Suspiró, y se dejó llevar por aquel camino que la llevaba hasta un sentimiento que no sabía exactamente si quería conocer. La luz del fuego asomaba por la puerta entre abierta, con pudor abrió aun mas, descubriendo la espalda desnuda que se despojaba de aquella prenda empapada. Dejó su capa a un lado y tomando un paño del armario se colocó junto a ella, secando aquella piel que ahora brillaba frente al fuego. Maca cerró los ojos manteniendo a salvo sus lagrimas, que contagiadas por su pena, querían presenciar aquel momento de tranquilidad. Despacio, Esther había secado cada centímetro, dejando el trapo a un lado mientras notaba los estremecimientos de Maca, presa de la fiebre que seguramente subía en su interior. Le quitó las botas y el pantalón sentándola desnuda sobre la cama, quedando después a su lado secando una de sus piernas. M: ¿Por qué lo haces? E: Por alguna razón veo más allá de lo que aparentas ser, y tienes buen corazón. No metas la pata ahora -sonrió mirándola. Aquel rostro bañado de luz hizo ver a Maca que quizás no estaba todo perdido para ella, un escalofrió había recorrido su pecho, sin ser fruto de aquel frio que si recorría su cuerpo. Observó aquellas manos que la secaban con cuidado y se sintió protegida por un momento.

Mirando al cielo por AdRi_HC Ayudándola a poner en pie, Esther la hacía elevar los brazos dejando caer así el camisón que por fin cubriría su cuerpo seco, necesitado de calor. Retiró el manto de su cama y la ayudó a acomodase mullendo los almohadones a su espalda. E: Tienes que entrar en calor, aún sigues helada, voy a avisar a tu madre de que estás aquí. M: ¿Volverás? E: ¿Te estarás quieta un rato? -acomodó su pelo hablando con calmaNecesitas descansar. No sabiendo qué la incitó, dejó un beso en su frente y entornó la puerta tras salir allí. Parándose un instante buscando un motivo por el que no tendría que volver a esa habitación donde algo que no reconocía le hacía querer quedarse allí con ella. Se mantuvo seria y firme dando aquel último paso que la llevó hasta el salón. En: ¿Hija? ¿Todo bien? Nos tenías preocupadas. E: Sí, madre -se giró hacia rosario- Su hija está en cama, se ha mojado por la lluvia y hay que conseguir que entre en calor. R: Esta hija mía siempre igual, no crece, siempre parece una chiquilla de ocho años inquieta. E: Señora, salió por que una de las vallas de los rebaños se había soltado, si no llega a ser por ella seguramente mañana hubieran aparecido muertos en la montaña -esperó una posible excusa de la mujer pero esta seguía en su postura- He pensado madre que pasaré la noche aquí, seguramente le suba la fiebre y… En: ¿Quieres que lo haga yo? E: No, no, usted vaya a casa y descanse, yo puedo estar despierta toda la noche. De camino de nuevo al dormitorio cogió una de las antorchas del pasillo y con otra manta entró decidida a cuidarla aquella noche. Al verla comprobó que parecía dormir, colocó la manta y la antorcha en la pared, sentándose a su lado comprobó con el dorso de su mano la temperatura de su rostro. Respiró tranquila al sentir como su temperatura no parecía exagerada y colocando la segunda manta, se echo a su lado con la espalda sobre el cabecero, dispuesta a velarla el tiempo que hiciese falta.

Mirando al cielo por AdRi_HC La mente de Maca había llegado al sueño, pero no así sus miedos, que comenzaban a cobrar vida en sus sueños, inquietándola en silencio. El agua caía por aquel manto oscuro que cubría la tierra casi inundando sus pies. Un frio gélido arropaba su cuerpo haciéndola temer por no saber donde se encontraba. Miró a su alrededor e intento descubrir formas conocidas, y en uno de sus movimientos vio aquella pequeña cabaña en la que tantas horas se había escondido. Corrió hacia ella con la esperanza de resguardarse, abriendo la puerta casi en un golpe salvador, descubriendo una hoguera perfecta para sus entumecidos brazos. Se colocó de rodillas frente a ella extendiendo sus manos presas del frio, cerrando después los ojos a la cálida temperatura que comenzaba a llenarla. Suspiró tranquila y se sentó dubitativa por aquel momento que no podía explicar. Unos golpes en la puerta la hicieron asustarse, se levantó buscando con la vista algo con lo que protegerse, tomó un trozo de madera que descansaba en la pared, y se dispuso a defenderse si hiciera falta. -¿Maca? M: ¿Isabel? -dejó la madera caer- ¿Isabel eres tú? I: ¿Quién si no iba a venir llamada por tu llanto? M: Isabel…-corrió hasta ella para abrazarla. I: Ssshhhh… ya está, cariño -acariciaba su pelo- Ya estoy aquí, no llores -la mecía con calma. M: Tengo tanto miedo, no lo soporto. No te vayas Isabel, no me vuelvas a dejar. I: Ven, siéntate conmigo frente al fuego -la llevó de la mano acomodándola de nuevo entre sus brazos-Creí que ya habíamos superado eso Maca. M: Te fuiste, y yo no sé seguir sola, no de esta manera tan… Me ahogo Isabel, el tiempo me ahoga sin remedio y no encuentro nada que me del aire que necesito para vivir. I: ¿Recuerdas cuando… -sonrió recordando- estábamos en el riachuelo? Yo me lancé riendo al agua y su te asustaste tanto que te metiste en el agua sin saber nadar todavía. M: Sí, creí que te habías caído.

Mirando al cielo por AdRi_HC I: Lo hiciste por mí, y nadaste ¿Te acuerdas? M: Po que si no me ahogaba, Isabel… es supervivencia, le pasa a cualquiera. I: ¿Y por qué no tienes ese sentido ahora? ¿Por qué eres incapaz de levantar la cabeza y respirar? Sobre la cama el cuerpo de Maca había empezado a moverse inquieto, Esther había ido a por unos paños y algo de agua fría, desde hacía unos minutos el rostro de Maca era un manto de sudor. La destapó aun escuchando sus quejas, y abriendo su camisón comenzó a poner uno tras otro varios paños haciendo porque absorbieran todo aquel calor. M: Isabel… E: Ssshh… es una pesadilla Maca, tranquila. M: No te vayas, no me dejes por favor -cogió su mano. E: Maca -frunció el ceño preocupada y se sentó pegada a ella mientras retiraba aquel sudor de su frente-Estoy aquí contigo. M: Esther… En aquel sueño, tratándose de aquel intento de escape, susurró ese nombre confundida por no recordar de quien se trataba, se separó de Isabel y fue hasta la ventana, observando cómo aunque seguía, la lluvia había aminorado su fuerza. M: cuando te marchaste lloré, lloré y lloré durante días, preguntándome porque me habías prometido algo que no ibas a cumplir, odiándote por hacerme creer que… I: No, no me eches a mí la culpa de que tus sueños existan Maca -se paró frente a ella- Fuiste egoísta, viste como todo lo que soñabas y creas poder vivir junto a mí, desaparecía conmigo, poniendo tu vida más difícil. No me culpes a mí de tu cobardía. M: Vivo en una continua pesadilla de la que nunca puedo salir y no recuerdo ya la última vez que sentí paz conmigo misma. I: El nombre que susurraste antes ¿Quién es? Asustada por la alta temperatura que iba tomando, la desvistió e intentando despertarla la llevó en brazos hasta el tocador una vez

Mirando al cielo por AdRi_HC había llenado la bañera de agua. La sentó con cuidado de que no cállese y desnudándose ella también la forzó a entrar en el agua. Helada ahora ella por la temperatura, sentó a Maca entre sus piernas mientras la mojaba con el agua. Los escalofríos que sentía pegados a su pecho la hicieron abrazarla intentando así calmarla. M: Esther. I: ¿Quién es Esther? -le susurró cerca de su oído. M: Esther es… Con pesadez comenzó a abrir los ojos, sentía su cuerpo tan cansado que no recordaba si quiera como había llegado a la cama. Intento mover uno de sus brazos pero una pequeña presión le impidió hacerlo, preguntándose con interés de donde venia. Abrió los ojos y se vio abraza a unas piernas que habían estado aguantando su peso. Se incorporó como pudo y vio el rostro de Esther, relajado, dormido. De pronto las imágenes de aquel sueño llegaron a su mente, junto a la pregunta que recordaba haberse repetido varias veces en aquella casa de madera. I: ¿Quién es Esther? A kilómetros de allí en las ruinas de una antigua capilla, varios hombres habían pasado horas conversando sobre el final de unos planes que todos ansiaban. El que parecía liderar la reunión había tomado su silencio mientras caminaba de un lado a otro siendo observado casi con ansia por que continuase en sus palabras. F: ¿Alguien sabe donde esta Alberto? Hombre1: Tenía noticias de Marion, fue a caballo hasta la gruta. F: Alguien de confianza me dijo que esa gruta no era segura ¿Quién le ha dado permiso para ir? -se giró enfadado. Hombre2: Señor, los rebeldes comienzan a ser numerosos, ningún lugar tiene la seguridad para nada. F: No me he pasado un año con esto para que vengan unos pueblerinos a intentar intimidarme, no pienso consentirlo. Hombre2: Pero señor, si…-miraba a sus compañeros buscando apoyo- si el rey se entera…

Mirando al cielo por AdRi_HC F: El rey está ocupado con cosas más importantes que hacer caso a unos rumores absurdos -se giró de nuevo- Quiero que las colinas estén protegidas, que ninguno de esos rebeldes campe a sus anchas ¿Ha quedado claro? Hombre1: No se preocupe. F: A la más mínima sospecha de lo que sea quiero que me lo comuniquéis de inmediato, y hacerle llegar al Alberto que quiero hablar con él, hoy regresaré a mi castillo, que me vea lo antes posible. Disgustado por todas la noticias que habían aparecido en los últimos días, salió de nuevo mientras colocaban su caballo frente a él, varios hombres se paraban a su lado ya montados, y en un grito que aviso al animal que debía comenzar su galope, una nube de tierra ocultó sus cuerpos en la carrera. Hombre1: Está completamente loco. Hombre2: Ya no podemos hacer nada, es con él o contra él, y yo no voy a poner mi cabeza al mejor postor, hay que seguir con el plan. Que Dios nos ampare y nos proteja. Entre los arbustos una mirada curiosa había sido testigo de aquellas horas de intensas conversaciones. Un soplo a tiempo le hizo llegar minutos después de la llegada de Francis, pero tal y como él esperaba, desde su posición exterior ningún impedimento le hizo ser partícipe de los planes del joven. Apresurado volvía en su caballo por las montañas, queriendo llegar lo antes posible hasta el refugio para contar todo lo que había averiguado. En el dormitorio de Maca, Esther seguía sumida en un profundo sueño a causa de la noche en vela que había pasado cuidándola. Con esfuerzo y sin querer despertarla, se levantó de la cama y fue hasta su ropa, encontrando grandes dificultades al vestirse por si misma en aquel estado. Minutos más tarde echó las cortinas creando casi una noche artificial para ella, dejándola así descansar por completo. Se acercó hasta ella y mirándola unos segundos, suspiró en silencio antes de dejar un beso en su pelo. Cerrando la puerta tras de sí, salió de allí aun cansada, pero lo suficientemente recuperada para poder salir a pasear.

Mirando al cielo por AdRi_HC Una vez en el piso de abajo miró buscando alguna señal de vida por parte de su madre, encontrándola un rato después en el jardín de atrás con Encarna cogiendo algunas piezas de fruta. R: Hola hija ¿Cómo te encuentras? M: Bien, madre. Buenos días Encarna, he dejado a su hija dormir un rato, le he debido dar una noche espantosa. En: Gracias señorita. M: ¿Y Francis? ¿Regresó? R: No, hija. Pero dijo que llegaría durante todo el día de hoy, así que… ¿Quieres que demos un paseo? Hace un día estupendo. M: Gracias, madre, pero me gusta pasear sola. Si me disculpan… Dolida aún, comenzó a caminar por aquel camino que cruzaba hacia el exterior. Eran ciertas las palabras de su madre, aquel día lucia un sol esplendido, uno que invitaba a pasear tranquila y por aquel extenso valle. Sentada unos metros alejada del castillo había encontrado la comodidad bajo un árbol que la refugiaba en su silencio, ayudándola a recordar en calma. Cerrando sus ojos sintiendo aquel calor y brisa a la vez en su rostro llegaba a tocar la tranquilidad. Las imágenes de la pesadilla que la hizo volver a ver a Isabel llegaban como recuerdos borrosos, haciéndola esforzarse por hacerlos nítidos en su memoria. Suspiró y sonrió al recibir la imagen de Esther. F: Vaya, esto sí que es un recibimiento. Maca abrió los ojos al escuchar aquella estridente voz por sorpresa, un correcto Francis a lomos de su caballo se había detenido frente a ella, un segundo jinete había parado también junto a él, y no supo que decir más que un intento por no ser desagradable. M: Si lo llego a saber me hubiera vestido mejor -el joven sonrió captando su ironía. F: ¿Todo bien? M: Todo lo bien que podría ir, sí ¿Qué tal tu viaje? F: No todo lo bien que debería -contesto al igual- ¿Has desayunado? Yo vengo hambriento.

Mirando al cielo por AdRi_HC M: mi madre junto a Encarna estaban cogiendo fruta tras el castillo, si te apresuras las alcanzas Con un nuevo grito ordenaba a su caballo alejarse de allí, la joven se quedó en silencio observando aquella carrera hacia el castillo, decidiendo que ya era hora de despertar a su cuidadora. Había escuchado las voces provenientes del jardín, y unas risas junto a ellas. Conforme recorría aquella escalera su mirada siempre iba fija por delante, sintiendo un deseo de ver cuanto antes la puerta de su dormitorio. Entró sigilosa encontrándola tal y como la había dejado, sonrió acercándose a ella tomando después asiento a su lado. Por temor a exaltarla o asustarla al intentar despertarla, tomó su mano entre las suyas, creando un leve caricia con uno de sus dedos, dejándose por qué no, llevar en la comodidad que había encontrado en el gesto. Tras unos segundos llevó su vista hacia ella, observando cómo aunque despacio, comenzaba a abrir los ojos. M: Buenos días. Los ojos de Esther se habían encontrado con ella nada mas alcanzar la consciencia, una sensación extraña recorría su cuerpo desde sus pies hasta su mismo rostro, y confundida retiró su mano incorporándose. E: Deberías estar descansando -vio su ropa- En cambio. me atrevería a decir que incluso has salido. M: Estás en lo cierto, he dado un paseo, hace un día precioso ¿Has dormido bien? E: Debiste despertarme -se levantó esquivándola- ¿Qué hubieran dicho si me ven aquí durmiendo? M: Has estado toda la noche en vela por mí, lo más correcto era dejarte descansar ¿No crees? -se levantó girándose para mirarlaGracias por cuidarme. E: No me las des. M: ¿Tienes apetito? Nuestras madres han cogido fruta fresca -caminó tras ella- ¿Puedes parar? E: ¿Qué? M: ¿Tanto te cuesta tener un trato normal conmigo? Intento ser lo más cordial que me permites, y aún así tomas cada muestra de

Mirando al cielo por AdRi_HC amabilidad por mi parte como un insulto a tu orgullo, podrías no pensar que intento atacarte o lo que sea que pienses -Esther la miraba incrédula- Te he pedido disculpas, he aceptado tus rechazos, y aun así sigo queriendo conseguir un perdón por algo que no hice para insultarte. Pero en cambio tú ¿Qué has hecho? -la miró unos instantes dolida- Te agradezco que te quedaras anoche, pero aunque estuviera delirando por la agonía, te doy mi palabra que si puedo y está en mi mano, lo hare todo lo lejos de ti que pueda. Dicho esto se giró dejando a Esther en allí parada mientras la observaba marcharse. Había estado dispuesta a ganarse su perdón, dispuesta a cambiar con el tiempo aquella actitud que tenia frente a ella, pero no así ese tipo de ignorancia que la hacía sentirse ridícula una y otra vez. No sabiendo si realmente se arrepentía de todas sus palabras, había llegado hasta el establo, deteniéndose frente a su caballo, acariciándolo como si lo hiciera sobre ella misma, calmando así su enfado, quizás por impotencia, quizás por rabia por no conseguir lo que se había propuesto, animada seguramente por el cansancio que sentía aquel día por aun su estado débil. Ensimismada frente al animal, no escuchó como unos pasos llegaban tras ella, colocándose a tan solo unos centímetros observándola. E: ¿Podemos hablar? -Maca giró su rostro apenas unos centímetros sorprendida por escuchar su voz, volviendo después hacia el caballo. M: Puedes hablar lo que quieras -contestó de una manera indiferente. E: Quiero pedirte disculpas. Tienes razón, me he comportado como una niña, no viendo mas allá de mi enfado y no me he comportado de la mejor de las maneras. Lo siento -bajó la vista al suelo un instante avergonzada- Maca… M: Vale, disculpas aceptadas. Viendo que ni siquiera se giraba, decidió marcharse de allí y no forzar su decisión. Maca que disimuladamente había mirado por encima de su hombro observándola marcharse, sonrió y comenzó a correr en dirección contraía, rodeando el establo para llegar a la puerta principal, por donde casi al mismo tiempo Esther salía. M: Hola. E: Ho…hola…-la miró extrañada. M: Soy Maca -extendió su mano.

Mirando al cielo por AdRi_HC Irremediablemente sus labios dibujaron una sonrisa, la misma que Maca mostraba ante ella, no recordaba haberse encontrado con nadie igual, en la medida en la que fuera, aquella mujer en rebeldía con el mundo escondía algo en si misma que sin saber porque, estaba dispuesta a encontrar. E: Esther -estrechó su mano riendo por el momento. M: Un placer, Esther. Cruzándose de brazos continuo mirándola sin dejar de sonreír, se balanceaba haciendo presión desde sus talones, haciendo que Esther comenzase a reír. E: Eres de lo más particular ¿Te lo han dicho alguna vez? M: Pienso que ser diferente es una opción, no una etiqueta. Me gusta ser así. E: Ya -se miraron unos segundos en los que Esther se sorprendió encontrando tranquilidad frente a ella-¿Te apetece dar un paseo? M: Por su puesto. E: Iremos a caballo -se giró sorprendiéndola. Observándola entrar de nuevo, respiró hondo sintiendo como su cuerpo volvía a su estabilidad, cerró su puño mientras emitía un leve sonido de victoria y caminó tras ella viendo como diferente a las veces anteriores, Esther se subía tomando las riendas del animal mientras la invitaba a subir tras ella.

El caballo galopaba ya por las afueras del castillo. Maca iba agarrada a la cintura de Esther, sin poder dejar de sonreír, sentía su pelo seguir el ritmo del viento, casi como hacia su corazón. Un inmenso color verde se ampliaba allá donde alcanzaba su vista. Y solo ellas corrían bajo aquel cielo especialmente despejado. No sabía por qué, pero no había pensando en que Esther supiese montar de aquella manera, sorprendiéndola una vez más. Bastante rato después el camino cambiaba mientras se adentraban en un pequeño grupo de arboles montaña arriba, Maca miraba a su alrededor, viendo como ahora todos aquellos arboles cortaban la luz, preocupándose por no ver casi donde se encontraban. M: Esther ¿Sabes dónde vas?

Mirando al cielo por AdRi_HC E: Tranquila, he venido muchas veces, no hay ningún motivo por el que debas preocuparte. Casi de inmediato a aquellas palabras, una grieta se abría entre dos enormes rocas, Esther detenía el caballo y Maca entendía que tenía que bajar, de aquella manera una vez en el suelo Esther si giró y sin pensar la tomó de la cintura evitando que lo hiciese sola. E: Ven, quiero que veas algo. Sorprendiéndola cogió su mano y tiró de ella haciéndola sonreír. La llevó atravesando la grieta que segundos antes tanto llamó su atención y cruzando unos arbustos que casi tapaban la salida salieron a una pequeña explanada que dejaba ver un paisaje despejado, dos colinas unidas que dibujaban un pasillo hacia el cielo. M: Qué maravilla -miraba emocionada. E: Aún no has visto lo mejor, falta un rato para la puesta de sol, si quieres nos podemos sentar y esperar. M: Me encantaría. Con calma siguió a Esther que caminaba hasta un lugar perfecto para contemplar la grandeza ante ellas, se sentó junto a ella, y sin dejar de contemplar el cielo guardo silencio. E: Quería disculparme por estos días en los que no cambiaba mi actitud, me comporté como una niña y… M: No tienes nada que explicar ni por qué disculparte, debí contarte la verdad. E: Déjame que te lo explique -Maca asintió y continuo mirándola en silencio- En este pueblo se podría decir que casi todos son hombres. Las que fueron mis amigas de la infancia están casi todas casadas ocupándose de sus hogares, así que con el paso de los años únicamente me quedo Anthony, es dos años mayor que yo y siempre me ha tratado como si fuera un hermano. Cuando… cuando la guerra llegó él fue combatir junto a Francis, pero nunca regresó y yo me quedé sola, aprendí a no necesitar a nadie y… entonces apareciste tú, entre aquellos arbustos en el lago -ambas sonrieron recordandoLuego en el castillo, llamaste asombrosamente mi atención. No, no sé pero en apenas esos días ya, inconscientemente, me ilusioné por haber encontrado a alguien con quien me gustaba estar. M: A mí también me gusta estar contigo.

Mirando al cielo por AdRi_HC E: Lo que intento explicar con todo esto es que tuve miedo y protegí mi enfado con… M: Con mi mentira. Un nuevo silencio ocupo el lugar de aquella confesión, Maca miraba hacia el suelo mientras Esther ordenaba los pensamientos en su cabeza. Elevó su rostro y vio lo que realmente quería enseñar a Maca, sonrió y tomó su mano de nuevo haciéndola levantar, no entendiendo el por qué de aquella sonrisa, Maca la miró extrañada, y aun mas cuando con sus propias manos Esther la hacía girar. E: Eres la única persona con la que he compartido esto. El sol había comenzado a caer y unas nubes habían empezado a ocupar el cielo. El rostro de Maca había congelado sus expresiones, incapaz de decir una sola palabra, Esther tomó su brazo agarrándose a él, y quedé a su lado mirando ambas aquella imagen. M: Es…es precioso. E: Hoy es más bonita que nunca. Arropadas por aquel momento, ambas se miraron un instante en que abrumadas se dejaban llevar por las emociones, Maca lo hacia una vez más guiada por su instinto, dejando ver a Esther por primera vez con claridad aquellos ojos que apresaban sin poder evitarlo. La distancia entre ellas se había acortado sin tan siquiera haberse dado cuenta, Maca suspiró deteniéndose sin dejar de mirarla, justo entonces como despertando de un sueño el rojizo color del sol llamó la atención de ambas, que girándose de nuevo, decidieron seguir compartiendo ese momento.

Mirando al cielo por AdRi_HC A pie y en silencio regresaban una vez ya había oscurecido, cada una encontrando cosas similares en los pensamientos que aun recordaban aquel momento en la montaña. Aquel rincón era especial para Esther, y un deseo de compartirlo con ella la hacía ver que no todo estaba tan claro en su interior. A su lado unos ojos tímidos la buscaban en la oscuridad, intentando creer que la duda se había instalado en ella como su aliado. M: ¿Estás bien? -susurró casi avergonzada. E: Sí, sólo pienso. M: Yo… E: ¿Quién es Isabel? Aquella pregunta la hizo detener su camino, con miedo a mirarla y conocer la curiosidad que le hizo sentir aquel nombre, no recordaba haberla nombrado, y temblando la miró a los ojos buscando el valor. M: ¿Por qué me preguntas eso? E: Anoche, en tu delirio por la fiebre la nombraste. Estabas sufriendo una pesadilla y la llamaste. Abrumada de nuevo por su recuerdo tomó las riendas del caballo y caminando junto a él siguió unos metros más hasta un antiguo árbol aun a las afueras del castillo, lo amarró en una de sus ramas y se sentó sin prisa haciendo que Esther lo hiciera junto a ella. M: Isabel era… -suspiró sin saber cómo continuar- era la única persona que me comprendía, me protegía y me quería tal y como yo era. Murió antes de que la guerra acabase. E: Lo siento. M: Supongo que la rabia me hace tener esas pesadillas, sentirme sola y desamparada. Puedo parecer una persona fría o…-dudo en sus palabras- pero tengo miedo como cualquier otra persona que puedas tener a tu lado. Me aterra la idea de que nunca…, de acabar sola y morir sin haber vivido mi vida como hubiera querido. E: Te comprendo -bajó la mirada volviendo después a ella con decisión- Yo no sé si quizá…, te puede sonar raro pero, siempre he creído que aunque algún día llegase a casarme y formar una familia sería muy difícil encontrar a la persona que realmente hiciese de mi una mujer completamente feliz.

Mirando al cielo por AdRi_HC M: No te… te ha resultado extraño que yo… E: Hace un tiempo escuché algo parecido, quiero decir que…-puso una mueca avergonzada- la gente habla, y se decía que dos mujeres pues… M: Ya, ya…-cortó sus palabras evitando así su apuro- Gracias por no… E: No te preocupes. El silencio tras aquellas confesiones no hacían otra cosa que guardar todos aquellos miedos y sueños en un corazón ajeno al sufrido por ellas, trasladándose así, quien sabe, al que con el tiempo podría cambiar miedos por sonrisas. M: Deberíamos volver, es tarde y tu madre debe estar preocupada. E: Tienes razón. Despacio se levantaron sintiéndose ahora extrañas, casi más desconocidas que aquella primera vez en el lago, Maca tomó las riendas del animal mientras Esther se colocaba a su lado mirando en todo momento al suelo, de aquella manera llegaron hasta el castillo. M: Buenas noches, Esther. E: Buenas noches, hasta mañana. M: Hasta mañana. Sin saber por qué lo hizo, recorrió los escasos dos pasos hasta ella dejando un beso en su mejilla, sin poder ver como al girarse, los labios de Maca dibujaban una sonrisa mientras su mano despacio llegó hasta su propia mejilla, acariciando así lo que culminaba su maravilloso día. De nuevo en la torre miraba hacia el cielo apoyada en la fría piedra que marcaba el punto más alto, adorando a esas estrellas que le habían dado la oportunidad de volver a creer en la ilusión, su sonrisa no se había borrado mientras un suspiro profundo hacia que todo ese vacío que la había acompañado por mucho tiempo se llenase de esperanza, de toda aquella que perdió la noche en que Isabel se fue mientras dormía. M: Esther es quien hará que recupere mis sueños, Isabel. Te lo prometo.

Mirando al cielo por AdRi_HC El sol de aquel día la había descubierto despierta mirando por aquella pequeña ventana de su habitación, llevaba horas de aquella manera observando aquella grandeza de piedra a unos menos de ella, donde aun seguramente dormiría la responsable de su falta de sueño. No había podido evitar recordar una y otra vez cada una de sus palabras. De un salto bajó de su cama y caminó tomando el bajo de su camisón, comprobó que su madre aun seguía dormía y dejando un beso en su frente fue a colocarse su vestido, se aseó y colocándose una vieja capa que pertenecía a su madre fue a ir preparando a los animales, aprovechando su falta de sueño. Un rato después los hombres volvían con sus animales del pasto, anunciando así que comenzaba el trabajo en el poblado, y entró para ver si su madre ya había despertado. En el castillo una Maca impaciente yacía en la cama, con los ojos completamente abiertos a la espera de que aquella puerta se abriera y así calmase su corazón inquieto. Había escuchado a las primeras mujeres incorporarse a su trabajo, así que Esther no tardaría en llegar, durante sus pensamientos escuchó crujir la madera de su puerta y deprisa cerró los ojos no queriendo ser descubierta. Frente a su cama Esther había dejado la jarra con agua caliente y dudaba en despertarla mientras fijaba sus ojos en ella. Vestida por un fino camisón blanco y su pelo colocado por sus hombros la dejaba ver su lado más dulce, despacio se acercó hasta ella acariciando su hombro. E: Maca, tienes que levantarte ya. Maca…-volvió a susurrar- tu madre te espera. Viendo que no recibía respuesta se colocó de nuevo erguida, pellizcándose el labio por no querer despertarla bruscamente, repitió la misma acción sin saber que una aparente Maca dormida, se peleaba con ella misma por no sonreír, o peor aún, tomar aquella mano que la acariciaba y hacer pegar aquel cuerpo al suyo. Frustrada por no conseguir despertarla miró a su alrededor, posando su mirada en aquella jarra que ella misma había llenado, sonrió traviesa y mojando sus dedos volvió después hacia ella, salpicando su rostro consiguiendo despertarla, pero aun mas impresionada de lo que esperaba. M: ¿Pero qué…? -se incorporó rápida viendo una sonrisa en los labios de Esther- Te parecerá gracioso.

Mirando al cielo por AdRi_HC E: No te despertabas y tienes que vestirte, tu madre te espera. M: Recordaré esto. Quizás tenga que devolvértela en alguna ocasión -retiró la manta para quedar a su lado- ¿Dormiste bien? E: La verdad es que no he dormido, pero no estoy cansada. M: Vaya -caminó hasta su ropa- ¿Y eso? De espaldas a ella sirvió el agua en un pequeño barreño quitándose después aquella fina prenda, aseando su cuerpo antes de vestirse. La visión de aquella desnudez volvía a interferir en sus pensamientos, y sabiéndose oculta por su postura, se permitió el mirarla sin poder evitar el color de sus mejillas. E: Estaba realmente despejada y aproveché para pensar. M: Pensar a veces es malo -se giró acomodándose la camisa dejando aun un leve resquicio de piel libre. E: Eso dicen. M: ¿Bajamos? -se dispuso a ir hacia la puerta. E: Yo aún tengo que hacer tu cama y recoger la ropa. Además, yo no debo desayunar contigo. M: Eso debo decidirlo yo ¿No? E: No Maca. Eso es así, tú debes bajar con tu madre, yo quedarme aquí hasta que acabe. M: Pues me quedo contigo y te ayudo -cerró de nuevo la puerta dirigiéndose al lado contrario de la cama- Venga, coge tu de un lado. E: Maca…-recibió una mirada picara- Si tu madre te ve… M: A mi madre ya la manejo yo, tú preocúpate de mí. Sonriendo por la contestación no pudo más que sonreír y negar mientras dejaba volar los pensamientos de Maca, que mirándola casi en todo momento hacia tal y lo que había dicho. Tras aquel día, algo entre las dos cambio, Maca había dejado a un lado aquel sentimiento que segundo a segundo creía más fuerte en ella, todo por mantener cerca esa sonrisa que cada día le mostraba. Las bromas y risas se sucedían una tras otra, siendo ya conocidas por el resto de aldeanos que ya no extrañaban aquellas carreras improvisadas entre ambas saliendo del castillo.

Mirando al cielo por AdRi_HC Encarna, miraba a su hija como hacía años, alegre, feliz, y se sentía orgullosa y completa. Una noche en que Esther creyó que era oportuno hacerle saber que Anthony seguía con vida, hablaron largo y tendido, escuchaba las palabras de su hija mientras unas lágrimas de emoción recorrían sus mejillas recordando a aquel joven por que había llorado hundida en la pena. Las noticias de él eran muy escasas, Esther bien como le prometió, le brindaba su ayuda, tendiéndole alimento, mientras este aun no le había explicado cual era su situación. La última carta de Marie las hizo alegrar, Juliet no corría peligro y en unos días regresaría a casa, noticia que no agrado a Maca, quien sabia que aquellos momentos que podía decir, forzaba a que Esther estuviera junto a ella desaparecerían, y tendría que buscar otros. Francis lejos de tirar la toalla, siempre que se encontraba a solas con la joven Maca, utilizaba su persuasión, intentando así encontrar un hueco en el que poder conquistarla, acto que no pasaba desapercibido para Rosario, que feliz por aquello, animaba a su hija, recibiendo siempre cortas contestaciones que no hacia tras cosa que irritarla como siempre. Tendidas en la hierba, miraban el cielo, descubriendo distintas formas donde las nubes dibujaban el camino del aire, Esther reía con las ocurrencias de Maca que feliz, marcaba con su dedo aquello que describía con sus palabras E: ¿Pero cómo va a ser eso Maca? Jajajaja M: Sí, mira. Por aquí la patita, aquí la oreja… E: Qué imaginación tienes. Nunca hubiera dicho tal cosa -sonreía mirando aquella nube. M: ¿Alguna noticia de tu hermana? E: No, suponemos que ya estará de camino. Madre esté deseando verla. M: Claro -se incorporó echando sus manos atrás manteniendo su peso mientras miraba al horizonte-¿Qué pasará cuando regrese? E: ¿A qué te refieres? -imitó su postura. M: A… a nosotras. Supongo que no vendrás a verme o estarás ocupada en casa y…

Mirando al cielo por AdRi_HC E: No digas tonterías, Maca ¿Somos amigas no? M: Claro -su voz salió serena y calmada, pero no como realmente sintió aquella pregunta. E: Aunque tu madre estará contenta, he visto cómo me mira. M: ¿Cómo te mira? -se giró mostrando media sonrisa. E: No sé. A veces la descubro observándome, como si quisiera… No sé, serán suposiciones mías. M: Seguramente. Mi madre mira igual a todo el mundo. E: Jajajajaja Mientras Esther reía por aquella opinión tan convincente, no pudo observar como la mirada de Maca cambiaba mientras perdida en aquel rostro se dejaba llevar por sus sueños, sintiendo como realmente no tenía valor a ser sincera con ella. Despacio ambas paseaban de vuelta al castillo, Maca había perdido la noción del tiempo cuando ya casi se encontraban frente a las puertas del muro, miró de nuevo a Esther y sintió como su pecho agitado le gritaba espacio, le rogaba libertad, y casi con nerviosismo tomó su mano mientras la obligaba a correr junto a ella hacia los arboles. E: ¡Maca! ¿Pero qué ocurre? -se detenía junto a ella ya lejos del castillo- ¿A qué viene este arrebato? M: Tengo que hablar contigo, Esther y seguramente ningún momento sea más oportuno que otro, pero si no lo hago me ahogaré. E: ¿Estás bien? -la miró con preocupación. M: Yo… -tragó saliva mientras no sabía ni dónde mirar buscando el valor- ¿Recuerdas el sueño que te conté? ¿Ese en que Isabel ya… me decía adiós y…? E: Sí Maca, lo recuerdo. M: ¿Sabes por qué soñé tal cosa? E: Eh… no sé, Maca. M: Yo quería a Isabel, muchísimo, pero no de la forma en que creí, y siento que ella lo sabía. Y yo lo sé ahora porque…-tomó aire de nuevo mientras cogía sus manos- ahora siento lo que realmente es amar. Te amo, Esther, te quiero hasta tal punto que siento que me falta

Mirando al cielo por AdRi_HC espacio, que necesito un cielo como el que ahora nos mira para poder respirar. Sus ojos temblaban, y temía preguntar el motivo, vio su rostro casi palidecer, y sintió resquebrajar su corazón, cerró los ojos soltando aquellas manos que inertes se había dejado sostener, cayendo ahora lentamente. E: Maca, yo… M: No pasa nada, quizás en lo más profundo de mí supe que… Lo siento. Despacio esquivó su cuerpo con sus pasos, tan lentamente que sus pies pedían clemencia con el peso de aquel dolor que intentaba clavarla en la tierra. Esther no se giró, no volvió a tomar aire, solo escuchaba un terrible dolor en todo aquel silencio. La noche había caído y con ella el silencio, miraba por la ventana, mirando el camino que llevaba fuera de aquella improvisada prisión para ella. Se imaginó recorriendo aquel mismo sin pensamiento de volver, se imaginó lejos de todo y de todos, en un mundo distinto donde su vida no tuviera trabas, obstáculos y verdades adornadas. Entonces la vio, su sonrisa, sus ojos, aquellos labios que habían sonreído para ella hacia tan solo unas horas, y se recriminó haber sentido aquella debilidad, aquel momento de valentía que no había hecho otra cosa que apartarla de su lado. El color naranja del fuego cubría aquella habitación, las sombras bailaban en la pared siendo las únicas invitadas en aquel momento. Confundida se giró buscando algo que le mostrase donde se encontraba. Sin esperarlo unos brazos rodearon su cintura, haciéndola cerrar los ojos en paz, sentía la respiración vistiendo su cuello, mientras aquellas manos acariciaban las suyas despacio. Los labios que antes dudaban el acercamiento ahora recorrían su espalda desnuda, haciéndole sentir vértigo, teniendo así que agarrarse en aquellas manos que la sostenían. Embriagada reclinó su cabeza dejando aquel cuello libre a su antojo, siendo ahora recorrido por el calor de aquella voz que susurraba su nombre. Intentó abrir los ojos pero sin conseguirlo suspiró perdida mientras sentía como aquellas manos bajaban ahora por su cintura, no sentía prenda alguna cubriendo su cuerpo, no sentía frio, ni temor, la paz la llenaba por completo.

Mirando al cielo por AdRi_HC Una simple palabra llamó su atención frente a sus labios, que exentos se abrieron dejando pasar el aire de su suspiro mientras poco a poco los buscaba. Aprisionada por un pecho que ahora se fundía en ella sintió los brazos rodearla, y crear un beso que casi agotándola la hicieron volver a querer abrir los ojos, despacio comprobó que entonces si podía, pero de espaldas al fuego aquel rostro era cubierto por la oscuridad. Despacio fue descubriendo aquellas facciones, el color de los ojos que la miraban con devoción, los labios que segundos antes había probado, y descubrió el miedo. M: Te quiero. Despertó cubierta por su propio sudor, sentía su pecho fatigado, su respiración buscando huecos por los que llegar a sus pulmones, recorrió su pelo con ambas manos y sentándose en el borde recordó, la vio, casi podía sentir aquel calor en sus labios mientras los acariciaba, recordaba aquel tacto en su espalda, haciéndola erizar, vio su rostro con tal claridad que aquellas palabras volvieron a su mente. Aturdida se levantó caminado hacia la puerta, abriéndola, se cruzó de brazos permitiéndose así un resquicio de calor, y llevó su mirada hasta donde inconscientemente había salido buscando, tras la ventana veía aquel color rojizo del fuego, haciéndola quedar ensimismada mientras los recuerdos de aquel sueño se dibujaban frente a ella. Una sombra rompió aquella imagen, la figura de un cuerpo frente a la ventana, sabiendo perfectamente de quien se trataba, su mirada perdida la hacía saber cuáles eran sus pensamientos, y tras un segundo de miedo volvió a entrar, apoyándose en la fría madera que la despertaban de sus pensamientos mas ocultos. Cogiendo el cazo con tierra que había en el lateral, miró unos segundos más aquel fuego que solo la ayudaba a mantener despierta, pues el frio que ella sentía solo podía ser calmado por la mirada que creía, se convertiría fría y distante. Lanzó su contenido encontrando la penumbra, la misma que nuevamente cubría sus noches de dolor. Un caballo galopaba hacia donde la vista de su jinete había puesto rumbo fijo, al entrar no pudo evitar sonreír al ver como su vecinos la saludaban y algunos niños corrían hasta ella riendo y dándole la bienvenida. Cogiendo el saco que había llevado en su partida cruzó la puerta sorprendiendo a su hermana.

Mirando al cielo por AdRi_HC E: ¡Marie! -corrió hasta ella para abrazarla- Al fin llegaste. Ma: Preferí ir despacio pero no he tenido problema ¿Y madre? E: Ya fue al castillo ¿Tienes hambre? ¿Te preparo algo? Ma: Tranquila, tía Juliet me dio provisiones y probé bocado hace rato. E: Ven -cogió su mano haciendo que ambas se sentasen juntas¿Cómo está la tía? Ma: Ahora mucho mejor. Pasó unas noches de fiebre horribles, pensábamos que ocurriría lo peor, pero gracias a Dios se recuperó. E: Cuánto me alegro…-sonrió mientras acariciaba su pelo sin poder ocultar su rostro cansado. Ma: ¿Estás bien? Tienes mala cara. E: Tranquila, -sonreía para tranquilizarla- pesadillas. Esta noche beberé un poco de leche caliente y recuperaré el sueño, no te preocupes. Ma: Las pesadillas son fruto del tormento, Esther ¿Qué te inquieta para eso? E: De verdad, no te preocupes -se levantó no queriendo continuar con esa conversación. Ma: Esther -fue tras ella- ¿Qué ocurre? Girándose vio la preocupación en el rostro de su hermana, por un solo segundo sopesó la idea de contarle su temor, pero negándose a sí misma supo que no podía hacer tal cosa, pero aun así la angustia se distinguía en sus ojos, y ella lo sabía. E: Tengo miedo a algo que… Tengo miedo de mi misma. Ma: ¿Miedo de qué? E: De creer que mis pesadillas no son tal cosa y realmente son deseos que intento evitar. Ma: Esther, los deseos no pueden convertirse en pesadillas, porque esas son las que consumen a las personas. No hay nada más poderoso que los sueños ahogados en un corazón que no desea otra cosa que dejarlos libres. Recibiendo un beso en la frente vio como la dueña de aquellas palabras se marchaba dejándola sola, con el eco de lo que su propio

Mirando al cielo por AdRi_HC corazón ahora le gritaba, cerró los ojos furiosa mientras con sus propias manos les impedía que volvieran a ver su estado, temeroso, débil a un sentimiento que le hizo recordar las palabras de Maca, “te quiero hasta tal punto que siento que me falta espacio… que necesito un cielo como el que ahora nos mira para poder respirar…” Dejando a Marie descansar, caminaba rumbo hacia la que aquel momento seria de nuevo su pesadilla. Al entrar se cruzó con su madre y Rosario que marchaban junto a Francis a dar un paseo, tomó la falda de su vestido desde la cintura mientras subía lentamente las escaleras, y llegaba hasta su habitación. Abrió la puerta despacio viendo como ahí seguía existiendo la oscuridad, fue hasta la ventana y corrió las cortinas de un movimiento brusco que hicieron que Maca se revolviese bajo las mantas. E: Maca, es tarde, tienes que levantarte. M: No pienso hacerlo. E: Si tu madre regresa y aun te ve ahí enfurecerá, levántate. M: ¿No me has oído? -se incorporó mirándola fijamente- No pienso levantarme, ni tu ni nadie me hará cambiar de opinión. Y ahora márchate. Volvió a ocultarse bajo las mantas y Esther sorprendida por aquella actitud abrió las ventanas dejando pasar al aire, caminó hasta su lado y serena volvió a pronunciarse. E: Maca, levántate. M: Vete, Esther, no quiero decirte algo de lo que pueda arrepentirme después. E: No pienso moverme de aquí hasta que no te levantes -se cruzó de brazos viendo como volvía a incorporarse para mirarla. M: Te lo diré por última vez: vete. Enfadada por sus comentarios miró la jarra que permanecía sobre la mesilla y en un arrebato de frustración la cogió lanzando a su rostro el agua que había en ella. M: Pero… ¡¿Se puede saber qué haces?! E: Ahora tienes que levantarte, así que hazlo -rodeó la cama queriendo ir al vestidor pero sintiendo como la agarraba de la mano se giró cayendo después sobre la cama- ¡Suéltame!

Mirando al cielo por AdRi_HC M: No. Mientras Esther se dedicaba a forcejear sintiendo sus manos fuertemente contra la cama, Maca solo la miraba, apretaba sus mandíbulas mientras recibía los gritos de Esther. Poco a poco y ya cansada los movimientos iban cesando, moviendo su pecho veloz presa de la fatiga, desviando así, sus ojos hasta el rostro que permeancia a escasos centímetros de ella. M: ¿Por qué lo haces? E: ¿El qué? M: Venir a torturarme con tu presencia ¿Por qué? Fue tan solo un susurro, uno que dejaba libre aquel enfado que había comenzado cuando entrara en su dormitorio. Aun ejercía presión sobre sus manos, tenía su cuerpo pegado a ella, y podía respirar a la perfección su aroma. Perdida por todo aquello poso sus ojos en los labios rojizos que la llamaban a gritos. E: Bésame. Aquella voz quebrada y las palabras pronunciabas nublaron la mirada de una Maca que desde su posición sintió su pulso flaquear, no podía reaccionar mientras Esther seguía mirándola tras su petición. M: ¿Estás segura? Con miedo e inseguridad hizo la única pregunta que creyó importante en aquel momento. Sin pensar y aun sin su respuesta acarició su mejilla con el dorso de la mano, suspirando al sentirla con aquella calma. Miró de nuevo sus ojos a la vez que las manos de Esther iban hacia su rostro, tomándolo sin prisa mientras se acercaba. Unos labios tímidos buscaban aquellos ansiosos por sentirla, por apreciar aquel sabor que sabía, le haría perder la razón. Toda aquella tristeza, temor y soledad que sentía bajo su pecho salieron en un golpe empujados por aquellos labios que acariciaban lentamente los suyos. Despacio fueron separando sus rostro, aun con los ojos cerrados Maca se dejó caer en ese pecho que llamaba su tranquilidad, abrazándola fuerte a la vez que con delicadeza, sintiendo después aquella caricia en su pelo que terminó por hacerla creer que se encontraba en el mismísimo cielo, envuelta por las alas de un ángel que había prometido ir un día a protegerla.

Mirando al cielo por AdRi_HC M: Anoche soñé que me abrazabas, como ahora. Nunca creí poder sentir tanta paz. Mientras el mundo seguía su curso, el sol en su imperceptible movimiento alumbraba cada rincón de aquella tierra, mientras cada corazón latía dando la vida, mientras los sueños vagaban por el aire escapando en suspiros de alguien que dejó salir su impaciencia, mientras un niño caía y se levantaba sonriendo, tranquilizando a su madre, Maca se aferraba a aquella mujer sabiendo que era su única esperanza de vivir, mientras aquel cuerpo envuelto por sus brazos hacia lo posible para no temblar una vez escuchó a su propio corazón. Después de unos minutos permanecían ambas estiradas de lado sobre la cama, frente a frente Maca la observaba mientras acariciaba su rostro, sus ojos, lentamente sus mejillas, dibujando con su pulgar la longitud de sus labios, el recorrido de su nariz. M: ¿Por qué sigues con los ojos cerrados? -acarició sus parpados. E: Me da miedo abrirlos y ver lo que estamos haciendo. M: ¿Por qué? -retiró su mano. Lentamente vio como aquellos parpados se abrían lentamente, mostrándole aquel color pardo en sus ojos, haciéndola sonreír mientras acariciaba aquella mejilla sonrojada por el pudor. M: No hacemos nada malo, Esther. Algo tan bonito no puede ser malo. E: Tengo miedo. M: No lo tengas. Yo estoy contigo, a tu lado…, nadie más respetará tanto tu corazón. No voy a hacerte daño. E: ¿Lo prometes? M: Te lo juro. Despacio fue inclinándose hasta quedar a un centímetro de sus labios, rozándolos con las yemas de sus dedos, suspirando al sentir aquel estremecimiento por su tacto. Mientras se vestía escuchaba el canto de Marie por el pasillo, suponía que iba hacia su dormitorio y sonrió al levantarse y acomodarse el abrigo, observó el espléndido día que hacía y fue hasta la puerta viendo como la se abría. Ma: ¡Uy! Pensé que aún dormías.

Mirando al cielo por AdRi_HC M: Me he levantado hace rato ¿Qué tal la mañana? -preguntó sonriente. Ma: Bien, bien. Hace un día radiante, tanto que es imposible que alguien este de mal humor. M: Opino igual -sonrió de nuevo antes de dirigirse a la puerta. Ma: Maca -la llamó antes de salir- ¿Sabes si le ocurre algo a mi hermana? M: ¿A Esther? Eh… no ¿Por qué? ¿La ves… la ves mal? Ma: No sé. Ha dormido muy inquieta y esta mañana apenas ha pronunciado una palabra, intenté hablar con ella pero casi me ha ignorado M: Vaya… ¿Está triste, entonces? Ma: No lo sé. Pensé que como os lleváis tan bien podrías saber algo, o hablar con ella. M: Claro, lo haré. Ma: Gracias, sé que a ti te escuchará. Bajó las escaleras con una sensación de temor, aquellas palabras de Marie la desconcertaron, no quería creer que había podido pensar que realmente no estaba dispuesta a afrontar a aquello. Llegó hasta el salón y encontró a Francis. M: Buenos días -tomó asiento junto a él. F: Vaya, estás radiante esta mañana. M: Gracias -sonrió agradecida- ¿Y mi madre? F: Dándose un baño. Encarna llegó hace rato y aprovechó ¿Quieres que demos un paseo? -la miró con descaro y una sonrisa. M: Gracias, Francis, pero en otra ocasión ¿Vale? F: El día que me digas que si caeré enfermo por el impacto. M: Eres todo un conquistador ¿Eh? F: Por cierto, vi a Esther hace unos minutos, me dijo que si podías fueras un segundo, que tiene algo que decirte.

Mirando al cielo por AdRi_HC Minutos después salió de aquel castillo rumbo a su casa, desde lejos la vio salir y sacudir una manta en la puerta, para luego volver a entrar, sonrió y a paso más ligero llegó entrando sin preguntar y cerrando la puerta tras ella. M: Hola. Se giró sorprendida por su voz y la descubrió apoyada en la puerta. No pudiendo evitar sonreír mientras bajaba la vista al suelo con timidez. Escuchó los pasos dirigirse hasta ella y como un dulce tacto se hacía dueño de su rostro. M: ¿No me das los buenos días? -buscó su mirada. E: Hola. M: ¿Cómo estás? -su voz salió dulce y cariñosa mientras con tranquilidad se acercaba hasta ella- ¿Has dormido bien? E: Sí, bueno no. La verdad no he dormido mucho, no sé. M: ¿Y eso? -tomó su mano y la llevó hasta una de las sillas. E: No lo sé, Maca. Estaba un poco nerviosa y… M: ¿Quieres hablar de ello? Sabes que puedes hablar conmigo de cualquier cosa ¿Uhm? -agarró su barbilla haciendo que la mirase. E: ¿Puedes ir dentro de un rato al puente? M: ¿Al puente? ¿Para qué quieres ir al puente? E: Necesito decirte algo y no quiero que sea aquí -se levantó tensa. M: Sí, por supuesto -la miró preocupada- En un rato en el puente. E: Sí. De nuevo con tristeza salió de allí, sin saber si quiera donde dirigirse, miró a ambos lados y suspirando se encaminó de nuevo hasta el castillo. Escuchó las voces de su madre y de Encarna en el salón, y fue junto a ellas. M: Hola madre, buenos días Encarna. R: Hola, hija ¿Dónde has ido? M: A dar un paseo, hace buen día -se sentó junto a ellas y tomando el cordón de su camisa comenzó a jugar con él.

Mirando al cielo por AdRi_HC En: Uy que carilla, señorita ¿Qué le ocurre? M: Nada, Encarna, me habrá sentado mal el desayuno. Después se me pasa seguro. R: ¿Por qué no buscas a Esther? Seguro que te cambia la cara esa que tienes. En: Eso, y ya me la espabila que parece que mi niña también se levantó hoy triste. Levantó la mirada y enfadada decidió salir de allí, ambas mujeres miraban como se marchaba de allí clavando casi las botas sobre la piedra del suelo, donde un portazo que se escuchó casi en todo el castillo daba por finalizado aquel momento. Sentada en el borde de aquel puente de piedra dejaba una de sus piernas colgar por su propio peso mientras lanzaba alguna que otra piedra sobre el agua cristalina del rio, había quedado con Esther allí para hablar, algo que la había asustado, y que por lo que pensó, podría estar arrepintiéndose. E: Hola. M: Hola -sonrió con cariño quedando de pie a su lado. E: Tenemos que hablar Maca, y prefiero que sea lejos de los oídos de aquel castillo. M: Por tu voz veo que es importante. E: Sí, lo es. Yo…-suspiró llevando su vista al horizonte antes de continuar- no, no veo esto Maca, yo… creo que me estoy equivocando, que esto es un error. Que… M: ¿Un error? E: Sí, bueno, no. No quería llamarlo así, pero esto no es normal Maca, no… Siento que estoy fallando, que no es esto lo que yo debía hacer. M: Comprendo… Pues creo que no hay más que decir ¿No? -se giró quedando de lado mientras miraba de nuevo hacia el río. E: Lo siento, Maca. Algo sorprendida porque tomase sus palabras sin seguir insistiendo con aquella tozudez que la caracterizaba se giró para volver por donde había llegado. Uniendo sus manos, nerviosa, había ya recorrido

Mirando al cielo por AdRi_HC unos metros cuando se giró para volver a mirarla, sorprendiéndola de pie en lo alto del borde del puente. E: Pero… ¡Maca! ¡Maca, baja de ahí! -llegó corriendo hasta ella- Maca, baja. -habló visiblemente asustada. M: ¿Para qué? ¿Para volver a ese castillo con mi pena? Nadie sufrirá por la pérdida. E: Maca no digas locuras, bájate de ahí por favor. M: No te importo, Esther, no finjas. Márchate, yo acabaré con esta angustia por amarte y no tenerte. E: Maca. En aquella última frase Esther supo que no pretendía tirarse, si no llamar su atención en un gesto infantil que solo un loco o un niño haría mediante aquella desmesurada altura, pero aun así, verla en aquel lugar la hacía sentir terriblemente asustada. M: ¿Todavía estás ahí? -la miró por primera vez- Vete Esther, no quiero que veas esto. E: Maca, para ya con esta mala representación. Sé que no lo harás se giró cruzándose de brazos- y me da igual si lo haces. M: ¿Te da igual? -preguntó sorprendida- Pues nada, si te da igual…movió su pierna derecha dejándola en el aire- será mejor que acabe con esto cuanto antes. E: ¡Espera! M: ¿Qué? -colocó de nuevo la pierna sintiendo como se había balanceado en el movimiento. E: Lo siento ¿Vale? Sí me importa que hagas esta locura ¿Cómo no iba a importarme? M: ¿Y por qué? E: Porque me importas, Maca. Y también lo que te pase. M: ¿Por qué? E: Uf -resopló nerviosa- ¿Qué quieres que te diga? M: La verdad. Por qué tienes tanto miedo.

Mirando al cielo por AdRi_HC E: Porque…-nerviosa comenzó a mirar a su alrededor, tanteando aquella respuesta que quería salir de sus labios- porque te quiero. M: No te he escuchado bien ¿Me lo puedes repetir? -se dio la vuelta sin llegar a bajarse- Por favor. E: Porque te quiero ¿Contenta? M: Mucho. Justo entonces cuando su corazón había intentado explotar de felicidad y quiso bajar a abrazarla y no soltarla jamás un mal movimiento hizo que su cuerpo no tomase el camino deseado, y comenzase a lentamente, inclinarse hacia atrás donde el gran vacío le amenazaba con dejarla caer. E: ¡Maca! -corrió hasta ella cogiendo su brazo haciéndola caer en el sentido contrario y sobre ella. Asustadas y nerviosas, habían caído quedando la espalda de Esther sobre la tierra, Maca que aun no había podido reaccionar la miraba cayendo en la cuenta que había estado a punto de morir, recobró en aliento y entonces sonrió. E: ¡Pues a mí no me hace ninguna gracia! -la golpeó quitándola de donde aún permanecía para levantarse enfadada- ¡Te podías haber matado! M: Lo siento, Esther -fue hasta ella sin suerte- No creí que… E: ¿Y si llegas a caer? ¿Eh? Unas tímidas y amargas lágrimas había salido ya cubriendo sus ojos, haciendo ver a Maca que realmente la había asustado. Sintiéndose culpable fue dando pequeños pasos hasta ella, que tras un único movimiento por alejarse, la dejó llegar hasta ella, y abrazarla como llevaba deseando desde que la viera aparecer. M: ¿Me perdonas? E: Si… si te hubieras…-hablaba entre sollozos- Yo… M: Lo siento -escondió el rostro en su cuello sintiendo aquella preocupación, que egoístamente la hacía sentir feliz en aquel momento- ¿Estás mejor? E: Estás loca.

Mirando al cielo por AdRi_HC M: Sí -con ambos pulgares limpiaba sus lágrimas- Loca por todo el amor que tengo para ti y que espero me dejes darte. E: Maca… M: Sé que tienes miedo, inseguridad… Pero déjame mostrártelo, déjame hacerte ver que tanto amor es imposible que sea malo. Y sí hermoso, maravilloso… mágico. Y sin querer consentir que aquel miedo continuase en su rostro, lo tomó con sus manos, queriendo mostrarle toda la ternura que la conmovía estando a su lado, la miró por unos segundos que tomó como espacio entre sus palabras y los pensamientos de Esther, lentamente siguió el camino de sus ojos, hasta aquellos labios que abiertos, pedían, calmasen su sed, creando de nuevo aquella inolvidable melodía que creaban los sueños e ilusiones de dos vidas unidas irremediablemente. En un pequeño rincón de aquel bosque un grupo de hombres se arremolinaban alrededor de uno que con su voz segura y saber por aquella situación que los mantenía a todos en la penumbra de aquel lugar intentaba continuar la conversación que parecía no llevar a nada más que no fueran enfados. An: Creo que debemos esperar un poco más. -Pues yo creo que no, y no soy el único. Ha llegado a nosotros que el rey ha caído enfermo, y aunque sigue acudiendo a actos no tardará en retirarse en su castillo y ese será el mejor momento. -¡¿De qué vale que tengas familiares al cargo de Francis si no haces nada?! Aquella voz llegó a sus oídos en un grito sin dueño, todos lo miraban espetando así sus acciones. Llevaban meses escuchando las promesas de aquel contraataque, de una vida mejor que les arrebataron ya una vez. Suspiró y se giró mirando a todos y cada uno de los que allí le miraban. An: Actuar ahora sería prácticamente un suicidio. -Podemos hacerle llegar al rey un aviso… An: ¿Y dejar al descubierto nuestras intenciones? Yo creo que si son ciertas esas palabras será mejor aun esperar, y cuando el Rey se retire en su hogar hablar con él, su hijo querrá tomar el mando y hacer caer a Francis donde se merece.

Mirando al cielo por AdRi_HC -Habla con Esther y que intente averiguar algo. Yo no me fio de ese hombre ¿Quién te dice que no quiere esperar también él para arrebatarle el trono? También había pensado en esa posibilidad, pero no quería hacerla participe de aquella pelea, la quería como a su propia hermana y seria exponerla a un peligro innecesario. Pero por otra parte, era de la única persona que podía confiar para hacer eso mismo, que indiscutiblemente sería un gran paso. An: Que tres hombres vayan a la frontera y cuenten los hombres que Francis tiene, seguramente tenga arqueros en la parte alta, dos más que vayan a caballo a la ciudad e intenten averiguar el estado del Rey, yo iré al castillo. Cuando ya había caído la noche consiguió entrar por una parte baja del muro, se ocultaba entre las casas divisando la de Esther a unos cuantos metros más adelante. Mirando a su alrededor por última vez llamó a la puerta con cuidado y nada más abrirla entraba con decisión. E: ¿Pero quién…? An: Soy yo -dejó caer su capa descubriendo su rostro. En: ¡Anthony! An: Hola Encarna, Marie…-saludó tranquilo. E: ¿Qué pasa? Estás loco viniendo aquí -lo tomó del brazo llevando con ellas. An: Tengo que pediros ayuda. Bajo la sombra de un árbol permanecían sentadas en silencio, Esther recibía una caricia en su mano mientras contemplaba la caída de ese sol tan hermoso a sus ojos. Simplemente con la presencia de Maca parecía que su calma se apoderaba tanto de ella que era capaz de olvidar cualquier situación, pero las palabras de Anthony habían marcado su mente, tanto que no era capaz de pensar en otra cosa que no fuera aquello que le había pedido la noche anterior. M: Estás muy callada. E: Pienso -contestó mecánicamente mientras seguía con la mirada fija en el cielo. M: ¿Y en qué piensa mi princesa?

Mirando al cielo por AdRi_HC Giró su rostro al escuchar aquella muestra de cariño, después lo bajó triste haciendo que Maca reaccionase y la abrazara en silencio, creando así más dolor a su corazón. M: ¿Qué te ocurre, Esther? E: ¿Recuerdas cuando te hablé de Anthony? M: Claro. E: Anoche vino a casa, pasó la noche allí. M: Bien ¿No? Sé lo mucho que le queréis, sobre todo tu madre. E: Ya, pero su visita no fue del todo cordial. M: ¿A qué te refieres? E: Vino a pedirme algo que yo no sé si sería capaz de hacer y me hizo pensar. Pensar en nosotras, Maca. M: ¿En nosotras? E: Somos diferentes, Maca. Venimos de mundos diferentes y aún es más difícil por… M: Eso lo podemos arreglar. E: ¿Cómo? M: Creando nuestro propio mundo -acarició su rostro con calmaCreando uno que sólo será tuyo y mío, donde nadie más podrá entrar. Y será como nosotras queramos. E: Maca… M: Es fácil, mi amor. Sólo tienes que mirarme a los ojos y creer en mí tanto como yo lo hago en ti. Más allá de mí sólo habrá lo que tú quieras que esté. Aquí, frente a ti, solamente estará mi corazón, el que te dice cada segundo lo mucho que te ama, mírame… mírame y dime que ves. Guardó silencio, asimilando las palabras de Maca, intentando comprender lo que había querido mostrar ante ella. Miró sus ojos y respiró hondo mientras la calma de su mirada la invadía nuevamente y tomó aire para hablar. E: Paz, calma, comodidad… Me siento protegida. Veo ternura, recibo respeto… y amor.

Mirando al cielo por AdRi_HC Despacio se habían ido acercando para mirarse a escasos centímetros, cada una de aquellas palabras había salido casi sin pensar, tal y como su corazón le iban susurrando. Sonrieron a la vez que se fundían en un beso que el sol alcanzo a ver, y que dando paso a la noche las cubrió con su oscuridad haciendo de aquel un momento solo para ellas. Tras un rato en el que los gestos de cariño se repetían sucesivamente y la noche había caído por completo decidieron volver en un paseo lento que a ambas les gustaba compartir. El silencio hacía que sus sonrisas y miradas cobraran protagonismo entre los murmullos de la noche. M: ¿Estás cómoda con todo esto? Aunque Esther no lo intuyera, ese era el mayor miedo de Maca, temía que la incomodidad, o incomprensión se apoderaran de ella haciéndole alejarse de su lado, algo que creía no poder soportar. E: Tengo que… -paró sus pasos para mirarla- Me cuesta, Maca, no te voy a mentir. Pero estando a tu lado es cuando todo eso deja de importar. M: Entonces tendré que amarrarte a mí y que nunca más te vayas. No pudo más que sonreír por aquellas palabras, estaban cerca del castillo por lo tanto no podía hacer aquello que le nacía del corazón, de ese modo acarició su mejilla sin borrar su sonrisa haciendo así calmar las dudas de Maca. M: Dime que me quieres. Con decisión tomó su mano y comenzó a caminar hasta la arboleda más cercana. Maca tras ella sonreía al comprenderla y en silencio la siguió hasta que se detuvo estando ya ocultas y se acercaba a ella sin pudor. E: Te amo, te quiero… Y seguramente estas palabras no puedan demostrarte lo mucho que lo hago. Tomando su rostro entre sus manos alcanzó sus labios, llenándolos de todo ese amor que antes nombraba, acariciando con su lengua aquel interior que la recibía con ansia y contestaba por igual mientras era rodeada por unos brazos que la llenaban de calor. E: ¿Desea algo más, la señora? -se separó si despegarse de su cuerpo.

Mirando al cielo por AdRi_HC M: Pues…-puso un gesto pícaro que hizo reaccionar a Esther. E: ¡Maca! -dio un golpe en sus brazos. M: Jajaja. Vale, vale, no he dicho nada -la volvió a abrazarRegresemos o tu madre nunca más me dejara raptarte. Frente a la puerta la despedía en silencio mientras con su mirada le reflejaba cuanto deseaba que cada día no acabara todo allí. Con calma regresaba al castillo deseando acostarse y dormir con aquellas últimas palabras, queriendo que nadie más ocupase aquel momento para ella. Mientras tanto en el gran salón, Francis y Alberto mantenían una conversación para nada cordial que hacía que ambos permaneciesen tensos. Al: Tenemos que actuar, Francis, el rey ya ha desconvocado todas sus apariciones. F: Lo sé, lo sé. Al: ¿Te estás echando atrás? F: ¿Cómo se te ocurre? -se giró enfurecido clavando sus ojos en élPero yo no soy como vosotros, panda de bárbaros. Las cosas se hacen bien o no se hacen, y esto no es ninguna carrera de caballos. Al: He hablado con los hombres de la colina, los rebeldes se mueven, incluso creen que alguien entró en las tierras de noche. F: ¿Cómo? Al: No te lo puedo asegurar, pero si se mueven es por algo, Francis. Saben tu plan, eso está más que claro, y si se adelantan no sólo pedirán tu cabeza, sino la de todos nosotros. Lo perderás todo. F: ¿Quién está a cargo de esos hombres? Al: Anthony. Las habladurías eran ciertas y pudo escapar. F: Pues entonces ya sabemos a qué vino a mis tierras -miró por la ventana sintiendo como sus ojos ardían en el más puro enfado- ¿Y en el reino quien tiene el mando sobre las caballerías y arqueros? Al: Andreu. F: Joder...

Mirando al cielo por AdRi_HC Masculló al escuchar aquel nombre, lo conocía bastante bien, habían sido compañeros en su instrucción, y era realmente bueno para tomar el mando. Se giró para mirar de nuevo al que aun era su leal amigo y sintiendo como su corazón se movía sin descanso supo que tenía que decidirse a mover ficha. F: Esperaremos dos semanas. Mientras tanto yo hare mis averiguaciones, tú pon a todos al tanto y que esperen noticias mías. Al: ¿Qué piensas hacer? F: Haré una visita a nuestro rey y tendré unas palabras con Andreu. No me sorprendería que él tuviera unos planes acordes con los nuestros. Es cuestión de hacer que dé un paso en falso. Dirigiéndose hacia la ventana dio aquella charla por finalizada, Alberto se despidió de él con una palabra y se marchó de allí dejándole solo. Miraba como tras el cristal las tierras que tendrían que haber sido de su padre se convertía en el hogar de cientos de personas que habían sido fieles a su mandato. Siendo un niño recibió la noticia de su fallecimiento, por la voz del que ahora era ese rey justo a los ojos de su gente, pero no a los suyos. En la adolescencia escuchó una conversación que cambio todos sus pensamientos, incluso aquella personalidad abierta y amable que habrían hecho de él un hombre ejemplar, pero su dolor y rencor le impedían no mirar todas esas riquezas con enfado y frustración, queriendo así vengar su memoria. El sol había salido aquella mañana con fuerza, dejando que su calor recordase un día mas como la primavera estaba llegando y la temperatura de los cuerpos reclamaba una ayuda para combatirlo. Esther se había levantado como casi todos, feliz, con una sonrisa que no había podido borrar tras ese sueño con Maca, algo que ya se había vuelto cotidiano después de las horas que transcurrían en vela martirizándose y preguntándose su aquello estaba mal. Ma: ¿Puedo preguntar el por qué de ese rostro tan radiante últimamente? E: No, no puedes Ma: Vamos Esther, siempre nos hemos contado todo… y sé que tú, estás enamorada Sonrió ampliamente mientras se sentaba a su lado y esperaba una reacción. Esther había detenido sus manos que se afanaban en doblar

Mirando al cielo por AdRi_HC ropa y levantó su rostro sorprendida por esa afirmación. Como respuesta su hermana riendo la cogió por la cintura haciéndola caer y que rieran las dos. Ma: ¡Cuéntamelo! E: ¡Para Marie! ¡Marie! En: Parecéis unas niñas Ambas impresionadas por la voz de su madre miraron hacia la puerta descubriendo que no estaba sola, Maca que sonreía al verlas permanecía cruzada de brazos observando la escena. Esther ruborizada se levantó todo lo deprisa que pudo acomodando su vestido mientras su hermana hacia lo mismo. En: Aquí la tienes hija… a veces me pregunto cuál de las dos es la pequeña M: Gracias Encarna -sin dejar de sonreír caminó unos pasos hasta ellas- parecía divertido E: Marie… que se ha levantado con diez años menos Ma: Di que no… oye Maca -se acercó hasta ella recibiendo la mirada furiosa de su hermana- ¿tú sabes si mi hermana ve a alguien? M: ¿Cómo? -preguntó sorprendida. E: Marie ni se te ocurra Ma: ¿Tú no la ves distinta? Le brillas los ojos y va todo el día con esa sonrisa tan… no sé M: ¿Ah sí? ¿y eso? -sonrió mirándola mientras esta parecía no encontrar la gracia que ambas disfrutaban. Ma: Yo creo que está enamorada… y mucho M: Vaya… ¿y no me lo has contado? Vaya amiga, tendré que averiguar quién es Ma: Y luego me lo dices E: Marie ¿tú no tienes cosas que hacer? Madre ya se va Ma: Ya está… que poco divertida eres por dios, me voy -se acercó de nuevo a Maca para hablarle al oído- entérate y me lo cuentas

Mirando al cielo por AdRi_HC En silencio permaneció unos segundos viendo la clara tensión de Esther, sus movimientos algo torpes le hacían saber que seguramente había pasado un mal momento por la insistencia de su hermana. Se acercó lentamente hasta ella viendo como esta despacio se giraba para mirarla. E: Se ha puesto muy pesada M: Pero lo hace de buena intención Esther, no puedes ponerte así E: Ya M: Y entonces… ¿estás muy enamorada? –sonrió mirándola. E: Maca por favor… -en aquel instante escuchaba la voz de Encarna anunciando que se marchaban de allí, escucharon la puerta cerrarse y fue la señal que animó a Maca a acercarse más a ella. M: ¿Por qué te pones así? E: Mi hermana es muy testaruda Maca, y no parara hasta saberlo M: ¿No puedes confiar en ella? E: Es mi hermana, claro que puedo, pero esto es distinto, no es igual que contarle que has hecho algo, es decirle a mi hermana mayor que estoy enamorada de una mujer… no es tan fácil M: Perdona Bajó la mirada sabiendo que aquellas palabras eran del todo ciertas, sintió pena y rabia, a ella le encantaría tener una hermana como Marie, alguien con quien poder tener momentos de confianza, y sabia que Esther necesitaba lo mismo, pero aquella pelea interior la hacía resguardarse tras su miedo. E: No te pongas así… -la abrazó despacio acomodando el rostro en su pecho. M: Así ¿Cómo? E: En silencio, sin dejarme saber qué es lo que te pasa por la cabeza M: Ya Buscó su mirada viendo como esta no llegaba a ella. Suspiró con calma y lentamente dejó un beso en sus labios que la hizo reaccionar, sonrió agradecida y acarició su rostro encontrando de nuevo la calma.

Mirando al cielo por AdRi_HC M: Yo había venido para preguntarte si quieres que vayamos al lago esta tarde, hace buen día E: Me encantaría… M: Pues entonces te dejo que termines, yo voy a hacer acto de presencia junto a mi madre, últimamente está un poco pesadita E: Vale… -se dejó besar correspondiendo después con cariño- te veo luego M: Hasta luego princesa Junto a su madre leía uno de los libros que permanecían en aquella biblioteca. Rosario con Encarna, se dedicaba a mirar telas para confeccionar un vestido que a ella misma se le había antojado, pues Francis había anunciado que en unos días tendrían que ir a un baile organizado en festejo por el embarazo de una de las hijas del rey. En: Ahora vengo señora R: Claro Mientras Maca permanecía con su vista en aquellas líneas escritas, su madre había fijado su vista en ella, la miraba de arriba abajo, pensando para si en como su belleza se dejaba ver más cada día. Recordó cuando tan solo era una niña, una niña inquieta y extrovertida que llevaba a todos cuantos rodeaban a su padre con una sonrisa cuando la veían. R: Macarena hija M: Si madre -levantó la vista. R: ¿Eres feliz aquí? M: Mucho… -sonrió con sinceridad-vivo realmente feliz… -sonrió aun mas recordando a Esther. R: ¿Crees que podrías serlo más? Casándote M: ¿Cómo? -dejó el libro casi mecánicamente al recibir aquella pregunta- ¿a qué te refieres? R: Estoy segura de que has notado como te mira Francis… M: No sigas madre R: Es un joven maravilloso y serias una magnifica esposa… es tan fácil hija

Mirando al cielo por AdRi_HC M: ¿Por qué? ¿Por qué tienes que predisponer de mi vida a tu antojo? Mi vida es mía madre, y de nadie mas R: ¿Y vas a permanecer soltera toda tu vida? ¿Es eso lo que quieres? M: Eso tendré que decidirlo yo ¿no cree? Que vuestro padre organizara vuestra boda no es culpa mía, y yo no pienso permitir una cosa así… -se levantó enfurecida mientras su madre continuaba mirándola. R: Macarena ven aquí M: No madre… yo no soy ninguna marioneta de la que usted pueda disfrutar moviéndolas a su antojo, lo siento En: ¿ocurre algo? -la mujer aparecía viendo como la muchacha se movía enfadada hasta la puerta. M: No se preocupe Encarna, está todo bien Se marchaba de allí dando un portazo que impresionó a ambas mujeres, Encarna miró Rosario que aun con la mirada en la puerta apretaba la mandíbula en una clara tensión. Negó con la cabeza sin ser vista y se sentó de nuevo a su lado. De camino a casa de Esther intentaba borrar todo su enfado, ella no tenía la culpa de que su madre fuera así de dominante. Tocó la puerta un par de veces y nada más abrirse el rostro y la sonrisa de quien únicamente lograba calmarla se reflejaba ante ella. M: Eres preciosa E: Maca, sabes que me da vergüenza que digas esas cosas M: Pero no sé decir más que la verdad, lo siento -sonrió de medio lado- ¿Estas lista? E: Pasa un segundo, nos vamos ahora mismo Entró siguiéndola y mientras la veía entrar en su dormitorio se quedó de pie junto a la puerta, miraba cada cosa como siempre que entraba, con cariño y envidia por no poder tener algo así de cálido cada día al abrir los ojos. E: ¿Por qué no te sientas? M: No hace falta tranquila… ¿Estás ya?

Mirando al cielo por AdRi_HC E: Si, he preparado algo para comer, igual nos entra hambre si nos bañamos o algo M: ¿Te quieres bañar? -sonrió acercándose a ella. E: Hace buen día ¿no? Pues un baño no nos hará mal, pero vamos que si no quieres M: Claro, claro… claro que quiero mi amor E: Pues vamos, ¿damos un paseo o…? M: No, vamos al establo y cogemos el caballo… no quiero que te canses sin motivo -sonrió de lado ocultando su rostro. E: Ya Imitó su gesto y salió tras ella rumbo al establo. De camino a él se cruzaron con varias personas que ya la saludaban como una mas allí, alguna de las mujeres ancianas del lugar se paraba a besarla y agradecerle cosas que Esther escuchaba por primera vez y se sorprendía sin dejar de sonreír. E: ¿Le arreglaste la ventana? M: Pasé y vi como entraba la lluvia, no podía irme dejándola así, a esa edad caer enferma es muy peligroso Mirándola quedó a su lado mientras preparaba al animal, una vez lo hizo se giró para buscarla y la sorprendió mirándola fijamente. M: ¿Qué? E: Eres maravillosa ¿lo sabías? M: Hubiera dado mi brazo por ver esta misma escena hace unos meses, igual me hubieras pegado E: Ya has perdido parte de tu encanto mira M: jajaja Tumbadas bajo la sombra de un ya viejo roble que daba cobijo en su grandeza, se miraban regalándose besos improvisados. E: Marie me hace preguntas... e insiste mucho M: -besaba sus hombros- ¿y cuáles son esas preguntas? E: Dice que me ve ensimismada… siempre con la mirada perdida

Mirando al cielo por AdRi_HC M: ¿Y esta así mi princesa? -levantó su rostro mirándola- ¿vas por ahí con la mirada perdida? E: No lo sé, si lo hago no me doy cuenta… -vio la sonrisa de Maca y cesó en sus palabras- no te rías de mi M: No me rio de ti mi amor… es la sonrisa que me acompaña desde que te conozco E: ¿Cómo puedes ser tan rebelde y dulce a la vez? -preguntaba acariciando su pelo- ¿Cómo puedes ser de este modo conmigo? M: Porque te amo… y lo siento a cada segundo cerca y lejos de ti… me haces sentir feliz Sellando con un beso apasionado Maca dejaba claras cada una de aquellas palabras citadas. Esther en momentos como ese sentía su pecho explotar, sumado al calor que experimentaba su cuerpo últimamente con las caricias que Maca había ido dejando con el tiempo. E: Maca espera… -se separaba despacio- espera M: ¿Qué ocurre? E: Que no… que aun no… M: Esther…-dejó escapar su nombre con frustración- ¿Qué no te he demostrado ya? E: No es eso… es que no sé como… M: -comenzó a acariciar su cuello- tu y yo ya hemos hecho el amor varias veces, en mis sueños y créeme… no he visto nada más hermoso en mi vida, solo tienes que hacer que lo que hace que tu corazón lata se convierta en caricias … gestos… una unión que nadie nunca podrá romper, sentirás que todo lo que te quiero mostrar es cierto… y el poder de las palabras se quedará infinitamente más pequeño en ese momento, déjame mostrarte lo mucho que te quiero… deja que mi corazón te muestre lo que te puede hacer sentir con una caricia -bajó su rostro hasta su cuello- lo que mi aliento dirá lejos de mi voz… E: Maca…-sintió la excitación en la mano que comenzaba a colarse bajo su vestido. M: Solo quiero entregarme a ti Esther… ser completamente tuya…

Mirando al cielo por AdRi_HC Envueltas por la sombra, la brisa y la cálida temperatura que emergía del lago, amigo y confidente de sus mayores secretos, Esther había sucumbido a las caricias que Maca había nombrado segundos antes, dejando su mente con el único pensamiento que creía seguro, el amor que sentía por aquella mujer. Besaba cada centímetro de su pecho con devoción, queriendo marcar su piel, dejando ver al cielo que aquel amor era únicamente para ella. Despacio y mirando sus ojos en todo momento tiró de aquel lazo que mantenía la ropa ceñida a su cuerpo. Besando luego aquel rastro de piel que se presentaba ante ella, llevando la mano hacia espalda, acariciándola de igual manera. Con algo de temor se incorporó, haciendo que Esther la imitase. De pie frente a ella conoció la seguridad, dejándola vagar por sus dedos que ansiosos de amor hacían deslizar el vestido, descubriendo aquel torso con el que había soñado tantas veces como había dicho. Queriendo sentirla sacó de ella su camisa, desprotegiendo así su cuerpo, ofreciendo todo cuanto era, dando todo cuando poseía y creía propio, su alma bajo aquella piel. Abrazadas reconocían aquel aroma, aquella esencia que habían memorizado con el paso del tiempo. Arrodillada frente a ella comenzó a bajar aquello que aun cubría el cuerpo ansiado, diferenciando el temblor de las piernas que se apresuró a besar esperando calmarlas. Ascendiendo de nuevo miraba cada parte de su cuerpo, queriendo así grabar aquella maravillosa imagen para siempre en su corazón. Desnudas, envueltas por la excitación y el calor de aquella tarde, se besaban, se susurraban palabras que solo el viento podía escuchar, giraban presas del deseo, un deseo que Maca exteriorizada sin pudor. Colocándose entre sus piernas tomó una de ellas, besando la piel a su paso, la curvatura en su rodilla… E: Maca… Haciéndola sonreír por aquella queja clara de desamparo, continuó besando llegando a la parte interna de sus mulos, escuchando sin ninguna dificultad la respiración agitada de Esther, que presa de la desesperación se atrevía imaginar el final de aquel recorrido. Tomar su esencia era lo que la hacía estremecer, sentirse únicamente de ella, creerse solo suya, saberse completamente enamorada, así se lo demostraba a Esther. Besaba aquel rincón oculto para el mundo, aquel lugar que solo ella debía amar.

Mirando al cielo por AdRi_HC Llamada entre susurros subió hasta aquellos labios que la nombraban, explicando en un beso apasionado cual era su felicidad de aquel momento, haciendo probar a Esther la excitación de su propio cuerpo, que lejos de rechazar la avivaban más en el fuego que consumía segundo tras segundo toda su paciencia. Colmada de caricias, de besos, vestida de susurros de mil te quiero que se habían escapado de su corazón queriendo conocer a su dueña. Bailando bajo el tintineo de unas hojas que parecían respirar aquel sentimiento de grandeza, que parecían contagiarse por el frenesí del momento. M: Te quiero… -susurraba apenas con un hilo de voz- te quiero… siempre te querré En vueltas por la sabana en que minutos antes demostraban su amor, miraban relajadas donde el agua del lago les prometía discreción. Donde la imagen de Esther envuelta por los brazos que le ofrecían su vida la protegían en un momento que le tocó vivir. E: Te quiero Permanecían en la misma posición, había oscurecido y el cielo se había cubierto de aquellas estrellas que tantas veces las habían acompañado curiosas, prudentes a sus caricias y susurros, las confidentes perfectas para aquella ilusión clandestina con el resto del mundo. E: ¿Qué pasará Maca? M: ¿A qué te refieres? -se acomodó en su hombro. E: Nunca podremos tener una vida normal… nadie nunca podrá enterarse de esto M: Bueno… puedo hablar con mi amiga la luna, que nos deje vivir con ella, solas tú y yo E: Maca… hablo en serio… -sintió el suspiro de Maca pegado a su espalda. M: No lo sé mi amor… ahora no porque sé el lazo que tienes con tu familia, pero quizá con el tiempo tengamos que marcharnos de aquí Lentamente Esther se giró por aquella respuesta, mirándola sorprendida, había estado pensando pero aquella opción por alguna

Mirando al cielo por AdRi_HC razón, no había llegado a sopesarla, Maca supo el por qué y tomó aquel rostro asustado entre sus manos. M: Esther, yo… no puedo cambiar este mundo, no puedo cambiar el cómo son las cosas, solo puedo asegurarte que te amo… y eso nadie puede arrebatármelo, y… no sé si tú… E: Si por amarte tengo que huir contigo lo haré Maca… Escuchar aquellas palabras la hizo separarse apenas un segundo para asimilarlas, no esperaba aquella contundencia en Esther, y no sabía cómo reaccionar. Sus ojos comenzaron a humedecerse lentamente al ritmo en el que de nuevo aquella ilusión agitaba su corazón. M: ¿Lo dices de verdad? E: Ya no podría estar lejos de ti Maca… no podría M: Mi amor Se acercó lentamente hasta ella, dejando caer esas lágrimas antes de besarla, creando un sabor salado en la unión de sus labios. Esther la hacía separarse para comenzar a besar su rostro, borrando aquel reguero húmedo que salía desde sus ojos. E: Pase lo que pase… siempre estaré a tu lado M: Pase lo que pase Mientras caminaban rumbo hacia aquellos muros que si las separaban de la verdadera libertad, consumían cada segundo en observarse, besarse y acariciar aquellas manos que ya eran dueñas de cada centímetro de ellas. M: Buenas noches princesa E: Buenas noches Maca Caminando hacia la puerta se giraba repetidas veces para observarla allí parada, ya dentro tardó unos segundos en cerrar sin apartar sus ojos de ella, sintiendo como su pecho sentía de nuevo aquella presión incontrolada, aquella que sabía era por ella. E: Buenas noches mi amor En la montaña tres hombres permanecían en una ensenada oscura mientras una de ellos permanecía de rodillas y con la cara cubierta por una oscura tela que no le dejaba divisar quien había abordado su caballo y seguido había arrastrado su cuerpo hasta aquel campo

Mirando al cielo por AdRi_HC silencioso donde solo el crujir de las hojas y ramas secas se dejaba diferenciar. -Ahora no pareces tan bravo Andreu A: ¿Francis? -aunque de rodillas erguía su cuerpo al escuchar su voz. F: Quítale la saca Alberto Tal y como había ordenado, este daba un paso hacia delante tomando aquella saca desde arriba, tirando de ella y descubriendo el rostro de un hombre pálido al ver quien tenía frente a él, miró sus ojos y comprendió que hacia allí, el más frio hielo se alojaba en aquel color oscuro que no dejaba señal al sentimiento. A: No podía esperar menos de ti F: ¿Sabes qué pasa? -colocó sus manos entrelazadas en su espalda mientras caminaba de un lado a otro-que no me gustan las jugadas con más de un rival… y tú me estas estorbando demasiado A: Aunque me mates sabrán que has sido tú F: Seguramente… -se detuvo de nuevo frente a él- pero como tengo entendido ibas a llevar unas diligencias ¿Verdad? Así que aun no te echaran de menos Al: No deberíamos hablar tanto con él Francis… -susurró cerca de su hombro. F: Aun no entiendo como alguien tan fiel como tú pretendía ser tan desleal de repente A: A lo mejor no somos tan distintos F: Sí, sí que lo somos… yo no he sido tan servicial como tú, no con un rey que solo se merece mi repugnancia A: No llegarás a ser quien pretendes… solo saborearas la gloria Francis, las personas como tu son fáciles de alterar… la inteligencia se la llevo toda tu padre al morir Casi no había terminado aquella frase cuando sintió la bota golpear su barbilla haciéndole caer de lado, saborear la sangre en sus labios a la par que el dolor que recorría su mandíbula. F: No te atrevas a nombrarle

Mirando al cielo por AdRi_HC A: Caerás antes de darte cuenta… -sonrió dolorido mientras veía sus pasos acercarse. La espada salió de su funda despacio, dejando sonar el roce del metal en un escalofriante sonido que hizo a Alberto girarse hasta su caballo no queriendo ver el final de aquel momento. Ambos hombres se miraban sosteniendo el segundo mientras se estiraba la muerte, un movimiento rápido en su cuello, pero no lo suficientemente profundo para ser mortal, haciendo que pudiera recrearse en el sufrimiento de aquel su enemigo. Al: Francis marchémonos ya En la parte trasera del castillo Esther esperaba inquieta a las noticias de aquella persona en la que había puesto su confianza, ya que ella desde hacia tiempo no andaba por el castillo como antes hubiera hecho al poder hacerse cargo de las tareas de Marie. -Esther E: Hola… ¿has podido averiguar algo ya? -No, lo siento… últimamente está muy escurridizo y no hay manera, pero hoy ha salido bien temprano con Alberto, dijo que volvería para la hora de comer, creo que entonces podre averiguar algo, si viene con Alberto será fácil poder escuchar. E: Está bien… -miró a su alrededor viendo que nadie se acercasebúscame esta tarde y sin bien no lo hace esta noche te espero aquí cuando todos vayan a dormir ¿De acuerdo? -De acuerdo, no te preocupes E: Gracias Giró sin esperar más tiempo dirigiéndose de nuevo lejos de allí, llevaba varias semanas esperando respuestas por parte de Elisabeth pero no conseguían nada, y Anthony ya había pedido por favor averiguasen algo antes de actuar. Tan sumisa en sus pensamientos estaba que no escuchó como alguien había tomado su mismo camino, entrando a la vez que ella en el establo. -¿Se puede saber que hace una princesa en un establo? Sintió unos brazos rodear su cintura mientras los labios se apoderaban rápidamente de su cuello ahora inmóvil presa del escalofrió.

Mirando al cielo por AdRi_HC E: Maca nos pueden ver M: Si… pero ahí arriba no Invitada por sus palabras alzó la mirada posándola en aquella parte superior que una escalera de madera colocada en un lateral daba fácil acceso. Maca tomó su mano caminando hasta ella haciéndola subir primero llegando después tras ella. M: Aquí nadie nos verá De nuevo abrazada a ella repartía besos sobre su cuello mientras la respiración de Esther se comenzada a sentir espesa en su garganta. Desde aquel día en el lago momentos como aquel se repetían en lugares ocultos siendo esa la única manera de amarse en silencio. Las manos seguían la curvatura de su espalda por aquella excitación, deshacían el lazo de su vestido haciéndole sentir liberada de la tela que cubría su cuerpo. Lentamente cayeron en la parte cubierta de heno, esquivando así la dureza de aquella madera. E: Estás loca M: Loca por ti Por sus inevitables movimientos ahora yacían cubiertas parcialmente. Se prodigaban aun besos y caricias añoradas de tiempo en un día que como otros querían aprovechar la intimidad de momentos como aquel. E: Ahora tendré que arreglarte el pelo, no puedes aparecer con todo esto Maca… M: Pues tendrás que buscar bien… ese no es el único lugar donde ha ido a parar toda esta hierba seca E: No me extraña M: Voy a buscar yo primero Enjugascada se colocó sobre ella levantando su falda y colándose bajo ella hizo reír a una Esther que lo hacía no sabía si por nerviosismo o excitación. Una voz en la parte inferior del establo hizo salir a Maca de aquel maravilloso escondite mientras una Esther asustada la hacía quedar de lado y casi cubierta de nuevo. E: Es mi hermana Maca Ma: ¿Esther estás ahí?

Mirando al cielo por AdRi_HC La escalera de madera se movía haciéndolas palidecer, sobre todo a una Esther que se había puesto de pie mientras se colocaba el vestido e intentaba sacar de su pelo todo lo que minutos antes había sido motivo para los juegos entre ellas. Ma: Estas aquí…-la miró sorprendida y extrañada- ¿Qué haces aquí? E: Pues… yo… Un estornudo salió de aquella montaña de heno haciendo arrugar la frente de Marie, que impresionada por aquella escena hizo quitar a su hermana de su camino. E: Marie no Despacio aquel cuerpo del cual se veían las piernas salía dejando su rostro libre de obstáculos, Marie detuvo sus pasos y miró a su hermana, volviendo después a Maca que se levantaba despacio con un rostro casi enrojecido mientras se sacudía la ropa. E: Marie te lo puedo explicar Pero Marie había decidido no escuchar, y rápidamente volvió de nuevo hasta la escalera bajando con prisa mientras su hermana había decidido ir tras ella, al igual que Maca que seguía a ambas hermanas hasta su casa. La primera en llegar fue Marie no pudiendo cerrar la puerta cuando ya su hermana entraba junto a ella seguida por Maca que se quedaba en un segundo lugar. E: Marie por favor Ma: Por eso no decías nada ¿verdad? E: Por favor, escúchame antes de juzgarme Ma: ¿Sabéis lo que estáis haciendo? ¿eh? -miró a ambas con dureza¿lo sabéis? M: Marie E: No Maca… -miró a la joven que asentía comprendiendo que necesitaba arreglar ella misma la situación- Marie… escúchame ¿Vale? Después respetaré tu postura Al ver los ojos de su hermana pequeña sintió una sensación extraña, miró a Maca que como Esther le había dicho, permanecía en silencio de pie junto a la puerta, y uniendo sus manos tomó asiento

Mirando al cielo por AdRi_HC esperando que dijese aquello que quería, viendo como antes se arrodillaba frente a ella suspirando. E: No lo he elegido yo ¿sabes?, ¿recuerdas cuando me dijiste que no hay nada más poderoso que los sueños ahogados en un corazón que no desea otra cosa que dejarlos libres? Pues yo me estaba ahogando Marie… y dejé libre mi corazón, dándoselo a una persona, no mirando más allá de sus ojos y su corazón… Maca escuchaba todo en silencio, sintiendo como un nudo en la garganta la hacía flaquear presenciando aquel momento en el que Esther explicaba desde el corazón lo que su hermana había visto desde la incomprensión. E: No intento hacerte pensar que está bien, no quiero forzarte a apoyarme, solo que no me juzgues por que me haya enamorado de una persona que me respeta y me ama como sé nadie lo hará Ma: Yo… -tragó saliva despacio- no sé qué decirte Esther E: Mírame y ve a quien realmente soy, mira a Maca como siempre has hecho, nada ha cambiado Marie… nada hará que cambien las cosas, solo nos amamos, sin hacer daño a nadie, incluso como has visto nos escondemos, no queremos causar nada con esto, solo… intento ser todo lo feliz que puedo, y hacerla feliz a ella… ¿tan malo es eso? Inevitablemente ella también se tuvo que sentar, estaba terriblemente orgullosa de ella, y sentía cada una de sus palabras, amaba con todo su corazón a esa mujer que de rodillas mostraba una valentía que nunca había visto, y sintió unas grandísimas ganas de abrazarla. Ma: ¿De verdad la quieres? -se giró mirando a Maca que limpiaba sus lagrimas con timidez. M: Muchísimo Al ver el rostro de Maca de aquella manera Esther no dudo un solo instante en levantarse para ir junto a ella, tomó aquel rostro bañado de lagrimas entre sus manos arrastrando las que caían frente a ella con sus pulgares, sonriendo tranquila intentando tranquilizarla. E: No llores Sintió como esta en respuesta se abrazaba a su cintura ocultando el rostro en su vestido, Marie contemplaba aquello con el corazón encogido, viendo como quizá las palabras de su hermana eran

Mirando al cielo por AdRi_HC ciertas. Por un segundo intentó imaginar cómo lo habría pasado, sola y con temor por aquello que sentía. Ma: Lo siento… de verdad que lo siento Sin que Maca la soltara ofreció su mano a su hermana que tímida iba hasta ella para abrazarla, sintiendo realmente aquella disculpa, avergonzada por haberla juzgado. Necesitaban un momento de descanso entre ellas dos. Así que fueron caminando lentamente y en silencio hasta el lago. El paseo fue tiempo en el que las dos dedicaron a pensar, en lo que aquel momento de locura había llevado. Maca temió por la reacción de Marie, lo hizo por miedo a que Esther se viera entre la espada y la pared, y por primera vez en mucho tiempo pensó en que podría volver a perder a quien más le importaba. M: Siento mucho lo que ha pasado E: Tú no tienes culpa de nada… no digas eso M: Sí, si no hubiera ido tras de ti… no debí hacerlo, fue un imprudencia por mi parte E: Maca…-la hizo detenerse- a mi me encanta que lo hagas, que me busques y me hagas sentir que me extrañas en cualquier momento, me gustaría no tener que andar escondidas por los rincones, pero es lo que hay… M: Gracias Besó su pelo sin prisa y de nuevo reanudaron el camino. Poco tiempo después llegaban a aquel rincón que tan bien las conocía, y que tantos momentos había guardado para ellas. Maca se acomodó en el suelo con la espalda reposando en el árbol dejando espacio entre sus piernas para que Esther más tarde se acomodase entre ellas. E: Tengo que contarte algo M: Dime E:¿ Recuerdas cuando te hablé de Anthony, de que vino y…? M: Claro E: Ha aparecido más veces, y esta última me pidió que hiciera algo por él M: ¿Qué?

Mirando al cielo por AdRi_HC E: Creen que Francis planea atentar contra el rey, arrebatarle la corona a su hijo y… M: ¿Qué estás diciendo Esther? -la hizo girar para mirarla. E: Que si están en lo cierto dentro de poco habrá rebelión, en la montaña se están agrupando, cada vez son más, familias enteras, hombres que renegaron de Francis… y hay algo más, parece que mató a quien dirigía la caballería real M: ¿Y creen que fue él? -preguntó sorprendida. E: No hay nadie más que tenga motivos para eso M: Pero entonces… E: Esta noche alguien del castillo me dará noticias, si están en lo cierto intentaran hacerse oír ante el rey, si Francis no hace nada antes… M: No entiendo… tu familia es cercana a él, el pueblo le quiere E: Pero es una fachada, su padre murió siendo él niño, estaba al frente con el rey… y algunos decían que lo dejó morir M: ¿Venganza? E: ¿Que si no puede hacer que un hombre contenga tanto rencor? si ocurre será horrible Maca, morirá gente, lucharan y… M: No permitiré que te pase nada, ni a ti ni a tu familia Con aquellas palabras la envolvió entre sus brazos pegándola a su cuerpo, creando así un muro que nadie podía atravesar, tal y como le gustaría hacer el resto de su vida. Suspiró mientras observaba como comenzaba a oscurecer y sentía el miedo que Esther había nombrado antes. Se despidieron hasta el día siguiente. Maca entró en el castillo con una sensación distinta desde que llegó meses atrás. Se disculpó por no cenar y fue directa a su dormitorio, no podía estar frente a un hombre que sabía, causaría estragos en un pueblo que le seguía a causa de las mentiras. Por su parte Esther, había esperado un rato antes de ir a la parte trasera, justo donde aquella mujer la esperaba impaciente y nerviosa. E: Hola

Mirando al cielo por AdRi_HC -Hola… -la miró unos instantes guardando silencio-… en dos días irán a ver al rey, está muy enfermo y no creen que aguante mucho E: ¿Entonces? -Lo tienen todo listo, es inevitable Esther, está loco…-habló con miedo en sus ojos. E: Gracias Antes de regresar con su madre y Marie se detuvo junto al pequeño riachuelo que bordeaba el castillo. Tenía que pensar algo, hablar con Anthony, ¿pero que podían hacer ellos contra un hombre como Francis? Ciertamente solo podían pelear y rezar a dios que se apiadase de sus almas. Entró con el semblante serio, su vista no se posaba en un sitio más de un par de segundos, y ambas mujeres lo notaron al ver su rostro. Se sentó junto a su hermana uniendo sus manos y mirando al suelo. Tenía que contarles lo ocurrido, y ponerlas sobre aviso. Ma: ¿Qué ocurre Esther? Cuando elevó su rostro y observó la mirada de su hermana supo que tenía que hablar con cautela. Su madre aguardaba en silencio suponiendo algo. Comenzó a relatar desde aquella primera visita de Anthony, como le pidió que les pasara alimento, como le había pedido que con cuidado siguiera los pasos de Francis, y como minutos antes, todos sus miedos se habían visto acertados. Su hermana se levantó enfadada, no creía toda aquella palabrería, pero la insistencia de Esther le hacía pensar que quizá era ella quien se equivocaba entonces. Encarna seguía guardando silencio, pensaba y recordaba todo el tiempo que había vivido junto a ese joven, llegó a su mente la pérdida de su padre, como pasó un tiempo indiferente, no era aquel chico risueño y feliz que jugaba a caballeros con una espada de madera junto a Anthony. E: Tenemos que huir madre En: No pienso abandonar mi hogar… aquí formé mi familia, y si debo morir lo haré en este mismo pueblo E: Pero madre… -se acercó a ella viendo como está la miró segura de sus palabras.

Mirando al cielo por AdRi_HC En: Pueden estar equivocados E: Sabe que no es así… ha matado madre, y volverá a hacerlo por conseguir esa corona, cueste lo que cueste No hubo más conversación. Encarna fue hasta su cama y Esther sintió terror, sabía que su madre era mujer de palabra, y si había tomado esa decisión sería muy difícil hacerla cambiar de idea. Pensó en Maca, y sabia que debía hablar con ella. Esperó a ver el caballo salir, en él un Francis serio gritaba a lomos del animal haciéndole correr más sin llegar a salir aun del poblado. Despacio tomó el camino hasta el castillo, entró viendo como nadie se encontraba cerca y comenzó a subir las escaleras hasta su dormitorio. Al entrar la encontró aun dormida y sin poder evitar mostrar una sonrisa fue hasta ella sentándose a un lado comenzando a acariciar su pelo. M: Mmh… Se removió abriendo sus ojos despacio, viendo aquel rostro con el que hacia tan solo un segundo estaba soñando y sonrió. Se fue incorporando apoyando su peso en una mano sobre la cama, quedando frente a ella sin borrar su sonrisa y tardando unos segundos que a Esther le parecieron eternos unió sus labios a los que la llamaban impacientes. M: ¿Y este regalo? E: Tengo que hablar contigo M: ¿Ocurre algo? -se acomodó mirándola en todo momento. E: En unos días Francis intentará arrebatar el trono… y creo que habrá una reyerta, he hablado con Anthony y han partido para pedir audiencia con el rey y hacerle llegar lo ocurrido, pero no creen que puedan M: Tenemos que irnos Esther E: Mi madre no quiere Maca, dice que no piensa abandonar su hogar y sé que no podre hacerla cambiar de idea M: Yo hablaré con ella E: ¿Y dónde iremos, eh? Tendríamos que cruzar la colina para llegar lo suficientemente lejos, y eso son varios días de camino

Mirando al cielo por AdRi_HC M: Podemos ir a caballo, y… E: Mi madre no está para hacer un viaje como ese a caballo, y en carruaje sería un suicidio… darían con nosotras en un par de días M: ¿Y qué quieres? ¿Qué nos quedemos aquí y veamos como mueve a su antojo a las personas? E: No lo sé Maca… pero tengo miedo Permanecieron unos minutos abrazadas, todo era más difícil de lo que había creído y ahora tenía que pensar algo y rápido, no podía permitir permanecer allí y que algo le sucediera a Esther. Se despidieron hasta la tarde, y Esther volvió para intentar hablar con su madre de nuevo, e intentar hacerla entrar en razón. M: Buenos días madre R: Hola hija… ¿Qué tal has dormido? M: Bien ¿y usted? -se sentó a su lado. R: Normal… a mi edad no dormimos mucho, es lo que tiene hacerse vieja M: ¿Y Francis? R: Salió temprano, dijo que volvería esta noche y …-sonrió-… que vendría con una buena noticia para todos M: Si, seguro… Ambas caminaban entre los arboles esperando aquel silbido que las hiciera saber que estaban cerca. Tras un rato en el que Maca seguía los pasos de Esther, la llamada se hizo clara antes las dos y unos metros frente a ella Anthony salía tras un matorral esperándolas. An: Hola E: Ella es Maca… la mujer de la que te hablé An: En placer -tomó su mano. M: Igualmente An: Vamos por aquí… iremos a un sitio más seguro para hablar Llegaron a un gruta no muy lejos de allí, quitó un grupo de ramas y arbustos que la cubrían dejándola casi imperceptible a la vista y

Mirando al cielo por AdRi_HC entraron tras él hasta un rincón donde este tomaba una vela escondida. E: ¿Cómo ha ido? An: Nada… la gente espera su muerte casi guardando luto y silencio E: ¿Entonces? An: Tendremos que luchar cuando llegué el momento M: ¿Y si lo intento yo? An: El problema es que ya no razona… la reina a prohibido cualquier visita, y su hijo se encuentra de regreso, parece que crean que es inminente E: ¿Y qué hacemos? An: Lo más sensato es huir de aquí Esther, nosotros no pensamos echarnos atrás, y haremos lo posible por hacérselo difícil… hemos multiplicado nuestro número, cada día vienen más personas a nuestro lado y en cuanto podamos atacaremos M: Tiene razón Esther… tenemos que irnos de aquí y cuanto antes mejor An: Si lo hacéis pronto podemos escoltaros hasta que lleguéis a la colina, una vez allí ya tendríais que ir solas E: ¿Y vuestras mujeres? An: Las estamos organizando para que también se marchen junto a los niños E: Hablaré con mi madre y con Marie, le diré lo que has dicho y espero que entren en razón An: Mañana te espero aquí al amanecer E: Está bien De vuelta permanecían en silencio. Sus pensamientos iban tan rápido como la sangre por sus venas. Sentía la intriga y el miedo de cuando se avecina una tormenta y la ves llegar por el horizonte. Llegaron frente al muro de piedra y Maca detuvo sus pasos. M: ¿Quieres que vaya contigo?

Mirando al cielo por AdRi_HC E: No Maca… mi madre es testaruda y solo conseguiremos que se enoje ¿tú que harás? M: Yo no puedo hablar con mi madre -sonrió con tristeza- sé como es, y no saldrá mal parada, seguirá junto a Francis sin ver ninguna maldad en todo lo que haga Habían quedado para verse en noche a la sombra del puente. Maca estaba dispuesta a huir de allí, no permitiría que nada le ocurriese a Esther o su familia, y eso se evitaría marchándose de allí juntas. Había estando pensando miles de lugares a los que ir, pero cierto era que Encarna no podría viajar mucho y tendrían que coger una ruta donde poder descansar y reanudar el viaje más tarde. Recordó una historia que le contó Isabel en su juventud, trataba de un lugar aun casi desconocido para el hombre, solo algunos viajantes que huían durante toda su vida habían topado con aquel lugar, lejos de guerras y tiranos, así que decidió que allí, era donde debían continuar su vida. Al caer el sol y tras la cena salió a hurtadillas del castillo, tomando su caballo para llegar lo antes posible. Minutos después soltaba las riendas amarrándolo a un árbol junto al rio, fue en silencio hasta el puente, y descubrió su rostro de la capa. M: Hola E: Pensé que no vendrías -susurró- Marie ha hablado en la cena, han decidido ir al sur, donde mi tía M: Pero… tenemos que hablar con ellas, eso no está a mucho de aquí a caballo, si ocurre tal y como Anthony dijo dará igual E: Lo sé Maca pero intenté convencerlas, no me escucharon M: Escúchame…-tomó sus manos mirándola fijamente- he recordado un lugar… uno lo suficientemente lejos de aquí para empezar una vida, está lejos, pero tengo una ruta perfecta con la que… E: No puedo abandonar a mi familia Maca M: Yo contaba con ellas Esther… haríamos descansos por tu madre, pero igualmente llegaríamos sin problemas, puedo coger uno de los carruajes del castillo y salir en la noche E: ¿Crees que allí….?

Mirando al cielo por AdRi_HC M: Allí podremos tener una vida lejos de todo sufrimiento mi amor…cogió su rostro con ambas manos-…allí nada ni nadie te hará sentir miedo jamás -se fue acercando hasta besar sus labios- nunca E: ¿Nos vemos al amanecer aquí y vamos a hablar con Anthony? M: Aquí estaré Llegadas a ese acuerdo, Esther regresaba a casa con la intención de hacer entrar en razón a su madre y a Marie, Maca tenía razón y debían marcharse lo más lejos posible de allí. Desde el puente dejaba pasar unos minutos antes de montar en su caballo, y tras estos comenzó a caminar hacia él. Sentía esperanza, y creía en sus palabras, segura subió a su caballo y cuando tomó las riendas para hacerle marchar sintió un tirón que la hacía caer del caballo. F: Hola Maca Esther llegaba junto a su madre comprobando que ya dormía, le dio un beso en la frente y tras arroparla fue hasta la vela que reposaba en la mesa para apagarla cuando la voz de su madre la llamo. E: Si madre En: ¿Dónde has estado? E: Vengo de hablar con Maca… y tiene razón madre, me ha dicho de un lugar lejos de aquí, un lugar seguro donde podríamos empezar de nuevo En: Esther… ya lo hablamos, y no iremos a ningún lugar que no sea el hogar de tu tía E: Pero madre Ma: Esther…-apareció tras ella-… no insistas El color naranja que comenzó a bañar el cielo avisó a Esther que debía partir hasta el puente de nuevo. Se levantó y tras vestirse se colocó la capa y salió con sigilo hasta las afueras del castillo. Bajo el puente se sentó quedando apoyada en la piedra mientras flexionaba sus piernas y esperaba a la llegada de Maca. Sin embargo, los minutos comenzaron a pasar y esta no aparecía, haciéndole pensar que habría tenido algún problema para hacerlo. Despacio emprendió camino hasta el bosque, llegando sin problema hasta donde Anthony ya la esperaba con dos hombres más. Sin mediar palabra fueron hasta la montaña.

Mirando al cielo por AdRi_HC An: ¿Por qué has venido sola? E: Maca no apareció An: Tenemos que apresurar la salida, tiene que ser esta noche o perderéis la oportunidad E: ¿Qué ocurre? An: Francis ha mandado más hombres a la colina, sabe que habrá personas que no quieran permanecer a su lado E: Tengo que hablar con Maca An: Os espero al anochecer al final del viejo camino, nosotros tres os llevaremos hasta la colina y regresaremos E: Está bien, gracias por todo -fue hasta él y se abrazaron sabiendo que vendrían tiempos difíciles-… hasta la noche Volvía todo lo rápido que sus piernas le permitían. Las personas habían comenzado a salir de sus hogares y fue con prisa hasta el catillo. Saludó a una de las cocineras que pasaba con un cesto en aquel momento y fue escaleras arriba. Abrió la puerta sin esperar sorprendiéndose al ver la cama perfectamente lista, demasiado. Entró buscándola por algún rincón, pero allí no había rastro de nadie. Asustada pensó en buscarla en una de las torres. Corría en aquella escalera curvada que llegaba hasta la zona más alta, y como bien había pensado, allí estaba. E: Maca La vio girarse despacio, tanto que su piel se estremeció. Se miraron durante unos segundos en silencio. Una mirada que fue rota por el cuerpo de Maca que comenzó a caminar por donde ella misma había llegado segundos antes. Atónita frunció el ceño y fue tras ella. E: ¿Por qué me ignoras? Llegaron de nuevo hasta su dormitorio, cerró la puerta pero Esther no estaba dispuesta a seguir con aquella escena, entró tras ella. E: ¿Se puede saber qué pasa? M: Vete –habló sin mirarla. E: Maca…

Mirando al cielo por AdRi_HC M: He dicho que te vayas -espetó enfadada- ¡fuera! –se giró con brusquedad. E: Pero… -sus ojos comenzaron a humedecerse- ¿Qué pasa? M: Debes irte -repitió- coge a tu familia y márchate E: No entiendo que pasa Maca… -replicó angustiosa- ¿Por qué te comportas así? ¿He hecho algo que…? M: Esther… hazme caso y márchate F: Vaya, vaya Ambas miraron hacia la puerta sorprendidas. Un Francis relajado se había detenido en el umbral mirándolas con una sonrisa. F: ¿Qué tal Esther? Hace tiempo que no hablamos nada E: Bien -respondió turbada por todo lo que estaba pasando-… he venido a hablar con Maca F: No tienes que darme explicaciones, sabes que eres bien recibida aquí siempre que quieras M: Ya habíamos terminado, así que puedes irte -la miró de nuevo. F: ¿Le has contado la feliz noticia? Fue hasta Maca con paso lento. Sin dejar de sonreír, colocándose a un lado y extendiendo su brazo por encima de sus hombros, pegándola a su cuerpo. El mundo se estaba resquebrajando por segundos. Pero lo que ella no sabía es que otro semejante al suyo pendía solo de un suspiro. El rostro de Francis le hizo temerse lo peor, y cuando buscó él de Maca lo vio muy lejos de allí. Su mirada era tal como nunca antes había visto, perdida hasta un punto en que sintió unas terribles ganas de llorar. F: Estamos organizando todo… esta noche se convertirá en mi esposa E: ¿En tu…? Sus miradas se cruzaron por primera vez. Intentaba ver más allá de ese semblante frio y distante, pero no encontraba nada. Suspiró intentando mantener sus lágrimas, su pecho se había encogido causándole un dolor angustioso. Se giró queriendo salir de allí pero volvió a mirarles.

Mirando al cielo por AdRi_HC E: ¿Nos puedes dejar un instante a solas por favor? F: Claro… te espero abajo Dejó un beso en la frente de Maca que parecía un peso muerto apoyado en el aire. Rehuía su mirada y despacio caminó hasta ella quedando tan solo a unos centímetros. E: Explícame que es todo esto… por que por más que pienso no paro de creer que es una pesadilla M: Está bastante claro –giró su rostro mirando hacia otro lado. E: En absoluto… y no me voy a mover de aquí hasta que me digas que está pasando, y quiero la verdad M: Es la que ves, no hay más -se giró caminando hasta la ventana. E: Te ha amenazado ¿es eso? mírame Maca, y se sincera por favor M: no es nada de eso -hablaba sin girarse- lo mejor para mi es esto, así no correré peligro E: ¿Cómo? -preguntó sorprendida- no creo nada de lo que dices M: ¿Sabes qué? Me da igual -se volvió para mirarla- me da igual lo que creas y lo que hagas, yo ya he elegido, y no estará mal la vida que Francis me ofrece E: No eres tú… no puedes serlo diciendo todo eso M: La gente cambia de parecer E: Mírame a los ojos y dime que todo lo que ha pasado este tiempo entre nosotras era una mentira… mírame y dime que no me quieres, que todo ha sido una farsa, un capricho que no llegué a creer cierto… teniendo por seguro que todo lo que me decías te salía del corazón, mírame y dímelo Maca Desde la segunda palabra sus ojos habían dejado caer cada lágrima que había intentado retener, y le daba igual. Estaba dispuesta a intentarlo todo, pero pensar siquiera un segundo en que pudiera esa pesadilla ser real le hacía derrumbarse a cada segundo. Maca observaba su llanto, aquellos ojos clavados en ella rogando la verdad, y su mandíbula no podía ejercer más presión, más fuerza sin exteriorizar el dolor que sentía. Cerró los ojos con fuerza mientras se giraba para que no pudiera verla.

Mirando al cielo por AdRi_HC M: Márchate E: ¡Contéstame! -gritó con todas sus fuerzas. M: No te quiero Esther… y si alguna vez lo hice realmente estaba equivocada, dejándome llevar por un sueño que tú no has sido capaz de hacer realidad Sus ojos temblaban mientras escupía cada palabra que hubiera tragado con fuego si no fuera por el motivo que la obligaba a comportarse así. M: Ahora vete, no quiero que vuelvas a entrar en este castillo ¿me oyes? Se giró tan rápido como escuchó terminar aquella frase. Lloraba sin poder poner remedio y salió de allí dejando aquel dolor en el aire, un aire del que Maca llenó sus pulmones para sentirse fuerte y recordar que era lo que debía hacer. Se giró de nuevo hacia la ventana viendo como aquel cuerpo que tantas veces había estrechado entre sus brazos corría sin consuelo. Había pasado el resto del día frente a la ventana. Las mujeres entraban y salían de su dormitorio dejando y cogiendo cosas. Veía como con algunos carros traían cosas desde fuera como si aquel acontecimiento fuese el más importante de aquellos tiempos. Sus lágrimas caían en silencio, sin ningún tipo de movimiento en su rostro, unas lágrimas como el fuego que se avivaba más y más según pasaban los minutos. R: Hija tienes el baño preparado M: Ahora voy R: Tienes que estar reluciente esta noche -la tomó por sus hombros desde atrás- tu padre estaría tan orgulloso de ti M: Claro, voy a tener por esposo a un hombre igual que él R: Macarena, no digas eso… sabes que es lo mejor que podía pasarnos, y él te ha hecho un gran favor por quererte como esposa M: Usted es la única que gana algo con todo esto R: No te consiento que hables así M: Me da igual -se giró hacia ella- me da igual su reacción, la de él, la del mundo entero, me da igual todo lo que pase y lo que venga

Mirando al cielo por AdRi_HC madre… realmente escupiría en la cara del rey para que ordenara mi ejecución lo antes posible Con rabia y sin querer verse débil ante ella la esquivó sin ningún tipo de remordimiento en sus palabras. Ordenó a quien permanecía esperando para el baño que se marchara y se quedó a solas en aquel cuarto. Entonces lloró, lloró estando sola, sintiéndose sola y ruin, el ser despreciable que ella siempre había criticado. De rodillas en el suelo sentía su sangre helarse mientras intentaba respirar. Se encontraba perdida en un camino que ella misma había construido, temblaba al pensar y recordar todo cuanto le había dicho a Esther, se estremecía al imaginar su dolor, al tener grabado en la memoria el recorrido de aquellas lagrimas que ella misma habría bebido consolándola, pero no podía, no debía verse hundida. Si hacia lo correcto se marcharía de allí, y nunca más volvería a verla, jamás podría volver a besarla como lo había hecho, no podría susurrar su nombre en un abrazo improvisado, ni mecerla en silencio mientras miraban ese cielo que tantas veces las había cubierto de oscuridad protegiéndolas y guardando sus vidas. Aun así, ella estaría a salvo, no tendría el miedo de que nada le ocurriese, y eso era mucho más importante que todo lo que ella estuviera pagando. M: Así podrás ser libre -lloraba de nuevo- sin tener que mirar atrás nunca mas El sol comenzaba a ocultarse creando aquel atardecer que daba el comienzo a su pesadilla. Ya no podía hacer nada, solo esperar que hiciera caso de sus palabras y escapase lo más lejos de allí. R: ¿Estás lista? M: Si R: Abajo nos esperan Un camino de antorchas llevaba hasta una parte limpia de obstáculos fuera del castillo. Todo el mundo formaba dos grupos tras a cada lado. Con su madre junto a ella llenó sus pulmones de aire intentando no desmayarse en aquel instante. La gente allí presente murmuraba creando que aquel silencio que la ahogaba fuera aun mas incómodo. Llevaba un vestido beige casi blanco de gasa, su melena suelta con un mínimo recogido que dejaba caer algunos tirabuzones hacia de ella una mujer realmente hermosa.

Mirando al cielo por AdRi_HC Caminaba despacio mirando el final de aquel camino, donde Francis expectante la observaba en todo momento. Su estomago se retorcía en sí mismo al ver la cara de satisfacción que este tenía, “lo conseguiste” dijo para sí. Bajó su rostro mirando aquel camino de piedra que hubiera deseado eterno y nunca llegar a su final, pensó en Esther, en cómo podrían estar de camino a esa vida que ella habría querido darle, hacerla feliz por el resto de ella, amarla y cuidarla como quería, como ya no podía. Una lágrima se escapó precipitándose al vacío, tal y como ella se sentía. Llegó hasta donde Francis le tendía una mano frente al sacerdote. Ni tan siquiera miró sus ojos, estos seguía fijos en el suelo, donde nada era tal y como lo vivía. Pero debía seguir con aquello, y así, subió su rostro lentamente, llevando su vista hasta aquel hombre que la encadenaría a una vida de pena y odio. -Nos reunimos aquí… esta noche… bajo este cielo estrellado Fue lo único que escuchó, a varios metros de allí vio su rostro, envuelto en lagrimas, intentando esconderse tras un árbol que nada podía hacer para ocultar su pena. Sintió entonces como su corazón se detenía, el también lloraba. Cerró los ojos con fuerza, reclinando su cabeza y abriéndolos de nuevo. Mirando aquel cielo que ahora se reía de ella y dejaba caer sus lágrimas ocultas por la oscuridad. -Macarena Reaccionó al escuchar su nombre, y vio como Francis le tendía el lazo que debía anudar una de sus manos con la suya. Debía alzarla y ofrecerla para aceptar, y sentía como no podía, sentía un frio gélido recorrer su cuerpo y solo veía unos ojos, escuchaba una risa, sentía esas caricias que había hecho desaparecer de su vida. F: Recuerda lo que acordamos Fue un susurró que solo ella llegó a escuchar e hizo que su mano ascendiera mientras miraba esos ojos que brillantes por conseguir lo que se había propuesto le recordaban que no podía negarse y solo debía acceder a cumplir su palabra. Se estremeció al ver sus ojos fijos en ella, haciéndola sentir repugnante, utilizada y moneda de cambio por un sufrimiento que estaba dispuesta a pagar para que no existiera. Aquel roce en su piel la hizo cerrar los ojos mientras su

Mirando al cielo por AdRi_HC barbilla se contraía dejando a un llanto silencioso ser la única melodía que podía escuchar mientras sentenciaba su decisión de amar a esa mujer por el resto de su vida. Los allí presentes aplaudían mientras Francis alzaba ambas manos unidas, sonreía y escuchaba las felicitaciones en la distancia, pero ella solo podía mirar donde a lo lejos alguien caminaba de espaldas a ella, sabedora de que aquel era el momento que le decía que la había perdido. Se levantó con cuidado cubriendo su cuerpo desnudo. Caminó hasta el rincón más alejado sentándose mientras se abrazaba a sí misma. Frotaba su piel bajo la tela queriendo borrar aquel tacto insufrible que había recibido momentos antes. No podía borrar de su mente aquel rostro inundado en lágrimas, aquel cuerpo alejarse de ella lentamente, tanto como había sentido que su dolor se apoderaba de ella haciéndola sufrir aun más. El cuerpo de Francis reposaba sobre la cama relajado, dormido plácidamente tras lo que para ella había sido un infierno, teniendo así que acceder a su petición, jurándose que por primera y última vez. Se levantó limpiando sus lágrimas para ir hasta un sillón cercano a la puerta, encogiéndose como si se tratase de un animal asustado e indefenso. Abrió los ojos de golpe, viéndose sola en el dormitorio. Escuchó bullicio en el exterior y asomándose por la ventana vio como algunas personas se abrazaban a otras mientras lloraban y se asustó. Se vistió todo lo rápida que pudo y bajó corriendo hasta la entrada. Nada más salir vio a su madre junto a Francis que hablaba con otro hombre. En aquel momento vio a Esther salir de su casa mientras Encarna lloraba y se abrazaba a ella, miró a Francis que sin inmutar su rostro se colocaba frente a ella. M: ¡Dijiste que no le harías nada! F: Y no la estoy tocando… estoy cumpliendo mis palabras M: ¡Esther! Intentó correr hasta ella pero los brazos de aquel hombre al que mataría con sus propias manos la retenían mientras veía como otras personas junto a ella subían a un carruaje. Quería zafarse de él, pero la fuerza que este ejercía entre sus brazos la retenía sin poder evitarlo.

Mirando al cielo por AdRi_HC F: Solo la alejo de ti… estará bien M: ¡La has vendido! F: No voy a consentir que vuelvas tras ella y me hagas ser el hazme reír del reino querida… no soy tan estúpido M: ¡Esther! Gritó todo lo que sus pulmones le permitieron, viendo como esta se giraba ante aquella llamada, pero obligada a seguir su camino entró en el carruaje sin volver la vista atrás. Marie consolaba a su madre que con furia miraba ahora a Francis desde su posición. F: Vas a ser mi reina… y eso no tolera que te revuelques con una mujer, da gracias a que no he mandado que corrierais otra suerte Cuando el coche salía de las tierras la soltó, recibiendo tras eso un golpe enfurecido de la joven que no hizo más que girar su rostro mientras el sonreía satisfecho. F: Ve a llorar si quieres M: Eres detestable Esquivó su cuerpo y entró de nuevo sintiéndose impotente. Rosario que había presenciado la escena en silencio miró como su hija se marchaba. F: Su hija es de lo más agresiva Rosario… debió educarla mejor Caminaba de un lado al otro de salón mientras mordía uno de sus dedos. Habría seguido golpeándole soltando toda su rabia. Tenía grabado aquel rostro, las lagrimas de Encarna, la mirada asustadiza de Marie pidiéndole una explicación en silencio, cosa que ella no pudo hacer ni para sí. Escuchó la puerta abrirse y se giró realmente furiosa. Frente a ella la persona que mas podía odiar en su vida, caminando despacio hasta quedar unos metros sin dejar de mirarla. M: Ese no fue nuestro trato F: ¿Ah no? ¿Y cuál fue? M: Tenias que dejarla vivir en paz… ¡te di mi palabra de no volver a verla!

Mirando al cielo por AdRi_HC F: ¿Y de verdad crees que tu palabra me vale a mí de algo? Eres una mujer -espetó con frialdad- una mujer no tiene palabra M: Pues la tuya te deja tal y como eres F: Que se le va a hacer… no puedo permitir que esa mujercita te nuble el sentido y se te olvide que eres mi mujer M: Yo no soy nada tuyo… eso puedes empezar a asimilarlo desde ya F: Pues… -comenzó a rodearla con pesos lentos-… Esther está con un muy buen amigo mío… yo de ti me portaría bien M: Eres un maldito asesino F: Por dios Macarena ¿ni una palabra bonita para mí? -pasó uno de sus dedos lentamente por su hombro. M: No me toques F: ¿No te gustó lo de anoche? yo disfruté mucho M: Debe ser gratificante para alguien como tu obligar a una persona algo así F: No te haces una idea Un susurró que se le clavó en el estomago, con tanta fuerza que sintió hasta ganas de vomitar. Pero para su suerte fue hasta la puerta marchándose por donde había venido. Casi seguidamente unos pasos llegaron tras la puerta trasera que daba a la cocina, se giró extrañada y vio el rostro de Marie enrojecido por las lágrimas que se detenía frente a ella. M: Marie Ma: ¿Qué ocurre Maca? -preguntó de nuevo a punto de llorarprimero… ese matrimonio, ¿sabes cómo puede llegar a estar mi hermana? M: Yo… Ma: Y ahora esto… explícame que pasa por que estoy a punto de cometer una locura M: Fue un soborno al que no tuve que haber accedido… -bajó la mirada con tristeza. Ma: ¿Un soborno?

Mirando al cielo por AdRi_HC M: Francis nos vio a tu hermana y a mí bajo el puente… estábamos hablando de huir de aquí, ir a otro lugar seguro, y nos vio… Ma: No entiendo M: Nos vio besarnos… dejó que ella se fuera y me sorprendió a mí, me hizo acceder a casarme con él para que tu hermana no sufriera las consecuencias, pero no podía decirle la verdad a ella, ¿lo comprendes? Hubiera intentado buscar una manera, pero yo no puedo permitir que corra ningún peligro por mi culpa Ma: ¿Y por qué se ha ido? M: Ha querido alejarla de mí Ma: ¡Pero hay que hacer algo! no podemos permitir que… M: Tienes que ir al bosque, hablar con Anthony, contar lo que ha ocurrido, marchaos tu madre y tú Ma: ¿Y tú? Alejándose cada vez más de aquellas tierras se encontraba una Esther aun sin poder reaccionar a lo que había sucedido. En tan solo un momento su vida había cambiado de nuevo. Seria mandada a un nuevo castillo, con dos mujeres más para formar parte del servicio de un hombre del que ni siquiera había oído hablar. Su vida cada vez cobraba menos sentido, y se sentía realmente perdida. Aun con el sollozo de las mujeres sentadas frente a ella, su única pena y dolor era la visión que la seguía acompañando, las palabras que habían hecho añicos su corazón, las que habían lanzado al aire toda su felicidad convirtiendo sus sentidos en desesperación. Desplazó la cortina que cubría la pequeña puerta del carruaje. Descubrió como poco a poco se encontraba mas lejos de ella, y con tristeza pensó que quizá sería lo mejor, alejarse de lo que la hacía sumergirse en aquella oscuridad. Casi al anochecer llegaron a un poblado aun más grande del que provenían. Algunos curiosos salían de sus hogares para observar a las personas que abrazadas a los objetos personales que habían podido llevar consigo miraban todo a su alrededor. -Seguidme por favor Una anciana había ido hasta ellas indicándoles el camino hasta el castillo. Entraron con timidez, viendo la lujosa estancia. Los ojos de

Mirando al cielo por AdRi_HC Esther recorrían aquella inmensa pared, llegando finalmente hasta la escalera, por donde un hombre sereno bajaba despacio mirándolas con calma. -Buenas noches -guardó silencio observándolas- soy Christopher, señor de este lugar Las tres inmediatamente se inclinaron lo justo para saludar, al incorporarse de nuevo el rostro del hombre seguía igual de sereno, pero con una pequeña sonrisa que hizo a Esther sentir raramente tranquila. C: Elena os indicará donde quedan vuestros dormitorios, después vendréis a cenar al salón E: Disculpe que pregunte señor ¿cena con el servicio? C: No seréis mi servicio, y siento que os hayan hecho creer que sería así, si me disculpáis tengo un asunto que resolver Se giró extrañada mientras la anciana sonreía. Siguieron sus pasos hasta la parte superior del castillo. Un gran pasillo dejaba a ambos lados un gran número de puertas. Miraba todo con intriga hasta que llegaron donde la anciana las guiaba. Entraron y vieron un dormitorio bastante amplio para las tres. -En un rato vendré para que acompañéis en la cena Mientras tanto, en el que era aun su hogar, Marie había ido para hablar con su madre y marcharse de allí. Maca preparaba todo en una bolsa y la tiraba por una ventana trasera. R: ¿Qué haces? M: Es tarde… ¿Qué hace aun despierta? R: Venia a ver si dormías… necesito hablar contigo A un paso bastante lento habían llegado hasta una de las habitaciones del piso inferior. Maca sentía los nervios apoderarse de su estomago. Permanecer aun allí hacia que Francis pudiera echarla de menos en cualquier momento y la buscase truncando su plan. M: ¿Y bien? R: Me ha sorprendido tanto como a ti que se marcharan esas dos mujeres junto a Esther y te doy mi palabra de que no he tenido nada que ver

Mirando al cielo por AdRi_HC M: ¿Y? -contestó indiferente- no me venga con aire de arrepentimiento madre, sé lo poco que soporta a la gente que no es de su mundo R: No voy a mentir diciendo que no sé lo que tenias con esa chica, Francis me puso al corriente de todo, y no me entra en la cabeza como vuelves a hacer algo así hija M: Mire madre… -se colocó erguida manteniendo su postura con firmeza- nunca he pretendido que entendiese mi forma de ser, ni que la apoyase, y tampoco esperé cariño por su parte, desde bien pequeña supe que eso no pasaría… pero lo que si deberían tener muchas personas como usted, es un respeto mínimo por los que tiene a su alrededor… R: Hija… nunca pretendí que le hicieran daño a esa chica, se que puedes tenerle cariño y no… M: La amo madre…-cortó sus palabras-… y tuve que hacerle daño para que se alejara de mi y así protegerla… pero el hombre al que usted sonríe y apoya tiene tan poco valor como su palabra y no pienso permitir que a Esther le ocurra nada R: ¿Te marchas? M: Me da igual lo que piense hacer, pero aunque me cueste la vida intentaré encontrarla… R: Está bien, no me pondré en tu camino Extrañada por esa postura se quedó observando su rostro. No había encontrado un ápice de la mujer que ya conocía de sobra, y se sentía perdida. Suspiró no queriendo marcharse de allí de una manera de la que pudiera arrepentirse con el tiempo. R: Pero no pienses que pienso apoyarte o ayudarte… no mentiré para cubrir algo así Allí estaba, la mujer que realmente había permanecido en un papel frio y distante con cualquier persona que no le proporcionase lo material que ella necesitaba. M: Lo comprendo… -se giró caminando hacia la puerta- espero que todo le vaya bien madre… Sin más salió de aquel castillo. Mentiría si dijera que no sentía aquella postura de su madre, había saboreado nuevamente la esperanza de poder encontrar en ella el calor que decían existía en una mirada

Mirando al cielo por AdRi_HC materna. Cogió la bolsa y fue hasta el establo para tomar su caballo sin poder ver como un rostro se tornaba gélido mientras corría hacia la puerta dejando a Rosario casi con la palabra en la boca. F: ¡Maca! -gritó desde la puerta viendo galopar al caballo- ¡maldita sea! -¿Qué ocurre? F: ¡A los caballos! ¡Rápido! Hacía correr al animal todo lo que este podía. Ella misma se sentía fatigada por ejercer la fuerza en las riendas que poco a poco iban marcando aquel cuero en su piel. Miraba hacia atrás viendo como Francis y dos hombres más corrían tras ella. Sentía el corazón bombeando con todas sus fuerzas. Sus pulmones cansados dejaban pasar el aire haciéndole sentir el dolor del cansancio en cada exhalación. F: ¡Vamos! Lo escuchaba tan cerca que empezó a creer que no llegaría a conseguirlo, pero solo la imagen de Esther en su memoria le hacía sacar las fuerzas de todo aquel cansancio que comenzaba a invadirla. Se agachó al ver como se dirigía hacia una zona bastante arbolada, reaccionando rápidamente, podía despistarlo o caer en el intento. -¡Francis no la veo! -gritó uno de sus hombres sin aminorar la velocidad. F: ¡No os detengáis! Dando un golpe seco en la piel del animal gritó de nuevo sintiendo la rabia y la frustración, que juntas se convertían en el veneno que recorría sus venas y hacia que desease darle alcance para arremeter contra ella. Vieron la parte trasera del caballo tomar camino hacia la derecha y sonrió de nuevo. Pero justo cuando iba a visualizarla un grupo de hombres salió de entre los arbustos armados con arcos y flechas con puntas envueltas en juego. F: Vaya… vaya -Déjala F: ¿Quién lo dice?

Mirando al cielo por AdRi_HC An: yo Salió tras él sorprendiéndolo. Hizo que su caballo diera una vuelta mientras miraba a cada uno de los rebeldes que tenían puestos sus ojos en él, al igual que aquellas flechas que podían acabar con su vida fácilmente. F: Que sorpresa Anthony… empezaba a pensar que eras un fantasma… o una historia de aburridos campesinos An: Márchate F: ¿También la quieras para ti? -sonrió irónico- demasiada mujer viejo amigo An: Solo con una señal puedo hacer que te maten, se un hombre y márchate, cuando te vea morir quiero que sea con la espada en mi mano F: No me hagas reír, ¿tú y cuantos más? Si no eres más que un muerto de hambre que cree que todo en este mundo se arregla con la farsa idea de la lealtad a un rey que no hace otra cosa que mandar a hombres como tú a guerras para que la ganen en su nombre mientras el disfruta de cenas, mujeres y riquezas An: Voy a contar hasta cinco… y como tú y tus hombres no deis media vuelta no evitaré que hagan con vosotros de punto de ensayo con las flechas… uno F: No sabes con quien te enfrentas Anthony An: Dos F: Y de ella me encargaré personalmente An: Tres F: ¿¡Me oyes!? -gritó mirando hacia el bosque- ¡te voy a encontrar y veras lo que es obedecer! An: Cuatro -Francis vamos -tiraba de las riendas de su caballo obligándolo a girar. F: ¡Te mataré! Sin dejar de mirar atrás su caballo se alejaba de allí mientras contenía todo su odio e intentaba no seguir aquel impulso de bajar y empuñar

Mirando al cielo por AdRi_HC su espada contra todos aquellos que se habían interpuesto en su camino. Llegó al castillo envuelto en cólera. El joven que fue a tomar las riendas de su caballo se encontró con un movimiento tan brusco que casi lo hacía caer al suelo del golpe. Alberto que llegó en ese mismo instante fue tras él mientras los dos hombres que lo habían acompañado guardaban silencio mientras decidían permanecer alejados de semejante ira. Al: ¿Se puede saber qué ocurre? F: Está muerta… ya me encargaré yo mismo de hacerlo -fue hasta una de las botellas llenando sin miramientos una jarra a su ladoAl: ¿De quién hablar Francis? F: Maca -dio un gran trago antes de mirarlo- esa mujer no conoce quien soy yo, y no voy a permitir que huya así como así, no lo permitiré… -volvió a beber durante unos segundos. Al: ¿Ha escapado? F: ¡¿Y qué otra sino, estúpido?! -gritó enfurecido- pero ya me encargaré de eso más tarde… Al: Los hombres están listos para ir a hacer la visita al rey F: Bien… Fue hasta la ventana deteniéndose en ella mientras miraba al punto más lejano que su vista permitía. Cogió la cortina que colgaba a su derecha y comenzó a cerrar el puño ejerciendo mas y mas fuerza cada vez sobre la tela que como si fuera lo que él pretendía, acabó cayendo al suelo en un segundo. F: Hagamos lo realmente importante y después me encargaré de la pequeña rebelde Al: Pero Francis, después habrá una rebelión, te necesitamos al frente, el pueblo no permitirá que así como así tomes la corona… habrán centenares de hombres que querrán impedirlo F: Son un puñado de aldeanos con una espada… -se giró enfadado-… como comprenderás no puedo permitir que una estúpida mujer se salga con la suya Al: Pero… -intentó volver a replicar.

Mirando al cielo por AdRi_HC F: ¿Quieres ser el primero en derramar sangre por la causa? -se colocó frente a él con decisión- conmigo o contra mí Alberto Al: Está bien A lomos de su caballo podía distinguirse aquel color rojizo que el sol pintaba en sus ojos. Fácilmente comparable al fuego que invadía su cuerpo en aquel momento. Decenas de hombres iban tras él con la misma intención haciendo casi imposible parar aquel numeroso grupo de hombres tomando cada vez más velocidad. Si antes el único motivo que tenia era aquella corona que podría tocar cuando llevase a cabo su plan, la imagen de Maca frente a él le hacía sentir frustrado, colérico y furioso como nunca antes, sin duda alguna su orgullo era su punto débil y lo sabía, Alberto había intentado hacerle entrar en razón, pero solo quería ver como aquel rostro que un tiempo atrás había mirado con admiración, se reprimía asfixiado mientras pedía clemencia entre sus manos. -¡Anthony! ¡ya salieron! An: ¿Cómo? -se giró sorprendido al escuchar aquel grito a lo lejos. -¡Han partido más de cincuenta hombres rumbo al reino! Sus ojos buscaron los de Maca, que a su lado había palidecido. Acababa de escuchar las palabras de Anthony relatando con todo detalle lo que Francis pensaba hacer y entonces supo realmente cual tipo de hombres era el que había estado dándoles techo todo ese tiempo. An: Tendremos que buscar a Esther después Maca, lo siento M: Quiero ayudar… -se levantó con decisión. Frente a una pequeña ventana miraba el cielo buscando la estrella justa que quería pensar, compartirían en la distancia. Miró tras ella y vio como sus dos compañeras de cada noche dormían plácidamente y sintió la necesidad de sentir aunque fuera el frio de la noche para hacer reaccionar su cuerpo. Envuelta en una gruesa capa salió hasta la oscuridad de las afueras del castillo, dejando que el suave tintineo de las hojas del árbol que le daba cobijo llenase sus sentidos dejando atrás el silencio que tanto la atormentaba. C: ¿Estás bien?

Mirando al cielo por AdRi_HC Se giró sorprendida, y casi asustada. Se levantó veloz sacudiendo la falda de su vestido y manteniendo la calma elevó su rostro para hablar. E: Necesitaba un poco de aire C: Te comprendo… ¿puedo? -señaló el suelo que antes ella ocupabayo tampoco podía dormir E: Hace noches que no sé qué es eso… C: He notado que no eres muy habladora… y perdona si me entrometo pero… si puedo ayudarte en algo… E: A veces hay personas a las que no se les puede ayudar, solo verlas pasar C: Ya os dije cual era la situación, Francis no es alguien a quien ayudaría, más bien hice esto sabiendo como es, y sé que no puedo ayudar a todo el mundo que vive en sus tierras, por eso accedí a esto, y por lo tanto quiero que quede claro que eres completamente libre E: Lo sé C: Cuando quieras marcharte no encontraras ningún impedimento por mi parte E: No tengo donde ir, quisiera ir a con mi familia, pero sé que ahora mismo es peligroso C: Estoy esperando noticias de mis hombres, en cuanto sepamos algo te ayudaré en lo que sea necesario E: Gracias Había pasado casi dos días allí sin poder hacer nada. Anthony fue claro y contundente, haciéndola quedar allí sin ceder de manera alguna en los ruegos de la joven que insistía en marchar junto a ellos. Así que resignada se dedicaba a ayudar a las mujeres con los hombres que llegaban heridos después de casi un día a caballo. La noche caía de nuevo y sentada frente al fuego se dedicaba a mirar al cielo gracias a un espacio que todos aquellos arboles parecían haber querido poner para ella. Suspiraba pensando en Esther, preguntándose como estaría, y cuál sería el motivo de sus pensamientos. Seguramente la odiaría, y eso le

Mirando al cielo por AdRi_HC hacía sentir tan asustada que podía notar su piel erizarse al ritmo de su respiración. Tomó un trozo de pergamino que Anthony tenia junto a sus cosas y comenzó a escribir en silencio, deteniéndose unos segundos al escuchar el sonido de las risas de algunos niños allí. Mi querida Esther, hace cuatro días vi tu rostro por última vez, y se me hace una vida entera. Las estrellas esta noche brillan como pocas veces he visto en la vida, y me hacen creer que es porque te cuidan como yo quisiera hacerlo. Me encuentro en una continua angustia, deseo tanto volver a abrazarte que intento dejarme vencer por el sueño y calmar mi mente, resulta tan agotador sentirte lejos. Quizás me equivoqué al querer protegerte, debí hacer lo que el corazón realmente me decía, y huir junto a ti. Pero el miedo me sobrepasó de tal manera que antepuse tu bienestar a mi propia vida. Solo espero poder encontrarte, aunque me lleve una vida, no dejaré de hacerlo. Estas palabras quizás no te lleguen nunca, pero espero que el viento las lleve consigo y las escuches en tus sueños. Te quiero. Se limpió las lagrimas y doblando aquel papel se acomodó a un lado mirando fijamente las llamas que frente a ella daban calor a todas las personas a su alrededor y de nuevo pensó en ella mientras el sueño la vencía una noche más manteniéndolas a ambas lejos como ni ellas mismas sabían. Estaba escuchando el relato de uno de los pequeños con total ensimismamientos mientras la madre de este se dedicaba a preparar alimento para los hombres que volverían a partir en un rato. Sonreía viendo como aquel pequeño hombre que no separaba un metro del suelo movía su espada con rapidez imitando a su padre, mostrando el orgullo y la admiración en su aun ilusionada mirada. -¡Maca rápido! ¡Uno de los nuestros acaba de llegar! Se levantó con rapidez y corrió hasta el caballo que sostenía a malas penas el cuerpo de aquel hombre ya inconsciente. Entre ella y un par de mujeres más consiguieron bajarlo con cuidado de no lastimarlo mas y llevándolo a una de las tiendas lo recostaron arrancando la ropa de su pecho viendo con una herida bastante profunda hacia emanar sangre a borbotones.

Mirando al cielo por AdRi_HC M: Joder… traigan paños limpios ¡rápido! -Maca… Es una masacre Maca M: sshh… no hables ahora, estás demasiado débil -Francis se ha hecho con la guardia de la corte, mata a quien se pone delante… -tragó con demasiada dificultad- no hay nada que le detenga -Toma Maca… Adela está calentando el…-cesó en sus palabras al ver su rostro ensangrentado. M: Gracias, ve a ayudar fuera -cubrió la herida con ambas manos mientras escuchaba la voz quebrada en el dolor de aquel hombre. -Va a por ti Maca… y no parará hasta llegar aquí, hay que poner a las mujeres a salvo M: No te preocupes -No conseguiremos vencer con él al mando… no atiende a palabras, está fuera de si Un rato después, abatida, despojada de cualquier resquicio de esperanza salió liberando su rostro del pelo que se había pegado a su piel a causa del sudor. Se limpió las manos envueltas en la sangre aun caliente de quien no había podido ayudar a seguir viviendo y lloró, lloró por no encontrar la solución a nada, por ver como la gente moría, como un pueblo sacaba la valentía del temor que los inundaba y combatía contra un hombre sin ningún corazón. Aquel niño que había sacado su sonrisa hacia tan solo unas horas, jugaba frente a otro con aquella espada tallada en la madera. Vio de repente que de aquella manera no había ningún futuro para esa ilusión que aun esa guerra no había arrebatado de sus ojos y sintió rabia, odio. -Maca… -veía como los ojos de la mujer seguía fijos en un lugar muy lejano a aquel- Maca ¿estás bien? M: Si, dime -¿Qué hacemos con él? M: Lo llevaremos al rio… le daremos el mismo funeral que a todos los demás -escuchó como los pasos de aquella mujer comenzaban a

Mirando al cielo por AdRi_HC alejarse- ¡espera! -se giró hacia ella- hay que recoger las cosas, buscaremos otro lugar Después de haber hecho lo que debían, comenzó a empaquetar lo poco que había llevado consigo mientras todo el mundo hacia lo mismo. Debía hacer algo, y creía saber el qué. Ensilló a su caballo y colocó la bolsa a un lado mientras se giraba dispuesta a cambiar lo que pudiera. M: Coged a los niños, todo lo que podáis llevar con vosotras -sacó algo de su camisa y se lo tendió a la mujer- aquí os he marcado un camino, lleva a un lugar seguro, pero con los niños no podréis tener prisa, os he marcado el que creo más escondido, así no tendréis problemas, hablaré con Anthony e irán con ustedes en cuanto todo esto pase -¿Dónde iras tú? M: A hacer lo que un día debí… tened cuidado -Pero Maca, no puedes… M: Es lo que debo hacer, cuidaos todos mucho Galopaba a lomos de aquel caballo que de maneras tan diferentes la había llevado a lugares tan distintos como al que ahora se dirigía. Cruzando una de los grandes senderos que llevaban a donde muchas personas necesitaban que su vida continuase, vio la grandeza del mundo. Un grupo de caballos salvajes corría junto a ella, rodeándola, haciéndola sentir fuerte mientras la rabia inundaba cada centímetro de su cuerpo. El rostro de Esther se formaba impasible frente a ella. Debía actuar por mucha gente pero sobre todo por ella, por lo que un día le prometió, se prometió a si misma. Por intentar volver a buscarla, por intentar que su voz se alzara en el cielo y llegase hasta ella. Desde lo alto de la colina veía varios grupos de hombres arremolinados en lo que parecía una campaña. Distinguió a uno de los hombres de Anthony y bajó lentamente cuidando que los pasos del caballo no la hicieran caer junto a él. Al llegar todos se pusieron en pie empuñando sus espadas, bajándolas después al ver de quien se trataba.

Mirando al cielo por AdRi_HC Uno de ellos corrió hasta un hombre tendido junto al fuego, este se incorporó con rapidez y al ver su rostro corrió todo lo que pudo hasta ella. An: ¿Qué haces aquí? ¿Te has vuelto loca? M: Tengo un plan, y tienes que ayudarme An: No puedes estar aquí, si te ven vendrán hasta aquí y estaremos perdidos, ¿es que no lo comprendes? M: Escúchame, he mandado vuestras mujeres a un lugar seguro, tardaran varios días en llegar, así que no hay problema en eso, sé como distraer a Francis… An: Maca, no puedes exponerte ¿Qué pasaría con Esther? ¿Lo has pensado? M: Si, claro que lo he pensado… -lo miró con dureza- no pienso en otra cosa, pero como vosotros no podéis hacer más que pelear y morir… dime si me equivoco, sois un numero bastante inferior de hombres, no durareis mas que unos meses An: Por favor M: Solo quiero hacer que todo esto acabe, y sé que solo quiere dar conmigo y matarme… seria como ponerle una dulce manzana a un niño… piénsalo bien An: No voy a ponerte en peligro, me niego M: No te doy mi palabra de salir sana y salva de todo esto, pero no hay otro camino, déjame intentarlo An: ¿Y si fracasas? Después de hablar con él, algunos hombres se unieron a lo que Maca explicaba. Más de uno repitió las mismas palabras con las que Anthony había intentado persuadirla, pero estas también en vano, hicieron que la tozudez en la joven hiciera que poco a poco, estos vieran que seguramente tendría razón y podría ser quizá la única manera de detener todo aquello. Miraba el fuego en silencio. Los hombres no podían evitar posar la mirada en mas de una ocasión sobre ella, intentando creer que en el corazón de una mujer pudiera haber tanto coraje y consideración por los demás, y por otra parte tanto dolor callado, que igualmente podían percibir con facilidad.

Mirando al cielo por AdRi_HC Sentada de nuevo en su caballo veía como lentamente el sol comenzaba a alzarse para llegar a su estado más alto en el cielo. No había podido cerrar los ojos en toda la noche y ansiaba ponerse en camino, había escuchado como en susurros más de un hombre decía que solo buscaba un suicidio, otros que gracias a ella tendrían una oportunidad, pero raramente solo una vez escuchó la palabra libertad, aquella que tanto ansiaba y necesitaba conseguir aunque el precio fuera alto. An: ¿Y si fracasas? M: Si eso ocurre solo quiero que hagas algo por mí An: No deberías haber venido… -bajó la mirada apretando la mandíbula. M: Busca a Esther, llévala contigo y haz que alguien vaya a por Marie y Encarna, únelas de nuevo y llévalas donde vuestras mujeres os esperan… dile que… An: Se lo dirás tú… -cortó. M: Pero si no puedo, dile que ese lugar era el que un día decidí convertir en su hogar… dale esto… -le tendió un sobre cerrado- y dile que la quiero Varios caballos fueron despacio hasta su lugar, se giró viendo como todos y cada uno ya estaban listos y con una leve sonrisa volvió a mirar al horizonte, haciendo que estos la imitasen y guardaran unos minutos de silencio mientras contemplaban aquel amanecer, esperanzados en que después de aquel, todos fueran distintos. M: Vamos allá Ignorante a todo, Esther contemplaba ese mismo sol desde otro lugar muy distinto. En las pocas horas que el sueño la había vencido inconscientemente la acercó a ella, a sus palabras y caricias que un día le fueron entregadas. El dolor que un día sintió al ver su rechazo, la lejanía en sus ojos, había hecho que pasase horas en silencio, buscando una respuesta o motivo que había hecho se alejaran sin remedio. Pero necesitaba su voz, su cercanía pidiéndole que lo entendiera, que había sido necesario, y volvería a ella. E: Quizá un día no muy lejos de este regreses…

Mirando al cielo por AdRi_HC Las hojas caían por el viento, el sol se escurría entre las sombras haciéndolas desaparecer. Las nubes imparables seguían su camino combatiendo contra los rallos de luz que proporcionaban calor a su rostro. Una fría brisa acariciaba su piel haciéndole cerrar los ojos, a la vez que pedía y rogaba por ella, gritando a ese sol que fuera testigo y recompensase el dolor. M: Recuerda aquel día en el lago… recuerda las estrellas que puse para ti, recuérdame por favor… Un grito de Anthony hizo que todos golpearan en la piel del caballo que en tan solo unos segundos comenzaba a correr hacia las espadas que reflejaban los últimos rallos de luz que la observaban. C: ¿Cómo te encuentras hoy? E: Mejor gracias… he visto el jardín que hay detrás, es precioso C: Si, hay una mujer que lo cuida como si fuera suyo… cuando llegue la primavera recogeremos las flores para el baile que hacemos E: ¿Un baile? -preguntó sorprendida. C: Si, damos la bienvenida a la primavera con un baile entre todos los del pueblo, primero cenamos todos juntos alrededor de una fogata, los niños se lo pasan muy bien, después los hombres sacamos a bailar a las mujeres E: Parece bonito C: Es algo que les gusta, y hace que estén mas a gusto E: Comenzaba a creer que no quedaban hombres así… pero estaba equivocada C: ¿Así como? E: Leales a su gente… considerados con su pueblo C: Bueno… -comenzaron a caminar- es lo menos que puedo hacer por esas personas que creen en mi, y entre todos hacemos de este un lugar mejor E: ¿Cómo es que llegaste a conocer a Francis?

Mirando al cielo por AdRi_HC C: Nuestros padres fueron amigos desde jóvenes, y se puede decir que coincidíamos mucho de niños… pero tras la muerte de su padre cambió y nos distanciamos E: No es el hombre que creí en su día C: Es lo que pasa cuando un niño crece con odio… es inevitable que no vea nada más frente a él Sus pasos se detuvieron frente a un almendro que comenzaba a crear sus colores habituales. Esther cesó en sus palabras y acariciando una de las hojas que empezaban a crecer sintió un nudo en su pecho que la hizo empezar a marearse y cogerse al hombro de Christopher C: ¿Estás bien? E: Me he mareado… -cerró los ojos un segundo para tomar aliento. C: ¿Quieres que regresemos? Tienes mala cara... -de nuevo parecía desestabilizarse y cogiéndola entre sus brazos miró su rostro con preocupación- Esther E: Ya pasa… gracias Aun sosteniéndola miraba sus ojos, temblorosos igual que su cuerpo. La ayudó a quedar de nuevo en pie mientras seguía con el miedo de que cayera. Acarició su pelo llamando su atención, encontrándose con el color de sus ojos. Su vista fue recorriendo su rostro hasta posarse en sus labios y lentamente fue acercándose a ellos sin dificultad. Sintió un tacto frio en ellos que le hizo separase sin haber sido correspondido. C: Perdona no… no debí hacerlo, discúlpame E: Yo… lo siento, te estoy muy agradecida pero… no puedo, lo siento de verdad Separándose lo justo para comenzar a caminar se fue alejando de él mientras con la mano en sus labios intentaba borrar cualquier tacto que no fuese el que aun conservaba intacto en su memoria. El cansancio había inundado tanto su cuerpo que casi creía no poder dar un paso más. Habían encontrado a unos veinte hombres intentando llegar a la montaña, y frustrada por que Francis no se encontraba entre ellos había empuñado la espada sin remordimiento.

Mirando al cielo por AdRi_HC Tras eso había llorado largo y tendido, pero las palabras de Anthony la hicieron sentir menos miserable, y recordar por que se encontraba en aquel lugar. An: Estás defendiendo tu vida Maca, te hubieran matado ellos de no haberlo hecho tú antes Uno de los suyos había vuelto anunciando que a dos horas de camino se encontraba quien quería tener frente a ella y aun con su agotamiento volvió a subir a su caballo. An: Maca, descansemos un poco… así no conseguiremos nada M: Si nos detenemos tardaremos más en dar con él -Son unos diez hombres M: Es nuestra oportunidad –se giró convencida. An: Maca por favor… descansa, incluso estás herida… -miró su brazobaja y cortamos primero esa sangre M: En cuanto lo hagas nos vamos An: Te doy mi palabra Con dificultad bajó de nuevo sentándose en una roca a un lado del camino. Anthony a su lado rajó la manga de su camisa y con parte de esta anudó por la parte superior de su herida haciendo que Maca cerrase los ojos dolorida. An: Te envuelves bien con la espada M: Es lo que tiene crecer entre hombres… siempre se acaba pegando algo An: ¿La quieres mucho, verdad? M: Si… -bajó la vista con tristeza. An: Debe sentirse afortunada por tener a alguien como tú que la quiera y la proteja M: No la he protegido, todo lo que he intentado se ha acabado poniendo del revés An: No digas eso, estás haciendo mucho Maca, créeme M: Prométeme que si algo me pasa… cuidarás de ella…

Mirando al cielo por AdRi_HC An: Maca M: Me harías un favor si me das tu palabra, eres un gran hombre An: Te doy mi palabra M: Gracias -se levantó lentamente para ir hasta su caballo- y ahora, es momento de ir hasta él An: Vosotros dos ir por el bosque y deteneos donde hemos acordado, a la señal de Maca atacáis con los arcos, yo iré detrás Siguieron el camino que sabían llevaba a Francis, los hombres no podían dejar de gritar a sus caballos al ver que Maca parecía poseída, corría y corría sin ningún miramiento sacándoles varios metros por delante. Anthony la miraba en todo momento con preocupación sabiendo que la ira era mala compañera de batalla y esperaba no tener que lamentarse por tomar parte de aquel plan. En un segundo que cerró los ojos por el viento cuando los abrió tuvo que frenar al animal casi en un acto de reflejo. Maca se había detenido mirando al frente y llevando su vista hasta el mismo punto pudo ver como bien había dicho el joven, diez hombres a caballo formando una línea horizontal, casi podía decir que a la espera y guardando posición de ataque. An: Maca tranquila ¿vale? F: Vaya, vaya… los rebeldes con una mujer -giró su caballo tomando de nuevo su posición- hola querida esposa Maca guardaba silencio mirando aquellos ojos con los que había esperado volver a encontrarse y siguió sin moverse. F: ¿Ahora no os es suficiente los pueblerinos que también mandáis a batalla a mujeres Anthony? An: Vamos a acabar con esto ahora F: ¿Matareis a vuestro rey? -sonrió con malicia mientras dos de sus hombres se adelantaban a él- no creo que os sea fácil Los hombres tras Maca y Anthony estaban inquietos y los animales sintiendo aquello no hacían más que dar pasos nerviosos hacia adelante mientras ellos intentaban retenerlos. La calma en el rostro de la joven hizo que Anthony se alarmara y se acercara a ella. An: ¿Estás bien?

Mirando al cielo por AdRi_HC M: Este es el momento Gritó a su caballo a la vez que golpeaba su lomo haciendo que todos fueran tras ella empuñando su espada. Los dos hombres de Francis seguían colocados frente a él guardándole de aquel primer encontronazo. Maca llegó hasta uno de ellos mientras que Anthony aminoraba distancias con el otro y sonaba el primer choque de metal. -Esther… ¿Estás bien? E: Tengo frio… me ha dado una sensación extraña en… -se colocó la mano en el pecho. -Estás sudando -la recostó en su cama. E: Algo no va bien… algo no… -cerró los ojos sin fuerzas. -¡Llamad a Christopher! Esther mírame E: Maca… Fue un último susurro que sus fuerzas consiguieron emitir antes de desmayarse. La mujer a su lado la incorporó de nuevo intentando reanimarla, alzando su voz mientras los pasos rápidos de Christopher le hacían llegar casi al instante y con sus brazos la tomaba en peso para llevarla hasta su dormitorio mientras todos intentaban ayudar en vano. La mente de Esther se había sumido en un sueño causa del cansancio por toda aquella situación de nervios y dolor, y junto a aquella preocupación que inundó su pecho, su cuerpo calló sin fuerzas. C: Está ardiendo, preparad el baño El sonido del metal entrando por aquel cuerpo la hizo relajar sus músculos. Levantó su rostro con rapidez y vio a Anthony enzarzado aun con el segundo hombre mientras todos los demás se encontraban de la misma forma a unos metros de ella. Buscó su rostro y lo halló en unos segundos. Fue hasta su caballo y subió con rapidez ante la mirada incrédula de Francis que se erguía en su asiento esperando aquello que fuera a hacer. Sorprendiéndolo comenzó a correr con su caballo, nervioso la miró alejarse y ordenó al animal ir en la misma dirección. Anthony que acababa de caer de rodillas exhausto tras acabar con aquel que tenia frente a él vio la escena y se levantó con decisión.

Mirando al cielo por AdRi_HC An: ¡Maca! ¡No! -subió a su caballo también y fue tras ellos. Francis sosteniendo las riendas continuaba tras la estela de Maca que parecía no querer detenerse. Las lágrimas en su rostro caían con rapidez una tras otra mientras su gesto no cambiaba y solo veía el paso frente a ella. Llegaron a la zona arbolada donde los dos hombres armados con arcos esperaban verlos llegar y poder así atacar. Anthony miraba todo a su alrededor mientras no cesaba en su carrera, Francis parecía ganarla distancia mientras pudo ver la zona donde Maca debía detenerse. Abrió los ojos sorprendido al ver que seguía sin aminorar su velocidad. An: ¡Maca ahora! -levantaba su cuerpo queriendo correr más- ¡Maca no lo hagas! ¡Detente! Varios hombres salieron de entre los arbustos deteniéndole y haciendo asustar a su caballo. Sacó su espada e intentó librarse de ellos mientras los dos arqueros que no comprendían que había pasado llegaban hasta él para tenderle ayuda. An: ¡Id tras ella! -Anthony vienes mas… -este se giraba viendo como un grupo de caballos estaban a punto de darle alcance y no podía seguir adelante. An: ¡Tengo que ir tras ella! ¡La matará! -¡Son muchos! ¡No podemos! Segundos después se veían enzarzados de nuevo. Uno tras otro intentaba hacerse camino para poder emprender de nuevo la carrera e ir tras ella, pero le era casi imposible, cuando por fin se veía libre alguien se veía en apuros y debía correr hasta él. Llegaban más hombres y veía frustrados sus movimientos de nuevo. An: ¡No por dios! -gritó con rabia- ¡que alguien los alcance! -¡Es imposible! ¡No paran de aparecer! El caballo de Maca tropezó bajando una pendiente haciéndola caer y facilitando así a Francis que llegará hasta ella. Se levantó como pudo y observó como este se bajaba de su caballo sin prisa, quedando segundos después frente a ella. F: ¿Así? ¿Sin espada ni nada? -comenzó a rodearla con pasos lentospensé que me costaría más la verdad

Mirando al cielo por AdRi_HC M: ¿Si tan fácil lo ves por qué no lo haces? F: Hubiéramos sido felices… te podía dar todo cuanto quisieras, pero no… tenías que ir tras las faldas de esta estúpida infeliz M: No te atrevas a nombrarla F: Me encanta cuando te enfadas -se acercó a ella con la mirada que tanto detestaba. M: Pues a mí me das asco -escupió con rapidez en su rostro haciéndole dar un paso atrás. F: -sonrió negando con la cabeza mientras pasaba la mano por su cara- muy mal Macarena, muy mal -con fuerza golpeó su rostro haciéndola caer de lado- conmigo no se juega

-¿Cómo está? C: Débil… -acariciaba su frente. -Pero lleva durmiendo ya varios días… C: Su corazón aun late… y respira, eso es lo único que vale en este momento -Señor… -Christopher giró su rostro- hay unos hombres en la puerta, preguntan por ella C: ¿Unos hombres? -Sí, dicen ser familiares C: Hazlos pasar al salón, bajo ahora mismo -la mujer que habían junto a él también salió dejándolo solo en aquel momento- ya está Esther, vinieron a por ti… todo saldrá bien, te lo prometo Besó su frente y fue hacia las escaleras. Por una parte se sentía tremendamente feliz por aquello, eso quería decir algo importante, y Esther se alegraría de ello cuando despertase. Se dirigió sin dudarlo hasta el salón y abrió la puerta encontrándose tras ella tres hombres. C: Hola -Señor… -ambos se inclinaban despacio. C: Me han dicho que venís buscando a Esther

Mirando al cielo por AdRi_HC -Así es… su madre y su hermana la esperan ya en su nuevo hogar, y… esperamos que usted lo comprenda C: ¿Tienen hambre? ¿Quieren algo de beber? -Se lo agradeceríamos señor Después de colocar alimento y algo de vino sobre la mesa los hizo sentar mientras permanecía a un lado. Miraba sus rostros aun ensangrentados y con heridas visibles por sus piernas y brazos. Se sirvió un poco de vino y se sentó tras ellos. C: ¿Quién es Anthony? -uno de ellos comenzó a girarse lentamente hasta mirarle a los ojos. -Yo… yo soy Anthony C: Ella me habló mucho de ti… te tiene un gran cariño An: Y yo a ella señor C: Mi nombre es Christopher… no hace falta que te dirijas a mi así… -mantuvo su mirada esperando unos segundos para hacer su pregunta- ¿un hombre libre no debe dirigirse a mi como señor, cierto? An: Tiene toda la razón C: Me alegra mucho escuchar eso…-dio un trago despacio- Esther se sentirá muy feliz An: No cabe duda… ¿ella se encuentra bien? C: Cayó enferma hace unos días… -vio la preocupación en el rostro de aquel hombre- solo pronuncia una cosa desde entonces, un nombre An: Creo conocer ese nombre -bajó la mirada hasta el suelo. C: ¿Quién es ella? Christopher les ofreció un carruaje para llevar el cuerpo de Esther que seguía en su profundo sueño. Varios hombres del castillo cargaban este con alimento y ropa mientras Anthony miraba agradecido todo aquello sin poder articular una palabra. C: Varios de mis hombres te acompañaran… llevaran consigo maderas y todo lo necesario para reconstruir vuestros hogares An: No sé como agradecerle todo C: Cuida de ella… ya ha sufrido bastante

Mirando al cielo por AdRi_HC An: Esté seguro de que lo intentaré… -vio como sacaban a Esther entre dos hombres y la llevaban hasta el carruaje. C: Es una mujer excepcional… An: Sí, y usted un buen hombre… he conocido pocos así C: Bueno, es hora de que partáis, os llevará varios días llegar a vuestro destino, en cuanto podáis hacerme llegar noticias sobre su estado, os lo agradecería An: Lo haré… -extendió su mano- gracias de nuevo, has hecho mucho por ella… y ahora por todos nosotros C: No hay de qué Sin despedirse fue hasta el carruaje y subió para quedar al otro lado de donde Esther descansaba. Miró su rostro y no pudo más que acariciar su frente con cariño, la tristeza seguía en ella aun estando dormida. Suspiró y cerró los ojos imaginando como peor sería cuando despertase. An: Si supieras como peleó Esther… te sentirías orgullosa de ella, nunca vi a nadie tener tanto valor… y todo por ti En un pequeño rincón pasadas las montañas. Un grupo de mujeres golpeaban la madera que habían ido llevando desde el bosque. Los hombres calentaban el hierro que habían podido conseguir llevar con ellos y los niños corrían por la hierba, sonrientes y libres. Las nubes parecían no querer aparecer dejando el sol brillar en su mayor apogeo. Tras todo aquel tiempo de oscuridad parecía que todo volvía a la normalidad, dándoles la oportunidad de volver a crecer y crear ese ansiado hogar. Muy lejos de sentir todo aquello, en sus sueños Esther seguía luchando por despertar y por liberarse de aquella oscuridad que no la dejaba avanzar. Se movía inquieta en su asiento mientras Anthony sostenía su cuerpo sobre sus piernas e intentaba calmarla sin conseguirlo. An: Aguanta un poco… enseguida estaremos en casa Mientras tanto, un cuerpo se movía dolorido junto al rio. Su mano tocaba aquella fría agua que pasaba murmurando a su lado. Intentó abrir los ojos a la vez que su cabeza volvía a caer sin conseguir incorporarse y caía de nuevo a la tierra.

Mirando al cielo por AdRi_HC El sol se alzaba lentamente mientras en el rostro de Anthony se dibujaba una sonrisa, varias personas salían de sus tiendas para ir hasta los carruajes que llegaban anunciados por el trote de los caballos que tiraban de ellos. Dos mujeres corrieron al verlos y emocionadas no podían evitar que las lagrimas cayesen esperando ver su rostro de nuevo. Despacio los caballos se detenían y él esperó a que uno de sus hombres fuese unos segundos después. Con cuidado fueron sacando el cuerpo de Esther escuchando en aquel instante su nombre en la voz de Encarna. En: ¡Esther! ¡Hija mía! An: Tranquila Encarna, se recuperará… solo necesita descansar Ma: ¿Qué ha ocurrido? An: Llevémosla a una de las tiendas, debe descansar Ma: Está bien Con calma fueron con ella hasta la tienda donde algunas mujeres habían acomodado todo con rapidez para atenderla. Encarna se quedó junto a ella mirando con amor aquel cuerpo que había estado tanto tiempo sin poder abrazar mientras intentaba no llorar. An: Dejémosla… Ma: ¿Nos contaras que ha pasado? -fue tras él- ¿y Maca? An: Hemos traído madera, comida y ropa… Christopher ha hecho mucho, bajemos todo Ma: No me ignores -cogió su brazo mientras buscaba su mirada¿Dónde está Maca, Anthony? An: No lo sé Ma: ¡¿Cómo que no lo sabes?! An: No, no lo sé Se deshizo de aquella mano con dolor. Se giró mirando de nuevo aquel cielo que se dibujaba tranquilo y despejado. Recordando el momento exacto en que sintió la pena y el dolor, todo convertido en frustración.

Mirando al cielo por AdRi_HC An: Cuando conseguimos deshacernos de los hombres de Francis subí al caballo y lo hice correr lo mas rápido que pude… no dábamos con rastro alguno, así que nos desplegamos para buscar en los alrededores. Bajé una colina y vi ambos caballos… había un gran charco de sangre que me hizo temer lo peor… Ma: Maca… An: El cuerpo de Francis era el único que se encontraba allí, grité su nombre durante horas… esperamos y buscamos durante dos días, pero no dimos con ella… era como si la tierra se la hubiera tragado Ma: Pero… ¿entonces? An: Había un reguero de sangre… lo seguimos pero se acabó y… Ma: ¡Pero puede seguir viva! ¡Habría que ir a buscarla! An: La sangre se cortaba en el rio… Un sabor extraño se hizo dueño de sus sentidos. Suspiró dolorida, se reclinó hacia un lado sintiendo el dolor en su costado. Necesitó toser al sentir como por su garganta subía una sensación tibia que fue liberando con el esfuerzo. A malas penas pudo poner la mano en la tierra para incorporarse, con tanta lentitud que sentía como si clavasen uno tras otro miles de cuchillos en su cuerpo. De rodillas escupió aquel sabor amargo que aun permanecía en su boca y tambaleándose logró ponerse de pie. Una mano en su costado y otra sujetando una rama que habían visto a su lado a modo de apoyo consiguió alejarse unos metros, pero sintiendo el cansancio apoderarse de sus músculos volvió a dejarse caer con cuidado apoyada en un árbol que hacia que su cuerpo no cayese a la tierra húmeda. Tragó sintiendo arder su pecho y abrió los ojos lentamente, miró a su alrededor y observó aquel rio, la parte frondosa al otro lado, algún que otro pájaro a la orilla llenando su estomago de aquel agua limpia y fría. Sonrió de lado sin poder dejar sentir dolor y levantando su camisa miró aquella herida, por debajo de su pecho y por la que sangraba. M: Joder -apoyó de nuevo la cabeza en el tronco. Miró hacia atrás y comprobó que no era donde mismo cayó, debía caminar largo rato si quería ir donde esperaba y rogaba encontrar su caballo. Con dificultad rompió parte de la tela de su pantalón y

Mirando al cielo por AdRi_HC quitándose la camisa rodeó su torso con la tela haciendo presión en su herida. Una vez sintió algo de comodidad por aquella tela apretando su costado tomó la rama y volvió a colocarse en pie para comenzar a caminar lentamente. Se revolvió inquieta, la mano de su madre tomó la suya y comenzó a besarla, pero el frio se había apoderado nuevamente de su cuerpo. Un camino se abría frente a sus ojos, dio un paso y sintió la tierra temblar y se detuvo. Alzó de nuevo la vista y vio ese mismo camino pero más largo. Dio otro paso y con cautela repitió nuevamente viendo como aun inestable, podía continuar. Conforme recorría aquel tramo el camino continuaba alargándose más y más comenzando a desesperarla. Ofuscada se detuvo y miró a ambos lados del camino sin saber exactamente que hacer. De su garganta salió un gritó desesperado que transcurrió en su propio eco durante unos segundos y al sentir de nuevo el silencio decidió correr. La tierra se desmoronaba a la misma velocidad que sus piernas pisaban la tierra y cuanto sus pies sintieron el frio del vacío alargó su brazo entre la oscuridad sintiendo como algo la hacia no caer y mantenerla antes de tirar de ella y volverla a hacer pisar tierra firme. Ma: ¿Cómo está? En: Inquieta… no para de moverse y ese sudor helado le va y le viene Ma: Una de las mujeres me dio esto -le tendió un cuenco- habría que hacérselo beber En: Ven, ayúdame -con cuidado la incorporaron- ¿que dolor tan grande puede tener para estar así? Ma: El de un corazón roto madre… -Encarna giraba su rostro sorprendida por aquellas palabras- quizá deba contarle algo En: ¿Contarme algo? Ma: Tiene que ver con Maca Habían dejado a Esther descansar, parecía que había vuelto al sueño tranquilo y después de que Marie pidiese a Anthony que ayudase a contar a su madre la verdad, se habían sentado alrededor de una fogata una vez la noche había llegado. En: ¿Cómo que enamorada de Maca? -preguntó completamente sorprendida.

Mirando al cielo por AdRi_HC Ma: Nunca había visto los ojos de Esther así madre… cuando lo supe, créame que no lo entendía, pero habló conmigo… y no supe lo difícil que era para ellas hasta que vi a Maca llorar en un rincón de nuestra casa An: Puedo decir que es la persona más enamorada que jamás he conocido Encarna, adoraba a su hija… -Marie lo miró por haber utilizado aquella expresión y el mismo bajó la vista apenado- dio su vida por ella y por todos nosotros, pero sobre todo por ella, por que tuviera una vida junto a su familia, por que pudiera vivir… En: Ahora entiendo el estado de mi hija An: Nos ayudó muchísimo, le plantó cara sin ningún miedo y… fue ella quien detuvo todo esto, se enfrentó a él como nadie antes, y no tuvo miedo a la hora de saber que podía perfectamente morir… El silencio llenó aquel momento, los tres miraban el fuego con detenimiento pensando en ella, sin apreciar cómo la gente se habían ido acomodando a su alrededor escuchando aquella historia y las lagrimas habían comenzado a caer, algunos por recordarla y sentirse apenados, otros por lo triste de aquellos rostros que dejaban ver la pena de esa pérdida. An: Quería mucho a su hija Encarna… y Esther por igual la ama a ella, hasta el punto de enfermar En: Le destrozará la noticia An: Ella me dio algo que… debo entregarle a su hija cuando despierte, no hay nadie más que deba dejar esas palabras en ella, nadie más que ella tiene ese derecho Ma: Por eso debemos cuidar a Esther, debemos hacer crecer a nuestro pueblo… Aquella noche todos permanecían con los ojos abiertos y no pudiendo encontrar el sueño. Transcurrían las horas en la oscuridad pensando en una misma cosa, en todos aquellos que habían dado su vida para que pudieran llegar a ese punto. Encarna permanecía junto a su hija sin moverse, vigilando cada movimiento de esta mientras pensaba y recordaba las palabras de su hija y de Anthony. Sentía pena por su hija, pero sobre todo por aquella joven que siempre le había brindado una sonrisa, y había cuidado de su hija sin ella saberlo.

Mirando al cielo por AdRi_HC Ma: ¿Qué ha sido de Rosario? An: Fue llevada junto a más gente a trabajar y ayudar a recomponer las tierras del reino… costará varios años que todo vuelva a la normalidad Ma: ¿Y cómo descubristeis este sitio? An: Maca quiso formar su hogar aquí junto a Esther, me dijo que… sería su último regalo para ella Había pasado horas caminando, había parado unas tres veces al sentirse completamente exhausta y permaneció varios espacio de tiempo que no hizo otra cosa que hacerla pensar que cuanto más tardase en llegar más difícil seria hacerlo debido a su estado. Sus pasos se detuvieron al ver una pendiente que debía subir y así llegaría hasta donde sabia había acabado con la vida de Francis, mantuvo la respiración unos segundos sin apartar su mirada de todos aquellos metros que requerían quizá de sus últimas fuerzas. M: Vamos Maca… debes hacerlo… -bajó la vista asustada mientras sentía un nuevo brote de sangre caer por su costado- debes subir Agarró todo cuanto pudo aquella rama y manteniendo el equilibrio de árbol en árbol comenzó a subir. Sus piernas temblaban y si no mantenía un mínimo de fuerza caería con facilidad. Se detuvo a mitad de camino sintiendo que su aliento se había encontrado en una guerra con su dolor, y no dejaba llegar a este hasta sus pulmones, apretó los ojos y dio un nuevo paso que le costaba aun mas que cuando empezó. Clavó la rama en la tierra para continuar y posó su pie en un grupo de hojas secas que la hizo resbalar y caer teniendo que apoyar ambas manos en el suelo sintiendo una nueva punzada en el costado que la hizo gritar de dolor mientras se dejaba caer completamente mientras comenzaba a llorar. M: No puedo… es imposible, no puedo… Llevó su mano hasta la tela que rodeaba su costado y aun así empapó su mano en sangre, lloró aun mas por el miedo y cerrando los ojos sintió como su vista se nublaba, estaba perdiendo demasiada sangre y lo sabía, tragó saliva como bien pudo y mantuvo los ojos cerrados sintiendo como poco a poco comenzaba a desmayarse.

Mirando al cielo por AdRi_HC De repente sintió una mano acariciar su frente y débilmente comenzó a abrir los ojos, una figura que aun no conseguía distinguir permanecía arrodillada frente a ella en silencio. Poco a poco su rostro fue cobrando forma reconociendo a la perfección aquella piel. M: Esther E: Tienes que levantarte… tienes que conseguirlo M: No puedo… no tengo fuerzas… lo siento mi amor pero no puedo, no soy tan fuerte -lloró de nuevo. E: Si puedes, puedes… te estoy esperando cariño, te necesito a mi lado M: Lo siento Cerró los ojos de nuevo viéndose invadida por las lágrimas y la frustración. Apretó la mano que sentía junto a la suya y haciéndola estremecer sintió un aliento en su cuello. E: Vuelve a mí, Maca Abrió los ojos asustada, se incorporó como pudo y se vio sola, pero había sido tan real, aquel tacto, aquella voz. Miró a su lado buscando la rama y volvió a cogerla apoyándose y al árbol que junto a ella había evitado que rodase colina abajo. De nuevo en pie miró los metros que aun quedaban por recorrer y comenzó a caminar apretando la mandíbula intentado así ignorar el dolor. Finalmente después de un tiempo que se le hizo eterno llegó hasta el final, aquel cuerpo que había dejado tendido ya no estaba, no había rastro de nada de lo que allí había sucedido y desconsolada calló de rodillas cuando nada más hacerlo escuchó una respiración que le era conocida, elevó el rostro y vio aquel caballo que la hizo sonreír como nunca por tenerlo a su lado. M: Buen chico… -acarició su pelo casi sin fuerzas. Frente a ella vio al animal flexionar sus patas hasta quedar en el suelo y manteniéndose con aquella rama pasó una de sus piernas por el lomo dejándose caer después. Una vez quieta apoyo el rostro contra su pelo y sintió como este se levantaba. Cerró los ojos y entonces si sintió que no tenía más fuerza en ningún músculo de su cuerpo, y

Mirando al cielo por AdRi_HC como si de un peso muerto se tratase se dejó caer completamente sobre él. E: Vuelve a mí, Maca M: Ya voy mi amor… -e irremediablemente perdió el conocimiento mientras aquella herida seguía dejando escapar su sangre debilitándola aun mas.

An: ¿Cómo va? En: Ha pasado mala noche, pero esta mañana no tenía apenas fiebre… creo que de un momento a otro despertará An: Le he traído algo de comer En: Gracias hijo… ¿y Marie? An: Ayudando a las mujeres… hemos construido un par de casas ya, entre todos tardaremos menos de lo que creía En: Es un milagro An: Esta noche dejaremos a los niños dormir en ellas, tres hombres han ido hasta las tierras para recuperar algunos de los animales, eso y en cuanto construyamos el establo, podremos organizarnos un poco mas En: Marie me dijo que no muy lejos de aquí hay un rio An: Sí, solo hay que bajar por la colina, además hay un pequeño estanque donde en cuanto haga un poco mas de calor vendrá bien para darse algún baño En: Yo… quería pedirte disculpas An: ¿A mí? ¿Por qué? En: Cuando mi hija me contó lo que tú creías, tus planes… me negué a creerlo, preferí pensar que tu corazón estaba resentido y por eso tus palabras An: No se preocupe Encarna, es normal… -apretó el hombro de la mujer. En: Yo prácticamente crié a ese hombre que tanto daño ha conseguido hacer… quizá si me hubiera dado cuenta

Mirando al cielo por AdRi_HC An: El mismo se perdió… soltó la mano de todos aquellos que le querían y recorrió su propio camino, no es culpa de nadie Encarna Justo en aquel momento el cuerpo de Esther comenzó a moverse. Su cabeza iba de un lado a otro despacio mientras parecía querer hablar y Encarna se colocaba de nuevo a su lado mientras Anthony cogía un poco de agua para darle. An: Tranquila… estamos aquí… La joven comenzó a abrir los ojos, aquella voz… Buscó su rostro y una sonrisa le hizo sentir por un instante tranquila. Sintió la humedad del agua en sus labios y la sed invadir su cuerpo. La calidez de la mano de su madre acarició su pelo y volvió a recostarse. En: ¿Cómo te encuentras hija? E: Maca… An: sshh... estás débil pequeña, tienes que estar tranquila E: Maca… vuelve Ambos se miraron y la volvieron a arropar tranquilos por aquella muestra de fuerza en ella, pero sintiendo que aquellas palabras eran el inicio de una nueva angustia que seguro la dañaría. El sol salía y se escondía tras cada día. La luna en su más hermosa majestuosidad se tornaba más brillante que nunca sobre el cielo limpio y estrellado que animaba a ser observado. Poco a poco los cimientos de aquel nuevo pueblo emergían de la nada con el sudor y el esfuerzo de cada uno de los que allí convivían. Poco a poco aquellas muecas de tristeza que se habían alojado en rostros sufridos por el dolor y la pérdida dibujaban sonrisas en sus labios que no hacían otra cosa que incrementar la esperanza de que todo volviese al momento en que todo cambio. Esther se despertaba cada vez más a menudo, cada vez por más tiempo, y hacia que los demás se encontrasen más tranquilos por ella. En la montaña un caballo recorría cada tramo despacio, pues no había quien le ordenase lo contario, y quien reposaba en su lomo seguía sumida en su inconsciencia empeorando a cada segundo sin poder saberlo.

Mirando al cielo por AdRi_HC Despertó con una nueva sensación, el apetito. Abrió los ojos y miró a su alrededor. Ya no estaba en aquella tienda donde había despertado otras veces. Escuchó unos pasos que atravesaban un pequeño pasillo y parecían ir a ella. Ma: Vaya… la pequeña dormilona abre los ojos, ¿Cómo estas hoy? -se sentó a su lado. E: Tengo hambre Ma: ¡Eso es genial! Madre está preparando un caldo, ya tenemos gallinas… -sonrió- le diré que te traiga un poquito ¿Si? E: Por favor La vio salir de allí sin apartar la vista de ella. Aun sonreía por el bienestar que le había proporcionado aquel pequeño momento junto a su hermana, sentir el cariño nuevamente. Indudablemente como cada vez que lo hacía pensó en Maca, y aquella vez no estaba dispuesta a ser ignorada. Escuchó a alguien más hablar desde alguna parte de aquel lugar y lo reconoció al instante. Sonrió mientras intentaba sentarse y pocos segundos después aparecía por la puerta. Se quedó en el umbral de esta colocando sus brazos en jarra mientras la observaba. E: ¿No vas a darme un abrazo? Hoy estoy bien despierta Sin decir una palabra fue hasta ella y se sentó a su lado para abrazarla. La meció durante un rato mientras besaba su pelo y tras alejarla lo justo para mirar su rostro sonrió todo cuanto podía. An: Tenía ganas de verte así de despierta E: Y yo… An: Me han dicho que tienes hambre E: Sí, hace un momento me roncó la tripa… -sonrió tocándola- si continua así desaparecerá An: Enseguida cogerás fuerzas de nuevo ya verás E: ¿Dónde está Maca? -preguntó sin esperar. En: ¡Ay mi hija que ya tiene hambre! -apareció con el caldo. An: Venga… come un poco, que estás hecha una endeble E: Anthony por favor

Mirando al cielo por AdRi_HC An: Cuando comas ¿Vale? Antes de que termines he vuelto y hablaremos lo que tú quieras Paseaba frente a la puerta de uno a otro lado con las manos atrás manteniendo aquella carta. Sabia que tras leerla podía recaer o alterarse tanto que no ayudaría nada y al contrario repercutiría en ella completamente. Se detuvo sabiendo que tarde o temprano debía entrar, y al hacerlo la mirada de Encarna se posó en él. Dejó un beso en su mejilla para tranquilizarla y fue despacio hasta donde Esther guardaba reposo. An: ¿Qué tal ese caldo? E: Rico como siempre… -lo miró intentando adivinar algo en sus ojos. An: Esperemos que te siente bien… -tomó asiento junto a ella y la miró intentando permanecer tranquilo. E: ¿Me lo vas a decir? Por que empiezo a cansarme de que todo el mundo me ignore las veces que he preguntado y no sé cuanto tiempo podre aguantarlo más An: Sí… -miró sus manos y en ella ese trozo de papel que ella miró segundos después- me la dio para ti Despacio movió su mano hasta dejarla frente a ella. Esther miraba como sus dedos temblaban aun sosteniéndola y su barbilla comenzó a contraerse temiéndose lo peor. La cogió y sintió como Anthony dejaba un beso en su pelo y de nuevo tomaba asiento pero a diferencia de anteriormente, en el suelo apoyado en la pared mientras la vigilaba. Viendo el claro temblor en sus manos comenzó a desplegarla y pudo diferenciar claramente su letra. Cerró los ojos un instante antes de comenzar a leer. Hola princesa… Espero que cuando Anthony te de esta carta estés en algún rinconcito de ese lugar sentada pensando en mi, por que yo estaré pensando en ti también. Siento no poder estar allí contigo, créeme que era mi sueño, pero no ha podido ser. Supongo que no te habrá dicho nada, en estos pocos días he adivinado que clase de hombre es, y sé que seria incapaz de hacerte o decirte algo que pudiera dolerte. Quería explicarte algo, por que tengo miedo a que… pensases que hice algo para herirte. La noche en el puente Francis nos vio, y como

Mirando al cielo por AdRi_HC era de esperar encontró la manera de hacerme acceder a su petición, y eso eras tú, yo la moneda a pagar para que no te hiciera daño. Si lo hice fue para protegerte, pero que te marcharas lejos no era lo que yo esperaba, y todo cambió, todo se desmoronó. Mi único deseo es que estés bien, y la única manera de conseguirlo, era atrayendo a Francis hasta a mi. Esta noche he mirado las estrellas pidiéndoles por ti, pensando en ti. Vive como siempre quisiste, lucha por todo aquello que quieras, y nunca te rindas Esther, por nada ni por nadie, se quien quieras ser y consigue todo lo que te propongas, sé que lo conseguirás. No podré estar a tu lado para sonreírte y sentirme orgullosa de ti, pero lo haré esté donde esté y allí te miraré, y brillaré para que me encuentres, y así, mirando al cielo estaremos juntas, pase lo que pase. Y gracias por todo ese tiempo que me regalaste, ese en el que hiciste que mi vida mereciera la pena, gracias por hacer de mi alguien valiente, por demostrarme que los sueños también pueden hacerse realidad, y que hay personas en este mundo que merecen la pena, que hacen de él uno mejor. Te amo como jamás creí conseguir, te adoro por ser esa estrella que un día iluminó mi camino y me hizo encontrar la felicidad. Se feliz mi amor, siempre tuya…. Maca. Había pasado dos días abrazada a sí misma, dando la espalda a todo el que entraba a verla. Encarna permanecía apenada y destrozada de ver a su hija así y que nadie pudiera hacer nada por ayudarla. Anthony pasaba gran parte del tiempo que tenia para estar con ella, hablarle y que aunque en silencio, sintiera que no estaba sola. Las lágrimas caían por si solas sin ser ordenadas, su mente solo accedía a pensar en ella, recodar su imagen, recordar su voz y su piel. Sus pensamientos volaban lejanos a aquella cama imaginando la vida que tantas veces habían hecho juntas, y volvía a desmoronarse, volvía a llorar sin sentir calma. En: No sé qué hacer, como consolarla… es mi hija y la estoy viendo consumirse lentamente An: Nadie puede hacer nada Encarna, ella misma debe levantar la cabeza y ver que su vida sigue

Mirando al cielo por AdRi_HC En: ¿Y mientras tanto? An: Solo podemos esperar Ma: Me parece una mierda que esté de esa forma y no podamos hacer nada por ella En: Marie no hables así Ma: ¿Y cómo lo hago madre? Mi hermana lleva dos días llorando sin cesar, volverá a caer enferma y nosotros solo podemos esperar An: No podemos hacer nada Marie, solo permanecer a su lado En: Voy a ver cómo está An: Ahora entro a verla Ma: ¿Y si la buscamos?, igual anda perdida Anthony, desorientada… An: Han pasado muchos días, aunque hubiera sobrevivido… si lo hubiera hecho, a estás alturas seria demasiado tarde… -Encarna salía de nuevo- ¿Cómo está? En: En silencio, como siempre… -se limpió las manos con el mandil y comenzó a cortar algo de fruta-… voy a intentar que coma algo, cada vez esta más delgada Ma: ¿Voy contigo? En: Tranquila… voy a intentarlo y si no pues lo volveremos a hacer más tarde An: Solo espero que consiga seguir adelante… por dios que lo espero Unos gritos desde el exterior alarmaron a ambos que rápidamente se incorporaron y salieron buscando el motivo de aquel revuelo. Uno de los chicos más jóvenes cabalgaba junto a otro caballo que parecía no llevar a nadie consigo. Pero algo llamó la atención de Anthony, que impactado corrió todo lo que pudo quitando a la gente de su camino hasta llegar hasta él. -Lo encontré perdido en el bosque An: No puede ser… -sus ojos abiertos por completo miraban aquel cuerpo tendido a lomos de su caballo- ¡Rápido! ¡Ayudarme! -la tomaba en sus brazos bajándola- ¡ayudarme maldita sea! Corría con aquel cuerpo en sus brazos. La gente asustada por aquella imagen intentaba apartarse de su camino mientras otros que

Mirando al cielo por AdRi_HC reconocían aquel rostro inundado por la palidez sorprendidos comenzaban a correr tras él para intentar ayudar. An: Maca no me hagas esto, otra vez no… -la dejó sobre su cama mientras escuchaba las pisadas seguirle- ¡traer agua caliente y paños limpios! ¡Llamar a Manuela! ¡y Encarna! Ma: ¡Anthony! -legaba junto a él casi sin aliento. An: Ayúdame vamos, hay que limpiarle la herida… -se giró al ver que esta seguía sin moverse- ¡Marie por favor! Ambos se movían con rapidez, la despojaron de su ropa y comenzaron a limpiar su piel envuelta por la sangre ya seca y pegada a ella. Anthony no atinaba a escuchar las voces a su alrededor, solo intentaba conseguir que aquella débil respiración se mantuviera el tiempo necesario para salvarla. Varias personas en el exterior veían salir una y otra vez a mujeres con paños enrojecidos por la sangre haciéndoles ver la gravedad de aquel momento. Encarna se limpiaba el sudor mientras se sentaba junto a Anthony que extasiado bebía agua sin dejar de mirar aquel milagro que ahora parecía descansar después de todo aquel tiempo creyendo que la habían perdido y por un instante sintió esperanza para aquellas dos mujeres que tanto habían sufrido. An: ¿Y Esther? En: Se había quedado dormida… he dejado a una de las niñas allí An: No debemos decirle nada aun En: Lo sé An: ¿Cree que sobrevivirá? -preguntó con temor. En: Esperemos que sea tan fuerte como hasta ahora… Manuela: Salgamos, hay que dejarla descansar… voy a hacerle beber algo y solo podremos esperar Mientras las mujeres se quedaban cerca de ella, Anthony salió con un rumbo fijo. Al llegar vio como la pequeña seguía sentada a su lado sin mover un centímetro su cuerpo y sonrió para tranquilizarla. An: Ve con mami anda… ya me quedo yo

Mirando al cielo por AdRi_HC -Vale La vio salir de allí y sonrió por un instante. Se giró de nuevo y vio la figura de Esther sentada abrazada a sus piernas flexionadas, con los ojos abiertos y la mirada fija en algún punto de aquella habitación. An: ¿Cómo estás? E: ¿Y qué importa? An: Claro que importa Esther, importa muchísimo… y no tienes buena cara, deberías comer algo E: ¿Sabes? Me había quedado dormida, y al despertar… por un momento… he creído tenerla a mi lado An: Esther… E: Pero otra vez me ahogaba recordando esta carta, y no puedo Anthony…. An: Te voy a decir algo que una vez me dijeron a mí… -observó como el rostro de Esther se giraba para mirarle- no hay nada como el amor para conseguir milagros… -dejó un beso en su frente y salió de allí.

Ma: ¡Creo que deberíamos decírselo! En: Marie por favor, baja un poco la voz, es tarde Ma: ¿No ves que todo lo que tiene es por creerla muerta? Si se lo decimos estoy segura de que será mejor y bueno para ambas An: Quizás tenga razón Permanecía sentado con los brazos sobre sus piernas y había estado en todo momento con el rostro oculto y la mirada en el suelo. Pero creía en todas y cada una de aquellas palabras. Y así lo hizo saber mirando directamente a Encarna. An: He visto lo que la distancia hace con las dos, y no podría ser malo, al contrario En: Pero el estado en el que está Maca no es nada bueno, Esther puede preocuparse, ¿y si ocurre lo peor? Cometería una locura An: Yo confió en ella… y sé que sentirse juntas podrá hacer lo que nosotros no

Mirando al cielo por AdRi_HC Ma: Madre… por favor Mientras pensaba en esa posibilidad giró su rostro y vio el cuerpo tendido. Los estragos del dolor habían rodeado sus ojos con una sombra que no había visto en ella el tiempo que la había conocido, y pensó en su hija, en aquella mirada perdida que no dejaba el lugar que su mente ocupaba por más que le dijeran que no estaba sola. En: Está bien Los tres fueron hasta la casa y guardaron silencio hasta que cruzaron la puerta y Esther los miró extrañada por que estuvieran allí. Intentó hablar pero Anthony se acercó con decisión antes de que pudiera hacerlo. An: Ven conmigo E: Pero… An: Cógete a mi… alguien te necesita E: Anthony, apenas puedo dar dos pasos… y no estoy en condiciones de ver ni mucho menos ayudar a nadie An: ¿Confías en mi? -sostuvo su mirada mientras esperaba su respuesta- ¿Confías en mi? Ayudándola en todo momento caminaban los pasos hasta donde el cuerpo de Maca descansaba. Algunas personas guardaban silencio a la entrada haciéndola extrañarse aun más por aquella situación. Encarna y Marie se quedaron atrás dejando pasar a ellos primeros que por la dificultad, caminaban más despacio. An: Luego te lo explico ¿De acuerdo? -abrió la puerta despacio y aun sin Esther poder ver nada la hizo pasar y quedar frente a la cama. Sus ojos recorrieron la habitación despacio hasta llegar al color blanco de aquellas sabanas. Su cuerpo se paralizó al ver a la persona que permanecía con los ojos cerrados arropada hasta el pecho. E: ¿Maca? Podía pararse el mundo, enmudecerse el pájaro que cantaba cada mañana junto al rio, cesar el agua en su continuo movimiento, el sol huir con la luna, las nubes caer pesadas a la tierra, convertirse el fuego en macizo hielo, pero ella seguiría allí de pie, intentando asimilar que el cuerpo que había a apenas cuatro pasos de ella no era un sueño mas.

Mirando al cielo por AdRi_HC Sin darse cuenta sus pies comenzaron a querer recorrer aquel espacio y sin soltar su brazo Anthony la llevó hasta donde pretendía. Junto a la cama supo que no debía permanecer allí y sentándola antes, dejó que aquel momento transcurriese solo para ellas. Sin tocarla aun, sintió algo demasiado grande en su pecho y cerró los ojos sin poder evitar que sus lágrimas cayesen al vacio. Queriendo volver a ver aquella imagen los abrió de nuevo y buscó su mano, que inerte y fría se dejó llevar mientras ella la besaba y se aseguraba en hacer que el calor que un día la recorrió con esos dedos volviese de nuevo a su piel. E: ¿Qué hago ahora para salir de esta pesadilla? Y realmente así era. Podía sentir perfectamente el dolor que recorría su cuerpo antes de que llegase a esa habitación, la sensación de creerla muerta y saberla lejos. Despacio movió la sabana y vio como la herida tapada había dejado una leve marca en aquel color blanco, encogió su barbilla no queriendo llorar más y la arropó de nuevo. Se levantó con dificultad para sentarse al sentido contrario. Despacio elevó sus piernas para pasarlas hasta la cama y comenzó a girarse, acoplando su cuerpo a aquella figura dormida. Escondió el rostro en su cuello, aspirando su aroma, ese que no la había abandonado nunca y se abrazó a su cuerpo todo lo que pudo sin llegar a tocar su herida. E: Yo te daré calor -reprimió sus lagrimas- y te daré mi vida para que abras esos ojos, porque tienes que abrirlos, ya sé lo que es sentirme sola… y no podría soportarlo mi amor, tienes que estar aquí conmigo, si no… yo no podré hacerlo lo siento, tienes que volver a mi… mirarme de la manera en la que lo hiciste aquel primer día en el lago, sacarme los colores buscando que te riña… tienes que respirar a mi lado para que yo pueda hacerlo, te necesito cariño…-se aferró aun mas a ella-… no puedes dejarme aquí Aunque no quisiera llorar junto a ella, sentirla entre sus brazos hacia que el control sobre ella misma desapareciese, que la congoja que oprimía su pecho quisiera salir fuera de ella a toda cosa. Los segundos pasaban y ella seguía con los ojos abiertos clavados en aquella oscuridad que las rodeaba. Pero seguía abrazada a su cuerpo, no dejando así que se alejara, evitando dormir y ver al amanecer que

Mirando al cielo por AdRi_HC todo había sido un sueño. Suspiró todo el aire que sus pulmones retenían, protegiendo así la tranquilidad, imaginándola dormida como otras veces en sus brazos. La puerta se abría lentamente mientras un rostro tras ella se dibujaba tranquilo por verlas de aquella manera, y de nuevo, no queriendo robar aquella intimidad cerró la puerta, haciendo que con el leve chasquido, Esther se moviese en su lugar dándose cuenta que se había dormido. E: No te vayas… -se abrazó a ella completamente de nuevo. El sol había salido, los niños comenzaban a correr por la hierba mientras sus madres continuaban en los trabajos que habían dejado a medio el día anterior. Encarna se apresuraba en ordeñar la leche para calentarla y poder hacer el desayuno. Anthony sentado sobre un tronco a modo de asiento pasaba el cuchillo sin cesar sobre aquella cuña de madera que desde la noche anterior poco dejaba para continuar. No quería interrumpir el sueño de Esther, pero debían mirar la herida de Maca. En: ¿Aun sigues ahí? An: Les estoy dando un poco mas de tiempo… me asomé y aun dormía En: Y seguramente lo hará hasta que la despiertes An: Ya pero… En: Hay que mirar esa herida, y volverla a desinfectar Anthony, aunque la despiertes no se ira de esa cama, la conozco Ma: Levanta un momento… -se colocó frente al hombre que la miró extrañada- es para ver si este pantalón le va bien An: ¿A quién? -se levantó quedando de lado. Ma: A Maca… sois de la misma altura y habrá que darle ropa limpia cuando despierte En: Marie… Ma: ¿Qué? va a despertar, lo sé An: Dios te oiga… -miró a Encarna un segundo mientras Marie aun media aquella tela- también podías hacerme unos a mi…

Mirando al cielo por AdRi_HC Ma: Pues si hombre, y ya pongo un puesto de costurera si te parece An: ¡Pero bueno! Ma: Es lo que hay… -sonrió y volvió a su silla. An: Muy bonito si… lo recordaré cuando tenga un buen cerdo con el que alimentarme Ma: Anda ves a despertarla, y que coma algo de paso… -el joven resoplaba y caminaba alejándose de ellas. En: Anda qué… parece mentira hija que no te des cuenta Ma: ¿Cuenta de que madre? En: Nada… tu a lo tuyo que parece que vivas en otro mundo Los pasos de Anthony lo llevaron de nuevo a esa habitación por la que había estado toda la noche en vela. Abrió la puerta lentamente y vio como el cuerpo de Esther no se había movido un centímetro en todo el tiempo que había permanecido allí. Se sentó en un lado que había libre y comenzó a acariciar su brazo. An: Esther… Esther despierta, ya ha amanecido E: Uhm… An: Esther… -lentamente la vio abrir los ojos a la vez que se incorporaba. E: Maca An: Si… la tienes aquí no te preocupes, ven y desayunas algo ¿Vale? E: Pero… -la miró de nuevo. An: Está bien, y tú debes coger fuerzas… enseguida volvemos, además tenemos que ver como va esa herida E: Vale… -se giró despacio y se inclinó para dejarle un beso en los labios. Tomándola del brazo comenzaron a caminar saliendo de allí, el rostro de Esther se giraba en varias ocasiones observando así de nuevo el cuerpo de Maca. Una vez fuera Marie elevó su rostro viendo a su hermana junto a Anthony. Ma: Buenos días

Mirando al cielo por AdRi_HC E: Hola En: Ven… siéntate aquí, he calentado leche E: Gracias Tomó asiento mientras todos guardaban silencio quizás esperando que fuera ella quien diera pie a la conversación. Tras ella todos se sentaron mientras Encarna servía en sus tazas. E: ¿Qué ocurrió? El rostro de Anthony la buscó después de aquella pregunta sabiendo que merecía esa respuesta. Dio un trago y esperó a que Encarna tomara asiento. An: En la montaña fuimos en busca de Francis, se había vuelto loco… más aun de lo que podríais imaginar, hizo preso al hijo del rey, tomó la guardia real y todo el mundo lo siguió por temor… mataba a quien se ponía en su camino y fue como una pesadilla… En: Que horror An: Comenzó a ir por el bosque, perdimos muchos hombres y todo… todo por dar con ella, intenté hacerle ver que debía huir y no me escuchó, mandó a las mujeres aquí y vino en nuestra busca, no hubo manera de hacerle cambiar de idea -tomó aire mientras recordaba todo- en el camino peleamos con un grupo de sus hombres que seguramente evitaba que diéramos con ellos primero… nunca vi a nadie empuñar una espada con esa decisión, no se dejaba parar por nadie, por mucho que le doliera actuar así… y todo por ti… -miró a Esther- estaba herida y logré convencerla de que descansase un poco pero fueron tan solo unos instantes, nos dijeron que Francis se encontraba a poco tiempo de allí y fue como si la poseyeran, al llegar eran un diez hombres, la idea era que ella lo atrajese y en el bosque dos arqueros y yo lo acorralásemos, pero siguió corriendo con su caballo, vinieron mas de sus hombres y no pudimos seguirla… cuando logramos continuar llegamos a una senda donde el cuerpo de Francis yacía desangrado, y un reguero de sangre llevaba colina abajo, llegamos hasta la altura del rio y perdimos el rastro, estuvimos dos días buscando, pero fue inútil… me costó subir al caballo y no mirar atrás pero… lo siento Esther la creí… E: No te preocupes…-le cortó limpiando sus propias lagrimas- ¿Quién la encontró? An: Encontraron el caballo perdido en el bosque, vino desangrada y…

Mirando al cielo por AdRi_HC E: ¿Se pondrá bien? -preguntó con temor buscando la mirada de su madre. En: Es fuerte hija, seguro que sí… debemos tener esperanza -despacio llevó su mano hasta la suya. Mientras Encarna y Anthony ayudaban a Manuela a mirar la herida y volver a limpiar, Esther se mantuvo a un lado mirando expectante, guardando un silencio que se le clavaba en el alma al ver como no mostraba ningún tipo de reacción al dolor. Una vez terminaron volvieron a taparla y salieron de allí volviéndola a dejar sola junto a ella. Tardó unos segundos en acercarse mientras la contemplaba a sus ojos, igual de preciosa que siempre. E: Te quiero mi amor… y saldrás de esta Aquella mañana se levantó con fuerzas, arropó el cuerpo que aun parecía dormir a su lado y se vistió despacio. Abrió la ventana dejando pasar el aire de aquel día y salió en busca de su madre que parecía estar fuera. E: Buenos días En: Hola hija… Marie fue con Anthony al rio, dijeron que traerían algo de fruta E: Bien… últimamente van mucho juntos ¿no? En: La única que parece no darse cuenta es tu hermana, no sé a quién habrá salido… -Esther sonrió por aquel comentario- ¿Cómo está hoy? E: Igual, no se ha movido… había pensado darle un masaje ahora… En: ¿Quieres que te ayude? E: No hace falta madre… voy a calentar un poco de agua y de paso la aseo En: ¿Podrás sola? Aun no estás del todo recuperada E: Está tan delgada que un niño podría con ella… -comentó dejando clara la tristeza de sus palabras. En: Luego haré un caldo y se lo das, no puede estar a base de leche E: Gracias

Mirando al cielo por AdRi_HC Encendió la fogata y puso el agua a calentar. Cruzó sus brazos mientras esperaba y observaba el fuego avivarse conforme pasaban los segundos, haciéndose miles de preguntas que sabia nadie podía darle respuesta. Recordó como la noche anterior estando a su lado no podía conciliar el sueño, se sentó intentando no llorar y lentamente se desnudo y pegó su cuerpo de nuevo a ella, aspirando aquel aroma que tantas otras veces la había hecho dormirse sin ninguna dificultad. En: Si la dejas mas hervirá E: ais… -reaccionó por la voz de su madre- se me pasó En: ¿Estás bien? E: Si, si… voy… voy a lavarla Con un trapo cogió el recipiente y caminó con cuidado de no derramarla hasta la habitación, cerró la puerta y se remangó para después destaparla y volver a cerrar la ventana. Cogió un paño y tras hundirlo en el agua caliente lo escurrió todo cuanto pudo y con cuidado de no moverla demasiado la incorporó sujetándola con un brazo mientras pasaba lentamente el paño por su espalda. E: ¿Sabes? el día que me subí a aquel carruaje solo podía pensar en una cosa y me martirizaba solo de creer que seria así, una vocecilla no paraba de decir ¿no volveré a verla? -escurrió el trapo de nuevo para llevarlo otra vez a su espalda- y no podía hacerme a la idea, hubiera aguantado en aquel lugar solo por poder verte, aunque nunca mas cruzáramos una palabra… solo por saberte cerca de mi… La recostó de nuevo pasando el paño esa vez por sus piernas, despacio, rozando cada parte de aquella piel que se erizaba por la leve brisa y el contacto caliente del agua. E: Pasé noches llorando mientras miraba el cielo, era una manera de hacerme creer que aun estábamos juntas, como tantas veces hacíamos ¿Recuerdas? y pensé… si es feliz no importa, solo si es feliz… luego el señor de ese castillo, Christopher, se portó muy bien con nosotras, nos dio cobijo y nunca nos hizo sentir obligadas a estar allí… An: ¿Cómo va? E: No pases Anthony, que la estoy lavando An: ¡Perdón! -se giró de nuevo haciendo sonreír a Esther. E: Espera… -la arropaba de nuevo- ya

Mirando al cielo por AdRi_HC An: Lo siento, tu madre estaba fuera y no lo sabía E: No te preocupes An: He traído fruta… ¿nos sentamos un momento y comes algo? E: Sí -fue hasta ella y le dio un beso en la frente- enseguida vuelvo Habían salido al exterior, realmente hacia un buen día y no vendría mal tomar un poco el sol. Se sentaron justo en la puerta mientras Anthony sacaba un par de manzanas y le tendía una a Esther que permeancia con las piernas flexionadas abrazándolas. E: ¿Cuándo te vas a declarar? An: ¿Cómo? -la miró sorprendido. E: A Marie ¿cuando te vas a declarar? -sonrió dándole un mordisco a la manzana- por ella misma no se dará cuenta te lo advierto An: ¿Y cómo sabes tú que…? E: Tengo ojos… y madre también se ha dado cuenta, pero Marie no se fija en esas cosas, así que como no se lo digas me creo que seguirás toda la vida igual An: ¿Crees que si lo hago…? -bajó la vista avergonzado. E: Nunca lo sabremos si no lo haces, yo no dejaría de hacer algo que sé puede cambiar mi vida Anthony, la vida a veces nos quita las cosas sin darnos oportunidad a impedirlo, así que… -se levantó despacio-… aprovecha la oportunidad, mejor no arrepentirse de lo que no has hecho Sin más se giró para marcharse de allí mientras la mirada de Anthony se perdía en la distancia sin dejar de comer aquella manzana. Pensaba en las palabras de Esther, y recordaba el sufrimiento que habían pasado tanto ella como Maca, y por eso sabia que tenia razón. Se levantó sacudiendo la tela de su pantalón y fue rumbo a la parte trasera de la casa. En silencio, en un lugar donde nadie podía escucharla se debatían las fuerzas de una Maca que podía escuchar susurros muy lejos de ella, intentaba aproximarse y poder escuchar bien de que se trataba, pero tan solo un murmullo que no hacia otra cosa que inquietarla. E: Ya estoy aquí… a ver si ahora me dejan darte ese masaje -quitaba la sabana de su cuerpo de nuevo-cuando despiertes y te veas así te

Mirando al cielo por AdRi_HC dará algo… -sonrió- te veo corriendo y ayudando a construir las casa para ponerte en forma… muchas personas se alegraran cuando lo hagas, te sorprendería saber cuantas mujeres me preguntan por ti… las llevas a todas loquitas Colocó las manos sobre uno de sus brazos y comenzó a mover sus dedos moviendo sus músculos, haciendo más y menos presión en cada segundo, bajando a su antebrazo despacio, sintiendo como el calor poco a poco recobraba la vida en su cuerpo. Llegó a su mano, manteniéndola hacia abajo mientras movía sus dedos y los masajeaba con cariño. No pudo evitar estremecerse mientras prestaba toda su atención en aquella mano, la misma que otras veces había recorrido su cuerpo con tanta delicadeza. Una vez acabó con sus brazos se sentó dándole la espalda mientras repetía la misma acción con sus piernas. Sentía los músculos caídos y comenzó a masajearlos con contundencia, sin llegar a extremar la fuerza no queriendo forzar su cuerpo. Sin poder apreciarlo, alguien más en aquella cama estaba reviviendo sensaciones en silencio. Los dedos que antes masajeaba se movían en un movimiento casi imperceptible a la vez que sus parpados sintiéndolos muy pesados se intentaban abrir para poder ver a la dueña de aquella voz que reconocía a la perfección. Tan solo una sombra se fijo ante ella en dos segundos que recobró el sentido y vio su espalda, aquel pelo que caía por sus hombros haciéndola querer sonreír. E: Pues esto ya está… -se incorporó volviéndola a arropar- voy a salir un segundo a ver si puedo ayudar en algo, estaré aquí antes de que lo notes… -se agachó y dejó como siempre un beso en su frente- te quiero Cogió el recipiente con el agua que aun seguía allí y salió cerrando la puerta tras de si. M: Esther Volvió a sentir el sueño apoderarse de su cuerpo tras ese susurró, que de nuevo la hacia alejarse de aquel lugar. De nuevo inquieta comenzó a moverse, imágenes de los días en la montaña llegaban a ella una tras otra haciéndole sentir como entonces. Escuchaba la voz de Anthony gritar tras ella mientras corría veloz sobre su caballo. Echó la vista atrás y vio como Francis estaba

Mirando al cielo por AdRi_HC apenas a unos metros de ella. Vio un colina que bajaba y en un segundo cambio el sentido de su dirección para bajar por él. De repente se vio en el suelo, y vio a Francis acercarse a ella lentamente, bajando de su caballo después mientras ella intentaba ponerse en pie. F: ¿Así? ¿Sin espada ni nada? -comenzó a rodearla con pasos lentospensé que me costaría mas la verdad M: ¿Si tan fácil lo ves por que no lo haces? F: Hubiéramos sido felices… te podía dar todo cuanto quisieras, pero no… tenías que ir tras las faldas de esta estúpida infeliz M: No te atrevas a nombrarla F: Me encanta cuando te enfadas -se acercó a ella con la mirada que tanto detestaba. M: Pues a mí me das asco -escupió con rapidez en su rostro haciéndole dar un paso atrás. F: -sonrió negando con la cabeza mientras pasaba la mano por su cara- muy mal Macarena, muy mal -con fuerza golpeó su rostro haciéndola caer de lado- conmigo no se juega M: El único que ha tomado todo esto como un juego has sido tú -le espetó volviéndose a poner de pie. F: ¿Sabes? cuando me dijeron que andabas detrás de las faldas de Esther me quedé impresionado, he crecido prácticamente con ella y… nunca pensé que acabaría con una mujer como tú M: ¿Con alguien como tú hubiera sido mejor? -lo miró con rabia. F: No… a mi me van mas las mujeres como tú, ella es una endeble que solo quiere ayudar a su madre En aquel momento la rabia le hizo cerrar su puño y golpear con él en su rostro haciéndole tambalearse apenas unos pasos. Sonrió a la vez que recogía con la lengua la pequeña gota de sangre por su labio y sacó su espada despacio para tirarla al suelo. F: Te mataré con las manos… como tantas veces he soñado M: Adelante… -el hombre dio unos pasos hacia ella encontrando como esta le daba un nuevo golpe- venga

Mirando al cielo por AdRi_HC No vio el puño llegar a su rostro esta vez, y de nuevo la tumbaba en el suelo dolorida, escuchó como cogía la espada de la tierra y cerró los ojos al sentir como la clavaba en su costado. Tragó todo el dolor que pudo evitando gritar. Aun más cuando lo sintió sentarse sobre su cuerpo y agarrar su pelo para levantar así su cabeza. F: Disfrutaré viéndote morir M: No tanto como yo Con rapidez elevó la mano donde sostenía el puñal que había sacado de su camisa clavándolo directamente en su pecho. Los ojos de Francis de abrieron por completo al sentir el metal atravesar su cuerpo y lentamente se dejó caer hacia atrás desplomándose sin vida. Buscando la respiración y sintiendo el dolor punzante se levantó manteniendo la mano sobre su herida. Escuchó las pisadas de varios caballos acercarse al lugar y corrió cuanto pudo hacia los arboles, con la mala suerte de que no vio la pendiente que había tan solo dos pasos mas adelante, cayendo sin poder evitarlo, rodando sobre las piedras que no hacia otra cosa que producir mas dolor en su cuerpo. Aturdida sintió el frio recorrerla y comprobó que el agua la llevaba rio abajo sin poder ella evitarlo. E: ¿Y qué te dijo? En: Pues eso… que si le daba permiso para hablar con Marie -Esther sonrió de medio lado mientras negaba con la cabeza. E: ¿Qué le dijiste? En: Que para eso no tenia que pedirme permiso, si Marie quiere hablar con él lo hará con o sin mi permiso, ya son mayorcitos los dos E: jejeje… este hombre, parece aun un niño En: Hija… cuando uno está enamorado no sabe de madurez E: Ya…-sonrió de nuevo- madre yo… no he tenido ocasión de hablar con usted sobre… En: Maca E: Sí En: Por mi no te preocupes hija… te lo digo de corazón, si la quieres, y ella te quiere a ti… yo soy feliz por ti, por vosotras… y aquí no

Mirando al cielo por AdRi_HC tendréis por que preocuparos de nada, de nada en absoluto -acarició su mejilla. E: Gracias En: Y ahora vamos a ver esa herida, y si podemos, la dejamos un ratito descubierta E: Vale Entre las dos limpiaron de nuevo su herida, la dejaron libre de la venda y permanecieron a su lado un rato hablando. Esther agradecía esa compañía, ya que de aquella manera no pasaría las horas observándola, viendo como por mucho tiempo que pasara, no recibía aquel despertar que tanto ansiaba. En: Es muy triste que una madre no vea en los ojos de una hija la tristeza, y no busque por encima de todo su felicidad E: Yo creo que Rosario aprendió a ser como su manera de vivir le permitía, no veía más allá de los lujos y la posición… Maca me dijo una vez que siendo tan solo una niña, comenzó a ver como era realmente, así que si una persona es así siempre… no sé, no se la puede hacer cambiar En: Ha debido tener una vida difícil E: Si… y más cuando te imponen algo que no va contigo, por eso la admiro tanto En: ¿La quieres mucho, verdad? E: Si madre… daría la vida por ella si fuese necesario En: Pues cuida ese sentimiento hija, por qué será lo más valioso que tengas en la vida -acarició su mano antes de ponerse en pie- voy a ver como van las cosas fuera Se pinzó el labio mientras miraba al suelo, pensando en mil cosas, en todo lo que había cambiado su vida desde que Maca llegará, en como se había dado cuenta de cuanto la necesitaba, tanto que le daba pánico volver a sufrir por un sentimiento como el que se había apoderado de ella al recibir la noticia de que la había perdido. E: Descansa mi amor… Dejó un beso en sus labios, lento, tierno, lleno de ese amor que sentía por ella. Se separó apenas unos centímetros acariciándolos despacio,

Mirando al cielo por AdRi_HC mirando su rostro, imaginando aquellos ojos abiertos y una sonrisa en sus labios. E: Te quiero Comenzó a caminar sin poder apreciar como aquellos ojos que miraba apenas segundos antes se abrían con dificultad, pero con decisión. Parpadeó varias veces hasta que se acostumbró a la luz que llenaba aquel lugar, tragó con dificultad y sintió el calor en sus labios, haciendo que de manera automática quisiera saborear lo que aun podía percibir de Esther en ellos. An: ¿Entonces? Ma: Yo… no sé qué decir Anthony, todo esto me ha pillado un poco… perdida An: Ya… bueno, no tienes por que contestarme ahora, puedo esperar… tómate el tiempo que necesites Ma: Gracias En: ¿Se puede saber que hacéis ahí como dos pasmarotes? la carne se enfría Ma: Ya vamos madre -sonrió al escucharla- ¿Comes con nosotras? An: ¡Claro! quiero decir… me encantaría si tú quisieras Recibió una sonrisa por contestación y comenzó a caminar tras ella hasta la casa. Una vez dentro vieron como Esther junto a su madre disponían todo para comenzar a comer. Ambas sonrieron al verlos entrar juntos y tomaron asiento de manera que ellos lo hicieran cada uno a un lado. E: ¿Cómo van las demás casas? An: Bien… cada vez lo hacemos mas rápido, Christopher ha mandado mas hombres y realmente esta saliendo todo bien E: Me alegro Ma: El establo está quedando muy bien, podíais ir a verlo En: Con todas las veces que lo dices es como si viviéramos allí hija… por dios EyAn: jajaja

Mirando al cielo por AdRi_HC Desde otra parte de aquella casa unos ojos volvían a abrirse al escuchar aquella risa. Su piel se erizó al saberla cerca y sonrió. Lentamente acarició su costado y una leve respiración salió de sus labios al tocar la herida que no permanecía cubierta. Giró su rostro y vio como solamente se encontraba aquella cama, y sintiendo un leve nerviosismo por querer levantarse hizo un intento por incorporarse pero el dolor de ese instante la hizo volver a caer cansada. Cerró los ojos de nuevo y se concentró en escuchar su voz. An: ¿La herida de Maca como va? En: Mejor… esta misma mañana le hemos quitado la venda para que le de un poco el aire y así cicatrice mejor E: Ahora iré a darle otro masaje Ma: Voy contigo y si quieres te ayudo que no tienes que coger tanto peso y parece que no lo recuerdas Dejando a Anthony allí con Encarna ambas se dirigieron al dormitorio, y una Maca que había escuchado las pisadas cerraba los ojos de nuevo. E: De verdad que no hace falta que vengas Marie, yo puedo hacerlo sola Ma: Ya, es que… -miró a su hermana- es que quería contarte algo E: ¿contarme? -sonrió suponiendo a que se refería. Ma: Anthony me ha dicho que… bueno que… -hablaba nerviosa. E: ¿Qué? ¿Qué? Que me estas poniendo nerviosa Ma: Que… E: Se te ha declarado vamos… -hablaba mientras masajeaba una de las piernas de Maca- ¿Es eso? Ma: Pues si… y no sé que hacer E: ¿Tú sientes algo por él? Ma: Yo… no sabía eso Esther, pero después de decírmelo es como si… no sé, no puedo dejar de mirarle ¿sabes? Y me siento muy cómoda a su lado E: Me alegro Marie de verdad

Mirando al cielo por AdRi_HC Ma: ¿sí? E: Sí… y creo que deberías invitarle a dar un paseo… Ma: ¿Tú crees? E: Hazlo tonta… verás como todo sale bien Ma: Gracias -fue hasta ella y dejó un sonoro beso en su mejilla antes de salir. E: ais… esta hermana mía Centrándose entonces solamente en Maca, continuó su acción de una forma mas relajada. Bajaba y subía sus manos por aquella piel haciendo que reaccionase a aquellos estímulos. Guardaba silencio sin poder percatarse de que al saber que se encontraban solas, Maca había vuelto a abrir los ojos lentamente, acostumbrándose a aquella imagen frente a ella. Veía su pelo caer ocultando parte de su rostro y sonrió, la sentía, sentía sus caricias y necesitaba abrazarla. M: Me voy a acostumbrar a tantos cuidados Su corazón se detuvo al escuchar aquella voz, sus manos que aun permanecían sobre aquella piel se pararon al no recibir órdenes de aquella mente que se había bloqueado presa del miedo. Mantenía su vista nerviosa y temblorosa sobre las sabanas, temiendo elevar su rostro y descubrir que todo era una mala pasada de su imaginación. M: Esperaba aunque fuese un hola… -sonrió. Lentamente su rostro fue elevándose con unas lágrimas que querían ser también espectadoras de aquel momento. No era un sueño, allí estaban sus ojos, su sonrisa y ella creía desfallecer. M: No puedo moverme y necesito abrazarte Con miedo de que se desvaneciese entre sus brazos se acercó sin dejar de mirar sus ojos, y una vez estaba tan cerca que podía casi perderse en su mirada se abrazó escondiendo el rostro en su pecho mientras no hacía por evitar su llanto. M: Ya está mi amor… no llores mas E: He pasado tanto miedo Maca… -hablaba aun ocultando su rostrotanto miedo de volver a perderte M: Mírame anda…

Mirando al cielo por AdRi_HC La hizo salir de aquel escondite, aunque sus labios dibujasen una sonrisa se sentía igual que ella, sus lagrimas también caían al sentirla allí de nuevo, al poder abrazarla y ver esa mirada que tanto había aparecido en sus sueños. Limpió sus lágrimas con ambos pulgares. M: ¿Sabes qué? -ladeó su rostro sonriendo- tú me ayudaste… cuando menos fuerza tenia tu me ayudaste a sacar todo de mi y volver a ti E: Maca… M: Te debo la vida Esther E: No… -negaba con rotundidad. M: ¿Me das un beso? Apretando más su mejilla contra esa mano que la acariciaba cerró los ojos con fuerza dejando escapar su congoja. Despacio se fue inclinando hasta llegar sus labios. Ambos se recibieron cautelosos, temerosos al principio, familiarizándose de nuevo a aquella textura, aquella sensación de plenitud que poco a poco las embriago haciendo de él un beso más intenso a la par que dulce. E: Te he echado tanto de menos M: Nunca más me separaré de ti mi amor… nunca más De nuevo se abrazaron, permaneciendo así durante un tiempo que sabían no curaría aquella distancia que había hecho tanto daño en las dos. Cerraron los ojos no queriendo visualizar, solo queriendo sentir aquel momento, llenarse de la otra, y poder así curar esas heridas interiores que solo el tiempo juntas podría sanar por completo.

E: ¡Maca! -alzó la voz al cruzar la puerta. M: ¿Qué? -contestó asustada- joder casi me caigo E: Pues por eso… no puedes levantarte Maca, ¿Por qué no me haces caso? M: Es que me aburro aquí… y me duele todo de estar tanto tiempo acostada -se apoyó en su hombro una vez se puso a su ladoademás… te echaba de menos E: Pero si me acabo de ir

Mirando al cielo por AdRi_HC M: ¿Y? yo siempre te echo de menos -se acercó lentamente a su rostro- siempre En: Ejem… ¿interrumpo? M: Hola Encarna En: ¿Qué haces levantada? -le riñó con cariño. M: Necesito que me dé el aire… siempre aquí encerrada está haciendo que me vuelva loca E: ¿Y por eso no me haces caso? Si te caes puedes volver a abrir la herida ¿quieres eso? M: No… perdona En: ¿Por qué no salís un poco y que le dé el sol? Podéis sentaros fuera y así no se moverá M: ¿Podemos? -miró con los ojos abiertos por completo a Esther que intentaba no sonreír y permanecer en su sitio- por favor E: ¿Me prometes que te portarás bien? M: Te lo juro Esther, pero por favor… sácame de aquí Unos minutos después con la ayuda de Encarna salieron hasta la parte trasera de la casa y que de aquella forma todo aquel que pasara no se detuviera al verla y evitar cansarla demasiado. Encarna extendió una manta en la tierra bajo la sombra de un árbol y algo de comer para que no tuvieran que moverse para nada de allí. M: Esto es el cielo… -recostada entre las piernas de Esther mantenía la cabeza apoyada en su pecho manteniendo los ojos cerrados. E: Si M: ¿Dónde está tu hermana? E: Anda por ahí con Anthony… no se separan prácticamente M: Me alegro por ella, es un gran hombre E: Esperemos que se suelte un poquito más, porque al pobre lo lleva que no sabe qué hacer… no para de cortar leña jajaja M: Y hablando de soltar… ¿dormirás conmigo hoy? E: Maca…

Mirando al cielo por AdRi_HC M: ¿Qué? -se quejó- solo dormir E: ¿Y si te hago daño? sabes que te mueves dolorida y no quiero molestarte M: Si duermes conmigo seguro que no me moveré… -se giró despacio- duerme conmigo Fuera del dormitorio todos permanecían en silencio esperando su salida. Esther aun permanecía con ella antes de pasar primero y estar cerca de ella. E: ¿Seguro? M: Que si cariño… sé que podre hacerlo no te preocupes E: Bueno, pero no pienso alejarme, si ves que te cansas o no puedes lo dices M: Que si…-dejó salir suspirando-… Esther de verdad E: Está bien Sin decir una palabra más salió de allí y se quedó a medio camino mientras Anthony, Marie y Encarna llevaban su vista hacia ese mismo lugar esperando ver salir a Maca. Unos segundos después mientras Esther mordía una de las yemas de sus dedos el cuerpo de Maca apareció dando pasos cortos, no demasiado seguidos mientras todos allí se levantaban al verla aparecer. Su sonrisa dejaba ver lo nerviosa que estaba y mirando a Esther en todo momento no se daba por vencida y seguía caminando. Cuando llegó frente a ella cogió sus manos y su sonrisa se hizo aun más grande. M: ¿Ves? Estando tú al final puedo recorrer cualquier camino Sin pensar en que no estaban solas Esther se acercó a ella besando sus labios en un par de ocasiones, haciendo que los demás bajasen la vista avergonzados por aquel momento. M: Bueno ¿Qué? ¿Nadie me felicita? An: Me alegro mucho Maca, de verdad… -se acercó a ella para darle un abrazo. M: Gracias

Mirando al cielo por AdRi_HC En: Ahora tendremos que tener cuidado, por que no les veremos el pelo E: ¡Madre! Todos: jajaja La tarde había llegado casi a su final y ambas permanecían abrazadas bajo la sombra de un árbol mirando el atardecer. Guardaban silencio mientras se hacían notar mediante caricias que a ambas las hacia sonreír sin ser vistas, se mantenían recogiendo aquel momento como tantos otros habían compartido. M: ¿Eres feliz? E: Mucho… ¿y tú? M: Mas que tú… -sonrió y dejó un fugaz beso en su nariz. E: Eso no lo sabes M: Claro que lo sé, nadie puede ser más feliz que yo E: Pues no… -sonrió pegando el rostro a su pecho- a lo mejor no mas, pero si igual que tú… M: Podíamos celebrar que vuelvo a caminar sola ¿no? E: ¿Celebrarlo? M: Pues sí E: ¿Y como si se puede saber? M: Algo se me esta ocurriendo… -despacio la vio girarse mientras ella mantenía su sonrisa y mordía su labio de manera graciosa haciéndola reír. En un rincón escondido de cualquier mirada extraña pudiera albergar tanto amor en tan solo una imagen, las estrellas eran las únicas invitadas a aquel momento. Desnudas se dejaban iluminar por aquella luna infinita en vida que silenciosa les daba la oportunidad de ver aquella piel entre sus labios brillar. Sin palabras, solo con el tacto mutuo entre sus cuerpos, los que se movían bailando en la noche que solo era para ellas. Solo un suave murmullo del viento las hacía saber que seguían vivas, que todo aquello no era un cielo hecho para ellas.

Mirando al cielo por AdRi_HC La mano de Maca tomaba su espalda mientras dejaba su cuello libre a sus labios, lo recorrían con sabiduría, con amor, con infinita ternura. Marcaba con sus dientes su barbilla mientras sentía el estremecimiento en su piel, el calor en el aliento que salvaje se escapaba de sus labios buscando la libertad. Besando su pecho tomó una de sus piernas haciendo que rodeara su cintura, sintiendo como a la vez sus manos viajaban por su espalda tan lentamente que sentía marcar su piel con fuego, su corazón con su nombre, el mismo que susurraba abrumado por aquel momento. Mientras sentía las uñas clavar en su espalda, arañarla por el placer seguía moviéndose sobre ella, lentamente, alargando casi hasta el punto de la locura, tensando sus cuerpos de manera que creían necesitar de aquel cielo para respirar. Pero como todo lo que se hace esperar la unión de sus cuerpos llegó a su totalidad, se fundían en una sola persona mientras agitadas por la respiración separaban sus rostros viendo la luz en sus ojos. MyE: Te quiero Con Esther sobre su pecho ambas perdían la mirada en aquellas estrellas que parecían sonreír y brillar para ellas. Sabían que nada mas podía llenarlas de felicidad, tampoco nada llegaría a rozar la estabilidad que entonces lograron mutuamente, solo la otra tenía el poder de vencerla, solo la otra tenía la posibilidad de hacerla caer, y sabían, no tenían por qué temer. E: ¿Crees que siempre estará ahí para observarlo? M: Tan segura como de que yo estaré a tu lado para mostrártelo Alguien dijo una vez que el fuerte es el que se mantiene erguido, el débil quien cae antes de haberse mantenido en pie. Quizá estuviera equivocado y no conociera más allá de sus palabras. ¿Puedes sostener la mirada de aquel que te vio caer y ahora te tiende la mano? Puede que si lo haces encuentres la fortaleza en esa mirada que aun no pidiendo nada a cambio ofrece su fuerza para compartirla sin miramientos sabiendo que mantenerte en pie será su recompensa. E: ¿Estás bien? M: Si, solo fue una pesadilla… siento haberte despertado E: Ven aquí

Mirando al cielo por AdRi_HC El sol cada mañana tomaba el relevo en esas horas que podían ver tan lejos como sus corazones desearan. La luz que horas antes se escondía tímido por las millones de estrellas que querían tener su momento de protagonismo les mostraba como otro día mas sus caminos continuaban y debían recorrerlo con tranquilidad. M: Buenos días E: ¿Son buenos? apenas ha salido el sol M: Sonríeme de nuevo y veras como tengo razón Como un dibujo abstracto los sentimientos se curvan, estiran, toman formas ilegibles frente a una mirada. Conseguían la necesidad de aferrarse a un susurro, en una caricia cuando se creían dormidas, a esa mirada en la oscuridad que conseguían reconocer cada noche, al igual que los labios que pronunciaban un nombre logrando estremecerlas rozando la locura. Un olor tan familiar que creían no poder vivir sin él sosteniéndolas en su respiración. Hay muchas formas de ver la vida, muchas más de afrontarla, pero aun así cada uno tiene el poder de moldearla, hacerla y crearla para aquel al que ama y cuida. Se puede creer que en una palabra esta la fuerza, también el dolor, incluso la fuente de una vida, y así será mientras se tome la iniciativa para escucharla. Pasaron años en aquel mismo amor, en la armonía de las palabras que se dedicaban cuando nadie más podía escuchar. Sonreían mutuamente encontrándose en el camino, unían sus manos en un intento de detener el tiempo, pero sobre todo mantenían el mismo momento, aquel solo para ellas, aquel que les hacia recordar cuanto les había costado, cuando habían recibido. Cada noche juntas admiraban la grandeza, eran observadas por los sueños, y así, mirando al cielo, contemplaban su vida, su sueño…

FIN

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