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Damaged Kim Pritekel

RESUMEN

Familia. Un grupo de personas con las que estás relacionado por sangre o amor. Nora Schaeffer ha vuelto a casa con su familia después de veinte años trabajando alrededor del mundo como fotógrafa de National Geographic. Ella es acogida en los brazos abiertos de su padre y sus hermanos. Familia. Un grupo de personas que te apoyan, te levantan cuando te caes. Shannon, la más joven de los cuatro hermanos Schaeffer, ha desaparecida, dejando a su hija de cinco años, Bella, aterrorizada y sola; para ayudar a encontrar a Shannon, Nora no tiene más remedio que recurrir al fantasma de cabellos oscuros que la ha perseguido durante veinte años. En el camino, encuentra su propio corazón muerto hace mucho tiempo y descubre secretos familiares escalofriantes más allá de la imaginación. Familia. Un grupo de personas que se unirán para esconder el alma podrida en su núcleo a toda costa. ¿Quién vivirá? ¿Quién morirá? ¿Quién será el más dañado? ¿Y quién aprenderá a amar de nuevo?

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Prólogo ¿Entonces qué?−Preguntó la niña de cinco años, con los ojos verdes muy abiertos emocionada por la historia que le estaba siendo contada. −Bueno−dijo Shannon, sentada al lado de la cama de la niña, su mano descansando sobre el pequeño cuerpo escondido, debajo de las sábanas, con la voz baja,−cuando llegaron a la cima...¡encontraron el lápiz! −¿Lo hicieron?−Susurró la niña con asombro. −Lo hicieron. Y lo que encontraron fue un lápiz dorado. −¡Así que Peter pudo hacer su tarea! −¡Exactamente!−Shannon abrazó a la niña y la meció, dejando un beso en su cabeza.−Duerme bien, cariño, dulce Bella−dijo en voz baja.−Te amo. −Yo también te amo, mami−dijo la chica con un bostezo quebrando la mandíbula. Sonriendo y llena de amor, Shannon metió a su única hija y dejó la pequeña habitación en el apartamento de dos habitaciones, cerrando la puerta, la luz nocturna de la nube pintando la habitación con un suave tono blanco. Dirigiéndose por el corto pasillo hacia el baño, Shannon se quitó la bata, caminando desnuda hasta que llegó a la bañera. Giró las perillas hasta que la temperatura del agua era lo que quería antes de tirar del vástago para expulsar el agua de la delicada ducha. Casi gruñó mientras entraba en la bañera y cerraba la endeble cortina de plástico de la ducha; odiaba que esencialmente tuviera que correr por el pequeño espacio para mojarse. Pero, eventualmente fue capaz de suavizar su pelo corto, negro de botella y comenzar su lavado. Una ducha rápida después, se paró frente al espejo, una vez más desnuda, prefiriendo secarse al aire mientras comenzaba la intrincada danza del maquillaje y el cabello. Se sorprendió al saber de él y quería lucir lo mejor posible. Olía bien, se vería bien, y al final del día, sabía que era buena.

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Apartándose del espejo, ignorando cómo las sombras de dos de las cinco bombillas quemadas la hacían mirar, se veía en el espejo rodeada de bombillas, lista para salir a ese escenario. Sonrió, admirando el rojo del lápiz labial. Solía amar su sonrisa, pero no había tenido mucho de lo que estar realmente feliz en mucho tiempo; mientras cerraba los labios, también cerró la puerta a las elecciones cuestionables que había hecho de vez en cuando. Esperaba que no lo notara o le importara; esperaba que él todavía viera lo que hizo en ese escenario siete años antes. −Tienes esto−murmuró, con un guiño de ojos ahumados que respaldaba su afirmación. Mirando a Bella una vez más, se metió en sus tacones de aguja y agarró su bolso, llaves y teléfono celular y luego salió.

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Capítulo Uno −Jesús, ¿quién le dijo que esto era una buena idea? −Jamie, si me haces que te lo diga una vez más, voy a matarte, ¿okey?−Dijo Nora Schaeffer, levantando la vista de su cámara, con una sonrisa asquerosamente dulce en los labios. −Dios, puedes ser tan gruñona.−La siguió fuera de la casa y al elegante patio ajardinado donde se estaba reuniendo la fiesta de bodas.−Pero vamos, Nora,−susurró, encogiendo su pesado bolso de la cámara sobre su hombro.−Ese vestido es horrible. −Cállate,−gruñó Nora. Después de la boda, Nora y Jamie tuvieron una cena y ella los dejó en su apartamento en el centro de Pueblo, entregándole un cheque por su trabajo ese día como su asistente. Dejando a Jamie, se dirigió a lo que se conoce como "El Condado," el área de tierras de cultivo de Pueblo, Colorado, donde las familias habían vivido y cultivado durante generaciones. Cuando giró a la derecha en la calle Treinta y seis, justo enfrente de Pueblo County High School, se adentró en las tierras de cultivo, con una pequeña sonrisa en su rostro al pensar en su casa. Desde que había sido una niña, había una casa en particular que siempre había amado y había soñado con un día de poseer. Dio varios giros más antes de estar en su propia calle,—un camino de tierra para mantener su Jeep constantemente cubierto de polvo,—y una pintoresca y vieja granja al final del camino. Era una de dos pisos y el nivel inferior se había construido casi 130 años antes, un segundo piso treinta años más tarde. La casa blanca con contraventanas negras, buhardillas y un porche envolvente se extendía sobre cuatro acres, y el factor decisivo era el apartamento estudio de 700 pies cuadrados en la parte de arriba;—eso es lo que el vendió en el lugar. Originalmente era un cobertizo para equipos agrícolas, ahora era su estudio casero. Las llantas de su Jeep Wrangler Unlimited rojo crujieron en la gravilla de la calzada a su casa, el cuatro puertas se detuvo frente de un Al−Anka20219

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garaje independiente de un coche, original de la casa. En un momento, carretas, calesas y un carruaje habían sido estacionados dentro. Ahora, el motor caliente de su Jeep contrastaba mientras se enfriaba y ella salía, dirigiéndose a la parte de atrás para recuperar su equipo. Con un gruñido, Nora empujó la pesada bolsa de la cámara sobre su hombro, así tenía dos manos libres para recoger los dos trípodes que había traído para la sesión. Marchó por el camino de losas hacia el estudio y abrió la puerta, dejándose entrar. Con un bostezo, lo único que quería era descargar todo y sumergirse en su bañera con patas, también original de la casa. La granja no era grande: tres dormitorios, sala de estar, lavadero y una pequeña cocina con un baño a un lado; medía unos mil doscientos pies cuadrados, pero solo para ella era perfecto. Las antiguas paredes de yeso estaban llenas de exquisitos cuadros enmarcados y enmarañados de todo el mundo de sus días como fotógrafa cuando trabajaba para National Geographic. Había comenzado a llevar equipo para Ralph Dalstrom, uno de los mejores en el negocio, siguiéndolo a través de las montañas de Nepal; eventualmente, se acercó a uno de sus fotógrafos principales con premios para respaldar su trabajo. Entró en la casa por la puerta de atrás, que daba a la cocina, y se sentó en el pequeño taburete justo dentro de la puerta para quitarse los zapatos. Dejó escapar un gemido casi obsceno: le dolían los pies por tantas horas. Había sido una boda larga y un día aún más largo; suspirando pesadamente, se puso de pie y se dirigió al baño, sin molestarse en cerrar la puerta. En los dieciocho meses que había vuelto a vivir en el campo, tenía que acostumbrarse a vivir sola de nuevo, mientras vivía en el extranjero, por lo general tenía un compañero de habitación, ya fuera su asistente para cargar su equipo mientras se trasladaban de una tarea a otra o un productor que organizaba los viajes. Ajustó la bañera y prendió el agua caliente con un poco de frío antes de verter un pequeño baño de burbujas con aroma a lavanda. El agua corría y se formaban burbujas fragantes, se volvió hacia al gabinete antiguo rematado con un lavamanos. Echó un vistazo al espejo ovalado de la pared que había encima de él mientras buscaba en el tocador para tomar su crema fría. Durante un día normal, llevaba poco o nada de maquillaje, pero durante un trabajo, lo hizo. Ahora, todo lo que quería era que se fuera. A Nora le dijeron que era una mujer hermosa, pero no estuvo de acuerdo ni le importó. Su cabello castaño oscuro estaba cortado en una Página 5 de 288 Al−Anka20219

melena corta, un lado generalmente metido detrás de una oreja. Tenía brillantes ojos verdes, que sabía que eran demasiado expresivos. La metieron en problemas. Tenía una constitución promedio y era un poco más baja que la altura promedio de una mujer, pero lo compensó con una actitud combativa y una mentalidad de solitaria. Sonriendo a sus propios pensamientos, se retiró el cabello de la cara con un cintillo y luego se lavó la cara. Terminado, limpió el agua alrededor del lavabo y luego se desnudó mientras entraba en la bañera y se hundía debajo de la espuma. Apoyando la cabeza contra el hierro colado, cerró los ojos y permitió que su cuerpo se relajara, sus dolencias y dolores por una mala espalda se apretaban de vez en cuando hasta que comenzaban a soltarse cuando el calor absorbía sus músculos. Cuando comenzó a relajarse aún más, su teléfono celular sonó en el mostrador de la cocina. Enojada, abrió violentamente los ojos y miró en esa dirección general. No había forma en el infierno de que fuera a dejar el paraíso por una llamada telefónica.

v Nora se encogió cuando miró más de cerca la fotografía que había tomado dos días antes. Aunque Jamie había sido inapropiado para comentar sobre el vestido de la novia en el evento, no era incorrecto; sinceramente parecía que un atuendo de bailarina de cabaret y el de Laura Ingalls decidieron aparearse y el vestido de novia de Debra Spencer fue el fruto de sus pasiones. Negando con la cabeza, continuó con las fotografías. A pesar de las...opciones de atuendos interesantes y el hecho de que el novio lució varios tatuajes faciales, la pareja de alguna manera logró ser increíblemente fotogénica. Eran juguetones y estaban dispuestos a probar cosas nuevas, lo que siempre fue divertido para Nora, ya que las sesiones de boda podían ser terriblemente aburridas y faltas de originalidad. −De acuerdo, Debra−dijo, arrebatando una imagen en particular, que pensó que la novia estaría encantada,−hagamos que este cachorro se vea perfecto. Tan involucrada con lo que estaba haciendo, Nora se sobresaltó sorprendida cuando sonó su teléfono. Echando un vistazo al lugar donde estaba puesto sobre la mesa detrás de ella, alcanzó y sus dedos

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tropezaron con la mesa hasta que lo tocaron, su atención aún estaba en la pantalla de la computadora. −¿Hola?...Sí, esta es Nora, ¿quién es esta?...Lo siento, no conozco a Penny García, creo que tienes el número equivocado…−Se sentó un poco más derecha en su silla, con una aerografía olvidado.−¿Espera? ¿Cuánto tiempo?−Se llevó una mano a la frente y cerró los ojos.−¿Cuál es la dirección?

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Capitulo Dos Jill Lacey se rió por teléfono.−Edward, si no tienes el servicio de catering de la fiesta de aniversario de Oliver y Bethany, nunca te lo perdonaré.−Se rió de nuevo cuando se dirigió al baño principal, que era más grande que la mayoría de los apartamentos tipo estudio. Su bata de seda abierta fluía detrás de ella.−Sí, me doy cuenta de que la fiesta de cumpleaños no es hasta el 20 de octubre, pero no hay manera de que deje que Paige tenga una mejor fiesta para esa hija fea de ella que yo para los gemelos. Quiero decir, vamos, Edward,−dijo dulcemente, observándose a sí misma en el gran espejo de pared.−Sylvia y Tyler solo cumplirán dieciséis años una vez.−Sonrió por lo que había escuchado al otro lado de la línea.−Buen chico. Al finalizar la llamada, arrojó su teléfono a las encimeras de mármol recién instaladas con los lavabos dobles. La exquisita piedra blanca también se usó en el piso y las paredes de la ducha de pie, lo suficientemente grande como para un grupo de cuatro, si eso le interesara. Por ahora, sus pensamientos estaban en el hecho de que los gemelos habían vuelto a la escuela y era un día gris y lluvioso, perfecto para un almuerzo rápido. Justo a tiempo, escuchó que la puerta de entrada se abría y la pesada pisada de botas de trabajo subía por la enorme escalera sinuosa. −Robert−dijo, mirándose una última vez antes de apresurarse a regresar a la habitación. Él era un hombre tan guapo. Aunque nunca había encontrado atractivos a los pelirrojos, había algo en él que la volvía loca, con su cabello rojo intenso y sus profundos ojos azules. Su sonrisa, sin embargo, se aseguró para ella. Eso y que era un amante fantástico. Se inclinó para abrir su bata y se posó en la cama con una sonrisa de bienvenida en los labios.

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v Saciado y recién duchado, Robert había vuelto al trabajo, y Jill se movió a través de la casa de 6.500 pies cuadrados. Esa mañana, Ezra, la ama de llaves, había pasado por allí, y Jill quería asegurarse de que había conseguido todo lo que Jill le había pedido que hiciera. Había notado en los últimos dos meses, que la mujer que había estado trabajando para ellos por poco menos de dos años no estaba haciendo un trabajo tan completo. Era una casa grande, sí, pero a Ezra le pagaban bastante bien por sus esfuerzos. Satisfecha con lo que encontró, se dirigió para encontrase con Bethany para su almuerzo planeado.

v −Hola, lo siento, llegué tarde−dijo apresurada mientras entraba alegremente al restaurante donde Bethany ya estaba sentada y tenía una sangría de vino tinto frente a ella.−Tuve problemas con Ezra.−Una mentira, pero estaba avergonzada por la verdadera razón de su tardanza. Dejó su bolso en la silla vacía a su derecha mientras se sentaba frente a Betania.−¡Oh, eso se ve bien!−Hizo un gesto con la mano a un camarero que corrió hacia ellas.−Me gustaría uno de esos también, por favor. −Sí, señora−dijo antes de salir corriendo para cumplir sus órdenes. Se apartó el pelo rubio de la cara y dejó escapar un suspiro de exasperación.−Qué día.−Tomó el menú en sus manos y lo abrió, mirando las selecciones.−Pero,−agregó, mirando a la mujer afro estadounidense que había sido su amiga por poco menos de cinco años,−logré llamar a Eddie por teléfono. Lo amenacé con castrarlo esencialmente si él no me conseguía a Carol y su gente. −Su comida es increíble−dijo Bethany, bebiendo su bebida; estuvieron calladas mientras el camarero bajaba la bebida de Jill a la mesa y luego tomaba su pedido de comida. Una vez que se fue, Bethany levantó su copa.−Por una fiesta exitosa para los gemelos. Jill sonrió y chocó ligeramente su copa con la de su amiga. Ambas tomaron un sorbo y ella dejó su copa.−Va a ser espectacular, lo mejor del vecindario, seguro. −¿Sylvia y Tyler están deseando que llegue? Al−Anka20219

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−Lo están. ¡Oh!−Exclamó Jill, golpeando con sus palmas contra la mesa.−Una de las maestras de Tyler tuvo la audacia de llamarme ayer y decirme que está preocupada de que no se gradúe si no controla sus hábitos de estudio ahora.−Puso los ojos en blanco.−¿Puedes creer el valor? −¿Él es qué, un estudiante de segundo año? Dios,−dijo Betania, tomando su bebida en la mano otra vez.−Tal vez si ella hiciera su trabajo, Tyler sería capaz de hacer el suyo. −Exactamente lo que le dije. Perra.−Ambas atenciones fueron atraídas por el bolso de Jill cuando sonó su teléfono celular. Lo desenterró y puso los ojos en blanco.−No responderé eso. −¿Quién es? −Nora. −¿Están peleando de nuevo? Jill se rió entre dientes.−¿Cuándo no lo estamos? Ella siente que está perfectamente bien criticar mi vida y mi matrimonio.−Se inclinó ligeramente hacia adelante.−¿Puedes creer que compró esa vieja granja desvencijada en Nicholson Road? Quiero decir, ¿quién hace eso?−El teléfono sonó de nuevo, el nombre de Nora apareció por segunda vez.−Entiéndelo, Nora−dijo Jill, sorbiendo su bebida. Las dos mujeres continuaron hablando cuando el teléfono de Jill volvió a sonar; esta vez era Sylvia. Con un suspiro molesto, respondió.−Hey cariño; estoy en almorzando con Bethany. ¿Qué pasa?−Usó su mano libre para recoger su tenedor a través de su ensalada mientras escuchaba lo que le decía su hija.−Cariño, ella trató de llamarme ya. Sabes que no estamos hablando con la tía Nora en este momento, así que...−Le puso la picada en la boca y masticó. Cejas finamente arqueadas se juntaron.−¿Qué quieres decir con que es importante? No la llamo, Sylvia... ya veo.−Jill dejó escapar un profundo suspiro.−Sí, la llamaré de regreso.

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Capítulo Tres −¡Downs!−Gritó el entrenador Schaeffer, su voz retumbaba en el gran gimnasio. Hizo sonar su silbato, y todo el equipo de fútbol se detuvo frente a su carrera forzada por el perímetro, muchos de ellos inclinándose con las manos en las rodillas mientras sus pechos se movían.−¡Ven aquí!−El jugador del equipo universitario trotó hacia donde el entrenador estaba de pie detrás del podio en la esquina donde estaba trabajando en las jugadas del primer juego en una semana. −¿Sí, entrenador? LJ Schaeffer miró al pateador sobre los bordes de sus lentes de lectura.−¿En serio, Randy?−Preguntó en una voz tranquila, pero firme.−¿Vas en tu tercer año en este equipo y decides que es una buena idea caminar durante una carrera? El pateador cruzó los brazos sobre el pecho y miró hacia otro lado, una mano se acercó para acariciar su intento de barba, que era más bien parches de pelo ralo que una insignia de masculinidad. −Y otra cosa, si quieres estar en este equipo−gruñó el entrenador,−te verás cómo un hombre, no como una persona sin hogar; ten esa mierda bajo control, o encontraré a alguien que estaría feliz de ser una cara respetable de este equipo.−Cuando Schaeffer sintió que no lo escuchaban, agarró al adolescente por la parte delantera de su camisa.−¿Me entiendes?−Observando el rápido asentimiento del jugador y sus ojos muy abiertos, dejó caer su mano y se alejó de él, de hecho lo despidió. Lawrence Schaeffer, Jr. notó una figura caminando hacia él a través del gimnasio, zapatos brillantes de Gucci reflejados en el pulido piso de madera. Dejó caer el lápiz y observó al hombre que se acercaba, un hombre que parecía haber salido de un anuncio de Jos A. A. Bank.−Andrés. −Lawrence−dijo el hombre, ofreciendo una mano en saludo al llegar al entrenador, que tomó su mano, mirándolo incierto. El modelo

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de Armani que caminaba miró a los jugadores.−¿Qué, estos muchachos demasiado buenos para quedarse en el campo? LJ miró a sus jugadores.−Bueno, a menos que quieras un equipo completo de pararrayos con la tormenta afuera.−Le dio la mejor sonrisa que pudo. Pareciendo ignorar su respuesta, Andrew dijo:−Pasé a recoger a Sylvia después de la práctica teatral, camino a casa del trabajo. Jill quería que te hiciera saber que ella recibió una llamada de Nora. Pesadas cejas de color marrón oscuro se juntaron.−¿Nora? Pensé que Nora no estaba hablando con ella. Andrew Lacey sonrió abiertamente, su buena apariencia oscura llamaba la atención en su inquebrantable mirada azul. Se parecía más a John Stamos que al abogado poderoso que era.−¿Cuándo se están hablando? −Suficientemente cierto. Entonces, ¿qué quería ella? −Bueno…−Andrew se balanceó sobre sus talones por un momento mientras metía sus manos en los bolsillos de sus pantalones−…algún tipo de asunto familiar, una especie de emergencia; no estoy exactamente seguro. LJ se acercó y se frotó la nuca antes de reajustar su gorra de béisbol, que llevaba el logo de la escuela secundaria a la que entrenaba y enseñaba.−Okey. ¿Dónde? ¿Cuándo? −Esta noche en casa de Nora, a las siete y media. LJ soltó un suspiro, pensando en lo que se suponía debía hacer esa noche en casa. Por fin, él asintió.−Muy bien. Estaré allí. −Maravilloso. Dejaré que Jill lo sepa. Te veo allí, Lawrence,−dijo Andrew mientras salía del gimnasio, caminando entre la multitud de jugadores de fútbol, algunos de los muchachos corriendo para evitar encontrarse con él. LJ lo vio irse y luego agarró el silbato que colgaba de su pecho. Se lo llevó a los labios y sopló, el estridente sonido hizo eco en la cavernosa extensión.−¡Golpeen las duchas!

v LJ subió su Dodge Ram cabina extendida negra a la entrada de la casa de cuatro habitaciones que compartía con su esposa, Adrienne y Al−Anka20219

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su hija, Kristie, que era estudiante de último año en Pueblo West High School, donde enseñaba. Apagando el motor, LJ se quitó la gorra de béisbol y se pasó una mano por el pelo, haciéndolo ponerse de pie en ángulos extraños. Echó un vistazo a la casa—la luz estaba encendida en el dormitorio principal; suspiró, tratando de que su mano retirara sus llaves del encendido y consiguiera que la otra empujara la manija para abrir la puerta. No sucedió. A lo lejos, notó que un par de luces se filtraban por la parte trasera de su camioneta y entraban en la cabina antes de que se fueran; un momento después, él saltó, sobresaltado por el golpeteo en su ventana; allí, sonriéndole, estaba su hija de diecisiete años. Rodó los ojos y abrió la puerta. Se movió a un lado y luego regresó a su lugar.−Eh, tú. −¿Qué pasa, papá? −Bueno, aparentemente estás tratando de darme un ataque al corazón−respondió LJ. −Señor, será mejor que no−dijo dramáticamente Kristie.−Entonces estaré atrapada con ella.−Asintió con la cabeza hacia la casa. −Hey, se amable,−LJ dijo, marcando su voz de "papá" tanto como pudo reunir. Se bajó de su camioneta y cerró la puerta, exactamente como le había pedido Adrienne. ¿De qué otra forma iba a saber que estaba en casa? Es decir, ya que no se le permitió estacionar "esa enorme y gigantesca camioneta" en el garaje junto a su amado BMW. Siguió a su única hija adentro, notó sus pantalones anchos de carga negros y su camisa de manga corta con rayas horizontales. Su cabello de color marrón natural, ahora teñido de negro—que casi hizo que la crucificara su madre,—fue cortado en un estilo corto y agitado; la mayoría de las veces no estaba seguro de qué hacer con su estilo, pero si dependiera de él, la dejaría ser ella. Sin embargo, Kristie estaba en una batalla constante con su madre. Entraron a la casa, que estaba muy bien equipada, pero no demasiado extravagante. El automóvil de Adrienne era lo que más dinero había gastado en los últimos cinco años de su matrimonio de veinte años. Se habían conocido a su último año de la escuela secundaria y, después de ir a la universidad, juntos y cinco años de citas, Adrienne le había dado un ultimátum: o él se declaraba, o ella

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encontraría a alguien más para ponerle un anillo. Sintiendo que nunca encontraría a nadie más, se dejó caer sobre una rodilla. Padre e hija fueron en direcciones opuestas mientras Kristie se dirigía a su habitación en el sótano y LJ subía las escaleras hasta su propia habitación en el segundo piso. −No sé, Karen−dijo Adrienne en su teléfono celular, caminando en su slip de seda cuando LJ llegó a la puerta del dormitorio.−Sigo pensando que tenemos un gran problema con Jorge para la reunión de la junta escolar del martes.−Caminó hacia su vestidor. LJ estaba en el lado opuesto de la habitación. Dirigiéndose a la cama, se sentó, exhausto después de un largo día; se quitó la gorra de béisbol y la puso en el edredón junto a él. Su atención fue atrapada cuando su esposa soltó una carcajada. −¡Oh! ¿Verdad?−Agarró su chaqueta desechada y la arrojó al cesto para la limpieza en seco.−¿En serio puedes imaginarte que ese viejo bastardo firmará un nuevo comité de libros de texto el próximo año?−Miró a LJ, duros ojos marrones en su gorra de béisbol. Mapeando la dirección de su mirada, LJ dejó escapar un suspiro de irritación y agarró su gorra, sosteniéndola en su regazo. Después de todo, podría sudar el edredón caro. Cansado de esperar que ella colgara el teléfono, se levantó de la cama y caminó hacia su propio armario mucho más pequeño y abrió la puerta. Su cesto estaba justo dentro de la puerta, así que tiró de su camiseta por encima de su cabeza y la arrojó al azar dentro. Sin camisa, LJ caminó hacia el baño principal para darse una ducha rápida, pero fue detenido por las agudas palabras de su esposa. −No, Larry. Necesito bañarme. Él se volvió hacia ella, todavía de pie en su armario, con el teléfono sujeto a su cuello.−Y necesito una ducha rápida. Me tomará como dos minutos. −Larry−dijo con un profundo suspiro.−He tenido un largo día tratando con maestros, miembros de la junta escolar y asuntos presupuestarios. No quiero un espectador, ¿okey? Con las manos en las caderas, LJ se giró, la irritación hizo que le latieran los músculos de la mandíbula. −Larry, puedes jugar todo el día…

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−¡Bien!−Exclamó, levantando las manos en señal de queja. Él ni siquiera la miró mientras volvía a su armario, tomaba un par de jeans, una camiseta nueva y ropa interior y salía de la habitación.

v Después de una ducha rápida en el baño de invitados abajo, LJ se vistió y alisó su cabello con un peine antes de salir. Encontró a Kristie sentada en la isla de la cocina, con el teléfono en la mano y masticando chicle. −Mamá envió un mensaje de texto,−dijo distraídamente, desplazándose a través de sus mensajes de texto. De pie en la nevera de Sub−Zero para tomar una botella de agua fría, LJ miró hacia atrás sobre su hombro a su hija.−¿Qué? −Sip−afirmó el adolescente. Lo miró por el teléfono.−Dijo que necesitas comenzar con las chuletas de cerdo. Está cansada y no cocina esta noche. −¿Cuándo lo hace?−Murmuró, pasando una mano por el cabello húmedo. Él se volvió hacia ella.−Dile a ella...−Negó con la cabeza, golpeando su palma en la encimera de granito mientras se abría paso a su alrededor.−No importa. Dirigiéndose arriba, estaba listo para decirle a Adrienne lo que tenía que hacer. Entró en la habitación y escuchó gotas de agua cuando Adrienne se movía en su baño de burbujas. Cuando entró en el gran baño principal, miró a su esposa, que yacía con la cabeza apoyada en la espalda elevada y los ojos cerrados. Recostado contra la pared, cruzó sus brazos sobre su pecho y ajustó su postura unas cuantas veces, tratando de bombearse para aumentar la confianza. −¿Qué, Larry?−Murmuró Adrienne, con los ojos todavía cerrados.−Te dije que no quiero un espectador. −Kristie recibió tu mensaje−comenzó, la voz más débil de lo que quisiera. Se aclaró la garganta.−Andrew vino esta noche. −¿Qué tiene eso que ver con la cena?−Preguntó, abriendo los ojos para mirarlo. −Tengo que ir a la casa de Nora. −¿Qué? Jill dijo que Nora estaba expulsando a toda la familia. Al−Anka20219

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−Quién sabe.−LJ se acercó para sentarse en un pequeño taburete donde Adrienne puso su toalla doblada, lista para cuando saliera de la bañera. Colocó la esponjosa suavidad en su regazo.−Pero, supongo que algo ha sucedido. Se supone que todos debemos encontrarnos en casa de Nora. −Y, ¿la cena? Bajó la cabeza por un momento, logrando mantener su ira bajo control.−Puedo conseguir algo camino a casa. −¿Sabes lo hambrientas que vamos a estar, Larry?−Dijo, levantándose parcialmente de la espuma, exponiendo la parte superior de sus pechos. −Bueno, entonces ¿por qué ustedes no vienen conmigo? O mejor aún, Kristie puede manejarlo. ¿Por qué no vienes conmigo?−Dijo, emocionado por su idea.−Podemos lidiar con lo que sea en casa de Nora luego ir a cenar, sólo nosotros. Ha sido por siempre desde... Adrienne lo rechazó.−Olvídalo. Arrástrate para cumplir con las órdenes de tu hermana y Kristie y yo lo solucionaremos.−Encontró su mirada con la suya.−Tal vez salgamos y tomemos una buena cena. Él apartó la mirada, picado. Se hundió en el baño.−Podrías preguntarle a Nora si puedes dormir en su habitación de invitados mientras estás en ello. Ella parece ser la familia a la que le importas dos mierdas esta noche, de todos modos. Sin decir una palabra, por miedo a lo que él diría, arrojó su toalla de vuelta al taburete y salió furioso del baño.

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Capítulo Cuatro Nora echó un vistazo al nivel inferior de su casa, sabiendo que sería revisado con un peine de dientes finos. Estaba de pie en el medio de la sala de estar, con las manos en las caderas. Sus mejillas estallaron por un momento como una ardilla recogiendo nueces antes de dejar escapar el aliento nervioso que estaba conteniendo. Podía oler el café que se estaba preparando en la cocina y los restos de los panecillos de arándanos que había cocinado antes; metiéndose el pelo detrás de una oreja, se dirigió a la cocina cuando oyó los neumáticos crujiendo en la grava de su entrada. Deslizando sus manos sobre su camiseta roja ajustada, se dirigió a la puerta de la cocina cuando oyó pisadas y voces acercándose. No queriendo parecer demasiado ansiosa por abrir la puerta o como si realmente hubiera estado esperando, se metió en el baño por un momento. Cerró los ojos y se tranquilizó, tomando varias respiraciones profundas. No sorprendida de escuchar un golpe firme en la puerta mosquitera, esperó un segundo antes de acercarse a ella con una amplia sonrisa. −Lo siento−dijo, empujando la puerta para permitir que Andrew y Jill entraran.−No estaba segura de haber escuchado que ustedes tocaran. Jill le dio una débil sonrisa antes de pasar frente a ella, seguido de su marido. Ambos iban vestidos informalmente, pero aun así lograron parecer como si hubieran salido de una revista. Aunque no era la fan más grande, Nora estaba contenta de ver a Andrew con su hermana mayor, la mayor de los hermanos Schaeffer. Había actuado como un amortiguador más de una vez. −Uh−dijo, sintiéndose insegura en su propia casa, lo que la molestó infinitamente,−¿les gustaría un poco de café? ¿Panecillos? −El café sería genial, Nora−dijo Andrew con una sonrisa encantadora. −Por supuesto. ¿Cómo te gusta?−Preguntó ella, ignorando la mirada fulminante de su hermana hacia su marido. Al−Anka20219

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−Negro está bien. Nora estaba preparando su café cuando escuchó más neumáticos crujiendo. La ventana que había encima del fregadero de la cocina mostraba que el Escalade gris metalizado de su padre aparcada detrás del Mercedes de Andrew. Tuvo que sonreír,—el camino de su casa había sido convertido en el estacionamiento para hombres inseguros; se alejó de la ventana, alejándose del vacío que era la presencia de su padre. −Aquí tienes, Andy−dijo en voz baja, dejando la taza humeante frente a su cuñado, donde él y Jill se sentaron a la mesa de la cocina; contó mentalmente hasta siete antes de que la puerta de la cocina se abriera de golpe y apareciera su padre. −¿Qué demonios son todas estas tonterías?−Rugió, vestido con el chándal que Nora sabía que usaba desde que tenía once años. Antes de eso, eran almohadillas y tacos, Denver Broncos azul y naranja.−¿Por qué diablos estamos aquí en el maldito infierno aplastados en una maldita caja de zapatos en lugar de en la casa de Jill o en la mía?−Caminó hacia donde estaba sentada su hija mayor, ahuecando un lado de su cabeza mientras la presionaba contra su costado; inclinándose, dejó un beso en su coronilla.−Hola, cariño,−dijo. Miró a Nora con preguntas en sus pequeños ojos color avellana. −Necesito que baje la voz−dijo de manera uniforme, a pesar de burbujear con irritación dentro. Cuando oyó un golpe, miró hacia la puerta de la cocina y saludó a LJ con la mano cuando entro. −Hey, hermanita.−Se acercó para pararse cerca de ella.−Hey todos. Entonces, ¿qué está pasando? ¿Por qué estamos todos aquí? −Porque no quería despertar a Bella−respondió Nora, mirando a cada uno de ellos. −¿Bella?−Dijo Andrew, con las manos en las caderas.−¿Shannon está aquí? Nora sacudió su cabeza, encontrando su mirada.−No. Es por eso que los llamé a ustedes aquí. Lawrence, Sr. dio un paso adelante, su postura amplia.−¿Dónde demonios está ella?−Dijo él. Dirigió a Nora una mirada contrita cuando lo miró. −Está perdida.−El silencio que siguió habría sido divertido en la familia típicamente ruidosa y bulliciosa si la situación no fuera tan

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grave, miró a cada uno de ellos, su mirada volviendo a Jill mientras sacaba su teléfono celular de su bolso. −No sé de qué estás tan preocupada, Nora−dijo, examinando algo en la pantalla grande.−Probablemente se haya ido con uno de sus novios o algo así. −¿Dejando sola a su hija de cinco años? ¿Por dos días?−Desafió Nora, su enojo creciendo. Sintió la mano de LJ sobre su hombro. No lo miró, pero sí la calmó. −Esto es ridículo−dijo Jill, pasando el dedo por la pantalla de su teléfono antes de presionar el dispositivo contra su oreja. Todos la observaron un momento después y ella lo apartó.−Directo al correo de voz. −¡No me digas!−Dijo arrastrando las palabras. −¿Cómo terminaste con Bella?−Preguntó Andrew, alcanzando su taza de café. −Una mujer llamada Penny García. Es una de las vecinas de Shannon. Aparentemente le dio mi número a la señora García por si acaso...Bueno, supongo que por las dudas. −¿En caso de qué?−Lawrence padre, ladró.−Ella no ha desaparecido en la noche. Está trabajando para ese concesionario de automóviles o lo que sea. Cosas diurnas. Jill la ayudó a conseguir ese trabajo. −Mi contratista, papá−intervino Jill. −Contratista−corrigió el patriarca.−Contestando teléfonos y esas cosas. −Chicos, sé exactamente lo que hacen en este momento−dijo Nora, cruzando los brazos sobre el pecho.−No lo sé. Pensé también que estaba bien. −¿Está arriba ahora?−Preguntó LJ en voz baja, señalando el techo; ante el asentimiento de Nora, se indultó y se dirigió por la estrecha y empinada escalera hasta el segundo piso. −Jill, llama a tu amigo contratista y ve si ella ha estado en el trabajo. Papá, si puedes, dirígete a Colorado Springs y ve si puedes echar un vistazo a su apartamento. −Sí, puedo ver si Robert está disponible para charlar.−Miró a Nora.−Y, ¿qué vas a estar haciendo exactamente?−Preguntó Jill, arqueando una ceja. Página 19 de 288 Al−Anka20219

−Criando a su hija.

v −Esos eran unos panecillos realmente buenos, hermana−dijo LJ, cargando las últimas tazas de café y platos de bandejita en el lavavajillas. Nora sonrió.−Gracias. Imaginé que si podía tapar algunos agujeros con tarta, podría hacer esta noche más fácil. LJ se rió, cerrando el lavavajillas después de que él agregó una cápsula de jabón y presionó el botón para comenzar la carga. −Entonces, ¿cómo está Kristie?−Preguntó Nora, mirando por encima del hombro mientras limpiaba la mesa. LJ se encogió de hombros mientras cruzaba sus brazos sobre su pecho y se echó hacia atrás contra el mostrador. Terminado con su tarea, Nora se puso de pie y lo estudió, mirando su rostro. Sabía que él y Adrienne habían luchado para entender a su hija—Adrienne mucho más que su hermano. −Es su propia persona, supongo−dijo.−No estoy seguro de qué más decir. −¿Eso es algo malo, LJ?−Enjuagó su escurridor de platos antes de golpearlo en el borde del fregadero de la granja para secarlo. Dejó escapar un profundo suspiro mientras miraba sus tenis por un minuto.−No lo sé. Honestamente ya no sé, tampoco. Nora lo estudió por un largo momento.−Te extrañé, Larry−dijo en voz baja. Cuando se encontró con su mirada, le dio su sonrisa habitual.−¿Ya comiste? Bueno,−dijo con una onda extravagante,−que no sean mis panecillos increíbles, eso es. −Nah, iba a pillar algo en el camino a casa.−Apartó la vista. Dejó escapar un profundo suspiro y negó con la cabeza.−Adrienne otra vez, ¿eh? ¿Qué? ¿Te mandó al bosque por tu cuenta, molesta porque no estuviste allí para esperarla? Nora.

Él la fulminó con la mirada, fuego en sus ojos.−No lo entiendes,

−¿Qué no entiendo? ¿Cuándo vas a enfrentarte a ella? ¿Cuándo vas a permitirles a ti y a tu hija una vida pacífica sin que la autoritaria haga todos los movimientos por ti?−Nora se arrepintió de sus palabras Al−Anka20219

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tan pronto como se salieron de su boca. Silenciosamente se maldijo a sí misma cuando su hermano mayor salió furioso de la casa. Sabía que tenía que seguirlo.–LJ… −¿Qué diablos sabes sobre cómo lidiar con eso, Nora?−Dijo, a medio camino de su camioneta, parado a poco más de seis metros de ella.−¿Qué diablos sabes sobre tener que volver a casa y allá alguien más que no tienes más remedio que responder? ¿Piénsalo? ¿Quién tienes que confié en ti, eh? Corrió hacia él, con su rostro a centímetros del suyo.−¡La hija de cinco años de nuestra hermanita!−Siseó. Señaló al segundo piso de su casa.−Esa niña pequeña no tiene idea de qué le pasó a su madre, Lawrence. ¿Y adivina qué? ¡Yo tampoco! ¡Ha desaparecido!−Nora sintió que las lágrimas le picaban detrás de los ojos. Apartó la mirada, alzando una mano para deslizar su emoción.−Ella ha desaparecido y no sé qué hacer al respecto. Sin una palabra, LJ dio media vuelta y se dirigió a su camioneta; él la miró por última vez antes de subirse y alejarse, dejando su camino de grava vacío. −Maldición−susurró, esperando que de cualquiera, tuviera un aliado en LJ. Dirigiéndose a la casa, exhaló en un zumbido. De repente estaba cansada y no quería nada más que irse a dormir.

v LJ aminoró la velocidad de su camioneta cuando se detuvo en el autoservicio de la hamburguesería. Él era realmente un imbécil. Tras frenar detrás del automóvil que tenía delante, se pasó una mano temblorosa por el pelo. Tan cierta como su hermanita era—como de costumbre—luchó por lidiar con su franqueza. Siempre lo había hecho. Pero aun así, sabía que ella tenía buenas intenciones. Sacando su teléfono, estudió sus aplicaciones. Recordó que Kristie había estado jugando con su teléfono hace unas semanas y mencionó algo llamado Snapchat. Levantando la vista, se movió un poco hacia arriba como lo hizo el automóvil que tenía delante. Cuando volvió a mirar su teléfono, recordó lo que su hija le había dicho al respecto.

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−Bien, puedo hacer esto−dijo, ingresando a la aplicación. Una vez más, levantó la cabeza para mover el automóvil unos centímetros y volvió a la aplicación. Él tipeó el mensaje. Hola, hermanita. Lamento lo de antes. Aquí está mi chef para la noche.

Nora se rió entre dientes mientras recibía un mensaje en cadena de una foto del menú y la cola en un autoservicio de comida rápida.−Estúpido hijo de puta−dijo desde su cama.−Podría haber tenido una comida casera. Te amo, asimismo. Lo siento. Yo también.

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Capítulo Cinco LJ maniobró su camioneta en el estacionamiento del complejo de apartamentos, que consistía en tres edificios de tres pisos con una pasarela que corría a lo largo de las puertas y escaleras pintadas de color marrón oscuro en cada extremo de los pisos inferiores o superiores. Tiró de la gran camioneta en un espacio de estacionamiento y apagó el motor. −Maldita sea−dijo su pasajero.−Bastante deteriorado. LJ miró a su hija y asintió mientras volvía su atención al edificio que tenían ante ellos: el edificio de Shannon.−Sí. Supongo que vamos a echar un vistazo. LJ había conseguido el número de Penny García de Nora, y habían programado una hora para que LJ y Kristie recogieran la llave de repuesto del departamento de Shannon para que pudieran verificar las cosas. −Está bien−dijo Kristie, siguiendo a su padre por las escaleras hasta el tercer piso.−Apartamento treinta y cuatro. Mirando a su hija, con una expresión tan preocupada e insegura como la suya, LJ levantó la mano y golpeó con fuerza la puerta que tenían delante. Un momento después, una mujer hispana respondió, su largo cabello negro recogido en un moño desordenado. Miró de padre a hija con una pregunta en sus ojos oscuros. −¿Sí? −Hola, señora García−dijo LJ, extendiendo su mano.−Larry Schaeffer y mi hija, Kristie. ¿Hablamos por teléfono? −¡Oh sí! Entra por favor. LJ se hizo a un lado para dejar que su hija entrara antes que él, luego entró y cerró la puerta del pequeño dormitorio. Una mirada superficial le mostró una unidad destartalada, aunque era obvio que la inquilina estaba haciendo su mejor esfuerzo, ya que estaba limpio y bastante ordenado.

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−Ustedes dos pueden sentarse aquí−dijo Penny, su acento español espeso.−¿Café? −No, gracias.−LJ le dio una sonrisa cortés, queriendo entrar al departamento. Él sí tenía preguntas, sin embargo.−¿Te importa si pregunto algunas cosas? −No−dijo Penny García, saliendo de la habitación brevemente antes de volver a entrar con una llave solitaria, que le tendió. Lo tomó, envolviendo el objeto de latón en su mano, casi como si estuviera envolviendo la mano de su hermana menor dentro de la suya.−¿Qué pasó?−Preguntó sabiamente, sin dejar de mirar la mano que sostenía la llave de Shannon. −Bueno, Shannon me dijo que iba a salir y que volvería. Me prometió que me enviaría un mensaje de texto cuando regresara, así sabía que la bebé estaba a salvo. De todos modos, nunca escuché nada de ella y me quedé dormida. Al día siguiente, estuve fuera todo el día con mi hijo, Ronnie y su novia y me olvidé de eso. Sabes, Ronnie es camionero, así que está por todas partes, así que cuando está en la ciudad, lo agarro por un tiempo.−Extendió la mano y tomó un pañuelo de papel de la caja de Kleenex en la mesa auxiliar, ligeramente secando sus ojos.−No lo sabía−dijo en voz baja.−Pero a la mañana siguiente escuché a la bebé llorando. LJ se aclaró la garganta suavemente mientras sentía sus propias emociones en aumento, su preocupación por Shannon creciendo.−Estaba bien−dijo, llegando y acariciando la rodilla de Penny. −No pensé nada de eso−continuó.−Conoces a los niños pequeños, lloran.−Pero, cuando la escuché, supe que algo andaba mal; traté de llamar a Shannon, pero fue a su correo de voz, así que estaba preocupada, ¿sabes? Bella realmente comenzó a llorar cuando llamé a la puerta.−Las lágrimas rodaban por sus mejillas.−Regresé aquí y conseguí la llave−dijo, indicando la mano cerrada de LJ.−Volví y Bella estaba sola.−Comenzó a llorar por completo. Kristie se encontró con la mirada de su padre antes de acercarse para sentarse al lado de la mujer perturbada, con una mano en su espalda.−Está bien−dijo en voz baja. Penny se encontró con la mirada preocupada de Kristie.−No sabía que estaba sola, señorita Kristie. −Lo sé.

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Penny inspiró profundamente varias veces antes de limpiarse los ojos y la cara.−Entonces−continuó,−la traje aquí y llamé a Nora. LJ se acarició la barbilla. La barba de tres días le dijo que tenía que afeitarse.−¿A dónde iba ella? ¿Lo dijo? Penny García miró hacia otro lado.−Una cita−dijo, aunque no había mucha convicción detrás de su tono. −¿Una cita?−Preguntó LJ, confundido. Entonces, su estómago cayó.−Ella no es… −No hablaré mal de Shannon cuando no está aquí para defenderse−dijo la vecina, mirando sus inquietas manos sobre su regazo, como si no pudiera mirar a LJ a los ojos.

v LJ tenía tanto miedo de ver lo que había más allá de la puerta marrón, pero sabía que tenía que hacerlo. Se sintió mejor de que su hija estuviera con él. Girando la llave que había insertado en la cerradura, giró la perilla y empujó. Esta vez, sin embargo, no estaba seguro de lo que encontrarían, él entró primero, levantando una mano detrás de él para detener a Kristie. Dio un paso o dos adentro, ojos por todos lados; escuchó y oyó nada más que un reloj en algún lugar más profundo dentro del apartamento. Permitiendo que Kristie se uniera a él, LJ entró en la pequeña sala de estar, sorprendido por el desastre que encontró. Sabía que su hermana menor no era la mejor ama de llaves del planeta, pero esto estaba incluso más allá de ella. Juguetes en todas partes, así como cajas abiertas de cereales y galletas. Pensó que fue Bella, que encontraba cosas fáciles de comer cuando estaba sola. También vio varias cajas de jugos vacías en el suelo y el sofá. −Maldición−dijo Kristie.−Nunca antes había visto el lugar de la tía Shannon tan asqueroso. −Bueno, creo que mucho de esto fue Bella−dijo LJ en voz baja; ambos hablaron en voz baja, casi como si temieran molestar algo.−Ella estuvo sola aquí por al menos un día y medio. Se dirigieron más adentro hacia el pasillo, que conducía a las habitaciones y un baño. La habitación de Bella era como la habitación de cualquier niña de cinco años. La habitación de Shannon, sin embargo, parecía como si se hubiera ido apurada. Su cama estaba hecha, pero estaba desordenada, como si Bella hubiera estado Al−Anka20219

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revolcándose sobre ella o algo había estado sobre el edredón. El baño era un desastre, el maquillaje esparcido por todo el tocador pequeño. −Parece que estaba apurada−dijo Kristie, inclinándose desde el pasillo. LJ asintió.−Sí.−Suspiró y se encontró con su mirada.−¿Lista para irnos? −Sip.

v En la camioneta de camino de regreso al Pueblo desde el departamento de Shannon en Colorado Springs, la mente de LJ estaba llena de pensamientos, preocupaciones y consternación. Sintió la mirada de su hija sobre él, lo que ayudó a sacarlo de sus pensamientos; él la miró. −¿Qué? −¿Qué quiso decir la señora García con "¿Cita?"−Preguntó, la palabra cita en el aire.−La expresión de tu cara me dijo que no era exactamente conocer al tipo de la calle para cenar. LJ dejó escapar un profundo suspiro y extendió la mano, reajustando la gorra de béisbol que llevaba puesta. Nunca le había hablado a Kristie sobre Shannon, que solo tenía once años más que la estudiante de último año de secundaria. La bebé ya tarde en la vida de sus padres. −Ella tuvo un momento difícil−comenzó, evitando su mirada mientras se detenía en un semáforo en rojo.−Comenzó cuando tenía más o menos tu edad.

v Pueblo, Colorado−2005 −¡Maldita sea! Gran juego. ¡Amo a los Patriots!−Larry padre; exclamó, palmeando a su hijo tan fuerte en la espalda que LJ casi golpea la pared. Molesto y tan listo para ir a casa después de un largo día viendo el Súper Bowl con su padre y sus amigos, LJ le sonrió débilmente a su Al−Anka20219

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padre.−Sip. Estaba alentando a los Eagles, pero sí, tus Patriots hicieron lo suyo.−Se dirigió a la silla donde había dejado su chaqueta cuando llegó esa tarde.−¿Dónde está Shannon? −Fuera con amigos−dijo Larry padre, tomando un trago de su cerveza fresca. −Papá, son más de las once. ¿No es un poco tarde para ella todavía este afuera?−LJ no dijo nada más mientras su padre rechazaba su preocupación.−Bueno, tengo que llegar. Hasta luego, Papá. Al salir a la fresca noche de principios de febrero, LJ se dirigió a la minivan que él y Adrienne habían comprado después del nacimiento de su hija, cinco años antes. Sacó las llaves del bolsillo de su chaqueta cuando notó un sedán estacionado al otro lado de la calle con un hombre sentado detrás del volante. Su cabeza estaba apoyada contra el asiento, y parecía como si estuviera en completo éxtasis. −Por Dios, amigo−murmuró LJ para sí mismo.−Ni siquiera pudiste esperar hasta que llegar a casa, ¿eh?−Se rió entre dientes y cruzó el césped cubierto de nieve hacia su minivan cuando vio que, no solo una mujer se sentaba derecha en el asiento del pasajero, con un pañuelo en la mano mientras se limpiaba la boca, pero esa mujer era su hermana de quince años, Shannon. Aturdido, vio como el hombre le entregaba lo que parecía ser dinero. La indignación lo alcanzó cuando cruzó la calle y abrió de un tirón la puerta del coche, sacando al sorprendido hombre del sedán incluso antes de que se abotonara y se subiera los pantalones. LJ lo envió tambaleándose con un gancho de izquierda a la mandíbula del tipo. −¡LJ!−Gritó Shannon mientras se apresuraba a salir del auto tan rápido como su falda ajustada y sus tacones altos lo permitían. LJ agarró al hombre por la parte delantera de su sudadera y lo puso de pie, solo para enviarlo volando de vuelta a su auto con un puñetazo.−¡Hijo de puta enfermo!−Rugió al hombre sangrante, que tenía al menos treinta años.−¡Es una niña de quince años! El hombre miró a Shannon con los ojos muy abiertos antes de casi zambullirse en su auto, la puerta apenas se cerró antes de gritar fuera del vecindario. Se volvió hacia Shannon que lo miró desafiante.−¿Qué mierda crees que estás haciendo?−Dijo, su voz casi un rugido.−Por favor dime que no era lo que creo que era.−Él se inclinó, le arrancó el billete de veinte dólares de la mano y lo agitó frente a su cara.−¿Lo es? Al−Anka20219

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Fue solo entonces que Shannon pareció contrita. Miró hacia abajo, moviendo los pies, pero no dijo nada. LJ dejó escapar un profundo suspiro y se arrodilló para recoger el bolso de Shannon, que había dejado caer cuando había corrido hacia el hombre. Extendió la mano para recoger las cosas dispersas que habían salido del impacto: un par de lentes de sol, un tubo de lápiz labial, las llaves de su casa y una bolsa de plástico transparente. La recogió y examinó el contenido. −¿Es por eso que estabas haciendo eso?−Preguntó, sosteniendo la bolsa para que Shannon la viera.−¿Hierva? ¿Es eso para lo que es esto?−Preguntó, agitando nuevamente el dinero. Disgustado, abrió la cremallera de la bolsita y metió el dinero en el interior con los tres porros de marihuana enrollados y lo metió en el bolso antes de devolvérselo todo a ella.

v Tres días más tarde, LJ estaba en su salón de clases donde enseñaba inglés y literatura cuando era entrenador de fútbol. El día había terminado y todos los niños se habían ido, dejándolo para terminar la calificación de algunos de los exámenes que habían tomado en el período anterior. Levantó la vista cuando se abrió la puerta de la clase. Shannon entró, vestida informalmente con un par de jeans y una holgada camisa abotonada. Ella era realmente una mujer joven imponente con las características delicadas, un cuerpo pequeño, y el pelo largo, castaño que corría por su espalda. −Oye, LJ−dijo en voz baja, caminando hacia su escritorio donde dejó los dos libros de texto y el cuaderno que llevaba. −Oye, niña−respondió, con voz tranquila e incluso. Todavía estaba profundamente preocupado por lo que había sucedido el domingo anterior y por lo que había presenciado y descubierto. No le había mencionado nada a su esposa porque, francamente, estaba profundamente avergonzado por Shannon.−¿Cómo te fue en esa prueba de matemáticas? Ella se encogió de hombros, apoyando la cadera contra el borde de su escritorio.−Está bien, supongo. Sé que el Sr. Núñez no me quiere, así que...Veremos, supongo.

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Él asintió, sin saber qué decir. La verdad era que a él no le gustaba Troy Núñez en absoluto. −Mira, la razón por la que me quedé después de hoy fue para hablar contigo sin que Adrienne esté cerca. LJ se recostó en su silla.−Entiendo. Shannon brevemente se encontró con su mirada con sus ojos verdes esmeraldas antes de apartar la vista, sus dedos jugando nerviosamente con un rotulador de secado rápido para la pizarra montada en la pared detrás del escritorio de LJ.−Quiero disculparme por lo de la otra noche. Así que, ni siquiera sé cómo sucedió eso o cómo me encontraba con ese tipo, ¿sabes? −¿Quién es él? −Su nombre es Alex o Allen, algo así. Realmente no lo conozco El domingo fue solo la segunda o tercera vez que lo había visto. −Obviamente no es un estudiante aquí−dijo LJ, indicando la escuela a su alrededor. Shannon negó con la cabeza.−No. Es viejo, tiene casi treinta y cinco años o algo así.−Levantó la mirada hacia su hermano mayor, que tenía treinta y un años.−Lo siento−dijo, dándole la sonrisa que había derretido su corazón desde que era una niña pequeña. Rápidamente se puso seria.−Prometo que eso nunca volverá a suceder, LJ; sinceramente. Él asintió, sentándose en la silla de madera chirriante.−Shannon−dijo en voz baja, extendiendo la mano sobre el escritorio para tomar el marcador de sus dedos inquietos y meterlo en su mano más grande.−Eres una mujer joven absolutamente hermosa; estaba pensando eso justo cuando entraste. Tienes la voz cantante de un ángel y, aunque solo estás a la mitad de tu primer año, la Sra. Barr ya te quiere para el papel protagónico en la obra de fin de año. −¿En serio?−Preguntó, con los ojos muy abiertos. Él asintió y sonrió.−¡Oh, Dios mío!−Se echó a correr, corriendo alrededor del escritorio para desplomarse en el regazo de su hermano y abrazarlo con tanta fuerza que le dolió. Él la abrazó y le dio un ruidoso beso en la mejilla, como lo había hecho desde que era bebé. Su sonrisa creció cuando eso la hizo reír.−Tienes mucho por hacer, chica. No lo arruines o tendré que perseguirte. Sonrió y lo miró.−Te amo, LJ. Al−Anka20219

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−También te amo.

v LJ miró hacia su taza de café, su hija sentada tranquilamente frente a él en el pequeño restaurante donde se habían detenido. No había pensado en esa época en la vida de Shannon en muchos años, y honestamente, me dolió un poco, incluso ahora. −¿Papá? ¿Estás bien? Miró a Kristie, que estaba a la mitad de su pedazo de pastel de crema de plátano. El asintió.−Sí. Supongo. −¿Cómo es que nadie me contó sobre todos los problemas que tiene la tía Shannon? Tenía...Tiene, supongo. −No lo sé−dijo con un profundo suspiro, sentándose contra el vinilo de su mesa.−Supongo que en parte porque no era exactamente mi historia para contar o compartir, pero sobre todo, si soy sincero conmigo mismo y contigo...en su mayoría, creo que todos esperábamos que ella eventualmente pusiera las cosas en orden. Especialmente después de que Bella nació. −Pensé que lo haría,−dijo Kristie, pasando otro bocado de pastel. −Yo también.

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Capítulo Seis −Señora, le he dicho que, como mujer de veintisiete años, su hermana tiene el derecho de irse, desaparecer, o cualquier otra cosa; ya que es una adulta, no podemos abrir el caso de una persona desaparecida hasta que haya estado desaparecida por... −¡Ella dejó sola a su hija de cinco años en el departamento por más de dos días! ¿Es eso algo que haría una mujer adulta para desaparecer o alejarse de su vida?−Exclamó Nora, con las palmas en el mostrador del Departamento de Policía de Pueblo.−Mi hermana ha desaparecido, ¡maldita sea, y necesito que alguien me escuche! El oficial de la recepción finalmente suspiró, levantando las manos en señal de exhortación.−Bueno.−Espere.−Se levantó de la silla y se alejó. Al quedarse sola, Nora se abrazó y dejó escapar un suspiro agitado. Caminó hacia una pared en el vestíbulo que estaba llena de placas dedicadas a oficiales muertos en el cumplimiento del deber. Ella ausentemente leyó los nombres mientras esperaba. −¿Señorita Schaeffer? Nora se volvió para ver al oficial con el que había estado hablando de pie frente a una sólida puerta de metal que penetraba más profundamente en el departamento de policía y requiriendo que la persona sea llamada desde dentro. −Si me sigues. La condujeron a través de un laberinto de pasillos hasta que terminaron frente a una pequeña habitación. Un cartel al lado de la puerta abierta indicaba que era la Sala de Entrevista 2. −Pase y tome asiento, señorita Schaeffer. Alguien estará contigo en un minuto−dijo el oficial antes de regresar por donde habían venido. La habitación era pequeña y cuadrada, con una pared parcial que servía de espejo de dos vías, una mesa de metal en el centro y tres sillas, dos de un lado y una del otro lado. Tomó la silla individual y se Al−Anka20219

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sentó; supuso que esta sería la habitación donde traerían a un sospechoso para interrogarlo y no pudo evitar pensar en todos los programas policiales que había visto a lo largo de los años. Se colocó el pelo detrás de la oreja y sacó el teléfono de su bolso, que había puesto sobre la mesa. Envió un mensaje de texto rápido para verificar con Jamie, que estaba sentada con Bella por ella. Basado en su respuesta, estaba segura de que todo estaba bien, y colocó su teléfono a un lado y esperó, aunque no tuvo que esperar mucho. Unos momentos más tarde, la puerta se abrió y alguien entró. −Lamento haberte hecho esperar, Srta. Schaeffer, pero yo… Nora se quedó boquiabierta al mirar los oscuros ojos color chocolate. Observó el cabello largo, casi negro, recogido en un moño. La figura recortada vestida con un traje de corte de mujer. La encantadora cara que la había perseguido durante demasiados años, todavía impresionante. La detective cerró la puerta suavemente detrás de ella, manteniéndose de espaldas a Nora por un momento más de lo necesario antes de darse la vuelta y caminar confiadamente hacia las sillas frente a Nora. Se sentó, colocó su libreta y su bolígrafo sobre la mesa antes de encontrarse con la sorprendida mirada de Nora. −Soy la Detective Sarah Sánchez. Trabajo en la unidad de la personas desaparecidas.−Apartó la vista y se aclaró la garganta antes de que una breve sonrisa tocara sus labios, y sacudió la cabeza ante lo que estaba pensando. Finalmente, se encontró con la mirada de Nora otra vez.−Hola, Nora −Hola−dijo suavemente Nora, sacudiéndose mentalmente de su estupor. −No había escuchado que volvieras a casa. Nora estaba sorprendida por la avalancha de culpa que se abatió sobre ella, pero hizo todo lo posible para sacudirse. Este no era el momento ni el lugar.−Sí. Hace un par de años. −Bueno−dijo Sarah, toda negocios mientras volteaba su libreta abierta en una página en blanco. Destapó su bolígrafo y miró a Nora con expectación.−¿Que está pasando? −Shannon está desaparecida. Sarah comenzó a escribir, pero se detuvo a mitad de la frase; miró a Nora.−¿Shannon, la pequeña Shannon?

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años.

Nora sonrió.−Ya no es tan pequeña. Es una madre de veintisiete

La sonrisa de Sarah fue breve antes de regresar a la Detective Sánchez.−Está bien, entonces dime qué sucedió.

v −¿Esa es mamá?−Preguntó Bella, con los ojos muy abiertos y la emoción en su voz. −Seguro que lo es. Aquí, ella era solo un poco mayor que tú,−dijo Nora, tocando ligeramente a la niña de cinco años en la nariz con la yema del dedo, haciendo reír a su sobrina.−Y, en esta…−Nora pasó la página del álbum de fotos mientras ella y Bella se sentaban juntas en el sofá−….ella era un muñeco de nieve en la obra en la que estaba. −¿Qué significa obra?−Preguntó la niña, mirando a su tía. −Bueno, es...−Nora pensó en ello, preguntándose cómo demonios le explicaría esto a una niña de cinco años.−Está bien−dijo, inspirada.−¿Sabes cuándo tú y tus amigas están jugando a la casita o Barbies? ¿Has inventado una historia?−Ante el asentimiento de Bella, Nora continuó.−Eso es una especie de obra. Es una historia que alguien escribe y otras personas fingen y actúan. −¡Oh! Nora levantó una mano y alisó su desordenado cabello castaño; la sonrisa de Bella era tan parecida a la de su madre, como su encanto, realmente era la viva imagen de Shannon pero con un color de cabello diferente. −Creo que es hora de ir a la cama, pequeña−dijo en voz baja.−Podemos ver más fotos mañana. −¿Puedo dormir en tu cama? Nora dejó un fuerte beso en su frente.−Sí, tú puedes. −¿Tía Nora? −Sí, cariño−preguntó Nora, cerrando el álbum de fotos y poniéndolo sobre la mesa de café. Se levantó y extendió la mano mientras estiraba la espalda. −¿Volverá mamá?

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Se detuvo a mitad de camino y miró a la niña que todavía estaba sentada en el sofá. Le dio la sonrisa más valiente que pudo.−Absolutamente.

v Con Bella metida segura y cómodamente en la cama de Nora, bajó las escaleras para limpiar los platos de la cena. Había hecho espaguetis, y para su alivio, a Bella le encantó, especialmente las albóndigas caseras; cuido a sus sobrinas y sobrinos antes, pero no había estado cerca de una pequeña en bastante tiempo. Fue agotador pero definitivamente gratificante. Bella era una dulzura y una alegría. Pensó en la pregunta de Bella, y también se preguntó si su mami estaría volviendo. Obviamente no podía expresar sus propios miedos; no era posible que Nora supiera dónde estaba su hermana, qué había sucedido y si volvería. Todo lo que podía hacer era tratar de mantenerse fuerte y positiva para una inocente niña de cinco años que no tenía idea de lo que estaba pasando. Había pasado de veinte a treinta minutos con Sarah esa tarde contando su historia mientras la detective escribía todo. Ella tuvo que olvidarse de con quién estaba hablando. Intentar olvidar fue, por supuesto, una tarea imposible. −Entonces, te convertiste en detective, ¿eh?−Dijo, sonriendo mientras enjuagaba el último plato y lo cargaba en el lavavajillas.−Siempre fuiste ambiciosa, Sarah.

v Pueblo, Colorado−1995 −Estoy tan harta de esa mujer, Shane,−suspiró Nora, sorbiendo su coca cola.−Sinceramente la desprecio. Es bastante buena con Shannon, supongo, pero trata al resto de nosotros como una mierda absoluta. −Sí, tu padre, sin duda, tiene un gusto de mierda en las mujeres, eso es seguro. Quiero decir, ¿qué pasa con tu madre? ¿Quién se levanta y deja a sus hijos, especialmente cuando Shannon tenía solo, como tres?

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−Shane, ¿podemos por favor no sentarnos aquí y golpear a mi madre? Ya es una situación bastante jodida como es. El amigo de la escuela secundaria de Nora miró hacia otro lado.−Lo siento.−Él mojó un par de papas fritas en su pequeña taza de papel de kétchup.−¿Entonces qué vas a hacer? ¿Puedes permitirte tu propio sitio? Nora negó con la cabeza y arrojó su cabello largo y castaño sobre sus hombros.−No. No recibo horas constantes en la biblioteca, y no hay manera de que pueda dejar mi aprendizaje con Layla para ir a tiempo completo a cualquier parte.−Dejó escapar un suspiro de frustración. −Bueno−dijo Shane, limpiándose los dedos con la servilleta que llevaba el logo de comida rápida donde comían.−Darryl trabaja con una chica que es policía novata, y sé que ella y su compañera de cuarto están buscando un tercio. El último tipo se mudó hace un mes o así y están buscando activamente a alguien para alquilar su habitación. Nora puso los ojos en blanco.−Yo no quiero una compañera de piso y mucho menos dos, Shane. Se encogió de hombros, desmoronando la envoltura que había estado alrededor de su hamburguesa con queso.−Es una opción. Te sacará de la casa de tu padre.−Cogió el bolso de Nora y sacó un bolígrafo y un sobre al azar.−Aquí está el número de Sarah.−Si decides que es algo en lo que quieres pensar, Dale un zumbido. Mi hermano dijo que es muy agradable.

v −Así que, obviamente, el lugar está amueblado−explicó el Dr. Daniel Liu, el residente de segundo año que indicaba la falta de coincidencia de los muebles en la sala de estar.−Todo lo que necesitarías son los muebles de tu dormitorio.−La condujo a través de la pequeña cocina hasta una habitación de tamaño mediano, cerca de la puerta trasera de la pequeña casa de tres habitaciones.−Ahora, esta habitación se pone más ruidosa considerando que está fuera de la cocina, pero tienes tu propio baño.−El apuesto hombre asiático le mostró la habitación vacía.−Es solo una ducha, así que si eres el tipo de chica de bañera, el baño que Sarah y yo usamos en el pasillo siempre es una opción si no estamos en casa. Lo cual,−agregó,−es a menudo; trabajo horas locas en el hospital y Sarah trabaja en el turno de noche en el departamento de policía, así que cuando está en casa, suele dormir durante el día. Al−Anka20219

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Nora asintió en reconocimiento, mirando alrededor de la habitación. Era fácil imaginar sus cosas allí. En cierto modo, le gustó que estuviera lejos de las otras dos habitaciones, se sentía más privado.−¿Cuánto es el alquiler? −Dividimos todo en tres partes, desde el alquiler hasta los servicios públicos, así que el alquiler es de dos setenta y cinco y los servicios públicos promedian entre cincuenta y sesenta dólares cada uno.−Él le dio una sonrisa ganadora y se cruzó de brazos sobre su bata polo.−¿Así qué? ¿Qué piensas?

v Dos días después, Nora usó la llave que Daniel le había dado después de que había firmado el contrato de alquiler y le pagó el primer mes de alquiler para entrar en la casa tranquila. El primero del mes era el domingo, pero él le había dicho que no sería un gran problema si se mudaba el viernes o el sábado. Entonces, el viernes por la noche la encontró moviendo sus artículos limitados a su nuevo hogar; esta noche estaría durmiendo en bolsas. Shane la ayudaría a mover la cama y el tocador de la casa de su papá al día siguiente. Con un gruñido, llevó su última carga a la casa oscura, solo la luz de su dormitorio para mostrar el camino. Estaba emocionada. Solo había conocido a Daniel hasta el momento y le gustaba lo suficiente; parecía tranquilo y asentado, lo cual era genial. Aunque solo tenía diecinueve años, Nora estaba demasiado concentrada para ser una chica fiestera. Llegó al dormitorio y, una vez dentro, dejó caer la bolsa de basura llena de ropa que había estado acarreando y dejó que su pesada mochila se deslizara por sus brazos y golpeara el suelo alfombrado; con un gemido de alivio, ajustó sus hombros y rodó su cuello. Este era el tercer viaje que hizo. Lo único que quedaba era su saco de dormir y una almohada. Volvió a toda prisa a la casa y salió a la fresca noche de otoño a su auto para agarrar lo último de sus cosas, solo para darse cuenta de que tomaría dos cargas más ya que el saco de dormir era tan grande y voluminoso. −Maldición. Lo agarró con los dos brazos y se apresuró a regresar a la casa, dejando abierta la puerta delantera mientras se dirigía a su habitación

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y dejaba caer el saco de dormir lleno en el suelo. Girando para volver a salir, casi tuvo un ataque al corazón. −¡Quieta! Al instante sus manos se levantaron y sus ojos se agrandaron cuando se encontró con una mujer que bloqueaba la entrada, las piernas en una postura amplia y ambas manos envueltas alrededor de una pistola. Estaba vestida de azul policial, su placa y su nombre brillaban en la luz del techo. −¡Soy una estatua!−Dijo, apenas atreviéndose a pestañear y mucho menos a respirar. −¿Quién eres?−Exigió la mujer, sin mover un músculo. −Soy Nora Schaeffer−dijo.−Mi billetera está allí en mi bolso junto a la mochila. Yo vivo aquí. La mujer relajó un poco su postura, bajando la pistola pero sin volver a colocarla en la pistolera.−¿Eres la nueva compañera de cuarto? Nora asintió vigorosamente.−Daniel me dijo que la casa estaría vacía, así que podría mudarme hoy o mañana si quisiera. Vine después de salir del trabajo. La mujer sonrió, asegurando su arma antes de deslizarla a su cinturón de servicio. Se puso derecha y se acercó a Nora con la mano extendida.−Lo siento por eso. No lo he visto en los últimos días, así que no tenía idea de que dijera que podrías mudarte temprano. No te esperaba hasta el domingo. Soy Sarah. −Nora. −¿Necesitas ayuda con algo?−Preguntó Sarah, mirando a su alrededor las bolsas dispersas en la habitación. −Nah. Necesito agarrar mi almohada y otra bolsa de lona y listo, mi amigo y yo traeremos mi cama y mis cosas mañana. −Fantástico. Bien, bienvenida y otra vez, lo siento, te asusté. −Sí, lo mismo aquí. −Buenas noches. Al quedarse sola, Nora vio a la mujer policía, notando un cuerpo alto y bien proporcionado, su cabello oscuro corto y elegante. Parecía ser unos años mayor que Nora y lo suficientemente agradable. Dejó Al−Anka20219

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escapar un jadeo pesado y cansado antes de dirigirse a su carga final de la noche.

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Capítulo Siete Jill se sentó en su automóvil, que estaba estacionado afuera del club de campo donde sabía que su padre estaba jugando al golf; sinceramente no tenía idea de por qué se sentía tan nerviosa como estaba, pero sabía que tenía que hablar con él, entender sus pensamientos. Mirando por el espejo retrovisor antes de salir del automóvil, vio que su cabello y su maquillaje eran perfectos, y los pendientes de diamantes colgantes que su padre le había dado dos años antes estaban en su lugar. Dejando escapar un suspiro, abrió la puerta y salió del sedán de lujo. Parecía más como si estuviera a punto de jugar al tenis que conducir un carrito de golf para su padre mientras se dirigía a la acera blanca y al edificio. Dentro había un gimnasio, piscina, restaurante y bar, y vestuarios. −Buenas tardes, Sra. Lacey,−dijo la recepcionista, sus labios delgados, pintados de rojo, sonreían revelando dientes extremadamente blancos. −Hola Laura. Mi padre ya está afuera, supongo. −Creo que está golpeando algunas bolas, señora Lacey. −Excelente. Jill siguió, saludando a varios miembros de la comunidad en el camino. Ella y su esposo, Andrew, habían pertenecido al club de campo aproximadamente por cuatro años, por supuesto, con la invitación de su padre. Larry Schaeffer era un buen accesorio. −¡Jill! Espera. Jill se detuvo y dio media vuelta mientras salía detrás del gran edificio, las canchas de tenis a su izquierda, el campo de golf más allá de un bosquecillo a su derecha. Sonrió al instante y fingió ser encantadora. −Bueno, hola, William. Al−Anka20219

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El alto, guapo rubio la alcanzó con una raqueta de tenis en la mano; estaba bronceado y parecía el muñeco Ken viviente. Él le mostró sus blancos nacarados.−Nunca recibí tu llamada−dijo, apoyando una mano grande contra la pared de ladrillo un pie detrás de donde estaba parada. −Bueno−dijo con coquetería,−quizás sea porque nunca te llamé. −Pero−dijo arrastrando las palabras,−pensé que querías una cita sobre ese nuevo paisajismo en tu jardín. ¿Recuerdas? Hablamos de la piscina, fuente de agua... Bajó la mirada hacia la cruz de oro que llevaba en el cuello, visible en la abertura de su polo de rayas blancas y azules. Levantó la mano y recorrió su uña pintada arriba y abajo a lo largo.−Lo sé, pero Andy está siendo módico−dijo, y le dirigió una mirada a los ojos.−Tuvo la audacia de mencionar que acabamos de renovar la cocina.−Hizo un puchero.−Tan malo. −Ciertamente puedo darte un buen trato, y hago un buen trabajo, ya sabes−dijo, bajando la voz lo suficiente como para enviar una pequeña punzada en su vientre. −Apuesto a que sí−dijo, devolviéndole la sonrisa.−¿Por qué no vienes el miércoles por la tarde, digamos a eso de la una y media?−Soltó su mano de la cruz y se giró, moviendo las caderas de manera tentadora mientras se dirigía hacia donde creía que estaría su padre. Lo vio con un atuendo de golf que nunca antes había visto, repleto de pantalones de algodón holgados, un polo de color rosa pastel y zapatos blancos de golf. −Bonito, papá−dijo, caminando hacia él una vez que era seguro que su palo no transportara cabeza. Él la miró por encima del hombro. −Gracias, Jill. No tan suave como me gusta, pero bueno, solo es mi cuarto golpe del día.−Sus rasgos coriáceos se convirtieron en una sonrisa mientras le daba un abrazo y un beso en la rubia cabeza.−¿Vienes a conducir por mí? −Por supuesto. −¿Dónde está Andy?−Preguntó, cargando sus palos en su bolsa para que pudieran caminar a su carrito de golf, que poseía y guardaba en la casa club −Oh, trabajando en un caso nuevo−dijo, dejando de lado la pregunta.−Pero, ¿cuándo no es así? Página 40 de 288 Al−Anka20219

−Bueno, tiene que hacerlo−dijo Larry padre con una sonrisa.−¿De qué otra manera se supone que los hombres como nosotros debemos hacer que las mujeres se vean tan bien? −Papá−dijo, empujando ligeramente su brazo, el hombre grande inmóvil. Caminaron hacia el carrito de golf, y su padre cargó sus palos en la parte trasera antes de saltar al asiento del pasajero, organizando su hoja de puntaje mientras se sentaba detrás del volante. Mientras los hacía moverse, ella lo miró un par de veces. Se metió el labio inferior debajo de los dientes superiores, tratando de obtener el valor para preguntar. −Así que, ¿cómo van los preparativos de la fiesta?−Preguntó, mirándola brevemente antes de llegar al bolsillo superior de su polo para sacar un par de lentes de sol, que se deslizó en su lugar en la cara. −Bueno. Muy bien.−Lo miró de nuevo mientras se dirigía hacia el primer hoyo.−Papi−comenzó,−¿estás preocupado por Shannon? ¿Todo esto? −Nah.−Apartó la mirada mientras sacaba sus guantes de golf de la pequeña guantera del carro. Él la miró, una sonrisa en su rostro.−Aparecerá. −Pero, papá, ella dejó a Bella completamente sola.−Jill pisó el freno, deteniendo el carrito. −Eso es lo que dice tu hermana, no−dijo Larry padre, mientras salía del carro,−Creo que es hacer una gran cosa por nada. Está echando mano al arma y haciendo que todos se preocupen por una cita de fin de semana. Sin estar segura de qué decir, Jill echó un vistazo al exuberante mar de césped verde esmeralda frente a ellos. Ligeramente nerviosa, carraspeó suavemente. −Tu hermana menor es una auténtica belleza−continuó Larry, tirando del palo libre que tenía la intención de usar para dar el primer golpe.−¿Quién no querría pasar un fin de semana largo con ella, sabes? Una vez más, Jill se aclaró la garganta. Se sentó y esperó mientras su padre preparaba su tiro, retorciéndose las manos en el regazo, hizo una mueca cuando el gran diamante de su anillo de boda se clavó en su otra mano. −Oh, eso fue hermoso−dijo Larry mientras miraba cómo su bola se agitaba en el aire. Él caminó de regreso al carro.−Sabes que las mujeres se largan, Jill.−Él la miró por encima de sus lentes de sol. Al−Anka20219

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Jill apartó la mirada de él, herida.−Eso es injusto, papá−dijo en voz baja.−Eso fue solo dos semanas y tuvimos problemas. −Sí, bueno…−volvió a subir al carrito−…el punto sigue en pie.−Mientras se dirigían hacia el segundo hoyo y la pelota de su padre, Larry padre, continuó.−Como tu madre, por ejemplo. ¿Qué diablos se supone que debo hacer con una maldita niña, básicamente una niña pequeña, y mucho menos con ustedes? Soy un hombre. ¿Qué demonios se supone que debía hacer?−Preguntó de nuevo. −¿Ser padre?−Jill casi susurró, sorprendida de que las palabras salieran de su boca. −Eso es mierda de mujer. ¡No soy un maldito vigilante!−Él pareció ignorar su comentario.−Como hombre−dijo, golpeándose en el pecho con el pulgar,−llevo a casa el dinero. Le doy a una mujer una casa, toda la mierda que ella quiere y algo que hacer todo el día.−Miró a su hija mayor.−No es mi trabajo. Jill se dio vuelta, sin saber qué decir. Todo lo que sabía era que no estaba allí para hablar de su madre, que veinticinco años antes había empacado y se había marchado, sino de su hermana menor que había desaparecido casi una semana antes. −Buena suerte en tu tiro, papá−dijo.

v Pueblo, Colorado−1989 Jill se inclinó y le dio a su novio, Chris, un beso rápido antes de salir de su Fiero blanco.−Te llamaré más tarde−dijo, poniendo los ojos en blanco mientras miraba hacia la casa de su familia.−Tan aburrido que tengo que volver tan temprano. −Sí. Nos vemos. Abrazó su bolso y bolsa con zapatos nuevos que Chris le había comprado ese día en su cita del sábado por la tarde, luego cerró la puerta del pequeño automóvil deportivo y trotó por la entrada de la casa familiar, donde los Schaeffer se habían mudado ocho meses antes; la familia había vivido en Cherry Hills, una zona rica de Denver durante la carrera de su padre en la NFL. Se retiró al final de la temporada anterior luego de que una lesión redujera su corta carrera de trece años y medio. Al−Anka20219

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Su nueva ciudad, Pueblo, estaba bien, supuso. No como ella o sus hermanos tenían una opción. Por lo tanto, ahora vivían en una zona de lujo,—suponía,—llamado Parque Universitario, que estaba cerca de la universidad. Subió al gran porche de las puertas dobles y abrió un lado para entrar. Inmediatamente oyó que su padre le gritaba a alguien. Se preguntó quién era el afortunado receptor esta vez. Decidiendo que no quería unirse a la diversión, se agachó para subir a la escalera trasera que la conduciría al segundo piso que ella y su hermano de catorce años y su hermana de doce años compartían; sus padres tenían una suite completa en el tercer piso, donde no estaban permitidos. Cuando vio a LJ sentado en su habitación, pensó que los gritos que hacían eco en toda la casa tenían que ser por Nora o su madre. Se detuvo en su puerta abierta.−¿Que está pasando? Levantó la vista de un cuaderno en el que estaba escribiendo; tan pronto como la vio, la cerró y la escondió detrás de él.−No sé. Algún anuncio o algo. Papá se enfadará porque llegues tarde. Miró hacia abajo a su Swatch.−Me dijo que estuviera aquí a las tres; son como, tres y doce. LJ se encontró con su mirada.−Como dije, llegas tarde. Puso los ojos en blanco y continuó por el pasillo hacia su propia habitación. Acababa de abrir la puerta cuando escuchó a su padre gritar por las escaleras. −¿Está aquí, ya? ¡Maldición, no tenemos todo el maldito día! −Sí, está aquí, papá−dijo LJ, su voz parecía fluir por el pasillo y hasta la parte superior de las escaleras.−Ha estado aquí por casi quince minutos. Jill arrojó sus zapatos hacia la cama y agachó la cabeza en el pasillo, enviando una sonrisa de agradecimiento a la espalda de su hermano. −Oh. Bueno, ustedes dos traigan sus culos aquí abajo. Nora se sentó en el sofá junto a su madre, que estaba trabajando en sus contantes bordados. Las obras enmarcadas colgaban por toda la casa. Nora estaba jugando con la pequeña cámara rosa que le habían regalado la Navidad anterior. Los dos hermanos mayores bajaron la escalera y se dejaron caer en los dos mullidos sillones. Larry padre, celebró la corte de pie en el centro de la habitación frente a la chimenea, con las piernas largas abiertas y las manos grandes Al−Anka20219

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colocadas en las caderas. Su cabello corto estaba peinado hacia atrás por sus rasgos fuertes. −Judy−dijo, la cabeza de su esposa emergiendo de su tarea. Sin decir una palabra, ella la apartó y se metió entre la gran mesa de centro cuadrada y las piernas de Nora para estar junto a él. Alargó la mano y se colocó unos mechones rubios oscuros detrás de la oreja, sus ojos verdes opacos y sin enfocarse en nadie ni en nada. Su brazo protector, casi posesivamente, alrededor de sus hombros, habló.−Queríamos anunciarles a los niños que vamos a añadir otro miembro de la familia en algún momento al final del invierno. Jill miró a LJ, luego a Nora y luego a sus padres.−¿Qué? −Tendremos un bebé−dijo Larry padre con orgullo, levantarse un poco más alto en un trabajo bien hecho.−Tu mamá va a ser una mama nuevamente. La mirada de Jill se posó en su madre, naturalmente tranquila, y la vio mirando las inquietas manos que descansaban frente a un vientre que pronto crecería.−Bueno, felicitaciones−dijo, perdida. −Esta es una gran noticia, chicos. Tal vez tenga un hijo para arrojar la pelota al patio trasero. LJ se miró las manos antes de encontrarse con los ojos de Jill, que ya estaban sobre él. Ella le dio una sonrisa rápida, pero no se atrevió a tocar su pierna o brazo. −¿Así que? ¿Qué diablos piensan todos ustedes?−Rugió el patriarca. −Uh,−dijo Nora, inclinándose hacia delante, con los pies extendidos y los brazos apoyados en los muslos.−Creo que es genial.−Echó un vistazo a sus hermanos mayores.−¿Cierto, chicos?−Se encogió de hombros antes de mirar a sus padres.−Tal vez no será tan malo ser la más joven. Supongo.

v Pasaron los meses y la vida de Jill continuó como siempre. Estaba a punto de cumplir dieciséis años y entrar a su segundo año de escuela secundaria cuando su madre ingresó en el último trimestre de su embarazo. Judy Schaeffer siempre había estado callada, sin duda una para guardarse. Pero, en los meses siguientes desde que los niños de Schaeffer habían sido informados sobre el próximo bebé, se había vuelto completamente remota. Al−Anka20219

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Después de algunos arrebatos de ella, Larry padre sintió que era mejor para Judy quedarse con su querida tía en Aurora, un suburbio de Denver para el último trimestre. Era un martes cuando Larry padre golpeó suavemente la puerta de la habitación de Jill. Ella estaba acostada boca abajo en la cama haciendo los deberes. Echó un vistazo a la puerta.−¿Sí? La puerta se abrió y su padre entró, dándole una sonrisa rápida antes de cerrar la puerta detrás de él.

v El anillo de bodas de Jill brilló en la luz del techo cuando se llevó la copa a los labios, el vino dulce pero a la vez embriagador. Echó un vistazo al reloj, notando que Andrew estaba casi dos horas tarde. Sabía que tenía un gran caso en el que había estado trabajando durante meses, pero esta noche realmente lo necesitaba. Necesitaba hablar. Bajando la copa de vino, agarró su teléfono y fue a sus contactos; tocando a través de ellos, buscó un nombre, cualquier nombre, para saltar sobre él. Nombre tras nombre pasó volando, y se sorprendió al darse cuenta de que con esta persona no podría hablar. No por lo que estaba en su mente. Ninguno de ellos lo entendería, lo sabía instintivamente. Su ojo y su dedo se detuvieron en el nombre de Nora, se mordió el labio inferior, tratando de decidir si presionar o no. Negando con la cabeza, tercamente dejó el teléfono a un lado y recogió su copa de vino.

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Capítulo Ocho −Vamos, cariño−dijo Nora, abriendo la puerta del auto para dejar que Bella saliera del asiento trasero. Parecía saber cómo desabrocharse, pero tardó un momento en bajarse del asiento del coche. Nora le sonrió a la adorable pequeña y le tomó la mano. −¿Dónde es este lugar?−Bella preguntó, mirando a su alrededor. −Esta es la casa de tu tía Jill−explicó Nora, esperando mientras pequeñas y cortas piernas subían la alta escalera hacia el porche delantero.−Puedes pasar un poco de tiempo con ella un rato mientras voy a trabajar.−Bella la miró con sus grandes ojos verdes asustados.−Estará bien, dulce niña, lo prometo. ¡Y tu prima Sylvia incluso se quedó en casa de la escuela hoy para pasar un tiempo contigo! −¿De verdad? −Sip. Sylvia es maravillosa y tiene cosas geniales en su habitación. Al llegar a la puerta principal, Nora extendió su mano libre para tocar al timbre. Después de unos momentos, el clic clack de tacones altos en el piso de mármol del vestíbulo se hizo más fuerte. Las mariposas sacudieron sus costillas mientras los nervios la golpeaban; la puerta se abrió y Jill se paró frente a ellas, luciendo tan impresionante como siempre.−Hey−dijo Nora tan agradablemente como pudo.−Muchas gracias por hacer esto. Lo que tengo que hacer hoy no es exactamente amigable para los niños. −Lo entiendo−dijo Jill fríamente. Se arrodilló al nivel de los ojos de Bella.−Bueno, hola, cariño.−Abrió los brazos para abrazar a la pequeña niña.−Estoy tan emocionada de que estés aquí hoy. −La tía Nora dijo que Sylvia tiene una habitación genial−dijo Bella tímidamente, sosteniendo a su querido oso de peluche, Sam, más cerca de su pecho. Jill le dio una sonrisa encantadora.−Ella seguro sí. Está emocionada de mostrártela también.−Jill se puso de pie y se inclinó Al−Anka20219

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para tomar la mano que había estado en la de Nora. Miró a los ojos de la joven mujer.−Estará bien. Nora asintió con la cabeza, sabiendo que lo estaría a pesar de que no quería dejarla. Bella todavía lloraba todas las noches y dormía muchas noches en la cama de Nora o terminaba allí en algún momento de la noche.−Te enviaré un mensaje de texto cuando regrese a la ciudad, no debería durar más que unas pocas horas.−Nora le dio a su sobrina un fuerte abrazo y un beso en la mejilla antes de darse la vuelta y bajar corriendo las escaleras. Se detuvo a mitad de camino cuando escuchó su nombre. −¿Crees que fue extraño cómo mamá se fue?−Preguntó Jill. La pregunta era tan inesperada y aleatoria que Nora estuvo segura de qué decir por un momento.−Supongo−dijo al fin. Sin decir una palabra más, Jill se giró y ella y Bella desaparecieron dentro de la casa, un lado de las puertas dobles grabadas cerrándose suavemente detrás de ellas. Dejando escapar un suspiro, Nora regresó a su auto. Después de subir, ubicándose frente al auto de Jill por un momento y hojeó sus correos electrónicos para encontrar la dirección del rodaje, para poder enchufarlo al GPS. En el rodaje de publicidad de hoy, ella tomaría fotos para el nuevo folleto de una empresa. Se mordió el labio inferior al darse cuenta de que el rodaje al que se dirigía estaba en Manitou Springs, a poco más de veinte minutos de Colorado Springs. Archivó esa información para más tarde.

v −¿Están satisfechos con las fotos?−Preguntó Nora a los dueños de negocios mientras se inclinaban sobre sus hombros para mirar la pantalla de su tableta. Había subido todas las tomas que tomó de su café, el hermoso paisaje montañoso de la pequeña ciudad a su alrededor, y cualquier otra cosa que le hubieran pedido que tomara. −Sí, fantástico−comentó uno de los propietarios, erguido.−Dijiste que disfrutaríamos de las copias en unos días, ¿sí? Nora volvió a guardar su tableta en su bolsa y se levantó de donde estaba sentada en una de sus mesas al aire libre.−Sí, una semana como máximo, pero sinceramente−dijo, mirándose a los ojos,−dos días, probablemente.

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−Excelente.−Extendió su mano, que Nora sacudió con un apretón firme y seguro.−Muchas gracias. −No hay problema, Sr. Hagaar.−Blandió brillante.−Hablamos con ustedes dos pronto.

una

sonrisa

De nuevo en el camino, Nora se abrió paso a través de la pequeña ciudad montañosa, tratando de volver a la carretera. Se detuvo detrás de un Cadillac en un semáforo en rojo y se mordió el labio inferior, tratando de decidir si debería regresar a Pueblo y pasar la tarde con Bella o dirigirse a Colorado Springs y al departamento de Shannon; necesitaba comprar algunas cosas más para su sobrina, y aunque fácilmente podía comprar su nueva ropa en Walmart, pensó que Bella se sentiría más segura con ropa que sabía que era suya. Una vez tomada la decisión, se dirigió hacia Springs. Su mente estaba vagando por todo el lugar. Un patrón de pensamiento aterrizó en las palabras de Jill justo antes de que Nora saliera de su casa. Sí, la desaparición de Shannon la había hecho pensar en su propia madre, pero no se había permitido enfocarse ni pensar en ello. Pero ahora, se preguntaba por qué Jill hizo esa pregunta. ¿De dónde vino?

v Pueblo, Colorado−1992 Shannon soltó una risita incontrolable cuando Nora le hizo cosquillas a su hermanita de tres años con una precisión despiadada; la chica de dieciséis años conocía todos los mejores lugares. Se reía junto con la adorable niña pelirroja hasta que la voz en pleno auge de su padre interrumpió su juego en el sofá. −¡Calle a esa niña! Aturdida, Nora al instante juntó a la niña en sus brazos mientras miraba a la figura amenazante que había pisoteado la sala de estar.−Lo siento. Dejó escapar un profundo suspiro y se pasó una mano por el pelo.−¿Dónde están Larry, Jr. y Jill? −LJ llamó hace unos diez minutos. Está esperando que Jill lo recoja de la práctica y ellos estarán aquí. Por lo tanto, debería ser en cualquier momento, ahora.−Para su alivio, la puerta principal se abrió

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mientras sus palabras aún colgaban en el aire como una burbuja de diálogo. −¡Entren aquí, ustedes dos!−Gritó, las palabras seguidas por dos juegos de pasos apresurados. −Lo siento, papá−dijo Jill con un suspiro exasperado.−Roger no llegó a tiempo, así que tuve que esperar hasta que llegara... −Necesito que renuncies a ese trabajo, Jill−dijo Larry padre, interrumpiendo su explicación. −¿Qué? −Tus clases también. −Papi−dijo Jill, con la boca abierta.−No puedo. Solo me faltan tres semestres y puedo pasar a la escuela de posgrado... −¿Para qué diablos necesitas un título?−Preguntó, agitando su mano en la dirección general de su mano izquierda.−¿Por qué mierda crees que está esa roca en tu dedo? Se supone que Andy debe terminar siendo un rico abogado o algo así, ¿no? −¿De qué se trata todo esto?−Preguntó LJ, sentado entre sus hermanas. Sin decir una palabra, Larry padre salió de la habitación solo para regresar un momento después. Le arrojó un pedazo de papel a su hijo.−Léelo en voz alta. LJ se inclinó para agarrar la hoja que había flotado hasta el piso para aterrizar sobre su zapato derecho. Sosteniéndola con ambas manos, leyó: "No puedo hacer esto más. Me pondré en contacto con ustedes una vez que me instale. Amor, mamá." Nora sintió que su corazón se detenía. Todavía sosteniendo a Shannon, que se mordía los dos primeros dedos con la mano izquierda, alargó la mano libre y le arrebató la hoja a su hermano. Lo leyó tres veces antes de que le quitaran la nota, su padre arrugó el papel antes de tirarlo a la chimenea encendida. −¿Ven lo que ha hecho?−Tronó, mirando a los tres niños más grandes.−¡Ella me dejó! Lleno toda su mierda y se fue. Dejó toda la mierda que le de todos estos años, salió de esta hermosa casa, y los dejó a ustedes chicos.−Agitó un brazo dramático para indicarles a los cuatro.−Tú…−señaló a Jill−…vuelve a casa. Hay una casa que limpiar, comidas que preparar y una niña para criar.−Indicó a Shannon. −Espera, papá, LJ y yo podemos…−comenzó Nora. Al−Anka20219

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−¡No! Terminaras la escuela secundaria y Larry, Jr. tiene fútbol que jugar. Ella no tiene nada de qué preocuparse. La preparatoria ya terminó y tiene un prometido abogado que se ocupará de ella. Nora miró más allá de su hermano a su hermana mayor, que parecía absolutamente aplastada.−Jill−dijo en voz baja y sacudió la cabeza cuando Jill envió una mirada acuosa en su dirección.−Podemos encargarnos de todo esto. No dejes la escuela o Andrew. −Está hecho. Así es como va a ser. Jill, quiero cenar a las seis y media esta noche,−dijo Larry padre antes de irrumpir fuera de la habitación.

v Nora sacudió la cabeza para aclararla. No había pensado en ese día en muchos años, ya que le había conducido al peor año de su adolescencia. Jill se había convertido esencialmente en esclava de la noche a la mañana, pero, siempre deseando la aprobación de su padre, lo había hecho todo, cualquier cosa que le pidiera. Finalmente, Andrew vino al rescate y adelanto su boda por más de un año para sacarla de allí. Se detuvo en el estacionamiento de Shannon y encontró un lugar; estaba bastante lleno, lo que le pareció interesante para un martes por la tarde. Tenía que preguntarse si alguien que vivía allí trabajaba. Apagó el motor y soltó la llave de encendido mientras miraba al edificio, luego a la puerta del departamento de Shannon. LJ le había mencionado que el lugar se parecía mucho al de una madre soltera atareada, a excepción de los líos extra que se suponía que fueron hechos por una asustada niña de cinco años. Se quitó el cinturón de seguridad, bajó del auto y cerró la puerta del conductor, haciendo clic automáticamente en el botón de alarma de su llavero. Se guardó las llaves y el teléfono celular mientras cruzaba el estacionamiento y subía las escaleras hasta el tercer piso. Recordando que necesitaba la llave de Shannon, que LJ le había devuelto en caso de que necesitara más cosas para Bella, recogió sus llaves y eligió la que se ajustaba a la puerta del apartamento. Nora entró en el oscuro y apestoso apartamento. Nadie había estado allí durante una semana ni se habían abierto ventanas. Quería airear el lugar, pero pensó que tal vez no sería una buena idea. Tenía que tener cuidado con cualquier cosa que hiciera y consciente de lo

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que tocaba, si la investigación de personas desaparecidas llegaba al apartamento. Cerró la puerta detrás de ella y, por costumbre, la cerró con llave; al presionar el interruptor de la luz, que estaba conectado a la lámpara de pie que había junto al sofá, vio el desorden de cereal que LJ había mencionado, y le rompió el corazón. Ni siquiera podía imaginar lo aterrada que debía haber estado Bella. Casi quería llamar a Jill y pedirle que pusiera a Bella al teléfono para escuchar su voz. Siempre había amado a su sobrina, pero sin duda se había vuelto increíblemente protectora con ella en los últimos días. Mientras recorría el apartamento, terminó en la habitación de Bella. Encontró una bolsa de lona y la llenó con un poco de ropa y un par de animales de peluche antes de subirla. Se la puso sobre su hombro y se dirigió al pasillo, deteniéndose en la puerta del dormitorio de Shannon. Dejó el petate en el suelo, entró y aún podía oler el perfume de su hermana y el olor de la loción. Shannon era una notoria usuaria de lociones. Su cómoda estaba medio llena con varios aromas. También notó una imagen enmarcada de Bella sonriendo detrás del vidrio, una foto de las dos juntas, un par de instantáneas de Shannon con algunas mujeres, que Nora supuso que eran amigas, y una que la sorprendió. Nora recogió la imagen, estudiando el rostro encantador de su hermana y el hombre atractivo con el que estaba acurrucada. Ella lo reconoció como Richard,—o Rick—Stanton, el padre de Bella. Era un actor que Shannon había conocido haciendo teatro comunitario siete u ocho años antes. Nora solo lo había visto una o dos veces, pero LJ le había dicho que no le gustaba. Dijo que el tipo parecía rastrero. De cualquier manera, Rick había roto completamente el corazón de Shannon, despegando cuando Bella era bebé. Obviamente Shannon nunca lo superó. Devolviendo la imagen, miró hacia la cama, notando que había varias mudas allí. Parecía como si Shannon hubiera estado tratando de decidir qué ponerse en su noche. En la esquina, metida entre la mesita de noche y la pared, había una caja de cartón de imitación de madera con recortes de manija y una tapa. Escrito en gruesas letras negras en la parte superior estaba Precious Memories. Poniéndose en cuclillas, tiró de la caja hacia ella y levantó la tapa, sonrió cuando vio la manta de bebé de Bella que el hospital le dio para envolver al bebé antes de llevarla a su casa. El pequeño brazalete hospitalario de Bella estaba allí, así como algunos otros recuerdos de

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ese día especial en marzo de 2012. Vio una unidad de memoria USB metida en una gran bobina de hilo. Mientras Nora profundizaba un poco más, se sorprendió al encontrar un par de guiones y carteles de algunas de las obras que Shannon había hecho en la escuela secundaria. Debajo de ellos, y hacia el fondo de la caja, se encontró con algo envuelto en una toalla. Mientras desenvolvía la cubierta, se quedó sin aliento. Eran los cuatro discos compactos de Sarah Brightman que le había regalado a su hermanita a lo largo de los años, incluidos los dos primeros, con sus propias palabras todavía grabadas en la sobrecubierta metida dentro de la cubierta de la caja de joyas. −Shannon−murmuró, acariciando amorosamente la suave cubierta de plástico de Phantom of the Opera. Reemplazando todo exactamente como lo encontró, caminó hacia la cama, con el corazón pesado y las emociones en aumento. Se dejó caer sobre el colchón caído, las manos en su regazo mientras miraba alrededor de la habitación. No pudo evitar pensar que lo que estaba viendo era lo que Shannon veía cada mañana cuando se despertaba. Alcanzando detrás de ella, agarró una de las almohadas de Shannon y la colocó en su regazo. Apoyó su mano sobre su suave plenitud antes de llevársela a la cara, cerrando los ojos mientras inhalaba el aroma que era una combinación del champú de su hermana y el olor de los otros productos que usaba en su hermoso cabello castaño rojizo. Era la única en la familia cuyo cabello no era de un tono de sombra−marrón natural. Las lágrimas brotaron rápidamente mientras abrazaba la almohada de su pecho. −¿Dónde estás?−Susurró. Como si su pregunta hubiera sido respondida, Nora se congeló; oyó que se insertaba una llave en el cerrojo y luego en el pomo de la puerta. Tirando la almohada a un lado, corrió a la sala de estar. abría.

−¿Shannon?−Gritó desesperadamente mientras la puerta se

En pocas palabras, vio a una figura masculina vestida con pantalones vaqueros y una sudadera con capucha negra, pero luego dio media vuelta y echó a correr. −¡Oye!

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Nora corrió hacia la puerta y la abrió durante el resto del camino, con los ojos muy abiertos mientras recorría la pasarela y las escaleras; vio un destello de ropa oscura saltar las últimas cinco escaleras del primer piso, casi perdiendo el equilibrio mientras continuaba corriendo. Empujando el marco de la puerta, Nora corrió por la pasarela y casi perdió el equilibrio mientras subía las escaleras tan rápido como se atrevía. Apenas sintió el roce en la mano que rozaba el ladrillo del edificio cuando dobló la esquina donde había visto al hombre huir. El edificio daba a un denso bosquecillo, y no había forma de que ella pudiera seguirlo o verlo. Sin aliento, se dio la vuelta y se dirigió al apartamento del tercer piso, con la llave todavía en la puerta que se había usado para abrirla; el corazón de Nora se congeló en su garganta cuando vio el llavero colgando de él. Era un pequeño corazón de arcilla que Bella había pintado para su madre en la guardería anterior al Día de la Madre; sabía que no debía tocarlo en caso de que hubiera huellas dactilares. −¿Qué estás haciendo aquí? Nora giró rápidamente para ver a Sarah subir las últimas escaleras hasta el tercer piso, con los ojos fijos en ella. −Nora, no puedes estar aquí.−Sarah se acercó a ella, vestida de manera similar a cómo había estado en su primer encuentro en la Sala de entrevistas 2.−No se puede. −Alguien intentó entrar a su apartamento−dijo Nora, haciendo caso omiso de las advertencias de Sarah. −¿Qué? Nora señaló la llave, aunque ahora notó que faltaba la llave del auto de Shannon.−Estaba en la habitación y escuché a alguien entrar, me apresuré a la sala y era un tipo. La expresión de Sarah instantáneamente se transformó de la irritación a la profesional que era.−Ven conmigo.−Nora siguió a Sarah al apartamento donde le dijeron que se sentara. Nora lo hizo y vio como Sarah sacaba una bolsa de evidencia del bolsillo de su chaqueta y un bolígrafo. Usó el bolígrafo para enganchar el lazo del llavero y suavemente tiró de la llave suelta de la cerradura donde colgaba; sellándola, Sarah cerró la puerta y se acercó a Nora, sentándose a su lado. Sacó su teléfono celular de su bolsillo e hizo una llamada rápida para que una unidad de CSI tomara huellas dactilares. Volviendo su

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atención a Nora, preguntó:−¿Quién tendría la llave del departamento de Shannon? Además obviamente tú. −Nadie, eso lo sé−dijo Nora, abrazándose a sí misma. Se sintió enferma.−La llave que tengo vino de la vecina que inicialmente me llamó. −¿Puedo tener esa llave, por favor, Nora?−Preguntó Sarah en voz baja, tendiéndole la mano. Nora lo colocó en su palma, notando los dedos largos y hermosos que una vez había conocido muy bien. Miró hacia otro lado; aclarándose la garganta, volvió a mirar a Sarah a tiempo para ver cómo metía la llave en el bolsillo y sacaba el mismo bloc de notas que había usado para tomar notas ese primer día. −Cuéntame todo−dijo Sarah, con el bolígrafo posado sobre la página, con una mirada expectante en su rostro. Cuarenta y cinco minutos más tarde, Nora estaba casi en su automóvil, con la bolsa de lona que había empacado cuando llegó allí. Buscó en su bolsillo y se quitó las llaves, presionó el botón para abrir las puertas. −Oye. Se giró para ver a Sarah acercándose a ella. Nora abrió la puerta trasera del lado del conductor y arrojó la bolsa de lona dentro antes de girarse hacia Sarah. −¿Estás bien?−Preguntó Sarah, apoyando un hombro contra el costado del vehículo. Nora consideró cómo se sentía al mirar el edificio antes de volver a mirar a la mujer que estaba al otro lado de la puerta abierta.−Supongo que sí. No creo que lo haya procesado todo esto completamente. Quiero decir, el bastardo a quien perseguí puede ser responsable de por qué mi hermana ha desaparecido. Como dijiste, ¿de qué otro modo podría tener sus llaves? Sarah asintió.−Lo sé y lo siento. Quiero decir...−explotó, sacando una mano para quitarse los largos mechones de su cabello oscuro de la cara que la leve brisa había levantado−…aunque no te quiero ni a ti ni a nadie más en la casa de Shannon en este momento. Supongo que resultó bueno que lo estuvieras.−Le dio una pequeña sonrisa.−Puede que nos hayas dado una pista y sin duda al menos algo para morder.

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Nora asintió, metiendo sus manos en los bolsillos traseros de sus jeans.−Bueno−dijo en voz baja, preocupada por lo cómoda que se sentía con Sarah,−será mejor que me vaya. Necesito recoger a Bella de la casa de Jill. No esperaba estar aquí tanto tiempo. −Lo entiendo.−Sarah retrocedió de su automóvil.−Estaré en contacto si necesito algo o descubro algo, ¿bien? Nuevamente, Nora asintió.−Bien. Gracias, Sarah. Sarah le dio una sonrisa rápida despidiéndose con un gesto antes de darse la vuelta y regresar al edificio. Nora la vio irse antes de apartar los ojos.

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Capítulo Nueve −¡Agárrame la mano!−Rugió, esperando ser escuchado sobre la furia del infierno abajo, las llamas lamiendo su camino hasta el hueco del elevador en ruinas, convirtiendo el tubo de metal cuadrado en un horno Easy−Bake. El sudor le caía sobre la frente y le ponía flequillo oscuro en la piel.−¡Tómala! Miró hacia abajo y luego volvió a mirarlo, con pánico en sus ojos.−No puedo. −Tienes que hacerlo.−Miró más allá de ella, extendiendo la mano para deslizar el dedo por el sudor que flotaba sobre su labio superior.−Puedes hacer esto, Amanda.−Miró por encima de su hombro.−¡Agárrate fuerte! Sin siquiera saber si había sido oído, gruñó mientras subía hasta que se atrevió. Se acercó a las dos manos y se enganchó las muñecas de la mujer aterrorizada. El calor era insoportable y ese ruido, ruido como nunca antes había escuchado. Parecía un tren de carga y estaba ganando velocidad. −¡Espera!−Gritó. Nuevamente, miró hacia atrás.−¡La tengo! ¡Tira! ¡Dije tira, maldita sea! Apretó los dientes tan despacio, tan lentamente, que fue arrastrada hacia las fauces abiertas de la puerta del ascensor. Amanda se acercó a él. −¡Vamos a morir!−Sollozó Amanda, las lágrimas pálidas senderos en el hollín de su rostro exquisito. Por ese momento, todo desapareció para él excepto ella. Él le sonrió, sosteniéndola aún más fuerte. −No, no lo haremos−dijo LJ, con los dedos corriendo por el teclado de su computadora portátil.−En ese momento−dijo, escribiendo mientras hablaba,−Jack sabía que nunca más la abandonaría. Fin. Él sonrió, sentándose de nuevo en su silla de cuero negra de capitán en su oficina central. Releyó los últimos párrafos y diálogo y, Al−Anka20219

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emocionado con lo que leyó, sonrió, palmeándose en el brazo por un trabajo bien hecho. Hizo clic en la función Guardar a tiempo para que Kristie irrumpiera en la oficina. Molesto, rápidamente golpeó la parte superior de su computadora portátil, tratando de parecer lo más indiferente posible. −Mirando el porno otra vez, ¿eh?−Sonrió la adolescente, arrojándose de lado a una de las dos sillas en el lado opuesto del escritorio. Estaba irritado consigo mismo mientras se sonrojaba. Tan inocente como lo que había estado haciendo, se sintió avergonzado.−¿Qué quieres, punk?−preguntó en su lugar, su tono ligero y amistoso. −Bueno−dijo arrastrando las palabras, balanceando la pierna que estaba tirada sobre el brazo de la silla de respaldo alto de cuero en la que estaba despatarrada.−Me preguntaba si podía tomar prestado el Volvo.−Su mirada cayó a sus uñas de uva−púrpura−pintadas.−Julia y yo queremos ir a ver una película. Se inclinó hacia adelante, moviendo la computadora portátil a un lado mientras la empujaba con el codo en su lugar.−¿Le preguntaste a tu madre? Kristie soltó un aliento sarcástico, levantando su mano para deslizar el flequillo negro de sus ojos.−¿Lo harías? −Touché−se rió entre dientes. Estudió a su hija por un momento.−¿Cuál es la ocasión?−Preguntó. −¡Nada, Dios!−Gruñó Kristie.−¿No puedo salir con mi amiga? Él sonrió.−Supongo que sí.−Metió la mano en el bolsillo de su pantalón y sacó la llave del auto de repuesto, que la pareja pensaba darle a Kristie al graduarse. Se la arrojó, Kristie la atrapó en el aire. −¡Gracias!−Dijo efusivamente, levantándose de la silla. −Espero que esté lleno de gasolina cuando regrese a las diez y media. −¿Diez treinta? Papá...−Gimió. −Kristie...−se burló de ella.−Es una noche de escuela. Suspiró dramáticamente.−Bien.−Se guardó la llave en el bolsillo.−Gracias, papá.−Se dio vuelta para irse.

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−Espera.−LJ agarró su anillo de llaves nuevamente y encontró la pequeña de bronce que se ajustaba al cajón inferior de su escritorio; rápidamente la insertó y lo abrió. Dentro había una pequeña caja de seguridad llena de dinero en efectivo. Sacó dos billetes de veinte y cerró la caja y luego volvió a cerrar el cajón. Poniéndose de pie, caminó hacia ella, guardando el dinero.−Aquí−dijo en voz baja, mirando por encima del hombro de su hija para asegurarse de que su esposa no estuviera cerca.−Ustedes chicas tengan una noche divertida yo pago. Kristie bajó la mirada hacia los billetes cuando los tomó antes de mirar su triste mirada.−Papá, no puedo aceptar esto−dijo en voz baja.−Sé cómo funciona, y sé que es todo lo que tienes para gastar. LJ se aclaró la garganta y miró hacia otro lado, avergonzado. −Vamos, sé que es por eso que siempre quieres Scratch Tickets (Lotería) para tu cumpleaños.−Le sonrió y le dio un abrazo rápido pero apretado.−Te amo, papá. Él sonrió mientras la abrazaba.−Yo también te amo, bicho.−Le dio un ruidoso beso en la mejilla.−Dile a Julia que te dije hola. −Okey. ¡Te amo!−Gritó mientras salía apresurada de la habitación, agarrando su chaqueta de cuero del armario del abrigo cerca de la puerta de entrada antes de que casi saliera corriendo de la casa. Se quedó dónde estaba por un largo momento, sacudiendo la cabeza. Amaba a esa chica más de lo que nunca hubiera pensado que sería posible. Después de que él y Adrienne se casaron y decidieron que tratara de quedar embarazada, él decidió en algún momento que haría todo lo posible para ser el tipo de padre que siempre deseó haber tenido; la verdad era que estaba aterrorizado. Estaba aterrorizado de que fuera un Junior por una razón y fuera exactamente como él. Decidiendo terminar la noche, LJ abrió su computadora portátil y se desconectó antes de apagarla. Cortó la luz en la oficina y se dirigió a la cocina. Eran solo las 7:40 p.m., Pero estaba de humor para un refrigerio. Deslizándose por el suelo de madera con los pies calzados con calcetines, abrió la nevera y examinó los estantes en busca de cualquier cosa que se viera bien. Su mirada se posó en el pastel de chocolate que Adrienne había llevado a casa con la compra el día anterior. Sacando la confección de la nevera en su recipiente de plástico transparente, cerró la puerta del refrigerador y colocó el pastel en la encimera de la isla.

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plato.

Metió la mano en el armario junto a la nevera para agarrar un −¿Agarrarme uno también?

Miró por encima del hombro y se sorprendió al ver a Adrienne de pie en el lado opuesto de la isla. Sin decir una palabra, agarró un segundo plato, cerrando el gabinete antes de volver su atención al pastel. Después de un silencio incómodo, la Superintendente del Distrito 70 habló.−¿Cómo va la práctica en P−Dub para el Pigskin Classic contra County High?−Preguntó, P−Dub, el apodo adoptado para Pueblo West High School. El asintió.−Bien. Quiero decir, no es como County es tan difícil de superar.−Él le dio una sonrisa rápida. −Eso es maravilloso. Para nosotros es tan importante tener un equipo ganador y, bueno, un entrenador ganador. LJ no dijo nada, pero sintió que su estómago comenzaba a agitarse. −Martin Murphy llamó hoy. −¿Oh?−Respondió LJ, colocando una pieza en un plato y deslizándolo sobre el granito hacia su esposa.−¿Cómo están las cosas en Cherry Creek? −Bien−dijo tomando el tenedor que él le ofreció.−Dijo que George definitivamente se retirará el próximo año y quiere que yo continúe y envíe mi currículum. Suspiró, molesto cuando colocó su propia rebanada en el plato antes de volver a colocar la cubierta de plástico en la bandeja de plástico y devolver el pastel a la nevera. −LJ−dijo Adrienne,−es el mejor distrito en todo el estado. Él ya me dijo que el dinero sería casi el doble de lo que estoy ganando aquí. LJ sostuvo su tenedor en sus dedos bronceados que combinaban con rasgos extremadamente morenos de tantas horas afuera entrenando de sus jugadores.−Adrienne, nunca ha sido sobre el dinero para nosotros. Ella ladeó la cabeza ligeramente hacia un lado, con el pelo largo, naturalmente rizado y castaño cayendo sobre su hombro, y lo estudió con una mirada dura y oscura.−No, para ti siempre ha sido sobre lo

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que papá quería. ¿Qué pasa con lo que quiero, Larry? ¿Qué quiere Kristie? −¿Qué quiere Kristie?−Dijo LJ, con un tono incrédulo.−Lo que Kristie quiere es quedarse donde están sus amigos.−Quedarse donde está su familia. Quiere ir a la universidad aquí en CSU−Pueblo, Adrienne; ella está bien con eso, y es una maldita buena universidad. Adrienne corto un bocado de pastel con su tenedor.−Puedes ser tan egoísta, Larry−dijo, sacudiendo la cabeza.−Absolutamente egoísta y no tenemos absolutamente ninguna visión de un buen futuro para nosotros. −En Cherry Hills−dijo, con las palmas apoyadas en la fría piedra del mostrador.−He vivido allí, creo que te olvidas de eso. Por mucho que desees todo el estatus y prestigio, tu "doble" salario…−usó las comillas aéreas−…no importará. Esta casa…−señaló la estructura a su alrededor−…este lugar sería dos o tres veces más costoso.−Resopló.−Pensándolo bien, ese precio y no está cerca de esta casa−El antojo desapareció, él apartó su plato.−¿Qué sentido tiene? Y, olvídate del de ayudar a Kristie con la universidad. −He terminado con esta conversación−dijo Adrienne bruscamente, recogiendo su plato y su tenedor y dirigiéndose a las escaleras. La vio irse y se recostó contra el mostrador detrás de él, con los brazos cruzados sobre el pecho.

v Colorado Springs, Colorado−1994 −Esta es una mala idea, Nora−dijo LJ, mirando a su hermana que estaba maniobrando hábilmente su Honda a través del tráfico de la noche cuando finalmente entraron en la ciudad.−Lo digo en serio. −Nah, puedes hacer esto, LJ−respondió la chica de dieciocho años, mirando a su hermano.−Nadie te conocerá y eres realmente bueno. LJ sintió que estaba a punto de vomitar mientras se frotaba las sudorosas palmas sobre los muslos de sus jeans. Miró a su alrededor, sin reconocer dónde estaban.−Nora, ¿a dónde me llevas?

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Le sonrió.−No te preocupes por eso. Dijiste que no querías ser reconocido. No serás reconocido. Veinte minutos más tarde, Nora llevó el pequeño automóvil a un estacionamiento lleno. El edificio al final fue pintado en colores oscuros con un letrero luminoso de neón del arco iris anunciando, Aqua Splash; echó un vistazo a su hermana. −¿Por qué siento que voy a estar un poco fuera de lugar aquí? Nora saco el freno de mano y apagó el carro.−Vamos, semental−dijo con una sonrisa. Mientras se acercaban al edificio, LJ notó que la marquesina decía NOCHE DE MICRÓFONO ABIERTO.−Oh Dios−susurró. Ella pagó su tarifa de entrada de tres dólares, y ambos recibieron un sello en el reverso de sus manos que indicaban que eran menores de edad por lo que no podían venderles alcohol. LJ lamentó ese hecho, cuando en ese momento, habría hecho cualquier cosa por un trago. El club se parecía a cualquier otro club, salvo por el puñado de mujeres muy altas, que después de una mirada más cercana, se dio cuenta de que eran hombres. Se volvió hacia Nora, con los ojos muy abiertos y el pánico en su voz. −¿Me has traído a un bar gay? Nora se rió.−Oye, si alguien te reconoce aquí, de alguna manera creo que tienen un problema más grande. −¡Damas y caballeros! Maricas, brujas y chicos hermosos.−La voz resonó sobre el club, y de la nada, un foco de luz se posó en el hombre extravagante en el escenario, su chaqueta de oro brillante casi cegadora; tenía un micrófono en una mano y el otro en la cadera.−Es un gran placer para MC nuestra noche de micrófono abierto esta noche, entonces, todos ustedes cantantes, bailarines, pregoneros y compradores, ¡es su noche! LJ tragó audiblemente. Permitió a Nora tomar su mano y conducirlo a través del club lleno de gente a una mesa en una esquina; sentía náuseas, nervios y, en general, como si esencialmente quisiera morir. La chaqueta deportiva que llevaba de repente se sintió caliente y apretada. Miró a su hermana.−¡Vas a hacer que me violen!−Siseó, y observó a muchos hombres de cuero que lo miraban demasiado afectuosamente. Al−Anka20219

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−Deja de ser tan cobarde−siseó Nora. −¡En primer lugar, tenemos a Jezebel!−Anunció el MC con un gesto, la multitud aplaudiendo. LJ observó, con los ojos abiertos al "talento" después de que subió al escenario. −Y ahora, un obsequio especial para ustedes, hermosos muchachos−el MC habló por el micrófono, su mirada azul como el hielo apuntando a LJ.−¡Nuestro poeta laureado, LJ Schaeffer! Los ojos de LJ casi salieron de su cabeza. Miró a Nora, listo para estrangularla. −Vamos, LJ−dijo, su voz apenas se escuchó por encima del rugido de la multitud.−Nadie te conoce aquí.−Empujó su volumen.−¡Ve a hacer lo tuyo! Casi gruñendo, LJ se puso de pie y caminó hacia el escenario, subiendo las tres escaleras como si estuviera caminando hacia la horca; se acercó al Sr. Flashy y tomó el micrófono, así como la vez que el MC le dio. Solo en el escenario, LJ miró a la multitud, que era difícil de ver debido a la intensa luz que brillaba en él. Sin embargo, pudo ver a Nora, lo que ayudó. Se aclaró la garganta y volvió su atención a la multitud. −Um, hola.−Saludó, sintiéndose cojo y totalmente solo.−Soy LJ.−No estaba seguro de si reírse o encogerse ante el llamado que le enviaban. −¡Quítatelo, muchacho de la fraternidad!−Alguien gritó desde la oscuridad. −Oh, eh, no. Um...−Tragó saliva.−Cuento historias.−Su corazón se desmoronó cuando la audiencia comenzó a quejarse y a burlarse de él. Miró a Nora. Su mirada inquebrantable de adoración y orgullo le dio el coraje para continuar. Él tragó saliva; luego, con un gesto de bondad, apartó la chaqueta deportiva de los hombros anchos y musculosos, revelando la camiseta sin mangas que llevaba, así como los brazos musculosos y bien formados mientras las mangas de cuero se deslizaban por ellos. Finalmente, la chaqueta cayó al suelo con un fuerte ruido metálico, cargada con interminables parches de logro y alfileres.

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La multitud se volvió loca, vítores, silbidos y más abucheos lloviendo sobre él. Él sonrió. Aunque no particularmente su multitud, estaba empezando a pasar un buen rato. Se decidió por la historia muy corta,—más como una viñeta,—que había garabateado esa misma tarde. −Esta es una historia sobre Joel, un hombre sentado en su habitación, tratando de decidir qué quiere ser, quién quiere ser y cómo quiere hacerlo. −¡Estilo perrito!−La voz de una mujer gritó desde la oscuridad, la risa siguiente. LJ se rió junto con ellos, enviando un saludo en la dirección general de la sugerencia.−Ya ves, toda la vida de Joel−comenzó LJ, un poco más cómodo mientras se movía por el escenario,−se sintió como si tuviera un mundo de expectativa sobre sus hombros. Sintió, por qué, tal vez incluso si no había aceptación, no había lugar para él y no tenía dónde estar. Así que…−alzó un dedo para enfatizar−…¡quizás me convierta en cantante!−Con eso, cantó una nota C terriblemente off−key, haciendo reír a la multitud.−O tal vez me convierta en un bateador All Star−Usó el micrófono para imitar el movimiento de un bate de béisbol oscilante. Arrugó su rostro y acercó el micrófono a su boca.−A la mierda los deportes. Le sonrió a Nora que estaba riendo salvajemente con todos los demás, considerando que él era Sr. Deportista en carne y hueso y lo sabía. −Tal vez, solo tal vez−dijo, cayendo de rodillas, enviando una nueva ronda de aplausos.−Tal vez seré el padre Joel.−Apretó las palmas y miró a la audiencia.−Orando por todos ustedes, pecadores.−Amaba la energía lúdica de la multitud. Se levantó.−Tal vez… −¡Una drag queen!−Gritó alguien. LJ le puso una mano en la cadera e hizo su mejor voz de "gay Man".−Cariño, no estoy tan perdido.−Incluso él lo perdió en eso. Él consiguió controlar su risa y fingió estar mirando en el aire la espiral de piel de cerdo que venía hacia él.−Tal vez−dijo, corriendo hacia el borde del escenario, juzgando mal el final mientras se lanzaba directamente, aterrizando con fuerza en su hombro. Aturdido por un momento, se llevó el micrófono a los labios.−Tal vez seré un All American como mi papá−Rellenó a propósito su tono de dolor. Un temible dique fuerte y un flaco y rubio muchacho le ayudaron a ponerse de pie y, mientras subía al escenario, dolido y sin aliento, se Al−Anka20219

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dejó caer con las piernas colgando sobre el delantal.−O tal vez solo seré yo. El rugido de los aplausos fue ensordecedor cuando todas las personas del lugar se pusieron en pie de un salto, Nora clamando y gritando con todas sus fuerzas. LJ agarró su chaqueta, sonriendo mientras se ponía de pie.−Gracias−dijo y le devolvió el micrófono al MC, que estaba aplaudiendo mientras subía al escenario.

v Con demasiadas ofertas para una bebida o un baile para la comodidad, LJ y Nora habían optado por irse. LJ gritó y corrió por el estacionamiento hasta el auto de Nora. −¡Mierda, eso fue muy divertido!−Dio un puñetazo en el aire, la excitación y la adrenalina lo atravesaron. −Los sacudiste, amigo−dijo Nora, desbloqueando la puerta antes de abrirla e inclinándose para tirar del pasador de la puerta lateral del pasajero. LJ subió y cerró su puerta. Miró a su pequeña hermana antes de inclinarse y dejar un beso en su mejilla.−Gracias por creer en mí, hermana. −Por supuesto.−Le dio una palmada en el muslo.−Vamos por algo de comer. Regresaron a Pueblo con LJ y siguieron hablando sobre la experiencia, sorprendidos de que, en primer lugar, él pudiera hacerlo y, en segundo lugar, fue capaz de hacerlo en un bar gay. −No somos monstruos, ya sabes.−Nora se rió. −Sí, sí. De hecho, parecían geniales. Una hora más tarde, se sentaron en Dennys, uno de los pocos restaurantes todavía abiertos. Cenas, comidas y platos quitados, los dos se sentaron a tomar café. −Creo que deberías escribir más, LJ. Eres absolutamente un buen narrador de historias. −Dios, ¿puedes siquiera imaginar lo que papá diría? "No muy

varonil, hijo"−dijo, imitando la voz de Larry padre. Echó un vistazo y vio a una hermosa morena con el pelo largo y rizado sentada sola; estaba comiendo un pedazo de pastel y mirando por encima de lo que Al−Anka20219

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parecía ser un libro de texto. Como si sintiera que estaba siendo observada, levantó la mirada, encontrando su mirada. Él sonrió, y ella volvió a mirar su libro. −¡Ay, ella te ha despreciado!−Gritó Nora. Él la miró antes de llamar la atención de la camarera.−Me gustaría pagar el pastel y el refresco de esa señorita−le dijo él, señalando con la cabeza a la morena. La camarera se acercó a su mesa y hablaron un momento antes de que la camarera regresara.−Lo siento, señor, pero ella ha rechazado su oferta. nuca.

LJ se sintió como un idiota. Se aclaró la garganta y se frotó la

−Sin embargo, embargo, dijo,−La camarera continuó, colocando una servilleta doblada y un bolígrafo sobre la mesa,−Si usted escribe su número de teléfono abajo, sus palabras, ella podría llamarle. Echando un vistazo a la joven, que rápidamente desvió la mirada, tomó el bolígrafo y garabateó su número de teléfono y su número de buscapersonas antes de devolver la servilleta y el bolígrafo a la camarera.−Gracias. Unos momentos más tarde, la joven empacó sus libros y los metió en una mochila antes de levantarse. Para deleite de LJ, caminó hacia su mesa y la de Nora. −Bueno, pensé que podría ser una buena idea preguntar tu nombre, quiero decir, después de todo, en caso de que logre encontrar algo de tiempo para tal vez llamar, sería una buena idea saber a quién estoy llamando.−Dijo. LJ se inclinó hacia atrás, pasando un brazo por la parte posterior de la mesa, tan casual y suave como pudo hacerlo.−Soy Larry, pero todos me llaman LJ. Esta es mi hermana, Nora. ¿Y usted es? −Adrienne.−Miró a Nora.−Encantada de conocerte.−Volvió a LJ.−Y, un placer conocerte, Larry. Con eso, ella se había ido.

v LJ yacía en el sofá de la sala de estar en la oscuridad, con una mano apoyada en un vientre más redondeado de lo que había sido en Al−Anka20219

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esos días, la otra descansaba casualmente sobre la almohada donde apoyaba la cabeza. Estaba sonriendo, ya que no había pensado en esa noche en mucho tiempo. Arrancó su mente del pasado cuando escuchó el motor de un automóvil y vio el baño de luces que barrían el frente de la casa. Un momento después, el motor se silenció y se escucharon pisadas en las rocas que bordeaban la hierba. Llave en la cerradura, apertura de la puerta luego cierre. LJ miró el reloj en la repisa de la chimenea, apenas distinguiendo los números en la tenue luz.−Llegas tarde−dijo en voz baja a la figura oscura que se dirigía en su dirección. −Lo sé, lo siento. La película salió tarde−dijo Kristie, encendiendo una lámpara antes de sentarse en la mesa de café frente al sofá donde estaba LJ.−¡Lo hizo!−Exclamó alzando su ceja.−Algún chico tuvo un ataque o algo así, así que tuvieron que parar el espectáculo. Cuando comenzaron de nuevo, fue como, casi cuarenta minutos después.−Extendió su mano hacia él, una taza Dairy Queen de tamaño mediano con una larga cuchara de plástico roja que sobresalía.−Pero, te conseguí tú favorito. LJ se sentó con un gruñido, sus rodillas lo molestaban por demasiadas lesiones de fútbol americano y lucha libre.−¿Oreo Blizzard?−Preguntó, tomando la taza helada. −¿Hay algún otro tipo?−Dijo arrastrando las palabras.−Aunque creo con toda honestidad…−se destapó su propio Peanut Buster Parfait−…técnicamente te compraste una Oreo Blizzard. LJ se rió entre dientes, disfrutando de su primer mordisco.−Bueno, entonces me doy gracias.−Miró a su hija, notando lo que parecía ser otro arete en su oreja izquierda. Él no lo entendió, pero al menos esos podían cerrar cuando llegara el momento de que consiguiera un trabajo o una carrera real. −¿Cómo está Julia?−Preguntó, lamiendo un gran trozo de galleta de su cuchara. −Bien−dijo Kristie solo, no se ofreció información adicional. LJ la estudió por un largo momento, midiéndola.−Bien. Eso es bueno.

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Capítulo Diez −¡Sarah! −Hola, abuela.−Sarah sonrió mientras la abrazaban con tanta fuerza que estaba segura de que su abuela, mucho más baja, iba a sacarle la cabeza enseguida. −Pensé que no ibas a poder venir−dijo la niña de noventa años acusadora, retrocediendo lo suficiente como para mirar a la cara de su nieta. −¿Y perderme tu cumpleaños? Nunca.−Sarah soportó otro abrazo antes de ser liberada. −¿Sarah? ¡Has venido! Una vez que se supo que ella había llegado, Sarah fue inundada por su familia en la pequeña casa de su abuela, que consistía en su madre, cuatro hermanos, dos hermanas y un pequeño ejército de sobrinas y sobrinos. Pero, lo que la hizo sonreír fue cuando vio los ojos azules y centelleantes del hombre con cabello,—principalmente de color rubio rojizo,—canoso Mantuvo sus brazos abiertos hacia ella, y ella inmediatamente fue hacia él.

v Pueblo, Colorado−1979 Sarah, de siete años, estaba acurrucada en el sofá con su hermanita, Ernestine, mientras su madre, Paola, le contestaba desde la puerta. Dos policías estaban allí, uno era un hombre afroamericano bajo con un bigote grisáceo y el otro, un hombre blanco, alto y joven, con patillas rubias y ojos azules amables. −Hola, Sra. Sánchez. Soy el Oficial Gaines y este es el Oficial Browne. ¿Podemos pasar, señora?−Preguntó, quitándose su sombrero color negro brillante de pico.

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−Sí, pasen. ¿De qué se trata esto, oficiales?−Preguntó la joven madre de dos, haciéndose a un lado para permitir que los hombres entraran. El oficial de cabello rubio miró a Sarah y Ernestine y les dio a las chicas una amable sonrisa antes de volver su atención a su madre. −¿Qué está pasando?−Susurró Ernestine, de cuatro años. Sarah negó con la cabeza mientras los dos hombres hablaban en voz baja a su madre en la entrada de su pequeña casa cerca de CF & I, la fábrica de acero donde trabajaba su padre, Ernesto. De repente, Paola dejó escapar un grito aullante y comenzó a caer, pero el oficial Gaines la atrapó antes de que pudiera colapsar por completo. −¡No!−Ella gimió. Sarah sostuvo a Ernestine un poco más cerca cuando la niña también comenzó a llorar. Sarah se mantuvo fuerte—tenía que hacerlo; observó de cerca a su madre y al oficial, notando otra vez, el oficial Gaines volvió a mirar a las chicas, con una cálida sonrisa en los labios. Después de un momento, su madre, con los dos oficiales ayudándola a ambos lados, se acercó al sofá. Sarah miró a su madre con grandes ojos oscuros. −Algo malo pasó, ¿no?−Preguntó ella. Paola asintió con la cabeza, las lágrimas corrían por sus mejillas.

v Sentada al lado de Chuck Gaines, el hombre que había estado en su vida desde que tenía siete años y tenía su corazón desde que tenía ocho años, lo miró. Disfrutaron de una maravillosa cena temprana con toda la familia, incluyendo tamales caseros y, por supuesto, los frijoles al horno estilo texano favoritos de Chuck. Siempre fue una combinación interesante. −Ya sabes−dijo ella, mirando como él la miraba. Tomó un trago de su Coors mientras estaban sentados en el porche trasero.−Solía estar tan confundida por qué este policía se quedó tanto. Mis maestros nos enseñaron que ustedes debían proteger y servir, pero parecía un poco extremo. Él se rió entre dientes.−Sí, bueno, al principio me sentí tan mal por tu madre, una joven madre, su marido haciendo algo tan inocente como caminar a casa desde el trabajo de un día honesto.−Bajó la Al−Anka20219

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botella de cerveza, dejándola colgando entre las piernas extendidas por dos dedos alrededor del cuello.−Bastardos cobardes y sus pandillas.−Se encogió de hombros.−En algún momento, supongo que me enamoré de todas las chicas. −Sí, el Gringo y la Salsa Mamma−dijo Sarah con una sonrisa, juguetonamente con él. Él se rió entre dientes y tomó otro sorbo.−Gringo, de hecho; hombre, la forma en que tu abuela solía mirarme como si fuera una cucaracha. Sarah asintió.−Sí, me alegro de que te la hayas ganado, sin embargo. Creo que sobre todo cuando tú y mamá tuvieron a los chicos y a Kylee. Él sonrió.−Y, solo tomó casi catorce años−añadió, su alianza de bodas de oro brillando en el sol poniente. Sarah sonrió, bebiendo su propia cerveza. −Sabes, Sarah, tu padre estaría tan orgulloso de ti y Ernie. Aquí está ella, trabajando con bebés en el Hospital Parkview todos los días como cirujana pediátrica, y luego estás tú. Encontró su mirada.−Y luego estoy yo. −Encontrando a los malos. El orgullo de Chuck por ella significaba todo, y ella sintió un leve tirón en su pecho por un momento.−Bueno−dijo, aclarándose la garganta,−es por ti que me convertí en policía, ya sabes. Se inclinó y levantó una mano, sujetando su cabeza para que pudiera dejar un beso allí.−Entonces−dijo, soltándola.−¿Cómo va este caso? Sé que has dicho que estás luchando con eso. ¿Por qué? −Conozco a la chica desaparecida. Y a su familia−dijo en voz baja, tomando un largo trago. −Oh. Eso es duro. Sólo se me presento una vez. Fue el año anterior a mi retiro cuando trabajaba en Homicidios. Fui a la escuela con el chico, ¿Hablaste con Price sobre recusarte? −Sip−dijo ella con un asentimiento y una sonrisa.−Me dijo que dejara de lloriquear y que pusiera maldito culo a trabajar. Chuck se rió.−Suena bien. Entonces, ¿qué tienes? −Nada. Ni una puñetera cosa.−Dijo Sarah con un suspiro.

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−¿Nada en el llavero que encontró? Sarah negó con la cabeza.−No. Conseguimos una impresión de una persona y una parcial de otra, pero no coincide. Sin ADN, sin cámara de seguridad, evidencia de lugares cercanos. Quiero decir, Chuck, es como si esta pobre chica solo desapareció. −¿Qué tan bien conoces a la familia? Sarah encontró su mirada de nuevo.−Es la hermanita de Nora, Shannon. −Oh, chica.−Echó un vistazo.−Bueno, como siempre te he dicho, niña…−se dio la vuelta y la miró fijamente−…a veces no tienes más remedio que pensar fuera de la caja.

v Cansada después de un largo día, Sarah sacó su Mustang negro y cromado del 68 en el camino de entrada de su casa, el automóvil clásico se detuvo cuando levantó la mano para presionar el botón del abrir las puertas eléctricas del garaje y esperó a entrar el garaje para un solo automóvil. Dejando escapar un suspiro de cansancio, apagó el motor y agarró su teléfono y bolso antes de salir del automóvil que Chuck y dos de sus hermanos,—Ray y Mac,—habían reconstruido para ella como un regalo de felicitación al subir a detective ocho años antes. Amaba mucho a su familia, pero Señor, podían ser tan agotadores; golpeando el abridor de la puerta del garaje interior, abrió la puerta de su casa mientras que la puerta grande gimió en lugar. Entró en el cuarto de la lavandería, que se convirtió en un depósito y almacenamiento extra para la pequeña casa. A partir de ahí, se abrió camino a través de la cocina, se dirigió a las escaleras. −¿Sarah? ¿Eres tú? Se detuvo dos escalones arriba, con los ojos cerrados por un momento.−Sip. Soy yo. Leslie apareció en la cima de los escalones, mirándola con una amplia sonrisa.−Estaba limpiando hoy. −Genial−dijo Sarah con aire ausente, y continuó escalando. Le dio a la rubia una mirada dura ya que su camino hacia adelante estaba bloqueado.−Estoy cansada, Leslie. No estoy de humor para juegos. Al−Anka20219

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−¿De qué juegos estás hablando, Sarah? Todo lo que dije fue que limpié. Pensé que estarías emocionada. Sarah miró a la mujer más alta a los ojos.−Nunca te importo una mierda limpiar cuando estábamos juntas. Una de las muchas razones por las que estás viviendo aquí es hasta que puedas encontrar un nuevo lugar.−Con eso, se giró y se dirigió a su habitación, dando un portazo detrás de ella. Parada en el dormitorio principal, Sarah enseñó los dientes y arrugó la cara, gritando en silencio por la frustración. Apoyó sus manos en sus caderas y levantó sus ojos cerrados hacia el techo. −¿Cómo diablos la dejé mudar aquí?−Susurró.−Jesús. Como en respuesta, la música de repente explotó desde abajo, sabía que Leslie estaba enojada y estaba haciendo su inmadura mierda pasiva−agresiva y Sarah no tenía nada que dar, ningún deseo de luchar más. Había pasado demasiados años—desperdiciado demasiados años—así que decidió cerrar la puerta de su dormitorio y agarrar su iPod y sus audífonos.

v A Sarah no le gustaba tener que lavar a su bebé una vez que regresó a la ciudad, pero estaba disfrutando de los largos caminos rurales que conducían a Nicholson Road y la antigua granja. Redujo la velocidad del coche para girar cuando recibió una llamada telefónica; deteniéndose en la señal de stop al lado de la pequeña capilla blanca en la esquina, descolgó el teléfono. −Sánchez.−Escuchó, su corazón comenzó a acelerarse.−Bueno, estoy en camino en este momento. En una nube de polvo, giró el coche, casi aterrizando en la zanja, y luego retrocedió por el camino que había tomado hacia la autopista 50 y el largo camino a Canon City, a unos cuarenta y cinco minutos de Pueblo, propiamente dicho. Sin perder de vista el camino, logró encontrar el número de celular de Nora y la llamó. −Oye, es Sarah. Escucha, cambio de planes. Tuve que darme la vuelta y me dirijo a Canon. Llamaré cuando vuelva a salir, con suerte esta noche.

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v Sarah desaceleró el Mustang mientras se dirigía hacia Skyline Drive, un lugar de reunión local para adolescentes que querían privacidad, así como aquellos que buscan una vista espectacular y otros para actos más nefastos. Se detuvo junto a los tres coches de policía estacionados en la entrada, cortando el acceso público. −Hey, Detective Sánchez−dijo uno de los oficiales, acercándose a ella.−Me alegro de que estés en ropa casual. Tendremos un poco de caminata. Sígueme. −Gracias, Pete. Caminaron por el empinado y sinuoso camino de tierra que conducía a la cima. Sarah miró las increíbles vistas de las montañas a su alrededor. −Maldición, esto es bonito−comentó, un poco sin aliento. Por fin, llegaron donde estaba el resto del equipo, incluido su homólogo de la ciudad de Canon, el Detective Patrick Holdsted. −Hola, Pat−dijo, acercándose a ellos.−¿Que tenemos? −Por allí−dijo, señalando en la dirección general. Un par de excursionistas lo encontraron. El estómago de Sarah se revolvió, la sensación de malestar se extendió como hierbas en la vid. Dejó escapar un profundo suspiro mientras se agachaba bajo la cinta amarilla hacia el lugar donde todo había sido encontrado. El fotógrafo del departamento estaba tomando la escena. −Joe, necesito que me envíes eso tan pronto como hayas terminado ¿Okey?−Dijo distraídamente, concentrándose en la escena. Delante de ella estaba el área cubierta con cinta adhesiva, el follaje salpicado de algunos objetos. Vio un bolso negro, manchado de barro, así como un tacón de aguja negro, el tacón delgado parcialmente roto. A la izquierda del zapato, más o menos un metro y medio, había una manchada licencia de conducir de Colorado, la cara sonriente de Shannon Schaeffer mirándola. −Oh, hombre−dijo, aceptando el par de guantes de látex que le fueron entregados. Movió sus dedos dentro de ellos mientras se arrodillaba. Fue entonces cuando notó la llave del auto.−¿Sabemos lo que conducía Shannon Schaeffer?−Preguntó a quienes la rodeaban. Al−Anka20219

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−Honda Civic−dijo uno de los oficiales. −Entonces, ¿por qué pertenece esto a un Subaru?−Levantó la llave gruesa, el logotipo del fabricante que se deletreaba en el mango de plástico. Miró hacia la tarde que se desvanecía, su mente tambaleándose. Al darle la llave a un miembro de CSI, se puso de pie. −Necesitamos averiguar a qué modelo pertenece esa llave y luego descubrir dónde está el auto abandonado. Sin una llave, no llegará demasiado lejos.

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Capítulo Once LJ caminó el pequeño apartamento, observando la cocina de Galera y el azulejo un poco envejecido. Había un pequeño cuarto de baño para una habitación de tamaño decente, teniendo en cuenta los metros cuadrados del apartamento. Los acabados eran anticuados y desgastados, pero la nevera estaba limpia durante la inspección, al igual que el horno y la cocina. −Entonces, ¿esto parece algo que funcionaría para Kristie?−Preguntó el gerente del edificio, Sally, parada en medio del espacio vacío. LJ giró en la estrecha cocina y apoyó los brazos en la barra de servicio en el espacio abierto que daba a la sala de estar.−Está bien−dijo, tratando de sonar evasivo. Lo era, y sabía que Kristie tenía un presupuesto increíblemente limitado, pero quería mantener sus cartas cerca del chaleco. −Bueno, déjame recordarte, la universidad está literalmente en lo alto de la colina, y no muy lejos en la otra dirección hay tiendas, restaurantes, paradas de autobús, cosas que pueden ser útiles para una estudiante universitaria. Él asintió con la cabeza, saliendo de la cocina y encontrando a la mujer mayor en la sala de estar, el folleto que le había dado al encontrarse en su mano.−Hablaré con mi esposa y nos pondremos en contacto contigo. LJ regresó a su camioneta, que estaba estacionada en el pequeño estacionamiento del complejo de apartamentos en forma de U, un pequeño patio en el medio de la planta baja. No estaba mal, tenía que admitirlo. Había visto un puñado de propiedades ese día en el rango de precio que él y Adrienne habían acordado. No estaban dispuestos a pagar toda la vida de Kristie durante sus años universitarios, pero habían sido inteligentes y habían ahorrado para ello. Entonces, ahora el acuerdo era que pagarían el alquiler, y el resto dependía de ella, de los pagos de su automóvil, seguro, servicios públicos y cualquier otra cosa que surgiera.

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Agarró los otros folletos e impresiones que había reunido ese día, cada uno detallando los costos y las comodidades. Lanzando el papeleo a la consola entre los dos asientos de cuero, arranco la camioneta y siguió su camino. Al menos él había puesto en marcha la pelota. Después de su discusión unas noches antes, Adrienne había acudido a él un par de días después. Le dijo que había pensado en las cosas y, aunque ella y LJ se mudaran a Denver para su carrera, tal vez podrían considerar dejar que Kristie permanezca en Pueblo. En otras palabras, era su forma de disculparse. En todos sus años juntos—más de veinte—solo la había escuchado disculparse una vez, y eso fue con su madre porque llegaron tarde a la cena de Navidad. Tan agradecido como LJ por su rama de olivo, que era más como una ramita de olivo, sabía que era una gran parte de lo que estaba mal con su matrimonio; siempre lo había sido. Apartando todo eso, punteó su camioneta en dirección a Santa Fe y se dirigió al condado, donde la oficina de la superintendente estaba en el edificio de la administración. Se detuvo en un Starbucks en el camino, con la intención de recoger cafés para Adrienne y para él. Se detuvo detrás de una vieja camioneta, que sorprendentemente todavía funcionaba, cuando algo llamó su atención. Echando un vistazo detrás de él, vio que no había nadie esperando, así que empujó la camioneta hacia atrás y salió de la carretera de entrada, girando el volante lo más fuerte que pudo por la curva cerrada del estacionamiento. Echó un vistazo al cartel que había llamado su atención en primer lugar: ¡CASA EN EXHIBICIÓN! HERMOSAS CASAS NUEVAS POR MELODY HOMES. Arrastrando la gran camioneta negra en el asfalto negro y nuevo estacionamiento, aminoró la marcha mientras su mirada escaneaba las hermosas estructuras. Aunque nuevas, eran de diseño victoriano. Al entrar en un espacio de estacionamiento al lado de un original Volkswagen Bug naranja, apago el motor y se sentó allí por un momento; ignoró cada pensamiento en su cabeza y bajó de la camioneta y caminó hacia el edificio. Había un pequeño grupo delante de él, todos hablando con entusiasmo el uno al otro. Fueron recibidos en la puerta abierta de una unidad por una mujer, que LJ supuso que era el agente de bienes raíces a cargo del evento. Pasaron y fue su turno.

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−¡Bienvenido!−Dijo alegremente, dándole una gran sonrisa.−Cada unidad tiene unos tres mil setecientos pies cuadrados, madera noble en todas partes, su elección de tres o dos dormitorios y una oficina especial. Disfrute su recorrido, señor, y aquí está mi tarjeta si tiene alguna pregunta. −Uh−dijo en voz baja, tomando la tarjeta y dándole una débil sonrisa,−gracias. LJ entró, con la mirada en todas partes mientras extendía la mano y ajustaba la gorra de béisbol en su cabeza. Era fácil admirar los altos techos y la gran y hermosa chimenea, que obviamente era una característica del primer piso de concepto abierto. La cocina estaba llena de actualizaciones y de fácil acceso. Se dirigió a la oficina especial, que podía cerrarse al piso principal por puertas francesas. Una pequeña chimenea de gas estaba metida en la esquina. Mientras estaba parado en la sala preparada—un gran escritorio de nogal y una silla de cuero—era fácil ver sus propias cosas en la habitación, incluido él sentado allí con la chimenea encendida, música suave de fondo, tal vez un poco de Josh Groban, mientras trabajaba en una nueva historia. Se sacudió violentamente de sus pensamientos, salió de la habitación y luego salió de la casa, con el estómago revuelto. No podía pensar en nada más que ir a su camioneta. Una vez allí, cerró la puerta de golpe, aislándolo del mundo exterior. Cerró los ojos y respiró profundamente varias veces. Sintiéndose como un idiota, metió el material que la mujer le había dado en la consola y encendió el motor. −Starbucks−susurró.−Sí. Tengo que volver a Starbucks.

v Con dos vasos descartables calientes en la mano, LJ entró a la oficina de Adrienne, que se alegró de haber leído su mensaje y la dejó abierta para él. Entró y, conociendo la preferencia de su esposa por la privacidad, usó la punta de su bota para tocar suavemente la puerta cerrada. −Oye−dijo, caminando a través de la oficina de tamaño mediano hasta el escritorio, donde Adrienne estaba sentada frente a la computadora, sus lentes de lectura firmemente en su lugar. −Espera−dijo distraídamente, moviendo el mouse para lo que fuera que estuviera trabajando y viendo en la pantalla. Al−Anka20219

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LJ puso su Latte de vainilla de cereza—extra caliente—cerca de la alfombrilla del mouse y se sentó en la silla frente a su escritorio después de sacar los folletos que había metido en su bolsillo trasero; cruzando un tobillo sobre la rodilla opuesta, se sentó y se relajó mientras sorbía su mocha breve. −No me había dado cuenta de que se había abierto una nueva cafetería aquí−dijo en tono de conversación.−Buenas chicas, también, una es piloto y la otra es... −Una escritora, lo sé. Ha existido por un par de años, Larry. −Oh. Bueno, no estoy aquí todo el tiempo.−Miró por la ventana mientras esperaba que ella terminara y le prestara su atención. Dirigió una mirada furtiva a los folletos del apartamento que estaban en el borde del escritorio y no pudo evitar pensar en la casa que había visto, seguía viendo esa chimenea en su mente, tan magnífica y con una luz increíble para escribir junto al fuego. −Bien, lo siento. Desgarrado de sus pensamientos, se concentró en su esposa, la culpabilidad hizo que se aclarara la garganta.−No te preocupes. Sé que esta cosa del presupuesto ha sido una bestia para ti este año. −Dios no lo dudes−dijo Adrienne, quitándose los lentes y tirándolos al escritorio antes de tomar su taza. Tomó un sorbo cuidadoso, cerró los ojos.−Buen producto. Esas señoras ciertamente saben cómo hacer un buen café con leche. −Así que hoy recogí algunos folletos de los lugares que vi−dijo LJ, empujando la pequeña pila hacia ella a través del gran escritorio.−El de Pueblo West tiene el mejor precio, pero sinceramente, no estoy seguro de que sea una buena idea. −Demasiado lejos−estuvo de acuerdo Adrienne, mirando el folleto de esa propiedad. −Sí. Pero, pensé que te mostraría de todos modos. Por tanto, ¿estamos de acuerdo en éste?−Preguntó. −De acuerdo−dijo Adrienne asintiendo con la cabeza, arrojando el folleto en su bote de basura del lado del escritorio.−¿Qué sigue? −Este es el mejor por el dinero, pero no estoy interesado en que Kristie viva en el lado oeste… −¿Qué es esto, Larry?−Preguntó Adrienne, sosteniendo un folleto para otra propiedad.−Es un apartamento de dos dormitorios. Al−Anka20219

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LJ se aclaró la garganta y se acomodó en la silla.−Sí. Es un infierno, muy centralizado entre su trabajo y la universidad, y ella ha hablado de que tal vez Julia sea su compañera de cuarto. Adrienne lo fulminó con la mirada.−Ella no necesita una compañera de cuarto. Él se encontró su mirada, de alguna manera logrando mantener su tono de voz.−¿No necesita una compañera de cuarto, o no necesita a Julia Donovan como compañera de cuarto? Adrienne volvió a mirar las opciones que tenía delante.−No creo que valga la pena tener una discusión cuando buscamos un buen lugar para que viva nuestra hija durante la universidad−murmuró. LJ puso los ojos en blanco mientras la mirada de su esposa estaba en el papeleo proporcionado, no en él. −Entonces−dijo, llamando su atención.−¿Cuáles son tus planes para la noche? Confundido, él negó con la cabeza.−¿Qué quieres decir? −Tengo la fiesta de jubilación para John esta noche. −Ah, sí−dijo, llamando su atención.−El evento para el que no me invitaste a unirte. −Larry−dijo con un suspiro, las manos descansando sobre su frente,−ni siquiera trabajaste con John. −¿Va Sherry?−Preguntó con indiferencia, lo que significaba que la esposa de uno de los profesores iba al evento. Adrienne miró hacia otro lado.−¿Por qué todo tiene que ser una pelea contigo, Larry?−Lo miró.−Pensé que disfrutarías de una noche tranquila, con tanto Kristie como yo fuera de la casa.−Cogió sus lentes y se los puso, volviendo a su computadora, efectivamente despidiendo a su marido.

v LJ redujo la velocidad de su camioneta para no deslizarse antes de girar en el largo camino de grava de Nora. Se detuvo junto a la casa y apretó el freno, apagando el motor. Echó un vistazo a la parte trasera de la casa donde Nora y Bella estaban sentadas en el porche trasero, con la atención puesta en algo en el regazo de la niña. Salió de la camioneta y se dirigió hacia allí.−Oye. Al−Anka20219

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−Oye, a ti mismo.−Nora se levantó de su lugar y se encontró con él a mitad de camino en el camino hacia el porche trasero. Le dio un abrazo con un solo brazo, que él devolvió.−Me alegra que hayas llamado. −Me alegra que estuvieras en casa y quisieras compañía−dijo con una pequeña sonrisa. Lo miró a los ojos.−¿Estás bien?−Preguntó en voz baja. Él le dio un rápido encogimiento de hombros.−Entonces, ¿qué tenemos aquí? Bella lo miró, y por solo un segundo mientras el sol brillaba en sus ojos, juró que estaba mirando al rostro de su hermanita; desconcertado por un momento, se aclaró la garganta y se acercó para reajustar su gorra de béisbol. Sintió una mano sobre su espalda baja y se volvió para ver a Nora darle una mirada comprensiva. Él tuvo que asumir que ella también lo vio. Volviéndose hacia la pequeña, se arrodilló.−Hey, niña−dijo alegremente, extendiendo la mano y revolcándole el cabello.−¿Quién es éste? −Es una gatita−dijo Bella, indicando el pequeño bulto en su regazo. −¿Es tu gatita?−Preguntó, llegando y acariciando la pelusa blanca y negra que lo miraba con enormes ojos verdes. −No. La tía Nora dijo que necesita quedarse con su mami. Él sonrió.−Eso es importante. −Pero, la tía Nora dijo que no había visto a la mamá de Oreo. Miró a Nora para aclararlo. Nora se movió alrededor de los dos para sentarse detrás de Bella en el porche.−Oreo aquí es la gatita de una de las gatas callejeras por aquí−explicó.−Solía verla a ella y a los tres gatitos, pero no la había visto a ella ni a los otros dos en un par de días. −Bueno, eso no es bueno, ¿eh?−Preguntó, mirando a la chica; sonrió al ver que la gatita estaba tratando de morder uno de los pequeños dedos de Bella. −¿Tienes hambre, LJ?−Preguntó Nora.−Iba a hacernos el favorito de Bella. −¿Qué es eso? Al−Anka20219

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−Macarrones en queso y perros calientes. −Sí, cocina infantil.

v Dos horas después, Bella se abrazó a su oso de peluche Sam, Nora y LJ se sentaron a la mesa de la cocina, lavaron los platos y los cargaron en el lavavajillas. −Hombre, ella me recuerda mucho a Shannon−dijo LJ suavemente, indicando las habitaciones sobre sus cabezas en el segundo piso. −A mí también.−Nora se miró las manos, que descansaban sobre la mesa, con los dedos entrelazados.−Esto ha sido muy duro para Bella, Dios, llora, LJ,−casi susurró, sin emoción en su tono. −¿Hay noticias? ¿Te has encontrado con la policía que está lidiando con el caso de Shannon? Nora sonrió.−Bueno.−Se apartó de la mesa.−Eso requiere una cerveza.−Caminó hacia la nevera y abrió un lado. En el estante superior,—lejos de las curiosas manos de una niña de cinco años,— había un paquete de seis de Blue Moon que había estado allí durante meses.−¿Quieres una?−Preguntó, moviendo una botella de vidrio frente a ella. Él se rió entre dientes.−No lo sé. Con todo lo que sucede, ¿tienes algo más fuerte? Nora asintió.−Creo que sí.−Volvió a guardar la botella, cerró la nevera y se volvió hacia su hermano.−¿Ayuda? LJ caminó hacia ella y extendió la mano hacia el gabinete encima de los electrodomésticos, agarrando una botella de vodka Grey Goose, que aún contenía la mayor parte de su contenido. Puso la botella sobre el mostrador y cerró la puerta del armario. −De acuerdo, ¿Coca Cola o jugo de arándano para la mezcla?−Preguntó Nora, abriendo la nevera una vez más. −¿Quién necesita mezclar?−Bromeó LJ, alcanzando la cabeza de Nora para agarrar dos vasos.−Tomaré el jugo. −Sígueme.−Momentos después y con un trago en cada mano, ella asintió con la cabeza hacia el gran porche delantero.−Vamos, sentémonos afuera antes de que haga demasiado frío para hacer eso. Al−Anka20219

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Instalados y cada uno con su bebida, Nora miró a su hermano mayor.−¿Qué?−Preguntó, incómodo por el escrutinio. En verdad, él había estado disfrutando de la paz tranquila de la noche. −Sabes que me encanta verte, LJ, pero seamos realistas, no es frecuente que tu carcelera te suelte, especialmente en un sábado por la noche. Quiero decir, Lawrence, tu naturaleza obsequiosa con ella no ha sido la mejor en las elecciones de la vida. −Gracias por eso−dijo, levantando su vaso para chocar ligeramente contra el de Nora.−Recibí la libertad condicional por esta noche. Está en una fiesta de jubilación para un colega. −¿Por qué no estás allí con ella? −No soy un colega. −No,−arrastró Nora,−pero eres su marido. Él le dio una sonrisa triste.−Intenté recordarle eso hoy. −Oh, ay. Y, ¿cómo te fue con eso? −Como un globo de plomo,−los hermanos estuvieron callados por un momento antes de que LJ mirara hacia donde ella estaba sentada en una silla que coincidía con la suya, una pequeña mesa cuadrada entre ellos donde estaba su bebida.−Quería pedirte un favor, hermanita. −Por supuesto. ¿Qué pasa?−Tomó su bebida a la mano para un sorbo lento. −Me preguntaba si estarías dispuesta a pasar un poco de tiempo con Kristie. Nora se encontró con su mirada, con sorpresa en sus ojos.−¿Oh? ¿Está todo bien? −Lo está.−Él asintió.−Pero creo que ella necesita un poco... orientación de la tía Nora.−Él le sonrió abiertamente. Tardó un momento, pero las cejas de Nora se alzaron. −¿Oh? El asintió.−Oh.

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Capítulo Doce Beulah, Colorado−2002 −Dijiste aquí, ¿no?−Preguntó Nora al volante de su coche de alquiler. Tuvo un pequeño descanso entre sesiones. Se dirigiría a Sudáfrica después. −Uh−dijo Shannon, estudiando la pantalla del sistema GPS en sus manos. Miró por la ventanilla del sedán hacia el área boscosa a la derecha del automóvil.−Sí. Parece que debería estar allí en alguna parte, señaló un área general. −Sabes que papá te pateará el culo por tomar su TomTom, ¿verdad? Shannon sonrió con satisfacción mientras levantaba una mano para meterse el largo cabello castaño detrás de la oreja.−Siempre está enojado por algo, Nora. Quiero decir, vamos. −Cierto.−Nora encontró un lugar para estacionarse al costado de la carretera y apagó el auto, de cara a su hermana.−Está bien, ¿ahora qué estamos haciendo exactamente? −Geocachés−dijo Shannon solo, como si eso lo explicara todo; alargó la mano hacia la mochila que había guardado entre sus pies y la tiró sobre su regazo. −De nuevo, ¿qué estamos haciendo exactamente? Shannon sonrió a su hermana mayor.−Básicamente es una búsqueda del tesoro donde la gente esconde cosas y yo uso el GPS de papá para encontrarlo. −Bien, entonces ¿por qué me hiciste detenerme para comprar un montón de borradores y pegatinas y esas cosas?−Preguntó Nora, desabrochándose el cinturón de seguridad, aceptando la página impresa que le entregaron. −Eso tiene algunas pistas−explicó Shannon.−Los borradores y las cosas son para poner en el Geocachés. Tomas cosas y dejas cosas. Al−Anka20219

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Nora asintió, mirando el texto de la página.−Okie dokie.−Las dos se dirigieron hacia el bosque, Nora mirándola dar un paso. Se lamentaba ahora de sus zapatos tenis, en lugar de las botas de montaña que Shannon había usado.−Entonces, ¿cómo te gusta la nueva casa?−Preguntó, mirando a su hermana, extendiendo la mano para mover una rama baja. La chica de trece años todavía era varios centímetros más baja que Nora, pero incluso Shannon había sido golpeada en la cara. Shannon se encogió de hombros, mirando el GPS.−Está bien, supongo. Me enojó que tuviera que cambiar de escuela.−Miró a Nora.−Me gustaba Heaton. Habría sido increíble poder saltar sobre mi bicicleta y subir a la universidad y pasar el día leyendo o jugando en la computadora o lo que sea. No me gusta Pleasant View tanto.−Dejó escapar un suspiro.−Me siento un poco como en el medio de la nada. −Lo sé, niña.−Nora pasó un brazo por los hombros de

Shannon.−Lo siento. Yo era solo un poco más joven que tú cuando nos mudamos aquí, así que lo entiendo.−Mientras continuaban por el área boscosa, ella preguntó:−¿Te gusta Minnie?

Shannon envió una mirada en su dirección, lo que hizo que Nora se riera.−Es una bruja, y es la razón por la que tuvimos que mudarnos; no estoy contenta con Minnelia Turk.−Ella arrugó su encantadora cara joven.−¿Quién demonios nombra a su hija Minnelia? Nora negó con la cabeza lentamente.−Me tienes en eso.−Se rió entre dientes.−Justo cuando pensaba que Minnie era mala. Entonces, ¿sigues cantando? −¡Por supuesto!−Exclamó Shannon, como si Nora supiera algo mejor que preguntar. −Bien, bien, porque me romperías el corazón si alguna vez dejaras de cantar, niña. Shannon sonrió con orgullo.−Prefiero cantar que casi nada, tampoco. Mucho más importante que los chicos. −¿Qué? ¿Quieres decir comprometida?−Bromeó Nora.

que

aún

no

estás

Shannon puso los ojos en blanco.−Duh, solo tengo trece años; los chicos pueden esperar. −Sí, de hecho−dijo Nora, y las dos siguieron siguiendo la señal del GPS.

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−¡Por ese camino!−Exclamó Shannon, señalando con entusiasmo hacia tres árboles que parecían estar en un grupo característico y natural.−¡Vamos! Nora la siguió, sorprendida cuando la adolescente salió corriendo; una vez que la alcanzó, sin aliento, Shannon estaba sobre sus manos y rodillas, empujando el follaje a un lado. Miró por encima del hombro a Nora.−Lee la pista. Nora levantó la página que le habían dado en el auto.−Uh, está bien. "Para encontrarme buscar el verde, pero no dejes que tus ojos te engañen."−Las cejas de Nora se juntaron.−¿Qué clase de pista es esa? Shannon no se molestó en responder y, en su lugar, dejó la unidad de GPS a un lado y comenzó a cavar realmente, hojas, ramitas, coágulos de tierra, e incluso un lagarto voló todo hasta que Shannon salió a trompicones en la victoria. Curiosa, Nora se movió a su lado y se puso en cuclillas. Vio como Shannon sacaba una caja de neón verde que parecía ser para sostener gafas o lentes de sol. Se rió entre dientes.−Bueno, supongo que la pista tiene más sentido ahora. Shannon cayó hacia atrás para sentarse sobre su trasero en las hojas y la abrió. Sacó un papel largo y estrecho enrollado como un pergamino; estaba sobre varios pequeños artilugios, incluyendo medio lápiz, monedas de plástico, un par de dólares de un juego de Monopolio y un puñado de animales de granja de plástico, incluido un pollo con un collar de alambre de plástico. −Elige algo−dijo Shannon, entregándole a Nora el estuche de anteojos mientras desenrollaba el pergamino y anotaba la fecha y su nombre. Nora recogió los contenidos hasta que decidió el pollo en una cuerda de plástico. Nora sacó una goma de borrar con forma de pato de la mochila de Shannon y la colocó dentro de la caja, así como también el pergamino enrollado. Volvió a poner el estuche verde donde lo habían encontrado; Shannon sonrió abiertamente a Nora mientras estaba de pie, limpiando cualquier suciedad suelta del culo de sus jeans. −Felicitaciones−dijo ella.−Ahora has sido oficialmente parte de encontrar tu primer Geocachés.

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Tres horas, siete hallazgos más y un almuerzo más tarde, Nora se detuvo frente a la casa estilo rancho de su padre, un kilómetro y medio más allá de Mesa Drive−In. −Estoy tan contenta de que hayas venido a casa para mi concierto del coro−dijo Shannon, mirando a Nora desde el asiento del pasajero donde se había desabrochado el cinturón de seguridad. −Oh ¡Por supuesto! No todos los días mi hermanita no tiene un solo, sino dos.−Sonrió cuando Shannon se sonrojó ligeramente.−Escucha, tengo algo para ti.−Nora pasó junto a su hermana a la guantera y agarró un paquete cuadrado envuelto desde dentro.−Con tu increíble talento, quería presentarte a un talento increíble. Shannon tomó el paquete y con la mirada de una niña en la mañana de Navidad, rasgó el papel que revelaba el CD de dos discos de El Fantasma de la Ópera y Eden, que tenía una nota escrita a mano en la sobrecubierta dentro de la cubierta de la caja de plástico. No importa lo que suceda en la vida, siempre recuerda ser tú y que eres amada. Amor de tu hermana mayor, Nora

−Wow−susurró Shannon, pasando los dedos por el plástico liso.−He oído hablar de El Fantasma de la Ópera antes, pero ¿quién es esta persona Sarah Brightman? Ella es bonita. −Sí, y está en los dos. Interpreta a Christine Daae en El Fantasma y la otra es su propio álbum. La vi en Milán hace dos años. En realidad te pareces mucho a ella. Shannon la miró.−¿En serio? −Sip. Si te gustan sus cosas, te enviaré más.−Extendió la mano y apoyó la mano en la parte posterior del reposacabezas del asiento de Shannon.−Escucha, señorita, la próxima vez que regrese aquí, espero ser serenatada por tu canción favorita de Sarah. ¿Me entendió? Shannon sonrió y asintió vigorosamente.−Lo tengo.

v Nora estaba de pie en su tocador, con el joyero abierto. Buscó algunas baratijas que había traído de sus viajes hasta que encontró lo que estaba buscando. Una pequeña sonrisa se extendió por sus labios Al−Anka20219

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cuando encontró el pollo de plástico en una cuerda plástica, lisa y tubular, como una hebra de regaliz rojo. Cerrando los ojos, se llevó el pollo de plástico a los labios y dejó allí un suave beso, casi como si emitiera una oración silenciosa. Su atención fue tomada por el chirrido de su teléfono que yacía en el tocador, que silenció instantáneamente, no queriendo despertar a Bella que estaba dormida al otro lado del pasillo. Le había pedido a Sarah que le enviara un mensaje de texto cuando llegara en lugar de llamar o tocar el timbre. Guardando el pollo en el bolsillo, Nora se dirigió hacia la puerta de su dormitorio, apagó la luz y, lo más silenciosamente que pudo, trotó por la empinada escalera. −Hey−dijo Sarah cuando Nora la dejó pasar por la puerta de la cocina.−Sé que es tarde y lo siento. Han sido unos días muy largos y caóticos. −Está bien. Hay café listo si quieres algo,−dijo Nora, manteniendo su mano sobre la puerta de vidrio mientras se cerraba para que no se afianzara y despertara a su sobrina. −Sí, eso sería genial.−Sarah estaba en el medio de la cocina sosteniendo una carpeta azul y parecía bastante insegura. −Lo siento−dijo Nora con una sonrisa de disculpa.−Toma asiento. Mientras Nora se movía por la pequeña cocina, recogiendo tazas, cucharas y restos de café, Sarah acercó una silla a la mesa cuadrada de madera y se sentó.−Como dije anteriormente por teléfono, tengo una pequeña actualización y tengo algunas preguntas. −Está bien−dijo Nora, mariposas que golpeaban implacablemente su interior en anticipación de lo que iba a escuchar; trajo sus ofrendas a la mesa y se sentó frente a Sarah. −Nora−comenzó Sarah, con expresión seria,−¿Shannon tiene alguna conexión con Canon City? Nora consideró la pregunta mientras le servía a Sarah una taza de café. Finalmente, negó con la cabeza mientras deslizaba la humeante taza hacia ella.−No. Nunca la había oído mencionarlo antes, al menos; ni siquiera estoy segura de que haya estado allí alguna vez.−La miró con cautela.−¿Por qué?

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Como pareciendo ignorar la pregunta de Nora, Sarah abrió la carpeta que estaba sobre la mesa y le entregó a Nora una foto en color de ocho por diez del zapato de tacón arruinado que habían encontrado. −Un par de excursionistas ¿reconoces este zapato?

encontraron

algunas

cosas,

Nora tomó la imagen ofrecida y la estudió. Al instante, las lágrimas picaron en el dorso de los ojos. Asintió.−Estaba con ella cuando compró estos zapatos−dijo en voz baja, reconociendo el pequeño parche de pedrería en la punta del tacón. Le dio a Sarah una pequeña sonrisa.−Solía llamar a este zapato sus zapatos de prostituta debido a lo alto que son.−Miró hacia abajo en el zapato.−¿Había solo uno?−Notó que Sarah asentía.−¿Son estas marcas de desgaste? Casi parece que...−Tuvo que parar, incapaz de decirlo en voz alta. −Sé que se ve como marcas de arrastre−dijo Sarah suavemente, recuperándose la imagen.−Todavía no estamos seguros.−Le entregó otra foto. Nora lo miró y negó con la cabeza.−Sé que Shannon es por excelencia una muy chica femenina, todas las bolsas y zapatos, pero no reconozco este bolso. Eso no significa nada, sin embargo,−aclaró.−Podría ser de ella, pero no sé. −Bueno. ¿Qué tipo de automóvil conduce Shannon, Nora?−Sarah aprovechó la oportunidad para servir un poco de crema y agregar un poco de azúcar a su café, revolviendo ligeramente con la cuchara provista. −Uh...−Nora echó un vistazo al espacio para pensar.−Subaru. Un Impreza, creo. ¿Por qué? ¿Encontraste su auto?−Nora preguntó, no del todo segura de lo que quería fuera la respuesta de Sarah. Sarah negó con la cabeza.−No, pero encontramos lo que creemos que es la llave de su auto con el bolso. Es una llave para un Subaru. Nora enterró la cara en sus manos durante un largo momento antes de soltar un suspiro, sus manos cayendo sobre la mesa. Sarah extendió la mano sobre la superficie de madera y cubrió la mano de Nora con la suya. −Sé que esto es difícil−dijo en voz baja, amabilidad en sus ojos oscuros.−Lo siento mucho. Estoy haciendo todo lo que puedo para encontrarla.

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Nora asintió, tragando saliva antes de poder hablar.−Lo sé; ¿cómo, cómo sabes con certeza que estas son sus cosas? Quiero decir, ¿podría ser una coincidencia? Sarah dejó escapar un suspiro antes de quitar una tercera fotografía de la carpeta y entregársela a Nora. Un sollozo salió de la garganta de Nora cuando vio la imagen de su hermana mirándola desde su propia licencia de conducir. Cuando su visión se volvió borrosa por las lágrimas, oyó el deslizamiento de una silla de madera en el suelo cuando Sarah se movió de su silla a la que estaba al lado de Nora. Nora se dejó abrazar, con la cabeza apoyada en el hombro de Sarah y sus dedos suaves acariciándole el pelo. −Lo sé−Sarah susurró en el abrazo.−Está bien. Después de varios minutos, las lágrimas comenzaron a disminuir y luego a detenerse. Nora sollozó, sintiéndose estúpida y demasiado cómoda. Se apartó de Sarah, dándole una sonrisa triste, aunque acuosa.−Lo siento. −No tienes nada por lo que disculparte−dijo Sarah con una sonrisa propia. Alzó una mano y colocó un poco de pelo detrás de la oreja de Nora.−¿Quieres parar por esta noche? Nora negó con la cabeza, apartándose de la mesa para agarrar una toalla de papel del rollo montado debajo del armario.−No−dijo, secándose la cara antes de sonarse la nariz.−Lo siento. No esperaba que me golpeara tanto. Sarah se movió hacia donde Nora estaba de pie junto al fregadero, con la espalda apoyada en un mostrador perpendicular mientras se cruzaba de brazos sobre el pecho de su camisa abotonada.−Es completamente comprensible que lo sea, Nor−dijo. Nora la miró, desacostumbrada de escuchar el nombre que Sarah solía llamarla. Tuvo que empujar eso a un lado−¿Eso es sangre lo que manchaba su licencia, Sarah? −No lo sabemos, todavía. El laboratorio no nos ha dado una respuesta. Estaba bastante embarrado allí arriba, por lo que podría ser barro, pero no lo sabemos. Nora tiró su toalla de papel sucia a la basura junto a la cocina.−¿Qué significa todo esto, Sarah? Quiero decir, ese tipo con la llave de su apartamento ese día, eso fue en Colorado Springs, obviamente, pero entonces estas cosas se encuentran en Canon City, ¿qué es…como cuarenta y cinco minutos? Al−Anka20219

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−Sí. Lo que más me preocupa es que son dos condados diferentes, los condados de El Paso y Fremont. Me pregunto si quien sea responsable de la desaparición de Shannon lo hizo a propósito. −¿Qué quieres decir? Sarah se encogió de hombros mientras volvía a la mesa y tomaba asiento. Bebió un sorbo de café antes de decir:−Normalmente, la policía no se va a comunicar a menos que se encuentre algún tipo de vínculo, una conexión con otro condado o pueblo. Supongo que la persona o personas detrás de esto esperaban que eso funcionaría a su favor. Nora regresó a su asiento, también.−Sarah, ¿crees que Shannon todavía está viva? Sarah dejó escapar un profundo suspiro mientras se recostaba en su silla.−No puedo decir eso, pero no puedo decir que ella no lo haga. Lo único que puedo decir es que cuanto más tiempo pase, más peligrosa será la situación. Nora asintió.−Entiendo.−Cogió su taza de café y la arregló como le gustaba. Hizo una mueca cuando tomó un sorbo mientras se enfriaba.−¿Quieres que te caliente el tuyo?−Preguntó, poniéndose de pie. −Nah−dijo Sarah con una sonrisa.−Estoy acostumbrada a tomar café frío todo el día. Nora sonrió y se dirigió al microondas. −¿Estarías dispuesta a mirar a algunas personas por mí? ¿Ayudarme a identificarlos? −Por supuesto. Lo que sea que necesites. −Está bien−dijo Sarah, hurgando en su carpeta y sacando varias fotos más, colocando una frente a la silla de Nora.−¿Conoces a este chico? El microondas se detuvo, Nora recuperó su café y se reunió con Sarah. Dejó la taza mientras se sentaba en la silla, su mirada fija en el hombre de la imagen.−Parece familiar, pero no sé su nombre. Creo que lo vi un par de veces en un club en donde Shannon pasa el rato en Denver.−Le lanzó una mirada a Sarah.−Solía ir con ella a veces. −¿Conoces el nombre del club? −Se llamaba The East Room, pero cerró el año pasado.

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−Bien, ¿este tipo? Nora miró la nueva imagen que se le presentó, esta vez hispano.−Ni idea. −Está bien, y finalmente este tipo. −Oh, ese es Rick Stanton−dijo Nora de inmediato, tocando la imagen del hombre sonriente.−El padre de Bella. −Y murió hace dos años, ¿no?−Preguntó Sarah, volviendo a poner las tres imágenes en la carpeta. Nora la miró con confusión en sus ojos.−¿Rick? No. Lo vi, tal vez hace solo seis meses en Sams Club. Se veía vivo y bien para mí. Quiero decir, no sé si algo ha sucedido desde entonces, pero definitivamente ha estado vivo en los últimos dos años. ¿Por qué crees que estaba muerto? −¿Conoces a Ronnie García? Nora pensó por un momento.−¿No es ese el hijo de la vecina? ¿Penny? Sarah asintió.−Sip. Me dijo que Shannon le dijo que el padre de Bella había muerto. −Eso es extraño−dijo Nora, acariciando su barbilla.−¿Por qué le diría eso? Amaba a Rick. −¡Mamá! Mamá, ¡no! Nora casi tiró su silla hacia atrás en su prisa por llegar a las escaleras, corrió, Sarah pisándole los talones. Nora estaba sin aliento con preocupación y esfuerzo cuando llegó a la habitación de Bella. La niña estaba sentada en la cama, con los ojos muy abiertos y las lágrimas corriendo por sus mejillas. −¿Bella?−Nora corrió a su cama.−Oye. ¿Qué pasa, cariño?−Nora miró a Sarah, que estaba parada al pie de la cama de Bella mientras la niña se aferraba a ella.−¿Tuviste un mal sueño?−Le murmuró a la niña, quien asintió, con la cara enterrada en el cuello de Nora. −¿Puedo conseguirle algo? ¿Un poco de agua o algo?−Preguntó Sarah. −¿Quieres un poco de agua, cariño?−Nora frotó círculos reconfortantes en la espalda de Bella. Ante el asentimiento de Bella, Sarah se dio vuelta y se apresuró a salir de la habitación.−¿Qué pasó en tu sueño, hmm?−Preguntó suavemente Nora, empujando suavemente Al−Anka20219

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a la niña lejos de ella para poder mirar su cara surcada de lágrimas; usó el borde de la sábana para secarse las mejillas. −Mami se lastimó−dijo, su voz tan pequeña como ella. −¿Cómo se lastimó?−Levantó la mirada cuando Sarah reapareció, con una botella de agua sin abrir en la mano.−Gracias, Sarah.−Nora se quitó la gorra cuando Sarah se sentó al pie de la cama.−Aquí, cariño, bebe algo. Bella tomó la botella con sus pequeñas manos y tomó varios tragos largos antes de devolverle la botella a su tía.−Un perrito grande se la comió. −¿Un gran perrito? −Como el que vimos en el campo ese día. −Ah, el coyote. Oh, cariño. Lo siento.−Nora le dio un pequeño beso en la frente. −¿Está bien mamá?−Preguntó, mirando a Nora con grandes ojos verdes. Nora miró por encima de la cabeza de la niña a Sarah, sin saber cómo responder eso.−Bella−comenzó suavemente,−quiero que conozcas a alguien. Esta señora es Sarah.−Bella miró a Sarah, que estaba sentada a unos metros de distancia y agitó algunos dedos hacia ella.−¿Puedes decir hola, cariño? −Hola−dijo Bella en voz baja. −Hola, Bella−dijo Sarah.−Estoy trabajando para tratar de traer a tu mamá a casa, ¿de acuerdo? −¿Eres mágica?−Bella preguntó, dos dedos encontrando su camino en su boca. Sarah sonrió y negó con la cabeza.−No, pero soy una oficial de policía. Haré todo lo que pueda, ¿está bien? Bella asintió, mirándola.−Okey. −Vamos arroparte de nuevo, ¿okey?−Dijo suavemente Nora, levantándose de la cama.−Acuéstate, cariño.−Hizo que la chica se acomodara y se inclinó para darle un beso en la frente.−Buenas noches, dulce niña. Te veré en la mañana. −Adiós, señora policía−dijo Bella adormilada a Sarah, que se estaba acercando a la puerta.

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Las dos mujeres se dirigieron hacia abajo. −Ella es una niña tan hermosa−dijo Sarah, caminando hacia la mesa y juntando sus cosas.−Veo tanto de lo que recuerdo como se veía Shannon cuando era una niña. −Sí, es una imagen escupida, de verdad. Es una buena chica; muy a menudo, sinceramente, no tengo ni idea de qué decir, cómo responder sus preguntas. Sarah asintió.−Sólo puedo imaginar. Estás en un lugar difícil, Nora, pero realmente estás haciendo un trabajo maravilloso con ella, eres tan buena con ella. −Gracias por lo que estás haciendo, Sarah. Quiero decir, sé que es tu trabajo, pero gracias, por mí, por Bella, por toda mi familia. Sarah la estudió por un largo momento antes de mirar hacia otro lado, golpeando su carpeta sobre la mesa para colocar todas las fotos dentro.−No hay necesidad de gracias.−Le dio una pequeña sonrisa.−Escucha, ¿conoces algún lugar donde Shannon haya pasado mucho tiempo, restaurantes, tiendas, o algo así? Nora asintió.−Sí, bastantes. −¿Puedes enviarme una lista de ellos por casualidad? −Algunos puedo, pero sinceramente, la mayoría de ellos solo recuerdo cómo llegar allí, no sé los nombres o direcciones, especialmente porque algunos eran domicilios privados. −Bueno. Bien, ¿cómo te sentirías acerca de ir a un pequeño viaje de campo conmigo? Es un poco diferente, pero podemos dirigirnos a Springs y llegar a algunos de estos lugares. −Absolutamente. Avísame cuando sea así para asegurarme de que alguien cuide a Bella. −Bueno. Te enviaré un mensaje de texto o te llamaré mañana para resolver los detalles. Nora asintió.−Suena bien.−Vio como Sarah vació su taza de café y dejó su taza vacía en el fregadero.−Conduce con cuidado−dijo sin convicción. Sarah se acercó a ella, con la carpeta metida en su mano contra un lado de su muslo. Nora se encontró con su mirada, un incómodo silencio fluyendo entre las dos.

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−Bueno−dijo Sarah por fin, pasando a Nora hacia la puerta,−hablare contigo pronto.

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Capítulo Trece Andrew Lacey estaba sentado en su cómoda silla de cuero, rebotando ligeramente sobre los resortes de la silla mientras sostenía el teléfono junto a su oreja. Él se rió de lo que acababa de decir.−Nah, Brian, sinceramente creo que van a ceder en cuanto escuchen que tenemos a Alex Ferris de nuestro lado. Quiero decir, vamos, Ferris nos dio información que va a llevar a la bancarrota a esa compañía.−Se rió por completo ante la respuesta.−Está bien.−Miró hacia la puerta de su oficina después del suave golpe. Un momento después, su secretaria, Mary, asomó la cabeza.−Espera, Brian.−Andrew sostuvo su mano sobre el micrófono.−Oye, Mary, ¿qué pasa? −Siento molestarte, Andy, pero hay alguien aquí para verte, ¿tienes un minuto? −Claro, pídele que entre. Tengo unos minutos antes del almuerzo.−Una vez que Mary desapareció, se despidió de su amigo y colega y acunó el teléfono. Alejándose de su escritorio, Andrew se miró en el espejo al lado de su librero rápidamente, levantando una mano para alisar su cabello; no se molestó en ponerse la chaqueta, prefirió quedarse con su almidonada camisa blanca con corbata y tirantes a la moda. Volvió a ocupar su lugar detrás del escritorio cuando se abrió la puerta y entró una mujer. Estaba vestida solo con una falda campesina y una blusa mal ajustada. Su cabello castaño estaba recogido de la cara con una cinta para la cabeza, y las sandalias lisas terminaban el atuendo. Andrew volvió su encanto habitual, levantándose de su escritorio cuando ella se acercó a él.−Hola. Soy Andrew Lacey. ¿Cómo puedo ayudarte? La mujer, que parecía estar a punto de llorar, apartó la mirada antes de mirarlo a los ojos con los suyos apesadumbrados.−Señor, Lacey,−dijo en voz baja,−Mi nombre es Laura Caffey. Mi esposo es Robert Caffey, y creo que él y su esposa están teniendo una aventura amorosa. Al−Anka20219

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La sonrisa se congeló en su rostro mientras miraba a la cara de la mujer devastada.−¿Disculpe? Indicó una de las dos sillas de cuero delante del escritorio de Andrew.−¿Puedo? sentó.

−Por favor.−Esperando a que la mujer se sentara, él también se

−Escuche, señor Lacey−dijo en voz baja,−no vine aquí para molestarlo o lastimarlo, vine aquí porque Robert es todo lo que tengo.−Se miró las manos, que se agitaban en su regazo.−Hace tres años, me diagnosticaron esclerosis múltiple.−Su mirada permaneció firmemente en sus manos.−Ya no puedo trabajar. Algunos días apenas puedo cuidar a nuestros tres hijos.−Alzó la vista por fin y se encontró con la mirada preocupada de Andrew.−Señor. Lacey, amo a mi esposo, lo hago. Catorce años es mucho tiempo para dárselo a alguien. Él asintió lentamente.−Lo es.−Su corazón latía en su pecho; forzó a su mente a mantenerse despejada y escuchar toda su historia antes de permitirse pensar o sentir. −Para ser sincera, no estoy segura de sí mi enfermedad lo llevó a su esposa.−Nuevamente, se miró las manos.−No siempre puedo ser la esposa que él necesita, lo sé. −Señora Caffey,−comenzó Andrew suavemente, apoyando sus manos sobre su escritorio y entrelazando sus dedos.−¿Qué le hace pensar que su marido está durmiendo con mi esposa? −Bueno, ver que esta sospechoso. Robert es como un reloj.−Le dio una débil sonrisa.−Es tan predecible, siempre le dije que podía, literalmente, configurar mi reloj por su rutina.−La sonrisa se deslizó de su rostro.−De repente, él ya no volvía a almorzar. Tenía todo tipo de excusas, pero yo lo sabía.−Lo miró con tristeza.−Una mujer siempre sabe.−Se aclaró la garganta.−De todos modos, lo seguí un día del tráiler donde dirige su negocio de contratación, y se fue directamente a su casa. −¿Cómo sabes quién vive allí? −Porque había estado allí antes. Verá, el Sr. Lacey, Robert y su equipo hicieron las renovaciones en su casa. Les lleve el almuerzo varias veces mientras trabajaban en su cocina. Andrew sintió como si le hubieran dado un puñetazo en el estómago. Cayó contra su silla, con la boca ligeramente abierta; recordó al hombre pelirrojo que había dirigido el trabajo en su casa, Al−Anka20219

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había sido amable, trabajador, extremadamente eficiente y profesional; Andrew incluso les había pasado su nombre a algunos de sus amigos para sus propios proyectos en el hogar. −No sé qué hacer, señor Lacey−susurró la mujer aparentemente frágil que tenía delante, su rostro se disolvió en lágrimas. −Oye−dijo, rápidamente apurándose a su lado del escritorio. Se arrodilló al lado de su silla, alcanzando el escritorio en busca de un pañuelo de papel, que él le entregó. Sollozó varias veces, secándose los ojos y la nariz.−Escucha, estaba a punto de ir a almorzar. −¡Oh! Lo siento mucho… −¿Por qué no te unes a mí, está bien? Y podemos hablar de esto.

v Pueblo, Colorado−1990 −¡Oye, Andy! Andrew, entonces un estudiante de segundo año de la universidad, se volvió al llamado, gritó por encima de MC Hammer, No puedes tocar esto.−¡Oye, Neil!−Gritó mientras intentaba llegar a la fiesta, su novia, Kayla, sostenida con fuerza sobre su mano, para que no se separaran en la multitud de universitarios. Se las arreglaron para llegar a Roger, el viejo amigo de la escuela secundaria de Andrew, cuyos padres eran dueños de la casa, pero estaban ausentes el fin de semana. −¡Oye, Andy! Me alegra que hayan podido venir.−Dijo Roger, ya en camino a estar borracho. Llevaba sus típicos lentes oscuros Wayfarer, lo que Andrew sabía era cómo escondía los ojos inyectados de sangre de mucha fiesta. El tipo apenas había logrado graduarse de la escuela secundaria debido a una resaca constante. Una vez que Andrew se dio cuenta de que su amigo era un alcohólico furioso a la edad de diecinueve años, se había retirado de su amistad.−Hola, Kayla,−Roger saludó a la morena con una mirada lasciva.−Pareciendo caliente como siempre. Ella puso los ojos en blanco y no dijo nada. −Consigue una cerveza, hombre. Hay muchas.

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−Gracias−dijo Andrew, llevando a Kayla más allá de su amigo y al patio trasero donde sabía que habría una bañera vieja en medio del patio llena de hielo, cerveza y botellas de licor fuerte. −Andy−dijo Kayla, acercándose a él una vez que llegaron a la bañera. Miró a su alrededor a la multitud que los rodeaba.−¿Cuánto tiempo debemos quedarnos? −No mucho−respondió, entregándole una Zima mientras tomaba una cerveza para él.−Babe, me ha estado pidiendo por meses venir a una de sus fiestas,−Andrew se acercó a su novia de dos años para poder hacerse escuchar por la música.−Lo he pospuesto. Kayla asintió mientras se quitaba la tapa de la bebida alcohólica ligeramente carbonatada y tomaba un pequeño sorbo.−Lo sé. Es solo...no me gusta la forma en que me mira. −¿Quieres que le diga algo?−Preguntó Andrew, abriendo su lata de Budweiser. −No. No estamos cerca de él lo suficiente para molestar. Solo no me gusta.

−Hey, ahí están Toby y Myra. Vamos a hablar con ellos−sugirió, señalando a una pareja que sabía que a Kayla le gustaba. Mientras las dos parejas charlaban acerca de sus clases para ese semestre, la atención de Andrew fue atrapada por una hermosa joven que estaba sola en la bañera de alcohol. Llevaba un vestido de verano con una falda que fluía. Su cabello rubio arena se apartó de su cara, y ella era impresionante sin apenas algo de maquillaje. Cuando lo miró con grandes ojos marrones, no pudo evitar sonreír, que fue devuelto; pero, cuando se volvió para alejarse de la bañera, su sandalia de tacón se enganchó en un poco de hielo que había sido arrojado de la bañera y hacia abajo se fue. −Mierda−dijo mientras él y otros asistentes de la fiesta corrían hacia ella.−¿Estás bien?−Él se arrodilló al lado de donde yacía, su mano se extendió para agarrar su tobillo. triste.

−Creo que me torcí el tobillo−dijo tímidamente con una sonrisa

−¿Está bien, hombre?−Preguntó Roger, metiéndose los lentes de sol arriba de la cabeza. −Se lastimó el tobillo−dijo Andrew.−¿Podemos llevarla al sofá? −Sí, totalmente.−Roger se levantó.−¡Todo el mundo muévanse! Al−Anka20219

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Andrew deslizó su brazo debajo de sus rodillas y rodeó el otro alrededor de su espalda.−¿Lista?−Ante su asentimiento, se puso de pie, levantando fácilmente su pequeño cuerpo y llevándola por el camino que Roger había hecho para ellos. Él la llevo a la casa y a la sala de estar donde Roger estaba empujando algunas chaquetas desechadas para que ella se recostara. −Esto es tan humillante−murmuró la joven. Andrew le sonrió.−Oye, míralo como una aventura.−Su sonrisa casi lo derritió donde estaba. La bajó al sofá tan suavemente como pudo; se sintió extrañamente frío cuando su brazo se deslizó lejos de donde estaba envuelto alrededor de su cuello.−Yo soy Andy, por cierto−dijo en voz baja. −Jill,− dijo ella. Sabiendo muy bien que necesitaba volver con su novia, que lo estaba mirando mal desde la puerta de atrás, Andrew le sonrió.−Nos vemos, Jill.

v Andrew colocó su mochila un poco más alta sobre su hombro mientras se dirigía hacia la puerta principal de The Pantry, un restaurantico local con comida decente a precios económicos, para chicos universitarios. Sabía que sería el primero en llegar,—sus dos compañeros de clase, Martin y Félix, siempre llegaban tarde. Preferían estudiar juntos en el restaurante porque tenía un compañero de cuarto que estaba mucho más interesado en jugar video en voz alta o juegos de rol que en estudiar. Martin vivía en su casa y tenía una mamá sencilla y Félix estaba haciendo surf en el sofá, cada centavo que ganaba trabajando en el supermercado Albertson se dirigía a su matrícula. El restaurante estaba lleno de charlas mientras los clientes se apiñaban en las desvencijadas mesas de vinilo y las incómodas sillas en las mesas. Se acercó al letrero que decía: SIÉNTESE, POR FAVOR. −Hola. ¿Solo tú? Andrew se dio la vuelta, sorprendido de ver a la joven de la fiesta la semana anterior frente a él, con una sonrisa en su hermoso rostro.−Uh, no, habrá tres de nosotros−se las arregló. −Está bien.−Se estiró para alcanzar detrás del escritorio del cajero abandonado para agarrar tres menús. Le sonrió, extendiendo la Al−Anka20219

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mano para rozar algunos mechones de cabello que se habían soltado de su coleta.−Sígueme. Andrew hizo exactamente eso, notando la forma en que sus jeans ajustados abrazados a una bien formada retaguardia. Estaba tan concentrado en dicha retaguardia que casi se topó con ella cuando se detuvo bruscamente. Miró hacia arriba, con los ojos muy abiertos por la sorpresa y la culpa cuando se detuvo abruptamente. −Um, esta es tu mesa, Andrew−dijo en voz baja, aunque una sonrisa divertida cruzó sus labios carnosos. −Oh. Uh, gracias.−Él le dio una sonrisa ganadora para cubrir lo estúpido que se sentía. Se deslizó en la mesa y aceptó un menú de ella. −Um−dijo, mirando tímidamente a sus pies antes de que ella le devolviera una mirada.−Si necesitas algo, pregúntame. −Bueno. Gracias...Jill. Su sonrisa casi lo cegó.−Te acordaste. −¿Cómo podría olvidarme?

v Laura Caffey rompió un trozo de taco en el plato y se lo metió en la boca. Estuvo callada mientras masticaba.−Sabes, eso es gracioso−dijo al fin.−Robert y yo nos encontramos de manera similar.−Le dio a Andrew una pequeña sonrisa desde su asiento al otro lado de la mesa.−Fue una función de la iglesia. Los dos estábamos en la escuela secundaria, y Robert sufrió un accidente automovilístico y se rompió una pierna, por lo que estaba enyesado.−Bajó la mirada hacia su almuerzo a medio comer.−Era tan guapo. −Lo siento mucho, Laura−dijo Andrew en voz baja, limpiándose la boca con la servilleta de papel provista. Le gustaba esta mujer, pensaba que era un buen ser humano y merecía algo mejor.−¿Cuántos años tienen tus hijos?−Aceptó la nueva Coca Cola light que le trajo el mesero, y se la llevó. Una sonrisa de orgullo se extendió por su rostro.−Michael tiene doce años y los gemelos, Abby y Beth son seis. −¿Ustedes también tienen gemelos?−Dijo Andrew, con los ojos muy abiertos mientras se sentaba hacia adelante, intrigado.

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−Oh sí. Fue un embarazo difícil con nuestro hijo, así que fue una sorpresa que volviera a embarazarme, y mucho mas de gemelas.−Soltó una pequeña sonrisa.−Honestamente, sentí que era un regalo de Dios; supe instintivamente que no podría tener más hijos.−Dejó escapar un profundo suspiro mientras se recostaba en su silla, sin mirar a Andrew.−Robert siempre quiso una gran familia. Él es uno de nueve; aunque nunca quise tantos, sabía que él quería muchos hijos, pero todo lo que podía darle era tres. −Oye−dijo Andrew en voz baja, esperando hasta que ella se encontrara con su mirada,−no le debes nada. Odio a los hombres que hacen que las mujeres se sientan como yeguas de cría.−Tomó un sorbo de su refresco fresco. −¿Qué edad tienen tus gemelos? −Tendrán dieciséis en un par de semanas−dijo con una sonrisa triste.−Sylvia, ahora esa chica tiene el mundo cogido por la cola, ¿sabes?−Negó con la cabeza, el orgullo alzando sus labios en una pequeña sonrisa.−Sólo Dios sabe lo que va a terminar decidiendo hacer. −¿Qué hay del otro? −Tyler.−Andrew apartó su plato, solo quedaba una mancha de frijoles refritos y un poco de arroz español.−Mi hijo...lucha; francamente, no creo que tenga ni idea de quién es realmente. ¿Sabes? Laura asintió.−Lo hago. Yo fui mucho de esa manera. −Es difícil para mí entender. Supe desde muy joven lo que quería hacer, hacia dónde se dirigía mi vida. Sabía que quería ser abogado, eventualmente un juez. −No es interesante, Andrew−dijo Laura en voz baja,−toda la planificación, todos esos años de comprenderse a sí mismo, sabiendo lo que querías y yendo después, no obstante…−indicó el restaurante mexicano que los rodeaba−…aquí estamos, sentado en la Flor de Cactus. Él la estudió por un largo tiempo antes de mirar hacia otro lado.

v Pueblo, Colorado−1991

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−Me encanta esta época del año−dijo Jill en voz baja, su mano metida en el bolsillo de su chaqueta, su otra mano enlazada con la de Andrew mientras caminaban por City Park.−¿Puedes oler el humo en el aire? Todo el mundo prendiendo sus chimeneas y cocinas de leña.−Miró a su novio con una sonrisa feliz. Su corazón latía con fuerza, sudaba y, en una hermosa mañana de octubre, estaba nervioso. Después de ese día en The Pantry, él y Jill habían comenzado a pasar tiempo juntos, hablando y conociéndose; una vez que descubrió su corazón, supo que estaba ladrando al árbol equivocado con Kayla. Había terminado una relación de dos años para darle todo a Jillian Schaeffer. Se metió la mano en el bolsillo de su chaqueta. Él era un hombre de veinte años de edad a punto de graduarse de la Universidad—un año antes,—en su camino hacia el colegio de abogados. Pero, algo en él sabía que tenía que actuar. Sintió la dureza de la pequeña caja dentro de la tela. Él la miró un par de veces, notando la belleza de sus delicadas facciones, la forma en que su cabello soplaba con la brisa otoñal. Aclarando su garganta, Andrew puso una mano en el brazo de Jill para detener su movimiento hacia adelante. Ella lo miró con una pregunta en sus ojos.−Nunca he conocido a alguien como tú, Jill−dijo en voz baja, su corazón latía tan fuerte que le preocupaba que pudiera oírlo.−Eres tan amable y una mujer increíble. Eres leal, absolutamente hermosa y...−Respiró profundamente y sacó la caja del anillo mientras se apoyaba sobre una rodilla. Se alegró cuando Jill se quedó sin aliento y se cubrió la boca con las manos, con lágrimas en los ojos. Abrió la caja, revelando un anillo de diamantes simple pero exquisito.−¿Te casarías conmigo? −¡Sí!−Exclamó Jill, agarrando a Andrew por su chaqueta para que se pusiera de pie, instantáneamente cayendo en sus brazos.

v Andrew paseaba por el mismo parque, los extremos abiertos de su niebla de Londres aleteando ligeramente en la brisa de otoño. Sus zapatos Armani crujieron sobre algunas ramas caídas de los árboles de arriba. Él todavía podía oír el grito de la emoción de Jill cuando colocó ese anillo de compromiso en su dedo, incluso si era un poco demasiado grande y tuvo que ajustarlo al tamaño adecuado. Lo llevaba con orgullo, mostrándolo a todas sus amigas.

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Se encontró con un banco y se sentó, con las rodillas extendidas y las manos apoyadas en los muslos. Vio a una joven pareja, dos mujeres, paseando de la mano por el lago. Para él fue agridulce verlas: dulce ver a un amor tan joven, pero una pastilla amarga que tragar, sin duda. En el tiempo que había pasado con Laura Caffey esa tarde, él le creía, y recordando, supo que tenía razón. En el fondo, lo había sospechado durante bastante tiempo. Mientras estaba sentado allí en el banco del parque, nunca se había sentido más solo. Estaba demasiado avergonzado para llamar a alguien y, en verdad, no estaba seguro de querer siquiera hablar de eso. auto.

Con un profundo suspiro, se puso de pie y giró en dirección a su

v Andrew metió su Mercedes en el garaje, molesto cuando vio que el coche de Jill había desaparecido.−Eso figura.−Ahora estaba realmente enojado. Se dirigió de golpe a la puerta del garaje que conducía a la casa, notando el sonido de la televisión en la cocina. Se encogió de hombros de su chaqueta mientras se dirigía en esa dirección y vio a Sylvia sentada en la isla comiendo patatas fritas. −¿Qué es exactamente lo que te hace pensar que Doritos hace de una buena cena?−Exigió, su voz mucho más dura de lo que pretendía. La adolescente lo miró desde donde había estado mirando la pantalla de su teléfono.−No hay comida en la casa.−Se suponía que mamá debía comprar comestibles hoy, pero no lo hizo. −¿Donde está ella? −Una cena con amigas−dijo Sylvia antes de hacer crujir otra papa frita con queso. −Sí, claro−dijo, quitándose la billetera del bolsillo interior de su chaqueta. Sacó un billete de cincuenta dólares y lo arrojó al mostrador.−Ordena algo de cena. ¿Dónde está tu hermano? −Arriba−dijo, apartando la bolsa de papas fritas con queso mientras agarraba el dinero.−Matando algo en su video juego, estoy segura. −¿Terminó arqueadas.

su

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tarea?−Preguntó

Andrew,

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con

las

cejas

Sylvia resopló al encontrarse con la mirada de su padre.−Eso requeriría que realmente vaya a la escuela, papá. −¿Qué? ¿De nuevo? Asintió, agarrando su teléfono celular.−De nuevo. ¿Pizza o chino?−Preguntó, el teléfono listo para marcar. −Lo que quieras−dijo con un profundo suspiro mientras continuaba por la cocina hacia la escalera sinuosa. Arrojó su chaqueta sobre la barandilla y dejó caer su maletín en el suelo antes de irrumpir en la habitación de su hijo, buscando el pomo de la puerta solo para encontrarla cerrada. Alzando un puño, golpeó tres veces sobre la madera gruesa.−¡Abre la puerta, Tyler! −¡Vete a la mierda! −Pequeño bastardo−gruñó Andrew y se dirigió al dormitorio que compartía con Jill y agarró la llave maestra de su escondite en el cajón de su mesita de noche. Tristemente, aprendió hace mucho tiempo no solo a esconder la llave, sino también a asegurarse de que siempre fuera útil. Mientras regresaba a la puerta cerrada, soltó fácilmente la cerradura y abrió la puerta. Tyler, que estaba acostado en su cama sin hacer, sostenía el control de su Xbox One en sus manos. aquí!

−¡Jesús!−Gritó, sonando sorprendido.−¡Sal ahora mismo de

Andrew echó un vistazo al monitor de pantalla plana montada, notando la sangre derramada y salpicada a través del mundo animado.−Apaga esa mierda, Tyler. −No. Sal de mi habitación.−Tyler le dio la espalda a su padre mientras volvía su atención a su juego. Enfurecido,—tanto por su hijo como por su tarde,—Andrew irrumpió en la cama y agarró el control inalámbrico de las manos de Tyler y lo arrojó al otro lado de la habitación, solo para que chocara contra la pared. pie.

−¿Por qué cojones has hecho eso?−Tyler enfureció, se puso en

−¡Antes que nada, no usarás ese tipo de lenguaje en mi casa! En segundo lugar, ¿por qué demonios no estabas en la escuela hoy? −Esa loca me está molestando−dijo Tyler, mirando a la puerta abierta de su habitación.

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−¿Cuántas veces tenemos que cubrir esto, Tyler? Estás reprobando tus cursos. No apareces, y cuando lo haces, interrumpes la clase. −¿Quién coño te crees que eres?−Gritó Tyler, moviéndose más hacia el espacio personal de Andrew.−No sabes ni un ápice de mí, no te importo una mierda, así que vete a la mierda! −¿Quién creo que soy?−Andrew se mostró conmocionado por el estallido.−¡Soy tu padre!−Rugió.

incrédulo,

−¿Sí?−Tyler sonrió.−Entonces tal vez deberías quedarte y actuar así. Como si lo golpearan físicamente, Andrew dio un paso atrás, su mano se posó sobre su estómago. Sin idea de qué más decir, se volvió para irse.−Pierdes un día más de la escuela y esa caja del juego desaparece−dijo, cerrando la puerta de golpe detrás de él. Se quedó allí por un momento en el rellano, con las manos en las caderas antes de pasar sus manos por su cabello con frustración; agarró su chaqueta y su maletín y se dirigió a su oficina, sin pasar por el dormitorio. Cuando se dejó caer en la silla detrás del escritorio, su teléfono lo alertó sobre la actividad en su cuenta de Facebook; agarrando su tableta, fue al sitio de redes sociales y vio que tenía una nueva solicitud de amistad de Laura Caffey. Miró fijamente su nombre por un momento antes, con una pequeña sonrisa, levantó su mano y tocó la pantalla, aceptando la solicitud.

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Capítulo Catorce Cheyenne, WY

El zumbido constante del motor de Bobcat fue ahogado por la música a todo volumen en los oídos de Tony. El hombre de cincuenta y cinco años era un veterano de veinte años del vertedero de Cheyenne; era un salario decente, buenos beneficios, lo suficientemente bueno para enviar a su hija a la universidad. Ella era una estudiante de medicina y le había dado el mejor regalo del Día del Padre hace dos años con un pañuelo y una botella de aceite de menta. Había aprendido en algunas de sus clases trabajando con cadáveres que poner unas gotas del aceite fragante y fuerte sobre el material y luego atarlo alrededor de su cara, estilo del ladrón de banco. Sin duda ayudaba a mantener a raya el hedor del vertedero. Su cabeza se balanceó con "Ring of Fire" de Johnny Cash mientras empujaba cientos de toneladas de basura hacia la zona donde más tarde llegaría con un graduador para cavar trincheras y que la basura fuera enterrada. Puso la poderosa pequeña máquina en reversa antes de empujar hacia adelante nuevamente para recoger lo que su primer pase había pasado por alto. Su lista de música cambió a la de Alabama, "Roll On (Eighteen Wheeler)". Estaba cantando cuando vio algo que no acababa de entender. Al detener al Bobcat, apagó su música y se quitó los auriculares; mientras saltaba, sus gastadas botas de trabajo crujieron sobre la grava antes de dirigirse a lo que le llamó la atención. −¿Qué demonios es esto?−Dijo, extendiendo la mano para tocar el extraño objeto.−¡Mierda!−Él se alejó. Gruñendo se arrastró de vuelta al Bobcat habría sido divertido en diferentes circunstancias; subió lo suficiente como para alcanzar su teléfono celular. Volviendo a abrir el teléfono anticuado, marcó el 911.

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v Beulah, Colorado

Nora sonrió mientras miraba a su sobrina.−sabes, te ves cómo me sentí la primera vez que fui a buscar Geocachés. Te prometo que no irás al pelotón de fusilamiento. Kristie se encontró con la mirada de su tía.−Lo siento. Supongo que veo esto como tonto como el infierno. −Es tonto−dijo Nora, levantando una mano para apartar una rama.−Pero, dado que me considero bastante idiota, me siento como en casa haciendo esto.−Se rió de la dramática mirada que recibió.−Sabes, fue tu tía Shannon quien me introdujo a esto. Era solo una niña, entonces. Pero me enganchó, y una vez que volví al trabajo, hice esto en todo el mundo.−Miró su teléfono y la aplicación de Geocachés, que las guiaba hacia su objetivo. −¿Piensas que ella está muerta?−Preguntó Kristie, esquivando un tronco caído. El corazón de Nora se detenía cada vez que le preguntaban eso o cada vez que ella misma lo pensaba.−No lo sé−dijo en voz baja.−Espero por el infierno que no.−Dejó escapar un profundo suspiro, alcanzando para reajustar la correa de la mochila que estaba enganchada en su hombro derecho. En el interior había empacado botellas de agua para la pareja, un almuerzo, así como una bolsa de su botín de Geocachés, artículos para dejar atrás.−Sé que Sarah está haciendo todo lo que puede para encontrarla o descubrir lo que le sucedió. −¿Quién es esa? Nora miró a la adolescente, observando su estilo, la actitud de "Jódete" que irradiaba de ella y deseaba, no por primera vez, que hubiera podido tener la mitad del coraje de la chica y la confianza a la misma edad. También entendió a lo que LJ quería llegar con la chica, por lo que decidió ser honesta y abierta para comenzar la conversación. −Bueno, ella es la detective que está buscando a Shannon, pero también fue mi primera novia. Kristie se detuvo abruptamente.−¿Espera, eres gay? Al−Anka20219

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Nora la miró, luchando contra el impulso de estallar en carcajadas.−Sí−dijo despreocupadamente, continuando en la dirección en que el GPS de su teléfono las guiaba. Estaba sorprendida de lo demasiado crecida que se había convertido el área en comparación con su primera vez allí tantos años atrás. Sonrió cuando escuchó a Kristie correr para alcanzarla. −¿Eres lesbiana? −Probado y comprobado. −¿Cómo no sabía esto?−Había shock en su voz.−Oh, espera, tal vez sea porque has estado en todas partes, menos aquí la mayor parte de mi vida−dijo secamente Kristie. Nora sintió esas palabras en su corazón. Observó a la chica que caminaba a su lado durante un largo momento.−Lo siento, Kristie−dijo, refiriéndose a cada palabra.−Tu padre me puso a esto hoy, para hablar contigo, pero para ser sincera, estoy muy contenta de que lo haya hecho.−Dejó de caminar y tocó el brazo de su sobrina para que ella también se detuviera.−Escucha, teniendo a Bella conmigo por casi dos semanas, me he dado cuenta de lo mucho que perdí contigo y con Tyler y Sylvia.−Apartó la mirada, conteniendo las lágrimas de pesar.−Quiero decir, mierda, ni siquiera sé cuál es tu color favorito.−Sacudiendo la cabeza en auto recriminación, continuó, el silencio llenando el aire por varios minutos −Rojo. −¿Qué? −Mi color favorito−aclaró Kristie.−Es rojo. Nora sonrió.−El mío también. −¡Sal de aquí! Muy guay.−Kristie la miró.−Tu primera novia, ¿eh? ¿Estaban juntas en la escuela secundaria? −Dios, ojalá hubiera sido lo suficientemente valiente como para tener una novia en la escuela secundaria.−Fue su turno de estudiar a su compañera.−Como tú.−Nora sonrió.−Sí, tu padre lo sabe, y sí, está totalmente de acuerdo con eso. No obstante, él desearía que fueras abierta con él al respecto. −Nunca se lo puedo decir a mi madre−dijo Kristie con un triste suspiro. −Lo sé. Así fue con mi papá.

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−¿Cuántos años tenías? ¿Cómo, cuándo saliste?−Preguntó Kristie, saltando sobre un pequeño arroyo, seguida por Nora. −No recuerdo que estuviera aquí−dijo, mirando hacia el agua.−Uh, bueno, yo sabía que era lesbiana desde los cuatro años, pero no tenía ni idea de cómo se llamaba.−Le dirigió a Kristie una sonrisa burlona.−Solo sabía que quería que el cabello de Brooke Shields se apartara del camino en la película, La Laguna Azul. Kristie estalló en carcajadas.−¡Dios, eso es enfermo! Nora se rió entre dientes.−Oye, yo tenía cuatro años, ¿de acuerdo? Pero, supongo que siempre lo supe. −¿Saliste con chicos? −Algunos, nunca dormí con ellos, no obstante−dijo Nora, su rostro se torció en una mueca.−Asqueroso. De nuevo, Kristie se rió. Levantó su mano para un chócalo cinco.−¡Woohoo! Compañera estrella de oro. Nora le dio una palmada en la mano.−¿Cuál es su nombre? −Julia Nora reconoció esa sonrisa y supo que su sobrina estaba absolutamente enamorada.−Bonito nombre. −Chica bonita.−Kristie sacó su teléfono y se desplazó hasta que encontró lo que estaba buscando y le mostró a su tía. −Guau. Okey total−dijo Nora, mirando la selfie de las dos chicas, Julia una belleza con el pelo largo y rubio y los ojos azules brillantes; devolvió el teléfono.−¿Es serio? −Sí, lo es.−Kristie le dio una tímida.−Creo que quiero casarme con ella.

sonrisa

adorablemente

Los ojos de Nora se agrandaron. Por lo que sabía sobre el amor adolescente, era bastante estacional y luego pasaba en la próxima temporada.−Wow−dijo, mirando hacia su teléfono.−Por aquí.−Indicó que necesitaban girar a la izquierda.−Esa es toda una declaración. −Ella me entiende, ¿sabes?−Dijo Kristie, siguiendo a Nora en su nueva dirección Nora le dio una sonrisa triste.−Sí, yo lo entiendo.

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v −Está bien, ¿estás segura de que estás de acuerdo con esto?−Preguntó Nora, nerviosa.−Quiero decir, ella tiene cinco años y puede ser un problema. −Uh, hermana−dijo LJ, una ceja levantada.−Sabes que Kristie tuvo una vez cinco, ¿verdad? Nora se cubrió la cara con las manos por un momento antes de mirarla con ojos de disculpa.−Lo siento. −¿Por qué modos?−Preguntó.

diablos

estás

tan

nerviosa,

de

todos

Nora miró por la ventana sobre el fregadero y se pasó la mano por el pelo.−No lo sé. −¿Es el hecho de que pasaras la tarde con Sarah Sánchez para buscar información sobre Shannon o es que pasarás la tarde con Sarah Sánchez? Lo miró.−Sí. LJ caminó hacia ella desde donde había estado apoyado contra la pared y la abrazó.−Está bien. Nora sonrió mientras descansaba su cabeza contra su pecho, justo como solía hacerlo. Había pasado mucho tiempo, Adrienne golpeaba el látigo cada vez más mientras estaban juntos, aislándolo de ella, de todos ellos. Bueno, y luego se deshizo de todo el grupo y se escapó a cualquier otro país que no fuera el suyo. −Ya sabes−dijo LJ en voz baja, su profunda voz resonó contra la mejilla de Nora.−Kristie no pudo dejar de hablar de ti anoche en la cena. −¿Sí?−Nora sonrió. −Sí. Parece que tuviste bastante impacto en ella. Incluso descargó la aplicación de Geocachés en su teléfono, dijo. Nora se rió de eso.−Supongo que es una idiota ahora, también.−Se retiró del abrazo. −¿Qué? ella.

−Nada. Es una joven increíble, LJ. Has hecho un gran trabajo con

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−He intentado. Francamente, no creo que hubiera sobrevivido a esta situación sin ella. Nora le dio una sonrisa triste, frotándose el brazo con comodidad.−Todo sucede por una razón, LJ−dijo.−Sin Adrienne, no tendrías a tu hija. −Muy, muy cierto.−Miró fregadero.−Sarah está aquí.

por

la

ventana

sobre

el

Nora se asomó por la ventana cuando el Mustang de Sarah se detuvo detrás de la camioneta de LJ. Después de varias respiraciones profundas, se controló mentalmente. Iba vestida casualmente con jeans, botas y un suéter. Era un día genial, a fines de septiembre. Nerviosamente se colocó el cabello detrás de la oreja mientras veía a Sarah salir de su auto y caminar hacia la casa. Durante su tiempo con su sobrina, Kristie le había hecho varias preguntas sobre Sarah, lo que la había devuelto a recuerdos que había estado tratando de evitar desesperadamente desde que Sarah había regresado a su vida. Se sentía alterada y nerviosa por la tarde que pasaría con Sarah, y en verdad, estaba aterrorizada por lo que podrían o no averiguar sobre la desaparición de Shannon. −Oye−dijo Nora con una sonrisa forzada mientras abría la puerta a la llamada de Sarah.−Ven. −Gracias−dijo Sarah, entrando a la cocina. −Hola, Sarah−dijo LJ, caminando hacia ella. −Se va a quedar con Bella−explicó Nora. −¡Oh Dios mío! LJ, es tan bueno verte. Nora vio como los dos se abrazaban y sentían una extraña mezcla de placer y tristeza. En un momento, LJ y Sarah habían sido cercanos; durante un tiempo, había sido un punto de discordia entre los hermanos, ya que Nora había sospechado que los dos se habían mantenido en contacto incluso después de que ella había dejado los Estados Unidos; en su mente inmadura y mojigata cuando tenía veintiún años, parecía que LJ la estaba traicionando. −Igualmente. Oye, felicitaciones por la increíble carrera.−LJ dio un paso atrás después del abrazo.−Estoy tan orgulloso de ti. −Gracias, LJ.−Extendió la mano y le apretó el antebrazo.−Y oye, felicidades por el increíble trabajo que estás haciendo con los ciclones;

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mi sobrino, Caleb, dijo que eras el mejor entrenador que alguna vez tuvo. −¿Tu sobrino es Caleb Sánchez, como el mejor jugador que los P−Dub ha tenido alguna vez?−Preguntó LJ, con los ojos muy abiertos. −El mismo. Pasé más tiempo en las gradas durante esos cuatro años que en toda mi vida−dijo Sarah riendo. −Maldita sea. Deberías haber venido y decir hola o algo así. Se encogió de hombros y luego bajó la mirada hacia sus zapatillas de tenis.−Bueno−dijo en voz baja. En ese momento, Nora se sintió como un imbécil. Se dio vuelta, decidiendo conseguir su chaqueta y su bolso para irse. −¿Lista para irnos?−Preguntó Sarah. Casi de la nada, ahora estaba junto a la mesa de la cocina al lado de Nora. La miró y le dio una pequeña sonrisa.−Sí.−Nora se aclaró la garganta para aclarar su mente.−LJ, debería estar de vuelta antes de que oscurezca. −Tomen su tiempo, damas−dijo LJ, acercándose a Nora para darle un abrazo y un beso en la mejilla.−Sarah, otra vez, es genial verte. −Igualmente. −Ustedes deben tener cuidado y buena suerte. Sarah se dirigió hacia afuera, Nora deslizando sus brazos en su chaqueta mientras la seguía. Hacía frío y el inminente invierno ya se estaba dando a conocer. Le dio una un vistazo al magnífico auto poderoso antes de subir. −Magnífico auto−comentó, mientras buscaba el cinturón de seguridad. −Gracias. Me encanta.−Sarah le dio una rápida sonrisa cuando también se abrochó.−Tengo que decir que eso fue un poco surrealista. −¿Qué? −Ver a tu hermano otra vez.−Sarah encendió el auto y salió del largo camino de grava. −Sí, lo fue. Siempre te ha gustado. −Es un gran tipo. Escuché que él y Adrienne tuvieron una hija,−dijo Sarah, mirando a Nora mientras los ponía en camino. Página 111 de 288 Al−Anka20219

−Sí, Kristie. Ahora, ella es una gran chica. De hecho, pasé el día con ella hace un par de días. Tiene una buena cabeza sobre sus hombros. −¿Cuántos años? −Tendrá dieciocho años en la primavera. No puedo creerlo. −Sabes lo que es sorprendente para mí es que eras solo un poco mayor que eso cuando te mudaste a la casa. Nora la miró, estudiando su perfil.−Sí, eso es verdad. Sarah detuvo el automóvil en la señal de alto y se encontró con la mirada de Nora, que sostuvo durante un largo momento antes de apartar la vista.−Entonces, ¿dónde primero?−Preguntó, su voz un poco brusca.

v Después de casi dos horas de conducción por Colorado Springs, Nora hizo todo lo posible por recordar todos los lugares posibles que Shannon podría haber frecuentado, y se había quedado sin ideas. Las dos decidieron detenerse para un almuerzo tardío. −¿Funcionará esto?−Preguntó Sarah, indicando un Arby’s. −Sí, genial. Se sentaron en silencio mientras se acomodaban y comían su almuerzo. Nora comió sus últimas papas fritas mientras estudiaba a Sarah, que estaba estudiando su vaso de bebida como si guardara todos los secretos del universo. Observó las facciones oscuras, el cabello recogido en una coleta casual. Su piel parecía tan suave y encantadora, definitivamente tangible. Sarah era una mujer hermosa, sexy y profundamente apasionada, pero también era amable y su corazón no conocía límites. Al menos, así era como ella todavía la veía. Veinte años podrían cambiar a alguien, especialmente después de lo que Nora le hizo pasar a Sarah. Negó con la cabeza mientras estudiaba lo que quedaba de su almuerzo.−Maldición−susurró, sorprendida de que hubiera dicho algo en voz alta. −¿Qué? ¿Todo bien?−Preguntó Sarah, tomando un sorbo de su bebida. Al−Anka20219

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−Sí. Así que…−Nora sacudió sus pensamientos fuera de territorio peligroso−… ¿qué piensas? ¿Sobre los lugares que vimos hoy y las personas con las que habló? Sarah dejó escapar un suspiro mientras se recostaba en su asiento.−Bueno, sinceramente, no hubo mucho que sea útil, pero encontré ese tipo Ellis White interesante. El gorila en el club. −¿Por qué dices eso? −Algo sobre él−dijo Sarah, agarrando una servilleta y frotándose la comisura de la boca antes de arrojarla al envoltorio aplastado que había sostenido su sándwich.−Tipo sospechoso. También me pareció interesante que sea el mejor amigo de Ronnie García. −Hijo de Penny−agregó Nora. −La Vecina. Sé que Penny y Shannon parecían ser cercanas, o al menos Penny tenía la confianza suficiente para que cuidara a Bella, pero ¿sabes si Ronnie estuvo mucho por ahí? Nora negó con la cabeza.−No. Por lo que entiendo, él no está mucho para nada. Él es un conductor de camión, así que no está mucho en la ciudad. −Qué hay de… Sarah fue interrumpida por el sonido del teléfono de Nora.−Mierda, es LJ. Será mejor que tome esto.−Nora se puso el teléfono en la oreja.−Oye, LJ, ¿todo está bien?−Lo escuchó, sus ojos se dirigieron a Sarah que los miraba.−Bien, le diré...No, creo que hiciste lo correcto, eso es lo que ella preferiría, es mi suposición. De acuerdo, sí, nos vemos pronto, adiós−Terminó la llamada y colgó su teléfono. −¿Qué pasa? −Algo estaba escondido dentro de Sam−dijo suavemente Nora.−LJ cree que debes verlo. −¿Quién es Sam? −El oso de peluche favorito de Bella.

v Las mujeres llegaron a la granja en un tiempo récord, una vez más, Sarah tiró el Mustang detrás de la camioneta de LJ.

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casa.

−Tengo que decir−dijo Sarah con una sonrisa,−Me encanta tu

Nora se rió entre dientes.−Finalmente alguien lo hace. Mi familia dice que está muy lejos aquí. −Nah.−Sarah sacó la llave del contacto y se desabrochó el cinturón de seguridad.−Es tan silencioso y pacífico aquí. Creo que sería fantástico después de un día largo y difícil en el departamento. −Bien−dijo Nora en voz baja, mirándola antes de abrir la puerta,−eres bienvenida aquí en cualquier momento. Impresionada de haber dicho las palabras en voz alta, Nora rápidamente bajó del auto y corrió hacia la casa. Ya estaba oscuro, el reloj del tablero del Mustang afirmaba que era después de las siete y media. −Hey, LJ−le saludó Nora mientras estaba parado en el porche trasero. −Bella está dormida, así que tenemos que mantenerlo bajo−dijo, levantando una mano para saludar a Sarah, que venía caminando.−Vamos, te mostraré. El hermano de Nora las condujo hacia el interior y hacia la sala de estar, donde había una caja de plástico rosa y pulgar abierta en el suelo, junto al sofá, con una memoria USB apenas visible en el interior. −Cuando se cayó, aquí es donde aterrizó−explicó, mirando de Nora a Sarah.−No lo toqué. −Eso es genial, LJ−dijo Sarah, sentada en cuclillas junto a la caja de plástico, no más grande que un encendedor Zippo. Ella se puso de pie.−Vuelvo enseguida. Al quedarse solo, Nora miró a LJ.−¿Cómo se cayó de un oso de peluche? −Bueno, uh,−dijo LJ, mirando hacia ella mientras reajustaba su gorra de béisbol.−Las garras de Oreo lo rompieron un poco. −Y, ¿por qué exactamente estaba Oreo aquí?−Preguntó Nora, la mano en la cadera y la ceja levantada. −Bueno, podría haber recibido sus vacunas y podría haberle dado una caja de arena y hasta podría haberle dado comida y juguetes. Lentamente, Nora cruzó sus brazos sobre su pecho.−¿Y dónde podría estar ahora está gatita? Al−Anka20219

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−Arriba, en la cama con Bella−dijo LJ con una sonrisa infantil. −¡Maldición, LJ! −Lo sé y lo siento, hermana. Lo prometo, no estaba tratando de sacar mierda de tu casa, pero...−Echó un vistazo hacia las escaleras que conducían al segundo piso. Bajando su voz, continuó.−Descubrí los cuerpos de lo que supongo que eran la madre de Oreo y uno de los otros gatitos de hoy−explicó.−Hecho trizas. −Ah, maldición−dijo Nora con un profundo suspiro.−Estaba preocupada por eso. ¿Bella lo vio? −No, la distraje primero. Pero, sabía que esa gatita no tenía ninguna posibilidad, Nora. Si quieres, la llevaré a casa o lo que sea, pero no podría dejarla allí sola como presa. −No, lo hiciste bien. Déjame saber cuánto te debo por el veterinario y todo lo demás. LJ la rechazo con la mano.−Bella adora a Oreo. Fue lindo como el infierno ver su emoción cuando la trajeron adentro. Jugaron durante horas, y es por eso por lo que las dos están fritas ahora. Sarah volvió a entrar en la casa, con una bolsa de plástico en las manos y un par de guantes de látex. También estaba en su teléfono.−Sí, dentro de una hora y estaré allí. Estoy fuera de la secundaria del Condado, así que me tomará un poco llegar allí. Oh, oye, que Carmen se reúna conmigo afuera para que pueda dejar esto y ella pueda llevarlo al laboratorio lo antes posible.−Colgó el teléfono y corrió hacia la pequeña caja de plástico y memoria USB. −¿Todo bien?−Preguntó Nora, dando un paso atrás para apartarse de su camino. Se puso los guantes, Sarah colocó cuidadosamente los artículos en la bolsa, sellándolos y quitándose la tapa negra de un marcador con los dientes antes de etiquetar la bolsa con hora, fecha y ubicación, poniéndose de pie, ella tocó el marcador y se quitó los guantes. baja.

−El departamento de Shannon ha sido incendiado−dijo en voz −¿Qué?−Preguntó LJ, la voz se elevó en lo que parecía shock.

−Oh Dios−Nora quedó sin aliento, las manos cubriendo su boca, tragó su emoción.−Guau. Bueno. −Así que, me dirijo allí ahora…

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−Iré contigo−dijo Nora, corriendo hacia la mesa de la cocina donde había dejado su bolso. −No−dijo Sarah con firmeza, de repente justo detrás de ella. Se encontró con la mirada enojada de Nora.−No, Nora.−Suavizó su voz cuando extendió una mano y la apoyó brevemente contra la mejilla de Nora.−Estarás en el camino.−Dejó caer la mano y corrió hacia la puerta con su evidencia en la mano.−Los llamaré chicos y les contaré lo que descubrí.−Salió apurada de la casa. Nora estaba a punto de llorar, las emociones detrás de sus ojos le dolían, su estómago amenazaba con rebelarse, y sin embargo era absolutamente impotente. −Oye−dijo LJ, acercándose a ella.−Va a estar bien. Nora cayó en sus brazos, las lágrimas vinieron rápidas y duras.

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Capítulo Quince Sarah llegó a la escena, la noche destrozada por remolinos rojos y azules. Salió de su automóvil y se acercó a un grupo de oficiales uniformados, reconociendo a su compañero, Mark.−Hey, pandilla. −Oye−dijo Mark, volviéndose hacia ella. A diferencia del atuendo informal de Sarah de su día con Nora, Mark llevaba su típico traje arrugado y completamente estereotípico.−Apagaron el fuego antes de que se extendiera demasiado a otras unidades. Sarah asintió, mirando hacia el edificio, la pared frontal del tercer piso ennegrecida por las llamas. El hedor acre del humo llenó el aire de la noche.−¿Alguien lastimado? −Nah. La vecina no estaba en casa, y el suyo era prácticamente el único otro apartamento que se vio afectado. −Bien. ¿Cuándo podemos entrar?−Preguntó Sarah, mirando a su alrededor en busca de la persona que controlaba la situación del departamento de bomberos. Conocía a los chicos de Pueblo pero no estaba familiarizada con los equipos de Colorado Springs. Vio a una mujer con equipo de protección personal que parecía estar ladrando órdenes a los muchachos, también vestidos con sus PPE. −No es seguro. La jefa Hurley dijo que nos avisaría. Sarah pensó que la mujer a la que estaba mirando era la Jefa Hurley, así que se acercó a ella.−Disculpe−dijo, atrayendo la atención de la mujer.−¿Eres la Jefa Hurley? −Sí, ¿quién eres?−Dijo la mujer, su tono acosado. −Soy la Detective Sarah Sánchez. Necesitamos entrar en ese departamento, entonces, ¿cuándo tendrán todo despejado? −Cuando les diga−desdeñó la mujer. −Mire, estoy investigando la desaparición de la mujer que vive allí junto con el condado de El Paso. Necesitamos ver la escena. −Bien−dijo la jefa de bomberos, alzando la mano y quitándose el sombrero amarillo del bombero antes de pasarse la mano por el Al−Anka20219

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cabello corto y rubio.−Si tú y tus chicos quieren caer por el piso al apartamento de abajo, vayan por él. Pero sugeriría seriamente esperar hasta que les diga que es seguro. Sarah dejó escapar un suspiro de irritación pero asintió. Había estado aquí antes y sabía que no había razón para discutir con los expertos.−Muy bien. Estaré allí−dijo, indicando el grupo de policía con el que acababa de hablar. −Hay Detective.−Se giró y se encontró con la mirada de la mujer cuando el sonido de su voz captó la atención de Sarah.−Nos daremos prisa. Murmurando para sí misma, irritada por la espera y por la rudeza de la mujer, caminó hacia el grupo cuando sonó el teléfono; deteniéndose al lado de un Volkswagen Bug amarillo descolorido de los años setenta, se colocó el teléfono en la oreja. −Sánchez. Miró por encima del hombro para ver a la jefa de bomberos abriéndose paso entre los coches de la policía hacia ella. Su chaleco reflectante amarillo había sido desabrochado y colgado, revelando una camiseta blanca debajo. −Espera−le dijo a su interlocutor desconocido mientras giraba su atención a la mujer que se acercaba a ella. −Tu equipo puede ir. Nuestros chicos lo encontraron sólido, pero ten cuidado,−le advirtió la mujer.−El calor todavía es bastante intenso, recomiendo echar un vistazo y luego largarse. −Genial, gracias−dijo Sarah con una sonrisa, llevándose el teléfono a la oreja.−Te devolveré la llamada.−No tenía idea de quién era la persona que llamaba, desconectó la llamada y se guardó el teléfono en el bolsillo. Esperó a que la atractiva mujer se alejara antes de volverse hacia su compañero. Una vez dentro del apartamento en ruinas, Sarah quedó atónita, encendió el haz de su linterna de alta potencia sobre lo que quedaba de la sala de estar, las paredes negras de humo y hollín. Lo más inquietante, sin embargo, fue que el lugar había sido revuelto antes de encender el fuego. Los muebles fueron arrojados alrededor, el sofá volcado. Se arrojaron libros y juguetes, uno incluso haciendo un agujero en la pared después del impacto. −Parece que o alguien tuvo una fiesta infernal aquí o que estaban buscando algo,−dijo Mark en voz baja. Al−Anka20219

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Sarah asintió con la cabeza−Estoy de acuerdo y me pregunto si estaba metido en un osito de peluche.

v Fort Collins, Colorado

El Detective Leland Masterson llevó su tercera taza de café a su escritorio, y eran solo las ocho y doce de la mañana. −Leland, recibiste una llamada de un Detective en Cheyenne sobre una Jane Doe. −Está bien, gracias, Max.−Leland se sentó detrás de su escritorio con un gruñido, su cuerpo con sobrepeso severo en las rodillas dañadas; dejó el vaso de espuma de poliestireno a un lado y agarró el receptor, presionando la línea parpadeante.−Masterson aquí...Nah, no tengo nada ahora que coincida con esa descripción. ¿Dónde dijiste que la encontraron?−Sacudió la cabeza mientras se recostaba en su silla chirriante.−Jesús, eso es terrible. Déjenme hacer un poco de excavación y me pondré en contacto contigo...Tú también ten un buen día.−Sustituyendo el receptor en la base, se volvió hacia su colega.−Tenemos una Jane Doe de Cheyenne. Me van a enviar los detalles por correo electrónico. Vamos a llamar para ver si podemos encontrar una coincidencia.

v LJ estaba de pie en el lavadero con montones de ropa recién lavada doblada sobre la larga encimera que corría a lo largo de la habitación larga y estrecha. Estaba doblando su ropa y la de Adrienne pero había dejado la de Kristie desplegada para su propio placer; odiaba lavar la ropa, pero sobre todo, sabía que era algo que su hija necesitaba saber cómo hacer. Como si se tratara de una señal, escuchó que la puerta de entrada se abría y luego se cerraba de golpe, y el sin parar de hablar y reír nerviosamente de la conversación unilateral de una adolescente. −Oye, chica−gritó, inclinándose ligeramente fuera de la habitación para que ella lo viera.

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−¡Jesús! Me asustaste, papá. Tengo que irme−dijo en su teléfono y colgó.−No sabía que estabas en casa. Tu camioneta no está afuera. −Sí−dijo, llevando su ropa, que había puesto en una canasta de plástico blanca.−Aquí.−Se la entregó.−El automóvil de tu madre necesitaba que le cambiaran el aceite, así que tomó mi camioneta, estoy trabajando en el auto para ella. Kristie asintió, pareciendo triste mientras aceptaba la canasta de ropa limpia.−¿Sabes que odio hacer esto bien? −¿Sabes que odio hacerlo también?−Bromeó con una ceja levantada. Se juntaron en silencio por un momento, Kristie tomó el extremo vacío del otro lado del mostrador.−Entonces, ¿cómo te fue con la tía Nora el otro día?−Nora le había hablado un poco al respecto, pero él no había pinchado y no había enviado una expedición de pesca. Kristie se encogió de hombros y le lanzó una mirada mientras doblaba sus pantalones de pijama zombi.−Bueno. Ella es tonta como tú, puedo ver por qué ustedes solían ser unidos. LJ se rió entre dientes.−Sí.−Lo que no dijo fue que tenía la intención de acercarse a sus hermanas otra vez. −Sabías que es gay, ¿no? El asintió.−Sip. −Y−se cubrió,−sabías que yo soy gay...¿no? −Sip−dijo de nuevo, dándole una sonrisa fácil y abierta. −Por eso me enviaste a pasar el rato con ella todo el día. El asintió.−Sip.−Él compartió su sonrisa completa y aceptó el abrazo que ella le ofreció. De hecho, se sentía bien abrazando a su pequeña niña. Apoyó la barbilla en la parte superior de su negra cabeza, recordando tantas veces a lo largo de los años cuando tuvo que abrazarla y sacudirla cuando lloraba porque se despellejó la rodilla o tuvo su primer mal estado o experimentó su primer corazón roto; ahora, la abrazó porque estaba muy orgulloso de ella y de la mujer en la que se había convertido.−Y,−añadió, dejando un beso en su cabeza antes de que ella se alejara,−puedes traer a Julia cuando quieras, ¿está bien? Me gusta un poco la chica. Kristie sonrió, casi cegándolo.−Guay. −Está bien, chica. Voy a llevar todo esto arriba, y terminas, ¿me entiendes?

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−Sí, señor Bob. Recogiendo las pilas dobladas, LJ las cargó en el cesto de la ropa que él y su esposa usaron y se dirigió escaleras arriba a su habitación donde dejó sus ordenadas pilas en su lado de la cama y comenzó a guardar su propia ropa. Miró por la ventana cuando oyó que su camioneta se detenía en el camino de entrada y sintió el leve nerviosismo en sus entrañas que siempre ocurría cuando él o Adrienne llegaban a casa. Mientras se dirigía a su lado del armario para colgar algunos pantalones vaqueros, escuchó a las dos mujeres abajo intercambiar algunas palabras ante los pasos de Adrienne. Cuando entró a su habitación, parecía cansada. Sabía que trabajaba largos días y tuvo que apagar muchos, muchos incendios en el distrito durante todo el día. −Oye−dijo, volviendo a la cama para colgar un brazado de camisas, que le pasó por encima del brazo. −Hola−dijo ella a cambio, dirigiéndose al baño. LJ puso los ojos en blanco. Por el tono recortado que ella usaba, sabía que no iba a ser una noche familiar jugando a Uno alrededor de la mesa de la cocina.−¿Todo bien?−La llamó. En lugar de responder, Adrienne salió del baño, tacones altos desaparecidos y la blusa parcialmente desabotonada. Caminó hacia donde colgaba sus camisas y arrojó algo en el estante donde guardaba el puñado de gorras de béisbol que poseía. LJ bajó la mirada a lo que había dejado allí y gimió para sus adentros, notando que era el folleto y la tarjeta de presentación de la casa que había decidido mirar el día en que había revisado los apartamentos de Kristie. Lo había olvidado después de arrojarlo a la consola central de su camioneta. −¿Qué es esto?−Preguntó ella, de pie cerca del borde de la cama, con las manos en las caderas.−¿Una casa adosada para Kristie y ocho de sus amigos más cercanos para que puedan pagarla? Terminó de colgar sus camisas y se pasó una mano por el pelo. –Adrienne… −O, ¿estabas mirando este lugar por una razón más nefasta? ¿Tal vez Jill no es la única puta de la familia? −¡Eso es suficiente!−Rugió, empujó hasta sus límites.−Ciertamente sabemos que no es la única perra, ¿no?−El Al−Anka20219

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mundo de LJ se sacudió por un momento después de la brutal bofetada en su mejilla izquierda. Apretó la mandíbula y siguió a Adrienne al baño.−¿Cuál es tu problema? ¿Por qué tienes que hacer que cada maldita cosa sea tan difícil? Todo nuestro matrimonio, todo es una pelea. −Tal vez porque o me avergüenzas o me fallas en todo momento, Larry. ¿Alguna vez se te ocurrió eso?−Se retiró, de pie en el mostrador y llegando para quitarse sus aretes.−¿Cuántos malditos años tuve que molestarte para que consiguieras tu maestría? −Y lo hice, si no recuerdo mal−dijo LJ, con los pies separados en la entrada y los gruesos brazos cruzados sobre el pecho. −¡En literatura, Larry!−Gritó Adrienne.−¿Quién demonios gasta el dinero y el tiempo para lograr una educación superior en Literatura? Es muy posible que hayas conseguido un buen grado en la pintura con los dedos, ¡por muy útil que haya sido! Te lo dije.−Se volvió y señaló con un dedo en su dirección.−¡Te dije que consiguieras tu maestría en algo así como Liderazgo! LJ no podía creerlo.−¿Por qué iba a lograr mi maestría en Liderazgo? Suena como un maldito trabajador de guardería. −Porque al menos podrías moverte hacia arriba.−Se quitó el collar y lo arrojó enojado sobre el tocador.−Quiero un hombre que tenga ambición, que sepa lo que quiere hacer−continuó, enviándole una mirada.−Y sobre todo…−se acercó a él, parándose unos centímetros−…Quiero un hombre del que pueda estar orgullosa. Sabía que tenía el rostro enrojecido y su ira estaba llegando a un lugar muy peligroso.−Y quiero una mujer que no sea un coño de mierda,−gruñó, girándose rápidamente y saliendo de la habitación y finalmente, a la casa.

v Kristie solo podía mirar la puerta de entrada de la que había salido su padre. Definitivamente había escuchado a sus padres gritar el uno al otro a lo largo de los años, como lo había hecho momentos antes, pero nunca lo había visto tan enojado. Levantándose del sofá donde había estado hojeando los canales, miró hacia arriba por la escalera para ver si su madre iba a seguirlo; cuando todo se mantuvo en silencio,—aparte de la música que su madre comenzó a tocar, sin duda bañándose en la bañera gigante,— Al−Anka20219

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Kristie corrió a la oficina de su padre. Sabía lo suficiente sobre las computadoras como para meterse en problemas, pero ahora tenía la intención de usar ese conocimiento. Abrió la computadora portátil de su padre, esperó a que se iniciara y luego se puso a trabajar.

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Capítulo Dieciséis −¡De acuerdo, no, no, no!−Nora gentilmente agarró a la gatita, que ya estaba a casi un metro y medio de altura, usando las cortinas de la ventana delantera como una escalera.−Suelta, Oreo. Deje que...se vaya.−Sostuvo el cuerpecito suave con una mano y usó la otra para sacar las cuatro pequeñas garras afiladas del material. Finalmente libre, sostuvo a la gatita y la miró a los ojos.−Vas a ser mi muerte, niña−dijo, antes de sonreír y traer el pequeño paquete para un beso en su peluda cabeza. Al sonido de la puerta, dejó a la gatita y se dirigió a la cocina, maldiciendo suavemente cuando Oreo le atacó el tobillo al pasar. −Mierda, ahora estoy sangrando−murmuró, tomando una servilleta del soporte en el medio de la mesa de la cocina en su camino para abrir la puerta.−Oye. Lo siento, Oreo decidió que quería ser podiatra. −¿Quién es Oreo?−Preguntó Sarah, entrando en la cocina, mirando hacia abajo, donde Nora sostenía la servilleta sobre su tobillo sangrante. −Esa pequeña monstruo−dijo Nora, señalando a la adorable gatita blanca y negra que estaba golpeando un juguete colgado del árbol que Nora había recogido para ella. −Oh, Dios mío, es adorable como el infierno.−Sarah se rió entre dientes, caminando hacia la gatita y dándole algunas muestras de cariño.−¿Estás bien? −Sí. El otro día estaba en la tienda de comestibles−explicó Nora, empujando hacia arriba la manga de su camiseta de manga larga para revelar varios arañazos largos.−Tuve que convencer al empleado de que no era una Auto mutila de cuarenta y un años. Sarah intentó esconder una sonrisa detrás de su mano pero falló.−Bueno, me alegra que estés bien. Así pues, tengo algunas noticias.

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−Está bien−dijo Nora, pasando por la cocina y hacia el sofá de la sala. Se dejó caer en un extremo, Sarah al contrario. Oreo se acercó a las mujeres, saltó al sofá y, a su manera habitual y valiente, se subió al regazo de Sarah.−Lo siento−Nora se rió entre dientes, alcanzando a la gatita solo para que Sarah alejara juguetonamente su mano. Sarah sonrió.−¿Cómo puede lastimarte esta pequeña monstruo?−Colocó a la gatita en su regazo y pasó sus dedos sobre el suave pelaje.−Siempre quise tener un gato, pero Leslie es demasiado alérgica. Nora sintió que su corazón se saltaba un latido, y los sorprendentes celos se alzaron para formar una roca en la boca del estómago.−¿Tu pareja?−Finalmente logró, sabiendo que no tenía derecho a preguntar, y mucho menos a sentirse de la manera en que lo hizo. Sarah la miró, sin dejar de acariciar distraídamente a la ronroneante gatita.−Ex. Está ocupando la habitación de invitados ahora mismo hasta que pueda mudarse.−Miró a la gatita y miró a Nora antes de volver a concentrarse en la bola de pieles que tenía en el regazo. Nora asintió con la cabeza ante esta nueva información. A pesar de que las dos estaban obviamente separadas, todavía le dolía que hubieran vivido juntas. Era todo lo que Sarah quería de ella y nunca pudo darle. Luchando contra un poco de culpa emocional que amenazaba con aparecer en sus ojos, sonrió tan valientemente como pudo y se volvió hacia Sarah.−Así que, noticias. Sarah asintió y dejó escapar un suspiro, casi como aliviada de volver a la pista.−Primero, el departamento de Shannon. Todavía no hemos recibido el informe de la gente de Colorado Springs, pero apostaría que fue un incendio provocado. El lugar había sido saqueado antes de tiempo. El estómago de Nora se cayó.−Oh, wow−dijo en voz baja, tapándose la boca con la mano.−Bueno. −Tengo que hacerte una pregunta difícil, Nora,−dijo Sarah suavemente. −Bueno. ¿Cuál es? −¿Shannon está involucrada en las drogas? Nora solo pudo momento.−¿Drogas? Al−Anka20219

mirar

fijamente

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durante

un

largo

v Hospital Parkview−2006 Nora se paseó frente a la ventana, sintiéndose enojada y preocupada como el infierno. Echó un vistazo a la cama, el cuerpo que yacía allí era pálido e increíblemente delgado. Observó los ojos verdes con borde rojo que la miraban y el sucio y fibroso cabello castaño rojizo. −No puedo creer que esto haya sucedido−dijo Nora, su tono lleno de exasperación.−¡Cuando te dije que quería volver aquí para ti no fue para encontrar a mi hermana de diecisiete años en una maldita casa de mala muerte con una sobredosis de heroína! Los ojos de Shannon se cerraron por un momento, lágrimas en ellos cuando se abrieron una vez más.−Lo siento−dijo, su voz apenas por encima de un susurro. Nora se pasó las manos por su corto cabello castaño, después de haberlo cortado cuatro meses atrás y de haberse estado lamentando desde entonces.−Mira, necesito irme. Verte tendida allí enganchada a Dios sabe qué...−Corrió hacia la puerta, pero se detuvo cuando escuchó la suave voz de un ángel. Con lágrimas en los ojos, Nora se volvió para mirar a su hermana, con el inicio de la letra "Deseando estuvieses de alguna manera aquí otra vez" de El Fantasma de la Ópera y cantado por Sarah Brightman flotando en el aire. Tan suave como era y tan tensa como la voz de Shannon provenía de su terrible experiencia, aún le hizo llorar a Nora. A mitad de la canción, Shannon se detuvo, dándole una débil sonrisa.−Te prometí que aprendería una−susurró. Nora levantó una mano y se secó los ojos.−¿Por qué ahora? ¿Por qué cantas esto ahora, Shannon? −Porque nunca volviste para escucharme.

v Nora ni siquiera se había dado cuenta de que Sarah se había acercado a ella en el sofá hasta que sintió la calidez de su mano en su rodilla. Al−Anka20219

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Sintiéndose tonta, Nora se alejó de ella, buscando un pañuelo de papel de la caja en la mesa auxiliar.−Lo siento. Solo un mal recuerdo.−Se aclaró la garganta y se volvió hacia la otra mujer, tratando de alejar su culpa de hace tanto tiempo.−Entonces, ¿por qué preguntas sobre Shannon y las drogas? −Revisaron la caja de plástico y la memoria USB que encontró LJ−comenzó Sarah con suavidad.−Las huellas dactilares de Shannon, y la de alguien más que estamos tratando de conseguir, estaban en la caja de plástico. Sus huellas no estaban en la unidad, pero el residuo de cocaína sí lo estaba. Nora enterró su rostro en sus manos, las lágrimas volvieron frescas. Sabía que LJ estaría tan devastado como ella. De nuevo, el toque reconfortante de Sarah se sintió, esta vez en su espalda. −Lo siento−dijo Sarah en voz baja.−Tengo que ser honesta contigo para poder encontrarla. Nora asintió con la cabeza, limpiándose los ojos a pesar de que llegaban más lágrimas.−¿Qué significa esto?

Sarah negó con la cabeza lentamente.−No lo sabemos. Mientras hablamos, mi compañero Mark está revisando el contenido en el dispositivo.−Sonó un chasquido rápido, y Sarah agarró su teléfono de donde lo había dejado en la mesa de café. Echándole un vistazo, se volvió hacia Nora.−Tengo que irme. Mark solo me envió un mensaje de texto. Otra vez Nora asintió. Sin decir una palabra, se puso de pie junto a Sarah, quien gentilmente colocó a la gatita dormida en el sofá donde ella había estado sentada. Juntas caminaron hacia la cocina y la puerta de atrás. Sarah se volvió hacia Nora en la puerta y, sin decir una palabra, la abrazó. Nora se aferró a ella, aferrándose a su calidez y olor familiar mientras enterraba su rostro en el cuello de Sarah. Sus cuerpos se presionaron juntos, y los pechos de Sarah empujaron íntimamente contra los suyos. Sintió el aliento de Sarah contra su cuello y escuchó el leve enganche, como el suyo. Lentamente, la cabeza de Nora se elevó del cuello de Sarah, y miró a Sarah a los ojos, las oscuras profundidades generalmente tan protegidas. Ahora había tanto remolino allí, ninguno de los cuales Nora podía discernir. Su mirada verde cayó en labios llenos que estaban ligeramente separados. Un escalofrío recorrió su espina cuando las Al−Anka20219

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manos de Sarah se movieron hacia sus hombros y se deslizaron lentamente por sus brazos antes de que se fueran. −Tengo que irme,−susurró Sarah, saliendo de la puerta de vidrio hacia la fría noche.

v Pueblo, Colorado−1995 Nora había vivido en la casa con Sarah y Daniel durante cuatro meses, y fiel a lo que su amigo, que le había dado la pista en primer lugar, y el médico le dijo, sus dos compañeros de habitación rara vez estaban en casa. Resultó ser la situación perfecta, aunque estaba notando un poco de atención extra—y no deseada—de Daniel cuando estaba en casa. Esa mañana, Nora se había despertado temprano porque tenía que realizar unas tomas para un retrato familiar que había sido establecido para ella por Layla, la mujer de la que era pasante, que le prometió que podría ayudarla a llevar cosas más grandes y mejores; según Layla Spencer, Nora era una de las mejores que había visto en su vida. Se había duchado y vestido y estaba limpiando su habitación cuando escuchó a alguien moverse en la cocina justo afuera de la puerta de su habitación cerrada. Poniendo los ojos en blanco porque no estaba de humor para charlar con Daniel, recogió su equipo y creó un plan para una salida rápida. Se puso la chaqueta, se colocó el pesado bolso de la cámara y se dirigió a la puerta, abriéndola solo para detenerse. Junto a la cocina estaba Sarah, su corto cabello oscuro alisado por lo que parecía ser una ducha reciente. Estaba vestida con un par de bragas de encaje negro con sujetador a juego. Sus piernas, brazos y espalda expuestos estaban cubiertos de una piel de aspecto liso que tenía un hermoso brillo. Ella estaba rompiendo huevos en una sartén. −Uh, lo siento−dijo Nora, como lista para escabullirse de la habitación. −Oye, estás bien−dijo Sarah con una sonrisa cegadora, mirando a Nora por encima del hombro.−Lo siento, cuando Daniel no está aquí, es sólo un poco agradable para mí. Al−Anka20219

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Nora asintió en silencio, sin saber qué decir y sin poder apartar la vista del hermoso cuerpo que tenía ante ella. −¿Quieres un poco?−Preguntó Sarah. Nora tardó unos segundos en darse cuenta de que le estaban ofreciendo huevos revueltos.−Oh, uh, no gracias. Tengo una sesión que me eh. Sí.−Rápidamente salió de la cocina, casi corriendo hacia la puerta principal. −Que tengas un gran día−dijo Sarah detrás de ella. −¡Igualmente! No volvería a ver a su compañera de habitación como oficial de policía durante una semana y media, sus horarios eran totalmente incompatibles. Pero, si Nora era honesta consigo misma, no había sacado de la mente la imagen del cuerpo semidesnudo de Sarah, la forma en que se veía su culo increíblemente bien formado en esas bragas y, aún mejor, la forma en que sus pechos estaban amorosamente ahuecados en negro encaje y satén. Aunque tenía casi veinte años y sabía que era lesbiana desde hace varios años, era lo más cerca que había estado de una mujer que no fuera Jill. El episodio había tenido un gran impacto y había sido forraje para sueños y fantasías interminables. A pesar de eso, no le quitaba ojo a la pelota, su objetivo final era trabajar algún día para Nacional Geographic. Una noche, Nora sabía que estaba sola en la casa y estaba sentada en su cama con un paquete de fotos que había desarrollado con Layla ese mismo día. Echó un vistazo por encima de la computadora a la puerta cerrada de su dormitorio cuando oyó a alguien en la cocina, una silla que se deslizaba hacia afuera y luego hablaba suavemente. Con el estómago revuelto de miedo, miró alrededor de su habitación en busca de algún tipo de arma. Tan silenciosamente como pudo, agarró un zapato pero rápidamente lo bajó, sabiendo que no haría mucho. Luego, decidió colocarse la lámpara de la mesita de noche, sacar el tapón de la pared y sostener la pieza de vidrio en sus manos, sobre su hombro derecho, mientras se acercaba a la puerta; para su sorpresa, escuchó un resoplido y luego un sollozo. −Está bien, Sarah−murmuró, algo amortiguada a través de la puerta.

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Sintiéndose tonta, Nora arrojó la lámpara a su cama y abrió la puerta un poco, lo suficiente como para asomarse a la cocina. Allí, se quedó sin aliento cuando vio a Sarah sentada en la silla de la cocina, todavía con su uniforme, con salpicaduras de sangre en la cara y unos parches en la camisa azul oscuro del uniforme. El compañero de policía que estaba cerca con una mano en su hombro miró a Nora.−¿Vives aquí?−Preguntó. Nora asintió, incapaz de apartar su mirada de la angustiada mujer sentada frente a ella, una mujer que solía ser tan fuerte y estoica. −Bueno. Va a necesitar que estés ahí para ella esta noche−dijo; se volvió hacia Sarah y le dijo algo antes de darse la vuelta y salir de la casa, cerrando la puerta de la calle detrás de él. Nora dio unos pasos fuera de su habitación, de pie entre la puerta y la mesa.−Um, ¿estás bien?−Preguntó vacilante. Sarah no dijo nada, pero asintió. Agarró una servilleta del soporte de plástico en el centro de la mesa y trabajó en limpiarse un poco la sangre de la cara, las lágrimas frescas se encendieron, haciendo que pareciera que estaba llorando sangre. −Oye.−Nora mantuvo su voz suave y se acercó a Sarah, que estaba llorando más fuerte ahora. Sin recibir respuesta de Sarah, Nora caminó hacia el fregadero y echó unas cuantas bombas de jabón sobre un paño y lo pasó con agua tibia lo suficiente para activar la espuma; saturó por completo una segunda tela y caminó de regreso a donde estaba Sarah, deslizando una segunda silla para poder sentarse frente a ella, tocando sus rodillas.−¿Cómo estás?−Preguntó en voz baja, sin tener idea de lo que había sucedido, mientras suavemente comenzaba a quitarse la sangre seca de la cara de Sarah. −He estado mejor−dijo Sarah con una sonrisa pequeña y triste. −¿Quieres hablar de eso?−Preguntó Nora, cambiando a una parte diferente de la toallita que no estaba manchada de sangre para continuar su limpieza. −No. Nora detuvo lo que estaba haciendo y se encontró con su mirada.−¿Estás segura?−Sin esperar una respuesta, continuó con lo que estaba haciendo, no queriendo que Sarah sintiera que la estaban interrogando. Después de un momento, Sarah cerró sus oscuros ojos marrones mientras Nora limpiaba una pequeña mancha cerca de la derecha, y Al−Anka20219

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suavemente comenzó a hablar.−Recibimos una llamada sobre un tipo que amenazaba con matar a su hijo de ocho años−comenzó. Nora no dijo nada, pero agarró la otra toalla para limpiar las asistencias jabonosas. La miró a los ojos para hacerle saber que tenía toda su atención. Con un sentimiento de terror, pensó en Shannon, que tenía casi la misma edad. −Hablamos con él. Realmente traté de que entendiera la razón−dijo con un pequeño resoplido.−Bajó el arma−susurró, frunciendo los labios.−Entonces, me moví para agarrar al niño pequeño.−Sus ojos se llenaron de nuevo.−Nunca lo vi venir.−Negó con la cabeza.−Nunca pensé que pondría el arma...él...−Las lágrimas llegaron fuertes y rápidas. Renunciando a la limpieza, Nora se puso de pie y se movió al lado de Sarah, acunando su cabeza contra su pecho.−Está bien−susurró. −Se pegó un tiro−Sarah logró a través de sus lágrimas. Nora sintió que sus propias lágrimas se juntaban, fácilmente podía imaginar lo que sucedió, lo que Sarah vio, y ciertamente cómo físicamente la afectó.−Está bien−susurró, sosteniéndola apretada, con la mejilla apoyada en la parte superior de la corona.−Está bien.−Sintió los brazos de Sarah envolver su cintura y estrecharla fuertemente.

v Después de esa noche, la energía entre Nora y Sarah cambió; siempre se habían llevado bien después de su primera reunión precaria, pero nunca habían salido como amigas. Aun así, Nora había notado que cuando Sarah estaba ausente o no dormía, pasaba más tiempo fuera de su habitación y muchas veces estaba en la cocina, ya fuera cocinando o trabajando en informes para el trabajo. Era un viernes por la noche cuando Sarah tenía unos amigos y, como Nora estaba sentada en su habitación,—como de costumbre— trabajando en su procesador de textos para mantenerse fuera del camino, podía escuchar su risa proveniente de la sala de estar. Levantó la vista de la pantalla cuando escuchó un suave golpe en su puerta. −Sí, pasa. Sarah abrió la puerta lo suficiente como para asomar la cabeza.−Oye. ¿Por qué no vienes aquí y te unes a nosotros?

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−Nah, no quiero meterme en el camino−dijo Nora, nerviosa por la idea. Sarah abrió la puerta más y entró.−Vamos, Nora. Ven a jugar con nosotros y tomar una cerveza. −¿Una cerveza, señorita oficial de policía?−Nora dijo con una ceja levantada.−Sabes que solo tengo diecinueve años, ¿verdad? Sarah sonrió mientras se sentaba en el lado de la cama.−Entonces no se lo digas a nadie y no perderé mi trabajo. Nora se rió entre dientes, sacudiendo la cabeza. −Vamos. Ven a pasar un buen rato. Nora suspiró, capaz de ver la esperanza en esos ojos oscuros, finalmente asintió, cerrando la parte superior de su máquina y empujándola hacia un lado. Se sorprendió cuando Sarah se puso en pie de un salto, la agarró de la mano, la sacó de su dormitorio, la llevó a la nevera y buscó una cerveza a cada una, luego a la sala donde Nora estaba sentada junto a Sarah en el sofá. −Oye, ¡ella existe!−Exclamó uno de los dos tipos desde su posición sentado en el piso en el lado opuesto de la mesa de café. −Sé amable, Cal−le dijo la chica sentada al otro lado de Sarah, arrojándole una almohada.−Oye, soy Tanya.−Se acercó a Sarah para estrechar la mano de Nora. −Nora. Fue después de una breve ronda de presentaciones que Nora notó un tarro de calabaza de plástico naranja puesto sobre la mesa de café, junto con cervezas dispersas y vasos llenos de lo que ella supuso era whisky de la botella colocada en el piso junto al tipo llamado, Chad. −Bien, Cal, era tu turno−dijo Sarah, sentándose en el sofá y bebiendo la cerveza fría que había abierto, junto con la de Nora, con un abrebotellas. −Está bien−dijo, inclinándose para alcanzar dentro del tarro y recuperar un pedazo de papel doblado.−Está bien, Chad, en un solo eructo, mira qué tan lejos puedes avanzar en el alfabeto. El grupo gimió al unísono, haciendo que Nora se preguntara qué pasaría. Observó como el rubio bebía un trago largo de una cerveza y, con un aliento entretenido y repugnante, eructaba de la A a la Q. Nora no estaba del todo segura de sí hacer una mueca o reír, así que decidió solo sonreír. Al−Anka20219

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−Dios, eres tan bruto−Tanya se rió.−De acuerdo, Nora, tu turno. Nora tomó un trago de la cerveza, con la esperanza de que la hiciera sentir menos nerviosa no porque ella lo deseaba, y luego agarró su propio papel. Lo leyó y gimió para sus adentros.−Um, ¿se supone que debo leerlo en voz alta y luego responder?−Le preguntó a Sarah en voz baja. Ante el asentimiento de su compañera de cuarto, carraspeó.−Um, dice que tengo que decir cuántas personas he besado y si eran chicas o chicos.−Podía sentir los ojos de Sarah sobre ella mientras tomaba un segundo sorbo de la cerveza de sabor asqueroso.−Um, fue una chica. −Entonces, ¿una?−Preguntó Cal, sentado ligeramente hacia adelante desde su lugar en el piso. −Um, sí. Nos besamos. −¡Santo Dios! No solo eres la elusiva compañera de cuarto, sino que también eres virgen. −Dios, amigo. Déjala en paz−dijo Chad. Cal sonrió con satisfacción antes de tomar un trago de su bebida, haciendo una mueca cuando bajó el licor.−Parece que todos la han dejado sola. Nora estaba avergonzada, y su sonrojo era rápido y caliente; echó un vistazo cuando sintió una mano en su muslo. Sarah le estaba sonriendo. −Ignóralos−dijo en voz baja.−Puede ser un culo cuando bebe. Nora asintió y le dio una pequeña sonrisa, sin estar segura de qué pensar cuando esa mano permaneció allí por unos momentos más antes de que se la quitaran. Fue solo cuando se fue que pudo respirar; tomó varios tragos rápidos de la cerveza, lamentándose cuando su cabeza comenzó a sentirse divertida. Una pequeña risita escapó de sus labios, haciendo que el grupo estallara en carcajadas. De repente, sintió ganas de reírse con ellos. −Eso fue de los mil demonios debilucha.−Chad se rió.−Tu turno, preciosa−le dijo a Sarah. El grupo tomó varias rondas más de preguntas y respuestas, mientras bebía, y para Nora, cada pregunta y su siguiente respuesta se hicieron más divertidas y entretenidas. Algunas de las preguntas o directrices eran tontas, algunas embarazosas y algunas lascivas. En general, ella ciertamente lo estaba pasando bien. Y ahora, en su tercera cerveza, fue el turno de Chad. Al−Anka20219

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−Bien, ¿qué tenemos aquí?−Dijo, desplegando su papel. Estalló en carcajadas después de leerlo en voz baja.−De acuerdo, Tesorito.−Señaló a Sarah.−Te escojo para este. "Elige a un jugador para que también elija un jugador para la pantomima de un acto sexual, repleto de gruñidos y gemidos." −Oh Dios−gimió Sarah.

−Creo que se supone que debes gemir durante, no antes.−Cal sonrió. −Oh, vete a la mierda, Cal. Y, sé que tú escribiste eso. Solo usarías la palabra "repleto." −¡Culpable! Nora.

−Mierda.−Sarah se puso de pie, se inclinó y agarró la mano de

−¿Qué, yo?−Preguntó Nora, con los ojos muy abiertos por la implicación. −Vamos, semental.−Sarah se rió entre dientes, pasando junto a Tanya al centro de la pequeña sala de estar, a solo unos pies del miembro más cercano del grupo.−Vamos, mujer−dijo Sarah en voz alta con un débil acento de Texas. Se sujetó los pulgares sugestivamente en la cintura de sus delgados pantalones de yoga de algodón.−Lleguemos a la última docena de mocosos que querías. Nora se rió con el grupo, incluso cuando sintió que estaba a punto de vomitar y sus nervios y la incertidumbre le golpearon en las costillas. Sarah cayó de rodillas y tiró a Nora hacia abajo con ella, empujándola hacia su espalda. Nora soltó una risita cuando Sarah puso sus manos sobre sus rodillas y, con un gesto dramático, las abrió de par en par. −¡Oh, Dios mío!−Nora se rió, su cerebro en escabeche comenzó a quitarle los nervios. Sarah se colocó encima de ella, sosteniéndose en sus brazos, sus manos plantadas a cada lado de la cabeza de Nora. Con movimientos exagerados, fingió empujar a Nora, moviendo las caderas por encima de ella con cada movimiento de "sacar." El grupo se rió de la exhibición estridente.

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−Maldita sea, Sarah.−Chad se rió.−¡Debes tener uno de diez centímetros!−Esto, por supuesto, envió una nueva ronda de risas y risas. −¿Celoso?−Preguntó Sarah con una sonrisa mientras lo miraba brevemente. Había una pequeña parte del cerebro de Nora que estaba lo suficientemente sobrio como para darse cuenta de lo que estaba sucediendo y que su increíblemente sexy compañera de cuarto estaba encima de ella, moviéndose lascivamente entre sus piernas. Sus risitas se detuvieron lentamente cuando Sarah la miró y, por un momento, algo pasó entre ellas. Los movimientos de Sarah se detuvieron brevemente, y Nora jadeó cuando presionó hacia ella, enviando sensación que brotaba a través de cada célula de su cuerpo. Sus manos, que habían estado apoyadas contra sus costados, se tensaron. Un chiflido y un silbido de alguien en la habitación parecieron sacar a Sarah de su aturdimiento, y de repente ella había vuelto a sus odiosos movimientos y gruñidos, Nora tomó un segundo para sacudirse de lo que había sucedido y volver a la ridícula diversión de eso. Ella también comenzó a gemir y gruñir en voz alta, sus caderas se sacudían violentamente con los enloquecidos movimientos de Sarah. Con un fuerte y obsceno gemido, Sarah colapsó sobre Nora, jadeando ruidosamente.−¿Fue bueno para ti?−Preguntó ella. Nora soltó una risita, envolviéndola en un abrazo suelto.−Me siento muy embarazada. Riéndose, Sarah dejó un rápido beso en la mejilla de Nora, luego se puso de pie y extendió una mano para ayudarla a levantarse. Las dos compartieron una mirada rápida pero significativa antes de regresar a sus asientos.

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Capítulo Diecisiete Desde la puerta cerrada de la habitación 213 había un rastro de ropa en la alfombra granate con un diseño Art Nouveau. Las piezas de un traje Gucci estaban esparcidas junto con un sencillo vestido azul oscuro con pequeños puntos blancos que lo decoraban. Un par de tacones blancos se entremezclaban con un par de zapatos negros de Armani. Una bolsa de color crema colgaba a medio camino de un sillón, y un iPhone estaba encima de un maletín que estaba de lado, el teléfono se iluminaba mientras vibraba hacia el piso con una llamada entrante; las bragas de satén azul marino estaban arrugadas junto a un sujetador a juego, finalmente, un par de calzoncillos colgaban al azar de la cama tamaño King que chirriaba con un ritmo tan antiguo como el tiempo.

v Jill se sentó en la silla incómoda, uno de sus pies de tacón alto tocando nerviosamente el suelo de baldosas debajo de él. Tenía un brazo cruzado sobre el pecho mientras el otro sostenía su teléfono junto a su oreja, y sus delicadas y usuales facciones se volvían duras y afiladas. −Maldita sea−murmuró, desconectando la llamada sin respuesta, revisó sus contactos hasta que encontró el otro número que ya había probado y llamó nuevamente.−Mary, esta es Jill Lacey otra vez, siento molestarte de nuevo. No contesta. ¿Me gustaría que me llamara en el momento absoluto que escuche de él o que regrese de su cita para almorzar? Gracias, también. Echó un vistazo al mostrador donde el oficial de recepción estaba escribiendo en su computadora. Lo dejó hasta que su mirada aterrizó en la puerta cerrada de la que le dijeron que saldría. Nada, todavía nada; había estado sentada allí por más de una hora, ya había pagado la fianza. −¿Qué demonios está pasando?

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Jill se volvió para ver a Larry, padre, irrumpir en el vestíbulo, vestido de golf.−Estoy a punto de dar en el maldito césped cuando escucho tu lloriqueo por teléfono. Jill se puso de pie y se acercó a él, aceptando un abrazo rápido de su padre.−Lo siento, papá. Es Tyler. −¿Qué? ¿Qué hizo él está maldita vez, y dónde demonios está su padre? ¿Por qué tengo que estar aquí?−Preguntó, mirando a su alrededor, sus facciones bronceadas y coriáceas como de costumbre. −Andrew está en una especie de cita para almorzar. Tyler ha sido arrestado... −¿Cuánto?−Preguntó Larry padre, sacando su billetera del bolsillo trasero de sus pantalones de algodón. −No−dijo, sintiéndose exasperada, colocando sus manos sobre las suyas.−No necesito tu dinero. −Entonces, ¿por qué demonios estoy aquí?−Tronó, mirándola con confusión en sus ojos. Jill se abrazó a sí misma, lamentando llamarlo ahora.−Lo siento, papá−dijo en voz baja.−Solo estoy…−dejó escapar un profundo suspiro, sus hombros cayeron−…Ya no sé qué hacer. Ni Andy ni yo sabemos a dónde ir con él. −¿Qué hizo él?−Preguntó, con voz un poco más tranquila. −En su infinita sabiduría, él y su amigo pensaron que sería una gran idea robar un automóvil del estacionamiento de la escuela e ir de juerga.−Lo miró y se sorprendió al ver la diversión en sus ojos.−Papá, esto no es divertido. −No, no, no lo es. Lo que ese chico necesita es una patada rápida en el maldito culo de ese marido tuyo. Pero, como él no puede molestarse en estar cerca, vendrá a casa conmigo. −Papi… Las palabras de Jill cayeron en oídos sordos cuando Larry padre, se acercó al oficial de la recepción. −¿Qué diablos tengo que hacer para sacar a mi nieto de aquí?

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v Capaz de sentarse por fin, Sarah dejó escapar un suspiro de alivio y se dejó caer en la silla de su escritorio. Repasó los diversos mensajes e informes que le habían dejado allí. Mientras los examinaba, agarró el teléfono del escritorio para revisar sus mensajes de voz. Tocando los botones apropiados para marcar, acunó el auricular entre su oreja y su hombro. Escuchando un mensaje tras otro, borró los que no eran importantes y tomó un bloc de notas y un lápiz para garabatear notas para algunos que sí lo fueron. El mensaje que llamó su atención, sin embargo, era de Devon Hurley.

Hola, Detective Sánchez, esta es la jefa Devon Hurley. Nos conocimos la otra noche en un apartamento incendiado. Sólo quería decirles que espero que hayan conseguido lo que necesitaron y que le envíen un informe directamente de causa. Puedo decirte esto, sin embargo, todo apunta a incendio provocado, pero estoy segura de que si eres tan buena como tu reputación dice que lo eres, lo sabías. Oh, ¿y qué tal el almuerzo la semana que viene? El dedo de Sarah se movió sobre la opción de borrar, pero ella dudó. En cambio, escuchó el mensaje de nuevo, esta vez eliminando el número de teléfono celular provisto. Se reclinó en su silla y miró el número, captando los diez dígitos. Con un movimiento de cabeza, lo arrugó y lo tiró al bote de basura junto a su escritorio. Pasando a un informe que le interesaba, echó un vistazo al bote de basura antes de acercarse y sacar el trozo de papel, embolsándolo. Una vez que apartó de su mente los pensamientos acerca de la pequeña y linda jefa de bomberos, desvió su atención hacia el desorden en su escritorio, alcanzando a ciegas su computadora de escritorio para encenderla mientras hacía montones basados en la importancia. −Buenos días, Sarah. Levantó la vista.−Hey, Mark.−Cuando él le indicó que lo siguiera hasta su escritorio, ella se escapó del suyo.−¿Qué pasa? −Las cosas se pusieron feas−dijo crípticamente. Agarró una silla extra y la deslizó junto a la suya.−Toma asiento. Tengo mucho que contarte. Sarah no dijo nada cuando se instaló junto a su compañero, observó mientras hacía clic en algunas cosas, abriendo un archivo tras Al−Anka20219

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otro antes de que apareciera una hoja de cálculo en la pantalla. Su mirada oscura recorrió los cientos de celdas, algunas conteniendo números, algunas palabras completas o nombres y otras más, lo que parecía ser un código. −¿Qué es esto? −Lo que estaba en esa memoria USB que se encontraba en el oso de peluche de Bella−dijo Mark, mirándola.−Sarah, estos son los registros de lo que se está convirtiendo en una red masiva de tráfico de drogas, comenzando desde algún lugar de México hasta Canadá. Traje a Dennis−agregó, es decir, el oficial de narcóticos más experimentado del departamento.−Dennis reconoció muchos de estos nombres y sabía algo de este código. Le envió una copia de esto a la DEA y está abriendo un nuevo caso sobre esto. Sarah levantó una mano, acariciando su barbilla mientras escaneaba el material que tenía delante.−Esto es lo que buscaban−dijo solemnemente.−Por qué el lugar fue incendiado y, apuesto, por qué se llevaron a Shannon. −Estoy de acuerdo. ¿Pero estuvo ella involucrada?−Preguntó Mark, arqueando las pobladas cejas mientras se recostaba en su silla, estudiándola.−La hermana dijo que había estado involucrada con drogas en el pasado y que tiene un registro, así que... Sarah continuó acariciando su barbilla, sin ver la pantalla, sacudió su cabeza.−Algo no está bien aquí, Mark. −¿Sí? ¿Tu sentido arácnido se está disparando?−Dijo el hombre mayor con una sonrisa canosa. Después de un momento ella asintió.−Hay un par de personas con las que necesito hablar nuevamente−dijo distraídamente. Su cerebro giró mientras trazaba un plan. Mientras se levantaba de la silla, el teléfono de escritorio de Mark sonó. −Sloan.−Escuchó lo que se dijo en el otro extremo, sus ojos grises se lanzaron hacia Sarah que lo estaba mirando.−Sí, tenemos un caso que podría coincidir con ella...Sí, adelante y envíanos lo que tienes. Gracias, adiós.−Acunó el auricular y se levantó de la silla.−Necesitamos conseguir algo de ADN. Se inclinó y abrió el cajón de su escritorio donde Sarah sabía que guardaba todos sus archivos activos para facilitar el acceso. Sacó uno y lo arrojó sobre su escritorio. Sarah bajó la mirada hacia el papel de la imagen recortado en el archivo, una sonrisa deslumbrante se encontró con su mirada. Era la misma foto que ella tenía. Página 139 de 288 Al−Anka20219

v −Andy, sé que te dejé un mensaje, pero Jill volvió a llamar...−Mary saltó al golpe de la puerta de la oficina de su jefe, solo pudo mirarlo fijamente.

v Andrew arrojó su maletín sobre el sofá de cuero de su oficina y caminó hacia su escritorio, golpeando su iPhone hasta la parte superior antes de desplomarse en la silla. Tenía los ojos cerrados cuando levantó las manos, cubriéndose la cara por un momento antes de caer sobre su regazo. Echándole un vistazo a su teléfono, suspiró. −Mierda−explotó antes de agarrarlo.

v −¿Tienes esos, cariño?−Preguntó Nora, mirando a su sobrina que sostenía el montón de volantes de personas desaparecidas que había impreso en el centro de envío de FedEx. Nora.

−Ajá−dijo Bella con un gran asentimiento, lo que hizo sonreír a −Está bien, dame solo uno esta vez, ¿Okey?

Con otro gran asentimiento y algunas maniobras, la niña de cinco años logró quitar una de las páginas. En ella había una fotografía fotocopiada de Shannon, tomada solo tres meses antes, con una descripción de todas partes esenciales, así como del último día y lugar en que la vieron. Se incluyó información para llamar con los números de Nora y Sarah. Metiendo la parte superior de la página entre sus dientes, Nora arrancó una cinta de embalaje y luego pegó con cinta adhesiva la parte superior e inferior de la página al poste del teléfono donde estaban paradas. −¿Traerá esto a mamá a casa?−Preguntó Bella, mirando a Nora con ojos grandes y tristes. Nora se arrodilló para estar al nivel de la chica. Le sonrió, levantando una mano para acariciar algunos pelos de esos ojos.−Esperemos que sí, cariño.−Ya habían tenido un colapso esa Al−Anka20219

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mañana, Bella rompiéndose en emociones cuando vio la foto de su madre mirándola.−Ven. Vayamos al edificio donde el buen hombre dijo que podríamos poner uno, ¿está bien? Bajaron por la acera hasta una tienda local de golosinas llamada Taffy's, donde una niña excitada—o la chica grande—podrían conseguir cualquier número de dulces, algodón de azúcar, palomitas de maíz con sabor y chocolates. Era un favorito para su helado en un caluroso día de verano. En este día, Nora le había prometido a Bella la elección de cualquier dulce que quisiera si la ayudaba con los volantes, una oferta que ningún niño de cinco años podría rechazar. Bella le tendió otro volante, como se le pidió, y Nora lo sostuvo en su lugar con una mano mientras su otra mano se acercaba con un trozo de cinta adhesiva. Se sorprendió cuando otra mano apareció justo encima de la suya. Echó un vistazo y vio a Sarah. −Hey−dijo en voz baja, sintiéndose un poco incómoda después de su última despedida.−Me alegra que hayas llamado antes. −Hey. Me alegro de que te haya capturado en la ciudad.−Sarah tomó suavemente el volante de la mano de Nora.−¿Podemos hablar por un minuto?−Preguntó, indicándole a Bella con un pequeño movimiento de su cabeza. −Sí−dijo Nora, al escuchar la seriedad en su voz.−Oye, Bella, ¿estás lista para ese caramelo ahora? −¡Sí! Treinta y cinco minutos más tarde, el trío se sentó en la mesa del patio exterior, Bella balanceando felizmente sus pies de un lado a otro mientras se columpiaban de la silla y disfrutaban del chupeta de rosca que Sarah le había comprado. Le había tomado una eternidad a la niña elegir, pero parecía bastante feliz con su selección. −¿Le has dado las gracias a Sarah por tu chupeta, Bella?−Preguntó Nora, un cono de helado de vainilla en la mano. −Gracias, Sarah−dijo Bella, sus labios ya estaban rojos como la chupeta.−¿Vas a encontrar a mi mami? Sarah le dio una sonrisa ganadora.−Voy a intentarlo−dijo, llegando a la mesa de celosía de metal para apretar la nariz de Bella.−Voy a hacer mi mejor esfuerzo. Bella soltó una risita.−¡Eso no es una palabra!

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era.

−¿No es así?−Preguntó Sarah con fingida sorpresa.−Pensé que −No−dijo Bella con una sacudida enérgica de su cabeza. −Bueno, supongo que tendré que trabajar en mis palabras, ¿eh? Bella asintió con la cabeza, la chupeta volvió a su boca.

Nora vio a las dos interactuar, y tocó su corazón. Sabía que Sarah, la mayor de siete años, tenía varios sobrinos y sobrinas, y que era muy versada en niños. Nora estaba encantada.−Gracias por el helado−dijo en voz baja, levantando su cono con énfasis. −No hay problema−dijo Sarah con una pequeña sonrisa.−Me estoy reservando para este chico malo para después.−Tocó la bolsa de papel blanco que estaba sobre la mesa, que contenía una trufa de chocolate y naranja. −Entonces...−Nora dijo arrastrando las palabras, mirándola con un poco de inquietud. −Nora−dijo Sarah, volviéndose para mirarla. Ambas miraron a Bella para ver que estaba feliz chupando su anillo pop y viendo un par de pájaros picoteando unas palomitas de maíz en la acera. −¿La encontraste?−Preguntó Nora, casi sin aliento por la respuesta. Podía decir que había algo diferente en el comportamiento de Sarah. Sarah se recostó en su silla, inclinándose ligeramente en dirección a Nora.−Nora, necesito una muestra de ADN−dijo en voz baja. Nora sintió que todo su mundo se oscurecía y casi dejó caer su cono de helado. Si no hubiera sido por Sarah llegando y estabilizando su mano, lo habría hecho.−¿Qué? ¿Por qué? −Preferiblemente de tu padre o Bella. Pero, es necesario. −Puedo darte uno−dijo Nora, sintiéndose entumecida.−No puedo explicarle a Bella eso. −Honestamente, tú, Jill o LJ serían nuestro último recurso. Bella o Larry padre es realmente lo que necesitamos. Nora tardó un momento en encontrar su voz de nuevo, pero finalmente ella asintió.−Hablaré con mi papá. −Bueno. Si logras que nos ayude, lo necesitaremos en la estación por un hisopado de la mejilla. Página 142 de 288 Al−Anka20219

Nora asintió, con el ceño fruncido mientras estaba profundamente preocupada.−Debería.−Se detuvo cuando su voz se quebró con su creciente emoción. No podía dejar que Bella lo viera; aclarando su garganta, lo intentó de nuevo.−¿Deberíamos parar?−Preguntó ella, asintiendo con la cabeza hacia la pila de posters perdidos y rollos de cinta que estaban encima de ellos. Sarah negó con la cabeza.−No lo sé. No perdemos nada, ¿verdad?−Extendió la mano y le dio un suave apretón al brazo de Nora y volvió a pellizcar la nariz de Bella. Agarrando su bolsa de golosinas, se levantó de la silla.−Las veré a las dos damas más tarde, ¿de acuerdo?

v Andrew se detuvo en la casa, con el corazón acelerado y las palmas sudando. No tenía idea de lo que estaba a punto de enfrentar y, honestamente, no tenía idea de cómo iba a mantener su agitación interna junto. Tuvo que esperar hasta que se abriera la puerta automática del garaje y que estacionara su auto en su espacio junto a la de Jill para armarlo. Tomando una respiración profunda, apagó el motor antes de presionar el botón de la puerta en el control remoto montado en el parasol. Recogió sus cosas, bajó del automóvil y se dirigió a la casa. Sylvia estaba sentada en la isla trabajando en la tarea. Él se acercó y le dio un beso rápido en la parte superior de su cabeza. −¿Cómo estás? −Estoy bien. Día realmente loco, papá. Él asintió y suspiró.−Es lo que escuche. ¿Dónde está tu mamá? −Arriba y ella está seria y totalmente molesta−dijo. Le dio un rápido apretón en el brazo antes de subir las escaleras para enfrentar su destino. −¿Jill?−Gritó mientras subía las escaleras hacia su habitación, quitándose el sobretodo y poniéndolo sobre su brazo. La puerta de la habitación de Tyler estaba abierta y la habitación estaba vacía, al igual que su centro de entretenimiento, con los cables colgando por todas partes.−Oh, chico−dijo, continuando.−¿Jill? −Adrienne, tiene que haber algo que puedas hacer. Te lo ruego,−estaba diciendo Jill en su teléfono cuando Andrew entró a la Al−Anka20219

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habitación. Notó que su esposa caminaba de un lado a otro, vestida con pantalones de yoga negros y una camiseta sin mangas azul celeste; pensó que ella había trabajado o estaba planeando hacerlo. Se sentó en el banco acolchado al pie de la cama para desatar sus zapatos, quitándose uno a la vez y quitándose los calcetines negros, colocándolos junto a él en el banco para poder tirarlos en el cesto walk−in en el armario. Levantó la vista hacia Jill otra vez, siguiendo su camino de ritmo a través de la enorme habitación. −¿Qué está enfrentando con el distrito escolar?−Preguntó, luciendo como si estuviera a punto de llorar.−¿Una audiencia? ¿Qué?−Sus ojos se cerraron y se cubrió la cara con la mano.−Dios...estás bromeando. ¿Posible expulsión?−Le dirigió una mirada furiosa a Andrew antes de continuar su paseo.−Muy bien; déjame saber y gracias, Adrienne. Adiós.−Arrojó su teléfono sobre la cama.−¡Podría ser expulsado del distrito, Andrew! −Sí, lo tengo. Hablemos de esto,−dijo, poniéndose de pie. Llevó los calcetines al cesto de la ropa y luego caminó hacia el centro de la habitación, con las manos en las caderas mientras estudiaba a Jill, donde se había dejado caer en la cama.−¿Cómo pasó esto? −Tyler y Jarrod Kinley aparentemente agarraron las llaves de su profesor de matemáticas, y durante el almuerzo, descubrieron cuál era su auto y se fueron. Si Kinley no se hubiese estrellado contra una maldita señal de alto, Dios solo sabe hasta dónde podrían haber ido y cuánto más problemas tendrían. −Jesús−murmuró, pasándose una mano por el pelo.−¿Tomó él también sus sistemas de juego? −Diablos, no−dijo furiosa, levantándose de la cama.−Tomé las malditas cosas. Él asintió con aprobación.−Está bien, entonces, ¿dónde está? Tu correo de voz decía que pagaste la fianza... −Se fue a casa con mi papá. −¿Qué?−Andrew se quedó boquiabierto.−¿En serio? ¡También podrías haberlo enviado a casa con la maldita Tiberios, Jill! Ese hombre tiene una flagrante falta de respeto por todo lo que hemos tratado de hacer con Tyler.−Él también comenzó a pasearse y tuvo la tentación de arrancarse el pelo.−¿Cómo pudiste hacer eso, Jill?

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−¡Te necesitaba hoy, Andy!−Jill puso sus manos sobre su pecho y empujó, forzándolo a dar un paso atrás.−Maldita sea, ¿dónde estabas? No sabía qué hacer. No sé qué hacer con este chico−gritó. −Entonces, ¿llamas al imbécil más grande de este lado de las Montañas Rocosas?−Gritó, incrédulo. −Necesitaba a alguien y, como siempre, no estabas disponible. −Así que−dijo, con una voz mortalmente calmada,−¿llamas al primer hombre que te viene a la mente, entonces? −No sabía qué hacer−dijo, su voz era un poco más que un susurro. Sin decir una palabra más, Andrew casi arranca los botones de su camisa mientras la sacaba, la arrojaba al cesto de la tintorería y arrojaba todo lo demás, tiraba los pantalones y se ataba al azar en la dirección general hacia donde se suponía que debían ir. Después de ponerse pantalones y una camiseta, se ató un par de tenis y calcetines deportivos. −¿A dónde vas?−Exclamó Jill, siguiéndolo fuera de la habitación. −¡A alejar a mi hijo de ese monstruo!−Rugió Andrew.−O, ¿has olvidado de lo que es capaz, Jill? −Eso no es justo−susurró ella con los ojos llenos de lágrimas.−No es justo. No podía calmarse ni sentir pena por sus palabras.−Y mientras estoy fuera−gruñó, señalándola con el dedo,−quiero que descubras qué demonios vamos a hacer con Tyler.−Se dejó caer en la escalera superior y se tiró de los calcetines entonces de sus zapatos.−Es nuestro hijo, maldita sea, y tenemos que dejar de echarle la culpa a la escuela, a los maestros que son tan terriblemente malvados, al perro o a los malditos ciclos lunares.−La miró fijamente donde estaba casi abrazada a la pared.−Hemos hecho este lío, Jill.−Estaba aturdido cuando tuvo que tragar duro para evitar que sus emociones y dolor se manifestaran.−Hemos hecho este lío. Con eso, trotó escaleras abajo y salió de la casa.

v Lawrence Schaeffer, padre echó un vistazo a su único nieto, básicamente el único nieto que contaba. Claro, tenía tres, tal vez cuatro

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nietas, nunca estaba seguro, pero era Tyler. Él era el hombre del grupo, el que continuaría con el nombre de Schaeffer y su legado. Había traído al niño a su casa, y ahora estaban sentados en su cueva de hombre, la pantalla de setenta pulgadas sintonizada en ESPN; miró al chico que estaba repantigado en un sillón de cuero.−Siéntate−dijo Larry padre, y cuando fue ignorado, se inclinó sobre el brazo de su propia silla a juego.−¡Dije, siéntate! Tyler casi saltó de su silla pero se sentó derecho en la barra de acero, mirando a su abuelo con los ojos muy abiertos. Larry padre se rió entre dientes, divertido.−Vamos, muchacho−dijo, levantándose de su silla, con las rodillas crujiendo de demasiados años de abuso, en el campo y fuera. Se dirigió hacia la barra y se deslizó detrás de ella, señalando uno de los taburetes para el chico de casi dieciséis años.−Sienta tu culo. Miró por el rabillo del ojo cuando el chico se sentó y miró a su alrededor. Tuvo que reírse internamente cuando Tyler se veía increíblemente nervioso, como si estuviera esperando al pelotón de fusilamiento. −Entonces−comenzó, agarrando una botella de Johnnie Walker Black Label. Vertió dos vasos medio llenos y arrojó un poco de hielo en cada uno antes de colocar uno en frente de su nieto. Cuando vio la mirada incierta en los ojos del chico, se apoyó en la barra con una gran mano extendida para mostrar su tamaño y, por lo tanto, su poder.−¿Tienes miedo, muchacho? Tyler negó con la cabeza y agarró el vaso, tomando un trago. Larry padre estalló en carcajadas cuando Tyler tosió, escupiendo un poco del whisky para babear por su barbilla.−Patético−refunfuñó, tirando un trapo a Tyler.−Límpiate y toma un trago adecuado, como un hombre.−Larry padre observó al chico mientras tomaba su propia bebida. Siguieron más toses y chisporroteos, pero Tyler consiguió la mayor parte.−Ya está listo.−Extendió la mano por el mostrador y golpeó a su nieto en la espalda.−¿Se siente bien? Tyler asintió mientras tosía un par de veces.−Maldita sea, esa mierda es fuerte. Larry padre sonrió.−La bebida de un hombre.−Vertiendo otros dos, el hombre mayor estudió a su nieto. Era un joven apuesto y tenía el potencial de volverse loco con las damas. Tenía el pelo oscuro como el de su padre y el buen aspecto cincelado que Larry padre prefería

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pensar, provenía de su línea. Su nieto ciertamente había heredado su estatura. Tyler aceptó la bebida rellena y miró a su abuelo.−Mi papá nunca me deja hacer esto.−Él sonrió.−Pero nunca me deja hacer nada. −Mira, chico−dijo Larry padre, apoyado en la barra.−Lo que hiciste hoy fue estúpido, ¿está bien? Pero, principalmente porque te atraparon.−Bebió un sorbo de su bebida.−Eres un hombre, y oye, los hombres siempre serán hombres, ¿verdad? Ese es nuestro derecho otorgado por Dios.−Señaló con el dedo grueso al adolescente.−Recuerda eso. Larry padre levantó la vista cuando sonó el timbre de la puerta seguido de un salvaje golpeteo en la puerta de su casa.

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Capítulo Dieciocho Nora giró hacia la calle de su padre y entró en el camino de entrada. Se sorprendió al ver el Mercedes de Andrew aparcado allí y luego se dejó llevar por el pánico al ver a los dos hombres cerca de los golpes en el porche delantero. −Mierda−dijo, disparando su auto y chillando en la acera; apenas sacó la llave del contacto antes de salir corriendo del auto, sin siquiera molestarse en cerrar la puerta. Andrew fue atrapado en la pared exterior de la casa por su padre.−¡Papá! −¡Es mi hijo, maldita sea! −Sí, bueno, entonces tal vez deberías intentar ser padre.−Larry padre gritó. −¡Detente! Papá, detén esto. Basta.−Usando toda su fuerza y peso corporal, apartó a su padre de Andrew.−Detente.−Con una mano en el pecho de cada hombre, ella los miró a los dos.−¿Qué demonios está pasando aquí? −Estoy aquí para llevarme a mi hijo−dijo Andrew con los dientes apretados, sus normalmente hermosos ojos azules eléctricos. −Sí, bueno, si hubieras sido medio padre, mi hija no lo habría enviado a casa conmigo, ¿no?−Gruñó Larry. Verdaderamente asustada, ya que podía sentir el odio entre su padre y su cuñado, se volvió hacia Andrew, el más sensato de los dos.−Andy−dijo en voz baja,−por favor ve a esperar en tu auto. −Lo siento, Nora−dijo, perdonando una mirada antes de devolver su mirada al anciano.−No sin Tyler. −Bueno. Entonces al menos respira. ¿Okey? ¿Por favor? Andrew asintió, incluso cuando sus músculos de la mandíbula se hincharon. Dio un paso detrás de Nora, quien se volvió hacia su padre. −Papá.−Su voz era suave pero firme.−Vine a hablar contigo, pero si no te vas a la mierda, llamaré a la policía.

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Su mirada de acero cayó sobre ella.−No lo harías. −Pruébame.−Para su alivio,—y sorpresa,—él retrocedió, mirándola mientras cruzaba sus gruesos brazos sobre su pecho. Pasando junto a su padre, miró a izquierda y derecha en busca de Tyler. Estaba confundida y asustada por la situación, pero sabía cuán volátil podía ser su padre. También sabía que había un odio severo entre él y el marido de Jill, que tampoco entendía. Parecía haber comenzado alrededor del tiempo en que Andrew y Jill se casaron. −¿Tyler? Echó un vistazo a la sala de estar y luego a la cocina solo para escuchar a alguien que gemía en el área que su padre usaba como espacio personal. Esencialmente, si alguien tenía estrógeno fluyendo a través de sus cuerpos en grandes cantidades, no eran bienvenidos. Esta era solo la segunda o tercera vez que había visto la habitación, y algo llamó su atención. En la pared detrás de la barra era el santuario típica de Lawrence Schaeffer padre que todos ellos habían visto toda su vida: fotos enmarcadas de sus días de jugar en la universidad, el momento en que firmó con los Broncos de Denver, portadas de Sports Illustrated que dominó a principios de los años ochenta. Pero, una imagen que se destacó, entre todos los que estaban de pie junto a leyendas deportivas y celebridades, era una imagen de él de pie con una mujer atractiva; para su ojo experto, Nora se imaginó por la ropa y la calidad de la fotografía en ese momento, la imagen probablemente fue tomada a fines de los años setenta u ochenta. Estaba sonriendo como un tonto mientras estaba de pie junto a una pelirroja impresionante que parecía igual de feliz. En la superficie, la imagen no mostraba nada más que la típica naturaleza coqueta de su padre con mujeres hermosas, pero lo que la atrapó fue el hecho de que, si no lo supiera mejor, pensó que estaba mirando fijamente la cara de su hermana de veintisiete años de edad, Shannon. El tiempo se detuvo para Nora mientras miraba a los expresivos ojos de la mujer, notó el cabello castaño oscuro, la estructura facial y la leve curva de su ceja izquierda. Todas estas eran características de su impresionante hermana menor. Sin pensarlo, buscó en su bolsillo y sacó su teléfono celular, levantándolo, hizo clic en varias tomas de la imagen antes de darse la vuelta para lidiar con la situación en cuestión. Al−Anka20219

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−¿Tyler?−Notó que se tambaleaba hacia el sofá de cuero, encorvado y aferrándose a todo mientras avanzaba.−Mierda−dijo, notando los dos vasos en la barra, los dos vacíos, y la botella que su sobrino llevaba consigo, abrazándola a un lado como una pelota de fútbol. No pudo evitar resoplar internamente pensando en lo orgulloso que estaría su padre. Se quedó sin aliento cuando él tropezó, golpeándose la cabeza en la mesa de café grande y voluminosa antes de caer al suelo, gimiendo.−Tyler.−Corrió hacia él, guardando su teléfono en su bolsillo mientras se arrodillaba al lado del adolescente. Tenía la cabeza sangrando y parecía completamente desorientado.−¡Andrés! Después de algunas peleas junto a la puerta principal, Nora oyó pasos pesados corriendo hacia ella hasta que Andrew se deslizó por la esquina. En cualquier otra circunstancia, habría sido divertido, pero fue todo lo contrario. −Jesús−dijo Andrew, hijo.−Consigue una toalla.

arrodillado

al

otro

lado

de

su

Nora se levantó de un salto y corrió hacia la barra, tomando una toalla blanca y humedeciéndola rápidamente con agua fría antes de correr, colocándola sobre el corte sangrante del adolescente. Levantó la vista cuando escuchó a su padre entrar en la habitación. −¿Qué diablos, Tyler?−Rugió. −¿En qué diablos estabas pensando, papá?−Exigió, sosteniendo el trapo con fuerza contra la herida para detener el sangrado.−Es un niño de quince años. −Sí, y ya es lo suficientemente curioso como es. No hay nada de malo en presentarle un buen whisky. −¿No hay nada de malo?−Andrew explotó. −No te metas conmigo, muchacho−dijo Larry padre señalando con el dedo a su yerno.−Este estado tiene una ley de "Alégrame el día" y yo seguro que no tengo miedo de usarla. Estás en mi casa. Andrew se levantó y caminó hacia él.−Y no te olvides, viejo. Sé cosas sobre ti que arruinarían la reputación del gran Larry Schaeffer, este es mi hijo. Nora miró de uno a otro, sin saber qué pensar o de dónde venía esta increíble erupción de odio. Decidió cambiar el tema con el motivo por el que había venido en primer lugar. Una vez más, se encontró entre los dos hombres.−Andy, ¿por qué no miras a Tyler? Parece que está volviendo,−dijo en voz baja; Página 150 de 288 Al−Anka20219

cuando regresó al lado de su hijo, se volvió su enfoque a su padre.−Escucha, papá, la policía necesita conseguir una muestra de tu ADN. −¿Qué? ¿Por qué?−Su postura se volvió agresiva, cruzando los brazos sobre su pecho y apretando los labios en una delgada línea.−No. −Papá, esto es para tu hija. No sé lo que está pasando, pero Sarah me pidió que... −Nunca me gustó esa perra mexicana y todavía no me gusta; convirtió a mi maldita hija en un lesbiana amante de los coños y que usa franela. No. −Jesús, Larry−dijo Andrew, secándose la última gota de sangre de la herida de Tyler.−Es un maldito hisopo. −No confío en esos policías−dijo Larry, padre, sacudiendo la cabeza.−De ninguna manera. Nora se sorprendió por su negativa y honestamente no lo entendió.−¿Incluso si eso significa ayudar a tu propia hija?−Dijo en voz baja. −Supongo que si necesitan ADN, no hay forma de ayudarla. −No puedo creer que hayas dicho eso.−Se apartó de él, solo para volver a la derecha en Andrew. Sintió sus manos sobre sus hombros, apretando ligeramente. −Mira, Larry, este es el trato−dijo Andrew, con una voz mortalmente calmada.−Harás esto por Shannon. Soy uno de los dos testigos que saben que le diste suficiente whisky a un chico de quince años para noquearlo. Tiene un nombre y se llama contribuir a la delincuencia de un menor. −Consigue a tu hijo marica y sal de mi casa−gruñó Larry padre. −Tienes exactamente dos horas para llegar a la policía de Pueblo y dar una muestra de ADN−dijo Andrew, Nora se alejó de él y se acercó a Tyler para ayudarlo a levantarse.−Si no lo haces, la suciedad empieza a volar, ¿me entiendes? Sin decir una palabra más, Larry padre dio media vuelta y salió de la habitación. −¡Dos horas!−Andrew gritó detrás de él.

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v −Oye, Sarah. Buenas noticias y malas noticias, ¿qué quieres primero?−Preguntó Mark, entrando a la gran sala donde él y Sarah tenían sus mesas con veinte de sus colegas más cercanos. Él caminó hacia su escritorio. Levantando la vista de la pantalla de su computadora, le dio una mueca insegura.−Buenas noticias. −Obtuvimos una muestra del ADN del padre de Shannon Schaeffer hace veinte minutos. Lo envié al laboratorio con una orden urgente. −Bien por Nora−dijo Sarah, recostándose en su silla y enlazando sus dedos detrás de su cabeza.−¿Y las malas noticias? −Se encontró un cuerpo en el apartamento incendiado de Shannon−dijo Mark con seriedad, sentado en el borde de su escritorio. La silla del escritorio de Sarah dio un brinco elástico mientras se sentaba hacia adelante.−¿Qué? ¿Quién? −Penny García. La boca de Sarah se abrió y sus ojos se abrieron.−¿La vecina? −Una y la misma, y el segundo conjunto de huellas encontradas en el estuche de plástico que sostenía esa unidad USB. −Whoa, mierda−dijo Sarah.−¿Causa de la muerte? −El homicidio dice trauma por un objeto contundente, pero hasta que la autopsia regrese, no hay indicios de si ella murió antes o después del incendio. Si no hay hollín en sus pulmones, ella ya estaba muerta. −Santo Dios−dijo, sacudiendo la cabeza y mirando al vacío por un momento.−¿Han avisado al hijo, como era, Ronnie? −No sé. El Paso se está ocupando de esto. Dijeron que nos dejarían saber lo que averiguan. También hablaron sobre tú y yo dirigiéndonos allí para una reunión y ver si los dos casos están conectados.−Mark se apartó de su escritorio y se volvió para mirar hacia su escritorio. −Mark−dijo, deteniéndolo.−¿No te parece curioso que las únicas huellas dactilares que se encuentran en el exterior de este caso son las estrellas de un caso perdido y un probable homicidio? Al−Anka20219

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Él la miró.−Mucho.

v Sylvia se encontró con Nora y Bella en la puerta, y le dio a su tía un abrazo rápido y un gran apretón a su primita. −Hey, niña−dijo Nora, colocando la tarta de crema de chocolate que había traído antes de ayudar a Bella a quitarse la chaqueta y quitarse la suya. Sylvia las colgó. −Mamá te está esperando en la cocina−dijo, desapareciendo. Nora recogió el pastel, agarró la mano de Bella y se adentró en la extravagante casa.−Oye−gritó, doblando la esquina hacia la gran cocina. −Hola.−Jill se paró en el mostrador, abriendo una botella de vino.−¿Quieres un poco?−Preguntó con frialdad. −Uh, seguro. Traje esto−dijo Nora, dejando el pastel en la enorme isla, sabiendo cuánto le gustaba a su hermana un buen pastel de crema de chocolate. Jill miró el pastel, que Nora estaba sacando de la caja de cartón blanca.−No me digas que es de Foster's−dijo, mirando el postre. −¿Hay algún otro?−Dijo Nora con una pequeña sonrisa. Jill puso los ojos en blanco mientras vertía dos copas de vino.−Dios, eres cruel. Supongo que habrá una clase extra de spin mañana.−Sonrió. Nora aceptó la copa de vino y tomó un sorbo, chasqueando los labios por un momento para decidir si le gustaba.−No está mal. −¿Cuánto?−Preguntó Jill, chupando un poco de crema batida del dedo pulgar de cortar el pastel. −Eso se ve bien−dijo Nora, asintiendo con la cabeza en la pieza que ya estaba en un plato.−¿Cómo está Tyler? Jill dejó escapar un profundo suspiro y se encogió de hombros, dándole la espalda a Nora.−Está bien, supongo. Todavía estoy sorprendida por la situación, para ser sincera.−Giró con los dos platos de tarta, colocando uno antes de Nora y uno antes de Bella, quien se había subido al taburete al lado de Nora. Le sonrió a la niña.−Disfruta eso, cariño.

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Bella sonrió, recogiendo su tenedor en un puño y comiendo. −¿Qué dices?−Preguntó suavemente Nora. −Gracias. Jill se puso una pieza y puso el resto del pastel en la nevera antes de unirse a las dos.−Andy dijo que las cosas se pusieron muy feas. Nora asintió.−Puedes decir eso de nuevo. Quiero decir, sabía que Andy no era el mayor fanático de papá, pero nunca había visto el fuego salir de él así. Y, sé que te levantarás en armas por esto, Jill, pero papá actuó como un completo…−miró a Bella−…culo. La forma en que habló sobre todos y lo que le hizo a Tyler...Jill, no hay excusa de lo que sucedió hoy. −Ninguna−dijo Jill, cortando el rico mousse, la crema batida y la corteza para darle un mordisco. Nora bebió un sorbo de vino, estudiando a su hermana mayor; durante años, Jill siempre había defendido las acciones de su padre, sin importar qué. Había sido un punto de discordia entre las dos hermanas,—y LJ—más de una vez. Estaba sorprendida por la absoluta expresión de derrota en su hermoso rostro. −¿Qué van a hacer ustedes con respecto a Tyler?−Preguntó en voz baja, cortando su propia pieza, aunque dejó el tenedor en el plato cuando notó que la mordedura de mamut en el tenedor de Bella estaba a punto de caer sobre su regazo.−Aquí, cariño.−Ayudó a Bella a tomar un bocado más pequeño. −Adrienne me dijo que cree que es probable que lo expulsen.−Jill se encontró con la sorprendida mirada de Nora.−Ella dijo que hay demasiadas cosas en su historial, demasiadas complicaciones.−Dejó su tenedor y apoyó los codos en la encimera de granito, con la barbilla en las palmas hacia arriba.−¿Cómo sucedió esto, Nor? −¿Cómo sucedió con Shannon?−Preguntó Nora, envolviendo sus dedos alrededor de su copa de vino.−Creo que es una bola de nieve. Jill dejó escapar un suspiro y miró a su hermana.−Andy dijo que la policía quería una muestra de ADN de papá. ¿Por qué? −Sarah no me lo dijo, solo que era necesario. Tengo miedo, Jill, no voy a mentir. −¿Qué pasará con...?−Sus ojos se posaron brevemente en una Bella completamente inconsciente. Al−Anka20219

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−He pensado en eso−dijo Nora, extendiendo una mano y pasando los dedos por el cabello largo y castaño.−En el peor de los casos, quiero que se quede conmigo. −¿En serio?−Dijo Jill riendo, tomando su copa de vino en la mano.−Señorita, "¿Nunca quiero niños?" Nora sonrió.−Lo sé. −Espero que lo tomes como un cumplido, Nora, porque es solo uno. Me has sorprendido por completo con la forma en que has estado con ella, has manejado esto. Inicialmente me preocupó cuando dijiste que querías mantenerla contigo durante todo esto.−Jill le sonrió a Bella cuando la miró, con el chocolate manchado por toda su boca.−Oh, cariño.−Jill se rió, bajando del alto taburete y humedeciendo una toalla de papel antes de acercarse a la niña de cinco años y limpiarle suavemente la cara. Miró a Nora por encima de la cabeza de la niña.−Has hecho un gran trabajo. Nora sabía que ordinariamente lo que Jill había dicho habría sido con la intención de ser una perra o un cumplido indirecto, pero algo había cambiado en su hermana mayor. Ella parecía humilde, de alguna manera. −Gracias, Jill.−Se aclaró la garganta en el incómodo silencio que llenaba el espacio mientras Jill volvía a su banquillo y terminaba su pastel.−Oh−dijo Nora, sacando su teléfono del bolsillo.−¿Conoces a esta mujer? Esta es una de las razones por las que vine esta noche.−Se bajó de su taburete y sacó la foto que había tomado de la misteriosa pelirroja enmarcada en la pared de su padre. Se movió para pararse junto a su hermana mayor y le tendió el teléfono. Jill estudió la imagen durante un largo momento, acariciando su labio inferior, que su lengua se movió para atrapar un mousse errante en la esquina.−Sé que la he visto antes, pero por Dios, fue hace siglos; vino cuando yo estaba...Quiero decir alrededor...ocho o nueve, tal vez, recuerdo que era muy buena conmigo. Era la fiesta de navidad que mamá y papá siempre hacían, ¿recuerdas? Nora asintió.−Sip. −Creo que la volví a ver unos años más tarde. −¿Por qué la recuerdas tan bien? Sonrió.−Porque cada vez que ella estaba cerca, mamá y papá se metían en una pelea desagradable. Recuerdo que papá me dijo que la

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llamara tía Rhea o algo así. Rhea, Rita, algo.−Le devolvió el teléfono a Nora.−¿Por qué? −Ahora mira esto−dijo Nora, pasando el dedo por la pantalla de su teléfono a la siguiente foto que tenía lista. Una vez más, le mostro el teléfono a su hermana. −Oh, wow−dijo Jill, sacudiendo la cabeza ligeramente como si estuviera sorprendida.−¿Cómo lograste una foto reciente de ella? No hay forma, no ha envejecido un poco...−Acercó la pantalla a sus ojos y luego miró a Nora.−Esta es Shannon. Nora asintió.−Sip. Jill lentamente bajó el teléfono y se lo devolvió a Nora, su amplia mirada inquebrantable.

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Capítulo Diecinueve −De acuerdo, levanten más, muchachos−dijo Sarah entre dientes, con los músculos tensos y el sudor perlando entre sus pechos y su frente.−Hay cincuenta y dos malditos grados aquí y estoy sudando. El sofá finalmente llegó al borde del camión.−Está adentro−explotó uno de sus compañeros de azul, dejando ir su extremo del sofá. −Dios, ¿qué hace a esa cosa tan malditamente pesada?−Preguntó el otro, inclinándose sobre la cintura, con las manos sobre las rodillas. −Sofá cama−dijo Sarah, una sonrisa tímida en su rostro mientras gemían.−Vamos, muchachos.−Echó un vistazo por encima del hombro a la casa.−Está saliendo, ¿de acuerdo? −Sí, sí, es suficiente. Vamos, acabemos con esta zorra. −Entonces, oí que ustedes, muchachos, necesitaban ayuda, ¿eh? Sarah alzó la mirada y vio a una pequeña y linda rubia que caminaba por la entrada vestida con pantalones vaqueros que de alguna manera se las arreglaba para mostrar sus muslos musculosos y una cintura estrecha mientras aún estaba holgada. Llevaba una camiseta verde oliva mangas cortas y una camisa blanca manga larga que cubría sus musculosos brazos. −Oye, Devon−dijo Sarah, caminando hacia ella. Era la primera vez que veía a la jefa de bomberos sin su equipo y sin estar cubierta de hollín; su cabello era corto y despeinado; sin maquillaje, pero una cara bronceada con rasgos naturalmente lindos redondeó el retrato.−Sé que no es exactamente lo que tenía en mente cuando mencione el almuerzo, pero su oferta es definitivamente apreciada. −Oye, no hay problema−dijo Devon con una sonrisa y un encogimiento de hombros.−Estaba en la ciudad para ver a mi abuelo de todos modos. Entonces, ¿cómo puedo ayudar? −¿Cómo te sientes al mover un congelador?−Preguntó Sarah con una sonrisa. Al−Anka20219

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Dos horas y dos duchas más tarde, Sarah se sentó frente a Devon en Bingo Burger, una increíble hamburguesería donde un verdadero amante de las hamburguesas podía conseguir prácticamente todo lo que quisiera. Las dos llevaron sus bandejas después de que su número de orden de bingo había sido llamado al patio al aire libre. Era una tarde fría, pero más silenciosa. −Me encantan estas−dijo Devon, preparando su sándwich con las pequeñas tazas de plástico de los condimentos que había agarrado desde dentro.−En Springs tenemos Five Guys, que es increíble, pero también me encanta Bingo Burger. −Así que−dijo Sarah, bebiendo de su bebida de la fuente, su versión de Coca Cola.−Estabas diciendo que inicialmente querías ser una cirujana militar. No quiero decir que ser bombero es algo menos que fantástico, pero es un gran salto. −Mi abuelo−dijo Devon solo, agarrando una servilleta para limpiarse un chorrito de mostaza de su labio.−Él me crió. Tuvo una apoplejía cuando tenía veintidós años, así que dejé la universidad para cuidarlo.−Se encogió de hombros.−Me figuré que unirme al departamento de bomberos me daría un salario decente y buenos beneficios para cuidarlo. Sarah la estudió por un largo tiempo, notando el comportamiento informal y fácil de su compañera.−Eso es genial, Devon−dijo en voz baja.−Mucho más de lo que haría la mayoría. −¿Qué hay de ti?−Preguntó Devon, mojando un par de papas fritas en su mezcla de kétchup y mayonesa.−¿Cómo terminaste trabajando en la policía? Sarah estaba a punto de responder cuando su teléfono se activó; lo miró donde descansaba sobre la mesa y levantó un dedo para evitar cualquier otra cosa que Devon pudiera tener que decir.−Oye, Mark, ¿qué pasa?−Escuchó, agarrando su bebida y bebiendo de la pajita; lentamente bajó la taza a la mesa.−¿Pudieron lograr una huella digital después de todo? ¿Y?−Llevó una mano a su frente por un momento.−Sí, está bien...No, lo haré. Adiós.−Sarah colgó su teléfono después de que su compañero terminó la llamada. Tardó un momento en recuperar el aliento, pero finalmente miró a Devon.−Lo siento; necesito irme.

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v −"¡Seeeeee nuetraaaaaa invitada!"−Nora terminó con un floreo, la niña de cinco años junto a ella logró cantar dos veces más fuerte que su tía de cuarenta y un años. Riendo como la niña en la que había girado en círculo, Nora se derrumbó en el sofá, Bella en sus brazos y sin aliento.−Me acabas, amiga−se las arregló. Después de una hora de ver y cantar un maravilloso clásico infantil, Nora estaba lista para una siesta. Echó un vistazo a la mesa del comedor cuando sonó su teléfono; lanzando una risita a Bella a un lado en el sofá, sonrió mientras se levantaba y se dirigía al teléfono. Era Sarah. −Oye−dijo, todavía un poco sin aliento.−¿Quieres ser nuestra invitada?−Su sonrisa cayó casi al instante.−¿Qué?−Miró a Bella que había salido del sofá y estaba bailando con un Sam recién reparado.−Bueno. Yo haré las llamadas,−dijo con un profundo suspiro.−Te veo pronto. Adiós.

v −¡Brady!−Rugió LJ, metiéndose el silbato en la boca y soplando fuerte y largo.−¡Ven aquí!−Cuando el alto mariscal de campo lo alcanzó, agarró la máscara facial de su casco y tiró de su cabeza hasta quedar cara a cara.−Sacas esa mierda otra vez, y yo te lo voy a meter el culo, ¿me entiendes? El jugador intentó asentir, pero el agarre de hierro de LJ lo mantuvo en su lugar.−Sí, entrenador. Lo siento. −Ahora vete al infierno y muéstrame lo que tienes. −¿Qué quieres hacer?−Thom, su asistente de entrenador preguntó, echando un vistazo hacia la mirada de LJ. Sostenía un portapapeles donde tomaba todas las notas que LJ gritaba durante la práctica. −Mierda, no sé−murmuró LJ, alzándose para reajustar su gorra de béisbol. Sintió una vibración en su bolsillo trasero y retiró su teléfono para ver el nombre de Nora en la pantalla. Acercándose el teléfono a la oreja, abrió la llamada.−Hermana, no puedo en este momento. Tenemos una mierda...−Las palabras de su hermana lo interrumpieron, palabras que congelaron su corazón. Tragó saliva.−Estaré allí.−Dirigiéndose a Thom, dijo:−Toma el control. Al−Anka20219

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v Andrew se sentó en el banco al final de la cama, con los pies separados, los codos apoyados en los muslos y los dedos entrelazados; Jill se sentó en la silla de orejas en la esquina de la habitación, se acurrucó y lo miró. Había llegado a casa temprano para hablar. −Entonces, ¿qué piensas?−Preguntó en voz baja, sin ideas. Sacudió la cabeza con un fuerte suspiro, una mano subió para correr por el espeso cabello oscuro. Mientras Jill lo miraba fijamente, no pudo evitar recordar que su cabello era una de las cosas que le llamó la atención la primera noche que se encontraron en una fiesta loca. Tan grueso y brillante. No pudo detener la pequeña sonrisa y miró hacia otro lado. −Creo que deberíamos considerar la escuela militar o algo así, Jill−dijo.−Quiero decir, lo que pasó con tu padre la otra noche, ya estuvimos de acuerdo en que era más que inapropiado y malditamente...−Sacudió la cabeza y se encogió de hombros.−Solo raro, pero, no saca a Tyler del anzuelo. Él tiene que ser forzado a ser responsable de lo que ha hecho. Jill estuvo de acuerdo. Estaba a punto de hablar cuando sonó su teléfono. Lo miró desde el otomano y vio que era el número de Nora, presionó la tecla Ignorar y se volvió hacia él.−Sí. Yo...−Apartó la mirada con una sonrisa avergonzada antes de mirarlo.−Tengo que admitir, sin embargo,−vaciló, una mano levantada en su propia defensa,−no quiero.−No pudo evitar el símil ante la ridiculez de su yo colegiala mientras su mirada volvía a centellear sobre el cabello de Andy. Pero entonces, ¿en qué otra cosa se había convertido su vida?−He agregado todo esto.−Se puso seria al sentir una profunda y honda tristeza caer sobre ella como un velo. Miró a su esposo que estaba mirando sus manos bien cuidadas.−Necesitamos hacer algo; escuela militar o lo que sea. Una vez más, el teléfono de Jill se iluminó, el nombre de Nora en primer plano. Lo agarró. −Nora, este no es un buen momento…−Escuchó por un momento y su cuerpo se volvió frío. Sin nada que decir, susurró:−Estaremos allí.

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v Nora estaba sentada en una silla de madera con una cubierta de vinilo finamente acolchada. Su talón hizo un mejor golpe en el suelo más rápido que en cualquier club de baile. Con un zumbido, el aire frío entró a través de la puerta corredera automática. Mirando por encima del hombro, vio a LJ, Jill y Andrew entrar apresuradamente. Parecería una comedia si no fuera por el hecho de que era su vida. Levantándose de la silla incómoda, se encontró con ellos y su mirada preocupada y confundida. −¿Qué demonios?−Dijo Jill.−Dijiste que corrieras a Parkview y era una emergencia. ¿Es papá? ¿Qué ha pasado? Nora los miró a los ojos.−La encontraron−dijo en voz baja.−Ella está viva.

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Capítulo Veinte Los hermanos y Andrew se sentaron en la sala de espera de la UCI, una enfermera los había reunido en el vestíbulo principal del hospital para explicarles que un médico estaría presente para hablar con ellos pronto. Entonces, ahora aquí se sentaron todos. Las sillas eran tan incómodas como las de la planta baja, y el talón de Nora golpeaba contra el suelo de nuevo. Estaba sentada acurrucada, con las piernas juntas y los codos en los muslos. Se mordía la uña del pulgar, muerta de miedo. Echando un vistazo al pequeño rincón en el que habían decidido habitar, vio a LJ sentado con la cabeza apoyada contra la pared, todavía vestido con su pantalón de chándal y su camiseta con el logo de la escuela. La gorra de béisbol de su Ciclón descansaba en su regazo; parecía estar mirando al vacío, y se preguntó en qué estaría pensando. Miró hacia su derecha. Andrew estaba sentado con una pierna cruzada sobre la otra, una mano sobre su rodilla y la otra estirada en el respaldo de la silla donde Jill estaba sentada a su lado. Jill estaba pálida y parecía como si estuviera a punto de llorar. −¿Alguien llamó a papá?−Preguntó Nora en voz baja, sintiendo que si hablaba demasiado fuerte, de alguna manera Shannon se escabulliría. −Le dejé un mensaje de voz−dijo LJ. Todos se volvieron cuando alguien entró a la sala de espera, que estaba decorada con alfombras, plástico y plantas vivas, y arte decorativo colgado en las paredes. Sarah entró, llevando una caja de café Starbucks y una bandeja de cartón con tazas de papel, crema y azúcar; dejó todo en la mesita baja, cerca de LJ. −Imaginé que ustedes podrían necesitar esto,−dijo en voz baja, separando las tazas apiladas y dejando todo sobre la mesa. Les preguntó a cada uno si querían una taza y cada uno aceptó. Hizo su propia taza después de servir a todos los demás, luego arrastró una silla desde el otro lado de la habitación hacia el lado opuesto de la

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mesa de café y se sentó, esencialmente frente al grupo.−¿Cómo están todos? −Creo que todos estamos en estado de shock en este momento−dijo LJ en voz baja, bebiendo de su taza. Jill dejó el café a un lado y se puso de pie, acercándose a Sarah, que estaba de pie. Las dos mujeres se abrazaron, Jill, apretando un poco.−Gracias−dijo en el abrazo. Nora vio como Jill se separaba del abrazo y sostenía a Sarah de las manos mirándola.−¿Cómo diablos te has vuelto aún más hermosa?−Le dio una pequeña sonrisa.−Debes tener un trato con el diablo. Sarah sonrió.−Bueno, debes tener el mismo trato. −Oh−dijo Jill, agitando sus palabras.−Es bueno verte de nuevo, Sarah. Estoy segura de que recuerdas a mi esposo, ¿Andrew? −Claro que sí.−Sarah extendió la mano para estrechar su mano.−Hola Andrew. Ha sido un tiempo. Desde su boda, si mal no recuerdo, pero es bueno verte. −A ti también, Sarah. Gracias por todo lo que has hecho por Shannon. Nora vio que Jill volvía a sentarse y Sarah se volvió para mirarla antes de que ella también se sentara. Compartieron una mirada prolongada por un momento. La intensidad en los ojos oscuros de Sarah era demasiado para que Nora la tomara y tuvo que apartar la mirada. −¿Eres la familia Schaeffer? Nora volvió la cabeza para ver a un hombre mayor entrar en la habitación vestido con traje y corbata y una chaqueta médica blanca.−Sí−dijo ella.−¿Cómo es ella? Sarah dejó su silla y se paró al lado de la silla de Nora, y el doctor se sentó en su lugar.−Soy el Dr. Frederickson y he estado supervisando la transferencia de Shannon aquí a través de Angel MedFlight desde donde fue atendida en Cheyenne Regional Medical Center. Una vez que fue identificada, pudimos traerla aquí. −¿Identificada?−Preguntó Andrew, extendiendo la mano ausentemente para tomar la mano de Jill en la suya. Nora no estaba segura de si él hacía eso por su comodidad o la de ella. −Sí. El cuerpo inconsciente de la señorita Schaeffer fue encontrado por un trabajador en un vertedero en Cheyenne, Wyoming. Al−Anka20219

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Nora sintió que la sangre se le escapaba de la cara y una mano en su hombro. Sin mirar, extendió la mano y sintió los cálidos dedos de Sarah curvarse alrededor de los suyos. −Jesús−susurró LJ. −Su estado era sombrío−continuó el médico.−Hubo un tremendo daño en el frente izquierdo de su cráneo y la hinchazón del cerebro es considerable. La han puesto en un coma inducido médicamente para aliviar la hinchazón del cerebro un poco de las funciones cotidianas. −¿Va a sobrevivir, doctor?−Nora escuchó a alguien preguntar con una voz que no reconoció. Le llevó un momento darse cuenta de que había sido su propia pregunta llena de emociones. −Bueno, estamos trabajando en eso. Su cuerpo sufrió un gran trauma debido a lo que parece ser un asalto brutal, así como la exposición. Los trabajadores del vertedero no creen que haya estado allí más de un par de días, pero debido a las heridas abiertas en sus manos y brazos, todas las cuales son posibles heridas defensivas contra su atacante, se permitió que las bacterias se reprodujeran; comprendan esto cuando la vean, amigos. −Apenas pudimos lograr una huella digital de ella, muchachos−añadió Sarah en voz baja.−Francamente pensamos que íbamos a ser reducidos a una coincidencia de ADN. Nora asintió con la cabeza, ese horrible día en la casa de su padre brevemente destelló ante sus ojos.−¿Podemos verla?−Le preguntó al doctor. −Los dejaré ir en dos a la vez−dijo el doctor, mirando la mirada de cada persona en la habitación.−Pero, solo se les permitirá quedarse por unos minutos, y les pediré a cada uno de ustedes que se ponga la ropa protectora que les proporcionaremos. Shannon no puede contraer otra infección.−Él golpeó sus manos en sus muslos antes de ponerse de pie.−Está bien, gracias, amigos. A solas con su familia y Sarah, Nora soltó un profundo suspiro, incapaz de procesar lo que les habían dicho.

v Los tres hermanos y Andrew fueron guiados detrás de las puertas de la UCI, Nora y LJ vestidos con trajes holgados que cubrían

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sus ropas y máscaras para cubrirse la cara y la nariz. Fueron llevados a la habitación de Shannon mientras Jill y Andrew se estaban equipando. La habitación estaba en silencio, salvo por el suave pitido de las diversas máquinas conectadas a la forma inmóvil que yacía en el centro de la cama. Las persianas que cubrían la única ventana estaban parcialmente abiertas, dejando la habitación un poco oscura con deslumbrantes destellos verdes de las lecturas de la máquina. Nora se movió hacia la cama, casi conteniendo la respiración por lo que vio. Shannon era apenas reconocible. Su cara era un moretón gigante, rasgos distorsionados y ojos fuertemente cerrados. Su cabeza era una torunda de algodón vendada, al igual que sus dos manos. −Dios mío−dijo LJ, las palabras amortiguadas detrás de su máscara.−Esto es irreal. −Al menos está viva−respondió Nora, extendiendo una mano enguantada y tocando suavemente lo que supuso que era una de las piernas de Shannon, un golpe largo en la manta que cubría su cuerpo. −¿Cómo vamos a decirle a Bella?−Preguntó LJ, poniéndose detrás de su hermana y colocando sus manos sobre sus hombros. Nora sacudió la cabeza lentamente, incapaz de apartar los ojos de su hermana pequeña y la madre de una niña muy triste.−No lo sé.

v Más tarde esa noche, Nora se sentó en la cama de Bella, la niña se durmió mucho después de la historia que Nora le había leído. Ahora, Nora estaba sentada de espaldas contra la cabecera y sus dedos acariciaban distraídamente el cabello de Bella. Miró hacia el espacio, su mente dando vueltas sobre lo que había visto ese día en la UCI, mirando a su hermanita. Sus emociones pasaron de alivio a preocupación a tristeza profunda a una sensación de estar perdida y sola. Se volvió hacia su sobrina y, lentamente, muy despacio, se levantó de la cama. Una vez libre de las garras de la niña, se inclinó y dejó un suave beso en el costado de su cabeza.−Te amo, pequeña−susurró, asegurándose de que Bella estuviera cubierta y cómoda. Mientras bajaba la escalera, oyó su teléfono sonar abajo, dirigiéndose hacia donde estaba sobre la mesa de café, vio que era el número de Sarah.−Hey. Al−Anka20219

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−Oye−dijo Sarah.−Me preguntaba si querías alguna compañía. −Sí, claro−dijo Nora, con una sonrisa amable.−Pasa cuando quieras. −Bueno, estoy parada en la puerta de la cocina. Confundida, Nora entró a la cocina y, por supuesto, Sarah se quedó allí parada con una sonrisa tímida en la cara y saludó con la mano, con el teléfono todavía junto a la oreja. Con una risa breve, Nora terminó la llamada y colocó el teléfono en la mesa de la cocina antes de abrir la puerta y dejar entrar a Sarah. −Oye−dijo Sarah.−Vi las luces de arriba, así que no quería arriesgarme a tocar el timbre y quizás despertar a Bella. −Bien pensado−dijo Nora, cerrando la puerta detrás de Sarah, un frío helado en la noche.−Literalmente.−Nora vio como Sarah se quitaba la chaqueta, vestida con el mismo atuendo casual que había usado ese día en el hospital.−¿Quieres un poco de café?−Tomó la chaqueta de Sarah y lo colgó en el perchero en la sala de estar cerca de la puerta de entrada a la casa. −No−dijo Sarah, dejándose caer en el sofá, con una mano para descansar sobre su frente. Nora se unió a ella, de alguna manera le gustaba que Sarah no solo se sintiera lo suficientemente cómoda para aparecer sino que al instante se sintiera como en casa. La ironía era que, normalmente, Nora odiaba que la compañía no llamara primero. −Qué día−dijo Sarah, con voz tensa. −Suenas cansada. −Lo estoy.−Sarah la miró y continuó.−Fue un día ocupado, y no esperaba las noticias sobre Shannon. −No te ves como si estuvieras trabajando hoy.−Nora echó un vistazo a los jeans y el sencillo jersey ligero con cuello en V que llevaba.−Usualmente te ves como un figurín cuando lo estás. Sarah sonrió.−No.−La estudió por un momento y agregó:−Hoy tuve que sacar a Leslie. El corazón de Nora latió un poco más rápido.−¿Ah?−Dijo, tratando de parecer casual.−¿Eso es algo bueno? −Es algo muy bueno. Teníamos un plan todo resuelto. Se suponía que su padre y algunos primos y amigos vendrían y moverían sus Al−Anka20219

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cosas, pero anoche tuvimos una pelea.−Cerró los ojos y se pasó la mano por el pelo.−¿Qué novedad?−Murmuró.−De todos modos, todos desaparecieron, y tuve que llamar a algunos amigos para que sacaran sus cosas. −Lo siento−dijo Nora en voz baja.−Mudarse apesta incluso en las mejores circunstancias. Créeme lo sé. Después de moverme por todo este planeta...−Nora se encontró con la larga mirada de Sarah.−¿Qué? −¿Estás aquí para quedarte?−Preguntó Sarah, su tono plano. Nora asintió.−Sí. Mi pasión por los viajes se ha ido por completo.−Apartó la mirada.−Dieciocho años fue suficiente; además−añadió sin convicción−me he dado cuenta de cuánto no estuve allí para la gente de mi vida−miró a Sarah−para aquellos a quienes amo. −Todos tomamos decisiones, Nora−dijo Sarah suavemente.−Entonces, ¿te alegraste de ver a Shannon hoy?−Obviamente estaba cambiando de tema. −Fue surrealista, no voy a mentir. Estoy tan preocupada de que no sobreviva a esto. Por lo que dijo el Dr. Fredericks y su aspecto, Dios mío. Sarah asintió.−Sí, lo sé.−Reajustó su cuerpo, por lo que estaba en el rincón del sofá, parcialmente frente a Nora. Apoyó su codo en el respaldo del sofá y su mejilla en su puño.−Sabes, este caso se ha vuelto mucho más profundo y complicado ahora. De un caso de una persona desaparecida hasta un caso de incendio premeditado o un caso de homicidio, todo se extendió por tres condados y dos estados. −¿Homicidio?−Preguntó Nora, confundida. Sarah asintió.−Sí. Probablemente no debería decirte esto, pero en el departamento de Shannon después del incendio, encontraron un cuerpo. −Oh Dios−jadeó Nora, levantando una mano boca.−¿Quién?−Susurró, temerosa de escuchar la respuesta.

a

su

−La vecina. Nora se sentó más derecha.−¿Penny García? Sarah asintió sabiamente.−Sí. Tumbada contra el sofá, Nora dejó escapar un suspiro.−Dios, esto se está volviendo loco, Sarah. ¿De qué diablos se trata todo esto? Página 167 de 288 Al−Anka20219

−No lo sabemos. Gran parte de nuestro caso será entregado a otras unidades ahora, incluidos los federales.−Sarah la estudió por un momento, en busca de todo el mundo como ese mismo mundo estaba descansando sobre sus hombros.−¿Quieres ver una película o algo así? Nora no estaba segura de haberla escuchado al principio, pero luego asintió con una sonrisa.−Sí, me encantaría eso−dijo con una risita de alivio.−Una película sería genial.−Se levantó del sofá y se acercó a su gabinete de entretenimiento, sentada con las piernas cruzadas frente a él. Abrió los compartimentos donde estaban guardados sus DVD y miró a Sarah por encima del hombro.−Si te burlas de mí por sacar un DVD en lugar de Netflix o algo así, te recordaré que eres más vieja que yo. Sarah soltó una risita, saliendo del sofá y sentándose junto a ella.−¿Qué tienes?

v Los ojos de Nora se abrieron parpadeando varias veces, confundida cuando se encontró en el sofá, una película sonando en la pantalla. También sintió un peso encima de ella. Tardó un momento en darse cuenta de que Ghostbusters II casi había terminado, apenas recordando que las dos decidieron poner la segunda película. Tardó un momento en darse cuenta de que el peso sobre ella era Sarah. La cabeza de Sarah descansó sobre su hombro, sus cuerpos de alguna manera lograron estar ambos en el sofá. Ella sonrió, mirando esa exquisita cara. Levantando una mano, pasó sus dedos por el cabello largo y oscuro. −Tan hermosa−susurró, notando la forma en que las luces danzantes de la pantalla del televisor se reproducían en la oscuridad en las facciones de Sarah. Después de un momento, esos increíbles ojos oscuros se abrieron, desenfocados y mirando a su alrededor. Por fin, aterrizaron en Nora.−Oye. Ambas nos quedamos dormidas. −Supongo−dijo Sarah, quedándose donde estaba por un minuto, Nora se preguntó si estaría a punto de quedarse dormida. Finalmente y con un fuerte bostezo, Sarah se apartó de Nora y se sentó. Su bostezo continuó mientras estiraba la espalda, los brazos sobre la cabeza y los pechos empujando contra el fino material de su suéter. Nora se obligó a mirar hacia otro lado. Bostezó y luego se puso de pie.−Dios, ¿qué hora es?

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−Tarde en la noche−dijo Sarah, encontrando el camino a sus pies; dejó escapar otro bostezo antes de mirar a Nora.−Eso fue divertido. Nora le devolvió la sonrisa.−Sí. Estoy tan feliz de que hayas venido. −Tengo que irme. Maldición, muy cansada. −Vamos, tú−dijo Nora, caminando hacia Sarah y tomando su mano para llevarla hacia la puerta de la cocina, agarrando su chaqueta en el camino.−¿Estás bien para conducir? Puedo tomar el sofá. −Nah.−Sarah bostezó,−Estoy bien. Sarah se encogió de hombros en su chaqueta mientras estaban paradas en la puerta de la cocina. Nora la miró y con una pequeña sonrisa la abrazó. −Gracias−dijo en voz baja. −¿Por qué?−Preguntó Sarah, respondiendo al abrazo. −Sí.−Nora dejó escapar una pequeña risa. Sonrió cuando escuchó la risa suave de Sarah contra su cuello.−Por ser tan buena en lo que haces, por tu dedicación a este caso. Tu amabilidad,−terminó suavemente. −Toda una aventura−dijo Sarah. −¡No lo dudes!−Nora se echó hacia atrás lo suficiente como para mirar a Sarah a la cara. Sí, había una mujer impresionante y sofisticada frente a ella que, en verdad, ya no la conocía. Pero, en sus ojos, vio a la mujer que había conocido, la que había amado y deseado todos estos años. Nora no tenía idea de cómo empezó, pero lo siguiente que supo fue que estaba presionada contra la nevera, el beso de Sarah caliente, húmedo y exigente. Ella respondió, con los dedos apretados en el cabello de Sarah, manteniéndolas juntas mientras se libraba una guerra, primero en la boca de Nora y luego en la de Sarah, con los cuerpos juntos, empujando la pesada nevera contra la pared. Estaba perdida, flotando sobre la granja, por encima de su propio razonamiento, que se vino abajo cuando Sarah se apartó, respirando pesadamente. −Dios.−Sarah jadeó, peinarla.−Lo siento. Dios.

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una

mano

temblorosa

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subió para

Tardó un momento, pero finalmente Nora regresó al planeta tierra y sintió la frialdad del Sub−Zero contra su espalda. Parpadeó varias veces y luego se concentró en Sarah, que parecía negarse a mirarla a los ojos. −Tengo que irme−susurró Sarah, mirando a Nora.−No puedo hacer esto de nuevo, lo siento. Con eso, ella se había ido.

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Capítulo Veintiuno Pueblo, Colorado−1995 Nora estaba parada en el mostrador lavando los platos de su cena, había hecho un pastel de carne, segura de hacer lo suficiente para que Sarah llevara un poco al trabajo con ella. Sabía que su compañera de habitación no comía lo suficiente, y por el trabajo difícil y estresante que tenía,—y mucho más las horas horribles durante la noche,—una buena cena era la clave. Podía oír a dicha compañera de cuarto preparándose para su turno. La ducha se había apagado diez minutos antes, y los pasos de Sarah resonaron en el área de la casa donde estaban las habitaciones que ella y Daniel usaban. El sonido de los cajones se abría y se cerraba combinado con la música de Sarah, que fluía suavemente a través de la casa. En las dos semanas desde ese loco juego—Elección de la Calabaza, Nora pensó que lo había llamado—con los amigos de Sarah, ella y Sarah se habían vuelto más amistosas. Todavía no salían exactamente, per se, pero habían visto un par de películas juntas o al menos se habían unido cuando una de ellas ya estaba viendo una película. Una cosa que había notado, sin embargo, era que Sarah estaba pasando cada vez más de sus días libres en la casa. Cuando no estaba en el trabajo o...en otro lugar, pasaba su tiempo en la casa. Esto, sin embargo, era más o menos lo opuesto a Daniel. Cuando estaba en la casa, parecía malhumorado y no tan amigable. Nora no estaba triste por eso, ya que se había cansado de su constante coqueteo con ella, pero algo había cambiado en él. Nora sonrió a sí misma mientras lavaba el vaso que tenía en sus manos y se preguntó si finalmente había conseguido una novia. −Mierda, llego tarde−dijo Sarah, corriendo hacia la cocina. Nora miró por encima de su hombro y de inmediato dejó caer el vaso que había estado lavando, causando un baño de jabón en su

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rostro.−Blech−escupió, usando la manga de su camisa para limpiarse la cara. Sarah llevaba sus pantalones perfectamente planchados y sus zapatos negros brillantes, pero solo llevaba un sujetador de satén verde esmeralda en la parte de arriba. Ya era bastante malo que Nora tuviera que vivir con el recuerdo de su juego durante la travesura, pero tener que ver el glorioso cuerpo de Sarah, que obviamente le gustaba mostrar, era pura tortura. Nora utilizó toda su fuerza de voluntad para volver a enfocarse en lavar los platos.−Ojalá el señor Perkins arreglara el maldito lavavajillas−dijo en tono de conversación. Se quedó sin aliento cuando, de la nada, sintió un cuerpo presionado contra su espalda y dos brazos la rodearon, una taza de viaje en una de las manos. −Yo también−dijo Sarah al oído de Nora. −Uh…−Nora tragó con dificultad−…¿Quieres que te lave eso? −No, lo tengo−dijo Sarah dulcemente, presionando sus cuerpos más cerca mientras tomaba el trapo de lavar de la mano de Nora y comenzaba a lavar su taza de viaje.−Me olvidé de hacer esto cuando llegué a casa esta mañana−dijo, sin querer enviando un escalofrío por la espalda de Nora. Nora no pudo respirar mientras sus ojos se cerraban. Sabía que los senos de Sara sujetaban el sostén contra su espalda, con tan poco material entre ellos. El pequeño capullo íntimo que Sarah había creado la dejaba mareada e increíblemente excitada. −Yo, eh−comenzó, tratando desesperadamente de encontrar una distracción de lo que estaba sintiendo para no hacer una imbécil total de sí misma y hacer algo estúpido como tener un orgasmo contra el gabinete.−Te hice un almuerzo−se las arregló.−Pan con carne, papas gratinadas, y uh−tragó,−zanahorias. −Eso es tan dulce.−Sarah arrojó la taza de viaje y su tapa en el agua de enjuague.−Gracias, muñeca−dijo contra la oreja de Nora, dejando un beso prolongado en su mejilla. Una vez que Sarah se alejó, enjuagando casualmente su taza y secándola, Nora pudo respirar profundamente. Su corazón latía con fuerza, sus palmas sudaban, aunque no tenía idea de cómo era posible mientras estaban sumergidas en agua. El pulso entre sus piernas era tan malo que estaba lista para encargarse ella misma. Observó cómo Sarah agarraba el recipiente de plástico de la nevera con su almuerzo y Al−Anka20219

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lo colocaba en la mesa de la cocina junto a su taza seca; luego se apresuró a salir de la habitación. −Jesús−murmuró, doblando sus rodillas para que no se desplomara en el suelo. Tomó varias respiraciones profundas y encendió el agua fría, salpicando su cara para refrescarse. Se las arregló para terminar el último de los platos cuando Sarah volvió a entrar en la habitación, con la camisa del uniforme abotonada cuando se la metió en la cintura de sus pantalones. −Antes de que me olvide de decirte−dijo Sarah, abrochándose los pantalones y el cinturón de cuero negro,−estoy trabajando doble turno, así que no te preocupes cuando no llegue a casa por la mañana−Debería estar en casa alrededor de las cuatro y media de la tarde de mañana. −Oh, hombre−dijo Nora, preocupada.−Ese es un día muy largo, Sarah. ¿Eso es seguro? −Eh, estaré bien.−Agarró su taza de viaje y la levantó con una sonrisa.−Montones y montones de recambios.−Dejó la taza, terminó con su uniforme y cuadró los hombros.−¿Estás bien? Nora asintió con una sonrisa.−Te ves increíble. Te dejaría rescatarme−agregó, sonrojándose inmediatamente ante su comentario. −Oh, ¿sí?−Sarah levantó una ceja.−Cuente con eso−dijo, su voz era casi un ronroneo.

v La noche siguiente, Nora se sentó en su cama, con el teléfono en la oreja.−¡Ustedes son como malditos conejos!−Se rió.−¿Dios mío, tres veces al día? ¿Planeando tener como, veinte niños?−Se rió de lo que fue la respuesta al otro lado de la línea.−Espera, espera, Jill, ¿sí?−Gritó después del suave golpe en la puerta de su habitación cerrada. Sarah asomó la cabeza.−Oye. Oh, lo siento, no me di cuenta de que estabas hablando por teléfono.−Ella comenzó a retirarse. −Espera, está bien, Sarah, es Jill. ¿Qué pasa?−Nora cubrió la boquilla con su mano. −Iba a preguntar si podría conseguir tú ayuda con algo, pero puede esperar. −Nah, te ayudaré. Jill, tengo que irme. Al−Anka20219

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−¡Hola, Jill! Nora sonrió.−Sarah dice hola. De acuerdo, hablamos más tarde, hermana. Te quiero, también, adiós.−Se acercó para colgar el teléfono.−Ella dijo hola de vuelta.−Saltando de la cama, Nora se unió a Sarah en la puerta, contenta de ver que había llegado a casa bien. Fue ciertamente extraño no verla durante todo el día.−Te ves cansada. −Lo estoy.−Sarah asintió.−¿Eres buena en los masajes?−Preguntó, con los ojos pesados y ligeramente inyectados en sangre. −Uh, sí, supongo. Puedo intentarlo. Sarah abrió el camino hacia la mesa de la cocina, donde sacó una silla y la giró para poder montarla a horcajadas.−Tuve que enfrentarme a un hombre esta tarde y me jodió el hombro−dijo con un profundo suspiro.−Estoy adolorida como el infierno. −Maldita sea, lo siento.−Se colocó detrás de Sarah, cuyas manos se agarraban al respaldo de la silla.−¿Qué hombro y te voy a lastimarte? −Mi derecho. No, estaré bien. −Está bien−dijo Nora, no del todo segura, pero colocó sus manos en los hombros de Sarah, dándose cuenta rápidamente de que el cuello y los parches y demás en la camisa de su uniforme se interpondrían en el camino.−¿Tienes una camiseta o una camisa sin mangas o algo que te puedes poner, Sarah, así que podemos quitarlo?−Dijo, tirando suavemente del cuello. −Oh, sí, lo siento.−Poniéndose de pie, Sarah se encogió ante el movimiento. Hizo un rápido trabajo con los botones, quitándose la camisa del pantalón y tirándola a la mesa. Debajo había una camiseta sin mangas, acanalada y blanca. Recuperó su asiento, de espaldas a Nora. Miró la fuerza en los hombros de Sarah y su brillante piel. Estaba a punto de descubrir lo que siempre se había preguntado: ¿Era la piel de Sarah tan suave como parecía? Se detuvo para no gemir al primer toque. Sí, de hecho era suave, y no, no era donde debería estar su mente; Sarah había trabajado un turno increíblemente largo y estaba sufriendo, definitivamente no era el momento para que su mente estuviera nadando en la cuneta.

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−¿Cómo está tu hermana?−Preguntó Sarah, apoyando la mejilla en sus manos, que se agarraban al respaldo de la silla. −Bien. Ahora que ella y Andy están comprometidos, están sucediendo muchas cosas. −Sin duda. Bien por ellos.−Sarah hizo una mueca. −¿Estás bien?−Preguntó Nora, preocupada porque sus manos se calmaron. −Sí−Sarah se quedó sin aliento.−Justo donde estás, ahí es donde golpeo. Joder, eso dolió. −Dios, lo siento, Sarah. Tal vez debería parar… −No, por favor sigue tratando de aflojar ese nudo. Nerviosa, pero cumpliendo sus órdenes, Nora trabajó en el área, capaz de sentir el rígido músculo debajo de la piel.−Creo que casi lo tengo−dijo.−Espera ahí.−Clavó la palma de su mano, usando su otra mano para la estabilidad. Se encogió cuando Sarah gritó de dolor.−Lo siento.−Sintió que el nudo cedía, por lo que aligero su contacto, aliviando la flexibilidad del músculo.−¿Mejor? −Oh Dios, sí−gimió Sarah, el sonido casi erótico.−Se siente bien, Nora.−Gimió, moviéndose, por lo que su frente descansaba ahora sobre sus manos en la silla. Nora sonrió, complacida de haber ayudado. Ahora, permitió que sus manos disfrutaran la sensación de la piel y el músculo de Sarah, tan fuerte y hermosa. Incluso cuando sus manos empezaron a ponerse rígidas y doloridas, siguió avanzando, moviendo el masaje a lo largo de la columna vertebral de Sarah e incluso hasta su cuello. Echó un vistazo a la parte de atrás de la cabeza de Sarah mientras sonaba otro largo y lánguido gemido. Ella sonrió. −Está bien−dijo Sarah por fin, sentándose.−Ahora solo me estoy aprovechando.−Sonrió, poniéndose de pie y se volvió para mirar a Nora.−Muchas gracias.−Se acercó a ella. −Por supuesto, en cualquier momento.−Le sonrió a Sarah, de repente sintió como si todo el aire en la cocina se hubiera evaporado. Sarah dio un paso más cerca, lo que las puso a menos de un pie de distancia. Se quedó sin aliento cuando Sarah extendió la mano, colocando sus manos en las caderas de Nora, suavemente y silenciosamente pidiéndole que cerrara la brecha física entre ellas, lo cual Nora hizo. Puso sus manos en los antebrazos de Sarah. A pesar de Al−Anka20219

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que el mundo a su alrededor desapareció mientras miraba a Sarah a los ojos, escuchó a lo lejos la puerta de entrada y luego se cerró. No le importaba porque su cerebro había dejado de funcionar oficialmente cuando su mirada se posó en sus labios carnosos, tan cerca de los suyos. −¿Vieron eso…Guao? Fuera de su ensoñación, Nora se volvió para ver a Daniel aturdido de pie en la puerta de la cocina. Avergonzada, inmediatamente giró y entró a su habitación, cerrando la puerta detrás de ella. Con los ojos cerrados, se apoyó contra la puerta. −Jesús−susurró.−¿Cómo me hace esto?

v Después de que sus ojos se habían vuelto pesados por un par de horas de lectura, Nora había apagado la lámpara de su mesilla de noche y se había arrastrado bajo las sábanas. Sobresaltada, por algo que la despertó. Levanto la cabeza desde donde yacía boca arriba, vio a una figura de pie junto a la puerta cerrada de la habitación. Dándose cuenta de que debió haber sido el abrir y cerrar de esa puerta, no tenía idea de quién estaba allí hasta que la figura se movió. −¿Sarah?−Dijo, mientras miraba a través de un charco de luz de luna que entraba por la ventana, notando que estaba vestida con una camiseta sin mangas y boxers. Sarah no dijo nada mientras se dirigía a la cama, tirando de las sábanas lo suficiente como para deslizarse debajo de ellas y hacia Nora. Nora miró a la mujer que estaba de costada junto a ella, su torso levantado sobre su codo. Su corazón se aceleró, su respiración entrecortada cuando la mano de Sarah se extendió sobre ella para descansar sobre su cadera. Cuando Sarah bajó la cabeza, su pecho se presionó contra el brazo de Nora. El primer toque de los labios de Sarah fue diferente a todo lo que Nora podría haber imaginado, tanto por su inexperiencia como por la chispa casi dolorosa que estalló en todo su cuerpo. Los labios de Sarah se burlaron de Nora antes de que suavemente frotara el labio superior, pidiendo silenciosamente la entrada. Nora suspiró cuando el beso se hizo más profundo, Sarah se movió más cerca hasta que estuvo completamente encima de ella; jadeó cuando el muslo de Sarah se empujó entre los suyos, una de las Al−Anka20219

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manos de Sarah se inclinó para levantar el costado de la pierna de Nora cuando el beso se hizo más profundo, más apasionado. Sarah aminoró el beso y se separó de él, alzando lo suficiente para mirar a Nora mientras comenzaba a mover sus caderas, su muslo presionando con más fuerza contra las bragas inundadas de Nora. El material húmedo entre las piernas de los boxes de Sarah hizo contacto con el muslo de Nora. Gimiendo suavemente por el placer, no estaba completamente segura de qué hacer con sus manos, así que solo las colocó a los costados de Sarah. Tardó unos momentos en mover sus caderas juntas antes de que la liberación de Nora golpeara, un fuerte jadeo escapando de su garganta, seguido por el suave suspiro de Sarah momentos después; Sarah las presionó y la besó larga y profundamente, lo que las dejó a ambas respirando con dificultad. Miró a Nora a los ojos y Nora sintió que se mojaba de nuevo. Mientras Sarah la desnudaba, los nervios de Nora empezaron a menguar. La suave voz que Sarah parecía tomando desplegó a Nora a un mundo y un placer que literalmente nunca había conocido. Usando los dedos, la boca y todo el cuerpo, Sarah llevó a Nora a un nuevo paisaje de placer, entrega y confianza. Cuando el sol se levantó sobre la casa y se filtró a través de las persianas que nunca se cerraron del todo, el cuerpo desnudo de Nora estaba completamente envuelto por el de Sarah, el único sonido era la respiración profunda y pareja de ambas mujeres.

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Capítulo Veintidós −¡Bienvenido, bienvenido!−Exclamó Kathryn, con los brazos abiertos para sus padres y sus hermanas.−Puede que nos haya llevado algunos meses, pero finalmente conseguimos este lugar pintado y listo para funcionar. −Hola, todos−dijo el esposo de Kathryn, Jeffrey, dando la bienvenida a sus invitados con abrazos y besos.−Así que me alegro de que pudieras hacerlo. ¿Cómo estuvo el vuelo? −Accidentado, pero estamos aquí. Toda una travesía para encontrar Emerald Lane. Quiero decir, ¿Cuántas Esmeraldas puedes tener? Lane, Street, Court. ¡Buenas noches!−El padre de Jeffrey, dijo William con una sonrisa, abofeteando a su hijo en el hombro.−Muy orgulloso de ti, Jeff. −Cariño, ¿dónde está Billy?−Preguntó Kathryn. −Uh−dijo Jeff, mirando alrededor del gran espacio abierto del piso principal.−No estoy seguro. Probablemente afuera con Stanley. −¿Ustedes todavía tienen ese perro viejo?−Preguntó William con una sonrisa.−Y oye, ¿qué es esto que escuché que este lugar solía ser propiedad de Lawrence Schaeffer, padre? −Sí.−Jeffrey sonrió.−Una de las razones principales por las que quería la casa. Kathryn puso los ojos en blanco.−Ustedes y su fútbol. Iré a buscar a Billy. La morena se dirigió a las grandes puertas correderas en la parte trasera de la casa que conducían al enorme patio trasero.−¿Billy?−Dijo, bajando al amplio patio.−Los abuelos están aquí, cariño. −Mamá−llamó el estudiante universitario de diecinueve años. Kathryn podía oír su voz pero no podía verlo.−Billy, ¿dónde estás?−Entonces Kathryn vio a Stanley sentado obedientemente junto a la casa mirándola. Caminando en esa dirección, notó que la puerta del Al−Anka20219

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el entresuelo estaba abierta. Delicadas cejas bajando, Kathryn se puso en cuclillas.−¿Billy? −¡Mamá, necesito una linterna y ahora!−Dijo, su voz no le dejaba lugar a discusiones. −Está bien−dijo, tratando de pensar en dónde habría puesto su linterna su marido. Decidió probar el garaje, miró a través de los cajones y gabinetes en su banco de trabajo, su caja de herramientas y luego recordó que tenía una en el fondo de su camioneta. Mientras buscaba el kit que Jeffrey había preparado para ella en caso de una emergencia en el camino, Kathryn encontró una larga linterna negra, casi como la que usaría un oficial de policía, y se apresuró a regresar al patio. −Está bien−dijo, otra vez en cuclillas. De la oscuridad almizclada salió una mano, a la que le entregó la linterna.−¿Qué pasa? lejos.

−Espera. Quédate allí, ¿Okey?−Billy dijo, su voz cada vez más

−Está bien−respondió Kathryn, mirando hacia atrás en el patio trasero para ver que la familia comenzaba a reunirse allí. Sonrió y los saludó con la mano. Gritó sorprendida cuando una pelota de tenis salió volando inesperadamente del entresuelo, Stanley se escapó al instante para conseguirla.−Dios mío−se quedó sin aliento, la mano en su corazón. −¿Qué diablos?−Billy dijo desde lejos debajo de la casa. −¿Billy? ¿Qué pasa?−Preguntó Kathryn, asomando la cabeza hacia el espacio. −¡Oh, Dios mío!−Gritó Billy, casi volando fuera del entresuelo, con los ojos muy abiertos y la cara pálida. −Mierda−jadeó.−Jeffrey, Jeffrey ven aquí. −¿Qué pasa, cariño?−Preguntó, bajando por las escaleras del patio y hacia donde Billy yacía tendido, Kathryn en cuclillas junto a él. Kathryn levantó la mirada y se encontró con su mirada confundida.−Creo que algo anda mal.

v Jill estaba entumecida cuando entró a la casa desde el garaje donde Andrew había aparcado el Mercedes. Como una zombi, se dirigió Al−Anka20219

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hacia la cocina. Escuchó la televisión en la sala de estar y una breve mirada mostró a sus hijos viendo una película. Tyler estaba sentado en el rincón del sofá mientras Sylvia se había girado, con el brazo apoyado en el respaldo del sofá mientras miraba a sus padres. −¿Qué pasó?−Preguntó ella. Jill estudió a la adolescente por un momento, dándose cuenta de que ella y Andrew se habían apresurado a salir de la casa sin una explicación. Caminó hacia su hija y, sin decir una palabra, abrazó la cabeza de Sylvia contra su pecho, dejando un beso allí. Miró por encima de la cabeza de Sylvia y se encontró con la mirada de Tyler, su hijo la miraba perezosamente, la ira ardía profundamente. −Ven aquí, hijo−dijo en voz baja, extendiendo un brazo hacia él. Poniendo los ojos en blanco, se levantó del sofá y se acercó al dúo, con una rodilla en el cojín al lado de su gemela mientras estaba reunido en el abrazo de Jill. Sus propios ojos se cerraron cuando sintió los largos brazos de Andrew envolviendo todo el grupo. Tragó la creciente emoción. Lloraría más tarde, sola.

v −¡Kristie! ¡Cena!−LJ gritó mientras preparaba la mesa para tres, había recogido una gran pizza de camino a casa desde el hospital. Regresó a la cocina para tomar bebidas para todos cuando oyó los pies de Kristie caer pesadamente por las escaleras. Él la miró mientras entraba en la habitación. −Hey, chica. ¿Cómo va ese informe? −Es una perra−dijo Kristie.−¿Dónde está mamá?−Preguntó, ayudando a repartir servilletas y utensilios. −En camino. Me envió un mensaje de texto cuando entraba por la puerta. Como si fuera una señal, la gran puerta del garaje comenzó a levantarse, el motor gimiendo hasta que se detuvo. Momentos después, estaba gimiendo de nuevo. LJ miró en dirección al garaje mientras sacaba su propia silla y se sentaba. Él y Adrienne se habían hablado poco desde la pelea unos días antes. −Dios, esto se ve tan bien−dijo Kristie, levantándose de su silla para observar las ofrendas.−Increíble, tienes aceitunas.

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−Por supuesto, ¿qué más?−LJ se rió entre dientes.−Todo lo que odio en la vida se convirtió en vida cotidiana en el momento en que tuve una hija. −Oh, pobre, pobre muchacho−dijo Kristie con un puchero, haciendo reír a los dos. −Hola chicos−dijo Adrienne, entrando a la habitación. Se quitó la chaqueta y el bolso.−Lo siento, llegué tarde. La maldita reunión presupuestaria fue para siempre. −Cena−dijo Kristie distraídamente, agarrando una segunda rebanada y poniéndola en su plato. LJ no dijo nada. Honestamente, no tenía nada que decir. Él y Kristie nunca tuvieron silencio absoluto, momentos incómodos o solo problemas. En verdad, nunca se había llevado bien con nadie como lo hizo con su hija. Él estaba agradecido por ella todos los días. El trío permaneció en silencio mientras tanto LJ y Adrienne agarraban sus rebanadas de pizza y comenzaban a comer. LJ sintió los ojos de su esposa sobre él, por lo que la miró. −Lamento haber recibido tu mensaje tan tarde−dijo en voz baja.−Iré a verla esta semana en algún momento. −¿Ver a quién?−Preguntó Kristie, sorbiendo su vaso de Coca. −Estuve en el hospital hoy−dijo LJ en voz baja, mirando a su hija. −¿Qué? ¿Por qué no me llamaste?−Preguntó, su pedazo de pizza a medio comer volviendo a su plato. −Encontraron a tu tía Shannon−logró LJ, incapaz de mirar los ojos conmovedores de Kristie. −¿Qué?−Estalló.−De llamaste?

nuevo,

pregunto,−¿por

qué

no

me

−Cálmate, Kristie−dijo Adrienne. −Cariño−comenzó LJ,−Yo mismo tuve tan poca advertencia. No sabía lo que estaba pasando. Pero la encontraron viva y está en Parkview.−Él se encontró con su mirada llena de lágrimas. Con una sonrisa comprensiva, extendió la mano sobre la mesa para apretar su mano rápidamente.−Está bien. −Me dirigiré allí en algún momento de esta semana, Kristie. Si quieres, puedes ir conmigo a visitarla.

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−¿Por qué no esperas un poco sobre eso?−Dijo LJ, mirando a su esposa a los ojos.−Ella está en muy malas condiciones.−Él asintió con la cabeza en la dirección de su hija.−No creo que quiera que Kristie vea eso. −Hola−dijo arrastrando las palabras.−Estoy aquí. No tienes que hablar de mí como si no estuviera aquí. −Lo siento, pequeña−dijo LJ con una sonrisa triste. −¿Va a estar bien?−Preguntó Adrienne, usando el tenedor y el cuchillo que Kristie le había dado para cortar su rebanada de pizza. LJ se encogió de hombros, masticando un bocado.−Las lesiones son bastante malas. −Eso es terrible.−Adrienne negó con la cabeza mientras apuñaló un pedazo. −Oh, aquí hay un aviso. Nora te llamará. Ahora que sabemos que Bella estará aquí por un tiempo, si no permanentemente, quiere que se inscriba en la escuela primaria Vineland para el kínder. Es un mes después de empezar el año, y ella no es la tutora legal de Bella. ¿Hay algo que puedas hacer? Adrienne asintió.−Creo que sí. Hablando de la escuela−dijo, con una luz en sus ojos oscuros,−Martin Murphy me llamó hoy. LJ no dijo nada, sintiendo que se le revolvía el estómago mientras se concentraba en su plato de comida.−¿Sí? −George se va a retirar al final del año, como en las vacaciones de invierno. Quieren que comience en enero. Su cabeza se disparó.−¿Qué? La mirada en la cara de Adrienne era cautelosa excitación.−Es el trabajo de mis sueños, Larry. −Lo sé, Adrienne−dijo en voz baja. Eso significaba que tenía que tomar una gran decisión y tenía que hacerlo pronto. Echó un vistazo a Kristie.−¿Quieres mudarte a Denver? −Diablos no−dijo la adolescente, sacudiendo la cabeza. −Cuida tu boca, Kristie.−La endureció.−Chicos, sabían que esto venía.

voz

de

Adrienne

se

LJ se reclinó en su silla, cruzando los brazos sobre el pecho. Él la estudió, con el cerebro dando saltos sobre qué decir. Finalmente, dejó escapar un profundo suspiro.−No quiero mudarme. Página 182 de 288 Al−Anka20219

−¡Maldición, Larry!−Adrienne golpeó su mano sobre la mesa.−¿Por qué tienes que ser así? −Mamá, no es justo−intervino Kristie. −Kristie, esto no te concierne. −¿No me concierne? Me estás pidiendo que deje mi escuela secundaria, de la cual me gradúo en ocho meses. Me estás pidiendo que deje a mis amigos, mi trabajo... −Y Julia−dijo Adrienne sarcásticamente. −Sí, principalmente Julia.−Se apartó de la mesa.−¡Yo no voy! LJ la vio subir corriendo las escaleras, mentalmente contando hasta cinco antes de que la puerta del dormitorio se cerrara de golpe; regresó su mirada a la mujer enojada que estaba sentada frente a él.−Ninguno de nosotros quiere ir, Adrienne. No estaré obligando a nuestra hija a dejar todo lo que conoce porque quieres un nuevo trabajo. −Un mejor trabajo, Larry. ¿Qué parte no entiendes? Más dinero, más opciones para mí. Diablos, incluso para ti. Él la miró, su enojo subía, aunque hizo todo lo posible para no dejarlo salir. Este era un momento extremadamente importante y él lo sabía. Tenía que jugar bien.−Siempre has sido ambiciosa−se estremeció, incluso su tono.−No hay nada de malo en eso. Me conoces, hemos estado juntos casi veinticinco años. He puesto veinte años en esta escuela, en este distrito, crie a mi hija en esta casa.−Agitó su mano, indicando la casa a su alrededor.−Mi hermana está medio muerta en una unidad de cuidados intensivos y mi familia me necesita; más importante aún−se inclinó hacia adelante, con los codos apoyados sobre la mesa.−Los necesito y me ha llevado mucho tiempo darme cuenta de eso. −¿Y qué hay de tu familia, Larry? ¿Hmm? ¿Qué hay de tu esposa? ¿Qué hay de su hija? ¿Nos podemos venir de primero? −Estoy poniendo a mi hija primero−respondió.−No voy mantenerla lejos de su vida aquí. La mirada de Adrienne bajó a su plato.−Entonces−dijo en voz baja,−¿qué significa esto? Va a ser un poco difícil tener un matrimonio a ciento veinte millas de distancia, ¿no crees?−Cuando LJ no dijo nada, ella lo miró.−¿O ese es el punto?

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−He estado pensando mucho últimamente y me pregunto qué tipo de matrimonio tenemos exactamente. −¿De qué estás hablando? Siempre hemos tenido un buen matrimonio, Larry. Hemos proporcionado una buena vida y un buen hogar para nuestra hija, en caso de que lo haya olvidado; y−agregó,−gran parte de esa buena vida proviene de la ambición que mencionaste con tanta ligereza. −Sabes, Adrienne−dijo en voz baja, con el corazón pesado y dolorido,−tu mayor problema en todos estos años ha sido tu boca, las cosas que dices. Realmente me has lastimado. −Oh, Jesús.−Suspiró, recostándose en su silla.−¿Qué estás diciendo, Larry? −Estoy diciendo, creo que deberías tomar ese trabajo.

v −Adelante−fue la respuesta amortiguada a la llamada de LJ. Agarró el pomo de la puerta y lo giró, empujando la puerta con la mano libre. Dentro de la habitación de color anaranjado brillante, pintada de vivos colores, Kristie yacía boca abajo en su cama, con su tableta frente a ella. −Oye, chica−dijo, acercándose a ella mientras se movía para sentarse.−Realmente no conseguiste la cena, así que aquí hay una pizza caliente y…−sacó la lata fría de Coca Cola del bolsillo de su pantalón−…algo para beber. −Gracias, papá−dijo ella, aceptando la comida y el refresco.−¿No tendrá mamá un ataque? No podemos comer en nuestras habitaciones, ¿recuerdas? Él se rió entre dientes.−Sí, bueno, no estoy exactamente preocupado de que vuelvas a derramar tu Kool Aid en la alfombra. Dio un mordisco a la pizza y lo miró donde estaba sentado en el borde de la cama.−Nos estamos mudando ¿no? Él la miró a los ojos y sonrió mientras negaba con la cabeza.−No, tomé una decisión ejecutiva. No es correcto para nosotros. −Entonces−dijo arrastrando las palabras,−¿Qué hay de mamá?

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LJ dejó escapar un profundo suspiro y se miró las manos, que descansaban en su regazo.−Le dije que tomara el trabajo. Lo que ella decide hacer, lo hace. Kristie dio otro mordisco, masticando pensativamente. Lavó la comida con un trago de su Coca.−Esto es serio, ¿no?−Preguntó sabiamente. Él le dio una sonrisa reconfortante.−No necesitas preocuparte por eso, cariño. Todo saldrá bien.

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Capítulo Veintitrés Andrew tamborileó nerviosamente con los dedos mientras estaba sentado en la mesa de la cafetería local, The Hanging Tree Café; bebió un sorbo de caramelo macchiato mientras observaba el lugar, asegurándose de que nadie que él conocía pasara frente a los grandes ventanales de vidrio o que pasara a tomar un café o los tentadores burritos del desayuno. Él revisó su Rolex. Eran casi las dos y veinte. Ella llegaba tarde y él se estaba poniendo nervioso. Respirando, tomó otro sorbo de su refrescante bebida de café. −Lamento mucho llegar tarde−dijo Laura, corriendo hacia su mesa, mirando por encima del hombro antes de sentarse.−Jordan se enfermó en la escuela, así que tuve que recogerlo y llevarlo a casa. −Está bien.−Andrew sonrió, un poco incómodo y torpe.−Gracias por venir. ¿Puedo traerte algo?−Preguntó, levantando su propia taza para enfatizar. −No estoy bien. ¿Entonces, cómo estás? Andrew sintió que ella estaba tan nerviosa como él y eso ayudó un poco.−Escucha, espero que no tomes esto de la manera equivocada porque no lo digo en serio−comenzó, con el corazón palpitando y las palmas de las manos sudando. Las dejó caer por debajo del nivel de la mesa y las secó en los muslos de sus pantalones.−Pero, creo que cometimos un gran error. Laura Caffey soltó un fuerte suspiro.−Estoy tan feliz de oírte decir eso, Andrew−dijo en voz baja.−Me siento igual. He estado atormentada por la culpa desde entonces. −Yo también.−Él dejó escapar un suspiro de alivio. Después de todo lo que está amable y dulce mujer había pasado, lo último que quería hacer era lastimarla aún más.−Amo a mi esposa, Laura; sinceramente lo hago−dijo, incapaz de evitar el dolor en su voz.

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−¿Lo sabe ella, Andrew?−Le preguntó amablemente Laura.−Quiero decir,−aclaró con la mirada dura que él le dio.−¿Sabe qué piensas que ella es hermosa? ¿Es sexy? ¿Que la atesoras? El instinto y la reacción automática de Andrew fueron de enojarse y ofenderse, pero se contuvo de reaccionar o decir algo durante un largo momento, teniendo en cuenta lo que ella había preguntado.−Bueno, me voy todo el tiempo porque me trabajo para darle todo lo que quiere. No siempre es una mujer fácil de complacer−agregó con una pequeña sonrisa. −Señor, entiendo eso−dijo con una sonrisa a juego.−Robert puede ser un oso por favor. La casa no está lo suficientemente limpia, la cena no es lo suficientemente buena o no estaba en la mesa lo suficientemente rápido. No hay suficiente sexo.−Se miró las manos, que descansaban sobre la mesa.−Puede ser emocionalmente agotador. −Lo siento, Laura−dijo en voz baja.−¿Es él el hombre adecuado para ti? Ella se encogió de hombros.−¿Qué opciones tengo? Estoy enferma, todavía tengo hijos en casa. No puedo ir a trabajar para apoyarnos, y solo estoy demasiado agotada todo el tiempo para ser madre soltera. Es lo que es, ¿sabes? Pero tú, Andrew, creo que tú y Jill tienen una oportunidad...si quieres una.−Lo estudió.−¿La quieres?

v −Creo que habrías tenido una buena carcajada, hermanita,−Nora dijo lo más suavemente posible usando lo que esencialmente se resume a una toallita de bebé para adultos que las enfermeras le dieron para limpiar la cara, los brazos y las manos de Shannon, que fueron desenvueltos para propósitos de un baño y luego serían vueltos a envolver. El intenso régimen de antibióticos que le habían administrado vía IV había matado a la infección bacteriana.−Ayer fue su primer día y buen Señor, ¡esa chica lo mató!−Se rió, tirando la toalla que había usado en la papelera antes de agarrar otra de la caja.−Bella es una niña realmente genial.−Dejó de hacer lo que estaba haciendo y miró hacia el rostro pálido e inmóvil de su hermana pequeña.−Ella ha cambiado mi vida, Shannon. −¿Cómo está nuestra ML esta mañana? Nora levantó la vista y sonrió.−Hey, Rachel. Está bien, supongo; cualquier día que ya no tengamos que usar lo que equivale a un traje

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de materiales peligrosos es un buen día.−Se rió.−Tan agradecida de que la infección se despejo. −Sí, eso fue bastante peludo.−La enfermera, vestida con uniforme amarillo brillante, se acercó a la cama.−Oye, cariño−le dijo a Shannon.−Luces bien hoy, pequeña.−Alargó la mano y apoyó una mano en el brazo de Shannon antes de levantar su portapapeles para registrar los signos vitales de Shannon. Nora estudió a la pequeña enfermera rubia por un momento. Era un amor y una bola de energía y luz. Le recordó bastante a Meg Ryan, en, Tienes un e−mail, con su corto peinado deportivo, sonrisa contagiosa y risa, y brillantes ojos azules. −¿Cómo está ella?−Preguntó, alejándose de la cama para apartar la enfermera. Nora estaba sentada en una silla junto a la ventana. −Bueno−dijo la enfermera Rachel Quinn, garabateando algunas notas antes de echarle un vistazo a Nora.−Nada ha disminuido, lo cual es genial, pero estoy viendo un poco de mejora en su presión arterial. −Eso está bien, ¿sí? −Sí, señora−dijo Rachel con la brillante sonrisa por la que Nora estaba empezando a conocer.−Estoy segura de que su médico estará encantado. Ambas se volvieron cuando la puerta de la habitación se abrió, y LJ entró. Miró a Rachel y la saludó cortésmente antes de acercarse al abrazo que esperaba de Nora.−Hey. −¿Quién es?−Preguntó Rachel, extendiendo una mano hacia el recién llegado. −Este es nuestro hermano, LJ. LJ, la enfermera del día de Shannon, Rachel. −Hey, Rachel. Gracias por cuidar a la pequeña hermana, aquí. −Es mi trabajo−dijo con una sonrisa feliz.−Los dejaré solos. Que tengas un gran día. Nora se dio cuenta de que LJ también estaba viendo a la linda enfermera partir. Incluso en uniforme, era evidente que tenía un trasero muy bonito. −Lo siento, no he estado aquí por un par de días−dijo LJ, caminando hacia la cama donde extendió la mano y colocó su mano sobre la pierna de Shannon. Sus manos todavía estaban vendadas,

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aunque no tan fuertemente como habían estado. El vendaje en su cabeza también había sido algo degradado. −No te preocupes. ¿Cómo va la práctica para El Pigskin Classic? LJ dejó escapar un gemido, se inclinó y le dio un suave beso a Shannon en la mejilla antes de dejarse caer en la silla junto a la de Nora.−Ya estoy harto−dijo rotundamente. Lo miró, sorprendida en sus cejas alzadas. No dijo nada, pensando en lo que Kristie le había dicho.−Así pues, recibí un mensaje de texto el otro día−comenzó.−Kristie dice que su madre se mudará a Denver en unos meses. ¿Es eso cierto? Él asintió con la cabeza, dejando escapar un profundo suspiro cuando extendió la mano y ajustó la gorra de béisbol de su Ciclones.−Sí. −Así que, ¿te estás mudando, entonces?−Pescó, girándose levemente en la silla para descansar su brazo en la parte de atrás, su mano colgando sobre el frente. Él negó con la cabeza lentamente, sin dejar de mirarla.−No. Sostuvo su mirada, y cuando se dio cuenta de que ya no habría más, se aclaró la garganta.−¿Qué significa esto, LJ?−Preguntó amablemente. −Significa que creo que es hora de vivir mi propia vida, tomar mis propias decisiones.−Apartó la mirada de ella, sus cejas cayeron y una pequeña arruga formándose entre sus ojos.−Soy infeliz, Nor. Lo he sido durante mucho tiempo.−Él le lanzó una mirada y una pequeña sonrisa cuando Nora le puso la mano en el hombro.−Sabes,−continuó, tomando la mano de Nora y entrelazándola con la suya,−viendo cómo papá trataba a mamá, hasta el punto en que ella se fue, y luego viendo cómo trataba a la cadena de mujeres que surgieron después de eso...−Le dio a Nora una mirada dura−Cómo trató a Jill...−Negó con la cabeza.−Decidí hace mucho tiempo que nunca sería ese tipo de hombre, ese tipo de esposo o padre. ¿Ya sabes? Nora le dio una sonrisa amorosa llena de la adoración que sentía por su hermano mayor. Le apretó la mano.−LJ, no está en ti ser como él; nunca lo has sido, nunca lo serás. Quiero decir, demonios, eres el mejor maldito padre que he visto en mi vida.−Se aseguró de que él la mirara a los ojos antes de agregar,−nunca lo olvides nunca, ¿de acuerdo? Si alguna vez tengo hijos, o por el tiempo que tenga Bella, solo puedo esperar ser la mitad de padre que eres.

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Soltó su mano solo para estrecharla, aunque incómodo, sobre el brazo de la silla.−Te amo, hermanita. −Yo también te amo. −¿Es absolutamente terrible para mí que no tenga ni un gramo de respeto por mi propio padre?−Preguntó LJ en voz baja. Nora no respondió durante un largo momento antes de negar con la cabeza.−No. Creo que la gente aprende cómo los tratamos o cómo nos sentimos con respecto a ellos, buenos y malos, ¿sabes? Amor, respeto, todo eso, no es algo dado, no es un privilegio. Al menos, en mi mente, de todos modos. Él asintió y le sonrió.−Me gusta eso. Entonces, ¿ha estado mucho Sarah cerca? Decididamente incómoda, Nora aclaró su garganta y se sentó un poco más derecha en su silla. No estaba dispuesta a contarle sobre la última vez que había visto a la hermosa morena.−No−se las arregló, quitándose la mano de él mientras se metía el pelo detrás de la oreja.−Quiero decir, su parte del caso ha terminado, así que...−se encogió de hombros e intentó dar una sonrisa indiferente.−…Ahora le toca a la policía de Colorado Springs continuar el caso y trabajar con la gente de Cheyenne, por lo que dijo.−Se encontró con su mirada.−¿Qué? −Todavía te importa, ¿no? Nora dejó escapar un suspiro y rechazó sus palabras.−No estés loco, LJ. Eso fue hace mucho. −Ujum. Ya sabes, nunca me dijiste lo que pasó con ustedes, cómo terminó. Nora dejó escapar un bufido.−Hice lo que siempre hago. −¿Qué es eso? −Correr−dijo sin rodeos. −Ustedes estuvieron juntas por qué, ¿casi dos años? −Sip. Ese tipo que teníamos como compañero de cuarto, Daniel, estaba terminando su residencia y se mudaba. Sarah sugirió que ella y yo también saliéramos de la casa y consiguiéramos nuestra propia casa, ya sabes, solo nosotras. −¿Y qué dijiste tú?

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−Le dije que había conseguido la pasantía con Nat Geo y dos semanas más tarde estaba en un avión a Australia.−Cuando no escuchó nada, miró a su hermano que la miraba con sorpresa.−Lo sé−susurró.−La cosa más mierda que he hecho alguna vez. Siempre me he arrepentido desde entonces.−Dio una risa triste.−Ella siempre va ser la que deje escapar. −Sabes, hermanita−dijo LJ gentilmente,−puedo escuchar el dolor en tu voz y, para serte sincero, aún podía ver una conexión entre ustedes dos. Pase lo que pase, incluso si nunca la vuelves a ver, la verdad es que nunca funcionaria, incluso si hubieras estado cerca. Lo miró confundida.−¿Qué quieres decir? −Ustedes dos eran jóvenes. Digamos que hubieras aceptado su oferta y tuvieran su propia casa. Incluso digamos que ustedes llevaron las cosas más allá.−Él se encogió de hombros.−Entonces ustedes eran personas diferentes. ¿Quién dice que no habría terminado en un desastre absoluto? Como en, hasta el punto en que no conseguir lo que tienes ahora. −¿Qué es eso? −Paz−dijo solo.−Durante estas horribles semanas, parecía que ustedes dos encontraron algo de equilibrio. Para alejarse sabiendo que ambas están bien, ambas sobrevivieron a una experiencia dolorosa de hace un millón de años. Aunque su corazón aún dolía, sonrió.−Gracias, LJ−susurró, tomando su mano en la de ella.

v Jill llevó el vaso de agua fría del dispensador de la nevera hasta el baño principal.−Aquí. De pie en el centro de la habitación con el torso desnudo y con el cinturón y los pantalones vaqueros desabrochados, Robert tomó el agua.−Gracias. Jill se alejó mientras tomaba el analgésico que le había dado. Un accidente más temprano ese día en el trabajo lo había dejado con un gran dolor de cabeza. Sentada en la silla de respaldo de la esquina, cruzó una pierna elegante sobre la otra. Robert había llegado pocos minutos antes, el tiempo suficiente para pedir la medicación sin receta y orinar; tuvo que admitir, mientras lo miraba, le molestaba que

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acabara de estar en el baño, usando el inodoro que ella y Andrew usaban a diario. Tonto como ella sabía que era, algo dentro se sentía diferente, miró su pecho bien desarrollado y por lo general no amaba nada más que pasarse las manos por encima. Sus brazos y muslos eran musculosos por décadas trabajando en la construcción, pero de alguna manera, la dejó seca hoy. −Así que.−Golpeó el tocador con el vaso de agua vacío, sin darse cuenta de la mirada que estaba recibiendo por el anillo de agua que el cristal dejaba en la madera cara.−Consigue esta mierda−continuó, sacando el cinturón de las asas de sus pantalones vaqueros.−Creo que Laura puede estar acostándose con alguien.−Tiró el accesorio al suelo y luego se dejó caer en el banco al final de la cama para comenzar a desatar sus botas de trabajo.−¿Qué mierda?−Dijo, mirando por sobre su hombro para encontrarse con su mirada.−¿Ya sabes? Eso es jodidamente atrevido. De repente, Jill se sintió completamente disgustada; levantándose de la silla, recogió sus ropas descartadas y las empujó hacia él.−Necesito que te vayas. −¿Qué?−Preguntó, con los ojos muy abiertos mientras miraba la colección en sus manos.−¿Por qué? −Robert, necesito que te vayas−dijo, sin su paciencia. Él sonrió.−¿Qué, el coño sangra?−Dejó caer todo lo que ella le había empujado y caminó detrás de ella, apretando su entrepierna en su culo sugestivamente.−Hay formas de evitar eso, bebé. Enojada y disgustada, se volvió y lo empujó violentamente lejos de ella.−¡Fuera!−De nuevo, juntó la pila de su ropa. Esta vez, sin embargo, salió furiosa del dormitorio y las arrojó sobre la barandilla, dejando que las prendas cayeran al suelo, muy abajo.−¡Fuera! Pasó corriendo junto a ella, casi tirándola escaleras abajo en su prisa por llegar a sus cosas. Se quedó de pie en el vestíbulo, sujetando y abrochándose los pantalones vaqueros antes de agarrar su camiseta y tirar de ella sobre su cabeza y colocarla en su lugar. −Te arrepentirás de esto, perra−gruñó.−Seguro que a tu esposo maricón le encantaría saber quién se lo ha estado dando a su puta esposa.

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Jill se paró en la parte superior de la escalera, estremeciéndose con el golpe de la puerta principal.−Dios−susurró, las manos subiendo para cubrir su rostro.−¿Que voy a hacer?

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Capítulo Veinticuatro El suave gemido se liberó mientras succionaba suavemente el pezón duro en su boca, lo que provocó un gemido en su propia garganta, dejó escapar un segundo gemido ante el sabor de su carne, el olor de su perfume y la sensación de sus uñas sobre sus hombros. −Sarah... −¿No crees? Sobresaltada, Sarah miró hacia la mesa en la cena.−¿Qué? Lo siento.−Agarró su agua y tomó un trago largo para refrescarse, así como traerse de vuelta a la realidad del momento y no al sueño de la noche anterior.−¿Bebiste toda la botella, dijiste? Devon sonrió y negó con la cabeza.−Maldita sea, Detective, creo que su cabeza está en otro lugar. Sarah le dio una sonrisa tímida.−Lo siento. Un nuevo caso en el que estoy trabajando, un poco agobiante. −Hombre, lo entiendo. −Damas, ¿les gustaría ver nuestro menú de postres?−Preguntó el camarero, con las manos a la espalda y mirando de uno a otro. Sarah miró a Devon.−¿Quieres algo? −No, estoy bien, gracias. Sarah le sonrió al joven.−Solo la cuenta, por favor. Después de dejar el restaurante, Sarah se abrió paso entre el ajetreado tráfico de Colorado Springs para llegar a la pequeña casa de dos habitaciones que Devon tenía. Contando su primer almuerzo, que fue interrumpido, esta era su tercera cita, y a Sarah le gustaba la rubia valiente sentada a su lado. Aun así, ella estaba profundamente inquieta por su sueño. El beso apasionado que había compartido con Nora la última noche que había estado en su casa había desatado una tormenta de recuerdos, sentimientos y la realización de lo solitaria que estaba Al−Anka20219

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Sarah; incluso mientras conducía a la casa de una mujer que sabía que estaba interesada en ella, se sintió sola. Se detuvo frente a la casa, echó un vistazo más allá de su pasajera para echarle un rápido vistazo.−Pequeño y lindo lugar. −Gracias−dijo Devon, orgullosa de su voz cuando también echó un vistazo a su casa.−Todavía necesita algo de trabajo, pero generalmente estoy tan agotada en mis días libres que me está tomando una eternidad, ¿sabes? Sarah asintió.−Lo entiendo. Me tomó años lograr renovar mi casa por completo. −Y, tan pronto como termines, todo lo que hiciste vuelve a estar fuera de moda−dijo Devon con una sonrisa. −Dios.−Sarah puso los ojos en blanco.−No digas eso.−La energía cambió cuando se encontró con la mirada de Devon. −Sabes, probablemente eres la mujer más bella que he visto en mi vida, Sarah−dijo Devon en voz baja. El estómago de Sarah se revolvió con los nervios. Quería correr pero decidió quedarse, ver a dónde iba. Donde su mente había estado durante la cena y la mayoría del día era demasiado peligroso, y ella tenía que evitarlo a toda costa. Como le había dicho a Nora esa noche en la granja, no podía ir allí de nuevo. −Gracias. Creo que eres bastante adorable. Devon sonrió, mostrando los hoyuelos. Se desabrochó el cinturón de seguridad y se inclinó hacia Sarah. Levantando una mano, enterró sus dedos en largos y oscuros cabellos, lentamente llevando la boca de Sarah a la suya. El beso fue suave, al igual que los labios de Devon. Sarah se permitió responder al beso, esperando que la sensación y el sabor de la boca de Devon la distrajeran y la ayudaran a averiguar dónde iría después. Cuando la lengua de Devon jugueteó con su labio inferior, permitió la entrada.

Sarah no tenía idea de cómo había empezado, pero lo siguiente que supo fue que presionaba a Nora contra la nevera, con un beso caliente, húmedo y exigente. Nora respondió, con los dedos apretados en el cabello de Sarah, manteniéndolas juntas mientras se libraba una guerra, primero en la boca de Nora y luego en la de Sarah, con los cuerpos juntos, empujando la pesada nevera contra la pared. Al−Anka20219

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Respirando pesadamente, Sarah se alejó de Devon, incapaz de distraer la escena de la cocina de Nora.−Lo siento−dijo en voz baja, sacando una mano temblorosa para alisarse el pelo de la cara.−Lo lamento mucho. Devon levantó una manga y se limpió la boca mientras miraba hacia otro lado por un momento. Dejando caer su brazo a su lado, miró a Sarah.−¿Qué pasa? Sarah dejó escapar varias respiraciones antes de explicar.−Mira, alguien que una vez me interesó profundamente ha vuelto a mi vida y...estoy confundida. Devon sonrió.−Supongo que solo somos un gran cliché lésbico, ¿no?−Ante la mirada confundida de Sarah, a continuó.−Tú, la policía lesbiana, yo la bombera lesbiana y luego la ex regresa a la escena.−Le dio una sonrisa triste.−Todo lo que necesitamos es un U Haul en algún lugar de esta historia y estará completa. Bueno, eso y si fuera una Oficial Correccional o algo así. Sarah podía oír fácilmente la decepción en la voz de Devon.−Lo siento, Devon. Realmente nunca quise que esto sucediera. Nunca. Devon asintió.−Lo sé.−Estudió a Sarah por un momento.−La amabas, ¿verdad? Sarah echó un vistazo a la calle oscura frente a ellas y sonrió.−Sí. −Bueno, gracias por la cena,−dijo Devon, abriendo la puerta y saliendo del Mustang. Alargó la mano y apretó brevemente el brazo de Sarah antes de que ella saliera del coche, cerrando la puerta detrás de ella.

v Con las máscaras firmemente en su lugar, la forense agarró con cuidado la cremallera oxidada con las manos enguantadas, tirando suavemente, eventualmente cedió y la llevó hasta el final de la bolsa de lona de gran tamaño, cualquier color y diseño destruido por los elementos hace mucho tiempo. −¿Todos listos?−Preguntó, mirando a su audiencia, a su asistente, ME, y dos detectives de homicidios. Ante su asentimiento, abrió los lados de la bolsa. Había estado haciendo esto por más de veinte años, pero estaba sorprendida.

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−Jesús−murmuró uno de los detectives, dando un paso adelante y mirando dentro de la bolsa.−Parece algo que debería estar en una tumba egipcia−comentó, la voz amortiguada detrás de su máscara. −¿Es eso cinta o algo?−Preguntó el otro detective, señalando. −Sí, parece como una cinta adhesiva.−El ME miró al detective que preguntaba.−Tendremos que limpiarlo en busca de huellas dactilares, ADN, todos los sospechosos habituales. −¿Cuánto tiempo piensas que estaba debajo de allí? Sacudió su cabeza.−No estoy segura. Descubriremos más de la autopsia.

v −¿Ezra?−Llamó Jill desde donde estaba lavando las manos y las rodillas en el baño principal. Cuando el ama de llaves no se presentó, volvió a llamarla. −¿Sí, Sra. Lacey?−Preguntó la mujer mayor, asomando la cabeza dentro del baño. Sus ojos marrones se abrieron ampliamente mientras miraba a su alrededor.−Um, perdóneme, Sra. Lacey, pero ¿qué estás haciendo? Me dirigí aquí después del baño de los niños. −No, está bien. Me estoy ocupando de nuestra habitación y baño hoy, ¿está bien? ¿no?

Ezra le dio una sonrisa extravagante.−No lo mataste finalmente,

Jill la miró desde su lugar en el piso, soplando un largo mechón de flequillo de sus ojos.−No me tentarás−respondió ella con una sonrisa.−Te llamé aquí para contarte sobre nuestra habitación, pero ¿podrías traer esos filetes al adobo antes de irte? −Claro, señora Lacey. −Gracias−dijo Jill, volviendo a su limpieza.

v Andrew mordió nerviosamente su labio mientras conducía el Mercedes a través de las sinuosas calles de su vecindario. Miró hacia el asiento del pasajero, notando el ramo de dos docenas de rosas rojas. Se sentía como un colegial inseguro. Al−Anka20219

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Tomó el último giro que lo llevó a su calle, el lujoso automóvil disminuyendo la velocidad mientras conducía cerca de su casa, notando la camioneta estacionada en el camino de entrada. −¿Quién demonios?−Murmuró, tirando del auto hacia la acera y apagando el motor mientras estudiaba el vehículo. Él nunca lo había visto antes. Agarrando las flores, Andrew se bajó de su auto y se precipitó por la pasarela hacia la casa. Su furia no conocía límites para lo que sabía que estaba a punto de ver mientras ascendía por la larga escalera y entraba en el dormitorio. Se detuvo en seco, absolutamente confundido cuando una sorprendida Jill lo miró desde donde estaba poniendo sábanas limpias en la enorme cama tamaño King que compartían. −¿Andy? −¡No me llames Andy!−Tronó, tirando las flores al suelo.−¿Dónde está él?−Rugió, abriendo la puerta del armario, viendo solo ropa cuidadosamente doblada y colgada.−¿Eh?−Exigió, mirándola mientras se dirigía al baño.−¿Dónde está el? −Andy, ¿de qué estás hablando?−Preguntó Jill, apresurándose hacia él.−¿Quién? −¡Robert! Su camioneta está en el maldito camino de entrada−gruñó, señalando con el dedo hacia la gran ventana en la parte delantera de la casa. −Andy, no hay ningún hombre aquí−dijo Jill, sacudiendo la cabeza.−Lo juro. −Entonces, ¿de quién es esa camioneta?−Exigió, empujándola hasta que chocó contra la pared, una bocanada de aire salió de entre sus labios. Él la estaba amenazando, lo sabía, pero estaba casi rojo por la furia y los celos. Sus palmas estaban plantadas a cada lado de su cabeza, y él podía ver las lágrimas en sus ojos. En algún lugar muy adentro, una pequeña voz le decía que se calmara. La estaba asustando muchísimo.−¿Quién?−Preguntó de nuevo, aunque su voz se había calmado un poco. −Señora. Lacey, te veré el martes−exclamó Ezra desde el piso de abajo, como si fuera el momento.−Los filetes están en adobo como usted pidió. −Gracias, Ezra,−gritó Jill, su mirada nunca dejando a Andrew y su voz temblaba de emoción. Al−Anka20219

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Como un globo que había sido pinchado con un alfiler, la ira y la energía volaron de él y se desinfló. Apoyó la frente en la pared justo arriba y al lado de la cabeza de Jill. Las emociones de las últimas semanas desde que se había enterado, así como su estúpido intento de venganza, surgieron dentro de él. Sin previo aviso, el aguijón de las lágrimas pinchaba detrás de sus ojos. −Lo sé−gimió, una declaración en dos simples palabras. Sintió un toque vacilante en su espalda y escuchó a Jill sollozar. −Lo siento−susurró.−Lo siento mucho. Las lágrimas vinieron, y él la abrazó, aplastando su pequeño cuerpo con el suyo, sus dedos como garras mientras ella se aferraba a él.−Lo siento, también−se apagó. −Te amo, Andy. Maldita sea, lo hago−exclamó Jill. No podía hablar, así que, en cambio, la agarró por la cara y la trajo para un beso intenso, a lo que ella respondió de inmediato, la salinidad de sus lágrimas mezcladas en su lengua. Tardó unos segundos antes de que el beso se le fuera de las manos, respirando con dificultad, dos pares de manos estaban empujando los pantalones de yoga de Jill y las bragas de un solo golpe. Mientras ella trataba de salir de ellos, sus manos estaban en la bragueta de Andrew, tirando casi dolorosamente para liberar el botón y la cremallera. −Ow−jadeó. −Lo siento−dijo con una sonrisa de disculpa, que rápidamente se deslizó de sus labios cuando Andrew la levantó en sus poderosos brazos, sus piernas envolviendo sus caderas.

v Quince minutos más tarde y agotado, la condujo a la cama donde se dejaron caer sobre ella, Jill inmediatamente se levantó en sus brazos. −Supongo que esas eran para mí−dijo. −¿Qué? −¿Las rosas? Él se rió entre dientes.−Sí. Lo siento por eso. −No me has traído flores en años−susurró, la cabeza apoyada en el hombro y el brazo colgado sobre su estómago. Todavía llevaba su

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chaqueta de traje, camisa de botones con almidón, y corbata de rayas azules y negras. −Lo sé−dijo, dejando escapar un profundo suspiro mientras pasaba los dedos por su pelo.−Lo siento, Jill. Te he fallado. −No, Andy.−Su voz era suave mientras recolocaba su cabeza.−Nos fallamos uno al otro. Él consideró sus palabras por un largo tiempo y luego preguntó:−¿Cómo arreglamos esto? ¿Dónde te falle, en tus ojos? Ella levantó la cabeza y la apoyó sobre una palma hacia arriba para poder mirarlo.−No lo sé. Supongo que nunca estuviste aquí; incluso cuando te pedí que lo hicieras, siempre había algo más que tenías que hacer.−Lo miró a los ojos.−Creo que al principio estabas trabajando duro para construir una buena vida para nosotros, especialmente una vez que nacieron los gemelos. Pero…−se encogió de hombros−…en algún punto del camino, tu carrera, la empresa, fue mucho más importante que cualquiera de nosotros Levantó una mano, pasando la yema del dedo por una suave mejilla.−¿Sabes qué tiene de irónico eso? A pesar de lo duro que estaba trabajando para ti, para los niños, sentía que todo lo que querías era más y más y más. Como que nada de lo que hiciera fue suficiente para ti; no podría ganar suficiente dinero, no podría darte una casa lo suficientemente grande, todo eso. −Creo que tenemos que conseguir algo de ayuda psicológica, Andy.−Se acercó y cubrió su mano con la suya, llevándola a los labios antes de dejarla ir.−Te amo mucho, pero creo que se ha hecho mucho daño.−Bajó la vista.−Estoy profundamente avergonzada de algunas de las cosas que he hecho−susurró. Soltó un bufido triste antes de encontrarse con su mirada otra vez.−Irónicamente, esta situación con Shannon me ha hecho parar y pensar en muchas cosas. Él le sonrió, notando lo hermosa que era. En ese momento, vio a la adorable criatura que había conocido en esa fiesta veinticinco años atrás, que había apretado su corazón en ese mismo momento.−Yo también−susurró. Él llevó una mano a la nuca y la trajo hacia abajo para un prolongado beso.−Tenemos mucho de qué hablar, incluso qué hacer con Tyler. Pero sí, creo que ayuda psicológica es una buena idea.

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v Más tarde esa noche, Jill se sentó acurrucada en la silla de respaldo lateral en la esquina de la habitación vestida solo con una de las camisas abotonadas de Andrew. Observó dónde dormía, con el pecho desnudo visible con las sabanas colocadas justo encima de su cintura. Lo estudió, notando lo completamente guapo que era y sonriendo, sintiéndose afortunada de que la amara. Dirigió su mirada hacia su teléfono, que descansaba en su mano, hizo tapping en su código y luego pasó las aplicaciones hasta que encontró el archivo llamado Lista Negra. Al abrirlo, miró con disgusto por lo que había estado una vez muy orgullosa: Robert, Branson, Alex, James, Ben, y Maryanne. Cada nombre era alguien con quien ella había encontrado un gran placer, cada uno con su talento especial. Con unos pocos golpes y un toque de su dedo, la lista y su información de contacto colectiva desaparecieron. Tocó Guardar y estaba a punto de apagar su teléfono. Después de un momento de reflexión y unos cuantos toques más, la aplicación también desapareció; dejó el teléfono a un lado y se quitó la camisa desabotonada antes de volver a la cama.

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Capítulo Veinticinco Con los ojos cerrados, una sonrisa cubrió sus labios mientras inhalaba el aire perfumado de lilas. Abriendo ojos claros y verdes, miró a su alrededor, notando un campo completo de gloriosas y vívidas flores púrpuras que la rodeaban. Miró hacia abajo y vio que llevaba un vestido de verano con una falda que fluía suavemente alrededor de sus piernas; estaba descalza, la sensación del suelo bajo sus pies era tan suave y fría. Comenzó a caminar a través de las flores, permitiendo que sus manos se extendieran y que las palmas le hicieran cosquillas con el suave toque de la fragante suavidad, casi como el beso de una mariposa; eso es lo que su madre solía decirle cuando era muy pequeña. Su madre. ¿Cómo lo había recordado? Había abandonado a la familia así, hace tanto tiempo. Sintiendo que la miraban, se volvió y vio a una mujer caminando hacia ella. Iba vestida informalmente con pantalones cortos blancos y una camiseta con mangas cortas y rayas rojas horizontales. Su cabello rubio oscuro de longitud mediana se alzó ligeramente con la brisa, pero lo más notable fue la hermosa sonrisa. −¿Mamá? −Hola, dulce niña−dijo en voz baja, envolviéndola en un cálido abrazo.−Es hora. −¿Es hora de qué?−Dijo ella, con los ojos cerrados mientras se dejaba encapsular por el amor que sentía irradiando de la mujer que la abrazaba. −Hora de despertar. −No quiero.−Su sonrisa se amplió ante la risa que escuchó, que vibró a través de su cuerpo. −Lo sé. Despierta, nena. Despierta, ella te necesita. −Tengo miedo−susurró, lágrimas cayendo a sus ojos. Al−Anka20219

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−No lo hagas.−La mujer mayor se apartó lo suficiente como para mirar a una mirada verde llena de lágrimas.−Estoy contigo. Te amo. −Yo también te amo. El sonido constante y uniforme del monitor cardíaco adquirió un pitido adicional, luego dos y tres antes de que el ritmo cardíaco aumentara. Los ojos verdes se abrieron solo para parpadear dos veces, se cerraron y luego se abrieron lentamente otra vez.

v −¿Qué demonios estabas pensando, Beau?−LJ dijo por lo bajo, releyendo la frase que su alumno usó en la respuesta a su pregunta de prueba.−Por Dios.−Negó con la cabeza mientras hacía clic en la función de Comentario y escribía un comentario para que el adolescente lo leyera cuando recibiera el archivo de resultados de la prueba en su computadora portátil emitida por la escuela.−¿Sí?−Dijo al tocar la puerta de la oficina mientras escribía sus pensamientos; levantó la vista cuando se abrió la puerta.−Oye. −Hola−dijo Adrienne.−Uh, ¿puedo entrar?−Preguntó, sonando insegura. −Sí.−LJ se quitó los lentes para su computadora y los arrojó al escritorio mientras se recostaba en su silla. Algo había cambiado entre ellos. Desde que había puesto el pie en el suelo y dejado en claro sus intenciones,—sin mencionar las de Kristie—su esposa había estado callada y tal vez incluso sombría. Adrienne se acercó a su escritorio y se sentó en una de las dos sillas que tenía delante.−Susan llamó. −Está bien−respondió en voz baja, curioso por lo que su agente de bienes raíces tenía que decir.−¿Qué dijo? −Bueno−comenzó Adrienne, con el teléfono en la mano, que descansaba en el borde del escritorio,−sabes que la jornada de puertas abiertas fue bien el domingo. El asintió.−Sip. −Tenemos una oferta.−Puso el teléfono y se reclinó en su propia silla.−Aparentemente hay una pareja que ha estado mirando este vecindario por un tiempo, y cuando vieron nuestro casa, saltaron sobre ella. Su oferta es de diez mil por encima más de lo que pedía para garantizar conseguirla. Al−Anka20219

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LJ levantó las cejas. En verdad, se sorprendió y sintió una mezcla de tristeza y alivio.−Esa es una gran oferta. −Sí. Posesión de sesenta días. ¿Entonces, qué piensas? −Creo que deberíamos tomarla. Seré sincero, nunca pensé que ese lugar se vendiera tan pronto. Asintió, mirando su mano, que hacía girar su teléfono como una tapa en el escritorio. Lo miró.−¿Estás seguro?−Preguntó en voz baja. Él se encontró con su mirada y supo que esa declaración estaba tan cargada como un 9mm.−Sí−respondió tan suavemente, sin una nota de duda en su respuesta. Ella se puso de pie.−Bien. La llamaré nuevamente.−Se dirigió a la puerta de la oficina y se volvió, de cara a él.−Larry, esto nunca se suponía que sucediera. Él dejó escapar un profundo suspiro.−Nunca lo es, Adrienne.

v LJ estaba sentado en la cafetería del hospital, con las manos en torno a un vaso desechable de café, y su pie con tenis golpeaba sin cesar el suelo de baldosas bajo la mesa. Alargó la mano, se quitó la gorra de béisbol, la arrojó sobre la mesa y se pasó la mano por el cabello castaño. −Eres el hermano de ML, ¿verdad? Levantó la vista, sorprendido por la voz femenina que de repente estaba a su lado. Reconoció a la bonita enfermera rubia, aunque no recordaba su nombre.−Hola. ¿ML? Sonrió.−Las enfermeras estadounidenses han estado llamando a Shannon ML, abreviatura de Lady Milagrosa, ¿puedo?−Preguntó, indicando el asiento vacío frente a él, con una bandeja de comida en sus manos. −Oh, sí, por favor−dijo, rápidamente quitándose la gorra del camino. Ella se sentó, hoy vestida con uniforme azul con nubes blancas y gordas sobre ellos. Lo miró mientras sacaba los artículos de su bandeja, que consistía en una hamburguesa con papas fritas, un plato de fruta y un refresco.−Perdóname. Soy muy buena con las caras, pero no tanto con los nombres. Al−Anka20219

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−Larry, la mayoría me llama LJ, sin embargo−dijo con una sonrisa. −Rachel. Entonces, LJ, ¿estás emocionado con las buenas noticias?−Preguntó, quitando el panecillo superior para exprimir el kétchup, la mostaza y la mayonesa de los paquetes de plástico. −¿Qué buenas noticias? Estoy sentado aquí porque cuando subí, me pidieron que esperara alrededor de una hora. El doctor estaba con ella. ¿Se encuentra bien? La sonrisa de Rachel fue instantáneamente contagiosa.−Nuestra bella durmiente se despertó. LJ la miró, con los ojos muy abiertos y la boca ligeramente abierta.−¿Qué? ¿En serio? Asintió.−Como un ataque al corazón. Su médico está con ella, así como un neurólogo para ver cómo están las cosas arriba. −Santo Dios−dijo, su sonrisa lenta pero grande.−Pero, pensé que estaba en un coma inducido médicamente.−Él frunció el ceño. −Lo estaba. Sus doctores lentamente se han estado retirando para tener una idea de dónde está su cerebro, la curación que ha tenido lugar. −Estaré...Discúlpame por un minuto.−Agarró su teléfono celular y rápidamente tipeó un mensaje de texto a Nora, Jill y su padre, diciéndoles la increíble noticia. Devolvió el teléfono a la mesa y le sonrió.−No puedo creer que ella esté despierta. ¿Se encuentra bien? Rachel sacudió la cabeza lentamente de lado a lado mientras masticaba el bocado que había tomado de su cena. Tragando, dijo:−Todavía no estoy segura. Él asintió, comprendiendo. Mordiéndose el labio inferior, decidió cambiar el tema para aliviar sus nervios.−¿Cuánto tiempo has sido enfermera? −Doce años. Volví después de que nació mi hijo más pequeño−dijo, bebiendo su bebida. −¿Qué edad tiene tu hijo menor? −Aiden acaba de cumplir catorce años. Zack tiene veinte años, aunque no tengo ni una puñetera idea de cómo sucedió eso.−Se rió.−Es mecánico y él y su prometida, Jenny, recientemente abrieron sus propios negocios. Súper orgullosa de él. Te lo digo−dijo, señalando el tenedor que estaba usando para su fruta,−ese niño puede arreglar Página 205 de 288 Al−Anka20219

cualquier cosa. Siempre podía. Al principio sabíamos que la universidad no era para él, así que en la escuela secundaria, comenzó un programa con la universidad comunitaria para lograr su certificado en mecánica. −Eso es genial−dijo LJ con una sonrisa de aprobación.−Mi hija, Kristie, se gradúa este año. Sinceramente, aparte de ser una niña bastante maldita, no tengo idea de lo que terminará haciendo. Rachel se rió y asintió.−Así es Aiden. Él es bueno en todo y nada; pero,−agregó con un encogimiento de hombros,−las cosas han sido difíciles para él en los últimos cinco años. −¿Por qué?−Preguntó LJ, tomando un sorbo de su café y luego haciendo una mueca ante el líquido frío y dejando la taza a un lado. −Bueno, desafortunadamente el padre de Aiden, Mason, no tomó sus despliegues demasiado bien. Ya ves−dijo, encontrando su mirada,−después de los ataques de los nueve y once, se unió a la Infantería de Marina, decidido a darse a su país. Él siempre fue un tipo patriótico. De todos modos, lo desplegaron tres veces diferentes, y la última solo fue demasiado. Con una mala sensación en el estómago, LJ apoyó un codo sobre la mesa, su barbilla ligeramente desaliñada en la palma de su mano.−Oh hombre, ¿qué pasó? −Llegué a casa una noche−dijo, su voz de hecho.−Lo encontré. −Aw hombre, Rachel. Dios, no tengo palabras. Solo estoy...Maldición.−LJ realmente estaba molesto por la situación.−Eso debe haber sido horrible. −Lo fue−dijo asintiendo mientras metía dos paquetes de kétchup en sus papas fritas.−Entonces, mantuve mi nariz en la piedra y me concentré en mis muchachos. Es mucho más fácil sola con Zack; aunque también ha sido difícil para él. −Comprensible. Mason era su padre. −No exactamente−dijo con una sonrisa suave. −UH oh. −Sí. Su padre fue un error. Él nunca lo conoció. Francamente, teniendo diecinueve y estúpida, crees que lo tienes todo resuelto.−Se encogió de hombros, dándole una sonrisa.−Todo salió bien. −Maldición, eres fuerte. Estuve casado y apenas lo hice posible−LJ se rió entre dientes. Página 206 de 288 Al−Anka20219

−¿Estabas? −Uh−se cubrió, notando que ella estaba mirando su mano izquierda y la alianza de oro que aún brillaba en su dedo.−Todavía estoy técnicamente.−Él encontró su mirada y dejó escapar un profundo suspiro.−Creo que puedes decir que estamos separados, bien en el proceso. Está aceptando un trabajo en Denver y, para ser sincero, hay demasiada agua debajo de un puente muy largo. Hizo una mueca.−Lo siento. Eso es rudo ¿Cuánto tiempo has estado casado? LJ alzó sus manos, juguetonamente contando con sus dedos. Él sonrió cuando ella se rió.−No, solo bromeo. Veinticuatro años. −Oh, ay. Dios, LJ, lo siento. Eso es mucho tiempo antes de una separación. −Lo es, no voy a mentir. Pero, honestamente, ha venido por un tiempo, creo.−Sonrió tristemente, inseguro de por qué le estaba contando todo esto a una extraña, pero se sintió bien sacarlo y conectarse con alguien, aunque fuera por unos minutos.−Me negué a admitirlo. −¿Cómo lo está manejando tu hija? −No está emocionada, obviamente, pero es una buena niña, una niña inteligente.−Se rió cuando extendió la mano y jugó con la taza de café abandonada.−Creo que ella lo vio antes que yo. −¿No lo odias cuando sucede eso?−Dijo Rachel, sacudiendo la cabeza.−Maldición, odio tener que ser una adulta. Apesta. Estaba a punto de responder cuando su teléfono se activó con textos aparentemente interminables. Lo agarró y comenzó a leer, divertido.−Lo siento, pero tengo que irme. Mis hermanas están explotando mi teléfono.−Se rió.−Están en camino. −Gracias por la charla, LJ−dijo Rachel, poniendo sus manos sobre la mesa.−Hizo que mi cena fuera más interesante. Él sonrió y tomó su mano, notando lo suave que era su piel.−Oye, me alegro de poder estar al servicio. Te veo arriba.

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v Nora miró a Jill mientras se dirigían hacia la sala de espera de la UCI, esperando encontrar a LJ allí.−¿Escuela militar, sinceramente? ¿Qué piensa Tyler al respecto? −Todavía no lo sabe−dijo Jill con una sonrisa nerviosa. Las dos mujeres doblaron la esquina solo para encontrar la habitación vacía.−¿Dónde está LJ? −No lo sé. Pensé que él también habría estado aquí.−Se dirigió al banco de sillas y se sentó. Jill se unió a ella. Había sido un buen día. Jill había sorprendido a Nora llamándola y preguntándole si quería ir a almorzar. Su relación había estado llena de baches durante tantos años, se sintió bien dejar que toda esa tensión desapareciera por un momento. Algo era diferente sobre su hermana mayor y no podía descifrar qué era. Finalmente en el almuerzo, Jill la había llenado un poco. Decir que se sorprendió al enterarse lo de ella y Andrew fue un eufemismo. Después de todo, parecían ser la familia perfecta: ricos con la mejor ropa, juguetes, autos y casa. Tenían una hija perfecta con calificaciones perfectas. Y, claro, su hijo puede tener algunos pequeños rasguños aquí y allá, pero ¿qué importaba? Era un Lacey y tan hermoso como el resto de ellos. Para Nora descubrir—más importante para Jill que admitirlo— que todo era una artimaña, era absolutamente impactante. La verdad del asunto era que, hace un año, incluso hace tres meses, Nora habría sentido que era la mordedura del karma. La segunda verdad era que Nora también había cambiado. Ser confiable para cuidar a Bella en las últimas semanas la había humillado. No había estado allí mucho para su familia y había dejado caer la pelota con Shannon. Todavía no estaba del todo segura de por qué Shannon la consideraría un contacto de emergencia cuando tanto LJ como Jill ya eran padres y se habían establecido. Cualquiera que sea el pensamiento de Shannon, estaba agradecida. Esa chica diminuta le había enseñado tanto y le hacía ver su vida y su familia de manera diferente. −¿Hola? Nora miró a Jill, sobresaltada por su ensoñación.−Lo siento−dijo con una sonrisa.−Me perdí en el pensamiento. Al−Anka20219

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−Jesús, ¿ustedes dos volaron aquí? Ambas se volvieron para ver a LJ entrar corriendo a la habitación. Nora se rió.−Oye. No, estábamos almorzando. LJ arqueó las cejas mientras miraba de uno a otro.−Espera, ¿estabas almorzando? Como, ¿juntas? −Cierra el pico−dijo Nora en broma.−Entonces, ¿cómo se despertó? ¿Pensé que ella fue inducida médicamente? −Sí, dije lo mismo. Rachel me dijo que lentamente la habían estado quitando los medicamentos. Las cejas de Nora se juntaron.−¿Cuándo viste a Rachel? −¿Quién es Rachel?−Preguntó Jill. −Una de las enfermeras de Shannon−dijo LJ, volviendo su mirada hacia Nora.−Estuvimos hablando durante la cena. −¿Durante la cena? −Bueno, ella estaba comiendo, yo estaba escuchando.−Hizo una pausa.−¿Qué? ¿Por qué me miras así? Una lenta sonrisa se extendió por los labios de Nora. −Oh, quítatela.−Se rió entre dientes.−Estaba esperando para ver a Shannon, y ella estaba de descanso para cenar, nada más. −¿Es bonita?−Preguntó Jill, inclinándose hacia delante en su silla cuando LJ se había reposado para sentarse con las hermanas. −Sí, es linda como el infierno−dijo Nora. −¿Podrían parar?−Exclamó LJ, levantando su mano izquierda con los dedos extendidos.−Todavía soy un hombre casado, por el amor de Dios. −Sí, pero… −Mira, amigo, sí, tengo tu maldita tarjeta,−Larry padre retumbó en su teléfono celular cuando entró en la habitación.−No, no tengo nada que decir, no sabía nada de eso, sigue adelante...No, el lunes no es bueno para mí...Escucha, Detective Lo que sea−el−diablo−tu−dijiste−tu−nombre−es, no tengo nada que decir; no tengo nada que decir. "Ladrando el árbol equivocado."−Con eso, golpeó la pantalla de su teléfono con un dedo grueso y empujó el

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teléfono en el bolsillo de sus pantalones de la pista.−Cabrones−dijo, caminando hacia sus hijos. −¿Qué diablos fue todo eso?−Preguntó Nora. −Nada. Algún policía estúpido tiene en su espesa cabeza que necesita hablar conmigo. Larry, padre. Se dejó caer en el asiento junto a Jill. −¿Acerca de? −¡He dicho que nada!−La vio con una mirada que le hizo saber que no debía hacer otra pregunta. La había visto muchas veces en su vida.−Entonces−dijo, sentándose y descansando un tobillo sobre su rodilla, extendiendo su brazo para estirar el respaldo de la silla de Jill.−¿Por qué demonios estoy aquí? LJ se puso rígido al lado de Nora. Ella se acercó y le apretó la rodilla.−Para ver a tu hija−dijo, apenas aplastando la tentación de estrangularlo.−Los doctores le quitaron sus medicamentos y se despertó. −¿Medicamentos? ¿De qué estás hablando? −Bueno, tal vez si realmente te molestaras en aparecer, sabrías lo que estaba pasando−gruñó LJ. El agarre de Nora en su rodilla se hizo tan fuerte que gimió ligeramente e intentó alejarse de ella. −¿Cuál fue el maldito punto?−Larry padre ladró.−¡Ha estado en coma! ¿Cómo diablos sabría si el maldito Elvis Presley estuviera sentado en esa habitación con ella? −Papá−dijo Jill, casi usando la velocidad sobrehumana para moverse entre los dos hombres, su padre aún sentado y LJ se puso de pie.−Solo pueden entrar dos a la vez, así que vamos a dar un paseo y te informaré, y LJ y Nora podrán ir a verla primero. ¿Bueno? Su padre se puso en pie y se encontró con la mirada de LJ sobre la cabeza de Jill antes de que ella lo sacara de la habitación. −Ese idiota arrogante−gruñó LJ. Se apartó de Nora y se pasó una mano por el pelo mientras arrojaba su gorra de béisbol en la silla. −Lo sé.−Nora asintió, caminando hacia él.−No vale la pena, LJ.−Levantó la vista hacia su enojado rostro hasta que se encontró con su mirada.−Solo no lo hace.−Le dio un abrazo rápido pero apretado.−Olvídalo−dijo en voz baja.−Estamos aquí por Shannon.

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Él la abrazó y dejó escapar un profundo suspiro.−Fue bueno ver que tú y Jill no intentaban matarse,−dijo, haciendo reír a Nora.

v Murmullo. El sonido de murmullos suaves y un resoplido.

¿Conozco esa voz? Escuchó su nombre como si susurrara en una brisa que llegaba a sus oídos.

Despierta. Te amamos. Despierta. Con todas sus fuerzas, intentó obligar a sus ojos a abrirse, deseando que la negrura se fuera.

Eso es… Sintiéndose como si sus párpados pesaran dos toneladas, se concentró hasta que, por fin, sintió que algo cedía. Parecían pesados y como si hubieran sido pintados con pegamento. Parpadeó lentamente, repentinamente tan brillante que casi la cegó. Cerró los ojos y trató de concentrarse en reabrirlos. Parpadeó. Delante de ella había una figura extremadamente borrosa, no mucho más que una silueta. −Ahí tienes, nena−murmuró la figura.−Regresa a nosotros. Intentó, intentó desesperadamente ver a esta persona con claridad, esta persona cuya voz conocía. La voz de una mujer. De repente, una ola de consuelo y alivio la inundó. El más pequeño fantasma de una sonrisa tocó sus labios. −Nora,−susurró.−Estás aquí…

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Capítulo Veintiséis Antes de entrar a la sala de entrevistas 3 en el departamento de policía de Colorado Springs, Sarah se tomó un momento. Había recibido una llamada la noche anterior para informarle que Ellis White, la mejor amiga de Ronnie García, había sido arrestada por una ofensa de violencia doméstica y querían que ella viniera a interrogarlo sobre el caso de Shannon Schaeffer. Sarah era conocida como una de las mejores interrogadoras en su recinto, y Ellis White odiaba a las mujeres y no tenía ni una pizca de respeto por ellas. Esto requeriría cierta delicadeza y buena actuación de su parte. Al comprender su rol, Sarah colocó la caja de evidencia en el piso, cerca de sus tacones altos, y se recogió el cabello en un moño desordenado, forjando una imagen. Tomando una respiración final, recogió la caja y se dirigió a la pequeña habitación, que estaba configurada de manera similar al departamento de Pueblo: mesa cuadrada, una silla a un lado, dos al otro y un espejo de dos vías con detectives viendo del otro lado. Sentado dentro de la única silla, había un hombre hispano con ojos grises inestables. Las esposas se quitaron ante la petición de Sarah, se sentó con las piernas abiertas y una muñeca colgando del respaldo de la silla. Iba vestido con jeans holgados y una camiseta blanca de gran tamaño. −Hola−dijo Sarah alegremente, caminando hacia el lado opuesto de la mesa y colocando su caja al final de ella junto a la pared.−¿Cómo estás? −¿Quién diablos eres? −Bueno−dijo Sarah, dejándose caer en la silla frente a él, luciendo más como el personaje de Sandra Bullock en las primeras escenas de Miss Simpatía que la detective experimentada y brillante que muchos habían afirmado que era.−Mi nombre es Detective Sánchez.−Levantó la tapa de la caja de evidencia y sacó una carpeta.−Y tú eres...−Rebuscó en algunas páginas dentro.−Señor. ¿Sanders?−Lo miró.−¿Correcto? ¿Elías Sanders?

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−oh mi dios, perra estúpida. Márchate y trae de vuelta a ese tipo que estaba aquí. −Oh, lo siento. Chico equivocado.−Se rió, tirando la página que tenía en la mano al piso,—no era más que una vieja orden de almuerzo de su comisaría.−Aquí vamos. Ellis White.−Lo miró con las cejas levantadas.−¿Verdad? Él sonrió.−Si no sabes, ¿por qué coño debería hacer esto? −Bueno, está bien. Sé quién eres−dijo dulcemente.−Entonces, voy a hacerte algunas preguntas sobre un caso en el que estoy trabajando, ¿de acuerdo? −Mira, perra, ya le dije al amigo que no soy un golpeador de esposas. Sigue adelante. −Oh.−Agitó sus palabras.−No sé nada de eso, así que de hecho, vamos a seguir adelante. Pero antes de hacerlo, ¿puedo traerte algo? ¿Agua? ¿Soda? Él sonrió.−Nah. No estaré aquí el tiempo suficiente para molestar. −Muy bien entonces. ¿Conoces a Shannon Schaeffer?−Preguntó ella, observando su reacción cuidadosamente. Este tipo tenía un récord y era un niño de las calles. Él no sería engañado fácilmente. −No−dijo con un suspiro irritado.−¿Quién diablos es ella? −Tienes una boca sucia, ¿lo sabías?−Dijo con una sonrisa.−Resulta que es la joven que es parte de mi caso de persona desaparecida. Él se encogió de hombros, reajustando su cuerpo en la silla.−¿Así qué? ¿Qué tiene que ver conmigo? −Ahora, sé que conoces a Ronnie García. Mejor amigo, compadre, tu amigo. −Sí, ¿y qué? Sarah volvió a meterse en la carpeta y sacó una foto. Era una de las muchas que Nora le había proporcionado. Era una instantánea sonriente de Shannon, sana y feliz en la fiesta de cumpleaños de Bella, dio la vuelta a la foto para que Ellis pudiera verla. −Sí, la he visto antes. ¿Qué hay de eso?

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−Bien−dijo Sarah, metiendo la imagen amorosamente en su carpeta bien preparada.−Esa es Shannon Schaeffer−Lo miró.−¿Todavía me dirá que no la conoces? Él la miró directamente, su sonrisa enloquecedora. Se sentó en la silla, metiendo las manos detrás de la cabeza.−Sí, la he visto. Perra vecina o algo así. −¿Sabes dónde está?−Preguntó Sarah conversando. −¿Cómo demonios debería saber? ¿Por qué debería importarme? −Hay una niñita de cinco años que echa de menos a su mami. Él soltó una carcajada.−¿Por qué diablos debería dar dos mierdas? No es mi hija. Sarah apoyó los codos sobre la mesa, sus ojos oscuros se clavaron en los suyos. Estaba intentando jugar al pollo visual con ella y tuvo que reírse internamente. Para ella, él era pequeño.−¿Alguna vez has tenido sexo con ella? −No. −¿No? −¿Estas sorda? No. −Y, ¿y si te dijera que se dé muy buena fuente que lo tuviste, hmm?−Anótenle uno para Sarah, pensó mientras sus ojos parpadeaban durante un nanosegundo. Rápidamente su persona sacudida se encogió de hombros y su arrogancia regresó.−Sí, tal vez lo hicimos. Ella era la guarra de todo el edificio. Quiero decir, mierda, ¿quién no? No obstante, no la recuerdo; tengo muchas mujeres de las que me gustan. No puedo decir que no obtuve un pedazo de eso, también. Jadeando su ira, Sarah siguió adelante.−¿Te gusta el sexo duro, Ellis?−Preguntó con indiferencia, pensando en el ADN que se había encontrado en el kit de violación de Shannon. −Sí, a veces−dijo, ladeando la cabeza a un lado en el desafío.−¿Estás ofreciendo? −Hmm. Volveremos a hablar de sexo más tarde. ¿Te gustan las películas de terror, Ellis?−Preguntó, nuevamente su carpeta en su regazo. −¡Espera! ¿Qué?

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−Películas de terror. Ya sabes, malo mata a todos, lunático enloquecido suelto... −Sí, especialmente eses donde la estúpida policía de puta lo muerde. Sarah sonrió, genuinamente divertida mientras sacaba la foto que estaba buscando.−Me alegra que te gusten así sé que no te enviaré a la cama con pesadillas esta noche. No querría eso, ¿verdad?−Preguntó en voz baja, colocando el brillante de ocho por diez sobre la mesa frente a él. Era importante observar sus reacciones a esta en particular, sin importar cuán sutil tratara de mantenerlas. En el centro de la imagen estaba el cadáver quemado y arrugado de Penny García de donde había estado en lo que quedaba de la sala de estar de Shannon. −¿Qué diablos es eso? −Creo que la pregunta más importante es ¿quién es ese?−Dijo Sarah, produciendo otra imagen que era similar pero una toma más cercana de la fractura de cráneo en la sien derecha de Penny.−Bastante feo, ¿eh? Se retiró de la mesa y se aclaró la garganta, luciendo un poco incómodo.−¿Tienes un cigarrillo o qué? −Claro.−Sarah metió la mano en el bolsillo de su chaqueta y, preparada con el conocimiento previo de la marca favorita de Ellis, sacó medio paquete. Despreciaba los cigarrillos y su olor pútrido, pero se había quitado la mitad de los cigarrillos, por lo que parecía que era su propio paquete. Ella se lo ofreció y luego lo encendió para él. Mientras tomaba un largo trago, dejó el paquete de cigarrillos sobre la mesa y le arrojó un cenicero de aluminio que ya había estado sobre la mesa. Dejando las dos imágenes horribles donde estaban, ella produjo una tercera visual. Era una página blanca con una maqueta simple dibujada del cuerpo femenino, muy parecido al que un médico forense usaría durante una autopsia. En la cabeza, dibujada en un bolígrafo azul, estaban las heridas específicas del golpe en la cabeza, incluida la colocación y la forma. Lo colocó frente a Ellis, directamente al lado de la foto de primer plano de la cabeza de Penny García. −Mira eso−dijo, tocando con una uña manicurada el dibujo.−Describe la brutalidad de ese golpe. Ouch, ¿eh?−Negó con la cabeza como maravillada.−Bastante sorprendente lo cerca que esos médicos consiguieron con ese dibujo. Buen trabajo mostrando las lesiones, ¿no crees?−No dejándolo parar para pensar o incluso tomar Página 215 de 288 Al−Anka20219

aliento, continuó.−¿Conoces el detalle más interesante para mí? Tan similares como estas dos son, quiero decir, hey, son idénticos, ¿no?−Se levantó y colocó sus manos sobre la mesa, inclinándose hacia adelante y mirándolo a los ojos.−Estas pertenecen a dos mujeres diferentes, Ellis−dijo en voz baja, casi como si calmara a un animal nervioso.−Estas heridas fueron repartidas como castigo, y…−Se paró derecha y metió la mano en la caja para producir un bastón negro metálico usado a menudo por la policía o los gorilas. Con la firme presión de un botón, el botón se extendió con un chasquido perverso que sobresaltó a Ellis. Él la miró con grandes ojos grises.−Algo así, según los expertos, es extremadamente consistente con ambos casos.−Le dio una pequeña sonrisa descarada.−Oh, no te preocupes, Ellis. Este no es tuyo. Lo traje para darte una idea de a lo que nos enfrentamos. Mira, el tuyo está en el laboratorio, siendo analizado. −¿Analizado?−Preguntó, su voz mucho más débil que el hombre arrogante que había estado sentado allí durante treinta minutos. −Sí, ya sabes, para sangre, fragmentos de cráneo, materia cerebral.−Lo miró a los ojos.−ADN.−Dejó que la sonrisa cayera de sus labios mientras se movió a su asiento.−¿Sabes qué más nos han dicho los expertos? Por el ángulo de las heridas, ambas hacia la sien derecha con una fuerza tremenda, probablemente fue lanzada por un zurdo.−Casi se echó a reír cuando miró el cigarrillo que había entre los dos primeros dedos de su mano izquierda. Rápidamente dejó caer el cigarrillo en el cenicero. Colocó el bastón sobre la mesa y volvió a tender la mano, con la mano apoyada en lo que planeaba sacar a continuación. −Tengo dos piezas más de muestra−y−comparte para ti, Ellis; ¿listo?−Cuando él no respondió, ella sacó la memoria USB, aún sellada en la bolsa transparente. Eso también fue puesto sobre la mesa.−Mira...−Se sentó, miró al joven estupefacto y habló en voz baja.−Así es como creo que sucedió esto. Avísame si estoy cerca. Creo que tú y Ronnie García, oh, por cierto, él está teniendo una pequeña conversación por el pasillo−dijo ella.−Ustedes chicos se metieron en una mierda muy profunda lidiando con un cártel de drogas que los tenían de la cabeza. Por alguna razón, pensaste que Shannon te había quitado esto−señaló la bolsa de pruebas−o te iba a delatar. Aquí viene lo bueno, Ellis.−Bajó la voz mucho más, así que tuvo que escuchar atentamente.−No tenía idea de que la unida USB estaba en su poder. Ellis tragó saliva y apartó la mirada por un momento, olvidando su cigarrillo en el cenicero.

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−¿Crees en fantasmas, Ellis?−Preguntó con indiferencia. Parpadeó varias veces.−Espera. ¿Qué? ¿Fantasmas? −Sí. Verá, conseguimos los registros telefónicos de Shannon, incluida una copia impresa de todos sus textos. ¿Sabes lo que encontramos, Ellis?−Esperó en vano por una respuesta.−Encontramos un mensaje de texto del número de Ronnie García que dice ser Rick Stanton queriendo verla la noche en que desapareció.−Ella se recostó en su silla, mirándolo.−Ahora, aquí está lo que no entiendo. Ronnie nos dijo que Shannon le dijo que el padre de su hija había muerto. Lo miró fijamente, observándolo mientras él comenzaba a retorcerse.−Una cosa más. Metió la mano en la carpeta una vez más y colocó otra brillante en la pila que ya estaba allí. Observó con absoluta satisfacción cómo palidecía, se parecía mucho a un fantasma. La imagen era una foto de Shannon en su cama de hospital, definitivamente peor para el uso, pero viva y mirando fijamente la lente de la cámara. −Shannon Schaeffer ya no está desaparecida. Con eso, Sarah se apartó de la mesa, sorprendiendo a Ellis cuando las patas de la silla chirriaron sobre el linóleo. Caminó hacia la puerta y, con una satisfacción enfermiza, la abrió con el olor de la orina fresca en el aire.

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Capítulo Veintisiete −¡Tyler, baja tu trasero aquí para la cena!−Andrew llamó, sosteniendo su corbata contra su vientre mientras colocaba el plato final sobre la mesa.−Sylvia, ¿podrías traer vasos? −Claro papá. −¿Estamos listos?−Preguntó Jill, mirando por encima del hombro desde donde estaba parada frente a la cocina. −Sí, cariño, hicimos espacio−dijo Andrew, extendiendo la mano para enderezar la almohadilla caliente.−¿Puedes conseguir eso o quieres ayuda? −Saca el pan de ajo del horno superior, si quieres. −Lo tienes. La mirada de confusión de Sylvia no se perdió en Andrew y él se rió internamente. Lo entiendo, chico. No era como si él y Jill hubieran sido exactamente el ejemplo perfecto de padres o familia en el pasado, pero, como su terapeuta, el Dr. Kyle, había sugerido, iban a trabajar más duro que cualquier cosa en la que hubieran trabajado alguna vez para volver a encauzar a esta familia. −Está bien, aquí viene−dijo Jill, corriendo hacia la mesa mientras cargaba una gran cazuela de vidrio con la lasaña casera entre dos manos cubiertas de guantes. −¡Tyler Michael! −Uh oh−dijo Sylvia con una pequeña sonrisa, dejando el cuarto vaso en el lugar.−Papá usó su segundo nombre. Él está en el fondo, ahora. −Sylvia.−La voz de Jill tenía un tono de advertencia, incluso cuando una pequeña sonrisa se movió en la esquina de su boca. −Dios, esto huele increíble−dijo Andrew, casi babeando mientras se inclinaba sobre la mesa para ver la hermosa imagen completa de la obra maestra de su esposa. Era una cocinera increíble y, a medida que pasaban los años y su separación había crecido, cocinaba Al−Anka20219

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cada vez menos. Su lasaña, una de sus favoritas, fue una vista absolutamente bienvenida. −¿Sí?−Dijo Jill, dándole una mirada de reojo.−Espero que la disfrutes. Él le sonrió, sin duda afectado por su tono, un tono que solía ser solo para él.−Estoy seguro de que lo haré.−Compartieron una rápida sonrisa antes de volverse hacia su hija.−Sylvia, por favor ve a buscar a tu hermano. −Está bien−dijo con un profundo suspiro, levantándose de la silla y subiendo las escaleras.−¡Oye, idiota!−Gritó. −Vamos, cena. −Muy amables el uno con el otro.−Jill sonrió, tomando el asiento que Andrew le tendió. Ella lo miró mientras se sentaba.−¿Todavía eres bueno para hablar con él esta noche sobre Saint John's? −Sí−Andrew asintió.−Pienso que es una buena idea. −¡Papá!− Chilló Sylvia. Sin pensarlo, Andrew empujó su silla hacia atrás con tanta fuerza que se volcó hacia atrás. Subió las escaleras de dos en dos hasta que llegó a la habitación de Tyler en lo alto de las escaleras.−¡Oh, Jesús!−Empujó a Sylvia a un lado mientras intentaba sostener a su hermano.−Dios no, no, no... −¿Cuál es el problema?−Preguntó Jill, corriendo hacia la habitación.−¡Tyler! ¡Dios no! −¡Llama al 911!−Ladró Andrew, gruñendo mientras levantaba el peso de su hijo con un brazo, aplastando su cuerpo contra el suyo mientras estiraba la mano para aflojar el cinturón atado alrededor de la barra de su armario. Liberado, el peso muerto cayó en los brazos de Andrew y lo bajó al suelo. El color de Tyler era gris, sus labios ligeramente abiertos y ojos cerrados. −¡Llama al 911!−Gritó de nuevo, solo oyó a alguien salir corriendo de la habitación cuando comenzó la RCP.−Vamos, vamos−suplicó, arrodillado, cruzó las manos e hizo compresiones en el pecho de su hijo.−Vamos, Tyler. Maldita sea, vamos. Jill colapsó en el piso a su lado, sosteniendo la mano de su hijo mientras sollozaba.−¡Respira, Tyler!

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Andrew le dio más aliento antes de volver a las compresiones, distantemente, podía oír el aullido de las sirenas. Miró a su hijo a Jill, terror en sus ojos.

v Los limpiaparabrisas se sacudían de un lado a otro, tratando desesperadamente de seguir el ritmo del diluvio que había caído sobre Pueblo. Andrew sintió que era como si Dios mismo estuviera desatando sus propias lágrimas y miedo en la ciudad. Condujo con Sylvia llorando silenciosamente a su lado, siguiendo las brillantes luces rojas y azules de la ambulancia aullando frente a él, Jill adentro con su hijo. Su Mercedes se desvió hacia el estacionamiento de la sala de emergencias cuando la ambulancia continuó hacia las puertas de urgencias. Apago el motor y lanzó una mirada a su hija, que sacudió y agarró los bordes de su camisa. −Oye−dijo en voz baja, extendiendo la mano para tomarla, cuando captó su mirada llena de lágrimas, forzó una sonrisa.−Va a estar bien.−Él se inclinó y dejó un beso en un lado de su cabeza, y ellos salieron del auto.

v Jill estaba sentada en la sala de espera con Sylvia, sus dedos recorriendo el pelo de su hija. Tantas emociones la recorrían, que casi se desmaya. Estaba asustada, horrorizada por lo que había visto, sabía que tenía que mantener la calma por Sylvia y, sin embargo, quería desmoronarse. Se sintió tan aliviada de sentir el brazo de Andy tendido sobre el respaldo de su silla, sus dedos ausentes masajeando su hombro. −¿Schaeffer? Jill miró hacia un lado y vio a un hombre parado en la entrada de la sala de espera vestido con pantalones caqui y una remangada camisa abotonada azul claro. Su cabello castaño oscuro era corto y elegante. −Aquí−Dijo Andrew.−¿Tyler Schaeffer? El hombre se acercó a la familia.−Hola, soy Jack Ballard, el enlace psicológico de Parkview.−Se sentó en una silla frente al trío.−Antes

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que nada, quiero decirte que Tyler estará bien. Los médicos no sienten que haya ningún problema físicamente a largo plazo por este intento. Jill sintió que su corazón comenzaba a latir de nuevo, lágrimas de alivio y gratitud le escocían en la parte posterior de los ojos.−Gracias a Dios−susurró.−¿Podemos verlo? −Todavía no. Necesito hacerles algunas preguntas y contarles sobre lo que sucederá después. tensó.

−De acuerdo−dijo Andrew, su agarre en el hombro de Jill se

−¿Ha intentado esto Tyler alguna vez antes?−Preguntó amablemente, mirando a Jill, a Andrew y luego. Jill negó con la cabeza, levantando una mano para deslizar una lágrima que logró escapar.−No nunca. −Está bien−dijo, escribiendo algo en la página adjunta a un portapapeles que descansaba en su regazo.−¿Está tomando algún tipo de medicamento recetado? −No, nada. −Y, alcohol y drogas. ¿Tiene algún tipo de historial con cualquiera de estos? ¿Incluso solo experimental? Jill miró a Andrew, pensando en el episodio con su padre no hace mucho tiempo. Volvió la mirada hacia el hombre sentado frente a ella.−Tyler realmente no pasa tiempo con sus amigos fuera de la casa, y nunca se nos ha reportado nada en la escuela. No somos grandes bebedores en casa, entonces... −Hablando de la escuela, ¿cómo están sus calificaciones? ¿Algún amigo con problemas? ¿Enredos románticos? Esa clase de cosas. Andrew se aclaró la garganta.−En realidad, está en proceso de ser expulsado. Siempre ha tenido problemas en la escuela, malas notas, sus maestros han mencionado problemas con el enfoque. Jill miró su regazo, sintiéndose como un fracaso. −Y finalmente, terapia?−Preguntó Jack.

¿ha

estado

alguna

vez

Tyler

en

Nuevamente, Andrew se aclaró la garganta.−Jill y yo hemos comenzado recientemente el asesoramiento matrimonial, pero mis hijos nunca tuvieron, no.

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−Bueno. Escucha, sé que esto es difícil−dijo Jack suavemente.−Los chicos no hacen este tipo de cosas sin ninguna razón; no sucede en el vacío. Tyler será enviado desde aquí a una detención de setenta y dos horas para observación y evaluación psicológicas. Tendrá sesiones de terapia y se les pedirá a ustedes que se unan y participen en al menos una sesión, también.−Echó un vistazo de uno a otro padre.−No es mi lugar decirles lo que deben hacer, pero recomiendo encarecidamente asesoramiento familiar una vez que Tyler sea liberado. A menudo, cuando un chico intenta suicidarse, es parte de un problema sistémico. Jill asintió, apartando otra lágrima.−Bueno. −Si deciden ir por esa ruta, les recomiendo encarecidamente el Centro de Consejería Familiar Parkview. Está justo al final de la calle de aquí y hacen un buen trabajo.−Se golpeó las manos en los muslos antes de pararse, con el portapapeles apretado contra su costado.−Ustedes pueden ir y ver a Tyler, ahora. Andrew sostuvo la mano de Jill mientras llevaban a Sylvia por delante de ellos a través de la sala de emergencias hasta el cubículo con cortinas donde Tyler yacía en la camilla en el pequeño espacio. Jill soltó la mano de Andrew mientras caminaba hacia su hijo, notando las lágrimas que brotaban de sus ojos. −Hola, cariño−dijo en voz baja, levantando una mano y limpiando suavemente la última lágrima de distancia. Él no la miró, sino que miró al techo.−¿Cómo te sientes?−Sus ojos se cerraron por un momento cuando vio los hematomas en su cuello por la breve pero intensa presión del cinturón. Sabía que este no era hora de desesperarse. En cambio, su mano fue a su cabello, rozándolo suavemente de su frente donde dejó un beso. −¿Por qué estás aquí?−Preguntó con voz áspera. Jill no estaba segura de sí esa era la emoción interna o el resultado de la presión contra su garganta. −Porque te amo, mi dulce niño. Te fallé.−Sintió que Andrew se acercaba a ella.−Te fallamos. Lo siento mucho. −Sí, amigo−dijo Andrew, su mano subió para descansar sobre la pierna de Tyler.−Lo siento mucho. Vamos a arreglar, ¿está bien? Lo prometo. Fue entonces cuando miró a su padre.−¿Está Sylvia aquí? Jill se hizo a un lado, permitiendo que su hija tomara su lugar; vio a los gemelos interactuar. Aunque obviamente no eran idénticos y no Página 222 de 288 Al−Anka20219

siempre cercanos, compartían un vínculo especial que Jill nunca había podido comprender del todo. −Oye, idiota−dijo Sylvia en voz baja, tomando su mano. −Oye, estúpida−susurró, una pequeña sonrisa en su rostro. No duró mucho antes de que su cara cayera.−Lo siento, Sylvie.−Sollozó. Le tomó todo a ella no apartar a su hija e ir hacia él, pero era obvio que solo su gemela podría estar allí para él. Jill vio como Sylvia abrazaba a su hermano, ambos cara a cara mientras lloraban juntos.

v Más tarde esa noche, Jill se sentó en la habitación de Tyler, sin poder mirar el armario. En cambio, se sentó en su cama y abrazó su almohada, que olía a él. Las lágrimas estaban calientes y rápidas mientras se balanceaba ligeramente, sintiendo como si hubiera perdido una parte de sí misma esa noche. Todo lo que podía pensar era en su hijo cuando era bebé, la sorpresa cuando ella y Andy pensaron que solo tendrían una niña. Visualizó su sonrisa desdentada a los siete años cuando perdió tres de sus dientes frontales en la misma semana, recordó cuando se convirtió en un hombre joven, que se parecía mucho a su padre, excepto que tenía el pelo más claro. −Oye. Levantó la vista a través de sus lágrimas, feliz de ver a Andy caminando solo con sus pantalones de pijama de algodón. Su cabello estaba parado en ángulos locos ya que era la mitad de la noche. Se había despertado de un sueño intermitente después de una pesadilla de ver a Tyler colgando de nuevo. −Hola−dijo en voz baja, usando la manga de la camisa para limpiarse la cara y los ojos. −Aquí−dijo, entregándole un fajo de papel higiénico que había traído consigo. Le dio una sonrisa amorosa y lo usó.−Gracias. −Surrealista, ¿no es así?−Dijo Andrew en voz baja con un profundo suspiro. −Sí. Ya sabes,−comenzó Jill, dejando caer la mano que sostenía el papel húmedo en su regazo.−Creo que Saint John's es un error.−Lo miró a los ojos.−Mi instinto nos dice que nos necesita en este momento, y enviarlo lejos… Al−Anka20219

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−Seria gran error−terminó Andrew. Jill asintió.−Sí. Creo que necesitamos ver cuáles son nuestras opciones aquí. −Escucha, cariño−dijo suavemente, frotando pequeños círculos sobre su espalda.−No hay nada que podamos hacer esta noche. Tyler está bien, así que volvamos a la cama.−Él sonrió cuando ella se encontró con su mirada.−¿Sí? Jill asintió.−Sí. De acuerdo.−Le dio a la almohada un apretón más antes de dejarla a un lado, dándole una pequeña palmadita, casi como si fuera el brazo de su hijo. Levantándose de la cama, permitiendo que su esposo la conduzca de la mano a su habitación.

v −¿Qué piensas?−Preguntó Jill, mirando a Shannon, con los ojos muy abiertos y brillantes. −Bueno−dijo Shannon suavemente,−para ser honesta, creo que se ve tan bien como lo hizo sobre la mesa.−Se rió entre dientes.−Jill, no sé por qué estás enloqueciendo. Jill se volvió para mirarla, con las manos en las caderas.−Finalmente has salido de la UCI en tu propia habitación, y Bella viene hoy. Quiero asegurarme de que tu habitación se vea bonita. Shannon estaba conmovida. Le sonrió a su hermana mayor y extendió una mano hacia ella.−Ven aquí.−Cuando Jill se acercó a la cama y se sentó, tomando su mano, Shannon dijo:−Estás preocupada por la colocación de flores frescas aquí para mi hija cuando tengo esto para responder.−Trajo su otra mano para tocar ligeramente la pelusa caoba que cubría su cabeza rapada. Una hoja de ruta con grapas corría desde arriba de su ceja derecha hacia arriba y a través de su sien para terminar un poco más allá de su oreja.−No estoy segura de qué decirle−dijo. Jill le dio una sonrisa valiente.−Dile que mami tiene una heridita−ofreció Jill, su voz atrapada en la última palabra.−Dile que mamá está a salvo y que está en casa. Shannon sonrió, frotando su pulgar a lo largo del dorso de la mano suave de Jill.−Oye, no comiences a llorar por mí otra vez−bromeó, pero luego se puso seria.−Jill, está bien. Voy a superar esto y estaré bien.

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Jill asintió, levantando su mano libre, que sostenía el pañuelo que había sacado de su bolsillo y se enjuagaba los ojos.−Lo siento. Lo último que necesitas son mis problemas, también. Shannon se rió.−Sí, ya que nunca he tratado con esos antes. Jill sonrió y se inclinó, dejando un beso cuidadoso en el lado de la cabeza de Shannon.−Mejor me voy. Andy bajará a mi encuentro para nuestra visita con Tyler. −Buena suerte, hermana−dijo Shannon, aceptando un abrazo rápido. Jill la había informado sobre lo sucedido un día y medio atrás; había estado sorprendida y horrorizada por su sobrino. ¿Qué podría hacer que hiciera algo tan drástico? Mientras miraba a Jill caminar hacia la puerta, algo se le vino a la cabeza.−¿Jill? −¿Sí?−Preguntó la chica más vieja de Schaeffer, volviéndose. −Pregunta rara. ¿Mamá solía hablar de besos de mariposas? −¿Besos de mariposa?−Preguntó Jill, delicadas cejas dibujadas, apartó la mirada por un momento como en contemplación antes de que una sonrisa curvó sus labios pintados.−Sí. Ella solía hacer esta cosa graciosa donde se acercaba a tu rostro, y con sus pestañas inhumanamente largas, las golpeaba contra tu mejilla. Era una sensación tan espeluznante−Ella se rió.−Ella los llamó besos mariposa con alas. −Oh. De acuerdo.−Shannon le dio una pequeña sonrisa. −Espere. Las otras cosas eran flores. Esto llamó la atención de Shannon.−¿Flores? −Sí. Tuvimos un gran jardín de flores en la casa de Emerald; Nora y yo la seguíamos allí afuera mientras ella te abrazaba y nos decía que pasáramos las manos apenas por encima de los pétalos, llamando besos de mariposa de la sensación.−Ella sonrió y negó con la cabeza como perdida en el recuerdo.−Por Dios, no había pensado en eso en años. ¿Por qué preguntas? Shannon negó con la cabeza, sintiéndose extraña.−Sin razón. Un sueño, supongo. −Bien. Bueno, te veré mañana. Te amo, hermana. −También te amo. Sola, Shannon estaba exhausta. La noche anterior la habían sacado del piso de la UCI, sus doctores sintiendo que ella estaba estable Al−Anka20219

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y en camino hacia la curación, que fueron sus palabras. Estaba contenta, tan cansada de estar atrapada en el hospital. En este punto, sus recuerdos eran pocos y distantes, en su mayoría imágenes y rostros al azar. La psicóloga que había venido a hablar con ella, la Doctora Haley Carrigan, le advirtió que quizás nunca recuerde del todo o que todo vuelva en una aplastante avalancha de información. Todo lo que sabía era que estaba cansada y no podía esperar para ver a su hija. Como si fuera una señal, la puerta de su habitación se abrió y el peso que levantó su corazón fue inmenso a la primera vista de su pequeña niña. −¡Mamá! Los ojos de Shannon se cerraron al atrapar el paquete que voló a sus brazos. Ignoró el dolor y la debilidad en sus músculos mientras daba todo lo que tenía para mantener la luz de su vida lo más cerca posible.−Mami−dijo Bella, sosteniendo sus pequeños brazos con la misma fuerza que su madre. −Oye, bebé−susurró Shannon, inhalando el cabello con aroma a fresa, preguntándose qué tipo de champú le había dado a Nora. Olía como una pequeña muñeca fresita.−Estoy aquí. Los ojos de Shannon se abrieron a tiempo para ver a Nora alejarse, con lágrimas en los ojos. Sonrió y apretó a Bella antes de que comenzara a llover besos ruidosos por toda su cara pecosa, haciendo reír a la niña. −¡Hueles tan bien que quizás tenga que comerte para el postre!−Shannon hizo sonidos ruidosos mientras mordisqueaba juguetonamente el cuello de Bella, enviando a la chica aún más risitas; abrazó a su hija cerca, meciéndola suavemente. Nora dio media vuelta y se encontró con la mirada de Shannon. Gracias, Shannon dijo en voz baja; Nora sonrió con un asentimiento. −¿Mamá? Shannon bajó la mirándola.−¿Si, bebe?

mirada

y

vio

grandes

ojos

verdes

−¿Adónde tu pelo fue a ir? Shannon sonrió, sabiendo que vendrían preguntas. Se inclinó y agarró una pequeña mano con la de ella y la levantó para tocar ligeramente la superficie áspera de sus grapas. Bella se quedó sin aliento.

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−Está bien, bebé−dijo en voz baja.−¿Recuerdas cuando te caíste de los columpios esa vez y tuviste un boo−boo y tuviste que recibir puntos de sutura? Bella asintió con la cabeza, parecía insegura. −Mami recibió un boo−boo−dijo en voz tan baja que solo Bella podía escucharla, trayendo a su mundo como lo hizo durante la hora del cuento.−Es por eso que mamá se fue−agregó.−Pero, ¿sabes qué? Bella negó con la cabeza lentamente. −Mami está cada vez mejor y nunca volverá a ir a ningún lado. −¿Lo juras?−Susurró Bella. −Lo juro. Bella levantó su pequeña mano, con el dedo meñique levantándose. Shannon sonrió y, sacando su propio meñique, enganchó los dos dedos más pequeños.

v Nora se dirigió al pasillo, abrumada por la emoción. Sí, quería que madre e hija tuvieran tiempo a solas durante su primera reunión después de tanto tiempo, pero también necesitaba algo de aire. Para su horror, en el pasillo, perdió el control sobre su miedo y la pena de no saber y, finalmente, el alivio después de que Shannon fue encontrada. Levantando sus manos, enterró su rostro en ellas, las lágrimas calientes y húmedas mientras se deslizaban entre sus dedos. Apenas podía recuperar el aliento, tratando desesperadamente de no hacer una escena, pero estaba demasiado abrumada por el alivio emocional para ir al baño de mujeres. −Oye. Sobresaltada por la suave voz y el toque en su hombro, levantó la vista, y por un momento, creyendo que era un espejismo, vio a Sarah mirándola, comprendiendo en sus ojos oscuros. Las lágrimas se volvieron más duras cuando la envolvieron en un firme y cálido abrazo, se aferró a Sarah como para salvar su vida, dejando ir tanto a un lado como una mano suave ahuecada en la parte de atrás de la cabeza, guiándola suavemente para descansar en un hombro fuerte. Después de un largo momento, las lágrimas de Nora se ralentizaron y luego se detuvieron. Se sintió estúpida y se apartó de Al−Anka20219

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Sarah, usando su manga para secarse los ojos. Echó una mirada a los ojos preocupados. −¿Estás bien?−Preguntó Sarah suavemente, una mano todavía apoyada en su hombro. Jadeó ligeramente.−¿Shannon está bien? Nora asintió, dándole una pequeña sonrisa.−Sí, ella está genial, me fui para darle un tiempo a solas con Bella.−Se restregó la cara con las manos por un momento para aclarar la humedad de sus lágrimas.−Lo siento−dijo, sintiéndose tonta cuando vio las manchas de lágrimas en la camisa de Sarah. Sarah siguió su mirada y sonrió.−Está bien. Nora la miró, con las cejas caídas.−¿Cómo supiste dónde estábamos? ¿Qué estás haciendo aquí? −Las enfermeras de la UCI la buscaron, donde la habían movido.−Levantó la carpeta que Nora no había notado.−Tengo una última pregunta, y es para Shannon. decir.

−Espera, pensé que tu parte estaba hecha, con el caso, quiero

Sarah le dio una sonrisa que a ambas envió fuego por sus venas pero fue seguida por hielo.−Tenemos a los cabrones−dijo Sarah suavemente, mirando a su alrededor, Nora asumiendo para asegurarse de que nadie la había escuchado. Sorprendida, Nora ella.−¿Quién? ¿Cómo?

la

miró

fijamente.−¿Qué?−Susurró

−Espera por ahora−dijo Sarah suavemente.−Déjame llegar a ella primero. ¿Sí? Nora asintió.−Sí. Está bien.−Puso sus manos en el brazo de Sarah para detenerla, mirándola profundamente a los ojos para asegurarse de que tenía su atención.−Sarah−dijo en voz baja.−No vas a molestarla, ¿no? ¿O Bella? Han pasado por mucho. Sarah apartó la mirada por un momento, pareciendo concentrar sus pensamientos antes de volver a mirar a Nora a los ojos.−Nora, tenemos que terminar esto. Aparte de tal vez tú y su familia, no hay una persona en este mundo que quiera que estos bastardos paguen por lo que hicieron más que yo. Por favor, sepa eso. Nora vio la verdad en esos ojos oscuros y asintió.−Bueno. Vamos. Bella se estaba riendo de algo que su madre había dicho o hecho cuando las dos mujeres entraron a la habitación. Nora miró por encima Página 228 de 288 Al−Anka20219

de su hombro a Sarah, curiosa sobre cómo reaccionaría no solo a la condición de Shannon sino a verla en persona como una mujer adulta por primera vez. La última vez que había visto a su hermana menor, Shannon tenía alrededor de ocho. Bella las miró, y con un chillido de placer, se deslizó fuera de la cama alta y corrió hacia Sarah, abrazándola por la cintura mientras la miraba con ojos adoradores.−¡Lo hiciste! Sarah le sonrió, apartando unos mechones marrones de sus grandes ojos verdes.−¿Qué hice? −Encontraste a mi mami.−Miró a su madre que miraba desde la cama.−Mami, esta es la mujer policía. Ella dijo que te encontraría. Nora miró, encantada y verdaderamente sorprendida de que Bella recordara no solo a la mujer sino lo que ella había dicho tantas semanas atrás. Sarah se inclinó y, con un fuerte gruñido, recogió a la niña de cinco años y la sostuvo en sus brazos mientras caminaba hacia la cama, depositando a la risueña chica junto a su madre.−Hola, Shannon−dijo, extendiendo una mano.−Soy la Detective Sarah Sánchez. Trabajo en la Unidad de Personas Desaparecidas. Algunos de sus dedos todavía vendados, Shannon tomó su mano lo mejor que pudo y le dio una pequeña sonrisa.−Hola. −Shannon, probablemente no la reconozcas−dijo Nora, acercándose a Sarah,−pero, en realidad conociste a Sarah cuando eras una niña. −Oh, está bien−dijo Shannon, mirando de Nora a Sarah. −Escucha, Shannon, necesito pedirte que mires algunas fotos para mí. ¿Puedes hacer eso?−Sarah preguntó, sosteniendo la carpeta.−Para elegir a los malos.−Miró a Bella que estaba mirando todo intensamente. Shannon asintió, alcanzando la mano de Nora distraídamente, Nora la tomó, murmurando palabras de consuelo para ella. −Bueno. Nora,−dijo Sarah suavemente, sacando su teléfono celular del bolsillo de su chaqueta y jugando con él hasta que se lo dio a Nora, la cámara se activó.−¿Te importaría grabar esto en cinta solo para el registro de la acusación?

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−Absolutamente.−Cogió el teléfono con la mano libre y lo dirigió hacia donde podía conseguir a Shannon y la carpeta, que Sarah había puesto en la cama antes que ella. −Está bien, hoy es martes, 3 de octubre de 2017. Estamos en el Hospital Parkview con la víctima, Shannon Schaeffer, para identificar a la víctima. Soy la Detective Sarah Sánchez y este video está siendo dirigido por Nora Schaeffer, la hermana de la víctima. De acuerdo.−Sarah colocó su mano encima de la carpeta cerrada.−Voy a mostrarte una serie de imágenes, Shannon, seis por página. Cada una estará numerada, así que si puedes, dime el número de la imagen si ves a los hombres que te secuestraron y te victimizaron, ¿está bien? Shannon respiró profundamente mientras asentía.−Okey. −Está bien, aquí vamos. Sarah abrió la tapa superior de la carpeta y dentro estaban las seis fotos por página, como había prometido. Cada uno contenía imágenes nítidas y en color de hombres hispanos. Nora tuvo que suponer que pertenecían a esa etnia ya que Ronnie García y Ellis White también lo eran. Miró a Shannon y pudo ver que estaba estudiando cada imagen cuidadosamente, sacudiendo la cabeza. Sarah pasó a la página siguiente, y Nora vio una reacción visceral instantánea. Con una mano temblorosa, Shannon tocó la cuarta imagen en la página.−Ese es uno−dijo, emoción en su voz. −¿Estás segura?−Preguntó Sarah con cuidado. Ante el vigoroso asentimiento de Shannon, Sarah sacó un Sharpie del bolsillo de su chaqueta y marcó una X en la esquina de la fotografía número cuatro.−Está bien, próxima página. Fueron tres páginas más tarde antes de que Shannon tuviera una reacción realmente mala. Ella rompió a llorar y estrelló su mano contra la primera foto, un hispano con penetrantes ojos grises. −Está bien, está bien−dijo Sarah suavemente, marcando rápidamente la imagen antes de cerrar la carpeta y alejarla.−Está bien, Shannon−dijo con una sonrisa reconfortante cuando alcanzó el pequeño espacio entre ellas y colocó su mano sobre la rodilla de Shannon.−Lo hiciste increíble.−Levantó la vista hacia Nora, quien todavía estaba filmando.−Adelante, detente ahora, Nora. Nora dio un alto y le devolvió el teléfono a Sarah, que se lo guardó en el bolsillo. Las dos se encontraron con los ojos por un breve Al−Anka20219

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momento y Sarah asintió con la cabeza, Nora entendió que Shannon había elegido a los dos hombres correctamente. −Está bien, mami−dijo Bella, subiéndose al regazo de su madre.−No llores. Yo y Oreo te protegeremos. A través de sus lágrimas, Shannon miró a Bella.−¿Oreo? −¡Mi gata! −Nora−dijo Sarah suavemente, saliendo de la cama. Ella asintió con la cabeza hacia la puerta. −Ya vuelvo, cariño−le dijo a Shannon, dejando un suave beso arriba de su cabeza antes de seguir a la mujer más alta fuera de la habitación. Una vez que la puerta se cerró detrás de ellas mientras estaban paradas en el pasillo, Nora se volvió hacia Sarah con una pregunta en sus ojos. −Ella los identificó exitosamente a los dos. El segundo, Ellis White, creemos que fue responsable de la mayoría de la violencia. −Maldición−dijo Nora, abrazándose a sí misma mientras se recostaba contra la pared detrás de ella.−Bien. ¿Ahora qué? −Todo está prácticamente hecho, ahora. Dependiendo de lo que hagan estos bastardos, la fiscalía puede pedirle a Shannon que testifique, pero no lo sé. −Pero−dijo lentamente Nora,−tu parte ha terminado. ¿No es así?−Ante el asentimiento de Sarah, Nora se metió el labio inferior debajo de los dientes superiores por un momento.−¿Te volveré a ver? En ese momento, sonó el teléfono de Sarah.−Salvada por la campana−dijo con una pequeña sonrisa antes de contestar el teléfono. Nora la miró por un momento, casi como si memorizara sus rasgos llamativos por si acaso esta era la última vez que la vería. Su mirada se detuvo cuando Sarah terminó la llamada. −Me tengo que ir.−Apartó su teléfono y se encontró con la mirada de Nora.−Y te veré por ahí. Vio a Sarah alejarse, llevándose el corazón de Nora.

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Capítulo Veintiocho Jill vio a Andrew esperándola al final del pasillo, justo antes de la puerta que decía: Salud conductual. −Oye−dijo, tomando la mano que extendió hacia ella. −Oye. ¿Lista para esto?−Preguntó, preocupado en sus ojos azul oscuro. Jill dejó escapar un profundo suspiro y le dio una sonrisa valiente.−Creo que sí. Después de treinta y seis horas, me alegra que finalmente podamos verlo. Andrew estuvo de acuerdo mientras abría la puerta, permitiendo que su esposa entrara antes que él.−Yo también. Tengo curiosidad por saber qué tendrá que decir su terapeuta. Después de registrarse y quince minutos de espera, Andrew y Jill fueron llevados de vuelta a través de un laberinto de pasillos hasta la oficina de un terapeuta. −Hola, señor y señora Lacey−dijo la amigable mujer que parecía tener más de treinta años.−Soy Patricia Waylan, y he tenido la suerte de pasar un tiempo con tu hijo. Por favor, vengan y siéntense para que podamos charlar. Jill estaba nerviosa mientras estaba sentada en una de las sillas provistas, pero se sintió sustancialmente mejor con Andrew sentado a su lado. Ausentemente se acercó en busca de su mano, que envolvió la de ella. −Ahora, sé que han sido treinta y seis horas estresantes para ustedes−comenzó Patricia, tomando su asiento frente al de ellos, una mesa con una caja de Kleenex entre ellos.−Tyler no es un mal chico; por lo que pude reunir al hablar con él, así como a través de la observación personal y notas detalladas de otros, creo que está tratando desesperadamente de encontrar una manera de tratar, lo que creo, es algo de ansiedad.−Conoció a la mirada de ambos padres.−Por lo que me contó, ha habido discordias en el hogar durante varios años, básicamente, amigos, Tyler ha estado pidiendo ayuda a gritos y siente Al−Anka20219

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que nadie lo ha escuchado. Esto explica el bajo rendimiento en la escuela y los problemas tanto en la escuela como en casa. El estómago de Jill se revolvió. Tantas cosas aparecieron ante sus ojos, tantas veces que había decidido salir con sus amigas en lugar de estar con sus hijos. Tantas veces había escogido pelear con Andrew para evitar tener que lidiar con él. Tantas veces ella había fallado. Se inclinó hacia adelante y enganchó un pañuelo para frotar sus ojos mientras el terapeuta continuaba. −Recomiendo a Tyler que tome un medicamento leve contra la ansiedad, aunque tendrá que ser recetado por el psiquiatra local, el Dr. Powell. También recomiendo asesoramiento familiar una vez que Tyler sea liberado de aquí.−Se detuvo cuando Jill se sonó la nariz. −Lo siento−dijo en voz baja. −No se preocupe. Lo que realmente deben entender es que esto no sucedió solo con Tyler. Él no es un mal chico. Él no busca estar en problemas a diario porque es divertido para él. Y…−añadió con voz sobria−…ciertamente no intentó quitarse la vida porque no tenía nada mejor que hacer el lunes por la noche. Las lágrimas comenzaron a fluir en serio cuando el recuerdo de ver a su hijo colgando en su armario regresó a ella. Andrew la rodeó con un brazo y la atrajo hacia sí. −Está bien, bebé−susurró.−Patricia, ¿qué podemos hacer? −Bueno, una cosa que vi en la documentación que ustedes nos enviaron, tenían la intención de enviar a Tyler a una escuela militar privada en Kansas. Seré honesta, aunque entiendo dónde estaban sus mentes y tus corazones, creo que es una idea peligrosa en este momento; Tyler necesita estar cerca de casa, necesita saber que les importa y necesita sentirse estable en su entorno familiar. Entiendo que ha sido expulsado de las escuelas del Distrito 70, por lo que puedo recomendar algunas buenas escuelas chárter en el Distrito 60. Lo que recomiendo encarecidamente es un lugar llamado, Goal Academia. Está esencialmente enmarcado para niños con problemas como Tyler; conozco a muchos que han prosperado allí y creo que Tyler también puede hacerlo. Está acreditada en varios estados, e incluso podría graduarse listo para ingresar a una carrera vocacional, entre otras opciones.−Ella les dio una sonrisa tranquilizadora.−¿Alguna pregunta? Jill estaba demasiado abrumada para las preguntas, así que negó con la cabeza, manteniendo sus emociones bajo control. −¿No? Está bien, vamos a buscar a Tyler. Página 234 de 288 Al−Anka20219

v Jill, Nora y Bella se dirigieron a la habitación de Shannon donde ya la habían colocado en una silla de ruedas. −¡Hola, hermosa!−Jill cantó alegremente caminando hacia su hermana menor y dándole un abrazo y un beso en la mejilla.−Mírate.−Pasó sus dedos sobre la pelusa castaña increíblemente suave que estaba entrando agradablemente en la cabeza de Shannon.−Estás empezando a parecer una mascota de Chia. −Oh, no eres graciosa.−Shannon se rió, juguetonamente alejando a Jill. −¿Estás lista para ir a casa?−Preguntó Nora, de pie frente a ella con las manos en las caderas.−Bueno, a la granja, de todos modos. Shannon la miró.−Lamento ser una carga tan grande, Nora−dijo en voz baja. −Oye.−Nora se puso en cuclillas frente a su silla de ruedas. Jill vio a sus dos hermanas menores interactuar. Había estado un poco nostálgica de su relación cuando eran más jóvenes. Pero ahora, fue reconfortante. La verdad era que, si Shannon tenía que quedarse con una de ellas, no había mejor opción que Nora. −Me siento mejor por tenerte tan cerca−continuó Nora.−Tú y Bella.−Sonrió y levantó una mano, tocando con amor la barbilla de Shannon.−Podemos ir por Geocachés. Shannon echó la cabeza hacia atrás y se rió.−Dios, han pasado tantos años. −Se llevó a Kristie para hacer eso−agregó Jill. Shannon la miró y luego a Nora.−¿De verdad? −Sip−dijo Nora, poniéndose de pie. Miró a Jill.−¿Quieres empujar? −No, adelante.−Jill se volvió hacia la cama donde la bolsa de lona que ella había llenado con todo lo que pertenecía a Shannon, principalmente regalos traídos por simpatizantes, esperó. −¿Puedo montar?−Preguntó Bella, mirando de Jill a Nora a su madre. −Ven aquí, cariño−dijo Shannon, acariciando su regazo. Al−Anka20219

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Jill ayudó a la pequeña niña en el regazo de su madre.−¿Todas listas? −Hagamos esto−dijo Nora, tomando su lugar detrás de la silla de ruedas, con las manos apoyadas en las manijas. Jill se colgó la bolsa de lona sobre el hombro y miró a Nora. Las dos compartieron una mirada y una sonrisa. Caminó hacia la puerta de la habitación y la abrió con un gesto.−Mi señora−le dijo a Shannon, que estaba siendo llevada cerca de la salida. Nora la empujó y Bella fuera en el pasillo. Jill abrió el camino, con una sonrisa en los labios y en el corazón al ver salir tantas caras familiares de las estaciones de enfermeras, habitaciones y pasillos adyacentes, cada una con una sonrisa y un gesto de aprobación hacia Shannon. −¡Vamos, Shannon!−Gritó alguien.−¡Ve por ellos, tigre! Echó un vistazo a Shannon para ver las lágrimas en los ojos mientras miraba a las diferentes caras. Tenía que preguntarse cuántas de esas mujeres y hombres en realidad recordaba. Mientras se dirigían al ascensor para bajar al piso principal y dejar el hospital, se abrieron las puertas de acero inoxidable y Rachel Quinn salió. Ella sostuvo un paquete de cosas en sus brazos, así como un ramo de flores brillantes. −Oye, tú−dijo, caminando hacia donde Nora detuvo la silla de ruedas. Se puso en cuclillas delante de él.−¡Oye, chico!−Alzó la mano y juguetonamente ajustó la barbilla de Bella.−Señorita Shannon, las enfermeras de la UCI tenemos un pequeño regalo para usted.−Miró a Shannon a los ojos. Jill observó, sus propias emociones picando en sus ojos. −Mira−comenzó Rachel, desplegando una camiseta azul.−Realmente nos inspiraste a todos y eres nuestra Súper heroína−abrió la camisa para revelar una camiseta de estilo femenino con lo que parecía ser el logo de Superman en el medio, excepto que en lugar de una "S", era un "ML" amarillo.−Eres nuestra Lady Milagrosa y siempre lo serás.−Volvió a doblar la camiseta y se la dio a Shannon junto con las flores que había colocado brevemente en el suelo. De pie, se inclinó y le dio un abrazo a Shannon, que Shannon regresó. Jill miró a Nora para ver que ella también se estaba secando las lágrimas. Rachel se apartó del camino, se despidió con la mano cuando Nora empujó la silla de ruedas hacia adelante. Jill miró a sus hermanas Al−Anka20219

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y sobrina y luego a Rachel. Mordiéndose el labio inferior por un momento, se acercó a la enfermera. −Hey, Jill−dijo Rachel, su típica sonrisa brillante en su lugar. −¿Puedo hablar contigo por un segundo?−Preguntó Jill. −Por supuesto. ¿Qué pasa?

v LJ se pasó una mano por el pelo y dejó escapar un profundo suspiro mientras leía lo que le habían presentado. Podía sentir los ojos de Adrienne sobre él. Echándole un rápido vistazo, se sentó en su silla, la madera chirriaba levemente bajo su peso. −Entonces, ¿estás de acuerdo con esto?−Preguntó.−Que tome el enganche con los ahorros… −Y luego sacarlo del beneficio de la venta de la casa, sí, estoy bien con eso−terminó.−¿Qué pasa con los muebles y todo eso?−Indicó la gran casa a su alrededor. −Bueno−comenzó LJ, su mirada se posó en la mano izquierda de Adrienne. Él notó la ausencia de su anillo de bodas. Aclarando su garganta y cualquier emoción asociada a eso, enfocó sus pensamientos en su discusión.−Sí, estoy bien con eso. En cierto momento, mencionaste que te quedarías en la habitación de invitados de mi casa hasta el final del semestre.−Él la miró.−¿Es eso todavía lo que quieres? −No lo sé, Larry−dijo Adrienne en voz baja.−No estoy segura de sí es una buena idea. Mamá y papá me ofrecieron un lugar para quedarme, así que... Él asintió, no sorprendido. Su madre y su padre habían sido un gran obstáculo en su matrimonio. Por alguna razón, no parecían darse cuenta de que tal vez LJ también tenía familia. Todo, cada día festivo, cada evento especial, tenía que ser pasado con ellos. Por razones que aún no podía explicar por sí mismo, lo había permitido. −Está bien.−Cogió el bolígrafo que ella había proporcionado y pasó a la primera página donde tenía que firmar.

v Más tarde esa noche, LJ se sentó en el porche trasero de la casa donde él y Adrienne llevaron a casa a Kristie, de dos años. Habían Al−Anka20219

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pasado tantas cosas detrás de esas paredes, cosas buenas y malas, distraídamente, sus dedos se dirigieron a la gruesa banda dorada del cuarto dedo de su mano izquierda. Lo giró de un lado a otro, como lo había hecho un millón de veces. Era una fría noche de principios de octubre, y aunque amaba el otoño y el invierno, tenía frío. Solo no estaba seguro de dónde pertenecía en la casa, tan a corto plazo como era. Empezó a entender cuánto de un amortiguador se había convertido Kristie. No estaba en casa, sino que pasó el fin de semana con Nora para ayudar con Shannon y Bella. La inmensidad de la energía de Adrienne era abrumadora y sofocante. Tenía que preguntarse a sí mismo, ¿por qué no lo había notado antes? Volviendo su atención a la banda de oro con la que seguía jugando, la expresión de su rostro, sin duda, se veía tonto, se las arregló para quitársela, dejando atrás una huella de veinticinco años; se llevó el anillo de oro a los ojos, sintiéndose como Frodo de el Señor de los Anillos, tratando de decidir qué pensaba del anillo. Envolviéndola en su palma, apoyó la mano en su regazo y miró la noche, oyó ladrar a un perro en algún lugar de la oscuridad. Mañana sería una nueva normalidad.

v −Está bien, cariño−dijo Andrew, dándole a Jill un beso rápido en los labios y a su hija un rápido beso en la mejilla.−Sylvia, diviértete en la casa de tu amiga. Nos vemos chicas más tarde. −Te amo−dijo Jill.−Adiós, Tyler, ¡te amo! −Adiós−gritó Tyler desde el piso de arriba. La mitad de su familia abandonando la casa, Sylvia en la casa de su mejor amiga Amber y Jill reuniéndose con sus hermanos donde Nora, eran solo los chicos. Todavía vestido con su ropa de trabajo, Andrew trotó escaleras arriba y al dormitorio que compartía con su esposa y rápidamente se quitó el traje, prefiriendo un cálido pantalón de pijama de franela y una camiseta de su alma mater para la facultad de derecho, CU Roca. Hinchando sus mejillas antes de exhalar un suspiro, trató de decidir qué era lo que quería hacer con su tiempo. Había notado que el silencio provenía de la habitación de Tyler. Sabía que tanto él como Jill Al−Anka20219

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sufrieron un poco de trastorno de estrés postraumático en lo que respecta a su habitación y el silencio. Habían comenzado a verificarlo a intervalos semirregulares, y él sabía que Sylvia también lo hacía; estaba seguro de que el chico se sentía sofocado, pero Andrew nunca volvería a pasar por eso. Al salir de la habitación, caminó hacia la puerta cerrada de la habitación del adolescente y apoyó la cabeza para escuchar: nada; golpeó un par de veces en la madera, todavía nada. Su corazón se aceleró cuando se inclinó y agarró el pomo de la puerta, que se movió con facilidad. Empujando la puerta para abrirla, asomó la cabeza y dejó escapar un aliento audible de alivio. Tyler estaba sentado en su escritorio con sus auriculares trabajando en la tarea. Apoyando la cabeza contra el marco de la puerta por un momento, Andrew se concentró y entró en la habitación, lo cual para su sorpresa estaba algo ordenada, es decir, había básicamente un camino despejado para caminar. Le había estado diciendo a Jill que necesitaban trabajar con los chicos para hacer la limpieza de sus habitaciones. Incluso estaba coqueteando con la idea de hacerlos limpiar sus propias habitaciones y el baño en lugar de Ezra. Caminando detrás de su hijo, Andrew se acercó y puso su mano sobre su hombro, sorprendiendo al adolescente. −Jesús, papá−exclamó, volteándose para mirarlo. Se quitó los auriculares de las orejas para descansar en la parte posterior de su cuello.−¿Qué? −¿Cómo va todo?−Preguntó Andrew, señalando con la cabeza hacia la computadora portátil abierta, una tarea matemática en la pantalla. −Bien−dijo Tyler asintiendo.−Tengo un ochenta y siete en el cuestionario con el que me ayudaste. −Oye, buen trabajo, chico−dijo Andrew con una gran sonrisa, levantó la mano y brevemente ahuecó la parte posterior de la cabeza de su hijo.−Escucha, ya que somos nosotros, los chicos, ¿qué dices a la pizza y películas de terror?−Odiaba el género pero sabía que Tyler los amaba. −¿Sí? ¿En la gran pantalla de abajo? −Todo lo mejor para ver partes del cuerpo amputadas−Andrew se rió entre dientes.−Voy a pedir comida mientras terminas aquí, ¿sí? −Sí, genial. Al−Anka20219

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v −¿Estás bien?−Preguntó suavemente Nora, bajando las escaleras hacia atrás mientras sostenía una de las manos de Shannon, la otra mano de la mujer más joven agarrada a la barandilla montada en la pared. −Sí−dijo Shannon, centrada en cada paso que daba. −Casi allí. −Mamá, ¡lo hiciste!−Exclamó Bella, aplaudiendo frenéticamente mientras su madre llegaba al piso principal de la granja. Nora sonrió.−¿Ves? Tu madre realmente es una Súper heroína. Bella soltó una risita y corrió hacia su madre y le abrazó las piernas.−Te amo, mami. −Yo también te amo, guisante dulce−dijo Shannon, mirando con adoración a su hija. Tan increíblemente bien como Bella había manejado las últimas seis semanas lejos de su madre, Nora notó un gran cambio en ella desde el día que la trajo al hospital para ver a Shannon por primera vez. Era como si una luz hubiera vuelto a encenderse en sus ojos y la excitación y la naturaleza despreocupada de una niña de cinco años hubieran regresado, un cambio del sereno, a menudo sombrío semblante de una niña que no entendía por qué su mami la había dejado. −¡Hola, hola!−LJ gritó desde afuera de la puerta de vidrio de la cocina. −Adelante, muchachos−gritó Nora. −Uh, algo necesito ayuda. Nora miró a Shannon.−¿Estás bien? ¿Estable? −Si estoy bien. Adelante. −Bella, asegúrate de que Oreo no tropiece con tu madre. Corrió a través de la cocina riendo entre dientes cuando vio a LJ parado allí con tres cajas grandes de pizza en sus brazos coronadas por un paquete de Six Cherry Dr Pepper, el favorito de Shannon. −Maldición, huele bien−dijo, dejándolo entrar. Se apresuró a entrar y dejó el pesado paquete sobre el mostrador. Al−Anka20219

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−Bueno, oye−dijo, sonriéndole,−después de nada más que la mala comida del hospital durante seis semanas, estoy segura de que estará encantada. −Oye, LJ−dijo la mujer de la hora, entrando en la cocina, Bella sosteniéndole la mano. −Hola, Pequeña hermana.−LJ corrió hacia ella y tomó a la pequeña mujer en un abrazo que envolvió todo.−Es bueno verte, hermosa. Te traje salchichas italianas, pimientos verdes y cebollas, como prometí y…−se volvió e indicó el refresco como un presentador de un juego−… tu favorito. −Y luego después de la cena...−agregó Nora, abriendo el cajón de los trastos al lado del fregadero y agarrando algo desde adentro. Lo sacó, se lo mostró a su hermano y hermana justo cuando se abrió la puerta de la cocina. Jill intervino sosteniendo un pastel, su caja impresa con la tienda que le había comprado. −¡Uno!−Exclamó. Todos se volvieron para verla. Nora sonrió. −Demonios sí. Es hora de juego.

v Bella estaba acurrucada con Shannon en el sofá, ambas fritas por la cantidad de pizza y risas. Nora y sus hermanos mayores estaban sentados en la mesa de la cocina, el juego de cartas desde hacía mucho empujado al centro de la mesa, olvidado hasta otro día. −¿Cómo está?−Preguntó Jill, indicando la dirección de la sala de estar.−Me imagino que ayudó estar con Bella. −Oh, sí−dijo Nora.−Ha ayudado a Bella, eso es seguro. Pero en cuanto a Shannon, ella se cansa bastante fácil. Las enfermeras me dijeron que las bacterias con las que luchaba tenían un número en su cuerpo y en su sistema inmunológico. −Dijiste que atraparon a esos bastardos, ¿no?−Preguntó LJ, recostándose casualmente en su silla, con el brazo colgando de la espalda. −Sí. Shannon dice que no recuerda mucho, pero ese día que Sarah fue a buscarla para sacar a esos cerdos de la fila de fotos...−ella negó con tristeza la cabeza−...Shannon tuvo una gran reacción, especialmente para el segundo tipo. Al−Anka20219

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−Me pregunto si tal vez fue el responsable de más de la violencia o algo así−dijo Jill en voz baja, mirando hacia abajo, donde sus manos descansaban sobre la mesa de madera lisa. −Eso es lo que me preguntaba, también. Aquí está lo extraño, muchachos−dijo, su voz era casi un susurro, ya que tenía miedo de que Shannon se despertara y la escuchara.−LJ, ¿recuerdas que el primer día viniste aquí para ver a Bella por mí? −Encontramos el disco USB−dijo asintiendo. −Sip. Sarah y yo habíamos estado en Springs hablando con la gente, revisando los lugares donde Shannon estaba, cosas así; ¡hablamos con ese hijo de puta!−Dijo con un silbido, inclinándose hacia adelante en su silla.−Y, el asunto es que Sarah incluso me dijo que se sentía extraña cuando hablaba con él. Como si algo estuviera mal.−Pasó una mano por su cabello, casi llorando de frustración.−Lo teníamos. −Oye.−La voz de Jill era suave cuando se acercó y puso su mano sobre la de Nora.−No lo sabías, cariño. Como es, Sarah recuperó a Shannon, y se las arreglaron para averiguar quién hizo esto. Sarah está entrenada para sentir cosas sobre las personas, tampoco. No te sientas frustrada o enojada contigo misma. Creo,−agregó, mirando a LJ,−todos nosotros podemos decir que fuiste tan parte de la solución de este caso como cualquiera. LJ asintió.−Seguro.−Extendió la mano y tomó la mano libre de Nora en una de las suyas e hizo lo mismo con la mano de Jill. Los hermanos encerrados en una cadena, miró de una hermana a la otra.−Siempre hemos sido nosotros, chicas, los Tres Amigos, ¿recuerdan? Siempre cuidándonos y siempre, siempre cuidando a nuestra hermanita.−Nora se encontró con su mirada, sintiendo la pasión en sus palabras.−Nunca dejemos ir eso otra vez. Quiero decir, papá ni siquiera apareció aquí esta noche. De nuevo. −¿Fue invitado?−Preguntó Nora, sorprendida. −Sí, lo llamé−dijo Jill.−Pensé que podría querer pasar un tiempo con Shannon fuera del hospital. −Entonces−continuó LJ,−como siempre, somos solo nosotros.−Levantó primero los nudillos de Jill y luego los de Nora.−Las amo chicas. Nora soltó las manos de sus hermanos y se apartó de la mesa, moviéndose a la parte más grande de la cocina. Aparentando entender, Jill y LJ siguieron y los tres entraron en lo que llamaron un "Reunión de Página 242 de 288 Al−Anka20219

equipo" como cuando eran niños, pero honestamente fue solo un momento de conexión, un lugar seguro después de otro mal día viviendo bajo el techo de Lawrence Schaeffer, padre. Después de que Shannon había venido, los adolescentes habían puesto a la niña en medio de su abrazo en tres direcciones, protegiéndola. Después del abrazo, Jill dejó un fuerte beso en las mejillas de sus dos hermanos antes de soltarlas.−Debería llegar a casa. Nora, ¿qué puedo hacer para ayudar a limpiar? −En realidad, Jill, si quieres envolver la comida o tirar basura, todo lo demás puedo lidiar por la mañana. LJ, ¿me ayudarías a llevar a estas dos al piso de arriba?−Preguntó, indicando a Shannon y Bella. −Sí, pero tú tienes la pesada. −Ja, ja−Nora se rió entre dientes.−Aunque tengo que decirlo, dudo que haya una gran diferencia entre ellas en estos días. −Hechos reales. Nora juntó a Bella en sus brazos, y con un ligero gruñido, LJ juntó a su hermana, abrazándola mientras se mantenía de pie antes de seguirla por la empinada escalera hacia las habitaciones en el segundo piso. Nora metió a Bella en su cama, Oreo saltó para encontrar su lugar en la almohada al lado de la cabecita de la niña.−Buenas noches, cariño−susurró, dejando un beso en la frente de la niña dormida, cuando salió de la habitación, se aseguró de que la luz de la noche estaba encendida y dejó la puerta abierta. −Lo siento, he caído−le murmuró Shannon a LJ mientras la acomodaba en el dormitorio que estaba usando en el pasillo.−Pero no lo olvides, gané. LJ se rió entre dientes desde el interior de la habitación.−¿Cuándo no ganas Uno, tu tarjeta de tiburón? Buenas noches, dulce niña. Nos vemos más tarde. LJ cerró la puerta de Shannon y salió al pasillo. Los dos se encontraron con los ojos antes de que la mirada de Nora cayera sobre la mano que aún descansaba sobre el pomo de la puerta. Notó la ausencia de su anillo de bodas. Sin decir una palabra, guio el camino de regreso abajo. −Entonces, supongo que es un trato hecho, ¿eh?−Preguntó ella.

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−Sí, supongo que sí. Firmamos los papeles el martes.−LJ dejó escapar un profundo suspiro cuando llegaron a la cocina donde Jill estaba enjuagando los platos antes de cargarlos en el lavavajillas. −¿Cómo te sientes al respecto? Muchas gracias, Jill,−dijo ella, agarrando el paño enjuagado para limpiar la mesa. −Es extraño.−LJ cargó la pizza sobrante en la nevera. −¿De qué estamos hablando?−Jill miró a LJ por encima del hombro desde su lugar en el fregadero. −Solicitamos el divorcio−le dijo. −¿Cómo está Adrienne tomando todo esto?−Nora se recostó contra la pared cerca de la mesa. −Inicialmente, se sorprendió, creo, pero parece que ya pasó; ahora todo depende de los negocios. Está siendo bastante decente, para ser sincero. −No crees que haya alguien más, ¿verdad?−Nora preguntó en voz baja, incapaz de mirar a Jill. Conocía el pasado de su hermana con infidelidad y sabía que ella y Andrew estaban resolviendo las cosas. LJ se encogió de hombros.−Lo consideré una o dos veces. Por lo fría que podría ser, ¿sabes? Pero, no lo creo. Creo que está ansiosa por seguir. Ha querido este trabajo de Cherry Creek durante años, así que creo que quiere llegar y dejar todo esto atrás. −¿Que pasa contigo? ¿Estás listo para seguir adelante?−Preguntó Jill, cerrando el agua y cerrando el lavavajillas después de que entrara el último plato. Miró hacia abajo a su mano izquierda durante un largo momento, con los dedos extendidos antes de que él hiciera una bola con la mano y la mirara. −Sí. Yo lo estoy. Con un recordatorio de Jill, de los dieciséis años de los gemelos, el día veinte, Nora se quedó sola.

v −Larry, detente−siseó, y luego soltó una risita, su mano mucho más pequeña se inclinó hacia abajo, hacia donde la más grande estaba avanzando lentamente debajo de su falda corta. −No quieres eso y lo sabes−respondió con una sonrisa malvada, sin apartar la vista del camino.−Cosquillas, cosquillas, cosquillas−dijo Al−Anka20219

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en una voz mucho más alta cuando sus dedos índice sintieron su entrepierna satinada. −Eres tan malo. −Sí, y te gusta.−Le echó un vistazo a la pequeña descarada sentada en el asiento del pasajero, en sus veinticuatro años, pelo rojo y tetas DD. Miró hacia el espejo retrovisor cuando escuchó una sirena y vio luces parpadeantes detrás de él.−Mierda−murmuró. Redujo la velocidad del Corvette, esperando que el blanco y negro pasara. En cambio, para su disgusto, el policía también disminuyó la velocidad. Arrebatando su mano, tiró del deportivo rojo al costado de la carretera y disminuyó la velocidad hasta detenerse, los neumáticos crujían sobre la grava. Echó un vistazo a Dana.−No debería tomar mucho tiempo−le aseguró, inclinándose y robando un beso rápido pero áspero. Miró hacia la ventanilla del lado del conductor a la luz que escuchaba allí. Bajando la ventana, le dio su sonrisa más encantadora.−Bueno, buenas noches, oficial. −Licencia de conducir y registro, por favor−dijo el hombre, todo negocio. −Sí, señor, no hay problema.−Cogió su billetera de donde estaba en el porta bebidas junto al cambio de barra. Sacó los artículos solicitados y se los entregó con una sonrisa.−¿Qué hice? El policía no dijo nada mientras usaba su linterna para leer la información provista. Lanzó su rayo de la licencia al conductor y viceversa.−¿Lawrence Schaeffer, Padre? −Sí, señor −Un momento por favor, señor. Fue solo cuando el oficial se alejó que notó que el segundo oficial estaba justo afuera de la puerta de Dana. A él no le gustó esto, no le gustó esto ni un poco. −Señor Schaeffer,−dijo el primer oficial, volviendo a la ventana abierta.−Necesito que salga del automóvil, por favor, señor.

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Capítulo Veintinueve Colorado Springs, CO−Hace siete semanas Trece horas antes... −¡Bella! Tienes que darte prisa, cariño−dijo Shannon, corriendo por la pequeña cocina de estilo galera para verter cereal en un cuenco para su hija y café en una taza de viaje para ella y no cambiar los dos. −Vas a llegar tarde. −Estoy aquí, mami. Shannon la miró para asegurarse de que coincidía, lo que hizo, esencialmente. Bella vistiéndose y escogiendo sus propias ropas era algo relativamente nuevo e intentó darle a la niña un poco de libertad con eso. −Cariño, tu camisa está al revés−dijo Shannon, ocultando su sonrisa mientras colocaba el tazón de Fruit Loops en la mesa donde el asiento elevado de Bella estaba amarrado a la silla. Bella se miró a sí misma.−Oh.−Riendo, ella se sacudió de la camisa y le dio la vuelta antes de tirarla hacia abajo sobre lo que Shannon siempre llamaba su vientre de Buda.−Olvidé que la imagen va al frente. −Está bien, niña−dijo Shannon, inclinándose sobre su hija, que había subido a su propulsor. Dejando un beso arriba de su cabeza, colocó una cuchara sobre la mesa al lado del tazón.−Lo conseguirás.−Agarró el cepillo que había puesto sobre la mesa y comenzó a cepillarle el cabello largo y castaño mientras su hija comía su desayuno.−Tienes que apurarte esta mañana, cariño. Mamá tiene que ir a trabajar temprano, así que la señorita Penny te llevará a la escuela, ¿está bien? Bella asintió, haciendo una mueca y llorando por Owie cuando ese movimiento hizo que Shannon se tirara del pelo.−¿Vas a recogerme? Al−Anka20219

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−Sí, señora−dijo Shannon, atando el cabello de Bella con una cinta.−Estaré allí.−Miró hacia la pequeña sala de estar cuando llamaron a la puerta.−Vamos, Penny−gritó. Un momento después, Penny García abrió la puerta y entró.−Oye, mija. −Oye, Penny. Ella está casi lista. Muchas gracias por hacer esto. −No hay problema. Oye−dijo la mujer mayor, acercándose a la mesa.−No olvides a Sam esta vez, mija. −¡Sam! No puedo olvidar a Sam, mami,−dijo efusivamente, sacando su mano y agarrando su tazón de cereal, enviando sobrantes Fruit Loops y leche volando. −Maldita sea, Bella.−Shannon suspiró. Echó un vistazo a Penny.−Penny, ¿te importaría agarrar a Sam mientras limpio esto y Bella? Creo que está en mi cama.−Alejándose, Shannon agarró una toalla húmeda.−Bella, tienes que ver lo que estás haciendo, ¿de acuerdo?−Dijo, tratando de minimizar la irritación en su voz para no molestar a la chica. Después de todo, no había tenido la intención de hacerlo, pero Shannon todavía tenía que expresar su opinión. −Lo siento, mami−dijo, con un dedo enganchado en la boca. −Tengo a Sam−dijo la vecina, con el oso de peluche en la mano. −Gracias, Penny. No tengo tiempo para cambiar su camisa. ¿Soy una madre horrible por enviarla a la escuela de esta manera?−Preguntó Shannon, reuniendo el almuerzo de Bella y su pequeña mochila. Penny se rió.−Cariño, ella está en el jardín de infantes. La mitad de esos niños van a la escuela usando al menos parte del desayuno y la mayoría llega a casa con su almuerzo. Shannon sonrió y se puso en cuclillas para darle un apretado abrazo a su hija, que fue devuelto cordialmente.−Te amo princesa. ¡Y recuerda, vamos a ir al zoológico este fin de semana! −¡Sí!−Exclamó Bella, agarrando su almuerzo mientras se encogía de hombros en la mochila de Mi Pequeña Pony que su madre tenía para ella. −Bueno. Las veo luego. Shannon las miró irse y, con un suspiro de cansancio, colocó los platos del desayuno en el fregadero para lavarlos cuando llegara a casa, dirigiéndose a su habitación, se quitó la bata y se volvió hacia la ropa Al−Anka20219

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que había elegido la noche anterior después de tomar su ducha nocturna, que siempre le ahorraba tiempo. Cuando tiró de las bragas en las piernas bien formadas, notó algo un poco inusual. La caja que guardaba metida en la esquina se sacó un poco de la pared, la tapa ligeramente torcida. Esa caja contenía todo lo que significaba algo para ella. −Bella−dijo, colocando las bragas en su lugar antes de asegurarse de que la tapa estuviera asegurada y empujando la caja en su lugar.

v Ocho horas y treinta y tres minutos antes... −Sí, Sr. Tannon, hablé con Robert Caffey esta mañana y lo pusieron por los permisos, por lo que dijo que debería volver con usted en una semana una vez que reciba una respuesta de la ciudad...Sí, Señor, se lo diré. Gracias, y usted, también.−Shannon colgó el teléfono y agarró la tableta de papel para garabatear una nota rápida a su jefe antes de dirigirse a almorzar. −Oye, Shannon, ¿quieres que conduzca hoy? −Nah, lo tengo−dijo Shannon. Diez minutos después, ella y su compañera de trabajo, Ally, se sentaron en Taco Bell. −Entonces, ¿quieres irte, eh?−Preguntó Ally, −Sí. Robert.−Shannon arrugo su rostro mientras consideraba sus palabras. No había trabajado allí todo ese tiempo, así que no estaba completamente segura de en quién podía confiar.−Siento que siempre me está mirando, ¿sabes? Me pone algo nerviosa. −Eso es porque probablemente te está mirando, Shannon; quiero decir, vamos−dijo la mujer embarazada, sentándose en el duro asiento de plástico.−Eres joven, eres hermosa. Totalmente su tipo. Shannon la miró.−Él no es... peligroso, ¿verdad? −No, pero él es bueno en la manipulación. ¿Cómo te contrataron, de todos modos? −Robert conoce a mi hermana, Jill. Supongo que hizo algo de trabajo para ella en Pueblo. Al−Anka20219

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−¿Es ella rica? −Seguro. Rica totalmente perra. Ally asintió, masticando el mordisco que había tomado pensativamente.−Ahí tienes. Robert solo contrata a mujeres a las que ha jodido o a las mujeres a las que quiere coger o a las mujeres según las sugerencias de otras mujeres a las que ha jodido. La mirada de Shannon cayó sobre sus nachos, repentinamente no tan atractivos. Había oído los rumores durante años sobre Jill, la humillación detrás de la espalda de Andrew. Sin lugar a dudas, ella no quería continuar con esta conversación.−¿Para cuándo esperas? −Tres meses. Gracias a Dios Alec posee la mitad de la compañía, y Robert sabe que lo mataría si se acercaba a mí. Puedo hacer mi trabajo en paz. −Eso sería bueno−dijo Shannon, sumergiendo un papa frita cubierta de queso en crema agria. Había tenido que lidiar con avances no deseados toda su vida, comenzando de nuevo con una época en la que no quería pensar.−Mi contrato de arrendamiento termina en cinco meses.−Cambió de tema.−Estoy considerando mudarnos a Bella y a mí de regreso a Pueblo. −Dios mío, ¿por qué demonios irías allí?−Preguntó Ally, sorbiendo su coca cola. Shannon se encogió de hombros.−Es mucho más barato, por ejemplo.−Conozco a más personas allí, para dos. Todavía tengo muchos amigos allí desde mis días de teatro.

−¿Días de teatro?−Preguntó levantadas.−Cuénteme.

Ally

con

las

cejas

−Nada importante.−Shannon se rió nerviosamente.−Hice algunas cosas en Denver después de la escuela secundaria, algunas cosas aquí en Springs y fue parte de los Impossible Players en Pueblo; ahí es donde hice la mayor parte de mi trabajo. Me encantó. −¿Qué, como una cosa de tipo teatro local de la comunidad? −Exactamente.−Shannon miró su bolso, que estaba junto a ella en la mesa de plástico, y su teléfono alarmó un mensaje de texto; cavando el teléfono, vio un número que no reconoció, pero leyó el mensaje, de todos modos. Desconocido: Hola, Shannon. Ha pasado mucho tiempo. Shannon: ¿Quién es? Al−Anka20219

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Desconocido: Rick

Shannon se quedó sin aliento. Solo había un Rick que ella conocía a menos que este fuera un número equivocado o una broma enferma. −¿Estás bien?−Preguntó Ally.−Te ves como si hubieras visto un fantasma. Shannon le lanzó una mirada antes de volver su atención a su teléfono.−Un poco. Shannon: Rick, ¿quién? Desconocido: El padre de Bella. Quiero verla. Y quiero verte. Shannon: ¿Es esto una broma? Desconocido: Estaré en la ciudad esta noche. ¿Puedo ir?

−Shannon, lo siento, pero tenemos que volver. Shannon levantó la vista y miró su reloj.−Mierda, lo siento. Shannon: Tengo que irme. Texto más tarde.

v Dos horas antes... −Mira, mami. He batido la crema en mi cabeza. Shannon se divirtió, la espuma se amontonó en la cabeza de Bella, la chica siempre se había referido a los espuma de jabón como crema batida, y Shannon no tenía idea de por qué.−Vamos, cariño−dijo.−Vamos a enjuagarla toda para que pueda meterla para la hora de dormir. −¿Y una historia?−Bella preguntó, arqueando las cejas con esperanza. −Por supuesto, tu ganzita tonta.−Se inclinó hacia delante y acarició la nariz con su hija.

v Cinco minutos antes...

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Apartándose del espejo, ignorando cómo las sombras de dos de las cinco bombillas quemadas la hacían mirar, se veía en el espejo rodeado de bombillas, lista para salir a ese escenario. Ella sonrió, admirando el rojo del lápiz labial. Solía amar su sonrisa, pero no había tenido mucho de lo que estar realmente feliz en mucho tiempo; mientras cerraba los labios, también cerró la puerta de las decisiones cuestionables que había tomado de vez en cuando. Esperaba que no se diera cuenta ni le importara. Ella esperaba que todavía viera lo que hizo en ese escenario siete años antes. −Tienes esto−murmuró, con un guiño de ojos ahumados que respaldaba su afirmación. Mirando a Bella una vez más, se metió en sus tacones de aguja y agarró su bolso, llaves y teléfono celular y luego salió. De pie en el pasillo delantero del piso de su apartamento, miró hacia el estacionamiento, en busca de su automóvil. Todo el día, ella había estado leyendo y releyendo los textos que había intercambiado con Rick. No lo había visto en unos años, y él nunca había pedido ver a Bella. Estaba nerviosa, con el estómago revuelto. Se sobresaltó cuando su teléfono marcó un mensaje de texto, metiendo la mano en su bolso, vio otro mensaje de texto de Rick. Desconocido: Esto apesta. Mi camioneta se descompuso en la estación de servicio en la calle 10 y Avery. Camioneta roja ¿Puedes venir a buscarme? No puedo esperar para verte.

Shannon sonrió, sabiendo exactamente dónde estaba la gasolinera. No estaba lejos, y sabía que Bella estaría bien. Estaba dormida y estaría sola durante unos cinco o seis minutos. Shannon: Bien. Estaré ahí.

Los tacones altos de Shannon hicieron clic en el estacionamiento hasta que llegó a su Subaru. Sonrió al pequeño corazón de arcilla que Bella había pintado para ella en la guardería más temprano ese año para el Día de la Madre antes de presionar el botón de su llavero y abrir la puerta. Entrando, se tiró del cinturón de seguridad sobre el pecho antes de arrancar el automóvil y salir del oscuro estacionamiento. Notó que la estación de servicio estaba bastante tranquila. Una minivan blanca estaba recibiendo gasolina pero eso era todo. Condujo por el costado donde estaban las puertas de los baños, que era un poco más oscuro, sin luces atrás más allá de lo que brillaba de las luces Al−Anka20219

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brillantes de las bombas. Se le hizo un nudo en el estómago cuando notó la camioneta roja estacionada junto al bordillo. Dirigió el pequeño automóvil en esa dirección y se detuvo. Al ver que no había movimiento cerca de la camioneta, que parecía estar abandonada, ella sacó su teléfono. Shannon: ¿Esa ese tu camioneta? Estoy aquí.

Shannon jadeó cuando la puerta del lado del conductor se abrió y una mano grande se colocó instantáneamente sobre su boca antes de que pudiera gritar o increpar. La sacaron del automóvil con tanta brusquedad que rompió el cinturón de seguridad, y el extremo de vinilo se agitó inútilmente contra la jamba de la puerta del automóvil. Trató desesperadamente de luchar contra su agresor, pero parecía incapaz de moverse, ya que básicamente la llevaron a la parte trasera de su propio automóvil. −Ábrela−escuchó una voz gruñir antes de escuchar el estallido de su maletera. Peleando dos veces más fuerte, pateando todo lo que pudo, la clavaron con fuerza en su propia maletera, golpeándose la cabeza contra el equipo de herramientas que guardaba allí en caso de una emergencia, no podía pensar en algo peor de una emergencia. Le quitaron la mano y, cuando estaba a punto de gritar, alzó la mirada hacia los ojos grises más malvados que había visto antes de que un puño se le cayera y le golpeara la mandíbula y el costado de la cabeza; todo se oscureció.

v Sus gritos eran agudos y aterrados, con los ojos abiertos pero sin ver nada más que los horrores que estaban encerrados en su mente; pateó sus piernas, agitando los brazos hasta que oyó un ruido sordo y luego el llanto de una niña. −¡No me toques! ¡No me toques!−Gritó, las lágrimas corrían por sus mejillas cuando golpeó y empujó a la persona que la había agarrado.−¡Suéltame!−Sollozó. −¡Shannon! Con el pecho agitado y la boca seca cerca de la hiperventilación, los ojos de Shannon se enfocaron en la figura que se inclinaba sobre ella, su visión lentamente distinguiendo la aterrorizada cara que la Al−Anka20219

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miraba.−¿Nora?−Los gritos de su hija la sacaron completamente de su pesadilla.−¿Bella? ¿Qué pasa con Bella?−Se sentó, buscándola desesperadamente. −Hey, cariño−dijo Nora, levantando a Bella llorando del suelo.−¿Estás bien? −Dios−gimió Shannon, enterrando su cara en sus manos durante un largo momento, los fragmentos de la memoria comenzaron a alejarse como el humo.−¿Está bien?−Preguntó en voz baja, las manos cayendo a la cama.−Ven aquí, bebé. Nora dejó a Bella en la cama, con los ojos llenos de lágrimas mirando cautelosamente a su madre. −Ven aquí−dijo Shannon de nuevo, buscando a su hija.−Lo siento, cariño.−Juntó a la niña que sorbía en sus brazos. Debe haberla echado de la cama en pánico.−¿Estás bien? Bella asintió, su pulgar yendo a su boca mientras se acurrucaba contra el pecho de su madre. −La pregunta es,−dijo Nora, subiendo a la cama y deslizándose hacia Shannon,−¿estás tú bien? Shannon contempló la pregunta mientras sostenía a Bella cerca; el olor de su cabello con aroma a fresa era tan reconfortante para ella.−Yo...eso creo. −¿Mal sueño? −Sueño, memoria.−Miró a Nora.−Nunca más podré volver a ese departamento, Nora. Quiero decir…−Resoplo−…Sr. Greenleaf era un imbécil, estoy segura de que todas mis cosas se vendieron, de todos modos.−Sintió la mirada de Nora sobre ella.−¿Qué? −Cariño−dijo suavemente Nora, extendiendo una mano para descansar sobre el tobillo de Shannon.−El apartamento ya no existe. Shannon la miró, completamente confundida.−Espera, ¿qué?−Le dio una sonrisa confundida.−¿Cuánto tiempo estuve fuera? −No, los tipos que te hicieron esto−dijo Nora, indicando las cicatrices de Shannon y la pelusa de melocotón que estaba empezando a salir.−Sarah piensa que estaban tratando de destruir evidencia. −Ellos...los que... Nora asintió.−Sí.

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Shannon no tuvo palabras mientras miraba hacia otro lado, su mirada cayendo a la ventana frente a la cama. Podía ver el árbol afuera de la casa bailando en el viento.−YO… −Cariño… −¿Por qué no me dijiste? ¿Por qué demonios no me dijiste que no tenemos hogar, Nora? Bella y yo no tenemos a dónde ir, no tenemos hogar, ni muebles, ni platos, nada. ¿Por qué no me dijiste? ¡Dios!−Las lágrimas llegaron rápido y duro, cayendo sobre el cabello de Bella. Apoyó la mejilla contra la corona de su bebé y la abrazó aún más fuerte, meciéndolas a los dos.−No tenemos nada−susurró. −Oye−dijo Nora, acercándose más.−Shannon, tu terapeuta me sugirió que esperara un poco para decírtelo. Ella quería asegurarse de que pudieras manejarlo. Shannon no dijo nada, no estaba segura de lo que había que decir; se sentía tan sola, incluso cuando sostenía a la persona más importante del mundo en sus brazos. −Cariño−dijo Nora, apoyando su mano en el hombro caído de Shannon.−Te lo juro, vamos a ayudarte a superar esto. Vas a tener tu propia vida otra vez, tú y Bella. Shannon pudo escuchar la determinación y el amor en la voz de su hermana y le lanzó una mirada. Vio en sus ojos lo que escuchó en su voz.−Intenté tanto para conseguir una vida, Nora−susurró.−Muy difícil. −Lo sé, hermanita. Lo sé. No fue todo en vano, te lo prometo; nada de esto fue tu culpa. Las lágrimas de Shannon se ralentizaron y eventualmente se detuvieron. Estaba tan cansada, más de lo que había estado en mucho tiempo. −Ven aquí−dijo Nora, pareciendo sentir su agotamiento. Nora se deslizó hacia abajo en la cama debajo de las sábanas y Shannon se deslizó hacia ella, Bella se acurrucó entre las dos hermanas, sin otra palabra u otro pensamiento, los ojos de Shannon se cerraron y el sueño pacífico se apoderó de ella.

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Capítulo Treinta −Vamos−murmuró LJ mientras gruñía para alcanzar lo más atrás posible del tocador, agarrando con los dedos ciegamente el extremo del cable.−Te tengo. Llevando el cable a la parte posterior de la nueva pantalla plana que había comprado para su habitación, la conectó al puerto correcto; ya había conectado el televisor mucho más grande al cable y al brazo móvil montado encima de la chimenea en la sala de estar de la planta baja. Aunque estaba rodeado de cajas que necesitaban desempaquetar, sabía que lo primero y más importante, incluso antes de recoger algunos comestibles, era que su televisor estuviera conectado y listo. −¡Ja!−Exclamó con satisfacción mientras se apartaba de su obra. Decidió traer las últimas cajas de su camioneta y bajó las escaleras trotando solo para ver a Kristie y Julia entrar, cajas en mano. −Oye, papá−dijo Kristie, dejando su caja en el sofá, que estaba cargada con bolsas de basura negras, sábanas y otras cajas. −¿Dónde quiere esto, señor Schaeffer?−Preguntó Julia Donovan. −Aquí está bien, Julia−dijo, acercándose a su hija para dejar un rápido beso en su mejilla y uno en la mejilla de Julia, también.−Encantado de verte, Julia.−Sonrió a las dos jóvenes.−Me gusta esto. El trato era que Julia llegaba cuando quisiera y se pondría a trabajar. Él asintió dramáticamente.−Yo puedo con esto. −Papá.−Kristie puso los ojos en blanco.−Um, ¿podemos subir las escaleras y desempacar mi habitación?−Preguntó con incertidumbre en su voz. LJ estudió a su hija por un momento. Aunque sabía que ella pronto tendría dieciocho años, era difícil admitir que ya no era una niña, sino una mujer que estaba a punto de graduarse de la escuela secundaria y comenzar su vida.−Sí−dijo en voz baja.−Pero primero, dale un abrazo a tu viejo.−Él la apretó con fuerza contra él por un momento antes de dejarla ir.−Estoy ordenando comida china en aproximadamente en una hora. Al−Anka20219

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−Increíble. ¡Gracias, papá!−Kristie gritó por encima del hombro mientras Julia y ella corrían hacia las escaleras. Él las miró irse y negó con la cabeza. Apartando todo eso a un lado, miró a su nueva sala de estar, y aunque estaba atestada de cajas para desempacar, muebles para ensamblar y objetos al azar para dotar una casa, estaba orgulloso. A través de todo el caos actual, era suya; una casa nueva,—nadie había vivido allí antes, y no había recuerdos que recorrer. esto.

Cruzando sus brazos sobre su pecho, él asintió.−Puedo hacer

v −Maldición−dijo Nora, dejando los dos paquetes envueltos en la mesa con los otros regalos.−Esos dos actuaron como bandidos. −No es broma−dijo Shannon, apoyando su bastón en la mesa mientras dejaba otros dos regalos que Nora había comprado para que ella los regalara a sus sobrinos y sobrinas.−¿Estás segura de que no me veo estúpida, Nora? Nora miró a su hermana menor y sacudió la cabeza con una sonrisa.−Te ves increíble, hermana−dijo, notando el sencillo vestido que llevaba, que mostraba una hermosa figura, aunque todavía era un poco delgada. También tomó el cabello castaño corto y puntiagudo.−Quiero decir que tienes una mirada de Annie Lennox alrededor de 1986. Shannon se rió entre dientes.−Sí, y yo tenía menos de cuatro años en ese momento. −Aun así, muy elegante.−Nora le sonrió, pero pudo ver con exactitud cuán insegura se sentía su hermana.−Cariño, tienes la cara de una modelo y la voz de un ángel. No tienes absolutamente nada de qué preocuparte.−Enganchó su brazo en el bastón de Shannon, tanto por la comodidad a través de la conexión como por darle un poco de apoyo constante a su hermana menor, que todavía estaba un poco débil y temblorosa en sus pies.−Vamos, vamos a la fiesta.

v El lugar fue decorado para el cumpleaños de Tyler y Sylvia, y había mesas y sillas, toneladas de comida increíblemente fragante, así Al−Anka20219

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como un bar con bebidas no alcohólicas disponibles. Jill revoloteaba para hablar con los diversos grupos, para llenar bebidas, o para obtener más de esto o aquello. Nora estaba divertida. −Sabes, estoy bastante segura de que esa es la razón por la que gastaste tanto dinero en camareros−dijo, acercándose a su nerviosa hermana mayor. Jill la miró casi como si no la hubiera reconocido por un momento antes de que tomara a Nora en un abrazo rápido pero apretado.−Lo sé−dijo con nerviosa carcajada.−Oye, tú.−Le dio un abrazo a Shannon.−¿Dónde está Bella? −Ella está teniendo una cita de juegos con un pequeño amigo de la escuela−dijo Shannon.−Pensé que esto podría ser un poco demasiado para ella. Demasiadas personas y sin niños con los que jugar. Jill asintió y dejó escapar un suspiro. −Respira−dijo Nora dramáticamente, sosteniendo a su hermana mayor por los hombros.−Está bien. −Lo sé. Quiero que todo sea perfecto para los gemelos. Tyler está muy bien ahora, y... Nora le dio una sonrisa comprensiva.−No quieres decepcionarlo.−Le dio otro abrazo a Jill.−Miren−dijo, señalando hacia el centro de la sala donde algunas personas estaban bailando con la mezcla de música del DJ.−Lo está pasando muy bien. Él se ve bien, también. Ese chico siempre se veía como un vampiro, tan pálido e infeliz.−Nora se maravilló del apuesto joven en el que se estaba convirtiendo su único sobrino, notando una barba incipiente en su barbilla y sobre su labio. −Lo sé. Desde que tomó la medicación contra la ansiedad y con nuestra terapia familiar, está floreciendo.−Jill sonrió a Nora y Shannon.−Lo está haciendo bien en la escuela. Tirando de todas las B y una A. −Eso es fantástico, Jill. Verdaderamente.−Nora sabía muy bien que el chico había estado suspendiendo la escuela antes.−¿Está saliendo con ella?−Preguntó, notando que la hermosa joven con la que estaba bailando ciertamente tenía ojos para él. −No estamos seguros y él no dice.−Jill se rió.−Creo que sí, pero lo mantiene muy cerca del chaleco. Andy dice que deberíamos dejarlo venir cuando se sienta cómodo para hablar de eso. Al−Anka20219

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−Mira este grupo de hermosas mujeres. Nora giró rápidamente para ver a LJ sonriéndole con Kristie detrás de él junto a la atractiva rubia que recordaba del teléfono de Kristie ese día que habían pasado juntas.−Oye, muchachote−dijo ella, aceptando su abrazo.−Felicitaciones por la nueva casa. ¿Cuándo podemos venir y verla? −Una vez que ya no se parezca a una unidad de almacenamiento−Se rió. −¿Quién es?−Preguntó Jill, también aceptando un abrazo de LJ y dándole uno a Kristie. Nora vio como Kristie miraba a su padre, LJ le dio una sonrisa alentadora y asintió. −Tía Jill, esta es mi novia, Julia. Julia, mi tía Jill la madre de Tyler y de Sylvia. −Hola−dijo Julia suavemente, ofreciéndole su mano en señal de saludo. Nora estaba tan orgullosa de su sobrina en ese momento. Eso no había sido una cosa fácil de hacer. Les dio a las bonitas jóvenes una gran sonrisa de aprobación.

v LJ estaba cerca de la pared viendo los acontecimientos que se desarrollaban ante él. Había comido mucho más de lo que debería y ahora se sentía cansado y honestamente, estaba listo para irse a casa; soltando un profundo suspiro, ausentemente tomó su mano izquierda con la derecha, buscando la banda que normalmente giraría con energía nerviosa. −Es extraño, ¿no? Sobresaltado, LJ miró a su izquierda para ver a Rachel Quinn de pie allí. Se veía hermosa vestida con jeans y un suéter ajustado para la tarde fría de finales de octubre.−Oye. ¿Qué lo es? Ella miró su mano izquierda desnuda.−Acostumbrarse a que se haya ido. Él siguió su mirada y se rió nerviosamente.−Sí. Diría que sí.−Se encontró con sus divertidos ojos azules.

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−Después de la muerte de Mason, llevé la mía durante aproximadamente un año. Sinceramente, el día que decidí quitármela, pensé que iba a necesitar una tijera hidráulica de rescate. LJ estalló en carcajadas.−¿No es verdad?−Su sonrisa se ensanchó cuando la vio sonriéndole. Sin embargo, su sonrisa lentamente cayó, cuando la confusión lo golpeó.−¿Por qué estás aquí? −Jill me invitó−dijo Rachel solo, levantando el vaso de refresco que estaba bebiendo.−Y oye, comida gratis, ¿cómo podría decir que no? Su buen humor regresó.−No lo diré. −Conocí a tu sobrina y sobrino. Parecen chicos geniales−dijo, bebiendo su bebida. −Lo son. Tyler ha tenido problemas en los últimos años, pero creo que ahora lo está logrando. Estoy muy orgulloso de él. −¿Está tu hija aquí? Kristie, ¿verdad? −Buena memoria. Sí,−dijo, sin estar seguro de todo lo que debería revelar cuando Kristie y Julia estaban hombro con hombro hablando con algunos de los amigos de la escuela de los gemelos. Miró a la enfermera y, algo en él, le dijo que fuera honesto.−Está allí, con las botas de combate negras de pie junto a la chica rubia. −Oh, Dios mío−Rachel se rió entre dientes.−Veo una actitud escrita en todo eso. −Oh, sí−asintió.−La rubia es Julia...su novia.−La miró por su reacción ante la información de que su hija era lesbiana. −Dios, los chicos de hoy tienen tanta suerte, ¿sabes?−Rachel lo miró.−Mi mejor amigo, Gregory hubiera estado mucho mejor si hubiera podido ser él mismo y salir en la escuela secundaria. Quiero decir, no era como si todos no supiéramos ya−añadió con ligereza. −¿Tu mejor amigo es gay? −Como el día es largo. Gregory ha sido como mi hermano desde séptimo grado. Él y su novio de mucho tiempo, Gabriel, se casarán en diciembre. −Wow−dijo, sin saber qué decir. −¿Estás de acuerdo con que Kristie sea lesbiana?−Preguntó Rachel, volviéndose ligeramente hacia él, presionando su hombro contra la pared. Al−Anka20219

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El asintió.−Sí. Bueno, quiero decir que me tomó un tiempo, no voy a mentir. No tengo nada en contra de las personas homosexuales; no estoy seguro si lo sabes o no, pero mi hermana Nora es lesbiana, así que, no es exactamente nuevo para mí. Pero… −¿Cuándo es tu propio hija?−Respondió. Él sonrió con una pequeña risa.−Sí. Vi todo lo que pasó Nora, y la madre de Kristie no está emocionada. No quiero ver a Kristie lastimada. −Nah, ella te tiene a ti y ciertamente a su tía. Él la miró y la estudió por un momento, sus palabras empapando a través de él. Una sonrisa lenta y satisfecha se extendió por sus labios.−¿Te gustaría bailar?

v −¿Ustedes tienen algún jugo de arándano?−Nora le preguntó al barman detrás de la barra no alcohólica. −Sí, señora−dijo, volviéndose para cumplir su orden. −Por lo que recuerdo, está bien con el vodka. allí.

Nora miró hacia su izquierda, sorprendida de ver a Sarah de pie −Oh, espera, eso era jugo de uva−dijo con una sonrisa.

Nora le devolvió la sonrisa, recordando bien la hora a la que se refería Sarah. Las dos pensaron que sería genial emborracharse una noche con vodka y jugo de uva. Nora nunca había estado tan enferma y nunca había vuelto a mezclar los dos. −Sí, ahora evito el jugo de uva a toda costa, muchas gracias. Sarah se rió entre dientes.−Yo también. Coca cola dietética, por favor−le aclaró al barman que había puesto el jugo de Nora en la barra; se volvió hacia Nora.−Lo siento, llegué tarde. Tuve que trabajar y luego correr a casa y cambiarme. Nora se dio cuenta de que estaba vestida con vaqueros que no pudo evitar notar que encajaba increíblemente bien con ella. En toda su vida, nunca había conocido a una mujer que pudiera hacer que los jeans parecieran tan buenos. También llevaba una camisa negra de manga larga con el emblema del Departamento de Policía de Pueblo en ella. Al−Anka20219

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−No puedo quedarme mucho tiempo−dijo Sarah.−Tengo una clase de interrogatorio por enseñar esta noche. −Ya veo. Entonces, ¿rompiste una dulce fiesta de cumpleaños de dieciséis en el camino?−Nora bromeó, tomando su vaso de jugo mientras Sarah recuperaba su refresco.−¿Cena gratis? Sarah sonrió, tomando un sorbo a través de la paja.−No, más como un pequeño pajarito que me invitó. −Oh, lo hizo, ¿sí? −Sí, lo hizo. Nora sonrió y negó con la cabeza mientras se alejaba del bar para apartarse del camino de otros asistentes a la fiesta, Sarah la seguía. −Vi a Shannon de camino−dijo la detective mientras encontraban una mesa para sentarse.−Se ve fantástica. ¿Cómo está ella? −Bien−dijo Nora, encontrando a su hermanita bailando con Andrew. Los dos parecían estar en conversaciones bastante serias.−Bastante bien.−Miró a Sarah, que parecía cómoda y a gusto; era raro que ella viera a Sarah con ropa informal y fuera agradable. De alguna manera, estar sentada junto a ella con jeans y botas, se sentía menos accesible. Su oscuro cabello estaba cepillado para darle un brillo alrededor de los hombros y enmarcar una cara absolutamente deslumbrante. Sarah la sorprendió mirándola fijamente, pero Nora no pudo apartar la mirada durante un largo momento. Finalmente, carraspeó y se concentró en su jugo mientras se volvía para ver bailar al puñado de parejas.

v −Entonces, ¿qué haces cuando no estás visitando a miembros de tu familia en el hospital?−Preguntó Rachel mientras ella y LJ bailaban con una peculiar melodía que él no reconoció. −Bueno, yo doy clases en Pueblo West High School y soy entrenador−respondió, riendo entre dientes mientras Rachel hacía pequeño y entretenido adelanto al ritmo. −¿Sí? ¿Qué enseñas? ¿Qué entrenas? −Literatura inglesa y fútbol.

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leer?

−Oh, porque esos dos van tan bien juntos.−Ella se rió.−¿Te gusta

LJ asintió.−Sí, pero aún más, me encanta escribir.−Sus ojos se agrandaron, sorprendido por el hecho de que le había contado lo que muy pocos sabían de él. Él la miró, esperando lo peor. −¿Hablas en serio?−Preguntó Rachel, con los ojos muy abiertos, pero aparentemente por una razón diferente.−Eso es genial, LJ. Dios, desearía tener el talento para escribir. Siempre he tenido ideas locas, pero, sin duda, no tengo el talento para plasmarlas en papel. Aunque solía escribir una poesía bastante atroz. LJ se rió, en parte por lo que había dicho y la expresión divertida en su hermoso rostro, pero también por el alivio de que no iba a reprenderlo o gritar.−¿Qué te gusta hacer además de volver a unir a las personas rotas? Sonrió dulcemente.−Me encanta ser enfermera. Me encanta ser mamá y me encanta cocinar. −¿Lo haces, ahora?−Preguntó.−Bueno, me encanta comer. Lo miró.−Bueno, me encanta leer y te encanta comer. Tal vez podamos resolver algo.

v La tarde se había vuelto muy fría, el olor a nieve en el aire. Nora llevó a Sarah a su Mustang, ya que tenía que ir a su clase. −Me alegro de que hayas venido−dijo, sus palabras se convirtieron en vapor. −Yo también. Siempre me ha gustado tu familia. Sin embargo, es un viaje para ver a Shannon ya crecida.−Se detuvo en la puerta del lado del conductor de su automóvil y se enfrentó a Nora.−Se ha convertido en una mujer hermosa. Nora asintió.−Sí. También puede cantar como ninguna otra. −Tiene talento como su hermana mayor, ya veo. Nora sonrió y puso los ojos en blanco, metiendo las manos en los bolsillos de su chaqueta.−No llevo una nota ni en una cubeta. −No, no puedes−dijo Sarah, con los ojos brillantes.−Pero tus fotos son increíbles.

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La mención de su fotografía le trajo una serie de recuerdos y remordimientos por lo que a Sarah le concernía. Nora la miró a los ojos.−Lo siento−dijo en voz baja.−Lo siento por ser tan cobarde. Sarah asintió, pareciendo entender que Nora estaba hablando unos veinte años antes.−Está bien. Las dos éramos jóvenes. −Realmente joven. Pero no justifica que me fuera así.−Dejó escapar un profundo suspiro, lleno de la tristeza que había vivido en su corazón desde entonces.−A veces pienso en cómo podríamos haber estado juntas durante casi veintidós años hasta ahora. Loco para pensar. −Es cierto−admitió Sarah.−O bien, podríamos haber sido un accidente de tren quince años roto. Nora sonrió.−Eso es lo que dijo LJ. −Grandes mentes.−Sarah dio un paso adelante y levantó las manos, tomando la cara de Nora. Ella juntó sus labios para un beso suave y prolongado. Cuando Sarah se apartó, Nora la miró, con los ojos muy abiertos.−¿Por qué hiciste eso?−Preguntó en voz baja. Sarah sonrió.−Porque sabía que no lo harías.−Se giró y abrió la puerta de su automóvil. Volviéndose hacia Nora, extendió la mano y se colocó un poco de pelo detrás de la oreja.−Tengo que irme. Nora asintió, con los labios hormigueando por el breve pero vívido recuerdo del beso de Sarah.−Cuídate. −Lo haré.−Sarah se agachó para sentarse detrás del volante. Se encontró con la mirada de Nora.−Hablamos pronto. Nora dio un paso atrás para permitirle salir de su lugar, viendo como el elegante coche negro desaparecía en la noche.

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Capítulo Treinta y Uno Vestida sólo con sujetador y bragas, Jill usó su crema limpiadora Neutrogena para quitarse el maquillaje, las cejas levantadas para crear una expresión divertida mientras trabajaba en su maquillaje de ojos; echó un vistazo a la imagen reflejada de Andrew mientras caminaba detrás de ella en el baño, vistiendo solo pantalones de pijama. −Estoy tan cansado−dijo, caminando hacia su lavamanos y abriendo la puerta con espejos que reveló su cepillo de dientes y pasta de dientes.−¿Quién sabía que una maldita fiesta de cumpleaños podría ser tan agotadora? Jill se rió entre dientes.−Yo. Teniendo en cuenta que soy yo quien los arrojó durante los últimos dieciséis años. −Oye ahora−dijo, mirándola en el espejo.−Estoy trabajando para estar en casa más. Sonrió y extendió la mano para pellizcarle el trasero.−¿Crees que todos la pasaron bien? −Definitivamente.−Apretó un poco de crema fresca azul brillante en su cepillo de dientes.−Hiciste un trabajo fantástico, bebé; todos parecían divertirse, y sé que a los niños les encantó. −¿Viste a LJ y Rachel?−Preguntó Jill, con una sonrisa diabólica en su cara recién lavada. −¿Es con quien estaba? La mujer rubia, ¿sí? −Sí. Era la enfermera de Shannon en la Unidad de Cuidados Intensivos y…−se encogió de hombros−…parecían encajar, así que pensé por qué no la invitarla. Además, estoy segura de que estaba feliz de ver lo bien que Shannon lo está haciendo. −¿No es un poco pronto?−Preguntó Andrew, metiéndose el cepillo de dientes en la boca para comenzar a cepillarse. −Oh demonios, Andy, realmente creo que su matrimonio terminó hace muchos años. Ni siquiera recuerdo la última vez que vi

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una chispa de afecto entre LJ y Adrienne. Y bueno, de cualquier manera, él puede hacer una nueva amiga, ¿verdad? Él asintió con la cabeza mientras seguía cepillándose, Jill lo seguía en su propio lavamanos. −Entonces−dijo, mirando sus dientes blancos y rectos en el espejo mientras golpeaba su cepillo de dientes enjuagado en el lado del fregadero.−Espero que no te enojes conmigo por esto. Todavía cepillándose, ella lo miró, dándole su atención. −¿Sabes que contraté a Corey Phelps, ese joven abogado de Pittsburgh para ayudar con mi carga de trabajo para poder estar en casa más a menudo y pasar más tiempo con Tyler? Jill asintió en reconocimiento. −Esta noche le pregunté a Shannon si quería ser su asistente.−Se encogió de hombros, con la mano apoyada en el tocador de mármol.−Ya sabes, archivar, responder teléfonos, mantener su agenda, ese tipo de cosas. Jill dejó caer su cepillo de dientes en el fregadero, escupió el exceso de espuma y se enjuagó rápidamente la boca.−¿Hiciste qué?−Preguntó, usando un pañuelo para limpiarse la boca. −Mierda−dijo.−Esperaba que no estuvieras enojada. ¡No tuve la oportunidad de hablar contigo primero por culpa de…¡Umph! Jill se aferró a él, su cara enterrada en su cuello.−Gracias, Andy−susurró. Sonrió cuando escuchó su suspiro de alivio cuando él envolvió sus brazos alrededor de ella. −Se merece la oportunidad de comenzar de nuevo−dijo. Jill asintió, lágrimas cayendo a sus ojos.−Ella lo hace.−Se retiró del abrazo y agarró un pañuelo nuevo para frotar sus ojos, dándole una sonrisa, sintiéndose tonto por su repentina emoción.−Pero, todavía necesita tiempo para sanar, para estar bien. Andrew asintió, apoyando su cadera contra el tocador.−Lo sé, hablé con Mary el viernes. Está dispuesta a ayudar a Carry a llevar la carga hasta que podamos traer a Shannon y entrenarla.−Sonrió.−Tendría un buen salario y beneficios. −Y algunas habilidades−agregó Jill. −Y algunas habilidades. Creo que podría ser bueno para ella, cariño. Al−Anka20219

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Jill estaba abrumada de amor por el hombre parado frente a ella, limpió su desorden de pasta de dientes y luego se volvió hacia él, colocándole los brazos alrededor del cuello.−Vamos a la cama.

v Era tarde y Sarah estaba cansada. La capacitación había ido bien, lo que le complació. Caminó hacia la oscura y tranquila casa de la ciudad, no estaba triste porque Leslie se hubiera ido, pero a veces el silencio podía ser ensordecedor. Lanzando sus llaves en la barra del desayuno, dejó su bolso al lado de ellos antes de quitarse la chaqueta y colgarla en el armario; estaba a mitad de camino cuando se detuvo, su mente abandonaba la casa que había tenido durante años y se dirigía a un tranquilo camino rural. Echó un vistazo hacia la cocina, que conducía a la puerta del garaje y finalmente al automóvil. Girando, nuevamente se dirigió hacia el armario junto a la puerta de entrada solo para detenerse nuevamente. Veinticinco minutos después, Sarah apagó el motor y sacó la llave antes de recoger su teléfono y salir del Mustang. Echó un vistazo a la casa cuando vio que la luz del porche sobre la puerta de la cocina hacía clic. Sonriendo al escuchar eso, Sarah cerró la puerta del lado del conductor lo más silenciosamente que pudo, sin querer despertar a nadie más en la casa. Cruzó la grava hasta llegar al camino de cemento que conducía a las escaleras. Cuando llegó a ellas, Nora abrió la puerta. −Oye−dijo Sarah en voz baja.−Lo siento. −No lo hagas. Vamos,—es una noche fría. Sarah entró corriendo, Nora trancando y cerrando la puerta detrás de ella. Se sintió estúpida mientras estaba en la cocina, notando que Nora estaba vestida con su bata.− Cielos, lo siento. Debería irme... −No, me alegra que hayas venido.−Nora la miró a los ojos, con la cabeza ligeramente inclinada hacia un lado.−¿Estás bien? Sarah miró sus pies por un momento antes de mirar a Nora.−¿Alguna vez no has querido estar sola?−Preguntó, su voz era poco más que un susurro.

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Nora no dijo nada mientras le daba una suave sonrisa. Agarró una de las manos de Sarah y tiró suavemente mientras se dirigía hacia la sala de estar y las escaleras.−Vamos−dijo, apagando la luz de la cocina.−Durmamos un poco.

v Los ojos de Nora se abrieron lentamente. Era temprano, el sol no estaba completamente despierto, ni ella. Sin embargo, estaba lo suficientemente despierta como para darse cuenta de que Sarah dormía a su lado. Tumbada de espaldas, giró la cabeza desde su posición para estudiar la cara de Sarah. No podía tener suficiente de las características fuertes pero hermosas. Sarah siempre había sido atractiva, pero había madurado hasta convertirse en una mujer deslumbrante. Su mirada se posó en labios carnosos, tan suaves, tan acogedores. Lentamente sacó una mano de debajo de las sábanas y la extendió, las puntas de su dedos encontraron la suave piel de una mandíbula definida pero femenina. Siguió a lo largo de la línea natural hasta llegar a la barbilla de Sarah, con la yema del dedo siguiendo a lo largo de su garganta hasta un lado de su cuello. Los ojos de Sarah se abrieron lentamente, tomándose un momento para enfocarse en los de Nora. Una vez que lo hicieron, la sonrisa más suave tocó sus labios. Ninguna de las dos dijo una palabra cuando Sarah se volvió hacia ella y se enfrentó a Nora. Buscó debajo de las sábanas, instando a Nora a moverse hacia ella. Nora se movió hacia los brazos de Sarah, suspirando mientras la sostenía contra ella, su cara metida en el cuello de Sarah. La sensación del cálido cuerpo de Sarah—vestida con una camiseta y pantalones cortos prestados—presionó contra ella y provocó un suave suspiro en su garganta. Le encantaba el olor de la piel de Sarah: perfume sobrante del día anterior junto con el cálido aroma del sueño. Siempre le sorprendió que el sueño pareciera tener su propio olor. Envolvió su brazo alrededor de la cintura de Sarah, su mano se metió debajo de su costado opuesto contra el colchón. Sarah acarició su pelo, su mano bajó por el costado de Nora, acercándose peligrosamente a su trasero mientras descansaba sobre su cadera. El aire en la habitación estaba cambiando rápidamente, al igual que el ritmo cardíaco de Nora y su respiración. Los pechos de Sarah presionaron justo encima de los suyos, y el cálido cuello de Sarah Al−Anka20219

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estaba tan cerca de sus labios, antes de que Nora pudiera detenerse, dejó un beso allí. El suave suspiro resultante provocó que una chispa atravesara su cuerpo. La mano de Sarah la acunó detrás cuando sonó el teléfono de Nora, iba a ignorarlo, pero luego se dio cuenta de lo temprano que era y de que era el repique de LJ. Nunca la llamaría tan temprano sin una buena razón. −Dios, lo siento−dijo, alejándose de Sarah.−Lo siento.−Se dio vuelta y alcanzó su mesita de noche.−Oye, será mejor que sea importante.−Nora se recostó en la cama con el teléfono en la oreja; miró a Sarah, que estaba tumbada de costado, con la parte superior del cuerpo levantada y la cabeza apoyada en un puño. Tenía que preguntarse cómo diablos la mujer podría verse tan hermosa y sexy a primera hora de la mañana.−¿Encender el televisor? ¿Por qué?−Nora se disparó, las mantas cayeron hasta su cintura.−¿Qué?−Pasó una mano temblorosa por su cabello, las lágrimas cayeron al instante.−¿Qué? Sarah se sentó y se movió para sentarse a su lado, una mano en la rodilla de Nora. El teléfono se deslizó fuera de las manos de Nora cuando los sollozos la atravesaron. Vagamente sintió que Sarah recuperaba el teléfono de su regazo y escuchó su voz suave. −LJ, esta es Sarah. ¿Qué pasa y qué necesitas que haga Nora?

v Jill se aclaró la garganta otra vez mientras estaba sentada en la incómoda silla de metal, una pequeña repisa frente a ella y una ventana rectangular de vidrio a prueba de balas con un pequeño cubículo de tipo en el otro lado. La silla aún no estaba habitada. Un teléfono estaba montado a cada lado del cristal, el receptor de Jill todavía acunado. Se agarró al bolso que descansaba en su regazo, buscó antes de entrar. Aunque era solo un bolso de cuero de Michael Kors, en ese momento era su oso de peluche, una conexión con el mundo que conocía más allá de las paredes de este estéril, lugar de miedo. Se sobresaltó al sonido de un fuerte zumbido. En la pared de malla detrás del cubículo donde se encontraba, vio a un oficial que llevaba a alguien adentro. Esa persona estaba vestida con lo que

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parecía un uniforme de color naranja con una remera blanca debajo; era su padre. Larry padre fue conducido al cubículo. Una vez que su padre estuvo a salvo allí, el oficial retrocedió, con la mano cerca de su cinturón de herramientas. Jill tuvo que apartar la mirada por un momento, sus emociones se alzaron cuando lo vio. Esperó hasta que él se pusiera cómodo y levantó el auricular de su teléfono antes de tomar el suyo. −Hola−dijo. −Hola.−Era tan extraño verlo sentado a un metro de distancia, pero sonaban a kilómetros de distancia. No del todo segura de qué decir a continuación, ella preguntó:−¿Cómo te están tratando? −Bueno, ya sabes−dijo, sentándose tan atrás en su silla como el cordón del teléfono lo permitía.−La comida apesta, pero algunos de los muchachos aquí están bien. Muchas preguntas sobre mis días jugando al balón, ya sabes. Asintió, su estómago revuelto. Aclaró su garganta y se encontró con su mirada. −¿Hiciste esto?−Se sintió culpable por preguntar, pero tenía que saberlo. Sus hermanos también se lo merecían. Larry padre suspiró.−Eh, Jilly, sabes que las cosas entre tu madre y yo siempre fueron difíciles. Ella era tan malditamente entrometida, siempre quiso estar en mi negocio... −¿Lo hiciste?

v Pueblo, Colorado 1992 Larry padre entró a la casa; una canción silbó de sus labios; estaba feliz de que su equipo hubiera ganado en Pueblo Ice Arena. El fútbol era su pasión, pero un atleta dotado en todo lo que probaba, disfrutaba de la liga de hockey amateur con la que jugaba y llevaba la bolsa de lona azul y blanca con todo su equipo por las escaleras mientras se dirigía al dormitorio. La casa estaba bastante tranquila, un televisor sonaba en algún lado. Eran casi las diez, y él y los muchachos habían salido a tomar una cerveza después de su victoria. Se dirigió al pasillo que lo llevaría a lo que era esencialmente el ala de la casa grande que compartía con Judy. Las puertas dobles del Al−Anka20219

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dormitorio principal estaban cerradas, lo que le irritaba. Agarró la manija de un lado y empujó, el pomo de la puerta en el lado opuesto de la puerta golpeó la pared detrás de la puerta. −¿Por qué carajo estaba esto cerrado?−Preguntó, entrando en la habitación. Cuando no hubo respuesta, miró a su alrededor. La extravagante cama con dosel todavía estaba hecha, a diferencia de lo que había esperado, que era ver a Judy desnuda esperándolo. Eso es lo que le dijo que quería cuando regresara del juego. En cambio, había dos maletas cerradas y una tercera que estaba abierta y medio llena. Dejó caer la bolsa de lona en el suelo, caminó hacia la maleta abierta y tocó una camisa doblada en la parte superior de la pila.−¿Qué diablos, Judy?−Tronó, mirando hacia el baño principal. La mujer ratonil apareció un momento después, con su bolsa de maquillaje en una mano y secador de pelo en la otra.−Me voy, Larry−dijo con su habitual voz tranquila, una voz que le molestaba muchísimo. Ella siempre sonaba como si le temiera al mundo. −¿Vamos de nuevo?−Dijo, una risa en su voz. −No puedo hacer esto más−dijo, dejando caer sus bultos en la maleta. No lo miró mientras continuaba.−Sé sobre todas las mujeres; sé de...−Le lanzó una mirada.−Lo sé, Larry. Sobre todo. Se puso rígido y se puso de pie en toda su altura, intimidante, con el pecho hinchado ligeramente. Sus grandes manos se cerraron en puños antes de ser liberados.−¿Qué quieres decir?−Preguntó con una voz engañosamente calmada. −Larry−dijo Judy, emoción en su voz.−Hice todo lo que pude por ti. Crie a nuestros hijos y a ella. Él la miró, con una pequeña sonrisa en los labios.−Ni siquiera menciones a ella−dijo. Las manos de Judy parecían moverse solo por el hecho de moverse mientras reorganizaba los artículos en la maleta.−Larry−susurró.−Vi tus fotos. Podía sentir la rabia creciendo. −No puedo dejar que le hagas esto más a ella. A cualquiera de ellos. Me voy y me la llevaré, LJ, Nora, y... y también me llevaré a Shannon. −No llevarás a Shannon a ninguna parte. Al−Anka20219

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Como un relámpago, él estaba sobre ella, una mano alrededor de su garganta, su pequeño cuerpo empujado contra la pared. Esta no era una nueva posición para ella, pero Larry padre sintió que esto era algo diferente. −¿Cómo te atreves a hablarme de esa manera?−Gruñó.−¿Quién crees que eres? −Larry−jadeó, pálidas manos tirando inútilmente de su agarre de hierro.−No puedo...Larry... Se dio cuenta de que la levantaron del suelo cuando sus pies le patearon las espinillas. Con un gruñido, la alejó de la pared solo para devolverla de golpe, con la cabeza golpeando contra el panel de yeso. −Nunca me quitarás a mis hijos−dijo, con la saliva aterrizando en sus pestañas.−Nunca me dirás qué hacer con mis hijos. ¡Nunca volverás a meterte en mis asuntos, husmeando en cosas en las que no tienes derecho a estar!−Rugió, golpeando su cabeza contra la pared con cada palabra. Lleno de rabia, ya no podía ver su rostro. Él levantó su otra mano para unirse a la primera, apretando, mostrando los dientes con intención asesina. Con un golpe final, liberó sus manos, Judy Schaeffer cayó al suelo, tosiendo violentamente mientras trataba de recuperar el aliento. −Perra−dijo, mirándola a la cara.−¿Crees que puedes amenazarme?−Preguntó, gruñendo con la patada que le dio en el estómago. Ella gritó de dolor. Él la pateó de nuevo, solo para que ella gritara de nuevo.−¡Cállate!−Otra patada. Escuchó un crack satisfactorio y más gritos de ella.−Maldita perra. Mirando a su alrededor, vio su bolso de hockey y corrió hacia él, la ira aún controlaba cada uno de sus movimientos. Abrió el cierre y rebuscó, arrojando palos, discos, almohadillas y uno de sus patines antes de encontrar lo que estaba buscando. La cinta se liberó del rollo con el sonido delator. Trató de romperla, pero sus manos temblorosas no cooperaron. Él se la llevó a los dientes sólo para que algunos de sus cabellos quedaran atrapados en ella. −¡Puta! Arrancó la cinta libre de su cabello, dejando algunos hilos en ella, y luego logró arrancar una pieza. Sosteniéndolo entre los dedos índice y pulgar, se apresuró a volver a una Judy llorando y se la aplicó Al−Anka20219

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bruscamente en la boca. Trató de luchar contra él, pero era demasiado fuerte. Poniéndose de pie, empezó a darle su merecido y dárselo bien; cada onza de furia y frustración en él salió cuando la desato en la mujer que había visto como ancla de su reluciente barco por demasiado tiempo. Después de varios minutos, estaba sudoroso y jadeante mientras miraba el cuerpo inmóvil en el suelo. La sangre se filtró en la alfombra. −Mierda. Levantándola como un saco de patatas, se dirigió al baño principal y la arrojó sin ceremonias a la bañera para volver al dormitorio y limpiar el desastre. De rodillas, frotó, hasta conseguir gran parte de ella, pero todavía había algunos puntos. Se sentó de nuevo, sin aliento y agotado. Tiró la toalla que había usado para limpiar, apagó la luz del baño y arrojó el equipaje de Judy fuera de la cama. Arrojando su ropa, se metió en la cama desnudo. Cuatro horas después, Larry padre despertó teniendo que usar el baño. Con la mente borrosa y los músculos doloridos, se levantó de la cama y fue al baño, golpeándose la punta del pie con uno de sus palos de hockey. Maldijo en voz alta mientras continuaba su camino; volteando la tapa del inodoro y el asiento abierto con un fuerte chasquido de porcelana contra porcelana, gimió largo y fuerte mientras soltaba su vejiga. Alzó una mano para arañar su pecho. Su mandíbula crujió con el tamaño de su bostezo, y fue en medio de eso que notó la figura inmóvil en la bañera. Él distraídamente se inclinó para sonrojarse y se volvió para mirar a Judy. Estaba echada en la misma posición que cuando la habían tirado, con los ojos cerrados y la sangre seca en un lado de la cara. −¿Judy?−Dijo, empujando la cortina de la ducha más lejos. Hey, levántate de una puta vez.−Usó el lado de su pie desnudo para patear ligeramente la bañera.−Hey. Cuando no hubo movimiento o reacción de ningún tipo, se dejó caer de rodillas sobre la estera frente a la bañera. Extendiendo la mano, usó su pulgar para levantar uno de sus párpados. El ojo ciego e inyectado en sangre que se encontró con su mirada lo hizo encogerse; cayó de espaldas sobre su trasero, sin siquiera registrar el frío mosaico Al−Anka20219

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contra su piel desnuda mientras la miraba, dándose cuenta de lo que había sucedido golpeándolo. −Mierda.

v Jill lo observó con atención mientras él había estado en silencio por un largo momento.−Nos debes tanto, papá−dijo en voz baja. De repente, sus ojos se llenaron de rabia mientras se concentraba en ella.−¿Te debo? ¿Te lo debo a ti?−Se rió cruelmente.−¿Quién te cuidó después de que ella se fue, eh? ¿Quién se ocupó de Larry, Jr., Nora y Shannon? −Lo hice−dijo fríamente. −No me hables así, Jill−dijo, señalando con el dedo a través del cristal.−Tu y yo siempre hemos sido unidos. No tires eso. −Unidos−dijo, con la voz apagada como si fuera la primera vez que había escuchado esa palabra antes.−Estuvimos unidos. ¿Es así como lo llamas? −Jilly−dijo, su propia voz cambió de dura y amenazante a dulce y amable.−Jilly, siempre te he amado, lo sabes. Te di todo lo que siempre quisiste. Dices que te debo, pero tú estás en deuda conmigo, ¿correcto? −¿Mataste a mi madre?−Preguntó Jill, su corazón endureciéndose con cada latido, enfriando la sangre con cada centímetro del viaje que atravesaba su cuerpo.−¿Lo hiciste? Él la estudió por un largo momento, ojos ilegibles, esa pequeña y constante mancha en la esquina de su boca que lo hacía ver como si estuviera sonriendo constantemente o sabía algo que el resto del mundo no entendía.−Nos hizo una mejor familia−dijo por fin.−Te preparé para ser una buena mami para esos gemelos tuyos. Al mencionar a sus hijos, Jill sintió que un odio protector la consumía. Sus labios se fruncieron y sus ojos se desvanecieron de cualquier emoción. Retiro el teléfono de su oreja, a punto de colgarlo. −¡Jill, espera! Le devolvió el teléfono a la oreja, pero no dijo nada. −Lealtad−dijo, mirándola a los ojos.−Siempre hemos estado unidos por la lealtad. Somos un equipo, tú y yo. Al−Anka20219

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Se encontró con su mirada, y sintió a la niña de diez años dentro, encogiéndose ante esa palabra y todo lo que significaba.−Vete al infierno, Lawrence. Empujando hacia atrás en su silla, dejó caer el teléfono, el plástico duro balanceándose libremente y golpeando contra la pata de la silla que había desocupado. El único otro sonido eran sus tacones haciendo clic en el linóleo cuando salía de la sala de visitas. Hizo una mueca ante el dolor mientras literalmente se mordía el interior de la mejilla para contener la creciente emoción. Al apresurarse por la escalera, dos oficiales penitenciarios de azul que hablaban la pasaron y le hizo un gesto de saludo mientras bajaban por el camino por el que había venido. Al pasar por la puerta de seguridad donde fue llevada a la puerta corrediza de metal que daba al vestíbulo, recogió su bolso del pequeño armario y salió. Su automóvil aceleró por la autopista 50, la música explotando mientras trataba desesperadamente de distraerse de lo que amenazaba con burbujear y alcanzarla. −No voy a llorar−susurró, sacudiendo la cabeza cuando una mano se acercó, los dedos se ensañaron con furia en una lágrima que se atrevió a intentar y escapar.−No voy a llorar. Al igual que una olla llena de agua, obligada a permanecer en un estado de efecto plano en un quemador frío, el calor aumentaba lentamente. Sorprendiéndose a sí misma, agarró el volante con ambas manos y su cuerpo se lanzó hacia adelante y hacia atrás. −¡Bastardo!−Gritó a todo pulmón.−¡Maldito seas, bastardo! Cuarenta y cinco minutos después, Jill llevó su automóvil al garaje, Andrew inmediatamente abrió la puerta de la casa. Ella ni siquiera cerró la puerta del coche antes de entrar en sus brazos abiertos, su cuerpo al instante atormentado por los sollozos mientras la envolvía en su amor y consuelo.

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Capítulo Treinta y Dos Desaparecida desde noviembre de 1992, Judy Schaeffer, esposa del miembro del Salón de la Fama y ex estrella de la NFL, Lawrence Schaeffer, padre ha sido encontrada asesinada debajo de la casa que una vez compartió con su esposo y sus cuatro hijos, aunque se supo que la hija menor, apenas una niña pequeña cuando Judy desapareció, no era, de hecho, su hija biológica. −Pueden ver a Schaeffer esposado mientras es escoltado desde la sala del tribunal, todos sonríen ya que parece estar tratando de saludar a alguien en la multitud, enviando un pulgar en esa dirección, notablemente faltan los cuatro hijos de Schaeffer en el tribunal el día de hoy cuando aceptó una Declaración de Alford, (soy culpable, pero yo no lo hice)que esencialmente declara que niega la culpa pero reconoce que la fiscalía tiene suficiente evidencia para condenar el asesinato en segundo grado de Judy Schaeffer. −La sentencia tendrá lugar el próximo mes, y Schaeffer probablemente terminará con un mínimo de veinticinco años en prisión, una sentencia de muerte para la estrella de fútbol de sesenta y ocho años. Muchos lo llaman el OJ Simpson del nuevo siglo. −Nos dicen que los servicios se realizarán en algún momento de esta semana para que finalmente Judy Schaeffer pueda ser sepultada. −Informes desde Pueblo, Colorado, Burton Blinde, CNN.

v Estaba lloviendo ese día. Nora nunca olvidaría eso. La lluvia a finales de octubre no era del todo común, pero en ese día, los cielos también estaban de duelo. Incluso el ministro, parado en su galera religiosa al frente de la iglesia, habló al respecto. Dijo que Dios lloró por Judy, lloró por sus hijos, lloró durante veinticuatro años perdidos. Nora se sentó en medio de LJ y Bella. Incluso Bella lloraba, lloraba por una abuela que nunca había conocido y nunca conocería; no importaba que la madre de Nora no fuera la madre biológica de Al−Anka20219

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Shannon, por lo tanto, no era la abuela biológica de Bella; su madre las habría amado a las dos para toda su vida. Tuvo que suponer que sí, Shannon, de todos modos. Contempló el hermoso ataúd castaño que estaba en la parte delantera de la iglesia, una mujer que medía un metro noventa y cinco y que pesaba ciento once kilos había sido reducida a un paquete humanoide que pesaba menos de treinta libras. Sintió nuevas lágrimas, lo que la sorprendió. Lloró más en los últimos cuatro días que en cuatro años. Cuando el cuerpo finalmente fue liberado, su corazón se rompió. Mentiría si dijera que los pensamientos oscuros no se le habían ocurrido a lo largo de los años, pero nunca los había susurrado y mucho menos había preguntado a nadie qué pensarían. Solo había creado una fantasía en su mente que su madre estaba feliz en algún lado, finalmente libre. Pero, de nuevo, ella supuso que eso había sido verdad todo el tiempo.

v Andrew esperó a la limusina familiar con los niños, dejando a Nora, Jill, Shannon y LJ solos en la tumba, y los otros asistentes salieron del cementerio después de que el ministro había dicho algunas palabras y bendiciones. Nora se agarró a la mano de Shannon mientras miraba hacia el ataúd, con un hermoso ramo de flores extendido sobre él. Podía sentir la tristeza de las tres personas que estaban con ella. Aunque nadie hablaba, podía sentir su ira, su dolor, su pérdida porque ella también lo sentía. Ella y Shannon compartían un paraguas, al igual que Jill y LJ, y las gotas de lluvia salpicaban sobre el nylon negro con golpes rítmicos. De la nada, la letra y la melodía de una canción fueron el único compañero que rompió el silencio. Nora echó un vistazo a la voz angelical que se atrevió a invadir el sombrío día. La mirada de Shannon permaneció en el ataúd mientras continuaba cantando "Deseando que estuvieras aquí de alguna manera otra vez" Una Canción que había aprendido hace muchos años de El Fantasma de la Ópera. La vio cantar, perderse en la voz, perderse en las palabras y su significado mientras lágrimas silenciosas se deslizaban por sus mejillas sin control. Oyó sorber y supo que tanto Jill como LJ estaban igualmente conmovidos. Al terminar la canción, cuando Shannon cantó las palabras finales sobre decir adiós, Nora la alcanzó y la abrazó. La cabeza de Al−Anka20219

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Shannon descansó sobre su hombro y, uno por uno, Jill y LJ se unieron a ellas, los cuatro huérfanos abrazados.

v De pie en la limusina, permitiendo a Jill y Shannon subir ante él, LJ notó que Nora ya no estaba detrás de él. Mirando a su alrededor, la vio dirigirse hacia el este. Se preguntó por qué hasta que notó un Mustang negro estacionado en la acera del camino que serpenteaba a través del cementerio. Apoyada en la puerta del lado del pasajero, vestida con un traje negro cortado para mujeres y una chaqueta negra, estaba Sarah. Cuando Nora la alcanzó, ninguna de las dos parecía decir nada mientras Sarah juntaba a Nora en sus brazos, abrazándola, el paraguas de Nora protegiéndolas a ambas. En el abrazo, Sarah miró y se encontró con la mirada de LJ. Intercambiaron una pequeña sonrisa y LJ se metió en la limusina. Miró a Shannon, que sostenía a Bella. −¿Por qué ustedes dos no se quedan con nosotros esta noche, Shannon?−Sugirió en voz baja.

v El camino hacia la granja fue tranquilo, la mano de Sarah descansando sobre la pierna de Nora todo el tiempo, sus dedos entrelazados. Nora miró hacia adelante. Los limpiaparabrisas se golpearon suavemente hacia adelante y hacia atrás cuando la lluvia disminuyó un poco. Podía sentir la mirada de Sarah sobre ella de vez en cuando, pero estaba demasiado perdida en su propio dolor como para responder. Los caminos de tierra que había junto a la granja estaban llenos de barro, y Sarah tomó la esquina de la entrada de la casa de Nora con lentitud, la mínima salpicadura y deslizamiento. En algún lugar dentro de Nora se sintió mal, pensando que le daría a Sarah el dinero para que lave su coche o lavarlo ella misma una vez que todo se haya secado. Sarah detuvo el automóvil y apagó el motor. Se miraron a los ojos brevemente y compartieron una pequeña sonrisa antes de salir del automóvil. Nora no se molestó con su paraguas ya que estarían dentro pronto. Pareciendo tener la misma conclusión, Sarah la siguió mientras corría hacia el camino pavimentado y la puerta de la cocina, usando su llave para dejarlas entrar. Al−Anka20219

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Permanecieron en silencio mientras cada una se quitaba su chaqueta húmeda y salía de los zapatos cubiertos de barro. Dando un paso más hacia la cocina, Nora miró por encima del hombro a Sarah, que se quedó atrás. −¿Quieres un poco de café?−Se las arregló. −Uh, seguro. Si vas a tomar también. Nora consiguió todo lo que necesitaba y lo colocó en el mostrador, agarró la jarra de vidrio para llenarla de agua antes de que sus manos comenzaran a temblar a medida que la emoción se elevaba. −Oye−dijo Sarah, viniendo detrás de ella y tomando la jarra antes de dejarla caer en el fregadero.−Hey. Los sollozos llegaron rápidamente, meciendo todo el cuerpo de Nora. Se dio la vuelta y se reunió en los brazos de Sarah, donde lloró en su cuello. Cuando la realidad comenzó a volver a ella, la sensación de fuertes brazos envolviéndola, un cálido cuerpo presionado contra el de ella, las lágrimas comenzaron a disminuir, sus emociones se calmaron; inhaló el perfume de Sarah. Dejando escapar un largo suspiro, abrazó a Sarah con más fuerza, en ese momento, quería sentir la vida, no llorar la muerte de los últimos días. Dejó un suave beso en el cuello de Sarah antes de alejar la cabeza lo suficiente como para tocar ligeramente los labios suaves con los suyos. Sarah no dijo nada ni hizo preguntas cuando Nora dio un segundo beso, esta vez persistente. Las manos de Sarah se movieron de la espalda de Norah a sus caderas, devolviéndole ligeramente el beso, lágrimas todavía frescas en sus mejillas. Podía saborear la salinidad que se extendía desde sus propios labios hasta los de Sarah mientras el beso continuaba, seguido de ligeros toques. Las manos de Nora se movieron hacia un cabello espeso y oscuro con el que había estado soñando durante casi dos meses. Ella profundizó el beso mientras se inclinaba y suavemente quitó la chaqueta del traje de Sarah de los hombros, tirando ciegamente la prenda sobre la mesa de la cocina. Necesitaba sentir la calidez de la piel de Sarah a través de su blusa. El beso se hizo más profundo y comenzó a calentarse. Sarah disminuyó la velocidad hasta que ella se apartó suavemente. Miró a los ojos de Nora, una pregunta propia. Nora sabía que esta situación era ciertamente poco ortodoxa y no exactamente la forma en que cualquiera de ellas hubiera elegido volver a encontrarse. Pero, sabía en su corazón que esto era lo que quería, lo que ella necesitaba. Al−Anka20219

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En respuesta a la pregunta no formulada de Sarah, Nora ahuecó su mejilla con su mano y le dio una sonrisa tranquilizadora antes de tomar la mano de Sarah y conducirla a la escalera y finalmente a su dormitorio. Una vez allí, Nora rápidamente bajó la ropa de cama y se volvió hacia Sarah, que la miraba con incertidumbre en sus ojos oscuros. Encontrando su mirada, Nora desabrochó lentamente su propia blusa, permitiendo que el suave material se deslizara sobre sus hombros y bajara por sus brazos solo para flotar hasta el piso. Sarah tomó lo que estaba expuesto para ella y luego unió el espacio entre ellas, tomando a Nora en un tierno pero apasionado beso. Momentos después, Nora dejó escapar un suspiro mientras yacían en la cama, Sarah presionando contra ella, sus ropas dejadas en un montón en el piso. Empujó a Sarah hacia su espalda y se movió sobre ella, su beso fue lento y exploratorio, reafirmando lo que se encontró y perdió solo para ser encontrado nuevamente. Se tomó su tiempo para explorar la suavidad de la piel de Sarah, deleitándose en los sonidos de sus suspiros y gemidos, embriagada por el sabor de su necesidad. Tocó cada centímetro de ella, usando los dedos, los labios y la lengua hasta que Sarah gritó, arqueando la espalda mientras Nora se sostenía, negándose a soltarse hasta que un débil empujón sirvió como un silencioso recordatorio de que se detuviera. Dejando un beso en pulsante humedad volcánica, volvió a subir por el cuerpo de Sarah, encontrándose envuelta en fuertes brazos, un lánguido gemido escapando de la garganta de Sarah mientras se besaban, el sabor de sus lenguas mezclándose. Nora se sobresaltó cuando Sarah cambió completamente sus posiciones. Le sonrió a Sarah, quien lo devolvió antes de que su beso continuara. Suspiró cuando Sarah ahuecó uno de sus pechos, los labios se movieron lejos de su boca. Sarah exploró su cuerpo, dejando un rastro de besos húmedos y calientes a lo largo de su garganta y parte superior del pecho hasta que su boca reemplazó su mano. Nora jadeó, su cabeza arqueándose hacia atrás cuando dos de los dedos de Sarah se deslizaron por su cuerpo y adentro. Sarah dejó su pecho y regresó a su boca, su beso profundo y húmedo hasta que estaban respirando demasiado fuerte para besarse. Sarah se quedó con ella cuando Nora se acercó a la liberación, que la golpeó duro y rápido, abrumándola mientras dejaba escapar un fuerte jadeo.

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Sus ojos se cerraron mientras su cuerpo intentaba calmarse, Sarah sosteniéndola y murmurando palabras dulces en su oído y a través de los besos que ella regaba sobre su rostro. Nora levantó sus manos y ahuecó la cara de Sarah, juntando sus labios para un beso lento y profundo, consolidando la conexión que habían hecho. Sarah se movió encima de Nora, cuyas piernas se separaron para darle espacio a sus caderas. Presionó su humedad contra la de Nora, ajustando sus caderas hasta que se presionaron íntimamente, haciendo que ambas gimieran en el beso. Nora enterró una de sus manos en el pelo grueso de Sarah mientras acariciaba con su otra mano una espalda fuerte, y sintió los músculos moverse bajo la piel suave mientras las caderas de Sarah empujaban suavemente contra ella, el destino final de sus manos era una espalda increíblemente bien formada. Sarah bajó su parte superior del cuerpo para que sus pechos se presionaran juntos mientras continuaba moviéndose con Nora. Nora sabía que esto no iba a durar mucho, ya que su cuerpo estaba muy apretado, listo para explotar con cada golpe en su contra. Sarah estaba allí con ella, casi en la cima, su respiración aumentada y gemidos interrumpiendo su beso. Nora estrecho a Sarah y la abrazó, aumentando su ritmo mutuo, acercándolas a un segundo lanzamiento, que fue rápido y fuerte, los gritos de Sarah enterrados en el cuello de Nora cuando el grito de Nora resonó en el dormitorio a su alrededor. Envolvió sus piernas alrededor de las caderas de Sarah, ciñendo a Sarah con todo lo que sentía, esperando que Sarah pudiera sentirlo y entender.

v Mientras Sarah conducía el Mustang al vecindario de LJ, Nora sostenía una caja de rosquillas frescas en su regazo de la panadería Banquet de Schuster y una carta para LJ, Nora miró a Sarah. Sus dedos estaban entrelazados y descansando en el muslo de Nora. Hacer el amor con Sarah la noche anterior ciertamente había sido una experiencia increíble y profunda, pero despertarse envuelta en sus brazos había curado tanto daño causado durante toda la vida. Pareciendo sentir los ojos de Nora sobre ella, Sarah encontró su mirada. Las dos compartieron una sonrisa de complicidad, tanto en esa única expresión antes de que Sarah volviera al camino de la entrada de LJ. Detuvo el automóvil y tiró ligeramente de la mano de Nora para

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acercarla. Compartieron un prolongado beso que terminó en una gran sonrisa de Nora. −Sabes−susurró contra los labios de Sarah,−es una buena cosa que siempre tengas un juego extra de ropa en tu maletero. Sarah se rió entre dientes.−Bueno, como policía, es sabio, y creo que contigo será una obligación. Mientras bajaba del automóvil, Sarah se ofreció a llevar las rosquillas mientras Nora la guiaba por el sendero que conducía al porche delantero. Levantó la mano para tocar el timbre. Momentos después Kristie respondió, dándole a Nora una sonrisa comemierda. −Oh, calla de una vez−dijo Nora sin que la chica dijera una palabra, le dio un abrazo rápido, y ella y Sarah entraron a la casa. −Buenos días−gritó LJ desde la cocina.−El café está saliendo. −Eso está bien porque el desayuno está aquí−dijo Nora, abrazando a LJ y luego a Shannon y Bella. Notó que Bella estaba vestida con su mismo vestido del día anterior, pero Shannon estaba vestida con una camiseta negra de banda punk y pantalones de chándal de gran tamaño.−Caramba, Shannon, no sabía que eras fan de Paramore−dijo secamente. Shannon sonrió.−Oye, mejor que usar un vestido para comer donas. Afortunadamente Kristie y yo estamos bastante cerca de tamaño. Nora le devolvió la sonrisa y le dio un segundo abrazo.−Lo siento−dijo ella. −¿No lo hagas? Ustedes necesitaban algo de tiempo, cualquiera podría ver eso.−Puso su lengua entre sus dientes por un segundo.−Espero que fuera bueno. Nora se sonrojó profundamente y miró a Sarah que estaba mirando hacia abajo, una mano en la nuca. −Así pues−dijo LJ, cambiando el tema y despejando el aire repentinamente pesado.−¿Donas? −Oh, LJ, como prometí por teléfono, tu correo−dijo Nora, entregándole el sobre. LJ lo tomó, una mirada confundida en su rostro.−¿Por qué mi correo iría a tu casa?−Preguntó.

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−No sé−dijo Nora, pasando el dedo por el borde inferior de la tapa de cartón para romper la cinta que mantenía cerrada la caja de la pastelería.−Quise traer eso ayer, pero lo olvidé.−Nora atrapó a Kristie por el rabillo del ojo y vio una expresión de emoción en su rostro, lo que la hizo cuestionar lo que estaba pasando. Mientras LJ rasgaba el sobre, Nora miró a Sarah que ya la estaba mirando. Le sorprendió lo cómodo que se sentía todo, tener a Sarah allí, estar en el nuevo hogar de LJ. No estaba segura de qué esperar teniendo en cuenta los acontecimientos de los últimos días y de haber enterrado a su madre el día anterior, pero de algún modo era como si hubieran quitado un peso de todos ellos. No había tristeza en el aire, ni estrés ni tensión. Solo había...amor. −Que… La atención de Nora regresó a LJ, cuyas cejas se dibujaron mientras leía lo que fuera que decía la letra en sus temblorosas manos.−Yo...Dios mío.−Dejó caer la página, que flotaba perezosamente para aterrizar en la isla de cocina. Nora lo agarró y comenzó a leer en silencio, su corazón se detuvo mientras ella jadeaba. −¿Qué es eso?−Preguntó Shannon desde donde estaba ayudando a Bella a dividir su rosquilla por la mitad. Nora se aclaró la garganta y comenzó a leer en voz

alta.−"Estimado LJ Schaffer. Recibimos y revisamos su manuscrito

titulado, Fin del Juego, y nos complace informarle que nos gustaría ofrecerle un contrato sobre su novela para su publicación en DeWitt Books. Consulte la propuesta a continuación, así como la información de contacto proporcionada. Esperamos poder agregarte a nuestra familia de autores. Atentamente, Robin Medford, editor de DeWitt Books."−Ella lo miró con los ojos muy abiertos, la boca abierta. LJ se pasó una mano por el pelo, todavía temblando. Miró a Kristie, que estaba radiante con lágrimas en los ojos.−¿Hiciste esto?−Preguntó maravillado y conmocionado en su voz. −Oye, sabía que nunca lo harías, así que...−bromeó. −No sé si castigarte por el resto de tu vida o darte el mayor abrazo de todos. Kristie soltó una risita y se acercó a su padre.−¿Qué tal ambos? −¡Woohoo!−Cantó Shannon.−¡Vamos a celebrar con donas!

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Epílogo −Me encanta lo que Shannon ha hecho con este lugar−le dijo Sarah a Nora desde donde estaban sentadas en la mesa del comedor, tres laminas más agregadas. Nora se rió entre dientes.−Bueno, cariño, este lugar era un lienzo vacío cuando te mudaste. −Sé amable−gruñó Sarah juguetonamente.−Yo detective, no una decoradora de interiores.

era

una

−Todos, ¿puedo llamar su atención, por favor?−Preguntó Shannon, parándose de su silla a la cabecera de la mesa. Llevaba un lindo vestido que mostraba su adorable figura, su cabello largo hasta los hombros, apartado de su cara. Se sonrojó ligeramente cuando todos la miraron.−Por Dios, no pensé que esto sería tan intimidante.−Rió nerviosamente. −Eso es lo que sucede cuando es tu casa−se rió LJ desde donde estaba sentado al lado de Rachel un poco más abajo de la mesa. −Sí, sí−dijo Shannon.−Está bien.−Dejó escapar un suspiro.−De todos modos, quería darles la bienvenida a todos aquí para la cena de Acción de Gracias. Es, bueno, siempre ha sido mi sueño organizar una fiesta en mi propia casa.−Ella sonrió.−El problema fue que nunca viví en algo más grande que una caja de zapatos. Nora se rió, recordando esos días ella misma. Por ahora, miró con orgullo mientras su hermana menor continuaba. −Quería comenzar diciendo que estoy muy agradecida de que Sarah y Nora me hayan dado la oportunidad de tener un hogar tan bonito para Bella y para mí, y ahora…−miró a su jefe convertido en prometido−…Corey. Entonces, Sarah cuando me ofreciste que te alquilara este lugar al mudaste con Nora, realmente hiciste realidad un sueño. Gracias. Nora se acercó al regazo de Sarah y envolvió sus dedos con los de Sarah, sintiendo un apretón a cambio. −Fue un placer, Shannon−dijo Sarah en voz baja.

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−Han sucedido muchas cosas en los últimos dieciséis meses y sé que tengo mucho que agradecer. Así que, pensé que tal vez podríamos ir sobre la mesa y ofrecerle un poco de lo que estamos agradecidos; entonces,−dijo a punto de sentarse antes de pararse nuevamente.−Eso es. Nora se rió entre dientes cuando Shannon se dejó caer en su silla, pareciendo casi aliviada de haberlo sacado. −De acuerdo−continuó Shannon.−Bella, cariño, adelante. −Bueno−comenzó la niña de siete años, dándoles a todos una gran sonrisa desdentada, ya diciéndoles a todos lo orgullosa que estaba de haber perdido dos dientes más.−Estoy agradecida por mamá y Corey; estoy agradecida por mi maestra, la señora Epps, mi gata Oreo, pero sobre todo porque voy a ser una hermana mayor. −¡Bella!−Siseó Shannon. −¡Oops! Se suponía que no debería decir eso. Lo siento, mami.−Se volvió hacia el resto de la mesa.−Es una broma. Nora se rió junto con todos los demás antes de ofrecerle sinceras felicitaciones a la feliz pareja. Le gustaba mucho el callado y tímido Corey. Él era un gran abogado, le dijeron, pero era dulce y considerado con Shannon y Bella. Andrew era el siguiente, todavía riéndose ante el anuncio de Bella.−Bueno, los felicito a ustedes dos para empezar. Creo que estoy muy agradecido por mi familia−dijo. Miró a Jill, sosteniendo su mirada por un largo momento antes de continuar.−Estoy agradecido de estar casado con el amor de mi vida y la madre de mis hijos.−Compartieron un beso rápido.−Y, estoy agradecido de que hayamos ganado el caso Loenstein, ¿verdad, Corey?−Levantó su copa de vino en señal de saludo por la risa que obtuvo. Nora miró a su hermana mayor, que permaneció en silencio por un momento, pareciendo realmente contemplar su respuesta; finalmente, una sonrisa lenta y adorable cruzó sus labios.−Esta vez, hace dos años, era una persona muy diferente con una perspectiva muy diferente de, bueno, todo. Estoy agradecida de que ninguno de ustedes se rindió conmigo,−dijo, mirando de reojo a su esposo.−Y, así que me alegro de estar cerca de mi familia de nuevo. Estoy profundamente orgullosa de mis hijos, Sylvia entre las primeras de la clase y Tyler, ¿Cómo es lo que dicen los niños, "sacudiéndolo"−dijo, usando las comillas de aire. Tyler miró hacia otro lado, sonrojándose. Página 284 de 288 Al−Anka20219

−Feliz día de Acción de Gracias−dijo al cerrar. Nora se rió entre dientes porque Sylvia parecía estar a punto de enfermar porque sería la próxima. −Um−dijo, mirando a su alrededor con timidez.−Creo que estoy agradecida por todo tipo de cosas. −Sí, eh, ídem−dijo Tyler, casi pareciendo encogerse en su asiento. −Ese es Tyler.−LJ se rió.−Un hombre de pocas palabras.−Juguetonamente golpeó al adolescente en el hombro.−Supongo que soy el siguiente. Bueno,−dijo, dejando escapar un profundo suspiro.−Antes que nada, estoy muy orgulloso de Kristie, le está yendo tan bien en la universidad y está en su propio lugar.−Él sonrió más allá de Rachel hacia ella.−Ella también lo está sacudiendo. Kristie puso los ojos en blanco.−Eres un idiota, papá. LJ sonrió.−Así dicen. Estoy profundamente agradecido por Rachel−dijo, el tono de su voz pasó de juguetón a lleno de significado mientras miraba a la adorable rubia sentada a su lado.−Ella realmente me enseñó lo que el amor puede ser, debería ser.−Él sonrió.−Gracias por eso. Nora levantó una mano para escurrir una lágrima que estaba por deslizarse por su mejilla. Nunca había visto a su hermano más feliz de lo que había estado el año anterior y podía pensar en unos pocos que lo merecían más. −Además−continuó LJ,−quería compartir contigo que me voy de P−Dub.−Hizo una pausa mientras una ronda de jadeos sorprendidos llenaba la habitación.−Chicos, odio el fútbol.−Soltó una pequeña risa.−Siempre lo he hecho. En cambio, enseñaré literatura inglesa en la Universidad Comunitaria de Pueblo. Nora estalló en aplausos.−¡Increíble! −No olvidemos que el libro número dos saldrá la próxima primavera−agregó Rachel, señalándolo con un dedo.−Sip, este tipo. −¡Sí!−Exclamó Kristie.−Mi papá finalmente salió del armario como escritor. LJ sonrió.−Sí, sí. De todos modos, eh, sí. ¿Bebé? −Bueno−comenzó Rachel,−me gustaría empezar diciendo que estoy realmente agradecida de que Shannon se haya recuperado tan extraordinariamente bien, pequeña señorita ML.−Ella y Shannon Página 285 de 288 Al−Anka20219

intercambiaron una sonrisa significativa.−Pero, también, que todos aquí nos han aceptado tanto a mí como a mis hijos, quienes como todos sabían, tuvieron que irse a pasar un tiempo hoy con las familias de sus papás. Ustedes son un increíble grupo de personas. Sinceramente, pensé que iría a la lotería con LJ, pero nunca pensé que eso se extendería a ustedes, también. Entonces…−dio a todos una sonrisa cegadora−…gracias y realmente los amo a todos.−Se volvió hacia LJ.−Especialmente a ti. −¡Oye, busquen una habitación!−Exclamó Sarah, lanzando un panecillo a la pareja que se besaba. Nora se rió, apretando el muslo de Sarah debajo de la mesa. −¿Verdad?−Exclamó Kristie dramáticamente.−Anywho, supongo que es para el final de la mesa ahora, ¿eh?−Sonrió a Julia, a Nora y a Sarah.−Nah, estoy realmente agradecida por todo. Estoy feliz y tengo muchas cosas buenas en mi vida.−Se encogió de hombros.−Supongo que amo mi vida. Nora se rió de esa simple declaración, esperando mucho más drama de su sobrina mayor. −Bueno−dijo Julia, agarrando su vaso de agua,−en la épica palabra de Tyler, "Ídem." Nora abrió la boca para hablar, pero Kristie acercó acerco.−¡Deja que Sarah vaya primero! Nora echó un vistazo a Kristie y una sonriente Julia a su izquierda, donde Sarah estaba volcando su silla hacia atrás y había caído sobre una rodilla. −Oh Dios−gimió Nora, con las manos cubriéndose la cara. Dejó caer sus manos y miró a Kristie.−¿Sabían ustedes dos idiotas? −¡Duh! ¿Quién más en el infierno iba a entretener a tu entrometido trasero para que te consiguiera un anillo? Nora se rió, sacudiendo la cabeza.−Y, aquí pensé que mi sobrina considerada solo quería pasar el día conmigo.−Se volvió hacia Sarah, quien, por supuesto, estaba sosteniendo una caja de anillo abierta, una exquisita banda de oro con diamantes incrustados en el interior. −He esperado veintitrés años para preguntar esto, pero ¿te casarías conmigo?−Dijo en voz baja.

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Nora no podía hablar, así que solo asintió con la cabeza, la imagen de Sarah se volvió borrosa a través de sus lágrimas.−¡Por supuesto! De alguna manera, Sarah logró colocar el anillo en el dedo de Nora mientras su mano temblaba terriblemente. Ella tomó a Nora en sus brazos en un fuerte abrazo en medio de fuertes aplausos y vítores. −Te amo−Nora logró decir. −Yo también te amo−le respondió Sarah al oído. −¡Sí!−Bella exclamó.−¡Ahora, comamos!

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