Libros Históricos Del Antiguo Testamento

Libros históricos del Antiguo Testamento Objetivos de la materia: a) Tener una visión clara de las distintas etapas de l

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Libros históricos del Antiguo Testamento Objetivos de la materia: a) Tener una visión clara de las distintas etapas de la Historia de la Salvación, desde la entrada a la tierra prometida, hasta la rebelión macabea. b) Saber ubicar en cada etapa, a los personajes y acontecimientos fundamentales que configuran las distintas épocas históricas. c) Comprender el mensaje salvífico que Dios ofrece en cada época de la historia. d) Conocer la teología que interpreta la historia narrada por los diversos autores o tradiciones, y ver la incidencia posterior para la fe de Israel y para la fe cristiana. Programa: Introducción Primera parte: Historia deuteronomista 1.1. Historia deuteronomista 1.2. Los libros de Josué y Jueces 1.3. Los libros de Samuel 1.4. Los libros de los Reyes Segunda parte: Historia cronista 2.1. Historia cronista 2.2. Los libros de las Crónicas 2.3. Los libros de Esdras y Nehemías Tercera parte: Historia helenista 3.1. Los libros de los Macabeos Cuarta parte: Narraciones bíblicas 4.1. El libro de Rut 4.2. El libro de Tobías 4.3. El libro de Judit 4.4. El libro de Ester

Introducción La revelación bíblica es esencialmente histórica, la historia constituye su núcleo, ya que lo que la Biblia cuenta es la Historia de la Salvación. Dios se da a conocer por medio de la palabra que comunica a los profetas, pero se revela sobre todo a través de sus intervenciones a favor de su pueblo. El credo israelita, en este sentido no es un catálogo de dogmas doctrinales abstractos, sino una secuencia de intervenciones salvíficas de Dios en la historia. El designio salvador de Dios se realiza progresivamente en la historia del acontecer humano. YWHW no es un Dios cósmico y metafísico, al que se llega por vía de especulación, sino que se hace presente y salva al hombre desde dentro, desde lo que el hombre es, y esto implica la historia, ya que el hombre es un ser histórico. La historia bíblica no es crónica o narración aséptica y neutral de los hechos; como toda narrativa histórica, es ya historia interpretada a la luz de la fe de Israel. Estamos ante palabras y hechos que son a la vez divinos y humanos, en donde resalta la iniciativa e intervención divina. Estamos ante una historia sagrada. Esta historia posee seis características: 

Confesional: La historia bíblica está escrita desde la fe en Dios, que se dio a conocer al pueblo con el nombre de YWHW. Contemplar los hechos desde esta perspectiva de fe, es constatar en ellos la intervención divina (una intervención de salvación, liberación o castigo). Todo viene de Dios y todo camina hacia Dios.



Kerigmática: La historia bíblica quiere ser proclamación y anuncio de esa misma fe. El credo bíblico está integrado por dogmas históricos. Los artículos de la fe israelita no son verdades abstractas, sino intervenciones concretas y acciones salvíficas de Dios en favor de su pueblo, por medio de las cuales se autorrevela.



Interpelante: La historia que presenta la Biblia es una Buena Nueva de salvación que pide y espera respuesta y asentimiento del oyente o lector.



Profética: Los libros históricos son lectura profética de la historia, por ello reciben el nombre en la Biblia hebrea de “Profetas anteriores”. Los profetas son teólogos de la historia, capaces de leer los signos de los tiempos y de descubrir en la historia de los diversos acontecimientos el designio salvífico de Dios. Esto es así porque, repitámoslo, Dios se autorrevela, se da a conocer a través de sus intervenciones en la historia, y los profetas son quienes comunican tal revelación.



Escatológica: La concepción del tiempo del pueblo de Israel es lineal, no circular, por ello, la historia tiene en su punto de arranque un encuentro inicial con Dios y camina hacia el encuentro pleno y definitivo a través de los tiempos mesiánicos y escatológicos. Hay dos paradigmas que se repiten constantemente: el del “éxodo” y el de “promesa-cumplimiento”. El primer paradigma da cuenta de que el pueblo

siempre está en camino hacia la Tierra prometida; y el segundo que las promesas hechas por Dios van cumpliéndose. 

Salvífica: La finalidad de la acción de Dios en la historia no es otra que la salvación. Los libros históricos no son sólo historia de la revelación, sino que también son historia de salvación. Son la historia de las grandes y pequeñas intervenciones salvíficas de Dios en favor de su pueblo. Las cuales no son definitivas sino que apuntan y anuncian otras nuevas (cuya plenitud y culmen es la promesa mesiánica que prefiguran y anuncian).

Primera parte: Historia deuteronomista 1.1. Historia deuteronomista La historia deuteronomista (Dtr) está integrada por los siguientes libros: Josué, Jueces, Samuel y Reyes, estos libros son clasificados como “históricos” en la Biblia cristiana, pero en la Biblia hebrea son catalogados entre los escritos proféticos, componiendo un grupo de cuatro rollos denominado como “profetas anteriores”, distinguiéndolos así de los “Profetas posteriores” (Isaías, Jeremías, Ezequiel y los Doce menores). Esta clasificación no es cronológica. La inclusión entre los escritos proféticos es en razón de que la tradición judía atribuye la composición de Jos-Re a los profetas. Rechazada la hipótesis de que los libros históricos fueron escritos por los profetas, hay dos hipótesis nuevas: la documentaria y la hipótesis de la historia deuteronomista (Dtr). La primera hipótesis establece que el libro de Josué debe incluirse en el Pentateuco, por lo que debiera ser Hexateuco; una de las razones principales para esta inclusión es el tema del libro de Jos (la conquista de la tierra prometida).Otros autores optan también por la inclusión de los libros de los Jueces, otros indican que deben incluirse los de Samuel y hay quienes, finalmente abogan por la inclusión de los libros de los Reyes. Lo que interesa en este punto es que, los libros históricos habrían sido redactados con material recompilado de algunas de las tradiciones que dieron forma al Pentateuco. Hasta 1942, Martin Noth, presenta la hipótesis de la historia deuteronomista, mediante la cual estipula que estos libros son de autoría deuteronomista, y junto con el libro del Deuteronomio, deben considerarse como una obra unitaria, escrita por un solo autor, con la cual, dicho autor abarca setecientos años de historia, desde la entrada en la tierra prometida (1230 a.C.) hasta el Destierro a Babilonia (587 a.C.). En realidad, estos libros, junto con el Dt, fueron redactados probablemente por varios autores que se sirvieron de materiales preexistentes. Estos materiales probablemente fueron: 

Una versión primitiva del Dt, que abarcaba probablemente de los cc. 5-28 o bien, de los cc. 12-26 (el código deuteronómico de la ley).



Tradiciones de carácter etiológico que fueron consignadas en la primera parte del libro de Jos (1-12), provenientes de la tribu de Benjamín, ya que mencionan con cierta primacía dicha tribu y resaltan el santuario de Guilgal. En la segunda parte hay listas geográficas (probablemente preexistentes al libro, que luego fueron incluidas) que abarcan del 13-21.



El libro de los Jueces está construido en base a las historias-leyendas de los jueces mayores y los datos biográficos de los jueces menores.



Los libros de Samuel están construidos con las historias preexistentes de Samuel, Saúl y David.



Los libros de los Reyes citan algunas de sus fuentes: “Historia de Salomón” (1Re 11, 41), “Anales de los Reyes de Judá” (citado quince veces), “Anales de los Reyes de Israel” (citado diecisiete veces). Además hay algún material profético: aparecen los ciclos de Elías, Eliseo e Isaías.

Los autores deuteronomistas no sólo recompilaron el material y lo ensamblaron, sino que han trabajado el material en vistas a un plan histórico y teológico, en base a ciertos criterios que la misma redacción de los libros nos presentan. Estos criterios son: 

Armazón cronológico: Jos-Re presentan fechas y datos cronológicos, presentan así unidad redaccional. Resalta la fecha de construcción del Templo de Salomón después de la salida de Egipto según 1Re 6, 1.



Presencia de profetas en los momentos clave: por ejemplo: Samuel y Natán en los comienzos de la monarquía (1Sm 9-10; 16; 2Sm 7), Gad durante la construcción del templo (2Sm 24), Ajías de Silo durante el Cisma (1Re 11-12), Elías y Eliseo durante la crisis religiosa provocada por Ajab y Jezabel en el Sur (1Re 17-19; 2Re 2-13), Isaías durante la invasión asiria (2Re 18-20), la profetisa Juldá durante el descubrimiento del libro de la Ley y la reforma de Josías (2Re 22-23).



Personajes clave: que protagonizaron instituciones y etapas históricas clave, así: Moisés y la Ley, Josué y la conquista, David y la monarquía, Salomón y el templo, etc.



Promesa-cumplimiento: presentan los acontecimientos de la historia como si fueran el cumplimiento de vaticinios y predicciones hechas en el pasado. Así por ejemplo la conquista de la tierra prometida es el cumplimiento de YWHW de dar a su pueblo una tierra en herencia, el ascenso de David al trono es cumplimiento de lo ya anunciado en 1Sm, 16-2Sm, 7; la construcción del templo es cumplimiento de la profecía hecha por Natán, etc.



Discursos y reflexiones: aparecen en boca de los personajes de los libros, estos discursos provienen de las reflexiones del autor o los autores de los libros y con ellos muestran su reflexión histórico-teológica. Así: Dt 1-4 es el preámbulo a toda la historia deuteronomista; Jos 1 marca la transición de Moisés y Josué; Jos 23 marca el final de la conquista; Jue 2, 6-3, 6 marca el inicio del período de los Jueces; 1Sm 12 marca la transición del período de los Jueces a la monarquía; 2Sm 7, la profecía de Natán, marca la perennidad de la dinastía davídica (con la cual simpatiza el deuteronomista) y es la profecía fundante para el mesianismo.

El origen de la historia deuteronomista es la crisis religiosa del pueblo de Israel y Judá ocasionada por la caída y destierro del reino del norte por Asiria en el 722 y la caída y destierro del reino del sur por Babilonia en el 587. Ante el cuestionamiento a Dios por parte del pueblo por la situación adversa que vive (pareciera que Dios ha abandonado a su pueblo y no ha mantenido su fidelidad y ha incumplido sus promesas), el deuteronomista ofrece una respuesta en base a un análisis de la historia de Israel. Con su análisis de la historia, el deuteronomista sale en defensa de Dios y echa en cara las infidelidades al pueblo, las cuales son las causas (y no Dios) de la situación actual. Para ello, el deuteronomista comienza por analizar la entrada en la tierra de Canaán para ver en qué condiciones fue recibida dicha tierra, y descubre que Dios ha otorgado la tierra bajo la condición de que Israel cumpla con la Alianza; si el pueblo se mantiene fiel a la Alianza, permanecerá en la tierra y recibirá el favor y la bendición de Dios, pero si es infiel, será expulsado de la tierra y caerá sobre todo el pueblo la maldición descrita en Dt 29, 2127; 30, 15-20. Con su examen de la historia, el deuteronomista le descubrirá al pueblo sus infidelidades hechas a la Alianza y que le han llevado hasta su situación actual. Desde la entrada en Canaán, hasta el Destierro, la historia de Israel es una secuencia de infidelidades y transgresiones a la Alianza. En realidad, la historia deuteronomista, más que un reproche de las infidelidades del pueblo, es una exaltación de la fidelidad, justicia y misericordia de Dios y un llamado a la conversión al pueblo. Junto con las llamadas constantes a la conversión, la historia Dtr., se presenta como un llamamiento a la esperanza, el deuteronomista invita a confiar en Dios y en su fidelidad para ver con esperanza el porvenir. La promesa davídico-mesiánica de 2Sm 7, es un claro ejemplo de este llamado a la esperanza. 1.2. Los libros de Josué y Jueces 1.2.1. El libro de Josué Dtr comienza con el análisis de la historia, después de que en el libro del Dt asentó las bases constitucionales del pueblo elegido y ha señalado los principios teológicos que han de informar su vida en la tierra. El análisis de la historia comienza con la entrada y conquista de la tierra prometida, de ello hablará el libro de Josué que abre con un discurso Dtr (Jos 1) y cierra con otro discurso (Jos 23) con estos dos discursos sobre todo, se pone de manifiesto la teología del Dtr: si se permanece fiel a la Alianza, el pueblo vivirá, si no, caerá sobre él la maldición. Así, en el libro de Jos, cuando el pueblo es fiel a la Alianza se avanza en la conquista de la tierra, si es infiel, sufre derrota. Pero como en vida de Jos el pueblo fue en general fiel a la Alianza, la conquista es favorecida por Dios, el pueblo recibe dones y bendiciones de parte de Dios, y recibe sobre todo el don de la tierra.

El tema central del libro es la tierra prometida, la cual es el verdadero protagonista de la historia, se reconoce que ella es un don de Dios y con ella Dios cumple su promesa hecha a los patriarcas.

1.2.1.1. Estructura y formación del libro El libro está conformado por dos partes y tres conclusiones. La primera parte abarca del cap. 1 al 12 y narra la entrada y conquista de la tierra; la segunda parte abarca del cap. 13 al 21 y narra el reparto de la tierra entre las tribus. Del cap. 22 al 24 aparecen las conclusiones del libro. Respecto a las fuentes, en el mismo libro de Jos se cita un tal “Libro del Justo” (Jos 10, 13), pero es una referencia vaga y escueta. El estrato inicial del libro lo conforma el relato de la conquista y probablemente el relato del reparto de la tierra. A su vez, en el relato de la conquista tenemos dos bloques: el ciclo de Guilgal (cc. 2-9) y las batallas de Gabaón y Jasor (cc. 10-11). Las tradiciones del primer bloque son de origen benjaminita, las del segundo bloque son en realidad dos relatos bélicos que cuentan las batallas y victorias israelitas contra los pueblos cananeos del norte y sur. En resumen, todos estos relatos y tradiciones fueron recompilados y puestos por escrito a lo largo del período monárquico. 1.2.1.2. Teología del libro En este libro se encuentran una serie de temas teológicos importantes que se pueden enumerar de la siguiente manera: 

Fidelidad a Dios: Dios siempre cumple sus promesas y permanece fiel a la palabra dada, incluso los paganos como Rajab reconocen la fidelidad de Dios (Jos 2, 9-13; 9, 9-10).



La tierra: Es el tema central del libro, y entra en la narración más como dimensión teológica que como espacio geográfico. La tierra es el don gratuito de Dios, pero como todo don requiere del trabajo del hombre, por ello la conquista de la tierra va unida a su carácter de don, Dios la otorga e invita al hombre a tomar posesión de ella, la cual no deja de ser don y gracia de Dios.



El descanso: Aunado al don de la tierra, viene el del descanso, que es el espacio vital en el que el pueblo puede realizarse como pueblo, la tierra es buena porque es un don de Dios, porque es el cumplimiento de sus promesas y signo de su fidelidad, es buena porque en ella el pueblo es libre y ha encontrado reposo y bienestar para desarrollarse (Jos 1, 13; 22, 4).



La unidad: La conquista de la tierra unifica al pueblo bajo Josué, las aspiraciones de unidad de Israel son plasmadas en Jos por el Dtr.



Guerra santa: En Jos, el pueblo nunca pelea solo, Dios pelea junto con ellos, los israelitas van a la guerra seguros de que Dios ha puesto a sus enemigos en sus manos, por ello resalta la fe y la confianza en Dios al momento de la pelea, sin importar que el contrincante sea más fuerte y numeroso, es significativo que una vez vencidos los enemigos, todos los botines, incluyendo a los rehenes, fueran ofrecidos a YWHW en holocausto, simbolizando así que la victoria era de YWHW.



La ley: La ley y la liturgia aparecen en todo el libro, señal de que estamos ante la teología del Dtr.



Nueva etapa en la historia: Josué aparece abriendo una nueva etapa en la historia, Dios interviene por medio de Josué para introducir a su pueblo en la tierra prometida, después de la liberación de Egipto.

1.2.2. El libro de los Jueces El Dtr va a narrar a continuación el período de los Jueces, el cual lo data dos generaciones después de la de Josué. Emite un juicio positivo para la generación de Josué y uno negativo para la de los Jueces (dice que esta generación no conocía al Señor) en Jue 2, 10. El período de los Jueces continúa hasta Samuel y sus hijos; después seguirá la etapa de la monarquía (1Sm 12). En esta etapa el pueblo se va degradando y hay tiempos de fidelidad e infidelidad a la Alianza. La vida de Israel es presentada sin tapujos, en sus claro-oscuros. El pueblo peca, viene el castigo, viene la conversión del pueblo y por último la intervención salvífica de Dios que permanece fiel. El pecado en Jue es esencialmente la infidelidad del pueblo a Dios y su Alianza (Jue 2, 11; 3, 7.12; 4, 1; 6, 11; 10, 6; 13, 1), sobre todo en la forma de idolatría (Jue 2, 17; 8, 27. 33). El castigo divino en forma de mal físico y moral es consecuencia de esta infidelidad, que sobre todo se pone de manifiesto por el dominio de los pueblos extranjeros sobre Israel (Jue 2, 14. 20; 3, 8; 10, 7; 21, 23). La conversión es el efecto deseado del castigo, no el exterminio del pueblo, por eso ante el sufrimiento del castigo, vemos en el libro de los Jueces que el pueblo se “vuelve y clama al Señor” (Jue 3, 9.15; 4, 3; 6, 6; 10, 10). La actitud de Dios es siempre de misericordia debido a que él permanece fiel a sus promesas, Dios se compadece y escucha el clamor de su pueblo (Jue 2, 18; 10, 16). La salvación es la respuesta de Dios a la conversión y súplica del pueblo, esta salvación, que es la intervención histórica de Dios en favor de su pueblo es a través de los “caudillos” o Jueces-libertadores que Dios envía para que liberen al pueblo (Jue 2, 16; 3, 9.15). Una vez liberado el pueblo, se mantenía la paz por un periodo de una generación o media,

aprox., sin embargo, el pueblo volvía a la infidelidad y el proceso se desencadenaba otra vez. 1.2.2.1 Estructura y formación del libro El libro presenta las historias de doce Jueces, seis mayores y seis menores, estas historias constituyen el cuerpo entero de la obra (Jue 3, 7-16, 31), al que se le añaden dos introducciones (Jue 1, 1-3, 6) y se cierra con dos apéndices (Jue 17-21). En la primera introducción (Jue 1, 1-2, 5) se cuenta la instalación de las tribus en la tierra prometida, aquí, a diferencia del libro de Josué, se habla no de una conquista relámpago, sino de un asentamiento y conquistas lentas y graduales y se presenta a Israel como un conjunto de tribus dispersas e independientes y no como un pueblo unido bajo un solo caudillo. La segunda introducción (Jue 2, 6-3, 6) se compone de tres piezas; una de tinte histórico (Jue 2, 6-10) y dos de orden doctrinal (2, 11-19 y 2, 20-3, 6). En la primera pieza tenemos un recuento histórico desde la entrada en la tierra hasta la generación actual, de hecho Jue 2, 6-10 es la continuación del libro de Josué, en el versículo 10 se hace un juicio religioso sobre las generaciones de Josué y la de los Jueces, para el Dtr la historia se va degradando. En Jue 2, 11-19 tenemos el esquema teológico de pecado-castigo-conversión y salvación que estará presente en todo el libro y en Jue 2, 20-2, 6 se plantea el problema de la presencia de los cananeos en la tierra y se explica su permanencia debido a: un castigo por los pecados del pueblo. Los Jueces mayores que se presentan son: Otoniel, Ehud, Débora-Barac, Gedeón, Jefté y Sansón. Fueron caudillos que se pusieron al frente del pueblo durante periodos de invasión extranjera fuerte, sobre ellos YWHW envía su espíritu para hacerlos jefes y guías del pueblo (Jue 3, 10; 6, 15; 10, 1), son instrumentos elegidos por Dios para salvar y liberar a su pueblo, pero realmente es Dios quien libera y salva (3, 9; 6, 36-37; 7, 7; 10, 1-13). Las historias de los jueces están compuestas en base a tradiciones provenientes de las tribus, pero en general, aunque varían mucho, el Dtr presenta la familia, la duración del mandato y la muerte-sepultura del juez. Algunas historias, como la de Otoniel, son bastante escuetas, mientras que otras son extensas, como la de Gedeón, en la que se incluye el relato de su vocación. Aparece una mujer entre los jueces: Débora, cuyo cántico sirve de esquema al Magnificat del evangelio de Lc (Jue 5, 1-31). La historia de Sansón es única (Jue 13-16) se anuncia su nacimiento y consagración desde el vientre materno a Dios, se presenta jugándole malas pasadas a los filisteos y ridicudizándolos, es un juez lleno de favores y bendiciones divinas, pero que desperdicia sus dones y sólo al final, logra destruir a los filisteos a costa de su vida. Los Jueces menores son: Sangar, Tolá, Yaír, Ibsán, Elón y Abdón (Jue 3, 31-10, 1-5; 12, 815) estos no fueron caudillos que liberaron al pueblo, el Dtr se limita a dar datos de su origen, familia, tiempo de mandato y sepultura, y se limita a decir que “juzgaron a Israel” lo que quiere decir que administraban justicia y aplicaban las leyes en las tribus. Eran una especie de gobernadores o líderes entre las tribus.

Los dos apéndices (Jue 17-21) fueron añadidos posteriormente, probablemente después del Destierro. El primero narra la migración de la tribu de Dan (Jue 17-18) y la fundación del santuario y el establecimiento de su sacerdocio, valora negativamente estos hechos debido a que el redactor es pro davídico. El segundo apéndice narra la guerra contra la tribu de Benjamín (Jue 19-21). Respecto a la composición del libro de los Jueces, tenemos que el libro pasó por tres momentos: el primero fue un periodo de formación de tradiciones entre las tribus respectos a los caudillos y jueces, tal formación de tradiciones fue durante el periodo pre monárquico y monárquico, estas tradiciones orales fueron recompiladas, unidas y puestas por escrito gracias sobre todo a la unificación de las tribus en un solo pueblo. Un segundo momento corresponde a la redacción del Dtr de estos escritos; son los redactores Dtr los que le dieron la forma definitiva al libro. En un tercer momento los redactores Dtr añaden en el exilio y post exilio algunas tradiciones. Los autores Dtr al recompilar y redactar este material, han compuesto un libro y una etapa histórica de Israel, los materiales con los que construyeron el texto aportan datos históricos valiosos sobre la etapa premonárquica, no obstante, el período de los jueces, tal cual aparece en el libro, no existió. Durante el periodo pre monárquico las tribus se fueron asentando en Canaán y algunas se fueron consolidando, mientras que otras no, poco a poco algunas tribus se van uniendo y federando, pero distan mucho de consolidarse como un solo pueblo, lo cual será un hecho bajo el reinado de David. No obstante entre las tribus está el reconocimiento mutuo en cuanto al origen arameo y en cuanto a la fe en YWHW, de hecho será la fe el principio unificador más fuerte entre las tribus y la que les da identidad respecto a los demás pueblos. También la defensa frente a enemigos comunes contribuyó en este periodo al trabajo en conjunto de varias tribus; los jueces fueron caudillos que se pusieron al frente en estos momentos difíciles para desaparecer después. 1.2.2.2. Teología del libro En las historias de los Jueces, se expone la teología del Dtr, a pesar de que algunos de los datos de las tradiciones de los jueces, pueden ser contradictorios a dicha teología como: la presencia de varios santuarios (Jue 6, 24-32) pese a que el Dtr reconoce un solo lugar de culto en Jerusalén (Dt 12); en Jue 17-18 se habla de sacerdotes, santuarios y objetos de culto contrarios a la legislación del Dt 12; 18; Se habla de sacrificios humanos (como posibilidad) en Jue 11, siendo que Dt 12, 30-32 condena esta práctica. En Jue aparece la teología de la Alianza, según la cual, cuando Israel es fiel, Dios le envía libertadores y bendice con la paz. Cuando Israel abandona al Señor para seguir a los ídolos, las maldiciones de la alianza caen sobre el pueblo. Con todo, hay algunos énfasis teológicos que conviene resaltar como: La doctrina de la gracia: pues a lo largo de todo el libro se pone de manifiesto que Dios elige lo pequeño y débil para llevar a cabo su plan de salvación. Dios elige y da la gracia

para que quien es elegido pueda llevar a cabo la obra, así mismo, el don es dado como tarea que ha de ser desarrollado por quien lo recibe. El espíritu del Señor, fuerza de salvación: por primera vez aparece en el AT el espíritu de YWHW como fuerza de salvación, que es dado por Dios a los Jueces, para capacitarlos y constituirlos así en libertadores del pueblo (Jue 6, 14; 3, 10; 11, 29; 13, 25-14, 16. 19; 15, 14).

1.3. Los libros de Samuel En la Biblia hebrea antigua, los libros de Samuel eran uno solo, con la traducción de los LXX el libro fue dividido en dos para su fácil manejo, además, la versión de los LXX unió estos libros al de los Reyes (que también separó en dos libros), y así, al conjunto de estos cuatro libros los llamó “libros de los Reinos”. (Los de Samuel corresponden a los libros I y II y los de los Reyes a los libros III y IV). La versión latina heredó esta división, pero los denominó “libros de los Reyes”. No obstante, la división actual es la mejor, debido a que 12 de Sm constituyen una unidad literaria, histórica y teológica; además estos libros girarán en torno a tres personajes importantes en la transición del periodo de los Jueces al de la monarquía: Samuel, Saúl y David. En los dos libros de Samuel, aparece la mano del Dtr en las frases, la cronología histórica y en la teología de la retribución, pero sobre todo, en la idea del deterioro progresivo de la historia. El periodo de transición entre la etapa de los Jueces y la Monarquía, es presentado como una transición que en lugar de mejorar la situación del pueblo respecto a la fe y la fidelidad a la Alianza, la empeora, de hecho la petición de un rey por parte del pueblo es puesta como una infidelidad a Dios (1Sm 7, 1-5). Esto debido a que Dios es en realidad el único rey de Israel, y es él quien gobierna y dispone de instrumentos mediante su espíritu para el gobierno. No obstante, el pueblo ante la amenaza de Najás, en lugar de clamar a Dios, reclama un rey (1Sm 11, 15). 1.3.1. Estructura y formación de los libros Los libros presentan la historia de Samuel (1Sm 1-7), la historia y relación de Samuel con Saúl, primer rey de Israel (1Sm 8-15); luego la historia de Saúl y David (1Sm 16-2Sm 8) en donde aparece: la contraposición entre Saúl y David, y cómo el primero es rechazado por Dios y David es elegido y exaltado para ser rey; el matrimonio de David con Mical, hija de Saúl y la persecución de Saúl; la invasión filistea y la muerte de Saúl; la coronación de David como rey en Hebrón por la tribu de Judá y luego su reconocimiento y proclamación como rey por las demás tribus; la conquista de Jerusalén y el traslado del Arca. Aparece el texto de 2Sm 7 que es pro monárquico, es la profecía de Natán sobre la perennidad del reinado de la descendencia de David; Dios promete un rey-mesías. Luego

viene la narración de la sucesión de David (2Sm 9-20) en donde aparecen conflictos y turbulencia; todos los descendientes de Saúl son descartados y los hijos de David, con excepción de Salomón, que es quien sucede a David como rey. Finalmente en los cc. 21-24 tenemos la inclusión de unos apéndices que consisten en crónicas y anécdotas del reinado de David. Todo el material expuesto anteriormente, así como la presencia en los libros de Sm de salmos, lamentaciones, odas, elegías, oráculos, documentos de archivos, listas de hijos, oficiales y héroes de David, crónicas de guerras y campañas, nos hacen constatar que son bastante diversos y múltiples los materiales con los que están compuestos estos libros. Hay diversas teorías que intentan explicar cómo fue la elaboración de estos libros. Actualmente es más aceptada la teoría de que los libros fueron compuestos de varios fragmentos que constituyeron unidades literarias parciales e independientes, que fueron apareciendo y se fueron integrando progresivamente en escritos más amplios hasta formar los libros de Samuel. 1.3.2. Teología de los libros Con los libros de Samuel se abre una época importantísima para Israel, es la etapa de su consolidación como pueblo bajo el reinado de David, se conquista Jerusalén que se constituye como el centro político y religioso del pueblo, nace la monarquía, el profetismo y el sacerdocio sadoquita. La dinastía davídica es depositaria de las promesas mesiánicas hechas a todo el pueblo. Samuel es presentado como un juez, no tanto militar a la manera de los jueces mayores (pese a que en 7, 15-17 se intenta presentar como tal a Samuel), sino como mediador religioso ante Dios, es el último de los jueces y es quien unge a Saúl y David. Por ello también es presentado como el primero de los profetas, el profetismo estará unido a la monarquía desde un inicio y ello será así porque los profetas les recordarán constantemente a los reyes que todo está presidido por la palabra y el poder de Dios. Como profeta, Samuel habla en nombre de Dios, es signo de la presencia activa de Dios en medio del pueblo. Hay un paralelismo sugerido entre Samuel y Juan el Bautista. Finalmente Samuel es presentado como sacerdote, ejerce funciones sacerdotales (1Sm 7; 13; 15). Saúl comienza la monarquía, es juez-rey, sobre él viene el espíritu, es elegido y es reconocido por el pueblo, luego de su declive viene David del sur (Judá), con él no sólo se unificó el pueblo, sino que se consolidó la conquista de la tierra, además David expandió el reino y lo convirtió en un pequeño imperio (2Sm 8). David es presentado como el rey ideal y el prototipo del rey-mesías, pese a que también pecó y no obstante se arrepintió y enmendó. Saúl, en cambio es el rey reprobado, hay dos versiones de su reprobación en 1Sm 13, 7b-15 y 1Sm 15. Aunque otros reyes hicieron cosas más terribles que Saúl, el Dtr presenta la reprobación de Saúl desde cuestiones teológicas: su dinastía fue abolida y en su lugar estará la dinastía de David, la cual es la depositaria de las promesas de Dios en 2Sm 7. Saúl es reprobado por sus pecados y los de su familia, ya

que muere prematuramente siendo derrotado por los filisteos, y sus descendientes se enredan en intrigas familiares que acabaron con la dinastía, ambos hechos son interpretados como castigos por pecados desde la teología de la retribución. Otra razón existe: exonerar a David de su usurpación del trono. Respecto a la monarquía en Israel, ésta contemplaba al rey como hijo de Dios, como un consagrado mediante una unción sagrada, a diferencia de los otros pueblos que divinizaban a la persona del rey. La dinastía davídica es depositaria de las promesas y la Alianza por una libre y gratuita elección de Dios. En los libros de Samuel y de los Reyes aparecen dos actitudes respecto a la monarquía, una es positiva y la otra negativa. En sí misma la monarquía no es negativa, pero sí lo son las infidelidades y pecados contra Dios de parte del rey y del pueblo. La actitud pro monárquica probablemente es de la redacción Dtr anterior al exilio (durante el reinado de Josías con bastante probabilidad), mientras que la actitud crítica hacia la monarquía es de la redacción Dtr exílica y postexílica. 1.4. Los libros de los Reyes Los dos libros de los Reyes presentan de una manera más marcada la teología Dtr., con cada una de las historias de los reyes que aparecen, los autores o autor Dtr ha vertido en un esquema literario todo su pensamiento teológico de la historia. Este esquema consta de: una introducción, un juicio de valor y una conclusión. En la introducción se presenta al rey, cuándo subió al trono, en dónde, los años que tenía al subir al trono, la duración de su gobierno y algunos datos personales (1Re 14, 21-22). Se juzga todo su reinado de manera negativa si realizó lo malo a los ojos de YWHW, o bien se juzga si hizo lo recto, pese a que no se suprimió del todo la idolatría (1Re 15, 11-14), o bien, se juzga de manera positiva si hizo lo recto a los ojos de Dios tal cual como David (2Re 18, 3; 22, 2). David es puesto como modelo para todos los reyes. El juicio negativo se repite unas treinta y cuatro veces y se aplica sobre todo a los reyes del Norte debido a la separación con la Casa de David y el cisma con Jerusalén que realizó Jeroboam y los cultos paganos que se introdujeron gracias a Ajab y Jezabel. El “juicio intermedio” se aplica a seis reyes del sur (Asa, Josafat, Joás, Amasías, Azarías y Jotán) debido a que no hicieron desaparecer los santuarios cismáticos y los santuarios paganos del todo. El juicio positivo sólo se aplica a dos reyes: Ezequiel y Josías. La conclusión muestra la muerte del rey, dónde fue sepultado y quién fue el sucesor, además presenta una referencia a documentos que sirvieron de base para la composición de los libros de los reyes, estos documentos son los “Anales” tanto de los reyes de Judá como de Israel, así como los “Hechos de Salomón” (1Re 11, 41). La conclusión del Dtr respecto a los reyes es negativa. Los diecinueve reyes del Norte son condenados y de los veinte reyes del sur, sólo dos recibe un juicio completamente favorable. Los dos grandes criterios de juicio que ha tomado el Dtr son: el dogma de la unicidad de Dios y la ley de un solo y único santuario de culto.

1.4.1 Estructura y formación de los libros Los dos libros de los Reyes abarcan la historia de los reyes de Israel y Judá, desde la muerte de David (970 a.C.) hasta el destierro de Babilonia (587 a.C.). Se dividen en: la historia de Salomón (1Re 1-11); la historia sincrónica de los reinos divididos desde la muerte de Salomón hasta la caída de Samaría (1Re 12-2Re 17); la historia del reino de Judá, desde la caída de Samaría hasta el destierro a Babilonia (2Re 18-25). La historia de Salomón abre con la elección de Salomón para suceder en el trono a David, para luego narrar los rasgos de su reinado: se realza el don de la sabiduría que Dios le ha dado, la construcciones que llevó a cabo, sobre todo la construcción del templo, el comercio y dominio que ejerció, y finalmente, la decadencia de su reinado. El Dtr le dedica bastante del libro al reinado de Salomón debido probablemente a que se resalta el templo de Jerusalén, se contempla que en Salomón Dios cumple sus promesas hechas a David. A la muerte de Salomón los reinos se vuelven a dividir, el autor por ello, relata las historias de los reyes tanto del norte como del sur, así como las luchas internas de cada reino, sus guerras entre sí y con otros pueblos circunvecinos. Aquí aparecen los ciclos de Elías y Eliseo. La división se interpreta como un castigo de Dios debido a los pecados de Salomón, pero en realidad había ya conflictos entre las tribus del norte y del sur, de índole teológico y político: por ejemplo, las tribus del norte seguían una tradición de corte mosaica, mientras que las tribus del sur seguían as tradiciones davídicas; había sobrecarga de impuestos en las tribus del norte, etc. Jeroboam es quien se subleva y crea el cisma, eleva los santuarios de Dan y Betel como santuarios oficiales del culto a Dios. Luego entra en escena Elías (1Re 17-2Re 1) quien tendrá una actividad bastante intensa sobre todo durante el reinado de Ajab, ya que gracias a Jezabel, la fe en el norte sufrirá una dura prueba por la introducción del culto a los Baales, Elías se presenta como el defensor del yahvismo. Luego de su rapto, sigue el ciclo de Eliseo (2Re 2-13) quien, al igual que Elías, su maestro, se dedica en el ministerio profético a la predicación y la actividad taumatúrgica. Su papel en la política fue relevante: entronizó a Jehú y su dinastía, apoyó en la lucha contra los moabitas y los arameos, animó la resistencia en Israel ante las catástrofes militares. Pero el centro de su actividad profética fue, al igual que Elías, la defensa de la fe yahvista contra el culto a los Baales. Después de su muerte, aparecen Amós y Oseas en el norte; y en el sur Isaías y Miqueas. Después de la caída de Samaría en el 722 por Asiria, el libro de los Reyes se enfoca en la historia del reino del sur hasta su caída en el 587. Se describe la situación del reino como negativa debido a los reyes, sobre todo al trio Manasés-Amón-Joaquín, denominados “reyes impíos”. No obstante, se resaltan los reinados de Ezequías y Josías. Sobre el primero se describe la reforma religiosa que llevó a cabo, su fidelidad a la ley y su piedad para con Dios. Durante el reinado de Josías, se descubre presuntamente en el templo el libro de la ley, que los expertos han identificado como el libro del Deuteronomio en una de sus primeras ediciones (2Re 22), este libro será la guía y base de la reforma religiosa que impulsa Josías. Pero debido a los pecados del pueblo, Dios no suprime el castigo de la destrucción del templo y la ciudad, así como la deportación a Babilonia, según el Dtr.

Respecto al proceso de formación, tenemos que el autor o los autores de los libros de los Reyes, para la construcción de la historia de Salomón se han basado en un documento preexistente que recogía ya la historia de este rey, además de otras fuentes. Para los demás reyes, se usó de los “Anales” tanto del norte como del sur. Y además, el Dtr echó mano de material profético abundante. 1.4.2 Teología de los libros Para el Dtr no es tan importante reconstruir el pasado tal cual sucedió, sino el hacer una relectura teológica a la luz de la fe, así en los libros de los Reyes, la historia de la monarquía es primordialmente una teología. Se quiere demostrar que el trágico final de los dos reinos se debe a la progresiva degradación de los reyes, infieles casi todos ellos a las cláusulas de la Alianza, especialmente al mandamiento del monoteísmo y a la ley del único santuario. Aparecen los profetas, los cuales no sólo revelan y señalan el curso y el sentido teológico de la historia, sino que al mismo tiempo pronuncian vaticinios, oráculos y profecías, que se van cumpliendo. Aparece así, el esquema “vaticinio-cumplimiento” característico de la teología del Dtr. Esto lleva a los autores a crear vaticinios cuando estos no se dieron en la historia, pero ello es en razón de la teología, ya que en esta forma de presentar los acontecimientos de la historia (como cumplimientos de un vaticinio), se muestra que la misma historia no es más que el desarrollo y la realización de las palabras de Dios que han sido pronunciadas por mediación de los profetas. Dios es el Dueño y Señor de la historia, y todo lo que acontece no es más que la realización de su designio de salvación y cumplimiento de su voluntad. La historia no es fruto de la casualidad ni obra de la voluntad humana, sino que es producto y resultado de la palabra creadora y eficaz de Dios. En los discursos y reflexiones que aparecen en los libros de los Reyes, también se pone de manifiesto el pensamiento teológico, merecen especial atención los siguientes discursos: 

Discurso de Salomón (1Re 8): Todo este discurso es pronunciado en la dedicación del Templo de Jerusalén, el centro del texto es la oración de Salomón (1Re 8, 22-53) que está encuadrada dentro de siete bendiciones-acciones de gracias (1Re 8, 14-21; 8, 54-61) que evocan las intervenciones salvíficas de Dios en favor de su pueblo, las cuales culminarán en la construcción del templo.



Discurso del Señor (1Re 9, 1-9): Dios se le aparece en sueños a Salomón y responde a su oración. En su respuesta, Dios indica que el templo no será un salvoconducto para el pueblo, sino que su bienestar dependerá de su fidelidad y observancia de la Alianza



Reflexión teológica sobre la caída de Samaría (2Re 17, 7-23): la caída y castigo de Samaría son la consecuencia de sus reiteradas infidelidades y pecados: el pecado de Jeroboam, los cultos idolátricos, sincretismo religioso, sacrificios humanos, la no escucha de la Palabra de Dios pronunciada por los profetas, etc.



Reflexión sobre el reinado de Manasés (2Re 21, 2-18): a causa de los pecados de este rey y del pueblo, Judá correrá la misma suerte que Israel si no se convierte. Así pues, el juicio histórico hecho al reino del norte se extiende ahora también al reino del sur.

David es presentado como el rey ideal, la dinastía davídica domina el sur, pero todos los reyes serán comparados desde el paradigma de David, así, no ser rey como David, traerá infortunio sobre el reino del norte. La figura de Elías será la más relevante en el AT., es la personificación del yahvismo contra el baalismo. Vive y defiende la fe en el Dios único frente a todo mediante la palabra y signos milagrosos. Baal era tenido como el dios de la lluvia y la fertilidad, Elías mantiene a raya la lluvia por mandato de Dios, además obra milagros en tierra pagana (territorio dominado por Baal) para mostrar así la falsedad e impotencia de éste dios y proclamar la unicidad y soberanía absoluta de Dios. La peregrinación al monte Horeb, significa la necesidad de volver a la fe de los orígenes. Respecto al Templo, es una de las figuras sobre las cuales gira la temática de los Reyes. De hecho el tema del Templo es una inclusión, que comienza con la construcción del templo (1Re 5-9) y cierra con la destrucción del mismo (2Re 25, 8-17). Es el lugar sagrado, donde se hace presente la divinidad en medio de los hombres, es lugar de encuentro entre Dios y su pueblo, en medio del cual vive.

Segunda parte: Historia cronista 2.1. Historia cronista Con el calificativo de “historia cronista” se agrupan y estudian los libros de Esdras, Nehemías y los dos de las Crónicas. Estos cuatro libros, por la línea teológica que presentan, son agrupados en una misma categoría y así, se distingue que la “historia cronista” es una línea de pensamiento teológico diferente a la llamada historia “deuteronomista”. 2.2. Los libros de las Crónicas 2.2.1. Estructura y formación de los libros La biblia hebrea denomina a estos libros como Dibrê hayyamim, que significa “Los acontecimientos diarios o crónicas de la historia”. En la versión de los LXX se les nombra como Paraleipomena, que refiere a las cosas que no se contaron o se omitieron en los otros libros bíblicos. Es una obra histórica de carácter sinóptico, ya que gran parte del material que posee, también aparece en otros libros del canon bíblico. Sin embargo es también claro el uso de fuentes propias para la composición del texto; respecto a las fuentes canónicas, parece usar textos o tradiciones cercanas al Pentateuco, a la vez que literatura profética y de Es-Neh. Retoma las genealogías y listas de Gen, cuenta lo relacionado con la estancia en Egipto, el éxodo y la estancia en el desierto (1Cr 17, 5.21; 2Cr 5, 10; 6, 5-6; 7, 22; 20, 10). Así mismo las leyes y tradiciones de Ex-Dt aparecen sintetizadas desde el punto de vista teológico del Cr, igualmente aparece material geográfico tomado del libro de Jos; en 1Cr 10 pareciera encontrarse un vestigio de la época de los Jueces, pero de ahí en más, no hay alusión ni mención de tal época. Para los reinados de Saúl y los inicios del reinado de David, toma material de los libros de Samuel y de los libros de los Reyes. La fuente preferida es 1-2Re, pero el material ha sido seleccionado y sintetizado, se omite el material que habla negativamente de David y se suprime todo relato sobre el reino del

norte. Hay material profético de Isaías, Jeremías y Zacarías entre otros (2Cr 28, 16-21; 36, 9.21), aparecen algunos salmos como el 105 y 106 (1Cr 16, 6-16; 2Cr 6, 41-42). También usa de forma explícita otras fuentes de índole extracanónico, algunas son desconocidas (1Cr 2, 25-33. 42-50a; 7, 1-11. 30-40; 27, 25-34; 2Cr 11, 6-10. 18-20; 21, 2). De estas fuentes desconocidas para nosotros el Cr tomó material para presentar la organización del templo, la distribución en categorías, las listas genealógicas de los levitas, etc. (1Cr 6, 16-47; 23-26). Igualmente hay otras fuentes que el Cr nombra además de citar explícitamente en el texto, hay fórmulas estereotipadas (1Cr 29, 29; 2Cr 9, 29; 12, 15; 13, 22) que al parecer han sido retomadas de los anales de los reyes, de los hechos de Salomón. Son citados varios profetas como: Samuel el Vidente, Samuel, Natán, Gad, Ahijá, Jedó, Semayas, Iddó, Jehú, Isaías y Hozai. En dos casos se hace alusión explícita a fuentes proféticas (2Cr 20, 34; 32, 32). Usa además registros de personas, listas o genealogías. Además de los textos genealógicos, proféticos, el Cr usa mucho la descripción detallada y minuciosa de acontecimientos y personas; aparecen muchos discursos que pueden ser: exhortaciones proféticas, oraciones, cartas, oráculos, diálogos, discursos reales, etc., hay también descripción de ceremonias litúrgicas. Las oraciones y discursos hacen que la figura del rey no sólo sea presentada como cabeza del pueblo, sino como el principal interlocutor e intercesor entre el pueblo y Dios. Estamos ante una obra que no es sin más fruto de una mera recopilación de episodios y relatos, sino resultado de una narración de acontecimientos sucesivos en el tiempo, que afectan a un grupo humano y se desarrollan a lo largo y ancho de un tiempo y un espacio determinados. Respecto a la fecha de composición, encontramos que con bastante probabilidad estos libros hayan sido escritos alrededor del año 539 al 200 a.C., la obra sería contemporánea de Ezequiel y de la historia deuteronomista. Aunque hay posturas que apuestan por fechas más tardías. 2.2.2. Teología de los libros La historia, en Cr es el espacio del encuentro entre Dios soberano que rige los destinos del mundo, y su pueblo; Dios para el Cr, ha protegido y guiado siempre y de manera providencial a su pueblo para asegurar su supervivencia y existencia como pueblo. La relación entre Dios e Israel es expresada desde el término de la Alianza. También se denomina a Israel como el pueblo elegido por Dios y depositario de sus promesas, esta elección es desde los orígenes de la creación. En la misma clave se interpreta la elección de David y Jerusalén. Dios interviene constantemente en la historia, especialmente para velar por la justicia, porque él es justo. Dios es presentado como el Señor de todo el pueblo y de todo el cosmos, es el único Dios y no hay otro. El pueblo ha de responder mediante la actitud de adoración y fidelidad a Dios, por eso el Cr describe minuciosamente y abundantemente la liturgia y el

culto. Ser fiel a Dios hace que él otorgue a su pueblo prosperidad y vida. La auténtica oración ha de ser acción de gracias y reconocimiento del don recibido (1Cr 16, 8; 29, 16). Dos son las bendiciones fundamentales de Dios a Israel: la tierra y la presencia permanente de Dios en medio de su pueblo (cuyo símbolo es el templo o santuario). Los beneficiarios de la Alianza son las doce tribus que conforman el pueblo de Israel, no sólo una facción de las mismas. Para el Cr será de suma importancia la unidad de todo el pueblo. Será importante la figura del templo ya que además de ser el signo de la presencia y bendición de Dios, es el centro del culto y el lugar del encuentro entre Dios y su pueblo. El culto a Dios debe ser exclusivo, no hay cabida para la idolatría y para la división en el culto, por eso no es admisible la existencia de otros santuarios. El culto, puesto que es hecho a Dios, ha de ser ejercido de la manera adecuada y correcta, por ello la excesiva preocupación por la liturgia y la unicidad en la forma del culto, no serán los sacerdotes, el rey o el pueblo quienes indiquen cómo se ha de practicar la liturgia, sino que es Dios quien señala cómo se ha de realizar el culto. Respecto a la monarquía, el rey es sólo el representante o vicario de Dios, ya que solo él es el rey de Israel, los monarcas son elegidos por Dios y puestos a su servicio, además de garantizar la estabilidad política, social y económica del pueblo, el rey tendrá la importantísima labor de garantizar la pureza de la religión y del culto. Los reyes construyen el templo, lo cuidan y protegen. La figura del rey que presenta el Cr es modélica y al parecer está en perspectiva futura (se proyectaría así en el Cr la figura del rey-mesías que habrá de venir). Aparece la teología de la retribución individual. Si se es fiel a Dios, viene la bendición, si no, viene el castigo. Tanto la bendición como el castigo se experimentan ya en esta vida porque todavía no está madurada la idea de una retribución futura. Se exhorta a la conversión y la confianza en Dios que perdona las faltas y es capaz de reconstruir al pueblo y reunificarlo bajo el rey. Así mismo, la promesa hecha a David en 2Sm 7, la profecía mesiánica, será fundamental para el Cr para que el pueblo se sostenga en la esperanza en Dios que siempre es fiel a su palabra y cumple sus promesas. 2.3. Los libros de Esdras y Nehemías 2.3.1. Estructura y formación de los libros Estos libros reciben los nombres de los personajes principales de que se ocupan, sobre ellos gira la trama de los textos. Al parecer ambos libros están elaborados en base a relatos personales tipo memorias o diarios, por sus similitudes la tradición judía los toma como una unidad, de hecho bajo el título de “Esdras” se agruparán un conjunto de cuatro libros: 1Esdras será un texto considerado no canónico; 2Esdras es en realidad el libro de Esdras tal cual lo conocemos y que en la Vulgata sería 1Esdras; 3Esdras es el libro de Nehemías, que en la Vulgata sería 2Esdras; finalmente 4Esdras es una obra apocalíptica no canónica que sería el “Apocalipsis de Esdras”. Los libros relatan el regreso del destierro del resto del pueblo del sur a la ciudad derruida de Jerusalén. Gracias al edicto del rey Ciro de Persia, el pueblo regresa a Palestina alrededor

del 538 a.C., el pueblo retorna a Jerusalén y comienza la larga labor de la reconstrucción no sólo de la ciudad y el templo, sino del pueblo en sí. A esta misión, que no está exenta de dificultades, colaboran como cabecillas Esdras el escriba-sacerdote y Nehemías. Hay diversos documentos que conforman el texto de Es-Neh, los cuales son hasta cierto punto fáciles de identificar debido a que algunos de ellos son citados o anexados explícitamente durante el desarrollo del texto, así podemos identificar: 

“Las memorias de Nehemías”: gran parte del libro de Neh está escrito en primera persona, lo que hace suponer que con bastante probabilidad el texto haya sido elaborado en base a un diario o memorias personales del mismo Nehemías, que luego fue retocado y al que se le dio forma redaccional por mano del Cr. Así los capítulos 1-7 y 11-13 son bloques perfectamente claros que brotaron de las memorias de Nehemías.



“Memorias de Esdras”: de los cc. 7-10 de Esdras y de los cc. 8-10 de Neh se comprenden los relatos que hacen referencia a Esdras, que implican la expedición para regresar a Jerusalén, la organización de la comunidad judía en base a la ley y el culto, el asunto de los matrimonios mixtos, etc. Estos relatos son narrados de repente en primera persona (Esd 7, 27-9, 15) mientras que otras partes son narradas en tercera persona (Esd 7, 1-26; 8, 25-26; 10; Neh 8), ello hace suponer de una fuente de memorias o diario de Esdras.



Documentos arameos: aparecen, sobre todo en el libro de Es, cartas oficiales, decretos, correspondencia con las autoridades, etc. Por ejemplo: el edicto de Ciro (Esd 1, 2-4); la carta del gobernador Rejún a Artajerjes contra los judíos (Es 4, 1116), etc. Además existe una sección: 4, 8-6, 18; 7, 12-26 que está en arameo y no en hebreo, esto ha llevado a los estudiosos a identificar ese fragmento como una crónica aramea de la historia que fue incluida eclécticamente en la obra.



Listas: aparecen numerosas listas que contienen diversa y basta información, hay por ejemplo: inventarios (Esd 1, 9-11), listas de familias que regresaron del exilio (Esd 2; 8, 1-14; Neh 7), genealogías (Esd 7, 1-5), listas de matrimonios mixtos (Esd 10, 18-43), listas de obreros (Neh 3), listas de los repobladores de la ciudad (Neh 11, 3-36), listas de sacerdotes y levitas (Neh 12, 1-26).

Aparecen diversos géneros literarios además de las listas antes enunciadas, hay relatos tipo memorias, crónicas, hay invocaciones dirigidas a Dios, oraciones personales y litúrgicas, así como descripciones de ritos. Estamos, a final de cuentas, ante una obra (el conjunto de Esd-Neh) compuesta de escritos de muy diversa naturaleza, pero articulados desde un argumento común de tipo religioso nacional, con pretensión de historia. 2.3.2. Teología de los libros

Los libros pretenden presentar con la trama de la reconstrucción nacional y religiosa del pueblo, que Dios es fiel a sus promesas y permanece siempre fiel a la Alianza con su pueblo. La historia avanza y en ella el pueblo es invitado nuevamente a la fidelidad y desde ella, reconstruirse a sí mismo. El milagro de la reconstrucción del pueblo es posible porque el pueblo en cuestión es el elegido por Dios, es el pueblo de la Alianza y que ha recibido los dones de Dios, que pese a que no ha sido fiel a Dios, se le ha dado, por la misericordia y fidelidad de Dios, una nueva oportunidad. Porque, aunque el pueblo fue privado de la libertad y de la tierra, los dones recibidos, Dios por ser fiel, sigue considerando a Israel como su pueblo. Los libros son un llamado a la esperanza y a la fidelidad, es clara la intención de estos escritos la de dar ánimo y confianza desde la fe, a todo el pueblo que sigue teniendo la labor titánica de la auto reconstrucción y la perseverancia en la ley y la Alianza. Las plegarias que se realizan son memoriales de las acciones histórico-salvíficas de Dios, por ello, la función de tales plegarias no sólo será el pedir a Dios su bendición, sino que también serán un recordatorio a Israel de que Dios interviene en favor de ellos y que es él el Único Dios y que ellos han de pertenecerle exclusivamente a él. Dios es nombrado como “Dios del cielo” y “Dios del cielo y la tierra” (Esd 1, 2; 11.12; 6, 9-10; 7, 12.21.23; Neh 1, 4.5; 2, 20) para subrayar así que no hay otro Dios. Así mismo el conjunto de estos libros pone en relevancia la ley, ella devela la voluntad de Dios y es un signo de su presencia en medio de su pueblo (Esd 7, 6). Muy ligado a la ley y al culto está la figura del templo como espacio sagrado, destinado al culto, signo de la presencia y bendición de Dios. El pueblo entiende que el motivo principal de su salida de Babilonia es la reconstrucción del templo. La salida del destierro es vista así como un segundo éxodo.

Tercera parte: Historia helenista 3.1. Los libros de los Macabeos Existen cuatro libros denominados como de los “Macabeos”, los primeros dos son tenidos como canónicos por nosotros los cristianos, pertenecen al grupo de los deuterocanónicos. No son canónicos para los judíos. Los libros III y IV de los Macabeos son tenidos como apócrifos tanto por los cristianos como por los judíos. Los libros reciben su nombre de Judas Macabeo, hijo de Matatías que fue quien se sublevó contra el rey seléucida Antíoco IV Epífanes, en 167 a.C., pero la historia de la rebelión macabea sólo se trata en los dos primeros. Durante el siglo III los lágidas ejercieron el dominio sobre Palestina, pero en el 200 a.C., los seléucidas derrocan a los lágidas y se apoderan de los territorios dominados por ellos. Antíoco III respeta al pequeño estado judío y su religión, sólo le cobra impuestos, no obstante vendrán conflictos de interés económico cuando éste rey sea derrotado por Roma, lo que ocasionará incluso, el saqueo del templo en Jerusalén. Hay divisiones al interno de Judea debido a que algunos judíos eran partidarios de los lágidas y otros de los seléucidas. A estas divisiones internas y al saqueo del templo, se sumaron muy pronto los conflictos de la helenización durante el reinado de Antíoco IV Epífanes, un grupo numeroso de judíos promovió la helenización de las costumbres del pueblo en Jerusalén; el sumo sacerdocio se compra al rey quien lo da al mejor postor. En Jerusalén se levantó un gimnasio, un efebeion, un teatro, una palestra y hasta un hipódromo. La helenización se extendió por toda Judea, pero no se abandonó del todo la estructura político-religiosa. Debido a problemas financieros, Antíoco IV apoyado por el partido helenista, tomó medidas contra los judíos, saqueó el templo, impuso a un sumo sacerdote y debido a los conflictos internos de esta acción, intervino militarmente en una segunda ocasión.

El rey decide suprimir la religión judía e instaurar la religión pagana, se levantó un altar pagano en el templo, se prohibió la circuncisión y las leyes de fiestas y cultuales. Posteriormente se suprimió toda la ley judía, los rollos de la ley eran destruidos y los poseedores castigados inclusive con la muerte. Ante tal situación, los Macabeos se sublevan, Matatías y sus hijos huyen a los montes después de haber asesinado por celo a la ley a un judío apóstata y a un emisario del rey. A la muerte de Matatías el mando pasa a Judas Macabeo. 3.1.1. El libro I de los Macabeos Estuvo escrito originalmente en hebreo, pero sólo nos ha llegado la traducción al griego de los LXX. Quien escribió este texto fue con probabilidad un judío piadoso y patriota, escribió en Judá y es probable que haya participado o haya sido testigo ocular de los hechos que narra en el libro. Escribió alrededor del 140 o 130 a.C., debido a que el libro termina con la muerte de Simón y los primeros años de Juan Hircano que reina después de Simón. El autor escribe de una forma coherente, hilada y ordenada. Inserta en su texto además, documentos oficiales y diplomáticos: un primer grupo de documentos lo conforman la carta de los judíos de Galaad (1Mac 5, 10-13); un decreto promulgado por la nación judía, en que se establece el derecho hereditario del sacerdocio en la familia macabea (1Mac 14, 27-45); está la carta de Jonatán a los espartanos (1Mac 12, 6-18); correspondencia de pueblos extranjeros como la carta del senado romano a los judíos (1Mac 8, 23-32); etc. El autor está influenciado por la historia del cronista, ya que contempla la historia desde una perspectiva de fe, Dios interviene directamente en la historia para salvar a su pueblo, aunque no aparece explícitamente mediante relatos milagrosos tales intervenciones. Nótese que los Macabeos siempre atribuyen sus victorias al favor e intervención divinas y las desgracias las contemplan como castigos de Dios por los pecados. Dios conduce la historia en favor de su pueblo por su fidelidad, y suscita caudillos que peleen para asegurar la libertad y la supervivencia del pueblo. Los macabeos triunfan por su fidelidad a Dios, por su fe y porque trabajaron humanamente para lograr la victoria. Hay un paralelismo bastante marcado entre David y Judas Macabeo, ya que este unifica y consolida al pueblo para luchar y mantenerse fieles a Dios. De hecho los Macabeos se quedarán con el trono de Judá. Se purifica el templo que ha sido profanado por los paganos, los Macabeos se sienten y se consideran la respuesta de Dios a las súplicas de su pueblo ante el intento de exterminio por parte de los griegos; ellos son los martillos que Dios empuña para demoler toda idolatría e inmundicia del templo y del pueblo, todo aquello que va contra la santidad de Dios y contra la ley. Se reivindica el sacerdocio y se justifica la guerra santa; ésta está destinada a eliminar a los infieles que no cumplen la ley y que ponen en crisis al pueblo. Aparece la idea de que hay que orar por los difuntos.

3.1.2. El II libro de los Macabeos Este libro es una continuación de I Mac, relata los mismos hechos que se describen en tal libro, sin embargo desde una perspectiva distinta. Los relatos no son tan extensos y no cubre tanto tiempo como I Mac que abarca 40 años: desde los conflictos previos a Antíoco IV Epífanes, hasta el reinado de Juan Hircano. El autor es un judío con influencia helenista, escribe en griego y emplea la retórica griega. No obstante es una obra de inspiración judía; escribe patéticamente para suscitar emociones y reacciones en el lector u oyente. II Mac es una síntesis de cinco libros que escribió un tal Jasón de Cirene; se indica explícitamente el motivo del libro y las intenciones de las narraciones (fortalecer la fe judía). El autor conoce la historia deuteronomista: aparece la idea de la retribución inmediata, la figura de Dios que rige la historia, la misericordia ante el arrepentimiento, etc. No obstante va más allá de la historia deuteronomista: en el martirio de los siete hermanos aparece además de un discurso de fidelidad a Dios, cuyo signo elocuente es la entrega de la propia vida, la consciencia de los hermanos de que con su martirio contribuyen a la expiación de los pecados del pueblo. Los hechos que narran acaecieron entre el 180-170, pero el periodo que narra el libro podría extenderse hacia el 124 a.C. Hay muy pocos textos bíblicos que son citados, la narración más que bíblica es de tipo edificante, posee partes poéticas, pero predomina el género retórico en el texto. Todas las historias que presenta el autor, contienen una enseñanza religioso-moral; la más importante es la referente a la santidad del templo. La finalidad de estas historias, como ya se ha mencionado, es ayudar a que los judíos se mantengan fieles a Dios y a su Alianza, frente a todo lo que amenace y pase, los judíos han de depositar toda su confianza en Dios, ya que, mientras sean fieles, son intocables e invencibles, ya que Dios está con ellos. Dios fortalece a su pueblo para que dé testimonio de fidelidad en el martirio o bien, para que pelee en la guerra santa. Tanto el pelear en la guerra como el morir, son dos maneras de serle fiel a Dios. El templo es central en la narración como ya se ha indicado, por eso Dios aparece defendiendo su templo con fuerzas celestiales. Por otra parte el pueblo es consciente de que el mal que ha caído sobre ellos es a causa de sus pecados, por ello piden perdón a Dios. Dios es presentado como justo y todopoderoso, Dios responde en justicia a la fidelidad expresada a él: da la victoria a los ejércitos de los Macabeos y resucitará a los muertos como retribución por haber muerto por causa de la fe. La retribución entonces, no es sólo inmediata sino que Dios la otorgará en la otra vida.

Dios es el único rey, que defiende y preserva a su pueblo de todos los demás reyes y reinos poderosos que, pese a todo su poderío, ni pueden acabar con Israel aunque sea un pueblo insignificante, ni pueden permanecer por siempre, ya que todos estos reyes y reinos pasan y de ellos queda a penas el recuerdo.

Cuarta parte: Narraciones bíblicas 4.1. El libro de Ruth El libro presenta la historia de Ruth y Booz, antepasados del rey David, al mismo tiempo que nos hace reflexionar en la universalidad de la salvación a través de la fe que se suscitó gracias a Noemí en su trato con Ruth, una moabita. El género literario es una novela corta, mezcla de ficción y realidad. No presenta intervenciones extraordinarias de Dios, la historia gira en torno a dos mujeres que tienen que luchar para sobrevivir en un mundo patriarcal de leyes; en concreto dos: la ley del levirato y la ley del rescate de la tierra. No presenta portentos ni hechos extraordinarios. Por el género literario y la imagen de Dios que presenta, el libro no es de redacción deuteronomista. No obstante en el fondo el libro presenta la providencia de Dios que siempre vela por sus fieles y a través de medios inesperados, así a Noemí, Dios por medio de Ruth, la provee en medio de su viudez y soledad: la provee de vida, alimento, compañía y hasta un hijo con el que continuará su estirpe. Así pues, el libro enseña que cuando hay fe, Dios provee a sus hijos. La fe será por lo tanto otro de los temas centrales del libro. Si uno cumple la ley, Dios estará cerca y asistirá. 4.2. El libro de Tobías Este libro originalmente se cree que era el “libro de Tobit”, fue san Jerónimo quien cambió el nombre por el de “libro de Tobías”. Algunos piensan que fue escrito originalmente en arameo o hebreo, incluso el griego. El libro tal cual lo conocemos es una reedición que ha llegado a nosotros en griego.

La intención de la obra y autor presentan problemas. El autor es judío pero no sabemos si escribió en Palestina o en la Diáspora; la narración es anacrónica ya que los hechos que narra no son históricos, sino ficticios. No es aceptado en el canon hebreo. Y se suele fechar su redacción alrededor del año 170 a.C. o 130 a. C. Probablemente esté inspirado en dos cuentos populares: “el muerto agradecido” y “la novia del monstruo”. Que fueron punto de partida para armar la historia de Tobit que sepulta a los muertos por piedad, y la historia de Tobías y Sara que al casarse son defendidos por el arcángel Rafael contra el demonio Asmodeo. Aparece mucho la ironía en este libro: el nombre de Tobit significa que “Dios es mi bien” pero a Tobit le va muy mal, se burlan de él, se le debe dinero, se queda ciego, etc. Estamos ante una novela edificante o instructiva que lo único que intenta transmitir es la enseñanza de ser fiel a Dios pese a las adversidades que presenta la vida, ya que el ser fiel hará que Dios retribuya el bien. Sin embargo aparece el sufrimiento del justo, lo cual parece contradecir la retribución que Dios por ser justo da. Estamos ante el intento de dar respuesta a esta contradicción para reafirmar así que Dios es justo. El sufrimiento no es consecuencia del pecado solamente. Dios es justo, y siempre, de manera misteriosa, por su justicia y bondad retribuye el bien. Dios se muestra providente con sus fieles y cuida de los mismos. Es interesante la oración nupcial de Tobías y Sara, así como la teología del matrimonio que se presenta en el relato de este libro y la actuación del ángel. 4.3. El libro de Judit La historia es ficticia al igual que el personaje que presenta: Judit. Es una novela que intenta transmitir una enseñanza importante, ya los nombres expresan algo del mensaje que el autor quiere transmitir: “Judit” significa “la judía” y es la personificación del pueblo; es interesante que ella se presente como viuda y que no tenga descendencia. El autor al parecer es de la secta de los fariseos y vive en Palestina; la fecha de redacción es entorno al 135 o 173 a.C., durante el período de redacción de los libros de los Macabeos; el libro presenta costumbres helenistas. La famosa ciudad de Betulia es ficticia, nunca existió, probablemente el autor esté jugando con el nombre de la ciudad de Betel. El nombre de “Betulia” significa “Virgen”, la ciudad es virgen y pura porque no ha pecado y no ha sido infiel a Dios. No obstante el general Holofernes de Babilonia pone sitio a la ciudad para destruirla. Tenemos una copia en griego pero al parecer el libro fue escrito en hebreo. No forma parte del canon hebreo pero sí de la versión de los LXX. Además los judíos no aceptan el libro porque en él se narra la conversión al judaísmo de Ajior que es amonita, pese a la prohibición del Dt de que ni el amonita ni el moabita pueden ser aceptados a la fe judía.

Estamos ante una novela religiosa que está redactada con mucha ironía. Judith es presentada como una mujer fiel a la ley, pero ha de romper la ley con tal de salvar a su pueblo. Es justa y buena, fiel a Dios, no obstante de tener que transgredir la ley. Así pues, por fidelidad a Dios y para salvar a su pueblo, transgredirá la ley, se meterá con el enemigo y lo asesinará. Holofernes, el gran general que destruye pueblos, no puede vencer a Betulia, un pueblo pequeño y es vencido por manos de una mujer. Dios salva al que es fiel de la manera menos esperada y a través de lo más débil para que se note que la obra es de Dios 4.4. El libro de Ester El libro es canónico para los judíos pero sólo a partir del siglo IV, para los cristianos es canónico, pero conforme a la versión de los LXX, mientras que los añadidos en griego no son aceptados como inspirados por los judíos. El autor es al parecer un judío culto y aristócrata, sabe y por eso describe, cómo se vive en el ambiente de las cortes y de los palacios. El libro no es histórico, la historia es completamente ficticia, es una novela bien elaborada por su ilación coherente y ordenada. El final feliz es esperado y deseado. No hay mención del templo, Dios, la retribución inmediata, el culto, etc. Se menciona la fiesta de los “Purim” y al parecer el libro se ofrece como una justificación para la celebración de tal fiesta. El mensaje del libro es claro: para vencer a un enemigo no es necesaria la guerra o el martirio, sino que también puede ser vencido mediante la diplomacia. Gracias a la diplomacia, así como a los encantos femeninos de Ester (que supo valerse de ellos), muere Amán, quien desea la muerte de Mardoqueo y el exterminio del pueblo judío. La razón por la cual Ester defiende a su pueblo es la fidelidad hacia el mismo, porque es el pueblo elegido por Dios y si ella es fiel al pueblo, también es fiel a Dios; su oración va dirigida a Dios para que intervenga y salve a su pueblo. Será Dios quien mueva el corazón del rey para que sea favorable a Ester y sus peticiones y de esta manera, el pueblo sea salvado, por intervención de una mujer. Esto último indica, nuevamente, que Dios interviene y salva a su pueblo aún del instrumento más débil e incapaz, pues la obra es de Dios. Fuente: AA. VV., Historia, Narrativa, Apocalíptica, Verbo Divino, Navarra 2000.