Los 7 Gestos Batuta de Los Oradores Profesionales

Los 7 gestos batuta de los oradores profesionales Publicado por: Jesús Enrique Rosas 10117 SHARES FacebookTwitter Los

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Los 7 gestos batuta de los oradores profesionales Publicado por: Jesús Enrique Rosas

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FacebookTwitter Los gestos batuta son las señales más importantes que debes dominar en tu vocabulario no verbal cuando estás dando una presentación; ellos te permiten marcar el ritmo y mantener la atención de tu público en tu discurso. La mayoría de nosotros no está consciente de cómo movemos las manos cuando estamos exponiendo; lo cierto es que muy pocos lo practicamos con antelación. Si revisamos nuestro guión varias veces hasta que conseguimos las palabras adecuadas para proyectar nuestras ideas convincentemente, ¿Por qué no hacer lo mismo con nuestras manos?

Los gestos batuta: las herramientas del orador profesional Existen más de 50 ilustradores de este tipo, pero me concentraré en los 7 más importantes; dedícate a dominar este selecto grupo de señales de poder y tus exposiciones tendrán unimpacto formidable. Veamos los 7 gestos batuta, en orden de impacto desde el más sutil hasta el más arrasador:

#7. La Palma Abierta El gesto batuta más sutil es extender una o ambas manos en una posición neutral, con los dedos juntos y el pulgar ligeramente hacia arriba.

En este caso, el orador quiere demostrar que no tiene nada que ocultar; es una exhibición directa de honestidad. “No tengo nada que esconder“, “¿Acaso les mentiría?“ “Estoy siendo totalmente honesto“, podrían ser algunas de las traducciones de este ademán. Con el mismo, se demuestra que no se tiene “nada bajo la manga“. ¿Acaso no es la señal que siempre hacen los jugadores de fútbol para expresar su inocencia y evitarse una tarjeta roja? ¿Cuándo debes usarla? cuando quieras expresar sinceridad y que los demás confíen en tí. ¿Cómo hacerlo? el movimiento debe ser a velocidad media, desplegando las palmas hacia adelante y con las manos más abiertas que el ancho de los hombros; manténlas un par de segundos y luego regrésalas a una postura cerca de tu cuerpo. ¿Qué puede salir mal? Si la utilizas por demasiado tiempo puede parecer que tu honestidad es más bien un engaño… como una sonrisa forzada. Lee también: Los 4 gestos del auténtico liderazgo

#6. La Palma en Reversa En este gesto, una o ambas manos se proyectan hacia adelante y luego regresan hacia el torso del orador, con las palmas hacia su pecho.

Es una metáfora de abrazar a la audiencia y atraerlas más cerca de tí, acercándola a tu punto de vista. ¿Cuándo debes usarla? Cuando quieres que el público se identifique emocionalmente con esa parte de tu discurso, y se contagie de la pasión que tú mismo sientes. ¿Cómo hacerlo? En orden de emotividad, la mano derecha será menos emotiva que la izquierda, haciendo el mismo gesto. Hacerlo con las dos le da el efecto completo. ¿Qué puede salir mal? Al igual que la palma abierta, el exagerar la palma en reversa te hará ver como un ególatra y narciso, dirigiendo tus manos hacia tí todo el tiempo. Pero existe una palma más persuasiva…

#5. La Palma Lateral Puede sonar a golpe de Kung Fu, pero la palma lateral no tiene nada de violenta o agresiva. De hecho, es uno de los gestos más persuasivos que existen, al presentar una o ambas manos agitándose de arriba a abajo en una especie de apretón de manos solitario.

Puede hacerse con los dedos separados (Lo que comunica flexibilidad y disposición al trabajo en equipo), o con los dedos juntos (Denotando dirección y autoafirmación).

Cuando se hace con una sola mano, la palma lateral es casi un deseo de acercarse a la audiencia y tocarla; con ambas manos casi parecería que le estamos ofreciendo nuestro argumento en “entrega especial“ justo en su puerta. ¿Cuándo debes usarla? Cuando quieres ser persuasivo con tu público; si tienes que exponer las debilidades o amenazas de un proyecto, éste es el gesto adecuado para el momento. ¿Cómo hacerlo? Al igual que la mayoría de los gestos batuta, la idea es que el ligero movimiento vertical marque el ritmo de tus palabras. Por ejemplo, al decir: “Quizá ustedes piENsen que esTAmos venCIdos…“ En donde las palabras llevan su acento tonal, la palma lateral dará un breve vaivén hacia abajo. La intensidad del movimiento debe ser análoga a la del discurso. ¿Qué puede salir mal? Sin la debida práctica, es fácil pasar 15 o 20 minutos agitando tu mano de arriba a abajo, pues la palma lateral es un gesto batuta realmente cómodo de hacer (y de abusar). Úsalo en combinación con otros, y ¡No olvides practicar! Lee también: Los 7 gestos de poder para dominar cualquier conversación

#4. El Entrelazamiento Si te dedicas a la mediación o a la resolución de conflictos, éste es tu gesto batuta clave. En el mismo, las manos y los dedos se estiran totalmente y se traen una contra la otra sobre el pecho, entrelazándose.

Se diferencia de la palma en reversa en que nose llega a tocar el pecho, sino que se más bien se presenta el “enlace“ hacia adelante, como mostrándoselo al público. Esta señal se utiliza para representar el encuentro de dos puntos de vista opuestos o dispares en una solución viable o ganar-ganar. ¿Cuándo debes usarla? en el caso de la mediación, sólo cuando vayas a dar tu recomendación final, luego de haber escuchado a ambas partes con toda calma. ¿Cómo hacerlo? el dramatismo es crucial; las manos en completa tensión con los dedos bien estirados da una imagen de mucha tensión, que metafóricamente se resuelve en un consenso cuando ambas se encuentran y se juntan. ¿Qué puede salir mal? Este gesto batuta de seguro perderá todo su efecto si no mantienes el contacto visual con los demás mientras lo haces. Te sorprenderías de la cantidad de personas que de manera automática voltean su mirada a sus propios dedos para evitar que choquen entre sí.

#3. La Pinza En este ilustrador, tu mano toma un objeto imaginario entre el pulgar y el dedo índice, como si quisieras agarrar una delicada mariposa sin dañarla. Pero más que suavidad, la pinza se usa para denotar precisión y exactitud.

En la medida en que la mano que realiza la pinza se acerca al rostro, el significado es de “pequeñez“. Si baja hacia el torso, es “exactitud“. ¿Cuándo debes usarla? Emplea la pinza siempre que estés dando un dato estadístico preciso, o estés dando una orden que debe ser cumplida al mínimo detalle. ¿Cómo hacerlo? recuerda mantener los dedos relajados. Si juntas el índice y el pulgar extendiendo por completo los demás, parecerá un signo de “O.K.“ ¿Qué puede salir mal? En algunos países, cualquier gesto que junte el dedo con el pulgar puede ser considerado obsceno. ¡Ten cuidado, e infórmate previamente! Y hablando de tomar objetos imaginarios…

#2. La Garra La Garra es la hermana mayor de La Pinza; su significado es similar, pero al usar la mano entera como quien tiene en su poder una herramienta o arma contundente, el efecto es mucho más poderoso.

Gesticular con La Garra es demostrarle al público que el tema del que hablas casi escapa por momentos a tu dominio, comprensión y poder. Literalmente estás luchando por asirte de él y dominarlo; es un efecto increíblemente dramático que debe ser practicado una y otra vez frente al espejo. ¿Cuándo debes usarlo? Empléala al momento de presentar al conflicto que compartes con tu público, a ese problema que no los deja dormir a ninguno de ustedes. Que ellos sientan esa pugna de poder desde el escenario y la hagan suya. ¿Cómo hacerlo? La curvatura de los dedos es casi idéntica a tener una pelota de softball en tu mano. En la medida en que tu discurso sea más dramático, puedes incluso alzar la mano por encima de tu cabeza. ¿Qué puede salir mal? Casi todo, si no practicas. Si te arriesgas a improvisar con La Garra, tu público puede verte impotente más que heroico.

#1. El Puño Cuando ya tienes a tu audiencia al borde de su asiento con La Garra, es momento de dejar caer la bomba: El Puño. Este gesto batuta es tan universal que es prácticamente inconfundible en cualquier cultura; es la expresión máxma del poder, determinación, resistencia y ahínco.

Cuando el discurso llega a su clímax, incluso el puño puede agitarse violentamente; obviamente el cuerpo entero, el tono de la voz y el verbo deben trabajar juntos en esta expresión tan poderosa. ¿Cuándo debes usarlo? Si fuese una película, lo usarías contra el antagonista principal; si fuese un videojuego, lo emplearías en contra del jefe final. En un discurso, resérvalo para el cierre. Te aplaudirán de pie. ¿Cómo hacerlo? Dependiendo de la intensidad del guión, agita el puño de arriba a abajo. Puedes “asomarlo“ por momentos a lo largo de tu discurso, pero guarda energía para el final. ¿Qué puede salir mal? Si el público no se ha “enganchado“ con tu tema a lo largo de todo el discurso, ningún puño logrará animarlo; y si llegas a abusar de él, ¡Parecerás un caudillo populista!. ¿Qué esperas para poner estos gestos batuta en práctica?

Los secretos de los mejores oradores 4 �25-02-2014 �12:47

Consejos expertos sobre cómo celebridades y políticos se las ingenian para entregar discursos atractivos y que parecen espontáneos.

Por Gwendolyn Ledger 1044

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Aunque entretenidas, las grabaciones del programa del Doctor Ozson todo menos espontáneas. Antes de que empiece el show propiamente tal, el público que asiste el estudio del Centro Rockefeller ve la actuación del comediante residente, Richie Byrne, quien los hace reír – y relaja – por 20 minutos, para luego pasar a una curiosa interacción: las cámaras se acercan a la audiencia mientras él les dice: “ahora rían, ahora asómbrense, ahora pongan cara de asco...”. Semanas más tarde, cuando el show es emitido, estas reacciones pregrabadas se insertan con la información que el famoso médico dice en momentos clave del programa. Así parece que la reacción del público se da en coordinación con lo que muestra en pantalla el cirujano, pero esto es sólo parte del mito de la espontaneidad de hablar en público. “La cultura estadounidense da vital importancia a la capacidad de hablar bien en público. Es común que los orientadores y consejeros de carrera aseguren que es una vía para alcanzar el éxito en cualquier profesión: los oradores aventajados pueden alcanzar posiciones de poder y riqueza”, afirma Jesse Scinto, profesor del programa de comunicación estratégica de la universidad de Columbia. Pero lo que parece espontáneo usualmente está planificado, ensayado y editado. Lectores de noticias y políticos leen desde teleprompters y los productores editan las entrevistas para eliminar palabras o expresiones de relleno y largas pausas que afecten la fluidez del discurso. La importancia del ensayo Piense en los “eh” y “pues” por un momento. Los entrenadores de oratoria (speech coaches) instan a sus clientes a eliminar las interjecciones: si ve al presidente

Obama dirigirse al país con un discurso planificado, no escuchará una sola interjección, gracias al teleprompter. Pero si lo escucha en una entrevista o conferencia de prensa notará muchas. Esto no quiere decir que no hay que buscar inspiración en las personalidades de televisión. Al contrario, hay mucho que aprender de los profesionales de los medios de comunicación, especialmente en términos de ensayo. Los oradores que comienzan a veces evitan los ensayos porque piensan que les va a restar espontaneidad. De la misma manera, ejecutivos y políticos evitan ensayar en frente de su equipo porque no quieren verse ridículos. Sin embargo, expertos en hablar en público generalmente aconsejan practicar más, y no menos, si desean sonar espontáneos. Es la preparación lo que permite ser espontáneo. De acuerdo a Nick Morgan, consultor en oratoria y autor del libro Da tu discurso y cambia al mundo, “lo que ocurre cuando no practicas es que muestras una actitud corporal que está en sintonía con tu ánimo. Si ese ánimo es nerviosismo, eso es lo que vas a transmitir a la audiencia. Nuestro lenguaje corporal nos delata". El consultor agrega que: “Revela que lo estamos haciendo por primera vez”. Jane Praeger, profesora del programa de comunicaciones estratégicas de la Universidad de Columbia, añade que “para poder sonar espontáneo, tienes que estar preparado”. Y lo asemeja a la forma en que los actores ensayan sus libretos para un desempeño más natural. “Es la preparación la que te permite ser espontáneo”, explica Praeger. Esa es la paradoja.

Cuando hablar es vender También un ejecutivo debe dominar este arte como parte de su experticia en liderar la gestión de una empresa. Liz Wiseman es una exitosa consultora y oradora profesional. Pero previo a ello, fue por 17 años vicepresidente de la Universidad Oracle y líder global de desarrollo de Recursos Humanos. Con esa experiencia determinó los tres aspectos clave de un buen orador corporativo. Primero, el valor reside en animar las cosas. “Cuando estaba en la Universidad y tenía como misión convocar a diversos invitados para dar charlas o discursos motivacionales en los programas ejecutivos, buscaba a personas que fueran provocadoras. Descubrí que el mayor valor de los oradores no residía en el contenido mismo de su presentación, sino que estaba dado por la forma en que captaban la atención de la audiencia. Básicamente, su presencia y su deseo de desafiar la lógica dominante de la organización daba 'permiso' para pensar diferente”, explica Wiseman. En segundo lugar el ejecutivo-orador debe entender las necesidades del cliente. “Los oradores a veces se olvidan del riesgo que están tomando los inversionistas o clientes respecto de una compañía. Si se equivocan, ya sea por ser inexactos o por ser irrespetuosos podrían dañar seriamente la credibilidad de la firma y de sus ejecutivos. Al revés, si el orador puede equilibrar el reforzamiento de las ideas clave que los ejecutivos quieren hacer llegar junto con provocar nuevas líneas de pensamiento, la compañía habrá alcanzado su objetivo y probado su valor”, precisa.

El foco debe estar en el resultado, no en las tarifas. Wiseman jamás llevó a sus programas a oradores que se ofrecieran a ir. Al revés, siempre optaba por alguno que les permitiera resolver un problema puntual. Y los oradores expertos suelen tener altos honorarios. A pesar de las quejas del gerente de Finanzas, Wiseman los convencía al explicar el valor que aportarían. "Los mejores oradores no solamente hablan, cobran y se van”, complementa la ejecutiva, "también permiten resolver un tema específico – y urgente – de la empresa”. Es la razón de por qué, en su trabajo, Wiseman se enfoca en enseñar y entregar a las opersonas herramientas para resolver los problemas subyacentes que atacan la empresa. Recuperando la expresividad natural En nuestra conversación diaria alteramos expresiones faciales, gestos con las manos, entonación y ritmo. Todo para hacer valer nuestros puntos de vista. Estas variaciones nos hacen interesantes y humanos. Pero el pánico escénico nos vuelve inexpresivos, creando una distancia entre el orador y la audiencia. Nuestra voz se vuelve monótona y nuestra postura rígida. Con la adecuada práctica, sin embargo, los oradores pueden recuperar su expresividad natural y acortar esa brecha. Los actores lo saben y por eso ensayan aspectos técnicos por semanas, de modo de parecer espontáneos. “Idealmente los ensayos liberan tu mente para ser tan improvisacional en el momento como sea posible,” indica James Vincent Meredith, un actor de reparto del teatro Steppenwolf de Chicago. “Los actores exitosos son capaces de vaciar sus mentes de todo excepto el momento inmediato y aún tener la memoria para recordar los textos”.

Para oradores y conferencistas, es el contenido y lenguaje corporal lo que debe estar “memorizado”. Conectarse con una audiencia significa sentirse lo suficientemente cómodo como para ser expresivo.“Solo obtienes esa fuerza – la habilidad de salirte del camino – cuando lo conoces bien”, añade Meredith. De acuerdo a Robert Lehrman, quien fuera autor de discursos para Al Gore y del libro El Compañero del Escritor de Discursos Políticos, “si quieres sonar espontáneo, necesitas prepararte mucho. Puede que suene contradictorio: ¿prepararse intensamente para que parezca que no te has preparado?, pero funciona” recalca. La mayoría de los expertos aconseja una especie de “internalización” del contenido más que memorizar todo el discurso. Jane Praeger le pide a sus estudiantes que practiquen memorizando solo la apertura y el cierre de un discurso y que escriban las ideas con mayor fuerza en tarjetas. “Ensayen en su cabeza mientras se duchan o van caminando. Piensen en ello como una conversación planificada, porque saben hacia dónde va, pero permiten algo de disgresión mientras avanzan. Preparen el 80%, pero permitan un 20% de espontaneidad”, dice Morgan. De la misma forma, Lehrman aconseja “no escriban todo el texto, porque eso termina tentando a memorizarlo todo y a emplear un lenguaje que es muy literario”. El profesional sugiere empezar con lineamientos detallados y luego “cambiar a no más de unas pocas líneas, para que puedan ser a la vez coloquiales y formales”. Aquellos que hablan continuamente sobre el mismo tópico pueden crear un discurso a la medida de audiencias específicas.

Con la práctica adecuada, los oradores pueden reducir las interjecciones, mejorar el contacto visual y la variedad tonal, y estar presentes en el momento. “Pueden hacer todas las cosas que Obama hace con el teleprompter con el discurso en el que están trabajando”, dice Lehrman. Esa es la clave del carisma. De regreso en el estudio 6A de Rockefeler, el Doctor Oz aparece tranquilo y confiado mientras saluda al público. Bien peinado, lee sus líneas del teleprompter con ensayada compostura, haciendo un alto solo para la segunda toma. El mito de la espontaneidad está en plena acción.