Los Dones Del Espiritu Santo

UN CON TODA TU MENTE Metanoia es una palabra griega que significa cambiar tu mente. Cuando te encuentres pensando contr

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UN CON TODA TU MENTE

Metanoia es una palabra griega que significa cambiar tu mente. Cuando te encuentres pensando contrario al pensamiento de Dios, di: Metanoia; Y cambia tu manera de pensar.

“36 Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? 37 Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.” Mateo 22:36

Dios busca adoradores, que le adoren en espíritu y verdad; Nuestra conexión con Dios es espiritual, pero no puedes perder de vista que tu experiencia de conexión con el Espíritu de Dios, depende de tu conexión a través de tu mente. Hay quienes critican ideas como esta, por querer ser los más espirituales; No pueden ver lo vital de una mente transformada para lo que son nuestra conexión con Dios y la vida misma. Si la meta de Dios fuera llevarte al cielo, el día que le entregaste tu vida, debió llevarte. Pero, en el cielo, tú no eres de utilidad para Dios ni para tu familia ni para el reino de Dios. Tú eres de utilidad para el reino de Dios, aquí en la tierra; Y tu experiencia de lo que Él quiere hacer contigo aquí, va a depender de lo que Él pueda hacer a través de tus pensamientos. Dios usa tu mente para pensar; La mente de Cristo es superior a la nuestra, y cuando Él quiere transmitir algo a la tierra, Él necesita una mente donde Él pueda procesar esas ideas, esos pensamientos, para que se hagan realidad. Tu experiencia con Dios, tu experiencia de su amor y su grandeza, va a estar íntimamente ligada en esta tierra a la libertad que tú experimentes en tu mente, en tu manera de pensar, de ver las cosas, de ver la vida, en tu perspectiva.

Tu vida se torna muchas veces automática. Te topas con un accidente en tu camino, ves el cuerpo de un hombre tirado en el piso, y no te conmueves. Como sociedad, tendemos a terminar aceptando como normal, cosas que no deberían serlo. Hasta que tú no puedas experimentar la transformación de tu mente, no verás la grandeza de lo que Dios tiene.

En 1 Corintios 13, Pablo dice que, cuando era niño, hablaba, pensaba y juzgaba como niño, más cuando ya fue hombre, dejó lo que era de niño. ¿Cuándo un hombre se hace hombre? Cuando decide dejar lo que era de niño. No es una edad física, sino una decisión: Hasta aquí llegó la vieja manera de pensar. Dejar es una decisión.

Este verso está dentro del capítulo que nos habla acerca del amor. El amor que se nos describe en esta escritura, es el amor de Dios. Solo Dios te ha amado con ese amor de 1 Corintios 13. Tú no lo soportas todo, eres jactancioso, haces cosas indebidas, guardas rencor, te irritas. Así que el amor de 1 Corintios 13 es el amor de Dios hacia nosotros. Y Pablo está diciendo que ese es el amor más grande que tú puedes experimentar. Puedes tener toda la fe y esperanza del mundo, pero si no has experimentado ese amor, no has experimentado nada. Pero Pablo te asegura que, para experimentar ese amor, hace falta madurez, dejar las cosas de niño y entrar en las cosas de Dios. Es el proceso que pasa todo hijo cuando se convierte en padre; Ahora el hijo entiende cómo pensaban sus padres, tiene la madurez de vida para pensar como ellos. Ahora entiendes que no era que no querían que te divirtieras o que te quisieran limitar; Entiendes que aquello era una expresión de amor. Pero no es hasta que las experiencias de la vida te llevan a ese nivel, que puedes entonces entender cómo te amaban. No es hasta que tú tienes esa experiencia que un día tu mente se transforma para verlo de otra manera.

“14 Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, 15 diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.” Marcos 1:14-15

La palabra Metanoia, en el texto original de las Escrituras, se presenta en muchas ocasiones, y es traducida como arrepentimiento. Cristo la usó, Juan la usó, los discípulos la usaron, Pablo la usó: Arrepentíos, el reino de los cielos se ha acercado. Los religiosos dicen que lo que tenemos que predicar es arrepentimiento. Y es verdad; Pero ellos no saben lo que es; Arrepentimiento no es hacer a alguien consciente de que está haciendo algo mal para hacerle sentir culpable, sino que haya un cambio de mente que lleve a no volver a hacer lo mismo. Lo que la religión ha hecho una y otra vez, es decirle a la gente que debe sentirse culpable por lo que hizo. Pero eso fue lo que le pasó a Judas. Cuando una persona es confrontada con sus faltas – no con verdadero arrepentimiento de Dios en su vida – termina ahorcándose. Porque la religión, cuando te usa, después no quiere saber ti y te dejan sintiéndote culpable, miserable. La Biblia dice que, cuando Judas se dio cuenta de lo que había hecho, fue a arrepentirse; Cuando fue donde los sacerdotes a decirles que había hecho mal, que tomaran las monedas, lo acusaron y le dijeron: Ya no hay más que tú puedas hacer para cambiar el curso de la mala decisión que tomaste. Y no hay nada que carcoma más la mente de una persona, que pensar que no hay nada que pueda hacer para cambiar las consecuencias y las acciones que se desencadenan por una mala decisión; Se pierde todo el control, y sabrá Dios a dónde llegue todo. Eso lo que causa es una amargura tal, que lleva a la gente a un árbol a colgarse. Lo grande es que el hombre tenía que ser colgado en un árbol; Porque Cristo murió crucificado, colgado; Pero una cosa es morir con unos clavos, otra, con una horca en tu cuello; Pero, el hombre, para que fuera redimido, tenía que terminar en un árbol; Pero no iba a terminar por la culpabilidad y la condenación de sus pecados, porque de ahí no saldría, sino que iba a terminar por el amor de Dios,

por la experiencia del amor, de la madurez de saber la intención del Padre; Y Jesús sabía que esa acción iba a cambiar el curso de la historia. El suicidio de Judas no detuvo que mataran a Cristo, pero el que crucificaran a Cristo sí cambió la historia. Y una cosa es estar colgado en un árbol pensando que no hay nada que tú puedas hacer para cambiar la historia, las consecuencias de lo que has hecho; Otra, sabes que hay uno que murió en la cruz del Calvario colgado y que por sus acciones la historia completa cambió. UNA PÁGINA EN BLANCO

“7 Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe.” Hebreos 11:7

Los creyentes a veces repetimos cosas como “yo vivo por fe”, sin la consciencia de lo que realmente eso significa. Tú tienes que vivir intencionalmente por fe. Si vives de esta manera, tú adoras a Dios con lo mejor, caminas con Dios. La vida de fe de Noé, por ejemplo, fue una de hacer algo diferente. Noé hizo algo que nunca nadie había hecho, porque hasta ese momento, nunca había llovido. La fe de Noé es la fe que hace algo diferente, la fe que construye. Tu fe tiene que construir, tiene que edificar algo.

Noé vivía en un tiempo muy difícil, donde había mucha inmoralidad, corrupción. No se podía confiar en nadie, había pecados sexuales inimaginables, ángeles caídos; Todo esto sucedió en los tiempos de Noé. Y, en medio de toda esa inmoralidad, hubo un hombre que construyó un arca, un lugar donde se preservaría la humanidad, donde su familia iba a ser salva.

Noé no construyó por fe, sino por temor, esto no en el sentido de miedo, sino de reverencia a Dios. Este es el respeto que debemos también tener ante figuras de autoridad. Cuando Dios habla a tu vida, tiene que haber un respeto, una reverencia que tú debes mostrar a esa voz, a esa instrucción.

Otra cosa que repetimos los creyentes es orar por todo; Pero tú no puedes meramente orar por tus hijos y no tomar el tiempo de enseñarles, de educarlos, de velar por ellos, de instruirles. Una cosa es tener fe, otra es tener acciones de fe que sustenten aquello que tú crees y vives por fe. La fe que nos muestra Noé es una fe que construye. Tu familia tú la puedes orar, pero más que orarla, tú tienes que construirla. Tu empresa tú puedes orarla, pero más que eso, tú tienes que tener la fe para construirla, para comenzar algo desde cero. La vida de fe es una que toma trabajo y esfuerzo. Esto lo vemos en la vida de Noé.

Cuando Noé y su familia bajaron del arca, delante de ellos tenían una página en blanco, una oportunidad única, todo preparado para hacer algo nuevo. Y eso es algo con lo que todos, en algún momento, nos podemos identificar. Y hay varias preguntas que tú te debes hacer cuando te encuentres ante una página en blanco:

 ¿Cuáles son los planos que vas a construir? Hay ciertos principios que nos aplican a todos. Congregarse, ayunar, orar, diezmar y ofrendar. Pero hay unos planos que Dios tiene para ti, para tu futuro, para tu familia; Planos que Dios tiene para tu ministerio. Tú tienes un llamado, algo que hacer en tu familia.

 ¿Qué te llevas? Tú tienes que saber qué llevar contigo y qué no. Hay cosas que no son permitidas en el próximo nivel al que Dios te quiere llevar. Noé se llevó sustento, y también holocausto.  ¿Qué haces primero al salir del arca? Lo primero que Noé hizo fue adorar a Dios. Él se llevó aquello con lo que iba a adorar a Dios, y eso es lo que tú tienes que hacer ante una página en blanco: Poner a Dios primero

TÚ NUNCA HAS SIDO EL PROBLEMA

“8 Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba.” Hebreos 11:8

Este verso nos dice que Dios le habló a Abraham, y hoy lo conocemos como el padre de la fe, pero Abraham era un idólatra, ateo. Uno de los retos más grandes hoy es hacerles entender a los cristianos que Dios no habla solo a cristianos. Hay incluso quienes hacen más cosas por fe que los creyentes, porque los creyentes están esperando que Dios les hable de forma sensacional para ellos actuar, mientras que el impío, muchas veces, actúa porque Dios le dice que haga algo, y simplemente lo hace. Al cristiano hay que empujarlo para que arranque; Pero tú tienes que atreverte a empezar algo. Llevas planificando toda tu vida, pero no has hecho nada, y mientras tú sigues planificando, otros salen. Abraham cometió un montón de errores, pero Dios no se los tomó en cuenta porque cuando Él le dijo que se fuera, Abraham dio el primer paso. Después de ahí, cometes los errores que sea, pero un día tú tienes que oír la voz de Dios y entender lo que Abraham entendió.

Abraham tallaba ídolos y los vendía, y lo que Dios le dijo, en otras palabras, fue: O tú sigues construyendo dioses, o dejas que el verdadero Dios te construya a ti. Pero para eso, Abraham tenía que salir. Y Abraham salió. El día que Dios le pidió a Abraham que entregara a su hijo, dice la Biblia que se levantó de mañana; Si lo pensaba demasiado, no lo hacía. Vete y hazlo inmediatamente. Pero hay quienes están esperando un empujón, y se molestan con aquellos que se atreven a hacer cosas y a dejar que sea Dios quien los vaya llevando poco a poco en el camino.

Atrévete a salir, a dar el primer paso para una empresa, para una nueva vida; Arriesga. Y si fracasas, vuelves a empezar; Pero hay que empezar por algo.

En la vida hay altas y bajas, pero tú arreglas por fe el viaje que un día empezaste por fe. Eso fue lo que pasó con Abraham; Se atrevió a salir por fe, y cometió un montón de errores; Tuvo un hijo de otra mujer, por ejemplo; Pero todo lo fue arreglando en el camino, y la fe que Dios le contó fue la fe de atreverse a hacer algo. El problema de la iglesia es que está esperando que Dios le hable, que le confirme, que le llegue tal cosa. Pero tú, acaba y sal. Deja las excusas; Que si no eres tan espiritual. Dios le habló a un ateo. Tú piensas que tú necesitas un montón de cualificaciones, mientras que un impío puede oír la voz de Dios – igual que tú – como lo hizo Abraham, y la diferencia es que el impío se atreve, sale, da el primer paso y lo arregla en el camino. Pero la iglesia no lo ve así porque queremos experiencias sensacionales con Dios. La religión nos ha dicho que tenemos que ser tan perfectos, que terminamos menospreciando la voz de Dios, y los impulsos de Dios, y cambiamos la voz de Dios por el sensacionalismo.

La función de un proyector es transmitir la señal que se le envía desde el aparato al que se conecte. Si no te gusta la imagen, tú no botas el proyector, porque nunca ha habido problema con el proyector. De la misma manera, nunca ha habido problema contigo. Tú no eres el problema, tú nunca has sido el problema. El problema es que la iglesia quiere arreglar el proyector, sin darse cuenta que Dios nunca ha querido arreglar el proyector. A Dios lo único que le ha interesado es conectar el proyector a un nuevo aparato.

Los religiosos te hacen creer que el problema eres tú. Entonces, pasas la vida tratando de ser un proyector que no eres, y crees que nunca serás nada en la vida porque no puedes cambiar tu proyector. Pero el proyector nunca ha sido el problema. Tú nunca has sido el problema. El problema ha sido que has estado conectado con la gente incorrecta, que la fuente de donde sale la imagen que estás proyectando en tu vida, ha sido la gente incorrecta. Y ahí es donde entonces llegan las complicaciones.

Si Abraham era el proyector, según la religión, ese proyector había que cambiarlo para que Dios le hablara. Pero Dios no cambió el proyector. Dios le habló a un idólatra, ateo, hacedor de ídolos, y le dijo: Hoy tú vas a decidir.

La gente y la atmósfera que te ha rodeado toda tu vida, es donde tú has estado conectado, y la proyección que tú has estado viendo, no es que haya un problema contigo, sino que simplemente hay una conexión incorrecta. Y cuando tú te conectas con la gente incorrecta, tu vida se convierte en una película de horror. Todo lo que ves en tu futuro son problemas, dificultades, situaciones difíciles. Ves tu película, tu mente, y piensas que eso es lo que vas a vivir el resto de tus días. Pero lo que pasa es que un día, por la gracia de Dios –no por la iglesia – a Dios le place desconectarte el cable y mostrarte lo

que pudiera ser tu vida, mostrarte que no tiene que ser una vida de horror. Dios te habla, dándote una nueva imagen de tu futuro. El problema es que lo vemos y pensamos que no es posible, y nos desconectamos de Dios y nos volvemos a conectar, quedándonos en el mismo círculo, y vuelve la misma película de horror. ¿Qué pasó con Abraham? Él estaba rodeado de la vieja vida, del ayer, y lo que veía era problemas, ídolos, dificultades, situaciones, horror; Pero de repente, Dios le cambió el cable y le dijo: Tengo para ti algo nuevo; Vete. Y lo primero que hizo Abraham fue salir. El problema es que tú nunca te has atrevido a salir. Cuando has estado esclavizado, no es tan fácil salir. Si se te hace fácil salir, una de dos: No pasaste por problemas, o el problema fuiste tú. No es que sea fácil; Es difícil. Pero con Dios, se puede. Tú tienes que dar el primer paso.

EL CUERPO NO TE LIMITA “21 Ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros.” 1 Corintios 12:21 Cuando Pablo habla de los dones, usa la analogía del cuerpo; Todos somos un cuerpo. La mitad del capítulo dice que se respeten uno al otro, que no quieras ser oreja si eres ojo, que las partes menos decorosas son las mejores que cuidamos. Pablo usaba esa analogía porque el problema que había en aquel lugar, en Corinto, en esa cultura, es que la gente decía que el cuerpo era una cárcel; Esa era la teoría griega, que el cuerpo te limitaba. Y la razón por la que la gente hace tantas iglesias, dividiendo las iglesias, es porque no se dan cuenta que el cuerpo no te limita, sino que te engrandece, si tú eres la parte del cuerpo que tienes que ser. Tu cuerpo no es limitante, sino todo lo contrario: El cuerpo es lo que te permite a ti hacer todo lo que tienes que hacer.

Lo peor que se le mete a la gente en la mente es que en la iglesia tú no puedes ser todo lo que Dios quiere que tú seas, y que tienes que separarte porque en la iglesia estás limitado. Eso lo que dice es que tú no sabes qué parte del cuerpo tú eres, y que probablemente estás acomplejado, y que siendo oreja quieres ser cabeza. Eso es con lo que Pablo está trabajando. Estaba diciendo: Ser parte de un cuerpo, no te limita; Te engrandece. Pero tienes que saber qué función tú tienes.

Cumple tu función dentro del cuerpo, con honra. Es mejor ser un buen segundo, que ser un mal primero. Lo que es para ti, es tuyo. Sirve en lo que hoy te toque servir. José gobernaba desde el segundo carruaje. Tú no tienes que tener el primer carruaje para mandar. El problema es que se nos meten las ideas erróneas en la cabeza, y pensamos que nos estamos limitando. Si en esto basas tu decisión de separarte, no vas a ser efectivo, vayas donde a vayas, tendrás pocos resultados. Porque no hay tal cosa como que uno es más fuerte que muchos. Hay siete premisas que tú debes tener presentes para tener la idea correcta en cuanto al Espíritu y sus dones: 1. Es un solo Espíritu el que se manifiesta de diferentes maneras en nuestra vida. No son nueve espíritus. Si en un ministerio en un momento dado hay una profecía, y se levanta un don de lenguas, esas lenguas no pueden contradecir lo que dijo el profeta porque es un mismo Espíritu. Así que todos tenemos que operar bajo un mismo y solo Espíritu. 2. Todo creyente es bautizado con el Espíritu Santo, desde el primer día de su conversión. Todavía tienes pensamientos qué cambiar, todavía hay cosas que estás haciendo mal, pero comoquiera, el Espíritu Santo está sobre ti, y es él quien te va a ayudar –a través de los dones – a

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perfeccionarte, hasta que llegues a la estatura y la plenitud en Cristo Jesús. Todo creyente tiene acceso a todos los dones para provecho personal. Los dones que sobresalen son para facilitar el ministerio que esté ejerciendo una persona en un momento determinado. El vínculo de todos los dones y ministerios, son el amor y el orden. Luego que Pablo nos habla de los dones en 1 Corintios 12, nos habla del amor en 1 Corintios 13. Él estaba diciendo: Amémonos unos a otros, exhortémonos; Que el vínculo de lo que hacemos sean el amor y el orden. Ve a la iglesia para ser parte del crecimiento de otros. El propósito de estos dones es la edificación, es construir. No se usa un don para destruir, para manipular, para levantar una agenda personal. El poder está en el cuerpo y no en los miembros. Y ojalá se uniera más gente a construir juntos, cada uno en su lugar, en su espacio, cada uno en lo que sabe que puede hacer, sin que se le meta en la cabeza que necesita más reconocimiento del que le dan, que sepamos que la fuerza está en los números.

El cuerpo no te limita; Te fortalece, te da la victoria. Sé lo que tienes que ser, no para tu gloria, sino para la gloria de Dios.

TU CARÁCTER Y TUS DONES “6 Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo. 7 Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho. 8 Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; 9 a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. 10 A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. 11 Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere.” 1 Corintios 12:6-11

Una cosa es un talento, otra, un don. Tú naces con tus talentos, los heredas de tus padres; Los dones los recibes cuando naces de nuevo. Un talento es una habilidad natural para la cual puedes prepararte, educarte hacia ella; Los dones puedes estudiarlos, puedes prepararte, pero en realidad son un regalo de Dios; Él te los asigna, te los da. Pablo hablaba de que todos estos dones tienen que manifestarse con orden. No hay tal cosa como manifestar cualquiera de estos dones en medio de un desorden tal que, cuando la gente salga, no sepan ni lo que pasó. Pablo decía que él prefería hablar cinco palabras con el entendimiento que mil en lenguas; Decía que prefería, en la iglesia, hablar de manera que todos entiendan, que hablar en otras lenguas que nadie entendiera. Hay quien quisiera que en todos los cultos pasáramos horas hablando en lenguas, que hubiera hora de entrada, pero no de salida. En nuestra iglesia, hay hora de entrada y de salida. Por supuesto, damos espacio para estas cosas, pero en cada servicio recibimos visitas –por ejemplo – que no tienen idea de ninguna de estas cosas, y Dios los trae para que nosotros les ministremos, y si salen sin entender lo que pasó, entonces no recibieron ministración. Estaríamos perdiendo el enfoque de ganar almas para el Señor. Entre nosotros, que entendemos, podemos hablar otro lenguaje en momentos de vigilia, de oración, en un ambiente dirigido por personas que mantienen el orden dentro de todo el proceso, para asegurar que haya beneficio para todos.

Por eso es que la Biblia dice, y Pablo enfoca todo el tiempo, acerca de la importancia de que seamos administradores de nuestros dones. Dios quiere que tú tengas autoridad sobre tu vida, y que aprendas a manejar el don y las habilidades que Él te ha dado. Si tú eres capaz de administrarlos, Dios puede confiar más en ti, puede aumentarlos en tu vida. “Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios. 2 Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel.” 1 Corintios 4:1-2 Este verso dice que se requiere que seas hallado fiel en cuanto a la administración. No es una opción, es un requisito. Todo el que administra algo para Dios –un don, una habilidad, una iglesia – sea hallado fiel, tenga el carácter que Dios quiere. No puedes depender únicamente de tu habilidad o de tu don. Aún en el mundo, a una persona con una gran habilidad, una falta de carácter le puede destruir toda su vida. Tiger Woods, considerado de los mejores jugadores de golf, cuando descubrieron sus múltiples adulterios, la vergüenza fue tal, que jamás fue el mismo. Una falta de carácter afecta tu talento, tu habilidad. Bill Clinton fue un buen Presidente de Estados Unidos, muy diplomático; Pero siempre será recordado por Mónica Lewinsky, y por ser un Presidente al que por poco desbancan. Todos sus logros, por una falta de carácter, se derrumban. Un don o una habilidad, te llevan hasta un nivel, pero lo que te sostiene en ese nivel es el dominio de tu carácter. Eso no quiere decir que si fallas en tu carácter Dios no te pueda usar; Esa es la gracia y la misericordia de Dios. Pasó con Sansón; Falló, y Dios lo usó, pero ya estando ciego, trabajando como burro, y murió cumpliendo su llamado. Dios lo usó por su gracia; La fe Dios la cuenta por justicia, pero pagó el precio de la decisión que tomó. Su falta de carácter hizo que no reinara por más tiempo. Por eso, tú tienes que mantener paralelos tus habilidades y dones con tu carácter, con tu interior. Pablo decía que quería que estuviesen cimentados y arraigados en amor; Los cimientos son el fundamento, lo que determina lo qué tú

puedes poner arriba; Arraigado nos habla de las raíces, que determinan lo que sale de ti. Y Pablo dice que quiere que tus cimientos sean amor para que todo peso que se ponga sobre tu vida, toda bendición que Dios ponga sobre ti, tú la puedas sostener, la puedas aguantar, que puedas sostener el peso de lo que Dios te ha llamado a hacer. Así que, tu carácter es vital para lo que Dios quiere hacer contigo. No es una opción, sino un requisito. Se demanda de ti ese carácter. ¿Cuándo una persona deja de ser ungida? ¿Cuando peca y falla, o cuando tú lo descubres? A veces, cuando lo descubres, ya lleva tiempo fallando, y mientras tú no lo sabías, en tu mente era ungido. Ahora, ves su falta de carácter y tu perspectiva cambia. Si Dios usa a una persona para cambiar tu vida, para bendecirte, y tú no conoces su carácter sino hasta después, y te decepciona, tú tienes que entender que esa es la gracia de Dios; Que tú nunca debes juzgar el regalo que Dios te da por el papel en que viene envuelto. Delante de Dios, la persona nunca deja de ser ungida. Dios no quita dones ni habilidades. Cuando una persona falla, la percepción de Dios de esa persona no cambia; Somos nosotros quienes la vemos diferente. Nos decepcionamos porque ponemos a los hombres en un estándar tan alto, que se nos hace difícil ver que Dios pueda usar lo frágil de la humanidad para hacer algo grande. Decimos creerlo, pero se nos dificulta entenderlo. Esto no significa que debemos bajar el estándar moral; Un administrador debe ser hallado fiel; Pero ante la perspectiva de Dios, la persona sigue siendo quien es; Es nuestra percepción la que cambia. El hecho de que tu percepción no cambie y sigas amando y respetando a esa persona, no quita que esa persona tenga que pagar unas consecuencias por su mala decisión; Ese es el otro extremo. Hay quienes no están viviendo la vida correcta, son descubiertos, y pretenden seguir sin corregir su vida; Pero eso no funciona porque una fuente no puede dar dos aguas, una dulce y otra amarga. O una o la otra. Su don sigue ahí, pero tiene que restaurarse, levantarse.

1. EL DON DE SABIDURÍA

En los institutos y libros de teología, se dividen los nueve dones en tres categorías: A. Los dones de revelación, B. los dones de poder y C. los dones de expresión o inspiración. En la Biblia, los números tienen una importancia; El número 3, representa –entre otras cosas – la profundidad del espíritu. El santuario se divide en 3: Los atrios, el lugar santo y el lugar santísimo. El número 3 representa la profundidad que debemos alcanzar en ciertas áreas en nuestra vida. En los dones de revelación, están:  La palabra de sabiduría,  la palabra de conocimiento, y  el discernimiento de espíritu Los dones de poder son:  El don de fe,  el don de milagros y  el don de sanidades. Los dones de expresión o inspiración son:  El don de profecía,  géneros de lenguas, e  interpretación de lenguas. El don de sabiduría no es alguien que es muy sabio; Es un regalo que Dios te da de palabra de sabiduría en un momento específico para algo en particular. Si pensamos que hay quienes tienen el don de sabiduría, les haríamos los sabios de la iglesia, e

iríamos donde ellos a buscar palabra porque tienen ese ministerio; Por eso hablamos del don de palabra de sabiduría, y no del don de sabiduría. Pablo dice que él no quiere que ignoremos acerca de los dones. Él destaca la importancia de que la iglesia reciba conocimiento, revelación, entendimiento, y que no seamos ignorantes. Y lo primero que enlista es el don de sabiduría. Si tenemos acceso a la sabiduría, todos los dones caen en su lugar. “15 porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica. 16 Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa. 17 Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía.” Santiago 3:15-17

Según esta escritura, hay tres tipos de sabiduría: a. La divina, b. la humana y c. la diabólica. Génesis, la serpiente usa la astucia, la sabiduría diabólica, para poner confusión, para enredar a Eva, para poder una semilla: “Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?” Génesis 3:1

La idea era separar a Eva de Adán, y a Adán de Dios. A través de los tiempos, ha habido gente que ha operado en esta sabiduría diabólica. Nadie puede decir que Hitler no era astuto; Pero su astucia, su sabiduría, lo que acarreó fueron malas consecuencias, especialmente contra el pueblo de Israel. La segunda sabiduría es la humana; Esta se puede obtener a través del estudio, la experiencia, el esfuerzo, y nos ayuda a tomar decisiones diarias, humanas.

“28 Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla? 29 No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla, todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él, 30 diciendo: Este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar.” Lucas 14:28-30

El Señor está diciendo que el hombre sabio se sienta y saca cálculo, aplica la sabiduría antes de emprender un proyecto. Como este, hay muchos ejemplos en la Biblia que nos invitan a que seamos sagaces. El libro de Proverbios, todo lo que habla es sabiduría, aplicada a cada área de la vida. Es sabiduría humana para la toma de decisiones. Y todos debemos crecer en esa sabiduría. “7 Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría; Y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia.” Proverbios 4:7

Esta sabiduría tiene un precio; Hay que comprar un libro, estudiarlo, leerlo. Tú sabes cuán lejos vas a llegar, de acuerdo a los libros que tú estás leyendo; El problema es que la gente no quiere leer, no quiere invertir. El problema de esta sabiduría, fue el que se encontró Salomón. “16 Hablé yo en mi corazón, diciendo: He aquí yo me he engrandecido, y he crecido en sabiduría sobre todos los que fueron antes de mí en Jerusalén; y mi corazón ha percibido mucha sabiduría y ciencia. 17 Y dediqué mi corazón a conocer la sabiduría, y también a entender las locuras y los desvaríos; conocí que aun esto era aflicción de espíritu. 18 Porque en la mucha sabiduría hay mucha molestia; y quien añade ciencia, añade dolor.” Eclesiastés 1:16-18

Cuando tú tienes claro cómo deben ser las cosas, pero el resto del mundo no lo entiende, te dan ganas de aislarte, no encuentras cómo explicarles a los demás. Llega un punto que sigues estudiando tanto, que sabes todo lo que te falta y te frustras con la gente, con lo que no tienes, porque sabes que pudieras hacer más pero no lo haces, porque quisieras que otros entendieran. Así que, la mucha sabiduría la mucha ciencia, trae consigo dolor. Muchas veces, la gente más sabía no tiene buenas relaciones personales. Porque es difícil trabajar con gente que no entiende, hay que tratar de maduro a niño, hablarles a su nivel.

LA SABIDURÍA DIVINA La tercera, es la sabiduría divina. Cuando miramos a Pablo en sus declaraciones, nos damos cuenta que el Evangelio de la Palabra de Dios está basado en la sabiduría divina, no en sabiduría humana, de hombres. Si tú no tienes acceso a la sabiduría divina, no puedes entender el Evangelio de Cristo. “18 Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios. 19 Pues está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, Y desecharé el entendimiento de los entendidos. 20 ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo?” 1 Corintios 1:18-20

La sabiduría humana llega a un nivel, pero cuando Dios se mete, los más sabios no entienden lo que Él está haciendo; En eso se basa el Evangelio: En que la sabiduría de Dios es mayor que la nuestra, sus pensamientos más altos que los nuestros, sus caminos más altos. Eso es lo que confunde al mundo. “21 Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación. 22 Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría; 23 pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura; 24 mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios. 25 Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres. 26 Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; 27 sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; 28 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, 29 a fin de que nadie se jacte en su presencia.” 1 Corintios 1:21-29

Hay quienes quisieran que les enseñáramos cómo hemos hecho ciertas cosas en el ministerio, pero hay ciertas cosas que no sabemos cómo las hemos hecho y no podríamos explicar cómo las hicimos; Hay otras que sí, cosas que la experiencia nos ha enseñado; Pero hay

otras que sabríamos cómo explicar, cosas por las que uno ora por mucho tiempo, pero ¿cómo se logran? No sabemos. Y eso es lo grande, que la sabiduría de Dios nos sigue impresionando, porque aún con todo lo que sepamos, eso que sabemos no nos da todo lo que Dios quiere que tengamos. Hay que depender de una sabiduría que, cuando tú tratas de entenderla, te vuelve loco porque te daña todos tus parámetros, tus estrategias; Y no te queda más que decir: Esto fue Dios; La locura del Evangelio. “6 Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen. 7 Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria,” 1 Corintios 2:6-7

Hay una sabiduría que Dios esconde, no de ti, sino para ti, para que en el momento que tú la necesites puedas acceder a ella, pero si Dios descubre toda su sabiduría, también el enemigo sabría lo que Dios está pensando. Dios esconde esa sabiduría para ti, para que se revele en el momento oportuno. “8 la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria.” 1 Corintios 2:8

Si el enemigo hubiera sabido que, dentro de la sabiduría de Dios, el plan era que Cristo muriera, nunca lo hubiera crucificado. Así que Dios esconde el misterio de la salvación en la muerte, para que el enemigo piense que es inteligente de su parte el acabar con Jesús, sin darse cuenta que lo estaba haciendo más fuerte. Ese misterio que estuvo oculto por miles de años, se revela y nos salva. “9 Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. 10 Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. 11 Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. 12 Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, 13 lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu,

acomodando lo espiritual a lo espiritual. 14 Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. 15 En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. 16 Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.” 1 Corintios 2:9-16

No es que Dios te va a enseñar la mente de Cristo. Tú tienes la mente de Cristo. Y en la mente de Cristo que tú tienes, hay cosas ocultas que en este mundo todavía no se conocen y que no están ocultas de ti, sino para ti, para que en el momento que las necesites, puedas accederlas. Al mundo le va a parecer locura, pero tú tienes acceso a una sabiduría, a una revelación que va por encima de los hombres. Esa es la sabiduría que te capacita a ti para hacer cosas que otros no hacen. La sabiduría más grande que una persona puede obtener no es la solución de un problema o una buena decisión, sino el conocer el misterio de la salvación en Cristo. Tú eres sabio porque conociste algo que mucha gente todavía no conoce: Que la única forma de ser salvo es a través del misterio de Cristo. Pueden pensar cualquier cosa de ti, y saber más que tú en otros temas, pero si no han conocido el mismo misterio que tú conoces, no son tan sabios como tú.

LA PALABRA DE SABIDURÍA No es el don de una palabra de sabiduría, sino el don de la palabra de sabiduría. Cuando hay una situación en tu vida, si tú tienes una palabra de sabiduría, implica que puede haber 2, 3, 4… Cuando hablamos de la palabra de sabiduría, hablamos de específicamente lo que Dios quiere que tú hagas en esa situación. Todos hemos estado en situaciones donde hay múltiples maneras de resolverlas, y esas múltiples maneras te confunden, porque no sabes cuál tomar. Dios no quiere ponerte en esa posición, Dios te quiere dar la palabra de sabiduría, quiere darte dirección con exactitud. Santiago nos dice que la sabiduría de Dios no tiene incertidumbre, no hay confusión en ella,

es clara y precisa; No es como que un consejero te dé varias opciones, posibilidades, para que tú pienses y escojas qué vas a hacer. Cuando Dios te habla, te da exactamente la palabra específica para el momento en particular. Quizás la solución que Dios te está dando, nunca más pueda aplicarse a más nada porque es solo para esa situación particular. Fue sabio que Moisés levantara la vara para abrir el mar; Con Josué, la misma sabiduría no iba a funcionar. El mar se abrió con la vara, pero el río se iba a abrir, cuando los sacerdotes pasaran; Es otro nivel de profundidad. Tú no entras a la tierra prometida –que sería el lugar santísimo – sin haber pasado por el atrio, sin haber estado en el lugar santo; Y es el sacerdocio lo que te entra. Dios le dijo a Josué: Como estuve con Moisés, estaré contigo. Pero no le dijo: Voy a hacer las cosas exactamente igual. Por eso es que no es una palabra de sabiduría, sino la palabra de sabiduría. La palabra de sabiduría es una impresión que Dios hace en el corazón o en la mente de una persona para tratar con una situación en particular. Es una impresión que se te mete en tu mente, en tu corazón, y que tú dices: Esto es lo que hay que hacer, esta es la solución. La palabra de conocimiento es informativa, la de sabiduría es directiva. La palabra de conocimiento te hace conocer algo que, de otra manera, no hubieras conocido, pero no necesariamente te da la dirección que tú tienes que tomar. Hay veces, que tú solo tienes que tener conocimiento de algo, pero no es que estés obligado a tomar una decisión basada en ese conocimiento. La palabra de conocimiento es informativa, Dios te dice algo que está pasando y que Él quiere que tú sepas, mientras que la palabra de sabiduría es directiva, en la que Dios te dice: Esto es lo que tienes que hacer para solucionar esta situación en particular. En el original, la palabra que el apóstol Pablo usa para sabiduría es sofía, que quiere decir actuar con prudencia, en otras palabras, saber qué hacer en cada situación. A través de toda la Palabra, vemos ejemplos de palabra de sabiduría. Dentro de la iglesia, Dios

quiere usar la palabra de sabiduría, para que cada uno de nosotros cumpla con su propósito en el reino de Dios. Dios no quiere hacerte más sabio porque sí o para avanzarte a ti, sino para que Él pueda avanzar su reino. Cuando tú actúas en la palabra de sabiduría, una de las mejores cosas es que tienes una confianza tan grande, que de otra manera no tendrías. Cuando tú sabes que fue Dios quien te dijo eso, cuando es una impresión que te dice: Esa es la decisión correcta, eso es lo que tienes que hacer; hay una confianza en ti, que ninguna otra cosa te puede dar. Cuando tú tienes múltiples opciones en tu vida y no sabes qué hacer y buscas consejo en varios lugares, puedes terminar confundido. Cuando tienes muchas opciones: 







Tambaleas en tu fe. No sabes por qué creer, llega la duda, no sabes si lo que hiciste fue lo correcto, si fue por fe. Por eso es que Dios te tiene que dar la palabra de sabiduría; Porque muchas de las cosas que Dios te va a pedir que tú hagas por sabiduría, es sabiduría divina, que es locura para tu mente, así que tienes que tener fe para la sabiduría que recibiste. Si no tienes esa sabiduría, comienzas a titubear. Procrastinas tus decisiones, llevándote a la inacción. Hay quienes no saben qué escoger, y entonces no escogen nada. Y cuando tú no escoges nada, nada absolutamente pasa. Es mejor intentar algo, antes que no escoger nada, porque solo intentando algo, puede pasar algo. Te desesperas. Viene ansiedad, confusión a tu vida. Oyes tantas opiniones, que te desesperas. Aun ante todo lo que Dios pueda estar haciendo en tu vida, puedes no entender como encajar una cosa con la otra; Tú necesitas una estrategia, necesitas la palabra de sabiduría para que sepas lo que tienes que hacer. Renuncias al propósito o el llamado de Dios para tu vida. No tienes confianza, seguridad, dudas del llamado de Dios para tu vida. Cuestionas si Dios está o no contigo, si sirves o no para esto.

SABIDURÍA APLICADA

Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, vemos ejemplos donde se nos muestra lo que es la palabra de sabiduría, donde podemos ver cómo opera la palabra de sabiduría y cómo tenemos que activarla en beneficio del reino de Dios.

Faraón no sabía qué significaba que unas vacas se comieran a otras; Y llaman a José. Dios no tan solo le da a José el conocimiento de lo que eso representaba, que vendrían siete años de abundancia y siete de escasez; Dios le dio palabra de sabiduría. Lo que impresionó a Faraón, fue la solución que le dio José. Dios no le dio a José un plan para el tiempo malo, sino para el bueno, para entonces poder pasar los malos. Si tú no sabes pasar los tiempos buenos, cuando lleguen los malos, no los vas a pasar. Pero hay gente pidiendo sabiduría en el tiempo malo, cuando debieron pedir sabiduría en el bueno, para saber qué hacer porque el tiempo malo viene, todos vamos a experimentar momentos difíciles. Entonces, Dios le da la estrategia a José, y lo mejor es que José dice: Y tu siervo lo puede hacer. José se empleó a sí mismo. José tenía tan claro lo que había que hacer por la palabra de sabiduría, que tuvo la confianza de ofrecerse para el puesto. La palabra de sabiduría siempre te va a poner delante de gente importante, y te da avance en el reino de Dios y en esta tierra, como nada más te lo puede dar. Y eso eventualmente redunda en beneficio para el pueblo de Dios. Eventualmente, el pueblo de Israel comió de aquellos resultados, por una palabra de sabiduría. Cuando Dios te lleva a esas posiciones, es porque detrás de ti, Él tiene gente que va a comer de los resultados que tú vas a tener. Dios no le dio la palabra de sabiduría a José para sacarlo de la cárcel, sino para darle de comer a todo el pueblo de Israel.

Dios le da la palabra de sabiduría a Noé de cómo construir el arca. El conocimiento era que iba a llover; La sabiduría es lo que tenía que hacer para cuando lloviera y cómo salvarse. El conocimiento es informativo, la palabra de sabiduría es directiva. Y esa palabra directiva fue la que lo salvó a él y a toda su familia del tiempo difícil. La palabra directiva crea un arca donde todos podemos salvarnos cuando llega el momento difícil.

A David, en una ocasión, Dios le da la palabra de sabiduría para tener una grande victoria en contra de los filisteos:

“23 Y consultando David a Jehová, él le respondió: No subas, sino rodéalos, y vendrás a ellos enfrente de las balsameras. 24 Y cuando oigas ruido como de marcha por las copas de las balsameras, entonces te moverás; porque Jehová saldrá delante de ti a herir el campamento de los filisteos. 25 Y David lo hizo así, como Jehová se lo había mandado; e hirió a los filisteos desde Geba hasta llegar a Gezer.” 2 Samuel 5:23-25

La sabiduría que recibió David trajo salvación al pueblo completo. Dios te usa en ciertos momentos, te da la palabra de sabiduría que trae la estrategia para que muchos se salven.

En 1 Reyes 3, Salomón tiene un problema: Dos mujeres tenían cada una un bebé del mismo tiempo; Por la noche, una se acostó sin querer sobre su bebé, y el bebé murió, y ella lo cambió por el otro. Y ahora estaban ambas frente a Salomón, quien acababa de pedirle a Dios sabiduría. Dios pudo haberle dado a Salomón el conocimiento de cuál era la madre de aquel bebé vivo, pero le dio la palabra de sabiduría porque el conocimiento que tuviera Salomón no habría causado la impresión de lo que hizo. Él mandó buscar una espada para picar al bebé por la mitad, y darle una parte a cada una. Entonces, la verdadera mamá dijo: No lo mates, mejor vivo aunque no esté conmigo. Entonces Salomón dijo: Esa es la verdadera madre, entréguenselo a ella.

“28Y todo Israel oyó aquel juicio que había dado el rey; y temieron al rey, porque vieron que había en él sabiduría de Dios para juzgar.” 1 Reyes 5:28

Si Salomón hubiera dicho: Tú eres la madre porque Dios me dice que eres tú, solo ella podía dar fe de eso. Hubiera habido dudas, personas cuestionando cómo no investigó si no era la otra. Pero haciéndolo como lo hizo, quedó en evidencia la sabiduría que él tenía. Él pidió a Dios sabiduría y Dios se la dio, pero una cosa es que Dios te dé sabiduría, otra, que el mundo te la reconozca. Y cuando pasó eso, todos tuvieron que reconocer: Ese muchachito es sabio. La manera en la que lo hizo, provocó que no quedaran dudas. Sería contra naturaleza el querer matar a tu propio hijo. Dios pudo darle el conocimiento, pero no lo hizo; Le esconde el conocimiento, pero le dice: Esto es lo que vas a hacer para solucionarlo, quedando notoria su sabiduría, que provenía de Dios. Tú no puedes depender del conocimiento que tienes; Tienes que pedirle a Dios que te diga cómo hacer las

cosas, para que la gente reconozca que la sabiduría de Dios está contigo. Y solo a través de la palabra de sabiduría se hace notorio de modo que no queda la menor duda.

En Hechos 15, hay un momento muy difícil en la iglesia porque no había acuerdo en cuanto a si bautizar a los incircuncidados o no. Y se paró Jacobo con la palabra de sabiduría para aquel momento, logrando hacer algo que, para aquel tiempo, era bien difícil. Poner de acuerdo a toda la iglesia, solo Dios. No tan solo la iglesia, sino apóstoles y ancianos de la iglesia. Ante la palabra de sabiduría que usó Jacobo, no quedó más remedio que todo el mundo se pusiera de acuerdo. Algún día, tú vas a necesitar una palabra de sabiduría para que tu cónyuge, tus hijos, tus hermanos en la fe se pongan de acuerdo, y muchas veces, para llegar a ese acuerdo, solo la palabra de sabiduría. Nadie puede combatirla.

La palabra de sabiduría te va a dar siempre oportunidad de saber dónde están los recursos escondidos y que Dios tiene reservados para el reino de Dios. En Juan 21, Pedro fue a pescar con su grupo, y no sabían dónde pescar. Jesús dijo: Tira la red a la derecha. Los peces estaban al otro lado. Aquella era palabra de sabiduría directiva, y cuando tiraron la red atraparon gran cantidad de peces. Hay recursos escondidos para el reino de Dios que solo con la palabra de sabiduría exacta es que los vas a encontrar.

2. LA PALABRA DE CONOCIMIENTO Hay varios tipos de conocimiento que vemos en la Biblia. a. Uno de ellos, el satánico o del enemigo. Este es un conocimiento sobrenatural, pero es utilizado por los síquicos, espiritistas, medios; Gente que logra, a veces a través de sustancias controladas, alucinaciones, abrir su mente a ciertas dimensiones, y aunque no creamos que es real, sí está ahí, existe. Este es un conocimiento limitado. “7 Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, 8 la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria.” 1 Corintios 2:7-8

El enemigo no sabía qué pasaba detrás de matar a Cristo. Si hubiera sabido, no lo hubiera hecho. Así que, su conocimiento es limitado, no conoce todas las cosas. Hay cosas que Dios oculta porque tan pronto salen a la luz, entonces sí son de dominio público, todo el mundo tiene acceso a ellas, incluyendo el enemigo. Pero, muchas veces, la mayoría de la gente que utiliza este tipo de conocimiento, lo hace a través de manipulación, técnicas que perfeccionan. La astrología, por ejemplo. Las tribus de Israel se acomodaban de acuerdo a la alineación lunar. Para llegar a donde Jesús, los reyes siguieron una estrella; Así que, hay parte de ciencia y parte espiritual, el problema es lo que se busque detrás. b. Está el conocimiento que viene por tener una relación con Jesús. Tan pronto tú entras en relación con Jesús, hay un conocimiento que tienes que no llega por un estudio bíblico. Conoces algo, sin poderlo explicar, pero lo conoces. Entras en una relación con el Señor Jesús y tu mente, tu conocimiento, tus pensamientos se aclaran. Comienzas a entender y ver cosas que, de otra manera, no hubieras entendido, pero no proviene del estudio de la Palabra, sino que viene de una relación con Jesús. “9 No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del

conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar.” (Isaías 11:9)

Igual que la ciencia aumenta, ese conocimiento va a ir aumentando también. En tu vida, ese conocimiento debe aumentar, y aumenta por relación. Hay cosas que tú conoces de tu cónyuge, no porque te las haya enseñado, sino por relación. c. Está el conocimiento que viene a través del estudio. Tu vida requiere del estudio de la Palabra; Y eso te da una ventaja. “En el año primero de Darío hijo de Asuero, de la nación de los medos, que vino a ser rey sobre el reino de los caldeos, 2 en el año primero de su reinado, yo Daniel miré atentamente en los libros el número de los años de que habló Jehová al profeta Jeremías, que habían de cumplirse las desolaciones de Jerusalén en setenta años.” (Daniel 9:12) Daniel llega a unas conclusiones proféticas, no porque

Dios se lo haya revelado, sino porque estudió. Daniel estudió los libros y, por causa de eso, tenía el conocimiento. Daniel, al igual que José, no tan solo por su integridad, carácter de creyente, sino por el conocimiento y la sabiduría que tenían, llegaron a tener lugares de prominencia, de autoridad. Cuando tienes conocimiento, tienes que saber bajarte para relacionarte, pero los que prosperan son los que saben bajarse, pero también moverse en niveles más altos. Nunca podrás prosperar más allá del conocimiento que tú puedes alcanzar. Dice la Palabra que tú vas a prosperar, de acuerdo a como prospera tu alma. La persona que se gana la lotería, en su inmensa mayoría, pierde el dinero; Porque tú no puedes tener más dinero del que tu mente puede aguantar. Por eso, los que tenemos fe, siempre tenemos menos dinero de lo que sabemos que podemos tener, porque nuestra mente va más adelante de lo que es el dinero que tenemos; Pero el que tiene más dinero de lo que piensa, es maldición para su vida. Tienes que aprender a moverte, a trabajar, a tener una conversación rebuscada, importante, saber comportarte, y también tener la capacidad de bajarte. Y esto viene a través del estudio.

La Biblia habla del don de la palabra de conocimiento; Al igual que la palabra de sabiduría, está la palabra de conocimiento. No es conocimiento de todo, sino el conocimiento que necesitas para tu situación particular presente. No es que va a haber alguien que lo conozca todo, pero Dios te da lo que tú necesitas conocer en un momento específico. Hay gente que gana buenos salarios, pero es que, si conocen lo que conocen, tienen que ganar lo que se ganan. Uno de los problemas en nuestros países, es que queremos gente con alto conocimiento, pagándoles poco. La palabra de conocimiento no es: 

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Conocimiento santificado. Personas que aprenden algo en la calle y lo llenan de versos bíblicos para que se vea mejor. Hay cosas, frases del mundo que se pueden aplicar y aplicarles cosas de la Palabra, pero eso no significa que sea conocimiento. Una mayor capacidad de tener más información. No es conocimiento para un beneficio personal. No es que Dios te va a dar los números de la lotería. No es para predecir el futuro. No es acertar. No necesariamente es para hablarlo al momento. Dios te revela algo, pero no es para que salgas corriendo a decirlo. Dios te lo da para tu información, y en algún momento dado lo vas a usar y quizás expresar, pero no necesariamente al momento. No puede ser comprado o transferido.

La palabra de conocimiento es para un momento preciso. CONOCIMIENTO PARA TU AHORA La palabra de conocimiento te puede llegar estudiando la Palabra; De repente, tu entendimiento se abre a algo en específico. Te puede llegar a través de un sueño, de hablar en lenguas, de una impresión en tu interior. Y nada de esto es para beneficio personal.

La palabra de conocimiento, Dios la utiliza para darte conexiones divinas; Para conocer gente en particular, en momentos claves, precisos, ya sea para ti o para otros, pero al final, el beneficio es para el reino de Dios. En Hechos 9, Saulo –eventualmente conocido como Pablo – es enviado donde Ananías. Dios le dice cómo llegar, y le dice que él le va a hablar. Dios le habla también a Ananías y le dice que Saulo, el hombre al que le había huido toda su vida –porque perseguía a la iglesia – iría a su casa. Ananías no lo hubiera recibido, de no ser porque Dios le dio ese conocimiento. Lo recibe, le enseña la Palabra, caen las escamas de sus ojos, y la vida de Saulo cambia para siempre. La conversión no estaba completa hasta que no fue consolidado y discipulado. Muchos quieren convertirse porque ven el rayo de luz, pero caminan ciegos en las cosas del Señor porque no son humildes para ir a un lugar donde te discipulen y te quiten las escamas de tus ojos. No basta una experiencia. Dios te conecta con la persona correcta, a un lugar donde tus escamas sean quitadas. En Hechos 10, vemos el encuentro de Pedro con Cornelio. Dios le dice a Cornelio que le dio aviso a un hombre que iría a enseñarle, a ministrarle; Y Cornelio lo manda a buscar. Dios abre los cielos también a Pedro, y le muestra cosas que no estaba supuesto a comer, según la ley; Le dice que coma, y Pedro dice que no porque es inmundo; Pero Dios le dice: No llames inmundo lo que yo he santificado. Dios le tiene que dar ese conocimiento, para decirle que Cornelio lo mandaría a buscar, que aceptara aquella invitación y le enseñara. Y la vida de Cornelio y el ministerio de Pedro cambiaron para siempre. La palabra de conocimiento es para momentos precisos; Y Dios te la da, a través de conexiones divinas. Dios nos da palabra de conocimiento porque nos ayuda a descubrir la condición espiritual de algunas personas. Son momentos en que Dios nos pone delante de personas para enfrentarlos con lo que están viviendo, para darles una oportunidad. En 2 Samuel 12, David se suponía que saliera a pelear, pero decidió quedarse, luego de ver por la ventana a esta muchacha, con la que termina acostándose, la embaraza, manda a matar al esposo. David cree que

todo esto está oculto, pero el profeta Natán le da una palabra: Un hombre tenía tantas ovejas, pero vio la de otro y la mató, ¿qué harían con ese hombre? Y David respondió: ¡Mátenlo, arréstenlo! Y Natán le dice: Ese hombre eres tú. David se da cuenta que había sido descubierto y se arrepiente; Se tira al suelo, pide perdón; Contrario a lo que hizo Saúl cuando el profeta le dio el conocimiento que tenía de que no había matado a todos los amalecitas. David se arrepiente y trata de enmendar su error. En el Nuevo Testamento, hay un ejemplo que termina en muerte, y todo por una ofrenda. En Hechos 5, la Biblia dice que la gente era dadivosa, vendían sus propiedades y traían a los apóstoles para dar de comer a los pobres, para ayudar a la gente, para que la iglesia creciera. Y de momento vienen Ananías y Safira con una ofrenda, pero mintiendo, diciendo que vendieron su propiedad y que estaban entregando todo, cuando en realidad estaban entregando tan solo parte. A Dios no le hubiera molestado que ellos hubieran dicho que estaban entregando parte, o que no dieran nada. El problema fue querer impresionar con la ofrenda. Y Pedro los confronta y ambos caen muertos. De seguro, todo el que estaba allí presente se puso a ajustar cuentas. A Dios no se le escapa una. Cuando se les confrontó, no era para que cayeran muertos, sino para darles la oportunidad que se arrepintieran. ¿Cuán importante es conocer la condición espiritual de aquellos a tu alrededor? Tú, quizás, has tenido los socios incorrectos porque no has conocido la condición espiritual. Tiene que haber ese conocimiento. Dios no te lo dice para que lo avergüences, lo juzgues o lo condenes; Él te da una advertencia, para que tú puedas entonces decidir de forma correcta. Además, Dios te da la palabra de conocimiento es para confirmación. Él confirma en tu vida lo que ha estado trabajando, a través de la palabra de conocimiento. En Juan 1, los hermanos de Natanael le dijeron que habían encontrado al Mesías, pero Natanael dijo que de Nazaret no podía salir nada bueno. Aun así, fue a verlo, y

Jesús le dijo que lo vio debajo de la higuera, y entonces Natanael dice: Verdaderamente este es el Hijo de Dios. Jesús responde: ¿Porque dije que te vi bajo la higuera, crees? Cosas mayores verás. Aunque aquello terminó siendo un regaño para Natanael, el conocimiento de Jesús fue confirmación de lo que él estaba buscando. En tu estudio personal, Dios te puede dar una palabra de conocimiento que te confirma lo que tú estabas viendo en tu tiempo de relación con Dios. La palabra de conocimiento se da para provocar salvación en la vida de una persona. En Juan 4, Jesús dijo a la mujer samaritana: Cinco maridos has tenido, y el que tienes no es tuyo. Y ella dijo: Verdaderamente este es profeta. Jesús no le hizo ni llamado. Aquella mujer dejó allí el cántaro, salió corriendo, y trajo a toda la ciudad a los pies de Cristo. Aquel conocimiento en aquel momento dado, trajo salvación, liberación a esa persona. Dios da palabra de conocimiento, para encontrar recursos ocultos. En Marcos 11, Jesús les dice a sus discípulos que hallarían un pollino que nunca había sido montado. Era conocimiento de que, lo que necesitaba, se encontraba al otro lado. Él necesitaba aquel pollino para que la profecía se cumpliera; Los reyes, cuando entraban en una ciudad, si no era tiempo de guerra, entraban sobre un pollino. En otra ocasión, les dijo: Sigan al hombre del cántaro, él los va a llevar a un aposento que está preparado para mí; Díganle al dueño que el Señor lo necesita. Le dijo a Pedro: Tira a la derecha. Y ahí halló los peces. En otra ocasión, dijo: En el primer pez que pesques, habrá una moneda. En el Antiguo Testamento, también Dios da ciencia, sabiduría para que los recursos aparezcan, pero no de forma egoísta. Todos estos ejemplos no eran tan solo para beneficio de una persona, sino para beneficio del reino de Dios. Dios no te va a prosperar ni te va a mostrar los lugares y los recursos ocultos, simplemente para hacerte más rico, si tu corazón no está en el lugar correcto para, con esos recursos, hacer lo que Dios quiere que tú hagas. Pero, definitivamente, hay riquezas y recursos ocultos que la palabra direccional de Dios de conocimiento te puede llevar a ellos para que los descubras.

3. El Discernimiento De Espíritus El discernimiento es una virtud moral, juicio por medio del cual percibimos y declaramos la diferencia que existe entre varias cosas. Criterio o capacidad de distinguir los elementos implicados en una cuestión, cómo se relacionan entre sí, cómo afectan unos a otros y cómo cada uno de ellos incide en el conjunto. Discernimiento es poder tener la claridad de lo que está ocurriendo en una situación, y cómo incide eso que estás observando. Ves algo que está sucediendo, pero no asumes que sabes el por qué o cuál es la causa de lo que está pasando. El discernimiento te da la capacidad de ver la causa de algo, y eso es importante para ver cómo trabajamos con los asuntos que llegan a nuestra vida. El discernimiento de espíritus es, entonces, un don a través del cual Dios te da la capacidad de mirar el mundo espiritual, y ver la fuente, raíz o la causa de una condición, actividad, persona o manifestación. Una persona puede hacer algo que parece correcto, pero su intención ser la incorrecta. La madre de los hijos de Sebedeo, se tiró a los pies de Cristo y comenzó a adorarle, pero después le dijo: Quiero que sientes a uno a la derecha y otro a la izquierda. Y Jesús dice que hace bien en adorar, pero que su intención era la incorrecta. En esa ocasión, Jesús no requirió tanto discernimiento porque ella se lo dijo, pero es un ejemplo de algo correcto, hecho con una intención incorrecta. Cualquiera otro la ve y piensa que ella es muy espiritual, pero su intención era incorrecta.

Dios te abre el mundo espiritual para ver lo que hay detrás de la persona, del evento, de la apariencia. Dios envía a Josué a conquistar la tierra prometida. Cuando los gabaonitas se enteran de que Josué estaba teniendo tantas victorias, se pusieron ropas de mendigos, rasgaron sus vestidos, se ensuciaron con tierra, pusieron pan mohoso en sus canastas y fueron ante Josué y le dijeron: Nosotros somos pobres, no tenemos nada, haz pacto con nosotros, no nos mates, no nos saques de aquí. Y Josué, por la apariencia,

hizo pacto con ellos, para luego descubrir que aquella no era la realidad de ellos. Y dice la Biblia que los gabaonitas se convirtieron en aguijones, en avispas, gente que vienen con apariencia de piedad, tú haces pacto con ellos, pero detrás, la realidad es otra. Y ahora Josúe, como les da la palabra, tiene que vivir por el resto de sus días por la palabra que dio, habiendo sido engañado por aquella apariencia. Así que, el discernimiento de espíritu te da la oportunidad de ver lo que hay detrás para tomar entonces las decisiones correctas.

Hay cuatro tipos de discernimiento, cuatro niveles:

Discernimiento natural – Juicio que hacemos sobre las personas o circunstancias, basada en las enseñanzas recibidas en nuestro hogar, sociedad, cultura e iglesia. Este juicio es limitado y puede ser malo. Es un juicio que emitimos en base a una información que tenemos, un juicio aprendido que se va desarrollando. Discernimiento espiritual – No discernimiento de espíritus; Es el que se describe en Hebreos 5:13-14: 13 Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño; 14 pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal. Pablo está hablando de aquellos que estudian la Palabra, y ya no son engañados porque han ejercitado su sentido espiritual, conocen la Palabra, tienen revelación, operan a nivel de la mente de Cristo, lo cual sobrepasa el juicio natural y te capacita para definir qué está bien y qué está mal y corregir tu vida. Adivinación o clarividencia – Cuando una persona ejercita el conocimiento extrasensioral recibido por la operación de espíritus o patrones de conocimientos carnales. Todos despedimos energía. En el mundo se le llama aura, pero es una energía. Incluso, hay personas que llegan a un lugar y tú sientes que el ambiente cambió,

ya sea para bien o para mal. Lamentablemente, estos conocimientos se utilizan en su mayoría con propósitos erróneos. Lucas 4:40-41: 40 Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades los traían a él; y él, poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba. 41 También salían demonios de muchos, dando voces y diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. Pero él los reprendía y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Cristo. En otras palabras, este mundo espiritual también se expresa, habla, tiene control en ciertos niveles. Discernimiento de espíritus – Este es el que queremos activar, es un don del espíritu. No es metafísica, no es leer la mente, no es un análisis psicológico o psiquiátrico. Por ejemplo, no hay tal cosa como espíritu de pobreza, lo que hay es mentalidad de pobreza. Ahora, sí hay espíritu de cobardía. Esto es importante porque, si es un espíritu, se tiene que tratar de una manera, mientras que si no lo es, se trata de otra. La pobreza no se trabaja con oración, sino con entendimiento, con sabiduría. La gente sale de la pobreza, no meramente orando, sino trabajando, aprendiendo. Si es un espíritu de cobardía, puedes reprenderlo; Pero se puede también llegar a la conclusión de que alguien tiene miedo, a través de un exámen psicológico, y no necesariamente a través del discernimiento de espíritus. Cuando hablamos de espíritus, no necesariamente hablamos de demonios, sino de una raíz que está en tu espíritu. No son sensaciones extrasensoriales. No te da la autoridad para criticar o juzgar; No es un don de sospecha. Hay gente que en todo ven un demonio, un espíritu, una sombra; Y hay entes espirituales, pero los que estamos lavados por la sangre de Cristo no tenemos que temer ninguna de esas cosas. En ti no caben, en ti no hay, en ti no pueden existir, no tienen parte ni suerte en tu vida. El discernir espíritus no es discernir solo demonios, ver al diablo en todas partes; En el cristiano, en la calle; Y habrá quien utilice mensajes subliminales, por ejemplo, pero tampoco podemos ser paranoicos. El discernimiento de espíritus te puede hacer saber que hay algo maligno detrás, pero esa no es la razón principal de ese don.

Cuando miramos la Palabra, se nos dan ejemplos de cómo opera el discernimiento de espíritus. Uno de ellos, el discernir la presencia de ángeles. Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, hubo momentos en que ángeles aparecieron. Y, si tú no tienes el discernimiento para saber si es o no de Dios, pierdes la instrucción o lo que está pasando. Muchos no entienden la importancia de discernir los espíritus, los ángeles y todas estas manifestaciones. La gente piensa que el diablo es un tipo con un tridente, pero eso no es así. La Biblia dice que es un ángel de luz; Era el ángel más bello que había. Por lo tanto, si se te aparece un ángel de Dios y uno caído, y tú no disciernes, no sabes la diferencia porque están hechos iguales.

En la Biblia, vemos momentos en que Dios les da discernimiento a personas y ven ángeles. En Lucas 42:43, un ángel se le aparece a Jesús; En Hechos 27:23-24, uno se le aparece a Pablo, quien estaba naufragando, y le da un mensaje de parte de Dios. Al otro día, Pablo se levanta y dice: El ángel de Jehová vino, y me dijo que ninguno va a morir. Aquel ángel le lleva un mensaje, y él tiene que discernir que es de Dios para aceptar ese mensaje.

También tenmos el discernimiento de espíritus, pero basado o dirigido a las intenciones humanas. En Hechos 14:8 en adelante, el apóstol Pablo identifica un hombre enfermo, que tiene un espíritu de fe. Pablo identifica que aquel hombre tenía la fe para sanarse. Así que el discernimiento de espíritu lleva a Pablo a conectarse con el espíritu que tiene ese hombre, para saber que tiene la fe para sanarse en ese momento. Es interesante que, en Juan 1, se nos hable de cómo Jesús identificó el espíritu de Natanael. Natanael está en su casa, su hermano le dice que encontraron al Mesías, pero él no le cree, pero sale comoquiera. Y lo primero que Jesús dice es: He aquí un verdadero israelita en quien no hay engaño. No lo había saludado, no había hablado con él, no le había dado la mano, no estaba cerca;

Desde lejos, le dijo: He aquí un verdadero israelita; Este hombre carga un buen espíritu, está en lo correcto. Así que, el discernimiento te da la capacidad de identificar el interior de una persona. ¿Cuán importante es esto en la vida? Cuando vas a hacer negocios, a contratar a alguien, cuando vas a trabajar con alguien. Es maravilloso cuando tú puedes descubrir, definir de antemano, la condición de aquellos que están a tu alrededor.

Está lo que es discernir espíritus malignos. En el Nuevo Testamento, hay varios ejemplos. En Mateo 9:32, Jesús identifica un espíritu de un muchacho mudo. Así que aquella enfermedad no era física, sino una condición espiritual, por lo que se trabajaba de una forma diferente. Jesús, además, experimentó dos tormentas. Ambas, las encontramos en tres de los evangelios, y en ambas Jesús habla diferente en relación a la tormenta. En una en particular, dice que Jesús reprendió la tormenta; Pero, en otras, no la reprende. Cuando la reprende, lo próximo que viene es cuando él librerta al endemoniado gadareno. Jesús cruza el mar única y exclusivamente para liberar a ese hombre. Si él no cruzaba, el hombre quedaba endemoniado para el resto de la vida, así que tiene que cruzar para llegar allá; Pero para llegar allá y libertar a aquel hombre, él tuvo que ejercer autoridad desde el principio sobre aquello que le estaba deteniendo de llegar a aquel lugar. Y la forma en que lo hace es reprendiendo. En otras ocasiones, le habló al viento para que se calmara. En esta, no. Al identificar la fuente, lo que hay detrás, puedes trabajar de una manera diferente. En Mateo 12, dice que hay un espíritu de ceguera. En Hechos 16:16, se habla de que los apóstoles identifican una persona que tiene un espíritu de adivinación.

Otro ejemplo es el discernimiento del Espíritu Santo; El momento donde realizamos y entendemos la presencia del Espíritu Santo. En Juan 1:32, la Biblia dice que Juan el bautista reconoció que fue el Espíritu Santo que vino sobre Jesús. En el libro de Hechos, los

discípulos estaban en el aposento alto, y todo el mundo decía que estaban borrachos; Pero Pedro dijo: No, esto fue lo que profetizó Joel, que en estos tiempos se derramaría del Espíritu. Ellos discernieron lo que estaba ocurriendo en sus vidas. El discernimiento te muestra la fuente de lo que estás viendo, para saber con certeza la manera correcta de trabajarlo, para tomar las decisiones acertadas. EJERCITA TU DISCERNIMIENTO Hay cuatro razones por las cuales es vital que, como creyente, tú ejercites el don de discernimiento de espíritu.

Para evitar falsas enseñanzas en la iglesia. La iglesia es un lugar muy susceptible a ideas erróneas; La gente va a veces tan vulnerable, y con tanta fe, que pueden creer cualquier cosa. Ten cuidado. No estés oyendo profesías de parqueo. Todo lo que tú necesitas oír de parte del Señor, ya tú lo oyes desde el altar. El discernimiento de espíritu te ayuda a proteger la verdad, a mantenerte enfocado en ella. “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; 2 por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, 3 prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad. 4 Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias; 5 porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado.” 1 Timoteo 4:1-5

Así que hay gente que va a venir con dietas extrañas, con hipocresía, con la mente cauterizada, haciendo prohibiciones. Hay que tener cuidado. Tenemos que discernir en el espíritu lo que es bueno y malo. No todo lo que la gente dice que es malo, es malo.

Para ver la protección de Dios sobre tu vida. A tu alrededor, pueden ocurrir montones de cosas, pero hasta que el mundo espiritual no se abre, no te das cuenta de lo que Dios está haciendo. Y Dios siempre está haciendo más por ti de lo que tú piensas. Elías, luego de acabar con cuatrocientos profetas de Baal, termina en una cueva, diciendo: Solo yo he quedado. Y Dios tiene que abrirle los cielos y mostrarle que hay más de siete mil que están orando. Y eso lo motiva a seguir adelante. “17 Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo.” 2 Reyes 6:17

El profeta es rodeado por un ejército y el siervo se desespera; El profeta, tranquilo, dice: Mira bien. Qué maravilloso vivir en un mundo donde la mayoría está ciega, y tú ves; Pero qué problema que tu mente te haga creer todo lo contrario. Las noticias te hacen creer que tú estás ciego, que ellos ven y tú eres el que estás ciego porque no ves lo malo, sino lo bueno. Entonces, los ciegos terminan guiando a los que realmente ven lo que tienen que ver. El discernimiento te lleva a ver que Dios está haciendo más de lo que tú jamás habías pensado, que hay más a tu favor.

Para percibir lo que viene de Dios. Hay paz en tu vida, puedes ver la gente y lo que llega a tu vida que es de Dios, las oportunidades. No toda buena oportunidad es una oportunidad divina. Si tú no tienes el discernimiento correcto, puedes entrar en una buena oportunidad, pero que no era lo que te correspondía. Tú tienes que esperar por las oportunidades divinas. Por eso hay quien siempre bendice las buenas oportunidades. Cuando las oportunidades son de Dios, ya vienen

bendecidas. Hay una gran diferencia. Tienes que discernir qué es lo que viene de Dios. “17 El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta.” Juan 7:17

Para poder recibir confirmación de la misión que debes cumplir con Dios de tu parte. “13 Estando Josué cerca de Jericó, alzó sus ojos y vio un varón que estaba delante de él, el cual tenía una espada desenvainada en su mano. Y Josué, yendo hacia él, le dijo: ¿Eres de los nuestros, o de nuestros enemigos? 14 El respondió: No; mas como Príncipe del ejército de Jehová he venido ahora.” Josué 5:13-14a

Josué iba a entrar a la tierra prometida, y ahí estaba el Señor, como un guerrero. Cuando Josué lo ve, se confunde, no sabe si es de los de él o de sus enemigos. Es interesante porque, en el encuentro de Dios con Moisés, se presenta como una zarza ardiendo, pero a Josué se le presenta como un hombre de guerra. Dios siempre te habla de manera que tú le puedas entender. Si hubiera un árbol que se quema ante Josué, él no le haría caso, porque esa no era la experiencia de Josué; Para Moisés, sí lo era; Ver un árbol que no se consumiera, le llamaba la atención. A Josué, la forma de Dios llamar su atención, es con un hombre de guerra. Ahora Dios puede hablar con él, y Josué tiene que discernir, si estaba con ellos o en contra. Y tan pronto lo oye hablar, entonces, Josué entiende que es de Dios.

Si aquel hombre dijo que era el capitán del ejército de Dios, quiere decir que como él había probablemente montones. Si era el capitán, tenía que tener todo su escuadrón detrás. Cuarenta años antes, el pueblo de Israel no entró a la tierra prometida porque vieron a los hijos

de la tierra como gigantes. Es curioso porque lo que ellos dicen es que se vieron ellos como langostas delante de ellos. ¿No habrá sido el ejército de Dios lo que vieron, esperando para derrotar a los enemigos, y le cogieron miedo por no discernir que era Dios quien estaba con ellos? Pero ellos se vieron por debajo, como menos, tuvieron temor. La Biblia nos dice que había dos caminos para llegar a la tierra prometida: Uno de tres días, y otro de cuarenta. Y Dios escoge el más largo porque era más fácil; El pueblo no tenía fuerzas para pelear, así que Dios se los lleva por el camino más largo para que, cuando llegaran a la tierra prometida, tuvieran la fuerza espiritual para poder poseerla, pero pasó todo lo contrario. Y sabrá Dios si aquellos no eran gigantes, sino el ejército de Dios, esperando para entrar y poseer la tierra. Josué hizo lo correcto: Discernió en el espíritu, y dijo: Ahora sí, estos están con nosotros, vamos a hacer lo que tenemos que hacer.

Cuando tú aprendes a discernir en el espíritu, te das cuenta de cómo puedes completar tu misión, cuándo la vas a completar, quién está contigo y quién no, para entonces tú alcanzar la victoria.

4. EL DON DE FE Los estudiosos aglomeran los dones en tres categorías, una de ellas, los dones de poder. Dentro de esta categoría, hay tres dones: El de fe, el de milagros y el de profecía. Al igual que con la palabra de sabiduría, el conocimiento y el discernimiento, aquí no estamos hablando de una fe cualquiera, sino del don de fe para algo en particular. En las Escrituras, vemos cuatro clases o categorías de fe:  La fe salvadora,  la fe general,  la fe como fruto del espíritu o el fruto de la fe, y  el don de fe. “8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;” Efesios 2:8

En este verso, el don de Dios no es la fe, sino la salvación que recibes por fe. Hay un momento donde todo creyente, toda persona, necesita activar la fe salvadora. Eso se activa por el Espíritu de Dios. Estás en un servicio, en una campaña de evangelismo, y de repente, se activa en tu interior esa fe. Nadie se puede salvar por sí mismo. Tu salvación es un regalo de Dios porque nadie puede decir que acepta a Dios como Salvador, si Dios no le da en ese instante el don de la salvación porque se activó la fe en ese momento particular. El producto de esa fe es la salvación. Ahora, esa fe hay que madurarla. De lo contrario, ahí te quedaste. Tienes que renovar tu mente, pasar al otro nivel de fe. “5 mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia.” Romanos 4:5

Tú has sido justificado por la sangre de Cristo. Tu pasado ha sido cancelado. Esto por la fe salvadora. Cuando tú comienzas en los caminos del Señor, tú necesitas esa fe, la de entender que de modo

que si alguno está en Cristo, nueva criatura es. Tu pasado se acabó, se terminó. Esa fe se activa, y el resultado de esa fe es la salvación. “38 Mas el justo vivirá por fe; Y si retrocediere, no agradará a mi alma.” Hebreos 10:38 “3 Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.” Romanos 12:3

Esta es la fe general. Cada uno de nosotros tenemos una medida de fe, un nivel de fe que Dios nos dio. Y todos empezamos en niveles diferentes, cada uno activa esa fe, la crecemos, la maduramos; Pero el hecho de que tu fe hoy sea más pequeña que la de otros, no quiere decir que no puedas tener grandes resultados con esa medida. El hecho de que tengas una medida no es para compararte con otro. Tu fe, por pequeña que sea, no es menos que la fe de otros, porque se trata de lo que tú haces con la fe pequeña. La mujer sirofenicia dijo: Aún los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de su señor. A lo que Jesús respondió: Grande es tu fe. Pero, ¿qué fe era grande? La fe de una migaja. Hay gente que, con una migaja, hace lo que otros no hacen con el pan completo. La Biblia dice que nuestra fe tiene que ser como un grano de mostaza. Pero, ¿cuál es la fe del grano de mostaza? ¿Está hablando del tamaño? No. Está hablando de lo que llega a ser. Dice que llega a ser la más grande de las hortalizas. En otras palabras, no importa donde empiece tu fe, tú tienes que creer, como el grano de mostaza que, siendo pequeño, se cree que puede llegar a ser un árbol. Es como la parábola de los talentos; A uno le dio cinco, a otro dos, y a otro uno, de acuerdo a la capacidad que podían manejar en ese momento; Pero a los primeros dos, les dio la misma recompensa. Al que le dio uno, como lo escondió, menospreciando su capacidad, lo perdió; Porque la fe que tú no usas, eventualmente la pierdes. Cuando hablamos de esta fe general, Dios nos las da en una medida en particular no porque seamos más ni menos, pero una fe no es más poderosa que la otra.

Una persona con una fe pequeña puede mover montañas. Pero sí tenemos una medida, y esa fe tenemos que ir aumentándola. Esta fe general es la que en la Biblia se cuantifica o se usan muchos adjetivos, entre ellos, la fe que es fuerte y la fe no fingida. “20 Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios,” Romanos 4:20 “5 Pues el propósito de este mandamiento es el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida,” 1 Timoteo 1:5 5 trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también.” 2 Timoteo 1:5

En Timoteo, se nos habla de la fe no fingida. Hay gente que finge la fe, que son hipócritas en sus acciones de fe. Fingen tener fe, vivir de una manera, pero no es real. Así que está la fe fingida y la no fingida. Dos cualitativos o cuantitativos comunes de la fe que vemos en los Evangelios es: Grande es tu fe. Por otro lado, también Jesús dijo en Mateo 8:26: Hombres de poca fe. Jesús nunca se refirió a la fe de una mujer como poca, por el contrario, en cada ejemplo de fe de una mujer, Jesús admiró su fe. Solo a hombres describió como de poca fe. Así que, hay una fe que te salva, pero tú necesitas madurar esa fe, hasta llegar al nivel de fe que Dios quiere para tu vida. DONES VS. FRUTOS “22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.” Gálatas 5:22-23

Cuando se habla del fruto de la fe, se habla del producto de relación. En Juan 15, Jesús dice: Separados de mí, nada podéis hacer. Si quieres llevar fruto, tienes que estar conectado. El fruto es producto de una larga relación con Dios. Para el don de fe, tú no tienes que llevar una larga relación con Dios para que se active en un momento en tu vida. El problema de muchos es que celebran más a

la gente por los dones que por el fruto. Tú debes celebrar más el fruto que los dones. Los dones Dios puede dárselos al que sea, para usarlo en un momento particular, mientras que el fruto demuestra que llevas una relación a largo plazo. Cuando tú manifiestas los frutos, incluido el de la fe, demuestras que estás en conexión con el Espíritu Santo. Cuando te llegan los problemas, tienes tolerancia, paz, gozo, templanza, mansedumbre, tranquilidad. Esto es producto de un largo tiempo de relación con el Espíritu Santo. Pero muchos prefieren la manifestación de los dones que la manifestación del fruto porque el fruto conlleva tiempo. Cuando hablamos del fruto de la fe, hablamos de una manifestación de fe que se demuestra en una confianza constante en Dios, y una manifestación de esa consistencia es tu fidelidad a Dios. Le eres fiel a Dios porque tu fe – que es producto de tu relación con el Espíritu – te hace serle fiel, vivir constante y consistentemente en tu relación con Dios, y tienes esa certeza de que todo va a obrar para bien a aquellos que aman a Cristo Jesús. Vives con esa fidelidad y confianza, seguridad de que a lo largo de tu vida, todo va a obrar para bien. Ese producto de la fe es producto de la relación con el Espíritu Santo que te da esa seguridad. Cuando hablamos del don de fe, hablamos de la capacidad sobrenatural de tener la seguridad de que la oración, petición o declaración ha sido contestada antes de que se manifieste. No es tan solo pedir algo por fe, sino la confianza y seguridad de que se realizará lo que se ha declarado. La gente lo confunde con los milagros, pero una gran diferencia es que el don de milagros es instantáneo; Por lo general, se manifiesta al momento. El don de fe declara algo, y el milagro ocurre después, pero tú caminas con una seguridad como que está hecho. Jesús se para frente a la higuera, y dice: Nadie más coma de ti. Y se fue. Los discípulos, al otro día, fueron a ver si la higuera se había secado. Ellos dudaron, pero Jesús se fue confiado de que la higuera se iba a secar. El milagro no ocurrió instantáneamente, sino al otro día, así que lo que se activó fue el don de fe. La multiplicación de los panes y los peces ocurre al momento;

Ese es el don de milagros. Uno curre al instante, otro ocurre en el interior tuyo, aunque no siempre se va a ver el resultado instantáneamente; Pero te da esa confianza de actuar, de caminar, de tomar decisiones. Otro ejemplo de la diferencia entre el don de milagros y el de fe, es el de Daniel y los jóvenes hebreos. Daniel dijo que no iba a adorar, y le dijeron que iría al foso de los leones. Y los jóvenes hebreos, si no se arrodillaban, irían al horno de fuego. “16 Sadrac, Mesac y Abed-nego respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: No es necesario que te respondamos sobre este asunto. 17 He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. 18 Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado.” Daniel 3:16-18

Los jóvenes dijeron: Sabemos que nos puede librar, nos va a librar, y si no, pues algo mejor va a hacer. Eso no es convencimiento mental. Te van a tirar a los leones, al horno de fuego, y tú estás tranquilo, confiado. Calientan el horno siete veces, y tú sigues firme. Ese es el don de fe. El milagro no fue que Daniel no entrara al foso de los leones, sino librarlo dentro del foso; Caminar seguro en aquel lugar, sabiendo que aquellos leones estaban allí. Lo mismo los jóvenes hebreos; El milagro no fue sacarlos del horno, sino librarlos dentro del horno de fuego y que Dios se metiera con ellos en aquel horno. Pero, para eso, tiene que haber esa seguridad interna en tu vida que solo el Espíritu Santo te puede dar. Tampoco podemos confundir el don de fe, con confianza meramente, con valentía. Mucha gente puede demostrar gran confianza o valentía, dependiendo de otros elementos que no son el espíritu. Tú puedes tener confianza en tus dones o en tus habilidades. Pablo decía: Sé hablar varios idiomas, hago milagros; Pero en nada de eso confío, de nada de eso dependo, mi confianza no está puesta en nada de eso. Pablo decía: Sé tener abundancia, y sé tener poco, mas todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Así que no confiaba en esas otras cosas. La diferencia de Goliat y David es que Goliat

confiaba en su espada y en su jabalina, pero David decía: Yo vengo en el nombre del Señor con esta piedrecita. Saúl quería que David usara su armadura, pero David dijo: No, yo voy a usar lo que tengo en mi mano, y con esto será suficiente, aunque parezca poco delante de todo el mundo. A Gedeón, Dios le quitó el ejército de miles, a tan solo trescientos. ¿Para qué confiar en tanta gente si con trescientos podían acabarlos? Dios se molestó, en una ocasión, con David cuando se puso a contar la gente con la que contaba, cuando nunca había podido contar con nadie más que Dios. Cuando haces esto, pasas tu confianza y tu valentía a lo que Dios te dio por fe, en vez de tener fe en el Dios que te lo dio. Tu confianza y tu seguridad no deben venir de lo que has alcanzado, sino de la fe que ha producido que eso ocurra. El don de fe no es esperanza, no es tener la expectativa de que algo bonito pueda pasar. Tampoco puede ser activado por deseos personales; No se usa para ganancias personales financieras, no es algo que activas un día para que un negocio te salga bien; No funciona así. Tú tienes que usar la fe general para que un negocio prospere; Pero el don de fe, tú no lo activas para eso meramente. Al igual que los otros dones, el don de fe se utiliza en momentos específicos para situaciones determinadas, para algo en particular. Se requiere de un conocimiento de la voluntad de Dios. No se puede activar el don de fe, si no conoces la voluntad de Dios para ese momento en particular. Necesitas conocer qué es lo que Dios quiere para ese momento, porque el don de fe no va a actuar fuera de la voluntad de Dios. ¿FE, O PRESUNCIÓN? Todas las categorías de la fe son producto de tu capacidad de escuchar a Dios. La fe salvadora, la general, la que es fruto, y la fe que es don de Dios. Las cuatro se condicionan a aprender a escuchar a Dios. Romanos dice que la fe es por el oír, y el oír por la palabra de Dios. Las cuatro categorías de fe necesitan una constante conexión de tu oído con Dios. El profeta vio una nubecita como la palma de la mano, pero dijo: Grande lluvia se oye. Él no dice que grande lluvia

viene ni que grande lluvia se ve – porque lo que estaba viendo era una nubecita; Pero él dice: Grande lluvia se oye. Así que él actuó, no por lo que vio, sino por lo que había oído. Él oyó a Dios, y oró; Oye que empieza a llover, y lo que ve es una nubecita, pero él escuchó que estaba lloviendo, así que llovería allí también. Entonces, toda fe se activa por escuchar la Palabra, por escuchar a Dios, al Espíritu de Dios. Por eso es que tienes que estar en constante comunión con Dios. La fe siempre va acompañada de otros ingredientes importantes; Por ejemplo, esperanza y amor, como dice 1 Corintios 13. Santiago nos habla acerca del gozo. 2 Tesalonisenses nos habla de las buenas obras. En Santiago y en Hebreos, se nos habla de la combinación de la paciencia con la fe. La fe no surge por sí sola; Siempre hay otros elementos que la acompañan, que la activan, que la complementan. No podemos confundir fe con presunción o necedad. El problema de muchos es que tienen presunción en vez de fe, o son necios. Toman la necedad o la terquedad como fe. ¿Cuál es la clave para saber si es presunción o es fe? Cuando Dios no te ha dado autoridad en un área en particular, no es fe, sino presunción. Para que pueda ser fe, en el mundo espiritual, Dios tiene que darte autoridad de eso en particular. Hay quienes tienen emisoras de radio porque tienen presunción, no porque Dios les haya dado autoridad para tenerlas; Simplemente se ensancharon en que ellos querían. Hay quienes levantan un ministerio, y Dios no les ha dado autoridad para tenerlo. Hay quienes hacen cosas sin tener la autoridad divina que reclaman tener porque Dios no se las ha dado. Confunden la fe con la presunción, y lo logran porque todo aquel que trabaja lo puede lograr, pero delante de Dios no es fe, sino presunción, porque no tenían autoridad de parte de Dios para hacerlo. Si operas en presunción, no es fe; Podrás tener unos resultados, pero si no tienes autoridad, realmente no llegas más allá de eso. Y necedad no es otra cosa que ignorancia; Es la persona que quiere hacer las cosas sin importar la voluntad de Dios o simplemente por capricho. Juan el bautista empezó bien el ministerio; Empezó en el desierto, milagros le

seguían, la gente le seguía, empezó a bautizar, a predicar arrepentimiento y que pronto vendría el Mesías, el Hijo de Dios. Mientras estuvo haciendo eso, tuvo éxito. Llegó Jesús, se bautizó, y él dijo: Este es el que yo había dicho. Y dijo: Es necesario que yo mengue para que él crezca. Esto fue muy inteligente, sabio, en el orden correcto. Pero se volvió necio; Terminó en la cárcel, y mandó a preguntar si es él el enviado. El mismo que lo bautizó y dijo que él era, ahora lo cuestionaba. Jesús no fue a verlo a la cárcel; Jesús dijo: Díganle a Juan que los ciegos ven, los sordos oyen y el Evangelio es anunciado. No lo sacó de la cárcel. Pero, ¿qué lo metió en la cárcel? La necedad de seguir haciendo algo que no fue llamado a hacer. Y terminaron cortándole la cabeza. ¿Por qué? Porque fue a un lugar que Dios no lo mandó. Nadie le dijo que fuera donde aquella mujer a condenarla. Por necio, llegó allá, y terminaron cortándole la cabeza. Un gran hombre, pero de tener fe, pasó a tener necedad, y eventualmente ese fue el resultado que tuvo en su vida. El don de fe te permite estar seguro, en medio de grandes dificultades o controversias; Este es el ejemplo que vimos de los jóvenes hebreos y de Daniel. El don de fe te ayuda en medio de toda confusión y duda, a creer por que las promesas de Dios se hacen realidad. En Números 13, tenemos 12 espías; 10 llegan con un mal reporte, pero 2 llegan con un elemento de fe, diciendo: Nos los vamos a comer como pan. El don de fe les llevó a hacer aquella declaración, y más adelante ellos fueron los únicos que entraron. El don de fe te permite no intimidarte por las malas noticias, y declarar lo contrario a lo que el mundo está diciendo. Jesús detiene la muerte de Lázaro cuando le llega la mala noticia. El don de fe le hizo declarar que aquella enfermedad no era para muerte, condicionando ahora la situación a lo declarado, actuando no en base a lo que estaba ocurriendo, sino a lo que declaró; Se quedó 4 días más en el lugar donde estaba porque ató en el mundo espiritual aquella situación. El don de fe te ayuda a seguir el llamado de Dios. En Génesis 12, se nos dice cómo Abraham sale de casa de su padre y de su parentela porque oyó la voz de Dios que le dijo: Sígueme. En el capítulo 14,

hablando de Abraham, en el verso 10, dice que él iba persiguiendo a Aquel que era el Arquitecto de la ciudad que le habían prometido. Por fe, sale sin nada en la mano, sin saber a dónde, y cree que Dios le va a dirigir. El don de fe te ayuda a completar una tarea divina en particular. En Josué 10, en un momento de fe, Josué dice: Sol, detente, y luna, no salgas. Ocurrió el milagro en ese momento, pero fue el don de fe el que activó aquello para que Josué pudiera completar la terea que había comenzado. El don de fe te permite, además, imitar a Jesús. Pedro no tenía que caminar sobre las aguas, pero al ver a Jesús hacerlo, se levantó el espíritu de fe en él y quiso hacerlo. Lo intentó y lo logró, aunque después se hundió. Esa fe es la que tú necesitas para imitar al Señor. El don de fe es necesario para impartir bendición a las próximas generaciones. En Hebreos 11, es curioso que lo único que se nos dice de Isaac es que bendijo a Jacob y a Esaú por fe, respecto a las cosas venideras. El acto de fe más grande de Isaac fue –no profetizar – hablar por fe lo que iba a pasar. En el próximo verso, dice que Jacob por fe bendijo a los hijos de José. En Génesis 28, cuando fue a ungir a Efraín y a Manasés, cambió las manos. Aquello fue un acto de fe. Se fue en contra de la tradición y declaró una palabra que, en el mundo espiritual, amarrara a esa generación. No es meramente declarar cosas bonitas, sino en un momento de fe, en un instante en particular, que Dios te dé esa palabra y tú declares algo sobre esa persona, especialmente por tus hijos, por tus generaciones, con la cual Dios amarrará su futuro, y Su promesa se va a cumplir sobre sus vidas.

5. DONES DE SANIDADES “8 Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; 9 a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. 10 A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. 11 Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere.” 1 Corintios 12:8-11

El que la frase dones de sanidades esté en plural no es un error. Si así fuese, no lo repetiría de la misma manera más adelante… “28 Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas. 29 ¿Son todos apóstoles? ¿son todos profetas? ¿todos maestros? ¿hacen todos milagros? 30 ¿Tienen todos dones de sanidad? ¿hablan todos lenguas? ¿interpretan todos?” 1 Corintios 12:28-30

La connotación continúa siendo el plural. Hay dos ideas básicas que diferentes estudiosos utilizan. Hay quienes piensan que cuando se habla de dones de sanidades, es porque hay diferentes maneras de sanar a la gente, incluyendo las medicinas, los doctores, otro tipo de tratamientos para sanar las diferentes enfermedades. Dios ha dado sabiduría a la humanidad en cuanto a muchas cosas que nos ayudan a prolongar la vida, a tener una mejor salud. Ahora bien, sin descartar la importancia de la medicina, si incluyeramos esto en los dones del espíritu, y dijéramos que los dones de sanidades incluyen la ciencia, le restaríamos la importancia a los otros dones. Es decir, si la palabra de sabiduría no se puede estudiar porque es una palabra que te llega en el momento, del espíritu, entonces no podemos incluir la ciencia en los dones de sanidades porque le restaríamos valor al don de la palabra de sabiduría, al de la palabra de ciencia. Si vamos a mantener la línea entre los nueve, tenemos que saber que son todos por obra sobrenatural del Espíritu Santo. Así que, cuando hablamos de los dones de sanidades, tenemos que hablar únicamente de la intervención sobrenatural de Dios, donde se manifiesta la sanidad en el cuerpo.

Cuando se habla de dones de sanidades, se usa en plural porque no todo el que tiene el don de sanidad sana todas las enfermedades. Esto podemos entenderlo, explicando algo natural para entender lo espiritual. Si tienes problemas del corazón, vas al cardiólogo y no con un podiatra porque no te va a resultar. Vas a un especialista. En los dones de sanidades, funciona así. Hay gente que fluye en un don de sanidad en particular; Sanidad de cáncer, por ejemplo. Nosotros hemos tenido, por ejemplo, muchos testimonios de mujeres estériles que quedan embarazadas; Incluso una dama que no tenía ni trompas de falopio. Esto no es todo el tiempo, al igual que funcionan todos los dones. Tenemos testimonios de otros tipos de enfermedades que se han sanado, pero Dios nos usa en ese aspecto en particular. Las enfermedades vienen por consecuencia del pecado o de la caída del hombre. Tan pronto Adán peca, le abre la puerta al enemigo, y ahora, aquello que era perfecto, puro, sano, se corrompe. Y a lo largo de la historia del hombre, vimos complicaciones, como los ángeles caídos teniendo relaciones con los hijos de los hombres; Y todo esto, a través de los tiempos, lo hemos ido heredando. Adán abrió la puerta a la enfermedad. Lo más grande de la sangre de Cristo es que no importa si tú vienes con un problema hereditario; El Dios al que tú le sirves es capaz de cambiar todo tu ADN, toda tu vida, y que desde ti en adelante, eso no se transfiera. Porque otro haya sufrido de diabetes, tú no tienes que sufrir de diabetes; Porque otro sufriera de hipertensión, tú no tienes que sufrir de hipertensión. Así que no debes aceptar como final y firme una condición de enfermedad hereditaria porque venga por la herencia. Tienes que aprender a creerle a Dios que puedes ser completamente sano, y que eso lo puedes revertir y transformar, ya sea por el poder de Dios o por el cuidado en tu vida. Otra razón por la que la gente entra en enfermedad es cuando rompe las leyes naturales, desgastándose físicamente; Comemos lo que no tenemos que comer. En la Biblia, hay unos cuantos ejemplos de gente que murió o estuvo enferma, que claramente fue consecuencia de un descuido. Uno de los más clásicos, en 2 Reyes 4,

se nos habla de mujer rica que hizo aposento para el profeta y él se siente tan agradecido que Dios le da a través de él. A los doce años, se fue a trabajar bajo el sol con su papá y cayó muerto. La única explicación es que estuvo demasiado expuesto al sol, y falleció. Igual con Eutico, quien se duerme en medio de un mensaje de Pablo, se cae del tercer piso y se desnuca. El punto es que, muchas de nuestras enfermedades vienen por nuestro descuido. Otra causa de enfermedad son los problemas emocionales. Las emociones provocan diferentes resultados; Estrés, coraje, rencor, odio. Hay una gran relación entre tus emociones y tu estado físico. Si sanamos la parte emocional, si aprendemos a vivir libres de estrés, a liberar nuestras emociones, manejaríamos nuestra vida mucho mejor, y nuestro cuerpo no sentiría el efecto de esa enfermedad. Cuando te enamoras o tienes miedo, lo sientes en el estómago. Una de las cosas dignas de admirar de Cristo, es que fue capaz de sentarse a comer en la última noche donde al otro día lo iban a matar. Sentarte a comer, al lado del que te va a entregar, requiere un control emocional tan grande. No todo el mundo puede comer bajo ese estrés. Si te da estrés, puede caerte mal la comida; Tu cuerpo reacciona a las emociones. Si aprendes a controlar tus emociones, vencerás un sinnúmero de enfermedades. Un ejemplo de esto es Naamán. Él tenía lepra, pero cuando vemos su historia, nos damos cuenta que su problema era el orgullo. El profeta lo manda a bañarse en el río más sucio, y Naamán tiene que vencer el orgullo para quedar sano. Aquella enfermedad no era más que el reflejo de su interior. ¿POR QUÉ NO TODOS SANAN? No importa de dónde venga tu enfermedad, si es emocional, de un ataque del enemigo, de un descuido, si por causa de la herencia; Todas tienen una solución, y es la llaga de Cristo.

Cuando hablamos de los dones de sanidades, hablamos de la manifestación sobrenatural del poder sanador de Dios, sin necesidad de que medie ninguna intervención médica. Esta sanidad puede ser inmediata o progresiva. Esto es importante que lo entendamos: De la misma manera que la enfermedad es progresiva, hay sanidades que lo son.

De la misma manera que el don de fe, que funciona por el oír de la palabra de Dios, cuando hablamos de los dones de sanidades, hablamos de lo que es la obra redentora de Cristo. Toda sanidad se basa en la obra de redención de nuestro Señor Jesucristo. Si tú no puedes creer que él vino y murió por ti en la cruz del Calvario y que por su llaga tú has sido curado, entonces quedas sujeto a la maldición de la enfermedad.

Ahora bien, hay una pregunta que muchos se hacen: ¿Por qué no todos sanan? Pero la pregunta debería ser: ¿Por qué no sanan todos en la tierra? Porque todo el que recibe a Jesucristo como su Salvador, o se sana aquí o se sana allá, pero se sana. Si no venciste la enfermedad aquí en la tierra, por la razón que sea, la promesa de Dios dice que tan pronto llegues a su presencia tiene un cuerpo nuevo, inmortal, renovado. Así que, cuando tú aceptar a Jesucristo como tu Salvador, tú te sanas; Lo que pasa es que, a veces, la manifestación no ocurre en la tierra, pero va a ocurrir, sea aquí o allá, va a suceder. Y una vida de fe no es mayor o menor que otra. La vida eterna no comienza cuando tú mueres, sino cuando aceptas a Cristo como tu Salvador; Terrenalmente no vas a ser eterno, pero en el espíritu lo vas a ser, y lo comienzas el día que lo conoces a él. Aún toda persona paralítica, en el cielo se va a levantar; No hay sillas de ruedas en el cielo. Así que no podemos responder por qué todos no sanan porque aquellos que aceptamos a Jesucristo como nuestro Salvador, estamos sanos en el mundo espiritual, pero naturalmente, o se manifiesta ahora, o en el más allá, pero de que se manifiesta, se manifiesta.

Ahora bien, respondamos la pregunta correcta: ¿Por qué no sanamos todos en la tierra? Estas son preguntas complicadas porque, si no sabemos responder, podemos echar culpa donde no debe existir culpa. Nadie debe salir de un culto de sanidad y decirle a otro que no tuvo fe y por eso no se sanó; Tampoco al predicador. Esto provoca culpabilidad y condenación en la vida de las personas. Estas preguntas hay que responderlas en el contexto amplio. Hay algunas razones que vemos en la Biblia por la cual cierta gente no experimenta la manifestación de la sanidad aquí en la tierra:

La falta de conocimiento de las promesas de Dios. Si tú no conoces las promesas de Dios para tu vida, ¿cómo las vas a reclamar? Isaías 53 dice que por su llaga fuimos nosotros curados. Tienes que aceptar las promesas de Dios. La mujer sirofenicia no tenía acceso al pacto, pero lo que los hijos de Israel no recibieron, ella lo recibió. Ella conocía el pacto de Dios, y el Maestro le dijo que no era digno dar el pan de los hijos a los perrillos, pero ella respondió: Aún los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de su Señor. En otras palabras: Tú eres mi Señor, y si tú eres mi Señor, puedes hacer algo por mí; Otros no creen que eres Señor de ellos, pero tú eres mi Señor, y tú puedes hacer algo por mí; Y yo lo que necesito es una migaja de todo lo que tú tienes. Aquella mujer accedió las promesas de Dios. Cuando no tienes claro en tu mente, en tu interior, que las promesas de Dios son para ti, no las puedes reclamar. Por causa del pecado. Hay personas que pretenden ser sanas para seguir pecando. Dios puede hacer la obra, sin importar que la enfermedad haya llegado a tu vida por el pecado, Él puede cancelar toda obra negativa. El problema es que, hasta que en tu interior realmente tú no seas libre de pecado, se hará complicado para ti mismo recibir la sanidad de Dios. ¿Por qué? Por la consciencia de culpa. La persona que sabe que está enferma por haber pecado, en

su mente, carga la culpa de que, lo que tiene es resultado de lo que hizo. Es más fácil para la persona recibir sanidad de un cuerpo, que de la culpa. Piensas, entonces, que tienes que estar atado a esa enfermedad por el resto de tus días; Y liberarte de eso, de la culpa, es más complicado que recibir la sanidad del cuerpo. Por eso es que Jesús, en algunas ocasiones, dijo: Tus pecados te son perdonados. Para que entonces la gente fuera totalmente libre. La impaciencia. Hay sanidades que van poco a poco sucediendo; Hay cosas que Dios va haciendo poco a poco. En Marcos 8, te habla de un joven que era ciego, y el Señor pone sus manos sobre él, le pone lodo, y lo manda a lavarse; Cuando regresa, ve los hombres como árboles; Lo manda a lavarse otra vez, y es entonces que regresa viendo. A otros, Jesús los sanó de inmediato, pero este le tomó un tiempo; Se manifestó poco a poco. Y el poder de Dios se manifiesta también en nosotros poco a poco. La falta de fe. Hay gente que realmente no tiene fe, se vuelve incrédula. La Biblia dice que Jesús no pudo sanar mucha gente en Nazaret por causa de su incredulidad. Así que, la incredulidad en la vida de una persona, puede provocar que no reciba la sanidad. Piensan que la enfermedad la envió Dios. Piensan que es una prueba de Dios. Pero, si Dios puso la carga, ¿por qué vas a orar para que te la quite? Tendrías en todo caso que soportarla. Pero él dice en Su Palabra: Yo he venido para que tengan vida, para que la tengan en abundancia.

6. EL DON DE MILAGROS Cuando hablamos del don de milagros, hablamos de una intervención sobrenatural en el curso normal de las cosas. Es una pausa a unas leyes naturales, para cumplir un propósito divino. Un milagro no es romper una ley; Dios no rompe sus propias leyes, sino que sujeta ciertas leyes a otras más grandes. Cuando hablamos de leyes, nos referimos a los principios que gobiernan este mundo; Las de la ciencia, de la física, de la naturaleza, aquellas que permiten que todo funcione sistemáticamente. Dios no viola esas leyes; Él las interrumpe o les pone una pausa para alcanzar algo en particular. La ley de la aeronáutica, por ejemplo, no rompe la ley de la gravedad, lo que hace es que la interrumpe o sujeta ese avión a una ley más grande, una que va a trabajar bajo unas funciones en particular, pero aún ese avión necesita la ley de la gravedad; De lo contrario, irías dentro del avión flotando. Y eso es lo que pasa cuando hablamos de un milagro. Un milagro no rompe una ley, sino que por un momento te sujeta a una ley mayor, a algo sobrenatural, pone una pausa en el curso de lo que se supone que ocurra, con el propósito de cumplir algo en particular en tu vida y lograr algo para el reino de Dios. Hay quienes piensan que la época de los milagros ya terminó. Nosotros no creemos esto, pero tampoco creemos que Dios tenga que repetir los mismos milagros que hizo en el pasado porque no son necesarios hoy. Dios no tiene que abrir el mar para liberarnos porque hay aviones hoy, pero sí hay otras cosas que tienen que ocurrir. Dios cambia la vara de Moisés en serpiente. Moisés cambia el agua en sangre. Cada una de las plagas fue un milagro de parte del Señor. Más adelante, Josué detiene el sol. Por supuesto, hoy entendemos que no fue el sol lo que se detuvo sino la Tierra; Pero se detuvo para que él pudiera terminar la batalla aquel día. Jesús cambia el agua en vino, alimenta a más de cinco mil personas, multiplicando los panes y los peces. Más adelante, Pedro sana a un paralítico que llevaba mucho tiempo en aquel lugar. Pablo sacude una serpiente venenosa que lo había mordido, y quedó sano. Pudiéramos seguir

mencionando milagros. Lo importante es que veamos que los milagros vienen desde el Antiguo Testamento y cruzan hacia la época de los apóstoles. Así que todavía pueden continuar esos eventos en nuestras vidas hoy. Los milagros siguen vigentes. El mismo Dios de Moisés, fue el de Josué, el de Jesús, el de Pedro, el de Pablo. Por lo tanto, vemos la intervención de Dios a través de todos los tiempos de diferentes maneras. En una ocasión, serpientes estaban picando al pueblo de Israel, y Moisés puso una serpiente de bronce que, cuando la miraban, quedaban sanos. Esto es lo mismo que podemos ver cuando Cristo es crucificado en la cruz del Calvario; En ese lugar, él se convierte en una serpiente, en todo el pecado, la enfermedad, y allí es crucificado en la cruz del Calvario para que todo aquel que mire a esa cruz pueda también recibir su sanidad. Por lo tanto, la época de los milagros continúa, y vemos a Dios operar en milagros a través de los tiempos. Hay varias aclaraciones importantes respecto al don de los milagros:  No pueden ser hechos los milagros con propósitos egoístas o personales. Jesús es tentado en el desierto, y la primera tentación fue que conviertiera las piedras en pan. Satanás sabía que Jesús podía hacerlo, y Jesús no dice que no pudiera hacerlo, sino que no lo va a hacer, y da una razón para no hacerlo, pero no es que no pudiera. Si cambió el agua en vino, multiplicó panes y peces, ¿no hubiera podido cambiar la piedra en pan? La pregunta es: ¿Por qué sí estuvo bien cambiar agua en vino y multiplicar panes y peces, pero no cambiar las piedran en pan? Si Jesús llega a cambiar las piedras en pan, él sería el único en comer. Todos los otros milagros que vemos en la Biblia, se beneficia más de una persona; Porque todo milagro es para el avance del reino de Dios, no para satisfacer una necesidad personal. Dios puede hacer un milagro en tu vida, pero el don de milagros no es para hacer milagros para ti. Dios puede obrar para ti solamente; Él le dio de comer a la viuda nada más, por ejemplo; No todas las viudas se salvaron. Dios puede

hacer un milagro por una persona, pero el don de milagros tú no lo puedes usar para beneficio egoísta. Siempre que se manifestó el don de milagros, fueron multitudes las que fueron bendecidas.  Los milagros no siempre evitan las consecuencias de las malas decisiones de algunas personas. La misericordia de Dios alcanza a todo el mundo, pero algunas veces pagamos por toda la vida las consecuencias de nuestras malas decisiones. Tú no puedes interrumpir con un milagro la consecuencia de una mala decisión. La misericordia de Dios te puede alcanzar, proteger, guardar, pero tienes que saber que no puedes tratar de obligar a Dios a resolver la consecuencia de una mala decisión con un milagro; No es que Dios no lo pueda hacer, pero no siempre funciona así. Muy pocas veces lo vemos funcionando. María, la hermana de Moisés, habló mal de él y le dio lepra; Pidió perdón, y quedó sana; Se arrepintió sinceramente y se cura, pero la lepra fue consecuencia de lo que había hecho: Hablar mal de Moisés; Ahora, al arrepentirse, el milagro revirtió esa mala decisión. Pero Giesi, el servidor del profeta, cayó leproso él y toda su familia, por avaricia; Pero nunca se volvió a sanar. Hay quienes dicen que fue que nunca se arrepintió. Dios lo usó siendo leproso, porque Dios usa hasta los leprosos; Se entiende que Giesi era el líder de los cuatro leprosos que oyeron la voz de Dios, que debían caminar al campamento, y que cuando lo hicieron, los de aquel campamento salieron huyendo porque oyeron como un ejército; Porque el don que había aprendido estando cerca del profeta, aún con su lepra, funcionaba, pero nunca dejó de ser leproso. Así que no siempre funciona.  Los milagros no pueden ser realizados para entretener o probarle algo a alguien, aunque sí son demostración de una relación con Dios. La Biblia dice que los milagros nos seguirán, demostrando que tenemos una relación. Pero tú no debes usar el don de milagros para impresionar a nadie. Te deben seguir y ser señales para otros de que Dios está contigo, pero tú no tratas de impresionar a nadie con un milagro.

EL PROPÓSITO DE LOS MILAGROS “Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo. 2 Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. 3 Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. 4 El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.” Mateo 4:1-4

¿Qué quería Satanás? ¿Cuál fue la tentación? Él dijo: Si eres Hijo de Dios… En otras palabras: Demuéstrame que eres el Hijo de Dios. Pero Jesús no tenía que demostrarle que era Hijo de Dios; Tú sabes quién eres, y sigues siendo un hijo de Dios, tengas o no tengas hambre, se haga el milagro o no. El don de milagros no se activa para impresionar. “Vinieron los fariseos y los saduceos para tentarle, y le pidieron que les mostrase señal del cielo. 2 Mas él respondiendo, les dijo: Cuando anochece, decís: Buen tiempo; porque el cielo tiene arreboles. 3 Y por la mañana: Hoy habrá tempestad; porque tiene arreboles el cielo nublado. ¡Hipócritas! que sabéis distinguir el aspecto del cielo, ¡mas las señales de los tiempos no podéis! 4 La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Y dejándolos, se fue.” Mateo 16:1-4

Jesús dice: Ven que están las nubes grises, y dicen que va a llover; Ven que hay viento, y dicen que viene tormenta; Saben distinguir esas señales, pero las que yo he hecho no les han demostrado quien yo soy, ¿y quieren que haga más? Si con las que han visto no es suficiente, no hay nada más que yo pueda hacer que les demuestre quien yo soy, así que no voy a hacer ninguna más. Tú no debes conocer a una persona por el don de milagros, sino por las señales a través de la vida. Hay quienes, no importa lo que tú hagas, nunca vas a demostrarles nada contrario a lo que ellos ya piensan. Nunca los vas a convencer, así que no hagas nada por lograrlo.

“8 Herodes, viendo a Jesús, se alegró mucho, porque hacía tiempo que deseaba verle; porque había oído muchas cosas acerca de él, y esperaba verle hacer alguna señal.” Lucas 23:8

Herodes esperaba ver algo de Jesús para liberarlo; Como si se tratara de algún entretenimiento. Pero en ninguno de estos momentos Jesús hizo absolutamente nada. El don de milagros no se manifiesta con propósitos egoístas, no interrumpe las consecuencias de malas decisiones, y no se usa para impresionar o entretener a nadie. Cuando analizamos los milagros en la Biblia, vemos que en cada época donde Dios ha ido trabajando con el hombre, los milagros han tenido un propósito en particular. Los que hizo en Egipto fueron para demostrar su poder contra Faraón. En el desierto, para tratar de levantar la fe de Israel; La gente se enteró, pero nadie más que ellos experimentó aquellos milagros. Dios quería alcanzar algo en particular con esos milagros. Lamentablemente, con el pueblo de Israel no lo alcanzó porque la fe nunca les creció a ellos para poseer la tierra. Pero vemos que, según la época, los milagros tuvieron un propósito en particular. En el libro de Hechos, vemos cómo Dios continúa haciendo su obra a través de los apóstoles. Y hay siete cosas que podemos ver en los milagros, que son parte de lo que Dios quiere hacer a través de nosotros. Podríamos ver todavía más milagros, si mantenemos la perspectiva de que un milagro va dirigido a estas cosas. 7 propósitos de los milagros en el Nuevo Testamento:  Dan confianza al que predica. Pablo comienza a predicar, y Dios reparte el don de las lenguas y la gente comienza a entender, y aquel milagro le da confianza, seguridad al apóstol de comenzar a predicar la palabra del Señor. Cuando tú comienzas a ver que Dios opera en tu vida de forma milagrosa, te da esa confianza de atreverte a hablar porque Dios ha respaldado lo que ha dicho en tu vida.  Confirman tu relación con Dios. Un milagro es parte de estar cumpliendo el propósito de Dios en tu vida.

 Provocan que la gente tenga hambre de conocer acerca de Dios. Cuando tú comienzas a hablarle a alguien de algo que Dios ha hecho en tu vida, la gente a tu alrededor comienza a preguntarte más, te oyen, te escuchan.  Convencen a la gente de pecado. Cuando una persona se encuentra frente a un milagro, trae convicción a su vida. Cuando Jesús llena las barcas de Pedro, él se tira de rodillas y dice: Soy hombre pecador. Jesús no tuvo que decirle nada. El milagro lo convenció, y así pasa cuando Dios obra milagros en tu vida.  Es una manera de evangelizar. En Hechos 4, cinco mil personas le entregan su corazón al Señor.  Provocan que se glorifique a Dios. Cuando ves a Dios obrar en tu vida, no te queda más remedio que darle gloria a Dios.  Provocan que el Evangelio se difunda. El mensaje comienza a regarse de que algo está ocurriendo, se abre el mundo para el Evangelio.

Si tienes estas cosas presentes, creas la atmósfera en tu vida para operar en este don. Para activar estos milagros en tu vida, debes tener el deseo de que Dios te use, tienes que atreverte a tomar riesgos, aprender a confiar en la Palabra de Dios, en su última instrucción, tienes que aprender a buscar la presencia de Dios, vivir y caminar en su presencia, y tienes que tener revelación que active tu fe y hablar de acuerdo a lo recibido. Todo milagro ocurre porque se activa una revelación por causa de una necesidad, por causa de que Dios quiere hacer algo, y se activa tu fe, escuchas la revelación, oyes lo que Dios quiere hacer, y comienzas a hablar de acuerdo a lo que has recibido en tu interior. Todo milagro ocurre por la acción de una persona que recibió una revelación de parte de Dios, alimentó su fe con esa revelación y se atreve a hablar y a actuar. Ahí es que comienzas a ver obrar de forma milagrosa en tu vida. UNA PREGUNTA QUE PROVOCA MILAGROS Hay una pregunta que aparece a lo largo de la Biblia en diferentes ocasiones, por lo general, con la misma implicación y respuesta: ¿Qué tienes? Dios le hace esta pregunta a Moisés, ante un problema: ¿Qué tienes en tu mano? El profeta pregunta a una viuda: ¿Qué tienes en tu casa? Ante la multitud hambrienta, Jesús

pregunta a sus discípulos: ¿Qué tenemos? Tenían solo 5 panes y 2 peces, pero con eso, Dios multiplica y alimenta toda la multitud. Esta interrogante tiene siempre la misma respuesta en la Biblia, y provoca siempre un milagro de libertad económica o de bendición en la vida de ciertas personas, que tienen todas en común el pensar que no tienen nada o que lo que tienen es muy poco, menospreciando lo que tienen; Y lo ven demasiado poco para solucionar su problema. ¿Qué es una vara para liberar a 2 millones de personas? ¿Qué es un poquito de aceite para pagar tus deudas? ¿Qué son 5 panes y 2 peces para alimentar 5 mil personas? Cada vez que se hace esta pregunta, la mentalidad de aquellos que responden es de menospreciar lo que tienen o pensar que no tienen nada, y no darse cuenta que Dios, de lo poco, puede hacer mucho. En nuestra iglesia, hemos comenzado el reto del ahorro. El problema de muchos es que nunca tienen nada porque, para tener, hay que tener disciplina para tener algo, que aunque sea poco, pueda ser el comienzo de algo grande para tu vida. Estamos creyendo que para septiembre, vamos a poder presentar esos ahorros que van a ser el comienzo de una nueva etapa para tu vida. Quizás los dejas de ahorros, adelantas una deuda, te inscribes en un curso, compras inventario, una máquina. La idea es dar ese primer paso de fe y creerle a Dios que algo va a pasar en tu vida económica y que tú vas a ver una transformación. “Una mujer, de las mujeres de los hijos de los profetas, clamó a Eliseo, diciendo: Tu siervo mi marido ha muerto; y tú sabes que tu siervo era temeroso de Jehová; y ha venido el acreedor para tomarse dos hijos míos por siervos. 2 Y Eliseo le dijo: ¿Qué te haré yo? Declárame qué tienes en casa. Y ella dijo: Tu sierva ninguna cosa tiene en casa, sino una vasija de aceite. 3 El le dijo: Ve y pide para ti vasijas prestadas de todos tus vecinos, vasijas vacías, no pocas. 4 Entra luego, y enciérrate tú y tus hijos; y echa en todas las vasijas, y cuando una esté llena, ponla aparte. 5 Y se fue la mujer, y cerró la puerta encerrándose ella y sus hijos; y ellos le traían las vasijas, y ella echaba del aceite. 6 Cuando las vasijas estuvieron llenas, dijo a un

hijo suyo: Tráeme aún otras vasijas. Y él dijo: No hay más vasijas. Entonces cesó el aceite. 7 Vino ella luego, y lo contó al varón de Dios, el cual dijo: Ve y vende el aceite, y paga a tus acreedores; y tú y tus hijos vivid de lo que quede.” 2 Reyes 4:1-7 En 2 Reyes, vemos la historia de una mujer que queda viuda, y los acreedores vienen a llevarse a sus hijos como esclavos como paga de las deudas. Ella va donde el profeta, quien comienza un intercambio con ella, que desata la fe de esta mujer. Este milagro, está entre otros dos. El anterior, es el profeta desatando al pueblo de Israel para que pudieran tener una grande victoria; Era un rey que necesitaba algo de parte del Señor. Luego viene el milagro de esta viuda, y el próximo milagro es una mujer rica. Esta última, tenía dinero, pero no tenía hijo, por lo tanto, necesita un milagro para tenerlo. Es importante entender este contexto porque la gente, por lo general, para criticar la iglesia, encierran estos mensajes para un grupo en particular. Hay quienes dicen que la iglesia es para el pobre porque tiene necesidad, pero el milagro anterior fue un rey que necesitaba de Dios, y en el siguiente es una mujer rica quien necesita de Dios. Tanto el rico como el pobre, siempre tienen algo que solo Dios les puede dar. Dios no es para el rico o el pobre o el rey. Dios es para todo aquel que entienda que, en su vida, no importa si eres rey, pobre o rico, solo hay un Dios que puede resolver tu problema. Aquella mujer rica tenía dinero, pero no tenía hijo; Dios le tuvo que dar el hijo, porque hay cosas que el dinero no te puede comprar. La otra tenía hijos, pero no tenía dinero. Las dos tienen un grande problema, pero hay un Dios Todopoderoso que trabaja tanto con el rico como con el pobre y el rey. Lo que hace falta es que tú sepas a dónde acudir, que es al Dios Todopoderoso, que es el único que tiene la solución para cualquier persona en cualquier nivel. Todos necesitamos de Dios. Siempre hay algo que tu dinero no te puede dar. Solo Dios te lo puede dar. Pero al pobre, también Dios lo puede prosperar. No se nos dice que Dios hizo rica a la viuda. Se nos dice que pagó sus deudas y pudo vivir de lo que quedó. No necesariamente se hizo rica. Así que la meta no es que creas que vas

a ser rico. Había otra mujer, rica, que necesitaba de Dios. De nada te sirve tener dinero, y que no sepas de dónde es que viene la solución para tus problemas. Y la solución siempre viene de Dios, pero si estás en una situación difícil, tienes que saber ir al lugar donde está la respuesta. Estas 3 personas, el rey, la rica y la pobre, fueron donde la persona correcta, donde el hombre de Dios, a buscar dirección de parte de Dios. El hombre de Dios lo que les dio fue instrucciones, palabras bajo las cuales ellos tenían que tomar acciones de fe para que Dios desatara el milagro. De los beneficios más grandes que tú puedes sacar de estos mensajes, no es una ayuda financiera, sino una instrucción que venga de parte de Dios que tú la puedas seguir y ver los resultados que Dios tiene para ti. LO QUE TE QUEDA Esta mujer está viviendo un periodo de pérdidas. En un momento dado, ella dice: Lo único que me queda es una vasija. Y puede ser que cuando el esposo muriera los acreedores comenzaron a llevarse poco a poco todo lo que tenía hasta que lo perdió todo. Cuando esa mujer dice que lo único que le queda es una vasija, aunque es una expresión de menosprecio, podía ser también la realidad de ella. No sabemos cuánto tiempo pasó antes que ella pudiera ir donde el profeta. Podía ser que hubiera perdido todo poco a poco, hasta que lo que le quedara fuera una vasija con un poco de aceite. Cuando tú empiezas a experimentar pérdida tras pérdida, ocurre un proceso mental en tu mente que tú tienes que aprender que ocurre y evitarlo; Tiene que haber un momento en que empieces a determinarte que se acabó la experiencia de la pérdida en tu vida. Cuando experimentas pérdida tras pérdida, menosprecias lo que tienes, y ves un futuro totalmente destrozado; La preocupación de esta mujer eran sus hijos, la próxima generación, que sería esclava. Hoy creemos contigo que se acabó la temporada de pérdida en tu vida; Detenla, toma las acciones necesarias, correctivas para que se detenga el periodo de pérdida en tu vida, y comiences a ver cómo

Dios restaura todas las cosas. Tu futuro no tiene que ser tenebroso, en pobreza; Tus hijos no tienen que vivir en maldición, con las consecuencias negativas de las decisiones que tú has tomado. Dios puede cambiar tu vida como creemos que lo va a hacer en las próximas semanas. Cambia tu vida de manera tal que, en los próximos años, cuando mires hacia atrás, verás la mano de Dios sobre ti y sobre todos los tuyos. Cuando ella va donde el profeta, el profeta no condena al esposo, no la culpa a ella ni habla mal de los acreedores. Que el profeta hablara mal del esposo, no traería al esposo de vuelta. Si condena a la mujer, no resuelve el problema. Igual en tu matrimonio: Tú no resuelves nada echando culpas. Y el profeta no condena a los acreedores, sino que le dice a ella: Vete y paga. Uno de los problemas que hay en nuestra sociedad es que tomamos prestado y después peleamos porque nos quieren cobrar, cuando fuiste tú quien se comió lo que no podía, basado en una deuda que no debiste tomar. A nuestros ojos, muchas veces, el malo es el que quiere cobrarnos, en vez de preguntarnos qué tenemos para ponerlo a producir para pagar. Enfócate en cómo hacer producir lo que tienes, tus recursos. Deja de estar echando culpas, deja de hablar de los muertos y deja de estar peleando con los acreedores. Paga. Puedes negociar con un acreedor, eso es negocio, pero de ahí a molestarte por que te cobren lo que tomaste prestado es otra cosa. Aquella mujer no podía pretender que el profeta se echara la carga, o que condenara al esposo muerto o a los acreedores o a ella misma. Lo que había que hacer era mirar lo que había y resolver para poder pagar y seguir hacia adelante. UNA ATMÓSFERA DE MILAGROS 13 porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. 14 ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? 15 ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que

anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!” 10:12-15

Romanos

Nosotros somos responsables de que la gente escuche, y tenemos que buscar que no haya excusa. Dios ha escogido, para salvar a este mundo, la locura del evangelio; el evangelio despierta en ti tu nueva vida, mueres a la vida del pasado, te renueva, activa tu interior; te saca de muerte a vida. Es cuando realizas esto que, entonces, lo que tienes, lo puedes vivir, disfrutar a plenitud. Por eso es que la gente necesita escuchar el evangelio.

Lo importante del evangelio no es el mensajero, sino el mensaje; no es que tú convenzas a alguien. El mismo Pablo nos advierte, en el libro de Corintios: Yo no vine a ustedes con sabiduría humana, con palabras persuasivas, sino con el poder de Dios. Y el poder de Dios se carga a través de la semilla de la Palabra. Deposita la semilla y deja que dé fruto porque ella tiene en sí misma un poder que se va a activar, si cae en el corazón correcto. Cristo dijo que el reino de Dios era como un sembrador que salió a sembrar, y la semilla cayó en diferentes terrenos; en unos creció de una manera, en otros no creció, en otro dio al treinta, al sesenta, y al ciento por uno. El problema no era el sembrador, ni la semilla, sino el terreno. Pero un terreno malo no puede desanimarte de seguir sembrando.

Jonás, Dios lo envía a predicar a Nínive, y él no quería. Eventualmente, termina yendo a donde Dios le dijo, dentro de un pez grande. Porque, cuando Dios dice que tú vas para un sitio, o vas en barco o vas en ballena, pero vas comoquiera; tú escoges. No se trata de si tú quieres hacerlo o no. Jonás llegó molesto, y comenzó a predicar así mismo, molesto, como para que nadie se convierta; pero todos se convirtieron, porque no es el mensajero, sino el poder detrás del mensaje.

Tu vida cambió por la palabra del evangelio. Quizás todavía no entiendes todo, pero algo cambió. Y ahora tú eres responsable de seguir lanzando esta Palabra, de seguir compartiendo las buenas nuevas, y de permitir que sean las buenas noticias de cambio, de transformación, de posibilidad, de futuro, de esperanza, las que cambien el corazón de las personas.

Cuando el evangelio encuentra terreno correcto, el lugar preciso, comienza a crearse una atmósfera de milagros.

“19 Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios. 20 Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían. Amén.” Marcos 16:19-20

Primero iba la Palabra, y luego las señales que le seguían; porque, cuando tú lanzas la Palabra, comienza a crearse una atmósfera de milagros. La Palabra no tan solo cambia el corazón de una persona, sino que cambia la atmósfera, fertilizando el terreno para la posibilidad de que ocurran milagros.

No se trata de que discutas teología, doctrina; no discutas con fariseos. Que si la mujer puede o no maquillarse, que si circuncisión o no circuncisión. La gente va a buscar contienda, y tú tienes que entender que eso se lo hicieron aun al mismo Cristo; todo el tiempo lo buscando para apedrearle. Lo criticaban, y él a algunos los enfrentaba, a otros los ignoraba, pero no permitía, de ninguna manera, que esa gente le sacara del enfoque de llegar a aquellos que iban a recibir la Palabra, aquellos que eran el terreno fértil. Cuando Jesús

lanzaba la Palabra, los milagros comenzaban a ocurrir porque, tan pronto cae en el terreno perfecto, las cosas comienzan a cambiar, la atmósfera se energiza, todo comienza a transformarse. Si tú quieres ver milagros, no se trata únicamente de orar; los milagros comienzan a ocurrir porque Dios tiene que respaldar con señales y prodigios la palabra que tú lanzas. Dios no va a dejar que tú quedes en vergüenza.

Tu país necesita de personas que le dejen saber que su vida puede cambiar, que todo puede cambiar, a través de lo que Cristo hizo por ellos en la cruz del Calvario. Cristo dijo: La mies es mucha, los obreros son pocos. La gente allá afuera está lista para recibir una semilla en el corazón que cambie sus vidas para siempre; hay necesidad. Tu trabajo es lanzar la Palabra, hablarle a la gente, dejarles saber cómo tu vida ha cambiado, y dejar que la semilla haga el resto, creando una atmósfera de milagros. Los milagros ocurren cuando se lanza la Palabra. Los milagros más grandes que han ocurrido en tu vida, ha sido porque has recibido la Palabra, el evangelio; una buena nueva te despertó a un cambio de vida, y eso es lo que vives hoy. El poder está en el mensaje.

Mensaje transmitido por Televisión y Radio el Lunes, 3 de Abril de 2017

Código del Programa: PT-02A

Siempre leemos los comentarios de cada mensaje. Es un verdadero gozo y un privilegio que Dios nos permita bendecir tantas vidas, aún a la distancia. Compártenos siempre cómo esta palabra ha bendecido tu vida.

preparación del remedio, leche con ajo? ingredientes 5 dientes de ajo vamos a tomar una taza de almendra o arroz y miel para endulzar

como preparar vamos a triturar bien los dientes de ajo, una ves triturados ya sea bajado o en la licuadora vamos a mesclar bien con el con la leche no importa la preferencia, agrega miel para endulzar y listo.