Margarit, Lucas - Beckett Las Huellas en El Vacío

S2 , - r.S.MaRGARIT es docente e ■ ■ w /w en la Cátedra, de literatu ra Inglesa en la Facul­ tad de Filosofía y Letras d

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S2 , - r.S.MaRGARIT es docente e ■ ■ w /w en la Cátedra, de literatu ra Inglesa en la Facul­ tad de Filosofía y Letras de la

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cuchas nada, que Algo de esto se está escuchando, que no estoy hablando sola conmigo misma, es decir, en el desierto, algo que no podría soportar por mucho tiempo. {Pitusa) Eso es lo que me ayu­ da a continuar, o sea, continuar hablando."8

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En el caso de Los días felice s, la participación del oyen­ te en el discurso de W innie es escasa en el primer acto. Sólo se remite a leer en voz alta el diario, acentuando, por su mínim o discurso, el continuo fluir de las palabras de W innie. También las pocas alusiones que hace este “oyen­ te son sólo palabras y que no llegan a entablar un diálogo con su compañera de escena. Al final del primer acto hay una especie de intercambio d i alógico, en el cual W illie re­ pite algunos anuncios de su lectura. James Knowlson hace hincapié en el contraste entre el discurso casi telegráfico de W illie y el acento romántico de la protagonista'1. Con lo cual nuevamente estamos ante una dualidad discursiva que acentúa las características del parlamento de W innie frenre al de su compañero. En el segundo acto es W innie la que dice, mientras W illie permanece en silencio, excep­ to al hnal de la obra donde sólo pronuncia "W in ”, además de realizar una serie de movimientos en el escenario que dan lugar a creer, por parte de W innie, que es escuchada. Asimismo el cruce de miradas a! í i nal, estaría enfatizando esc diálogo deseado pero quizás imposible de establecer, lo cual puntualiza la visión trágica de la obra. Estamos frente a un gran monólogo que nos remite a esa primera versión, a esa primera idea donde la voz femenina es la única que enuncia. W in n ie es consciente que llegará un momento en que tendrá que hablar sólo consigo misma, que no va a tener

S a m u el B cckctt

respuesta, ni siquiera se encontrará ante el laconismo de Willie. Teme no tener ese escucha que de alguna manera constituye su propio discurso. Dice W innie en el primer acto: “Oh sin duda llegará el momento en que antes de pronunciar una palabra tendré que estai segura d e que has oído la últim a y después sin duda llegará otro momento cuando tendré que aprender a ha­ blar conmigo m isma cosa que jamás he podido so­ portar un desierto sem ejante.”10 Vemos a partir de esta secuencia -co m o bien señalan tanto james Knowlson11 como Antonia Rodríguez Cago—, que la sintaxis comienza a desintegrarse . Esta es una marca que luego estará presente en la fragmentación del discurso en N ot I. Cuerpo y lenguaje se presentan en el mismo ámbito de desintegración, en el mismo espacio indetermi­ nado que lleva a los personajes a desconocer la estructura de sí mismos o a representar la estructura quebrada que pueden construir con sus palabras. La discontinuidad y el fluir de las palabras en ese con­ texto implicarán un sentido que deberá ser reconstruido por el “oyente” (o lector), que en el caso de la segunda

Ibidem pp. 156-157. 9 K m w lson , Ja m es (ed.), Bcckctt, Sam uel, H ap p y Days/Oli les beaux jours (ed ición bilin gü e), Landon, F abcr & Fabcr, 1978, p. ¡35. n' Beckelt, Samuel, Los días felices, pp. ¡6 8-16 9. n K nowlson, Jam es, op. cit., [>. ¡39. u Beckelt, Sam uel, Los días felices, pp. ¡6 8 -¡6 9 .

S a m u el Bcckctc

Lucas M a r g a r a

obra se enfatizará mucho más por la velocidad de la en u n ciac ió n y las marcas que deconstruyen el significa­ do de Ios sintagm as, sobre codo la fragm entación de la lin eaiid ad discursiva y la repetición que sugieren otra lógica descursiva. En el segundo a