Libro - Perdonar Es Divino - Robert Degrandis

. ~ en. Perdonar e s D1Vl110 Decima tercera re-impresi6n- Febrero de 2010 1500 ejemplares Publicado originalmente

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Decima tercera re-impresi6n- Febrero de 2010 1500 ejemplares Publicado originalmente en ingles con el titulo: ·To forgive is divine. Traducido al espafiol por Adriana Kuhar Montana Canitula y diagramaci6n: Kairos comunicadores

Contenido

Las citas biblicas en esta publicaci6n fueron extraidas de la Biblia Dios Habla Hoy

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Prefacio ..................................................... ..

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lntroducci6n ............................................... .

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1. Amarnos los unos a los otros .................. .

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2. Perdona si quieres ser perdonado .......... ..

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3. Ora por aquellos que te ofendieron y por aquellos a quienes quieres ofrecer tu perd6n .................................................... .

23

4. Recuerda que sentir rencor es tanto como odiar ........................................................ .

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5. Tom a la decision de perdonar .............. ..

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Busca sanar las emociones y los recuerdos.

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Cierra el camino ala maldad .....................

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H.

Perd6nate a ti mismo .. . . . . . .. ... . .. . .. . . .. . .. . .. . ..

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Y.

Recuerda que el perd6n es un proceso . . . . .

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10. Manifiesta amor a tu hermano siendo un canal de sanaci6n .... .. .. . . . .. .. .. ... . ... .. . ... .. .. .. .

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Oraci6n de perd6n . . .. .. .. . .. .. . .. . .. .. .. . ... . .. . .. .. .. . ...

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Testimonies ................................................... .

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El Perd6n ...................................................... .

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Prefacio

«Les doy este mandamiento nuevo: Que se amen los unos a los otros. Asf como yo los amo a ustedes, as{ deben amarse ustedes los unos a los otros»

an. 13: 34).

Hace varios afi.os cuando dictaba un curso de «Sanaci6n y Oraci6n» en la Di6cesis de Mobile, Alabama, percibi algunas dificultades mientras oraba con la gente por sanaci6n. La dificultad pareda estar en la falta de apertura de la gente para recibir el am or sanador del Senor Jesucristo, que estaba manifiestamente presente. Cuando nos reuniamos en la fe, el amor y la alabanza, normalmente habia un gran movimiento del Espiritu. Habia un gran poder para sanarnos, para liberarnos, para hacernos uno, para estar en armonia; para «unirnos en un todo », es decir: mente, cuerpo y espiritu armonizando en unidad.

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AI principio de cada sesi6n escogiamos de cind icz perso nas del grupo con dolores fisicos y ll l';t h.tm os por ellos pidiendo a toda la comunidad qu e nos tomaramos de las manos y nos unieramos I' ll orac i6n. Con fr.ecuencia obteniamos un alivio siglttfiGH ivo del dolor. Sin embargo, cuando no expel t111 cn tabamos la corriente de sanaci6n del Senor, nos dirigiamos a Ely le preguntabamos: «Senor, 2cual l '" el problema? 2Cual es el diagn6stico? 2Por que .tl gunas veces cuando oramos los unos por los otros parece que nada o muy poco pasara? ». Lo que el Se nor querfa decirnos era que el perd6n es necesari o. «En aquel tiempo, Jesus dijo: "Te a/abo, Padre, Senor del cielo de Ia tierra, porque has mostrado a los sencillos las casas que escondiste de los sabios y entendidos"» (Mt. 11 :25). l; u .1

Jesus era incondicional cuando se trataba de perdonar. El mandamiento era absoluto sin condiciones, sin explicaciones, sin excepciones al respecto. Tienes que perdonar; de otra manera tu Padre celestial no te puede perdonar porque estas refrenando al Espiritu. Estas bloqueando la corriente del Espfritu, cerrando la puerta. Estas, a conciencia, qu cdandote en la oscuridad y no entrando en la Luz. Cuando empezamos a trabajar profundament l' en el area del perd6n, nos dimos cuenta que basil .uncnte lo que todos necesitaban y querian era amor. Cada uno de nosotros tiene en su interior un radar. Fnviamos vibraciones que llegan a otros y se nos devttl'lv en. Cuando sentimos esa apertura, cuando sent:iIll OS .unor, aceptaci6n, confianza, nos abrimos a es-

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tas personas. Cuando esas vibraciones llegan con negativismo y rechazo, nos encerramos y empezamos a construir un muro alrededor de nuestro coraz6n y nos convertimos en cristianos de piel dura. Nuestro coraz6n se endurece con amargura, resentimiento y £alta de perd6n, imposibilitando asi que fluya el amor del Senor en nuestros corazones y en nuestras vidas. Siguiendo la guia que el Senor nos ha revelado, empezamos con una oraci6n para el perd6n al comienzo de cada sesi6n de sanaci6n, y vimos resultados espectaculares. Durante estas sesiones vimos casos en los que el dolor no desaparecfa completamente cuando orabamos por la persona, pero si cuando proclamabamos la oraci6n del perd6n. Cuando la persona por la cual orabamos pronunciaba palabras de perd6n, el dolor la abandonaba inmediatamente. Actualmente usamos la oraci6n del perd6n al iniciar cada sesi6n de sanaci6n y en estas situaciones tambien hemos experimentado la gran corriente del amor sanador del Senor. En la medida en que ofrecemos ese perd6n a nosotros mismos y a los demas, derrumbamos los muros alrededor de nuestros corazones, los que habiamos construido con la falta de perd6n, la amargura y el resentimiento. Asi, el Espiritu puede moverse con mayor libertad dentro de nosotros permitiendonos ser canales abiertos para permitir el paso del amor del Senor, convirtiendonos en seres mas amorosos, alcanzando un amor mas grande, y amandonos unos a otros con un sentimiento mas profundo.

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lntroduccion

E n la pelfcula Love Story (Historia de Arnor), ofrnos la expresi6n: «Arnar es nunca tener que decir lo siento». En la realidad, es cornpletarnente lo opuesto. Arnar es realrnente tener la capacidad de decir tantas veces como sea necesario: «Yo perdono». San Pablo, en su farnosa canci6n de arnor, escribe a la gente de Corinto en el Capftulo trece: El arnor es paciente, arnable, nunca es celoso, ni rudo, ni egofsta. Nose ofende ni es resentido. Aquf es donde radica toda esa idea del rencor, de la arnargura y del resentirniento. Pablo dice: «Tener amor es saber soportar; es ser bondadoso; es no tener envidia, ni ser presumido, ni orgulloso, ni grosero, ni egoista; es no enojarse ni guardar rencor; es no alegrarse de las injusticias, sino de la verdad. Tener am or es sufrirlo todo, creerlo todo, esperarlo todo, soportarlo todo» (1 Co. 13 :4-7). Si pudierarnos arnpliar este terna, podrfarnos aiiadir:

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«El amor noes amargo»; el amor no dice: «No puedo pcrdonarte o note perdonare». Mas espedficamente, Primera de Juan 2:9-11 nos dice: «Si alguno dice que estd en Ia luz, pero odia a su hermano, todavia estd en Ia oscuridad. El que ama a su hermano vive en Ia luz, y no hay nada que lo haga caer en pecado. Pero el que odia a su hermano vive y anda en Ia oscuridad, y no sabe a d6nde va, porque Ia oscuridad lo ha dejado ciego». El Espiritu Santo es luz y el demonio es oscuridad. En la epistola de Juan hay una distinci6n constante entre la luz y la oscuridad. Estos son los terminos que los herejes gn6sticos usaban y estos son los terminos que Juan usa. Jesus es la Luz y todo aquello que es malo es oscuridad. Existe un conflicto constante entre los dos. El Espiritu Santo viene a traer luz, a iluminar, a avivar y a levantarnos de la oscuridad. En la parabola del «Hijo Pr6digo» (Lucas 15: 11-32), podemos ver intensamente el contraste entre la luz y la oscuridad. La luz se manifiesta en la actitud del padre, la cual es de completo perd6n. La oscuridad se muestra en la actitud del hermano mayor, que es la del rencor y del resentimiento hacia el pr6digo y el padre. En la parabola, el padre ni siquiera menciona que algo estuviera mal. Por el contrario, el dice: « iVamos a comer y a hacer fiesta! "Porque este hijo mio estaba muerto y ha vue/to a vivir; se habia perdido y lo hemos encontrado". Y comenzaron a hacer fiesta » (Lc. 15: 23-24). Esto es luz. Esto es perd6n.

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Podemos referirnos a la belleza de esta escena donde el anciano, vestido con trajes preciosos y brillantes joyas, corre ansiosamente al encuentro del hijo que habfa perdido hada mucho tiempo. En la cultura judia un hombre de dignidad nunca correria; sin embargo, este hombre judio, de dignidad, corre camino abajo a saludar a su hijo. Mientras tanto, en casa, el hermano mayor anda furtivamente en la «oscuridad», escuchando toda esa musica y bailando y maravillandose con todo lo que alli ocurre. Podemos visualizar al hermano mayor como un individuo egocentrico, que le dice a su padre: «Siempre te he obedecido y no he obtenido nada por ello. No he recibido nada por ser fiel y mi hermano se aleja por muchos afios, despilfarra todo su dinero y cuando regresa tu le preparas una fiesta». Este hermano egofsta juzga a su hermano menor y no dice nada acerca de la tremenda carga que el ha liberado en los hombros de su padre. En lugar de estar feliz y regocijarse con su padre, el reacciona de una manera egofsta. Esto es oscuridad. Esto no es perd6n; es amargura y resentimiento. Podemos, entonces, ver la luz en la actitud del padre y la oscuridad en la actitud negativa del hermano mayor. Al definir el amor, me gusta usar la que nos da santo Tomas: «El amor es querer lo mejor para una persona y hacer lo mejor que uno pueda para proporcionarle bondad y buenas cosas». De esta manera, el amor se concentra en la otra persona y no en ti. Hacer lo que es mejor para el otro -no para ti- y, por

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consiguiente, encontrar satisfacci6n en dar a la otra persona es una buena definicion de amor. Perdonar es ofrecer aceptaci6n a la persona que ha roto una ~elaci6n. Si ha habido una ruptura en una relaci6n, ofrecer perd6n trae una nueva luz a la relaci6n y cuando se restauran los lazos tambien se restaura nuestra apertura hacia la persona. El amor puede identificarse claramente con el perd6n, porque en los dos estamos tratando de alcanzar al otro. Donde hay oscuridad y no hay perd6n, la otra persona se siente mal y tu tambien. Sin embargo, cuando til reemplazas esa £alta de perd6n con amor y aceptaci6n, esras reemplazando la oscuridad por la Luz de Cristo, por el perd6n de Cristo.

una comprensi6n de lo que es el perd6n y hacia la necesidad que tenemos de el en el diario vivir, pasado y presente. Jesus dijo: « ... me ha enviado a anunciar libertad a los presos ... » (Lc.4: 18). Y es tan necesario el perd6n, que somos salvos al ser capaces de decir incondicionalmente: «Yo perdono».

Juan 13:34 dice: «Les doy este mandamiento nuevo: Que se amen los unos a los otros. Asi como yo los amo a ustedes, as{ deben amarse ustedes los unos a los otros». Me gustaria afiadir a esta oraci6n: «Amen, perdonen, aceptense uno al otro como yo los he perdonado y aceptado». Cuando Jesus dijo esto, estaba hablando a sus ap6stoles en la noche de la Ultima Cena. Jesus les dijo que tenfan que amarse y que por ese amor (el del perd6n) de unos a otros, todos sabrian que ellos eran Sus disdpulos. Jesus nos da ese mismo mandamiento hoy: «Amense y perd6nense unos a otros como Yo los he amado y perdonado». En los capftulos siguientes, he enumerado diez gufas o mandamientos de perd6n que yo mismo uso y ensefio en mi ministerio. Estas gufas de perd6n han sido de gran ayuda para encaminar a la gente hacia

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1 Amarnos los unos a los otros

£1 primer mandamiento del perd6n es amarnos los unos a los otros, y amar significa esencialmente, ofrecer perd6n y tambien aceptarse mutuamente.

A manera de ejemplo, vamos a crear de nuevo la escena biblica de Pentecostes cambiandola un poco para plantear otro comportamiento. Supongamos que Maria, la madre del Senor, que esta en el recinto el dia de Pentecostes, no queria permanecer allado de Pedro porque el habia negado a Jesus. Pedro, confundido, probablemente, le pregunta a Maria: «~Que hice? No he hecho nada que te ofenda". Maria le dice a Pedro: "Tu negaste a Jesus. Negaste ami hijo y lo que le hiciste ami hijo me lo hiciste ami tambien». Pedro, entonces se disculpa con ella, pero Maria no acepta sus excusas. Maria continua diciendole a Pedro: «No quiero nada de ti, Pedro. Quiero que sea Juan el que se siente a mi lado. Alejate de mi. Si no es Juan, alguna otra persona puede sentarse allado mio pero tu no, Pedro».

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Esta escena es un poco exagerada, pero nos muestra que cuando tenemos la imagen de Marfa como un ser amoroso, no podemos esperar que tales respuestas hubieran salida de ella y, por supuesto, nosotros sabemos que esto no ocurri6. No podrfamos tener una imagen de Marfa diferente a la de una persona amorosa y que perdona. De la misma manera, cuando seguimos a Jesus y tratamos de amarnos los unos a los otros, no podrfamos decir que no perdonamos ni aceptamos a los demas. Toda esta idea del amor y del perd6n es un proceso de crecimiento: mientras mas crecemos en el amor, mas capaces somos de perdonar y de aceptar a las otras personas y, por ende, a nosotros mismos. Algunas veces en la renovaci6n carismatica ofmas la expresi6n: «Tienes que amar», es como si dijeramos: «Tienes que ser bueno». Me gustarfa que esta expresi6n fuera mas espedfica, mas particular, de manera tal que seamos capaces de saber que significa realmente el amor. Espedficamente amor significa que til estas dispuesto a perdonar a las personas y a las instituciones, en particular a la Iglesia a la que perteneces, a tu grupo y a tus lfderes; y para los cat6licos, aun a sus obispos e incluso al Santo Padre. Tienes que sentir el deseo de ofrecer perd6n a toda la gente y a las instituciones que te han ofendido de alguna manera.

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2 · Perdona si quieres ser perdonado

En la parabola del «Siervo injusto» (Mateo 18:23-35), podemosver unasituaci6nsimilar a nuestras propias vidas. El amo perdon6 a su empleado la deuda que ascendfa a varios millones de pesos. Un amigo del empleado le debfa, a su vez, solo mil pesos. Aun despues de esa gran manifestaci6n de perd6n por parte de su amo, el empleado agarr6 a su amigo por el cuello y casi ahogandolo le gritaba: «'iPdgame lo que me debes!'» (Mt.18:28). Todos nos podemos identificar, de alguna manera, con este pasaje bfblico. Recibimos tanto del Senor, y sin embargo, nos volvemos contra los demas exigiendo e insistiendo sin mostrar perd6n alguno. «Asi hard tambien con ustedes mi Padre Celestial, si cada uno de ustedes no perdona de coraz6n a su hermano» (Mt. 18:35).

«Ama a tu pr6jimo como te amasa ti mismo». Corrie Ten Boom, en su libro y pelfcula El refugio secreta, comenta una bella anecdota que

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comparti6 en Alemania despues de ser liberada de un campo de concentraci6n, al finalizar la Segunda Guerra Mundial. Predicaba el mensaje de perd6n, que era importante para ella, pues habia sido golpeada ffsica y moralmente en innumerables ocasiones, al igual que· los miembros de su familia, durante los anos de la guerra. El Senor la impuls6 a hablar acerca de la necesidad de perdonar. Una noche, despues de su predicaci6n, cuando la gente vino a saludarla, ella se percat6 de la presencia de un hombre que se le acercaba. Inmediatamente lo reconoci6, era el guardian que habia sido malvado y cruel con su hermana, quien muri6 en el campo de concentraci6n. Todo lo que ella habia dicho esa noche acerca del perd6n y del amor del Senor, pas6 a ultimo plano. El recuerdo doloroso de todos esos anos volvi6 a ella. Las asociaciones de pena, dolor, privaciones, hambre y brutalidad revivieron en ella cuando vio a ese hombre acercarsele. El odio se apoder6 de ella e inmediatamente empez6 a orar: «Senor, debo amar a este hombre. Esto es exactamente lo que he estado predicando a estas personas». Hubo conflicto y dualidad en su interior. El hombre le dijo: «~Me recuerda?». A lo cual ella respondi6: «Claro que sf. Lo recuerdo muy bien». El pens6 que ella lo rechazarfa. Pero Corrie, que habia orado al Senor y le habia pedido fortaleza, abraz6 al hombre y le dijo: «Te perdono». Esta anecdota nos muestra que si queremos que el Senor nos perdone, tenemos que estar dis-

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puestos a perdonar. Si no perdonamos estamos caminando en la oscuridad y el Espiritu Santo no puede entrar en nuestro coraz6n porque le estamos diciendo que no queremos la luz, sino que queremos permanecer en la oscuridad. En Hechos de los Ap6stoles, en la historia de Esteban (Hechos 7:54-60), probablemente, Saulo aprendi6 mucho acerca del perd6n cuando vio apedrear a Esteban hasta morir. Pablo escribe en Colosenses 3:13: «Tengan paciencia unos con otros, y perd6nense si alguno tiene una queja contra otro. Asi como el Senor los perdon6, perdonen tambien ustedes». Sin duda, mucho de lo que Pablo escribi6 naci6 del conflicto en su propio interior, pues el era un individuo impetuoso. Y aunque uno este lleno del Espiritu Santo, esto no quiere decir que esta completamente curado. Pablo, probablemente, se vio reflejado en el episodio de la muerte de Esteban y reconoci6 lo que realmente significa el perd6n. «Lo sacaron de Ia ciudad y lo apedrearon; y los que le acusaban dejaron sus ropas al cuidado de un joven llamado Saulo. Mientras lo apedreaban, Esteban or6, diciendo: "Senor jesus, recibe mi espiritu". Luego se puso de rodillos y grito con voz fuerte: "i Senor, no les tomes en cuenta este pecado!". Habiendo dicho esto, muri6. Y Saulo estaba alii, dando su aprobaci6n a Ia muerte de Esteban». (Hch. 7:58; 8:1). Hay varios pasajes en la Biblia donde la imagen de Pablo es diferente: «No parece ser un hombre que perdone». Por ejemplo, cuando Pablo habla acerca de los hombres que circuncidan dice: « ••• Pero esos que

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los andan perturbando a ustedes, i ojala se castraran a sf mismos de una vez!» (Ga. 5: 12). Esto quiere decir que el queria que algo malo le ocurriera a esos hombres y esta actitud no concuerda con la idea del perdon que el menciona en otras epfstolas. Pablo debio haber experimentado una gran guerra interior y tuvo que haber combatido el conflicto interno del perdon como la mayorfa de nosotros lo ha hecho. Algunas veces tenemos la imagen de Pablo como la de una estatua piadosa hecha de yeso. Pero el era de carne y hueso y experimentaba los mismos conflictos que nosotros. Pablo tuvo que haberse sentido reflejado muchas veces en el episodio de la muerte de Esteban y debio haberse visto a sf mismo parado allf dando su aprobacion y diciendo; «El perdon de Esteban es lo que debo tener en mi propia vida». Tenemos que perdonar si queremos ser perdonados; de otra forma estaremos caminando en la oscuridad y mantendremos al Espfritu Santo de Iado . .EI solo viene si Io invitamos; no obliga. (Ap. 3 :20). Si queremos caminar y mantenernos en la oscuridad, El no nos va a forzar a salir a la luz.

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3 Ora por aquellos que te ofendieron ypor aquellos a quienes quieres ofrecer tu perdon £1amory la oracion van juntos como el caballo y el jinete. El amory la oracion se complementan. Uno fluye en el otro. El amor, como dijimos antes, es querer lo mejor para una persona y la oracion es pedirle al Senor que le de a esa persona lo que sea mejor para ella. Orar por una o varias personas es una manifestacion de amor. Orar por elias es amor en accion; es una expresion tangible de nuestro discipulado por Jesus. Si seguimos las instrucciones de nuestro Senor de orar por los que nos ofenden (Lc.6:20), encontraremos que gracias a nuestras oraciones automaticamente nos abrimos al perdon de aquellos que nos han ofendido. AI orar por aquellos que necesitamos perdonar, podemos usar nuestra imaginacion. Usar nuestra imaginacion durante la oracion, bajo la influencia del

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Espiritu Santo, puede ser tan beneficioso como danino si se usa para el mal. Usamos nuestra imaginaci6n para el mal, cuando pensamos, por ejemplo: «2C6mo puedo enganar a este hombre con el dinero que le debo? ». Y luego nos sentamos a hacer un plan para lograrlo. Esta actuaci6n es mala y nos coloca en la oscuridad. Sin embargo, si usamos nuestra imaginaci6n para bien, la luz del Espiritu Santo nos guiara. Al usar la imaginaci6n de esta manera, visualizamos a la persona que queremos perdonar, vemos a Jesus detras de ella, y decimos: «Senor, yo perdono a esta persona porque tu la has perdonado y me has perdonado. Ahora quiero amarla y perdonarla». Cuando usamos la imaginaci6n de esta manera estamos orando directamente al Senor. Y si una imagen vale mas que mil palabras, iuna imagen en nuestra mente mientras oramos, vale dos mil palabras! Cuando Jesus subi6 a la montana a orar a solas, tuvo que haber orado por los fariseos. En el Capitulo 23 de Mateo, el Senor us6 palabras sarcasticas para dirigirse a los Fariseos. No los critic6 como individuos pues no era su costumbre hacerlo, pero si mostr6 su rechazo hacia ellos como grupo. Creo que cuando Jesus or6 tuvo que haberlo hecho por los fariseos ya que ellos eran el obstaculo mas grande en su ministerio; y ademas porque El siempre hablaba del amor. Estoy seguro que el Senor era consciente de que tenia que estar abierto a ellos aunque ellos no lo estuvieran ni hacia El ni hacia sus ensenanzas. Tuvo que haber orado para que le entregaran su coraz6n. Jesus or6 por los que le ofendieron y cuando nosotros seguimos

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al Senor, debemos orar tambien por aquellos qu e nos han ofendido. Una manera de hacer efectiva nuestra oraci6n por aquellos a quienes queremos ofrecer nuestro perd6n es incluir sus nombres en una lista, la lista del perd6n. Esta es simplemente una lista que contiene los nombres de las personas a quienes quieres perdonar, pidiendo en oraci6n al Espiritu que te ayude y revele el nombre de todo aquel que necesites perdonar. Catherine Marshall en su libro Aventuras en Oraci6n, motiva a las personas a hacer esto y me he dado cuenta que en realidad ayuda y es efectivo. Con frecuencia vemos que es muy dificil perdonar a una persona. Si has orado yves que definitivamente no logras perdonar, es posible que estes asociando el dolor y la pena que esta persona te caus6, con el dolor y la pena de experiencias pasadas. Por ejemplo, en el matrimonio ocurre con frecuencia que la pareja asocia el dolor causado por su propio padre o madre con situaciones actuales. La falta de amor, afecto y atenci6n se proyectan en el esposo o la esposa. El dolor que experimenta el esposo o la esposa en un momenta dado, esta ligado con el dolor que le causaron sus padres en el pasado. Entonces, cuando oras y ves que es dificilllegar al nivel de perd6n hacia esa persona, analiza tu interior para saber si no estas asociandola con alguien de tu vida pasada. En los matrimonios con frecuencia la mujer proyecta sobre su esposo el dolor y la pena que ella recibi6 de parte de su padre, de sus hermanos o de

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cualquier hombre en general. Estos sentimientos de dolor, rechazo y rabia guardados por algun tiempo emergen y son proyectados sobre su esposo y el, obviamente, no esta consciente de lo que le ocurre a ella. El esposo proyecta, de manera similar, la rabia y el dolor que el experiment6 con su madre cuando ella lo sobreprotegfa o controlaba. Por consiguiente, en muchos momentos los esposos y las esposas tendran confrontaciones en las que en realidad el uno o el otro esta reaccionando hacia su padre o su madre. Es claro que existen algunas situaciones entre los esposos que son dolorosas y que causan pena pero el origen de esta pena puede encontrarse en asociaciones previas. Este es el prop6sito de una sanaci6n interna: primero sanar las relaciones primarias, por ejemplo de padre y madre. Es muy dificil hacer una consejerfa matrimonial efectiva sin haber sanado antes las relaciones pnmanas. Entonces, ora por aquellos a quienes quieres perdonar pero trata primero de subsanar los problemas en las relaciones primarias. Cuando hagas la lista del perd6n, incluye a todos los que quieres perdonar, en Jesus, a traves de tu imaginaci6n creativa.

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4 Recuerda que sentir rencor es tanto como odiar

£1 cuarto mandamiento del perd6n es recordar que si sentimos rencor es lo mismo que si odiaramos. No estamos acostumbrados a escuchar esto tan enfaticamente y Ia mayorfa de los cristianos somos tentados a apartarnos de palabras que suenen tan fuertes como «el odio». Pero hagamonos una pregunta: «2Que significa para nosotros el odio?» Es querer el mal para una persona y hacer lo que razonablemente se pueda hacer para proporcionarle dolor. Es completamente·lo opuesto a lo que significa amor, que es s6lo desear el bien. Cuando una persona no perdona, hay cadenas espirituales a su alrededor y alrededor de Ia persona a quien no se perdona, ambas estan cautivas. Quiza todos hayamos experimentado este fen6meno en algun momento de nuestras vidas si hemos tenido discrepancias con alguien. Nos sentimos mal y Ia otra persona tambien; y aunque ambos digan que es Ia culpa

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Jel otro y ambos se justifiquen no hay paz ni tranquilidad; solo hay tension y ansiedad. Los muros de la amargura, del rencor y del resentimiento van creciendo alrededor de nuestro corazon y asf como el amor fluye del corazon, asf tambien flu yen la oscuridad, el negativismo y el odio, como cuando reaccionamos de una manera poco amorosa. «De lo que abunda en el coraz6n, habla Ia boca. El hombre bueno dice cosas buenas porque el bien estd en el, y el hombre malo dice cosas malas porque el mal estd en el» (Mt. 12:34-35). El tiempo vendra cuando tengamos que enfrentar el hecho de que necesitamos perdonar. Si caminamos en el Senor, este momento llegara a nosotros con prontitud. Tarde o temprano nos daremos cuenta que debemos ofrecer nuestro perdon a otros. El Espiritu nos llama a amar a quienes nos han ofendido y a prodigarles bienestar; a darles descanso. Si decimos: «No. Les dejare que se consuman en sus propias emociones; los dejare sentirse incomodos. Noles permitire sentirse felices aunque yo tampoco me sienta feliz». Esta conducta no nos permite desear lo que es mejor para la otra persona. El egofsmo se apodera de nosotros y nuestras emociones se ponen en juego; el Senor nos llama una y otra vez a que nos amemos los unos a los otros y que queramos todo lo bueno para el otro y no lo que es malo. En ellibro de Genesis, Capftulos 3 7 a 4 7 vemos ejemplificado este caso en la historia de Jose cuando es vendido como esclavo por sus propios hermanos.

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Mientras estaba en Egipto, Jose, que permaneda fiel al Senor, se convirtio en el Primer Ministro de ese pafs. Y cuando vino la hambruna y golpeo a Egipto, los hermanos de Jose sin saber quien era el, vinieron a pedirle ayuda. Jose como cabeza del Estado habfa podido preguntarse: «~Permitire que mis emociones me controlen?» 0 habfa podido decir: «Finalmente los tengo aquf, justo donde los querfa. Ahora me vengare». No. Por el contrario ellos abrazo y los amo. «Pero jose les dijo: -Por favor, acerquense a mi. Cua ndo ellos se acercaron, el les dijo: - Yo soy su hermano jose, el que ustedes vendieron a Egipto; pero, por favor, no se aflijan ni se enojen con :~stedes mismos por haberme vendido, pues Dios ne mand6 antes que a ustedes para salvar vidas ... » (Gn. 45 :4-5). «Jose abraz6 a su hermano Benjamin, y co menz6 a llorar. Tambien Benjamin llor6 abrazado a jose. Luego jose bes6 a todos sus hermanos, y llor6 al abrazarlos. Despues de esto, sus hermanos se atrevieron a hablarle» (Gn. 45:14-15). Con frecuencia estamos en la misma situacion de Jose. Alguien nos hiere profundamente tal vez sin causa justa y luego viene a nosotros en busca de ayuda. Si nosotros albergamos rencor, .tmargura y resentimiento hacia esa persona, esa actitud corresponde a un sentimiento de odio. Esto es oscuridad. Si perdonamos a esta persona, lo cual se traduce en amor y luz, entonces nos liberamos de nuestras cadenas. Haz a los otros lo mism o que quieres que hagan contigo, es el mandamiento del Senor.

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Al reflexionar en la historia del «Buen samaritano » (Lucas 10:29-37), seria interesante preguntarnos que habrfa hecho el hombre que fue atacado, una vez se hubiera recuperado y abandonado el hostal donde·lo dej6 el samaritano, para volver al camino donde fue atacado y herido. ~Perdonarfa este hombre a los ladrones que lo atacaron y dejaron herido en el camino? ~Perdonarfa al levita que sigui6 su camino sin mostrar compasi6n alguna? ~Perdonaria al sacerdote quien viendole en el suelo sigui6 de largo? Es interesante reflexionar en este pasaje de Lucas e imaginarnos que hubieramos hecho nosotros en una situaci6n similar. Si no perdonamos cuando tenemos la oportunidad, entonces no tenemos buena voluntad, y todos sabemos lo que eso significa. Cuando no perdonamos, cuando albergamos sentimientos de amargura y resentimiento, no tenemos buena voluntad y nuestras intenciones son malas. Un psiquiatra decfa que el 90% de sus pacientes acudfan a el para consultarle acerca del perd6n. Este es un comentario muy diciente. En ellibro de los Romanos Capftulo 8:1, San Pablo nos dice: «Asi pues, no hay ninguna condenaci6n para los que estan unidos a Cristo Jesus». De la misma manera, para aquellos que estan en Cristo Jesus tampoco puede haber condena alguna hacia nadie. Si el Senor no nos condena, tampoco nosotros podemos condenar a nadie.

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5 Toma Ia decision de perdonar

£1quinto mandamiento del perd6n es: tomar l.t decision de perdonar al que te ha ofendido. Uno de los cjemplos mas contundentes que hace referencia a i ... te mandamiento es el que esta citado en mi libro lnl ro ducci6n al Ministerio de Ia Sanaci6n. La lt ermana Paula, O.S.B., de Trinidad, nos comparte su 1(·stimonio: «Hace dos dfas se me pidi6 que orara por una tnuj er que habfa estado enferma muchos afi.os y cuya t~ o nd i ci6n empeoraba con el tiempo. La habfan operado y el doctor le orden6 permanecer en cama .ttOstada el mayor tiempo posible. Tenfa ademas serios pro blemas en su casa. Cuando llegue allf, estaba acostada como orden6 el medico y tenfa un fuerte dolor de cabeza, de columna yen las rodillas. Trat6 de sentarse pero el dolor la hizo acostarse de nuevo con mucha suavidad.

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Como yo sabia que ella tenia muchos problemas en la casa, empece a orar primero por una sanacion psicologica. Ella estaba llena de resentimiento por muchas cosas. Aunque a ella le pareda muy dificil perdonar a su· esposo y a sus hijos, quienes la habian tratado mal, finalmente lo logro por medio de la imaginacion creativa y le pedi que pensara que si el Sefi.or Jesus los amaba y los perdonaba, ella debia hacer lo mismo. Pero cuando llego el momento de orar por la mujer con quien vivia su esposo, empezo a temblar y sus dientes a tiritar energicamente. Tambien empezo a quejarse porque su dolor de cabeza se hizo mas fuerte. No podia pronunciar las palabras: «Te perdono». Mientras mas se resistia, con mas intensidad temblaba, tiritaban sus dientes y le dolia la cabeza. Ore para que ella fuera liberada de ese espiritu de rencor y resentimiento; despues de diez minutos empezo a sollozar con fuerza y finalmente dijo: «Te perdono porque Jesus te ama». Inmediatamente se calmo y cayo en un profundo suefi.o. Ore para que su sanacion fuera completa y el Sefi.or la llenara de su paz. Al cabo de un rato le pregunte como se sentia y sus dolores habian desaparecido. Se levanto de su cama, nos sirvio unos refrescos y departio con nosotros. iAlabado sea el Senor!». He estudiado Consejeria Pastoral en los Estados Unidos y puedo decir con certeza que lo que el Sefi.or hizo en ella por medio de la sanacion interior, hubiera tornado de veinte a veinticinco horas de consejeria. iAlabado sea el Senor!».

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Como dije anteriormente, la idea del quinto mandamiento es tomar la decision de perdonar. Es la decision la que te libera. Pidele al Senor la gracia de poder decir: «Yo perdono». El perdon es un acto de voluntad. Cito otro caso; esto le ocurrio a una mujer antillana, quien sufria de dolor de espalda por algun tiempo. Oramos con ella y finalmente con la guia del Espiritu Santo me di cuenta que era un caso de rencor. La mujer admitio la necesidad de perdonar a un familiar y en la confesion cuando le daba la absolucion, su dolor desaparecio. Solo con la absolucion del pecado de rencor, el dolor se alejo inmediatamente. Estas situaciones me dejan ver que la decision de perdonar es muy importante. Jesus dijo: «Asi que, si alllevar tu ofrenda al altar te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda alii mismo de/ante del altar y ve primero a ponerte en paz con tu hermano». (Mt. 5 :23-24). La idea que quiero enfatizar es que debemos tomar la decision de perdonar, alli en el altar, para remediar la situacion. En este versiculo de las Escrituras, no creo que sea literal el hecho de tener que ir a donde el hermano a reconciliarse, porque si fuera asi, las iglesias permanecerian vadas. Si predicamos esto literalmente, la gente abandonaria inmediatamente el recinto, la iglesia, para ir en busca de esa persona. Lo que realmente significa este vcrsiculo es que debes tomar la decision de remediar l.1 situacion y tan pronto como puedas, reconciliarte l on tu hermano.

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Para entender mejor este pasaje es necesario aclarar que la adoracion en el templo, era una actividad en extremo sagrada para los judfos. Generalmente, los judfos iban varias veces al ano a J erusalen a ofrecer sus sacrificios, ·actividad que era personal y sagrada. Incluso, el Antiguo Testamento relata la historia de alguien que accidentalmente toco el Area de la Alianza y fue condenado a muerte de inmediato. Por eso es que en el Evangelio Jesus habla a estos judfos estrictos, les dice que en el momento mas sagrado cuando estan en el templo, si tienen algo contra su hermano, regresen a donde el y se reconcilien. La Escritura nos dice que ofrecer perdon es mas importante que lo que se ofrece en el altar, porque lo que ocurre en el altar depende del grado de perdon que se tenga. Tambien es importante que los ninos tomen la decision de perdonar a sus padres. Existen personas que en este u otro momento de su vida han sido ofendidas por sus padres. Aun cuando sabemos que estas ofensas no han sido intencionales, crean tension y conflicto en alguna situacion posterior. Los padres deben ensenar a sus hijos a tomar la decision de perdonar. Los ninos atraviesan por un tumulto de emociones especialmente entre los once y los diecisiete anos, y la necesidad de perdonar a sus padres en esta edad es importante puesto que ellos, se sienten reprimidos. La gente joven con frecuencia siente la represion de la disciplina y esto engendra rebeldfa. Los padres tienen la opcion de ensenar a sus hijos a tomar la decision de perdonar y ensenarles tambien que amar a sus padres significa perdonarlos o por lo menos tener la intencion de hacerlo.

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«Querer perdonar es perdonar». Si oramos por .1lguien, podemos estar seguros que hemos perdonado .1 ese alguien. El Senor solo nos pide que hagamos este .tcto deliberado de voluntad y que digamos: •< Perdonare a esta persona que me ha ofendido». I ndudablemente permaneceran algunas emociones de dolor y pena porque sabemos muy bien que existe una diferencia entre los actos de la voluntad y los actos de las emociones. Por ejemplo, muchas personas tienen Ia voluntad de ir a trabajar ellunes por la manana y salen de sus camas; sin embargo, por sus emociones quisieran quedarse disfrutando de la comodidad de una cama calida. No actuamos con mala voluntad para herir a alguien que nos ha hecho dano, aunque algunas veces nuestros sentimientos quisieran castigar y golpear a esa persona. La «voluntad» gobierna las «e mociones» y al resto del cuerpo. En ocasiones perdonamos por el solo poder de la voluntad. Esto es todo lo que se necesita -lo unico que se necesita. El perdon se logra cuando se ha tornado la decision de perdonar, aunque las emociones se agiten en nuestro interior.

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6 Busca sanar las emociones ylos recuerdos

« T engan ustedes Ia misma manera de pensar que tuvo Cristo jesus» (Fil. 2:5). «Por lo tanto, el que esta unido a Cristo es una nueva persona. Las cosas viejas pasaron; lo que ahora hay, es nuevo»(2 Co. 5: 17). En Cristo Jesus nos hemos convertido en creaciones nuevas, como dice San Pablo. Sin embargo, aun existen areas que debemos sanar particularmente la de las emociones y la de los recuerdos. Previamente habiamos mencionado el uso de la imaginaci6n para sanar y buscar el perd6n. Usando la imaginaci6n de nuevo, vamos a explorar otras formas de buscar perd6n en tres niveles diferentes. Esta idea fue expuesta en una grabaci6n hecha por el sacerdote John Hampsch, de la Comunidad Claretiana. 1 El primer nivel es perdonar ala persona que te ha ofendido porque el Senor te ha perdonado. Visualiza a Jesus de pie detras de la persona que

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necesitas perdonar. Jesus puede estar cubierto de gloria o puede estar coronado de espinas. Puedes incluso vera Jesus en la cruz con la persona de pie, a su Iado. Con esta imagen en m mente ora: «Senor, yo la perdono porque Tu me has perdonado. Porque he sido perdonado, debo perdonar». Este es el primer nivel. El segundo nivel es mas profunda en el perdon. De nuevo usando Ia imaginacion, decimos al Senor: «Tu quieres que yo sea feliz. Tu quieres todo lo bueno para mi. Tu quieres mi felicidad mas de lo que yo la quiero. Situ quieres esto para mf, entonces yo tambien lo quiero para esta persona. Senor, te pido que bendigas a esta persona para hacerla feliz como Tu deseas hacerme feliz». En el tercer nivel del perdon, pide al Senor que su amor fluya por tu corazon. Este nivel es facil de compartir con otros; sin embargo, es importante que cada persona lo experimente individualmente. Imagina ala persona con el Senor y di: «Senor, permite que tu amor fluya por mi corazon. Se que amas a esa persona y quiero que tu amor fluya de mf hacia ella para que asf yo pueda compartir tu amor con ella». Continua orando y luego une al Senor y a Ia persona que necesitas perdonar en uno solo. Ruth Carter Stapleton dice que cuando logras ver a Jesus y a la persona unidos en uno, o sea a El en ella y a ella en El, realmente la has perdonado. Hay una inmensa sanacion de las emociones en esta modalidad de perdon. Podemos sanar nuestras emociones y nuestros recuerdos mediante el uso de nuestra imaginacion. Una

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de las reglas generales para sanar nuestros recuerdos es revivir el evento que ha sido doloroso, con la presencia de Jesus. Por ejemplo, si alguien golpeo tu carro fuertemente, puedes revivir ese evento pasado en companfa de Jesus, con una luz brillante que te rodea. Cuando veas a Jesus sentado allado tuyo, El te dice: «Estoy aquL Te protejo. Tu no sabes que es lo que atormenta a esa persona, cwil es su enojo o su desespero, pero Yo estoy contigo ahora». Solo mira a Ia persona que golpeo tu carro. Siente la mano de Jesus . . obre ti y orilla tu carro. Siente la presencia del Senor y escucha lo que te dice: «Solo deja que mi amor fluya en ti». Mfrate en el recuerdo que estas reviviendo lllando bajas del carro yves el dano ocasionado; alaba ,, Dios y mira a Jesus ahf, contigo, dandote seguridad porque El esta presente. El Senor te dice: «Mi espfritu ,...,ra contigo sanando esa herida y ese dolor de ver tu .trro estrellado". Mira al conductor alejandose r.tpidamente. Jesus te llama y te pide que perdones ' esa persona. Cuando uno revive un evento en la presencia del Senor, hay alivio yes fascinante sentir c.nn10 las heridas y el dolor desaparecen. Realmente . ., un misterio como es que esto sucede, pero por 'per iencia sabemos que puede pasar y que 1, ,, Imente pas a. Recuerdo haber orado con una mujer que sentfa r"nt enso rencor hacia su padre. Completamente l1 'esperada esta mujer vino a mf para que le ayudara (lit oracion. Cuando orabamos, recibf palabra de '"wcimiento relacionada con una pistola. Esta idea l1 l.t pistola venfa contfnuamente a mf. Le pregunte a 1,, nntjer, pero no pudo darme ninguna informacion.

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Sin embargo, meses mas tarde, estaba ella en casa orando en lenguas y alabando al Senor cuando recordo un episodio de su infancia que habia reprimido. En ese momento ella empezo a gritar; su esposo vino y puso sus manos sobre ella y empezo a hablar en lenguas. La mujer hablo sobre una experiencia que habia tenido a los 17 anos. Su padre, aparentemente habia bebido en exceso y golpeaba ala madre, cosa que la nina no soportaba mas. El hombre, que era polida, guardaba su pistola en el cajon de la mesa de noche. Mientras el le pegaba a la madre, la nina fue al cuarto, saco la pistola del cajon, la puso sobre la cabeza de su padre y le ordeno que se fuera de la casa. El hombre asustado se fue. Despues le dijo a su madre que iba a dejar de estudiar para buscar un trabajo y asi poder, las dos, alejarse de su padre. Cuando finalmente logro ahorrar lo suficiente para irse, su madre se rehuso y decidio volver con su esposo. Esto hirio profundamente a la nina pues ella se habia sacrificado y abandonado todo incluso sus estudios por su madre. Habia un gran resentimiento hacia su padre y posiblemente hacia su madre, sentimiento que ella habia reprimido por anos. A medida que la mujer empezo a orar y a relajarse en el Espiritu Santo, El saco todo este sentimiento de su subconsciente y ella recordo que debia perdonar. Sabia que debia revivir este suceso conscientemente en la presencia de Jesus. Cuando estaba liberando to do ese dolor y ese trauma, imagino a Jesus junto a ella. Los dos fueron a la habitacion y ella se vio tomando la pistola y apuntandole a su padre. Entonces Jesus le deda: «Ahora dale la pistola a tu

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p:1dre» . Ella la bajo y se la entrego. La sanacion llego u.mdo el padre le devolvi6 la pistola a ella y ella a 11 vez se la dio a Jesus. Esto puede parecer extraordinario, pero tales 1 , periencias son muy comunes cuando las personas ll viven una experiencia dolorosa en la presencia de le . . us. En estas situaciones se presenta un gran alivio dt l.ts emociones y de los recuerdos. En la busqueda de la sanaci6n de las emociones de los recuerdos, encontraras el toque sanador de I(''olJS e n areas donde existe rencor. Cuando Cc lllscientemente estamos dispuestos a recibir el poder ,,,,,tdor de Jesus en estas areas, muchos de nuestros rfl ucrdos reprimidos saldran ala luz desde la mente .ldKonsciente para ser liberados y sanados con la IJ I ('SCncia de Jesus. El qui ere que todos nosotros tiiH'dcmos libres de nuestras heridas pasadas, en todas I tt:~ .ireas de rencor hacia nosotros mismos y hacia illos. Al que pide, se le clara; el que busca, encontrara; I que llama ala puerta se le abrira.

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john Hampsch, C.M .F. "Healing of Memories", A.A.19100, Angeles, CA 90019. Permitido su uso.

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7 Cierra el camino aIa maldad

C uando albergamos amargura, resentimien111 y rencor, estamos invitando al demonio a tnvolucrarse en nuestras vidas. Familias y paises ent< ros (como Irlanda hoy)se han dividido por el renr or, el resentimiento, la amargura y el odio. Realmenlt creo que estos sentimientos pueden facilitar la ac1 ton del demonio. He visto y experimentado esto 11111 Chas veces: espiritus de rencor, de resentimiento, dt• graron arruinar los momentos intimos que tellitt Cl>n mi esposo. Las relaciones entre los dos se pul'un muy tensas y decidi contarle a mi esposo lo que ltahfa ocurrido. El es un ser muy carinoso y espe1 y rne ayud6, pero este problema realmente nunca dt•J6 de mf hasta ayer. Y ahora, alabado sea el Se••, lllC siento libre de culpa, vergiienza y amargura h t\{; 1.1 t'Sa persona. Ahora se que realmente lo he perlwwdo y el Senor ha borrado de mi mente esas des··ndables imagenes. I {e experimentado dos grandes sanaciones: la 111\u:ra espiritual y la segunda emocional. Estoy muy

iB•'ndt·cida y amo al Senor. Quiero consagrar el resto lc nli vida a su servicio. Mi vida realmente empez6 11 In primera sanaci6n».

Cuando era muy joven, un muchacho muy cercano a mi me acos6 sexualmente dos veces. Despues else disculp6 porque no sabia lo que estaba haciendo. Pense que lo habia perdonado y habia olvidado los dos incidentes, hasta el dia de mi matrimonio. Al principio todo estuvo bien; despues a veces y sorpresivamente, cuando menos lo esperaba, image-

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Perdonate ati mismo N ecesitamos concentrarnos ahora en aquella del perd6n que causa la mayor dificultad yes el prrd(,n hacia sf mismo. Una de las dificultades es que illttiiiS obligados, por el Senor Jesucristo, a amarnos 1 iiU:, ot ros mismos como El nos ama. Muchas persolli 110 pueden amarse a sf mismas; no pueden acepn ~~ mismas ni perdonarse a sf mismas. H Cit

luan 13:34-35 nos dice: «Les doy este manda1/o nuevo: Que seamen los unos a los otros. Asi t{' vo los amo a ustedes, asi deben amarse ustedes Ius III/OS a los otros. Si se aman los unos a los otros, lu d mundo se dara cuenta que son discipulos (,s,-·. El amor es sin duda el tema central, el tema 11 n i fil .1dor en las enseftanzas de J esucristo. I ll'l t i 111osamente todos estamos conscientes de eso. ucremos amar. Queremos compartir. Queremos liWit ' tloS a los demas. Queremos lograr cosas y sin tHbnq~o, algunos de nosotros encontramos proble-

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mas en esas areas. No podemos dar lo que no tenemos. A menos que tengamos amor por nosotros mismos, un amor sano, sera imposible llegar a amar a los demas. El mandamiento que Jesus nos clio fue: «Amense los unos a los otros como Yo los he amado». ~No poddamos reescdbirlo asi: "Amate a ti mismo como Yo te he amado"? La caridad empieza por casa. El amor empieza por uno mismo. Necesitamos pensar y hablar positivamente de nosotros mismos. 2A cuantas personas escuchas hablando negativamente sobre elias mismas y menospreciandose? Silas has oido, es seiial de que existen areas de rencor y culpabilidad. Si hay algo en tu vida de lo cual no quieres hablar, esto tambien es un indicador de que necesitas perdonarte por algo. En cada uno de nosotros hay un nmo pequeiio que se siente culpable. Desde muy corta edad formamas nuestros patrones basicos de comportamiento por las respuestas que tenemos de nuestra familia y las respuestas que tenemos de nosotros mismos. Nos miramos a traves de nuestra propia imagen, o sea del dibujo que hacemos de nosotros mismos. La autoimagen que tenemos esta basada en las respuestas familiares que experimentamos desde muy temprano. Cuando los niiios son amados, se les proporciona afecto y regocijo, se les esta formando y transmitiendo una autoimagen buena y feliz. Cuando somos golpcados por el negativismo, el resentimiento, la falta de afecto, la falta de atenci6n y las frustraciones, automaticamente empezamos a formarnos una autoimagen mala o negativa de nosotros mismos.

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Empezamos a vivir nuestras vidas de acuerdo a la imagen que nos hemos hecho o nos han hecho. El Dr. Cecil Osborne en su libro El arte de aprender a amarse a sf mismo, dice que unas de las frustraciones clasicas que escuchamos de los niiios son: «iTe lo dije una vez, no tengo por que repetirlo mil veces!». «2Que vamos a hacer contigo?». «2Por que haces cosas tan estupidas?». «Vamos, itu lo puedes hacer mejor!». «iDebiste haber sido un nifi.o!». «2Por que no fuiste una nifi.a?». «2Puedes ser mas cuidadoso, por favor?». «2Que es lo que te pasa?». «iYa me oiste!». «iCallate!». «2Por que no puedes madurar?». «2Por que eres tan estupido?». «iDios mio! iMira lo que hiciste!». «Te dare un bofet6n si lo vuelves a hacer». «2Por que no puedes ser como tu hermano o como tu hermana?». Estas frustraciones junto con una falta de confirmaci6n del yo, con una falta de motivaci6n, pueden engendrar en las personas una autoimagen negativa. En el libro El arte de convertirse en una persona completa, el Dr. Osborne ofrece las siguientes medidas correctivas: «Que facil es transmitirle amor a un nifi.o y, sin embargo, cuantos millones de nifi.os se frustran porque los padres no toman el tiempo para manifestarles amory carifi.o de manera que ellos puedan entender. Los adoctrinamos, amonestamos, regafi.amos, amenazamos, castigamos y gritamos. Un nifi.o normal recibe veinte cdticas por cada acci6n positiva. Esta proporci6n debe ser invertida si queremos que

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un nifio adquiera autoestim:t >' ~~vn du e l odin destructivo hacia sf mismo». Las deficiencias en el :in:a de I;, n' '''·'irn.tgen son reveladas f