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Antecedentes La Península „debuta‟ con producción de maíz dulce ZAPOTAL, SANTA ELENA Fotos

Ver más ZAPOTAL, Santa Elena. El maíz dulce es un cultivo de temporada cálida. Puede podrirse en suelos fríos y húmedos. La primera cosecha será procesada para ser enviada en latas a varias naciones de la región y EE.UU.

Al pie de la vía que une a Guayaquil y Salinas, en una hacienda ubicada cerca de la población de Zapotal, la llegada de una próxima cosecha mantiene pendientes a sus trabajadores. En el lugar antes se recolectó melones, cebollas y otros productos, pero será la primera vez que se coseche maíz dulce.

La producción, que saldrá a inicios de octubre de la hacienda Yahumín, será además la primera de este tipo que se siembra con fines comerciales en la Península de Santa Elena, que ahora cuenta con 15 hectáreas de este cultivo.

El proyecto arrancó en julio pasado con una inversión aproximada de 1.800 dólares por hectárea. A más de Yahumín, propietaria del cultivo, en la iniciativa participó con su asesoría Ecuavegetal, industria de conservas que previamente pautó la compra de la producción.

Se trata de una variedad que es parte de una semilla importada desde Tailandia, usada también en Los Ríos, donde hay 225 hectáreas manejadas por pequeños agricultores, en lo que se considera el lote más grande de maíz dulce del país.

Julio Bohórquez, gerente agrícola de Ecuavegetal, explica que el rendimiento que se espera de las plantaciones peninsulares será mayor al que se logra en Los Ríos. Mientras que en esta última provincia se ha llegado a cosechar hasta 38 mil mazorcas por hectárea, en Zapotal se aspira 40 mil.

Con una planta de procesamiento en la ruta Guayaquil-Babahoyo, Ecuavegetal usará el producto para la elaboración de conservas, alimento que se coloca en el mercado interno y en Colombia y Venezuela. A esas naciones se exportará el maíz dulce en latas.

Pedidos para enviar el producto también han llegado de Estados Unidos. Las solicitudes, en cambio, son para maíz dulce congelado.

Por cada mazorca, la hacienda Yahumín recibirá un pago de $ 0,09, pautado con anticipación con la empresa conservera. Ronald Pilco, administrador de la hacienda, dice que en el cultivo hay más rentabilidad que el maíz tradicional.

Gustavo Acuña, presidente de Yahumín S.A, anticipa que con el respaldo de la industria pretenden duplicar el área sembrada para la temporada 2009, dependiendo de la cuota que les asigne Ecuavegetal, que además busca fomentar el cultivo en la Península.

La idea de esta última firma es tener unas 300 hectáreas en la zona para abastecer su planta. Bohórquez afirma que pueden proporcionar la semilla a crédito al agricultor y poner a este en contacto con una casa comercial distribuidora de insumos agrícolas.

“En la cosecha servimos de agentes de retención de esas casas de productos químicos. Le entregamos el dinero que le corresponde, descontamos la semilla, y el resto se lo entregamos al agricultor”, acota. Cifras 80 Días. Ese es el tiempo que dura el ciclo para obtener las mazorcas de maíz dulce.

20 Hectáreas. Se estima que ese hectareaje es el que está sembrado en la Sierra.

0,09 Dólares. Cada mazorca en el mercado local se compra en ese rubro.

Mipro impulsa el crecimiento productivo de Santa Elena Agregado por agronegociosecuador el enero 30, 2012 a las 8:46pm Santa Elena es una provincia con alta producción de maíz amarillo, con más de 2.000 hectáreas de cultivo, que ha calificado para el Programa de Mejora Competitiva de la Cadena del Maíz. El Ministerio de Industrias y Productividad (Mipro) apuntala iniciativas de emprendimiento en la provincia de Santa Elena para fortalecer proyectos productivos sostenibles y sustentables, que generen empleo.

Santa Elena es una provincia con alta producción de maíz amarillo, con más de 2.000 hectáreas de cultivo, que ha calificado para el Programa de Mejora Competitiva de la Cadena del Maíz.

Proyecto PIDAASSE beneficia a 615 familias de comunas de Santa Elena y Guayas

18 de Diciembre de 2012 - 11h53 Tiempo de lectura 2'38'' | No. de palabras:667 | 216 visitas

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El presidente Rafael Correa, recorrió el Proyecto Integral de Desarrollo Agrícola Ambiental y Social de forma Sostenible en el Ecuador (PIDAASSE), que está dirigido a los sectores comunales pobres de la Península de Santa Elena y Guayas.

El modelo de gestión se fundamenta en asociar a los comuneros beneficiados en un banco comunal, que funciona como ente financiero, precautelando los intereses comunes en cuanto a las inversiones para la producción, comercialización y desarrollo de algunos elementos comunitarios.

El Mandatario destacó que con la cooperación y trabajo conjunto del Gobierno, comunas y asistencia técnica cubana, se demostró que la tierra de Santa Elena es rentable. “Producimos cuatro veces más que el promedio de la zona en maíz. Se están produciendo seis toneladas de maíz por hectárea, mientras que el promedio nacional es de tres toneladas por hectárea. Esto hace que sea bastante rentable la agricultura”, indicó Correa.

El capital de partida lo aporta el Estado, a través del MAGAP, mientras que la fuerza de trabajo la pone el beneficiario.

La transferencia de tecnología la efectúa una misión cubana que, junto al grupo de técnicos del MAGAP, proporciona asistencia en las áreas desarrolladas. Para garantizar el funcionamiento de este modelo se crearon reglamentos, a través de un convenio con cada comuna.

“Este es un proyecto piloto, la idea es generalizarlo. El proyecto aquí va a alcanzar las 5.000 hectáreas, pero debemos multiplicar miles de veces esta experiencia, escalarla como dicen los técnicos. Aquí está la salida a la pobreza para nuestros campesinos, lograr mayor productividad en nuestra tierra”, señaló el Presidente.

En las hectáreas en las que trabaja actualmente PIDAASSE, que antes eran áridas, el cultivo principal es el maíz, pero también se desarrollan sembríos de maracuyá, pimiento, pepino, ajonjolí, cebolla y fréjol.

El ministro Javier Ponce, indicó que se ha probado que el modelo de gestión utilizado en la zona logra un incremento de la productividad y la mejora de las condiciones de vida de los comuneros.

Ponce destacó que PIDAASSE es la alternativa para los comuneros que antes no tenían capacidad de crédito, pues con los bancos comunales, ellos mismos crean su capacidad de crédito. “Se ha trabajado alrededor de 900 hectáreas y en el 2014 la meta es cubrir 5.000 hectáreas. Por ahora se desarrolla en Santa Elena, pero el propósito es ampliarnos a otras provincias”.

PIDAASSE trabaja actualmente en 15 comunas y, hasta la fecha, se han constituido 14 bancos comunales. Su labor aglutina a 615 familias beneficiadas y a 3.075 beneficiarios indirectos entre 2011 y 2012.

Comuna de Zapotal se beneficia

En la comuna Zapotal se intervino un área de 58,25 hectáreas con siembras de maíz de alta productividad. Hace dos semanas inició la cosecha de las mazorcas para la venta en choclo. Se estima que los comuneros lograrán una producción de 160 quintales por hectárea de maíz seco y limpio.

En este cultivo se implementó un sistema de riego por goteo, que consta de mangueras, motobomba y un reservorio de agua con capacidad para ocho mil metros cúbicos. El líquido vital llega hasta el sembrío, a través de una tubería de seis kilómetros, que se abastece –por gravedad– desde el canal de la Represa El Azúcar – San Rafael.

La ejecución del proyecto PIDAASSE genera otros beneficios sociales como el retorno de los comuneros a sus lugares ancestrales, aumento de la asociatividad, mejor nivel técnico de los agricultores, aumento en la oferta de jornales de trabajo, revalorización de la tierra en seis veces su valor, mejoramiento de los suelos por el aporte de material vegetal, captación de agua e instalación de sistemas de riego con un ahorro en el consumo de agua de hasta un 40%.

Cosecha de maíz en comunas de Colonche Ahora cuentan con asistencia técnica para una buena producción. Además, firmaron convenio para plantar una variedad de hortalizas. Redacción Extra Leído: 1290 veces Calificar

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Foto: Joffre Lino

Las mazorcas son grandes y rendidoras, por ello los comuneros celebraron preparando las mejores delicias con el producto.

Joffre Lino, Colonche, Santa Elena

Una gran algarabía vivieron los comuneros de Cerezal–Bellavista, población de la parroquia Colonche, por la cosecha de maíz, luego de tantos años de haber abandonado sus campos.

Muchos de los comuneros se habían dedicado a la elaboración de carbón, pero la puesta en marcha del Proyecto Integrado de Desarrollo Agrícola Ambiental Social y Sostenible para el Ecuador (Piddaasse), impulsado por el Gobierno Nacional y la Prefectura de Santa Elena, los ha motivado a retomar la actividad agrícola.

Ahora los comuneros cuentan con el asesoramiento de técnicos cubanos, quienes los guían para hacer los sembríos y deriven en buenas cosechas.

Fue así como los habitantes de Cerezal-Bellavista volvieron a sembrar maíz y empezaron a sacar las mazorcas de las primeras 53 hectáreas.

Con la cosecha elaboraron una gran cantidad de humitas. Además, cocinaron choclos e hicieron tortillas, delicias que fueron saboreadas por los visitantes, entre ellos el embajador de

Cuba, Jorge Rodríguez; el viceministro de Agricultura, Miguel Carvajal; el subsecretario del Agua, Álvaro Dahik, y el prefecto de Santa Elena, Patricio Cisneros.

Ellos estuvieron en la firma de un nuevo convenio entre el Magap y el Gobierno Provincial Peninsular para la mecanización de 450 hectáreas que serán destinadas a la siembra de hortalizas en la región.

“Me imagino que así debieron ser las cosechas de maíz de nuestros ancestros, todos unidos trabajando como un gran equipo”, dijo el prefecto Cisneros al ver las mazorcas.

Los agricultores de la comuna Cerezal Bellavista de la parroquia Colonche, del cantón Santa Elena, iniciaron la cosecha de maíz amarillo duro, variedad especial para zonas áridas que se importó desde Bolivia. El ministro de Agricultura, Staynley Vera, inauguró la siega de unas 20 hectáreas de cultivo de maíz que corresponden a la primera fase del Proyecto Integral para el Desarrollo Agrícola, Ambiental y Social de forma Sostenible del Ecuador (Pidaasse). El objetivo de este plan es implementar en Santa Elena sistemas integrales de producción agrícola de 10.000 hectáreas hasta el 2013. “Tenemos que volver verde este lugar, tenemos que reconvertir la Península con el fruto del trabajo de ustedes”, manifestó el secretario de Estado. Vera destacó la importancia de este proyecto de aumentar la producción de maíz para abastecer la demanda interna. El funcionario explicó que actualmente en el país se consume alrededor de 1‟200.000 toneladas de maíz, de las cuales más de 600.000 toneladas se importan, lo que representa 200 millones de dólares. De cada hectárea cultivada se espera una producción entre 110 y 120 quintales y los recursos que se generen por la venta de la gramínea quedarán en manos de la comunidad para que continúen cosechando estas tierras, indicó Danilo Méndez, presidente de la Comuna Cerezal Bellavista. Rafael Guerrero, coordinador de la Zona 5 del Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (Magap), resaltó que el compromiso del Gobierno es trabajar para que las comunas de la península de Santa Elena tengan las oportunidades para desarrollarse. La gobernadora de Santa Elena, Noralma Zambrano, anunció que a futuro esperan cultivar 50.000 hectáreas a lo largo de la cordillera Chongon-Colonche, con lo cual esperan convertirse en “el granero no solo del país, sino también de América”.

En medio de una zona árida, llena de maleza, cactus y restos de plantas secas en la comuna Zapotal, de Santa Elena, se dibuja un punto verde. Tupidas matas de maíz, de casi dos metros de alto, se mecen al paso de agricultores que realizan la primera cosecha. Quienes allí trabajan dejaron la dependencia laboral, para ser sus propios jefes. Los largos viajes a Guayaquil y la baja remuneración en oficios para los que eran contratados forman parte del pasado de 46 personas, de las cuales 32 son mujeres. Ahora son dueños de sus propias hectáreas, laboran, comercializan sus productos y tienen ganancias. El proyecto se realiza en 60 hectáreas. Allí se cultiva maíz de la variedad Agri 104, de alto rendimiento. Las semillas fueron importadas de Bolivia. En el país hay 415 600 hectáreas de maíz de otras variedades, según el Ministerio de Agricultura (Magap), en el 2010. Según Liet Peña, técnico cubano que participa en el plan Pidaasse, se prevé que los cultivos produzcan 140 quintales por hectárea, es decir 220 sacos con 250 mazorcas. Ese sembradío forma parte del Proyecto Integral para el Desarrollo Agrícola, Ambiental y Social de forma Sostenible del Ecuador (Pidaasse), del Magap. Kerly Orrala, vestida con una blusa negra de mangas largas y con una gorra blanca para cubrirse del sol, arrancaba las mazorcas la mañana del pasado martes. “No creía que iba a llegar este día, no pensé que crecería la planta”.

Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO en la siguiente dirección: http://www.elcomercio.com/agromar/cosecha-maiz-cambia-comunerosZapotal_0_828517271.html. Si está pensando en hacer uso del mismo, por favor, cite la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. ElComercio.com

Antes trabajaba en una peluquería, pero cuando quiso incursionar en el proyecto Pidaasse su esposo no estaba convencido. Temía que no fuera una actividad estable. Además, dijo que la labor del campo era cosa de varones. “Ahora él me acompaña en la cosecha”, dice con una sonrisa. El trabajo comenzó a principios de este año. Los comuneros recuerdan que tuvieron que limpiar el área, quitar la maleza, ayudar a colocar el sistema de riego y sembrar. En la limpieza del área se tardaron cerca de siete meses. En este proyecto, el Estado invirtió USD 400 000. También USD 250 000 para el sistema de conducción del agua desde la represa El Azúcar hasta el sembradío, por medio de una tubería bajo tierra. El líquido es depositado en una laguna artificial de 7 100m³. De esa inversión se siente beneficiado Santiago Lindao. “Tengo otra fuente de ingresos, para vivir mejor”. Él realizaba jornales en tierras ajenas, arreglaba autos y maquinarias industriales. Esto último lo hace eventualmente. Para el agricultor, su cultivo de maíz es primero. Pero a sus 56 años, Lindao sigue aprendiendo sobre la agricultura. Recuerda que cuando trabajaba en otros cultivos tenían que inundar la tierra, ahora lo hace por medio del sistema de riego por goteo. “Me gusta lo que hago, trabajo desde las 08:00 y a veces me doy cuenta que son las 15:00. Ni hambre siento”. Cada saco es vendido a USD 8, por lo general a personas que trabajan en los mercados. Mientras los agricultores

cosechan la mazorca, el comprador Ángel Vélez comenta que el producto es más grande. Ese día compró 50 sacos y en las plazas lo expende a USD 11. El crecimiento del choclo se da entre 75 y 80 días. Luego de eso deben venderlo hasta en tres días, sino deben hacer que el grano se convierte en maíz seco (en 140 días más) y el quintal es vendido a USD 17 a la Unidad Nacional de Almacenamiento (UNA). Los ingresos han hecho que los productores no se desalienten. La agricultora Cecilia Lindao, de 50 años, dice que los dos primeros meses no fueron fáciles y terminaba el día muy cansada. Pero “ahora tengo mi recompensa y soy microempresaria”. La señora trabaja junto con su hija de 24 años, desde las 08:00 hasta las 13:00. Peña señala que la producción ha cubierto las expectativas. El primer grupo que cosechó, cada uno tuvo una ganancia de USD 1 760. De esa cantidad, los agricultores deben separar USD 600 para la compra del paquete tecnológico para sembrar. El dinero es depositado en el banco comunal, que está a cargo de Jorge Ramírez. De esta forma, ellos se aseguran la compra de las semillas para el siguiente sembrío y su continuidad. Durante el primer año, la asesoría del Magap ha sido continua, con 10 técnicos ecuatorianos y cubanos. Ellos realizaron el estudio de la tierra. Peña indica que el terreno era “sumamente pobre, de bajo contenido de materia orgánica”. Los nutrientes que necesita el campo son administrados por medio del sistema de riego, denominado Fertiriego, tecnología estadounidense e israelí. Este sistema consiste en regar el campo con el agua y la urea incorporada. Así, el agricultor no necesita hacer huecos en el suelo para nutrirla. Las 60 hectáreas están divididas en 10 grupos y son regadas por turnos, con dos horas de diferencia del sector que se regó primero. Otra forma como fortalecerán el suelo es una vez terminada la cosecha, dejarán que la planta se seque y se descomponga, nutriendo el suelo. Luego de tres cosechas de maíz, los agricultores sembrarán otro tipo de cultivo -como pimiento, maní, cebolla, maracuyá, fréjol, entre otros-, para que no se destruya la tierra. Carlos Vélez, coordinador de la Zona 5 del Magap, indica que los agricultores al estar capacitados pueden acceder a créditos del Banco Nacional de Fomento (BNF), para continuar mejorando los maizales. La tecnología es clave El sistema de riego usa energía a través de paneles, no energía eléctrica. Estos materiales fueron importados de Israel. En el riego se nutre a la tierra. En un tanque con 400 litros de agua se diluyen cuatro sacos de urea para fertilizar el cultivo. También deben aplicar abono. En la plantación se controla que no crezca la maleza, ni que la plaga del gusano cogollero le caiga al maizal. Este hace que la planta disminuya su rendimiento. Este gusano a parece desde que la planta es pequeña. En el 2013 se capacitará a otro grupo de personas para sembrar la misma variedad de maíz en 2 000 hectáreas.

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