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AREQUIPA PATRIMONIO CULTURAL DE LA HUMANIDAD

Edición conmemorativa del XI Aniversario de la designación del Centro histórico de la ciudad de Arequipa como Patrimonio Cultural de la Humanidad

Dr. Héctor Noé Ballón Lozada

Arequipa Patrimonio Cultural de la Humanidad

© Grupo Enciclo Gran Vía de les Corts C. 149-151 1º 08014 Barcelona (España) www.grupoenciclo.com

Editor ▶ Francisco Castell Autor ▶ Héctor Noé Ballón Dirección del proyecto ▶ Francesc Parra Coordinación editorial ▶ José Antonio Bordegé y Jerson Guzmán Iconografía ▶ Photoaisa, Iberfoto, Gerencia Centro Histórico de Arequipa. Fotografía de la portada ▶ Steve Vidler/Photoaisa

Printed in Perú ISBN ▶ 978 -84-9963-995-6

Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra sin la autorización por escrito de los titulares del copyright por cualquier tipo de medio o procedimiento, incluida la reprografía y el tratamiento informático, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo público.

Portada ▶ Convento de Santa Catalina de Siena

Arequipa Patrimonio Cultural de la Humanidad

Índice

17 I

El centro histórico de Arequipa

47 II Desarrollo del centro histórico

159 Anexos

18 I. 1. ACTA DE FUNDACIÓN DE LA ‘VILLA HERMOSA DE AREQUIPA’

47 II. 1. SEIS ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIA DE LA ARQUITECTURA AREQUIPEÑA

161 HISTORIA DE LA FOTOGRAFÍA EN AREQUIPA

18 I. 2. INTERPRETACIÓN HERÁLDICA DEL ESCUDO DE ARMAS DE LA CIUDAD DE AREQUIPA

85 II. 2. LOS ARTESANOS DEL FIERRO

167 APUNTES PARA UNA SOCIOLOGÍA DE LA MÚSICA EN AREQUIPA

19 I. 3. LOS TÍTULOS DE LA CIUDAD DE AREQUIPA

98 II. 4. NOMBRES ANTIGUOS DE LAS CALLES DEL CENTRO HISTÓRICO DE AREQUIPA

20 I. 4. AREQUIPA Y SUS PLANOS URBANOS HISTÓRICOS. 22 I. 5. AREQUIPA. SU TRAZA FUNDAMENTAL 23 I. 6. CRECIMIENTO URBANO DE AREQUIPA 29 I. 7. PLAN Y DESARROLLO ESTRATÉGICO DEL CENTRO HISTÓRICO DE AREQUIPA

91 II. 3. INVENTARIO MONUMENTAL HISTÓRICO DE AREQUIPA

106 II. 5. CASONAS AREQUIPEÑAS DE LA ÉPOCA COLONIAL 110 II. 6. LA FALTRIQUERA DEL DIABLO O EL MANGUILLO DE LA CALLE SAN FRANCISCO 110 II. 7. EL CLÁSICO PALACIO ESTILO INGLÉS (RICKETTS MURGA)

31 I. 8. ORDENANZA MUNICIPAL 1-2000

111 II. 8. LA CASONA DE LA MUSA DE MARIANO MELGAR

34 I. 9. AREQUIPA, PATRIMONIO MUNDIAL

112 II. 9. LA ARQUITECTURA RELIGIOSA

38 I. 10. ESTUDIOSOS DE LA ARQUITECTURA AREQUIPEÑA

121 II. 10. LOS BARRIOS MÁS TRADICIONALES

41 I. 11. ARQUITECTURA. REJAS Y PUERTAS. CALLES. MONUMENTOS. BARRIOS Y PUENTES DE AREQUIPA.

124 II. 12. LOS TAMBOS

122 II. 11. LOS MONUMENTOS EN AREQUIPA 133 II. 13. EL ANTIGUO CUARTEL DE LA “COLUMNA DE LOS INMORTALES” 135 II. 14. PLAZAS Y PARQUES 141 II. 15. LOS PUENTES 145 II. 16. HISTORIA DEL TEATRO FENIX 150 II. 17. LOS MUSEOS EN AREQUIPA 150 II. 18. LOS ARCHIVOS 150 II. 19. LAS BIBLIOTECAS DE AREQUIPA 157 II. 20. HISTORIA DE LAS LIBRERÍAS EN AREQUIPA

177 EPÍLOGO 183 BIBLIOGRAFÍA FUNDAMENTAL

187 Transcripción del discurso improvisado por Mario Vargas Llosa en el Teatro Municipal de Arequipa

Saludo del Alcalde de Arequipa

Alfredo Zegarra Tejada ALCALDE DE AREQUIPA

El saludo más afectuoso con cariño de un Arequipeño. En este XI Aniversario de elevación a Patrimonio Mundial de la Humanidad a la Ciudad de Arequipa por la UNESCO e integrar una red de ciudades protegidas que enlazan la historia con el presente y en base a ello construir su futuro. EL respeto hacia nuestros antepasados y por ende a nuestra cultura nos obliga a reconocer el trabajo de muchos nobles arequipeños que se trazaron los sueños de convertir a esta gran Ciudad en Patrimonio Mundial. El reto que estamos asumiendo es grande, mantener, conservar, restaurar, renovar es una tarea que nos debe comprometer a todos, especialmente a nuestras instituciones. Ser patrimonio mundial es insertar a nuestra ciudad de belleza arquitectónica sin igual, en el altar de las mejores a nivel Internacional. Nuestra ciudad tiene alma y espíritu que se reflejan en cada una de sus paredes, en sus callejuelas, en sus monumentos espíritu que debe ser compartido por los arequipeños de buena voluntad y alma para hacerla cada vez más grande. Loor y gloria Arequipa Patrimonio Cultural de la Humanidad. Loor y Gloria Ciudad Blanca amada y querida. Loor y Gloria a los que con su vida y sus sueños nos hicieron grandes.

Prólogo

Mario Vargas Llosa

Estoy orgulloso de ser arequipeño y pertenecer a este pueblo tan cariñoso. 75 años es una edad en la que se empieza a vivir de recuerdos más que de proyectos nuevos. Por eso cada vez que observo está casa donde nací, mi cabeza es un hervidero de imágenes, de recuerdos que me regresan a la infancia, donde mis abuelos y mi madre siempre me contaban historias. Arequipa siempre estaba presente, en historias extraordinarias; a pesar de que sólo viví aquí un año, mi familia todo lo asociaba a Arequipa: conocía los volcanes, los amigos, el Vallecito, los pro hombres y hasta el colegio Sagrados Corazones, donde estudió mi madre. Recuerdo a Francisco Mostajo, quien sabía era uno de los grandes héroes de Arequipa, un gran defensor de la libertad. Los libros y la libertad son el reverso y el adverso de una misma medalla, la que ha llevado al hombre desde el mundo primitivo –cuando casi no se diferenciaba del animal– a los más notables descubrimientos científicos y tecnológicos para entender la naturaleza y ponerla a nuestro servicio, a derrotar la ignorancia, el hambre y hasta a llegar a las estrellas. Por eso, leer los buenos libros es prepararse maravillosamente para dar la batalla del futuro. Otra cosa absolutamente extraordinaria es la libertad, es un don precioso. Gracias a ella la barbarie ha ido cediendo terreno a la civilización… La libertad ha ido tendiendo puentes entre gentes distintas. Hay muchos jóvenes dedicados a la literatura que dejan esta vocación porque no es fácil y muchos optan por elegir otro camino que, creen, les será más rentable. Yo viví esa incertidumbre, pero tuve la suerte de no renunciar a ella, porque muchas personas me ayudaron a seguir con mi vocación, y una de ellas fue mi abuelo, Pedro Llosa Bustamante. Mi abuelo me contaba muchas historias de Arequipa y, a través de ellas, aprendí a querer esta ciudad. Él me enseñó que ser arequipeño es un privilegio y un deber.

AGRADECIMIENTOS ▶

Con mi mayor consideración al honorable Consejo Provincial de Arequipa, en la persona de su destacado Alcalde Dr. Alfredo Zegarra Tejada, y a los editores de la obra, por el apoyo proporcionado para la presente publicación..

Dr. Héctor Noé Ballón Lozada

DEDICATORIA ▶

Dedico este libro a mi querida esposa Gladys Calienes Morales Bermudes; a mis hijos Héctor Iván, Carlos Enrique y Griselda Ballón Calienes, y especialmente a mi nieto Guilianno, fuente de energía e inspiración

Héctor Noé Ballón Lozada

Introducción

La importancia de un pueblo o de una ciudad se mide por su historia, su arte, su arquitectura, su tradición, así como por el trabajo intelectual de su gente. Es posible que el Centro Histórico de Arequipa siga siendo el mismo, inmutable y eterno, desde un punto de vista arquitectónico —y también paisajístico—. Pero la ciudad, su gente, su actitud y su destino, ya son ahora distintos. Los abundantes estudios realizados por investigadores arequipeños y extranjeros constituyen valiosas muestras sobre los importantes aportes que la sociedad arequipeña, nuestros antecesores, nos han dejado. Esto queda plasmado en la variedad de informaciones fidedignas contenidas en documentos coloniales y republicanos que poseemos en nuestros archivos públicos y particulares, los mismos que nos muestran nuestro mestizaje antiguo y actual, así como el nuevo actor de un colectivo arequipeño . Con el objeto de que las nuevas generaciones conozcan nuestro pasado, lo quieran y lo conserven, estoy pergeñando estos apuntes a fin de que cuiden a Arequipa no como una ciudad-museo sino como un ente vivo y dinámico, capaz de continuar creando cultura. Es decir, pretendo dar una visión de conjunto del Centro Histórico desde su fundación, que se detenga tanto en su trazado fundamental, en su crecimiento urbano y en sus estudios arquitectónicos, como en el desarrollo sociológico de la ciudad y los planes urbanísticos y desarrollo estratégico que ha seguido su Centro Histórico hasta llegar a ser Patrimonio de la Humanidad. Me he permitido exhumar seis trabajos sobre la historia de la arquitectura arequipeña un tanto desconocidos, como son los de Teodoro Elmore, José Villanueva, Héctor Velarde, Emilio Harth Terré, José Sabogal y Guillermo Galdós Rodríguez. Me ocupo, así mismo, de los artesanos del fierro en Arequipa, que se encuentran un tanto olvidados; confecciono un inventario monumental histórico de Arequipa, así como de los nombres antiguos de las calles de su Centro Histórico; me refiero someramente a las casonas arequipeñas —como la de la musa de Mariano Melgar—, a su arquitectura religiosa, a los tambos, a los barrios tradicionales, a sus plazas, al Cuartel de la Columna de los Inmortales de Javier Sánchez y Benito Bonifaz, a sus puentes y monumentos, a sus bibliotecas y museos, y a la historia del Teatro Fenix, entre otras cuestiones. Por último, cabe apuntar que esta publicación se debe al apoyo de la Municipalidad Provincial de Arequipa, en conmemoración a los once años de la declaración por la Unesco de la ciudad histórica de Arequipa como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Esta designación internacional compromete a toda la ciudadanía, y en especial a la intelectualidad arequipeña, a la hora de desplegar soportes y ofrecer aportaciones para su futura y plena vigencia en el tiempo. Arequipa, enero de 2011.

CAPÍTULO I

EL CENTRO HISTÓRICO DE AREQUIPA “El pasado que estudia el historiador no es un pasado muerto, sino que es un pasado que vive aún en el presente”.

Robin G. Collingwood

De conformidad con los historiadores Guillermo Galdós Rodríguez y Alejandro Málaga, “varios años antes de la fundación de la Villa Hermosa, el valle de Arequipa estuvo habitado por algunos españoles. La región sur, Collasuyo, fue recorrida y visitada por los conquistadores-visitadores, que luego presentaron informes a Francisco Pizarro sobre los curacazgos. Estos informes sirvieron para que el Gobernador encomendara indios y repartiera tierras entre los conquistadores”. Ambos historiadores consideran que las tropas de Diego de Almagro fueron las primeras en asentarse en el valle de Arequipa, posiblemente el 12 de marzo de 1537. Posteriormente, hacia el año 1539 llegaron algunos soldados pizarristas al valle de Arequipa, y se establecieron en el asentamiento de los indios yarabayas de origen puquina. Allí levantaron la primera ermita, a la que denominaron de San Lázaro. Poco después, el 15 de agosto de 1540, se llevó a cabo la fundación española de la ‘villa hermosa’ de Arequipa. Cabe mencionar que, según el Dr. Guillermo Galdós Rodríguez, “todos los protohistoriadores se refieren a la fundación de la Villa Hermosa del Valle de Arequipa, mas ninguno de ellos se ocupó del sitio donde se asentó la futura ciudad. El acta fundacional misma alude a que Garcí Manuel de Carvajal ‘anduvo y paseó el dicho valle de Arequipa e se informó del asiento más conveniente e sin menos perjuicio de los naturales’, sin entrar en otros detalles, que hemos venido a descubrir después.” “Hay una gran verdad en que el sitio elegido para trazar la Arequipa ‘cuadrada’ era donde menos daño se haría a los naturales […] Pero el poblado no se asentó en lugar eriazo, sino donde había algunos terrenos de cultivo de la etnia yarabaya (a la que los hispanos llamaron San Lázaro) pero respetando el pueblo donde vivían los yarabayas, cuyo trazo es preinca, de modo que sus callejuelas son tortuosas, algo empinadas y siguiendo las estribaciones del terreno y sus andenes o de sus acequias. En lo que se diferencia de la villa española, de ‘damero’, en la cual las acequias cruzan las manzanas sin reparo alguno.” “Como se escogió un lugar de pendiente hacia el río, abundaban los terrenos pedregosos. Gran parte de lo que hoy se llama calle Villalba se conoció en colonial época como la ‘calle de las piedras’, especialmente la zona donde hoy se asienta el solar de don Blas de Quiroz, rebautizado como la ‘Casa de la Moneda’. También se nota que ha sido peñascoso el sitio que ocupa la casona que adquirió doña Juana Cervantes de Bolognesi en la esquina formada por Cruz Verde y tercera cuadra de la calle del Puente, hoy Bolognesi. Allí transcurrieron los días de infancia del héroe de Arica y de sus hermanos, hijos de doña Juana y de su esposo don Andrés Bolognesi. En la nombrada esquina comienza el barranco hacia el Chili […]” Por otra parte, y tal y como afirma el fraile e historiador Víctor Barriga, “Al hacer el ‘damero’ de Villa Hermosa del valle de Arequipa, algunos ranchitos y chozas de los aborígenes yarabayas tuvieron que quedar dentro de las manzanas, por lo que el primer semestre de 1546, dispuso el Ayuntamiento que los ranchos y bohíos de esta ciudad pasasen a donde señalare el Corregidor.” ◀

Monasterio de Santa Catalina.

El mismo Padre Barriga continúa: “El 5 de junio de 1546, el Teniente Corregidor establecía el lugar donde sería la Ranchería de aborígenes, cuyas chozas estaban dentro de las manzanas de la ciudad 17

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[…] Desde entonces se ha llamado calle o callejón de la ’Ranchería’ a este sitio, de asentamiento urbano aborigen de los yarabaya, la cual desde la tercera década del siglo XX es conocida en nuestro medio como calle Octavio Muñoz Najar. Hubo también otras rancherías, como las de la etnia collagua, en las últimas cuadras de la actual calle Villalba, que en la Colonia y parte de la República tenía el nombre de la ‘Ronda’ por quedar a la vera de la acequia de regadío Coa.” “Se aclaró que esos terrenos y los situados hacia los baños de Tingo eran de la etnia yarabaya, o ’indios de Arequipa’, en la venta de las chacras a españoles.” I. 1. ACTA DE FUNDACIÓN DE LA ‘VILLA HERMOSA DE AREQUIPA’ Valle de Arequipa, 15 de Agosto de 1540. Archi, Mun. Areq. Cabildo Lib. II. Fol 92. “En el Valle de Arequipa, a quince días del mes de agosto de mil quinientos y cuarenta años, el muy magnífico señor Garcí Manuel de Carvajal y teniente y capitán por el ilustre señor Marqués don Francisco Pizarro, gobernador en estas provincias por su majestad en cumplimiento del mandamiento de dicho señor gobernador, anduvo y paseó el dicho valle de Arequipa y se informó del asiento más conveniente y sin menos perjuicio de los naturales; y habiéndolo todo visto según dicho es, dijo que en nombre de su majestad y del dicho señor gobernador don Francisco Pizarro y en su real nombre fundaba y fundó la dicha villa hermosa en el valle de Arequipa, en la parte de Collasuyo donde su señoría manda encima de la barranca del río del dicho valle; y su merced en el dicho nombre puso la cruz en el sitio que viene señalado para la iglesia, y así mismo puso la picota en la plaza de dicha villa, lo cual dijo que se hacía e hizo en nombre de su majestad y de dicho señor gobernador en su real nombre como dicho es y por su provisión, y así hecho, lo susodicho, su merced mandó pregonar y fue pregonado que los vecinos y otras personas que tienen solares en esta dicha villa hermosa, los pueblen, cerquen y edifiquen sus casas en ellos dentro de seis meses cumplidos primeros siguientes, so las penas que el señor gobernador manda y así fue pregonado públicamente por voz de Pedro Ires, pregonero público, y su merced lo firmó de su nombre siendo testigos: Hernando de Silva y Hernando de Torres regidores, y Juan de la Torre alcalde y Luis de León y el padre Rodrigo Bravo y fray Bartolomé de Ojeda y el padre Diego Manso y Diego de Hernández y otras muchas otras personas que ende estaban y su merced lo firmó como dicho es —Garcí Manuel de Carvajal— todo lo cual que dicho es pasó ante mi —Alonso de Luque escribano público1.” Valle de Arequipa, 15 de Agosto de 1540. En resumen, Arequipa fue fundada primero que nada como ‘Villa Hermosa’ un 15 de agosto de 1540 por don Garcí Manuel de Carvajal, en cumplimiento de la provisión dada el 6 de junio por el marqués don Francisco Pizarro. Dicho acto fundacional se realizó en el lugar que hoy ocupa su Plaza de Armas. I. 2. INTERPRETACIÓN HERÁLDICA DEL ESCUDO DE ARMAS DE LA CIUDAD DE AREQUIPA “El blasón de Arequipa alude al Misti, majestuoso volcán en cuyas faldas se asienta la ciudad. Su campo de gules representa el fuego, entre los elementos, y expresa valentía, victoria, generosidad, furor y vencimiento con sangre de los enemigos, entre otras muchas cualidades; los árboles y el río que lo 1 Reconstruida con parte de la copia que se halla intercalada en el Libro II de Cabildos, página 92 (Archivo Municipal de Arequipa). El original de esta Cédula, con el pergamino que contenía pintado en colores el Escudo de Armas, desapareció a principios del siglo XX.

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cargan son símbolos de la bellísima campiña en el centro de la cual se levanta la población; los leones colocados encima de ellos indican valor majestuoso, bizarro espíritu y ánimo generosamente guerrero; la bordura de azur expresa, principalmente, hermosura, dulzura y lealtad; las ocho flores de lis, de oro, emblema heráldico estimadísimo que la Casa de Borbón ostenta en su escudo sobre campo de azur, son símbolos de pureza resplandeciente, ennoblecimiento de la de la ciudad. La bandera que sostiene el grifo de la cimera lleva por carga ‘Karolus’ para indicar que el Soberano está atento a la suerte de la urbe2.” A lo largo de su devenir histórico acumuló otros numerosos títulos. I. 3. LOS TÍTULOS DE LA CIUDAD DE AREQUIPA 1º.- Por Real Cédula expedida por el rey Carlos I un 22 de septiembre de 1541, se le concedió el título de Ciudad. Fuensalida (provincia de Toledo, España), 22 de septiembre de 1541. 2º.- El 7 de octubre de 1541, por Real Cédula, el rey Carlos I concedió el Escudo de Armas a la ciudad de Arequipa. 3º.- El 7 de noviembre de 1575, el virrey Francisco de Toledo concedió a la ciudad de Arequipa el título de Muy Noble y Muy Leal, en mérito a los servicios hechos a S.M. por sus pobladores. 4º.- El rey Carlos IV, mediante Real Cédula expedida el 5 de diciembre de 1805, le concedió el título de Fidelísima. San Lorenzo de El Escorial, 5 de diciembre de 1805. 5º.- En Madrid, un 16 de noviembre de 1818 el rey Fernando VII concedió, por Real Cédula, a la ciudad de Arequipa el tratamiento de Excelencia a su cabildo y el uso de uniforme. 6º.- Por Decreto dado en Arequipa el 9 de abril de 1835, se concedió a la ciudad de Arequipa el título de Heroica. 7º.- El 2 de diciembre del año 2000, la Convención sobre la protección del Patrimonio Mundial inscribió en la Lista del Patrimonio Mundial el Centro Histórico de la Ciudad de Arequipa. Paralelamente, además de los títulos conferidos por los diversos reyes, la ciudad de Arequipa ha recibido otra serie de calificativos conferidos por el pueblo, que tienen relleno sociológico y explican el comportamiento de sus habitantes. Se la ha denominado: 1º.- La Cucufasia, o ciudad paraíso de los cucufatos. 2º.- La Atenas y Esparta de todo el Perú, por lo culta y aguerrida. 3º.- Ciudad de los libres: por su gente libertaria y luchadora. 4º.- El León del Sur, por lo valiente. 5º.- La ciudad caudillo, o caudillo colectivo. 6º.- La ciudad centinela o avanzada de las instituciones. 7º.- La Roma del Perú.

Escudo de Arequipa. El rey Carlos I de España mediante Real Cédula del 7 de octubre de 1541, otorgo el escudo de armas de la ciudad de Arequipa.

De la ciudad de Arequipa también se dice, según don Bernardino Fernández de Velasco-Pimentel, XI duque de Frías, en su libro titulado Deleite de la Discreción y fácil escuela de la agudeza, y de conformidad por lo relatado por don Ricardo Palma: 2 Noviliario de las ciudades del Perú por el Dr. M. Enrique Gamarra y Hérnández, Catedrático de la Universidad Mayor de San Marcos de Lima (1938).

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“Arequipa, ciudad de dones, pendones y muchachos sin calzones”. Hablando de las aristocráticas pretensiones de los arequipeños y con carácter de proverbio: “Diz que a la puerta de una posada se hallaba un muchacho vestido de harapos, en circunstancias de llegar caballero en briosa mula un fraile de campanillas, el cual dirigiéndose al mozalbete, dijo: —Mancebo téngame el estribo y dárele un real de cruz. Ofendiéndose el de los harapos y contestó: —Padre, mida sus expresiones y sépase que habla con don Fulano de Tal, de Tal, de Tal, y de Tal. Y vomitó hasta una docena de apellidos. A lo que el fraile contestó con mucha flema: —Pues señor don Fulano de Tal, de Tal y Tal, vuesa merced se vista como se llama o llámese como se viste”. También en otra parte del libro se dice que el Padre le contestó: “Si tan noble porque tan pobre y sin tan pobre porque tan noble”. Esta respuesta es más bien de un tiabayense. Por otra parte, está consignado que el Libertador, don Simón Bolívar, dijo: “Arequipa, ciudad de godos y demás adulones de godos”. Si Arequipa se fundó el 15 de agosto de 1540, a lo largo de su historia fue adquiriendo una jurisdicción mayor, la misma que fue reduciéndose hasta llegar a la actual. Así, cuando se hizo el deslinde de la jurisdicción del obispado de Arequipa con respecto al de Cuzco, un 17 de agosto de 1613, se unificó y cohesionó hasta los confines de Tarapacá. Ya entrada la República, el 25 de abril de 1837, se le redujo su extensión y jurisdicción. Así, las provincias de Tarapacá y de Arica —que incluía Tacna— dejaron de ser tierras de Arequipa. Veinte años después, en 1857, por ley del 2 de enero de ese año, se hizo una nueva reducción de su jurisdicción: la provincia de Moquegua fue separada de Arequipa. Desde entonces, Arequipa ha mantenido la misma jurisdicción que hoy conocemos. I. 4. AREQUIPA Y SUS PLANOS URBANOS HISTÓRICOS Los primitivos barrios de las ciudades se ajustaban a un plano generalmente relacionado con su emplazamiento y con las funciones que iba a desempeñar. El primer plano urbano sistemático de Arequipa fue el damero (tablero de ajedrez). El plano en cuadrícula de Arequipa estaba centrado en su Plaza Mayor, en la que se situaban la catedral y el Cabildo, corazón de la ciudad. La riqueza arquitectónica del Centro Histórico de Arequipa refleja el papel primordial que representaban lo público y lo religioso. Las viviendas particulares, el dominio reservado a la familia, eran por contraste austeras y sencillas. “El plano inicial de la ciudad de Arequipa fue la de un cuadrado perfecto, de 640.000 varas cuadradas, donde encajaban sesenta y tres manzanas o isletas de construcción, y el perímetro desnudo de su plaza. Quiere decir que la ciudad comprendió en su origen ocho calles o cuadras por lado, de cien varas cada una; o sea una longitud de ochocientas varas lineales por otras ochocientas de latitud. Abarcaba en dirección norte sur, desde la Palma hasta la lloclla o torrentera de San Lázaro. La línea de Levante confirma con la caja de un arrebatado torrente, que por tiempo de lluvias, baja por las faldas del Misti a incorporarse con el Chili. En 1750 decía Travada que de sus cuatro líneas extremas era esta última (la próxima y paralela a la corriente del río) la más hermosa y regular, como que extendiéndose a lo largo de las riberas, gozaba de corredores, galerías y ventanas de deliciosa vista de su alegre vega.” “En el acto mismo de efectuar aquel trazado de origen (l5 de agosto de 1540) delineáronse de preferencia, conforme a derecho y a costumbre, la iglesia parroquial, el cabildo, la cárcel, el cementerio y el rastro o carnicería, esto es el camal. En efecto aparece del acta suscrita por el fundador y autorizada por Alonso de Luque, el escribano venido de Camaná, que en el nombre 20

Plano de Arequipa levantado en el año 1784 por Francisco Vélez Rodríguez.

de su Majestad y del Marquéz, puso (García Manuel de Carvajal) la cruz en el sitio que se había elegido para la iglesia y ansimismo puso la picota en la parte que sería plaza.” (Historia de Arequipa, por Germán Leguía y Martínez. Tomo II. Lima: tipografía “El Lucero” Unión Baquíjano, nº 791, 1914. Páginas 219 y 220.) Los planos sistemáticos actuales son radiocéntricos, ya sean estrellados o trebolados (Brasilia). Las diferentes corrientes del urbanismo contemporáneo se enfrentaron al reto de planificar el crecimiento de la ciudad. Así, el arquitecto francés Le Corbusier, de tendencia funcionalista, planteó la necesidad de ordenar el espacio urbano según cuatro prioridades básicas: la vivienda, el tráfico, el trabajo y el ocio. No puedo dejar de hacer referencia que la ciudad de Arequipa ha tenido seis planos históricos, que se pueden consultar en la Biblioteca Municipal, en el Museo Municipal y en el Archivo Histórico Regional de Arequipa: 21

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1º.- El levantado el año 1784 por el contador de diezmos y secretario de la Intendencia don Francisco Vélez Rodríguez. 2º.- El elaborado el año 1816 por el presbítero Antonio Pereyra y Ruiz. 3º.- El plano elaborado el año 1835 por el presbítero don Diego Rodríguez. 4º.- El plano levantado por don Mariano Vargas el año 1840. 5º.-. El plano publicado en el Diario La Bolsa el año 1890. 6º.- El plano elaborado por don Manuel de Rivero el año 1940. I. 5. AREQUIPA. SU TRAZA FUNDAMENTAL Según don Alberto de Rivero, “Francisco Pizarro, con su provisión del 6 de junio de 1540, al ordenar la fundación de la Villa Hermosa de Arequipa, envío la traza con arreglo a la cual debía ejecutarse la delineación de su planta.” “Tanto el original de la provisión como el plano anexo desaparecieron en época que no se conoce, lo que no ha de extrañarnos ya que sabemos que el plano que sirvió para la fundación de Lima tampoco ha llegado hasta los posteros. En 1888, Enrique Torres Saldamango descifró el Libro Iº de Cabildos de Lima y al mismo tiempo restauró ese primer plano de Lima.” “Nosotros también hemos reconstituido el trazo fundamental o primer plano de Arequipa en 1918. Persuadidos cada día más de que esa reconstrucción es evidente —no obstante las atingencias que nos hiciera el distinguido historiador Francisco Mostajo—, tuvimos el propósito de hacer un amplio y fundamentado trabajo pero no lo hemos podido hacer por la preparación de este folleto.” “Sirviéndonos de base para hacer la reconstitución del plano fundamental de la Villa Hermosa de Arequipa: 1º.- Las referencias que nos trasmiten los historiadores de nuestra urbe, como Travada, el Deán Valdivia y el Dr. Leguía y Martínez; y 2º.- Nuestro plano levantado en 1917, que por ser el primer trabajo topográfico de precisión referente a la ciudad mistiana permitió se notara claramente cómo se destaca la regularidad de la zona central comprensiva de ocho calles de Norte a Sur y otras ocho de Este a Oeste, delimitadas: por el Norte, por el girón Ayacucho y parte del Puente Grau; por el Sur, con los de San Camilo y Consuelo; por el Este, con los de Colón y Pizarro, y por el Oeste con los de Villalba y Cruz Verde, y que se constatara la uniformidad que guardan en sus dimensiones, tanto las manzanas como el ancho de las calles, con sólo pequeñas diferencias inherentes a la manera elemental como se harían las mediciones, apartándose de esa regularidad únicamente seis manzanas del lado occidental, lo que es fácil comprender tuvo por causa la imposibilidad de seguir la línea recta marcada por la 3º cuadra de Cruz Verde, debido al fuerte desnivel del terreno. Las cuatro manzanas que ocupan los monasterios de Santa Catalina y del Carmen y los conventos de San Francisco y Santo Domingo tienen distinta extensión por haber sido modificadas posteriormente a la fundación de Arequipa.” “La traza de la fundación que hemos reconstituido formó un gran cuadrado de 3.096 pies lineales españoles por lado, equivalentes a 862.50 metros, pero al ejecutarla resultó por las deficiencias de la mesura, con 875 metros de longitud de norte a sur por 850 metros de este a oeste, lo que constituye una superficie de 74.374 hectáreas. Esta área fue dividida en 7 hileras de 7 manzanas, en total 49 manzanas, inclusive la destinada a plaza, las que tuvieron 400 pies de largo por cada lado (111.44 metros), estando separadas por calles de 37 pies de ancho (10.30 metros). La longitud de 100 varas asignadas a cada lado de las manzanas por el Dr. Leguía y Martínez es errónea, como lo es también la de 150 varas que les dio el Deán Valdivia.” 22

Plano de Arequipa elaborado en el año 1816 por Antonio Pereira y Ruiz.

“En nuestro artículo ‘El ensanche urbano de Arequipa’, de 1 de enero de 1916”, dice don Alberto de Rivero, “hacemos un bosquejo de la forma como ha extendido su área esta ciudad en las cuatro centurias que tiene de existencia, el que dividimos en los tres periodos siguientes: 1º) de 1540 a 1821; 2º) de 1821 a 1900; y 3º) de 1900 a 1940”, a los que nosotros hemos agregado el 4º: de 1940 a 2009. I. 6. CRECIMIENTO URBANO DE AREQUIPA I. 6.1. De 1540 a 1821. El único dato al respecto, entre los historiadores antiguos, nos lo proporciona Travada en estos términos: “En este plano […] engastado de montes, arboledas y ríos, está situada la ciudad de Arequipa. El espacioso plan que da cimiento a su fábrica extiende su planta en un regular cuadro que fue en otros tiempos perfecto, pero en éste la necesidad del numeroso gentío que de pocos años a esta parte se le ha agregado, se ha formado algunos ángulos, para la fábrica de sus casas en los extremos de la ciudad y ha deformado la perfección del cuadro”. I. 6.2. Crecimiento urbano de 1821 a 1900. El plano en relieve que Mariano Vargas talló en madera en 1840 da una idea completa de lo que era la ciudad en ese año. De su examen se deduce que en los dos primeros decenios de la emancipación 23

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Plano de Arequipa elaborado en el año 1835 por Don Diego Rodríguez.

política del país permaneció invariable el área de Arequipa. Desgraciadamente, no se ha sabido apreciar el valor histórico de ese plano. Además, contenía los nombres antiguos de Arequipa, cuando cada cuadra tenía uno propio. Las vías abiertas que completan el desarrollo urbano hasta finalizar el siglo XIX son las siguientes: 5ª cuadra de Bolívar (1867), 4ª cuadra de Santo Domingo, 5ª y 6ª de Jerusalén y 1ª de Carlos Llosa (1873), Puente Grau (1884-1898), 2ª y 3ª de Alto de la Luna (1884), 2ª cuadra de Tacna y Arica y 1ª del Ferrocarril (1886), y 1ª cuadra de Tacna y Arica (1898).

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Plano de Arequipa levantado en el año 1840 por Mariano Vargas.

I. 6.3. Crecimiento urbano de 1900 a 1950. El 13 de junio del año 1912 se inaugura en Arequipa el tranvía eléctrico, en sustitución del de tracción animal. Este tranvía duraría 54 años, es decir hasta el año 1966, cuando dejó de funcionar al sacarlo sus propietarios de las calles de la ciudad siete años antes del cumplimiento del plazo (38 + 54 = 92) a partir del cual debía pasar de manos particulares a propiedad del Municipio: por Resolución Suprema expedida el 30 de marzo, a los 99 años de existencia la propiedad del tranvía eléctrico pasaría a propiedad del Municipio. 25

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“Para conmemorar el advenimiento del siglo XX el Concejo Provincial de 1901 abrió la avenida que tiene este nombre, así como la 1ª cuadra de la calle 28 de Julio. Los municipios posteriores han hecho las siguientes ampliaciones: 1ª y 2ª cuadras de Salaverry (1905-1908), 1ª de Corpacho (1906-1907), Avenida Bolognesi (1908-1910; 1939-1940), 2ª cuadra de Corvacho y ensanche de la Plaza España (1911), 1ª de Goyeneche (1911-1912), 5ª de Pizarro, 1ª y 2ª de Dos de Mayo (1916) y 2ª de Goyeneche (1917). Empresas particulares han llevado a cabo apreciables ensanches urbanos como la Urbanización del Vallecito (1926-1940) y la Urbanización Leticia (1932-1940).” (Arequipa en su IV Centenario. Guía Monográfica e Histórica, año de 1940. Arequipa.) Es también don Alberto de Rivero quien plantea un Plan Regulador para Arequipa, cuyas principales características eran: “1º.- Malecones de circunvalación en la orilla del río Chili, de la torrentera de San Lázaro y de la primera torrentera, que además se les aprovechará como pintorescas arterias que desplazarán hacia ellas gran parte del tránsito central. 2º.- Ensanche y prolongación de las calles transversales Este-Oeste, para conectarlas con las avenidas longitudinales Norte-Sur y con los malecones, que permiten una circulación más intensa. 3º.- Nuevas zonas urbanas con amplias calles y avenidas para centros de instrucción, para barrios obreros e industriales y para casas residenciales. 4º.- Espacios libres o áreas verdes, de los que se carece ahora, convenientemente distribuidos en plazas, parques y bosques. 5º.- Prolongación del hermoso malecón Bolognesi hasta el puente Bolívar. 6º.- Prolongación del malecón Yanahuara, trazando amplias avenidas y parques. 7º.- Ampliación del deficiente enlace entre las dos grandes zonas de la ciudad, que se hallan divididas por el río Chili, por medio de dos nuevos puentes: uno que unirá la urbanización Vallecito, a la altura de la plaza Juan Manuel Polar, con la prolongación del malecón Bolognesi y con las amplias avenidas de la nueva y pintoresca urbanización colindante que se proyecta; y otro que comunicará por sitio próximo al baño de Zemanat, Miraflores y el barrio-parque de Selva Alegre con el malecón Bolognesi y Yanahuara. I. 6.4. Desarrollo urbano de Arequipa de 1950 a 2010. Es necesario destacar que en este periodo la campiña arequipeña ha venido experimentando un lento deterioro, el mismo al que no escapa la expansión urbana, a pesar de que su perímetro está protegido los dictámenes y ordenanzas del Plan Director. De tal manera que la ciudad de Arequipa no sólo está siendo carcomida desde sus flancos por una serie de edificios construidos recientemente, sino porque sobre el manto verde de su campiña aparecen nuevas urbanizaciones unifamiliares, como es el caso de la Urbanización ‘Sol y Paisaje’, situada en plena campiña al noroeste del casco histórico. Este tipo de urbanización con “casas aisladas”, construidas sobre parcelas unifamiliares o bifamiliares con áreas de 500 a 2.000 m2 —el mismo tipo de las que están extendiendo en poco tiempo simultáneamente aquí y allá sobre la campiña— constituye un fenómeno altamente perjudicial. ▶

Plano de Arequipa elaborado en el año 1917 por Alberto Rivero.

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Arequipa juega un importante papel en el entorno físico-ambiental de la Macro Región, ya que articula a través de sus corredores hídricos del Chili, Socabaya y Yura dos grandes zonas ecológicas: la formada por la cadena montañosa del Misti-Chachani-Pichupichu, con las áreas naturales de lomas, cerros y valles costeros (valles del Colca y Cotahuasi), y la que conforman las reservas naturales de

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Aguada Blanca, Megía y Puerto Inca, entre otras. Esta zona se encuentra dentro del área de alto riego del Atacama, en peligro de desertificación según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Es así que el mal manejo de los recursos hídricos tendría implicancias negativas, no sólo para la agricultura sino para las actividades urbanas de toda la Macro Región Sur. La conservación de la campiña es esencial para fijar la población agrícola tradicional, como parte fundamental del patrimonio cultural de la ciudad. Por lo tanto, es necesario destacar la relevancia de la gobernabilidad de la ciudad para que se hagan efectivas las políticas que establecen los Planes y para que se cumplan leyes y normas, garantes del Patrimonio Mundial. Pero también es necesario pasar a la praxis: adelantar programas, orientar, proteger y valorizar los pueblos tradicionales dotados de un fuerte contenido histórico-patrimonial, con valores estáticos propios y un rico patrimonio intangible de costumbres, gastronomía, música e incluso de arequipeñismos en el plano lingüístico. Así como también resulta importante proteger el minifundio como factor de anclaje y de empleo de la población de pequeños agricultores de escasos recursos. Por lo tanto, el binomio Patrimonio de la Ciudad-Campiña no sólo está amenazado desde el flanco de la campiña, sino en la imagen misma que desde la campiña ofrece la ciudad. Con posterioridad a su inclusión en la Lista, el estado de conservación del sitio de Arequipa ha sido examinado por el Comité de Patrimonio Mundial en varias ocasiones desde el año 2000. Pocos meses después de su inscripción, el sitio sufrió el embate de un terremoto acaecido en el mes de junio del año 2001, el mismo que le causó importantes daños en la zona de máxima protección. Entre ellos, cabe destacar que el 20 % de los monumentos sufrieron daños estructurales, especialmente en la Plaza de Armas, como por ejemplo las dos torres de la catedral. Además, el 15 % del patrimonio inmobiliario del casco urbano perdió condiciones de habitabilidad; numerosos edificios protegidos civiles o religiosos se vieron severamente afectados por el sismo. El Bureau del Comité recomendó actualizar el Plan Maestro incorporando los aspectos derivados de los desgraciados acontecimientos. Seguidamente se aprobó una asistencia financiera de emergencia, en julio de 2001, a fin de avanzar las consolidaciones y restauración de la catedral de Arequipa. Expertos del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios Histórico-Artísticos (ICOMOS) realizaron varias visitas al sitio a fin de evaluar el Plan Maestro, establecer proyectos prioritarios y definir los procesos de restauración. El centro histórico cuenta con 500 casonas, 250 de las cuales están calificadas, las cuales han sido construidas generalmente en el siglo XIX Las cuales, generalmente, están hechas en sillar y se caracterizan por sus arcos semi-circulares y sus techos en bóveda. La estructura pesada es embellecida con decoraciones dentro de grandes y espesos cuadros redondeados, o por profundos bajos relieves sobre la superficie de planos. La luz se combina en sus líneas para crear una dinámica que aligera la pesada estructura y la vuelve interesantemente bella.

En el año 2003, el Comité de Patrimonio Mundial recibió un informe sobre la implementación del Plan Maestro, e ICOMOS recomendó incorporar un Plan de Prevención de Riesgos que debería incluirse en el Plan Maestro, para afrontar la frecuencia de los fenómenos sísmicos de la zona. Es importante señalar que desde ese momento se comienzan a identificar como factores de consideración especial la presión urbana, la falta de mecanismos de gestión y la carencia de un instrumento de coordinación para favorecer la conservación integrada del Centro Histórico de Arequipa. En enero del año 2005 se presenta un Programa Preliminar de Emergencia y Reducción de Desastres, así como un Plan de Revitalización realizado por la Oficina Central del Centro Histórico. El Comité de Patrimonio Mundial solicitó información sobre las demoliciones de las casonas (Resolución 073-2003-INCDA) sin obtener respuesta. Un año después se envía un informe presentando los avances en la implementación del Plan Maestro; se informó sobre algunas demoliciones ocurridas sin los permisos correspondientes y no se presentó ningún avance en relación al Plan de Prevención de Riesgos. Como factor de consideración especial se citan las demoliciones de inmuebles en el Centro Histórico, así como la decadencia y abandono de inmuebles en la zona de máxima protección. En el año 2007, el Plan de Prevención de Riesgos no se había finalizado, aunque se avanzaron medidas para mitigar los riesgos potenciales, y así mismo se notificó un nuevo caso de demolición. El

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informe preparado por el Comité de Patrimonio Mundial e ICOMOS declaró una ausencia de información técnica sobre las intervenciones en la Casa Polar, la Casa Andina y el Tambo de la Cabezona, identificando claramente la ausencia de trabajos/estudios arqueológicos especializados, históricos o prehispánicos, en áreas de fuerte potencial arqueológico. De nuevo la preocupación por las demoliciones se acentúa cuando la sociedad civil arequipeña denuncia la destrucción de la casona de la calle San Agustín, ese mismo año de 2007. Es necesario señalar la decisión 34 Com 7B.114 expedida por el Comité de Patrimonio Mundial: 1.- Habiendo examinado el documento WHC-10/34. COM/7B 2.- Retomando la decisión 33 COM 7B.142, adoptada en la 33º sesión (Sevilla, 2009). 3.- Lamenta que no se registren avances sustanciales en la implementación de las recomendaciones de la misión conjunta de monitoreo reactivo del Centro del Patrimonio Mundial / ICOMOS del 2008. 4.- Toma nota de los progresos realizados por el Estado parte en el establecimiento de acuerdos institucionales y lo alienta a obtener los recursos necesarios para su funcionamiento sostenido. 5.- Solicita al Estado parte que envíe al Centro de Patrimonio Mundial y a los Organismos Consultivos la siguiente información: a. El Plan Maestro y el Plan de Manejo terminados. b. El reporte del avance del registro y catalogación de los edificios patrimoniales de la propiedad. 6.- Reconoce el esfuerzo realizado para mejorar la protección de la propiedad mediante la declaratoria del Valle de Chilina y las terrazas prehispánicas como área protegida, e insta al Estado parte a que aplique plenamente las medidas reglamentarias para evitar un crecimiento desordenado mayor de la ciudad e impacto en el sitio. 7.- Además, lamenta que el Estado parte no haya enviado el Plan de Prevención de Riesgos terminado que fue solicitado por el Centro de Patrimonio Mundial desde el año 2003 y reitera la solicitud de completar el proceso y remitir el Plan para ser revisado por el Centro de Patrimonio Mundial e ICOMOS-. 8.- Además, solicita al Estado parte que envíe información actualizada de la construcción del puente Chilina y de los trabajos de infraestructura proyectados en conformidad con el párrafo 172 de las Directrices Prácticas al Centro del Patrimonio Mundial para ser revisado por el Comité de Patrimonio Mundial y los Órganos Consultivos, y también insta al Estado parte a detener los trabajos de infraestructuras hasta que se pueda averiguar cuál sería el impacto potencial de éstos sobre el valor universal excepcional, incluyendo la integridad y autenticidad de la propiedad.

La arquitectura ornamentada en el centro histórico de Arequipa representa una obra maestra de la integración creativa de características europeas y nativas, cruciales para la expresión cultural de toda la región.

9.- Pide asimismo al Estado parte que presente al Centro del Patrimonio Mundial, con fecha de plazo el 1 de febrero de 2011, un informe detallado sobre el estado de conservación de la propiedad y sobre los progresos realizados en la aplicación de las recomendaciones anteriores, para ser examinado por el Comité de Patrimonio Mundial en la 35ª sesión a celebrar ese año. I. 7. PLAN Y DESARROLLO ESTRATÉGICO DEL CENTRO HISTÓRICO DE AREQUIPA Siendo Alcalde del Concejo Provincial de Arequipa el Dr. Juan Manuel Guillén Benavides, se fundó la Superintendencia Municipal de Administración y Control del Centro Histórico y la Zona Monumental de Arequipa, en sesión ordinaria del Concejo Municipal realizada el 18 de enero del año 2000, mediante el Edicto Nº 001-2000. 29

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Es en la portada de la Compañía de Arequipa donde nace el arte genuinamente mestizo, y donde culmina armónicamente el proceso de transculturización hispano-americana. (Bernales Ballesteros).

Como un organismo técnico especializado de la Municipalidad Provincial de Arequipa que depende directamente de la Alcaldía, con las funciones siguientes: – Determinar, inventariar y catalogar los bienes culturales y naturales de destacado valor y el grado en que se protegerán. – Controlar y coordinar los programas de desarrollo y calificar las intervenciones urbanas arquitectónicas, usos de las edificaciones y espacios públicos en el Centro Histórico y Zona Monumental. – Emitir lineamientos generales y diseñar políticas orientadas a preservar e integrar el patrimonio cultural y natural al desarrollo urbano, – Difundir la normatividad sobre la materia y velar por su cumplimiento. – Tener iniciativa para formular y supervisar planes programas y proyectos de preservación y restauración, así como desarrollar proyectos específicos. – Promover la formación de profesionales en preservación, conservación, restauración y otras técnicas de puesta en valor del patrimonio cultural y su investigación en el campo histórico, artístico, urbano, arquitectónico, etc. – Mantener coordinaciones con entidades nacionales e internacionales y promover convenios y eventos, en el ámbito de su competencia.

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– Brindar asesoramiento y establecer coordinaciones técnicas con diferentes dependencias de la Municipalidad y otras instituciones. En cuanto a su organización, la Superintendencia estará a cargo de un Jefe designado por el Alcalde mediante resolución. Contará con una Junta no mayor de siete miembros de reconocida trayectoria en el ámbito de conservación del patrimonio cultural e integrada por los asesores que fueren necesarios. El Director de Desarrollo Urbano de la Municipalidad Provincial es miembro nato de esta Junta; los demás miembros, así como los asesores, serán igualmente designados por el Alcalde mediante Resolución. Posteriormente se dictó el Edicto Nº 02-2001, en sesión del 13 de marzo de 2001, en el que se amplían funciones de la Superintendencia Municipal, y se crean y norman las funciones de la oficina técnica del Centro Histórico y la Zona Monumental. Seguidamente, en el mes de julio del año 2002 la Municipalidad provincial desarrolló el “Plan Estratégico de Arequipa Metropolitana”, en el que se analizaron las condiciones de la ciudad en general y se planteó una proyección al año 2015. De esta manera, se presentó un programa para la puesta en valor del Centro Histórico, que incluyó ocho proyectos: “Plan de Gestión del Centro Histórico”, “Plan Integral de Desarrollo del Área Central”, “Renovación Urbana y Centro Internacional de Convenciones siglo XX”, “Reordenamiento del Transporte y Peatonalización del Centro Histórico”, “Revitalización Residencial del Centro Histórico”, “Puesta en valor y uso público de Bienes Monumentales” e “Incentivos económicos a propietarios de Monumentos Históricos”. En el mes de noviembre de 2002, la Municipalidad Provincial aprobó el “Plan Director de Arequipa Metropolitana 2002-2015”. El texto planteaba dentro del lineamiento estratégico referente a la “Ciudad de la Cultura, el Conocimiento y la Identidad”, incorporar el patrimonio cultural de Arequipa a la dinámica urbana del centro histórico de la ciudad; se proponía “preservar, promocionar y poner en valor el patrimonio construido como valor importante dentro del desarrollo integral de la ciudad, integrándolo a la dinámica urbana metropolitana, propiciando la inversión e instalación de actividades compatibles más apropiadas como el gobierno, la cultura, los servicios turísticos-recreativos y financieros, el comercio limitado y la residencia de alta calidad.” I. 8. ORDENANZA MUNICIPAL 1-2000 El Concejo Municipal Provincial de Arequipa, en sesiones realizadas los días 28 de septiembre, 19 de octubre, 16 de noviembre, 30 de noviembre y 20 de diciembre de 1999, aprobó la Ordenanza Municipal Nº 01- 2000. Que en su Artículo 1º trata del OBJETO DE LA ORDENANZA. Establecía las normas fundamentales de protección que rigen el uso y conservación del Centro Histórico y Zona Monumental y en lo que sea aplicable a la Zona de Reserva Paisajista de la ciudad de Arequipa. En su Artículo 2º, DE LA ZONA MONUMENTAL, señalaba: La Zona Monumental se encuentra comprendida dentro del perímetro siguiente: Peral, Ayacucho, San Pedro, Manuel Muñoz Najar, Av. Goyeneche, Av. Jorge Chávez, Malecón Socabaya, Av. Salaverry, río Chili (ambas márgenes) y torrentera de San Lázaro (ambas márgenes). Decreto Supremo Nº 012-77-IT/DS. En su Artículo 3º, DEL CENTRO HISTÓRICO DE AREQUIPA, indicaba que: El Centro Histórico de Arequipa se encuentra dentro del siguiente perímetro: Torrentera de San Lázaro (ambas márgenes) y barrio del mismo nombre, 6ª cuadra de Jerusalén, Carlos Llosa, 5ª cuadra 31

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Santa Catalina El Monasterio de Santa Catalina es, sin duda, el más importante atractivo turístico de Arequipa Su estilo arquitectónico es fundamentalmente colonial, pero de naturaleza mestiza. A diferencia de otros restos virreynales de esta parte de América Latina, en Arequipa y especialmente en Santa Catalina, se observa la fusión de elementos españoles y nativos, a tal punto que generan una creación propia. Esta fue la causa y origen de la ciudadela existente en el Monasterio de Santa Catalina de Siena de Arequipa. Los familiares de las religiosas optaron por hacer construir celdas privadas para éstas, toda vez que el dormitorio común estaba dañado o era muy pequeño para el número cada día creciente de religiosas. Durante casi dos siglos, en la época virreynal, los claustros y celdas del monasterio de Santa Catalina, han sufrido modificaciones, agregados y nuevas construcciones, que lo han convertido en un verdadero muestrario de la arquitectura colonial de Arequipa.

Pileta de la plaza Zocodober.

Obras de arte con motivos religiosos.

“Matrimonio de Santa Rosa de Lima” una de las pinturas del s. XVII que se encuentran en el monasterio. A la izquierda, calle de la ciudadela de Santa catalina

Pinacoteca. Bellos portales adornan los bordes de los patios.

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de Rivero, Ayacucho, Prolongación Ayacucho (lado del Convento de Santa Teresa), San Pedro, Convento de Santa Rosa, Plaza España, Colón, Pizarro, Santo Domingo, Perú, Alto de la Luna, Piérola, Garcí Carbajal, San Juan de Dios, Av. Salaverry, La Merced, Tristán, Cruz Verde, Palacio Viejo, hasta el río Chili, ambas márgenes del río Chili, hasta la torrentera de San Lázaro, incluyendo el puente Grau y Bolognesi. En su Artículo 4º, DE LA ZONA DE RESERVA PAISAJISTA, indicaba que: Está delimitada por el Plan Director. El Plan Maestro del Centro Histórico y de la Zona Monumental deberá precisar los criterios técnicos de orden paisajista, ambiental y de manejo y de conservación de espacios abiertos urbanos de la ciudad. En su Artículo 5º, TIPOS DE PATRIMONIO CULTURAL, sostenía que: Pueden ser bienes culturales inmuebles declarados o no declarados; áreas urbano- monumentales; y zonas de patrimonio cultural y natural que tengan valor desde el punto de vista estético, histórico, estratégico, antropológico o científico. En su Artículo 6º, GRADOS DE PROTECCION, contemplaba: a) Protección rigurosa: este grado se aplicará a los bienes culturales inmuebles declarados o no, y a los ambientes urbano-monumentales del Centro Histórico, la Zona Monumental y toda la provincia de Arequipa, así como a las áreas de reserva paisajística. Las acciones de conservación y restauración no atentarán contra su naturaleza, condición y ubicación. b) Protección restrictiva: este grado se aplicará a las zonas adyacentes que configuran el contexto de los bienes culturales inmuebles, los ambientes urbano-monumentales y las zonas de valor. I. 9. AREQUIPA, PATRIMONIO MUNDIAL El arquitecto Gonzalo Olivares Rey de Castro fue el encargado de presentar los documentos para la declaratoria de Patrimonio, en su calidad de integrante de la Superintendencia del Centro Histórico, ante la Misión Unesco, integrada por Nuria Sanz, Luis Guerrero y Felipe Delmont, los mismos que in situ evaluaron los 2.658 predios que componen el área protegida. De este modo tenemos: Que el 2 de diciembre del año 2000 la Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural, mediante el Comité de Patrimonio Mundial, inscribió en la Lista del Patrimonio Mundial al Centro Histórico de la Ciudad de Arequipa. La inscripción en esta Lista confirma el valor excepcional y universal de un sitio cultural o natural que debe ser protegido para beneficio de la humanidad. En total, fueron declaradas Patrimonio Cultural de la Humanidad 42 manzanas de ese Centro Histórico. Que conforme al artículo 82, numeral 12, de la Ley Orgánica de Municipalidades (Ley nº 27972), es función de la Municipalidad promover la protección del patrimonio cultural de la Nación, así como la defensa y conservación de los monumentos históricos; y que corresponde a las municipalidades dictar las medidas administrativas necesarias para la protección, conservación y difusión de los bienes integrantes del Patrimonio Cultural de la Nación de su localidad. Que la Unesco define la cultura como “el conjunto de rasgos distintivos espirituales y materiales, intelectuales y efectivos que caracterizan a una sociedad o a un grupo social y que abarcan además de las artes y las letras, los modos de vida, las maneras de vivir juntos, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias”. 34

Que el patrimonio cultural de Arequipa está constituido por todos los bienes materiales e inmateriales que por su valor histórico, arqueológico, arquitectónico, artístico, etnológico, bibliográfico, documental, científico o técnico tienen una importancia relevante para su identidad. Por todo lo cual, dichos bienes requieren una protección y defensa especiales. Ahora bien, la autoridad sobre el Centro Histórico de Arequipa está compartida por tres instituciones: la Municipalidad Provincial de Arequipa, el Gobierno Regional de Arequipa y el Instituto Nacional de Cultura, las cuales cuentan con normas legales, personal y patrimonio para el cumplimiento de sus funciones. No puedo dejar de señalar la Ordenanza Municipal nº 319, de 3 de febrero de 2005, que aprueba el Reglamento de Organización y Funciones de la Municipalidad Provincial de Arequipa. Considera que la Junta de la Superintendencia del Centro Histórico es un órgano consultivo y de coordinación, que está conformado por siete miembros que son personalidades y profesionales de prestigio y reconocida trayectoria en el ámbito de la conservación del patrimonio cultural e histórico, los cuales son designados por el Alcalde, quien a su vez ejerce la presidencia. Así mismo, apunta que para la protección, conservación y mantenimiento del Centro Histórico y Zona Monumental de la ciudad de Arequipa, considerada Patrimonio Cultural de la Humanidad, es necesario conformar la Junta de la Superintendencia del Centro Histórico y aprobar su reglamento. Para ello se decreta: Artículo Primero: conformar la Junta de la Superintendencia del Centro Histórico como órgano consultivo y de coordinación, la cual está integrada por: - Licenciado Simón Balbuena Marroquín, Alcalde, quien la preside. - Arq. Álvaro Pastor Cavagnari. - Arq. Gonzalo Olivares Rey de Castro. - Sr. Francisco Grupp Castelo. - Dr. Héctor Ballón Lozada. - Arq. Ricardo Monroy Piazze. - Sr. Alfonso Ruiz Rosas. - Sr. Carlos Meneses Cornejo. Artículo Segundo: la Junta de la Superintendencia del Centro Histórico es un órgano consultivo y de coordinación de la Municipalidad Provincial de Arequipa y tiene por objeto coadyuvar en la protección, conservación y mantenimiento del Centro Histórico y zona monumental de la ciudad de Arequipa. Artículo Tercero: aprobar el reglamento de funcionamiento de la Junta de la Superintendencia del Centro Histórico, el cual es parte integrante del presente decreto de Alcaldía. Artículo Cuarto: el presente Decreto de Alcaldía entrará en vigencia al día siguiente de su publicación. Regístrese, publíquese y cúmplase. Sr. José M. Toranzo Concha Secretario General

Sr. Simón Balbuena Marroquín Alcalde de Arequipa

DECRETO DE ALCALDÍA Nº 001- 2008 MPA. La autoridad sobre el Centro Histórico de Arequipa está compartida por tres instituciones: la Municipalidad Provincial de Arequipa, el Gobierno Regional de Arequipa y el Instituto Nacional de Cultura, las cuales cuentan con normas legales, personal y patrimonio para el cumplimiento de sus funciones. 35

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Patio de lavanderia.

Ahora bien, el gobierno de los Centros Históricos, de conformidad con el texto titulado “Desarrollo cultural y gestión en Centros Históricos” editado por Fernando Carrión (FLACSO, sede en Ecuador), “cumple un rol importante en la conservación y rehabilitación de tales Centros”, pero sostiene a su vez que “hay Centros Históricos que son administrados por un conjunto institucional disperso. Por lo que existe un amplio grupo de sujetos patrimoniales que tienen competencia para intervenir en tales Centros”. Existen otros Centros Históricos que tienen una administración concentrada. En este caso hay un poder local constituido que cuenta con suficiente autoridad como para someter bajo sus políticas al resto de sujetos patrimoniales. Finalmente, hay Centros Históricos que cuentan con un conjunto de instituciones que conforman un complejo institucional articulado, en el que podemos destacar la combinación de instituciones públicas, privadas y comunales alrededor de una autoridad municipal, como núcleo funcional. En Arequipa se está estudiando a cuál de estos sistemas nos acogemos, para optimizar la gestión de

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nuestro Centro Histórico; para lo cual se está organizando la realización de un seminario-taller que debe llevarse a cabo los días 7, 8 y 9 de diciembre de 2009. Luego entonces, de conformidad con el texto antes señalado, debemos tener en cuenta dos aspectos a actores fundamentales: la población que habita en el centro histórico, que en muchos casos presenta un nivel económico bajo, si no es que padece el fenómeno de la pobreza, junto a la riqueza histórico-cultural de los mismos. Las autoridades desean la conservación del centro histórico pero no proporcionan los recursos necesarios para tal efecto, y la población que en él vive no posee la capacidad económica para realizar obras de conservación o mantenimiento, lo que nos lleva a un dilema: convertir el centro histórico en una especie de museo o permitir que se modernice, lo que implicaría su desaparición. Por todo ello resulta imprescindible formular políticas sociales y culturales que logren movilidad social y mejoramiento de la calidad de vida de la población, y por otro lado se adecuen a las nuevas exigencias de la globalización. Luego entonces, debemos atesorar, cuidar y valorar nuestro patrimonio cultural —nos corresponde hacerlo— no sólo con la participación de las autoridades, sino con la participación ciudadana presente en todos los ámbitos y con acciones colectivas ejercidas a través de canales institucionalizados o informales. Debemos proteger nuestro patrimonio cultural mediante la toma de conciencia acerca del valor que ofrece a toda nuestra comunidad, un aspecto vital no sólo para conocer nuestro histórico pasado, sino también para aprovechar lo que hoy poseemos. En consecuencia, afirmamos que nuestro patrimonio cultural bien utilizado puede traer progreso para nuestra comunidad. Por lo tanto, debemos orientar a nuestra población infantil, juvenil y mayor para que apoyen en labores de inventario y registro del patrimonio monumental e histórico de Arequipa. Es decir, debemos comprometernos organizadamente a cuidar el patrimonio cultural de nuestra ciudad, recopilando nuestras tradiciones y dando apoyo a los eventos culturales que se realicen en Arequipa. Apuntemos también, en otro sentido, que la zona patrimonial, con la inclusión de la mayor parte de las manzanas con alta densidad de edificios antiguos de Arequipa, ha sido dividida y denominada de diferente modo: Zona Monumental, Centro Histórico, Zona de Reglamentación Especial, Área de Tratamiento Especial, Zonas de Tratamiento Especial y Zona de Amortiguamiento. Es necesario indicar que este sistema de zonificación tan diverso propicia la realización de obras arquitectónicas y urbanas sumamente cuestionables en áreas limítrofes, tal como fue el caso de la construcción del hipermercado denominado “Plaza Vea”, cuya edificación contraviene las normas establecidas. En Nuestra Plaza Mayor han venido ocurriendo sucesos y cambios desde la historia colonial y republicana, envueltos en una mística y silenciosa capa de bravura heredada por los baluartes libertarios que con su afán contagian aún los espíritus independientes. El 30 de julio de 1912 se inauguraron los trabajos del tranvía eléctrico, con la colocación del primer riel, en la parte central de la calle delantera del Portal de San Agustín.

Después de 1960, como consecuencia del problema de la reconstrucción de la ciudad de Arequipa tras los daños causados por los sismos de 1958 y 1960, surgió el criterio de la protección del Centro Histórico de Arequipa como patrimonio cultural del Perú, y muy posteriormente, de conformidad con un estudio efectuado el año 2000 por el Instituto Nacional de Cultura sobre el Centro Histórico de Arequipa, se estableció que el mismo estaba conformado por unos 923 inmuebles, con 276 monumentos declarados y 200 inmuebles de potencial valor patrimonial. De estos 276 monumentos declarados, 200 se encontraban aún en buen estado de conservación, 51 de ellos estaban en regular estado de conservación, 14 en pésimo estado y 11 sin precisar. A la fecha de 2010 no tengo conocimiento de ningún nuevo estudio que refleje la realidad actual de los monumentos arquitectónicos del Centro Histórico, lo que quiere decir que dicho Centro Histórico merece una nueva planificación urbana con vistas a su protección, la cual debe extenderse hacia sus distritos. En conclusión, existen una serie de bienes inmuebles que por su antigüedad han sido declarados por el Instituto Nacional de Cultura como “Monumentos”: son 276 inmuebles, que constituyen el 10,2 % de los 2.658 inmuebles que conforman el Centro Histórico de Arequipa. 37

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I. 10. ESTUDIOSOS DE LA ARQUITECTURA AREQUIPEÑA No hay necesidad de señalar que se han ocupado de la arquitectura y la historia de Arequipa más de veinte destacados estudiosos. Dentro de los más antiguos e importantes puedo señalar: 1º.- A Ventura Travada y Córdova, que en su obra El suelo de Arequipa convertido en cielo, publicada en 1847, sostenía que en Arequipa “las casas por lo general bien dispuestas, de dos patios y raras o ninguna son las que carecen de corrales y huertas: en medio de ser tan moderna esta ciudad ha sido edificada muchas veces y han sido tantas cuantos terremotos ha habido que en lo que alcanza la memoria han sido cinco notables […].” 2º.- A don Antonio Pereyra y Ruiz, que en su Noticia de 1816 se refiere a las casas de Arequipa “de piedra labrada sin mayor decoración por fuera, pero bien pintadas por dentro y estucadas todas ellas.” 3º.- Al viajero francés Eugène de Sartiges, que entre 1833 y 1834 visitó a Arequipa y menciona: “Arequipa es una ciudad pequeña y en ella se conocen muy pronto todas las noticias […] Las casas de Arequipa están todas construidas según el mismo modelo: un gran pórtico que da a la calle; un patio pequeño pavimentado con guijarros de diferentes colores, rodeado en sus cuatro lados por una maciza construcción; en el fondo del patio frente al pórtico, la sala de recibo y detrás, un pequeño jardín sembrado de flores por las que las arequipeñas sienten verdadera pasión […].” “Los principales edificios de Arequipa son los conventos y las iglesias cuya arquitectura es igualmente pesada y bastarda. Es una triste necesidad para un arquitecto hacer entrar dentro de los planos de un edificio público los cálculos para un temblor […].”

Santa Catalina. Una ciudad dentro de otra: muestra y expresión genuina de la importancia del pensamiento religioso.

“Las iglesias son, como los conventos y las casas de los particulares, abovedadas y con arcos macizos; las pilastras están reforzadas y las paredes son gruesas como nuestro viejos muros feudales. Encima de cada altar se levanta un trofeo de columnas del trabajo más pesado y más retorcido, todo entremezclado con santos de madera o de piedra, inevitablemente dorados. En ninguna parte se ha ido tan lejos en la manía de los dorados. El vestido de San Lucas está bordado en oro; San Mateo con su barba en punta, su sombrero sobre la oreja y su jubón de terciopelo rojo, está igualmente cubierto de estrellas de oro de arriba abajo. En la iglesia de los jesuitas se ve una Adoración de los Magos en la cual el pesebre, el asno y la paja son igualmente dorados. Muchos cuadros representan alegorías: los vicios personificados o más bien animalizados devoran el corazón de un galante caballero vestido a la francesa; la ira, la blasfemia y la impiedad, monstruos de dimensiones colosales se lanzan sobre la boca de otro caballero; la lujuria juega sobre el seno de una cortesana echada sobre la pereza; la Voluptuosidad está representada por la figura de una culebra y el nombre está abajo: Voluptas. En medio de aquella exposición esperaba encontrar algunos cuadros de la escuela española; más no vi sino imágenes pintadas cuya principal fábrica se hallaba antiguamente en la ciudad del Cuzco.” 4º.- A Flora Tristán, quien en el año 1834, en su obra titulada Peregrinaciones de una paria, describe las casas de Arequipa construidas “muy solidamente con hermosas piedras blancas, no tienen sino un solo piso abovedado a causa de los temblores […] Las paredes de las casas tienen de cinco a seis pies de espesor. Las piezas con techo en forma de bóveda son muy altas. Algunas de ellas solo tienen una tapicería de papel hasta la mitad de la altura; las paredes de las otras están completamente blanqueadas con cal. Esas bóvedas hacen que los departamentos se asemejen a los sótanos, y la monotonía de su tono blanco cansa y entristece.” 5º.- A Jorge Polar, que en el año 1892, en su primera edición, publicó su más destacada obra, titulada Arequipa, en la que sostenía entre otras cosas que: “Las casas de Arequipa son generalmente de muros de más de un metro de espesor, hechos de sillares y unidos por una mezcla de arena y cal. Sobre estos muros descansan bóvedas de los mismos materiales o de ladrillos, en vez de sillar. Los trozos de esta materia se consolidan hasta formar casi una sola masa, de enormes bloques, que la cuña y la comba separan apenas a costa de grandes golpes, como si fueran de granito.”

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La Casa que perteneció a Tristán del Pozo fue una de las más hermosas residencias de la primera mitad del siglo XVIII que se concluyó de edificar en 1738.

“La casa se une así en todas sus paredes, formando como una pequeña fortaleza tan resistente que los primeros cinco minutos de horrible movimiento de tierra, que casi no permitía sostenerse en pie a los hombres, no fueron bastante a derribarlas. Sólo cuando el terremoto como exasperado, cambió su movimiento de balance en sacudidas bruscas de arriba abajo, solo entonces cayeron los fuertes muros y se agrietaron y hundieron bóvedas.” “Este género de construcción, es la mejor para el clima de Arequipa, porque en las casas de bóveda, la temperatura se mantiene igual todo el día y toda la noche, libertándose así a sus habitantes de las transiciones violentas de temperatura que son el mayor inconveniente de este clima.” “Tiene también el edificio de sillar, la ventaja de su duración por siglos; y además por su puesto, la de estar libre de incendios.” “Las casas son casi de un solo piso: la construcción de piedra no conciente grandes elevaciones, ni hay tampoco para que aglomerar y amontonar viviendas, desde que el espacio sobra para edificar. Los altos o segundos pisos que hay, son por lo general techados con madera y fierro acanalado […].” 39

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“La habitación en Arequipa es, por lo general, cómoda, sana, fresca, alegre y buena para la vida.” 6º.- No puedo dejar de señalar que don Alberto de Rivero es el que ha hecho un mejor estudio sobre el desarrollo del área de la ciudad de Arequipa, su traza fundamental, su crecimiento urbano y su plan regulador. 7º.- Y el destacado arquitecto americano Ramón Gutiérrez, con su estudio La Evolución Histórica Urbana de Arequipa 1540-1990, dividido en las cuatro secciones “Arequipa Hispánica” (1540-1825), “Arequipa Republicana” (1825-1869), “Una nueva ciudad” (1868-1940) y “Arequipa Contemporánea” (1940-1990). Se trata de uno de los estudios más completos y conocidos sobre la visión urbana de Arequipa. I. 11. ARQUITECTURA. REJAS Y PUERTAS. CALLES. MONUMENTOS. BARRIOS Y PUENTES DE AREQUIPA. Hay diversos tipos de ciudades: científicas, históricas, misteriosas, artísticas, religiosas, industriales, etc. La de Arequipa fue, con su fundación en 1540, un acto colonial; después se transformaría en una ciudad medieval, y por último en una ciudad revolucionaria. A partir del año 1945, la ciudad entró en crisis desde el punto de vista sociológico. Además, el 13 de junio de 1950, con el estallido del movimiento popular contra el tirano Manuel A. Odría, entraba también en crisis la denominada Arequipa Clásica, de la que surgiría, en particular desde 1960, la Nueva Arequipa: la contemporánea. En la actualidad, la ciudad de Arequipa se descompone en una serie de distritos y pueblos jóvenes que ahora sitian a su Centro Histórico. Como escribió el gran César Atahualpa Rodríguez en su artículo ‘Ciudad de Piedra’, “existen ciudades de tipo masculino o femenino, que se comportan como hombres o como mujeres. Las ciudadesmujeres no son versátiles, ni cobardes, tal como el vulgo comprende, son más bien encantadoras: aman las modas y viven dando estilo a todos aquellos a quienes en las ciudades-hombres lo consiguen con esfuerzos inauditos. Son ciudades en sumo grado pintorescas, pero femeninas. Pasan por la historia como una sonrisa.” “[...] Debemos imaginar la existencia de ciudades discursivas, ciudades de difícil expresión o ciudades mudas […] Arequipa, sin ir muy lejos, es una ciudad de muy difícil expresión. Sus hombres por lo común no son oradores […] Los transeúntes hablan como si rezaran […] Las casas dicen para adentro de los muros […] Solamente algunas iglesias chorrean gongorismo. Las únicas cosas que dicen algo en Arequipa son las campanas y el verde líquido de sus praderas. Y el Sol, ese dice por todos, es una especie de gallo que sopla en un clarín de cobre recién frotado pero que ensordece.” “Arequipa es una ciudad sin elocuencia, es decir sin externidad […] No necesita conmoverse desde lo profundo para que estalle. La elocuencia es producto de la euforia de la vida regocijada.” “Arequipa mestiza, es orgullosa y es trágica. El español y el indio son trágicos […] Solamente en la costa peruana es donde predomina el negro gesticulante […] Hay un poco de elocuencia, de mímica.” “La tormenta de mutismo que soporta el serrano arequipeño no es de insignificancia ni de altura geográfica, ni de trastornos climáticos; es la tormenta de su propio destino racial. Arequipa es el laboratorio doliente del más puro mestizaje en el país. Ella sufre la elaboración de una raza nueva que está en sus comienzos.” ◀

La Faltriquera del Diablo (Callejón San Francisco 106).

“Arequipa es una ciudad que atesora siglos, mientras las ciudades bulliciosas dejan fugar su vida en musulmanas indolencias, en suntuosas mansiones de pacotilla y en ruidos de civilización importada […] En Arequipa hay que salir a las calles para escuchar con los ojos. Es una ciudad que no se entrega 41

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de improviso. Tenemos que comprenderla a paso lento. Lo que ella ha dicho está incrustado en el revoque de sus piedras antiguas, es histórico.” “Arequipa es una ciudad enigmática; su ser está en jeroglíficos.” O como escribió José María Arguedas, en El zorro de arriba y el zorro de abajo: “Arequipa es una ciudad en que Ángel Rama se pasearía con su imperturbable y serena cabeza y su disciplinado corazón; se pasearía entendiendo bien los contrastes que hay entre los sillares de piedra blanca volcánica con que están hechos los edificios coloniales, sillares como de nieve opaca y la esmeralda sangrienta del valle en que la ciudad se levanta. Ángel comprendería el significado del contraste entre la esmeralda y la sequedad astral del desierto montañoso en que el valle aparece, como un río tristísimo de puro feraz y brillante. Él, Ángel, comprendería algo más de esperanza, de tenacidad, de sabiduría regocijada y no asupremada, y por eso mismo, no vendible en el más voraz de los mercados del mundo. Tú, Roberto, pedernal y ternura, te colmarías en Arequipa de más seguridades y júbilos sobre nosotros, los andinos. Allí nacieron Melgar y Mario”. En cuanto al Perú se refiere, tenemos fundamentalmente la ciudad del Cuzco, una ciudad incaica que existe desde mucho tiempo antes de la llegada de los españoles. La ciudad de Lima, fundada por Francisco Pizarro, existe a partir de los tiempos coloniales. La ciudad de Arequipa adquiere importancia a partir de los tiempos de la República y, tal como afirma don Simón Rodríguez, el maestro del Libertador Simón Bolívar, que vivió en Arequipa, debería ser una ciudad industrial: “Arequipa debería ser la Cataluña del Perú”. En sus inicios, Arequipa estaba rodeada por la campiña. Posteriormente se extendió hacia el norte y el oeste de las faldas del volcán Misti, hasta que a principios del siglo XX aparecen los primeros barrios modernos en las afueras de la ciudad: la primera urbanización (el Vallecito) y los barrios de María Isabel, junto al ferrocarril, y Leticia. Los pueblos tradicionales deben ser entendidos como elemento complementario al Centro Histórico de Arequipa, pues se encuentran física y socialmente relacionados entre sí. Se cuenta con la presencia de veinticuatro pueblos tradicionales, que pueden ser definidos en tres tipos: – Pueblos insertados en el ámbito urbano, como Yanahuara, Cayma, San Antonio, Pampas del Cuzco y San Lázaro.

Piedra blanca volcánica con que están hechos los edificios coloniales.

– Pueblos con entornos predominantemente rurales, como Uchumayo, Tiabaya, Sachaca, Socabaya, Characato, Yarabamba, Sabandía, Alata, Tingo Grande, Huaranguillo, Pampa de Camarones, Yumina, Sogay y Yura. – Pueblos en proceso de conurbación con el área urbana, como Tingo, La Tomilla, Carmen Alto y Paucarpata. Fue coincidiendo con el IV Centenario de la fundación de Arequipa (1940) cuando se elabora el Primer Plan Arequipa: el Ensanche Urbano de Arequipa. En 1960 podemos hablar del inicio de un crecimiento demográfico que dio lugar a la expansión urbana que hizo que hoy Arequipa cuente con más de un millón de habitantes y diecisiete distritos, en 2.923 km2 de superficie. A lo largo de su devenir histórico y social, Arequipa ha presentado problemas diversos. Así, en el siglo XVII su problema fue el de convertirse en ciudad, desarrollar y constituir su élite. En el siglo XVIII su problema fue el de instaurar una Universidad donde se formaran sus juventudes. En el siglo XIX, la cuestión acuciante de Arequipa fue la de lograr la descentralización. En el siglo XX aparecieron sus nuevos ricos y los grupos de poder. Y en el siglo XXI su principal problema será el de conservar su identidad y convertirse en una ciudad turística.

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Una ciudad, sociológicamente hablando, es una organización material y social que está presente en cada una de sus calles, y en donde el análisis de los grupos debe hacerse dentro del cuadro de las clases sociales, con las peculiaridades que acarrean cada una de ellas con respecto al resto en su modo de habitar, pues la distinción de su población y la planificación urbana no son obra de la casualidad, sino que están indisolublemente ligadas al sistema económico y a las instituciones políticas, sociales y culturales: gobierno, comercio, industria, iglesia, educación, colegios profesionales,

Vista panorámica de Arequipa 1940 (desde Puente Bolognesi).

universidad, etc. En sus comienzos, Arequipa constituía un mundo exclusivamente cerrado y local, reducido a las dimensiones de unos barrios donde todo estaba cerca, donde casi todos se conocían y participaban de la intimidad de la vida del vecino. Una ciudad en la que el reloj de la catedral era el que organizaba el tiempo de los ciudadanos. En la que la Plaza de Armas era el centro administrativo y religioso de la ciudad. La catedral era el símbolo del poder religioso y dictaba las horas desde su torre: el reloj y las campanas organizaban el tiempo como instrumento de control de la ciudad. Esa era la Arequipa que yo denomino “Clásica”. Pero a partir de 1960, la ciudad se agranda por la inmigración y comienza a convertirse en anónima e impersonal, en la que el prójimo ya no es conocido, la ciudad está llena de caras extrañas, al tiempo que cada uno desempeña una variedad de papeles y de funciones, y se dan una multiplicidad de situaciones. Hasta diez años antes, sobre 1950, Arequipa era una pequeña ciudad en donde residían bastantes individualidades inteligentes y destacadas. Como quiera que el espacio físico era un tanto reducido, 43

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tales individualidades tenían que chocar inevitablemente entre ellas, por lo que algunos tuvieron que escapar de Arequipa a Lima o al extranjero. En la actualidad, en cambio, tenemos la preponderancia de la colectividad. Ha crecido la ciudad y ha crecido su población. Arequipa sufre un proceso masivo de inmigración; ya hay muy pocos arequipeños de pura cepa, al tiempo que se está produciendo el fenómeno de la formación de un nuevo tipo de arequipeños, lo que el gran historiador Dr. Francisco Mostajo denominó como que “Arequipa se está indigenizando” hace más de setenta años, y que a la fecha sigue sin ser debidamente estudiado por los sociólogos, historiadores y antropólogos. Además, la aparición invasión de foráneos no influyeafecta ya únicamente a los aledaños de Arequipa, sino a toda la ciudad. Este fenómeno, por otra parte, no es exclusivo ni propio de Arequipa, sino que reviste caracteres mundiales: así, en Lima ya hay muy pocos limeños, en Cuzco igual, en Puno lo mismo, cosa parecida ocurre en Trujillo como en París o en los Estados Unidos de América. En conclusión, en la estructura urbanística de Arequipa, en sus iglesias, casonas, barrios puentes, plazas y tambos, está presente su pasado colonial, el mismo que entra en contradicción con las for-

San Camilo. Lleva el nombre de los religiosos camilos establecidos en Arequipa en el siglo XVIII. Construyeron una Iglesia que luego fue destruida por el terremoto de 1868. Allí también queda el mercado central de la ciudad, cuyo local recién fue construido a comienzos del siglo XX.

mas y con las ideas sociales de sus más destacados hombres, que siempre han ido contra el pasado colonial: a Arequipa se la conoce como una ciudad que alcanzó importancia a partir de la etapa republicana. Así, Juan Pablo Vizcardo y Guzmán planteo el problema entre mestizos y criollos. Miguel José de Lastarrea se refirió a los propietarios, los terratenientes y al pueblo. Francisco de Luna Pizarro trató de la clase más numerosa. Benito Lazo se ocupó de los conservadores y de los déspotas. José Simeón Tejeda se refirió a una minoría explotadora y una mayoría miserable. Belisario Llosa y Rivero se ocupó de la responsabilidad en la derrota de la guerra de 1879 frente a Chile, mucho antes de que Manuel González Prada estudiase los militares, los sacerdotes, los intelectuales, la clase acomodada, la clase media, las instituciones y hasta los periodistas. Todos estos y otros más fueron hombres arequipeños que utilizaron el poder del saber para socavar el saber del poder. Creo, finalmente, que en Arequipa la oligarquía no ha disfrutado de un poder ideológico como en Lima. En Arequipa, desde antes de 1821, surgió un pensamiento democrático que significó una rup44

Panorámica de Arequipa, fotografía de los hermanos Vargas.

tura contra el colonialismo y contra el centralismo limeño. Por eso considero que es necesario definir el pasado de Arequipa para hacer lo propio con su futuro. Así pues, en cuanto a la arquitectura arequipeña, diremos que es un arte que expresa amplios y simples estados del espíritu que no son los de carácter individual, sino los del pueblo o de una época. Como obra material supera las fuerzas individuales: el tiempo y el coste, que hacen de ella una manufactura colectiva, una labor común, social. Un estado de espíritu como fuerza creadora. Las iglesias, las casonas, sus rejas, sus portones, sus tocadores, traducen en Arequipa lo que fueron los rasgos típicos de una época de su historia. El arte arquitectónico arequipeño es realista y expresa estados de espíritu no individual, sino colectivo, de una época. Tres son las particularidades más acendradas de su arte arquitectónico: 1º.- Su arquitectura es un reflejo de la realidad de un momento histórico determinado, el de los tiempos coloniales y del inicio de los republicanos. 45

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2º.- Su arquitectura refleja una forma de ideología que actúa como vehículo de las ideas estéticas, políticas, filosóficas, morales, jurídicas, económicas y religiosas de los arequipeños de los siglos XVII, XVIII y parte del XIX; es decir, que está unida a las relaciones sociales existentes entre los arequipeños de aquel tiempo colonial e inicios del republicano, y que sirve para el conocimiento y estudio de esa sociedad.

Las muestras del legado hispanomusulmana que se reflejan en los altos relieves de los labrados sillares han dejado una huella imborrable no solo en los blancos muros sino que perduran hasta hoy encajados en la lengua, escritura, religión entre muchas otras que han hecho posible nuestra cultura mestiza.

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3º.- Su arquitectura constituye un momento estético; es decir, la valoración de la realidad arquitectónica arequipeña como forma de emoción específica que nos impulsa a la alegría, la admiración y el regocijo, a experimentar, en definitiva, emociones concretas. La arquitectura arequipeña sobrevive a su tiempo, conservándose como una herencia cultural. Ha emanado de una sociedad concreta, la sociedad colonial, cuya vida refleja. Una vida que no desapareció con ella, sino que sobrevive a su tiempo como una herencia cultural; por este motivo hay que cuidarla y conservarla, no como una simple ciudad-museo, sino como un ente vivo y dinámico capaz de continuar creando cultura.

CAPÍTULO II

DESARROLLO DEL CENTRO HISTÓRICO II. 1. SEIS

ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIA DE LA ARQUITECTURA AREQUIPEÑA

A los tratadistas que he señalado anteriormente les siguen otros estudios sobre la arquitectura arequipeña, de autores extranjeros y nacionales, a los cuales no necesito referirme, pues su bibliografía es bastante conocida y difundida. No obstante, sí debo destacar uno de ellos, obra del arquitecto peruano Héctor Velarde, porque es el único que ha dedicado su atención a la ventana colonial arequipeña. Existe una ausencia total de estudios dedicados a las rejas que protegen y adornan las ventanas de las casonas arequipeñas, e igual cosa ocurre con las verjas, con las puertas, tocadores y aldabones, a los que no se les ha prestado atención y cuidado, habiendo casi desaparecido. Por tal motivo se despertó en mí la curiosidad que me ha llevado a redactar este breve ensayo acerca de las rejas, ventanas y zaguanes de las casonas arequipeñas, de las puertas y sus tocadores, además de sus monumentos, puentes, tambos y barrios, museos, y bibliotecas de la ciudad de Arequipa. Para ello previamente voy a exhumar los artículos no citados por los más destacados estudiosos de la arquitectura arequipeña, porque considero que son muy importantes y deben ser conocidos por la colectividad, pues son documentos de gran interés para la historia de la arquitectura arequipeña; cabe recordar que en los últimos setenta años Arequipa ha experimentado una expansión urbana que supera los 900 asentamientos humanos, los que están estrangulando al Centro Histórico de Arequipa. Entre estos autores he de mencionar a seis: Teodoro Elmore, José Luis Villanueva, Héctor Velarde, Emilio Harth Terré, José Sabogal y Guillermo Galdós Rodríguez. 1.- El arquitecto Teodoro Elmore es autor de un interesante estudio intitulado Notas sobre la arquitectura en Arequipa, publicado en 1919. 2º.- El Arte en Arequipa, ensayo de José Luis Villanueva, dedica una parte a la historia de la arquitectura arequipeña; fue publicado en 1928. 3º.- La ventana colonial arequipeña, publicado el año 1941. Su autor es el destacado arquitecto Héctor Velarde. 4º.- El ‘Estilo Arequipeño’ en la Arquitectura. Obra de Emilio Harth Terré (1943). 5º- La vieja casona arequipeña, de José Sabogal, publicado el año 1965. 6º.- El uso del sillar, del historiador arequipeño Dr. Guillermo Galdós Rodríguez, publicado el 15 de agosto de 1988. No sé por qué razón todos ellos han sido ignorados o no tomados en cuenta por la mayor parte de los estudiosos de la arquitectura arequipeña, tanto locales como extranjeros. Pienso que se les hará justicia si los consigno aquí, pues son de vital importancia para el estudio y conocimiento del hoy denominado Centro Histórico de Arequipa. Esta recopilación de artículos, como se puede ver, resumen un largo trayecto de más de 91 años de la historia arquitectónica de Arequipa. Y no representan un sistema en formación sino, por el contrario, algo que podría denominarse como un “contra-sistema”, una especie de autocrítica permanente, es decir una llamada de atención, de alerta, contra todo lo que pretende reinar en general. Como quiera que cada texto viene acompañado de su fecha de publicación, a cada uno de ellos se le puede apreciar en función del movimiento general, de su contexto. Creo, por otro lado, que la dispersión 47

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de estos textos es aparente, pues todos ellos giran en torno a un centro teórico, el centro histórico de Arequipa; definen lo que antaño fue la ciudad de Arequipa, y se ven integradas la arquitectura, la sociología y la historia mediante una perspectiva dialéctica, lo que me ha permitido después agregar algunos pequeños criterios propios. La perspectiva del sociólogo es distinta de la del arquitecto, la del urbanista o la del historiador. En resumen, sólo pretendo ofrecer desde un punto de vista sociológico a los lectores un conjunto de presupuestos metodológicos, así como desconocimientos teóricos. Este texto y sus fotografías plantea, o se imagina, haber reconstituido la ciudad de Arequipa con sus calles, sus casas, sus barrios tradicionales; sus monumentos, portones, rejas y tocadores, para constatar que en Arequipa se está formando un nuevo tipo de arequipeño. Como vengo diciendo, hasta 1940 Arequipa era una pequeña ciudad en donde vivían bastantes individualidades inteligentes y destacadas, mientras que en la Arequipa del año 2010, crecida gracias a la inmigración, tiene preponderancia la colectividad frente al arequipeño histórico, que se encuentra en proceso de reducción. Considero lo mismo que el Dr. Francisco Mostajo, gran tribuno y luchador contra el conservadurismo, que ha producido un conjunto de estudios en el campo de la historia, la política, el folclore, el periodismo, el derecho, etc., de todos los cuales me he ocupado en varias de mis obras. Para mí Arequipa no es indígena ni goda, Arequipa es mestiza; pero se carece de estudios sobre el regionalismo actual, sobre la descentralización, la postergación socioeconómica, las características del nuevo arequipeño, su con su anonimato de personalidades jurídicas, políticas, científicas, filosóficas y artísticas. Después de esta disquisición, creo estar ya en condiciones de referirme a los seis tratadistas a los que he hecho referencia. Con la exposición que ahora realizo considero que se va a atesorar un conocimiento más completo del desenvolvimiento histórico y social de la arquitectura del Centro Histórico de Arequipa, pues estoy completamente de acuerdo con el gran Jorge Basadre cuando escribió: “El historiador sobre todo en nuestro medio, necesita ser un albañil; pero además, debe ser o intentar ser arquitecto”. II. 1.1. Notas sobre la arquitectura en Arequipa. Este trabajo fue publicado por el ingeniero Teodoro Elmore en el año 1919. Como cuestión previa he de señalar que Teodoro Elmore participó en la defensa de Arica, improvisando una fortificación que no fue lo bastante efectiva para contener a las tropas chilenas en su asalto al Morro de Arica, allá por el año 1879, durante la segunda guerra que tuvimos con Chile, cuarenta y dos años después de la primera guerra, cuando los chilenos nos atacaron para disolver la Confederación Perú-Boliviana. Debo también señalar que el ingeniero Elmore fue profesor de Química del gran historiador tacneño Jorge Basadre, quien nos apuntó que el ingeniero les refería anécdotas de su participación en la guerra: por ejemplo, cómo colocó las minas en el Morro, que a la postre fueron descubiertas antes de explotar porque un traidor dio aviso a los chilenos, y cómo el propio Elmore recibió por ello injustas acusaciones. El arquitecto e ingeniero Teodoro Elmore es autor de un histórico trabajo, que considero clásico, para dar a conocer arquitectónicamente la Ciudad Blanca en su evolución histórica, la misma que antes de ser Ciudad, fue Villa, y antes de ser Villa fue pueblo. En este trabajo, muy rápidamente nos señala cuáles fueron los más destacados arquitectos que se ocuparon, de una u otra manera, de la arquitectura arequipeña. Así, por ejemplo, comienza mencionándonos que el año de 1832 vino de Lima un alarife que introdujo cornisamientos corridos de perfil jónico. Prosigue comentando que el año 1845 vino el arquitecto Francisco Salini con fines industriales, el mismo que ejerció la arquitectura e hizo dibujos del jónico y dórico propios del ar48

quitecto renacentista italiano Jacopo Vignola. Más adelante, consigna que los Portales de la Plaza de Armas fueron construidos por el arquitecto don Eduardo de Brugada, y que posteriormente, el año de 1869, acudió a Arequipa el arquitecto Teófilo M. Fioretti, enviado por el Gobierno, para juzgar los estragos del terremoto del año anterior. También apunta que la arquitectura moderna la introdujo en Arequipa don Gerardo Cornejo Iriarte; que por el año de 1914 estuvo por Arequipa el arquitecto Emilio Basadre; que el ingeniero Guillermo Moller fue el primero que utilizó rieles como vigas, y que el año de 1928 el ingeniero Eduardo López de Romaña fue asistido por Rafael Rey. También nos consigna que el ingeniero Francisco Méndez actuó con don Miguel Forga padre; que el ingeniero Pedro Paulet realizó en 1920 el techamiento del Mercado de San Camilo, y por último las actuaciones de don Alberto de Rivero. Ahora sí podemos pasar a exponer el trabajo del arquitecto Teodoro Elmore, publicado el año de 1919, titulado: Notas sobre la arquitectura en Arequipa “Desde que visité por primera vez Arequipa, con motivo de la construcción del ferrocarril, en que tomé parte como ayudante de don Esteban Crosby, me interesó sobremanera el tipo sui generis de algunos de sus edificios, el sistema de construcción y la variedad de rocas; de todo lo que tomé nota para incorporarlo en mis estudios nacionales. En años posteriores pedí y obtuve del Dr. Francisco García Calderón una colección de las principales piedras de construcción de las que había hecho labrar el Dr. Francisco Mostajo para una exposición local, colección que me duplicó el señor E. L. de Romaña con muestras un poco menores; todo lo que incorporé al museo de materiales de construcción que creé en la Escuela de Ingenieros. En 1905, con motivo de las obras del agua del Cuzco, emprendí nuevas observaciones interesado como estaba en ensanchar mi trabajo sobre arquitectura nacional, cuya publicación había principiado con mi primera hojita las características de las construcciones incaicas, la misma que incluí posteriormente en mi segunda edición de la primera parte del curso de arquitectura a mi cargo en la Escuela de Ingenieros. El bosquejo monográfico que ahora doy a luz ha sido alentado por el Sr. Manuel Ugarteche, con el obsequio de un buen número de fotografías tomadas especialmente para mí. Arequipa carece de construcciones de la época incaica. La relativamente pequeña extensión de tierra de cultivo comprendida entre las masas volcánicas y los barrancos del río, atormentada por erupciones y temblores, sólo fue aprovechada por algunos mitimaes que vivían en cabañas de paja y barro y de hechura primitiva, diseminadas sólo por el lado occidental. En la parte ocupada hoy por la ciudad no existió ninguna. La construcción de ésta es pues enteramente histórica y moderna. I El presente ensayo es simple base de estudio, o sea una invitación a que se le emprenda. Podemos clasificar las obras hechas en cuatro tipos: posadas primitivas construidas con adobones, que servían de descanso tanto a las personas como para las “caballerías” y acémilas, sustituidos en época posterior por muros de piedra bruta, dejando en la parte de atrás un corral, tal cual lo manifiesta la figura 1, casas de adobes en que lo esencial era tener disponible un solar cercado para guardar los aparejos y en veces, las cargas y una sala provista de apoyos para dormir; casas de piedra que forman actualmente la casi totalidad de la urbe; y nos referimos en cuarto lugar a los edificios de reciente construcción. No quedando nada a que valga la pena referirse, de lo 1º y 2º, vamos a hacer una pequeña reseña de lo que nos es dado expresar relativamente a los 3º y 4º. 49

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La Catedral El principal templo de Arequipa, es su Catedral, aunque su factura actual corresponde a la época colonial, con algunas adiciones, supresiones y modificaciones, pero que en lo sustancial mantiene la estructura que el albañil Andrés de Espinoza empezó a construir en 1621. Desde el momento mismo de la fundación española de Arequipa, el 15 agosto de 1540, se estableció la ubicación de la iglesia matriz de la futura ciudad. Al poco tiempo, como sostiene el historiador arequipeño Guillermo Galdos Rodríguez, se comenzó a emplear el sillar en la construcción de algunos edificios, como la primitiva Iglesia Mayor de Arequipa. En efecto, el cabildo contrató con el alarife Pedro Godínez la construcción de la iglesia y la portada de la misma fue encomendada al maestro cantero Toribio de Alcaraz, quien contaba con magníficos picapedreros nativos del Tahuantinsuyo. La obra fue mejorada con la construcción de la capilla de la iglesia, a cargo del famoso arquitecto Gaspa Báez, quien también construyó el puente real o puente viejo, hoy llamado Bolognesi. Un fenómeno natural, sin embargo, acabó con la primitiva iglesia de la ciudad. Se trató del terremoto del 22 de enero de 1582. Los cimientos de la primitiva iglesia construida en 1544, sirvieron de base a las ocho pilastras que dividían la nave central de las laterales.

Altar mayor de la catedral.

Organo belga de Loret.

Fachada principal de la Catedral.

Diablo de la Catedral que forma la base del pulpito.

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Séanos permitido antes inquirir la época en que se introdujo el sillar en las obras, y confirmar lo avanzado relativamente al uso del adobón. En efecto; en uno de los escritos del Deán Echeverría se hallan los siguientes datos. Tal opinión es válida y dice que las viviendas de los aborígenes en Arequipa eran de barro, en forma de hornos, dispersas en caceríos estrechos; y este material en forma de adobe y tapial, fue el único aprovechado por los españoles para sus habitaciones, que solo variaban en la forma. Hay testimonio histórico de esto. Es sabido que el Convento de Santo Domingo fue el 1º que se fundó en Arequipa. Pues bien el padre Zea nos dice que la primera iglesia de ese convento fue muy reducida y “como todos los edificios de entonces, de barro, con techo de teja o de paja”. Arruinada por el terremoto del 12 de enero de 1582, se reedificó también de “barro con cierros de madera y teja”. Esto sucedía por los años 1610 y solo con posterioridad al de 1624 se construyó un nuevo templo de cal y canto, según Zea. Igual debió ser el proceso de los demás templos inclusive la Catedral. Con relación a ésta refiere el Deán Valdivia que fue destruida dos veces: la primera, por el terremoto predicho, y la segunda por el ocurrido en 15 de noviembre de 1604, que ya la encontró averiada por los estragos de la reventazón del Quinistaquillas. Cuando se erigió la sede episcopal, o mejor dicho cuando hubo los primeros canónigos por los años 1612 o 1613, la catedral era una ramada. Están de acuerdo al respecto Echeverría, Valdivia y Zea. Claro que nadie hubiera construido antes con piedra. Así se explica que la ceniza del Quinistaquillas hundiera los techos, que en su totalidad eran de tejas, según la historia de la Compañía de Jesús de Arequipa. Todo esto debió hacer pensar en una construcción más sólida y fue entonces, vencidos los tres o cuatro lustros del siglo XVII, que se emprendería la construcción con sillar y cal. La construcción con adobón perdura en los villorrios y campiña. II Las casas de piedra son de cuatro tipos: las grandes mansiones, las casas señoriales, las casas de residencia corriente y las tiendas. Las grandes mansiones presentan una estética quizás extravagante. ¿Por qué el gran portón en ellas? ¿Qué significación tiene la gran alzada que gravita sobre el vano? Esta y otras cuestiones sobre las reglas de composición que tales fachadas motivan, no son discutibles en estas notas. Los bajos relieves e inscripciones toscas, advocaciones y símbolos (principalmente religiosos) que ostentan los frontones y clave de los portones, merecen un estudio monográfico de interpretación especial, porque dan el estado de espíritu de los conquistadores en esta sección del territorio a 150 kilómetros de la costa, para sólo cultivar este oasis y servir de apoyo a los expedicionarios terrestres encaminados al sur; pero no entra tal estudio en nuestros propósitos, contentándonos con exhibir esas alzadas especiales sin mas observación. ◀

La casa del moral. Esta casona colonial es uno de los mejores ejemplos de la arquitectura barroca arequipeña del siglo XVIII y debe su nombre al viejo árbol de mora ubicado en el centro del patio principal. Su fachada de una planta ostenta una portada de admirable talla en sillar en la que se aprecian dos ángeles sosteniendo una corona sobre un escudo, compuesto a su vez por un castillo, un ave, un puma y dos llaves cruzadas. El frontis se completa con bellas ventanas labradas.

La planta de estas casas, como las de segundo rango, consiste en un zaguán que da acceso a un gran patio sin corredores, del que se pasa a los salones y habitaciones principales, teniendo los primeros vista a la calle Merced por amplias ventanas de estado, defendidas por rejas sui generis de fierro; las puertas de comunicación de las habitaciones con el patio son pequeñas en general, dada la amplitud de éstas, y para darles importancia se les remataba por un toupée, especie de entablamento griego dado su alto arquitrabe y friso exagerado fuera de toda proporción, teniendo en las esquinas de la cornisa un fragmento de cálculo, que evita el perfil en ellas. Las ventanas recibían igual montera, quedando los patios de este modo rodeados de tales presentaciones que le dan carácter de asoramiento y dureza impositiva; las salas y todas las habitaciones, así como las dependencias, están cubiertas por bóvedas de medio punto, por lo que tenían aspecto conventual. En los arranques, presentan un ligero cimacio, prolongado sobre los muros de cabecera para establecer solución de continuidad sin ninguno otro relieve 53

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ni amparo, como se presentaban en la bóveda misma, desnuda y pesada, correspondiendo al espíritu despiadado de la conquista: los interiores eran en su mayor parte solares descubiertos, en cuyo contorno ubicaban la cocina, cuartos para arneses y galpón para los pongos e indios llameros, o conducto de los productos. En las casas de segundo rango se adoptó para la puerta, y aun como entablamento corrido a lo largo de toda la fachada, un remate de gran resalte estilo romano, dando al friso curvatura fuerte al exterior, haciendo del conjunto un cuerpo monstruoso —¿Qué es lo que motivó tal dispositivo? ¿Es la imposición de la amenaza ceñuda y fatal que pesa sobre los cuerpos automatizados y serviles?… Las ventanas de esas casas —no siempre cargadas con la cornisa— a las que nos acabamos de referir son simples huecos en el muro, sin jamba ni resalte, relativamente pequeños, provistos de una reja considerablemente mayor para poderla encajar, seguramente, en las junturas de los sillares del umbral; lo que les da aspecto de máscara de sala de armas, pues resaltan hasta 30 centímetros, saliendo sobre la calle para dominarla desde el interior. ¡Pobres gentes las que así quedaban encerradas! ¡Pobres las que necesitaban tales defensas! ¡Ay de la alegría del hogar¡ ¡Ay de la estética de la ciudad!, a la exhibición de tales enjaulados. Los zaguanes de estas casas y sus patios son de menores dimensiones, por supuesto que los de las mansiones primero descritas, con puertas y ventanas sin decoración alguna, dando a esta dependencia un aspecto deslavado y pobre, aunque a muchas casas de esta clase se procuró darle aire de importancia. Se les halla en no pequeño número, recordando la petulancia con que en ciertas filas sociales se aspira a mayor rango. Sin los medios ni los esfuerzos nobles precisos para obtenerlo, llegando solo a la falsa posición tan dañina para el surgimiento efectivo. En año que no podemos precisar pero que se nos dice ser en 1832, se trajo de Lima un alarife, quien introdujo los cornisamientos corridos de perfil jónico cuya mala interpretación hizo labrar los dientecillos del 2° alero, receptores del 1°, dando a la cornisa un aspecto famélico, cuán distinto del que tiene en otras casas del mismo orden, en que esa sencilla y expresiva representación tiene el lugar que le corresponde, o sea, resaltando sobre el friso acompañado por el primer cimacio. En 1845 vino a Arequipa, con fines industriales, Don Francisco Salini; quien ejerciendo la arquitectura hizo algunos dibujos del jónico y dórico del Vignola, según proporción aceptables, y fueron imitados mucho, hasta fines del siglo pasado, viéndose esos dos tipos por toda la ciudad, haciéndose notar los capiteles del 1° con sus características volutas; representando, según Vitrubio, los bucles de la cabellera de la mujer pues las primeras columnas jónicas fueron dedicadas a la diosa Juno; pero los estudios arqueológicos hechos en Chipre en la segunda mitad del siglo pasado han demostrado que la voluta representa, como otros elementos del arte, hojas arrolladas. El dibujo de estos capiteles fue también malinterpretado pues el lister que forma la espiral, al moverse desde el ojo hasta el talón del ábaco, no lo hace en el mismo plano y el cuarto de circulo que forma el equino no es recto, aun en las pilastras, siendo que tiene una pequeña convexidad entre voluta y voluta. E el orden dórico romano, que es el otro tipo al que me estoy refiriendo, no se repitió tanto, no obstante ser de ejecución más fácil. Se ve que se buscaba un motivo de decoración faltante que el dórico con sus líneas severas no ofrece. A pesar de los triglifos de su friso. El terremoto del 13 de agosto de 1868 y la construcción del ferrocarril de entonces hallaron las cosas en el pie descrito, arrancando de ambos hechos una nueva era de la arquitectura arequipeña, pues se creó el anhelo, las reedificaciones mejoraban la estética, ya que se podían traer materiales no importados antes a lomo de mula. 54

Portal de Flores .

La construcción de los portales hoy existentes en la Plaza de Armas data de entonces; debiéndose esta lujosa obra a la capacidad del arquitecto Don Eduardo de Brugada e intensificado el gusto por las buenas líneas de arte, que en los días que corremos toman cuerpo luciendo ya la ciudad edificios dignos de figurar en cualquier gran urbe. Deteniéndonos en el estudio de los portales, haré presente ante todo que no es apreciado suficientemente lo que implica la adopción de la sienita en ellos como piedra de obra. Roca ésta del genero del granito, lujo de los lujos, distinguiéndose de él sólo por la falta de la mica, pero conservando el cuarzo, que es uno de los cuerpos mas duros que existen después del diamante, según la escala que los físicos han adoptado al respecto. Y el lujo de la construcción no solo está en eso sino en que se ha seleccionado el tamaño de los bloques, habiendo algunos hasta de cerca de un metro. La puesta en obra por desgracia no fue esmerada, como lo manifiesta la grosería de las junturas, muy descuidadas por otra parte. El estilo de esa bella arcada es del Renacimiento francés. El considerable desnivel del terreno ha sido vencido maestramente, merced a la supresión de la imposta. Lo que permite “cojear” arco a arco, y el plinto de remate ha sido escalonado sucesivamente, merced a la interposición de especies de baldaquinos, interrumpiéndolo sobre el eje de los pilares. 55

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La parte central de cada portal está formada por cinco arquivoltas almohadilladas, posadas sobre cuatro pilares octágonos, presentados a guisa de columnas, terminadas por capiteles de ocho volutas de hojas con su respectivo ábaco. El objeto de esta intromisión es romper la monotonía producida por la repetición del mismo elemento; siendo de extrañarse que, establecida la variante, no la hubiera Brugada caracterizado mejor haciendo ese cuerpo. Un soportal suficientemente saliente para dicho objeto y para dar más vigor al conjunto. El hecho es que el cuerpo a que nos referimos pasa desapercibido si no se llama la atención sobre él. Los demás pilares son cuadrangulares, compuestos de las siguientes partes: un zócalo de unos 50 cm de alto y un cuerpo de pilar llano en sus flancos para formar con el arco una sola superficie seguida; es decir, que no hay importa. Este cuerpo del pilar tiene rebajado a cincel lo que en el arte se llama “espejos”, es decir, excavada la parte central dejando en el contorno una laja en resalte. Por la parte delantera recibe una pilastrilla poco marcada, apoyada en una base ática y terminada en un capitel constituido por dos hojas en voluta, para recibir el ábaco, sobre el que descansa una banqueta de corto relieve y encima de ella las arquivoltas. Cada arco tiene por clave un modillón. Un plinto escalonado remata el conjunto, disimulando el salto de un cuerpo abaldaquinado ubicado en el eje de cada pilar. De ex profeso hemos dejado para este momento un detalle: las pilastras de los pilares se unen a éstos por un chaflán, que acusa, seguramente, un abuso en la construcción. Brugada no pudo haber interpuesto dicho chaflán quitándole a la pilastra resalte. Es de exigirse al municipio que lo haga desaparecer rebajándolo a cincel; bien merece el gasto. La obra se quedó así durante algunos años, sin recibir segundo piso hasta que en 1910 se construyó el cuerpo que hoy existe, de corrección suficiente, pero en que aparece la hibridez de concepción; el fotograbado expresa bien el contraste que hacen las ventanas sin resalte, las columnillas toscas y el conjunto todo ingenuo, recibido por la opulenta planta baja. El contraste es mucho mayor al contemplar la obra misma: se palpa la sienita abajo como si quisiera deshacerse por un quite de hombro del revoque de encima; efecto de diferencia de resistencia y peso que hay que corregir como lo merece esa obra, digna de esta ciudad de piedra. Volviendo a nuestras casas, el tipo de arquitectura moderna introducida en Arequipa por Don Gerardo Cornejo Iriarte, en que va bajando la imposta del arco de la puerta, crea un motivo de fuerza en toda la fachada. La casa construida por el ingeniero Don Emilio Basadre para el señor Lira, en el año de 1914. Todo el edificio es digno del buen espíritu con que la fortuna privada ha principiado a radicarse en el país, síntoma de que el Perú ha entrado en la época de estabilidad. Cuando el señor Piérola propuso la fundación “La colmena”, criticó duramente a quienes ostentaban muebles de lujo “bajo un vil techo”, dijimos entonces desde las columnas de Informaciones de la sociedad de ingenieros: “Siendo la arquitectura fuente de la historia, la nuestra enseña que es preciso tener la fortuna en una maleta, lista para emigrar por falta de garantías.” Volviendo a la casa del señor Lira, no obedece la composición a estilo clásico alguno: la estética corresponde a los dispositivos en que la estabilidad prima, conforme al tipo de arte positivista, transición de las formas pasadas a las que figura la nueva era por la reciente épica guerra. El chalet construido por el señor Alfredo Forga se alza en medio de la manzana que desde la avenida Parra, va hasta la del Ferrocarril. Se le erigió en 1918, no está totalmente concluido y es obra del ingeniero arquitecto Don Emilio Basadre. La avenida Parra fue abierta en los últimos años del siglo pasado por el progresista prefecto don Domingo Parra, quien venciendo las dificultades que el ensanche y apertura de calles haya entre nosotros estableció comunicación directa entre el término de la calle de la Merced y el camino que va a Tingo. No hubo sino que cortar unos potreritos y levantar el nivel por medio de un relleno de cierta importancia, el cual ha dejado a uno y otro lado lotes de terrenos bajos, en que se están construyendo chalés y casitas inglesas enteramente a la moderna. 56

La apertura de estas comunicaciones anchas y cómodas no sólo invita a la fábrica de casas de tipos nuevos, sino que permite ubicar líneas de tranvía; y en efecto ha quedado establecido éste en 1915 hasta Tingo, siendo por tanto seguro que en tiempo no lejano ambas poblaciones quedaran unidas por una fila de residencias como las referidas. Paralela a la avenida Parra corre la del Ferrocarril (abierta desde 1870 en que se construyó éste) para comunicar la estación ferrocarrilera con la calle de ejercicios. No obstante el tiempo transcurrido, las inmediaciones de la estación no se han poblado como es debido. En la primera manzana que se trazó de lado de la ciudad, se construyó una serie de departamentos para los empleados a título provisional (tablilla de alerce) conservados y utilizados bien hasta la fecha. Fue un contraste enorme en la manera de alojar: se pasó de las masas de piedra no sólo para las casas sino para los tambos e interiores de vecindad, a semejante edificio, que al decir de entonces no soportaría la acción abarquilladota del sol y a la que se le llevaría el viento: allí esta contestando el espíritu maldiciente, barrera que tiene que saltar toda innovación en nuestro país, rutinizado por la enseñanza libresca y programista. Del mismo lado de la avenida se han construido algunos ranchos y pequeñas casas sin importancia, que serán transformadas en cuanto el señor Forga dé realce al barrio, reemplazando con reja y transformando en jardín las habitaciones que dejan a trasmano su chalet. Existen del mismo lado también la parte posterior de la propiedad del Doctor Osorio, dos casas de cierta importancia, y se construye una más.

El tambo La Cabezona, ubicado en la calle Puente Bolognesi, por una época fue un molino, después se convirtió en un lugar de tránsito para los comerciantes y arrieros, hasta que finalmente dio cabida a muchas familias de humilde condición social y económica.

Del lado opuesto de la misma avenida, o sea la continuación de la vereda de la estación, solo se ha tenido alientos para construir una cuartería destinada a chicherías, haciendo un efecto detestable al extranjero que entra a la ciudad acostumbrado a ver en las inmediaciones de esos emporios de progreso los términos de los ferrocarriles llenos de almacenes, hoteles, usinas y casas esplendentes, inspirado todo por ese espíritu de progreso que crea la visita de las locomotoras. Enseña esto que Arequipa no ha entrado en el rol que el ferrocarril le aportó: la industria manufacturera. Se le hizo el servicio enorme de instalar en ella la gran factoría de los ferrocarriles, cuya importancia llega hasta tener la capacidad de fabricar el material rodante que el servicio necesita, inclusive las locomotoras, conforme a lo que dijimos años ha en las Informaciones de la Sociedad de Ingenieros, cuando se puso en servicio la “Pardo”, construida íntegramente en sus talleres; y esa capacidad no ha sido parte aún a crear en medio siglo de gran labor el espíritu industrial que dará vida independiente de importación de manufacturas al sur del Perú y a todo el norte de Bolivia. Congoja nos causa el movimiento aduanero de Mollendo, en que se ve partir al extranjero centenares de miles de bultos de materias primas para regresar transformadas por el trabajo de extraños; así como introducir gran cantidad de productos que aquí se podría fabricar, dando quehacer a todo genero de gentes, hombres, mujeres y niños nacionales o extranjeros que quieran trabajar. La estación en cuestión corresponde al tipo de cuarto orden de estos edificios de carácter mundial, cuya grandiosidad concordante con la de su gestión se ostenta en las grandes capitales y en los centros de gran vida como la de Amberes, que es una de las más esplendentes. La Peruvian ha construido dentro de los linderos de su estación un edificio especial para las oficinas de su Gerencia, que nada de especial tiene, y para casa habitación de la misma un chalet correcto en sus líneas pero sin ninguna característica. En todos estos edificios a los que podemos llamar de arquitectura nueva ha desaparecido la bóveda, que era la cubierta obligada de las casas, para ser reemplazada por cielos rasos hechos con rieles de fierro, resultantes de las reparaciones de las vías y su cambio por acero, llenándose la luz entre estas viguetas sui generis con sillar delgado, unidos con mezcla 57

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Balcones que vislumbraban una apariencia de casa de dos plantas

corriente de cal y algunas veces de cemento, usándose en todo caso aserrín de sillar, como difuso en las mezclas, con muy buen resultado, pues fragua como las puzolanas. Los techos de entre pisos, perfectamente horizontales, son forrados con tablas machihembradas, cuya conducción ha hecho posible el ferrocarril. Las cubiertas superiores reciben cierta inclinación para que las aguas de lluvia corran hacia los respectivos canales de descarga. El ingeniero Don Guillermo Moller fue quien primero usó rieles como vigas metálicas. Una reciente urbanización en estos nuevos barrios, iniciada en 1918 por el ingeniero don Eduardo L. de Romaña, asistido por el Ingeniero Don Rafael Rey, esta constituida por una ancha calle a cuyos flancos se hayan los chalés de estilo moderno, de techo casi plano. Su estética expresa el estilo sereno y llano, exento de fantasía, correspondiente al tipo de moradas de la vida industrial que deseamos para Arequipa conforme a la propaganda iniciada en 1917 por la Unión de Labor Nacionalista. La gran mayoría de las casas de Arequipa se edificó sin altos, tal cual lo imponían las cubiertas abovedadas y el justo temor a los temblores; los modernos utilizan mejor el terreno, echando segundos pisos de forma y modo dignos de estudio y corrección, yéndose hasta dictar un reglamento de edificación en el que se disponga dispositivos solidarios y elementos que puedan contrarrestar las sacudidas y vibraciones sísmicas a las que la ciudad está sujeta. La rutina en el arte de edificar hace que se obedezca todavía a reglas de albañilerías muy malas que es preciso abandonar ya, valiendo la pena fundar una escuela para albañiles canteros a la que estarían obligados todos los que trabajan en este ramo. En 1869 vino a Arequipa el ingeniero arquitecto Teófilo M. Fioretti, enviado por el gobierno para juzgar los estragos del terremoto del año anterior, e informó con severidad de la manera brutal de construir. Escribió que no es pues el caso de dar buenos consejos, sino de enseñar y hacer aplicar bien. Las escaleras de acceso, con pocas excepciones, son simples graderías duras de paso, pero de muy buena y lujosa construcción, pues cada una de éstas es monolítica, labrada en piedra negra. Se puede citar la de la casa Gibson como una de las mejores; siendo sensible que esté al descubierto. Puede así desafiar las injurias de los siglos, pero el tráfico por ella se halla molestado por la intemperie. 58

La escalera de la casa Lira no deja que desear. Muchas casas antiguas han sido transformadas para adaptarlas a las comodidades de vida de las ciudades modernas; a este género pertenece la del señor Manuel Ugarteche. Conservando sus líneas generales se ha cambiado la ubicación de los salones, comedor y dependencias, extirpando todo vestigio de aspecto conventual, y antes bien se les ha dado la alegría que exige el home; se han dispuesto los dormitorios, baño y demás servicios de manera confortable; se han introducido reformas para obtener recintos modernos de solaz, creándose así el tipo de habitaciones en que la vida halla compensaciones al esfuerzo desplegado a favor del bien colectivo o individual. Tal procedimiento es la determinante de mejores días sociales y nacionales; porque tales compensaciones extienden sus beneficios a las clases que la sirven y que no se han esforzado por obtenerlas directamente; es decir, este movimiento marca la característica de mayor cultura de la sociedad, alejada ya de la barricada y el asecho, removedores torpes de las escorias hechas por los vicios, a que llegan los pueblos holgazanes por la portada de la indolencia y consiguiente falta de aptitudes. No se extrañe el lector que entre en este género de apreciaciones porque, si la arquitectura es simple arte, su rango entre las fuentes de la historia la lleva a la categoría de ciencia social, que dicta en piedra y bronce, barro y estuco lo que las colectividades fueron o son. El acrópolis de Atenas dice en mármol que la verdad en Grecia creó en el alma de su pueblo el imperativo de sus mujeres: “Con el escudo o sobre el escudo”; el formidable muro preincaico acusa el servilismo resignado de la inmutable vida, sin inquietud y sin alegría, de la India. Los monumentos son páginas en que nos corresponde, a quienes hemos llegado a viejos leyéndolas, deducir en enseñanzas que descubran la bestia del mal, para conociéndolo, cabalgar hacia el bien; y si la suerte ha querido que pueda dedicar los últimos días de mi vida a poner en limpio mis notas con el carácter de tales, nada más precisa expresar lo que me es dado decir, según mi leal saber y entender, sucintamente que sea. Sigamos nuestro relato: Los altos de las casas antiguas gozaban de un dispositivo bien inspirado, pero de mala presentación, destinado a ejercer dominio sobre la calle; se adoptó, ubicada sobre la fachada, una especie de galería rudimentaria, de pequeña altura, bajo el mismo techo de la casa, produciéndose un ruin conjunto. Hay también barandales en resalte sobre la calle La Merced a canes y consolas de piedra, sobre los que avanza un antetecho de fierro, resaltando sobre la calle unos 80 cm. En 59

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algunas casas construidas a fines del siglo pasado se ha imitado la galería a que nos referíamos antes dándoles mayor altura; pero ha resultado siempre algo innoble que no debe repetirse. Las casas de la población antigua que están en la parte alta, llamada San Lázaro, y las del barrio Yanahuara, ubicado al otro lado del río, se hallan apiñadas y mal dispuestas en callejuelas cuya existencia no puede continuar. Al recorrer esas derivaciones de la ciudad nos parecía que no nos hallábamos en Arequipa; es inútil decir más al respecto. No faltan algunas quintas, cuyas casas nada de particular presentan, siendo la mejor tenida, entre las que conocemos, la perteneciente al Club Alemán.” III “Sería bueno dar un detalle: la escalera de la casa Lira, para manifestar como va refinándose el gusto. Su existencia implica un cartel de invitación a cuantos tengan cómo hacer en sus casas algo más que una gradería de comunicación entre el piso bajo y alto. No nos es dado entrar en descripciones especiales, por lo que para concluir las generalidades de que nos estamos ocupando, vamos a presentar al lector el chalet de la Avenida Parra en que funciona la Jefatura Militar de la Zona del Sur. La pensión Cáceres, ubicada en la primera cuadra de la Merced. Se ha procurado imitar el edificio de la Acumulativa Lima, tanto en sus líneas generales —lo que ha sido bien interpretado— cuando en sus detalles: Los leones de las consolas aplastadas en ellas son un dispositivo desatinado. La casita construida hace 15 años por el ingeniero Don Francisco Méndez es modelo de casa de inquilinato que ha de imitarse mucho en los barrios industriales. La gran casa construida por Don Miguel Forja, padre del industrialismo arequipeño, es una de las primeras que, conservando los grandes patios, cambió la distribución y la estética rutinariamente observada hasta entonces. El chalet es la casa habitación del superintendente de los Ferrocarriles. Fue un error rematar el pabellón central con un frontón que toma toda la anchura. Su distribución interior es muy cómoda. El edificio del pensionado de los Sagrados Corazones, construido en 1886, ofrece un modelo de buena arquitectura; la fachada está retirada de la vereda 4 a 6 metros, dejando una terraza limitada por una verja sencilla sostenida por pilares. Haciendo esquina a la entrada de la avenida Parra se ha construido una casa alta y baja de estilo moderado perfectamente adecuada para la situación. La pintura entró como parte integrante de la composición y es sensible que no se le conserve bien. El mercado es debido a la ilustración del ingeniero Don Pedro Paulet. Iniciada su construcción en la primera década del presente siglo no ha sido concluida aún (1920). La fachada que presentamos revela que hubo arte en la composición. En la planta, tres grandes calles longitudinales dan entrada a los corredores transversales de acceso a los puestos de venta, distribuidos entre cuarenta compartimentos. En las esquinas y sobre la fachada principal se han instalado las dependencias administrativas y de servicio, dejando todo lo demás separado del exterior por rejas sin interposición de almacenes, como se estila en el Perú siguiendo el mal modelo limeño. El alineamiento de la fachada principal está separado de la calle por un jardincillo de unos 20 metros de fondo. El hospital es un gran establecimiento de distribución moderna, puesto al servicio de la ciudad por la acaudalada familia Goyeneche, legado hecho para el objeto por el que fue obispo de la 60

Por testamento otorgado en Lima el 31 de diciembre de 1871, el entonces Arzobispo José Sebastián de Goyeneche dispuso la suma de 150 mil pesos, con destino a la construcción de un Hospital para mujeres en Arequipa, el que sería entregado por sus albaceas a la Junta de Beneficencia o a la corporación o autoridad que estuviera a cargo de los establecimientos de piedad. La familia Goyeneche y Gamio, herederos del Arzobispo, cumpliendo la voluntad de su tío, construyeron el Hospital no solo para mujeres sino también para hombres y que lleva su nombre, el cual se inauguró en 1912 y reemplazó en importancia al Hospital de San Juan de Dios.

diócesis, miembro de dicha familia. Fue concluido al principiar la segunda década del siglo presente. Su estética es detestable. Para entrar en mayores detalles habría que resolverse a hacerse un estudio monográfico que no es del caso emprender. No hay ningún edificio de enseñanza a que nos podamos referir. La universidad y el colegio de la Independencia ocupan antiguos claustros del convento.” IV “Los templos concentraron toda la atención española, correspondiendo a la preocupación primordial de su situación, por lo que los multiplicaron, creyendo con la mayor buena fe que era el medio de evangelizar a los indios. Y de ejercer las autoridades predominio moral sobre los colonos díscolos y rudos, a quienes era preciso llevar el concepto de un Dios castigador de malos y premiador de buenos, erigiendo edificios en que el espíritu humano se sintiera sobrecogido y sujeto al querer de quienes podían hacer esas bóvedas, cúpulas y torres lanzadas al cielo, como las preces en busca de auxilio exterior a la capacidad individual, ampliamente servidos por los indios vencidos y explotados hasta enfermar y morir. La Corona enviaba arquitectos especialmente a América “para construir catedrales”; y ¡no hicieron más! Templos por todas partes para facilitar el arrepentimiento de quienes bien lo necesitaban. 61

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No entra en el plan de este escrito tratar de la arquitectura de las iglesias, pues se tendría que ir muy a fondo. Siendo para ello, además, necesario material detallista de que carecemos por el momento. Si se le obtuviera, el tema merecería un estudio monográfico digno de cualquier gasto.” V “La ‘Ciudad Blanca’ presenta sus calles longitudinales rectas, sujetas a pendiente no muy fuerte, de modo que la implantación del tranvía ha sido fácil. En las transversales, la inclinación es hacia el río, llegando la gran pendiente a aproximarse a éste hasta el 15% o más. Muchas de estas calles necesitan ensancharse, y mejorar sus comunicaciones. Siendo ésta, obra que debe emprenderse inmediatamente, levantando el Municipio el capital preciso, mientras se hace el estudio gráfico de detalle, facilitado por el excelente plano general hecho por el laborioso y hábil perito Don Alberto Rivera. El decreto supremo de 26 de septiembre de 1902, que nos fue satisfactorio someter al presidente Romaña, dice en su artículo primero: ‘Las Municipalidades de la República harán levantar el plano de su jurisdicción, en el que debe quedar bien determinado, por colores o signos convencionales, la parte cubierta por techo, el ensanche, prolongación o nueva delineación de calles, la parte que sea conveniente cortar para regularizarlas, mejorarlas, abrir comunicación, establecer plazas’, etcétera. Tal orden implica la tácita declaración de utilidad pública para las expropiaciones, una vez que el proyecto esté estudiado; así que no hay excusa alguna para dejar de proceder al estudio que indicamos y a las consiguientes mejoras. Arequipa carece lamentablemente de plazas y avenidas; su puente principal necesita ensanche; un gran parque con alamedas de acceso es indispensable para fomentar las salidas al campo; la preparación de los ensanches en diversos sentidos es importante abordarla antes de que se creen tropiezos: visítese la calle 28 de Julio [...] La vialidad impone abrir salida a algunos girones; la estética clama por un reglamento y un impuesto. ¿El centenario de la independencia va a coger a Arequipa en inacción? Es cuestión de que un grupo de personas de buen espíritu funde un Centro de Mejor Local que quiera afrontar y vencer las dificultades que le saldrán al encuentro; y que pueda decir a la posteridad: los resortes del valimiento arequipeño no se han roto.” Teodoro Elmore Arequipa, 22 de septiembre de 1919. Nota. Esta monografía corresponde a la serie de publicaciones al respecto emprendidas por el autor (Teodoro Elmore): I. Obras incaicas y preincaicas y su espíritu (Tercera edición). II. Macchu Picchu .Cuatro láminas. III Arquitectura Colonial. Dos láminas. IV. Casas señoriales de Lima. Tres láminas. V. Arquitectura de la República. Como se ha podido ver con la exposición que por primera vez he realizado del trabajo del arquitecto Teodoro Elmore, se aclaran una serie de aspectos de la historia de la arquitectura arequipeña, antes desconocidos, por lo que a los nuevos estudiosos les permite un mejor conocimiento arquitectónico del Centro Histórico de Arequipa. 62

II. 1.2. El Arte en Arequipa, por José Luis Villanueva. Paso ahora a exponer el interesante trabajo de don José Luis Villanueva, que igual que el anterior nos permite tener un conocimiento mayor de la historia de la arquitectura del Centro Histórico de Arequipa. José Luis Villanueva nació el año de 1872 en Arequipa. Siguió estudios de ingeniería en Lima, que no culminó. A su regreso a la ciudad de Arequipa trabajó en la Empresa de los Ferrocarriles; en ese tiempo además se dedicó al arte, fue pintor y escultor, y llegó a realizar una serie de exposiciones. Fue también arquitecto, después de seguir estudios por correspondencia desde los Estados Unidos; proyectó la casa de Vidaurrázaga y trabajó el plano de la Alameda ‘Jorge Chávez’. Como escultor ha dejado el monumento a los próceres arequipeños de la Independencia de América, que según Francisco Mostajo es “el único monumento artístico de la ciudad, los demás son estándares o de pacotilla, como los que nos manda Lima a provincias”. A la fecha, este monumento no existe. José Luis Villanueva es considerado el único crítico de arte que ha habido en Arequipa, y su mejor estudio lo constituye El arte colonial en Arequipa, publicado en El Comercio el 28 de julio de 1923. Falleció el 13 de mayo de 1932. Paso a exponer sucintamente su trabajo: El Arte en Arequipa “Por su ambiente físico es Arequipa tierra propicia al cultivo y desarrollo del arte. Su paisaje luminoso, de colorido brillante y dibujo preciso, recuerda esos fondos primorosamente detallados y terminados de casi todos los maestros del Renacimiento italiano. Y si los grandes pintores franceses Decamps, Gérôme, Marilhat, Meisonnet, cuya visión exacta y minuciosa rivaliza con la fotografía, hubiesen conocido nuestra campiña, a fe que no hubieran desdeñado tomarla como escenario de algunas de sus prestigiosas pinturas. Aquí los temperamentos artísticos, casi siempre malogrados por lo inaparente del medio social, se manifiestan con frecuente precocidad. Empero, si alguna vez, como creemos, llega a ser Arequipa centro importante de arte, florecerán más en ella los estatuarios y dibujantes que los verdaderos ’coloristas’ en el sentido romántico de la palabra; aquí, como observan los eminentes pensadores Jorge y Juan Manuel Polar, el exceso de luz ahoga al matiz y no permite sino excepcionalmente a ciertas horas del día y en ciertas estaciones del año, esa infinita variedad de tonos suaves y delicados que hacen el encanto de determinadas y modernísimas escuelas de pinturas. La nuestra tiene que ser luminista más que colorista y acercarse por la precisión del dibujo y la sobriedad de las tintas a los patrones clásicos de la pintura renacentista y pompeyana. Pero si Arequipa, edificada en un terreno volcánico y por consiguiente fértil como los de Nápoles y Sicilia, bajo un cielo purísimo en que desarrollan crepúsculos maravillosos, con un clima suave, muy parecido a los mejores de la zona templada, es favorable a las ideas risueñas y voluptuosas, al amor, a la vida y al placer, y por consiguiente al nacimiento y exaltación de la aptitud artística, ha carecido casi por completo, por lo menos en pintura y escultura, de un elemento indispensable en arte: la tradición. Y antes por el contrario, esos risueños ideales de una perfecta naturalidad en nuestro suelo eran formidablemente combatidos y hasta aniquilados por ese sombrío fanatismo religioso importado de la península y que dejó tan profundas huellas en nuestra sociología social. El miedo al infierno tenía que modificar singularmente el concepto de la belleza y de la vida, y cohibir esa libertad sin límites que el arte necesita para su perfecto desarrollo. Y, efectivamente, 63

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muchos de los embrionarios ejemplares de arte regional que nos legó el coloniaje revelan mentalidades sombrías y ascéticas, en ciertas maneras demoníacas y antifísicas. Hoy por hoy no es Arequipa considerable centro minero, ni siquiera agrícola, a pesar de la riqueza de su suelo y del agua que tiene cerca y en abundancia. Lo será tal vez más tarde, con la buena voluntad de administradores (no centralizados) y administrados (no abúlicos). Los ferrocarriles en proyecto van a hacer brecha en su comercio; peligro del cual los arequipeños, principalmente los que tienen el sartén por el mango, no parecen darse cuenta. Pero el paisaje de Arequipa y su clima incomparable, que la indican en lo futuro como ciudad de placer y turismo, le aseguran también la subsistencia de una raza inteligente y vigorosa.

Detalles de la cifra J. H. S en el claustro de la Compañía y a la derecha en Santa Catalina.

Las razas inteligentes son artísticas, las razas fuertes son trabajadoras. El porvenir de Arequipa es pues industrial y artístico, y es conveniente que así sea. Poco codiciables productos dará la industria, si no están embellecidos por el arte. Anémico y moribundo el arte si no florece en un medio vivificado por la industria. LA ARQUITECTURA Históricamente podrían clasificarse los edificios de Arequipa en cuatro periodos: 1º.- Desde la conquista hasta el año de 1600. Paredes de piedra y barro, posteriormente de cal. Techos de paja, posteriormente de teja. 2º.- De 1600 a 1750. Gruesas paredes de piedra. Techos de bóveda, grandes salones: fachadas imponentes, generalmente llanas, ilustradas a veces con pórticos floridos y reminiscencias de los órdenes clásicos, rematadas con soberbios escudos de armas que sobresalen cortándola por encima de la hori-

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zontal de la cornisa. Las viviendas de los simples hijosdalgos, sin blasones, remedan los escudos de las casas de los nobles con monogramas historiados, imágenes santas e inscripciones religiosas. Por todas partes se ven águilas de dos cabezas y la venerada cifra: J. H. S.

A la izquierda casona de estilo republicano, que fue donde vivió la familia Rey de Castro; hoy el rectorado de la Universidad Nacional de San Agustín

Estamos bajo el dominio de la casa de Austria y de la Compañía de Jesús. Nada de extraño que el estilo de los templos y de las casas se resiente de ’platerescos’ y ’Jesuítico’. Las predicaciones de Arfe, el célebre platero de Felipe II, y la dictadura que en todo orden de cosas ejerce la célebre compañía, han llegado hasta aquí.

Aquellas fachadas con estupendas expresiones artísticas todas ellas sometidas al avance tecnificado e incontenible deseo por lo nuevo; y hoy, se lucha por recuperar lo de ayer.

3º.- De 1750 a 1821. Las ideas filosóficas y casi democráticas del siglo XVIII se dejan sentir. Los escudos heráldicos se acortan, la decoración es menos florida. Se nota que la preocupación de la comodidad prevalece sobre la del fausto. Las mismas fachadas de las iglesias construidas en esta época son más rectilíneas, más sencillas. Nadie hablará en lo sucesivo de estilo jesuítico o plateresco; la Compañía de Jesús acaba de ser suprimida de una plumada por Clemente XIV, y las ideas de arte de Churriguera ceden a ideas venidas de más lejos. La casa de Austria hace tiempo que 65

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no rige los destinos del Imperio Español: la dinastía es francesa y las ideas francesas se van insinuando entre la gente de la península y de sus colonias. Y si en Lima la quinta de la Perricholi es una reminiscencia del Trianón de Versalles, en Arequipa, como en todas las ciudades americanas de entonces, el estilo Luis XV se propaga más o menos bien imitado en la talla de las puertas y de los muebles, en los hierros de los balcones y ventanas, en los aldabones de las puertas. 4º.- De 1821 a 1900. Época de decadencia y anarquía. Los planos son más o menos los mismos que del estilo colonial. Pero en las fachadas, columnas y pilastras innecesarias, mal copiadas de los patrones de Vignola, ornamentan, sin garbo, monótonos paños de pared que perforan raras puertas y ventanas desproporcionadas y mezquinas en que se adivina el sórdido deseo de economizar vidrios y madera. En la actualidad se nota algún esfuerzo, no siempre muy feliz, por hacer arquitectura de arte. Los constructores se han dedicado con tal fin a plagiar, convenga o no convenga, elementos decorativos de las arquitecturas de ultramar, y están llenando las nuevas avenidas con chalecitos (a todo lo que no es antigua casona española se le llama en Arequipa chalet) de escaso gusto, huérfanos de proporción y armonía, salvo elegantes excepciones. Cuánto mejor harían en desarrollar, adaptándolos a las nuevas necesidades, los tipos arquitectónicos que nos legó el coloniaje y que tenían su razón de ser, como toda arquitectura genuina en el ambiente, en el clima, en la tradición y en las costumbres.” II. 1.3. La ventana colonial arequipeña. A continuación paso a poner en vuestro conocimiento el importante trabajo del destacado arquitecto Héctor Velarde, que constituye el único sobre la ventana colonial y, por lo tanto, de las rejas arequipeñas:

La ventana desde su necesidad tan elemental muestra lo simple y preciso de su modelo evolutivo hacia los modelos más adornados y churriguerescos (Santa Catalina).

Héctor Velarde nació en Lima el año de 1898. Arquitecto y escritor, inició sus estudios en el Instituto de Lima; en Petrópolis inició la educación secundaria en la Escuela Alemania de Lausana; ingresó en París en la École des Travaux Publics (1916), y después de hacer sus prácticas profesionales en el taller Leloux de la Escuela de Bellas Artes, obtuvo en aquélla el título de arquitecto (1920). Posteriormente fue profesor de Geometría Descriptiva e Historia de la Arquitectura (1930-1948) en la Escuela Nacional de Ingenieros y en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Católica. Es autor de una abundante bibliografía sobre los principios, el estilo y la evolución de la arquitectura, reunidos en cinco volúmenes de sus obras completas. La ventana colonial arequipeña “Observamos en la arquitectura colonial de Arequipa una forma de ventana característica y de gran originalidad en la historia de la arquitectura. Analizando la composición de estas ventanas constatamos la presencia de una serie de de dinteles aparentes y superpuestos que se elevan en forma decorativa hasta alcanzar una altura muy superior a la de la misma ventana. La forma general y proporción del vano de la ventana con relación al muro es la siguiente: La altura del muro es tan grande comparándola con las medidas del vano que podría comprender un segundo piso y, por consiguiente, una segunda ventana superior en el mismo eje de la apertura existente. Podríamos suponer que es con este sentido, llevado en forma puramente ornamental, que el último dintel tiene por sus grandes proporciones y luminosidad decorativa, la equivalencia de un vano superior.

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Las ventanas nos muestran la exquisitez de la arquitectura sin dejar a la portada como distintivo singular de la fachada y así complementa a esta en una armónica estructura. Izq. casa andina, der. casa del Moral.

En todo caso, esta manera tan original de ornamentar la ventana verticalmente no proviene en ningún modo de un capricho, del deseo arbitrario de elevar la fachada para darle prestancia o de la influencia ornamental indígena de carácter mural y abundante. Esta composición no tiene en nuestro criterio nada artificioso, sobre todo en el sentido de que el muro haya sido elevado con el propósito de desarrollar su original y repetida ornamentación adintelada como muchas veces se supone. La forma decorativa de la ventana colonial arequipeña tiene un significado de estructura completa, anuncia todo un sistema netamente constructivo y propio, por eso la consideramos como exponente de una verdadera arquitectura característica y profundamente americana. El sistema estructural de los ambientes donde aparece esa ventana la justifica con lógica clarísima; de ahí su belleza arquitectónica. Se trata de una construcción de piedra aparejada con abundante mortero en bóveda de cañón y, por consiguiente, de empujes laterales fuertes, continuos y uniformes. Sabido es que en estas bóvedas las aperturas deben hacerse en la parte inferior de los muros de carga, lo más distante posible de la línea de arranque A de la bóveda. La ventana queda pues ubicada, por razón de estabilidad, bajo esa línea A. La piedra sillar de Arequipa, que es leve, porosa y blanca, dicta imperiosamente esa forma de construcción, admirablemente adecuada al medio pues evita la madera en los techos, que ahí es escasa, y soluciona la evacuación de las lluvias sin necesidad de tejado por medio de un enlucido ”E”, de canales “C” y de gárgolas “G”. La calidad ligera y poco resistente de la piedra hace que los muros sean de fuerte espesor y elevados para contrarrestar por su peso el empuje lateral de la bóveda. Al mismo tiempo, esa elevación alcanza a formar los canales de lluvia con estrados de la bóveda, permitiéndose así la evacuación de las aguas y la aparición de las gárgolas. El fuerte espesor de los muros armoniza además con necesidades de tipo asísmico y de aislamiento atmosférico. Por último, lo reducido del vano, debido a las 67

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razones constructivas expuestas, es muy apropiado ante la gran luminosidad de Arequipa, que no requiere vanos mayores. Como vemos, el sistema constructivo no puede ser más completo, perfecto y original arquitectónicamente. Este sistema nos hace pensar en un románico particular por la presencia de la bóveda interior de empujes continuos y de expresión pesada, y a la ingeniosidad del gótico por la manera de canalizar arquitectónicamente el agua de lluvia. La altura impuesta por la bóveda a la ventana presenta, con relación a la altura total necesaria del muro, la gran diferencia que hemos observado al principio y que nos parecía falta de lógica. ¿Cómo ornamentar esa ventana? ¿Disimulando esa diferencia por medio de adornos caprichosos o acentuándola francamente? Es aquí donde la ventana arequipeña adquiere toda su importancia, pues su ornamentación no sólo acentúa rotundamente esa diferencia en su sentido vertical, sino que aparece como consecuencia expresiva absoluta de todo el sistema estructural, unificando el conjunto armonizando justamente las diferencias de altura y marcando en sus dinteles superpuestos una horizontalidad sucesiva que limita y proporciona, siguiendo el ritmo de las pausas, etapas y nivelaciones de la construcción misma, dinteles, efectivos muros de carga, arranque de la bóveda y consolidación lateral para contrarrestarlos. Estas características de armonía entre el fondo estructural y la forma decorativa son comunes a los grandes sistemas y estilos arquitectónicos de la historia. Estamos, pues, con la ventana arequipeña frente a un elemento arquitectónico de primer orden como solución y originalidad. Su forma lógica es concluyente y es expresión rigurosa y sola de la unidad arquitectónica perfecta de un mestizaje americano hecho de la fusión del espíritu y de la enseñanza constructiva española, de las posibilidades del medio en cuanto a materiales, de condiciones del clima y luz, del abundante aporte de influencia aborigen en lo que tiene de plasticidad de arcilla esculpida, de motivos locales, de ingenuidad y desconocimiento ante la sabiduría de arquitecturas clásicas, de gracia y alegría en su libre intervención… La ventana arequipeña es, en nuestro concepto, uno de los ejemplos más elocuentes y brillantes de la arquitectura mestiza americana.” II. 1.4. El ‘Estilo Arequipeño’ en la Arquitectura. Emilio Harth Terré, arquitecto y escritor, nació en Lima el 28 de marzo de 1899, y murió el 7 de diciembre de 1983. Obtuvo los títulos de Ingeniero Civil y Arquitecto. Ha sido catedrático de Historia del Arte en la Universidad Católica, y de Historia del Arte Peruano y Arquitectura en la Escuela Nacional de Bellas Artes (1943-1951). Dentro de sus obras principales se destacan: Estética urbana (1926); El Escudo de Armas de la Ciudad de los Reyes (1928); Filosofía en el urbanismo (1961); así como El ‘Estilo Arequipeño’ en la Arquitectura (1943), y Pinturas y pintores en Lima virreynal (1963). ◀

El derroche ornamental de las ventanas se prolonga en su interior de aires ibéricos, donde los bagajes de época se convierten en el pilar de la lujosa decoración, mientras que las notables tallas que engalanan las puertas y ventanas de las habitaciones principales, son un inspirado complemento de una acuarela genial.

El ‘Estilo Arequipeño’ en la Arquitectura “En la arquitectura virreinal peruana el estilo que se crea en Arequipa destila en una esencia netamente típica. Hace un aparte en lo que hasta ahora el barroco ha venido produciendo; se amestiza en materiales y se cuaja a la luz de un sol brillante. Es una interpretación del barroco con un primitivismo protorrenacentista. ¿Quiénes fueron los progenitores de esta escuela que perdura hasta fines del siglo XVIII? ¿Qué nueva sensibilidad imprimió a multitud de iglesias en sus portadas ese ambiente característico? No fueron seguramente los artífices que desde prin69

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cipios del siglo XVII emigraron de Lima para realizar las obras religiosas y públicas de la nueva ciudad. Ellos llevaban el sello del Renacimiento o del barroco seiscentista que veníase aplicando en la catedral de Lima y otras iglesias que a la sazón se estaban erigiendo. He podido apreciar por investigaciones realizadas en los archivos nacionales y en algunos religiosos esa migración de los maestros de cantería, carpintería y del arte de la arquitectura de Lima hacia el sur del reino de Nueva Castilla. Gaspar Báez, Andrea de Espinoza, Juan de Aldana y otros, fueron los primeros que a fines del siglo XVI emigraron de la capital a la provincia, subiendo de la categoría de maestros que trabajaron en las obras de la catedral, como Francisco Becerra, Alonso de Arenas, Martínez de Arrona, Juan de la Sida y Pedro de Noguera, a la más importante de alarife. Trabajaron en piedra. Con esa piedra sillar blanda y porosa que se presta a esa pastosa decoración de grutescos y cornisamientos abultados. ¿Comenzaron ellos a dar así en la nueva fórmula decorativa? No fueron solamente los padres de la Compañía los que exclusivamente innovaron los estilos clásicos, pero sí resulta hasta ahora evidente que la iglesia de la Compañía es la obra de arquitectura más antigua en donde se destacan las nuevas características con esas originales innovaciones. Y sí es en las obras jesuitas que continúan la edificación de esta iglesia en donde se prosigue desenvolviendo el nuevo estilo. He descubierto en los manuscritos que se conservan en la Biblioteca Nacional de Lima un expediente de mandas voluntarias que suscribieron algunos vecinos de la ciudad de Arequipa en el año de 1573 para llevar a cabo la obra de la iglesia y colegio. Y entre ellos figura Gaspar Báez, quien “se obligó a dar la traza de la iglesia, colegio y tiendas, y asistir a los padres de la Compañía en la dicha obra”. Fue, pues, el autor de este edificio pero no de su arquitectura, que sobrevino posteriormente cuando se le remató después del terremoto de 1584. El frontispicio principal ha quedado terminado en el año de 1698 y esta es la única fecha más antigua que poseemos para cronologar por ahora el monumento. El ‘estilo arequipeño’ alcanzará así regiones más remotas del sur peruano. En Juli y Pomata desarrollará con nuevas características impuestas por la piedra más dura. En Puno desplegará sus motivos decorativos en la catedral, cuya edificación se concluye en el año 1757 como osténtase grabado en su portada principal. Las laterales se habían concluido tres años antes y la iglesia se había comenzado con otros tantos de anterioridad adoptando la planta jesuita y poniendo en sus frontispicios todos los elementos que la Compañía había desarrollado en su fachada. Deja netamente influenciada la iglesia de Zepita, más al sur, que es semejante en su composición a la portada de San Agustín de Arequipa. Y por el norte alcanza hasta Andahuaylas, cuajando en un maravilloso ejemplar que es la iglesia de Nuestra Señora de Cocharcas, sin poder sin embargo penetrar al Cuzco en forma categórica porque allí, por una parte, las grandes obras religiosas ya se había edificado cuando se desarrolla este estilo, y por otra porque el Cuzco estaba fuertemente impregnado de la arquitectura del seiscientos, más clásica, más severa y, por consiguiente, más a tono con el espíritu y el ambiente social de la antigua capital del Imperio Incaico. He hecho este largo desarrollo para mostrar cómo el ‘estilo arequipeño’, en el que contribuyeron en su desarrollo los padres de la Compañía de Jesús, se expandió en una gran extensión territorial del Perú, y aunque he limitado el tema a él debo indicar que en el territorio del Alto Perú alcanzó a desarrollar también en Potosí, Oruro y otras poblaciones de Bolivia, mostrándonos de esta manera la acogida que mereció este nuevo sentido ornamental del barroco, que parecía no sólo encuadrar en los gustos del pueblo, sino que además se concertaba en el medio ambiente y con los materiales disponibles para la edificación.” Referente al trabajo de Emilio Harth Terré no puedo dejar de hacer referencia al trabajo de crítica realizado por el desaparecido Padre Antonio San Cristóbal Sebastián CMF, el mismo que aparece en el número 7 de la Revista del Archivo Arzobispal de Arequipa, en el cual sostiene que Emilio Harth Terré “profesaba una alta estima por el sector de Arequipa, habiendo defendido el estilo 70



La Iglesia de la Compañía de Jesús, diseñada en 1573 por Gaspar Báez y fue destruida por un terremoto en 1584, la estructura actual data de 1650. Los claustros son tres consecutivos con altas arcadas y una rica decoración en sus columnas y gárgolas para desaguar el agua de las lluvias.

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mestizo, pese a que no ha hecho ningún análisis arquitectónico sobre el diseño de las portadas planiformes de Arequipa.” “Que el norteamericano George Kubler rechazaba la denominación de arquitectura planiforme como estilo mestizo y la sustituía por el calificativo de arquitectura provinciana, con la que la rebaja al nivel de arte popular […]”. Para mayor abundamiento ver la Revista del Archivo Arzobispal, nº 7, páginas 161 a l73. II. 1.5. La vieja casona arequipeña. A continuación, paso a consignar el un tanto olvidado artículo de don José Sabogal titulado La vieja casona arequipeña (1965). José Sabogal nació en Cajabamba, en Cajamarca, el año de 1888, y su corazón dejó de latir el 15 de diciembre de 1956. Inició sus estudios en una escuela de su pueblo natal, y de allí paso a un colegio de Trujillo en 1900. Posteriormente se embarcó con destino a Italia (1908), luego visitó Marruecos, Francia y España. Siguió cursos de pintura en la Academia de Bellas Artes en Buenos Aires (1910 a 1912). El año de 1920 fue nombrado profesor de pintura en la recién fundada Escuela de Bellas Artes, bajo la dirección de Daniel Hernández; a la muerte de éste pasó a ejercer la dirección y durante un decenio impartió en ella una vigorosa orientación “indigenista” con la aspiración de traducir al hombre y la naturaleza del Perú, promoviendo la reevaluación del arte popular. Sostuvo que “el Perú no era uno sino dos países irreconciliables, uno de descendientes españoles y otro de indios”. Tiene una abundante obra, entre las que puedo destacar Pancho Fierro, El Toro en las artes populares del Perú, El Kero, vaso de libaciones cuzqueño de madera pintada, etc. En este trabajo, veremos cómo José Sabogal diferencia el tipo de casona limeña del tipo de casona cuzqueña y del tipo de casona arequipeña. En este sentido, indica que la traza de la casona arequipeña difiere de la española en que el zaguán no se abre en el eje, sino que se carga a un lado permitiendo un amplio patio de tres frentes de habitaciones comunicadas entre sí, y los patios sucesivos hasta llegar a la clásica huerta. También, que los patios carecen de corredores cubiertos; que las puertas son tableros renacentistas tallados, y que las ventanas están protegidas con herrerías de fierros, con un dibujo central de tipo castellano, entre otras características más que diferencian y caracterizan a la casona arequipeña. La vieja casona arequipeña “La ciudad de Arequipa surge de las entrañas de su volcán tutelar, el Misti. Es la lava de las inmemoriales erupciones solidificada la que da forma a la interesante arquitectura arequipeña. ◀

San Agustín. Inaugurada en 1575, sin embargo, luego de un fuertísimo sismo en 1868 quedo completamente destruida, debiendo realizarse una reconstrucción durante el siglo XIX. Éste proceso, debió ser hecho con sumo cuidado, a fin de no estropear los detalles tradicionales típicos de la arquitectura barroca mestiza del siglo XVIII. Actualmente, el exterior de la iglesia se cubre de sillar blanco, y se destaca la puerta principal, tallada en madera se ubican los audaces relieves e iconografías únicas.

Los fuertes fundadores hispanos que la plasmaron resolvieron en ese paraje de belleza solemne pero sin floresta, sin manera de construcción, el problema más original que existe en la arquitectura hispano-criolla del Perú. La bóveda y el mortero mediterráneos traídos por España son los valiosos elementos que hacen posible la edificación a base de su único material de sillar inagotable de las extensas faldas del Misti. Templos y monasterios, y las holgadas casonas de la fundación, se levantan cubiertas de cúpulas y de bóvedas del tipo original de formas robustas, amplias y claras. En la edificación colonial costeña es la madera el material insustituible al clima benigno sin lluvias; sólo exige coberturas planas de madera o caña de Guayaquil con una leve torta de barro batido, protectora. El material obligado en la edificación costeña lo proveen los valles cercanos a las fundaciones y la ruta marítima por donde arriban sus conducidos —cedros, caobas, robles, cocobolos y tantas otras maderas ricas— en los galeones hispanos desde las selvas centroamericanas. 73

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El relleno del color hace a la casona un lugar apacible, un incólume refugio para el espíritu y la mente. A la derecha, casa de la Moneda.

La casona limeña tipo, de la cual se desprenden las de la costa peruana con leves modificaciones, posee decoraciones de madera que pueden decirse que sus muros de ladrillo o adobón son forrados en este material. Así, el artesonado de suntuosa talla o las gruesas vigas y mensulones labrados en macizo cedro o caoba, los altos zócalos, las puertas altas y sus sólidas jambas, las ventanas y celosías con hojas de trabazón mudéjar o paneles renacentistas. Y los grandes patios de balaustres troneados y panzudas columnas de duras maderas sosteniendo airosas arquerías de estuco o capiteles de elegante talla recibiendo cornisones, también de madera. Las amplias escaleras con robustas balaustradas y anchos pasamanos, las innumerables ventanas teatinas que llenan de alaridad el laberinto de habitaciones interiores entarimadas con recios tablones, culminan en la fachada con el fuerte y ancho portón ornamentado de bronces y el clásico balcón mudéjar-criollo, cuajado de torneados, pilastrillas, persianas y mensulones esculturales de quimeras labradas, que rubrican el canto a la madera en la pintoresca casona limeña. La casona cusqueña, tipo de la casa peruana andina de raíz extra-castellana, se levanta sobre los magníficos paramentos de primorosa piedra labrada del antiguo Imperio Incaico. Los ’canchones’ indios se transforman en patios moriscos de arcadas con aljibe al centro, sobre la construcción india modificada con zaguán, y el pórtico esculpido y blasonado en piedra se asienta el cuerpo alto hecho de adobón o ladrillo con hermosa escalera de piedra y corredor enclaustrado sobre columnas, también de piedra labrada.. Las lluvias torrenciales del Cusco obligan a una sólida cobertura de trejas sobre armadura y de ’maqueyec’, abundantes en los contornos de la ciudad. Los pisos de ladrillo, los muros revocados y enjalbegados, ventanas con barrería de sobrio estilo castellano y también con balcones cerrados de rica madera labrada; la puerta enclavada bajo dintel granítico es de gruesa madera con

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pesados ’llamadores’ y robustos clavos de bronce. Una maciza casona de honda sugerencia, de fuerte base india, que sostiene a todo el cuerpo alto, de tipo hispano-extremeño. Los materiales básicos en la casona costeña colonial son ladrillo y adobón, y enorme cantidad de madera. En la casona cusqueña son granito, adobe, ladrillo y cobertura de tejas. En la original edificación colonial arequipeña, el buen sillar, compacto, resistente, plástico y de poco peso, rinde cuánto es posible hacer rendir al material, remplazando a la madera no solamente en las coberturas de bóveda sino también en los dinteles de puertas y ventanas, y en los volados cornisones y ménsulas que sostienen los balcones. Es la lava el material básico en la ciudad del volcán; el hierro y la madera son empleados con parquedad y con selecto criterio, pues es difícil y costoso el transporte de los lejanos lugares del país y de los puertos marítimos. El sillar leve pero resistente y el mortero de cal y canto solucionan con la bóveda de cañón la extrema carencia de madera, dando por resultado un tipo original de casona que se destaca entre las de Cusco y las de Lima con sus propias cualidades provenientes del buen empleo de su único material constructivo.

Los llamadores: estructuras de bronce macizo un detalle que torna lujosa una puerta de la Rectoría de la Universidad Nacional de Sant Agustín.

Es pues la bóveda la obligada solución constructiva, el motivo esencial que caracteriza a la arquitectura arequipeña. Los anchos muros resistentes al empuje son auxiliados en los altos edificios por vigorosos machones que invaden las veredas, y en los templos y conventos, los estribos de contención adquieren volúmenes enormes que van muriendo en suaves curvas o su escalonado indio en la línea final del paramento. La bóveda desagua las lluvias por canales conducidos a las gárgolas, ‘chorros criollos’ hechos con mucha gracia, también en sillar, sostenidos por torrecillas como cañones de fortaleza sobre los muros, o apareciendo por debajo de las cornisas con labrados ornamentales. En los templos o monasterios, en los grandes paños de sillar entre estos fuertes estribos, ábrense los ventanales y los pórticos de relieve labrados como si fueran lujosos estopados de casulla. En estas grandes edificaciones arequipeñas se siente fuertemente al Mediterráneo y al Tahuantinsuyo de íntimo consorcio constructivo; es el nacimiento de la arquitectura criolla, la del nuevo hombre peruano que en la casona tiene su genuina expresión. La traza de la casona arequipeña difiere de la española en que el zaguán no se abre en el eje, sino que se carga a un lado, permitiendo así el desarrollo de un amplio patio de tres frentes de habitaciones comunicadas entre sí y los patios sucesivos hasta llegar hasta la clásica huerta, continuando con esta planta. Los patios carecen de corredores cubiertos, pues es necesario dar luz a las habitaciones por l as puertas y ventanas de reducida altura. Éstas son muy ornamentadas, de anchas jambas que trepan en espeso relieve por el sobrio muro duplicando las cornisas de elaboradas labradas. Las puertas son tableros renacentistas tallados y los vanos de las ventanas protegidas con herrerías de fierros ’pasados’ con un dibujo central de tipo castellano. Y las ventanas de la fachada —¡qué opulentas son!—, en grueso relieve contorneando el alféizar ascienden las anchas jambas de lava, para morir en hermosa pestaña sobre el mismo muro o llegando hasta la cornisa del edificio. Involucrándose a ella con airoso movimiento, las ventanas de las casonas arequipeñas son obras maestras de armonía, equilibradas con los paños enormes de los paramentos. En los pórticos de la casona se concentra la ornamentación de sillar labrado a base del motivo del jarrón renacentista vertido en criollo a la robusta ‘maceta’ de flores, y también en el escudo de armas de la casa el motivo ornamental, contoneando los follajes de sillar al portón de gruesas maderas con bronces ornamentales. En las casas de una sola planta el cuerpo del pórtico rebasa la línea del coronamiento de una cornisa curvada en graciosas volutas y pináculos primorosamente labrados. En los pocos ejemplares de casonas de planta alta, un hermoso balcón central se relieva vigorosamente asentado sobre voladas molduras o sobre ménsulas de elaborado tallado de sillar. El ancho espacio del balcón se adentra entre los muros de la plomada, calculando así la carga sobre el mismo muro, la baranda de barras de fierro rígida acaban la severa elegancia del total. 75

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La Plaza Mayor En el corazón de la ciudad se halla la Plaza de Armas, cuya evolución arquitectónica y paisajista es, en general, poco conocida. Arequipa, como otras ciudades en la colonia española, fue fundada sobre una cuadrícula. Sin embargo, la plaza presenta características singulares en comparación con otras plazas de su época en Hispanoamérica: la regularidad geométrica de su traza urbana, su gran tamaño (110 x 110 m), la continuidad de su perfil circundante y la disposición de su iglesia mayor, cuyo eje mayor se encontraba paralelo a la plaza, y no perpendicular, como era la tradición. Este espacio fue concebido, desde su fundación en 1540, como el ámbito donde se desarrollarían las principales actividades religiosas, sociales, cívicas y de entretenimiento (como corridas de toros) de la ciudad. Pero la principal función de la plaza hasta 1868 fue la actividad comercial, ya que funcionaba como un mercado abierto. Y es que el término plaza en español, a diferencia de su equivalente en inglés square, no sólo implica un espacio abierto en la ciudad, sino también “donde se venden los mantenimientos y se tiene el trato común de los vecinos, y donde se celebran las ferias, los mercados y fiestas públicas.”

Vista de el portal de San Agustin y la Catedral.

Vista de los portales de Flores, del Cabildo y el Tuturutu, personaje emblemático de Arequipa, que desde el siglo XVIII fue testigo de muchos sucesos históricos que tuvieron como escenario la plaza principal de la ciudad.

La Catedral.

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Centro cultural Chávez de la Rosa.

Cuando las casonas hacen ángulo con dos calles, en la esquina se yergue un grueso machón rematado en bravo pináculo, o también en un grueso morador rompiendo los ángulos y con ornamentaciones sobre el estribo y rematados en la cornisa final del edificio. El exterior de las bóvedas es un panorama de sólidas ondulaciones cubiertas de ladrillo y de cal y canto; son extensas terrazas traficables, muy gratas a la contemplación del sereno paisaje selenita con las enormes montañas tutelares de cúspides nevadas. La característica edificación de la ciudad se extiende hacia la campiña llena de hermosas ‘quintas’ de romántica prestancia y a los pueblos cercanos, donde en torno a su primorosa iglesia de sillar labrado se esparcen las casas campesinas también de sillar, cubiertas de alto sombrero chacarero de cal y canto, comunicando al ambiente un robusto acorde plástico en armonía con las altas cumbres. La arquitectura arequipeña ha marcado honda influencia en las notables edificaciones religiosas del lago Titicaca, ha entrado en el Alto Perú y llegan sus recuerdos o ritmos inconfundibles a los pueblos coloniales del norte argentino. Durante el siglo XIX continúa en Arequipa el neoclásico en boga y el aporte de nuevos materiales de construcción. En nuestro siglo y en nuestros días se advierten las feas ’latas de calamina’ en las casas de los pueblos, y en la ciudad que marca el estilo se ven fachadas ’coloniales’ de otros lugares sin advertir el ridículo que hacen junto a las nobles edificaciones coloniales arequipeñas, al imitar

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Calle S. Agustín, 115

sus labrados ornamentales en el fácil moldeo del cemento, en la misma ciudad en la que ha quedado viva la mano de obra del artesano cantero que levantara la antigua y plástica ciudad, de recio abolengo arquitectónico. II. 1.6. Los primeros edificios de sillar. Finalmente, paso a exponer el olvidado artículo del siempre recordado amigo, el destacado historiador, abogado, docente universitario, periodista y director del Archivo Histórico Regional de Arequipa, Dr. Guillermo Galdós Rodríguez, nacido en la ciudad de Tiabaya un 23 de octubre de 1923, y que falleció un 20 de septiembre de 2002. Realizó sus estudios en el Colegio de la Independencia Americana y los estudios profesionales en la Universidad Nacional de San Agustín, donde se graduó de abogado. Posee una abundante obra, muy conocida en Arequipa y en el extranjero, aunque ahora voy a hacer referencia a su trabajo titulado Los primeros edificios de sillar Por el Dr. Guillermo Galdós Rodríguez. Publicado el 15 de agosto de 1988. “Entre las funciones propias del Cabildo de Arequipa, después de su fundación debe darse relieve a las obras públicas emprendidas por el Gobierno de la Ciudad en las primeras décadas de su 79

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existencia; destacan las construcciones de la Iglesia Mayor, de las Casas del Cabildo, del Puente que comunicaba a la Plaza Mayor con la Chimba, las tiendas y las trastiendas levantadas para que el Ayuntamiento tuviera ingresos propios, la Cárcel y su Capilla, el Hospital para pobres, el Monasterio de Nuestra Señora de Gracia (llamado después Santa Catalina), el Camal, etc.” EL SILLAR. CUESTIÓN PREVIA “Toda una interrogante plantea el uso del sillar entre nosotros. Si tenemos en consideración el empleo de vetas de granito por los edificadores del Incario, no tendría por qué sorprendernos la utilización de las canteras de sillar, por lo menos en la Región Surperuana. Existe una interesante referencia al uso de este material en época Preincaica incluso. Ella es la anotación de Leónidas Bernedo Málaga respecto al descubrimiento que hizo, en las ruinas de Surir, el 15 de mayo de 1936, lugar donde encontró al mismo tiempo que una metrópoli, jeroglíficos tallados nada menos que en sillar, como hace conocer en su artículo “El Departamento de Arequipa: Zona Arqueológica” (El Deber, 27-VII, 1936, pág. 101). Otra pregunta que formulamos por nuestra parte: si para la construcción de sus viviendas nativas se empleó la piedra, ¿por qué no iba a ser usado el sillar? Dudamos mucho que fueran los españoles los descubridores de las canteras de Añashuayco y que los nativos y mitimaes de los valles del Chili y de Yura desconocieran su importancia y empleo. Lo documentalmente probado nos pone ante la evidencia de un tempranísimo uso del sillar en las portadas de las casas de la ciudad, aunque se utilizaba también el adobe y la tapia especialmente para las paredes. Pero dichas paredes de adobe se asientan sobre barro y no sobre argamasa, mezcla que requería el uso de cal y arena que sí es importante para las construcciones de sillar. He aquí que el 23 de enero de 1543 ya se estaba concertando la construcción del primer horno de cal de que hay noticia en la Ciudad Blanca, entre el encomendero Luis de León y el maestro albañil Toribio de Alcaraz, que se encargaba de hacerlo producir, previa construcción: y tres días después el mismo se comprometía a hacer un molino y las casas de cal y piedra del vecino Diego Hernández. No cabe duda que al hablar de cal y piedra de referencia es al sillar. Pero si estas referencias pudieran resultar aún dudosas en cuanto al empleo del sillar, es en cambio revelador el contrato que hicieron el Alcalde Miguel Cornejo a nombre del Cabildo con el citado Toribio de Alcaraz para que éste, como cantero y maestro albañil, construyera la portada de la Iglesia Mayor de esta ciudad con dicho material.



Santa Catalina.

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En su compromiso expresaba el alarife lo siguiente: ‘Toribio Alcaraz, cantero estante en esta ciudad de Arequipa, otorgo e conozco por esta presente carta que me obligo de hacer e que haré una portada de cantería blanca con su cal según e de la traza e forma e manera que a mí mejor me parezca que sea a contentamiento de vos el señor Alcalde Miguel Cornejo, que está presente, en la Iglesia Mayor de esta ciudad, en la puerta mayor de ella.’ Según consta, como en las anteriores citas del Protocolo de Luque, en las fechas indicadas. Si analizamos este compromiso del constructor notaremos que en Arequipa no puede haber otra cantería que no sea de sillar. Esto ocurriría el 23 de septiembre de 1544. Si un edifico tan importante para los españoles, y especialmente para el Cabildo, era adornado con una portada de sillar, es porque dicho material de construcción había probado anteriormente bondades de su empleo, en diversas obras. No se puede creer que en tan noble construcción y en su fachada principal, estuvieran haciendo un simple ensayo o prueba y con rentas obtenidas por derrama pública. Para entonces debieron constatar ampliamente las bondades del sillar, lo que nos permite suponer que desde antes del establecimiento hispano hubo de haberse usado la ‘cantería blanca’ en esta región del Kuntisu-

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yu. Pero no tenemos otras pruebas que las expuestas en este artículo. Lo probado documentalmente es que el sillar fue usado muy temprano por los españoles que arribaron a las faldas del Misti. Entró en el plan de construcciones en que se hubo de empeñar el Ayuntamiento mistiano durante el siglo XVI, y por lo tanto también en los posteriores. El mismo dato sobre el uso del sillar en construcciones particulares lo encontramos en otro contrato que celebraron Luis Juárez con Diego Hernández, para levantar su casa en solar que aquél adquirió por compra a los herederos del obispo Fray Vicente de Valverde, recalcando que las puertas, especialmente la principal, serán hechas de piedra blanca: y este contrato es de septiembre 3 de 1544; como se observa, desde muy temprano se usó el sillar, sobre todo en las portadas de edificios públicos y viviendas particulares, por la consistencia que les daba.” LAS PRIMERAS OBRAS PÚBLICAS “Fue el 14 de febrero de 1544 cuando uno de los Regidores del Cabildo, don Pedro Godínez, se puso de acuerdo con el Ayuntamiento para hacerse cargo de la construcción de la Iglesia Mayor en el solar que le había asignado el Ayuntamiento frente a la Plaza Mayor. Lo evidente es que Godínez construyó o hizo construir las paredes de tapia por el precio de 430 pesos de oro; pero además, los señores cabildantes contrataron con el cantero Toribio de Alcaraz para que hiciera las portadas, con ’cantería blanca’. El techo se hizo por los carpinteros Juan Rodríguez y Gonzalo Álvarez, según la escritura que celebraron el 15 de febrero de 1544. Esta primera Iglesia Matriz fue destruida por los sismos y la Catedral se levantó por el obispo Pedro de Perea, según contrato con el albañil Andrés Espinoza, el 27 de enero de 1621, celebrado ante el escribano público Francisco Vera. Otra importante obra fue la del Cabildo, diez años después de fundada Arequipa. La conservación de documentos ya estaba creando problemas a los señores alcaldes y regidores. En sesión del 12 de febrero de 1550 acordaron que se confeccionara una caja de seguridad para resguardar los Libros de Cesiones, legajos de cedularios e informaciones, etc. Para esta época se habían levantado las paredes de las ’Casas del Cabildo’ y dispusieron que se techaran y repararan debidamente, según la sesión de esa fecha, ratificada por otra de 26 de abril de 1550. Este edificio fue reparado varias veces por sismos sucesivos. La capilla de la Cárcel, las tiendas y trastiendas para las escribanías públicas y otras para alquilar a fin de incrementar los ingresos propios del Ayuntamiento, se estaban alquilando ya el 24 de marzo de 1564; pero Capilla y Cárcel venían usándose desde antes. El Hospital, bajo la advocación de Nuestra Señora de la O, tuvo como patrono al Cabildo, que fue quien lo puso en funcionamiento, después de adquirir las casas del vecino Juan de San Juan, por escritura y sesión del 29 de septiembre de 1552. En el siglo siguiente vino la Orden de los Padres Hospitalarios de San Juan de Dios, cuyo nombre tomó el nosocomio hasta su definitiva destrucción por el terremoto de 13 de agosto de 1868. El Hospital de Nuestra Señora de la O tuvo muy especiales ordenanzas dadas por la Municipalidad, para que contaran con su propio mantenimiento económico, dentro de lo posible. El Puente Viejo, que hoy lleva el nombre del héroe de Arica, don Francisco Bolognesi, se proyectó a causa de la destrucción del antiguo ’Puente del Inca’, y estuvo situado éste en la zona del valle que se conoce como Chilina y que usaron los españoles hasta 1549, en que se cayó (el 13 de marzo). Se acordó hacerse una información a los curacas que habían participado en su construcción durante la época del Tahuantinsuyo, para averiguar las cuestiones vinculadas a su factura y materiales usados. Después de muchos análisis acordaron hacer un puente con arcos de bóveda, en base a una derrama popular. Se le dio facultad al corregidor Alonso Martí82

Puente Bolognesi.

nez de Rivera para que hiciera los libramientos para esta obra. El protohistoriador Echeverría y Morales afirma que comenzó a hacerse en la banda de la Chimba, es decir donde actualmente está la Antiquilla y que entonces eran solamente chacras de la comunidad de los yanahuaras. El constructor fue el alarife Bernardino de Ávila, según sesión de 19 de diciembre de 1558, quien anduvo con los pies de plomo. El terremoto de l582 destruyó lo edificado por Ávila en compañía de otros caleros, albañiles, etc. Después del sismo hubo necesidad de contratar los servicios del famoso maestro Gaspar Báez, quién el 27 de junio de 1592 ya estaba presente en la sesión del Cabildo pidiendo se le pagase el primer tercio del precio de la obra. El puente que hizo Báez con ligeras restauraciones, es el que aún sirve al tránsito entre las dos bandas del Chile.” Dr. Guillermo Galdós Rodríguez. 15 de agosto de 1988. La exposición de los seis autores antes mencionados, y sus correspondientes obras sobre la historia de la arquitectura arequipeña, nos hacen ver la capital importancia que tienen para ocuparse detallada y seriamente del desarrollo, evolución, historia y características de la arquitectura del Centro Histórico de Arequipa. Y ahora sí estoy en condiciones de referirme a los artesanos del fierro (herreros), personajes también olvidados que actuaron junto con los arquitectos en el diseño del Centro Histórico de Arequipa. 83

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II. 2. LOS ARTESANOS DEL FIERRO Después de dar cuenta de los artículos antes mencionados sobre la historia de la arquitectura arequipeña, he de indicar que tengo interés y quiero resaltar la importancia que junto con la arquitectura tuvieron los artesanos del fierro (herreros) en Arequipa a través de sus protagonistas: herreros y cerrajeros, los cuales pertenecieron a la cofradía de San Eloy. Considero que mi estudio viene a llenar en algo un vacío historiográfico de este tema, con el cual pretendo completar los abundantes estudios realizados sobre la arquitectura y la ventana colonial arequipeña. Ahora bien, en Arequipa, entre las casas coloniales y las republicanas existe poca o ninguna diferencia, por ejemplo en la planimetría o distribución de las proporciones de las piezas o habitaciones, y lo mismo en la concepción volumétrica. Por lo tanto, la planificación de la casa republicana arequipeña se mantuvo desde que las instituciones y la organización social casi no variaron, y en el fondo siguió siendo de tipo aristocrático y jerárquico y basada en valores familiares. Sería recién a partir de 1900 que veríamos la lenta desaparición de construcciones de casonas con zaguán, dos o tres patios y amplias galerías con portones grandes de entrada, así como de ventanas con rejas salientes confeccionadas en base al hierro forjado. Este es un procedimiento artesanal basado en la utilización de la fragua y el martilleo sobre el yunque, pieza pesada de acero sobre la que se batía el metal, y el fogón, en el que se caldeaban los metales. Este procedimiento artesanal del hierro forjado se abandonó por la fabricación a base de piezas estándar de fierro fundido. Herrero es el artesano que tiene el oficio de labrar hierro. El que trabaja exclusivamente en obras gruesas, como rejas, balcones y arados. Herrero es, también, el que enseña ciertas artes mecánicas que necesitan fuerza para ejercerse, y sólo se aprende en edad vigorosa. Había el dicho: “de herrero a herrero no pasa dinero”. La herrería era el taller del herrero, donde se forjaba, se fundía y labraba el hierro en grueso. La reja es el conjunto de barras de hierro de varios tamaños y figuras que se ponen en las ventanas para seguridad y adorno. Este arte de construir rejas parece haber surgido en la Edad Media. Se da también el tipo de reja que se inspira en la doble voluta adosada sobre ejes o barras por medio de grupas, que es considerada de origen francés y que abunda en España del siglo XII, ejemplo en la catedral de Pamplona. La forja ha tenido la categoría de un arte decorativo, y aquí en Arequipa se recogió la tradición española de sus grandes forjadores de las rejas de las catedrales de Toledo, Burgos y Granada. Por eso tenemos a la fecha la serie abundante de rejas en las iglesias y casonas arequipeñas, las cuales paso a presentar en forma organizada, pues hasta mi trabajo no conozco a nadie que se haya ocupado de los artesanos del fierro, los herreros arequipeños. Testigos mudos son la mayoría de las casonas de las calles de la Merced, Álvarez Thomás, San Francisco, Santa Catalina, Sucre, Bolívar, Ugarte y otras del Centro Histórico de Arequipa, todas las cuales están a la fecha luciendo magníficas rejas en base al hierro forjado. Sería ya después de 1940 cuando se utilizaría el hierro fundido en ventanales de construcciones contemporáneas. Pues bien, cuando se escribe sobre la arquitectura arequipeña, todos los estudiosos (más o menos veinte) sostienen que tiene una característica que la diferencia de otras, que hace que se la denomine como mestiza y propia de Arequipa, y que incluso se ha distribuido e influido hasta Puno y el norte de la Argentina.



La Catedral.

Por lo tanto, me permito sostener que en cuanto a nuestros herreros arequipeños, han forjado las rejas de las iglesias y casonas arequipeñas que son también rejas mestizas, pues aquí no hay rejas de tipo románico. Es también el herrero arequipeño, con su trabajo, con sus rejas, un producto del medio y del momento histórico, y no un ente aislado, autárquico y sin filiación colectiva; el herrero arequipeño tiene relación y vinculación íntima con la arquitectura arequipeña. 85

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Ventanales en la calle Bolívar.

Claro que hay que tener en cuenta la destrucción de gran parte de rejas y verjas, por la venta fácil de los anticuarios y por el robo que dio al traste con la mayoría de rejas, verjas, aldabas, placas recordatorias de bronce y tocadores de las puertas de casonas arequipeñas. Por la carencia de documentos bibliográficos resulta difícil demostrar que aquí residieron y ejercieron notables artesanos en fierro, de los que los siglos han dejado constancia y que sólo han quedado como muestras sus obras que a la fecha podemos contemplar. Tampoco podemos dejar de reconocer que los elementos decorativos de las diversas piezas tienden al conservadurismo. Pero hay algunas piezas que aportan por su tipología un estilo distinto, con personalidad propia, cuyas líneas y dibujos que presentan son representación de los gustos de la sociedad arequipeña de entonces (siglos XVII-XIX). Quiero, con mi trabajo, realizar un homenaje al artesano desconocido que nos permita reivindicar y valorar el patrimonio cultural del hierro en Arequipa, el mismo que hasta el momento aparece desconocido y olvidado. Para empezar, no puedo dejar de hacer un poquito de historia: “En Arequipa existían los siguientes gremios: alarifes, canteros, zapateros, curtidores, carpinteros, herreros, tintoreros, barberos, talabarteros, ladrilleros, chocolateros, pulperos, plateros, sastres, sombrereros, bordadores, cerrajeros.” (Las ideas socio-políticas en Arequipa 1540- 1900, por Héctor Ballón Lozada, pág. 21).

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Casa del Moral.

Por lo tanto, el trabajo de los herreros se realizaba dentro de la organización gremial, la misma que estaba debidamente reglamentada por el Reglamento Municipal de Gremios, dado en la Sala Consistorial de la Municipalidad de Arequipa el 6 de octubre de 1825. Dicho Reglamento consta de dos secciones, la primera con dieciséis artículos y la segunda con seis. Posteriormente, el 23 de enero de 1852 se dictó otro Reglamento de Gremios, que fue publicado en el diario El Arequipeño; constaba, en este caso, de cuatro capítulos, con un total de 72 artículos. El primer herrero documentado en Lima fue don Juan de Salinas, que tuvo su herrería en la calle del Pescante. En cuanto a la ciudad de Arequipa, debo señalar que el primer herrero fue don Pedro Hernández, el mismo que aparece firmando un poder el 6 de noviembre de 1539 con el carpintero Diego Martínez. Otro herrero fue don Francisco Sánchez, que aparece realizando una venta el 23 de julio de 1540. Entre los primeros carpinteros en Arequipa podemos mencionar a don Juan Rodríguez, don Gregorio Álvarez y don Diego Martín. Entre los canteros puedo señalar a don Toribio Álvarez. El primer alarife fue don Pedro Godínez. Todos ellos fueron mencionados en el Mandamiento de Reparto de Tierras efectuado el 15 de septiembre de 1540. A todos se les asigna solar y tierras en el ejido y a otros encima de la barranca (ver Documentos para la Historia de Arequipa, del padre mercedario José Barriga, pág.. 82, tomo I). 87

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Rejas El arte de forjar acero se hizo tradición de los herreros de los callejones de los tambos ribereños, que hicieron bajo encargo con variados diseños, las rejas que contribuyeron a darle características clásicas coloniales que hasta hoy, luce la ciudad de Arequipa, las instalaron aquella época, fuertemente, no solo para adornar las ventanas, zaguanes, balcones y barandas de las casonas y conventos, también para proteger los majestuosos edificios, dejando ver entre sus barrotes los espacios pintorescos con detalles arquitectónicos y esculturales linteles, columnas, muros y pisos de piedra labrada de los patios, callejones, atrios y plazuelas, testigos de vivencias cotidianas de habitantes metódicos, alborotos olvidados y revoluciones históricas. Estas rejas que son hechas de varillas de fierros retorcidos, aseguradas unas junto a otras, con seguros e ingeniosos detalles, que les da una consistencia maciza y homogénea, haciéndolas ver como vallas infalibles para pillos y villanos, lucen en su mayoría pintadas de negro, también de dorado y verde como las pasibles bases de bancas arequipeñas con listones de madera fina.

Iconografía colonial del hierro forjado alusivo a una enredadera viva.

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Además, en el Pasaje de la Catedral se alquilaron tiendas dedicadas a herrerías, carpinterías y sastrerías, según dato proporcionado por el Licenciado H. Fuentes, director del Archivo Histórico Regional. Las fachadas de las casonas, con sus grandes portones y escudos, cuando eran de nobles, lucían ventanas con rejas de fierro, lo mismo que en la parte posterior del zaguán, la mayoría fabricadas en Arequipa y algunas traídas de Chile, y las menos importadas de Vizcaya, una provincia española abundante en hierro. Como hasta la fecha las podemos observar, lucían recuadros y dinteles que les daban mayor realce y sensación de altura, aunque sus puertas eran sencillas. No puedo dejar de señalar que don Diego Martínez de Rivera debió ser buen arquitecto, cuando recibió del Cabildo Arequipeño el título de “Obrero Mayor”, según el padre Barriga. Y un siglo después aparece como la única autoridad competente en el arte de la arquitectura don Lorenzo Pantigoso, según sesión del Cabildo del 22 de junio de 1888. Cabe mencionar, así mismo, que en el año de 1854 se fundó la “Factoría Fundición Carrocería y Fábrica de Catres EL ÁGUILA”, de don Cayetano Arenas. Y que en el mes de julio de 1865 deberían concurrir a la Tesorería de la Prefectura de Arequipa a recoger sus patentes de herreros los siguientes artesanos: De Primera Clase, don Eduardo Gerico y don Agustín Ligories. De Segunda Clase, don Julián Valdivia. En el año de 1929, en la ciudad de Arequipa existían 28 herrerías, y quince años después, en 1944, se hallaban instaladas las dieciséis siguientes herrerías: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16.

Arias Manuel, en la calle Ayacucho, 105. Ballón Víctor, en la calle La Palma, 223. Barrios Carlos, en la calle Santa Martha, 316. Benavides Domingo, en la calle Pizarro, 320 Casquito Mariano, en la calle Jerusalén, 130. Cruz Mariano, en la calle San Camilo, 303. Filinich Faustino, en la calle San Juan de Dios, 223. Factoría el Águila, en la calle Moral, 205. Lazo Cloaldo, en la calle Melgar, 304. Muñoz Hermanos, en la calle 28 de Julio, 103. Polar e hijos, en la calle Deán Valdivia, 108. Ramón Félix, en la calle Perú, 408. Rodríguez Jesús, en la calle Alameda Pardo, 109. Rodríguez Vicente, en la calle Puente Bolognesi, 215. Valdivia Ambrosio, en la calle Beaterio, 156. Zevallos Gerardo, en la calle Alto de la Luna, 329.

En el año de 1929 existían, en el centro histórico de Arequipa, talleres de más de 28 herrerías. En el año 1950 todavía restaban las siguientes herrerías importantes: la herrería El Águila, la de don Teodocio Salazar, la de don Agustín Filinich, la de don César Cuadros y la de los Hermanos López. Todas estas herrerías han dejado de existir ya hoy, año 2010. Finalmente, quiero apuntar que he revisado todos estos datos siguiendo al eminente historiador, doctor don Jorge Basadre, que nos enseñó “que una de las funciones principales de la Historia era preservar la memoria colectiva pero revisándola críticamente. Que hay que estudiar cuidadosamente el Perú para cambiarlo pronto en lo que sea dable y también para reafirmar en él las buenas cosas de ayer y de hoy”. 90

Portales de la Plaza Mayor.

II. 3. INVENTARIO MONUMENTAL HISTÓRICO DE AREQUIPA Quiero, a continuación, presentarles un inventario monumental-histórico de Arequipa, con la intención de que constituya el complejo museológico del Centro Histórico de Arequipa, pues hay que salvar de la incuria y destrucción a alguno de los grandes inmuebles susceptibles de alojar dicho complejo museológico arequipeño. Para lo cual me he permitido rebuscar en lo posible quienes fueron y que hicieron los primeros dueños, vecinos, constructores artistas, y personajes que habitaron y que seguramente en la paz de sus solares inspiraron hazañas e ideas que iluminan el presente con su historia. Cabe tener en cuenta que el arte es un medio de comunicación del hombre para expresar sus pensamientos, emociones y deseos mediante la materia plástica, el color, la línea, la palabra y el sonido. Entre ellos tenemos: – En el Portal de Flores, Lleva el nombre del Alférez Real Manuel Flores del Campo, quien hizo construir el portal “a todo costo”, según decir del cronista Juan Domingo Zamácola, citado por el historiador arequipeño Guillermo Galdos Rodríguez. También fue alcalde de Arequipa en 1780. En uno de los tres portales de la Plaza Mayor de Arequipa se ubicó posiblemente una de las casonas más antiguas de la ciudad. Construida en el siglo XVII, perteneció sucesivamente a varios propietarios. Uno de ellos fue el teniente coronel Juan Flores del Campo, natural de la ciudad de Oviedo, Principado de Asturias. Su hijo Manuel Flores del Campo fue Alférez Real y ocupó el cargo de alcalde de Arequipa en 1780. Como tal tuvo importante actividad en la “Rebelión de los Pasquines” ocurrida ese año. Fue entonces que los comerciantes de la ciudad protestaron contra el alza de los impuestos 91

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y la creación de la aduana, que pretendía mejorar el sistema de recaudación fiscal. Fue básicamente una rebelión antifiscal que no cuestionó el orden colonial, entonces vigente, sino tan solo las reformas tributarias que fueron implementadas en Hispanoamérica, como consecuencia de las llamadas reformas borbónicas. También participó en las ceremonias de proclamación y juramento de fidelidad al rey Carlos IV, el 2 de diciembre de 1789. El historiador arequipeño Guillermo Galdos Rodríguez, en su libro “La rebelión de los pasquines”, dijo que a Manuel Flores del Campo, en su calidad de Alférez Real, “le correspondió sacar el pabellón carmesí del soberano, que hizo confeccionar con lujo; y, en su residencia se efectuaron tres históricos saraos, el último de los cuales terminó a las 2 y media de la mañana del día 6 del mismo mes y año”. Según Galdos Rodríguez, el Portal de Flores fue construido por el Alférez Real. De allí su nombre. Su padre Juan Flores del Campo fue uno de los propietarios de la casona ubicada en ese lugar. Éste la compró en 1781 de Melchora González de la Fuente y Barreda, única heredera de Pedro González de la Fuente y Manuela de Barreda. Su hermano Juan Mariano murió antes que ella. Años después, solicitó a la Real Justicia se le nombre patrona de la capellanía que fundaron en su casa. Convertida ahora en Sor Melchora Rosa del Costado de Cristo, por intermedio de su apoderado, tomó posesión de la propiedad el 29 de marzo de 1770. Juan Flores del Campo casó con María Josefa Pérez Romero, en primeras nupcias. Fueron padres de Manuel Flores del Campo y Pérez. Este, a su vez, se casó el 8 de enero de 1785, con Petronila Tristán y Moscoso, hermana del general Pío Tristán y Moscoso. La fachada de la casa Flores del Campo quedaba frente a la Iglesia de la Compañía. Su interior era grande y espacioso. Aún se conserva una puerta lateral ubicada en el portal del mismo nombre.

Vista frontal de la primera Escuela de Arequipa.

Se afirma que el lugar donde se ubicaba la casa Flores del Campo perteneció al conquistador español Francisco Pizarro. Al respecto, Guillermo Galdos Rodríguez, en su libro “Una ciudad para la historia, una historia para la ciudad”, menciona que en el reparto de solares de la ciudad, se otorgó una manzana al gobernador Francisco Pizarro. Según él mismo autor, no pudo ser la correspondiente al local del ayuntamiento ni tampoco al lugar destinado a la Catedral de Arequipa, menos el espacio que ocupó la orden de los agustinos. Por eliminación, Galdos Rodríguez deducía que la manzana corresponde a la que hoy se conoce como Portal de Flores. –La Calle San Francisco; tenemos la Casona de la familia Tristán del Pozo de 1738, en el Nº 108, donde hoy funcional el Banco Continental. – Además se sabe de la existencia, en la misma calle, de la casa donde funcionó el Seminario de San Jerónimo, primer centro educacional de Arequipa, desde el año de 1619. Ubicada en la calle San Francisco, nº 112-114-116. – La casa que fue de don José Manuel Ureta, ubicada en la calle San Francisco, nº 210, donde funcionó un tiempo la Corte Superior de Arequipa. – La casa ubicada en la calle San Francisco, nº 227, que fue del Dr. Carlos Polar, el primer inmueble que se inscribió en los Registros Públicos en Arequipa el año de 1898. A ella me refiero ampliamente en mi trabajo titulado Historia de los Registros Públicos de Arequipa, un resumen del cual ha sido publicado por la Academia Peruana de Derecho en su Anuario 2008-2010. – En la calle San Francisco, nº 302, la casa de la familia Paz Soldán, hoy sede de los Registros Públicos. – La casa de los Velarde y Novoa, en la calle San Francisco, que ha sido derruida y allí esta hoy construido el local de la Positiva.

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– En la esquina de las calles San Francisco (nº 308) con Zela, la casa del poeta cantor de la Columna de los Inmortales, don Benito Bonifaz. (Hoy es sede del Gobierno Regional.) Hijo del coronel Narciso Bonifaz y Castañeda y de María Febres Zanabria, nació Benito Manuel María Bonifaz y Febres, en Arequipa, el 1 de junio de 1832. Estudió en el Colegio de la Independencia Americana, según afirmación de Víctor N. Benavente. El joven poeta Bonifaz fue conocido como el Tirteo arequipeño. Compuso varios poemas que fueron publicados en la “Lira Americana” de Ricardo Palma y en “El Parnaso” de Cortés. También figura en la “Lira Arequipeña” de Manuel Rafael Valdivia, publicada en 1889. Su poesía también refuerza la identidad de Arequipa. Y, al mismo tiempo, contribuyó a forjar la idea de un pueblo heroico y valeroso, que arriesgaba la vida, en las calles y plazas, por defender sus ideales políticos. Su nombre fue asociado con el majestuoso Misti y sus hijos con la bravura del volcán tutelar de Arequipa. En uno de los versos que dedicó “Al pueblo arequipeño”, Bonifaz dijo lo siguiente: “Venganza? no! que la venganza infama, Y es magnánimo el pueblo y generoso, Y el pueblo fuerte, el pueblo valeroso, No se venga jamás. Justicia! sí! que la justicia es santa, Y el pueblo como Dios es justiciero; Por eso ha escrito en su pendón guerrero: Justicia y Libertad!”.

El arequipeñísimo poeta Benito Bonifaz, conocido como el “Tirteo Arequipeño”. Su poesía nos refuerza la identidad de Arequipa.

Con relación a la libertad y su significado para el poeta, en el poema “A los hijos del Misti”, uno de sus versos reza: “Jamás, jamás el triunfo fue dudoso Cuando la libertad fue proclamada; Nunca un pueblo guerrero y valeroso Dejó de ver su obra consumada, Cuando a la sombra de principios santos Defendió sus derechos sacrosantos”. Finalmente, el poema que dedicó “A la brava Columna Inmortales”, es una exaltación al valor de los arequipeños que lucharon por la justicia y la libertad, y contra el abuso del poder simbolizado en la capital del país: Lima. Dice así: “¡Los Inmortales! unos cuantos bravos De la ciudad heroica y valiente, La vanguardia del pueblo independiente Que sabe combatir. Y presentando el denodado pecho Ante el cañón, se sacrifica ufano, Antes que doblegar ante el tirano La orgullosa cerviz”. – La casa ubicada en la calle Cruz Verde, nº 113, donde funcionaba el Tribunal de la Santa Inquisición, según versión del estudioso arequipeño don Manuel Calienes Rodríguez, que ejerció varios años como director de la Biblioteca Municipal de Arequipa. La Cruz Verde es el emblema de la Santa Inquisición. – La casa de la calle Cruz Verde, nº 116. Allí se encuentra la bóveda más pequeña de toda la ciudad de Arequipa, en su segundo patio. A su vez en esta calle, Cruz Verde, nació el poeta Guillermo Mercado Barroso dueño de la voz dulce y la mirada perdida en los recuerdos que difícilmente podemos

En la calle Cruz Verde, nº 113, funcionó el Tribunal de la Santa Inquisición.

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imaginar, porque pertenecen a un pasado que parece presente en la memoria de Rosita, la hija del poeta arequipeño. Su carrera literaria se inicia propiamente en el año de 1924 con la publicación de “El Oro del Alma”, donde mostrará su acento lírico de fuerte corte romántico. “Un chullo de poemas” (1928) su segundo libro evidencia en Mercado el descubrimiento de lo indígena, dentro de la perspectiva abierta por el nativismo poético. Para imaginarlo brevemente extraeremos una descripción de la memoria de Tito Cáceres Cuadros quien lo recordó así: “Pequeño, pulcramente vestido, con su corbatita michi que lo caracterizaba tan bien, el cigarrillo en la mano y unas gafas oscuras, inspiraba un respeto y una simpatía sin límites”. – La casa de la calle Jerusalén, nº 115. Una casa con muros articulados con orden dórico en sus pilastras pareadas. Allí nació el político arequipeño Don Eduardo López de Romaña, Presidente Constitucional del Perú entre los años 1899 y 1903. La fachada de la casa luce hasta hoy una placa de bronce que recuerda el lugar de nacimiento del primer ingeniero civil elegido presidente del país. Fue alcalde de Arequipa y el principal impulsor del agua potable para la ciudad. Su proverbial honestidad hizo incluso que él mismo pagara de su bolsillo cualquier exceso en los gastos de Palacio de Gobierno. Se sabe también que puso de su dinero para ejecutar la obra de conducción del agua potable de Yumina.– La casa esquina de las calles San José (nº 200) con Jerusalén. Allí nació y vivió el eminente jurista arequipeño don José Luis Bustamante y Rivero.

Don Guillermo Mercado Barroso, poeta Arequipeño.

– En la calle Santa Teresa número 39, hoy Melgar 213, vivió el abogado y médico Andrés Meneses, primer decano del Colegio de Abogados de Arequipa. Su casa de Andrés Meneses perteneció originariamente al doctor José Sebastián Barreda, quien, a su vez, la alquiló al doctor Meneses el 8 de agosto de 1879; para luego vendérsela el 15 de junio de 1893. Actualmente es propiedad de los hermanos Carmen Elena y Carlos Meneses Cornejo. Allí solían reunirse, según el propio testimonio del periodista y escritor Abelardo Gamarra, “El Tunante”, un grupo de diputados del Congreso de Arequipa de 1883, llamados los “guerreros”, porque no estuvieron de acuerdo en firmar la paz con Chile, con cesión de territorio peruano. Andrés Meneses fue uno de ellos. Escribió sobre temas jurídicos en la Gaceta Judicial de Lima y en varios periódicos de Arequipa. Al frente de la casa del doctor Andrés Meneses, en el número 212, nació el doctor José García Calderón Bustamante, dos veces alcalde de Arequipa (1958, 1959). A quien correspondió la reconstrucción de la ciudad después del terremoto de 1958. – En la calle Melgar, nº 405, el inmueble donde estaba ubicado el Fuerte Malakof, que se encuentra totalmente descuidado pese a su valor histórico. – En la calle Melgar, nº 418, está el inmueble donde nació y vivió el poeta mártir Mariano Melgar y Valdivieso. – En la calle Melgar, nº 405, primer portón, la casa ubicada inmediatamente contigua a la puerta del monasterio de Santa Teresa. Allí tenía su Cuartel General la “Columna de los Inmortales”. – Local del Fuerte Malakov, en la calle Melgar, nº 405, que colinda con la calle Ayacucho. Don José Javier Valencia Guillén es uno de sus propietarios, de esta casona que alcanza más de 500 m2. – En la esquina formada por las calles San Pedro con Melgar, la casa del número 102, donde vivió la primera novelista arequipeña, doña María Nieves y Bustamante, autora de la novela Jorge o el hijo del Pueblo.Su padre Emilio Nieves fue farmacéutico y, además, según documentación a la cual tuvo acceso, gracias a sus descendientes Javier Tapia Corrales Nieves y Jorge Corrales Nieves Pérez, ocupó el cargo de Químico de la corporación edilicia, cuando fue alcalde de la ciudad Luciano Bedoya en 1890. Y fue que durante la guerra con Chile, se le encargó a solicitud suya intervenir en la elaboración de pólvora. Ante patriótico ofrecimiento, la vicepresidencia de la comisión de fortificaciones, a cargo del coronel Trinidad Pacheco Andía, le agradeció el gesto y le indicó que vaya a la Quinta de Vargas, en donde se hallaba establecida la fábrica de ingredientes.

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– En la calle San Pedro, la casa de don Francisco Javier de Echeverría, después donada para hospital de Sacerdotes. En breve, el arzobispado la va a poner en valor. – En la calle Billota, en la primera cuadra estuvo ubicado el comercio de la ciudad, pero también hubo casas de vivienda nº 317, (hoy tercera cuadra de Mercaderes) está la casa del prócer don Manuel José de Rivero. Allí se alojó Simón Bolívar cuando vino a Arequipa; en la actualidad, es propiedad de la familia Salomón. También en una de ellas vivió el bisabuelo del laureado y Premio Novel de la Literatura Mario Vargas Llosa. Se trató del abogado, poeta y escritor Belisario Llosa y Rivero (1857 – 1900), quien fue autor de la obra titulado “Sor María” – En la casa del nº 107 de la calle Santa Catalina existe una puerta con dos leones en su parte superior. – En la casa ubicada en la calle Santa Catalina, nº 223, nació el historiador don Francisco Mostajo. – En el Pasaje de la Catedral, detrás del templo, calle por medio tenía su casa el español pulcro y mesurado Garci Manuel de Carvajal, fundador de la Villa Hermosa de Arequipa el 15 de agosto de 1540, según el Dr. Santiago Martínez, en su obra Fundadores de Arequipa, páginas 9 y 189. – En la esquina de la calle Santa Catalina, nº 101, con San Agustín, la casa del obispo Chávez de la Rosa, que después, en 1808, fue de Manuel Ballón y de Juana Gómez Ballón. Hoy es propiedad de la UNSA. Mariano Melgar Valdivieso, el más emblemático poeta Arequipeño, autor de “oda al autor del mar” entre otros.

– En la calle San Agustín, nº 115, la casa de los Arróspide. Allí vivió el maestro del Libertador Simón Bolívar, Simón Rodríguez, y allí puso una fábrica de jabones Simón Rodríguez es además autor de la frase: “Arequipa debe ser la Cataluña del Perú”. Hoy sigue siendo propiedad de la Universidad Nacional de San Agustín. Las aulas de esta Universidad San Agustín funcionaron en el Convento y Casa de los Agustinos, al igual que la Academia Lauretana y el Colegio Nacional de la Independencia Americana. . – La casa de la esquina de las calles Puente Bolívar con Villalba, que es donde vivió doña Juana de Cervantes de Bolognesi, madre del héroe del Morro de Arica. – Calle Sucre, números 103 y 107, la casa donde se alojó José Antonio de Sucre. – La casa de la calle Sucre, nº 111, en que vivió y murió el sabio Hipólito Sánchez Trujillo, gran científico arequipeño, que calculó todos los eclipses en Arequipa hasta el año 2000. – En la esquina formada por las calles Sucre (nº 213) con Palacio Viejo, fue en el pasado propiedad del sabio y jurista Mariano Eduardo de Rivero, autor del libro “Antigüedades Peruanas” (1841). Su afán por el conocimiento del pasado y la idea de rescatar estos importantes legados, hicieron que fuera considerado precursor de los estudios arqueológicos en el Perú. Además en está casa nació el gran jurista Toribio Pacheco. Hoy es local del diario El Pueblo. – En las Siete Esquinas nº 131 de la Av. San Martín, la casa de la familia Tirado Abril y Olazábal. – En la calle Consuelo nº 112, la casa de don Juan José de Olazábal. – En la esquina formada por las calles Palacio Viejo y la Merced está el Palacio del Obispo Sebastián de Goyeneche. Junto a él se encuentra la iglesia de las Esclavitas, que fue construida y utilizada por la familia Goyeneche. – En la esquina formada por la calle Santa Catalina, nº 117, con Moral, está la casa del capitán realista José Telaya y Reguera, tronco de la familia de los Rey de Castro, hoy local del Rectorado de la Universidad de San Agustín. – En la calle del Moral nº 316, la casa donde nació y vivió el destacado jurista don Víctor Andrés Belaúnde Díez-Canseco. es (Arequipa, 1883 – Nueva York 1967), que hoy pertenece a la Universidad Nacional de San Agustín. Estudió en el Colegio de San Vicente de Paúl que dirigió el sacerdote la95

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zarista Hipólito Duhamel. Siendo estudiante universitario, allá por el año 1900, publica el decenario independiente “La Lucha”. Con un grupo de amigos de la Universidad Agustina deciden publicar un órgano periodístico juvenil que, como él mismo dice en sus memorias, “expresara nuestro pensamiento”. Allí escribe bajo el seudónimo de “Víctor Mario”. De los cuatro números (3, 5, 8 y 9) del decenario independiente “La Lucha”, en el número 5, correspondiente al 11 de setiembre de 1900, figura un artículo de “Víctor Mario” titulado “El Porvenir de la Poesía”, publicado en la sección “Literatura”, página 2, donde sostiene que el futuro de la poesía será pregonar “las glorias de la ciencia y las victorias del hombre en la lucha por su existencia”. Concluye diciendo lo siguiente: “Cuando la barca que conduce a la humanidad por el mar del mundo vaya a tocar las playas de la dicha, la poesía dará el grito de ‘tierra, tierra’ y entonará el himno de victoria”. La importancia de esta publicación radica en que expresa la inquietud literaria de la generación de Belaúnde en Arequipa. Pero también denota su preocupación por el acontecer local y nacional. Participaron con él en la redacción del decenario Mateo y Alberto Cossío, y Pedro Antonio Rada. – En la calle Moral, nº 318, la famosa casa del Moral, una de las principales casonas arequipeñas. La Casa del Moral dio origen al nombre de la calle que hoy nos ocupa. Perteneció a un español de nombre Manuel Santos de San Pedro, natural de Valladolid, quien la construyó a mediados del siglo XVIII. En la fachada de la casona se muestra el escudo familiar del apellido Santos de San Pedro y otras ornamentaciones típicas de la arquitectura mestiza que caracterizaron a este periodo de la historia colonial. Sus últimos propietarios fueron las familias Madalengoitia y Williams, ésta última de origen británico, la misma que se encargó de su restauración y conservación. En el N°112, los hermanos Manuel y Juan Bustamante de la Fuente tuvieron su estudio de abogado. El primero fue el inspirador civil del movimiento del sur de 1931, contra el intento auto – eleccionario de Sánchez Cerro. En aquella oportunidad figuró como presidente de la Junta de Gobierno del Sur. Fue, además, uno de los impulsores de la creación del Frente Democrático Nacional en 1945. Y es autor de un notable libro de memorias titulado “La Monja Gutiérrez y la Arequipa de ayer y de hoy”, publicado por la fundación que lleva su nombre. Su hermano Juan fue el primer presidente de la Junta de Rehabilitación y Desarrollo de Arequipa, creada después del terremoto de 1958. – En la calle La Merced, nº 110, la Casa de la Cultura de la Universidad Católica. Allí se encuentra la conocida como “momia Juanita”. – En la calle La Merced, nº 207, al lado del Palacio de Goyeneche, la casa de la familia Corbacho, que más adelante pasó a la familia Somocurcio. – En la primera cuadra de la calle Ejercicios, nº 105, la casa de la familia de Álvarez Thomás, en la actualidad sede del Club Arequipa. – En la calle Álvarez Thomás, nº 206, la casona del Dr. José Villalobos Ampuero. En la actualidad es museo familiar y particular. – En la casa de la calle Ejercicios, hoy Álvarez Thomas, Nº 213, nació el Dr. Mariano H. Cornejo, primer catedrático de Sociología en la Universidad de San Marcos, autor de la trascendental obra Sociología General en dos tomos, que fue tomada como curso oficial en todas las universidades de Sudamérica. – En la calle Álvarez Thomás, Nº 311, la casa que fue de la familia de los Vilches: sobre su puerta principal tiene grabado su escudo. Está frente a la Biblioteca Municipal. – En la cuarta cuadra nació el célebre matemático arequipeño Wenceslao Garaycochea, autor del libro “Cálculo binomial”, publicado en dos tomos, entre 1896 y 1898, el primero y el segundo, entre 1909 y 1910. El prólogo estuvo a cargo de Federico Villareal. A juicio del eminente matemático

Casa del Moral.



La Casa que perteneció a Tristán del Pozo . Uno de los más notables ejemplos representativos del estilo barroco arequipeño. Por tanto es una joya arquitectónica ya que es la mejor expresión de la arquitectura civil y colonial. Su frente está compuesto por un alto muro que remata en una cornisa escalonada, gárgolas con cabeza de puma, cuatro ventanas dos por lado y una imponente portada prolíficamente decorada. Además posee un amplio frontón de lados curvos que rebasa la altura de la fachada, y en el tímpano, un arbusto con cinco ramas en las que florecen otras tantas cantutas que forman a manera de un candelabro, sosteniendo sendos medallones con los monogramas de Jesús, María, José, Ana y Joaquín, representando, de esta manera el árbol genealógico del Salvador, en tanto que un tallo serpenteante con hojas y florecillas acaba de llenar los espacios vacíos. Siendo así, esta casona, el mejor exponente de la ornamentación típica civil de Arequipa.

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moderno, es uno de los más importantes trabajos que se haya escrito sobre los principios de las matemáticas y la teoría de las imaginarias. – En la calle Guañamarca, la casa del diputado a las Cortes de Cádiz, don Mariano de Rivero y Benzaquín. – En la misma calle Guañamarca (hoy Rivero), la casa de don Francisco Ibáñez, después local del periódico La Bolsa. – En la calle Rivero (antes Guañamarca), en la casa signada con el nº 217, vivió el destacado abogado, jurista, historiador y sociólogo Dr. Alberto Ballón Landa. – En la casa ubicada en la calle Santa Marta, nº 103, existe todavía la casona donde funcionaba el diario Arequipa al Día. – En la calle Santo Domingo, nº 112, la casa de don Pío Tristán, último virrey del Perú, donde se alojó la destacada novelista Flora Tristán. Hoy es un edificio de tres pisos. – En la calle Zela, nº 216, la casa del Corregidor Guillén, al lado de la casa de Jorge Polar, en la calle Santa Catalina, nº 314.

En la calle Álvarez Thomás, Nº 311, la casa que fue de la familia de los Vilches.

– En la calle de La Merced, nº 207, la casa que fue de Francisco Abril y Maldonado, regidor desde enero de 1755. Posteriormente, allí nació José María Corvacho. Después fue propiedad del Dr. Julián Lorenzo Ballón y su esposa, doña María Antonia Beltrán de Ballón; con el tiempo, allí vivieron los doctores Julián Lorenzo Ballón, Ildefonso Ballón y Eduardo Gutiérrez Ballón, que fue también Alcalde de Arequipa. Ahora es propiedad de la Universidad Particular Católica Santa María, que tiene instalado allí el Instituto de Idiomas Confucio. – En la calle Álvarez Thomás, nº 311, la casa que fue de la familia de los Vilches: sobre su puerta principal tiene grabado su escudo. Está frente a la Biblioteca Municipal. – En la casa de la calle Ejercicios, hoy Álvarez Thomás, nº 213, nació el Dr. Mariano H. Cornejo, primer catedrático de Sociología en la Universidad de San Marcos, autor de la trascendental obra Sociología General en dos tomos, que fue tomada como curso oficial en todas las universidades de Sudamérica. – En la calle Boulevard Parra, nº 101, casona donde nació el Premio Nobel Mario Vargas Llosa, hoy convertida en museo. Por ello, en la actualidad se le ha cambiado el nombre a la calle por el de Mario Vargas Llosa. – La casona de la familia Tristán del Pozo (1738), en la calle San Francisco, nº 108. – La Casa de la Moneda, de fines del siglo XVIII, donde vivió la familia Quiroz. Conserva su emblema: ‘Después de Dios, Quiroz’. – Las iglesias del Centro Histórico de Arequipa, desde el siglo XVI. – Por último, las tres casonas colindantes que ocupan los inmuebles de los números 103 y 107 de la calle Sucre, esquina con la de San Agustín; los números 200 al 218 de la calle Cruz Verde; los números 100 al 110, y 111, nuevamente de de la calle Sucre. Son las antiguas casas solariegas de los Rosell y Cansino, y de los Benavides y Bustamante. II. 4. NOMBRES ANTIGUOS DE LAS CALLES DEL CENTRO HISTÓRICO DE AREQUIPA

Casa Bolognesi.

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Se han ocupado de los nombres antiguos de las calles del centro histórico de Arequipa una serie de estudiosos, dentro de los que destacan el Dr. Francisco Mostajo, el Dr. José María Cuadros, la srta. María Eugenia Tomasio y César Coloma.

II. 4.1. La labor del doctor José María Cuadros. El Dr. José María Cuadros es un infatigable investigador de nuestra historia. Merced a su voluntarioso esfuerzo ha logrado adquirir valiosa documentación y desentrañar con su espíritu acucioso muchas leyendas. Nos ha dado a conocer un importante estudio sobre los antiguos nombres de las calles del ahora Centro Histórico de Arequipa, que lo firma don Manuel Hurtado: “República del Perú.- Intendencia de Policía del Departamento de Arequipa.- Febrero 15 de 1851.- Al señor Coronel Prefecto del Departamento de Arequipa.- S.C.P.Consecuente con la medida que propuse a Useñoría en mi nota de 12 del actual relativa a poner nombres a las calles de esta ciudad, he creído conveniente para facilitar al público su conocimiento por la adjunta explicación a fin de que Useñoría se sirva mandar que la adjunta explicación se publique en el periódico, y que de este modo también haya un documento en que se conserven los nombres de las citadas calles para que alguna vez puedan borrarse haya de donde sacarlas.- Dios guarde a Useñoría.- Manuel Hurtado. Estado que demuestra el hombre de las calles de esta ciudad y las señales más notables por las que pueden conocerse en la actualidad y saberse la parte donde están situadas, considerando los nombres que tienen, a saber: CALLES DE PONIENTE A ORIENTE La primera calle principia en la huerta que fue de Don Diego Power y acequia que baja del molino de Teatinos y sube hasta terminar con el chorro del Monasterio de Santa Teresa. La primera cuadra de esta calle (Jirón) se llama del Peligro, la segunda del Pichincha, la tercera Orden, la cuarta Ayacucho, la quinta de Suero y la sexta del Chorro. La segunda calle (Jirón) principia al frente de la casa de Don Bartolomé Bellido, inmediata al molino de Teatinos y va a terminar en la boca-calle de la Pampa de Miraflores.

Calle Sta. Catalina vista con dirección a la plaza de armas de Arequipa

La primera cuadra de esta calle (Jirón) que es en la que vive don José Valcarcel, se llama Sola; la segunda, callejón de Santa Catalina; la tercera, de la Plazuela; la cuarta, del Convento de San Francisco; la quinta, de las Mendiburuz; la sexta, de Jesús; la séptima, de Santa Teresa, y la octava, de Puno. La tercera calle (Jirón) principia en la esquina del Golpe hasta la Iglesia de Santa Marta. A la primera cuadra de esta calle se le llama de La Moneda; a la segunda, de las Quiteñas; la tercera, del Remedio; la cuarta, de los Meneses; la quinta, del Pensamiento; la sexta, del Silvo, y la séptima, de Santa Marta. La cuarta calle principia en la Cruz de Villalba y termina en la Caja del Agua de Santa Marta. La primera cuadra se llama de Villalba; la segunda, del Moral; la tercera, de los Canónigos; la cuarta, del Clavel; la quinta, de San Posa; la sexta, de Ladrillos, y la séptima, de León. La quinta calle (Jirón) principia en la acequia grande del Resbalón y sube por los Cajones de la Catedral, hasta la última pileta situada en la esquina de la Ranchería. La primera cuadra se llama del Solar; la segunda, del Resbalón; la tercera, de la Universidad; la cuarta, de los Cajoncitos; la quinta, de Mercaderes; la sexta, de Begonia; la séptima, de Villota, y la octava, de Moquegua. La sexta calle (Jirón) principia en la esquina de la Antiquilla y termina en el tambo de la Barreda. La primera cuadra se llama de la Antiquilla; la segunda, del Beaterio; la tercera, del Puente; la 99

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cuarta, la Catalayud; la quinta, de las Mantas; la sexta, Portal del Cabildo; la séptima, del Teatro; la octava, del Rosario; la novena, de Santo Domingo, y la décima, de Las Recogidas. La séptima calle (Jirón) principia en el Callejón de Tintoreros y, subiendo por la calle San Juan de Dios, termina en el callejón de Amanzadores. La primera cuadra se llama de Tintorero (callejón); la segunda, de Castillo; la tercera, del Palacio; la cuarta, del Hoyo; la quinta, de Huérfanos; la sexta, del Hospital; la séptima, Plazuela de Junín; la octava, del Parral; y la novena, de Amanzadores. La octava calle (Jirón) principia en el callejón de las Cuestas, y subiendo por la Merced y San Camilo, termina en el Callejón de las Talaveras. La primera cuadra se llama Callejón de Cuesta Fea; la segunda, de la Fachenda; la tercera, del Consuelo; la cuarta, del Subdelegado; la quinta, del Coliseo Viejo; la sexta, de Carpio; la séptima, de San Camilo; la octava, del Padre José, y la novena, Callejón de las Talaveras. La novena calle (Jirón) principia en la esquina de la señora Tiradas y termina en el Huatanay. La primera cuadra se llama del Conventillo; la segunda, del Piquezo; la tercera, del Alto de la Luna, y la cuarta, de la Retama. Nota: los dos callejones de más abajo que atraviesan las calles de San Jerónimo y San Bernardo se llaman el primero del Camarón, y el segundo de San Carlos. CALLES QUE ATRAVIESAN DE SUR A NORTE Las calles que atraviesan de sur a norte la población son las siguientes: La primera calle (Jirón) principia en la huerta de Arévalo, en la Lloclla de San Lázaro, y concluye en la de Cantarramas. La primera cuadra se llama Callejón de Power; la segunda, Callejón de Teatinos; la tercera, Callejón del Golpe del Agua; la cuarta, del Azabache; la quinta, del Olivo; la sexta, del Rumi-Rumi; la séptima, de la Cruz Verde; la octava, de la Fábrica; la novena, de los Huecesitos, y la décima, las dos calles de Cantarranas. La segunda calle (Jirón) principia en las tiendas de los Ávalos y termina en la esquina del Conventillo. La primera cuadra se llama de Astoga; la segunda, del Taral; la tercera, del General Nieto; la cuarta, de las Herrerías; la quinta, de San Agustín; la sexta, de Casa Sola; la séptima, del Rayo, y la octava, del Verde. La tercera calle (Jirón) principia en la esquina de San Lázaro y termina en San Jerónimo. La primera cuadra se llama de San Lázaro; la segunda, de Buena Vista; la tercera, de Santa Catalina; la cuarta, de San Hilario; la quinta, de la Catedral; la sexta, Portal de San Agustín; la séptima, de La Mar; la octava, de San Pedro Nolasco; la novena, de la Merced; la décima, de la Monteagudo, y la undécima, de San Jerónimo. La cuarta calle (Jirón) principia en el Callejón de la Tercera Orden y termina en San Bernardo. ◀

Plaza España donde se halla la iglesia de Sta. Marta.

La primera cuadra se llama de las Educandas; la segunda, de San Francisco; la tercera, del Libertador y Gobierno; la cuarta, del Seminario; la quinta, del Portal del Regocijo; la sexta, de la Compañía; la séptima, de los Atribulados; la octava, de los Ejercicios; la novena, de Mata-Alcalde, y la décima, de San Bernardo. 101

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La quinta calle (Jirón) principia en la Faltriquera del Diablo y termina en el callejón de Torrello. La primera cuadra se llama Faltriquera del Diablo; la segunda, de Jerusalén; la tercera, de San Antonio; la cuarta, de Pumacahua; la quinta, de Alcapaccoto; la sexta, del Pelícano; la séptima, de San Juan de Dios; la octava, del Asesor; la novena, Coliseo de Gallos, y la décima, Callejón de Torrello. La sexta calle (Jirón) principia en el primer callejón de Guañamarca y termina en la esquina del Huatanay. La primera cuadra se llama de la Quinta; la segunda, del Carnaval; la tercera, de Guañamarca; la cuarta, de los Curas; la quinta, calle Alegre; la sexta, del Sauco; la séptima, de la Quincena; la octava, de la Portería; la novena, de las Flores, y la décima, del Huatanay. La séptima calle (Jirón) principia en la cuadra del padre Zavalaga y termina en San Camilo. La primera cuadra se llama del Carmen; la segunda, del Cuzco; la tercera, de las Cuestas; la cuarta, del Peral, la quinta, del Lucmo; la sexta, del Pilón de Santo Domingo, y la séptima, de de la Buenamuerta. La octava calle (Jirón) principia en la esquina de don Carlos Santos Gonzales, y termina en la de las Portas o de la Palma. La primera cuadra se llama de Miracositas; la segunda, de Herradores; la tercera, Caja del Agua; la cuarta, de la Plata; la quinta, de los Tambillos; la sexta, de la Suerte; la séptima, de la Palma, y la octava, de Matadero Viejo. CALLES QUE TIENEN DIFERENTES DIRECCIONES Y CUYOS NOMBRES SON LOS QUE SIGUEN La que principia en el Tambo de Santiago y termina en la mano de la Pampa de Miraflores. Los nombres de las cuadras son: la primera se llama de Santiago; la segunda de Santa Rosa; la tercera de San Pedro y la cuarta de San Antonio. La quinta volteando a la derecha y hasta la mitad se llama calle Grande y del Callao, y la sexta de La Mano. Callejón Bayoneta.

La que principia en la Ranchería para el camino de Paucarpata tiene dos cuadras con estos nombres: la primera se llama de la Ranchería; la segunda callejón de la Calula, y la tercera cuadra, que baja a la derecha, calle Nueva del Travieso. La calle que baja de la esquina de San Lázaro hasta la huerta de Arévalo se llama Callejuela la Lloclla. La calle de la espalda de la Catedral se llama calle de la Curia. CALLEJONES El de la Cruz Verde, que baja para el río, se llama de Carnecitas. El que sube para el Convento de la Recoleta se llama de la Recoleta. El que entra a Loreto se llama del Loreto. En el arrabal de San Lázaro existen los callejones con los nombres siguientes: de la Bayoneta, de los Cristales, del Matorral y del Violín. Y también la Plazuela del Matorral o Ciudad Vieja y del Violín. El que antecede a la calle de la Antiquilla se llama Callejón de Serranos. Intendencia de Policía.- Arequipa. Febrero 15 de 1851.- autor: J. MANUEL HURTADO.

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Callejón del Violín.

NOTA Para la comodidad y más fiel inteligencia se considera cada cuadra con el nombre de calle, del mismo modo que la tenían antes y la tienen en la actualidad, todas las demás poblaciones del Perú, pues se ha procurado conservar los nombres antiguos por los que eran conocidas dichas cuadras, acomodándose los más análogos para las que no se ha podido saber el que tenían. Esta relación de los nombres de la calles de Arequipa fue publicada en el periódico El Republicano del mes de febrero de 1851. Para los estudiosos hay que señalar que el Dr. Ladislao Cabrera Valdez publicó en una edición extraordinaria de El Heraldo de 1918 un artículo que consistía en un estudio sobre la onomatología de las antiguas calles de Arequipa. Del mismo modo, el doctor Francisco Mostajo ha publicado una serie de artículos sobre el tema. II. 4.2. Nombres antiguos de las calles (según la Srta. María E. Tomasio). Tomamos como base el artículo publicado por la señorita María Eugenia Tomasio B. en el diario El Pueblo el día 15 de agosto del 2001, página 9. La información se ha obtenido de los libros de las hijuelas de su abuelo, el Sr. Don Carlos Bouroncle, y de su señor padre (su bisabuelo), don Victor A. Bouroncle. La documentación existe en el archivo departamental de Arequipa. Dentro de la información encontrada existe la que correspondió a la fecha de la Guerra con Chile, cuando se intentó cambiar los nombres de las calles, una situación que no progreso. “1º.- CALLES ORIENTADAS DE NORTE A SUR VILLALBA: 6º Power, 5º Teatinos, 4º Golpe de Agua, 3º Azabache, 2º Olivo, 1º Rumi-Rumi. CRUZ VERDE: 1ª Cruz Verde, 2ª Fábrica, 3º Callejón Huesitos, 4º Callejón Canta Ranas, 5º Callejón Canta Ranas. 103

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BOLIVAR: 6º Nueva, 5º Astorga, 4º Convento de Santa Catalina, 3º General Nieto, 2º Herrerías, 1º San Agustín. SUCRE: 1º Casa Sola, 2º Rayo, 3º Verde. SANTA CATALINA: 5º San Lázaro, 4º Buena Vista, 3º Santa Catalina, 2º San Hilarión, 1º Catedral. PORTAL DE SAN AGUSTÍN: Portal de las Delicias, Portal de 6 de Agosto. CALLEJÓN DE LA TERCERA ORDEN. PLAZUELA DE SAN FRANCISCO: callejón de Buena Orden, Plazuela de San Francisco. SAN FRANCISCO: 3º San Francisco, 2º Gobierno del Libertador Luna Pizarro, 1º Seminario. PORTAL DE FLORES: Portal de Flores, Portal del Regocijo, Portal del 2 de Mayo, Portal del 9 de Diciembre. ÁLVAREZ THOMÁS: (Ejercicios), 1º Compañía, 2º Atribulados, 3º Ejercicios, 4º Mata Alcalde, 5º San Bernardo, 6º Estación. JERUSALEN: (Sin nombre la 5ª y 6ª cuadras; en esa época eran chacras) 4º Faltriquera del Diablo, 3º Jerusalén, 2º Pumacahua, 1º Alpacolo. Vista nocturna de la Plaza San Francisco.

SAN JUAN DE DIOS: 1º Pelicano, 2º San Juan de Dios, 3º Asesor, 4º Coliseo de Gallos, 5º Torrello, 6º Torrello. RIVERO: (Huañamarca) 7º Callejón de Huañamarca, 6º Callejón de Huañamarca, 5º Carnaval, 4º Huañamarca, 3º Curas, 2º Alegría, 1º Sauco. PIÉROLA: (Rosario Melgar) 1º Quincena, 2º Portería (Plaza Melgar, Parque Duhamel), 3º Flores, 4º Huatanay, 5º Callejón del Huatanay. PERAL: (Chorro de Santa Teresa en la esquina de Ayacucho) 5º Convento de Santa Teresa, 4º Convento de Santa Teresa, 3º Cuzco, 2º Comandante Nieto, 1º Peral. PERÚ: 1º Lucumo, 2º Pilón de Santo Domingo, 3º Buena Muerte, 4º Plaza del Mercado (no existían más cuadras). Mucho después, cuando se hace la Urbanización IV Centenario (1940), a la calle Quinta Romaña se le conoce con el nombre de calle Manchester. SAN PEDRO: 3º San Pedro, 2º Santa Rosa, 1º Plaza Santa Marta. Después de la tercera cuadra era el pago de Miraflores, y toda esa zona tenía otra denominación. CALLE NUEVA: 3º Calle Nueva, 2º Calle Nueva, 1º Calle Nueva. COLÓN: 3º Miracosita, 2º Santa Marta, 1º Caja de Agua. PIZARRO: 1º Plata, 2º Tambillo, 3º Suerte, 4º Palma. 2º- CALLES ORIENTADAS DE ESTE A OESTE VÍCTOR LIRA: 4º Callejón de la Palma, 3º Callejón de la Palma (punto denominado el Alejo). ALTO DE LA LUNA: 3º Alto de la Luna, 2º Plaza del Mercado, 1º Calle Nueva de la Palma. 28 DE JULIO: (Conventillo) Pulquero-Pilquero. SAN CAMILO: 5º Callejón, 4º Talavera, 3º San José, 2º San Camilo, 1º Carpio. CONSUELO: 1º Coliseo Viejo, 2º Subdelegado, 3º Consuelo, 4º Cachendo, 5º Cuesta Fea (Callejón).

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CALLEJÓN DEL PUENTE: Carnecitas. SANTO DOMINGO: 4º Calle Nueva, 3º Recogidas, 2º Santo Domingo, 1º Rosario. GENERAL MORÁN: Teatro. PORTAL DE LA MUNICIPALIDAD: Portal de la Cárcel, después Portal del Cabildo. PUENTE BOLOGNESI: 1º Mantas, 2ºLima, 3º Puente. OCTAVIO MUÑOZ NAJAR: 2º Callejón de la Calula, 1º Ranchería. MERCADERES: 4º Moquegua, 3º Bellota, 2º Begonia, 1º Mercaderes. ATRIO: Atrio. SAN AGUSTÍN: 1º Universidad, 2º Resbalón, 3º Resbalón, 4º Resbalón, 5º Resbalón. SAN JOSÉ: 4º Caja de Agua, 3º León, 2º Ladrillo, 1º San José. MORAL: 1º Clavel, 2º Canónigos, 3º Moral, 4º Villalba, 5º Molino de Hurtado. SANTA MARTA; 4º Santa Sacristía, 3º Santa Marta, 2º Silvo, 1º Pensamiento. UGARTE: (Camal) 1º Meneses, 2º Remedio, 3º Quiteños, 4º Moneda, 5º Camal, 6º Carlos Santo. ZELA: (Callejón de Santa Catalina-Mirave) 1º Convento de San Francisco, 2º Convento de San Francisco, 3º Callejón de Santa Catalina, 4º calle Sola.

Plaza España.

AYACUCHO: 3º Chorro, 2º Sucre, 1º Ayacucho. PUENTE GRAU: 1º Tercera Orden, 2º Pichincha, 3º Peligro, 4º Puente Nuevo. CALLEJÓN DE SANTA ROSA: (Sacristía de Santa Marta). SAN LÁZARO: (Arrabal) Callejón de las Tejadas. Callejón del Veneno (Desaguadero), Callejón del Matorral, Callejón del Violín (frente a la Iglesia), Alameda Nueva, callejón que va al Molino San Román, Plazuela del Matorral (Campo Redondo), Callejón de Veliz, Continuación de la Alameda, Vieja (Callejón Momo), Callejón Ripache. LA BANDA: Alameda Pardo, Vallecito, Loreto (Sachaca), Pajarito (Sachaca), Beaterio, Recoleta, Cortaderas, Serranos, Callejón de los Arces, Callejón de la Chapota (Antiquilla), Jerusalén, Callejón Los Sauces, Avenida Laguía (Avenida Ejército), Callejón Patachcha (Ampatacocha). LA PAMPA DE MIRAFLORES: Calle del Medio, Calle Grande (Progreso), Callejón de Coheteros (Nelgar), Mata Vacas (Puno) Ladrillos, Chicharrones- Carreras (Sepúlveda), Callejón Petateros (Esquina Plaza San Antonio). Para no hacer muy complejo el problema de la nomenclatura de las calles arequipeñas, sólo he consignado a una de 1851 y a otra del 200l, dado de que de los otros autores hay amplia bibliografía; por lo que sólo cabria agregar que en los tiempos coloniales, los nombres de sus calles se pusieron en mérito a los conventos y templos que en cada calle existían. Así, a la calle San Francisco se le nombró con el mismo nombre de la orden religiosa que allí existía. Lo mismo ocurrió con Santa Catalina, Santo Domingo, Santa Marta, San Camilo, San Agustín y Santa Teresa. Y lo mismo ocurrió en 1559, cuando se fundó el primer hospital de la ciudad de Arequipa, a cargo de los hermanos de San Juan de Dios, que dieron su nombre tanto al hospital como a la calle en que estaba ubicado. Igual ocurrió con San Camilo, donde funcionaba un hospicio de los padres de la Buena Muerte: el convento y templo de San Camilo, después mercado de San Camilo. 105

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El doctor Guillermo Galdós señala que el nombre de la calle La Merced tiene directa relación con el templo del mismo nombre. La Merced tenía un pequeño parque en la esquina, y tras él existía una capilla llamada Nuestra Señora del Consuelo. Por su parte, el nombre de la calle Mercaderes recibió tal denominación porque en esta calle estaban los comerciantes principales de Arequipa. Así mismo, a la calle del Teatro se le puso ese nombre porque en ella se construyó el primer Teatro de Arequipa, el Fénix. Otras calles adquirieron el nombre de frutas, como la calle nombrada como el Lúcumo por la presencia de tal fruto, hoy calle Perú. La misma denominación se utilizó para denominar la calle Peral y Moral. Otra calle recibió el nombre de Huatanay por ser muy sucia, era la calle última de la hoy calle Piérola. Ya en los tiempos de la Independencia surgen los nombres 28 de Julio, 2 de Mayo, Bolívar, Sucre, Ayacucho y Grau. Muy posteriormente, tenemos la Avenida Siglo XX, nombrada así a principios de ese silgo, y el denominado Barrio Cuarto Centenario, bautizado así en el año de 1940, Centenario de la Ciudad II. 5. CASONAS AREQUIPEÑAS DE LA ÉPOCA COLONIAL En Arequipa no se puede decir, como en el Cuzco por ejemplo, que la casa de tal español prominente se construyó sobre una determinada huaca, o que la iglesia tal se levantó sobre una construcción preincaica o inca (salvo la iglesia de Cayma, que se construyó sobre un adoratorio preincaico, LariLari). La ciudad de Arequipa y sus casonas e iglesias coloniales se erigieron sobre terrenos dedicados a la agricultura, a partir del 15 de agosto de 1540. Caracterizadas por su arquitectura mestiza, podemos consignar una serie de casonas, las cuales destacan por sus fachadas y sus ventanas; por su trazo, que incluye patios espaciados y soleados; por sus puertas de habitaciones amplias, y por sus techos abovedados con pequeños tragaluces: 1.- LA LLAMADA CASA DEL MORAL. Se encuentra ubicada en la esquina de las calle Moral con la de Bolívar. La denominación de esta casona se la da un viejo árbol de moras. La interesante arquitectura de esta casona destaca por su fachada o frontis, todo de sillar, en el que se encuentran talladas cabezas de puma de cuyas bocas salen serpientes, lo que demuestra la influencia de la cerámica nazca. Las bóvedas de sus grandes habitaciones también tiene tallados, así como sus grandes puertas y ventanas muestran artísticas labraduras, e incrustaciones de bronce ornamentan la enorme puerta principal. Esta casona ha tenido varios propietarios. El primero fue el señor Arthur Williams, después el Banco de la Vivienda, y últimamente el Banco del Sur. 2.- LOS CLAUSTROS DE LA COMPAÑÍA. Construidos por el año de 1660, en la calle General Morán, los cuales colindan con la iglesia de la Compañía. Estos corredores cuentan con una hermosa arquería interior que conserva el arte colonial. 3.- LA CASA TRISTAN DEL POSO. Ubicada en la primera cuadra de la calle San Francisco, fue construida por el año de 1738. La fachada es una joya arquitectónica, y constituye la mejor expresión de la arquitectura civil de los tiempos coloniales de Arequipa. En la parte alta de su portentosa fachada hay un monograma jesuita. Aquí funcionó el primer centro educativo de Arequipa, el Seminario de San Jerónimo. Todavía entre esta casona y el Palacio Arzobispal, en los números 112 al 116 de la calle, existen restos del antiguo Seminario; destaca la virgencita situada en la parte superior de su fachada. 106

Casa del Moral.

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Rectorado.

4.- LA CASONA DEL GENERAL BENAVIDES, DESPUÉS DEL OBISPO CHÁVEZ DE LA ROSA. Se la conoce también como la casa Irriberry. Esta casona está ubicada en la esquina de las calles Santa Catalina y San Agustín, y su construcción fue terminada por el año de 1793. Es uno de los edificios con paredes de mayor espesor de toda Arequipa. En su portada, por el lado de la calle Santa Catalina, se pueden distinguir iniciales jesuitas. La casa cuenta con grandes habitaciones de bóveda y tres amplios patios, y ahora es propiedad de la Universidad Nacional de San Agustín. 5.-LA CASA DE LA MONEDA. Esta casa se encuentra situada en el crucero que forman las calles Ugarte y Villalba, y debe su denominación a que allí se fabricaba moneda. Data del año de 1798. Fue propiedad de la familia Quiroz, que tenía por emblema ‘Después de Dios, Quiroz’. 6.- EL PALACIO GOYENECHE. Situado en la calle La Merced, esquina con Palacio Viejo, tiene patios muy amplios, habitaciones abovedadas y puertas y ventanas de la época colonial. En el centro del primer patio se observa una linda pileta de piedra negra. Su propietario fue el obispo Sebastián de Goyeneche. 7.- CASA DEL CAPITÁN REALISTA JOSÉ TELAYA Y REGUERA. Fue tronco de la familia Rey de Castro. Está ubicada en la esquina formada por las calles santa Catalina y del Moral, hoy totalmente refaccionada. Es propiedad de la Universidad Nacional de San Agustín, y allí funcionan las oficinas del Rectorado. 8.- LA CASA DE LOS PASTOR.

Casa de la Moneda.

Ubicada en la calle Bolívar nº 206. Hoy funcionan allí las oficinas gubernamentales de la Región de Arequipa. 109

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9.- LA CASA DE FRANCISCO DE ABRIL Y MALDONADO. El que fuera regidor del Cabildo Arequipeño por enero del año de 1755. Está ubicada en la calle La Merced nº 207. Fue la residencia del Dr. Julián Lorenzo Ballón y su esposa, María A. Beltrán de Ballón. Allí vivieron los doctores Ildefonso y Eduardo Gutiérrez Ballón. Ahora es propiedad de la Universidad Particular Santa María. 10.- CASONA UBICADA EN LA CALLE LA MERCED, Nº 110. Ahora propiedad de la Universidad Católica Santa María, es un museo, que guarda entre otras cosas la conocida como ‘Momia Juanita’. 11.- LA CASONA DE DON EDUARDO LÓPEZ DE ROMAÑA. Ubicada en la calle Jerusalén nº 115, representa el neoclasicismo arequipeño, con su fachada y los patios con muros articulados mediante pilastras pareadas de orden dórico. II. 6. LA FALTRIQUERA DEL DIABLO O EL MANGUILLO DE LA CALLE SAN FRANCISCO En la primera cuadra de la calle San Francisco, nº 106, antes de las casonas de la curia, existe un angosto pasaje que conecta las calles San Francisco y Jerusalén, al que se le denomina “El Manguillo de San Francisco”. Data del siglo XVI, y también se le conocía como la “Faltriquera del Diablo” en alusión a una especie de bolsa que las damas antiguas llevaban entre las prensas interiores del vestido, para depositar dinero e implementos para el arreglo del peinado. Este pequeño callejón servía de ingreso a las partes posteriores de las casas de la calle Mercaderes, además de acceso peatonal No se puede dejar de destacar que tiene importancia y valor por su fisonomía arquitectónica, a pesar de que hace más de treinta años se le cerró con dos rejas por su la suciedad y descuido en que se encontraba. II. 7. EL CLÁSICO PALACIO ESTILO INGLÉS (RICKETTS MURGA) Aunque no está ubicado en el Centro Histórico de Arequipa, sino en la Villa Hermosa de Yanahuara, no puedo dejar de referirme aél, pues lo considero el único palacio inglés en todo el Perú. Posee todas las características de la segunda etapa del siglo XIX, y se encuentra encerrado en una muralla fortificada construida en sillar rosado labrado. Este palacio está ubicado entre la Avenida Bolognesi, la Cuesta del Ángel y la calle Misti, y ocupa un área de 13.000 m2. El constructor y propietario fue don Alejandro Ricketts Murga, el mismo que al retornar a Arequipa después de haber permanecido en Londres siguiendo estudios por más de dieciocho años, tuvo la idea de levantar este palacio estilo inglés en las inmediaciones de la Villa de Yanahuara, a comienzos de 1900. Los planos fueron elaborados por el arquitecto de origen inglés Cunliff, el mismo que llegó al Perú para realizar una revisión del edificio del Palacio de Gobierno, en Lima. La construcción de este palacio de estilo inglés se demoró tres años, por lo que a la fecha tiene una antigüedad mayor a los cien años. Es de resaltar que los materiales que se utilizaron para su construcción son propios del lugar, como el sillar blanco y el sillar rosado, que ya no existe. El mobiliario y la implementación de los servicios fueron traídos directamente de Inglaterra, y hasta la fecha persisten como una reliquia histórica. Al penetrar en el interior del Palacio se siente la sensación de encontrarse en otra época, pues se encuentra rodeado de jardines, pasadizos, pérgolas, lagunas y piletas. En sus primeros tiempos, en los desniveles del sector de la Avenida Bolognesi se construyeron caballerizas, campos de tenis, piscina y lugares de descanso y recreación, que luego, con el transcurso del tiempo, se convertirían en departamentos de vivienda. 110

Casa Silvia, en la que vivió la musa de Mariano Melgar.

En el frontis del palacio inglés se aprecian unas columnas de mármol con gradas imponentes; sus puertas y ventanas son de madera de caoba talladas, con los balcones atractivos y vistosos. Tras ingresar al interior del palacio, contemplaremos estatuas de porte natural, lienzos italianos, algunas pinturas cuzqueñas y muebles de madera tallada. Los diferentes ambientes tienen en conjunto un atractivo que lo convierte en una verdadera joya arquitectónica, puesto que en estos tiempos del siglo XXI parece imposible que se vuelva a construir y diseñar un espacio así. II. 8. LA CASONA DE LA MUSA DE MARIANO MELGAR

Placa de la fachada de Casa Silvia.

Bajando por la calle Real, cruzando el antiguo puente Real, hoy puente Bolognesi, llegamos al antiguo barrio denominado La Antiquilla, que se inicia, como sostiene el historiador Guillermo Galdós Rodríguez, allá por el año de 1563 debido a la necesidad de continuar la ruta hacia la costa. Esto afectó a las comunidades y curacas de la Chimba, que tenían completamente sembrada la zona, cuyos cultivos se sacrificaron por esa necesidad de comunicación y salida hacia la costa. La casona en la que vivió la musa de Mariano Melgar estaría ubicada, pasando el puente Bolognesi, en la calle Beaterio, nº 126, ya en el barrio de La Antiquilla. Fue reconocida por la Sociedad Arequipa el año de 1942, así como por el núcleo “Arequepay”, que hará colocar la placa de bronce que hasta la fecha ostenta la casona de Silvia. Esta casona, de estilo arquitectónico neoclásico del siglo XVIII, ha sido totalmente reconstruida por sus últimos propietarios, la familia del docente Dr. Alberto Valdez Bustamante, y allí funciona el centro educativo ‘Charles Stanford’. Haciendo la historia de esta casona, diremos que el padre de Silvia sería su primer propietario, y de él pasaría a manos de Silvia María Santos Corrales y de sus hijos (Mariano, José María, Rosa, Encarnación, María Manuela y Manuel Amat). Por el año de 1875, la propiedad fue adquirida por don Melchor Figueroa y su esposa, doña Sofía Bustamante. El año de 1903 la propiedad sería adquirida por don Hermógenes Lozada y doña Aurora Benavente, y con posterioridad la propiedad sería adquirida en su totalidad por el Dr. Samuel Lozada Benavente, allá por el año de 1927. Seguidamente, la casona pasaría a ser de la familia Benavente Polar, y el año de 1979 fue adquirida por la familia Agramante Polar, que la tuvo en su propiedad hasta el año 2007, en que fue adquirida por el Dr. Alberto Valdez Bustamante y esposa. 111

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II. 9. LA ARQUITECTURA RELIGIOSA Durante el periodo histórico colonial, en Arequipa se desarrolla la arquitectura religiosa, y en el periodo republicano, particularmente la construcción civil en general —en menor intensidad, la religiosa. Sobre esta arquitectura religiosa existen abundantes y magníficos trabajos, por lo que me referiré muy someramente. La estructura de estas edificaciones tiene origen europeo. Suelen ser edificios de una sola planta con anchos muros, techos de bóveda y con ventanas estrechas. La decoración de éstas es, por el contrario, de carácter indígena, ya que utiliza motivos propios de la flora, la fauna y la mitología nacional, dando lugar a un característico mestizaje que surge en Arequipa a mediados del siglo XVII y que está presente en la ermita de San Lázaro, en la catedral, en Santo Domingo, en San Agustín, en la Merced, en San Francisco, en Santa Marta, en Santa Catalina, en la Compañía de Jesús y en la Recoleta, sobre los cuales existe abundante bibliografía, por lo que haré sólo una sintética referencia. II. 9.1. La catedral de Arequipa. Para referirnos a este grandioso templo he de seguir lo escrito por el señor Dr. Mariano A. Cateriano: “Paulo IV decretó la erección de esta Iglesia, que no pudo efectuarse por la oposición del obispo del Cuzco, don Sebastián Lartaún, temeroso de que los prevendos de su vasta diócesis fuesen insuficientes para mantener dos prelados. Después Paulo V, por Bulas del 20 de julio de 1609 y de 16 de enero de 1612, a las que Felipe III dio el Exequatur, instituyó la Iglesia Catedral. El obispo Dr. Fray Pedro de Perea hizo la erección en 11 de octubre de 1619 y creó cinco dignidades para su coro, a saber: deán, arcediano, chantre, maestre escuela y tesorero, y además una canonjía de merced y dos raciones. Hubo ruidosos y prolongados pleitos con motivo de dicha erección, cuya nulidad solicitaron los canónigos […]. Felipe IV, por Cédula de 24 de septiembre de 1624, declaró nula la erección hecha por el Sr. Perea, obligándole a practicar otra, ordenando en consecuencia que los canónigos continuasen en la prevención de sus prevendas. Pero el digno prelado no dio cumplimiento a lo dispuesto en dichas Cédulas. El sucesor de este prelado, que lo fue don Pedro Villagomes, efectuó la nueva erección de la Iglesia Catedral en 1635 y dictó la regla Consueta para el régimen interior del cabildo, que fue aprobada por el virrey y es la misma que rige hasta el presente, salvo las modificaciones introducidas por el último sínodo diocesano. Posteriormente, el 1º de diciembre de 1844 se produjo un voraz incendio que destruyó la Catedral, cuya reedificación duró un tiempo mayor de 20 años […] El ilustrísimo señor Dr. Bartolomé Herrera fue quien abrió las puertas de la nueva catedral.” Haremos ahora la descripción de este monumento desde el punto de vista arquitectónico. “No es la Catedral de Arequipa un templo vulgar, aglomeración informe de piedras, como algunos de los viejos edificios de Arequipa. No es tampoco, ni está sujeto a orden arquitectónico riguroso, sino que es obra de inspiración y de experiencia artística. Su hermosura es de conjunto; examinándolo en detalle, se le encuentra muchos defectos. Su carácter dominante es la grandeza. Es la obra de un pueblo joven, vigoroso, pero aún inculto […].



Interior de la Catedral.

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El arquitecto que construyó este templo –Lucas Poblete, natural de Arequipa– era hombre de poca ilustración, de poca ciencia, de escasa cultura artística. No había visto siquiera en su vida grandes monumentos, pero tenía sin duda un gran talento artístico. Era gran conocedor del sillar. Familiarizado por toda una vida de trabajo con esta piedra, llegó a conocerla perfectamen-

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te, a calcular instintivamente su resistencia y su valor estético. Para edificios monumentales en tierra de gran luz, no hay piedra más hermosa que el sillar. Parece que el Sol penetrara mucho en él. Parece que penetrara por todos sus poros introduciendo tibia circulación de luz entre sus moléculas frías, porque con el tiempo, las francas piedras toman un tono cálido, dorado, como si fueran reverberación, pátina de vaga y débil combustión interior. Se verifica entre el sillar y la luz del Sol una compenetración tan íntima, que parece que los granos de la piedra se fundieran lentamente; que los rayos del Sol se condensaran en ellos formando unos y otro un reflejo de luz y piedra fundidos. Y también, después de unos años, el sillar, de tanto beber rayos de sol, se pone algo oscuro, como si reflejara la tristeza que le da a la piedra, a ella tan inmóvil, el contacto, el beso, de los alados rayos del sol. Así se ve cómo el calor, que es el alma del mundo, da expresión hasta las piedras. Y el sillar ha encontrado su idealización en el hermoso templo –idealización, digo, porque también las piedras, aunque parecen frías, tan muertas, si el artista sabe trabajar con ellas, si las comprende, cobran vida; y aunque calladas, a su manera comienzan a expresar idea, a expresar pensamiento. En nuestra catedral el sillar llega a lo más a que puede llegar –es poderoso en los basamentos. Ligero, delicado, casi aéreo en los capiteles y frisos, atrevido en las altísimas bóvedas suspendidas sobre las esbeltas columnas. La portada lateral de la Iglesia de Santo Domingo, aún permanece completa en su ornamentación, su construcción se inicia por el año de 1634. Con la ornamentación de esta portada se inicia el denominado estilo mestizo arequipeño. Esta compuesta por un cuerpo y un tímpano. A los lados se aprecian pilastras sencillas y orlas. El ingreso se abre bajo un arco de medio punto decorado con rosetones y querubines. Sobre las enjutas del arco destacan unos ángeles trompeteros y en el centro del tímpano, la figura en relieve de San Pablo, espada en mano, bajo una venera , entre racimos de uvas , ángeles , rosetones y follajería. Entre los roleos del frontón destaca en relieve un orbe y sobre éste, una cruz. A los lados de las pilastras se desarrollan unas orlas cuya exornación está compuesta por follajería, racimos de uvas, imágenes de niños y unos mascarones de perfil que reposan sobre pétalos.

Que el monumento es fuerte casi como una montaña se vio en el terremoto de 1868. La colosal fábrica, a pesar de su elevación y de las grandes torres que sostenía, se mantuvo firme, y el cataclismo, con toda su violencia, solo pudo al fin romperle las cumbres de sus torres, abrirle una grieta en una de sus bóvedas y rajar un pilar. Ese pilar que casi partido continuó sosteniendo cuatro bóvedas, tenía expresión sublime de fuerza […]. El frontispicio de la catedral ocupa todo un lado de la plaza de armas, ciento cincuenta varas. Ábrense en él tres puertas y lo adornan setenta columnas de orden compuesto jónico-dórico. El frontispicio está, pues, solo. No tiene a sus lados ninguna mezquina construcción extraña, que lo empequeñezca, que desluzca su imponente grandeza […].” Al interior de la Catedral tenemos que destacar han existido hasta tres órganos: el primero lo construyó don José Llerena, vecino de Arequipa, con su ayudante, un indio llamado Ventura Pichichi, pero fue destruido por el terremoto del 13 de mayo del año de 1784. El segundo se estrenó en el mes de diciembre del año de 1787, y se le conoce como el órgano del mes de la Pascua. El tercero, el actual, fue mandado construir por el sabio arequipeño don Eduardo Rivero y Ustáriz cuando se desempeñaba como cónsul del Perú en Bélgica, siendo Presidente del Perú don Ramón Castilla. Fue construido en Bélgica por François Loret y traído al Perú el año de 1868, llegando a Arequipa un 13 de agosto del mismo año. Es tocado sólo en ocasiones solemnes. II. 9.2. El templo de Santo Domingo.



Cúpula profusamente decorada de la sacristía de la iglesia de la Compañía de Jesús.

Destaquemos su fachada lateral, del siglo XVII. Se caracteriza por un solo arco de medio punto, apoyado sobre dos pilastras compuestas de espigados cuerpos que se levantan para alcanzar la cornisa elevada, la misma que se abre y quiebra limitando el tímpano del frontis con una graciosa curva envolvente un tanto rebajada, según Alejandro Málaga. En una cartela central, se encuentran en relieve la imagen de San Pablo y cabecillas de querubines y serafines; asoman por entre las cornisas, hojas, zarcillos y enredaderas, y así mismo se observan los ángeles trompeteros en los tímpanos triangulares. Este templo también tenía un magnífico órgano. 115

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II. 9.3. El convento de Santa Catalina de Siena. Este convento, del siglo XVII, constituye una ciudad dentro de otra ciudad. Desde un punto de vista arquitectónico, su estilo difiere del mestizo arequipeño. La ciudadela se encuentra dividida en solarillos del siglo XVII con techos de teja, a diferencia de los claustros y la iglesia, que tienen bóveda de cañón. Sin duda, constituye uno de los conjuntos más atrayentes del Perú colonial. Sobre este conjunto arquitectónico se puede revisar el texto de Eduardo Bedoya Forga titulado Puerta abierta entre dos mundos, un magnífico trabajo, así como el estudio histórico de Dante Zegarra, de igual importancia. II. 9.4. La iglesia de la Compañía de Jesús. Está considerada la obra más representativa del estilo mestizo arequipeño. Su fachada principal consta de dos cuerpos. El primero cuenta con tres calles entre dobles columnas, y el segundo, también entre columnas pareadas, está rematando por un frontispicio trilobulado. En la calle central del primer piso se encuentra la puerta principal de entrada, la cual está confeccionada en madera de cedro y adornada con grandes clavos; la arquivolta rompe al arquitrabe y penetra en el friso. En medio de las columnas del segundo cuerpo se encuentra una hornacina que cumple funciones de ventana, así como una importante repisa. La calle central culmina en un frontispicio de tres lóbulos que albergan una pequeña hornacina y una magnífica repisa desde la cual preside una escultura de sillar del arcángel San Miguel. Sobre las dobles columnas laterales del primer piso o primer cuerpo, se prolonga una línea vertical, y sobre ésta, unos trozos lobulados de frontones rematados en bellos pináculos. Y como prolongación de las columnas, sobre los lóbulos laterales del frontispicio se levantan también otros dos pináculos.

Convento de Santa Catalina.

El friso del primer cuerpo lleva un pámpano rampante con rosetas geométricas, y a la altura de los capitales de las columnas hay medallones encerrando las letras S.D., S.F., S.L. y M.N., iniciales de las palabras latinas Sanctus Deus, Sanctus Fortis, Sanctus Inmortales y Miserere Nobis. En el segundo friso del segundo cuerpo aparecen los anagramas latinos IESUS, MARÍA Y IOSEPH. En la portada lateral de la iglesia de la Compañía es donde mejor se plasma el estilo mestizo arequipeño. Esta portada lateral fue diseñada por el maestro cantero don Simón de Barrientos por el año de 1654. Allí está Santiago Matamoros, que en Arequipa es Santiago Mataindios. Un frontón muy abierto y elevado sobre el arco de medio punto de la puerta alberga bajo un gran venero o concha al alto relieve del Apóstol Santiago matando indios. La escultura del apóstol guerrero, en actitud arcaica, levanta el sable sobre los vencidos indios que se encuentran en el suelo y son aplastados por su caballo. La repisa saliente está sostenida por dos sirenas aladas sobre frisos sostenidos por capiteles corintios, bajo relieves que representan al león del apóstol San Marcos a la derecha, y al buey del evangelista San Lucas a la izquierda. Columnas corintias con molduras en zigzag decoran el tercio medio, sosteniendo trozos de entablamento con un friso adornado con flores, querubines y mascarones. II. 9.5. La capilla de las Esclavitas. La capilla del Santísimo Sacramento, comúnmente llamada de “Las Esclavitas”, atesora valiosísimos y deslumbrantes vitrales donados hace más de medio siglo por la duquesa señora doña María Josefa de Goyeneche y Gamio, sobrina del obispo José Sebastián de Goyeneche.



Frontón de la fachada principal de la iglesia de la Compañía.

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La capilla del Santísimo Sacramento fue construida el año de 1924. Tiene un estilo gótico calificado por los expertos de perfecto, tanto en su fábrica exterior como en sus interiores, incluyendo en esto altares, mobiliario y ambientación.

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Santa Catalina.

Ha soportado varios terremotos que han sacudido a la ciudad de Arequipa. La capilla posee ocho primorosos vitrales, que son los más deslumbrantes de cuantos exhibe Arequipa en sus varias iglesias. La duquesa de Goyeneche los encargó a un desconocido artista francés para los muros laterales de la bella capilla. En Arequipa no existen vitraux de semejantes dimensiones. Su cromática, avivada por los rayos solares, subyuga; los reflejos y destellos que despiden le dan una majestuosidad de catedral vaticana. Estos vitrales multicolores representan a santos peruanos: Santa Rosa de Lima, San Martín de Porres, Juan Masías y Toribio de Mogrovejo, segundo obispo del Perú, que fue ungido al santoral católico, y otros como Santo Tomás de Villanueva y Francisco Javier misionero, que murió llevando la Cruz a la China. La capilla posee además sus altares y confesionarios tallados en fina madera, así como el baldaquino de bronce sólido donde se exhiben permanentemente bellísimas custodias como receptáculo del Santísimo Sacramento, de acuerdo con la voluntad de la duquesa donante. Hasta hace poco, franqueando el altar mayor podían apreciarse dos bellísimos ángeles tallados en madera que mantenían enhiestas lámparas ornamentales. Estas efigies de cuerpo entero y tamaño casi natural se conservan hoy en un lugar apropiado del recinto dedicado a los padres sacramentinos encargados de la capilla, ubicado en la calle Palacio Viejo.

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San Francisco.

Por otro lado, se sabe que en aquel lugar estuvo ubicado el Palacio Episcopal durante el obispado de don José de Goyeneche, o sea que esta parte del solar integraba lo que se denomina Palacio de Goyeneche y Gamio, sede ahora de la oficina del Banco Central Hipotecario del Perú. Dicho recordatorio fue develado al inaugurarse la capilla de las Esclavitas en 1924. Por último, debemos señalar que hasta hace poco tiempo, anexo a la capilla funcionaba el Seminario San Pedro Julián, dedicado a ayudar a la formación de futuros sacerdotes. Finalmente, en el aspecto religioso es necesario hacer referencia que el papa Paulo V, por Bula de 20 de julio del año de 1609 expedida en Roma a petición de Felipe III, rey de España, creó la sede episcopal de Arequipa, separándola de la del Cuzco, y fue designado para ocuparla el ilustre dominico Fray Cristóbal Rodriguez. Este esclarecido varón nació en la ciudad de Salamanca, siendo sus padres Don Cristóbal de Rodríguez, y doña Inés Juárez. Estudio artes y teología en Sevilla y en su ciudad natal. En ésta tomó el hábito de la orden de Predicadores de Torres, siendo el 21 de abril de 1563 teólogo consumado y eximio en el conocimiento de la lengua latina. En su convento desempeñó los cargos de lector de Teología, regente mayor de estudios, visitador general de Salamanca y Alcalá de Henares. Por lo tanto, este año 2010 se cumplen cuatrocientos años de la fundación de la sede episcopal de la 119

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Santa Lázaro..

Iglesia arequipeña, y con tal motivo, el 20 de julio llegaron tres sacerdotes del Vaticano para festejar los 400 años de vida. Es necesario también señalar que en los siglos XX y XXI, en Arequipa han sido obispos y arzobispos: 1º.- Manuel Segundo Ballón Manrique, que fue el primer obispo arequipeño que tuvo que enfrentarse a la intromisión del protestantismo en la católica Arequipa, así como a la ideología del partido político liberal. 2º.- Mariano Holguín. 3º.- Leonardo José Rodríguez Ballón. 4º.- Fernando Vargas Ruiz de Somocurcio. 5º.- Luis Sánchez Moreno. 6º.- José Ríos Reynoso y 7º.- Javier del Río Alba, actual arzobispo metropolitano de Arequipa. 120

Finalmente, no puedo dejar de señalar que este año 2010 la Ciudad de Arequipa también cumple 10 años de haber sido nombrada Patrimonio Cultural de la Humanidad, por lo que también han asistido a nuestra ciudad representantes de la Unesco. II. 10. LOS BARRIOS MÁS TRADICIONALES II. 10.1. El barrio de San Lázaro. Este barrio es el más antiguo y el más original, y está llamado a ser declarado monumento histórico. Después de que fuera el primer asiento de los más lejanos pobladores andinos de Arequipa (collas, lupacas, tiahuanacus, pukinas, yanahuaras, carumas, ubinas, etc.), llegaron los primeros pobladores hispanos en el siglo XVI. Según unos, arribaron en 1533; otros sostienen que en 1534 y algunos que en 1535. Las más documentadas, no obstante, remiten a la llegada en 1537 de Diego de Almagro. En sus inicios, según el historiador Francisco Mostajo, se le denominó Santa Marta, y sólo más tarde San Lázaro. En el barrio de San Lázaro, al comienzo, su población estaba dedicada a la agricultura; pero al fundarse la ciudad de Arequipa el 15 de agosto de 1540 pasó a ser ocupado por los primeros españoles. Así, se fueron asentando los primeros artesanos, sastres, carpinteros, plateros, pintores, albañiles, zapateros, herreros, panaderos e incluso pirotécnicos, todos los cuales desempeñaron un papel económico importante en los primeros tiempos de Arequipa. De entonces proviene el nombre de sus callejuelas, llamadas callejones, puesto que adquirirán los nombres de sus ocupaciones: en el callejón Violín estaban los artesanos que confeccionaban y arreglaban violines y guitarras; en el callejón Cristales se ubicaban los artesanos que arreglaban la vajilla; el callejón Bayoneta, por otra parte, se le denominó así porque tiene la forma de una bayoneta, mientras que por el callejón Desaguadero discurría una acequia; y en el callejón Combate Naval, en fin, se realizaban las discusiones y disputas entre los pobladores de los barrios de San Lázaro, Yanahuara y Miraflores, ya fuesen de carácter deportivo, político o social. Allí también se establecieron los molinos más antiguos de la ciudad, en los que se molía el trigo para el pan y el guiñapo para la chicha. Sus callejuelas no tienen la forma de manzanas ni de línea recta como las del Centro Histórico de Arequipa, sino que son estrechas y zigzagueantes, pues su existencia es anterior a la llegada de los españoles. Hoy por hoy, su población ya no es netamente arequipeña sino que, por el contrario, procede de Moquegua, Cuzco, Puno o de otros lugares; tampoco son artesanos.

San Lázaro.

Las viviendas del barrio de San Lázaro son en su mayoría de sillar, de un solo piso, con techos de bóveda de cañón, con ventanas con rejas de hierro forjado que semejan celosías. Sus puertas principales dan entrada a un zaguán que conduce a un amplio patio. Aquí se puede ver arquitectura arequipeña de cuatro siglos y medio, con balcones coloniales; es decir, conserva su personalidad. Para mayor abundamiento, ver la tesis con la que se graduó de sociólogo Héctor Ballón Lozada, titulada Análisis histórico social del Barrio San Lázaro. II. 10.2. El barrio del Solar. Se encuentra junto al tambo del Matadero. En este barrio existe una capillita en la que se festeja la festividad de la Virgen del Rosario, patrona y señora de El Solar. Esta capillita es la única ubicada en el Centro Histórico de Arequipa que le da las espaldas a la catedral, y cuyas torres están a la altura del piso de la catedral. Es un barrio tradicional, de artesanos y gente sencilla, que recientemente se le ha puesto en valor por el Municipio Provincial. 121

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II. 11. LOS MONUMENTOS EN AREQUIPA Se ha dicho con razón “que un pueblo no se caracteriza sólo por sus grandes hombres, sino por la fuerza con que los reconoce y honra”. En Arequipa existen los siguientes monumentos: 1.- A Mariano Melgar (poeta y mártir).

20.- Al padre Duhamel (sacerdote francés).

2.- A Juan Pablo Viscardo y Guzmán (ideólogo).

21.- A San Francisco (sacerdote).

3.- Al Dr. Francisco García Calderón (jurista).

22.- A Juan Domingo Zamácola (sacerdote).

4.- Al Dr. Francisco Mostajo (historiador, político y poeta).

23.- A José Sebastián de Goyeneche (sacerdote).

5.- A César Vallejo (poeta).

25.- A Antero Peralta (filósofo).

6.- A Miguel de Cervantes Saavedra (literato).

26.- A Carlos Manchego (profesor-historiador).

7.- A Eduardo Forga (industrial).

27.- A los Bomberos.

8.- A Alfredo Rodríguez Ballón (aviador).

28.- A la Madre.

9.- A Miguel Grau (militar).

29.- Al Dios Neptuno.

10.- A Francisco Bolognesi (militar).

30.- Al 28 de febrero (obelisco).

11.- A Avelino Cáceres (militar). 12.- A José Quiñones (aviador).

31.- A la gesta de junio de 1950 (en el local de Sociología de la UNSA).

13.- Al mariscal Ramón Castilla (militar).

32.- A Francisco Bolognesi (militar).

14.- A Simón Bolívar (militar). 15.- A José de San Martín (militar).

33.- A Pedro Paulet Mostajo (científico), en Tiabaya.

16.- A Benito Bonifaz (poeta y militar).

34.- A los Periodistas.

17.- A los marinos del buque Huáscar.

35.- El busto a la primera novelista arequipeña, María Nieves y Bustamante.

18.- A la Libertad. 19.- Al coronel Sebastián Luna. En la plaza Azangaro. Retirado y sustituido por una Cruz.

24.- A Juan Presbítero Almonte (alcalde).

36.- Al general Trinidad Morán. El más brioso monumento levantado en Arequipa.

ALGUNOS COMENTARIOS ¿Por qué existen tan pocos monumentos en nuestras calles? ¿Qué ciudad queremos para nosotros? La relación de monumentos que he dado nos están mostrando a quiénes ensalzamos, a quiénes se rinde culto, a quiénes se pone de ejemplo a la juventud. Lo cierto es que los tipos de monumentos arequipeños son signos, símbolos que prácticamente valoran cualidades de personajes que han de servir de ejemplo a la juventud arequipeña. Por lo tanto, apuntan como ejemplo y constituyen diferentes estrategias ideológicas y culturales, en las que claramente se encuentran excluidos una serie de valores. Como fácilmente se puede ver, la mayor parte de los monumentos en Arequipa han sido diseñados por un tipo de mentalidad que representa a una generación pasada, en la que se encuentra expresado un sentimiento empobrecido de lo que fue, en la que se está renunciando a la tarea educativa de las generaciones jóvenes, pues con estos símbolos, con estos monumentos, se está formando en los niños y jóvenes unos ideales, unos sentimientos, en un solo sentido; no nos quejemos entonces de que nuestra juventud no madure, no evolucione. 122

Yo pertenezco a una generación en la que las calles y los monumentos tomaban nombres de personas, de acontecimientos de carácter público, y en que esos nombres y monumentos recordaban a los caídos en el pasado; todo ello ha dado forma en nuestra experiencia vital.

Monumento al dios Neptuno.

La mayor parte de los monumentos están dedicados o a militares o a sacerdotes, y no todos son arequipeños. No hay monumentos dedicados a héroes científicos, a músicos, a pintores, a juristas, a incas, a poetas, a historiadores, etc., como por ejemplo Hipólito Sánchez Trujillo, Garaycochea, Benigno Ballón Farfán, Dunker Lavalle, Teodoro Núñez Ureta, Alberto Hidalgo, Atahualpa Rodríguez, José Simeón Tejeda, José Luis Bustamante y Rivero, Mayta Cápac, Túpac Amaru, Alberto Guillén, Ladislao Cabrera Valdez, Juan Gualberto Valdivia, Víctor Barriga, Mariano H. Cornejo, Alberto Ballón Landa, etc. La cultura, visión y lucidez de todos ellos hubiera sido imposible sin el entorno social y cultural de Arequipa. E incluso se ha quitado o desaparecido sin autorización alguna el Monumento a don Lizardo Luna de la Plaza de Miraflores (Azangaro). . He venido sosteniendo que Arequipa no es ni goda ni indígena; es mestiza, y desde 1950-1960 viene siendo cada vez más diversa y heterogénea, social, política y culturalmente, de allí que se venga sosteniendo que está perdiendo su identidad, por lo que necesitamos crear una comunidad más fuerte en la que resulta necesario erigir nuevos monumentos. Considero que la Blanca, Bella y Heroica Arequipa requiere de un lugar como el que gran músico arequipeño don Benigno Ballón Farfán sugirió hace muchos años: el Paseo del Arte. En él se contemplaba la ubicación de un Jardín de las Hadas y un Teatro al aire libre, lugares en los que se efectuarían conciertos de música seria y folclórica. En este lugar se situarían grupos escultóricos esculpidos en piedra de sillar y de mármol, además de monumentos y bustos con sus leyendas de los artistas, compositores, poetas, maestros, científicos, juristas, políticos, periodistas, militares, sacerdotes, artesanos y todos los que tengan merecimientos para ocupar este lugar de honor y distinción. 123

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Tambo del Matadero..

II. 12. LOS TAMBOS Los tambos se ubicaron en la Calle Real, que daba al puente del mismo nombre, una de las más importantes calles que unía la ciudad con la Chimba (Yanahuara-Cayma). En la actual calle Bolognesi se ubicaron los tambos de El Bronce, El Matadero y La Cabezona, y en el barrio de la Antiquilla, el tambo Ruelas. Según sostuvo el destacado pintor y político Carlos de la Riva, en Arequipa se conocen como tambos a viejos albergues populares que constituyen parte de Arequipa y los arequipeños. Son tan antiguos como la colonia. Arrieros, litigantes, comerciantes de toda laya y errabundos desocupados que podrían emular a Rinconete y Cortadillo constituyeron su clientela habitual en pasados tiempos. Posada, campamento de depósito y corral; el tambo reunía esas y otras características similares. El proceso de transición que han sufrido, hasta convertirse en caserones vecinales, verdaderos conventillos y ciudadelas, fue lento, abarca décadas. Poco a poco, los alojados eventuales, viajeros y traficantes de bajo nivel económico resultaron desplazados por familias que se asientan definitivamente en esos ambientes, en los cuales, en muchos casos, permanecen sus descendientes hasta hoy. El tambo actual no es sólo vivienda. Sus pobladores trabajan allí mismo en muchos casos; talabarteros, zapateros, hojalateros, costureras, mecánicos, laboran en minúsculas babeles, en las que no faltan los tenderos y minoristas. Los artesanos ocupantes de los tambos laboran no sólo en comunidad con sus familias, sino que también proporcionan trabajo a gente de fuera, aprendices y ayudantes. 124

II. 12.1. El tambo de Bronce. Está ubicado en la calle Bolognesi nº 333, junto al barrio del Solar. Antes denominado “La Barranca del Río”, parece ser este tambo el más antiguo. En los tiempos de la colonia esta finca perteneció al Marqués de Selva Alegre, don Juan Pío de Montúfar y Frasso. Tenía una superficie de más de 5.000 m2, aunque y posteriormente se redujo a 3.500 por sucesivos desmembramientos. Este tambo fue construido en el siglo XVIII para ser lugar de transacciones comerciales y de descanso de los arrieros que traían sus mercancías para vender en Arequipa, en sus recuas de animales de carga. Durante la guerra con Chile de 1839, los chilenos, cuando ocuparon Arequipa, se posesionaron en este tambo, emplazando allí su cuartel de artillería con sus cañones de bronce. Terminada la guerra, algunos chilenos se quedaron; como fuera que pagaban arriendo con el metal de bronce, de allí deviene su nombre de tambo del Bronce. En la actualidad, los propietarios del tambo son más o menos unas 21 familias, que ahora lo usan como vivienda, aunque algunos también para sus negocios. En este tambo se instaló el primer ring de boxeo de Arequipa, así como el club de fútbol Atlético Tigre. A su lado, el barrio del Solar y el tambo constituyen un legado de la tradición arquitectónica arequipeña. El tambo del Bronce fue edificado inicialmente como un conjunto de bóvedas, unas paralelas a la calle Puente Bolognesi, que sirven de contención del relleno hecho para construir el puente Viejo del siglo XVII, y otras perpendiculares a éstas, con acceso a la parte baja. Sobre ellas se edificaron otras hacia la calle del Puente. Todas ellas se edificaron con sillar y se rodearon de tres patios, de los cuales aún se conservan dos comunicados por zaguanes. Posteriormente, el Plan de Rehabilitación Integral del Centro Histórico de Arequipa ha considerado como un proyecto estratégico de renovación urbana el Barrio o Zona de tratamiento de El Solar, para dotar de condiciones dignas a sus residentes. Al sobrevenir el terremoto del 23 de junio del año 2001, y por tal motivo dañados el tambo del Bronce y el barrio del Solar –con el derrumbe de sus bóvedas del zaguán de ingreso al tambo, de algunas tiendas adyacentes, así como agrietamientos de muros–, la Municipalidad de Arequipa, por intermedio de la oficina técnica del Centro Histórico, con el apoyo de la cooperación española y la participación de los vecinos, asumieron la tarea de la restauración de este tambo del Bronce y barrio del Solar, lo que ha significado una inversión de 25.000 dólares, aportados por la MPA, AECI y por los propios vecinos organizados. II. 12.2. Tambo del Matadero. Para su exposición me voy a permitir hacerlo en base al discurso pronunciado por el Dr. Héctor Noé Ballón Lozada el día 7 de agosto de 2004: “En mi calidad de asesor de la Superintendencia Municipal del Centro Histórico y Zona Monumental de Arequipa, se me ha encomendado dirija una cuantas palabras con motivo de la rehabilitación y puesta en valor del tambo del Matadero, encargadas al Sr. Alcalde de Arequipa y al Embajador de España. Hablar de Arequipa como ciudad implica referirse a dos momentos de la misma: Primero a la Arequipa, que yo particularmente denomino AREQUIPA CLÁSICA, que va desde el l5 de agosto de 1540 hasta los años de 1960, con sus propias costumbres, tradiciones, historia, modos de ser de sus habitantes, con su modo de hablar, los arequipeñismos, su dieta alimenticia y su religión; que le dieron una impronta específica que la diferencian de la Segunda Arequipa –o actual, o contemporánea–, la misma que viene desde los años de 1960 hasta hoy y que tiene características que la diferencian de la Arequipa anterior. 125

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Cuando se trata de la Arequipa Clásica, tenemos que indicar que esta ciudad ha tenido varias denominaciones, dentro de las cuales puedo señalar las siguientes: 1º.- Se le fundo como “Villa Hermosa” en 1540. 2º.- Se le dio el título de Ciudad, por Real Cédula del 25 de septiembre de 1541. 3º.- Se le denominó La Muy Noble y Muy Leal por provisión y Cédula del 7 de noviembre de 1575 dada por el virrey Toledo. 4º.- Se le dio el título de “Fidelísima” por Real Cédula expedida por el rey Carlos IV el 5 de diciembre del año de 1805. 5º.- Se le otorgó el tratamiento de “Excelencia” por Real Cédula expedida en Madrid el 16 de noviembre de 1818. 6º.- Se le dio el título de “Ciudad Heroica” por decreto Supremo expedido el 9 de abril del año de 1835 por el Presidente del Perú Luis José de Orbergoso. 7º.- Se le denominó “La Atenas y Esparta del Perú”. 8º.- Se le llamó “La Ciudad de los Libres”. 9º.- Se le califico como “La Roma del Perú”. 10º.- Se le conoció como “La Ciudad Blanca”. 11º.- Se le denominó como “Mocontullópolis”, y 12º.- Como la “Villasanta”, porque todo lo resolvía religiosamente. Todas estas denominaciones y calificativos caracterizaban de una u otra forma a la Arequipa clásica a la que antes me he referido. Y así, por lo tanto, la ciudad en general no es un ente abstracto, ni es estático, sino que por lo contrario es un ente dinámico de muchos espacios en los que podemos ubicar a los tambos, a los barrios, a los conventillos y a las urbanizaciones, como conjuntos habitacionales y lugares en que las relaciones del hombre con el espacio se han ido formando históricamente; y es que el ciudadano, para su propia privacidad, crea su lugar privado y de este modo se fracciona la ciudad, y aparecen relaciones sociales que entremezclan privacidades hogareñas con relaciones laborales. En cuanto a la ciudad arequipeña en particular, desde la llegada de los españoles se la dividió geográficamente en dos localidades, la denominada La Chimba y la nombrada La Barranca. Los primeros españoles, al inicio o fundación de la ciudad de Arequipa, se acomodaron en las casuchas de los nativos canas, sustituyéndolas después por las edificaciones que Francisco Pizarro mandó construir en honor de San Lázaro. Seis meses después de la fundación, los conquistadores procedieron a trazar a cordel de norte a sur y de este a oeste, las 54 manzanas, con las calles reales del damero español arequipeño. Es en ese espacio en el que se establecieron los encomenderos; en tanto que la población indígena fue expulsada a los extramuros de la ciudad. Al finalizar el siglo XVI, la Chimba fue residencia de varios mitimaes repartidos en sus correspondientes ayllus, que trabajaban en los alrededores, es decir en San Lázaro, Santa Marta, la Pampa (hoy Miraflores), el Palomar y el callejón de Calula. Es necesario indicar que el tambo no es una elemento dentro de la jerarquía administrativa de la ciudad, pero es un componente habitacional intrínsico de aquella escala, en donde la multiplicidad de funciones irregulares que cumple el vecindario le da una característica trascendental y especial. La palabra TAMBO o TAMPU tiene varias acepciones o significados. Puede designar por ejemplo un valle, una tribu, una posesión rural, una posada, aposento y depósito bien abastecido, que 127

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los incas hicieron construir a lo largo de los caminos que cruzaban el imperio, a fin de que allí pudiesen descansar y reparar sus fuerzas los funcionarios, los ejércitos y aun el mismo Inca con su séquito. El término TAMBO se le conoce también en ocasiones formando palabras compuestas como Limatambo (posada de Lima) o Pakary Tampu (donde aparecieron los tambos). Se le conoce a la palabra tambo también como Tampu Chacal, es decir, acompañante de los hermanos Ayar. Y en Arequipa tenemos el valle y río Tambo. Los españoles admiraron la organización y los fines de tal institución, en cuanto aliviaba las molestias de largas travesías. Por eso Vaca de Castro dispuso que los tambos proporcionasen a los viajeros comida, agua y alojamiento gratuitos. Mas tarde el virrey Toledo ordenó que los cabildos cautelasen la administración de los tambos y que los entregasen en arrendamiento, facultando al concesionario para exigir de los viajeros el pago debido por sus servicios. De allí la equivalencia que se vio entre las palabras Tambo o Tampu quechuas y las palabras españolas Venta o Posada. Los tambos eran unas grandes casas o galpones de una pieza, sin divisiones de aposentos ni apartamientos, y con dos o tres entradas en una acera a iguales trechos. En la ciudad de Arequipa, dichos tambos o estancias tendrían mayor relevancia debido al comercio y traslado de mercaderías por medio de los arrieros, de productos de valles vecinos y zonas agrícolas costeras de importancia (Vitor, Quilca, Tambo, Moquegua), la producción minera de la sierra (Condesuyos, Caylloma, Huantalajaya y Potosí) y el desarrollo textil de las haciendas del altiplano, generalmente controladas por arequipeños. Tales factores irían convirtiendo a la ciudad de Arequipa en centro dinámico y vital de la producción del sur del Perú. A fines de la colonia, y conforme la población y la ciudad de Arequipa crecían periféricamente en los sitios de arribo a ella, y algunos en el centro de la ciudad, como el que tuvieron los jesuitas hasta su expulsión en 1767, se fueron estableciendo tambos. Posteriormente, en la República, allá por los años de 1854, adquieren mayor importancia los tambos del BRONCE, del MATADERO, LA CABEZONA, el tambo de RUELAS, el de SANTIAGO, el de la BARREADA, y el de la QUITEÑA. Pero ahora estos tambos, a diferencia de los incaicos, son casas de amplios patios y corralones, que servían de residencia a comerciantes, de depósito de sus productos, de sitios de concentración de recuas de mulas, de yeguas y de llamas; así como de sitio de consumo o de sacrificio de ganado vacuno, como el del Matadero. Desarrollándose un sistema de comercio de trueque de productos y que motivaría de alguna manera un desarrollo preponderante para la ciudad. De este modo, después de haber hechos estos planteamientos generales estoy en condiciones de referirme en específico al TAMBO DEL MATADERO. El documento más antiguo que se ocupa de la posesión y propiedad del tambo del Matadero se encuentra en el Libro Becerro 1.3., al que hace referencia el padre provincial Fray Luis Arroyo en su libro titulado La Recoleta de Arequipa, y que en su página 28 nos indica que: “En el informe peticionario que Juan Barreda, Procurador General de Arequipa, presentó el 1º de junio de 1647 al cabildo secular, y éste a su vez elevó al virrey don Pedro de Leiva, se lee lo siguiente: Pocos años ha, atendiendo a lo referido, el Dr. D. Juan Bautista Aguilar, deán de la Catedral, trató de hacer la dicha fundación (se refiere a la Recoleta) y ofreció para ello una gran huerta y casa que queda fuera de la ciudad, cerca de ella y en el paraje del Matadero. Harto sabido es que el Matadero estaba en la orilla oriental o izquierda del río Chili, que divide la ciudad del antiguo pueblo llamado la Chimba […].” 128

Tambo de la Cabezona.

Posteriormente, en el documento denominado Estructura Interna de Arequipa, según la elección de representación por manzana, del año de 1824, el tambo del Matadero se ubica en la manzana 3 del cuartel 8, con los siguientes linderos: casa del señor Aricaín, tiendas del Bronce, el Matadero del río, el callejón del Resbalón hasta la casa de la finada Manuelita Valencia. El tambo del Matadero se encuentra dentro de una zona donde funcionaba el camal, de allí proviene su nombre. La superficie original sobrepasaba los 4.000 m2, pero por sucesivos desmembramientos redujeron su área a 1.525,30 m2. Finalmente, en el siglo XIX este caserón sirvió de posada a los arrieros, y posteriormente Ramón Castilla lo utilizó como cuartel. Con el mismo fin lo utilizaron los chilenos cuando ocuparon Arequipa con motivo de la guerra con Chile del año de 1879. Luego, los ganaderos cotahuasinos lo convirtieron en camal, donde se aposentaron los primeros matarifes, que prestaron servicios a toda la ciudad. Con el tiempo se transformó en casa habitación, siendo uno de sus propietarios el antepasado del señor Cesáreo Peralta, que, siguiendo la tradición del barrio, se dedicó al curtido de cueros y a la talabartería (según lo refiere el escritor costumbrista arequipeño don Tomás Guillermo Vizcarra Carvajal en su libro titulado Arequipa en mi recuerdo, páginas 131 a 132.) El tambo del Matadero ha pasado por varios propietarios, siendo una de las últimas doña Luzmila Ugarte, encontrándose hoy habitado por más de 30 familias. 129

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Tambo de la Cabezona.

El tambo del Matadero ha sido declarado Patrimonio Cultural de la Nación el 8 de marzo del año de 1991, por Resolución Directoral Nº 348, encargándose de su rehabilitación y puesta en valor a la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI) y al honorable Concejo provincial de Arequipa. Quiero terminar mi intervención con una histórica frase española, de tiempos de la conquista, muy conocida por todos ustedes, a la que me he permitido hacer una variante con motivo del día de hoy, y que me perdonen los lingüistas y los literatos: SÍ SEÑOR GOBERNADOR, MÍRELO BIEN POR ENTERO QUE ALLÍ VA EL RECOGEDOR Y AQUÍ QUEDA EL TAMBO DEL MATADERO. Muy agradecido por habérseme permitido esta intervención sencilla pero clara.” DR. HÉCTOR NOÉ BALLÓN LOZADA CATEDRÁTICO DE LA SECCIÓN DOCTORAL DE LA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE SANTA MARÍA Y PROFESOR EMERITO DE LA UNSA. II. 12.3. Tambo de la Cabezona. Según Tomás Vizcarra Carvajal, en su interesante trabajo titulado Arequipa de mi recuerdo, la remota dueña de dicho tambo y de sus alrededores fue una tal doña Manuela Bellido, alias La Cabezona, oriunda de Uchumayo, quien entre sus habilidades no sólo contaba con el arreglo exagerado de su persona, sino con su desmesurado amor por el dinero. De esta última predilección nació en ella hacer del tambo una pequeña ciudad a la antigua, llena de cuartuchos y callejones cuyos alquileres

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le redondearon una fortuna colosal, que iba haciendo crecer monstruosamente prestando dinero con enormes intereses. ¡Vaya si la vieja tuvo talento!

Tambo de Ruelas.

La Cabezona contaba en el pasado con un gran patio principal, reducido ahora a otro mucho más estrecho frente a las habitaciones de la excapilla. Todo espacio restante fue ocupado por un nuevo pabellón de dos plantas, a cuyos costados han quedado estrechas callejuelas que le dan ese aspecto de ciudadela. Esta edificación, y otras dentro de la Cabezona, fueron obra de su propietaria, doña Manuela Bellido. En fin de cuentas, el tambo quedó bautizado con su apodo y sus pobladores también se llaman “cabezones” en tono no exento de orgullo. Su fiesta de la Cruz es también famosa. La conmemoran internamente ante la hornacina levantada en un patio, celebración religiosa pagana, pues termina en gran fiesta financiada por el mayordomo o padrino que se nombra cada año. Los carnavales en la Cabezona conservan su frenética y salvaje alegría del pasado. En el patio más grande se destaca la mitad de una enorme tinaja de barro que habitualmente sirve para el lavado de ropa, pero en carnavales recibe a los “cabezones” que se lanzan o son lanzados a sus aguas, previamente untados con betún y polvos de yeso o sillar. II. 12.4. El Tambo de Ruelas. Al otro lado del río, dos cuadras más arriba, por la calle Beaterio nº 159, se halla el tambo Ruelas, al que se ingresa por un largo y bello zaguán, que desemboca en un patio espacioso y sucio, donde de primera intención, los arrieros o los indios agrupaban a sus bestias, recién llegadas de las caminatas de los valles o la sierra. 131

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El tambo actual no es igual al primitivo. El lugar que ocupaban los corrales ha desaparecido por completo; en ese sitio se ven ahora tres hileras de pisos de madera deteriorada donde viven hacinadas en la más indescriptible suciedad cincuenta familias de humilde condición. El tambo, al dejar de ser tal, se ha convertido en un conventillo de gente pobre. Al otro lado, frente al zaguán, a mano izquierda, en el interior propiamente dicho, subsisten todavía algunos cuartuchos de los alojamientos antiguos. El conjunto es verdaderamente desolador. El tiempo, inexorable destructor de las cosas, ha dejado la huella de su paso. El tambo de Ruelas fue el albergue obligado de los comerciantes informales que venían a Arequipa desde diferentes puntos de la serranía. Allí se asentaban las recuas y los hatos de llamas que venían desde Caylloma, Cotahuasi, Castilla y Andagua, con sus cargamentos de lana que era vendida a comerciantes de origen extranjero que vivían en Arequipa, los que formaron familias de abolengo. Allí también se comercializaba ají, frutas, chancaca, pescado, menestras, charqui y vinos en anclotes. La comercialización se realizaba los fines de semana. Figuran como propietarios del tambo de Ruelas, por el año de 1872, con un área de 1.972 m2, doña Narcisa Valdez, viuda de Butrón, y sus hijos Jesús y Guillermo. Esta propiedad fue vendida por escritura pública celebrada un 29 de septiembre de 1876, ante el notario público Dr. Abel Ignacio Campos, a Emilio Arenaza y a su esposa doña Adelaida Correa. Posteriormente, el año de 1899 la propiedad fue legada por Emilio Arenaza a sus hijos Maximiliano, María Aurora, José Teófilo, Emilio Bejarano Amador y Ernesto. Y ya por el año de 1920 el tambo de Ruelas fue vendido a don Emeterio Peralta, que posteriormente heredaron sus descendientes don Antero, Aurelio, Eladio, Delia y Pedro Rogelio Peralta Vásquez.

Tambo de Ruelas.

Don Antero Peralta Vásquez, de origen ayacuchano y de profesión abogado, fue políticamente hablando integrante del grupo Croata de la Antiquilla, y seguidamente integrante del Partido Aprista, del que fue distinguido líder; de hecho, su amistad con Víctor Raúl Haya de la Torre le permitió a éste esconderse de las persecuciones de que era víctima en uno de los cuartos del tambo de Ruelas. Existen una serie de referencias de que el tambo de Ruelas era lugar donde se reunían intelectuales y políticos arequipeños en largas reuniones y tertulias políticas, dentro de los cuales se destacan César Guardia Mayorga, Elías Lozada Benavente, Gerardo Peralta, Percy Gibson y otros. Por el año de 1946, en el mes de agosto, el tambo fue adquirido por el ciudadano de origen suizo don Pablo Buob Lehmer, por escritura pública celebrada ante el notario público Dr. Guillermo Mayca, y posteriormente, un 21 de mayo de 1950, el tambo fue vendido a Gamaniel Leiva Valdivia, que luego lo heredaron sus hijos: René y Héctor Leiva Torres y Elsa Leiva de Murillo. Los tambos de Ruelas, El Matadero, La Cabezona y Bronce, que existen en pleno corazón de Arequipa, son solares visitados por artistas, especialmente pintores, que plasman en sus lienzos los singulares ambientes. Estos tambos están impregnados de arequipeñismos y son un compendio de antiguas costumbres. Uno de los inquilinos de hoy, según Tomás Vizcarra Carbajal, es don Cayetano Cabrera Paredes, natural de Sandia, departamento de Puno. Cabrera vino al tambo el año de 1922 —dos años antes de la catastrófica avalancha del río—, y desde entonces, dedicado a la zapatería, no se ha vuelto a cambiar de domicilio. Según doña Fidela Ochoa de Revollar, que si bien no radicó en el tambo conoció a otros inquilinos anteriores a Cabrera, relató a don Tomás Vizcarra Carvajal la historia del padre mercedario que en las altas horas de la noche se hacía visible a los imprudentes que se aventuraban a recorrer el tambo. Ella vio espantada que las bestias que allí descansaban se movían inquietas y que un padre mercedario se paseaba solitario con el rosario entre los dedos…

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II. 12.5. El tambo Ampatacocha o San Román. En el viejo y bullicioso barrio de la Antiquilla hay una callejuela estrecha y larga llamada Ampatacocha, donde puede verse hacia el extremo norte el tambo de San Román, hoy Luis Ordónez. El penúltimo propietario, don Adolfo San Román, antes de trasladarse a la capital, Lima, vendió la propiedad a don Luis Ordónez, cambiando en consecuencia el nombre del tambo. Parece, sin embargo, que antes se lo conocía como tambo de Ampatacocha. La calle lleva nombre quecha: “Apatacocha”, término que, traducido al castellano, equivale a “laguna de sapos”. Según las gentes del lugar, el paraje fue una inmensa laguna plagada de sapos, cuyo croar característico se sentía desde lejos, sobre todo en la estación lluviosa. Tal parece ser la explicación más razonable del primitivo nombre del tambo y de la calle. La casona consta de un solo patio pobremente empedrado, circundado por diez cuartuchos y un establo, en los cuales, siguiendo la vieja costumbre, se alojaban todavía algunos indígenas que llegaban de la sierra no para vender como antes sus productos, sino para adquirir mercadería que comerciaban al volver a sus tierras. En los años de apogeo del tambo, tenía un gran almacén en la puerta para guardar la lana que traían los indios. Hoy el almacén ha desaparecido. La construcción es triste, silente y desolada. Es todo cuanto queda de lo que fuera un entrar y salir de llamas y mulas. El tiempo se encargó de cambiar su antigua animación. II. 13. EL ANTIGUO CUARTEL DE LA “COLUMNA DE LOS INMORTALES” En la casona colonial ubicada en la calle Melgar nº 405 estaba ubicado el denominado “Cuartel de la Columna de los Inmortales”, la misma a la que la primera novelista arequipeña, doña María Nieves y Bustamante, hace referencia en su inmortal novela Jorge o el hijo del Pueblo. El primer propietario de esta casona fue don Carlos Santos González. Posteriormente pasó a propiedad de Juan Emilio Valencia, que pertenecía a la decimoquinta generación de ese tronco familiar. Estuvo construida sobre una superficie de 4.000 m2, con puertas de acceso por las calles Melgar y Ayacucho. Tenía una gran huerta regada por la acequia madre que bajaba por la calle San Pedro. En tal huerta, según relato de don Juan Emilio Valencia, había más 300 árboles frutales de manzanas, duraznos, ciruelos, higos, damascos, papayas, tunas, tumbos, membrillos, limones, limas y uvas. En cuanto a flores, había rosas, magnolias, madreselvas, azar de novia y copo de nieve. El general Ramón Castilla, durante la Revolución de 1858, sitió la ciudad de Arequipa durante ocho meses y la cañoneó desde Sachaca; después la volvió a atacar desde Miraflores. En esa casona de la calle Melgar, la “Columna de los Inmortales” se batieron bajo las órdenes de don Benito Bonifaz (el poeta cantor de los inmortales) y del artesano Francisco Javier Sánchez, que fue el fundador de tal columna, contra más de siete mil hombres comandados por Castilla, siendo abatidos por fuego graneado de fusilería y cañoneo constante, por la parte posterior de la casona, por tales fuerzas un sábado 6 y domingo 7 de marzo del año de 1858. Después, los hombres de Castilla penetraron por la huerta de la casona diezmando a los bravos combatientes de la Columna de los Inmortales. Se cuenta que en la confrontación se batieron a balazos, a la bayoneta calada y a culatazos, dando lugar a una orgía de sangre, mientras los cadáveres quedaban yaciendo en sus amplios patios, sobre sus cornisas y sus bóvedas. Por los suelos empedrados de los patios de la casona discurrían pequeños canales de desagüe, por los que en esa ocasión corría la sangre como agua, en una visión terrorífica y dantesca como la describe la novelista María Nieves y Bustamante. 133

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Plaza de Armas.

En su mencionada novela, María Nieves sostiene que Javier Sánchez fue enterrado al pie del altar de la imagen de San Juan de Dios, en el templo que existió en la calle del mismo nombre. Pero don Manuel Calienes Rodríguez, director de la Biblioteca Municipal, encontró un documento en la Catedral de Arequipa donde consta que fueron enterrados “a cruz bajita”, gratis, es decir, en el suelo o fosa común del cementerio de Yanahuara. La casona donde funcionó el “Cuartel de la Columna de los Inmortales” recibió también la denominación de Fuerte de Malakov. Debe ser restaurada, ya que se trata de un templo del valor y del heroísmo de los arequipeños, que se batieron heroicamente contra la soldadesca comandada por el general Ramón Castilla. En su fachada se debe colocar una placa con alusiva dedicatoria. No puedo dejar de referir que a la insigne escritora María Nieves y Bustamante, su sobrino, el Dr. Alberto Corrales Nieves, se la llevó a vivir con él en su casa ubicada en la calle Olímpica nº 208, y allá por el año de 1947, una mañana la novelista salió para ir a oír la misa de las nueve. Caminaba lentamente por la calle Romaña cuando súbitamente se presentó una recua de acémilas cargadas de carrizo y la atropellaron, haciéndola rodar por los suelos. Rápidamente fue auxiliada y, en brazos de los transeúntes, fue regresada a su domicilio, donde atendida por los doctores Sánchez Moreno y Humberto Portillo, Todo fue en vano, pues María Nieves y Bustamante expiró un 28 de octubre del año de 1947, cuando contaba con 76 años de edad. Su cadáver fue velado primero en su domicilio, y más tarde llevado al local del Consejo Municipal, en la Plaza de Armas, y finalmente al cementerio de la Apacheta.

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II. 14. PLAZAS Y PARQUES II. 14.1. La Plaza de Armas o Plaza Mayor. Ya está totalmente dilucidado que Arequipa se fundo un 15 de agosto del año de 1540 y que tuvo como escenario de tal evento el cuadrilátero de la entonces denominada PLAZA MAYOR. Desde ella se dispusieron las calles, formando manzanas en número de 64 que constituían un auténtico damero, el mismo que en la actualidad se sigue conservando, con algunas ligeras variantes. Las manzanas se dividieron en dos, cuatro y ocho solares, los cuales se repartieron entre los españoles de acuerdo con el papel y acción que habían jugado en la conquista, de allí que algunos recibieron una manzana entera y otros hasta dos. Es necesario señalar que la Plaza Mayor, en el momento de fundarse la ciudad, era mucho más grande que la actual, dado que todavía no se había levantado la iglesia mayor (hoy Catedral) ni los tres portales. En esta Plaza se centralizaban y realizaban todos los actos importantes. Allí se reunía el mercado diario y se extendían las mantas sobre el suelo con los productos que se ofrecían, tales como alimentos diversos, vinos, tejidos y sedas que llegaban de España. Se realizaba también la fiesta del patrono de la ciudad; se escuchaban las Ordenanzas Municipales, los Edictos Reales que el pregonero anunciaba al son de la música de los tambores, o se anunciaba el nacimiento de un nuevo heredero de la Corona española, o la noticia de un triunfo militar en Europa, o bien para recibir a un nuevo virrey o gobernador, etc. Así, la Plaza Mayor se conservó más o menos igual a lo largo de los siglos XVI y XVII, hasta que el año de 1735, el obispo don Juan Cavero Toledo hizo colocar en el centro de dicha Plaza una pileta de bronce. Para mayor abundamiento se puede consultar la descripción que de la Plaza Mayor realizó don Buenaventura Fernández de Córdova. II. 14.2. Los Portales. Los Portales de la Plaza Mayor se construyeron entre fines del siglo XVII y comienzos del siglo XVIII. Se les denominó como el de Escribanos (después de la Municipalidad), junto a las casas del Cabildo; el de San Agustín, delante del convento, y el del Regocijo (después llamado Portal de Flores por haber sido construido por el alférez real Flores). El Portal del Regocijo fue destruido totalmente por el terremoto de 1764. El Portal de la Municipalidad perdió gran parte de su arquería y el Portal de San Agustín fue destruido en la parte central, por lo que los tres fueron reconstruidos y permanecieron en pie hasta que un nuevo terremoto, el del 13 de agosto de 1868, los volvió a destruir. Nuevamente se los reconstruyó, para lo cual se contrataron los servicios del arquitecto Eduardo Brugada, quien diseñó los planos. La obra fue financiada con 156.000 pesos e intervinieron en su construcción los arquitectos italianos Eugenio Moscha, Bautista Baeza y Juan Albertazzo.

Los Portales.

El primer Portal en construirse fue el de Flores, el segundo el de San Agustín y el tercero el de la Municipalidad. Los tres Portales se diferencian en los arcos del centro, pues sus columnas o bien son redondas, o bien cuadradas. En el de la Municipalidad, a manera de ornamentación, se puede observar un tallado en relieve, en los tres arcos del centro, de los rostros de tres personajes que intervinieron en la obra: el prefecto coronel don Belisario Suárez, el alcalde municipal don Nicolás Butrón, y el director de fábrica don Augusto Tamayo, respectivamente. Del mismo modo, en la parte central del Portal de San Agustín se esculpieron los rostros de tres jóvenes que representan la juventud arequipeña masculina, y en la parte central del Portal de Flores se esculpieron tres rostros de la mujer arequipeña. 135

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II. 14.3. El Parque Melgar. HISTORIA DEL PARQUE MELGAR (ORIGEN E INAUGURACIÓN) Por el Dr. Héctor Noé Ballón Lozada. “Primero que nada debo indicar que en tres importantes obras de historia contemporánea de Arequipa no se menciona para nada al Parque Melgar. Así, en la obra del Dr. Víctor N. Benavente titulada Historia sintética de Arequipa, que fue premiada en 1940 por el Consejo Provincial de Arequipa, no se menciona en ningún momento al Parque Melgar. En la voluminosa obra titulada Historia General de Arequipa, por cinco destacados autores y publicada en el año de 1990, tampoco se ocupan del Parque Melgar. Y en la obra del arquitecto argentino Ramón Gutiérrez, publicada el año de 1992, titulada Evolución histórica urbana de Arequipa 1540-1990, sólo trata en cinco renglones del monumento a Mariano Melgar, extracto de la Memoria presentada por el alcalde Arturo Núñez Chávez en 1922. Como se puede ver, este es un parque olvidado por todos los historiadores, pese a que en él se encuentra el monumento en memoria del poeta mártir Mariano Melgar, representativo histórico de las más grandes virtudes y glorias del pueblo de Arequipa. Con estos prolegómenos estoy en condiciones de referirme detalladamente a la historia del Parque Melgar, esclareciendo su origen, instalación e inauguración, acudiendo a la consulta de documentación valiosa al respecto. De este modo, debo indicar que el Parque Melgar tiene su origen en la proposición realizada por el sr. inspector de Obras Públicas, don Guillermo Eddelbuttel, en sesión del Concejo Provincial realizada el día 17 de octubre de 1922; pidiendo ‘se acuerde por el Concejo llevar a cabo la obra de formación de un Parque Municipal que se denominará “Melgar”, en el que se instalará la estatua de bronce del héroe, la misma que estará ubicada en ese Paseo Público, en el lugar ocupado actualmente en ese Paseo Público por las casas de obreros en la Avenida de los Ferrocarriles.’ Teniendo en consideración la importancia de la obra proyectada, y que responde al anhelo público de honrar la memoria del poeta y mártir arequipeño, contribuyendo a la vez al ornato de la ciudad, fue aprobado en todas sus partes el proyecto. Posteriormente, en base a ese acuerdo, un 11 de noviembre de 1922 se celebra la escritura pública, número 1520, de venta y entrega del área urbana de la Estación de los Ferrocarriles del Sur, destinada a la habitación de los empleados, entre el Sr. Luis S. Blaisdell, como gerente de esa empresa, a favor del Concejo Provincial de Arequipa, representado por sus síndicos Julián R. y Rodríguez y Benjamín Berroa, de Renta y de Gastos respectivamente, ante el notario Enrique Osorio. Se conviene obligaciones recíprocas a favor de ambas instituciones: Primera.- La empresa de los Ferrocarriles del Sur entrega al Concejo Provincial de Arequipa el área urbana de los Ferrocarriles destinada a habitación de los empleados, para el exclusivo objeto de que forme un parque público denominado Melgar. Corriendo por cuenta de la Municipalidad gestionar ante el Supremo Gobierno la traslación de dominio útil que ejerce la Peruvian Corporation Limited sobre dicho terreno, el mismo que tiene un área de mil ochocientos treinta y tres con nueve metros cuadrados (1.833,09) bajo los linderos siguientes: Por el Norte, con la oficina del Tranvía Eléctrico, calle Tarapacá por medio. Por el Sur, propiedad de los Ferrocarriles y casa del superintendente, calle por medio. Por el Este, propiedad de la misma empresa de los Ferrocarriles, Avenida Tacna y Arica por medio; y Por el Oeste, propiedad de los señores Goyeneche, Avenida Parra por medio. 136

Obligándose la Peruvian a ceder sus derechos adquiridos en dicha propiedad al Concejo Provincial de Arequipa, como efectivamente los cede al presente, sin cobrar cantidad alguna por su precio en atención a que está destinado a la construcción de un Parque Público mejorando la entrada a la ciudad. Segunda.- El Concejo Provincial, en el momento de firmarse la escritura pública, entregará a la Empresa de los Ferrocarriles la cantidad de mil quinientas libras peruanas (1.500,00) en la forma siguiente: ochocientas libras en efectivo y el resto de setecientas libras en dos letras, de trescientas cincuenta cada una, a treinta y sesenta días respectivamente, y a cargo del mismo Concejo Provincial, para que la Empresa de los Ferrocarriles haga la traslación y reconstrucción de las casas que están ubicadas en dicho terreno a otro sitio, hacia la prolongación de la Avenida Tacna y Arica, en el Patio de la Estación llamado ‘Patio de Puno’ como mejor le convenga a sus intereses, dejando absolutamente limpio el actual sitio, el que será puesto a disposición de la Municipalidad para la formación del Parque Melgar y sin que la Municipalidad esté obligada a contribuir con más dinero, aunque fuese mayor la suma que la Empresa de los Ferrocarriles invierta en la traslación de las indicadas casas. Tercera.- La acequia abierta que corre a lo largo de la calle del sitio señalado para reconstruir las casas, la hará canalizar la Municipalidad, así como también terminará la pavimentación de dicha calle hasta su final, colocándole su vereda. Contribuyendo los Ferrocarriles a esta obra, proporcionándole la piedra necesaria sin cobrar dinero alguno, así como haciendo transportar gratis el cemento, cal y demás material necesario para esa canalización. Cuarta.- La Municipalidad se obliga a hacer desaparecer los quioscos que existen frente a la Estación, haciendo desocupar en el acto, o en caso que haya contrato, en el momento en que se venza. Quinta.- La Empresa de los Ferrocarriles se compromete a transportar gratis la piedra granito para el monumento a Melgar desde Uchumayo, y el cemento, piedra, mosaico y demás material que se emplee en el Parque y su pavimento desde Mollendo, a cuyo objeto la Municipalidad solicitará por escrito ese transporte con especificación de cantidad y destino. Sexta.- El arreglo del Parque correrá por cuenta exclusiva de la Municipalidad, dejando limpio el terreno que ocupará el trabajo dotándolo con los focos de luz eléctrica que creyere conveniente. Séptima.- Estando las casas por trasladarse ocupadas por empleados y sus familias, la Empresa les ha notificado conforme a sus contratos que las desocupen en el término máximo de tres meses, que vencerán el diez de enero entrante; pero irá entregando las casas a medida que las vayan desocupando.” SOLEMNE INAUGURACIÓN DE LA PLAZA Y MONUMENTO A MELGAR. “Concluidos los trámites legales anteriores y obras correspondientes, y transcurridos más de seis meses, el día 1º de mayo del año de 1923 se procedió al homenaje organizado por el Concejo Provincial de Arequipa a la memoria del gran patriota y poeta Mariano Melgar, símbolo excelso y representativo histórico de las virtudes y glorias de Arequipa, con motivo de la inauguración de su monumento. Ha constituido por su grandiosidad una verdadera apoteosis, en la que ha tomado parte la población entera de la ciudad, habiéndose adherido a esta conmemoración el señor Presidente de la República, don Augusto B. Leguía, los más altos poderes del Estado, la histórica ciudad del Cuzco y otros pueblos importantes de nuestra nacionalidad, uno de cuyos próceres más esclarecidos fue el mártir de Humachiri. 137

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Es necesario señalar la generosa y cívica actitud del señor Augusto B. Leguía, Presidente de la República, al obsequiar a Arequipa una estatua de bronce del poeta Mariano Melgar. La estatua mide dos metros de altura y es obra de arte de indiscutible mérito debido al cincel del hábil artista nacional Sr. David Lozano, para perpetuar la memoria del ínclito héroe arequipeño; así como la eficaz intervención del Ministro de Gobierno Dr. Pedro José Rada y Gamio, para la mejor realización de la obra, y la actividad y entusiasmo desplegados por el Concejo Municipal de esta ciudad para la construcción del Parque Melgar, la erección del monumento y la organización de las fiestas. El día martes 1º de mayo por la noche se realizó la Velada de los Juegos Florales promovidos por el Concejo Provincial, que tuvo lugar en los salones del Teatro Olimpo, para honrar la memoria de Melgar, la cual alcanzó los más suntuosos y brillantes contornos. A las diez de la noche hizo su entrada triunfal la Reina de los Juegos Florales, señorita Doris Yriberry Gibson, acompañada del señor Alcalde Dr. Arturo Núñez Chávez, a los acordes del Himno de las Flores de Luis Duncker Lavalle, ejecutado por la orquesta de treinta profesores dirigida por el distinguido maestro don Benigno Ballón Farfan. Posteriormente, el Dr. Percy Gibson pronunció un magnífico discurso digno de su prestigio literario; seguidamente, el Sr. César Atahualpa Rodríguez recitó su poesía “Sonata Appassionata”, que gustó mucho al público asistente; a continuación, el Sr. Belisario Calle declamó su elegante “Exámetro Heroico”, y finalmente, el Dr. Arturo Núñez Chávez, alcalde de la ciudad, pronunció un elegante discurso de ofrecimiento a la fiesta, siendo muy aplaudido. Con lo que se dio por concluido el acto. Al día siguiente, 2 de mayo, tuvo lugar la inauguración de la Plaza y el Monumento al patriota, héroe y poeta arequipeño Mariano Melgar. Desde las primeras horas de la mañana la ciudad fue totalmente embanderada, presentando las calles, avenidas y plazas un hermoso y sugestivo golpe de vista. Los consulados extranjeros habían también izado las banderas de sus respectivas nacionalidades. Siendo las 13 horas del día comenzaron a ingresar a la Plaza de Armas los integrantes de las instituciones y sociedades obreras, con sus estandartes y enseñas. Así mismo, comenzaron a ingresar los estudiantes de los diferentes colegios y escuelas de la ciudad. El Colegio de la Independencia Americana se situó en la parte oeste del cuadrilátero de la Plaza de Armas. Ya cerca de las 4 horas de la tarde se inició un grandioso desfile por la calle La Merced, que prosiguió hasta la misma Plaza Melgar y ante su Monumento. La juventud, las autoridades y pueblo en general lo proclamaron como el mejor de los hijos de esta tierra. Melgar vive y vivirá en la tradición en la leyenda, en el sentimiento de nuestro pueblo, por siempre. Hizo uso de la palabra el Sr. Alcalde de la ciudad, quien entregó al público el Monumento y el Parque que inauguró. Enseguida hizo uso de la palabra el Sr. prefecto Dr. La Torre, quien con frase cálida y entusiasta enalteció las virtudes de Melgar. Esta plaza y este Monumento consagran una memoria, enalteciendo al representativo de la poesía y del sentimiento nacional, al joven cuya vida sólo tuvo dos ideales: la Patria y el Arte. Luego, la Comitiva Oficial presenció el desfile de honor y finalizada la revista militar, la multitud se diseminó por diferentes puntos. De este modo quedó inaugurada la Plaza y el Monumento al hijo predilecto de Arequipa, Mariano Melgar. 138

Bibliografía: - Memoria presentada al Concejo Provincial por el alcalde Dr. Arturo Núñez Chávez el 31 de diciembre de 1922. - Escritura pública celebrada entre los representantes del Concejo Provincial de Arequipa y el Gerente de la Empresa de los Ferrocarriles del Sur, ante el notario Dr. Enrique Osorio, con el número 1520. - Acuerdos de la sesión celebrada el 17 de octubre de 1922 del Concejo Provincial. - Periódicos de Arequipa. Arequipa, 17 de junio de 2006. Dr. Héctor Noé Ballón Lozada. II. 14.4. La Plaza España. Tiene tal nombre desde que el Concejo Provincial de Arequipa, en sesión realizada el 22 de enero del año de 1918, aprobó la expropiación de varios fundos ubicados en el barrio de Santa Marta para construir un parque municipal, con un presupuesto de 392.500 libras peruanas. Así, un 30 de julio de 1921, a las diez de la mañana, se inauguró oficialmente la Plaza España. Estaba adornada por una pileta con su fuente coronada por la estatua del dios Neptuno, confeccionado en mármol de Carrara y adquirido en Europa por don José Miguel Forga. De hecho, ese mismo mármol estuvo depositado previamente en casa de la familia Forga que quedaba en la ciudad de San Remo (Italia), y fue donado en gesto filantrópico a la ciudad de Arequipa por la familia Forga. La plaza fue inaugurada el 30 de julio de 1921 para conmemorar el Centenario de la Independencia Nacional. Muy posteriormente, el Banco del Sur decidió que se remodelara tal Plaza y obtuviera la forma que ahora tiene. II. 14.5. La Plaza 28 de Febrero. En su parte central se encontraba el obelisco que conmemoraba la gesta de 28 de febrero de 1866 contra la pretendida intromisión española. Allí existían a sus costados cuatro pozos adornados por efigies de pescadores de mármol. Posteriormente, el obelisco fue transportado a la Avenida Bolognesi, y en su lugar se colocó el monumento a San Francisco, aunque muy recientemente dicho santo ha sido llevado por los propios padres de San Francisco junto a la iglesia; el centro de la plaza ha quedado vacío, por lo que considero que la Municipalidad debería retornar el obelisco a su antiguo y primigenio emplazamiento. Al fondo de esta plaza existía el cine Arequipa, un edificio construido totalmente de madera. II. 14.6. La Plaza Bolognesi. Ahora se le conoce como Parque Duhamel. Antes, allí estaba emplazado el monumento al héroe de Arica, el coronel Francisco Bolognesi. Después se le denominó Parque Deán Valdivia, en homenaje al gran sacerdote mistiano inspirador de la Confederación Perú Boliviana. Debería colocarse aquí el monumento al coronel Bolognesi. II. 14.7. Las Plazoletas de Santa Teresa y de la Merced. La primera ha sido remodelada y la segunda ya no existe, pues allí se ha construido por los padres mercedarios un edificio. II. 14.8. El Mercado de San Camilo. Como es de amplio conocimiento, el primer mercado, o centro de abastos, de Arequipa estaba ubicado en la misma Plaza de Armas. Después fue trasladado al Parque Duhamel, y por último, el año de 139

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1881, un 6 de enero, fue inaugurado el Mercado de San Camilo con su respectiva plazoleta. Así pues, es a partir del año de 1881 que parte del templo y convento de San Camilo de Lelis fue convertido en Mercado. Su segunda etapa de construcción fue iniciada el año de 1908, y el 8 de diciembre de 1910, bajo la presidencia del alcalde don Eleodoro M. del Prado, se reunieron en la Plazoleta de San Camilo las autoridades municipales, como lo escribiera el Dr. Guillermo Galdós Rodríguez, para la ceremonia de colocación de la primera piedra e inauguración solemne de los trabajos de la mencionada obra. El doctor Guillermo Galdós Rodríguez señala que la obra del Mercado de San Camilo encontró apoyo y realización precisamente en varios alcaldes, desde el Dr. Arturo P. Linares (1912), pasando por Alberto Rey de Castro (en los periodos 1915-1916 y 1934-1939), hasta quien le dio mayor impulso, el Dr. M. Belisario Soto (1932-1933), que hizo una ampliación en la parte norte. Sería por el año de 1932 que la Municipalidad de Arequipa expropió los terrenos adyacentes para dar inicio a la tercera etapa de las obras, a la que pertenecen las columnas metálicas y el techo que hoy vemos, que fueron diseñados por el destacado arquitecto arequipeño Pedro Paulet, tras ganar un concurso. En época del alcalde Luis Cáceres se remodeló la antigua plazoleta, construyéndose galerías interiores en el subsuelo, en una extensión más o menos de 4.000 m2, con una arquitectura neomodernista diseñada por el arquitecto Álvaro Pastor.1

Puente Bolognesi.

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II. 15. LOS PUENTES II. 15.1. El Puente Bolognesi. Como señala Victor N. Benavente, este puente es una obra de gran mérito para la arquitectura colonial. Su construcción duró muchos años y fue preocupación constante por la urgente necesidad que representaba. Sólo existía hasta entonces un puente colgante, construido por los primitivos pobladores de Arequipa, el mismo que en 1590 se destruyó debido a una gran entrada del río Chili. Este puente era conocido como el Puente del Inca, estaba ubicado en Chilina y comunicaba ambas márgenes. Por ello, en Cabildo abierto se resolvió la construcción de un puente, destinando como renta principal el producto del impuesto llamado “de sisa”, que gravaba el ganado que se beneficiaba. En 1836 se sostuvo sobre el puente un encarnizado combate entre las tropas de la Confederación Perú Boliviana, comandadas por el general Santa Cruz, y las tropas comandadas por el general Salaverry, que era perseguido por Santa Cruz; Salaverry hizo volar el primer arco de la banda oriental del puente para detener a sus perseguidores. El puente Bolognesi tuvo, además, su copla: “El puente tiene seis ojos Yo, dos solamente; Y hay en mis ojos más agua Que en los seis ojos del Puente.” II. 15.2. El Puente de Uchumayo. Otro puente importante de los tiempos coloniales es el Puente de Uchumayo, cuya confección fue encomendada en 1584 a don Juan Tristán de Castro, y ejecutado por el alarife Gaspar Báez. Se dio inicio a su construcción el año de 1604 y se terminó de construir en el año de 1705. Pero el reverendo padre Víctor M. Barriga sostiene, en su obra Memorias para la historia de Arequipa (Tomo II, página 298), que el Puente de Uchumayo se estrenó el año de 1705; que fue construido bajo la dirección del corregidor de Arequipa don Gabriel López de Dicastillo, y que contribuyeron a esa obra el obispo don Antonio de León, los cabildos eclesiástico y secular, el corregidor y los hacendados de Vitor. El Ayuntamiento acordó que se esculpieran en dicho puente las armas de Su Majestad, las del obispo León y del corregidor de Dicastillo. En la actualidad, el Puente de Uchumayo luce el Escudo en referencia. El Puente de Uchumayo, prosigue el padre Barriga, “es un puente de cal y canto, compuesto de un solo ojo o arco tan bien dispuesto que se cree no es de fácil destrucción su obra, por formarla en sus cimientos dos hermosas peñas que la acreditan permanentemente, siendo visto que desde su erección, que se enumeran más de cien años, ha ofrecido poco que repararse en él, aún de resultas de terremotos y continuados movimientos de tierra y cuya fábrica tan firme hace la seguridad y beneficio de un paso que es lo necesarísimo para los comercios de Lima, Capital del Reyno, con Arequipa y toda la tierra hasta Buenos Aires.” Cabe señalar que el Puente de Uchumayo tiene 50 metros de largo por cinco de ancho, y una altura de 12 metros. Lamentablemente, los sillares en los que están esculpidos los escudos antes aludidos están muy maltratados. Por lo tanto, este puente merece un tratamiento muy especial, pues es el único puente en Arequipa que todavía conserva esculpidos en sillar a la entrada y salida del puente los escudos aludidos. El mismo padre Barriga, en el Tomo IV de sus Memorias para la Historia de Arequipa (página 208), se refiere al Ilustrísimo Señor Don Antonio de León: “impuso 5.000 pesos de principal para gastos de 141

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El Puente de Uchumayo.

escuela de primeras letras en el colegio de la Compañía, en donde fabricó una gran pieza de cal y piedra, y que la entrada a esta escuela era por la primera cuadra de la calle Ejercicios, donde hasta hace podo existía una portada con el escudo del obispo León esculpido en sillar, en la actualidad casa de Comercio, contigua a la que ha sido casa parroquial del Sagrario.” Finalmente referiré que, en las cercanías a este puente, se realizó la histórica batalla entre los generales Santa Cruz y Salaverry, con motivo de la Confederación Perú Boliviana. II. 15.3. El Puente del Diablo. De conformidad con lo escrito por don José Pacheco Andía: “El sentimental que vaya por el camino de Chilina hacia el fondo de la quebrada del río Chili, encontrará un sitio poético en una de las laderas de los cerros que amurallan el sendero; es el ‘Puente del Diablo’. El sentimental subirá hasta él para examinarle, para descansar y para contemplar desde allí el frondoso paisaje del valle de Arequipa, que maravillosamente se extiende a su vista. Después se hará estas reflexiones: ¡quién construyó este raro puente!, ¡qué hace aquí!, ¡por qué le llaman ‘del Diablo’!” Pues bien, como en materia de curiosidades y de sitios raros abundan las tradiciones y leyendas fantásticas que cada generación o persona atribuye a su antojo, no es raro que dicho puente esté envuelto en un sinnúmero de ellas, que cada cual puede referirlas como guste, bastándome para mí lo siguiente: Cuentan que en época todavía española, pasó por esta ciudad un terrible “don Juan”, simbolizado en un apuesto oficial del Virreynato que hacía fechorías entre las niñas bien. En una de sus aventuras enredó en sus hábiles embustes a una bellísima dama que le aceptaba, con frecuencia, sus paseos por el virgiliano camino ya nombrado, hasta que cierta vez en que el gallardo mancebo creyó tener la fruta madura, animó a la incauta a continuar el paseo un poco más allá de lo acostumbrado, 142

El Puente de Uchumayo.

descubriendo tan pintoresco puente, a cuya vera divisó una tentadora gruta, alfombrada por fresco y suave musgo. Como la ingenua dama fuese picada de la curiosidad, dicen que no tuvo inconveniente en aceptar la invitación de su amado, para ascender hasta ella, a fin de observar de cerca esa misteriosa obra, después de que penetró en la gruta a descansar, en unión de su predilecto acompañante; pero cómo sería su sorpresa al ver de pronto convertido su romántico idilio en torpe y brutal acometida donjuanesca que no le dio más defensa que para implorar a gritos el nombre de la Virgen, de quién era devotísima. Después cuentan que a tales gritos emergió al instante, delante de la gruta, una rara visión, que deslumbrando al oficial le detuvo dejándole aterrado y en actitud de maldecir a todos los demonios. Fue entonces que presentándose de improviso un rústico labriego de brazos nervudos, de cara siniestra y de uñas largas, quiso salvar a la infeliz niña que yacía desmayada, y tomando en sus brazos al audaz oficial, se lo echó a las espaldas, llevándoselo a través del puente para desaparecer entre el follaje sin que nadie hasta hoy sepa de la suerte que corriera el bribón aventurero. Como la dama del cuento fuese recogida después por los campesinos del lugar, a los que seguramente les contase lo ocurrido, no tardó mucho aquella pobre gente en cobrar terror al sitio maldito, pues creyeron a pie juntillas que fue el mismo Diablo quien se llevó por el puente al desgraciado oficial, para castigarle en su infamia; y he aquí como, desde entonces, se quedó ese lugar con el trágico nombre de “Puente del Diablo”. Hoy, ese lugar constituye uno de los más sugestivos de la campiña, porque desde allí se abarca el panorama completo de la hoya del Chili, con la tristeza de su frondosidad y de sus verduscas aguas que se pierden allá por entre los grises cerros de Tiabaya. Algunas veces que he ido a ese paraje, en las tardes primaverales y jugosas, he descansado en la misma gruta de la aventura fantástica, y después de otear por el horizonte infinito he pensado en la suerte del pobre oficial, en el silencio del paisaje y en la dulce belleza de la niña seducida, y sólo entonces he sentido envidia por las maravillas de los tiempos coloniales. 143

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Puente del Fierro.

II. 15.4. Otros puentes. Ya en los tiempos contemporáneos se construyeron el puente de Tingo, el puente de Vallecito y el puente Bajo Grau, y en la actualidad se esta proyectando la construcción de un puente en Chilina, recordando que por allí existía un puente colgante construido por los primeros pobladores de Arequipa. Un puente de los tiempos republicanos es el Puente Grau, cuyo maestro constructor fue don Juan Rodríguez. Este puente sería terminado de construir después de finalizada la guerra con Chile de 1879. Otro puente importante es el llamado Puente de Fierro o Puente Bolívar, construido el año de 1870 para que pasara el ferrocarril. Se dice que lo diseñó el propio Gustave Eiffel. Un último puente es el denominado Puente Izcuchaca, casi desconocido, el cual está ubicado en la Avenida Parra, en el antiguo paradero Mosca.

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II. 16. HISTORIA DEL TEATRO FENIX En la Arequipa antigua, una de sus calles más importantes fue la denominada calle Real, que unía la ciudad con Yanahuara-Cayma, desde que por ella se ingresaba, y salía atravesando el Puente Real, hoy Puente Bolognesi. En esta calle se ubicaron los denominados tambos, seguía el Portal de la Municipalidad y a continuación la actual calle General Morán, donde está ubicado el Teatro-Cine Fénix. Remontándonos en la historia en Arequipa, primero funcionaron los teatros y luego los cines, que en número de diecisiete se ubicaron en el centro y alrededores de la ciudad. El primer teatro-cine fue el Fénix, luego el cine Arequipa, construido todo de madera, que abría sus puertas en el Parque 28 de Febrero. Le siguieron el cine Real, el Municipal, el Paramont, el Victoria, el Azul, el Variedades, el Ateneo, el Danubio, el Arequipa (en los bajos de la Beneficencia Pública), el Portal y el cine la Salle, con dos salas. El cine-teatro Apolo se ubicó en el distrito de Tiabaya entre 1920 y 1930, cuyo propietario era mi abuelo, don Pedro Ignacio Ballón. En la Antiquilla funcionaba el cine Universal; el cine Benique estaba ubicado en el distrito de Miraflores, y el cine Jesús María en Porongoche, pero el primer teatro y cine fue el Fénix, del que pasamos a ocuparnos. En 1985 se le incluye en el Inventario Monumental de la Nación, declarándolo Monumento Histórico de Arquitectura Civil Pública mediante la R.M. 1251-85 ED del 27 de noviembre de 1885. Según La Guía de Oro de Arequipa de doña Adela Pardo Gámez, “en el año 1825 se formó una sociedad de los caballeros más pudientes de Arequipa, para llevar fondos para la construcción de un Teatro. Formado el Comité, se acordó pedir los planos a París, confeccionados estos por el célebre ingeniero Eiffel, autor de la torre que lleva su nombre en París, y reemitidos a esta ciudad fueron aprobados; para la construcción del Teatro fue enviado un ingeniero constructor. A base de esos planos se procedió a la construcción del Teatro que hoy lleva el nombre de Fénix. Emprendida la obra de la construcción, no se pudo terminarla debido a la azarosa situación de la guerra y el Comité o Sociedad liquidó.” Pero según el arquitecto René Muñiz Rodríguez: “la historia del Teatro Fénix se remonta a los primeros años del siglo XIX, los albores de nuestra República, y es sin lugar a dudas el primer Teatro que tuvo Arequipa. El 18 de abril de 1828, el rector de la Casa de Niños Expósitos de esta ciudad, don Antonio Gregorio de Tamayo, “cura propio de la doctrina de Santa Marta”, en representación de la Junta de Gobierno de dicha casa, vende un “sitio” a la Compañía Empresaria del Teatro representada por los señores don Manuel Rodríguez de la Rosa, don Mariano Herrera y don Luis Gamio3.” Dicha casa era el orfanato de los Claustros de la Compañía de Jesús, que abarcaban “[…] la manzana cuadrada de la Compañía […] 4” probablemente desde la expulsión de dicha Orden de los territorios de América a mediados del siglo XVIII.

Teatro Fenix.

“Según el Acta celebrada el 14 de abril de 1828 5, la Junta de Gobierno de la Casa conformada por los señores don Antonio Gutiérrez de la Fuente, don Manuel Gandarillas, don Manuel de Córdova, don Sebastián de la Llosa y don José María Luna Victoria, decide vender una parte del terreno. Que ocupan los Niños Expósitos en razón a la propuesta […] hecha por los empresarios de un coliseo público […] quienes quieren comprar o solicitan la venta de las varas necesarias para la construcción de dicho coliseo en la esquina del Pilón con ambos frentes, que mira el uno a la calle de San Juan de Dios y el otro a la que baja a la Compañía […]”. Esta venta la hacían en forma de censo irredimible o perpetuo con un interés del 5 % mensual, esto es, que no cancelaban el valor de la propiedad en el momento del contrato, sino que deberían pagar por siempre, cada año en la fecha de la firma del 3 Archivo Histórico Monumental. Sección Notarial. Escribano: Matías Morales, Protocolo Nº 752. Año 1828, Hojas 203 y siguientes. “Venta de sitio a censo perpetuo. El rector de la Casa de Niños Expósitos de la Compañía Empresaria del Teatro de esta ciudad”. 4 Op. Cit. Punto 1. 5 Op. Cit. Punto 1.

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contrato, el 5 % del valor de la propiedad, según la tasación incluida en esta transacción. Este tipo de contrato les permitía mantener una renta para sostenimiento de la casa de huérfanos. “En el año de 1902 se procede a la cancelación de este tipo de contrato entre la Sociedad de la Beneficencia Pública de Arequipa, administradora de la Casa de Huérfanos, y los herederos del general Morán, propietarios del Teatro, debiendo estos cancelar a la Beneficencia el monto del Principal del año 1828 (monto de la tasación). Así como los intereses atrasados. Volviendo a la tasación que practicaron el 16 de abril de 1828 los agrimensores don Gregorio Maldonado y don Genaro José de Bejarano6, el terreno objeto de la transacción tenía 2.788 varas cuadradas (1.949 m2), que fueron tasadas en 10.075 pesos y 3 ½ reales del valor del principal censado sobre el que se fijó el 5 % ya mencionado. Según esta tasación, el terreno se encontraba cercado con muros de calicanto y en su interior habría únicamente dos rústicos pesebres. Es probable que el estar prácticamente desocupado el terreno y la cercanía a la Plaza Mayor fueran factores determinantes para la elección del lugar en que edificaría el primer teatro de la ciudad. Adicionalmente, y según se puede ver en el mismo documento, la calle hoy General Morán era más importante y determinó la ubicación del ingreso principal, ya que San Juan de Dios […] corresponde a una calle falta de vecindad […]. Entre esta fecha y el año de 1845, el general don Trinidad Morán, de intermitente residencia en Arequipa, adquiere la propiedad del Teatro7, adquisición que debió realizarla en transacción privada, pues no existe la escritura pública de compra, e inclusive en el laudo de particiones no refieren protocolización alguna de este documento. A la muerte del general Trinidad Morán, en diciembre de 1854, su esposa doña Rafaela Zereceda de Morán y sus hijas, doña Rafaela Morán de Guiñáis y doña Fortunata Morán de Corzo, proceden a la partición de los bienes, realizándose para tal efecto la tasación de los bienes dejados por el general, concluyéndose en el laudo de particiones del 16 de marzo de 18648 . No se ha podido establecer si el general Morán participó en alguna parte de la edificación del Teatro, pero en la tasación que se hizo de éste el 13 de junio de 1862 por el agrimensor don Martín Lizarraga se puede ver que, además del local del Teatro propiamente dicho, existían otros edificios complementarios a éste, donde funcionaban los billares (calle General Morán nº 106 y 108), y una bodega café y otras tiendas (calle San Juan de Dios nº 220 al 223) todas ellas construidas con muros de calicanto (sillar) y bóvedas (algunas de arista) de ladrillo y sillar, algunas de las cuales permanecen hasta hoy. El Teatro propiamente dicho siguió las pautas generales del “teatro a la italiana”, a la manera de hemiciclo en forma de elipse truncada, a fin de darle mayor acústica9 (la Scala de Milán, 1778); y estaba compuesto del ingreso en forma de zaguán abovedado con portón de madera, en el cual se ubicaban la boletería y la guardianía. Hacia el interior, y encerrado dentro de un muro de sillar de forma elíptica, había diez covachas a nivel de la platea, sobre las cuales se ubicaban veintiún palcos en segundo piso con paredes de ladrillo amalgamado con yeso y cal, y barandas de fierro; y sobre éstos, en un tercer nivel, la galería o cazuela, también con barandas de fierro. En el espacio central rodeado por estas localidades se encontraba la platea con su piso de ladrillo y 72 bancas de madera […] en mal estado”. El proscenio tenía hacia la platea un arco “[…] y murallones que sirven de estribo en ambos costados […]”, el piso de alerce y un techo “[…] de ladrillo sobre columnas de fierro y madera”. Alrededor del escenario, formando los muros de éste, se ubicaban los 6 Op. Cit. Punto 1, hojas 204. 7 A.H.D. Sección Notarial. Escribano: Isidoro Cárdenas. Protocolo Nº 563, 64. Hojas 419, vuelta. “Participación de los bienes de la testamentaría del General Trinidad Morán”. 8 Op. Cit. Punto 6. 9 Biblioteca Pública Municipal, Diccionario Enciclopédico Larousse.

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camerinos, o vestidores para los actores (había diez camerinos), y los almacenes o depósitos, todos ellos construidos con muros y bóvedas de calicanto. Desde la calle San Juan de Dios, ingresaban dos “callejones”, por los cuales se llegaba a la platea (hoy ingreso a la galería) y al escenario (posiblemente la tienda nº 219). Al parecer, y según se puede comprobar en este documento, las covachas y palcos no contaban con mobiliario por lo que “[…] era costumbre que las familias que tomaban estas localidades enviaban anteladamente las sillas […]”10. Dos particularidades importantes presentaba el Teatro en 1862. La primera era que “la platea no tenía techo, razón por la que, en el contrato de arrendamiento del Teatro en 189111 a los señores Manuel Pardo, Maximiliano de la Cuba y Alejandro Cervantes, se estipulaba en la primera cláusula que […] deberían techar la platea, partiendo de la pared circular en forma de sombrilla […] con armazón de madera […] cubierto con fierro galvanizado nuevo de 8 planchas por quintal de 2 × 6, techando igualmente el corredor de los palcos con el mismo fierro […]. La segunda particularidad está referida a la existencia de un patio, parte del cual debió ser el actual hall del Teatro, que continúa del zaguán de ingreso. A este patio que no disponía de techo tenía acceso no sólo el Teatro, sino todas las tiendas y locales alrededor de éste, tal como se puede ver en los contratos de arrendamiento de la tienda junto a los claustros (General Morán nº 106 y 108) al señor Selinger para el funcionamiento de los billares en 184812; y a los Srs. Appiani para el funcionamiento de una sombrerería en 190213; que tienen derecho al uso de la mitad del patio […] cuando no haya funciones teatrales […]”, puntualizando en el documento de 1848 que “[…] en las noches de teatro en que haya funciones, las puertas que dan al patio del teatro serán cerradas y las llaves del departamento de los billares serán entregadas al empresario […]”. “De otro lado, en el contrato de arrendamiento de 1891 ya referido se establece que con el fin de independizar el teatro de los departamentos laterales, se dará al departamento de la esquina una parte del patio igual a otra que se adjudicará al departamento de abajo […]”. “El local del Teatro funcionó como ha sido descrito hasta aquí; los herederos del general Morán lo alquilaban a Manuel Pardo y otros14 . Según este contrato, los inquilinos deberían realizar, además del techado de la platea y la refacción y arreglo de todas las instalaciones, el cambio del piso de la platea y de las covachas por piso machambrado de una pulgada de grueso [...] y si no de ladrillos iguales a los del templo de San Francisco […]”. Cambiarán todos los asientos de la platea con bancos de asiento divididos y un cojín para cada banca, o si no con silletas de doblar llamadas butacas. “El año de 1916, a raíz de la partición de los bienes del Sr. Julián Escudero, esposo de una nieta del general Morán, se lleva a cabo una nueva tasación del local del Teatro 15, en la que se puede comprobar la realización de obras, unas por los inquilinos de 1891, como el techado de la platea, y otras que no fueron ejecutadas por éstos, llevadas a cabo por el Sr. Luis Oldrati, inquilino del Teatro según un documento de transferencia de alquiler del 24 de octubre de 190716, y otro de prórroga de contrato del 10 10 Biblioteca Pública Municipal. Arequipa: su pasado y presente y futuro. Pag. 272. Adela Pardo de Belaúnde. 11 A.H.D. Sección Notarial. Escribano: José María Tejeda. Protocolo. 882 Año 1891. Hojas 770, vuelta. Arrendamiento el Sr. Pedro Guinassi y demás a los señores Manuel Pardo y otros. 12 A.H.D. Sección Notarial. Escribano: Isidoro Cárdenas. Protocolo Nº 554, año 1848. Hojas 48 v. “Arrendamiento Trinidad Morán a José Selinger.”. 13 A.H.D. Sección Notarial. Escribano: José María Tejeda. Año 1902. Hojas 1532. Arrendamiento doña Trinidad Corzo de Rospigliosi y demás a favor de Appiani hermanos. 14 Op. Cit. Punto 10. 15 A.H.D. Sección Notarial. Escribano: Victor Rojar. Año 1917. 1 Hojas 364. Partición de los bienes de Julián Escudero. 16 A.H.D. Sección Notarial. Escribano: José María Tejeda. Año 1907. 8 Hojas 1133 Transferencia de Arrendamiento. Los herederos de don Francisco Caselli a favor de don Luis Oldrati y novación de la Sra. Rafaela Morán de Guiñáis y otros con el empresario Luis Oldrati.

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de octubre de 190817; según los cuales se comprueba que el Sr. Oldrati colocó las […] butacas de fierro y cobre fundidas de doblar con asientos de madera [...], entabló el piso de la platea, realizó la instalación de la luz eléctrica en el local del Teatro, transformó la antigua cazuela en el local de preferencia con 18 pilares de fierro fundido y dos de madera con 20 rejillas de fierro que sirven de separadores18; sobre ésta construyó la nueva cazuela modificando el ingreso por la calle San Juan de Dios para darle acceso independiente. Demolió el antiguo arco del proscenio construyendo uno nuevo, más alto, de cemento, elevando a su vez el techo del escenario; cambió el empedrado del patio por mosaico, arreglando las gradas interiores. Igualmente a él se deben las dos estatuas de fundición del tamaño natural que se encuentran sobre los pilares de entrada a los palcos, teniendo focos de luz eléctrica.” “Antes de terminar el plazo del contrato de arrendamiento el Sr. Oldrati (10 de abril de 1918), aproximadamente entre 1916 y 1917, el Teatro pasa a la administración del Sr. Ricardo Rodrigo19, época en que se inicia también como sala de cine […].” “A pesar de que algunas versiones refieren la existencia de un foso para la orquesta en el Teatro, en ninguno de los inventarios y documentos encontrados y ya mencionados, existe referencia a tal espacio. Como es lógico suponer, en un local como éste se han sucedido numerosos hechos y anécdotas, habiéndose encontrado en la revisión documental un compromiso que en 1900 celebraron los propietarios del teatro20 debido a las continuas molestias y críticas que tenían por entregar el Teatro para funciones de beneficio […] casi nunca agradecidas, estableciendo a partir de este documento que aquél que entregara el local gratuitamente pagará 1.000 soles a cada uno de los copropietarios, quedando excluido de este acuerdo […] uno de los días de fiestas patrias para la distribución de premios a las escuelas municipales [...] y la función que se piensa dar a beneficio del Hospital. Dentro de los muchos sucesos acontecidos en el Teatro, se puede ver, en los Anales de la Ciudad de Arequipa21, que el 23 de octubre de 1919 debutó en el teatro la Compañía de ópera Hipólito Lázaro, con la obra La Favorita de Verdi. El público acude en gran número para oír a Lázaro, el mejor tenor de esos tiempos después de Caruso. Es la primera vez que en Arequipa se paga un espectáculo tan caro y al que el público ha asistido complacido. Los precios son: Palcos S/2.40, Platea S/20.00, Preferencia S/24, Galería S/5.00. Esta compañía ofreció dos funciones más con las óperas Aida y Rigoletto. Otro hecho anecdótico: se llevó a cabo en el Teatro una asamblea general de los empleados del comercio, agrupación creada el 27 de septiembre de 1919, con el fin de fijar las horas de trabajo, aumentos de sueldo, vacaciones, jubilación, ascensos en el trabajo, por grados y méritos y preferencia sobre los extranjeros que hoy abundan en las casas de comercio. En esta Asamblea, presidida por el Dr. Manuel Jesús Montoya [...] se reunieron como 40 ciudadanos, decretándose la huelga general para el día siguiente […]. Otro hecho singular es el que entre 1908 y 1914 pudo desaparecer el Teatro merced a que en el contrato de alquiler de 1908 se estipulaba como cláusula adicional que sí en los primeros seis años el Sr. Oldrati conviene en derrumbarlo para construir un pasaje con tiendas a sus dos lados […] deberá presentar los planos a los propietarios para su aprobación, y hacer la nueva construcción de sillar con viguetas de fierro […]. En realidad, muchos son los acontecimientos que han hecho la historia de este Teatro, el mismo que se



Santa Catalina.

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17 A.H.D. Sección Notarial. Escribano: José María Tejeda. Año 1908. Hojas 2602. Prorroga de Locación. La Sra. Rafaela Morán de Guiñáis y otros a favor de Luis Oldrati. 18 Op.Cit., punto 14. 19 Op. Cit., punto 9. 20 A.H.D. Sección Notaria. Escribano: José María Tejeda. Año 1900. Hojas 2032 v. Compromiso de los Sres. José Corzo, Pedro Guinasi, Máximo Rospigliosi y Julián Escudero. 21 Biblioteca Pública Municipal. Anales de la Ciudad de Arequipa. Años 1918-1919. Redactados por el bibliotecario César Atahualpa Rodríguez.

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dedicó exclusivamente a local cinematográfico. Es necesario resaltar que, merecidamente, el año de 1985 se incluye al Teatro Fénix en el Inventario Monumental de la Nación, declarándolo Monumento Histórico de Arquitectura Civil Pública mediante la R.M. Nº 1251-85 ED del 27 de noviembre de 1985”. II. 17. LOS MUSEOS EN AREQUIPA Los museos son aquellos lugares donde se guardan objetos notables pertenecientes a las ciencias y artes. El tiempo y la enorme cantidad de obras y de objetos antiguos de todo género hicieron que los museos se especializaran, surgiendo así los museos arqueológicos, los históricos, los etnográficos, de bellas artes, pintura, escultura, grabado, de armas, etc. Una lista de los museos arequipeños: 1º.- El Museo Histórico Municipal, ubicado en la Plaza 28 de Febrero. Este museo fue inaugurado el 18 de agosto del año de 1955 en un salón del edificio del Ateneo. Su creación tuvo lugar el año de 1954, durante la alcaldía del Dr. Eduardo Gutiérrez Ballón, de acuerdo a la moción presentada por el Dr. Guillermo Zegarra Meneses. Sería trasladado en 1975 al local del Fundo El Fierro, en la Plaza 28 de Febrero. 2º.- El Museo de la Universidad Nacional de San Agustín. Ubicado en la calle Álvarez Thomás, nº 200. 3º.- El Museo de la Universidad Católica Santa María. Ubicado en la calle Cruz Verde, nº 303. 4º.- El Museo Santuarios Andinos de la Universidad Católica Santa María. Ubicado en la calle La Merced, nº 110. 5º.- El Museo del Monasterio de Santa Teresa. Ubicado en la calle Melgar, nº 303. 6º.- El Museo de Arte Contemporáneo. Ubicado en la Av. Tacna y Arica, nº 201. 7º.- El Museo La Recoleta, en el convento del mismo nombre, ubicado en la calle La Recoleta, nº 117. 8º.- El Museo Editora Perú. Ubicado en la calle Consuelo, nº 202. 9º.- La Ciudadela de Santa Catalina. Ubicada en la calle Santa Catalina, nº 301. 10º.- El Museo Forestal de la Policía Ecológica. Ubicado en el Parque Caballero, nº 121, urbanización Jesús y María. 11.- El Museo Particular del Dr. José Villalobos Ampuero, ubicado en la calle Álvarez Thomás, nº 206. Posee una colección de arte antiguo y contemporáneo muy valioso y digno de apoyarse para prestigio de Arequipa. 12.- El moderno museo en homenaje al ilustre arequipeño Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura. II. 18. LOS ARCHIVOS 1. El Archivo Regional, fundado el 15 de mayo de 1960. 2. El Archivo Arzobispal, fundado el 20 de julio de 1984 por el arzobispo Fernando Vargas Ruiz de Somocurcio. 3. El Archivo Mostajo, fundado el año 1953. II. 19. LAS BIBLIOTECAS DE AREQUIPA No existe ningún trabajo de investigación, ni publicación alguna, que se refiera a la historia de las bibliotecas en Arequipa. Por ello me he permitido pergeñar estos apuntes, para que sirvan de base a un trabajo de investigación más profundo, cuya realización permita tener un conocimiento más completo de la vida cultural de la ciudad de Arequipa. 150

Una biblioteca es aquel lugar en el que se encuentra un considerable número de libros, ordenados convenientemente para la lectura. Consiste en una verdadera extensión de nuestro saber, es el lugar que nos hace posible extendernos y transportarnos más allá de los límites de nuestra vida. Desde que se inventó la escritura, la biblioteca se convirtió en la memoria de la Humanidad. Todavía hoy resuelve problemas de información antes y mejor, en muchas ocasiones, que la propia informática. Así, si acudo a una biblioteca a buscar información, por ejemplo, sobre el gran César Vallejo, puedo encontrar en ella más de una docena de libros que estoy en condiciones de leer. En cambio, si accedo a internet y pido información acerca del gran vate peruano, accederé a sitios webs con tantos artículos y libros sobre nuestro gran poeta, que entonces, entre tan abundante información, entre tanta memoria, puedo escoger los artículos y libros menos importantes. En cambio, en la biblioteca, yo mismo selecciono manualmente, escojo, reviso y leo. Quiero decir que uno de los mayores problemas que se tiene hoy en día es el de seleccionar adecuadamente la abundante información que nos proporciona Internet, un problema del que adolecen no sólo nuestros estudiantes, sino también algunos investigadores. Por mi parte, yo, desde niño, he vivido entre libros; no se cuántos habré leído, pero sí siento que mi vida sería muy triste si estuviera separado, distanciado de los libros de mi biblioteca, pues ella me proporciona la posibilidad de apreciar mejor lo que acontece a mi alrededor, en la sociedad en la que vivo. Ahora bien, las bibliotecas de una determinada ciudad como Arequipa están en íntima relación con las instituciones culturales, con sus propietarios, con las librerías y con el medio sociocultural de la ciudad. En consecuencia, con el objeto de dar a conocer las bibliotecas que han existido en la ciudad de Arequipa, me he permitido pergeñar estos apuntes, un tanto desordenados, para señalar las más importantes bibliotecas que han venido existiendo en Arequipa; pido con antelación mil disculpas por las omisiones. 1.- La Biblioteca del Seminario de San Jerónimo (1719). Durante algún tiempo fue conocido como el Seminario de La Asunción; posteriormente cambió su nombre por el de San Jerónimo, y a partir del año de 1788 fue reorganizado por el obispo Chávez de la Rosa. Este primer centro educacional de Arequipa tuvo su primer local en la primera calle de San Francisco, 112-114 y 116, donde funcionaba también su biblioteca. Actualmente, el local está cerrado y muy descuidado, debiendo el Municipio o la Región Arequipa restaurar el inmueble y darle la importancia que se merece; incluso se le puede explotar turísticamente, ya que tiene una magnífica arquitectura, con sus portales interiores. Desconozco por qué razones ninguna autoridad se ocupa de restaurar tal inmueble, tal como vengo clamando en solitario desde hace tiempo. Esta institución cultural formó su Biblioteca tomando como base la biblioteca personal del obispo Chávez de la Rosa, que donó la suya. En ella se formaron preclaros hombres arequipeños como Francisco de Luna Pizarro, Benito Lazo, José María Corbacho y Mariano Melgar, entre otros. 2 La Biblioteca de la Academia de Ciencias y Artes, llamada “Lauretana”. Fundada el 10 de diciembre de 1821. Funcionó en los altos de la calle San Agustín, al costado izquierdo de la iglesia del mismo nombre, subiendo por las gradas que todavía existen. Esta biblioteca se formó alrededor de la donación de la biblioteca personal de su fundador, el Dr. Evaristo Gómez Sánchez. En ese local dictó su conferencia en contra del celibato el deán Juan Gualberto Valdivia; el Dr. Simón Tejeda hizo lo propio sobre el industrialismo, como también hicieron otros intelectuales arequipeños. Su fondo bibliográfico fue saqueado por las tropas chilenas cuando la ocupación de la ciudad, durante la guerra con Chile de 1879. Su archivo y fondo bibliográfico actualmente lo guarda la Biblioteca de Santiago. 3 La Biblioteca del Convento de Santo Domingo, que conserva libros muy antiguos y verdaderas joyas para el estudio de Arequipa. 151

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Claustro de la Compañía El templo de la Compañía y sus claustros adyacentes constituyen, el monumento más representativo de la Escuela Arequipeña

En opinión del historiador español Bernales Ballesteros, es en la portada de la Compañía de Arequipa donde nace el arte genuinamente mestizo, y donde culmina armónicamente el proceso de transculturización hispano-americana. El esquema general procede de la península, evidentemente, pero es nativa la forma de tallar la piedra, la sensibilidad un tanto plana del relieve y los motivos empleados en la decoración. Los intercolumnios, es decir, las calles laterales, están decoradas con relieves de querubines y unos escudos con las palabras EL AÑO y DE 1698.

Bellos y esmerados relieves.

Columnas talladas con motivos religiosos.

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4 La Biblioteca del Convento de la Merced. En su colegio estuvieron como estudiantes Hipólito Unanue, Hipólito Sánchez Trujillo y el obispo Goyeneche. Su biblioteca constituye uno de los más importantes repositorios bibliográficos de la actualidad. Se puede consultar la abundante producción del padre Barriga y del deán Juan Gualberto Valdivia. 5 La Biblioteca del Convento de San Francisco, que conserva los trabajos del obispo Calienes, formador de juventudes. 6 La Biblioteca del Convento de La Recoleta, que tiene una abundante bibliografía sobre Derecho civil y canónico, Filosofía, Historia, Literatura, revistas y libros de Gramática. 7 La Biblioteca de la iglesia de la Compañía, que conserva un variado fondo bibliográfico de Apologética, Mística, Dogmática, Gramática y otros temas. 8 La Biblioteca del Colegio de la Independencia Americana, fundado el año de 1827 y donde se formaron preclaros hombres arequipeños. 9 La Biblioteca de la Universidad Nacional del Gran Padre de San Agustín, que se fundó el 11 de noviembre de 1828. En un comienzo fue la Biblioteca Central, que tuvo en los últimos tiempos como destacados directores a los doctores Vladimiro Bermejo (1940-1960) y Enrique Azálgara Ballón. Posteriormente fue diversificada a cada una de sus Facultades. 10 La Biblioteca del Ateneo de la Municipalidad de Arequipa, recientemente restaurada arquitectónicamente. Posee un gran fondo bibliográfico y amplia hemeroteca para el estudio de la historia de Arequipa. Cuenta con la biblioteca que desde la Argentina donó el gran poeta arequipeño Alberto Hidalgo. Tuvo como destacados directores al Dr. Jorge Polar, al destacado poeta Atahualpa Rodríguez, al filósofo Enrique Azálgara Ballón y a Manuel Calienes Rodríguez. 11, 12 y 13 Las Bibliotecas de los colegios Ballón, San José e Instituto Arévalo. Ya desaparecidas. 14 La Biblioteca del Colegio de Abogados de Arequipa. Desde el año de 1911 cuenta, dentro de su abundante repositorio, con abundantes libros jurídicos, además de las bibliotecas personales que donaron los doctores Guillermo Gustavo Paredes y. Raúl Torres Fernández. 15 La Biblioteca del Club Social Arequipa, que entre sus variados e importantes textos posee la tesis de Bachiller en Derecho del Dr. Héctor Cornejo Chávez, titulada Las clases medias; abogado y profesor, fue durante un tiempo director de dicha Biblioteca. Hasta aquí puedo decir que he consignado las bibliotecas clásicas de la ciudad de Arequipa. A Partir del año 1960 aparecieron las siguientes: 16 La Biblioteca de la Universidad Particular Católica de Santa María, con un abundante fondo bibliográfico antiguo y moderno en todas las especialidades, que brinda a sus estudiantes. Se ha diversificado en varias áreas del conocimiento. Cuenta con las bibliotecas particulares del Dr. Humberto Núñez Borja, muy abundante en textos de Derecho, y del Dr. San Román. 17 y 18 Las Bibliotecas de las Cooperativas de El Pilar y de Alto Selva Alegre, que contaban con un gran fondo bibliográfico moderno; lamentablemente, casi ya no funcionan. 19- La Biblioteca del Club Internacional. 20- La Biblioteca del Cultural Peruano Norteamericano. 21- La Biblioteca de la Alianza Francesa. 22- La Biblioteca del Cultural Peruano Alemán, y 23- La Biblioteca del Jockey Club. Posteriormente, puedo mencionar: 24- La Biblioteca del Ejército, que quedaba en la primera cuadra de la calle Mercaderes y que fue saqueada cuando la Revolución de 1950. 154

25- La Biblioteca de la Marina. 26­- La Biblioteca de la Aviación. 27- La Biblioteca de la Policía. 28- La Biblioteca del Banco de Reserva. 29- La Biblioteca de la Región Arequipa. 30- La Biblioteca de la Curia. 31- La recientemente denominada ‘Mario Vargas Llosa’, inaugurada el 24 de marzo de 2010. Por último, cabe consignar las Bibliotecas (14) de los colegios profesionales (Arquitectos, Ingenieros, Contadores, Sociólogos, Asistentes sociales, Psicólogos, Periodistas, Médicos, Enfermeras, Odontólogos, Economistas, Químicos farmacéuticos, Colegio de Profesores, Asociación de Profesores de Historia). Las bibliotecas de las nuevas Universidades: Universidad San Pablo, Universidad ALAS, Universidad Andina y Universidad Tecnológica (4). Las bibliotecas de los colegios de Secundaria: Mariano Melgar, La Asunción, Juana Cervantes de Bolognesi, Colegio Militar Francisco Bolognesi, Colegio Internacional, Colegio Prescott, Colegio Max Hule, Colegio de los Sagrados Corazones (8). A todas ellas podemos agregar las bibliotecas de los Institutos Superiores. RESUMEN En la ciudad de Arequipa, desde su fundación el 15 de agosto de 1540 hasta el 30 de noviembre de 2010, han existido más o menos unas 70 bibliotecas institucionales, aparte de las bibliotecas particulares de destacados intelectuales arequipeños. BIBLIOTECAS DE PERSONAJES DESTACADOS DE AREQUIPA. - La Biblioteca del destacado historiador, abogado, periodista y hombre múltiple Dr. Francisco Mostajo Miranda, que la donó a la Universidad Nacional de San Agustín, donde funciona como “El Archivo Mostajo”. - La Biblioteca del destacado abogado, rector de la UNSA, Dr. Francisco Gómez de la Torre, en poder de sus descendientes. - La Biblioteca del Dr. Carlos Vivanco, médico que vivía en la última cuadra de la calle la Merced, en poder de su señorita hija. - La Biblioteca del Dr. Guillermo Gustavo Paredes, destacado abogado y docente universitario, donada por su hijo el Dr. Guillermo Paredes Ballón al Colegio de Abogados de Arequipa. - La Biblioteca del Dr. Humberto Núñez Borja, destacado abogado, rector de la UNSAy de la Universidad Católica Santa María, donada a dicha casa de estudios. - La Biblioteca del Dr. San Román, tesorero del Colegio Independencia Americana, vendida a la Universidad Católica Santa María. - La Biblioteca del Dr. Raúl Torres Fernández, destacado abogado, donada al Colegio de Abogados de Arequipa. - La Biblioteca del Dr. Vladimiro Bermejo, destacado docente universitario de la UNSA. - La Biblioteca del destacado poeta Alberto Hidalgo, donada desde la Argentina a la Biblioteca de la Municipalidad de Arequipa. - La Biblioteca del Dr. Artemio Peraltillo, historiador y docente de San Agustín, que además tiene 155

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una magnífica hemeroteca de periódicos arequipeños y del Libro de Actas del Gobierno de Lizardo Montero, cuando la guerra con Chile de 1879. Hoy en poder de sus descendientes. - La Biblioteca de don Manuel Segundo Calienes Rodríguez, antiguo director de la Biblioteca Municipal de Arequipa. Fue vendida por sus hijos René y Fedhor Calienes. - La Biblioteca del Dr. Javier Mayorga, destacado docente universitario. En poder de su esposa. - La Biblioteca del Dr. Guillermo Galdós Rodríguez, destacado historiador, docente de San Agustín y director del Archivo Regional de Arequipa, en poder de sus descendientes. - La Biblioteca del Dr. Alejandro Málaga Medina, destacado historiador y docente de San Agustín, en poder de sus hijos. - La Biblioteca del Dr. José Zuzunaga Briceño, destacado historiador y docente de la UNSA, en poder de sus descendientes. - La Biblioteca del Dr. Máximo Neira Abeldaño, destacado arqueólogo y docente de la UNSA, y profesor emérito de las Universidades San Agustín y Católica Santa María, recientemente fallecido el 7 de diciembre de 2009, ahora en poder de su hermano. - La Biblioteca del Dr. Eloy Linares Málaga, destacado docente de la Universidad San Agustín y arqueólogo, en su poder. - La Biblioteca del Dr. Mario Sotillo Humire, destacado docente de San Agustín y sociólogo, en su poder. - La Biblioteca del Dr. Augusto Ramos Zambrano, destacado abogado, investigador y docente universitario. En su poder. - La Biblioteca del Dr. Héctor Ballón Lozada, destacado abogado, historiador, sociólogo y docente de las Universidades de San Agustín y de la Católica Santa María, miembro de Número de la Academia Peruana de Derecho, profesor emérito de la UNSA. En su poder. - La Biblioteca del Dr. Mario Arenas Rodríguez, destacado docente universitario. En su poder. - La Biblioteca del Dr. Eusebio Quiroz Paz Soldán, destacado docente de la UNSA e historiador. En su poder. - La Biblioteca del Dr. Raúl Fernández Llerena, destacado sociólogo y docente de la Universidad de San Agustín. En su poder. - La Biblioteca del Dr. Julio José Fuentes Fuentes, destacado docente de la Universidad San Agustín. En su poder. - La Biblioteca del Dr. Julio Paredes Núñez, exrector de la Universidad Católica Santa María, en su poder. - La Biblioteca del Dr. Abel Tapia, destacado docente de la Universidad Católica Santa María. En su poder. - La Biblioteca del Dr. Jorge Cáceres, destacado abogado y docente de la Universidad Católica de Santa María. En su poder. - La Biblioteca del Dr. Augusto Belán Franco, destacado docente de la Universidad Particular Católica de Santa María. En su poder. - La Biblioteca del Dr. Otto del Carpio, destacado periodista arequipeño y profesor. En su poder. Me he permitido dar una relación de las bibliotecas institucionales y de intelectuales arequipeños porque es evidente que, quien quiera conocer Arequipa, además de su historia y arquitectura, debe conocer el mundo histórico y técnico de sus libros. Cabe apuntar que la bibliología es la disciplina que se ocupa del estudio del libro en su aspecto histórico y técnico, y los hombres y los libros pertenecen a una misma realidad.

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II. 20. HISTORIA DE LAS LIBRERÍAS EN AREQUIPA Esta una lista de las librerías que ha habido y que hay establecidas en la ciudad de Arequipa. 1º.- La librería del Sr. Guillermo Pacheco, que funcionaba en la primera cuadra de la calle San Francisco. 2º.- La librería “Leer”, cuyo propietario fue el profesor don Armando Rivera Dorue. Tenía dos locales, uno en el Portal de la Municipalidad y el otro en la segunda cuadra de la calle Jerusalén. 3º.- La librería “Alvareda”, que funcionaba en la calle San Juan de Dios, primera cuadra. 4º.- La librería “El Escritorio”, cuyo propietario era el Sr. Valencia, y que llegó a tener cinco locales en diversos lugares de la ciudad. 5ª.- La librería “Nuevo Mundo”, de propiedad del Sr. Salazar, que funcionaba en la segunda cuadra de la calle San Juan de Dios. 6ª.- La librería “La Cultura”, del Sr. Barriga, ubicada en la primera cuadra de Puente Bolognesi, nº 117. 7º.- La librería “Studium”, con dos locales: uno en la calle Moran y el otro en la calle San José. 8º.- La librería “Gonzales Porto”, que funcionaba en el Portal de San Agustín. 9º.- La librería “La Simiente”, del Partido Comunista Peruano, que funcionaba en la calle Ejercicios, tercera cuadra. 10º.- La librería “Trilce”, cuyo propietario fue el poeta Ruiz Rosas. 11º.- La librería “El Aquelarre”, cuyo propietario fue el destacado literato Dr. Jorge Cornejo Polar. 12º.- La librería “Minerva”, del profesor Peraltillo, que funcionaba en la calle Puente Bolognesi un local y otro en la calle Sucre. 13º.- La librería “De Viejo”, que funcionaba en la antigua Plazoleta del Mercado San Camilo. 14º.- La librería “Latina”, que funcionaba en los claustros de la Compañía y otro local en la calle Peral. Hoy, en la Arequipa del año 2010, tenemos solamente las siguientes librerías: 1º.- “El Lector”. 2º.- “San Francisco”. 3º.- Librería de la UNSA. 4º.- “El aquelarre”. 5º.- SBS. Además de unas librerías de viejo.

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Anexos



Fachada de la Iglesia de la Compañía, se encuentra ubicada entre el Portal de la Municipalidad y el Portal de Flores. Templo erigido por la Compañía de Jesús es uno de los ejemplos más destacados del estilo mestizo arequipeño.

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HISTORIA DE LA FOTOGRAFIA EN AREQUIPA (Apuntes para un estudio de una Moderna Investigación Histórico-Social, por el Dr. Héctor Noé Ballón Lozada; Miembro de Número de la Academia Peruana de Derecho y actual Docente de la Unidad de Postgrado de la UCSM). No se puede dejar de reconocer el aspecto importante que desempeña la fotografía y otros elementos audio visuales en la recuperación de la memoria de los hechos sociales y en la comprensión de documentos testimoniales que de una u otra manera han venido a mejorar el proceso de investigación y la formación académico profesional de los estudiantes en ciencias Sociales. La Fotografía social en Arequipa basada en la interpretación de una colección fotográfica anónima inédita que retrata los sucesos del movimiento popular arequipeño. Y habiendo sido invitado a dictar una conferencia alusiva al tema es que he preparado estos apuntes, haciendo presente que no existe bibliografía al respecto, lo que hace muy difícil su tratamiento, pues no hay una historiografía especializada. La fotografía es el Arte de fijar la imagen de los objetos mediante la cámara obscura y de ciertas sustancias impresionables a la luz. Según unos estudiosos la fotografía la inventó Niépce el año de 1840 y según otros fue Daguerre en 1839 que difundió los daguerrotipos, abrotipos y ferrotipos hasta la era de los grandes estudios fotográficos. El fotograbado en las Artes Gráficas del Perú fue introducido por el norteamericano Carlos Southwell que llegó a la ciudad de Lima el año de 1889, contratado por la Casa de la Moneda y que el año de 1892 hizo en sus talleres, la Revista El Perú Ilustrado, que desde 1887 editaba el comerciante norteamericano Peter Bacigalupi. Otros sostienen que el inventó fue introducido en el Perú en 1842 por el francés Maximiliano Danti. Lo cierto es que el norteamericano Benjamín Franklin Pease Olivera tiene un papel destacado en la fotografía peruana, porque en sus talleres realizó el retrato del Presidente de la República, en la que presenta el carácter enérgico de la personalidad de Castilla. El fotógrafo peruano fue Don Jacinto Pedevilla, el cual en 1853 introdujo este efecto en Lima. En cuanto a Arequipa se refiere indicaré que: en la obra Geografía del Perú del Arequipeño Mateo Paz Soldán impresa el año de 1862, tiene una vista panorámica de Arequipa impresa en el sistema litográfico en la que se observa en el lado izquierdo de la lámina el Arco Triunfal que mandó a construir el Intendente Don Álvarez y Jiménez, padre de don Ignacio Álvarez Tomás, Presidente de la Provincias de la Plata el año de 1815, Arequipeño nacido en la primera cuadra de la calle Ejercicios y que hoy lleva su nombre, es el único peruano que ha presidido los destinos de la República Argentina.



Plaza de Santa Marta, fotografía de los hermanos Vargas hacia 1920.

Hay también fotografía de Arequipa anteriores al terremoto del 13 de Agosto de 1868, así como de la destrucción de la ciudad por tal sismo y según los peritos esas fotografías deben haber sido impresas entre 1850 y 1870, entere las que puedo señalar a: El Arco Triunfal del Intendente Álvarez Jiménez, La vista de Arequipa y el Doble campanario de Arequipa, foto tomada el año de 1850 desde los altos de la Iglesia de Santo Domingo, la fotografía frontal de la catedral tomada con tiendas de quinquillería el año de 1855. Del mismo modo las fotografías del ingreso del Ferrocarril a Arequipa el año de 1870 por el Puente Bolívar, más conocido con el nombre de Puente de Fierro, pues no se debe olvidar que el ingeniero Enrique Meiggs dio gran publicidad a la Construcción de sus Ferrocarriles. 161

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Todas estas fotografías pueden ser observadas en el museo municipal y en el archivo regional de Arequipa, instituciones que poseen documentos gráficos de la ciudad de Arequipa del siglo XIX. LOS PRECURSORES Por el año de 1866 estuvo en Arequipa Don Enrique Dohrn el cual permaneció durante un mes ofreciendo sus servicios profesionales de fotografía moderna y publicó avisos ofreciendo tomar cuatro retratos para persona adulta por el precio de dos pesos. Con procedimiento instantáneo. Sus horarios de atención los fijó de 12 del día a 4 de la tarde en sus talleres ubicados en el Portal de Flores Nº 15 de la plaza de Armas. El año de 1893 el Centro Artístico de Arequipa el 1º de Agosto inauguró una exposición de trabajos artísticos, otorgando premios a los participantes en pintura al óleo en escultura, fotografía y dibujo. Entre los precursores en fotografía en Arequipa se puede señalar a los siguientes .Don Carlos López de Romaña y el Padre de Don Alfonso Montesinos más o menos a fines de 1880 y comienzos de 1900. Por el año de 1901 debo indicar que el Señor de la Cuba fue el Primero que fotografío e imprimió de la Cruz, colocada en la cumbre del Volcán Misti, por mi antepasado el Obispo Dr. Manuel Segundo Ballón el 20 de Octubre. Posteriormente se establece en Arequipa el ciudadano español Don Figueroa Osmar, el mismo que apertura su Taller fotográfico. Un 1º de enero de 1904 Don Max T. Vargas abrió su Taller de Fotografía en la esquina formada por las calles Mercaderes y la Plaza de Armas. En este Taller se realizaron fotografías de importantes familias Arequipeñas y de las principales Ediciones de Arequipa, las mismas que constituyen un magnífico testimonio fotográfico de Arequipa de inicios del XX. Cabe también señalar que por los años de 1904-1909 se publicaron diversas postales de Arequipa, que llevan la leyenda:” Edición de las Librerías Rojas y Franco”. Posteriormente tenemos al Señor Manuel Jesús Glave, fotógrafo aventurero e investigador que descubrió las Ruinas de Kakallinca, las mismas que fueron estudiadas por el arqueólogo Dr. Leónidas Bernedo Málaga según el profesor y Folclorista Manuel Gallegos Sans, que con el seudónimo Ricardo Sakantula lo hizo conocer en el Diario Noticias. Por el año de 1910, el comerciante y fotograbado V. Zapana publicó en el Diario El Pueblo un Aviso por el que hace saber: que ha recibido de una Casa Alemana un Implante completo de máquinas, aparatos y útiles de fotograbado que le permitirán establecer una Fábrica de Fotograbados para el servicio local. Prosiguiendo con estos apuntes de la fotografía en Arequipa, es imprescindible que me refiera a los siguientes personajes que jugaron un destacado papel en Arequipa. La Fotografía del Señor Scollo, ubicada en la Calle San Agustín 113 y que después estuvo a cargo del Señor Torreblanca, la fotografía del Señor Caro que funcionaba en la calle Piérola, en la casa en que vivió don Mariano Palao. La Fotografía del Señor Emilio Díaz que estaba ubicada en la Calle Rivero. La fotografía del Señor Guillermo Rodríguez Zaconet, el cual un 26 de enero de 1926 instaló un Taller de Triconía, fotograbado y cinco grabado. Son importantes también en el aspecto fotográfico los siguientes personajes: 162

Hermanos Vargas.

Mujeres en el patio Carlos y Miguel Vargas Arequipa, Perú, hacia 1915

Manuel Mansilla, Julio Andía Villegas, Darío Pérez Portugal, pues se han distinguido en forma sobresaliente. La Fotografía del Señor Cano, que funcionaba en la Calle Piérola, actualmente tienen sus descendientes un Taller fotográfico en la 1º cuadra de la Calle San Juan de Dios. El Fotógrafo Manuel Álvarez tenía su taller ubicado en el Portal de Flores, en el cual los Hermanos Carlos y Miguel Vargas, aprendieron el arte de la fotografía. LOS HERMANOS VARGAS Carlos Vargas Zaconet nació en Arequipa, un 27 de Enero de 1885 y su hermano Miguel el 29 de octubre de 1886. La vocación fotográfica se manifestó en ellos cuando siendo alumnos del colegio Salesiano construyeron una ingeniosa cámara fotográfica, que mereció el 1er premio en concurso público. En ese año comienza también su paciente investigación en los secretos del cuarto oscuro hasta 1911 aproximadamente. Posteriormente, los hermanos Vargas se independizaron y establecieron su Estudio en el Portal de San Agustín 111, a partir del año de 1912. Los Hermanos Vargas son los más famosos fotógrafos arequipeños pues realizaron fotografías de importantes y sencillas arequipeñas así como de lugares tradicionales de Arequipa, desarrollando la técnica del claro- oscuro, que hicieron a sus fotografías famosas mundialmente. Por el año de 1913, no se conocía película ni papel bromuro, sólo se utilizaba papel nitrato, para ser quemado en el sol.

Hermanos Vargas.

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Con este material los hermanos Vargas realizaron sus primeras fotografías. El Dr. Juan Manuel Polar publicó en el diario el Pueblo un comentario en el que hizo notar que “antes de los Vargas la Fotografía que se realizaba en Arequipa era una fotografía plana sin relieve”, así como se caracterizaba por un distintivo “duro en la rigidez de la pose”. Con los Hermanos Vargas se inicia en Arequipa un nuevo lenguaje fotográfico. El estudio de los hermanos Vargas por aquellos años, se convierte en el más importante Centro de Reunión de Artistas e Intelectuales. Allí se realizaron las lecturas de Poesía, entonces inédita de José Santos Chocano, Martín Adán, Cesar Atahualpa Rodríguez, y Percy Gibson. En la Galería de los Vargas también se efectuaron las primeras exposiciones pictóricas de futuros exponentes de la pintura Nacional como: Vinatea Reynoso, Málaga Grenet, Teodoro Núñez Ureta y otros. Por consiguiente las diversas actividades de la intelectualidad de avanzada se hicieron presentes en la ciudad, a través del estudio y galería artística de los hermanos Vargas. La Primera Exposición Internacional de la Obra fotográfica de Los Vargas es la que se realizó el año de 1915 en San Francisco EEUU, y Carlos y Miguel Vargas Aconet Conocidos simplemente como los hermanos Vargas se encargaron de registrar todo lo importante o cotidiano que acontecía en la Blanca Ciudad de los Años 50. Sea en visitado estudio de San Agustín sea en las calles arequipeñas donde captaron la belleza de su arquitectura, los inseparables frateyos se convirtieron en los ojos y el alma de la ciudad. Maestros del claro-oscuro, profesionales del laboratorio, curiosos en perennizar el gesto de sus retratados, los Vargas llevaron a la fotografía de la época algo cercano a la foto instantánea por lo menos a un estilo de aparente naturalidad, según glosó Fernando Castro un estudioso de su obra .Curiosos caballeros fueron Carlos (1875-1979) y Miguel (1876-1976) atildados en el vestir, su corbatita michi (corbata de laso) y el clavel rojo en la solapa en su diario deambular de la ciudad. Uno al lado del otro sin apenas dirigirse la palabra al caer la tarde, el descanso obligado en alguna banca de la Plaza de Armas o del Parque Juan Manuel Polar los situaba en esquinas adversas apuntando uno al norte y otro al sur. Pocos los vieron conversar y nadie da razón de algún altercado.

Miguel Quispe (líder indígena) Carlos y Miguel Vargas Arequipa, Perú, hacia 1925

El año de 1916 exhibieron por primera vez sus famosos “Nocturnos”. Sus trabajos muestran una calidad estética superior, sus virajes al sepia, azul, cobalto, rojo y todas sus gamas y matices pueden calificarse de extraordinarias su relación con los medios de información fotográfica estuvo permanentemente actualizada. A partir de 1920 sus retratos aparecen en revistas especializadas como: “Correo Sudamericano de Fotografías”, “El Mundo Gráfico de la Habana”. En el Perú sus fotografías son comentadas y reproducidas en las revistas: “Mundial y Variedades”. El Año de 1925 los Vargas fueron invitados por la Comisión Organizadora del Primer Salón de Arte Fotográfico de Buenos Aires. Con motivo del Centenario de Bolivia se realiza una gran feria a nivel Continental y en ámbito artístico la representación peruana estuvo organizada nada menos que por José Sabogal y los Hermanos Vargas fueron ganadores del Gran Premio de Honor y obtuvieron la Medalla de Oro. En 1928 fueron invitados e intervinieron en la Exposición Iberoamericana de Sevilla. Por el año de 1929 se efectúa una exposición por el 15 de Agosto y se muestra por 1ra vez los bromóleos y resinotipias ,los mismos que causaron una gran conmoción en el ambiente intelectual arequipeño y como consecuencia se realizó una célebre polémica entre los Vargas y el Poeta Morales de Rivera, el mismo que sustentó la Tesis de que” la fotografía no era un arte “. Por Primera vez la fotografía es defendida en debate público, los Vargas sostuvieron la Tesis de que “La Fotografía se expresa con un lenguaje propio y diferente al utilizado por otras artes”.

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Fotografías de los Hermanos Vargas.

El año de 1970 se cierra el estudio de los Hermanos Vargas. Miguel fallece en enero de 1976 y Carlos fallece el 21 de Junio de 1979. Juega también un papel importante en Arequipa el estudio fotográfico del Sr. Bravo Pineda así como el del Sr. Martínez Gómez, hermano de don Marcelo Martínez. Por último considero necesario referirme al papel jugado por los fotógrafos ambulantes que trabajaban en el Parque Duhamel que sacaban rápidamente fotografías a muy bajo costo para la gente de muy bajos recursos económicos de la ciudad y del campo. Esos fotógrafos del Parque Duhamel sean desplazado posteriormente a la plaza de armas de Arequipa donde seguían ofreciendo sus servicios pero ahora utilizan máquinas fotográficas modernas con las que han sustituido a las antiguas sobre un trípode. Y en este proceso de cambio y transformación llegamos al fotoperiodismo, o periodismo gráfico, con utilización de modernas cámaras fotográficas digitales, actualmente tenemos a los videos para la televisión y a los compact disk. 165

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FOTOGRAFIA Y SOCIEDAD Finalmente, debo hacer referencia a la Exposición Fotográfica del Movimiento Popular de Junio de 1950, que se realizó los días 4,5,6 de octubre del año 2000, en el Salón Mariano Melgar de la UNSA y que motivaron estos un tan sencillos apuntes por ser los primeros que tratan sobre el tema. De las diversas y abundantes fotografías que componen esta exposición se puede realizar una interpretación de los sucesos del Movimiento Popular de Junio de 1950, que algunos estudiosos consideran como Revolución, pero que ahora no es el momento para realizar una discusión. Esta Exposición nos puede llevar a establecer criterios para diferenciar varios aspectos, por ejemplo diferenciar a los diferentes tipos de líderes políticos sociales que ha tenido Arequipa a través de su desenvolvimiento histórico. El Tipo de Líder Político Social Clásico individual y carismático (del sociólogo alemán Max Weber) cuyo representante principal en Arequipa sería el Deán Juan Gualberto Valdivia. Diferente del Líder de Barricadas como lo fue Javier Sánchez y Benito Bonifaz en los Fuertes Malakov y Makarov. Distinto del líder del mitin turbulento como los dirigentes del Partido Político Liberal como los Precursores Lino Urquieta y Francisco Mostajo Diferentes también de un nuevo tipo de Líder Político Social que no sale adelante, que no presente el pecho, sino que se confunde con las multitudes. Creo que Arequipa está esperando a su nuevo Líder correspondiente a nuevas Masas a modernas multitudes que no sólo esperan ser conducidas sino que por el contrario sepan a donde van y que es lo que quieren, es decir un cambio y transformación social, que considero no se dio en el Movimiento Popular de 1950. Del mismo modo la exposición fotográfica nos permite también diferenciar la técnica del Golpe de Estado, tradicional debidamente teorizada por Cursio Malaparte pudiendo señalar que el último Golpe de Estado de este tipo que se dio en el Perú fue el de 1968, sacando la tropa y los tanques a las calles. Hoy en día todo esto ha cambiado radicalmente con la revolución técnico científica. Ahora con los videos, con el compact disk, con las computadoras, las redes sociales, con chantajes, con amenazas, con el control obscuro de los medios: radios, periódicos, centrales de televisión, se está en condiciones de propiciar producir y dirigir golpes de estado y por lo tanto cambios políticos como ejemplo reciente tenemos la exposición de un video el 14 de setiembre del año 2000 que fue el principio del fin de Fujimori. Por lo tanto el video nos está permitiendo en unos cuantos minutos tener no solo una idea sino un concepto cabal de la corrupción del Perú, lo que antes sólo se podía lograr estudiando los 18 tomos de la ya famosa Historia del Perú Republicano escrita por el gran Historiador Tacneño Jorge Basadre. Hoy rápidamente sin tener una sola preparación histórica –social se puede conocer y saber las causas y el grado de corrupción a que han llagado las instituciones y las autoridades: Políticas, Ejecutivas, Legislativas, Judiciales, Militares, Industriales, Periodísticas, Educacionales, y hasta eclesiásticas. En conclusión la fotografía y otros elementos audiovisuales se están constituyendo en un método de ver la realidad social, sea histórica, sociológica, etnológica, antropológica, arqueológica o jurídica, con una técnica que hasta el momento no se ha utilizado debidamente en los trabajos de tesis en la redacción de informes en la evaluación de los mismos en la ilustración mediante fotos de la información obtenidas en las encuestas y en las entrevistas para obtener testimonios. 166

En una palabra la moderna investigación social está intentando Sistematizar y Precisar las distintas técnicas que antaño se creía eran características exclusivas para el estudio de casos. Luego entonces el rol de la Fotografía y de otros elementos audiovisuales en la Historia Social de los Pueblos, está adquiriendo cada vez más importancia, como elemento más ilustrativo informativo en las Investigaciones Histórico Sociales y hasta en las Ciencias Jurídicas. Por supuesto que este tipo testimonial no es de fácil uso y hasta costoso, pero como ahora los Sociólogos dicen ser eminentemente prácticos, considero que ha llegado la hora de emprenderlo. Lo que es más, las Universidades y los Institutos de Educación Superior deben de crear una sección iconográfica y para comenzar se debe hacer fotografías especiales y una filmación total de toda la ciudad de Arequipa, en vista que Arequipa es Patrimonio Cultural de la Humanidad, al Centro Histórico y Zona Monumental de la ciudad, la cual debe estar contenida en un disco duro y se obtengan copias para que se distribuyan a instituciones públicas. Que todo sea por la Moderna Investigación Histórico-Social. 06 de Setiembre del 2002.

APUNTES PARA UNA SOCIOLOGÍA DE LA MÚSICA EN AREQUIPA (Por el Dr. Héctor Noé Ballón Lozada; Miembro de Número de la Academia Peruana de Derecho y actual Docente de la Unidad de Postgrado de la UCSM). La música es uno de los elementos en la interacción de los fenómenos sociales y que por lo tanto no puede dejar de considerarse su influencia en el desarrollo de la sociedad. Es claro que por su carácter específico, se diferencia de los otros fenómenos sociales por su función y sobre todo por el papel que desempeña en el desarrollo histórico. Ahora bien, puesto que con el desarrollo de la sociedad cambian las condiciones de vida y las ideas de los hombres, también han de cambiar los ideales estéticos desde que lo bello no tiene sólo un aspecto subjetivo sino también objetivo. Teniendo en cuenta la historia del Perú podemos señalar que la música Colonial dura 300 años, abarcando los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX. Se considera que durante los siglos XVII y XVIII la Música en el Perú conoció y cultivó estilos semejantes a los vigentes en el mundo europeo. Y que en lo que se refiere al siglo XIX la situación es diferente, desde que las geniales obras de Beethoven, Schubert, Weber, Chopin, y Schumann llegaran al Perú cuando está ya avanzada la segunda mitad de ese siglo, pero dentro de este esquema general se considera como única excepción a la producción del Artista Arequipeño Mariano Melgar hombre de avanzada, Precursor del Romanticismo (1791-1816) el mismo que representa un caso aislado de simultaneidad de estilos entre América y Europa. Como escribe Pinilla, el “estilo Romántico” con sus lánguidas melodías y sus “Rubatos” no los encontramos en las obras de Alcedo, de los Hermanos Filomeno, de Bañón, ni en las del Arequipeño Pedro Jiménez de Abril o Pedro Tirado. Se tienen que esperar casi un siglo para que se hallen rasgos Chopinianos en las composiciones de Manuel Aguirre, Luis Dunker Lavalle, autores de principios del Siglo XX. Al efectuar un estudio de la actividad musical en Arequipa se tropieza de una serie de obstáculos, entre los que se puede destacar: la carencia de fuentes bibliográficas, la carencia de partituras del Siglo XIX, la falta de estudio de Detalle así como de trabajos orgánicos sobre el desarrollo musical arequipeño pese al aporte brindado por Arequipa al País. 167

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Aldabas Los badajos de sus puertas y portones coloniales, que anunciaban la presencia de familiares y visitantes en las puertas de los recintos que con sus detalles en cada pieza, dejan percibir con discreción su innegable categoría cultural-religiosa, también se imponen por el fino labrado de sus delicadas o magnas piezas, la mayoría de portones son grandes moles de madera reforzadas con diversos seguros, clavos y bisagras, dando a sus maderos bien abigarrados y plafonados, una apariencia de fortaleza a las casonas, como escudos inmutables al paso del tiempo, con los diferentes estilos y diseños desplegados por los arquitectos, carpinteros y forjadores de fierro.

Las casonas del Centro Histórico de Arequipa, nos ofrecen una colección singular de aldabones y picaportes de fierro de diseños y formas de estilo mestizo.

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Mientras existen investigaciones referidas al aspecto técnico de la música, sin embargo se carecen de estudios sistemáticos de sus problemas sociológicos. Esto tiene su explicación en que los Sociólogos, pese a su afición musical carecen de una suficiente base para emprender estudios del musical y por lo tanto de sus problemas históricos-sociales. Por esta razón en nuestro medio no se ha llevado a cabo estudios sobre la influencia del ambiente social sobre el Compositor, ni sobre la función social del músico y de su arte en las distintas etapas de nuestra historia social. Por todo ello considero que al sociólogo tiene que interesarle principalmente cuando realiza la Sociología de la música, hasta ideas filosóficas y lo que es más en qué forma y hasta qué punto estas influyen en su producción musical; es decir en cómo la realidad social influye en el pensamiento del músico y hasta en el estilo y desarrollo de su técnica musical. Por que como dijo el gran compositor, Richard Wagner: “El Arte está íntimamente relacionado con la vida”. Por consiguiente, la función social del músico forma parte de una Sociología de la Música, porque explica el nacimiento de ciertos géneros musicales; por ello Paul Lang en su obra: “La Música en el Mundo Occidental, no puede dejar de señalar, que existe un paralelismo entre la música, la literatura, las bellas artes, Filosofía y las estructuras político-sociales de los grandes ciclos históricos”. Por ello se explica la preferencia de que gozan ciertos géneros musicales durante determinadas épocas y así podemos señalar que hasta alrededor de 1600, la Música Vocal Religiosa, fue el género representativo de los primeros siglos de la moderna historia musical. Del mismo modo que el florecimiento de las cortes aristocráticas, producen una mayor necesidad de esparcimiento y ostentación que originan la creación de la Opera y el florecimiento de la música instrumental. Serán también circunstancias histórico-sociales las que determinarán que hasta por lo menos el año 1800 todos los músicos sean funcionarios de la Iglesia o de la Corte y que escriban sus composiciones musicales por encargo y según las necesidades inmediatas de la Liturgia o de las fiestas Señoriales. Se podría señalar que el músico desempeñaba un oficio y lo que es más, el mismo se sentía un artesano de la música, que cumplía puntual y fielmente los encargos que se les hacía. Será con la Revolución Francesa, que con nuevas circunstancias histórico-sociales, se crea en el artista la conciencia de su Mensaje Individual. Esto también nos explica la actitud del gran Beethoven como partidario de Napoleón que es el destructor de la Sociedad Feudal. En la nueva sociedad, cambia la relación del músico con la sociedad, el compositor ya no escribe su cantata semanaria para el domingo o una ópera para la boda de una Princesa; ahora el artista, Beethoven, que ahora es proclamado genio emancipado de la sociedad se convierte en artista libre y sólo escribe cuando siente la necesidad de expresarse en sonidos. Tal y conforme lo sostenido por el escritor Frederick Dorian en su obra:” The Musical Workshop”, en la que investiga el proceso de inspiración musical y en la que escribe que: “es cierto que la ideología de una época, la asociación del músico con determinadas escuelas, todos los factores del clima espiritual que vive, influirán en su actitud hacia la música” Estos planteamientos de la investigación de la Sociología de la Música nos han de permitir definir hasta que punto una realidad social determinada actúa sobre las actividades mentales del compositor y que traducen en peculiaridades de su técnica y estilo. Así en cuanto a Arequipa se refiere podemos señalar que: La Música en los tiempos coloniales, tuvo sus primeras manifestaciones en los templos pues la música de la catedral que se tocaba en la Semana Santa, constituye una manifestación del espíritu místico preponderante en aquella época. El músico más antiguo de Arequipa del que tengamos noticia es Francisco Tomás de Quiroz de quien Mariano Melgar recibiría lecciones que permitieron el perfeccionamiento de sus conocimientos musicales. 170

Por los años de 1825 a 1869 tenemos la actuación del Músico Mariano Bolognesi, hermano del héroe de Arica a quien se le reconoce como autor del Vals “Ecos del Misti”, del Vals “Aurora”; Vals Cinco de Enero y la Americana”. Por el año de 1828 en el colegio Independencia bajo la dirección de Pedro Jiménez de Abril Tirado se tomó el Primer Examen público de Música. El historiador Jorge Basadre puntualiza, que Pedro Tirado según su contemporáneo Bernardo Alcedo era considerado el Primer Talento Músico del País y que le dio haber representado una tendencia precursora de la música de arte, distinta de la música que busca acercarse al gusto popular, una de cuyas exponentes es la de carácter patriótico y de la música folklórica, espontánea, tan rica y tan variada en todo tiempo en el Perú. En Julio de 1831 se ejecutó su Cuarteto de Flauta, Violín Viola y Violoncelo. En Marzo de 1838 fue tocada una sinfonía a toda orquesta. Como puso además Rondós y publicó en París una colección de “Cien Minute” breves para guitarra. Hacia el año de 1835 fue Maestro de Capilla en la Catedral de Sucre Bolivia. José E. Casaverde, (1802-1884) compuso la “Marcha Fúnebre” en memoria del General Trinidad Morán que fue fusilado en la Plaza de Armas de Arequipa el 3 de Diciembre de 1854. La tradición afirma que la Banda Batallón Lima ejecutó la Marcha Fúnebre mientras los músicos regaban sus instrumentos con sus lágrimas. Casaverde cinco años después compuso en 1859 su Marcha Fúnebre a Moran en memoria del prócer sacrificado por Domingo Elías. José Benigno Ugarte, (1859-1919) abogado, escritor, músico y crítico arequipeño, destaco en sus obras para banda: Gran Marcha Viva Cáceres (1887), La Batalla ((1898), El Incendio (1900), Sinfonía al Héroe Francisco Bolognesi. Es autor de dos dramas sobre libreto de argumento incaico. Algunos de los números que se conocen de esas partituras demuestran un positivo y gran valor en cuanto a inspiración y un perfecto conocimiento en música instrumental y vocal. Tiene además obras sencillas de bonita melodía, correcta armonización, revelando siempre en su autor el apego por los moldes antiguos. Felicitas Amelia Mesa, que escribe el vals titulado: Hima Sumac, dedicado a la conocida y destacada indigenista Clorinda Matto Turner que escribió un drama con el mismo nombre. Eduardo Recavarren, nació en Arequipa un 26 de mayo de 1865 y su corazón dejó de latir un 17 de marzo de l915 en Lima. Su biógrafo Carlos Raygada puntualiza que Recavarren fue discípulo del gran jurista Francisco García calderón, se graduó de abogado ejerciendo como tal en la Peruvian Corporation en Arequipa. Recavarren actuó a fines del siglo XIX y comienzos del XX, en los conciertos y veladas y en los salones de la sociedad arequipeña.. Este notable músico arequipeño le tocó vivir en una época en que la música europea reinaba en Sudamérica; en el que los programas de las veladas musicales estaban definitivamente influidas con nombres operísticos europeos Rossini, Verdi, los Vals de Strauss y de los Walteufeld dominaban en los Conciertos y Salones y los Herald, los Gounod y los Bellini eran la sensación de aquellos tiempos. Por referencias del Almanaque de la Bolsa de 1906 inferimos que las organizaciones musicales que existían en Arequipa de fines del Siglo XIX y comienzos del XX, en su repertorio preferían incluir trozos de óperas, operetas y zarzuelas y en grado inferior algunas composiciones de autores arequipeños. Había preferencia por la música religiosa en las Catedral e Iglesias con afición por la música cantada, constituyéndose coros de jóvenes unos, otros de señoritas y a veces mixtos para las ceremonias religiosas y a la música denominada profana se le consideraba como un verdadero adorno sus cultivantes eran miembros de la clase media alta arequipeña, pues no había casa en la que no hubiera uno o dos pianos. 171

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Es en este contexto que Recavarren, junto con una generación brillante de músicos arequipeños luchaban por separarse de la influencia europea tratando de encontrar una concepción mestiza de la música inaugurando de este modo el Siglo XX Musical en Arequipa. En la Obra Musical de Recavarren destacan: “Al Pie del Misti” (basado en temas indígenas),”Insinuaciones”, “Ausencia”, “Valses Perlas Limeñas”. Luis Dunker Lavalle, (1874-1922) gran amigo y compañero de Recavarren partidarios ambos de la misma concepción musical. Sus obras con carácter y temas nacionalistas, destacando “Quenas” destacando con el tema autóctono y cholita. El Escritor Enrique Pinilla considera como sus mejores obras “La Leyenda Apasionada”, “Nostalgia” y “El Capricho”, “El Picaflor”. Tiene además “Un Minuetto”, en mi menor que obtuvo un premio en un Concurso Nacional. Manuel Lorenzo Aguirre (1863-1951) al decir de Pinilla: “es un romántico que asimila las armonías de Chopin y Schumann para expresarlas con cierta melancolía y escueta sencillez. Generalmente en composiciones que no exceden de 2 páginas. La mayoría de sus obras fueron editas en Europa(Hamburgo y Bruselas) y en Lima. Están recogidas en forma de álbum (seis); “De mis Montañas” destacan: “El Eco”, “Carnaval”, “Canción del Yermo”,”Sombras”, etc. Aurelio Diaz Espinoza, nacido en 1897, fue discípulo de Luis Dunker Lavalle y de Felipe Urquieta. Ha compuesto “Estampas del Sur”, y “Los Autómatas”; las obras pianísticas: “Sonata”, “Los Yaravíes 1 y 2”, y el estudio “Allegro Assai”. José María Octavio Polar, (1857-1915), más Director de Orquesta que Compositor. Entre sus obras destacan :” Payaso”,”Huañuscca”, “Marcha Indígena”, ”Un Minuetto”, ”Marcha Fúnebre a Castilla”, “Nocturno”, ”Gabotta”, ”Mazuca”.. Carlos Sánchez Málaga, director de la Academia Bach de Lima tiene sus visiones de Cayma y Yanahuara. Como :” La Noche se ha hecho en mi corazón”, así como algunos yaravíes y cantos populares. Benigno Ballón Farfán, (1892-1957) compositor arequipeño de recia envergadura musical, que ha realizado la obra de Catalogar los más Hermosos Yaravíes de Mariano Melgar y escribirlos en su más pura y auténtica verdad. Ballón Farfán constituye hasta este momento el más genuino representante del criollismo arequipeño, desde que su obra se realiza bajo el influjo determinante del espíritu artístico del Pueblo Mistiano, por lo que goza de popularidad y prestigio no solamente en el Perú sino también en el extranjero. Cuando está en Bolivia llora por su Arequipa y produce el Vals “Melgar”. Sin embargo no puede apartarse del Vals de Salón y compone “Clemencia”, dedicado a la sobrina de Eduardo Recavarren. En el Terreno Folklórico destacan sus obras como “Cusi Cuy” y “ Manco Cápac” así como “Llanto del Inca” y “Cuando el Indio llora. Sus magníficas Marineras como: “Traidora”, y “Natividad del Alma”. Sus hermosos Yaravíes como:” “Delirio”, “Ruegos”, “Picano la Flor”, “Despedida”, “Resolución”, “Dueño Inhumano”, “Amor Infame”, y “Hay Pampas”. Entre sus Huaynos: “Cholita Candaraveña” y la “Benita”. Entre las Pampeñas: “Acaso Duerme quien Ama”, “La Celosa”, “La Palomita que yo crié”, “Negrita Flor de Canela”. Sus Alegres Carnavales como: “Carnaval Obrero”, “Carnaval Miraflorino”, “Carnal de Arequipa”, Carnaval Centenario”. También tiene obras teatrales como “La Zarzuela”, “Ccala” “Calzón sin Forro”, “Las Lecheras”, “Las Sembradoras”, “Parando al Montón”, “Los Barredores”. Sus interesantes Marchas como: “Mi Canto a Arequipa”, “Marcha Fúnebre a San Lázaro”, “La Revancha”, “Marcha Escolar Deportiva”. También compuso Himnos a Colegios como al “Colegio Francisco Bolognesi”, a la “Gran Unidad Mariano Melgar”, al “Colegio Román de Juliaca”, al “Colegio San Francisco de Asís”, al “Instituto Experimental Nº 5”, al “Centro Escolar Hipólito Sánchez Trujillo” y al “María Nieves y 172

Bustamante”. A las ciudades del Cuzco y Camaná. A las Fábricas América; a los Clubes: Club Independencia, Rotari Internacional al Club Deportivo Arequipa. Compuso también obras Religiosas como “Gran Inventarium”, “Inventarium” “Pequeño”, “Misa de Réquiem”, “Ave María”, “Plegaria del Sagrado Corazón de Jesús”, “Himno a la Virgen de Cayma”, “Himno a la Virgen de la Napolitana de la Recoleta” y “Misa a Tres Voces”, “Dixstie Dómine, Achalau”, “Negrita Flor de Canela Pajarillo”, “Yo soy”, “Al Silencio de una Noche” y “Aquella Paloma”. Benigno Ballón Farfán como genuino representante del criollismo arequipeño al cantar a sus artesanos, a la mujer Arequipeña, al Proletario, Al Trabajador en general propuso a los Rotarios la construcción de un lugar que denominó “El Paraíso del Arte”; pues consideraba que Arequipa necesitaba de un área de Terreno de belleza incomparable en donde se perennice los nombres y las obras de sus grandes y buenos hijos. Lugar donde se colocarían los bustos, monumentos con leyendas esculpidas en placas de piedra de granito y sillar, mármol y bronce. En estos grupos escultóricos estarían presentes los artistas, músicos, compositores, maestros, poetas, periodistas, juristas, políticos, científicos, presidentes, héroes mujeres ilustres, artesanos, obreros curas, obispos, etc. Y todos los que tengan merecimientos para ocupar este lugar de honor y distinción. Allí habría un Teatro al aire libre que llevaría el nombre del gran Luis Dunker Lavalle, donde se darían conciertos de música seria y folklórica. Se construiría un arroyuelo de límpidas y cristalinas aguas formando una hermosa fuente que denominaría “La Fuente de las Ninfas” y en un lugar preferente estaría el Monumento “A la Madre”. El Financiamiento de esta obra; Ballón Farfán proponía se haga con el óbolo de los arequipeños y de todos los Clubes. Esta obra debería ser de notables proporciones para que sea digna de la admiración de todos los tiempos. Creo que este sueño de Ballón Farfán está esperando su realización. Además de los músicos mencionados, no podemos dejar de enumerar a: Luis Gómez Cáceres, Guillermo Montesinos Pastor, Manuel Arrisueño, Roberto Carpio, Mariano Nicolás Reynoso, Augusto Flores Cornejo, Carlos Caselli, Clemente Reynoso, Francisco Chanove, Adolfo Duncker Lavalle, Lino Urquieta, Eduardo Rodríguez Olcay, David H. Molina, Alejandro Dávila Covinos, Luis Neves, Armando Maristani, Juan Francisco Ballón y Jaime Díaz Orihuela.

SOCIEDADES MUSICALES DE AREQUIPA La más antigua es la Sociedad Musical “De los Sagrados Corazones de Jesús” fundada el 21 de junio de 1883, de carácter puramente religioso, para desterrar la música profana de los templos de todo acto religioso. Posteriormente surge la Sociedad “Santa Cecilia”. El año de 1896 se fundó la “Primera Sociedad Filarmónica de Arequipa”. Al año siguiente la segunda que coexistió con “El Centro Artístico de Arequipa”. El año de 1899 existía “La Sociedad Musical de la Virgen del Perpetuo Socorro”. Por el año de 1900 existió “El Centro Musical de Arequipa”, cuyo principal gestor fue el Dr. Francisco Ballón. El año de 1932 se fundó “El Grupo Juvenil de Arte”, bajo la dirección de Benigno Ballón Farfán. Por el año de 1939 nació “La Asociación Orquestal de Arequipa” (AODA) siendo su Primer Director el Profesor Argentino Armando Maristán y Céspedes. Hasta que por Resolución Suprema del 29 de Enero de 1945 se creó “La Escuela Regional de Música Luis Dunker Lavalle”, siendo su 1er Director el Profesor Ruso Alexander Koseleff y que actualmente tiene su local en la Av. Parra Nº 112. Estos sencillos apuntes han de llevar a una investigación sistemática de los fundamentos sociológicos de la música en Arequipa para elucidar sus problemas y sus implicaciones sociales en todo su alcance. 15 de Agosto de 1988. 173

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Epílogo



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Para terminar estos apuntes no puedo dejar de señalar que, así como el gran Dante escribió La Divina Comedia y el gran Honré de Balzac escribió su portentosa obra La Comedia Humana, este humilde autor pretende no sólo escribir del pasado de Arequipa, sino referirme a la Arequipa del siglo XXI, sin pretender compararme con los autores aludidos. En primer lugar, debo decir que en la Arequipa de hoy ya no hay arequipeños de pura cepa, pues la mayor parte de su población es de carácter inmigrante. En segundo lugar, que ya no existen los barrios tradicionales e históricos de las Siete Esquinas, de la Casa Rosada, de Huañamarca, de Ayacucho, de la Ranchería, del Solar y de San Lázaro, con las características de mediados del siglo pasado; y con ellos, los clubs sociales y deportivos que cada barrio tenía, como fueron El Piérola, El Tránelec, El White Star, El Melgar, El Aurora, El Esgrima Venus, El Ciclón y el Circulo 13. En segundo lugar, he de apuntar que hoy en día, en el siglo XXI, el Centro Histórico está constreñido por los Pueblos Jóvenes; que ese Centro Histórico ya no tiene juventud, y que su población está dedicada a la actividad comercial y turística. En tercer lugar, he de consignar que la actividad comercial del Centro Histórico era conducida por casas comerciales mayores hasta más o menos 1960 —como La Braillard, los Gibson, los Roberts, los Lucioni, los Velásquez, los Sayki—, mientras que la actividad productiva la lideraban empresas como la Fábrica de Fideos y Galletas “Victoria”, la Fábrica de Cueros “Las Américas”, de Pedro P. Díaz, la Fábrica “Leche Gloria”, la Fábrica de Tejidos Lanificio, la Fábrica San Antonio, la Fábrica Aceros Arequipa o la Fábrica Cemento Yura. Hoy, en cambio, el comercio es mayoritariamente ambulatorio y minorista, y la productividad en buena parte no existe. Arequipa es minera, agraria y turística. Y su actividad comercial está siendo modificada por la reciente construcción de los denominados mall, que son centros comerciales de abastecimiento gigantes, como Saga, Plaza Vea, el Maestro, Real Plaza y Ventura Plaza; los mismos que han sido construidos fuera del Centro Histórico y los cuales van dentro de muy poco tiempo a modificar la actividad comercial de Arequipa del siglo XXI. Hace mucho tiempo que en Arequipa no se realizan obras de gran envergadura, en lo comercial, lo productivo, lo agropecuario y hasta en construcciones, como por ejemplo lo fueron las Galerías Gamesa, las Galerías Mercaderes, el Edificio de la Beneficencia y la Avenida La Marina. Si los años del 80 del siglo XX son conocidos como los años de la década perdida, los años 90 son conocidos como los años del silencio, cuando estaba mal visto “pensar”; eran tiempos pragmáticos. Solía decirse, entonces, que “es el tiempo de hacer, no de pensar”. El entonces Presidente Fujimori se creía un gerente, que realizaba una mera gestión empresarial, y por eso desdeñaba a los intelectuales, de acuerdo con el criterio que caracterizaba al siglo XX: la era del pragmatismo y la utilidad. Surgió entonces una nueva generación de jóvenes arequipeños, sin ideales, que rinden culto a la diosa del Mercado y de la Individualidad, reemplazando a la diosa de la Solidaridad y a la diosa de la Razón. Es por esto que ahora, en Arequipa, ya no se dan las glorias jurídicas de los siglos XVIII y XIX, como fueron José Luis Bustamante y Rivero, Víctor Andrés Belaúnde, y tantos otros.

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Ahora bien, sociológicamente hablando, el estudio de la urbe, de la ciudad, está marcado por dos escuelas contrapuestas, al menos desde finales del siglo XVIII. Una de ellas es la escuela positivista, que constituye la mera observación y descripción no analítica ni explicativa del fenómeno urbano; la otra, la escuela marxista, que intenta estudiar, explicar y analizar el problema urbano. Ya he hecho referencia a que existen diversos tipos de ciudades, y que en cuanto al Perú distinguimos diferencias sustanciales entre la ciudad del Cuzco, por ser una ciudad típicamente incaica; Lima, a partir de los tiempos coloniales, y Arequipa, que aunque fundada en 1540 adquiere importancia a partir de los tiempos de la República. De estas tres ciudades, solamente Lima y Arequipa corresponden al modelo de la traza cuadricular romana de ciudad, trasplantada por los españoles a Sudamérica, un modelo de ciudad muy diferente al anglosajón establecido por los ingleses en Norteamérica. Luego entonces, podemos señalar que a cada etapa histórica de la sociedad peruana le corresponde una interpretación sociológica de sus ciudades, y que solamente Lima ciudad entra en la calificación de megalópolis por su desarrollo, debido a la aplicación del sistema unitario del Gobierno peruano y del neoliberalismo, en obediencia a criterios y normas dictadas por organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), lo que da lugar al surgimiento centralizado y desproporcionado de Lima. En correspondencia con ello, en la sociología urbana limeña se comienzan a utilizar términos como el de “patología urbana” para referirse a problemas sociales como el de la inseguridad social, el suicidio, la delincuencia, el analfabetismo, la prostitución, la mendicidad, la seguridad social, etc. Para concluir estos apuntes, no puedo dejar de señalar que, en cuanto a mi obra escrita sobre Arequipa, la he realizado con rigor y coherencia, he seguido un camino personal y sin discípulos. Que los 76 años de vida que tengo me son muy gratos, no por la cantidad de años vividos, sino por la calidad y cantidad de obras escritas sobre mi querida Arequipa, que hasta ahora son veinticuatro. Creo muy sinceramente que aquél que narra o escribe algo, debe de hacerlo diciendo la verdad. Creo también que gran parte de la población arequipeña, o sea, los arequipeños actuales, carecen de opinión pública acerca de los acontecimientos contemporáneos. He de manifestar también que gran parte de mi vida —más de cuarenta años— los he pasado en el Centro Histórico de Arequipa, viviendo en la calle Ayacucho, en el inmueble de mis padres, en el número 114. En el hogar BallónLozada en el que nací, desde muy niño escuchaba hablar de la importancia de Arequipa, de la trascendencia de sus hombres, de su historia, de sus fechas memorables, de sus acontecimientos trascendentales, lo que influyó para que escribiera sobre Arequipa. Como también mis propios ancestros: don Paris Ballón Corzo, que vino de Francia allá por el año de 1589; Mariano José Ballón, catedrático de la Universidad del Gran Padre de San Agustín desde su fundación en 1828; don Diego Ballón, primer alcalde de Tiabaya; don Juan Crisóstomo Ballón, padre de Cornelio Cipriano Ballón (mi bisabuelo), padre de don Pedro Ignacio Ballón, mi abuelo, a su vez padre de don Máximo Santiago Ballón, mi padre. Y

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también de los arzobispos Manuel Segundo Ballón Manrique y Leonardo José Gutierrez Ballón, así como del músico Benigno Ballón Farfan. Por parte de los Lozada, don Arcadio Lozada Martinez, mi bisabuelo; don Jacinto Lozada, mi abuelo; doña Agripina Valdivia, mi abuela; el Dr. Raúl Lozada Daza, y doña Griselda Lozada, mi madre. Por lo tanto, debo decir que lo expuesto y escrito sobre el Centro Histórico de Arequipa, en gran parte lo he vivido. Pero, de todos modos, pido disculpas al lector por mi estilo tan simple de escribir y tampoco elegante, pues considero que soy un rústico, desprovisto de gracia. Creo, no obstante, que soy un hombre que ha tenido la oportunidad de estudiar sobre el terreno todo lo que digo sobre mi linda y dilecta Arequipa. Finalmente diré que dedico mis libros a los jóvenes arequipeños a los juristas, a los jóvenes sociólogos, a los jóvenes historiadores y, en general, a todo el pueblo arequipeño. Estoy de acuerdo con el pensamiento que dice “que un escritor que sobrevive a su época es aquel que supo expresarla de la manera más adecuada y concreta, con el mayor relieve y talento”. Y con el historiador inglés Edward H. Carr, que aconseja “que cuando se toma un libro de historia en las manos no basta mirar el nombre del autor: hay que ver también la fecha de publicación en que fue escrita”. Arequipa, verano de 2011. HÉCTOR NOÉ BALLÓN LOZADA

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Bibliografía fundamental



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Mario Vargas Llosa Discurso improvisado en el Teatro Municipal de Arequipa

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Descubrir la lectura es romper los límites de la condición humana. La lectura nos lleva a un mundo de fantasía, pero a un mundo que tiene sus raíces en la realidad, porque aquello que inventamos es lo que quisiéramos vivir. Por eso, gracias a la lectura no sólo gozamos, sino que nos enriquecemos, porque descubrimos aquello que le falta o le sobra a la vida real para hacernos felices. Leer nos hace críticos y desarrolla una capacidad de ser conscientes de aquello que queremos cambiar. Un pueblo con lectores es un pueblo crítico y difícil de engañar, de manipular; por eso la lectura, las buenas lecturas, están íntimamente ligadas a la libertad, ese don precioso que nos ha permitido ir superando todas las etapas, desde los remotos orígenes hasta llegar a la modernidad. Los libros y la libertad son el reverso y el anverso de una misma medalla que ha llevado al hombre desde un mundo primitivo en el que casi no se diferenciaba del animal, a los más extraordinarios descubrimientos científicos y tecnológicos; a entender la naturaleza, a domesticarla y ponerla a nuestro servicio; a derrotar la enfermedad, la ignorancia y el hambre y a llegar a las estrellas. Por eso, leer, leer los buenos libros, es prepararse maravillosamente para dar la batalla del futuro. Otra cosa absolutamente extraordinaria es la libertad. La libertad es un don precioso. Gracias a la libertad, la barbarie ha ido cediendo terreno a la civilización. Ahora, gracias a la libertad, los seres humanos nos entrematamos mucho menos que en el pasado, cuando desconfiábamos del “otro”, del que hablaba otra lengua, del que adoraba a otros dioses, del que tenía otras costumbres, otros ritos. Como desconfiábamos del otro, no dialogábamos con él, fabricábamos fantasmas para odiarlo mejor y esto ha ido sembrando la historia de la humanidad de víctimas, de cadáveres, de sangre y de odio. La libertad ha ido tendiendo puentes entre los seres humanos, permitiéndonos descubrir, aunque el otro hable otra lengua y adore a otro dios, que debajo de esa superficie hay una comunidad de intereses, que esos seres humanos también, como nosotros, quisieran vivir en paz, gozar de la vida mientras viven, en un ambiente de paz, donde con el sudor de su frente puedan alcanzar niveles decentes de existencia y que la paz entre las personas y los pueblos es absolutamente indispensable para progresar. Yo quisiera contarles a los jóvenes una frase que le escuché a uno de los grandes pensadores de nuestro tiempo y precisamente un pensador de libertad, un pensador que dedicó prácticamente la totalidad de su vida a pensar en la libertad, a escribir lo importante, lo fundamental, lo esencial que es la libertad para el progreso humano y a mostrar por qué los enemigos de la libertad, desde tiempos tan remotos, han estado siempre allí, como una amenaza constante a todos los progresos que la libertad conseguía para el hombre. Este pensador, este filósofo, era un austriaco que se llamaba Karl Popper. Su vida es un ejemplo maravilloso de lo que significa el amor a la libertad. Era judío, pero su familia estaba totalmente integrada a la sociedad austriaca y nunca había pensado que era judío, sino un austriaco que amaba la ciencia y que pensaba dedicar el resto de su vida en el marco de la universidad a la investigación

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científica. De pronto vino ese cataclismo para Europa que se llamó el nazismo, una marea parda de una ideología fanática sustentada en el prejuicio racial. Los nazis a Karl Popper lo veían como judío, y, por ser judío, era un hombre condenado a morir, condenado por la ceguera, el fanatismo, el prejuicio, el racismo, la estupidez fundamental de las ideas de los nazis. Entonces, él tuvo que huir. Se fue a refugiar muy lejos de Europa, a Nueva Zelanda, a una de las pequeñas islas de Nueva Zelanda donde decidió combatir contra el nazismo. Se olvidó de la ciencia y escribió uno de los libros más extraordinarios que se han escrito en nuestro tiempo en defensa de la libertad: La sociedad abierta y sus enemigos. En él, descubre una tradición antiquísima de enemigos de la libertad, a veces, grandes pensadores como un Platón un Hegel o un Marx, que tenían tanto miedo a esa responsabilidad terrible que pone sobre los hombros de los seres humanos, la libertad de tener que decidir, de elegir cada día qué se hace, qué decisión se toma, de encaminar su destino en una determinada dirección, que inventaban sistemas que conducían a la desaparición de la libertad, a que el hombre fuera un esclavo que renunciaba a la posibilidad de decidir libremente su destino y se la confiaba a un poder, a veces a un poder religioso, a un poder ideológico, un poder que, entonces, decidía por el conjunto de los ciudadanos qué era aceptable y que no lo era, a qué debía orientarse el destino individual y a qué no. Ese libro es un alegato absolutamente lúcido en defensa de la libertad. Yo lo cito siempre porque a mí me cambió la vida. Cuando lo leí yo vivía en un momento de gran confusión ideológica; me había desencantado de doctrinas justamente enemistadas con la libertad y buscaba una orientación. Y los ensayos de Karl Popper me mostraron justamente el camino de la libertad. En la última etapa, en los últimos días de su vida, en las últimas semanas de su vida, ya un viejecito, Karl Popper visitó España y en una conferencia que se transmitió por un canal cultural, yo recuerdo siempre muy nítidamente la manera cómo respondió a una pregunta. El que preguntaba dijo algo así como: “…Dr. Popper, vivimos una época terrible no es verdad?...” Esta fue su respuesta más o menos, palabras más o palabras menos: “…Si, vivimos una época terrible, hay guerras, hay unas armas de destrucción masiva que pueden acabar con la vida en el planeta, no han desaparecido los prejuicios que enemistan a los hombres y a los pueblos, hay todavía enormes dificultades para que las fronteras entre países se desvanezcan y que los países descubran que son realmente hermanos. Pero es muy importante no olvidar una cosa…” y esto se lo dedicó Karl Popper a los jóvenes y por eso yo se los cuento ahora; dijo: “… Muchas cosas andan mal pero hay que tener presente que nunca en la historia de la humanidad hemos tenido los seres humanos tantas armas en nuestro poder para combatir los demonios que han llenado la vida de sufrimiento, de dolor. Nunca ha sabido tanto como sabe ahora la ciencia para combatir a la enfermedad y librarnos de esa plaga. Nunca hemos tenido tanta experiencia acumulada para saber lo importante que es vivir en libertad, sin tiranos, sin sátrapas, sin dictadores, con sistemas de gobierno que permitan la coexistencia en la diversidad, gobiernos que no entrematen a quienes piensan distinto que ellos, gobiernos que admitan la discrepancia y que se

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vean obligados a establecer consensos, que hagan posible la convivencia multicultural y progresar. Nunca hemos tenido tantos instrumentos para derrotar el hambre. El hambre es una de las plagas más atroces de la humanidad y hoy día tenemos unos conocimientos científicos y tecnológicos que podrían permitirnos acabar con el hambre, esa plaga atroz que todavía hace víctimas a millones en el mundo. La pregunta es por qué si tenemos todos esos instrumentos al alcance, no los ponemos en acción y logramos esa batalla de la que saldría realmente un mundo mucho mejor del que tenemos, un mundo que se parecería tal vez a ese mundo maravilloso que solamente existe en los libros que inventan los ficcionistas literarios…” Es una pregunta que está ahí y es una pregunta que a ustedes los jóvenes arequipeños, peruanos, latinoamericanos, debería estimularlos. En América Latina efectivamente falta muchísimas cosas por hacer. En el Perú, en Arequipa, hay muchísimas cosas que remediar y mejorar. Pero nunca hemos estado antes mejor que ahora y podríamos estarlo muchísimo mejor, si los jóvenes que tienen la enorme responsabilidad por delante de cambiar este país y acercarlo más al país de nuestros sueños, se preparan y se cargan de la convicción. Quisiera terminar dejándoles a los jóvenes aquí presentes esa idea en la cabeza. Hay muchas cosas mal a nuestro alrededor, pero no debemos desmoralizarnos, porque tenemos cosas extraordinarias que no existían antes y que ahora existen y que pueden permitirnos ganar en pocos casos esa batalla por la paz, por la democracia, por la justicia, por la igualdad, por la igualdad de oportunidades sobre todo, y crear un mundo en el que cada cual pueda mediante su trabajo, mediante su vocación, alcanzar sus metas, y, al alcanzar sus metas, mejorar su entorno y su país. Eso hoy día es una realidad. El Perú vive hace algunos años un proceso de crecimiento económico, está creciendo la clase media, hay una descentralización efectiva. Todo eso está por supuesto muy por debajo de lo que quisiéramos, pero aquello que quisiéramos hoy día sí se puede alcanzar y depende enteramente de ustedes, los jóvenes. No deben desperdiciar eso dos preciosos elementos con los que cuentan y que pueden prepararlos muy eficazmente para ganar esa batalla de la libertad. Muchas gracias a todos ustedes jóvenes, menos jóvenes, ancianos, por la manera tan extraordinariamente generosa con que me han recibido, muchas gracias arequipeños, muchas gracias por hacerme sentir un personaje realmente de ficción. Eso es lo que me he sentido esta mañana. No quiero despedirme sin repetir una vez más con toda la sinceridad de que soy capaz, que estoy orgulloso de ser arequipeño y de pertenecer a un pueblo tan generoso a quien por supuesto le deseo lo mejor. Arequipa, 22 de marzo de 2011 MARIO VARGAS LLOSA Fragmentos de un discurso improvisado en el Teatro Municipal de Arequipa.

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