Los Valores de Los Peruanos

CURSO: ETICA PROFESIONAL Prof. Sandra Nuñez Canales LOS VALORES DE LOS PERUANOS ACTIVIDAD: Lea, comprenda e interprete

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CURSO: ETICA PROFESIONAL

Prof. Sandra Nuñez Canales

LOS VALORES DE LOS PERUANOS ACTIVIDAD: Lea, comprenda e interprete la lectura “Los Valores de los Peruanos” tomando como base la interpretación de la encuesta hecha por APOYO. Elabore un análisis crítico y autocrítico. Hace 40 años el ingreso percápita de un japonés era inferior al de un peruano. Hoy el ingreso del primero es 20 veces mayor el del peruano promedio y el Japón es la segunda potencia económica del planeta, mientras el Perú corre el riesgo de pasar del tercer mundo al cuarto. ¿Cómo interpretar una evolución tan divergente? La explicación no está ciertamente en los recursos naturales, de los cuales el Perú está, en todo caso está más dotado que el Japón. La clave estaría más bien en los valores del pueblo japonés. Takafusa Nakamura en “Desarrollo Económico del Japón Moderno” destaca dos: el espíritu emprendedor y la previsora propensión al ahorro. Otros estudiosos se refieren al sentido del honor de un japonés que le obliga a cumplir puntualmente con aquello que se ha comprometido, asi como su disposición al trabajo disciplinado. ¿Son muy distintos los valores de los peruanos? R.P. Dore diría posiblemente que sí. En su ya clásico trabajo “Latin America and Japón Compared”, observa que mientras para cada japonés “mañana es el día contra el cual se prepara prudentemente, para el latinoamericano es el día que espera confiado que “Dios proveerá una mejor suerte”. Para conocer mejor los valores los valores de los peruanos, APOYO efectuó una encuesta cuyos resultados son sumamente reveladores. Si bien no existe consenso en la opinión pública respecto de los diversos aspectos evaluados, la actitud predominante es bastante, autocrítica. Mientras que, por un lado, se considera que la mayor cualidad que puede tener una persona es ser trabajadora, de otro lado la ociosidad aparece como uno de los mayores defectos de los peruanos, en relación a otros pueblos. Al respecto, cabe recordar que otra encuesta de APOYO encontró que el sector social considerado menos trabajador es el de los empleados públicos. Ese espíritu autocrítico se aprecia cuando con claridad cuando se traza el perfil promedio que resulta de la encuesta aplicada. Los peruanos se “aprueban” en sólo dos categorías –habilidad y creatividad- de las diez evaluadas. Una segunda constatación relevante es que otros valores considerados por los investigadores como factor de desarrollo, como el ser organizado,

disciplinado y cumplido no son muy apreciados por los peruanos. Ninguno de ellos figura entre las cinco cualidades más admiradas. En cambio, los tres aparecen junto con el conformismo como los peores defectos de los peruanos según la encuesta. Este último como antónimo de luchador –es considerado en las preguntas de opción múltiple como la cuarta mayor cualidad que puede tener una persona y el peor defecto de los peruanos en relación a otros pueblos. Si ser luchador es otra palabra del desarrollo, en este conformismo habría otra clave del retraso del Perú. La tercera conclusión es de signo positivo. Las mayores virtudes de los peruanos serían su habilidad y creatividad. Tal vez como consecuencia de ser desorganizados o incumplidos o por haber nacido en un pueblo culturalmente rico, pero con escasos recursos materiales, lo cierto es que los peruanos han desarrollado una gran capacidad de improvisación ante las dificultades. Esto es reconocido internacionalmente, como lo recordaba Luis Pásara en un artículo reciente, en el cual hacía referencia al éxito de mecánicos y médicos peruanos en los Estados Unidos. Este resultado es particularmente estimulable si se considera que, en las puertas del siglo XXI, el desarrollo tiene que ver cada vez más con la capacidad innovadora del ser humano. Para encontrar la senda del desarrollo sostenido el Perú tiene que afirmar sus mejores valores pero también adoptar actitudes de otras sociedades que han logrado salir adelante en las últimas décadas. Es cierto que cambiar los valores de un pueblo puede tomar generaciones. Pero también es verdad que hoy se cuenta con poderosos medios de comunicación social que llegan durante varias horas al día a la mayor parte de los hogares. Por último, no hay mejor momento para destruir ideas erróneas y modificar actitudes que una crisis, como la que estamos viviendo. En realidad no podemos dejar pasar más tiempo para forjar los nuevos valores que el Perú sea un lugar mejor para vivir en el siglo XXI.