Los Tres Libros

1 LA TEORIA SINTERGICA Jacobo Grinberg-Zylberbaum Universidad Nacional Autónoma de México e Instituto Nacional Para el

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LA TEORIA SINTERGICA Jacobo Grinberg-Zylberbaum Universidad Nacional Autónoma de México e Instituto Nacional Para el Estudio de la Conciencia I.N.P.E.C. Primera edición, INPEC 1991 Prohibida la reproducción parcial o total del contenido de este libro sin autorización por escrito del autor, a excepción de citas periodísticas o cdticas, en las que deberá otorgarse el debido crédito.

© Instituto Nacional Para el Estudio de la Conciencia, A.C. © Jacobo GrinbergZylberbaum ISBN: 968-6022-13*9 Impreso y Hecho en México

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Contenido INTRODUCCION ............................................................................................................................. 2 CAPITULO 1 LA ESTRUCTURA DEL ESPACIO..................................................................................... 3 CAPITULO 2 EL CAMPO NEURONAL Y SU ESTRUCTURA ................................................................. 10 CAPITULO 3 LA EXPERIENCIA COMO RESULTADO DE LA INTERACCION ENTRE EL CAMPO NEURONAL Y LA LATTICE DEL ESPACIO ......................................................................................... 19 CAPITULO 4 LOS ORBITALES DE LA CONCIENCIA ........................................................................... 23 El modelo Kabbalístico ............................................................................................................. 24 El modelo Teosófico ................................................................................................................. 28 El modelo Chamánico............................................................................................................... 30 El modelo Budista .................................................................................................................... 31 El modelo de la Psicología Transpersonal ................................................................................. 33 El modelo Sintérgico ................................................................................................................ 35 CAPITULO 5 EL FACTOR DE DIRECCIONALIDAD ............................................................................. 37 CAPITULO 6 EL OBSERVADOR Y LA INDIVIDUALIDAD .................................................................... 39 CAPITULO 7 REPERCUSIONES PRACTICAS ..................................................................................... 42 EPILOGO LA UNIDAD ................................................................................................................... 45 APENDICE REFLEXIONES ACERCA DEL TIEMPO............................................................................. 46 BIBLIOGRAFIA .............................................................................................................................. 50 BREVE BIOGRAFIA DE JACOBO GRINBERG .................................................................................... 51

INTRODUCCION He dedicado 15 años a la creación y desarrollo de un novedoso cuerpo mental, el que he denominado "“LA TEORIA SINTERGICA”. En este libro, presento las bases conceptuales de este modelo de la Realidad.

3 Durante estos años, he publicado una serie de libros y artículos de investigación que originalmente han intentado compartir la evolución de mi pensamiento, pero nunca he presentado la Teoría Sintérgica como un producto acabado y completo. Este libro pretende satisfacer este anhelo y propósito de sintetizar, en un solo texto, toda una teoría que por fuerza ha de seguir perfeccionándose pero que ya se vislumbra como sólida y fundamentada. El origen de la Teoría Sintérgica fue la pregunta acerca de cómo se realiza la transformación de la actividad cerebral en experiencia sensible. La aparición de un percepto cualitativamente diferente de la actividad neuronal y distinto de los campos energéticos espaciales, (la luz como tal no se encuentra ni en los campos electromagnéticos en el espacio ni en la actividad del cerebro), me intrigó y asombró en un nivel tan profundo de mi ser, que decidí dedicarme íntegramente a explorar la posibilidad de explicar esta aparición, utilizando cualquier herramienta útil, desde la investigación Neurofisiológica pura hasta los estudios Chamánicos y Místicos. De hecho, durante estos 15 años, la búsqueda de una respuesta ante la pregunta acerca de la creación de la experiencia y la percepción me han obligado a revisar, vivir y a explorar áreas del conocimiento humano que en apariencia son disímiles e incluso contradictorias entre sí, pero que a la luz de la pregunta que me planteé me han parecido complementarias y mutuamente enriquecedoras. De esta manera, estudios y concepciones de la Mecánica Cuántica contemporánea, aproximaciones Psicofisiológicas, elementos de la Mística Judía y Cristiana, desarrollos del Budismo y del Yoga Hindú y las vivencias de los Chamanes Mexicanos han aportado las piezas de un vital y fascinante “Juego de Abalorios” que, al igual que en la magistral novela de Herman Hesse, ha constituido una delicia lúdica que ahora, con esta obra, pretendo compartir con los lectores interesados en comprender las raíces de la creación de cualquiera y de todas las realidades posibles para la mente humana.

CAPITULO 1 LA ESTRUCTURA DEL ESPACIO Para el sentido común y la percepción desnuda de conceptualizaciones, el Espacio aparece como vacío y carente de una estructura fundamental. Esta carencia, sin embargo, es solamente aparente puesto que depende de la incapacidad cerebral para decodificar una organización energética que sobrepasa la complejidad neuronal. Esta incapacidad se manifiesta también en el ámbito conceptual cuando a una mente de pobre desarrollo se le presenta alguna idea abstracta que la sobrepasa o cuando la vivencia del “otro” no posee una referencia experiencial en uno mismo.

4 Algo similar acontece en relación a la estructura del Espacio, la cual se presenta como invisible e incluso inexistente para la percepción. Sin embargo, el hecho de que, a partir de una diminuta porción de Espacio, sea posible decodificar una imagen visual con un contenido informacional muy elevado, indica que existe una estructura del Espacio capaz de incluir esa información. De hecho, la capacidad humana de decodificación espacial, sugiere e indica que el contenido informacional de la totalidad del Universo se representa y concentra en cada uno de los puntos del Espacio. Por ejemplo, podemos percibir un cielo estrellado de miles de millones de kilómetros de extensión, viéndolo a través de un pequeño orificio hecho en una hoja de papel. Lo que percibimos es la información contenida en el espacio del orificio. Se llega a la misma conclusión a partir del uso de instrumentos ópticos de amplificación. Por ejemplo, la información de un telescopio poderoso enfocado en una Galaxia distante se transforma, a través del sistema visual de un Astrónomo, en una imagen con una gran cantidad de detalles acerca de las estrellas. Lo que el telescopio realiza es amplificar la información que interactúa con su espejo en el Espacio del Observatorio, por lo que la información de los objetos distantes se encuentra en cada zona de ese Espacio. Desde el mismo punto se pueden enfocar un número infinito de objetos, por lo que ese punto contiene la información acerca de aquellos. A partir de estas observaciones, se puede deducir que cada punto del Espacio contiene la información total del resto de los puntos y que debe existir una estructura capaz de contener tal información. La Mecánica Cuántica ha bautizado con el término “Lattice” a esta estructura. La Lattice, enrejado o celosía, debe poseer una capacidad de inclusión informacional colosal para permitirle contener toda la información del Universo en cada uno de sus puntos. Los Indios Guaraníes han querido expresar la misma idea utilizando una escritura textil. Ellos tejen sus ideas expresándolas a través de telas bordadas. La tela que representa el Espacio la fabrican haciendo incidir, en cada punto de la misma, los hilos del resto. La cantidad máxima de información que es capaz de contener una estructura depende principalmente de su capacidad vibracional. Por ejemplo, mientras mayor sea la frecuencia a la que pueda vibrar un campo energético, mayor será la información que logre acarrear y contener. Desde este punto de vista, la Lattice del Espacio debe ser capaz de vibrar a frecuencias infinitas, en cada uno de sus puntos. Por otro lado, la cantidad de información que una estructura es capaz de contener, depende de la cantidad de dimensiones que incluya. Un plano, por ejemplo, es capaz de contener menor cantidad de información que un objeto tridimensional. Desde este punto de vista, la estructura fundamental del Espacio o la Lattice del mismo debe estar situada e incluir una cantidad enorme de dimensiones.

5 Podríamos deducir, a partir de las consideraciones anteriores, que la estructura de la Lattice del Espacio consiste en una matriz de capacidad vibracional colosal y de múltiples dimensiones en la cual la información de su totalidad converge en cada uno de sus puntos. Otra de las características de la estructura de la Lattice, deducida a partir de nuestra percepción, es que, al modificar una porción de esta estructura, esta modificación afecta a cada uno y a la totalidad de sus puntos. Por ejemplo, podemos observar la explosión de una Súper Nova desde cualquier zona del Espacio utilizando un instrumento con el suficiente poder. De la misma forma, el vuelo de un insecto puede ser visto desde cualquier punto de un paraje por lo que el cambio ejercido sobre una zona de la Lattice debe, por fuerza, afectar y modificar el resto de sus porciones. Desde este punto de vista, la Lattice debe poseer una estructura parecida a la de un superconductor de total fluidez y capacidad de interacción entre todos y cada uno de sus elementos. Además de lo anterior y también deducido a partir de nuestra percepción, la estructura de la Lattice es no vacía en toda su extensión y en cada uno de sus puntos. Por ejemplo, movámonos en cualquier dirección del Espacio o situémonos en cualquiera de sus localizaciones y nunca nos encontraremos con una zona en la cual desaparezca la imagen resultante de la decodificación de la Lattice. Por lo tanto, la Lattice ocupa todo el Espacio sin zonas de ausencia de la misma. De lo anterior se deduce que la estructura de la Lattice es la de una matriz superconductora de múltiples dimensiones, sin zonas de discontinuidad, con una capacidad vibracional colosal y una organización de convergencia total en cualquiera de sus puntos. Otra de las características de la Lattice, también deducida a partir de nuestra percepción, es que la información contenida en su estructura puede ser decodificada como un continuo. Cuando por ejemplo, nos movemos en una dirección, las imágenes se funden unas con las otras dándonos la sensación de continuidad perceptual. Por supuesto que esa continuidad depende de las características de nuestro procesamiento cerebral, el cual actúa como una especie de “Pegamento de la Realidad”, pero también refleja una continuidad informacional básica contenida en la estructura fundamental de la misma Lattice. Otra de las características de la Lattice es que posee la capacidad de modificar su propia estructura en diferentes escalas temporales. Un neutrón es una modificación de la estructura básica de la Lattice con una fijeza y permanencia mayor que un mesón. De la misma forma, una roca es una distorsión de la Lattice con mayor duración que la flama de una vela. Ya veremos más adelante que un pensamiento o una emoción también afectan la estructura de la Lattice, y son distorsiones de la misma estructura al igual que lo que denominamos un objeto material macroscópico o una partícula elemental microscópica.

6 La permanencia temporal de una distorsión de la Lattice depende, entre otras cosas, de la recurrencia de la misma y de si su estructura coincide con algún modo de organización natural de la Lattice. Una zona de la Lattice en la cual no existan distorsiones debe ser totalmente homogénea y coherente. Desde el punto de vista perceptual, este polo de total coherencia aparecería como invisible y vacío de objetos. En él, un instrumento capaz de detectar algún índice gravitacional mostraría una ausencia de esta fuerza indicando una falta de curvaturas del Espacio. En cambio, en una zona de la Lattice con distorsiones locales, nuestra percepción detecta la presencia de objetos y el instrumento gravitacional mostrará la presencia de gravitación indicando la existencia de curvaturas del Espacio. En este polo de la Lattice la coherencia es menor que en la Lattice en su estado básico no distorsionado. Un ejemplo perceptual denotando las diferencias de coherencia de la Lattice se vislumbra en el llamado efecto de “movimiento relativo” entre objetos distantes y cercanos a un Observador. Los objetos lejanos con respecto a un Observador permanecen fijos y parecen seguir su movimiento (obsérvese la luna desde un automóvil en movimiento). En cambio los objetos cercanos al punto de observación no permanecen fijos y cambian de posición relativa al movimiento del Observador (la carretera o los árboles cercanos al automóvil). Lo anterior se explica considerando que la información acerca de objetos lejanos se representa (en el Espacio con el cual interactúa el Observador), en forma más coherente que los cercanos, de tal forma que en cada punto de interacción, la información de objetos lejanos parecería estar duplicada y por ello su percepción desde cualquier punto es la misma. En cambio, la representación informacional (en la zona de interacción con la Lattice) de objetos cercanos al Observador no es coherente y por lo tanto cada punto contiene diferente organización informacional y por ello la apariencia perceptual es de cambio relativo al movimiento del Observador. Las diferencias de coherencia en la organización informacional de la Lattice se asocian con los niveles de convergencia de la información de cada punto. En una zona hipotética de máxima coherencia de la Lattice, lejana de cualquier distorsión, cada punto contiene la información total del Universo distribuida coherentemente porque en esa zona, la convergencia informacional es máxima. En cambio, en los puntos de la Lattice cercanos a distorsiones de su estructura, los ángulos de convergencia de diferentes distorsiones cambian dando lugar a una disminución de la similitud de la organización informacional de esos puntos y por lo tanto una menor coherencia. De hecho, nuestro Sistema Nervioso detecta los cambios de coherencia de la Lattice manifestándolos ante nuestra percepción como sensaciones de acercamiento o alejamiento con respecto a objetos y como la percepción de velocidad y aceleramiento. Las zonas de la Lattice de mayor coherencia, la Teoría Sintérgica las denomina zonas de alta Sintergia, mientras que las zonas de menor coherencia las llama de

7 baja Sintergia. El término Sintergia es un neologismo derivado de las palabras Síntesis y Energía. El polo de mayor Sintergia de la Lattice posee una estructura de máxima coherencia, densidad informacional, convergencia y homogeneidad, no pudiendo detectarse en él ni cambios gravitacionales ni objetos discretos. Esto último es así porque la gravitación y la materia se asocian con distorsiones de la organización básica (coherencia) de la Lattice. En cambio, el polo de baja Sintergia de la Lattice (lo que percibimos como materia sólida) posee una estructura de mínima coherencia, baja densidad informacional, mínima convergencia y homogeneidad, detectándose en él fuerzas gravitacionales. La Lattice en su estado fundamental posee una capacidad potencial asombrosa de modificación. Todas y cada una de las partículas elementales y de los Campos y Fuerzas descritas por la Física contemporánea surgen a partir de las posibles distorsiones que la Lattice es capaz de asumir. De esta forma, un electrón, un protón, un neutrón o cualquier otra partícula elemental aparece a la existencia cuando la misma estructura básica de la Lattice sufre modificaciones específicas. A esto se debe que las partículas elementales y en general toda materia posean una naturaleza dual ondacorpuscular. Una partícula es simultáneamente un “objeto independiente” y separado del resto de los objetos y una porción modificada de la misma estructura fundamental. En el Budismo, esta dualidad se conceptualiza bajo la denominación de “Sunyata” o “Vacío”. Este concepto implica la consideración de que ningún objeto posee existencia absoluta e independiente sino que forma "parte de una matriz de interrelaciones y por lo tanto se “alimenta” del resto con el cual se interconecta y del cual depende su existencia. La Lattice muestra las mismas características. Todo se encuentra entrelazado dentro de su estructura y todo objeto y materia surge de modificaciones o distorsiones específicas de la misma, manifestando una existencia interdependiente con el resto de los objetos. Ya veremos más adelante que ni la experiencia individual, el cuerpo o el cerebro escapan a esta condición de Vacío o Sunyata. Por lo tanto la Lattice posee la capacidad potencial de manifestarse en múltiples condiciones e infinitas formas, siendo esta capacidad otra de sus características básicas. La estructura capaz de lo anterior debe consistir de algún “material” absolutamente “plástico” en el sentido de su capacidad infinita de asumir diferentes formas. Ahora bien, antes mencionaba que una de las características de la organización de la estructura de la Lattice es su continuidad. Esta continuidad, sin embargo, existe solo parcialmente y en el interior de lo que se podrían denominar “Bandas Discretas de Organización”. Existen familias de distorsiones de la Lattice y estratos cuánticos de su organización distribuidos en niveles discretos. A estas Bandas la Física las denomina “Fuerzas” y de ellas se han descrito cuatro:

8 1)

Fuerza Gravitacional

2)

Fuerza de Interacción Débil

3)

Fuerza de Interacción Fuerte

4)

Fuerza Electromagnética

Cada una de estas Fuerzas o Campos son particulares familias de distorsiones fundamentales de la Lattice. Dentro de cada Banda hay continuidad, pero de una a la otra existe un paso abrupto. En este texto y como parte de la Teoría Sintérgica, a estas Bandas, Fuerzas, o Campos los denominaré “Bandas Sintérgicas”. La consideración de las Bandas Sintérgicas es esencial para entender la existencia de los niveles también discretos de la Conciencia, porque cada nivel de la Conciencia se asocia con una Banda Sintérgica. El desconocimiento de Sunyata ha llevado a la mente Occidental a olvidar que entre la Realidad y su percepción existen variados y complejos procesos de transformación por parte de la maquinaria neuronal. De esta forma confundimos el producto de estas transformaciones con su origen. Consideramos, por ejemplo, que existe un mundo exterior a nosotros con objetos desligados de nuestro procesamiento, cuando en realidad intervenimos activamente en la creación de la realidad perceptual y no estamos desligados ni de los objetos que percibimos ni de los seres vivos con los cuales interactuamos. La Realidad es Una pero, como bien lo dice Ken Wilber, la dividimos con fronteras de separación que dependen del nivel de Conciencia en el cual funcionamos y no de la Realidad en sí. Nuestro sistema cerebral interactúa con una porción limitada de la Lattice a través de sus órganos receptivos. Esta porción de la Lattice es transformada en un lenguaje neuronal y después de varias transformaciones que se explicarán más adelante, se crea una imagen perceptual que siempre es una representación y no la Realidad en sí. Para poder acceder a esta Realidad deberíamos primero colocarnos en Conciencia de Unidad, borrar todos nuestros filtros, historia personal y condicionamientos. Como esta posibilidad raramente se actualiza, la realidad que percibimos la confundimos con la Realidad. De esta forma, como el Espacio (para nuestra percepción limitada) se nos presenta como invisible y los objetos como separados y autónomos, consideramos que la Realidad está constituida por objetos externos a nosotros y con existencia absoluta, cuando en verdad ni los objetos son autónomos e independientes ni el Espacio es inexistente. Podríamos incluso solidificar el Espacio o desmaterializar objetos tal y como lo hacía Milarepa, el legendario poeta Tibetano o lo realizan algunos de los más poderosos Chamanes Nahuales Mexicanos. No sabemos qué es lo que se encuentra fuera de nosotros mismos ni qué es lo que nos estimula. Conocemos únicamente el producto final de nuestro procesamiento cerebral pero lo confundimos con la Realidad en sí. Basta recordar que en un punto del Espacio se

9 concentra la totalidad de la información del Universo y que nosotros decodificamos en forma parcial esa información, y a partir de allí construimos nuestros perceptos para darnos cuenta de que lo que percibimos es una creación humana limitada, y que las cualidades que le adjudicamos a la Realidad resultan de una interacción restringida con la Lattice del Espacio. Por ejemplo, la luz como tal no existe en la Lattice, ni tampoco el sonido. El punto de la Lattice que decodificamos, no contiene la geometría de la imagen que resulta de su procesamiento cerebral tal y como se nos presenta a la percepción. El punto de la Lattice que decodificamos es un conjunto colosalmente complicado de morfologías energéticas concentradas en una estructura. Allí no hay colores ni formas, ni cambios de perspectiva ni objetos externos. Es la manera como decodificamos esas morfologías y las transformamos, que da como resultado lo que vemos. Desde luego que cualquier punto de la Lattice contiene, en forma algorítmica, todos los elementos que más tarde hacen aparecer una imagen. Todos los detalles de cualquier percepto, todas las formas geométricas, los colores, los cambios de perspectiva y las texturas se encuentran algorítmicamente concentradas en cada punto de la Lattice. Pero en su decodificación añadimos nuestra propia estructura y organización cerebral y de la interacción entre ésta y las características de la Lattice, surgen las cualidades (luz, sonido, textura etc.) que nos son familiares. Cada punto de la Lattice contiene en su estructura mucha mayor información y posibilidades de decodificación que las que nuestro Cerebro logra decodificar. Dependerá del funcionamiento neuronal la capacidad de decodificación y este funcionamiento, a su vez, está determinado y determina el nivel de la Conciencia en el cual funcionamos. Por lo tanto, es el nivel de Conciencia de cada quién el que determina la realidad que percibimos. No es azarosa la forma en que decodificamos la Lattice. Ya veremos más adelante que la propia organización del Cerebro Humano es un modelo de la Lattice. Pero este modelo todavía no llega a ser idéntico al territorio que quiere representar. Únicamente cuando nos convirtamos en la Lattice misma, estaremos en posibilidad de percibir la Realidad tal como existe y tal como es en sí. Esta posibilidad no es imposible y se encuentra a nuestro alcance, pero depende del logro de un desarrollo encaminado hacia la Conciencia de Unidad el actualizarla. Este capítulo, dedicado a desentrañar la estructura del Espacio y la Lattice, no debe dejar en la mente del lector la impresión de que la Lattice es el último nivel de la Realidad, o de que no existe nada fuera de la Realidad de la Lattice. La discusión de la posible existencia de “algo” no restringido a la Lattice no puedo encararla en este capítulo pero sí mencionarla ahora y analizarla más adelante. Por lo pronto dedicaré los siguientes capítulos al análisis de las transformaciones que nuestro cerebro ejerce sobre la Lattice hasta desembocar en nuestra percepción e imágenes. Haré énfasis en la decodificación asociada al mundo visual porque de todos los niveles perceptuales es el que más ejemplifica nuestra acción sobre la Lattice y las transformaciones que ésta sufre.

10 Antes de terminar, quiero mencionar que la física contemporánea está, al igual que la Teoría Sintérgica, interesada en lograr entender cuál es la estructura básica del Espacio. La metodología de la física es, sin embargo, diferente de la que he utilizado. Los físicos utilizan una herramienta matemática sofisticada y una serie de experimentos propios a su disciplina para arribar a sus conclusiones. Las mismas conclusiones se pueden conquistar utilizando como aquí lo he hecho un análisis basado en la fenomenología de la percepción humana y de otros organismos. La teoría física más cercana a la concepción de la Lattice es la teoría de las SúperCuerdas. En ella se postula que por debajo de la existencia de las partículas elementales se encuentra una realidad común formada por ultramicroscópicas “Cuerdas”, todas ellas similares entre sí, pero que interactúan en formas diferentes dando lugar (según el tipo de interacción de que se trate) a cada una de las partículas y las familias de partículas elementales. La Teoría Sintérgica sostiene que por debajo de la realidad de las Súper-Cuerdas existe otro nivel aún menos diferenciado del cual surgen las Súper-Cuerdas, y éste es el de la Lattice con todas las características que he descrito. Por último, estas características forman todavía un repertorio restringido que merece mayor indagación y análisis.

CAPITULO 2 EL CAMPO NEURONAL Y SU ESTRUCTURA El Cerebro humano actual, aparece en la Naturaleza después de millones de intentos evolutivos por crear una estructura orgánica capaz de experimentar y decodificar el mayor número posible de Bandas Sintérgicas. La solución “ideada” para lograr esta portentosa hazaña implicó la “invención” de una maquinaria neuronal capaz de mimetizar la estructura fundamental de la Lattice. Desde luego que esta labor no fue hecha en unos pocos días sino que ha requerido miles de millones de años de experimentación. El Cerebro surgió de la misma Lattice como si ésta en su excelsa y absoluta Unidad hubiese deseado crear un modelo de sí misma en el cual pudiera reflejarse y así resolver su infinita “soledad”. En la Unidad no existen acompañantes puesto que todo está incluido dentro de la mismidad. Si un modelo orgánico de la Lattice fue creado, éste debía satisfacer, con plenitud, el mimetismo “latticiano” necesario, es decir, poseer las mismas características que su origen, incluida su capacidad para volverse Único. Los Indios Mexicanos, en su envidiable sabiduría intuyeron lo anterior y por ello, en el idioma T’zeltal, la palabra Educación es P'ij Wo Tes El, cuya traducción literal es “hacer que otro se vuelva único”.

11 Desde un punto de vista Psicofisiológico, la creación del Cerebro Humano como modelo de la Lattice procedió naturalmente y por etapas. Primero, tuvo que inventarse un superconductor biológico, capaz de trasmitir información sin pérdidas y con una capacidad formidable de interconectarse con y concentrar información de otros superconductores. Estos “propósitos” se cumplieron con la creación de la neurona y su axón. El cuerpo neuronal es capaz de recibir miles de contactos a través de sus dendritas, concentrar esta información aferente y enviar un código resultante a través de su axón mediante un mecanismo biológico de superconducción. El axón trasmite el código sin resistencias (a través de la conducción saltatoria y del recargo de la Bomba de Sodio-Potasio). Esta información aferente, a su vez, es enviada a otras neuronas quienes la integran a un nuevo código que es nuevamente transmitido e interconectado. Los primeros cerebros estaban constituidos por muy pocas neuronas y por lo tanto eran muy pobres en su capacidad de mimetizar la Lattice. Puesto que a través de la Evolución la única estructura constante que se ha mantenido incólume es la Lattice misma, su organización actuó y sigue actuando como un punto de referencia extraordinario. Por ello, la sabiduría Tibetana ha concebido una técnica de meditación, el Mahamudra, cuyo objeto es la percepción directa del origen inmaculado y auto refulgente de cualquier pensamiento y experiencia; es decir, el contacto con la estructura básica de la Lattice. Como resultado de una fuerza repulsiva colosal que la Lattice ejerce sobre sus distorsiones, intentando hacerlas retornar a su origen y de otra fuerza, no menos poderosa pero de signo opuesto, que impulsa a las mismas distorsiones a unirse entre sí y acrecentar su complejidad y a partir de los cerebros primitivos, surge el actual Cerebro humano con sus doce mil millones de neuronas y con una capacidad de interconexión interna cuyas posibilidades combinatorias son similares, en número, al total de partículas elementales de todo el Universo. Se resuelve así el misterio colosal del retorno al origen a través no de la desintegración entrópica, sino de la osadía de crearse a sí mismo en igualdad de condiciones que el Creador. En este retorno se gana la posibilidad de experimentar conscientemente como individuos totales y únicos no solamente esas fuerzas manifestadas en nuestras emociones, en los misterios de la sexualidad y en la agonía del dolor, sino en todos los matices de nuestro sensorium y nuestra actividad mental y espiritual. ¡Ay de aquel que se niegue a fluir en la experiencia, traiciona de esta forma todo el inmenso esfuerzo depositado en su creación! El Cerebro humano ha resuelto el reto de mimetizar a la Lattice creando circuitos que interconectan, entre sí, a todos sus superconductores biológicos. Estos circuitos están, además, destinados a decodificar las Bandas Sintérgicas a través de un procedimiento que globalmente podría denominarse de Neuroalgoritmización.

12 Por otro lado, la capacidad de experiencia cualitativa se ha resuelto a través de un mecanismo cerebral de interacción directa con la Lattice al que la Teoría Sintérgica denomina Campo Neuronal. La decodificación Neuroalgorítmica nos permite pensar, conceptualizar, hablar y filosofar. El Campo Neuronal nos concede la gracia de experienciar. El sistema Neuroalgorítmico es digital, el del Campo Neuronal es analógico. Empezaré analizando el sistema de Neuroalgoritmización, describiendo sus operaciones y resultantes y después hablaré acerca del Campo Neuronal y su estructura. La decodificación Neuroalgorítmica. La Retina humana es un mecanismo de decodificación Neuroalgorítmica de la Lattice y por ello la utilizaré como ejemplo. Dotada de más de 300 millones de receptores que transforman los campos electromagnéticos de los fotones, en potenciales eléctricos generadores; constituida por lo menos de tres capas de células de interconexión que son otros tantos niveles de Neuroalgoritmización y de un millón de axones de salida, la retina transforma una porción de la Lattice en un código eléctrico, en por lo menos un millón de canales de dos dimensiones el cual penetra al resto de las estructuras visuales del cerebro. Cada axón del nervio óptico concentra, en un código eléctrico digital, la información proveniente de cientos de receptores retinianos. Estos convergen la información originada en la Lattice hacia una capa de células bipolares, la que a su vez converge en una tercera capa de células ganglionares. Cada célula ganglionar recibe información de varias células bipolares las que, a su vez, incorporan información de decenas de receptores. La salida de las células ganglionares (los axones del nervio óptico), concentran en un código unificado, la información que originalmente activó, en forma dispersa, a un conjunto de receptores. Cualquier código que concentra información la algoritmiza porque un algoritmo es una fórmula o código que concentra información proveniente de diversas fuentes. El mecanismo retiniano de algoritmización crea en los axones del Nervio Óptico un Neuroalgoritmo, el que a través de un millón de canales, concentra la información proveniente de más de 300 millones de receptores. Este código es discreto porque está constituido de pulsos eléctricos de milisegundos de duración formando patrones temporales complejos. De esta forma, un millón de patrones digitales contienen la Neuroalgoritmización de la información contenida en una porción diminuta de la Lattice. La Neuroalgoritmización por convergencia hace que en una población neuronal se concentre información proveniente de un territorio celular vasto, de la misma forma que un punto de la Lattice concentra la información del resto de la misma.

13 La información Neuroalgoritmizada proveniente de la retina debe decodificarse a fin de que resulte en una imagen visual. Esta labor la realiza un núcleo Talámico y después la Corteza Cerebral. En esta última, los procesos de Neuroalgoritmización por convergencia mezclados con un procesamiento divergente continúan. Los códigos Neuroalgorítmicos son capaces de concentrar en una población neuronal restringida, la información de miles de millones de neuronas y de esta forma mimetizan la convergencia informacional de la Lattice. Los códigos Neuroalgoritmizados del Sistema Visual interactúan con códigos del Sistema Auditivo y de otros Sistemas. Estas interconexiones activan, en las cortezas polisensoriales de asociación, Neuroalgoritmos de segundo y tercer orden, concentrando aún más información. Un continuo Neurosintérgico del Cerebro, similar al continuo Sintérgico de la Lattice, puede ser abstraído en el cual el polo de menor Neurosintergia se localiza cerca de la superficie de los receptores y el polo de alta Neurosintergia se sitúa en las estructuras polisensoriales de alto nivel Neuroalgorítmico. Al igual que en la Lattice, el polo de baja Neurosintergia cerebral es menos coherente y de mínima convergencia comparado con el polo de alta Neurosintergia del Cerebro. En el polo de elevada Neurosintergia se da el pensamiento abstracto, la conceptualización y el lenguaje, mientras que el polo de baja Neurosintergia se asocia con procesos de mucha mayor concretización. Al igual que en la Lattice, el polo de elevada Neurosintergia contiene mayor densidad informacional, vibra a mayor frecuencia, es más coherente y de mayor convergencia que en su contraparte de Neurosintergia menor. De la misma forma, el polo de mayor Neurosintergia contiene un mayor número de dimensiones que el polo de menor Neurosintergia, por el carácter polisensorial del primero y unisensorial del segundo. Un Neuroalgoritmo de alta Neurosintergia incorpora un mayor tiempo de procesamiento, por lo que las funciones asociadas con su activación implican una expansión en la duración del presente. Esta expansión quiere decir que en el código Neuroalgorítmico de alta Neurosintergia eventos pertenecientes a diferentes órdenes temporales están incluidos y concentrados. La complejidad de una función está directamente relacionada con su nivel Neurosintérgico. Por ello los procesos conceptuales y de alta abstracción están asociados con un funcionamiento de elevada Neurosintergia, puesto que implican una alta densidad informacional y una potente Neuroalgoritmización. La similitud entre la estructura de la Lattice y la organización del Cerebro es notable y se puede constatar para cada una de las condiciones que analicé en el capítulo I a saber:

14 1) En la Lattice se observa una convergencia informacional en cada uno de sus puntos. En el Cerebro, la convergencia comienza a partir de las estructuras receptoras y se hace notable en las porciones polisensoriales de elevada capacidad Neuroalgorítmica. En ellas, un código de alta inclusión concentra en forma algorítmica información proveniente del resto del Sistema. 2) La modificación de cualquier porción de la Lattice afecta y se representa en todos y cada uno de sus puntos. En el Cerebro, Schwartz y Ramos realizaron un experimento en gatos demostrando que los patrones de res puesta unicelulares en neuronas registradas en diferentes porciones del Cerebro se modificaban correlativamente con el aprendizaje. Este experimento indica que la modificación de la información se representa en todas las unidades del Cerebro. Los experimentos de E. Roy John también apoyan esta conclusión. De esta forma, al igual que en la Lattice, en el Cerebro la modificación de una de sus porciones afecta a todas las demás. 3) La relación entre coherencia informacional y el fenómeno de “movimiento relativo” en la Lattice, también se observa en el Cerebro. Esto último está relacionado con los procesos de Neuroalgoritmización en los diferentes niveles de convergencia del Cerebro. Por ejemplo, si modificamos la información de los receptores de la retina, esta alteración va a provocar una variación mayor en los códigos Neuroalgorítmicos de las células bipolares que en las ganglionares. A su vez, los códigos Neuroalgorítmicos de alto poder de inclusión en las estructuras polisensoriales van a sufrir mínimos cambios comparativamente a los de las células ganglionares. De hecho, los procesos de conceptualización y de abstracción ligados a las respuestas de las estructuras de análisis polisensorial mantienen una constancia a pesar de los cambios de entrada informacional. Esto ha sido demostrado experimentalmente por GrinbergZylberbaum y E.R. John. (1981. Physiology and Behavior 27: 749-751). Se podría postular que los niveles más poderosos de Neuroalgoritmización en el Cerebro se asocian con funciones yoicas de alta constancia, siendo similar esta constancia a la de la representación informacional homogénea y de alta coherencia de objetos muy alejados de un Observador. 4) En todo momento existe actividad neuronal en un cerebro vivo, aún durante el sueño profundo o en el silencio de los estados meditativos. Por ello no existen discontinuidades de vacío o ausencia de actividad en el Cerebro de la misma manera que en la Lattice no existen zonas vacías de información. 5) La Lattice muestra una plasticidad colosal en el sentido de que a partir de su estructura básica se activan distorsiones en número infinito.

15 El Cerebro muestra una capacidad similar de modificación y plasticidad. Basta recordar la cantidad de detalles de las imágenes oníricas o la posibilidad creativa en el arte. Cuando por ejemplo, a alguien se le pide recrear una imagen de un evento del pasado a partir de una orden verbal, se puede asumir la ocurrencia de varios procesos encadenados para darle lugar. En primer lugar la transducción del sonido en códigos neuronales. En segundo lugar, la Neuroalgoritmización de esos códigos. En tercer lugar, la activación de alguna estructura polisensorial y por último la síntesis de algún Neuroalgoritmo polisensorial de alto poder y la activación de una imagen visual asociada con la decodificación divergente de este Neuroalgoritmo*. El hecho de que el Cerebro sea capaz de representaciones internas en número prácticamente infinito se asemeja a la capacidad también infinita de la Lattice de distorsionarse en diversas formas. *

Ver Grinberg-Zylberbaum, /. 1976., Journal of Theoretical Biology 56: 95-110.

6) Había mencionado que para la Lattice existen distorsiones con una duración temporal variable desde las prácticamente instantáneas como sería el caso de algunas partículas elementales con una vida media infinitesimal, hasta un protón o un neutrón de una duración de vida inmensa. En el Cerebro también existen patrones mnémicos de vida corta (recuérdese aquí la Memoria Icónica), de vida media (la Memoria de corto plazo) y de una duración enorme (las Memorias de largo plazo). Tal y como en la Lattice, la duración temporal cerebral se asocia con la recurrencia de sus patrones y con la naturalidad de los mismos y su significado. 7) Existen diferentes niveles de coherencia cerebral de la misma forma en la que éstos existen en la Lattice. La coherencia en el Cerebro es una medida de la similitud de los patrones de su actividad en las diferentes zonas de su estructura. Mientras mayor sea esta similitud, mayor será la coherencia cerebral. Una medida del funcionamiento unificado del Cerebro es la coherencia interhemisférica. En estudios de laboratorio (Grinberg-Zylberbaum, J., 1981 Phychoenergetics 4: 227-256) hemos constatado que a medida que se incrementa la coherencia interhemisférica, aumenta la sensación de unificación interna y se activan estados de silencio interno. Los estados de elevada coherencia interhemisférica son condiciones de alta Neurosintergia y parecerían corresponder con los niveles de organización de superior Sintergia de la Lattice en los cuales no existen distorsiones de la misma, hay ausencia de objetos y fuerzas gravitacionales: es decir también silencio. 8)

Otra similitud entre la Lattice y el Cerebro es la ausencia de isomorfismos.

16 En el Cerebro la salida del Nervio Óptico activada por la estimulación retiniana, es un código digitalizado de un millón de canales que no tiene semejanza ni con la imagen que resulta de su decodificación ni con la organización energética de la Lattice que lo estimuló. De la misma forma, en la Lattice, la información que converge en cada uno de sus puntos no posee una semejanza directa con las distorsiones que representa. 9) Por último, al igual que la organización de “Bandas Sintérgicas” de la Lattice, las cuales son continuas internamente pero discretas de Banda a Banda, en el Cerebro existen “Bandas Sensoriales” y “Bandas de Conciencia” las que son continuas internamente pero discretas de Banda a Banda. Cada una de las modalidades sensoriales (tacto, audición, vista, etc.) corresponden a estas Bandas Sensoriales y cada estado de Conciencia (vigilia, sueño, sueño paradójico, etc.) pertenece a una Banda de la Conciencia. Las Bandas Sensoriales y las de la Conciencia se corresponden con diferentes niveles de Neuroalgoritmización, es decir con diferenciados grados Neurosintérgicos. Por ejemplo, la Banda auditiva se activa después de un procesamiento cerebral de 30 milisegundos, mientras que la Banda visual requiere 50 milisegundos de procesamiento. La Banda conceptual necesita más de 150 milisegundos de procesamiento (Ver: Grinberg Zylberbaum . y John E. R. 1981. Physiology and Behavior. 27: 749-751.) Mientras mayor sea la duración de procesamiento, mayor densidad informacional existe y por lo tanto una más elevada Neurosintergia. El Campo Neuronal y su estructura La estructura del Cerebro en su conjunto es una macro - distorsión compleja de la Lattice y su actividad distorsiona a la misma Lattice que le da origen. Cada micropotencial dendrítico y cada potencial de acción son y activan microdistorsiones de la Lattice. La interacción entre todas estas microdistorsiones crean una macrodistorsión hipercompleja de la misma Lattice. A esta macrodistorsión hipercompleja la Teoría Sintérgica la denomina “Campo Neuronal”. El Campo Neuronal es un “mecanismo” de unificación de la actividad cerebral pero de tipo analógico y no digital tal y como lo es el procesamiento Neuroalgorítmico. Este último, también es un mecanismo de unificación pero interno y perteneciente a la misma dimensión que la actividad discreta de todos los componentes celulares del Cerebro vivo. En cambio, la unificación del Campo Neuronal, se produce en la dimensión energética de la Lattice como Campo. Para visualizar la complejidad del Campo Neuronal basta considerar que cada neurona es una estructura tridimensional capaz de recibir cientos de conexiones. El Potencial de

17 Membrana de cada neurona oscila y cambia de morfología cada vez que una de sus dendritas es activada. Esas oscilaciones tridimensionales de la actividad eléctrica del soma neuronal son otras tantas microdistorsiones de la Lattice. Ahora multipliquemos esa imagen 12 000 millones de veces y sumémosle todos los transportes iónicos a través de los axones, junto con los campos extracelulares. Cada microdistorsión de ese Cosmos neuronal interactúa con sus vecinas y éstas a su vez con otras. Junto con todo lo anterior, las poblaciones de neuronas de alto poder Neuroalgorítmico deben incorporar sus códigos de elevada densidad informacional al resto de las microdistorsiones, etc., etc. El cuadro resultante es de una complejidad tal que resulta casi imposible de visualizar. Sin embargo, varias características globales del Campo Neuronal pueden ser clarificadas a partir de nuestro conocimiento del Cerebro. En primer lugar, el Campo Neuronal como un todo puede variar sus niveles de coherencia modificando la mayor o menor similitud morfológica entre todas sus porciones. En segundo lugar, debe existir un continuo de frecuencias posibles dentro de las cuales el Campo Neuronal debe fluctuar. Mientras mayor sea la densidad informacional que maneje un Cerebro vivo, más elevada debe ser la frecuencia de su Campo Neuronal como un todo. Un Campo Neuronal de alta coherencia y elevada frecuencia posee mayor Sintergia que un Campo Neuronal de baja coherencia y menor frecuencia. La Lattice en interacción con un Campo Neuronal de superior Sintergia debe incrementar la suya propia y decrementarla cuando interactúa con un Campo Neuronal de baja Sintergia. A su vez, un Campo Neuronal en interacción con una Lattice de alta Sintergia debe incrementar la suya propia; en cambio, un Campo Neuronal debe disminuir su Sintergia al interactuar con una Lattice de baja Sintergia. Por otro lado, la geometría tridimensional de los circuitos Cerebrales varía de estructura a estructura y de núcleo a núcleo del Cerebro. Por lo tanto, la morfología energética del Campo Neuronal debe reflejar esa geometría en la Lattice, mimetizándola. Ya en la dimensión de la Lattice, el Campo Neuronal se incorpora a la misma y se somete a las leyes estructurales de la Lattice. De esta forma, una variación de un Campo Neuronal debe afectar a toda la Lattice manifestándose en cada uno de los puntos de su estructura. De la misma forma, la recurrencia sostenida de cierto patrón morfológico del Campo Neuronal debe provocar alteraciones más o menos permanentes en la estructura de la Lattice, dependiendo de qué tan congruente sea tal morfología con algún aspecto natural de la Lattice. Puesto que la Lattice varía su organización Sintérgica en Bandas internamente continuas pero globalmente discretas y el Campo Neuronal también, deben existir “zonas” o bandas de interacción entre el Campo Neuronal y la Lattice más congruentes que otras. En estas “zonas”, la interacción entre ambos, el Campo Neuronal y la Lattice, deben provocar la aparición de un patrón de interferencia limpia de ruido. En cambio, fuera de estas Bandas

18 de interacción congruente, los patrones de interferencia deben contener morfologías ruidosas y en los casos más dispares autoanulantes. A las zonas de la interacción congruente entre el Campo Neuronal y la Lattice, la Teoría Sintérgica las denomina “Orbitales de la Conciencia permitidos”. En cambio, a las Bandas de interacción no congruente las denomina “Orbitales de la Conciencia no permitidos”. Un Campo Neuronal de máxima Sintergia, es decir, de coherencia absoluta y elevada densidad informacional (frecuencia), es más parecido a la estructura básica o fundamental de la Lattice, esto es, a la Lattice en su polo de mayor Sintergia. En cambio, un Campo Neuronal de baja Sintergia se parece más a la Lattice en su polo de baja Sintergia. La Lattice en alta Sintergia está libre de distorsiones, curvaturas y Campos Gravitacionales. La Lattice en baja Sintergia se encuentra más cercana a la materia tal y como la percibimos. Mientras mayor sea la Sintergia de un Campo Neuronal, más capaz será de interactuar en forma congruente con la Lattice en su estado fundamental y puro. En cambio, un Campo Neuronal de baja Sintergia sólo podrá interactuar en forma congruente con el correspondiente nivel estructural de la Lattice. Siendo el Campo Neuronal de naturaleza similar a la Lattice, independientemente de su nivel de Sintergia, diferentes Campos Neuronales deben interactuar entre sí creando patrones de interferencia intercerebrales. A la estructura de la Lattice que incorpora estos patrones la Teoría Sintérgica la llama “Hipercampo”. El Hipercampo es la Lattice que incluye en su seno a todos los Campos Neuronales junto con sus patrones de interferencia. Al igual que en el interior de un Cerebro dentro del cual todas las microdistorsiones neuronales interactúan entre sí, así debe suceder en el seno de la Lattice para las interacciones entre todos los Campos Neuronales. De esta forma, el Hipercampo equivaldría a un Campo Neuronal Planetario cuya estructura global depende de la matriz de interacciones intercerebrales. Se podría conjeturar que la división Planetaria en países, ciudades, poblados, villas, etc., determina una organización Hipercámpica particular, la que se representa a todo lo largo y ancho de la Lattice y en cada uno de sus puntos. El Hipercampo también incorpora dentro de su estructura a los Campos Neuronales provenientes de cerebros no humanos. A este Hipercampo la Teoría Sintérgica lo denomina “Hipercampo Expandido”. Los mecanismos cerebrales de decodificación de la Lattice también son sensibles al Hipercampo humano y al Hipercampo expandido. La posibilidad de decodificar la Lattice y ambos Hipercampos depende de la Capacidad Neuroalgorítmica de un Cerebro. Si una “organización” sobrepasa en su Sintergia a la capacidad Neuroalgorítmica de un Cerebro

19 y a la Sintergia a la cual es capaz de funcionar su Campo Neuronal, esa organización no será percibida. * Ver: Grinberg-Zylberbaum J. y Ramos /. 1981. International Journal of Neuroscience. 36(1-2): 41-54. Solamente se percibe aquello que no sobrepasa la Neuroalgoritmización y la Sintergia de un Campo Neuronal.

capacidad

cerebral

de

La capacidad de Neuroalgoritmización depende de la existencia o no de errores de codificación. Si éstos existen, esta capacidad estará limitada por ellos. Un Cerebro libre de errores de codificación podrá decodificar las Bandas Sintérgicas que otro Cerebro con errores de Codificación no será capaz de decodificar. Todas las técnicas de desarrollo de la Conciencia tales como la meditación y las prácticas psicoterapéuticas, tienen como objetivo el incrementar la capacidad de Neuroalgoritmización del Cerebro, elevando con ello la Sintergia del Campo Neuronal. Una elevación de la Sintergia del Campo Neuronal implica una expansión de la Conciencia y una incorporación a la Conciencia humana de un mayor número de Bandas Sintérgicas. Esta incorporación es un acercamiento de la Conciencia individual a la Conciencia de Unidad.

CAPITULO 3 LA EXPERIENCIA COMO RESULTADO DE LA INTERACCION ENTRE EL CAMPO NEURONAL Y LA LATTICE DEL ESPACIO Paradójicamente, a partir de que el hombre adjudicó a la materia el papel que le correspondía a la Conciencia como origen de todas las cosas, perdió la posibilidad de explicar su propia experiencia, cuando su motivación era precisamente el entenderla. No es posible comprender la experiencia sensible adjudicando su emergencia a un Campo energético o a la interacción de varios Campos inanimados a menos de que la dicotomía materia-Conciencia se unifique y se postule a la Conciencia y no a la materia como primer dato y punto de partida. Desde este punto de vista, la Conciencia es un atributo propio de la Lattice y por lo tanto de todas sus distorsiones incluyendo el Campo Neuronal y ambos Hipercampos. También a partir de aquí se puede postular que las Bandas Sintérgicas son verdaderos Orbitales de la Conciencia. La Conciencia existe a lo largo de todos los niveles Sintérgicos que la Lattice es capaz de asumir pero su cualidad depende de la complejidad, coherencia, densidad informacional de cada uno. De esta forma, la Lattice en su estado básico no distorsionado es la

20 Conciencia Pura mientras que el Hipercampo y todas sus Bandas son la Conciencia humana y todos sus atributos. Por ejemplo, la Conciencia auditiva humana surge, cuando la Lattice es distorsionada por un Campo Neuronal que emergió de un Cerebro de 12000 millones de elementos con una densidad de interacciones que requiere de 20 a 30 milisegundos de procesamiento. En cambio, la Conciencia visual humana aparece cuando el Cerebro logra activar un Campo Neuronal de una densidad informacional y una Sintergia que necesitan un mínimo de 50 milisegundos de interacciones neuronales. No sólo la densidad informacional y el tiempo de procesamiento hacen diferente una cualidad sensorial de otra, sino también, la geometría tridimensional de la estructura cerebral activada. De esta forma, el Campo Neuronal visual contiene la morfología tridimensional derivada de la activación de la Corteza Occipital; mientras que el auditivo incorpora en su estructura energética a la geometría derivada de los circuitos neuronales de la Corteza Temporal. Por su morfología, densidad informacional, coherencia y su Sintergia, el Campo Neuronal visual es capaz de establecer una interacción congruente con una organización Sintérgica similar de la Laticce, contenida en una de sus Bandas. Al resultante patrón de interferencia de la Lattice la experimentamos como el mundo visual, cualitativamente diferente de la realidad sonora, la cual resulta de la activación congruente de un patrón de interferencia en otra Banda Sintérgica. Las diferentes cualidades de la Conciencia son conocidas únicamente por experiencia directa, pero el darse cuenta de su existencia depende de su adecuada Neuroalgoritmización. Ni la Conciencia en sí puede ser definida ni sus cualidades pueden ser reconocidas a través de una explicación teórica de sus componentes energéticos. Tal intento está, de antemano, destinado al mismo fracaso y frustración que el que resulta de la pretensión de explicarle a un ciego lo que es la luz o un sonido a un sordo de nacimiento. Las cualidades de la Conciencia sólo pueden ser conocidas a través de su vivencia directa además de por razones obvias, porque pertenecen y están situadas en un eje de desarrollo evolutivo al cual debe uno pertenecer y en el que se requiere estar situado para poder tener acceso a la vivencia de la cualidad correspondiente de la Conciencia. Este eje evolutivo posee una dirección la cual fue magistralmente explicitada por Theilhard de Chardin con los conceptos de “complejificación” y "centralidad”. Según este pensador, la Evolución tiene un sentido ascendente y se dirige hacia un hipotético “Punto Omega” el cual actúa como un “Atractor Extraño del futuro ideal del Hipercampo”. Este mismo eje de complejificación y unificación es el que ha determinado la unión de varias partículas elementales dando lugar a un átomo, de varios átomos dando lugar a una molécula, de varias moléculas dando lugar a una proteína, de varias proteínas dando

21 lugar a una célula elemental, de varias células resultando en un tejido, un órgano y un organismo. El Cerebro humano parecería el más reciente logro de este proceso. En él, los procedimientos de complejificación y unificación se aceleran vertiginosamente por su capacidad de Neuroalgoritmización y de creación de Campos Neuronales de elevada Sintergia. A partir del Cerebro, la Naturaleza cuenta con un instrumento de incremento de complejidad y centralidad dados por un mecanismo interno, ahorrándose así el colosal trabajo y el tiempo requerido en crear nuevas especies. El Punto Omega se sitúa en la Lattice misma y cuando un Cerebro logre mimetizarla obtendrá la ganancia colosal de la Conciencia de la Conciencia Pura. Se antoja pensar que el hombre decidió voluntariamente perder el “Paraíso” de la Unidad inconsciente con la Lattice para ganar el Paraíso de la Unidad Consiente con la misma Lattice. En esta pérdida y ganancia Dios actuó como cómplice por su “deseo” de ser acompañado por alguien de su misma osadía y altura. El éxito en esta “aventura magistral” está todavía por verse. Las cualidades de y los niveles la Conciencia están situados en este mismo eje evolutivo en el cual, la cualidad táctil apareció antes que la auditiva y ésta previamente a la visual. Un organismo poco evolucionado con un Cerebro primitivo es incapaz de crear un Campo Neuronal con suficiente Sintergia como para lograr una interacción congruente con la Banda auditiva o visual, la Naturaleza tuvo que crear cerebros y organismos con un mayor número de elementos para lograr Campos Neuronales de la suficiente Sintergia como para interactuar en forma congruente con Orbitales de la Conciencia más complejos y así activar las cualidades sensoriales correspondientes. El hecho de que cada cualidad de la Conciencia requiera de mayor tiempo de procesamiento, dio lugar al incremento en la duración del presente para cada cualidad. Una imagen visual con un tiempo de procesamiento de 50 milisegundos posee una duración del presente mayor que un sonido activado después de 20 o 30 milisegundos de interacciones neuronales. La expansión en la duración del presente correlativa con el incremento Sintérgico desemboca en la capacidad de unificar en un presente atemporal lo que para una cualidad de la Conciencia de menos Sintergia se localiza en un futuro. La unificación total implicaría la capacidad de percibir en un presente atemporal el pasado, presente y futuro de una Conciencia no unificada. Cada cualidad de la Conciencia conquistada por un individuo a partir de un modo de funcionamiento Sintérgico novedoso, es una añadidura y no una exclusión de las cualidades previamente ganadas. De esta forma, a medida que se avanza, nuevas Bandas Sintérgicas son incorporadas a una Conciencia cada vez más expandida, cumpliéndose así el dictum y el propósito Divino primario de lo que podría ser el “Primer Mandamiento de la Nueva Era” a saber: “Experimentarás y decodificarás el mayor número posible de Bandas Sintérgicas”.

22 En el Chamanismo Mexicano y en la técnica de la Meditación Autoalusiva, este “Primer Mandamiento” se logra actualizar a través de la observación simultánea de un cada vez mayor número de experiencias en las diferentes áreas correspondientes a las variadas cualidades de la Conciencia. El logro de la Unidad se produce cuando el Observador incorpora, en un acto simultáneo de observación, todos los contenidos de la experiencia. En esta hazaña el Observador se confunde con sus contenidos y desaparece la división entre ambos, lográndose así el acceso a la Realidad del Yo Puro. Esta es la lógica en la que se basa la técnica de Meditación Autoalusiva. Karl Pribram decía en una ocasión que no existiendo isomorfismo entre una imagen visual y el procesamiento cerebral, debería buscarse en este procesamiento algún nivel que por lo menos fuera capaz de contener los mismos detalles de la imagen resultante. Él consideraba que el nivel de micropotenciales dendríticos cumplía con este requisito. La Teoría Sintérgica sostiene que el Campo Neuronal, es el antecedente inmediato de la imagen no solamente porque es capaz de contener, en su estructura, todos los detalles del percepto, sino porque los unifica y una de las cualidades de la percepción visual es la unificación. Una imagen visual es un producto acabado y unificado y si bien es cierto que ni la codificación del nervio óptico es isomórfica con la imagen ni tampoco la activación cortical lo es, debe existir un antecedente inmediato de cualquier imagen si no isomórfíca con la misma, sí con la capacidad de serlo en algún nivel. De otra forma, sería imposible explicar la relación entre actividad cerebral y experiencia. El Campo Neuronal se vuelve isomórfico con la imagen visual cuando su estructura interactúa con la Banda Sintérgica visual. Ni la banda Sintérgica, ni el Campo Neuronal son idénticos en forma (isomórficos) con el percepto, pero el patrón de interferencia resultante de su interacción debe serlo. Cuando dos Campos energéticos interactúan, crean una estructura emergente diferente a la que posee cada uno por separado. Una imagen simple que ayuda a entender lo anterior es la de dos ondas concéntricas producidas en la superficie de un estanque. Cuando estas ondas circulares interactúan se crea una geometría compleja que deja de ser circular para convertirse en otra. Algo similar pero de un orden de complejidad infinitamente superior debe suceder en la interacción entre el Campo Neuronal y la Lattice. El patrón de interferencia resultante, además de ser tridimensional, posee características sintérgicas que no se encuentran ni en el Campo Neuronal aislado ni en la Lattice por sí misma. Si una imagen resulta de este patrón, debe existir un momento inmediatamente previo al surgimiento de la misma en el cual la dimensión energética de la Lattice asuma la misma forma que la imagen. Este isomorfismo indica que lo que vemos es en realidad el patrón de interferencia activado por nuestro Campo Neuronal en interacción con la Lattice, por lo que no es metafórico afirmar que vivimos en el interior de una especie de burbuja de la

23 percepción (recordando aquí a Carlos Castañeda) y que estamos inmersos dentro de nuestro propio cerebro observando la pared interna de su movimiento expansivo. Uno se pregunta si es posible una percepción desde el exterior de esta pared y cuál podría ser la imagen resultante y la respuesta se halla en la existencia misma del Observador. Ni la Lattice, ni el Campo Neuronal, como tampoco su interacción, forman el último nivel de la Realidad o representan una cárcel inescapable y todo abarcante. Existe algo fuera de la existencia de la Lattice y aún de los dos Hipercampos y este algo es el Observador.

CAPITULO 4 LOS ORBITALES DE LA CONCIENCIA La denominación “Orbitales de la Conciencia”, se refiere a la existencia de diferentes niveles de la Conciencia. En la Realidad, la Conciencia es Una y permea toda manifestación, desde la Lattice en su estado básico o fundamental hasta cualquiera de sus distorsiones, incluyendo el Campo Neuronal y ambos Hipercampos. Sin embargo, el ser humano delimita la Conciencia Única y la focaliza y de allí resulta su división en niveles. Dependerá del funcionamiento individual, el acceso a los diferentes niveles de la Conciencia. Este acceso es en realidad una transformación perceptual dimensional, por lo que los niveles de la Conciencia dependen de la percepción del Observador y de su identificación. Así por ejemplo, un Observador capaz de identificar su Conciencia individual con la estructura básica de la Lattice alcanzará la Conciencia de Unidad. En cambio, una identificación del Observador con el cuerpo orgánico activará un nivel de Conciencia corporal. El acceso dimensional del Observador y su focalización dará como resultado su funcionamiento dentro de una matriz de relaciones y ella constituirá su territorio perceptual. Parecería que el Observador es capaz de percibir e identificarse con cualquiera y todos los estratos dimensio*

Grinberg-Zylberbaum J. Los Orbitales de la Conciencia. En: Enseñanza e Investigación en Psicología. Vol. X No 1: 55. 1984.

nales de la organización de la Lattice, significando con esto, que se encuentra en sí mismo, en una dimensión que incluye a la propia Lattice. En otras palabras, la capacidad del Observador de percibir todos los niveles de la Lattice incluyendo a ésta en su estado básico, implica que el Observador no pertenece al Universo de la Lattice sino a otro independiente de ella. Existen diferentes modelos que son otras tantas aproximaciones al análisis y descripción de los diversos Orbitales de la Conciencia. Todos ellos tienen en común, la

24 consideración de que los niveles de la Conciencia dependen de la percepción del Observador y ésta del Territorio con el cual se identifica. Presentaré primero el modelo que propone el Misticismo Judío (la Kabbalah), después el modelo Teosófico, más adelante el modelo Chamánico, después el modelo Budista, el modelo de la Psicología Transpersonal y por último, el modelo Sintérgico.

El modelo Kabbalístico De acuerdo con Gershom G. Scholem (On The Kabbalah and its Symbolism. Schocken Books. New York, 1969-1973) en ninguno de sus sistemas, los Kabbalistas dejaron de afirmar la existencia de interrelaciones entre todos los mundos y niveles del Ser. Todo, según ellos, está conectado con el resto. De cualquier punto, las profundidades infinitas pueden ser contempladas. De acuerdo con el sistema de Moisés Cordovero, el ascenso del hombre hacia mundos superiores y a la frontera del “vacío” no involucra movimiento por parte suya puesto que “en donde tú te halles, allí se encuentran todos los mundos”. De acuerdo con la Kabbalah, “lo que se localiza se encuentra arriba y lo que está en el interior se sitúa en el exterior”. La Kabbalah afirma que no solamente todo está contenido en cada parte sino que también actúa sobre todo el resto. Aunque después analizaré el modelo Sintérgico, no resisto aquí la tentación de hacer recordar la similitud entre estas ideas y la organización de la Lattice tal y como fue descrita en el primer capítulo de este libro. De la misma forma, la consideración Kabbalística de que cualquier acto o pensamiento tiene un efecto sobre la totalidad, tiene su demostración experimental en los efectos que el Campo Neuronal produce sobre la Lattice, otros Campos Neuronales y ambos Hipercampos (ver: Grinberg-Zylberbaum, /. 1982. Psychoenegetics: 4:227-256, y Grinberg-Zylberbaum J. y Ramos /. 1987. International Journal of Neuroscience. 36 (1-2): 41-54. El modelo que postula la Kabbalah es simultáneamente longitudinal y concéntrico. La aproximación longitudinal intenta resolver el misterio de la creación desde un principio transcendente e invisible hasta su manifestación en la acción. Este modelo tiene por lo menos 6 niveles que son otros tantos mundos o universos. Cada Universo pertenece a una dimensión distinta. Al mismo tiempo, cada Universo está asociado con un nivel del “Alma” y con una letra hebrea. La siguiente tabla modificada de un estudio de Aryeh Kaplan (Meditación and Kabbalah, Edit. Samuel Weiser, Maine 1982) presenta las relaciones que la Kabbalah propone entre los niveles del “Alma”, los Universos y las letras Hebreas:

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El Universo del Adam Kadmon es el del hombre primigenio o arquetípico. El Adam Kadmon representa a lo humano en su origen o estrato de mayor abstracción. No es, en realidad, el primer nivel transcendente sino una manifestación, extraordinariamente elevada de aquél. Por arriba de Adam Kadmon, la Kabbalah sitúa al Ein Sof cuya traducción sería el Sin Final ligado íntimamente con Dios. El nivel del “Alma” asociado con el Adam Kadmon es Yejidah, cuya traducción literal es “Singularidad” y que constituye la “Esencia Unica” y lo que no puede dividirse y es Uno. Así como del Ein Sof proviene el Adam Kadmon, de este último surge Atzilut que es lo de mayor Cercanía al Hombre Arquetípico y que se asocia con el nivel del “Alma” Jai, la Esencia Viva o lo Viviente. En el Judaismo, el nombre de Dios “Yehova” se escribe con cuatro letras, la primera de las cuales Yud corresponde a la I latina y pertenece al Universo de Atzilut o Emanación y al nivel del “Alma” Jai o lo Viviente. De Atzilut surge la Creación o el Universo de Beriyah asociado con el nivel de Neshamah o Pneuma y con la siguiente letra del nombre de Dios, Heí, que corresponde a la letra latina H o J. De esta forma, la singularidad de Yejidah que a su vez se transforma en lo Viviente o Jai desemboca en Neshamah o Pneuma. Hasta antes de Neshamah, los niveles del “Alma” eran impersonales. Neshamah asociada con el Universo de Beriyah o Creación comienza a pertenecer a un individuo específico y es, por así decirlo, su envoltura o cuerpo más sutil; su contacto entre lo personal y lo transpersonal; entre lo Divino y lo Humano. A partir de Beriyah surge Yetzirah, Formación, es decir, lo Creado en Beriyah comienza a adquirir forma en Yetzirah. Esta Formación parecería corresponder con la primera activación de una distorsión del Espacio y la letra del nombre de Dios correspondiente es la Vav o V latina.

26 El nivel del “Alma” correspondiente es Ruaj o Espíritu y, podría pensarse que es el mecanismo que al actuar distorsiona el Espacio. Antes de Ruaj no hay distorsiones. Por último, después de la Formación se da la Acción en el Universo de Asiyah el cual corresponde con la última letra del nombre de Dios, Hei y con el nivel Nefesh o Alma. Las cuatro letras del nombre de Dios, Yud, Hei, Vav, Hei, forman el Tetragamatón y son un verdadero sistema algorítmico que contiene el esquema de la Creación a partir de lo Viviente hasta su manifestación en la Acción. Cada nivel de la Conciencia está dado por la identificación del Observador con cualquiera de los cinco posibles estratos del “Alma”, desde Nefesh o Alma individual hasta Yejidah, la Singularidad primigenia. Este modelo Kabbalístico es longitudinal porque cada nivel del mismo proviene o nace de un precedente y da lugar a un consecuente en una cadena que comienza en una Singularidad, la que adquiere Vida, Pneuma, Espíritu y por último Alma. El modelo concéntrico de la Kabbaiah se conoce como el esquema de la Sefirot y de ellas se han descrito 10 formando el “Arbol de la Vida”. Cada Sefira es un atributo o cualidad de la Conciencia y constituye una emanación a partir del Ein Sof. El modelo longitudinal está imbricado dentro del concéntrico porque cada Sefira se manifiesta a través de un proceso de Emanación, Creación, Formación y Acción. Este proceso se logra experimentar utilizando técnicas Kabbalísticas de meditación. Por ejemplo, el Rabino Joseph Tza… ideó una meditación en colores en la cual la concentración sostenida en un color específico (asociado con una esfera) activa la cualidad de la Conciencia de esa Sefira. Otra técnica consiste en concentrar la atención en el nombre hebreo de la Sefira o en sus atributos hasta que éstos se comienzan a experimentar. Algunos Kabbalistas han asociado las diferentes Sefirot con las partes del cuerpo humano. La siguiente tabla contiene el nombre hebreo de cada Sefira, su traducción y el color asociado:

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Los extremos de las Sefirot; Keter y Meljut se refieren a dos niveles también extremos de la Conciencia, Keter lo más elevado y Maljut su manifestación. El modelo de las Sefirot es concéntrico porque cada Sefira está contenida dentro de la siguiente como las capas de una cebolla. Sin embargo, también es longitudinal en el sentido de que existen conexiones lineales entre cada capa. Más aún, cada Universo desde Atzilut hasta Asiyah se puede dividir en 10 estratos correspondientes con la Sefirot de tal Universo. La Kabbalah considera la existencia de un centro luminoso ligado al Ein Sof cuya “Luz” alumbra cada Sefira en cada Universo. Dependerá de la limpieza interna del individuo, qué tanta obstrucción exista entre su conciencia y la “Luz”. Mientras menos “suciedad interna’’ exista mayor será la luminosidad que llegue y viceversa; un individuo con una problemática interna intensa actuará como poseyendo “velos” de obstrucción para la “Luz”. En esta concepción, cada Sefira es una Emanación de la “Luz” del Ein Sof. La mayoría, si no es que todas las técnicas prácticas de la Kabbalah tienen como finalidad la purificación de los “velos” de tal forma que la “Luz” no encuentre obstrucciones. A su vez, cada Sefira actúa y es una especie de “vasija” o contenedor de un atributo de la “Luz” proveniente del Ein Sof. Cada una de estas “vasijas”, al ser llenada por la “Luz” activa un atributo o cualidad de la Conciencia. Una similitud entre esta concepción y la Teoría Sintérgica es la existencia de las Bandas Sintérgicas, siendo la “Luz” y los “velos” la necesaria Sintergia que un Campo Neuronal debe poseer para establecer una interacción congruente y limpia con alguna Banda Sintérgica y así activar la experiencia consciente asociada con los tributos de ésta.

28 De acuerdo con la Kabbalah y en concordancia con la Teoría Sintérgica, la “Luz” jamás desaparece, pero los “velos” de obstrucción pueden llegar a filtrarla tanto que su luminosidad podría no ser suficiente como para llenar alguna “vasija”. En la Teoría Sintérgica se considera que las Bandas Sintérgicas siempre existen “esperando” que algún Campo Neuronal adquiera el Poder Sintérgico suficiente como para interactuar en forma congruente con ellas.

El modelo Teosófico La Teosofía tiene su origen contemporáneo en los escritos de Madame Blavatsky la que fundó esta corriente del pensamiento que fue enriquecida por los estudios de Annie Besant y Leadbeater entre otros. Según la Teosofía poseemos diferentes cuerpos, cada uno de los cuales está asociado con un nivel de la Conciencia. Estos cuerpos son siete en número: (1) el Físico, (2) el Etérico, (3) el Astral, (4) el Mental, (5) el Espiritual, (6) el Cósmico, y (7) el Nirvánico. De acuerdo con Rajneesh (Psicología de lo Esotérico. Cuatro Vientos, Editorial Chile. 1980) no solamente la Conciencia es diferente en cada uno de los cuerpos, sino también, la cualidad y los contenidos de los sueños. La Conciencia variará dependiendo de la identificación del Observador con alguno u otro de los cuerpos. Es importante mencionar que la denominación cuerpo se refiere a una organización o estructura perteneciente a cierta dimensión del Espacio. La existencia de siete cuerpos implicaría la también existencia de siete dimensiones. Un procedimiento experimental que ejemplifica la existencia de estructuras pertenecientes a diferentes dimensiones es la Cymática (Jenny H. 1974, Cymatics, Basilius Press. Basel). En ella, se crean patrones bidimensionales cuando un polvo fino colocado sobre una placa metálica es puesto a vibrar por un sonido de determinada frecuencia. Cuando la frecuencia del sonido se incrementa lo suficiente, el patrón se vuelve tridimensional. Tenemos pues aquí dos cuerpos dimensionales que resultan de la interacción (en diferentes frecuencias) entre un campo vibracional y un medio; un cuerpo bidimensional y el otro tridimensional. Los cuerpos Teosóficos parecerían situarse en esta misma condición de ser estructuras estables localizadas en diferentes dimensiones. Ya veremos más adelante que las Bandas Sintérgicas y su interacción congruente con Campos Neuronales pueden ser concebidos desde una perspectiva similar. De la misma forma podrían ser entendidas las Sefirot, los Universos Kabbalísticos y los niveles del “Alma”. El primer cuerpo es el Físico y su estructura es orgánica. Su órgano de pensamiento y experiencia es el Cerebro tal y como lo conocemos. Está limitado por el Tiempo y el

29 Espacio y es una distorsión hipercompleja y estable del Espacio. Su nivel de Conciencia es tridimensional. El segundo cuerpo, Etérico es, según la Teosofía, más sutil que el Físico y permanece invisible para éste. Es capaz de viajar a través del Espacio saliéndose, por así decirlo, del cuerpo Físico y su percepción es más directa y sutil que la de este, puesto que no requiere de receptores orgánicos para decodificar la estructura de la Lattice. La acción perceptual del cuerpo Etérico podría explicar la Visión Extraocular en la cual niños entrenados son capaces de percibir el mundo visual sin el uso de sus receptores retinianos (Ver: Grinberg-Zylberbaum, J., Psychoenergetics 1983. 5:141-158). El cuerpo Etérico está más ligado al Campo Neuronal y a la Lattice y posee una estructura propia más energética que celular. Los sueños del cuerpo Físico están en correspondencia causal con la actividad cerebral y pueden ser estimulados activando los mecanismos receptores orgánicos. En cambio, los sueños del cuerpo Etérico corresponden a estímulos también Etéricos localizados en la estructura del Espacio. De esta forma alguien puede soñar que vuela y en realidad lo hace porque los movimientos del cuerpo Etérico no se encuentran ligados o restringidos por la gravitación espacial. De acuerdo con Rajneesh (Psicología de lo Esotérico. Cuatro Vientos, Edit. Chile, 1980) las así llamadas visiones espirituales corresponden al cuerpo Etérico y son sueños Etéricos. El cuerpo Etérico incluye al Espacio dentro de su campo de acción, es decir, se libera de la restricción espacial y el Espacio deja de ser un obstáculo para su acción. Por ello, la dimensión espacial en la cual actúa el cuerpo Etérico es incorporada en su interior mientras que esa misma dimensión permanece como externa para el cuerpo Físico. El cuerpo Astral incorpora además del Espacio el Tiempo. Al igual que el cuerpo Etérico, el Astral puede localizarse en cualquier zona del Espacio pero no tiene límite alguno para viajar al pasado incluso remoto. El cuerpo Astral, según Rajneesh, es capaz de recordar vidas anteriores y corresponde al inconsciente colectivo de Jung. Desde el punto de vista Sintérgico, el cuerpo Físico está ligado al Cerebro, el Etérico a la Lattice y al Campo Neuronal mientras que el cuerpo Astral se identifica más con ambos Hipercampos, pero sin poderlos trascender. El cuerpo Mental incorpora además de la dimensión temporal hacia el pasado, el tiempo personal futuro. Se halla, por así decirlo, en una dimensión en la que se unifican el Tiempo y el Espacio. El funcionamiento del cuerpo Mental implica una expansión en la duración del presente, en la cual el pasado y el futuro quedan incluidos dentro de una Unidad perceptual. Esta misma expansión, se relaciona con la activación sensorial en la cual la percepción visual, por ejemplo, funciona en una duración del presente mayor que la auditiva. El funcionamiento del cuerpo Astral implica la misma expansión pero en un orden de magnitud mucho mayor.

30 El cuerpo Mental sigue siendo un cuerpo individual; en cambio, el cuerpo Espiritual es transpersonal y por ello incorpora y trasciende ambos Hipercampos. Las experiencias del cuerpo Espiritual son compartidas por todos los que lo viven. Es un cuerpo de la especie y no de un individuo en particular. El cuerpo Cósmico es el preámbulo a la Conciencia de Unidad. Este cuerpo transciende el Espacio, el Tiempo, la Individualidad y la dicotomía consciente/inconsciente. Desde la perspectiva del cuerpo Cósmico todo posee Conciencia. El cuerpo Nirvánico no puede describirse pues en él ya no existe el lenguaje. Equivale a la Conciencia de Unidad y a una completa identidad entre el Campo Neuronal y la estructura básica de la Lattice.

El modelo Chamánico El modelo Chamánico es bifactorial, es decir considera la existencia de dos niveles generales de la Conciencia. Algunos Chamanes denominan a estos dos reinos: el mundo visible y el mundo invisible (ver: Grinberg-Zylberbaum, /. Los Chamanes de México, Vol. I al VII INPEC México, 19871990). Otros Chamanes los llaman el Tonal y el Nahual (ver: Carlos Castañeda. El Fuego Interno. Emece, México, 1987). El mundo visible equivale al Tonal y se refiere al nivel de la Conciencia cotidiana. En cambio, el mundo invisible o Nahual hace referencia a un nivel de Conciencia solamente accesible para los videntes. Los Chamanes Oguiruames de la Sierra Tarahumara, hablan de la coexistencia de tres espíritus en cada persona, denotando con ello la presencia de por lo menos tres niveles de la Conciencia. El mundo invisible para los Graniceros del Estado de Morelos en México está poblado por seres “Astrales” que desafían la gravedad y viajan por el Espacio realizando trabajos de ayuda. El Chamán puede tener acceso a ese reino sutil adquiriendo en su contacto con el otro nivel de Conciencia. Algunos Chamanes Mexicanos son capaces de penetrar a estados de trance mediumnístico cambiando no solamente su personalidad habitual, sino manifestando un conocimiento que no pertenece al nivel de la Conciencia de la vigilia cotidiana. El linaje del Chamán-Nahual Don Juan Matus de Sonora ha desarrollado todo un modelo acerca de la Conciencia y sus niveles. En este modelo, la percepción aparece como resultado de la alineación de dos sistemas de emanaciones, uno externo al cuerpo y el otro interno.

31 El cuerpo al que hace referencia este modelo no es el cuerpo orgánico sino un cuerpo energético luminoso que es visible para un vidente. La alineación de emanaciones se modula a través de la acción de un mecanismo de focalización que Don Juan Matus denomina “Punto de Encaje”. Este se localiza en la superficie del cuerpo o capullo luminoso y dependiendo de su posición en éste, alinea diferentes bandas de emanaciones, dando lugar a percepciones de realidades alternativas. Los niveles de la Conciencia dependen de la profundidad en la que se sitúa el Punto de Encaje. La similitud entre este modelo y el Sintérgico que afirma que la percepción surge como resultado de la interacción congruente entre un Campo Neuronal y la Lattice del Espacio-Tiempo es obvia. Una de las características comunes de todos los Chamanes auténticos es su capacidad de comunicación directa, la que les permite conocer, sin el uso de instrumentos verbales, el Estado de la Conciencia de quienes los visitan. Esta capacidad indica que el Campo Neuronal del Chamán se halla en posibilidad de interacción fluida con otros Campos Neuronales y con la capacidad de decodificarlos. De la misma forma, el Chamán parece ser capaz de decodificar y experimentar en forma directa ambos Hipercampos. Se podría postular la existencia de un nivel de Conciencia Chamánica que he denominado “La Banda Chamánica” (ver: Grinberg-Zylberbaum, f. Los Chamanes de México. Vol. I al VII INPEC México 1987-1990). El modelo Chamánico es complejo y varía de linaje a linaje aunque en todos ellos se vislumbran características comunes como las mencionadas antes y en especial la existencia de un modo de Conciencia Chamánica generalizada.

El modelo Budista El modelo Budista también es bifactorial y queda ejemplificado en la vida de su creador. Hace aproximadamente 2500 años el que conocemos como Buda nació hijo de un Rey. Su infancia la vivió aislado dentro del Palacio de su padre y rodeado de todas las comodidades. Nunca conoció la enfermedad, la vejez y la pobreza. Un día decidió salir de los jardines Imperiales y por primera vez tuvo contacto con el pueblo. Asombrado y dolido se dio cuenta de la existencia de la invalidez y el pesar. Abandonó su vida aristócrata y durante años se sometió a múltiples enseñanzas con el objeto de lograr su propia Iluminación. Desesperado porque ni el ascetismo, ni las prácticas religiosas ni las técnicas de control lo ayudaban, se sentó debajo de un árbol a meditar con la resolución de morir o llegar a Iluminarse. Después de varios días y al ver una estrella alcanzó lo que deseaba. A partir de ese momento, se dedicó a enseñar y hasta el resto de sus días lo hizo. Su mente era de una claridad prístina y a través de cientos de discursos impartidos a miles

32 de discípulos logró crear todo un movimiento de regeneración espiritual, el cual todavía inspira y guía a millones de personas. Buda era un maestro verdadero y como tal enseñaba a cada quien según sus necesidades y sus niveles de entendimiento. Sus alumnos más avanzados crearon sus propias escuelas y linajes tratando de conservar intacto y sin desviaciones la enseñanza original. Pero como a cada discípulo Buda le impartió un método individualizado, estas escuelas difieren entre sí aunque todas conservan la misma dirección. Por ejemplo, existen por lo menos tres escuelas de Vipassana. Todas utilizan la observación como técnica de desarrollo pero cada una en diferentes áreas y contenidos (observación de las sensaciones corporales, observación de las emociones y pensamientos, observación del entorno). Las tres afirman ser las depositarias de la enseñanza original de Buda y consideran a las otras como alejadas de la misma, cuando en realidad todas son la enseñanza original. La bifactorialidad del modelo Budista es la misma que vivió Buda. Sus dos Estados de Conciencia son la Conciencia cotidiana previa a la Iluminación y la Conciencia Iluminada. El nivel de Conciencia cotidiana es aquel en el cual existe una identificación con contenidos emocionales, corporales o con las fluctuaciones mentales. El nivel de Conciencia Iluminada transciende las identificaciones fluctuantes y temporales y coloca al adepto en un Estado de contacto con la Realidad del Yo Puro. En ese Estado, el placer y el dolor son vistos desde la misma perspectiva y no existen apegos ni sufrimientos mentales. El ser humano Iluminado se libera y alcanza su verdadera identidad como la Realidad misma y total. Buda describió una gran cantidad de Estados de la Conciencia y sus análisis acerca de las condiciones mentales y sus vicisitudes no han podido ser superados. Actualmente existen muchas diferentes escuelas de Budismo las que utilizan un amplio repertorio de técnicas de meditación, pero todas ellas se pueden situar dentro de tres corrientes principales; el Hinayana, el Mahayana y el Vajrayana. El Hinayana considera que la Iluminación es individual y depende de un trabajo personal aislado y en soledad. El Mahayana también considera que la Iluminación es individual pero ésta no se puede lograr a menos que todos la alcancen. El Budista Mahayámico ayuda a los demás a lograr la Iluminación aun posponiendo la suya propia. Su aproximación es más congruente con la Conciencia de Unidad y con el desarrollo del amor y la compasión Universales. El Vijrayana utiliza la energía de las emociones como vehículo para lograr la Iluminación. Uno de los discursos principales de Buda, el Maha Satipatthana, ejemplifica el método de este Iluminado. En él, Buda conmina a sus discípulos a mantener una observación

33 desapegada de sus sensaciones corporales, de sus emociones, de sus contenidos mentales y de sus sentimientos señalando subtextualmente que toda identificación con éstos no libera, pero en cambio su testificación desde la posición del Observador lleva a la Iluminación. En el Sutra Surangama (Ver The Surangrama Sutra. Traducido por Lu Kuan Yu. B.L. Publicaciones. India. 1978) existe otra indicación en el mismo sentido. Aquí se menciona la existencia de diferentes estratos o niveles de la Conciencia. Cada nivel se vive como el ego del nivel precedente y se convierte en el contenido del nivel consecuente, cuando éste último es alcanzado. En este modelo, la consideración fundamental es la inexistencia de un Estado yoico absoluto y la idea de que lo que hace avanzar de nivel en nivel de Conciencia es la inclusión de contenidos de la experiencia dentro de un proceso de observación inclusiva. Estas consideraciones claramente coinciden con la descripción de los procesos de Neuroalgoritmización tratados en los capítulos precedentes. Por otro lado, uno de los conceptos más queridos del Budismo es el de Sunyata o Vacío. Se entiende por Sunyata, la idea de que ni los objetos ni el yo poseen existencia absoluta e independiente. Al contrario, todo es parte de una matriz interdependiente de relaciones.

El modelo de la Psicología Transpersonal La Psicología Transpersonal incorpora enseñanzas provenientes de las tradiciones Hindú, Budista, Teosófica y del Misticismo Cristiano, Islámico y Judío, dentro de su cuerpo doctrinario. Se le llama Transpersonal porque se interesa en el desarrollo más allá de un ego personal y su campo de estudio incluye los Estados Transcendentes de la Conciencia. De acuerdo con la Psicología Transpersonal, el nivel de Conciencia más natural y elevado es el de la Conciencia de Unidad, en el cual las diferencias entre objeto y sujeto, Observador y observado se diluyen en una Realidad Unica y todo abarcante. La Conciencia existe en todo pero el ser humano la fragmenta y limita asignándole fronteras de separación. Estas fronteras están dadas por identificaciones limitadoras. La más común de todas las identidades es la que se asocia con el ideal del yo. Cuando un niño es educado, tanto sus padres como su escuela lo presionan para aceptar su conjunto de valores culturales considerados positivos y rechazar otros catalogados como negativos. La aparición de conductas “negativas” es castigada y la manifestación de pensamientos, ideas y acciones “positivas” es premiada. Poco a poco el infante se identifica con los aspectos “positivos” y reprime los “negativos”.

34 Si una Sociedad considera que ciertas necesidades corporales son “negativas”, enseña a bloquearlas aun cuando éstas se manifiesten naturalmente. Se establece así la primera frontera de la Conciencia. Cuando los aspectos “negativos” traspasan esa frontera, el propio sujeto se encarga de negarlos como parte de su identidad “real” sólo aceptando como válido y verídico lo “positivo”. Se crea así una personalidad o máscara y una sombra. La máscara es lo aceptado y la sombra lo rechazado. Cuando la sombra se activa, el sujeto acusa al exterior o a otros sujetos por su aparición. En los casos más graves, la sombra se manifiesta como alucinaciones o delirios de persecución. El sujeto, incapaz de aceptar como parte de su identidad real a los aspectos “negativos”, los proyecta a los “otros” salvaguardando así su identidad con los aspectos “positivos”. Cuando la tensión entre la personalidad y la sombra se hace insuperable, sobreviene una crisis de identidad, la que o bien se somatiza provocando una enfermedad y en su extremo la muerte, o bien activa un proceso de incorporación de la sombra a la máscara. Cuando esto último sucede y el sujeto logra aceptar como parte suya lo “negativo” que antes rechazaba y proyectaba al exterior, sobreviene un cambio de Conciencia. En éste, el sujeto adquiere un ego el que integra en una Unidad los aspectos “positivos” y “negativos”. Esta nueva identificación incorpora al cuerpo y sus necesidades como partes de la identidad “real”. Se diluye una frontera de separación y la Conciencia se expande. Sin embargo, en este nivel de Conciencia que Ken Wilber denomina del Centauro y que ya incluye el cuerpo y la sombra, todavía existe una frontera entre el yo y el otro o entre el sujeto y el objeto. Para acceder a un nuevo nivel de Conciencia, la noción de cuerpo debe sufrir una expansión. En ésta, se incorporan al yo los acontecimientos, las experiencias y los patrones que antes eran considerados como pertenecientes a lo externo, es decir, al no yo. De esta forma, el Centauro se comienza a identificar con su territorio y acontece un acercamiento a la Unidad con los demás. Los otros y uno ya no están separados sino que se viven como unidos en una nueva identidad. Más adelante, el sujeto se reconoce como un verdadero “hijo del hombre”, es decir su Conciencia ya no es la de una persona independiente y separada sino humana en el más alto sentido de la palabra. Todas las emociones humanas, todos los sentimientos y experiencias que son capaces de vivirse como ser humano se aceptan como parte de la identidad. Ya no es fulanito el que experimenta sino que es el ser humano en fulanito el que se manifiesta. Esta identificación con lo humano es un nivel de la Conciencia más expandido que la Conciencia del Centauro, pero aún es limitado y con fronteras de separación.

35 El siguiente nivel de la Conciencia podría ser denominado Cósmica cuando el “hijo del hombre” incorpora el Cosmos como parte de su identidad real. Por último, el hombre Cósmico se convierte en el Ser o en la Existencia Pura y dejan de existir denominaciones e identidades parciales. Se alcanza así la Conciencia de Unidad. Todos los niveles de la Conciencia se asocian con estratos de identificación y con fronteras cada vez más tenues, hasta que la última división se rompe y se vive experimentando “aquello” que no tiene nombre como lo verdadero. En este nivel se comprende que cualquier imagen o percepto se ve a sí mismo y que lo que experimenta es “aquello” focalizado en uno mismo y por último, “aquello” y uno mismo se acaban por fundir en el Uno.

El modelo Sintérgico El mayor deseo de todo pensador es llegar a una concepción de la Realidad que permita aceptar su diversidad infinita, pero que al mismo tiempo lo sitúe en la perspectiva de una visión unificadora de la misma. El modelo Sintérgico pretende lograr este ambicioso propósito a través de la conceptualización de un esquema que explique la creación de la percepción. De acuerdo con el modelo Sintérgico, la Conciencia es un atributo de la Lattice del Espacio -Tiempo cuyo estado fundamental o básico constituye también el estado primordial de la Conciencia, lo que bien podría denominarse Conciencia Pura. Los diferentes niveles de la Conciencia son otros tantos estratos de las distorsiones que la estructura básica de la Lattice puede asumir. La Conciencia humana, por ejemplo, aparece cuando el cerebro humano logra crear un Campo Neuronal que instaura una macrodistorsión hipercompleja en la Lattice. Desde este punto de vista, una imagen visual, como ya vimos, es en sí misma una particular distorsión tridimensional de la Lattice que requiere, para ser activada, de un cerebro humano y un Campo Neuronal, pero que no precisa de un Observador para existir. Por ello, S.M. Goenka, uno de los más afamados maestros de Vipassana afirmó en una ocasión (Comunicación Personal, 1984) que “la imagen se ve en sí misma y el sonido se oye en sí mismo”. Las diferentes cualidades de la Conciencia y sus niveles son explicados por la Teoría Sintérgica como asociados con estratos discretos de organización de la Lattice. Estas Bandas Sintérgicas corresponden también con estratos discretos (Neurosintérgicos) del Campo Neuronal.

36 La Lattice parecería ser capaz de distorsionarse a lo largo de un continuo sin pasos abruptos. Lo mismo podría ser considerado para la Neurosintergia del Campo Neuronal. Es decir, teóricamente no tendrían que existir ni Bandas Sintérgicas en la Lattice ni niveles cuánticos de organización Neurosintérgica del Campo Neuronal. Sin embargo, toda la evidencia descrita en este capítulo acerca de la existencia de diferentes niveles de la Conciencia señala que debe ser asumida una organización discreta tanto para la Lattice como para el Campo Neuronal. De esta forma, cada nivel de la Conciencia correspondería con una interacción congruente entre una Banda Sintérgica y un Campo Neuronal con un nivel Neurosintérgico análogo a la Sintergia de la Banda correspondiente de la Lattice. De la misma forma que cada punto de la Lattice contiene la totalidad, así cada experiencia es una vivencia de la totalidad por la totalidad misma. El hecho de que no lo comprendamos así depende de nuestro nivel de entendimiento y de la identidad que asumimos. Vivir una imagen visual como vista por sí misma requiere de un darse cuenta difícil de lograr. Es más fácil arrogarse una identidad concreta y considerarla como centro de la percepción, puesto que eso está más de acuerdo con el sentido común, el cual nos presenta centros separados e independientes de existencia tales como los objetos o los cuerpos orgánicos. Cada cualidad sensorial es un nivel de la Conciencia y corresponde con una Banda Sintérgica particular en interacción congruente con un Campo Neuronal de una Neurosintergia específica. Esta última está determinada, en parte, por la densidad informacional del Campo Neuronal, la que a su vez, depende de la cantidad de interacciones neuronales. Esta está dada por la duración del procesamiento cerebral, por lo que asociado con la Neurosintergia, se encuentra un funcionamiento en determinada duración del presente. Ya había mencionado que la expansión de la duración del presente determina una percepción temporal definida en la cual una serie de acontecimientos sucediendo en diferente tiempo se unifican. La unificación temporal es una transformación del espacio en Tiempo y por ello se puede concebir como una penetración a la tetradimensionalidad. Así cada nivel de la Conciencia podría concebirse como funcionando en la tetradimensionalidad o como penetrando en ella. La tetradimensionalidad posee como atributo la Conciencia, por lo que cada cualidad sensorial con una diferente duración de presente y cada nivel de Conciencia también ocurriendo en una particular duración del presente, podrían concebirse como distintos estratos de penetración al Universo tetradimensional, hasta que en el límite de expansión máxima de la duración del presente, lo que existe es la tetradimensionalidad pura de la Lattice en Conciencia pura.

37 En conclusión, las Orbitales de la Conciencia son los diferentes niveles que la Conciencia es capaz de asumir, desde su identificación con aspectos concretos de la realidad hasta la Conciencia de Unidad, en donde no existen dicotomías y separaciones entre objetos y sujetos. En este nivel de fusión entre el Observador y lo observado, la experiencia resultante es que la imagen se ve a sí misma y el sonido se oye a sí mismo. Los diferentes niveles de la Conciencia dependen de la Sintergia del Campo Neuronal en el nivel de la experiencia y de la capacidad Neuroalgorítmica en el nivel de comprensión.

CAPITULO 5 EL FACTOR DE DIRECCIONALIDAD Tanto el Campo Neuronal como ambos Hipercampos poseen ubicuidad: es decir, incorporan su estructura a la de la Lattice en todas sus localizaciones. Ya había mencionado que una de las características de las distorsiones de la Lattice es la de afectar y estar contenidas en todos los puntos de la misma. Un Campo Neuronal, como macrodistorsión hipercompleja de la Lattice, cumple también con esta condición básica. Hasta no conocer los límites de densidad e inclusión informacional que son capaces de contener los puntos de la Lattice, no podremos saber si un Campo Neuronal puede representarse, en forma total, en la misma dimensión del Espacio que otras distorsiones menos complejas de la Lattice. Pero independientemente de si la respuesta a esta interrogante fuera afirmativa o no, la condición de ubicuidad debe cumplirse también para el Campo Neuronal. Desde este punto de vista, la experiencia no tiene por qué estar localizada. Es decir, puesto que la interacción entre el Campo Neuronal y la Lattice se realiza a todo lo largo y ancho del Espacio, la experiencia no tendría por qué aparecer localizada en alguna zona particular del Universo. El hecho, sin embargo, es que sí lo está. En general, podemos concebir la existencia de tres localizaciones principales de la experiencia; 1. en el interior del Campo Neuronal, 2. en el borde de la interacción entre el Campo Neuronal y la Lattice y 3. en la Lattice misma. La primera localización desemboca en una experiencia intracorpórea. La segunda, en una localización de la experiencia en la experiencia misma y la tercera en una localización extracorpórea. Los estudios del Chamanismo Mexicano (ver: Grinberg-Zylberbaum /. Los Chamanes de México. Vol. I al VII INPEC. México, 1987-1990) demuestran la existencia de seres humanos que pueden localizar su percepción en diferentes zonas de la Lattice alejadas de su cuerpo orgánico. Doña Pachita, por ejemplo, era capaz de situarse fuera de su cuerpo en diferentes lugares del Espacio, (ver: Grinberg-Zylberbaum J. Los Chamanes de México, vol. III, INPEC. México, 1989).

38 Pero no es necesario considerar estas portentosas hazañas de la percepción para darnos cuenta que percibimos la interacción entre nuestro Campo Neuronal y la Lattice en forma focalizada. Cuando, por ejemplo, observamos un paisaje o cualquier objeto, cada punto de la Lattice lo contiene además de toda la información del Universo. Tal y como lo mencionaba Moisés Cordevero; “en donde tú te halles, allí se encuentran todos los mundos”, podríamos, al ver el paisaje, decodificar la imagen de los cráteres de la Luna o percibir una Galaxia distante, porque cada punto de la Lattice contiene la información de ellos. El hecho de que la imagen resultante sea la del paisaje o del objeto y no otra significa que poseemos un mecanismo de atención focalizada. A este mecanismo, la Teoría Sintérgica lo denomina; “Factor de Direccionalidad”. Este mismo mecanismo de focalización, debe ser el que actúa intracorpóreamente llevando al Campo de la Conciencia diferentes niveles de la actividad cerebral. El más usual de estos niveles se encuentra al final del procesamiento cortical y es el que nos permite experimentar como lo hacemos. Ni la salida de la retina es percepto consciente, ni la activación talámica lo es, así como tampoco la activación de los diferentes niveles cerebrales o cerebelosos lo son. Somos conscientes de la resultante final de nuestros procesos cerebrales; es decir, de la interacción del Campo Neuronal con la Lattice. Sin embargo, con un estrenamiento adecuado (ver: Grinberg-Zylberbaum /., Meditación Autoalusiva, INPEC. México, 1987), podemos hacemos conscientes de la actividad neuronal cortical e incluso subcortical. Dependerá de donde enfoquemos el Factor de Direccionalidad, a cual nivel de la actividad intracorpórea tendremos acceso. Por tanto, el Factor de Direccionalidad determina, en su enfoque, la percepción consciente tanto de aspectos externos a nuestro cuerpo orgánico como internos de este último. De hecho, tanto en la actividad intracorpórea como la extracorpórea, todos sus niveles y estratos implican una interacción entre la Lattice y el Campo Neuronal. La complejidad de esta interacción es menor a nivel retiniano comparativamente con el cortical, pero se realiza en ambos. De la misma forma, el Campo Neuronal interactúa, simultáneamente con todos los grados de Sintergia de la Lattice, pero solamente uno de los patrones de interferencia resultante de esta interacción es percibido con Conciencia. De todo lo anterior se deduce que la focalización, en la Conciencia, de una zona de la Lattice o de alguno de sus niveles de distorsión, requiere de un mecanismo de enfoque. Tal y como lo vimos en el capítulo anterior, en la tradición Chamánica Mexicana y dentro del linaje de Don Juan Matus de Sonora, a este mecanismo se le denomina Punto de Encaje. (Ver: Grinberg-Zylberbaum J. Los Cha-manes de México. Vol. VI. INPEC. México, 1989). Existen, por lo menos, dos posibilidades de explicar el funcionamiento del Factor de Direccionalidad. En una primera opción, el enfoque consciente es resultante natural del

39 nivel Neurosintérgico del Campo Neuronal y no es necesario acudir a algún mecanismo de focalización externo a la propia interacción de Campos. En esta alternativa, lo que se enfoca depende del logro de una congruencia entre la Lattice y el Campo Neuronal en alguno o varios de sus niveles de Sintergia. La segunda posibilidad sí requiere de la consideración de la existencia de un mecanismo externo de enfoque e invalida la interacción entre la Lattice y el Campo Neuronal como suficientes para explicar la focalización consciente de la percepción. Para aceptar esta segunda alternativa, es necesario que deba existir una realidad independiente de la Lattice, pero capaz de interactuar y modificar a esta estructura básica del Espacio. El modelo Kabbalístico apoya esta opción según lo que vimos en el capítulo anterior. La distorsión de la Lattice según la Kabbalah, acontece a partir del Universo de Yetzirah o Formación y se manifiesta en Asiyah o Acción. Previo a Yetzirah, es decir, antes de la Lattice, la Kabbalah contempla la existencia de por lo menos cuatro Universos que corresponden con tres niveles del “Alma”. Según este modelo, el Factor de Direccionalidad se comanda desde fuera de la Lattice. Puesto que la mayor parte de los seres humanos se identifican con la Lattice y sus distorsiones, el origen de este comando pasa desapercibido. Solamente quien logre una percepción de los Universos previos a la Lattice, es decir, quien haya logrado situarse en un nivel del “Alma” superior a Ruaj o Espíritu, reconocerá que el enfoque de su atención es un asunto siempre trascendente. Desde esta perspectiva, los seres humanos somos instrumentos de una Realidad más expandida. Esta Realidad se manifiesta a través de nosotros en formas individualizadas y dependientes de la estructura corporal y mental de cada uno. Parecería que nuestro desarrollo implica lograr una apertura para que “aquello” que constituye la Realidad fluya libremente a través de nosotros. La postulación básica de la Teoría Sintérgica al considerar la percepción como resultado de la interacción congruente del Campo Neuronal y la Lattice y la existencia de las Bandas Sintérgicas explican esta condición humana de ser un instrumento de recepción de una Realidad más expandida.

CAPITULO 6 EL OBSERVADOR Y LA INDIVIDUALIDAD El camino que propone la Teoría Sintérgica para el logro de la Conciencia de Unidad, implica la incorporación simultánea en un acto de observación, de tantos contenidos de la experiencia hasta que éstos y el Observador se fundan en Uno.

40 En términos más técnicos, al “Neuroalgoritmización Expandida”.

proceso

anterior

podría

denominársele

de

Así como los Neuroalgoritmos polisensoriales de alta inclusión incorporan toda la información del Cerebro dentro de un patrón de alto poder dando lugar a una experiencia de integración yoica, así, la expansión de la Neuroalgoritmización hasta el grado de incluir toda la información posible hace que en su extremo, la información incluida y el Neuroalgoritmo resultante sean indistinguibles de la Lattice misma, dando lugar a la desaparición de la diferencia entre objeto y sujeto. En esta Conciencia de Unidad, el Observador y sus contenidos de percepción se funden en una Unidad; es decir se vuelven Uno. En los aforismos sobre el Yoga de Pantanjali (ver: Taimni: Science of Yoga. Adyar India, 1961), este autor describe la técnica de Samyama como apta para lograr lo anterior. Samyama consiste en observar un objeto y mantener su observación hasta que el Observador y el objeto se fundan en uno. A esta fusión el Yoga la denomina Samadhi. El camino del Yoga implica la observación Samadhica de objetos cada vez más sutiles hasta que el último “objeto” sea el mismo Ser. En ese momento se logra la Unidad entre objeto y sujeto. En el modelo de la Kabbalah, cada nivel del “Alma” desde Nefesh hasta Yejidah (Singularidad) es más sutil e igualmente, el Universo asociado con cada “Alma” representa, como en el Yoga, un “objeto” de observación de cada vez mayor sutileza. Así por ejemplo, Asiyah o Acción correspondería con distorsiones visibles de la Lattice; en cambio, el Ein Sof se asociaría con una Realidad más intangible. El desarrollo Kabbalístico, de la misma forma que el Yoguico, parece implicar este ascenso desde lo burdo hacia lo sutil. Tenemos pues aparentemente dos caminos de desarrollo. En el sendero Chamánico y en la “tecnología” Sintérgica, el ascenso a la Conciencia de Unidad se produce cuando se logran unificar en una observación simultánea todas las experiencias posibles. En el trayecto Yoguico y Kabbalístico (hacia la misma Conciencia de Unidad), la observación es en pasos desde lo más concreto hasta lo más abstracto. Por supuesto que el Samadhi en el Ser implica la fusión con todos los niveles previos, de la misma forma que en la Kabbalah, la identidad con la Singularidad incluye la incorporación de todos los niveles previos de las “Almas”. De la misma forma, en el modelo Sintérgico la Neuroalgoritmización incorpora ambas condiciones: la inclusión simultánea de diferentes elementos y el incremento de abstracción. De hecho, un Neuroalgoritmo de alto poder es correlativo con un nivel de la Realidad más sutil, mientras que un Neuroalgoritmo de pobre inclusión corresponde con niveles más concretos de la misma Realidad. Por lo tanto, los dos caminos de desarrollo son y desembocan en lo mismo.

41 La “síntesis” de un Neuroalgoritmo de alto poder se asocia con la activación de un Campo Neuronal de alta Neurosintergia y por lo tanto con la posibilidad de interacción congruente de este Campo Neuronal con una Banda Sintérgica de alta coherencia, densidad informacional y frecuencia. Este mecanismo de interacción implica una verdadera capacidad perceptual por parte del cerebro y explica nuestra capacidad de recepción de información sutil. Cada ser humano se caracteriza por una capacidad individualizada dada por la estructura de su cerebro y por lo tanto por la morfología específica y personal de su Campo Neuronal. Esta morfología individual se vislumbra en la también individual morfología del patrón de correlación interhemisférica que cada cerebro manifiesta (ver: Grinberg-Zylberbaum, J. y Ramos f. 1987. Patterns of interhemispheric correlation during human communication. International Journal of Neuroscience. 36 (1-2); 4 (1-54). Por lo tanto, la individualidad podría definirse como dependiente de la particular y específica capacidad de recepción, interacción o captación de aspectos más o menos sutiles de la información contenida en las diferentes Bandas Sintérgicas. Aún en la Conciencia de Unidad, la individualidad se mantiene expandiéndose y no desapareciendo. Pero obviamente la individualidad no es un Estado o condición de pasividad. Cada ser humano representa un evento único y no repetible en toda la historia del Universo. Bien se podría afirmar que además de ser receptores de Bandas Sintérgicas somos los creadores de las mismas. Los seres humanos más evolucionados de todos los tiempos han legado a la Especie las Bandas Sintérgicas que ellos crearon. Algunas tradiciones como la Tibetana poseen técnicas para recrear tales Bandas y así experimentar los Estados de la Conciencia de sus creadores. Para lograr esta portentosa hazaña de la percepción, utilizan visualizaciones. Los famosos Tankas en los que están dibujados Deidades Budistas con gran lujo de detalles, son visualizados con la máxima exactitud por adeptos entrenados. Los esquemas geométricos, colores y formas inscritos en estos dibujos, al ser visualizados, activan un Estado Cerebral que sirve para activar un Campo Neuronal con la morfología exacta para establecer una interacción congruente con la banda Sintérgica que representa el nivel de Conciencia de la Deidad correspondiente. La Kabbalah también ha desarrollado técnicas de visualización para, por ejemplo, recrear el Estado de Conciencia asociado con las diferentes Sefirot. Para ello, el meditador visualiza el nombre hebreo de la Sefira en cuestión, logrando así crear un Campo Neuronal que interactúa en forma congruente con la Banda Sintérgica asociada con la Sefira que se desea experimentar.

42 En la Conciencia durante la vigilia cotidiana la realidad es filtrada por la mente de tal forma que lo que se percibe se “colorea” por la concepción, las emociones, los sentimientos y el Estado de vitalidad del sujeto. Puesto que en la vigilia cotidiana lo que existe es una identificación con la mente y el cuerpo, ellos determinarán la percepción. Si existe vitalidad, todo se verá a esa luz, si tristeza, la realidad aparecerá triste, si optimismo, optimista etc., etc. Cuando el sujeto recuerda que puede atestiguar el Estado de su mente y sus condiciones corporales desde la referencia de una observación desapegada, ocurre un salto perceptual en el cual la realidad deja de estar matizada o filtrada y se percibe la existencia de un sí mismo que trasciende las condiciones variables de su mente y los Estados de su cuerpo. De esta forma, la condición del Observador es activada y en ella no existen variaciones sino un punto de referencia estable y constante. Además, el Observador aparece como neutro con respecto a los cambios de su percepción. Puesto que éstos se unifican en el acto de observación, se activa un Estado de funcionamiento Neuroalgorítmico de alto poder porque independientemente de las alteraciones de la información que lo alimenta, el Observador no fluctúa. En esta condición, el nivel de Conciencia de la vigilia cotidiana se transforma en el nivel de Conciencia de sí en el cual el Observador actúa como identidad. Sin embargo en el siguiente nivel de la Conciencia, el Observador desaparece como entidad separada de sus objetos de observación y se alcanza la Conciencia de Unidad en la cual la diferencia entre sujeto y objeto se acaba. Tanto en el nivel de la Conciencia cotidiana como en la Conciencia de sí y en la Conciencia de Unidad existe individualidad, pero ésta se expande de nivel en nivel y lo que se transforma es el entendimiento del sí mismo, mediado a través de una adecuada Neuroalgoritmización. El paso de la Conciencia de sí a la Conciencia de Unidad se produce cuando el acto de observación incorpora todos los contenidos posibles de la experiencia. El Observador unifica todos estos contenidos y por tanto se produce la Unidad del Observador y sus objetos de observación. Esta Conciencia de Unidad es un contacto con la Existencia Pura y tanto la existencia como la vida misma sobrepasan todo intento de explicación teórica.

CAPITULO 7 REPERCUSIONES PRACTICAS A partir de los postulados de la Teoría Sintérgica he desarrollado una técnica de meditación (ver: Meditación Autoalusiva. INPEC. México, 1987), y una Psicofisiología del Poder (ver: Psicofisiología del Poder. INPEC. México, 1988).

43 La meditación Autoalusiva es una tecnología de la Conciencia diseñada para activar el nivel de la Conciencia de sí y la Conciencia de Unidad. Se basa en la observación desapegada y simultánea de diferentes áreas de la experiencia; las sensaciones corporales, los pensamientos, las emociones y el entorno. La Psicofisiología del Poder es una tecnología de la Conciencia diseñada para influir positivamente sobre ambos Hipercampos. Se basa en la consideración de la existencia de un Factor de Direccionalidad Colectivo capaz de ser modificado por el Factor de Direccionalidad individual, y en un Atractor Extraño del Futuro Ideal del Hipercampo con el cual es posible establecer un contacto. El Hipercampo puede ser concebido como un Macro Campo Neuronal que al igual que el Campo Neuronal individual, posee una dirección de desarrollo y un enfoque a través de la focalización de un Factor de Direccionalidad Colectivo. La posibilidad de afectar el Hipercampo y de modificar el enfoque de su factor de Direccionalidad se fundamenta en el descubrimiento experimental de las influencias que la actividad cerebral de un sujeto ejerce sobre otros sujetos (ver: GrinbergZylberbaum J., y Ramos J. 1987. Patterns of interhemispheric correlation during human communication. Journal of Neuroscience. 36 (1-2): 41-54). En estos experimentos descubrimos que si dos sujetos interactúan en forma preverbal, aquel de los dos con mayores niveles de correlación interhemisférica modifica la correlación interhemisférica de su compañero atrayéndolo hacia su propio nivel. Puesto que la correlación interhemisférica es un índice del grado de Neurosintergia del Cerebro, los resultados indican que existe una relación directa entre la Neurosintergia y el Poder personal. De esta forma, se puede deducir que mientras mayor sea la Neurosintergia de un Cerebro más afectará la Neurosintergia de otros Cerebros, de sus Campos Neuronales y por lo tanto del Hipercampo mismo. Por otro lado, tal y como existe una dirección de desarrollo individual hacia la Conciencia de Unidad, representada por un eje de incremento Neurosintérgico del Campo Neuronal individual, así también existe una dirección evolutiva del Hipercampo. La Teoría Sintérgica postula que esta dirección de la evolución hipercámpica no es azarosa y está comandada por un Atractor Extraño. El Atractor Extraño del Futuro Ideal del Hipercampo equivale al Punto Omega de Theihard de Chardin (ver: Theihard de Chardin. La Activación de la Energía. Edit. Taurus, México, 1965) y se puede concebir como el Estado de mayor Centralidad y Complejidad del Universo que atrae hacia sí mismo a las distorsiones de la Lattice. Esta atracción es la responsable de que las distorsiones elementales de la Lattice se organicen en sistemas complejos desde el átomo, la molécula, la célula viva y el organismo humano desembocando en la organización de la Lattice más compleja, el Cerebro humano. En la Psicofisiología del Poder, el contacto y la percepción del Atractor Extraño del Futuro Ideal del Hipercampo se produce cuando se logra incrementar la Neurosintergia individual

44 a través de la Meditación Autoalusiva y cuando se expande la duración del presente. Este contacto entre el individuo y el Atractor Extraño del Futuro Ideal del Hipercampo se experimenta como éxtasis y es lo que la tradición mística Cristiana denomina "Estado de Gracia”. La Psicofisiología del Poder es una Psicofisiología del liderazgo de la Conciencia y como tal representa una de las aplicaciones prácticas de mayor repercusión derivada de la Teoría Sintérgica. Otra de las posibles repercusiones prácticas derivadas a partir de la Teoría Sintérgica es la posibilidad de modificar la curvatura del Espacio afectando la Fuerza Gravitacional. En un experimento realizado en mi laboratorio (ver: Grinberg-Zylberbaum J., 1982. Psychophysiological correlates of communication, gravitation and, unity. Phychoenergetics. 4: 227-256) descubrimos que los cambios de correlación interhemisférica determinaban oscilaciones de la gravitación en la cercanía del sujeto. Lo anterior significa que las modificaciones de la Neurosintergia de un Campo Neuronal, afectan la Sintergia de la Lattice. La posibilidad de afectar la gravitación a voluntad y de utilizar esta modificación gravitacional tiene repercusiones prácticas inmensas, tales como la transportación, la levitación e incluso la creación de un motor gravitacional. Puesto que la Lattice es un superconductor, el incremento en la coherencia de un Cerebro equivale y produce una acción similar al efecto Meissner (ver: Beiser A. Conceptos de Física Moderna Mc. Graw Hill. Madrid. 1965) en el cual un imán levita cuando se coloca sobre un material superconductor. Otra de las aplicaciones prácticas de la Teoría Sintérgica es en el campo de la comunicación. En un experimento reciente (ver: Grinberg-Zylberbaum, J. Creation of Experience INPEC. México, 1988), descubrimos la existencia del Potencial Transferido. Cuando dos sujetos han logrado establecer una comunicación empática preverbal y después son separados uno del otro, la estimulación de uno de los dos sujetos, activa un potencial en el otro sin mediación de señales sensoriales. El potencial Transferido es una manifestación de un intercambio directo de información específica de Cerebro a Cerebro y podría ser utilizado como medio para enviar información sin el uso de instrumentos electrónicos. Estamos a punto de iniciar un experimento para probar si existe una velocidad de transmisión del potencial Transferido.

45 La predicción es que el intercambio de información directa Cerebro a Cerebro es instantáneo, por lo que la tecnología de comunicación que se podría derivar permitiría un intercambio informacional sin retardos temporales y a cualquier distancia de separación. Por otro lado la capacidad de la Lattice de contener información colosal en cada uno de sus puntos podría ser utilizada en la invención de sistemas de computación que utilicen la misma estructura de la Lattice tanto para guardar información como para efectuar operaciones de análisis informacional y de cómputo. La invención de una computadora de la Lattice similar al Cerebro humano, la que sería capaz de crear campos energéticos parecidos al Campo Neuronal y aprovechar sus operaciones, es otra de las repercusiones prácticas de la Teoría Sintérgica. Por último, la Lattice posee una capacidad energética prácticamente infinita en cada uno de sus puntos. Se podría concebir la creación de un instrumento que extrajera energía directamente de la Lattice y que la transformara en electricidad, calor, etc. Este generador energético de la Lattice resolvería todos los problemas de abasto energético del Planeta. De la misma forma, la capacidad plástica de la Lattice y la posibilidad de distorsionarla en formas específicas podría ser utilizada para materializar objetos y aún órganos biológicos que podrían ser utilizados tanto para la satisfacción de necesidades materiales como en la práctica médica. Esta aplicación junto con la decodificación directa de la Lattice para recuperar la visión en ciegos ya ha sido probada en la práctica; (ver: Grinberg-Zylber¬baum, J. Los Chamanes de México. Vol. III. INPEC. México, 1989 y Grinberg-Zylberbaum,J. 1983. Extraocu lar Visión. Psychoenergeticas. 5: 141-158).

EPILOGO LA UNIDAD El secreto se encuentra en los procesos de unificación. Para la “Conciencia celular”, la unidad corporal es un secreto; cada célula recibe influencias que provienen de una totalidad inaccesible y totalmente trascendente con respecto a ella misma. Sin embargo y al mismo tiempo, la totalidad se halla algorítmicamente representada en cada uno de los elementos que la forman y la célula no se escapa a esta ley holográfica. Lo mismo acontece con la Conciencia humana. Esta, en cada uno de nosotros, recibe influencias de una totalidad inaccesible y totalmente trascendente y sin embargo y al mismo tiempo, esta totalidad se halla algorítmicamente representada en cada Conciencia individual. En el Cerebro, la misma dinámica se encuentra estructurada en los dos procesos que la Teoría Sintérgica considera fundamentales para entender la experiencia y la percepción; la Neuroalgoritmización y la activación del Campo Neuronal.

46 A través de circuitos de convergencia, la información de la totalidad del cerebro se concentra en poblaciones celulares polisensoriales y de alta convergencia. Los Neuroalgoritmos resultantes representan, en forma dinámica, la información de la Unidad y de la totalidad en cada uno de sus elementos. Por otro lado, el Campo Neuronal, es el medio que permite el acceso a una unificación todavía más poderosa; la del Hipercampo. Ambos procesos se complementan y son necesarios. Un percepto no puede crearse sin un Campo Neuronal capaz de distorsionar la Lattice del Espacio - Tiempo. El mismo percepto no puede identificarse si no ha sido Neuroalgoritmizado. De la misma forma que cada elemento recibe influencias provenientes de la Unidad de la cual forma parte, cada elemento de una totalidad afecta a la Unidad. Por ejemplo, una modificación Neuroalgorítmica produce una alteración concomitante del Campo Neuronal y del Hipercampo. La influencia de un elemento se diluye a medida que la Unidad se engrandece. Así, el mismo cambio Neuroalgorítmico que altera poderosamente a un Campo Neuronal, afecta pero en menor medida al Hipercampo. Exactamente las mismas dinámicas han sido descritas en el campo de la Mística. Por ejemplo, Moshe Chayim Luzzatto escribió (ver: The Way of God. Feldheim Publishers Ltd. Jerusalem, 1977) que existen fuerzas espirituales provenientes de la Unidad que afectan cada Conciencia humana y que a su vez la Conciencia individual envía influencias que afectan los reinos espirituales. El modelo Sintérgico explica tales influencias a través de su postulación central; a saber, la interacción entre el Campo Neuronal y la Lattice del Espacio - Tiempo. Formamos parte de un organismo Planetario del cual somos células. Nos interconectamos a través de la Lattice y de nuestros Campos Neuronales. La Teoría Sintérgica es un modelo que intenta explicar esta Unidad Planetaria.

APENDICE REFLEXIONES ACERCA DEL TIEMPO Acerca del tiempo se pueden plantear un sinnúmero de preguntas: desde su existencia objetiva hasta su relatividad. Empezaré con la primera pregunta, a saber; si su existencia es real o si es sólo un producto subjetivo de nuestro funcionamiento psicológico. A no dudarlo, el tiempo, en su percepción, cambia de acuerdo con el estado psicológico. De todos es conocida la experiencia de sentir cómo un minuto, medido por un reloj, se alarga subjetivamente cuando estamos en una situación de gran demanda o de peligro, y como se acorta considerablemente cuando vivimos una experiencia placentera. Por otro lado, Albert Einstein se encargó de demostrar que el tiempo posee una realidad relativa la cual depende de la velocidad del sujeto que lo mide. A medida que un viajero

47 se acerca a la velocidad de la luz, su tiempo se lentifíca con relación a un observador inmóvil y termina por desaparecer en el límite mismo de la velocidad de la luz. La famosa paradoja de los gemelos ilustra este relativismo temporal. En ella, uno de los gemelos viaja a una estrella distante a gran velocidad, cercana a la de la luz, mientras el otro permanece en la tierra. Al retorno del viajero, su hermano ha envejecido considerablemente más que él. De esta forma, tanto desde un punto de vista objetivo como subjetivo, el tiempo no posee una existencia absoluta en lo que se refiere a la velocidad de su transcurrir. ¿Quiere esto decir que el tiempo no existe? Contestar afirmativamente a esta pregunta implicaría negar la existencia del pasado y de una dirección temporal de los eventos. Por ejemplo, si se vierte una gota de tinta en un vaso de agua, más tarde o más temprano toda el agua se habrá teñido con el color de la tinta; la dirección del proceso es desde la gota hasta su dilución. Sería impensable y absurdo considerar la existencia de una dirección temporal inversa. Es decir de la dilución a la gota, y por tanto se debe asumir la existencia de una direccionalidad temporal real y no objetiva. Sin embargo, algunos físicos de frontera como Jack Sarfatti opinan que hay la posibilidad de que existan partículas elementales, los taquiones, capaces de viajar a velocidades supraluminales y por lo tanto en una dirección temporal invertida con respecto a la usual, es decir, del futuro al pasado. Hasta donde yo sé, todavía no se ha podido demostrar la existencia de los taquiones, pero sí de interacciones a distancia instantáneas; es decir, sin retardo. Esto implica que desde un punto de vista objetivo, el tiempo es capaz de desaparecer. Por otro lado, los místicos y contemplativos de todas las épocas han hablado de la existencia de un Estado de Conciencia que funciona en la atemporalidad. Ellos afirman que todo lo que existe, acontece en un presente absoluto, en el cual no existe ni el pasado ni el futuro. Esto quiere decir que también desde un punto de vista subjetivo el tiempo puede dejar de existir. ¿Cómo compaginar todas estas diferentes concepciones y llegar a una conceptualización que las incluya sin contradicciones? Una posibilidad en este sentido la ofrece al modelo de la Lattice y la Teoría Sintérgica. De acuerdo con nuestro conocimiento de la Lattice, ésta es capaz de variar su organización, desde un nivel básico de total simetría y coherencia hasta su hiperdistorsión dada por sus interacciones con el Campo Neuronal y con el Hipercampo. Se podría postular que en el estado básico de la Lattice, el tiempo no existe y que un hombre cuyo Campo Neuronal sea de la suficiente Sintergia como para no distorsionar a la Lattice, experimentará la vivencia mística de la atemporalidad en un presente absoluto. En cambio, en la Lattice distorsionada sí transcurre el tiempo y consecuentemente también en la experiencia de un ser humano cuyo Campo Neuronal la distorsione. La relatividad temporal subjetiva depende entonces del nivel de distorsión de la

48 Lattice, la que a su vez depende del nivel de Conciencia y del funcionamiento cerebral y perceptual de un sujeto. La Lattice en su estado básico es tan atemporal como la atemporalidad a la velocidad de la luz. Esta correspondencia parecería señalar que en realidad lo que llamamos “velocidad de la luz” corresponde al estado básico referencial de inmovilidad de la Lattice misma. La constancia de la velocidad de la luz independientemente de la velocidad de quien la mide señala en la misma dirección. En otras palabras, parecería que en el Universo la referencia de inmovilidad es la de la luz, a la que erróneamente consideramos en movimiento cuando en realidad es la manifestación del estado básico de la Lattice. Con respecto a esa “referencia inmóvil” todo tiene un transcurrir y a ese lo llamamos tiempo. En relación a nuestro funcionamiento perceptual, las diferencias en este “transcurrir temporal” producen efectos notables tales como las diferentes cualidades de la experiencia, las que como ya vimos, se relacionan con la duración del presente y con la Sintergia del Campo Neuronal. Nuestra capacidad temporal de distorsionar la Lattice es generalmente efímera. Cada 50 milésimas de segundo creamos una imagen visual que no permanece estática sino que desaparece para dar lugar a una siguiente imagen que se funde con la primera a través de lo que Don Juan Matus llamaba el “Pegamento de la Realidad”, dándonos así la ilusión de continuidad. Lo mismo acontece con los sonidos, los cuales se funden unos con otros en un continuo proceso de creación y muerte. Cabría hacer la pregunta ¿Qué pasaría si pudiéramos expandir la duración de un percepto visual? Se antoja pensar que en ese caso lograríamos materializar los objetos creados por nuestro funcionamiento cerebral. En otras palabras, fijaríamos las distorsiones de la Lattice dadas por la interacción con nuestro Campo Neuronal. Que esta posibilidad puede ser realizada no me cabe la menor duda. De hecho, alguno de los Chamanes Mexicanos tales como Pachita eran capaces de materializar objetos y aún órganos biológicos. En general, la creación de diferentes niveles de la Realidad depende del tiempo de su manejo y por lo tanto un análisis profundo del tiempo es tan fundamental e importante. Acerca de la permanencia de los objetos también cabe intentar un análisis. ¿Por qué, por ejemplo, una roca dura más que una nube? Un físico nos diría que su ciencia ya ha logrado entender y también ha podido explicar tales diferencias y que éstas se relacionan con la estructura atómica y molecular. Un sólido es un sólido porque la distancia interatómica dentro de él es menor que la que se presenta en un líquido. Un gas es una organización de átomos y moléculas en la que los espacios vacíos son mucho mayores que los de un líquido, etc.

49 Sin embargo, ¿Por qué si tanto el gas como el líquido y el sólido son distintas distorsiones de la misma Lattice, la diferencia de distancia resulta en variados niveles de permanencia? ¿La permanencia de una fantasía visual depende entonces de la distancia entre los elementos distorsionados de la Lattice? ¿Si pudiéramos imaginar una roca sólida y pesada, qué es lo que evita que ésta se materialice y qué es la que lo permite? Como mencioné antes, tenemos evidencia comprobada acerca de la posibilidad de materializar objetos (ver mi libro: Los Chamanes de México. Vol. III Pachita. México INPEC 1987) por lo que las preguntas que acabo de plantear no son un simple juego de artificio sino una inquietud surgida de una observación empírica. Algo en la morfología del Campo Neuronal y en su interacción con la Lattice debe ser la clave para entender tanto las diferentes cualidades de la experiencia perceptual (la luz, el sonido, etc.) como la permanencia de las distorsiones de la Lattice en los fenómenos de materialización. Ese algo se relaciona con el tiempo y su misterio. Decía antes que para un objeto moviéndose a la velocidad de la luz, el tiempo no transcurre y que esto mismo acontece para la Lattice en su nivel básico de total coherencia y simetría. En cambio, para todo aquel que se mueve a una velocidad menor que la de la luz o para cualquier distorsión de la Lattice, el tiempo sí existe. Esto quiere decir, que el tiempo podría ser el resultado de cualquier cambio o modificación de la estructura básica de la Lattice. Esto último explica por qué ocurren modificaciones temporales asociadas con la presencia de campos gravitacionales ya que también estos últimos son alteraciones de la estructura de la Lattice: “curvaturas del espacio” tal y como las denominaba Einstein. Puesto que el Campo Neuronal modifica la estructura de la Lattice, la estructura cerebral y su funcionamiento son “creadores” del tiempo. Por otro lado, la estructura atemporal de la Lattice en su estado básico al ser modificada por la Conciencia humana es imbuida de tiempo. Probablemente esto quiere decir que el tiempo es, más que otra cosa, una creación humana. Sin embargo, una distorsión de la Lattice producida por cualquier partícula elemental o por un cuerpo macroscópico, también debe afectar el tiempo si es que éste, como afirmé antes, depende de la existencia de distorsiones de la Lattice. Por otro lado, al hablar del tiempo, estamos asumiendo su inexistencia, de la misma forma que al hacer referencia al Ser o a la Conciencia, subtextualmente, estamos señalando su inexistencia. No es posible hablar de algo sin asumir la existencia de lo opuesto. Por ello, el tiempo implica el no tiempo. El modelo de la Lattice satisface la necesidad de la existencia de la atemporalidad en la Lattice no distorsionada y del tiempo en la Lattice distorsionada. Tanto la actividad

50 cerebral y sus productos como la materia inanimada y sus variantes distorsionan a la Lattice. Por lo tanto, ambas “crean” el tiempo.

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BREVE BIOGRAFIA DE JACOBO GRINBERG

Jacobo Grinberg-Zylberbaum nace en 1946. Estudia psicología en la UNAM, especializándose en electrofisiología en el New York Medical College. Más tarde, realiza estudios de posgrado en Ciencias Biomédicas. Autor de múltiples libros y de numerosos artículos de investigación, Grinberg se desempeña como profesor de tiempo completo en la Facultad de Psicología, UNAM. Es, asimismo, el inventor de la teoría sintérgica. Gran especialista sobre la forma en que el cerebro interactúa con los campos de información creando lo que nosotros llamamos realidad.

52 “Muchos de nuestros pensamientos ni siquiera son nuestros, provienen del colectivo, porque existe una constante interacción entre todos los cerebros” Jacobo Grinberg Zylberbaum Neurofisiólogo de la Universidad de México, Jacobo Grinberg se especializó en el estudio de la relación entre la mente y materia y su instrumento principal: el cerebro. Investigó en su laboratorio de la universidad las capacidades paranormales de yoghis y chamanes, la comunicación telepática entre distintos cerebros y la visión extra ocular infantil y su posible entrenamiento. Desapareció el 8 de diciembre de 1994; a partir de ese momento se perdieron todas las pistas sobre su paradero. Hoy de él nos quedan sus complejos e interesantes trabajos sobre el cerebro y la conciencia, cuyas conclusiones hablan de una única realidad que hace inviable la tradicional división mente-cuerpo.

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FLUIR EN EL SIN YO Jacobo Ginberg – Zylberbaum Científico mexicano que nos ha legado más de 50 libros de una gran originalidad y diversidad. Doctor en Ciencias, egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México, a la que perteneció a lo largo de su formación como Investigador de tiempo completo en el área de Psicofisiología en las Facultades de Medicina y Psicología. Creador y Director del Laboratorio de investigaciones Psicofisiológicas en la Universidad Anáhuac. Fundador del instituto Nacional para el Estudio de la Conciencia (INPEC). Su amplia experiencia y gran osadla como científico lo llevó a transitar por caminos poco comunes, teniendo como eje conductor e integrador temas como la creación de la experiencia y la conciencia, en relación al funcionamiento del cerebro. Preocupado siempre por la comprobación científica de sus hipótesis, trabajó arduamente en el laboratorio con un equipo de colaboradores, obteniendo un amplio reconocimiento en congresos y publicaciones científicas importantes, nacionales e internacionales. Creador de la Teoría Sintérgica, que postula la transformación de la actividad cerebral a experiencia sensible y su interacción con la estructura del espacio, resultado de lo cual se crea la conciencia. 1ra edición, 1991 1ra edición en esta colección: abril, 2008 Fluir en El sin yo JACOBO GRINBERG-ZYLBERBAUM Fluir en El sin yo D. R. 2008, Jacobo Grinberg-Zylberbaum D.R. Ediciones B México, S.A. de C.V. Bradley 52, Colonia Anzures.11590, México, D.F. www.edicionesb.com.mx ISBN: 978-970-710-334-4 Todos los derechos reservados. Bajo las sanciones establecidas en las leyes, queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita de los titulares del Copyright, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo públicos.

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Contenido Capitulo 1. EDUCACIÓN PARA LA NUEVA ERA................................................................................. 2 Capítulo 2. EN BUSCA DE LA LUZ ................................................................................................... 8 Capítulo 3. LOS NIVELES DE LA CONCIENCIA I ............................................................................. 13 Capítulo 4. LOS NIVELES DE LA CONCIENCIA II ............................................................................ 19 Capítulo 5. FLUIR EN EL SIN YO ................................................................................................... 26 Capítulo 6. EL PENSAMIENTO MISTICO Y LOS MODELOS CIENTÍFICOS ........................................ 31 Capítulo 7. EN BUSCA DEL MAESTRO ........................................................................................... 38 Capítulo 8. LA ILUMINACIÓN A LA LUZ DE DIVERSAS TRADICIONES ESPIRITUALES ...................... 42 Capítulo 9. LA DOCTRINA BUDISTA DEL VACÍO A LA LUZ DE LA PSICOFISIOLOGÍA CONTEMPORÁNEA ....................................................................................................................... 53 Capítulo 10. LOS FUNDAMENTOS ELECTROFISIOLÓGICOS DE LA HIPOTESIS "GAIA" ..................... 58 BIBLIOGRAFÍA .............................................................................................................................. 65 LIBROS DEL MISMO AUTOR .......................................................................................................... 67

Capitulo 1. EDUCACIÓN PARA LA NUEVA ERA Una experiencia real en México Es jueves por la mañana y la Ciudad de México amanece brumosa. Me preparo para la experiencia más regocijante de la semana; el trabajo con los niños de Toluca. Los 60 kilómetros que separan la Ciudad de México de la Ciudad de Toluca son una delicia; bosques, lagos y montañas llenos de verdor y frescura. Llego al Instituto Torres Quintero puntual a las 10 de la mañana. 400 niños estudian aquí utilizando métodos de entrenamiento que les permiten aprender a leer a los dos años y medio de edad. Hay niños que a los 10 años han leído más de 500 libros. La primera vez que visité este Instituto, me invitaron a platicar con los niños de un grupo de quinto año de primaria. Los infantes me rodearon dentro de un salón redondo construido dentro de la tierra. Me presenté y a los 15 minutos discutíamos de las relaciones entre Dalí, la Teoría de la Relatividad y el posmodernismo en la pintura mural mexicana. Salí de allí pensando que aquello no era real y sin embargo sí que lo era. Confieso que me preocupé; esos niños geniales demostraban la inexistencia de límites en la educación y precisamente eso era lo preocupante. Seguramente sobrepasarían a sus maestros dentro de muy poco y nuevas funciones tendrían que aparecer en sus cerebros sobre estimulados. ¿Quiénes los guiarían y por dónde transitarían? Externé mi preocupación ante los directores del Instituto y me pidieron colaborar con ellos

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Cinco años antes había participado en un programa de desarrollo para los niños de otra escuela mexicana situada en la Ciudad de Cuernavaca. Les había enseñado Visión Extra ocular y un método de observación que resultó un éxito pero provocó un gran rechazo en la comunidad de padres de familia, los que se asustaron pensando que sus hijos se volverían atípicos. El error fue no haber hecho participes del programa a los padres. Esta vez no sucedería lo mismo. Una semana después reunimos a todos los padres de familia y compartí con ellos la preocupación acerca de las nuevas funciones y la necesidad de que sus hijos aprendiesen técnicas para convertirse en sus propios guías y maestros, ya que pronto sobrepasarían a todos sus mentores. Me pidieron explicaciones más completas. Les dije que en los sistemas convencionales de educación, el conocimiento se imparte desde fuera pero no se hace énfasis ni existe interés en enseñar a aprender. Si se lograra impartir conocimientos y simultáneamente activar la guía y el maestro que todos llevamos dentro, este último señalaría el camino adecuado. Estuvieron de acuerdo. El trabajo con los niños se inició 15 días más tarde. Escogimos un grupo piloto, representativo de los niños de entre 9 y 12 años de edad Durante más de dos horas analizamos juntos lo que les sucedía y les propuse trabajar un día a la semana para aprender a aprender. La concentración Aprender de uno mismo significa tener la capacidad de observarse y de deducir, a partir de la observación, el estado en el cual funcionamos y lo que necesitamos corregir del mismo. Para poder observar nuestro interior, la herramienta fundamental es la concentración. El trabajo con los niños de Toluca se basó en el razonamiento anterior. Empezábamos las sesiones sintiendo nuestros cuerpos, recorriéndolos internamente, concentrándonos en la respiración. 25 niños y yo nos parábamos en diferentes lugares del salón, cerrábamos nuestros ojos y sentíamos nuestros brazos, el peso de nuestro cuerpo sobre las piernas, la tensión de la espalda y los movimientos respiratorios. Después brincábamos y gritábamos a todo pulmón intentando extraer tensiones de nuestro organismo y nos volvíamos a observar, atentos a cualquier cambio interno. Los niños me asombraron por su seriedad. Se observaban atentos y concentrados y algunos expresaban su asombro al notar señales corporales que nunca antes habían detectado. Una niña nos contó que al concentrarse en su corazón lo había podido ver bombeando su propia sangre. Bastaba una afirmación como la anterior para que los demás niños comprendiesen que esa observación era posible y para que la intentasen con sus propios cuerpos. La observación Después nos relajábamos acostándonos boca arriba. Durante la sesión de análisis ya habíamos discutido la posibilidad de modificar la localización del Observador. Yo les había contado de experiencias con otros niños, los que eran capaces de cambiar la perspectiva de observación situándose incluso en localizaciones extracorpóreas. Les había advertido que aquello no era ningún efecto paranormal o esotérico, sino una función accesible para todos pero no muy conocida. Los mayores no la ejercitaban y se

4 les había olvidado que podía existir. Ni siquiera la enseñaban en la escuela, pero nosotros íbamos a practicarla. Los niños me preguntaron por qué la escuela no enseñaba lo más importante. Les contesté que la misma pregunta me la había planteado muchas veces sin encontrar respuesta. La escuela debía enseñar a aprender a conocernos desde adentro, a observarnos, a volvernos nuestros propios maestros, a desarrollar todo nuestro potencial, pero esto raramente sucedía y ahora lo íbamos a intentar. Continuamos observando y sintiendo nuestro cuerpo, pero acostados y relajados. La observación, para ser eficaz, debe ser acompañada de una actitud de aceptación. Sin aceptación, la observación no cumple su propósito y éste es conocer la realidad tal y como es, tanto de nuestros cuerpos y procesos internos como la del entorno. Se acepta para tener información fidedigna y veraz. Se acepta para lograr el autoconocimiento y éste modifica. Por ello, si se quiere transformar algo, primero es necesario aceptarlo y amarlo tal cual es. Les pedí a los niños que intentaran realizar una observación de todo su cuerpo como una unidad. Lo hicieron sin ningún esfuerzo. Después les solicité que trataran de verse tal y como estaban; acostados y con la ropa que traían puesta. La señal de haberlo logrado consistía en levantar la mano. Quince bracitos se alzaron al principio y después todo el resto de los niños se empezó a observar desde fuera. Les pedí que vieran el salón con sus ojos cerrados y que localizaran una ventana. Después, que se acercaran a ella y que se salieran del salón. Los niños empezaron a flotar, como observadores, arriba de la escuela. Algunos me describían la escena... ¡Que fulanito está jugando con menganito!, ¡que la escuela se ve muy rara desde arriba!.... Les pedí que subieran todavía más. Me describieron la Ciudad de Toluca desde las nubes. Más... el cielo azul y las nubes acolchonadas debajo... más... el cielo se oscurece y empiezan a aparecer estrellas, se ve el Planeta precioso flotando en un cielo negro estrellado, se ve azul y blanco y verde; y los niños en el espacio y yo maravillado de que fuera tan fácil. Los hice regresar poco a poco. Al atravesar las nubes se mojaron y al penetrar al salón por una ventana se estorbaron. El análisis La experiencia fue analizada después. Algunos niños dudaban de que realmente habían viajado. Otros estaban seguros de haberlo hecho. Todos estuvieron de acuerdo en que fue delicioso y además habían visto a la Tierra completa desde fuera y se habían dado cuenta que era nuestro hogar y que flota en medio del espacio. Me hicieron prometer que el próximo jueves los llevarla todavía más lejos. Algunos querían visitar Marte y otros alguna Galaxia lejana. Primero la experiencia y después la correlación con lo ya escrito. Los niños hablan visto la Tierra y la siguiente ocasión visitaron Marte y la siguiente Andrómeda. Ahora estaban ávidos por ver si los libros de Astronomía describían lo que ellos habían experimentado; estaban ávidos y curiosos, verdaderamente interesados y nadie los tuvo que obligar a estudiar, más bien ellos exigieron a sus maestros mayor información.

5 Conocimiento directo Los Hindúes le llaman SAMYAMA y la técnica está descrita en los aforismos sobre Yoga de Patanyali. ¡Si quieres conocer una flor, conviértete en la flor y así la conocerás desde dentro! Les expliqué el método a los niños. Consistía en decidir qué es lo que deseaban conocer; una flor, el agua, las nubes, alguno de sus órganos internos, los insectos... después, aplicar la concentración en él, observándolo con suma atención. Debían mantener la observación hasta que sólo el objeto existiera en su conciencia. Poco a poco y si mantenían la observación por un tiempo suficiente, se "fundirían" con el objeto, convirtiéndose en él. Me oyeron con los ojos muy abiertos y en seguida salieron al jardín. Regresaron al cabo de 20 minutos. Cada uno me quería contar lo que había descubierto. Estaban verdaderamente entusiasmados. Una niña habló primero. Había decidido conocer una flor. La había observado con atención durante varios minutos y después se metió en ella. Era amarilla y se volvió flor amarilla. El viento la mecía y de pronto sintió cosquillas. Una abeja se había posado en su interior. Un niño habló después. Había decidido conocer el agua. Se acercó al pequeño estanque de la escuela y observó la superficie plácida del líquido. Comenzó a ser el agua y de pronto se mareó; alguien lanzó una piedra al estanque y las olas lo habían sorprendido y mareado. Otro niño encontró un insecto. Lo vio hasta que comenzó a sentir el palpitar de un corazón verde diminuto. El caso más sutil fue otro niño que decidió conocer el espacio. Se sentó en una banca y se concentró en el aire y después en el fundamento del aire y después en lo que sostenía al fundamento del aire. Sin querer había incursionado en una de las técnicas budistas de meditación más sofisticadas. La meditación Los niños de Toluca comenzaron a hablar de SAMYAMA con la mayor naturalidad. Lo aplicaban para conocer cientos de objetos y la originalidad de sus descripciones hacía delicioso escucharlos. Decidí enseñarles técnicas de meditación. En realidad, la concentración en la respiración, en el cuerpo o en diversos objetos (incluyendo el espacio) ya era meditar, así que pude introducir el tema con la mayor naturalidad. Les dije que meditar era concentrarse en un objeto y que la técnica era más valiosa mientras más sutil fuese el objeto de observación. El espacio era bastante más sutil que una roca, pero lo más sutil y lo más valioso era meditar sobre uno mismo intentando hacer SAMYAMA sobre el yo para llegar a saber quiénes somos. Dudé si lo habían entendido y los guié la primera vez. Nos dedicamos a observar nuestro cuerpo, nuestra respiración y por último nuestro yo mismo. ¿Qué palabras describen la

6 sensación de mismidad y el encuentro con el yo? No existen descripciones de "aquello" porque su existencia no se puede reducir a una descripción. Por ello, los niños no fueron solicitados para explicarse. Bastaba ver sus caras sonrientes para darse cuenta que algunos se habían encontrado. Volar El mismo niño que había decidido hacer SAMYAMA sobre el espacio, descubrió que esa podría ser una técnica adecuada para volar. Se lo comunicó a sus compañeros y a partir de allí empezó todo un movimiento aeronáutico entre los críos. Descubrieron que aquello era más difícil de lo que se imaginaron. En primer lugar, no era suficiente fundirse con el espacio ni hacer esfuerzos. Es más, hacer esfuerzos parecía incrementar el peso en lugar de disminuirlo. Después descubrieron que el deseo de volar impedía la levitación. Parecía que era necesario desearlo sin desearlo y fundirse sin fundirse. Hasta hoy, ninguno lo ha logrado, aunque algunos dicen que ya han sentido un ligero desprendimiento. Visión Extraocular Lo que la mayoría de estos niños sí logró fue la Visión Extraocular. Antes de explicar en qué consiste quisiera mencionar lo que aprendimos de la experiencia de volar y en general de todos los procedimientos hasta este momento descritos, incluyendo el SAMYAMA. Descubrimos que no importa tanto llegar al cumplimiento del deseo, sea este convertirse en una flor, ver la Tierra desde el espacio o volar. Lo que importa es el proceso. Los mismos niños descubrieron lo anterior. Cuando alguno de ellos presumía de haber logrado algo mejor que sus compañeros o simplemente distinto, los demás lo criticaban. Le decían que de continuar presumiendo por los resultados de sus intentos se iba a perder de lo más divertido, que era precisamente todo el proceso independientemente de su éxito o fracaso. Creo que esto ya no es conocimiento únicamente, sino verdadera sabiduría. La Visión Extraocular la introduje después de toda una discusión acerca de la realidad y la percepción de la misma. Lo que menos deseaba era introducir la Visión Extraocular como un fenómeno aislado y desligado del resto. Más bien, deseaba que los niños pudieran ver en él una demostración de un acto perceptual extremo pero normal e ilustrativo de las mismas bases de la creación de la experiencia consciente. Me basaba en las enseñanzas de los más grandes Chamanes mexicanos, los que opinan que, conociendo la forma en la que percibimos, podemos conocerlo todo porque entenderemos los fundamentos de la creación de la realidad. La Visión Extraocular consiste en la capacidad de ver imágenes, pero sin utilizar los ojos, sino alguna otra parte de nuestro cuerpo, generalmente las palmas de las manos. El entrenamiento de la Visión Extraocular consiste en concentrarse en el cuerpo, en la respiración y en activar una línea de energía que conecta las palmas de las manos con el entrecejo.

7 Niños con una buena capacidad de concentración y que no sean mayores de 16 años aprenden a "ver" con las manos desde la primera sesión de entrenamiento. Mientras más libre sea el niño, es decir, menos rígido, su aprendizaje será más rápido. Como mencioné antes, yo ya había probado, con éxito, el método con los niños de Cuernavaca, con quienes descubrí que la activación de la Visión Extraocular estimulaba una serie de funciones correlativas con ella. Éstas, en el orden en el cual aparecían, eran: 1 2 3 4 5 6 7

Visión Extraocular con las palmas de las manos, Visión Extraocular con cualquier otra zona del cuerpo, Visión Extraocular sin necesidad de contacto, Visión Intracorpórea, Curación, Capacidad de comunicación directa y Diversos efectos de interacción mente materia.

He aquí una breve descripción de la secuencia; primero, el niño aprende a ver con las manos tocando el material gráfico. Después aprende a ver con cualquier parte del cuerpo, la que en una siguiente fase retira del contacto directo. El niño puede ver sin los ojos a distancia; por ejemplo, lee una página impresa sin tocarla o ve su entorno. La visión del entorno es en 360°. Más adelante, el niño es capaz de ver el interior del cuerpo de sus compañeros o el suyo propio aun en la oscuridad. Cuando esto sucede, comienza a activarse una especie de capacidad telepática, en la cual el niño reconoce los pensamientos de sus compañeros niños o de adultos. La visión intracorpórea y la capacidad de comunicación directa permiten que el niño sea capaz de curar. Por último, el niño que ha atravesado todas las fases anteriores comienza a ser capaz de afectar los objetos, moviéndolos de su lugar sin tocarlos. Los niños de Toluca repitieron la secuencia anterior, pero a una velocidad asombrosa, llegando a la séptima fase muy rápido Cuando uno de estos niños aprendía a ver extraocularmente, sus compañeros le pedían se los demostrara y esto era suficiente para activar la función en ellos. De esta forma, en pocos días, más de 50 niños del Instituto ya podían ver extraocularmente y unos les enseñaban a los otros. Los maestros Decidimos desde la primera sesión con los niños, hacer extensivo el entrenamiento para los maestros. Yo quería evitar repetir el fracaso de Cuernavaca y además asegurar una continuidad de las técnicas. Por más que trataba, el entrenamiento no podía impartirlo yo solo a 400 niños, por lo que enseñar a los maestros aseguraría extender la enseñanza para todos. Se impartieron las mismas sesiones que a los niños a los maestros de la escuela, pero los resultados fueron muy pobres en cuanto a la maestría de los mentores, pero muy satisfactorios, en tanto que éstos aceptaron la metodología y la consideraron como una parte formal del currículum. En la actualidad, el Instituto Torres Quintero de la Ciudad de Toluca es la primera institución educativa de México que ha incorporado estas técnicas de autoconocimiento

8 dentro de sus planes de estudio. Yo espero que este modelo se extienda a otras escuelas y, en un futuro, a todo el Sistema Educacional Mexicano.

Capítulo 2. EN BUSCA DE LA LUZ Encuentro con el chamanismo maya Hace calor en Rishikesh, tanto que el único remedio para no sofocarse es sumergirse en el Ganges helado y refrescante. En una pequeña librería colindante con el río, he hallado un tesoro; un texto original describiendo una técnica de meditación milenaria: el Mahamudra. Me ha fascinado leerlo; afirma que toda experiencia surge de la misma fuente y que ésta puede ser conocida observando el origen de todo pensamiento, de toda imagen o sonido. La he practicado sentado en la arena viendo las diminutas olas que se forman en la orilla del rio. Después, al caminar por el mercado de la ciudad he intentado focalizar mi atención en el origen de las órdenes que activan mis pasos. Más adelante, al enojarme con el dependiente de una tienda que me ha querido engañar. El texto tiene razón, si se atiende al origen de toda experiencia se establece un contacto con una especie de espejo de la realidad que se ve inafectado por las modificaciones de la experiencia y que sólo refleja sus fundamentos, su luminosidad básica y autorrefulgente. Pronto, empiezo a encontrar obstáculos y a necesitar un guía, un maestro. Estoy en la India y Mahamudra es una técnica Budista; los Gurús no la conocen. Decidí buscar en Nepal y en un lamasterio en la cercanía de Katmandú, Lama Lundrup me contesta con un lacónico —Mahamudra eres tú—cuando le pregunto por algún Lama que me quiera guiar en la práctica. Regreso a Rishikesh y medito junto a la tumba de Sivananda en el Templo de la Divine Life Society. Me observo y mantengo la observación hasta que reconozco mi "Centro" y me integro en mí mismo. El ambiente es claro y sereno y la luz del Sol penetra por la puerta principal del Templo entibiando la atmósfera. Salgo y una muchacha morena y de complexión robusta me llama la atención; algo en su energía me es familiar. Me acerco a ella y al confesarme su origen judío confirmo mi impresión, yo también lo soy. Me llaman la atención unas cicatrices en sus brazos. Me dice que antes de la India vivía en Cancún, dedicada a cazar cocodrilos y aprender de sí misma ayudada por su maestro, Don Panchito de Tixhualactun, un chamán maya de 130 años de edad. Reconozco en el encuentro una señal y sé que mi próximo destino será la Península Yucateca. La única forma de llegar con Don Panchito es a través de Doña Sara, su discípula principal. Encuentro a Doña Sara en Cancún y me somete a una docena de pruebas y a un intenso interrogatorio antes de acceder a presentarme a su maestro. Quiere estar segura de la bondad de mis intenciones y de la calidad de mi energía. Por fin accede y en la madrugada le envía un mensaje a Don Panchito a través de una velación. Enciende una vela, se concentra en ella y envía su pensamiento: Jacobo y llegaremos mañana a las II de la mañana.

9 El camino hacia Tixhualactun es mágico, atravesamos una especie de túnel vegetal matizado por una energía penetrante que desemboca en un pueblito típico de la zona central de la Península Yucateca. Varias mujeres vestidas de flores recogen agua de un cenote profundo y una Iglesia centenaria reposa en la calma de una atmósfera plácida y caliente. Me siento en otro mundo y Doña Sara me señala el camino hacia una choza de techo de paja y paredes de palos. Aquí vive Don Panchito —me dice en un susurro—. El interior de la choza está ocupado por una hamaca que cuelga del techo. Doña Sara me dice que me acueste en ella y yo siento la invitación como un preámbulo a un acto iniciático. Don Panchito no aparece y yo obedezco a Doña Sara. Pasan varios minutos y un reflejo rojo atrapa mi atención. Volteo en su dirección y un anciano delgado sosteniendo un bastón aparece en la puerta. Sus ojos parecen dos antorchas y su cara refleja una gran fuerza. Siento su energía en el corazón y una especie de puente chispeante se establece entre ambos. Me le acerco y me abraza husmeándome primero el lado izquierdo de mi cara y luego el derecho. Me río regocijado por la originalidad del saludo. Don Panchito dice algo en maya que me es traducido por doña Sara —dice que tu energía es muy afín a la suya y que nos esperaba a las 2 de la mañana y hemos llegado a las 3 de la tarde—. Me asombro, la velación es una técnica exacta pero misteriosa. Don Panchito me invita a permanecer acostado en su hamaca y él ocupa otra que descuelga del techo. Guardamos silencio y poco a poco mi mente parece ser matizada por la de Don Panchito. Presto mucha atención y alcanzo una lucidez asombrosa y nunca antes experimentada por mí. Estoy seguro que algo en Don Panchito se me ha transferido y contagiado. De pronto ladra un perro, pero el sonido no proviene del exterior ni de la lejanía sino de una zona de mi mente. Soy capaz de seguir, paso a paso, la creación del ladrido, de atestiguar su origen en una especie de espejo inafectado y autorrefulgente y de seguir su camino en mi Conciencia, de nivel tras nivel hasta que desaparece como las olas de un mar agitado que de pronto ha recobrado la calma. Recuerdo la descripción de Aurobindo —los pensamientos son como aves que atraviesan un cielo limpio sin dejar huella en él—. Volteo a ver a Don Panchito y me percato que mi búsqueda de un maestro de Mahamudra ha sido recompensada. Para Don Panchito todo acontece al interior de la mente, no existe ni interior ni exterior, sino un continuo sin espacio ni tiempo, en el cual aparecen los eventos. Don Panchito me invita a volver a visitarlo y permanecer con él varios días. Al decirme adiós, Don Panchito me husmea y Doña Sara traduce su mensaje de despedida—dice que no te preocupes que él te cuidará y seguirá enseñando durante el sueño—. El regreso Estoy acostado en una hamaca en el interior de la choza de Don Panchito con él a mi lado, también recostado en una hamaca. No entiendo maya y Don Panchito parece no entender español. De vez en cuando me dice algo y yo le respondo con un murmullo de interrogación. La comunicación, sin embargo, existe entre nosotros pero en un plano que trasciende lo verbal. Llevamos varios días así. Mi mente, al igual que durante la primera visita, parece ser una con la de Don Panchito y con el entorno.

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Me he acostumbrado a la ausencia de la separación entre lo interno y lo externo y sigo percibiendo la creación de mi propia experiencia desde un "mirador" que me permite atestiguar el origen de mis percepciones, sus cambios y procesos de interacción. Mis pensamientos forman una especie de malla o tejido que los interconecta. Puedo ver el surgimiento de cada uno, pero lo más extraño es no poder vivir así siempre. Quizás la ciudad tenga la culpa con sus ruidos y distracciones. Aquí, en este silencio sólo interrumpido por el canto de los pájaros o los ladridos de los perros, todo parece ser posible. Don Panchito se levanta muy temprano, antes de que salga el Sol. Permanece sentado en su hamaca en una actitud meditativa contemplando el amanecer. Su gato se sienta a sus pies y la imagen de este anciano centenario, cubierta su cabeza con una gorra y su gato descansando debajo de él, su hamaca, la choza y la atmósfera maya, forman un cuadro de tal belleza y significado que me hacen sentir pleno y bendecido. En las noches, la luz blanquecina de la luna penetra a través de los huecos de las paredes y Don Panchito me enseña, durante mi sueño, a recorrer Universos. Desde la Ciudad de México no fui capaz de detectarlo, pero aquí no tengo que hacer ningún esfuerzo para que suceda Los Universos que veo son variados y muy raros. En ocasiones aparecen estrellas, en otras parajes montañosos y de vez en cuando submarinos. Lo más importante es el conocimiento y la observación de los procesos mentales y cerebrales. Poseemos un instrumento extraordinario dentro de nuestra cabeza y es una lástima no saber utilizarlo ni verlo. Estoy agradecido con Don Panchito por este regalo magnífico que me ha dado y quisiera ser capaz de poder hacer lo mismo con todas las personas. Los pacientes De vez en cuando vienen a consultar a Don Panchito. Se quejan con él y escuchan sus consejos. Los casos difíciles requieren el consejo de las estrellas. En la noche, Don Panchito sale al jardín, se sienta en una banca y permanece absorto contemplando el cielo. A la mañana siguiente, y dependiendo del contenido de sus sueños, ofrece el consejo o comparte la videncia con sus pacientes. Las estrellas y sus sueños parecen ser los consejeros de este Chamán que es 90 años mayor que yo. En otras ocasiones, Don Panchito extrae de una bolsa una esfera de cristal, prende una vela y coloca la esfera frente a la flama y se concentra observando el interior de la esfera. Dice que las imágenes que aparecen le dicen lo que debe hacer con sus pacientes y le hablan de sus destinos. Del futuro, Don Panchito no dice nada. La primera vez que lo vi trabajar con sus esferas le pedí que me viera a través de ellas y que me dijera lo que vendría. Él se escandalizó cuando quise grabar sus palabras:—eso no se puede hacer, ¡no te das cuenta que hacerlo fijaría el futuro!—. Los cristales de cuarzo Los mayas conocían los cristales de cuarzo y su uso cientos de años antes de que Occidente "descubriera" la Gemoterapia. Don Panchito guarda varios, pero es muy cuidadoso con ellos. Dice que todo lo amplifican, el bien y el mal, y que deben ser alimentados para que no pierdan su poder y energía. Eso sólo lo puede hacer un Chamán entrenado.

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Lástima que no entiendo maya. Aprovecho una visita de Doña Sara para hacer preguntas acerca del cuarzo.—Dice Don Panchito que los antiguos sacerdotes mayas poseían secretos. Eran capaces de construir sus monumentos moviendo las piedras a distancia con el uso de su mente y unos sonidos que emitían. Chiflaban y dependiendo de la secuencia tonal y la agudeza de los sonidos lograban controlar la materia y la energía. Los grandes sacerdotes se reunían alrededor de grandes mesas hechas integralmente de cristales. Cada sacerdote impregnaba un cristal con su energía para que, en caso de morir, el cristal lo sustituyera en su trabajo mientras se preparaba a otro iniciado. El trabajo en la mesa de cuarzo servía para lograr un adecuado equilibrio de las influencias cósmicas. Acupuntura maya En el mismo pueblo de Don Panchito y en el resto de la Península viven chamanes dedicados a curar y mantener su tradición, aunque ninguno parece haber alcanzado el nivel de Conciencia de Don Panchito. La acupuntura se practica entre los chamanes mayas. Como agujas, utilizan los colmillos de las víboras de cascabel o los pelos de zorra. Mediante su uso, extraen los daños que los pacientes han adquirido. El acupunturista maya localiza la zona corporal afectada y luego introduce sus "agujas" en ella. Para las afecciones nerviosas, la zona escogida es el cráneo, para las renales las zonas de la espalda adyacente a estos órganos, etc. El uso de la acupuntura parece provenir de un remoto pasado y su uso está muy extendido. El uso del fuego Don Rach Pech de la Ciudad de Motul es un chamán maya, especialista en el uso del fuego. Cuando un paciente le solicita ayuda, Don Rach Pech enciende un recipiente lleno de parafina y atiende a las formas de las flamas que surgen del combustible, mientras palpa al paciente ayudándose de una rama de ruda. La forma del fuego le "habla", indicándole el diagnóstico y las hierbas que debe utilizar para curar a sus pacientes. Don Panchito conoce todas estas técnicas, pero en su opinión no son necesarias. Su mensaje es que, mientras mayor sea el nivel de un Chamán, menos necesidad tiene de depender de instrumentos. El corazón El mensaje de Don Panchito es de amor, ternura y afecto. Su camino es el corazón y la sencillez. Ni presume su conocimiento, se vanagloria de su poder o anda en busca de honores. Su vida es modesta, limpia y sin pretensiones. Casi siempre permanece solo en contemplación y en una actitud meditativa. Doña Sara lo encontró cuando, al ver la superficie del agua de un cenote, se le apareció su cara y recibió un mensaje afirmando que los rasgos que veía eran los de su maestro, al que debía buscar. Durante meses se dedicó a hacerlo hasta que su corazón la guió a

12 Tixhualactun. A mí me sucedió algo similar cuando buscaba un maestro de la India, mi corazón me guió a esa muchacha que me habló de Don Panchito. Sin embargo, la enseñanza de Don Panchito es que cada quien es su propio maestro y en cada uno se localiza toda la sabiduría. Los rivales Por desgracia, el estado de bondad y desapego de Don Panchito no es compartido por algunas "personas de poder" que viven en la Península Yucateca. En el mismo Tixhualactun viven tres brujos que envidian a Don Panchito y que han intentado quitarle poder. Don Panchito se ríe de tales motivaciones y no se preocupa, pero cuida a sus discípulos asignándoles Protectores. Este tema está matizado por el misterio y los portentos. Un Protector es una entidad, fuerza vital o resultante psíquica que el Chamán es capaz de crear o invocar mediante una ceremonia especial. A Doña Sara, Don Panchito le ha asignado tres Protectores, cuya misión es defenderla de todo intento de causarle mal. El protegido tiene una gran responsabilidad al aceptar tal asignación, porque sus Protectores no tienen reparo en causar un daño terrible a quien ose desafiarlo. En una ocasión, Doña Sara se descuidó y permitió que tres individuos le robaran su dinero. Tres semanas más tarde, uno de los ladrones apareció muerto en su casa, el otro cometió suicidio y el tercero quedó inválido. Don Panchito estaba enfurecido por la irresponsabilidad de su discípula y la amenazó con quitarle a sus Protectores si volvía a descuidarse. Los Alushes El tema del Poder y su manejo se trata con mucha discreción entre los chamanes mayas. Las hazañas de Poder de los antiguos mayas en su portentosa capacidad de interacción mente materia, videncia, entendimiento e invocación de Protectores solamente se comparte con los discípulos escogidos. Los Alushes son uno de estos temas de Poder. El Chamán es capaz de incorporar su fuerza a pequeñas estatuas de barro. Estos Alushes son utilizados para defender las casas, los cultivos o los lugares de trabajo de alteraciones energéticas, robos o intentos de destrucción. Viajando con Doña Sara, yo tuve la oportunidad de probar la energía de un Alushe en un pequeño poblado cercano a la costa. Se trataba de un muñeco de 25 centímetros de altura, el que me lanzó de espaldas cuando lo toqué. Comunicación directa Una de las características comunes a todo verdadero Chamán, independientemente de su localización geográfica, lugar de origen o linaje es su capacidad de establecer y mantener una comunicación directa con sus discípulos, pacientes y protegidos. Ya mencioné una de estas instancias en el procedimiento de velación. En éste, Doña Sara decodifica los movimientos de la flama de una vela para conocer los mensajes provenientes de Don Panchito, aunque este último no requiere utilizar otro instrumento más que su propia mente para comunicarse. Esta capacidad de comunicación directa es una consecuencia del estado de Unidad y Mahamudra de la mente de Don Panchito.

13 La sensación al estar junto a este gran Chamán es que, de alguna forma, él sabe quién es uno, qué está pensando y cuáles son sus intenciones, pero sobre todo, qué tan lejos se encuentra de su Centro, esencia o fuente. El Centro en el Ser El Chamán verdadero puede diagnosticar y saber qué tan lejos se encuentra alguien de su verdadero Centro, porque él mismo ha logrado situarse allí. La dificultad para describir el sentido y la experiencia de estar en el "Centro" es mayúscula porque este estado trasciende cualquier descripción verbal. El Chamán reconoce la distancia que se encuentra entre la conciencia de un individuo y la suya propia y tiene el suficiente poder como para guiarlo a su encuentro Esta es la verdadera hazaña Chamánica más allá de los manejos energéticos o las manifestaciones de videncia. Hacer recordar el Centro o estimular su vivencia constituye el más grandioso milagro de la tradición Chamánica en general y de la maya en particular.

Capítulo 3. LOS NIVELES DE LA CONCIENCIA I Un análisis de los modelos de la conciencia El término Conciencia se refiere a "aquello" que se encuentra en el fundamento de toda experiencia. Los "niveles de la Conciencia" son otros tantos estratos en los que se puede dividir tal fundamento. En la Realidad, la Conciencia es una y no se encuentra dividida porque toda experiencia está matizada por ella. Por ejemplo, la Conciencia auditiva y la visual constituyen dos niveles de la misma cualidad básica. A esta cualidad esencial le llamamos Conciencia y es posible postular que aun lo que denominamos materia posee o se sustenta en la misma base por lo menos a nivel perceptual. Acerca de los diferentes niveles de la Conciencia, existen escuelas, cada una de ellas con una particular concepción. Todas, sin embargo, están de acuerdo en la existencia de estratos básicos, tales como los antes mencionados: la Conciencia auditiva, visual, táctil, etc., y niveles más sutiles que cada tradición denomina en formas distintas. En dos capítulos intentaré describir seis de estas tradiciones, mencionando algunas de sus consideraciones y los postulados que las sostienen. Presentaré primero, el modelo que propone el misticismo Judío (la Kabbalah), después el modelo Teosófico, más adelante el modelo Chamánico, después el modelo Budista, el modelo de la Psicología Transpersonal y por último, el modelo Sintérgico. Me atrevo a postular que lo común de todos ellos es la consideración de que los estratos de la Conciencia dependen de la percepción del Observador y ésta del "Territorio" con el cual éste se identifica. El Modelo Kabbalistico De acuerdo con Gershom G. Scholem (On The Kabbalah and its Symbolism. Schocken Books. New York, 1969-1973), en ninguno de sus sistemas los Kabbalistas dejaron de

14 afirmar la existencia de interpelaciones entre todos los mundos y niveles del Ser. Todo, según ellos, está conectado con el resto. De cualquier punto, las profundidades infinitas pueden ser contempladas. De acuerdo con el sistema de Moisés Cordovero, el ascenso del hombre hacia mundos superiores y a la frontera del "vacío" no involucra movimiento por parte suya, puesto que "en donde tú te halles, allí se encuentran todos los mundos". De acuerdo con la Kabbalah, "lo que se localiza abajo se encuentra arriba y lo que está en el interior se sitúa en el exterior". La Kabbalah afirma que no solamente el "Todo" está contenido en cada parte, sino que también actúa sobre el resto. El modelo que postula la Kabbalah es simultáneamente longitudinal y concéntrico. La aproximación longitudinal intenta resolver el misterio de la creación desde un principio trascendente e invisible hasta su manifestación en la acción. Este modelo tiene por lo menos seis niveles que son otros tantos Mundos o Universos. Cada Universo pertenece a una dimensión distinta. Al mismo tiempo, cada Universo está asociado con un nivel del "Alma" y con una letra hebrea. La siguiente tabla, modificada de un estudio de Aryeh Kaplan (Meditación and Kabbalah, Edit. Samuel Weiser, Maine I982) presenta las relaciones que la Kabbalah propone entre los niveles del "Alma, los Universos y las letras Hebreas": El Universo del Adam Kadmon es el del hombre primigenio o arquetípico. El Adam Kadmon representa a lo humano en su origen o estrato de mayor abstracción. No es, en realidad el primer nivel trascendente, sino una manifestación, extraordinariamente elevada de aquél. Por arriba de Adam Kadmon, la Kabbalah sitúa al Ein Sof, cuya traducción sería el Sin Final ligado íntimamente con Dios.

El nivel del "Alma" asociado con el Adam Kadmon es Yejidah, cuya traducción literal es "Singularidad" y que constituye la "Esencia Unica"; lo que no puede dividirse y es Uno. Así como del Ein Sof proviene el Adam Kadmon, de este último surge Atzilut, que es lo de mayor Cercanía al Hombre Arquetípico y que se asocia con el nivel de "Alma" Jai, la Esencia Viva o lo Viviente.

15 En el Judaísmo, el nombre de Dios "Yehova" se escribe con cuatro letras, la primera de las cuales, Yud, corresponde a la I latina y pertenece al Universo de Atzilut o Emanación y al nivel del "Alma" Jai o lo Viviente. De Atzilut surge la Creación o el Universo de Beriyah asociado con el nivel de Neshama o Pneuma y con la siguiente letra del nombre de Dios, Hei, que corresponde a la letra latina H o J. De esta forma, la singularidad de Yejidah, que a su vez se transforma en lo Viviente o Jai desemboca en Neshamah o Pneuma. Hasta antes de Neshamah, los niveles del "Alma" eran impersonales. Neshamah asociada con el Universo de Beriyah o Creación comienza a pertenecer a un individuo especifico y es, por así decirlo, su envoltura o cuerpo más sutil; su contacto entre lo personal y lo transpersonal; entre lo Divino y lo Humano. A partir de Beriyah surge Yetzirah, Formación, es decir, lo Creado en Beriyah comienza a adquirir forma en Yetzirah. Esta Formación parecería corresponder con la primera activación de una distorsión del espacio, y la letra del nombre de Dios correspondiente es la Vav o V latina. El nivel del "Alma" correspondiente es Ruaj o Espíritu, y podría pensarse que es el mecanismo que al actuar distorsiona el espacio. Antes de Ruaj no hay distorsiones. Por último, después de la Formación se da la Acción en el Universo de Asiyah, el cual corresponde con la última letra del nombre de Dios, Hei, y con el nivel Nefesh o "Alma". Las cuatro letras del nombre de Dios, Yud, Hei, Vav, Hei, forman el Tetragamaton y son un verdadero sistema algorítmico (1), que contiene el esquema de la Creación a partir de lo Viviente hasta su manifestación en la Acción. Cada nivel de la Conciencia está dado por la identificación del Observador con cualquiera de los cinco posibles estratos del "Alma", desde Nefesh o Alma individual hasta Yejidah, la Singularidad primigenia. (1) Un algoritmo es un parrón o una fórmula que contiene y concentra información en su estructura. Este modelo Kabbalístico es longitudinal, porque cada nivel del mismo proviene o nace de un precedente y da lugar a un consecuente, en una cadena que comienza en una Singularidad, la que adquiere Vida, Pneuma, Espíritu y, por último, "Alma". El modelo concéntrico de la Kabbalah se conoce como el esquema de la Sefirot y de ellas se han descrito 10, formando el "Árbol de la Vida". Cada Sefira es un atributo o cualidad de la Conciencia y constituye una emanación a partir del Ein Sof. El modelo longitudinal está imbricado dentro del concéntrico, porque cada Sefira se manifiesta a través de un proceso de Emanación, Creación, Formación y Acción. Este proceso se logra experimentar utilizando técnicas Kabbalísticas de meditación. Por ejemplo, el Rabino Joseph Tzayach ideó una meditación en colores, en la cual la concentración sostenida en un color específico (asociado con una Sefira) activa la cualidad de la Conciencia de esa Sefira. Otra técnica consiste en concentrar la atención en el nombre hebreo de la Sefira o en sus atributos hasta que éstos se comienzan a experimentar.

16 Algunos Kabbalistas han asociado las diferentes Sefirot con las partes del cuerpo humano. La siguiente tabla (2) contiene el nombre hebreo de cada Sefira, su traducción y color asociado. (2) Tomado de Meditación and Kabbalah, Aryeh Kaplan, S. Weiser, 1982.

Los extremos de las Sefirot, Keter y Maljut, se refieren a dos niveles también extremos de la Conciencia; Keter lo más elevado y Maljut su manifestación. El modelo de las Sefirot es concéntrico, porque cada Sefira está contenida dentro de la siguiente como las capas de una cebolla. Sin embargo, también es longitudinal, en el sentido de que existen conexiones lineales entre cada capa. Más aún, cada Universo desde Atzilut hasta Asiyah se puede dividir en 10 estratos correspondientes con la Sefirot de tal Universo. La Kabbalah considera la existencia de un centro luminoso ligado con el Ein Sof, cuya "Luz" alumbra cada Sefira en cada Universo. Dependerá de la limpieza interna del individuo qué tanta obstrucción exista entre su Conciencia y la "Luz". Mientras menos "suciedad interna" exista, mayor será la luminosidad que llegue y viceversa; un individuo con una problemática interna intensa actuará como poseyendo "velos" de obstrucción para la "Luz". En esta concepción, cada Sefira es una emanación de la "Luz" del Ein Sof. La mayoría, si no es que todas las técnicas prácticas de la Kabbalah, tienen como finalidad la purificación de los "velos", de tal forma que la "Luz" no encuentre obstrucciones. A su vez, cada Sefira actúa y es una especie de "vasija" o contenedor de un atributo de la "Luz", proveniente del Ein Sof. Cada una de estas "vasijas", al ser llenada por la "Luz", activa un atributo o cualidad de la Conciencia.

17 De acuerdo con la Kabbalah, la "Luz" jamás desaparece, pero los "velos" de obstrucción pueden llegar a filtrarla tanto que su luminosidad podría no ser suficiente como para llenar alguna "vasija". El Modelo Teosófico La Teosofia tiene su origen contemporáneo en los escritos de Madame Blavatsky (3), la que fundó esta corriente del pensamiento que fue enriquecida por los estudios de Annie Besant y Leadbeater, entre otros. (3) "The Secret Doctrine", Theosophical V, Press, Pasadena California, 1888. Según la Teosofía, poseemos diferentes cuerpos, cada uno de los cuales está asociado con un nivel de la Conciencia. Estos cuerpos son siete en número: 1) el Físico , 2) el Etérico, 3) el Astral, 4) el Mental, 5) el Espiritual 6) el Cósmico, y 7) el Nirvánico. De acuerdo con Rajneesh (Psicología de lo Esotérico, Cuatro Vientos Editorial, Chile, 1980), no solamente la Conciencia es diferente en cada uno de los cuerpos, sino también, la cualidad y los contenidos de los sueños. La Conciencia variará dependiendo de la identificación del Observador con alguno u otro de los cuerpos. Es Importante mencionar que la denominación cuerpo se refiere a una organización o estructura perteneciente a cierta dimensión del Espacio. La existencia de siete cuerpos implicaría también la existencia de siete dimensiones. Un procedimiento experimental que ejemplifica la existencia de estructuras pertenecientes a diferentes dimensiones es la Cymática (Jenny H., I974, Cymatics, Basilus, Press, Basel). En ella, se crean patrones tridimensionales cuando un polvo fino colocado sobre una placa metálica es puesto a vibrar por un sonido de determinada frecuencia. Cuando la frecuencia del sonido se incrementa lo suficiente, el patrón se vuelve tridimensional. Tenemos pues aquí dos cuerpos dimensionales que resultan de la interacción (en diferentes frecuencias) entre un campo vibracional y un medio; un cuerpo bidimensional y el otro tridimensional. Los cuerpos Teosóficos parecerían situarse en esta misma condición de ser estructuras estables localizadas en diferentes dimensiones. De la misma forma, podrían ser entendidas las Sefirot, los Universos Kabbalísticos y los niveles del "Alma". El primer cuerpo es el Físico y su estructura es orgánica. Su órgano de pensamiento y experiencia es el cerebro, tal y como lo conocemos. Está limitado por el Tiempo y el Espacio y es una distorsión hipercompleja y estable del espacio. Su nivel de Conciencia es tridimensional.

18 El segundo cuerpo, Etérico, es, según la Teosofía, más sutil que el Físico y permanece invisible para éste. Es capaz de viajar a través del Espacio saliéndose, por así decirlo, del cuerpo Físico y su percepción es más directa y sutil que la de éste, puesto que no requiere de receptores orgánicos para decodificar la información del espacio. La acción perceptual del cuerpo Etérico podría explicar la Visión Extraocular, en la cual niños entrenados son capaces de percibir el mundo visual sin el uso de sus receptores retinianos (véase Grinberg-Zylberbaum, J., Psychoenergetics 1983, 5:141-158). Los sueños del cuerpo Físico están en correspondencia causal con la actividad cerebral y pueden ser estimulados activando los mecanismos receptores orgánicos. En cambio, los sueños del cuerpo Etérico corresponden a estímulos también Etéricos localizados en la estructura del Espacio. De esta forma, alguien puede soñar que vuela y en realidad lo hace, porque los movimientos del cuerpo Etérico no se encuentran ligados o restringidos por la gravitación espacial. De acuerdo con Rajneesh (Psicologia de lo Esotérico, Cuatro Vientos Editorial, Chile, 1980) las así llamadas visiones espirituales corresponden al cuerpo Etérico y son sueños Etéricos. El cuerpo Etérico incluye al Espacio dentro de su campo de acción, es decir, se libera de la restricción espacial y el Espacio deja de ser un obstáculo para su acción. Por ello, la dimensión espacial en la cual actúa el cuerpo Etérico es incorporada en su interior, mientras que esa misma dimensión permanece como externa para el cuerpo Fisico. El cuerpo Astral incorpora, además del Espacio, el Tiempo. Al igual que el cuerpo Etérico, el Astral puede localizarse en cualquier zona del Espacio, pero no tiene limite alguno para viajar al pasado, incluso remoto. El cuerpo Astral, según Rajneesh, es capaz de recordar vidas anteriores y corresponde al inconsciente colectivo de Jung. El cuerpo Mental incorpora, además de la dimensión temporal hacia el pasado, el tiempo personal futuro. Se halla, por así decirlo, en una dimensión en la que se unifican el Tiempo y el Espacio. El funcionamiento del cuerpo Mental implica una expansión en la duración del presente en la cual el pasado y el futuro quedan incluidos dentro de una Unidad perceptual. Esta misma expansión, se relaciona con la activación sensorial, en la cual la percepción visual, por ejemplo, funciona en una duración del presente mayor que la auditiva. El funcionamiento del cuerpo Astral implica la misma expansión, pero en un orden de magnitud mucho mayor. El cuerpo Mental sigue siendo un cuerpo individual; en cambio, el cuerpo Espiritual es transpersonal. Las experiencias del cuerpo Espiritual son compartidas por todos los que lo viven. Es un cuerpo de la especie y no de un individuo en particular. El cuerpo Cósmico es el preámbulo a la Conciencia de Unidad. Este cuerpo trasciende el Espacio, el Tiempo, la Individualidad y la dicotomía consciente/inconsciente. Desde la perspectiva del cuerpo Cósmico, todo posee Conciencia. El cuerpo Nirvánico no puede describirse, pues en él ya no existe el lenguaje. Equivale a la Conciencia de Unidad.

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Capítulo 4. LOS NIVELES DE LA CONCIENCIA II En el capítulo anterior, analicé dos diferentes modelos que intentan describir y explicar los distintos niveles de la Conciencia: el modelo que propone el misticismo judío, la Kabbalah, y el modelo Teosófico. En esta segunda parte presentaré un análisis de otros cuatro modelos acerca de los niveles de la Conciencia. Lo común de todas estas aproximaciones al estudio de los niveles de la Conciencia, es que éstos dependen de la percepción del Observador y ésta, del "Territorio" con el cual se identifica. En la Realidad, la Conciencia es una y no se encuentra dividida, porque toda experiencia se encuentra matizada por ella. Sin embargo, la misma cualidad de la Conciencia se presenta a la experiencia y a la percepción como constituida por diferentes comportamientos. Cada escuela que intenta analizar estos comportamientos o niveles tiene una particular visión de los mismos. El modelo Chamánico El modelo Chamánico es bifactorial, es decir, considera la existencia de dos niveles generales de la Conciencia. Algunos Chamanes denominan a estos dos reinos el mundo visible y el mundo invisible (véase Grinberg Zylberbaum, J., Los Chamanes de México, vol. 1,, Alpa Corral, México, 1987). Otros Chamanes los llaman el Tonal y el Nahual (véase Carlos Castaneda. El Fuego Interno, Emece, México, 1987). El mundo visible equivale al Tonal y se refiere al nivel de la Conciencia cotidiana. En cambio, el mundo invisible o Nahual hace referencia a un nivel de Conciencia solamente accesible para los videntes. Los Chamanes Oguiruames de la Sierra Tarahumara, hablan de la coexistencia de tres espíritus en cada persona, denotando con ello la presencia de por lo menos tres niveles de la Conciencia. El mundo invisible, para los Graniceros del Estado de Morelos, en México, está poblado por seres "Astrales" que desafían la gravedad y viajan por el Espacio realizando trabajos de ayuda. El Chamán puede tener acceso a ese reino sutil, adquiriendo en este contacto otro nivel de Conciencia. Algunos Chamanes Mexicanos son capaces de penetrar a estados de trance mediumnístico, cambiando no solamente su personalidad habitual, sino manifestando un conocimiento que no pertenece al nivel de la Conciencia de la vigilia cotidiana. El linaje del Chamán-Nahual, Don Juan Matus de Sonora ha desarrollado todo un modelo acerca de la Conciencia y sus niveles. En este modelo, la percepción aparece como resultado de la alineación de dos sistemas de emanaciones, uno externo al cuerpo y el otro interno.

20 El cuerpo al que hace referencia este modelo no es el cuerpo orgánico, sino un cuerpo energético luminoso que es visible para un vidente. La alineación de emanaciones se modula a través de la acción de un mecanismo de Localización, que los Chamanes Yaquis denominan "Punto de Encaje". Éste se localiza en la superficie de cuerpo o capullo luminoso y, dependiendo de su posición en éste, alinea diferentes bandas de emanaciones dando lugar a percepciones de realidades alternativas. Los niveles de la Conciencia dependen de la profundidad en la que se sitúa el Punto de Encaje. Una de las características comunes de todos los Chamanes auténticos es su capacidad de comunicación directa, la que les permite conocer, sin el uso de instrumentos verbales, el Estado de la Conciencia de quienes los visitan. Se podría postular la existencia de un nivel de Conciencia Chamánica que he denominado "La Banda Chamánica" (véase Grinberg-Zylberbaum, J., Los Chamanes de México, INPEC, México). El modelo Chamánico es complejo y varía de linaje a linaje, aunque en todos ellos se vislumbran características comunes como las mencionadas antes y, en especial, la existencia de un modo de Conciencia Chamánica generalizada. El modelo Budista El modelo Budista también es bifactorial y queda ejemplificado en la vida de su creador. Hace aproximadamente 2500 años, el que conocemos como Buda, nació hijo de un Rey. Su infancia la vivió aislado dentro del Palacio de su padre y rodeado de todas las comodidades. Nunca conoció la enfermedad, la vejez ni la pobreza. Un día decidió salir de los jardines imperiales y por primera vez tuvo contacto con el pueblo. Asombrado y dolido se dio cuenta de la existencia de la invalidez y el pesar. Abandonó su vida aristócrata y durante años se sometió a múltiples enseñanzas con el objeto de lograr su propia Iluminación. Desesperado porque ni el ascetismo, ni las prácticas religiosas ni las técnicas de control lo ayudaban, se sentó debajo de un árbol a meditar, con la resolución de morir o llegar a Iluminarse. Después de varios días y al ver una estrella alcanzó lo que deseaba. A partir de ese momento, se dedicó a enseñar y hasta el final de sus días lo hizo. Su mente era de una claridad prístina y a través de cientos de discursos impartidos a miles de discípulos logró crear todo un movimiento de regeneración espiritual, el cual todavía inspira y guía a millones de personas. Buda era un maestro verdadero y como tal enseñaba a cada quien según sus necesidades y sus niveles de entendimiento. Sus alumnos más avanzados crearon sus propias escuelas y linajes, tratando de conservar intacta y sin desviaciones la enseñanza original. Pero, como a cada discípulo Buda le impartió un método individualizado, estas escuelas difieren entre sí, aunque todas conservan la misma dirección. Por ejemplo, existen por lo menos tres escuelas de Vipassana. Todas utilizan la observación como técnica de desarrollo, pero cada una en diferentes áreas y contenidos (observación de las sensaciones corporales, observación de las emociones y pensamientos, observación del entorno). Las tres afirman ser las depositarias de la

21 ensenanza original de Buda y consideran a las otras como alejadas de la misma, cuando en realidad todas son la enseñanza original. La bifactorialidad del modelo Budista es la misma que vivió Buda. Sus dos Estados de Conciencia son la Conciencia cotidiana, previa a la Iluminación, y la Conciencia Iluminada. El nivel de Conciencia cotidiana es aquel en el cual existe una identificacion con contenidos emocionales, corporales o con las fluctuaciones mentales. El nivel de Conciencia Iluminada transciende las identificaciones fluctuantes y temporales y coloca al adepto en un Estado de contacto con la Realidad del Yo Puro. En ese Estado, el placer y el dolor son vistos desde la misma perspectiva y no existen apegos ni sufrimientos mentales. El ser humano Iluminado se libera y alcanza su verdadera identidad como la Realidad misma y total. Buda describió una gran cantidad de Estados de la Conciencia y sus análisis acerca de las condiciones mentales y sus vicisitudes no han podido ser superados. Actualmente, existen muchas diferentes escuelas de Budismo, las que utilizan un amplio repertorio de técnicas de meditación, pero todas ellas se pueden situar dentro de tres corrientes principales: el Hinayana, el Mahayana y el Vajrayana. El Hinayana considera que la Iluminación es individual y depende de un trabajo personal aislado y en soledad. El Mahayana también considera que la Iluminación es individual, pero ésta no se puede lograr, a menos que todos la alcancen. El Budista Mahayámico ayuda a los demás a lograr la Iluminación aun posponiendo la suya propia. Su aproximación es más congruente con la Conciencia de Unidad y con el desarrollo del amor y la comprensión Universales. El Vijrayana utiliza la energía de las emociones como vehículo para lograr la Iluminación. Uno de los discursos principales de Buda, el Maha Satipatthana ejemplifica el método de este Iluminado. En él, Buda conmina a sus discípulos a mantener una observación desapegada de sus sensaciones corporales, de sus emociones, de sus contenidos mentales y de sus sentimientos, señalando subtextualmente que toda identificación con éstos no libera, pero en cambio su testificación desde la posición del Observador lleva a la Iluminación. En el Sistro Surangama (1) existe otra indicación en el mismo sentido. Aquí se menciona la existencia de diferentes estratos o niveles de la Conciencia. Cada nivel se vive como el ego del nivel precedente y se convierte en el contenido del nivel consecuente, cuando este último es alcanzado. En este modelo, la consideración fundamental es la inexistencia de un Estado yoico absoluto y la idea de que lo que hace avanzar de nivel en nivel de Conciencia es la inclusión de contenidos de la experiencia dentro de un proceso de observación inclusiva. Por otro lado, uno de los conceptos más queridos del Budismo es el de Sunyata o Vacío.

22 Se entiende por Sunyata, la idea de que ni los objetos ni el yo poseen existencia absoluta e independiente. Al contrario, todo es parte de una matriz interdependiente de relaciones. (1) Véase The Surangama Sutra, traducido por Lu Kuan Yu, B. L. Publications, India, 1978.

El modelo de la psicología transpersonal La psicología Transpersonal incorpora enseñanzas provenientes de las tradiciones Hindú, Budista, Teosófica y del Misticismo Cristiano, Islámico y Judío, dentro de su cuerpo doctrinario. Se le llama Transpersonal, porque se interesa en el desarrollo más allá de un ego personal y su campo de estudio incluye los Estados Trascendentes de la Conciencia. De acuerdo con la Psicología Transpersonal, el nivel de Conciencia más natural y elevado es el de la Conciencia de Unidad, en el cual las diferencias entre objeto y sujeto, Observador y observado, se diluyen en una Realidad Unica y todo abarcante. La Conciencia existe en todo, pero el ser humano la fragmenta y limita asignándole fronteras de separación. Estas fronteras están dadas por identificaciones limitadoras. La más común de todas las identidades es la que se asocia con el ideal del yo. Cuando un niño es educado, tanto sus padres como su escuela lo presionan para aceptar el conjunto de valores culturales considerados positivos y rechazar otros catalogados como negativos. La aparición de conductas "negativas" es castigada y la manifestación de pensamientos, ideas y acciones "positivas" es premiada. Poco a poco, el infante se identifica con los aspectos "positivos" y reprime los "negativos”. Si una Sociedad considera que ciertas necesidades corporales son "negativas", enseña a bloquearlas aun cuando éstas se manifiesten naturalmente. Se establece así la primera frontera de la Conciencia. Cuando los aspectos negativos atraviesan esa frontera, el propio sujeto se encarga de negarlos como parte de su identidad "real", sólo aceptando como válido y verídico lo "positivo". Se crea así una personalidad o máscara, y una sombra. La máscara es lo aceptado y la sombra lo rechazado. Cuando la sombra se activa, el sujeto acusa al exterior o a otros sujetos por su aparición. En los casos más graves, la sombra se manifiesta como alucinaciones o delirios de persecución. El sujeto, incapaz de aceptar como parte de su identidad real a los aspectos "negativos", los proyecta a los "otros", salvaguardando así su identidad con los aspectos positivos'. Cuando la tensión entre la personalidad y la sombra se hace insuperable, sobreviene una crisis de identidad, la que, o bien se somatiza provocando una enfermedad y en su extremo la muerte, o bien, activa un proceso de incorporación de la sombra a la máscara. Cuando esto último sucede y el sujeto logra aceptar como parte suya lo "negativo" que antes rechazaba y proyectaba al exterior, sobreviene un cambio de Conciencia. En éste,

23 el sujeto adquiere un ego, el que integra en una Unidad los aspectos "positivos" y "negativos". Esta nueva identificación incorpora al cuerpo y sus necesidades como partes de la identidad "real". Se diluye una frontera de separación y la Conciencia se expande. Sin embargo, en este nivel de Conciencia, que Ken Wilber denomina del Centauro, y que ya incluye el cuerpo y la sombra, todavía existe una frontera entre el yo y el otro o entre el sujeto y el objeto. Para acceder a un nuevo nivel de Conciencia, la noción de cuerpo debe sufrir una expansión. En ésta, se incorporan al yo los acontecimientos, las experiencias y los patrones que antes eran considerados como pertenecientes a lo externo, es decir, al no yo. De esta forma, el Centauro se comienza a identificar con su "Territorio" y acontece un acercamiento a la Unidad con los demás. Los otros y uno ya no están separados, sino que se viven como unidos en una nueva identidad. Más adelante, el sujeto se reconoce como un verdadero "hijo del hombre", es decir, su Conciencia ya no es la de una persona independiente y separada, sino humana en el más alto sentido de la palabra. Todas las emociones humanas, todos los sentimientos y experiencias que son capaces de vivirse como ser humano se aceptan como parte de la identidad. Ya no es fulanito el que experimenta, sino que es el ser humano en fulanito el que se manifiesta. Esta identificación con lo humano es un nivel de la Conciencia más expandido que la Conciencia del Centauro, pero aún es limitado y con fronteras de separación. El siguiente nivel de la Conciencia podría ser denominado Cósmico, cuando el "hijo del hombre" incorpora el Cosmos como parte de su identidad real. Por último, el hombre Cósmico se convierte en el Ser o en la Existencia Pura y dejan de existir denominaciones e identidades parciales. Se alcanza así la Conciencia de Unidad y el Tao. Todos los niveles de la Conciencia se asocian con estratos de identificación y con fronteras cada vez más tenues, hasta que la última división se rompe y se vive experimentando "aquello" que no tiene nombre como lo verdadero. En este nivel se comprende que cualquier Imagen o percepto se ve a sí mismo y que lo que experimenta es "aquello" localizado en uno mismo y, por último, "aquello" y uno mismo se acaban por fundir en el Uno. El modelo Sintérgico Antes de presentar este modelo, es necesario explicar varios términos técnicos que utilizaré en su exposición. En primer lugar, el término Lattice. La Física contemporánea, considera que el espacio posee diferentes niveles de organización. El nivel más básico se concibe como una matriz muy compleja, un enrejado o celosía cuya estructura es capaz de contener una cantidad enorme de información. A esta estructura fundamental se la denomina Lattice. De acuerdo con la Física de la Lattice, cada partícula elemental es una modificación específica en la conformación de la Lattice. De la misma forma, un campo energético podría entenderse como una distorsión de la estructura de la misma Lattice.

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El segundo término que quisiera explicar es el de Campo Neuronal. El cerebro humano está constituido por 12,000 millones de pequeñas células denominadas neuronas. Cada neurona, al activarse produce un diminuto cambio de potencial eléctrico, activa un código de señales también eléctricas y estimula la creación de un campo electromagnético. Cada una de estas modificaciones del estado de las neuronas son otras tantas alteraciones de la estructura de la Lattice. Todas estas distorsiones, a su vez, interactúan entre sí y crean una modificación hipercompleja de la misma Lattice. A esta modificación se le llama el Campo Neuronal. La Teoría Sintérgica afirma que la realidad es la interacción entre la Lattice y el Campo Neuronal y que los diferentes niveles de la realidad están relacionados con las características de esta interacción. Otro término que requiere explicación es el de Sintergia. Sintergia es un neologismo que integra los términos síntesis y energía. Se refiere a tres parámetros físicos, que son coherencia, densidad informacional y frecuencia. Mientras mayores sean estos parámetros, más elevada será la Sintergia. La coherencia se refiere a la similitud en la organización de las partes de un todo. Mientras mayor coherencia posea una organización, más similares serán sus partes. Densidad informacional se refiere a la cantidad de información que es capaz de contener cualquier objeto o medio. La frecuencia hace referencia a la velocidad con la que un cuerpo o un campo energético oscilan. De esta forma, mientras mayor sea la Sintergia, mayores serán la coherencia, la densidad informacional y la frecuencia. El mayor deseo de todo pensador es llegar a una concepción de la Realidad que permita aceptar su diversidad infinita, pero que al mismo tiempo lo sitúe en la perspectiva de una visión unificadora de la misma. El modelo Sintérgico pretende lograr este ambicioso propósito a través de la conceptualización de un esquema que explique la creación de la percepción. De acuerdo con el modelo Sintérgico, la Conciencia es un atributo de la Lattice del Espacio-Tiempo, cuyo estado fundamental o básico constituye también el estado primordial de la Conciencia, lo que bien podría denominarse Conciencia Pura. Los diferentes niveles de la Conciencia son otros tantos estratos de las distorsiones que la estructura básica de la Lattice puede asumir. La Conciencia humana, por ejemplo, aparece cuando el cerebro humano logra crear un Campo Neuronal que instaura una macrodistorsión hipercompleja en la Lattice. Desde este punto de vista, una imagen visual, por ejemplo, es en sí misma una particular distorsión tridimensional de la Lattice que requiere, para ser activada, de un cerebro humano y un Campo Neuronal, pero que no precisa de un Observador para existir. Por ello, S. M. Goenka, uno de los más afamados maestros de Vipassana, afirmó en una

25 ocasión (Comunicación Personal, I984) que "la imagen se ve en sí misma y el sonido se oye en sí mismo". Las diferentes cualidades de la Conciencia y sus niveles son explicados por la Teoría Sintérgica como asociados con estratos discretos de organización de la Lattice. Estas Bandas Sintérgicas corresponden también con estratos discretos (Neurosintérgicos) del Campo Neuronal. La Lattice parecería ser capaz de distorsionarse a lo largo de un continuo sin pasos abruptos. Lo mismo podría ser considerado para la Neurosintergia del Campo Neuronal. Es decir, teóricamente no tendrían por qué existir ni Bandas Sintérgicas en la Lattice ni niveles cuánticos de organización Neurosintérgica del Campo Neuronal. Sin embargo, toda la evidencia descrita en estos capítulos acerca de la existencia de diferentes niveles de la Conciencia señala que debe ser asumida una organización discreta tanto para la Lattice como para el Campo Neuronal. De esta forma, cada nivel de la Conciencia correspondería con una interacción congruente entre una Banda Sintérgica y un Campo Neuronal con un nivel Neurosintérgico análogo a la Sintergia de la Banda correspondiente de la Lattice. De la misma forma que cada punto de la Lattice contiene la totalidad, así cada experiencia es una vivencia de la totalidad por la totalidad misma. El hecho de que no lo comprendamos así depende de nuestro nivel de entendimiento y de la identidad que asumimos. Vivir una imagen visual como vista por sí misma requiere de un darse cuenta difícil de lograr. Es más fácil arrogarse una identidad concreta y considerarla como centro de la percepción, puesto que eso está más de acuerdo con el sentido común, el cual nos presenta centros separados e independientes de existencia, tales como los objetos o los cuerpos orgánicos. Cada cualidad sensorial es un nivel de la Conciencia y corresponde con una Banda Sintérgica particular, en interacción congruente con un Campo Neuronal de una Neurosintergia específica. Esta última está determinada, en parte, por la densidad informacional del Campo Neuronal, la que a su vez depende de la cantidad de interacciones neuronales. Ésta está dada por la duración del procesamiento cerebral, por lo que, asociado con la Neurosintergia, se encuentra un funcionamiento en determinada duración del presente. Ya había mencionado que la expansión de la duración del presente determina una percepción temporal definida, en la cual una serie de acontecimientos sucediendo en diferente tiempo se unifican. La unificación temporal es una transformación del Espacio en Tiempo y por ello se puede concebir como una penetración a la tetradimensionalidad. Así, cada nivel de la Conciencia podría concebirse como funcionando en la tetradimensionalidad o como penetrando en ella. La tetradimensionalidad posee como atributo la Conciencia, por lo que cada cualidad sensorial con una diferente duración de presente y cada nivel de Conciencia también ocurriendo en una particular duración del presente, podrían concebirse como distintos estratos de penetración al Universo tetradimensional, hasta que en el límite de expansión máxima de la duración del presente, lo que existe es la tetradimensionalidad pura de la Lattice en Conciencia Pura.

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Capítulo 5. FLUIR EN EL SIN YO Acerca de la experiencia resultante de la pérdida temporal del ego Introducción Este capítulo comienza con un poema y después prosigue con una serie de reflexiones que intentan compartir las experiencias que resultan de la pérdida temporal del yo. El término "El" se refiere a la Realidad con mayúscula, la que el Budismo define como el Yo Puro, diferente de la realidad ordinaria referida al mundo de los objetos. Por lo tanto, "Fluir en El sin yo", hace referencia a la Realidad del Yo Puro trascendidos el ego y la realidad objetal. FLUIR EN EL SIN YO Es el miedo a la muerte la causa de la muerte por no vivir en la existencia pura sin estructura de aquel que ha dejado todo para darse entero en cada instante renacido al misterio del amado. En ausencia de lo conocido clama el cuerpo por vivencia repetida de sobra similar pero al menos familiar que dé presencia a su autoridad. Pero cuando suelta los amarres al recuperar la fe dase cuenta que la identidad ganada real tesoro sólo es en el íntimo momento cuando catapulta fue para desechar la máscara anterior. En la realidad sin mí dejando atrás lo que creía ser; nombre, historia y pasado

27 la vida fresca aparece ya no atada, libre de cárcel, cerrojo y parte. Llena entonces la visión lo que es, la imagen se ve a sí misma perfección en todo todo nuevo nada conocido excepto el saber que así es. De milagro en milagro de la flor, el encanto de respirar, luz del movimiento, el todo del sol, el infinito que se es sin identidad restringido sin apegos a lo conocido. Recobra allí el uno a su hijo bienamado lo guía florece nada ha cambiado sólo el velo ha sido rasgado. La misma luz en todos, pero ahora sin bloqueos en cada cual distinto enfoque de "aquello" que es. Antes en olvido por temor resguardado en lo que se suponía ser. Ahora herido de muerte sin muletas de sostén filtros de obstrucción ni yo en amor se alumbra todo sin temor. La sabiduría es la liberación de la ignorancia para poder fluir en El sin yo.

28 Es muy extraña la ignorancia y más compleja que la sabiduría. Esta última es simple y natural. En cambio, la ignorancia es laberíntica, repleta de curvas y callejones sin salida. Cuando alguien no posee sabiduría, habla y se confunde, camina entre ilusiones que duran poco tiempo y terminan por sumergirlo en la dispersión y el miedo. La sabiduría es contacto con lo innombrable, con lo que no puede definirse ni explicarse. Llena y no confunde, se basta a sí misma en su esplendor; es autorrefulgente y sin final. La ignorancia es la locura, la sabiduría está más allá de la locura, la incluye y sobrepasa. Desde la sabiduría, la ignorancia en su locura se vislumbra como abismal y oscura. La sabiduría es lo humano y amoroso, la ignorancia es cruel y egoísta. La sabiduría es abierta y permanente, la ignorancia es personal y oculta. La sabiduría es libertad e independencia, la ignorancia es esclavitud carcelaria y dependencia. El sabio es paciente y humilde; el ignorante es arrogante e incapaz de esperar. El sabio encuentra motivos para ser feliz con todo; el ignorante no se satisface con nada. Para el sabio, la naturaleza contesta y guía, pero él se sabe más allá de ella. El ignorante desprecia la vida y sus contingencias, pero es incapaz de trascenderlas. La sabiduría es dulce y tierna, la ignorancia es amarga y brusca. Liberarse es salirse del yo, dejarlo atrás para fluir en El. En esa condición se cura y se es curado. Aparece la sabiduría y la ignorancia se diluye en su propio jugo. Se recupera la fe y se recobra el Poder. Todo contesta y todo se vive en plenitud y con misterio. Ignorancia Iluminada se llama ese estado bendito, en el cual todo es nuevo como la visión para un bebé recién nacido. Frescura en todo y silencio lleno de Luz adentro. Ya no se juzga ni se acepta ser juzgado. La falta de fe es la causa de la depresión, las preguntas no ofrecen sentido y toda respuesta se basa en la ausencia de significado. En cambio, el amor se basa en la fe, porque al igual que la fe, el amor es un darse al misterio confiando en El. Fluir en El sin yo es la fe y el amor. En este fluir, el yo que se deja atrás es el mito personal, el tema de identidad o la identificación con cualquier Estado o condición limitada. Se fluye con el conocimiento y la Conciencia de que se fluye. Nada ata, nada preocupa, nada confina y se es el flujo y el contenedor del mismo. Se es igual que todo y se es Uno con todo en una hermandad repleta de caricias y familiaridad. Los juicios se abandonan y las interpretaciones teóricas nutren pero no limitan. En el fluir en El sin yo, no existe ni el pasado ni el futuro. El presente eterno se vive sin expectativas ni juicios. Todos los planes, los deseos y anhelos se expresan ahora y aquí. Todo es vida fluyendo en El. Fluir en El sin yo, implica que existe El. Si no existiera El, fluir sin yo desembocaría en el caos. El se presenta en múltiples formas. El contacto con El es el punto de referencia desde el cual experimentar el contacto con sus manifestaciones cobra sentido. En El, el significado es total; todo cobra sentido y se reconoce en El la Realidad Unica. Unica por no ser relativa, Unica por ser permanente. Unica por provenir de Uno mismo. Entonces comienzan las pruebas de lo no resuelto. Se presentan hasta que se resuelven. Se resuelven cuando El se vuelve a reconocer en ellas. Resolver es volver a El.

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La misma prueba no se presenta cuando se resuelve y se repite cuando no se resuelve. En este camino, el Poder se incrementa en la medida en la que ya no se aleja uno de El. No se aleja uno de El cuando El se reconoce más valioso que lo que intenta apartarnos de El. El crecimiento en El consiste en saber permanecer en El. Las pruebas de lo no resuelto surgen de lo no resuelto. El no las envia como si estuviese separado de ellas. Lo no resuelto está en uno y aparece cuando se intenta completar un nivel. No se pasa al siguiente hasta que el previo se llena; no se avanza sin retroceso, sino hasta que todo queda resuelto. Por ello, en el camino hacia El, todo es natural y todo es como debe ser. Fluir en El sin temor es saber que El está en todo, porque los cambios son siempre en El. Fluir en El sin yo es la magia total; todo aparece en el instante preciso, no hay azar y la materia y los objetos cobran vida e inteligencia. Todo contesta y todo responde, porque El se encuentra en todo. Fluir en El sin yo es recuperar la fe del Ser. El es sin fronteras de separación, juicios ni categorías. El acto y el no acto se convierten en lo mismo; el pensamiento y el silencio se vuelven lo mismo. No existe tema ni memoria, todo es novedoso y sabio en su milagroso aparecer y acontecer. Se fluye de uno en uno mismo y no existe el otro porque todo es Uno. La Unidad en El requiere el abandono de toda identidad. Ser en El es simplemente ser sin definiciones o explicaciones. La fuerza está en la fe, porque el secreto del Ser es la aceptación. Lo que experimentamos es parte nuestra. Vivir íntegramente es aceptar que somos Uno y Unicos. Si lo que sentimos no se ajusta al concepto que tenemos de nosotros mismos y luchamos en contra de lo que experimentamos, perdemos nuestra unidad, nos dividimos y dejamos de ser. Aceptando todo lo que experimentamos como parte de nuestra unidad nos recuperamos. Pero para ello la fe es indispensable. Por ello, la fuerza está en la fe y la medicina es la aceptación. Sin fe no puede haber aceptación, porque sin fe el temor de perdernos nos gana y preferimos mantener una máscara de nosotros mismos; mostrarnos a los otros y a uno mismo en apariencia y falsedad; en el ideal del yo y no en su realidad. La fe no es en el futuro o en el pasado. Es en el presente y su vivencia. No se tiene fe para esperar algún evento del futuro, sino para vivir en el presente con toda plenitud y atrevimiento. Tener fe es aceptar. Al aceptar nos unificamos, porque dejamos de estar divididos entre lo que somos y lo que debiéramos ser. Allí simplemente somos y fluimos en El sin el yo restringido y parcial con el cual nos identificábamos. Fluir en El sin yo es alcanzar el Ser dejando atrás la máscara, el ego, la apariencia. Comete un error aquel que se confunde y en lugar de fluir en El, al ego se apega. El es el Yo Puro, el ego es lo que se cree ser en apariencia. El no tiene limites y no depende de alguna identidad. El ego es limitado y se puede definir. La definición incluye al ego; el cambio, a El nada lo abarca porque en El está incluida toda definición, sobrepasándola. El es el amor en sí y se conoce viviéndolo: El es como la luz que existe sólo para quien la puede ver. A El sólo se le puede conocer desde dentro, aunque se encuentra en todo. No hay forma de hacer que un ciego vea la luz explicándole sus correlativos o sus efectos. No existe definición que permita que un sordo experimente el sonido. La luz y el sonido sólo se pueden conocer experimentándolas directamente. Lo mismo sucede con El.

30 El es invisible para quien sea ciego a su luz y sordo para su sonido. Pero El no es ni una luz ni un sonido. El no tiene forma ni color. Ninguna textura lo representa, ninguna geometría lo dibuja, ningún espacio lo confina. Para El no existe tiempo ni espacio, y en El la vivencia acontece en un si mismo atemporal y aespacial. Fluir el El es reconocer el Sin Final, en el cual la sensación es sin fronteras ni terminación. En El se experimenta lo único que verdaderamente basta. Olas de cogniciones sin término y autoabastecidas bañan a quien fluye en El. Provienen de ningún lugar reconocible, pero provienen de fuente inagotable y perpetua. Ni se buscan ni se controlan; únicamente aparecen y llenan. Oleadas de felicidad entera impregnan toda vivencia cuando se Fluye en El sin yo. Es un mar inagotable de frescura y novedad, vital y luminoso. No hay depresión en El, ni vejez. El siempre es nuevo pero nunca conocido. Su vivencia guia pero no es un camino para llegar a una meta. En El, el camino y la meta son Uno. No se fluye en El para llegar a El, porque fluir en El es estar en El. El no existe en un futuro, porque El es todo presente. A El no se le puede dividir porque El es Uno sin partes. Vivirlo a El es sentirlo en la máxima cercanía. El no ocupa ningún lugar, pero el lugar desde el cual se experimenta es más cercano que la propia piel, la respiración o el aliento. El está adentro como lo más interno, alimentando al Uno mismo en el si mismo. Su mismidad es la de todos pero la de ninguno. Su existencia es el arquetipo de la existencia y su presencia el molde de toda presencia. El es en sí mismo más allá de cualquier si mismo, pero sosteniendo toda mismidad, porque en El la mismidad es autorrefulgente y completa. A el nada lo alimenta o nutre, pero El abastece a todo aquel que en El fluye. La inspiración de la bondad proviene de El, porque todo ser es su criatura e hijo. Desde El a todos se ama porque El es el padre de todo sentimiento. En el fluir en El sin yo no hay juicio, pero sí total compasión y ternura. Ni se intenta el cambio ni se controla el acto, sólo se les ve y se les acepta en total regocijo por su existencia. En El se comprende que todo surge del misterio sin causa ni efecto; sólo siendo en cada acto totalidad entera y autorrefulgente. El existe más allá de cualquier existencia. En El no hay yo pero si Ser. Solamente sin yo se le puede experimentar a El. El yo es un filtro para El, un obstáculo para su vivencia, un velo para su luz. Pero para quedarse sin yo es necesario aceptar que El también en el yo se encuentra y que el yo desde El es alimentado. No se puede luchar en contra del yo para quedarse sin yo. La lucha en contra del yo tiene como efecto fortalecer al yo. Quedarse sin yo es aceptarlo a El como origen del yo. Para poder vivir sin yo es necesario amarlo a El como padre del yo. Para abandonar al yo primero hay que aceptarlo. El odio al yo es un alejamiento de El. El yo es la semilla de El y se transforma en El cuando le sale raiz. En El todo está incluido: cuerpo, espacio y cerebro. Fluir en El sin yo es coincidir en deseo entre el del yo y el de El. Así, enraizado, incluido el cuerpo, con el mismo deseo y en acción, se fluye en El sin yo. Fluir en El sin yo, es actuar en el mundo pero no ser del mundo.

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El yo es el tema y el mito, la referencia desde la cual se juzga y se percibe. Llegar al mito de uno mismo, es darse cuenta de que lo que se creía ser era una ilusión legada por la historia personal. Sobrepasar y trascender el mito personal es asomarse al misterio de la Realidad sin yo. El yo se resiste a ser desechado porque en su inconsciencia rige y determina la visión y lo visto. Fluir en El sin yo es unificar lo visto con el que ve. Allí, desaparece lo externo separado de lo interno, se funde el sujeto con el objeto y la imagen se ve a sí misma. Fluir en El sin yo, es situarse en un "lugar", en el cual y desde el cual la vida y la muerte se vislumbran como sinónimos. No existe deseo más que el Deseo, no existe apego a ninguna opción que dependa del estar en el mundo. Se podría vivir en otro planeta o en ninguno en ese Estado. Fluir en El sin yo es la total individualidad de la no individualidad. Se es uno mismo en el nivel en el cual todos son uno mismo, pero se vive con la experiencia de que lo que sucede le sucede a uno mismo, porque le sucede al Uno vivido en uno mismo. Aquí no existen jerarquías ni divisiones, conceptos o valoraciones. Cada evento es total y posee la máxima importancia y simultáneamente ninguna. No se depende de nada y se depende de todo. El sí y el no, la presencia o ausencia, dejan de considerarse como opciones absolutas. Se planea y no se planea, se decide y no se decide, se vive y se muere simultáneamente. A todo se le ama, porque en cada ser se vislumbra al Todo, en cada acto converge la totalidad de una unión perfecta de proceso y meta, parte y todo, deseo y no deseo, conocimiento e ignorancia. Desde El sin yo, lo que otros sobreentienden por costumbre o hábito, se percibe desde la frescura de una ignorancia de juicio iluminada de inocencia. Sin yo, la memoria se reconoce como transpersonal, porque tal es su verdadera naturaleza. Al recordar no nos sumergimos en un universo personal y separado de los otros, sino que resonamos y sintonizamos la memoria colectiva y extraemos de ella lo que nos pertenece. Fluir en El sin yo, es recibir sin obstrucciones ni filtros, abrirse a la Realidad de la única mente y de la memoria humana total. El pensamiento "flota" y sin yo se registra. Cuando en el yo se habita, el pensamiento que flota se confunde en su origen y se piensa que del yo proviene. El misterio está en El, porque todo misterio es acerca de la unidad de la cual formamos parte. Cada unidad se siente en misterio, aunque a ella se pertenezca. Fluir en El sin yo es vivir la unidad como parte y como totalidad.

Capítulo 6. EL PENSAMIENTO MISTICO Y LOS MODELOS CIENTÍFICOS Los niveles de identidad en la Kabbalah y en la psicofisiologia

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Vivimos una época en la cual han comenzado a proliferar los intentos por fundamentar las experiencias místicas mediante diferentes modelos científicos, principalmente de carácter Físico (recuérdese "El Tao de la Física" de Fritjof Capra), pero también Psicofisiológicos (El modelo Holográfico de Karl Pribram, por ejemplo). Sin embargo, ningún Místico verdadero aceptaría tal fundamentación, ya que los paradigmas de la ciencia cambian, mientras que la experiencia mística Real se encuentra, por definición y esencia, basada en una Realidad Absoluta que no se modifica y trasciende todo esquema reduccionista. La ciencia intenta explicar las relaciones entre los diferentes eventos manifestados en la realidad física y que son capaces de ser medidos por instrumentos, observados utilizando la capacidad perceptual humana, mientras que la Realidad a la que tiene acceso el Místico o Contemplativo, se encuentra en un Reino previo o trascendente con respecto a la manifestación física. Un Místico genuino aceptaría, en cambio, la posibilidad de establecer relaciones entre la ciencia y la Mística, siempre y cuando éstas no se interpreten como intentos reduccionistas de fundamentación de la Mística por la ciencia. Con esta advertencia, quisiera presentar una serie de relaciones que se pueden establecer entre la Kabbalah y un modelo Psicofisiológico denominado "La Teoría Sintérgica", que explica la percepción desde la referencia de la actividad cerebral. La Teoria Sintérgica Esta Teoría postula que entre la información que captan los receptores sensoriales (la retina, por ejemplo) y la aparición de un percepto consciente (una imagen visual) existen por lo menos cinco transformaciones energéticas. La primera de ellas consiste en la transducción de la energía contenida en las ondas electromagnéticas y los fotones que impactan la retina en códigos neuronales electroquímicos. Estos códigos, en forma de patrones binarios, son transmitidos al interior del cerebro a través de un millón de canales en cada nervio óptico. La segunda transformación acontece cuando se activa la corteza cerebral. Este manto neuronal, constituido por miles de millones de células nerviosas organizadas por capas, recibe los patrones binarios que provienen de la retina y del tálamo (una estructura intermedia entre la retina y la corteza), y activa grandes poblaciones de neuronas en las diferentes capas corticales. Esta activación tridimensional crea campos energéticos de interacción en la corteza, los que contienen la información en forma global. Al conjunto de estos campos, la Teoría Sintérgica los denomina: Campo Neuronal. La tercera transformación acontece cuando el Campo Neuronal interactúa con la estructura básica del espacio, la llamada Lattice del espacio-tiempo. La cuarta transformación ocurre cuando la interacción entre el Campo Neuronal y la Lattice desemboca en un patrón de interferencia hipercomplejo. Este patrón de interferencia constituye la estructura energética de la imagen.

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La quinta transformación acontece cuando, a través de circuitos especializados, la información de la activación del Campo Neuronal es reducida a Neuroalgoritmos, los cuales concentran en patrones lógicos complejos las características globales de los campos neuronales. El patrón de interferencia resultante de la interacción entre el Campo Neuronal y la Lattice y su Neuroalgoritmización constituyen los correlativos fisiológicos de la imagen y su interpretación. La Teoría Sintérgica también postula la existencia de un Observador, capaz de interactuar con el patrón de interferencia y atestiguar sus características. Por otro lado, la interacción entre el Campo Neuronal y la Lattice posee varios niveles asociados y determinantes de la percepción; desde la experiencia perceptual concreta (la imagen de una roca, por ejemplo) hasta los niveles más trascendentes (cuando se alcanza la Conciencia de Unidad). Dependerá del grado de coherencia, de la frecuencia y de la densidad informacional del Campo Neuronal para determinar con cuál nivel correspondiente de la estructura de la Lattice se establezca una interacción congruente y libre de interferencias. Según la Teoría Sintérgica, los niveles congruentes de interacción son los llamados "Niveles de la Conciencia". Por lo tanto, la Teoría Sintérgica es un modelo general que pretende explicar la percepción humana en toda su extensión y modalidades. Los niveles del lenguaje Antes de analizar algunas de las relaciones entre la Kabbalah y la Teoría Sintérgica, resultará interesante para el lector constatar que los mismos niveles a los que haré referencia al explicar el pensamiento Kabbalístico, se pueden encontrar en los diferentes significados que casi cualquier comunicación verbal humana es capaz de asumir. A estos distintos niveles de significado los he denominado, "primero", "segundo", "tercero", "cuarto" y "quinto" lenguajes (véase Más allá de los lenguajes, Editorial Trillas, México). Utilizaré la frase simple "yo quiero una manzana”, para ejemplificar lo anterior. “Yo quiero una manzana”, en el primer lenguaje, posee un significado concreto y literal, sin que se pueda deducir, a partir de éste, otra cosa más que la manifestación de un deseo simple. La persona que se comunica en el primer lenguaje, lo hace también a partir de un nivel de Conciencia literal y concreto. Una frase en primer lenguaje no posee mayor significación o profundidad que la que le otorga el que la pronuncia y no se debe entender más que en ese nivel. La misma frase "yo quiero una manzana" en el segundo lenguaje, debe ser entendida como poseedora de un significado más personal, ideosincrático y profundo. Se utiliza la frase para transmitir, además de un mensaje literal y concreto, otro que hace referencia a

34 un evento generalmente matizado por una emoción. Por ejemplo, las manzanas eran la fruta preferida de un familiar al que se recuerda mediante ella. Así, con "yo quiero una manzana" se está haciendo la siguiente referencia subtextual: fulanito gustaba de las manzanas al igual que yo. Solamente un interlocutor familiarizado con la referencia personal podrá captar el significado de la frase; es decir, una comunicación en segundo lenguaje debe ser entendida en el mismo nivel para que la comunicación sea adecuada. En otras palabras, los que se comunican deben expresarse en el mismo nivel para poder entenderse. El tercer nivel de lenguaje hace referencia a contenidos más generales, universales y profundos que los niveles previos, aunque incluye a éstos. “Yo quiero una manzana" en tercer lenguaje puede significar "las manzanas son un alimento sano, capaz de otorgarme salud y bienestar, además de recordarme a fulanito, etc.". De la misma forma que en el primero y segundo lenguajes, el significado al que se hace referencia en el tercer lenguaje, sólo será entendido fielmente por un escucha funcionando y resonando en la misma referencia de significado que el emisor de la comunicación verbal. El cuarto lenguaje es un nivel trascendente, en el cual "yo quiero una manzana" hace referencia, por ejemplo, a las relaciones bioenergéticas entre la naturaleza y el ser humano, a las constantes ecológicas del planeta, al ser humano y al reino vegetal como una unidad con dinámicas de intercambio compleja, etc. Aquí, el emisor de la frase está transmitiendo un conocimiento implícito, sofisticado y repleto de consideraciones biologicas, sociales y aun psicológicas, utilizando como pretexto, una frase simple. Establecer una comunicación en cuarto lenguaje constituye una plataforma simbólica para un intercambio de conocimientos y para un contacto con aquello que trasciende lo concreto. Mientras mayor sea el nivel del lenguaje, más inclusiva, potente y abstracta será la comunicación y sus significados. Podria suponerse la existencia de un quinto lenguaje, cuyo nivel de significado haría referencia a la totalidad o a la Unidad. Este quinto lenguaje seria el que estaria implicado en cualquier comunicación de un verdadero Místico y sólo podría ser entendido por un Contemplativo, funcionando en el mismo nivel de Conciencia que aquél. En este caso, "yo quiero una manzana" se entendería como una referencia a la existencia de la vida o el deseo de recibir ayuda de una criatura por parte del Creador. Los niveles Kabbalisticos Según la Kabbalah, el ser humano posee la capacidad de funcionar también en cinco niveles diferentes, a saber: (1) Alma (Nefesh), (2) Espíritu (Ruaj), (3) Pneuma (Neshamah), (4) Esencia Viva (Jai) y (5) Singularidad (Yehida). Nefesh, el nivel del Alma, se refiere a ésta en su estado cotidiano y común a todo ser humano, por el simple hecho de serlo. Nefesh, en extensión y origen, se sitúa en la existencia planetaria y podría considerarse como el nivel no físico de la psique asociado con la vida terrenal y el cuerpo; lo que se liga con el cuerpo y se identifica con la vida en

35 el cuerpo. El Ruaj-Espíritu posee un "Territorio" que trasciende lo terrenal y está más ligado con el Sistema Solar como una totalidad. De acuerdo con Yechiel Shemer, Ruaj literalmente corresponde o depende de la Conciencia del Sistema Solar y constituye un puente de conexión entre el Alma ligada al cuerpo y a la tierra. Pneuma o Neshamah, trasciende incluso el Sistema Solar y se liga a la Conciencia de la Galaxia. Para que un ser humano funcione en el nivel de Neshamah debe ser lo suficientemente puro como para integrarse a la Conciencia Galáctica. Cada nivel de la Kabbalah aproxima al hombre a Dios y a la totalidad. En Jai (Esencia de lo viviente), la Conciencia humana es la esencia de la vida. Jai se encuentra más allá del Alma, del Espíritu y del Pneuma, aunque los incluye. Un ser humano en Jai se vive como partícipe, heredero y poseedor de la esencia misma de lo viviente. Ha trascendido su cuerpo, sus posesiones terrenales, al Sistema Solar y aun la Galaxia, y está más cerca de la totalidad y su Creador. En el quinto nivel, cuando el hombre se vuelve una Singularidad en Yejidah, el ser humano se transforma en Creador. Su Conciencia es la de todo el Universo y su identidad es la de la totalidad en una Unidad perfecta. Es el todo y, simultáneamente, es él mismo en una Singularidad sin divisiones ni partes. El dictum Bíblico: "Yo soy el que soy" hace referencia a este nivel de Singularidad. El camino del desarrollo desde el Alma hasta la Singularidad es un retorno a lo que cada ser humano es en Realidad, el creador de su experiencia y de su mundo. Según la Kabbalah, cada ser humano posee porciones del Alma, el Espíritu y la Esencia viviente de muchos seres que lo conforman, con una serie de potencialidades y atributos que tendrá que desarrollar y manifestar antes de poder llegar a la Singularidad, en la que regresa a sí mismo y se vuelve Creador. En el Budismo se hace una consideración similar; no existe un Creador externo del Universo, sino que cada ser humano es Creador. Este desarrollo, de ocurrir, implica una purificación, un desapego y una apertura para percibir, cada vez más, diferentes niveles de la Realidad. La tendencia a recibir se comienza a invertir a partir del momento en el que el hombre alcanza el nivel de Espíritu en Ruaj. En Nefesh, el hombre no es capaz de dar ni de crear. Lo único que conoce y quiere es recibir. Desde Ruaj—y en adelante—comienza a sentirse satisfecho con dar, hasta que en la Singularidad se manifiesta como Creador y Dador absoluto. Dios no desea recibir sino dar, y hacia él se dirige el hombre que se purifica. Los niveles de la identidad y de la percepción Como vimos antes, de acuerdo con el modelo Psicofisiologico, conocido como la teoria sintergica, la percepción es un producto de la interacción entre la resultante final de la actividad cerebral (el Campo Neuronal) y la información contenida en el espacio. La identidad personal posee tantos niveles como los que puede asumir esta interacción. De esta forma, aunque todos los seres humanos somos capaces de percibir aproximadamente las mismas realidades, cada individuo se identifica con diferentes niveles de las mismas. La identificación con un nivel determina y es determinada por el nivel de lenguaje (y el entendimiento del lenguaje de tal nivel). Así, si la identidad se asocia con el mundo concreto, el primer lenguaje será la herramienta verbal con la que se comunicará tal identidad. En cambio, si la identidad es

36 más abstracta y está ligada con una percepción más trascendente, el tercero, o aun el cuarto lenguaje, será su instrumento de comunicación. El nivel de la Unidad de la Singularidad del sí mismo requerirá la utilización del quinto lenguaje, en el que cada objeto, persona o evento hacen referencia a la totalidad. Desde un punto de vista lógico, asumir la correspondencia entre la Singularidad y la totalidad parece contradictorio y paradójico. Pero en la vivencia del Místico, ambos extremos forman una unidad. De esta forma, el primer y el quinto lenguajes son indistinguibles desde el punto de vista de un oyente que funcionase en el primer lenguaje, pero su entendimiento es totalmente diferente para quien vive en la Conciencia de Yehida y funciona en el quinto lenguaje. Cuando un ser humano se sabe poseedor de una identidad que incluye pero que no se limita a su existencia corporal, a su historia personal, a sus posesiones, nombre, posición social, o aun a sus pensamientos, y se reconoce como ser viviente o como existencia pura, su identidad se expande, porque incorpora en un sí mismo la identidad global de lo viviente o de lo existente. En este nivel de identidad, el yo mismo no está referido a ninguna condición individual restringida, sino a la percepción de uno mismo como existencia o como vida. No es una pérdida de la individualidad, sino una expansión de la misma. Tanto los niveles de la percepción como los de la identidad están interrelacionados y conectados con los de la Kabbalah—así como con el funcionamiento del cerebro—. De hecho, el estudio de la estructura cerebral es un medio para entender algunas de las leyes comunes a todos los niveles. Estas leyes podrían resumirse en los siguientes puntos: 1 2 3 4 5 6 7

Cada nivel incluye a los previos. Cada nivel incorpora mayor información que los previos. Cuanto más elevado sea el nivel de identidad, más natural es su vivencia. Los niveles más elevados están más interconectados entre sí. A medida que la identidad se expande, se incrementa la sensación de amor y el sentimiento de igualdad y camaradería. La individualidad no se pierde a medida que se asciende de nivel en nivel, sino que se expande y fortalece. La sensación de mismidad y poder se incrementan de nivel en nivel.

El cerebro como modelo Las leyes de los niveles de identidad se pueden deducir a partir del conocimiento del funcionamiento del cerebro. No es mi pretensión realizar aquí un análisis exhaustivo o técnico del funcionamiento cerebral, pero sí destacar algunos aspectos del mismo que se relacionan con los niveles de identidad y sus leyes. El más importante de estos aspectos es el relacionado con la inclusión de información y su producto, los Neuroalgoritmos. Para explicar el concepto de Neuroalgoritmo, primero es necesario saber que, en general, cada elemento de un cerebro está conectado con el resto a través de una red de interconexiones muy complicada. De esta forma, dentro de esta red existen componentes que reciben información de muchas fuentes. En la retina humana, por ejemplo, las

37 neuronas de salida en el nervio óptico reciben información de cientos de receptores. Los circuitos que concentran información, como los de la retina, se denominan circuitos de convergencia. En un circuito de este tipo existen muchos niveles —cada uno de los cuales concentra mayor información que los previos—. Cualquier código que contenga información concentrada es un algoritmo. Una fórmula matemática es un algoritmo, lo mismo que el ácido desoxirribonucleico, la estructura encargada de la herencia. También en la semilla de un árbol, este último está contenido en forma algorítmica. En el cerebro, los códigos que concentran información a través de los circuitos de convergencia se denominan Neuroalgoritmos. Según la Teoría Sintérgica, los niveles de identidad son procesados y se asocian con los Neuroalgoritmos cerebrales. Cuanto más potente sea un Neuroalgoritmo, mayor información concentrará y mayores interpelaciones con otros elementos incluirá. También contendrá mayor poder y unidad y, en general, mayor será su capacidad de activar los niveles de identidad más avanzados. El Campo neuronal Pero obviamente, la vivencia de la identidad no puede reducirse a un funcionamiento Neuroalgorítmico. Este último, junto con los circuitos cerebrales de convergencia, constituye el fundamento anatómico-fisiológico del lenguaje, el pensamiento y la lógica, además de ser un modelo de los niveles de identidad—pero no su realidad fáctica—. Esta última se encuentra más cerca del producto final de la actividad cerebral: el llamado Campo Neuronal. Para entender el concepto de Campo Neuronal es necesario considerar la existencia de una estructura básica del espacio. La física contemporánea habla de esta estructura, considerándola como una especie de red o matriz, en la cual se inscribe la información. A esta red, celosía, enrejado o matriz se la conoce con el nombre de Lattice. Según la Teoría Sintérgica, cada una de las activaciones de las neuronas del cerebro modifica la Lattice. Puesto que las neuronas están interconectadas entre sí, la totalidad de sus interacciones produce una alteración compleja de la Lattice, que es percibida como una imagen visual, un sonido y, en general, como la realidad que somos capaces de experimentar. Según esta misma teoría, los niveles de identidad se asocian con las modificaciones de la Lattice dadas por los procesos Neuroalgorítmicos. El Campo Neuronal es un campo energético que resuena con la Lattice. Esta resonancia posee muchos niveles de complejidad, cada uno de ellos dando lugar a diferentes percepciones y a distintas identidades. Rupert Sheldrake ha postulado que incluso la memoria depende de la calidad y las características de estas resonancias. La identidad como percepción de uno mismo sería la resultante de una de estas resonancias. Por ejemplo, la identidad humana sería el efecto resultante de la interacción de todos los Campos Neuronales humanos en resonancia con ellos mismos y con la Lattice del espacio.

38 La identidad de una planta dependerá de la resonancia que sus campos energéticos sean capaces de establecer con la estructura genética de su especie. Según Sheldrake, el recuerdo de uno mismo y la continuidad de la propia identidad es el resultado de la resonancia de nuestros campos de energía con nuestra propia estructura. Desde esta perspectiva, la identidad de un Místico dependerá de la capacidad de su Campo Neuronal para contactar con el nivel energético asociado con su estado de Conciencia. La posibilidad o no de recibir. De esta forma, la sabiduría Kabbalística y el conocimiento Físico y Psicofisiológico se complementan entre sí y constituyen un cuerpo vivencial y conceptual unificado. Esto no quiere decir que la Ciencia fundamenta a la Mística, tal y como se advirtió al principio, sino que ambas se relacionan entre si y fortalecen un entendimiento que la vivencia pura no posee. Tanto la Kabbalah como la Teoría Sintérgica aceptan la existencia de diferentes niveles de la Conciencia y de identidad. Éstos, en la Teoría Sintérgica, se asocian con los estratos de la estructura del espacio, con los cuales el Campo Neuronal logra crear un patrón congruente de interacción. En otras palabras, según la Teoría Sintérgica, la experiencia resulta de la interacción entre el Campo Neuronal y la Lattice, pero esa interacción solamente es congruente y libre de ruido en ciertas zonas de interacción. A estas zonas se les podría conceptualizar como bandas o estratos discretos o cuánticos. Entre estas bandas, la misma interacción entre el Campo Neuronal y la Lattice desencadena un proceso energético lleno de ruido y de falta de claridad o congruencia. Por lo tanto, en los estratos intermedios entre las bandas, la experiencia no aparece o aparece caótica. Los niveles de identidad y las cualidades de la percepción se asocian con las bandas de interacción congruente. En la Kabbalah, se conceptualiza algo similar. Por ejemplo, ltzjak Ginsburg, un Kabbalista radicado en Israel, sostiene que la Kabbalah habla de dos "luces" en interacción como necesarias para crear la percepción. Estas dos luces o emanaciones interactúan en forma clara sólo en ciertas zonas o estratos. Cuando la Conciencia humana penetra en las zonas intermedias de interacción, la experiencia resultante es el caos. En conclusión, tanto la Teoría Sintérgica como la Kabbalah sostienen puntos de vista similares, aunque utilizando un lenguaje diferente. Ambas afirman la existencia de diferentes niveles de la identidad y de la Conciencia, intentando fundamentarlos con una herramienta conceptual sofisticada, por un lado, basada en el pensamiento y la experiencia mística y por el otro, en un conocimiento científico. Ni la Teoría Sintérgica es un intento de fundamentación de la Kabbalah, ni la Kabbalah se puede juzgar desde el punto de referencia de un paradigma científico particular. Simplemente, ambas disciplinas están relacionadas y parecen referirse al mismo campo existencial.

Capítulo 7. EN BUSCA DEL MAESTRO

39 UNA EXPERIENCIA REAL EN LA INDIA En el año de 1984, angustiado por una serie de circunstancias personales, decidí realizar un viaje a la India, motivado por el deseo de encontrar la paz y el equilibrio que había perdido. Encontré a un maestro budista de meditación y durante tres semanas practiqué, bajo su guía y cuidado, la técnica de Vipassana en un retiro, en el Desierto de Rajasthan, al norte de la India. En esos 21 días me mantuve observando mis sensaciones corporales y mis procesos internos hasta alcanzar un cierto grado de maestría. Podía sentir y atestiguar las sensaciones de cada una de las partes de mi cuerpo, hasta en sus mínimos detalles. Aprendí a observarme a mí mismo, aceptando cualquier experiencia sin juicios o análisis intelectuales. En los últimos días de la práctica me había dedicado a recorrer mi memoria. La observación constante de mis sensaciones corporales había incrementado la fuerza de mi concentración y me había purificado. Recorría mi cuerpo y, al mismo tiempo, me planteaba las preguntas más inverosímiles—¿qué había hecho la mañana del 8 de octubre de 1962? o ¿qué soñé la noche del 10 de diciembre de 1952, entre las 2 y las 4 de la mañana?—. Bastaba plantear las preguntas para que las respuestas aparecieran en mi mente con una exactitud asombrosa y un lujo de detalles que no dejaban de impresionarme. No tenía duda alguna acerca de la veracidad de las imágenes que recordaba, ni de su coincidencia con las fechas y aun las horas de los eventos. Podía evocarlo todo, desde los colores, las ropas y entornos, y aun los textos de los libros que estaba leyendo en tal o cual fecha. El procedimiento de meditación había logrado abrir todo el acceso de mis archivos mnémicos y pude constatar en mí mismo que nada de lo que vivimos o aprendemos, decimos o leímos se pierde. Todo se encuentra allí, esperando ser evocado. La memoria es total, la dificultad es su recuperación, pero no su almacenaje. Desde luego que un mismo recuerdo podía ser evocado desde diferentes ángulos. Por ejemplo, podía verme cuando era niño, en la escuela, desde distintas zonas del salón de clase. Eso quería decir que el archivo no es lineal ni rígido, sino funcional y versátil. No guardamos los recuerdos almacenados como fotografías, sino como patrones que pueden ser reconstruidos con cierto grado de libertad. El modelo psicoanalítico y el dianético, con su búsqueda de memorias fijas traumáticas, estaba equivocado y yo lo comprobaba en mí mismo. Sin embargo, no estaba satisfecho. Quería más, quizás la felicidad total o el gozo permanente. La observación me enseñaba, pero debía existir otro nivel de existencia aún más trascendente que el Observador. Había oído hablar de Laxman Ju, un maestro iluminado, depositario del linaje del Shaivismo de Cachemira. Laxman Ju vivía en la zona más norteña de la India. Le escribí y me contestó que no podía recibirme. Había oído hablar de Sai-Baba, quien vivía en el sur de la India, cerca de la ciudad de Bangalore. Dudaba de él, pero al mismo tiempo me atraía.

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En Delhi me enteré que el viaje en tren a Bangalore duraba 36 horas y que solamente una vez por semana, un tren especial, el Expreso de Bangalore, reducía el tiempo de trayecto a la mitad. Sin embargo, conseguir un lugar en el Expreso era casi imposible y sólo se lograba tras una reservación con una o dos semanas de anticipación. Era de noche en la estación y yo pedí una señal. En mi mente le hablé a Sai-Baba y le dije que si era adecuado verlo me enviara un aviso; en ese instante, la luz eléctrica de toda la estación se apagó. Me asombré, pero lo juzgué como una coincidencia. Volví a pedir una señal y en ese momento volvió la luz. Me acerqué a la taquilla. El Expreso salía al día siguiente. Algo dentro de mí me pidió esperar en la cola. Cuando me tocó mi turno frente al mostrador de la taquilla, un señor se acercó a cancelar su boleto y me lo asignaron a mí. Aquello era demasiado sincronístico. Tomé el boleto y, en el instante de asirlo, una mujer a mis espaldas lanzó un terrible quejido. Me asusté, pero no devolví el boleto. Ya en el tren, y a 500 kilómetros de mi destino, comencé a sentir una presencia invisible dentro del vagón. Parecía ser alguien indagando acerca de mi vida; dudé de mi impresión y en ese instante un niño comenzó a llorar. Volví a sentir la presencia y su indagación, dudé siete veces de que mi experiencia fuera real y las siete dudas se acompañaron de otras tantas alteraciones en el vagón. Un ventilador se apagaba súbitamente, algo se caía, la luz se apagaba. Dejé de dudar cuando los eventos comenzaron a afectar mi cuerpo orgánico. Súbitos dolores de cabeza, torceduras o piquetes eran el resultado de no creer en la presencia que sentía. Estaba seguro que era Sai-Baba o algo asociado con él lo que escudriñaba mi mente. El recuerdo más doloroso de mi vida, la enfermedad de mi madre asociada con un cáncer cerebral, parecía ser el evento favorito de ese espía psíquico que activaba mis circuitos de memoria, evocando escenas de mi infancia ligada con mi madre enferma. En Bangalore dormí en un hotel y en la mañana me dirigí al Ashram de Sai-Baba. Me encontré con sus adeptos esperándolo sentados debajo de un gran toldo. Hablaban acerca de los milagros de su maestro y alababan su inmenso poder. Yo ya había experimentado algunos efectos de este último y también esperaba su aparición. De pronto, dos sucesos simultáneos capturaron mi atención, uno a mi izquierda y el otro a mi derecha; oí cómo alguien, en la primera dirección, platicaba acerca de lo que más me interesaba: las cuevas y los lugares en los que habían meditado los más excelsos maestros de la India, Vivekananda, Rama Krishna, Ramana Maharshi. Pero lo que sucedía a mi derecha me atrapó. Un muchacho permanecía sentado pasivamente, mientras su cara denotaba una total ausencia de expresión. Pero lo que era verdaderamente horripilante era su cabeza. Rapado y con una enorme cicatriz, seguramente hecha por un neurocirujano, su cráneo sólo existía del lado derecho. Del lado izquierdo, una hendidura aterradora era todo lo que había quedado de su hemisferio izquierdo. Prácticamente sólo vivía con la mitad derecha de su cabeza, estando la izquierda ausente. Lo vi en medio de una taquicardia feroz y no pude contener un dolor que me subió desde los intestinos y se anidó en mi frente. Comencé a llorar recordando a mi

41 madre, y prácticamente me volqué hacia afuera, perdido en la angustia y el terror. Me había quedado sin defensas y por el rabillo del ojo vi un Rolls Royce último modelo penetrando al patio donde nos encontrábamos. Dentro del lujoso automóvil se encontraba Sai-Baba, el que descendió del mismo y se empezó a acercar a nosotros. Diez segundos antes de que nos alcanzara, el muchacho a mi izquierda tocó mi hombro, haciéndome voltear en su dirección. Era rubio, con el pelo largo y su barba dorada y sus ojos claros me hicieron recordar a Cristo. Me dijo: "ve al Arunchala, la montaña del resplandor perpetuo, en el pueblo de Tiruvanamalai. Busca la cueva de Ramana Maharshi y medita en ella." Cuando terminó de hablar, Sai-Baba se colocó a mi lado e hizo un ademán extraño con su brazo; como si hubiera querido recoger algo que rodeaba mi cuerpo. Después de ese movimiento se alejó y yo me quedé inmóvil. Recorrí mi interior y lo sentí vacío, había una especie de hueco que antes ocupaba mi alma, pero ahora nada. La sensación era la de haber sido robado, violado o chupado. Me alejé de allí casi a rastras. Mientras tanto, Sai-Baba se había sentado en una silla y, como un director de orquesta, animaba a la gente a cantar. Me fijé en sus movimientos y noté en ellos desgano y aburrimiento. Durante seis días asistí a ese "darsham" con Sai-Baba. Seguía sintiéndome vacío y la única frase que persistía en mi mente era la que había oído de labios del muchacho rubio y barbado—ve al Arunachala a la cueva de Ramana Maharashi—. Algo, sin embargo, comenzó a llenar mi vacío. Era una alegría extraña que no era mía, una especie de sustituto de mi propio ser, luminoso pero no mío, como el efecto de una droga exótica. Me gustaba y me disgustaba al mismo tiempo. Fuera de eso, no tenía ganas de hacer nada, pensar, hablar o aun caminar. Sólo esa sensación, el pensamiento del Arunchala y la necesidad de ver a Si-Baba persistían en mi interior. Al séptimo día, algo me dijo que debía irme. La última luz de mi propio ser estaba a punto de extinguirse, sustituida por otra luz que no era mía. Luché toda la mañana y en un esfuerzo que casi me hizo desvanecer compré un boleto para Tiruvanamalai y me monté en un camión candente y repleto, después de haber descansado en un parque acostado sobre la hierba. El camión echó a andar y yo, vacío y sin pensamiento, me incliné sobre un costado, aferrado a mi asiento. De pronto, la sensación de vacío cambió por completo, sin que mediara entre ella y el anterior estado de apatía y desgano ningún pensamiento o tiempo. Fue como un golpe súbito de energía. Busqué qué o quién lo había provocado y al asomarme a la ventana del camión vi pasar un Mercedes Benz blanco con Sai-Baba adentro. Una o dos veces al año viajaba hacia Bombay y el súbito cambio emocional y de vitalidad asociado con su cercanía me dejó atónito. Diez segundos después, volví a mi estado de vacío y apatía...

42 A las cuatro de la mañana tomé una riksha en Tiruvanamalai. El conductor de la bicicleta que jalaba mi pequeño asiento, se dirigió al Ashram de Ramana Maharshi y me depositó en la entrada del mismo. Prácticamente me caí desfallecido sobre las escaleras y traté de dormir sin éxito. A las siete de la mariana intenté hacer yoga y conseguí dos o tres posturas que me devolvieron algo de energía. A las diez de la mañana, y después de dos horas de ascensión, llegué a la cueva de Ramana Maharshi. Él había permanecido meditando en su interior más de veinte años. Su cuidador, un hindú delgado, sereno y totalmente desnudo, con excepción de un pequeño taparrabos, me invitó a entrar después de ofrecerme un fruto vegetal en forma de flor y con una textura y colores similares a los de la piel de los tigres. Estuve en el interior de la cueva meditando, observando mi cuerpo con el "ojo de mi mente", sintiendo sus sensaciones y, al cabo de varias horas, comencé a sentir una vitalidad, entereza y alegría primero débil y después más intensa llenando mi interior. Ya no era como una droga o un sustituto de mí mismo lo que me habitaba, sino que era yo mismo, entero y propio, el que lo hacía. Me mantuve en el Ashram durante tres días en continua meditación y caminando alrededor de la montaña del "Resplandor Perpetuo". La montaña y su nombre eran sinónimos. En la noche, aquella mole gigantesca literalmente brillaba como alumbrada desde adentro. Eso mismo sentía yo y me prometí jamás buscar en el exterior o en ser humano alguno lo que debía encontrar dentro de mí. Al tercer día me comencé a vivir en existencia pura. No había historia ni pasado en mí. No había nombre ni profesión en mí. No había país ni ciudad que fueran míos. Lo único que existía era la existencia y yo en ella y como ella. Era una especie de vacío interior, pero habitado por la luz de la vida sin dueño alguno. No era el vacío que había sentido con SaiBaba, ocupado por otro yo, sino el vacío luminoso de mí mismo como existencia igual a cualquier otra existencia, pero al mismo tiempo única y no compartida con nadie. Era yo en mí mismo, en ausencia de ego e identidad concreta. Le di gracias a Dios por haber podido rescatar mi alma y me despedí del Ashram de Ramana Maharshi. Recuerdo todo esto ahora que lo escribo seis años después de haberlo vivido. Aprendí mucho de esa experiencia y la comparto con la ilusión de que los que la lean también aprendan algo de ella.

Capítulo 8. LA ILUMINACIÓN A LA LUZ DE DIVERSAS TRADICIONES ESPIRITUALES La realidad y las realidades Prácticamente, todas las tradiciones Espirituales están de acuerdo en afirmar la existencia de un estado sublime, el cual se conoce como Iluminación. Este estado acontece como resultado de un establecimiento en la Realidad.

43 Puesto que existe mucha confusión en relación con el término Realidad, iniciaré este Capítulo con el intento de aclararlo. En general, se considera que la Realidad es lo que vemos; el mundo externo lleno de objetos y seres vivos. Ciertamente, nadie puede negar que lo que nos presentan nuestros sentidos es una realidad, pero para que se convierta en la Realidad, no debería existir entre ella y nosotros ningún intermediario. Lo que percibimos es la resultante final de un proceso muy complejo, en el cual memorias, condicionamientos e interpretaciones intervienen en su creación. El mundo en sí, tal cual es, es filtrado como si hubiese una pantalla que lo coloreara y matizara. Esa pantalla se encuentra en nuestro interior y es invisible para nosotros, y por ello no somos conscientes de la forma en la que actúa. El solo hecho de percibir un mundo externo a nosotros es producto de una distorsión dada por la existencia de esa pantalla de la percepción y de sus filtros. Iniciamos nuestra existencia siendo, sin reconocernos ni como separados ni como unidos, con un entorno que aparece tan amorfo como nuestro propio cuerpo. A través de un proceso arduo de experimentación, reconocemos que existen diferencias enormes en las sensaciones que nos brinda nuestro cuerpo (al morderlo, chuparlo, dañarlo, etc.) con respecto a las sensaciones que se producen al tocar otros cuerpos o los objetos. Poco a poco, adquirimos una identidad corporal que se solidifica y estructura en la conciencia como un objeto aparte e independiente del resto de los objetos. Nuestro cuerpo, en su totalidad, guarda impresiones y las memoriza en su superficie y en su interior. Eventos placenteros se registran y cuando se evocan causan reacciones aproximativas y de apego; experiencias dolorosas son grabadas y provocan reacciones de rechazo. Dependiendo de la cantidad de unas y de otras, de su intensidad y cualidad, el yo y los objetos del mundo son matizados con las mismas cualidades que las resguardadas en la memoria. El mundo sigue siendo el mismo, pero su percepción dependerá de la viveza y reactividad de las memorias que resguarda nuestro cuerpo y así será visto. Por este mecanismo surgen las realidades, las que se confunden con la Realidad. Esta última, para ser percibida, necesitaría serlo sin intermediarios, sin memorias ni condicionamientos. Después de la adquisición de la identidad corporal surgen otras identidades, cada una de ellas resultado de la solidificación de un conjunto de eventos relacionados. De hecho, un nivel de identidad propio aparece como resultado de un proceso muy similar al que estimula la percepción de un objeto sólido. Ambos resultan de la identificación de un patrón y de la activación de un Neuroalgoritmo cerebral. Este último representa la estructura derivada del conjunto de eventos relacionados. El objeto es en verdad un proceso, pero es percibido como objeto sólido como resultado de su algoritmización. La solidificación y la percepción de separatividad e independencia son las percepciones del algoritmo interno y no del objeto externo. Este último es un paquete de movimientos atómicos y moleculares interrelacionados entre sí y con todos los campos energéticos existentes en el espacio. La identidad, en cualquiera de sus niveles, también es un proceso de eventos interrelacionados que se solidifican a la percepción interna y adquieren separatividad e independencia.

44 Los niveles subsecuentes de identidad, a partir de la corporal, resultan de un esquema de internalización de normas, valores, prohibiciones y encuadres sociales. Ciertas respuestas espontáneas de un niño son premiadas y otras castigadas. El punto de vista de los padres (su propia referencia de identidad) es legada al infante y, poco a poco, determina en él una similar identidad a la que se considera adecuada. Dependerá del desarrollo de sus mentores, de la conciencia de sus padres y familiares, la expansión de la identidad del niño. No tengo espacio suficiente como para explicar con detalle los posibles niveles de identidad que se pueden internalizar, pero baste decir que en todos ellos existe una frontera de separación entre lo que se cree ser y lo que pertenece al no ser. La superficie de separación entre estas dos creencias es la frontera de la identidad personal. La Realidad del sí mismo se confunde con la realidad de lo que se cree ser, de la misma forma en la que la Realidad del mundo se confunde con la realidad de la percepción del mismo. Lo cierto es que existe una Realidad en la que no existe separación entre lo que se es y el mundo. La experiencia de esta Realidad es la Iluminación. La estructura de la Realidad y su experiencia Un buen modelo de la Realidad y su estructura se deriva del análisis acerca de la organización del espacio. En el espacio, cada uno de sus puntos concentra información acerca de la totalidad. Todo lo que sucede en el Universo se refleja en cambios que acontecen en cualquiera y todas sus porciones. La organización de la información en el espacio es holográfica, no sólo por la razón anterior, sino por el hecho de que todo en él está interconectado y nada en él es independiente. Al contrario, una estructura de mutua interdependencia, no separatividad e interconexión mutua, forma la trama espacial en la cual se inscriben todos los conocimientos. Lo que está sucediendo en este lugar, repercute y afecta en todas las zonas del Espacio, y lo que acontece en todos los puntos del Universo está representado aquí. Nuestro cerebro registra todos estos cambios, por sutiles que sean, pero nuestra conciencia sólo detecta aquellos que sobresalen por encima del ruido del sistema. A su vez, el ruido del sistema está determinado por las memorias no elaboradas que existen en el cuerpo, por los filtros de la Realidad y sus pantallas de intermediación. Si este ruido disminuyera, seríamos conscientes de lo que sucede en todo el Universo, porque naturalmente lo registramos. La estructura de la Realidad es enteramente similar a la estructura del Espacio. Cada nivel de la identidad yoica, contiene la semilla de la Realidad. A partir de la sensación indefinible de ser en el neonato, la experiencia asociada con la identidad corporal en el niño y todos los niveles de identidad subsecuentes, la Realidad está presente, pero limitada por alguna estructura solidificada. En otras palabras, lo que siento ser como mi yo contiene la experiencia de la Realidad y ésta se encuentra en toda la escala de mi desarrollo hasta la misma Iluminación. La diferencia es que, en esta última, mi identidad es la misma Realidad sin filtros ni separaciones, mientras que antes, la misma Realidad era experimentada como un yo, pero en forma limitada y distorsionada.

45 El sabor de la Iluminación Puesto que la Realidad es holográfica, su sabor se encuentra en cada uno de los estratos del yo. El yo "desde el cual" observamos el mundo es el mismo yo "desde el cual" el mundo se observa a sí mismo. Experimentar el hecho de que la imagen se ve a sí misma, y el sonido se oye a sí mismo es situarse en la Realidad de la Iluminación y allí el sabor de ésta es pleno completo. En todas las demás identidades, la experiencia del yo también contiene el sabor de la Iluminación, pero en un grado menor y con una cognición equivocada. El entendimiento de que no existe Observador independiente de lo observado y que hay algo más allá de cualquier dicotomía, únicamente se logra cuando todas las solidificaciones de todas las identidades se han logrado desechar. Esto, a su vez, acontece como resultado de la limpieza y elaboración de la memoria y la consiguiente percepción de nada como objeto independiente y con existencia absoluta. En la Realidad nada existe excepto ella, porque la solidez de todo ha desaparecido. Esta desaparición se produce cuando se percibe con claridad que la solidificación fue sólo un mecanismo adaptativo y necesario para evitar ser internado en un Hospital Psiquiátrico Occidental. La identidad sin solidificación es la identidad de un yo sin separaciones. La Materia y la Conciencia Uno de los legados cognoscitivos más difíciles de desechar es el que afirma la existencia de la materia. La estructura básica del Espacio se considera como inanimada, aunque se le asigna la capacidad de crear todas las formas posibles. Estas últimas, como distorsiones de una estructura inanimada, también se catalogan como inanimadas. Muy lejos de nuestras concepciones está la idea primaria que afirma que aun la estructura misma del Espacio es Conciencia. Si asumiéramos esta consideración, tendríamos que aceptar que todo lo que existe son diferentes niveles de complejidad de la misma Conciencia. Desde este punto de vista, la existencia humana y la de una partícula elemental comparten el mismo sustrato. También desde este punto de vista, una afirmación tan temeraria como "la imagen se ve a sí misma" adquiere pleno sentido. Si esto es así, salen sobrando los puntos focales de identidad y la sensación de poseer independencia yoica no es más que una ilusión derivada del proceso de solidificación. Según éste, "yo" soy el que percibo una realidad separada de mí y si "yo" dejara de existir, la realidad percibida también dejaría la existencia. Lo cierto es que "yo" nunca puedo dejar de existir, simplemente porque nunca he existido y nunca existiré. La ilusión de existencia separada cae hecha pedazos en la Realidad de la Iluminación, porque allí se comprende que nunca hubo nacimiento y nunca habrá muerte. Oigamos ahora lo que los Iluminados de las diferentes tradiciones han dicho acerca de su experiencia de la Realidad. En la Iluminación, la individualidad no se pierde, sino que se expande y cada ser Realizado enriquece a la Realidad. Al mismo tiempo, de la lectura de lo que sigue, será más que obvio que la experiencia de la Realidad es una y no difiere de tradición en tradición.

46 La experiencia de la Iluminación en diferentes tradiciones espirituales Budismo Zen El Zen, tal y como lo conocemos en la actualidad, se originó en China, cuando Bodhidharma, el 280º. patriarca a partir del Buda de nuestra Era, introdujo el Budismo en China desde la India. En la India no existió el Zen porque el espíritu Hindú, a diferencia del Chino, es demasiado metafísico y alejado de la vida práctica. Sin embargo, se considera que el Zen apareció una tarde Hindú en la que Buda predicaba ante una congregación de sus discípulos en el Monte del Santo Buitre. No habló, porque deseaba transmitir directamente la Doctrina de la Iluminación y ésta no puede explicarse con palabras. Simplemente, levantó un ramo de flores ante la Asamblea, ramo que alguien le había ofrecido. Nadie entendió el mensaje, excepto Mahákásyapa, un viejo y noble Discípulo, quien sonrío silenciosamente. El Buda comprendió que Mahákásyapa pudo captar íntegramente el significado de la Iluminación y proclamó: Tengo el más precioso tesoro, espiritual y trascendental, que en este instante te entrego, oh venerable Mahákásyapa. Mahákásyapa fue el segundo Patriarca después del mismo Sákyamuni y el único que captó la Doctrina de la Iluminación. Buda sabía que su realización Integra no sería entendida y nunca intentó explicarla por completo. Desarrolló una serie de preceptos morales y doctrinarios que muchas veces se confunden con el verdadero Budismo, olvidando que éste tiene su raíz en la experiencia de la Iluminación en forma directa. El Zen se precia en ser la única rama del Budismo que es capaz de estimular la Iluminación y que se basa en ella como esencia de su enseñanza. Del Buda que precedió a Sakyamuni (1) recordamos: Pura e inmaculada es la naturaleza de todos los seres sensibles; Desde el principio mismo no hay nacimiento ni muerte; Este cuerpo, esta mente... son fantasmal creación; Y en la transformación fantasmal no hay pecados ni méritos. (KÁSYAPA Citado por D.T. Suzuki, en: Ensayos sobre Budismo Zen, Kier, Buenos Aires, 1981). (1) Se dice que antes del Buda de esta Era, existieron seis Budas más. "Este cuerpo, esta mente... son fantasmal creación"... parece referirse a la ilusoria solidificación de los procesos; a la confusión que ve existencias absolutas en lo que no es absoluto ni independiente. El sexto Patriarca a partir del Buda de esta Era, dijo: Penetra en la verdad última de la mente, Y no tendrás cosas ni no cosas; Iluminados y no Iluminados. . . son lo mismo; No hay mente ni cosa. DHRITAKA (Ibid.)

47 Penetrar en la verdad última de la Mente es llegar a la naturaleza Real del sí mismo. Allí no existen las estructuras cosificadas; no existe nada, excepto la Realidad. En la Realidad se comprende que todo está Iluminado y que el Iluminado y el no Iluminado son lo mismo. Todo en el Zen es paradójico para la mente lógica, pero en la Iluminación, la paradoja deja de serlo, porque se establece una comunión con lo único que realmente existe y no es ilusorio: Acerca de mi propia actualización estos días, es verdaderamente creativa y destructiva. Juego con transformaciones milagrosas, penetrando todas las circunstancias y en donde me encuentre no tengo nada más que buscar. Las circunstancias ya no son capaces de cambiarme. Si vienen estudiantes a buscarme, yo salgo para verlos. Ellos no me ven. Así, me visto con toda clase de vestiduras. Los estudiantes inmediatamente empiezan a especular acerca de ellas, tomándolas como mis palabras. Todo esto es muy triste. Ciegos y rapados hombres sin ojos, dependen de las vestiduras que uso, verdes, amarillas, rojas o llancas. Cuando me las quito y sólo me pongo las vestiduras de la pureza, los estudiantes ven un reflejo y se reúnen entre ellos con gozo. Y cuando me desvisto, ellos se desilusionan y con sorpresa corren asustados y se quejón de mi desnudez. Así es que yo les digo: ¿Conocen en verdad a mí, quien se viste con todas estas vestiduras? Y súbitamente ellos voltean sus caras y me reconocen. RINZAI GIGEN En una ocasión, un gran erudito vino a hablar con un maestro Zen y éste lo invitó a tomar el té. Empezó a verter el líquido en una taza hasta que ésta se llenó, pero continuó vertiéndolo. El erudito, asombrado, le gritó —¿no ves que ya está llena y se desborda? Así es, le dijo el maestro: ya no le cabe nada. Es como tu mente, demasiado llena para que algo quepa adentro. ¡Para entender el Zen, primero debes vaciarte! El contenido de la Iluminación no puede predecirse a partir de un análisis intelectual. En el Zen, primero debe ocurrir una trascendencia con respecto a la lógica lineal para poder tener acceso a la Iluminación. Judaísmo En el Judaísmo, Dios no puede representarse de ninguna forma conocida. No tiene color, forma, textura alguna. No es una voz ni una imagen y todo concepto racional acerca de Su existencia es incapaz de explicarlo. Dios es Iluminación total, sin tiempo ni espacio y el hombre que quiera Iluminarse ha de acercarse a Su magnificencia no queriendo nada para sí. La Kabbalah Judía es un intento por comprender las leyes divinas; una verdadera ciencia del éxtasis que transfiere, a un lenguaje humano, las experiencias de los grandes místicos judíos en sus intentos de acercarse a Dios. El Hasidismo judío es la vivencia de la Iluminación en la vida. Se caracteriza por el regocijo y la alegría de vivir comprendiendo que Dios se encuentra en todo y que la misión del hombre sobre la tierra es: rescatar la Conciencia de toda materia. El Hasidismo tuvo su origen en Israel Bal Shem Tov, quien nació en Polonia y gustaba de aislarse en un bosque para meditar en él durante semanas enteras, dialogando con Dios

48 en la soledad de la naturaleza. El Bal Shem Tov (Besht) se opuso al movimiento Rabínico de su época, demasiado racionalista y elitista. Millones de judíos vieron en él la liberación con respecto a un intelectualismo árido y triste, y la posibilidad de hablar directamente con Dios sin la necesidad de recurrir a ninguna autoridad establecida. A partir del Besht, los Hasidim exploraron formas de lograr la Iluminación haciendo énfasis en la necesidad de llegar a la humildad y a la ausencia del ego. El sucesor del Besht dijo: ... Pero para penetrar al Universo del Pensamiento en donde todo es lo mismo, tú debes abandonar tu ego y olvidar todos tus problemas. Tú no puedes alcanzar este nivel si te apegas a las cosas físicas y mundanas. Porque entonces, tú estás ligado a la división entre lo bueno y lo maligno, aquello que está incluido en los siete días de la creación. ¿Cómo entonces tú puedes aproximarte a un estado que se encuentra más allá del tiempo, en el cual reina la absoluta unidad? Más aún, si tú te consideras como "algo" y solicitas satisfacer tus propias necesidades, entonces Dios no puede vestirse a Sí Mismo en ti. Dios es infinito y ningún recipiente lo puede contener de ninguna manera, excepto cuando una persona se hace a sí mismo como Nada. (EL MAGGID DE MEZRICHER Citado por Aryeh Kaplan, en: Meditation and Kabbalah, Samuel Weiser (edit.), York Beach, Maine EUA, 1986). En el judaísmo, la Unidad se valora por sobre todas las cosas y Dios se concibe como Uno y único en el que todo se encuentra incluido: ...El Creador es en Sí Mismo lo conocido, el conocedor y el conocimiento. Su conocimiento no consiste en el hecho de que Él dirige Sus pensamientos hacia objetos externos a Él, puesto que en el comprenderse y conocerse a Sí Mismo, Él comprende y conoce todo lo que existe. . . . En esta forma la perfección de todas las criaturas consiste en el soporte que las une con el Origen primario de Su existencia; y ellas caen y se hunden de esa posición alta y perfecta en proporción a su separación de Él. RABI YEHUDA L. ASHLAG En: The Kabbalah, Research Center of Kabbalah Books Edition, Israel, 1984. Para el judaísmo la Iluminación consiste en acercarse a Él, es decir, llegar a la Unidad en la cual desaparece el Observador y lo observado, el sujeto y el objeto y "la imagen se ve a sí misma". Hinduismo En los aforismos sobre el Yoga de Patanyali, este recopilador describió una técnica que permite obtener un conocimiento directo con respecto a cualquier objeto. Esta técnica se denomina Samyama y consiste en tres pasos. Supongamos que deseamos conocer una flor. El primer paso del Samyama sobre la flor, consiste en atender a la misma concentrándose en ella. El segundo paso del Samyama consiste en mantener la concentración enfocada totalmente en el objeto. Cuando esto se logra, la flor acaba por ocupar totalmente la Conciencia del practicante, sin otro contenido más que

49 ella. Por último, el tercer paso se penetra cuando se logra una fusión con la flor y ésta se comprende desde dentro, conociendo su significado. En ese momento, la flor desaparece como objeto sólido y codificado. Este "Samadhi", en el sistema de Patanyali, cuando se aplica al propio yo, resulta en la Iluminación. De la misma forma, hacer Samyama sobre la realidad, transforma a ésta en la Realidad. En el pensamiento Hindú se habla de la existencia de un nivel fundamental o esencial al que se tiene acceso cuando se inhiben las fluctuaciones de la mente. En las palabras de Patanyali: El yoga es impedir, por el control, que la sustancia (o elemento fundamental) que constituye la mente (chitta) tome diversas formas (rrittis). ...Durante ese tiempo (el tiempo de la concentración) el Observador (Purusha) descansa en su propio estado. . . Citado por Vivekananda en: Raja Yoga, editorial Kier, Buenos Aires, 1975. "Su propio estado" es su condición básica y natural, en contacto consigo mismo sin filtros de obstrucción. ... "Yo soy esto" se refiere sólo al placer de ser, esa presencia en el "soy". ... Si tú confías en mi, créeme cuanto te digo que tú eres la visión pura que ilumina a la conciencia y su infinito contenido. Date cuenta de eso y vive de acuerdo con ello. Si tú crees en mi, entonces vé a tu interior preguntando "¿Qué soy yo?" o focaliza tú conciencia en el "Yo soy" que es puro y simple. . .. Descubre todo lo que tú no eres. Cuerpo, sentimientos, pensamientos, ideas, tiempo, espacio, ser y no ser, esto o aquello—nada concreto o abstracto que puedas señalar eres tú. . . . Debes observarte a ti mismo continuamente—particularmente a tu mente—momento a momento, sin descuidar nada. Esta testificación es esencial para lograr la separación del ser y del no ser. ... Cuando la persona y el Observador se ven como uno solo y se va uno más allá se está en el estado supremo. Éste no es perceptible porque es aquello que hace posible la percepción. Trasciende el ser y el no ser. No es ni el espejo ni la imagen del espejo. Es lo que es; la Realidad atemporal increíblemente clara y fuerte . SRI NISARGADATTA MAHARAJ En: I Am That, Chetana, Bombay, 1984 La observación parecería ser uno de los métodos más valiosos para lograr la Iluminación, pero esta última se logra cuando se va más allá del Observador. El Observador es uno y todo lo observado. Se integra y unifica al ser atestiguando.

50 Pero la percatación sólo es una técnica, porque en la Unidad no puede existir diferencia entre Observador y observado. Taoísmo "El Tao que se puede expresar con palabras, no es el verdadero Tao". Con esta consideración, Lao Tsé puso sobre aviso a quienes intentaban explicar su sistema valiéndose de la lógica verbal. El Tao es lo que no puede ser expresado, sino únicamente vivido. Se le encuentra en todo lugar siempre. No se le halla cuando su presencia se ignora, porque siempre está allí para quien despierta a la Realidad. Durante años Fan, nacido en I Ping, buscó el Tao. Para ello, se aisló en la soledad de las montañas en los alrededores del Monte Omei. Una mañana... Fan se rio a carcajadas: ¡Ja, ja, ja, ja! ¿Por qué no me lo dijo antes? Yo no he encontrado el Tao, si no que de repente me he dado cuenta de que nunca lo había perdido. Aquellas nubes carmesí del amanecer, aquella luz brillante del mediodía, el curso de las estaciones, el derretirse y el evaporarse de la luna..., todo eso no son funciones majestuosas o símbolos propicios de lo que se esconde detrás. Son el Tao. Nacer, respirar, comer, Releer, caminar, sentarse despertar, dormir, vivir, morir... hacer todo eso es seguir el Tao. Cuando aprendes a tomar las cosas como vienen, sin preocuparte con pensamientos de alegría y tristeza..., dejándote llevar sin pensar en el deseo de que algo sea distinto de lo que es..., entonces eres una sola cosa con las nieblas del valle, las nubes flotantes. Has alcanzado el Tao, has renacido inmortal. Es una broma pasarse años buscando lo que nunca se perdió. Citado por John Blofeld en: Taoismo, Martínez Roca, España, 1981. De nuevo, nos encontramos con la Unidad como estado Supremo, sinónimo de Iluminación: Esta percepción te llevará a dar cara a cara con el auténtico secreto querido por todos los sabios consumados. La mente del que vuelve a la Fuente se convierte, con ello, en la Fuente. ¡Tu propia mente está destinada a convertirse en el mismo Universo!. TSÉNG Citado por John Blofeld en: Taoismo, Martínez Roca, España, 1981. Cristianismo Los 40 días de ayuno de Jesús y su rechazo de bienes materiales y poderes mundanos indican que su identidad no estaba ligada ni a su cuerpo ni a sus satisfactores. La forma en la que manejó su dolor corporal conservando el amor a su prójimo señalan que su Conciencia estaba situada en la Realidad. Era libre con respecto a la autoridad establecida, demostrando con ello su desapego con respecto a la identidad colectiva. Estando establecido en la Realidad, todas las referencias que hacía de sí mismo no eran personales, sino referentes al Estado de Realización y Conciencia que habla logrado alcanzar. Solamente así se pueden comprender algunas de sus afirmaciones: ... Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, [ ], y sígame. LUCAS 9, 23

51 Es decir, si alguien quiere acercarse a la Iluminación, debe desidentificarse con respecto a su identidad limitada. En Conciencia de Unidad, los límites corporales incluyen el entorno; de allí que se puedan efectuar hazañas de Poder. Los milagros atribuidos a Jesús pueden explicarse como resultado de que éste estaba establecido en su Naturaleza Real, la cual es la misma para todos y para todo. En la Realidad, lo que se vive no se encuentra separado de lo que otros viven. Se es el "Hijo del Hombre" porque todas las posibilidades humanas se incluyen dentro de la propia identidad: ... Cualquiera que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe... LUCAS 9, 48 En mi nombre, significa en mi estado de Conciencia, en la que el niño y yo somos Uno y el mismo. La desidentificación implica inocencia y falta de juicios, percepción de lo obvio y espontaneidad. No existe ego ni preconcepciones. Se es como un niño: . . . Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la Tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños. . . LUCAS,10,21 Los sabios y entendidos son los que utilizan la lógica lineal y racional y la Realidad nunca puede apreciarse así. La Realidad se encuentra en todo y todo transpira su belleza y magnificencia: ... Considerad los lirios, cómo crecen; no trabajan, ni hilan; mas os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos. . . LUCAS 12, 27 En la Realidad no existe azar y todo es como debe ser. Pero para percibir esto se debe vivir en el presente: ... El reino de Dios no vendrá con advertencia, ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el reino de Dios está entre nosotros . LUCAS 17, 20¬21 Chamanismo Mexicano La Omnisciencia es una de las cualidades más apreciadas en el Chamanismo Mexicano. Don Panchito, de Tixhualactun, la poseía en un grado extraordinario. Todo lo que sucedía, acontecía dentro de su mente y él observaba. La aparición de un sonido era percibida por él, paso a paso, y nada existía en el exterior. El ladrido de un perro se construía en una zona de su mente y se matizaba en otra hasta hacerse reconocible; pero ni perro ni ladrido existían en un afuera separado de la propia mente. Puesto que todo le acontecía adentro, no existían distancias para su Conciencia. Sabía lo que hacían, decían y experimentaban sus discípulos como si le estuviera sucediendo a él mismo. Las hazañas quirúrgicas de Pachita, en las cuales la materialización de órganos y los trasplantes de los mismos formaban parte de su vida cotidiana, no pueden explicarse a

52 menos de considerar que ésta Chamana Nahuala estaba localizada en la Unidad y que su cuerpo abarcaba al de sus pacientes. En el cuerpo orgánico, una orden de movimiento de un brazo es seguida por el acto en una concatenación natural. Cuando el cuerpo se expande, las cosas obedecen las órdenes, porque han dejado de ser cosas para convertirse en partes del propio cuerpo. Para Don Juan Matus, la percepción se explica como resultado de la alineación de dos bandas de emanaciones conscientes, comandadas por un punto de encaje. La Iluminación acontece cuando el Chamán es capaz de alinear simultáneamente todas las bandas, manteniendo la Conciencia de Ser durante esta expansión. Alinear todas las bandas implica alcanzar la Unidad de todas las realidades posibles. Don Rodolfo, de Jalapa, afirma que el verdadero Chamán es aquel que ha logrado amar a todos igual que a sí mismo, no haciendo distinción alguna en su labor de ayuda y curación al prójimo. Don Lucio, de Morelos, logró establecer contacto con un nivel de la realidad, en el cual todos son hermanos, en ausencia de celos, envidias o competencias. A partir de su experiencia, todo aquel ser necesitado de su ayuda la recibe, aun cuando ello signifique un sacrificio personal. El Chamán está abierto para vivenciar niveles no ordinarios de la realidad y servir como puente de unión entre aquéllos y la realidad cotidiana. Por ello, es un experto para penetrar en estados de éxtasis, de los cuales extrae su sabiduría. Sufismo Los místicos del Islam son unos enamorados del amor. Consideran que el corazón es el centro del vivir y, desde allí, en amor por todo, se puede vivir la Realidad. El "Seeker" es la técnica de meditación que los Sufíes utilizan. En ella, se hace la siguiente afirmación: "ALA IL AHA IL ALA HU (NO EXISTE DIOS EXCEPTO DIOS). Dios es la Realidad y nada existe fuera de Él. El Sufí ama a Dios por sobre todas las cosas y a través de ese amor alcanza la unificación: Su amor entró y removió todo excepto a Él y no dejó traza de nada más. De esta forma, se volvió uno tal como él es Uno. BAYAZID Citado por R. A. Nicholson, en: The Mystics of Islam, Routledge and Kegan, Londres, 1966. El anhelo del Sufí es acercarse a Dios, el Amado, y ser uno con Él: Sentirse unido con Dios por un instante es mejor que todos los actos humanos de devoción desde el inicio hasta el fin del mundo. SHIBLI (lbid.)

53 Jalaluddin Rumi proclamó que el amor del alma por Dios es el amor de Dios por el alma, y que al amar el alma, Dios se ama a Sí Mismo. En mi corazón Tú habitas... En mi ojo Tú brillas... Sólo ser uno Contigo mi alma desea ... ABU SA'ID (Ibid.) Conclusiones La Realidad es una, lo mismo que la Iluminación, y aunque cada Tradición Espiritual se refiere al Estado Supremo utilizando diferente terminología: Mente en el Budismo, Dios en el Judaísmo, Tao en el Taoismo, todas hablan de lo mismo. En la Iluminación, no se pierde la individualidad, sino que se expande. Cada ser que ha alcanzado la Iluminación, sigue siendo él mismo y la Realidad se manifiesta en él en una forma propia, enriqueciéndola con su propio ser. La Iluminación no es un vacío nulo de contenidos, pero se requiere llegar al vacío de todo filtro y condicionamiento para vivirla. En ella, el amor y la compasión permean todo acto. La Iluminación tampoco implica un abandono de la vida o del cuerpo. Al contrario, la Realidad es vida efervescente y pura, repleta de vivencias y contenidos. En la Iluminación se está en el mundo, pero no se es del mundo. Se está para compartir y colaborar, porque en la Iluminación, la única motivación con respecto a los demás es ayudarlos a llegar a ella. ¡Que todos nos Iluminemos en esta vida y que lleguemos a la Realidad!

Capítulo 9. LA DOCTRINA BUDISTA DEL VACÍO A LA LUZ DE LA PSICOFISIOLOGÍA CONTEMPORÁNEA Para el Budista, el entendimiento del Vacío es un requisito indispensable para el logro de la Iluminación. Esta última acontece cuando el buscador se pone en contacto con la Realidad tal cual es y reconoce su naturaleza verdadera. La Doctrina del Vacío afirma que nada existe en forma absoluta, independiente y permanentemente, y que la dificultad para liberarse de las ataduras de la vida condicionada consiste en la ignorancia acerca de la Realidad y su confusión con la ilusión que tenemos acerca de ella. En otras palabras, al percibir, vemos el mundo como constituido por objetos que parecen estar separados unos de los otros y con independencia unos de los otros. Cuando nos vemos a nosotros mismos lo hacemos en forma similar: consideramos que poseemos un yo con existencia independiente, permanente y absoluto. De la misma forma que "cosificamos" a los objetos, nos "solidificamos" a nosotros mismos y esta percepción errónea es la causa de nuestra permanencia en un estado de falta de libertad y ausencia de sabiduría.

54 En cambio, si reconociéramos que tanto los objetos como nuestro yo aparecen como absolutos porque así los percibimos, pero no porque así lo sean, nos liberaríamos. Lograr el Vacío y su percepción consiste en quitar los velos y los errores de la percepción tanto del entorno como de uno mismo. El Vacío se refiere a la ausencia de filtros de la percepción, lo que permite ver la Realidad tal y como es. La Realidad es que todo es interdependiente, cambia de momento a momento y nada tiene existencia absoluta. Desde el punto de vista de la Realidad no existe nada a qué apegarse y, por lo tanto, nada que pueda provocar sufrimiento. Este último ocurre como consecuencia de nuestros apegos y éstos acontecen como resultado de la consideración de pérdida. Sufrimos cuando sentimos que nuestro yo está en peligro de ser dañado o destruido, porque consideramos que nuestro yo tiene existencia inherente y es sujeto a la muerte. La ausencia de sufrimiento resulta de la ausencia de apego y ésta es consecuencia de la inexistencia. En otras palabras, al reconocer que nuestro yo no posee existencia absoluta, no existe temor alguno de perderlo, puesto que lo que no existe no es susceptible de ser perdido. La Doctrina del Vacío trae como consecuencia la liberación, precisamente por la razón anterior. Sabiendo que todo está Vacío de existencia absoluta, que todo cambia y que todo es interdependiente, no puede existir apego, ni temor de destrucción, ni muerte, puesto que no puede morir aquello que nunca ha nacido. Si la Doctrina del Vacío es verdadera, nuestro funcionamiento psicofisiológico debe ser congruente con ella. En este capítulo haré una revisión del conocimiento psicofisiológico contemporáneo, a fin de analizar hasta dónde lo que sabemos de la psicofisiológica de la percepción apoya o contradice la Doctrina Budista del Vacío. La estructura del Espacio Para poder entender la Psicofisiología de la percepción, es necesario analizar la forma en la cual está organizada la información en el Espacio. Por ello, iniciaré mi argumentación con una descripción acerca de la estructura del Espacio. Desde el punto de vista de la Física moderna, lo que denominamos Espacio posee diversos grados de organización; desde un nivel de Espacio vacío hasta un Espacio lleno de objetos. El nivel básico o fundamental del Espacio es una matriz colosalmente compleja, de total coherencia y simetría. Esta matriz es una especie de celosía o enrejado, en la cual cada uno de sus puntos concentra la información del resto. En un Espacio así no existen ni objetos ni partículas; el tiempo no transcurre y hay ausencia de fuerzas gravitacionales. Este nivel del Espacio se denomina la "Lattice" del Espacio-tiempo. Un siguiente nivel del Espacio involucra una distorsión de la Lattice. Cuando esto ocurre, una zona de la Lattice pierde coherencia y sufre una microcurvatura. Un instrumento físico detecta esta distorsión como una partícula elemental. Existen "familias" de distorsiones similares y, por lo tanto, categorías definidas de partículas. Lo que denominamos un objeto material es un conjunto interrelacionado de microdistorsiones de la Lattice. El nivel de la organización del Espacio lleno de objetos es un nivel en el cual la Lattice se encuentra distorsionada en todas sus porciones. El

55 término distorsión no es peyorativo, sino únicamente descriptivo y así debe interpretársele. La Lattice es una especie de superconductor en el cual cualquiera de sus distorsiones se encuentra representada en todos y cada uno de sus puntos. El nivel de la Lattice en ausencia de distorsiones es una abstracción, pero un Espacio que se le aproxima es el Espacio interestelar alejado de cualquier objeto. En ese Espacio, la Lattice se aproxima a su nivel de máxima coherencia y simetría. Llamemos a este polo de la organización espacial, polo de alta Sintergia.(1) En cambio, el polo de la organización del Espacio en el cual la Lattice está distorsionada y existen objetos materiales, posee una mínima coherencia y una baja simetría. Llamemos a este polo, de baja Sintergia. (1) El término Sinergia es un neologismo, derivado de los términos síntesis y energía. Mientras mayor sea la Sintergia, mayores serán la coherencia y la simetría. Mientras mayor sea la Sintergia, el tiempo no transcurre, no existen objetos materiales ni fuerzas gravitacionales, mientras que en un Espacio de baja Sintergia existe la materia, el tiempo corre y hay fuerzas gravitacionales. El análisis cerebral de la Lattice. Cuando nuestros receptores retinianos interactúan con la información localizada en el Espacio, transforman las distorsiones de la Lattice en señales neuroeléctricas que se codifican en forma de patrones. Dependerá de las características de las distorsiones, el tipo de patrones que se desencadenen. Estos patrones son verdaderas fórmulas algorítmicas (2), que penetran al cerebro a través de millones de canales nerviosos. (2) Un algoritmo es una fórmula matemática o un patrón que concentra información y la representa en forma simbólica. En el interior del cerebro, y sobre todo en la corteza cerebral, estos patrones se concentran mediante circuitos de convergencia. La retina humana es un buen ejemplo de una estructura de convergencia. La primera capa retiniana está compuesta de varios cientos de millones de receptores, mientras que la última capa de la retina sólo posee un millón de neuronas. La información de varios cientos de receptores se concentra en una fibra y en ella aparece un patrón neuroeléctrico que es un algoritmo de alto poder. En otras palabras, la estructura de los circuitos retinianos es convergente y cada fibra de salida de esta estructura concentra información proveniente de una población grande (varios cientos) de receptores. El patrón algorítmico de salida contiene, en una estructura lógica, la información concentrada que, previamente a su activación, se encontraba dispersa. En la corteza cerebral, los procesos de concentración informacional y de Neuroalgoritmización aumentan su poder, de tal forma que una pequeña población de

56 células nerviosas concentra en un patrón Neuroalgoritmico la información de miles de millones de neuronas. Mediante este procedimiento funcional se unifica la información. La percepción de objetos. Cuando una zona distorsionada de la Lattice es codificada por el cerebro, éste activa patrones Neuroalgoritmicos, que concentran información en su estructura y la unifican. Vemos un objeto como un sólido independiente y separado de los demás, porque lo que verdaderamente percibimos es el Neuroalgoritmo interno unificado y no la distorsión de la Lattice. En el proceso de Neuroalgoritmización, no solamente interviene la información que proviene de las distorsiones de la Lattice, sino también nuestras memorias y pasadas experiencias. En otras palabras, todo Neuroalgoritmo es una mezcla de la información proveniente de la Lattice, sumada a la información interna. Al ver un objeto vemos en él toda esta información concentrada y mezclada. Desde este punto de vista, la Doctrina Budista del Vacío es totalmente congruente con la forma Psicofisiológica en la que funciona la percepción. Solamente un funcionamiento Neuroalgorítmico libre de memorias y añadidos nos daría la visión de la Realidad tal cual es. Un objeto aparece como un sólido porque en nuestra percepción transformamos la unidad Neuroalgorítmica en una cosa sólida. La Neuroalgoritmización del Yo Exactamente lo mismo sucede con la percepción de nosotros mismos. Se puede conjeturar que, al igual que con la unificación Neuroalgorítmica de un objeto, en la que millones de activaciones celulares se concentran en un patrón convergente, el yo surja de una concentración unificada de toda la información del cerebro. En otros términos, se puede suponer la existencia de un Neuroalgoritmo final, que represente la actividad de todo el sistema cerebral y la concentre en un patrón algorítmico de altísimo poder. Esta unificación Neuroalgorítmica se percibiría como el yo con todas las características de independencia, separatividad y carácter absoluto que le asignamos a cualquier objeto material. De esa forma, el yo también se percibe como una cosa incambiable y absoluta. El Neuroalgoritmo de máximo poder concentra, en su estructura lógica, la información de todo el sistema con todas sus memorias, condicionamientos, traumas y asociaciones del pasado. La liberación Desde el punto de vista Budista, la liberación acontece cuando logramos descubrir que la solidez yoica y la solidez objetal es falsa, es decir, que no existe un yo absoluto e incambiable, al igual que no existen objetos con existencia absoluta. Esta liberación acontece cuando las memorias son purificadas y no se confunde la Realidad con una interpretación distorsionada de la misma.

57 Desde el punto de vista Psicofisiológico, el proceso anterior acontece cuando las cadenas convergentes responsables de la Neuroalgoritmización son purificadas y la solidez Neuroalgorítmica es desmembrada. En esta condición, el carácter absoluto y fijo (sólido) del yo y de los objetos desaparece y, en su lugar, la Realidad aparece tal y como es, un flujo continuo y cambiante en el cual dejan de existir interpretaciones erróneas. Cuando esto acontece, la coherencia del sistema cerebral se incrementa, lo mismo que su simetría. Esto equivale a un espacio de alta Sintergia. En cambio, cuando existe fijeza Neuroalgorítmica, no hay fluidez y todo se percibe como cosificado. Esto equivale a un espacio de baja Sintergia. El Campo Neuronal Cada una de las activaciones de las neuronas del cerebro evoca una micro distorsión de la Lattice del Espacio. El conjunto de todas estas microdistorsiones activa una macrodistorsión hipercompleja de la Lattice. A esta macrodistorsión, la psicofisiología contemporánea la denomina Campo Neuronal. El yo, por lo tanto, se percibe como ese conjunto mezclado y unificado. El Campo Neuronal en interacción con la Lattice se percibe como el mundo. Cuando la actividad cerebral es de baja Sintergia, el Campo Neuronal resultante también posee una estructura de baja Sintergia. Un Campo Neuronal de baja Sintergia solamente es capaz de establecer una interacción congruente con un nivel de la Lattice también de baja Sintergia. El mundo resultante de tal interacción es un mundo concreto, lleno de objetos y cosificado. En cambio, un Campo Neuronal de alta Sintergia es capaz de interactuar, en forma congruente, con un nivel de la Lattice de alta Sintergia. El resultado de tal interacción es una percepción del mundo más sutil y abstracta, en la cual todo fluye y no existe solidez. Cuando un Campo Neuronal posee la máxima Sintergia posible e interactúa con el nivel básico de la Lattice, la experiencia resultante es la Iluminación. Conclusiones La Doctrina Budista del Vacío es totalmente congruente con el funcionamiento Psicofisiológico. Cuando se purifican los circuitos Neuroalgorítmicos y se activa un Campo Neuronal de alta Sintergia, la percepción es de la Realidad tal cual es. La solidez, independencia y carácter absoluto de los objetos y del yo desaparece en la Realidad para dar lugar a una visión fluida, libre y sin ataduras. Un objeto se percibe como un sólido cuando está Neuroalgoritmizado. Lo que se percibe es el Neuroalgoritmo interno y no el objeto externo. Puesto que el Neuroalgoritmo está saturado de memorias, el mundo se interpreta de acuerdo con ellas y no se ve tal cual es; es decir, siempre nuevo, cambiante y fluido. Lo mismo acontece con el yo. Según el Budismo, la Realidad es numinosa, refulgente, toda brillante y en ella nos situamos cuando logramos el Vacío de todo intermediario de la percepción. Según la Psicofisiología, la Lattice en su estado puro es coherente, simétrica, numinosa, refulgente y contiene toda la energía potencial de toda manifestación. En ella nos

58 situamos cuando el Campo Neuronal alcanza niveles de elevada Sintergia y éstos solamente se logran cuando la fijeza Neuroalgorítmica cesa. Ambas aproximaciones, la mística y la científica, hablan de lo mismo y llegan a similares conclusiones. En cuanto a la práctica que permite lograr el Vacío y la alta Sintergia, ésta es la meditación, en la que se identifican los patrones de identidad yoicos, se los observa y trasciende, o la retroalimentación de la coherencia interhemisférica, en la cual un sujeto aprende a incrementar su Sintergia cortical. La primera técnica proviene de la tradición Budista clásica y la segunda, de la Psicofisiología electrofisiológica contemporánea.

Capítulo 10. LOS FUNDAMENTOS ELECTROFISIOLÓGICOS DE LA HIPOTESIS "GAIA" EL CEREBRO DE GAIA La hipótesis "Gaia", según la cual el Planeta Tierra es un organismo vivo y consciente, requiere de una fundamentación experimental. Para aceptar a "Gaia" como un hecho, es necesario demostrar que, al igual que otros organismos, su estructura está formada de unidades celulares interconectadas entre sí, formando una trama organizada y no amorfa, y que tal estructura está dividida en estratos capaces de ejercer funciones específicas con una jerarquía definida. Si tomamos como ejemplo el cuerpo humano, éste está constituido por un conjunto enorme de células interconectadas entre sí, formando tejidos y órganos, los cuales ejecutan funciones específicas dentro de una jerarquía organizada y mutuamente dependiente. El cerebro del cuerpo humano, y con él la totalidad del Sistema Nervioso, ocupan el primer nivel jerárquico, ya que actúan como controladores del resto de los sistemas. Ningún sistema orgánico es capaz de sobrevivir aislado y desconectado de los demás y la salud de todo el organismo depende del equilibrio entre sus partes constitutivas. "Gaia" como organismo debe cumplir con este mínimo de reglas de organización para ser aceptado como tal, reglas que lo identifiquen como un sistema global similar (aunque no necesariamente idéntico) a cualquier otro cuerpo vivo. Existe una escala evolutiva de complejidad entre los organismos vivos. Las funciones que puede ejercer un mosquito son definitivamente menores a las que son capaces de manifestar organismos tales como un elefante o el propio ser humano. La complejidad funcional de un organismo depende, entre otras cosas, del número de elementos que lo forman y de su organización. Los cerebros orgánicos manifiestan la misma correlación entre su complejidad funcional y la cantidad de neuronas que los constituyen. "Gaia", como organismo, debe poseer un cerebro y un sistema nervioso sostenido por una estructura de sostén alimenticio y energético. El cerebro de "Gaia" debe estar formado por "hiperneuronas" interconectadas entre sí y dando lugar a funciones emergentes más complejas que las que manifiesta cada una por separado, de la misma forma que el cerebro humano manifiesta funciones complejas dadas por la interconexión de todas sus neuronas individuales.

59

Cada neurona del cerebro humano contiene toda la información de la unidad a la que pertenece, pero una neurona por separado no es capaz de manifestar las funciones de la unidad cerebral. De la misma forma, el cerebro de "Gaia" debe estar formado por "hiperneuronas" individuales capaces de contener toda la información de la unidad a la que pertenecen, pero incapaces de ejercer las funciones de esta última. Propongo que las unidades del cerebro de "Gaia" son cada uno de los cerebros humanos que habitamos en el Planeta Tierra. Estas "hiperneuronas" (de ser cierta la hipótesis anterior) deben estar interconectadas entre sí y, además, deben ser capaces de contener toda la información de la Unidad a la que pertenecen. En este capítulo, se presentan evidencias experimentales que no dejan lugar a dudas acerca de dos hechos: a) Existen interacciones directas entre cerebros humanos. b) El cerebro humano es capaz de detectar eventos sutiles a distancia y en forma directa. Estas evidencias fueron obtenidas en uno de los laboratorios de Psicofisiología de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México, por el autor del presente artículo y por un conjunto de investigadores, entre los que destacan Manuel Delaflor y M. E. Sánchez Arellano, y apoyan la hipótesis "Gaia" a nivel experimental. Antes de presentar estas evidencias electrofisiológicas, me gustaría introducir las mismas con las reflexiones siguientes: Los grandes místicos e iluminados de todos los tiempos han afirmado que existe un nivel de la Conciencia, en el cual desaparecen las separaciones entre sujetos y entre éstos y los objetos. A este estado se le denomina: "Conciencia de Unidad" y se caracteriza por el hecho de que la persona que lo experimenta expande su identidad y se pone en contacto con un nivel trascendente de sí mismo, que va desde la Conciencia Planetaria hasta la "Gran Mente", el "Ser" o el "Yo Puro". En el Budismo, por ejemplo, se reconoce que al alcanzar la Iluminación del estado Búdico, además de la desaparición de la dicotomía objeto-sujeto, aparece la omnisciencia, durante la cual todos los eventos que acontecen en el Planeta Tierra y aun en el Universo entero son percibidos en la Conciencia de quien haya alcanzado la Budeidad. Estas experiencias sugieren la existencia de un "cerebro global", con el cual se puede interactuar y el cual manifiesta funciones más complejas y un conocimiento mayor que el de cualquiera de sus elementos. Que este cerebro sea "Gaia", o algun un organismo más unificado, del cual el cerebro de "Gaia" constituya un elemento no se puede asegurar, pero la evidencia subjetiva indica que no solamente existe, sino que el cerebro humano posee la capacidad de acceder a él. El estado de omnisciencia requiere, como condición indispensable, de dos condiciones: 1

Que el cerebro humano, naturalmente, sea capaz de registrar cualquier evento del Universo en forma directa.

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Que el sujeto poseedor de tal "instrumento" de detección sea capaz de decodificar la información que registre su cerebro, localizándola en su conciencia individual.

Para que la segunda condición se cumpla se requiere de un entrenamiento especial que permita lograr un silencio interno y una gran capacidad de concentración; es decir, un incremento de la señal y un decremento del ruido de fondo; en términos técnicos, un incremento de la relación señal/ruido. La técnica para lograr lo anterior es la meditación. Por otro lado, y de acuerdo con la misma tradición Budista, no solamente existen interacciones directas entre los seres humanos, sino que aun la sensación de poseer un "yo" independiente y absoluto es ilusorio y más bien resulta de, y se fundamenta en, procesos de interdependencia. En el reino de la Ciencia, consideraciones similares se derivan del análisis de la ya famosa "Paradoja Einstein-Rosen-Podolsky o Paradoja ERP, la cual fue sugerida en un escrito firmado por los tres científicos, cuyos apellidos aparecen antes, y fue publicado en un artículo aparecido en 1936. De acuerdo con la Paradoja ERP, si dos partículas elementales interactúan o surgen de un mismo proceso (radioactivo) y después se separan en el espacio, la modificación de una de ellas se refleja en cambios concomitantes de la otra, independientemente de la distancia que las separe. En 1982, un científico de la Universidad de París, Aspect, logró realizar el experimento sugerido por la Paradoja ERP con resultados positivos. Éstos demuestran que existe una base para fundamentar la idea de que todo está relacionado entre si y que existe una interdependencia entre todas las partículas del Universo que previamente han interactuado. En el laboratorio de Psicofisiología de la Universidad Nacional Autónoma de México, yo y mis colaboradores, iniciamos una serie de estudios acerca del llamado "Potencial Transferido" en el cerebro humano. Este potencial es una respuesta electrofisiológica de un cerebro que no es estimulado sensorialmente, ante la estimulación que recibe otro cerebro con el cual se ha establecido una comunicación directa. La comunicación directa acontece cuando dos sujetos son capaces de sentir su mutua presencia, sin necesidad de utilizar señales sensoriales, tales como la imagen del otro, su verbalización, su contacto táctil o cualquier otro medio físico de comunicación. El sujeto estimulado (por ejemplo, mediante una luz) responde ante el estímulo con un potencial provocado, es decir, una respuesta neuroeléctrica que refleja la activación neuronal. El sujeto no estimulado, también responde con otra activación neuronal, como si también hubiese sido estimulado. Nuestros primeros experimentos señalaban que la morfología del potencial transferido era similar a la del potencial provocado, pero sólo aparecía ante 8% de las estimulaciones reales. En otras palabras, de cada 100 potenciales provocados en el sujeto estimulado, únicamente se podían detectar ocho potenciales transferidos. La metodología que utilizamos para este experimento consistió en la detección directa de la actividad electroencefalográfica (EEG) de similitudes claras entre la actividad de ambos cerebros. Puesto que el EEG es muy complejo, para incrementar la relación señal/ruido utilizamos el procedimiento de promediación mediante una computadora especialmente programada para tal efecto. Este procedimiento consiste en la toma de muestras de actividad EEG, a partir de la aplicación del estímulo (sincronizadas con su aparición) y con una duración variable (en este caso de 1/4 de segundo, es decir, 250 milisegundos). Cada

61 muestra sincronizada con el estímulo es promediada con las demás muestras. Las porciones de las muestras que se repiten ante cada aplicación del estímulo se suman, mientras que la actividad aleatoria del EEG que no tiene relación con el estímulo (el ruido de fondo del EEG) se anula en la promediación. Al final de varios promedios, el resultado es un cambio neuroeléctrico que refleja únicamente aquello que se repitió, es decir, la respuesta real del cerebro (la señal) y no el ruido. Utilizando este procedimiento encontramos el resultado antes descrito, es decir, un 8% de potenciales transferidos ante la estimulación de uno de los sujetos. Para llevar a cabo la investigación, primero invitábamos a los sujetos a sentarse en el interior de una cámara aislada de sonido y electromagnéticamente blindada. En condiciones de silencio y oscuridad total, los sujetos (con los ojos cerrados) sentían la presencia uno del otro hasta que fueron capaces de establecer una comunicación directa. En ese momento, uno de los sujetos era invitado a pasar a otra cámara aislada de la primera, electromagnéticamente blindada y en oscuridad total. El sujeto que había permanecido en la cámara original era entonces estimulado con una serie de destellos que su compañero (en la otra cámara) no recibía, ni sabía que se estaban aplicando. Ambos sujetos en las dos cámaras mantenían su comunicación directa durante todo el proceso de estimulación. En estas condiciones, registramos el potencial provocado en el cerebro del sujeto estimulado y el transferido en el cerebro del sujeto no estimulado. La condición de interacción previa, suponíamos era absolutamente necesaria para lograr la transferencia. Para esto, nos basábamos en la "Paradoja Einstein, Rosen, Podolsky" (paradoja ERP), la que, como vimos antes, indica que si dos partículas elementales establecen una interacción y después se separan en el espacio, la modificación en una de ellas conlleva a la modificación concomitante de la otra, independientemente de la distancia a la que se han separado después de su interacción. Los resultados que obtuvimos en el experimento de potencial transferido, indicaba que la paradoja ERP existe a nivel del cerebro humano, al igual que entre partículas elementales. En otras palabras, siempre y cuando se ha establecido una interacción entre dos cerebros humanos, al igual que entre dos partículas elementales, ambos (cerebros y partículas) quedan ligadas y lo que le suceda a uno de ellos afectará al otro miembro del par. Desde el punto de vista de la inexistencia del azar, estos resultados forman las bases de esta inexistencia, ya que demuestran que los objetos y los sujetos que previamente han interactuado forman una especie de red o matriz que los une y lo que suceda con uno de ellos afectará al otro. Esta condición es básica para suponer y aceptar la inexistencia del azar. En una segunda serie de experimentos, pusimos a prueba la condición de interacción previa como condición indispensable para el establecimiento de conexiones entre cerebros. En otras palabras, cuestionamos su necesidad. Para ello, diseñamos una serie de experimentos, en los cuales intentaríamos registrar el potencial transferido, pero de sujetos que previamente al registro no hubiesen interactuado. El experimento consistió en invitar a un sujeto a sentarse en el interior de una cámara aislada sensorial y electromagnéticamente, y a otro sujeto también a hacer lo mismo, pero en otra cámara también blindada y aislada de sonidos. Ambos sujetos no se conocían, no se habían visto, ni jamás interactuaron uno con el otro. En estas condiciones, uno de los sujetos fue estimulado y el otro no. Registramos la actividad EEG de ambos y utilizamos el procedimiento de promediación, con el objeto de detectar alguna señal de potencial

62 transferido en el cerebro del sujeto no estimulado. A diferencia del primer experimento, en éste exageramos la exactitud y la sutileza de la promediación, primero incrementando la cantidad de muestras promediadas, hasta llegar a la cifra de 512. Un promedio de 512 muestras de EEG sincronizadas con un estímulo, incrementa la relación señal/ruido en una forma muy grande. Segundo, ya no nos interesó solamente la detección de la similitud gruesa y aparente de ambos potenciales, el provocado y el transferido, sino más bien, el análisis de algún indicio (por más pequeño que fuese) del potencial transferido que tuviese la virtud de repetirse independientemente de su similitud con el potencial provocado. Para lograr este análisis, promediamos 256 muestras de actividad EEG en el sujeto no estimulado, sincronizadas con la aparición del estímulo en el sujeto estimulado. Una vez logrado este promedio, seguíamos estimulando a uno de los sujetos y promediábamos otras 256 muestras de la actividad EEG del sujeto no estimulado. Ambas muestras de 256 presentaciones eran comparadas entre sí, con el objeto de hallar alguna similitud entre ellas. Encontramos que estas similitudes existen. Este resultado indica que el cerebro del sujeto no estimulado logró detectar el estímulo (o la respuesta cerebral) en su compañero, a pesar de que ambos nunca establecieron interacción alguna. En otras palabras, la conexión entre cerebros existe, independientemente de que éstos hayan interactuado previamente. Esto indica que la relación intercerebral se da naturalmente y existe en condiciones que no requieren de interacciones previas ni de procedimientos de entrenamiento en comunicación directa. Esto no quiere decir que la detección tenga que pasar el umbral de la Conciencia para existir. De hecho, nuestros sujetos, aquellos que mostraban señales cerebrales de detección directa, nunca pudieron decirnos lo que sucedía con su compañero estimulado. Esto indica que la conexión natural entre cerebros es inconsciente, o que al menos no requiere de la conciencia para existir. En términos de la inexistencia del azar, estos hallazgos señalan que normalmente todos los cerebros humanos se encuentran entrelazados e intercomunicados entre si y que los eventos que uno de los cerebros detecta afectan el resto, sin que necesariamente exista conciencia de estos efectos. Extrapolando esta conclusión, podemos decir que todo lo que un cerebro detecta, es detectado por el resto y de alguna forma influye en el resto de los cerebros, modificándolos. Esta modificación (de acuerdo con nuestros resultados) es muy sutil y solamente detectable utilizando procedimientos de alta promediación, es decir, una metodología que logre incrementar sustancialmente la relación señal/ruido. Con base en el experimento antes descrito, decidimos probar la posibilidad de que un cerebro pudiese detectar eventos naturales sin la necesidad de que otro cerebro fuese activado. En otras palabras, nos preguntamos si la actividad no aleatoria que habíamos registrado en el experimento intercerebral, sin previa interacción, era debida a la activación cerebral, o si podía ocurrir sin necesidad de la intervención de dos cerebros. Para ello, ideamos el siguiente experimento. Un sujeto era invitado a sentarse en el interior de una cámara blindada electromagnéticamente y aislada de sonidos, mientras que en otra cámara, aislada de la primera y también blindada electromagnéticamente, eran presentados una serie de destellos, sin que sujeto alguno los observara. Para lograr lo anterior, el procedimiento de estimulación y el de promediación fueron totalmente automatizados, para que una computadora controlara el experimento sin necesidad de la intervención humana. En esta ocasión, eran presentados 256 destellos y las muestras

63 correspondientes de la actividad cerebral del sujeto aislado promediadas. Después, eran presentados otros 256 destellos y también promediada la actividad cerebral sincronizada con su aparición. Ambos promedios fueron comparados entre sí con el objeto de encontrar alguna similitud que señalara la existencia de alguna respuesta no aleatoria. La respuesta ante esta búsqueda resultó positiva, es decir, el cerebro del sujeto no estimulado respondía ante el estímulo, detectándolo a pesar de que ningún sujeto observó la maniobra de estimulación o intervino en la presentación sensorial. Este sorprendente resultado indica que el cerebro humano es capaz de detectar los eventos que suceden en el Universo, independientemente de que éstos lo estimulen sensorialmente y sin necesidad de que otro cerebro se haya activado o haya percibido el estímulo en cuestión. La pregunta que nos planteamos enseguida fue acerca de la sutileza de esta detección. En otras palabras, el experimento anterior utilizó la aplicación de un destello de considerable intensidad (intensidad máxima en la escala del fotoestimulador Grass), ahora nos preguntamos si el cerebro humano es capaz de detectar estímulos mucho más leves. Para contestar esta pregunta, desconectamos el estimulador fotoeléctrico y solamente aplicamos un pulso de sincroma para obtener la muestra EEG y activar el programa de promediación de la computadora. El procedimiento de sincronización fue totalmente automatizado, de tal forma que ningún operador humano intervino en su aplicación. En estas condiciones, se repitió el procedimiento del experimento anterior, invitando a un sujeto a sentarse en la cámara blindada y aislada, mientras se tomaban muestras de su EEG sincronizadas con el pulso eléctrico de sincronía. Quiero hacer énfasis en el hecho de que en este experimento no se activa una serie de destellos de alta intensidad y de que el único estimulo capaz de ser percibido por alguien era la breve y casi imperceptible lucecilla del estimulador Grass S88, que indicaba que un pulso de sincronía habia sido activado. Fuera de esa lucecilla indicadora y del pulso eléctrico de sincronía (de 1 milisegundo de duración y 1 volt de intensidad), ningún otro estimulo era activado. Por supuesto que el pulso de sincronía activaba una computadora con todos sus circuitos, echando a andar un programa complejo y la pregunta que nos hicimos fue si esa activación podía ser registrada directamente por un cerebro humano. Promediamos dos series de 256 muestras de EEG sincronizadas con el pulso de sincronía antes mencionado y hallamos (al comparar ambos promedios) que existían señales repetitivas en ellos. En otras palabras, nuestros resultados indicaban que el cerebro humano responde ante estímulos sutiles, detectándolos directamente. Este resultado podría extrapolarse diciendo que el cerebro humano es capaz de detectar cualquier evento, no importando su sutileza. Actualmente estamos planeando repetir estos experimentos, pero incrementando la distancia entre el estímulo y el cerebro que lo detecta. Me atrevo a predecir que obtendremos los mismos resultados que antes, aunque posiblemente tengamos necesidad de incrementar aún más la relación señal/ruido para hacer evidente la respuesta cerebral no aleatoria.

64 Estos experimentos demuestran que las bases de la inexistencia del azar son las conexiones existentes entre diferentes cerebros, y entre ellos y los objetos y acontecimientos. Nuestros resultados señalan que vivimos inmersos en una red de relaciones y que los caminos que estas relaciones siguen forman las bases de la inexistencia del azar. Por último, quisiera aventurar otra hipótesis experimentales que la amparan y apoyan.

y

presentar

algunos

resultados

De acuerdo con la Teoría Sintérgica, todo evento o cambio físico resulta y es una distorsión de la matriz o Lattice del Espacio-tiempo. De esta forma, un potencial provocado o un potencial transferido, afectan la organización del Espacio-tiempo y, por lo tanto, podrían detectarse en cualquier sistema animado o sin vida. Por ejemplo, la activación de un cerebro podría afectar la organización cristalina del agua y, si pudiese ser detectada esta alteración, se podría demostrar que está relacionada con la activación cerebral. Precisamente para comprobar esta posibilidad, decidimos registrar las características de impedancia de un líquido (agua impregnada de una sustancia electrolítica) en la cercanía de un cerebro, respondiendo ante un evento. Decidimos utilizar y aprovechar la metodología anteriormente descrita y, para ello, un sujeto aislado de estímulos fue registrado cuando un destello se aplicaba fuera de su percepción consciente y al lado de este sujeto se registraron los cambios de impedancia del agua. Tomamos muestras de la actividad EEG del sujeto, sincronizadas con el estímulo y, al mismo tiempo, muestras de la misma duración de los cambios de impedancia del agua, también sincronizadas con la aparición del estímulo. Ambas muestras fueron promediadas y fueron comparados dos promedios de 256 muestras cada uno entre sí. Encontramos que, tanto en la actividad cerebral como en los cambios de impedancia, había morfologías repetitivas, indicando que ambos sistemas, el animado y el inanimado, son capaces de interactuar directamente. Enseguida hicimos lo mismo con dos sistemas inanimados. Para ello, aplicamos una serie de destellos en una cámara blindada y registramos los cambios de impedancia en el agua, localizada en otra cámara blindada electromagnéticamente. Comparamos dos muestras de 256 registros y hasta la fecha no hemos sido capaces de encontrar nada repetitivo, indicando que un sistema inanimado no es capaz de interactuar directamente con otro en ausencia de un cerebro que sirva de interface entre ambos. Planeamos incrementar la relación señal/ruido en este experimento para indagar, hasta el límite de nuestras posibilidades técnicas, por alguna relación. De acuerdo con la Paradoja ERP, tal relación debería existir, pero quizás en dos sistemas inanimados sí se requiera la interacción previa. En resumen, nuestros resultados indican que los cerebros humanos están naturalmente interconectados y que la alteración en uno de ellos afecta a los otros, sin necesidad de interacciones previas. De la misma forma, hallamos que un cerebro es capaz de afectar objetos inanimados en forma directa, pero que dos sistemas inanimados no se afectan mutuamente si no han interactuado previamente. Conclusiones

65 Hemos demostrado, a nivel experimental, que existe una interacción directa entre cerebros humanos sin que se requiera que éstos hayan establecido previamente un Contacto o interacción. Estrictamente hablando y si la Teoría del Bing-Bang es cierta, todo lo que existe en el Universo, incluyendo nuestros cerebros, surgió de una misma "superpartícula" que explotó en el origen del tiempo y, por lo tanto, la Paradoja ERP se sostiene en nuestros experimentos. Los resultados que hemos obtenido, indican que todos los cerebros humanos del Planeta Tierra están interconectados y forman una red de interacciones, la cual podría ser la estructura anatómica del cerebro de "Gaia" y el fundamento fisiológico y energético de la Conciencia Planetaria. Por otro lado, las evidencias descritas en este capítulo indican que todo lo que sucede en el Universo es registrado por el cerebro humano, pero no alcanza a detectarse en la conciencia individual por el ruido del sistema y por una falta de entrenamiento que incremente la relación señal/ruido. La Conciencia acerca de un evento surge cuando se incrementa la relación señal/ruido, haciendo destacar el evento sobre el ruido de fondo del sistema. El Budismo parece tener razón cuando afirma que existe un estado de omnisciencia, porque tal estado solamente requiere la capacidad de volver consciente y de decodificar adecuadamente lo que el cerebro registra y detecta ya en forma natural. Profundas reflexiones acerca de la naturaleza de la Conciencia se pueden derivar a partir de nuestros resultados experimentales. Primero, se antoja pensar que la Conciencia existe en todo y que el ser humano, o bien la focaliza en sus sensaciones de identidad limitada, o accede a percibirse como la Unidad a la que su cerebro tiene acceso. Esta "Unidad" posee varios niveles, desde la propiamente corporal humana, la colectiva, la nacional, la planetaria o la Universal. Cada nivel posee un cuerpo y un cerebro, aunque de fundamento todas coparticipen y estén sostenidas por la misma Conciencia. Segundo, el hecho de que todos estemos interconectados y de que cada uno de nosotros sea capaz de detectar todo lo que acontece en el Universo, indica que somos doblemente responsables de la marcha del Cosmos, por ser receptivos al mismo hasta el extremo de ser Uno con él y porque al ser afectados por el orden Universal también lo afectamos y participamos favoreciendo su buen funcionamiento o, de otra manera, oponiéndonos a él. Si somos las "hiperneuronas" del cerebro de "Gaia", la "buena Conciencia" de la unidad a la que pertenecemos depende de cada uno de nosotros. Los Kabbalistas contemporáneos afirman que el verdadero misterio es la Unidad. Una célula de nuestro cuerpo recibe influencias "misteriosas" de la unidad corporal a la que pertenece, de la misma forma que cada uno de nosotros las recibe del cerebro de "Gaia" y de su cuerpo planetario. Sabiéndolo, actuemos y pensemos alimentando a "Gala" de belleza y amor, y eso mismo será lo que "misteriosamente" recibiremos y cosecharemos.

BIBLIOGRAFÍA

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LIBROS DEL MISMO AUTOR La experiencia interna, Trillas, México, I975, INPEC, 1987. La construcción de la realidad,Trillas, México, 1975, lNPEC, I987 Las creaciones de la existencia, Trillas, México, 1976. El vehículo de las transformaciones, Trillas, México, 1976. Más allá de los lenguajes, Trillas, México, 1976. Psicofisiologia del aprendizaje, Trillas, México, 1976. Nuevos principios de psicología fisiológica, Trillas, México, 1976. El despertar de la conciencia, Trillas, México, I978. Los fundamentos de la experiencia, Trillas, México, 1978. El cerebro consciente, Trillas, México, 1979. Bases psicofisiológicas de la memoria y el aprendizaje, I. Fase de la memoria, Trillas, México, 1979, editor. Bases psicofisiológicas de la memoria y el aprendizaje. II. La localización de la memoria, Trillas, México, 1979, editor. Bases psicofisiológicas de la memoria y el aprendizaje. III. Naturaleza de la memoria, Trillas, México, 1980, editor. Bases psicofisiológicas de la percepción visual. 1. Estructuras subcorticales, Trillas, México, 1981, editor. El espacio y la conciencia, Trillas, México, 1981. Las manifestaciones del ser. I. Pachita, Edamex, México, 1981. Las manifestaciones del ser. II. Cuauhtemoctzin, Edamex, México, I982.

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La luz angelmática, Edamex, México, I983,INPEC,1988. En busca del ser, INPEC, México, 1987¬1990. Correlativos electrofisiológicos de la comunicación humana, Facultad de Medicina, UNAM, tesis doctoral, 1987. Meditación autoalusiva, COPEC, México, I987¬I990. Retorno a la luz, SEP, México, I987. Los chamanes de México. I. Psicología autóctona mexicana, Alpa Corral, México 1987,INPEC,1990. Los chamanes de México. II. Misticismo Indígena, Alpa Corral, México, 1987. Los chamanes de México. III. Pachita, COPEC, México, 1989. Heptada, España, I990. Los chamanes de México. IV La cosmovisión de los chamanes, INPEC, México, I988. Los chamanes de México. V El cerebro y los chamanes, INPEC, México, I989. Los chamanes de México. V. La voz del ver, INPEC, México,1989. Los chamanes de México. VII. El doble, INPEC México, 1990 La expansión del presente, INPEC, México, 1988 Creation of Experience, INPEC, México, 1988. Psicofisiológica del poder, INPEC, México, 1988. Cantos de ignorancia iluminada, INPEC, México, I988. La creación de la experiencia. Los libros del Comienzo, España, 1990 Técnicas de meditación trascendente, Heptada, España, 1990 La conquista del templo, Heptada, España, 1990. La meditación, INPEC, México, 199I. Fluir en Elsin yo, INPEC, México, 1991. La teoría sintérgica, INPEC, México, 1991. La batalla por el templo, INPEC, México, 1991. La fuerza vital del cielo anterior, INPEC, México, 1991. El prototipo, INPEC, México, 1991 El sabor de la iluminación, 1994 Fluir en el sin yo, de Jacobo Grinberg-Zylberbaum se terminó de imprimir en septiembre de 2008 en Quebecor World. S.A. de C.V.

69 Fracc. Agro industrial La Cruz El Marqués, Querétaro México Contraportada Trasera Por aras del destino encontró en su camino a "Pachita" (Doña Bárbara Guerrero), y ante la impresión que le causó presenciar la capacidad de esta peculiar mujer y sus operaciones milagrosas, dedicó la presente obra, para dejar testimonio de los meses que trabajó a su lado como su ayudante, planteando modernísimas tendencias (Teoría Sintérgica), para explicar tal portento. Tiempo después el Dr. Grinberg se dedicó al encuentro de los más viejos chamanes mexicanos, haciendo investigaciones de campo, que por lo interesante del tema dichas investigaciones fueron apoyadas por la Secretaria de Educación Pública (SEP) y CONACYT. El resultado de dichos estudios quedaron plasmados en la obra, "Los Chamanes de México", traducidos al inglés y al francés. La complejidad de sus intereses lo llevaron a incursionar en varios campos, los que también han quedado expresados a través de otros géneros, desde ensayos, novelas, cuentos, diarios, poesía, etc. Ante la inexplicable desaparición del Dr. Grinberg en 1994, hay un gran interés por ver reeditados sus libros (en su mayoría agotados), al reconocer la demanda y la vigencia de las ideas ahí plasmadas, amén del homenaje tan merecido a este hombre, pensador, científico y padre... Estusha Grinberg Arditti Imagen de portada Lizette Arditti S Diseño de portada Factor 02 FLUIR EN EL SIN YO JACOBO GRINBERG-ZYLBERBAUM Liberarse es dejar atrás el yo para fluir en "El". En esa condición se cura y se es curado, aparece la sabiduría y la ignorancia se diluye en su propio jugo, se recupera la fe y se recobra el Poder. En el fluir en "El" sin yo, no existe pasado ni futuro, todo contesta en un presente eterno, pleno y misterioso. En este libro, se discute un nuevo procedimiento para la educación de la niñez, se analizan los niveles de la Conciencia y sus modelos explicativos y se presentan pensamientos novedosos en relación a la Conciencia de Unidad. Jacobo Grinberg-Zylberbaum, autor de más de 40 libros, es un pensador original y un investigador en el área de la Psicofisiologia en la Universidad Nacional Autónoma de México.

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MEDITACION AUTOALUSIVA Jacobo Grinberg-Zylberbaum Facultad de Psicología UNAM e Instituto Nacional para el Estudio de la Conciencia Acerca de mi propia actualización estos días, es verdaderamente creativa y destructiva. Juego con transformaciones milagrosas, penetrando todas las circunstancias y en donde me encuentre no tengo nada más que buscar. Las circunstancias ya no son capaces de cambiarme. Si vienen estudiantes a buscarme, yo salgo para verlos. Ellos no me ven. Así, me visto con toda clase de vestiduras. Los estudiantes inmediatamente empiezan a especular acerca de ellas, tomándolas como mis palabras. Todo esto es muy triste. Ciegos y rapados hombres sin ojos, dependen de las vestiduras que uso, verdes, amarillas, rojas o blancas. Cuando me las quito y solo me pongo la vestidura de la pureza, los estudiantes ven un reflejo y se reúnen entre ellos con gozo. Y cuando me desvisto, ellos se desilusionan y con sorpresa corren asustados y se quejan de mi desnudez. Así es que yo les digo: "¿Conocen en verdad a mí, quien se viste con todas estas vestiduras? Y súbitamente ellos voltean sus caras y me reconocen". Rinzai Gigen

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Contenido INTRODUCCION ............................................................................................................................. 3 PARTE I TEORIA ............................................................................................................................ 4 I NIVELES DE ALGORITMIZACION ............................................................................................... 4 II EL ACERCAMIENTO A LA REALIDAD ......................................................................................... 5 III LA EXPERIENCIA AUTOALUSIVA ............................................................................................. 8 IV LA MENTE COMPARTIDA ..................................................................................................... 10 V LA REALIDAD ........................................................................................................................ 11 PARTE II PRACTICA ....................................................................................................................... 11 VI FORTALECIMIENTO DE LA ATENCION: ANAPANA ................................................................ 11 VII OBSERVACION DEL CUERPO: VIPASSANA ........................................................................... 13 VIII OBSERVACION DE LA MENTE ............................................................................................. 15 IX LA OBSERVACION DE LAS EMOCIONES................................................................................. 18 X LA OBSERVACION DE PATRONES .......................................................................................... 20 XI LA MEDITACION AUTOALUSIVA .......................................................................................... 21 XII LA MEDITACION AUTOALUSIVA PERMANENTE Y SIN LÍMITE .............................................. 24 XIII CONSIDERACIONES FINALES ............................................................................................. 25 APENDICE: EL OBSERVADOR Y LA LATTICE ................................................................................... 26 GLOSARIO .................................................................................................................................... 27

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INTRODUCCION En su evolución el hombre siempre ha buscado nuevas formas de desarrollo y crecimiento, que le permitan vivir con mayor plenitud, felicidad y salud. En este sentido, en los últimos años algunas técnicas de meditación se han empezado a divulgar, creando un movimiento creciente de interés dirigido al autoconocimiento y a la expansión de la conciencia. Desgraciadamente, la mayor parte de estas técnicas se brindan sin un conocimiento profundo de sus bases psicofisiológicas y rodeadas de una parafernalia superficial, ligada a la necesidad de pertenecer a tal o cual escuela y depender de este o aquel maestro. Lo más desagradable de este movimiento es que algunas escuelas parecen mezclar un interés económico y un sectarismo que desvirtúa el verdadero sentido del desarrollo de la conciencia, el cual, para ser eficaz, debe librarse de misterios, subterfugios e intereses mezquinos para, en cambio, centrarse en el logro de la unidad, a través de la expansión de la conciencia. Originada con base en los estudios de chamanismo, la técnica de meditación que se presenta aquí ha sufrido años de investigación, poniendo a prueba sus postulados básicos, sus correlativos psicofisiológicos y su bondad para estimular un desarrollo sano y natural de la fisiología cerebral y de la conciencia. Por ello, su práctica no representa riesgo alguno, no requiere la pertenencia a ninguna secta o linaje y su enseñanza es abierta y sin intereses económicos. En este libro, la meditación autoalusiva se explica, primero, en sus bases teóricas y después en los procedimientos prácticos para activarla. La meditación autoalusiva es una técnica natural, basada en los procesos normales de desarrollo e ideada para estimular a este último en una forma consciente, activa y en perfecto acuerdo con la Realidad tal cual es. Al desarrollo de esta técnica han concurrido muchos esfuerzos, en particular los del Instituto Nacional para el Estudio de la Conciencia, INPEC. Fue precisamente en el Centro Regional del Estado de Puebla, del INPEC, que se realizaron varios seminarios explicativos de la meditación autoalusiva, que dieron por resultado la motivación para escribir este libro. EI CONACYT* colaboró financiando la investigación sobre la Psicología Autóctona Mexicana, la cual sirvió de base para poder realizar esta obra. Es mi mayor deseo que este libro ayude a impulsar el autoconocimiento y la conciencia. Jacobo Grinberg Tepetzintla, Puebla, Primavera de 1987. * Proyecto PCCSNA 03075ó.

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PARTE I TEORIA I NIVELES DE ALGORITMIZACION Parecería que el cerebro humano posee un mecanismo de autocorrección e integración. Durante el desarrollo se integra información cada vez mayor en sistemas coherentes y unificados. El ser humano no soporta el malestar mental ni la confusión. Gusta, en cambio, del orden, la paz interior y los estados de equilibrio. Puesto que existe un crecimiento y las condiciones informacionales y de complejidad ambiental se incrementan constantemente, los estados cerebrales de equilibrio, para seguir siendo eficaces, deben someterse a revisión periódica, a fin de integrar la información novedosa y precedente, en nuevos y más expandidos estados homeostáticos. Un algoritmo es una fórmula, patrón o código que incorpora información en su estructura. Los estados homeostáticos mentales son estados algorítmicos. Estos estados de equilibrio se sustentan en el logro y activación de algoritmos cerebrales. Para que un cerebro active un patrón algorítmico, debe contar con la estructura anatómica y con los mecanismos de codificación adecuados, a fin de unificar e integrar una gran cantidad de datos en un patrón que los incluya. A esta inclusión se Ie denomina autoalusiva cuando el patrón logra incorporar toda la información cerebral del presente. Existen muchos niveles de inclusión, de tal forma que podría pensarse en la existencia de una "pirámide" de la conciencia, en la cual cada uno de sus estratos incorpora información de los niveles previos. El nivel de mayor de inclusión piramidal, el que incorpora toda la información del sistema en un instante dado, es el nivel de autoalusión. La autoalusión permite contemplar la característica común de un sistema. A esta característica común se le ha dado en llamar de diferentes formas; la esencia del sistema, su espíritu o carácter básico. Mientras mayor información se encuentre concentrada e integrada en el nivel algorítmico autoalusivo, éste es más estable. Tal estabilidad significa que el patrón algorítmico conserva su estructura, independientemente de las modificaciones de la información de la cual se nutre. Existe un límite de estabilidad autoalusiva; esto es, cuando los elementos informacionales nutrientes de un algoritmo sobrepasan cierto umbral de variación, el algoritmo puede no ser capaz de mantener su estructura y cambia. Esta modificación rompe el equilibrio de la autoalusión. En esta obra se sostiene que existe un eje direccional del desarrollo, que funciona como determinante atractivo del sistema, llevándolo hacia estados de mayor unificación. Cuando se perturba el equilibrio autoalusivo, el sistema debe crear un nuevo peldaño piramidal y un novedoso nivel que también será sometido a autoalusión cuando el sistema

5 decante el algoritmo inclusivo capaz de integrar toda la información previa, incluyendo la del nuevo nivel. El crecimiento consiste precisamente en la búsqueda de nuevos niveles de integración y en el logro de algoritmos más poderosos y de estados autoalusivos de mayor unificación. El eje del desarrollo tiene una direccionalidad unitiva. Cada nuevo nivel algorítmico incorpora mayor cantidad de información y, por tanto, aproxima a todo el sistema hacia la Unidad. Los sistemas vivos que han evolucionado lo han hecho guiados por este eje direccional de unificación. La aparición del átomo como conjunto integrado de partículas, de la molécula como conjunto integrado de átomos, de la célula, los tejidos y el organismo todo, es un ejemplo de lo anterior. La experimentación de la Naturaleza para crear formas orgánicas de cada vez mayor complejidad y unificación se aceleró al aparecer los sistemas cerebrales, los que unifican información y crean conjuntos algorítmicos con una velocidad millones de veces mayor que la necesaria para que estos conjuntos adquieran una sustentación orgánica fija. "El software neuronal se adelanta al hardware corporal, aunque ambos transitan sobre la misma vía". No es posible lograr un estado de autoalusión satisfactorio a menos que el nivel novedoso de integración (el resultante del último desequilibrio autoalusivo) se haya completado. Es decir, no es posible encontrar el algoritmo de un sistema a menos que este haya experimentado todas las contingencias de su nuevo estado. A esto se debe que no se puedan efectuar saltos en el crecimiento. Las drogas, par ejemplo, que en la época psicodélica activaron saltos del desarrollo algorítmico, fallaron, porque sin ellas los sistemas cerebrales retornaban a niveles previos de desarrollo. El síndrome amotivacional en el drogadicto crónico surge como consecuencia de la incapacidad de sostener, en la vida cotidiana, los niveles de experiencia provocados por las drogas. Por otro lado, si existiera alguna técnica que estimulara el desarrollo naturalmente, impulsando la unificación, la creación algorítmica y la autoalusión, esta técnica podría satisfacer el legítimo anhelo humano de situarse en un proceso de crecimiento significativo y tendiente al logro del contacto con la Realidad. Esta técnica existe y es la meditación autoalusiva.

II EL ACERCAMIENTO A LA REALIDAD La unificación durante el desarrollo algorítmico tiene su modelo en, por lo menos, dos procesos cerebrales: la creación de patrones neuronales inclusivos y el desarrollo de campos neuronales de sintergia incrementada. Ambos procesos son complementarios, correlativos uno del otro y guiados por el mismo eje de desarrollo.

6 La creación de patrones neuronales de alta inclusión sustenta el lenguaje, la conceptualización y la abstracción. La creación de campos neuronales de incrementada sintergia es el fundamento de la experiencia de unificación. Según la teoría sintergica, el cerebro crea un campo de interacciones capaz de modificar la estructura de la matriz del espacio-tiempo. Esta alteración unifica la actividad cerebral con el resto de la creación en diferentes niveles, dependientes de la densidad informacional del campo neuronal, su coherencia y frecuencia, es decir, su sintergja. A mayor sintergia del campo, mayor unificación. A su vez, la sintergia del campo neuronal depende del poder algorítmico de los patrones neuronales de inclusión que el cerebro ha logrado activar. Existen diferentes niveles de la conciencia, cada uno de los cuales depende del nivel sintergico del campo neuronal y del poder algorítmico del patrón neuronal de inclusión. En cada uno de estos niveles se activan experiencias reales, pero la Realidad de la cual surgen es la de la Unidad total. La experiencia de la Unidad es la experiencia de la Realidad. Esta Realidad sustenta todos los niveles de la conciencia y fundamenta la existencia de cualquier experiencia. Se logra un acercamiento a la Realidad a medida que se logra unificar mayor cantidad de información. Esto no quiere decir que el proceso sea de tipo intelectual o teórico. Más bien, la unificación informacional, para provocar un acercamiento a la Realidad, debe ser vivida auténticamente como una expansión de conciencia, en la cual la identificación con aspectos cada vez más globales se fortalezca y acentúe. Estamos acostumbrados a identificar nuestra identidad personal con niveles de las realidades que no son la Realidad. Creemos ser un cuerpo o una mente. Creemos ser una idea o una teoría. Creemos ser nuestras emociones. Creemos ser un país o una bandera. La identificación con nuestro cuerpo es la más profunda y generalizada identidad. Junto con ella nos identificamos con nuestro dinero, propiedades y posesiones. Algunos creemos ser nuestro cerebro y pensamos que desapareceríamos si este fuera destruido. En realidad, somos la Realidad misma y no una de sus partes o porciones. Esta Realidad es lo que da vida a nuestra conciencia, independientemente de sus contenidos. Esta Realidad es, al mismo tiempo, la base de cualquiera de nuestras experiencias. Uno de los sistemas orientales que más se aproxima al estudio y activación práctica de la experiencia de la Realidad es el Mahamudra. Esta técnica budista afirma que todos los contenidos de las realidades son reflejados por el "espejo" de la mente, el cual es totalmente puro. La técnica mahamudrica consiste en experimentar ese "espejo" independientemente del contenido de sus reflejos. Esto implica no identificarse con el contenido de la experiencia, sino con su origen, y esto está más cerca de la Realidad.

7 En otras palabras, el meditador de la técnica Mahamudra aprende a focalizar su atención en el sustrato común de toda experiencia, en su origen mismo, independientemente de su cualidad y contenido. Este origen tiene su modelo en la estructura de alta coherencia de la matriz (lattice) del espacio. De hecho, según la teoría sintergica, puesto que la experiencia aparece en la interacción de esta matriz con el campo neuronal, el sustrato de cualquier experiencia y su origen mismo es el estado puro e inalterado de la "lattice", previa a cualquier modificación interactiva. Este sustrato puro es el que el meditador atiende durante el Mahamudra. Sin embargo, esto no quiere decir que lo que el budismo llama "espejo de la mente" sea esta "lattice", también conocida bajo el nombre de campo cuántico. Este último es un modelo físico de algo que, como la conciencia, no puede ser reducido al mundo material. Al mismo tiempo, es necesario recordar que lo que denominamos mundo material (¿??) * La "lattice" o matriz del espacio es el origen mismo de este, su estructura fundamental, a partir de la cual aparecen las partículas elementales. Y lo que conocemos como objetos sólidos surge y representa a una descodificación limitada de una de tantas realidades. La solidez y la separatividad es más una resultante de un procesamiento cerebral que una realidad en sí misma. Ya, inclusive, la física ha demostrado el carácter dual partícula-onda de cualquier objeto. Los límites y las fronteras que parecen separar un objeto de otro son relativos al umbral perceptual. Para una percepción afinada que llegara a penetrar (perceptualmente hablando) en el nivel atómico, la sustancialidad absoluta, solidez y separatividad de los "objetos" desaparecería, dando lugar a la imagen de un todo entrelazado con, cierto es, porciones de mayor y menor densidad, complejidad, coherencia y orden de una organización energética común; tal seria la percepción para un ojo y un cerebro funcionando en una duración del presente menor a la usual. Volviendo a la técnica mahamudrica, es necesario considerar que el acercamiento de sus meditadores a la Realidad no es total, puesto que aun la experiencia de vivir cualquier experiencia desde su sustrato puede ser observada. Acerca de esta limitación hablare después. También en el budismo se reconoce la inexistencia de la sustancialidad objetal. En otras palabras, el budista afirma que ningún objeto, proceso, organismo o experiencia posee realidad absoluta. Más bien, todo es dependiente y entrelazado dentro de una red de relaciones. Por ella, la identificación de un ser humano con algo que no posee más que una realidad relativa, lo condenaría a esa misma relatividad. Ahora bien, si no existiera nada capaz de trascender lo relativo, la condición humana y su conciencia estarían condenadas a vivir sometidas a las fluctuaciones azarosas de acontecimientos relativos en un mundo también relativo, falto de sentido, dirección y fuente. La meditación autoalusiva considera que aún ese mundo podría ser observado,

8 por lo que el Observador debe pertenecer a una realidad que trasciende lo relativo, es decir, que pertenece a la Realidad.

III LA EXPERIENCIA AUTOALUSIVA La experiencia autoalusiva, es decir, la observación de la totalidad de uno mismo en el momento presente, no es una vivencia pasiva, sobre todo cuando la autoalusión es del tipo sin límites. En otras palabras, cuando la resultante de la autoalusión se vuelve a someter a observación y así sucesivamente en un proceso constante y continuo. La autoalusión sin límite se puede continuar hasta que la capacidad algoritmizadora del sistema es sobrepasada. En ese momento, el sistema debe adquirir nueva información e integrarla hasta lograr decantar un novedoso algoritmo que puede ser sometido a autoalusión. La experiencia autoalusiva es una experiencia de unificación que recibe, por lo tanto, la misma energía vitalizadora que ha guiado el proceso evolutivo. Por ello, esta experiencia, más que pasiva, es extática y, más que ecuánime, es de Gracia. Desde un punto de vista psicofisiologico, la experiencia autoalusiva se explica de la misma forma en la que se explica cualquier experiencia sensorial, es decir, como resultado de una interacción entre el campo neuronal y el campo cuántico. Pero, puesto que al autoaludir se incrementa la densidad informacional, la coherencia y la sintergia del campo neuronal, este es capaz de establecer una interacción congruente con un nivel de la lattice muy cercano al origen mismo del campo cuántico. Por ello, la experiencia resultante es la que el budismo llama nirvana, la que el sufismo llama faña y la que se podría expresar como conciencia pura o Yo puro. Por otro lado, aunque la experiencia de la presencia yoica puede surgir en cualquier zona de la interacción de campos, existen preferentemente tres localizaciones principales para su aparición. Estas son: en el interior del campo neuronal, en la zona misma o borde de la interacción de campos y en el campo cuántico. La activación intraneuronal es una localización corpórea; la activación en el borde de la interacción es una localización de la experiencia yoica en la experiencia misma; mientras que la activación cuántica es una localización extracorpórea. Puesto que ya he analizado con detalle algunos aspectos de estas tres localizaciones*, aquí solamente mencionare que la posición cuántica trae como consecuencia la activación del Doble y una capacidad de modificar aspectos "físicos" de la realidad. Volviendo a la autoalusión sin límite, decía antes que esta se puede continuar hasta el punto en el cual el sistema no puede hallar su propio algoritmo. Generalmente, en ese momento la localización de la experiencia yoica varía de una posición extracorpórea a otra en el borde de la interacción, y el sujeto deja de ser observador de su experiencia para identificarse con ella. Cuando esta identificación se realiza en zonas de alta sintergia, la experiencia resultante es de éxtasis y gozo espiritual.

9 *Grinberg-Zylberbaum J. Los Chamanes de México. Alpa-Corral INPEC, México. En prensa. Cuando se logra algoritmizar y, por lo tanto, se autoalude el estado previo, el sistema completa un nuevo nivel de desarrollo e inicia, de nuevo, su proceso de desarrollo hacia una mayor unificación. Por ello, la meditación autoalusiva es una técnica altamente activa, viva y vital. La meditación autoalusiva incrementa la conciencia, fortalece la acción y no requiere ni de encierros, silencios o inclusive de aislamientos para progresar. Es un procedimiento totalmente natural que permite estar en el mundo, aunque no ser del mundo. Es decir, para el meditador autoalusivo ya no existe identificación con el mundo, pero persiste su vivencia en él. No niega la existencia del mundo; lo trasciende, localizándose más cerca del Observador y de la Realidad que de cualquier realidad. La capacidad de autoalusion no admite Imites o metas; sin embargo, para progresar requiere de fuerza de voluntad y poder personal y este último, para existir, no admite distracciones inútiles o placeres efímeros. En este sentido, la meditación autoalusiva se parece al Zen, el cual desecha la idea de la existencia de una meta final, considerándola como infantil e ilusoria. La Realidad siempre está presente para quien sea capaz de percibirla. La preparación para percibirla puede conducir a la meta de establecer contacto con ella, pero esta meta no implica que la Realidad exista en algún futuro que vendrá y que no existe ahora y aquí. La Realidad siempre está presente, es nuestra la posibilidad de estar en ella o de identificarnos con algún aspecto concreto de la misma. Esta Ultima identificación, por ser temporal y finita, tiene como destino la muerte. En cambio, el Observador y la Realidad sobreviven. Una de las técnicas budistas más parecida a la meditación autoalusiva, el Vipassana, enseña a sus practicantes el arte de observar, llevando a los más talentosos aun a la posibilidad de observar el proceso de su propia muerte corporal, presumiblemente sobreviviéndola. La autoalusión no es una observación analítica ni debe confundirse con lo que podría denominarse observación superyoica, en la que la porción cultural internalizada de la personalidad juzga el comportamiento propio, los propios juicios y pensamientos desde una plataforma de análisis crítico. La autoalusión es directa y no requiere de intermediarios mentales o culturales. Más aun, estos intermediarios son parte de los contenidos de observación que últimamente serán autoaludidos cuando se integren en un algoritmo inclusor. Por lo anterior, el Observador no es el super-yo freudiano, ni tampoco es una zona o nivel de la mente, como equivocadamente sostiene el budismo. El Observador es el guía del proceso y, al igual que la Realidad, siempre se halla presente atestiguando los contenidos de la mente.

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IV LA MENTE COMPARTIDA La mente es compartida y no privada. Los pensamientos y el estado de conciencia de un sujeto se comunican directamente a otros sujetos. La mente, en realidad, forma parte de la misma interacción de campos de la cual surge la experiencia sensorial. Por ello, el contenido de la mente está inscrito en la misma lattice del campo cuántico, de la cual forman parte todos los campos neuronales. Cuando se autoalude, indefectiblemente se observan contenidos que pertenecen a otras mentes con las cuales se mantienen relaciones. En cierto nivel de autoalusión, el ego personal se diluye y lo único que persiste es el acto de observación, trascendida la personalidad condicionada. No es una desaparición de la individualidad, sino más bien su expansión. En etapas de autoalusion más avanzadas, la cercanía con la Unidad se empieza a hacer patente. El acto de observación incorpora el mismo hipercampo nutrido por los campos neuronales de una cada vez mayor cantidad de seres. En realidad, la mente compartida es la misma mente de la cual surge el individuo. Su sustancia básica, el campo cuántico, no admite propietarios y así, todo camino cuya dirección acerque a la Unidad debe enfrentarse con la existencia de ella. En esa instancia existen, por lo menos, dos posibilidades de elección; por un lado, la aceptación de la propia identidad como capaz de incluir al todo, o el rechazo del otro, considerándolo como esencialmente extraño al uno. En el primer caso, el camino conduce a la desaparición del ego y a la Unidad; en el segundo, se activa la separación y el aislamiento. En la meditación autoalusiva es esencial aprender a aceptar. Cualquier contenido de la propia mente, independientemente de su procedencia, forma parte de la conciencia y ésta de la Unidad, la que se pretende vivir. Por ello, la autoalusión sin aceptación es imposible. Desde otro punto de vista, la algoritmización solamente procede cuando se acepta la información. Si ciertos contenidos son rechazados (los que se consideran ajenos y provenientes de otras mentes) y otros son aceptados (los que se sienten como propios), el algoritmo que se decantara será, a lo sumo, parcial e incompleto y una autoalusión de la totalidad no podrá prosperar. La aceptación, sin embargo, no implica ni identificación ni conformismo. Se acepta para trascender y para transformar, no para limitarse e identificarse. El objetivo de la autoalusión es llegar al propio Ser, aquel que lo incluye todo, pero que no se identifica con nada, aquel que lo puede observar todo, pero que no puede ser abarcado por ningún esquema mental, analítico o intelectual. En alguna ocasión, Sri Aurobindo decía que la Realidad era como un cielo limpio y libre de obstáculos, a través del cual pasan los pensamientos como si fueran pájaros. Estos viajan de uno a otro extremo del cielo sin dejar huella, sin alterar el equilibrio de espacio vacío, sin ensuciar la atmósfera. La autoalusión requiere de aceptación para permitir que los contenidos fluyan sin bloqueos, sin crear tensiones; para que la identificación con alguno de ellos no prospere, para mantener libre de suciedad la Realidad del “cielo”

11 La autoalusión es solamente una técnica que permite un acercamiento a la Realidad, nunca es un fin en sí misma. El objetivo de la meditación autoalusiva es la Realidad, pero esta no puede describirse ni explicarse. Cuando se aceptan los contenidos de cualquier experiencia manteniendo la actitud de observación y se autoalude sin límites, se establece contacto con la Realidad.

V LA REALIDAD No existe cuerpo ni mente ni nada que autoaludir. No hay pensamientos que perturben el estado de existencia pura sin límites. Todo forma parte de lo mismo, no existen ni secciones ni niveles, solo paz y existencia. Todo vibra y es vital, todo produce amor y pertenece al mismo Ser y él es yo y yo soy el. Constantemente se crea, pero no existe separación alguna entre creador y creación y todo es Uno. El arribo a la Realidad es inconfundible, no existen dudas ni consideraciones analíticas, ni cuestionamientos; simplemente se está allí, aunque no se puede localizar en ninguna parte. En la Realidad todo está unificado, pero la existencia que se experimenta no puede reducirse a la Unidad; aquélla está más allá de ella y, al mismo tiempo, está en ella. Existe, simplemente existe. Es, además, totalmente natural y, simultáneamente, totalmente asombrosa. No existe en ella inconsciencia ni materia ni objetos ni personas separadas. Todos son el mismo Ser y este es Uno, pero no es amorfo. Existe en total equilibrio y amor, existe en paz y más allá del pensamiento. Es la Realidad.

PARTE II PRACTICA VI FORTALECIMIENTO DE LA ATENCION: ANAPANA La práctica de la meditación autoalusiva está basada en la observación y ésta, para ser efectiva, implica el fortalecimiento de la atención. Por considerar que la atención es la herramienta fundamental, este capítulo está dedicado a su manejo y fortalecimiento. Cualquier objeto o actividad puede ser utilizado para fortalecer la atención; pero, entre todos, el propio cuerpo y los movimientos respiratorios son los más adecuados. Al mantenimiento de la atención en estos últimos el budismo lo denomina Anapana.

12 En todos los ejercicios de atención se deben respetar los límites naturales del sistema. Se sugiere utilizar ciclos de 20 minutos aproximadamente, aumentando la duración del ejercicio paulatinamente. En un lugar tranquilo, libre de insectos y bien ventilado se aconseja sentarse cómodamente, de preferencia con ropa suelta y con el estómago semivacío. Ya sentado, se cierran los ojos y se atiende a la entrada y salida del aire de los propios pulmones, sin forzarla y tratando de que el ritmo respiratorio sea natural y tranquilo. Durante unos minutos, el practicante atenderá su respiración, intentando sentir, cada vez con mayor detalle, el paso del aire en el interior de la nariz, el llenado y vaciado de los pulmones, los cambios de temperatura asociadas, las sensaciones corporales acompañantes, la posición de su espalda, etcétera. La meta de este primer ejercicio es mantener la atención sin desviaciones y sin perder detalle del proceso respiratorio durante 20 minutos. Para lograrlo se requiere practicar varias veces al día, incrementando en cada ocasión la duración del ejercicio. Cuando lo anterior se ha logrado, se aconseja extender los periodos y practicar el ejercicio con ojos abiertos y en medio de las actividades cotidianas. En otras palabras, se pretende que la atención sea mantenida durante la vida diaria y no solamente en periodos especiales. Otros ejercicios de atención durante la vida cotidiana son la observación sostenida del propio cuerpo. Se recomienda al practicante mantener su atención en su cuerpo, observando y sintiendo las diferentes posturas que este adopte en diferentes circunstancias; al caminar, al sentarse, al estar de pie y al acostarse. Mientras mayor sea la duración del periodo durante el cual el practicante sea capaz de prestar atención a su propio cuerpo, más fácilmente logrará activar la meditación autoalusiva. Otro de los ejercicios de atención que son aconsejables es la percepción de la forma, colores y detalles de textura de los objetos, sin juzgar ni analizar su significado, importancia, utilidad o denominación. En este ejercicio se fortalece la capacidad de atender en forma directa y sin mediaciones intelectuales. Además de lo anterior, este ejercicio permite lograr un acceso fresco y vital a la realidad perceptual. El practicante debe utilizar estos ejercicios diariamente y durante el mayor tiempo posible. Idealmente deberá sostener su atención sin interrupciones ni desviaciones durante todo el día, alternando entre su focalización en la respiración, las posturas corporales y los objetos.

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VII OBSERVACION DEL CUERPO: VIPASSANA Esta es una técnica budista que actualmente se practica en países tales como la India, Sri Lanka, etcétera. Una de las variantes practicadas en Birmania, de acuerdo con una vieja tradición revivida par S. M. Goenka es la que se presenta en este capítulo. Cuando el practicante ha logrado fortalecer su atención, de acuerdo con las instrucciones del capítulo pasado, hasta ser capaz de mantenerla enfocada durante un mínimo de 20 minutos, sin dispersiones ni desviaciones, podrá practicar Vipassana. En esta técnica, el practicante aprende a sentir su cuerpo, primero parte por parte y más tarde en su totalidad, hasta experimentarlo como una unidad. Se recomienda al practicante de Vipassana ejercitarse en esta técnica en el mismo lugar limpio, ventilado y libre de insectos, en el cual practica su Anapana y como continuación de la misma. En otras palabras, el practicante se sentará cómodamente, cerrará los ojos y comenzará a concentrar su atención en sus movimientos respiratorios hasta lograr mantenerla fija y sin desviaciones. Esta es la preparación para Vipassana. Una vez logrado lo anterior y en la misma postura y situación, el practicante dirige su atención hacia la parte superior de su cabeza (vertex) y la mantiene así hasta sentir alguna sensación en esa zona. La sensación puede ser táctil, vibratoria, cosquilleante, de temperatura o de cualquier otro tipo. Una vez logrado lo anterior, el practicante atiende a las sensaciones que existen alrededor del vertex, hasta recorrer toda la parte alta de la cabeza. Utilizando la misma técnica se recorre la frente, la nuca, las orejas, las mejillas, los ojos, la nariz, la boca y el cuello, hasta completar toda la cabeza sin haber dejado zona alguna sin recorrer y sentir. No importa la cualidad de la sensación. Lo importante es que no se dejen zonas ciegas. Cuando una de estas es hallada, la atención debe mantenerse en ella hasta despertar alguna sensación, cualquiera que sea. Según Goenka*, sensaciones de dolor deben ser observadas con la misma ecuanimidad y desapego que las de placer. Una vez terminada de reconocer la cabeza, se practica la misma técnica con hombros, brazos, manos, espalda, pecho, vientre, caderas, nalgas, órganos genitales, muslos, piernas, pies y dedos, hasta recorrer el cuerpo en su totalidad. El recorrido se repite una y otra vez, activando puntos ciegos y observando todas las sensaciones que se produzcan, con desapego y ecuanimidad. Poco a poco, se intenta sentir la unidad corporal hasta llegar a observar y sentir el cuerpo como una unidad completa. * Goenka-1984: Comunicación personal.

14 Una de las formas de lograr lo anterior es unificar partes ya recorridas. Por ejemplo, después de observar todas las partes de la cabeza, esta se observa como unidad sin, simultáneamente, perder la observación de todas sus partes. A continuación se hace lo mismo con toda la espalda, después de haber recorrido todas sus partes. La unidad de la cabeza y de la espalda se unifican, percibiéndolas completas y simultáneas en un nuevo acto de observación. Poco a poco se unifican todas las partes, sin perder detalle de las mismas, hasta lograr la observación unificada y simultánea de todas y cada una de ellas. En realidad, lo que estamos haciendo es activando y decantando algoritmos que se van haciendo cada vez más inclusivos, hasta que se logra activar el algoritmo de unificación de toda la imagen corporal, el cual es observado. La observación de la unidad corporal debe poderse mantener en la vida cotidiana. Sumado a este Vipassana de la superficie del cuerpo, también es necesario observar los órganos internos. Para ella, después de recorrer toda la superficie corporal, se procede a enfocar la atención en el interior, empezando por la región de la cabeza. Un procedimiento práctico para realizar lo anterior consiste en situar la atención en un círculo perpendicular al eje corporal. Se recorre toda la superficie del círculo, primero en la zona más alta del cráneo y poco a poco se le hace penetrar a través del cerebro, manteniendo la observación de toda su superficie. EI círculo se hace descender paulatinamente recorriendo todo el cuerpo. Otro procedimiento consiste en penetrar unos milímetros por vez en cada zona de observación de la superficie en cada recorrido de toda ésta. En cada recorrido se presta atención a las sensaciones localizadas más profundamente, hasta poder recorrer todo el interior del cuerpo. El algoritmo de unificación corporal, para ser completo, debe incluir tanto la superficie como el interior del cuerpo. Vipassana, además de preparar al aspirante a la meditación autoalusiva, tiene un efecto inmediato de limpieza corporal profunda, curación de malestares, dolores y enfermedades y prevención de las mismas. Sobre todo, fortalece la capacidad de observación, la atención y la conciencia, al despertar las sensaciones "dormidas" de las zonas ciegas. A estas zonas el budismo las considera de ignorancia, por lo que su reavivación significa eliminar esta ignorancia, expandiendo de esta forma la conciencia. Con esta preparación estamos listos para realizar el siguiente paso: la observación de la mente.

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VIII OBSERVACION DE LA MENTE La mente no existe como una entidad concreta e independiente ni como un objeto delimitado separado de otros objetos. Al hablar de la mente no se hace referencia a la existencia de una masa materializada que posee atributos sensibles tales como color, forma, textura o localización en algún lugar del espacio. Más bien, se hace referencia a un proceso dinámico que se manifiesta en forma de pensamientos, memorias e imágenes. Por ello, la observación de la mente es la observación de los contenidos de la misma.

En el contexto de la meditación autoalusiva, la observación de los contenidos de la mente se realiza hasta lograr que el sujeto de la experiencia sea capaz de observar el origen, mantenimiento y desaparición de cualquier pensamiento, memoria o imagen sin identificarse con ellas, es decir, hasta que el sujeto de la experiencia se convierta en el Observador de la mente. La mejor forma de lograr lo anterior, es adoptar la misma postura de meditación que en Anapana y Vipassana pero atendiendo al Observador. Cuando se logra la observación desapegada de los contenidos mentales espontáneos, el siguiente paso consiste en activar voluntariamente un pensamiento o imagen observando su origen, mantenimiento y desaparición sin identificarse con ellas, tal y como si fueran objetos "externos". EI procedimiento detallado para lograr todo lo anterior, se describirá en las siguientes secciones: OBSERVACION DE PENSAMIENTOS ESPONTANEOS Sentados cómodamente y con la espalda recta, se hace Anapana y luego Vipassana hasta lograr la observación de la unidad corporal utilizando el mismo procedimiento descrito antes en este libro. Una vez logrado lo anterior, la atención se dirige hacia cualquier pensamiento que surja espontáneamente. El contenido del pensamiento puede variar en un grado infinito de posibilidades. Puede ser acerca del significado de lo que se está haciendo, hacia los logros obtenidos, acerca de algún recuerdo, referente a algún plan o en relación a alguna idea novedosa, etcétera. En cualquier caso, el pensamiento se deja fluir sin juicios de valor y sin bloqueos. En caso de que un juicio aparezca, también se le observa sin reprimirlo. Simplemente se permite que la mente escoja cualquier curso que desee con tal de observar los desarrollos y derivaciones, sin identificarse con estos. Si no aparece algún pensamiento espontáneo, entonces se realiza un recorrido de las sensaciones en las diferentes zonas corporales, atendiendo a cualquier pensamiento que pudiera aparecer cuando uno o varias puntas de la superficie o el interior del cuerpo son activados.

16 A medida que se repiten los recorridos atendiendo al contenido del pensamiento, el surgimiento de este se podrá observar con mayor claridad y detalle. De la misma forma ocurrirá con su mantenimiento, desarrollo y desaparición. No importa lo interesante, valioso o significativo que pueda resultar algún pensamiento. En todos los casos, se Ie observa como tal sin identificarse con él e independientemente de su contenido. OBSERVACION DE PENSAMIENTOS PROVOCADOS Una vez logrado lo anterior y con la mente en calma, se hace surgir un pensamiento. De la misma forma que antes, se le observa atendiendo a su aparición, desarrollo y desaparición, observándolo como pensamiento sin identificarse con su contenido. El proceso se continúa hasta lograr hacer aparecer a voluntad cualquier pensamiento, observándolo como si se tratara de un objeto externo. Lo importante del proceso es lograr que la identificación del sujeto de la experiencia con los contenidos de la misma se traslade a la identificación con el Observador, el cual se mantiene ecuánime y fiel a su propia naturaleza sin importar qué contenidos de la experiencia aparezcan. OBSERVACION DE MEMORIAS Cada punto y zona del cuerpo contiene memorias. La atención vipassanica hace que estas memorias se evoquen. El Observador existe independiente de los contenidos de su observación. La observación desapegada de los pensamientos espontáneos o provocados y de las memorias, activa la unificación de la totalidad de los contenidos mentales en la Unidad del Observador. El procedimiento descrito permitirá al sujeto de la experiencia conocer mejor su historia personal y entender el origen de sus condicionamientos. Hasta no lograr este conocimiento real, la experiencia de la Realidad oscilara entre la identificación con los contenidos de la mente y la localización en el Observador como tal. El proceso de recorrer los contenidos de la mente y la aparición de memorias tiene varias etapas en las que cada vez aparecerá, con mayor claridad, un esquema o patrón maestro como subtexto de toda la historia personal. Cuando este esquema aparezca también deberá ser sujeto de observación sin identificarse con él. Esto permitirá lograr una especie de "saIto" en el cual el meditador se acercará a su verdadera naturaleza como la Realidad y el Observador y no como Sujeto de la experiencia, aunque en la Realidad ambos son lo mismo. OBSERVACION SIMULTÁNEA DE PENSAMIENTOS La aparición espontánea o provocada de pensamientos puede o no ser lineal. Inclusive varios pensamientos pueden aparecer juntos en secuencia o en ausencia de ella. En todos los casos son pensamientos que deben ser observados como tales sin identificaciones con sus contenidos. Puede ocurrir que aparezca un pensamiento acerca de la naturaleza de la mente simultáneamente con un juicio acerca de algún evento de la

17 historia personal. El meditador debe ser capaz de observar cualquiera de los contenidos del pensamiento independientemente de su grandeza o vileza como "simples" pensamientos sin identificarse con ellos. Aun el pensamiento de no identificarse con ellos debe ser observado como un pensamiento. La mente se ha conceptualizado como un lago y los pensamientos como las olas del mismo. La posición del Observador permite observar el lago y sus olas desde una perspectiva de testigo, sin identificarse con ellos. Para poder observar todo el contenido de la mente, será necesario fortalecer la atención de la observación de pensamientos aislados y luego proceder a la observación simultánea de cada vez mayor cantidad de pensamientos, unificándolos como lo que son: diferentes contenidos de una misma Unidad de la que el Observador es el testigo desapegado. Para ello, el meditador activará voluntariamente varios pensamientos simultáneos, observándolos todos al mismo tiempo de la misma forma en la que procedió a observar la unidad corporal después de atender a cada una de sus partes. La unificación de los pensamientos puede hacerse paulatinamente uno por uno y más adelante, atendiendo varios en forma simultánea hasta lograr adquirir la maestría unificada de Observador de todos. El mismo procedimiento de observación de pensamientos se aplicará para cualquier otro contenido de la mente, especialmente para las imágenes "internas" que surgen de la misma. La técnica de activación de imágenes se explicará a continuación. OBSERVACION DE IMAGENES La observación de imágenes "internas" puede realizarse antes, después o simultáneamente a la de los pensamientos, memorias o cualquier otro contenido de la mente. La mejor forma de ver una imagen "interna" consiste en localizar algún punto o zona iluminada dentro del "panorama oscuro" que aparece al cerrar los ojos. Cuando se logra localizar uno de éstos puntos, el meditador debe concentrar toda su atención en él, esperando que su estructura se comience a desenvolver ante el "ojo de su mente" hasta aparecer como una imagen "interna". Continuamente el cerebro se encuentra activo. Miles de millones de procesos neuronales ocurren a cada instante. La posibilidad de que estos procesos se manifiesten en forma de imágenes, pensamientos o de cualquier otra forma depende de factores tales como la historia personal, la estructura genética y el entrenamiento. Para el meditador interesado en la Realidad del Observador y no en la identificación con sus contenidos, la cualidad específica de estos es secundaria. El entrenamiento en la observación de las imágenes "internas" permite que estas puedan ser contempladas como contenidas en la Unidad del Observador y no como elementos de identificación.

18 Cuando se logra mantener la atención en algún punto luminoso del "campo visual interno", el punto atendido se transformará en imagen "interna", la que se podrá observar percibiendo su surgimiento, mantenimiento, evolución y desaparición como si se tratara de un pensamiento. Para quienes las imágenes "internas" surgen espontáneamente, el proceso de observación de las mismas es similar al de la observación provocada a partir de un punto luminoso. En ambos casos se les atenderá observando su surgimiento, desarrollo y desaparición recordando que son contenidos de la mente, y sin identificarse con ellas. La observación puede continuar hasta que el meditador logre observar varias imágenes simultáneas o secuenciales sin perder su postura de Observador de las mismas. OBSERVACION SIMULTÁNEA DE IMAGENES, MEMORIAS Y PENSAMIENTOS Por último, se procederá a realizar una observación libre y simultánea de cualquier contenido de la mente independientemente de su cualidad y características, manteniéndose como testigo de las mismas, hasta lograr una observación de la unidad del pensamiento e imagen y de cualquier otro contenido de la mente.

IX LA OBSERVACION DE LAS EMOCIONES Solamente nos hacen falta dos pasos más para poder describir la técnica de la meditación autoalusiva, que son: la observación de los componentes emocionales de nuestra psique, llámensele a estos sentimientos o simplemente emociones, y la observación de patrones. Esta última será tratada en el próximo capítulo. La observación de las emociones es difícil, porque casi siempre nos identificamos con nuestros estados emocionales, por lo que una observación desapegada de los mismos resulta todo un reto. Nos sucede algo parecido a lo que acontece con nuestro papel social. Es relativamente fácil identificarse con él, sobre todo porque la sociedad constantemente nos impone esa identificación. Pero de la misma forma en la que el papel social es un juego y nunca nuestra identidad real, así nuestras emociones (como nuestros pensamientos) pueden ser observadas desde una plataforma ecuánime, desapegada y no identificada con sus contenidos de observación. Desde esta plataforma, las emociones y los pensamientos se ven pasar, como si estuvieran pasando por sí solos. Alan Watts* lo describe muy bien cuando dice: "se siente como si todo fuera yo, o como si todo, incluyendo "mis" propios pensamientos y acciones estuviera sucediendo por sí solo". * Psicoterapia del Este, psicoterapia del Oeste. Editorial KAITOS, Barcelona, España, 1973.

19 Una forma práctica de observar las emociones consiste en contemplar sus efectos corporales uno por uno. En otras palabras, en hacer Vipassana corporal durante la activación emocional. Esta observación "disecada" faculta para realizar una observación ecuánime y desapegada de la emoción en sí misma. Es aconsejable disecar los efectos corporales y observar la emoción unificada en forma simultánea. Para ello, se sugiere captar el instante en el cual se inicia una emoción, observando inmediatamente los cambios corporales que la acompañan. Estos pueden consistir en alteraciones del ritmo cardiaco, modificaciones en la profundidad y la frecuencia respiratoria, movimientos y sensaciones en él estómago y los intestinos, cambios de tensión muscular, etcétera. Es aconsejable realizar un recorrido corporal observando todos los cambios que acompañan la emoción. Esta observación debe realizarse sin juicios o críticas, sino más bien en un estado neutral ecuánime. Después de lo anterior y en pasos sucesivos es aconsejable ir uniendo las sensaciones hasta lograr realizar una observación unificada de todas las alteraciones corporales durante la emoción. Una vez realizado lo anterior, se puede intentar una observación directa de la emoción como sentimiento en sí mismo, sin disecciones u observaciones parciales. Por último, es aconsejable intentar una observación simultánea de la emoción en sí misma y de los componentes corporales que la acompañan. A medida que se ejercita la observación emocional directa y la contemplación de los componentes corporales de la misma, se adquirirá maestría en este ejercicio, que tiene como consecuencia la fluidez emocional sin represión y la observación ecuánime de la misma sin identificaciones. Al mismo tiempo, esta técnica trae como consecuencia la limpieza emocional y la capacidad para mantenerse unificado sin perder centro durante los procesos emocionales. Es conveniente aprender a identificar las diferentes emociones y descubrir sus dinámicas, causas y estímulos desencadenantes. EI conocimiento de nuestro ser emocional, de sus procesos y condicionamientos conduce a una vida más sana y fluida. La observación sostenida de los cambios emocionales y el descubrimiento de sus dinámicas nos ayuda a ser dueños de nosotros mismos en un nivel mucho más total y profundo que lo usual. Poco a poco y a medida que se ejercita más, la observación emocional conduce al logro de un estado de mayor poder y ecuanimidad, en el cual las emociones enriquecen la vida personal sin provocar confusiones o desgarramientos y sufrimientos intensos, sino acompañando las vivencias, matizándolas de significado y vida. No se trata de hacer desaparecer las emociones, sino más bien de enriquecerlas dándoles el lugar que se merecen y evitando que ellas nos controlen o confundan. Aunque la aceptación es indispensable para tener éxito en la observación de cualquier experiencia, para la contemplación de las emociones es un requisito sine qua non.

20 Los estados emocionales deben aceptarse, a fin de poder ser observados como en realidad son. La represión emocional o el miedo a encarar algún estado emocional hará fracasar cualquier intento de meditar autoalusivamente; en cambio, aprender a aceptar los estados emocionales garantizará el éxito de la meditación, puesto que todo intento algoritmizador requiere información veraz y esta solo se obtiene aceptándola.

X LA OBSERVACION DE PATRONES Una vez logrado todo lo anterior, solo falta un paso más para iniciar la práctica de la meditación autoalusiva. Puesto que esta técnica implica la capacidad de algoritmización, la práctica de la autoalusión se fortalece si previamente a su instrumentación se realizan ejercicios algorítmicos. Estos ejercicios se describirán en este capítulo y consisten en la observación de patrones. La Naturaleza ofrece una multitud de formas sostenidas por patrones, desde la hoja de un árbol con la disposición de sus líneas hasta las ondas regulares de las dunas arenosas y los patrones blanquecinos de las nubes. La observación de patrones consiste en atender sostenidamente cualquier objeto, tratando de descubrir entre sus formas alguna disposición regular que se constituya en patrón. Se podría iniciar el ejercicio observando atentamente una flor o una hoja de árbol. Mientras mayor sea el tiempo sostenido de observación y más patrones se logren descubrir, mejor. Las formas vegetales se pueden observar con el ojo desnudo o ayudándose de lupas o microscopios, dependiendo de las facilidades con las que se cuente y del propio interés. Cada vez que se identifica un patrón, se activa un algoritmo. El desarrollo algorítmico se produce cuando se logran identificar patrones que incrementan su complejidad. Por ello, una vez que se ha logrado observar detenida y mantenidamente el patrón de una hoja o la disposición regular de las partes de una flor, se recomienda proceder con disposiciones más complejas, como podrían ser las formas de las nubes, de las superficies de los lagos o el mar, las formas de rocas, etc. La observación de llamas y de sus formas representa una excelente práctica, sobre todo cuando se logran percibir patrones a partir de sus movimientos y morfologías complejas. La observación de patrones dinámicos y cambiantes fortalece la capacidad de decodificación algorítmica natural del sistema vivo e interactuante con el medio. Una de las prácticas de observación más utilizada por los chamanes es la contemplación del cielo estrellado. Reconocer patrones estelares se recomienda ampliamente como preparación para la meditación autoalusiva.

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XI LA MEDITACION AUTOALUSIVA Realizado todo lo anterior, estamos preparados para la práctica de la meditación autoalusiva. Se sugiere al meditador sentarse cómodamente en el lugar que ha escogido para todas las prácticas previas o en cualquier otro lugar tranquilo, ventilado y libre de insectos. Con los ojos cerrados y la espalda derecha, la meditación autoalusiva se inicia fortaleciendo la atención, concentrándose en la entrada y salida del aire a los pulmones durante la respiración. Esta debe ser rítmica, pausada y tranquila. Se continúa esta práctica de Anapana hasta lograr mantener la atención fija en los movimientos respiratorios y en las sensaciones provocadas por el aire al pasar por las narinas y penetrar en el organismo, después, al salir de éste atendiendo todos los detalles del proceso. Una vez fortalecida la atención y sin que haya habido distracciones de un solo movimiento respiratorio durante unos minutos, la atención se Ileva hacia el vertex o parte superior de la cabeza para sentir allí las sensaciones corporales que existen en ese punto y a partir de allí empezar a recorrer el cuerpo en la práctica de Vipassana. Tanto durante Anapana como Vipassana, a los pensamientos que puedan surgir durante la practicas ni se les reprime ni se les desvía. Simplemente se permite su acontecer libre observándolos con placidez, ecuanimidad y sin identificarse con ellos. El recorrido vipassanico corporal se continúa hasta lograr que no existan puntos ciegos en ninguna zona corporal. Cuando se llega a este punto y se puede recorrer todo el cuerpo sin bloqueos, se procede a ligar la respiración con el recorrido de la siguiente manera: al inspirar se recorre el cuerpo desde los pies hasta la cabeza y al sacar el aire se recorre el cuerpo en sentido inverso. Este recorrido hacia arriba y hacia abajo en un ritmo respiratorio se continúa hasta empezar a sentir todo el cuerpo como una unidad. En ese momento, se interrumpe el recorrido dinámico y se observa todo el cuerpo como una unidad. Una práctica intermedia que ayuda a lograr esta observación de la unidad corporal es ir unificando parte por parte el cuerpo durante el recorrido inicial. Cuando se logra observar el cuerpo como una unidad, se añade a esta observación la contemplación simultánea de los movimientos respiratorios hasta lograr que el cuerpo y la respiración formen una nueva unidad de observación.

22 Una vez logrado lo anterior, se procede a la observación de los contenidos de la mente. Para ello, momentáneamente se interrumpe la observación del cuerpo y de la respiración y se dirige la atención hacia la mente observando sus contenidos. Se observan los pensamientos con ecuanimidad sin identificarse con ellos hasta lograr contemplar cómo se originan, se desarrollan y se desvanecen. Esta práctica se continúa hasta lograr percibir todos los contenidos mentales susceptibles de ser observados y su origen en el "espejo luminoso de la mente". Cuando lo anterior se logra, entonces se añade a la observación de la mente la del cuerpo unificado y la de la respiración, logrando una nueva unidad del cuerpo, la mente y los movimientos respiratorios. Después de lo anterior, la atención se focaliza en las emociones abandonando momentáneamente la observación de la unidad del cuerpo, la mente y la respiración. Las emociones se observan primero como tales sin hacer disección de sus componentes viscerales y vegetativos y después poniendo atención a los cambios corporales que las acompañan. Cualquier emoción que surja espontáneamente es observada con ecuanimidad, sin juzgarla, analizarla o calificarla. De la misma forma en la que se deja fluir cualquier pensamiento sin represiones ni desviaciones, se dejan fluir las emociones hasta lograr observarlas junto con todos sus cambios corporales, sin identificarse con ellas y estos. Una vez logrado lo anterior, se observan simultáneamente las emociones, sus cambios corporales, la mente y sus pensamientos, el cuerpo y la respiración en una nueva unidad que los incorpora a todos. A esta observación de la unidad de todos los componentes de la experiencia susceptibles de ser contemplados se les denomina “observación de la totalidad de uno mismo en el presente". Obviamente esta observación de la totalidad no es de la totalidad de todo el Universo sino únicamente de la que es posible realizar en el presente. La observación de la totalidad de uno mismo en el presente es la meditación autoalusiva en sus componentes. EI siguiente paso en la técnica consiste en observar la resultante de la unión de todos los elementos de uno mismo en la sensación de mismidad o del sí mismo. Al igual que en la observación de las emociones como tales y en la observación "disecada" de los componentes corporales, viscerales y vegetativas que las acompañan, la contemplación autoalusiva de uno mismo consiste en la observación disecada de todos los componentes de la experiencia susceptibles de ser observados y de la observación de la resultante unificada. Se recomienda al meditador lograr una maestría en la observación de los componentes, antes de intentar la observación del sí mismo unificado.

23 Cuando la observación del sí mismo unificado se puede realizar en forma directa, conviene, de vez en cuando, hacer una cuidadosa revisión de los componentes de la experiencia, observándolos con el objeto de corregir y enriquecer los algoritmos de inclusión resultantes de la unificación. La meditación autoalusiva puede fortalecerse practicándola durante la vida cotidiana sin necesidad de horarios especiales o de lugares apartados, incorporando en la observación no solamente los componentes que he indicado sino también los elementos sensoriales y los perceptos visuales y auditivos. La meditación autoalusiva que incorpora el mundo visual y auditivo en la observación de la Unidad aproxima al meditador a la observación de la Realidad, lo cual es el verdadero objetivo y meta de la meditación autoalusiva. En la física contemporánea, al algoritmo que logra describir un sistema dinámico muy complejo, se le llama "atractor extraño". Si suponemos que en el cerebro existen atractores extraños, estos podrían considerarse como las guías del sistema durante el proceso autoalusivo. Imagínese el lector uno de los momentos en los que el nombre de una persona se olvida momentáneamente y al quererlo recordar se tiene la sensación de que el nombre olvidado se encuentra, por así decirlo, "en la punta de la lengua". De alguna manera, para la conciencia en busca del nombre, la sensación y la búsqueda parecerían estar guiadas precisamente por un atractor extraño. La búsqueda termina y el sistema llega a su equilibrio cuando el atractor extraño se convierte en algoritmo del nombre recordado. Algo similar acontece en la meditación autoalusiva, en la cual debe suponerse la existencia de una guía o atractor extraño que literalmente atrae el sistema hacia la descodificación algorítmica, pero no de un nombre sino del estado total y real del sujeto en un presente determinado. Si no existiera esta guía "atractiva", la autoalusion no será posible. Es como si el sistema contuviera presente su estado de desarrollo futuro y atrajera hacia aquel a sí mismo. Puesto que el estado que se activa con la meditación autoalusiva es el del contacto con la Realidad y ésta existe siempre, el atractor extraño que guía la autoalusion es ésta Realidad omnipresente, omniabarcante y omnisapiente. Esta Realidad es la del Observador. En el cristianismo esotérico, el Observador se representa como un ojo en el interior de un triángulo. El triángulo representa la trilogía cristiana y el Observador-ojo es lo que unifica al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. El secreto de la trilogía cristiana y lo que la unifica es el Observador. Muchos de los linajes de los chamanes de México han incorporado este símbolo y lo veneran profundamente. En el hinduismo también existe una trilogía, la de Krishna, Vishnu y Shiva, el creador, el sostenedor y el destructor. Esta trilogía está contenida en el Ser, Purusha, Atman, el cual es intocable y permanece inconmovible independientemente de los cambios que sufra el Universo, es decir, ocupa un lugar similar al del Observador.

24 En la India se dice que al Ser no lo quema el fuego, no lo moja el agua ni ninguna arma puede herirlo. El objetivo de la meditación autoalusiva es precisamente el encuentro con la Realidad del Observador y el Ser, a través de la activación algorítmica de poder inclusivo incrementado. Como hemos visto, esta técnica consiste en observar la totalidad de uno mismo en el presente. Esta totalidad es unidad de todos los procesos que coexisten en un determinado instante. Con la práctica constante esta observación de la totalidad de uno mismo se logra sin esfuerzo. La autoalusión es la observación del estado característico desde una perspectiva libre de identificaciones. Es un verse a sí mismo desde una postura trascendente y simultáneamente neutra. En este verse, el sujeto se acerca a si mismo libre de contenidos porque la observación no es intelectual o incluso lógica, sino más bien directa y total. Como ya vimos, para lograr la unificación se procede poco a poco uniendo varios aspectos. Primero de todo las sensaciones corporales, después los pensamientos y emociones. En otras palabras, primero se procede con la técnica de Anapana y Vipassana hasta lograr la unificación de la imagen corporal. Después se procede a hacer lo mismo con los pensamientos e ideas hasta incorporar en la misma unidad todos los componentes emocionales del presente. La unificación de todas las experiencias en una sola produce la sensación de identidad de la totalidad de uno mismo en el presente. Esta sensación yoica es el contenido de la autoalusión en la que el yo del presente se procede a observar. Con la práctica se hace innecesaria la unificación paulatina de todas las esferas de experiencias porque el meditador se vuelve capaz de identificar su mismidad y observarla directamente.

XII LA MEDITACION AUTOALUSIVA PERMANENTE Y SIN LÍMITE Cuando se logra autoaludir sin secuencias intermedias, el siguiente paso en la práctica es mantener la observación autoalusiva en forma permanente. Para ello, es necesario fortalecer la atención focalizada que impida la distracción y mantenga la observación durante la vida cotidiana. La meditación autoalusiva no debe confundirse con una contemplación analítica o una activación del pensamiento crítico y de los juicios. EI meditador autoalusivo permanente siempre recuerda quien es él y permanece alerta evitando identificarse con los contenidos de su experiencia. Simplemente se observa a si mismo autoaludiendose. Cuando se logra autoaludir, la experiencia de mismidad se transforma. En la física contemporánea se sabe que el Observador participa y modifica sus objetos de observación. De la misma forma, el sujeto que observa la totalidad de sí mismo en el

25 presente transforma esta totalidad, puesto que incorpora en ella el nuevo elemento de su autoalusión. La nueva totalidad del sí mismo así obtenida se puede volver a observar autoaludiendola. Esta nueva autoalusión vuelve a modificar la totalidad y así sucesivamente. Cuando la meditación autoalusiva se continúa en este proceso dinámico de autoalusión sostenida, se Ie denomina "sin límite". La meditación autoalusiva permanente sin límite se puede continuar hasta el momento en el que el sistema no logre unificarse en una nueva sensación de mismidad algoritmizable y por tanto susceptible de ser observada y autoaludida. La algoritmización de la totalidad del presente es la sensación de mismidad yoica. Dos o tres autoalusiones de la yoicidad transformada pueden llevar al sistema a una densidad informacional de tan grande calibre que la decantación de su algoritmo necesite un tiempo relativamente largo para lograrse. Si durante esta búsqueda algorítmica se mantiene la observación, más tarde o más temprano el sujeto podrá unificarse en una sensación de yoicidad susceptible de ser observada. Llega un momento en el cual la meditación autoalusiva permanente sin límites lleva al sujeto a colocarse en su propia identidad en Unidad con el resto. En conclusión, la meditación autoalusiva permanente y sin límite es la capacidad de observar la totalidad de uno mismo en todo instante sin identificaciones con cualquiera de sus contenidos, manteniendo y recordando la Realidad.

XIII CONSIDERACIONES FINALES No existe límite para la observación. Inclusive en los momentos en los que no es posible autoaludir, se puede observar esta incapacidad. Es posible observar la propia confusión y contemplar el propio olvido. Aun en los instantes de máximo vacío o de depresión profunda, el Observador se mantiene. La capacidad de recordar que siempre se puede observar es la capacidad de mantener un estado de optimismo, fe y esperanza en la vida y su sentido. Por más terrible que pueda ser un sufrimiento mental, por más profunda que pueda llegar a ser la confusión, el desagrado o la pena, el Observador se mantiene puro, intocado y totalmente autosuficiente en su capacidad. La existencia del Observador es el fundamento de la fe verdadera. La última consideración que me atrevo a sugerir antes de finalizar este libro es la recomendación de recordar que se puede observar. EI fortalecimiento de esta memoria y su aplicación en todo momento asegurará que cualquier ser humano se vuelva cada vez más dueño de Sí mismo, optimista y sabedor de que siempre existe un siguiente paso.

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APENDICE: EL OBSERVADOR Y LA LATTICE Uno de los aspectos más interesantes acerca de la concepción de lattice es su gran similitud con las propiedades del Observador. Tanto el Observador como la lattice son una singularidad, además ambos son constructos no dependientes a partir de los cuales se generan manifestaciones diversas en número infinito. Independientemente de la aparición de cualquier partícula elemental y todos los compuestos químicos y objetos del Universo, la lattice se conserva como sustento único y singular. De igual forma, el Observador es único y singular independientemente de los contenidos de su experiencia. De acuerdo con estas analogías, se podría pensar que lo que llamamos lattice sea el Observador mismo. Esto estaría de acuerdo con la experiencia de identidad del Observador con el sujeto de la experiencia cuando el cerebro de este último y su campo neuronal alcanzan una alta coherencia. En un estado de alta coherencia, el campo neuronal mimifica el estado fundamental de la lattice, por lo que la identidad entre lattice y Observador también se fundamenta desde un punto fisiológico, físico y fenomenológico. De acuerdo con estas consideraciones, el estado fundamental es el silencio activo del Observador y nunca la ausencia de conciencia en una nada pasiva hipotética. El estado de silencio tan anhelado por los buscadores del estado esencial del Ser no es entonces la ausencia de conciencia, de un vacío mental absoluto, sino la conciencia autosuficiente y vital del Yo Puro y de la Realidad. Por último, a pesar de todas las analogías anteriores, existe evidencia que sugiere que el Observador no puede reducirse a la lattice ni que ésta última sea, en sí misma, el Observador. Esta evidencia está contenida en la conducta de la más grande chamana de México, Pachita. Pachita era capaz de materializar objetos y de hacerlos desaparecer demostrando poseer un control casi total sobre la lattice. Si el Observador fuera la lattice misma, este control sería imposible. De alguna forma Pachita lograba distorsionar la lattice hasta lograr que esta adquiriera la misma conformación y estructura que un objeto, y este aparecía. Presumiblemente esta conducta era resultado de las características del campo neuronal de Pachita en interacción con la lattice y de su manejo voluntario. Este manejo es irreductible a la lattice. Por lo tanto, el Observador no es la lattice sino que la trasciende. El Observador como Realidad no puede reducirse a ningún modelo físico ni a alguna explicación o pensamiento por más inclusivo que éste sea. El Observador trasciende a la lattice y a la mente y pertenece al sí mismo. Krutsio, Baja California, 13 de junio de 1987.

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GLOSARIO Algoritmización: Se refiere al proceso de obtener algoritmos a partir de la información cruda. Es un mecanismo de concentración de datos y aumento de la densidad informacional. Algoritmo: Un algoritmo es un patrón, una estructura, una fórmula matemática o cualquier otro proceso capaz de contener grandes cantidades de información en una forma reducida y concentrada. Un buen ejemplo de un algoritmo es la estructura del ADN, capaz de contener toda la información acerca de un cuerpo. La descodificación de un algoritmo produce la recuperación de la información que concentra su estructura. En el caso del ADN, su decodificación da lugar a un cuerpo. Atractor Extraño: En la física se refiere al algoritmo que describe un sistema complejo y hacia el cual el sistema prospera. Autoalusion: Es la observación de una totalidad, desde una perspectiva de no identificación con sus contenidos. Equivale a la observación de un algoritmo desde fuera del mismo. Campo Cuántico: Se refiere a la lattice del espacio-tiempo. Campo Neuronal: Es la actividad global de un cerebro vivo que resulta de las interacciones de todos los elementos neuronales que lo forman. El campo neuronal es una alteración tridimensional hipercompleja de la lattice del espacio-tiempo. Existen alrededor de doce mil millones de neuronas en el cerebro humano. Él número de interacciones posibles entre todas las neuronas es igual al número total de partículas que existen en el Universo. Cuando cada una de las neuronas se activa, crea una micro distorsión de la lattice del espacio-tiempo. Al conjunto total de estas micro distorsiones de la lattice del espacio-tiempo se le llama Campo Neuronal. Circuitos de Convergencia: Se refieren a un tipo de conexiones entre neuronas en las cuales muchos elementos envían información a un número menor formando circuitos que incluyen grandes cantidades de información en pocos elementos. A través de estos circuitos de convergencia se puede algoritmizar información. Condicionamientos: Conductas aprendidas como resultado de la asociación de un estímulo con una respuesta, de varios estímulos o varias respuestas. Descodificación: Se refiere a la reconstrucción lógica de la información incluida y concentrada en algoritmos. Doble: Se refiere al cuerpo energético de un chaman localizado en el hipercampo. Duración del Presente: Es el tiempo mínimo necesario para crear una experiencia consciente. Cada modalidad perceptual tiene su propia duración. Por ejemplo, la duración

28 del presente dentro de una imagen visual es de alrededor de 50 milisegundos, que es el tiempo mínimo necesario para crear un percepto visual. Ego: Se refiere al yo de la personalidad, distinto al Yo puro o al Self, por ser dependiente de una historia personal individual. Espacio-Tiempo: De acuerdo con la teoría de la relatividad propuesta por Einstein, el espacio y el tiempo forman una unidad inseparable. En la estructura básica de la lattice el tiempo no transcurre y no existen objetos ni partículas elementales, un cambio en la organización de la lattice aparece como un objeto y un cambio temporal. Si desapareciera la lattice, el espacio, el tiempo y la materia no existirían. La desaparición de todo objeto y del tiempo acabarían con la lattice. Hardware: Tecnicismo que se refiere a la estructura física de los circuitos electrónicos de una computadora. Hipercampo: Conjunto de interacciones entre todos los campos neuronales en la lattice del espacio-tiempo. El hipercampo es la conformación de mayor complejidad de la lattice del espacio-tiempo. Identificación: Es el creer y sentir que los contenidos de la experiencia son el sí mismo. Imágenes "externas": Se refiere a los contenidos de la percepción visual del entorno. El conjunto de objetos, colores, texturas, paisajes, etcétera forman las imágenes "externas". Imágenes "internas": Se refiere a los contenidos de la percepción visual del mundo interior. Inclusión por Convergencia: La actividad de los circuitos de convergencia resulta en la creación de algoritmos inclusivos; es decir, patrones neuronales que concentran la información previamente dispersa. Un algoritmo neuronal es una inclusión informacional en la cual los patrones de la actividad de muchas neuronas se concentran en pocas. Lattice: De acuerdo con la mecánica cuántica, el espacio-tiempo posee una estructura básica de total coherencia y simetría a la que se denomina lattice. La lattice forma también el fundamento de la materia, puesto que cualquier alteración de su estructura básica y fundamental da lugar a una partícula elemental. Todo compuesto químico y cualquier campo energético son alteraciones específicas de la lattice. El concepto de lattice surgió de los estudios de cristalografía de rayos X en los cuales la estructura de los cristales aparecía como una red o matriz. La lattice del espacio-tiempo podría conceptual izarse como una red o matriz hipercompleja, penetrándolo todo. Meditación: Resulta de la capacidad de mantener la atención focalizada en algún contenido de la experiencia en el interior, o en la superficie o en el exterior del cuerpo. Meditación Autoalusiva: Es la observación sostenida de la totalidad de uno mismo en el presente.

29 Micro-potenciales dendríticos: Son las oscilaciones del potencial de membrana de las dendritas neuronales. Las dendritas son excrecencias del cuerpo neuronal encargadas de recibir información proveniente de otras neuronas. Según algunos neuro-fisiólogos (Ver: Karl Pribram) el conjunto de micro-potenciales dendríticos de una población neuronal forman frentes de onda hipercomplejos que se transmiten a lo largo y ancho del cerebro. Cada micro-potencial dendrítico es una alteración de la lattice del espacio-tiempo. Cada frente de onda también. El conjunto de micro-potenciales dendríticos y todos los frentes de onda forman parte del campo neuronal. Mundo relativo: El mundo de los objetos concretos, las emociones temporales y las identificaciones restringidas. Niveles de Algoritmización: Cada vez que se logra obtener un algoritmo a partir de cierta información se activa un nivel de algoritmizacion. El proceso puede seguir pero ahora utilizando como datos para el siguiente nivel los algoritmos del previo. Niveles de Inclusión: Se refiere a los niveles de algoritmizacion. La información se incluye en cada nivel y puede ser observada desde el siguiente. El proceso es paralelo a la observación autoalusiva en la cual la información incluida en un nivel es observada desde el nivel que la alude. Observador: Se refiere al sí mismo o al Yo puro identificado consigo mismo. El testigo de la mente. Observador: Es el sujeto de la experiencia identificado con los contenidos de la mente. Es un testigo asociado al ego. Percepto Visual: Es una imagen perceptual formada por detalles, objetos, formas y texturas resultante de la interacción entre el campo neuronal y la lattice del espaciotiempo. Realidad: Es el Yo puro. Realidad: Se refiere a los objetos, cuerpos y transformaciones energéticas, resultantes de las alteraciones de la estructura básica y fundamental de la lattice del espacio-tiempo. Rol Social: El papel que nos ha impuesto la sociedad en su seno. Self: El Yo Puro. Es la identidad con el todo en ausencia del Ego. El Self trasciende al Ego. Sintergia: Es una medida de la coherencia, densidad informacional y redundancia de una información. Mientras mayor valor tengan las variables anteriores mayor será la sintergia. La estructura informacional de mayor sintergia es la de la lattice del espacio-tiempo en su estado básico. Software: Tecnicismo que se refiere a los programas de una computadora.

30 Subtexto: Se refiere en un nivel coloquial a lo que la física llama atractor extraño. Es lo que se encuentra "entre líneas"; el mensaje oculto detrás de las palabras y los argumentos verbales o conductuales. Sujeto de la Experiencia: Es el sujeto identificado con su experiencia. Es quien se siente inmerso en su sentir. Super yo: En la teoría freudiana se refiere al mecanismo moral introyectado. Es la parte de la mente estructurada que juzga y establece los ideales del yo. Cuando estos no se alcanzan, el Súper yo ejerce su acción castigando al sistema. Teoría Sintergica: Según esta teoría, la experiencia surge como resultado de la interacción entre el campo neuronal y la lattice del espacio-tiempo.