Las ciudades burguesas

Romero "Las ciudades y las ideas". Cap 6. Las ciudades burguesas Desde 1880 muchas ciudades latinoamericanas comenzaron

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Romero "Las ciudades y las ideas". Cap 6. Las ciudades burguesas Desde 1880 muchas ciudades latinoamericanas comenzaron a experimentar nuevos cambios, esta vez no solo en su estructura social sino también en su fisonomía. Y es en la formación de las elites burguesas, de su estructuración social en sus modos de vida y de sus ambiciones, desde donde las ciudades reciben una influencia que las caracteriza hoy en día. Se operó un cambio en la estructura económica de casi todos los países latinoamericanos y repercutió en las capitales, puertos y ciudades que concentraron y orientaron la producción de alguno de los productos más solicitados del mercado mundial. El cambio se dio en el sentido de la importancia que le dio el mercado mundial a los países latinoamericanos como productores de materias primas, y consumidores de productos manufacturados lo que estimuló la concentración en las ciudades, esto generó fuentes de trabajo y nuevos estilos de vida. El mercado mundial es la red donde operan los grandes centros económicos del exterior y allí se fijaba el papel de cada uno de los sectores de esa periferia que el mundo industrializado organizaba. Esto trajo a la larga una renovación de las costumbres cotidianas, en las que se noto una creciente tendencia a imitar las formas de vida que prevalecían en las grandes ciudades de Europa. La decisión de las nuevas burguesías que querían borrar el pasado, Influyó en algunas ciudades que comenzaron a transformar su fisonomía: una suntuosa avenida, un parque, un paseo de carruajes, un lujoso teatro, una arquitectura moderna; revelaron esa decisión aun cuando no lograran siempre desvanecer el fantasma de la vieja ciudad. Idea principal del texto. Hubo regiones que no pudieron responder al llamado del mercado mundial, ciudades que se estancaron en comparación de aquellas que empezaban a prosperar aceleradamente, y fueron estas últimas las que llamaron la atención, todos advirtieron que en ellas se labraba un nuevo estilo de vida latinoamericano, signado sin duda por las influencias extranjeras, pero oscuramente original, como era original el proceso social y cultural que se desenvolvía en ellas, eran metrópolis de imitación a primera vista, donde se pudo advertir la prosperidad y la transformación , tanto de la sociedad y de sus costumbres como de la fisonomía física. En las capitales tuvieron su centro los grandes intermediarios, los banqueros, los exportadores, los financistas, los magnates de la bolsa, o sea las burguesías dominantes que procuraron que la fisonomía física reflejara la imagen de un país prospero y moderno. En el caso colombiano, la influencia de la burguesía sobre la ciudad la podemos observar en la ciudad de Barranquilla, esta es una ciudad que empezó a acaparar mas el trafico internacional y servia de llave a la navegación del rió magdalena, entonces tanto su crecimiento irregular como el aire de improvisación que tenia su arquitectura se moderaron por la acción de esa nueva burguesía de origen cosmopolita y advenediza que promovió su desarrollo. Burguesías portuarias que el factor dinamizador del puerto, y de la participación en los negocios de la ciudad le dieron un toque moderno a la ciudad y así estas burguesías incidieron en su fisonomía.

Pero no solo los puertos prosperaron también lo hicieron ciudades del interior de sus países que se constituyeron en focos de desarrollo y productores de bienes, como lo fue el caso de Medellín y si analizamos el capitulo de Romero, entonces, encontramos que Medellín como polo de desarrollo atrayente desde principios del siglo xx, genero el estancamiento de otras regiones o pequeñas ciudades, ya que fue aquí en Medellín donde tuvieron asiento las nuevas elites burguesas. Entretanto conservaron su ambiente provinciano las ciudades que quedaron al margen de la modernización económica y esa circunstancia les presto el aire de ciudades estancadas, en contraste con las metrópolis en ascenso donde parecía posible el mismo ascenso social, el lujo las luces, las comodidades y la disposición a participar no de momentos tradicionales y provincianos propios de las ciudades estancadas si no de la vida urbana con sus nuevos encantos sociales, culturales y técnicos. Las ciudades que quedaron incluidas en el sistema de la nueva economía, se le presentaron dos fenómenos, el de la movilidad social y el de lo demográfico, las viejas sociedades tradicionales empezaron a trasmutarse, tanto la participación en la estructura urbana que empezaba a gestarse la demandaban los marginales de la sociedad normalizada, como los nuevos inmigrantes que venían de la zona rural y de pequeñas poblaciones, estos empezaron a competir con la sociedad tradicional que era la depositaria original de todas las actividades y roles que asignaba la estructura tradicional. La movilidad social empezó a minar la estructura del patriciado que amenazaba su posición y esto facilitaba la apertura, de otros miembros de sus grupos sociales o a otros individuos hacia nuevas actitudes que comprometían la situación de la vieja clase. Hubo entonces en la estructura social tradicional quienes frente a las nuevas perspectivas económicas que se plantearon en las últimas décadas del siglo, se mostraron aptos para modificar sus principios y sus tendencias pensando en aceptar y aprovechar las oportunidades que se presentaban. Otros en cambio no quisieron hacerlo y esto es lo que ha traído en América latina la disputa ideológica entre conservadores y liberales o entre las posturas modernas o tradicionales. Las ciudades asisten a la aparición de una turba de personalidades interlopes, sin títulos que acrediten su ascensión, pero que batallan todas con audacia y vehemencia por la posesión del poder y la dirección del país. Entonces en el ámbito de la conducción nacional, orientada hacia el aprovechamiento total de las nuevas posibilidades que el mercado mundial ofrecía, empezaron a predominar figuras de otra mentalidad y otro temperamento que emergían formando un nuevo grupo social, entonces entran a la escena las nuevas burguesías en un contexto donde se multiplicaron las demandas del mercado internacional, las exigencias de ciertos requisitos fueron formuladas por quienes lo controlaban y se hizo necesario satisfacerlas no solo ajustando los sistemas de producción sino también creando la infraestructura necesaria, empezó a predominar un nuevo estilo el de la gran burguesía del mundo industrial, despersonalizado y anónimo cuando se trataba de negocios, un estilo audaz y arrollador que suplantaba la tradicional. Los que buscaban el ascenso social y económico también fue un grupo social compuesto por los miembros de la clase media, lo ideal era buscar la gran oportunidad en el mundo de los negocios de la producción y la comercialización, o sea en la movilidad originada lo importante era la incorporación en el funcionamiento de la intrincada madeja de los negocios internacionales, la especulación, la comercialización, la producción, el sector

financiero, todos ellos, y muchos mas de variada capacidad, fundaron compañías , aglutinaron capitales y personas, prestaron a las ciudades el ritmo dinámico de un puesto de comando desde el que se proyectaba el destino inmediato y mediato del país, eran los hombres de experiencia , no solo ofrecían a las burguesías locales caminos insospechados para ellas sino también experiencia del mundo internacional y conocimiento concreto en relación con el manejo de los negocios, fue así como se robusteció la relación de dependencia entre las economías nacionales y los grandes centros del mundo industrializado. Las nuevas burguesías y el aire cosmopolita que le imprimieron a las ciudades. Estas nuevas burguesías de las ciudades que se transformaban se mantenían abiertas, permeables a todas las aspiraciones de ascenso social que latían en los estratos medios y populares. La cotidiana imitación de Europa. Casi todos los que observaron con atención esa coyuntura latinoamericana repararon en el riesgo y la gravedad del paso que se daba de una forma de vida arraigada y tradicional a otra que consistía al fin de cuentas, en un conjunto de recetas y formulas exteriores para modificar la apariencia de los usos y las costumbres. Las clases dominantes de las ciudades que impusieron sus puntos de vista sobre el desarrollo de regiones y países tenían una mentalidad organizada. La gran burguesa industrial ofrecía el espectáculo del apogeo de su mentalidad triunfadora. Las burguesías latinoamericanas posicionan a Latinoamérica como una zona de influencia, en el proceso de la gran expansión industrial. La disputa ideológica al respecto se presento ya que hubo sectores que se mantuvieron fieles al tradicionalismo colonial, pero las nuevas burguesías se volcaron hacia las nuevas ideas que circulaban simplificadas o acuñadas como consignas de combate. Fueron las burguesías urbanas con una nueva mentalidad de la clase dirigente inspirada en el liberalismo progresista, era el tiempo de la filosofía del progreso, y en esta versión el progreso era fundamentalmente una continua y tenaz conquista de la racionalidad, el progreso era el continuo desarrollo de la conquista de la naturaleza para ponerla al servicio del hombre, de la producción de bienes, de riquezas y bienestar. Pero el problema que presento Latinoamérica fue que nada del progreso se había producido aquí, todo había que importarlo y ajustarlo a la sociedad latinoamericana. Así se construyó el núcleo de la mentalidad burguesa definida por el progreso en oposición al estancamiento y a la perduración de los viejos modos de vida. El progreso de la ciencia y la técnica hacia la producción operaba sobre la estructura social ya que ocasionaba la formación de grupos nuevos pero en realidad se planeaba como un problema de individuos.