Long Term Capital Management

Ríos Rivas Iván Long Term Capital Management (LTCM) El LTCM fue uno de los fondos más importantes, teniendo sede en Gre

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Ríos Rivas Iván

Long Term Capital Management (LTCM) El LTCM fue uno de los fondos más importantes, teniendo sede en Greenwich, Connecticut, Estados Unidos; sus ganancias habían sido cuantiosas y sus inversiones estaban en contratos de derivados que excedían los mil millones de dólares: 697 millones en swaps y 471 millones en contratos de futuros. Sus operaciones se basaron en un elevado grado de apalancamiento, esto es, de endeudamiento. Fue en el año 1994 cuando John Merriwether, vicepresidente de Solomon Brothers, decidió crear el fondo de inversión definitivo. Para ello, se rodeó de algunos de los economistas más reputados del momento, como Myron Scholes y Robert C. Merton (futuros ganadores del Nobel de Economía en 1997), Greg Hawkins, Larry Hilibrand o Eric Rosenfeld. Entre todos ellos desarrollaron y perfeccionaron la teoría del convergence trade, según la cual los bonos a largo plazo emitidos con una diferencia de tiempo no demasiado grande tienden a valer lo mismo en el mercado con el paso del tiempo. El LTCM buscaba bonos que estuvieran muy correlacionados entre sí, de tal manera que cuando uno se desplazaba, los gestores rápidamente tomaban posiciones alcistas en uno y bajistas en otro, apostando porque, a la larga, se acercarían de nuevo. El 24 de febrero de 1994, el fondo echaba a andar con un capital inicial de 1.011 millones de dólares, aportados por 80 inversores VIP, ya que el capital mínimo para poder entrar era de 10 millones de dólares. Muchas entidades financieras aportaron grandes sumas de dinero, porque pretendían luego vender su parte dentro del fondo a sus clientes más importantes. El LTCM utilizaba la máxima agresividad para especular con todo tipo de bonos y renta fija, mediante un estilo long-short que tuvo unos efectos iniciales imparables: en sus dos primeros años de vida, el hedge fund alcanzó rentabilidades anuales cercanas al 40%. Los inversores comenzaron a perder el miedo por el excesivo apalancamiento que utilizaban los gestores del fondo, y lo cierto es que los resultados no hacían sino darles la razón. Hasta 1996, el LTCM invirtió en contratos de derivados más de 1.000 millones de dólares, repartiéndose casi 700 millones en swaps y alrededor de 400 millones en contratos de futuros. Los primeros síntomas de agotamiento llegaron en 1997, aunque más

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por culpa del estancamiento de los mercados que por una mala dirección del fondo, que “sólo” se revalorizó un 27%. Los gestores notaron que ya no había suficientes oportunidades de inversión tras el pequeño frenazo que supuso la crisis asiática de hacía unos meses, y devolvieron a los inversores 2.700 millones de dólares de los 7.000 millones que acumulaba el hedge fund por aquel entonces. En mayo de 1998, aumentaron espectacularmente los spreads de crédito a causa de los problemas surgidos con la deuda hipotecaria. El LTCM perdió en escasos días un 16% dando muestras de un preocupante debilitamiento ante los vaivenes del mercado, que se confirmaría en agosto con la crisis económica que sacudió Rusia. A causa del excesivo abaratamiento del petróleo, las autoridades del Kremlin decidieron devaluar el rublo y declarar una suspensión de pagos. La alarma saltó entre todos los inversores del mundo, que decidieron olvidarse de la renta variable y apostar por la renta fija, algo que a priori beneficiaba al LTCM. Sin embargo, los ahorradores miraron a lo seguro y depositaron sus capitales en los bonos de Estados Unidos, favoreciendo la apreciación de estos. La estrategia long short que utilizaban los gestores del fondo, y que apostaba por la convergencia entre los bonos norteamericanos y los de otros países falló, etc. Y no sólo eso, sino que sucedió radicalmente lo contrario, extremándose las diferencias. En un solo día, el LTCM perdió más de 550 millones de dólares. Aún así, el hedge fund intentó salir a flote por cuenta propia, y decidió pedir al mercado 1.500 millones de dólares para aguantar sus posiciones, con la creencia firme todavía, por parte de sus gestores, de llevar la razón en sus tesis. Pero para lograr atraer capital, tuvieron que publicar su valor liquidativo, y dar a conocer de esta manera sus enormes pérdidas a la opinión pública. Una vez más, el efecto fue el contrario al que buscaban, y muchos de los partícipes retiraron alarmados la cuantía de sus aportaciones. Ante la deuda, otros fondos compraron a precio de saldo lo que quedaba por salvar del LTCM. El aumento de los spreads de crédito, la deuda hipotecaria y la crisis económica en Rusia llevó el temor a los inversores de todo el mundo, y significó el comienzo del fin para el LTCM. La situación llegó a ser tan caótica que en septiembre de 1998, el hedge fund gestionaba 1.000 millones de dólares pero contaba con una deuda de 100.000 millones de dólares. La Reserva Federal decidió intervenir, e inyectó al fondo 3.600 millones entre las aportaciones de 14 bancos a cambio del 90% del mismo. De esta manera, se evitó poner en peligro

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todo el sistema financiero. Tan sólo dos años después, el Long Term Capital Management fue liquidado.

Como conclusión, por muy capitalizado que esté un fondo, por muy seguros que sean los gestores que lo llevan, por muy poca volatilidad que presente, siempre están sujetos a los cambios del mercado. Lo mejor es no invertir en bolsa o en los mercados financieros si no puedes mantener durante mucho tiempo tu apuesta.