Los Estados Del Alma

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Los Estados del Alma Shaij Abd Al-Khaliq Al-Shabrawi

INTRODUCCION DEL TRADUCTOR

El objetivo de la religión es reunir al hombre con su Creador. Esa unión ocurre en el Paraíso, una vez que los siervos creyentes han pasado a salvo los peligrosos eventos que siguen a la Resurrección, de modo que Dios les otorga a cada uno según su estado la recompensa suprema: la visión beatífica de Su Semblante. Para la elite, sin embargo, el pensamiento de la reunión tiene implicancias más inmediatas, dado que son los pocos afortunados que no necesitan esperar hasta que entran al Jardín para experimentar el deleite de esa visión; porque se les concede entrar en el Jardín interior del conocimiento directo mientras están aún en este mundo. Este es el propósito más elevado de la existencia del hombre, y el modo de lograrlo, consecuentemente, es lo más valioso que cualquiera puede desear aprender. De aquí que en el corazón de toda religión revelada existe un núcleo central que representa su más profundo y valioso aspecto, es decir esas enseñanzas y prácticas espirituales que llevan al buscador más allá del conocimiento teórico y le permiten subir la escala espiritual hacia la experiencia directa de la Presencia Divina. El Sufismo es el corazón del Islam, su aspecto más profundo y central. Es un método de realización espiritual cuyo soporte doctrinal y ritual es el del Islam. Por lo tanto no puede haber una verdadera comprensión del Islam sin al menos algún grado de comprensión del Sufismo; ni puede haber ninguna comprensión real del Sufismo separadamente del Islam. No es posible comprender Sufismo más allá de Islam. Un Islam sin Sufismo sería un cuerpo sin un corazón, un cuerpo privado de eso que pulsa dentro suyo y lo llena de vida; mientras que un Sufismo fuera del Islam sería un corazón sin un cuerpo, un órgano privado del sostén material del que depende su propia vida. Exactamente así como el cuerpo y el corazón dependen enteramente uno del otro para sobrevivir, así es la relación mutua entre el Islam y el Sufismo. Esto está claramente demostrado por el hecho de que los más famosos Sufíes han sido típicamente acreditados eruditos ortodoxos, un patrón que se ha mantenido hasta hoy. Los esfuerzos de ciertos orientalistas para poner en duda la procedencia del Sufismo y sus intentos de atribuirle un origen foráneo al Islam son inevitables y sus motivos son obvios. Siendo incapaces o estando mal dispuestos a reconocer la verdad de que los aspectos más profundos de cualquier doctrina deben ser imposibles de aprehender desde afuera, son víctimas del espíritu de nuestros tiempos, que ha llevado a una civilización entera a afanarse bajo la ilusión de que cualquier cosa en absoluto se puede comprender leyendo acerca de ella y sometiéndola a una evaluación ‘racional’, (significando aquí ‘racional’, conformarse a las idiosincrasias y prejuicios de esa misma civilización). Menos obvios, pero también menos excusables, son los motivos de aquellos Musulmanes, que careciendo ellos mismos de toda aptitud espiritual, no pueden soportar verla en otros y proceden así a negarla y combatirla con una vehemencia sorprendente. Los primeros representan un intento por socavar el Islam desde el exterior, y los segundos, su no menos inevitable complemento, el ataque desde el interior. Ambos se sentirían mucho más cómodos con un Islam árido, unidimensional, que no requiriera de sus adherentes más que la comprensión doctrinal más superficial, y una conformidad ritual correspondientemente superficial que no permita espacio alguno para la búsqueda de la pureza interior y la iluminación. Este proceso al final no deja más que una cáscara vacía, una mera forma carente de todo significado. Ninguna de las grandes religiones se ha visto eximida de esos ataques, porque no son otra cosa más que la respuesta inevitable y por lo tanto predecible, de los mundos

inferiores a la luz que desciende desde arriba. Las estratagemas usadas durante las diversas fases de tales guerras son innumerables, y quizás tengamos la oportunidad de analizarlas en detalle en otro contexto. Una vez que una religión pierde su poder para reunir a la gente con su Señor, a través de la vivencia, es simplemente una cuestión de tiempo antes de que su vitalidad se vaya reduciendo hasta el grado en que también pierde su poder de salvación y luego se desintegra. Detrás no quedan más que fragmentos sin valor que se parecen a los de un espejo roto, cuyos pedazos son tan pequeños que ya no son capaces de cumplir su propósito original, pero son sin embargo identificables como partes de ese espejo en particular y por lo tanto de ser reivindicados como partes del original. Esta es la situación del Occidente moderno tras la desintegración de la Cristiandad. Una de las mayores pruebas de que una religión todavía nutre su corazón vivo, palpitante, es la presencia dentro de su interior de su método de realización, es decir el ‘arribado’, el santo que ha entrado en la Presencia Divina y se ha tornado así capaz de guiar a otros a lo largo de la misma ruta. Estos son aquellos seres humanos en quienes se ha actualizado el potencial Adámico para la santidad y la gnosis. Siendo su presencia el criterio irrefutable de la vitalidad de cualquier religión dada, no es sólo el fracaso manifiesto del mundo Cristiano para producir un solo gnóstico durante siglos, sino también su pérdida del conocimiento del método para hacerlo, lo que ha llevado a muchos Musulmanes a considerar a la Cristiandad como irremediablemente extinta. En contraste, tales ‘arribados’ abundan en el mundo Musulmán y son relativamente fáciles de encontrar a pesar de la bancarrota espiritual de una mayoría inmersa en burdas búsquedas físicas y encandilada por la capacidad material de Occidente, y a pesar de los esfuerzos de la mayoría de los Sufíes para permanecer en la oscuridad en un clima tan hostil. En el contexto del Sufismo, Imam al-Haddad ubicó a las personas en una de tres categorías cuando escribió en Regalos para el Buscador: ‘Todo ser humano es, o un viajero, o un arribado, o un noviajero’. Por ‘no-viajeros’ se refiere obviamente a la mayoría Musulmana que vive distraída de sus obligaciones espirituales, pero esto se puede extender para incluir a los no Musulmanes. Siendo el presente volumen una exposición de las etapas de la realización espiritual por un maestro que ha completado el viaje entero exitosamente y tomado también innumerables discípulos a lo largo de él, debe despertar en cualquiera con la más leve inclinación espiritual un anhelo por el retorno a Dios. Estar espiritualmente inclinado es sentir, discontinua o vagamente, que debe haber algo más allá del mundo material, que tomar este mundo al pie de la letra no puede ser el propósito último de un ser humano, que debe haber un significado dentro de toda forma, que debe haber alguna manera de poder aprehender esos significados; resumiendo, que hay algo en el hombre que requiere más que la mera supervivencia animal, algo capaz de alcanzar lo Absoluto. Una clara y detallada exposición del sendero tal como ofrece este volumen, cuando se encuentra con una inclinación semejante, torna inteligible el sendero y su objetivo último, establece la idea misma de la realización espiritual dentro del ámbito de lo concebible, e instala la idea de la viabilidad de realizar el intento. En otras palabras, el viaje hacia la realidad infinita se torna más substancial en la propia mente, y puede estar seguido por el pensamiento de que, después de todo, no es irrazonable desear algo semejante. Esto puede inducir a aquellos con poco o ningún conocimiento previo de tales cuestiones a tratar de saber más, y por consiguiente se alcanza el comienzo. En cuanto a aquellos que ya están en posesión de un adecuado conocimiento teórico sobre el tema, pero perciben el aspecto práctico como remoto e irrealizable, pueden verse impulsados a darle una consideración mucho más seria, y quizás a empezar activamente la búsqueda de aquellos capaces de arrojarles más luz sobre ello, o quizás, más decisivamente, al maestro que los aceptará

como discípulos. Hay otros dos tipos de no-viajeros que pueden sacar mucho beneficio de este volumen: aquellos que están actualmente afiliados al Sufismo pero no se dan cuenta todavía de sus implicancias y posibilidades más profundas, y aquellos que tienden a confundir el conocimiento a través de los libros con la iluminación, es decir, a confundir la asimilación puramente mental de la doctrina con la inspiración y la gnosis. Ambos encontrarán aquí puntos de referencia y criterios, que honestamente aplicados, les permitirán una clara evaluación de su situación y sus requerimientos. Para los viajeros, el valor de esta obra yace en la descripción explícita de ciertos puntos de importancia, que hasta ahora maestros anteriores habían dejado implícitos, haciendo uso de las profundas ideas de la perspectiva Khalwati, así como de la organización esquemática del material, que tendría que haber sido recogido de docenas de tratados más antiguos. Los maestros sólo escriben desde la inspiración; en verdad, el autor del presente volumen le declaró a uno de sus discípulos directos, que mientras lo escribía, su pluma corría más velozmente que su mano, y cada tratado es una respuesta a las necesidades de su época. La necesidad de esquematizar surge del deterioro que le ha acaecido a los poderes de asimilación de la nación Musulmana. Se debe mantener un delicado equilibrio entre la búsqueda de inteligibilidad y la necesidad de evitar la excesiva rigidez y constricción que probablemente impondría la esquematización sobre el conocimiento, que es por naturaleza propia fluido e incondicional. Se olvida con frecuencia que el Sufismo es esencialmente una tradición oral; por lo tanto es improbable que libro alguno pueda obviar la necesidad de la enseñanza oral, la guía, y la constante supervisión de un maestro. Cada maestro usará la terminología adecuada a la escuela a la que pertenece, y es probable que el mismo término signifique más de una cosa según quién lo esté usando. Es por eso que el autor ha proporcionado definiciones precisas para los términos que usa, lo que no debería dejarle al lector duda alguna en cuanto al significado establecido, y permitirle también compararlos con términos similares o equivalentes en otras obras. En su introducción explica cómo considera que se deben entender los términos ‘alma’ (nafs), ‘espíritu’ (rúh), y ‘secreto’ (sirr), dado que otros autores los usan de modo diferente. Este libro proporciona una explicación de las diversas ‘enfermedades’ del alma y sus remedios. Las dolencias constituyen los velos que impiden que el Ojo del Corazón contemple lo Invisible, mientras que los remedios son las diversas prácticas devocionales y de auto disciplina que deshacen tales velos hasta el momento en que el primer rayo de luz los atraviesa. A partir de allí las prácticas guían, peldaño por peldaño, hasta que se alcanza la perfección humana, que es la finalización del viaje. Hay peligros en el camino. Los novicios pueden llegar a creer, con el primer destello de luz, que se han convertido en grandes santos. Los caminantes más avanzados pueden llegar a desarrollar la ilusión de que han alcanzado el final del sendero y que ahora se han convertido en maestros y guías por derecho propio. En ambas instancias, como en los casos de severa violación de la cortesía espiritual, el viajero puede verse desposeído de cualquier beneficio que haya logrado y encontrarse cayendo en picada a un nivel más inferior de lo que alguna vez podría haber imaginado. La extensión de los capítulos indica a qué audiencia desea dirigirse el autor, porque a medida que el libro progresa los capítulos se tornan más breves, hasta que aquellos que se ocupan de las tres últimas etapas no tienen más que dos o tres páginas cada uno. Esto es así porque aquellos que ya han viajado tan lejos como los tres estados más elevados difícilmente tienen necesidad de tratados sistemáticos, y uno sospecha que el sheik ha escrito esos capítulos simplemente para no dejar la obra incompleta, para darles a los novicios una sugerencia sobre la naturaleza de los alcances más elevados de la realización espiritual, y proporcionar quizás unas pocas indicaciones sutiles para ser comprendidas sólo por los caminantes que se están acercando a esos niveles.

El autor de este tratado es el shaij Sufí y erudito Shafi `Abd al-Khaliq al-Shabrawi, un descendiente del segundo califa `Umar ibn al-Khattab, que Dios esté complacido con él, a través de su padre, y del Imán al-Husayn, que Dios esté complacido con él, a través de su madre. Su abuelo paterno era el distinguido shaij `Umar al-Shabrawi, eminente erudito, conferencista en la Universidad de AlAzhar, santo, maestro Sufí, y fundador de la rama Shabrawi de la orden Sufí Khalwati. Fue uno de esos individuos excepcionales que nacen con una pureza de alma suficiente para calificarlos para una rápida ascensión de la escala espiritual y un temprano florecimiento de la santidad. El shai `Umar al-Shabrawi fue un hombre de gran presencia y carisma que atrajo a una multitud de discípulos, muchos de los cuales se convirtieron en maestros famosos tanto durante su vida como después de su muerte. Lo sucedió a la cabeza de la orden su hijo, `Abd al-Salam, quien murió cuatro años más tarde, cuando tenía poco más de treinta años, siendo su sucesor, después de un intervalo, el propio hijo de `Abd al-Salam, `Abd al-Khaliq. El shaij `Abd al-Khaliq nació en 1887, en una pequeña ciudad al norte del Cairo en vida de su abuelo, y creció bajo ‘su solícita mirada’, que es la manera Sufí de decir que recibió una intensa atención espiritual de su parte. Fue verdaderamente tan intensa, que muchos miembros de la familia se sintieron perplejos; pero la respuesta del sheik a eso fue decirles: ‘Déjenme solo con mi nieto, porque yo veo en él y sé de su futuro lo que ustedes no pueden ver ni saber. ¡Este es el portador de la bandera de la orden después de mí!’ El autor aún era un niño cuando el Shaij `Umar murió, seguido por su hijo `Abd al-Salam. Sin embargo, él siguió la tradición familiar, aprendió de memoria el Noble Qu’ran, y luego se incorporó a la Universidad de Al-Azhar para estudiar bajo las más destacadas autoridades de su época. Sus maestros fueron unánimes en conferirle un gran respeto y consideración a pesar de su juventud, y muchos de ellos le predijeron un gran futuro cuando se graduó en 1914. Durante los años siguientes era sabido que mantenía vigilias nocturnas regulares y que permanecía en remembranza constante de Dios. Enseñó en Al-Azhar durante unos pocos años, negándose a hacerse cargo de la tariqa y prefiriendo permanecer en la oscuridad. Había recibido también las tariqas Shádili y Naqshbandi a través de su padre y de otros maestros, pero para proteger su intimidad con su Señor, eligió permanecer apartado a pesar de los repetidos pedidos de los afiliados de la tariqa para que les administrara el juramento de lealtad y fuera su guía. Eventualmente abordaron a su tío, que era uno de los guías de la orden, y le imploraron que convenciera al shaij para que aceptara su lealtad. Su tío, el shaij gnóstico `Uthmán al-Shabrawi se dirigió a él así: ‘Los hermanos son numerosos y yo me he puesto viejo y ya no soy capaz de cargar con este peso’. Al principio, el Shaij `Abd al-Kháliq se negó, pero viendo la insistencia del anciano su corazón se suavizó y finalmente consintió en hacerse cargo como maestro de la orden. Pronto el número de afiliados creció y su fama se difundió. Esto lo llevó a renunciar a su cargo de enseñanza en Azhar y a aceptar a otra persona como imán de la mezquita al-Fath, lo que le permitió más tiempo para dedicar a sus discípulos. Pasó el resto de su vida enseñando, disciplinando, refinando, y guiando a la gente a lo largo del sendero. Uno de sus discípulos lo describió como ‘un mentor de una cualidad excepcional, un guía en el sendero de la Verdad cuyo estilo era siempre cortés. Protegía a sus discípulos de todas las cosas cansadoras y pesadas: cada vez que un estado espiritual amenazaba con abrumar a un discípulo lo hacía detener, y cada vez que un discípulo sucumbía a la indolencia, a la negligencia de sus actos de adoración, y a la atracción de sus apetitos, el Shaij lo tomaba de la mano y lo hacía mover. . .’

Entre aquellos que viajaron por el sendero bajo su guía se encontraban su hermano `Abd al-Salám y su hijo Mustafá. Este último se convirtió en maestro de la orden a la muerte del sheik, en 1947. Fue un erudito eminente de suficiente autoridad como para haber ocupado el cargo de subdirector Grand-Mufti de Egipto. Antes de su muerte, en 1994, tuvo la gentileza de permitirnos publicar este libro, tanto en su original Arabe como en su traducción Inglesa.

MOSTAFA AL BADAWI al Madina al Munawwara, 1415

INTRODUCCION

Una exhortación a tomar el sendero del Sufismo, los méritos del sendero, y cómo liberarse de los vicios Sabe que la búsqueda de la perfección es una cualidad de lo más noble. ‘Perfección’ significa aquí despojarse de los atributos censurables y adornarse con los meritorios. Los atributos censurables son: ignorancia, irascibilidad, rencor, envidia rencorosa, avaricia, orgullo, arrogancia, envanecimiento, ilusión, ostentación, amor por el prestigio y el poder, excesiva volubilidad y bromear artificialmente, alardear, frivolidad, ruptura de los vínculos sociales, husmear en la privacidad de los demás, esperanzas desmedidas, codicia, y mal carácter. Los atributos meritorios son: conocimiento, templanza, tolerancia, pureza interior, generosidad, mansedumbre, delicadeza, humildad, paciencia, gratitud, renunciación, confianza en Dios, amor, anhelo, modestia, contentamiento, sinceridad, veracidad, vigilancia, auto-escrutinio, reflexión, preocupación y compasión por las demás criaturas, amar y detestar solamente por Dios, deliberación en todas las cuestiones, llorar y sentirse apenado, desear la oscuridad y la reclusión, candidez, ser de buen consejo y pocas palabras, respeto reverencial, sumisión, poseer un corazón roto y un buen carácter. El propósito de recorrer el sendero Sufí es la adquisición de la perfección y la liberación de las características repulsivas, un proceso que requiere y ordena la Shari’a.

Irascibilidad [ghadab] Se requiere liberarse de la irascibilidad porque el Profeta (swas), ha dicho: ‘Nadie se enoja sin acercarse al borde del infierno’. Y Abú Hurayra11, que Dios esté complacido con él, relató que un hombre dijo una vez: ‘O Mensajero de Dios, dime de una acción que no debería cometer, así sea una pequeña’. Se le dijo: ‘¡No estés enojado!’ E Ibn Masúd12, que Dios esté complacido con él, dijo que el Mensajero de Dios (swas), una vez les preguntó, ‘¿A quién consideráis el más fuerte de vosotros?’ Respondieron, ‘A aquel a quien otros no pueden vencer’. Pero él dijo, ‘No es así; es aquel que se controla a sí mismo cuando está enojado’. La apariencia exterior de una persona enojada ya es bastante fea, pero su apariencia interior es aún más fea. La irascibilidad es un atributo reprensible causado por la agitación de la sangre en el corazón, ya que exige venganza. Su opuesto es la templanza, que inicialmente uno se debe imponer a sí mismo hasta que llegue el momento en que se torne habitual. El Profeta (swas) dijo: ‘El conocimiento se obtiene por el aprendizaje, y la templanza se obtiene imponiéndosela [uno mismo]. Al que elige el bien le será dado el bien y el que evita el mal se verá protegido del mal’. Y dijo (swas), ‘Buscad el conocimiento, y buscadlo con serenidad y templanza. Sed gentiles con aquellos a quienes enseñáis y con aquellos de quienes aprendéis. No actuéis tiránicamente no vaya a ser que la ignorancia os venza’. Y les dijo a sus Compañeros: ‘¡Buscad la elevación a los ojos de Dios!’ ‘¿Y qué es eso O Mensajero de Dios?’, preguntaron, y él respondió: ‘Preservar vuestros vínculos con aquellos que han cortado los suyos con vosotros, darles a aquellos que se alejan de

vosotros, y ser tolerante con los que os maltratan’. Y hay muchos otros hadiths condenando la ira y alabando la templanza. Librarse enteramente de la ira censurable y adquirir la templanza meritoria, al grado en que se torna habitual, sólo es posible si uno toma el sendero Sufí, porque a través de él, el poder de la ira se quiebra y se pone bajo la soberanía de la razón y la ley, de modo que queda subyugada y controlada. Cuando una persona semejante se enoja, será solamente por causa de Dios, y la ira por causa de Dios es un rango exaltado que sólo es posible para aquellos que en su ascenso han alcanzado el cuarto estado, el del Alma Serena. Aquellos que pretenden tenerlo, pero que aún deben alcanzar ese estado, son mentirosos que confunden la verdad con la falsedad. `Ali ibn Abi Tálib13,14, que Dios esté complacido con él, dijo una vez: ‘El Profeta (swas) nunca se enojaba por razones mundanas’, lo que significa que sólo se enojaba por causa de Dios el Exaltado, ‘y cuando se enojaba por la verdad nadie lo reconocía’, lo que significa que se tornaba irreconocible debido al poder de su ira por sostener la verdad y por derrotar la falsedad.

Envidia Rencorosa [hasad] Este es otro atributo repugnante, que sólo se puede remover completamente tomando el sendero Sufí de la manera en que describiremos en los capítulos siguientes. El Profeta (swas) dijo: ‘La envidia rencorosa consume las buenas acciones, exactamente como el fuego consume la leña’. La envidia rencorosa ocurre cuando una persona odia ver los favores que Dios le ha conferido a su hermano y desea que los pierda. Pero cuando ni odia verlos en posesión de su hermano ni desea que los pierda, pero simplemente desea poseer lo mismo para sí mismo, eso se llama envidia ordinaria y no es reprensible. El Profeta (swas) dijo: ‘El creyente envidia, pero el hipócrita resiente’. Y el dicho de Dios (Exaltado es Él), ‘No deseéis lo que Dios le ha dado a algunos de ustedes en preferencia a otros’, [4:32], significa que no deberían desear que esos mismos favores sean suyos excluyendo a otros. [Ese es el significado,] dado que no es reprensible desear favores similares, pero tampoco es encomiable. Esto se relaciona con las cosas mundanas, mientras que en cuestiones religiosas, de hecho es encomiable [desear los mismos favores].

Rencor [hiqdj] Esto también es repugnante, dado que lleva a la envidia rencorosa, el rechazo, el odio, la ruptura de las relaciones, y a husmear en la privacidad de aquellos que son objeto de ese rencor. El Profeta (swas) dijo: ‘No es permisible para un hombre Musulmán rechazar a su hermano por más de tres [días]. El que así lo hace y luego muere, entra en el Fuego’. Y él dijo: ‘No os espiéis unos a otros, no tengáis resentimiento unos de otros, no os odiéis unos a otros, no os deis la espalda unos a otros, y sed, O siervos de Dios, hermanos!’ Y él dijo: ‘Os han afligido las dolencias de las naciones anteriores: la envidia rencorosa y el rencor. Estas son las Afeitadoras. No digo que afeiten el pelo sino que afeitan la fe’. E Ibn `Umar15, que Dios esté complacido con él, dijo: ‘El Mensajero de Dios (swas) ascendió una vez al púlpito y dijo en voz alta: “¡O vosotros que habéis aceptado el Islam con vuestras lenguas pero no habéis recibido fe en vuestros corazones! ¡No ofendáis a los Musulmanes! No abuséis de ellos, ni espiéis su privacidad, buscando avergonzarlos; porque el que husmea en la privacidad de su hermano Musulmán,

buscando avergonzarlo, Dios espiará en su privacidad, y aquel en cuya privacidad Dios espía será expuesto por Él, aun cuando estuviere en las profundidades de su vivienda” ’. Sin embargo, deberías saber que el rechazo puede ser permisible [en algunas situaciones] por razones legalmente aceptables.

Avaricia [bukhl] Esto ha sido condenado por Dios y por Su Mensajero. Dios el Exaltado ha dicho: ‘Y aquellos que están protegidos de la avaricia en ellos mismos, ellos son los que tendrán éxito’. [59:9] Y: Que no piensen aquellos que retienen lo que Dios les ha dado de Sus favores que eso es lo mejor para ellos. No, es peor para ellos. Eso que retienen les será colgado alrededor de sus cuellos el Día de la Resurrección’. [3:80] Y él dijo (swas), ‘Cuídate de la avaricia, porque ha destruido a aquellos anteriores a ti; les ha hecho derramar sangre y profanar lo que es sacrosanto’. Y: ‘La persona generosa está cerca de Dios, alejada de Su tormento, y cerca de mí. No entra en el fuego y yo soy su compañero. Y la persona mezquina no entra en el Jardín, y su compañero es Satán’. La realidad de la generosidad es que das lo que sea que exceda tus necesidades. El altruismo [ithár] es mayor, porque es el grado más elevado de generosidad, es dar el dinero que de hecho tú necesitas.

Arrogancia [kibr] Esto también es censurable. Dios el Exaltado dijo: ‘Alejaré de Mis signos a quienes sin razón se llenan de soberbia en la tierra’.[7:146] Y Él dijo (Exaltado es Él): ‘Y la decepción le llegó a cada tirano obstinado’. [14:15] Y el Profeta (swas) dijo: ‘Aquel en cuyo corazón yace el peso de un átomo de arrogancia no entrará en el Jardín’. Y Dios (¡Elevado y Majestuoso es Él!) dijo [en un hadith qudsi]: ‘Mi prenda superior es el Orgullo y Mi prenda inferior el Poder. Aquellos que disputen conmigo por una de ellas, los arrojaré al fuego’. La arrogancia es un atributo del alma que surge de la propia percepción de uno mismo.

Envanecimiento [`ujb] Esto también se encuentra entre los atributos censurables. El Profeta (swas) dijo: ‘Tres cosas son ruinosas, la avaricia cuando se la obedece, la pasión cuando se la sigue, y la admiración de un hombre por sí mismo’. La realidad del envanecimiento es que es una clase de orgullo interior que ocurre cuando una persona se imagina que posee algún tipo de perfección, ya sea de conocimiento o de comportamiento. Un caminante que siente que el envanecimiento lo está penetrando, debería reflexionar sobre aquellos que murieron como no-creyentes, habiendo sido una vez [fervientes] adoradores, tales como Bal`am ibn Bá’úra16. Debería pensar en Satán y dirigirse a su propia alma así: ‘No estés complacida con tu obra hasta que estés seguro de que Dios la ha aceptado. ¿Cómo puedes estar complacida con algo cuya aceptación permanece incierta?’

Ilusión [ghurúr] Esta es una de las causas de la ruina. Dios el Exaltado ha dicho: ‘Entonces no dejes que la vida actual te engañe, y no permitas que el embaucador te engañe apartándote de Dios’. [31:33] Ilusión es creer que una cosa es diferente de lo que realmente es, y la aceptación del alma de cualquier cosa imaginaria y obscura que esté de acuerdo con sus antojos. Es por lo tanto una forma de ignorancia. Hay muchos tipos de gente engañada. Algunos albergan la ilusión de que pueden permitirse pecados [con impunidad] porque Dios es Magnánimo y Misericordioso. Dios es indudablemente Magnánimo y Misericordioso, pero todo el Corán indica que Su Magnanimidad y Misericordia (¡Exaltado es Él!) toman la forma de Su asistencia para hacer el bien en el mundo. Él dice: ‘A quienquiera que Dios desea guiar, Él le abre su pecho al Islam’.[6:126] Después están aquellos que albergan ilusiones concernientes a la piedad de sus padres y ancestros y el éxito que Dios el Exaltado les ha concedido, pero no reflexionan sobre Su dicho a Noé: ‘Él no es de tu familia y sus obras no son rectas’. [11:146] Otros se engañan a sí mismos vistiéndose meramente como los virtuosos y los Sufíes, pensando que el Sufismo no es más que usar lana y túnicas remendadas. Otros se engañan a sí mismos aprendiendo los dichos de los Sufíes y sus expresiones especiales. Otros además, bajo la influencia del engaño, descartan toda vergüenza y abandonan todas las obras. Otros se engañan con cualquier apertura a la gnosis que se les concede y se detienen allí, imaginando que han arribado. Los estados de los engañados son muchos; por lo tanto un caminante no debería permitirse ser engañado, ni nada debería detenerlo, ni debería estar satisfecho con cosas pequeñas. Debería perseguir la realización y la certeza, y abandonar las cuestiones sospechosas y pasionales, y percibir las cosas como son, porque las maquinaciones del demonio son muchas.

Ostentación [riya] Esto está prohibido, dado que Él ha dicho (¡Exaltado es Él!): ‘Ay de aquellos que rezan y se distraen de sus plegarias, que hacen alarde’. [107:4-6] Y: ‘Deja entonces que el que espera encontrar a su Señor haga buenas obras y en su adoración no asocie a nadie a su Señor. [107:4-6] Y el Profeta (swas) dijo: ‘Aquello que más temo por vosotros es la idolatría inferior [al-shirk al-ashghar]’. ‘¿Qué es la idolatría inferior?, le preguntaron, y él respondió: ‘La ostentación’. Y Dios el Exaltado en el momento de recompensar a sus siervos por sus obras, dirá: ‘Id con aquellos por quienes habéis hecho alarde en el mundo; ¡a ver si encontráis vuestra recompensa con ellos!’ Sabe que la persona ostentosa desea indudablemente ocupar un lugar de alto rango en los corazones de la gente, y eso es lo que hace que se comporten así. En cuanto al buscador del sendero a lo Real, debe esforzarse por disminuir su rango en el corazón de los demás. Muy alejados, por lo tanto, están los ostentosos del sendero de lo Real.

Amor por el prestigio y el poder [hubb al jáh wa’l-riyása] Este rasgo censurable también obstruye el camino a lo Real. El Mensajero de Dios (swas), dijo: ‘Es suficiente mal para un hijo de Adán ? excepto para aquellos a quienes Dios el Exaltado protege ? que haya gente que lo señale con el dedo, ya sea por razones religiosas o mundanas’. Y `Ali, que Dios esté complacido con él, dijo: ‘Busca la modestia, no la fama: no te eleves a ti mismo, guarda los secretos y mantén silencio. Entonces estarás a salvo, alegrando a los rectos, y escupiendo a los corruptos’. E Ibráhim ibn Adham17 dijo: ‘Una persona que ama la fama y el renombre carece de sinceridad’. Sabe que lo censurable es el amor por la fama. En cuanto a la fama y la celebridad en sí mismas, pueden ser o bien meritorias o censurables. Cuando la intención es exaltarse uno mismo y desdeñar a los demás, es censurable, pero cuando es para guiarlos y beneficiarlos, indudablemente es meritoria y merecedora de recompensa. El renombre de los Profetas y de los Califas Rectamente guiados es mayor que el de cualquier otro, y no obstante serán recompensados por ello. El sello distintivo de la fama meritoria es que su poseedor la percibe como una carga, de modo que cuando aparece alguien capaz de aceptar y tomar esa responsabilidad por él, aliviándolo de la presión, se siente contento y agradece la oportunidad y, lejos de sentirse resentido con él, se siente agradecido con él. De todos modos, en cuanto el corazón de un caminante se inclina hacia el amor por el prestigio y el liderazgo, su sendero está bloqueado. Debe por lo tanto apreciar la oscuridad y lo que sea que conduzca a ella, y debe comportarse de un modo tal que evite que la gente lo tenga demasiado en cuenta, de modo que cuando lo vean no le presten ni mucha atención ni consideración, ni nadie le devuelva el saludo. Ese es el estado del buscador sincero.

Hablar excesivamente [kathrat al-kaldm] Esto es censurable dado que lleva a cosas prohibidas [harám], y a otras que se desalientan [makrúh], tales como mencionar los propios pecados previos, [hablar de] mujeres, discutir, mezclarse [con personas distraídas], rivalidad, hablar con amaneramiento, usar prosa rimada, presuntuosidad, insultos, obscenidad, jurar, frivolidad que excede los límites de lo legalmente permisible, burlarse, mofarse, divulgar secretos, mentir, murmurar, difamar, y otras cosas prohibidas semejantes que implican hurgar en lo que a uno no le concierne. El peligro de la lengua es fatal: nada es más peligroso, porque toda villanía surge de allí. Es por eso que el Profeta (swas) alabó el silencio, lo recomendó, y les pidió a sus Compañeros que lo mantuvieran, diciendo: ‘El silencio es sabiduría, pero los silenciosos son pocos’. Y: ‘El que se mantiene en silencio será salvado’. Y le dijo a Mu’ádh ibn Jabal18: ‘¿Se arroja a la gente al Fuego sobre su rostro por alguna otra cosa que no sea la cosecha de su lengua?’ y Abú Bakr al-Siddiq19, que Dios esté complacido con él, sentía tanta ansiedad por los deslices de la lengua que solía ponerse un guijarro en la boca para prevenirse de hablar. ‘Esto es lo que me ha llevado a lugares’, solía decir señalando su lengua. E Ibn Mas`úd12, que Dios esté complacido con él, había visto tanto de los peligros de la lengua que solía decir: ‘¡Alláhu Akbar! ¡No hay nada que merezca tanto la encarcelación como la lengua!’ Y el Profeta (swas) dijo: ‘Cuando se me hizo viajar por las noches pasé al lado de personas que se estaban destrozando la cara con las uñas. Pregunté: “O Gabriel, ¿quienes son esos?” y él respondió, “Aquellos que murmuran y difaman a la gente en lo que respecta a su honor” ’ 20.

Murmurar es decir de tu hermano lo que le desagradaría si lo oyera, aun cuando pudiera ser la verdad, y ya sea que concierna a su persona, actos, palabras, religión, mundo, vestido, casa, montura, o cualquier otra cosa. Cuando dices algo concerniente a cualquiera de esas cosas, y es verdad, y sabes que lo perturbaría si lo oyera, eso es murmurar. Si no es verdad entonces es calumnia, lo que es aun peor. Hace poca diferencia que el sujeto a quien se refieren esas cosas esté presente o ausente. Los hadiths que prohiben las enfermedades de la lengua que hemos mencionado son numerosos, pero aquellos que no se benefician de lo poco no se beneficiarán en nada de lo mucho. Y el éxito viene de Dios.

Frivolidad [mizáh] Esto trae la muerte al corazón y le sigue una oscuridad. Si el caminante supiera cuán enormemente disminuye su estado cada vez que bromea nunca lo volvería a hacer. Esto lo saben aquellos cuyo interior está iluminado. En cuanto a la gente de la oscuridad, no perciben los peligros de bromear. Él ha dicho (swas): ‘No discutas con tu hermano, ni bromees con él’. Podrías llegar a decir que el Profeta (swas) bromeaba pero decía la verdad; pero deberías saber que tú eres incapaz de esa clase de bromear, y por lo tanto sería mejor para ti que renuncies a ello, haciendo una excepción para las pocas veces en que te sientes extremadamente oprimido o con el corazón apesadumbrado.

Preocupación por la propia apariencia [al-tazayyun li’lkhalq] Mejorar la propia apariencia por otras personas distrae al caminante y lo obstruye en su búsqueda. Porque requiere de la adquisición de ropas, el uso de perfume, enrollar el turbante de la manera correcta, y otras cosas semejantes que desvían su atención de la remembranza de Su Señor (¡Augusto y Majestuoso es Él!) y de la presencia [del corazón]. El verdadero caminante necesita ser nada a la vista de los demás, careciendo de cualquier importancia en sus corazones. Embellecer la propia apariencia por ellos contradice esto. En cuanto al guía [murshid], aquel a quien Dios el Exaltado ha confiado la convocación de la creación hacia lo Real, no debe hacer nada para desmerecer su condición a los ojos de la gente. Cada vez que quería salir de su casa para encontrarse con sus Compañeros, el Profeta (swas) se miraba en un espejo y arreglaba su turbante y su cabello. ´A’isha21, que Dios esté complacido con ella, una vez le preguntó acerca de esto y él respondió: ‘A Dios le gusta que Sus siervos embellezcan su apariencia por sus hermanos siempre que sale a encontrarse con ellos’.

Alardear [tafakhur] Esta característica es censurable y está prohibida. El Profeta (swas) ha dicho, ‘Dios me ha revelado: “¡Sé humilde, no permitas que nadie se alabe a sí mismo por encima de otro, y no permitas que nadie oprima a otro!” ’ Es posible alardear sobre la propia riqueza, ancestros, devociones, o conocimiento. Cualquier alardeo semejante es totalmente censurable y vil, especialmente para el

caminante, dado que él está buscando realizar la servidumbre [ubúdiyya] y abandonar su oposición al Señorío de Dios, y semejante alardeo está en conflicto con eso.

Risa [dahik] Reír también trae una muerte al corazón, que es la razón por la cual el Profeta (swas) nunca reía, sino que sólo sonreía. Sonreír es aceptable y meritorio a la vista de Dios, Su Mensajero, y la gente. La risa causa que el corazón muera y es impropio de un caminante.

Esperanzas desmedidas y codicia [al-amal wa’l-hirs] Ambas son viles, y aquellos que poseen tales atributos están lejos de la presencia del Poseedor de Majestad. Ibn `Umar, que Dios esté complacido con él, dijo: ‘El Mensajero de Dios (swas) dijo: “Debes estar en este mundo como un extranjero o un caminante, y considerarte a ti mismo como una de las personas de las tumbas” ’. Ibn `Umar dijo también: ‘El Mensajero de Dios (swas) pasó por nuestra casa cuando mi madre y yo estábamos usando arcilla para [reparar] algo. Preguntó, “¿Qué es eso, `Abdalláh?” Y yo respondí, “Algo que estamos reparando”. Él dijo, “¡La materia es más veloz que eso!”, dando a entender que la muerte está más cerca que eso’.

Mal carácter [sú al-khuluq] El mal carácter es censurable tanto a los ojos de Dios como a los de la gente, mientras que ambos consideran meritorio el buen carácter. El Mensajero de Dios (swas) dijo: ‘Por Aquel en cuya mano está mi alma, nadie entrará en el Jardín salvo aquel cuyo carácter es bueno’. Y en sus plegarias solía decir [du’á]: ‘¡O Dios, mejora mi apariencia y mi carácter!’ Sabe que los rasgos censurables que acabamos de enumerar son sólo algunos de los vicios que puede albergar un hombre; porque es imposible mencionarlos a todos. Sin embargo, la persona que recorra el sendero de la manera en que expondremos en los capítulos siguientes se librará de todos los vicios, porque el caminante, cuando es sincero, los saca de raíz desde su mismo origen, de modo que no queda absolutamente ningún rastro de ellos. Al hacerlo aplica los remedios que, Dios mediante, expondremos. En cuanto a aquellos que desean librarse de ellos sin recorrer el sendero [al-qawm], están buscando lo imposible. Ahora que sabes esto, sabes cuál es el beneficio a obtener al tomar el sendero de la Gente, que Dios esté complacido con ellos. Pero hay algo más para ganar que es aun mayor y el verdadero objetivo, y es alcanzar los estados de cercanía a la Presencia del Señor. Y Dios es quien ayuda. Sabe que cuando su atención está dirigida al cuerpo [y ocupado] con lujos, placeres mundanos, y los apetitos del yo, el corazón está cubierto por setenta velos. En esta estación al corazón se lo llama el Alma Incitadora, porque sus atributos censurables son la ira, el rencor, la envidia rencorosa, la arrogancia, el orgullo, el engreimiento, la ilusión, el mal carácter, y otros rasgos malos que lo tornan distante de la presencia de su Señor. Eso no es de sorprender, dado que seguir las pasiones torna inferior a un hombre honorable. Ha sido relatado que Zulaykhá le dijo a Yúsuf al-Sddiq22, con quien sea la paz, ‘¡O Yúsuf! La codicia y la pasión hacen esclavos de los reyes, mientras que la fortaleza y la piedad hacen reyes de los esclavos’. Y él le dijo: ‘Quienquiera que

tenga piedad y firmeza ; Dios no hará que se pierda la recompensa de aquellos que hacen el bien’. [12:90] Eso se debe a que el corazón es por derecho propio el gobernante del cuerpo, y el cuerpo obedece sus órdenes y prohibiciones. Cuando está dominado por la pasión, el gobernante se convierte en el subordinado, y la cuestión se invierte de modo que el rey se convierte en un prisionero subyugado bajo el poder de un perro o un enemigo tiránico. Es por eso que cuando un hombre sigue sus tendencias glotonas y pasionales se ve a sí mismo en sus sueños postrándose ante un cerdo o un burro, y cuando sigue su tendencia irascible se ve a sí mismo postrándose ante un perro. Sabe que cuando el corazón se olvida a sí mismo en esa condición detestable y prolonga su estadía allí, llega a perder esa propiedad que le es específica, es decir, la habilidad para concentrarse en lo Invisible. La pérdida de esa propiedad es lo que está expresado como ‘oscuridad del corazón’, o ‘estampar’ [tab]23 o ‘eso que cubre’ [rayn]24. Porque el corazón es como un espejo, y cuando está limpio de toda herrumbre e imperfección uno puede contemplar cosas en él; pero cuando existe cubierto de herrumbre, con nada para lustrarlo o protegerlo de la herrumbre, entonces esa herrumbre se arraiga hondamente y puede incluso penetrar sus profundidades de modo que se torna imposible de remover. Eso es lo que el Profeta (swas) dio a entender cuando dijo: ‘Los corazones se oxidan así como lo hace el hierro’. Le preguntaron: ‘¿Qué es lo que lo lustra, O Mensajero de Dios?’, Y él respondió: ‘La recordación de la muerte y el recitado del Corán’. Que cualquiera que desee alcanzar a Dios el Exaltado entre primero por la puerta de todas las puertas, que es el arrepentimiento. Esta es la primera puerta que debe cruzar el siervo cuando busca entrar en la presencia o proximidad de la Exaltación del Señor. Sabe que el arrepentimiento es una obligación, dado que Dios el Exaltado dice: ‘¡Y arrepentíos completamente ante Dios, O vosotros creyentes!’ [24:31] Es por eso que es el consenso de la Nación que el arrepentimiento es un deber. El Profeta (swas) dijo: ‘El que se arrepiente de sus pecados es como el que no tiene pecados; el arrepentimiento borra cualquier cosa que lo haya precedido’. Y: ‘El penitente le es caro a Dios’. Y: ‘Dios se deleita más con el arrepentimiento de Su siervo cuando éste se arrepiente, que uno de vosotros cuyo camello ha escapado en el desierto llevándose la comida y el agua, cuando ha perdido la esperanza [de recobrar] su camello [súbitamente] lo ve parado a su lado, toma las riendas y, en puro júbilo, dice, ¡”O Dios! Tú eres mi siervo y yo soy tu señor!”, debiéndose su error a su júbilo excesivo’. Y: ‘Dios acepta el arrepentimiento de Su siervo hasta que éste boquea’25. Los versos y hadiths que conciernen al arrepentimiento están casi más allá de la enumeración. Sabe que el arrepentimiento es una obligación inmediatamente incumbente, dado que evitar los pecados y la obediencia a Dios son un deber incesante. Al-Sanúsi26 dice que es el consenso [jimá] que el arrepentimiento debe ser inmediato y que por lo tanto posponerlo multiplica los pecados para aquellos que no se arrepienten. Eso no es lo mismo que la multiplicación de las buenas acciones, porque no arrepentirse es un pecado en sí mismo, de modo que el fracaso para arrepentirse agrega un pecado sobre otro, siendo el primero el mal acto original, y el segundo la ausencia de arrepentimiento. Estos dos pecados requieren, ambos, arrepentimiento, de modo que si no se produce a la brevedad, se convertirán en cuatro de acuerdo al mismo patrón. Esto es multiplicación, pero no es igual que la multiplicación de las buenas acciones, porque Dios el Exaltado dice, ‘Quien se presente con una buena acción tendrá diez como ella, y quien se presente con una mala acción sólo será recompensado al igual que ella’. [6:161]

Si examinaras [tu estado] con imparcialidad y compasión, verías que tu necesidad de arrepentimiento es mayor que tu necesidad de comida, agua, y cobijo, porque los pecados te están cubriendo con un velo que te impide contemplar lo Invisible y se interponen entre ti y el Amado. Los mayores velos entre un siervo y su Señor son los velos de los pecados, porque están hechos de oscuridad, mientras que los otros velos, aun cuando el caminante debería tratar de removerlos, están hechos de luz y no implican un alejamiento total. El velo que resulta de los pecados se parece a una pared que se interpone entre ti y el objeto de tu búsqueda, y te impide así ver alguna parte, rastro, o sombra de ello. Por otro lado, los velos de luz son como el vidrio que muestra lo que está detrás, en mayor o menor grado según lo grueso o delgado que sea, pero nunca ocultando todo como lo hace la pared ? debe verse al menos una sombra. Así como es con la visión física, así es con el corazón. Cuando su ojo, al que se llama ‘visión interior’ [basira], está cubierto con la oscuridad de los pecados, es decir, con ‘eso que cubre’ [rayn], ‘eso que estampa’ [tab], y ‘eso que sella’ [khatm], no ve nada de las luces de lo Invisible, y por lo tanto la persona no se preocupa por el mal y los pecados que comete. Cuando se arrepiente, se remueve el velo de los pecados del ojo del corazón y percibe eso que es de Dios27. Se torna así temeroso de Su castigo y esperanzado por Su recompensa, luego permanece fiel a las acciones de obediencia y evita los pecados. En esta etapa el velo se convierte en un velo de luz como resultado de su dependencia de esos actos y de su creencia de que es él quien los ha hecho existir. Luego Dios el Exaltado remueve ese velo a través de la baraka de su obediencia, y ve que está en deuda con Dios, porque es Él quien lo guió a esos actos, y llega a percibir su imperfección en su agradecimiento a Dios por ellos. Ve que Quien Da y Quien Retiene no es otro que Dios el Exaltado, y que cuando Él desea el bien para Su siervo le confiere el atuendo de taqwá para hacerlo merecedor de ser introducido a Su presencia. Nada está en la mano del siervo, ya sea para bien o para mal. Todo está en la mano de Dios. Cuando el velo se levanta del ojo del corazón, piensa que ha arribado a Dios el Exaltado, en razón del deleite espiritual que entraña ese estadio. Luego, si la solicitud oculta [de Dios] lo llega a envolver, ese velo también se remueve. Luego atraviesa velo tras velo, como se describe en este libro, hasta que alcanza el Asiento de la Verdad28 y los sitios de los amados. Entiende entonces, y no pienses que porque hemos comparado los velos al vidrio, Dios el Exaltado es algo para ver con el ojo físico, porque Él está muy por encima de eso. ¡Quiera Dios hacerse cargo de tu guía! Sabe que el arrepentimiento es lamentar los pecados que uno ha cometido, porque él ha dicho, que la paz y las bendiciones de Dios sean con él, ‘El remordimiento es arrepentimiento’. También es esencial tomar la resolución de no volver a repetirlos jamás y de evitar en lo posible patrones anteriores de comportamiento. Esta clase de arrepentimiento, que es sentir remordimientos por las transgresiones pasadas, es el ‘arrepentimiento del pueblo común’ y siempre es aceptable [a Dios]. En cuanto al ‘arrepentimiento de los elegidos’, es de todo lo que lo distrae a uno de Dios el Exaltado, mientras que el del ‘elegido entre los elegidos’ es de la falta de consciencia y distracción en su presencia con Dios el Exaltado. Este es el arrepentimiento de los siddiqún, esa gente inteligente que ha llegado a reconocer la posición de su propio yo y que cada una de sus respiraciones es una oportunidad más valiosa que el mundo y todo lo que contiene.

CAPITULO UNO

El Alma Incitadora: su recorrido, mundo, localización, estado, wárid, atributos y males, y el modo de liberarse de ella y ascender más allá, a la segunda etapa en donde el alma se torna Reprochadora Su recorrido es ‘hacia’ Dios. Su mundo es el Mundo Visible [`álam al-shaháda]. Su localización es el pecho. Su estado es la inclinación. Su wárid es la Shari’a. Esta Alma Incitadora es el Alma Racional y el corazón, de quien Dios el Exaltado ha dicho, ‘Esto es para aquellos que están en posesión de un corazón’. [50:37] No es el pedazo de carne que se menciona, sino la magnífica cosa sutil [al-latifa al-Rabbániyya]. Sin embargo, cuando se torna impura debido a sus inclinaciones a su naturaleza [material], descansa en sus apetitos, y se asocia con el Espíritu Vital, se reintegra al rango de los animales y sus atributos meritorios se transforman en los censurables. Entonces sólo se diferencia de los animales en su forma exterior, y el Demonio se convierte en una de sus tropas. Sus atributos entonces incluyen la ignorancia, avaricia, codicia, arrogancia, irascibilidad, glotonería, lujuria, envidia rencorosa, distracción, mal carácter, hurgar en lo que no le concierne, ya sea con la palabra o de otra manera, burla, odio, comportamiento injurioso ya sea con la mano o la lengua, así como la otra alma perversa, la misma de la que habló Zulaykhá en el transcurso de su historia con Yúsuf al-Siddiq, que la paz sea con él: ‘El alma es en verdad una incitadora al mal’. [12:53] Y nuestro Profeta Muhammad (swas), dijo: ‘Vuestro peor enemigo es vuestra alma que yace entre vuestros dos flancos’, y: ‘Hemos regresado de la pequeña jihád a la gran jihád’. Esto es así porque está bajo el influjo de su naturaleza [material], incapaz de diferenciar entre lo correcto e incorrecto, o entre el bien y el mal. Es solamente a través de ella que el execrable Demonio es capaz de ejercer alguna influencia sobre el hombre. Por lo tanto recela de ella, O hermano mío, y nunca confíes en ella. No la apoyes y ayudes cuando otros la agravian; por el contrario, alíate con ellos en contra de ella, porque cuando te convences de su enemistad se te hace necesario hacer todas esas cosas de las que hemos hablado antes. También se te hace necesario reducir tu comida, bebida, y sueño, de modo de debilitar el Alma animal, porque cuando se debilita se le hace más fácil al alma más elevada, noble y dignificada, que se llama Reprochadora, liberarse de ella. Que tu invocación en este estadio sea Lá iláha illa’Lláh, cuyo significado es que nadie debe ser adorado por derecho propio salvo Dios. Él dice (Exaltado es Él): ‘Recuérdame y Yo te recordaré’. [2:151] Y el Profeta (swas) ha dicho, hablando en nombre de su Señor: ‘Yo soy como Mi siervo piensa de Mí, y estoy con él cuando Me recuerda. Cuando Me recuerda dentro de sí mismo, Yo lo recuerdo dentro de Mí Mismo, y cuando Me menciona en una asamblea, Yo lo menciono en una asamblea mejor. Cuando se acerca a Mí lo que mide una mano, Yo Me acerco a él lo que mide el largo de un brazo, y cuando él se acerca a Mí lo que mide el largo de un brazo, Yo me acerco a él lo que mide el largo de dos brazos, y cuando él viene a Mí caminando, Yo voy hacia él corriendo’. Este hadith, que es auténtico por consenso, indica el inmenso mérito de la remembranza y cómo las pequeñas obras del siervo se encuentran con grandes recompensas Divinas.

El Profeta (swas) también ha declarado, ‘Recuerda a Dios con tanta frecuencia que ellos digan, “¡Está loco!” ’. Este hadith lo narró el imán Ibn Hibbán29 Y también dijo, ‘El parecido entre aquel que recuerda a su Señor y el que no lo hace es el mismo que hay entre los vivos y los muertos.’ Y: ‘Ninguna caridad es mejor que la remembranza de Dios el Exaltado. Si un hombre pusiera dinero en su falda y procediera a donarlo, mientras que otro recordaba a Dios el Exaltado, el que recordaba a Dios el Exaltado sería el mejor de los dos’. Y: ‘¿No queréis que os informe cuál de vuestras obras es la mejor a la vista de vuestro Soberano, la más elevada para vuestro estado, mejor para vosotros que gastar oro y plata, y mejor para vosotros que encontraros con vuestros enemigos de modo que vosotros les golpeáis el cuello y ellos golpean el vuestro?’ Ellos dijeron: ‘Sí, O Mensajero de Dios’, y él dijo: ‘La remembranza de Dios el Exaltado’. Y él dijo (swas), ‘Ningún acto tiene más probabilidades de salvar a un siervo del castigo de Dios que la remembranza de Dios el Exaltado’. Ellos preguntaron: ‘¿Ni siquiera la jihad por Dios?’ Y él respondió: ‘Ni siquiera la jihad por Dios, a menos que fuerais a empuñar vuestra espada hasta que se partiera tres veces’. Y él dijo: ‘Yo y los Profetas que me precedieron no han dicho nada superior a Lá iláha illa’Lláh’. Y: ‘Lá iláha illa’Lláh es la mejor de las invocaciones y la mejor de las acciones. La gente que más se beneficia de mi intercesión son aquellos que la pronuncian con sinceridad. Ningún siervo que la pronuncie, y luego muera elevándola aún, dejará de entrar al Jardín; aun cuando cometiera adulterio y robo’. Y él dijo; ‘¡Renovad vuestra fe!’ Ellos preguntaron: ‘¿Cómo renovamos nuestra fe, O Mensajero de Dios?’ Él dijo: ‘Decid Lá iláha illa’Llá abundantemente. Su pronunciación no permite que permanezca pecado alguno, ninguna otra acción se le asemeja, y ningún velo se interpone entre ella y Dios hasta que llega a Él’. Y: ‘¡Cuando paséis por los prados del Jardín, pastad!’ Ellos dijeron: ‘¿Qué son los prados del Jardín, O Mensajero de Dios?’ y él respondió: ‘Los círculos de remembranza’. Y: ‘No hay gentes que alguna vez se hayan sentado juntas sin haber recordado a Dios, que no se separen como si acabaran [de darse un festín] con la res de un burro, y lo lamentarán profundamente en el Día del Levantamiento’. Y él dijo (swas), ‘La gente del Jardín no lamenta nada salvo aquellos momentos que pasaron [en el mundo] sin que recordaran a Dios’. Y él dijo (swas), ‘Aquel que reza la oración del amanecer [salat al fajr] en congregación, se sienta recordando a Dios hasta la salida del sol, luego reza dos rak`as, recibirá una recompensa igual a la de un hajj y un `umra. Y él dijo (swas), ‘Sentarme con gente que recuerda a Dios desde la oración del amanecer hasta la salida del sol me es más grato que liberar a cuatro de los descendientes de Ismá`il30, y sentarme con gente que recuerda a Dios desde la oración de la tarde [`asr] hasta la puesta del sol me es más grato que liberar a otros cuatro.

Y él dijo (swas), ‘Recordar a Dios el Exaltado en compañía de otra gente después de la oración del amanecer hasta la salida del sol me es más bienamado que el mundo y todo lo que contiene’. Y él dijo (swas), ‘Recordar a Dios en compañía de otra gente después de la oración de la tarde hasta la puesta del sol me es más bienamado que el mundo y todo lo que contiene’. Y él dijo (swas), hablando en nombre de su Señor, Poderoso y Majestuoso es Él: ‘Lá iláha illa’Llá es Mi Fortaleza, y quien así entre en Mi Fortaleza estará a salvo de Mi tormento’. Los que toman esta buena palabra como invocación deben tener cuidado de prolongar la sílaba ‘lá’, acentuar claramente la ‘i’ de iláha, pronunciar ligeramente el ‘ha’, y abreviar la ‘h’ al final del Nombre Divino [para no convertirlo en un ‘ha’], y no permitir intervalo alguno entre el ‘ha’ e illa’Lláh. No deben descuidar la articulación de la ‘i’ en iláha, porque si no se convierte en ‘ya’ y su invocación se convierte en layiláha que deja de ser la Palabra de Tawhfd; por lo tanto no podría esperarse que se derive de ello ni recompensa ni efecto en los estados del Alma. La mayoría de los que invocan caen en eso sin darse cuenta. Cuando empieza a decir Lá iláha illa’Llá, el que invoca debe remover de su corazón todo objeto de adoración que no sea Dios y pronunciar Lá iláha illa’Llá con fuerza e intensidad, arrojándola al lado izquierdo de su pecho. Debe estar presente y tener un respeto reverencial, mantener los ojos cerrados, y permanecer ritualmente puro de toda cosa que manche. Cuídate, O invocador, de comer alimento harám. Si todos los vicios surgen de un estómago lleno de halál, ¿cómo sería con uno lleno de harám? Debes saber todo lo que necesitas concerniente a cómo purificarte, hacer tus abluciones, remover las impurezas, orar y así en más. Y también debes saber algo en lo que concierne a la doctrina, tal como el conocimiento de lo Necesario Existente (¡Trascendente es Él). Sus Atributos Eternos, aquello que es necesario, imposible, y posible para Él. No debes ocuparte de otras ciencias que no sean éstas hasta que hayas purificado tu alma y limpiado tu corazón, porque antes de eso tienes una necesidad desesperada de liberarte de la prisión de tu naturaleza y de lustrar el espejo de tu corazón, de modo que se remueva la capa de herrumbre que le impide percibir las realidades de las cosas. Porque en este estadio el corazón está cubierto con la herrumbre de arrogancia, codicia, envidia resentida, envanecimiento, y otras cosas que percibes dentro de ti mismo, de modo que tu deber más importante en este estadio es liberarte de esas impurezas que le impiden al corazón alcanzar los estados exaltados. Esto se logra por medio de la remembranza con energía y abundancia, y con una reducción de la comida y el sueño para poder estrechar los senderos de entrada del demonio y para llevar al corazón más cerca de su Señor. Porque este es el primer estadio, aquel en el cual el alma se denomina Incitadora. Se lo llama también ‘prisión de la naturaleza’, y ‘lo más bajo de lo inferior’. Obtener la liberación de ello tiene prioridad sobre cualquier otra cosa. Los Sheiks recomiendan la remembranza en voz alta para despertar a las facultades de su distracción. Por lo tanto, mantén una remembranza vigorosa, manténte dentro de los límites de la shari’a, ríndete cuentas a ti mismo con frecuencia, e infunde temor dentro de tu alma recordándole la muerte, los tormentos de la tumba, los terrores que le siguen, y el infierno con sus tormentos. En este estadio se alternan dos estados: temor y esperanza. Cuando sales de ese estadio, tu temor cambia a Restricción [qabd] y tu esperanza a Expansión [bast]. Luego, cuando alcanzas los estados de perfección, la Restricción se convierte en Majestuosidad, y la Expansión en Belleza. Recuerda, por lo tanto, aquellas cosas que despiertan el temor, porque es de más beneficio que la esperanza. Sin embargo, si el temor te llevara al punto de la desesperación, trae entonces a la mente las cosas que despiertan esperanza, tales como la inmensidad de la misericordia, el perdón y la generosidad

de Dios. Acércate a Dios con humildad y entrégate a Él. Pídele que te conceda la liberación por medio de Su solicitud y Su gracia Sé abundante en tus ruegos, no te canses, y no digas que Dios el Exaltado no acepta de ti, porque eso te separaría de lo Real. El Profeta (swas) dijo, ‘La oración es adoración’, después recitó las palabras de Dios (¡Exaltado es Él): ‘Y vuestro Señor dijo: “Llamadme y os responderé. Aquellos que son demasiado orgullosos para adorarme entrarán en el infierno” ’. [40:60] Decir que la oración es ‘adoración’ significa que es la parte más importante de ella, exactamente como [en otra ocasión dijo eso] ‘Hajj es `Arafa’31. Dado que el estado del suplicante es de extrema humildad y sumisión a su Señor, estando desesperadamente necesitado de que Él le conceda su pedido, y dado que la adoración es en sí misma sumisión y humildad, la oración es la parte más importante a ese respecto. Y él también dijo, que las bendiciones y la paz de Dios sean con él, ‘La oración es la médula de la adoración’. La ‘médula’ de una cosa es su esencia. La oración es la médula porque el suplicante renuncia a atribuirse a sí mismo cualquier poder o habilidad y reconoce que todo pertenece exclusivamente a Dios. El Profeta (swas) dijo, ‘Cuando la puerta de la oración se abre para ti, las puertas de la respuesta se abren también’. Y: ‘La oración revoca los decretos del destino, la benevolencia incrementa la provisión y la provisión de un siervo puede ser retenida debido a un pecado que ha cometido’. Que la oración ‘revoque los decretos del destino’ significa que los hace más livianos y más fáciles de soportar. En cuanto a su dicho de que se le retiene la provisión a un siervo debido a un pecado, ¿cómo puede suceder eso cuando él ha dicho en otro hadith que el pecado no disminuye la provisión? Sólo podemos decir que a veces sucede y a veces no, dependiendo de la variaciones en las personas y las circunstancias. Él ha dicho (swas), ‘Los decretos del destino sólo se revocan por medio de la oración’. Y: ‘Las oraciones se encuentran entre las tropas congregadas de Dios, revocan los decretos después de que han sido decididos’. Que sean ‘tropas’ significa que representan los medios para alcanzar un fin, así como las tropas son el medio para repeler y vencer al enemigo. También dijo, (swas), ‘La prudencia no sirve de nada con el destino, y las oraciones sirven tanto para lo que ha sido decidido como para lo que no lo ha sido. Las penuria desciende y se encuentra con la oración y ambas se traban en batalla hasta el Día de la Resurrección’. La definición de ‘batallar’ en el diccionario es ‘estar en conflicto y guerra’. Y él dijo, (swas), ‘Nada es más caro a Dios que la oración’. Y: ‘Dios Se llena de ira contra aquel que no Le peticiona’. Y: ‘No seáis débiles en vuestras oraciones, porque quien reza no muere’. (‘No seáis débiles’ significa ‘no abandonar la oración, pensando que la respuesta tarda demasiado en llegar’.) Y: ‘El que desea que Dios le responda cuando está en la penuria y la adversidad, que rece en abundancia en sus días de afluencia’, es decir, cuando posee riqueza y buena salud. Y: ‘La oración es el arma del creyente, el pilar de la religión, y la luz de los cielos y la tierra’, lo que significa que así como un arma, cuando está afilada y desenvainada, es un medio para subyugar al enemigo, así también la oración, acompañada por la sumisión, la presencia del corazón, y la provisión de halal, repele las penalidades y subyuga al enemigo. Sin [esas condiciones] se asemeja a una espada desafilada o envainada. Y él dijo, (swas), ‘Ningún musulmán levanta su rostro hacia Dios pidiendo algo, que Él no se lo conceda’, significa que Él se lo concede inmediatamente o se lo almacena. Ve cuán honorable es el hombre a la vista de Dios, y cómo Él permite que sus oraciones inhiban Sus decretos decididos alivianándolos y haciendo la penalidad más fácil de soportar, y que no sean en vano esas calamidades y penalidades que ya han sucedido y aquellas que aún deben ocurrir; y cómo sus oraciones son tan honorables a la vista de Dios que Él se llena de ira cuando aquel se refrena de orar, y cómo Él ha hecho de la oración a Él no sólo una forma de adoración, sino la esencia misma de ello. Todo esto es gracia pura, actos de compasión, y honra a la humanidad. ¿Es

apropiado entonces que hagas caso omiso de tu Señor y prestes atención a Sus enemigos, es decir al demonio y el mundo y sus placeres? ¿Aceptarás que se te aborrezca igual que a ellos y que se te rechace igual que a ellos, habiendo sabido que la tuya había sido la mejor de las predisposiciones? Despierta de tu negligencia, que te ha arruinado, rebajado, y envilecido, y concéntrate en Él, de Quien no puedes prescindir, antes de que las cadenas de los juicios te lleven a Él. Dios el Exaltado ha dicho; ‘O Mi siervo, cuando tú te acercas a Mí lo que mide una mano, Yo Me acerco a ti lo que mide el largo de un brazo, y cuando tú te acercas a Mí lo que mide el largo de un brazo, Yo me acerco a ti lo que mide el largo de dos brazos, y cuando tú vienes a Mí caminando, Yo voy hacia ti corriendo’. El significado es: ‘El que se acerca a Mí con unos pocos actos de obediencia, Yo lo recompenso abundantemente; cuanto mayor su devoción mayor la recompensa, y si sus devociones se realizan con deliberación, entonces la recompensa llega rápidamente’. Abandona por lo tanto toda dilación, apártate de todo lo que te distrae de tu Señor, conténtate con lo que posees, ya sea escaso o abundante, para que te sea de ayuda. Déjale a la gente sus placeres efímeros. No demores el arrepentimiento, ni tu acercamiento a Dios, porque no sabes cuánto te queda de vida. Él (swas) ha dicho, ‘Déjale a la gente su mundo. El que toma del mundo más de lo que necesita está tomando sin saberlo su propia ruina’. Eso significa que el que está absorto en búsquedas mundanas que exceden sus necesidades está persiguiendo su propia destrucción sin darse cuenta. En tanto estés en este estadio vil y estrecho, debes concentrarte en tu liberación de los confines del ego hacia el espacio abierto del espíritu. Tu búsqueda debería ser la de despojarte de todos los atributos censurables de los que hemos hablado antes y la adquisición de las características meritorias opuestas. Sustituye, por lo tanto, tu orgullo por humildad, tu odio por amor, tu ostentación por sinceridad, tu fama por oscuridad, hasta que no quede nadie que te elogie o condene. Sabe, además, que cuando hayas purificado tu yo de estas faltas contemplarás ciertas maravillas y misterios, por medio de la ayuda de Dios.

CAPITULO DOS

El Alma Reprochadora: Una exposición de su recorrido, mundo, localización, estado, wárid, atributos, y los remedios a usar para liberarse de ellos y ascender al tercer Estadio; es decir, el estadio en el cual el alma se torna Inspirada. Su recorrido es ‘por’ Dios. Su mundo es el Reino Intermedio [barzakh]. Su localización es el corazón. Su estado es el amor. Su wárid es la Shari’a. Sus atributos son: reproche, reflexión, envanecimiento, objetar a otras personas, ostentación secreta, y el amor por la fama y el liderazgo. Pueden quedar rastros del Alma Incitadora en ella; no obstante, a pesar de ellos es capaz de reconocer la verdad como verdad y la falsedad como falsedad, y reconocer sus atributos como censurables. Se realizan buenas acciones, vigilias nocturnas, ayunos, y así en más, pero éstas están contaminadas con el envanecimiento y la ostentación secreta. El poseedor de un alma semejante oculta sus buenas acciones y actúa por Dios [no por la gente], sin embargo le gusta que otros descubran sus acciones. Ama que lo alaben y lo elogien por sus acciones, pero detesta esa tendencia, que reconoce en sí mismo, y es incapaz de borrarla enteramente de su corazón. Borrarla enteramente significaría que es sincero y está a salvo; sin embargo, incluso las personas sinceras están aún en grave peligro, dado que les gusta saber que son sinceras, y esto en sí mismo equivale a ostentación secreta. En cuanto a la ostentación abierta, es actuar para ser visto por los demás; eso es ‘idolatría oculta’, que es totalmente condenable. Sabe que si posees estos atributos estás en el segundo estadio y tu alma se llama Reprochadora. Es un estadio en el cual nunca se está a salvo de los peligros, aun cuando uno sea sincero en su conducta, como se explicó antes. Es el segundo estadio en el viaje de los Invitados32, los buscadores de la extinción [faná] de sí mismos y la subsistencia [baqá] por medio de su Señor. Se les ordena morir antes de su tiempo, habiendo recibido de su Dueño el mandato: ‘¡Muere antes de que mueras!’ Se esfuerzan por lo tanto para morir la muerte del yo. En cuanto a los Rectos [abrár], que son los Compañeros de la Mano Derecha, es su morada última y su estadio más elevado. Es por eso que se ha dicho que ‘Los buenos actos de los Rectos son los malos actos de los Invitados’, porque estos últimos no se detienen en este segundo estadio, sino que ascienden de un estadio a otro hasta que alcanzan el séptimo. Hay por lo tanto cinco estadios más después de éste, cuyas circunstancias analizaremos en detalle en los capítulos siguientes. Los Invitados no se detienen en este estadio debido a los grandes peligros y la fatiga constante que involucra; porque su estado más elevado es la sinceridad, y los sinceros están en peligro, y la salvación de este peligro es sólo por medio de la extinción a la visión de la propia sinceridad, por medio de atestiguar contemplativamente [shuhúd] que nadie causa el movimiento o la quietud sino Dios el Exaltado.

Esta contemplación depende de que se recorra el sendero de los Invitados, porque los Rectos ni siquiera perciben su fragancia. Por medio de ambas cosas, la prueba y el develamiento, los Invitados adquieren la certeza de que Dios el Exaltado ha prescrito los actos de adoración para proporcionarles puertas de entrada a través de las cuales aquellos que Él desea entran a Su Presencia. Así pasan a través de ellas a Él, para poder someterse ante Él y contemplarlo con sus ojos interiores. No obstante ni les conceden a esos [actos] mucha consideración ni dependen de ellos, ni los admiran, sino que ven que fue por Su gracia que Dios les destrabó las puertas de esos actos de adoración, les permitió entrar, y los hizo merecedores de ser aceptados [por Él]. Las personas que están en tal estadio no tienen necesidad alguna de sinceridad. Ni siquiera se les cruza por la mente, porque no perciben ninguna de sus obras como propias, y por lo tanto perciben que no hay acto alguno que no provenga de Dios y que merezca, por lo tanto, queja alguna. Opuesto a eso, los Rectos nunca alcanzan esa visión contemplativa; se perciben a sí mismos como habiendo creado sus acciones y por lo tanto se requiere que muestren sinceridad en ellas. Porque no ven que Dios el Exaltado es el creador de todos los actos, probablemente se quejarán de algunos y por consiguiente se verán sometidos a un trabajo agobiante y fatiga. Se convierten entonces en tales que aunque fueran a esconderse en la cueva de una lagartija, Dios causaría allí adentro una u otra cosa que los perjudicaría. Eso se debe a la naturaleza humana dentro de ellos que causa envanecimiento, arrogancia, rencor, envidia, mal carácter, odio, enemistad, estar absorto en ganarse la vida, y otras cosas semejantes. Esas cosas inevitablemente producen aflicciones, fatiga, y una constricción del pecho. Se hace necesario proporcionar un ejemplo para explicar la diferencia entre los Rectos y los Invitados, y entre el trabajo agobiante de los primeros y el reposo de estos últimos. El ejemplo es el de un gran árbol maligno que tiene muchas ramas, cada una de las cuales produce una clase de veneno letal. Un grupo de personas llega y procede a cortar las ramas, dejando intactos el tronco junto con su suministro de agua. Ni cortan el tronco ni el suministro de agua, para que se seque y puedan librarse así de él. Por lo tanto son incapaces de librarse enteramente de los venenos, porque cada vez que cortan una rama, otra crece rápidamente, dado que el tronco permanece. Llega otro grupo y procede a cortarle el suministro de agua al árbol. Ahora las ramas se debilitarán y cesarán de producir veneno, y esas personas se librarán de ellas y se verán aliviadas de la necesidad de cortarlas repetidamente, porque probarían que es imposible librarse de ellas enteramente, dado que cuando se cortan algunas ramas, otras crecen en su lugar. Ese árbol representa el estómago humano, y las ramas los atributos censurables que hemos mencionado. Los productos del árbol representan las consecuencias exteriores de esos atributos. Los Rectos, habiendo aprendido por haberlo puesto a prueba que esos atributos son ruinosos, tanto en este mundo como en el próximo, se esfuerzan por removerlos gradualmente, pero son incapaces de verse enteramente libres de ellos. Cuando se liberan de uno de ellos un día, reaparece al día siguiente, y así permanecen hasta su muerte. Eso se debe a que llenarse el estómago fortalece su naturaleza y su sangre se hace más abundante, de modo que el Demonio se torna más capaz de sujetarlos. El Profeta, que las bendiciones y la paz sean con él, dijo: ‘Para el hijo de Adán no hay peor recipiente para llenar que su estómago, y ‘El Demonio corre dentro de vosotros con la sangre, por lo tanto estrechad sus senderos con el hambre’. No hay duda alguna de que aquellos a quienes el demonio sujeta y corre por sus venas como sangre, deben exhibir atributos censurables y ser incapaces de completar la remoción de cualquiera de ellos, aun cuando puedan ser removidos temporalmente como consecuencia del temor que se despierta al oír de los horrores de la tumba, los dos ángeles, el infierno y sus guardianes, y la Resurrección. Sin embargo, cada vez que el temor se aplaca, los atributos reaparecen.

En cuanto a los Invitados, aprenden de ambas maneras, por medio de la prueba y por la experiencia, que el estómago está en el origen de la corrupción y los atributos censurables, y por lo tanto se esfuerzan por reducir sus efectos malignos reduciendo la ingestión de comida. Entonces son capaces de librarse de todos los atributos censurables y adquirir los meritorios. Es así porque comen menos, beben menos, duermen menos, y hablan menos. El hombre hambriento que mantiene la vigilia por la noche no se siente inclinado a hablar. Se aíslan de la gente, y ningún rastro de los atributos censurables sobrevive en sus corazones. Si has comprendido este ejemplo, habrás captado la diferencia entre los Rectos y los Invitados. Debes saber que los Rectos son aceptables para Dios; son gente de taqwá, pero no obstante son incapaces de librarse de todas las imperfecciones y por lo tanto son incapaces de verse enteramente libres de las aflicciones, tanto en este mundo como en el próximo. Sin embargo, Dios ha prometido que los recompensará en el más allá. En cuanto a los Invitados, son los pocos que están inmersos en la contemplación de lo Real, tanto así que olvidan la creación y nunca piensan en los placeres de este mundo, ni en las delicias del próximo. ¿De dónde, entonces, puede sobrevenirles un perjuicio? El dicho del Profeta (swas) ‘Si un creyente fuera a meterse en la cueva de una lagartija, Dios causaría algo allí que lo perjudicaría, y hadiths similares, se refieren a los Rectos; y ahora ya tienes consciencia de su estado. Sabe que si te ocupas constantemente con el Nombre que tu sheik te ha inculcado, el sendero se te acortará; por otro lado si lo demoras y descuidas, el sendero se te alargará, de modo que sólo cúlpate a ti mismo. Jihád es una obligación, y la esencia de ello es abandonar todos los hábitos. Los hábitos son muchos, pero los sheiks han determinado aquellos pilares del sendero de los cuales no se puede prescindir. Son seis: Comer, dormir y hablar menos; aislarse de la gente; hacer rememoración constantemente y reflexionar eficazmente. Se requiere la moderación en cada una de estas cosas; de aquí que han dicho que la comida y las otras cosas sólo se deben reducir, no abandonar totalmente. En este sendero, lo eficaz es comer sólo cuando se tiene hambre, y luego no llegar a la saciedad. El Profeta (swas) omitía la cena cuando había almorzado, y omitía el almuerzo cuando había cenado. En este estadio ocúpate con el segundo Nombre, esto es, Alláh. Indica esa Esencia cuya existencia es necesaria y merecedora de alabanza. Corta la letra final y todos los otros Nombres, en esta instancia la ‘h’. Eso es lo que las autoridades sobre esta cuestión han declarado. Usa este Nombre en abundancia, porque sólo con la abundancia te beneficiarás y aparecerán las maravillas. Haz esto mientras estás parado, sentado y acostado, día y noche33. Establécete momentos en los que te sentarás frente a la qibla, cierra los ojos, y pronuncia esta invocación que es el Nombre Máximo. Pronúncialo con fuerza y en voz alta. Levanta tu rostro y luego bájalo a tu pecho, sin girar ni a la derecha ni a la izquierda, contrariamente a lo que estabas haciendo cuando invocabas el primer Nombre, que era girar de derecha a izquierda. Enfatiza la ‘A’ de Alláh, corta la ‘h’, prolonga la ‘á’ que la precede. Ten cuidado de no apurarte tanto como para decir Allahaláhalá. Eso sólo sucederá si no enfatizas la ‘A’, pero si lo haces, no sucederá. Sabe que en este estadio estarás lleno de pensamientos y susurros, especialmente si la pronunciación de tu invocación está a medio camino entre ser silenciosa o en voz alta. Sin embargo, cuando invocas en voz alta los pensamientos disminuirán. Esta invocación es un fuego con el cual quemas todos los pensamientos y susurros. El sendero de la Gente de Allah [al-qawm] es ardor y esfuerzo. Aquellos que consumen su esfuerzo fervientemente y sinceramente obtienen

todo lo que desean, mientras que aquellos que lo demoran y lo descuidan se ven obstruidos en el camino. Hay numerosas obstrucciones, la mayor de las cuales es depender de los seres creados, sentirse inclinado hacia ellos, y mantener su compañía íntima. ¿Cómo puede tener esperanzas de arribar el que se mezcla con ellos y mantiene su compañía de la manera en que ellos lo hacen entre ellos, es decir, hablando, bromeando, riendo y así en más? Si deseas los estadios exaltados, abandona la creación y concéntrate en tu Señor. Siéntete alejado, apartado de toda la gente, hasta que digan de ti que estás loco34; sólo entonces verás maravillas, Dios mediante. Pero si no te ajustas a lo que se ha dicho, tus días pasarán en la aflicción y el trabajo penoso y no alcanzarás nada de lo que deseas. Ten determinación y esfuérzate, no te contentes con trivialidades y mera verbosidad, ponte a prueba, no seas crédulo con tu alma, cuéntale a tu sheik acerca de lo malo que hay en ella y no le ocultes nada. Sé sincero en tu búsqueda y en tu esfuerzo, y las maravillas y los secretos del corazón se develarán para ti. Entrarás en el Mundo de las Similitudes [`álam almithá], que es un mundo diferente del mundo en que te encuentras ahora. Es el primer estadio de los Invitados, y allí el caminante contempla eso que los cinco sentidos no pueden captar. Es un estado intermedio entre el sueño y la vigilia, y usualmente le llega al caminante mientras está sentado, y luego ve lo que ve. La condición es que él sea consciente del tiempo y el lugar y de su estado entre el sueño y la vigilia, porque de otro modo es sólo un sueño y por lo tanto se debe descartar en lo que a esto se refiere. Sabe que Dios ha dictaminado que la progresión del segundo estadio al tercero ocurra sólo de la mano de un gnóstico [`ári]35, un guía que conoce los estadios y condiciones del sendero. Lo mismo se aplica a la progresión del tercer al cuarto estadio, excepto que entonces se requiere la ayuda de un guía perfecto, no sólo de uno que tenga conocimiento. El guía perfecto es más que un gnóstico. En cuanto a la promoción del cuarto estadio al quinto, sexto, y séptimo, no requiere usualmente de un guía.

Es Dios Quien concede el éxito.

CAPITULO TRES

El Alma Inspirada: Su recorrido, mundo, localización, estado, atributos, y el remedio con el cual recorrerlo y elevarse al cuarto Estadio en donde el alma se llama Serena Su recorrido es ‘sobre’ Dios, lo que significa que en este estadio la vista del caminante sólo recae en Dios el Exaltado, dado que la realidad de la fe lo ha impregnado interiormente, y en su visión contemplativa se ha extinguido cualquier otra cosa que no sea Dios.

Su mundo es el Mundo de los Espíritus. Su localización es el espíritu. Su estado es el amor apasionado. Su wárid es la gnosis [ma`rífa]. Sus atributos son: liberalidad, resignación, conocimiento, perdonar a la gente, invitarlas a la rectitud, aceptar sus excusas, y ver que Dios el Exaltado está sosteniendo todo lo que camina sobre la tierra por el copete36. No queda así objeción alguna a ningún ser creado. Entre sus atributos también están el anhelo, transportes, llanto, inquietud, rechazo de la creación y prestar atención a lo Real, variabilidad [talwfn], una sucesión de constricción [qabd] y expansión [bast], la ausencia de temor y esperanza, placer en el canto agradable, ser transportado con deleite al escucharlo, amor por el dhikr, afabilidad, alegría con Dios, proferir palabras de sabiduría y conocimiento, y visión contemplativa. Estos atributos y otros similares son aquellos del Alma Inspirada, que se llama así porque lo Real (¡Exaltado es Él!) la inspira tanto con corrupción como con rectitud37, y ha llegado a oír sin intermediarios los susurros de los ángeles y aquellos del demonio, mientras que en el estadio anterior no oía nada, estando todavía cerca del estado de los animales. Debido a que se oyen los susurros del ángel y del demonio, este estadio es difícil, y el caminante necesita un guía que lo saque de las oscuridades de las dudas y lo lleve a la luz de las teofanías [tajalliyyát]. En este estadio el estado del caminante es débil y es incapaz de diferenciar entre la Majestuosidad y la Belleza, ni puede diferenciar entre lo que le sugiere el ángel y lo que le insinúa el demonio, porque no está enteramente libre de su naturaleza [inferior] y las implicancias de su estado humano. Está en peligro, si lo llega a olvidar, de caer a lo Más Bajo de lo Inferior38, es decir, de vuelta al primer estadio, aquel en el cual el Alma se llama Incitadora. Regresaría entonces a su patrón habitual de comer demasiado, beber demasiado, dormir demasiado, y a mezclarse despreocupadamente con la gente; y sus creencias podrían verse corrompidas. Podría llegar entonces a abandonar sus actos de devoción, cometer pecados, y luego pretender que es un hombre de tawhf a quien le han sido develadas las cosas y que se ha convertido en una autoridad sobre la contemplación, y puede llegar a alegar que otros que se esfuerzan en la obediencia tienen velada esa contemplación. Una vez que su creencia se corrompe, perece junto con el resto de aquellos que perecerán. El fuego de su [naturaleza inferior] se libera sobre su corazón y quema

cualquier fe que contenga. Su esfuerzo y trabajo duro se han desperdiciado y no logra ninguno de sus deseos; por el contrario, se convierte en un demonio, él mismo extraviado y llevando a otros al extravío. Capta visiones fugaces de imaginaciones demoníacas y las toma por manifestaciones Divinas. Esto sucede después que su naturaleza humana se ha debilitado y su espiritualidad se ha fortalecido, y la sordera de su corazón se ha ido y su liberación está más cerca, cuando le resta muy poco para entrar en la presencia del Rey Augusto, cuando los precursores del tawhid están empezando a aparecer y su autodisciplina, su esfuerzo, y su despojamiento se han fortalecido. La razón por la que esta catástrofe le acontece a este caminante cuando se va aproximando al estadio de la perfección, es que aún no está alejado del primer estadio, aquel en el cual el alma se denomina Incitadora; y cuando debido a su autodisciplina [mujáhada] se remueven algunos de los velos, también desaparece el temor que causaba su presencia. Ese temor solía refrenarlo de pecar y lo impulsaba a más devociones. Pocos son aquellos, que cuando su temor se apacigua, mantienen su escrupulosa adhesión a la shari’a. Se te urge por lo tanto, en este estadio, a seguir a tu sheik, incluso si tu ego te insinúa que estás más cerca [de Dios] que él. Debes adherir a la shari’a, conformarte a las reglas de cortesía, forzarte a realizar tu awrád, y restringir a tu alma con las cadenas de la tariqa, aun cuando ella encuentre eso difícil. En este estadio, el alma está inclinada a la libertad y el descuido, y lo requerido es oponérsele hasta que llega al reposo al alcanzar el cuarto estadio, en donde se la llamará Serena.

Ese estadio Sereno significa felicidad en las dos moradas39, y cada vez que un caminante pone su pie allí adentro se salva con la ayuda de Dios de todas las enfermedades del alma, dado que ha ascendido al primer estado de perfección. ¡Elévate entonces, O buscador de perfección! Abandona las trivialidades del alma, no te dejes engañar por cualquier tawhid que se te haya aparecido, y no lo conviertas en la causa de tu derrota u obstrucción en tu búsqueda. Por el contrario, has uso de ello para romper cualquier velo de luz que aún permanece. No te distraigas por esos destellos que percibes de los mundos superiores mientras vas recorriendo tu sendero, porque esos son velos que te impedirán acercarte a la Esencia Superior y pueden ser la causa de tu regreso al nivel de los animales. Manténte con las cosas que te han llevado a alcanzar tu estado de develación y estarás a salvo del peligro. Eso significa continuar manteniendo las vigilias nocturnas, ayunos, aislamiento de la humanidad, y silencio, y sostenerte firmemente de tu sheik, si es uno que es perfecto. Infórmale de los pensamientos que se te ocurren, ya sean buenos o malos. Cuanto más creas en tu sheik más te verás impelido al Mundo de la Santidad [`álam al-quds], y más débil será la influencia de tu naturaleza humana. En este estadio te puede suceder que empieces a pensar que eres más entendido que tu sheik. Esa noción te separaría del flujo de su asistencia espiritual [madad]. Por lo tanto expulsa ese pensamiento leyendo acerca de los atributos de los perfectos, y cuando llegues a reconocerlo como perfecto, ponte en sus manos con la convicción de que tu salvación está en sus manos. Soporta cualquier perjuicio que pueda provenir de él40. Sé con él como un cadáver en las manos del que lo lava, que lo mueve como quiere. Cuídate de criticar cualquiera de sus estados, y si percibes cualquier objeción dentro tuyo, infórmaselo y arrepiéntete ante él. Puede suceder que lo veas en una situación que merezca ser criticada. Puedes verlo, por ejemplo, reprochando a su sirviente por desperdiciar algo sin valor alguno, o mostrándose irritado por la pérdida de esa cosa. Contraataca tu crítica con el pensamiento de que los estados del Perfecto no deben medirse con la misma vara que aquellos de los demás, y nadie sino Dios el Exaltado conoce la realidad interior del Perfecto.

Si eres incapaz de encontrar un sheik perfecto, sánate a ti mismo conformándote a la shari’a, manteniendo las invocaciones regulares tal como han sido transmitidas desde el Profeta (swas), pidiendo por el perdón en abundancia, y manteniendo la compañía de los rectos. Estas cosas se aplican cuando estás en peligro y el mal que se encuentra en tu alma está dominando al bien. Por otro lado, si no estás en peligro, y el bien en tu alma ha dominado al mal, entonces siéntete deleitado y transportado, desecha las restricciones, aparta toda turbidez, no te preocupes ni por el paraíso ni por el infierno, y no prestes atención a los que te critican por desechar las restricciones, incluso al costo de que se enojen contigo y te rechacen. El objetivo de tu búsqueda es tan diferente del objetivo de la suya que ninguna armonía es posible entre ustedes, porque su propósito es bajo y el tuyo exaltado, y esos son opuestos que no se pueden unir. Apártate entonces de aquellos que le dan la espalda a Nuestro recuerdo y sólo quieren la vida de este mundo. [53:28] Lo esencial de todo esto es que este tercer estadio es uno que contiene tanto el bien como el mal, de modo que si el bien vence al mal, se eleva a los estadios superiores, pero si el mal vence al bien, se ve rebajado al nivel más bajo, de modo que el caminante debe volver a agotar y humillar su alma en la forma en que se describió antes. El signo de que el bien está venciendo al mal es que te ves a ti mismo interiormente vivo con la realidad de la fe [imán], y exteriormente vivo con la shari’a del Islam. Esto es tener la certeza interior de que todo lo que se encuentra en la existencia se mueve de acuerdo a la voluntad Divina y por la habilidad Divina, y no obstante permanecer exteriormente activo en obediencia y muy alejado de todos los pecados mayores y la mayoría de los menores, ya sea estando entre la gente o en soledad. Este es el signo de que el bien está venciendo al mal. En cuanto al mal venciendo al bien, el signo es que la vivencia del caminante de la realidad de la fe se incrementa, pero sobrevive y continúa mucho de su naturaleza humana. No se conforma exteriormente con la shari’a, abandona las devociones y puede llegar a cometer pecados, lo que no es de extrañar. Eso se debe a que cuando su percepción de la realidad se fortalece y ve que sus actos están de acuerdo con la voluntad Divina, las luces de haqiqa le velan los secretos de la shari’a. Consecuentemente se aparta de la puerta de entrada a la Presencia Divina, se detiene con los destellos [lawá’ih] que le vienen bien a su disposición, y pierde tanto su mundo como su religión. El mal que hay en él vence al bien y se convierte en un zindiq que no adhiere a religión alguna. Sabe que la satisfacción de Dios y sus teofanías [tajalliyyát] alcanzan a Su siervo solamente a través de la puerta de la obediencia, mientras que Su ira, destierro, y lejanía le acaecen al siervo solamente a través de la puerta de los pecados. Párate entonces humildemente ante las puertas de la shari’a y pídele a tu Señor por todo lo que necesitas, porque te responderá y no te verás rechazado y decepcionado. Ten cuidado de no engañarte con cualquier cosa que te pueda aparecer en este estadio y que traerá consigo destierro y maldición; estarías siguiendo así tu capricho y te estarías apartando del sendero de Dios. ¡Que Él quiera hacerse cargo de tu guía! Ayúdate a obtener tus deseos en este estadio recitando el tercer Nombre, que es Hú. Acompáñalo al principio con el vocativo Yá, luego [recítalo] sin él. Que esto sea en todo momento, mientras estás parado, sentado, o acostado, de día y de noche, de modo que por medio de su baraka puedas escapar al peligro de este estadio. También cercena cualquier apego al primer y segundo estadio que todavía pueda albergar el alma, porque la naturaleza propia es más poderosa que cualquier atributo adquirido. De aquí que el alma espera tu momento de inatención, cuando dejas de contenerla y reprenderla, y reasume inmediatamente su patrón anterior.

En este estadio, el ejercicio de la contención sobre el alma se lleva a cabo por medio del amor apasionado, transportes de deleite, anhelo por la reunión y la reintegración con el Bienamado, recordando los encuentros con el amado, y disfrutando la belleza del rostro del amado. Estas cosas fortalecen el corazón del caminante en su fervoroso progreso, y cada vez que siente que está retrocediendo, su corazón se rompe y llora más y más. Sabe, O `árif [gnóstico], que en este estadio eres un ser espiritual sutil sobre quien el sol de la contemplación está amaneciendo, hacia quien la información de la perfección se esta acercando, y sobre quien está soplando la brisa de la reunión. La mayoría de los velos se han levantado de tu corazón, especialmente los más gruesos, y tus mayores y más perversos deseos han desaparecido. Porque este es el estadio del espíritu, y el espíritu aún tiene velada la contemplación de la belleza de lo Real, y todavía alberga deseos que le impiden arribar a Su Presencia. Sin embargo, esos son velos de luz y deseos que son aceptables, dado que son el deseo de ver lo Real y lograr la contemplación y la reunión. Se deben a un anhelo dominante que lleva a demandar la cosa antes de su tiempo; y esa es la condición de todos los amantes apasionados. En este estadio eres un amante apasionado, deleitándote en la humildad y la necesidad, incapaz de soportar la separación de tu amado. Desecha la restricción, que no te importe el escándalo, pero ten cuidado de no caer en el pensamiento de que desechar las restricciones significa abandonar las obligaciones de la shari’a, como pueden llegar a pensar aquellos que se extravían y llevan a otros al extravío, esos desviados y herejes que todavía viven en el mundo de la naturaleza [física] y no tienen ningún conocimiento de haqiqa y no adhieren a la shari’a. Ellos abandonan oraciones rituales y ayunos, persiguen sus apetitos, y cometen pecados, mientras pretenden ser personas de tawhid y amantes de la presencia Divina. En cuanto a desechar la restricción de la manera legalmente sancionada, su propósito es remover algunas de las barreras que te obstruyen de acercarte a tu Bienamado. Esas barrera son bastante numerosas y sólo se pueden remover desechando la restricción de la manera sancionada por la shari’a. Las ropas suntuosas, por ejemplo, son una de tales barreras. Aquellos afligidos por ese hábito se involucran en las estratagemas y esfuerzos [mundanos] necesarios para poder permitirse ropas semejantes y eso los excluye de su Bienamado. Si desechan larestricción y usan cualquiera cosa que tengan a mano y fácilmente obtenible, y se concentran en cambio en su Bienamado, ese será uno de los beneficios de esta condición. Otras cuestiones deben ser consideradas bajo la misma luz. Cuando haces eso y el ego que te está obstruyendo muere, y los rúhdnis se dirigen a ti con órdenes y prohibiciones, no les prestes atención. No permitas que su comunicación contigo te cause ni alegría ni tristeza, y concéntrate solamente en tu Bienamado. Es mejor para ti que no oigas nada, dado que oír tales cosas puede llegar a detenerte en tu viaje, porque esos son asuntos extraños tales como nunca antes has oído, y puedes llegar a pensar que has alcanzado el final de tu búsqueda; tu determinación puede entonces flaquear de modo que retornas a tu naturaleza [inferior]. Este es uno de los riesgos de este estadio, de modo que cuídate de ello. Pide a tu Señor (¡Trascendente es Él) que te asista para vencer cualquier cosa que pueda obstruir tu sendero hacia Él, porque es sólo por medio de Él que Lo puedes alcanzar. En este estadio experimentarás también el estado de Extinción [faná] que te asistirá para ascender al cuarto estadio, que es donde el alma se torna Serena. La Extinción en este estadio es una condición que le sucede al caminante y hace que no perciba las cosa sensoriales. Esta es la noconciencia de la absorción, no la del desmayo o la del sueño. En ella, la propia percepción sensorial del entorno está afectada, de modo que el ojo, por ejemplo, no tiene consciencia de lo que ve a pesar de verlo. El estado del caminante se torna como el del hombre que ha sufrido una pérdida y que al pasar al lado de un amigo, lo mira a la cara pero no lo saluda. Cuando se le pregunta: ‘¿Por

qué pasas a mi lado sin saludarme?’, responde: ‘¡Por Dios, ni siquiera te vi, tan dolorosa es mi pérdida!’ De modo similar, el oído oye sonidos, pero es como si no los oyera. Y así es con los otros sentidos. La mente tampoco tiene consciencia de su propio contenido. Este estado sólo puede ser verdaderamente conocido por aquellos que realmente lo atraviesan. Esta es la primera extinción; la segunda le ocurre al caminante en el quinto estadio, en donde el alma se llama Contenta, y la tercera extinción es la desaparición de toda su existencia humana en el estado Unitario. Eso que se extingue son los atributos del siervo, no su existencia misma, porque su existencia no queda absorbida en Dios, como pueden pensar algunas gentes ignorantes que pronuncian falsedades concernientes a Dios. Pero cuando el siervo se aproxima a Dios en servidumbre y se despoja de los atributos reprensibles que se oponen a esa servidumbre, entonces Dios le concede, a través de Su gracia, los atributos meritorios para reemplazarlos. El Que Todo Lo Puede es Dios y el impotente es el siervo. Sabe que durante la primera extinción llegas a oír el habla de los rúhánis, pero no a través de tu sentido del oído, y no eres capaz de entender nada de ello. Cuando el estado de extinción declina, te llega entonces la comprensión de lo que se ha dicho y lo que se te ha inspirado, y entonces eres capaz de ver lo que han inscripto en el espejo de tu corazón. A partir de entonces, cada vez que hables, pronunciarás palabras de sabiduría. ¡O Dios! ¡Tú que das cuando se te pide! ¡No nos prives a nosotros, y a todos los amantes, de esta extinción! ¡Que la parte que nos toca de ella no sea la carencia; no permitas que este mundo sea nuestra principal preocupación, ni el límite de nuestro conocimiento! ¡Quítanos todo lo que nos impediría llegar a Ti, por el honor de aquel a quien Tú honras, que Tus bendiciones y paz sean con él! Hay seis ‘causas’ de extinción: remembranza (dhíkr), reflexión [fikr], hambre, vigilias nocturnas, silencio, y reclusión. La más importante de ellas es el hambre. Por lo tanto, O buscador de la extinción, no abandones en este estadio la autodisciplina y el esfuerzo, aun cuando lo encuentres difícil, y no olvides sus beneficios anteriores. No te decepciones por cualquier destello [bariqat] que se te aparezca sin que seas capaz de identificarlo como satánico o divino, porque sabes que es en este tercer estadio donde ocurre la confusión, cuando el caminante es incapaz de distinguir entre la inspiración que viene del ángel y la que viene de Iblis. Cuando se le preguntó a al Junayd41: ‘¿Ahora que has alcanzado a Dios por qué usas las cuentas del rosario?’ Respondió: ‘No abandonaré eso que me trajo al objeto de mi búsqueda’. No te decepciones entonces, O caminante, por lo que se te pueda aparecer, no sea que abandones esas cosas que sabes por experiencia que son puras y buenas y te permiten, con la asistencia de Dios, alcanzar las partes difíciles del sendero. Porque el ego es un enemigo y no debes confiar en él, incluso cuando has alcanzado los rangos exaltados. Persevera en la autodisciplina y el esfuerzo, y tu amor aumentará, y disfrutarás de tu estado de anhelo, intoxicación, y la exclusión de la restricción. El estadio del amor apasionado es un estadio de tal deleite, que debido a la intensidad de ese deleite, el amante se siente renuente a ascender a un estadio más elevado; aun cuando éste forma un velo entre él y el Bienamado. No desea escapar de la pena, aflicción, congoja, y otras cosas causadas por el amor apasionado; por el contrario, desea que ese estado dure. El estado de amor apasionado es un estado aceptable para los amantes, aunque comparado con aquellos superiores puede ser menospreciado. De modo que cuando recuerda aquellos días, el Hombre Perfecto los lamenta por la exclusión de la restricción y el descuido que implicaron. Pero con la autodisciplina y el esfuerzo es un estado verdadero, y su poseedor es veraz en cualquier poesía amorosa que produzca. En ausencia de autodisciplina y esfuerzo, por contraste, es falsa y su poseedor es un mentiroso, no tiene ningún efecto en los corazones de los demás, y es repulsiva al oído.

En este estadio, que es el del espíritu (siendo el espíritu la morada del amor apasionado con sus transportes e intoxicación), el caminante permanece allí durante un largo tiempo; porque el amante se olvida a sí mismo e incluso a su Bienamado, tan ocupado está con pronunciar Su Nombre y con el deleite de alabar Su Belleza en sus poemas. Eso sucede cuando el estado es el de Expansión [bast]; pero cuando es uno de Constricción [qabd] después de la expansión, y despierta del estado de sueño del amor apasionado, su pecho se constriñe y su corazón se entristece severamente, y es así que se torna humilde y tranquilo. Estos dos estados se alternan en el caminante hasta que asciende al cuarto estadio en donde adquiere firmeza en el amor; entonces la constricción y la expansión se transforman en respeto reverente [hayba] e intimidad [uns]. Estos últimos dos estados son estados que se alternan en el hombre perfeccionado y sólo se pueden conocer por experiencia. La diferencia entre el respeto reverente y la Constricción es que la persona se torna impaciente con el segundo pero no con el primero, y la diferencia entre la intimidad y la Expansión es que el segundo es dominante y puede llevar a una falta de cortesía con lo Real (¡Trascendente es Él), pero no así el primero. Para resumir: temor y esperanza, constricción y esperanza, respeto reverente e intimidad, y Majestuosidad y Belleza, no son más que dos estados cuyos nombres cambian con los cambios en las personas y los estadios. Cuando le suceden a alguien cuya alma todavía es Incitadora o Reprochadora, se llaman ‘temor’ y ‘esperanza’. Cuando le acaecen a alguien cuya alma es la Inspirada, se llaman ‘constricción’ y ‘expansión’. Cuando le ocurren a alguien cuya alma es Serena, Contenta, o Placentera, se llaman ‘respeto reverente’ e ‘intimidad’. Y cuando le ocurren a alguien cuya alma es Perfecta, se llaman ‘Majestuosidad’ y ‘Belleza’. De aquí que temor y esperanza son para el principiante; constricción y expansión son para el intermedio; respeto reverente e intimidad para el perfecto; y Majestad y Belleza para el vicegerente [califa]. Sabe que los secretos magníficos están ocultos en la destitución y la servidumbre. Toma, por lo tanto, el sendero de la humildad y la humillación, y te convertirás en uno de los ‘siervos libres’. No obtendrás ninguno de tus deseos sino a través de la servidumbre. Puedes llegar a obtener algunos sin servidumbre, pero cualquier cosa que obtengas de esa manera, nunca será completa. Ibn `Ata’illáh dice en sus Hikam42, ‘Planta tu existencia en la tierra de la oscuridad, porque el fruto que crece de aquello que no ha sido plantado, nunca es completo’. Otro Sufí dijo cierta vez: ‘Nuestro sendero sólo es adecuado para aquellos cuyos egos han sido usados para limpiar tachos de basura’. E Bishr ibn al-Harith43 dijo, ‘No sé de ningún hombre que habiendo deseado ser conocido no haya perdido su religión y haya quedado expuesto’. Entierra entonces tu existencia y aguarda el momento oportuno hasta que los siguientes dichos del Profeta se conviertan en una realidad para ti : ‘Muere antes de que mueras’, y ‘Quien desee contemplar a un hombre muerto caminando por la tierra que mire a Abú Bakr al-Siddiq19’. En tu caso esa muerte tomará el lugar de la muerte natural, de modo que cuando llegue el ángel encargado de tomar tu espíritu para llevarte de una morada a otra, te saludará con un salám y te tratará bondadosamente, dado que ya has experimentado la muerte voluntaria a la que se refieren las palabras: ‘Muere antes de que mueras’. Esta es la extinción de la que hablamos antes en este capítulo, y es un estado en donde no queda en el caminante ninguna inclinación ya sea por riqueza, hijos, o cualquier otra cosa, en donde no tiene temor alguno por ningún tipo de cosa perjudicial. Indudablemente ese es el estado de los muertos. Además, así como el Mundo Intermediario se devela para que los muertos lo contemplen, así lo hace el Mundo de las Similitudes[`álam al-mitháf], y ambos son parte del Malakút. Lo que ve el caminante cuando entra en el Mundo de las Similitudes varía de acuerdo a su aptitud y disposición.

Si eres uno de aquellos que no han alcanzado ninguno de estos estados, deberías entonces desearlos apasionadamente y esforzarte para lograrlos, porque quien así busca algo con sinceridad y determinación lo logrará, por el poder de Dios. Usa por lo tanto la clase de autodisciplina y esfuerzo que hemos mencionado, y recita constantemente el tercer Nombre, porque los Nombres poseen propiedades innegables que se hacen manifiestas sólo cuando la invocación se repite abundantemente y se mantiene la cortesía. Eso significa que el invocador debe enfrentar la qibla toda vez que sea posible, sentarse sobre las rodillas o estar parado, mantener su mente libre, escuchar atentamente la invocación, tener pureza interna y externa, y mantener la pureza ritual [wudú’]. Si, mientras sustentas la cortesía de este modo, también estás manteniendo la shari’a, entonces tu estado es aceptado. No te impacientes e inquietes si la Apertura no es inminente, porque debe llegar, incluso después de una demora. La condición para eso es la rectitud [istiqáma] y el mantenimiento de la shari’a. Usa esta invocación parte del tiempo: Hú illá Hú. Esta es una invocación formidable. Dila como si te estuvieras dirigiendo a tus partes corporales, diciéndoles que nada tiene existencia sino lo Real. Esta es la visión contemplativa de los perfeccionados. ¡Que Dios nos conceda unirnos a ellos, por el honor de Su bienamado, que las bendiciones y la paz sean con él!

CAPITULO CUATRO

El Alma Serena: Su recorrido, mundo, localización, estado, atributos, y cómo ascender desde allí al quinto Estadio Su recorrido es ‘con’ Dios. Su mundo es la Realidad Muhammadan [al-Haqiqa alMuhammadiYya]. Su localización es el secreto, que es el aspecto interior del espíritu, de modo que cuando desciende un estadio se convierte en el ‘espíritu’, y cuando desciende otro se lo llama el ‘corazón’. Su estado es la serenidad sincera. Su wárid es algunos de los secretos de la shari’a. Sus atributos son: liberalidad, dependencia, templanza, actividad en adoración, gratitud, contentamiento con el destino, y fortaleza durante las penurias. Hay signos para indicar que el caminante ha alcanzado este estadio. Entre ellos, que no se desvía en absoluto de los mandamientos legales, sólo disfruta con el patrón de comportamiento del Profeta (swas), y sólo encuentra la serenidad siguiendo sus dichos. Este es el estadio de la maestría, del Ojo de la Certeza, y de la fe perfecta, mientras que el estadio anterior era el de la variabilidad [talwin]. En este estadio, el caminante es un deleite a los ojos de los observadores y a los oídos de su audiencia. Si fuera a hablar sin cesar, sus palabras nunca serían aburridas o cansadoras, dado que su lengua expresa aquello que Dios proyecta dentro de su corazón de las realidades de las cosas y los secretos de la shari’a, y nunca dice una palabra que no se conforme a las palabras de Dios y Su Mensajero. Es por eso que en este estadio el caminante debe sentarse con la gente parte del tiempo, para darles algo de los favores de Dios que se le conceden a él, y para exponer la sabiduría contenida en su corazón. Sin embargo, debes tener tiempo (para estar solo) con Dios, porque en este estadio estás en el primer estado de perfección, y por lo tanto no deberías mantener la compañía de la gente en todo momento. Eso te privaría de ascender a los estadios restantes, es decir, al quinto, sexto, y séptimo. En este estadio, dedícate al cuarto Nombre, que es Haqq [Real], de ambas maneras, con el vocativo Yá y sin él. No te involucres en lo que te pueda aparecer, y pide a tu Señor que no te muestre nada que pueda llegar distraerte de Su servicio y de estar parado ante Su umbral. Verás así que entre los hombres de perfección aquellos que son ‘prudentes’ cuando Dios causa que aparezcan eventos sobrenaturales [karñmát] a través de ellos, no se dan cuenta de ellos y no saben si algo extraordinario ha sucedido o no. Se ha relatado que uno de ellos pasó una vez caminando al lado de un hombre que le arrojó una piedrita que le golpeó el talón. No sintió nada, pero el hombre que le había arrojado la piedrita cayó muerto. Se le preguntó al Santo, ‘¿En dónde están tu perdón y magnanimidad? ¿Es permisible dar muerte a un alma que Dios ha declarado sacrosanta?’ Respondió: ‘¡Por Dios! No tengo ningún conocimiento de lo que están hablando, y no conozco al hombre. Sin embargo, es costumbre de Dios honrar a Sus amigos, incluso sin que ellos lo sepan’44. Historias similares abundan. Comprende, entonces, la intención, y pide a Dios que te

ayude a deshacer tus velos restantes, porque en este estadio el velo es amar y desear eventos sobrenaturales [karámát]. No te detengas entonces con esas cosas, porque no son más que cosas creadas y no contienen ningún beneficio para ti, ya sea en este mundo o en el próximo. Sabe, sin embargo, que en sí mismo un karáma no es algo malo, dado que es un honor de Dios el Exaltado concedido a Su siervo. Lo malo es amarlo y desearlo. En este estadio tu alma desea letanías, invocaciones [awrádj], y oraciones, y ama al Elegido (swas), con un amor que es diferente del experimentado antes de este estadio. No confíes en tu alma en ningún estadio, porque la criatura humana sigue siendo presa de tribulaciones, pruebas y aflicciones a lo largo de toda su vida. Debes por lo tanto protegerte de sus defectos hasta el día que mueras. En este estadio puedes llegar a experimentar un deseo por dinero para que te asista en tu servicio a Dios y para ayudar a tus hermanos. Eso no tiene nada de malo, pero bajo ciertas condiciones. La primera es que tu intención sea la que acabamos de mencionar. La segunda es que tu corazón no debe llegar a preocuparse tanto por conseguirlo que eso te separe de tu Señor. La tercera es que cuando te llega algún dinero, no lo ocultes y pretendas ser pobre. También puedes llegar a experimentar, en este estadio, el deseo de liderazgo, fama, guiar a otros, y de ser un sheik, para poder reunir a las gentes para que puedan ser guiadas por tus manos y que Dios te pueda recompensar por ello. Ten cuidado con eso, porque es un ardid del ego. Sin embargo, si es Dios quien así te establece en este estadio, ocasiona que seas conocido, y te viste con el atuendo de un sheik sin que de tu parte haya ningún esfuerzo, ningún deseo, y ninguna iniciativa, lleva a cabo entonces la voluntad de Dios, porque entonces será mejor para ti que el aislamiento. El signo de esto es que tus hermanos te aman y obedecen, mientras que tú no te percibes a ti mismo como mejor que ellos, sino que los percibes como mejores que tú, y estás en deuda con ellos por su creencia de que son inferiores y por su respeto hacia ti. Si así es como son las cosas entre ustedes, entonces guíalos bondadosamente, respétalos, enséñales a amar el sendero, sé humilde con ellos, y agradece a Dios que te haya calificado para esta posición de la cual no eres merecedor. Siéntete siempre en deuda con ellos, y si alguna vez llegas a pensar que son ellos los que están en deuda contigo, sabe entonces que no eres uno de los caballeros de este campo; abandona esa posición, déjalos, y esfuérzate para liberar a tu propia alma de sus imperfecciones restantes, porque eso es más importante para ambos, tú y ellos. Algunas almas son gentiles y bondadosas, nobles e inteligentes por disposición natural. Cuando cruzan los estadios, lo hacen sin problemas, y cuando alcanzan el cuarto merecen convertirse en guías, porque son bondadosas, afables, y tolerantes por naturaleza, y mientras van cruzando los estadios se purifican a sí mismas de las turbiedades de la naturaleza humana. A ellas no les produce ningún detrimento guiar a sus hermanos y prescribirles los remedios beneficiosos de este sendero, bajo las condiciones que se acaban de mencionar. Esto se aplica en ausencia de un guía más perfeccionado; pero en su presencia uno debería verlo como un regalo Divino que le permite a uno descansar y dejarle el esfuerzo duro a otro. Otras almas son abyectas y viles. Cuando cruzan las estaciones, y cambian sus atributos censurables por los meritorios, y alcanzan el cuarto estadio y se convierten en la Serena, todavía no califican como guías, dado que carecen de las condiciones necesarias. No deberían tener prisa por conseguir eso y deberían completar su ascenso a los estadios quinto, sexto y séptimo.

Ahora que ya eres consciente de las diferencias entre las almas, deberías saber que no hay ninguna diferencia esencial entre aquellos que, como los Khalwatis, dicen que los estadios que asciende el caminante son siete, y aquellos que dicen que son tres. Los no-Khalwatis no cuentan el primer estadio, en donde el alma se llama Incitadora, sino que comienzan con el segundo, en donde se la llama Reprochadora, luego el tercero, en donde se la llama Inspirada, luego el cuarto, donde se la llama Serena. No cuentan el quinto, sexto y séptimo, dado que consideran sólo a las almas naturalmente puras, que al llegar al cuarto estadio, son indudablemente perfectas y merecedoras de guiar a otros. En cuanto a los Khalwatis, los cuentan como siete, considerando el primero el del Alma Incitadora y el último el del Alma Perfecta. Sabe que los no-Khalwatis le enseñan al caminante sólo tres Nombres. Cuando su alma es Reprochadora, le inculcan La ilaha illa’Lla, luego, al comienzo de la Inspirada, ¡Allah! ¡Allah!, y cerca del final, ¡Hú! ¡Hú! Con este nombre entra en el estado Sereno y no le enseñan más nombres. Sabe que cuando completas el cuarto estadio y tu alma se torna Serena con la serenidad del Todo Misericordioso, y no te apartas ni una sola pulgada del seguimiento del Libro y los sunna, y tu sangre y carne están impregnadas con el seguimiento de la shari’a, entonces la Mano de la Misericordia [Divina] te da el logro de la perfección, que no es igual que el primer logro al comienzo del viaje. Entonces te olvidas de las cosas de este mundo y del próximo, a menos que se encuentren presentes ante ti; y cuando están ausentes también están ausentes de tu mente. Eso se debe a que tu corazón está contemplando continuamente la Belleza y Majestuosidad de lo Real.

CAPITULO CINCO

El Alma Contenta: Su recorrido, mundo, localización, estado, atributos, y cómo ascender desde allí al sexto Estadio Su recorrido es ‘en’ Dios. Su mundo es el Láhút. Su localización es el Secreto del Secreto, que es aquello que sólo es conocido por lo Real. Su estado es la Extinción [faná], pero no del modo explicado antes, que era la no consciencia de los sentidos de los objetos de percepción, porque ese estado era el de aquellos en la mitad del sendero, mientras que aquí es el de las personas que están próximas al final de su viaje y acercándose al estado de Subsistencia [baqá]. Aquí ‘Extinción’ significa la eliminación de los atributos humanos hasta que se alcanza la Subsistencia, pero no inmediatamente. La Extinción a la que luego le sigue la Subsistencia inmediata es la Verdad de la Certeza [baqq alyaqin]. Ocurre después de la que se está hablando aquí, es decir, en el séptimo estadio. El alma contenta no tiene wárid, porque el wárid sólo llega cuando todavía quedan atributos, y en este estadio ya no están allí, ni siquiera rastros de ellos. Es por eso que en este estadio, el caminante está extinto, ni subsistiendo por medio de sí mismo como había estado antes, ni subsistiendo por medio de Dios como lo estará en el séptimo estadio. Este es un estadio que sólo se puede discernir vivencialmente. Sin embargo, un guía perfecto puede ser capaz de explicárselo a un buscador que ha alcanzado un grado de perfección. Los atributos de esta alma son: desapego de cualquier cosa que no sea Dios el Exaltado, sinceridad, escrupulosidad, y una aceptación contenta de todo lo que ocurre en el universo, sin tan siquiera un temblor del corazón, sin recurrir a la concentración espiritual para eludir un perjuicio, y sin objetar absolutamente nada. Esto se debe a que el alma está absorta en la contemplación de la Belleza absoluta. Este estadio no le impide al caminante guiar y aconsejar a la gente, y nadie oye sus palabras sin beneficiarse de ellas. Todo esto ocurre mientras el corazón está ocupado con el Mundo de la Divinidad [I,dhút] y el Secreto del Secreto. El hombre que se encuentra en este estadio está inmerso en el océano de la cortesía con Dios el Exaltado. Sus oraciones nunca son rechazadas; sin embargo, debido a la modestia y la cortesía, nunca permite que su lengua pronuncie un ruego a menos que se vea forzado a ello. Cuando se ve forzado ruega, y su oración nunca es rechazada. Es honorable a la vista de los seres creados, respetado por todos los hombres, importantes e insignificantes, porque ha recibido la palabra de la Presencia de Cercanía: ‘Hoy estás firmemente establecido en Nuestro favor y a Nuestro cuidado’45. Los seres creados están obligados a respetarlo, pero no depende de ellos, especialmente si es pobre y ellos lo tratan bien, porque las almas están naturalmente inclinadas a amar a aquellos que las tratan bien. Dedícate entonces a tu

Señor, porque si así lo haces su anhelo por ti aumentará, y si mereces una parte de lo que ellos poseen, te llegará sin que haya acción de su parte. No dependas de ellos, ni albergues deseo alguno por lo que ellos poseen. No los rechaces debido a su entusiasmo contigo. Cuando lleguen a ti con amor no los hagas huir de tu Señor. En este estadio, dedícate al quinto Nombre, que es Hayy [Siempre Viviente]. Significa El Unico que posee vida y sobre quien no ejerce dominio la muerte. Repítelo abundantemente, de modo que tu extinción pueda irse y ser reemplazada por la subsistencia por medio del que está Vivo, y luego entras al sexto estadio y se te promueve de estar parado ante el umbral a los sitios del Bienamado. Sabe que hay Nombres que se llaman ‘Nombres Subsidiarios’, y son: al-Wahháb [el Dador de Todo], que significa Aquel que da sin que se le pida; al-Fattás [el Revelador], que significa Aquel que abre los tesoros de Su misericordia para todos Sus siervos; al-Wáhid [el Úbicador], Él en cuya Esencia no hay multiplicidad; al-Ahad [el Único], Aquel que no puede ser dividido ni calificado; alSamad [el Saciador], Aquel a quien todos acuden para el cumplimiento de todos sus deseos. Observa que la invocación usando todos estos Nombres y sus subsidiarios debe ser con sukún [es decir, sin vocal] a continuación de la última consonante. En este estadio dedícate a al-Fattáh o a al-Wahháb, junto con Al-Hayy, para facilitar tu progreso al sexto estadio, del cual tienes una imperativa necesidad.

CAPITULO SEIS

El Alma Placentera: Su recorrido, mundo, localización, estado, atributos, y cómo entrar al séptimo Estadio Su recorrido es ‘de’ Dios el Exaltado. Su mundo es el mundo visible. Su localización es lo Oculto. Su estado es la perplejidad. Su wárid es la trascendencia [tanzih]. Sus atributos son: bondad de carácter, renunciar a todo lo que no sea Dios el Exaltado, benevolencia con los demás seres humanos, guiarlos a la rectitud, perdonar sus faltas, amarlos y sentir una inclinación hacia ellos para sacarlos de las oscuridades de sus tendencias egoístas naturales y llevarlos hacia sus espíritus iluminados. Es el atributo de esta alma unir [asistiéndolos] la creación y el Creador, esto es algo extraño y es solamente para aquellos que están en este sexto estadio. Esa es la razón de que en este estadio el caminante no parezca exteriormente diferente de la gente común. Interiormente, sin embargo, él es la esencia misma de los secretos y el modelo de la mejor de las gentes. Esta alma se llama ‘Placentera’ porque place a lo Real Mismo. Que su recorrido sea ‘de’ Dios el Exaltado significa que ha obtenido lo que necesitaba de la Presencia Divina. Su estado es la perplejidad, pero es una perplejidad aceptable, similar a la mencionada en el hadith: ‘¡Señor, aumenta mi perplejidad en Ti!’, no la del tipo censurable que ocurre al comienzo del viaje. En este estadio es atributo del caminante mantener sus promesas y asignar todas las cosas al lugar adecuado. Es así que gasta liberalmente cuando es apropiado, al punto en que el hombre ignorante puede pensar que es un despilfarrador; y puede retener sumas pequeñas cuando piensa que dar no es apropiado, de modo que el hombre ignorante puede pensar que es el más avaricioso de los avaros. Es su atributo tomar el camino medio en todos sus asuntos, ese que yace entre el exceso y la deficiencia: y eso es algo que sólo los perfectos son capaces de hacer46. Sabe que al comienzo de este estadio el caminante muestra los primeros signos de la Vicegerencia Superior, y a su término está investido con ella. Esta es la primera investidura de ‘Yo soy su oído con el cual oye, su visión con la cual ve, su mano con la cual golpea, y su pie con el cual camina’47. Es por medio de lo Real que oye, por medio de Él que ve, por medio de Él que golpea, por medio de Él que camina. Esta es la consecuencia de la cercanía alcanzada a través de las prácticas y le corresponde al siervo poseer la habilidad con la ayuda de lo Real. (¡Trascendente es Él) Cuídate de mal interpretar esto y creer que o bien lo Real penetra dentro de cualquier cosa o que cualquier cosa lo penetra.

La realización de este estadio es que cuando el caminante alcanza el estadio de extinción, que es el anterior a este, sus cualidades humanas reprensibles, que son la causa de sus reacciones y desdichas, se aniquilan debido a su búsqueda de la cercanía de Dios a través de sus prácticas super-erogatorias, que son la autodisciplina y el esfuerzo que constituyen la gran jihád. Entonces su Señor, en Su Generosidad, le concede los atributos opuestos a esos, que surgen por el permiso del Dador, y esta es la Verdad de la Certeza. Y cuídate de seguir el sendero de aquellos que se han extraviado, porque nuestro Señor es demasiado exaltado como para ser localizado en cualquier cosa o como para que cualquier cosa esté localizada en Él. La verdad es que estas cuestiones yacen más allá del alcance de la razón, a no ser que sea por Gracia Divina, porque no hay nada externo que se asemeje a la extinción y sirva para demostrarla. Lo mismo se aplica a la subsistencia en Dios y a la cercanía que se produce por las prácticas super-erogatorias. Adhiere firmemente a la shari’a y dedícate al sexto Nombre que es al-Qayyúm [el Sustentador]. Significa Aquel que está constantemente sustentando la creación y gobernando Sus asuntos. Mantén las cortesías tanto de la shari’a como de la tariqa, y no permitas que una te distraiga de la otra hasta que alcances el séptimo Estadio.

CAPITULO SIETE El Alma Perfecta: Su recorrido, mundo, localización, estado, wárid, y atributos. Su recorrido es ‘por medio de’ Dios. Su mundo es la multiplicidad en la unidad y la unidad en la multiplicidad. Su localización es lo Más Oculto, siendo la relación entre ello y lo Oculto similar a la del espíritu con el cuerpo. Su estado es la Subsistencia [baqá]. Su wárid es todos los atributos meritorios del alma anteriormente mencionados. En este séptimo estadio, dedícate al Nombre Qahhár [Dominador]. Esto indica Aquél que impone Sus deseos sobre la creación sin resistencia. Sabe que el que está en este estadio no tiene otro deseo más que el legítimo placer de su Señor. Sus movimientos son actos de bondad, cada y toda respiración suya es un acto de adoración. Cuando la gente lo ve se acuerda de Dios, ¿y cómo podría ser de otro modo cuando él es el santo perfecto de Dios? Ya era un santo cuando estaba en el cuarto estadio. (¡Trascendente es Él, Quien cuando concede algo nadie lo puede retener, y cuando retiene algo nadie lo puede conceder!) El hombre que se encuentra en este estadio está adorando constantemente, ya sea con su cuerpo entero, o con su lengua, o con su corazón. Pide por el perdón en abundancia, y es intensamente humilde. Su alegría y deleite se encuentran en [ver] a los seres creados volverse hacia lo Real. Su ira y su pesar se encuentran en [ver] que le dan la espalda a Él. Ama al buscador de la verdad más que a su propio hijo. Está lleno de dolores, su cuerpo y sus movimientos son débiles. En su corazón no hay odio por ninguna criatura en absoluto; sin embargo, aún muestra aversión donde la aversión es merecida. No teme a nadie cuando habla por Dios. Su deseo es el deseo de lo Real y su Señor responde inmediatamente todas sus súplicas.

EPILOGO

Sabe que el nombre de los Khalwatis proviene de la palabra khalwa [reclusión en un retiro espiritual]48. Fueron llamados así a pesar del hecho de que otras tariqas también practican khalwa, porque lo hacen con más frecuencia que las otras. La razón de esto es la abundancia de luces, conocimiento, y gnosis que encuentran en ello. Algunos de ellos permanecen allí hasta su muerte, otros entran muchas veces durante el año, otros una vez al año. Hay condiciones y cortesías que deben observarse, como lo menciona Mustafá al-Bakri49 en su libro Hadiyyat alAhbáb [Regalo a los Bienamados]Su período mínimo es de tres días; no tiene un máximo, y el óptimo es de cuarenta días. Una de sus condiciones es que aquellos que desean practicarlo deben entrenarse en la autodisciplina antes de participar. . [Eso debería involucrar] hambre, vigilias nocturnas, aislamiento50, y remembranza constante, de modo que cuando participan todo eso ya les es familiar y no es probable que esas cosas los ahuyenten. Otra más es participar con la intención de desapegarse del mundo y concentrarse solamente en Dios. Otra todavía es que deben sentir que son inferiores a la más inferior de las personas, más inferiores que los pecadores, ni qué decir de los virtuosos, para que Dios los pueda aceptar, porque Dios está con los desconsolados51. Y además otra condición es refrenarse de pedirle cualquier cosa en absoluto a Dios durante el retiro, ya sea mundano o referido al otro mundo, sino sólo adorarlo a Él. Sabe que los Khalwatis, así como otras de las tariqas Muhammadan, están relacionados con al Junayd, que Dios esté complacido con él, porque él es el ‘Maestro del Grupo’. Toda tariqa se ramifica después en diferentes tariqas de acuerdo al número de grandes sheiks que la han regido y han asumido las tareas de guiar y la composición de awrád. Los Khalwatis, igual que los Naqshbandis son mejor conocidos en Turquía, Siria, y la India. Los Shadhilis y los Qádris son mejor conocidos en el Maghrib. Comparten un origen común, como acabamos de decir, y están todos de acuerdo en que es necesario poseer determinación, agotar esfuerzos, abandonar la pereza, permanecer insatisfecho con uno mismo, evitar la persecución de los apetitos y hábitos propios, y mantener un dhikr constante. Sayyidi Mustafá al-Bakri49, que Dios esté complacido con él, dice: ‘La primera persona de la cadena Khalwati [silsila] a quien se denominó así, fue el ilustre practicante escolástico, mi hermano Muhammad al-Bálisi52, quien debido a su retiros extremadamente numerosos [khalwas] fue llamado “el Khalwati”. El nombre se extendió después a sus seguidores que se hicieron conocidos como los Khalwatis y se extendieron en varias ramas’. Sabe que el signo de los Khalwatis es la investidura con Khirqa común, que es la ‘corona’ que se usa en la cabeza, un birrete redondo de lana blanca que indica el recorrido por el sendero del Sufismo y la blancura del corazón. Está bordado de una manera especial y rodeado de cuatro jalálas para indicar que el Señor rodea a su siervo desde todas las direcciones y para indicar independencia a través de Dios, como en ‘Dondequiera que os volváis, allí encontraréis la Faz de Dios’. [2:114] Algunos dejan el centro negro para indicar la extinción, y algunos usan el signo ‘o’ en el centro para indicar la Esencia que engloba el mundo con conocimiento, habilidad, y sustento, pero no de alguna manera física. Algunos colocan un botón en el centro para indicar Tawhf de los Nombres, Atributos, y Esencia; y otros ponen debajo del botón cuatro círculos de terciopelo que son negros, rojos, verdes, o blancos, para indicar los cuatro emblemas de los Rifa’is, Ahmadis,

Qádiris, y Dasúqis, de acuerdo a lo que se sabe usaba cada uno de esos polos espirituales [aqtáb]. Aparte de eso los cuatro Khirqas son antiguos y se los puede rastrear hasta el Profeta, que las bendiciones y la paz de Dios sean con él, e indican las cuatro muertes: la muerte negra, la muerte roja, y así en más53. Además, los Khalwatis enrollan alrededor de su ‘corona’ un turbante negro para indicar nobleza, maestría y fundamentos firmes, porque el negro es estable y no cambia. Se sabe que Sayyidi Ahmad al-Rifá’i, que Dios esté complacido con él, lo usaba, pero [fundamentalmente] está conectado con el maestro de toda la creación, que las bendiciones y la paz de Dios sean con él, porque su turbante era negro, como se declara en el Shamá’il54 y otros libros. Lo mismo se aplica a los otros khirqas. Los khirqas sufíes son muy numerosos. El emblema de algunos es una túnica remendada, el de otros el turbante, u otros artículos de ropa [que ahora están en desuso]. Algunos confieren a sus discípulos una camisa, otros un ajubba55, siendo este el khirqa especial que indica que llegará a usar la túnica de la Sucesión Muhammadan [khiláfa] después de su sheik. Algunos tienen coronas diferentes de las que acabamos de describir; tal, por ejemplo, es la Wafá’i khirqa56, que está acompañada por un chal blanco que tiene un símbolo indicando absorción en la perfección de la Belleza [Divina]. Estas condiciones establecidas por el Profeta para usar el khirqa son para el recorrido del camino y necesitan del permiso del sheik En cuanto a usarlo simplemente para gratificar el deseo propio, no es de beneficio alguno; por el contrario, es un signo de haberse extraviado, dado que su indicación de que uno se ha convertido en un hombre de Dios no es más que una pretensión falsa. Esto les sucede a muchos que pretenden ser fuqará’57, se encuentran con muchos otros que poseen signos, khirqas, y tipos especiales de ropa, toman su voto de fidelidad y aducen así una afiliación a Sayyidi Ahmad al-Badawi58, a Ibráhim al-Dassúqi59, u otros. Pueden incluso llegar a usar eso como una trampa para obtener el dinero de otras personas con falsas pretensiones. Dirían, por ejemplo, ‘Yo soy un Ahmadi’60, lo que es una mentira, dado que es una condición, para poder estar afiliado a un imán, conocer su método, comportarse en consecuencia, y adquirir las cualidades corteses que él mismo había poseído. Sin embargo, si llegan a usar el khirqa por su baraka, se refrenan de imponerse a otra gente, y no pretenden nada, ni exteriormente ni interiormente, es de esperar que recibirán algo de su baraka. Es por eso que un cierto gnóstico observó cierta vez: ‘El khirqa del Pueblo es, para aquellos que lo merecen, una luz y un adorno, mientras que para otros es fatuidad y oscuridad’.

¡O Dios! ¡Te rogamos que nos concedas excelencia en la cortesía [adab], conformidad con el Corán y el sunna de Tu misericordioso y compasivo Profeta, y alejamiento del ego y el demonio execrable, por el honor del Profeta, que las bendiciones y la paz de Dios sean con él! Ámín

NOTAS del TRADUCTOR

1 El aspecto exterior del cuerpo consiste de sus órganos físicos de sensación y locomoción, mientras que en este contexto el aspecto interior es la mente. 2 No pretendas que mi alma era inocente, en verdad el alma incita al mal, excepto en la medida en que mi Señor tiene misericordia. (12:53) 3 Referencia Coránica: ¡Juro por el Día del Levantamiento! Y, ¡Juro por el alma que se reprocha! [75:1,2] 4 El Mundo de la Santidad es el mundo de las cuestiones Divinas, el mundo de la trascendencia. 5 Referencia Coránica: Por el alma y Aquello que la modeló, y la inspiró con su disolución y su piedad. [91:7,8] 6 Los tres términos se derivan del siguiente pasaje Coránico: ¡O alma serena, retorna a tu Señor, contentada y encontrada grata! Únete a Mis Siervos, y entra en Mi Jardín. [89:31] 7 ‘De los hombres muchos han alcanzado la perfección, pero de las mujeres sólo cuatro: ‘Asiya la esposa del Faraón; Maryam la hija de `Imrán; Khadija la hija de Khuwaylid; y Fatima la hija de Muhammad’, dice un hadith. Cuando se atribuye la perfección a un ser creado ésta es relativa, porque la perfección absoluta sólo puede pertenecer al Uno , Lo Infinito. En el caso de lo finito, su perfección consiste en unificar en sí mismo los atributos cuya posesión es equivalente a la perfección santa. Esos atributos se poseerán en mayor o en menor grado de plenitud, y por lo tanto habrá santos completos y perfectos que son más perfectos y completos que otros. Los dones divinos son infinitamente variados, y como Dios es el Único, cada uno de Sus dones también es único. Cada persona de Dios es por lo tanto única, dado que cada una recibe Aperturas que son exclusivamente suyas. 8 Los cuatro ‘elementos’ se originan en la sustancia primordial llamada hñyúld. Son: aire, tierra, agua y fuego. Ni la sustancia primordial ni los elementos se deben comprender en un sentido material; son en cambio el origen no-material de la materia, habiéndosele dado a cada elemento el nombre del elemento material que más se le corresponde en sus atributos. 9 Siendo el más cercano a lo Absoluto, el Profeta, Falla’uáhu `alayhi wa-sallam, es el ser creado que más cerca está de la perfección absoluta. Es por eso que la emanación de la misericordia Divina de Dios hacia la creación está concentrada en él e irradia de él para penetrar todos los grados de existencia. Y eso es lo que significa la expresión alla’Lláhu `alayhi, traducida como ‘que las bendiciones de Dios sean con él’. En cuanto a ‘wa-sallam’, que significa ‘y la paz sea con él’, es la habilidad para recibir esta afluencia de luz Divina y permanecer no obstante firme y sereno. Para usar la terminología Sufí, el elemento de ‘bendiciones’ lleva a la extinción (faná) o intoxicación (sukr), mientras que el elemento ‘paz’ lleva a la subsistencia (baqá) o sobriedad (sahw), y a la maestría (tamkfn). 10 Después de infundir el espíritu Divino dentro de la forma Adámica, Dios ordenó a los ángeles que se postraran ante Adán, quien se convirtió así en su qibla. Se estaban postrando, en efecto, ante el misterio Divino dentro de Adán y reconociendo que él era el califa o vicegerente. Si la Ka’ba, que es la qibla material, corresponde al cuerpo de Adán, la Realidad Muhammadan (al-

haqiqa al-Muhammadiyya), que es la qibla de los espíritus puros, corresponde al espíritu dentro de Adán. 11 Abü Hurayra fue el narrador más prolífico de hadiths entre los Compañeros, habiendo rezado el Profeta por él para que Dios fortaleciera su memoria de modo que no olvidara nada de lo que había oído de él. Uno de los Ahl al-Suffa, murió en el año 57. 12 `Abdalláh ibn Mas’úd: un Compañero erudito y narrador de hadith. Murió en el año 32. 13 La raíz del término Arabe para ignorancia es j-h-l. Jahl es la ignorancia misma, mientras que el hombre ignorante es jáhil, y la Era de Ignorancia pre-Islámica es la Jáhiliyya. Sin embargo el significado incluye también algunas de las consecuencias de la ignorancia, y por lo tanto se lo usa para sugerir el mal carácter, el comportamiento arrogante o injurioso, y el prejuicio de cualquier tipo. Una plegaria muy conocida del Profeta, que se recita antes de salir del hogar, le pide a Dios protección para no tratar a los demás con ignorancia o para no ser tratado así por ellos. 14 `Ali ibn Abi Tálib: el primo y yerno del Profeta Bendito, y el primer hombre Musulmán. Su destreza marcial se hizo legendaria y llegó a ser el cuarto Califa Rectamente Guiado. Fue martirizado en el año 40 de la Hégira. 15 `Abdalláh ibn ´Umar: un erudito destacado, narrador de hadith y mufti entre los Compañeros, era el hijo del segundo Califa. Murió en el año 74. 16 Bal`am ibn Bá’úrá: Un rabino Hebreo que algunos comentaristas dicen es a quien se está mencionando en el siguiente pasaje Coránico: ‘Cuéntales del caso de aquel a quien habíamos dado Nuestros signos y se despojó de ellos, entonces el Demonio lo siguió y se convirtió en uno de los guiados al extravío’. [7: 175] 17 Ibráhim ibn Adham: Uno de los primeros Sufíes, el primero de los grandes mencionados por Qushayri en su Risála. Era un príncipe que renunció a su reino y vivió como un asceta errante hasta su muerte en Siria, en el año 161. 18 Mu`ádh ibn Jabal. Uno de los más dinámicos y doctos compañeros del Profeta, que Allah lo bendiga y le conceda la paz. Murió en al año 18. 19 Abú Bakr al-Siddiq. El primer hombre que aceptó la llamada al Islam, el compañero íntimo del Profeta Bendito a lo largo de todos los años de su misión y su primer sucesor como cabeza del nuevo estado Islámico. Murió en el año 13 de la Hégira. 20 La Travesía Nocturna (Miraj) milagrosa constó de dos etapas, la Isrá’ y la Mi`ráj. La primera describe la ‘travesía nocturna’ del Profeta Bendito desde Makka hasta Jerusalén. Durante el curso de la segunda, la Ascensión del Profeta a través de los siete cielos, se le mostraron al Profeta los tormentos de los condenados en el infierno, y a su regreso él los describió con gran detalle a sus Compañeros. 21 `A’isha. La menor de las esposas del profeta e hija de Abú Bakr, se convertiría, después de la muerte del Profeta, en una de las eruditas destacadas del Islam, y fue el canal de transmisión más importante para sus enseñanzas concernientes a las cuestiones de las mujeres Musulmanas. Murió en el año 58.

22 Yúsuf al-Siddiq: el Profeta José, que la paz sea con él. El biznieto de Abraham que llegó a ser gobernador de Egipto ocasionó la emigración Hebrea a Egipto. Zulaykhá, la esposa de al-Àziz, provocó la encarcelación de José cuando él se resistió a sus avances, luego después de su liberación aceptó su religión y se convirtió en su esposa. 23 Tab` y khatm son casi sinónimos. El primero significa ‘estampar’ y el segundo ‘sellar’. Dios dice, ‘Y un sello se ha puesto sobre sus corazones, para que no entiendan aquellos sobre cuyos corazones Dios ha puesto un sello, y han seguido sus caprichos. [47:16] 24 Rayn es eso que cubre, así como el óxido cubre una espada o como el vino cubre la mente. Es el resultado de la acumulación de los efectos de creencias desviadas y pecados sobre el corazón de modo que lo tornan ciego. 25 El término Arabe usado es yugharghir, del verbo que significa ‘gorgotear’, y aquí se refiere al estertor agónico de la muerte. 26 Abú `Abdallah Muhammad al-Sanúsi de Tiem-en en Algeria (murió en el 895). Autor de cinco compendios muy conocidos de doctrina Islámica: al-Kubrá, al-Wuslá, al-Sughná, Sughrá al-Sughrñ, y al-Muqaddima. El Sughrá también es conocido como Umm al-Barñhun. Junto con el comentario de al-Fadáli (murió en el 1236), la obra de Sanúsi es uno de los textos sobre teología que se enseña en la Universidad Al-Azhar de el Cairo. Al-Sanúsi fue también un Sufí renombrado. 27 ‘Aquello que es de Dios’ es la Vida Después de la Muerte, el Jardín y el deleite de contemplar el Rostro Divino para algunos, y el infierno y el tormento del alejamiento para otros. 28 En verdad aquellos que temen a Dios morarán en medio de jardines y ríos, en el asiento de la verdad en la presencia de un Soberano Omnipotente [54:55], es decir en un sitio en donde estarán seguros y serán honrados con las consecuencias permanentes de su veracidad y sinceridad pasadas. 29 Abú Uátim Muhammad ibn Hibbán (murió en el 354). Erudito de hadith que compuso una famosa colección de hadiths aceptados, Al-Sahib. 30 Ismá`il es Ishmael, el hijo de Abraham con Hájar la Egipcia. 31 `Arafa, o `Arafát, es la gran planicie alrededor de la Montaña de la Misericordia, en donde tiene lugar el wuqúf, el rito culminante de KaJj. 32 ‘Los Invitados’ (al-muqarrabún) están mencionados en el Sagrado Corán [56:11, 83:2]. Son los rangos más elevados de los puros de corazón, y por lo tanto más elevados que los buenos creyentes comunes, la Gente de la Mano Derecha (asbáb al-yamin). 33 Ciertamente en la creación de los cielos y la tierra y en la alternancia de la noche y el día hay signos para los poseedores de la esencia. Aquellos que recuerdan a Dios, parados y sentados y sobre su costado, y reflexionan sobre la creación de los cielos y la tierra. [3:190-1] Aquellos que poseen una ‘esencia’ o lubb, son aquellos que han alcanzado el estadio en donde su recuerdo de Dios es ininterrumpido y raramente se olvidan de su Señor, sin importar lo que estén haciendo. Sólo entonces son capaces de reconocer los signos en la creación de los cielos y la tierra como signos, es decir, como indicadores de realidades superiores y fundamentalmente de la Realidad Más Elevada de todas, que es lo Absoluto. En cuanto a las mentes que carecen de esta clase de concentración y sufren la dispersión causada por sus numerosos apegos al mundo, raramente son

capaces de reconocer esos indicadores Divinos por lo que son, y más aún, niegan a otros la habilidad para hacerlo; no contentos con ser ciegos también desean imponer su ceguera al resto de la humanidad. 34 Esta es una referencia al hadith mencionado anteriormente que urge a esos Musulmanes capaces de entender esto a recordar a Dios hasta que los demás los acusen de estar locos; es decir, locos porque olvidan sus intereses mundanos y se concentran en la vida del más allá: o en otras palabras, prefieren lo interior a lo exterior, lo que es inconcebible para los profanos. 35 Esto se debe a que antes de recibir la Apertura, uno es incapaz del tipo de profundo discernimiento espiritual que se necesita para estar a salvo en el sendero, mientras que después de la Apertura el gnóstico es capaz de mirar atrás, reconocer sus defectos, y esforzarse para remediarlos antes de elevarse al estadio siguiente. En otras palabras, una vez que entra en contacto consciente directo con su propia realidad superior, se convierte, en mayor o menor grado dependiendo de su rango, en su propio guía. 36 No hay criatura que camine que Él no la tome del copete. En verdad mi Señor está en un sendero recto. [11:56] 37 Por el alma y Aquello que la modeló, y la inspiró con su disolución y su piedad. [91:7,8] 38 En verdad creamos al hombre en la mejor armonía, luego lo devolvimos como lo más bajo de lo bajo. Excepto los que creen, y llevan a cabo obras rectas. [95:4-6] El estado de armonía es la naturaleza Adámica primordial de la humanidad, y se debe recordar que Adán era nada menos que un profeta, que la paz sea con él. Es también el estado del espíritu previo a su entrada a este mundo, el mundo de la corrupción. Cuando Dios apareció ante los espíritus reunidos y les preguntó, ‘¿No soy Yo vuestro Señor?’, todos respondieron, ‘¡Sí!’, dado que no podían negar lo que realmente estaban contemplando. Lo ‘más bajo de lo inferior’, por otro lado, es la condición de la negación total de esas realidades, de parte de los espíritus, una vez que se encuentran velados por los cuerpos y sus impulsos más bajos. Entre el estado de armonía y ‘lo más bajo de lo inferior’ están los innumerables estados que separan lo bestial del hombre perfecto, que el autor ha reducido, para que sea inteligible, a los siete estadios que describe. 39 Este mundo y el próximo. 40 A veces un maestro debe poner a prueba la sinceridad, determinación, y veracidad de su discípulo. Cuanto mayor la talla espiritual del discípulo más extrema será la forma de la prueba, dado que es a los discípulos superiores a quienes se confiarán los secretos Divinos. Ofrecimos la responsabilidad a los cielos y la tierra y las montañas, dice el Corán, pero se negaron a asumirla y se sintieron atemorizados por ella, y el hombre la asumió. [33:72] 41 Abu’l-Qasim al Junaid. El ‘Maestro del Grupo’, un erudito de fiqh y uno de los mayores exponentes del Sufismo, que recibió de al-Sari al-Saqati. Vivió y enseñó en Bagdad, donde murió en el 298. 42 Al-Hikam es una famosa colección de aforismos Sufíes ampliamente leídos en los círculos Sufíes en todo el mundo Islámico. Su importancia está demostrada por la cantidad de maestros que escribieron comentarios sobre ellos. Su autor es el Sheik Ibn `Ata’illah de Alejandría (murió en el 709), tercer sheik de la Shadhili tariqa, después de su fundador, el gran imán Abu’l-Hasan alShadhili, y su sucesor Sheik Abu’l-`Abbas al-Mursi. Además de su renombre como Sufí, el sheik era

también un erudito fidedigno y uno de los más eminentes maestros en la Universidad de Al-Azhar. Existe una versión Inglesa de la obra, traducida por Victor Danner como El Libro de la Sabiduría, SPCK, London 1979 (1399). 43 Bishr ibn al-Harith al-Hafi. El gran Sufí ‘descalzo’ de Bagdad conocido por su escrupulosidad y circunspección en cuestiones religiosas. Un compañero del wali al-Fulayl ibn `lyad, murió en el año 227. 44 En esta historia, la represalia Divina puede parecer a primera vista un tanto desproporcionada, comparada con la ofensa cometida. Sin embargo, Dios dice en el hadith qudsi, ‘Quienquiera sea hostil con un amigo [wali] Mío, Yo le declaro la guerra’. (Bukhari) Dios considera un ataque a un hombre de Dios como un ataque a Él, y toma una represaliaconsecuente. El culpable de esta historia debe haber sabido que el hombre al que le estaba arrojando piedras era un santo, es decir, un Amigo de Dios, y su crimen por lo tanto es uno de lesa majestad. Es por eso que Dios oculta a Sus Amigos de los ojos profanos bajo una apariencia aparentemente mundana, por misericordia con aquellos que son lo bastante ignorantes como para abusar de ellos verbalmente o atacarlos físicamente, porque si lo hacen sin darse cuenta de que son santos, entonces el crimen no es mayor que el de un Musulmán abusando de otro, y su castigo no excede al que está establecido en la shari’a. 45 Ver Corán 12:54. 46 Leemos en un hadith: ‘El mejor de los asuntos es el curso medio’. Ser extremo es fácil; encontrar el camino medio requiere sabiduría e inteligencia; por lo tanto es el aspecto del hombre o mujer que ha purificado el alma hasta este estado elevado. 47 En el famoso hadith narrado por el Imam al-Bukhari, leemos: ‘Quienquiera sea hostil con un wali [santo/amigo] Mío, Yo le declaro la guerra. Mi siervo se acerca a Mí con nada que Me sea más preciado que aquello que le impuse. Mi siervo continúa acercándose a Mí hasta que Yo lo amo a él. Y cuando Yo lo amo, Yo me convierto en el ojo con el que ve, el oído con el que oye, la mano con la que golpea, y el pie con el que camina’. Ver nota 44. 48 El autor, quiera Allah mostrarle Su misericordia e iluminar su tumba, fue un exponente de la Khalwati tariqa, cuyo énfasis en la séptuple división del alma está manifestado en este libro. Las Khalwatiyya se encuentran entre las más exaltadas y respetadas de todas las órdenes Sufíes del Islam, siendo consideradas con frecuencia como una tariqa para el ‘ulamá’. De hecho, algunas ramas de las Khalwatiyya no aceptan iniciados para la promesa de lealtad (bay’s) a menos que hayan alcanzado un nivel elevado de estudio Islámico. De aquí que, por ejemplo, el actual imán de la Mezquita Al-Azhar, Sheik Isma’il Sadiq al-`Adawi, sea un Khalwati. Anteriormente era imán de la mezquita adosada a la tumba de al-Qutb Ahmad Dardir, el gran Maliki y erudito Khalwati cuyo libro, Tuhfat al-Ikhwán (Cairo 1964CE), describe su condición interior al alcanzar cada uno de los siete estados del alma. La práctica principal de los Khalwatiyya es el recitado de la Wird al-Sattár, con frecuencia por un solo recitador ante la presencia de muchos oyentes. La wird (letanía) bendita ha sido transmitida desde el Sheik Yahya Shirwani, que Allah santifique su secreto, quien vivió en Azerbaijan y murió en el 869. Es una wird que celebra la unidad de Mah, y alaba al Profeta Bendito y sus Compañeros, y el Sheik `Umar al-Shabrawi ha hecho un largo comentario sobre ella. Ramas de la Khalwatiyya que hoy están en actividad incluyen a la Shabrawiyya y la Damirdashiyya en Egipto, la Jarrahiyya de Estambul, y la Sammaniyya, fundada en Makka pero concentrada hoy en Sudán.

49 Una destacada figura reformista de la tariqa Khalwati. Mustafá ibn Kamal al-Bakri nació en Damasco en el 1099 y murió en el Cairo en el 1162. Fue un alumno de `Abd al-Ghani al-Nablusi, cuyas enseñanzas están manifestadas en su poema didáctico Bulghat al-Murid, y en su libro alMawrid al-`Adhb, en el cual al-Bakri delinea la comprensión ortodoxa de la doctrina de la Unidad del Ser (wahdat al-wujúd), una enseñanza que ha sido mal interpretada por muchos. Su famoso libro de oraciones y awrád, Majmú Salawdt wa awrád, se imprimió en el Cairo en 1308. Su principal libro de texto sobre la práctica Khalwati es al-Wasiyya al jalfla li’l-sálikfn tariqat alKhalwatiyya, que aún no se ha editado. 50 Aislamiento (`uzla) no es lo mismo que retiro (khalwa). El primero implica mantenerse alejado de la gente común en general excepto para asistir a las cinco oraciones, mientras que el segundo requiere una reclusión total durante un período de tiempo determinado, bajo ciertas condiciones. 51 ‘Yo estoy con aquellos cuyos corazones se rompen por Mí’, dice Dios en un hadith qudsi. 52 Muhammad ibn Núr al-Bálisi fue el verdadero fundador de la Khalwati tariqa, y el sheik de la `Umar al-Khalwati, murió en el año 800. 53 De acuerdo a Jurjáni, la muerte es un atributo existencial creado para ser lo opuesto de la vida. En el lenguaje técnico de la gente de la Verdad es suprimir los caprichos del ego. El que suprime sus caprichos vive con Su guía. La ‘Muerte Roja’ es la oposición al ego. La ‘Muerte Blanca’ es el hambre, porque ilumina lo interno y blanquea el rostro del corazón. Aquél cuya glotonería muere, revive su perspicacia. La ‘Muerte Verde’ es usar harapos remendados, sin valor y descartados por otros. Su vida está reverdecida de contentamiento. La ‘Muerte Negra’ es la fortaleza ante el perjuicio que producen los demás. Es estar extinto en Dios y atestiguar el perjuicio como proviniendo de Él, al percibir todos los actos como el Acto del Bienamado. (Al-Sharif `Ali ibn Muhammad al Jurjani, Kitáb al-Ta’rifat, Cairo, 1306). En un nivel más profundo, algunos Sufíes consideran a los cuatro colores como indicando los cuatro niveles de existencia y consecuentemente los cuatro niveles de tawhid. Sheik Bursevi cita la historia siguiente en su comentario Coránico: ‘Se dice que un wali conocido como Sukkáni Bábá tenía momentos en los que se encontraba tan absolutamente absorto que la gente pensaba que había muerto […] Un día despertó de ese estado declarando que tenía la intención de divorciarse de su esposa y abandonar a sus hijos. “Estaba en una sesión con el Profeta, que la paz sea con él”, dijo, “en el malakút, con los espíritus, mientras el Profeta, que la paz sea con él, estaba explicando el dicho de Dios: y vuestro Dios es un Dios único, [2:163], y hablando sobre los niveles de tawhid, sentado en una silla cuyas cuatro patas eran de las cuatro luces correspondientes a los cuatro niveles. Estas eran: de luz negra en el nivel de la naturaleza [física], de luz roja en el nivel del alma, de luz verde en el nivel del espíritu, y de luz blanca en el nivel del Secreto. Luego se dijo en el Trono: ‘¡Dejen ir a Sukkáni Bábá, porque sus hijos están llorando!’ Es por eso que quiero abandonar a todos”. La familia prometió no volver a molestarlo y él cedió. (Ismá’il l-laqqi Bursevi, murió en el 1137), Tafsir Rúh al-Bayán, (repr. Beirut 1405, II, 331.) 54 Probablemente el Shamá’il (Cualidades Perfectas) al que se hace referencia aquí es la colección de hadiths de al-Tirmidhi (murió en el 279) 55 Ajubba es una túnica larga, que puede tener diversas formas. 56 La Wafá’i tariqa se encuentra principalmente en Siria y Egipto.

57 Fuqará’: aquellos que reconocen el dicho Coránico: ¡O humanidad! Tú eres el pobre ante Dios, y Dios es el rico, el Dueño de alabanza. [35:15] En algunas tradiciones de Sufismo, se puede llegar a requerir una vida de pobreza en ciertos estadios del Sendero, para quitarle al ego su apego a las cosas de este mundo. 58 Sayyidi Ahmad al-Badawi (murió en el 675) era un Husayni sayyid que nació en Fez, creció en Makka, y pasó sus últimos cuarenta años en la ciudad de Tanlá en el Delta del Nilo, en donde fundó una de las más importantes órdenes Sufíes, la Ahmadiyya. 59 Ibráhim al-Dassúqi (murió en el 646). Un Husayni sayyid que vivió y murió en Dassúq al norte de Egipto. Era un amante de Dios de nacimiento, y fundó una gran orden Sufí. 60 Aquí, un Ahmadi significa un seguidor de Sayyidi Ahmad al-Badawi. (ver nota 58)