La Ciudad de Los Fotografos

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UNIVERSIDAD CENTRAL Taller de poder y tecnología Francisco Fernando Morales Topahueso Las producciones de sentido La comprensión del sujeto está ligada a un estudio detallado de sus condiciones materiales e ideológicas en las que coexiste. Con la implantación del sistema capitalista, su evolución, auge y mutación al mercado neoliberalista se han venido transformando la subjetividad y, a su vez, la forma en la que nos relacionamos con el mundo y las bases del entendimiento del yo y del otro, al nivel que se ha llegado a simplificar la concepción del ser a categorías como cliente, empleado, empleador, etc.; trivializando de manera abrupta el mundo social a la esfera de lo laboral donde las relaciones son meramente utilitaristas. Al pensar en esto nos damos cuenta de la dificultad existente al intentar definir la incidencia que tienen conceptos como cultura, deseo y la misma subjetividad en la modernidad. Todo movimiento social de revolución y cambio se ha visto acompañado por una serie de elementos, o productos si se prefiere, culturales, entendiendo lo cultural sobre el eje alma colectiva-civilización, que en su oportunidad alimentaron la insatisfacción de algunos sectores y de esta manera promovían una fuerza social organizada que lograba cambios certeros sobre las premisas de sus desacuerdos, un ejemplo es la revolución estudiantil de Mayo del 68 en Francia que fue alimentada con pinturas, caricaturas, ensayos, teorías, poesía, cine y fotografía permeada por completo de protesta. Pareciera una imposibilidad pensar en los movimientos sociales sin la corriente estética y artística que se liga a ellos. Esto nos lleva a pensar la importancia de procesos culturales como la fotografía en las sociedades modernas en Latinoamérica. El régimen militar de Augusto Pinochet había sumido la política, los medios de comunicación y las mentes en un absoluto umbral de ignorancia y ausencia en el que convivieron durante cerca de diez años sin oponer resistencia alguna, donde se le ofrecía a la sociedad civil la

información necesaria para vivir de manera sumisa ante el poder totalitarista de este dictador. Durante las revueltas propiciadas en 1981 por una serie de asesinatos, torturas y desapariciones que habían sido efectuados por miembros de las fuerzas militares, distinguimos la labor ejercida por los fotógrafos como actores esenciales en la evolución de las revueltas. El acto de registrar todo aquello que sucedía en las marchas era motivo de una lucha, de unos lineamientos de resistencia que se oponían al gobierno. La fotografía se convierte en el recurso principal de la oposición para registrar, crear y expresar su desacuerdo con la situación social y política del país en esa época, el mismo acto de estar tomando fotografías en una marcha les dio la posibilidad de defenderse como grupo y de formar una colectividad, que se llamó AFI. La figura del fotógrafo está gobernada por unos paradigmas éticos y sociales que lo comprometen a develar una información que durante mucho tiempo estuvo oculta para beneficio de Pinochet, mostrando que de la crisis contextual del sujeto se forma su subjetividad y a su vez se desarrolla implícito un proceso de singularización enfocado a la conformación de un serideológico caracterizado por el ser-para-ser y el ser-para-sí. Aunque todos se refugiaban bajo una organización, cada uno de ellos era un sujeto que manifestaba su subjetividad del poder a través del lente de la cámara, vale aclarar que esta práctica estaba asociada en su totalidad a lineamientos sociales humanitarios que buscaban construir y derrocar los imaginarios que se formaban al pensar en Pinochet, aunque nunca se desestimó recibir ayudas económicas o instrumentales a cambio de material fotográfico que luego sería expuesto en medios de comunicación internacionales como Reuters. La construcción de subjetividades y la multiplicidad del entendimiento de la cultura como valor y mercancía son articulaciones que hicieron parte de las intenciones que tenían los fotógrafos, pues a partir de la emisión de sus fotos encontramos en un primer aspecto una manifestación propia del individuo que se acopla con el lineamiento revolucionario que crecía en esta década. De igual manera la fotografía entra a ser una mercancía no para los medios, ni una mercancía que

represente ningún tipo de sustento económico, más bien un sustento simbólico, lo que representan estas para el otro, esta figura dotada de gran sensibilidad, la familia, los amigos, los vecinos, los ciudadanos, la indignación y las proclamas reflejadas a través de los atropellos que aún se conservan en el papel fotográfico y en la memoria de los fotógrafos. La crisis que terminó con el régimen militar del dictador Augusto Pinochet es un reflejo de la imposibilidad de mantener bajo su control la plusvalía económica y de poder. Los medios de sumisión y de control no fueron suficientes para controlar la insatisfacción y la impotencia que crecía en el interior de los ciudadanos chilenos que comprendieron el abuso a sus derechos y la vulneración del sentimiento compartido colectivamente de pueblo y nación, que los llevo a luchar y a manifestarse para terminar con la política de silencio y castigo sostenida durante tanto tiempo.