Los de Abajo Resumen

Los de abajo: reseña Marcos Luna López Los de abajo es una obra de Mariano Azuela Gonzales, escrita en 1915. Azuela naci

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Los de abajo: reseña Marcos Luna López Los de abajo es una obra de Mariano Azuela Gonzales, escrita en 1915. Azuela nació en Lagos de Moreno Jalisco en 1873. En Guadalajara se licenció como médico en 1898. Influenciado por su abuelo se convirtió en escritor. Durante la Revolución Mexicana, tras la ejecución del presidente Francisco I. Madero y perseguido por Victoriano Huerta, Azuela se incorporó a las fuerzas villistas, con esa experiencia plasmó sus ideas de la revolución en su libro “los de abajo”. Azuela escribió otras obras como: La marchanta, La mujer dormida y Sendas pérdidas. En 1924 recibió el premio Nobel de literatura. La obra los de abajo nos muestra mediante el lenguaje y las costumbres mexicanas la realidad de la “revolución”. Nos enseña lo qué es capaz de hacer el hombre por el ideal de libertad y la sed de justicia. Esta historia nos presenta la historia de un líder y héroe. Así también se muestra la distinción de clases sociales que ha existido siempre y también los males que causaron, por ignorancia, los propios revolucionarios. La novela inicia cuando llegan dos federales a casa de Demetrio Macías, en el rancho “El Limón”, Zacatecas. Tratan de robar alimentos y violar a su mujer, pero aparece Demetrio en la puerta y éstos huyen. Para poner a salvo a su esposa Demetrio la despide junto con su hijo. Él se interna en la sierra y mira hacia atrás su casa en llamas. En las montañas de la sierra aparecen 25 hombres rebeldes, dispuestos a enfrentar a los federales, todos son comandados por Demetrio. En aquellas montañas los hombres de Demetrio cuentan cerca de quinientas bajas federales. Demetrio, su líder es herido de una pierna. Sus hombres simulan una cama de ramas de roble y hierbas para atenderlo. Atraviesan montañas y ríos en busca de ayuda, finalmente los atienden en un “jacal”. Pancracio, el centinela, hirió esa noche a un muchacho en la pierna: Luis Cervantes, desertado de las fuerzas federales. Cervantes indicó que era revolucionario. Se preguntaba si como había dicho el gobierno, los revolucionarios perseguían un ideal o sólo eran bandidos buscando oro y sangre.

Cervantes era doctor y curó la herida de Demetrio, ganándose un lugar en aquella tropa. Demetrio se había enamorado de Camila, una joven que vivía en aquel lugar. Camila estaba enamorada del “curro” como llamaban a Luis Cervantes, aunque éste no le correspondió por respeto a Demetrio. Una pelea con el cacique de Moyahua había provocado que acusaran de maderista a Demetrio, echándole los federales encima. Luis Cervantes convence a Demetrio de ir a Zacatecas y unirse a las fuerzas general Natera. También lo convence de luchar por su familia y su patria. Avanzan bajo la inmensidad del cielo entre interminables montañas y los aromas de la sierra, decidieron acampar en una loma de espeso “ huizachal”. Avanzaron por la noche al poblado próximo en busca de federales. Al llegar a la plaza fueron atacados desde las azoteas pero lograron contener el ataque y matar a todos los federales. En fresnillo, Zacatecas Demetrio conoció a Pánfilo Natera. En una cantina Demetrio conoce al güero Margarito, un amigo de su compadre Anastasio Montañes. También conoce a una muchacha a quien llaman “la pintada”. Después de embriagarse, los revolucionarios saquean casas y roban el oro que hay en ellas. Cervantes guarda para sí un diamante en el bolsillo, al otro día menciona el desprestigio que eso les trae. La codorniz, otro hombre de Demetrio, comienza a vender los objetos robados. La tropa emprende un viaje de regreso a Moyahua. Demetrio con su coronel Pancracio y sus mayores, Luis Cervantes y el güero Margarito. En la hacienda de un cacique encuentran mujeres y niños asustados a quienes obliga a entregar el vino, las armas y todo el dinero que tenían. Se alojan en una casona propiedad del mismo cacique. Cervantes muestra una bolsa de oro que recolectó. Menciona que “hay que pensar en el mañana si la suerte nos sonríe hoy”. Llega una nueva orden: perseguir a los orozquistas. Camila quien había sido raptada por el curro acepta gustosa cabalgar al lado de Demetrio rumbo a Jalisco. En aquél lugar no encontraron orozquistas, sólo unos cuantos federales y un cura que les hicieron frente. La tropa acampó en una planicie cerca de unas casitas solitarias, allí pidieron alojamiento. Aquel lugar era Tepatitlán. Demetrio observó algo muy curioso: un peón que no paraba de rezongar y hablar pestes de su patrón, pero tampoco paraba de trabajar, “siempre hay

alguien más peor que uno”, pensó. Al otro día Demetrio habló de las ganas de regresar con su familia. La pintada trató de provocar celos en Camila. Se dirigieron a la sierra, Luis Cervantes no lo hizo cambiar de opinión. En Guadalajara las escuelas eran cuarteles , mientras Demetrio se aloja en una capilla abandonada, los soldados se adentran al pueblo en busca de “avances”. Un hombre llega a la capilla a denunciar con Demetrio el robo de toda su cosecha. El güero Margarito le propina una golpiza y no le entrega ni un gramo de maíz, estaba acostumbrado a torturar a los prisioneros y matar a la menor provocación. Una nueva orden llegó: dejar gente en Tepatitlán y tomar después, en Lagos, el tren hacia Aguascalientes. Camila y la pintada tenían ya bastantes diferencias, ésta última termina matando a Camila con una daga. En Aguascalientes, Demetrio debería dar su voto para presidente de la Republica. Ha pasado el tiempo, la guerra parece decidirse del lado del gobierno. Cervantes huye a Texas. Pancracio y el Manteca terminan apuñalándose después de una partida de naipes. El güero Margarito se suicida. Ahora nadie quiere a los revolucionarios, aquellos hombres feroces andan ahora con la cabeza baja y humillados. En el camino Demetrio toma prisioneros a dos fugitivos, desertores del ejército de Villa, también derrotado en Celaya por Obregón. Carranza triunfa por todos lados. A la siguiente mañana comieron y bebieron al son de la música, festejando en malos tiempos. Por la tarde hubo peleas de gallos. Demetrio pide a un poeta que le cante “el enterrador”, cosa que le hizo llorar. Llegan a Juchipila y avanzan por un camino lleno de cruces, los rastros de los primeros revolucionarios asesinados por el gobierno. En la vereda de la sierra llega la mujer de Macías llevando de la mano un niño. ¡Casi dos años de ausencia! La mujer de Demetrio pregunta el porqué de la lucha. Demetrio pensativo toma una piedra y la arroja, observa como rueda en un cañón. Parten nuevamente por la sierra donde Demetrio inició su lucha. Allí los esperaban los federales, se abre el fuego, acorralados los insurgentes, los hombres tratan de huir y no pueden. Macías llora al ver morir a sus amigos escuchando las balas sobre sus hombros. Se esconde pecho en tierra entre las rocas. El enemigo persigue a los fugitivos y Demetrio muere en una resquebrajadura de un cañón. La obra los de abajo cuenta con varias virtudes. Nos enseña que podemos luchar por crear un destino diferente y mejor, aunque perdamos la vida en el intento y nos alejemos de lo

más amado. Luis Cervantes dice: “la revolución es el huracán y el hombre que se entrega a ella no es ya el hombre, es la miserable hoja seca, arrebatada por el vendaval”. Esto quiere decir que el hombre puede ser poseído y humillado por el mundo y también puede posesionar al mundo por la misma causa. En sus viajes, los revolucionarios pretendían poseer los bienes y placeres de la vida. Encontramos otra enseñanza en las palabras del autor: “Nada importa saber a dónde van o de donde vienen; lo necesario es caminar, caminar siempre, no estacionarse jamás,… ser dueños de todo lo que la vista abarque”, estas palabras nos invitan a tener amor a la vida, a no rendirnos ante el fracaso y avanzar aunque todo esté perdido. Buscar siempre algo nuevo y conocer el mundo. En cuanto al ideal que causó la revolución, el autor muestra que no se logró conseguir, ni justicia ni igualdad. Los intereses de pocos pusieron fin al conflicto. Los de abajo es una novela que nos muestra la realidad de la revolución mexicana, así también los anhelos y la ignorancia. Esta novela nos ánima a luchar por los ideales y disfrutar el camino aunque no sea posible ganar. El libro puede leerse en muy poco tiempo y nos influye algo de consciencia, algo muy importante en nuestra vida. Las lecciones que nos deja son para toda la vida.

Azuela Gonzales, Mariano (1960).Los de abajo.2 a ed. México, D. F.: COLECCIÓN POPULAR