Las Pruebas de Tom

DEDICATORIA Para mis fans del blog que demandaban este libro, se publicará tan pronto como sea posible. 1 SINOPSIS El

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DEDICATORIA Para mis fans del blog que demandaban este libro, se publicará tan pronto como sea posible.

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SINOPSIS El genio y coeficiente intelectual de Tam han hecho que se salga con la suya en casi todo en la vida. Todo se detiene cuando las peticiones familiares llegan para unirse a una nueva manada, es la oportunidad de unirse al Alpha, pero esto conlleva un precio muy alto. Tam está dispuesto a jugar con las reglas del Alpha, pero no va a ser presionado. Valko tiene algunas opiniones fuertes acerca de quién está al cargo. Y no es precisamente Tam. Sin poder dar marcha atrás y mostrar su vientre a cualquier hombre, Tam pronto se entera de que podría ser la persona más inteligente del grupo, pero a veces es el lobo más evasivo el que gana al final.

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CAPITULO UNO Tam Larson estaba detrás de sus hermanos, cuando se acercaron a su nuevo líder de manada. Al menos la familia esperaba que fuera su líder. Después de mucha investigación, el padre de Tam había decidido que el Alfa Valko Dachev sería un buen partido para ellos. Una nueva oportunidad de empleo había llevado a la familia a través del estado, por lo que era imperativo que encontraran una nueva manada. Los lobos no afiliados eran lobos infelices y no deseados en los territorios de las manadas. La familia tenía que incorporarse a una, pronto, o no tendrían un lugar para cazar durante la próxima luna llena. Y Tam no pensaba que Seattle estuviera preparado para ocho hombres lobo pavoneándose por la plaza Pioneer devorando todo a su paso. Aunque Tam oficialmente no vivía con su familia, el Alfa había exigido la presencia de todo el clan Larson para determinar si podían unirse. Al parecer el Alfa Valko había tenido una experiencia desagradable antes y ahora insistía en reunirse con toda la familia asegurándose de que no había manzanas podridas en el pelotón. Tam odiaba quitar tiempo a sus estudios. Tenía que terminar su tesis para recibir su doctorado. Su estrés podría ser mayor, pero su consejero le dijo, de forma confidencial, que tan pronto como Tam entregara la tesis de inmediato firmarían por ella en la Comisión. Después de todo, él había traído millones a la universidad con sus invenciones de software. Tam no sabía a dónde iría después, pero no tenía intención de quedarse con su familia. Amaba a todos y cada uno de ellos, pero todavía no les había dicho que era gay. Tam quería explorar su sexualidad un poco más antes de confesar su preferencia por los hombres. Dudaba que lo tomaran a mal, pero sus hermanos eran grandes y no quería tener que luchar por algo que no estaba bajo su control. Sobre todo si eso lo obligaba a cambiar y tenía que utilizar sus habilidades extra para dañar a los que amaba. Tam quería evitar la confrontación, a menos que, por supuesto, la otra persona mereciera un golpe bajo. Afortunadamente, sus conocimientos informáticos eran bien reconocidos, lo que le daba varias opciones. Ya había sido contactado por seis compañías de tecnología y su mayor decisión sería averiguar cuál encajaría mejor con sus metas 3

futuras. —Saludos, familia Larson. La profunda voz del Alfa rodó por la multitud y envió un hormigueo a lo largo de Tam. La atracción no deseada rasgo a través de él, y ni siquiera había visto al cabrón todavía. —Saludos, Alfa, —el padre de Tam respondió. El patriarca hablaba para toda la familia, pero Tam no podía verlo desde donde estaba detrás de sus grandes hermanos. Como el más pequeño y último de una camada de seis, Tam era el enano. Siempre había pensado que la diosa de la luna lo había compensado con un poco más de genética, dándole un cerebro mejor y a su super lobo, lo que le daba ventaja sobre cambiadores que en la superficie eran más fuertes que él. Su bolsillo trasero vibraba. Maldita sea. Por suerte ninguno de los ojos estaban puestos en él. Escondido detrás de sus hermanos, Tam silenciosamente sacó su teléfono celular fuera de su bolsillo y miró la pantalla. El nombre de John Lesley apareció arriba. Lesley era uno de los hombres que trataban de reclutarlo por un trabajo. Maldita sea. Él había perdido la llamada. La única desventaja de la oferta de trabajo era que lo mantendría en Seattle. La posición en la compañía de Lesley, sin embargo, sonaba perfecta. —¿Llamada importante? —preguntó una voz rica. —Oferta de empleo. —Tam respondió automáticamente. Se quedó paralizado al darse cuenta de que estaba ante él. Tragando el nudo en su nerviosa garganta, Tam dejo caer el teléfono en el bolsillo de sus pantalones y miró hacia arriba a un par de salvajes ojos verdes. La energía que vertía el gran hombre se alzaba sobre Tam. Si ambos estaban con los pies descalzos, sabía que sólo habría llegado a la nuca del otro hombre. Pelo negro caía en rizos alrededor de su cabeza, rizándose en las puntas de sus orejas en un vivo contraste con su piel aceitunada. 4

Tam no tenía ninguna duda sobre la identidad del otro hombre. Rezumaba poder Alfa, haciendo las presentaciones innecesarias. El lobo de Tam aulló su interés, con ganas de jugar con el lobo más grande. Estúpido lobo no tenía sentido de auto-protección. ¿No sabía que el hombre delante de ellos no era un nuevo compañero de juegos, sino un adversario potencial? Lástima que olía tan malditamente delicioso. Incapaz de contenerse, Tam se inclinó hacia adelante y tomó una aspiración larga, el olor de la tierra rica y bosques de pinos venían de la piel de Valko en bocanadas tentadoras.

La nariz de Valko se contrajo ante el increíble olor del hombre delante de él. Era el más pequeño de la familia Larson, y la investigación indicaba que su coeficiente intelectual alcanzaba nuevas alturas en la categoría de genio. La información que trajo el detective que contrato le dijo que había varias empresas estaban compitiendo por el talento de Tam. Mirándolo, Valko podría seguir perdido en las profundidades de sus ojos azules brillantes. A partir de sus estadísticas, había estado esperando a un idiota engreído que despreciaba a los demás debido a su menor intelecto. En su lugar, Valko encontró a un hombre modesto, joven, con una construcción ligera y un dulce comportamiento que olía a flores de cerezo. —Saludos, Alfa. El tenor suave de Tam se instalo en las bolas de Valko, haciendo endurecer su polla en sus pantalones. En medio de la manada, debajo de una media luna que brillaba intensamente, deseaba tirar al otro hombre y follarlo hasta que el joven aullara. Su lobo quería marcarlo ante la manada, declarar a Tam como suyo, y asumir cualquier desafío que lo tocara. Las manos de Valko se movieron hasta que finalmente cedió a la necesidad de tocar al otro hombre. Al llegar arriba, ahuecó la mejilla de Tam. —Si acepto a tu familia, ¿estarás en 5

mi manada? —Él mantuvo su voz neutral, no quería exponer lo mucho que significaba tenerlo. Un Alfa nunca mostraba debilidad. Un Alfa tampoco renunciaba a lo que era suyo, y aunque Tam lo supiera o no, pertenecía a Valko. Tam negó con su hermosa cabeza, cuidando de no desalojar el toque de Valko para no ofender al Alfa. —No creo, todavía tengo que elegir un trabajo. Voy a ir a cualquier ciudad que mi trabajo me lleve. La manada se movía inquieta en torno a Valko, ya que esperaba su opinión. Normalmente, la aceptación de una familia era un proceso rápido. Los dejaban entrar, o se negaba la membrecía si se sentía algo incorrecto. El Alfa no solía ir a través de los miembros y tocarlos, o preguntar acerca de sus planes para el futuro, en especial a los miembros masculinos. Los varones eran aceptados como parte de una unidad familiar o desafiados y le daban un lugar en la manada que se adaptara a sus habilidades. —¿Alguna de las ofertas de empleo es en esta zona? —El corazón de Valko se estrelló contra su pecho mientras esperaba la respuesta de Tam. Estaría condenado antes de que este hombre dejara la zona, no después de su primer encuentro. Valko necesitaba tiempo para... bueno, él no estaba seguro de lo que iba a hacer con el otro hombre. Había firmado para arreglar el tratado de aparearse con otra manada, pero iba a encontrar algo para Tam. Valko tenía que mantener al hombre cerca. Cuando movió sus manos lejos, su lobo gruñó ante la separación. Tam dio una respuesta renuente. —U-Un par. —Elige uno de esos puestos locales, y dejo a tu familia en mi manada. —El pensamiento de que el hombre posiblemente se deslizara a través de sus dedos hizo tirar a Valko. —¿Y si no lo hago? Ooh, los hermosos ojos de Tam brillaban con humor. No desafió al lobo, Valko hubiera golpeado al lobo más pequeño para probar su dominio. No, este hombre lo probaba en maneras completamente diferentes. La forma de lobo dentro de Valko quería explorar a Tam... desnudo. Valko le dio su mejor sonrisa. Le mostró los dientes y eso habría hecho a más 6

de un oponente palidecer. —Entonces, tu familia tendrá que buscarse otra manada. Asombro floreció cuando, en lugar de acobardarse por el miedo, el lobo más pequeño le miró como si fuera un rompecabezas particularmente interesante. Uno para ser desmontado, analizado y vuelto a armar. Por primera vez, Valko se sintió en desventaja. Como el Alfa de su manada, desde la tierna edad de veinte años nunca lo había desafiado nadie. Valko tenía la desagradable sensación de que Tam podría envolverlo alrededor de su dedo meñique sin siquiera intentarlo. Un dedo delgado, elegante, se atrevió a tocar Valko. Él observaba, fascinado, cuando el hombre más joven se remonto hacia abajo a su pecho desnudo. ¿Cómo se había acercado sin darse cuenta, y aún más importante, por qué su cuerpo temblaba por la sensación de un dedo deslizándose por su piel? Comezones se propagaban desde el punto de contacto y Valko se preocupo por un momento de correrse con solo ese toque. —¿Así que estás diciendo que si no tomo un trabajo aquí, le quitaras el derecho a mi familia de cazar en tu tierra y te niegas la adición de cinco luchadores fuertes para tu manada? Valko notó que Tam no se agregaba al grupo de luchadores fuertes. —¿Y tú? ¿No te tienes en cuenta como un peleador fuerte? Tam se encogió de hombros. —No. No me gusta pelear. Puedo obtener lo mismo, usando otros métodos. Puedo pelear si es necesario, pero prefiero otros medios. Que me aspen si el pequeño descarado no lamió sus labios. El cuerpo de Valko estaba a toda marcha desde el toque ardiente del dedo del hombre al delicioso aroma que llenaba sus fosas nasales. —Cariño, si sigues tocándome, vas a obtener lo que quieras. —Su voz bajó dos octavas más bajo de lo normal y su cuerpo bombeaba feromonas tan rápidamente que se sorprendió que no formaran una nube en forma de hongo a su alrededor. 7

Tam le dio una sonrisa lenta y dulce. —Sigo buscando trabajo, pero me considero a mí mismo un miembro de la manada hasta escoger un lugar para quedarme. ¿Qué te parece? Valko asintió. Por el momento, él estaría de acuerdo en eso. Después de todo, sabia con un noventa y cinco por ciento de seguridad que el hombre que tenía delante era su compañero y el otro cinco por ciento le importaba una mierda. Mientras él tuviera a Tam desnudo y debajo de él pronto, habría dejado al hombre hacer lo que quisiera excepto alejarse. —¿Cuánto tiempo antes de elegir un lugar final? —Tengo que terminar mi tesis en tres meses. Hasta entonces me quedaré con mis padres. Valko sonrió. Tres meses. Más que tiempo suficiente para convencer al joven de vivir con su nueva manada. Los lobos son animales de costumbres. Una vez instalado, los werekin rara vez se movían. El hecho de que el Sr. Larson recientemente se transfiriera le decía que la familia no estaría en una carrera para hacerlo de nuevo. —¿Alfa Valko? Valko se giró a ver al padre de Tam observándolo con ojos cautelosos. —¿Significa esto que podemos unirnos a su manada? Valko miró hacia Tam. —¿Tenemos un trato? Tam asintió, serio, firme, como si fueran socios de trabajo, mientras que Valko imaginaba como lanzar al hombre al suelo y arrancarle su ropa. —Tenemos un acuerdo, Alfa. Estaré aquí hasta principios del verano. Después, ya veremos. —Bienvenidos a mi manada, familia Larson. —Valko sonrió mientras le daban una respetuosa inclinación de cabeza. Tam ofreció su cuello mientras sus ojos brillaban, mirando a Valko sospechosamente cerca. Valko caminaba por la línea, asintiendo con la cabeza a los otros miembros de 8

la familia Larson y tocando cada uno de los cuellos en saludo. Los hermanos de Tam lo fulminaron con la mirada pero no dijeron nada. Sabía que ellos desconfiaban de sus motivos hacia su hermanito pequeño, pero no le importaba. Podrían ser grandes y fuertes, pero él era letal. Él salvó la última aceptación de Tam. Inclinando la cabeza, libero sus colmillos y mordió el cuello del hombre más joven. La manada murmuró a su alrededor, chismeando más que un grupo de señoras de edad en un panal de abejas. Sabía que estaban preguntándose qué demonios estaba haciendo. Morder a un nuevo miembro de la manada como bienvenida era hecho sólo para posibles compañeros. Incapaz de contenerse, Valko envolvió sus brazos alrededor de Tam antes de sacar sus colmillos y lamer la herida para cerrarla. —Puedes buscar un nuevo trabajo tanto como quieras, mi lobo, pero pienso mantenerte. Se estremeció cuando Tam se deslizó por su cuerpo y habló directamente en su oído, su aliento caliente bañaba su piel. —Planea todo lo que quieras, Alfa, pero mi voluntad es mía. Con esas palabras, el sexy lobo salió de su abrazo y se alejó.

Tam se salvó de la conversación de regreso a la casa de sus padres. Al recordar la expresión en la cara de Valko, volvió a preguntarse ¿qué demonios había estado pensando, jugando con el Alfa de esa manera? Por no hablar de las burlas para meterlo en la cama adelante de su familia. Eso estaba mal a todas vistas, pero algo en los ojos del Alfa lo había hecho empujar a la bestia. Tam nunca podía resistir a molestar a otros sólo por diversión. El problema era que el Alfa no se veía molesto, sino que lo miraba hambriento. No pasó mucho tiempo antes de que el golpe que esperaba en la puerta llegara. —Adelante. —Era mejor acabar de una vez que tratarlo con él más tarde. Si su familia iba a echarlo fuera porque era gay prefería que lo hicieran ahora que alargar 9

la experiencia. Había ocultado su sexualidad lo suficiente. Para sorpresa de Tam, su hermano mayor entró, solo. Tam se parecería a Jack si creciera cinco centímetros, tomara un montón de esteroides, y levantara pesas veinticuatro horas al día. Su hermano, en cambio, era grande de forma natural. —¿Podemos hablar? —Los ojos azules de Jack tenían más precaución de lo que Tam había visto en el rostro de su hermano alguna vez. —Claro, vamos. —Se sentó en la cama y se deslizó para hacer más espacio. La cama crujió un poco después de aceptar al gran Jack. —La familia habló. Me refiero a todos menos a ti, por supuesto. Tam sonrió. El pobre Jack, obviamente fue el sacrificio elegido para intentar discutir los temas con él. Dios, amaba a su familia, pero en realidad eran muy previsibles. Él podría haber adivinado que seria a Jack al que enviaran. Él fue el primero en nacer de la camada y el jefe oficial de esta generación de chicos Larson. —¿En serio? ¿De qué hablaron? —Probablemente estaba mal torturar a su hermano, pero los instintos de toda una vida eran difíciles de ignorar. Jack suspiró y rodó los ojos. —Ya sabes, sobre que eres gay y nunca nos lo dijiste. Mamá está muy molesta y Papá está enojado. Tam cruzó los brazos sobre el pecho. —Si quieren echarme, deberían haber tenido el valor de venir hasta aquí a decírmelo ellos mismos. —¿De qué coño estás hablando? —Jack lo miró airadamente—. Mamá está preocupada de que estés saliendo con gente inapropiada, ya que no quieres traer a ninguno a casa, y papá está enojado de que el Alfa nuevo este tratando de chantajearte para meterse en tus pantalones. Francamente, si fuera una mujer y ella me mirara de esa manera, me gustaría que me chantajeara. Tam frunció el ceño. —¿No se molestaron por qué soy gay? Jack lo miró como si hubiera perdido la cabeza. —Tam, a los siete años irrumpiste en el ordenador de la policía de la ciudad para re alinear tu eficiencia después de que la bicicleta de tu amigo fue robada. A los diez, te metiste en la base de 10

datos del FBI y catalogaste a tu maestra como una de las más buscadas después de que te diera una B en un examen, ya a los quince habías terminado tu primer año de colegio en primer lugar. Ser gay es probablemente la cosa menos extraña que hayas confesado e incluso entonces, tuvimos que averiguarlo a través del nuevo Alfa de nuestra manada porque al parecer tú eres su nuevo lobo favorito. Jack acarició a Tam en lo que debería haber sido un gesto de cariño, pero en cambio robó el aliento de sus pulmones. —Además, si el gilipollas te hace daño, nosotros nos encargaremos de él. Jack se puso en pie. Tam podía decir que estaba ansioso por escaparse antes de que se pusieran sentimentales. Él siempre podía jurar después de que el diablo le obligó a hacerlo. —Pero ¿no quieren oír hablar de todos mi encuentros gay? Jack se quedó con la boca abierta como un pescado desembarcado jadeando en busca de aire. —Quiero decir, ahora que todos estamos abiertos acerca de mi sexualidad, tal vez podamos intercambiar consejos sobre citas. Tú me puedes decir cómo atraer a las mujeres y yo te puedo decir todo acerca de atraer a un hombre en una caseta de baño. La puerta casi se agrieto cuando Jack salió corriendo. Cayendo hacia atrás en la cama, Tam se echó a reír hasta que le dolió el estómago y sus ojos comenzaron a llorar. Su familia era la mejor.

Tam pasó el día siguiente en su computadora tratando de resolver un problema que le seguía dando error. Todos sus cálculos le decía que debería funcionar. El hecho de que no lo hiciera lo tenía absolutamente loco. Escaneando su trabajo de nuevo, todavía no veía el error. Apenas resistió la fuerte tentación de tirar el ordenador contra la pared, sólo para escuchar el crujido. Desafortunadamente, después de los últimos tres años, su padre le había dejado claro 11

que tendría que pagar por la siguiente. Tenía el dinero, pero no quería explicar su ataque de ira a su mamá. Un golpe en la puerta de su dormitorio le arrancó un gruñido. —¿Qué? La puerta se abrió y apareció la cabeza de su madre por la puerta con un plato de sándwiches de carne asada y un vaso de limonada en la mano. —Lo siento, mamá. —Se pasó los dedos por el pelo—. Estoy teniendo problemas con los programas hoy. Ella negó con la cabeza. —Bueno, tal vez si te alejas de eso un poco te sentirás mejor. ¿Por qué no tomas un bocado y luego vas a correr o algo así? Tu padre siempre piensa mejor cuando está en movimiento. —Esa es una buena idea. —Tam sonrió a su madre—. Es necesario obtener un poco de aire fresco—. Había comenzado su proyecto inicial por la mañana y no había salido de la habitación en todo el día. Su madre le devolvió la sonrisa. —Bueno, realmente conseguiste el cerebro de mi lado de la familia. Tam echó a reír. —Voy a estar seguro de no compartir eso con Padre. Después que le dio los bocadillos y bebidas ella se cernió en la entrada. Prácticamente podía oír sus nervios rebotando sobre cómo decir algo. —¿Qué? Ella jugueteaba con sus dedos un poco. —¿Vas a ser cuidadoso? —¿Corriendo? He estado cruzando la calle desde hace un tiempo. —No. Quiero decir con los hombres. Hay algunas personas malas por ahí. Siempre me sentí afortunada de no tener una chica porque no tenía que preocuparme por todos los hombres que dan miedo por allí, pero ahora lo hago. El corazón de Tam se calentó al ver a su madre luchar entre encontrar las palabras adecuadas y no molestar a su hijo. Poniéndose de pie, se acercó y rodeó con sus brazos su cintura. —Me encanta que estés preocupada por mí, pero me se cuidar solo. Además tengo muy buenos instintos para mantenerme alejado de los hombres malos.

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Ella le dio una palmada en la espalda con sus manos pequeñas. En una familia de gigantes, ella incluso hacia que Tam se sintiera grande. —Lo sé querido, solo me preocupo. Es prerrogativa de la madre, ya sabes. Yo me preocupo por todos ustedes, muchachos. Él sonrió contra su hombro, el amor casi estallando en su corazón. —Lo sé. Te prometo tener cuidado, y si cualquier chico malo se mete conmigo voy a llamar a mis hermanos grandes y fuertes para sacar la mierda de él. —Ese es mi muchacho. —Alejándose, ella le dio una mirada astuta. —Nuestro nuevo Alfa parece un hombre agradable e interesado en ti. —Eso no es exactamente sutil, madre. —No tengo que ser sutil, te di a luz. Sé que todavía estás tratando de decidir a dónde ir, pero no estaría de más ver si el Alfa es un buen compañero para ti. Es fuerte, dirige su propia manada, y te mira como si hubiera encontrado al lobo de sus sueños. Podría ser peor. —No te tomo tiempo acomodarte a saber que soy gay. Su madre negó con la cabeza. —Querido, yo siempre sospeche que eras gay. Estaba esperando a que te dieras cuenta y lo admitieras. Ahora come tus bocadillos y da una vuelta. Te sentirás mucho mejor. Con una oleada final salió de la habitación. Tam se quedó allí durante varios minutos mirando fijamente la puerta cerrada. Tal vez ella tenía razón después de todo. Tal vez consiguió su inteligencia desde su lado de la familia.

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CAPITULO DOS Las palmas de Tam se humedecieron mientras montaba en el ascensor a la primera de una serie de entrevistas de trabajo. Le había prometido a su mamá que aceptaría reuniones con las empresas más cercanas a la familia primero. Si ninguna de las posiciones se veía bien, extendería su proceso de elección. No se preocupaba por conseguir un trabajo, pero encontrar el que más le gustara era de su incumbencia. Si las cosas no salían bien, siempre podía armar un negocio por sí mismo, pero preferiría no hacerlo. Sólo la idea de construir un negocio mientras trabajaba en sus ideas al mismo tiempo lo agotaba. La compañía de John Lesley era el primero de tres lugares que Tam visitaría los próximos días, aunque el tipo tenía una peculiaridad extraña, sólo hablaba con los candidatos por la noche. Frotándose las manos en sus pantalones de vestir, Tam evito mirar su reflejo en las puertas del ascensor. En este punto realmente no quería saber si había un pelo fuera de lugar. Ciertamente no quería que se fijara en ello. Las puertas del ascensor se abrieron a un elegante vestíbulo decorado con una alfombra gruesa y un exuberante mobiliario más digno de una mansión que de un entorno de oficina. Había una bonita muchacha sentada tras el mostrador de recepción, tenía el pelo rojo, un toque llamativo contra las paredes de color crema que tenía detrás. A Tam inmediatamente le gusto, ella se destacaba en el medio ambiente monótono de la oficina y Tam respetaba a las personas que sabían que lo eran y no trataban de ocultarlo. Tam se acercó, con una sonrisa amable. —Hola, soy Tam Larson, estoy aquí para una entrevista con el Sr. Lesley. Sus ojos se iluminaron al enfoque de Tam. Se puso de pie, revelando un traje marrón oscuro con falda bordada con una cima negra de seda. —Por supuesto, sígueme por favor. La habitación parecía estar vacía salvo por ellos dos, mientras el resto del mundo dormía. Tam tenía sentimientos encontrados acerca de cómo quería que fuera la entrevista. Inicialmente su objetivo era alejarse de su familia para que pudiera explorar su sexualidad, pero su familia no parecía preocuparse porque le gustaran los hombres. No estaría de más tener la red de seguridad de sus hermanos. Nadie se 14

metía con él si sabía que tenía cinco hermanos dispuestos a protegerlo a los golpes, y si eso espantaba a las citas, entonces no eran nadie que Tam pudiera respetar de todos modos. Él necesitaba un compañero lo suficientemente fuerte para estar a su lado cuando fuera necesario. Podría ser pequeño, pero no le mostraba su vientre a nadie. La recepcionista le llevó a una oficina más grande que la sala de estar de sus padres. Estanterías repletas de libros cubrían la pared, y sillones de cuero salpicaban la enorme sala. —Saludos, Sr. Larson. La voz del hombre era suave como un buen whisky. Siguiendo el sonido, Tam decidió que coincidía con su dueño. El hombre era hermoso. John Lesley tenía el pelo color caramelo y profundos ojos azules. Tam tomó una bocanada profunda, un gruñido en su garganta mientras detectaba la razón de la buena apariencia del hombre. La recepcionista huyó y cerró la puerta detrás de ella. —¡Eres un vampiro! —Los pelos del cuello de Tam se levantaron un poco, el lobo dentro de él preparándose para la batalla. Shifters y vampiros no eran compañeros de cama agradables, sobre todo porque los vampiros querían chuparlos hasta secarles. Al parecer la sangre de lobo actuaba como un increíble afrodisíaco para los vampiros. —Y tú eres un hombre lobo. —Los ojos de Lesley brillaban con placer—. Ellos nunca mencionaron ese hecho. Asombroso. En general, tu tipo no tiene la paciencia para hacer tal trabajo detallado. —Qué puedo decir, soy un bicho raro entre los de mi clase, —dijo Tam, secamente. Joder. Un vampiro. ¿Realmente quería trabajar para un vampiro? La idea de trabajar para una sanguijuela repiqueteo alrededor de su mente mientras trataba de ver cómo se sentía acerca de este nuevo desarrollo. Su lobo gruñó un poco, pero no quería atacar al otro hombre. Lesley se levantó y se acercó lentamente, cada paso cauteloso, como si le 15

preocupara que el lobo de Tam rompiera la correa y atacara. —No soy un perro rabioso, no ataco sin provocación. —Tam ignoró al lobo gruñendo en su interior. Le gustaba pensar en sí mismo como un lobo diplomático. Con su forma delgada y suave manera, la mayor parte de la gente ni siquiera sospechaba de su mitad lobo. —Tengo que decir con todo lo que leí sobre ti, que estaba esperando a alguien completamente diferente. Quería tus habilidades antes, pero ahora simplemente no descansare hasta que te tenga en mi compañía. —Prepárese para la decepción. —Tam no sentía el impulso de explicar a su familia por qué se había despedido de sus sentidos y decidido trabajar para un vampiro. Puede ser que hayan tomado su sexualidad con calma, pero no apreciarían que trabajara para los muertos vivientes. El teléfono de Tam sonó. El vampiro se rió. —Por favor, sigue adelante y responde. —Lo siento. Tam metió la mano en su bolsillo y sacó su teléfono sin quitar los ojos del otro hombre. Pulso el botón de conexión con un gesto de impaciencia sin comprobar quien era. —Hola. La de Valko llegó a través de la línea, fría y dura. —Escuché un rumor ridículo de que fuiste a entrevistarte con John Lesley por tu cuenta. ¡Dime que escuché mal! —No, él está aquí, —dijo Tam con voz tranquila. La furia en la voz de Valko hizo que la idea de trabajar para un vampiro comenzara a crecer en su mente. —¡Sal de allí! ¡Él es un vampiro! —Valko gritó. Al pulsar el botón de desconexión, le dio el vampiro una amplia sonrisa.

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—Mi Alfa envía sus saludos. Lesley echó atrás la cabeza y rió. —Oh, mi querido lobo, vamos a ser grandes amigos. Tam negó con la cabeza al entretenido vampiro. —Estoy contento de que me encuentre tan divertido, pero todavía no he aceptado su oferta. El vampiro indicó una silla frente a su escritorio mientras se posaba suavemente en una esquina. —Ven, siéntate, y dime por qué mi empresa fue una opción interesante y lo que estás buscando en un lugar de trabajo. He hecho mi investigación. Sé que no es una cuestión de que nosotros te escojamos sino de que tú nos elijas, así que quiero saber que sesgara las probabilidades en mi favor. —Lesley se detuvo un momento para dar una sonrisa traviesa a Tam—. ¿Supongo que el Alfa te persigue? Tam suspiró. —Sí, él aceptó a mi familia en la manda con la condición que elegir un trabajo en su territorio. Mi padre consiguió una posición muy buena y no quiero que tenga que encontrar otra porque el Alfa es un idiota. Oops. Probablemente no debería utilizar un lenguaje como ese en una entrevista de trabajo, pero el vampiro sólo le dio otra sonrisa divertida. Hablaron de un tema y otro durante un rato, discutiendo los potenciales aspectos positivos y negativos de la empresa. Al parecer, le permitiría trabajar a cualquier hora que quisiera, siempre y cuando su trabajo se llevara a cabo. El vampiro se acomodó en su silla detrás del enorme escritorio antes de brindarle tentaciones adicionales. —Te puedo dar el incentivo adicional de tres días de descanso para la luna llena de cada mes. Otros empleadores no podrían saber lo especial de tu condición, pero me gusta cuidar de mi personal. Tam se echó a reír. —Agradezco la oferta, pero que no será necesario. —¿Por qué no? —Lesley le dio a Tam una mirada penetrante—. Nunca he conocido a un lobo que no tenga la necesidad de quemar energía antes de la luna y después dormir la mona.

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Tenía la esperanza de no tener esta conversación con un futuro empleador porque, francamente, nunca pensó que sabrían que era un lobo. A pesar de las leyes contra la discriminación, algunas personas todavía tenían prejuicios en contra de ciudadanos paranormales. Después de haber pasado toda su educación sin decir que era un lobo con piel de hombre, tenía previsto seguir de esa manera. Él sabía a ciencia cierta que su universidad no aprobaba a los werekin, sólo había ido allí porque tenían una gran computadora y estaba cerca de donde vivía su familia antes. Su prejuicio se convirtió en una de los razones por las que no estaba de acuerdo en aceptar el puesto de profesor asistente que le habían ofrecido después de la graduación, incluso antes de saber sobre el nuevo trabajo de su padre. El vampiro alzó una ceja ante la renuencia de Tam para hablar. —Vamos, no puede ser tan malo. Puedes contarme. Prometo no compartir la información con tu Alfa. Va a llevarle loco, que yo sepa algo que él no. Tam rodó los ojos. —Tal vez trabajar para usted no sea la mejor idea. Esperaba que el resto de sus entrevistadores no supiera que era un shifter aunque no albergaba muchas ilusiones sobre sus futuras perspectivas de trabajo. Sabía que sería mejor si la gente continuaba pensando en él como un ser humano. Los lobos conseguían trabajos de mierda. Incluso los lobos altamente calificados. —Si sales de aquí, voy a llamar a tus otros entrevistadores para decirles que eres un shifter. —Y yo voy a llamar a la junta de empleo paranormal para entregar tu culo por incitación a la discriminación. Sabes que es ilegal pedir o dar información sobre el estado paranormal de una persona. Aunque no pueda evitar que suceda. Lesley le dedicó una sonrisa suave. —Es tu palabra contra la mía y yo tengo una historia muy larga con ellos. Tam devolvió la sonrisa al vampiro, destellando un poco el colmillo. —El jefe de la junta de empleo es el marido de mi prima. Somos muy cercanos. —Mierda. —El vampiro frunció el ceño—. disimuladamente, pequeño monstruo del control, ¿no es así?

Realmente

conspiras

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—Sí. —Recostado en la silla Tam asintió en acuerdo. El vampiro suspiró. —Creo que podría estar enamorado. —Vas a tener que hacer cola. —Un gruñido llenó la habitación. El pelo en la parte posterior del cuello de Tam se erizo y un hormigueo viajó hacia arriba y abajo por su espina dorsal antes de alojarse en sus bolas. Maldita sea, la sexy voz del hombre hacia que Tam quisiera desnudarse y ofrecerse como una virgen en sacrificio. Salvo que apenas podía recordar lo que era ser virgen y no hubo ningún sacrificio involucrado. Tam se giró en su asiento para ver a Valko de pie en la puerta. El Alfa entro en la habitación con cuatro lobos beta a sus espaldas. —Oh John, han invadido tu fortaleza. Vas a tener que devolver a la virgen sacrificial ahora. —Tam miró a Valko y sus compinches. El vampiro se rió tanto que casi se cayó de su silla. Cuando por fin pudo parar le dio a Tam una mirada triste, decepcionada. —Dudo que seas virgen, mi querido. Tam bateó sus pestañas. —Independientemente de todo lo que tenías planeado hacer con esa espada tan grande, ¿oh vampiro aterrador? —Basta. —Valko miró a Tam. Un vistazo rápido mostró que los otros lobos estaban tratando de no reírse. Tam se llevó las manos al pecho. —¡Mi héroe! Llegaste justo a tiempo. —¿A tiempo para qué? —Valko cruzó los brazos sobre el pecho. Su mirada habría sido más eficaz si la esquina de su boca no temblara. Tam se encogió de hombros. —Cualquiera que fuera el destino asqueroso que el vampiro tenía guardado para mí —se giró a Lesley quien sacudió la cabeza. —Yo estaba pensando en una oferta de trabajo de seis cifras, —dijo en un tono seco.

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—¡No trabajaras para un vampiro! —Valko gruñó. A Tam normalmente no se le ocurriría aceptar un trabajo en el calor del momento y con otras ofertas posibles esperando, pero esa parte rebelde que nunca había sido capaz de domar decidió darse a conocer. En cuanto al vampiro, Tam le dio una amplia sonrisa. —Lo tomare. Lesley dio a Valko una sonrisa, dejando al descubierto los colmillos que había mantenido escondidos antes. —No sé cómo darle las gracias, Alfa Valko. Sin su intervención, estoy seguro de que hubiera tomado mucho más tiempo atraer a Tam a mis malvadas garras, pero con su ayuda, saltó justo dentro. Valko agarró el brazo de Tam y tiró de él a sus pies. Por un momento suicida Tam casi cedió ante el impulso de aplanar al Alfa. La belleza de tener tantos hermanos mayores era que él conocía todos los trucos sucios. Sin embargo, con cuatro de los betas de Valko y un vampiro mirando, su medio lobo era más inteligente. No humillabas a tu Alfa delante de los demás. Tam no tenía ningún deseo de dañar la estructura de poder actual de la manada de Valko, él sólo quería asegurarse de que su familia tenía un lugar al que pertenecer. Mientras el Alfa lo arrastraba fuera de la habitación, Lesley gritó —Voy a enviarte por mensajería el acuerdo a tu casa. ¡Nos vemos la próxima semana! Tam se despidió y dejó a Valko arrastrarlo fuera de la habitación. El silencio en el ascensor era ensordecedor. —No vas a firmar el contrato. Tam miró a Valko a través del ascensor. —¿Cuál fue nuestro acuerdo? —No puedes aceptar este trabajo. —Valko frunció el ceño a Tam reflejado en la puerta de espejo. —¿Cuál fue nuestro acuerdo? —Tam espetó, su buen humor se había ido. —Que considerarías los puestos de trabajo aquí, —Valko dijo, cruzando los 20

brazos sobre el pecho. —Tú eres el Alfa de la manada y dijiste que sólo podía elegir un trabajo en esta área para mantener a mi familia aquí. Pero tú no lo escoges. ¿Estamos claros? Valko abrió la boca para decir algo, pero la cerró con otra mirada de Tam. —Tienes razón. Voy a mantener mi declaración. En la capitulación del Alfa, la ira de Tam lo dejó tan rápidamente como llegó. No estaba en su naturaleza guardar rencor. —Bueno. El silencio descendió de nuevo. Valko deslizó un brazo alrededor de la cintura de Tam. Él prefirió ignorarlo. Una tarea difícil, ya que el brazo del Alfa irradiada comodidad y calor. —Sólo por curiosidad, ¿qué habrías hecho si yo hubiera insistido en la selección de tu trabajo? El tono de Valko tuvo un toque indescifrable de algo más que curiosidad, pero Tam no podía entender lo que era. —Ganaría tiempo, que no tengo, para encontrar una posición diferente para mi padre y luego dejaríamos tu manada. Un Alfa es fiel a su palabra. Si no la puede mantener, no nos quedamos. —Tam se aseguró que su expresión transmitiera la fuerza con que se sentía sobre esa cuestión. Él nunca dejaría a su familia en las garras de un Alfa deshonroso. Una de los betas habló. Tam pensó que había oído que su nombre era Evan. —¿Y cree que su familia dejaría que el miembro más joven y más pequeño les diga qué hacer? Normalmente Tam dejaba una afirmación como esa deslizarse sin importancia, pero la postura constante lo tenía cansado. La manada no necesitaba saber todos sus secretos, pero tampoco lo convertirían en su presa. —¿Te acuerdas de Stamcorp?

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El beta asintió. —Fue un gran escándalo. Cinco de sus edificios se quemaron hasta el suelo y el CEO fue declarado culpable de malversación de fondos de millones de personas y por defraudación de las compañías de seguros al afirmar el incendio. ¿Acaso no obtuvo como sesenta años de cárcel o algo así? —Vida. Él consiguió cárcel de por vida. —Tam sonrió con satisfacción. —¿Qué hizo? —Valko preguntó, removiendo lentamente el brazo. El ascensor sonó. Justo antes de que las puertas se abrieran Tam se giró hacia los otros lobos. Por primera vez, dejó el show de depredador en sus ojos. —Digamos que nunca debería haber amenazado a mi padre. Tam salió del ascensor bastante satisfecho con su salida. Ahora que conocían uno de los secretos más grande de su familia, mañana todo el mundo en la manada lo sabría. En la familia Larson, el miembro más pequeño era el más peligroso.

—¿Cómo fue la entrevista de trabajo? Al oír la voz de su hermano menor, Tam levantó la vista de su disertación. — Hola, Lewis. —Hola, genio. Tu entrevista de trabajo ¿Cómo te fue? Lewis era la única persona que Tam dejaba salirse con la suya hablando con él como si fuera la más tenue bombilla del Árbol de navidad. —Oh, me ofreció el trabajo. —Sí. —Lewis alboroto el pelo de Tam como si aún tuviera cinco. —Deja de hacer eso. —Tam se quejó, alisándolo hacia atrás. —Oh, por favor, estoy seguro de que todavía estas lo suficientemente bonito para el Alfa. Apuesto a que te excitaste cuando tomó esa posición tan cerca tuyo. ¿Te llamo y te dijo algo? Hombre, pensé que iba a cambiar y montarte justo enfrente de la 22

manada. Tam se ruborizó. —Cállate, y no, no está contento. Lewis se arrojó sobre la cama de Tam, el único otro lugar que había para sentarse ya que Tam estaba en la silla de su escritorio. —¿Por qué no? ¿No le pagan lo suficiente a su precioso? —No tengo ningún problema contigo. —Tam dio a su hermano su mejor sonrisa escalofriante. Lewis se congeló por un momento antes de negar con la cabeza. —Deja de hacer eso. Odio cuando haces esa cosa espeluznante. De todos modos, Los dos sabemos que estoy a salvo. Soy tu favorito. —Él terminó con una sonrisa de suficiencia. Tam se encogió de hombros. —Hay cuatro además de ti. Estoy seguro de que no te extrañaría. —Buen trabajo tratando de distraerme. Ahora confiesa. ¿Por qué no es feliz el Alfa Valko con tu elección de trabajo? Tam rodó los ojos. —Porque mi jefe es un vampiro. —¡No me digas! —Lewis se irguió, con la boca abierta—. Oh, ¿puedo conocerlo? Siempre he querido conocer a un vampiro. —Y la gente se pregunta porque te trato como un cachorro descuidado. —Tam rodó los ojos por las payasadas de su hermano. —Pweese, pweese, oh mi hermano cerebralmente caprichoso. —Lewis bateó sus pestañas largas. Tam echó a reír. —No he recibido el ofrecimiento oficial. Está en camino. Si tomo el trabajo, me comprometo a presentártelo. Lewis corrió y cogió a Tam balanceándolo alrededor del pequeño espacio de su cuarto. —Sí, puedo conocer a un vampiro. Puedo conocer a un vampiro. —¡Bájame! —Tam demandó. 23

—¿O qué? —O voy a cortar tu cuenta bancaria y hacer que parezca que estas financiando organizaciones terroristas, antes de informar de forma anónima al FBI. Lewis lo dejó caer. —Sabes, podrías trabajar en ser más agradable. Esa cosa de genio psicópata te dejara solo para dominar el mundo. Con el tiempo necesitaras el músculo y entonces ¿qué harás? Con ese tiro de despedida, Lewis se precipitó fuera de la habitación de Tam riéndose. Sacudiendo la cabeza, Tam volvió a su equipo para terminar el último tramo de su tesis. Los miembros de su familia estaban locos, pero adoraba a todos y cada uno de ellos.

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CAPITULO TRES Tam leyó el contrato tres veces rápidamente antes de llegar a la conclusión de que necesitaba ayuda. Podría ser un genio con todo lo referido a los ordenadores, pero las pavadas legales le daban dolor de cabeza. Suspirando, se fue en busca de su hermano Mac. Lo encontró en la sala de ejercicios que sus padres habían reservado para que los lobos inquietos de la familia pudieran quemar energía. —Mac, ¿crees que tu novia pueda revisar estos? —Tam agitó sus papeles hacia Mac. Su hermano dejó unas pesas que probablemente pesaba más que él mismo. —¿Mirar qué? —Un contrato de trabajo. Realmente no consigo entender los términos de los abogados. Tenía la esperanza de que tu novia pudiera ayudarme. Mac había salido con Amy Dale durante los últimos dos años. Aunque era un poco mayor que su hermano, Tam no podía pensar en un mejor partido. Mac negó con la cabeza. —Ella rompió conmigo. —¿Qué? —Tam no podría haber estado más sorprendido si elefantes voladores rosados hubieran aparecido en la habitación. —¿Por qué? Honestamente no se lo había esperado. La última vez que los había visto juntos, Amy y Mac se habían visto dichosamente felices. —Dijo que yo era demasiado inmaduro para ella. —¿Por qué? Mac se encogió de hombros. —No encajaba en sus fiestas de lujo y sus amigos eran aburridos. Ninguno de ellos podía cambiar a otra criatura. Tam escondió su sonrisa por el corazón herido de su hermano. 25

Podía ver el dolor en los ojos de Mac. —Siento saberlo, sobre todo después de que te mudaste con la familia para estar más cerca de ella, también—. Su mente empezó a trabajar en maneras de reunirlos nuevamente. —Hey, ella probablemente estaría feliz de ayudarte de todos modos. Es decir, seguimos siendo amigos y todo. Ella no me odia ni nada. —Mac le dedicó una sonrisa a medias. —Bueno, si no te importa... —Le dio a su hermano una mirada nostálgica. Mac le dio una palmada en el hombro. —Por supuesto que no. Todos nosotros queremos que consigas un trabajo que te guste. Tam utilizó toda su fuerza de hombre lobo para mantenerse en pie por debajo del áspero afecto de su hermano. —Gracias, Mac. Se giró para irse, pero la voz de su hermano lo detuvo en seco. —Umm. No le digas nada a ella, pero ¿podrías comprobar que está bien? Ya sabes, feliz y esas cosas. —Tam no se dio vuelta. Si Mac viera su expresión, sabría que estaba tramando algo—. Claro Mac. Seré discreto. Sep. Era el alma de la discreción.

Tam tomó prestado el coche de su padre y se dirigió a jugar al casamentero. La oficina de Amy estaba en el corazón de la ciudad. Tam pasó junto a la secretaria y a la oficina de Amy sin decir una palabra mientras cerraba la puerta detrás de él. —Hey, Ames. —Él mostró su mejor sonrisa. —Tam. —Colgó el teléfono y le dio un cauteloso vistazo. Sabía que había una razón por la que le gustaba. —Esperaba que me hicieras un favor. 26

Ella se echó hacia atrás en su silla y miró por encima de sus gafas de montura dorada. Una mujer sexy, inteligente, que Tam le hubiera arrebatado en un segundo si no le gustaran tanto los hombres. —¿Qué tipo de favor? Dejó el sobre encima de la mesa. —Sé que estás ocupada y no me gusta dar a entender que me debes un favor porque hice algunas cosas para ti. Amy le lanzó una mirada irónica. —¿Quieres decir porque me encontraste una oficina, gente dispuesta a cuidar de mi madre discapacitada, y me ayudaste a conseguir clientes? —Sí... ya sabes... cosas. Pero si pudieras mirar por encima de este contrato, te lo agradecería. —Claro, Tam. —El alivio cruzó por su cara y él se amonesto por no ser más delicado. Maldición, había pensado que era más inteligente que eso. Tam se recostó en el asiento de visitante, apoyó el codo en el brazo de la silla y la barbilla en la mano. —Mac me dijo que ustedes se separaron. Sentí mucho escuchar eso. —El lápiz que había estado haciendo girar entre los dedos se calmó—. Pero tengo que decir que fue el mejor tiempo para hacerlo. —¿P-Por qué dices eso? —Ella le lanzó una rápida mirada antes de volver al contrato. —Oh, ya sabes, todo eso sobre unirse a una nueva manada. A las lobas les encanta cuando unos hombres elegibles se unen a la manada. Ya están circulando rumores sobre mis hermanos, y más Mac que tiene todos esos músculos. Las mujeres aman eso. Ahora que rompieron, no tiene que preocuparse de resistir sus avances. El olor picante de la ira llegó a la nariz de Tam. Le tomó un poco de esfuerzo ocultar su sonrisa mientras continuaba: —De todos modos, probablemente estas mejor con un ser humano que se amolde a todos los eventos sociables a los que tienes que asistir. Sé que los lobos no son fáciles con eso. —Tam le dio una mirada de conmiseración—. ¿Cómo está mi contrato? —Él esperó un segundo para ver su reacción, que no se hizo esperar.

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—Ese hijo de puta. —Amy colgó su lápiz—. Quería que rompiera con él para poder perseguir algunas lobas fulanas—. Ella lo miró como esperando confirmación. —Hubo un montón de murmullos sobre los nuevos lobos sexys que se unieron a la manada. —No mencionó que la mayor parte de los chismes era sobre el Alfa que husmeaba alrededor de él, no quería hacerse el foco de la conversación—. Como dije fue un buen momento. Amy se puso de pie y empezó a caminar por su oficina con cortas pisadas fuertes enojadas, sus tacones haciendo un entrecortado sonido contra el suelo de madera. —Apuesto a que empezó todo el argumento para que yo rompiera con él y así quedar como el bueno. —Ella se giró para enfrentar Tam—. ¿Qué dijo tu madre? La madre de Tam y Amy siempre habían estado cerca. Otra razón por lo que era la combinación perfecta para su hermano. —No he hablado con mamá después que Mac me dijo que ustedes dos rompieron. —Apuesto a que me culpó de todo a mí, y ella tomara su lado porque él es su hijo. —No lo sé, ella siempre ha sido aficionada a ti, ella pensó que Mac y tú harían hermosos bebés juntos. —Él se encogió de hombros como si todo el asunto fuera más allá su comprensión—. Pero ahora no tienes que preocuparte por bebés lobos. Los mitad sangre son siempre shifters, ya sabes, así esa es una bala que esquivaste—. Hizo un gesto como que lo recorría un escalofrío, algo que era sólo parcialmente pretensión porque los bebés le asustaban un poco—. Y también que tendrías por lo menos tres a la vez. Fingió no darse cuenta de su expresión melancólica. Sabía por Mac que era hija única por lo que anhelaba una gran familia. Se puso de pie para irse. —Gracias por ayudarme Ames, después de tu ruptura con Mac y todo no tenías que hacerlo. Puede venir alguien a recoger el contrato o arreglo para que un mensajero lo pase a buscar esta noche. —No, quiero decir, no, voy a estar feliz de llevártelo. Me gustaría ver a tu madre. —¡Grandioso! Gracias, te lo agradezco. —Tam caminó y le dio un abrazo rápido—. Nos vemos más tarde entonces. De hecho, ¿por qué no vienes a cenar. A madre le encanta tener invitados. Le diré que haga espacio para uno más.

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Amy le lanzó una sonrisa de alivio. —Está bien. Tam empezó a salir antes de que diera marcha atrás. —Y busca cualquier cosa en el contrato que requiera mi sangre. —¿Sangre? —Sí, mi jefe es un vampiro. No quiero enterarme después de firmar el contrato que tengo que dejar que me muerda o algo. Amy asintió con la cabeza. —Voy a mirarlo con mucho cuidado, Tam. Nos vemos en la cena. Tam le dio una palmada en la espalda pero no rompió a reír hasta que estuvo en el ascensor.

Su madre se rió cuando le dijo que había alguien más para la cena. —Tam, uno de estos días tu intriga se va a volver contra ti y no va a seguir tus planes. —Los mostradores de la cocina estaban llenos con verduras frescas en diversos estados de preparación. —¿Intrigante, yo? —Tam le dio su mejor mirada inocente. Ella negó con la cabeza. —Esa mirada no me llega desde que tenías ocho años y convenciste a tu niñera que estaba bien dejar que seis niños no supervisados fueran a la calle por sí mismos a comprar un helado. —Fuimos a tomar un helado. —Tam objetó. —Uh huh. Extraño que la policía tuviera que venir a rescatar a ese hombre armado que intentó robar el banco de la puerta de al lado. Tam asintió con la cabeza, manteniendo su rostro solemne. —Probablemente tomo medicamentos ya que seguía alucinando sobre una 29

manada de lobos. —Claro, y fue extraño cómo el banco les dio a ti y a tus hermanos una beca universitaria. —Es porque querían animar a los jóvenes. —Tam asintió. Agarrando un tomate cereza del mostrador, y metiéndoselo en la boca haciendo zumbidos con el chorro de jugo—. La comunidad es muy afín a ellos. —Como he dicho, uno de estos días alguien que no está en nuestra familia va a ser más sabio que tu, mi querido muchacho, y no cederá a tus formas fraudulentas. — Ella le dio una sonrisa socarrona—. Alguien quizás como el Alfa Valko. Tam frunció el ceño. —Trató de decirme con quién trabajar. —Él se inclinó sobre el mostrador y cruzó sus brazos—. Es mandon y controlador y... y mandon. —Ya lo dijiste una vez. —Lavó un poco la ensalada en un colador, salpicándolo con agua mientras se enjuagaba. Tam se secó las gotas de la cara y sonrió. —Vale la pena decirlo dos veces. —¿Quieres decir que ve más allá de tu mierda y te quiere de todos modos? — Su expresión le hizo hacer un puchero. A veces se sorprendía de cuanto lo conocía su familia. —Amy estará aquí a las siete. ¿Qué estás haciendo? —Tacos. —¿En serio? —Tam le dirigió una mirada cuidadosa—. ¿Alguna razón en particular? — No recordaba que su madre hiciera tacos. —Quería probar algo nuevo. —Uh huh. —Siguió mirándola, esperando. Sólo tomó un momento antes de que ella se rompiera. —Bien. Oí a tu padre decirle a alguien que ama los tacos, pero como no los hago los consigue en un carro carca de su trabajo. —Ah, ¿y no quieres que te engañe con unos tacos sexys?

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Su madre se sonrojó y le golpeó en el brazo. —¿Has visto alguno de esos carritos de tacos? —ella se estremeció—. Insalubres. —¿Quieres que le eche un vistazo? ¿Así me aseguro que no haya mujeres calientes tentando a tu marido con sus tacos? Ella se echó a reír. —Lo entenderás mejor cuando tengas a ese Alfa delicioso como tu compañero. Tam negó con la cabeza. —Él interrumpió mi entrevista para darme órdenes. No quiero a alguien que no confía en mí para tomar mis propias decisiones. Su madre le pasó un brazo por los hombros y le dio un abrazo con un solo brazo. —A veces la gente es mandona porque es la única manera de demostrar que se preocupan. ¿Qué le hizo precipitarse e interrumpir la entrevista? —No le gustaba la idea de que trabaje para una vampiro. Su madre se puso rígida a su lado. —¿Un vampiro? —No hay nada de qué preocuparse. Él está más interesado en intervenir con nuestro Alfa que en morder mi cuello. Amy está mirando mi contrato para asegurarse de que no haya sangre involucrada. —Bien. Ella te dejará saber si hay algo mal. —Lo soltó y comenzó a triturar la lechuga. —¿Algo en lo que puedo ayudarte? Ella negó con la cabeza. —¿Por qué no vas a advertirle a Mac que su ex-novia vendrá a cenar? Tam sonrió maliciosamente. —Porque eso se llevaría el elemento de esta encantadora sorpresa.

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Al entrar en el comedor, Tam recibió un brutal recordatorio sobre lo que se conseguía por su carácter intrigante. El rápido vistazo a la expresión en el rostro de su madre le hizo reprimir rápidamente a su lobo para no saltar por encima de la mesa a estrangularla. Mujer malvada. —¿No vas a unirte a nosotros? —preguntó el Alfa Valko, su mirada fija, caliente sobre Tam quien tuvo que luchar contra el impulso de ver si todavía llevaba ropa por como lo quemaba la mirada del Alfa. —Mi madre no me dijo que ibas a venir. —Tam intento mantener su tono tan neutral como fuera posible mientras que en su interior su lobo saltaba de emoción. Estúpida criatura no sabía cómo mantenerse alejado del precioso Alfa. Con pasos lentos y reacios, tomó el único asiento libre junto a Valko. Amy se sentó junto a Mac quien le hizo una señal de que todo iba viento en popa y la esperanza por la expresión de su hermano resurgió en su interior. Al menos no sería miserable solo. Le dirigió a Mac una dulce sonrisa que sabía enfurecería a su hermano mayor, pero también sabia que no haría nada frente a su nuevo Alfa. Los padres de Tam llevaron grandes bandejas de comida de la cocina al comedor y los colocaron en el medio de la mesa. Carnes con especias, verduras picadas, queso rallado y tortillas calientes fueron colocadas después de varios viajes. Ninguno de ellos se ofreció a ayudar. Sus padres habían elaborado un preciso sistema con los años y los niños solamente molestaban en el camino. —¿Tacos? —Mac le preguntó, inclinando la cabeza como si nunca los hubiera visto antes. —Sí. —El tono firme de su madre no alentaba a Mac para decir otra cosa. Tam escondió su sonrisa. Se hizo el silencio durante un rato mientras todos apilaban comida en sus platos. —Esto es grande, cariño, —dijo el padre de Tam. Tam se supo perdido, no podía contenerse. Tuvo que dejó el taco cuando la risa sacudió su cuerpo. —¿Estás bien? —Valko preguntó. Sus ojos verdes brillaban con diversión 32

salvaje mientras lo observaba reírse. Tam asintió con la cabeza, todavía temblando demasiado para recoger sus alimentos. —Cállate, Tam, —dijo su madre, tirándole una servilleta. —Yo... yo no he dicho nada. Tam se secó los ojos con las palmas de sus manos borrando la humedad de los mismos, sin dejar de reír. —Puedo detenerlo, —prometió Valko. Antes de que Tam pudiera hablar, el Alfa lo agarró. Valko hundió una mano en su pelo y enganchó su otro brazo alrededor de su cintura. Tam lanzó un graznido cuando se sintió empujado contra el cuerpo duro y musculoso del Alfa. El olor de la necesidad masculina abrumaba sus sentidos. Valko presionó su boca contra la de Tam, enviando un infierno de deseo a través de su cuerpo. —Mmm. —¡Nada de sexo en mi mesa! —La madre de Tam gritó. Tam se derritió contra Valko, dejando que el otro hombre sostuviera su cuerpo. Cuando el Alfa finalmente lo soltó, le tomo un momento reunir su ingenio. El hombre había literalmente revuelto su cerebro. —Ahora sé lo que se necesita hacer para que deje de intrigar. —La voz profunda de Mac corto a través de la bruma de pasión de Tam. Su hermano parecía totalmente satisfecho de sí mismo, al igual que Valko. Tam decidió que la conversación necesitaba otra dirección. —Amy, ¿encontraste algo raro en mi contrato? Valko se quedo quieto a su lado. —¿Quieres decir además de la cantidad obscena de dinero que te está ofreciendo? 33

—Sí. —Tam sonrió. Amy negó con la cabeza. —Es uno de los mejores contratos que he visto nunca. Puedes escoger tu propio horario, trabajar desde casa o en la oficina. Con beneficios completos en salud y vacaciones que la mayoría sólo puede soñar. Al único que le tienes que cumplir es a él en persona una vez a la semana para discutir cualquier proyecto. —No vas a trabajar para un vampiro. —La voz de Valko tenía la ventaja de un hombre acostumbrado a salirse con la suya. Todo sonido se detuvo en el comedor. —Oh hombre, no le habrás dicho a Tam que no puede hacer algo, ¿verdad? Y yo que pensaba que eras un Alfa inteligente. —Jack sacudió la cabeza con tristeza a Valko—. Él podría haberlo pensado antes, pero ahora... —Él va a firmar sólo para fastidiarlo, —finalizó Mac. Valko volvió la cabeza para mirar a Tam. —¿Tú no eres así no? Tam le dio unas palmaditas al Alfa en la parte posterior. —Sé que nos hemos acabado de conocer, pero realmente deberías escuchar a mi familia. Ellos me conocen mejor.— Recogiendo su taco, terminó su comida en silencio.

Valko comió su taco y se preguntó cuándo y cómo había perdido el control de la situación. Acostumbrado a estar a cargo, le resultaba chocante que Tam pareciera completamente indiferente a su autoridad. El joven no lo trataba con falta de respeto, sino más bien como un igual, como si el lobo atrapado en el interior del hombre más pequeño fuera un Alfa, mientras que la mitad humana se mantenía más sumisa. Un hombre en guerra consigo mismo. Valko sólo quería reclamar a su pareja y ponerlo en una burbuja, envuelto en 34

algodón, escondido en una caja fuerte. ¿No era mucho pedir verdad? Viendo la mirada desafiante que le dirigía, tenía la sensación de que Tam estaría en desacuerdo. Valko se preguntó ¿cómo podía ser más astuto un hombre inteligente que todos los demás? Mirando a su alrededor a la familia de Tam, Valko vio que lo miraban con diversos grados de piedad y diversión. Por lo menos la madre de Tam estaba de su lado. Ella quería que su bebé se estableciera con un lobo fuerte, pero el resto de la familia sería el truco. De su observación e investigación, Valko sabía de la devoción de Tam a su familia rondaba lo fanático. Si Valko se ganaba al resto de ellos, sospechaba que Tam caería en línea. Por primera vez como Alfa tendría que atraer a su presa a su lado en lugar de cazarlo. Tam no respetaba a los matones, el hombre dulce los aniquilaba antes de hacer un feliz baile sobre sus cenizas. Valko no quería ser otro más. Quería ser el único al que Tam se dirigiera cuando necesitara a alguien en quien confiar. Despachando su comida, le dio a la señora Larson una aprobatoria sonrisa. —Estaban muy bien señora Larson. Le agradezco que me hayan invitado a cenar. —María, por favor, Alfa Valko. Él asintió con la cabeza. —María, entonces, y puedes llamarme Valko en privado. No sería bueno que otros lo llamaran por su nombre de pila en una junta de la manada. Los otros lo considerarían una falta de respeto. Sólo un compañero del Alfa podía llamarlo por su nombre de pila sin el título. María se acercó y tomó su plato. Valko se giró hacia Tam. —Me tengo que ir. —Inclinándose le dio un beso en la frente, divertido con la mirada que recibió cuando no fue por su boca. Valko no era tonto, sabía que Tam resistiría sus avances si lo apresuraba. El hombre más pequeño disfrutaría rechazándolo pero se aseguraría de no darle la oportunidad. Cuando llegara a él libremente, entonces se convertirían en compañeros. —Puedes llamarme Valko, cariño, —dijo en voz baja. Sabía que los otros lobos le oirían pero por cortesía fingían que no lo hacían. 35

—Tengo todo tipo de formas por las que quiero llamarte, —Tam dijo con una dulce sonrisa. Valko rió. Tam lo mantendría de puntillas. Caminando alrededor de la mesa, intercambio apretones de manos con el resto de la familia haciendo contacto visual y cumpliendo con la conexión con cada uno. Besó la parte posterior de la mano de Amy, divertido cuando tanto Mac como Tam gruñeron. Él le dio un guiño cuando ella se ruborizó. —Los veré a todos mañana por la noche. Tenemos una reunión. —No dejo espacio para la discusión. Si el Alfa los llamaba, todos irían. Sin una excusa válida era considerada una falta de respeto no ir. Él esperó un comentario de Tam pero un vistazo en su dirección sólo consiguió una ceja arqueada y una sonrisa de satisfacción. Le sopló un beso y salió por la puerta. En el camino a su coche, sacó su teléfono y marcó el número del maldito vampiro que, suponía, quería hundir sus colmillos en Tam.

—¿Él hizo qué? —Los dedos de Tam se curvaron alrededor del teléfono mientras escuchaba a su futuro jefe contándole la llamada que había recibido. Risa cordial rodó a través de las ondas. —Era tan adorable. El Alfa Valko esta ido por ti. Se volvió todo lobuno y amenazó con arrancar mis colmillos si trataba de morderte. —Lo siento mucho. —Tam rodó los ojos. Él iba a hacerle daño a Valko, un montón. —No, fue muy lindo. No creo que haya visto a un hombre tan decidido a salvar el honor de su amante. Esto me recuerda los buenos viejos tiempos. —¿En qué buenos viejos tiempos un chico intenta proteger el honor de otro? 36

—preguntó Tam. —Hmm... buen punto. De todos modos pensé que deberías saber cómo es tu Alfa grande y malo y también llame para ver si has firmado el contrato. —Todavía no. Mi abogado lo está revisando. Ella dijo que es bueno pero realmente debería llevar a cabo mis otras dos entrevistas. Un gruñido frustrado llegó a través del teléfono. —Venga Tam, sabes que mi oferta es la mejor y tiene el valor añadido de torturar a tu Alfa trabajando para mí. Tam echó a reír. —Eso tiene su propio atractivo tengo que admitirlo. —Y yo sólo tenía un proyecto interesante bajando por la tubería. Pasaron los siguientes minutos discutiendo negocios antes de que Tam dejara de hablar por teléfono. Se dio la vuelta. Mac estaba en la puerta. Uh. Oh. —Amy acaba de irse. Dejó el contrato y dijo que el acuerdo es probablemente el mejor que puedes encontrar. —Está bien. Gracias. —Tam trato de juzgar el estado de ánimo de su hermano, pero por una vez los ojos de Mac no le decían nada. Dio un paso atrás cuando Mac se acercó. No tenía miedo de su hermano. Sabía que Mac no le haría daño permanente, pero el de tipo temporal podría doler un poco. Algo que aprendió rápidamente con tantos hermanos. Mac se detuvo a unos tres metros de distancia. Pasándose la mano por el pelo, Mac le dio a Tam una mirada de frustración. —Tengo que admitir que de toda la familia yo no te entiendo en lo más mínimo. Tam se encogió de hombros, manteniendo un ojo cauteloso en Mac. Él se había preguntado si a alguien le molestaba que fuera gay. Mac era el más conservador del grupo, pero Tam no podía negar una punzada de decepción. —Quiero decir que tienes al Alfa detrás de tu culo y estás dispuesto a tirarlo a la basura por un trabajo. Diablos, Tam, si Amy me quisiera le daría cualquier cosa. — 37

Mac miró a Tam desesperado, se acercó y le dio un abrazo. —Imbécil, —dijo Mac. Cavando los dedos en las costillas de Tam, maliciosamente le hizo cosquillas. —No... para. —Las lágrimas corrían por el rostro de Tam cuando Mac le puso la zancadilla y lo aplastó con facilidad en el suelo con una mano mientras continuaba sin piedad haciéndole cosquillas con la otra. —Eso es por invitar a Amy y no decirme. —L-lo siento. —Tam abrió la boca tratando de conseguir oxígeno en sus pulmones. —No, no lo sientes, —dijo Mac, finalmente dejándolo ir. Mac se puso de pie y miró a su hermano con amor en sus ojos. —Además, todo salió bien, ella quiere salir conmigo de nuevo. ¿Qué le dijiste? Tam se secó los ojos con las palmas de las manos. —No debería decirte después de ese truco. —Pero lo harás. —Mac movió los dedos por su hermano. —Bien. —Tam levantó la mano. Mac la agarró para ayudarlo a levantarse y Tam lo volcó sobre su cadera, satisfecho por el ruido sordo cuando su pesado hermano aterrizó en un montón en el suelo. —Mierda. Siempre me olvido de esas clases de artes marciales que te gustan —gruñó Mac mientras se levantaba del suelo. —Le dije que ustedes dos rompieron en un buen momento ya que las lobas querían dar la bienvenida a los nuevos miembros de la manada. Mac se echó a reír. —Eso fue positivamente perverso. Me encanta. Ella dijo que quiere darnos otra oportunidad. —Eso está muy bien. —Tam sintió una oleada de satisfacción de que su plan hubiera funcionado.

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—Uno de estos días, Tam, vas a encontrar alguien que no se encuentra en línea, entonces, ¿qué vas a hacer? Tam lo pensó cuidadosamente antes de dar a su hermano su respuesta honesta. —Correr.

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CAPITULO CUATRO La velada consistió en una cálida noche de verano con un poco de brisa, una luna casi llena, y la rabia que lo quemaba. La familia de Tam le rodeó en una formación floja bloqueando la vista del Alfa, como si no ver a Valko frenara a Tam de saber dónde estaba. ¿Cómo se atrevía Valko a llamar a su empleador potencial? Alguien tenía que enseñarle una lección. Lewis le dirigió una mirada nerviosa. —Tam, Recuerda que necesitamos esta manada. —Lo recuerdo. —No era que planeara hacer algo demasiado horrible. Solo un acercamiento sutil. Por desgracia, parecía que el Alfa no entendía lo sutil. Valko era más de dar el golpe y controlar a las personas. Tam sonrió mientras diferentes opciones cruzaban por su mente. ¡Sí, se podría hacer! —Disculpen. —Antes de que su familia pudiera detenerlo Tam se metió entre dos de sus hermanos y se dirigió hacia Valko. Moviendo ligeramente las caderas, Tam libero el férreo control que mantenía sobre su lobo interior y dejo que el animal saliera a jugar un poco. El aroma de su excitación se vertió sobre Valko. Con una sonrisa maliciosa, Tam cerró los ojos y poco a poco se quitó la camiseta. Lanzándola sobre la hierba, se detuvo para quitarse sus sandalias, una por una. Sólo un idiota llevaba calcetines a un evento shifters. A Tam no le importaba lo sexy que se viera, uno nunca se veía bien si sólo llevaba calcetines. Al mirar hacia arriba, vio a Valko esperando el evento principal. Dando al Alfa una sonrisa maliciosa Tam desabrochó sus pantalones, bajó lentamente la cremallera, y cambio a un lobo. Saltando libre de sus pantalones, Tam movió la cabeza en una mueca burlona y echó a correr hacia el bosque. Un largo aullido lo siguió mientras corría a través de los árboles. Alfa tonto. Tam ni siquiera se molestó en mirar hacia atrás. No lo alcanzaría. Tam no era 40

particularmente fuerte o rápido como ser humano, pero nunca había conocido a un lobo más rápido que él, por no mencionar que si Valko realmente lo empujaba, le presentaría a su Alfa su otra forma. Tam había heredado el Lobo Larson, una poderosa tercera transformación, sólo regalada a un miembro de la familia de cada generación. Después de correr por millas en su pequeña forma de lobo, Tam se tumbó en la hierba para una siesta. Unos dedos lo despertaron, dedos humanos rozando su piel desnuda. Conocía el olor de Valko lo suficientemente bien. Abriendo los ojos, miró a un par de salvajes ojos verdes. —Me tomó horas encontrarte. Nunca he visto un lobo tan rápido antes. Tam sonrió. Él no había planeado dormir hastala mañana, pero se sentía muy bien y su cuerpo se levantaba con el sol. El destello de deseo en los ojos de Valko le decía que todo lo que tenía que hacer era pedir y él podría tener una mañana muy feliz. —Sabes que vas a ser mi compañero, —Valko dijo en un tono normal. —Sí. —Cuando había cambiado en compañía de Valko, su forma de lobo casi lo había forzado a estar con su pareja. No había duda en la mente de Tam que iban a ser compañeros. La pregunta era lo rápido que se daría al hombre guapísimo que le sonreía. —Vas a volverme completamente loco antes de que estemos oficialmente acoplados, ¿verdad? Tam devolvió la sonrisa. —Si tienes suerte. Valko torció una ceja. —¿Por qué si tengo suerte? —Porque si yo no te estoy volviendo loco, te estoy ignorando. ¿Qué te molesta más, un compañero que es difícil de conseguir o uno que es indiferente? Tam debería haber estallado en llamas por el fuego en los ojos de Valko. —Cariño, te tomare de cualquier modo que pueda conseguirte. El gran hombre se arrastró sobre el cuerpo de Tam, su medio animal evidente en sus movimientos lentos y gráciles, ajustándolo contra el suelo con ese 41

cuerpo grande y musculoso. —N-no puedo respirar. —Silencio, —dijo Valko con una sonrisa—. Estoy apoyando mi peso con los brazos. Apenas estoy sobre ti. A Tam le gustaba la cara del Alfa cuando sonreía. No era la expresión normal para un hombre con el peso de una manada sobre los hombros, pero su rostro se iluminaba y lo hacía más accesible. La dura longitud de Valko lo rozó y él gimió, moviéndose bajo el hombre más grande. El calor se disparó por su columna vertebral cuando trato de mantener sus caderas quietas a pesar que el resto de su cuerpo quería más. Su lobo lo instó a inclinar la cabeza, exponiendo su garganta, y ofreciendo su sumisión y él lo acepto. El olor y el sentido de Valko llenaron su nariz. Un pequeño gemido salió de su garganta. Sus caderas se levantaron para acercarse. Tam tenía que frotarse contra el otro hombre, desesperadamente. Le dolía. Valko mordió la garganta de Tam. —Me imagino que la única manera de mantenerlo aún es establecer mi reclamo sobre ti físicamente. Tam sonrió. —Hmm. Tengo que decir que me gusta este plan. El cuerpo de Valko se sentía como si perteneciera a ese lugar deslizándose sobre Tam. La piel caliente del Alfa enviaba escalofríos de sensación sobre la carne de Tam. Tam tenía muchas ganas de probar a Valko más de lo que había querido alguna vez a alguien. Ni siquiera trato de evadirlo cuando sus labios bajaron a cubrir los suyos. Yum. El beso de Valko era todo lo que Tam podría esperar. La atracción entre ellos chisporroteó, una descarga de electricidad paso de entre sus labios.

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¿Por qué se había resistido a este hombre? No podía pensar con claridad. Su lobo dio una feliz yip al contacto con su compañero. Mientras gemía Tam deslizó sus dedos en el cabello de Valko y lo arrastró más cerca. Para ser un hombre grande y duro Valko tenía los más cálidos y suaves labios, como el terciopelo frappe con un poco de barba de la mañana. No importa cuántos hombres hubiera besado en su vida, Tam sabía que nunca olvidaría este. Valko tenía una sonrisa de suficiencia. —Sabía que estábamos destinados para estar juntos. La satisfacción en la voz del Alfa envió avisos de alerta a través de su mente. Habría empujado a Valko lejos, pero sus dedos no aflojaban el pelo del Alfa. En este momento, su cuerpo era más inteligente que su mente. Tam quiso protestar, él realmente lo quiso. Pero Valko metió la mano entre ellos, envolvió su mano alrededor de las dos grandes erecciones, y procedió a conducir a Tam fuera de su siempre amorosa mente. —Oh. —Tam gimió, apretando su cuerpo más cerca del toque de Valko, como si pudiera fundirse con el placer exquisito que le daba. La sensación de las manos de Valko hizo que los dedos de los pies de Tam se rizaran y un hormigueo subía y bajaba por su columna vertebral. Jadeando de placer, buscó la boca de Valko y cerro sus ojos para concentrarse en el sabor y la textura de los labios del otro hombre contra los suyos. El resto de su vida sería poco tiempo para disfrutar completamente de la experiencia de pertenecer a Valko. Sin embargo, Tam no sentía ninguna prisa en confesar su conclusión a su futura pareja. Valko ya actuaba demasiado confiado del lugar que ocupaba en su mundo. Él necesitaba una sacudida. —Ábrelos. —La voz profunda de Valko se hundió en sus reflexiones interiores. Tam parpadeó. —¿Qué? —Apenas podía formar palabras y Valko exigía. —Quiero que sepas quien te está dando placer. Tam quiso protestar, pero no podía reunir la rabia. No mientras los dedos de Valko estaban en su polla.

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—Sí, así. —Tam quedó sin aliento cuando Valko utilizo la cantidad perfecta de presión para acariciar su eje. —¿A quién perteneces? —la voz ronca de Valko se hundió a través de la niebla de su lujuria y levantó un poco la neblina con sus palabras. —Yo mismo. —Él podría estar necesitado y en el borde del orgasmo, pero no era estúpido. Valko liberó a Tam antes de gruñir. —No, ¡tú eres mío! Conteniendo un gemido, Tam convocó una explosión de energía y acerco sus cuerpos. —Creo que entiendes esto mal Alfa. Eres mío. —Él sonrió hacia la cara de sorpresa de Valko. —Eres más fuerte de lo que pareces. —Valko le dio una mirada evaluadora. —Esa hembra alfa que huelo alrededor tuyo debería cuidar su espalda —Tam gruñó—. Mejor que no exista cualquiera cerca de ti—. Podría no estar totalmente seguro de su relación con Valko, pero sabía que era mejor no enterarse de alguien husmeando a su hombre. Valko le dirigió una amplia sonrisa. —No dejaría que nadie más que tú me tocaras, bebé. Ya le dije a la otra manada que el acuerdo estaba cerrado. Tam frunció el ceño ante el mote bebé, pero lo dejo pasar. Inclinándose, mordió el pecho de Valko, contento por la marca que dejó allí. —¡Ay! —Valko dijo. —Tengo que marcar lo que es mío. —Tam sonrió al Alfa antes de deslizarse por el cuerpo de Valko. —¡Será mejor que no muerdas allí! —Valko advirtió con un gruñido. —No te preocupes. Yo nunca haría daño a esta belleza. —La polla del Alfa subió a saludarlo. Tam lamió el endurecido miembro, probando el almizcle, el sabor amargo.

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¡Compañero! El lobo en su interior aulló de alegría, dispuesto a dejar que el otro hombre lo reclamara. Tam tragó a Valko, mentalmente animando cuando el Alfa se resistió debajo de su boca. Las garras se extendieron un poco a través de sus uñas, sosteniendo al lobo para que no pudiera ni siquiera menearse mientras lo llevaba al orgasmo. —Oh, mierda. —Valko gimió cuando Tam lamió hasta la última gota. Tam se inclinó y lamió los labios de Valko, compartiendo el sabor con el otro hombre. Valko le dirigió una sonrisa maliciosa. —Sabes que sólo retrasas lo inevitable. —¿Yo? Valko asintió. —Puedo esperar hasta que estés listo, pero será mejor que recuerdes que eres mío. Tam rodó los ojos. —Valko, es posible que seas el Alfa de la manada pero no siempre reinarás sobre mí. Ven a buscarme cuando quieras a un igual. Dando a su Alfa una sonrisa agridulce, Tam cambio a lobo y se escapó.

—Entonces, ¿qué vamos a hacer con el problema Alfa? —preguntó Mac durante el desayuno, el único que seguía en la mesa con Tam. Tam miró inocentemente a su hermano. —¿Qué te hace pensar que voy hacerle algo? Mac resopló la leche por la nariz. —Mierda. Avísame la próxima vez. Tam negó con la cabeza. —No soy responsable de tus pobres modales lácteos. —Tam, sabes que el hombre está caliente por ti. Si no quieres quedarte con él, dinos así buscamos una nueva manada. Si se convierte en un idiota abusivo, nosotros nos encargaremos de él, sea Alfa o no. Caray, todavía recuerdo al imbécil que agarramos en la escuela secundaria. 45

—¿Alguna vez encontraron sus dientes? —Tam preguntó. Había sido un tiempo donde dejo que sus hermanos lo defendieran. —Sí, pero su pierna nunca se curó bien. —Mac sonrió con satisfacción. —Entonces, ¿cuál es el plan? ¿Dejamos que el Alfa te joda? Supongo que quieres al hombre. —Mac se encogió de hombros. Tam sonrió. —Oh, yo lo quiero. Pero es un arrogante hijo de puta. Como Alfa, apuesto a que nunca ha tenido que trabajar en una relación en su vida. Si me quiere, va a tener que poner un poco más de esfuerzo en cazarme. Mac se echó a reír. —Oh, esto va a ser divertido. ¿Qué es lo primero? —Trabajar para el vampiro. —Después de examinar los pros y los contras, Tam había decidido que trabajar con John Lesley sería el mejor movimiento de apertura. —¿Estás seguro de que es una buena idea? —Mac lo miraba con el ceño fruncido—. Los vampiros son peligrosos. —¿No crees que pueda manejar a un vampiro? —Tam preguntó, sorprendido. Nunca había pensado que sus hermanos creyeran que no podía lidiar con cualquier cosa. Mac se echó a reír. —Buen punto. Tal vez debería enviar una nota de condolencia a tu nuevo jefe. Tam golpeó el brazo de su hermano. Mac hizo un mohín mientras se frotaba el bíceps, aunque sabía que probablemente ni siquiera hubiera magullado el duro musculo. Lewis rebotó en la habitación y se dejó caer en la silla al lado de Tam. —Entonces, ¿cuál es el plan para hacer pagar a Valko? —Él dijo las palabras con tal entusiasmo que los otros hombres se echaron a reír. —Voy a aceptar la oferta de Lesley. —¿Puedo ir contigo, por favor, por favor? ¡Quiero conocer al vampiro! — Lewis le dio una mirada suplicante con sus verdes ojos. 46

—Voy a dejarte ir para la firma del contrato, pero no puedes venir conmigo a trabajar todos los días. ¿No tienes una clase de arte para ir? Lewis sacudió la cabeza. —Fue cancelada debido a las malas energías kármica o algo así. —Eso es lo que te pasa por tomar clases con un ex-hippie. Lewis se encogió de hombros. —Él es brillante, por eso puede salir con esa basura. Realmente estoy aprendiendo mucho. Tam negó con la cabeza. Lewis era el más fácil de llevar de la familia. No lo molestaba mucho, pero cuando perdía los estribos era de cuidado. —Siempre y cuando te estés divirtiendo. Tam había sabido temprano en la vida que tendría que cuidar de su hermano Lewis, porque a pesar de ser un increíble artista pocos podían vivir de su trabajo. Tam tenía un fondo fiduciario para cada uno de sus hermanos en caso de que algo le sucediera a él. Había puesto un poco más en la cuenta de Lewis. Lewis se frotó las manos. —¿Y qué más hacemos además de hacerle burla al Alfa feroz con el vampiro? ¿Lo ponemos en una lista terrorista? ¿Llenamos su casa con ranas? ¿Contratamos al médico vudú local para maldecirlo con mala suerte? Ooh —Lewis chasqueó los dedos— ¿qué tal crear un registro en el IRS como que ha estado evadiendo sus impuestos durante los últimos diez años? Mac negó con la cabeza. —No seas ridículo, Lewis. Sabes que Tam odia repetir. Tam sonrió. —Creo que nuestro Alfa vale un poco de esfuerzo extra. Los hermanos juntaron sus cabezas y planearon.

Tam envió la última parte de su tesis a su asesor y cerró su laptop. Contento con estar al día, su mente se dirigió a Valko. Él y sus hermanos habían planeado algunas ideas perversas, ¿cuántas usaría en realidad? Tenía la sensación de que podría 47

estar demasiado aficionado al Alfa para utilizar cualquiera de sus trucos habituales. Tal vez una vida de tratar con él sería suficiente castigo. Sacudiendo la cabeza ante el recuerdo de algunas de las contribuciones de Lewis, Tam se puso de pie para encontrar algo que ponerse. Quería dar una buena impresión en su primer día en el trabajo aunque sospechaba que el vampiro no le importaba lo que llevaba mientras fuera. Su teléfono celular sonó. Leyendo el nombre de su asesor en la pantalla, lo agarro rápidamente. —Dr Metthow, ¿cómo está hoy, señor? Tam sintió que su corazón se hundía en el estómago cuando el viejo físico no respondió de inmediato a su saludo. —Me temo, señor Larson, que tenemos un problema. Las acusaciones que han sido presentadas hacia usted no las podemos ignorar. Un escalofrío bajó por su espalda. —¿Qué tipo de acusaciones? Metthow se aclaró la garganta. —Se ha mencionado que usted es un cambia formas. La garganta de Tam se le secó. —¿Y? —Mierda, ¿quién lo había delatado? Supo desde el primer día que había puesto un pie en el campus que eventualmente podría estar expuesto, pero lo había empujado a la parte posterior de su mente debido a la reputación de la escuela en informática. Por suerte tenía un plan alternativo listo. Tam no dejaba nada al azar... nunca. —¿Lo niega? Tam nunca había llamado la atención de alguien sobre el asunto porque sabía que todavía había prejuicios hacia los cambia formas. Puede que fuera en contra de la política de la escuela permitir shifters pero no quería negar su herencia.

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—No señor, no lo voy a negar. Una larga pausa llenó la línea. —Entonces me temo que voy a tener que quitarlo del programa de doctorado, y revocar su título de maestría. —¿Qué? —El pánico se apoderó del pecho de Tam—. ¿Por qué? —pensó que podrían reprenderlo, pero nunca que revocarían los grados que ya había ganado. Metthow continuó como si no acabara de aplastar el mundo de Tam. —La política dicta que los cambia formas no pueden asistir a la escuela aquí. Ellos son perjudiciales para el medio ambiente y son un peligro para sus compañeros. Tam agarró el teléfono con fuerza. —He asistido a la escuela durante cuatro años y nunca he sido un problema. —No mencionó que habían un montón de otros cambia formas en la universidad. Si no lo sabían, no iba a tocar el tema. Metthow se aclaró la garganta. —Eso puede ser, pero es la política escolar. Nosotros le permitiremos transferir sus créditos a otra universidad. —¡Qué amable es usted! —Tam dijo, sin ocultar el sarcasmo en su voz—. Y estoy seguro de que no le importara que me lleve los millones de dólares que generan mis inventos conmigo. —Oh, bueno, en cuanto a eso, me temo que tendrá que dejar los que están detrás. Fueron creados en el plantel escolar con recursos de la escuela. —¡Qué conveniente para usted! —Tam dejo que el otro hombre escuchara la rabia en su voz—. Entonces, me está echando, tomando todo el dinero y mis inventos, al tiempo que niega los grados por los que trabajé tan duro. ¿Es eso lo que entiendo? ¿La universidad en realidad pensaba que podía salirse con la suya? ¿Qué Tam no había cubierto todo sus bases? —Bueno, um, —tartamudeó Metthow—. Si usted hubiera revelado su estado cambia formas antes... —Sí, tiene razón. Veo la miopía de mi derecho de nacimiento. Espero que esté preparado para una demanda, Dr. Metthow, porque no han escuchado lo último sobre 49

esto. Tam desconectó la llamada telefónica y lanzó su teléfono contra la pared, satisfecho con que se hiciera añicos. No se dio cuenta de que estaba temblando de rabia hasta que unos cálidos brazos se envolvieron alrededor de él por detrás. Tomando una respiración profunda, dejo que el olor de su compañero lo calmara. Además, le irritaba cuando su corazón se calmaba y sus nervios dejaban de tintinear sólo por la proximidad al Alfa. —¿Quién te molesta, cariño? —la voz de Valko vibró contra la parte posterior de Tam. —Mi asesor me dijo que estoy descalificado porque soy un shifter. —Tam apenas contuvo las lágrimas de ira que pudo sentir. A pesar de que se había preparado para esta eventualidad, todavía dolía por ser repudiado a causa de algo sobre lo que no tenía control. Con una dulzura que no había esperado del Alfa lo giró y apretó brevemente antes de relajarse de nuevo. —Entonces, ¿qué vas a hacer con ellos? Tam negó con la cabeza. —Demandarlos, supongo. Valko soltó una breve carcajada. Retirándolo un poco le levantó la barbilla. — Vamos, puedes hacer algo mejor que eso. He oído todo sobre tu mente diabólica. Tam negó con la cabeza. —Tengo que arreglar esto para todos los cambia formas, no sólo por venganza. Es discriminación pura, y además yo me gane esos grados. Valko lo abrazó. —Déjame saber si puedo ayudarte. Por primera vez Tam se sintió querido en sus brazos, incluso mientras se preguntaba por qué el Alfa estaba en su casa. Después de un momento Tam se corrió unas pocas pulgadas, Valko lo permitió. —¿Qué estás haciendo aquí? El Alfa se ruborizó. Tam no podría haber estado más sorprendido si alguien le hubiera golpeado en la cabeza. —Tu madre quería leerme la cartilla por cómo te trato. Me dijo que no te estaba dando el suficiente tiempo para adaptarte a ser mi compañero. 50

Tam rompió a reír, momentáneamente desterrando la sensación de vacío que tenía sobre su conversación con su asesor. —¿Mamá te llamó para retarte? —Sí. Me dijo algo sobre ser cauteloso con su delicada flor antes de que me diezmaras. —Valko corrió una mano por el pelo—. Yo no creo que ningún otro miembro de la manada se hubiera atrevido a hablarme de esa manera. —Ahora ya sabes de dónde lo obtuve. Valko le dedicó una sonrisa cautelosa. —No fue mi intención pasar por encima de la línea. —Envolvió sus manos alrededor de los brazos de Tam—. Si realmente no me quieres, no voy forzarte. No soy esa clase de Alfa—. Se inclinó más cerca, la sombra de su barba raspando la piel más suave de su oreja, enviando escalofríos por la espina dorsal de Tam, llenándolo de necesidad—. Podría tomar lo que quiera, pero prefiero tenerte caliente y dispuesto debajo mío. Al cuerpo de Tam le gustó mucho la idea. Gimiendo, se froto contra el hombre más grande. ¿Por qué estaba luchando contra Valko? La cabeza del Alfa se inclinó hacia arriba. —¿Está de acuerdo con ser mío? Tam abrió la boca para contestar cuando la puerta de su dormitorio se abrió de golpe. —¿Que tenemos aquí? —preguntó una voz alegre—. ¿Un hombre sin supervisión en tu dormitorio, hermano? —El tono burlón le hizo apretar los dientes. Tam gimió. Cerró los ojos y apoyó la cabeza contra Valko. ¡Qué momento para que volvieran Paul y Philip. Al abrir los ojos, se giró para mirar a sus dos hermanos, eran altos, oscuros y nacieron para la travesura. Valko gruñó y Tam acarició el pecho del Alfa antes de preguntar: —¿Cómo estuvo el viaje? Sus hermanos habían vuelto a su antigua casa para terminar la limpieza para los nuevos propietarios. —Bien. Tenemos los cuadros restantes en el camión. Incluso encontramos esto. Tam tenía un mal presentimiento sobre la expresión petulante de Paul incluso 51

antes de que él reflexivamente cogiera el elemento que tenía entre manos y se lo tirara. El familiar cuaderno negro lo hizo sonrojar. —¿Qué es eso? —El tono intrigado de Valko envió una sacudida de pánico a través de Tam. —Um, nada. —Rápidamente lo metió en el cajón de su escritorio. —Es su pequeño libro negro. Tam no siempre confía en la seguridad informática, por lo que mantiene los nombres de las personas en ese libro. Su lectura es interesante a veces, aunque no entienda todos los bocetos. —Paul sonrió. —Hemos aprendido mucho más de lo que nuestros inocentes ojos podían manejar. —¡Oh, cállate! —Tam le dio a su hermano una mirada de muerte. —Yo no creo que vayas necesitar eso. —Valko gruñó. Tam se encogió de hombros. —También tiene algunas frases clave que son las contraseñas para varias cosas. No todo tiene que ver con el sexo. Phil se rió. —Es bueno verte de nuevo, Alfa. Ah sí, mamá dijo que el almuerzo está listo. Estoy seguro de que voy a esperarlos allí. Todavía riendo, la pareja se alejó. Valko frotó la espalda de Tam. —¿Alguna vez has considerado las ventajas de ser hijo único?

Tam y Valko bajaron al comedor. Por primera vez desde su encuentro inicial, toda la familia estaba en un solo lugar. Valko podía sentir todas las miradas sobre él mientras entraba y vio más de una sonrisa ocultada rápidamente. Contuvo un suspiro. En todos sus sueños sobre la reclamación de un compañero, ninguno incluía cortejarlo delante de una familia tan complicada, 52

especialmente una con problemas divisorios. Ni un solo miembro de la familia de Tam dudaría en retar al Alfa. La madre de Tam lo había despojado con palabras con la delicadeza de un experimentado político, aunque después de conocer al resto de su prole, no tenía ninguna duda que había tenido mucha práctica. Los saludos de "Buenas tarde, Alfa," llenaron el aire mientras ingresaba. Sacudiendo la cabeza, dejó que la señora Larson lo condujera a un asiento al lado de Tam. Platos de carnes, quesos, ensalada de papa, y pan casero daban la vuelta, de forma rápida desaparecieron bajo las manos ansiosas y en las bocas hambrientas. No fue sino hasta que todos terminaron de comer que Valko se encontró con un dilema. El señor Larson tiró la servilleta, y lo perforó con ojos azules tan inquietantes como los de su pareja. —Me gustaría hablar acerca de tus planes de apareamiento con mi hijo. ¿Te importaría acompañarme a la biblioteca? Valko se movió inquieto en su asiento bajo la mirada del hombre mayor. A pesar del respeto que tenía por el padre de Tam, nada le impediría reclamarlo, excepto Tam mismo, pero él no iba a comenzar con el pie izquierdo con su futuro suegro. — Por supuesto. Con una débil sonrisa a un divertido Tam, se puso de pie y siguió al Sr. Larson por el pasillo. Entraron en una pequeña oficina, pero en vez de sentarse detrás de la mesa, el señor Larson se sentó en el sofá indicándole a Valko que tomara la silla de cuero. —No voy a advertirle de mi hijo, —el Sr. Larson empezó—. Creo que podrías ser una influencia estabilizadora. Uno de mis hijos realmente lo necesita. Quería advertirle que Tam no es como los demás. Valko rió. —Me di cuenta. El señor Larson negó con la cabeza. —No, creo que no entiendes. Tam es diez veces más inteligente que todos los demás, y dos veces más sensible. Él luchara contra el vínculo no porque no te quiera, sino porque toma su responsabilidad 53

seriamente. Si se aparea contigo, serás una persona más que él quiere. Intentara hacerse cargo de tu vida y manejarla como le parezca mejor. ¡No tomes esa mierda! —crepitó la voz del señor Larson con una nota de tomando que haría que cualquier Alfa se sintiera orgulloso —. No dejes que esté a cargo. Tam necesita una fuerte pero cariñosa mano. Si quieres quedarte con él, tendrás que aprender cuándo ser firme y cuando dar. Como Alfa la parte de dar es que donde tendrás el mayor problema. Mi hijo no es un lobo normal—. Él fijó en Valko una mirada como si tratara de transmitir silenciosamente un mensaje que no se atrevía a decir en voz alta. Valko tragó por el nudo de nervios que era su garganta. No podía recordar la última vez que una decisión afectara el curso de su vida de manera tan directa. Si no podía ganar a Tam, no aceptaría a nadie. Incluso una hembra alfa sería un pobre sustituto de su hermoso Tam. Mirando los ojos del Sr. Larson, Valko se relajo. Él podría hacer esto. Podía ganarse a su hombre. Ahora sólo tenía que idear un plan para lidiar con Tam y su escuela, algo que no involucrara a su próximo amante volando "accidentalmente" el campus.

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CAPITULO CINCO Los nervios de Tam se estaban acercando al punto de ruptura. Profesionalmente, sus títulos estaban siendo revocados, y en privado, Valko le estaba volviendo loco. Vaciló entre el deseo de saltar sobre el chico o abofetearlo en la cabeza por interferir. La complicación de tener una pareja y no del todo tener una pareja a la vez lo frustraba. Una parte de Tam quería darse la vuelta y mostrarle al Alfa su vientre, pero su otra parte, más tenaz, quería hacer que Valko trabajara por su apareamiento. Cómo se trataran ahora podría determinar su vida en común en el futuro. Ceder demasiado ahora podría significa que Valko esperara siempre que dejara que todos sus problemas sobre sus hombros y esa necesidad que sentía lo roían como una bestia hambrienta. Estuvo a punto de no reconocer esta nueva versión necesitada de sí mismo. Para un hombre que siempre había tomado todas sus propias decisiones y con frecuencia para su familia, apoyarse en otra persona era una idea extraña y peligrosamente seductora. No tenía ninguna duda de que Valko estaría más que dispuesto a resolver todas sus preocupaciones, pero Tam no era ninguna damisela en apuros. Entre más pensaba sobre sus problemas con la escuela, más decidía que el tema no eran sus genes shifter, sino que se graduaría pronto. La escuela sabía que su tiempo terminaría allí y estaban decididos a no perder la fuente de su financiamiento. Si ellos pensaban que podrían robar sus inventos, estaban muy equivocados. Tam tocó unas teclas más en su computadora. La entrada secreta que dejo en su lugar poco a poco erosionaría su programa informático de los servidores de la escuela destruyéndolo lentamente. Se vería como si una serie de problemas del equipo hubiera invadido el sistema escolar y, finalmente, tendrían que cerrar su servidor. El virus continuaría extendiéndose al equipo del asesor de Tam, el resto del comité y luego finalmente, al decano. A menos que se diera marcha atrás en su postura, en cuyo caso pondría nuevamente su programa de inversión y restauraría sus copias de seguridad desde donde estaban escondidas. Valko entró en la habitación sin llamar. ¿El maldito hombre vivía allí ahora?

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—¿Qué estás haciendo? —Valko preguntó, con curiosa mirada barriendo la pantalla de la computadora de Tam. —Derribo la infraestructura de los ordenadores de la universidad. —¡Hmm! —Valko frotó los hombros de Tam con sus grandes manos sacando un gemido de su pecho—. ¿Estás seguro de que es el enfoque correcto? —Bueno, yo no explotaría su laboratorio de computación. Eso fue mi primer instinto. Valko rió. —Tu familia te conoce realmente bien. —¿Mi padre te dijo que me gusta explotar las cosas? —Podría haberlo mencionado. Podríamos ir por ellos legalmente, ya sabes. Tam negó con la cabeza. —Sería demasiado largo y me arrastrarían a través de los tribunales y echarían a todos los otros estudiantes Shifter. Tengo que tomar una posición para todos los cambiadores y dejar un enfoque establecido en el colegio por si alguna vez intentan la misma mierda, que sepan que tomare sus prejuiciosos culos. —Eres muy sexy cuando amenazas a la gente. —Valko le dio un suave beso en el cuello de Tam—. ¿Puedo ayudarte? —Ahora mismo no. Voy a mantenerte informado. Si tratan de luchar contra mí, te lo haré saber. Valko besó la cabeza de Tam, un gesto extrañamente tierno de un hombre con una reputación fuerte.

Les tomó dos días llamar. Tam intentó mantener la sonrisa en su voz cuando vio el nombre en el identificador de llamadas. 56

—Hola. —¿Crees que no te demandaremos por esto? —Buenas tardes, Dr. Metthow. ¿Cómo está hoy? —Haré que te metan en la cárcel. —Chillo el ex-asesor de Tam. —Lo siento, señor, ¿pero de qué está hablando? Tam trató de infundir inocencia en su tono. No había manera en el infierno de que fuera a confesar algo. Ellos podrían estar grabando esta llamada telefónica por lo que sabía. —Sabes lo que estoy hablando, señor Larson. No intente eso conmigo. Nuestra base de datos se ha bloqueado. Años de investigación desapareció. El colegio entero tuvo que ser cerrado por la tarde y reiniciar el sistema. ¿Sabe cuánta información se ha perdido? Toda su investigación se ha ido junto con todo lo demás. —Lamento escuchar eso, Dr. Metthow, pero estoy seguro de que usted puede obtener la copia de seguridad y tener todo restaurado. Y, como me dijo antes, no es mi investigación. Esto le pertenece, junto con el título que me ha robado. He presentado una queja con el consejo de shifters. Usted sabrá de ellos pronto. El Dr Metthow soltó un bufido sarcástico. —Somos una universidad privada. No hay nada que podamos hacer al respecto. Tam miró sus uñas. Realmente le hacía falta una manicura. —Eso es cierto, pero varias de las empresas que donan a la universidad pueden decidir retirar sus fondos. —¡Dudo eso! —Metthow cantó—. Nuestro mayor donante es la empresa LBL y no van a dejar la donación por un montón de bolas de pelo. Tam dejó caer el insulto en la nada. El Dr Metthow podría ser un pez gordo en la universidad, pero en el mundo real era un trampolín de modo que Tam tenía que callarse. —Tal vez. Pero por extraño que parezca, su mayor accionista es John Lesley. Mi nuevo jefe.

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El silencio llenó el aire. —Es posible que desee avisar al decano que espero mis grados certificados para el final de la semana o estarán luchando para encontrar nuevos fondos para su próximo año. Lesley me dijo que me apoya al cien por cien y no tendrá ningún problema para cortar el flujo de dinero en efectivo. —¡Pero no puede hacer eso! —Metthow farfulló. —En realidad, puede. Y tiene todo un equipo de abogados para que lo respalde. Ah, y espere a unas personas mañana que se manifestaran en su campus. Llamé a la Werekin por las personas en igualdad de derechos y ellos luchan contra las violaciones de los derechos de los shifters. Usted puede ser legalmente correcto, Dr. Metthow, pero el sentimiento público no está de su lado. Como dije, voy a esperar mis grados a finales de la semana. —¿Qué pasa con nuestras bases de datos? —Como usted ha dicho, son sus bases de datos. Trate con ellos. Tam desconectó. Sonriendo se dio la vuelta en silla del computador. Se detuvo de golpe cuando vio a Valko de pie en el umbral. —Hey. —Mantuvo su voz neutral mientras su lobo interior saltó hacia arriba y hacia abajo al ver a su compañero. Valko le dirigió una mirada indescifrable. —¿La dominación mundial salió bien? Tam sonrió. —Así es lo que se puede esperar cuando tratas con idiotas. ¿Vives aquí? Valko sonrió. —No, y tú tampoco. —¿En serio? —Tam frunció el ceño. Dudaba de que sus padres lo tiraran sin al menos una advertencia. Valko se separó de la puerta y caminó lentamente hacia Tam, dándole suficiente tiempo para escapar.

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Colocando una mano sobre cada brazo se inclinó y le dio un beso tan carnal que los dedos de los pies se rizaron por el calor. ¡Oh! Tam jadeaba en el momento que se separaron y podía sentir un rubor cubrir sus mejillas. —Ven a vivir conmigo. Los compañeros van de la mano. Lamiendo sus labios, Tam trató de recordar por qué no quería vivir con el hombre sexy inclinado sobre que puso su cuerpo en llamas. —Está bien, —dijo.

Tam miró alrededor de la habitación grande y se sentó con un golpe. ¿Cómo había llegado hasta allí? ¿Cuándo perdió la ventaja en esta relación? —Estás bien, ¿verdad? —Lewis se dejó caer en la cama junto a él—. Creo que tenemos todas tus cosas movidas, no tienes mucho después de todo. —¿Cuándo me comprometí a vivir con Valko? Lewis se echó a reír. Cayendo de espaldas sobre el colchón se rió, con los pies pateando en el aire como un niño pequeño. Tam molesto, le dio un empujón. Lewis cayó al suelo con un ruido sordo. —Ouch. —Te lo mereces. Tam yacía en la cama mirando hacia arriba en el techo. La cabeza de Lewis apareció encima de él. —¿Qué pasa Whammy Tammy? ¿El gran malo Alfa revuelve tu cerebro? —Iré por ti y luego borrare tu existencia del universo. 59

Lewis se echó a reír. —No, mamá y papá todavía sabrían. —Él se colocó al lado de Tam, tumbado cómodamente contra él. Tam suspiró. —Pensé que estaba en control y entonces todo de repente todas mis cosas están por aquí, y he acordado formalmente aceptar a Valko como mi compañero. —Tenía que pasar. Lo mejor es aceptar tu destino y concentrarse en hacer el resto de su vida un infierno. Ya sabes lo que dicen de mantener a tu enemigo más cerca. —No es exactamente mi enemigo, —dijo Tam secamente. —Claro que lo es, ¿no has oído que el amor es un campo de batalla? Tam le dio un codazo a su hermano. —Tu deberías de saber, ¿qué pasó entre tú y el vampiro? Cuando Tam había llevado a su hermano a la oficina para decirle a su jefe acerca de sus problemas con la universidad, John le había tomado una mirada en Lewis y le dijo a Tam que no se preocupara y que esperara por él en el área de la recepcionista. Divertido y seguro de que su hermano estaría completamente seguro, los había dejado solos. Diez minutos más tarde, Lewis salió de la oficina con la ropa torcida y corriendo como si los perros del infierno estuvieran sobre sus talones. Lewis se puso rígido a su lado. —Nada. Significa que él me dio un beso, pero no soy... ya sabes. —¿Gay? —Sí. Me da igual lo bien que huele, estoy buscando una mujer. —¿Crees que es tu compañero? Lewis se encogió de hombros. —No lo sé. No volveré a pasar por su oficina. Me miró como si yo fuera un filete después de una caza de luna llena. Tam echó a reír. —Para él, es probable que lo somos. —Hmm. ¿Crees que conoce a vampiros femeninos? —Lewis evitó los ojos de 60

Tam mientras miraba al techo. —Si lo hace, no creo que te las vaya a presentar. —Tam sonrió, preguntándose cuánto tiempo su hermano evitaría su atracción obvia hacia el vampiro. —¿Cuánto tiempo permanentemente?

crees

que

pase

antes

que

Valko

te

marque

Tam rió resoplando ante como evitaba obviamente la cuestión. —Tenemos que tener sexo primero. Lewis se irguió. —¿No han tenido sexo? Ver su shock envió a Tam a reírse de nuevo. Negó con la cabeza. —No hubo penetración. No estaba listo. —Él debe ser condenado ¿seguro de que eres su compañero? —La expresión de Lewis mostró lo que pensaba de su falta de vida sexual. —Yo soy suyo. Y si te bajas de la cama, voy a cuidar de ese pequeño problema de no estar verdaderamente vinculados. —Deseaba a Valko con una pasión que había mantenido apisonada hasta ahora. Tam se sentó. Valko estaba en la puerta mirándolo, era más hermoso de lo que cualquiera tuviera derecho a ser. Llevaba una camiseta roja apretada y vaqueros de cintura baja ajustados que destacaban el paquete duro entre sus piernas, el espectáculo le hizo agua la boca. —Voy a tomar eso como mi señal para salir. —Lewis saltó de la cama y coloco un sonoro beso en la frente de Tam—. Yo diría que no hagas nada que yo no haría, pero entonces no conseguirías estar acoplado—. Riendo, Lewis se paseó por la puerta. —Tienes demasiados parientes. —Valko comento, cerrando la puerta y bloqueándola. Sus ojos brillaban con lujuria mientras caminaba hacia la cama. Tam se enfoco en Valko. Una sensación de calma lo atravesó. Este era el hombre que se suponía era su compañero. Por primera vez la verdad de las palabras se hundieron en el. ¡Su compañero!

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Tam nunca había tenido realmente algo para sí mismo antes. Vivir en una gran familia significaba que todo era de propiedad comunal. Valko no lo sería. Valko era suyo. —Yo no comparto, —anunció Tam. Valko a mitad de camino se detuvo, su mirada en confusión adorable. —Um, ¿cualquier cosa? Tam se echó a reír. —No, sólo a ti. No te voy a compartir. Si encuentro a alguien más en tu cama mejor que tenga su última voluntad y testamento hecho, porque su familia lo necesitara. Valko ladeó la cabeza como si tratara de averiguar algo. —¿Qué pasa con los niños? Tam frunció el ceño. —¿Qué pasa con los niños? —¿Cuando tengamos niños se les permitirá estar en nuestra cama? El oxígeno debió de haber sido succionado fuera de la habitación porque a Tam le costaba respirar y su corazón latía demasiado rápido, o demasiado alto, o algo. Él jadeó en busca de aire. —Respira, cariño, respira. —Valko envolvió su gran mano alrededor de la parte posterior del cuello de Tam y obligó la cabeza abajo entre sus piernas—. Amor calma, estás teniendo un ataque de ansiedad. Alfa estúpido, no tenia ansiedad. Por supuesto, Hubiera sido más creíble si pudiera controlar su respiración. Después de unos minutos su cabeza dejó de girar y las malditas manchas ante sus ojos desaparecieron. Hizo una señal a Valko para dejarlo levantarse. —Estoy bien, —dijo con voz entrecortada. Se sentó a mirar la expresión divertida de su pareja. —¡No lo digas! —Miró a Valko para que entendiera su mensaje. —¿No decir qué? ¿Qué el brillante Tam Larson tiene miedo de los niños? —La sonrisa burlona de Valko lo enfureció. 62

Tam le dio un pellizco a Valko en el brazo. —Ay. —El brazo de su compañero debía estar hecho de acero. Valko besó los dedos. —Pobrecito. ¿Así que no quieres tener hijos? —Yo no he dicho eso. Simplemente nunca lo pensé. ¿Tú? —La mente de Tam daba vueltas con la idea de tener hijos. Siempre le habían gustado los niños, pero nunca, ni en su más salvaje imaginación, había considerado tener sus propios hijos antes. Un rubor cruzó las mejillas de Valko. —Si. Siempre he querido una familia. Tal vez no tan grande como la tuya, pero un par de niños estarían bien. Tam echó a reír. —No siempre se puede elegir la cantidad. —Su madre podía decirle a Valko todo sobre la aleatoriedad de los números. Valko se encogió de hombros. —Aún así, me gustan los niños. Si no los quieres, debes establecer eso ahora. El pánico casi puso de nuevo a Tam con la cabeza entre sus rodillas. —¿Es un tema de oferta? —¿Qué? —Valko frunció el ceño. —¿Vas a dejarme si no quiero tener hijos? Tam necesitaba tener todas las cuestiones sobre la mesa antes de que formalizaran su unión. Valko negó con la cabeza. —Quiero los niños. Te necesito. El alivio se precipitó a través de Tam. A pesar de que no estaba en contra de tener hijos, él no quería poner condiciones a su unión. Ahuecando la cara de Tam entre sus manos, Valko le dio el beso más dulce que jamás había recibido. El calor se encendió por el cuerpo de Tam. Él necesitaba a este hombre. Todas sus preocupaciones, todas sus frustraciones desaparecieron debajo del suave toque del duro Alfa. —Yo soy tuyo. —Susurró contra los labios de Valko. La boca dura de Valko se suavizó en una sonrisa. —Lo sé.

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Cuando Valko besó a Tam, la electricidad recorrió su columna vertebral con el contacto. La sensación de las manos con dedos finos de Tam agarrando su trasero, sus labios suaves cepillándolo, devorándolo, lo hizo poner más duro que el acero. Había tenido amantes en el pasado que anhelo y disfruto con el tiempo, pero Tam ... lo necesitaba. Él ansiaba al shifter delgado como si fuera un adicto y Tam su droga deseada. Todo lo que siempre había querido residía en el hombre que sostenía en sus brazos. Los suaves, ruidos necesitados que Tam formulaba contra su boca lo volvieron loco. Esperaba que Tam decidiera tener hijos con él. Le encantaría tener unos niños corriendo alrededor de su casa con los ojos azul brillante de Tam. Él se separó para obtener oxígeno. —Ahora que te has mudado, debemos presentarte correctamente a la manada. Los ojos de Tam se agrandaron. —Pero lo hicimos cuando se unió la familia. Valko negó con la cabeza. —No. Nosotros los presentamos como nuevos miembros, no como mi compañero. Tam se mordisqueó el labio. —¿Crees que van a oponerse a una pareja masculina? —No me importa si ellos hacen o no. Si no les gusta, pueden encontrar una nueva manada. No te voy a abandonar. —Era cierto, también. A Valko no le importaba lo que los demás pensaran de su nueva pareja—. Si te dan algún problema, házmelo saber. Cualquier persona que no pudiera aceptar a Tam no tenía por qué ser un miembro de la manada de Valko. Los compañeros no eran escogidos al azar. Correspondía al destino. Él daría su brazo derecho antes de renunciar a su compañero. El hombre de pie delante de él con sus inteligentes ojos y una raya obstinada de una milla de ancho significaba más para él que nadie. Tam se echó a reír. —Ah, ¿vas a proteger mi honra? 64

Valko sonrió a su compañero. —Cariño, sé que hay gente en fila para protegerte, pero a partir de ahora yo soy el número uno. Si alguien te da algún problema, ya sea de la manada, tu jefe, o el administrador de la universidad, yo soy al que tienes para protegerte. Es mi trabajo de ahora en adelante. Tam sonrió, haciendo que el corazón de Valko diera un vuelco. —Mi héroe. —Tam lo besó. Las chispas del deseo se deslizaron hacia arriba y abajo de su espalda, lo que le hacia temblar de la sensación. Los besos de su compañero llenaron su cuerpo. Se quitó la ropa y expuso las lineas delgadas y musculosas de su compañero. Tam era grande, pero lo que le faltaba en tamaño lo compensaba en belleza magra. Su todo. Gruñendo bajo, él mordió en el cuello de Tam, raspando a través de sus incisivos la delicada piel de su pareja. Quería devorar al otro hombre. Enterrarse dentro de su compañero y permanecer allí hasta que Tam aceptara ser suyo por toda la eternidad. —Te necesito, —confesó. La luminosa sonrisa de Tam iluminó la habitación. —Bueno. Valko rió. —¿Te mataría admitir que me necesitas? —Posiblemente. —Los ojos azules de Tam brillaban con picardía. Sacudiendo la cabeza, Valko se inclinó y besó a su compañero. Al llegar debajo de la almohada, sacó el envase de lubricante y abrió la tapa. —¿Estás listo? —Nada sucedería si Tam tenía incluso una pizca de duda. Tam asintió con la cabeza, sus pupilas dilatadas de lujuria. Con lentos movimientos en círculos Valko rodeo el agujero fruncido de su amante. Deslizando un dedo, estiró a Tam cuidadosamente antes de agregar otro. Con cada incremento lo observaba para asegurarse de que ninguna molestia cruzara la cara de su compañero. 65

—No soy frágil. Jódeme. Valko frunció el ceño. —Nunca vamos a joder. Haremos el amor. Somos compañeros, no amigos de jodida. Tam suspiró. —Entonces desliza tu verga de hombre sexy en mí y muéstrame un poco de amor. Valko se rió. Alineando su cuerpo, empujó en el interior de Tam dio un gemido. El sonido hizo que incluso a Valko más duro. Tam envolvió sus piernas alrededor de Valko empujando todo el camino hacia abajo. —Despacio, —advirtió Valko—. No quiero hacerte daño. Si las miradas mataran, Valko se habría incinerado en el acto. —Agarra la cabecera. Tam lentamente obedeció, sus delgados dedos se envolvieron alrededor de la madera. Agarrando las caderas de Tam, Valko inclinó a su compañero, ajustando su posición al máximo placer. Se deslizó dentro un par de veces hasta que Tam gritó. —Lo encontré. —Confiando que dio en el clavo, Valko clavo a su compañero en la cama. —Oh, sí, justo ahí, —se quejó Tam. Valko bombeó dentro y fuera de su amante hasta que Tam gritó su liberación. Valko lo siguió rápidamente antes de colapsar al lado de su compañero. —Maldita sea, se me olvidó morderte. Tam rió. Un sonido alegre de su normalmente compañero controlado hizo sonreír a Valko en respuesta. Con el corazón lleno, Valko pasó un brazo alrededor de su pareja y lo atrajo hacia sí. Alguien golpeó la puerta de la habitación interrumpiendo el momento de paz. 66

—¡Vete! —Hay un problema, Alfa, —la voz en la puerta gritó. —A menos que la casa se esté quemando, no me importa. Valko iba a matar a alguien. —La manada de Neverson nos ha declarado la guerra. Valko se levantó, se acercó a la puerta y la abrió, sin importarle que lo vieran desnudo. Los shifters se veían uno a otro desnudos todo el tiempo así que no pensó nada de su desnudez excepto por el hecho de que podía sentir la mirada de Tam detrás de él. Evan, uno de sus betas a cargo, de pie en el puerta con su cabello rubio revuelto y sus ojos marrones oscuros de preocupación. Como su beta por lo general parecía despreocupado e impecable, un escalofrió enfrió el cuerpo excesivamente caliente de Valko. —¿Por qué? Envié una nota a la manada que había encontrado a mi compañero. Según la ley shifter debería haber sido el final de la cuestión. Los ojos de Evan se volvieron a Tam. —Faith Neverson lo quería de pareja y ella dice que le hiciste promesas. No está dispuesta a dejar que te retires así que lanzó un reto. —¡Perra! —Valko nunca le había dado al la otra manada cualquier esperanza de juntarse. El que iniciara una pelea y arriesgara a herir a los miembros de la manada le dijo que no merecía ser una compañera de Alfa. —¿Cómo quiere hacer esto? —Seguro que fácilmente podría derrotar a la mujer, la única razón por lo que no lo hizo años atrás era porque no quería tratar con un territorio tan grande. Evan negó con la cabeza. —Ella emitió el reto a tu pareja. Dice que si él tomó su posición, él tiene que enfrentarla. —¡Y una mierda! —De ninguna manera iba a permitir que su diabólico nerd asumiera el reto de Neverson. Ella tenía casi tanto músculo como Valko. Tam le dio una palmada en el hombro. —No te preocupes, Valko. Yo me encargaré de esto. 67

Valko lo alcanzó, envolviendo un brazo sobre los hombros de Tam. —No hay manera de que te deje acércate a esa zorra intrigante hambrienta de poder. Tam se echó a reír. —Puedo tomarla. Mi otra forma de lobo es un poco más grande que mi forma humana. Valko miró de arriba abajo la delicada constitución de Tam. —Yo vi tu forma de lobo y no es mucho más grande que un lobo regular. No puedo arriesgarte. Si ella te mata, ella consigue a la manada entera y mi pueblo cae bajo su dominio. Tam se apartó de la cara de Valko. Sintió un escalofrío en la mirada dura y helada que recibió del hombre que había sostenido momentos antes. —¿Estás diciendo que no confías en mí para cuidar de mi mismo? Mierda. De ninguna manera esta conversación va bien. Valko dio una respiración profunda. Evan saltó, tratando de salvar el culo de Valko. —Él no quiere que la manada entre en pánico. El resto de nosotros no te conocemos lo suficientemente bien como para saber tus capacidades. Si lo anunciamos nuestro destino recae en ti, podría traer problemas a Valko. Valko le dio a su beta una mirada de agradecimiento. Desafortunadamente, Tam parecía menos que impresionado con su lógica. — Tienen que aprender a confiar en que su Alfa tomo una buena decisión al elegir a su pareja. Confías en mí, ¿verdad, cariño? El tono de Tam indicaba que una respuesta errónea podría tener terribles consecuencias. Valko tragó el nudo de pánico en su garganta antes de que la mentira saliera a través de sus dientes. —Sí. Confío en ti para enfrentarte a Neverson. Tam le dio unas palmaditas en el brazo. —Bien. Voy a vestirme y luego iré a ver a mis hermanos. Tengo que poner en orden algunas cosas. —Se giró hacia Evan —. Haz los arreglos y llámame cuando se haya establecido. 68

Valko resistió el impulso de extender la mano y agarrarlo. Ambos miraron como Tam volvió a entrar en el dormitorio sin una mirada hacia atrás. —¿Crees que puede hacerlo? Valko suspiró. —Creo que si no lo dejo, lo voy a perder de todos modos. Evan asintió con la cabeza y le dio una palma dita tranquilizadora en la espalda. —Voy a ofrecer un regalo a la diosa para que todos salgamos vivos de esta. Valko esperó a que Tam se hubiera ido a visitar a su familia antes de ceder a las lágrimas que había retenido. Si perdía a su compañero, habría perdido todo.

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CAPITULO SEIS Lewis se rió tontamente. Las lágrimas corrían por su rostro cuando se agarro de la mesa lo suficiente para evitar caer al suelo. —Me alegro de que encuentres toda la cosa divertida, —Tam dijo secamente. —Oh, vamos, Tam, hay que admitir que es gracioso. Mac rió por lo bajo. Tam miró alrededor de la mesa, Phil, Paul y Jack. No había apoyo. Todos le miraban con varios grados de diversión. —No es tan gracioso. Jack sonrió. —Vamos, sólo has demostrado tu habitual forma de lobo, ¿verdad? Tam asintió. —Así que el tipo probablemente este asustado de que vas a conseguir tu pequeño culo muerto. —¡Mi culo no es pequeño! —Tam apretó los dientes. Lewis le dio una mirada de consideración. —Tienes razón. Valko está preocupado porque tendrás tu culo grande y gordo muerto. Tam tiró un vaso hacia él. Lewis sonrió y lo atrapó con facilidad. —¿Por qué no se lo dijiste? —Mac preguntó—. Podrías haberle tranquilizado. —Él hubiera querido que yo se lo mostrara. Sus hermanos todos asintieron. Si él se mostraba a Valko ahora, no habría suficiente energía en su sistema para levantar su tercera forma y luchar contra la hembra alfa. —Podríamos ir a encargarnos de ella, entonces no tendrías que mostrar tu forma. —Ofreció Phil, empujando a Paul, que asintió a su lado. Tam sonrió, sabiendo que su oferta era sincera. Si estuviera de acuerdo, la pareja habría huido y matado a la Alfa femenina, teniendo en cuenta el pequeño precio que era para proteger la familia. 70

Por mucho que pudiera burlarse y burlarse entre ellos mismos, los foráneos no eran bienvenidos a menos que fueran compañeros. Si algo llegara a suceder a Tam, la familia Larson protegería a Valko hasta el día de su muerte. Tam dio a sus hermanos una sonrisa de agradecimiento. —Por mucho que esa idea me atrae, él lo va a ver con el tiempo. Mientras más lo siga ocultando, más grande será el secreto. Será mejor que lo entienda de una vez. Mac le dio una palmadita en la espalda en apoyo. —Si él no puede manejarlo, entonces no es lo suficientemente fuerte como para ser tu compañero. Tam asintió. Sólo un werekin en cada camada le era concedido el legado Larson. La forma poderosa de los muchachos Larson apodado el super lobo cuando eran más jóvenes. En lugar de la bestia delicada y pequeña en la que solía transformarse, el súper lobo era fácilmente tres veces el tamaño de un lobo normal, casi del tamaño de un oso. Pocas veces se había visto obligado a tomar su forma especial. Una forma que era aterradora de experimentar. Cuando se transformaba en un lobo ordinario, Tam sentía los impulsos de un lobo de cazar y juguetear con su manada. Como super lobo, era una máquina de matar. La presa era tratada con precisión militar, los enemigos diezmados. En su tercera forma, Tam era un espectador en la bestia que se apoderaba de su cuerpo. Originalmente fue creado por un mago que se enamoró de uno de sus antepasados y quien estaba decidido a mantenerlo seguro a toda costa, la magia del super lobo era transmitida de generación en generación. El tío de Tam fue el anterior súper lobo antes de morir en un accidente aéreo. Tam era el último de la línea. Ahora sólo tenía que esperar la llamada de Valko y esperar que su compañero confiara en él lo suficiente como para dejarlo luchar contra la estúpida puta que quería hacerse cargo de su territorio y reclamar a su compañero. Tam sonrió a los diplomas que decoraban su nueva pared. Habían llegado con un mensajero en la mañana. Los asesores le habían incluso los más altos honores académicos. Es una pena que no los salvaría de la demanda de algunos de los otros 71

estudiantes shifters que donante.

se estaban organizando, respaldados por un misterioso

Una gran mano se cerró sobre su hombro. —Es tiempo. Nos encontraremos en las tierras de la manada, —dijo Mac. Tam tomó una respiración profunda. —Vamos. Al pasar a través de la casa de sus hermanos cayeron en fila detrás de él. La Familia Larson se iba a hacer cargo de los intrusos.

Valko estaba de pie en un extremo del círculo batalla. La marca había sido quemada en la tierra después de años de Alfas y peleas entre lobos. Por primera vez en su vida, el miedo se hizo cargo de su razón. ¿Cómo podía seguir si con Neverson si mataba a su pareja? El Alfa femenina le dio una sonrisa de suficiencia a través del círculo. Se resistió a la tentación de ir rasgar su garganta, pero estaba cerca. Un bajo gruñido se arremangó en su pecho. Sus versiones beta en ambos lados lo tomaron de los brazos. —No voy a hacer nada. —Uh, huh, —dijo Evan. —No lo creo, —agregó Dorian. —¿Crees que ella sabe que si mata a Tam voy a rasgarle su jodida garganta fuera? —dijo Valko de manera conversacional. —Si ella gana, ella es tu legítima esposa. —Evan le recordó a él. —Los accidentes ocurren. —Valko no se molestó en ocultar la malicia en su voz. Él no se preocupaba por las leyes de la manada o incluso su estado Alfa. Si Tam moría, Valko la erradicaría, así como a cualquiera otra cosa que se interpusiera en su camino. 72

Sintió a su compañero mucho tiempo antes de que lo viera. Era casi como una ola de electricidad atravesara entre la multitud cuando se separaron para dejar pasar a la familia Larson. Parecían manada cuando caminaban entre la multitud. Tam condujo a sus hermanos en la posición normalmente reservada para el Alfa y vio algo en la postura de su dulce compañero, el hombre de aspecto delicado gritaba peligro. Era lo más sexy que Valko había visto nunca. Cuando las feromonas bombearon desde su cuerpo, sus betas lo liberaron. —No creo que cambiaría el desafío si lo montaras en el centro del círculo, — dijo Evan en un seco tono. Valko dejó escapar un gruñido. —Pero me sentiría mucho mejor. Él había esperado sentir la energía nerviosa quemando de Tam y sus hermanos, pero lo único que sintió fue una sensación de calma. Ninguno de los Larsons parecía preocupado de que Tam entraría al ring con una mujer que tenía al menos tres centímetros más de altura y treinta libras mas de músculo que Tam. A pesar de la confianza de su amado, Valko había visto a su compañero como lobo, y aunque adorable, la criatura no podía luchar con un Alfa. Valko esperaba que la batalla terminara en una lesión grave y no la muerte. Aún así, le pareció extraño que todos los hermanos de Tam estuvieran tan tranquilos en lugar de preocupados por ver la lucha de Tam. A pesar del acuerdo, Valko no estaba completamente seguro de que Neverson no intentaría matar a su pareja. —Buenas noches, compañero. —Tam destelló una segura sonrisa a Valko. Valko agarró a Tam por la cintura y tiró de él. —Ten cuidado. Siéntate libre de perder si ella te hiere demasiado. El perder no es la muerte. Tam frunció el ceño. —No me gusta dejar enemigos a mi espalda. —Permití esto por ti. El brillo de los ojos de su pareja se oscureció. —Voy a perdonarte por eso, porque no sabes acerca de… 73

—¿Vamos a pelear? —La voz de Neverson cortó cualquier cosa que Tam iba a decir—. ¿O es que tu chica necesita un beso antes de la batalla? Agarrando la cara de Valko entre las manos, Tam se empino en sus dedos del pie y pegó su boca a la suya. Aunque sabia que Tam le dio un beso por despecho no detuvo el fuego que ardía en su vientre desde el toque de los labios de su amante. Tam rodó los ojos. —Enseguida regreso. —Ten cuidado. Tam sonrió. —No te preocupes amante. Siempre tengo cuidado. —Él puede ganarle, sabes. —Mac estaba de pie junto a Valko, rezumando confianza cuando Tam entró en el ring. Neverson se burló del hombre más pequeño. —Si obtienes la bendición de los dioses es que sus normas han bajado. Tam se encogió de hombros. —Esta no fue mi idea. Ambos combatientes se desnudaron. Valko sonrió a la vista de la piel de su compañero hermoso en el claro de luna. —Sabes que ese es mi hermano, ¿verdad? —Lewis habló en el otro lado de Valko—. Es un poco molesta la mirada que le está echando. —Entonces no mires, —aconsejó Valko. Echando un vistazo por encima del hombro, vio a sus betas de pie detrás de los Larsons. Se encogió de hombros y negó con la cabeza. Sería un reto mantenerse por delante de la poderosa familia de su pareja. Hizo un breve repaso sobre el elogioso informe del último Alfa de la manada de Tam. Había pensado que al otro hombre realmente le gustaban los Larsons, pero después de conocerlos se preguntaba si tal vez su Alfa no habría estado muy agradecido de que se iban. Se volvió hacia Mac. —¿Dónde están tus padres?

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—Mamá está cocinando. Ella no le gusta ver sangre y Tam va a tener hambre después. —¿Y tu padre? —Él no puede asistir a una batalla donde sus hijos estén involucrados. Querría intervenir y matar al rival. —¿Y el resto de ustedes no se sienten de esa manera? Mac se encogió de hombros. —Sabemos que Tam puede hacerse cargo de sí mismo. Valko no entendía la actitud de los Larsons. La familia era muy cercana. Los había visto juntos y sin embargo ninguno de ellos parecía en lo más mínimo preocupado por su hermano. —¡Santa mierda! —El grito llamó la la atención de Valko de nuevo al campo. El lobo de Neverson era un monstruo grande y gris, casi tan grande como Valko, pero era la forma de Tam que tenía a la multitud a los gritos. Casi tres veces más grande que la hembra, el lobo blanco se alzaba sobre su contendiente. —Te presento al súper lobo, —dijo Mac en voz baja— el más terrorífico hijo de puta en nuestra familia. —¿Cómo y por qué? —Valko no podría parecía conseguir su voz al ver a su compañero como de paseo con la mujer, parecía como si estuviera caminando a través de las flores. Abriendo la boca, dejó caer un aullido ensordecedor que tenían a más de uno en la manada cubriéndose sus oídos. El olor de la orina y las heces llenaba el aire cuando la loba perdió el control de sus intestinos. —Ella nunca conseguirá que esto se olvide, —dijo en Valko divertido. Ahora comprendía por qué los Larsons no estaban preocupados por su hermano. Por primera vez desde que había oído el desafío, Valko se relajo. —¿Por qué no me lo dijiste? —Tam quería que confiaras en él. —Lewis le dio a Valko una palmada en la espalda—. Y lo hiciste. Bienvenido a la familia. 75

Tam dejó escapar un gruñido amenazador, dejando al descubierto un conjunto nítidos de dientes más largos que los dedos de Valko. Con un grito, Neverson se giró y huyó del ring. —Perdió, —gritó Valko. Hubo rumores de decepción de la multitud cuando la antigua manada de Neverson se inclinó ante Tam. —Oh, mira, Tammy tiene su propia manada. —Lewis sonrió. El lobo gigante levantó su cabeza y dejó escapar un gruñido. Lewis se echó a reír. —Yo tendría cuidado si fuera tú, —aconsejó Valko. —No, mi hermano nunca nos haría daño a uno de nosotros, no importa qué forma tenga. Valko vio con incredulidad como los hermanos Larson se acercaban al lobo gigante. En un instante el lobo cambio a Tam. Cuando se tambaleó, Valko se precipitó hacia adelante y lo abrazo antes de que sus hermanos pudieran llegar a él. Tam parpadeó hacia él. —Lo siento, el cambio de forma siempre drena mi energía. Valko quería llenar a su amante con preguntas, pero podía ver el agotamiento de Tam. —Vamos a vestirte y salir de aquí. Puedes hacer frente a tu manada de nuevo más tarde. Tam frunció el ceño. —¿Qué manada? Yo no tengo una manada. —Tienes a la de Neverson cuando ella salió corriendo. Tam negó con la cabeza. —Nop. Puedes tenerlos. Tú eres el Alfa. Yo no tengo tiempo para estupideces de manada y tu ya lo haces... —le dio a Valko una inocente sonrisa.

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Lewis tosió. —Imbécil. Valko rodó los ojos. —Hablaremos de eso después. Escuche que tu madre está cocinando. Tam se animó. —Ella siempre hace mis platos favoritos después de una pelea. —¿Te metes en muchas peleas? —Me meto en muchas peleas. —Tam sonrió—. Curiosamente, nunca hago nada una vez que cambio. —Extraño, ¿no? —Mac se echó a reír. Sacudiendo la cabeza, Valko dejo que los Larsons los guiaran fuera del campo. Sabía que tendría que lidiar con la nueva manada mañana, pero esta noche disfrutaría de su compañero.

Fin

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ACERCA DEL AUTOR Amber Kell es una soñadora que ha estado escribiendo historias en su cabeza durante más tiempo de que puede recordar. Ella vive en Texas con su marido, dos hijos, dos gatos y un perro muy estúpido. Para aprender más acerca de sus libros actuales o los trabajos en curso, echa un vistazo a su blog en http://amberkell.wordpress.com. Sus fans también pueden llegar a ella en [email protected]. Facebook: http://www.facebook.com/people/Amber-Kell/1772646395 Email: [email protected] Blog: http://amberkell.wordpress.com Twitter: http://twitter.com/amberkell

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Coordinadores del Proyecto Zicaruth y Perversa

Traductora Usagui

Correctora Leluli

Portada y Edición Roskyy

¡Y no olvides comprar a los autores, sin ellos no podríamos disfrutar de tan preciosas historias!

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