La Mente Nos Puede Enfermar o Sanar

LA MENTE NOS PUEDE ENFERMAR O SANAR Somos pensamiento, energía, espíritu o principio vital que nos hace consciente el es

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LA MENTE NOS PUEDE ENFERMAR O SANAR Somos pensamiento, energía, espíritu o principio vital que nos hace consciente el estar aquí y ahora, que nos hace actuar como individuos y darnos cuenta que tenemos cuerpo, familia, casa y otras propiedades. El “somos” es nuestra esencia, y el “tenemos” es lo pasajero que nos pueden quitar. La muerte es sólo el final del tengo, pero el soy continúa viviendo. El cuerpo que podemos ver, tocar, oler y pesar, es controlado por los pensamientos, algo que nadie ha podido ver ni sentir, pero que todos aceptan su existencia. La mente es la parte operativa del cerebro; es el conjunto de las capacidades intelectuales, como el pensamiento, la inte- ligencia y la memoria. La mente analiza las señales de los sentidos, con- trola los movimientos del cuerpo y regula las funciones del organismo. Puede combinar la capacidad de pensar, imaginar y recordar para crear guiones dignos de películas, hacernos actuar como si ello fuese cierto, y hasta crear síntomas de enfermedades inexistentes. Todo cuanto ha sido creado por el hombre, pasó primero por la mente. Para lograr algo, primero lo desea, luego cree que puede hacerlo y finalmente lo crea. Actúan de tal modo los pensamientos, que hasta le pueden cambiar los rasgos faciales a una persona. Por ejemplo, con sólo mirar a alguien nos formamos la idea de que es benévolo, de mal carácter o un drogadic- to marihuanero. Los pensamientos influyen en la reproducción celular y en la producción natural de analgésicos, antibióticos, sustancias o tejido que se requiera para sanar una enfermedad o un daño en el organismo. Las células disponen de funciones autónomas propias de cada órgano que conforman, y de funciones que dependen del cerebro como órgano de comando central. Los pensamientos positivos y optimistas propician una buena salud. 33

Somatizar es transformar problemas psíquicos en síntomas orgáni- cos de manera involuntaria. Es reflejar en alguna parte del cuerpo las emociones, conflictos psíquicos u otros esquemas mentales. Los rencores y demás emociones negativas se pueden manifestar como bloqueo, dolor, picazón o hinchazón en otras partes del cuerpo. El odio puede causar artritis, cáncer y problemas del colon. Abusos sexuales pueden generar quistes en los ovarios. También hemos visto casos de ataques de epilepsia causados por desarmonización psíquica debida a resentimientos, traumas sexuales y sentimientos de culpa, más que por desórdenes fisiológicos. El hipotálamo y la glándula hipófisis controlan la mayor parte de los procesos fisiológicos, como la temperatura, el metabolismo del agua, el apetito, el sueño, las funciones respiratorias y vasculares. Somatizan las emociones y segregan hormonas que viajan por el torrente sanguíneo llevando órdenes químicas para efectuar cada función orgánica. Si en el transcurso de una enfermedad modificamos los pensamientos degene- rativos y liberamos los conflictos emocionales, las nuevas células que el cuerpo crea diariamente pueden ocupar el orden orgánico que les corres- ponde, desaparecer un tumor y dicha enfermedad puede sanar. Por ejemplo, si un niño es castigado repetida e injustamente, puede somatizar ello a manera de mareos o pérdida momentánea del conoci- miento para convertirse en víctima y tratar de evitar con ello los castigos. Si sus padres se insultan y amenazan con la separación, puede enfermar o aislarse para llamar la atención y mantenerlos unidos. Ejemplo con agua. El agua que cae en un lugar puede fluir subterrá- neamente por la tierra y se puede detectar a modo de humedad que daña la pintura en una pared alejada del origen. Ejemplo con un ratón. En un viejo edificio cierto día los sensores de incendio e inundación en las diversas plantas comenzaron a dar señales de alarma. Los bomberos venían haciendo sonar sus sirenas, alistaban las mangueras e iban a los distintos lugares que el monitor indicaba, pero no encontraban nada anormal. Y así ocu- rrió durante varios días, hasta que final- mente descubrieron que la causa era un 34

ratón que mordisqueaba los cables de la red de señales en la terraza del edificio. Haciendo una analogía con nuestro cuerpo, eso es equivalen- te a tener fibromialgia, sensación de dolor en distintas partes y que los médicos no hallan la razón, no encuentran el ratón emocional que está mordisqueando las fibras nerviosas y causando falsos síntomas. Los sentidos envían al cerebro la información que estamos recibien- do cuando vemos, tocamos y olemos, a manera de impulsos eléctricos y señales bioquímicas. El cerebro genera una imagen del hecho real que está aconteciendo y produce una respuesta específica para cada estímulo físico o psicológico: aumenta el ritmo cardíaco, estimula los músculos de las piernas para saltar o correr, produce sudor o temblor. Por ejemplo, si vemos que un familiar cercano fallece en un acciden- te, nos acongoja la tristeza, lloramos y hasta podemos desmayar. Supo- niendo que han pasado muchos años, y olemos o escuchamos algo que nos impactó el día del accidente, el cerebro puede hacer una asociación inconsciente, trae de la memoria la imagen virtual y produce la mis- ma respuesta, sin importar que haya pasado mucho tiempo: aumenta el ritmo cardíaco, estimula los músculos de las piernas y produce sudor o temblor. Los recuerdos hacen que el cerebro active el hipotálamo y la hipófisis para reproducir estados emocionales de alegría o tristeza. La terapia regresiva es una herramienta muy útil porque permite averiguar y sanar fácilmente las causas de los trastornos, usualmente en una sesión, cuando por los métodos tradicionales de la psicología se ne- cesitarían muchas horas. No son los recuerdos propiamente lo que nos afecta, sino las emociones que hemos vinculado a esos recuerdos. Cuando perdona- mos algo, ese hecho sucedido no se borra del recuerdo, sino que se libera de la emoción que le hemos asociado, y de este modo nos deja de afectar. Por simple sugestión hipnótica, la mente puede hacer que experimen- temos la sensación de frío o calor, producir marcas, rasguños o ampollas en la piel sin haber tocado un objeto caliente o punzante (dermografía), aliviar asmas, impotencia, dolores, fobias, neurosis, ansiedad, depresión, anorexia (negarse a comer por cuestiones psicológicas), insensibilizar partes del cuerpo para permitir operaciones quirúrgicas sin anestesia, y 35

hasta controlar el sistema nervioso simpático para cerrar vasos sanguí- neos y detener la salida de sangre por una herida. El cambio de roles (imaginar ser el otro, ponerse en su lugar) es sorprendente en estado hipnótico. Pareciera como si el terapeuta estu- viese hablando realmente con el otro a través del sujeto. Hemos recibido testimonios de algunos casos en los que se hizo terapia de perdón por este medio, y como resultado del supuesto diálogo entre el sujeto y la persona ausente, hubo modifi cación positiva de conductas en los sujetos relacionados. Así como un médico puede recetar un placebo para que un enfermo sane por sugestión (sustancia inerte que carece de acción curativa pero produce un efecto terapéutico si el enfermo la toma convencido de que es un medicamento realmente efi caz), el hipnoterapeuta puede ca- nalizar la ensoñación del sujeto en la hipnosis para ayudarle a crear una fantasía acorde con lo que desea sanar, tal como liberar sentimientos de culpa o rencor, y elaborar duelos por la pérdida de una relación o muerte de un ser querido. En el caso de experiencias místicas, por ejemplo, como encuentros espirituales con parientes que han fallecido, sean reales o no, el sujeto experimenta intensamente el gran poder que poseen, y su vida puede cambiar notoriamente.