Los Nuevos Principios Del Urbanismo - Francoise Ascher

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Los nuevos principios del urbanismo – Francoise Ascher Sociedad contemporánea se transforma de prisa. Nos mostramos inquietos ante las formas que adoptan las ciudades y ante los peligros de todo tipo que parecen general para la sociedad y el medio ambiente. Primera parte: vínculos estructurales que articulan las ciudades y sociedades modernas, las revoluciones urbanas y los tipos de urbanismo a los que dieron lugar las dos primeras fases de la modernidad Segunda parte y tercera: se analizaran las principales características de la nueva modernidad y los rasgos esenciales de la revolución urbana que conlleva y en que se sustenta. Cuarta parte: 10 importantes desafíos y se apuntaran algunos principios a desarrollar para encontrarles una respuesta. Capitulo 1: urbanización y modernización Cuidad y sociedad: correlación estrecha Sociedades como agrupaciones de población que no producen por si mismas los medios para su subsistencia. Crecimiento de las ciudades está vinculado al desarrollo de los medios de transporte y almacenamiento de bienes necesarios para abastecer a poblaciones cada vez más numerosas en cualquier época del año. El crecimiento horizontal y vertical de las ciudades es posible gracias a la invención y aplicación de estas técnicas. Los cambios de larga duración de la sociedad moderna. La noción de modernidad se ha utilizado además en contextos y perspectivas que a veces la hacen sospechosa de abrigar un proyecto hegemónico de occidente, o culpable de tener ambiciones demasiado funcionalistas cuyos daños hemos podido comprobar, especialmente en el urbanismo. La modernidad no es un estado, sino un proceso de transformación de la sociedad. Los componentes de la modernidad La modernización surge antes de la época que conocemos como la edad media. Fue el resultado de 3 dinámicas socio antropológicas cuyas huellas encontramos en distintas sociedades pero que, al entrar en resonancia en Europa durante la edad media, dieron lugar a las sociedades modernas, a individualización, la racionalización y la diferenciación social. Individualización: la representación del mundo no a partir del grupo al que pertenece el individuo sino a partir de su propia persona. Racionalización: sustitución progresiva de la tradición por la razón en la determinación de los actos. La diferenciación social: proceso de diversificación de las funciones de los grupos y de os individuos en el seno de una misma sociedad. Primeras fases de la modernidad Primera fase: edad media y va desde el fin de la edad media hasta el principio de la revolución industrial. Segunda fase: revolución industrial, la transformación de la producción de bienes y de servicios subordinada, en gran medida a las lógicas capitalistas. Las dos primeras revoluciones urbanas modernas Las ciudades del renacimiento y la edad media Primera modernidad dieron lugar a una verdadera revolución urbana. La ciudad medieval se convierte en cuidad “clásica” en la que el poder del estado aparece en escena de la forma monumental, se presenta mediante la perspectiva en relación con el individuo, traza avenidas, plazas y jardines urbanos que ACAN con la mezcla de callejuelas, callejones y huertas, aleja y transforma las murallas. Las calles se amplían, aglomeración de población La arquitectura se constituye de forma paralela con disciplina moderna. Añade un campo específico e integra valores y técnicas nuevos. Atribuyéndose nuevas libertades especialmente en el barroco. Esta cuidad es moderna también porque es proyecto: cristaliza la ambición de definir el futuro, de controlarlo, de ser el marco espacial de una nueva sociedad; es diseño de un designio. Forma última de la: utopía. La cuidad de la revolución industrial la noción fundamental es la especialización: el taylorismo la sistematizara en la industria, en la que tratara de separar y simplificar las tareas para hacer su ejecución más rentable. El urbanismo moderno la pondrá e practica desde finales del siglo xx bajo la forma de zonificación, que más tarde le Corbusier y la carta de Atenas llevaran al límite. En la cuidad de la revolución industrial, la movilidad de personas, información y bienes cobra mayor importancia. La primera necesidad es, desde luego, adaptar las ciudades a las exigencias de la producción, del consumo y de los intercambios mercantiles. Grandes vías de comunicación

Las exigencias de crecimiento y de funcionamiento de las ciudades provocan una gran movilización científica y técnica para aumentar la rentabilidad en el transporte y almacenamiento de bienes, información y personas. La diferenciación social se inscribía, pues de otro modo en el espacio: con los ascensores, los pobres bajaban a plantas inferiores y los ricos subían a los pisos soleados. Barrios residenciales para las capas sociales acomodadas y barrios industriales para las fábricas y los obreros. Consumo de masa, especialmente en el espacio urbano, con grandes bloques de viviendas sociales o casas individuales. Hipermercados e infraestructura variados. Haciendo posible el trabajo femenino asalariado. Barrios mono funcionales. Estado de bienestar y servicios públicos: transporte colectivo, colegios, hospital. A cada una de las dos primeras fases de la modernización correspondió una mutación profunda en las maneras de pensar, utilizar y gestionar los territorios en general y las ciudades en particular. Europa occidental ya ha conocido dos revoluciones urbanas modernas. Podemos plantear la hipótesis- ahora que se inicia una nueva fase de la modernización- de que los cabios que se esbozan en el urbanismo actual refiguran una tercera revolución urbana moderna. Capítulo 2 La tercera modernidad La modernidad salió tambaleándose del siglo xx y el paso al amo 2000 dio pie a numerosos comentarios y reflexiones que subrayaban, al mismo tiempo, los extraordinarios progresos realizados en los cien años que acababan e terminar y los dramas que el mundo había sufrido, proporcionales a dicho progreso y que por ello se colocan en el pasivo de la modernidad. Entramos de este modo en una tercera fase o tercer periodo dela modernización que algunos autores han calificado de modernidad radical, modernidad avanzada, sobre modernidad o baja modernidad. Una sociedad más radical, más individualista y más diferenciada La modernidad reflexiva La racionalización, uno de los tres procesos básicos e la modernización, marca cada vez con mayor profundidad todas las acciones individuales y colectivas. Sino de examinar permanentemente las posibles decisiones y volverlas a examinar en función de lo que hayan empezado a producir. Es necesario, pues, reflexionar específicamente antes de cada acción para elaborar una respuesta y no elegir una de un catálogo o recurrir a una receta, rutina, costumbre, creencia o tradición. Nuevos avances científicos y un mayor uso de la ciencia y la técnica. Profundidad de las herramientas de la acción reflexiva: la teoría de juegos y de la racionalidad limitada, las ciencias cognitivas y las teorías de la complejidad, del azar y del caos. Han puesto de manifiesto que los medios disponibles para conseguir un fin podrían multiplicarse en situaciones denominadas inciertas. La ciencia ficción ya nos había familiarizado con esta angustia. Es cierto que no nos encontramos en ese punto, ni mucho menos, a pesar de la “ley de Moore” (teoría de la duplicación del rendimiento de los ordenadores cada 18 meses). Sin embardo nos hemos familiarizado con los conocimientos algorítmicos y hemos incorporado en la práctica novedades como la distinción entre hardware y software que, indiscutiblemente, hacen evolucionar nuestros modos de representación, razonamiento y organización. La retroalimentación es una retroacción que permite modificar aquello que procede por lo que sigue. Se trata de un dispositivo de ajuste de las causas por los efectos que implica un conocimiento y una evaluación permanente de los efectos de las acciones. El conocimiento ya no está separado de la acción. Sino que se encuentra en la propia acción. La sociedad del riesgo El riesgo es un peligro probablemente más o menos previsible y calculable. Un riesgo puede ser potencial (hipotético) o cierto. Pero el riesgo cero es un horizonte que se aleja a medida que creemos alanzarlo. Surgen así nuevos conocimientos especializados (la candencia o ciencia del peligro, la gestión de riesgos etc.). Las posibilidades de acción e interacción a distancia espacial y temporal son tan numerosas que llega a tener la impresión de estar en varios sitios y momentos a la vez. Una individualización cada vez más pujante La cantidad de opciones a las que se enfrentan las personas, que varía según sus medios, da lugar a perfiles de vida y de consumo más diferenciados , que hacen cada vez menos perceptibles la pertenencia a grupos sociales a pesar de la imposición.-siempre importante- de las consideraciones económicas y socio profesionales.

Las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación tienen en este asunto un papel decisivo. Una diferenciación social cada vez más compleja La globalización, al asociar sociedades locales diversas en un mismo proceso productivo, añade a la diferenciación social una diferenciación territorial. La diferenciación social parece ir pulverizando poco a poco una sociedad en la que individuos más diferenciados y autónomos comparten solo momentáneamente valores y experiencias sociales. El nacimiento de la sociedad hipertexto Arrebatos de violencia. Pero estamos lejos de caer en una anomia masiva o de arrastrarnos hacia la barbarie. Las sociedades occidentales, de momento, parecen seguir su modernización sin sufrir amenazas sustanciales y sin que aparezca ninguna alternativa radical verdaderamente creíble. Acentuada los dramas que sufrió Europa en los siglos xix y xx, buen, por el contrario, porque han quedado fuera de la globalización y se hunden en el hambre, las guerras y las enfermedades. Nuevos tipos de relaciones sociales En las ciudades y suburbios del siglo xix el vecino solía ser colega, un amigo, un pariente, un parroquiano un compañero de lucha. El tejido social está compuesto por múltiples “hilos” muy finos de todo tipo que no le restan solides sino que le confieren mucha más finura y elasticidad. Este tejido de fibras diversas es además social y culturalmente heterogéneo. Estructura social en redes La sociedad está estructurada y funciona como una red, o más bien como una serie de redes interconectadas que aseguran una movilidad creciente de personas, bienes e informaciones. Pertenecientes a muchas redes conectadas entre sí. El reto para la democracia se encuentra en trasformar esta solidaridad conmutaba de hecho en una sociedad reflexiva. CAPÍTULO 3: La tercera revolución urbana moderna 1. Más allá de la ciudad: La palabra “metapolización” ya nos hace intuir una visión más allá de la ciudad. Las ciudades y el territorio han cambiado radicalmente, de una forma tan natural, gradual y paralela al proceso de evolución de las tecnologías y de la economía de los mercados que es imposible darse cuenta en el día a día. La velocidad incesante aportada por los medios de transporte, la libertad de elección y dosificación gracias a los sistemas de almacenamiento de bienes, información y personas; el individualismo y la capacidad de “ser libres en compañía” como resultado del continuo desarrollo de los medios de comunicación; la hibridación o intento de supervivencia entre multinacionales y pequeños comerciantes… todo ello ha ido desdibujando los límites entre las ciudades, los pueblos y el territorio, dando lugar a la metápolis, la ciudad de ciudades. Vivimos en sistemas extensos y discontinuos en los que todo está a un paso (real o virtual), heterogéneos y multipolarizados en los todo tiene un sentido y a la vez no lo tiene. Lo que está claro es que para intervenir en la transformación de estos sistemas “caóticos” de ciudad -o de habitar- ya no sirven las reglas rotundas y generalizadas heredadas del urbanismo moderno, pues el único proceso seguro es que todo va cambiando. Entonces, ¿cómo intervenir en el caos? 2. Una nueva forma de movernos: El desarrollo tecnológico de los medios de transporte ha cambiado profundamente la forma de vida de las personas, en cuanto a velocidad y elección individual se refiere, y el esquema de organización radiocéntrica de las ciudades. Los ciudadanos se adaptaban a los horarios de transporte público, pues los horarios de trabajo eran homogéneos y estandarizados, y de esta forma se generaba un orden y un buen funcionamiento de “la comunidad”. Pero la sociedad ya no responde a un sentimiento de comunidad en el sentido estricto de la palabra, pues se ha ido generando –o destapando- una realidad social basada en la diversidad y libertad de elección de intereses y gustos gracias a las comodidades de las nuevas tecnologías. Las empresas y multinacionales ofrecen servicios a todas horas, los horarios de vida y comercio se han ido abriendo hasta completar las 24 horas del día y la noche, y a toda hora ocurre algo en la ciudad. Ahora ya no sólo nos movemos en masa para trabajar, sino que necesitamos transportarnos a los múltiples lugares de la ciudad y del territorio en los que queremos estar presentes y, a ser posible, eligiéndolos según nuestros intereses. Pero si todos esos acontecimientos van ocurriendo de forma espontánea, continua y a veces coincidiendo en el tiempo pero no en el espacio, la respuesta de los transportes públicos debe ser más compleja y no según un orden rígido de recorridos y horarios. Aquí reside la complejidad de movernos en ciudades multipolarizadas, en el intento de prever y funcionar ante la incertidumbre. 3. La ciudad y “yo”:

La autonomía del ciudadano, que no de la ciudad, es la nueva forma de vida. Este nuevo mundo interconectado, tanto territorial como virtualmente, nos ofrece un sinfín de oportunidades y de metas que podemos marcarnos con total libertad. Supuestamente, podemos elegir por donde movernos, con quien movernos, con quien comunicarnos, cómo comunicarnos, qué hacer, dónde, cómo… las nuevas tecnologías nos han abierto muchas ventanas y aún se espera, y se sabe, que nos las seguirá abriendo. Esto ha dado lugar a una diversificación de intereses, de gustos y, a resumidas cuentas, de grupos sociales que revelan la verdad sobre lo global: que no existe. Pero no existe desde la rotundidad y el centralismo anticuado, desde unas reglas y una ciudad igual para todos. Sí debe haber una ciudad para todos, pero no igual, y sólo podrá conseguirse desde la propuesta de cambio continuo y la mediación con la incertidumbre. Los servicios públicos ahora deben responder a las necesidades de los ciudadanos y a mis necesidades, a las necesidades de los cambiantes y diversos intereses públicos y a las de los privados. Todo esto parece arriesgado, enmarañado, pero el urbanismo ha de tratar de encontrar los medios que las mismas tecnologías que provocan todos estos cambios nos ofrecen. Si con estos nuevos medios, que deberán verse reinventados una y otra vez, se consigue deconstruir esta maraña social para entender sus múltiples componentes y más tarde reconstruirla con un orden que responda a las necesidades de todos, entonces el urbanismo funcionará. Pero no será fácil, habrá que ir cambiando los medios una y otra vez, en base a los previos. 4. Democracia electrónica: Esta fuerza y espíritu por la individualidad tiene una cara oculta, oscura para el urbanismo moderno y los sistemas políticos “vigentes”, y reveladora para el neourbanismo de Ascher. Al mismo tiempo, la libertad de elección y la diversidad son el logro de la nueva sociedad de las tecnologías, pero ¿qué ocurre con quienes no tienen acceso a éstas? Son las dos realidades sociales que no se suben al carro de la metapolización. Por un lado, si es necesario un cambio continuo y revisión de los medios del urbanismo, también lo es en la política. Un sistema de gobierno y administración que represente a una sociedad diversa y cambiante no puede ser único, general y centralista, sino que debe ir cambiando e integrando a todos esos múltiples y diferentes actores de la ciudad. Las jerarquías políticas inalterables son inviables si se quiere conseguir una verdadera diversidad igualitaria y un buen funcionamiento de la metápolis. Por otra parte, si esto no se supera los grupos sociales que no tienen acceso a las nuevas tecnologías se irán viendo cada vez más aislados, dando lugar a guetos. Un buen ejemplo son todos los barrios periféricos –o no, pues la idea de centro urbano está siendo desdibujada- que al no tener ni conexión física ni virtual con la ciudad y la sociedad van adentrándose poco a poco en la desigualdad. El ejemplo contrario es el de aquellos que al disponer de tantos medios eligen adherirse a los sistemas políticos “antiguos” y crear sus ciudades autosuficientes: las “gated communities”. Ni un caso ni otro deberían darse. El camino está, dice Ascher, en la regulación y mediación con todas las capas de la ciudad, siendo siempre conscientes de los riesgos de las ciudades. 5. La ciudad de los riesgos: el principio de precaución. El sistema político de decisiones ha de ser remodelado, sobre todo en el caso de lo urbano, pero ¿cómo se tomarán esas decisiones? Es importante entender que ya no debemos hablar de un programa qué cumplir, unos objetivos determinados, pues pueden ir cambiando durante el proyecto y después de este. Se trata de riesgos, una cuestión clave y permanente en nuestra vida y acciones. Si el urbanismo ya no puede basarse en unas leyes y métodos racionalizados y consensuados por unos pocos –los expertos-, sí que puede basarse en una búsqueda de “seguridad” frente al cambio. Los nuevos métodos y herramientas alcanzables mediante las tecnologías, los expertos, la interacción y debate con los diversos actores de la ciudad, para conseguir un proyecto acorde a los intereses de todos, siempre estarán sujetos al riesgo de no funcionar en un futuro, o incluso en el presente. Ante una metápolis que va cambiando continuamente el peso de las decisiones no ha de ser trasladado a unos políticos para que asuman el riesgo, sino que se debe trabajar conforme al principio de precaución. No consiste en ser precavido, pues los riesgos son inherentes al sistema de la ciudad, sino en proyectar y actuar con los procedimientos necesarios cuando algo se desconoce. Saber moverse en la incertidumbre para la creación y la gestión de las ciudades es fundamental para los presentes y futuros poderes políticos y el neourbanismo. CAPÍTULO 4: LOS PRINCIPIOS DEL NUEVO URBANISMO 1. La gestión del caos: El azar y la incertidumbre del verdadero funcionamiento de las ciudades y el territorio hacen necesaria una nueva forma de gestión estratégica. Debe basarse en el análisis constante de todos los factores que influyen y aprovechar de forma positiva todo tipo de acontecimientos, nuevos y antiguos, para establecer los objetivos estratégicos de “todos” y crear actuaciones. Ya no podemos movernos por reglas simples, imperativas y estables, sino encontrar los medios que definan la sociedad y crear los medios que convengan para actuar. Esto dará lugar a un enfoque más creativo y enriquecedor, siempre desde la diversidad y el cambio, en la actuación sobre la ciudad. 2. La ciudad de redes: Si las metápolis son el resultado de la simbiosis entre muchas realidades complejas (distintos grupos sociales, libertad de la economía de mercado, distintas aglomeraciones urbanas, territorio, redes de transportes, etc.), para trabajar con ellas no se puede recurrir a un pensamiento fordiano o economías de escala, critica Ascher. La

zonificación, las grandes urbanizaciones, una economía basada en la simplificación y repetición para todo el mundo… nada tienen que ver con el verdadero sistema de funcionamiento de la ciudad actual. La interacción con la metápolis, para mejorarla, ha de enfocarse hacia nuevos modelos de productividad y gestión, mediante las TIC, los expertos y el trabajo con los propios ciudadanos. Las crisis son la clara manifestación de los fallos del sistema y han de aprovecharse para generar respuestas multifuncionales que se enfrenten a los cambios, a la variedad de circunstancias y a las disfunciones existentes. 3. Ciudad a la carta: Los teléfonos móviles, las notebooks, los microondas, los sistemas de almacenamiento de información (del casete al disquete, luego el cd, pasando por los útiles pendrives hasta llegar al almacenamiento en la web) son ejemplos muy cercanos de la individualización que marca la evolución de nuestra sociedad. La forma de comunicarnos ha influido profundamente en nuestra concepción de la ciudad, del espacio privado y del público. Ahora mismo somos completamente accesibles y si no lo somos no estamos dentro del sistema, lo que conlleva sacrificios. No hay que ver este hecho como una falta de privacidad o excesiva individualización, sino como una oportunidad para plantear medios que integren estas tecnologías y facilitar la elección, haciendo viables nuevos tipos de servicios adaptables a diferentes situaciones. “Hiperespacios que combinan lo real y lo virtual, propicios tanto a la intimidad como a la socialización.” Esto va a plantear una nueva forma de las cuestiones éticas en la profesión para adaptarse a las nuevas lógicas de la sociedad y del mercado mediante cambios políticos locales. 4. De la administración a la regulación: Negar las especificaciones de cada ciudad, lugar o cultura es un gran fallo cometido por el urbanismo moderno y los poderes políticos es su afán por generalizar y administrar. Si la ciudad se basa en la “diferencia ubicua” como un sistema lleno de diferentes elementos pero todos relacionados, sí que pueden encontrarse soluciones que se adapten a todo el mundo, pero siempre teniendo en cuenta la omnipresencia de diferencias cambiantes. Las decisiones no han de llevarse a cabo a partir de una administración que aplique leyes y métodos rotundos, sino mediante una regulación continua, readaptando los objetivos y las funciones de las personas que trabajan en esa regulación. La postura de Ascher me recuerda bastante a los estudios de los arquitectos neoyorquinos Reiser y Umemoto: al igual que una esponja o una melena de cabellos parecen ser una totalidad, un cuerpo global, están compuestas por elementos todos ellos diferentes entre sí, pero con particularidades que los unen. La ciudad es igual, pues siempre existe un “genius loci” en cada lugar pero que va compuesto por múltiples elementos diferentes entre ellos y en continuo cambio. Para poder trabajar en ella se ha de entender muy bien mediante el análisis continuo de ese “genius loci” y crear los medios reguladores que trabajan de una forma cooperativa con él. 5. Urbanismo multisensorial: Todo este enfoque de una gobernancia urbana basada en la regulación democrática (ciudadanos diversos, tecnologías y expertos) y en el avance de los conocimientos y la experiencia –principios básicos del neourbanismodebe acabar en una actuación concreta, aunque los medios sean cambiantes y evolutivos. Esta actuación concreta dará soluciones sociales, económicas y formales. Hasta ahora no hemos hablado de una “formalización del neourbanismo”, pero ante todo no se tratará de espacios monofuncionales centrados en funciones básicas como trabajar, habitar, divertirse… de forma aislada. Ante la complejidad y variedad de prácticas urbanas las soluciones han de ser multifuncionales y, si muchas de las relaciones importantes del funcionamiento de la ciudad son invisibles y difíciles de analizar a priori, los espacios trabajarán y mostrarán los aspectos que conciernen a las necesidades de la ciudad. Esta revelación no sólo será visual, sino desde todos los sentidos, creando espacios multisensoriales. Y, además, conllevará una revalorización del patrimonio de la ciudad antigua, pudiendo emplear sus antiguos edificios y espacios para dar techo a actividades de la nueva sociedad. No debemos caer en el fallo de hacer tabla rasa con el pasado, sino crear espacios que cubran las verdaderas y distintas necesidades de la ciudad. DEFINICIONES -METÁPOLIS: Ciudad de ciudades. Resultado del proceso de metapolización de las ciudades y el territorio. El prefijo meta- ya nos advierte sobre un “ver más allá” de la forma de la “polis”, de su realidad, de su significado según la concepción tradicional. Se trata del sistema de redes creado por la conexión de las ciudades, el territorio y los pueblos a partir del desarrollo de los medios de transporte, el avance en el almacenamiento de viene, información y personas, y la evolución científica continua de las tecnologías para mejorar el rendimiento de este sistema. El resultado son grandes conurbaciones extensas y discontinuas, heterogéneas y multipolarizadas, en las que la incertidumbre y el azar juegan importantes papeles que desmontan el absolutismo y los principios categóricos del urbanismo moderno. -GESTIÓN ESTRATÉGICA:

Forma de proyectar desde las decisiones políticas y el urbanismo según los principios del neourbanismo. Se basa en una forma de analizar y gestionar la ciudad de una forma más reflexiva, teniendo en cuenta la condición cambiante y los múltiples actores diversos de la ciudad de redes. Su objetivo es poder reducir la incertidumbre y el azar en una sociedad abierta, democrática y marcada por la aceleración de la nueva economía y las nuevas tecnologías. Las “pautas” consistirán en analizar constantemente la ciudad y generar herramientas sociales y tecnológicas siempre sujetas al cambio producido por la evolución de las ciudades. -NEOURBANISMO: Es el resultado de la tercera revolución de la sociedad y la solución contraria a las reglas y métodos generalizadores y simplistas del urbanismo moderno. Es un urbanismo basado en el análisis continuo de la actual sociedad de la tecnología y el sistema de redes para generar métodos y herramientas acordes a estos análisis y con el principio de ir cambiándolos continuamente a medida que cambie esta sociedad. Es un urbanismo de dispositivos, reflexivo, precavido, participativo, flexible, heterogéneo, estilísticamente abierto y multisensorial. Es un plan ambicioso que apuesta por la revisión y cambio del modo de entender las ciudades a partir del continuo descubrimiento deconocimientos científico-tecnológicas, las experiencias de los múltiples grupos sociales e individuos de la ciudad y una democracia verdaderamente representativa. -PENSAMIENTO “FORDIANO”: Pensamiento que se basa en generalizar la sociedad y abstraerla como una única comunidad uniforme y estable. Su objetivo es establecer unas reglas o leye simples, imperativas y estables con el fin de poder administrar este modelo abstracto e idílico de la sociedad de forma regular. Su método de simplificación y repetición de modelos categóricos pasa por aplicar economías de escala supuestamente aplicables a toda la sociedad, olvidando lo local a favor de lo global. En el urbanismo moderno se traduce en la zonificación, el estudio de densidades, las alturas, espacios monofuncionales… -ECONOMÍAS DE ESCALA: Modelo económico que busca resultados en la simplificación y repetición de estrategias redundantes sobre las que considera una sociedad y ciudad uniformes, sin tener en cuenta las minorías, las economías de variedad, lo local o los continuos cambios sociales propiciados por los avances tecnológicos. Es la puesta en práctica económica de un sistema político centralista y absolutista, contrario a las autonomías (tanto políticas como de los ciudadanos de a pie) y la diversidad. -ESPACIOS MULTISENSORIALES: Son espacios adaptados a las múltiples y cambiantes prácticas urbanas (multifuncionalidad) que se basan en la complejidad y diversidad de las diferentes necesidades de la ciudad, sin aislar las funciones. Trabajan tanto en lo visible como en aspectos sonoros, táctiles, olfativos… con el fin de conseguir un neoregionalismo que atienda a la verdadera realidad de la ciudad y el territorio. -GOBERNANCIA: Se define como una forma de toma de decisiones políticas en constante interacción con los ciudadanos, los expertos y las tecnologías. “Las reglas mayoritarias y la responsabilidad de los elegidos no deben zanjarse cuando haya diferencias sobre puntos importantes cuando todos los demás se hayan agotado. La legitimidad de una decisión pública y su eficacia son mayores si se han elaborado mediante un proceso que haya reunido a sus protagonistas alrededor de un proyecto común.” -URBANIDAD: Se define como el potencial de interacción que ofrecen las ciudades. Se trata de ver a la ciudad como la potencia multiforme que produce el reagrupamiento de grandes poblaciones en un mismo lugar, una metápolis que es el sistema de redes que conecta agrupaciones urbanas por medio de la red de transportes, las telecomunicaciones, la libertad de mercado… La ciudad actual no puede ser entendida sin este sistema de “unión de muchas ciudades de diferentes características y el territorio”. Poca urbanidad, por ejemplo, serían guetos por falta de medios económicos o enfrentamientos culturales o las “gated communities” tan comunes en Estados Unidos. NOTA CRÍTICA Es interesante el sentimiento que una determinada sociedad puede llegar a sentir al darse cuenta de su posición en la historia. La revelación de que algo está ocurriendo y de que somos los causantes de ese cambio relevante e intrínseco a nuestras nuevas formas de vida puede constituir una autodeterminación como cultura y una motivación hacia la propia identidad. El análisis y crítica de Ascher a nuestra sociedad y a nuestra ciudad es toda una revelación de nuestra propia identidad y una fuente de optimismo para una filosofía de acciones que determinen el buen futuro de la ciudad. Y es curioso que nos sorprendamos ante las nuevas posturas o cambios del paradigma hegemónico –en este caso el del urbanismo moderno- cuando las revoluciones culturales se han sucedido continuamente a lo largo de la historia. ¡Razonad tanto como queráis y sobre lo que queráis; sólo que obedeced! (En defensa de la Ilustración, Immanuel Kant), los sucesos se repiten, y justo lo que causó la segunda revolución de la ciudad ya se gestaba anteriormente. Casualmente, tal frase se adapta perfectamente a los

sistemas políticos actuales y a las reglas y modos de acción tradicionales del urbanismo moderno. ¿Hemos avanzado? El avance es incuestionable, no vamos a pecar de apocalípticos, pero las posturas conservadoras ante el avance sí que se han repetido a lo largo de la historia. Las nuevas tecnologías del transporte y de la telecomunicación nos han cambiado profundamente, dándonos un sinfín de comodidades pero también cambiando nuestra forma de ver el mundo. Nos hemos acostumbrado de tal manera a depender de ellas que a veces puede que lleguemos a abusar de muchas “prótesis tecnológicas”. Una ciudad llena de cámaras de seguridad, de vigilancia continua, como ya previó George Orwell en 1984, no es una realidad muy lejana ante la constante necesidad de intentar solventar nuestros miedos a los riesgos de la ciudad mediante la continua demanda de control policíaco. Apenas existen ya esos “ojos altruistas que vigilaban la ciudad” de Jane Jacobs, sino que vivimos en una “ciudad cautiva” como apunta José Miguel Cortes. Esto no significa que la tecnología tenga un efecto negativo, sería una muy mala comprensión de la sociedad actual el pensarlo, sino que como hacen estos críticos debemos revisar continuamente nuestra ciudad y nuestra sociedad: cómo nos relacionamos, cómo nos comportamos, cómo nos movemos y, sobre todo, si nos manipulan. François Ascher propone una nueva visión de la ciudad que preconiza justamente esto; analizarnos continuamente para saber cómo somos, sólo entonces podremos actuar sobre nosotros mismos y evolucionar de una forma enriquecedora. Las numerosas descripciones que hace Ascher sobre la ciudad y la sociedad actual te hacen pensar desde una mirada crítica las múltiples facetas cotidianas de nuestras vidas tecnológicas. La velocidad es la constante determinante, tanto en la realidad física como en la virtual. A menudo recorremos la ciudad con otra mirada, una mirada dormida que nos impide ver tanto los errores como las virtudes. No sólo en la ciudad “física”, sino desde las pantallas de nuestras ordenadores, televisores, cine, radio… La velocidad y la cultura de masas conllevadas por la metapolización de las ciudades han acabado banalizando muchos aspectos de la cultura y de la sociedad. ¿Somos optimistas o reaccionarios ante estos avances? Nos comunicamos con emoticonos, con frases cortas, sustituimos los espacios físicos y el encuentro cara a cara por escenarios virtuales que pueden ser muy provechosos como ventana igualitaria a todo el mundo o una herramienta de pauperización de la cultura al separar al individuo de su cultura y de su ciudad ante una promesa de “individualización” o de obtener una identidad propia y original. Pero esto no es culpa de la tecnología, es el resultado de la autocrítica y la regulación de nosotros mismos, como bien apunta Ascher. Las controversias y los erroressiempre van a surgir en los procesos de evolución, es la condición indispensable. Si no hay riesgo y si no nos arriesgamos a experimentar no podremos avanzar en el conocimiento de nuestras ciudades y de nosotros mismos. Si Andy Warhol ya celebraba la forma de vida norteamericana del consumismo, del libre mercado, de la fama, de la individualización, no era por tener una realidad negativa indiscutible, sino por los cambios sociales que implicaba. Pero no debemos caer en las posturas simplistas y facilonas, pues estas nuevas formas de vida deben ir siempre acompañadas del pensamiento crítico. “Los quince minutos de fama” prometidos por la nueva sociedad individualista y de la publicidad son un hecho que, de primeras, incita a la crítica ética. Pero es la realidad y Ascher apuesta por encontrar nuevas formas de integrar esta realidad en nuestras acciones. Un cambio rotundo es imposible y si la ciudad es como es en estos momentos se debe a nuestra naturaleza. Debemos conocernos para reinventarnos, criticando lo heredado y lo presente y arriesgándonos hacia el futuro, para volver a analizarlo con ojos críticos.