Las tierras bajas de Bolivia

LAS TIERRAS BAJAS DE BOLIVIA 1 984 VV. AA. Las tierras bajas de Bolivia: miradas históricas y antropológicas / Diego

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LAS TIERRAS BAJAS DE BOLIVIA

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VV. AA. Las tierras bajas de Bolivia: miradas históricas y antropológicas / Diego Villar, Isabelle Combès (compiladores) / Colección Ciencias Sociales de El País Nº 29/ Santa Cruz de la Sierra: El País, 2012 444p. : 21x15 cm DL: 8-1-2280-12 ISBN: 978-99954-55-89-7

Cubierta: Casa chacobo, Motacusal, 2010 (foto Diego Villar) Diseño y diagramación: Preprensa-Editorial El País Srl. 1ra. edición 2012, Editorial El País / 500 ejemplares

© Diego Villar © Isabelle Combès.

©Editorial EL PAÍS Srl. Cronenbold Nº 6 Telf.: (591-3) 334 3996 / 333 4104 Casilla postal: 2114 [email protected] Santa Cruz de la Sierra

Impreso en Bolivia - Printed in Bolivia Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida ni en el todo ni en sus partes, ni registrada en (o transmitida por) un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electro-óptico, por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito del autor y de la editorial.

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Diego Villar Isabelle Combès

LAS TIERRAS BAJAS DE BOLIVIA: MIRADAS HISTÓRICAS Y ANTROPOLÓGICAS

Santa Cruz de la Sierra 2012 3

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ÍNDICE Introducción: Una aproximación comparativa a las tierras bajas bolivianas ............................................................... 7 Diego Villar e Isabelle Combès Contactos entre tierras altas y tierras bajas El Paititi en los llanos de Mojos ........................................................ 35 Vera Tyuleneva ¿Incas en la selva? Para tejer una etnohistoria de las tierras bajas de Bolivia ............................................................ 63 Isabelle Combès Identidades escondidas: cambio cultural y lingüístico en quechuas migrantes a las tierras bajas de Bolivia ..................... 77 Leonardo Martínez Acchini !"#$%&"'()*&'"(+,-./()*0$,$*!"$*etno-historia comparativa de los valles orientales del macizo del Ausangate: distrito de Marcapata, departamento del Cuzco, Perú, 1821-1960 ................. 87 Pablo F. Sendón El Tuichi o el deslizamiento de una frontera ................................. 107 Francis Ferrié Estudios regionales Amazonía El boom cauchero en la Amazonía boliviana: encuentros y desencuentros con una sociedad indígena (1869-1912) ............ 125 Lorena Córdoba Tsirihaicato: notas sobre el humor chacobo .................................. 157 Diego Villar Los takanas: representaciones de los sistemas de organización sociopolítica (1986-2010) ........................................... 177 Zulema Lehm 5

Chaco Los Hombres Tumpas y las relaciones fronterizas entre /12,2+!$"()*&*12)0$"($%&,2/$"()*$*."$3&)*#&3*)2+3(*45666* ........ 201 Roseline Mezacasa Notas sobre la jerarquía interétnica en los ingenios azucareros del noroeste argentino .................................................. 217 Federico Bossert Chiquitania Población indígena y diversidad cultural en Chiquitos 7)2+3(*4566689*:3+!"$)*/(")2#&,$/2("&)* .......................................... 239 Roberto Tomichá Camino misional en Chiquitos ........................................................ 283 Aloir Pacini Extracción, dueños y patrones entre los chiquitanos del Valle del Alto Guaporé, frontera Brasil-Bolivia ............................ 297 Verone Cristina Silva Problemas actuales y estado de la investigación Descendientes de japoneses en Santa Cruz ................................... 321 Yvonne Siemann Pueblos indígenas en aislamiento voluntario en la Amazonía boliviana y el Chaco boliviano y paraguayo ..............345 Bernd Fischermann ¡No miren a la cámara! ..................................................................... 369 Jürgen Riester Estado de la investigación sobre los pueblos indígenas en el departamento de Santa Cruz ................................................. 385 Paula Peña Hasbún Bibliografía ..........................................................................................401

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INTRODUCCIÓN: ;?46@:A6B:C65: A LAS TIERRAS BAJAS BOLIVIANAS

Las tierras bajas como problema Las tierras bajas bolivianas son parientes pobres de los estudios americanistas por partida doble. Por un lado, porque tanto en el exterior como en la misma Bolivia existe una arraigada percepción andino-céntrica de la identidad nacional. Por otro lado, porque incluso cuando las tierras bajas son efectivamente tomadas como objeto de estudio la atención prestada a regiones como Chiquitos (en el plano histórico) o la Amazonía (en el plano antropológico) suele opacar a otras regiones como los valles, yungas o aun el mismo Chaco. Incluso, la atención consagrada a la Amazonía boliviana resulta D".%$* /(%0$,$#$* /("* 3$* /("/#$* $* )!)* /("',$0$,'&)* 0&,!$"$* (* brasileña. No interesa demasiado detenerse en las razones ideológicas, históricas y geopolíticas del fenómeno. Lo que interesa destacar, en cambio, es que se trata de una tendencia que paulatinamente se revierte, o al menos equilibra, y que esta pobreza relativa es una carencia palpable pero a la vez una oportunidad de tratar el problema sin ortodoxias teóricas ni dogmatismos institucionales. Obra de antropólogos e historiadores de diversas procedencias, 3()*&)'!#2()*$E!D*,&!"2#()*)&*,&.&,&"*$3*0,(F3&%$*#&*3$)*'2&,,$)*F$G$)* bolivianas en un sentido amplio: más allá de la Amazonía, del Chaco y de la Chiquitania, se contemplan asimismo las zonas limítrofes de Perú, Paraguay, Brasil y Argentina, cuyas poblaciones mantu7

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vieron relaciones históricas con sus homólogas bolivianas, así como también las regiones de valles y yungas (valles cruceños, yungas de La Paz, el Chapare, etc.), que fueron y siguen siendo zonas de con'$/'(*H!2#(*&"',&*3()*33$"()*I*3()*:"#&)9* Es lícito preguntarse si dichos estudios permiten apreciar en su justa medida el estado actual de la investigación antropológica y etnohistórica sobre las tierras bajas. ¿En qué sentido puede decirse que una serie de comunicaciones con tema libre, no coordinadas previamente, permiten alcanzar alguna conclusión razonablemente seria )(F,&*&3*&)'$#(*#&*3$*/!&)'2J"K*@-)*$33-*#&3*1&/1(*#&*E!&*)&*,&.&,$"* en mayor o menor medida a las tierras bajas, una mirada rápida basta para entrever que los textos no fueron vertebrados en función de !"$*0,(F3&%-'2/$*/(%L"M*1$I*&)'!#2()*&'"(+,-./()*I*&'"(12)'J,2/()N* estudios urbanos y rurales, trabajos de campo concentrados en un %(%&"'(*/("/,&'(*#&*!"*+,!0(*&)0&/D./(*I*$*3$*O&P*F$3$"/&)*F2F32(+,-./()*+&"&,$3&)*E!&*$F$,/$"*0&,D(#()N*)(/2&#$#&)*I*,&+2("&)*#2Q&,&"'&)9*:3+!"()*$!'(,&)*1$/&"*Q(/(*&"*!"*+,!0(*&)0&/D./(*7/1$/(F()N* tacanas, chiriguanos), otros en regiones (Marcapata, Tuichi, la frontera boliviano-brasileña), otros en problemas fácticos (la dinámica migratoria, el Paititi, los grupos en aislamiento voluntario, las misiones jesuíticas, el boom cauchero) y otros en itinerarios institucionales (las tradiciones en el conocimiento arqueológico, histórico, etnológico y .3%(+,-./(*#&*3$)*0(F3$/2("&)*2"#D+&"$)*#&*3$)*'2&,,$)*F$G$)89* R$*#2O&,)2#$#*'&%-'2/$*&)*H$+,$"'&N*I*3$)*/(%!"2/$/2("&)*"(*/$,&cen de puntos de vista encontrados. En ocasiones las discrepancias se deben a una propiedad del objeto (por ej. el problema de la persistencia de los rituales de techado en Sendón y Martínez Acchini); en otras, por los mismos recortes analíticos (por ej. la concepción diferenciada de la labor de las ONGs en Lehm y Villar) o bien por las propias opiniones personales de los autores (por ej. la valoración del estatuto jurídico de “Tierra Comunitaria de Origen” en Ferrié y Lehm, o la percepción de la labor misionera en Fischermann y Tomichá). Los trabajos tampoco están exentos de hipótesis que pueden resultar polémicas, pues discuten cuestiones como la genealogía histórica de las diferencias entre lo alto y lo bajo, collas y cambas, campesi"()*&*2"#D+&"$)*7A(%FS)8N*3$*2#&"'2./$/2J"*#&3*=$2'2'2*/("*!"$*,&+2J"* amazónica concreta o la asociación de los camellones mojeños con 8

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3()*/$I!F$F$)*7CI!3&"&O$8N*3$*/$32./$/2J"*#&*3$*.+!,$*G!,D#2/$*#&*3$* “Tierra Comunitaria de Origen” como recorte colonial que fomenta divisiones sociales (Ferrié), la percepción irónica de las expectativas de las ONGs por parte de los indígenas (Villar) o la denuncia de la actividad misionera como propagadora de epidemias (Fischermann). A la hora de presentar una compilación de estudios de este tipo, pues, la complejidad temática haría pensar que la opción más sencilla consiste en resumirlos. Pero esta tarea no tiene demasiado sentido. Proponer un mero sumario de los textos implicaría renunciar a la perspectiva holística que puede ofrecer la combinación sintética de los mismos –o en otras palabras, equivaldría a desembarazarse de la heterogeneidad como si fuera un problema y no una oportunidad. Más interesante entonces es plantear un desafío adicional: atravesar transversalmente los textos a partir de sucesivos recortes temáticos para explorar qué es lo que nos dicen en su conjunto, y a partir de una lectura panorámica proponer algunas conclusiones provisionales sobre el estado actual de la historia y la etnología de las tierras bajas bolivianas. No hace falta decir que no se trata de los únicos recortes posibles: podrían encontrarse otros fácilmente, y muchas veces las mismas cuestiones se solapan por estar íntimamente ligadas. La relatividad de fronteras, oposiciones y categorías étnicas R$*0,2%&,$*/(")'$'$/2J"*E!&*)&*2%0("&*&)*3$*"$'!,$3&P$*$,'2./2$3N* 12)'J,2/$%&"'&*/(")',!2#$*#&*3$)*Q,("'&,$)*+&(+,-./$)N*)(/2$3&)*I*T'nicas. Por considerar a las tierras bajas bolivianas como un bloque homogéneo, tal vez el caso más dramático sea su oposición global con respecto a las tierras altas. A pesar de que en los últimos años se ha relativizado, persiste en el imaginario colectivo e incluso en las 0,(02$)*2"O&)'2+$/2("&)*/2&"'D./$)*!"$*#2/('(%D$*,&/!,,&"'&*&"',&*3(* alto y lo bajo que los ubica como universos independientes e incluso antagónicos; y, en todo caso, se plantea que ambos entraron en contacto recíproco luego de haberse constituido como tales. La realidad parece ser otra. Si bien la historia académica privilegia el estudio de las migraciones desde las tierras altas hacia los llanos 9

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o,2&"'$3&)*#!,$"'&*&3*)2+3(*44N*&)'&*H!G(*"(*/(")'2'!I&*!"*$/("'&/2miento excepcional y se inscribe en una larga historia de contactos (Combès, Martínez Acchini). Por varios factores –la dinámica expansiva de la organización política, la ampliación de la estructura productiva a nuevos “pisos ecológicos”, las riquezas fabulosas #&3*=$2'2'2*(*$/$)(*0,&)2("&)*#&%(+,-./$)U*3$*0(3D'2/$*&V0$")2("2)'$* incaica se preocupa desde temprano por dominar las regiones selO-'2/$)* #&3* (,2&"'&N* I* )!* 2"H!&"/2$* )(/2$3N* %232'$,* I* 0(3D'2/$* $3/$"za hasta el río Beni y probablemente más allá (Combès, Tyuleneva, Ferrié). No extrañan entonces los sorprendentes reportes sobre las relaciones de alianza servil, militar y parental entre los “musus”, los “tamacocies”, los “paititeños” y las tropas incaicas de Condori, Guacane y Manco (Combès); o sobre el uso ritual de la coca entre los cayubabas de los llanos de Mojos, que al parecer les llega por medio de intermediarios tacanas y apoleños; o sobre el hecho de que los mismos cayubabas luzcan textiles que parecen “peruanos” a ojos de los cronistas españoles (Tyuleneva). El caso paradigmático es el poblamiento étnico del Tuichi. Desde tiempos de d’Orbigny se habla de este río como una frontera que separa lo alto de lo bajo, lo quechua de lo tacana, los pueblos andinos de los chunchos. Pero el examen de las fuentes revela que #!,$"'&*3()*)2+3()*456*I*4566*3$*P("$*&)*!"*1&,O2#&,(*%!3'2T'"2/(*&"* el cual confraternizan grupos muy heterogéneos. Las fronteras son 2+"(,$#$)N*%(#2./$#$)*(*#&)03$P$#$)*0(,*)!/&)2O$)*(3&$#$)*%2+,$torias durante la colonización preincaica, incaica, española e incluso ,&0!F32/$"$9*R&G()*#&*&)'$F3&/&,*/("."&)N*3$*0,&)&"/2$*$"#2"$*0$,&/&* incrementar los intercambios: aparecen ruinas incaicas (fortalezas, caminos, minas, alfarería), topónimos quechuas (Caquiahuaca) y categorías (apu, yanacona) de indudable raigambre andina. Los misioneros jesuitas hablan de una lengua “aymara-chuncho”; surgen misteriosos “títulos de nobleza” como Marani, cuya procedencia se atribuye indistintamente a los aguachiles, a los aymaras o incluso hasta a los arawak; y el mismo Álvarez de Maldonado reporta asombrado la existencia de la “provincia que llaman Toromonas, Mitimas o Extranjeros” –que luego serán transformados por las paradojas de la historia en arquetipo de los “pueblos originarios”. Cuando llegan los españoles los indígenas procuran entablar relaciones diplomá10

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ticas con ellos sobre la base del modelo de intercambio que hasta entonces los ligaba con el imperio cusqueño; no obstante, la lógica administrativa del conquistador, pero sobre todo del gobernador, el misionero y el funcionario imponen progresivamente el concepto de frontera cerrada e impermeable (Ferrié). De igual modo, la presencia europea interrumpe ciertos circuitos entre las tierras altas y bajas –como el transporte comercial de metales hasta el Atlántico– pero a la vez promueve nuevas modalidades de circulación, y "!%&,()()* '&)'2%("2()* /(3("2$3&)* ,&.&,&"* 3$* 1!2#$* #&* W+&"'&* #&3* Perú” hacia los llanos orientales (Combès). Desde el punto de vista de la larga duración, pues, los procesos de hibridación, simbiosis y mestizaje constituyen un punto de partida más que una conclusión. En el extremo occidental del magma interétnico esta grilla exegética ayuda a entender por qué la organización sociopolítica de muchas poblaciones andinas de Cuzco y de Puno, compuestas por pastores de alpacas quechua-hablantes organizados en ayllus, no puede comprenderse cabalmente si se ignoran sus lazos regionales con los “chunchos” harakmbut, tacana y pano-hablantes de los ríos Madre de Dios, Pando y Beni (Sendón). Las fronteras también mutan por presiones globalizadoras como 3$*2"H!&"/2$*$F)(,F&"'&*#&3*%&,/$#(9*X&*',$'$*)2"*#!#$)*#&*!"*Q$/tor relevante a la hora de comprender la aparición de comerciantes andinos, yungueños y apoleños en el comercio del caucho (Córdoba); o también de descendientes de japoneses que huyen de las 1$/2&"#$)*0&,!$"$)*$*."$3&)*#&3*)2+3(*464*0$,$*&%0,&"#&,*3$*&Vtracción del caucho en el Acre, el Beni y el Madre de Dios, o bien se trasladan a ciudades como La Paz u Oruro donde se emplean en el comercio o la construcción ferroviaria. Tras la segunda guerra mundial, una nueva oleada de migrantes nipones se instala en los alrededores de Santa Cruz de la Sierra dedicándose a la agricultura. Sesenta años después, la misma variable explica la inversión del H!G(*%2+,$'(,2(*I*"!%&,()()*nikkei se mudan a Japón por la oferta salarial (Siemann). R$*2"H!&"/2$*#&*3$)*H!/'!$/2("&)*#&*3$*&/("(%D$*#&*%&,/$#(*&"*3$* recomposición de los mapas étnicos regionales es particularmente evidente al sur de Bolivia. Los chiriguanos (hoy “guaraníes”) migran masivamente hacia los ingenios azucareros del noroeste argen11

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tino. En un contexto sombrío signado por el avance incontenible del frente colonizador, la presión ganadera arrasa con el modo de producción agrícola y los chiriguanos deben optar entre enfrentar a los colonos –proceso que culmina en la afamada masacre de Kuruyuki– o bien replegarse hacia las misiones franciscanas. Una tercera opción es migrar a la Argentina. Alentada por subsidios, políticas proteccionistas y el despliegue de vías ferroviarias, la industria azucarera argentina –simbolizada por ingenios como Ledesma, La Es0&,$"P$N*R$*@&"#2&'$*(*C$F$/$3U*#&)032&+$*#&)#&*."$3&)*#&3*)2+3(* 464*1$)'$*%$#()*#&3*44*!"$*#&%$"#$*O(,$P*#&*%$"(*#&*(F,$9* Las condiciones de trabajo son comparativamente mejores que en las haciendas bolivianas, y a la vez los chiriguanos pueden aprovechar la red de intercambio con sus parientes que habitan del otro 3$#(*#&*3$*Q,("'&,$*&*2"/3!)(*&)'$F3&/&,)&*#&."2'2O$%&"'&9*Y)'$)*/2,cunstancias explican la migración transfronteriza de muchos grupos chiriguanos e isoseños, que en un principio viajan estacionalmente para aprovechar el tiempo de la zafra y luego comienzan a radicarse a lo largo de la ruta que va de Embarcación a Yacuiba (Bossert). La inserción en el mercado no es la única presión globalizadora. En el contexto republicano, la paulatina imposición del paradigma nacionalista supone el establecimiento –o la superposición– de nuevas G!,2)#2//2("&)* I* Q,("'&,$)9* Y"* !"* 0,(/&)(* 2"'&")2./$#(* #!,$"'&* 3$* guerra del Chaco entre Bolivia y Paraguay (1932-1935), el avance del frente colonizador en el Chaco boreal desplaza a los ayoreóde hacia la frontera de la discordia (Fischermann). Más al norte, la disposi/2J"*'&,,2'(,2$3N*#&%(+,-./$*I*T'"2/$*#&*3()*2"#D+&"$)*$%$PJ"2/()*&)* igualmente indisociable de las tensiones limítrofes en el Acre, que reproducen aquellas suscitadas a lo largo de otros ríos con potencial económico como el Madera o el Mamoré (Córdoba). De igual forma, la historia de las misiones de Chiquitos es difícilmente comprensible desligada de las pujas limítrofes entre españoles y portugueses y luego entre bolivianos y brasileños. Para la Audiencia de Charcas, las misiones jesuíticas consolidan la presencia hispano-criolla ante las arremetidas portuguesas –sabemos, así, de grupos piñocas y penoquis que llegan a las reducciones jesuíticas escapando de los “mamelucos” que los esclavizan (Tomichá). Desde el punto de vista portugués, la creación de la Capitanía General de Cuiabá y Mato 12

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Grosso hace frente al poder absorbente de las misiones de Chiquitos facilitando la obtención de metales preciosos y sobre todo de mano de obra esclava. Es en este contexto que deben comprenderse los desplazamientos indígenas de las misiones de Mojos y ChiE!2'()*1$/2$*@$'(*Z,())(*#!,$"'&*&3*)2+3(*45666N*$3&"'$#()*0(,*3()* gobernadores portugueses, así como también los “campos de refugiados” que establecen astutamente los lusitanos para recibir a los migrantes indígenas durante las guerras de la independencia. Con el correr de los años, diversos grupos chiquitanos siguen cruzando la frontera seducidos por oportunidades laborales en las haciendas +$"$#&,$)N*&3*&%03&(*&"*3$)*3D"&$)*'&3&+,-./$)*#&3*%$,2)/$3*>("#J"* y hasta por la oportunidad de establecerse entre los bororos (Silva). Las pujas coloniales y republicanas no logran clausurar la frontera. Como los chiriguanos y los ayoréode, los chiquitanos se establecen raudamente a ambos lados de los límites nacionales. La mayoría )&*$)2&"'$*&"*&3*#&0$,'$%&"'(*#&*X$"'$*A,!P*70,(O2"/2$)*#&*[!H(* de Chávez, Velasco, Chiquitos y Sandoval); otros, aunque en menor "L%&,(N*)&*&)'$F3&/&"*#&."2'2O$%&"'&*&"*\,$)23*&"*&3*O$33&*#&3*$3'(* Guaporé, Vila Bela da Santíssima Trinidade, Cáceres, Porto Espiridião, Pontes y Lacerda (Pacini, Silva). Con su memoria pletórica de armonías y tensiones, la toponimia de los caminos misionales que atraviesan localidades fronterizas como Santa Ana, Vila Bela o Espíritu reproduce esta secuencia histórica (Pacini). Escenarios de la mediación Cuando se analiza la historia de las poblaciones indígenas de las tierras bajas, la segunda constatación que se impone es que muy raramente se accede a escuchar sus propias voces. Nuestro conocimiento es indirecto, tamizado por un conjunto heterogéneo de actores sociales como conquistadores, misioneros jesuitas, franciscanos, protestantes y evangélicos, funcionarios coloniales, exploradores, geógrafos, naturalistas, caucheros, comerciantes, hacendados, militares, intérpretes, baqueanos y lenguaraces indígenas, y en la actualidad antropólogos, historiadores, funcionarios estatales, dirigentes étnicos y técnicos de proyectos de desarrollo. Siguiendo con una 13

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tendencia que progresivamente se impone en muchas investigacio"&)N*0!&)N*0(#&%()*2#&"'2./$,*)!/&)2O$)*&)',!/'!,$)*#&*%$/2J"* en los diferentes escenarios de contacto. La mediación no implica, o no implica necesariamente, que dicho conocimiento deje de ser válido, pero sólo puede serlo a condición de que se plantee una exégesis crítica de la dinámica –a veces deliberada y a veces inconsciente– de los énfasis, silencios y opacidades de las fuentes debida a las agendas respectivas de los actores implicados, así como también a la diversidad variopinta de respuestas, estrategias e interpretaciones nativas frente a las mismas. Estos dilemas son bastante evidentes en la trama del “descubrimiento” de las tierras bajas. Buena parte de lo que sabemos sobre su historia temprana se debe a los afanes de riquezas de los conquistadores españoles, seducidos por referencias incaicas que a su vez 0,(O2&"&"*#&*2"#D+&"$)*E!&*.3',$"*3$)*"('2/2$)*)2+!2&"#(*)!*0,(02$* agenda. Es en función de la propagación interesada de estas cadenas de rumores que deben comprenderse los informes de los quipucamayosN*#&*.+!,$)*/(%(*&3*0,(02(*Z$,/23$)(*#&*3$*5&+$N*=&#,(*X$,%2&"'(* de Gamboa o Martín de Murúa, o bien las menciones obsesivas por 0$,'&*#&*3()*G&)!2'$)*$*3$*W"('2/2$*,2/$]*#&3*=$2'2'2*#!,$"'&*&3*)2+3(*456* (Tyuleneva, Combès). El estrato de la mediación misionera es un buen ejemplo de la 2"H!&"/2$*&V'&,"$*&"*3$*/("Q(,%$/2J"*#&*3$*2#&"'2#$#*T'"2/$*#&*3$)* poblaciones de las tierras bajas. Los franciscanos fundaron las mi)2("&)*#&*:0(3(F$%F$*&"*&3*)2+3(*4566*/(%(*W$O$"P$#$)*#&3*0,(greso” en el sentido conradiano: auténticos “puertos” desde los cuales promover nuevas conquistas espirituales. Estas reducciones se transformaron rápidamente en encrucijadas babélicas: no sólo porque los franciscanos alentaron el mestizaje, la hibridación y el multilingüismo entre los grupos de los llanos, sino porque además promovieron la “quechuización” de la zona. De esta síntesis surge en el )2+3(*464*3$*2#&"'2#$#*T'"2/$*$0(32)'$*I*3!&+(*$0(3&^$N*E!&*/(%F2"$* elementos aguachiles, lecos, tacanas y quechuas y se proclama “ni /$%F$* "2* /(33$]* 7 &,,2T89* R$* %2)%$* 12F,2#&P* 0$,&/&* %$"2.&)'$* &"* el sistema organizativo de los tacanas de Tumupasa, considerado “tradicional” por más que incluya corregidores, caciques, auxilia14

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res denominados “huarajes”, e incluso instancias tan improbables como “sindicatos agrarios” y “organizaciones de género” (Lehm). _&* 2+!$3* %(#(N* 3$* 2"H!&"/2$* G&)!D'2/$* &"* 3$* &'"(+T"&)2)* /12E!2'$na constituye un tema de estudio clásico. Las misiones consolidan el dominio español frente a los invasores portugueses. Al hacerlo uniformizan las poblaciones vernáculas apelando a métodos como la sedentarización, la evangelización, la imposición de una lengua franca y la enseñanza de artes musicales y plásticas (Tomichá). Aun así el éxito jesuítico no siempre fue tan notable, y en regiones como el piedemonte andino los franciscanos lograron una mayor acepta/2J"*E!&*3()*G&)!2'$)*#&F2#(*$*)!*H&V2F232#$#*Q,&"'&*$*3$)*0,-/'2/$)* sociales nativas (Mezacasa). Con los recurrentes fracasos del proyecto misionero en el norte amazónico, en cambio, las informaciones sobre los pueblos indíge"$)*)!&3&"*0,&)&"'$,)&*.3',$#$)*0(,*3()*2"'&,&)&)*#&*3()*2"#!)',2$3&)* caucheros. Las formas de la articulación de los nativos con el mercado laboral son tan ambiguas como diversas. En algunas ocasiones 3()*2"#D+&"$)*#&.&"#&"*)!)*'&,,2'(,2()*/("*3$)*$,%$)N*33&+$"#(*$*%$'$,*$*!"*/J")!3*F,$)23&^(*(*$*0&,)("$G&)*2"H!I&"'&)*/(%(*Z,&+(,2(* Suárez –cuyo asesinato, juntamente con las feroces represalias de su familia, tal vez nos ofrecen el ejemplo paradigmático de los conH2/'()*#&*$E!&3*'2&%0(9*:*3$*O&PN*'&)'2+()*&V',$"G&,()*/(%(*`&,F&,'* Edwards o Percy Fawcett reconocen que muchas de las historias escabrosas sobre las crueldades de los “salvajes” no son más que un aval para legitimar la caza de esclavos en nombre del progreso. Por un lado, entonces, surgen testimonios caucheros como los de Vaca Díez, Mariaca o Mercier, que trazan una imagen idílica del trabajo en las barracas; por el otro hay denuncias como las de Erland Nordenskiöld, que recorre las tierras bajas bolivianas entre 1908 y 1909 y comprueba en persona las iniquidades caucheras –y a quien, paradójicamente, su compañero Carl Moberg abandona en pleno O2$G&*'&"'$#(*$*0,(F$,*)!&,'&*&"*3$*.&F,&*+(%&,$9*=&,(*3$*%$I(,D$* de las veces los nativos alternan diplomáticamente entre las lenguas nativas, el castellano y el portugués para negociar alimentos, medicinas, telas, armas y herramientas, e incluso trabar lazos de compadrazgo con criollos, españoles, portugueses y demás extranjeros: 15

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en este sentido no sorprende la anécdota de los indígenas ribereños obsesionados con los nombres de los exploradores, o los araonas establecidos con Vaca Díez porque les suministra víveres y herramientas y a la vez los protege de sus enemigos pacaguaras. El sentido comercial, el recurso al multilingüismo, la manipulación sagaz de las redes sociales permiten entrever una adaptación transaccional E!&*0(#,-*)&,*/!&)'2("$F3&*0&,(*$3*."*I*$3*/$F(*&)*&V2'()$M*!"$*$#&cuación a la situación de contacto no sólo con los blancos sino también con otros grupos indígenas –lo cual, dicho sea de paso, permite relativizar ciertas oposiciones simplistas (ej. indios/blancos) y a la vez presunciones románticas sobre el aislamiento de las poblaciones indígenas (Córdoba). Muchos indígenas chaqueños asumen la misma actitud estratégica: así, lejos de cualquier afán de conversión teológica los chiriguanos se acercan a las misiones franciscanas buscando amparo frente al acoso de los colonos ganaderos (Mezacasa), y dos siglos después los erapepari-gosode solicitan protección a los militares de Fortín Ravelo por la intrusión de cazadores de pieles que obstaculizan su movimiento por las salinas (Fischermann). En la frontera bolivianobrasileña, las relaciones de patronazgo y compadrazgo son un mecanismo cotidiano entre los chiquitanos: concebidas en la clave de una lógica que no excluye el cálculo estratégico, dichas relaciones integran en un mismo horizonte de sociabilidad a otros chiquitanos y a la vez a patrones, mercaderes y militares constituyendo un “hecho social total” con dimensiones afectivas, parentales, económicas y políticas (Silva). La predisposición diplomática de los chiquitanos del Guaporé recuerda a la extensión del horizonte relacional de los chacobos, desplegada en términos de una lógica social que se plasma en mecanismos como la amistad formal, el compadrazgo y el reciclaje onomástico (Villar). Pero la orientación transaccional no basta cuando la experiencia del contacto es inequívocamente negativa. Hasta no hace tanto tiempo eran frecuentes las partidas “civilizadoras” de colonos y excombatientes de la guerra del Chaco contra los campamentos de los “bárbaros” ayoreóde para raptar mujeres y niños; los miembros de las partidas no dudaban en degollar a los indígenas que se les resis16

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'D$"*7=$/2"289*_!,$"'&*&3*0,2%&,*/!$,'(*#&3*)2+3(*44N*3$*2")'$3$/2J"*#&* fortines militares bolivianos y paraguayos sobre la margen septentrional del río Pilcomayo provoca una serie de migraciones de los indígenas chaqueños, que se enfrentan con los ayoréode y los obligan a replegarse hacia el norte: los direquedéjnai-gosode se enfrentan con los sirionós, los totobié-gosode atacan varios asentamientos lengua-enlhet, y a su turno son masacrados por la confederación de los guiday-gosode (Fischermann). Ante los excesos colonizadores, )!,+&"*3$)*,&$//2("&)*O2(3&"'$)M*&"*&3*)2+3(*45666N*3()*%(O2%2&"'()* “tumpaístas” chiriguanos en Caiza y Mazavi destrozan iglesias, queman haciendas, roban ganado y capturan mujeres y niños (Mezacasa); dos siglos después, los totobié-gosode atacan las topadoras menonitas en la localidad de Chungúperedatei (Fischermann). En los volátiles escenarios del contacto, a veces no hace falta siquiera una violencia intencional para provocar calamidades: pensemos en las pandemias desatadas por la irrupción colonizadora en regiones como Apolobamba, el Beni o la Chiquitania (Tyuleneva, Ferrié, Córdoba, Tomichá), o en los casos relativamente recientes de epidemias entre los ayoreóde contactados por los misioneros de New Tribes @2))2(")*$*."&)*#&*3()*$^()*abcd*7 2)/1&,%$""89 Hay que tener en cuenta, por otra parte, que el campo de los agentes mediadores es tan heterogéneo como el indígena. En primer lugar, por una mera cuestión de hibridez. Tenemos a los baqueanos indígenas que ayudaron a los jesuitas a reducir a los piñocas (Tomi/1-8N* $* 3()* /$I!F$F$)* E!&* (./2$"* $3'&,"$'2O$%&"'&* #&* 2"'T,0,&'&)N* parientes y cónyuges de los pacaguaras, a los guías araonas, caripunas y cayubabas de Heath, Vaca Díez, Mercier o Mariaca (Córdoba), a los capitanes chiriguanos que negocian entre su gente y los capataces para abastecer de mano de obra a los ingenios (Bossert), a los cambas que hacen libaciones a la Pachamama (Martínez Acchini), a los ayorei kojñone (ayoreos blancos) de las misiones evangélicas, a los testigos araonas que reportan la presencia de toromonas a las autoridades regionales e incluso a un misionero mojeño entre los yuquis (Fischermann). Al mismo tiempo, a lo largo de los años, los estudios reportan la presencia variopinta de migrantes andinos (Tyuleneva, Combès, Martínez Acchini, Ferrié), esclavistas portugueses 17

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(Córdoba, Pacini, Tomichá), mestizos paraguayos que pretenden ser descendientes del Inca y profetas chiriguanos acusados de ser jesuitas encubiertos (Mezacasa), jesuitas procedentes de Cerdeña, Bavaria, Suiza, Flandes y Bohemia (Tomichá), caucheros japoneses, venezolanos, griegos y alemanes (Córdoba, Silva, Siemann), trabajadores azucareros japoneses, hindúes, turcos, españoles e italianos (Bossert), etnólogos alemanes (Riester, Peña Hasbún) y misioneros protestantes norteamericanos (Fischermann). A esta mescolanza se añade hoy la multiplicación virtualmente incontenible de ONGs nacionales e internacionales (Lehm, Peña Hasbún). En segundo lugar, el campo mediador no puede abroquelarse graníticamente por una mera cuestión de intereses. Pasada una primera etapa reduccionista, que impulsó la concentración indígena en los centros misionales, los religiosos no tardaron en entrar en conH2/'(*/("*/$!/1&,()*I*1$/&"#$#()*0(,*3$)*'2&,,$)*I*)(F,&*'(#(*0(,*&3* control de la mano de obra indígena. Esto sucedió tanto en el Chaco como en la Amazonía: al señalar los atropellos ganaderos en los )&%F,$#D()*/12,2+!$"()N*3$)*E!&G$)*#&*@$"!&3*Z23*#&*."&)*#&3*)2+3(* 45666*7@&P$/$)$8*'2&"&"*&/(*&"*3$)*#&"!"/2$)*#&*(',()*Q,$"/2)/$"()* como Rafael Sans, Nicolás Armentía o José Cardús un siglo después, que alertan a la opinión pública sobre los escandalosos excesos de los caucheros (Córdoba). No hace falta una mentalidad conspiratiO$* 0$,$* &"',&O&,* E!&* &)'$)* #&"!"/2$)* ,&H&G$"* '$"'(* !"$* 2#&(3(+D$* humanitaria como también la competencia económica por la mano #&*(F,$N*F2&"*&)/$)(*&"*3$)*#&)'23&,D$)N*."/$)N*1$/2&"#$)*I*F$,,$/$)* caucheras del oriente boliviano (Córdoba, Bossert, Tomichá, Silva). En tercer lugar, las líneas de fuerza del campo mediador se vie,("* 2"H!2#$)* 0(,* 3$)* 3!/1$)* 2"#&0&"#&"'2)'$)* I* 3$* $0$,2/2J"* #&* 3$* variable nacionalista en el período republicano. A la hora de analizar las relaciones que tamizan nuestro conocimiento de las poblaciones nativas es imposible descartar la ascendencia de los propios &)'$#()*"$/2("$3&)N*E!&*2"H!I&,("*$/'2O$%&"'&*&"*3$)*'2&,,$)*F$G$)* promoviendo exploraciones, negociando fronteras, estableciendo líneas ferroviarias y fomentando determinados intereses industriales en detrimento de otros. Si bien Bolivia debió consolidar sus lími'&)*+&(+,-./()*&"*!"*0,(/&)(*0$!3$'2"(*#&*0$/'()N*"&+(/2$/2("&)*I* 18

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enfrentamientos con Argentina, Chile, Perú y Paraguay, los textos muestran particularmente las tensiones fronterizas con los portugueses y los brasileños. Los ríos Acre, Madera y Mamoré, y la ChiE!2'$"2$*%2)%$N*/("Q(,%$,("*0!"'()*#&*/("H2/'(*#&*&)/$3$*O$,2$F3&* entre los jesuitas, los gobernadores y los mercaderes esclavistas, y luego entre las repúblicas de Bolivia y Brasil (Córdoba, Tomichá, Pacini, Silva). La articulación de los intereses económicos regionales con las agendas limítrofes republicanas se cataliza dramáticamente &"*&3*/("H2/'(*#&3*:/,&N*&"*&3*/!$3*3()*/$!/1&,()*#&*$%F()*F$"#()* desempeñan un papel estratégico que en el caso boliviano asume la dimensión mítica de una gesta nacional (Córdoba). Y"',&*3()*$/'(,&)*%$#(,&)*%-)*)2+"2./$'2O()*#&*3$)*L3'2%$)*#T/$#$)*.+!,$"*3$)*Q&#&,$/2("&)*2"#D+&"$)N*3()*%(O2%2&"'()*2"#D+&"$)* &*2"#2+&"2)'$)N*3()*0,(I&/'()*#&*#&)$,,(33(*I*3()*0,(02()*/2&"'D./()* sociales (Lehm, Peña Hasbún). Con el apogeo del multiculturalismo como paradigma universal, la agenda del debate es planteada en buena medida por las tendencias ideológicas del primer mundo, que promueven ejes temáticos como la desaparición de los bosques, el cambio climático o el reconocimiento de los derechos jurídicos de las minorías: así, se realzan institucionalmente determinadas problemáticas como la “ecología medioambiental”, los “recursos naturales”, el “desarrollo sustentable”, “la gestión territorial”, el “derecho indígena”, las “políticas de género”, la “autonomía indígena”, el “turismo étnico”, los “pueblos en aislamiento voluntario” o la declaración de determinados fenómenos socioculturales como “patrimonio de la humanidad” (Lehm, Fischermann, Riester, Peña Hasbún). De acuerdo con las demandas coyunturales de los interlocutores, los propios indígenas suelen percibir la intermediación de forma a veces seria (Lehm) y otras no tanto (Villar). Más que en cuanto a lo temático, las aporías de la implementación de políticas basadas en dichas agendas surgen a la hora de optar entre estra'&+2$)* 0,$+%-'2/$)* #&* /(,'(* 03$P(* 0$,$* 3$* (F'&"/2J"* #&* F&"&./2()* 2"%$'()N* E!&* )!&3&"* F&"&./2$,* )J3(* $3* &"'(,"(* /&,/$"(* #&* 3()* líderes nativos, o bien proyecciones de largo plazo que apunten a reivindicaciones estratégicas de los pueblos indígenas considerados como actores colectivos (Lehm). 19

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Y"*#&."2'2O$N*3$*#2O&,)2./$/2J"*#&*3()*&)/&"$,2()*',$")$//2("$3&)* deja entrever las razones por las cuales la ambigüedad se presenta como una propiedad general de la representación de la alteridad. En efecto, el imaginario construido sobre la actuación de los propios agentes mediadores no puede obviar una incertidumbre potencial. El humorismo chacobo muestra que su concepción del lazo social –que incluye a misioneros, políticos, agentes de desarrollo y etnólogos– se regodea en las paradojas, las contradicciones y las ambigüedades (Villar). Tal como los antiguos pueblos andinos consideraban a los “antis” y los “chunchos”, la población negra de la frontera boliviano-brasileña concibe a los chiquitanos como culturalmente inferiores pero a la vez respeta su poder chamánico (Silva). En las 0(F3$/2("&)*/("*2"H!&"/2$*$"#2"$N*3$*/("#2/2J"*0$,$#(G$3*#&*3$*$3'&,2#$#*T'"2/$*33&+$*$*)!*/3D%$V*&"*.+!,$)*/(%(*&3*2")$/2$F3&*kharisiri, que puede esconderse tras el rostro amistoso del cura del pueblo, el funcionario público e incluso el etnólogo (Martínez Acchini), o bien el enigmático Phuyutarki, el hijo de las nubes, símbolo del sacerdocio y la civilización pero a la vez de lo oscuro, lo húmedo, lo salvaje y hasta lo demoníaco (Sendón). El imaginario del salvaje R()*$+&"'&)*%$#(,&)*"(*)J3(*.3',$"*3$)*O(/&)*#&*3$)*0(F3$/2(nes autóctonas. También contribuyen a forjar el imaginario de las mismas en el seno de la sociedad mayor. De los “chunchos” que $%&"$P$"* 3()* /("."&)* $"#2"()* $* 3()* &3!)2O()* W)$3O$G&)]* /(3("2$les, de los “bárbaros” irreductibles a los “pueblos originarios” que merecen actualmente toda consideración moral y jurídica hay una sedimentación de discursos, preconceptos y estereotipos cuya genealogía es preciso explorar. Buena parte del interés preincaico e incaico en los pobladores de las tierras bajas reside en las riquezas que se les atribuyen: la imagen del Paititi, así, cifra la evocación legendaria de una tierra de tesoros fabulosos (Tyuleneva). La atribución de determinados saberes, riquezas o cualidades a los “chunchos” forma parte de una larga tradición de transacciones entre lo alto y lo bajo, pero a la vez de una suerte de invariante amerindia sobre la cual las etnografías moder20

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nas no hacen más que componer variaciones: la apertura al otro, la alteridad constituyente, la oposición complementaria de elementos diferentes (Combès). En esta estructura formal de las relaciones la identidad es siempre incompleta y requiere imperiosamente de la alteridad para poder reproducirse. Un buen ejemplo son las ch´ullpas de los marcapateños, personajes del tiempo lunar asociados con lo exterior, lo salvaje, lo pre-humano, incinerados por la apoteosis solar: por un lado son las antípodas de la humanidad; por el otro son los antepasados de los “chunchos” que habitan las yungas, el piedemonte y la selva, con los cuales se traban relaciones de intercambio, y E!&*$*3$*O&P*(./2$"*#&*0,('$+("2)'$)*Q!"#$%&"'$3&)*#&*!"$*)&,2&*#&* rituales ligados con la renovación del ciclo anual (Sendón). Para los intereses incaicos las tierras bajas son un vergel de posibilidades cuyo obstáculo principal es la naturaleza indomable de sus habitantes. La Colonia española hereda la obsesión por las riquezas ocultas en las entrañas selváticas: desde Cuzco, Cochabamba y Santa Cruz parten sucesivas exploraciones hacia los llanos en busca de los reinos fabulosos de Mojos o Paititi. Pero el exotismo de la empresa no siempre está a la altura de las expectativas: los conquistadores se topan con “chunchos” que conocen el arte metalúrgico andino, con aymaras que visten con corteza de árbol a la usanza selvática, con multitudes de yanaconas y mitimaes mestizados con los “naturales” (Tyuleneva, Combès). Los preconceptos españoles hacen mucho para consolidar el contraste entre la “civilización” andina (asociada en bloque con la complejidad, la diferenciación social, la concentración, la jerarquía, etc.), y la “barbarie” de los llanos (asociada genéricamente con la simpleza, la indiferenciación, la atomización, el igualitarismo, etc.). Y3* &G&%03(* /$"J"2/(* &)* 3$* /3$)2./$/2J"* #&* 3()* 0!&F3()* $%&,2"#2()* del jesuita José de Acosta, que erige una barrera infranqueable entre %!"#()*E!&*1$)'$*&"'("/&)*"(*)&*/(%0,&"#&"*#&3*'(#(*0&,(*$3*."* y al cabo se necesitan. En el linaje maldito de categorías genéricas como “chunchos”, “antis”, “chiriguanaes” o “guarayos”, los “salvaG&)]*#&*:/()'$*)("*.&,$)*',$)1!%$"'&)*W)2"*3&I*"2*,&I]*E!&*W$0&"$)* tienen sentimientos humanos” y son poco más que bestias (Combès). Conscientemente o no, esta división perduró en las ciencias sociales modernas: la historia se apropió de las “altas culturas” an21

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dinas, y relegó al campo de la antropología a los pueblos “salvajes” o “marginales” de las tierras bajas. En la actualidad se percibe una voluntad paulatina de desmontar esos esquemas rígidos, que consideran a los pueblos de las tierras bajas como culturas periféricas o secundarias (Peña Hasbún, Riester). Pero la lógica de las graduaciones jerárquicas no es exclusiva #&3*-,&$*#&*2"H!&"/2$*$"#2"$9*C$%F2T"*)&*2%0("&*&"*3$*:%$P("D$N* donde las fuentes misioneras y caucheras aprecian a los araonas como dóciles trabajadores, temen a los caripunas que dominan los rápidos, aceptan a regañadientes los intercambios con los paca+!$,$)*I*0,&.&,&"*&%03&$,*&"*'(#()*3()*/$)()*$*3()*/$I!F$F$)*0(,* )&,* &V/&3&"'&)* ,&%&,()* I* /(".$F3&)* +!D$)* 7AJ,#(F$89* C(#$OD$* 1(I* existe una cierta percepción diferencial de los grupos étnicos y su 2"H!&"/2$*,&)0&/'2O$*&"*3$*12)'(,2$*#&3*(,2&"'&*F(32O2$"(M*$)D*/(%(* 3$*0,(#!//2J"*F2F32(+,-./$*)(F,&*3$*%L)2/$N*3$*02"'!,$*(*3$*$,E!2'&/tura misionales excede largamente a los estudios propiamente etno+,-./()*)(F,&*3()*%(G&^()*(*3()*/12E!2'$"()*7=&^$*`$)FL"8N*0!&F3()* como los guaraníes o los chiquitanos han recibido una atención mucho mayor que otros grupos como los yuquis, pausernas, yurakarés, yaminahuas o esse’ejjas (Peña Hasbún, Riester). Las razones son seguramente complejas, pero en el plano histórico no puede obviarse la mayor cantidad de fuentes escritas ni en el antropológico la mediación perdurable de actores sociales prestigiosos como los jesuitas o los franciscanos. El caso de los chiriguanos de los ingenios azucareros del noroeste argentino muestra bien la conformación dialéctica de las ideologías 2"'&,T'"2/$)9*Y"',&*."$3&)*#&3*)2+3(*464*I*/(%2&"P()*#&3*44*3()*/12riguanos ocupan el nivel superior de la jerarquía regional –incluso por encima de los trabajadores de origen andino–, al punto de ser considerados como la “aristocracia” o la “clase privilegiada” de los grupos autóctonos: son alojados en las mejores viviendas, mantienen sus propios lotes de cultivo, son los únicos indígenas reclutados como peones permanentes, se ocupan de tareas privilegiadas como la agricultura o el manejo de maquinaria, cobran en metálico y hasta tres veces más que el resto de los indígenas. En cambio los tobas, wichís, chorotes y pilagás son contratados de forma estacional, alojados en la periferia del ingenio, empleados en tareas menores como 22

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el transporte, la apertura de sendas o el pelado de la caña y cobran !"*)$3$,2(*&"*&)0&/2&)*/(")2#&,$F3&%&"'&*%&"(,9*R$*&)',$'2./$/2J"* intergrupal no obedece exclusivamente al pragmatismo capitalista: reproduce con nuevos matices ciertas concepciones antropológicas previas, compartidas por los blancos, los chiriguanos y hasta cierto punto por los propios indígenas chaqueños, que contraponen aquellos grupos como los chiriguanos, capaces de realizar tareas agrícolas –y por tanto sedentarios, previsores y previsibles–, con aquellos otros como los wichís, aferrados a una tradición cazadora-recolectora asociada con la imprevisión y la satisfacción inmediata de las necesidades (Bossert). No pocos indígenas asumieron como propias estas lógicas clasi./$'(,2$)9*=$,$*3()*/$%0&)2"()*E!&/1!$)*#&*:0(3(F$%F$N*3()*"&(e lecos “no existen” porque no mantienen su lengua ni su cultura (Ferrié). Pero a la vez los migrantes andinos que se establecen en el llano no aceptan que el hecho de perder parte de su lengua o su cultura anule su identidad étnica (Martínez Acchini). En el noroeste argentino y el sur de Bolivia, grupos guaraní-hablantes como los chiriguanos, chanés, isoseños y simbas anulan durante un tiempo sus particularidades dialectales, étnicas y culturales –mantenidas en cambio entre sus parientes alejados de los ingenios– para diferenciarse de los “indios”. En una suerte de ironía histórica, los orgullosos chiriguanos, que durante siglos ganan su sitial de honor en la es',$'2./$/2J"*T'"2/$*0(,*%(*#&*3$*+!&,,$N*)&*%$"'2&"&"*&"*3$*/2%$* ,&2"O&"'-"#()&*/(%(*W2"#2()*#&*0$P]*#J/23&)N*/(".$F3&)N*)!%2)()N* tal como antaño habían esperado que se comportasen sus propios siervos tapii (Bossert). En el ámbito de las migraciones urbanas las visiones contemporáneas de la alteridad étnica son igualmente contingentes: de no ser bien vistos en un principio, los descendientes de japoneses se transformaron progresivamente en ciudadanos respetados por los cruceños por su carácter diplomático, su espíritu industrioso y su ética comercial; sin embargo, esta percepción no está exenta de dilemas puesto que se los sigue considerando como personas frías, carentes de espontaneidad, afectividad y expresividad (Siemann). 23

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Como si la ambigüedad fuera un componente ineludible del con'$/'(*2"'&,T'"2/(N*&3*G!&+(*#&*3$)*$.32$/2("&)*,&/D0,(/$)*0$,&/&*&%pecinado en contradecir las oposiciones simplistas, naïves, políticamente correctas que encandilan a etnólogos, políticos y funcionarios de ONGs –de las cuales la más conspicua sin dudas es “indios” versus “blancos”. Pero los datos muestran que no hay bloques nítidos, homogéneos, consistentes con las dicotomías ideales: los araonas utilizan a los caucheros para luchar contra los pacaguaras (Córdoba), los chiriguanos se sirven de los españoles para luchar contra otros chiriguanos, de los misioneros para luchar contra los hacendados (Mezacasa), y más tarde los mismos capitanes chiriguanos negocian con los ingenios para enviar a su propia gente como mano de obra (Bossert). De igual modo ciertos grupos ayoréode combaten con los lengua-enlhet cuando éstos migran hacia el norte empujados por el despliegue de los fortines militares pilcomayenses, pero también con otros grupos ayoréode –y los guiday-gosóde no dudan en negociar con los blancos para proveerse de armas de fuego, con las cuales aplastan a sus enemigos totobié-gosode (Fischermann). En ocasiones las entidades mediadoras se interesan poco por la cuestión étnica. Los sindicatos agrarios de la década de 1950 promueven explícitamente la identidad de clase aglutinando poblaciones de distintas proveniencias, e ignoran –cuando no suprimen deliberadamente– las particularidades regionales y étnicas, despreciadas como resabios arcaicos (Lehm). Pero en la mayoría de las ocasiones misioneros, militares, funcionarios, historiadores y etnólogos reproducen o reciclan los estereotipos populares sobre los indígenas de las tierras bajas: que son radicalmente diferentes de los pueblos andinos; que son igualitarios; que son víctimas pasivas de los procesos de colonización; que conforman una totalidad homogénea (Combès, AJ,#(F$89* Y"* &)'$* /3$O&N* E!2P-)N* 0(#,D$* 2"'&,0,&'$,)&* 3$* $.,%$/2J"* #&*E!&*&3*/,&/2%2&"'(*#&%(+,-./(*#&*3()*$I(,&J#&*%("'$,$/&)*'2&"&* que ver con una percepción optimista del futuro que los diferencia de aquellos que viven en la ciudad (Fischermann), o la dicotomía entre organizaciones políticas “horizontales” de los tacanas (“tradicionales”) versus organizaciones “verticales” (“externas”) (Lehm). Otra tentación frecuente es la proyección de una consistencia cul'!,$3*./'2/2$9*X2*"(*)&*/("'&%03$"*O$,2$F3&)*#&*#2Q&,&"/2$/2J"*)(/2$3* 24

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como la edad, el género o las microhistorias regionales, se pierden de vista matices sociológicos como la progresiva degradación de la competencia lingüística en quechua entre los migrantes andinos (Martínez Acchini), la percepción cambiante de la ornamentación corporal, la etiqueta y el mismo concepto de pudor en las sucesivas generaciones chacobos (Villar), el surgimiento paulatino de la identidad de género en las organizaciones políticas tacanas (Lehm), las variaciones grupales en la formación de la identidad étnica chiriguana dependiendo del grado relativo de integración en los ingenios (Bossert) o bien las diversas políticas grupales de los ayoréode con respecto a los misioneros (Fischermann). Los estereotipos étnicos de mediadores e indígenas se combinan dialécticamente y asumen contenidos diversos en un juego intermi"$F3&*#&*%!'$/2("&)*)&%-"'2/$)9*C$"'(*&"*&3*#&F$'&*/2&"'D./(*/(%(* en el ámbito de la discusión pública, el paradigma naturalista, taxo"J%2/(*I*&"*L3'2%$*2")'$"/2$*/2&"'2./2)'$*E!&*0,2O23&+2$*3$*#(/!%&"tación de la sociabilidad nativa es progresivamente reemplazado por la postulación política de los actores indígenas como interlocutores creativos del diálogo intercultural (Riester). Se percibe una suerte de giro rousseauniano por el cual las imágenes del “salvajismo” contemporáneo pueden ser ciertamente lábiles, cifradas en .//2("&)*/(%(*&3*W2+!$32'$,2)%(]*(*3$*W&/(3(+D$*&)0("'-"&$]N*(*F2&"* en espejismos tan etéreos como ramas quebradas, huellas y rumores de recolectores de castañas que sugieren la existencia de los grupos en aislamiento voluntario. Pero por más sutiles que sean, lo cierto es que estas representaciones mantienen un alto potencial de movilización política: así, en los últimos años los ayoréode bolivianos y paraguayos suelen organizarse para defender conjuntamente el derecho de sus parientes a permanecer en el monte (Fischermann). Escalas de organización social Otra tendencia generalizada de los textos es la renuencia a cir/!")/,2F2,* &3* &)'!#2(* &"* +,!0()* $2)3$#()N* /("* /("'(,"()* F2&"* #&.nidos. No se trata, o no se trata solamente, de un rechazo de las unidades sociales discretas a la usanza estructuralista o barthiana, E!&*&"Q$'2P$*3$)*,&3$/2("&)*I*U'$3*/(%(*$.,%J*!"*/T3&F,&*0,&#&/&25

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sor– las relaciones entre esas mismas relaciones. De lo que se trata también es de aumentar el foco analítico y de cambiar la escala de la observación: de lo particular a lo regional, de las “tribus” y las “etnias” a las alianzas, las confederaciones y las redes de intercambio –y en algunos casos, incluso, a lo que la etnología americanista llamó “áreas culturales”. A nivel sociológico el fenómeno no sólo obliga a ampliar la perspectiva analítica sino que permite apreciar al mismo tiempo la aparición de propiedades emergentes: en la articulación entre lo local, lo regional y lo global, el todo es más que la suma de las partes. La ampliación de la escala interpretativa supone en ocasiones la utilización de metáforas más o menos felices: “fronteras-válvula” (Ferrié), “telaraña étnica” (Combès), “tobogán gigantesco” (Sendón), “imperio cauchero” (Córdoba), etc. También explica, al menos en parte, la manufactura de neologismos susnikianos como “chiquitanización”, “otuquización”, “zamuquización” (Combès) o “quechuaización” (Ferrié). Pero también se trata de un problema de complejidad sociopolítica. Más allá de las variaciones de cualquier transmisión oral, un imaginario como el del Paititi no tiene sentido desligado de testimonios recurrentes de sociedades prósperas, po3D'2/$%&"'&*&)',!/'!,$#$)N*/!I$*%$+"2'!#*#&%(+,-./$*&*2")'2'!/2(nal queda lejos de las precarias presunciones de Acosta. Los expedicionarios que parten hacia las tierras bajas reportan reiteradamente la existencia de pueblos de cientos y hasta miles de habitantes, y el dato es consistente con lo que indica nuestro fragmentario conocimiento arqueológico –pensemos, por ejemplo, en los famosos camellones de los llanos de Mojos (Tyuleneva). Haya designado a topónimos, a nombres de ríos, a categorías grupales, o a nombres de jefes dinásticos, la riqueza polisémica de una categoría como “Paititi” nos abre las puertas de un entramado regional que asocia a cayubabas y tacanas (Tyuleneva), a yumos, moços y raches (Combès), a tacanas y apoleños (Ferrié) –una complejidad que, dicho sea de paso, se incrementa de modo exponencial si pensamos en el carácter contextual, variable, genérico de buena parte de los etnónimos. Sabemos, por otra parte, que desde tiempos preincaicos existió una red de intercambios, transformaciones y conexiones entre los Andes 26

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y los llanos. La geografía del territorio marcapateño se despliega como una cadena que enlaza la puna con los valles interandinos y el piedemonte amazónico: bajando desde el macizo del Ausangate $*',$OT)*#&3*,D(*@$,/$0$'$*(*:,$P$N*&)'$*'(0(+,$QD$*)2%FJ32/$*/(".gura los contornos de un espacio socializado que desemboca en el ,D(*6"$%F$,2*I*/("H!I&*."$3%&"'&*&"*&3*/$!#$3()(*@$#,&*#&*_2()N* &"*&3*/!$3*/("O2O&"*W/1!"/1()]*#&*#2)'2"'$)*.32$/2("&)*&'"(32"+fD)'2cas: tacanas, panos, harakmbut (Sendón). Más hacia el sur surge una formación multiétnica aún más abigarrada. Soldada con elementos quechuas, aymaras y arawak entre otros, esta amalgama arroja noticias sobre los “aymara-chunchos” o los “toromonas-mitimaes”, y se vuelve aún más enigmática mientras más se desplaza hacia el orien'&9*Y3*C!2/12*#&3*)2+3(*456*)&*0,&)&"'$*0!&)*/(%(*!"$*$!'T"'2/$*/("Q&deración organizada en varios niveles: primero, en pequeñas parcialidades con liderazgos locales; segundo, en asociaciones regionales de distintos subgrupos bajo una jefatura supralocal que oscila entre 3$*1&,&"/2$*I*3$*&V(+$%2$g*."$3%&"'&N*$*"2O&3*%!3'2T'"2/(N*$0$,&/&"* informaciones sobre una “suprema cabeza” cuya jurisdicción alcanza a los celipas, uchupiamonas, aguachiles y araonas (Ferrié). Con el establecimiento de reducciones franciscanas como San José de Uchu02$%("$)N*C!%!0$)$N*6V2$%$)N*(*A$O2"$)*#&)#&*."&)*#&3*)2+3(*4566* 1$)'$*."&)*#&3*45666N*#2/1$*,&3$'2O2#$#*&)',!/'!,$3*Q!&*$F)(,F2#$*I* ,&)2+"2./$#$*&"*3$*(,+$"2P$/2J"*)(/2(0(3D'2/$*'$/$"$N*E!&*,&2"O&"'$* cargos políticos como los corregidores, los caciques y los huarajes /(%(*)2*Q!&,$"*.+!,$)*#&*$!'(,2#$#*W',$#2/2("$3&)]*7R&1%89* La magnitud regional de las redes sociales no parece privativa del 02&#&%("'&9* =$,$* ."$3&)* #&3* )2+3(* 464N* !"$* 0,(F3&%-'2/$* /(%(* &3* boom cauchero es prácticamente imposible de entender si se limita el examen a sus implicancias en un solo grupo étnico. En tiempos en los cuales el discurso nacionalista caracteriza a la Amazonía como un “terreno baldío” o un “desierto verde”, la comprensión de la dinámica social indígena obliga a considerar la escala regional de las asociaciones intergrupales. En esta nueva geografía los ríos Madre de Dios, Orton, Acre, Madera, Mamoré y Guaporé aparecen como las líneas de fuerza que vertebran el conocimiento de un espacio desconocido pero caracterizado no obstante como inhóspito, demo27

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+,-./$%&"'&*2")2+"2./$"'&*I*$*3$*O&P*&/("J%2/$%&"'&*0,(%&'&#(,9* X&* ,&.&,$"* $* /$I!F$F$)N* /$O2"&^()N* '$/$"$)N* $,$("$)N* 0$/$+!$,$)N* chacobos o movimas entre tantos otros, los testimonios sobre los indígenas amazónicos sólo se entienden en términos de una apertura progresiva a la industria cauchera y con ella a la economía regional, "$/2("$3*&*2"'&,"$/2("$39*Y)'$*,&#*H!O2$3*)&*32+$*$*)!*O&P*/("*&3*$0(geo de nuevos actores sociales como las casas comerciales Suárez o Vaca Díez, y al mismo tiempo con el trazado de fronteras nacionales E!&*0,("'(*#&)&"/$#&"$*/("H2/'()*32%D',(Q&)*/("*=&,L*I*/("*\,$)239* Lo que no cambia, en todo caso, es que en los espacios fronterizos, misionales y caucheros se percibe la misma hibridez multiétnica y %!3'232"+f&* E!&* /$,$/'&,2P$* $3* 02&#&%("'&M* $)DN* $* ."$3&)* #&3* )2+3(* 45666*$0$,&/&"*"('2/2$)*,&/!,,&"'&)*)(F,&*&3*%&)'2P$G&*#&*/$I!F$F$)N* 0$/$+!$,$)*I*)D"$F()*&"*YV$3'$/2J"N*I*#!,$"'&*'(#(*&3*)2+3(*464*3()* indígenas amazónicos oscilan según las coyunturas entre los papeles de guías, baqueanos, intérpretes, guardias, remeros y comerciantes (Córdoba). El mosaico interétnico es todavía más impresionante en Chiquitos, donde las fuentes coloniales hablan de piococas, punaxicas, quibuquicas, quimecas, huapacas, baurecas, payconecas, huarayos, anaporecas, bohococas, tubacicas, zibacas, quimomecas, yurucaricas, cucicas, tapacuracas, paunacacas, quitemocas, napecas, pizocas, tañipicas, xuberecas, parisicas, xamanucas, tapuricas, taos, bazorocas, pequicas, parabacas, otuques, ecorabecas, curacanecas, batasicas, meriponecas, quidabonecas, cupiecas, ubisonecas, zarabecas, curiminacas, chamaros, penoquicas, boros, mataucas, otures, veripones, maxamoricas, morotocos, caypotorades y huaicurúes. La potencia centrípeta de las reducciones jesuíticas dispara una escala#$*#&%(+,-./$*)2"*0,&/&#&"'&)M*#&*c9ddd*1$F2'$"'&)N*0&,'&"&/2&"'&)* a una veintena de grupos, pasan a 15.000 habitantes y 75 “naciones”, “parcialidades” o incluso “aíllos” (ayllus). Entre estas parcia32#$#&)* .+!,$"* 3()* E!&* 1(I* 33$%$,D$%()* /12E!2'$"()* stricto sensu, pero también grupos de lengua zamuca, otuquí, arawak, guaraní e incluso chapacura (Tomichá). El propio Alfred Métraux subraya 3(* #2QD/23* E!&* ,&)!3'$* /3$)2./$,* T'"2/$* I* 32"+fD)'2/$%&"'&* $* 3()* /12quitanos cuando analiza la homogeneización de la lengua mediante 28

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3$*+&"&,$32P$/2J"*#&3*F&)h,(*7X23O$8. Si se toma en cuenta no sólo la escala y complejidad de este entramado interétnico, sino también su longevidad, no extraña que tenga eco en la actual toponimia chiqui'$"$N*E!&*/(%F2"$*&3*F&)h,(*/("*0,T)'$%()*+!$,$"D&)N*/$)'&33$"()*I* portugueses (Pacini). Aun en el caso de “cazadores-recolectores” por antonomasia como los ayoréode, a quienes la tradición etnológica atribuye una organización sociopolítica minimalista, hay noticias de confederaciones regionales que asocian a diversos grupos locales: así, la unión de los guiday-gosode bajo el mando de Uejai no sólo les permite entablar relaciones con el frente colonizador en una posición más fuerte, sino también aprovisionarse de armas de fuego para alcanzar éxitos resonantes contra los totobié-gosode (Fischermann). No obstante, hay que cuidarse de creer que la escala o la calidad misma de las tramas interétnicas dependen exclusivamente de las demandas de los misioneros, el mercado o los estados nacionales. Más allá de las relaciones cambiantes que los ligan con distintos agentes colonizadores, las facciones chiriguanas persisten en un enfrentamiento endémico que impide el surgimiento entre ellas de una estructura de liderazgo centralizada. Pero en determinados momentos, cuando lo necesitan, esos mismos grupos conciertan $32$"P$)*&)',$'T+2/$)*0$,$*0&,)&+!2,*(FG&'2O()*&)0&/D./()9*Y"*'2&%pos coloniales los chiriguanos se enfrentan con el dilema planteado por el asedio colonizador: o siguen combatiendo para mantenerse libres, iguales, sin dueño, o aceptan subsumirse a una estructura #&* 32#&,$P+(* /&"',$32P$#$* E!&* 0!&#&* .G$,* !"$* 0()2/2J"* #&* Q!&,P$* contra al avance colonizador pero a la vez recortar las autonomías 3(/$3&)9*:#%2"2)',$"#(*/("*%$&)',D$*3$*#2"-%2/$*#&*.)2J"*I*Q!)2J"N* cuando es necesario los chiriguanos llegan a movilizar una red de doscientas aldeas: este tejido político, bélico y parental constituye el ',$)Q("#(*&)',!/'!,$3*#&*3$)*,&O!&3'$)*W'!%0$D)'$)]*#&*."$3&)*#&3*)2+3(*45666*7@&P$/$)$89*@-)*$33-*#&*3$)*%&'$)*/(I!"'!,$3&)N*!"*2%0(,tante factor aglutinante a lo largo de la Cordillera chiriguana sigue siendo la ideología jerárquica que comparten todos sus segmentos: la idea de su superioridad sobre los indígenas de los llanos y los pueblos chaqueños. Los chiriguanos que migran desde Bolivia hacia 29

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&3*"(,(&)'&*$,+&"'2"(*#!,$"'&*3()*)2+3()*464*I*44*1&,&#$"*&)'$*2#&$M* por más que en los ingenios se relacionan con grupos collas, wichís, chorotes y tobas, se distinguen sistemáticamente de ellos mediante &3*$'!&"#(N*3$*0$+$N*3$*%(#$32#$#*#&*',$F$G(*I*3$*#&)/(".$"P$*&"*3()* %$',2%("2()*2"'&,T'"2/()*U0$,$*3()*/!$3&)*)2+!&"*0,&.,2T"#()&*3()* cónyuges guaraní-hablantes (Bossert). !"!#$!%&'(!")% Si hay que señalar una característica de conjunto de las investigaciones aquí compiladas, tal vez podríamos mencionar la riqueza relativa de la documentación diacrónica. Debido a la larga historia de exploración y evangelización de las tierras bajas a partir de #2Q&,&"'&)*Q,&"'&)*+&(+,-./()*7A1$,/$)N*A!P/(N*X$"'$*A,!PN*@(G()N* Asunción, Tarija, etc.), existe un corpus considerable de fuentes escritas que permite apreciar el proceso de colonización de las mismas en la larga duración. En este sentido las tierras bajas bolivianas se diferencian de la Amazonía “clásica” o “canónica”, donde la escasez de fuentes constituye una letanía constante de arqueólogos, lingüistas, etnólogos e historiadores, y se aproximan más bien a las problemáticas propias de áreas culturales como los Andes o el Chaco. A Q$3'$*#&*!"*&)'!#2(*&'"(+,-./(*2"'&")2O(*#&*3$)*3J+2/$)*2%03D/2'$)*&"* la sociabilidad nativa, se constata en cambio una preocupación mar/$#$* 0(,* #(/!%&"'$,* 3()* 0,(/&)()* #&* 0(F3$%2&"'(N* Q!)2J"N* .)2J"N* contacto y recomposición étnica en la larga duración. Paradójicamente, el cotejo comparativo de esos mismos procesos podría llevar a una conclusión fatalista: que las tierras bajas bolivianas, a las cuales está dedicado este libro, no existen como tales. Más $33-*#&*3$)*2"'&,0,&'$/2("&)*UE!&*$3*."*I*$3*/$F(*"(*)("*%-)*E!&*$,'2./2()*0,(O2)(,2()UN*3()*',$F$G()*$E!D*,&!"2#()N*/("*)!)*3$+!"$)N*)!)* opacidades, sus contradicciones, sus contrapuntos nos ofrecen una mirada panorámica en su conjunto, un cúmulo de información et"(+,-./$*I*&'"(12)'J,2/$*&"*&3*/!$3*3$*',$%$*#&*3$)*%$/2("&)N*3()* contactos y la complementariedad se impone por sobre las fronteras +&(+,-./$)N*0(3D'2/$)*(*T'"2/$)9*_&*&)'$*%$"&,$N*0$,&/&*%-)*$/&,'$#(* $.,%$,*E!&*3$)*2"O&)'2+$/2("&)*/("'&%0(,-"&$)*3(+,$"*#2F!G$,*(',$* 30

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imagen de las tierras bajas, bastante alejada del imaginario clásico pero probablemente más cercana a la realidad. Estas tierras no existen –o no existen solamente– en una oposición nítida con las W'2&,,$)*$3'$)]*#&3*0$D)N*I*#&*1&/1(*3()*H!G()*I*,&H!G()*12)'J,2/()*I* étnicos evidencian que tampoco se trata solamente de tierras “bolivianas”. No constituyen, tampoco, un simple conjunto de mónadas insulares, herméticas, y la perspectiva global que se desprende de los textos invita por el contrario a remozar con nuevos matices un concepto tan clásico como injustamente desplazado: el área cultural.

Agradecemos a todos los autores que ofrecieron su contribución para este libro y a las instituciones que hicieron posible su publicación: el Museo de Historia de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno, el proyecto PIP 0074 del Consejo Nacional de Inves'2+$/2("&)*A2&"'D./$)*I*CT/"2/$)*7:,+&"'2"$8*I*3$*'(,2$3*Y3*=$D)g* y a la vez, en el plano personal, los editores expresamos asimismo nuestra gratitud a aquellas personas que colaboraron activamente con esta obra: Paula Peña Hasbún, Juan Murillo, Lorena Córdoba y Marcelo Guzmán.

Diego Villar e Isabelle Combès Buenos Aires y Santa Cruz, enero de 2012

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CONTACTOS ENTRE TIERRAS ALTAS Y TIERRAS BAJAS

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EL PAITITI EN LOS LLANOS DE MOJOS Vera Tyuleneva1

La tierra del anhelo El nombre “Paititi” generalmente evoca la imagen de una tierra rica, o de una ciudad llena de fabulosos tesoros ubicada en alguna parte de la Amazonía suroccidental, anhelada y buscada infructuo)$%&"'&*#&)#&*&3*)2+3(*456*1$)'$*"!&)',()*#D$)9*:*%&"!#(*&3*=$2'2'2* se toma como un equivalente de El Dorado. A pesar de la neblina fantástica que envuelve el nombre “Paititi”, %!/1$)*Q!&"'&)*12)'J,2/$)*#&*3()*)2+3()*456e4566*2"#!/&"*$*0&")$,* que desde la época prehispánica esta palabra estaba vinculada con una región amazónica concreta, cuya fama llegó hasta los Andes y fue recogida por los primeros españoles asentados en el Perú. Todo parece indicar que la idea de la existencia del lugar llamado “Pai'2'2]*"(*&)*!"$*/,&$/2J"*#&*3$*T0(/$*/(3("2$3N*"2*!"*%2'(*+&(+,-./(* importado del Viejo Mundo, sino que tiene raíces sudamericanas. En las fuentes tempranas casi nunca aparece bajo esa denominación 3$*.+!,$*#&*3$*W/2!#$#*#&*(,(]N*)2"(*3$*#&*!"$*W0,(O2"/2$]*(*,&+2J"N* de un río, de una laguna o de un jefe local. La primera mención del término “Paititi” en la historia escrita surge en una fuente peruana, la Relación de los Quipucamayos de Vaca 1

Antropóloga e historiadora, curadora del museo del convento de Santo Domingo – Qorikancha, Cusco, Perú. Doctorando del Programa de Estudios :"#2"()N*=("'2./2$*;"2O&,)2#$#*A$'J32/$*#&3*=&,L9*[email protected].

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de Castro en 1542, como parte de la lista de las conquistas del Inca Pachacuti: Inga Yupangue fué a quien llamaron Pachacuti Inga, que su interpretación es “mudamientos de tiempo”. Fué hijo y subcesor de Viracocha Inga. Conquistó hasta lo último de los Charcas, hasta los Chichas e Diaguitas y todas las poblaciones de la Cordillera de Andes y Carabaya y por bajo hasta los términos de Quito y toda la costa de Tarapacá, que no le quedó cosa en la costa que no la tuviese subjeta y debajo de su señorío; y lo que no podía por armas y guerra, los trajo a sí con halagos y dádivas, que fueron las provincias de los Chunchos y Mojos y Andes hasta tener sus fortalezas junto al río Patite y gente de guarnición en ellas. Pobló pueblos en Ayavire, Cane y el valle de Apolo, provincia de los Chunchos (Quipucamayos 1974 [15421544]: 38-39). Hacia 1570 Juan Álvarez Maldonado nos dejó una versión más desarrollada sobre el Paititi, dotada de los inconfundibles matices de ‘noticia rica’: Pasado el rrío llamado Paitite, la qual tierra tiene llanos que enpieçan desde pasado el dicho rrío; estos llanos ternán de ancho quinze leguas, poco más, según la quenta de los yndios, hasta una cordillera de sierra alta de nieves, que la semejan los yndios que la an visto como la del Pirú, pelada; los moradores de los llanos se llaman Corocoros, y los de la sierra se llaman Pamaynos. Desta sierra dan noticia ser muy rrica de metales; en ella ay grandísimo poder de gente, al modo de los del Pirú y de las mismas cirimonias y del mismo ganado y traje, y dizen que los Yngas del Pirú vinieron dellos. Es tanta gente y tan fuerte y diestra en la guerra, que con ser el Inga del Pirú tan gran conquistador, aunque enbió al Paitite por muchas vezes á muchos Capitanes, no se pudo valer con ellos, antes los desbarataron muchas vezes; y visto por el Ynga quán poco poderoso era para contra ellos, determinó de comunicarse con el gran Señor del Paitite y por vía de presentes, y mandó el Ynga que le hiziesen junto al rrío Paitite dos fortalezas de su nombre por memoria de que avía llegado allí su gente. (Álvarez Maldonado 1906 [1570-1629]: 64) 36

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A partir de aquellas fechas y a lo largo de más de un siglo, el fabuloso reino del Paititi fue objeto de incansables búsquedas desde Cusco, Cochabamba, el Alto Beni, Apolobamba y los llanos de Chiquitos. En 1561 en Chiquitos fue fundada Santa Cruz la Vieja (trasladada a un nuevo sitio en 1603), punto que durante largas décadas funcionaba como una de las principales puertas hacia el lejano sueño (Levillier 1976; García Recio 1988).

Mapa 1. El oriente de Bolivia

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El Paititi y los jesuitas _&)#&* &3* )2+3(* 456* 3$* A(%0$^D$* #&* i&)L)* %()',$F$* O2O(* 2"'&,T)* por la “noticia rica” del Paititi. En los años 1580 se establece una residencia de los jesuitas en Santa Cruz de la Sierra. En una carta de 1585, llena de esperanzas y de euforia, el primer misionero, padre Diego Samaniego, escribe en el camino a las tierras cruceñas: Yo estava antes informado que las necesidades de Santa Cruz de la Sierra eran extremas y que aquella tierra era puerta para los grandes Reinos de Paitití, y así me avía inclinado a ella. [...] Se me asentó en el coraçón que Dios me quería para Santa Cruz. El Padre Provincial me respondió: Parece que se han confrontado nuestros coraçones: desde el mesmo puncto también se ha asentado en mi coraçón que os quiere Dios para Santa Cruz y quiere por vuestro medio descubrir el Paitití. (Samaniego en Egaña 1954-74, t.3: 727-728). Desde su residencia en Santa Cruz, la Compañía se mantenía al tanto de las expediciones en busca del país anhelado. En 1585 el padre Jerónimo de Andión acompañó la infructuosa entrada del gobernador Lorenzo Suárez de Figueroa por el río Guapay abajo. En 1617 otro jesuita, el padre Jerónimo de Villarnao, participó en el “descubrimiento de los torococíes” con Gonzalo de Solís Holguín. En la obra del padre Pallas “Misión a las Indias” de 1620 nueva%&"'&*)&*%$"2.&)'$"*3$)*%2)%$)*23!)2("&)M Ai grandes rastros y esperancas de hallar en esta prouincia mucha riqueza y que por ella se a de entrar al descubrimiento de otras tierras y prouincias de Gentiles, hacia las cordilleras del piru por esta parte del rio del paraguai i por la otra asia el Brasil donde dicen está la Gran Laguna de los Moxos (ARSI Perú 22, 1620). :*3()*%$#()*#&3*)2+3(*4566N*/!$"#(*3()*/("E!2)'$#(,&)*%232'$,&)* empezaron a perder el buen ánimo y la paciencia, desalentados por los “nidos de arañas, çapos y mosquitos”, los jesuitas perseveraban. :3*."$3N*Q!&,("*&33()N*I*"(*3()*+(F&,"$#(,&)*/("*,2%F(%F$"'&)*'D'!los, los que llegaron primeros a los llanos de Mojos, se establecieron ahí y desarrollaron una singular cultura misional (Block 1994). De 38

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&33()*,&/2F2%()*3()*0,2%&,()*2"Q(,%&)*)J32#()*I*/(".$F3&)*$/&,/$*#&* la población nativa de la zona. Agustín Zapata y la evangelización de los cayubabas Y"*3()*L3'2%()*$^()*#&3*)2+3(*4566N*/!$"#(*3()*"!%&,()()*+,!0()* de los llanos ya estaban cristianizados y reducidos en varias misiones, uno de los padres jesuitas de la misión de San Francisco Javier en la corriente media del río Mamoré emprendió viaje hacia el norte 0$,$*/("(/&,*"!&O$)*"$/2("&)*#&*2".&3&)*I*)&%F,$,*&"',&*&33$)*3$*Q&* católica. Fue él quien por primera vez se topó con los indios cayubabas. El informe más completo y coherente sobre sus incursiones está en el escrito del padre Provincial de la Provincia Peruana de la Compañía de aquel entonces, Diego de Eguiluz: El año pasado de 1693 salió el Padre á hacer mision por la dilatada provincia de los Canisianas, que está, rio abajo hácia el Norte, veinticuatro leguas distante de su reduccion adonde pocos meses ántes habian ido de guerra y muerto algunos para su sustento, dejando en señal de triunfo las tripas de los difuntos enredadas en unas ramas las orillas del rio, donde fuesen vistas de sus enemigos. […] Estos Canisianas dieron noticia de mucha gente distante, más abajo del mismo rio, enemigos mortales suyos, llamados los Cayubabas, á los cuales no pudo ir á visitar entónces el Padre hasta despues que entraron las aguas, como lo hizo; y habiéndolos hallado rebeldes y puestos en armas con las H&/1$)*$G!)'$#$)*-*)!)*$,/()N*)&*,2"#2&,("*/("*3$)*#-#2O$)*E!&*&3* Padre Agustin les hizo de cuchillos, chaquiras, y á los principales hachas ó machetes, con lo que quedaron muy contentos, y retornaron alegres con sus pobres comidas de maní, yuca y maiz. La gente es muchísima, y sólo en uno de los pueblos hay más dé dos mil almas, y los demas tendrán mil ochocientos, poco más ó ménos. El cacique principal de estos siete pueblos, era un viejo venerable, con una barba cana y muy larga, llamado Paititi, á quien en particular regaló el Padre Agustin, y en retorno le dió un lanzon de chonta con una punta de hueso, que tenia en la mano, matizado todo de muy vistosas plumas, en señal de amistad; pues para entablarla usan estos bárbaros el dar sus armas. 39

Vera Tyuleneva

Despues de dos dias que gastó el Padre con estos Cayubabas, se volvió á su reduccion (Eguiluz 1884 [1696]: 33-34). Continúa: :*."&)*#&3*$^(*0$)$#(*#&*ajbkN*%$"#J*&3*=$#,&*=&#,(*@$,F$"N* Superior de aquella mision, al Padre Agustin Zapata que saliese, como los años antecedentes á sus misiones ántes que acabasen las aguas por los buenos efectos que esperaba y tenia experimentados… […] En cuanto pudo, prosigió su empresa hasta los Cayubabas á quienes había amistado el año antecedente. Habiendo llegado á ellos le dieron más ciertas noticias que la vez pasada #&*3$*2"."2#$#*#&*+&"'&*E!&*1$F2'$F$*3$*'2&,,$*$#&"',(N*I*$)2*0,(siguió costeando la misma falda de la serrania de los dichos Cayubabas hasta llegar á ver y visitar muchos y muy numerosos pueblos de más de quinientas almas cada uno, en otro temple distinto y mejor; y habiendo entrado en un pueblo muy grande, puesto en forma, con plaza y calles, halló á toda la gente de él junto á la puerta de un templo dedicado al demonio, á quien $/'!$3%&"'&* &)'$F$"* (Q,&/2&"#(* )$/,2./2()N* 0!&)'()* )!)* #2()&)* todos en la puerta del templo, vestidos muy curiosamente de plumas, con unas mantas vistosas, todas labradas, como las que usan de gala los indios de nuestro Perú, y delante de ellos muchos cuartos de carne de ciervos, venados, conejos y avestruces puestos en sus palanganas con una hoguera de fuego en el medio, que continuamente arden de dia y de noche, y todo el pueF3(* $3,&#&#(,* #&3* )$/,2./2(9*:)D* E!&* O2&,("* &"',$,* $3* =$#,&* /("* los indios que le acompañaban, sin desamparar el holocausto, mandaron los principales caciques á algunos de sus indios que fuesen á recibir y asistir al huésped hasta que acabasen con su funcion. Vinieron despues todos, y el Padre procuró agradarlos con variedad de donecillos y en especial al cacique principal que le dió un machete y un poco de estaño, á que mostró su agradecimiento con la liberalidad de comidas que ellos usan. Y por ser de estraña lengua no les pudo hablar el Padre, ni hallar intérprete, y asi le pidió por señas el Padre Agustin, un muchacho que le dieron luego con buena voluntad, y se lo llevó para enseñarle la lengua moxa, con ánimo de volver á ellos con este intérpre40

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te en habiendo bastante número de misioneros, y persuadirles los medios de su salvacion. La gente es muchísima, dócil y muy obsequiosa tanto que se pueden hacer muchas reducciones de á más de diez ó doce mil almas, porque no son tierras anegadizas como las que al presente ocupan los Padres, sino muy hermosas y todas capaces de sementeras (Eguiluz 1884 [1696]: 35-36). Escribiendo este texto, Eguiluz evidentemente se basaba en las cartas de Agustín Zapata enviadas desde las misiones de Mojos. Varias de ellas, junto con muchos otros documentos jesuíticos referentes a Mojos, hasta hace unas décadas se conservaban en la Biblioteca Nacional de Lima. Lamentablemente, en 1943 la mayor parte de los manuscritos de la colección de la Biblioteca fue destruida por un incendio. Por suerte, una de las cartas, de especial relevancia para nuestro tema, había sido publicada en 1906 en la colección de documentos del Juicio de Límites entre el Perú y Bolivia. Al parecer, los /(%023$#(,&)*#&*&)'$*/(3&//2J"*0(,*$3+!"$*,$PJ"*'&"D$"*!"$*$./2J"* particular por los textos vinculados con la búsqueda del Paititi. A continuación va un fragmento de esta carta: Acerca de la población grande que V. R. me dice, donde está el indio llamado Paititi, digo que la he visitado en tres años seguidos; está en parages es p (hay un blanco), diversos de estos nuestros, de mejor temple, donde se ve (hay un blanco) y el terruño es cascajoso, y por mejor beben agua de pozo, y la bebí yo muy fresca y delgada; en tres leguas de distancia por tierra están cinco poblaciones grandes, y la mayor es donde está el dicho Paititi, y me parece habría hasta cuatro ó cinco mil almas en esos cinco pueblos, con más modo y aseo, sin comparación, que estos todos que hemos visto; diéronme noticias de muchas poblaciones cercanas, que no pude ver, porque iva en canoa y ya todo lo demás es muy alto de lomerías. […] Yo, en tiempo de aguas, que anda la canoa dos veces más, e andado ocho días rrío abajo donde está la población del Paititi, y en todo este tiempo no hay rrío ninguno que entre en éste, sino rriesitos pequeños. De más á más he estado con unos indios que viven cuatro días de camino rrío abajo, que me dicen que más abajo de sus pueblos entra un gran rrío en éste, el cual viene del Oriente (Zapata 1906 [1695]: 25-26). 41

Vera Tyuleneva

De todos los documentos conocidos, esta carta presenta la evidencia más sólida del origen de la palabra “Paititi”. Se trata de una información de primera mano, comunicada por el misionero, quien personalmente había conocido al jefe de los cayubabas llamado Paititi y visitó algunas de las poblaciones de esta nación. La descripción +&(+,-./$*&)*)(F,2$N*)2"*&3&%&"'()*Q$"'-)'2/()*"2*$3!)2("&)*$*Q$F!losos tesoros. La carta está fechada del 8 de mayo 1695, es decir, fue escrita antes del último viaje de Zapata a la tierra de los cayubabas, si en los datos de Eguiluz antes citados no hay confusión. Si tenemos en cuenta que el nombre “Paititi” fue conocido en el Perú antes de la conquista española, su origen no podría atribuirse al nombre propio de un personaje determinado, conocido por Za0$'$* $* ."&)* #&3* )2+3(* 45669* ?FO2$%&"'&N* )&* ',$'$,D$* #&* !"* "(%F,&* hereditario o recurrente o, quizás, no de un nombre propio, sino de una denominación genérica de los jefes locales. Se sabe, por ejemplo, que entre los araonas, etnia de la familia tacana, existía un notable cacique Tarano, de quien habla Álvarez Maldonado (1906 [1570ajlbm89*Y3*"(%F,&*O!&3O&*$*)!,+2,*&"*3()*#(/!%&"'()*#&3*)2+3(*4566N* en algunos de ellos como gentilicio (“taranos”: Recio de León 1906 [1623-1627]). Nicolás Armentia se topa con el mismo nombre de jefe $,$("$*$*."&)*#&3*)2+3(*464*7:,%&"'2$*lddn*oappnm89*Y"*&3*/$)(*#&3* Paititi, el nombre (o título) de los jefes pudo haberse transformado en etnónimo, lo cual es un caso típico, y también haberse extendido para señalar un río vecino. Los cayubabas en la actualidad y en la historia El grupo étnico cayubaba (o cayuvava) al cual pertenecía el jefe Paititi, existe actualmente y ocupa los territorios entre el río Mamoré, el lago Rogoaguado y el río Yacuma. Su primera mención en las fuentes históricas la debemos no a los jesuitas sino al franciscano Gregorio de Bolívar, en 1621. Bolívar, quien proporciona unos datos sorprendentemente detallados para su tiempo sobre el oriente boliviano, entre otros grupos étnicos incluye a los “cayabobos”, sin !F2/$/2J"*+&(+,-./$*0,&/2)$N*0&,(*&"*O$+$*,&3$/2J"*/("*3$*/(,,2&"'&* baja del río Beni (Bolívar 1906 [1621]: 221). 42

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Hoy en día el principal centro poblado de los cayubabas es Exal'$/2J"*#&*3$*X$"'$*A,!P*7.+9*a8N*)(F,&*&3*,D(*@$%(,TN*$"'2+!$%&"'&* misión jesuítica, fundada por el padre Antonio Garriga en la prime,$*#T/$#$*#&3*)2+3(*45666N*0(/(*#&)0!T)*#&*3()*0,2%&,()*&"/!&"',()* con Agustín Zapata. Además del pueblo de Exaltación, los cayubabas forman varias comunidades de menor tamaño. Una de ellas es Coquinal donde en 2006 fue llevado a cabo el proyecto arqueológico “Rogoaguado” (Tyuleneva 2007 y 2010).

Fig. 1. Exaltación, 2005 (Fotografía de Vera Tyuleneva)

Para el año 2004 el número estimado de ese grupo era 645 personas. Sin embargo, se pueden aplicar varios criterios de pertenencia al grupo. La población total del municipio de Exaltación, considerado como territorio cayubaba, es mucho mayor que la cifra arriba indicada, pero todos los centros poblados son mixtos por su composición étnica. Los cayubabas viven ahí junto con los movimas, cuyo principal centro administrativo es Santa Ana de Yacuma, y con los numerosos colonos de diversos orígenes y procedencias. Gabriel >&"T* @(,&"(* (F)&,OJ* '(#$OD$* $* ."&)* #&3* )2+3(* 464* E!&* W&3* 2"#2(* de Exaltación tiene ahora consanguinidad con europeos, cruceños, 43

Vera Tyuleneva

collas y, lo que es sensible, principalmente con negros, zambos y mulatos brasileños (René Moreno 1974 [1888]: 371). Día a día crece la cantidad de familias mixtas. La mayoría de los pobladores de Exaltación y de las comunidades circundantes, que se declaran explícitamente como cayubabas, tienen sólo uno de los dos apellidos propios de este grupo, mientras el segundo generalmente es español, movima, quechua o de otro origen. El idioma cayubaba es aislado, no pertenece a ninguna de las familias lingüísticas sudamericanas y no tiene parentesco aparente con ninguna lengua vecina. Hoy este idioma se encuentra al borde de la extinción. Todavía viven unas cuatro o cinco personas quienes $.,%$"*)$F&,3(N*0&,(*)!*%$"&G(N*'$"'(*#&3*O(/$F!3$,2(*/(%(*#&*3$* gramática, es muy reducido. En el reciente estudio de Adelaar, según los datos proporcionados por Crevels, fueron registrados “dos semi-hablantes en grupo de 800” (Adelaar 2004: 614) y fue expresada la urgente necesidad de una mayor documentación y análisis de esta lengua. Es posible que el vocablo “Paititi” provenga de la lengua cayubaba, $!"E!&*"(*)&*0!&#&*$.,%$,3(N*0!&)*"(*.+!,$*&"*&3*L"2/(*#2//2("$,2(* existente compuesto por Harold Key en los años 1960 (Key 1975). Los morfemas que podrían haber constituido esta palabra existen y están registrados (Key 1967, 1975), pero las posibilidades de reconstruir correctamente su semántica por el momento son mínimas. Volviendo a los textos de Zapata y Eguiluz, sus descripciones geo+,-./$)*#&*3$*'2&,,$*#&*3()*/$I!F$F$)*,&)!3'$"*F$)'$"'&*,&$32)'$)9*Y)* /2&,'(*E!&*&3*,D(*@$%(,T*$*$E!&33$)*$3'!,$)*"(*,&/2F&*$H!&"'&)*+,$"des sino sólo ríos menores. El terreno efectivamente es cascajoso. El cascajo de color rojizo es laterita, abundante en óxidos de hierro, tipo de suelo propio de regiones cálidas, que se forma en base a sedimentos. La pureza y el buen sabor del agua de los pozos, en comparación con las de aquellos de la zona de Trinidad, son conocidos. Uno de los detalles enigmáticos en las arriba citadas cartas de Zapata y en los textos de Eguiluz es la mención de un terreno “alto de lomerías” y de “serranías”. Las tierras de los cayubabas son llanas, sin considerables elevaciones. Pero hay que tomar en cuenta que no se conoce con exactitud qué área ocupaba este grupo en los 44

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tiempos de su primer contacto con los jesuitas, antes de su reducción en la misión de Exaltación. En 1715 el jesuita Antonio Garriga apunta como límite de jurisdicción de la misión de Exaltación por el lado oeste “los pueblos viejos inclusive, así de Cariobabas [cayubabas] como de Mobinas [movimas]” (Garriga 1906 [1715]: 38). Se comprende que los “pueblos viejos” en aquel momento ya estaban despoblados. Se sabe que los cayubabas vivían a las orillas del Rogoaguado y #&*O$,2()*$H!&"'&)*(//2#&"'$3&)*#&3*,D(*@$%(,TN*0&,(*E!&#$*0(/(* clara la cuestión de sus límites hacia el norte y el este y la de su presencia en la margen oriental del Mamoré. Por lo tanto, no puede decirse con exactitud qué lugares visitó el Padre Zapata. Está claro que no sólo navegó por el río, sino que en algunas oportunidades viajó tierra adentro. Se podría suponer que se dirigió hacia el oeste del Mamoré, es decir hacia Rogoaguado, porque en ese territorio, según indican el mapa de las misiones de Mojos de 1713 (mapa 2) y varios otros documentos, se concentraba la mayor parte de la población cayubaba de aquella época.

Mapa 2. Misiones de Mojos. 1713 (Lozano y Morales 2007: 91)

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Vera Tyuleneva

Las descripciones de pueblos grandes de “más de 500 almas” “con más modo y aseo, sin comparación, que estos todos que hemos visto”, proporcionadas por Zapata y Eguiluz, dan una idea de una sociedad económicamente próspera y políticamente bien organizada, lo cual podría explicar los rumores acerca de la “tierra rica” que, transformados y multiplicados, llegaron a los Andes, a Apolobamba y a Santa Cruz en forma de la fantástica leyenda del reino del Paititi. A&,/$*#&*3()*2"2/2()*#&3*)2+3(*45666*3$*2"Q(,%$/2J"*$/&,/$*#&3*G&Q&* cayubaba llamado Paititi es repetida en la “Breve noticia de las misiones de Moxos”, documento atribuido a Diego Francisco Altamirano, que reproduce el dato sin mayores detalles e innovaciones 7:3'$%2,$"(*abnb*oandqeanakmM*lll89*`$/2$*&3*."$3*#&3*0&,D(#(*#&*3$)* misiones jesuíticas, en un documento anónimo publicado por Josep \$,"$#$)N*)!,+&*!"$*/!,2()$*I*)!%$%&"'&*)2+"2./$'2O$*,&Q&,&"/2$*$* los cayubabas: El pueblo de la Exaltación es de la nación Cayubaba, de lengua distinta de las otras naciones. Ésta fue la menos bárbara respecto de otras, porque tenían su gobierno, observando en su serie [?] de un modo harto político para bárbaros. Cada pueblo en su gentilidad, como que vivían en behetrías, apartadas unas parcialidades de otras, tenían uno como Gobernador que juntamente era su sacerdote, quien tenía el cuidado de convocar a tiempos su pueblo a un adoratorio, donde hacía una arenga a modo de plática al auditorio, según que lo estilaban; y concluido el razonamiento, daba a cada uno del cómulo a mascar un poco de coca (de la cual esta nación, en su barbaridad, ella sola usaba), siguiéndose a este convite, si no es que le llamamos especie de comunión, el regocijo de sus festejos. Se dice de estos indios que tuvieron comunicación con el Inga y era gente vestida de ricos tejidos de algodón, cuyas labores hasta ahora son de aplauso (Anónimo (Beingolea?) 2005 [1764]: 184-185). El primer dato que llama atención en este conciso cuadro, es el de los supuestos contactos entre los cayubabas y los incas. Aunque no esté sustentado por otros documentos históricos, ni tampoco por evidencias arqueológicas, a la luz de nuestra problemática este dato resulta de suma importancia. 46

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El segundo detalle, que de alguna manera concuerda con el primero, es el del uso ritual de la hoja de coca. En los llanos de Mojos la coca no se cultiva. Actualmente se conoce y se usa por la multiétnica población local gracias a las recientes migraciones de la sierra. Pero en la época de las misiones en Mojos tal práctica no existía. El mismo autor del documento la señala como una excepción. El lugar más cercano donde se registra esta costumbre en forma masiva es el piedemonte andino de Apolobamba, a la orilla occidental del río Beni. El contacto prehispánico entre los cayubabas y las etnias de Apolobamba (principalmente con los diversos grupos de la familia lingüística tacana) suena muy probable tomando en cuenta la rela'2O$*/&,/$"D$*+&(+,-./$*#&*$%F$)*,&+2("&)9*Y3*&%03&(*#&*3$*1(G$*#&* /(/$*&"',&*3()*/$I!F$F$*0$,$*."&)*,2'!$3&)*0!&#&*"(*)J3(*)2+"2./$,* un intercambio entre los cayubabas y los grupos tacanas, sino tamF2T"*1$F3$,*#&*!"$*2"H!&"/2$*&"*3$)*0,-/'2/$)*/!3'!,$3&)9* Otro posible bien de intercambio entre los indios de piedemonte y los de los llanos podían ser las hachas de piedra que se encuentran en abundancia en toda la extensión del actual departamento del Beni a pesar de la escasez de material para su confección. El comentario de Eguiluz acerca del parecido entre las mantas de los cayubabas y los textiles peruanos encuentra un eco en el texto de la arriba citada crónica anónima que menciona los “ricos tejidos de algodón”. Probablemente no se trata de un parecido realmente cercano entre los tejidos andinos de lana y las vestimentas de los cayubabas. Lo que evoca ese parecido en las mentes de los cronistas debe ser el mismo hecho del uso de ropa tejida, costumbre que en los tiempos prehispánicos no fue muy difundida entre la población de las tierras bajas. El arte textil de los cayubabas se menciona en las fuentes históricas de manera recurrente. Incluso en los tiempos coloniales y republicanos, cuando la gran parte de la población indígena de Mojos ya dominaba el arte textil, y casi en cada reducción había tejedurías, esta etnia parece haberse destacado entre los vecinos por sus tejidos. Los “buenos texidos” de algodón se remarcan en el expediente de la visita de 1792 en el pueblo de Exaltación como uno de los productos comerciales más importantes (ANB GRM MyCh vol. 12 #(/*566N*anblM*lq89*Y"*apql*#r?,F2+"I*1$F3$F$*#&*3()*."()*'&G2#()*#&* 47

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Exaltación (2002 [1835-47], tomo IV: 1470). Pero ya en el transcur)(*#&3*)2+3(*44*&)'$*',$#2/2J"*&"',&*3()*/$I!F$F$)*#&)$0$,&/2J*0(,* completo bajo la presión del mercado de los textiles industriales. Se olvidó la técnica del tejido y se extinguieron las variedades locales de algodón. En los años recientes se hizo un intento de revivir este (./2(*&"*YV$3'$/2J"N*0&,(*3$*/("'2"!2#$#*#&*3$*',$#2/2J"*I$*)&*1$FD$* interrumpido. (+($+!$#(*Q!&,("*2#&"'2./$#()*/(%(*Leila blainvilliana (com. pers. Lic. Roberto Apaza, Unidad de Limnología, Universidad Mayor de San Andrés, La Paz). Esta especie todavía habita en el lago Rogoaguado, aunque a juzgar por las grandes cantidades de conchas en los contextos arqueológicos su población en las épocas antiguas era mayor que hoy. A pesar de insistentes preguntas hechas a los nativos en diferentes partes del departamento del Beni, nadie ha dado evidencias de su consumo actual. Aunque Rogoaguado es el único lugar donde hasta ahora ha sido registrada esta especie en contextos arqueológicos, al parecer es bastante común en las aguas dulces de las llanuras de Mojos, especialmente en las lagunas y los “curiches” (pantanos). Las conchas contienen una gruesa capa de nácar y pueden producir perlas que tienen las mismas características que otras perlas de agua dulce: pequeño tamaño y forma irregular. El nácar de las conchas aparentemente también tenía cierto valor en las culturas locales. En el museo arqueológico de Trinidad existe en la exposición permanente un collar de este material. Pero para la población prehispánica de Rogoaguado las perlas y el nácar de este 56

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molusco debían ser productos secundarios. Su uso principal indudablemente era alimenticio. El valor comercial de las perlas de agua dulce, según los criterios de estética y economía occidental, es bastante bajo, lo cual explica el hecho de que la noticia sobre ellas no tuviera mayores consecuencias en los tiempos coloniales. Tampoco hoy este recurso se explota /("*."&)*/(%&,/2$3&)9* De este modo, la información sobre las perlas en la laguna del Paititi que da Juan Recio de León y que repiten algunos otros autores encuentra una explicación real y corrobora la suposición de que la legendaria “laguna del Paititi” es Rogoaguado. El Paititi y los incas No nos olvidemos de que el nombre “Paititi” hace su primera aparición en la historia escrita en el Perú, en el año 1542, en la “Relación” de los Quipucamayos, como el “río Patite”, donde el Inca Pachacuti fundó dos fortalezas. El Paititi vuelve a surgir en varias (',$)* Q!&"'&)* 0&,!$"$)* #&3* )2+3(* 456* I* /(%2&"P()* #&3* 4566M* &"',&* otros autores, lo mencionan Juan Álvarez Maldonado, Pedro Sarmiento de Gamboa y Martín de Murúa, siempre en el contexto de las conquistas de los incas en el oriente. Para Maldonado y Sarmiento, Paititi es un río; para Murúa, una provincia. En muchos textos, sobre todo en los tardíos, es recurrente el motivo de los “incas refugiados” en el Paititi. Cabe deducir que los incas tenían un determinado interés en la región en cuestión, pues organizaron una o varias expediciones en aquella dirección, probablemente usando las preexistentes rutas de intercambio (Saignes 1985). Pero aún no queda claro cuán lejos llegaron sus incursiones hacia el oriente y qué carácter tenía su presencia ahí. No hay evidencias de la presencia física de las huestes incas en el norte de Mojos, y menos que menos de colonias, enclaves u otros )2+"()*#&*/("',(3*0(3D'2/(N*0&,(*)D*1$I*,$)',()*#&*2"H!&"/2$*$"#2"$* en la región colindante con Mojos, en las cercanías del río Beni. Es posible que el río Paititi de las crónicas sea el Beni (o uno de sus tramos), porque este río sirve de frontera por un lado, y de vía de co57

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municación por el otro lado, entre las tierras altas y las tierras bajas. Esta suposición ya ha sido expresada antes por Pärssinen y Siiriäi"&"*7lddq89*R()*)2'2()*$,E!&(3J+2/()*/("*0()2F3&*.32$/2J"*'$u$"'2"suyana en los alrededores del Beni son: - La red vial de la cuenca del río Tuichi, cuya creación en las fuentes históricas se atribuye a los incas (Estevez 2005); - San Buenaventura, donde fue encontrada una tumba con ele%&"'()*#&*$G!$,*0()2F3&%&"'&*$"#2"()*7.+9*cg*X$+-,"$+$*abpbg* Tyuleneva 2007 y 2010); - Baba-Trau (actualmente conocido como Uaua-Uno), asentamiento y cementerio en la corriente media del río Beni, donde &"*&3*',$")/!,)(*#&3*)2+3(*44*Q!&,("*&"/("',$#()*!"*$,DF$3(*2"/$N* tupus (prendedores) y hachas prehispánicas de metal (del Casti33(*ablbM*qakg*.+9*kg*=(,'!+$3*abnpM*bb8g* e* R$* WQ(,'$3&P$* 6V2$%$)]N* &)',!/'!,$* Q(,'2./$#$* )(F,&* !"(* #&* 3()* $H!&"'&)* #&3* ,D(* \&"2N* /("* ,$)+()* #&* 2"+&"2&,D$* 2"/$* I* /("(/2#$* bajo el nombre popular “cuartel del inca” (Giraut 1975 y Pia 1997); e* I*3$*WQ(,'$3&P$*3$)*=2&#,$)]*&"*3$*/("H!&"/2$*#&3*\&"2*/("*&3*@$dre de Dios (Pärssinen y Siiriäinen 2003), donde hace menos de una década fueron encontrados fragmentos de cerámica inca im0&,2$3*I*!"*$#(,"(*#&*$3&$/2J"*#&*/(F,&*7.+9*jg*X$2E!2'$*lddpM*nd89*

Fig. 4. Diadema de oro proveniente de un contexto funerario de San Buenaventura (río Beni), recuperada por el arqueólogo Jédu Sagárnaga (Museo de Metales Preciosos, La Paz. Foto: Vera Tyuleneva)

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Fig. 5. “Aríbalo” inca y adorno metálico del sitio Baba-Trau (Wawa-Uno). (Según Portugal 1978: 99)

Fig. 6. Adorno de aleación de cobre, encontrado en los años 2000 en el sitio “Fortaleza Las Piedras”. (Según Saikita 2008: 70)

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En varios de estos casos puede tratarse de frutos de intercambio comercial, sobre todo orientado hacia objetos símbolos de prestigio, más que de huellas de contacto directo, pero en todo caso esos ejemplos hablan de unos vínculos fuertes y sistemáticos. Entre los actuales tacanas, etnia de la margen izquierda del río Beni, existía un amplio corpus de narraciones y creencias alrededor #&*3$*.+!,$*#&3*6"/$*7`2))2"v*I*`$1"*abjaN*'(%(*a8N*#&3*/!$3*$L"*)&* conservan algunas versiones. El Inca es un personaje mítico con rasgos sobrenaturales: camina por los picos de las montañas, pone oro y plata en la tierra y planta almendrales y gomales. El principal lugar sagrado de los tacana es el cerro Caquiahuaca, cuyo nombre in#!#$F3&%&"'&*&)*#&*(,2+&"*E!&/1!$*I*)2+"2./$*W3!+$,*#&3*',!&"(]9* Caquiahuaca es al mismo tiempo un protagonista de la mitología '$/$"$N*I*)!*.+!,$*$*%&"!#(*)&*Q!)2("$*/("*3$*.+!,$*#&3*6"/$9*Y"*&3* vocabulario tacana, desde la época colonial, se han registrado múltiples préstamos del quechua y del aymará, lo cual habla de fuertes y prolongados contactos con el mundo andino. Apolobamba colinda hacia el sur con la región conocida en la épo/$*/(3("2$3*/(%(*R$,&/$G$N*#("#&*3$)*2"H!&"/2$)*$"#2"$)*1$"*)2#(*7I* son) aún más evidentes y numerosas. Conclusiones Intentaremos reunir los retazos arriba enumerados en un solo cuadro coherente. La célebre noticia rica del Paititi pudo haberse originado en el norte de los llanos de Mojos, tierra poblada en la víspera de la conquista europea por el grupo cayubaba. La agricultura intensiva practicada la región había llevado a un notable crecimiento #&%(+,-./(N*+,$"*/("/&"',$/2J"*#&*0(F3$/2J"*I*1$FD$*/,&$#(*!"$* imagen de prosperidad y abundancia que se transmitía en leyendas +&(+,-./$)*&"',&*3$)*&'"2$)*O&/2"$)9*W=$2'2'2]*O&"#,D$*$*)&,*!"*"(%bre hereditario o recurrente (o título genérico) de los jefes locales, 3!&+(* $/&0'$#(* /(%(* +&"'232/2(* I* &3* "(%F,&* #&* 3$* OD$* H!O2$3* E!&* marcaba la frontera de la tierra del Paititi, el actual río Beni en su corriente media y baja. 60

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La fama de la tierra del Paititi llegó hasta los Andes antes de la conquista española y quedó registrada en algunas fuentes peruanas tempranas. Los incas tenían un marcado interés hacia las regiones amazónicas y su presencia militar y política aparentemente llegó hasta la corriente media (y quizás también en su corriente baja) del río Beni, desde donde ellos podían haber establecido vínculos de intercambio con “la tierra del Paititi”, usando como intermediarios a los tacana. La reducción de los cayubabas fue acompañada de una drástica /$D#$*#&%(+,-./$*$*."&)*#&3*)2+3(*4566*I*/(%2&"P()*#&3*45666N*/$!sada por las epidemias, razón por la cual los misioneros jesuitas, primeros europeos que entraron en contacto directo con esa etnia, no llegaron a observar muchas características de su cultura de antaño.

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¿INCAS EN LA SELVA? PARA TEJER UNA ETNOHISTORIA DE LAS TIERRAS BAJAS DE BOLIVIA Isabelle Combès1

Y"*3$*\(32O2$*#&3*)2+3(*44N*)(F,&*'(#(*$*0$,'2,*#&*3()*$^()*abkd)N* tuvieron lugar masivas migraciones internas desde las tierras altas hacia los llanos orientales o las regiones de yungas como el Chapare. Se debían a diferentes motivos: cierre de las minas, primera reforma agraria, etc., y dieron nacimiento a núcleos de colonización W/(33$]N*$3+!"()*03$"2./$#()*I*(',()*&)0("'-"&()9*Y)'()*0,(/&)()*I* estos asentamientos fueron (y siguen siendo) a menudo resentidos por los habitantes de las tierras bajas como una verdadera invasión o (el término es recurrente) un “avasallamiento”. Más allá de la ocupación física de tierras, se denuncia también el choque entre dos modos de vida diferentes (“colla” y “camba”), o el riesgo de altera/2J"*#&*3$)*/!3'!,$)*#&*3()*33$"()*F$G(*3$*2"H!&"/2$*$"#2"$9*$/1&)* que habitan en los márgenes de los ríos Beni y Cotacajes, 1800. 26 ARSI Peruana 21: 110 (1698).

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como “de tierras bajas” conocen el arte metalúrgico andino, donde indígenas de habla aymara se visten con cortezas de árboles, donde ex servidores del Inca “se conformaron con los de la tierra”. Al revés, cabe mencionar las huidas de muchísimos indígenas de la zona de Santa Cruz la vieja hacia el occidente: más de 3.000 de ellos se &"/("',$F$"*&"*A1$,/$)*$*2"2/2()*#&3*)2+3(*4566*7Z$,/D$*>&/2(*abppM* 161-162), donde probablemente acabaron mestizándose con las poblaciones locales. 3)4)56-()%&'(!")% Los expedicionarios españoles no estaban tan equivocados en suma. Encontraron seguramente muchos más ex mitimaes e yanaconas que Incas de la realeza en los llanos, y mucho más algodón que oro, pero sus sueños de riquezas se basaron sobre elementos tangibles y una presencia andina innegable en los llanos. Volviendo al inicio de estas páginas, es posible considerar las migraciones contemporáneas de los pueblos andinos hacia el Chapare y las tierras bajas como el último avatar de un proceso histórico milenario. De hecho, considerar estos procesos en la larga duración permite relativizar los lamentos acerca de la “invasión” física y cultural andina en los llanos: en este cambio de perspectiva reside la diferencia entre hablar de “aculturación” en vez de “etnogénesis”, o de “pérdida de tradiciones” en vez de “permanente creación”. Pero las relaciones entre Andes y tierras bajas sólo son un caso, un ejemplo particular. No se trata de un fenómeno único de contactos entre grupos, de conformación de una telaraña en cuyo crisol se gestan culturas nuevas y nacen nuevos grupos. Empleé en (',()*&)'!#2()*3$*.+!,$*#&*3$*W'&3$,$^$]N*0(,*&G&%03(*$3*&)'!#2$,*&3* poblamiento étnico de la región de la primera Santa Cruz; en otros trabajos, hablé de “chiquitanización”, “otuquización”, “zamuquización” y otros barbarismos lingüísticos; en el ejemplo que desarrollé aquí, coexisten chunchos vestidos “al modo del Perú” y andinos “conformados con los de la tierra”. Son casos y ejemplos que deben 2"/2'$,"()*$*,&H&V2("$,*!"*0(/(*$/&,/$*#&*3(*E!&*0,&'&"#&%()*1$/&,* 75

Isabelle Combès

(y cómo pretendemos hacerlo) cuando hablamos de etnohistoria o de historia indígena. X2*F2&"*3()*&)'!#2()*%("(+,-./()*)("*"&/&)$,2()N*&)'$*&3&//2J"*%&todológica no debe conducir a postular grupos cerrados o monadas aisladas: el árbol no crece en el vacío, y no puede llegar a opacar 3$*)&3O$*E!&*3(*,(#&$9*C$%0(/(*)("*.G$)*3$)*2#&"'2#$#&)*T'"2/$)N*I* los pueblos cambian de nombre, de lengua, de costumbres, o de lu+$,9*:!"E!&*&)'$)*,&H&V2("&)*0!&#$"*0$,&/&,*#&%$)2$#(*',2O2$3&)*(* evidentes, quiero recordarlas aquí. Pues decir, como algunos suelen 1$/&,3(N*E!&*3()*+(,+('(E!2)*#&*3$*X$"'$*A,!P*#&3*)2+3(*456*W)("*3()* chiquitanos” (que sólo surgieron como grupo étnico en el crisol de 3$)*%2)2("&)*G&)!2'$)*#&3*)2+3(*456668*&)*!"*F$,F$,2)%(*%!/1(*%-)* grave que los que evoqué arriba; hacer, como hacen otros (Krekeler 1995), la historia de los chiquitanos empezando por su pasado prehispánico es otro sinsentido. ¿A quién puede ocurrírsele escribir la 12)'(,2$*#&*3()*$,+&"'2"()*&"*&3*)2+3(*466N*(*3$*#&*3()*Q,$"/&)&)*&"*&3* tiempo de César? A menudo, queriendo hacer historia, el investigador mismo niega su paso mismo y los cambios que conlleva. Abogaba hacen unos años por una “relectura de la historia del oriente boliviano”; en esta primera reunión de etnología de las tierras bajas, nos reunimos para compartir nuestros trabajos y perspectivas: me parece así que vale la pena repetir el mismo pedido para poder devolver sus verdaderas dimensiones a una historia y un paisaje étnico siempre cambiantes.

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IDENTIDADES ESCONDIDAS: CAMBIO CULTURAL Y LINGÜÍSTICO EN QUECHUAS MIGRANTES A LAS TIERRAS BAJAS DE BOLIVIA Leonardo Martínez Acchini1

Introducción Esta investigación analiza la forma en que la migración interna &"*\(32O2$*%(#2./$*&3*!"2O&,)(*/!3'!,$3*I*32"+fD)'2/(*I*3()*0$',("&)* de matrimonio de los campesinos quechua-hablantes que migran y se establecen en zonas de expansión agrícola en el departamento de Santa Cruz. Las primeras grandes oleadas de migración de tierras altas a tierras bajas se inician en la década de 1950 y hoy esta región alberga el doble de la población boliviana que tenía hace 50 años (Albó 1999; Urquiola 1999). Si bien muchos migrantes eligen ciudades del trópico como su destino, la migración campo-campo es un paradigma que merece mucha atención, ya que las fuerzas globales emergentes están presionando hacia nuevos desarrollos capitalistas precisamente en zonas rurales de países en desarrollo (Kearney 2004). En Bolivia éste es actualmente un fenómeno importante ya que casi el 25% de la población del departamento de Santa Cruz proviene del altiplano y de los valles, mientras que el 17% se

1

Antropólogo. Universidad Mayor de San Andrés (La Paz), Universidad Católica Boliviana (La Paz) y Centro de Estudios en Educación Inicial e Infancia (Santiago de Chile). $%$,$3w!H9&#!.

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Leonardo Martínez Acchini

considera quechua o de origen quechua (Mendoza 2005). El gran desarrollo agro-industrial que se está dando en la región es uno de los principales factores que atrae a miles y miles de migrantes desde el occidente cada año. Como parte de este proceso, estos migrantes vienen desarrollando estrategias de adaptación que en algunos casos indican ciertos niveles de aculturación, mientras que en otros tienen que ver con la retención de ciertos rasgos étnicos y la práctica de tradicionales culturales. El idioma recibe especial atención en mi investigación, ya que en los Andes suele ser un determinante cultural muy fuerte E!&*$*O&/&)*#&."&*3$*0&,'&"&"/2$*T'"2/$*%-)*E!&*(',()*2"#2/$#(,&)* como la raza, el sistema de valores o la organización política (Skar 1993; Albó 1999). El lugar donde estos cambios y adaptaciones fueron observados y analizados fue el municipio de Cuatro Cañadas, un asentamiento agrícola industrial a 80 km. al este de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, cuya población está compuesta en un 90% por migrantes del occidente comúnmente llamados collas. El 10% restante está conformado por población local o cambas, como comúnmente se conoce a los habitantes del oriente boliviano. Esta investigación responde las siguientes preguntas: a) ¿Continúan los migrantes comunicándose en quechua entre sí y con sus hijos? b ¿Continúan practicando tradiciones propias de la cultura quechua-andina? c) ¿Buscan pareja de la región receptora como estrategia para facilitar su proceso de adaptación al nuevo asentamiento? Estas preguntas nos acercan al objetivo principal de este estudio: entender el proceso de formación de identidad étnica en un área de &V0$")2J"*$+,(e2"#!)',2$3*I*#&*$3'(*/,&/2%2&"'(*#&%(+,-./(*&"*!"$* economía en desarrollo. Estrategias de adaptación, identidades emergentes Algunos investigadores dicen que, para adaptarse al nuevo lugar, los migrantes pasan por un proceso de aculturación y asimilación que les permite funcionar de acuerdo a los códigos culturales del $".',2J"* 7$/!3'!,$/2J"8* I* $#&%-)* )&,* )(/2$3%&"'&* $/&0'$#(* 0(,* 3$* 78

LAS TIERRAS BAJAS DE BOLIVIA: MIRADAS HISTÓRICAS Y ANTROPOLÓGICAS

población local (asimilación)2. Sin embargo, otros académicos dicen que los immigrantes retienen una gran cantidad de rasgos étnicoculturales –un proceso conocido como retención étnica– que pueden incluso tener un impacto sobre la cultura del lugar de destino3. Mi estudio rechaza la rigidez de ambos argumentos. Planteo que, más que adaptarse a uno o a otro de estos modelos, los migrantes desarrollan una variedad de estrategias de adaptación y mecanismos de negociación, a través de los cuales preservan o abandonan ciertos rasgos étnicos como el idioma, los patrones de matrimonio, las creencias religiosas y ciertas prácticas culturales. Además, este &)'!#2(*)()'2&"&*E!&*3$)*2"H!&"/2$)*#&*3$*+3(F$32P$/2J"*I*#&*3$*%2gración transnacional también son sentidas por aquéllos que sólo migran al interior de los países, ya que igualmente están expuestos a hibrideces y ambigüedades, aunque con diferentes intensidades. El impacto de la migración en el uso del lenguaje, las prácticas culturales y los patrones de alianza o matrimonio Muchos aspectos de la construcción de la identidad étnica en Cuatro Cañadas son medidos a través de la elección de idioma. Los niños, en su mayoría, no hablan quechua entre ellos; sólo unos pocos lo hacen con sus padres, y en esos casos son más bien receptores antes que productores del idioma. Un acento camba y una forma de ver el mundo camba son parte importante de la vida de estos niños y niñas quienes, por lo tanto, no se los cuestionan tanto –a diferencia de sus padres– a la hora de construir su etnicidad. La currícula educativa es en castellano desde el primer hasta el 12º año. En Cuatro Cañadas es muy difícil que un niño de padres migrantes tenga #2./!3'$#&)*$3*1$F3$,*/$)'&33$"(*&"*3$*&)/!&3$N*I$*E!&*3$*%$I(,D$*#&* ellos nacieron en este municipio o bien estuvieron expuestos al castellano desde muy temprana edad. Además, la presión que reciben de sus pares en la escuela es tal, que rápidamente el poco quechua que hablan es relegado a un segundo plano por el castellano. Niños

2 3

Benmayor y Skotnes 1994; Portes y Rumbaut 1996; Alba y Nee 1997; Zhou 1997. Albó 1997; Gans 1997; Brettell 2003.

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Leonardo Martínez Acchini

y adolescentes en Cuatro Cañadas hacen un esfuerzo –conciente o inconciente– por ser, actuar y hablar como cambas. Con respecto a la comunicación intergeneracional, el 42% de los padres entrevistados dijo que sí hablan (poco o mucho) con sus hijos en quechua. Sin embargo, ninguno reportó que sus hijos les respondan en este idioma. A pesar de esta discrepancia, el 83% de los individuos entrevistados respondió que consideran que sus hijos deberían crecer hablando quechua (aunque no hagan mucho al res0&/'(89*=(,*!"*3$#(N*&)'(*)2+"2./$*E!&*3()*0$#,&)*"(*&)'-"*/("/2&"'&)* del poder que tiene promover un saludable entorno bilingüe para sus hijos; por otro lado, muestra cómo lidian en su propio proceso de adaptación a la cultura camba: si se sienten discriminados por hablar quechua, es comprensible que no promuevan en sus hijos el uso de esta lengua. En general, el bilingüismo quechua-castellano es más estable en la población adulta, ya que 76% de los entrevistados dijo tener un buen dominio del quechua. De todas maneras, mis observaciones sobre las preferencias lingüísticas de los adultos me indican que, a pesar de tener más repertorio lingüístico que los niños, los adul'()* 0,&.&,&"* &3* /$)'&33$"(* &"* )!)* /("O&,)$/2("&)* #2$,2$)9* ?F)&,OT* también claras diferencias dialectales: la mitad de mis entrevistados hablaban un castellano camba, mientras que la otra mitad mantenía tanto el léxico como la fonología del castellano altiplánico. Mantenimiento de rasgos étnicos Medir y analizar el mantenimiento o el abandono de cuatro rasgos étnicos fue una parte crucial de este estudio. Los rasgos étnicos elegidos fueron los siguientes: kharisiri, mink’a, Pachamama, y utacht’api o qhátay4. - En el mundo andino, el kharisiri –también conocido como pishtaco– es una criatura sobrenatural que ataca a la gente en el campo, los suele llevar a lugares alejados y luego les extrae la grasa. Mu4

Escogí estos rasgos porque me parecen bastante característicos de la cultura quechua en particular y de la andina en general, no sólo ante ojos académicos, sino también ante el público en general.

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chos comunarios creen que el kharisiri es el hombre blanco y por eso suelen temer al cura del pueblo, a los funcionarios públicos e inclusive a los antropólogos. Si bien no fue atacada por el kharisiri, mucha gente dice haberlo visto o saber de alguien que fue atacado. - La mink’a es una forma de trabajo recíproco y cooperativo muy común en los Andes. Un individuo o unidad doméstica que recibe esta ayuda por parte de otros comunarios, la dará en retribución más adelante a quien la necesite. Es común durante la siembra o la cosecha, cuando se suele necesitar mucha fuerza de trabajo. En algunas ocasiones la mink’a no es voluntaria y más bien se hace obligatoria por los líderes de la comunidad. - La Pachamama, también conocida como Madre Tierra, es una divinidad andina sobre todo asociada con la tierra y la producción agrícola, pero que también evoca al lugar al que uno pertenece y el lugar donde los individuos conviven en comunidad. La gente suele hacer libaciones o ch’allas a la Pachamama como agradecimiento por una buena cosecha o bien para pedir protección o buenos augurios en todas las áreas de la vida. Estas ofrendas son tan comunes que, hoy por hoy, son practicadas inclusive por mestizos de áreas urbanas que tienen vínculos ya muy débiles con el área rural. - El utacht’api o qhátay es una ceremonia que se desarrolla en ocasión del techado de una nueva casa, sobre todo si es de una pareja de recién casados. A pesar de que pueda faltar revocar las paredes, el techado de la casa representa la consumación de un proyecto de nueva vida, por lo menos en un nivel simbólico. Los dueños invitan comida y bebida a aquellos comunarios que colaboran con el proyecto. Los resultados de las entrevistas muestran que, en Cuatro Cañadas, estos rasgos étnicos se practican hasta un 68% menos que en las comunidades de origen. En una escala de 0 a 4, los migrantes reportaron 2,47 por individuo por los cuatro rasgos practicados en sus comunidades de origen, comparado con un tímido 0.78 por individuo por los mismos rasgos practicados en el nuevo asentamiento de Cuatro Cañadas. El rasgo con más vitalidad es la práctica de 81

Leonardo Martínez Acchini

ofrendar a la Pachamama. Prácticamente la mitad de los habitantes de Cuatro Cañadas (47%) hace libaciones a la Madre Tierra. De todas maneras, yo esperaba un número más alto, ya que se trata de la práctica más extendida en el mundo andino y en áreas urbanas; un buen ejemplo de esto es que inclusive algunos cambas dijeron que habían adoptado esta práctica. La conversión del catolicismo al protestantismo es parcialmente responsable de que este porcentaje no sea tan alto como esperado. Es bien sabido que el protestantismo (que practican 18% de los habitantes de Cuatro Cañadas) prohíbe la veneración a deidades que no sean Dios o Jesucristo. Si bien el catolicismo tiene el mismo discurso, ha demostrado ser históricamente más tolerante hacia prácticas religiosas diferentes. La tabla siguiente ,&H&G$*3$*0,-/'2/$*#&*3()*,$)+()*T'"2/()*%&"/2("$#()M Rasgos étnicos quechua-andinos menos practicados en Cuatro Cañadas Porcentaje de entrevistados Kharisiri

89%

Utacht’api

87%

Mink’a

70%

Pachamama

53%

La práctica de los otros tres rasgos étnicos está severamente disminuída: el 89% de los entrevistados no cree en el kharisiri, el 87% no practica el utacht’api, y el 70% no practica mink’a en el nuevo asentamiento. En un nivel simbólico, en muchas comunidades andinas, “el mito del kharisiri es instrumental hacia una ‘institución del miedo’ que mantiene la distancia social entre indios y blancos y une a la comunidad andina antes la amenaza del mestizo” (Oliver-Smith 1969: 363). En los Andes, los campesinos constantemente negocian esta “institución del miedo” en tanto recordatorio de opresión e inequidad. En el trópico, sin embargo, este temor parece desvanecerse 82

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y las historias del kharisiri se diluyen y son más bien reemplazadas –en un plano práctico– por maleantes y criminales. Las dos últimas prácticas (utacht’api y mink’a) están también bastante reducidas, y me parece que por razones prácticas antes que simbólicas. Ambas son actividades reproductoras de los niveles de reciprocidad de cualquier comunidad y, si bien suelen ser voluntarias, a veces las regula la comunidad y como tal pueden ser una carga para la familia. Muchos entrevistados dijeron que sólo los ricos hacían mink’a y utacht’api en sus comunidades, pero que en Cuatro Cañadas no tienen todos los recursos (bebida, comida) necesarios para la celebración. Además, en Cuatro Cañadas muchos migrantes dejan de sentir esta regulación comunal, lo que en muchos casos es un alivio. Este abandono de prácticas es al mismo tiempo una estrategia de supervivencia para poder adaptarse a un nuevo ambiente dominado por la agricultura industrial-capitalista que requiere un comportamiento más individualista que comunitario. Matrimonios interétnicos Los sistemas de matrimonio en los Andes son básicamente endógenos aunque eventualmente se den alianzas intercomunales, que proveen a los individuos acceso a diferentes nichos ecológicos (Mamani y Albó 1976). Cuando los migrantes collas se casan con cambas, acceden a otros recursos, no necesariamente ecológicos pero sí políticos como la expansión de su capital humano y la aceptación social del grupo local5. En base a estos postulados, esperé encontrar un número mayor de matrimonios interétnicos en Cuatro Cañadas pero, extrañamente, mis fuentes primarias y secundarias mostraron más bien una baja proporción. Sobre un total de 58 parejas en mi muestra, sólo ocho (14%) eran interétnicas (camba/colla, colla/ camba), mientras el 76% correspondía a matrimonios entre collas y el 10% a matrimonios entre cambas. El porcentaje interétnico es prácticamente el mismo (14,5%) al observado en los matrimonios civiles interétnicos inscritos en el registro civil de Cuatro Cañadas. 5

Bolton y Mayer 1975, Stearman 1985, Mayer 2002

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Estos números muestran que los migrantes collas no tienen una marcada preferencia por casarse con cambas. Dentro de los matrimonos interétnicos, la combinación que más predomina es la de hombre colla y mujer camba, en un 62% de los entrevistados; en el registro civil, este número sube a 85,5% de las uniones interétnicas. Estos resultados corroboran una característica común dentro de la migración campo-campo de tierras altas a tierras bajas: son los hombres los que más migran. Las mujeres collas que llegaron solteras a Cuatro Cañadas lo hicieron en compañía de sus padres, ya que no es común para ellas migrar solas a nuevos asentamientos agrícolas, como sí lo hacen los hombres, aunque efectivamente las mujeres solteras sí migran a los centros urbanos donde –por lo general– suelen buscar trabajo como empleadas domésticas y eventualmente terminan casándose6. Pude comprobar esto en el terreno, ya que de las siete migrantes collas solteras que entrevisté, seis tenían entre 18 y 26 años de edad y todas ellas llegaron a Cuatro Cañadas en compañía de sus padres. Finalmente, las expectativas que tienen los o las soltero/as migrantes con respecto a sus futuras parejas no corresponde con la realidad de aquello/as que ya están en pareja o casado/as. El 38% de los o las soltero/as entrevistado/as dijo que se casarían con quien sea, sin importar si son cambas o collas, a diferencia de un alto 76% de parejas o matrimonios collas o de la misma etnicidad. Estos resultados muestran que las futuras generaciones no están tan apegadas a las normas culturales y patrones de parentesco y que son más $F2&,'$)*$3*/$%F2(*I*$*3$*$/!3'!,$/2J"9*X'&$,%$"*7abpk8*$.,%J*E!&* los migrantes de segunda generación buscaban casarse con cambas como una forma de facilitar su propio proceso de adaptación. Treinta años después, según mis propios resultados, el 76% de las parejas son collas y el 50% de los soltero/as collas también quieren casarse con collas. Me animo a sugerir que esta actitud conservadora se debe a que después de varios años de experiencia migratoria, ya no necesitan apoyarse en la alianza matrimonial interétnica como forma de facilitar su adaptación al nuevo lugar. 6

Brettell 1986, Skar 1993, Albó 1999, Golte 2001.

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3).)'(6)(.-&6.)(/6.!.&7/(62!&)(&1$)!%&.)&$186.-&2$)2606)(/-&9& contacto cultural En base a la observación y la información recolectada, concluyo E!&*3()*%2+,$"'&)*/(33$)*&"*A!$',(*A$^$#$)*&)'-"*%(#2./$"#(*$3+!nos de sus dominios culturales, como la reducción de su comportamiento tradicional lingüístico y de ciertas prácticas culturales, pero que sus patrones de alianzas matrimoniales se mantienen bastante conservadores. En líneas generales, es entonces apropiado decir que los migrantes collas en Cuatro Cañadas tienen un nivel menor de cohesión cultural quechua comparado al que tenían cuando vivían en sus comunidades originarias. Bien sabemos que esto se llama W$/!3'!,$/2J"]N*0&,(*x/("*E!T*/&,'&P$*0(#&%()*$.,%$,*E!&*)!*2#&"tidad ha cambiado drásticamente? Y ¿con qué certeza sabemos que aquéllos que mantienen estas prácticas vivas lo hacen para construir “terruños imaginados” (Appadurai 2003), inventando así o re-adaptando lo que, según ellos, representa mejor su cultura original? Si la cultura es maleable, es difícil decir que esté arraigada en una sola comunidad o en un lugar exclusivo: “La identidad no es propiedad individual o grupal; es más bien una relación de diferencia por lo general móvil e inestable” (Gupta y Ferguson 1997: 13). La identidad es también “activada” y “negociada” y se presenta en diferentes formas. Es maleable, por ejemplo, cuando la misma palabra que usa un individuo para enorgullecerse es usada por otros como herramienta ofensiva, como sucede mucho en el caso de las palabras “indio/a” y “cholo/a” en Cuatro Cañadas. También sucede cuando estos migrantes en Cuatro Cañadas deciden hablar y comportarse de cierta forma dependiendo de qué identidad étnica quieran activar. El mismo individuo que dice que es colla ante cierta audiencia puede decir que es camba ante otra. Cuando esto pasa, &)*0$,'&*#&*!"$*"&+(/2$/2J"*E!&*,&H&G$*3$*&V2)'&"/2$*#&*12F,2#&P*I* de cruzamiento de fronteras. Además de hibridez, los individuos '$%F2T"*,&H&G$"*!"$*2#&"'2#$#*$%F2+!$*I*&"/("',$,3$*&)*0$,'&*/&"tral de la investigación antropológica: a un nivel consciente, la gente puede ser muy expresiva y decir las cosas que hace, pero a un nivel 2"/(")/2&"'&*,&O&3$*!"*/(%0(,'$%2&"'(*&)/("#2#(*E!&*)!&3&*,&H&G$,* 85

Leonardo Martínez Acchini

lo que realmente hace. Esta situación es visible, por ejemplo, cuando los migrantes dicen que es importante que sus hijos crezcan como bilingües quechua-castellanos, pero no juegan un papel activo en lograrlo ya que no hablan en quechua con sus hijos de manera más consistente. ,&#&,2/v*\$,'1*/,&&*.,%&%&"'&*E!&*3$)*Q,("'&,$)*#&*3()*+,!0()* étnicos “persisten a pesar de las personas que las atraviesan” (1969). Treinta años después de este clásico enunciado, nuevas situaciones &)'-"*$H(,$"#(*&"*3$)*/!$3&)*Q(,%$)*/(%03&G$)*&%&,+&"'&)*#&%$"dan una constante re-evaluación de la identidad personal, política, social, cultural y económica (Kershen 1998). Los encuentros entre cambas y collas son un perfecto ejemplo de esta situación, lo cual ya fue observado por varios académicos bolivianos (Chávez et al. 1995; Albó 1999 y 2004; Urquiola 1999). A un nivel transnacional, estas formas ambiguas se expresan a través de una emergente cultura postcolonial de hibridez caracterizada por gente que vive en fronteras culturales y nacionales como los refugiados, los desplaza#()*$%F2&"'$3&)*I*$3+!"()*',$F$G$#(,&)*',$")"$/2("$3&)*E!&*#&."&"* su identidad en formas ambiguas y sincréticas (Gupta y Ferguson 1997). A nivel local, pronostico que en Bolivia cambas y collas seguirán delineando encuentros culturales y lingüísticos caracterizados por una gran movilidad social y niveles creativos de hibridez e innovación.

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FUNDAMENTOS ETNOGRÁFICOS PARA UNA ETNO-HISTORIA COMPARATIVA DE LOS VALLES ORIENTALES DEL MACIZO DEL AUSANGATE: DISTRITO DE MARCAPATA, DEPARTAMENTO DEL CUZCO, PERÚ, 1821-1960 Pablo F. Sendón1 Introducción La porción sudoriental del departamento de Cuzco (Perú) se encuentra bajo la égida del macizo del Ausangate, el cual, por encima de los 5.000 metros sobre el nivel del mar –y en dirección al altiplano boliviano bajo las denominaciones de cordilleras de Carabaya y Vilcanota– se presenta como un gigantesco techo a dos aguas que separa los territorios del piedemonte amazónico y los valles interandinos, dispuestos respectivamente en sus laderas septentrionales y meridionales. Toda esta región se encuentra habitada por una población fundamentalmente campesino-indígena y quechua hablante que presenta una serie de actividades productivas (pastoreo seminómada de alpacas, llamas y ovejas y agricultura de altura), patrones de organización social (ordenamiento en ayllus basados en vínculos de parentesco) y ciertas concepciones simbólicas y prácticas rituales, que hacen de ella una unidad de análisis de contornos precisos con una serie de peculiaridades que la diferencian de

1

Antropólogo, investigador del CONICET, Argentina. [email protected]

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Pablo F. Sendón

grupos campesino-indígenas de otras regiones del Perú, tanto en la actualidad como en sus derroteros históricos. Desde la década de 1940 (Mishkin 1946, Núñez del Prado 1958), con cierta intermitencia hasta mediados de 19802, y de manera renoO$#$*#&)#&*."&)*#&3*)2+3(*0$)$#(*1$)'$*3$*$/'!$32#$#3, varias de las poblaciones que habitan parte de los territorios de las provincias de Canchis y Quispicanchi –porción del departamento del Cuzco sobre la que se eleva el Ausangate– han recibido la atención de la empresa &'"(+,-./$9*=$,$*3()*."&)*#&*3$*0,&)&"'&*/(%!"2/$/2J"N*&)*0,&/2)(* subrayar que tanto en sus aspectos morfológicos como en los temas desplegados en la mitología y el ritual las formas de organización social de las poblaciones campesino-indígenas del oriente cuzque^(* /(%0$,'&"* /$,$/'&,D)'2/$)* )2+"2./$'2O$)* /("* )!)* 1(%J3(+$)* #&3* altiplano peruano y boliviano, delineando así los contornos de un espacio étnico y social que supo articular, a lo largo del tiempo y por medio de diversas rutas, las punas y los valles interandinos con el piedemonte amazónico y las poblaciones selváticas allí asentadas, genéricamente denominadas ch´unchu (Sendón 2009). El caso de Marcapata resulta aleccionador. El distrito de Marcapata se encuentra en la porción oriental de la provincia de Quispican/12N*$*3$*O&,$*#&3*H$"/(*)&0'&"',2("$3*#&3*%$/2P(*#&3*:!)$"+$'&9*C2&ne como límites, al sur, la provincia de Canchis, al oeste el distrito de Ocongate, al norte el distrito de Camantí –porción de ceja de selva y antesala del departamento amazónico de Madre de Dios– y al este la provincia Carabaya (departamento de Puno). Desde la perspectiva de un eje sur-norte, el territorio distrital (5.000 km²) se presenta como un gigantesco tobogán que desciende desde el Ausangate (por sobre los 5.000 metros sobre el nivel del mar) hasta el piedemonte amazónico (por debajo de los 1.000 metros sobre el nivel del mar). El río Marcapata, que en sus cursos medio e inferior recibe el nombre de Araza, desemboca hacia el este en el río Inambari y este L3'2%(N*32%D',(Q&*&"',&*3()*#&0$,'$%&"'()*#&*A!P/(*I*=!"(N*/("H!ye hacia el norte con el Madre de Dios. La población marcapateña 2 3

Gow 1974, Gow y Condori 1982, Masuda (ed.) 1981, Müller y Müller 1984. Allen 2002, Bolin 1998, Caparó 1994, Itier 2007, Molinié (comp.) 2005, Ricard Lanata 2007, Sendón 2003, 2006 y 2010b.

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LAS TIERRAS BAJAS DE BOLIVIA: MIRADAS HISTÓRICAS Y ANTROPOLÓGICAS

7j9ddd*2"#2O2#!()8*&)'-*#/$#$*$*!"$*$+,2/!3'!,$*#2O&,)2./$#$*I*$3* 0$)'(,&(*#&*$3'!,$9*R$*3$F(,*&'"(+,-./$*/(")$+,$#$*$*@$,/$0$'$*1$* evidenciado características constitutivas de dicha población en lo que respecta a sus aspectos morfológicos, productivos, organizacionales, simbólicos y rituales4. Asimismo, la caracterización geográ./$*0,&/&#&"'&*#&3*'&,,2'(,2(*%$,/$0$'&^(*&O(/$*&V03D/2'$%&"'&*3$* articulación del espacio étnico y social al que se aludió líneas arriba: las punas, los valles interandinos, el piedemonte amazónico y sus respectivas poblaciones.

Fig. 1. Vista panorámica del pueblo (llaqta uhu) de Marcapata desde la cumbre del apu Pachatusan (Fotografía del autor, julio de 2007)

4

Paz Flores 2000, Sato 1981, Yamamoto 1981.

89

Pablo F. Sendón

!" #$!%&'(%)" #$!" *'" '+,!-'!%)" .!/$&0'#.1!" )%!$2&34#'" -.(5$!.ble, se ha prestado escasa atención a dos aspectos cruciales para lograr una comprensión cabal de la región del Ausangate en general, y del distrito de Marcapata en particular. En primer lugar, las efectivas relaciones que mantienen y mantuvieron entre sí las poblaciones quechua y aymará hablantes de las así llamadas “tierras altas” del oriente peruano (departamentos de Cuzco y Puno) y las poblaciones harakmbut, tacana y pano hablantes de la amazonía peruano-boliviana (respectivamente, departamentos de Madre de Dios, Pando y Beni). En segundo lugar, las trayectorias históricas de ambos conjuntos poblacionales desde la perspectiva que ofrecen sus respectivas transformaciones, eventuales continuidades y su mutua conexión. En este sentido, la presente comunicación apunta a llamar la atención acerca de algunos posibles vínculos (pretéritos y contemporáneos) entre las poblaciones de las tierras altas y las de tierras bajas de los Andes sur peruanos a partir de la perspectiva que ofrece el lugar que ocupan las segundas en las prácticas rituales y mitológicas de las primeras, en particular aquellas pertenecientes al distrito de Marcapata. Adicionalmente, se propone la necesidad de una investigación etno-histórica del área desde la perspectiva que ofrecen los grupos involucrados, que sepa contemplar una escala temporal correspondiente al casi siglo y medio que separa el establecimiento de la República del Perú de la década anterior a la reforma agraria peruana (1969). Los ayllus de Marcapata en el ritual y la mitología En la actualidad las poblaciones que habitan el distrito de Marcapata se encuentran organizadas en ocho comunidades campesinas reconocidas como tales por el Estado peruano. Sin embargo, ello no (.)05&)"/,)"'(67"8)(-)"4!)("-)*"(.2*$"9:;;;"'&#'5'%'?"-)@)!.-$"-.(%&.%$")!" 1869, estuvo conformado por cuatro ayllus cuyos nombres son Collana Marcapata, Sahuancay, Puyca y Collasuyo. Entre la década de 1920 y 1950 estos mismos ayllus adquirieron el estatus de comuni-'-)("A.!-62)!'("5&.0)&$"B"#'05)(.!'("-)(5,=(C7"D'#.'"4!)("-)"*'" 90

LAS TIERRAS BAJAS DE BOLIVIA: MIRADAS HISTÓRICAS Y ANTROPOLÓGICAS

década de 1980, se sumó el reconocimiento de otras cuatro nuevas comunidades campesinas cuyos nombres son Inca Cancha Yanacocha, Huaracconi, Unión Araza y Socapata, adquiriendo el territorio -.(%&.%'*?" -)" )(%'" 0'!)&'?" (," 4($!$06'" '-0.!.(%&'%.@'" #$!%)05$ránea5. El proceso de transformación de los ayllus en comunidades obedece a una metamorfosis jurídica e institucional experimentada por la totalidad de las poblaciones campesino-indígenas del Perú contemporáneo. De manera similar, el reconocimiento de las cuatro nuevas comunidades marcapateñas estuvo relacionado con un proceso de fragmentación territorial en virtud del cual las comunidades más antiguas tuvieron que ceder parte de sus territorios a las recientemente creadas (Sendón 2003, 2010b)6. Lo que sí es preciso subrayar es que, a pesar de no tener ningún tipo de reconocimiento jurídico en la legislación peruana desde la década de 1940, la organización en ayllus detenta un protagonismo insoslayable en muchas de las esferas de la vida social marcapateña, entre las cuales destaca, de manera ($+&)('*.)!%)?"*'"'#%[email protected]'-"&.%,'*7" *"'!3*.(.(")%!$2&34#$"-)"*$("ayllus marcapateños contemporáneos devela una serie de características de este tipo de organización social ligadas, entre otras cosas, con el problema de las relaciones entre las “tierras altas” y las “tierras bajas”. El evento más emblemático en lo que respecta al protagonismo que adquieren los ayllus en la vida social marcapateña lo constituye la celebración del wasichakuy (“hacerse de casa”). Este ritual es celebrado cada cuatro años y consiste en el cambio de la paja del techo de la parroquia local –San Francisco de Asís– localizada en el centro poblado y administrativo de Marcapata (llaqta uhu), que a su vez ocupa el centro del territorio distrital elevándose por encima los 3.100 metros sobre el nivel del mar7. El pueblo de Marcapata propiamente dicho constituye la puerta de entrada al piedemonte andino 5 6 7

Bernex-Equipo CCAIJO 1997, Flores s/f, Yamamoto 1981. En estricto rigor, en 2011 se ha creado una novena comunidad que lleva el nombre de Yanacancha. Se trata de un desprendimiento de una parte de los territorios de Puyca. La construcción del templo, y su localización estratégica, está asociada al proceso de evangelización tardía que experimentó la región hacia mediados -)*"(.2*$"9:;;;?"B"#,B$"$+E)%.@$"5&.!#.5'*")&'")*"$&.)!%)"-)"*$("-)5'&%'0)!%$(" de Cuzco y Puno (Flores Ochoa et al. 1993).

91

Pablo F. Sendón

y a la región amazónica. Este es el escenario en el que, cada cuatro años, se realiza el wasichakuy8.

Fig. 2. Mapa del distrito Marcapata y sus comunidades. Fuente: Iglesia Parroquial San Francisco de Asís (Marcapata)

El objetivo del wasichakuy consiste, como se observó, en el cambio de techo – a dos aguas– de paja de la parroquia local. Esta faena, que según los habitantes del pueblo podría realizarse en una sola jornada de trabajo, se extiende a lo largo de toda una semana de actividades y detenta un poder de convocatoria excepcional para el ritmo de la vida social de los marcapateños. En efecto, los miembros de todas las comunidades del distrito se congregan, a comienzos del mes de agosto, en la iglesia y sus alrededores para llevar a cabo las actividades según la lógica impuesta por una división social, ritual y simbólica del trabajo y el espacio. Una de las características sobresalientes de esta división es lo que podría denominarse un verdadero

8

Para un análisis detenido del ritual, ver Champi Ccasa 1996 y Sendón 2004.

92

LAS TIERRAS BAJAS DE BOLIVIA: MIRADAS HISTÓRICAS Y ANTROPOLÓGICAS

repliegue de las comunidades en los ayllus. Más precisamente, a lo largo de la semana de actividades, el techo del templo, las esquinas que conforman los pasillos que lo separan del muro que lo rodea del exterior y el espacio exterior propiamente dicho son sometidos a una división cuatripartita en virtud de la cual cada una de las comunidades “antiguas” es la depositaria de una parte del trabajo –así como de las obligaciones rituales a él asociadas– mientras que cada una de las comunidades de reconocimiento reciente se unen (i.e. se “repliegan”) a cada una de sus respectivas comunidades “madres” para realizar, junto con ellas, las actividades que les competen. En efecto, '*"0)!$("-,&'!%)"*'"()0'!'"-)*"&.%$?"()")F5*.#.%'",!"*'G$"-)"4*.'#.1!" simbólica entre unas y otras comunidades de manera tal que: Inca Cancha Yanacocha Huaracconi Unión Araza Socapata

es “hija” de es “hija” de es “hija” de es “hija” de

Collana Marcapata Sahuancay Puyca Collasuyo

Los ayllus Collana, Sahuancay, Puyca y Collasuyu, entonces, son los protagonistas del techado del templo. De manera sumamente esquemática, el techado de cada uno de los cuartos en los que se divide el techo de la iglesia, las actividades rituales llevadas a cabo en cada una de las mesas ceremoniales que se disponen en cada una de las esquinas que rodean el pasillo que la circunda, y cada uno de los ángulos de estos mismos pasillos que separan el templo del “mundo de afuera”, es prerrogativa de cada comunidad “madre” que, en el presente contexto y unida a su respectiva “hija”, deviene explícitamente ayllu. Asimismo, cada uno de estos ayllus es el depositario -)"*'"#$!4'!G'?"'(6"#$0$"-)"*'("&)(5$!('+.*.-'-)("'")**'"'($#.'-'?" de cada uno de los cuatro santos patrones y cada uno de los dioses %,%)*'&)("H)(%$("I*%.0$("#&.(%'*.G'-$(")!"*'"42,&'"-)"apus9– quienes están íntimamente ligados a sus respectivos orígenes míticos y ejer9

El término apu"'*,-)"'"*'("-.@.!.-'-)("%,%)*'&)("#$&5$&.G'-'(")!"*'"42,&'" -)"0$!%'J'(?"#)&&$("B"#,'*K,.)&"'##.-)!%)"(.2!.4#'%.@$")!")*"%)&&)!$7"L'&'" un tratamiento pormenorizado, ver Ricard Lanata 2007. En Marcapata los apus"()"#&.(%'*.G'!")!"*'"42,&'"-)"#,'%&$"#)&&$("K,)"&$-)'!"'*"#)!%&$"5$+*'-$" en el que se encuentra el templo local.

93

Pablo F. Sendón

cen una severa tutela sobre ellos. Estos santos patrones y apus son los siguientes: Collana Marcapata Sahuancay Puyca M$**'(,B$"

San Francisco de Asís Collana Ccapac Virgen Concebida :.&2)!"L,&.4#'-'"

Apu Pachatusan Apu Piñuta Apu Saqsayhuaman Apu Huahuallani

En la esfera de la actividad ritual, pero no sólo en ella, Collana ocupa el pináculo en la jerarquía de los ayllus locales. Ello lo explica un mito bien generalizado en la región. En el origen de los tiempos tres padres se dirigieron a Pitumarca, Ollachea y Marcapata. El destino de San Francisco de Asís fue Marcapata, donde se impuso el propósito de enseñarles a los hombres a caminar (es decir, a peregrinar)10. Lo hizo desde el apu Pachatusan (“sostén de la tierra” o “sostén del cielo”) a cuya cumbre solía ascender, descalzo, para pedir al Dios todopoderoso. Los ancestros de los marcapateños decidieron perseguirlo y darle muerte. Primero lo hicieron los hombres de Collana desde el cerro Pachatusan, los siguieron los hombres de Sahuanchay desde el apu Piñuta, más tarde los hombres de Puyca desde Saqsayhuaman y, 4!'*0)!%)?"*$(" (BNRJ Ms. 508 (27), doc. 786 [I-29,5,90]). 11 Catalogus publicos Societati Iesu Provinciae Paraquariae. Anno MDCC. Missiones Tarigenses'2:g\E'< "'XkEEZ'>9'XSn;PXST;4'nRWPnRW;M9

250

LAS TIERRAS BAJAS DE BOLIVIA: MIRADAS HISTÓRICAS Y ANTROPOLÓGICAS

indios dispersos por las selvas”12. Del Memorial de Burgés (1705) se desprende que diez sacerdotes trabajaban en Chiquitos en 1702, pero los catálogos trienales de 1703 mencionan con más precisión un total de 15 jesuitas: 14 sacerdotes y un hermano coadjutor13. Es #;%-#)*#' 8(#' #,' 5#$5+' -#' 1=(" "' #)' ,+/' $ *7,+=+/' )+' /%=)%1$ ' )#cesariamente que un misionero trabaje con los indígenas en las reducciones fundadas, pues podría ocupar otros cargos como el de visitador, procurador provincial, etc. 3/+.-&(MI( P!'/$*+'(!#(9+'(-!./%%$&#!'( .!(34$5/$*&'(=8-$#%$8$&'(.!(>BLMC (Realización propia a partir de los catálogos citados en el texto) Misionero Bartolomé Ximénez

Cargo Superior desde 1703

José de Arce José Tolú

Superior hasta 1703, cura en San José

Juan Bautista Zea Diego Centeno

'+9/.

Edad

Media

46

Íntegra

51

Media

59

Íntegra

49

Íntegra

51

Felipe Suárez

Compañero en San José

Íntegra

40

Miguel de Yegros

Compañero en San Rafael

Íntegra

36

Francisco Herbás

Cura en San Rafael

Íntegra

40

Lucas Caballero

Cura en San Xavier

Íntegra

42

Pedro Carena

Compañero en San Juan Bautista

Íntegra

38

Juan Patricio Fernández

Cura en San Juan Bautista

Íntegra

36

Juan Bautista Xandra

Compañero en San Rafael

Íntegra

33

José Ignacio de la Mata

Compañero en San Xavier

Íntegra

38

Dionisio de Ávila

Compañero en San José

Enrique Adamo, coadjutor

Íntegra

32

Íntegra

42 42

b+* ,k'!"+3#-%+

12 Litterae annuae Provinciae Paraquariae Societatis Iesu ab anno MDCCXX ad mensem octobrem anni MDCCXXX missae ad reverendum pater nostrum Franciscum Retz Societatis eusdem Vicarium Generalem. Necrologías varias. [Felipe Suárez], en Matienzo et al. (ed.) 2011: 149-150. 13 Catalogus Publicus Provinciae Paraquariae. Anno 1703. Missiones de Chiquitos; Catalogus Secretus Provinciae Paraquariae. Anno 1703 (ARSI, Par 6: f. 18v19v, 33-33v).

251

Roberto Tomichá

?'1*@"$A!"'1*"!B!"!)&$'1*.!A+,"C%&'1*DBLRC14 J/!O9&' San Francisco Xavier

Fundación

J+-%$+9$.+.!' Piñocas, xamarus

1691

,* '-#'() '!"#/#)* $%L)'-#* ,, - ' de los nativos chiquitos recién convertidos, por “la distancia grande, que de más de 600 leguas hay de ellos a Buenos Aires”. De modo que en su informe repite lo que ya había expresado en 1699 el gobernador cruceño, José Robledo de Torres, cuando decía que las cuatro reducciones tenían “más de 3.000 indios de vecindad”. Ver las ediciones recientes en Tomichá 2008 y Matienzo et al. (ed.) 2011.

252

LAS TIERRAS BAJAS DE BOLIVIA: MIRADAS HISTÓRICAS Y ANTROPOLÓGICAS

Según la fuente, a principios del siglo XVIII la región de Chiquitos tenía cinco pueblos, que en total superaban las 4.000 almas, pertenecientes a por lo menos 17 parcialidades o pueblos diversos. Ciertamente es un número aproximado y muy redondeado, en una población que por diversos datos tenía tendencias a un crecimiento /+/*#)%-+9'B /'%)>+"3 $%+)#/'-#3+="71$ /'-#,'!"+$(" -+"'O("=6/' al parecer se remontan a los años anteriores (1700), pues señala un número de 4.000 almas en los cinco pueblos de Chiquitos, cifra similar ya mencionada en las anteriores anuas jesuíticas. :'! "*%"'-#'*+-+',+'#^!(#/*+4'@')+'+&/* )*#', /'-%1$(,* -#/'/+$% les padecidas por los nativos durante los primeros diez años de las reducciones, el total de la población en Chiquitos alcanzaba en 1702 a aproximadamente 4.000 personas con tendencia a un paulatino crecimiento vegetativo. Al menos dos motivos impidieron el crecimiento vegetativo constante de la población en las reducciones de San Xavier y San Rafael: las mudanzas y las pestes. Los traslados se realizaron al menos por dos motivos: a) la invasión de los mamelucos del Brasil, que buscaban mano de obra gratis para sus haciendas e ingenios; b) la imperiosa necesidad de buscar terrenos apropiados a las exigencias de los nativos. En cuanto a la peste que sacudió “por dos años continuados” el pueblo de San Rafael, es muy probable que se haya tratado de las epidemias de sarampión y viruelas, introducidas a Chiquitos desde el Paraguay a través de los religiosos jesuitas y de los nativos guaraníes, sus guías y acompañantes. En efecto, en 1691, año de inicio de las reducciones, muchos chiquitanos de nación piñocas habían perecido por la epidemia de viruelas15. Se trataba de una epidemia que se difundió por todo el oriente de la Audiencia de Charcas y que produjo estragos, no sólo entre los chiquitos, sino también entre los chiriguanos que poblaban la región del Guapay y el valle de las Salinas, asentados entre las ciudades de Tarija y Santa Cruz de 15 Relación breve del estado en que se halla la Missión de los Chiquitos y su primer origen !-*'H+*.!*>$B+#+.3%(*$C$B+,"$?*(D+!,+31$E@FGH$ Par 6: f.45-45v); Catalogus Annus Provinciae Paraquariae Anni 1710. Novae Missiones Tarixenses, vulgo de Chiquitos (ARSI Par 7: f. 47v). 24 Missiones Tarixenses in Chiquitos (a. 1715). Catálogos trienales públicos y secretos (ARSI Par 6: f. 67v-68, 76-76v; copia: BNRJ PA Ms. 508 [20], doc. 445).

258

LAS TIERRAS BAJAS DE BOLIVIA: MIRADAS HISTÓRICAS Y ANTROPOLÓGICAS

en la apertura de otras nuevas. Los catálogos trienales de aquel año señalan en total 15 jesuitas: 14 sacerdotes y un hermano coadjutor25. I!$.(%($,3#(>$3$)"#3*$%"$13#$%+ ,/1.3%"#$%"$)"*#(!31>$4/"$#+"8)*"$ reclamaban los superiores jesuitas a la Corona española, las cinco o seis misiones de Chiquitos fueron muy bien atendidas por misioneros que también paulatinamente aumentaban en número y diversi%3%$%"$)*(,"%"!,+3$2"(2*J ,3$"/*()"3: Diversidad lingüístico-cultural y respuesta misional Durante este período, paralelamente al crecimiento poblacional aumenta también la diversidad de pueblos indígenas, con sus idiomas, culturas e idiosincrasias propias, que se integran al sistema misional. El Cuadro 8 siguiente, es una simple muestra cuantitativa de los grupos nativos o parcialidades existentes en cada una de las reducciones: 12 parcialidades de lengua chiquita y 28 de otras lenguas diversas. De modo que en total son al menos 40 los grupos nativos diferentes señalados como tales por los misioneros para una población total de aproximadamente 12.000 personas. Como hemos señalados en anteriores estudios (Tomichá 2002. 285), al inicio de la tercera década del siglo XVIII, las misiones de Chiquitos se ven enriquecidas por la aportación social, cultural, lingüístico e inclusive religioso de los originarios nómadas de idioma zamuco (después llamados ayoreos), que ingresaron a formar parte del pueblo de San Juan Bautista. Por sus características culturales y simbólico-religiosas, se trata, evidentemente, de un grupo bastante diverso que, si bien por una parte, enriqueció la “diversidad” del proceso 8+#+(!31$ "!$ KL+4/+.(#>$ )(*$ (.*3$ )3*.">$ ,3/#7$ %+ ,/1.3%"#$ C$ )*(01"mas con un cierto esquema religioso-teológico católico de la época, que precisamente consideraba las expresiones cristianas auténticas desde un único molde o paradigma mono-cultural de raíces europeas, más racionales y sedentarios, que narrativas e itinerantes26.

25 Missiones Chiquitorum (a. 1720). Catálogos trienales públicos y secretos (ARSI Par 6: f. 88v-89, 104v-105v). 26 Para una visión etnohistórica de los zamucos, con publicación de nuevas fuentes hasta hace poco inéditas, ver Combès 2009.

259

!"#$%&6(&?%@/".*A1&#,&B"1&C!"1&D"!0*-0"&,1&56:5* D"!0*E"#%-

"0,.FG,1%-

1.591

159

Casados

Viudos

Viudas

B%/0,$%-

B%/0,$"-

H!.2I%-

766

27

16

135

33

216

H!.2I"- J*K%- J*K"221

171

165

L/G"1.810

* 2%,' $" !"#'" $0,(3*'" !"4'*"1+'*"5'+,3%,'"!*"#'%"63%3$*!%" !"#$%"073/+3,$%" !#"'8$"9:;9 (BNRJ PA Ms. 508 [28], doc. 820 [I-26,6,20]).

=$!>%-&.2*3!*0%-

Reducción

Grupos diversos

San Xavier

Piñocas, xamarus

Guarayos, cozocas

San Rafael

Tabicas (basucones), pequicas, xamarus, tanipicas

Carabecas, cupíes, xarayes, otuquis, ecobares, curucanes, carerás, betaminis, aripuires, lipes, fedes

San José

Boros

Morotocos, quíes, cucutades, tapis, carerás

San Juan Bautista

Boros, taus, penoquis

Morotocos, tapis, cucutades, zinotecas, japorotecas, zamucos, quiripecodes, ugaraños

Concepción Total

Manasicas

Paunacas, napecas, carabecas, cosiricas, cozocas

12

:'

Roberto Tomichá

260

!"#$%&'(&)*+,$-*#"#&.!/0!$"/&,1& 2*3!*0%-&45678956:;
$"#.J.+,3>$L3C3$+!M/+%($!"23.+D38"!."$"!$13$)"*83!"!,+3$ %"$ 1(#$ 938/,(#$ "!$ 13#$ *"%/,,+(!"#$ C$ L3C3$ +!M/"!,+3%($ .38bién en el abandono de la reducción de San Ignacio de los zamucos (1745). En este contexto, no obstante, los jesuitas de algún modo buscaron estrategias que favorecieran la conducción o repliegue de los zamucos hacia la propuesta reduccional. En el caso de Chiquitos, tal mediación fue protagonizada en gran medida por los originarios de idioma chiquito, el grupo nativo más numeroso de 261

Roberto Tomichá

la región de Chiquitos controlado por los misioneros. En todo caso, nos preguntamos si la pluralidad de estrategias empleadas, más que métodos alternativos, era solamente una cuestión práctica –o más bien pragmática– para agregar personas a los pueblos ya fundados, o si tal diversidad de hecho y de acción cristianizadora no cambió de algún modo la propia concepción no sólo de los misioneros sino de la misma misión cristiana. De darse este último caso, entonces la experiencia multicultural en Chiquitos, vista desde los pueblos indígenas, sería un modelo de principios cristianos abiertos, de una misión plural, que superaría una cierta concepción dogmática uniforme. Es ciertamente un tema que requiere una ulterior profundización. M(& ?,$N%#%& #,& .%1-%/*#".*A1IG"#!$,E& 456:;956O;I56P6,9 $*,1.*"&G!/0*9/*1STN-0*."&U&.!/0!$"/ El período de consolidación comienza con la fundación estable de la reducción de San Ignacio entre los zamucos –que como se53138(#$3!."#$%"#3)3*","*J$%"0+%($3$,(!M+,.(#$N.!+,(#$"!$&'OPQ$C$ culmina con el establecimiento del pueblo de Santiago en 1754. Estos 30 años de vida misional se caracterizaron más bien por mantener la cura espiritual, formación humana, catequesis dinámica y creativa, con la colaboración activa de los propios reducidos, para consolidar el cristianismo en sus vidas. La población durante este período experimentó un proceso permanente de expansión numérica. A partir de 1754 se inicia el período que hemos llamado de madurez misional, que no necesariamente coincide con mayor fervor de vida cristiana. A veces incluso sucede lo contrario. En el caso de Chi4/+.(#>$"#."$)"*=(%($#+2!+ ,3$"6)3!#+7!$8+#+(!31>$)/"#$#"$R/!%3!$13#$ nuevas reducciones de Santiago, Santa Ana y Sagrado Corazón, que revitalizan el ímpetu misional de sus habitantes. Por razones de espacio, visión de conjunto, método y análisis de 13#$30/!%3!."#$R/"!."#$%"8(2*J ,3#$)*"#"!."#$"!$"#."$)"*=(%($Q"#pecialmente a partir de 1735– unimos estos dos períodos al considerar la población en Chiquitos. 262

LAS TIERRAS BAJAS DE BOLIVIA: MIRADAS HISTÓRICAS Y ANTROPOLÓGICAS

La población en general El primer dato poblacional completo de este período corresponde al año 1735: !"#$%&8(& ?%@/".*A1&#,& 2*3!*0%-&,1&56MO:6 ?!,@/%San Francisco Xavier Concepción San Miguel San Rafael San José San Juan Bautista San Ignacio Suma

V"G*/*"605 415 457 570 426 382 242 3.097

L/G"2.345 1.721 2.242 2.109 [2.127] 1.911 1.615 847 12.790 [12.808]

Por entonces, la población en los 7 pueblos de las misiones de Chiquitos alcanzaba a 12.808 habitantes, que en términos absolutos sig!+ ,3$"63,.38"!."$S:O&O$)"*#(!3#$8J#$4/"$&'$35(#$3!."#>$R",L3$%"1$ último cuadro poblacional completo que se conserva (1718), cuando la población de Chiquitos tenía 9.394 personas. En porcentaje, la población de Chiquitos creció un 26,66% por ciento en el lapso de 17-18 años. @$)3*.+*$%"$&'SP$"6+#."!$30/!%3!."#$R/"!."#$%"8(2*J ,3#>$3$D","#$ incluso anuales, que nos permiten ofrecer un cuadro más completo y detallado sobre la población en Chiquitos. En efecto, una mirada ,/3!.+.3.+D3$3$1(#$%3.(#$%"8(2*J ,(#>$,3.J1(2(#$"$+!R(*8"#$)*(D"nientes de las misiones en Chiquitos nos permite apreciar un “sos27 Apógrafo castellano en BNRJ PA 369, doc. 19, bajo el título Numeración de las misiones de Chiquitos, incluido en Estado de las misiones de la provincia [jesuítica] del Paraguay en el año de 1736>$,()+3$( ,+31$C$3/.N!.+,3$%"$&TU-$"!$@A$&&$"!$.(.31>$1($4/"$,(! *83$/!$%3.($C3$3!."#$8"!cionado: es el pueblo más multicultural de Chiquitos, aunque al parecer no necesariamente en lo lingüístico, como lo fue en las primeras décadas del siglo XVIII. En efecto, las parcialidades de lengua chiquita son las más numerosas, seguidas por las de lengua chapacura y luego por los grupos nativos de la familia arawak. Por entonces ya no se mencionan algunas parcialidades, como la de los puizocas. ?"$.*"/*#"#,-

V"G*/*"

Casados

Casadas

Viudos

Viudas

Muchachos

Muchachas

L/G"-

Chiquito

81

84

3

8

72

80

MM5

BOOCOOCA

Chiquito

91

91

0

0

82

53

M56

SIBACAS

Chiquito

46

46

2

11

50

30

5'O

QUIMOMECA

Chiquito

37

36

0

6

26

16

124

YURUCARICA

Chiquito

54

51

0

0

62

54

221

CUSICA

Chiquito

57

56

2

2

43

31

58P

YAPACURACA

Chapacura

55

51

3

8

63

63

:;M

PAUNACACA

Arawak

78

73

1

7

101

69

M:8

NAPECAS

Chapacura

100

98

1

6

42

81

M:'

QUITEMOS

Chapacura

84

83

1

8

120

100

M8P

PAUCONECA

Arawak

59

53

2

5

77

43

:;M

742

722

15

61

738

620

2.913

11

Roberto Tomichá

276

ANAPARECA

?"$.*"/*#"#,-

V"G*/*"&

Casados

Casadas

Viudos

Viudas

Muchachos

Muchachas

L/G"-

PEQUICAS

Chiquito

152

152

8

11

167

181

P65

BAZOROCAS

Chiquito

71

71

4

5

84

53

:''

PARABACAS

Arawak

44

44

3

3

53

45

192

GUARAYOS

Guaraní

55

55

3

5

53

51

222

322

322

18

24

357

330

1.373

4

277

San Ignacio Los guaboyas y yamanucas probablemente pertenecieron a la familia lingüística arawak. ?"$.*"/*#"#,-

V"G*/*"

Casados

Casadas

PIOCOCAS

Chiquito

98

98

SUBERECAS

Chiquito

112

112

2

5

TANIPICAS

Chiquito

135

135

1

8

GUABOYAS

Arawak

60

60

2

7

CUSICAS

Chiquito

99

99

2

YAMANUCA

Arawak

84

84

588

588

6

Viudos

Viudas

Muchachos

Muchachas

ALMAS

62

M67

64

66

MP5

93

77

;;8

49

41

:P8

4

94

92

M87

0

9

83

84

M;;

7

39

489

422

2.183

0

6

106

LAS TIERRAS BAJAS DE BOLIVIA: MIRADAS HISTÓRICAS Y ANTROPOLÓGICAS

B"1&H*S!,/ Las parcialidades de lengua chiquita son igualmente las más numerosas en San Miguel, seguidas por las de habla guaraní y arawak, respectivamente.

B"10"&L1" En Santa Ana las parcialidades de lengua otuqui ocupaban una considerable proporción en el pueblo. ?"$.*"/*#"#,-

V"G*/*"

97

97

1

9

121

109

;M;

ZARABECAS

Chiquito

95

95

3

3

106

135

;M;

BOROROCAS

Chiquito

178

178

0

12

232

215

'5'

COROBARECA

Otuqui

18

18

10

22

17

'O

388

388

34

481

476

1.771

4

Viudas

Muchachos

Muchachas

278 B"1&_"`",/ Al igual que en el resto de los pueblos, en San Rafael, el predominio chiquito estaba muy consolidado. ?"$.*"/*#"#,-

V"G*/*"

Casadas

Viudos

Viudas

164

26

10

202

166

6M:

175

175

24

12

222

244

'O:

99

99

12

13

124

115

462

438

62

35

548

525

2.046

Chiquito

SEGUNDA MATAUCAS

Chiquito

VERIPONES

Arawak

438

3

Muchachos

Muchachas

L/G"-

Casados 164

PRIMERA MATAUCAS

Roberto Tomichá

Casadas

Otuqui

4

Viudos

L/G"-

Casados

CURUMINACAS

?"$.*"/*#"#,-

V"G*/*"

279

Casadas

Chiquito

227

227

0

25

284

265

5(7:'

CUCARATES

Zamuco

61

61

0

2

25

49

5P8

MOROTOCOS

Zamuco

56

56

2

0

86

101

M75

PARONOS

Zamuco

25

25

0

0

12

16

6'

TOMOENOS

Zamuco

41

41

0

0

20

23

125

CAIPOTORADE

Zamuco

20

20

3

4

12

10

P8

430

430

5

31

439

464

1.770

6

Viudos

Viudas

Muchachos

Muchachas

L/G"-

Casados

BOROS

B"10*"S% En Santiago, la parcialidad más numerosa eran chiquitos boros, seguidos por los de lengua zamuca, a cuya familia pertenecían, según la referencia anterior, también los tunachos. ?"$.*"/*#"#,-

V"G*/*"

Casados

Casados

Viudos

Viudas

Muchachos

Muchachas

L/G"-

BOROS

Chiquito

206

206

0

8

202

298

8:7

UGARONOCAS

Zamuco

108

108

0

5

75

64

MP7

CAITOPORADES

Zamuco

71

71

0

0

27

29

58'

TUNACHOCAS

Zamuco

22

22

0

0

22

9

PO

IMONOCAS

Zamuco

13

13

0

0

6

3

MO

420

420

0

13

332

403

1.578

5

LAS TIERRAS BAJAS DE BOLIVIA: MIRADAS HISTÓRICAS Y ANTROPOLÓGICAS

San Juan En San Juan de Chiquitos, cuyo catálogo está fechado el 22 octubre 1768, existen diversas parcialidades de lengua zamuca, aunque son cuantitativamente poco numerosas, por lo que el grupo lingüístico predominante es el chiquito. Según el jesuita Joaquín Camaño, en un escrito de 1678, las “parcialidades o tribus” pertenecientes a los zamucos eran: los zamucos “propiamente dichos”, ugaroños, zatienos, morotocos, caipotorades, imonos, tunachos, cucutades, timinabas… (Combès 2009: 47). Consideramos a los paronos, también de la familia lingüística zamuca.

B"10%& %$"EA1 En Santo Corazón, predomina el chiquito, pero los originarios de lengua otuqui eran considerablemente muy numerosos en el poblado. casados

casadas

viudos

viudas

G!.2".2%-

G!.2".2"-

MATAUCAS

Chiquito

244

244

0

18

216

274

88'

OTUQUES

Otuqui

210

210

0

14

201

215

'O7

BOROS

Chiquito

3

L/G"-

92

92

6

12

144

93

;M8

546

546

6

44

561

582

2.287

Roberto Tomichá

280

?"$.*"/*#"#,- V"G*/*"

LAS TIERRAS BAJAS DE BOLIVIA: MIRADAS HISTÓRICAS Y ANTROPOLÓGICAS

Ante esta diversidad etno-lingüística, siempre presente en Chiquitos, y en relación a la respuesta misional, son válidas las consideraciones vertidas sobre el período anterior. ?"$"&-,S!*$&$,b,R*%1"1#%c @1$ !31$%"$13$"6)(#+,+7!>$,(!D+"!"$*"3 *83*$1($C3$D"*.+%($"!$3!teriores trabajos, en relación a la diversidad lingüístico-cultural de las misiones en Chiquitos –y no sólo en ellas– que representaba ciertamente una riqueza cultural, pero al mismo tiempo, generaba 0$*D30,$%E" 3& Y la romería llegó a la Terra Indígena Chiquitana Portal do Encantado en Brasil, a las comunidades que asumen su identidad étnica chiquitana y su vinculación con este pasado misional: La comunidad Portal do Encantado, Memorial Espírito Santo: las familias agradecen a Dios por haber permitido estar presente la sagrada imagen de la Patrona Santa Ana en nuestro templo, casa de Dios, derramando sus bendiciones sobre cada uno de sus hijos que habitamos en esta frontera del Brasil-Bolivia donde los chiquitanos de Santa Ana y los chiquitanos del Brasil que haiga [sic] relación, comunicación entre ambos pueblos y así seamos una familia de Dios y de la Patrona Santa Ana.

)1@($'($F+9.*G!$;.$%H44$.,$0!$8+9:,1;!;$)!I.,;1,& G#& #%")*póloga parte del supuesto que existían en los chiquitanos diferentes aldeas articuladas a través de “núcleos congregadores” (Silva 2004: 42). Sin embargo, surgen algunas dudas: ¿en qué consiste un núcleo congregador para Silva?, o incluso ¿en qué consiste una aldea chiquitana? ¿Podrían las aldeas articuladas a un núcleo alejarse de él, u otras unirse? ¿Podría constituirse una red entre las aldeas fuera de la vía del núcleo? El modelo de Silva contribuye a la implantación de políticas públicas, pero las dudas persisten: ¿y si la organización social de los chiquitanos debiera ser pensada en otros términos? Para Renata Bortolleto (2007) quien, a través de la genealogía, investigó el origen de la formación de los grupos locales en la TI Portal do Encantado (Acorizal, Fazendinha, Vila Nova, Porto Limão, y Santa Luzia), la constitución de cada aldea chiquitana presenta diferencias importantes. Existen familias que vinieron de comunidades vecinas %& (&4 )B*6*&6 &(#&6 3#)'#'5A%&6 &(#!&(B% #!&" ( 7)U2'#!&6 &f*%6A%D& otras que acompañaron a un hacendado de Mato Grosso, otras más que vivían con los bororós y después se volvieron propietarias de 4 8, `*!&(*" !&6 &"5 ))#!&) 7,(#)5K#6#!&4*)& (&cgJf@&-D&2%#(3 %" D& grupos locales formados por compadres y sus respectivos parientes. Para esta antropóloga, las aldeas se hacen y se deshacen en función de factores externos e internos, y estos cambios son aparentemente constantes en la organización social de los chiquitanos. tacamento militar, provincia de Porto Esperidião, Pontes y Lacerda y Vila Bela da Santíssima Trinidade; Núcleo Osbi, con las aldeas Nossa Senhora Aparecida, San Miguel, Santa Clara, Morrinhos, São Simão, Santa Mónica y As Cruz, alrededor de destacamentos militares; Núcleo São Sebastião y Bocaina, en el área rural de Vila Bela da Santíssima Trindade; Núcleo São Fabiano, con São Fabiano (asentamiento de la reforma agrária), Asa Branca (donde viven familias en tierras tituladas por el INCRA, cerca del destacamento militar Asa Branca) y Vila Nova (grupo de familias oriundas de Barbecho y Bolivia), provincia de Porto Esperidião; Población urbana en Cáceres, Porto Esperidião y Vila Bela, sin estimación numérica, pues no existe investigaciones sobre ella. En general los chiquitanos viven en periferias, realizan trabajos manuales, y las mujeres trabajan como empleadas domésticas (Silva 2008b: 121-123).

306

LAS TIERRAS BAJAS DE BOLIVIA: MIRADAS HISTÓRICAS Y ANTROPOLÓGICAS

G#&I*)3#'5A%&-&(#&2!5A%&6 (&7),4*&(*'#(&'T58,5"#%*&4*! %&4*)&(*& tanto distintos objetivos. En algunos casos se trata de buscar nuevas tierras, cuando son permisionarios del ejército, lo que les obliga a salir de su residencia después de casados porque se les prohíben las aperturas de chacras y las talas de árboles (Silva 2004); algunas familias migran buscando nuevos trabajos, para acompañar a sus hijos cuando ingresan a la escuela secundaria o por problemas de salud, que les llevan a recurrir a la medicina occidental en la ciudad; otras lo hacen por disputas políticas, por ejemplo las que se instalaron al lado de la aldea central de la TI Portal do Encantado, que posee ,%&4, !"*&5%6B7 %#&6 &(#&:_g@cD&,%&Z I &-&,%& 652'5*&6 &(#&:_g@SA, con una enfermera y un dentista (Bortolleto 2007:138). Entre familias de un mismo grupo local, Bertolloto (2007:149) observó un estrechamiento en las relaciones, pues en las aldeas más aisladas el grupo familiar se constituyó a partir del cambio de cónyuges, posiblemente según la regla de la virilocalidad (caso de mujeres que .5 % %&6 &*")*&3#")53*%5*=>&?*$) &(#&4) I ) %'5#&) !56 %'5#(D)3#& que existe una equivalencia entre la virilocalidad y la uxorilocalidad con los “hombres de afuera” (llegados de municipios vecinos para trabajar en las haciendas); existe así una gran preocupación entre los chiquitanos para escoger el lugar de residencia, ya que los “hijos de los extranjeros no son diferentes de los demás chicos del grupos”. Otros casos son también matrimonios con viudas o mujeres mayores. Para Silva (2004: 43), las relaciones de parentesco entre los chiquitanos son bilaterales; están prohibidos los matrimonios entre primos de primer grado, también llamados primos hermanos, y los linajes son exogámicos. Los apellidos de las familias se transmiten en su mayoría por la familia paterna y el lugar de residencia ideal es patrilocal. F.0!81+,.#$;.$8+9"!;*!I@+$.,-*.$0+#$8&G*!&#T5Z#6*!&6 $ %&) !4 "#)&#&!,!&4#6)5%*!& como si fueran sus padres. En la educación de los niños se da especial atención en enseñarles a pedir la bendición a los padrinos, a los parientes, y también a los extraños. Me impresionó la recepción de los niños de la aldea Vila Nova Barbecho, Porto Esperidião, que tuve la oportunidad de conocer en febrero de 2011 en ocasión del ritual del curussé, con sus pedidos de bendición, cuando muchas manitos juntas apuntaban hacia mí. Observé también que un niño de 10 años de edad ya pedía la bendición para el hermano de su madre de apenas 5 años8. Ser compadre en Vila Nova Barbecho no depende solamente del bautismo cristiano: es posible “hacer un compadre o una comadre” en diferentes contextos. La expresión utilizada por los chiquitanos parece referirse a las acciones de las personas en la “fabricación” de Otro, pues ser compadres es una relación por medio de la cual los hijos de los compadres se vuelven “casi primos” y, por este motivo, sus padres se vuelven “casi hermanos”. Sin embargo todo tiene que ser escogido, negociado y aceptado por las dos partes que tienden a estar de acuerdo con las reglas de la relación que perdura para toda la vida. Para escoger a un compadre se tiene que prestar atención a muchos 4,%"*!/&',#%6*&6*!&4 )!*%#!&'*34#)" %&,%#&652',("#6+& %&#', )6*!& 2)3#6*!& %") &%5`*!&4*)&3 65*&6 &Z, 7*!D& \" %656*!&4#)#&(#&.56#& adulta; cuando dos personas andan juntas sobre las brasas de una hoguera en un ritual festivo del santo de su devoción, si dos perso%#!&8,5 ) %&4 )3#% ' )ť#!&-&#,%&#(&56 %"52'#)&(#&4*!5$5(56#6&6 & #(7,%#& % 35!"#6&*&6 &,%&'*%L5'"*D&T#-&8, &4) . %5)! &0T#'5 %6*& un compadre”, como explicó el cacique Florencio: “un pariente puede pelear con otro pariente, pero un compadre o una comadre no, por eso cuando no se quiere pelear se hace un compadre”. 8

Vila Nova Barbecho es ocupada por 16 grupos familiares que se auto-identi2'#%&'*3*&'T58,5"#%*!&-&.5. %&!*$) &ER&T#!>&h%&EF;FD&T,$*&,%#&% 7*'5#'5A%& entre la FUNAI, los indígenas y el hacendado Edir Luciano Manzano, para garantizar 325 has. de tierra a los chiquitanos. El hacendado consiguió anular la decisión del juez y los chiquitanos se quedaron apenas con 25 has.

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LAS TIERRAS BAJAS DE BOLIVIA: MIRADAS HISTÓRICAS Y ANTROPOLÓGICAS

P*)"*(( "*&9EFFa/;aX=&56 %"52'A&(#&*',)) %'5#&6 &'*34#6) !& %") & dos hermanos, en general del sexo opuesto, y hizo una sugerencia de que parentesco y compadrazgo son pensados de un mismo modo entre los chiquitanos. El matrimonio entre comadres y compadres está prohibido y el “mito de Lázaro”, narrado por el chamán G*) %K*&6 &(#&#(6 #&@'*)5K#(&6 &M*)"*&h!4 )565i*D&4#) ' &) #2)3#)& (&3#( 2'5*&8, &( !&*',)) &#&(#!&4 )!*%#!&',#%6*&! &.5*(#& !"#&) 7(#9. Un aspecto del compadrazgo no mencionado en los estudios de ?5(.#&9EFF^=D&%5& %&(*!&6 &P*)"*(( "*&9EFFa=&! &) 2 ) &#&(#!&4)U'"5'#!&6 & hechizo, hecho que pude notar entre los chiquitanos en Vila Bela de la Santíssima Trinidade: Un negro era compadre de un boliviano. El boliviano le dio su hija a criar al compadre negro. El negro la cuidó con remedios caseros, pasándole tierra de donde la vaca dormía y muchos baños. Cuando la niña cumplió tres años, el boliviano la quiso de vuelta pero el negro no la devolvió. El boliviano le dijo al negro que si no le devolvía a la niña, ella no sería de ninguno de los dos, por causa de esto el boliviano colocó una tortuga en el estómago del negro –por dentro. Durante dos años el negro sufrió con dolores de estómago y después de estar muy enfermo buscó a María Pierna Gruesa, en Cuiabá, en la Prainha, que tenía un terreno de “macumba” y que curaba hechizos. La guía le dijo al negro que no había más remedio y el negro murió. La niña fue criada por la madrina negra (relato de una mujer quilombola, Vila Bela, abril de 2006). En otras etnografías sobre pueblos en América del Sur como la de los piros del bajo Urubamba hecha por Peter Gow (1991), el compadrazgo es comprendido como un lazo establecido entre padres -&4#6)5%*!&-&6 !"5%#6*&#&(#& 6,'#'5A%&6 (&%5`*D&#&2%&6 &') #)&*")*!& 9

Había un hombre llamado Lázaro que se acostaba con sus parientas, madre, hermana, hija y comadre; una vez muerto y enterrado, salió de la tierra y empezó a rondar durante la noche por el pueblo y por la sierra durante el día. El pueblo decía que Lazaro se había condenado. Él era visto como un animal porque no había respetado a la familia. Fue llevado a la plaza pública y encadenado: hasta hoy está preso en un hueco cercano a la iglesia, 4 )*&.*(. )U&#(&2%&6 (&3,%6*&4#)##))#)&#&(#!&4 )!*%#!>&G#&6 !')54'5A%& completa de este mito se encuentra en Bortolleto (2007: 173).

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conjuntos de relaciones entre co-residentes, donde se prevén reglas y una red de cooperación en el trabajo entre los hombres, basada en la producción de niños. El relacionamiento entre compadres es individual y no se extiende a los hermanos o los otros parientes. Los compadres son compadres hasta la muerte, pero el lazo entre padrinos y madrinas disminuye con la llegada de la fase adulta, y (*!&'*34#6) !&!*%&!5 34) &'*3*&4#)5 %" !&) #( !&-% !> Para Anne-Marie Losonczy (2006: 264), quién investigó sobre indios y negros en la frontera de Colombia, era por medio del compadrazgo que las familias indígenas emberás escogían una pareja negra del Chocó para ser padrinos de sus hijos, como manera de extender las alianzas por encima de las fronteras étnicas, pero lo inverso nunca sucedía. Para los negros del Chocó, el apadrinamiento completaría a la persona indígena tanto en términos espirituales como civiles, ya que la nominación de un individuo sería la materialización de su “sombra” (alma que todo ser adquiere al nacer), y que ellos se conceben como intermediarios entre los salvajes y las instituciones nacionales. En cambio, para el indígena emberá, el nombre ')5!"5#%*& !&,%#& !4 '5 &6 &0%*3$) &2'"5'5*j&8, & !'*%6 & (&. )6#6 )*&%*3$) &5%6B7 %#D&4) ! ).U%6*(*&6 &(*!& !4B)5",!&3#([2'*!>& L#8.,!*1+#$;.0$.T-*!8-121#9+ @(&2%#(&6 (&!57(*&kck& &5%5'5*!&6 (&kkD&(*!&'T58,5"#%*!&")#$#Z#)*%& en la extracción de la goma, a través del sistema de aviamiento (o habilito)10 que les obligaba a permanecer con su familia en la actividad extractiva. En la década de 1940, Brasil exportaba toda su producción de goma (Hevea brasiliensis) a los Estados Unidos de América, por me65*&6 &,%&#', )6*&2)3#6*&4*)& (&7*$5 )%*&6 &b "H(5*&V#)7#!& %& (& 10 Según Carneiro da Cunha y Almeida (2009: 112) el siringuero recibía un adelanto en víveres e instrumentos de trabajo al inicio de la actividad ex")#'"5.#D&-&#(&2%#(& %") 7#$#& (&4)*6,'"*&#(&4#")A%&'*3*&4#7*&6 &!,&6 ,6#>& Nunca se lograba saldar la deuda, ya que los productos eran sometidos a los precios y reglamentos establecidos por los patrones. El trabajador permanecía endeudado durante toda la cosecha, sin poder abandonar su lugar de trabajo.

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LAS TIERRAS BAJAS DE BOLIVIA: MIRADAS HISTÓRICAS Y ANTROPOLÓGICAS

contexto de la segunda guerra mundial. Hasta la década de 1970 la goma fue un monopolio del gobierno federal, que ofrecía subsidios de créditos y concesiones de tierras a los siringueros. La Superintendencia del Desarrollo de la Goma “aviaba” a los patrones que se '*%. )"B#%& %&5%" )3 65#)5*!&*2'5#( !&6 (&h!"#6*+&(#&. %"#&6 (&4)*ducto por revendedores ambulantes llamados “regatones” era considerada como un crimen y una práctica de contrabando (Carneiro da Cunha y Almeida, 2002: 122-124). La exportación de la goma de Mato Grosso se hacía por el río de la Plata y por el Amazonas. El producto se extraía de las orillas del M#)#7,#-&-&!,!&#L, %" !D&-&6 &(#!&'#$ ' )#!&6 (&O#4#ZA!&-&6 (&@("*& Guaporé, y era transportado hasta Cáceres o Cuiabá donde era embarcado en lanchas o pequeños vapores hasta Corumbá. De allí era transportado en vapores mayores y conducido a Montevideo, siguiendo por transatlántico hasta los mercados consumidores, especialmente Londres y Hamburgo (APMT Relatório da primeira exposiçao da borracha 1913: 19-20). h%&',#%"*&#&(#&7*3#&6 (&$#Z*&b,#4*)[D&6 (&1#6 )#&-&!,!&#L, %" !& en territorio de Mato Grosso, y de la región del bajo Tapajós, que pertenecía al Estado, era trasportada vía el Amazonas. El producto 4#!#$#&4*)&(#!&) 4#)"5'5*% !&2!'#( !&6 (&h!"#6*&-&6 &M#)UD&-& )#&5%cluido como producción amazonense o paraense (APMT Relatório da primeira exposiçao da borracha 1913: 19-20) Las empresas extractivas poseían concesiones de tierras públicas 4#)#& \4(*"#)& (#!& 4(#%"#!& 6 & (#!& 7*3#!& %#"5.#!& -& " %B#%& & 2%#%'5#miento para implantar su cultivo, como fue el caso de algunas agropecuarias en la región de Vila Bela que optaron por esta estrategia11. La empresa Guaporé Rubber Company, de Paulo Cordeiro da Cruz, tenía gomales desde el río Mamoré hasta el fuerte Príncipe da P 5)#+&(#&2)3#&1#'5 (&l&JB#>D&6 (&$)#!5( `*&P#($5%*&@%",% !&1#'5 (D& 11 Seringal es un asentamiento instituido por el INCRA (Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria). La tierra pertenecía a la agropecuaria Priscila Ltda. de Mauro Arantes Ferreira, que implantó un gomal cultivado en la década de 1960 utilizando créditos del Banco do Brasil. Actualmente el asentamiento es sede de la cooperativa de siringueros del Valle do Guaporé, formada en 2001, con más de 30 miembros. Otra experiencia similar ocurrió en el barrio Aeropuerto (Vila Bela) donde fueron cultivados más de 2.000 brotes.

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Verone Cristina Silva

poseía tierras con gomales tanto del lado brasileño como del lado boliviano en los valles de los ríos Guaporé, Mamoré y Madera. Los dueños eran descendientes de paulistas, y empezaron a actuar en la actividad extractiva de la región durante la década de 1870 (García 2005). En la región del Guaporé vivían explotadores de diferentes nacionalidades: brasileños, bolivianos, venezolanos, paraguayos, griegos, ingleses, alemanes, peruanos y portugueses (APMT Informe de viajes de Guajara Mirim hasta Villa Bella de Mato Grosso, 31 de diciembre de 1920). Varias fueron las embarcaciones (lanchas, canoas) que partían de Guajará-Mirim a Vila Bela y a diferentes localidades de Bolivia. Entre ellas la Monteguá, una lancha a vapor, con tres canoas que pertenecían a la Sociedad Comercial Mato Grosso y Bolivia y a Mekens, que navegaba por el río Guaporé solamente en tiempo de crecida de las aguas. El Servicio de Navegación del Guaporé, creado por el gobierno federal en la década de 1940, tenía diferentes tipos de embarcaciones para cada período del año (seca, bajamar y llena). Transportaba productos y personas de los gomales y apoyaba las actividades de (*!&I,%'5*%#)5*!&6 &(#! %'5#!&2!'#( !D&5%!"#(#6#!&#&*)5((#!&6 (&)B*& b,#4*)[>& h%& V5(#& P (#& T#$B#& ,%#& #7 %'5#& 2!'#(& 8, & '*%")*(#$#& (#& comercialización de los productos extraídos del Alto Guaporé y un puesto policial para reprimir la resistencia de los pueblos indígenas contra la entrada de siringueros en las selvas o el sistema de trabajo en los gomales. G#& 2)3#& OT *4T5(*& ? ((53& l& g#!! )D& '*%& ! 6 & %& (#& 5!(#& 6 (& P5guá (Beni-Bolivia) poseía dos embarcaciones con motores a gasolina que hacían rápidos viajes de Guajará-Mirim hasta Vila Bela da Santíssima Trinidade; el Estado tenía embarcaciones menores para (& ! ).5'5*& 6 & (#& #7 %'5#& 6 & 2!'#(5K#'5A%& 6 & V5(#& P (#& T#!"#& (& )B*& J#$5\5!+& *")#!& 3$#)'#'5*% !& " %B#%& 65I ) %" !& 2%#(56#6 !D& '*3*& la del peruano Leónidas Tejadas, un comerciante que transportaba una farmacia para los gomales ubicados entre el río Cautário hasta el Cabixis, y la Charitão, una lancha también llamada Musicão, con un tocacintas que durante sus paradas amenizaba los gomales; la Magdalena y la Guayara navegaban desde Bolivia hasta Vila Bela, y 312

LAS TIERRAS BAJAS DE BOLIVIA: MIRADAS HISTÓRICAS Y ANTROPOLÓGICAS

también la Cearense, el Turco, el *5.1+, la Corumbiara, el Monte Castelo, el Conde Vilani “y las lanchas de los bolivianos”12. J#)) " )#!&-&! %6 )*!&%*&*2'5#( !&I, )*%&,"5(5K#6*!& %&V5(#&P (#& 4*)& (*!& 03 )'#'T5L !& 6 & (#& 7*3#j& 8, & ")#!(#6#$#%& (#& 7*3#& T#!"#& los puestos de acopio de materia prima ubicados en territorio boliviano. Allí la goma era recogida y posteriormente comercializada. Los gomales con presencia de chiquitanos son mayormente descritos con una cruz de madera en el centro del asentamiento, cultivos de arroz y maíz, muchos naranjales e ingenios con producción de chancaca (APMT Informes de viaje de Guajará Mirim hasta Villa Bella de Matto Grosso, 31 de diciembre de 1920). Muchas familias chiquitanas trabajaban en los ingenios de caña de azúcar y aguardiente, ubicados a orillas de los ríos Alegre y Guaporé; allí construían también habitaciones con chacras de subsistencia donde permanecían durante el período de cultivo y cosecha. Poco se sabe sobre la práctica extractiva en la perspectiva de los chiquitanos, los trayectos, las embarcaciones utilizadas, los procedimientos adoptados en la comercialización de los productos en el Valle do Guaporé o su concepción de los patrones. Éste es uno de los temas que vengo investigando. Hasta la década de 1970, los “patrones” de la goma eran también los “patrones” de la poaia (Cephaelis ipecacuanha); estos productos se caracterizan por ser explotaciones estacionales. La leña, los huevos de tracajá (una especie de tortuga), la piel de animales como nutria, caimán, gato pantera, capibara y jacaré fueron incorporados a las #'"5.56#6 !& \")#'"5.5!"#!& &5%" %!52'#)*%&(#!&) (#'5*% !&'*3 )'5#( !& de Vila Bela con el mercado regional (Bandeira 1988). U:.V+#$&$"!-*+,.#$.,$.0$O!00.$;.0$R0-+$C:!"+*D Para Silva (2004: 12) la categoría de “patrón” está relacionada con el hacendado, cuya relación con los chiquitanos es comprendida como “interétnica latente” o incluso como una “complementariedad 12 APMT Informes de viajes de Guajará Mirim hasta Villa Bella de Matto Grosso, 31 de diciembre de 1920; entrevista realizada en 2006, en Vila Bela da Santíssima Trinidade.

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4*" %'5#(3 %" &4 (57)*!#j>&h!"#&A4"5'#&4)5.5( 75#&(#&27,)#&6 (&" ))#teniente cuando habla del “patrón”. En un relato transcripto por Sil.#&!*$) &(*!&T#' %6#6*!&6 &(#&) 75A%D&,%&'T58,5"#%*)3#&8, &(*!& brasileños son mejores patrones, comparados con los bolivianos. Según Silva (2000: 66) estas relaciones son parte de la historia de (*!&'T58,5"#%*!D&4, !&6 !6 &2%#( !&6 (&!57(*&kVcc&(*!&5%65*!&I, )*%& alentados por los jesuitas a trabajar con ganado vacuno. Durante el siglo XIX, trabajaron en la hacienda nacional Casalvasco (creada por el gobierno provincial) y en haciendas particulares donde fueron incorporados como fuerza de trabajo, siendo víctimas de maltratos por parte de los hacendados bolivianos a través del régimen de encomiendas13. h(& "%A(*7*&h)(#%6&g*)6 %!m5n(6&'#(52'A&(#&) (#'5A%& %") &(*!&churapa de Bolivia y sus patrones de patriarcal, pues los hijos de los patrones y de los indios crecían juntos y algunos indios recibían los nombres de los patrones de sus padres (Nordenskiöld 2003 [1922]: 24). Además de los hacendados, en Brasil actúan entre los chiquitanos los militares de los destacamentos del ejército brasileño instalados en la frontera desde la década de 1940; los militares disponen de las tierras públicas para los indios, para que sean ocupadas por vivien6#!D&'T#')#!&-&7#%#6*>&o & !"#&3#% )#D&(*!&'T58,5"#%*!&!*%&56 %"52cados como “los con permiso”. Durante un trabajo de campo en Vila Bela da Santissima Trinidade en 2005, me informaron que los militares promovieron durante dé'#6#!&(#&#!5!" %'5#&#&(#&!#(,6D&(#& !'*(#)5K#'5A%&-&(#!&2 !"#!&4#)#&(*!& chiquitanos; muchos matrimonios se habrían celebrado entre soldados e indias. P*)"*(( "*&9EFFa/;p^=&. )52'A&8, &!*(6#6*!&-& \&!*(6#6*!& !"#$( cen relaciones de compañerismo con los indios para el manejo de ganado, denominadas localmente de “media”. Los “de afuera” en-

13 Relaciones de trabajo entre un indígena y un hacendado a través de la producción agrícola y crianza de ganado u otros animales en las propiedades ),)#( !>&G#&27,)#&6 &(#& %'*35 %6#& !&) !#("#6#& %& (& !",65*&6 &?5(.#&9EFF^=& como un sistema de producción y explotación, pues en esos lugares se exigía una gran cantidad de mano de obra y la única disponible era la de los indígenas de las antiguas misiones jesuitas.

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") 7#%& (&7#%#6*&#&(*!&'T58,5"#%*!&4#)#&8, &(*&',56 %&-&#(&2%#(&6 & cada año se calcula el número de terneros nacidos: son repartidos en partes iguales (tanto terneros como la ganancia económica); estos “socios” son llamados “patrón” por los chiquitanos. Los patrones fueron también apuntados brevemente en el estudio de parentesco de Bortolleto (2007: 151) al considerar que los matrimonios con los “hombres de afuera, entre ellos los patrones”, eran desaprobados por los chiquitanos, por colocar a las mujeres en situación de mayor vulnerabilidad. En Vila Bela da Santissima Trinidade pude ver que es frecuente que un chiquitano sea empleado de un quilombola14. Un ejemplo paradigmático es el de la relación del patrón quilombola y sus empleados chiquitanos en la hacienda Arrozal, que perteneció a un jefe quilombola también propietario de gomales. Sus descendientes todavía controlan el poder político en el municipio. En esta hacienda vivían muchos chiquitanos; allí funcionó un sistema en que el quilombola era el señor y los chiquitanos sus siervos, que trabajaban para obtener alimentos y vestimentas. La muerte del quilombola fue motivo de acusación de brujería contra los chiquitanos (trabajo de campo realizado en Vila Bela, 2007). h%&,%#&4#)" &6 &!,&) (#"*D&?5(.#)3#&8, &(*!&5%65*!&4#) ' %&" ner conciencia de su importancia como trabajadores que generan riqueza para sus patrones hacendados, y reproduce el relato de un chiquitano: Yo, no tengo nada, usted sabe cuál es el mayor crimen de los hacendados que tienen con los pobrecitos que somos nosotros, nosotros que, nosotros que conseguimos hacer al hacendado engor14 Hasta 1990, los quilombolas administraron el municipio de Vila Bela y todavía ocupan cargos de concejales, secretarios municipales, son propietarios de haciendas y de la notaria local, poseen cooperativas y acceso a proyectos de desarrollo, apoyo e incentivo gubernamental a sus festividades y rituales. Sus casas están ubicadas alrededor del poder administrativo y político del municipio, de los establecimientos comerciales de agencias bancarias, de la iglesia catedral, de las ruinas del período colonial y de la única escuela estatal que lleva el nombre de la primera profesora negra de Vila Bela y aglutina estudiantes negros. Los no negros y los indígenas estudian en la escuela municipal, situada en el barrio Aeropuerto al otro lado del rio Guaporé.

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dar, nosotros que hacemos al hacendado crecer, nosotros que hacemos al hacendado andar en coche moderno… él tiene cinco, seis, siete mil bueyes, en la hacienda de él, ¿quién la hace?, somos nosotros (Silva 2004: 68; énfasis mío). El sentido de “patrón” es muy complejo para los chiquitanos y %*&! &(535"#&#(&#!4 '"*& '*%A35'*&*&#(&'*%L5'"*&6 &"5 ))#!+& %., (. & diferentes prácticas, cambios, nominación, protección y fabricación del cuerpo, lo que me lleva a pensar que se trata de una categoría relacional, que opera entre los indios a partir de una posición de alteridad, mediada por el ganado, la tierra o los productos de las chacras, pudiendo ser el hacendado, el dueño del cauchal, el soldado, el negro quilombola otro que contribuye a la diferenciación externa (nosotros-ellos) entre los chiquitanos. El estudio de Bonilla (2005: 42-43) entre los paumaris, un pueblo de la lengua arawak del río Purus al sur del Amazonas, demuestra que las relaciones con los otros eran transformadas en una relación comercial, en la cual los indios se colocaban en posición de empleados entre patrón y cliente o patrón y empleado, sean ellos otros indios (joima), vecinos apurinã (viporina), regionales (jara), extranjeros (americano) o hasta parientes provenientes de algún grupo local más distante. La noción de “patrón” aparece en muchas etnografías de América del Sur relacionada con la idea de “dueño”. Para Carlos Fausto, como categoría indígena, el “dueño” trasciende la relación de propiedad o dominio y sería un modo generalizado de relación constituyente de la sociedad amazónica, caracterizada por las interacciones entre humanos, entre no humanos, entre humanos y no humanos y entre personas y cosas, contrastando con el signo occidental de la igualdad sociopolítica, y de la propiedad privada (Fausto 2008: 329). Entre los paumaris, los animales, las plantas y los objetos poseen una forma humana concebida como un dueño-maestro, y su relación con su especie es pensada bajo el modelo de la familiaridad y 6 &(#&2(5#'5A%*4"5.#&q4 )*& \5!" %&"#3$5[%&) (#'5*% !&#!53[")5'#!& entre diferentes especies, que son asimiladas con la relación patrónempleado (Bonilla 2007: 199-205). Según la misma autora, los blancos representan la doble condición de “maestros” y de “patrones” 316

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dotados de potencia depredadora; los paumaris se colocan a ellos mismos en la condición de xerimbabos15 buscando cambiar una relación depredadora en cuidado y protección. La estrategia de sumisión es un modo de provocar la acción correspondiente a la posición 6 (& 6, `*D& 6 2%56*& '*3*& #8, (& 8, & ',56#& -& #(53 %"#& #& !,!& T5Z*!& xerimbabos. Los maestros viven en un régimen de abundancia –son más grandes, más ricos, más fértiles y se espera que no se comporten como depredadores sino como proveedores (Bonilla 2005:58). En un estudio de Riester (1976: 149-159) sobre los chiquitanos de P*(5.5#D&(#&4) ! %'5#&6 &06, `*!j& !&56 %"52'#6#&'*3*&,%#&'#" 7*)B#& inclusiva; los chiquitanos les llaman hichi y son dueños de recursos naturales, entidades que controlan la selva (hichi-iúrsch), las piedras (hichi-kaársch), el agua (hichi-tuuirsch), la planicie (hichi-shóes) los frutos del campo (toirsch) y los animales (hichi-henaschirsch-tí) excepto los peces. Todo nos lleva a creer, en suma, que la noción de “patrón” ocupa un lugar importante en la organización social de los chiquitanos y merece una discusión profunda a partir de nuevos abordajes. Si en las etnografías producidas hasta el momento el idioma de relación %") & (& 'T58,5"#%*& -& (& T#' %6#6*& T#& !56*& (& 6 (& '*%L5'"*D& r',U(& podría ser el idioma relacional de los chiquitanos? A partir de la investigación en curso, pienso que existe entre los chiquitanos un uso % ' !#)5*&6 &(#&#(" )56#6D&6*%6 & (&*")*&4, 6 &! )&,%&2%&4*" %'5#(D& compañero comercial o político predilecto, que tiene una importancia fundamental en la producción socio-cosmológica de la persona y en su modo particular de sociabilidad.

15 Animales capturados en el bosque y domesticados por los nativos: no se los mata para comerlos, y se establece con ellos una relación social.

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PROBLEMAS ACTUALES Y ESTADO DE LA INVESTIGACIÓN

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DESCENDIENTES DE JAPONESES EN SANTA CRUZ Yvonne Siemann1

W,-*+;:881X, Hasta los años 1970, muchos japoneses emigraron a las Américas en busca de una vida mejor. Hoy en día, los nikkei2 tienen una buena reputación en la economía y en la sociedad de sus respectivos países de residencia. Aunque en general la relación con otros grupos no fue 3#)'#6#& 4*)& '*%L5'"*!& ["%5'*!D& !57, %& !5 %6*& '*%!56 )#6*!& '*3*& extranjeros más que otros descendientes de inmigrantes. Todos es"*!&I#'"*) !&"5 % %&,%#&5%L, %'5#& %&(#!&'*%!"),''5*% !&6 &56 %"56#6& de los nikkei. Mientras que se han publicado varios trabajos sobre su situación en Brasil o en Perú, los pocos estudios que existen sobre Bolivia se limitan al ambiente rural. En consecuencia, pretendo describir estas construcciones de identidad de los nikkei bolivianos en la '5,6#6&6 &?#%"#&J),K&6 &(#&?5 ))#>&rJA3*&6 2% %&!,&56 %"56#6D&',Ules son las imágenes y cuáles los límites del grupo? La mayor parte

;& 1#!" )& %&#%")*4*(*7B#&-&2(*(*7B#&T5!4U%5'#&-&4*)",7, !#&6 &(#!&,%5. )!5dades de Frieburg im Breisgau y Basel. [email protected]. 2 El término nikkei ! & ) 2 ) & #& (*!& 5%357)#%" !& Z#4*% ! !& 6 &@3[)5'#& -& !,!& descendientes de cualquier nacionalidad (Flessel 2009: 274). La primera generación es designada como issei, la segunda como nisei, la tercera como sansei y la cuarta como yonsei (Carvalho 2003: 48-50; Flessel 2009: 275).

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de los datos se ha obtenido por medio de entrevistas con representantes de instituciones o con individuos en julio y agosto de 20093. W;.,-1;!; Muchas teorías de identidad postulan que por un lado existe la identidad única del individuo y por otro lado la identidad social 8, &534(5'#&(#&56 %"52'#'5A%&'*%&*")*!&35 3$)*!&6 &,%&7),4*>&M*)& lo tanto, asumimos diferentes papeles sociales a lo largo de nuestra vida (Gugenberger 1995: 28-31). Es decir, la identidad nunca es uniforme sino consiste de diferentes posiciones que se pueden contradecir. Dependiendo de la situación, algunas posiciones son más importantes que otras. La identidad de un individuo o grupo entra en interacción con la percepción de su entorno y esto puede llevar #&'*%L5'"*!&!5&(#!& \4 '"#"5.#!&! &'*%")#65' %D&,%#&!5",#'5A%&8, & %contramos por ejemplo en contextos de migración (Gugenberger 1995: 33-34). Los grupos étnicos tienden a suponer que son homogéneos; es decir, que tienen características comunes innatas y un origen casi míti'*>&?5%& 3$#)7*D& %&(#&#'",#(56#6&(*!&'5 %"B2'*!&') %&8, &(#&56 %"56#6&["%5'#& !&L \5$( D&3#%54,(#$( & &5%'*%!"#%" D&-&8, &!,& \5!" %'5#& se debe a complejos procesos históricos, políticos y sociales4. La cuestión es más bien cuáles son los atributos son utilizados para marcar la diferencia entre los grupos: por ejemplo ciertas costumbres, valores, la lengua... También son importantes los estereotipos 8, &! &2Z#%& %&65I ) %'5#!&'*%!56 )#6#!&534*)"#%" !>& o5. )!*!&I#'"*) !&5%L,- %& (&'*%"#'"*&5%" )["%5'*/&(#!&#'"5",6 !&-& estrategias de los grupos involucrados, la existencia de una infraestructura dentro una comunidad étnica; o, a nivel individual, factores como la edad, el nivel de educación o la disposición personal. Ade-

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Los entrevistados, en su mayoría descendientes de japoneses, tenían entre 22 y 65 años y el involucramiento dentro de la comunidad nikkei se daba en 65!"5%"*!&7)#6*!>&? &56 %"52'#%& %& (&" \"*&'*%&5%5'5#( !> Ver sobre todo Barth 1994a [1969]; además, Banks 1996; Barth 1994b [1969]; Eriksen 2002; Jenkins 1997. Para una discusión del término “identidad étnica”, ver Banks 1996: 4-5.

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más es importante la cuestión del poder de los respectivos grupos, por ejemplo en el caso del contacto de una minoría con la sociedad mayoritaria o el Estado nacional. Todos estos factores pueden acelerar o retardar el proceso de integración de la minoría (Heckmann 1992: 183-185, 190). Y1#-+*1!$;.$0!$1,91@*!81X,$Z!"+,.#! La inmigración de los japoneses a Latinoamérica La historia de la inmigración de los japoneses a Latinoamérica empezó con la llegada de un primer grupo de inmigrantes a Perú en 1899; es decir, mucho más tarde que la inmigración de otras nacionalidades debido al aislamiento del país durante siglos (Azuma 2002: 36; White 2003: 309-310). Aunque la mayoría de los países latinoamericanos cortó relaciones diplomáticas con Japón durante la segunda guerra mundial, los inmigrantes fueron tratados de formas muy diferentes: mientras que el gobierno peruano deportó a muchos nikkei a Estados Unidos, en otros países no hubo restricciones por parte de las autoridades (Mitre 2006: 131). Después de la derrota en la guerra, Japón no sólo sufrió la destrucción de su infraestructura sino también tuvo que acoger a los ciudadanos que volvieron de las antiguas colonias japonesas en Asia (Azuma 2002: 43-45). A mediados de los años 1960, el número de emigrantes disminuyó a medida que creció la economía y el nivel de vida en Japón. Por lo tanto, el gobierno japonés dejó de incitar la emigración e intentó más bien apoyar a los nikkei ya establecidos en Latinoamérica. Este soporte es coordinado por JICA (Japan International Corporation Agency), la organización de ayuda al desarrollo del gobierno japonés. Entre 1885 y 1923, más de 500.000 personas salieron del país (Carvalho 2003: 3). En la actualidad, Azuma (2002: 48) cuenta 816.034 nikkei en Norteamérica y 737.642 en Sudamérica que pueden comprobar su origen. Stanlaw estima que entre 800.000 y un millón de personas dejaron Japón antes de la segunda guerra mundial y después de la guerra otras 300.000; por lo tanto, en la actualidad podría haber unos tres millones de nikkei en América (2006: 35). La mayoría de ellos vive en Estados Unidos y en Brasil, pero también existen 323

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minorías en Perú y Argentina como también en Bolivia, Paraguay, México y Chile5. Los inmigrantes japoneses de Sudamérica tienen varias características en común: en los primeros años eran pobres y a veces eran 65!')535%#6*!D& 4 )*& 4*!" )5*)3 %" & 7#%#)*%& 5%L, %'5#& %& (#& '*nomía y en la sociedad. Sus valores, como el énfasis en la educación, les ayudaron en su ascenso pero obviamente la aceptación de la sociedad local tuvo igual importancia (Ölschleger 2004: 533-534). Al contrario de los inmigrantes chinos y coreanos no se dedicaban tanto al comercio sino que un gran número trabajaba en la agricultura. También recibieron más ayuda de su gobierno que otros inmigrantes asiáticos (Min 1987: 338)6. En la actualidad, el fenómeno de la inmigración se ha invertido: muchos nikkei, entre ellos egresados 6 &(#&,%5. )!56#6D& 357)#%&#&C#4A%&'*3*&*$) )*!&!5%&',#(52'#'5A%& debido a los buenos salarios (Yamanaka 1996). El papel de los okinawenses La minoría más importante entre los emigrantes fueron los okinawenses, oriundos de un archipiélago en el extremo sur de Japón. Existen ciertas diferencias culturales entre Japón y las islas Okinawa, como por ejemplo en la alimentación, la religión o la organización social (Kreiner 2006: 5). Estas islas, también designadas como archi45[(#7*&6 &f-sm-sD&I, )*%&,%&) 5%*&5%6 4 %65 %" &T#!"#&!,&#% \5A%& a Japón en 1879. Los dialectos okinawenses, que están relacionados con el idioma japonés, perdieron importancia, e incluso se iniciaron campañas de “japonización” porque la población del archipiélago

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Mientras que las comunidades de Brasil y Perú descienden principalmente de la migración de preguerra, las de Paraguay se fundaron en su mayoría después de la guerra. La emigración de ciudadanos japoneses le convenía al gobierno japonés por varias razones: no sólo podía solucionar sus problemas sociales sino que también veía ahí oportunidades de expansión económica. Igualmente era consciente de la relación entre la imagen de los emigrantes y la imagen de su país de origen. Por lo tanto, se intentaba controlar el comportamiento de los emigrantes mediante instrucciones escritas y presión social (Azuma 2002: 33; Daniels 2006: 30; Dresner 2006).

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era considerada inculta7. La prefectura sufrió especialmente durante la segunda guerra mundial en batallas muy sangrientas que causaron un número elevado de muertos civiles (Kerr 1964: 472). Los Estados Unidos estaban interesados en el uso estratégico de las islas, y por lo tanto, Okinawa y Japón se separaron después de la guerra. El ejército estadounidense empezó a construir bases militares en el archipiélago, existentes hasta el día de hoy. En 1972 el archipiélago ) "*)%A& 2%#(3 %" & #& C#4A%>& J*3*& (#& !5",#'5A%& !*'5#(& -& '*%A35'#& de Okinawa siempre ha sido difícil, muchos okinawenses han intentado mejorar su suerte con la emigración. Ölschleger (2004: 545) estima que en América viven hoy en día 340.000 okinawenses o sus descendientes, lo que corresponde al 13% de los nikkei (presuponiendo que en la actualidad son 2,5 millones). Durante mucho tiempo, los emigrantes del archipiélago de Okinawa sufrieron restricciones; por ejemplo, les eran prohibidas ciertas prácticas culturales. Por lo tanto, los okinawenses por su parte intentaban adaptarse a los demás japoneses (Arakaki 2002: 132; Carvalho 2003: 70; Suzuki 2006: 460). Hoy en día ya no existen estas tensiones en la generación joven. Sin embargo, los okinawenses se consideran a veces como más alegres o relajados (Fukumoto 1997: 557; Lesser 2002). Tienen también un alto grado de organizacion comparado con el de los descendientes de otras prefecturas; por lo tanto, se organizan regularmente encuentros mundiales de descendientes de okinawenses donde también participan muchos jóvenes (ver Nakasone 2002). Nikkei en Bolivia La inmigración de la preguerra En 1899 un primer grupo de 91 japoneses huyó de las plantaciones de azúcar y algodón peruanas hacia Bolivia. La mayoría de estos inmigrantes se quedó en la región del río Madre de Dios en el departamento del Beni, donde empezaron a trabajar en la colección de caucho (Tigner 1963: 210). Más tarde muchos de ellos volvieron a 7

Amemiya 1998; Kaneshiro 2006: 156-157; Kerr 1964: 427-430, 449-454; Nakasone 2002: 16-17; Suzuki 2005: 80.

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Perú o Japón, y otros se quedaron en la región para abrir sastrerías y pequeños bazares con artículos baratos de uso diario en Riberalta, Cobija y Guayaramerín. Otros se dedicaron a la agricultura de pequeña escala (Okihiro 2002: 11). Hasta 1920, unos 2.000 japoneses llegaron a la región (Mitre 2006: 10). Otros inmigrantes se establecieron en ciudades andinas como La Paz u Oruro donde se dedicaron al comercio o participaron en la construcción ferroviaria. En 1914 unos 200 japoneses vivían en estas dos ciudades. Al contrario de sus compatriotas en la Amazonía, ellos se adaptaron en menor grado a la población local, posiblemente a causa del número reducido de matrimonios interétnicos (Kunimoto 2002: 98). No tenían grandes negocios y no estaban involucrados en actividades políticas (Mitre 2006: 13, 32); sin embargo puede decirse que “en las ciudades del altiplano, las condiciones de ascensión social se mostraban halagüeñas para la mayoría de los inmigrantes asiáticos, y algunos ya habían conseguido alcanzar posiciones de destaque en la sociedad criolla de aquella época” (Mitre 2006: 31). Los nikkei bolivianos no sufrieron persecuciones o tensiones internas como en Perú o Brasil, pero la segunda guerra mundial fue un golpe duro para los comerciantes. En 1942 Bolivia terminó sus relaciones diplomáticas con las potencias del Eje y les declaró la guerra al año siguiente. En 1944, 29 japoneses y sus familias fueron internados en Estados Unidos (de una comunidad de 550 según Hirabayashi y Kikumura-Yano 2006: 162). Asimismo fueron detenidas sus actividades comerciales (Mitre 2006: 92, 101, 106, 145, 154). En 2000, unos 10.000 descendientes de japoneses vivían en Riberalta, es decir, un 15% de la población riberalteña tenía raíces japonesas (Kunimoto 2002: 99-100). Como los inmigrantes eran ante todo hombres solteros, se adaptaron rápidamente uniéndose con mujeres bolivianas. Su lengua y cultura se perdió en las siguientes generaciones (Kunimoto 1990: 183). En La Paz viven unos 800 descendientes de japoneses. Sin embargo, las actividades de la Sociedad Japonesa de La Paz tienen alcance muy limitado y hay poco interés por parte de los nikkei, especialmente por parte de los que no tienen conocimientos de japonés 9@3 35-#&EFFE/&]E+&: %#$*Z#&!QI&X+&t#m#"!,m5&;] 326

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La inmigración de la posguerra El segundo grupo de descendientes consiste sobre todo en familias que llegaron después de la segunda guerra mundial para cultivar una parcela de tierra cerca de la ciudad de Santa Cruz de la ?5 ))#>&h%& (&3#)'*&6 &(#&) .*(,'5A%&6 &;]RE&! &5%" %!52'A&(#)5',(tura en las tierras bajas. Se fundaron colonias agrícolas pobladas por bolivianos y extranjeros (japoneses como también menonitas procedentes de otros países americanos). Por lo tanto, entre 1950 y 1976 la población del departamento aumentó bastante. @&3 65#6*!&6 &(*!&#`*!&;]RFD&(*!&h!"#6*!&_%56*!&-&C#4A%&2)3#)*%& 6*!&'*%")#"*!&'*%&P*(5.5#&'*%& (&2%&6 &I,%6#)&(#!&'*(*%5#!&Nm5%#u#& y San Juan de Yapacaní respectivamente. Sin embargo, el proyecto estaba mal organizado, faltando por ejemplo herramientas adecuadas para el desmonte. Después de dos reasentamientos se fundó en 1956 la actual colonia Okinawa I a unos 100 km. de la ciudad de Santa Cruz, en la provincia Warnes8. Al mismo tiempo, se fundó San Juan de Yapacaní en la provincia Ichilo, a unos 120 km. de la ciudad. Ahí las circunstancias igualmente no fueron fáciles, y por lo tanto muchos inmigrantes desistieron9. Hoy en día las colonias son pueblos bien acomodados gracias a su éxito en la producción agrícola. Existen hospitales, colegios y diversas asociaciones. Los productos agrícolas de la colonia Okinawa se venden a través de CAICO (Cooperativa Agropecuaria Integral de la Colonia Okinawa Ltda.); los de San Juan a través de CAISY (Cooperativa Agropecuaria Integral ‘San Juan de Yapacaní’ Ltda.). e#!"#&(*!&#`*!&;]pFD&(#&*2'5%#&4#)#&5%357)#%" !&>!$"!$)?@A)*$"&w_)3#&4*)& Z 34(*&8, &! &!5 %" &Z#4*% !#&4*)que es puntual y responsable y eso, según ella, es ‘típicamente japonés’. O sea, esta imagen positiva se contrasta con características negativas consideradas como típicas de los bolivianos, por ejemplo la falta de puntualidad y la irresponsabilidad. Los mismos bolivianos están de acuerdo con esto: “se considera que [los descendientes] son trabajadores, que son responsables en su trabajo […]. [En cambio] los bolivianos tratan de no trabajar [...] buscan pretexto para no trabajar” (RO)18. Esta exclusión no es siempre evidente a simple vista. Por ejemplo, hay una preferencia étnica en las empresas nikkei, que se ve en algunas ofertas de trabajo escritas en japonés, limitando el 4, !"*&6 &")#$#Z*&#(& %"*)%*&6 &(#&'*3,%56#6&Z#4*% !#>&xh&'*%2)ma la existencia de esta preferencia étnica para su empresa, pero reconoce que los empleados nikkei no siempre cumplen las expectativas, citando el ejemplo de una empleada nikkei impuntual. A primera vista, el CSJ está abierto para toda la población cruceña: hoy, todos pueden participar en sus actividades (YU, DR). Sin embargo, son pocos los cruceños bolivianos que acuden. En los estatutos no hay ningún artículo que prohiba la membresía de personas

17 Para más información sobre las religiones en Japón ver Ellwood 2008; Matsuo 2007; Yusa 2007. 18 Para la situación en Brasil, ver Tsuda 1999; para Perú, ver Takenaka 1999.

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sin raíces japonesas, pero en la práctica decide la mesa directiva; es decir, cuenta la descendencia: Actualmente lo que más pedimos es que sea descendiente de japonés. No importa ya de la segunda, tercera, cuarta pero que tenga todavía rasgo de japonés [...]. No está en [los estatutos] eso de segunda tercera cuarta [...]. Pero [...] internamente, no, la mesa directiva es que decide [...] si es que acepta o no acepta (TK). Esta relación con Japón se expresa en actividades que simbolizan la pertenencia a Japón más que los conocimientos concretos sobre (&4#B!&-&!,&',(",)#>&hZ 34(*!&!*%&(#&2 !"#&6 (&bon odori19D&(#!&2 !"#!& deportivas, el baile -$,C20, el uso de vestimienta como el kimono o el yukata o la preparación de ciertas especialidades culinarias. También en las invitaciones se utilizan imágenes consideradas típicas de Japón como la del famoso templo Kinkaku-ji en Kyoto, mientras que no existe nada parecido en Bolivia. La imagen que las autoridades de la comunidad quieren transmitir es positiva, y no se tocan temas problemáticos. L0$"!".0$;.$0!$0.,@:!$Z!"+,.#! Al contrario de la situación en Perú o Brasil, el idioma japonés todavía es utilizado en Bolivia y Paraguay, sobre todo en las áreas rurales y dentro de la familia. El japonés sigue teniendo mucho prestigio aunque el castellano gana progresivamente en importan19& G#& 2 !"#& 6 (& bon odori& 6 )5.#& 6 & (#& 2 !"#& 6 & obonD& (#& 2 !"#& 6 & (*!& 3, )"*!& celebrada a mediados de agosto. En el contexto boliviano ha perdido su !57%52'#6*&) (575*!*&4#)#&"*)%#)! & %&,%#&2 !"#&6 &#,"*)) 4) ! %"#'5A%&6 & las comunidades nikkei de la ciudad y las colonias. Se celebra ahora en los diferentes lugares durante los meses de julio, agosto y octubre. 20 El -$,C)o)0"",!+"6$&$%! "(! "2*(0$+-"]$"+*?3 5$" 362

LAS TIERRAS BAJAS DE BOLIVIA: MIRADAS HISTÓRICAS Y ANTROPOLÓGICAS

vez, los Guiday-gosode nos sorprendieron, agarraron a algunos de sus parientes y se los llevaron. Entraron gritando “que chuje! que chuje!”, “soy bueno, soy bueno”. Pensábamos que habían venido en paz, lo creíamos, pero luego los guiday-gosode mataron a nuestra gente. Un guiday-gosí alzó la escopeta y disparó contra el hermano de mi madre; mataron al hermano de mi madre con doce tiros. Y la tercera guerra que nos hicieron los guidaygosode fue cuando nos sacaron del monte. Conociendo lo temible de las armas de fuego, los totobié-gosode decidieron dividirse en dos grupos y posteriormente en tres, tratando de evitar la exterminación de todo el grupo local. Los líderes de dos grupos decidieron defenderse, mientras el tercero, al mando del líder Ugaguede, decidió evitar cualquier contacto con guidaygosode o kojñone; es el grupo que sigue hasta la fecha en el monte. Los totobié-gosode, hasta entonces orgullosos guerreros, se vieron (!,!($5!+"* "3 $"#!+'('S "581',>""9",!"($,';($ "5*"$&$"#*,'?%!"!"5';(3,&$5"""#*%!"$,"; "5*('5'S"* J%* &$%",$"+'&3$('S "9"G'G'%Las adversidades que sufrieron los recientemente contactados ponen en escena otra cuestión: el lugar correcto para facilitar la adaptación al nuevo ambiente de vida. Las misiones de New Tribes como Ebetogué o Tunukojnai no presentan las condiciones mínimas para este proceso. Como Faro Moro antes, Campo Loro y Ebetogué presentan hoy un número elevado de población que vive en una situación de hacinamiento, desconocida para los ayoréode que recorrían espacios amplios en grupos poco numerosos. En estos lugares faltan totalmente los alimentos conocidos como la miel, los animales silvestres y las plantas del bosque. En el caso de la familia de Parojnai, el ministerio público y la gobernación de Boquerón tuvieron que resolver este problema llevándola a lugares alejados de la misión para que pudieran cazar y recolectar. Esta familia volvió a vivir en el bosque por un tiempo, atendidos de vez en cuando por personal de ,$"!%?$ ')$('S "f:a>""0$+&$"&*%6' $%"; $,6* &*"* ",$"(!63 '5$5"5*" Arocojnadi, con un bosque que ofrece condiciones de vida válidas a un cazador-recolector que conoce su medioambiente como nadie. 367

Bernd Fischermann

Todos los totobié-gosode que fueron contactados en 1979 y en 1986 fueron “tocados”14 por los guiday-gosode. Los orgullosos totobiégosode no aguantaron esta situación y decidieron volver a sus antiguos territorios. En 1993 se dirigieron a amigos menonitas pidiendo apoyo y a partir de este pedido se formó el GAT (Grupo de Apoyo a los totobié-gosode). En 1997 el grupo se trasladó a la nueva comunidad llamada Arokojnadi15. Recordando sus propias experiencias, los totobié-gosode que actualmente viven en las estaciones misionales y en :%!Q!7 $5'"5*;* 5* "*,"5*%*(0!"5*"+3+"#$%'* &*+"+',G4(!,$+" $" 5*; '%" (3O 5!" 9" (S6!" #%*;*%* " 3 " *G* &3$," (! &$(&!-":,?3 !+" totobié-gosode que ayudaron en el contacto de 1986 están arrepentidos, y se cuentan entre los más decididos defensores del derecho a la autodeterminación de sus parientes en aislamiento. Cuando, en 2004, un subgrupo de los totobié-gosode que hasta ese momento permanecía sin contacto se acercó a parientes suyos que estaban preparando la instalación de un nuevo pueblo en una región recién recuperada como territorio ayorei totobié-gosode, el contacto se realizó sin mayores problemas. El nuevo pueblo estaba ubicado en una zona que permitía la caza y recolección, y las familias que se preparaban a asentarse en este lugar, compuestas de totobié-gosode salidos del monte en 1987, eran ideales promotores para iniciar a los nuevos pobladores en los quehaceres de la sociedad dominante. La organización GAT, además, había formado ya un equipo de personal médico preparado para la situación de un contacto, que atendió para atender a los recién salidos. Hasta el momento, ninguno de ellos murió.

14" L " ,$+" ?3*%%$+>" ,!+" $&$($ &*+" 5*; * " $" G*(*+" $" "5!(36* &$,H;(('S -"gh38" *+"3 "5!(36* &$,i"geS 5*"*+&O",$"J%! &*%$"(! ",$";(('S i"B!5*mos pensar que cualquier película tiene un valor documental, ' (,3+!",$+"#*,4(3,$+"5*";(('S >"!""#3*+"* "*,"6!6* &!"",$"$35'* ('$"#3*5*"* &* 5*%,!"5*"J!%6$"1'* " diferente en su propio contexto6. El que realiza un documental antropológico acompaña por un momento la vida de otras personas; necesariamente se involucra en +3"G'5$"5'$%'$"9"0$+&$"+*"'5* &';($"(! ",$"#%!1,*6O&'($"* (! &%$5$-" C!6!"5'(*"k!3(0V"P*,"K&%!"5*7$"5*"+*%"3 $"(3%'!+'5$5"*& !?%O;($@7, y otros agregan: El cine de Rouch es pionero en acercarse a las sociedades africanas no como grupos arcaicos perdidos en la selva, sino como grupos vivos que participan en la historia. Sus protagonistas no son meras víctimas de la situación, sino que son personas activas que luchan y reaccionan ante los acontecimientos8. ]$+"'6O?* *+"%*?'+&%$5$+"n+*$ " ;7$+"!"6!G'5$+n"+3*,* "+*%"3+$das como instrumentos políticos de liberación o de dominación. Lo vemos todos los días en nuestro entorno y más que nada en la televisión. Según Zirión, Desde la Conquista hasta nuestros días, la imagen ha servido como herramienta de sometimiento y control, y también como ' +&%36* &!"#!,4&'(!"5*",'1*%$('S -"D*"&%$&$"5*"(! &%!,$%"*"' 23'%" en la realidad a través de las imágenes, capturándola, manipulándola… La cámara no es un instrumento neutral y nunca hay una imagen inocente. La forma como representamos algo, para qué lo representamos y qué hacemos con esa representación, conlleva una carga ética-política9.

6 7 8 9"

0&&#Vjj*+-R'Q'#*5'$-!%?jR'Q'j: &%!#!,!?lCNl:e$mG'+3$,0&&#Vjj*+-R'Q'#*5'$-!%?jR'Q'j: &%!#!,!?lCNl:e$mG'+3$,0&&#Vjj*+-R'Q'#*5'$-!%?jR'Q'jC' *m*& !?%lCNl:Z;(!. : &! '!" o'%'S V" P]$" 5'6* +'S " 8&'($" * " *," 5!(36* &$," *& !?%O;(!@>" 0&&#VjjRRR-$ &%!#!,!?'$G'+3$,-(!6-6Uj!&%!+H$%&'(3,!+jYZH*&'($H9H5!(umental.html

371

!"#$%&'($)*$"

En su libro Regarding the Pain of Others Susan Sontag toca un punto central del documentalista: ¿Qué hacer como documentalista ante el sufrimiento de los !&%!+i"C3$ 5!"3 !"*+&O";,6$ 5!",$"G'5$"5*",$"?* &*"9",*"+3(*5*" alguna tragedia o desgracia, puede haber una pequeña voz en el fondo de tu cabeza que piensa: “esa escena queda perfecta para la película”. Pero otra parte de ti desearía que eso no le sucediera al personaje. Si bien es imposible ser indiferente, tampoco 0$9" /(#.$*9!"+&/($."($."+!"%#.(&"+,.2./05%$. Las primeras documentaciones que conozco con un contenido antropológico sobre las tierras bajas bolivianas son las de Snethlage, Culturas indígenas del territorio de frontera Bolivia – Brasil (Indianerkulturen aus dem Grenzgebiet Bolivien-Brasilien), que se basan sobre sus expediciones de los años 1933-35 y fueron editadas en 1937. Luego se pueden citar a Hans Krieg con Vida indígena, en el Gran Chaco (Indianerleben, im Gran Chaco) de los años 1925-27 y a Richard Wegner en 1931-32 con Imágenes del Beni, año 1925-27. En los años 1950, Heinz Kelm realizó un documental de aproximadamente 50 mn. en color sobre la vida de los ayoréode de la misión de Zapocó (proG' ('$"p32!"5*"C0OG*)>"5*#&!-"D$ &$"C%3)I12. Hay que mencionar también las realizaciones de Karin Hissink y Albert Hahn: Die Tacana, Christliche Feste (+,-,%,.&/$)*,)&-"()*(,%,)) en 1958. Además, en el T +&'&3&!"q%!1* '3+"5*",$"3 'G*%+'5$5"5*"q%O (J!%&"j_$' >"*U'+&* "br" horas de material fílmico en celuloide de 16 mm sobre los takanas, ese ejas y tsimanes. En 1976 se produjo un documental en lengua guaraní realizado por Bárbara Simon, Brigitte Simon, Jürgen Riester y Bárbara Schuchard sobre los isoceños del río Parapetí (provincia Cordillera, depto. Santa Cruz). Hasta los años 1970, se utilizaban cámaras pesadas y de altos costos. Además el material usado era en celuloide de 16 y otros hasta de 35 milímetros13-"L,";,6"* "Zr66"!"Nb"66"9"+3"6$ *7!"*%$ "(!+&!+!+" y estos factores eran serios limitantes para una producción. En los años 1970 llegó la televisión a Bolivia, y con ella una lenta pero cada vez más acelerada revolución en los medios de comunicación. Las primeras cámaras de cinta magnética en Beta revolucionan el mercado. Por relativamente poco dinero se podían registrar imágenes. Al sistema Beta lo siguió el VHS, luego el S-VHS, el Súper 8 y a un costo mayor el UMATIC14. Pero el UMATIC desapareció igual-

12 El lugar de su actual almacenaje me es desconocido. 13" B$%$"+$1*%",!"" del sonido y sobre todo del contenido. LU'+&* " #!(!+" #%!53(&!%*+" 9" (* &%!+" (' *6$&!?%O;(!+" DEFG

H.$*9!"+&/!'('.3,!(!/(2*!3/.(&8.,!. TÍTULO

AUTORES

AÑO

Los Ayoreos

Hugo Roncal

1979

Los ayoréode, una historia latinoamericana

Jürgen Riester

1983

Kinder der Welt

Troeller Gordial

1984

Dicen que tenemos que civilizarnos

Jürgen Riester

1994

Mujeres ayoreas “Nuestra cultura se desvanece”

APCOB

1997

Los ayoréode

Jürgen Riester

1998

Nación indígena ayoreo

Jürgen Riester y APCOB

2000

El Mundo de los ayoréode (CD interactivo)

APCOB

2003

Historia, es vida en el bosque…

Jürgen Riester y APCOB

Serie de documentales ayoreo

APCOB

Asking Ayahai

Lucas Bessire

2006 2003-2011 2004

H.$*9!"+&/!'('.3,!(!/(2*!3/.(3&*,! TÍTULO Baure

AUTORES

AÑO

José Luis Titiboco e Iván Sanjines

2007

H.$*9!"+&/!'('.3,!(!/(2*!3/.($&7%"!I. TÍTULO

AUTORES

AÑO

B*%;,"+!('!(3,&3%$,"5*",$" $('S " indígena cavineño

APCOB

2010

Ecunaha: Nuestra Historia Cavineña

Sin dato

Sin dato

Cavineños

Ministerio de Educación

Sin dato

18 La siguiente lista está en construcción y no pretende ser completa. Se publicará en el sitio de internet www.apcob.org.bo

377

!"#$%&'($)*$"

H.$*9!"+&/!'('.3,!(!/(2*!3/.($J%K*%+&". TÍTULO Mitos chiquitanos: La hormiga orizepeú; El jichi del lago Guapomó; El tabaco; La chicha y la abeja; La cometa; La urina; ¿Por qué los monos tienen la cola larga?; Tierra-cerros-jesuitas; La Creación de la Tierra y el Trabajo fácil Inquilinos en nuestra tierra Por un mañana nuestro Nuestra tierra La felicidad Cazas espirituales Monte Verde Nosotras mujeres chiquitanas Dueños del bosque Ivïpe guasu oikovareta, la gente de la Gran Planicie Somos los que más sentimos Der elektronische Pfad (El sendero electrónico) Trueno y Cruz, Semana Santa en la Chiquitania Cultura tangible e intangible del pueblo chiquitano El mundo de los chiquitanos (CD interactivo) VI Festival Internacional Misiones de Chiquitos Santa Cruz de la Sierra Las Fiestas Patronales en las Misiones Jesuíticas de Chiquitos Zúbaka, una revalorización del Ser chiquitano

AUTORES APCOB

AÑO 19932011

Jürgen Riester y APCOB APCOB Jürgen Riester y APCOB Jürgen Riester y APCOB Jürgen Riester Jürgen Riester y APCOB APCOB Adrian Waldmann y APCOB Jürgen Riester y APCOB Adrian Waldmann y APCOB Michael Hegglin Jorge Pacheco y APCOB Jürgen Riester y APCOB

1994 1994 1995 1995 1997 1997 1997 1999 2001 2001 2004 2002 2003

Gudrun Birk y APCOB Sergio Raczko

2004 2006

Sergio Raczko

2007

Silvia Bernal y APCOB

2007

Casa de Dios y Puerta del Cielo, Las Misiones Jesuíticas de Chiquitos La Fiesta Patronal en Santo Corazón - La última Misión Jesuítica Aquí Estamos para Siempre (4 documentales: Minería y Asamblea Constituyente; La Cultura Chiquitana; Las Experiencias de la TCO Lomerío; El Territorio de Lomerío) Nación indígena chiquitana

Sergio Raczko

2008

Sergio Raczko

2008

Peter Oud

2008

Jürgen Riester y APCOB

2009

Indios mögens barock (Indígenas lo quieren a lo baroco) Diarios Chiquitanos, 5 documentales: 1) De la Conquista hacia el Movimiento Al Socialismo; 2) : La cultura chiquitana; 3) ¡El paraíso del demonio!; 4) ¿Olvido que nunca llega?; 5) Del campo a la ciudad y al parlamento Chiquitos Misional

Patrick Vanier y Réza Nourmamode Jürgen Riester y APCOB

2010

Juan Miranda y equipo Galavisión Canal 4

sin dato

378

2011

LAS TIERRAS BAJAS DE BOLIVIA: MIRADAS HISTÓRICAS Y ANTROPOLÓGICAS

H.$*9!"+&/!'('.3,!(!/(2*!3/.(5*&,&"4(#!/('*, TÍTULO Nuestro Izozog (en lengua guaraní)

AUTORES

AÑO

Jürgen y Barbara Riester, Brigitte Simon y Barbara Schuchard

1976

Den bla jaguaren (El jaguar azul)

Elizabeth Wennberg

1989

Medizin der Guaraní im Izozog (Medicina de los guaraníes en el Isoso)

Christine y Kurt Rosenthal

199293

Mitos guaraní: Creación de las cosas y de la mujer; El chamán poderoso; El dueño de los peces; El origen del fuego; El tigre y la competencia con el cornejo y la urina; Formación de las estrellas; Pájaro guajojó; Sol y luna; Tortuga y tigre; La vía láctea; Los habitantes de la gran planicie (el Gran Chaco); La Viuda pobre; El Peón; El Tigre indeciso; La Tortuga y el Tigre

Jürgen Riester y APCOB

19932011

Tejedoras de Sueños

Iván Sanjines, CEFREC

1995

La Guerrillera

Santiago Echeverria y Rubén Poma

1996

Mujeres isoceñas ganan espacio

APCOB

1996

El zafrero guaraní

CEFREC

1997

Quereimba: En Busca del Guerrero

Regina Monasterios

1999

El diablo nunca duerme

Humberto Paz

1999

Ivy Marrey, La Tierra Sin Mal

Elio Ortiz

1999

Quiero ser libre, sin dueño Aipota aiko chepiaguive cheyambae

Alfredo Ovando

2006

L,"_3 5!"5*",!+"'+!+*=!+"?3$%$ 4*+"j CD interactivo)

Gudrun Birk y APCOB

2004

Iyambae – Ser libre. La Guerra del Chaco

Jürgen Riester y APCOB

2005

.!%*R$+3>"0'+&!%'$"9";*+&$"5*"D$ &$"k!+$

CEFREC

2007

Tentayape, la última casa

Roberto Alem

2008

Ivimareai

Fernando Poepsel Arispe

2009

Pueblos Unidos “La Tierra Prometida”

Adrián Cortés García

2010

.3%393Q'ja0*"k*J!3 5' ?"!J"$"B*!#,*""

Freddy Imaña Ponce

Sin dato

Yagua tairari – guaraní hoy

Roberto Alem, MUSEF

Sin dato

Arete en el Isoso (en japonés)

Televisión estatal del Japón

2000

379

!"#$%&'($)*$"

H.$*9!"+&/!'('.3,!(!/(2*!3/.(5*&,&8. TÍTULO

AUTORES

AÑO

El Fuego de Nuestra Vida (Gwarayos)

Iván Sanjines, CEFREC

1997

Rumores de la selva, niños artesanos de Urubicha

NICOBIS

1997

Bolivien Klassische Klange aus dem Urwald (Urubicha)

Stéphane Breton

2003

Tierra de esperanza

Vladimir Zambrana y APCOB

2003

Mitos gwarayos: Creación del mundo; Eclipse de la luna; Origen de la música

APCOB

2003

El Mundo de los guarayos (CD interactivo)

Gudrun Birk y APCOB

2007

H.$*9!"+&/!'('.3,!(!/(2*!3/.(9.?!I. TÍTULO

AUTORES

AÑO

Fiesta de San Ignacio de Moxos

Alfredo Ovando, NICOBIS

1986

Los misterios del Gran Paititi

Dato del MUSEF-La Paz

1996

Espíritu de la Selva

Faustino Pena

1999

Nuestra Palabra: La Historia de San Francisco de Moxos

Julia Mosúa

1999

Teco, el niño mojeño

Dato del MUSEF-La Paz

2004

San Ignacio de Moxos - El Tesoro del Gran Paitití

Sergio Raczko

2005

Mojos (Moxos) el país del agua

Carlos Mujica

Semana Santa Mojeña

Dato del MUSEF-La Paz

Sin dato

2008

Bailamos nuestra historia

NICOBIS

Sin dato

H.$*9!"+&/!'('.3,!(!/(2*!3/.(9.'!+@" TÍTULO

AUTORES

AÑO

B*%;,"+!('!(3,&3%$,"5*",$" $('S "' 54?*na mosetén

Alfredo Alfaro y APCOB

Mosetenes

UNICEF

Sin dato

Pueblo mosetén: entre la memoria y el olvido

CEFREC

2006

Itziki tshiij

NICOBIS

380

2010

LAS TIERRAS BAJAS DE BOLIVIA: MIRADAS HISTÓRICAS Y ANTROPOLÓGICAS

H.$*9!"+&/!'('.3,!(!/(2*!3/.(9.7%9& TÍTULO

AUTORES

AÑO

Choitée, renacer, historia de un movima

José Ignacio Yalahuma

2006

B*%;,"+!('!(3,&3%$,"5*",$" $('S "' 54?* $" movima

Alfredo Alfaro y APCOB

2010

Movimas

UNICEF

Sin dato

H.$*9!"+&/!'('.3,!(!/(2*!3/.('%,%."0;93%& TÍTULO

AUTORES

AÑO

Hito – Hito

Hans Ertl

Lleven Nuestro Canto

Anna Brolin, Mats Cnattinguis

1958 1994

Los sirionó y su territorio

Agustín Ribot

2004

El Mundo de los mbia – sirionó (CD interactivo)

Gudrun Birk y APCOB

2007

Sirionó

César Pérez y Rubén Darío Cayaduro

2010

Sirionó

CAIB-CEFREC

2010

H.$*9!"+&/!'('.3,!(!/(2*!3/.(+&$&"& TÍTULO

AUTORES

AÑO

a$($ $>"(0%'+&,'(0*"q*+&*-"a$($ $>";*+&$+"(%'+&'$ $+

Karin Hissink y Albert Hahn

1956

B*%;,"+!('!(3,&3%$,"5*",$"A$('S "T 54?* $"&$($ $""

Alfredo Alfaro y APCOB

2010

El Regreso–Tras las huellas del tiempo

Gumercindo Yumani, CEFREC

2010

Visión de los takanas

NICOBIS

Sin dato

H.$*9!"+&/!'('.3,!(!/(2*!3/.(+'%9&"!L TÍTULO

AUTORES

AÑO

Los antiguos

Boris Bani, Esteban Espejo, CEFREC

2004

Tsimane äyedyé jác si tsun (tsimane: el grito de nuestra tierra)

Gilberto Vaca

2007

B*%;,"+!('!(3,&3%$,"5*",$" $('S " indígena tsimane´

Alfredo Alfaro y APCOB

2010

Vida T´simane

Proyecto de defensa de los pueblos indígenas aislados y vulnerables de Bolivia. Expedición Madidi Fobomade, Bolivia-Canal4 Dario y Maxi, Argentina

2011

381

!"#$%&'($)*$"

H.$*9!"+&/!'('.3,!(!/(2*!3/.(M!!"J&8!N TÍTULO

AUTORES

AÑO

Ijwaalata whenhalmamej ,Un Día Diferente

Pablo Canedo y Bernardo Gómez

2008

El Mundo de los weenhayek (CD interactivo)

Irene Roca, Adrian Waldmann y APCOB

2010

Delimitaciones del Territorio Weenhayek

María Eugenia Muños, Eduardo Ruiz, Secretaria de Asuntos Étnicos de Bolivia

1997

H.$*9!"+&/!'('.3,!(.+,.'(2*!3/.' TÍTULO

AUTORES

AÑO

Contacto Yuqui (material en bruto)

Misioneros de “New Tribes”

1989

Yaminawas, gente de la selva

MUSEF-La Paz

1998

Yujre: el pueblo originario yuracaré

Marcelino Pinto

2006

More

José Luis Montaño e Iván Sanjines

2007

H.$*9!"+&/!'('.3,!(7&,%.'(2*!3/.'( 8(2,.3/!9O+%$&'(%"#45!"&' TÍTULO

AUTORES

AÑO

Material histórico en bruto (pueblos tsimane`, mojeño)

Richard Wegner

19271929

Material histórico en bruto (pueblos takana, esse´eja, tsimane) 56 horas de material en 16 mm

Karin Hissink y Albert Hahn

1956

Medicina tradicional (Indígenas tierras bajas)

Julia Ackermann y APCOB

1996

Caminante no hay camino….(Indígenas tierras bajas)

APCOB

1996

….y nuevamente partieron (Indígenas tierras bajas)

Adrian Waldmann y APCOB

1997

En busca de la Loma Santa (pueblos del Beni)

CEFREC

1997

Parteras indígenas (pueblos chiquitano, gwarayo, ayoreo)

Adrian Waldmann y APCOB

1998

La voz de la naturaleza …(Indígenas tierras bajas)

Remberto Salazar

2004

Educación intercultural (Indígenas tierras bajas)

Remberto Salazar y APCOB

2004

382

LAS TIERRAS BAJAS DE BOLIVIA: MIRADAS HISTÓRICAS Y ANTROPOLÓGICAS

Mapajo, el espíritu del bosque (pueblos tsimane`, mojeño)

NICOBIS

2004

Auf den Spuren Richard Nikolaus Wegners : Filmaufnahmen einer Südamerikareise (1927-1929) Sobre las huellas de Richard Nikolaus Wegner: Imágenes fílmicos de un viaje en Sudamérica (1927-1929)

editado por Barbara Finkelstein y Klaus-Peter Kästner.

Göttingen 2005

Rebeldías y esperanzas

Marcelina Cárdenas y Nicolás Ipamo

2005

El carretón del futuro (Indígenas tierras bajas)

Jürgen Riester y APCOB

2006

La marcha indígena 2006 (Indígenas tierras bajas)

CIDOB-IWGIA

2007

TIPNIS, el paraíso frágil

NICOBIS

1997

Confederación indígena de Bolivia (CIDOB) y la gestión territorial indígena

Jorge Salgado, Mónica Herbas y APCOB

2009

Capacitación en herramientas de comunicación y difusión del manejo sostenible de recursos naturales por comunidades indígenas Ayoréode y Chiquitanas

Silvia Bernal y APCOB

2010

“La Clara Muestra…” Capacitación en Comunicación

Silvia Bernal y APCOB

2010

La 7ª Gran Marcha Indígena por el Territorio, las Autonomías y los Derechos de los Pueblos Indígenas

CIDOB, CEJIS, IWGIA

2010

Sabios indígenas de las tierras bajas de Bolivia. Testimonios de sus conocimientos culturales sMZ"ete"5*"Z"0!%$"(j3"(! ",!+"#3*1,!+" chiquitano, gwarayo, guaraní del sur, tsimane, movima, yuracaré, mojeño y cavineño)

Jürgen Riester y APCOB

20092010

¿Quién habla por nosotros? Derecho a la consulta y participación de los indígenas (pueblos mosetén, weenhayek, guaraní del sur, chiquitano)

Silvia Bernal, Jürgen Riester y APCOB

2011

Autonomías Indígenas (Indígenas tierras bajas)

Silvia Bernal y APCOB

2011

La Marcha por el Territorio y la Dignidad

NICOBIS

Sin dato

Nuestra casa grande

NICOBIS

Sin dato

Marchando por tierra y territorio

CEFREC

Sin dato

Mujeres por el cambio

CEFREC

Sin dato

383

!"#$%&'($)*$"

384

ESTADO DE LA INVESTIGACIÓN SOBRE LOS PUEBLOS INDÍGENAS EN EL DEPARTAMENTO DE SANTA CRUZ Paula Peña Hasbún1

A"+,.#*$$%0" Esta contribución es parte de un trabajo más amplio sobre el estado de la investigación en “Historia y culturas del departamento de Santa Cruz”, trabajo que se publicó en 2009 como uno de nueve capítulos del Estado de la Investigación en el Departamento de Santa Cruz realizado por diferentes investigadores de la Universidad Au&S !6$" f$1%'*," k* 8" _!%* !" s^:fk_I" 9" ; $ ('$5!" #!%" *," B%!grama de Investigación Estratégica en Bolivia (PIEB) y el Gobierno Departamental Autónomo de Santa Cruz (Peña 2009). El capítulo referido consideró el período histórico 1982-2007 y se basó en la revisión de libros, capítulos de libros, artículos de revistas especializadas e institucionales, documentos producidos por organismos del Estado y documentos no publicados pero disponibles en centros de investigación y organizaciones no gubernamentales. Sin embargo, no se incluyeron en la revisión documental las tesis de pregrado, ya que hasta el presente Santa Cruz no posee carreras universitarias de historia, antropología ni arqueología, ni tampoco centros de investigación en estas áreas. Las investigaciones descrip-

1

Historiadora. Directora del Museo de Historia de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno, Santa Cruz. [email protected].

385

Paula Peña Hasbún

tas en el presente texto no proceden pues de la universidad, sino de otras instituciones que abordaron estas temáticas. El estado de investigación estableció seis líneas temáticas: historia, cultura, pueblos indígenas, Chiquitos, turismo y arqueología. Sobre los pueblos indígenas se reunieron todos los estudios sobre la historia de los pueblos nativos de Santa Cruz como tales los ayoreode, chiquitanos, guarayos y guaraníes; se dedicó además una sec('S "*+#*(4;($"(!6#,*6* &$%'$"$",$"$13 5$ &*",'&*%$&3%$"+!1%*",$+" misiones jesuíticas de Chiquitos y en menor medida a las misiones franciscanas de Cordillera y Guarayos. La investigación arqueológica se ha centrado en el Fuerte de Samaipata, el Pantanal, la zona de Grigotá2 y el parque nacional histórico Santa Cruz de la Sierra La Vieja, sitio de la fundación de la ciudad en 1561. Es bueno destacar que dentro de la línea de historia se analizó la cuestión de las migraciones tanto internas como extranjeras, temática poco abordada desde la antropología a pesar de ser importante en la conformación cultural y social del departamento. El proyecto sobre Estados de la investigación Santa Cruz ha continuado con la construcción de una agenda departamental de investigación, publicación que está pronta a ser editada. Esta agenda ha actualizado la publicación de 2009 con las investigaciones producidas entre 2007 y 2011 y ha seleccionado temas de acuerdo con criterios de prioridad para el desarrollo del departamento y de pertinencia por la coyuntura histórica. En nuestra área temática, fueron escogidos temas como pueblos indígenas, turismo y arqueología. Estos tres temas, considerados hoy prioritarios en las políticas departamentales y universitarias de investigación, están vinculados entre sí y con la nueva realidad del país, tanto económica como constitucional. En el nuevo marco legal, especialmente con las diferentes formas de autonomía indígena, hace falta estudiar la historia y los rasgos socioculturales y lingüísticos de los pueblos indígenas de Santa Cruz a ; "5*"5*; '%"(3O,*+"0$ "+'5!"+3+"&*%%'&!%'!+"0'+&S%'(!+"9"+*=$,$%""* "%*#%*+* &$('S "5*",$"D!('*5$5"5*"L+&35'!+"f*!?%O;(!+" e Históricos de Santa Cruz, Benjamín Burela presentó al Congreso Internacional de Americanistas de Buenos Aires el trabajo “Contri13('S "$,"*+&35'!"5*",$"L& !?%$J4$"1!,'G'$ $>"5'+&%'13('S "?*!?%O;($" de los indígenas actuales del departamento de Santa Cruz”, convirtiéndose en el primer intento de sistematizar el conocimiento sobre los pueblos indígenas del departamento (Burela 1990 [1903]). A partir de la década de 1940, hay un mayor interés en los pueblos indígenas y empiezan las publicaciones en las revistas académicas locales sobre la temática. Los trabajos que se destacan son los de Hernando Sanabria: Los Chanés (1947) y El idioma guaraní en Bolivia (1951); de Ignacio Barbery Callaú sobre La Guayochería (1950); los de Severo Vázquez Machicado: El Ypajevae (1951), La organización social de las misiones de guarayos (1952, 1953), y Contribución al estudio del pueblo guarayo (1954); el de Friederich von Horn: Breves notas sobre el Uaraduñe-e, o lengua de los indios pausernas del Oriente boliviano (1953); el de Max Fuss y Luis Öfner: Algunas anotaciones sobre la lengua de los chiquitos (1968); los de Germán Coimbra Sanz: Los indios actuales de 7,%& 3)8&2$&91(:;(*3)&(1961) y Mitología Sirionó (1976, 1981). También debe mencionarse la publicación de María Paz, de origen ayoreode, Apuntes sobre la lengua Ayorea (1966). Las investigaciones de Jürgen Riester publicadas desde 1966, fueron las que profundizaron los estudios sobre los pueblos indígenas del Oriente boliviano y marcaron nuevas líneas de investigación. 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