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AUTORES Investigación y textos Aleida Rueda Cecilia Rosen

Recopilación Miguel Ángel Robles

Mensaje del Presidente de la CANAFEM: “Con motivo de los 200 años del Envase Metálico” Las latas han sido parte importante de nuestra vida diaria desde hace ya dos siglos y en CANAFEM nos hemos propuesto festejarlo. Hoy cumplimos un bicentenario de historias en las que latas nos han brindado comodidad, economía, salud y nutrición. Desde esa lata de donde nuestra madre tomó la leche en polvo para alimentarnos al tener meses de nacidos; esa de donde probamos por primera vez una cerveza con amigos en un día caluroso, esa de donde tomamos la pintura para preparar la habitación de un nuevo miembro de la familia o todas esas que diariamente servimos en nuestra mesa; la lata es una historia de éxito y en esta obra pretendemos contarla. A través de las páginas de este libro podrá conocer el origen e historia de la lata, el estrecho vínculo entre la extracción del acero y el aluminio con la fabricación de los envases y los diferentes usos que han tenido en nuestra vida los envases metálicos; el desarrollo de una industria consolidada que a lo largo de los años ha demostrado ser muy competitiva, y la sustentabilidad de la lata logrando posicionarse como el envase ecológico por excelencia. Quiero agradecer a Isaías Zapata Guerra, mi abuelo y maestro, pionero de la industria y quien, entre muchas otras cosas, impulsó y promovió el uso de los envases metálicos desde una era muy temprana en el país. Fue el primero en utilizar la hoja de lata electrolítica que es hoy el estándar en la industria de conservas alimenticias y que se mantiene actualmente activo, siguiendo el pulso e influyendo el rumbo de nuestra industria igual que desde hace 60 años. Posteriormente quiero recordar a mi padre Isaías Zapata Oscoz, quien con entusiasmo e inteligencia siguió el legado familiar y junto con otros grandes de la industria, fundó nuestra Cámara, convirtiéndose así en nuestro primer Presidente y quien supo también cultivar en mí un amor inigualable por las latas y los negocios. Esta obra es el resultado del gran esfuerzo por parte de todos los miembros de la Cámara, de nuestro comité técnico, quien revisó y autorizó la información aquí contenida, de Arturo y Cecy que son el corazón de CANAFEM, y de los colaboradores en nuestra casa editorial. Confío en que el contenido de este libro logrará transmitir los valores y el firme compromiso de nuestra industria con la sociedad mexicana. Disfrute usted, estimado lector, de esta obra única. Ing. Isaías Zapata Morán Presidente Cámara Nacional de Fabricantes de Envases Metálicos CANAFEM

La Industria Mexicana de los Envases Metálicos, actor imprescindible en el desarrollo nacional mexicano La Cámara Nacional de Fabricantes de Envases Metálicos, CANAFEM, ha editado este excelente libro, Envases metálicos en México, dos siglos de innovación con visión en futuro, publicación que representa un extraordinario esfuerzo por transmitir al lector la importancia de este sector industrial, fundamental para el desarrollo económico y la vida diaria de los mexicanos. Las empresas integradas al sector de los envases metálicos en México representan hoy a uno de los grandes generadores de empleos y capital para el país, y al mismo tiempo una rama productiva socialmente responsable, sustentable y comprometida con el medio ambiente y la salud de los consumidores, lo cual las convierte en un ejemplo a seguir. Esta publicación muestra a la sociedad la evolución y relevancia de las latas y envases metálicos, hasta convertirse en un objeto de uso cotidiano para las familias mexicanas. El lector podrá hacer un recorrido a través de la historia de 200 años de fabricación de latas y envases metálicos, así como una recapitulación del desempeño y evolución de este sector en México. CANAFEM pone al alcance de los lectores el testimonio de empresarios siempre comprometidos con el desarrollo económico y social mexicano, en su búsqueda permanente por ofrecer envases y tapas de aluminio y acero saludables y con altos estándares de calidad, lo cual es digno de reconocer y celebrar. Yo invito al lector a adentrarse en el mundo fascinante de la producción de latas y envases metálicos en México, e identificar juntos los nuevos retos y oportunidades de esta industria en los que, sin duda alguna, la innovación y tecnología son factores clave para la evolución de este producto. CONCAMIN reconoce el esfuerzo cotidiano, la creatividad, el compromiso y desempeño que Isaías Zapata Morán, Presidente del Consejo Directivo de esta Cámara, así como todos y cada uno de los integrantes de CANAFEM, han demostrado al dotar a este organismo de proyectos innovadores como éste, amable lector, que usted tiene ahora en sus manos. Ing. Salomón Presburger Slovik Presidente Confederación de Cámaras Industriales de los Estados Unidos Mexicanos CONCAMIN

ÍNDICE 18

Capítulo 1: historia y evolución

44

Capítulo 2: la lata y su transformación

68

Capítulo 3: usos y aplicaciones

90

Capítulo 4: sustentabilidad

112

Capítulo 5: salud en lata

142

Directorio de afiliados

Capítulo 1: historia y evolución La historia de los envases metálicos es literalmente una historia de innovación que cambió los hábitos de consumo en el mundo entero. Desde hace dos siglos las latas han sido una llave que ha abierto fronteras; actualmente son una industria con una enorme fuerza económica que genera una gran cantidad de empleos. En México, el desarrollo de la industria de todo tipo de latas se ha movido tan rápidamente como la demanda de los consumidores, satisfaciendo las necesidades de calidad con contenedores totalmente reciclables, que ofrecen absoluta protección para el producto, y con una durabilidad como ningún otro empaque en el mercado.

Línea del tiempo Siglos XVIII y XIX

Se presentan los primeros estudios de la conservación y envasado de alimentos, en Francia, por Nicolás Appert, considerado el “padre de la lata”.

Se patenta el uso del hierro y el estaño para la fabricación de contenedores de conservas.

El gobierno de Napoleón ofrece 12,000 francos a quien invente un método que preserve los alimentos para sus ejércitos.

Es frecuente la compra de alimentos enlatados para las expediciones marítimas y se introduce la lata estañada en América.

El uso de comida enlatada es establecido en el Ejército y la Marina británicos.

Peter Durand patenta en el Reino Unido el envase de hojalata.

La producción de conservas se sigue desarrollando en Francia, Inglaterra y Estados Unidos.

Se fabrican las primeras latas rasas de sardinas comprimidas.

Los alimentos enlatados ya son parte del comercio habitual.

Thomas Kensett continúa el negocio de conservas en Nueva York.

En Estados Unidos se establece la primera planta enlatadora de piña.

Se presenta una patente que menciona recipientes de lámina estañada.

Empieza el control de calidad de los alimentos y bebidas enlatadas.

Max Ams introduce el envasado en acero, para alimentos como pescados, frutas, hortalizas, etc.

Louis Pasteur descubre el proceso de pasteurización, que reduce a niveles inocuos los microorganismos, al someterlos a ciclos rápidos de calentamiento y enfriamiento.

Se producen las primeras sopas enlatadas y surgen las primeras latas de tres piezas.

Línea del tiempo Siglos XX y XXI

Surge en Estados Unidos la primera lata denominada “sanitaria”.

En Oslo, Noruega, se desarrolla la lata en aerosol.

Se inicia en México la fabricación de hermetapas y otras tapas metálicas.

Se fabrica la primera cerveza en lata de acero.

La fabricación de envases metálicos se hace presente en nuestro país.

Durante la Segunda Guerra Mundial, se comienzan a consumir alimentos enlatados de manera masiva.

Comienza el estañado electrolítico.

Se introduce el aluminio como insumo en la fabricación de latas.

Se empiezan a enlatar las bebidas carbonatadas.

Se inventa el anillo en las latas de cerveza.

Se desarrollan las latas de dos piezas, utilizando menos metal que en las tradicionales de tres piezas.

Se utiliza por primera vez un sistema de apertura fácil en una lata de dos piezas.

Surgen en Estados Unidos las bebidas en lata de aluminio.

Los multipacks con latas de aluminio para bebidas, se vuelven los favoritos del mercado.

Ante la preocupación y la conciencia por el impacto ambiental, los envases metálicos comienzan a ser reciclados.

A partir de este año se realizan innovaciones en los sistemas de apertura fácil, impulsando aún más el consumo de latas.

La técnica de expansión permite fabricar latas en formatos inéditos y las nuevas técnicas de impresión mejoran las cualidades del producto.

Las latas de acero cumplen 200 años de historia, evolución e innovación y las latas de aluminio cumplen 50 años.

La tasa de reciclaje de los envases de acero alcanza 62.5 por ciento en Europa, siendo éste el material más reciclado del mundo.

Dos siglos de innovación y los envases metálicos consolidándose como el envase ecológico por excelencia.

200 años del envasado metálico El hombre primitivo, que inició la recolección de frutos e insectos hace aproximadamente un millón de años, pronto se enfrentó a la preocupación de cómo disponer de alimentos en épocas en que la naturaleza hacía problemática su obtención. Hasta el periodo greco-romano aprendió a desarrollar diferentes técnicas (ahumado, desecación, salado, etc.) para conservar los alimentos. Aunque desde tiempos prehistóricos el estaño aparece como un material para fabricar objetos, al principio se usaba principalmente con fines decorativos. Es a partir de la unión del estaño con el hierro que se logró la lámina estañada y se dio origen a la hojalata. Durante el Siglo XII, el estañado del hierro era un procedimiento común. Se cree que la lámina estañada tiene su origen en la región de Bohemia, Alemania, ya que se han encontrado vestigios de este material que datan del Siglo XV. También existen importantes hallazgos del trabajo del estañado en el Siglo XVIII, principalmente en Francia, los Países Bajos, Suecia, Inglaterra y Alemania a la cabeza de la producción. En América, el negocio del hierro estañado se estableció en 1645, pero para 1775, Pennsylvania ya era el principal productor y líder de hierro estañado, siendo Pittsburgh en 1858 el lugar en donde se produjera la primera lámina estañada tal y como la conocemos hoy en día.

El origen de la lata El envasado de productos comenzó en el año 1795, cuando el gobierno de Napoleón ofreció 12,000 francos a quien idease un sistema capaz de conservar en buen estado los alimentos, con el objetivo de asegurar su abastecimiento en condiciones óptimas para las tropas destacadas en las distintas campañas militares. Nicolás Appert, quien había trabajado como confitero, chef, cervecero y vinatero, aceptó el desafío y dedicó 15 años de su vida a investigaciones y pruebas, hasta concretar la idea. Nicolás Appert -conocido como el “Padre de la Lata”- presentó sus productos a la “Sociedad para el Impulso de la Industria Francesa”. La solución, aportada por el francés fue introducir los alimentos en gruesas botellas de vidrio, cerrarlas con corcho y alambre, y cocerlas en agua hirviendo, descubriéndose así la conserva. Al cerrarse herméticamente, las botellas conservaban los alimentos, aunque presentaban dos problemas: su peso y su fragilidad; no eran cómodas para llevarlas al frente y además se rompían fácilmente. Las primeras conservas de Appert se probaron en la armada francesa, ya que hasta entonces en los barcos de guerra sólo se tomaban alimentos secos, salados o excesivamente azucarados. Los capitanes de esos barcos informaron que las conservas mantenían bien el contenido, pero los frascos de vidrio eran demasiado frágiles y difíciles de manejar en el mar, solicitando se enviaran los alimentos conservados en recipientes de mayor resistencia. Napoleón Bonaparte entregó personalmente los 12,000 francos del premio y en 1810, Nicolás Appert publicó un tratado sobre: “La acción de conservar toda clase de sustancias animales o vegetales”. Unos años más tarde, en 1812, Peter Durand patentó en el Reino Unido el envase de hojalata. El proceso de fabricación era totalmente artesanal, se hacía a partir de una chapa de acero recortada, moldeada y soldada, obteniéndose un ritmo de producción de una lata por persona y hora.

Albores de la producción masiva Hay dos acontecimientos históricos que se señalan como claves para la utilización masiva del envase enlatado: la Guerra Civil norteamericana, donde se incrementó la demanda de alimentos enlatados y, en consecuencia, de lámina estañada; y la colonización del Oeste y la creciente industria petrolera. Hasta entonces, Gales había sido productor líder de hojalata, pero la industria estadounidense le quitó rápidamente ese lugar. Por otro lado, en 1808, un científico británico, Sir Humphrey Davy, hizo patente la existencia del aluminio y lo bautizó, dando al mundo del envasado un elemento muy importante, posteriormente utilizado. En 1810 se patentó el uso del hierro y estaño para la fabricación de contenedores de conserva, y para 1813 ya se había establecido el consumo de comida enlatada, sobre todo en el Ejército y la Marina británicos. A partir de 1818 era frecuente la compra de alimentos enlatados para las grandes expediciones marítimas, y para 1820 se habían convertido en un producto reconocido tanto en Europa como en Estados Unidos. Bryan Donkin y John Hall comenzaron la fabricación de alimentos enlatados en la primera planta diseñada para este fin, a principios del siglo XIX, en Londres. En 1825 se aisló por primera vez el aluminio y en 1855 se presentó al mundo en la Exposición Universal de ese año, la cual era la máxima feria que incluía los avances e inventos tecnológicos más trascendentes de la época; de hecho, la Exposición Universal sigue realizándose. Para el promedio de los consumidores, los productos enlatados estaban fuera de su alcance, hasta que se tuvo disponible en el mercado la leche condensada, a mediados del siglo XIX.



Las latas que realmente pudieron considerarse fáciles de abrir fueron las patentadas en 1895 por William Merton, en Australia



Evolución del diseño En la fabricación de los primeros envases metálicos se dejaba un orificio en la parte superior, para ser llenados y posteriormente soldados con un disco de hojalata. El diseño de la primera apertura para lata fue patentado en 1855, sólo por Robert Yates, quien era un fabricante de instrumentos quirúrgicos y por lo tanto estaba familiarizado con las características del acero. Su patente describe un dispositivo para “cortar” con el filo de una navaja y una palanca afilada que permite que la hoja de lata o de Flandes pueda ser cortada. El abridor de palanca era tan elegante para la tarea que aún se encuentra en uso hoy en día, más de un siglo y medio después. La evolución de las tapas de las latas se dio en distintos lugares del mundo, pues investigadores añadían sus propias técnicas y así se fue enriqueciendo. Los descubrimientos de Luis Pasteur (1822-1895) fueron claves para garantizar la conservación de los alimentos enlatados. El avance científico de Pasteur mejoró la calidad de vida al permitir que ciertos productos alimenticios básicos, como la leche, se pudieran transportar largas distancias sin descomponerse. En 1834 ya se habían enlatado sardinas y guisantes; en 1856 tomates y leche condensada, y en 1862 ya se había establecido la primera planta enlatadora de piña; las primeras sopas enlatadas se producirían mucho tiempo después, en 1897. En 1861, el sistema de conservación de alimentos fue utilizado por los ejércitos en la Guerra Civil. Al final de la guerra, en 1865, los enlatadores habían aumentado su producción en un 600 por ciento y la industria iniciaba su proceso de consolidación. En 1898, Charles M. Ans y Julius Brezinger desarrollaron el primer envase de tapa abierta, que tenía el cuerpo con una “costura” soldada, con los fondos enrollados y herméticamente sellados con papel u otros compuestos selladores. Las latas que realmente pudieron considerarse fáciles de abrir fueron las patentadas en 1895 por William Merton, en Australia. Él utilizó una tapa soldada al cuerpo de la lata, añadiéndole un filo que rodeaba el perímetro de la cubierta, que cuando se jalaba cerca del corte y de la soldadura, se destapaba. En los inicios de la industria, el contenido de los envases se indicaba con una etiqueta adhesiva. No todos los alimentos eran envasados con la misma calidad, por lo que se necesitó el desarrollo de un método que registrara de manera permanente su contenido. En 1872, el inglés H.E.U. Baber estableció un taller donde se realizaba impresión de papel en forma de calcomanías.

Todo en lata La producción de latas creció inmensamente; en 1900 se produjeron solamente en Estados Unidos, más de 700 millones. El escritor inglés George Orwell oportunamente puntualizó que la historia hubiera cambiado drásticamente si no se hubiera contado con comida bien preservada para alimentar a las tropas. Pasteles, galletas y también café, verduras y sopas, pero además de la comida, muchísimos productos venían en lata: talco, cosméticos, productos farmacéuticos, pasta de dientes y hasta tabaco y cigarros. Con toda esta demanda, los materiales se fueron volviendo más ligeros. La segunda mitad del siglo XX, por ejemplo, fue clave para la popularización de la lata. Hacia 1950, la gran mayoría de los productos estaban envasados, los supermercados sustituyeron a las tiendas pequeñas y surgió la necesidad de crear productos reconocibles; el envase se asociaba con la modernización, con lo que se dio el boom de las marcas.

Aunque todo el aluminio producido comercialmente proviene de un mineral (la bauxita), las tecnologías de extracción y de tratamiento del material han avanzado hasta el punto en que la producción en masa alcanza ritmos de hasta 2000 latas por minuto.

En este punto, la lata era una gran idea en espera del trampolín para convertirse en revolucionaria. Hubo varios desarrollos y acontecimientos, pero uno de ellos le permitió aligerarse, hacer más eficiente su manufactura y le abrió una paleta cromática anchísima para variar su presentación: la llegada de la lata de aluminio. A partir de 1957, el aluminio entró en la industria y en 1965 se comenzaron a fabricar latas de este metal, específicamente para bebidas.

Por otro lado, los envases de aluminio resultan muy ligeros porque gracias a la maleabilidad del material pueden formarse hojas muy delgadas. Tienen entre muchas otras ventajas, que no se afecta la calidad del contenido, impiden el paso de la humedad, gases, luz y olores, todo lo cual se traduce en una mayor vida de anaquel.

Ligero, maleable y abundante, el aluminio resultó un material atractivo porque permitió bajar los costos y aumentar el ritmo de producción.

En la actualidad, los envases de acero se elaboran con hojalata electrolítica o lámina cromada y han surgido alrededor de 30 tipos de barnices diferentes, que se aplican a las láminas metálicas con máquinas barnizadoras. Estos recubrimientos no afectan en manera alguna el sabor ni olor del producto, constituyen un aislante entre el contenido y el envase metálico: son atóxicos y evitan la decoloración de los productos. El sellado de la lata de acero se hace por medio de una soldadura eléctrica que traslapa las láminas. Al final de la década de los 80 las familias se transformaron, la forma de vida también cambió, por lo que el consumo de alimentos y productos enlatados tuvo una mayor demanda y las latas aumentaron en variedad y en formato. De ahí en adelante, en plena era de la globalización, el mercado de las latas ha derribado fronteras con todo tipo de productos: lo que antes era imposible imaginar que existía, ahora se puede conseguir en una tienda cercana. La lata ha abierto las puertas a todo un mundo de posibilidades. Con toda esta evolución, incluso la población de los lugares más remotos del mundo cuenta con todo tipo de productos envasados y el uso de las latas se ha vuelto insustituible en la vida cotidiana.

La Industria en México Los envases metálicos han incrementado su tendencia de uso en México, ya sea por sus diferentes cualidades y características en materia de seguridad, durabilidad y protección de los productos o por la elevada conciencia ambiental que conlleva a los usuarios hacia una más rápida adopción y preferencia de estos envases. Aunque fue en 1921 que comenzó la fabricación de tapas metálicas en nuestro país, a principios de los años 30 se inició en México la fabricación de envases metálicos, dando origen a este sector industrial, constituido por empresas altamente competitivas tanto a nivel nacional como internacional, con un compromiso social y ecológico total, que cubren al 100 por ciento las necesidades del mercado nacional. En México, la conciencia del reciclaje surgió a partir de las latas de aluminio, ya que es el material de envase de más alto valor económico en el mercado, seguidas por las latas de acero. De acuerdo con datos de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), en nuestro país se recicla el 99 por ciento de las latas de aluminio y el 85 por ciento de las latas de acero. Actualmente se llegan a producir un promedio de 2,500 millones de envases de acero, de los cuales el 80 por ciento se destina al sector de alimentos y bebidas y el 20 por ciento a otras industrias (pinturas, tintas, aerosoles, pegamentos, etcétera). En cuanto a los envases de aluminio, la producción nacional es de aproximadamente 12,000 millones de envases, tanto para el mercado nacional como el de exportación. En este rubro el 100 por ciento de los envases de aluminio son destinados para la industria de bebidas como son: bebidas carbonatadas, jugos, néctares y cervezas, entre otras. El consumo de envases metálicos per cápita en nuestro país es en promedio de 110 latas por habitante. Otro de los productos importantes del sector son las tapas metálicas que utilizan envases de otros materiales, como las llamadas “abrefácil” de acero y aluminio, o los casquillos utilizados en las botellas de vidrio, las férulas empleadas por la industria farmacéutica y otros productos. En la actualidad, en México se llegan a producir 35,000 millones de hermetapas, conocidas también como “tapas corona” o “corcholatas”. Las empresas que conforman la industria del envasado metálico en México destinan año tras año una importante inversión para desarrollar tecnología y modernizar la planta productiva, lo que les ha permitido contar con una mano de obra altamente tecnificada. Gracias a estas acciones, estos envases están a la vanguardia en diseño y seguridad a grado tal que son considerados punta de lanza en materia de tecnología para muchos países de América Latina. La industria de los envases metálicos genera 25 mil empleos directos e indirectos que benefician a numerosas familias que viven de ella.



En México, la conciencia del reciclaje inició a partir de las latas de aluminio, ya que poseen el más alto valor económico en el mercado, seguidas por las latas de acero



Plantas productoras de envases Las empresas fabricantes de envases metálicos cuentan con plantas que se distribuyen a lo largo y ancho de la vasta geografía nacional, con estratégicas ubicaciones tanto para las empacadoras o envasadoras de productos, como para los usuarios. Por su naturaleza, el sector de envases metálicos de México exporta de manera indirecta -a través de las marcas- una amplia gama de productos alimenticios enlatados, y exporta de manera directa envases, tapas y tapones, hacia diferentes países: Estados Unidos y Canadá, Centro y Sudamérica, países del Caribe, Europa, Medio Oriente y Asia. Las exportaciones de esta industria ascienden a $590 millones de dólares anuales, mientras que las importaciones se encuentran en el orden de $250 millones de dólares, situación que convierte en superavitaria a la balanza comercial del sector.

Ubicación de plantas productoras: Distrito Federal (Acero) Estado de México (Acero y Aluminio) Querétaro (Aluminio) Jalisco (Aluminio) Zacatecas (Aluminio) Tamaulipas (Acero) Nuevo León (Acero y Aluminio) Sinaloa (Acero) Baja California (Aluminio)

Las normas en la industria La industria de envases metálicos en México se ha preocupado por cumplir con todas las Normas y regulaciones nacionales en todos sus procesos de fabricación de latas. Ello bien le ha valido el reconocimiento como el sector productivo que más ha trabajado en esta materia, tanto en las Normas Oficiales Mexicanas (NOM’s) con carácter obligatorio, como en las Normas Mexicanas de Envase y Embalaje de Referencia No Obligatorias (NMX’s), reguladas por la Secretaria de Economía, PROFECO, Secretaría de Salud y COFEPRIS, las cuales evalúan los siguientes importantes puntos: 1 2 3 4 5

Etiquetado (información comercial y nutrimental) Determinación de la hermeticidad Medición de defectos Evaluación del cierre Determinación de la capa de barniz con grado alimenticio

Entre las Normas más importantes para esta industria en México, se encuentran: NORMA Oficial Mexicana NOM-024-SCT2/2010, Especificaciones para la construcción y reconstrucción, así como los métodos de ensayo (prueba) de los envases y embalajes de las sustancias, materiales y residuos peligrosos. NORMA Oficial Mexicana NOM-007-SCT2/2010, Marcado de envases y embalajes destinados al transporte de sustancias y residuos peligrosos. NORMA Oficial Mexicana NOM-003-SCT/2000, Características de las etiquetas de envases y embalajes destinadas al transporte de sustancias, materiales y residuos peligrosos. NORMA Oficial Mexicana NOM-051-SCFI/SSA1-2010, Especificaciones generales de etiquetado para alimentos y bebidas no alcohólicas pre envasados -Información comercial y sanitaria. NORMA Oficial Mexicana NOM-050-SCFI-2004, Etiquetado general de productos. NORMA Oficial Mexicana NOM-251-SSA1-2009, Prácticas de higiene para el proceso de alimentos, bebidas o suplementos alimenticios. NORMA Oficial Mexicana NOM-130-SSA1-1995, Bienes y servicios. Alimentos envasados en recipientes de cierre hermético y sometidos a tratamiento térmico. Disposiciones y especificaciones sanitarias. NORMA Oficial Mexicana NOM-002-SSA1-1993, Salud ambiental. Bienes y servicios. Envases metálicos para alimentos y bebidas. Especificaciones de la costura. Requisitos sanitarios. NMX-EE-59-NORMEX-2000, Envase y Embalaje - Símbolos para el manejo, transporte y almacenamiento. NMX-EE-148-1982, Envase y Embalaje - Terminología básica.

Más allá de las normas La industria de envases metálicos está conformada por empresas limpias, seguras y reconocidas por la Secretaría del Trabajo y Prevención Social, Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales y la Secretaría de Salud. Además cuenta con el Reconocimiento de Empresas Socialmente Responsables y con la Certificación de Empresa Limpia, cumpliendo cabalmente con la ISO (Organización de Estándares Internacionales, por sus siglas en inglés), que las consolidan como un importante sector para la economía del país.

¿Sabías que…?













En el área metropolitana de México más de 2,500 familias viven del reciclaje de las latas.



Los coleccionistas de latas han llegado a pagar hasta $6.000 dólares por una lata antigua.



Las latas son los únicos envases que se reciclan al 100 por ciento de manera indefinida, el acero y el aluminio no pierden sus características.



Las latas de aluminio para bebidas están hechas con el material que conduce el frío de manera más eficiente.



Aunque las latas fueron inventadas en Europa, fue en América en donde se les dio un consumo en el mercado masivo.



El sector de envases metálicos ha sido detonador del desarrollo de otras industrias en nuestro país.





Los envases reutilizados disminuyen los costos de producción de industrias como la construcción, automotriz, electrodoméstica, electrónica o mueblera, entre otras más que se abastecen de estos materiales. Al utilizar o consumir productos en envases metálicos, se contribuye significativamente a la disminución de la cantidad de basura que va a dar a los tiraderos diariamente.

Una lata de conservas de la II Guerra Mundial envasada en Estados Unidos en 1948, únicamente presentó una ligera merma en aroma y sabor, 64 años después.

Capítulo 2: la lata y su transformación Dos de los materiales más abundantes de la corteza terrestre son el hierro y la bauxita, indispensables para la fabricación de los envases metálicos. Con el desarrollo de latas de acero y aluminio, esta industria forma parte de la vida cotidiana. Se puede decir que se vive una “civilización de la lata”, ya que gracias a ella se pueden obtener con facilidad artículos más seguros y económicos. Los productos enlatados son cada vez más accesibles y la innovación y apoyo que ofrecen las latas, se traduce en más tiempo libre para realizar otras actividades.

Dos materias primas indispensables Un envase metálico es un recipiente rígido que contiene líquidos, sólidos o gaseosos, que puede cerrarse herméticamente. Las latas de acero se fabrican a partir de la aleación del hierro con el estaño y esto se convierte después en lámina electrolítica o lámina cromada (TFS por sus siglas en inglés, “libre de estaño”). Los envases de aluminio se fabrican a partir del mineral llamado bauxita, que se convierte en alúmina y posteriormente en aluminio y lámina de aluminio.



La bauxita es el mineral a partir del cual se fabrica el aluminio





El acero es un metal que se obtiene al mezclar hierro y carbón





La industria del acero es muy importante a nivel mundial; en algunos países sostiene parte de su economía



Acero El acero es una aleación o metal que se obtiene al mezclar distintos materiales, como el hierro y el carbón, que tiene como propiedades gran dureza y a la vez elasticidad. En la antigüedad esta aleación se convirtió en el material favorito para hacer espadas y armaduras, por ser fuerte y a la vez flexible. A mediados del siglo XIX, la producción del acero se vio transformada debido a que el inglés Henry Bessemer eliminó las impurezas del arrabio líquido y redujo su contenido de carbono, mediante la inyección de aire. A partir de entonces, la producción de acero ha evolucionado de tal manera, que forma parte de una industria muy importante a nivel mundial, con la que incluso algunos países sostienen parte de su economía.

Extracción, disposición y transformación de la lámina En la corteza terrestre podemos encontrar diversos materiales que ayudan en la fabricación del acero, siendo el más importante el hierro. En total, este mineral se encuentra en el 12 por ciento de la corteza terrestre, lo que quiere decir que se tienen 2000 años más de él, sin contar además, que es 100 por ciento reciclable –lo que nos da aún mayor disponibilidad-. Existen cuatro procesos principales para que el acero se convierta en un envase:

• Sinterización: después de haber sido extraído de la naturaleza, la mayor parte del mineral de hierro (la más fina) se aglomera con cal y coque. Éste es el primer paso para elaborar la materia básica que produce acero. • Reducción: una vez preparada la materia prima, es llevada a un alto horno. En esta etapa el carbón tiene dos funciones: se utiliza para calentar el horno a 1500 ºC, temperatura indispensable para la fundición del mineral, y posteriormente como reductor asociado con el oxígeno que se desprende del mineral, debido a las altas temperaturas. Cuando se ablanda puede tomar la forma de lingote de hierro. El principal objetivo de este paso es disminuir al máximo el oxígeno. • Refinación: se hace con la finalidad de eliminar el carbono en el hierro fundido, que sigue estando presente en aproximadamente 4 por ciento. En esta etapa, el arrabio líquido contribuye a que las impurezas se reduzcan al máximo. Al final de este proceso, el contenido de carbón es alrededor del 2 por ciento. • Laminación: el acero ya formado mecánicamente por rodillos industriales, se deja al espesor de las placas que se necesiten. Este proceso es clave para la producción de latas de acero.

Propiedades Algunas propiedades de los envases de hojalata son: resistencia, estabilidad térmica, hermetismo, magnetismo, integridad química, versatilidad y posibilidad de impresión. La hojalata cuenta con características especiales para estar en contacto con los alimentos de manera segura. Se forma por seis capas: el acero base, la aleación de acero, el hierro, el estaño libre, la zona de pasivación y una película de aceite orgánico o lubricante. La hojalata tiene acero como material base, con un recubrimiento de estaño o cromo de cierto espesor. El acero le proporciona la robustez al envase, mientras que el estaño da protección química, además crea una superficie adecuada para la aplicación de barnices. Por su gran resistencia al impacto y al fuego, la hojalata, además de su inviolabilidad y hermetismo, ofrece al consumidor el mayor índice de seguridad en cuanto a conservación prolongada de alimentos, por lo que brinda la posibilidad de tener almacenados fácilmente y sin ocupar mucho espacio, todos los productos necesarios para la supervivencia. El estaño es un elemento fundamental para la fabricación de envases de hojalata, ya que es el recubrimiento del acero base. En la actualidad se usan procesos electrolíticos, los más importantes son el halógeno, el ferrostán y el alcalino. Los envases de acero libres de estaño o TFS tienen buena resistencia a la compresión y se han hecho populares, sobre todo para la conservación de alimentos.

Fabricación de las latas de acero Al principio, las latas se elaboraban de forma artesanal, una a una, cortando la lámina con sierras o con tijeras accionadas por un pedal; se moldeaba el cuerpo en un molde cilíndrico y se soldaban las juntas de los extremos. En la parte superior se dejaba un orificio para introducir el alimento. Con los adelantos posteriores en la fabricación del acero, a partir de la hoja plana se formó un tubo común, soldando las orillas de metal con un doblez alrededor de las pestañas, para conformar, rolándose, el cuerpo de la lata. Este doble sello la provee de un cierre hermético. Los fondos son aplicados por el fabricante, engargolándose. Las tapas se aplican por el envasador. Los envases de tres piezas se fabrican a partir de una lámina cortada en plantillas, que es enrollada y unida por los extremos, formándose así la costura lateral. En un estudio elaborado por la Cámara Nacional de Fabricantes de Envases Metálicos y la Cámara Nacional de la Industria de Conservas Alimenticias se determinó que “las latas abolladas no son un riesgo potencial para la salud de quien las consume”; dicho estudio se realizó de acuerdo con los procedimientos y pruebas establecidos por las normas nacionales e internacionales que aplican para este objetivo.



Se han desarrollado nuevos barnices y recubrimientos poliméricos, los cuales mantienen al envase de aluminio como uno de los principales dentro del mercado



Aluminio La bauxita, mineral a partir del cual se fabrica el aluminio, constituye el 8 por ciento de la corteza terrestre y es el tercer elemento más abundante, únicamente superado por el silicio y el oxígeno. En 1930 se comenzó a usar el aluminio como material de envase, específicamente para cervezas y bebidas carbonatadas, pero ha sido a partir de la década de los 80 cuando se incrementó la aplicación del material para este fin; en la actualidad, la mayoría de las bebidas carbonatadas, jugos, néctares, cervezas, bebidas mezcladas y cocteles, y otros –como el café y el té- vienen en latas de aluminio. El aluminio tiene entre sus propiedades: ligereza, maleabilidad, resistencia a la oxidación, impermeabilidad a gases y radiaciones, así como probada inocuidad del metal y sus sales. Este metal se ha transformado en los últimos años, con aleaciones específicas y tratamientos de superficie para mejorarlo. Se han desarrollado nuevos barnices y recubrimientos poliméricos, los cuales mantienen al envase de aluminio como uno de los principales dentro del mercado.

Obtención del aluminio En forma natural, el aluminio existe combinado con otros materiales muy estables: los silicatos y óxidos, lo que en un principio dificultó las investigaciones y métodos de obtención. La extracción consta de dos fases:

1. El óxido de aluminio extraído de la bauxita: por medio de reacciones químicas desencadenadas cíclicamente, que inician con la mezcla de bauxita triturada con sosa cáustica líquida. El aluminio se separa del residuo insoluble, también conocido como “lodo rojo”, por método de precipitación. Por calcinación del hidróxido se obtiene la alúmina, que tiene una apariencia similar a la sal de cocina.

2. Reducción electrolítica del óxido de aluminio: el óxido de aluminio se disuelve en criolita fundida en una mezcla de densidad distinta a la del aluminio, con lo que ésta sedimenta, evitándose su oxidación en el oxígeno de la atmósfera. Así puede ser descompuesta electrolíticamente en una cuba que actúa de cátodo, con electrodos de carbón que actúan de ánodo. En el cátodo se deposita aluminio líquido que cae por gravedad al fondo de la cuba electrolítica, de donde se retira. De este proceso sale el aluminio con una pureza de entre el 93.3 y el 99.8 por ciento. El aluminio primario obtenido de esta forma no se utiliza solo sino aleado con otros metales que incrementan sus propiedades y cualidades.

Proceso de manufactura El aluminio primario se funde y alea con elementos como el magnesio, cobre, manganeso, entre otros, y se obtienen lingotes que son enviados a la planta de laminación. La extrusión es el proceso en el que se someten a gran presión los lingotes cilíndricos precalentados. Cuando la barra se enfría, es cortada en piezas más pequeñas que son alargadas de las puntas para que queden totalmente rectas. Finalmente la placa es pasada por unos rodillos que ejercen presión para obtener la lámina del espesor deseado. Para darles un acabado se realiza un proceso de anodizado. • Anodizado: proceso con el que se transforma la superficie del aluminio en óxido de aluminio. Este óxido constituye una excelente protección y ofrece una alta resistencia a la corrosión en cualquier ambiente al que se exponga. • Recubrimiento: proceso por el cual se añade al aluminio un revestimiento de color. Es preciso calentarlo a la temperatura justa para conseguir la adherencia del pigmento de color.

Fabricación de latas de aluminio • Para la formación del cuerpo de las latas, el proceso comienza cuando se desenrolla la hoja de aluminio para alimentar la prensa que formará la copa o base inicial del envase. • El siguiente paso consiste en estirar, planchar y formar el domo que le da la forma inicial al bote. A este proceso se le conoce como lata húmeda. • En el lavado las latas son limpiadas y pretratadas para la decoración y para el revestimiento interno. Al final de este proceso la lata es llamada lata brillante. • En la impresión y barnizado, las latas se posicionan en un “mandril” para posteriormente pasar a través de una decoradora rotativa que imprime hasta ocho colores en una sola pasada. Después se mueven a otra estación en donde se les aplica un barniz protector transparente. • En el barnizado de arillo del domo, las latas se llevan a un aplicador que pone un barniz protector al borde del domo.

• En la formación del cuello y pestaña, a las latas se les forma un cuello en la parte superior para reducir su diámetro y formar una pestaña que servirá para embonar la tapa y lograr la hermeticidad.

• Durante el horneado, las latas van a través de un transportador a un horno para el secado de la impresión y los recubrimientos exteriores, es decir, alcanzar la polimerización del recubrimiento. A esta lata se le llama lata impresa o decorada.

• En las pruebas de inspección las latas decoradas limpias pasan a través de sensores de luz —que detectan si el aluminio tiene poros— y que rechazan las latas defectuosas. Todas las latas pasan por este proceso.

• El recubrimiento interior es un revestimiento interior que aísla al líquido del metal.

• En la misma estación se cuenta con un sistema videoinspector que detecta problemas de fabricación tanto en la transformación del metal, como en la aplicación de los barnices interiores. Superado este proceso se considera la lata como terminada. • En el paletizado y empaque, las latas se apilan en camas para forma un pallet, el cual se fleja y se cubre con una película plástica externa para protegerlas del medio ambiente. Las latas vacías están listas para ser entregadas al cliente. La fabricación de las tapas tiene un proceso más sencillo pero de mayor precisión que el del cuerpo de las latas, que se resume en tres etapas: • La formación de la tapa base • La aplicación del recubrimiento • La conversión, que es la integración del anillo y el remache a la tapa Las latas de aluminio se integraron rápidamente al mercado debido a su facilidad para moldearse, su soporte a la presión carbonatada y por su menor peso y mayor resistencia. Pero el elemento más importante es que se pueden reciclar y esto responde a la conciencia de ser amigables con el ambiente.

Proceso de fabricación de

Desenrollado

Lubricación

Formado de copas

latas de aluminio para bebidas

Formado de cuerpo y recortes

Lavado y secado de latas Secado de impresión

Impresión y barnizado exterior Lubricado de cuello Secado de atomizado Formación de cuello y pestaña

Atomizado interior

Transportación de pallets

Protección de pallets

Flejado de pallets

Paletizado de latas

Video inspector

Probador de hermeticidad

Desarrollo tecnológico Debido a diversas exigencias, tanto sanitarias como comerciales y económicas, se ha generalizado el uso de recubrimientos interiores y exteriores para los envases metálicos.

Barnices El barniz cumple su función de protección en una superficie metálica, debido a las siguientes características:

En su interior, las latas llevan recubrimientos y barnices, con el fin de proteger las características físicas y químicas del contenido. En el exterior, pueden estar decoradas con impresiones directas o cubiertas por etiquetas que se adhieren a la superficie.

• Resistencia térmica y química. El recubrimiento resiste la agresividad química del alimento (acidez o alcalinidad) y evita cualquier alteración de sabor y pérdida de integridad del envase.

Los recubrimientos protectores del metal pueden denominarse como barnices, recubrimientos orgánicos o revestimientos internos. Son empleados en los envases metálicos con el objetivo de evitar el contacto del metal con el alimento, para eliminar la reacción de corrosión y para protegerlo si el envase sufre algún golpe o abolladura que pudiera acelerar alguna reacción en el interior.

• Adherencia. Tiene buena adherencia al sustrato metálico y al barniz aplicado interiormente. • Flexibilidad. Presenta flexibilidad suficiente para resistir las operaciones de pestañeado y expansión de los cuerpos, la formación de cuellos y golpes que puedan deformar el cuerpo de la lata.

El inicio de la protección interior de los envases metálicos se remonta a 1903, cuando se empezó a experimentar con envases barnizados en el interior para envasar frutas rojas, por ejemplo, y así evitar la acción blanqueadora de la hojalata sobre estas frutas. El éxito de esos productos barnizados fue tal, que se empezaron a investigar otros tipos de recubrimientos orgánicos, para emplearse en el envasado de vegetales, pescados y carnes.

En la actualidad se han desarrollado resinas orgánicas y barnices base agua, que han mejorado la resistencia y seguridad del barnizado interior y exterior de las latas. Gracias al recubrimiento con barniz interno, los alimentos en latas de acero no entran en contacto con el metal; además la soldadura de los cierres es eléctrica y utiliza un hilo de cobre solamente como conductor. En el caso de las latas de aluminio el proceso no requiere de soldadura.

En la actualidad se elaboran alrededor de treinta diferentes tipos de barnices, aunque con algunos productos se utilizan latas sin recubrimiento. Éstos se aplican con máquinas barnizadoras que distribuyen el barniz líquido en las láminas, por medio de un rodillo de acero y otro de poliuretano, que trabajan en conjunto para su aplicación en la lata.



Los frutos rojos conservan su color gracias al barniz interior de la lata



Beneficio

Acero

Aluminio

Plástico

Vidrio

Media

Cartón Multicapas Baja

Resistencia a la presión interna Dureza

Alta

Media

Rígido

Flexible

Flexible

Flexible

Rígido

Resistencia a golpes Resistencia a las altas temperaturas Impermeabilidad

Alta

Media

Baja

Baja

Baja

Alta

Alta

Baja

Baja

Alta

Alta

Alta

Baja

Baja

Alta

Protección contra la luz Inviolabilidad

Alta

Alta

Baja

Alta

Baja

Alta

Alta

Baja

Baja

Alta

Antigüedad del uso del material como envase

200 años

50 años

80 años

30 años

500 años

Alta

¿Sabías que…?



A una velocidad de 2000 latas que se producen por minuto, se imprimen más de 30 latas por segundo.

La tolerancia del espesor de las paredes de una lata se controla en diezmilésimas de pulgada (es decir, mucho menor al grosor de un cabello humano).

Si pusiéramos en línea recta la producción anual de latas de aluminio en México (12,000 millones), daríamos una vuelta y media de la Tierra a la Luna.















Aunque una lata tenga algún golpe o abolladura no sufre ningún daño en su interior, gracias a sus recubrimientos. Debido a las características de las latas de acero y de aluminio, se puede hacer un apilamiento vertical u horizontal, lo que se traduce en un gran ahorro de espacio en su almacenamiento y transportación. Además de alimentos, los envases metálicos contienen de una manera segura sustancias como gasolina, solventes y todo tipo de aerosoles. El barniz evita que el alimento tenga contacto directo con el metal. El atún de lata es una excelente fuente de proteínas, minerales y Omega 3, los cuales son esenciales para el cuerpo humano.

Capítulo 3: usos y aplicaciones Las razones de la gran diversidad de aplicaciones de las latas no son ningún secreto; al final, 200 años de innovaciones aplicadas a su desarrollo las han llenado de atributos. Tanto para las industrias que las utilizan como para los consumidores que las compran, las latas tienen ventajas difíciles de superar.

Principales características HERMETICIDAD Preserva el producto (ya sea líquido, sólido o gaseoso) por aislamiento total del ambiente exterior. Así, estos envases pueden garantizar al 100 por ciento la protección de los alimentos contra agentes patógenos que se encuentran en el ambiente y evitan la descomposición de los nutrientes por la entrada de la luz, los olores o el oxígeno.

RESISTENCIA Gracias a la dureza del material, es posible proteger el contenido del envase de agentes externos y abolladuras. Su resistencia mecánica es una ventaja en el proceso de envasado a presión o al vacío.

BAJO PESO La lata de aluminio es más liviana que otros empaques, lo cual facilita su manipulación, almacenaje y ahorro de combustible para su transporte. La lata de acero ha reducido considerablemente el espesor de la hojalata, por lo que es ahora mucho más liviana que hace algunos años.

LARGA VIDA DE ANAQUEL

ESTABILIDAD TÉRMICA

FÁCIL DE ALMACENAR

El acero no cambia sus propiedades cuando es expuesto a altas temperaturas, de ahí su capacidad para mantener los alimentos inocuos en los diferentes procesos térmicos de su elaboración.

OPACIDAD Evitar el paso de la luz permite que los alimentos y las bebidas contenidas en una lata se conserven durante tiempo indefinido, sin perder sus cualidades. Algunas vitaminas -como la C, E, D y B12- son susceptibles a la acción de la luz, por lo que la opacidad en el material es una gran ventaja.

La lata se caracteriza por conservar el producto durante más tiempo que ningún otro envase; la larga vida de anaquel da innumerables ventajas al empacador en el manejo de su producción para el almacenamiento y la comercialización.

Las latas, tanto de acero como de aluminio, pueden ser apilables, ahorrando espacios importantes en su almacenaje. Además, al no requerir refrigeración, propician un importante ahorro de energía a lo largo de la cadena de distribución.

MAGNETISMO La lata de acero puede separarse fácilmente de otros desperdicios, lo que agiliza su separación y reciclaje.

VERSATILIDAD Y DISEÑO En términos de producción, la lata también tiene pocos competidores, ya que no sólo es un envase que puede asumir diferentes formas y tamaños, sino que permite la reproducción fiel y rápida de colores e imágenes.

RECICLABLE Los envases tanto de acero como de aluminio son los únicos 100 por ciento reciclables, ya que gracias a su valor económico en el mercado del reciclaje cumplen todos los requisitos para que sus materiales sean reutilizados tanto en ésta como en otras industrias.

Oxidación Una gran ventaja de las latas de acero es que al desecharse inician su proceso de oxidación, lo que permite reincorporar al ecosistema las propiedades de sus minerales.

Tipos y usos El envase de hojalata puede encontrarse en diversas formas y en consecuencia, tener distintos usos. Para clasificarlos, algunos autores han elegido criterios como: forma (cilíndrico, transcónico); sección transversal (redondo, rectangular, oblongo, etc.); número de piezas (dos o tres); elaboración (acuellado, expandido o acordonado); y cierre (por fricción, roscado, etc.).

1. POR SU FORMA

Tipo

Descripción

a) Cilíndrico

Pueden tener dos o tres piezas, aunque a veces el fondo y el cuerpo forman una sola. Tienen un cuerpo de forma cilíndrica, fondo y tapa planos o ligeramente cóncavos. Es la forma más común de envase metálico.

b) Transcónico

Recipiente metálico de pared rectilínea, con un extremo más ancho que la base. El ejemplo más claro está en las cubetas o productos promocionales en forma de cubeta.

2. POR SU SECCIÓN TRANSVERSAL

a) Envase circular

Lo encontramos en latas de alimentos, como atún, verduras, frutas en almíbar o bebidas, entre muchos otros.

b) Envase cuadrangular

Para té, café o condimentos.

c) Envase rectangular

Sirve comúnmente para algunos alimentos cocidos.

d) Envase oblongo

Puede contener patés y algunos mariscos.

e) Envase ovalado

Para sardinas, por ejemplo.

f) Envase trapezoidal

Es poco común y puede ser utilizado para artículos promocionales o contenedores (alcancías, estuches, etc.)

3. NÚMERO DE PIEZAS Como se vio en el capítulo anterior, la fabricación de envases metálicos puede ser de dos piezas (cuerpo-tapa), cuando el fondo está unido al cuerpo desde su mismo proceso de elaboración y cuya forma puede modificarse por estiramientos como en las latas de atún o de refresco. Y también están los de tres piezas (fondo-cuerpo-tapa), en los cuales se coloca por medio de una operación mecánica llamada “doble cierre” la tapa y el fondo con el cuerpo ya enrollado y unido por una costura lateral.

4. DESDE SU ELABORACIÓN a) Acuellado: cuando se reduce (dos o tres veces) uno de los extremos del envase, comúnmente, la parte superior. b) Expandido: se realiza cuando se aumenta la sección transversal del envase ya sea para facilitar el llenado o por motivos de diseño. c) Acordonado: cuando se le forman “anillos” (conocidos como cordones) al cuerpo del envase que sirven para darle más resistencia al colapsado horizontal.

5. TIPO DE CIERRE Los cierres constituyen uno de los elementos más importantes para lograr la conservación de los productos hasta que llegan con el consumidor final. Por tal razón, su diseño y funcionalidad son claves para que un producto triunfe en el mercado. Los cierres se clasifican de la siguiente manera: a) Cierre por fricción: donde la tapa se remueve con la presión de un dedo, por deslizamiento y haciendo palanca. Un típico ejemplo de este lo utilizan las latas de pinturas o ceras para el calzado o las pinturas. Dependiendo del tipo de borde, puede haber cierre de fricción simple, múltiple o total. b) Cierre roscado: se usa cuando el envase tiene un cuello roscado y se requiere que éste pueda abrir y cerrar varias veces, como sucede con algunos envases para lubricantes, solventes o tintas. c) Doble cierre: es el más utilizado en los envases metálicos. Es un cierre de tipo permanente que se logra al traslapar el gancho de la tapa con la pestaña del cuerpo. d) Atmosférico: se utiliza para líquidos y sólo permite la salida del contenido a través de un aspersor, como en el caso de los aerosoles.

Importancia y practicidad de las tapas La evolución de los envases ha llevado también al desarrollo de tapas resistentes y efectivas para utilizarse en múltiples aplicaciones. Las tapas (como los cierres) constituyen los puntos de contacto más directos entre el consumidor y su producto, y de ellas depende, en gran medida, su satisfacción. Finalmente, cuando se adquiere algún producto en lata, lo menos que se desea es perder tiempo y esfuerzo en abrirlas. La función principal de las tapas y de los cierres es mantener el envase sellado de manera que el producto contenido no se derrame o exponga a condiciones del ambiente -con posibilidad de dañarlo o contaminarlo- con la finalidad de cumplir con varias leyes de calidad para conservar el peso, volumen y cantidad del producto. Asimismo, las tapas son las responsables de prevenir los cambios de presión o la transmisión de oxígeno, vapor de agua o elementos extraños dentro del envase. Aunque existe gran diversidad de materiales para fabricar tapas, las metálicas (de aluminio u hojalata, principalmente) son las más resistentes que hay en el mercado; al mismo tiempo se caracterizan por ser ligeras, maleables y menos vulnerables a la corrosión atmosférica. Además, no reaccionan fácilmente con otros componentes y pueden combinarse con recipientes de lata pero también de otros materiales como el vidrio y el plástico. Existen también tapas metálicas que son utilizadas para productos envasados al vacío en vidrio. Éstas son muy prácticas porque mantienen la presión positiva fuera del envase y generan un ambiente vacío dentro de él. Así, se evita que ocurran reacciones químicas que alteren el producto. Las tapas de este tipo más utilizadas actualmente son: la giratapa Lug Cap (‘Twist-Off’ o ‘gira-destapa’), con cierres, muescas y un cierre eficaz que no necesita ninguna herramienta para removerla, y la tapa PT (‘Press-onTwistOff’ o ‘presiona-gira-destapa’) sin cierres ni muescas, pero con un botón de seguridad que se ha venido utilizando en los últimos años para alimentos infantiles, entre otros.



Las tapas evitan cualquier tipo de fuga ofreciendo un sellado perfecto



El siguiente cuadro muestra los principales tipos de tapas de aluminio y de hojalata:

Tipo de tapa

Características

Estándar

Se fabrica con rosca o pestañas que funcionan como un sellado de rosca.

Inviolable

Tiene forma de casquillo con un anillo de seguridad en la parte inferior y tiene una línea perforada. Cuando se abre, la sección perforada se desagarra, lo que significa que no puede ser utilizada de nuevo. Se usa en la industria vitivinícola, farmacéutica, también para los aceites comestibles y la industria refresquera.

De papel de aluminio

Es una cubierta ligera y muy delgada que se destruye cuando se abre el producto. Puede abrirse sin necesidad de ningún dispositivo y en algunas ocasiones, funciona como barrera al paso de agentes externos. La encontramos en jugos, gelatinas, yogures y otros lácteos.

Abre fácil

Es una tapa (de aluminio y de hojalata) que se abre totalmente por medio de un arillo. Tiene un cierre sellador hermético y no requiere de otro dispositivo ya que el arillo permite abrir el envase jalando la tapa. Se utiliza principalmente en bebidas y alimentos.

Hermetapa

Tiene estrías curvas que se adhieren a la boca del envase y que impiden, mediante un sellado hermético, cualquier tipo de fuga. Se utiliza en bebidas como refrescos y cervezas.

Roscada

Su rosca sella con el reborde de la cuerda de la corona del envase. Es la famosa tapa-rosca que encontramos en varios envases para bebidas.

Giratoria o Twist-off

Tiene aspas que se engranan con la cuerda de la corona del envase, lo que permite una mayor practicidad para productos envasados pasteurizados y esterilizados como las mermeladas, salsas y aderezos. No se destruye y permite abrir y cerrar el envase una y otra vez.

Para vaso

Es una tapa hermética unida al cuerpo del envase por medio de una arandela de hule. Se destruye al ser retirada.

Unitapa

Tiene el exterior liso con un borde interior que engrana con los hilos de la corona del envase. Se usa comúnmente en algunos jugos o salsas.

Para envase sanitario de dos piezas

Tiene un sellador para lograr un cierre hermético, que no se reusa y que requiere una herramienta para poder abrirse.

Metálica giratoria

Puede ser de hojalata o aluminio y sirve principalmente para envasar productos calientes. Cuando el contenido se enfría, el vacío que se crea absorbe el metal hacia dentro, lo que produce una tapa de forma cóncava, pero cuando se abre la tapa recupera su forma original al liberar dicho vacío. Para resellarla, se presiona el centro de la tapa hasta que pierde la forma abombada y emite un sonido de vacío.

Por fricción

La que es por fricción simple, está troquelada y tiene un cierre de fricción. Para retirarla, es necesario abrirla por los bordes. Se utiliza en los productos alimenticios en polvo o granulados. La que es por fricción múltiple funciona igual aunque tiene surcos concéntricos en la boquilla del envase.

Otros productos de la industria Si nos adentramos en el día a día de algunas industrias, sean químicas, de alimentos, electrodomésticos, transporte, energía, construcción o fármacos, veremos que el embalaje de acero y aluminio representa una ventaja increíble para su producción y su integración en el mercado. Destacan, por ejemplo, las tintas inmobiliarias envasadas en lata, utilizadas comúnmente por las empresas de arquitectura o construcción. Productos químicos como tintas, aceites y barnices son envasados en lata porque así pueden transportarse fácilmente y soportar largas distancias, garantizando a quienes trabajan en estas industrias y que dependen de la confiabilidad de estas sustancias, lograr un trabajo eficaz. Otra industria que es ampliamente beneficiada por los envases metálicos es la automotriz. En ella, las latas son los envases más aceptados y utilizados para transportar pinturas, por su alta resistencia a la corrosión y los impactos y porque permiten la conservación y durabilidad de los materiales que más tarde servirán para el funcionamiento o estética de un automóvil. También la industria de la agricultura, especialmente la parte que se enfoca al control de plagas, utiliza frecuentemente los plaguicidas en lata, debido a la practicidad y seguridad del envase. Además de estas industrias y de las dedicadas a los alimentos y las bebidas, que son las que más utilizan los envases metálicos, existen otras igualmente beneficiadas por contenedores elaborados con este material, que hacen la vida más sencilla. Destacan las cubetas, tinas, latas alcoholeras, los tambores metálicos, las cajas de acero y de aluminio para diversos usos y latas decorativas.

¡Diversión en lata! La diversidad de usos y aplicaciones de la lata también ha llegado al mundo del arte y del entretenimiento, y merecen ser mencionados aparte para entender, más allá de los beneficios propios del material, su impacto en la cultura y en nuestra vida cotidiana.

• En busca del corazón En el mundo del entretenimiento, ¿quién podría estar más relacionado con la lata que el mismísimo “Hombre de Hojalata”? El personaje que va en busca del Mago de Oz para pedirle un corazón se volvió famoso en 1939, cuando el libro de Lyman Frank Baum fue llevado a la pantalla grande. Su historia inicia cuando una bruja lo convierte en hojalata y él, desesperado por no poder sentir, inicia un viaje para ver al mago junto con tres compañeros: la niña perdida que quiere volver a casa, el león que desea ser valiente y el espantapájaros que anhela un cerebro. La historia sigue teniendo tal éxito que incluso en 2007 se estrenó una miniserie que adapta y continúa la historia original. ¿El nombre? Tin man (El Hombre de Hojalata).

• ¡Qué lata! Basta con echarle un oído a nuestro lenguaje para percatarnos de la presencia de la lata en nuestra vida cotidiana. “¡Qué lata!, ¡Eres un latoso!, ¡Deja de dar lata!”, son expresiones utilizadas coloquialmente en el español para referirse a algo o a alguien fastidioso, que causa hastío o disgusto. Aunque su origen es incierto, hay algunas hipótesis que señalan que la expresión tiene que ver con la remotísima costumbre de usar envases y recipientes de lata para hacer ruido y armar alboroto en fiestas y carnavales en diversas culturas. Aunque ese concepto de “dar lata” estaba relacionado con un ánimo de alegría y celebración, posiblemente el sonido estridente del material dio pie a la expresión que conocemos ahora, con un significado mucho menos festivo.

• De la lata al arte Quizás la muestra más significativa de la lata en el arte sea la que sirvió de inspiración para el surgimiento de uno de los movimientos más importantes de los años 60: el Arte Pop o “Pop Art”, una corriente que utilizaba las figuras y los elementos de consumo cotidiano para crear arte. En 1962, el estadounidense Andy Warhol creó 32 lienzos individuales con la imagen de las latas de cada uno de los sabores de sopa que ofrecía la empresa Campbell’s. Su obra, conocida hasta ahora como “Latas de sopa Campbell’s” y elaborada mediante un proceso semi mecanizado de serigrafía, fue presentada en Los Ángeles en ese año, con varias críticas debido a que los motivos mundanos de Warhol se oponían al expresionismo y misticismo del arte de la época. Cuando alguien le preguntó sobre el motivo de su inspiración, Warhol dijo que quería producir algo que tuviera un gran impacto y fuese suficientemente diferente de las obras de los otros pintores del Pop Art como Lichtenstein y James Rosenquist. Sobra decir que logró su cometido. Aunque el impacto de su obra fue moderado en los 60, hoy existen pocos estudiosos del arte que no vean en Warhol y en su exposición la clave para el surgimiento y trascendencia de esta corriente en el mundo.

• La moda de las espinacas Otra lata famosa en el campo del entretenimiento y que sirvió de inspiración, incluso para que millones de personas vieran los beneficios de un alimento enlatado, fue la llevada al estrellato por las manos del dibujante Elzie Segar y su personaje “Popeye, el Marino”. ¿Quién no recuerda la forma en que Popeye se convertía en un marinero con una fuerza sobrehumana con tan sólo comerse de un tirón una lata de espinacas? Con el personaje, la verdura en lata logró tal aceptación y fama que incluso la ciudad texana de Cristal City, dedicada a la producción de espinacas, llegó a construir una estatua en su honor por haber propiciado un increíble aumento en su consumo.

• Cine en lata La lata no sólo tuvo impacto en los cómics. El cine experimentó un increíble golpe de suerte gracias a una simple lata, donde se guarda la película de 35 milímetros. Fue en noviembre del 2009 cuando el coleccionista británico Morace Park compró a través del portal de subastas eBay, por poco más de 50 pesos, una lata que le llamó la atención. Park se llevó la sorpresa de su vida al descubrir que la lata atesoraba una de las películas hasta ese momento desconocidas del famoso actor del cine mudo Charles Chaplin. Se piensa que la cinta titulada “Charles Chaplin in Zepped” fue producida para apoyar a los soldados ingleses en la Primera Guerra Mundial (1914-1918). El hallazgo fue tan increíble que Park realizó un documental sobre el suceso.

• Lata de alta costura La moda también ha sido trastocada por la lata, sobre todo en estos últimos años, en los que el enfoque sustentable ha puesto en boga el trinomio: “reusarecicla-reduce”. Diseñadores de moda de varios países, comprometidos con esta visión ecológica, han encontrado en la lata una materia prima buena, bonita y barata para confeccionar vestidos, bolsos y accesorios dignos de cualquier pasarela. La llamada “moda verde” ha mostrado la forma en que productos como latas, corcholatas, placas, chapas y tapas de aluminio se pueden convertir, con los respectivos toques de creatividad y talento, en verdaderas obras de arte.

• Jugar con latas Es necesario darle su sitio a la lata en aplicaciones que son, generalmente, poco utilizadas por la industria y poco imaginadas por el consumidor. Sus ventajas frente a otros materiales han sido las responsables de que hoy en día además de ofrecernos un producto, provean de algún tipo de diversión. Juguetes (carritos, aviones y muñecos); instrumentos musicales (tambores y panderos); macetas, alcancías, estuches y recipientes de diversas formas y tamaños; contenedores para alimentos poco comunes como chocolates, galletas o chicles; y hasta adornos y muebles para el hogar, son ejemplos de los múltiples usos de la lata que hacen la vida más amena. Quizá no haya necesidad de ir muy lejos. Basta haber hablado con un “teléfono” hecho con latas o haber jugado de niños al bote pateado para recordar lo fácil que es entretenerse con una lata.

¿Sabías que…? Cuando se abre un envase de lata ¡no es necesario vaciar su contenido! Un envase de hojalata es un recipiente hermético y estéril interiormente al momento de abrirse. México fue el primer país en América en usar la tapa abre fácil (incluso antes que Estados Unidos). Cuando la lata de acero entra en contacto con la tierra, reincorpora al ecosistema las propiedades de sus minerales en un lapso muy corto, gracias al proceso de oxidación de este material. A principios de los 90 los fabricantes de tapas de aluminio idearon la forma de que el anillo de la tapa permaneciera junto a ésta, para evitar su desecho indiscriminado en parques, bosques, playas y ríos. Una vez abierto, el alimento enlatado se puede conservar en refrigeración dentro de su envase original durante tres o cuatro días, sin ningún riesgo. Al pasarlo a otro contenedor, el alimento puede sufrir una contaminación ya que seguramente el nuevo recipiente no cuenta con la esterilización adecuada. El abrelatas ha sido el utensilio más utilizado en el mundo.

Al enlatar alimentos no se añaden conservadores. El proceso térmico y la hermeticidad del envase son los factores para preservar el contenido.

Capítulo 4: sustentabilidad Un envase debe ser... Práctico... para comodidad de quien lo adquiere. Seguro... para preservar y proteger el contenido durante su manipulación, transporte y almacenamiento. Amigable con el producto... el envase no debe causar ningún daño al producto y debe conservar sus características. Amigable con el medio ambiente... los materiales del envase deben ser sustentables al momento de su fabricación y reciclables en el postconsumo.



La protección al medio ambiente es una de las mayores ventajas de la industria de los envases metálicos



La lata, amigable con el medio ambiente Desde hace tiempo el mundo desarrolla nuevos mecanismos para asegurar su sobrevivencia durante más tiempo y con mejores condiciones. Diversas investigaciones y encuestas de opinión han fortalecido el factor medioambiental como una de las mayores preocupaciones de la sociedad civil, debido, entre otras razones, al cambio climático del planeta, los desastres naturales, la erosión y las modificaciones del paisaje por la mano del hombre. En la industria, uno de estos grandes desarrollos tiene que ver con la práctica sustentable en el negocio y el uso correcto de las materias primas. Las ventajas de incluir este enfoque sustentable en la industria son muchas. Quizá por ello, la sustentabilidad ha estado vinculada con la industria del envase metálico, inclusive desde que apareció el embalaje para alimentos, hace unos 200 años. Pero es hoy cuando podemos describir con mayor precisión las ventajas de estos contenedores, gracias a varias de sus cualidades más importantes: su capacidad para reciclarse, degradarse y reducir los desechos en las calles.

Líder en reciclaje De acuerdo con la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL) del Gobierno Federal de nuestro país, reciclar significa “separar o extraer materiales del flujo de desechos y acondicionarlos para su comercialización, de modo que puedan ser usados como materias primas en sustitución de materiales vírgenes”. En las sociedades modernas, el reciclaje es una de las capacidades de los productos más valoradas, pues además de prestar servicios ambientales, mitiga la escasez de recursos naturales vírgenes, disminuye los riesgos de enfermedades y de alteración de ecosistemas, reduce la demanda de espacio en tiraderos y genera grandes ahorros en el consumo de energía. Las latas -tanto de acero como de aluminio- son consideradas los envases ecológicos por excelencia, gracias a que son 100 por ciento reciclables indefinidamente, es decir, se pueden reciclar tantas veces como sean desechadas, sin perder sus características. En nuestro país se llega a reciclar el 99 por ciento de las latas de aluminio producidas cada año y más del 85 por ciento de las latas de acero. De acuerdo con la Aluminum Association, el Can Manufacturers Institute (CMI) y el Institute of Scrap Recycling Industries (ISRI), el rango de reciclaje de latas de aluminio es del 58.1 por ciento en Estados Unidos y del 64.3 por ciento en Europa. En algunos países específicos los rangos de recolección son aún mayores, como es el caso de Brasil, con el 97 por ciento, China con 99.5 por ciento, Japón con 93 por ciento, Suecia con 91 por ciento y Suiza con 90 por ciento. Mientras que el rango de reciclaje de latas de acero es de 66.8 por ciento en Estados Unidos y del 72 por ciento en Europa.

¿Cómo se reciclan? En el caso de los contenedores de acero, lo único que se requiere para su reciclaje es una previa separación del estaño que los recubre, lo cual se logra fácilmente a través del uso de imanes. Esto es absolutamente imposible con otro tipo de material. Una vez separados, se pueden vender (los materiales de recubrimiento y el acero libre de estaño) como productos nuevos de alta calidad que se utilizan como materias primas para elaborar nuevos envases o para hacer materiales para otras industrias. El proceso de separación y producción de nuevos envases de acero es tan económico, que de hecho se calcula que crearlo nuevo cuesta cuatro veces más que reciclarlo constantemente. Por su parte, las latas de aluminio pueden reciclarse después de que pasan por un proceso de fundición; en esta fase se convierten en lingotes que son transformados luego en láminas de aluminio. La mayoría de estas láminas se convierten nuevamente en latas. Cuando se utiliza aluminio recuperado en lugar de materias vírgenes para fabricar latas, se ahorra aproximadamente 95 por ciento de la cantidad de energía requerida en el proceso. Simplemente, cuando se recicla una lata de aluminio se ahorra suficiente energía como para hacer funcionar un televisor durante tres horas y media. Al igual que la hojalata, el aluminio puede convertirse en envases rápidamente: se pueden hacer hasta 2000 latas (de 355 mililitros cada una) ¡por minuto! Más allá de los números, el reciclaje de latas también ofrece una peculiar ventaja: cuando un envase se recicla, no existe diferencia con el material original, es decir, no se puede determinar en un envase qué proporción corresponde a metal reciclado, lo cual supone una ventaja frente a otros materiales, en los que la calidad de lo reciclado es inferior a la del material virgen. Además, el reciclaje de las latas brinda a otras industrias ahorros en costos para el abasto de sus materias primas. Las latas de acero recuperadas se destinan principalmente al mercado nacional (acerías eléctricas y de construcción) mientras que las latas de aluminio se destinan indistintamente al mercado nacional o a la exportación en plantas de reciclado integrales, que sirven luego para la industria automotriz (cabezas de motor, pistones o cilindros) o bien para el sector de la construcción (perfiles y estructuras). No sólo es posible reconocer la sustentabilidad de los recipientes metálicos a partir de la abundante existencia de sus materias primas, sino también otros factores como la constante mejora en la fabricación del laminado, el perfeccionamiento continuo en el diseño y las características de los envases, las formas cada vez más modernas y sustentables de envasar, proteger y preservar los productos, así como la eficiente forma de acopiar los envases vacíos para su consecuente reciclaje.

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Selección Limpieza Prensado Transportación Reciclado Fundido Laminado Cortado

De regreso a la tierra El acero tiene una cualidad excepcional y es que no contamina: cuando una lata de acero entra en contacto con la tierra se descompone en menor tiempo (entre 3 y 10 años, dependiendo de la humedad) que los envases hechos con otros materiales; se reincorpora rápidamente al subsuelo por efecto de la oxidación y su materia prima (el mineral de hierro y el carbón) vuelve a su reserva natural. Estudios recientes han revelado que el tiempo de degradación y el impacto en el ambiente de algunos envases presentan importantes diferencias en el tiempo de su degradación. Una lata de acero tarda entre tres y diez años para descomponerse, mientras que otros envases tardan mucho más. Pero además, la producción tanto del acero como del aluminio no implica un deterioro del ambiente, en el sentido de acabar con los materiales que los constituyen, por estar elaborados con los minerales más abundantes de la corteza terrestre. El acero, por un lado, está elaborado de mineral de hierro y carbón, ambos tienen un peso específico en la corteza terrestre que ocupa el 5 por ciento, lo cual quiere decir que existe en abundancia para unos 2 mil años más. Mientras que el aluminio se elabora a partir de una materia prima llamada bauxita, que ocupa el 8 por ciento del planeta, lo cual lo coloca como el mineral más abundante, con una reserva natural de más de diez mil años. Incluso, debido a su capacidad para ser reciclados, es probable que los periodos de existencia de ambos materiales se extiendan.



Tanto el acero como el aluminio son dos materiales totalmente reciclables





El alto reciclaje de las latas es debido al gran valor económico que ha alcanzado esta industria en ese mercado



Calles sin latas ¿Con qué frecuencia se encuentra una lata tirada en el piso? Podríamos aventurar una respuesta: mínima; ya que es más fácil que alguien la recoja para asegurar su reciclaje a que se quede ahí durante años. Esto se debe no solo al alto volumen de reciclaje de las latas sino al valor económico que ha alcanzado esta industria en el mercado del reciclaje. El resultado es que no se deteriora la imagen urbana con estos materiales y los basureros municipales no incrementan su dimensión, lo que sí sucede con otros materiales que constantemente aparecen en las calles y en los tiraderos. Los esfuerzos de la industria no se quedan ahí, pues en años recientes se dio por primera vez un acercamiento entre la Industria Nacional de Fabricantes de Envases Metálicos y la Academia, específicamente con el Instituto de Geología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a través de un acuerdo de colaboración que busca aprovechar de mejor manera los residuos metálicos, y cuidar con ello el medio ambiente.

Sin daños colaterales Aunado a esto, los envases de lata poseen varias cualidades en términos de sustentabilidad que han sido analizadas y verificadas a través de distintos estudios científicos. Uno de ellos es el publicado en 2006 por la Organización para la Investigación Científica Aplicada de Holanda (TNO, por sus siglas en holandés), el cual examina la ecoeficiencia en distintos tipos de envases para bebidas: latas de aluminio y de acero; envases de plástico conocido como tereftalato de polietileno (o PET por sus siglas en inglés) de un solo uso y reciclable; vidrio y cartón de un solo uso y reutilizable. La ecoeficiencia es definida por la TNO como la combinación de los costos de la fabricación de cada tipo de envase con su impacto medioambiental, el cual se midió en función de varios temas, por ejemplo: - Energía acumulada - Calentamiento global - Toxicidad humana - Reducción de ozono En varias de estas cuestiones, los envases de acero y aluminio superaron significativamente a otros, no sólo porque su producción requiere menos energía sino porque al producirlos, emiten menos dióxido de carbono y en consecuencia, contribuyen en menor medida al calentamiento global. Además, en términos de toxicidad para el ser humano y de daño a la capa de ozono, los envases metálicos tienen los niveles más bajos. Paradójicamente, los envases que resultaron ser menos ecoeficientes fueron también los que presentaron mayores gastos de producción, lo que fortalece a los envases metálicos como los que tienen menores costos. Así, de acuerdo con los valores que obtuvo cada tipo de envase, los autores del documento de la TNO colocaron cada sistema de embalaje en la llamada “gráfica de ecoeficiencia”. En ella, se pueden clasificar los envases en dos grupos, de acuerdo con la posición que guardan respecto a la diagonal que los atraviesa: los envases ecoeficientes (con bajos costos y bajo impacto ambiental) aparecen en el primer cuadrante, mientras que los no ecoeficientes (altos costos y alto impacto ambiental) se encuentran en el tercero. Los resultados, en términos de sustentabilidad, son evidentes; comparadas con otros envases, las latas de acero y aluminio resultaron ganadoras.

Las latas pueden conservar recursos • El aluminio y el acero son totalmente reciclables y nunca pierden sus propiedades físicas, lo que les permite servir como materia prima para nuevas latas y otros productos metálicos. • El 75 por ciento de todo el aluminio primario producido en los últimos 150 años está aún en uso y disponible a través del reciclaje. • El reciclaje de acero usa 40 por ciento menos agua; produce 76 por ciento menos contaminantes en el agua, 86 por ciento menos contaminantes en el aire y 97 por ciento menos en cuestión de desperdicio minero.

Las latas previenen daño y desperdicio • Proveen una protección del 100 por ciento contra aire, gas, luz, humedad y otros contaminantes. • Ofrecen mayor vida de anaquel que cualquier otro empaque, permitiendo que los productos se conserven perfectamente hasta su uso.

Las latas ahorran energía • Con el reciclaje de aluminio se logra un ahorro del 95 por ciento de la energía que se requiere para su producción primaria. Cada tonelada de aluminio reciclado ahorra la extracción de más de cuatro toneladas de bauxita, el mineral primario de donde el aluminio es extraído. • Con el reciclaje de acero se logra un ahorro del 74 por ciento de la energía requerida para la producción primaria; cada tonelada de acero reciclado ahorra 1.5 toneladas de veta de hierro y media tonelada de carbón mineral. • Para conservarse, los productos enlatados no requieren ni de refrigeración ni de congelación, lo que ahorra energía tanto a productores como a transportistas, comerciantes y consumidores.

Las latas mantienen al consumidor seguro • Ya que el metal es fuerte y rígido, protege y conserva los productos mejor y durante mayor tiempo que cualquier otra forma de empaque. • Al estar herméticamente selladas las latas protegen al contenido de gérmenes que lo volverían tóxico, así como del aire y de la luz, que de infiltrarse disminuirían su valor nutricional. • Los frutos y vegetales frescos son enlatados inmediatamente en el punto exacto de madurez, atrapando así su sabor y valores nutritivos.

Bajo costo, mayor beneficio económico • Las latas se llenan más rápidamente en las líneas de producción y requieren de un mínimo de empaque secundario. • Su ligereza y forma cúbica permiten que sean transportadas en mayor cantidad y con un gasto menor en combustible. • Como no requieren refrigerarse ni congelarse ahorran dinero durante su almacenamiento, transporte y distribución.

Una industria verde La industria de la lata en México está consciente de que la gestión ambiental está íntimamente ligada con la eficiencia operativa y la creación de valor para todos los que participan en el negocio del envase metálico. Para muestra, los $500 millones de dólares que ésta ha invertido en los últimos años para la instalación de equipos que reducen las emisiones de contaminantes. En poco tiempo, se ha tomado tan en serio la inversión en un negocio sustentable con importantes sumas para la sustitución del gas LP por gas natural, la utilización de plantas de energía renovable, la búsqueda de estrategias para adelgazar las paredes de los envases que conlleve a una disminución en el uso de energía y materias primas, así como el cumplimiento de los estándares internacionales en materia de preservación y cuidado del medio ambiente. Los logros en estos temas se pueden resumir en números: • Se redujo en más de 10 por ciento el uso de energía en el proceso de fabricación. • Se redujo el espesor de la lata en un 10 por ciento. • Se redujo el peso de la lata en un 35 por ciento. • Tan sólo en los últimos 40 años, la industria siderúrgica ha logrado una reducción hasta del 50 por ciento de sus emisiones de CO2 por tonelada de producción de acero y continúa esforzándose para reducir aún más sus emisiones.

La lata y su función social Desde el capítulo I hemos visto que la creación de la lata nació como una necesidad para asegurar el abastecimiento de alimentos en condiciones óptimas en una situación límite: la guerra. Y desde la época de Napoleón hasta nuestros días, el principio de mantener alimentos y bebidas en perfectas condiciones durante mucho tiempo, ha permitido que la lata tenga una función social inigualable. En cualquier situación de riesgo, producto de los desastres naturales, la lata ha sido unos de los productos más útiles y socorridos por gobiernos, entidades, partidos políticos y organizaciones sociales y de ayuda comunitaria para mantener bien alimentada a la población en peligro. En comparación con cualquier otro, los envases metálicos aseguran que el alimento o los líquidos lleguen en buenas condiciones a las poblaciones vulnerables. Son ligeros, lo que facilita su transporte a través de medios que no pueden soportar mucho peso como helicópteros o avionetas, cuando el transporte terrestre es imposible. Son resistentes y protegen el contenido durante largos periodos, lo que conviene para traslados largos o con riesgos de golpes o accidentes.

Además, ocupan muy poco espacio y por tanto se apilan y almacenan con una gran economía de volumen. Y ya que los alimentos enlatados no necesitan refrigeración para su conservación y están listos para su consumo, pueden ser fácilmente utilizados en lugares en los que no hay energía ni gas. Por su resistencia, el embalaje metálico también es la mejor opción para asegurar los alimentos contra roedores o insectos que podrían propiciar enfermedades o problemas de sanidad. Pero además de esto, las latas tienen una elevada importancia social y económica debido a que su reciclaje constituye una actividad de valor monetario increíble, estimado en unos $2,400 millones de pesos anuales. Tan sólo en el área metropolitana de la Ciudad de México, alrededor de dos mil quinientas familias viven de la recuperación de latas y algunas más encuentran en ella una alternativa adicional para sus bolsillos.

La lata a mi alcance Mención aparte merecen las ventajas económicas que presentan los productos enlatados, que benefician directamente al consumidor. Como ya se ha mencionado aquí, al estar precocinados y al no necesitar refrigeración para su conservación, los alimentos en lata generan un ahorro en el uso de gas y de energía. Pero el ahorro va más allá de eso. Un estudio llevado a cabo por la misma organización holandesa TNO examinó el impacto económico de distintos recipientes para alimentos, con un solo ejemplo: zanahorias. El documento analiza todos los costos económicos que intervienen para obtener una porción de 600 gramos de zanahorias cocinadas, presentadas en distintos contenedores. Los resultados incluyeron el precio al público así como los costos de transportación, almacenamiento, preparación y cocinado, aunque también se calcularon otros, como el precio promedio de uso del automóvil, electricidad y gas, agua para beber y tratamiento de desechos. Todo, por supuesto, en números de Holanda, pero que pueden aplicarse a varios mercados en el mundo. Las presentaciones de zanahorias analizadas fueron: frescas en manojo o peladas, preservadas en lata, en bolsa o multicapas y congeladas en bolsa o cartón. ¿Qué encontraron? Primero, en cuanto al precio público, que es como el consumidor las encuentra en un supermercado, descubrieron que las presentaciones más caras fueron las preservadas en bolsa y en empaque multicapas, seguidas por las frescas peladas y las congeladas en cartón. Las latas fueron de las más económicas. Además, hallaron diferencias (aunque no significativas) respecto a los otros costos, que colocaron a las zanahorias en lata como las que tienen menos impacto económico a nivel del consumidor. Y aunque, por supuesto, este estudio holandés trató un solo ejemplo, las ganancias pueden generalizarse a varios productos enlatados. Solamente se necesita ir al supermercado y comparar precios.

¿Sabías que…?



























La cultura del reciclaje en México inició en la década de los 80, cuando la gente se dio cuenta de que el aluminio tenía un alto valor económico en el mercado y de pronto miles de personas se dieron a la tarea de recuperarlo. En Estados Unidos, donde se consume aproximadamente el 50 por ciento de las latas de bebidas, se reciclan dos de cada tres. En México, nuestros números son altísimos también, con un porcentaje de reciclaje aproximado del 99 por ciento de las latas de aluminio y 85 por ciento de las latas de acero, lo que las sitúa como los envases más reciclados en nuestro país. Las latas de bebidas constituyen el envase que se recicla en mayor proporción a nivel mundial. En Europa, se reciclan más del 60 por ciento de las latas de bebidas consumidas. En algunos países la tasa de reciclado ha superado el 90 por ciento, como en el caso de México. Números en lata: para producir una tonelada de latas de acero, se gastan apenas 40 litros de agua. 31 latitas de acero vacías equivalen a un kilo del material. Una lata de acero pesa aproximadamente 34 gramos. México tiene el Record Guinness por la construcción de la Flor de Lis más grande del mundo, hecha con latas recicladas de aluminio en el Zócalo de la Ciudad de México. Consumir comida enlatada reduce sustancialmente el uso de combustibles y electricidad en los hogares, ya que el almacenamiento no requiere refrigeración y el alimento ya viene listo para comerse. Incentivar la conserva en lata de productos del campo y del mar en nuestro país, aumenta la vida de anaquel para que puedan llegar a nuestra mesa siempre frescos.



Los alimentos enlatados conservan su valor nutricional sin alteraciones, por lo que son la mejor alternativa para tener una sana alimentación.



La lata de acero tarda entre tres y diez años en descomponerse, mientras que otros materiales tardan entre 100 y 1000 años en degradarse.

Capítulo 5: salud en lata Cuando se destapa una lata para comer los alimentos que contiene, se puede estar seguro de que el enlatado es una de las formas más cuidadas de preservación: los alimentos no llevan conservadores, gracias al cierre hermético o a presión con el que son procesados. La comida enlatada es como la preparada en casa, con agentes naturales como la sal, el azúcar, vinagre, aceite o agua, en cantidades de acuerdo con los estándares nutrimentales recomendados para el consumo humano.

Motivos de consumo Lejos del campo, del mar o de donde provengan los alimentos, hoy en día pueden adquirirse productos enlatados, con la ventaja de que tienen mayor contenido nutritivo, mejor estado de conservación, seguridad en el manejo, transporte y almacenamiento, y facilidad de acceso, ya que el proceso comienza con las frutas y verduras recién cosechadas y recién capturados, en el caso de los pescados.

Las frutas y verduras en crudo deben ser consumidas en el menor tiempo posible posterior a la cosecha, por mencionar algunas, la espinaca y los chícharos pierden hasta el 75 por ciento de su vitamina C después de siete días de la cosecha -incluso almacenados a temperatura recomendada en un refrigerador-, en cambio, los alimentos a enlatar son cultivados y elegidos minuciosamente por el empacador, para que cumplan con especificaciones y estándares de calidad; son almacenados bajo estrictas normas de calidad y son envasados en el momento idóneo de maduración en el que contienen la mayor cantidad de atributos nutrimentales. En el enlatado el tiempo entre la cosecha, el transporte y el procesamiento de los alimentos es relativamente corto, y ésta es una de las principales razones por las que el alto valor nutritivo se mantiene. Éste es un excelente medio para conservar los alimentos en forma estable, ya que protege las vitaminas, minerales y el sabor en un empaque resistente y seguro. Una vez que se ha enlatado el producto, la maduración y por lo tanto la pérdida de nutrientes se detiene debido a la ausencia de oxígeno y del contacto del producto con el medio exterior (sustancias gaseosas, líquidas, sólidas o la misma luz). Los nutrientes se condensan y es una manera fácil y segura de agregar vitaminas y minerales a la dieta. Por otro lado, tienen una vida de anaquel más larga que cualquier empaque de otro material, precisamente por las características del metal que impide el paso de la luz y de cualquier sustancia. El acero de las latas de conserva tiene propiedades mecánicas y diseños ideales para resistir el traslado y la manipulación de la carga. Para darnos una idea de las funciones que debe cumplir el envase, sigamos la ruta de un alimento en crudo o a granel: una vez desprendido de su lugar de crecimiento (un mango arrancado del árbol, una porción de filete de atún cortada del pescado fresco), el producto alimenticio empieza inmediatamente a degradarse porque ha perdido la protección de su ecosistema original. En términos muy simples, la degradación alimenticia es el resultado de varias reacciones químicas y físicas que transforman la estructura de los productos, desde la piel hasta el interior, desde lo que podemos ver hasta lo microscópico. La luz del sol, ambientes a temperaturas de medias a altas y el contacto con el aire aceleran el deterioro de los alimentos no protegidos o a granel, si los productos al natural toman demasiado tiempo en llegar al punto de consumo, es probable que ya no cuenten con el suficiente aporte nutrimental que nuestro cuerpo necesita, sin embargo, los alimentos enlatados por lo regular presentan mayores cualidades nutrimentales gracias a las condiciones en que son procesados y las características protectoras de la lata. Además, el contacto con el aire supone exposición al oxígeno (reactivo químico por excelencia), pero igualmente a otras sustancias químicas o biológicas (humedad, bacterias, etc.) que pueden acelerar los procesos.

Efecto protector de la lata Una preocupación común con los alimentos enlatados es lo que pueda suceder precisamente en ese ambiente herméticamente cerrado, que de todas formas puede estar expuesto al calor durante el traslado y el almacenamiento. ¿Qué no son esas condiciones propicias para que se formen colonias de microorganismos potencialmente tóxicos dentro de la lata? Lo serían si ese fuera el único calor al que estuviera expuesto el contenido. Pero el secreto no está únicamente en la lata sino en el proceso de enlatado.

Proceso de enlatado de las frutas y vegetales:

Lo primero que se hace con los productos que van a ser conservados en lata es seleccionarlos en el punto de producción o cosecha, descartando los que no son propicios. Luego son sometidos a una etapa de lavado y, cuando es necesario, de procesado: se pelan, se cortan o se rebanan, según sea el caso. Es aquí que empiezan las partes cruciales del proceso. Si los alimentos requieren algún tipo de cocción, se hace ahora, pero en condiciones que generalmente tomarán menos tiempo que el proceso equivalente en casa y con condiciones de temperatura controladas, con esto se puede reducir notablemente la pérdida o degradación de nutrientes que ocurre en los alimentos demasiado cocidos. Además, las normas que regulan la industria alimenticia exigen altos índices de higiene y precaución, frecuentemente superiores a los de una cocina familiar o restaurantera. Pero lo más importante es que una vez introducidos los alimentos en las latas, son sometidos a lo que en la industria se conoce como “proceso térmico”, cuyo objetivo es garantizar que una vez que la lata sea sellada no habrá en su interior ningún agente biológico capaz de estropear el alimento. Proceso de enlatado de atún o sardina: El contenido de la lata suele ser clasificado de acuerdo con su nivel de acidez o alcalinidad determinados (midiendo su pH), y según sea el caso, el proceso térmico de esterilización comercial será la pasteurización (para alimentos ácidos, como cítricos o fresas) o la esterilización comercial (para productos alcalinos, como el maíz). Durante la pasteurización el tratamiento térmico alterna ciclos sucesivos de calentamiento (generalmente por debajo de los 100 ºC) y enfriamiento, con lo cual se consigue la destrucción de microorganismos patógenos viables y la inactivación de enzimas que pudieran estimular reacciones químicas indeseadas. En los alimentos poco ácidos y alcalinos, el proceso de esterilización es óptimo para la eliminación, específicamente de Clostridium Botulinum, la bacteria causante del botulismo. Unos minutos en un ambiente controlado de vapor de agua a alta temperatura y alta presión, garantizan un grado de esterilidad en donde ningún agente patógeno puede sobrevivir. En ambos casos se detienen prácticamente los procesos bioquímicos que normalmente harían que el mismo producto, sin enlatar, se estropeara. Es por esta razón que la adición de conservadores resulta innecesaria.

Seguridad total Existen dos grandes adelantos tecnológicos en el enlatado de alimentos: 1. La eliminación total del plomo como material en la soldadura final de la lata. Ahora la soldadura de los cierres es eléctrica y utiliza un hilo de cobre sólo como conductor de la electricidad durante este proceso. 2. El recubrimiento por la parte interna de la lata, con un barniz sanitario que impide que el alimento tenga cualquier tipo de contacto con el metal. El aislamiento es necesario por dos razones: primero, para evitar que el metal llegue a los alimentos y las bebidas, y segundo, para evitar la posible corrosión al interior de la lata bajo el efecto del pH del líquido que contenga el producto. La industria alimenticia sabe que la salud es primordial, por lo que al elegir alimentos envasados en acero, promueve una dieta sana y equilibrada, con mayor practicidad, comodidad y versatilidad. Los alimentos enlatados son completamente seguros, no necesitan adición de productos químicos conservadores, esto permite que el usuario final tenga un atributo más en el momento de elegir estos productos. Muchos alimentos son conservados en envases metálicos, por ejemplo, 62 por ciento de la leche en polvo, 77 por ciento de la leche condensada y 33 por ciento de la crema de leche se venden enlatados. Además de proteger los alimentos de la acción de la luz, el oxígeno y el agua, la lata está sellada y resiste altas temperaturas, en especial en la producción de productos básicos.

Alto desempeño en las propiedades de barrera Consumo de oxígeno- medido en cm3 / m2/ día / 1 bar atm espesor de 100 microns de embalaje

1

Lata de Acero

0 + barrera de LUZ total

2

Vidrio

0

3

Pouch