Las Dimensiones Del Poder

Las dimensiones del poder. Por: José Iván Herrera Villagómez Introducción En el presente trabajo se pretende abordar el

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Las dimensiones del poder. Por: José Iván Herrera Villagómez Introducción En el presente trabajo se pretende abordar el concepto de poder comenzando con Maquiavelo, posteriormente, se hace énfasis en las ideas de Hobbes respecto a este tópico. En otro momento, se plantean las alternativas y las criticas propuestas por la antropología de cómo abordar este fenómeno. Finalmente, nos adentramos de manera más detallada en las teorías de Eric Wolf (1990) y Richard Adams (1978), pensando en la utilidad que estos tienen para explicar algunas características del sistema político mexicano. I.

De Maquiavelo a Hobbes Del poder tangible al poder como parte de las relaciones sociales.

Siguiendo la inspiración de Tito Livio y Polibio, Maquiavelo interpretara al fenómeno del poder. Por un lado, lo observa ya no es exclusivamente como fuerza “espiritual” o como algo que “tan sólo viene de lo Alto”, como en la Antigüedad griega o en el Medievo se pensaba. El poder estará ejercido por el príncipe en contra del fatum. El poder, por lo tanto, es real, fenomenológico. Se puede medir, describir, pesar, contemporizar. El poder, descrito por Maquiavelo y que significaba el nacer de un nuevo mundo, será al mismo tiempo el que definirá los contornos- y los límites- de las futuras “definiciones” del poder. Por su parte Hobbes, sistematiza ya los datos y las fuerzas del fenómeno del poder que Maquiavelo presumía y describía. Hobbes clarifica y distingue las dimensiones del poder, temporal y espiritual, y, lo convierte en un quantum. La definición de Hobbes, tal como se lee al principio del Leviatan, es la siguiente: “El poder de un hombre…consiste en los medios para obtener determinada ventaja futura” (Hobbes, 1940). En definiciones como éstas se concibe al poder como algo que se posee: un cuerpo o una sustancia, como ha sido observado, que se conserva en un depósito. Sin embargo no hay poder si no hay, junto al sujeto (o 1

colectivo) que lo ejerce, otro sujeto (o colectivo) que se ve inducido a comportarse del modo deseado por el primero. Observamos, como anteriormente se señalo, que el poder puede ser ejercido por medio de instrumentos o cosas. Si cuento con propiedades, puedo inducir a otro a tener, cierto comportamiento que yo quiero, a cambio de propiedades. Pero si me encuentro en una isla desierta o si sencillamente el otro no esta dispuesto a tener aquella conducta a cambio de nada, mi poder se esfuma. Ello evidencia que mi poder

no se basa en la

existencia de otros y éstos se encuentran inducidos por mí a comportarse según yo lo quiera. El poder no es una cosa, o una posesión: es una relación entre hombres. II.- Del Levitan a las alternativas antropológicas Como ya se dijo anteriormente en Hobbes, el fenómeno del poder será algo físico, un conjunto de meras fuerzas que tendrán que ser equilibradas y controladas por un Leviatan. El Estado es una fuerza mayor: es el Leviatan que aglutina todo y se erige como la suprema voluntas y fundamento de la ley y la obligación. Es, pues, el positivismo jurídico, pero que exige una buena dosis de poder. El Estado no es si no la creación y recreación de fuerzas de poder. Las leyes son y deben ser poder: “La ley propiamente es a palabra de quien por derecho tiene mando sobre los demás” (Hobbes, 1940:131). Anticipándose a Weber, Hobbes declara que un gobierno no existe cuando, con poder para ordenar, declara válidas ciertas leyes: “Donde no hay poder común, la ley no existe; donde no hay ley, no hay justicia” (Hobbes, 1940:104). De ahí, pues, añade Hobbes, la necesidad de tener un Estado: “Si no se ha instituido un poder o no es suficientemente grande para nuestra seguridad, cada uno fiará tan sólo, y podrá hacerlo legalmente, sobre su propia fuerza y maña” (Hobbes, 1940: 137). El poder del homo homini lupus solamente puede ser controlado y regulado por otra fuerza o poder mayor: el Estado. Se puede decir, que los principales temas que señalan el rumbo de las investigaciones parecen haber sido influidos por el problema del orden, tal como lo planteó por primera vez Thomas Hobbes (1651) en su discusión de la necesidad 2

del Estado. Sin embargo, en la antropología el estudio de Evans-Pritchard sobre los nuer (1940) demostró que las fuerzas localizadas en el parentesco y en otros procesos sociales obviaban toda necesidad del Estado para promover el orden. Evans- Pritchard implicó que las formas estatales son un potencial, dadas ciertas condiciones históricas, como invasiones o conquista colonial, de los sistemas sin estado. Lo demostró claramente en su The Sanusi of Cyrenaica (1949). Por su parte, Pierre Clastres (1987) criticó fuertemente el sesgo occidental respecto al estado de muchos enfoques antropológicos de los procesos políticos tal como se expresan específicamente en el estudio de los sistemas no estatales son la forma “superior”. Afirmó que muchos sistemas no occidentales de poder se orientan de manera expresa contra el desarrollo de estructuras políticas centralizadas o la acumulación de poder por parte de particulares y, además, que reconocen la fuerza socialmente destructiva de las formas con Estado. Podemos decir que el mismo Clastres no se libró de su propia acusación. Pero su trabajo marca un intento por alejarse de los supuestos occidentales en el estudio del poder y representa un ejemplo de interés de muchos antropólogos por descubrir los sistemas no occidentales verdaderas alternativas de los sistemas centralizados on estado, que planteara primero Hobbes y, después de él, toda una sucesión de teóricos políticos occidentales. La mayoría de las descripciones antropológicas de sistemas políticos y procesos de poder funcionan dentro de modelos occidentales (derivados en general de cuatro grandes: Hobbes, Durkheim, Weber y Marx). La investigación antropológica ha destacado cada vez más las diferentes concepciones culturales del poder imperantes. Dumont (1970), escribiendo sobre la India hindú, ha afirmado que el poder basado en instituciones jerárquicas como el parentesco y la casta está condicionado en el seno de principios religiosos y rituales más amplios. Tambiah (1976) sobre Tailandia y

Sri Lanka, y Clifford Geertz (1980) sobre Bali, han

aseverado que las nociones de poder centradas en un Estado, concebidas desde un enfoque histórico occidental, resultan inapropiadas. Ambos sostienen que hay una ideología de centros cósmicos poderosos, pero esto en contradicción con los sistemas de poder más fragmentados. El poder está en manos de los señores 3

locales que son legitimados por medio de la pompa y el esplendor de los ritos cósmicos de los reyes que ocupan los centros. Los ciclos continuos de rebelión que caracterizan tales estados están insertos en una dinámica ideológica y estructural particular. El poder es algo que se concibe como si viniese de la periferia o del exterior, punto que destacó Hocart respecto a la India a principios del siglo XX. Todos estos enfoques cuestionan las perspectivas políticoeconómicas occidentales, que no obstante siguen siendo vitales en el trabajo de muchos etnógrafos. III.- Una aproximación antropológica más profunda a luz de Eric Wolf y Richard Adams Elementos teóricos para explicar el sistema político en México Existen distintas opiniones sobre por qué la perspectiva antropológica es pertinente para abordar el estudio de sociedades complejas. Encontramos posiciones que cuestionan el grado de complejidad de las estructuras en las sociedades contemporáneas, como la postura de Eric R. Wolf plantea que las sociedades complejas “no están organizadas ni tan estructuradas como sus representantes quieren hacernos creer” ( Wolf, 1990: 19), basa esta aseveración a partir de la existencia de un número reducido de grupos que centralizan el control de los recursos necesarios para la reproducción material y simbólica de las sociedades complejas; en otras palabras, pese a que el número de personas que cohabitan en las sociedades complejas es grande, los recursos necesarios son monopolizados por una minoría, lo que indica la existencia de estructuras de poder similares a las sociedades no complejas. Para Eric Wolf (1990), en las sociedades complejas coexisten recursos esenciales para el sistema y sus correspondientes organizaciones, con recursos y organizaciones que son suplementarios o marginales para la sociedad. Este contexto también lo hayamos en el control político: “existen recursos políticos que son primordiales para el funcionamiento del sistema y que éste intentará mantener sometido a su control pero existen también recursos y organizaciones 4

cuyo control directo resulta altísimamente costoso o difícil y en esos ocasiones, el sistema concede su soberanía a otros grupos que compiten con él y a los que permite actuar en su seno” (Wolf, 1990:19). Su interpretación sobre el control de los recursos políticos explicar porqué el sistema político permite coexistencia de grupos políticos de oposición en la estructuras de poder formal, y hasta dónde esto posibilita la continuidad del sistema (como en el caso mexicano, el magisterio de maestros). Para Eric Wolf (1990) el estudio antropológico de las estructuras de poder tiene que abarcar las estructuras interticiales, suplementarias y paralelas de las sociedades complejas y explicar su relación con las instituciones fundamentales en las que se inscriben. Él estudia tres categorías de instituciones paralelas de las sociedades complejas: las relaciones de parentesco, de amistad y de patronazgo. Podemos observar y explicar a luz de estas categorías la transferencia del poder en los partidos políticos, sin depender de los mecanismos formales que el partido establece para ello. Por ejemplo, a través de practicas como el dedazo o los tapados. Por su parte, Richard Adams (1978) establece que “los esfuerzos de un hombre por ejercer influencia sobre otro son sencillamente parte de un esfuerzo global enfocado a enfrentarse con su medio ambiente y controlarlo, a fin de hacer efectivas sus posibilidades de supervivencia” (Adams, 1978: 19). Podríamos pensar que su percepción sobre el poder es positiva, al no concebir que los individuos busquen el poder en sí mismo, sino que lo percibe como el medio para controlar el medio ambiente en el que se relaciona. Por otra parte, define al ser humano como ser racional, maximizador de oportunidades, el cual, por medio de la comprensión de los sucesos. Es capaz de tomar decisiones para alcanzar con mayor éxito el control del medio ambiente (Adams, 1978). Adams nos lleva al ámbito del ejercicio del poder social, considerándolo simultáneamente una variable dependiente e independiente, de tal forma que, al identificar y analizar los factores que determinan cómo opera, se tiene que contemplar como un proceso continuo, es decir, cómo retroalimenta e influye en el siguiente paso. A partir de esta idea 5

podemos interpretar porqué la Corriente Democrática del PRI encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas decidió romper con el PRI, a raíz de la imposición de Carlos Salinas de Gortari, situación que marcó la emergencia de un nuevo partido hoy conocido bajo la denominación: Partido de la Revolución Democrática. Para Adams 1978 la capacidad del ser humano de controlar y conformar el mundo está restringida. Existen procesos energéticos básicos que ejercen influencia sobre los sistemas de poder y las ideologías que los racionalizan; es decir, existen leyes y factores que están fuera del control de los seres humanos. Cuando Adams habla: … del control del hombre, se refiere exclusivamente a su capacidad física y energética para reordenar los elementos del medio ambiente, tanto en términos de sus posiciones físicas como de las conversaciones y transformaciones energéticas a otras formas espacio- temporales. El poder, a diferencia del control, acepta que el objeto tiene la capacidad de razonamiento y las suficientes cualidades humanas para percibir y conocer. Sólo se ejerce el poder cuando el objeto es capaz de decidir por sí mismo qué es lo que más le conviene. Si detentamos la tecnología apropiada,

los

conocimientos,

instrumentos,

habilidades

y

oportunidades

necesarias, podemos ejercer el control sobre cualquier objeto. El poder es nuestra forma de controlar a los seres humanos (Adams, 1978: 23).

Como se observa, el poder es un concepto relacional por medio del cual situamos la posición en que se encuentra un individuo o grupo, predominando relaciones donde juegan posiciones en que se ejerce el poder o se está sometido al poder, pero también encontramos relaciones sociales donde se neutralizan los actores o alguno no quiere ejercer poder. Los seres humanos – como menciona Adams (1978)- han existido siempre en un equilibrio constante y dinámico de relaciones de poder. En la interacción con otros seres humanos siempre se adoptan decisiones que generan conductas favorables o desfavorables. Pero, consciente o inconscientemente, las relaciones existen y el potencial del ejercicio del poder por parte de los demás siempre está presente.

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En el estudio del poder social, Adams (1978) no juzga que sea indispensable la referencia a la legitimidad del poder (la aceptación de la práctica), sino que enfoca su interés en que se acepta

la existencia de un poder mayor. La autoridad

(legitima o no) posee mayor poder. Como, por ejemplo, la legitimidad de los gobiernos estatales no significa que no se acepte la autoridad de los gobiernos nacionales. Por otra parte, Richard Adams señala cómo la evolución de las estructuras del poder se da a la par de la evolución del hombre, conformando así más complejas.

sociedades

Otro elemento fundamental de su teoría es “la creciente

complicación del mundo mental y la dependencia mayor del hombre hacia esa sala psíquica autoconstruida” (Adams, 1978: 87). La presencia de sistemas mentales de los individuos es lo que determina el reconocimiento de ciertas estructuras de poder y no otras, sean o no reales. Los individuos integrados socialmente establecen un conjunto de interacciones sociales en distintos sistemas (económicos, políticos, sociales, culturales, etcétera). Para lograr estas relaciones, los individuos han creado mentalmente mecanismos

ordenadores

que

les

permiten

mantener

relaciones

de

interdependencia. La introyección de normas, valores y formas de comportamiento compartidos por el grupo es lo que permite a los individuos su integración social. Para Adams, en el proceso de la expansión de la red humana se dan distintos niveles y modalidades de integración. En el mundo del hombre primitivo se integraba por la tecnología y las manipulaciones rituales, pero también por manipulaciones humanas, que estaban determinadas por el grado de control físico que se tuviera sobre las cosas “que preocupaban a los demás” (Adams, 1978:88). En las sociedades contemporáneas hay una gran cantidad de controles y formas de poder en las que están inmersos los seres humanos y de donde se deriva una estructura masiva, complicada y dinámica, pero al mismo tiempo invisible. El modelo de Adams distingue el control efectivo de la decisión de ejercitar ese control a fin de ejercer el poder, los cuales pueden tener diversos niveles de 7

legitimidad. Esta discrepancia es muy significativa, ya que la decisión en cuanto al ejercicio del poder puede estar desligada

del control del poder de manera

concreta en el tiempo y el espacio. Así como se observa en el Distrito Federal la separación entre el ejercicio del poder, detentado por el Andrés Manuel, y el control de poder que mantuvo el presidente Vicente Fox. Como lo señala Adams: “por la diferenciación entre control y toma de decisiones, es posible que otra persona tome efectivamente la decisión. Otorgar poder es permitir que otra persona tome la decisión referente al ejercicio de poder, pero el otorgante retiene el control del cual se deriva el poder (Adams, 1978:90). Este proceso de otorgar poder y controlarlo en el espacio y el tiempo es el más trascendental de las estructuras de poder. Al analizar éstas, es indispensable tomar en cuenta las formas en que un individuo (o grupo de individuos) otorga poder a otro (s), generando relaciones jerárquicas o coordinadas. Visto así, la relación entre un gobierno estatal (priístas) y el gobierno federal puede compararse con la relación de sus dirigentes del partido (PRI) y sus candidatos electos (parlamentarios), hasta analizar los conflictos generados por la autonomía con que se han desempeñado los gobernadores priístas, como fue el caso de Enrique Peña Nieto. La diferencia entre las relaciones jerárquicas asimétricas y coordinadas es que en estas últimas el control del poder es mutuo. El poder es detentado por cualquier individuo que tenga la capacidad racional para tomar decisiones y entablar, por ende, relaciones de poder. En el nivel de poder está determinado por el control de los elementos del medio ambiente que interesan a otros individuos. El poder emanado es el otorgado a un individuo para tomar decisiones por otra que mantiene el control. Pero todo individuo

detenta

algún

poder independiente

si mantiene algún

control

independiente.

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Los instrumentos analíticos de Adams para el análisis de las estructuras de poder son las unidades operantes de poder, relacionadas con el control de los recursos energéticos y el poder otorgado. Cuando Adams se refiere a unidades coordinadas, habla de aquellas donde los integrantes del grupo detentan, en esencia, el mismo nivel de poder, cada quien decide por sí mismo. Las unidades consenso están formadas por individuos u otras entidades que otorgan poder de decisión a un miembro del grupo o a una entidad. Las unidades de consenso se presentan en las sociedades modernas por la evolución de las unidades coordinadas. El poder emanado es el “que le otorgan los diversos miembros de una colectividad a un individuo. La colectividad en cualquier instante puede retirar el poder otorgado a la persona surgiendo la unidad de consenso” (Adams, 1978: 93). Cuando el líder se respalda en la mayoría del grupo para ejercer coerción inicia otro estadio de la evolución humana, “ la aparición de la estructura de poder en el que el líder alcanzaba una base de poder que le consiente cierta independencia con respecto al poder que se le concedían los miembros del grupo” (Adams, 1978:98). La unidad mayoritaria es aquella en la que un individuo toma decisiones independientes de los miembros de la colectividad. En las estructuras de poder, cuando existe una mayor independencia del líder en el ejercicio del poder, esta presta menor atención a los intereses de los otros miembros del grupo y surge una estructura corporativa. En el sistema político mexicano encontramos interrelacionadas las distintas unidades de operación que estructuran el poder político. Por ejemplo, la relación que tienen los líderes obreros con sus bases es un poder independiente y cada vez más se separan de sus intereses, pero el mismo tiempo son elementos de otra estructura de poder en la cual los intereses de los líderes obreros también son relegados o utilizados para establecer consensos en la estructura más alta. El

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sistema político mexicano tiene una estructura corporativa, donde la forma de liderazgo es independiente. La descentralización del poder no implica pérdida del control sino la concesión de los derechos en la toma de decisiones. Para Adams, existe una sucesión que va de la unidad coordinada hasta la unidad corporativa; él parte del supuesto de la evolución del poder. Al ser un proceso secuencial basado en el aumento permanente de poder existe, en primer lugar, un grupo de individuos que comparte algo similar y se manifiesta, un grupo de interés que, al unirse, conforma una unidad coordinada e inicia se evolución, la cual dependerá de la capacidad del grupo para incidir en el control de los recursos energéticos. La evolución de las estructuras de poder no se da en forma lineal; coexisten estructuras disipativas de poder que generan cambios en los grupos que detentan la centralización del poder y el control de los recursos energéticos. En el nacimiento de las estructuras disipativas se puede aproximar cómo “una reunión de individuos que manifiestan problemas adaptativos similares en un medio ambiente común pueden verse como un agregado” (Adams, 1978:100). Estos grupos o bandas, al observar sus intereses en común y al discrepar de otros que no lo comparten, se convierten en una unidad coordinada, y así se inicia el proceso de evolución del poder social capaz de incidir en las estructuras vigentes. El análisis de estructuras disipativas sirve como herramienta de análisis para investigar cómo se genera el poder de Ernesto Ruffo. Al parecer, en Baja California surge una unidad agregada conocida como los madrugadores, grupo de empresarios (principalmente) que se reunía una vez por semana a desayunar, el tema principal de discusión era la situación política y económica de esa entidad. Conforme pasa el tiempo este grupo comienza a tener injerencia en las decisiones económicas del estado, conformando una unidad de identidad, misma que evoluciona a partir de su vinculación con el Partido Acción Nacional, que representa a la unidad corporativa que se interrelaciona con otras unidades 10

corporativas de las estructuras de poder en el momento en que se le reconoce el primer triunfo en Baja California. Aunque no logra tener todos los recursos energéticos, sí mantiene un cierto grado de control fracturando el sistema corporativo, cuando menos a nivel local. Reflexiones finales. Como una primera reflexión el poder es un concepto que depende del enfoque de quien lo pretende abordar, como el sujeto depende de su contexto, con esto quiero decir que tanto Maquiavelo como Hobbes, piensan el poder desde su realidad concretamente, por otra parte, cuando los antropólogos reflexionan sobre lo dicho ya entorno al poder, lo hacen cuestionándose el carácter general de las ideas anteriores a ellos, pero su realidad en tiempo y espacio no es la misma; por ende, su interpretación no es la misma.

Más que un choque entre ideas, podemos

concebir las visiones de los primeros teóricos políticos y las antropológicas como complementarias. Por otra parte, como fenómeno social el poder es una relación entre hombres. El poder se encuentra en todas las relaciones sociales y políticas; todas las relaciones sociales y políticas son relaciones de poder, por lo cualco e todos los actores detentan una cuota diferencial del mismo. Pese a que el número de personas que conviven en las sociedades complejas es elevado, los recursos esenciales son monopolizados por una minoría, lo que sugiere la existencia de estructuras de poder similares a las sociedades no complejas. Por otra parte, los individuos no buscan el poder en si mismo, sino que lo perciben como el medio para controlar el medio ambiente en el que se relaciona. Cabe resaltar que, el poder es un concepto relacional a través del cual ubicamos la posición en que se encuentra un individuo o grupo, prevaleciendo relaciones donde juegan posiciones en que se ejerce el poder o se está sometido al poder, pero también encontramos relaciones sociales donde se neutralizan los actores o alguno no quiere ejercer poder. Sin embargo, en la interacción con otros seres humanos siempre se toman decisiones que provocan conductas favorables o desfavorables. Pero, consciente o inconscientemente, las relaciones existen y el potencial del ejercicio del poder 11

por parte de los demás siempre está presente. Finalmente, los grupos o bandas, al identificar sus intereses en común y al diferenciarse de aquellos que no lo comparten, se convierten en una unidad coordinada, y así se inicie el proceso de evolución del poder social capaz de incidir en las estructuras existentes. Finalmente, las teorías de corte antropológico nos permiten abordar fenómenos del sistema político mexicano de manera más particular, sin embargo, no debemos olvidar los elementos estructurales. En este sentido tanto las teorías de Wolf y Adams son pertinentes por que sus elementos tienen ambas características. Bibliografía Adams, Richard N.

(1978) La red de la expansión humana, Centro de

Investigaciones Superiores del INAH, Ediciones de la Casa Chata, 7, México. Clifford Geertz, (1980) Negara: The Theater State in Nineteenth Century Bali, Princeton University Press, Princeton, N.J.. Dumont, L. [1966]. (1970). Homo hiereachicus. Ensayo sobre el sistema de castas. Madrid: Aguilar. Evans-Pritchard, E. E. [1940]. (1977). Los nuer. Barcelona: Anagrama. Hobbes, Thomas. (1940), Leviathan, FCE, México. Tambiah, Stanley J. (1976). World Conqueror and World Renouncer: A Study of Buddhism and Polity inThailand Against a Historical Background. Cambridge Studies in Social Antropology 15. Cambridge University Press. Wolf, Eric R. (1990) “Relaciones de parentesco, de amistad y de patronazgo en las sociedades complejas”, en Max Gluckman y Fred Eggan, Antropología social de las sociedades complejas. Alianza Editorial, Madrid.

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