Los Apaches

LOS APACHES Hace unos mil años, los pueblos amerindios de lengua apache abandonaron las zonas subárticas de la Norte am

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LOS APACHES

Hace unos mil años, los pueblos amerindios de lengua apache abandonaron las zonas subárticas de la Norte américa occidental, desplazándose hacia el sur. Llegaron concretamente hasta el suroeste de los presentes Estados Unidos donde muchos de ellos se establecieron. Desgajándose del conjunto primordial, el resto siguió su marcha al Este, en pos de nuevas zonas de caza. A inicios del siglo XVI, este contingente oriental, conocidos como la tribu apache de las llanuras, había quedado absolutamente apartado, perdiendo el recuerdo de su histórica vinculación con el resto de los apaches, como son los jicarillas, lipen, mescaleros, chiricahuas, navajos y apaches occidentales. Desde ese momento, los dos grupos prosiguieron su camino. La fortuna de los apaches occidentales tiene particular interés, puesto que fue la suya una de las contadas tribus norteamericanas que preservaron sus tierras. Muchos de ellos viven y trabajan en los mismos rincones que habitaban sus ancestros, continuidad reflejada en una arraigada tradición cultural, sostenida y alimentada por su apego a la patria y a los viejos lugares sagrados

LOS APACHES SUS CREENCIAS Y CURACIONES La mayoría de las tribus de indios americanos tiene sus propias tradiciones sobre la salud y la enfermedad, estas tradiciones no son basadas en la ciencia occidental, en cambio estas tienen raíces en las creencias de la tribu acerca de cómo cada individuo se adapta a la red de la vida.

Esta red incluye la tribu, toda la humanidad, la tierra y el universo. Muchas tradiciones de curación se enfocan en la armonía, la sanación ocurre cuando a alguien se le restituye a la armonía y se conecta con los poderes universales. Resaltan entre los apaches occidentales las liturgias de sanación que efectúan los hechiceros cibecúes, verdaderos maestros en su arte, a juzgar por cuanto afirman el resto de apaches. Su fama se basa en las enseñanzas trasmitidas por un insigne hechicero, Willie Neal, cuyos acólitos disfrutan hoy en día de prestigio y autoridad indiscutidos. Los tratamientos apaches prosiguen pautas diferentes a las de la medicina occidental. Robustecen el deseo del paciente de recuperar la salud perdida, calman ansiedades y tensiones y también infunden seguridad. Sin despreciar los servicios del centro de salud instalado en la reserva, puesto que no vacilan de la eficiencia del tratamiento de los médicos blancos, los apaches estiman que su medicina ofrece mejores diagnósticos y una protección más eficiente contra determinadas causas de enfermedad. Una grave enfermedad puede deberse al menosprecio del enfermo por las Cosas Sagradas. Algunas de estas prohibiciones resultan prácticas, puesto que combaten el origen de infecciones y epidemias. Otras, en cambio, son un resto del respeto apache a los poderes del planeta natural. Algunos tabúes que o se podía traspasar si no se quería incurrir en una ofrenda a lo sagrado eran como una especie de mandamientos y que todo apache debía conocer como “No vas a pisar el rastro de la serpiente” o “Te abstendrás de comer la lengua del ciervo y no apartarás la cola de su pellejo”, entre otras.

TIPOS DE CEREMONIAS PARA LA SANACIÓN A través del pago de un salario, el hechicero puede practicar dos clases de ceremonias. Una breve, de simple formulación del diagnóstico y otra mucho más difícil, propiamente curativa, que dura una noche. Las dos liturgias aceptan abundante variedades, aunque ciertos objetos rituales resultan indispensables, como por ejemplo, una pluma de águila con base de turquesa y cierta cantidad de polen de espadaña conocido como polvo sagrado. Ya antes de esconderse el sol, el hechicero acostumbra a contar ciertas historias sobre el origen mítico del ritual. Se trata generalmente de relatos espectaculares, cuyo objeto es poner de relieve la perenne actualidad de los procedimientos tradicionales. Durante la liturgia, efectuada en presencia de los familiares y amigos del enfermo, el hechicero entonará los cantos preceptivos. Sin embargo y a pesar de la persistencia de estas antiguas costumbres, es incuestionable que la vida en las reservas ha traído consigo muchos cambios, desgastando la vieja organización social de los apaches occidentales. LOS APACHES Y EL MEDIO AMBIENTE Bien se puede decir que los apaches ayudaban al medio ambiente ya que ellos practicaban son propia caza, sus cultivos y lo hacían por temporadas. Pero queda una duda, usaban pieles de animales en especial la de los osos como para cubrir los huecos de sus casas de la lluvia, sacrificaban los caballos que detenían de los de la guerra. Púes bien, queda una incognita sobre esto porque no se sabe si actuaban por o en contra del medio ambiente. Todo esto lo digo de lo que encontré sobre ellos.

"La casa en la que vivía la familia, era construida por mujeres. Se trata de una ronda simple, con el arbusto llamado Namukos en forma de cúpula, con pisos al nivel del suelo. Estaba a unos dos metros de altura en el centro y tenía cerca de dos metros y medio de diámetro. El marco es construido con entramado de ramas de roble o sauce que se pegan en el suelo o se insertan en pozos perfectamente y especialmente excavados. Las ramas se insertan a unos 30 cm de distancia el uno del otro y se unen en la parte superior con la pila de yuca. En los techos se ponen hierbas locales (Andropogon gerardii y Xerophyllum Tenax) en bultos atados con cuerdas. El agujero del humo va en la parte central de la casa. Los abrigos y ropa eran colgados en una cruz que se ponía cerca de la entrada. La protección de la lluvia en la parte superior de la cabaña se lograba colocando un trozo de piel o conjunto de pieles de bisonte o de oso en el hueco. Claro, si no fuera necesaria para disparar, incluso el agujero estaba siempre expeliendo humo del fogón central. El aire caliente también se eliminaba por el orificio superior. La acumulación de humo en la casa requería unos tres días. Este establecimiento era cálido y cómodo, incluso en la nieve. Su interior estaba equipado con camas de arbustos y hojas de hierbas. A esto es cuando me refiero sobre el no querer un poco el medio ambiente. Pero en si para la tribu apache el medio ambiente era su manera de vivir, de comer, de subsisitir, porque gracias a la naturaleza tenían diferentes épocas del año para poder pescar, para poder recoger las hortalizas y asi poder abastecerse para la época de invierno.

Los apaches eran seminómadas, expertos en la cacería del bisonte y otros animales como venados, leones monteses, osos y nutrias. Con estas pieles comerciaban incluso con el hombre blanco. El comercio apache cubrió la famosa ruta mercantil Chihuahua-Santa Fé-Missouri. Los chiricahuas elaboraban los productos que necesitaban para su consumo; pero cuando tenían oportunidad, mediante el canje de ganado robado, conseguían armas de fuego, pólvora y municiones, tabaco, licor y panocha de azúcar. La comida variaba según la zona en que los apaches instalaban sus campamentos. Las frutas predilectas de los indios eran la tuna, el dátil -producto de palma silvestre-, la pitahaya, la bellota y el piñon. Pero su principal sustento era el mezcal, del que

había varias clases, como el sotol y la palmilla o lechuguilla que se aprovechaba cocinándola a fuego lento hasta que adquiría cierto grado de dulzura. Otro alimento era una especie de sémola o pinole elaborado con la semilla del heno o zacate. Recolectaban además maíz, frijol y calabazas silvestres. Las mujeres apaches eran las encargadas de preparar los animales cazados por los hombres -ya se tratara de una ardilla o de un cíbolo o bisonte-. Los desollaban y luego destazaban; una vez cortada la carne se ponía a secar al sol, después se guardaba en vasijas, donde se conservaba durante meses. En toda la región del norte aún perdura el gusto por la carne seca. Los Apaches participan en muchas danzas religiosas, incluyendo la danza de la lluvia, danzas para el cultivo y la cosecha, y una danza espiritual. Estos bailes fueron principalmente para influenciar el clima y enriquecer sus recursos alimenticios.