Mariposa Lily Con Esencias de Bach

Mariposa Lily, reflexión nacida de la observación de los conflictos intrapsíquicos que reconduce, de su actividad terapé

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Mariposa Lily, reflexión nacida de la observación de los conflictos intrapsíquicos que reconduce, de su actividad terapéutica y de la combinación con otras esencias, por Susana Veilati

Resumen La Mariposa Lily se caracteriza por reconducir un distintivo estado emocional y mental que hace sentir, pensar y decir unas cosas y no otras a nuestros pacientes y a nosotros mismos. Aplicada correctamente recompone una particular forma de relacionarse con el mundo afectivo. En este artículo se hace un estudio de ello, así como de su combinación con esencias de otros sistemas florales. Palabras clave: Dilema intrapsíquico - Acción terapeutica - Combinación con otras esencias. Introducción La reflexión es una tarea que todos los terapeutas florales llevamos a cabo con cada una de las esencias florales que utilizamos. Generalmente se inicia a partir de una lectura de lo que afirman los elaboradores de una esencia en particular en sus Vademecums, más lo dicho posteriormente por otros terapeutas florales. Esta lectura habitualmente nos sugiere acuerdos, agregados, deseos de investigar, discrepancias conceptuales e intentos de comprender e interpretar –interpretación que siempre será absolutamente personal- lo que el elaborador quiso decir en el marco de aquello con lo que discrepamos conceptualmente, comprensiones súbitas, inspiraciones lúcidas y, sobre todo, nuevas preguntas. Respecto a mi actitud experimental, mientras estudio una esencia la bebo si encuentro que la definición de sus usos se adapta a una deficiencia personal. Personalmente, comienzo a usar una esencia del sistema de California, en este caso la Mariposa Lily, al igual que tantos terapeutas florales, a partir de esta reflexión sobre lo dicho por el elaborador y la lectura de las experiencias clínicas publicadas por Grecco y Stern –textos que sugiero como de consulta permanente. Más tarde, cada terapeuta floral suma a estas voces su experiencia con la esencia que lo ocupe. La reflexión que sigue, entonces, no hubiera sido posible sin 1) el estudio de lo dicho por los elaboradores y profesionales que antes se iniciaron a su uso y que volcaron su experiencia en las referencias de la Bibliografía al final; 2) el seminario de Grecco en Madrid en el 2001 que orientó definitivamente mi mirada hacia las profundidades de la Mariposa Lily; 3) mi observación y experiencia de la esencia y la constancia de mis pacientes en beberla; y 4) la reunión de todo

este material y la producción de esta síntesis. Observaréis que a lo largo del texto que sigue me tomo la licencia creativa de aludir a los colores de la Mariposa Lily como homenaje a su belleza y como referencia que me servirá de soporte para entretejer a su alrededor las cuatro aportaciones que acabo de mencionar. La herida intrapsíquica de la mariposa lily Abro el texto de Katz-Kaminski en la página 394 y comienzo por leer el color de la flor «blanca y amarilla con puntos púrpura» Busco rápidamente su fotografía en el libro de Claudia Stern. Leo a partir de la pag. 21, donde Stern vierte una importante consideración respecto de "La importancia de los colores de las flores". Ver la foto de la Mariposa Lily y leer sobre sus colores ya me informa de algunas de sus virtudes y particularidades. La flor tiene el aspecto de una corola abierta de tres pétalos preciosos, redondeados, consistentes y de importantes dimensiones. Parte de un centro amarillo que deviene rápidamente en un blanco puro de leche. El blanco me informa que esta esencia aporta serenidad, juicio claro y máximamente respetuoso de la identidad de la cosa-en-sí. No obstante, entre el amarillo y el blanco se instala una pequeña lágrima púrpura. El púrpura es un rojo intensísimo que se escapa hacia el violeta profundo –"rojo que tiende a violado", lo define el Diccionario de uso del Español, de María Moliner. El púrpura termina resolviéndose cromáticamente en un violeta intenso. La flor presenta tres de estas lágrimas, una por pétalo. Pienso que la lágrima púrpura, color que incluye al rojo en su composición, dice algo del orden de una vicisitud dramática y apasionada, de una "prueba" o desafío en la vida que, gracias a las cualidades de templaza y moderación del violeta, hace lugar a una comprensión y sublimación de las pasiones «El violeta –que también lleva rojo en su composición- atempera el dolor de las pasiones», dice al respecto Stern. ¿Cuáles serán las pasiones inherentes a la Mariposa Lily?. Iremos desgranándolas. Llama la atención la ubicación de esas gotas púrpuras insertadas en el mismísimo límite entre el amarillo y el blanco como si fueran un paso obligado desde la condición de despechada melancolía que se asocia al amarillo, a la cualidad de serena síntesis vinculada al blanco. Sin duda que estas consideraciones cromáticas en relación a las pasiones, resultarán apoyadas conceptualmente a lo largo de la lectura de este trabajo. Vuelvo a leer a Stern: «El violeta es color de duelo»… ¿Cuál es el duelo que le duele a quien necesita de esta esencia? Se trata de un duelo que sin ser trágico como el de la muerte expone a quien lo padece al sufrimiento por una demanda que nunca podrá ser satisfecha. Aclaremos esto a continuación. Deseo advertir al amable terapeuta floral que la comprensión de este lugar psíquico de intervención de la Mariposa Lily es de una importancia clínica excepcional y sin su entendimiento no será posible acceder a la acción combinada de la M. Lily con otras esencias que incluyo para finalizar este artículo y que puede serle de utilidad en su práctica clínica. Pido su paciencia y disponibilidad para atender al desarrollo que sigue y que está al servicio de la penetración en la Mariposa Lily. La Mariposa Lily permite la elaboración de un duelo por la pérdida de la madre. ¿Elaboración de una pérdida en el sentido de muerte? Tal vez, pero más bien en el sentido de resignificación no de una muerte sino de esa carencia inevitable que tan bien observa el psicoanalista francés Jaques Lacan y que "se inicia" a partir de la contrariedad del hijo que se da cuenta de que "No soy todo lo que mi madre desea"; mientras la madre hipoteticamente dice "Por más que ame a mi hijo siempre habrá un margen, algo que le indicará que lo que deseo está más allá" (afortunadamente… Lo contrario sería la psicosis). La madre no muere, solo que mira hacia otro lado que no exclusivamente en dirección a ese niño que la quiere toda para sí. De ésta pérdida es de la que hablo.

Es justamente con este "No soy todo para mamá", con el que deberemos aprender a vivir para desistir del intento de serlo todo para alguien o de que alguien sea todo para uno. Mariposa Lily, es para la aceptación de esa falta. Porque de no reconocer esta ausencia irremediable -por estructural- del ser humano, el paciente –o uno mismo- quedará abrochado imaginaria o concretamente a la madre como fuente de suministro, esperando recibir "de ella", o de algun otro/a sobre el que deposite su afecto, eso que nadie puede dar: TODO. «Más teta, más, dame más, continúa dándome que aun no es suficiente…» Difícil de gestionar aunque necesaria es la resignación que procura esta esencia que permite que "Te ame aun sabiendo que no me vas a dar todo, dijo Grecco en el Seminario que impartiera en Madrid, Lirio Mariposa es la sanadora del amor, me empuja al amor, a dar y recibir, a sabiendas que no me lo vas a dar todo". Este comentario despertó mi comprensión de la acción terapéutica de esta esencia. La Mariposa Lily es entonces, para renunciar a lo imposible que imaginas como posible: que alguna vez alguien te dé todo lo que necesitas. ¿Qué dice el paciente de esta esencia? Francamente no conozco a nadie que no padezca, en menor o mayor medida, de este sufrimiento intrapsíquico que condiciona nuestro estilo de aproximación y demanda de amor, nuestra capacidad de sentirnos nutridos, a gusto, de recibir y quedarse con lo recibido, de concebir el mundo como un sitio menos árido, más acogedor, de disminuir el volúmen del insistente deseo de algo imposible. Si hay algo que la esencia procura, bebida por no menos de año y medio a dos años, es la independencia de toda "fuente de suministro" que aboque al sujeto a ese lugar de necesidad-dependencia no elaborada, que lleva a que establezca relaciones menos amorosas por más exigentes de algo que no es pasible dar ni recibir. Todo o nada, parecen decir estos pacientes. Mariposa Lily es de la quinta de Chicory, Heather, Bleeding Heart, y probablemente Milkweed. Su administración conjunta es interesante, dependiendo si presenta una u otra de las sintomatologías emocionales, mentales o físicas de estas últimas. Por esta cualidad nuclear y estructural que reconduce la Mariposa Lily, y que acompaña al conjunto de síntomas (síndrome) de estas otras esencias, es que suelen diagnosticarse juntas en un mismo paciente. Por ejemplo, las pacientes "Chicory y Mariposa Lily" es decir, donde estas dos complejidades aparecen asociadas, son muy habituales en la práctica. Chicory dice, entre otras cosas, "Te doy para sentirme generosa y mostrarte mi sacrificio esperando que tu te percates de este desprendimiento para que cuando yo pueda necesitar algo de ti, a ti no te quede más remedio que dármelo". Culpa, chantaje y manipulación -malas palabras, pero no debiéramos perder de vista que trata de un desesperado pedido de relación- es el complejo que aborda esta esencia cuya ingesta procura la aparición de la virtud opuesta: la generosa facilitación por nuestra parte de la independencia y autonomía a nuestros seres queridos. Cuando se combina con la Mariposa Lily, esta última apoya eso en que también incide Chicory y que en ambas es la renuncia a la dependencia del otro, en el caso de Chicory, y a lo imposible de recibir, en el caso de Mariposa Lily. Ni qué decir de la combinación Corazoncillo –Bleeding Heart- y M. Lily que describe un estado en el cual, debido a una pérdida amorosa, ese talante de "carencia de fondo maternal" –que repitamos, es natural e inherente a la condición humana, no estamos hablando del estado Evening Primrose o Algodón donde sí hubo desamparo concreto- es dramáticamente proyectado sobre el amante y activado por su privación. El amante así, pasa a ser el depositario de esa carencia inevitable que deviene insufrible por estar tan patentizada en el otro, tan visiblemente puesta fuera de uno mismo. El otro deja de ser quien es para ser la causa de eso que no tiene que ver con él porque ya tuvo lugar hace demasiado tiempo sino con "otra" y

que además es estructural del ser humano. Lo imposible toma el lugar del amor; la insatisfacción será la condena. Cuántas tragedias de amor se construyen sobre la caída de la ilusión de "Al fin te he encontrado. Tu sí eres todo para mí. Tu sí colmarás este vacío que es agujero que nada retiene"… Es justamente por esto que la Mariposa Lily combinada con Walnut -que favorece la autonomía y desinclusión del medio familiar- es una aleación casi imprescidible para el tratamiento de la anorexia y la bulimia. Mujeres (y hombres) con un agujero que nada retiene porque su deseo tiene como objeto nada, lo que falta, lo que no es posible recibir. No obstante sugiero que dicha combinación sea administrada por un tiempo importante, nunca menor a un año, ya que los síntomas pueden recuperar su fuerza cuando se interrumpe su ingesta si no han "calado hondo" sus propiedades terapéuticas. Tiene lugar allí algo similar a lo que sucede con el tratamiento de la impaciencia, que aborda la Impatiens de Bach, retorna tan a sus anchas si no se bebe esta esencia por un tiempo importante. Es también interesante la asociación de Mariposa Lily y Heather -Brezo-la esencia que opera sobre ese autocentramiento (egocentrismo, narcisismo negativo) que impide al sujeto hacerle un espacio de escucha a su interlocutor, y claro… se queda solo, o con esa característica floritura de síntomas físicos que agravan aun más su comunicativa obsesión por sí mismo y que lo aturden tanto como su discurso siempre autoreferido. Personalmente observo que dicha combinación floral potencia extraordinariamente la acción de descentramiento de sí, que procura Heather. Recordemos lo dicho anteriormente respecto a la estructura que trabaja la Mariposa Lily: la insatisfacción y el desamor a la que aboca la búsqueda de la fuente de suministro TOTAL. Las dos comparten esa cualidad de oralidad que Heather destina a la palabra o al cuerpo y Mariposa Lily al desamparo que pide más de lo imposible. La cualidad de receptividad del otro que desarrolla la Mariposa Lily maximiza la cura de esa "atención obligatoria", dice Orozco, que Heather impone en el marco de sus afectos… y de su cuerpo. Me pregunto ¿Y con Hinahina, del sistema de Hawaii? la esencia, que a decir del Dr. Grecco en su amable correo del 11 de julio de 2002 "Trabaja, en la mujer, la relación con el padre y con los hombres. Sana los restos emocionales de experiencias de dolor con los hombres significativos en la vida de una mujer. Da seguridad, firmeza y determinación asi como una gran capacidad para comprender Qué quieren los hombres. Es una gran sanadora de la histeria, del sometimiento y la dependencia pero esencialmente ayuda a la mujer, al igual que el Heather, a elegir bien sus relaciones de afecto y de amor, es decir, en una mujer la ayuda a darse cuenta cuando un hombre es significativo y benéfico en su vida. Esto lo hace porque limpia los restos transferenciales que le impiden ver bien al hombre que aparece en su vida... o desaparece." No he podido resistir la tentación de hablar de Hinahina. Hace años que buscaba una esencia "sanadora de sustrato" de lo que técnicamente se da en llamar síndrome histérico -a pesar de este nombre tan altisonante nunca perdamos de vista que Histeria es solo una clasificacion nosográfica de la psiquiatría y que no dice nada de la especificidad de ese paciente en particular aunque sirva para entendernos en un texto o una disertación. Continuando con la Hinahina, no puedo ocultar mi entusiasmo ante una esencia que se postula como capaz de actualizar en la mujer la capacidad de elegir en general y en particular a un hombre; que abra a la pregunta por la diferencia ¿Qué quieren los hombres?; que le permita ver y escuchar más a quien tiene enfrente que a un personaje de su fantasía constituído por restos transferenciales (retazos de los hombres de su familia, especialmente el padre). Me parecería, y estoy investigando en este sentido, un complemento "de base" para Corazoncillo –Bleeding Heart-. Queda pendiente algun trabajo de investigación de Hinahina combinada con Mariposa Lily. El violeta que forma parte de esa composición púrpura, se asocia también con el espiritualismo afectado

por importantes restos emocionales sin elaborar, Wilber diría "…de residuos no elaborados de los niveles 2º y 3º". (Acoto esto para quienes hayan leído la obra de Ken Wilber o la relación que establezco entre su trabajo y las esencias florales en mi primer libro). ¿Y bajo cuáles formas se presenta la necesidad de Mariposa Lily? ¿qué vemos entonces? Amigos, conocidos y pacientes que acuden a consulta en crisis con su grupo espiritual porque depositaron expectativas "de hijo": "En este grupo, al fin encontraré ese clima maternal que necesito", parecen decir. Este ha sido uno de mis padecimientos personales, lo conozco bien. Pero no solo Mariposa Lily opera sobre este costado "dependiente del suministro afectivo de un grupo espiritual". Es también una actitud hacia la práctica de ejercicios espirituales, que se encara con la exigencia de sentir algo que, y utilizan estas palabras: "Los colme", "Los llene" "me alimente". La espiritualidad no colma, brota; no viene de arriba (del cielo cristiano) sale de dentro. De esta forma, la búsqueda del Alimento Sagrado, que se nutre de un motor interior, de una autogestión, es asimilado a la idea de "teta espiritual". Es cierto también, que hay grupos que fomentan este estado de dependencia: dan a sus miembros trabajo, créditos, albergues, comida… Wilber se refiere a ellas como los grupos espirituales del fulcro 4º. (No estoy haciendo referencia al favor circunstancial y casi aislado que uno le hace a un Compañero, a un Amigo, a un Hermano). Esta actitud condena al buscador a la migración de grupo en grupo buscando comida fácil. Es importante entonces asociarla, si corresponde, a la Amapola -California Poppyque trabaja a su vez aquietando la golosa avidéz de más y más experiencias. ¿Y Mariposa Lily con Milkweed? Mi exploración con Milkweed es la de haberla suministrado a exdrogodependientes y exalcohólicos, a pacientes borderlines, con trastornos de la personalidad y a pacientes con graves desórdenes alimenticios (me falta más experiencia con estos últimos). Indefectiblemente, en todos los casos, he llegado a su administracion conjunta a Mariposa Lily en buena parte del tratamiento. Milkweed es para la dependencia extrema, más extrema que todas las vistas hasta ahora, y que la hace apta para tratar a esos pacientes fundidos con el clima emocional materno, con un importante grado de indiferenciación de la madre –el drama del paciente psicótico y borderline- que luego reeditará en la dependencia de otros paraísos artificiales o de instituciones que se haran cargo de él como si fuera un niñito. Búsqueda que recuerda a la de Evening Primrose y Algodón, con quienes Milkweed comparte aun más identidad terapéutica que con la Mariposa Lily. Entonces ¿Para qué la administración en estos casos de Milkweed con Mariposa L.?. Para dar respuesta a esta esta cuestión no podemos sino iniciarla por una observacion sobre Mariposa Lily y Sunflower Todo lo que pueda decir de Sunflower seguramente será insuficiente. Sunflower es la esencia de la "Individualidad radiante", así lo afirman Grecco y Espeche. Esta importante aseveración debiera darnos motivos para pensar en sus fundamentales -en el sentido de fundacional- efectos en nuestra práctica clínica. Pero agreguemos otras interpretaciones de los mismos terapeutas florales: o

"Promueve la fuerza radiante de la individualidad"

o

"Aprender a buscar la verdadera identidad…"

o

"Afirmación Positiva: Soy la fuerza de mi sol que se expande".

Por supuesto que estos autores asignan, en la misma línea, otros efectos terapeuticos más precisos: "Resolver conflictos con figuras paternas" "Yo desequilibrado en exceso.. o por insuficiencia…" "Agresividad, egoísmo, egolatría, falta de personalidad, orgullo, problemas con la autoridad, vanidad, baja autoestima". Coincido ampliamente con tan importantes observaciones. Pero qué tenemos aquí sino un efecto terapeutico que se podría resumir en que Girasol, Sunflower, es para el desarrollo de la sensación de identidad, es decir, del proceso de llegar a nombrarse "Yo" y sentir que uno es diferente a "Tu".

Sunflower es una esencia de "Construcción de estructura del Yo", en el sentido del psicoanálisis evolutivo (Kernberg y Blanck & Blanck) Dicho de otra manera, una esencia para acometer el proceso de separación-individuación en ese punto donde todos los pensamientos y emociones estan presentes y son muy conscientes pero no se sabe del todo a quién pertenecen, es decir, existe una fusión entre el sí mismo y el padre, por ejemplo. Esto justamente es lo que hace decir a Grecco que Sunflower es para ir desarticulando esa extraordinaria identificación con el padre que no le permite al hijo que la sufre el ser de otra manera sino como papá. La forma de afirmarse en el mundo de ese hijo está muy ligada a una identificación con el padre cuestión que abre a la pregunta ¿Dónde terminas tú y comienza el deseo de tu padre?. Importantísimo entonces será el abordaje de esta temática en consulta y de la combinación de Sunflower con Walnut. Con Mariposa Lily, a mi entender, sucede algo muy similar, no solo será una esencia para la "resignación de la pérdida de lo inevitable" sino para despejar lo que desea el niño o la niña, del deseo de la madre… y esto es también una cuestión estructural, de construcción de estructura del Yo. Mariposa Lily parece la versión femenina de Sunflower. "Yo soy yo y tú eres tú", reza la máxima gestáltica de Fritz Perls. Un Mariposa Lily equilibrado dirá "Yo soy yo, mamá, porque tú eres tú. Y aunque de vez en cuando desee lo que tú para atraerte a mi órbita de influencia, y aunque de vez en cuando me coloque en ese lugar de ser solo lo que tu deseas madre, tú eres tú y yo soy yo". Retomemos aquello de la combinación de M. Lily con Milkweed a la luz de lo dicho a partir de allí. Qué es la dependencia sino, entre otras cosas, la espera prolongada en el tiempo y focalizada en un sujeto, cosa o substancia, de aquello que no viene. Sea esto el Paraíso (y la vía regia de acceso inmediato a él son las drogas, la heroína especialmente, todos los derivados del opio y esa síntesis moderna llamada MDMA o Éxtasis), sea la ilusión de la total satisfacción. Ambos, paraíso y plena satisfacción, recuerdan a esa fusión somatopsíquica con la madre acaecida durante la gestación y los primeros meses de vida. Es exactamente en este punto donde la dependencia del paraíso que ayuda a resolver Milkweed puede a su vez verse apoyada por la acción de "diferenciación de la madre" que la Mariposa Lily promueve en la misma línea que Sunflower la promueve desde la diferenciación del padre. ¿Cómo sana la mariposa lily? Decíamos que Mariposa Lily es para la lúcida y desapegada aceptación de esa pérdida que consiste en la percatación de que mamá se interesa por otras cosas, personas y vocaciones, que solo aquella de ser "Mi mamá solo mía y que me mira solo a mí". Por ejemplo: se interesa por papá y/u otros hombres, por su trabajo, por los otros hermanitos, está, además, inmersa en su conflicto (mamá también tiene su neurosis)… Mamá, además de mi mamá, es una mujer diferente a "mi mamá". Diríamos entonces que un Mariposa Lily positivo es quien puede estar con su mamá mientras está con la mujer que es su madre. Mujer que tiene amigos, que se equivoca, que hace el amor, que a veces siente placer o no lo siente, que tiene mal humor, que acaricia o no, que está enferma o lúcida, en fin… una MUJER. Es interesante hacerles notar a los pacientes la escasa o ninguna cantidad de veces que han pensado o no en sus padres como un hombre y una mujer. Es como si ese hombre y esa mujer solo fueran "mis padres". A Modo de conclusión Quien ha tratado con esta esencia seguramente ha observado en el paciente la suavización y templanza del discurso que se opera cuando, pasado un tiempo importante de ingesta, hace referencia a sus padres. Puede hablar con y de su madre como una mujer. Solo así, viendo en su madre a la mujer, es que ese hombre-nene-de-mamá que necesita Mariposa Lily podrá pasar (amar) a otra mujer. O que esa mujer podrá recorrer el camino de ser hija-de-mamá a madre. Gracias por tu atenta lectura. Bibliografía o

Escohotado, Antonio. "Para una fenomenología de las Drogas". Biblioteca Mondadori.

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Grecco, Eduardo. Espeche, B. "Flores de California. Manual práctico y clínico. Ed. Continente

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Grecco, Eduardo. Seminario "Emociones, Vínculos, Síntomas". Impartido en Madrid en 2001. Apuntes personales.

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Grecco, E. "Terapias florales y Psicopatología". Ed. Continente

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Kaminski, P. Katz, R. "Repertorio de esencias florales. Guía integral de las esencias norteamericanas e inglesas para el bienestar emocional y espiritual". Ed. Índigo.

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Kernberg, Otto. "Desórdenes fronterizos y narcisismo patológico". Paidós.

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Kohut, Heinz. "La restauración del sí-mismo". Paidós.

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Orozco, Ricardo. "Flores de Bach". Editorial Indigo.

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Perls, Fritz. "Sueños y Existencia". Ed. Cuatro Vientos.

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Stern, Claudia "Remedios Florales de California". Ed. Martinez Roca.

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Veilati, Susana. "Tratado completo de Terapia Floral". Ed. Edaf.

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Wilber, Ken. Psicología Integral. Ed. Kairós.

Contactar con la autora: Escuela española de terapia floral: http://www.susanaveilati.com

Mariposa Lily, por Eduardo H. Grecco

«A partir de aquella noche todo cambió dentro de mí; volví a estar habitado; ya no era aquel lastimoso vacío en el que daban vueltas (como los desperdicios de una habitación abandonada) las nostalgias, los reproches y las acusaciones; de repente la habitación de mi interior estaba arreglada y alguien vivía dentro de ella» -Milan Kundera, La broma He tenido la oportunidad de escribir, sobre Mariposa Lily, una serie de textos a lo largo del tiempo, la mayoría de naturaleza clínica y terapéutica, que ilustran sobre los beneficios sanadores que esta esencia proporciona. Por otra parte, existen varios trabajos, como el de Richard Katz y Patricia Kaminski, que nos acercan al conocimiento de la esencia de esta flor y a la comprensión de sus mecanismos fundantes que ponen en evidencia los alcances de su obra sobre el alma de cada persona. En el presente, quiero hablar del patrón emocional de este remedio que se relaciona, en mucho, con nuestro sentimiento de seguridad ontológica, afecto que hemos consolidado o no, en nuestra vida, en la matriz de ese particular y único vínculo que conformó el juego de interacciones vivido en la relación con nuestra madre. Un vínculo en donde se reactualizan todos los pasados (constelares, arquetípicos, kármicos y prepersonales) que traemos en la mochila de nuestra memoria al tiempo de nacer. El cuerpo de mamá Tal vez sea algo demasiado obvio para recordar pero me arriesgo: entramos en la vida, encarnamos en esta tierra, por intermedio del cuerpo de mamá. Ella nos proporciona la primera casa donde habitamos, el primer territorio donde nos vamos forjando, el primer mundo en el cual interactuamos. Nos brinda un espacio lleno de matices y vaivenes, tanto materiales como sutiles, un mundo donde aprendemos, al ritmo del latir de su corazón, los esquemas básicos de las emociones. Cuando dejamos esta primera morada, cuando nos separan de la placenta, de nuevo nuestra madre ofrece un modelo de cobijo y abrigo con sus brazos alrededor de nuestro frágil cuerpo. Los brazos de mamá, en nuestra piel, dibujan una segunda placenta de protección y, durante mucho tiempo, somos demandantes de ese gesto de mamá para poder, no sólo sobrevivir, sino vivir. Esta dimensión, en lo simbólico, está representada por la luna: la energía lunar es la que impronta la transición del nacimiento. De manera que la luna, en nuestra carta natal, representa la energía de mamá, esa energía que nos da seguridad y que determina, en cierto modo, nuestra personalidad.

Al introducir esta idea de la función madre como modeladora de la personalidad, vale la pena mencionar que nuestra personalidad, al igual que mamá, es lo que nos sostiene, protege, arraiga y nutre, de tal manera que podemos hacer un juego de transformaciones en el cual vamos a incluir los conceptos de mamá, personalidad y familia como ejes simbólicos que nos atan al pasado, pero que a la par nos cimientan en la seguridad que permite desplegar el ser. Dicho de otro modo, mamá, familia y personalidad son nuestras estructuras básicas imaginarias de búsqueda de seguridad a la cual retornamos en cada circunstancia adversa de la vida en la cual sentimos amenazada nuestra identidad. ¿Qué ocurre cuando una persona se relaciona de un modo tal que todo lo que nutre lo vive como tóxico y todo lo intoxicante lo vive como nutritivo? ¿Qué ocurre con una persona cuando vive todo cobijo como ahogo y todo ahogo como cobijo? ¿Qué sucede cuando una persona se siente insegura, desprotegida y vivencia toda separación como abandono? Ese cuerpo de mamá, hoy interiorizado como una constelación afectiva, hoy funcionado como "la personalidad", ese "cuerpo", que tendría que estar proporcionando nutrición, protección, sostén y amparo, no cubre ahora estas demandas y deja a la persona sumida en la sensación de desprotección y desamparo. La seguridad La seguridad es, en nuestro mundo emocional, lo que el sistema óseo es en el físico: sostén, protección, firmeza, estabilidad... Aquello que nos mantiene en pie ante las tormentas y placeres de la vida. Cuando la seguridad se desenvuelve de un modo armónico se presenta, ante la conciencia, como certidumbre y capacidad de discernimiento. En una época histórica como la actual, donde el desequilibrio es un dato constante y cotidiano, parece natural que los seres humanos busquen moradas "seguras" donde refugiarse, pero que, muchas veces, acaban convirtiéndose en murallas detrás de las que se aíslan y, sin embargo, no logran superar sus temores. Ocurre, entonces, que aun conscientes del elevado precio que pagan, eligen no innovar y ver pasar la vida dejándola ir, sin animarse a correr el más mínimo riesgo por vivirla y, así, van muriendo lentamente de melancolía, en un estado emocional que ilustran magníficamente los versos de Fernando Pessoa (bajo su heterónimo Alberto Caeiro): Cuando venga la primavera, / si yo ya estuviese muerto, / las flores florecerán del mismo modo / y los árboles no serán menos verdes que en la primavera pasada. / La realidad no me necesita. La seguridad es al hacer, lo que la intuición al pensamiento. Ambos condensadores psíquicos nos dan las certezas necesarias para avanzar en la vida y ambos se forjan en el crisol materno. Si faltan o son endebles, nos derrumbamos o nos rigidizamos como extremos defensivos frente al miedo. Sentimos pavor ante la posibilidad de perder las seguridades adquiridas porque en realidad las sentimos pobremente aferradas a nuestra piel. Sentimos terror ante la aniquilación de nuestra identidad (como ocurre en la persona Rock Rose) porque nos apreciamos fuertemente inseguros. Lo que la seguridad nos da La búsqueda de seguridad intenta dar cobertura a cuatro demandas básicas: cobijo, protección, nutrición y afecto. (Necesidades imprescindibles y urgentes, como se las siente en estos versos de Pablo Neruda: Ámame, tú, sonríeme, / ayúdame a ser bueno.) El cobijo y la protección nos hacen experimentar que "tenemos" una casa –que primero fue un útero– y, por lo tanto, nos invade la vivencia de "estar más seguros"; el alimento nos da la sensación de que, cuando tenemos el estómago lleno, nos sentimos más seguros, y por último, percibidas las señales de que somos queridos y aceptados, el afecto nos provee de un umbral creciente de mayor seguridad. Mamá fue quien nos enseñó a encontrar, en su vientre primero, luego en sus brazos y sus pechos, y más tarde en su voz, el camino para satisfacer tales requerimientos imperativos para realizar en plenitud nuestra verdadera esencia. Es tan central la seguridad en nuestra vida que su carencia nos arroja al desamparo. El hombre que la posee, incluso de modo precario o transitorio, es capaz de cualquier sacrificio con tal de no perderla, aun de enfermarse, ya que, para muchas personas, la locura o un síntoma orgánico

representan, imaginariamente, la posibilidad de sostenerse en alguna amarra, estar cobijado por algo. La seguridad implica tener la certeza de saber, en principio, dónde uno está parado y qué quiere lograr, y luego hacia dónde se va y en la marcha permite mantener el ritmo propio de nuestros pasos, con alegría, a pesar todos los escollos del camino, y a no temerle a lo que pueda suceder (sobre todo, en estos tiempos de incertidumbre globalizada). Una persona insegura es alguien extraviado y perdido por los senderos de la vida, alguien sometido, en su andar, a las mareas emocionales de los otros y a sus propias mareas incontrolables. Seguridad también significa confianza en uno mismo (y, de ser creyente, en los designios superiores) y confianza en que se no correrá ningún peligro insalvable, que nada va a fallar (y que si algo falla, se podrá volver a intentar). Es ese estado de íntima convicción de que aquello que deseo, si mantengo la impecabilidad en mis actos, si tengo fe y estoy despierto, sucederá sin duda. Por lo tanto, la seguridad es un afecto que nos aleja tanto del miedo como de la angustia, tanto de lo temible como de lo incierto. Por otra parte, la sensación de seguridad es, en lo visceral y lo cardíaco de cada persona, un sentimiento tan inexplicable como la fe o el amor. Aquí hablamos de la seguridad como de una capacidad del alma para sostener de pie a la persona en la vida cotidiana y ayudarla a hacer y a evolucionar, y no, por ejemplo, la que puede dar el dinero, la belleza exterior, un título, o el ejercicio de algún poder o destreza. Hablamos de ese "algo" que cada uno sabe si posee o no se posee, ese sentimiento que no necesita razones para su presencia o ausencia (aunque se pueda, desde lo psicológico, analizar las causas de una u otra), que no se puede incorporar por transfusión y que no depende de lo exterior porque sólo surge, como un surtidor, de la médula del alma. Pero no somos deterministas. No se nace con este "don" para toda la vida –aunque nos sentimos cobijados y seguros en el útero materno–, y si en la infancia nadie nos ha procurado seguridad, a pesar de ello es posible alcanzarla y merecerla, como la fe, como el amor... Mamá y la seguridad Aprendimos de mamá a nutrirnos y en esa etapa nutricia no sólo nos dio alimento sino también seguridad. Con cada abrazo nos llenó de firmeza, en cada rechazo nos preñó de incertidumbres. Así, como nos enseñó a alimentarnos, protegernos, caminar y hablar, mamá nos dio las coordenadas básicas para asimilar la energía de la seguridad o la falta de ella. Una seguridad que recorre cada parte de nuestro cuerpo y llena cada una de nuestras glándulas y vísceras con su presencia. Una seguridad que transita a la par con nuestra sangre oxigenando nuestro espíritu, mientras ésta lo hace con el cuerpo. La seguridad no es algo que tenemos sino algo en lo cual moramos. Al igual que mamá, la seguridad nos envuelve con sus brazos. Pero, así como hay brazos sostenedores, los hay ausentes, ahogantes, frustrantes, débiles, egoístas... Las consecuencias clínicas Hilvanada así la reflexión anterior, previamente al abordaje de Mariposa Lily, debemos decir ahora que este remedio se presenta como una herramienta crucial para todas los seres humanos, ya que –sea por vía biográfica, prepersonal o transpersonal– todos nosotros cargamos con alguna cuenta pendiente con mamá, con alguna situación en donde las insuficiencias parecen predominar. A veces, desplazamos estas insuficiencias al cuerpo, en síntomas (especialmente digestivos, circulatorios, respiratorios y óseos), o al psiquismo (como por ejemplo las psicosis o los sentimientos de desamparo, desolación y abandono) y, muchas otras veces, proyectamos en nuestras relaciones interpersonales, los conflictos, deudas y temores conectados con esta constelación materna. Además de sanar nuestra relación con mamá –y todo lo que ello implica– Mariposa Lily equilibra nuestra personalidad, nos da una mayor conexión con nuestro cuerpo –vivido como el pivote de nuestra existencia–, nos reconcilia con nuestra familia, nos amiga con nuestro pasado y nos reconecta con nuestras emociones. Nos hace comprender que madre, familia, personalidad, cuerpo y memoria son una serie de estructuras que, si bien pueden atarnos regresiva y a veces dolorosamente al ayer, también

pueden devenir en "medios de navegación" hacia el desapego por el sendero del crecimiento. Son sistemas de referencia que, cual "pista de despegue", a veces nos retienen en ella, con el argumento de las "malas condiciones climáticas", otras nos obligan a un involuntario "aterrizaje forzoso" por "falta de combustible", pero a partir de un momento de nuestra historia personal bien podemos lograr, al fin, que nos sirvan de "plataforma", para que desde allí aprendamos a remontar vuelo por nuestros propios medios, con nuestro propio avión y a nuestro aire. Y tal vez, entonces, podamos decir, como el gran poeta argentino Juan Gelman: Hemos quemado el miedo, / hemos mirado frente a frente al dolor, / antes de merecer esta esperanza. De alguna manera, Mariposa Lily nos hace unir las dos puntas del ovillo de la trama de nuestra vida: los anclajes del pasado que nos constituyen (mamá, familia, cuerpo, personalidad y memoria) y el destino al cual caminamos (trascendencia, aprendizaje), que nos lleva a evolucionar, no negando el ayer sino construyendo nuestra identidad sobre esa base, pero transformándola. Después de todo, la seguridad –"eso" que sentíamos prendidos a la teta de mamá– es el sentimiento que nos permite tener continuidad en el cambio permanente al que la vida nos convoca y arroja. Tener un corazón Mariposa Lily es estar abierto al porvenir, sin temer perdernos en el remolino del laberinto de nuestros afectos, el entretejido de nuestras relaciones o la maraña de nuestros sueños. Es sentir ganas de recitar en voz alta estos versos de Antonio Machado: Mi corazón espera / también hacia la luz y hacia la vida / otro milagro de la primavera. Es sentir que fluye, dentro de nosotros y como de una fuente inagotable, la fortaleza para enfrentar los desafíos de la vida. Que hay algo o alguien valioso dentro de nuestra ahora ordenada "habitación interior" (ésa de la que nos habla Milan Kundera en el epígrafe). Y es sentir, también, que nunca estamos solos o desamparados, porque habitamos una trama que nos da cobijo, albergue, protección y sustento, y que al mismo tiempo nos alienta a avanzar hacia el mañana sin temor y con la seguridad de que "nada nos puede faltar". Contactar al autor: [email protected] http://www.laredfloral.com

Mariposa Lily en la clínica floral, por Eduardo H. Grecco

Nuestra madre nunca previó aquello en lo que nos hemos convertido a partir de haber sido, de chicos, espectadores de su desesperación. -Marguerite Duras, El amante Mamá es mala, según oí decir el año pasado en la fiesta de Navidad; pero yo creo que no, lo que pasa es (y esto también lo oí decir en la fiesta de Navidad) que está aburrida del mundo. Reinaldo Arenas, Celestino antes del alba –Mamá, quiero un toldo blanco cubriendo mi cama. –La casa la tenemos muy limpia. Aquí no se cuela ni el polvo. –A mí se me cuelan sueños muy feos. Carlos Fuentes, Los años con Laura Díaz Este texto recoge experiencias sobre el uso de Mariposa Lily en la clínica floral. El aporte de este remedio es central, ya que trabaja los aspectos fundamentales de construcción de la subjetividad de cada persona, proceso que acontece, inicialmente, en el marco de la relación del niño con la madre desde la concepción hasta los primeros tiempos de vida. Lógicamente los resultados de esta interacción dejan huellas significativas en la personalidad, algunas de ellas decisivas para la posterior evolución de la persona. Sin embargo, hay dos hechos a considerar. El primero, que no se trata tanto de la vivencia en sí misma o de los acontecimientos en sí, sino de qué forma esta vinculación actualiza y desnuda la existencia de una estructura previa que es estructurante del modo como cada uno organiza su percepción del mundo y la manera de obrar sobre él. El segundo, que si bien la relación madre-hijo influye en el futuro del bebé, las experiencias forjadoras no son unitarias sino un "clima" constante, y esta cierta permanencia es, precisamente, la que da lugar a la gestación de cierta orientación en la conducta. La estructura previa La búsqueda de seguridad es una dirección natural de la existencia, pero la manera en que ésta se logra encontrar varía de acuerdo con ciertos patrones arquetípicos inscriptos en la personalidad. En general, la Psicología piensa que la configuración de nuestra subjetividad se construye históricamente a través de una secuencia de interacciones, sucesos y experiencias en las cuales convergen, de manera mancomunada, constelaciones personales, familiares, culturales, sociales y arquetípicas. Inclusive si se admite la presencia de factores constitucionales o innatos (no sólo biológicos sino emocionales); sin embargo, no se hace lugar a considerar que el tejido de relaciones de la persona, así como los acontecimientos cruciales de la vida, se configuran y responden de acuerdo con una estructura previa, es decir, anterior a la aparición de manifestaciones objetivas. Tal vez el Psicoanálisis y, posteriormente, las corrientes estructuralistas han insistido en el punto de que no son los acontecimientos los que forman la estructura sino que es la estructura la que genera acontecimientos. Esto implica sostener la existencia de una matriz consustancial a cada persona, que se actualiza en los comportamientos, síntomas, sueños y vínculos, algo así como un patrón o campo "morfogenético" u holográfico que establece los bordes dentro de los cuales se escribe luego la historia personal. Y este "patrón estructural" es siempre un patrón Mariposa Lily, en alguna de sus doce variantes básicas de búsqueda de seguridad. En otro trabajo nos hemos referido a este punto ("Los doce refugios de la memoria"). Allí, se intentaba mostrar cómo los seres humanos buscamos en forma constante reactualizar, regresivamente, modos imaginarios de obtención de seguridad, y que todas estas modalidades pueden esquematizarse en doce estrategias mediante las cuales la persona resuelve su desamparo, sus miedos y sus carencias. También, decíamos que cada una de ellas es una faceta de la acción de Mariposa Lily, y que si bien se puede relacionar con otras esencias, no puede dejarse de señalar el hecho de que es el mecanismo Mariposa Lily el que siempre está en juego. Las manifestaciones clínicas que vamos a considerar a continuación son expresión directa de alguna de estas modalidades Mariposa Lily.

La angustia frente a la existencia La angustia es la experiencia humana de la amenaza inminente de llegar a no ser. En sí misma no es patológica y cumple, como tal, con la función de conectar, al sujeto, con la fuerza de la libertad y la energía de transformación en su proceso de evolución, ya que, para que esto suceda, es necesario que deje atrás los apegos del pasado que lo atan a formas superadas de ser. Es muy interesante apuntar que la palabra "angustia" tiene la misma raíz latina (ang- "tener, estar con") que la palabra "angina" (que viene de ángere = "estrechar, angostar"). Tanto en la angustia como en la angina sentimos, precisamente, una dolorosa cerrazón de garganta (a tal punto que, a veces, no podemos tragar ni un sorbo de agua). La angustia puede aparecer bajo la forma del temor a la pérdida o aniquilación de la identidad, a la muerte, a la pérdida del sentido de la existencia, y de muchas otras maneras, activas o pasivas, mediante las cuales la persona se enfrenta al descubrimiento de la capacidad disponible que posee para autoafirmarse y enfrentar así, sin desmoronarse y sin claudicar, los desafíos que el vivir le plantea. Esta "capacidad disponible", que cada quien atesora, está directamente relacionada a las interacciones que, desde la concepción hasta los primeros tres años de vida, el bebé vive con su madre. Cuanto mayor sea ésta, mayor será su fuerza para tolerar las experiencias de llegar a no ser (cambios de identidad, separaciones, abandonos, etc.). Su ausencia o fragilidad colocan a la persona ante la posibilidad de recorrer el camino hacia el desamparo, la psicosis, la melancolía, la incapacidad para relacionarse y otras diversas manifestaciones conectadas con la inseguridad radical por ausencia de sostén materno adecuado en los tiempos iniciales de la vida. Sin duda, el sostén materno inadecuado, insuficiente, o su carencia impiden la construcción de los fundamentos de la subjetividad y de la intersubjetividad. Esto conlleva que la persona se encuentre partida en su relación con el mundo, consigo misma y con los otros, y dominada por intensos sentimientos de irremediable desamparo y aislamiento. Desde la clínica floral tal situación puede ser definida como una situación Mariposa Lily, como la herida profunda del alma atascada en la separación, la desesperación y la soledad. William James, en Principios de Psicología, afirma: "La mayor causa de terror en la infancia es la soledad". Por su parte, el novelista inglés Bruce Chatwin,(*) retomando esta afirmación, escribe: El doctor Bowlby indagó más a fondo las causas de la ansiedad y la cólera de los muy pequeños, y llegó a la conclusión de que el complejo vínculo instintivo entre la madre y su hijo –los gritos de alarma del bebé (muy distintos de los gemidos de frío, hambre o enfermedad); la "extraña" aptitud de la madre para oír esos gritos; el miedo del niño a la oscuridad y a los desconocidos; su terror ante los objetos que se aproximan rápidamente; su invención de monstruos de pesadilla donde ninguno de éstos existe, en síntesis, todas esas "fobias desconcertantes" que Freud intentó descifrar sin lograrlo– podría explicarse, en verdad, por la presencia constante de depredadores en la morada primigenia del hombre. (*) Los trazos de la canción, Muchnik Ed., Barcelona, 1988 (la negrita de cita es nuestra). Y agrega Chatwin: "El niño solitario, que patalea y chilla en su cuna, grita –si se traspone la cuna a los matorrales espinosos africanos–, porque, a menos que su madre acuda en el próximo par de minutos, lo devorará una hiena". Por lo tanto, si en los primeros tiempos de nuestro arribo desde el útero materno a la "selva de cemento" globalizada, nuestra madre no acude a rescatarnos del terror ancestral –que permanece en nosotros como restos arcaicos del Inconsciente Colectivo– y nos alza en sus brazos, dándonos protección, cobijo y amor... ¡nos devorarán "las fieras"!, y probablemente seguirán "tragándonos" a lo largo de nuestra vida... Es así. La inseguridad existencial La vivencia de inseguridad Mariposa Lily no consiste en un sentimiento pasajero, un estado circunstancial transitorio producto de un acontecer exterior. Por el contrario, es una dolorosa permanencia que mana de los repliegues interior más arcaicos y profundos de la persona.

Al respecto –permítasenos esta digresión–, hace unos años circulaba por Buenos Aires una oblea (que pegaban en lugares públicos) que decía: "Antes era inseguro, ahora no sé...". Un chascarrillo la frasecita, pero imaginemos, en serio, el sufrimiento de ese sujeto cuando la enunció por primera vez, tal vez queriendo hacer un chiste acerca de su condición, pero todos recordamos bien lo que dice Freud acerca del chiste y su relación con el Inconsciente. El primer nacimiento a la vida –el origen de la vida– es la concepción, ese momento sagrado donde los deseos de tres almas se entrecruzan para generar una nueva encarnación. El ámbito: la placenta, en la íntima seguridad del útero materno. Luego sucede el nacimiento propiamente dicho, es decir, un nuevo inicio, en el que "el refugio" del cuerpo de la madre es sustituido por sus brazos, que reparan la pérdida placentaria. Más tarde el psiquismo dormido despierta a una nueva conciencia que se va afirmando como un ser real, vivo y palpitante, como alguien diferente del resto del mundo, como alguien autónomo, congruentemente afirmado en torno a una identidad. Pero este proceso puede acaecer de otro modo. En lugar de alcanzar un umbral positivo de seguridad donde apoyarse, diferenciarse y mediante el cual valerse, la persona edifica una estructura yoica endeble y dubitativa. Construye su personalidad sobre cimientos frágiles llenos de fisuras que se fraguaron, en la niñez, con el cemento de la inseguridad. De manera que esta condición la lleva a estar siempre en una posición de alerta, a sentirse constantemente en peligro, a vivir con temor a ser tragada por los otros y a rehuir el contacto con un mundo al que percibe como amenazante y poblado de inquietante hostilidad (véase la cita de Chatwin, mencionada antes). ¿Qué consecuencias se originan de ello? ¿Qué manifestaciones se filtran por las "grietas" de la personalidad en su intento de sellar sus agujeros, tapar sus carencias y llenar sus vacíos? ¿De qué diversos modos la persona se defiende ante un universo desprovisto de sentido al que aferrarse? Algunas de estas maneras son las que vamos a analizar a continuación. Todas ellas han surgido de la observación clínica, pero es necesario hacer la salvedad de que otras quedan sin tratar y por lo tanto no se incluyen en este trabajo. Pero, en lo esencial, las expuestas aquí ilustran adecuadamente cómo la ausencia de una adecuada experiencia Mariposa Lily, en los primeros tiempos de vida, arroja al hombre a la vivencia dramática del desamparo radical. Temor a ser tragado La vivencia de temor a ser tragado –concepto que acuñara el Dr. Ronald Laing– indica tanto un miedo como una angustia. En ambos casos, la persona siente que aquello que se encuentra en juego es la preservación de su existencia. Una discusión, un cuestionamiento, una crítica pueden bastarle para colocarla en una situación vivida como "trágica y terminal". Del mismo modo, cualquier relación puede transformarse en una amenaza, cualquier contacto puede "aplastarla". Para establecer un vínculo –sobre todo si se trata de algo profundo e íntimo– se requiere disponer de una cierta capacidad de autonomía y fortaleza en la identidad. Caso contrario, al carecer de estas cualidades, los encuentros con los otros pueden convertirse en experiencias peligrosas donde el individuo pierde sus límites. Entonces, el temor invade al sujeto ante cualquier contacto –aun consigo mismo–, ya que "la incertidumbre acerca de la estabilidad de su autonomía lo deja expuesto al peligro de que en cualquier relación pierda su autonomía y su identidad" (R. Laing). Esta vivencia es capaz por sí sola de contaminar toda la existencia, al punto que lo amenazante puede no ser sólo lo peligroso, sino también el amor, el ser visto, el que conozcan su intimidad o cualquier modalidad de la cercanía afectiva. De modo que, muchas veces, los estados Mariposa Lily explican las dificultades de estos pacientes para aceptar el amor, pues lo viven como un riesgo que no pueden correr, como aquello que puede llegar a "devorarlos". Para ellos, "el amor es un viejo enemigo / que enciende castigos y enseña a llorar", tal como dice Enrique Santos Discépolo en su tango "Canción desesperada". Frente a esta experiencia de "temor a ser tragado" se desarrollan una serie de estrategias defensivas. Entre las más frecuentes, se hallan: la actividad constante, que lleva a la extenuación; el aislamiento y la soledad; la psicosis en general y la paranoia en especial, y la adicción a las drogas.

Estas referencias explican por qué muchos cuadros de hiperkinesis o hiperactividad infantil tienen el tema Mariposa Lily en sus raíces, y la razón por la cual las manifestaciones Cherry Plum responden tan benéficamente cuando se les administra Mariposa Lily. De manera similar, puede encontrase la misma cuestión en síntomas usualmente considerados Agrimony o Water Violet. Otra puntualización clínica interesante de marcar es la presencia de una serie de temores muy característicos, tales como: miedo al fuego, a ahogarse, a hundirse en la arena y a las profundidades. Inclusive, en algunos varones que padecen impotencia, su temor a la penetración (a "ser tragado") puede estar en la base de su disfunción sexual. Vacío interior Otro signo clínico importante a tener en cuenta es la vivencia de vacío interior, en donde la persona siente que está vacía y que, al mismo tiempo, ella misma es ese vacío. Esto la lleva a intentar colmar la "ausencia", pero su vivencia dominante es que nada puede ocupar ese espacio, que con nada puede llenarlo, que es como si tuviera una fisura por donde se le escapara todo lo que trata de poner allí. (No queremos pecar, en este trabajo, de excesivamente "literarios o ficcionales", pero ¿quién mejor que un gran poeta –en este caso, el portugués Fernando Pessoa– para "verbalizar" un sentimiento tan visceralmente desolador como el que se trata aquí? "Escuchémoslo": Mi alma se rompió como cuenco vacío / Cayó escaleras excesivamente abajo [...] / Soy una dispersión de trozos sobre un felpudo sin sacudir.) Por otra parte, cualquier búsqueda de contenidos tomados de la realidad (relaciones, afectos, etc.) son experimentados como peligrosos y capaces de provocar una explosión interior. De esta manera, por una doble vía, el sujeto siente imposibilitado el acceso a "algo" que llene ese vacío. En la clínica esto se manifiesta en personas que no soportan el choque con la realidad, que tienen terror a vivir y a experimentar la vida, a sentir placer y que, inclusive, aparecen como indiferentes, inafectivas como si nada les llegara o movilizara. También, se puede observar que la tendencia a la desesperanza –como sucede en los cuadros Gorse– puede ser una manifestación Mariposa Lily encubierta. Despersonalización El concepto de despersonalización adquirió un importante auge a partir de los estudios sobre esquizofrenia, ya que constituye un síndrome central de esta enfermedad. Usualmente se vincula esta condición con estados psíquicos disociados o escindidos –no necesariamente psicóticos–, en los cuales la persona se vivencia como no siendo ya la misma en cuanto a su identidad corporal, yoica o en relación a los otros y al mundo. Es común que, además, la persona que sufre este síntoma padezca una fuerte sensación de extrañeza y falta de familiaridad con todo aquello que hasta ayer le era habitual. La experiencia Mariposa Lily de inseguridad existencial deja una marca que vuelve casi imposible recuperar la certeza en torno de quién se es. Esto sucede debido a que la débil identidad defiende su existencia recluyéndose en el aislamiento, con la intención imaginaria de lograr, así, preservarse. Pero ocurre que, cuanto más aislamiento, más disminuye el nivel de seguridad, más crece la faz amenazante del otro y del mundo externo y más aumenta el desconocimiento de sí mismo. Se estructura, entonces, un círculo vicioso, en el cual aparece, al final de la serie, la irremediable pérdida de la identidad. En la clínica, este sentimiento de "ya no ser uno mismo" puede mostrarse como tal, pero también suele manifestarse de un modo encubierto como fatiga, depresión, brote obsesivo, excesivo conformismo, crisis existenciales, bipolaridad emocional, patologías del sistema nervioso y/o inmunológico y tendencias compulsivas a la evitación. Extrañamiento corporal Una de las formas que adquiere la despersonalización es el extrañamiento corporal. Vale recordar que entramos en la vida por el cuerpo de mamá, que nuestro cuerpo es la morada donde habitamos, que nuestro cuerpo guarda la memoria de nuestra vida, que sentimos con el cuerpo, que, en suma, el cuerpo es el pivote de nuestra existencia. (1)

Cuando no se ha tenido, en los primeros tiempos de vida, una relación materna en la cual la madre ofreciera su cuerpo como campo de transmisión y recepción de afectos, comunicación, sostén, cobijo y protección, la persona puede llegar a experimentar su Yo como si estuviera divorciado de su cuerpo. Esta circunstancia priva al sujeto de una relación activa y vívida con el mundo y con los otros, como si fuera un observador no participante. Contempla pero no se compromete, piensa pero no siente, mira pero no disfruta. Un grado normal de esta problemática es lo que acontece en la adolescencia con el cuerpo y la identidad. De alguna manera, todo cambio corporal implica una suerte de crisis de "extrañamiento" que es posible ir atravesando y resolviendo en forma satisfactoria; ahora bien, cuando este cambio ocurre en una personalidad fragilizada, en su estructura Mariposa Lily, puede sobrevenir una crisis de proporciones alarmantes. En la clínica hay toda una serie de manifestaciones puntuales. Algunas de ellas son: frigidez, anorgasmia, falta de sensibilidad dérmica, exceso de intelectualismo, no saber qué se siente, histeria, alexitimia, vulnerabilidad, sensaciones paranoicas de ser observados, ocultamiento y rigidez corporal. Infertilidad Si bien la infertilidad es un síntoma que puede estar relacionado con otras constelaciones emocionales, hay una importante participación de los afectos Mariposa Lily en su formación, y no sólo en la mujer, sino también en el varón. La carencia de madre durante la infancia, la introyección de una imagen de madre represiva y censuradora y una vivencia de madre ausente son, entre otros, factores que obstaculizan una adecuada identificación de la mujer con el rol matricial, con la capacidad de ocupar la posición de procreadora. A veces, esto está directamente aparejado con la falta de seguridad o merecimiento para ser madre, y ésta es una razón de peso; pero hay otras, como el no haber tenido un modelo del cual aprender, en una etapa crucial de la vida, cómo "ser mamá". Muchas mujeres no poseen un clima vaginal adecuado para permitir la vida espermática. Un Ph demasiado ácido contribuye negativamente a la fecundación. En esa misma línea, hay mujeres que no logra anidar lo fecundado y lo pierden; otras rechazan –casi como una "reacción alérgica"– el embarazo. Hay varones que no tienen una buena movilidad espermática o mujeres que no ovulan o sus óvulos son inmaduros. En fin, hay toda una secuencia de cuestiones relacionadas con la concepción y el embarazo que se ligan profundamente a la dinámica Mariposa Lily. Pero hay un punto sobresaliente en el tema de la infertilidad que no debe ser descuidado. Y es el siguiente: hay una concepción física y otra emocional, hay un embarazo físico y otro emocional. Muchas veces la mujer es fértil orgánicamente pero no afectivamente, y ese hijo "que no llega" paga esta consecuencia. En esta instancia, Mariposa Lily ayuda a una mejor concepción y embarazo en todos los niveles de la persona. Psicosis Un tópico en el cual pueden encontrarse resultados sorprendentes con Mariposa Lily es en las psicosis. En general, en cualquier cuadro psicótico, pero, en especial, en las formas disociativas (esquizofrenias) puede utilizarse esta esencia benéficamente. Lo mismo ocurre con el autismo y los cuadros de alteraciones infantiles prepsicóticos. Hay que pensar que las psicosis son maneras de huir de una realidad vivida como dolorosa y el intento de recrear condiciones de seguridad aun a costa de la pérdida de la realidad. Que esto no le dé resultado al sujeto no significa que su finalidad no esté dirigida a este objetivo. Quien haya trabajado con pacientes psicóticos y les haya administrado Mariposa Lily ciertamente puede dar fe del aporte que esta esencia brinda al mejoramiento de la condición afectiva del paciente. De la misma manera, los numerosos registros clínicos de tratamientos de pacientes que

atravesaron situaciones psicóticas y prepsicóticas –u orillaron esta condición– nos hablan de la necesaria inclusión de esta esencia en todo abordaje de este tipo de padeceres. Adicciones Uno de los caminos mediante el cual se intenta cubrir la carencia de amor es mediante la adicción. A veces, esta adicción se manifiesta en la comida (como una forma Heather), otras por medio de la ingesta compulsiva de alcohol o de drogas. Mediante todas estas estrategias la persona busca compensar la falta de amor materno y de sentido en la vida. Lógicamente no todas las adicciones tienen una estructura carencial Mariposa Lily, aunque en toda adicción esta esencia da una ayuda eficaz. Aunque distinto, otro síntoma que vale la pena mencionar aquí, es la voracidad, inclusive en sus formas más destructivas. Sobre este síntoma –aun cuando se haya consolidado como rasgo de personalidad– también trabaja muy activamente Mariposa Lily. Melancolía ¡Ah, cuánta melancolía! / ¡Cuánta, cuánta soledad! / El alma mía vacía / ¡que siento inútil y fría / dentro de mi corazón! La melancolía –tan vívidamente trasmitida a nosotros por Fernando Pessoa en los versos que anteceden, y que en su Diccionario del uso del español María Moliner define como "una tristeza suave no causada por una verdadera desgracia" (sic)–, si bien es una experiencia cercana a la depresión y a la tristeza, tiene una dinámica diferente. En su rasgo extremo, la melancolía conlleva vivencia de pérdida, pues junto con el objeto de amor se ha perdido el propio sujeto. La melancolía consiste en una ausencia de horizontes y de futuro y, entonces, se carece de razón para vivir. En ocasiones esta manifestación tiene un rostro psicótico, en otras se hace carne en diabetes, osteoporosis, leucemia o várices, pero, en la mayoría de las veces, emerge como un trastorno que pone en conflicto al ser en relación al sentido de su existencia. Mariposa Lily actúa, en este cuadro, como un bálsamo curativo imprescindible. Hay un punto interesante de observar. Así como la tristeza tiene una conexión con los pulmones (de paso, mencionemos este "consejo" que nos brinda, con su proverbial sabiduría, el Viejo Testamento, en Eclesiástico, 30:24-25:"Ámate a ti mismo y consuela a tu corazón, y echa lejos de ti la tristeza; porque a muchos mató la tristeza y no hay utilidad en ella"), a tal punto que es el estado emocional propio de la tuberculosis y de toda patología pulmonar, la melancolía (palabra que viene del griego "melankholía", compuesta con "melas" = negro y "kholé" = bilis, que significa "bilis negra") encarna en el hígado; por lo tanto, cuando nos encontremos frente a patologías hepáticas, tengamos en cuenta la ingesta de Mariposa Lily, puesto que esta esencia colabora eficazmente en el proceso de cura de dichas patologías. He realizado hace unos años el seguimiento de 14 casos de pacientes oncológicos con tumores hepáticos, a quienes se les administró Mariposa Lily por largos períodos. Los resultados mostraron la diferencia en progresos físicos (más allá de los afectivos) de los pacientes tratados con este remedio, en comparación con los que no lo habían hecho. Depresión La reacción de aflicción y depresión Mariposa Lily se origina ante la experiencia del "nido vacío" y el enfrentar la caída del sostén de la razón de existencia. A diferencia de la personalidad Chicory – más propensa al arrebato del resentimiento, el reproche y la actitud de víctima–, Mariposa Lily, ante la pérdida, se sume en el abandono y en el repliegue, y cualquier situación errónea que pueda originarse por su causa se debe más a su omisión que a su acción. A imagen de Deméter, traspasada de dolor por la desaparición de su hija Kore, el estado Mariposa Lily se refugia en la inacción, el desinterés por el mundo y la ausencia de motivos para vivir. Si padecemos este cuadro emocional, si nos domina esta vivencia, Mariposa Lily es la esencia adecuada para sanar la herida que nos consume. Dificultad para enfrentar los cambios y dependencia

Toda la vida sucede en un continuo cambio. Nuestra personalidad es lo que nos identifica y nos da permanencia en las transformaciones. Hay que visualizar que la personalidad necesita cambiar para adaptarse a los requerimientos nuevos que la existencia le va planteando. En caso de no hacerlo, o no hacerlo eficazmente, el ser humano se enferma. La capacidad de cambio y adaptación está relacionada con el nivel de seguridad que la persona posee. Por ejemplo, una persona envarada, rígida está demostrando con su poca flexibilidad el miedo que le produce cualquier modificación. Cuando alguien demuestra resistencia, dificultad o incapacidad para aceptar los cambios y adaptarse a ellos, puede estar encubriendo con esta conducta un profundo sentimiento de inseguridad. De igual manera ocurre en las diferentes formas de dependencia emocional y vincular. La falta de autonomía, el vivir la vida a través de los otros, la ausencia de capacidad de decisión, el sometimiento, el dogmatismo implican poca o nula seguridad en sí mismo. En ambos casos, Mariposa Lily restaura la falta de confianza, firmeza y autoestima, y desarrolla un fuerte sentimiento de seguridad para proceder libremente y cambiar toda vez que se haga necesario. Relación conflictiva con la madre y con las mujeres Uno de los tópicos más conocidos en el uso de Mariposa Lily es el referido a la relación con la madre y con las mujeres. Esta esencia brinda sanación de los diversos conflictos y patologías derivados de una inadecuada, insuficiente, ausente, equivocada o mala relación con la madre en los primeros tiempos de vida, así como los que derivan –vía transmisión inconsciente– de las mujeres "ancestrales" de la familia. Todas las inscripciones familiares, biográficas, prenatales o arquetípicas se trasladan no sólo a relación posterior con la madre sino a todas las mujeres, de manera que la persona, en cada encuentro con ellas, revive transferencialmente esta relación, las ve no tal como son sino a la luz de sus experiencias pasadas. Esto produce muchas situaciones conflictivas en los vínculos –y no sólo de pareja–, que se polarizan entre la idealización y la denigración extremas, entre la búsqueda de un pecho nutricio inagotable y el rechazo de todo lo que el otro puede dar. En estos casos Mariposa Lily permite curar el pasado y liberar las energías retenidas en el ayer, fijadas a las figuras parentales maternas. Abuso materno Si bien Mariposa Lily suele ser una buena prescripción en casos de abusos infantiles en general, hay un terreno donde brinda una sanación especialmente adecuada: los abusos maternos. Desde hace años he tenido la ocasión de escuchar relatos, de parte de hombres y mujeres, acerca de madres abusadoras, y de acumular conocimiento sobre las probables consecuencias que estas experiencias pueden ocasionar en la persona abusada. He visto, por ejemplo, que no sólo la discapacita en áreas específicas, como la pareja o la sexualidad, sino que afecta el propio sostén de la identidad. No siempre el abuso materno es sexual. A veces, se trata de maltrato, golpes, seducción, tortura psicológica o manipulación moral. Pese a los distintos conflictos que cada una de estas conductas perversas ocasiona, todas ellas vulneran el sentimiento de seguridad de la víctima, sumiéndola en la incerteza de no saber a dónde van dirigidos sus pasos por la vida. En el plano corporal, es muy significativo el índice de aparición en colagenopatías, síntomas del sistema conjuntivo, especialmente esclerosis, y patologías autoinmunes, en historias clínicas relacionadas con el abuso materno. La prescripción de Mariposa Lily como remedio para este cuadro emocional me ha permitido ver resultados muy positivos, tanto a nivel de la historia como de la enfermedad en pacientes con esta problemática. Mariposa Lily en el cuerpo

El sistema digestivo y el respiratorio son –como sistemas–marcas maternas en el cuerpo. Representan la función nutritiva y de afecto esenciales, al punto que el oxígeno y la comida se convierten en sustitutos del amor, y la demanda de "aire" y de "alimento" devienen en demandas de amor. De la misma manera, la piel actúa como la segunda placenta que da protección al nacer y defiende al recién nacido de los estímulos hostiles del mundo. A través de la piel, el bebé siente la presencia, el contacto, la cercanía y el cariño materno. Es lo que le da la primera percepción de borde, de límite, cobijo y contención fuera del útero materno. Por otra parte, el sistema óseo brinda sostén, estabilidad y seguridad, a la par que protección. De manera que estos cuatro sistemas: digestivo, respiratorio, piel y óseo están ligados estrechamente a la función Mariposa Lily. Y esta esencia, a su vez, derrama una importante acción benéfica sobre ellos, tanto en sus heridas, como en sus síntomas y sus disfunciones. Muchas manifestaciones psicosomáticas dan cuenta de esta ligazón, como por ejemplo el asma o la osteoporosis. Ahora bien, la intención aquí no es analizar ninguna manifestación o sufrimiento del cuerpo, en particular, sino tan sólo señalar que sobre él también se vuelca la problemática Mariposa Lily y que, en muchos sentidos, este remedio es imprescindible a la hora de pensar un tratamiento que afecte alguna de estas áreas mencionadas. Palabras de cierre Las referencias a algunas aplicaciones clínicas de Mariposa Lily –entre otras en las que puede prescribirse– no tienen que hacernos olvidar su patrón emocional esencial. Aunque la estructura sólo sea captable en los acontecimientos, los síntomas son significantes de un campo de organización de la vida que los trasciende. Y éste es el punto alrededor del cual la clínica debe organizar las manifestaciones singulares. Para muchos terapeutas, Mariposa Lily representa una herramienta básica. Más allá de cualquier otro comentario, puede afirmarse que esta esencia constituye un esquema de acción que brinda el bálsamo de la reparación para el daño de la inseguridad ontológica, que –reiteramos– arroja al hombre al desamparo, la desolación y, por qué no, al desencanto por la vida. Como estas vivencias encarnan en síntomas, sueños y vínculos conflictivos, el ropaje con el cual se revisten, en cada caso, va a depender de una compleja trama de factores que se subordinan a la singularidad de una existencia. Pero, igualmente, tras las máscaras y las formas diversas, siempre puede descubrirse la constante permanencia de una herida del alma. En Nueva España, México, en el siglo XVII, es decir, antes de Freud y el Psicoanálisis, antes del Dr. Edward Bach y la Terapia Floral, una lúcida mujer de letras, Sor Juana Inés de la Cruz, escribió: "La salud del alma es el amor de Dios, y así cuando no tiene cumplido amor, no tiene cumplida salud, y por eso está enferma". Como terapeutas no podemos no suscribir sus palabras y coincidir con ella en que, si no tenemos cumplido amor, fatalmente enfermamos. No importa cómo intenta encubrir la persona adulta sus heridas del alma a causa del desamor originario: ella siempre terminará por revelar esa carencia maternal que padeció en los primeros años de la infancia. (1) Esta situación corporal entre madre e hijo describe la acción de la esencia Madrone Contactar al autor: [email protected] http://www.laredfloral.com

Calochortus Leichtlinii (Mariposa Lily)