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MEDICINA IV

MIEMBRO ANTERIOR EQUINO

PROFESORA A CARGO: Dra. MONICA MERCADO

Región del hombro Breve recordatorio anatómico La articulación del hombro es una articulación sinovial de tipo esferoidal y está compuesta por la cavidad glenoidea de la escápula y la cabeza del húmero. La cápsula articular está reforzada cranealmente por dos ligamentos glenohumerales que nacen del tubérculo supraglenoideo y terminan en las tuberosidades del húmero. El tubérculo supraglenoideo a su vez sirve de inserción proximal al músculo bíceps braquial; y la apófisis coracoides, que es la proyección medial de este tubérculo, da inserción al músculo coracobraquial. La escápula está dividida en las fosas supra e infraespinosa por la espina de la escápula, la cual presenta una prominencia denominada tuberosidad de la espina. El húmero está compuesto en su extremidad proximal por el tubérculo mayor, formado por dos partes: una caudal y otra craneal que es el límite lateral del surco intertuberal y da inserción al músculo supraespinoso. La articulación escápulo-humeral se caracteriza por estar rodeada de fuertes masas musculares que le dan la estabilidad y hacen que la luxación sea difícil que ocurra: los músculos supra e infraespinoso en lateral, el bíceps braquial en craneal, el tríceps en caudal y el subescapular medialmente. La región topográfica que involucra a la articulación escápulo-humeral se la denomina encuentro. Los principales movimientos de la articulación son los de flexión y extensión, pues la aducción y la abducción se hallan restringidas por el músculo infraespinoso y subescapular respectivamente. Semiología Los signos clínicos típicos de la región del hombro consisten en una claudicación que se caracteriza por un acortamiento de la fase anterior del paso, y una circunducción del miembro para evitar la flexión de la articulación. En estación el miembro afectado puede hallarse por detrás del miembro sano. El grado de claudicación dependerá del tipo y severidad de la patología, así como la presencia de signos locales agudos como deformación, calor y dolor a la palpación. Si bien las patologías de hombro son bastante raras, es fundamental realizar la inspección de la región desde distintos ángulos, porque a menudo se observa una asimetría entre ambos encuentros. Esta asimetría puede indicar una inflamación de la región o una mayor prominencia de la parte proximal del húmero, como consecuencia de la atrofia muscular de origen neurogénico por daño del nervio supraescapular o por desuso de los músculos de la espalda. Aunque generalmente la atrofia del músculo supraespinoso indica un dolor proveniente de la región del hombro, podrá evidenciarse una discreta atrofia en casos crónicos de patologías de la parte distal del miembro (ej. Sindrome podotroclear). Las pruebas semiológicas de la región del hombro consisten en la protracción y retracción del miembro afectado, aunque estas pruebas son bastante inespecíficas porque involucran también otras articulaciones (principalmente

el codo) y dependen en gran medida del temperamento del animal. La abducción lenta del miembro, seguida de un trote para verificar si la claudicación se agrava, es una prueba un poco más específica ya que no involucra al codo y no depende de la apreciación subjetiva del dolor. Para confirmar si la claudicación proviene de la articulación del hombro, puede realizarse la anestesia intra-articular, aunque la técnica no es sencilla y es útil realizarla ecoguiada, al igual que la anestesia de la bolsa bicipital. Fracturas de escápula Etiología Las fracturas de escápula no son frecuentes en el caballo, debido a la localización proximal del hueso, a su íntima proximidad con las costillas y a la gran masa muscular que lo recubre. El factor causal es el trauma directo, por ejemplo por una patada dada por otro caballo, o al atravesar una tranquera por impacto lateral contra los postes. Hay una mayor incidencia en potrillos por la falta de cierre de los cartílagos de crecimiento, y en los caballos de polo, ya que hay una mayor predisposición a los choques durante los partidos. Las fracturas de la escápula asientan en su mayoría en las placas de crecimiento, inclusive en los adultos. Este hueso presenta cuatro núcleos de osificación (1: extremo proximal, 2: cuerpo, 3: tubérculo supraglenoideo y apófisis coracoides y 4: parte craneal de la cavidad glenoidea). El tubérculo supraglenoideo y la apófisis coracoides se desarrollan juntos y se fusionan primero a la parte craneal de la cavidad glenoidea, y luego el conjunto al cuerpo de la escápula. El cierre se produce alrededor de los 12 meses, y en el animal adulto queda marcado por una muesca en medial de la cavidad glenoidea, siendo éste un punto común de fracturas. Clasificación Según su ubicación, se clasifican en: - Fracturas del cuerpo - Fracturas de la espina - Fracturas del tubérculo supraglenoideo - Fracturas del cuello - Fracturas de la cavidad glenoidea Signos clínicos El animal presenta una claudicación repentina cuyo grado variará según la localización de la fractura. Los signos locales consisten en inflamación de la región del hombro y dolor a la palpación-presión y movimientos pasivos, así como crepitación, la cual puede evidenciarse con un estetoscopio. Algunos días después de la fractura, la tumefacción puede desplazarse distalmente y ser más prominente a nivel del codo, debido al edema post-traumático. En casos crónicos pueden observarse trayectos fistulosos por secuestros óseos. La atrofia de los músculos supra e infraespinoso será rápida en el caso de estar afectado el nervio supraescapular o tardará varias semanas si es

consecuencia del desuso. El nervio supraescapular es más susceptible de verse afectado en el caso de fracturas del cuello, ya que cruza por el borde craneal de la escápula en relación al mismo. Diagnóstico Se realiza en función de los signos clínicos y se confirma con una radiografía medio-lateral, la cual se obtiene llevando el miembro afectado hacia delante para separarlo del tórax y se realiza el disparo desde el lado opuesto. Puede intentarse también una radiografía craneo-caudal oblicua. Si la fractura no tiene desplazamiento puede ser difícil de visualizarla en un primer momento, por lo cual es necesario repetir la radiografía a los 15 días, cuando se haya producido cierto grado de desmineralización. Algunos caballos de mucho peso y gran masa muscular con dolor grave, pueden requerir anestesia general para la realización de las radiografías. En estos casos es importante estar preparado para el tratamiento de la fractura antes de la recuperación anestésica del paciente. En los casos de fracturas de la porción proximal de la escápula, donde las radiografías no son posibles de realizar, puede utilizarse como medio diagnóstico la ultrasonografía. Tratamiento El tratamiento conservador consiste en reposo en box por un mínimo de 6 meses y está indicado en las fracturas no articulares y sin desplazamiento localizadas en el cuerpo o en proximal del cuello escapular. Las fracturas de la espina no requieren en general una intervención quirúrgica, salvo aquellas causadas por heridas perforantes que desarrollen secuestros óseos. El tratamiento quirúrgico puede intentarse en potrillos con fracturas de la tuberosidad supraglenoidea, en fracturas transversales del cuerpo y proximales del cuello, a través de la fijación mediante tornillos. En fracturas de la tuberosidad supraglenoidea se han intentado varios abordajes quirúrgicos, inclusive la resección total de la misma y la reinserción de los músculos al cuerpo de la escápula, pero los resultados a largo plazo no son alentadores por las fuerzas que ejerce el músculo bíceps braquial. Las fracturas conminutas graves, las distales del cuello y las que se extienden hacia la cavidad glenoidea, son difíciles de tratar quirúrgicamente porque la proximidad a la articulación impide la aplicación de implantes ortopédicos. En estos casos se recomienda la eutanasia. Pronóstico Es desfavorable para las fracturas conminutas y para las presentan compromiso articular, en las cuales inevitablemente se desarrolla una enfermedad articular degenerativa. Es favorable para las fracturas de la espina, con o sin cirugía para la extracción de un secuestro. Las fracturas no desplazadas del cuerpo y parte proximal del cuello que se presentan en adultos sometidos a un tratamiento conservador, o en potrillos sometidos a fijación quirúrgica en general cicatrizan de manera satisfactoria.

Bursitis bicipital Etiología La bolsa bicipital es una bolsa sinovial profunda que facilita el deslizamiento del tendón del bíceps braquial sobre el surco intertuberal del húmero. La causa más común de bursitis bicipital es el trauma en la punta del encuentro, si bien se describe también una caída o resbalón que flexione el hombro y extienda el codo, aumentando la presión en la bolsa. La bursitis séptica puede producirse por una herida abierta contigua o por diseminación hematógena, como en el caso de Brucella abortus. Signos clínicos El animal presenta una claudicación repentina, que variará de moderada hasta severa si es séptica. El bíceps es uno de los extensores del hombro y se inserta vía lacertus fibroso en el extensor carporradial, formando parte del aparato suspensorio del miembro anterior. Es por esto que el miembro puede llegar a arrastrarse y no avanzar. El animal no presenta signos locales de deformación, y el dolor puede evidenciarse por la presión en el surco intertuberal y la manipulación de la articulación. Diagnóstico Se realiza en base a los signos clínicos y se confirma por la anestesia de la bolsa, que se logra casi exclusivamente si la bolsa se halla distendida.El análisis del líquido sinovial determinará si se trata de una bursitis aséptica o séptica. Actualmente la ecografía es el método de elección para el diagnóstico de esta patología, ya que no es invasivo y pone en evidencia la presencia de líquido y las características de éste. Es importante obtener una radiografía del hombro para descartar la posibilidad de fracturas, osificación del tendón del bíceps u osteoscondrosis escápulo-humeral. Tratamiento El tratamiento de las bursitis asépticas consiste en reposo a box durante aproximadamente 30 días y la inyección intrabursal de corticoides de depósito, ácido hialurónico, o la combinación de ambos, la cual puede ser repetida en el caso de recidivas. Esta inyección es importante realizarla ecoguiada para asegurarse de estar dentro de la bolsa y evitar así dañar el tendón del bíceps predisponiendo a la metaplasia ósea. El tratamiento de las bursitis sépticas consiste en el drenaje y lavaje de la bolsa, junto con la aplicación de antibióticos por vía parenteral.

Pronóstico El pronóstico es de favorable a reservado para las bursitis asépticas, y de reservado a desfavorable en el caso de bursitis sépticas y/o crónicas. Osteocondrosis de la articulación del hombro Etiología Esta enfermedad afecta, como toda osteocondrosis, a animales jóvenes con rápido crecimiento, predispuestos genéticamente y/o expuestos a una sobrealimentación. La osteocondrosis de la cabeza humeral se caracteriza por una diferenciación anormal de las células del cartílago epifisiario, lo que genera una menor producción de hueso y una mayor producción de cartílago. El cartílago se deforma por la falta de soporte óseo, lo que resulta en un aplanamiento de la cabeza humeral. La forma anormal de la cabeza humeral genera inestabilidad de la articulación con los consecuentes cambios degenerativos. Signos clínicos El equino presenta una claudicación intermitente, de comienzo insidioso y severidad variable, que frecuentemente es bilateral. La presión profunda sobre la articulación, así como la manipulación de ésta en extensión, flexión o abducción producen dolor y aumento de la claudicación. En general se observa atrofia de los músculos supra e infraespinoso, y en los casos muy crónicos, el casco del miembro afectado se encuentra encastillado. Diagnóstico Los signos clínicos, la reseña (edad del animal y razas de rápido crecimiento), y las maniobras semiológicas, junto a una anestesia intraarticular positiva, orientan el diagnóstico. Sin embargo, la mejoría puesta de manifiesto con esta anestesia puede no ser total si se trata de una osteocondrosis. El diagnóstico de certeza está dado por la radiografía medio-lateral, en la cual los hallazgos son: aplanamiento de la cabeza humeral, alteraciones en el contorno de la cavidad glenoidea y ostéolisis subcondral con esclerosis asociada. Si la patología lleva cierto tiempo de evolución, pueden observarse osteofitos en craneal y caudal de la cavidad glenoidea y de la cabeza humeral, indicativos de una enfermedad articular degenerativa secundaria a la incongruencia articular. Es fundamental obtener radiografías del otro miembro porque con frecuencia las alteraciones son bilaterales, y además en el caso de sospechar de aplanamiento de la cabeza humeral es importante comparar y realizar medidas, ya que esta patología no es tan sencilla de determinar cuando es muy leve. A diferencia de lo que ocurre en el perro, los “chips” articulares (fragmentos libres dentro de la articulación) no son frecuentes en el hombro del equino.

Tratamiento El tratamiento conservador consiste en reposo relativo, ejercicios controlados de varios meses de duración y reducción de la dieta. El tratamiento quirúrgico consiste en el curetaje de la articulación pero el abordaje es difícil y el éxito dependerá de la presencia de enfermedad articular degenerativa. Pronóstico El pronóstico es reservado, y generalmente los caballos no pueden destinarse a fines deportivos. Si el diagnóstico se realiza a tiempo (cuando el animal no ha finalizado su crecimiento) y las lesiones radiográficas son leves, sin aplanamiento de la cabeza humeral, el pronóstico mejora. La respuesta al reposo determinará el futuro uso que se le podrá dar al animal. El uso reproductivo es discutido por la posible predisposición genética al rápido crecimiento y el consecuente desarrollo de osteocondrosis. Enfermedad articular degenerativa del hombro Etiología La enfermedad articular degenerativa del hombro es consecuencia de traumas repetidos o de cualquiera de las patologías antes descriptas (fracturas, osteocondrosis). Signos clínicos El animal presenta una claudicación en frío de severidad variable y de naturaleza intermitente al principio del proceso, con las características típicas de la región del hombro. Diagnóstico Se realiza a partir de los signos clínicos y de las anestesias diagnósticas. Los bloqueos nerviosos de la parte distal del miembro ayudan a eliminar esta zona como origen de la claudicación, y la anestesia intraarticular produce en general una marcada mejoría, pero no necesariamente suprime la claudicación. En las radiografías se observan osteofitos principalmente sobre la parte caudal de la cabeza humeral y con menos frecuencia sobre la parte craneal de la cavidad glenoidea.

Tratamiento El tratamiento consiste en la administración de AINES (antiinflamatorios no esteroides) por vía general y la inyección intraarticular de corticoides de depósito (acetonida de triamcinolona) y de ácido hialurónico. Como terapia de apoyo se utilizan glicosaminoglicanos polisulfatados por vía intramuscular y ácido hialurónico también por vía endovenosa. Pronóstico El pronóstico es reservado y dependerá de la severidad de los signos radiológicos. El tratamiento es paliativo y los signos clínicos tienden a reaparecer en un tiempo variable. Parálisis del Nervio Supraescapular Etiología El nervio supraescapular es un nervio corto y grueso que se origina en el plexo braquial a nivel de C6-C7, discurre hacia lateral para doblar abruptamente alrededor del borde craneal de la escápula unos 6-7 cm dorsal a la tuberosidad supraglenoidea, en donde inerva al músculo supraespinoso. Luego pasa por encima de la escápula para inervar al músculo infraespinoso. El daño se produce en el sitio donde el nervio cruza por delante de la escápula y es a causa de traumatismo directos en la punta del encuentro. También está descripto el sobreestiramiento del nervio cuando el hombro es llevado violentamente hacia atrás en el caso de un resbalón. Signos clínicos El primer signo clínico que aparece es una marcada inestabilidad de la articulación escápulo-humeral, por falta de contención lateral de los músculos supra e infraespinoso, que se manifiesta por una neta abducción del hombro cuando el miembro soporta peso. Luego se observa una atrofia rápida de estos músculos en aproximadamente 7 a 10 días (mucho más rápida que la producida por las enfermedades del hombro), que se evidencia por una prominencia de la espina de la escápula. En algunos casos el trauma puede haber provocado algún otro daño adicional, como por ejemplo una fractura, con lo cual se suman los signos locales propios de ésta.

Diagnóstico La inestabilidad de la articulación del hombro asociada con la atrofia rápida de los músculos supra e infraespinoso en ausencia de signos radiológicos es indicativo de parálisis del nervio supraescapular. Cuando coexisten otras lesiones, siempre debe sospecharse el daño nervioso cuando la atrofia muscular es de desarrollo rápido. La actitud del miembro en la locomoción generalmente permite distinguir entre una claudicación de origen doloroso o mecánico (por parálisis nerviosa). Tratamiento El tratamiento médico consiste en la administración de corticoides de acción rápido (fosfato de dexametasona) a muy altas dosis por vía general asociados a vitamina B. El tratamiento quirúrgico se basa en la descompresión del nervio a través de la eliminación de una pieza de hueso del borde anterior de la escápula, pero no hay evidencia del éxito de este tratamiento. Pronóstico El pronóstico dependerá de la respuesta al tratamiento médico. Si en dos semanas no se observa mejoría, el pronóstico es desfavorable, aunque se aconseja un período de reposo de al menos 1 mes antes de sugerir la eutanasia, ya que la inestabilidad de la articulación por la atrofia producida perpetúa los signos clínicos. Es útil el uso de fisioterapia, recurriendo a la electroestimulación para contrarrestar la atrofia por denervación, sobretodo en los casos de neurotripsia. Bursitis de codo Codillera Este término define a la inflamación aguda o crónica de la bolsa sinovial superficial que se encuentra entre la piel y el olécranon. Etiología Generalmente es de origen traumático y si bien puede responder a un trauma único y violento, en la mayoría de los casos se forman por acción de traumas de baja intensidad pero repetidos en el tiempo, como por ejemplo la acción de los callos de la herradura contra el codo cuando el equino se echa o en aquellos animales que permanecen mucho tiempo en decúbito. También pueden ocurrir por la acción de atalajes mal colocados y menos frecuentemente por el alcance del miembro posterior a velocidad de carrera.

En algunos casos puede ulcerarse la piel y por lo tanto se originará una bursitis séptica. Si bien no es común, no debe olvidarse la posible etiología séptica por contigüidad a heridas o bien por diseminación hematógena, sobretodo en potrillos con onfaloflebitis. Signos clínicos En los casos agudos se observa una deformación en más, caliente, fluctuante y dolorosa a la palpación. Esta bursitis si no es tratada y si no se elimina la causa de base evolucionará a una forma crónica, generalmente de tipo fibrosa de consistencia dura y fría al tacto. En aquellos casos en que la bursitis es séptica la consistencia tiende a ser pastosa por el contenido purulento, el calor y el dolor son mucho mayores. Diagnóstico Se basa en los signos clínicos. Es de suma utilidad realizar la punción evacuadora para evaluar el contenido, el cual podrá ser seroso, serohemorrágico o purulento. Pronóstico El pronóstico es bueno siempre que se pueda eliminar la causa de base y si se evita la evolución a su cronicidad. Tratamiento El tratamiento varía según el curso. En el caso de una bursitis aguda, una vez realizada una terapia antiinflamatoria inespecífica consistente en antiinflamatorios no esteroides por vía sistémica y aplicación de frío en forma de duchas o hielo localmente. Se realiza la punción evacuadoray sin quitar la aguja se inyecta un corticoide de acción prolongada. Esta maniobra debe realizarse con la máxima higiene para evitar la posible contaminación, lo cual la transformaría en una bursitis séptica iatrogénica. Es muy común que la colecta serosa recidive, por lo que puede repetirse la maniobra hasta 3 veces a intervalos de 7 días una de otra. Para evitar las adherencias y disminuir la formación de líquido se puede realizar fisioterapia, siendo de elección el ultrasonido. En los casos sépticos el tratamiento consiste en el avenamiento quirúrgico y colocación de un drenaje tipo Penrose, acompañado de un tratamiento sistémico de antibióticos previo cultivo y antibiograma. En los casos crónicos el tratamiento de elección siempre es el quirúrgico y consiste en la extracción de la bolsa afectada., en los tipos serosos y proliferativos es de gran utilidad previo a la cirugía la inyección intrabursal de solución de lugol para indurar la bolsa y visualizar mejor los límites durante el acto quirúrgico. Como tratamiento preventivo se recomienda la colocación de una arandela de goma en la cuartilla para que cuando el equino esté en decúbito, los callos de la herradura no contundan contra el codo.

Carpo Breve recordatorio anatómico El carpo (popularmente conocido como rodilla) está conformado por tres articulacioes. La articulación radiocarpiana, de tipo gínglimo, es la más móvil, con un ángulo de apertura de casi 90º y está compuesta por el extremo distal del radio y la fila proximal del carpo (huesos carporradial, carpo intermedio, carpo ulnar y accesorio de medial a lateral). La articulación intercarpiana también es de tipo gínglimo con un ángulo de apertura de aproximadamente 70º y compuesta por las fila proximal proximal antes descripta y la fila distal (huesos 1, 2, 3, 4, y 5). La articulación carpometacarpiana, en cambio, es de tipo artrodial y no posee ningún movimiento. La membrana sinovial forma tres recesos para cada una de las articulaciones, pero los recesos de las articulaciones intercarpiana y carpometacarpiana se comunican entre sí a nivel de los huesos carpianos tercero y cuarto. La cápsula articular fibrosa es común a las tres articulaciones y constituye en su parte palmar la superficie dorsal del canal del carpo, que se continúa hacia distal formando el ligamento frenador distal o infracarpiano. Las articulaciones del carpo se mantienen unidas entre sí por dos gruesos ligamentos colaterales, medial y lateral, y por los pequeños ligamentos intercarpianos. Semiología En el examen clínico del carpo es fundamental realizar una correcta evaluación de los aplomos de los miembros anteriores. Cuando el carpo se encuentra en la posición de soporte de peso, la fuerza de impacto se concentra sobre la cara dorsal de los huesos, y este efecto se incrementa con la fatiga, con el aumento de la velocidad y la consecuente hiperextensión del carpo. La conformación de trascorvo, en donde los carpos se localizan por detrás de la línea de aplomo vistos de perfil, es la más indeseable ya que este efecto se intensifica. Una vez hecha la observación de los aplomos, se procede a una correcta inspección en busca de deformaciones, principalmente en la cara dorsal, y en relación al canal del carpo. La palpación se realiza primero con el miembro en estación y luego en flexión, a punta de dedo. Es muy útil evaluar el grado de flexión que presenta la articulación, ya que en casos de enfermedad articular degenerativa es frecuente encontrar una disminución de la flexión sin dolor a la palpación. El carpo es una región difícil de evaluar ya que muchas veces no presenta claudicación, o ésta es realmente muy leve, inclusive en casos de fracturas. Es por esto que la flexión forzada del carpo es una maniobra fundamental en el examen clínico, y debe prestarse atención si ésta es positiva, aunque sea levemente. Una flexión forzada de carpo positiva es indicativa de un problema real en esta región.

Para confirmar si el dolor proviene del carpo, pueden realizarse anestesias de los nervios mediano y ulnar o de las articulaciones radiocarpiana e intercarpiana (que se comunica con la carpometacarpiana). Complejo higroma del carpo Definición Es cualquier acúmulo de líquido sinovial en la región dorsal del carpo, que se manifiesta como una deformación en más, fluctuante, que variará de forma según la patología de que se trate (bursitis, tenosinovitis o sinovitis). Etiología Es de origen traumático, debido a golpes contra superficies duras. Signos El complejo higroma del carpo se caracteriza por una deformación en más, cuya forma dependerá de la patología de la cual se trate. En el caso de la bursitis precárpica, será en forma de media naranja. Si se trata de una tenosinovitis del extensor carporradial o del extensor digital común, seguirá el recorrido de las vainas tendinosas, con lo cual será alargada y sobrepasará en parte los límites del carpo hacia proximal y distal. En cambio, si es una sinovitis de la articulación radiocarpiana o mediocarpiana, la deformació se limitará a las filas del carpo, seguirá una disposición transversal y no cubrirá uniformemente toda la cara dorsal del carpo como en la bursitis. El grado de dolor y de claudicación variarán también según la patología.. Si se hallan involucradas las articulaciones, el dolor será severo y el equino presentará una claudicación de grado 1 a 3, y responderá a la flexión forzada de carpo en forma evidente. Por el contrario, la bursitis y la tenosinovitis presentan una claudicación de grado 1 a 2 en fase aguda que tenderá a disminuir cuando se proceso se haga crónico. En casos crónicos los animales no presentan dolor local y si hay una leve claudicación es consecuencia de la flexión limitada del carpo por la fibrosis en la parte dorsal de la cápsula y las posibles adherencias entre los tendones y las vainas tendinosas. Diagnóstico Se realiza en base a la localización de la deformación y se confirma con una radiografía de contraste o por ecografía. Se aplican entre 20 y 30 ml del medio de contraste, que debe ser hidrosoluble y estéril, y es importante tomar las mismas medidas de asepsia que en una inyección intraarticular. Si hay proliferación de las vellosidades sinoviales, la cavidad presentará un aspecto plegado en su superficie. Si el equino se encuentra claudicante, está indicada la realización de anestesias intrasinoviales para determinar si el higroma es el origen de la claudicación.

La ecografía permitirá descartar también lesiones subyacentes de los tendones extensores carporradial y digital común, y las radiografías simples son útiles para evaluar el grado de daño articular. Tratamiento El tratamiento consiste en el drenaje por aspiración y la inyección intrasinovial de corticoides seguida de un vendaje compresivo para evitar la reacumulación de líquido, el cual debe realizarse adecuadamente para no provocar escaras en el hueso accesorio. En el caso de una bursitis precárpica este tratamiento puede repetirse hasta tres veces, y de no dar resultado debe procederse al avenamiento quirúrgico. Es importante identificar si el animal presenta algún tipo de conducta que le provoque un trauma repetido y autoperpetúe la lesión, para así de esta manera intentar el cambio de hábito. Pronóstico Es favorable, aunque en los casos crónicos es frecuente que el carpo permanezca deformado y con cierta disminución de la movilidad.